LA VIRGEN DE GUADALUPE EN LOS DISCURSOS DE S. S. JUAN ·PABLO U EN MEXICO J. JESUS HERRERA Piedad mariana del Papa El Papa Juan Pablo II en su corta visita a México conquistó al pueblo mexicano. Su recia personalidad y su sencillez, su bondad desbordante, su calidad humana, su presencia atrayente y naturalmente su función. de Romano Pontífice no menos que su manifiesto amor a la Virgen María en su advocación de Guadalupe, se conjU.garón para ganarse al pueblo dé México. Su peregrinaje al santuario de Guadalupe y sus frecuentes invoca• ciones que dirige ·a la Virgen María de Guadalupe en sus discursos pro­ nunciados durante su visita a México muestran su profunda piedad maria­ na. Como peregrino al santuario de Guadalupe el Papa ora «en aquel lu­ gar sagrado. . . porla humanidad e ntera, por la Iglesia» (n. 2, P� 15) 1 y desea sacar de su visita al santuario de Guadalupe «el superior conforte y el necesario impulso -casi los buenos augurios- para (su) misión de Pa stor de la Iglesia y particularmente para (su) primer contacto con la Iglesia de América Latina» (n. 2, p. 14). Frecuentemente el Papa en sus discursos invoca a María e invita a su auditorio a acudir a ella. En tales in- * In�tituto Superior de Estudios Eclesiásticos. Tlalpan, D. F. México, diciembre de 1980. 1 Cito los discursos de) uan Pablo II con ocasión de· su visita a México, editados por la Conferencia Episcopal. Mexicana· en un libro ·intitulado Juan Pablo JI habla a México, México, 1979. Tiene la ventaja de que los párrafos de cada discurso están numerados al margen. Cito primero el número marginal y después la página en que se encuentra el texto citado. · 429 J. JESUS HERRERA vocaciones y exhortaciones se descubre lla fe, avalada por la Teología cató� lica, en la iriiercesión de la Virgen María ante Dios para obtener las gra­ cias que necesitamos (cfr n. 2, p. 23; n. 3, p. 29; n. 4, p. 37; n. 7 p. 4546; n. 8, p. 46; n. 91, pp. 112-113; n. 4, p. 116; n. 20, p. 139; n. 22, p. 150; n. 14, p. 169, etc. ). Las ideas que el PapaJuan Pablo II manifestó sobre la Virgen de Gua­ dalupe en sus discursos con ocasión de su visita a México pueden dividirse en dos apartados: a) sus reflexiones sobre la religiosidad popular mariana, y b) tres afirmaciones mariológicas y su constatación histórica en el acon­ tecimiento guadalupano. Estas tres afirmaciones son: María está asociada al misterio de Cristo, a su obra salvífica, María es ejemplo de amor gene­ roso y de entrega al s�rvicio de los demás y la fe de María robustece la nuestra y nos enseña a encontrar a Dios en la intimidad de nuestro corazón. La religiosidad popular mariana Es un hecho arraigado en la cultura de los pueblos latinoamericanos la religiosidad popular, manifestada en múltiples formas culturales, como las peregrinaciones, las celebraciones de los difuntos, las festividades po­ pulares de los santos patronos, las posadas tradicionales, etc. Ahora bien, dentro de esta religiosidad popular la devoción a María ocupa un lugar destacado. El Papa en sus discursos descubre el carácter mariano de la pie­ dad popular del pueblo. de México -y de los demás pueblos de América Latina-, piedad mariana que en México gira en torno a la devoción a Santa María de Guadalupe. Es en efecto enorme la fe y la devoción popu­ lar a Nuestra Señora de Guadalupe y está arraigada desde antiguo -desde 1531, año de las apariciones- en el alma del pueblo� El Papa piensa que desde sus orígenes esta devoción es «la. maravillosa simbiosis que el pueblo mexicano ha sabido llevar a efecto entre los eleroentos me­ jores de su pasado -el ansia de lo divino de los pueblos autóctonos (n. 3, p. 18)- y los de su futuro cristiano en el que entonces se estaba in trodu­ ciendo» (n. 4, p. 18), simbiosis que está expresada en su arte religioso. En su devoción popular «el alma mexicana muestra claramente que quiere ser y permanecer cristiana; hasta en la música popular típica el mexicano can­ ta su eterna nostalgia de Dios y su devoción a la Virgen Santa» (n. 5, p. 18). Esta devoción por una parte permite al Papa entender al pueblo 430 LA VIRGEN DE GUADALUPE EN LOS DISCURSOS DE S. S. JUAN PABLO 11 EN MEXICO «cuyo corazón palpita en el Santuario de la Madre de Dios de Guadalupe» (n. 11, pp. 19�20) :;_intelección que se facilita poda similitud entre Po­ lonia y México en la devoción a María (cfr n. 4, p. 22 y n. 6,. p. 45)- y por otra p�e le ayuda a confiar sagazmente en que Guadalupe le. «abra el camino al corazón de la Iglesia de aquel pueblo y de todo el continen­ te» (n� 4, p. 22). El Papa penetró en el corazón de la Iglesia de México y se lo· ganó, no sólo porque tocó la fibra· religiosa más íntima del corazón del pueblo, sino porque la devoción a María es, entre otros, un elemento que nos une cordialmente a los fieles de la Iglesia. Esta piedad popular se originó, según piensa el Papa, en la disposi­ ción de los indios a recibir «el mensaje de la salvación en Cristo y a vene­ rar a su santísima Madre» (n. 2, pp. 171-1 72), de modo que «la devoción a María y sus misterios pertenece a la fidelidad propia de estos pueblos y caracterizan su piedad ·popular» ( n. 3, p. 172). El Papa sabe apreciar esta piedad popular no sólo por su sentido religioso sino por su válor teoló­ gico-sobrenatural: «Esta piedad popular no es necesariamente un senti'" miento vago, carente de sólida base doctrinal, como una forma inferior de manifestación religiosa» (ibid. ). Los primeros juicios duros, negativos que emitieron los «peritos» sobre la religiosidad popular de Jos países del ter;. cer mundo, como si ·fueran simples actitudes supersticiosas. o mágicas, o sentimientos religiosos sin fundamento doctrinal, están actualmente ven­ turosamente superados. La piedad popular merece un juicio. más positivo: es la expresión cultural de la fe del pueblo creyente y tiene valor tanto por ser expresión de .una cultura como por su contenido de fe.. «Cuántas veces �dice el Papa� es... como la expresión verdadera del alma de un pue­ blo, en cuanto tocada por la gracia y forjada .por el encuentro feliz entre la obra de evangelización y la cultura local» (ibid.). Estas palabras descu­ bren un triple vafor en la religiosidad popular: a pesar de todas las defi­ ciencias que tiene la religiosidad popular manifiesta los valores culturales de los pueblos la.tinoamericanos, los valores de la fe . engendrada. por la obra de la evangelización gui'1:da y sostenida por la acción de los pastores y los valores sobrenaturales de la gracia de Dios que sostiene la fe del pue­ blo y su expresión popular cultural. Tales valores exigen que la Iglesia aprecie Ja religiosidad popular; la apoye, la sostenga y. la oriente y, si es nee::esario, la purifique (n. 3, pp. 172- 173). Entre los valores concretos que el Papa descubre enJa religiosidad del pueblo están: la percepción popular del lugar único y excepcional de Ma­ ría en la realización del plan de salvación de Dios, la percepción popular 431 J. JESUS HERRERA de la santidad eminente de María -es la Santa, la llena de gracia-'- que la· rel aciona con Dios· y la. percepción de· su. relación maternal· con nosotros (cfr n. 2, p. 172). El pueblo percibe que «Ell a es la madre, la. reina, la protectora y el modelo», que a Ella se acude <�para honrarla, para pedir su protección, para aprender a imitarla» (n. 4, p. 17 3). Si el pueblo acude al lugar de las apariciones es porque percibe que es un lugar privilegiado en donde se venera a María en su imagen y en donde se hace presente el mis­ terio de Dios y su acción salvadora. Y e sta piedad mariana no excluye ni oscurece «la mediacióninsustituible y única de Cristo», pues dejos de em­ pañarla . . . esta función de María acogida por la piedad popular fa pone de relieve», pues todo lo que María es y tiene «le viene de la superabundán­ cia de los méritos de Cristo, se apóya en su mediación y a EL conduce» (n. 5, p. 173). Es evidente que la evangelización debe estar empeñada en purificar continuamente la percepción popular del lugar de María en la historia de la salvación, sin detrimento del lugar único de Cri�to, para que la piedad popular no carezca de «sólida base doctrinal». Enseñanzª' mariana de Jua11 Pablo 11 Evidentemente én sus discursos el Papa no nos da un Trata.do de:Ma­ riología. ·sus reflexiones son el reflejo de la fe católica acerca de María. Re­ pite sus títulos.tradicionales que la fe consigna: la llama«Madre de.Dios» (n. 5, p� 18), «con­ cebida sin mancha de pecado » (n. 2, p. 172), <<nuestra Señora » (n. 7, p. 45), «Madre del Señor» (n. 14, p. 169) , «Madre nuestra». (n; 22, p. 126), «Madre de la Iglesia» (n. 91, p. 112), todas éstas también expre­ (n. U, p. 20), «Virgen» (n. 3, p. 29}, <<Virgen santa» siones de la fe del pue blo católico. En especial la confiesa «íntimamente asociada al• misterio·de Cristo» (n. 22, p. 150) y por lo tanto desde su glo­ rificación «ocupa un lugar único y excepcional. . . en la realización del pian de Dios» (n. 1, p. 172). De aquí que hable de la «presencia espiritual» de María ert fa Iglesia, de su intercesión , ayuda y protección a:los fides (n. 91, pp. 112-113; n. 2, p. 23) y que la considere «guía nuestra hacia su Hijo» (fü 9, p� 37) y «estrella de la evangelizaciórt»-{n; 91', pp. 112113), pues orienta a fa Iglesia en su quehacer fundamental. Todas estas últimas expresiones se refieren al ejercicio concreto de fa maternidad espi:. ritual de· María hacia los '.hombres que el Papa gusta de plasmar plástica­ mente en la metáfora de «la mirada maternal de María sobre sus hijos» (cfr n. 22,::p� 126; n. 18, p� 64). 432 LA VIRGEN DE GUADALUPE EN LOS DISCURSOS DE S. S. JUAN PABLO II EN MEXICO Además la Virgen María es modelo de los fieles y en especial es «mo­ delo perfecto de mujer». Con respecto a los fieles Maríaes modelo de fi­ delidad, es «la Virgen fiel». El Papa descubre cuatro dimensiones de la fi­ delidad de María: en primer lugar es «búsqueda del designio profundo de Dios para ella y para el mundo» (n. 6, p. 30) expresada:· en el «quomodo fiet istud»; es la ardiente paciente y generosa búsqueda en la que'en el co­ razón del hombre hay una pregunta para la que sólo Dios es la respuesta (ibid.). En segundo lugar la fidelidad de María es acogida, aceptación del designio misterioso de Dios expresado en el «fiat»; es el· momento crucial en el que «el hombre se abandona al misterio, no con la resignación de al­ guien que capitula frente a un enigma o un absurdo, sino. . . con la dispo­ nibilidad de quien se abre para ser habitado por Alguien más grande que el propio corazón» (n� 7, p. 31). En tercer lugar la fidelidad de María es coherente entre lo que se vive y lo que se cree, lo cual implica aceptar in­ comprensiones, persecuciones antes que rupturas con la fe (n. 8, p. 31). Finalmente la fidelidad de María es cons�ancia, es el fiat de la anuncia­ ción que perdura al pie de la cruz, es la coherencia que dura toda la vida (n. 9, p. 12). Además María es «modelo perfecto de mujer» en cuanto que es una «vida dedicada enteramente a su Hijo», en una «actitud cons­ tante de fe, de esperanza y de entrega amorosa a una misión sobrenatu­ ral» (n. 2, p. 65). Pero entre todas ·las afirmaciones del Papa acerca de· María hay una que tiene especial referencia·al hecho guadalupano. «Asociada al misterio de Cristo -dice el Papa- es ejemplo de amor generoso y de entrega al servicio de los demás. Su vida de fe profunda es el camino para robustecer nuestra fe y nos enseña a encontrarnos con Dios en la intimidad de nues­ tro corazón» (n. 28, p. 150). Hay aquítres afirmaciones acerca de María que están fundadas bíblica y teológicamente: María está asociada al mis­ terio de Cristo y por tanto a su obra, pues por su fiat aceptó ser la Madre del Salvador; María es ejemplo de amor generoso y de entrega al servic io de Jos demás, pues es la sierva del Señor, aceptó servir a su Hijo y sirvió a su prima Isabel y los convidados a la boda de Caná; la vide de fe de María es el camino para robustecer nuestra fe y para encontrar a Dios en la inti­ midad de nuestro corazón, pues en su fidelidad absoluta y ejemplar al Se­ ñor meditaba todas las palabras en su corazón. Ahora bien, estas tres afirmaciones teológicas tienen su constatación histórica en el hecho guadalupano. Una vez fundadas teológicamente se encuentra su verificación en los acontecimientos históricos. El hecho gua- 433 J. JESUS HERRERA dalupano que las constata es el hecho d e la devoción popular de los mexi­ canos a Santa María de Guadalupe, devoción providencial ya cuatro veces secular cuyo origen está en las apariciones de María al indioJuan Diego y en su imagen maravillosa conservada en el santuario del Tepeyac. Y este aco ntecimiento se encuentra dentro de la historia de Sal vación del pueblo de México. Ahora bien, el creyente descubre e n el hecho guadalupano que María está asociada al misterio y la obra de su Hijo. Por una parte el relato más antiguo en lengua nahuatl de las apariciones, llamado Nican Mopohua, que según elP. Angel María Garibay por «su estilo, sus frases, su colori­ do, la pureza de la lengua» debe ser colocado «dentro del decenio de cua­ renta a cincuenta del siglo:XVl» 2 presenta a la aparición como «la siempre Virgen, Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive», de modo que «en todo se de scubría ser ella la siempre Virgen, Santísima Ma­ dre del Salvador Nuestro Señor Jesucristo». El pueblo fiel que conoce es­ tos relatos de las apariciones ve expresada en ellos la·. asociación de María con el misterio de su Hijo. Y esto se ve confirmado por la historia: si ante­ riormente a las apariciones los pueblos indígenas se habían resistido a ser evangelizados, desde 15 31, fecha de las apariciones, comienzan a aceptar la fe, a bautizarse y a vivir en la novedad del Evangelio. La Virgen María aparecida en el Tepeyac es por ello la primera evangelizadora que trae a ·Cristo a las n uevas tierras y está así asociada a la obra de salvación de su Hijo. Se confirma en la historia del hecho guadalupano que María está asociada al misterio y a la obra de su Hijo. ·Por otra parte, María es ejemplo de amor generoso y de entrega al ser­ vicio de los demás, según las palabras dd Papa. Y esto también está con­ firmado en el hecho guadalupano. Además del Nican Mopohua existe otro relato de las aparicio nes también e n lengua Nahuatl literariamente más sencillo , que es expresión de las antiguas tradiciones acerca de las aparicion es y del diálogo co n la aparición. En ambos relatos la aparecida, María, se presenta en actitud de servicio para «todos los mo radores de esta tierra y a los demás ·amadores míos que me invoquen y en mí confíen», pues la aparición desea que se le erija un templo ·«para en.él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y·defensa,.pues yo.soy vuestra piadosa madre». Estas frases de Nican Mopohua manifiestan que en las antiguas 2 1768, 434 El Nícan Mbpohua de Valerian:o, nota 11, en Documentario guaclalupano, 1531.. p . 23. . LA VIRGEN DE GUADALUPE EN LOS DISCURSOS DE S. S. JUAN PABLO II EN MEXICO tradiciones de las apariciones que pronto se hicieron populares y que se­ guramente remontan a Juan Diego 3, María está caracterizada por· su vo­ luntad de servicio a los pueblos del Nuevo Mundo y a todos los que la in­ voquen. Y el mismo hecho guadalupano es la constatación histórica del servicio que,Nuesta Señora, la aparecida en el Tepeyac, hizo y sigue ha­ ciendo al pueblo de México: la fe arraigada profundamente en el alma del pueblo. La afirmación teológica del servicio de María y de su·amor gene­ roso se ve confirmada en la historia del hecho guadalupano. La fe de María -dice el Papa- robustece la nuestra y nos enseña a encontrarnos con Dios en la intimidad de nuestro corazón. Esta afirma­ ción expresa la experiencia religiosa de María y su influjo en nuestra expe­ riencia religiosa. La palabra de Dios que se ha manifestado en los aconte­ cimientos de su vida mortal ha provocado la experiencia de fe, de espe­ ranza y amor de María. Fe en su Hijo, el Mesías, esperanza en el cumpli­ miento de las promesas mesiánicas y entrega amorosa a su misión de sier­ va del Señor. Pero estas gracias de María han sido la semilla de su propia gloria, por los méritos de su Hijo. Por eso desde su asunción gloriosa· su experiencia. religiosa es ·la experiencia beatificante de Dios Trino: expe­ riencia del Padre, el inaccesible que se comunica intelectualmente a María por medio del Verbo, el Logos del Padre y la experiencia de comunión amorosa y definitiva con el Padre y el Hijo por medio de la unión mutua y perfecta con el Espíritu, Amor del Padre y del Hijo. Y esta experiencia religiosa beatificante de María que la hace gloriosa en su cuerpo y en su alma se hizo presente en la historia del pueblo de México, con su apari­ ción aJuan Diego y con el diálogo con él. Y así, haciéndose María, la glo­ riosa, acontecimiento presente en la historia, apreciado, divulgado y ad­ mirado por el pueblo, es el camino providencial para que germine la fe como respuesta a ia evangelización de los pastores. La fe, germen de la ex­ periencia religiosa del Pueblo, está provocada y robustecida por la expe­ riencia religiosa de María, la aparecida en el Tepeyac. La fe de María ro­ bustece la nuestra. El acontecimiento guadalupano lo confirma. Si estas reflexiones so.n verdaderas entonces algunas verdades teológi­ cas pueden hallar su constatación en la historia de la salvación. La Teolo- 3 Cfr la hipótesis del P. Garibay de que el Nican Mopohua se debe a Juan Diego que relató la aparición, a Juan de Zumárraga, el obispo que le escuchó, a Juan González, el in­ térprete nahuatlato que se la tradujo al obispo, que no sabía nahuatl, y a Antonio Valeria­ no, que fue el redactor, en op. cit., p. 26. 435 J .. JESUSHERRERA gía es la ciencia de.la revelación divin a. Pero la.revelación es la manifesta­ ción de Dios y de su plan de salvación mediante acontecimientos y pala­ bras íntimamente ligados. La historia es irrepetible, pero el· modo de ac­ tuar de Dios tiene sus «constantes» en la historia de la salvación. Una de las funciones. de la Teología es detectar esas · con stantes o «leyes» del modo de actuar de Dio s tal como aparecen en la Escritura y en la Tradición, por ejemplo, Dios ama al mundo pecador, Dios quiere la salvación de todos, el único medio de salvación es Jesucristo, etc. Es la función de la Teología como reflexión racio nal y científica sobre la Historia de la salvación conte­ nida en· la Escritura y en la Tradición divin a. Pero como Dios sigue ac­ tuando hasta el presente y seguirá actuando en la historia humana para la salvación del mundo, entonces, al menos en principio, podemos verificar en la historia personal o de lo s pueblos los modos constantes de actuar que Dios. nos ha revelado. Para esta verificación histórico-teológica de las verdades reveladas se requiere la fe, como para todo trabajo auténtica­ mente teológico . Po r eso sólo el creyente es capaz de verificar en la histo­ ria :las verdades de su fe� Aquí hemos intentado constatar en la historia del he�ho guadalupano las afirmacion es teológicas expresadas por el Papa sobre María: María está asociada al misterio de Cristo y a su obra salvífica, María es ejemplo de amor generoso y de entrega al servicio de los demás y la fe de María· robustece· la nuestra. 436