Agosto - Universidad Autónoma del Estado de México

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PRESENTACION
En el quehacer de la Dirección de Identidad Universitaria existe una función esencial que es la
comunicación con la comunidad universitaria y la sociedad.
Es así que buscando dar cumplimiento a este objetivo la Dirección de Identidad Universitaria
difunde a través de diferentes medios las actividades propias y las del Colegio de Cronistas; cuya
trascendencia va más allá de los numerosos espacios de nuestra Institución, recibiendo
invitaciones de municipios, organismos académicos de nuestra entidad federativa; así como de
asociaciones nacionales.
Invitaciones nacionales que se han recibido y atendido desde 2005, año en el que los cronistas de
la Universidad Autónoma del Estado de México participan por primera vez en este tipo de
congresos nacionales organizados por la Asociación Nacional de Cronistas de Ciudades
Mexicanas, el cual se llevo acabo del 27 al 30 de julio de 2005, en el Estado de México.
El Colegio de Cronistas, desde entonces ha participado año con año de manera exitosa en el
Congreso de Cronistas de Ciudades Mexicanas, A.C., en julio de 2010, participará nuevamente en
dicho evento, el cual se llevó a cabo en la ciudad de Puebla, Puebla.
En el boletín del mes de julio de 2010, la Dirección de Identidad Universitaria da a conocer dos de
las ponencias que presentaran los cronistas en dicho Congreso:

Isidro Fabela en la Revolución del C.P. Carlos Chimal Cardoso, Cronista del Centro
Universitario UAEM Atlacomulco

Héroes Anónimos de la Independencia de México de Lic. Jaime Castro Resendìz, Cronista
del Plantel “Cuauhtémoc” de la Escuela Preparatoria y Lic. Norma González Paredes,
Cronista del Centro Universitario UAEM “Texcoco”
En el boletín del mes de agosto de 2010, la Dirección de Identidad Universitaria da a conocer otras
dos de las ponencias que presentaran los cronistas en dicho Congreso:

La educación en México durante los primeros años de vida independiente. Los Institutos
Científicos y Literario del Arq. Jesus Castañeda Arratia, Cronista de la Facultad de
Arquitectura y Diseño

Fundación de una Institución de Educación Superior Pública en el México Independiente:
El Instituto Literario del Estado de México de Elena González Vargas y Víctor Sánchez M.
de la Facultad de Química de la UAEM.
LA EDUCACIÓN EN MEXICO DURANTE LOS PRIMEROS
AÑOS DE VIDA INDEPENDIENTE.
LOS INSTITUTOS CIENTÍFICOS Y LITERARIOS
ARQ. JESUS CASTAÑEDA ARRATIA
CRONISTA DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO DE LA
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO.
INTRODUCCIÓN
Con la intención de presentar un panorama de la actual problemática social de nuestro país, me
propongo hacer una crónica sucinta de la educación, cuando nos encontramos cercanos a los 200
años de vida independiente, la educación en nuestra nación continúa siendo tema de interés por
sus implicaciones económicas, sociales, filosóficas, morales, pedagógicas y sobre todo políticas.
Desde los orígenes de nuestro país, asistimos a innumerables cambios ajustándolos
a los
vaivenes políticos e ideológicos en boga o a los intereses de partidos políticos que pretendían
imponer su proyecto de nación. Por lo que en el presente documento se trata de resaltar cómo el
desarrollo educativo de México está determinado por amplios sectores sociales, que al acceder al
control político imponen su proyecto de nación, en la creencia de que se está respondiendo a los
intereses de la mayoría del pueblo mexicano.
Durante los primeros años del México Independiente la nación intenta desvincularse de un sistema
de gobierno impuesto por España. Los primeros años se caracterizan por la pugna entre dos
grupos políticos que tratan de imponer la forma de gobierno que ellos creen es la adecuada para el
país, se ensayan distintos tipos de gobierno (monarquía, república federal, república central y
nuevamente federal) mientras el país es presa del imperialismo agresivo del siglo pasado
costándole tres invasiones, la perdida de más de dos millones de kilómetros cuadrados y varios
levantamientos armados.
Las invasiones francesas, las pérdidas territoriales ante Estados Unidos y los constantes
enfrentamientos entre liberales y conservadores permitieron que una generación de mexicanos,
durante las dos primeras décadas del siglo XIX, tomara conciencia del mexicanismo, se sintiera
orgullosamente nacionalista y se preparara intelectualmente para enfrentar a las instituciones
retrógradas, el clero y el ejército, con la aspiración de destruirlas en forma definitiva.
Durante los primeros años de vida independiente se distinguen por sus inquietudes educativas
Lorenzo de Zavala, José María Luis Mora, Valentín Gómez Farías (fundador, entre otras de la
benemérita sociedad de Geografía y Estadística) y el conservador Lucas Alamán. Estos patriotas
y filósofos liberales, a pesar de sus divergencias ideológicas y concepción de la forma de gobierno
que debería adoptar nuestro país, concordaban en que la instrucción “era uno de los más
poderosos medios de prosperidad” por tanto, la educación no debería concretarse a enseñar a leer
y escribir, sino que se hacía necesario dotar a las ciudadanos de una formación moral y política
acorde al sistema de gobierno que adoptara nuestra nación. “Así pues, es inconcluso que el
sistema de gobierno debe estar en absoluta conformidad con los principios de la educación”.
A partir de 1833, Valentín Gómez Farías, siendo presidente interino de la República, lucha con el
grupo liberal para impulsar su proyecto educativo centrado en resolver tres graves problemas para
la época: primero someter al clero y evitar su injerencia en los asuntos de gobierno;
segundo, disolver el ejército conservador y sustituirlo por una Guardia Nacional, y tercero,
implantar una reforma educativa.
Este intento de reforma, aún con alcances limitados, significó el primer esfuerzo serio, de dotar a la
educación con la responsabilidad de formar ciudadanos y con una ideología que respondiera al
sistema político nacional.
Se pretendía lograr que la educación, fuera dirigida por una Dirección General de Instrucción
Pública para el Distrito y Territorios Federales, que los estados se encargarían de controlar la
educación en sus jurisdicciones respectivas, delegando la administración a los municipios.
Con lo anterior se pretende que la educación forme ciudadanos aptos para el ejercicio de la
democracia, la defensa de la patria fortaleciendo los sentimientos nacionalistas. Se declara
necesario que las escuelas incluyan el llamado Catecismo Político y nociones de historia patria.
La nación buscaba así una identidad, la educación sería la encargada de enfatizarla, transmitirla y
eternizarla.
Para la historia de México el triunfo del movimiento insurgente significa un punto de partida en
todos los órdenes, desde luego en el educativo, que dio al nuevo país la eventualidad de fundar
sus propias instituciones, algunas basadas en las existentes desde la colonia, otras creadas sobre
principios propios y novedosos, como exigían las circunstancias.
Una muestra de las tendencias de estas corrientes, en particular en lo referente a la educación
superior, durante el periodo posterior a la independencia, lo encontramos en establecimientos
como el Real Seminario de Minería, fundado en 1792 para fortalecer la enseñanza de nuevos
métodos técnico-científicos a fin de mejorar la explotación de la minería, que fueron renovados y
adaptados para servir de baluarte de la nueva nación. No tuvieron igual destino instituciones
coloniales claves como las universidades de México y Guadalajara, que buscando mantenerse al
margen de las nuevas corrientes de pensamiento propiciaron su cierre paulatino, aunque por
suerte provisional.
En este contexto e impulsado por la imperiosa necesidad que México tenía de forjar su proyecto de
nación, a tono con el auge del liberalismo predominante en la mayor parte de las naciones del
mundo, fueron instituidas en algunas entidades instituciones científico educativas que buscaban
ser diferentes a las antiguas universidades o colegios. Concretamente la creación de los
INSTITUTOS CIENTIFICOS Y LITERARIOS, que desde los años 20, pretendían ser una alternativa
para la escasa o nula educación superior de casi todo el país, mismos que se consolidaron hasta
durante los años posteriores a la instauración de la república, como una alternativa en materia
educativa.
Las principales herramientas por razón de los cuales se pensó en conducir la orientación científica
educativa fueron las instituciones como el Instituto de Ciencias Literatura y Arte de la Ciudad de
México, fundado el 2 de abril de 1826 con el fin de que se constituyera, no en un mero
establecimiento de enseñanza, sino como un área que agrupara a lo mejor de los intelectuales a fin
de estimular la productividad científica, literaria y artística, fomentando y organizando la ciencia y la
tecnología en torno a un proyecto liberal – republicano. Acciones como la creación de este Instituto
representaron para México, abandonar el carácter conservador para convertirse en baluartes que
incidieran en la formación del nuevo ciudadano demandado por el ideal de nación que había hecho
suyo la elite dirigente.
Empero con respecto a la fundación del Instituto de Ciencias, Literatura y Arte de la Ciudad de
México, y sobre el Plan General de Estudios del Gobierno Federal de 1825,el destacado liberal
José María Luís Mora, comenta unos años después de su institución lo siguiente: “ …no era sino
una repetición del plan aprobado en las cortes españolas, absolutamente impracticable porque casi
todas sus disposiciones versaban sobre ramos de enseñanza, de gran utilidad en naciones muy
avanzadas en la civilización, pero sin objeto, en las que se hallan iniciadas en ella”.
Por fortuna el desanimo en materia educativa a que alude Mora, no fue normal en la nación.
Gracias a la forma de gobierno federalista, en algunas entidades del país sus autoridades, muchas
veces con recursos privados cedidos generosamente, no dejaron que se perdiera este ideal, dando
cause a la enseñanza de las ciencias modernas. La expresión máxima
de estos intentos se vio
plasmada en la creación de los Institutos Científicos y Literarios, que a diferencia de la
institución de la Ciudad de México si tuvieron la clara misión de constituirse en establecimientos
para la enseñanza orientados por los principios de la Ilustración. Y se constituyeron en
alternativas a la enseñanza colonial, controlada por el alto clero católico y los conservadores más
recalcitrantes. De ahí que estos Institutos pusieran énfasis en la enseñanza de la ciencia moderna,
en los idiomas extranjeros vivos y en el humanismo.
Fue durante la primera República Federal que se fundaron los Institutos Científicos y Literarios en
Zacatecas, Toluca, Chihuahua, Oaxaca y Jalisco y, renovados bajo la misma orientación los
Colegios de Puebla y Guanajuato. En este periodo la mayor parte de los Institutos y Colegios
estatales lograron revolver cualitativa y cuantitativamente la enseñanza superior de las
instituciones coloniales y se logró establecer un sistema más acorde con la modernidad del
momento y las necesidades y tendencias liberales de la nación.
En 1834, con el triunfo del Plan de Cuernavaca, concluyó el primer ciclo de los institutos, pero su
estela no desapareció. Las autoridades más conservadoras tuvieron la tendencia de aniquilarlos.
Por ejemplo, en Jalisco, el Gobernador José Antonio Romero, descalificó la obra educativa de los
liberales diciendo: “Se empeñaron en corromper a los jóvenes que se dedicaban a las ciencias,
infundiéndoles desde la tierna edad los principios más erróneos y contrarios a los de la santa
religión que profesan los mexicanos; del instituto no se ha recogido otro fruto que el extravió de
innumerables niños en quienes Jalisco tenía fincadas sus esperanzas”. Casi todos los institutos
sucumbieron a esta tendencia, excepto como honrosas excepciones los de Oaxaca y Toluca, que
aunque tuvieron su impase, pronto retomaron sus trabajos apoyados por gobiernos auténticamente
comprometidos con una tendencia liberal.
La indudable influencia ejercida en el país por los Institutos Científicos y Literarios difícilmente
puede ser borrada de los anales de nuestra nación, la llegada inminente de los liberales y con ello
la implantación del federalismo, impulsó la reapertura de algunos de estos centros educativos, tal
es el caso del Instituto Científico y Literario de Toluca y el Colegio de San Nicolás de Michoacán y
del Instituto de Ciencias de Jalisco, que reabrieron sus cátedras entre 1846 y 1847.
Frente a un escenario novedoso, que trazaba cada vez más nítidamente las posibilidades de un
proyecto nacional acorde con las grandes necesidades que aquejaban al país, los Institutos
Científicos y Literarios fueron óbice para fortalecer a cada una de las entidades federativas, tanto
así que durante los años de la década 1860, existían, por toda la nación 21 de estos institutos.
Aunque el presente trabajo dista mucho del profundo análisis que merecen los Institutos, como
parte de la historia de la educación superior en México, para este documento seria
interesante destacar, por razones personales, la enorme
muy
influencia que el Instituto Científico y
Literario de Toluca tuvo en la región que fue su zona de influencia, esto es en los actuales estados
de México, Guerrero y Morelos, de donde, por cierto formaron parte mexicanos de la enorme
envergadura de Ignacio Ramírez o Manuel Altamirano, por mencionar solo algunos.
El Instituto Científico y Literario de Toluca, fue fundado en 1827, como parte del conglomerado de
instituciones creadas con el propósito de establecer en México una educación acorde con las
necesidades independentistas de la naciente nación. En la Calle de la Libertad, marcada con el
número 9, del antiguo pueblo de San Agustín, en Tlalpan, en un edificio conocido como “Casa de
las Piedras Miyeras”.
Fue en este sitio en el que, el 3 de marzo de 1828, se inauguraron las cátedras, una vez que fue
establecido por decreto del Congreso, en tiempos en los que Tlalpan era la capital de de la entidad.
El Instituto Científico y Literario fue creado a instancias del ilustre liberal José María Luís Mora.
Durante esta primera época, el instituto funcionó bajo la dirección de José de Jesús Villapadierna,
llegando a tener una población de 350 discípulos. Al ser Trasladados los poderes a Toluca, la
nueva capital, tuvo que ser clausurado. De esta época se destacan dos alumnos notables: El
General Miguel Blanco, Ministro de Guerra del Presidente Juárez, y el Jurista Manuel
Larránizar Piñeiro.
Por decreto del Gobernador Lorenzo de Zavala, el instituto fue restablecido en Toluca en el año
1833, ubicándose en un edificio del Siglo XVIII conocido como el Beaterio.
El Instituto fue dirigido por el poeta José María Heredia, al iniciar su segunda época. Heredia había
venido a México invitado por el Presidente Guadalupe Victoria. Dentro de las instalaciones publicó
su famosa revista Miscelánea.
A la promulgación de la Constitución centralista llamada de las 7 Leyes, en 1835, que convirtiera a
los Estados en Departamentos, el Instituto fue cerrado una vez más, permaneciendo así hasta
1846, año en el que el Gobernador Modesto de Olaguibel, a la restauración del federalismo,
decretara su segunda y definitiva reapertura.
A partir de 1846, el Instituto Científico y Literario de Toluca dio inicio a una etapa muy brillante lo
que le dio fama y prestigio nacionales. Es importante destacar entre sus maestros más connotados
al Famoso liberal Ignacio Ramírez, el Nigromante; al General Felipe Berriozábal y al pintor
Felipe S. Gutiérrez y a los alumnos Ignacio Manuel Altamirano, Juan A. Mateos, Joaquín
Alcalde, Gumersindo Mendoza Y Jesús Fuentes Muñiz,
liberales que tanto hicieran por nuestra nación.
entre otros muchos famosos
La actividad del Instituto Científico y Literario de Toluca se consolidó en 1851, al ser promulgada
por el Gobernador Mariano Riva Palacio, su primera ley orgánica, este gobernador además lo dotó
de un Taller de Tipografía y Litografía.
Es de destacar que sus actividades no se suspendieron ni aun en 1848, cuando los soldados
estadounidenses entraron a Toluca y ocuparon el edificio escolar como cuartel, ni durante la
Intervención Francesa, cuando los institutenses tuvieron que refugiarse en el Convento del Carmen
para seguir trabajando. También es importante mencionar que durante la Batalla de Puebla, un
contingente de profesores y alumnos apoyando a los lanceros de Toluca, tuvieron una destacada
actuación en defensa de la patria durante la Heroica Batalla del 5 de Mayo de 1862, en Puebla.
Al triunfo de la Revolución de Ayutla, la nueva generación de dirigentes llevaría al país por una
radical reforma para salir del caos en que se encontraba. Parte de esta Reforma comprendía a la
escuela, que según Juárez ejercía una importante influencia en la moral y los ideales sociales.
El Art. Tercero de la Constitución de 1857 es bastante escueto pues solo se concreta a afirmar que
“la enseñanza es libre, la ley determinará que profesiones necesitan título para su ejercicio y con
qué requisitos se deben expedir”. Para 1867, después del triunfo de las fuerzas liberales contra el
ejército expedicionario de Napoleón III y el frustrado Imperio de Maximiliano, Juárez encarga al Dr.
Gabino Barreda redactar la Ley de Instrucción Pública en la que se contempla la instrucción
primaria “gratuita para los pobres y obligatoria en los términos que expondrá el reglamento”.
(Vázquez, 1979:56), además Barreda se encarga de organizar la escuela preparatoria de acuerdo
a principios positivistas.
La obra de Barreda es importante en varios sentidos: primeramente interpreta la historia de México
desde el punto de vista positivista, para después reconocer en los liberales los salvadores de la
nación y por lo tanto las fuerzas positivas que harían posible el triunfo de su filosofía. La escuela
según el positivismo permitiría alcanzar “libertad, orden y progreso”, y de la preparatoria saldría el
grupo selecto que llevaría los destinos de la nación. (Barreda, 1978:15)
El crecimiento educativo del México independiente hasta 1874 se vio interrumpido por las guerras
constantes del país. De los pocos datos estadísticos que se tienen, revelan que al triunfo de los
liberales sobre los conservadores y el imperio de Maximiliano, los esfuerzos educativos se
incrementaron.
En estos cuatro años se duplicó el número de escuelas, aún cuando el incremento era mínimo
ante lo ingente del problema educativo. Según datos proporcionados por Barreda solo asistían a la
escuela 349,000 niños de un total de 1, 800,000.
COMENTARIO FINAL
Dicho lo anterior, se formula el siguiente cuestionamiento: ¿Qué encontramos en esta breve
revisión histórica de la educación en México?
En las primeras tres décadas de vida independiente la educación sirvió de instrumento al grupo en
el poder para formar al futuro ciudadano de acuerdo a los ideales de los gobernantes en turno.
Cada dirigente le imprimió las características que a su juicio creyeron que era lo mejor y como el
país se debatía entre liberales y conservadores la educación se sometió a estos ires y venires. A
pesar de esta inestabilidad hay algo importante que es necesario resaltar: ambos grupos políticos
daban a la educación la responsabilidad de “sacar” al país del atraso y estado de ignorancia en
que se encontraba.
Ser estudiante en el siglo pasado era en nuestro país un verdadero privilegio y se pensaba que era
suficiente
saber
leer
y escribir,
realizar
las
operaciones
fundamentales,
agregándose
conocimientos sobre Catecismo cívico y religioso y una introducción a la historia patria.
Dichos estudios fueron una mezcla de ciencia, religión y moral a través de un riguroso método
memorístico pretendiendo siempre el enciclopedismo.
La educación buscó fomentar el amor a la patria y una conciencia de nacionalidad para contribuir
a la defensa del territorio, como consecuencia de la realidad del momento. Se pretendió formar un
hombre para la vida en libertad.
La educación recibió el impacto del liberalismo y a partir de Juárez el positivismo, el cual vino a ser
la filosofía de Estado en el Porfiriato. Resulta curioso como Juárez liberal, adopta para organizar la
educación nacional la filosofía positivista bajo la dirección de Gabino Barreda.
BIBLIOGRAFÍA
Barreda, Gabino. La Educación Positivista en México. Porrúa.1978
Guevara Niebla, Gilberto. La educación socialista en México. SEP.1985
Lerner, Victoria. La educación socialista. Historia de la Revolución Mexicana.1978. El Colegio de
México.
Meneses Morales, Ernesto. Tendencias Educativas oficiales en México. 1983 Porrúa.
Meneses Morales, Ernesto. Tendencias Educativas Oficiales en México. Centro de Estudios
Educativos. 1988
Vázquez, Josefina A. Nacionalismo y Educación en México. El Colegio de México.
1979.
FUNDACIÓN DE UNA INSTITUCIÓN DE EDUCACIÓN
SUPERIOR PÚBLICA EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE: El
Instituto Literario del Estado de México
Elena González Vargas, [email protected]
Víctor Sánchez M., [email protected]
1. EDUCACION. SIGLOS XVI Y XVII
1.1. Siglos XVI y XVII.
Para el primer siglo de colonia de la Nueva España, las iniciativas de formación integral de su
habitante por la escuela de instituciones, cristalizaron con la formación del novohispano. Diferente
a los peninsulares en sensibilidad, conducta y costumbres. Nuevo hombre americano creativo de
una naciente literatura, las crónicas.
También, los indios “hacían sumo aprecio de las varas y oficios de gobernadores y
alcaldes, regidores, alguaciles mayores, escribanos y otros ministros que componen el cuerpo de
1
su república, que llamaban tlatoque”. Factor de importancia y necesidad de enseñarles la lengua
castellana. Carlos II dispuso en 1690 la cédula para su aprendizaje.
Las instituciones dedicadas a la educación en los siglos XVI y XVII, mencionadas por
reconocidos historiadores, fueron:

La Real y Pontificia Universidad de México. Fundada por el primer virrey de la Nueva
España, Antonio de Mendoza y Pacheco (¿1490-1493? -1552) con la Cédula Real
expedida el 21 de septiembre de 1551. Se cerró en 1833. Sus estudios regidos por la
Universidad de Salamanca, recibieron modificación hasta 1645, con el estatuto de nuevas
ordenanzas del virrey Juan Palafox y Mendoza (1600-1659). Influencia que repercutió en la
formación del perfil de intelectualidad novohispana, traducido en sabios, teólogos, filósofos,
poetas cuya gloria sobrepasó las fronteras de la Nueva España. 2 Casos conocidos
mundialmente son el dramaturgo de Taxco: Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (1851-1639)
con Verdad Sospechosa y el filósofo, periodista y científico, originario de Ozumba, José
Antonio de Alzate y Ramírez (1737-1799).
3
Donde hubo cronistas de la conquista y colonización, hay que mencionarse a los
franciscanos: Toribio de Benavente “Motolinía” (¿1482?-¿1559?) con Historia de los indios
de la Nueva España; Bernardino de Sahagún (¿1498-1500?-1590) con Historia general de
las cosas de la Nueva España; Jerónimo de Mendieta (1525-1604) con Historia
1
Francisco Larroyo, Historia comparada de la educación en México, Editorial Porrúa, México, p. 174.
Ibidem p. 141.
3
Consuelo García Stahl, Síntesis histórica de la Universidad de México, UNAM, 1978, p. 78.
2
eclesiástica indiana; Juan de Torquemada (¿1557-1565?-1624) con Los veinte y uno libros
rituales y Monarquía Indiana.

El Colegio de Santa Cruz Tlaltelolco de enseñanza superior indígena. Creado por virrey
Antonio de Mendoza, en 1537. Cultivó la retórica, medicina indígena, música, teología y
formación de educadores en lenguas indígenas. En él estudiaron el historiador azteca
Hernando de Alvarado Tezozomoc (¿1520-1530?-¿1609?), autor de Crónica Mexicana, y
el historiador colhua Fernando de Alva Ixtlixóchitl (¿1568?-1648), autor de Relación
histórica de la nación tulteca.

4
Colegios Universitarios para criollos talentosos con posibilidades pecuniarias de continuar
estudios superiores: (a) El Colegio de Comendadores de San Ramón Nonato, fundado en
1628. Sus egresados becarios de derecho ingresaban a la Real y Pontificia Universidad;
(b) El Real Colegio Seminario de México, fundado en 1592, formador de alumnos bachiller;
(c) El Colegio Mayor de Santa María de Todos Santos, inaugurado en 1573, dedicado a la
preparación de bachilleres.

Colegios Jesuitas:
1.Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo
2.Colegio de San Ildefonso. En 1612 se unió al Colegio Máximo de San Pedro y San
Pablo, llamándose Real Colegio de San Pedro y San Pablo y en 1618: San Ildefonso
de México. Origen de la Escuela Nacional Preparatoria.
3.Colegio de Oaxaca
4.Colegio de Veracruz
5.Colegio de Puebla
6.Colegio de Guanajuato
6.Colegio de Tepotzotlán
7.Colegio de Guadalajara

1572
1588
1575
1577
1578
1582
1584
Colegio de San Pablo, erigido en 1575 por el agustino Alonso de la Veracruz (1507-1584).
Impartió estudios de artes y teología, asignaturas filológicas y científicas como aritmética,
geometría, astronomía y física.

5
Colegio de San Miguel de Belén o de las “Mochas o Beatas”, dedicado a la educación de
las mujeres. Fundado en 1684 por el sacerdote asturiano Domingo Pérez Barcia. Fue uno
de las instituciones de educación para la mujer: (a) orfanatorio para niñas o Colegio de
Nuestra Señora de Caridad; (b) escuelas llamadas de “amiga” y (c) escuelas surgidas en
conventos religiosos.

Escuelas Pías o de Caridad en la ciudad de México. Impartieron enseñanza elemental por
su decadencia de parte de los sacerdotes del clero.
1.2. Siglo XVIII
4
5
Historia comparada de la educación mexicana, op. cit. p. 127.
Ibidem p. 158.
Siglo que se caracteriza por los fuertes problemas: la arrasadora peste de viruela y la desoladora
hambre, con miseria. Más hubo beneficencia en educación por pretenderse castellanizar. Se creó
el Hospicio de Pobres con escuela para niños desvalidos o menesterosos del altruista indígena
Francisco Zúñiga. Pasó a llamarse Escuela Patriótica de México a fines del siglo XVIII al impartir
educación cristiana y civil con formar alumnos útiles para sí y al gobierno, la patria.
En este siglo los colegios jesuitas formaron a pensadores destacados. Quienes
subsanaron las deficiencias de la Universidad con la enseñanza de las matemáticas, física,
geografía, historia, griego, lenguas modernas y el renovar la filosofía. Sobresalieron José Rafael
Campo (1723-1777), Andrés de Guevara (1748-1800), Francisco Javier Clavijero (1731-1787),
Juan Benito Díaz de Gamarra y Dávalos (1745-1783). Su trayectoria se truncó en 1767, con su
exilio.
La renovación del pensamiento español con el rey Carlos III (énfasis en el uso de la razón
o Reformas Borbónicas) dio surgimiento al Colegio Académico del Noble Arte de Primeras Letras,
que fomentó el noble arte de leer, escribir, y contar. Repercutió en la Nueva España con el
establecimiento de instituciones de la iniciativa privada y del gobierno colonial. Aparecieron El
Colegio de las Vizcaínas para educación femenina desde 1767; la Academia de las Nobles Artes
de San Carlos para la honra y protección del arte mexicano, en 1791; el Real Jardín Botánico, en
1788, montado por el médico español Martín Sessé, Director de la Real Expedición Botánica de la
6
naturaleza del territorio colonial y del mismo Jardín, y el farmacéutico Vicente Cervantes; el Real
Seminario de Minería, fundado en 1792, donde el químico Fausto Elhúyar impartió la primera
cátedra de química en 1797, y Andrés Manuel del Río, en 1801, descubrió y caracterizó el
elemento químico de América: eritronio (Vanadio), aunque le fue validado por Jöns Jacob Berzelius
hasta 1831.
7
A mediados de siglo XVIII, había personas precursoras de la independencia de relevantes
capacidades intelectuales y de intachable conducta cívica, con noticia y comentario de periódico.
Merece mención José Joaquín Fernández de Lizardi (1776-1827), quien pinta en su Periquillo
Sarmiento la situación lamentable de las escuelas elementales, así como los vicios y virtudes de la
sociedad.
8
En 1794 nacía otro ilustre pensador de la independencia, José María Luis Mora Díaz de
Lamadrid.
2. DON JOSÉ MARÍA LUIS MORA Y SU VISIÓN DE NACIÓN MEXICANA
6
“La ciencia metropolitana en Nueva España”, en Actas de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y
la
Tecnología, vol. 1, México, 1989, p. 12.
7
José Antonio Chamizo, “Apuntes sobre la historia de la química en América Latina”, en Revista de la
Sociedad Química de México, número 48, 2004, p. 167.
8
Historia comparada de la educación mexicana, op. cit. pp. 201 y 209.
Hijo de don José Ramón Servín de la Mora y Doña María Ana Díaz de Lamadrid “cristianos viejos y
de limpia generación”. Nació en el pueblo de San Francisco Chamacuero –hoy ciudad de
Comonfor-, Guanajuato. Hizo sus primeros estudios en la Escuela Real de Querétaro, con mucho
honor. El 21 de enero de 1807 fue inscrito en el Colegio de San Ildefonso. El 19 de julio de 1819 en
solemne ceremonia en la Catedral de México se recibió de licenciado en teología, poco después de
las órdenes sacerdotales, y el 26 de julio de 1820 se le concedió el grado de doctor en teología en
el general mayor de la Real y Pontificia Universidad de México.
9
Persona generadora de ideas y pensamientos inclinados hacia la efectividad de la libertad
y el progreso del México independiente. Sus obras escritas lo testimonian: México y sus
revoluciones y Obras sueltas. Él valorizó el espíritu resplandeciente del insurgente José María
Morelos y Pavón, sabía que había nacido en el rancho de Tahuejo del pueblo de Apatzingán, de
una familia dedicada a la arrería. Escribió “…las prendas morales de este jefe eran superiores a
todas las otras: amante del bien público y de su patria, hizo cuanto fue necesario a su prosperidad
y grandezas; se equivocó en los medios, pero jamás sus errores provinieron del deseo de su
propio engrandecimiento pues aún en el puesto a que lo elevaron sus victorias fue modesto, no
tomando otro título para sí que el de siervo de la nación; dueño de un considerable territorio, con
un ejército siempre victorioso y fundadas probabilidades de ser el libertador de su patria, ... Ilustre
general que hacía menos ruido que otros desde que empezó la insurrección hasta que fue preso
en Tesmalaca, Guerrero. Dirigió la marcha de un gobierno a la sombra de sus laureles desde
Oaxaca hasta el centro del país. Particularmente en San Cristobal Ecatepec fue fusilado a fines de
diciembre de 1815.”
10, 11
Experto en las disciplinas jurídicas, económicas, teológicas y humanísticas. Se incorporó al
campo político con la encomienda de 1823: la formulación del plan de reformas del Colegio de San
Ildefonso como modelo nacional, señalada por el Secretario de Relaciones Exteriores, ingeniero
Lucas Alamán. Sus ideas del problema general de educación fueron leyes, pues, hubo la supresión
de la Real y Pontificia Universidad de México y la creación de la Dirección General de Instrucción
Pública, el 19 de octubre de 1833.
12
Su disciplina personal de lectura de diversos campos nacionales y extranjeros, le llevaron a
generar una visión o panorama del México de aquellos años de siglo XIX. La describió en México y
sus revoluciones, en “Estadística, Estado Actual de México” del tomo uno, aporta aspectos
relevantes:
9
Agustín Yañez, prólogo del documento de José María Luis Mora, México y sus revoluciones, tomo I, 1950,
editorial Porrúa, México, p. VIII.
10
Ibidem p. XVII.
11
José María Luis Mora, México y sus revoluciones, tomo III, editorial Porrúa, México, 1950, p. 254.
12
Anne Staples, Educar: Panacea del México Independiente, antología, Secretaría de Educación Pública,
México, 1985, p. 101.

Enfermedad cutánea, fiebre amarilla o vómito prieto endémico.
13
Dice, ni el gobierno de la Unión ni de los estados ha dado el menor paso para libertar de esta
infección a una gran parte de la población que la padece o está expuesta a contraerla.

Alimentos en México.14
Sabía que la base alimentaria era el maíz con el frijol y el chile, que se cultivaban en todo suelo,
sea mesetas altas y bajas, cordilleras. Desde Querétaro hasta el Nuevo México se cultivaban el
olivo y la viña, a pesar de ser plantíos prohibidos, y que el beneficio del jugo de la uva para
elaborar vinos era poco conocido, más los visualizaba como un ramo de exportación.
Observaba de producciones ricas y valiosas a las regiones bajas, sobre todo las inmediatas a las
costas, por el cultivo de azúcar y algodón.

Ganado.15
Mencionaba que el vacuno, lanar, de pelo, de cerda tenían progreso en toda la República. También
el caballar y mular, por la carencia de caminos para el transporte de carga y de carruajes.
Enfatizaba la existencia de manadas de caballos no domados, foco de atención de mesteños.

Bosques y manantiales.
16
Escribió que ningún país estaba provisto de tan dilatados y poblados bosques como México, a
pesar de su bárbara destrucción, sin reposición, en pábulos para el fuego y la construcción.
Reúne todos los dones naturales que lisonjean a la vista y al gusto. Los campos sembrados de
flores y frutos (varios eran indígenas), eran superiores a todos los de su género de Europa. Y ya
habían sido trasplantados al antiguo continente. Subrayaba la riqueza y fragancia de las plantas
favorecidas por la fertilidad del suelo y las influencias del cielo, al dificultar su distinción de las
naturalizadas.
Tenazmente afirmaba que la botánica y las ciencias médicas, se habían provisto en las llanuras y
cimas de México como un vasto laboratorio.
Reconocía que entre tantos favores que la naturaleza ha prodigado a México, padecía de escasez
de agua y de ríos navegables; sólo el río de Bravo Norte, el de Moctezuma, el de Alvarado, el de
Tabasco y el de Coatzacoalcos, eran navegables para comunicaciones interiores. Sabía de los ríos
caudalosos localizados en la zona templada y más allá del Trópico de Cáncer.
Su arte visionaria la enfocaba al conocimiento de la abundancia de hierro, cobre y de excelentes
maderas, para construcción de barcos comerciantes con Asia de manera regular y duradera. La
hipótesis de este proyecto en hecho real, era que las costas del océano Pacífico, especialmente
las del Estado de México donde estaba el puerto de Acapulco, recibirían progresos incalculables
en riqueza y población.
13
“Estadística, Estado Actual de México”, en México y sus revoluciones de José María Luis Mora, tomo I,
editorial Porrúa, 1950, p. 19.
14
Ibidem pp. 20-23.
15
Ibidem p. 25.
16
Ibidem pp. 26-30.
Visualizaba de progreso el aprovechamiento de los terrenos bajos, los inmediatos a las costas, con
el cultivo de aquello que los europeos buscaban: azúcar, café, cochinilla, cacao, algodón, trigo,
cáñamo, lino, seda, aceites, vino.

Minería, industria y comercio.
17
Mora enfatizaba la explotación de las minas de México por empresarios y economistas para la
prosperidad de Europa. En los primeros años del siglo XIX, el producto medio era de 2 2170.00
pesos mexicanos, cantidad excedida a la suma total de los valores metálicos de producción de
todas las colonias españolas y de Portugal. Sus directivos eran administradores financieros
mercantiles, residentes a centenares de leguas, con personal subalterno sin conocimiento de
geometría subterránea, geología, mineralogía, química y mecánica.
Sabía que México además de tener minas ricas en oro y plata, había en cobre, mercurio, hierro,
estaño, plomo, carbón, zinc, antimonio, cobalto, arsénico y otros recién descubiertos en Europa.
Únicamente faltaba explotarlas y demandaba una extensión de conocimientos especiales que el
país aún no tenía.
Mora fue copartícipe de la reforma legislativa de la propiedad minera. Las leyes coloniales,
Ordenanzas de Minería, se transformaron y se declararon pertenencia de los Estados por el
decreto de 26 de mayo de 1826.
Él sabía que la industria fabril de manufacturas jamás había sido de importancia para México.
Estaba en nulidad al elaborar solamente paños y lienzos groseros.
Igualmente, era el comercio por el frecuente y necesario contrabando. Textualmente dice … lo
subido e inestable de los derechos, tarifas, aranceles, falta de arreglo y unidad en la administración
de los empleados públicos, en la recaudación de impuestos, ninguna fijeza de los precios de
artículos, un México acostumbrado a recibir mercancía de segunda y tercera mano extranjeros
(barato) y a hacer de ellas considerables ganancias, y más… El comercio interior era con los
productos de la agricultura del país.
De construcción de caminos menciona el de México-Veracruz con paso por Puebla, y el de MéxicoToluca. Después de 1829 recibieron mejoras y renacieron.

Población mexicana.
Mora sabía que la población en 1834 era de 8 293,013 habitantes, repartida en 47 ciudades, 132
villas y 6,687 pueblos, congregaciones y rancherías.
18
Reconocía su nacimiento y formación intelectual de criollo, de sentirse mexicano en un estrato de
una nación en conformación hasta el día de su muerte, 1850.
Sabía que la población era por los habitantes del antiguo imperio mexicano, después los
coloniales y los negros africanos. Acerca del estrato indígena-mestizo, expuso un principio que le
17
18
Ibidem pp. 34-58.
Ibidem p. 151.
era inadmisible, más le permitió canalizar su inteligencia hacia la igualdad de derechos y
obligaciones: La diversidad de conformación funda la diversidad de facultades, que deduce la
superioridad de unas razas sobre las otras, es decir, que las segundas (coloniales) no serían
capaces para regirse y gobernarse por sí mismas. Esto era un despropósito. Decía la
Independencia ha proclamado en ella misma la igualdad de derechos para todas las castas y
razas con un gobierno que remueva los obstáculos del progreso de los estratos sociales. La
puerta está abierta para todos. Sólo no han entrado por ella los que no han podido o sabido
hacerlo, lo cual no es causa de las leyes ni de los gobiernos sino efecto del estado de las
personas a quienes rigen y para quienes fueron dictadas. Para los que estaban acostumbrados a
no tener necesidades ni a procurarse sobrantes, notorio en los indígenas, decía que no había
habido gobierno, ni alguien particular con tenacidad en socorrer a un pueblo de personas que se
hallaban faltas de todo, ya que éste estando a lo preciso jamás tendrá lo necesario.
19
Al indio mexicano lo consideraba persona dotada de cualidades y debilidades. Enfatizaba: (a)
constancia y resignación a sus trabajos forzados, los calificaba de heroicos; (b) humildad de su
carácter, era tierna y penetrante que inspiraba sus sentimientos afectivos y una viva compasión;
(c) fidelidad y constancia en su amistad; (d) frugalidad en sus comidas y placeres, que junto con
la regularidad del trabajo, le daban longevidad mayor que otras castas; (e) falta de invención por
discurrir pocas veces explícitamente, debido a la carencia de instrucción; (f) poco imaginativo,
pues, su expresión verbal o escrita era árida.
20
Daba importancia vital, el estado político y moral de la sociedad. El corazón del mexicano es
recto, franco y abierto. Después de la Independencia ha mejorado mucho con la práctica de
virtudes sociales sin opulencia: amor al trabajo y propagación de las empresas lucrativas. La
visualizaba de sociedad civilizada, por su saber de revoluciones de pueblos del mundo con
secuela de odio, venganza y persecución. De ahí, apoyaba al análisis discursivo de la
administración pública, tras permitir al ciudadano perfeccionar sus facultades mentales, para los
momentos de creación de la Constitución Federal de 1824 y la de cada uno de los estados que
conformaban la federación.
21
Pero también la visualizaba los estratos: militar, eclesiástico y el de paisanos. Este último era
numeroso, influyente, ilustrado y rico. Integrado por negociantes, artesanos, propietarios de
tierras, abogados y empleados. Calificado de odioso por contener a muchos empleados del
gobierno español como militares retirados y sueltos. Del clero, lo observaba en regular y secular.
El regular era pequeño y en decadencia. El clero secular estaba entregado a la administración de
sus grandiosas rentas de subsistencia, a la educación religiosa y civil, al ejercicio de su
ministerio, más no a sus funciones como la práctica de los sacramentos, visita de enfermos,
escribir instrucciones de formación de los fieles, ocupación en obras de beneficencia pública,
19
Ibidem p. 68.
Ibidem pp. 70-78.
21
Ibidem p. 80.
20
visita de su(s) diócesis. Incluía a los conocidos y multiplicados capellanes de las mitras, clérigos
particulares, los dedicados a las obras pías, un tipo de banco avío que fomentaba la agricultura y
la prosperidad interna del país. Pero, también, decía por elevada que sea la dignidad de un
obispo, jamás podrá ni deberá igualar a la del Presidente de la República.
22
Mora, en la sociedad civilizada aquilataba la transformación de la mujer que llamaba “bello sexo”.
Decía que no era un modelo acabado y permanente del vicio, sino elemento que derramaba todo
género de atractivos en la sociedad por la decencia y elegancia de sus trajes y vestimentas, el
gusto de elección de sus adornos, la gallardía de su talle, la disminución de frivolidad de su
carácter con su plática ecuánime, mejoría de atención a sus principios de urbanidad y educación,
otros más. En sí “las mujeres, damas o bello sexo, no se hacen apreciables por los atractivos
fugaces de su hermosura, sino por la cultura de su entendimiento, las prendas de su corazón y el
ornato exterior de sus habilidades.
23
En el cultivo de la cultura, veía importante el activar la tertulia o “plática” practicada en la
población grande y pequeña. Era un medio para discurrir, al ser un juego de motivación a la
superación.
Este panorama del México independiente de José Ma Luis Mora, nos habla de su espíritu
intelectual y humanístico, inclinado hacia la conformación de estratos sociales con movilización
económica, cultural y política. Estratos en una unidad con unicidad, donde la gobernabilidad del
gobierno republicano fuese eficaz en la formación de una nación con una sociedad civilizada y de
progreso.
3. EDUCACIÓN. SU IMPORTANCIA PARA LA NACIÓN MEXICANA Y SU PRESENCIA EN LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO DE MÉXICO DE 1827 CON LA INSTITUCIÓN: Instituto
Literario
En su obra literaria Obras sueltas, Mora menciona que el progreso estaba representado por los
gobiernos de los Estados, el retroceso o statu quo por el Clero y la Milicia, y el gobierno general
era un poder sin sistema.
24
Da de ejemplo el caso de 1826, la lucha conflictiva entre fuerzas
políticas por su origen y oposición de sus tendencias; acentuado con la presencia de personas de
logias masónicas: escocés (españoles unidos al clero y a la milicia) y yorkina formada por criollos
y unida a los gobiernos estatales.
Asentaba por máxima fundamental a que las innovaciones no debían dejarse al tiempo. Si
el hombre no se resolvía a poner en mano y a aventurar los principios de una fábrica nueva, inútil
era esperarlo de sólo el tiempo, con efectos contrarios en el orden físico y moral.
22
25
Ibidem pp. 101-113.
Ibidem pp. 125-128.
24
José María Luis Mora, Obras sueltas, segunda edición, Editorial Porrúa, México, 1963, p. 6.
25
Ibídem p. 15.
23
De los altos funcionarios administrativos, decía en el concepto de todo hombre que no
haga uso vulgar de su cabeza, sería eterna desgracia para la administración. La aterrizaba en la
intolerancia religiosa al prevalecer los católicos no debiera impedirse ilustrar a la masa en general
con la presencia del protestantismo. Marcaba que se podía palpar que la República reclamaba
abundancia de gente mexicana y capitales, industria. La intolerancia religiosa sería el insuperable
obstáculo al logro de ese reclamo, al confundirse su defensa con factores personalizados, es decir,
“Todos somos hombres, y nada más fácil y frecuente que convertir las pasiones e inclinaciones en
deberes”.26
En su crítica a la administración federal de 1832, subrayaba tres objetos con el reclamo de
atención del gobierno nacional y estatal: (a) educación popular, (b) tener buenos caminos viales
siquiera los principales y (c) atraer por todos los medios y alicientes posibles a gentes laboriosas
que dejaran sucesión cultural.
27
Más el intelectual Lucas Alamán al ser varias veces ministro de Relaciones Exteriores, se
le reconocía por sostener la política de educación superior, principalmente, de las ciencias
naturales. “Sin instrucción o ilustración no hay libertad, y cuanto más se encuentre difundida ésta
más sólida se hallará la libertad”.
28
Él había realizado sus estudios de ingeniería en el Real
Seminario de Minería durante el periodo 1812-1818.
29
El doctor Mora era un hombre con quien nadie podía equivocarse en orden a sus ideas,
designios y deseos políticos. Tenía conocidos del antiguo grupo escocés, conservador o de lazos
con el clero, del grupo yorkino o del progreso y del nuevo grupo llamado de revolución.
Siempre sostenía firmemente su pensamiento de la importancia de la educación en el
subsistir de mejores y más puras costumbres, para que los ciudadanos vivieran en alto grado
virtudes morales. El hombre cultivado era aquel convencido íntimamente de que todo hombre de
derechos que le son debidos, era quien poseía conocimiento claro de sus deberes y obligaciones
hacia sus conciudadanos y hacia la patria. Saber leer; reglas en el arte de pensar para sujetar el
juicio en tribuna nacional, conocimientos generales, eran atributos del talento que exigía para el
gobernante, tras sostener que es sin mucho esfuerzo extraviar a un pueblo que en lo general
careciera de ilustración y de experiencia.
Expresaba la ignorancia jamás extiende la vista a lo futuro, la cultura del espíritu suaviza el
carácter y reforma las costumbres, o la razón ilustrada es la que sirve de freno a las pasiones y
hace amar la virtud. El entendimiento humano es una potencia tan necesaria como la vista, es tan
26
. Ibídem p. 22.
27
Ibídem pp. 25 y 26.
28
Leonel Rodríguez, “Ciencia y Estado en México: 1824-1829”, en Los orígenes de la ciencia nacional, de
Juan José Saldaña, Cuadernos QUIPU 4, Sociedad Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología,
Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 1992, pp. 147-149.
29
Clementina Díaz y de Ovando, los veneros de la Ciencia Mexicana. Crónica del Real Seminario de Minería
(1792-1892), tomo I, Facultad de Ingeniería, UNAM, 1998, p. 497.
noble en sí mismo, como miserable por la facilidad con que es ofuscado por toda clase de
pasiones.30
Ésta, su filosofía de la educación la canalizó y plasmó en un hecho inmemorable e inédito,
sobre todo para la entidad federal de reciente creación, el Estado de México: Su Constitución
Política, expedida el 14 de febrero de 1827. Su artículo 228 establecía que “en el lugar de
residencia de los supremos poderes habrá un Instituto Literario para la enseñanza de todos los
ramos de instrucción pública”.
31
Ilustre doctor Presidente del H. Congreso Estatal José María Luis Mora y el Artículo 228 de
la Constitución Política del Estado de México de 1827 en su capital Tezcoco, en ¿Quiénes
fueron los Institutenses? y en La UAEM y sus fuentes, Fragmentos de la historia
universitaria a través de Documentos 1827-1956, ambos de Inocente Peñaloza García,
Universidad Autónoma del Estado de México, 2000 y 2005, pp. 11 y 17 respectivamente.
Este hecho, implícitamente llevaba su visión de estadista con perspectiva y prospectiva
para la nueva entidad. Constituida en 1824, con legislatura constituyente y su gobernador Melchor
Múzquiz de Arrieta (1788-1844), en la ciudad de México. Más ésta al erigirse capital de la nación,
Texcoco fue la siguiente capital en 1827 y, al año siguiente, el Congreso Constituyente estatal
estaba establecido en San Agustín de las Cueva (Tlalpan).
Su visión de estadista, también, está presente en el plan de estudios propuesto para iniciar
la educación pública. Plan encaminado a formar y capacitar a jóvenes para ocupar cargos
administrativos públicos, que establecieran el sistema de progreso de la nación y que con el
conocimiento de las ciencias generara bienes útiles, de goce y consuelo perennes. Comprendía:
Gramática latina y castellana; francés e inglés; lógica y filosofía moral; aritmética, álgebra y
geometría; física general que incluía el conocimiento químico; economía política; derecho público
constitucional y principios de legislación; derecho romano; derecho canónico; derecho patrio;
dogma y moral religiosa y dibujo.
30
32
Obras sueltas, op. cit., p. 491.
Carlos Herrejón Peredo, Fundación del Instituto Literario del Estado de México, Universidad Autónoma del
Estado de México, México, 1978, pp. 21-22.
32
Fundación del Instituto Literario… op. cit. p. 14.
31
Este proyecto lo retomó el gobernador Lorenzo de Zavala en Tlalpan, y lo hizo hecho
contextual. Ahí el Congreso Constituyente dio lectura y aprobación a su minuta, el 16 de febrero de
1828, y su promulgación el 3 de marzo del mismo año. Fecha de conmemoración anual en la ahora
Universidad Autónoma del Estado de México. Inició sus actividades con la escuela “amiga” para
niñas adjunta, practicante del aprendizaje de leer, escribir, contar, recitar el catecismo religioso y
realizar labores domésticas.
33
La situación sociopolítica del periodo presidencial de Guadalupe Victoria, llevaron a
cerrarla. Hacía presencia el resorte sociopolítico del grupo escosés, conservador o de lazos con
clero, y el yorkino o del progreso. Una de las consecuencias benéficas de este resorte fue el
establecimiento final de la capital estatal en la ciudad de Toluca para 1830.
Toluca con un río llamado Xihualtenco después Verdiguel, era un hábitat de las culturas
matlatzinca, otomíe y criolla. Donde aún a la sierra la llamaban en lengua náhuatl Tolutzin o
Tolutepetl. Sitio que contaba con: (a) su primer templo católico, la capilla de la Santa Cruz de los
otomíes, concluida en 1575; (b) el convento franciscano de siglo XVI con su templo de la Tercera
34
Orden de San Francisco, hoy entrada a capilla El Sagrario ; (c) los conventos El Carmen y La
Merced, establecidos en siglo XVII. Lugar que para 1832 se empezaron a construir sus arcos
llamados “Los Portales”, en terrero del antiguo convento franciscano con la iniciativa de don José
María González Arratia (1783-1852).
35
Escuelas de educación pública básica en Toluca, había carencia. Fue hasta 1851-1853 en
que se establecieron. Para fines del siglo XVIII e inicios del XIX había dos escuelas particulares de
niños y una de niñas para familias de estrato alto y ocho de las llamadas “amigas” que se
sostenían con las aportaciones de los papás u otros medios. La Constitución de los Estados
Unidos Mexicanos de 1824 y las Bases Generales del Sistema de Hacienda estatal de octubre de
1825 que a los ayuntamientos les facilitó el manejar el ramo de contribución directa, permitieron a
la escuela pía o de caridad convertirse en escuela municipal, única de Toluca hasta 1843.
33
36
150 años de la educación en el Estado de México, Gobierno del Estado de México, Dirección General de
Educación Pública y Dirección de Prensa y Relaciones Pública, 1974, p. 52.
34
María del Pilar Iracheta Cenecorta, El aprovisionamiento de agua en la Toluca colonial, 2001,
www.ejournal.unam.mx, p. 92
35
Alfonso Sánchez García y Alfonso Sánchez Arteche, Toluca. Monografía municipal, Asociación Mexiquense
de Cronistas Municipales, A. C. y Gobierno del Estado de México, 2001, p. 99.
36
Lucía García López, “Surgimiento de la escuela pública en el municipio de Toluca: 1819-1863”, en
Experiencias educativas en el Estado de México. Un recorrido histórico, Alicia Civera Cerecedo
(Coordinadora), El Colegio Mexiquense, A.C., 1999, pp. 29-31.
A
B
Fotografías de siglo XIX: (A) Callejón “El Carmen” con templo del mismo nombre de siglo XVII; (B)
Convento “La Merced” del siglo XVII. Fondo Reservado Bibliográfico de la Biblioteca Pública
Central, Centro Cultural Mexiquense, Gobierno del Estado de México.
A
B
Fotografías de siglo XIX: (A) Vista panorámica de Toluca de norte a sur con Nevado Xinantécatl;
(B) “Los Portales”, inicio de su construcción en 1832. Fondo Reservado Bibliográfico de la
Biblioteca
Pública
Central,
Centro
Cultural
Mexiquense,
Gobierno del Estado de México.
Así, la educación pública básica y superior del Instituto Literario de Tlalpan hizo eco. En
1831 llegaron alumnos de ahí y recibieron instrucción básica en el convento La Merced. Sólo que,
en 1832, el sistema departamental presidencial de Antonio López de Santa Anna (1794-1876)
nuevamente la cerró.
Más el dinamismo yorkino del gobernador Lorenzo de Zavala, fructificó con la expedición
del decreto de cinco artículos de parte de la Legislatura, el 8 de mayo de 1833. El artículo 1
o
o
derogaba el decreto número 95 expedido el 18 de febrero de 1828. El artículo 2 facultaba al
gobernador para establecer el Instituto Literario del Estado bajo las bases que juzgara conveniente,
o
pudiendo gastar en dicha institución hasta mil quinientos pesos mensuales. El artículo 3 decía que
el gobernador formará, pondrá en ejecución y remitirá al Congreso, el reglamento y plan de
estudios del Instituto.
37
37
Fundación del Instituto Literario… op. cit. p. 456.
El 30 de mayo de 1833 la Legislatura con el decreto número 318, declaró propiedad del
Estado el Beaterio y todos sus bienes, inmueble situado al sur de la ciudad de Toluca. Asimismo
fue decretado que este lugar pertenecería al Instituto Literario del Estado de México para sus
actividades de educación pública.
38
El plan de estudios del decreto 1833, fue integral. Comprendía la educación física,
intelectual y moral de los alumnos. Se enfatizó la primera para desarrollo de las facultades
mentales, junto con condiciones apropiadas de salón de clases, así como comida nutritiva,
gimnasia, esgrima, natación. Hubo un médico que visitaría diariamente al Instituto.
La educación intelectual tuvo dos partes. Una obligatoria de cinco años, la de bachiller en
ciencias y letras, equivalente a secundaria-preparatoria. Sus materias fueron castellano, latín,
francés e inglés, ideología y gramática general, aritmética, álgebra, geometría, trigonometría,
secciones cónicas, fisiología vegetal y principios generales de agricultura, física experimental,
química experimental, lógica y retórica, historia y geografía, cosmografía, elementos de anatomía y
fisiología animal, historia natural y mineralogía, dibujo y perspectiva y principios de música vocal.
La otra parte fue de tres años para estudios de abogacía con las materias de los proyectos
pasados.
39
Para la educación moral era base la moral evangélica, la de revelación, de fe y gracia. Fue
la pregonada por los masones.
A la par fue elaborada la Ley Orgánica de Instrucción Pública del Estado de México, que
decretó el Congreso el 13 de enero de 1834. Este instrumento jurídico al Instituto le agilizó su
desarrollo institucional en educación superior pública, con la actualización de sus planes de
estudios y el de la carrera de medicina en seis años, farmacia en dos años, mineralogía en cuatro,
comercio en uno y agricultura en tres años.
38
40
Aurelio Venegas, El Instituto Científico y Literario del Estado de México, Universidad Autónoma del Estado
de México, 1984, p. 10.
39
Carlos Herrejón Peredo, “Una crónica olvidada: el Instituto Literario”, en Historia General del Estado de
México, volumen 4, El Colegio Mexiquense, A.C. con el Gobierno del Estado de México, 1998, p. 458.
40
Ibidem p. 467.
Edificio Beaterio, antecesor del Instituto
Literario
Fuente: periódico Arquitectour, año VI, núm. 11,
2001
Edificio de los estudios de Derecho
(Norte-Sur) del Instituto Literario de siglo
XIX, se ubicaba junto al Museo de Bellas
Artes de hoy. Fondo Reservado
Bibliográfico de la Biblioteca Pública
Central, Centro Cultural Mexiquense,
Gobierno del Estado de México.
La estabilidad del Instituto Literario con el reconocimiento firme de su fundador a través de
su filosofía de la educación, José María Luis Mora, le llevaron a trazar una trayectoria de desarrollo
en educación básica y superior pública con reconocimiento nacional. Y a sus catedráticos radiantes
de matiz de investidura y amor a la patria, de respeto a la dignidad del hombre como sujeto de la
justicia, de amor a la libertad e independencia de los pueblos y de la soberanía de los estados con
todos sus atributos. Ellos en siglo XXI aún son paradigma a los alumnos. Es un honor nombrar al
abogado Secretario de Hacienda estatal y generador operativo de la incorporación de alumnos
municipales al Instituto: Ignacio Ramírez Calzada; al abogado Director del Instituto y de la
Secretaría de Fomento de Puebla, y Cónsul de Uruguay en México: Felipe Sánchez Solís (18161882); al maestro y Director del Instituto originario de Santiago de Cuba: José María Heredia
(1803-1839); al defensor de la patria en la intervención norteamericana, la guerra de reforma y la
intervención francesa: Felipe B. Berriozábal (1827-1900); al farmacéutico Servando Mier (18241937) y al ingeniero en minas y ensayador de metales del Colegio de Minería: Francisco del Villar
Marticorena.
El Instituto Literario con su Primera Ley Orgánica decretada por el Congreso Constituyente
estatal de 16 de octubre de 1851, fue la institución encomendada para la escuela de primeras
letras o educación básica.
41
El 30 de septiembre de 1886 la Legislatura estatal con el decreto
número 83 aprobó su título de Instituto Científico y Literario. 42 Cimiento para la cristalización de su
ley de autonomía, Instituto Científico y Literario Autónomo (ICLA), aprobada por la Cámara de
Diputados y publicada en la Gaceta de Gobierno el 31 de diciembre de 1943.
43
Y logró ser
Universidad Pública, como Universidad Autónoma del Estado de México con el decreto 70 de la
XXXIX Legislatura del Estado de México de fecha 17 de marzo de 1956 con vigencia a partir del 21
de ese mes y año.
44
Fotografía del Instituto Científico y Literario del Estado de México al inicio de su vida autónoma. En
LX Aniversario de la Autonomía ICLA-UAEM de I. Peñaloza García y J. Yurrieta Valdés,
Universidad Autónoma del Estado de México, 2004,
41
Colección de Decretos del Estado de México, tomo V, pp. 51-88, Archivo Histórico del Estado de México,
Centro Cultural Mexiquense, Gobierno del Estado de México.
42
Colección de decretos expedidos por el Décimo Congreso Constitucional y por el Ejecutivo del Estado Libre y
Soberano de México. Decreto número 83 de 30 de septiembre de 1886, Archivo Histórico del Estado de
México, Centro Cultural Mexiquense, Gobierno del Estado de México, tomo XIX, pp. 207-262.
43
Inocente Peñaloza García y José Yurrieta Valdés, LX Aniversario de la Autonomía ICLA-UAEM, Universidad
Autónoma del Estado de México, 2004, p. 31.
44
Inocente Peñaloza García, UAEM y sus fuentes. Fragmentos de la historia universitaria a través de
documentos 1827-1956, Universidad Autónoma del Estado de México, 2005, p. 29.
LEY DE AUTONOMÍA, en LX Aniversario de la Autonomía ICLA-UAEM y su Director del ICLA Juan
José Josafat Pichardo Cruz de I. Peñaloza García y J. Yurrieta Valdés, Universidad Autónoma del
Estado de México, 2004, p. 30.
LEY DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MEXICO DE 1956, en La UAEM y sus
fuentes. Fragmentos de la historia universitaria a través de documentos 1827-1956, de I.
Peñaloza, Universidad Autónoma del Estado de México, 2005, p. 17.
Hoy, año 2010, la Universidad Autónoma del Estado de México en el territorio mexiquense
cuenta con espacios universitarios, donde la sociedad estatal y de otras entidades nacionales y
países, puede formarse profesionalmente en varios campos del conocimiento y de las artes, así
como acudir a asesorías técnicas de diversos campos del conocimientos, librerías, museos,
eventos socioculturales y más.
45
45
Universidad Autónoma del Estado de México. Primer Informe de Actividades de la Administración 20092013, M. en C. Eduardo Gasca Pliego, 03 de marzo de 2010.
Edificio de Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México en la ciudad de Toluca,
espacio del Instituto Literario a partir de 1833.
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