Se nos fue Alberto Zalamea - Corporación Viva la Ciudadanía

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Se nos fue Alberto Zalamea
Maureén Maya
Periodista e investigadora social
“Dejo el pasado en su inmóvil y ya fija eternidad y pienso más en el presente en
movimiento que se desarrolla con los medios de hoy, y en las circunstancias
actuales”. Alberto Zalamea Costa
La historia del periodismo colombiano está marcada por la pluma, las ideas y la
audacia de Alberto Zalamea Costa.
Más que un periodista, amante de la historia y del arte, poseedor de una amplia
cultura y de insondables y firmes ideas, a través de las cuales le imprimió un
sello particular al periodismo colombiano, Alberto fue un intelectual genuino y
un escritor consagrado. Cada una de sus experiencias y vivencias como
periodista, como diplomático, como político y como catedrático, las transformó
en libros extraordinarios en los que se refleja un sólido compromiso con la
memoria de un país amnésico y desangrado; una posición erguida y
consecuente frente a las enormes contradicciones sociales y políticas, propias
de un tiempo marcado por la indolencia, la violencia, pero también por la
necesidad de crear y recrear hechos emblemáticos de nuestra historia.
Autor de libros y textos como Las jornadas de Mayo (1957), Una solución
Nacional (1960) La nueva prensa. 25 años (1986) Colombia bloqueada (1986)
Catálogo de errores: el diferendo Colombo – venezolano (1988) El
pensamiento del Libertador (1989) Momentos estelares de la Historia y el Arte
colombianos (1989), Antología del pensamiento colombiano (Siglo XIX
Nacimiento de una nación. Siglo XX: La apertura a la modernidad (1990), Así
es Bogotá (Prólogo) (1190), Galán (1990), Gaitán: yo no soy un hombre, soy un
pueblo (Documental para televisión, 1990), Diario de un Constituyente (1991),
América, Hispania, Colombia (1992) Pensamiento, Poesía y Arte
Iberoamericano en el siglo XX (1993), Perfiles (1996), Gaitán, autobiografía de
un pueblo (1999) y una biografía del arquitecto Fernando Martínez Sanabria,
entre otros. A comienzos del presente siglo, trabajó en un proyecto para
televisión titulado “viaje por la historia”. En el 2008, en reconocimiento a su
prolífica carrera, recibió el premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la
categoría “Vida y Obra”.
En el prólogo del libro Perfiles1, titulado “Una herencia de ideas”, Jaime
Posada escribió “Alberto Zalamea reúne en su personalidad y en la trayectoria
de su existencia los atributos el periodista, del intelectual y del hombre de
letras, del servidor público y del diplomático. Lleva, además, la huella de una
herencia enorgullecedora. Por eso no es exagerado decir que cuando la
Academia de la Lengua recibió a su hijo, ella misma estaba rindiéndole
homenaje merecido al talento y al recuerdo de un pensador y crítico como
Jorge Zalamea”.2
Su carrera periodística la inició en el periódico “la Razón”, propiedad de Juan
Lozano y Lozano, luego se vinculó a la agencia de noticias France Press y
trabajó en el semanario Crítica, dirigido por su padre, el inolvidable Jorge
Zalamea Borda. Fue también corresponsal en Europa de varios medios
latinoamericanos, columnista permanente de Inter Press Service, miembro de
la Mesa Directiva del Colegio Nacional de Periodistas y durante cuatro años
trabajó para El Tiempo como comentarista, editorialista y secretario general de
redacción.
En 1959 fue nombrado director de la revista Semana con un dos propósitos
claros: desafiar la censura eliminando la mordaza impuesta por la violencia y
rescatar el ideario liberal en el quehacer periodístico propuesto por su
fundador, el ex presidente Alberto Lleras Camargo. Alberto Zalamea, asumió el
reto, pero planteó unas exigencias claras: “la revista debe tener un proyecto
político concertado y el director autonomía total para llevarlo adelante”3.
Sin embargo, el objetivo iba más allá. No bastaba con reinventar un medio
existente, logrando al máximo su eficacia editorial y comercial. Era necesario
contar con un espacio propio a través del cual fuera posible presentar un nuevo
proyecto de sociedad capaz de transformar las caducas estructuras del país en
los campos político, económico y cultural. Zalamea había comprendido que el
poder de la prensa iba más allá de lograr una alineación política consecuente
con los intereses de sus dueños o informar sobre los que sucedió (deformando
la conciencia crítica de una nación); el poder transformador de una sociedad y
la posibilidad de aportar al diseño de una nueva generación de ciudadanos
íntegros, autónomos, libres y sobre todo, con formación crítica, podía ser
posible a través de la existencia de un periodismo audaz, responsable y culto.
El 19 de abril de 1961, Zalamea hizo realidad su sueño de crear un medio
alternativo -pero no marginal- donde fue posible interpretar y contar la realidad
del país desde una visión ajena al poder político y a las versiones asfixiantes
de la prensa oficial, y donde los intelectuales pudieran proponer e incidir en la
política del país. Así nació La Nueva Prensa. Durante más de 25 años, tanto la
revista como el periódico que llevaban el mismo nombre, se convirtieron en
1
Este libro que recibe el nombre de la columna que escribía Alberto Zalamea para la revista
Cromos y con la cual obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar en la categoría
mejor columna de opinión en 1995.
2
Zalamea, Alberto; Perfiles. Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a la mejor columna
de opinión en 1995. Cromos. Bogotá, 1996
3
Zalamea, Alberto “La Nueva Prensa” 25 años después. 1961-1986. Tomo I. Bogotá, Nueva
Biblioteca Colombiana de Cultura. Procultura. 1986.
órganos de información privilegiados. Con acierto lograban combinar análisis
profundos sobre coyuntura política con ensayos, textos y crónicas de valor
histórico, muchos de estos realizados por sociólogos, historiadores y
académicos de amplio reconocimiento nacional, y con arte.
“Veníamos de la izquierda, de la derecha, del centro, el periodismo, de las
letras, de las armas, de la iglesia. Nos unía un mínimo denominador común: la
creencia de que la estructura colombiana necesitaba reformas, de que era
posible un proyecto de nueva sociedad y que para que ese proyecto tuviese
viabilidad, era indispensable un órgano de expresión lo suficientemente amplio,
eficaz y de puertas abiertas, en el que encontrase cabida toda la inconformidad
nacional”,4 afirmó Zalamea en el libro La nueva prensa. 25 años.
Después de haber trabajado como responsable de las noticias internacionales
en El Tiempo, de haber cumplido extenuantes jornadas en las rotativas de los
más influyentes medios del país, de haber rescatado a la revista Semana,
Zalamea junto a varios colegas, había logrado su objetivo de crear un nuevo
polo de poder periodístico en el país.
Los objetivos de La Nueva Prensa, a través de los cuales se marcaba un clara
línea editorial y un profundo compromiso con el destino del país, fueron los
siguientes: Nacionalizar la política para la regeneración de la vida colombiana,
revitalizar el sentimiento patrio, recuperar para el país una visión nacionalista
acerca de sus problemas, oponerse a la descolombianización progresiva del
gran dinero, defender y buscar el interés nacional y contestar al inmovilismo del
gobierno con el vitalismo colombiano. Esta apuesta iba acompañada de una
profunda resignificación de los conceptos “patriotismo” y “nacionalismo” en
Colombia.
La Nueva Prensa, a la vez que se configuró en un nuevo modo de hacer
periodismo, sentó las bases de un real movimiento nacionalista con clara
incidencia política. Desde sus páginas, surgió una propuesta que su director le
hizo al país: “Una solución nacional”. Allí Zalamea, sin muchos rodeos, propuso
el nacionalismo popular -síntesis entre liberalismo y comunismo- como
alternativa para procurar el restablecimiento de un país que amenazaba con
devorarse así mismo. El comunismo era ajeno a nuestra idiosincrasia,
afirmaba, y el liberalismo, después de su audacia democratizadora al haberse
aliado con los sectores más vulnerables de la sociedad, terminó por convertirse
en “una dictadura de la burguesía liberal”. Con esta propuesta, Zalamea
rescataba el espíritu y la fuerza transformadora de las luchas sociales de los
años treinta en Colombia.
La Nueva Prensa, antítesis de lo que se denominaba La Gran prensa, había
logrado su objetivo. Era tiempo entonces, de incursionar en otras áreas y así lo
hizo Zalamea con el fin de seguir profundizando su existencia como hombre
social y como ser político. Era urgente lograr una clara incidencia en la política
del país, hacer parte activa de ella y desde allí empezar a impulsar propuestas
de transformación. Producto de esta visión y de la convulsa realidad política
4
Ídem
que afrontaba el país, una vez se consolidó un proyecto de exclusión política,
conocido como el “Frente Nacional”, surgió el Movimiento Democrático
Nacional, (MDN). Sus principales propuestas fueron: convocar a un plebiscito
nacional para el retorno de la democracia, educación gratuita para todos y
erradicación del analfabetismo, reforma agraria, nacionalización del Banco de
la República y plan orgánico de emergencia para la economía nacional, entre
otros. El proyecto, pese a su audacia y al apoyo que en poco tiempo conquistó,
y a sus posteriores acercamientos con la Anapo, finalmente languideció.
No obstante, la necesidad de participar de manera activa y decidida en política,
llevaron a Zalamea a perseverar en su empeño. Fue así como llegó a
convertirse en Concejal de Bogotá en 1970 y en Representante a la Cámara en
1972.
Luego, de político entusiasta pasó a diplomático comprometido. Primero como
ministro plenipotenciario en Roma ante la Organización Mundial de la
Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma, jefe de la delegación colombiana
en asambleas internacionales, embajador en Costa de Marfil en 1979 y en
Venezuela. Fue elegido como constituyente a la Asamblea Nacional que dio
origen a la Constitución de 1991.5
Convencido de la necesidad de forjar seres libres, éticos y con una clara
comprensión de la política y de la historia, Zalamea se comprometió al final de
su vida con la academia. “hay que fomentar el amor por el conocimiento entre
los jóvenes” decía y eso intento hacer como decano de la Facultad de
Comunicación Social de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, luego como
director de la Cátedra Libre y a través de su página virtual 'el periódico de
Zalamea'.
Hoy a los 82 años de edad, dejando un valioso legado para el periodismo, la
investigación y la historia del país, Alberto Zalamea emprendió su viaje hacia a
la eternidad donde seguramente se encontrará con su hijo Gustavo Zalamea6,
el artista plástico que con su visión amable de la vida, su irremediable fuerza
creadora y su compromiso con la ética humana también dejó huella
imperecedera en el corazón de una nación.
Edición N° 00270 – Semana del 2 al 8 de Septiembre de 2011
5
En El Espectador; “Murió el escritor y periodista Alberto Zalamea”. Sección Gente. Bogotá,
septiembre 2 de 2011.
6
Gustavo Zalamea, falleció el pasado 12 de julio a causa de una neumonía en la ciudad de
Manaos (Brasil) a los 60 años de edad.
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