La Avalancha : revista ilustrada. Año 21, n. 479 [i.e. 481] (24 marzo

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AftoXXI
Pamplona 24 de Marzo de 1915
Núm. 479
(S)Con censura eclesiástic*
DIRECCIÓN V ADMINISTRACIÓN
Biblioteca Católico-Propagandista
TEJERÍA, 40, PAMPLONA
unas sentidas palabras de consagración, dándole un lienzo para que se limpiara su sacratísimo rostro, lienzo que,
después de realizada la obra de caridad, le devolvió el
Salvador, quedando estampado en cada uno de sus dobleces la imagen de Aquel que es el más hermoso entre los
hijos de los hombres, y que un día (y va acercándose)
vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
hablando, todo estaba perdido.
Nuestro Señor Jesucristo caminaba hacia el
Calvario, agobiado bajo el peso de la santa
Cruz, y sus terribles palabras, esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas, se estaban
El trabajo de todos los amigos de Cristo, en esta vida
cumpliendo al pie de la letra. El discípulo traidor reconotiene algo parecido al de la Verónica, y el premio que da
ció su crimen, pero lo confesó ante los que no podían
Dios a los que le confiesan y honran ante los hombres,
absolverle, y por el contrario, se burlaron de él, precipies también semejante al que recibió Serafia, la mujer de
tando su desesperación. El jefe de Apóstoles lloraba, en
Sirac, que así se llamaba la piadosa mujer, el relato de
sitio apartado, su negación; Pilatos, juez cobarde y homcuya hazaña nos ha conservado la tradición. Sobre el rosbre positivista, atento no más a su negocio y a vivir en
tro purísimo de la Verdad han acumulado y acumulan
paz a costa de la jus.
._•-..
.
sus enemigos todo liNAVARRA
ticia, había agotado
naje de heridas, gollos expedientes dilapes, salivas y bofetatorios de quien hace
das, y la tarea de
política, y política
sus amigos es la de
mala, en vez de adir limpiando tan herministrar justicia;
mosísimorostrohasHerodes, lastimado
ta devolverle, si a
en su orgullo de sotanto llegan las fuerberano ante el silenzas, a su prístina pucio de Cristo, ardía
reza. ¿Tú eres Rey?
en rabia parecida a
preguntaba Pilatos a
la de los escribas y
Cristo, extrañado de
fariseos; el populaver aquella tan excho felicitaba a Batraña imagen de la
rrabás por su triunrealeza. Y Cristo
fo; los miles de enNuestro Señor repifermos curados por
tió varías veces que
"Vista general de I,erín
la mano del Salvaasí era como el pre{Fotografía de los Sres. Roldan e Hijo)
dor, o habían caído
•"
v"' ,'/
tor se lo preguntaba,
en el negro pecado de la más horrible ingratitud y aposque Él era rey, dando razón de su singular realeza con es •
tasía, formando en las filas de los que gritaban, ¡Quita,
tas palabras:—Yo para eso nací y vine al mundo, para
quita! ¡Crucifícale!, o estaban escondidos como el resto
dar testimonio de la Verdad; todo el que es de la Verdad
de los Apóstoles, por miedo a los judíos. Al parecer todo
oye mi voz. Todo aquel, pues, que es del partido de la
estaba perdido, y entre el linaje humano que contemplaVerdad y oye la voz de Cristo, está obligado a apartar de
ba la escena no se levantaba una voz confesando la inola Verdad todo lo que la afea y ultraja, recibiendo en camcencia y realeza de Jesucristo.
bio un conocimiento de esta misma Verdad que parece
como que se le graba en el alma, le hace llevaderas las
Una excepción hubo, y esta gloriosa excepción fue la
penas de esta vida y le conduce como de la mano a lode la Verónica, que, al pasar la fúnebre comitiva por su
grar el premio de la otra cuando los hechos están conforcasa; se adelantó hacia el Salvador, rompió la muralla de
mes con los dichos, cuando la vida del confesor de Crissoldados y enemigos que le rodeaban, y arrodillándose
to está en consonancia con su predicación. ~ ' . V
delante de Él para testimoniarle su adhesión, pronunció
UMANAMENTE
•
*
-
LA AVALANCHA
" ¡Qué cosa más extraña hubiese sido que la mujer VeTónica, al ir a limpiar el rostro de Nuestro Señor, abofeteado, escarnecido, lleno de lodo y saliva, se hubiese detenido ante cualquiera de aquellos horrores, o si se quiere el mayor, y no se hubiese atrevido a limpiarlo
en
consideración a los causantes de aquel singular ultraje!
No se hubiera hecho de ella mención gloriosa en las historias eclesiásticas; no nos hubiera trasmitido la tradición
su nombre, envuelto en la gloria y valentía de la única
persona humana (fuera de la Santísima Virgen y las santas mujeres) que confesó a Cristo en la calle de la Amargura; no tuviera ciertamente el consuelo de conservar en
el sagrado lienzo la imagen de nuestro Redentor, sino
tan solo un borrón o una parte desfigurada.
Tal se nos imaginan los que por temor, por respeto humano, por interés o por cobardía, no dicen toda la verdad, no procuran limpiar su rostro vilipendiado, abofeteado y escarnecido de todas las manchas, horrores y salivas que le afean, y en obsequio de los poderosos, callan
lo que más falta hace decir en nuestros tiempos, expuestos y condenados a que su apostolado manco sea vano o
contraproducente, a que no quede grabada en su alma la
imagen benditísima de nuestro Redentor, que es luz en
esta vida y consuelo a ta hora de la muerte, sino un apunte, una parte truncada, un borrón
• •...
.
'.
-
rradas enemistades entre DÍOB y el pecador; es la acción
del amor divino completando y consumando la dicha
obra de reconciliación que tal vez principió por el saludable tumor de las divinas amenazas.
Y jquó hermoso y qué consolador y qué confortador
ha de ser para el alma salir de las augustas tristezas de
la Semana Santa y entrar en lae iuefablns a'egrías de la
Pascua de Resurrección, rejuvenecida también el alma
como parece rejavenecar también en tal tiempo toda la
naturaleza; como ésta, lozana, refloreciente, alentada a
toda coaecha de buenas obras para el tiempo y para la
eternidad!
|Qué sabia ha silo la Iglesia en disponer para el hombre ese anual período de renovación y restauración!
¡Y cuan acertada en loe medios que para lograrlo ha
preceptuado y facilitado! ¡Y cuánto son de lamentar la
negligencia y descuido de muchos de nuestros hermanos
que todo em desconocen o desprecian o simplemente
traen olvidadol
Una Cuaresma bien observada por el pueblo, serla la
completa regeneración de é!. Boguemos a DÍOB para que
sea así algún día.
F. S, y 8.
ESTANISLAO.
I n f l u e n c i a d e la S e m a n a S a n t a e n l a c r i s t i a nización de los p u e b l o s . » P r u e b a s de n u e s tra historia navarra.
ANUAL RENOVACIÓN
La confesión y comunión pascual son, por decirlo asi,
• el objetivo de la Santa Cuaresma y el sello de la renova. cióu anun! del atina, que ae impone, por estricto prtcepto,
a todo fiel cristiano. Aunque preacrite taxativamente para
. Pascua la recepción de los dichos sacramentos, ae autoriza, no oba-tante, para que puedan recibirse con alguna
. anticipación, o sea, en a'guua de las semanas cuaresmales hasta la Octava de Pentecostés.
¿Hay cristiano que pueda tildar de exigente a la Igle- aia por obligar a BUB hijos a que, una vez al ano, den
cuenta al confesor y se den cuenta a si miauaoa del estado de BU alma?
Rara vez el hombre ae preocupa de entrar poco o mut
cho en au interior, para hacer como un arqueo o ¡aventario de lo que traiga allí escondido a los ojos de todo el
mundo, aunque no a loa de Dio?. El conocimiento propio es la primera necesidad del hombre; ein esto apeoae
6B hombre el hombre, porque no es racional el que no
. sabe e i quiera darse cuenta de sí.
Esto aólo bastarla para dejar acreditada la institución
de la confesión, siquiera una vez al afio, por Cuaresma;
porque la confesión supone el examen, y el examen no
ea máa quo esa mirada del hombre a su interior, del cual
tan o i vid-do le tienen por lo común las ocupaciones mil
o lae vanidades del mundo externo.
La confesión es, por la gracia sacramental, la rehabilitación del hombre caldo, y ¿quién no cae alguna vez o
cauchas v**oes durante el afio, para que siquiera una sola
vez por Cuaresma no sienta la necesidad de levantarse y
de rehabilitarse ante Dios y ante si mismo? Y la coafesión no sólo ea levantarse de la calda para que no se haga crónico el decaimiento que ella deja, sino que es preservativo para no caer otra ves, sobre todo cnando tal
preservativo se renueva con alguna frecuenc a.
Y ¿qué diremos del sello que a tal medicación curativa o preservativa pone la Sagrada Comunión? EB el brazo de reconciliación, después de pasadas y felizmente bo-
o halla el cristiano, en toda sa
existencia, momentos más prove•hosos para la vida que los relaionados con la muerte. Y como
la Semana Santa es precisamente
el tiempo destinado a la meditación del fin último del hombre y
de loa misterios sacrosantos que
nlazan el tiempo y la eternidad,
sigúese que la Semana Santa ea
la época del afio en que mejor
puede la criatura desembarazar
de obgtacutoB los seuderoe que la
conducen a su Criador, matando
los abrojos y espinas del vicio,
que d ñcult n la marcha del pobre peregrino en dirección
al f>co inextinguible de la vida, y dando vida a las flores y frutoa de virtud que hermosean y facilitan el camino que le aleja de la muerte.
Belísimos bajo este punto de vista son, como ningunos otros, loe días de Semana Santa: días memorabilísimos, cuyas noches, que son como sueño del día, tienden
eobre la tierra, según lo hacen todas las demás del afio,
el manto negro, que es símbolo de muerte y señal de luto;
noches tristísima», cuyas mañanas, que son como el despertar de la noche, recogen, Begún lo hacen otras muchas
del aHo, las lágrimas de la Naturaleza, que tiemblan y
chispean en las floras que eon símbolo de vida y señal de
regocijo; y cuyos días y cuyas noches, como poquísimas
del año, parece que exhalan efluvios de santidad, y que
aun en la conciencia de los más reprobos alumbran las
oscuridades de la noche y dulcifican las lágrimas de! día.
Q le no en vano en los días de Semana Santa el peor
de IUB cristianoa peuetra resueltamente en el Gethsemaaí
del santuario de BU conciencia, vela y ora, ata su soberbia a la columna de la fe y azota las pasiones, coloca en
BU altiva-frente la corona de espinas de la mortificación,
carga con la cruz de la penitencia, clava BU orgullo en el
firme madero sanko del arrepentimiento, y muere para el
pecado coa el propósito de la enmienda; y sobre todo,
porque recibe con las debidas disposiciones el Pan de loe
Angeles, y coa este divino manjar triunfa del mal con la
LA AVALANCHA
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muerte de la culpa y resucita para el bien con la vida de
a los directores del Estarlo a ejercitar públicamente las
la gracia,
virtudes más hermosas, confundidos con las muchedumY de tal suerte llevamos grabados los indicados pensabres en la oración y la penitencia, o perdonando, para
mientos en el fondo del alma, que aunque admitamos la
que el Sefior les perdone, como antes, ahora y siempre
existencia de hombres extremadamente perversos y al
se ha v*uido pract cando en el mundo cristiano, sin duparecer incorregibles, no acertamos a concebir que la
da con aplauso de los áu^tleB del cielo.
maldad de estos corifeos del infierno gallardee con tanta
Ya sabemos las pindóes costumbres que distinguían
bizarría durante los santos días de la semana mayor como
en este punto a nuestros antepasados, y tampoco debeen los demás del arlo; razón por la cual percibimos en la
mos ignorar que entre los demás poderes públicos y autoSemana Santa ráfagas de verdadera salud cristiana, con
ridades de Navarra, ecudfa a los oficios de la Iglesia el
eficacia bastante para barrer los miasmas deletéreos de la
Regente, acompañado de los ministros y auxiliares de los
culpa, y gérmenes de vida capaces de incubar con extratribunales reales; y tanto se apreciaba esta recomendable
ordinario éxito en el mismo seno de la muerte; de loa devoción, que consta que el año 1690 fueron reducida a
cuales esperamos el milagro de la curación del deshauprisión, de orden del mismo Regente, los procuradores
ciado, aunque algunaB veces nos equivoquemos, por es- que no le acompañaron a visitar las estaciones el día de
tar éste ya completemente dejado de la mano de Dios.
Viernes santo.
La historia de cualquier país demuestra, con pruebas
Todavía llegó a más alto grado el poder de atracción
irrebatibles, que estaB mismas ideas son las que han prede la Semana Santa; porque, en Navarra por lo menos
dominado siempre, facilitando
la cristianización de loa pueblos.
• •- -,. NAVARRA
Para no salir, según costumbre nuestra, del noble solar navarro, con el único propósito de
divulgar su historia conocida,
encontramos que nuestro antiguo Reino bogaba en el siglo
XV por el piélago inmenso de
las ambiciones humanap, como
bajel Bin gobernalle, entre dos
sirtes igualmente peligrosas,
pues eabido es que el rey no gobernaba ni reinaba en Navarra,
y que la nave del Estado, sin timón y a merced de las olas alborotadas, levantadas por oligarcas desenfrenados y tiranue
los indómitos, amenazaba estrellarse, por un lado, contra el escollo del partido agrá montee, y
por otro lado, contra el duro
peflaeco del bando beaumontés.
Sólo había un medio para evitar la temida catástrofe, y era
la reconciliación de los jffeede
ambas parcialidades; pero estando ya agotados toda-B los reIvERÍH.-"Vista, parcial ¿le la Fla^a de los fueros
cursos para lograrla, y no esperando su remedio de los hombres, se hincla preciso buscarlo en la intervención divina.
hubo un tiempo en que el clero, y desde luego que también el pueblo, subyugados por la suavidad y dulzura de
El aüo 1481, según cuenta la historia, aunque puesta
laa funciones religiosas eoleinneB, acudían a Pamplona
eo tela de juicio por alguno, los infantes D. Jaime y el
de todos loe pueblos dead« donde se velan las torres de
cardenal D. Pedro de Navarra, aprovechando la iufluenSanta María de la misma ciudad, o se oía el soni iu de SUB
cia saludable que ejerce la Semana Santa sobre los criscampanas, a ce'ebrar la tiesta del domingo de Ramos y
tianos, dispusieron que el día de Jueves eanto comulgala bendición de la pila bautismal, el Sábado «anto, según
ran juntos con una misma hostia, partida por medio, el
encopetado eeüor D. Pedro de Peralta, caudillo de los lo dispuso el rey D. Sancho Ramírez el año 1060, en privilegio que concedió a aquella iglesia.
agramonteses, y el lin&jndo y poderoso caballero Conde
Loado sea Dios, qne ha dispuesto que junto al venede Lerín, portaestandarte de los beaumonteses. El sacerno, causa de la perdición del hombre, aparezca la triaca,
dote dio el Pan euearístico a IOB dos enemigos díscolos e
principio de su salvación; resultando de e-te moio que si
irreconciliables, y al parecer los ánimos se apaciguaron
en los carnavales, conjunto de días de muerte, triunfan
algún tanto; pero, desgraciadamente, por poco tiempo,
en muchos B^co y Venus con el cebo apetitoso del vicio,
porque &in dada el demonio mi Bino hizo que al siguiente
on la Semana Santa, precioBa Barta de rifas de salud, de
día, Viernes santo, se encontraran en el camino de Estella,
resurrección y de vida, con la práctica de la virtud, Criscerca del lugar de Aflorbe, el Mariscal y el Conde con sus
to vence, Cristo reina, Cristo impera.
parciales, y que vinieran alas manos con derramamiento
de sangre, que hizo ya imposible la salvación de Navarra,
JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRÍA.
condenada irremisiblemente a perecer, como todo pueblo
dividido y suicida.
Sospecho también que la liga acordada el ano 1224 entre el que fue nuestro rey Teobaldo 1 de Champaña y
D. Guillen de Moneada, para remover los grandes obstáculos que salían al paso de Navarra y de su futuro sobet día eternamente alegre y eternamente llororano, fue convenida precisamente el día de Jnevos santo,
so en que el Hijo de Dios, hecho hombre, fue
con el ün de hacer más sincera y eficaz la alianza.
puesto en una cruz, todas las cosas a la vez
Y por la misma razón, el influjo bienhechor de la Seentraron en orden, y en ese orden divino la
mana Santa arrastra a loa pueblos en masa hacia la casa
Cruz se levantó sobre todas las coses criadas.
de Dios, donde, contritos y humillados, lloran sua extraVe
ellae,
unas
manifestaban la bondad de DÍOB, otras su
víos y prometen la enmienda; y obliga del mismo modo
LA GRUZ Y SOS FRUTOS
LA AVALANCHA
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misericordia, otras sa justicia: sólo la Cruz fue* el símbolo de su amor y la prenda de su gracia. Por ella confesaron lo» confesores, y fueron castas las vírgenes, y vivieron vida angélica los padres del yeino, y fueron los mártires testigos firmes que pusieron BUS vidas al cuchillo
con varonil y contentísimo semblante.
Del sacrificio de la Cruz procedieron aquellas portentosas energías Con que los flacos asombraron a los fuer-tes, con que los proscritos y desalmados subieron al Oa
pitolio, con que unos pobres pescadores vencieron al
mundo.
Por la Cruz alcanzan victoria todos los que vencen, y
-esfuerzo todos los que combaten, y misericordia todos los
que la piden, y amparo todos los desamparad s, y alegría todos loe tristes, y consuelo todos los que lloran.
Desde que se levantó la Cruz en los aires no hay hombre ninguno que no pueda vivir en el cielo aun antes de
•dejar en IB tierra sus mortales despojos; porque si aun
vive aquí por la tribulación, está ya allí por la esperanza.
DONOSO
EL ñKPK SAGRADü
(DE
En árbol divino
Colgada está el arpa,
Arpa de David
En Sion amada:
Clavijas de oro,
Cordaje de plata,
Que, como hace tiempo
Que el amor no canta,
Da en atete gemidos
Doliente añoranza.
Se abrían loa cielos,
Satán rechinaba,
filtrando a fin Dios
La tierra ligada.
Al gemido último,
SI día se apaga.
Y chocan las rocas,
Saltando quebradas.
Asi el corazón
VERDAGUBR)
Siabat mattr¿olorosa jasta'eracem
lacrimosa dam pendtbat Filias.
Quebrantado ettalla
De una Madre Virgen
Que hablando lloraba:
—Angeles del cielo;
DeseoIgadme el arpa,
Que yo no ta alcanzo
Estando tan alta.
BRJadta, si os place,
Mas de rama en rama,
No se deterioren
Sus cuerdas nt caja.
Ponedta en mi peeh»,
Que pueda pulsarla.
8t perdió las vocea,
Haré por hallarlas;
Si ñolas perdió,
Moriré abrazándola,
Mi arpa de oro
Que al mundo alegraba.
M. MüTDBBBRÍA.
D.a CATALINA Y D. JUAN LABRIT,
REVEIS DE NAVARRA
{Continuación.)
Duró la tranquilidad que disfrutaba Navarra, lo que la
alianza de loa reyes de Francia y Castilla; mas como éstos, con motivo de sus derechoe eobre el reino de Nápoles, rompieron conop'etamente de nuevo las hostilidades
«n 1603, encontróse otra vez como entre doB fuegns.
Negándose el Conde de Lerín a devolver el dominio y
fortaleza fie San Adrián, que por violencia había quitado
a su legítimo poseedor, Sancho de Versara, el rey don
Fernando se ofreció para servir de arbitro en el asunto,
y al mismo tiempo, propuso a los reyes de Navana una
nueva alianza que por fin se hizo en Medina del Campo
(Marzo de 1504), pactándose el futuro matrimonio de Enrique, príncipe de Navarra, con Isabel, nieta de IOH Reyes
Católicos. Esto a r«jo a los soberanos de Navarra ta enemistad de Luis XII de Francia, el cual por ello apoyó
las pretensiones de eu sobrino Gastón de Foix sobre este
reino.
Pocos meses después del mencionado tratado murió
santamente en Medina del Campo, a 26 de Noviembre, la
reina da Castilla D* Isabel «la Católicat, cuyas excelentes prendas ha ensalzado de consuno la posteridad, y lo
mismo autores nacioual'jB que extranjeros se han complacido en encomiarla, sin empanar sus glorías coa borrón alguno. ' £1 mismo día ae alzaron pendones por su
hija D.* Juana, heredera de Castilla y reinos incorporados, y L). Felipe, su marido, renunciando D. Fernando el
titulo de rey de Castilla, y tomando el de regente o gobernador, Begún °l testamento de D.* Isabel.
Temiendo fundadamente D. Fernando que a la llegada
de su mencionada hija y yerno se declararían por éste la
mayor parte de los nobles de Castilla, a ñn de impedir
dicha venida y frustrar la triple alianza del Emperador
de Alemania, su hijo D. Felipe y Luis XII de Francia,
propuso a éste BU casamiento con la sobrina de amboe,
D.a Germana de Foix, hermana de D. Gastón, aspirante
al trono de Navarra, con condiciones tan ventajosas para
el monarca francés," que aceptó el proyecto. Hizoae al
ef-cto el tratado de Blois (12 de Octubre de 1505), y obtenida la diapeuea de parentesco, celebróse en Valladolid, el 22 de Marzo Biguiente, dicho matrimonio, que hizo tan mal efecto en casi toda Europa como en Castilla.,
El turbulento Cunde de Lerín, que había rehusado devolver el dominio de San Adrián a pesar de las Bentencias del Consejo Real, sabiendo la animadversión que a
los reyea de Navarra tenía el de Francia, buscó su apoyo»
ofreciendo servirle enn su persona, vasallos, bienes y fortalezas, y poniéndolo todo en sas manos; oferta que repitió a los personajes que Luis XII le envió con dicho motivo. Aceptóla et monnrea francés, y el mismo día de la
firma del tratado de Blois, expidió letras patentes tomándolo bajo su protección, mí como a sus parientes, amigos, servidores, tierras y plazas.B
La identidad de intereses y conveniencias políticas de
la casa de Austria y reyes de Navarra hicieron que el
rey D. Felipe, yerno de D. Fernando, intentase una «lianza mutua. Envióles al efecto (12 de Octubre de 1905) un
agente secreto para tratar de ella. Los reyes de Navarra»
en vista de la enemistad del de Francia y fundado abandono de parte de D. Fernando, que afirmaba <no ser más
que una cosa con él»; de la renuncia que había hecho del
cargo de regente de Castilla, a la veuida a Espafi* de su
hija y yerno, y de BU viaje a Ñapóles y de las grandes
ventajas que les reportaba, accedieron a dicha alianza,
que 8H Uizo eu Tudela de Duen a 27 de Agoato de 1606; *
mas la inesperada muerte del rey D. Felipe, ocurrida tres
meses después ("¿5 de Noviembre), volvió a ponerlos en
circunstancias muy difíciles.
Habiendo enviado el Rey de Navarra un oficial a nníificar cierta orden al Conde de L^rín, ÓBte, no sólo no la
cump ió, sino que mandó apalear al mensajero y enctrrerioenei castillo de Larraga, donde lo tuvo varios dita,
El Rey determinó castigar, por vía de justicia taleB de1
Contaba a la sazón 64 años de edad y 30 do reinado. El 12.
de dicho mes habla hecho tu notable testamento, en el que resaltan loa sentimientos de la virtud mas pura y de piedad irá a
acendrada. Fueron MJOB de D. Fernando y D.* Isabel, y do
suerte bien desgraciada, tos siguientes:
D.* Isabel, que oasó con D. Alfonso, principe heredero do
Portugal, el cual, pocos meses después, murió a causa de la
calda de un caballo. Volvió a contraer matrimonio con ol rey
D. Manuel de Portugal. A la hora de dar a luz a BU hijo Miguel, falleció, muriendo también el citado príncipe sin cumplir
dos años.
D . J u a n , espejo del amor de su i padrea y esperanza do loa.
esoañoies, nació en 1478. Se proyectó su futuro matrimonio
con.
D.' Catalina, reina de Navarra, contrayéndolo con D.A Margarita 'ie Austria. Falleció D. Juan seta meses después (4 do Octubre dfl 1497), a los 20 años de edad.
D." Juana, conocida por «lu Loca>, que casó con D. Pe'.iro,
archiduque de Austria, hermano de la mencionad» D.a Margarita. D. Felipe pasó a la eternidad el 25 de Noviembre de 1506,
cuando contaba 28 afiit de edad.
D * María contrajo matrimonio con su cuñado, el rey viudo
D. Manuel de Portugal.
D.* Catalina, «la hija predilecta y la que de todas las hpr ninas mas se pareció a su madre», casó en 1501 con Arturo, principe de Gales, hijo de Enrique VII de Inglaterra, el cual fjitlnció a loa cinco meset En 1509 contrajo segundas nupcias con su
cuñado Enrique VIII, rey de Inglaterra, «defensor do la fe* y
después cismático, monstruo de crueldad y otros vlelos.
1
Véanse en Lafuente, A la sazón tenia D.* Germana 19
años,
y D. Fernando, 64.
1
VéaBe en Bolasonnade, pág. 630.
* Id. 622.
66
LA AVALANCHA
flftcatoe, y citado varias veces el Conde, negándose a comparecer, ordenó el proceso por el cual fue condenado en
rebeldía, y como reo de lesa majestad, a perdimiento de
vida, privación de honores y oficios y confiscación de sus
bienes. Dio el cargo de condestable a D. Alfonso Carrillo
de Peralta, conde de San Esteban, nieto de tnoeen Pierre6
de Peralta, fallecido en Marcilla hacia el aflo 1492. EL
Conde pidi< socorros a los castellanos, consiguiéndolos de
su consuegro el Duque de Nájera, uno de loa principales
sefiires de Castilla, y otros nobles de ese reino, como el
condestable Velasco, los condes de Benavente, de Aguílar y de Nieva, parientes o aliados de los agrutnonteses,
enviaron auxilios contra el Conde. Nombró el Rey generalísimo de las tropas a su cufiado, el aguerrido César
Borja, duque de Valentinois, ' el cual atacó en Febrero
de 1507, aunque sin éxito, la villa de Lnm»ga, paBando a
sitiar el castillo de Viana, donde se encontraba D. Luis
de Beaumnnt, hijo del Conde de Lerín. Hallábase ya muy
apurado por la escases de viver.ee; ums, aprovechando su
padre una noche de espantosa tormenta, logró introducir en la fortaleza sesenta caballerías cargadas de harina
y panes llevados de Mendavia. Al regresar los expedicionarios el día siguiente, 12 de Marzo, irritado César por
aquel acto de audacia, salió precipitadamente en su persecución, y al llegar a la barranca de Id Salada, cerca de
dícba ciudad, sitio en que con dificultad podía revolver
el cacado, al levantar el brazo para acometer a uno de
tres partidarios del Conde, que allí !o esperaban, el llamado Grcés le atravesó de costado a costado, cayendo
mnerto, conociéndose después,quién era por IOB vestidos
y armas que le quitaron. Contaba a la sazón 33 naos. Su
cadáver fue llevado a Viana y sepultado en la parroquia
de Santa María, en cuya capilla mayor se erigió un magnífico ««pulcro que desapareció al reedificarse dicho templo. s El Conde Be vio obligado a abandonar Meudavia y
refugiarle en eu castillo de Leríu. O. Juan continuó combatiendo la fortaleza de Viana, que en breve cayó en su
poder, capitulando después Lairaga el 22 de Marzo.
I. IBARBIA.
(Continuará.)
DOLOROSA
contemple en la Cruz la
Divina Víctima que padece y
muere por el hombre, no puede
'menos de unirla en BU pensamiento a In que dio la sangre de
la redención: esto es lo que la
Iglesia hace en aquel hermoso
himno: «Salve, Cuerpo verdadero de Crieto, de la Virgen María
nacido, en la Cruz por el hombre
inmolado.»
Por el solo hecho de dar a
nuestro Salvador la vida que había de sacrificfir, María tomó parte, más que nadie del mundo,
en la obra de la redención.
Verdad eg que no derramó eu sangre como Él; pero,
¿no es verdad que la sangre, en los frágiles vasoB por donde circula, participa de todas las emociones del alma? Si
el alma está tranquila, tranquila está la sangre; si el a'ma
ee conmueve, la sangre se conmueve, ee detiene o se precipita, se hiela o se enciende, y sin salir del cuerpo, le
TJIEN
1
Habla contraído matrimonio, en Mayo de 1499, con Carlota, hermana del rey D. Juan, Distinguióse mucho eu las guerras de Ralla. Hecho prisionero en Gaeta, el año de 1504, por
Gonzalo Fernández de Córdoba, «el Gran Capitán», fue traído a
España, logrando escapar del castillo de la Mota, de Medina
del Campo, el 25 de Octubre de 1506, y llegando a Pamplona
el 3 de Diciembre.
1
Analta de Navarra, libro 5XXV, cap. 9.
hace padecer dolores inexplicables. No, no; para ser enérgico, profundo, inmenso el dolor, no necesita de llagas
sangrientas. María no derramó su sangre, pero era madre. El corazón de una madre, instrumento delicado de
la sensibilidad, no puede menos de recibir, siquiera de
rechhzp, lo^ golpes que SUR nij >a reciben. Ratón tenían
los antiguos para decir: «Tanto más sufre una madre,
cuanto es mayor su piadosa ternura.» ]Decid ahora ei
hubo j-ináe uua madre tan tierna y piadosa como Mari al... Si su Hijo padece indecibles tormentos, ¿cual eerá
el tormento de ella?
¡Ahí el anciano Simeón había conocido perfectamente
todo el fondo de aquel corazón solícito y tierno cuando
le predijo que sería traspasada con la misma espada de
dolor que daría muerte a su Hijo.' EQ el instante mismo
de oir esta terrible profecía, María siente la berida de un
cuchillo invisible que atraviasa su alma inquieta y desolada. £ la padece cuando, por sustraer a su Jesús de la
cólera de un rey celoso, le lleva temblando a un país de
destierro; padece todas las privaciones y desprecios que
acompañan a los prescritos; padece al ver al Hijo de
Dios, al Rey de los reyes, precisado a ganarse su pan con
el sudor de su frente, como uo oscuro artesano; padece al
oir las palabras de rencor que amenazan la vida de su
Amado; padece al presenciar la grosella e ingratitud de
los discípulos; padece los tristes pensamientos y agonías
que Él padecía al acercarse la hora del poder de las tinieblas; padece todos los oprobios y dolores de la Pa-ióu.
iPrendido su Hijo como un malhechor, arrastrado de tribunal en tribunal, calumniado y condenado contra toda
justicial | Escupido au Hijo, abofeteado, azotado, desgarrado, coronado de espinas y presentado al pueblo como
un rey de farsa! ¡Su Hijo conducido entre dos ladrones
al patíbulo, agobiado bajo el peso de la cruz, escarnecido
de un vil populacho que sigue «ue pasos, y ella, llamada
la madre de un malvado! ¡Su Hijo cruelmente despojado
de sut vestiduras, clavado, estirado y suspendido en el
madero infame, injuriado y maldecido de los que le ven
morirl j9u Hijo espirando ignominiosamente después de
haber derramado toda au sangre! ¡Abl yo apelo al corazón de todas las madres; |sólo ellas pueden couocer a la
Reina de l?e mártires!
Y estaba de pie esta Madre dolorosa; y con sus ojos llenos de lágrimas contemplaba a su Aiaor crucificado. jAy
madree I Vosotras hubierais llenado el Gólgota de vuestroB gemidos e imprecaciones; y María callaba, y ailencioBa y recogida, perseveraba de pie unte la Cruz: ¡Stabat!
|De piel para estar más cerca del corazón de su Amado;
¡de pie! para mejor unirse a sua dolores; ¡de pie! para decirle que padecía con Él y como Él, que apropiabi todas
sus intenciones mieercordiosaB, que juntaba sus propios
males a los males de Él, que Madre e Hijo formaban un
tolo sacrificio por la redención del inundo.
¿Quién no se enternecerá al ver aei confundida, a la
Virgen inocente con el Cordero sin maucua en una misma inmolación?
P.
AIS CUARTILLAS
Dabit Deus is quoque finem.
(Virgilio.)
Y acaeció que por un puñado de tierra maldita se
despedazaron las naciones más fuerteB y cayeron rodando los tronos más robustos, ahogándose los reyes que los
ocupaban, en las lagunas de sangre que hhbían hecbo verter a sus vasallos; y quedaron sin hijos las doloridas madres, huérfanas y llorosas las doncellas, sin báculo donde
apoyar su vejez loa ancianos, eiu amor las esposas, el santuario del hogar convertido en un panteón fúaebie; derruidos, ei no profanadoB, los templo?; empobrecidas las
naciones que no hablan teGido BUB espadas en la sangre
1
Tuam ipsius animan pertransibit gladius, (Luc. > c. 11,35,).
66
LA AVALANCHA
inocente de sus propios hijos; sin honor los generales más
crímenes, todo9 los sacrilegios que tan inicuamente se
virtuosos; sin gloria los ejércitos más aguerrido*; poique
hablan cometido, j Ahí Y de tal modo se eat re mecieron a
8Q9 heroísmos habfan terminado con ei último héroe que
la vista de sus propias obras, que, introduciendo BUS dedescendió al sepulcro.
dos huesosos en la* coucavidades de sus ojos, Be los arranY acaeció que, envuelto en uní nubi de fuego, descencaron con horribles estremecimientos. Pero el Señor tocó
dió el 8eflor a la Tierra, terrible y uaajeetaoso; sus cabeentonces las caví iade* de eos oídoB, y oyeron
Oyeron
HOB de oro brillaban como hiatos de luz, y resplandecía
el graznido de las carnívoras aves que cebaban BUS uñas
su hermoso rostro como un Bol de irisados día naates
en los restos hunanos, desenterrados de las auchae zanheridos por cien soles de variadas colorea; era su ropaje
jas que para sepultarlos, se habían abierto en la tierra;
de una blancura incomparable, bordado coa IOB rayos de
oyeron los ayes de los heridos abandonados, las blasfeluz que en sus p'iegues depositaban laa resplandecientes
mias de los inocentes llevados al matadero de la patria
diademas que recogían sus cabellos.
por aquellos mismos esqueletos que un día fueron reyes,
Y sucedió que la nube
'
emperadores, grandeB rede fuego que rodeaba at
públicop, poderosos miSeñor se extendió por tonistros; oyeron IOB lamenda la tierra maldita, mantos de las esposas que,
chada con la sangre de los
hambrientas, d e s g r e ñ a hombree, ennegrecida por
das, locae, corrían por toel humo de las hogueras
Hae partes buscando
en que se hablan consubuscando los restos querimido ciudades enteras,
dos de sus esposos, como
ultrajada con las horrenBÍ fuera posible distinguir
das concupiscencias de las
IOB hnesoB amados entre
barbares legiones que se
IOB huesos de todos los
htbían bañado en la sanque habían caído a la fosa
gre, calieute aún, al brocomún; y oyeron las cruetar de los pechos de sus
lee lamentaciones de IOB
propios hermanos; y la nu
pueblos efclavos, el éxodo
be de fuego descendió a
triste de IOB ancianos y de
los valles más hondos y
los niños que bulan del
subió basta las montañas
hogar incendiado, dejanmás elevadas, purificándo a las doncellas en bradolo todo; luego formó un
zos del invasor. Oyeron
círculo de fuego que fue
IOB gritos desgarradores
elevándose en forma de
de todos aquellos héroes
cono cuyo vértice llegaba
que encontraron una tuma tocar loe astros, perdiénba en el vieutre'de los sodose más allá de los munlitarios del mar, de ese
dos eider ale?, y luego, remar que se tragaba loa coplegándose poco a poco,
losos acorazados, erizados
pareció que se había conde cañonee, hormigueros
vertido en un astro que
humanos pftBto de gigangiraba veloz en el espacio.
tescos cetáceos, i Ah! y tan
desgarradoras ersu las laY ecaeció que el Señor
mentaciones, las m a Id icio
extendió su diestra mano
nes que oían aquellos essobre un inmens J osario
queletos, que, metiendo
que a BUS pies se extensus huesosos dedos en IOB
día, y de él se alzaron
oído?, BO los saltaron. Peunos esqueletos horribles:
ro el Señor, que quería
eran negros sus huesea,
torturarles, puso la divina
como negras hablan sido
mano en BUS tórax, y al
sus conciencias; puao el
instante latieron sus coSeñor sua dedos divinos
razones en IOB vados peen las vacías cuevas de
Jesús camino del Calvario
chos.
sus ojos, y vieron, y al
verse delante de Jesús, de cuyas doctrinas se habían
Y sintieron todos loa dolores que se habían sentido en
burlado cínicos, se estremecieron, y sus huesos se desla tierra maldita, y sus corazones fueron acribillados con
coyuntaron, y esto, hasta tres veoeB, en que el Señor
las mismas llagas con que había sido lacerada la humanialzaba su mano y los levantaba, mirábanle ellos, y cal*ii,
dad entera.
rotas las ligaduras que unían tus armazones esquelético»;
Y aquellos corazones, antes, de roca, ahora eran senciluego el S-flor indicólos la cima de una montaña que dollos como los de un nido, amantes cono o IOB de una maminaba toda Europa, y por ella ascendieron, agarrándose
dre, tiernos como los de una esposa, generosos como los
con sus descarnadas manos a las bocas de los cañones
de un héroe, sublimados pir la virtud como los de nn
enrotecidoe, y sus plantas se hundíau en IOB montónos
sacerdote de Diñe; y los dolores que sentían, eran tan inde miembros mutilados, calaveras espantosamente desaufriblep, tan superiores a las fuerzas humanas, que faé
carnadas por las aves carnívoras que hallaron regalado
entonces cuando los e-queletoa cayeron par última vez de
banquete en el festín guerrero.
rodillas, golpeando cou BUS peladas calaveras la tierra,
Y cuando hubieron llegado a la cima del gigantesco
que ee abría a BUS golpes.
monte, el Señor lea fue mostrando una a una las ciudaY acaeció que el Señor extendió su diestra y tomó en
des destruidas, las aldeas incendiadas, los ríos teñidos
BU cjrazóu todas aquellos dolores y sufrimientos que IOB
con la sangre inocente de los que habían maUdo sin sanegros esqueletos no podían soportar como carga de BUS
ber por qué mataban; de los que murieron fuera de su
crímenes, de su orgullo, de su vanidad, y alzando BU VOZ,
patria, sin una madre que cerraba BUS ojos, sin uua espoque retumbó de valle eu valle, de montaña en montaña,
sa que sellara sus labios con el último beso, ein un hijo
dijo el Señor:
qne pusiera una cruz en su pecho, ein uu sacerdote que
—Álcenle los caldos, levántense loa déhileB, troqúese
recibiera BU primera plegaria, su última conf*-s óu; y mola tierra maldita en tieira de bendición, que Yo, el Dios
rían ailí, en las trincheras, BÍU saber ior qué morían.
de las grandes misericordias, he tomado para Mi todas
Jesús ibales mostrando todos los horrores, todos los
las miserias, todas las calamidades, todos los crímenes
LA AVALANCHA
que, por oaatigo de mi Padre, habrían de ser el azote de
la humanidad soberbia que borró de sus leyes la Ley divina; de BUB derechoe, el Derecho divino; trocando mis
libertades en sus locuras
¡Ahí Sangre de mi pecho derramada por los hombres, qué iufructuosa has sido!
Y el Sefior lloró entonces con gran amargura; y BU
llanto bajó hasta las laderas del monte, se dividió en
múltiples ríos que se engrosaban en otros ríos y se derramaron cubriendo toda la tierra, que, empapada en las
lágrimas de Grieto Jesús, quedó santificada.
Y sucedió después, que sobre las antiguas ruinas ee
«Izaron nuevos pueblos; nuevas sociedades, inspiradas en
una moral cristiana,
reemplazaron a l a s
•destruidas; la patria
fue una patria universal y en su trono se
eentó Jesús, como Rey
inmortal de los siglos
redimidos, y ana fue
au bandera como una
era BU fe, uno el partido de los hombres
políticos comouna era
BU religión, un deseo,
una filosofía:
Vivir con Grieto,
reinar con Grieto.
Y acaeció que el
áDgel de la paz no
volvió a abandonar la
Tierra entregada por
Dios a BU guarda, ni
el Señor lloró después
las locuras de loe hombrea
6T
Existen gentes más papistas que el Papa: es cosa averíguada.
Y no son los que quieren que la sociedad moderna
vuelva sobre sus pasos, adorando lo que quemó y quemando lo que adoró; no son los que trabajan para elevar
el nivel moral de los individuos y los pueblos hasta conseguir que nuestra patria querida vuelva a ser lo que fuó
y lo que la hizo la mayor y más gloriosa de las naciones, cuando fue brazo armado de la verdad y la justicia,
ni son los que teniendo obligación de oir misa los domingos y fiestas de guardar, la oyen todos los días (pudiendo hacerlo sin faltar a sus obligaciones), porque en
ello hacen muy bien
y harían mejor si oyeran dos; pues éstos, y
muchos más que no
se citan, pero que están virtualmente incluidos entre ellos,
quieren lo que el Papa quiere, que es la
salvación de las almas
y la verdadera paz del
mundo.
Los más papistas
que el Papa son
¿pero a qué describirlos con sus pelos y
señales? El lector mismo lo verá aparecer
en ascuas.
D." Teodora, mi veciña, es una señora bigotuda, algo brusca,
cargadita de espaldas
y cargada con una de
¿Sueño? Tal vez,
rezos largos, devociolector, Bea cuanto he
nes extraordinarias y
eecrito una exaltación
prácticas raras que no
romántica erotada en
hay quien la apee de
horas de mia delirios;
su camino. Como sapero yo te juro, lecbe que yo ensucio
tor, que no habrás
cuartillas para los paperdido nada con leer
peles periódicos, de
me, y por el contralos más acreditados
rio, te expones a gapor su intransigencia
nar mucho si seriacatólica, me tiene ciermente me has meditato temor mezclado
do. Adeináa, que ei no
con un poco de rabiete placiesen mis cuarta cuya causa jamás
tillas, puedes retiraracerté a comprender.
las, con lo que queUno de los días pasadaremos los dos satisdos, estaba en su cafechos; tú, con tu liPAMPLONA.—Simulacro del Prendimiento de Jesús
sa departiendo tranbó'mna lilieitad de
en la procesión de Viernes Santo
quilamente con Agusno leerme, y yo, con
tín, su hijo mayor, alumno de la Escuela de Ingenieros,
la dulce tranquilidad de haber dado expresión a mis decuando me interrogó more militan, en estos términos.
lirios. Y Dios con todop.
CIRO ROTO.
—¿Es usted quien le ha dicho a mi hijo que el día de
San José puede comerse de carne?
—Sí, señora
—Pues lo siento; pero le aseguro a usted que en esta
casa no se comerá de orne ningún viernes de cuaresma.
"' CRÓMICAS LIGERAS
—Efectivamente, esa es la ley general: los viernes de
cuaresma no se puede comer carne ni aun con la bula
de Cruzada ni el Indulto de carnes; pero por excepción
y dispensa de ley, Su Santidad autoriza que este año
puede comerse carne en un viernes de cuaresma, el viernes en que cae la fiesta de San José,
. , . .•
—Pues, aunque lo diga el Papa, no lo creo.
ABIA oído tantas veces la frase, dirigida como
—¡Señora, por Dios! Se trata de una ley eclesiástica,
un reproche a determinadas gentes, y me
y es principio de derecho, que quien puede ponerla puehabía persuadido otras tantas de que era una
de quitarla. Su Santidad quitó para España la fiesta de
solemne paparrucha, que desconfiaba enconSan José y suprimió el ayuno del día; después restabletrar una persona a quien poder aplicársela
ció la fiesta y dejó subsistente la dispensa de la ley del
con toda verdad; pero ahora la desconfianza cedió su
ayuno, como diciendo: ya que os hago gracia, os la hago
puesto a la realidad.
entera, y con propina y todo: se acabó el ayuno y la
"HAS PAPISTAS QUE EL PAPA,,
LA AVALANCHA
abstinencia de carne en tal día, forzosamente; ahora,
quien a pesar de ello y por su voluntad y de grado quiera ayunar por amor de Dios, hará muy bien.
—Lo que se consigue con todo eso es acabar con la fe.
—Vaya, D.a Teodora, no ponga usted las cosas en un
extremo tan desesperado y tan inexacto, como dicen los
oradores parlamentarios.
—Pues a mí, aunque vengan veinte papas y me lo digan, lo mismo que si no. Los viernes de cuaresma y el
Jueves santo no comería yo de carne por todo el oro del
mundo.
—Ya lo oigo, y supongo que cuando dice usted jueves
santo, se entiende también el Miércoles y el Sábado santo,
como no caiga en algunos de ellos la fiesta de San José.
—¿Ve usted? Pues esos días no me importa a mí comer de carne.
—Pues mire usted lo que son las cosas: precisamente
esos días no se puede comer, y el día de San José, sf.
—¡Pues así me lo enseñaron mis padres, así lo vi hacer
en mi casa y así lo haré yol
—Permítame usted que le diga que sus padres de usted se equivocaron en eso.
—¡Pues medio Madrid, por lo menos, hace lo mismo!
—Entonces siga usted la conducta del otro medio Madrid que no lo hace.
—¡Si me querrá usted enseñar a mí lo que debo hacer!
Vaya, hijo mío, no hagas caso de estos santos modernos.
Y D.m Teodora salió, con la altivez de una princesa de
Austria, dando un portazo solemne.
Agustín se me queda mirando, como el que dice: ¿y qué
me hago yo?
A lo cual respondí con los ojos y haciendo otro mohín
que equivalía a esto otro: tú verás lo que haces.
Pero en la extraña resignación de su mirada entendí
que seguiría el parecer de la madre dominadora, y que,
como ella, sería más papista que el Papa el día de San
José, y mucho menos los días de Miércoles y Sábado
santo.
PEDRO CRESPO.
NUESTRA!
idea ha sido la de proponer, y magnífico el estatuir fiesta nacional el veintiocho de Marzo del año actual, por haber nacido en un día similar la incomparable mística Doctora; pues,
si alguna mujer resulta acreedora a tal honor y distinción, sin
duda lo es Santa Teresa de
Jesús.
Porque, ¿hay algún aspecto
en que se la pueda considerar
sin que resulte admirable? ¿Qué
grado de santidad no tendría
aquella por la que estaba Dios
dispuesto a crear el mundo si antes no lo hubiese fabricado?
Su oración era tan eficaz, que mediante ella logró más
conversiones que un fervoroso misionero; su contemplación tan subida, que arrancó a la teología mística sus más
recónditos secretos. Poseía entereza varonil, puesta de
relieve en la consecución de la reforma carmelitana y en
la fundación de tantos monasterios; humildad profundísima, como aparecía en las pruebas a que fue sometida
por el forjador de su espíritu; paciencia heroica en las
grandes dolencias y crueles persecuciones que tuvo que
sufrir, y lo que es más todavía, en medio de todo esto
campeaba su alegría y buen humor hasta tal punto que
resultaba inimitable el donaire de sus réplicas y el gracejo de sus dichos.
ELLA
Todo esto constituye el más rico patrimonio de un almay el ornamento más preclaro del espíritu; porque es incontrovertible que la gracia divina, la santidad y las virtudes son la cosa más valiosa que escogitarse puede; no
obstante, en la monja de Avila, además de la altísima perfección religiosa se destaca el fulgor de su inteligencia,
hermosamente cristalizado en sus libros y documentos
escritos con peculiarísimo estilo. ¡Con qué respetuosa
admiración se pasan las paginas de la Vida de Santa Teresa, escrita por ella misma! ¡Qué meollo y sustancia
encierran sus Avisos! ¡Qué profundidad de conceptos en
el Camino de la perfección! ¡Qué observaciones tan delicadas en las Fundaciones! ¡Qué lecciones tan sabrosas
en las Moradas! ¡Qué dominio de la ascética en sus poesías Acerca del amor divino! ¡Qué vuelos tan raudos entodos sus escritos hacia las regiones, del empíreo!
Por eso, por el cúmulo de sus excelencias, se encuentran panegiristas de la santa en incalculable número y en
todas las regiones del mundo civilizado: la ensalzan los
monarcas y el pueblo, los nobles y la plebe, los literatos
y la gente ignorante, los académicos y el vulgo, los príncipes de la Iglesia y los sacerdotes, sobresaliendo entre
los elogios y elogiadores el dulce Pío X, de santa memoria, en su admirable carta sobre el tercer centenario
de la reformadora del Carmelo.
Y si algún miserable tiene la avilantez de calumniarla,
como Cátulo Méndez, cae herido de muerte por la mano
justiciera de Dios.
Ya se ve que sobran méritos y prendas en Teresa de
Jesús para que se haga el obsequio que se ha determinado hacérsele; pero a mayor abundamiento hemos de señalar un título de indiscutible valor para nuestro caso, y
es el haber nacido la santa en nuestro querido país.
¡Qué halagüeña verdad! En suelo hispano brotó esta
singularísima flor; en el firmamento de España brilló esta
estrella de primera magnitud, y auras españolas respiró
Teresa desde el primer instante de su preciosa vida. ¿Cómo, pues, no obsequiar a tan excelsa paisana? ¡Qué ventura poder afirmar con verdad ante la multitud innumerable de los que la admiran: ¡¡es nuestra!!
Por eso no es de extrañar que el insigne vate hispano
A. de la Cuesta, en un momento de inspiración, exclame
alborozado:
"Atónito la admira el terreo suelo;
La Iglesia la proclama su Doctora;
Los ángeles la aplauden en el cielo.
Mientras los hombres en absorto pasmo
Cantan su amor y su saber profundo,
Toda la gloria que su nombre encierra,
Dejad que en mi legítimo entusiasmo
Diga, llenando con mi voz el mundo:
¡Teresa de Jesús... es de mi tierral*
F. GOICOECHEA, Pbro.
NUESTROS GRABADOS
Vista general y Plaza de los Fueros, de Le
rín. Se encuentr-* esta villa a la diaUucm de 77 kilómetros de Pamplona, en la carretera que de esta cindad
conduce a San A Irián por Alio, y se compone de 2.200
h 'bitHuteB. Oulina por N. cou el bosque de Baigorri,.
por O. con Alio y Sesma, por S. enn An losilla y Carear,
y por E. con Fal es, Miranda <1« Ar^a y Larraga.
El condado de L^rfu, del que era cabeza esta villa, fue
fundado por el rey D. Carlos III, el aflo 1424, en favor
de eu hija D. Juana,' asada c<>n D. Luis de Beaumont, y
constaba de IOH pueblos de Carear, Andoeilla, Mendavia,.
Sesma, Dicaatillo y Alio, y poco tiempo después el mismo rey le agregó 'OH lugares de Sada, Eslava y Cirauqui.
La villa de Lerln—dice el historiador Nadal de Garrea—tuvo, por concesión He D • Catalina, reina de Navarra, feria todos loe lunes primeros de cada mes. La.
LA AVALANCHA
misma reina y eu marido D. Juan de Labrit la hicieron
buena villa coa asiento en cortea.
D. Sancho el Fuerte, en 1211, absolvió a loa vecinos de
Lerin de la asistencia a todas las obras reales, exceptuando las heredades que poseía en BU término y los reparos
del castillo, debiéndole pagar por Agosto 500 cablees de
pan, mitad trigo y mitad ordio, y mil sueldos por San
Miguel.
Antes del 1353, y anos después, el alcalde y jurados de
la villa nombraban alcaide de ella; mas este derecho se
perdió con el tiempo.
El escudo de BUB armas es un castillo sobre una roca,
y una escala elevada a la puerta del castillo.
La parroquia es obra suntuosa y muy bien trabajada,
interior y ezteriormente, en 1572. En ella se v* el escudo
de armas y estandarte del duque de Valeotinois, y un
mnnsoleo de mármol y alabastro en que yacen la infanta
de Navarra D * Juana y BU esposo D. Luis de Beaumonl,
primeros condes de la villa.
Durante la guerra civil de agrá monteses y beau monteses padeció Lerfn más que ninguna otra villa, por la gran
parte que tomó en defensa de la causa de BU conde don
Luis de Beaumnnt, quedando de sus resultas destruido
«n BU mayor parte el formidable castillo que defendieron
loe naturales, con extraordinario entusiasmo, basta ro poder resistir el impulso de los sitiadores. Por lo cual y mediante consentimiento del conde, se entregó la fortaleza.
ORñGlÓN POR
Lft
Pf\Z
(i)
¡Dios de misericordia! i Jesús sacramentado!
A tas plantas un pueblo, ferviente, arrodillado,
EQ esta noche implora, tu amor y t u perdón.
Son tus adoradora...
Nos manda ta Vicario:
«Pedid la paz—nos dice,—pedidla ante el «agrario,
Que al Corazón de CrtBto tuba vuestra oración.
ED lachas fratricidas se ensañan las naciones;
Que la piadosa España no mande a sus legiones
A hac*r más cruel la guerra, la muerte más vorai.»
|No! Que nuestros hermanos se maten no queremos.
[[Por tus llagasl!. •. Salvadnos, Señor, que perecemos;
Extiende sobre Europa et manto de la paz.
De tantas pobres madres, [Virgen de los Dolores!,
Ejoucha los gemldns, escucha los clamores;
Rangado, como el tuvo, tienen su corasón;
Pues sabes, tierna Madre, pues sabes, Virgen pura,
Cuando se pierde un hijo qué horrenda es la amargura,
i ¡Por el que Tú perdiste... ten de ellas compasión!!
¡Dios de misericordia, Jesús sacramentado,
Virgen de los Dolores!... Del mando alborotado
Calmad por fin los odios, su furia apaciguad!
Que cese vuestro enojo ya hacia IOB pecadores...
itPor toda vuestra gloria, por todos los dolores...
España os lo suplica, BUB voces escuchad!!
DOMINGO MELBRO BOLDOTA,
Adorador nocturno dé ta Sección di Madrid.
Jesús camino del Calvario.—Nuestro grabado es
reproducción de un hermoso cuadro pintado por un distinguido artista.
aune
Simulacro del Prendimiento de Jesús en la
procesión de Viernes Santo, en Pamplona.—La
procesión del Santo Entierro que se celebra en Pamplona será enriquecida este uño cou el nuevo paso del Prendimiento de JÍHÚB en el Huerto, que reproduce nuestra
fotografía, cuya construcción ha sido confiada a la casa
de los sefiores Artieda y Arrieta de esta capital.
«Es UD hermoso grupo escultórico—decía de él hace
pocos días un periódico local—compuesto de ocho magnificas figuras de tamaño natural (L'65 metros de altura),
construidas en madera de cedro por el escultor barcelonés D. Jo-é Rio, con sujeción al boceto presentado por
la casa Artieda y Arrieta, la cual so ha encargado del de«orsdo completo del paso.
Representa el grupo, el momento en que Jesús fue
prendido en el Huerto por los alguaciles de los pontífices
y de los fariseos, a quienes vendió Judas el divino Maestro, por 30 monedas de plata.
Aparece en el lado izquierdo de la eecena, Judas dando
•a Jesús el beso de la traición viéndose al primero, en la
mano izquierda, la bolsa cou el precio de la venta.
Figura también en el mismo lado un grupo de sayones, uno de los cuales lleva en la mano una gran antorcha que ilumina la eeceua.
A la derecha se ve a 8an Pedro despuéB de cortada la
oreja a Malc¿>, y a éste en una actitud muy propia de lo
que representa.
En este lado 6gura igualmente un soldado en actitud
de prender al Maestro, revelaudo en m gesto el odio hacia el apresado. Tiene el lazo en lna manos.
En la parte posterior y dominando la eecena está la figura de un escriba, disponiendo el prendimiento de Jesús.
Todas estas figuras aeran colocadas en uua plataforma
de tres metros p ir dos, que se pondrá sobre uaaa andas
sencillas, iguales a las de los demás pasoa de la procesión.
El dol «Prendimiento» será ilu ninado por cuatro flameros de dobles antorchas de acetileno, colocados uuo en
cada esquina o ángulo de las audtis, inaa por la antorcha,
antes mencionada, que lleva una de tas figuras.
Resultará, pues, sin duda alguna un magnifico cuadro
-que contribuirá en gran parte a la mayor brillantez e importancia de la procesión.
Aunque las figuras se han hecho huecas, el nuevo pa60 completo, tal y como ha de salir a Ifi calle, vendrá a
pesar próximamente unos 374 kilos.»
UN CUERVO
ON laB cuatro de la madrugada.
La campana deja oir BU tintiueo
monótono, anunciando el deeperiar. Ya et sol naciente prende sai
primeros rayos en IUB vidrieras
de la celda, y un resplandor resbala por los muros blancos y triste?, sin encontrar uno solo de
esos mil juguetillos de gabinete
que el comercio parieiéu hace
boy penetrar por todas partes.
Una cama de bierro arenada
por un crucifijo, una silla, un
perchero, un armario pequeño,
sobre el que destacan colocados
dos retratos de viejos aldeanos: uu hombre y uua mujer...
Y no hay más.
Con mirada todavía llena de sueño, el joven Hermano
vuelve a ver una vez más la soledad de su cuarto, entrando poco a poco en la realidad. Comienza una nueva jornada, uu nuevo día monótono, como el tintineo de la
campana que lo anuncia.
Ya a derecha e izquierda, el ir y veoir de sua cofrades
se deja oir; la regla le lia-ua también a él. jLiatol
Se
persigna, y hele en pie.
*
***
Con un gesto maquinal, el Hermano abre la ventana.
Un silencio c-tei abso'uto se cierne Bobre la ciudad dormida. Apeuas si ea la lejanía so oye el rumor de loa primeros carricoches de los lecheros. El aire es puro, las golondrinas vuelan muy alto en el límpido azul del cielo. EL
día será magnifico.
Pero ¡qué le importa a él, caya vida se desenvuelvo
entre e-oe cuatroa muros!
El sol puede iluminar el univerao; en el fondo de su
pobre clase no hay ni la posibilidad ni el tiempo de aprovecharlo.
No se ha creado para él la deslumbradora naturaleza
con la frescura de sus encanto!. Qiédase paca otros el
derecho de disfrutarla. Et es el pana, aquel de quieu los
(i) Inspirada en la Vigilia por U paz, de la Adoración Nocturna, y en la oración d «
Su Santidad.
LA AVALANCHA
parisienses se mofan al encontrarle, en cualquier pobre
tarde de permiso, en el bosque de Mame y de Vilte d'
Avray; ¿1, que siembra y que no ve la cosecha; él, que
cultiva esa bella y difícil flor de la juventud, y A quien
•e le ha arrebatado en el momento en que iba a abrirse;
él, que comiensa en las generaciones, renovándose sin
oesar, el duro oficio de troquelar el hombre dormido en
«1 niño.
Para otros es el encanto íntimo y el dulce calor del hogar
De otros, la dicha de sentirse amado
Él es el
instrumento aprovechable durante cierto tiempo, y que
•e arroja luego con indiferencia, como si bajo su pobre
sotana de paño burdo no latiera un corazón que Dios hi•o sensible y bueno.
Y sin embargo, ¡si él hubiera queridol
Si él hubiera
ciones, a todo ese conjunto lleno de miseria y monotonía
en que se desarrolla toda BU existencia y donde todos su»
días caen uno a uno en la eternidad, ahondando cada día
la fosa banal que debe acogerlo, como la gota de agua,
del techo gasta lentamente la piedra que la recibe.
"
* **
Y cuando acababa de pensar, con los ojos perdidos en
el espacio, un cochero de alquiler paeó a pie por la calle
de enfrente, el capote sobre el braxo y el látigo en la
mano.
J
—jSapristi! un cuervo—dijo con despecho.—[Hoy me
va a suceder algo malol Métetelo en la cabeza. Si yoquiebro una canilla, tú la pagarás.
V cuando el pobre Hermano se arrodilló en la capillita,
con la cabeza entre las manos, descorazonado de encontrar el odio donde él acababa de llevar el amor, la abnegación y el sacrificio, oyó la voz del Superior que leía en>
la Imitación:
«Si tú rehusas eufrir en tu cuerpo y en tu alma, no teparecerás a Cristo.»
«No digas nunca: no esperaba eso del hombre al que
no he hecho más que bien.»
«Porque Cristo también ha hecho el bien a BUS verdugos, y como El, tú serás siempre en el mundo digno de
contradicción hasta el día de la eterna justicia y de la
inmutable eternidad.»
PlBRRB L'ERMITE.
MESA REVUELTA
rehusado oír el divino llamamiento y retrocedido ante la
dulce misión que Dios le ofreció a los dieciocho años, si
hubiera permanecido lejos, en la aldea, ¿hubiera realizado el bien que acumulaba aquí?
Durante un instante, el joven Hermano mira maquinalmente las profundidades brillantes que se encienden
por encima de él. Diríaae que entrevé allá lejos, centelleante, que vislumbra en lontananza, resplandeciendo en
la frescura matinal, las altas cimas nevadas, los lagos
transparentes de lan bellas comarcas que ha dejado. Y
tan lejos como alcanzan sus miradas, las casas sucediéndoee a las casas, les callea a las calles, y en vez de los
álamos de Saboya, las negras chimeneas de las fábricas
que limitan el horizonte.
Tiende IOB OJOB por bajo de él a los techos de zinc de
la escuela, a los muros amarillentos cribados de inscrip-
TJn ejemplo.—El M. I. Sr. Secretario de Cámara
del arzobispado de Toledo, D. Félix Bilbao y Ugarriza, y
el Mayordomo de 3. E. R. D. José Marcos Colomina, hicieron un viaje de Tolfdo a Valencia expresamente por
emitir su voto en las últimas elecciones de diputados provinciales, permaneciendo en aquella ciudad solamente
las horas precises p&ra cumplir un deber que no eólo es
de ciudadanía sino de conciencia cuando se trata de impedir el triunfo de elementos revolucionarios.
Hermoso ejemplo y elocuente lección han dado eatoa
sacerdotes a los católicos comodones.
Vaya nuestro aplauso, aunque modesto.
P r l o q u e mata.—Ese lo padecen todos los que, disuelto el hogar cristiano, van a buscar calor prestado en
las interminables tertulias del café y la tabernas, en el
LA AVALANCHA
Atolondramiento del baile, en la mesa de juego del club
y del carino...
Sin duda alguna que la disolución del hogar, la ausencia de la familia, la dispersión de ta casa, ee boy carácter
del siglo y funesto origen de evidentes trastornos sodales.
. :
Reflexionemos:
«Yo eó donde hay un lugar
en que no puede faltar
nunca un poco de calor,
- .
'. •
y 6B el rincón del bogar
en que hay un poco de amor.»
aune
C o n f e s i o n e s libérale*.—En un articulo qne publica en el periódico anticlerical de Madrid El Heraldo,
el escritor Manuel Bueno, opina, mirando al sanatorio de
Fon ti lies para leprosos, fondado y sostenido por el benemérito F. Carlos Ferrie, de la Compañía de JeeÚB, que
ese Sanatorio funciona «por la noble tenacidad del P. Ferrif y por su piadoso ascendiente sobre las almas».
Yaunde:
«El preciado jesuíta ee un caso de tesón efusivo, y
también, ¿por qué no decirlo?, de caridad cristiana, Solamente cuando el hombre se considera atado, por un hilo
invisible, a la divinidad, es capaz de arrostrar ciertos compromisos d% abnegación. El altruismo, con ser una virtud estimable que descubre la estirpe socrática de cierto? ¿spl'itus, no pone, como la caridad, nuestro corazón
al rojo vivo, temperatura indispensable para afrontar un
sacrificio inrpnBn y prolongado. Los leprosos de Fontilles,
como los de Granada y Sevilla, están cuidados por un
personal afiliado a comunidades religiosas.»
Muy uien. Pero, ¿* que no Be dice nunca de Lerroux y
comparsa, qne tanto alardean de redentores del pueblo,
que han marchado a estas leproserías para asistir a loa
pobrecitos apestados? |Cal esto queda para los calumniados religiosos.
sultados del juego le son desfavorables, aumenta BU malestar horriblemente.
La vida del jugador es tan inquieta como la del enfermo presa del grado más elevado de fiebre. Para él no
bay descanso; IOB días y las noches las consagra a erte
trabajo ruinoso de la salud, de la tranquilidad y del
bolsillo.
¿Cuáles son las consecuencias de este vicio? No pueden ser más deplorables; la experiencia lo ensena cada
día. En el orden individual, el jugador es una persona
degradada, un holga¿án, un enfermo de alma y cuerpo,
una estrella errante sin norte ni dirección. En el orden
doméstico, el jugador es un mal esposo y el tormento de
su consorte, un verdngo que esclaviza a la familia con
su carácter adusto y su mal comportamiento, un mal padre que se olvidará de la grave obligación de alimentar
y educar a BUS hijos, malversando el dinero que había
de emplearse en satisfacer las necesidades familiares. En
el orden social será un desprestigiado, una plaga terrible, porque el jugador es el elemento más apto para todas las malas empresas de los explotadores del pueblo.
[LectoreB, huid de semejante viciol
U n a conversión.—En la iglesia parrnquial de San
Ginófl, de Madrid, fue bautizada <eub conditione», hace
pocos días, una distinguida señorita alemana que residía
en ParÍB, de donde logró e-capar uno de los primeros
diao de la movilización.
Ntcida de padres protestantes y educada en el protestantismo, sintió en París deseos de convertirse a la Religión Católica, Ap stóhca, Romana, y el R. P. Martín, superior de la Misión española de Hijos del Inmaculado
Corazón de Muría en París, comenzó a instruirla en las
verdades de nuestra Santa Religión, y estaba para ser
ba tizada de un momento a otro cuando estalló la guerra.
Fue madrina de la conversa, a quien muy de veras felicitamos, la señora doña M>*rla Jesús Domínguez y Vídaurrt-ta, espesa de nuestro amigo y paisano el conocido
escritor católico D. Eustaquio Echauri (FradÜe).
E l juego.—El juego es una diversión que desgraciadamente se propaga mucho en todas partes. Son muchos
los obcecados que cifran la esperanza de su bienestar en
la práctica de este vico. M«s, [qué desengaño sufren!
El bienestar no aparece por ninguna parte.
¿Cuántos son los jugadores que lo han logrado? Pocos,
por cierto, por no decir ninguno. Es que juego y fortuna
BOU incoinpuüb'es.
No tiene, tampoco, el jugador tranquilidad de ánimo,
porque BU vi a ee siempre agitada.
Discurre y cavila, piensa y medita todos los momentos
Bobre el juego, qne considera ocupación necesaria y perentoria. Su corazón experimenta congojas inexplicables
y misteriosas; paaa por torturas crueles, ocasionadas por
el temor y el afán de la suerte, y a medida que los re-
Contra la pornografía: c a m p a ñ a moralizadora.—Leemos en un colega de la corte, que a consecuencia de la dHnuncia presentada por la sección contra
la pornografía que funciona en el Centro de Defensa Social, se ha condenado por el Tribunal municipal del distrito de BuenaviBta, a diez días de arresto y pago de una
multa de 25 pesetas y lae costas del juicio, a un vendedor
de folletos pornográficos.
Ojeamos que este ejemplo de tan importante Centro
de Defensa de Madrid tenga muchos imitadores, para
barrer tanto espectáculo inmoral que están corrompiendo a los pueblos.
D. Francisco Archanco e Irigoyen,
Don Baltasar Izaguirre,
socio de la «Biblioteca Católico-Propagandista»,
falleció en Pamplona el 24 de Febrero de 19 í 5
R. I. P.
socio de la 'Biblioteca Católico-Propagandista,
falleció en Pamplona el 26 de Febrero de 1915
R. I. P.
• La referida Sociedad y su órgano en la prensa LA AVALANCHA ruegan á los socios, lectores y personas piadosas que hagan la caridad de encomendarles á Dios en sus oraciones.
Su Santidad el Papa León XIII, en Breve de 19 de Diciembre de 1890, concedió sesenta días de indulgencia por rezar cinco padrenuestros y avemaria* en sufragio de la>
de los 3oclos difuntos.
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