reflexiones en torno al objeto

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SECCION
* REFLEXIONES
MONOGRAFIAS
EN TORNO
EN TRES
00
AL OBJETO
ENSAYOS
Martha Vega de Pulpeiro
Consideramos que Tres ensayos para una reorla sexual es una obra capital
dentro del edificio teórico freudiano y que en ella hace, muy tempranamente (1905),
una exégesis de la pulsión sexual, sus orrgenes, vicisitudes de su desarrollo y la
relación con sus objetos, marcando claramente desde aquí un tronco común 'para la
normalidad, la neurosis y la perversión.
La cantidad de notas, correcciones y nuevos aportes que Freud le va agregando en años posteriores parece indicar que también él la valoró preferentemente.
En este articulo aparecen por primera vez delineados, con bastante precisión,
diferentes tipos de objeto en relación con las pulsiones sexuales, cuya descripción
y diferenciación irá completando en sucesivos trabajos.
Aquí introduce y trata con detalle al "objeto de la pulsión", por eso habitualmente este texto aparece ligado a esta noción de objeto. No obstante creemos que,
a lo largo de sus tres partes, pasa sucesiva revista a diferentes tipos de objeto (de
la pulsión parcial; del autoerotismo; de la elección infantil; de la imaginación en el
adolescente; de la elección homosexual y de la elección definitiva), mostrando sus
relaciones con la pulsión y con las etapas evolutivas y puntualizando muchas veces
sus caracteres comunes y diferenciales.
Intentaremos, pues, fundamentar nuestro punto de vista revisando cada ensayo
y la noción de objeto que va apareciendo.
Ensayo 1: "Las aberraciones sexuales"
Freud se sitúa en este tema desde la lexicograffa de la medicina legal de la
época, de donde extrae el término: perversiones.
Por lo tanto, es una descripción de la conducta sexual humana, de la relación
del sujeto con el objeto sexual externo, sea éste humano, inanimado (fetichismo) o
animal (bestialismo), definiendo al objeto como: "persona de la cual parte la atracción sexual" 1 (p. 779). La obra en que retoma el tema de las perversiones es Pegan
a un niño (1919) y, como su tItulo lo indica, es ya el estudio de la fantasla perversa
en el interior del sujeto .
• Presentada en 1980 en el Instituto de Psicoanálisis de la APA.
Dirección: Austria 1735, 51? "e", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
• o
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Martha
Vega de Pulpeiro
Entre Tres ensayos y Pegan a un nmo desarrolla su primera tópica, su primera
metapsicologia y logra definir acabadamente la pulsión en Las pu/siones y sus destinos (1915), con sus cuatro constituyentes: fuente, empuje, meta y objeto. Creemos
que en Tres ensayos se ocupa bastante profundamente ya de los dos últimos componentes mencionados: meta y objeto.
Freud se sitúa metodológicamente en la postura de un observador de la conducta sexual, citando la opinión popular acerca de la sexualidad: como un algo
fallante en la infancia, que aparece en la pubertad y que la atracción de un sexo
hacia otro tiene por fin "la cópula o los actos que a ella conducen". Claramente
lo señala al comienzo de un apartado al decir: "mientras que las personas cuyo
objeto sexual no pertenece al sexo apropiado para serlo -esto
es, los invertldbs-«
se presentan a los ojos del observador como un conjunto de individuos que [ ... J" 1
(p. 785). Así, según su modo dialéctico de encarar los problemas, parte de lo comúnmente aceptado respecto de la sexualidad y desde este enfoque va desvirtuándolo
paulatinamente, para (casi en su comienzo) concluir en: "la relativa independencia
del objeto respecto de la pulsión" y "la necesidad de disociar la pulsión del objeto
en su aparente soldadura", visión ésta diferente de la que sustentaba para la medicina legal el concepto de perversión, en tanto: "desviación" respecto del fin y del
objeto (fijos) para la sexualidad (considerada normal).
Freud enfatiza entonces que el objeto sexual no viene predeterminado y que
entre pulsión y objeto existe un ligamen tipo "soldadura", no una natural continuidad.
También desde acá, el fin sexual, con su multiplicidad demostrada en las inversiones (coito anal, masturbación, efusión sentimental, contactos orales exclusivos, etc.), pasa a tener la connotación de "búsqueda de placer" en lugar del originario y popularmente creído "fin copulativo" como acto al que impulsa el instinto
sexual.
La naturaleza y el valor del objeto sexual (real externo) no son esenciales, dice
Freud, ni constantes, respecto de la pulsión (son contingentes, dirá después) y cambian con los valores y caracteristicas en diferentes culturas, como ejemplifica para
la vida erótica del mundo antiguo, para quienes el valor recaía sobre la pulsión
misma y no sobre el objeto, cuyo valor entonces quedaba subsumido al de la
pulsión.
Acá incluye el concepto de desviación respecto de la normalidad, pero de una
normalidad centrada desde la pauta cultural, en relación con el objeto y el fin.
Pasa revista a las descripciones de anormalidades en tanto la eleccción recaiga
en un objeto homosexual, un objeto inanimado o un objeto animal, o sea que tal
como lo anuncia en este ensayo se trata de un objeto real externo con el cual
el sujeto (desde el observador) ejercita la conducta sexual activa.
Ensayo 11: "La sexualidad infantil"
Este segundo capítulo constituye en sí mismo lo más original y polémico, ya que
el consenso de la época negaba la existencia de sexualidad en el niño. Su postulación, como sabemos, expuso a Freud a las más acerbas criticas, incluso de
sus discípulos predilectos.
Aqui, en 1905, teoriza la sexualidad infantil; luego publicará el caso Juanito
en 1909 para darle apoyatura cllnica indudable y zanjar la cuestión con Jung.
Aparece la sexualidad postulada como un efecto marginal de placer, que hace
apoyo en el instinto de conservación y en las funciones biológicas que lo sustentan:
alimentación.
Desde este origen, seguirá luego su camino independiente (el del
deseo) con sus vicisitudes históricas individuales.
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monograffas
El registro de lo vital (o instintivo) con la necesidad y el objeto específico que
la satisface sigue un camino pretrazado en la especie. En efecto, para la satisfacción del hambre deberé existir una acción especifica realizada por un objeto externo al niño (la madre), que le suministre el alimento que la calme: la leche. De
esta forma, el objeto para el instinto (de conservación) es sólo uno y de alta especifiCidad: la leche. También la función de succión es tralda con el nacimiento,
como un reflejo que la posibilita y que pertenece a la dotación instintiva.
Pero, coincidentemente con la satisfacción vital nutricia, se producen procesos
de excitación de la mucosa labial, de la lengua, sensaciones placenteras durante
el pasaje de la leche tibia, olores, calor emanados de los brazos maternos al sostener y mecer al niño, que van configurando una satisfacción de otro orden, una
satisfacción que pertenece a la historia individual de ese bebé, a su ontogenia y
que es una satisfacción sexual. Está apuntalada (se apoya) en la satisfacción nutricia, pero se independizará de ella por caminos propios, el camino del deseo y
del circuito placer-displacer, desde donde va a tender a repetirse, sobre ese modelo
inicial. Una misma función, la succión, tiene cualidades diferentes en tanto succión
del pecho al mamar o succión del dedo en el "chupeteo".
Para Freud el modelo
de la sexualidad oral es el chupeteo, ya constituido en algo independiente de la
función que le dio origen (el mamar) y generador de una satisfacción de otro orden:
del registro de la sexualidad.
Se marca as! la apertura de las zonas erógenas con la caracterización
zona oral dominante en esa etapa.
de la
El objeto es a la vez objeto del instinto y de la pulsión sexual, pero no aparece aún para el aparato pslquico como diferenciado del sujeto, ya que corresponde
a una etapa de narcisismo simbiótico, un estado funcional que no admite todavía la
diferencia yo-no yo.
Para el observador, en cambio, ese primer objeto, dual en su función: el pecholeche de la madre, es exterior al niño, y Freud lo aclara así al decir:
tuvo un
primer objeto exterior a él, el pecho materno" 1 (p. 821).
oo •••
En cambio, aunque para el observador parezcan un objeto único, cualitativamente se trata de dos objetos diferentes: el objeto de la necesidad y el objeto de
la pulsión. El objeto de la necesidad lleva el peso de lo biológico, su especificidad y
la perentoriedad vital de su satisfacción, mientras que el objeto de la pulsi6n sexual
inaugura lo inefable de lo psfquico y lo insatisfacible del deseo mismo, el que, por
esa causa, se perpetuará en la búsqueda a través de desplazamientos infinitos. El
objeto para la sexualidad humana no viene predeterminado, se conforma en ella
misma y es variable.
Un tiempo lógico posterior es la independización de la zona erógena como productora de placer en sí misma. Aqu! aparece la reproducción autoerótica del placer
en la zona erógena, para lo cual Freud da el modelo del chupeteo y el de la retenciónexpulsión de las heces.
El autoerotismo aparece como un tiempo de reflexión, en el propio cuerpo, del
tisfacción de las pulsiones parciales en la zona erógena y estar apoyada en las
funciones de autoconservación.
El autoerotismo aparece como un tiempo de reflexión, en el propio cuerpo, del
objeto, antes exterior (desde el observador), que produc!a el placer.
Así lo conceptualiza claramente Laptanche
tiempo secundario por reflexión.
t
(p. 32), siguiendo a Freud, como un
Ahora el cuerpo es a la vez mundo interno y mundo externo y limite entre ambos.
Aparece el objeto autoerótico, el cuerpo del niño, como impronta de identificación con el objeto externo abandonado, que abrió as! el autoerotismo y torna por
ello a la pulslón. autoerótica hasta después de la latencia. Dice Freud:
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"Este objeto sexual [refiriéndose al pecho de la madre] desaparece después,
y quizá precisamente en la época en que fue posible para el niño construir la
representación total de la persona a la cual pertenecla el órgano productor de
la satisfacción. La pulsión sexual se hace en este momento autoerótica, hasta
que, superado el perIodo de latencia, vuelve a formarse la relación original [con
el objeto externo). No sin fundamento la succión del pecho por parte del niño
ha llegado a ser el modelo de toda relación amorosa. Encontrar el objeto sexual
es, hablando con propiedad, reencontrarlo." 1 (p. 821)
En relación con esto, Freud señala explícitamente el menor valor (psiquico)
de la zona er6gena respecto del objeto externo, y por esta causa sale el sujeto
del autoerotismo para buscar posteriormente otras zonas erógenas fuera de él, pasando del "beso a los propios labios" al "beso a los labios de otro", esto es, del
narcisismo a la relación de objeto.
"La evolución del Yo consiste en un alejamiento del narcisismo primario y crea
una intensa tendencia a conquistarlo de nuevo." 2 (p. 1109)
Queremos remarcar aquí, a riesgo de redundantes, que Freud habla de la
pulsión como un algo diferente del instinto, pero que tampoco ella misma (la pulsión)
es uniforme, que tiene varios constituyentes que sufren movimientos independientes.
El componente oral, por ejemplo, tiene al principio la satisfacción en un objeto
exterior al niño: el pecho de la madre; luego se torna autoerótico: chupeteo, y más
tarde deberá orientarse de nuevo hacia un objeto exterior discriminado del sujeto.
Otros, en cambio, como el componente anal, tienen desde el comienzo un objeto
en el propio cuerpo del niño. Algunos otros necesitan, desde el comienzo, ser ejercitados con un objeto exterior, como las pulsiones de contemplación, exhibición y
crueldad.
Creemos importante señalar esta multiplicidad pulsional y de objetos porque
es lo que más aclara aparentes contradicciones, respecto de pulsión y objeto que
surgen al tomar citas freudianas fragmentarias y compararlas (sobre todo en este
segundo ensayo).
Es más claro Freud en las Conferencias preliminares (1917), cuando resume:
"I ... ) otros [componentes] más directamente conectados con determinadas zonas
erógenas del cuerpo sólo tienen un objeto al principio, en tanto dependen de funciones no sexuales y lo dejan cuando se desprenden de éstas l...
] El impulso
oral se hace autoerótico, como lo son desde un comienzo el anal y otros. El desarrollo
ulterior tiene dos metas: primero: renunciar al autoerotismo, dejar nuevamente el objeto que el niño encuentra en su propio cuerpo, otra vez por un objeto externo, y segundo: combinar los distintos objetos de cada uno de los impulsos y reemplazarlos
por uno solo."
En un trabajo de 1922 que publicara Freud en una revista alemana con el
subtítulo de "El proceso para encontrar el objeto" (citado por Balint en "Amor o'bjelal primario"), dice:
"Desde el principio el componente ora/ instintivo se satisface saciando e/
deseo de comer y su objeto es el pecho materno. Luego se hace independiente
y a/ mismo tiempo autoerótico, es decir encuentra un objeto en el cuerpo mismo
del niño."
Esta cita interesa, porque Freud es categórico al hablar de un objeto para el
autoerotismo, que se halla en el cuerpo del nii'lo, a pesar de que denomina como
anobjetal al autoerotismo.
Pensamos que lo del anobjetal no debe entenderse como sin objeto sino más
bien como sin elección de objeto, en tanto no hay discriminación sujeto-objeto. El
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objeto se halla en el propio cuerpo en el autoerotismo y en el pecho materno en la
etapa anterior, pero aún no se lo percibe como otro independiente del st mismo.
No podemos en cambio concebir la pulsión sin objeto, en tanto éste es uno
de los cuatro componentes que la definen 6.
Agreguemos que Freud pone evolutivamente la elección de objeto infantil entro
los 3 y 5 años en la persona que lo cuida, mientras sigue sin estorbo, simultáneamente, la satisfacción autoerótica de otros componentes de la pulsión con objetos
en el propio cuerpo.
"Elección del objeto" Que vemos vinculada en la obra freudiana con el narcisismo como un nuevo acto pslqulco, constitutivo de un Yo, que a partir de alll
entabla relaciones de amor y odio con los objetos de satisfacción. La pulsión,
dice Freud, no ama ni odia, sólo busca la satisfacción en los objetos. Amor-odio y
elección de objeto se refiere a las relaciones del Yo con sus objetos 6. También
este Yo debe ordenar las pulsiones (parciales) antes anárquicas y subsumirlas bajo
la prlmacla genital.
Respecto de esta elección de objeto infantil dice Freud en Tres ensayos:
"Con frecuencia o regularmente tiene ya lugar en los años infantiles una
elección de objeto, tal como vimos era caractfNlstica de la fase de la pubertad, elección que se verifica orientándose todos los instintos sexuales hacia una
única persona, en la cual se desean conseguir sus fines. 1 (p. 810)
Aquí aparece un nuevo objeto, real, en el mundo externo, la persona que lo
cuida, hacia la que se orientan las pulsiones parciales, especialmente las de contemplación, exhibición y crueldad:
"Sin embargo, debemos reconocer que la vida sexual infantil entraña también, por grande que sea el predominio de las zonas erógenas, tendencias [parciales) orientadas hacia un objeto sexual exterior. A este orden pertenecen las
pulsiones de contemplación, exhibición y crueldad, que más tarde se enlazarán
estrechamente a la vida genital, pero que existen ya desde la infancia, aunque
con plena independencia de la actividad sexual erógena." 1 (p. 807) (Las redondas son rnlas.]
Vemos entonces marcada en esta elección de objeto una similitud y una dilerencia con la elección de objeto de la adolescencia. En esta elección infantil se
trata de un objeto exterior, total, incestuoso, hacia el que se orientan pulsiones sexuales, pero que aún no se ha verificado la slntesis de dichas pulsiones parciales
con primacla genital como se da en la adolescencia.
Esta primera elección sufrirá una regresión en la latencia; las pulsiones serán
coartadas en su fin por los diques de la represión, se conservará el objeto, se mantendrá una corriente tierna hacia él, separada de la sexual, que será reprimida.
Por estas vlas será conducida la pulsión hacia las sublimaciones.
En este segundo ensayo Freud incluye también una reseña de las etapas libidinales y, al hablar de la anal, la ubica como el momento de la discriminación del
objeto como externo al sujeto, por el ejercicio activo de la masculatura, especialmente la aprehensión voluntaria y el alejamiento-acercamiento derivado de la marcha.
También contribuyen a esta discriminación el control esfinteriano en sus vaivenes
retención-expulsión y la aparición de la polaridad sexual en términos de actividadpasividad.
Esto es coincidente con las ideas de otros autores, como Piaget 8 (p. 357), cuando habla de la constitución de la noción de objeto, de la noción de tiempo y de
espacio.
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Ensayo 111:"Metamorfosis
Vega de Pulpeiro
de la pubertad"
Se abre el panorama puberal con los cambios que se producen en el psiquismo,
coincidentemente con los cambios corporales y hormonales que marcan el segundo
empuje de la sexualidad luego de la latencia, a la que Freud compara con el período glaciar de la humanidad.
Comienza este tercer ensayo diciendo:
"El instinto sexual, hasta entonces predominantemente autoerótico encuentra por
fin el objeto sexual. [ ... ] Ahora aparece un nuevo fin sexual a cuya consecución
tienden de consuno todos los instintos parciales." (Las redondas son mias.)
Es interesante la consideración del "nuevo fin sexual" al que en la pubertad
deberán confluir, como al nuevo objeto, las dos corrientes, la tierna y la sensual,
antes reprimida. La pulsión se pone al servicio de la función reproductiva y no
sólo de la obtención de placer, finalidad que homologa, renglones después, a un algo
"altruista". Sería pertinente, si bien no en estas notas, hacer en este punto correlatos entre narcisismo, represión, sublimación y cultura en relación con los ideales
ético-valorativos de una determinada sociedad y sus diferentes incidencias posibles
en el concepto de normalidad del fin y del objeto de la sexualidad humana, para
entroncar con la perspectiva de perversión.
Respecto del nuevo objeto en la pubertad, dice Freud que en la temprana juventud, en la maduración, la elección del objeto se hace al principio sólo "imaginativamente". Este objeto imaginativo, de la fantasía, está constituido "por representaciones no destinadas a convertirse en actos".' (p. 823)
Dicho objeto imaginativo, como Freud lo llama, retoma las características del
objeto incestuoso edípico, al que fue necesario renunciar en la latencia, y que se
inició ya como objeto en la lactancia cuando el objeto era exterior al niño (pecho
materno). antes de que la sexualidad se hiciera autoerótica.
Este objeto fantaseado es un desplazamiento del original edípico que ha quedado tras la amnesia infantil, cuya carga es ahora reactivada por la emergencia de
lo pulsional puberal, lo que obliga a nuevas represiones. A la manera de la censura
en el sueño, el control del pasaje a la motilidad, permite su emergencia y su procesamiento en fantasías. Dichas fantasías se conservaron inconscientes, en su totalidad o en parte, por lo cual resulta imposible precisar la fecha de su aparición.
Constituyen también ellas el sustrato de los síntomas como retorno de lo reprimido
y son la base de los sueños.
Entronca aquí el gran tema de las fantasias originarias como matrices filogenéticas que sustentan la repetición, pero a las cuales se le agrega la cualidad individual marcada por lo histórico-genético-evolutivo, la novela familiar del adolescente.
Parece que culminara en la adolescencia (en la cual, para Freud, se completa
el desarrollo del psiquismoJ. a través de la reactivación de estas fantasías, la tarea
que según Freud "todo ser humano tiene ante sí: la labor de dominar su Edipo".
De ella dependen la salida a la normalidad, la neurosis o la perversión. Establece así una hilación y una secuencia entre los objetos de la lactr.cia, de la elección infantil y de la imaginación en el adolescente, pero queda claro que no se
trata del mismo objeto.
Este objeto de la fantasia adolescente no está destinado a pasar al acto; estaría
más relacionado con la función del ideal encarnado en un personaje real o fantaseado, vinculado a la identidad, relacionado con ·.1S fantasías del período edlplco,
pero no es el mismo objeto edípico sino que ha sido desplazado. No es tampoco
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el de la elección infantil con el que satlsfaela las pulslones parciales; aqul ya se ha
verificado la sfntesis con primacla genital. No es tampoco el de la latencia, que
recibla la corriente tierna como condlci6n para ser conservado como objeto a costa
de la represión de lo sensual, aqul ambas corrientes tienen confluencia.
Previa a la definitiva elección de objeto heterosexual, ocurre en la adolescencia,
con frecuencia, la elección de un objeto homosexual, generalmente un compañero
del mismo sexo. Este objeto de elección homosexual del adolescente no es el
mismo objeto homosexual del ensayo sobre "Perversiones" ni el de la elección
homosexual del Edipo negativo, como tampoco se trata del objeto del mismo sexo
hacia el que se dirigen pulsiones parciales de contemplación, exhibición y cruelaad:
la persona que lo cuida o el compañero de juegos en la infancia.
Se trata de otro objeto evolutiva y cualitativamente diferente; es, si, una elección de objeto, de un otro del mismo sexo, pero exogámico, un compañero. Ocurre
en la adolescencia. Este objeto, que no implica generalmente actuación homosexual,
representa a /a vez al sí mismo (narcisismo) y al padre del mismo sexo (Edipo) pero
no /0 es y completa, vfa identificaciones, la identidad sexual en el adolescente, para
efectuar, desde él, el pasaje definitivo. Freud da especial importancia a la atracción
que proviene de personas del sexo contrario y a la prohibición autoritaria de la sociedad para la elección homosexual. Ambos puntos son independientes y a la vez
correlativos a las propias vicisitudeslibidlnales
del desarrollo en relación con las
identificaciones, represiones y fijaciones (cultura más series complementarias). El
momento adolescente parece ser para Freud, como para otros autores actuales (como
lo señalara Peter Blos en el Congreso de Nueva York, 1979), el de la elaboración
acabada del Edipo negativo.
Para ello la acción permisiva o prohibidora del contexto social respecto de la
homosexualidad, asl como también las posibilidades de relación con el sexo opuesto,
influyen reforzando otros elementos decisivos como: la hostilidad hacia la figura parental del mismo sexo, derivada de las vicisitudes edfpicas (prohibición superyoica)
y la frustración ineludible con el primer objeto amoroso: la madre.
Resumen, conclusiones
Pensamos, pues, por lo antedicho, que en Tres ensayos quedan categorizados
tres momentos diferentes en tanto pulsión sexual u obleto:
19 Un primer momento en que el obleto es el objeto para la pulsión sexual el
mismo que para la necesidad (interés del Yo). No hay aún elección de objeto;
corresponde al perfodo del narcisismo en sentido genérico (previo narcisismo
estricto como nuevo acto psíqulco) cuando no hay todavfa diferenciación
yo-no yo y en el que el objeto aparece sólo para el observador como un
objeto exterior al sujeto: el pecho de la madre, no asl para el aparato con
un Yo que debe ser desarrollado. La pulsión busca su satisfacción en el objeto
apoyándose en lo instintivo.
29 Un segundo momento de reflexión del objeto sobre el propio cuerpo. En este
momento la pulsión se hace autoer6tlca, no necesita ya de un objeto exterior
para la satisfacción.
Ambas fases son para Freud anobjetales, no hay elección de objeto, ya que
éste no se ha discriminado del sujeto, discriminación que ocurrirá en la etapa
anal.
39 Un tercer momento de salida Inicial del narcisismo hacia los objetos exteriores que serán revestidos Iibidinalmente; con un Yo más constituido y un objeto
externo diferenciado, con el que entabla una primera elección objetal. entre
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los 2 Y 5 años, sin síntesis aún de los elementos parciales de la pulslón bajo
primacla genital, con el que sin embargo se ejercitan los componentes del
par actividad-pasividad de la contemplación, exhibición y crueldad. Al mismo
tiempo perdura la actividad autoerótica de otras tendencIas.
También entra en este tercer momento la elección de objeto de la pubertad
Que hace apoyo sobre la recién mencionada infantil, con la cualidad diferente
de ser elegido un objeto real externo, no incestuoso de sexo opuesto al del
sujeto con el que podrá verificarse la relación sexual cuyo fin será el placer
genital, aunándosele el fin reproductivo, en una slntesis armónica de las corrientes tierna y sexual, quedando en calidad de placer preliminar la satisfacción
de las antiguas pulsiones parciales de contemplación, exhibición y tocamiento.
En una categorla intermedia, quedarla, en cambio, la elección que Freud menciona como "objeto de la imaginación" en el adolescente o como representaciones
no destinadas a pasar a actos.
Bibliografía
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