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El Centro de Investigaciones de Política Internacional
es una institución de carácter académico adscrita al Instituto Superior de Relaciones Internacionales “Raúl Roa
García” (ISRI) fundada el 25 de noviembre de 2010.
Cuenta con más de 40 investigadores-profesores y
mantiene estrecha relaciones de intercambio y colaboración científica con centros de investigación, universidades
y organizaciones académicas de Cuba y otros países.
El centro tiene como misión realizar investigaciones
prospectivas en el mediano y largo plazo, en el campo de
la política internacional y las relaciones internacionales,
con una visión estratégica sobre problemas globales, regionales y actores priorizados, en particular acerca de los
Estados Unidos de América, y América Latina y el Caribe.
Las direcciones principales del trabajo de la institución son la investigación científica, la elaboración de
Escenarios de Política Internacional, la organización de
eventos y las publicaciones.
Cuadernos de Nuestra América
Es una publicación semestral editada por el Centro de investigaciones
de política internacional (CIPI)
Consejo Editorial:
Presidente: Dr. Adalberto Ronda Varona (CIPI)
Dr. Gilberto Valdés Gutiérrez. (I F GALFISA)
Dra. Esther Aguilera Morató (CIEI)
Dr. Nelson Roque Suástegui (CIPI)
Dr. Ernesto Molina Molina (ISRI)
Dr. José Bell Lara (FLACSO-Cuba)
Dr. Jorge Hernández Martínez (CEHSEU)
MSc. Juan A. Cordero Martínez (CIPI)
Consejo Asesor:
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Dra. Ana Esther Ceceña (México)
Dr. Julio Gambina (Argentina)
Cordinador:
MSc. Luis Feito Corratgé (CIPI)
Edición: Ileana Ricardo Lorenzo
Diseño y Composición: Rubén C. Borrajo del Toro (BT)
Redacción:
3ra. Ave., N0.1805 entre 18 y 20, Miramar, Playa
Zona postal 13, La Habana, Cuba
Teléfonos: 206 3098, 202 2928 ext. 111
e-mail: [email protected]
Sitio web: www.cipi.cu
Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos siempre que se indique la procedencia.
Cada trabajo expresa la opinión del autor.
Índice
11
Dr. Luis René Fernández Tabío | EE.UU.: Perspectiva geoeconómica
39
Dr. Jorge Hernández Martínez | Los Estados Unidos: perspectivas y
opciones de los procesos político-ideológicos internos
61
79
109
123
mundial y nuevo patrón de proyección externa
Dr. Nelson Roque Suástegui | La Estrategia Obama y sus peligros
para América Latina
Dr. Mariano Bullón Méndez / MSc. Faustino Cobarrubias Gómez /
MSc. Gladys Hernández Pedraza | La Alianza del Pacífico
Lic. Claudia Marín Suárez | El debate sobre el extractivismo y
neoextractivismo. Algunas implicaciones para
los gobiernos del cambio
MSc. Nidia Alfonso Cuevas | La reforma energética en México
o la entrega definitiva a los Estados Unidos
137
MSc. Ana María Valido Alou | Las órdenes ejecutivas del presidente
155
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / Santiago Espinosa Bejerano |
171
Dr. Jesús Arboleya Cervera | La comunidad cubanoamericana y su
de EE.UU.: definición y alcance
Cuba-Estados Unidos: politización de la lucha antidroga,
o cooperación entre iguales
impacto en la política de Estados Unidos hacia Cuba
Presentación
Cuadernos de Nuestra América Nº 47 presenta a sus lectores nueve
artículos sobre temas de indiscutible actualidad e interés académico y
político, la mayoría de ellos objeto de debate en eventos nacionales e
internacionales, con la participación de especialistas de diferentes ramas
del saber y desde posicionamientos coincidentes o divergentes como
es propio en el ejercicio del pensamiento. Geoeconomía y geopolítica,
política exterior y seguridad, realidades nacionales y relaciones internacionales, y de manera particular algunas de las aristas de las relaciones
Cuba-EE.UU., son tópicos recogidos en este número de la revista.
El primero de los trabajos titulado “EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa”, del Dr. Luis René
Fernández Tabío incorpora una aproximación teórico-práctico sobre la
declinación del poder de los EE.UU. y su significación en la comprensión de los cambios en el patrón mundial de acumulación capitalista,
sus implicaciones en el sistema de relaciones internacionales y la elaboración de una nueva visión estratégica. El profesor Fernández Tabío
aborda además, entre otros temas, la conformación de un nuevo patrón
de interacción y política exterior ajustado a las condiciones actuales, los
factores internos y externos de la política estadounidense, y el redimensionamiento de sus fuerzas y medios de cara a los cambios proyectados
estratégicamente a más largo plazo. En el trabajo se incluye también un
resumen sobre la política exterior de EE.UU. hacia el “Tercer Mundo”
en el período 2014-2016 y como parte de él las prioridades de su política
exterior.
El Dr. Jorge Hernández Martínez reflexiona en su artículo “Los Estados Unidos: perspectivas y opciones de los procesos político-ideológico
internos”, sobre el contexto y los procesos que se entrelazaron en la coyuntura electoral de 2012, y examina algunas hipótesis que permitan
distinguir las perspectivas y opciones de EE.UU. e interpretarlos en un
análisis global de la política interna bajo la segunda administración de
Obama. El autor del artículo desarrolla el marco teórico e histórico, sus
hipótesis y fundamentos conceptuales, aspectos esenciales del mencionado proceso. Así como el entorno de la política interna norteamericana al
comienzo de 2014, procurando discernir, como él mismo dice, la tendencia en curso y la alternativa más probable que se proyecte en lo que resta
del segundo decenio del siglo XXI.
“La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina” es la contribución del Dr. Nelson Roque Suástegui. El investigador presenta una
amplia gama de situaciones y peligros latentes en “Nuestra América” por
la puesta en práctica, en la medida de las posibilidades existentes, de la
Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de 2010, que tiene como objetivos principales renovar el liderazgo americano en el mundo y garantizar la seguridad de sus ciudadanos. En este sentido se explica cómo y mediante cuáles acciones EE.UU. continúa profundizando
su presencia en América Latina y el Caribe: paso a paso avanza y cubre más territorio que le garanticen tener el acceso a las materias primas
y recursos que necesita, sin tener que acometer grandes movilizaciones de
fuerzas militares para actuar en un área determinada incrementándose
el peligro en la región.
En el artículo titulado “La alianza del Pacifico”, el Dr. Mariano Bullón
Méndez, el MSc. Faustino Cobarrubias Gómez, y la MSc. Gladys Hernández
Pedraza se proponen como objetivo descubrir los vínculos públicos u
ocultos entre esta iniciativa de factura aparentemente latinoamericana
con la continuidad del proyecto hegemónico de Estados Unidos. Según
los autores La alianza del Pacifico forma parte de un proyecto global
norteamericano para asegurar la continuidad de su hegemonía mundial,
que tiene componentes político-económicos y de seguridad. Se afirma
además que el proyecto busca enfrentar el declive relativo del poderío
norteamericano y de sus aliados frente al aumento del relieve mundial
de China y otras potencias emergentes. En el trabajo se abordan otros objetivos estratégicos no expresos entre los que se encuentran sujetar a los
países del Pacifico como exportadores de bienes naturales, consolidarlos
como países en proceso de desindustrialización y enormes desigualdades; impedir la consolidación de la integración regional y aislar a Brasil,
Argentina y Venezuela, además de formar el componente americano del
mega proyecto estratégico Asociación Trans-Pacifico.
De su parte, la Lic. Claudia Marín Suárez aporta a esta edición “El
debate sobre el extractivismo y neoextractivismo. Algunas implicaciones
para los gobiernos del cambio”, artículo en el que se propone mostrar
el estado actual de esta problemática, tanto a nivel teórico como de sus
expresiones prácticas. Por ello, aborda los principales rasgos del extractivismo según las consideraciones de algunos de los estudiosos del tema, los
argumentos fundamentales que sostienen el concepto de neoextractivismo que se emplea en la literatura, así como algunas expresiones significativas del debate en el plano fáctico en Bolivia y Ecuador, precisando las
diferentes posiciones tanto académicas como políticas. De particular interés resultan las valoraciones sobre el impacto que ello tiene en los procesos de cambio que se impulsan en los países mencionados.
La MSc. Nidia Alfonso Cuevas adiciona sus reflexiones sobre “La
reforma energética en México o la entrega definitiva a los Estados Unidos”, artículo en que la profesora analiza la importancia del petróleo
mexicano como recurso estratégico para ambas naciones. En el primer
caso como fuente de ingreso y símbolo de soberanía, mientras que en el
segundo como componente vital de su estrategia de seguridad, que no
pudo incorporar en la firma del TLCAN. La autora evalúa además las
adiciones que se recogen en la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad (ASPAN), sus vínculos con el Proyecto Mesoamericano, y el impacto
de la reforma energética aprobada para México.
Un tema aún poco divulgado aunque de mayor importancia por sus
derivaciones prácticas es el incorporado por la MSc. Ana María Valido
Alou. Se trata de “Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance”, título de su contribución a Cuadernos de Nuestra América.
La autora define que el objetivo de su trabajo consiste en el análisis de
los elementos esenciales sobre la naturaleza de las órdenes ejecutivas,
su alcance en los procesos de conformación de políticas públicas y los
fundamentos de derecho que le otorgan al Presidente de los Estados
Unidos la autoridad constitucional y legal para emitir este tipo de documento, a la luz de una revisión crítica de la Proclama Presidencial Nº
3447 del 3 de febrero de 1962, titulada “Embargo sobre el comercio con
Cuba”. Orden ejecutiva que sustenta jurídicamente el ilegal y rechazado
bloqueo a Cuba. En el cumplimiento del objetivo aborda en su trabajo
la definición y alcance de las órdenes ejecutivas; la revisión judicial de
las órdenes ejecutivas; y el análisis crítico de la Proclama Presidencial Nº
3447 de los Estados Unidos de América del 3 de febrero de 1962, y sus
conclusiones.
“Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga, límites
y posibilidades de la cooperación” es el título del trabajo presentado por
el Lic. Alejandro Luis Perdomo Aguilera y el MSc. Santiago Espinosa
Bejerano. Los autores explican como las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos han resultado polémicas y peculiares desde antes del triunfo de
la Revolución Cubana en enero de 1959, ello ha impedido una visión
despolitizada de cualquier arista de la relación entre los dos países. Los
problemas político-diplomáticos, el fenómeno migratorio, las limitantes
impuestas por el bloqueo económico-comercial y financiero a Cuba, condicionan una lucha entre intereses de las partes que hacen sumamente
difícil al proceso de una colaboración bilateral. Esta realidad —evaluan
los investigadores— coloca a la temática de seguridad en una situación
compleja para el entendimiento y la necesaria colaboración. Sin embargo, la lucha contra el tráfico ilícito de drogas ha sido uno de los temas
donde mayor coincidencia ha existido entre los dos países. A partir de
este entendido los autores del artículo definen como objetivo del mismo
presentar los retos y perspectivas entre los gobiernos de Cuba y Estados
Unidos de América, en torno a la posible y necesaria profundización en
la cooperación para la lucha antinarcóticos.
El trabajo que cierra este número de la revista se titula “La comunidad
cubanoamericana y su impacto en la política de Estados Unidos hacia
Cuba”, del Dr. Jesús Arboleya Cervera. El autor desarrolla su análisis a
partir de dos temáticas amplias y complejas investigadas por él: 1) la
composición económica y social de la comunidad cubanoamericana y
sus características culturales; 2) las estructuras políticas de la comunidad
cubanoamericana y su influencia en las relaciones con Cuba. Las conclusiones a que arriba el investigador posee una actualidad e importancia
considerable por su utilidad para la comprensión de problemas tan
complejos, por su contribución al esclarecimiento de ideas y posiciones
en correspondencia a la realidad actual y por la ayuda que desde la academia se brinde a la política en tiempos de actualización económica
político y social en Cuba.
Dr. Adalberto Ronda Varona
EE.UU.: perspectiva geoeconómica
mundial y nuevo patrón de
proyección externa
Dr. Luis René Fernández Tabío
Investigador del Centro de Estudios
Hemisféricos y sobre Estados Unidos
(CEHSEU), Universidad de La Habana
Introducción
El proceso de declinación relativa de la hegemonía estadounidense
iniciado a finales de la década de 1960 y el deterioro relativo de su posición económica en el sistema mundial, se encuentran sin duda estrechamente ligados, aunque no de modo directo y mecánico. Quizás por ello,
el debate entre los que postulan la declinación de Estados Unidos como
potencia mundial y los que refutan esa tesis, ha presentado tanto material a la discusión y en la actualidad las consecuencias de ese proceso de
decadencia relativa, con sus distintas variantes, es objeto de mucha atención, sobre todo después de la última gran crisis global del capitalismo,
recesión y crisis financiera desatada precisamente en Wall Street desde
el 2008.1 La importancia de este tema obviamente se deriva, sobre todo
desde la perspectiva de sus más cercanos vecinos, de la significación de
Estados Unidos para el nuevo sistema mundial en formación y el papel
que esta potencia tendrá en las relaciones internacionales durante las
próximas décadas. En los escenarios futuros más probables pareciera que
seguirá siendo un actor principal, e incluso existen condiciones potenciales para que mantenga un liderazgo apreciable e influencia internacional, incluso en un sistema de poderes más balanceado y multilateral.
La perspectiva geoeconómica mundial de los sectores de la clase dominante de Estados Unidos sobre las tendencias en el balance de poder
global para las próximas dos décadas reconoce el desplazamiento del
centro de gravitación universal de Norteamérica y Europa —origen y desarrollo de la Civilización Occidental— hacia la región de Asia-Pacífico.
1Carls Levin, Chairman. Tom Corbun, Ranking Minority Member. Wall Street and the Financial Crisis: Anatomy of the
Financial Collapse. United States Senate. Permanent Subcommittee on Homeland Security and Governmental Affairs.,
April 13, 2011, http://www.hsgac.senate.gov//imo/media/doc/Financial_Crisis/FinancialCrisisReport.pdf?attempt=2
12
Dr. Luis René Fernández Tabío
También se percibe como escenario más probable, que en el futuro no
existirá una potencia hegemónica mundial, ni una confrontación bipolar como eje articulador principal del sistema de relaciones globales, sino
un balance de poderes multilaterales en el que es altamente probable
que Estados Unidos y China sean los dos “actores” internacionales más
importantes, pero donde nuevos sujetos transnacionales, multinacionales, privados, redes propias, asociaciones y bloques de poder, constituyan
los componentes determinantes del sistema mundial, con tendencia a
un ordenamiento multipolar ya referido.2
En un contexto global caracterizado por la emergencia de nuevas
potencias y alianzas de poder, crecientes interdependencias, el estancamiento y declinación de otras en medio de enorme incertidumbre, no se
puede pronosticar un escenario futuro, preciso y definitivo. El resultado
final dependerá no solamente de las tendencias de la sociedad estadounidense, sus oportunidades y retos, sino de muchos nuevos agentes
con una significación cada vez mayor en el sistema mundo de acuerdo
con sus desempeños y proyecciones políticas específicas. Dada esa gran
incertidumbre en que se presenta la coyuntura histórica, se requieren
estrategias activas —desde la lógica del imperialismo estadounidense y
en función de sus intereses— para conservar su posición dominante, o
al menos garantizar un reacomodo suave y funcional en el proceso de su
observada declinación hegemónica. Sobre esa base, y dadas las menguadas capacidades esperadas para Estados Unidos, manteniendo su pretensión mundial y sus objetivos generales inalterables, se están redefiniendo
sus prioridades externas actuales, en el corto, mediano y largo plazo, que
incluyen ciertos repliegues, nuevas alianzas estratégicas de mayor alcance, así como reajustes en los mecanismos de intervención, de influencia,
presión, en los que ya se observan algunas evidencias, sobre todo desde el
inicio del segundo período presidencial de la administración de Barack
Obama.
Tales redefiniciones y ajustes se han reflejado en el empleo combinado
de todos los instrumentos de política y los modos de llevarla a la práctica, con una preferencia en las aproximaciones multilaterales, respecto al
enfoque unilateral guerrerista, que prevaleció durante los ocho años de
la administración de George W. Bush. A partir de estas consideraciones,
el presente trabajo argumenta la conformación en Estados Unidos de un
nuevo patrón de intervención y política exterior, que se proyecta hasta
la tercera década del siglo XXI, al calor de la tensa situación económica,
política y social por la que atraviesa ese país después de la última gran
recesión 2007-2008 —crisis financiera y económica—, cuyas secuelas
2Robert Manning: Envisioning 2030: US Strategy for a Post- Western World. Atlantic Council, Washington DC., 59 pp.
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
13
aún se expresan, pero también de las oportunidades que se vislumbran
para su recuperación.
Se postula el ascenso de la visión geoeconómica y de las cadenas de
suministro para la producción, servicio y valor mundial, que vienen
creando redes y agrupamientos económicos-financieros, que trascienden
las regiones tradicionales y se expresan como mega-regiones, como las
delineadas como “Transpacífico”, “Transatlántico” y “Medio Oriente-Norte de África.” Las mega-regiones y la búsqueda de la llamada integración
profunda de acuerdos o alianzas de libre comercio e inversión en esos
amplios espacios, se espera sean componentes centrales en su reconfiguración geoeconómica en función de los intereses estratégicos, políticos
y de seguridad estadounidense. Las alianzas de libre comercio e inversiones deben servir de base para el establecimiento de nuevos bloques
o agrupamientos del capital financiero, de una arquitectura comercial
y financiera en el marco del nuevo orden internacional en proceso de
formación y supuestamente servirían para compensar las carencias que
muestra Estados Unidos ante el ascenso de otras fuerzas en el escenario
mundial para ejercer, si no puede la hegemonía, al menos el liderazgo o
la primacía. Y tal como como se postula en algunos documentos prospectivos, ser “primo inter pares”.3
En la actualidad es posible percibir cómo influyen los retos de la economía y de los desarrollos en la tecnología, como aspectos principales y
de carácter objetivo en el proceso de modificación gradual de la correlación internacional de fuerzas y las tendencias políticas emergentes al
interior de su clase dominante, que propone nuevas visiones y enfoques
estratégicos para lidiar lo más exitosamente posible con esos desafíos en
las próximas décadas.
La exposición del trabajo se compone de una introducción, cinco partes y consideraciones finales. En la primera se realiza una aproximación al
debate teórico-práctico sobre la declinación del poder de Estados Unidos
y su significación para comprender los cambios en el patrón mundial de
acumulación capitalista, así como las implicaciones de estas transformaciones para el sistema de relaciones internacionales y la elaboración de
una nueva visión estratégica por sectores de su clase dominante. En la
segunda parte, se analizan las evidencias actuales y de corto plazo dentro
de la administración de Barack Obama, que sugieren una modificación
en las percepciones sobre política exterior de Estados Unidos y la conformación de un nuevo patrón de intervención y política exterior ajustado
a las condiciones objetivas en que el imperialismo se desenvuelve luego
de la última Gran crisis del capitalismo. En la tercera parte se consideran
3Ver: Atlantic Council. Envisioning 2030: U.S. Strategy for a Post- Western World. A report of the Strategic Foresight
Security. Robert A. Manning, principal drafter. Washington D.C. 2012, 57 pp. http://www.atlanticcouncil.org/images/
files/publication_pdfs/403/Envisioning2030_web.pdf.pdf; Atlantic Council. Envisioning 2030.
14
Dr. Luis René Fernández Tabío
los factores internos y externos de la política estadounidense, mientras
la cuarta explora las perspectivas generales de la política exterior en el
corto plazo y en la quinta se reflexiona sobre la geoeconomía y la geopolítica como parte del proceso actual de rebalanceo o redimensionamiento de sus fuerzas y medios de cara a los cambios que se esperan, según
algunas recientes proyecciones estratégicas a más largo plazo, que están
siendo introducidas en la política mediante documentos estratégicos del
gobierno y planes perspectivos, así como a partir de elaboraciones de
comisiones especiales e informes de centros de pensamiento.4 Se concluye que deben tenerse en cuenta tales enfoques, con independencia del
curso de los acontecimientos y sus variados escenarios, dado que resulta
probable que en tales documentos estén contenidas muchas de las claves
para comprender las principales tendencias en los escenarios más probables de la política exterior estadounidense en los próximos años y quizás
en las próximas décadas.
Más allá de la declinación relativa del poderío estadounidense, para
países en su entorno geográfico en América Latina, pero sobre todo
en Centroamérica y el Caribe, o en la inmediata vecindad, como es el
caso de Cuba, la prioridad por conocer tales estrategias es crucial y de
máxima significación por su enorme impacto, incluso en el más adverso escenario de declinación de Estados Unidos, sus intereses y poderes,
todavía enormes, podrían concentrarse en nuestra región, como ocurrió
en la primera fase de su expansión imperialista en los territorios más
próximos.
Breve aproximación al debate: economía, poder y política exterior
Desde la década de 1970 y hasta el presente se han presentado argumentos sobre la pérdida de hegemonía de Estados Unidos, su declinación
económica y en otras esferas. Una parte de ese proceso se asociaba con
razón a la recuperación de las potencias que participaron en la Segunda
Guerra Mundial. La literatura al respecto es extensa y no se pretende hacer aquí una presentación exhaustiva de la misma; si bien puede decirse,
que dos autores han realizado contribuciones principales, teniendo gran
impacto en este campo, desde la historia y la economía política: Paul
Kennedy, cuyo libro sobre el ascenso y caída de las grandes potencias se
publica inicialmente en 19875 y aunque no se dedica al análisis exclusivo
4Un documento reciente de la Brookings constituye evidencia reciente de este proceso. Ver: Big Bets & Black Swans.
A Presidential Briefing Book. Policy Recommendations for President Obama in 2014. January 2014. Foreign Policy at
Brookings. Edited by Ted Piccone, Steve Pifer and Thomas Wright. Project Design by Gail Chalef. 94 pp. (Acceso: 1 de
febrero, 2014) http://www.brookings.edu/~/media/research/files/papers/2013/1/big%20bets%20black%20swans/big%20
bets%20and%20black%20swans%20a%20presidential%20briefing%20book.pdf.
5Paul Kennedy: The Rise and Fall of Great Powers. Economic change and military conflict from 1500 to 2000. Random
House, 1987, pp. 677.
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
15
de Estados Unidos, sus tesis han sido ampliamente utilizadas por otros
autores, sobre todo lo referido a los impactos que a largo plazo lleva
sostener un gasto militar y de “defensa” de tales proporciones, lo que trae
consigo a la larga el denominado efecto de “sobredimensionamiento
imperial”; Immanuel Wallerstein, que ha abordado el tema de Estados
Unidos con mayor detenimiento en un libro sobre la declinación del
poder de Estados Unidos y en diversos artículos donde establece una
periodización de esa declinación.6 Sus aportes han tenido también un
gran impacto en este asunto debido a la teoría de Wallerstein sobre el
sistema mundial, en el cual se inserta Estados Unidos.7
Han existido propuestas contrarias a estos enfoques, entre la que se
destaca Joseph Nye, quién considera existen las bases para mantener el
liderazgo de Estados Unidos apoyado en otras fuentes e instrumentos de
poder, como la información, las bases de datos, los medios de comunicación y el sistema financiero especulativo global, ámbitos de supremacía
estadounidense.8 Nye ha introducido conceptos e ideas en esta esfera
que han impactado la formación de su política exterior, como es el caso
del “poder inteligente”, como una combinación de fuerza y el llamado
poder suave.9 Entre los primeros en retar las tesis sobre la declinación
de Estados Unidos se encuentra Henry R. Nau, quién se la cuestionó
abiertamente desde el propio título de su obra.10 Otra importante crítica
a la declinación de las grandes potencias fue escrita por George L. Bernstein, apoyado en referencias a Gran Bretaña y Estados Unidos, colocando
el énfasis en el carácter relativo de esta afirmación.11 Robert Keohane
analiza tempranamente las consecuencias de la declinación hegemónica
de Estados Unidos para las relaciones internaciones, que sigue siendo el
tema de la mayor actualidad.12
Autores del “Tercer Mundo”, América Latina y Cuba, y dentro de ellos
el Grupo de Trabajo sobre Estados Unidos de CLACSO bajo la coordinación de Marcos Gandásegui Jr. han dedicado su atención a este asunto y
realizado aportes, sobre todo enfocados en las consecuencias de este proceso para la configuración de la política estadounidense hacia nuestra
América.13 El análisis exhaustivo de estos trabajos desborda los objetivos
6Immanuel Wallerstein: The Decline of American Power: The U.S. in a Chaotic World, The New Press, New York,
2003, 324 pp. “The Curve of American Power”. New Left Review. Recuperado 5 de febrero 2014. http://www.iwallerstein.com/wp-content/uploads/docs/NLRCURVE.Pdf.
7Frank W Elwell:. "Wallerstein's World-Systems Theory, 2013. " Recuperado 5 de febrero, 2014. http://www.faculty.
rsu.edu/~felwell/Theorists/Essays/Wallerstein1.htm.
8Joseph Nye Jr.: Bound to Lead: The Changing Nature of American Power, Basic Books, 1991, 307 pp.
9Joseph Nye Jr.: Soft Power: The Means to Success in World Politics, New York Public Affairs, New York.
10Henry R. Nau :“Why ‘The Rise and Fall of the Great Powers’ was wrong.” Review of International Studies, 27, 2001,
pp. 579-592. doi:10.1017/S0260210501005794.
11George L. Bernstein: The Myth of Decline. The Rise of British since 1945, Ramdom House, Pimlico, 2004, 816 pp.
12Robert Keohane: After Hegemony: Cooperation and Discord in the World Political Economy, Princeton University
Press, Princeton, 1984.
13Entre los principales se destacan Atilio Borón, Samir Amin, Marcos Gandasegui Jr., Jorge Hernández, Luis Suárez,
Carlos Alzugaray.
16
Dr. Luis René Fernández Tabío
de este artículo, en tanto se consideran múltiples aristas del problema,
como la crítica a enfoques sobre la caracterización de la actual etapa
del imperialismo, la trayectoria histórica del capitalismo y el desafío que
representa China, otras potencias y agrupaciones de poder emergente
para Estados Unidos, entre otros asuntos tratados.
Un factor principal en el curso de la política exterior de las grandes
potencias imperiales ha estado determinado por las fuentes de su poder
en términos relativos, respecto a otras fuerzas actuantes en el momento
histórico concreto. De ahí que el gran tamaño de los países imperialistas,
las enormes dimensiones geográficas, las fronteras y la abundante disponibilidad de recursos naturales, agua y energía, la capacidad de producir
alimentos, la población, el desarrollo de las fuerzas productivas y las
relaciones de producción, así como el dinamismo económico, el avance
tecnológico y la acumulación de riquezas, constituyen factores clave del
poder y la posibilidad de proyectarlo más allá de sus fronteras con fines
expansionistas y de dominación. El poderío militar no puede disociarse
de sus bases económicas y el empleo de tecnología ha sido clave en la
proyección del poder de las grandes potencias en la historia de la humanidad; sintéticamente: la base económico material y científico técnica
de cada potencia imperialista respecto al resto del mundo, constituye
un aspecto determinante en las tendencias de política exterior, el tipo
de mecanismos de intervención y modos privilegiados de su accionar y
si le es posible desempeñarse, bien sea de forma unilateral o mediante
alianzas. Es decir, para Nye las visiones sobre la declinación de Estados
Unidos presentada por otros estudiosos se basa en una disminución del
poderío relativo y no absoluto de ese país, dada la recuperación del resto de las potencias después de la Segunda Guerra Mundial y porque se
han realizado lo que denomina “falsas analogías” con otros momentos y
situaciones históricas. Se trata de una observación muy válida, en tanto
los indicadores tradicionales de comercio, inversiones y producción no
son suficientes para medir la fuerza relativa de las potencias, en tanto el
entrelazamiento de la actividad financiera en medio de la globalización
y la interdependencia no se expresa en los mismos y sin embargo tienen
cada vez mayor significación.
El poderío de cualquier potencia es cambiante y debe medirse respecto a otras que coexisten en el tiempo —de ahí la importancia de
conocer la dinámica evolutiva en la correlación de fuerzas y la cualidad
de estas relaciones. El balance de poder global se modifica según el ascenso y caída de las grandes potencias, si bien “en lo que atañe al sistema
internacional, la riqueza y el poder, o la fuerza económica y la fuerza
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
17
militar son siempre relativos y deberían ser considerados como tales.”14
En tal sentido, la capacidad de ejercer la dominación, la hegemonía o el
liderazgo, depende de la significación de esa potencia en relación con el
resto de los agentes de poder en el espacio, sea regional o mundial, así
como los objetivos que se propone.
A lo largo de su historia, la política externa de Estados Unidos ha
tenido que ajustarse a sus posibilidades y a las condiciones del balance
internacional de fuerzas dentro de cada etapa o momento histórico. Las
distintas corrientes e interpretaciones en la formación de la política han
debido considerar los factores objetivos internos y externos y sus intereses económicos y políticos estratégicos, con prevalencia sobre principios
y valores declarados como baluartes de su propia identidad como nación
—como la democracia, los derechos humanos, el Destino Manifiesto—
cuando intereses económicos han entrado en conflicto con esos valores.
El “balance” entre motivaciones “morales” atemperada por el “realismo”
de los intereses económicos o de “seguridad”.15 El arribo indiscutido de
Estados Unidos a lo que Wallerstein ha llamado la victoria hegemónica
a fines de la Segunda Guerra Mundial,16 establece un momento de obligada referencia hasta finales de la década de 1980 y principios de 1990. La
desaparición de la URSS y el llamado socialismo real de Europa, cuando
se declara el fin de la “Guerra Fría” y el sistema bipolar de relaciones
internacionales, parece abrir una etapa unipolar para el mundo con centro en la única súper potencia resultante del conflicto en la postguerra:
Estados Unidos.
Un reto fundamental para los estrategas estadounidenses derivado de
este acontecimiento lo constituyó la desaparición de los argumentos que
habían servido de pretextos para su intervención en todo el mundo, en
función de un enfrentamiento global a la expansión del comunismo. Clima de confrontación y juego de suma cero constituyeron la justificación
para el ascenso de la doctrina de seguridad nacional, la involucración en
la Guerra de Corea primero, luego en la Guerra de Vietnam y así sucesivamente en toda una serie de intervenciones en Cuba, Centroamérica
y el Caribe.
No obstante, en un poco más de dos décadas después del derrumbe
del Muro de Berlín, toda esa visión de optimismo sobre el futuro de
Estados Unidos, la consolidación de su hegemonía y su lugar y papel en
un mundo unipolar, aparece como un pasado muy lejano. George H.
14Paul Kennedy: Auge y caída de las grandes potencias, Plaza & Janes, Editores, Barcelona, 1994, p. 833.
15Ronal Steel: “The Domestic Core of Foreign Policy”, The Domestic Source of American Foreign Policy. Insigth and
Evidence. Edited by Eugene R. Wittkopf; James M. McCormick. Roeman and Littlefield Publishers, INC. Maryland,
1999. P. 27.
16Immanuel Wallerstein: La decadencia del poder estadounidense. Estados Unidos en un mundo caótico, Santiago, LOM
Ediciones, 2005, p. 54.
18
Dr. Luis René Fernández Tabío
Bush habló del surgimiento de un “nuevo orden internacional” y Francis
Fukuyama explicaba su tesis sobre el “fin de la historia”, como expresión
del triunfo de la civilización occidental, en la fórmula de la democracia
liberal y capitalismo, sobre otras formas de organización de la sociedad.17
Y efectivamente, como sugería al final del famoso ensayo, el “tedioso fin
de la historia serviría para hacerla comenzar de nuevo”, la historia se
reiniciaba.
De tal manera, incluso en los momentos en que el discurso oficial de
la política exterior y las líneas maestras de sus proyecciones externas han
estado dominadas por los enfoques ideológicos más reaccionarios, agresivos e intervencionistas, por el triunfalismo imperialista y las consignas
de recuperación de su hegemonía, la correlación de fuerzas ha moderado la agresividad de su política, como ocurrió cuando la República
Popular de Corea durante la presidencia de George W. Bush demostró la
posesión del arma nuclear, y no se realizó un ataque como se preveía en
la nueva estrategia de seguridad nacional estadounidense. Es decir, el balance entre sus capacidades económicas, militares y políticas —internas y
externas— para llevarlas a vías de hecho a escala mundial, por regiones,
subregiones y países, ha sido en última instancia el factor decisivo.
Cuando Estados Unidos se planteó a raíz de los ataques terroristas
del 11 de septiembre del 2001 su nueva estrategia de seguridad nacional,
sin duda se expresaron preocupaciones sobre los peligros para la paz
y estabilidad mundial, que entrañaban interpretaciones extremistas del
contexto internacional: o están con Estados Unidos o en contra, decía W.
Bush. Los retos y razones de conflicto se establecieron sobre bases ideológicas y hasta culturales; la decisión del imperialismo estadounidense
de aplicar la fuerza “preventiva” de modo unilateral ante determinados
retos acrecentó la inestabilidad mundial.18 El acompañamiento de los
aliados era bienvenido, pero siempre subordinado a las direcciones y
decisiones de Estados Unidos.
Se trataba de un peligro real y tuvo consecuencias graves para los pueblos y países de Afganistán e Irak, objetos de intervenciones militares
con grandes costos humanos y materiales. Se ha calculado que el costo
de las guerras en Afganistán e Iraq para las finanzas estadounidenses
se sitúa entre $2 y $3 billones de dólares. Su impacto no desaparece
con la retirada de tropas, debido a los costos que implica resarcir a los
combatientes por invalidez, cuidados de salud y otros gastos asociados
a los efectos de la guerra.19 Sin embargo, el enfoque neoconservador
extremo ha sido gradualmente ajustado por la realidad de los llamados
17Francis Fukuyama: “The End of History?” The National Interest. Summer, 1989.
18Discurso de George W. Bush en West Point, June 1, 2002; “The National Security Strategy of the United States of
America”, Washington DC, September, 2002.
19Joseph Stiglitz: The Price of Inequality. How Today’s Divided Society Endangers Our Future. W.W. Norton & Company Inc, New York, 2012, p. 209.
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
19
conflictos asimétricos y las pérdidas que ha tenido la propia sociedad y
la economía de Estados Unidos a lo largo de un poco más de una década.
Aunque la influencia neoconservadora no ha desaparecido totalmente
del espectro de política exterior en ese país, su influencia se ha limitado
con el gobierno de Barack Obama.
La historia ha demostrado que una gran potencia puede mantener
un curso de política por algún tiempo, que perdura apegado a cierta
visión de grandeza y debido a la inercia, cuando las bases económicas de
sustentación no permiten apoyarla debidamente. Pero también es cierto
que a largo plazo, los cimientos del poder y su alcance, la extensión, las
formas de su proyección externa, incluida la militar, y sus posibilidades
reales de mantenerlas están correlacionadas. Las acciones políticas deben ajustarse a las nuevas circunstancias y los poderes a su significación
relativa dadas estructuras, sistemas y relaciones prevalecientes en cada
momento. Esto ha sucedido en la actualidad debido a la relación entre
la Gran crisis económica financiera 2007-2008, los enormes déficit fiscal
y deuda acumulada, en cierta medida ocasionado por los costos que estas aventuras bélicas han tenido, aunque Estados Unidos siga siendo la
única potencia militar global.
No entender con antelación esa realidad y consiguientemente prepararse para el necesario ajuste o reacomodo de políticas y estrategias,
puede conducir a grandes desastres. Para el caso de Estados Unidos en
las actuales circunstancias y dado la enorme significación económica,
política y militar del poderío estadounidense, los peores escenarios previsibles, podrían tener muy peligrosas consecuencias para la humanidad
y las perspectivas de paz y estabilidad en el actual proceso de transición
hacia un nuevo orden mundial.
Otra visión del cambio en la política de Estados Unidos está vinculada
precisamente a la percepción económica en cuanto a la significación de
la gran crisis del 2007-2008. Ella marca el agotamiento de un patrón
de acumulación iniciado con la llamada Revolución conservadora, y
parecería necesario un ajuste, un cambio de política representado por
la primera victoria de Obama en 2008. Sin embargo, aunque pareciera
haberse cumplido un “ciclo político” y económico en esa coyuntura, después de aproximadamente 30 años de la irrupción de la preeminencia
conservadora en la política y la economía de ese país; el 2009 no constituyó un reajuste tan significativo como lo fue 1979-1980.20
Los acontecimientos ulteriores dan cuenta de una virtual paralización del gobierno en más de una ocasión por la presencia de dos visiones
fundamentales contrapuestas sobre el futuro de Estados Unidos dentro
de la clase dominante de ese país, que aunque se confunden con las
20Arthur M. Schlesinger, Jr.: Los ciclos de la historia Americana (The Cycles of American History), Editorial R.E.I.,
Argentina, S.A. 1990, p. 71.
20
Dr. Luis René Fernández Tabío
líneas partidistas de demócratas y republicanos, son mucho más difusas
y complejas.
Obviamente no se ha logrado alcanzar un nuevo consenso sobre el
proyecto estratégico que debe llevar adelante Estados Unidos, sobre todo
en política interna, pero con muy relevantes implicaciones sobre la política exterior. En ese contexto cabría preguntarse si es posible imaginar el
retorno de una mayoría conservadora en la conducción de la política, y
un nuevo episodio de auge de los neoconservadores en política exterior
a partir del 2017, o la tendencia al ajuste de la política como se ha venido
expresando prevalece.
Obama II: Márgenes de la política exterior
Existen momentos históricos decisivos, marcados por los cambios en
las tendencias políticas e ideológicas dominantes. Ello ocurrió, como es
bien conocido, a finales de la década de 1979 con el agotamiento del patrón de acumulación keynesiano y el ascenso de la “Revolución conservadora” encabezada por el gobierno de Ronald Reagan a partir de 1981,
en que el grupo de los neoconservadores alcanzó un grado importante
de influencia en la política exterior de Estados Unidos. Los ocho años de
la presidencia de George W. Bush fueron marcados por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, la nueva concepción de seguridad
y los numerosos desaciertos alentados por la influencia extremista de
derecha, neoconservadora, —luego de un cierto receso de esa influencia
durante el período de William Clinton (1992-2000). La política intervencionista y militarista de George W. Bush de tendencia unilateral, implicó
grandes costos humanos y materiales en intervenciones militares en
el Medio Oriente, crecientes gastos militares agravaron el déficit fiscal
y crearon un deterioro de la imagen del gobierno estadounidense en
el mundo. La “gran estrategia” fue la “guerra contra el terrorismo” con
preferencia en el uso de los instrumentos militares dentro de la política,
que tuvo nefastas consecuencias económicas, más allá de las perdidas humanas, materiales y hasta culturales en los países que fueron escenarios
de conflictos.
Durante el año electoral 2008, el agravamiento de la crisis financiera
y económica en Estados Unidos impactaría decisivamente en el descontento con la administración republlicana de W. Bush, lo que se tradujo
en una corriente a favor del cambio, que sería capitalizada por el candidato demócrata Barack Obama. La primera victoria de Obama en estas
contiendas, sus promesas de dar un vuelco a la política, creó grandes
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
21
expectativas de trasformación en la política exterior, que fueron acompañadas en el primer año por esperanzadoras declaraciones y discursos.
Algunos analistas percibían factores de mutación más profundos y radicales hacia tendencias catalogadas como “liberales” dentro de Estados
Unidos, como las prevalecientes durante el período del Nuevo Trato.
Sin embargo, el curso ulterior de los acontecimientos demostraría
que la política estaba caracterizada más por la continuidad que por el
cambio, y en definitiva consistió en un ajuste de la política exterior, acompañada de un discurso más moderado, refinado y culto, que la retrotraía
a una visión más balanceada y realista en el empleo de los instrumentos
políticos y diplomáticos, y una inclinación por cierto multilateralismo y
el empleo de alianzas. En sentido general, la política exterior de Estados
Unidos estaría menos apegada al absolutismo ideológico y el militarismo desenfrenado que caracterizó al período de George W. Bush en la
presidencia, pero tampoco la rechazaría de plano.
Entre 2009 y 2012 se mantuvo la persistencia de tendencias conservadoras e intervencionistas en la política exterior estadounidense, en
una mezcla de prescripciones liberales, realistas, conservadoras y hasta
neoconservadoras, que trató de identificarse con la denominación de
“poder inteligente”. Se trataba de una especie de fórmula intermedia
entre el empleo de la fuerza y el denominado “poder blando”, apegado
a la definición de Joseph Nye, aunque es justo afirmar que en balance
se inclinó a enfoques más realistas y menos ideológicos. Durante ese primer período se trató de buscar soluciones o alivios a los descalabros de
George W. Bush, restablecer la imagen internacional del país, sobre todo
por las torturas en cárceles militares —aunque nunca se clausuró la cárcel
ilegal en Guantánamo— y la necesidad de retirar lo antes posible sus tropas de Iraq y Afganistán, se iría realizando, aunque con altibajos. Estos
retos en la política exterior estadounidense tendrían que enfrentarse en
medio de la mayor crisis económica y financiera de postguerra, cuyas
severas implicaciones trascendieron incluso a sus principales aliados de
la Unión Europea y Japón.
Teniendo como telón de fondo los anteriores elementos. ¿Qué puede
esperarse de la política exterior del gobierno de los Estados Unidos hasta
el 2016 y en el mediano plazo? ¿Se está configurando y afianzando un
nuevo patrón de intervención? ¿Se aplicará una estrategia a largo plazo
para el resposicionamiento de Estados Unidos en el nuevo orden mundial en formación?
Los presupuestos generales establecidos a partir de ciertas “regularidades” históricas, supondrían un mayor activismo del Presidente en
política exterior en el segundo término. Sin embargo, esta previsión se
22
Dr. Luis René Fernández Tabío
hace difícil en la práctica a la luz de las difíciles condiciones concretas
actuales en lo económico y en lo político, dada la aguda división dentro
del gobierno y la dura oposición de los republicanos en mayoría dentro
de la Cámara de Representantes y dentro de ella al segmento de los más
radicales influidos por la tendencia del “Tea Party”, dispuestos a obstaculizar al Presidente con acciones extremas. La continuada discrepancia, y
el afan en descarrilar la llamada Obamacare hasta el límite de paralizar
al gobierno desde el 1ro de octubre del 2013 en medio de una especie de
cruzada ideológica, la amenaza de no aceptar el aumento del techo de
la deuda y la negociación de última hora con un compromiso del lado
demócrata, identifica un escenario en el corto plazo de gran desgaste
y parálisis de la política interna, que afecta el desempeño en política
exterior y debe marcar la inercia en este terreno, salvo en situaciones extremas donde esté en riesgo evidente intereses vitales de Estados Unidos,
o que se presenten enormes oportunidades no previstas.
¿Cuál es la situación interna que atraviesa los Estados Unidos después
de tres años de anémica recuperación económica y amenaza con otro
episodio de ese tipo para el 2013 o el 2014? ¿Cuáles son las prioridades
de su política y qué margen de maniobra tiene el Presidente y otros
componentes del gobierno en la formación y despliegue de la política
exterior para introducir cambios sustantivos hacia determinadas áreas,
países y temas concretos? ¿Cabe esperar otros ajustes, o modificaciones
importantes? ¿Cuáles serían estas y a qué factores obedecerían? ¿Cuáles
son los principales retos percibidos para la política exterior de los Estados Unidos y los cursos de respuesta más probables?
Sin pretender responder a todas esas preguntas en profundidad y detalle, ni abordar de ese modo las distintas regiones, países o temas donde la
proyección externa de Estados Unidos y de sus aliados tiene un impacto
significativo, algunas evidencias sugieren el curso de los acontecimientos
y ofrecen indicios sobre las más probables tendencias futuras. Se busca
establecer elementos generales en los que cabe enmarcar la política exterior imperialista y sus tendencias en los próximos años, para caracterizar
el “esquema” de política exterior que parece ser más probable. Para cumplir este objetivo se toma en cuenta las visiones estratégicas oficiales, sus
prioridades y propósitos declarados, en medio de los márgenes en que
se encuentra, dada una fuerte división política interna y las condiciones
depresivas en que se mantiene la economía.
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
23
Factores internos y externos de la política estadounidense
La debilidad actual de la economía estadounidense, el lento crecimiento, el abismo fiscal parcialmente resuelto entre los últimos minutos
del 2012 y las primeras horas del 2013, la necesidad de ampliar el techo
de la deuda del gobierno y otras contradicciones no solucionadas entre
demócratas y republicanos en el Congreso, en sucesivos encontronazos,
constituyen un asunto que no favorece la inversión de mucho capital
político por parte de la administración Obama en política exterior. La
administración demócrata debe concentrar mucha energía y tiempo en
lidiar con asuntos cruciales como los problemas presupuestarios y las políticas económicas para alentar mayores ritmos de crecimiento, que no
están resueltos y deben resurgir a lo largo de los próximos años. Desde
esta perspectiva es sumamante claro que la política exterior, la proyección externa de Estados Unidos y su estrategia, están en última instancia
lastrados y determinados por la situación económica, que establece márgenes y obliga a redefinir opciones y variantes más convenientes para
conseguir los máximos beneficios dadas las nuevas condiciones actuales
y futuras.
La falta de acuerdo en una propuesta para reducir el déficit federal
obligó a la aplicación del mecanismo automático previsto en la Ley de
Control del presupuesto del 2011, denominado “secuestro” y como se esperaba, el resultado tuvo un efecto desestimulante para la economía, al
aumentar impuestos a un grupo de mayores ingresos y disminuir gastos
en distintos programas del presupuesto, frenando la demanda. Reducir
el déficit en un contexto de lenta recuperación es contraproducente al
crecimiento económico, lo que no permite excluir una nueva recesión
en el corto plazo, o cuando menos, la continuidad en los bajos ritmos
de crecimiento y relativamente altos niveles de desempleo —auque se
han venido reduciendo—, que han caracterizado a la economía hasta
ahora y constituyen el problema político principal. El alivio de la tensión presupuestaria y la elavada deuda pública se reduciría por razones
cíclicas sí se alentara el ritmo de crecimiento económico, pero la política
conservadora fiscal no permite un incremento de los gastos bajo ningún
concepto.
Ante tales circunstancias, la prioridad en la política interna y todo lo
que atañe directamente a la economía en sus distintas aristas y expresiones se dirige a contrarrestar en lo posible el desempleo, el aumento de las
24
Dr. Luis René Fernández Tabío
diferencias socioeconómicas internas, la reducción de las capas medias,
el aumento de la pobreza sobre todo de las llamadas minorías y entre
estas las de origen latinoamericano y caribeño. Todo ello constituyen
obstáculos para desplegar una política exterior muy activa.
Tal afirmación no debe interpretarse desde la periferia del capitalismo global, como un retraimiento general en la proyección externa de
Estados Unidos en toda la línea, ni mucho menos de su impacto. No
debe olvidarse que por razón del enorme tamaño de su economía, un
por ciento relativamente pequeño de su presupuesto dedicado a esta
esfera, sumado a los recursos privados, el accionar de sus transnacionales
y el empleo de todos sus instrumentos (económicos, políticos, militares,
diplomáticos, ideológicos, culturales e información), la proyección externa de Estados Unidos tiene enorme influencia en los países y regiones de
destino en correspondencia con los grados de asimetrías existentes.
Un tema de política interna con significativas implicaciones para
las relaciones exteriores de Estados Unidos está vinculado a la reforma
migratoria, o políticas en este terreno. Se trata de un tema sumamente
espinoso, que fue dejado pendiente ante el desgaste de otras batallas
priorizadas por la administración Obama durante el primer período,
como la controversial reforma de salud, que incluso después de ser ley
sigue siendo un tema candente. Sería muy positivo para las relaciones
con países de América Latina y el Caribe, sobre todo para México, Centroamérica y el Caribe un avance en esta esfera, pero también es un asunto complejo y sensible a lo interno por razones políticas, económicas y
hasta de identidad nacional.
No puede descartarse el progreso en política migratoria durante
este segundo período de Obama, en tanto los republicanos también
necesitan de algún modo contemporizar con los latinos con las miras
puestas en las elecciones de medio término en el 2014, dada su creciente
significación demostrada en las elecciones del 2012. La reforma migratoria, si bien tendría trascendental implicación para las relaciones con
los países grandes emisores de estos flujos, no constituye en sí misma
un tema movilizado principalmente desde la política exterior. En todo
caso se introduciría por su relevancia doméstica económica y política,
por la sensibilidad del asunto para el apoyo de un creciente número de
votantes latinos y caribeños, y no por las consecuencias sobre los países
de origen de estas personas.
Usualmente se piensa que los presidentes estadounidenses durante su
segundo período en la Casa Blanca, tienen una proyección más activa en
política exterior, en búsqueda del “legado” de su presidencia. Esta idea se
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
25
justifica en parte también porque es el campo con mayores posibilidades
de acción, considerando las limitaciones impuestas por el Congreso en
otros asuntos y porque ya no está en juego el importante asunto de la
relección.
Sin embargo, las posibilidades de que la administración Obama pueda establecer ese sello a su gobierno y dejar una marca en la historia,
aunque no se puede descartar, tampoco está asegurada. El presidente
estadounidense enfrenta no solamente obstáculos políticos y socioeconómicos internos, sino que debe lidiar con complejas condiciones y
difíciles retos en la arena internacional. La “línea roja” fijada por Obama
para la intervención y los acontecimientos posteriores después del avance de la propuesta rusa para destruir los arsenales químicos, aunque es
positivo, deja en una posición débil al presidente estadounidense frente
a las críticas de los republicanos y sobre todo los neoconservadores.
Los cambios en la correlación internacional de fuerzas por el ascenso
de países considerados potencias emergentes, junto a la declinación hegemónica relativa de Estados Unidos, expresada sobre todo en la esfera
de la economía y a raíz de la última crisis económica y financiera (20072009) y su secuela 2009-2012, influyen en el escenario internacional en
que la política estadounidense debe actuar. A ello se puede agregar la
crisis económica-financiera dentro de la Unión Europea, que ha llegado
hasta poner en entredicho el futuro del euro, así como el ascenso de países como China, India, Brasil, Sudáfrica, sumados a Rusia, e incluso Irán
en el Medio Oriente, y la formación y desarrollo de un nuevo regionalismo en América Latina al margen de los Estados Unidos y Canadá, como
claros signos de los nuevos tiempos, que de un modo u otro se oponen
a la hegemonía estadounidense y retan su sistema de dominación en
distintos grados.
No puede hablarse del surgimiento de un nuevo orden, o del fin de
la hegemonía estadounidense, a pesar de evidencias de su declinación
relativa, ni mucho menos el liderazgo de Estados Unidos en la política
mundial en el corto y hasta mediano plazo, pero sus enormes recursos
y capacidades, militares, económicos, político-diplomático e ideológicocultural y propagandístico, se enfrentan a una realidad mucho más compleja y desafiante, poniéndose en evidencia sus límites. Ello parece inducir un tipo de orientación política, que sin ser aislacionista y excluyente
en el sentido tradicional, tiende a reducir su involucración internacional
directa y unilateral a los casos críticos, o los desafíos considerados clave
para su seguridad nacional e intereses económicos vitales y busca nuevas
coaliciones, alianzas e intrumentos para cumplir sus objetivos.
26
Dr. Luis René Fernández Tabío
Por razones objetivas parece consolidarse en la visión estratégica
sobre la política exterior estadounidense, que no es aconsejable seguir
involucrando a sus fuerzas militares en intervenciones convencionales
ante cualquier conflicto internacional, sino que se debe discriminar y
actuar de modo más cauteloso solamente cuando estén en juego sus intereses vitales.21 A partir de ello se sugiere apoyarse más en las fuerzas de
los aliados locales y regionales, las alianzas y los esfuerzos multilaterales
para avanzar sus intereses y reservarse para intervenir directamente en
los casos críticos, que verdaderamente ponen en juego intereses vitales
estadounidenses.
Perspectivas generales de la política exterior en el corto plazo
La división en la sociedad estadounidense, no solamente entre los
ricos y pobres, sino al interior de la clase dominante, expresada en la
pugna política ideológica que caracterizaron las elecciones del 2012 y
se mantiene después de esa contienda política, no parece encontrar un
apaciguamiento antes del 2014. Aunque puedan alcanzarse acuerdos
parciales en algunos temas, no debe esperarse se realicen con facilidad,
a menos se trate de temas trascendentales vinculados a la estabilidad y
seguridad de Estados Unidos, en los que la autoridad del Presidente es
difícilmente retada.
Por lo tanto, la problemática económica seguirá absorbiendo una
parte principal de los esfuerzos y prioridades del gobierno en los próximos años, en que todavía no cabe esperar un alivio significativo a la
situación presente. Sin embargo, con posterioridad al 2017 y sobre todo
a partir del 2020 podría esperarse un mejoramiento de la economía estadounidense y su posición internacional, debido tanto al balance de los
desequilibrios internos e internacionales y sobre todo a las previsiones
sobre la autosuficiencia energética de Estados Unidos y sus potencialidades de convertirse de nuevo en exportador neto de combustibles fósiles
a partir de esa fecha.22
Tales condiciones y la prioridad en los temas internos y sobre todo
económicos sobre los asuntos de política exterior, reduce relativamente
la atención y los recursos destinados a esta esfera, a la vez que se observa
el interés de una menor y más “racional” participación en asuntos externos “no vitales”, debido a la necesidad de un empleo más eficiente de los
escasos recursos de modo flexible, pragmático y realista.
21George Friedman: “The Emerging Doctrine of the United States”, Stratfor. October 9, 2012, http://www.stratfor.com/
weekly/emerging-doctrine-united-states?utm_source=freelist-f&utm_medium=email&utm_campaign=20121009&utm_
term=gweekly&utm_content=readmore&elq=7fe050124eaf4d8099c0dd7670270a78.
22International Energy Agency. World Energy Outlook. 2012. http://www.worldenergyoutlook.org/.
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
27
Se ha llegado a esbozar un nuevo reordenamiento de la política
exterior, que concentra su atención en lo que se consideran los principales retos, pero además se alienta la coordinación de política con otros
aliados y dejar actuar a los agentes locales, las elites y grupos clasistas
trasnacionales dentro de cada país. Ello supone no solamente posponer
la intervención militar directa, reducir sus costos humanos y materiales,
sino concentrar la atención y los recursos sobre los principales retos. De
ese modo se pretende aprovechar las oportunidades de avanzar sus intereses en aquellas áreas geográficas, regiones o países donde se percibe
mayor dinamismo y consistencia con los patrones estadounidenses. El
empleo de otros instrumentos se fortalece, incluyendo el llamado poder
blando y las llamadas intervenciones en conflictos de “baja intensidad”.
Como una perspectiva sintética de las direcciones fundamentales de
la política exterior de Estados Unidos, puede tomarse las prioridades presentadas al Congreso en el 2012 por el Departamento de Estado.23 Tales
prioridades fueron referidas a cinco objetivos, que desde esta perspectiva
se mantienen en líneas generales: 1ro. sostener las misiones militares en
la “línea del frente”; 2do. el programa Asia-Pacifico; 3ro. apoyar el proceso de “transición Árabe”; y la cuarta y quinta: de carácter más general,
referidas al empleo de diplomacia en apoyo a los intereses económicos
(economic statecraft) de Estados Unidos y el enfoque específico sobre la
defensa (diplomacy & defense), que se refiere a la asistencia con fines de
seguridad, naturalmente subordinada al resto de sus intereses.
La primera prioridad presenta el proceso de repliegue y apoyo a las
fuerzas militares de Estados Unidos, principalmente en los Estados ubicados en la “línea del frente”: Afganistán, Iraq y Pakistán, de modo que
no se produzca un retroceso asociado a la retirada de los contingentes
militares. Estas partidas de financiamiento, aunque presentan una reducción importante respecto a las etapas precedentes, son todavía muy
importantes. En este ámbito debe destacarse el propósito de la retirada
de los efectivos militares en acciones combativas hasta donde sea posible,
e ir otorgando mayor participación a los aliados locales. Un mayor enfoque multilateral se evidencia en esta aproximación.
El segundo objetivo tiene un significado mayor en la visión perspectiva, estratégica, porque se refiere a los intereses económicos en el área
considerada centro de expansión económica futura. Se define la región
de Asia Pacífico, entendida en un sentido amplio, que supone una nueva
división política y económica del mundo y las prioridades imperialistas.
En realidad se trata de una visión geoeconómica de “Asia-Pacífico”, que
23Testimony of Secretary of State Hillary Rodham Clinton, 2013 Budget Request for the State Department and USAID. House Foreign Affairs Committee. Washington DC, February 29, 2012, pp. 2-5.
28
Dr. Luis René Fernández Tabío
se extiende en correspondencia con las redes, alianzas y cadenas productivas y de valor que articulan los centros económicos y financieros
desde y hacia estas regiones. Por ello se incluye aquella parte de América
con costas al mar Pacífico, desde que Estados Unidos y Canadá, pasando
por México, Colombia, Perú y Chile, coincidentemente sus más cercanos
aliados políticos y económicos en el Hemisferio Occidental, aquellos que
tienen acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y se encuentran
negociando lo que se ha dado en llamar la Alianza Transpacífico.
La tercera prioridad se refiere al apoyo económico, político y en
materia de seguridad, en alianza con fuerzas locales y países de la región junto a otros aliados de la OTAN hacia los países en que se han
desatado procesos dentro de la denominada “Primavera Árabe”, e incluye el Medio Oriente y Norte de África. Aunque los resultados han sido
contradictorios, se identifica como un interés principal alentar “reformas
económicas y políticas” consistentes con los intereses estadounidenses de
establecer democracias liberales y economía de mercado.
Es en este objetivo donde se expresan mejor lo que pudiera denominarse la política que viene caracterizando lo nuevo en las intervenciones
dentro de la política exterior estadounidense. Apoyar a las fuerzas locales y regionales, en coordinación con los aliados, para dejar que actúen
hasta lograr los objetivos propuestos, reservando la intervención militar
directa solamente para las situaciones extremas o más graves, interpretadas como retos a sus intereses fundamentales.
En el plano de la política económica externa, la diplomacia al servicio
de la economía y la “diplomacia y la defensa” (cuarta y quinta prioridad)
se expresará un pragmatismo y continuidad en el empleo de la construcción de espacios de libre comercio como instrumento principal de su
política económica y respaldo a sus intereses, tanto de inversiones como
de comercio en un estrecho vínculo con los enfoques de seguridad. Aquí
se incluyen los temas tradicionales de la seguridad y aquellos vinculados
al “terrorismo”, narcotráfico y el interés de emplearlos como un manto
de intervención de “baja intensidad”, en las llamadas guerras asimétricas,
donde participan distintos programas de financiamiento con propósitos
“económicos” y de “seguridad”.
Naturalmente acompañado del uso de sanciones, y el empleo de
los programas de asistencia que entremezclan la “prosperidad” con la
“seguridad” en todas sus expresiones, como se han presentado hasta el
presente y se continuará su despliegue durante los próximos años, pero
tratando de concentrar mejor los programas para disminuir los costos y
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
29
hacerlos más eficientes. Es decir, programas para el “desarrollo y defensa”, ofrecen asistencia a países con graves situaciones de pobreza, enfermedades, hambre y cambio climático, que puedan dañar la “seguridad
humana”, pero esa ayuda quedará siempre subordinada, condicionada, a
cumplir con los objetivos e intereses tradicionales de la política exterior
estadounidense.
Dada la necesidad de estimular la creación de empleos, en la política
económica externa, la firma de acuerdos de libre comercio con países
cuyos proyectos políticos son afines, se mantendrá, pero la prioridad será
la amplicación hacia el despliegue de acuerdos de integración profunda
como aspecto principal. Estos procesos de negociación serán limitados
en tanto el presidente no dispone de la cláusula de negociación conocida
como Autoridad de Promoción Comercial (Trade Promotion Authority,
TPA).
Desde la perspectiva estratégica de Estados Unidos, aunque no aparezca abiertamente presentado como parte de su proyección hacia los
países del “Tercer Mundo”, la problemática energética ocupa un lugar
principal, de lo que no se excluye el mercado de biocombustibles, aspecto de significación en las relaciones con Brasil y con otros países tanto en
Medio Oriente, Eurasia, África y América Latina y el Caribe.
En medio de un escenario económico en general sombrío por lo menos hasta el 2017, en dependencia de los resultados de la reforma energética y las decisiones sobre zonas para la explotación de los yacimientos
propios, el empleo de nuevas técnicas ahorradoras y el empleo de fuentes
renovables alternativas. De ser positivos y reducirse los costos de la energía, los resultados en este terreno podrían contribuir a recomponer a
más largo plazo la posición económica de Estados Unidos y favorecer
su inserción en la matriz energética de todas las regiones, incluyendo a
China y Europa.
La reducción relativa de los precios del combustible, o su estabilidad
respecto a la moneda estadounidense, constituye un aspecto estratégico y de gran significación para el funcionamiento de las finanzas y la
economía mundial en general y de la estadounidenses en particular,
en una situación de profundas secuelas de la crisis, aún sin solucionar
totalmente. La producción de petróleo y gas de Estados Unidos ha venido aumentando progresivamente y se espera que el proceso continúe,
siendo esto un aspecto crucial en la reconfiguración de las relaciones
internacionales y el papel estadounidense en ellas.
30
Dr. Luis René Fernández Tabío
Geoeconomía y geopolítica en la formación de politica exterior:
entre mega-regiones y rebalances
Una de las formas de avanzar en el empeño de comprender las tendencias perspectivas de la política exterior de Estados Unidos es explorar
no solamente el discurso oficial de la política estadounidense y sus principales acciones. También se deben considerar las evaluaciones colegiadas por grupos de la clase dominante, que ofrecen sus visiones sobre
los escenarios futuros y recomendaciones sobre el curso perspectivo que
debe tener su política exterior en las próximas décadas mediante informes de comisiones de estudios elaboradas por centros de pensamiento e
instituciones académicas en ese país.
En momentos históricos identificados por la mutación significativa
de las condiciones económicas, políticas y sociales de Estados Unidos, en
un mundo a su vez cambiante, estas percepciones y recomendaciones de
los llamados centros de pensamiento adquieren un mayor valor para las
estrategias de política exterior. Así sucedió al final de la Segunda Guerra
Mundial, cuando Estados Unidos se colocó en la cima de su hegemonía
como centro indiscutido del imperialismo mundial, y un proceso contrapuesto comenzó a evidenciarse en el período previo y los primeros años
posteriores a la contrarrevolución conservadora y neoliberal de finales
de la década 1970 y principios de 1980.
En la actualidad, la visión sobre el futuro de Estados Unidos y su
lugar en el mundo no está precisamente plagada de optimismo, ni se
puede afirmar que se ha arribado a un consenso. Sin embargo, se están
introduciendo recomendaciones y enfoques de política mediante informes elaborados por centros de pensamiento y comisiones especiales. En
estos documentos están presente las proyecciones sobre los principales
retos y oportunidades, variados escenarios y las perspectivas estratégicas
sobre lo que deberá ser su política en los próximos años, incluyendo la
problemática de política exterior.
A partir de estas previsiones y análisis se irá gradualmente conformando una nueva política exterior, que aunque mantenga como hasta
ahora sus principales objetivos, está siendo ajustada a sus posibilidades y
a las proyecciones de los escenarios que ellos mismos consideran deben
enfrentar.
Si se consideran algunos de los acontecimientos de crisis política y
conflictos recientes más importantes, como Libia, Egipto y Siria, se aprecia la génesis o las manifestaciones primarias de una nueva proyección
de política exterior, sobre todo en lo concerniente a la intervención militar y el modo y las condiciones para llevarla a la práctica.
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
31
La política actual de Estados Unidos en el segundo período de Obama
ya muestra algunas evidencias de ese nuevo patrón de política e intervención en la política y la economía global, aunque todavía no se haya
desplegado totalmente. Es importante reconocer que las proyecciones
y recomendaciones derivadas de centros de pensamiento de la talla de
Atlantic Council, Rand Corporation, Inter-American Dialogue, Brookings
Institution y de otras instituciones, se proyectan en un horizonte de tres
décadas, lo que sin dudas brinda una visión estratégica del imperialismo
y esboza algo de los retos internacionales que deberán enfrentarse en
los próximos años. Más allá de su declinación como centro hegemónico
imperialista, que algunos de estos análisis comparten, para los países de
América Latina y el Caribe, y sobre todo los que se encuentran en su
más próxima vecindad, este asunto no tendrá la misma relevancia, pues
necesariamente tendrá un impacto de gran intensidad dada la cercanía
geográfica, variable que no se modifica.
Se supone que las percepciones sobre la posición geoeconómica de
Estados Unidos y las perspectivas que se manejan por sectores clave de
su clase dominante, derivan la política futura que debe llevar el imperialismo. Es decir, dada esa visión futura del mundo se aconsejan políticas
en beneficio de los intereses y el liderazgo de Estados Unidos, que toman
en cuenta tanto su posición esperada, como la del resto del mundo, y
sobre todo la de los principales “actores” en tal escenario, entre los que
se señala a China como prioridad.
Entre las visiones de largo plazo que se han presentado en Estados
Unidos y a la vez están sirviendo para definir las nuevas estrategias está la
presentada por el Consejo Nacional de Inteligencia (National Intelligence Council) para el 2030,24 que establece entre sus predicciones “megatendencias” —que han sido definidas como aquellas virtualmente expresadas en la actualidad, pero se espera adquieran mayor momento en 15 o
20 años. Una tendencia muy relevante para la configuración sistema de
relaciones mundiales referiere a la “difusión de poder” y se plantea que:
“Asia está en condiciones de superar a Norteamérica y Europa en poder
económico global, pero no habrá ningún poder hegemónico. El poder
de otras potencias no occidentales, Estados de nivel medio crecerá”. No
parece haber duda entre los expertos estadounidenses, sobre el lugar económico declinante de Estados Unidos y Europa. El poder se desplazará
hacia redes y coaliciones en un mundo multipolar.” Dada esa visión, el
tamaño del PIB, la población, los gastos militares y las inversiones tecnológicas podrían no ser suficientes para valorar la posición relativa de las
24National Intelligence Council. Office of the Director of National Intelligence. Global Trends: Alternatives Worlds.
December 2012, 140 pp. www.dni.gov/nic/globaltrends.
32
Dr. Luis René Fernández Tabío
potencias en el mundo, por lo que se deben introducir nuevas variables
e indicadores más apropiados.
Sobre el futuro de Estados Unidos en el sistema mundial se identifican dos escenarios, dependiendo de la capacidad estadounidense de
mantener su papel como “actor líder”, impulsada por la posibilidad de
lograr su “independencia energética”. El escenario de la independencia
energética supone que Estados Unidos logre su autosuficiencia energética sobre todo con la extracción de gas de esquisto, que podría lograrse
para el 2020. No obstante, se podrían generar obstáculos si las normas
ambientales y los temores sobre la contaminación del agua asociado al
proceso tecnológico no se allanan de modo conveniente.
La perspectiva de Estados Unidos y su posicionamiento para el 2014
presume el restablecimiento de su situación económica, incluyendo
dolorosos ajustes asociados a los déficit fiscal y la deuda, que conjuntamente con desarrollos tecnológicos y avances en la autosuficiencia y
el costo de la energía, principalmente, podría mejorar su situación. La
otra variable estratégica para la restructuración del sistema de poder son
las redes y las coaliciones y es ahí donde se encuentra otro aspecto que
Estados Unidos busca desplegar.
La declinación relativa de poder estadounidense y el ascenso más
acelerado de Asia, sobre todo China y la India y otras potencias medias,
plantea un importante reto para la posición ventajosa de Estados Unidos
en la configuración multipolar del mundo. La clave de este asunto desde
la perspectiva de Estados Unidos se basa en el despliegue y participación
en mega-regiones, integradas bajo los principios y objetivos de los llamados acuerdos de integración profunda de libre comercio e inversiones,
que le permitan balancear el ascenso de otras fuerzas con la suya y la de
sus aliados.
El enfoque del rebalance se ha planteado esencialmente mediante
dos súper o mega acuerdos de integración “profunda” principales, que
supone un nivel superior al alcanzado en los acuerdos de libre comercio
de primera generación establecidos en la década de 1990. Su articulación se basa en las cadenas globales de valor, productivas y de servicio,
que traspasan las regiones convencionales y configuran nuevos espacios
geoeconómicos y geopolíticos.
Para ello Estados Unidos está proyectando dos grandes alianzas megaregionales, una que abarca el aliado histórico con Europa, la Alianza
Trasatlántica y otra con el centro de poder futuro en el mundo, ubicado
en la región Asia- Pacífico: la Alianza Transpacífico. Vistas en conjunto
ofrecen una visión estratégica del sistema principal de redes y coaliciones
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
33
que Estados Unidos planea constituir para balancear la emergencia de
otros poderes en un mundo multipolar y mantenerse en el centro del
sistema de relaciones.
El componente Trasatlántico tiene una gran significación económica,
política y de seguridad en el reordenamiento de poder mundial pues la
Unión Europea se mantiene como un pilar clave de la estrategia de Estados Unidos para Eurasia. La economía trasatlántica representa el 54%
del PIB mundial. Europa es el mayor inversionista en Estados Unidos. La
alianza económica profunda con la Unión Europea mediante un acuerdo de libre comercio e inversiones, no solamente tiene importancia
desde el punto de vista económico, sino que comparten los nutrientes
de la civilización occidental, valores democrático liberales que militarmente constituyen la OTAN y constituyen una fuerza multiplicadora de
la capacidad intervencionista de Estados Unidos.
En realidad la Asociación Trasatlántica ya existía en la práctica de las
relaciones establecidas al calor del Plan Marshall después de la Segunda
Guerra Mundial, el monto de las inversiones recíprocas, las magnitudes
del comercio y los flujos de capital financiero entrelazados mediante fusiones y adquisiciones corporativas son monstruosos. Estratégicamente
en un rebalance de poder, Estados Unidos quedaría como centro de la
gran agrupación de América del Norte, surgida con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con Canadá y México y ahora se
completaría la integración mega-regional, que agrupa a su vez el gran
mercado ampliado de la Unión Europea, que con independencia de las
tensiones generadas por la última crisis económica y financiera del capitalismo, sigue siendo un proceso de integración paradigmático.
La integración profunda entre Estados Unidos y la Unión Europea,
de ser exitosa representaría incrementos en los ingresos, las inversiones
y los ritmos de crecimiento de ambas partes, efecto nada despreciable en
economías aletargadas, con débiles ritmos de crecimiento, altos desempleos y graves problemas financieros, que no se espera se solucionen
en menos de una década. No menos importante es frenar el proceso de
creciente articulación de ambas economías con China, que han tenido
un mayor dinamismo en la última década.
La perspectiva consensuada por los estrategas y expertos estadounidenses y de otros países sobre el papel creciente de China, India y otras
potencias asiáticas y del Pacífico hace centrar la atención en Asia Pacífico, la llamada “región pivote”. Debe recordarse que Estados Unidos
participa en las reuniones de la APEC, y allí se promueven entre los
objetivos, facilitar las cadenas de suministro, reducir las distorciones
34
Dr. Luis René Fernández Tabío
de los mercados internos y otras tendencia proteccionistas que puedan
frenar a las inversiones y el comercio. Pero sin duda, la pieza clave en la
política de rebalance de Estados Unidos como potencia mundial en las
próximas décadas está en su participación en la Asociación Transpacífico
(Transpacific Partnership, TPP).
El interés en este esquema se debe a que el TPP constituye un ejemplo
de las más extensas geográficamente y profundas formas de integración
contemporánea que involucra a países de América Latina. Los llamados
acuerdos comerciales mega-regionales son importantes también porque
pueden influir en otros procesos de integración y asociación económica
regional, mega-regional y mundial. En el caso del TPP, debe subrayarse la
trascendencia que tiene desde el punto de vista del Hemisferio Occidental, al incorporar a Estados Unidos y servir de articulación con sus relaciones con algunos países de América Latina y el Caribe, que representan
intereses, o son funcionales a ellos, por razones no tan sólo económicas,
sino geopolíticas y de “seguridad nacional”.
Consideraciones finales
La declinación relativa del poder de Estados Unidos tiene antecedentes en el plano económico desde la década de 1970, pero fueron aparentemente revertidos por el ascenso de la llamada Revolución conservadora desde 1980. La caída del denominado socialismo “real”, contribuyó a
una sensación de victoria económica, política, ideológica y cultural de
Estados Unidos como potencia hegemónica global, e incluso se evidenciaron rasgos de unipolarismo impulsado por la influencia de corrientes
neoconservadoras en la política exterior de Estados Unidos.
La década de 1990 fue un período de alto creciento de la economía
estadounidense y del avance de acuerdos de libre comercio, que consolidaban el marco institucional de la economía global desregulada y
liberada. Los enfoques económicos del libre mercado y la desregulación
financiera configuraron una nueva estructura económica financiera
mundial centrada en el capital financiero y la especulación. Ello fue
acompañado por el aumento del crecimento de economías asiáticas
sobre todo, que además se convertirían en la virtual planta productiva
industrial del mundo.
La crisis económica financiera 2000-2001 y en especial la Gran crisis
2007-2008 por su alcance, profundidad y extensión mundial, marcó una
etapa o momento histórico de ruptura, que mostró la necesidad de un
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
35
replanteo en la visión estratégica de Estados Unidos, dada las expectativas de su reposicionamiento en el mundo.
Aunque el gobierno de Obama ha defraudado a los que esperaban
una trasnformación más profunda en la política de ese país, y la mayoría
de los analistas reconocen en su política exterior más continuidad que
cambio, se han puesto de manifiesto nuevos rasgos y características en
su proyección internacional, sobre todo a partir del segundo período
en la presidencia, modificaciones en las definición general de política,
el patrón de intervención y la identificación de estrategias a largo plazo
para mantener a Estados Unidos como principal potencia mundial.
Las intervenciones encaminadas al “cambio de régimen” por la vía
militar convencional directa y unilateral se someterán a una evaluación
más cuidadosa, tomando en cuenta la significación para los intereses de
Estados Unidos, los recursos involucrados y el papel de los aliados. El
caso de Iraq ha sido una lección en este sentido. El derrocamiento de
Saddam Hussein y su gobierno ha hecho evidente el fortalecimiento de
la posición de Irán en el Medio Oriente al romperse el equilibrio regional que existía por la confrontación entre Iraq e Irán, que representaba
un balance regional favorable a los intereses de Estados Unidos. Los casos
de Libia, donde la participación estadounidense fue articulada en los
marcos de la OTAN, y sobre todo el caso de Siria, parecieran representar
tanto los límites del accionar militar directo de Estados Unidos en la actualidad, como los rasgos distintivos de lo que parece establecerse como
un nuevo patrón de intervención.
En resumen, la política exterior de Estados Unidos hacia el “Tercer
Mundo” en el período 2014-2016 estará definida por una continuidad de
lo apreciado hasta 2013, y el mayor desarrollo o definición de los rasgos
que la misma ha presentado en los últimos dos años del primer período
de Obama en la presidencia y lo transcurrido del segundo.
La prioridad en su política exterior, en atención a los riesgos que suponen para su seguridad y la de los principales aliados de Estados Unidos el
ascenso del poderío Chino en Asia Pacífico, es el balance de fuerzas que
pretende realizar en las próximas décadas. En este esfuerzo desempeña
un papel importante las oportunidades y retos en la región del Medio
Oriente y el Norte de África, donde se han presentado crisis que deben
conducir acorde con sus intereses.
Las lecciones de este ejercicio hacen prever una política pragmática,
con una combinación de todos los instrumentos y enfoques de políticas,
apegadas al llamado poder inteligente, que vincula los intereses económicos y de seguridad, con los instrumentos “blandos” de influencia
36
Dr. Luis René Fernández Tabío
política, cultural e ideológica, y no descarta el uso de la fuerza militar
allí donde sea viable y las condiciones hayan madurado para reducir sus
costos, pero no lo identifica como el único o principal instrumento.
La toma de decisión sobre el alcance de la involucración estadounidense en los próximos años considerará el balance entre la significación
de sus intereses implicados y los riesgos asociados, tratando de conciliar
los principios y valores políticos, con intereses estratégicos y de “seguridad”. El despliegue se trataría de hacer con una involucración prudente
y flexible de la fuerza en cada caso.
La política estadounidense descansará más en la intervención indirecta, con un ascenso en el empleo de la asistencia a las fuerzas locales
y el apoyo a los elementos afines a sus intereses económicos, políticos e
ideológicos por regiones y países, con un esquema semejante al que se
ha desplegado en el caso de la intervención de Siria, donde las fuerzas
locales y los aliados regionales deben llevar el peso del conflicto. La intervención militar unilateral convencional y directa de Estados Unidos
quedará a la espera de las condiciones favorables, allí donde se considere
están en juego intereses vitales. La participación directa de las fuerzas
militares estadounidenses será principalmente con el empleo de medios
no tripulados, drones en acciones de inteligencia y combate, el uso de
pequeñas unidades altamente tecnificadas y de rápido desplazamiento,
pero se tratará de reducir la participación masiva de tropas en el teatro
de operaciones.
Distintos programas de asistencia a fuerzas locales y regionales en
los marcos del Departamento de Estado, de la USAID y de la Fundación
para la Democracia (NED) se mantendrán y reforzarán, según las condiciones específicas de los países de Asia, África y América Latina y el Caribe, siguiendo los patrones de intervención indirecta como ocurrió en el
caso del golpe en Honduras. En países con gobiernos revolucionarios y
progresistas, se seguirán desplegando programas para debilitarlos, incrementar su vulnerabilidad y revertirlos con empleo de fuerzas internas
y coordinación internacional, como se ha venido aplicando en los casos
de Cuba, Venezuela y también de Bolivia y Ecuador, en que se privilegia
el uso de intervención indirecta con participación de agentes locales y
aliados extranjeros.
Estos ajustes en la política exterior se deben a las experiencias extraídas y todavía en proceso de doloroso aprendizaje derivados de las
intervenciones militares en Afganistán y en Iraq y los conflictos “colaterales” con Paquistán por sus incursiones a ese país, los retos que se
identifican con Irán, así como los cambios de régimen y resultados de
EE.UU.: perspectiva geoeconómica mundial y nuevo patrón de proyección externa
37
los procesos de la llamada Primavera Árabe, que con frecuencia han establecido gobiernos que no representan convenientemente los intereses
estadounidenses y sus valores políticos e ideológicos, o incluso modifican
el balance regional de manera desfavorable para Estados Unidos y sus
principales aliados.
En el contexto de los próximos años no debe descartarse, aunque no
puede tampoco pronosticarse, intentos de retomar algún tipo de negociación con países emergentes y de gran importancia en el tablero de
la geoeconomía global. En este grupo de situaciones conflictivas que
podrían ser objeto de negociación bilateral o multilateral con participación de Estados Unidos, siempre y cuando se considere existen beneficios
económicos y políticos significativos para el gobierno estadounidense.
Aunque no son los únicos casos posibles, como ejemplos podrían incluirse las discrepancias con China en el terreno económico comercial y
político; el conflicto de Israel con Palestina y en la Península de Corea,
así como el asunto del uso de la energía nuclear con fines pacíficos de
Irán.
En términos estratégicos y de largo plazo, con un horizonte puesto en
el 2030, se ha presentado una visión de Estados Unidos para mantenerse
como principal potencia mundial en un sistema mundial multipolar y
sin la hegemonía de ningún país en particular. Para cumplir con este
propósito se plantea entre las principales direcciones, la política de rebalancear la posición de poder estadounidense a partir de alianzas megaregionales.
Entre estas alianzas mega-regionales se destaca la enfocada hacia AsiaPacífico, que debe servir de contrapeso estratégico al avance de China en
ese espacio geoeconómico: la Alianza Transpacífico. La segunda alianza
de este tipo se plantea con la Unión Europea, para beneficio común y
para minimizar la tendencia tanto de Estados Unidos como de la UE de
incrementar su respectiva interdependencia con China. Ambos procesos,
podrían servir de ser exitosos —escenario que no es nada seguro— para
balancear la posición de poder de Estados Unidos en las próximas décadas, amparada en su revigorización económica y un sistema de alianzas
mega-regionales, que despliega del Medio Oriente al Norte de África, sin
olvidar el Hemisferio Occidental.
La posibilidad potencial de que Estados Unidos pueda mantenerse
como una potencia principal en un orden multipolar y multilateral,
se apoya en la visión perspectiva en que las fuentes de poder no estarían determinadas tan directamente por el tamaño del PIB, la población, territorio y fuerzas militares, sino mediante formas más difusas y
38
Dr. Luis René Fernández Tabío
complejas del poder. En tales condiciones tendría más importancia el
sistema de alianzas y la significación de las tecnologías de la información
y las redes, así como la aplicación de nuevas tecnologías que soportan las
fuentes de inteligencia global en su sentido más amplio y se consideran
parte de una Tercera Revolución Industrial. Ello acrecentaría la significación de los instrumentos del poder blando, actuando sobre todas las
esferas de la sociedad y en los campos de la energía, la bioingeniería y
las manufacturas. Se considera que Estados Unidos debe mantener una
posición privilegiada en el control de estas esferas, cada vez más importantes como fuentes de poder en la nueva configuración de las relaciones
internacionales en el mundo.
Los Estados Unidos
perspectivas y opciones de los procesos
político-ideológicos internos*
Dr. Jorge Hernández Martínez
Sociólogo y politólogo. Profesor Titular y Director del
Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos
(CEHSEU), Universidad de La Habana
Si la victoria electoral del candidato demócrata Barack Obama en los
comicios de 2008 había constituido un acontecimiento de gran trascendencia en la historia política norteamericana, con resonancia mundial,
su relección y el ulterior desenvolvimiento del primer año de su segundo mandato no lo serían menos.
Más allá de la coyuntura electoral de 2012, cuyo análisis propició
los habituales pronósticos sobre la significación y las proyecciones de
la nueva etapa de la presidencia demócrata, es posible evaluar ahora,
con el beneficio del tiempo transcurrido, las perspectivas y opciones del
proceso político norteamericano, asumido con una visión de conjunto
y dirigiendo la mirada hacia el despliegue de la década en curso, con
especial referencia al ámbito interno.
En medio de una complicada situación interna, junto a un no menos
complejo entramado internacional, los Estados Unidos se enfrentan en la
actualidad a tendencias y contradicciones sin definiciones claras y precisas en cuanto al modo de encarar retos, resolver problemas y aprovechar
oportunidades. A nivel doméstico, la nación ha permanecido marcada
por dificultades económicas, promesas incumplidas, insatisfacciones populares, polarizaciones políticas, rivalidades ideológicas, en tanto que en
el ámbito externo el país ha seguido inmerso en confrontaciones bélicas,
dentro de un escenario internacional de crisis, conmociones sociales e
inestabilidad política. En su articulación, tales fenómenos y conflictos
caracterizan el rumbo actual de los Estados Unidos, gravitando también
sobre su futuro en el corto y mediano plazos.
*Versión actualizada y ligeramente modificada de la intervención especial realizada en la I Conferencia Internacional
de Estudios Estratégicos auspiciada por el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) en La Habana, del
16 al 18 de octubre de 2013.
40
Dr. Jorge Hernández Martínez
El presente artículo reflexiona sobre el contexto y los procesos que
se entrelazaron en la coyuntura electoral de 2012 y examina la escena
que se conforma a partir de entonces, formulando algunas hipótesis que
permitan distinguir las perspectivas y opciones de los Estados Unidos e
interpretarlas en un análisis global de la política interna bajo la segunda
Administración Obama. La comprensión adecuada de sus alcances y límites en los próximos años, aporta una útil herramienta analítica al pensamiento crítico comprometido con un mundo mejor, que es posible.
Con esa intención, la exposición se organiza en tres partes: la primera
coloca de forma abreviada el marco teórico e histórico del que parte el
análisis. La segunda se detiene en el mencionado proceso electoral de
2012, destacando sus características e interpretando razones, condicionamientos y significados. Por último, se valora el entorno de la política
interna norteamericana al comenzar 2014, procurando discernir las tendencias en curso y la alternativa más probable que se proyecta hacia el
devenir de lo que resta del segundo decenio del siglo XXI.
Marco teórico e histórico: el sistema político,
el proceso electoral y la cultura nacional
Existe una amplia gama de definiciones en la literatura científicosocial contemporánea sobre el sistema político. Para algunos autores,
dicho concepto distingue al conjunto de interrelaciones políticas existentes en los marcos de la sociedad,1 en tanto que para otros, el sistema
político comprende un complejo de ideas (principios, leyes, soportes
doctrinales), que complementan el contenido de una determinada teoría
y forma de gobierno,2 sin considerar el substrato material consustancial
a esa estructura. El presente análisis se acoge al criterio de no restringir el
concepto de sistema político sólo a la estructura u organización política
de la sociedad, o sea, al conjunto de organizaciones, organismos e instituciones políticas, y considera que el mismo abarca otros elementos, como
las relaciones políticas (relaciones dentro de la organización política y
de esta con la sociedad en su conjunto); los elementos reguladores del
sistema (normas políticas y jurídicas, especialmente la Constitución y las
leyes de un país) y la cultura, ideología y procesos de socialización políticas (como elementos de índole subjetiva, orientados al afianzamiento,
desarrollo y mantenimiento de un determinado sistema social. Desde
esta perspectiva, el concepto de sistema político rebasa o amplía la noción
1Véase el análisis que realiza Emilio Duharte Díaz, “Sistema político cubano: particularidades de su formación y desarrollo”, en Teoría Sociopolítica. Selección de Temas, tomo II, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2002 (Colectivo de
autores, Compilación y edición científica del propio autor de este artículo). Ver del mismo autor: “Los sistemas políticos:
Algunas reflexiones teóricas y comparadas”, en Revista Política Internacional, ISRI-MINREX, No.3, 2004. Véase también: Ch. Debbach y Y. Daudet: Léxico de términos políticos, París, 1974, p. 253.
2Véase I. Hoose: Systems analysis in public policy. A critique, London, 1974, p.16.
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
41
de sistema de gobierno (que en ocasiones se asume como equivalente), e
incluye a otros componentes, como los partidos políticos, grupos de poder, normas político-jurídicas, así como los valores culturales y procesos
ideológicos, muchos de los cuales desempeñan una función reguladora.3
Las características del sistema político norteamericano están condicionadas por factores que hallan expresión desde muy temprano en
la propia aparición e historia de la nación: su carácter presidencialista,
el federalismo, la división de poderes, el bipartidismo, el principio de
pesos y contrapesos, el cabildeo, y las particularidades de las corrientes
ideológicas y del proceso electoral. Los fundamentos del gobierno estaban claros desde el texto constitucional: “un gobierno que pueda actuar
por sí mismo, pacíficamente, sin necesidad de recurrir constantemente
a las legislaturas estatales” (federalismo); “la organización del gobierno
en Legislativo, Judicial y Ejecutivo (división de poderes); “la negativa
dada al Ejecutivo, en conjunto con un tercio de la Cámara” (pesos y contrapesos).4 Ese entramado tiene, a su vez, un basamento esencial en el
tejido objetivo y subjetivos, de relaciones sociales y de valores, que sirve
de sustrato económico y sociocultural a la constitución y desarrollo del
mencionado sistema.
“Los Estados Unidos son una federación de estados —señala Ramón
Sánchez-Parodi—, y cuando los Padres Fundadores adoptaron la Constitución el 17 de septiembre de 1787, estipularon en su artículo II, sección
1, que el presidente y el Vicepresidente serían elegidos por electores,
designados de la manera que la Legislatura de cada estado determinase;
y en número igual al de senadores y representantes a que tuviese derecho enviar al Congreso Federal. Estos electores constituirían el Colegio
Electoral encargado de elegir al Presidente y al Vicepresidente. Un candidato tendría que obtener más del 50% de los votos para ser elegido
Presidente”.5
Así, el sistema electoral de los Estados Unidos es uno de los ejes centrales del sistema político de ese país. No podría ser de otra forma, debido a que ese sistema político, según fue concebido por los citados Padres
Fundadores de la nación en el último cuarto del siglo XVIII, descansa
sobre un sistema de gobierno “con el consentimiento de los gobernados.”
De ahí que sea el voto, la elección, la manera casi exclusiva en que los
gobernados puedan expresar, dentro del marco político-jurídico establecido, ese consentimiento.
3Véase Martha Prieto Valdés: “A propósito de la utilización de los conceptos de Sistema Político y Sociedad Civil”, en
Revista Cuba Siglo XXI, Internet, www.nodo50.org/cubasigloXXI/.
4Véase Thomas Jefferson to James Madison on the ´Oppressiveness´ of an ´Energetic´ Government and the Need for a
´Bill of Rights´ in the New Constitution”, en Andrew Carroll (Editor), Letters of a Nation. A Collection of Extraordinary
American Letters, Broadway Books, New York, 1999, p. 76.
5Ramón Sánchez-Parodi : “¿E Pluribus Unum? Reflexiones sobre las elecciones de 2004: Antecedentes e incidencia en
el futuro de los Estados Unidos de América”, en Jorge Hernández Martínez (Coordinador), Los Estados Unidos a la luz
del siglo XXI, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2008, p. 34.
42
Dr. Jorge Hernández Martínez
De ese modo, el sistema de gobierno y el sistema electoral están estrecha e interactivamente entrelazados. Diversos procesos o pasos dan
muestra de la centralidad del voto en el sistema político estadounidense.
Tómense como ejemplos los ejercicios cuatrienales para la captura de
la Casa Blanca, es decir, la elección del presidente y vicepresidente de la
federación; las elecciones legislativas cada dos años, en que se renueva
la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado; las
elecciones estaduales para gobernadores y los legisladores a ese nivel,
y las locales en que se eligen los alcaldes y una serie interminable de
otros funcionarios locales. Todos ellos son expresivos de la centralidad
apuntada.
Aunque el sistema político norteamericano se presenta a sí mismo
como una democracia, según lo puntualiza Rosa López, “ninguno de los
dos documentos fundacionales de la república, la Declaración de Independencia de 1776 o la Constitución de 1787, pilar central de sistema
político norteamericano y aún vigente, menciona la palabra 'democracia'. De hecho, los principios sobre los que se erigió este sistema, como el
de 'balance y contrapeso', entre las tres ramas de gobierno, la Ejecutiva,
la Legislativa y la Judicial; el férreo control de los cargos electivos por
parte de los dos partidos principales, y la elección como la única forma
de participación de los ciudadanos en los procesos políticos, indican que
el sistema político norteamericano fue diseñado para que los poderes
del Estado que se creaba a partir de la independencia de las Trece Colonias británicas quedaran firmemente en manos de la clase burguesa
dominante, y no fueran amenazados sus intereses por la irrupción de las
masas con sus demandas democráticas”.6 Para ello, se requería que talas
definiciones se integraran en el imaginario popular, formando parte
orgánica de la cultura política nacional.
Además de las elecciones presidenciales que se celebran cuatrienalmente en los Estados Unidos, siempre a comienzos del mes de noviembre, tienen lugar cada dos años las llamadas de “medio término” porque
no coinciden con las elecciones presidenciales. Son esencialmente elecciones locales, en las que son renovados o ratificados los 435 escaños de
la Cámara de Representantes, 33 de los 100 escaños senatoriales y 36 de
los gobernadores de los 50 estados.
Los partidos políticos tradicionales de los Estados Unidos, el Demócrata y el Republicano, son los principales contendientes en las elecciones a todos los niveles, aunque, por supuesto, no son los únicos partidos
políticos que existen. Los Demócratas y los Republicanos, sin embargo,
monopolizan el juego político electoral, al punto de ser considerados
6Ver Rosa López: “El sistema electoral en el marco del sistema político en los Estados Unidos”, Avance de Investigación,
CEHSEU, Universidad de La Habana, La Habana, 2008.
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
43
poco más que coaliciones electorales en pugna por ocupar los cargos
electivos.
Cuando se habla de cultura política, generalmente se le comprende
desde las ciencias sociales como una síntesis, conformada por un conjunto de orientaciones, pautas y valores —relativamente estables—, que caracterizan las relaciones entre los diversos grupos sociales con respecto al
poder político, y que condicionan la experiencia del desarrollo político
de la sociedad.7 Dicho de otro modo, es un punto de referencia clave para
comprender el sustrato subjetivo del sistema político, para entender los
contenidos doctrinales, los soportes ideológicos que nutren, pongamos
por caso, la imagen de los intereses nacionales, el discurso en torno a la
seguridad nacional, las actitudes que refleja la población a través de las
encuestas referidas al liderazgo político del país, o los argumentos que
alimentan la política exterior. La cultura política comprende al conjunto
de actitudes, creencias, valores y tradiciones que dan lugar a las normas
que comparten los integrantes de una sociedad, con respecto a los fenómenos relacionados con la dinámica clasista y partidista.8
Como indica Silvia Núñez García, “en estrecho vínculo con la historia nacional, la mayoría de los estadounidenses se congrega en torno a
una cultura política cuya orientación es eminentemente pragmática e
individualista, circunstancia que incide en la percepción popular de las
características y el funcionamiento de las instituciones que emanan de
ella, así como de las prácticas y fuerzas políticas”.9 Debe agregarse que dicha cultura se conforma en un contexto histórico definido por un orden
democrático en el que la participación popular efectiva se compromete
con un sentido de representatividad amparada en la ideología liberal
que desdibuja la naturaleza del verdadero ejercicio de la democracia. Es
decir, los valores políticos fundamentales que sostienen la sociedad norteamericana —como la libertad y la igualdad—, se articulan alrededor
de un modelo pluralista en cuyo centro se ubica la figura del ciudadano,
pero con marcadas expresiones de exclusión, discriminación, restricción
de derechos, intolerancia y marginación, a partir del modo en que se rechaza todo aquello que no encaja en el patrón étnico, racial, religioso, de
los llamados wasps (blancos, anglosajones, protestantes, de clase media).
La configuración histórica de los Estados Unidos, sus antecedentes
coloniales y en particular, el proceso de formación de la nación, junto
7Entre los autores y trabajos que definen el concepto puede verse: Gabriel Almond y Sydney Verba, La Cultura Cívica,
Fundación de Estudios Sociales y de Sociolgía Aplicada, Madrid, 1970; L. Pye y S. Verba: Political Culture and Political
Development, Princeton University Press, 1965, Ronald Inglehardt, “The Renaissance of Political Culture”, en American
Political Science Review, No. 4, Vol. 82, December 1988.
8Véase Norberto Bobbio y Nicola Matteuci: Diccionario de política, Vol. I ( A-J), Siglo XXI Editores, México, 1981,
p. 470.
9Silvia Núñez García: “Cultura política” en Rafael Fernández de Castro y Hazel Blackmore (Coordinadores), ¿Qué es
Estados Unidos?, Fondo de Cultura Económica, México, 2008, p. 94.
44
Dr. Jorge Hernández Martínez
a las peculiaridades de la etapa que media entre la revolución de independencia y la guerra civil, le confieren a la cultura política de ese país
una estructura y unos contenidos que son definidos a partir del llamado
“credo” norteamericano, con una mezcla de orientaciones liberales y
conservadoras, cuya explicación se profundizará más adelante. La matriz
de esa cultura, si se quiere, contiene los elementos o componentes que
harán legítimo, tiempo después, la apelación a las codificaciones que
hace suya la doctrina y la política norteamericana que promueve, por
ejemplo, los aires de guerra fría, luego de la segunda guerra mundial, a
nivel internacional, y los del macartismo, en el plano interno.
Una característica relevante de la cultura política norteamericana es
que los principios abstractos que le dan forma han permanecido, prácticamente, intactos desde su inclusión en la Declaración de Independencia
de 1776. Para Alexis de Tocqueville, la particularidad del sistema político
de los Estados Unidos estribaba en el modo singular de interacción de la
cultura política de ese país y las instituciones que emanaban de ella, considerando que la democracia norteamericana resultaba de la amalgama
entre religión, leyes, cultura y entorno físico o geográfico.10
Si se repasan algunos antecedentes bajo una lectura que trate de retener claves definitorias de las percepciones y valores que se forjan en la
historia política y cultural estadounidense, como el de las “amenazas” a
los intereses y la seguridad de la nación, está clara la puntualización del
enemigo “externo”, a partir de la manera en que se identificaba, en el
marco de la revolución de independencia, a la metrópoli colonial, como
fuente o causa de conflicto, lo cual se fortalece después, al considerar las
apetencias de las antiguas potencias coloniales europeas, con un signo
similar, durante el siglo XIX y hasta la primera mitad del XX.
Los componentes centrales del mosaico ideológico y cultural de lo
que serían posteriormente los Estados Unidos sociedad estadounidense
se instalan desde temprano en la historia de ese país: liberalismo, individualismo, idealismo, exaltación de la propiedad privada, sentido
mesiánico, sentimiento antiestatal, apego a la tradición. De esa síntesis
emergería lo que algunos autores han denominado como “el credo norteamericano”, es decir, una suerte de consenso básico (o alto nivel de
acuerdo) en relación con las formas de organizar política y económicamente la vida de la nación. Ese “credo” ha servido a lo largo de la historia
como fuente de identidad de los estadounidenses, toda vez que en él
se mezclan y coinciden, pongamos por caso, elementos de liberalismo
y conservadurismo, que en las experiencias europeas eran tendencias
contrapuestas.11
10Véase Daniel J. Elazar: “Tocqueville and the Cultural Basis of American Democracy”, en Political Sciences and
Politics, No. 32, June 2, Academic Research Library, pp. 207-210.
11Entre los autores y obras que aportan a la comprensión del llamado “credo” norteamericano, se encuentran los que
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
45
El significado de ser estadounidense sólo puede comprenderse como
una cosmovisión ideológica, o sea, como un conjunto organizado de
ideas, ya que los miembros que constituyen la nación no comparten una
historia común por su diversidad étnica, racial y cultural.12
Con independencia de las manipulaciones recurrentes, casi constantes, de que han sido objeto, esos componentes retroalimentan, desde el
punto de vista ideológico y cultural, al único modo de producción que
ha conocido, durante toda su historia, la sociedad norteamericana: el
capitalismo, estimulando autopercepciones de superioridad, posiciones
individualistas, nacionalismo chauvinista, visiones intolerantes, atravesado todo ello por una determinada predisposición al uso de la violencia,
bajo condiciones supuestamente “legítimas”, avalada por la apelación necesaria que de ella, escudados en la causa de la democracia y la libertad,
hicieron los colonos, enfrentando tribus hostiles, en sus primeros tiempos, y a los soldados de la Corona, después, en el marco de la revolución
de independencia. Ahí radica una base cultural que se extiende hasta el
presente. Como lo resume Jaime Zuluaga Nieto, “desde sus orígenes, los
Estados Unidos se han percibido a sí mismos como el gestor y garante de
la libertad y la democracia, no solamente de su propia población, sino de
toda la humanidad, y a lo largo de su historia, ha actuado conforme a esta
percepción que le ha servido para justificar su política intervencionista
y expansionista (…). Los padres fundadores de la nación estadounidense
estructuraron un discurso que relacionó religión, economía y libertad
como parte de los mitos fundacionales (…), que tienen la característica
de manifestarse como valores universales, de donde deriva, en parte, la
fuerza avasalladora con que se imponen y la asimilación por quienes
padecen los efectos de la dominación estadounidense”.13
Es ese el contexto en el que en la sociedad norteamericana florece
el conservadurismo dentro de una matriz liberal, que afirma una concepción puritana, tradicionalista, intransigente, elitista, que nutre desde
bien temprano la cultura nacional y se proyecta, entre otras maneras,
con una orientación reaccionaria, contra toda tendencia que promueva
cambios.
se mencionan a continuación: Gunnar Myrdal: An American Dilema, Panteón Books, N.Y., 1972; Godfrey Hodgson:
American in Our Time: From World War II to Nixon, What Happened and Why, Vintage Books, N.Y., 1976; Samuel
P. Huntington: American Politics: The Promise of Disaharmony, The Belknep Press of Harvard University, Cambridge,
1981.
12Véase Richard Hofstadter: La tradición política norteamericana y los hombres que la formaron, Fondo de Cultura
Económica, México, 1984 y Seymour Martin Lipset: La división continental: los valores y las instituciones de los Estados
Unidos y Canadá, Fondo de Cultura Económica, México, 1993.
13Jaime Zuluaga Nieto: “La construcción de la identidad nacional”, en Marco A. Gandásegui y Dídimo Castillo
Fernández (Coordinadores), Estados Unidos: la crisis sistémica y las nuevas condiciones de legitimación, CLACSO/Editorial Siglo XXI, México, 2010, pp. 157-160. Véase también Mery Gentile Martínez, “Cultura política e identidad en los
Estados Unidos”, en Jorge Hernández Martínez (Coordinador), Los Estados Unidos y la lógica del imperialismo. Una
visión crítica, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2012.
46
Dr. Jorge Hernández Martínez
Con semejante amalgama, se entiende la complejidad de los valores
fundamentales, que articulan las bases de la cultura política nacional en
la sociedad norteamericana. La ideología de clase media, consustancial
desde el punto de vista histórico a los mencionados wasps, como se le
suele denominar, trasciende su propia concepción del mundo y se extiende incluso por el resto de las clase dominantes y otros sectores de la
pirámide socioclasista en los Estados Unidos, que reproducen el mismo
sistema de valores reaccionarios y un patrón de comportamiento político
muy parecido. Este mecanismo opera apelando a tradicionales y mitos
instalados en la psicología nacional, que pueden ser compartidos tanto
por la oligarquía financiera como por la población de zonas rurales o trabajadores de servicios, en áreas urbanas. Es esa propensión a un conservadurismo tradicionalista, explotado en ocasiones por pastores evangelistas,
por ejemplo, que convocan a un puritanismo fundamentalista contra el
aborto, o por políticos que exhortan a la segregación étnica y racial, a
la discriminación contra el homosexualismo, una de las vías a través de
las cuales se recrea un caldo de cultivo que alimenta la intransigencia
y el empleo de la violencia. La historia pasada y reciente de los Estados
Unidos evidencia numerosos casos, por ejemplo, de acciones dinamiteras
contra clínicas u hospitales clandestinos que interrumpían embarazos, actos racistas contra negros y latinos, manifestaciones contra el movimiento
gay, que con frecuencia incluyen la violencia verbal y física.14
En buena medida, podría afirmarse que orientaciones ideológicas
como las descritas son las que han definido prácticas como las que han
dado vida, en el ámbito de la sociedad civil estadounidense, a grupos de
extrema derecha, como el Ku Klux Klan, la Sociedad John Birch, la Asociación Nacional del Rifle, la Fundación Nacional Cubano-Americana, a
movimientos fanáticos como los denominados “nuevo nativismo” y “derecha religiosa”, o a gobiernos como los de Ronald Reagan y George W.
Bush. En esos casos, el común denominador radica en su intolerancia y en
la manifestación de la cultura política de la violencia, expresadas a través
de manifestaciones aberradas de racismo, antirradicalismo, xenofobia y
belicismo.
A todo lo expuesto habría que agregar otro elemento o característica,
relacionado con el hecho de que si bien los Estados Unidos, desde un
punto de vista histórico, ha sido tradicionalmente un país laico en cuanto
a su sistema político, ha estado muy influenciado por una penetrante
orientación de puritanismo religioso (en ocasiones, fanático), que se
instala como factor orgánico en la cultura política nacional. En este sentido, aunque religión y política están separados a nivel de las estructuras
14Un documentado estudio al respecto aparece en: Hugh Davis Graham y Ted Robert Gurr: Violence in America.
Historical & Comparative Perspectives, Sage Publicactions, Beverly Hills, 1979.
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
47
políticas gubernamentales, en el ámbito de la cultura política aparecen
mezclados, con frecuencia, especialmente ante situaciones difíciles o de
crisis. Recuérdense las invocaciones religiosas de Truman, y su afirmación de que el documento político más importante en la historia estadounidense era la Biblia. En la década de 1980, Reagan hacía muchas
alusiones al Todopoderoso en sus discursos sobre temas internacionales.
Las frases al respecto de George W. Bush, después del 11 de septiembre
de 2001, en las que aseguraba que dialogaba con Dios, fueron numerosas
y bien conocidas. De este modo, determinadas e importantes acciones
de política exterior de los Estados Unidos no sólo se han vinculado al
interés y a la seguridad nacional, sino al tema del bien y el mal, a la
voluntad divina.
Con el telón de fondo expuesto, resulta útil comprender que el sistema político norteamericano y como parte de él, el subsistema electoral,
no han sido concebidos, desde su temprana articulación histórica y hasta
el presente, para cambiar el sistema, sino para reproducirlo y consolidarlo. Bajo estas premisas, los resultados del último proceso eleccionario,
el de 2012 deben interpretarse más en términos de continuidades que
de cambios, sin que ello ignore ajustes y reorientaciones, impuestas por
el dinamismo de las circunstancias. Dado el contexto doméstico en que
tuvo lugar ese proceso y los marcos económicos y políticos reales en que
se mueve la nueva Administración Obama, las posibilidades de cumplir
con las prioridades declaradas —el control de armas, la reforma migratoria integral y la fiscal—, presumiblemente, encontrarán más límites que
oportunidades. El desempeño del primer año de su segundo período de
gobierno apunta, de hecho, en tal dirección.
Las elecciones de 2012: preguntas e interpretaciones
Como es conocido, el último proceso de elecciones presidenciales en
los Estados Unidos culminó el día 6 de noviembre de 2012, cumpliendo
con el mandato constitucional que define la realización de tales comicios
en el segundo martes de dicho mes. El candidato demócrata, Barack Obama —quién a diferencia de 2008, cuando basó su campaña en la consigna del cambio (change), ahora llamaba a seguir adelante (go forward)—,
lograba ese día la reelección como presidente, advirtiéndose que ganaba
en la casi totalidad de los llamados estados pendulares (swing states) y en
más de la mitad de todos los estados. El triunfo fue respaldado por un
total de 303 votos electorales, lo cual superaba con creces la cifra mínima
requerida, de 270. A la vez, obtuvo 58,537,310 de votos populares, lo que
48
Dr. Jorge Hernández Martínez
superaba ligeramente el 50%, en tanto que la derrota del contrincante
republicano, Mitt Romney se resumió con 206 y 56,363,885, equivalente
esto último a un 48%. Por su parte, Gary Johnson, rival por el Partido
Libertario, alcanzaba 1,087,503 votos. Según sería ampliamente divulgado por los medios de prensa, las elecciones se llevaron a cabo en medio
de cuestionamientos y denuncias por diversas irregularidades entre las
que destacaban las quejas sobre el mal funcionamiento de máquinas de
votación, largas filas e información errónea sobre los sitios de sufragio.
El mismo día fueron electos, en el ámbito legislativo, 33 senadores, así
como la totalidad de 438 representantes, 11 gobernadores y varios legisladores a nivel estadual.
En las elecciones legislativas, el resultado reflejó ciertos avances en las
posiciones demócratas, en comparación con la composición del Congreso establecida por los comicios de medio término de 2010. En el Senado
alcanzaron una mayoría, palpable en 53 de los 100 asientos; en la Cámara, si bien se mantuvo el control republicano, se produjo un incremento
significativo, ya que de 193, ascendieron a 200 escaños, contrastante con
la disminución de la cifra de republicanos, que decrecieron de 242 a 234.
Este movimiento en el ámbito legislativo no debe interpretarse sólo a
partir de los cambios cuantitativos, sino desde un punto de vista cualitativo, dada la característica señalada, concerniente a que el sistema político norteamericano se basa en un juego de contrapesos y balances entre
sus ramas de gobierno. En este sentido, debe quedar claro que si bien la
elección presidencial conlleva una importancia fundamental, la victoria
en la misma no garantiza que el presidente electo tenga el control pleno
de los procesos de toma de decisiones, ni tampoco que pueda implementar con eficiencia el programa de gobierno esbozado durante el periodo
de campaña. De modo que existen razones para pensar que, si bien Obama logró mantenerse en la presidencia, ello no significa que tendrá, de
forma automática, segura, lineal, un período tranquilo en el ejercicio de
su segundo mandato, y en particular, en la relación Ejecutivo-Congreso.
Este ámbito de la política doméstica puede, por tanto, constituir una
escena de conflicto entre la Administración demócrata y las posiciones
republicanas entre los congresistas.
Al nivel de base, los republicanos reforzaron sus posiciones en los
gobiernos locales y en los legislativos estaduales. En ese sentido, luego
de las elecciones de 2012, los Estados Unidos se muestran como un país
fragmentado en lo referente a las capacidades federales del Ejecutivo y
las posibilidades reales del Congreso para neutralizarlas. De una parte,
se aprecia que el poder central se halla en manos demócratas; de otra, se
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
49
pone de manifiesto el contrapeso representado en la autonomía de los
poderes estaduales, controlados por las bases republicanas.15
Al concluir el 6 de noviembre de 2012, Obama expresó que “lo mejor
estaría aún por venir”, en un discurso pronunciado con tono esperanzador ante miles de seguidores, tras ganar su reelección, tendiendo la
mano a su derrotado adversario, asegurando que había aprendido de
sus electores. Con posterioridad, al prestar juramento el 21 de enero de
2013, afirmó que estaba terminando una década de guerra y que una
recuperación económica había comenzado. Naturalmente, como revela
la historia estadounidense, una cosa es el discurso presidencial y otra el
decurso de los hechos.
Sobre la base de lo expuesto, vale la pena detener la mirada en el
contexto interno que define a la sociedad norteamericana en su conjunto luego de realizada la elección presidencial de 2012, de terminado el
primer período de gobierno de Obama y al concluir el primer año de su
segundo mandato, a comienzos de 2014. ¿Cuáles son las principales tendencias y contratiempos gubernamentales que se advierten en el escenario político e ideológico de los Estados Unidos? ¿Pueden considerarse
como resultados de un devenir histórico que ha conducido a una crisis
de legitimidad, de consenso o hasta cultural, teniendo como telón de
fondo la acumulación de efectos de la grave crisis económico-financiera
y de las circunstancias depresivas por la que ha atravesado el país? ¿Se
proyectan tales tendencias y contradicciones con una perspectiva de mediano y largo plazos? Para responder a estas interrogantes, es necesario
examinar algunos antecedentes, así como los procesos que se despliegan.
Así se podrían reconstruir contextos en el esfuerzo por apreciar tanto el
bosque como los árboles en la sociedad estadounidense, mirando más
allá de 2012.
La segunda Administración Obama se conforma a partir del legado
de transformaciones sucesivas operadas en la estructura de la sociedad
y de la economía en los Estados Unidos, que han propiciado mutaciones tecnológicas, socioclasistas, demográficas, con expresiones también
sensibles para las infrestructuras industriales y urbanas, los programas y
servicios sociales gubernamentales, la cultura y el papel de la nación en
el mundo. Se trata de cambios profundos que durante los últimos treinta
años han modificado la fisonomía integral norteamericana, generando
una gradual y creciente incapacidad del gobierno para cumplir con sus
funciones, un debilitamiento de los partidos, una independización de
la acción de los legisladores, junto a una enajenación o extrañamiento
del electorado ante el sistema político, que lleva a una buena parte de
15Sobre el análisis expuesto, veáse Ernesto Domínguez y Carlos A. de la Puente: “Proceso político y perspectivas en
los Estados Unidos más allá de las elecciones de 2012”, Avance de Investigación, CEHSEU, La Habana, 2012.
50
Dr. Jorge Hernández Martínez
la población hacia conductas de abstencionismo, indiferencia, incredulidad, desconfianza. Ello ha erosionado las bases ideológicas del consenso
y alejado el centro de gravedad del espectro político del liberalismo
tradicional, condicionando el agotamiento del proyecto nacional que se
estableció en los años de 1980, bajo la denominada revolución conservadora y que tomó un aliento renovado o “un segundo aire” como secuela
de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.16
El proceso derivado tanto de las citadas transformaciones iniciadas
en 1980 con el doble período de gobierno de Ronald Reagan como del
agotamiento implicado durante las dos Administraciones de George W.
Bush luego de 2000, no ha conllevado, aún, una versión sustitutiva del
proyecto nacional; de modo que ante tales indefiniciones, los Estados
Unidos enfrentan un escenario de transiciones objetivas que mantienen
tensiones y enfrentamientos e impiden la rearticulación subjetiva del
consenso y el restablecimiento de la legitimidad cuestionada. Las elecciones de 2012 expresaron esa contradicción, dada la incapacidad de los
partidos y de sus propuestas para presentar opciones genuinas ante un
escenario que las necesitaba y reclamaba. Si bien el proyecto conservador avanzado por Reagan a lo largo de una década y rescatado por W.
Bush durante casi otro decenio, concluyó con su visible decadencia, sus
reminiscencias aún perduran, en tanto que no cristalizó una definición
alternativa desde el liberalismo ni se definieron perspectivas de un cambio viable en el corto plazo.
Las expectativas que se crearon desde la anterior campaña presidencial durante 2008 (cuando Obama se proyectaba como candidato por el
partido demócrata, esgrimiendo la consigna del cambio, y formulando
las promesas en que basó el inicio de su gobierno), son expresión de lo
anterior, como también lo es la frustración que ha provocado la falta
de correspondencia entre su retórica y su real desempeño entre 2009 y
2011, junto a las impactantes filtraciones de más de 250 mil documentos
del Departamento de Estado a través de Wikileaks. Ese contrapunto reflejaba tanto las esperanzas como las desilusiones de una sociedad que,
desde el punto de vista objetivo se aleja cada vez más del legado de la
Revolución de Independencia y de ideario de los “padres fundadores”, en
la medida en que valores como la democracia, la libertad, el anhelo de
paz y la igualdad de oportunidades se desdibujan de manera casi constante y creciente; pero que en el orden subjetivo es moldeable, influenciable por las coyunturas políticas y sus manejos. De modo intermitente,
ello se manifiesta en las oscilaciones, casi constantes, en los niveles de
popularidad de la figura presidencial. Así, por ejemplo, el asesinato de
16Véase Jorge Hernández Martínez: “Los Estados Unidos y la lógica del imperialismo: ¿Perspectivas de cambio bajo
la Administración Obama?”, en Cuba Socialista, No. 55, Abril-Junio, La Habana, 2010.
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
51
Osama Bim Laden propició un notorio mejoramiento (aunque bastante
efímero) de la imagen de Obama, quien de inmediato quiso capitalizar
el hecho en términos de que cumplía sus promesas, y de utilizarlo en
función de su campaña para la reelección.
Obama ha prestado mucha atención a la dimensión moral de la política. No ha sido, desde luego, algo casual. Los valores y principios que
definen a la sociedad norteamericana tienen su raíz, como en cualquier
país, en las simientes de su historia nacional. Si uno quiere entender las
bases que sostienen el proceso de integración de una cultura, no puede
obviar la mirada hacia su etapa fundacional. Es en la articulación inicial de los factores y condiciones que se mezclan e interactúan, en esa
secuencia, que se vertebra la armazón del sistema de valores, el conjunto
de concepciones, que caracterizará luego la psicología nacional, la idiosincrasia, la cultura política de una nación. De ahí que los soportes de los
Estados Unidos en el siglo XXI se encuentren, aún, en el proceso mismo
de su formación como país independiente. Se trata de piedras filosofales.
Desde este punto de vista, conviene tener presente que los Estados
Unidos no solamente se presentan como guardián (gendarme internacional) de la civilización (libertad y democracia); también son la nación
pujante, emprendedora, que impuso la producción en masa para el consumo generalizado que, en la lógica del capital, es condición para que
exista la posibilidad de bienestar material alcance a toda la humanidad.
Libertad y progreso, individualismo y consumismo, democracia y mercado, son parejas de valores sobre las cuales se levanta el influjo ideológico
del American Dream y del American Way of Life. Los Estados Unidos
lograrían, a lo largo de la historia y a pesar de su tradición segregacionista e intervencionista, construir un imaginario social libertario, inundar
al mundo con mercancías producidas masivamente e incrementar el
ingreso de sus trabajadores, produciendo el mito de ser una sociedad
con oportunidades para todos, basada en la libertad y la democracia,
condición “imprescindible” del éxito económico, tecnológico y científico,
que se puede alcanzar en un medio como el norteamericano, en verdad
profundamente elitista, polarizado, discriminatorio, desigual.
Desde el preámbulo de ese documento fundacional en la historia de
los Estados Unidos, que es la Constitución, los llamados padres fundadores comienzan a argumentar la visión engañosa, adormecedora, al escribir las primeras palabras: “Nosotros, el pueblo...”. Como lo puntualiza
Howard Zinn, “con ello intentaban simular que el nuevo gobierno representaba a todos los americanos. Esperaban que este mito, al ser dado
por bueno, aseguraría la tranquilidad doméstica. El engaño continuó
52
Dr. Jorge Hernández Martínez
generación tras generación, con la ayuda de los símbolos globales, bien
fueran de carácter físico o verbal: la bandera, el patriotismo, la democracia, el interés nacional, la defensa nacional, la seguridad nacional, etc.
Atrincheraron los eslóganes en la tierra de la cultura americana”.17
Gore Vidal se ha referido a la crisis de confianza, de legitimidad, que
sacude a la sociedad norteamericana, a su población, y ha explicado el
llamado sentimiento “antinorteamericano”, a partir de la carga negativa
que se han echado encima los gobernantes de ese país, al promover represión interna y rapiña exterior, casi desde el mismo momento en que
promovieron la Declaración de Independencia, hace doscientos treinta
años.18 Vidal tiene razón. Así se entiende el grado de antinorteamericanismo que existe en la actualidad. Es que además del individualismo, el
puritanismo, el espíritu de empresa, el liberalismo-conservador, la filosofía maquiavélica de que el fin justifica los medios (la ética de la falta de
principios y de escrúpulos) definen a nivel psicosocial a una buena parte
de la cultura política de los Estados Unidos.
En su segundo período, el entonces presidente George W. Bush Bush
procuró remozar su lenguaje, trasladando el énfasis situado en el terrorismo hacia temas como la defensa de la libertad, la democracia y la
lucha contra las tiranías en todo el mundo. A pesar de que su legado
conservador parecía agotado y que el renacimiento, con Obama, de una
alternativa al menos cercana al liberalismo, apuntaba hacia un escenario
de mayor racionalidad y coherencia, ha seguido haciéndose evidente la
naturaleza hipócrita de la política de los Estados Unidos. En este sentido,
Obama no se distanciaría mucho, más allá de la retórica, de ciertas posturas de W. Bush. Tómese en cuenta, por ejemplo, la aludida trayectoria de
Obama, desde que en 2008 basa su campaña en la consigna del cambio
las acciones que prometió; su aceptación del Premio Nobel de la Paz en
2009; su declarado abandono del concepto de guerra preventiva contra
el terrorismo en su alocución que hizo al presentar la Estrategia de Seguridad Nacional 2010. Examínese el desempeño real de la política interna
(al endurecer el tratamiento hacia los inmigrantes y posponer la reforma
migratoria integral) y de la exterior seguida durante su primera Administración (continuista del intervencionismo habitual). Compárense la
retórica de Obama con la permanencia real de concepciones militaristas
bastante tradicionales, como las contenidas en ese mismo documento y
saltan a la vista las contradicciones o inconsistencias.19
Todo ello ha tenido lugar en un escenario interno marcado por la ofensiva de la derecha en ascenso, de inspiración populista, nativista, racista,
17Howard Zinn: La otra historia de los Estados Unidos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005, p. 23.
18Véase Gore Vidal: “De cómo los estadounidenses llegamos a ser tan odiados”, (Entrevista con Marc Cooper, Weekly
,5-11 de julio de 2002), en Resumen Latinoamericano 165, agosto 17 de 2002.
19Véase el análisis de Zbigniew Brzezinski en “The Dilemma of the Last Sovereign”, en The American Interest, 2005,
http://www.the-american.interest.com/aerticle.cfm/56.
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
53
xenófoba, encarnadas en el Tea Party. Y si bien el movimiento Ocuppy
Wall Street ha expresado la capacidad contestataria, la inconformidad
y rechazo de no pocos sectores sociales ante la oligarquía financiera, se
trata de un fenómeno que no ha logrado aún cristalizar como una fuerza
política que rompa el equilibrio establecido por el sistema bipartidista
ni el predominio ideológico del conservadurismo. Para Thomas Frank,
desde que los conservadores asumieron las principales palancas del gobierno durante la primera década del presente siglo, se han concentrado
en eliminar de la faz del país todo pensamiento u opción política que
sea liberal, progresista o inclinada a la izquierda, alegando que los vicios
que dañan la sociedad y la cultura nacional son privativos de las corrientes liberales y progresistas (corrupción, exceso de gastos fiscales, etc.).
Con semejante perspectiva manipuladora, se hace evidente el carácter
cínico y perverso de ese discurso conservador, que pretende argumentar
el “daño” que el liberalismo le ha causado a la nación, la necesidad de
articular un movimiento de “mano dura” que lo neutralice.20
En una línea similar de análisis, según Carlos Alzugaray, “la crisis político-ideológica que enfrentan los Estados Unidos en este momento es
la resultante del intento del movimiento conservador por hegemonizar
y dominar permanentemente el entramado político norteamericano hacia el futuro. Respecto a cómo se resolverá esta crisis no hay ese nivel de
consenso”.21 Coinciden con este criterio otros investigadores, como Susan
George, quien al referirse al predominio del conservadurismo actual en
la sociedad norteamericana utiliza la expresión de que el “pensamiento
ha sido secuestrado” por la derecha, y que difícilmente pueda ser desmantelado, con lo cual concuerdan, por ejemplo, John Micklethwait y
Adrian Wooldridge.22
Lo cierto es que, a juzgar por algunas manifestaciones durante la
campaña electoral del 2008, esta batalla de ideas por la hegemonía del
pensamiento norteamericano —cuestión fundamental para el futuro de
ese país y del mundo—, está planteada en términos muy claros. Con su
estilo peculiar, reflejo de lo peor de la política estadounidense, la entonces candidata a Vicepresidente del Partido Republicano, Sarah Palin,
demostraría cuáles eran los ejes del debate. En sus alegatos contra Barack
Obama, reiteró constantemente el cuestionamiento de sus credenciales
patrióticas, sugiriendo inclusive que un Presidente así representaría una
amenaza a la seguridad nacional del país.23 Lamentablemente, criterios
20Véase Thomas Frank: The Wrecking Crew: How Conservatives Rule?, Metropolitan Books, New York, 2008.
21Carlos Alzugaray Treto: “La administración Bush y la historia reciente de Estados Unidos: crisis hegemónica,
sobredimensionamiento imperial o comienzo de la decadencia final”, en Pensar a Contracorriente, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 2009.
22Véase John Miclethwait y Adrian Wooldridge: Una Nación Conservadora, El poder de la derecha en Estados Unidos,
Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2007.
23“Palin, on Offensive, Attacks Obama’s Ties to ’60s Radical”, reportaje de Michael Cooper en The New York Times, 5
de octubre del 2008, en http:// www.nytimes.com.
54
Dr. Jorge Hernández Martínez
como esos mantienen una notoria vigencia en el tejido ideológico de la
sociedad norteamericana actual. La cultura política en los Estados Unidos está fuertemente impregnada de esas ideas, al punto que conforman
el telón de fondo de los procesos que protagonizaron la escena electoral
de 2012 y que persisten, como condicionantes de las tendencias futuras.
En el contexto así esbozado, donde se ha llamado la atención sobre
algunos de los principales procesos en curso, se dibuja un cuadro definido por la crisis, que afectaría por partida doble el clima sociopolítico
norteamericano durante el despliegue de la campaña electoral de 2012.
Por una parte, el consenso interno mantuvo vivas las condiciones
que cuestionaban la imagen presidencial, la del partido demócrata y la
capacidad del liberalismo como alternativa ideológica. Por otra, se puso
entre interrogantes, hasta muy avanzada la contienda, la viabilidad de
las opciones político-ideológicas republicanas y conservadoras, con el
agravante de que no se visualizaba una figura descollante en este campo,
que rivalizara por sus cualidades personales con Obama, en medio de
la gran constelación de figuras, entre las que coexistían Next Gingricht,
Ron Paul, Rick Santorum y otros, hasta que la última etapa de las primarias y finalmente, la Convención Nacional del Partido Republicano,
definieran a Mitt Romney como su candidato.
La ideología y la política interna más allá de 2012: perspectivas y opciones
En su discurso al estado de la Unión, pronunciado el 28 de enero del
presente año, 2014, Obama, pretendió transmitir optimismo y justificar
los fracasos en su gestión. A los efectos de concluir el examen que se ha
venido realizando y de alcanzar el objetivo analítico propuesto, de elucidar las proyecciones probables de la sociedad norteamericana, conviene
retener sus palabras:
“Estos son los resultados de nuestros esfuerzos: La tasa de desempleo
más baja en más de cinco años. Un mercado inmobiliario en auge. Un
sector manufacturero que añade empleos por primera vez desde la década de 1990. Más petróleo producido en el país que lo que compramos
del resto del mundo, la primera vez que sucede eso en casi veinte años.
Nuestros déficits, reducidos en más de la mitad. Y por primera vez en
más de una década, los líderes empresariales de todo el mundo han declarado que China ya no es el lugar número uno del mundo para invertir. Los Estados Unidos lo son. Por eso creo firmemente que este puede
ser un año decisivo para el país. Después de cinco años de dificultades y
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
55
determinación, los Estados Unidos se encuentran en una mejor posición
para el siglo XXI que cualquier otra nación en la Tierra”.24
“Durante más de tres décadas —agregó—, incluso antes del impacto
de la Gran Recesión, enormes cambios en tecnología y competencia global eliminaron muchos buenos trabajos de clase media y debilitaron las
bases económicas de las que dependen nuestras familias. Hoy, después de
cuatro años de crecimiento económico, las ganancias corporativas y los
precios bursátiles casi nunca han estado tan altos y aquellos en la cima
nunca han tenido más éxito. Pero los salarios promedio casi no se han
movido. La desigualdad se ha acentuado. El ascenso social se ha paralizado. La dura realidad y fría es que incluso en medio de una recuperación,
demasiadas personas que viven en los Estados Unidos trabajan más que
nunca solo para salir adelante, por no logran mejorar su situación. Y
demasiadas personas todavía no tienen trabajo. Nuestra responsabilidad
es cambiar estas tendencias. No sucederá de inmediato y no estaremos
de acuerdo con todo. Sin embargo, lo que ofrezco esta noche es un conjunto de propuestas específicas y prácticas para acelerar el crecimiento,
fortalecer la clase media y construir nuevas escaleras de oportunidades a
la clase media. Algunas requieren que el Congreso tome medidas y estoy
deseoso de trabajar con todos ustedes. Sin embargo, los Estados Unidos
no se detendrán ni yo tampoco. Así que donde sea y cuando sea que
pueda dar un paso sin legislación para ampliar las oportunidades para
más familias que viven en Estados Unidos, eso es lo que voy a hacer”.25
¿Cumplirá Obama tales compromisos? ¿Culminará su nuevo mandato con una trayectoria como la que espera? ¿Cuáles son las perspectivas
y opciones reales de los Estados Unidos en los próximos años? Sin pretender una respuesta exhaustiva ni conclusiva, con el ánimo más bien
de resumir los aspectos que conforman el entorno actual y de esbozar
una hipótesis acerca del futuro decurso de la sociedad estadounidense,
podrían puntualizarse los siguientes, partiendo de que el horizonte que
se distingue desde que Obama inicia su segundo período presidencial en
enero de 2013 y que se extiende a lo largo de ese año está signado tanto
por profundas contradicciones clasistas, derivadas de la aguda polarización socioeconómica entre los poseedores y los desposeídos, entre ricos
y pobres, como por conflictos políticos asociados al acceso a las cuotas de
poder al interior de la clase dominante, que se expresan en las posturas
partidistas y en las propuestas ideológicas.
En el corto plazo, la nueva Administración Obama arrastrará la herencia de promesas aún pendientes y de problemas que prácticamente
se mantienen desde 2009. A ello se suma el cuestionamiento de los
24Discurso sobre el Estado de la Unión del Presidente Barack Obama, Oficina del Secretario de Prensa, La Casa
Blanca, 28 de enero de 2014, Washington, D.C. en http://iipdigital.usembassy.gov/st/spanish/texttrans/, p. 1.
25Idem.
56
Dr. Jorge Hernández Martínez
compromisos que fijó al tomar posesión en su segundo período, cuando
en enero de 2013 trazó la prioridad de “revitalizar la fortaleza económica
e impulsar la innovación tecnológica”, lo cual ha quedado entre paréntesis, dada la prolongación de los problemas económicos de la nación.26
Como resultado acumulativo de las elecciones de 2012, ha persistido
un gobierno dividido, en el que junto al Presidente demócrata seguirán
coexistiendo, al menos por un tiempo no despreciable, una Cámara de
Representantes y con no pocas bases estaduales y distritales en manos
republicanas.
La política norteamericana seguirá marcada, en el corto y mediano
plazos, por la incertidumbre, la agudización de las contradicciones entre
los dos partidos y cierta ingobernabilidad del sistema, entendido esto
último en términos de la conflictividad Ejecutivo-Congreso, de los tropiezos recurrentes en la búsqueda de consensos internos y de la falta de
coherencia en la política exterior. La polarización ideológica continúa
caracterizando al imaginario nacional, a la cultura política norteamericana.
Es difícil predecir, a la luz del presente, si Obama logrará recuperar,
durante los años que restan de su segundo mandato, el apoyo popular
que obtuvo en los mejores momentos de su anterior Administración.
Ello dependerá de una combinación de factores, no solo (o no tanto) asociados a un probable desempeño económico superior al alcanzado antes,
sino a la posibilidad de que el debate interno en torno a sus políticas a
favor de la economía y la recuperación del empleo ganen el apoyo de las
mayorías y no sean mediatizadas por debates en el Congreso, volviéndolas inefectivas.
Desde el punto de vista económico, los efectos acumulados de la crisis
y las condiciones depresivas seguirán definiendo un cuadro cuya gravedad es valorada por los especialistas en términos de un sostenido nivel
de desempleo y débiles señales de recuperación, junto a altos niveles de
deuda federal, así como por una posible y no muy lejana recesión.
Como un elemento que gravita también en el escenario del corto
y mediano plazos se halla la presencia de las tendencias de extrema
derecha, populistas, de conservadurismo radical o hasta de naturaleza
neofascista, que aunque limitadas, favorecen a nivel de la sociedad en su
conjunto al dinamismo ideológico de la derecha dentro de los límites del
funcionamiento del sistema político norteamericano. Como es conocido, la connotación radical de las acciones y propuestas que se acercan a la
ideología fascista, al estilo de las que se expresan a través del Tea Party, no
26Discurso de Toma de Posesión pronunciado por el Presidente Barack Obama, Oficina del Secretario de Prensa, La
Casa Blanca, 21 de enero de 2013, Washington, D.C. en http://iipdigital.usembassy.gov/st/spanish/texttrans/, p. 2.
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
57
encuentran cabida en las tradiciones políticas de Estados Unidos desde el
punto de vista de una inserción institucional y suelen ser rechazadas por
su carácter antidemocrático y su beligerancia. Pero en el sentido de movilización de los estados de opinión en el electorado conservador o que
por lo menos critican al liberalismo, inclinan la balanza a favor de las
posiciones de derecha, sobre todo cuando asumen posturas extremistas.
Sin embargo, el activismo de las fuerzas de extrema derecha, si bien
conforma un bastión sumamente radical y reaccionario que confronta
al liberalismo, conduce a la vez, paradójicamente, a la fragmentación de
las tradicionales posiciones conservadoras, contribuyendo a la división
interna del partido republicano y amortiguando, por tanto, su resonancia y viabilidad.
A largo plazo, el impacto estructural acumulado de los cambios
económicos y sociales que se han venido desplegando desde hace varias
décadas, desde los años de la revolución conservadora, junto a los procesos en curso, de gestación más reciente, terminarán por imponer una
nueva fisonomía productiva y tecnológica y hacer inevitable reajustes en
la estructura de la sociedad norteamericana, con repercusiones para la
las relaciones sociales, la cultura y la vida política.
La necesidad de desarrollar de manera racional el consumo de energía
e incrementar en la matriz energética el peso de las energías renovables
es uno de los mayores retos, con consecuencias sociales, que marcarán el
futuro de los Estados Unidos.
La pérdida de la capacidad hegemónica de ese país seguirá reflejándose en nuevas limitaciones y espacios para su desenvolvimiento
en el sistema de relaciones internacionales, en unos casos debilitando,
en otros, fortaleciendo, su nexo con los aliados, al mismo tiempo que
condicionando su confrontación con los adversarios, en un mundo
crecientemente diverso, competitivo y con capacidad de reacción. Ello
tendrá las consiguientes implicaciones para el imaginario de la sociedad
estadounidense, en la cual continuarán acumulándose desilusiones y
frustraciones, ante la constatación de que la nación se debilita objetivamente, junto a sus valores y mitos, en el plano subjetivo, erosionándose
tanto la confianza en las instituciones políticas, incluyendo los partidos,
el Congreso, el gobierno y la presidencia, como la identidad nacional
norteamericana. En líneas generales, es posible afirmar que en la sociedad norteamericana se manifiesta una crisis de liderazgo político, visible
en cuestionamientos y desencantos de la población hacia las figuras y
agendas demócratas y republicanas.
58
Dr. Jorge Hernández Martínez
Los cambios demográficos llevarán, en las próximas dos o tres décadas,
a que la población anglosajona pierda —o siga perdiendo— su posición
mayoritaria en la pirámide poblacional y se abra un mayor espacio a
las llamadas minorías, en consonancia con la profundización de las tendencias que vienen manifestándose hace años, especialmente en cuanto
a la presencia y proporción creciente de los “latinos”, afroamericanos y
asiáticos en la sociedad estadounidense.
El proceso de envejecimiento de la población es un factor que provocará una mayor demanda de servicios gubernamentales en atención a la
salud y la seguridad social que no pueden ser sostenidos por los ingresos
gubernamentales con la actual organización de los mismos.
Desde el punto de vista de sistema social, las insuficiencias institucionales en la educación y la formación de personal calificado en la ciencia
y la técnica, que ya tiene repercusiones, llevará consigo una progresiva
afectación a la capacidad de desarrollo económico del país.
En resumen, los Estados Unidos continuarán afectados, más allá del
punto que alcanzó la coyuntura de la contienda presidencial de 2012, por
una contradicción que se tornará más aguda, entre dos fuerzas políticas
dominantes: por un lado, las fuerzas conservadoras representadas, hoy
en el mencionado Tea Party y otros núcleos afines, al estilo de la llamada
“nueva derecha”, la “derecha religiosa” y los “neoconservadores”, de un
lado. Y de otro, las fuerzas liberales que lograron un importante triunfo en las elecciones del 2008, llevando al poder a Obama y al partido
demócrata con importantes mayorías, cuya reiteración en los comicios
de 2012 llevó consigo una disminución de su fuerza, en el contexto de
profundización de los problemas económicos en el país, lo que se evidenció tanto en el desgaste de la popularidad de Obama como de las fuerzas
demócratas que le respaldaron.
El enfrentamiento políticamente intenso entre esas dos fuerzas
continuará marcando el ritmo del proceso norteamericano en el corto
plazo, y eventualmente, en el mediano y hasta en el largo. El liberalismo
tradicional ha dejado de ser una alternativa viable en la sociedad norteamericana, moviéndose cada vez más hacia posturas de centro-derecha
y alejándose de sus puntos de contacto anteriores con el pensamiento
de izquierda. Es previsible un contexto político-ideológico marcado en
el corto plazo por la continuidad de las contradicciones en curso, donde
los sectores conservadores tienen un terreno fértil para moverse. Esas
tendencias se expresarán dentro y fuera de los dos partidos electorales,
con espacios mayores a nivel de los movimientos sociales, en una escena
Los Estados Unidos perspectivas y opciones de los procesos político-ideológicos internos
59
contradictoria, donde la izquierda no desaparecerá, pero sin significación
política de relieve.
Con todo, la escena que se configurará en los Estados Unidos luego
de los comicios presidenciales de 2012, de transcurrido el primer año,
haber comenzado el segundo del nuevo período de Obama en la Casa
Blanca y mirando hacia 2016, pareciera confirmar que en ese país las
elecciones no están concebidas ni diseñadas para cambiar el sistema, sino
para mantenerlo y reproducirlo, dando continuidad a un contradictorio
camino, plagado de tensiones económicas, políticas y sociales, en el que
ni los partidos (demócrata y republicano) ni las corrientes ideológicas (liberal y conservadora) estarán en condiciones de ofrecer opciones viables
que consigan solucionar las crisis. No se advierte un consenso nacional
acerca de la manera de enfrentar los cambios necesarios en la economía,
la política y la sociedad.
Las perspectivas que se dibujan a través de las tendencias expuestas
parecen proyectarse hacia finales de la década en curso, y tal vez hasta
más allá.
Diversos documentos emitidos por instancias gubernamentales
relacionadas con la política exterior y de defensa, con los intereses de
seguridad nacional de los Estados Unidos, se han proyectado en sus informes prospectivos hacia los próximos años, estableciendo pronósticos
y visualizando tendencias. Quizás el más conocido y reseñado sea el que
cada cuatro años, con el inicio de cada nuevo mandato presidencial, publica el National Intelligence Council (NIC), la oficina de análisis y de
anticipación geopolítica y económica de la Central Intelligence Agency
(CIA), cuya principal constatación habla del declive de Occidente.27 Su
énfasis recae, desde luego, en el lugar y papel mundial de los Estados
Unidos, reconociéndose que por vez primera desde el siglo XV, los países
occidentales están perdiendo poderío frente a la subida de las nuevas
potencias emergentes, y afirmándose que aunque los Estados Unidos
seguirán siendo una de las principales potencias planetarias, perderá su
hegemonía económica en favor de China. No obstante, por implicación
puede inferirse que se asume con optimismo un ascenso económico, financiero, tecnológico de la nación, con la consiguiente satisfacción social
a nivel interno. Como señala Luis René Fernández Tabío, se trata de que,
en esencia, “en términos estratégicos y de largo plazo, con un horizonte
puesto en el 2030, se ha presentado una visión de los Estados Unidos
para mantenerse como principal potencia mundial en un sistema mundial multipolar y sin la hegemonía de ningún país en particular. Para
27Véase National Intelligence Council, Global Trends 2030: A Transformed World, NIC, DNI Office, December 2012;
Atlantic Council, ENVISIONING 2030: U.S. Strategy for a Post-Western World. A Report of the Strategic Foresight
Initiative at the Brent Scowcroft Center for International Security, 2013; Department of Defense, Sustaining U.S. Global
Leadership: priorities for the 21st. Century Defense, The New Strategic Guidance, Retirved January 2012.
60
Dr. Jorge Hernández Martínez
cumplir con este propósito se plantea entre las principales direcciones,
la política de rebalancear la posición de poder estadounidense a partir
de alianzas mega-regionales”.28
Como lo señaló el sociólogo Marco A. Gandásegui, al referirse a la
reelección, “el triunfo de Obama, sin mucha alegría y con poca esperanza, es posiblemente una primera señal de una crisis de hegemonía que
ponga fin al culto al mercado y al consumo”.29 Está por verse si en este
caso, durante los años que le quedan a su segundo mandato, se cumple
la tradición o pauta que dice que los presidentes de los Estados Unidos
dedican su segundo mandato a dejar su huella en l
28Luis René Fernández Tabío,”EE UU: Geoeconomía mundial, poder y política exterior”, Avance de Investigación,
CEHSEU, La Habana, 2014, p. (en proceso editorial por el PT y el PRD, México).
29Marco A. Gandásegui (hijo), “Obama triunfa sin mucha alegría y con poca esperanza”, en América Latina en Movimiento, 2012-11-07, http://alainet.org/active/59404&lang=es.
La Estrategia Obama y sus peligros
para América Latina
Dr. Nelson Roque Suástegui
Investigador del Centro de Investigaciones
de Política Internacional (CIPI)
“Debemos utilizar lo que se ha dado en llamar poder inteligente: el
rango completo de herramientas a nuestra disposición —diplomáticas,
económicas, militares, políticas, legales y culturales— y escoger la
herramienta correcta, o la combinación de ellas para cada situación.
‘La administración Obama reconoce que los EE.UU. y el mundo
enfrentan grandes peligros y urgentes retos en política internacional,
que incluyen las guerras en marcha y los conflictos regionales, la crisis
económica global, el terrorismo, las armas de destrucción masiva, el
cambio climático, la pobreza generalizada en el mundo, la inseguridad
alimentaria y las pandemias’.
‘La fuerza militar puede ser necesaria en ocasiones para proteger a
nuestro pueblo y nuestros intereses. Pero la diplomacia y el desarrollo
pueden ser igualmente importantes en la creación de condiciones para
un mundo pacífico, estable y próspero. Esta es la esencia del poder
inteligente usar todas las herramientas a nuestra disposición’.
‘El poder inteligente requiere establecer el contacto con los amigos
y adversarios, revivir viejas alianzas y crear otras nuevas. Incluso, si no
estamos de acuerdo con algunos gobiernos, América tiene vínculos
humanos comunes con los pueblos de cada nación y trabajaremos para
profundizar esos vínculos.’”1
La Estrategia de Seguridad Nacional (ESN) de los Estados Unidos
(EE.UU.), editada por la Casa Blanca en mayo de 2010 (ESN10), tiene
como objetivos principales: renovar el liderazgo americano en el mundo
y garantizar la seguridad de sus ciudadanos, de sus aliados y asociados.
1Hillary R. Clinton: “Smart Power”, en http://www.state.gov/r/pa/scp/fs/2009/122579.htm.
62
Dr. Nelson Roque Suástegui
El referido documento prevé, que para lograr ambos objetivos es necesario garantizar un orden internacional fomentado por el liderazgo
estadounidense, que promueva la paz, la seguridad y la oportunidad,
mediante una cooperación más fuerte para enfrentar los retos globales.
El liderazgo estadounidense se concreta, según la ESN10, en una economía fuerte, innovadora y creciente, un poderío militar sin parangón
(que no excluye el derecho a utilizar esta fuerza unilateralmente, si es
necesario, para defender la nación o sus intereses) y garantizar el respeto
de los valores universales internamente y alrededor del mundo.
Refiriéndose al orden internacional fomentado por el liderazgo estadounidense, el citado documento expresa:
“A los gobiernos adversarios les ofrecemos una opción clara: apegarse
a las normas internacionales y obtener los beneficios políticos y económicos que proporciona una mayor integración a la comunidad internacional o renunciar a ello y enfrentar las consecuencias de tal decisión,
incluyendo su mayor aislamiento.”
¿Qué significa para EE.UU. y sus aliados apegarse a las normas internacionales?
Acatar los dictados de Washington, en cuanto a la conducción de la
política interna del país como por ejemplo: entregar los recursos naturales al capital occidental, con un mínimo de impuestos; o ninguno; apoyar la política exterior occidental en los foros internacionales; aportar
fuerzas y medios a los conflictos donde estén involucradas las grandes
potencias; permitir el establecimiento de bases militares en el territorio
del país y aceptar el “Convenio Sobre la Situación de las Fuerzas” (Status
of Forces Agreement, SOFA), donde el país anfitrión renuncia a tomar
medidas legales contra los militares estadounidenses que cometan delitos
(fundamentalmente la violación de mujeres, vecinas de las bases militares o torturas y maltratos a la población) para que las Fuerzas Armadas
estadounidenses se ocupen de juzgarlos; privatizar los servicios sociales
como la educación o la salud; combatir los movimientos de protesta
contra los males generados por la aplicación del neoliberalismo, como la
pobreza, el desempleo y la aplicación de fuertes medidas de austeridad
a las mayorías.
Sin embargo, la nacionalización de los recursos naturales, la práctica
de una política interna propia y soberana, solidaria y pacífica; no entregar el territorio nacional para bases militares extranjeras; garantizar los
principales servicios sociales de manera gratuita; ofrecer posibilidades
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
63
de trabajo a toda la población; asegurar la instrucción a todos los ciudadanos y otros beneficios, significa violar el derecho internacional,
la propiedad privada, los derechos humanos y correspondientemente,
convertirse en un país que no se apega a las normas internacionales y al
que es necesario combatir y aislar.
EE.UU. trabajará para promover los valores universales en todo el
mundo. Las naciones que abrazan esos valores son más exitosas y más
amigas de los EE.UU. que aquellas que no lo hacen.
Se plantea que EE.UU. y los Estados miembros de la ONU han adoptado el concepto de “Responsabilidad de Proteger” por lo que, conjuntamente con la comunidad internacional, se compromete a prevenir las
atrocidades masivas y el genocidio mediante la diplomacia, las medidas
financieras y si es necesario, las militares. Se hace un fuerte hincapié en
luchar contra las diferentes redes de tráfico ilícito.
Los representantes del gobierno estadounidense cada vez que visitan
un país, califican la actuación del mismo en cuanto al ejercicio de la
“democracia”. Si se trata de un Estado afín, en la comparecencia ante
la prensa expresan saber que han visitado un lugar donde se gobierna
democráticamente y se garantizan los derechos fundamentales de la
población; no se ocupan de estar al tanto de los abusos que esos gobiernos cometen contra sus pueblos, de obra o como consecuencia de
la explotación o por la falta de seguridad social. Ofrecen, además, ayuda
profesional desde el punto de vista militar, policial y jurídico para apuntalar el dominio alcanzado por los gobernantes del país.
Durante la época de la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile, no hubo declaración alguna por parte de EE.UU. en relación con los
asesinatos masivos que allí se cometían (en la ESN10 los llaman atrocidades masivas) o sobre la limitación de los derechos de los ciudadanos ni
se le acusaba de ser una dictadura. Todas las dictaduras que proliferaron
a lo largo del siglo 20 en nuestro continente gozaron del beneplácito y
el apoyo de Washington.
Sin embargo, la ex Secretaria de Estado estadounidense al visitar Rusia se permitió varias veces, en conferencia de prensa, plantear su preocupación por los problemas que según ella aún subsisten en ese país en
cuanto a las libertades políticas y los derechos humanos (DDHH), con
una exhortación al gobierno ruso a mejorar esa situación.
Igualmente procedió en China, después de asegurar que existen
buenas relaciones entre los dos gobiernos. Aunque atrevida e irreverentemente se hacen planteamientos como los mencionados, no hay
otras trascendencias de los mismos, pues se trata de Potencias, y no se le
64
Dr. Nelson Roque Suástegui
ocurriría a Washington pretender sancionar con medidas de fuerza a tan
importantes interlocutores.2
El Departamento de Estado hace una valoración anual de los países
que violan los derechos humanos, apoyan, propician o no combaten el
terrorismo, el tráfico ilícito de estupefacientes o de personas. Generalmente los países que no son considerados amigos de EE.UU., aparecen
en tales listas y son objeto de sanciones, retiro de fondos, de préstamos o
bloqueos económicos de diferente magnitud.
En cuanto a garantizar el respeto de los valores universales, la ESN10
se propone promover, conjuntamente con las Organizaciones no Gubernamentales (ONG) estadounidenses, la “democracia” y los derechos
humanos en el mundo, dialogando con los regímenes “no democráticos”
para que respeten los DDHH, establezcan el diálogo con la “oposición
pacífica” y respeten la sociedad civil; en caso de no existir comprensión,
prevén liderar la comunidad internacional para, mediante la aplicación
de la diplomacia, los estímulos y sanciones provocar el cambio.
Esto último se aplica a países como Corea del Norte o Irán y manipulan políticamente la situación de esos Estados en el seno del Consejo
de Derechos Humanos, el Organismo Internacional de Energía Atómica
(AIEA) y en el Consejo de Seguridad de la ONU, en contubernio con
sus aliados, para garantizar la imposición de sanciones a los mismos o
restringir la colaboración, en otros casos. A Irán se le han aplicado tantas
sanciones económicas y comerciales por parte de EE.UU. y de sus aliados
europeos, que han obligado al país persa a limitar su desarrollo nuclear
con fines pacíficos
Ejemplos de esta forma de actuar son las campañas permanentes
contra Corea del Norte, Irán y el caso más reciente fue Libia, donde se
aplicaron todas las variantes posibles, culminando con el genocidio consumado por la OTAN, bajo la dirección estratégica de los Estados Unidos.
Reconociendo la legitimidad de todos los movimientos democráticos pacíficos
La Estrategia expresa que serán apoyados, aunque EE.UU. no coincida
políticamente con alguno de ellos. Sin embargo, los gobiernos que actúen contra la “democracia”, según el concepto imperialista, perderán el
poder incluso en elecciones celebradas al estilo estadounidense.
Movimiento democrático pacífico es, para los Estados Unidos, todo
aquel que se oponga a los gobiernos progresistas. Si dicho movimiento
no existe o no está lo suficientemente organizado, la USAID dispone de
2Statement by Maria Otero, Under Secretary for Civilian Security, Democracy and Human Rights, and United States
Special Coordinator for Tibetan Issues, January 24, 2012. http://www.humanrights.gov/2012/01/24/statement-by-thespecial-coordinator-for-tibetan-issues-maria-otero/.
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
65
los recursos para ayudar a organizarlo, hacerle propaganda y garantizarle
una personalidad reconocida; si no existen, se crean los líderes, seleccionando personas con nivel cultural elevado, dispuestas a actuar por dinero
contra su país, a través de blogs, libros, artículos, conferencias, seminarios
y otros materiales que enseguida se publican y recorren toda la red mundial, gracias al control universal de los medios de difusión.
A propósito de lo planteado el periodista Pascual Serrano ha expuesto:
“Cuando la información de Wikileaks ha dejado de ser exclusiva del
cártel de periódicos al que Julian Anssage cedió la información comenzamos a conocer cosas muy interesantes sobre Cuba. Se trata de informaciones que desde noviembre de 2010 los diarios El País, The Guardian,
The New York Times, Le Monde y el semanario Der Spiegel tenían sobre
la mesa de sus directivos y que ocultaban a los ciudadanos. Los cables
ahora conocidos han mostrado dos de las tesis que el gobierno cubano
lleva manteniendo desde hace años: que los grupos anticastristas están
siendo financiados por el gobierno de Estados Unidos y que el denominado periodismo independiente cubano que animado desde el exterior
es solo otro departamento de colaboración con los gobiernos agresores a
la revolución cubana. En uno de los documentos, fechado el 31 de julio
de 2008, se solicitan fondos destinados a una de las portavoces de las
denominadas ‘Damas de Blanco’. En el mismo cable se pide además dinero para una institución educativa con el objetivo de que continúe su
labor de agresión a la revolución. Otro cable, de fecha 15 de septiembre
de 2008, contiene la solicitud de 5000 dólares con destino a una llamada
‘Agenda de Transición’, con los datos de Martha Beatriz Roque, Vladimiro
Roca y Elizardo Sánchez, quien por cierto había suministrado a la prensa
extranjera acreditada en Cuba supuestas listas de ‘presos políticos’ donde
se incluían futbolistas bolivianos, un pintor del siglo XVIII y voleibolistas
peruanas.”3
Los principales representantes del gobierno estadounidense establecen
comunicación directa con los opositores creados por ellos, les conceden
entrevistas, les adjudican premios por su labor como promotores de los
DDHH y apoyan sus manifestaciones en las calles.
Estos ejemplos son muy cercanos para nosotros, los cubanos. Cuando
falleció de forma repentina la líder del titulado movimiento femenino
cubano en defensa de los DDHH, de inmediato los voceros del Departamento de Estado y de la Casa Blanca emitieron notas de condolencias
ante la situación. A renglón seguido, la entonces Secretaria de Estado y
el Presidente estadounidense emitieron sus condolencias personales y
elevadas valoraciones sobre la fallecida.
3Ver Pascual Serrano: http://www.pascualserrano.net/noticias/el-derecho-a-la-censura-sobre-la-informacion-de-cuba.
66
Dr. Nelson Roque Suástegui
Una parte de las declaraciones del Presidente estadounidense fueron
las siguientes:
“Hoy, cuando la Fundación Nacional para la Democracia otorga la
Medalla de Servicio Democrático a título póstumo a Laura Pollán, fundadora de Las Damas de Blanco, honramos y celebramos su vida, reconociendo sus contribuciones significativas hacia la lucha para defender
los derechos humanos en Cuba. Laura Pollán y la dignidad tranquila de
Las Damas de Blanco han expresado con gran valor el deseo del pueblo
cubano y de las personas de todo el mundo de vivir en libertad. Lanzándose a la calle en protestas pacíficas para atraer atención a las dificultades
de las personas detenidas injustamente en las cárceles de Cuba, Laura
Pollán y Las Damas de Blanco han resistido valientemente las autoridades cubanas, que desatan turbas y recurren a detención domiciliaria
y detención temporal en un intento fracasado para callarlas. A través de
las valientes acciones de Laura Pollán y Las Damas, el mundo fue testigo
de las medidas represivas de las autoridades cubanas, lo que por último
condujo a la liberación de presos políticos encarcelados injustamente en
la primavera de 2003. Si bien Laura ya no está con nosotros hoy, su valor
frente a la represión, y su compromiso desinteresado con la democracia
y los derechos humanos en Cuba ofrecen un legado en vida que nos
inspira a seguir adelante. A las Damas de Blanco que verán o escucharán
la ceremonia de hoy, les expresamos nuestro más alto respeto por sus
esfuerzos de abogar a favor de los derechos del pueblo cubano, inclusive
frente a la campaña represiva desatada este fin de semana contra ustedes,
y las honramos a cada una de ustedes también.
“Estados Unidos sigue firme en su apoyo del sencillo deseo del pueblo cubano de determinar libremente su futuro y disfrutar los derechos
y libertades que definen a las Américas, y que deben ser universales para
todo ser humano. Sigo comprometido con apoyar una sociedad civil en
Cuba, lo que incluye proteger la capacidad de los cubanos americanos de
apoyar a sus familias en Cuba, a través de visitas y remesas familiares.”4
También falleció en una cárcel cubana, a pesar de los esfuerzos realizados por los médicos que lo atendieron, un preso común que fue a
la huelga de hambre. El Presidente Obama no dejó de aprovechar la
ocasión para realzar la situación y agregar una mentira más con palabras
cínicamente piadosas, a través de su secretario de prensa:
“Los pensamientos y oraciones del Presidente Obama están con la
esposa, la familia y las amistades de Wilmar Villar, un joven y valiente
defensor de los derechos humanos y las libertades fundamentales en
Cuba, quien se había declarado en huelga de hambre para protestar su
4Ver “Declaraciones del Presidente Obama sobre el legado de Laura Pollán”, Oficina del Secretario de Prensa de la
Casa Blanca, 14 de diciembre de 2011, p. 383, en http://iipdigital.usembassy.gov/iipdigital-es/index.html.
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
67
encarcelamiento y fue víctima de una neumonía. El insensato fallecimiento de Villar resalta la represión permanente del pueblo cubano y
los infortunios que encaran los individuos valientes que defienden los
derechos universales de todos los cubanos. Los Estados Unidos no cesarán en su apoyo a la libertad del pueblo cubano”.5
Este tipo de apoyo es permanente y cada vez más creciente, con mayores aportes monetarios y más reconocimiento, a través de todos los
medios ya enumerados. En Cuba no existe representación de la USAID
ni de otras agencias estadounidenses para el desarrollo. No obstante, la
Oficina de Intereses de EE.UU. se encarga de cumplir estas funciones,
que en otros países cumplen un grupo de agencias, comandadas por la
USAID, bajo la dirección directa del Jefe de la misión diplomática y bajo
un plan de acción único. De esta manera se concentran todos los esfuerzos en una misma dirección y el embajador controla los resultados.
Estados Unidos invierte anualmente enormes sumas de dinero a
través de la USAID para apoyar las llamadas operaciones humanitarias
en Latinoamérica y el Caribe. Esta Agencia se retiró de Venezuela por
temor a la Ley de Defensa de la Soberanía Política y la Autodeterminación Nacional —que prohíbe, desde finales de 2010 el financiamiento
externo a partidos políticos.
El administrador adjunto de la USAID, Mark Feierstein, ha declarado
que un sector muy importante para esa agencia es el relacionado con la
democracia y por ello implementa programas para el fortalecimiento
de las instituciones en prácticamente todos los países de la región. Este
personaje fue el estratega principal, en 2002, de la campaña presidencial
de Gonzalo Sánchez de Lozada, radicado actualmente en los Estados
Unidos, y prófugo de la justicia boliviana por ser el responsable de la
ejecución en 2003, durante la llamada Guerra del Gas, de la masacre
donde murieron más de 60 personas y resultaron heridas unas 600. Evo
Morales fue el líder principal del movimiento que llevó a cabo la Guerra
del Gas.
Feierstein fue el Gerente del Proyecto Nicaragua, en la operación
sucia realizada contra ese país por la National Endowment for Democracy (NED), subsidiaria de la USAID; fue director para América Latina
y el Caribe del Instituto Democrático Nacional, otro instrumento de
injerencia imperial subsidiado por la USAID; y Asesor Especial del Embajador de EE.UU. en la Organización de Estados Americanos (OEA).6
El presidente boliviano, Evo Morales estuvo denunciando reiteradamente la injerencia de la USAID en su país, que se dedicaba a suministrar fondos a diferentes organizaciones indígenas para que boicotearan
5http://iipdigital.usembassy.gov/st/spanish/texttrans/2012/01/20120120150227x0.2992299.html
6htp://www.contrainjerencia.com/?p=38355&utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3
A+contrainjerencia%2FjvtA+%28CONTRAINJERENCIA%29.
68
Dr. Nelson Roque Suástegui
las leyes que pone en vigor su gobierno, y se opusieran a la ejecución de
importantes planes para extender la red vial del Estado plurinacional, así
como para espiar al movimiento sindical y social del país,7 hasta que el
gobierno boliviano prescindió de la supuesta ayuda de la USAID; posteriormente Ecuador hizo lo mismo.
Entre otros esfuerzos, la ESN10, se propone promover el derecho al
acceso a la información y a las nuevas tecnologías (entre ellas, Internet),
para facilitar la libertad de expresión; utilizar estas vías para hacer llegar
los mensajes estadounidenses al resto del mundo.8
La ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton, en la mayoría de sus discursos insistía en la necesidad de ampliar las posibilidades de acceso a
la información y a Internet. Criticaba a los gobiernos de algunos países
como, Rusia, China, Belarús, los Centroasiáticos, varios africanos, Cuba
y otros, de limitar las posibilidades de sus poblaciones para conectarse
a la información que los medios masivos transnacionales y el propio
gobierno estadounidense generan.
De una manera vertiginosa los medios masivos de comunicación han
adquirido un papel muy relevante, ya que los mismos se concentran en
menor cantidad de manos y se han convertido en medios transnacionales al servicio de las transnacionales, muchas de ellas propietarias, a
la vez, de periódicos, estaciones de televisión, emisoras de radio y otros.
Los medios masivos transnacionales responden a los intereses del
poder real, los verdaderos manipuladores de la información, y actúan en
plena correspondencia de objetivos y con planes concretos. Los medios
alternativos son minoría y no tienen posibilidades de subsistir porque el
público, generalmente acude a la “Gran Prensa”. Por ejemplo: las verdades de lo sucedido durante el golpe militar en Honduras, en 2009, solo se
transmitieron, con grandes dificultades —porque los periodistas fueron
objeto de bloqueos y agresiones por parte de la fuerza militar— a través
de TeleSUR, una cadena sustentada por la ALBA, así como por la Mesa
Redonda de CubaVisión Internacional.
Sin embargo, ninguno de estos medios alternativos alcanza el mundo
completo, como lo hacen las transnacionales, pues a los países hegemónicos no les interesa tener esos tipos de cadenas televisivas en sus territorios y solo acceden a ellas los que se interesan especialmente en hacerlo,
fundamentalmente vía Internet, saturada con otros medios informativos
de mayor operatividad, velocidad y vía libre en la red. Aunque aparentemente se puede acceder a TeleSUR desde cualquier servidor del mundo,
esa opción no es totalmente real porque está bloqueada en muchos
7http://www.contrainjerencia.com/?p=38294&utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3
A+contrainjerencia%2FjvtA+%28CONTRAINJERENCIA%29.
8http://www.granma.cubaweb.cu/2011/12/19/interna/artic23.html.
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
69
lugares, transcurre mucho tiempo en el proceso de abrir y muchas veces
no llega a hacerlo. Por lo tanto, los navegantes en la red de redes pueden
cansarse de esperar; en ese caso buscarían otro sitio que se muestre con
mayor rapidez.
Según Pascual Serrano,9 “… el Poder se ha dado cuenta de que el
mejor modo de ocultar la información importante es enterrarla junto
con la prescindible, que lo inteligente no es ocultar la información que
le afecta negativamente sino manejarla y enfocarla según sus intereses”.
Añade, que el Pentágono creó en 2002 el Departamento de Información
Estratégica, con el fin de oscurecer la información buena que pudiera
salir, “con la paja informativa, con el ruido”.
Refiere el autor español que, mientras más información haya que procesar, menos se sabrá. Además, refiriéndose a otros autores, plantea una
división de las personas, atendiendo a su nivel de información en tres
categorías: los desinformados, que solo tienen imágenes; los sobreinformados, que viven en el torbellino de la información; y los informados,
que seleccionan, ordenan y pueden pagar la información. La inmensa
mayoría de las personas pertenece al segundo grupo.
Aparte de la tergiversación de la verdad y de la difusión conjunta
de la mentira, también los medios se encargan de insensibilizar a las
personas ante los hechos más sangrientos.
La mayoría de nosotros pudimos presenciar el asesinato de Bin Laden,
mientras comíamos o compartíamos en familia, o vimos el bombardeo
a las poblaciones indefensas en Libia o en Irak, cuando la Guerra del
Golfo o la humillación y abuso que hicieron las hordas mal llamadas
“rebeldes” en Libia contra el líder depuesto capturado, herido e indefenso. En la mayoría de los filmes estadounidenses es normal ver cómo un
solo hombre mata a varios enemigos a la vez y se ensaña, vaciando sobre
los muertos todo el contenido del cargador de su arma, y parece lo más
natural del mundo.
Todo esto persigue, en nuestra opinión, varios objetivos: primero,
insensibilizar a las personas ante la muerte de un supuesto enemigo; segundo, ratificar que el poderoso siempre tiene el derecho de matar a sus
enemigos, indefensos o no; tercero, advertirle a los potenciales enemigos
no propasarse, porque al final podrían tener un destino similar al de
aquellos, cuya ejecución constituyó un espectáculo televisivo que vimos
mientras estábamos cómodamente sentados ante la pequeña pantalla.
La información es una de las herramientas más importantes que
tiene el poder hegemónico en sus manos para lograr sus objetivos de
9http://pascualserrano.net/noticias/bfquien-impide-hoy-el-libre-acceso-a-la-informacion/
70
Dr. Nelson Roque Suástegui
dominación y hegemonía mundiales, por eso la ex Secretaria de Estado
estadounidense insistía tanto en ella:
“En muchos aspectos la información nunca se ha movido tan libremente. Hay más formas de diseminar más ideas a más personas que en
ningún otro momento de la historia. Incluso en países autoritarios las
redes de información ayudan a la gente a descubrir nuevos hechos y
pedir más cuentas a los gobiernos.’
‘En el último año hemos visto un aumento en las amenazas contra el
libre flujo de la información. China, Túnez, y Uzbekistán han elevado su
censura de Internet. En Vietnam, el acceso a los sitios populares de redes
sociales ha desaparecido de repente...’
‘Me enorgullece que el Departamento de Estado esté trabajando ya
en más de 40 países para ayudar a las personas silenciadas por gobiernos
opresivos...”10
Las llamadas “Redes Sociales” de Internet son utilizadas para promover
la desobediencia civil en los países donde conviene crear inestabilidad,
transmitir consignas y hacer propaganda sobre falsos hechos. Durante
las acciones llevadas a cabo en Libia se transmitió la falsa toma por los
“rebeldes” de la capital, Trípoli, acción que se había filmado previamente
en Kuwait, con escenarios falsos y artistas, en el papel de combatientes.
De todas las herramientas a las que la ex Secretaria de Estado estadounidense hacía referencia cuando definía su interpretación del smartpower, la que se encarga de cerrar el círculo en torno a cualquier situación está representada por los “medios”, ya que al ser transnacionales y
responder a los mismos intereses del establishment, replican todas las
iniciativas desestabilizadoras, mentirosas y manipuladoras que pronuncian los principales representantes del gobierno estadounidense y de sus
aliados, ayudan a crear estados de opinión al nivel internacional que
facilitan la actuación por otros medios o, usando el mismo lenguaje que
la Secretaria Clinton, “otras herramientas”. Esta herramienta, es una de
las más poderosas y evita, en muchos casos, utilizar la fuerza militar. No
obstante, de esta última no se prescinde nunca y se deja bien claro en la
ESN10, que así será.
Un ejemplo bien claro de lo planteado nos lo dieron la ex Secretaria
de Estado estadounidense y la Alta representante para la Política exterior
y de Seguridad de la UE:
“… Hoy recordamos el primer aniversario del comienzo de la brutal
ofensiva del Gobierno de Belarús contra la sociedad civil, la oposición
política y los medios independientes. Durante los pasados doce meses las
10Secretaria de Estado Hillary R. Clinton Discurso sobre libertad en Internet. Washington, DC. 21.01.2010 (6590), en
http://iipdigital.usembassy.gov/iipdigital-es/index.html.
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
71
autoridades belarusas hicieron prisioneros a personas que se manifestaban pacíficamente, suprimieron las protestas no violentas y trataron de
silenciar voces independientes.’
‘…Reiteramos que el mejoramiento de las relaciones bilaterales con
los EE.UU. y la UE está condicionado por el cumplimiento de sus obligaciones con la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa
(OSCE) y el respeto de los derechos humanos fundamentales, el imperio
de la ley y los principios democráticos.”11
El poder militar
Independientemente de que EE.UU. se expande militarmente hacia
el sur del continente americano, “intentando llenar los vacíos o escasos
posicionamientos en el cono sur”,12 el área que abarcan México, el Golfo de México, el Mar Caribe y Centroamérica, con la Iniciativa Mérida,
la ocupación de Haití, las bases militares ubicadas en la región (Cuba,
Puerto Rico, Colombia, Panamá y Honduras,), la Iniciativa de Seguridad
para el Caribe, la Iniciativa de Seguridad de Centroamérica; la libertad
de actuación de una cantidad apreciable de buques de guerra en puertos
de Costa Rica y la presencia de las unidades del Comando Sur en posiciones estratégicas (ver Anexo 3), convierten a esta zona en un área de gran
peligro. Durante la administración Obama se ha visto un incremento
sustancial de la presencia estadounidense en el área en lugares muy
estratégicos, como sucedió en 2009 con las bases de Colombia, más los
incrementos posteriores en otros lugares, como en Chile.
Esa concentración de fuerzas y medios de todo tipo en el área descrita,
obedece a que allí hay grandes recursos petroleros en explotación, hasta
el momento, en el Golfo de México y en Venezuela; más la presencia
de dos países adversarios como Venezuela y Cuba, que lideran desde el
punto de vista político y amplían su colaboración en una buena parte
del área, a través de la ALBA. Los países más amenazados por la cercanía
de este grupo poderoso de fuerzas son: Cuba, Venezuela, Nicaragua y
Ecuador, aunque, con el alcance actual de la aviación y de los misiles
en poder de EE.UU., cualquier país de América corre el peligro de ser
atacado militarmente de una u otra manera.
Si analizamos algunas de las valoraciones que confecciona el Departamento de Estado de Estados Unidos sobre Venezuela y Cuba (ver anexo 1), las campañas mediáticas que tienen lugar contra estos dos países
11Joint statement issued by Secretary of State Hillary Rodham Clinton and EU High Representative Catherine Ashton.
http://www.state.gov/r/pa/prs/ps/2011/12/178973.htm.
12Ana Esther Ceceña y Rodrigo Yedra: “El Águila despliega sus alas de nuevo. Un Continente bajo amenaza”, Observatorio Latinoamericano de Geopolítica, Quito, 2009.
72
Dr. Nelson Roque Suástegui
con respecto a la “violación de los valores universales” y de los DDHH,
podemos concluir que son pocos los pretextos que pueden faltar para
orquestar una campaña oficial e incrementar la mediática, que desate
una agresión contra alguno ellos. Lo mismo sucede con otros gobiernos
progresistas del área como es el caso de Nicaragua, cuyas últimas elecciones fueron impugnadas por la entonces Secretaria de Estado y otros
gobernantes estadounidenses (ver anexo 2).
Al materializarse la elección de Nicolás Maduro como presidente de
Venezuela hemos podido comprobar que la acción de la derecha en ese
país ha sido apoyada ampliamente por el gobierno estadounidense, que
aporta los recursos necesarios para continuar propiciando la desestabilización interna del país.
Por lo tanto, Venezuela puede tener una fuerte prioridad en los planes del Pentágono para ser objeto de ataques provenientes de Colombia,
cooperante indirecto de la OTAN en Afganistán y aspirante a desempeñar roles relevantes de cooperación con la Alianza Atlántica; pero también desde las islas caribeñas —posesiones francesas— de Guadalupe y
Martinica donde se basifican unos 5 000 efectivos, y del territorio de la
Guayana Francesa, con cerca de 3 000 hombres.
El Reino Unido posee en el área varias pequeñas islas, entre ellas,
las Caimán y aunque la cantidad de personal militar que radica en esos
territorios no debe ser muy elevada, puede aumentarse cuando sea necesario.
También Holanda, que responde directamente por la seguridad de
Aruba y Curazao pudiera incrementar sus tropas en estos territorios, ya
que forman parte de su reino.
Tendríamos, por tanto, a la OTAN en América, como una fuerza más,
situación que no se concebía años atrás, pero que ahora, después de la
aprobación del nuevo Concepto Estratégico de la Organización Atlántica
y de la experiencia en Libia —el presidente Barack Obama declaró que
esa sería la fórmula a aplicar en lo adelante— no se puede descartar. A
estas alturas las potencias europeas están bajo el control estadounidense
a través de la OTAN, condiciones diferentes a las que existían cuando se
formuló la Doctrina Monroe.
En el Concepto Estratégico de la OTAN de 2010 se expresa claramente
que la Alianza Atlántica está dispuesta a actuar fuera de sus fronteras:
“Las crisis y los conflictos más allá de las fronteras de la OTAN pueden
amenazar la seguridad del territorio de la Alianza y de sus poblaciones.
La OTAN, por tanto se comprometerá donde sea posible y cuando sea
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
73
necesario para prevenir las crisis, manejarlas, estabilizar las situaciones
postconflicto y apoyar la reconstrucción”.13
Estados Unidos continúa profundizando su presencia en América
Latina y el Caribe: paso a paso y sin hacer mucho ruido, avanza y cubre
más territorios que le garanticen tener acceso a las materias primas y
recursos que necesita. Con ello asegura no tener que acometer grandes
movilizaciones de fuerzas militares para actuar en un área determinada,
porque ya están allí. Evidentemente, el peligro se incrementa.
Conclusiones
La aplicación de los conceptos contenidos en la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, de mayo de 2010 —“La Estrategia
Obama”14 —, que combina ampliamente las herramientas del poder inteligente, el despliegue de fuerzas militares en el territorio latinoamericano y caribeño; el uso de los medios masivos como apoyo a las ideas que
lanzan los gobernantes imperiales; la utilización de las Agencias para
el Desarrollo, de las organizaciones internacionales, dominadas en su
mayoría por EE.UU. y sus aliados: incluido el Consejo de Seguridad de la
ONU y el secretario general de esa organización internacional, diligente
servidor de los intereses imperiales; el mal empleado concepto de “Responsabilidad de Proteger”; más la repetición de la receta de Libia, como
modo de actuación, bendecida por el presidente Obama al finalizar el
genocidio de ese pueblo árabe, nos indica que América Latina también
está en peligro.
13Strategic Concept For the Defence and Security of The Members of the North Atlantic Treaty Organisation. Lisbon,
November 20, 2010.
14En el curso del año 2014 debe salir a la luz una nueva Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU. En nuestra
opinión las concepciones esgrimidas por el gobierno estadounidense para actuar como hegemón mundial no deberán
variar en su esencia.
74
Dr. Nelson Roque Suástegui
Anexo 1
Síntesis de las valoraciones sobre Cuba y Venezuela,
emitidas por el Presidente y el Departamento de Estado de EE.UU.
Valoraciones sobre Cuba 15
“El futuro de Cuba debe ser determinado libremente por el pueblo
cubano, que no ha sido el caso por décadas y no lo es ahora. El pueblo
cubano merece los mismos derechos, libertades y oportunidades que
cualquiera otro. Entonces, Estados Unidos continuará apoyando los derechos básicos del pueblo cubano.’ —Presidente Barack Obama, 19 de
diciembre 19 de 2011.’
‘Cuba es un Estado totalitario que se apoya en métodos represivos
para mantener el control. La crítica a los líderes nacionales o al sistema
político puede conducir a la prisión. Los miembros de las fuerzas de la
seguridad acosan y violan los derechos humanos en general y los de los
abogados pro democráticos, los disidentes, los detenidos y los prisioneros. El gobierno cubano no permite el monitoreo independiente de las
condiciones de las prisiones por grupos de derechos humanos nacionales o internacionales y continúa negando el acceso a los detenidos por
organizaciones humanitarias internacionales.’
‘La USAID presta apoyo humanitario a los prisioneros políticos y sus
familias, quienes son sistemáticamente marginados por las fuerzas de la
seguridad y no pueden trabajar. Además suministra productos alimenticios, vitaminas, medicamentos no controlados y artículos de tocador
a cientos de familias cubanas, como ayuda para el mejoramiento de su
estado síquico y sicológico.’
‘El gobierno cubano niega sistemáticamente a sus ciudadanos la
libertad de asociación y no reconoce asociaciones independientes. La
Constitución cubana prohíbe cualquier organización política que no
esté oficialmente reconocida. Como resultado de ello las bases de la democracia comunitaria están extremadamente limitadas.’
‘El gobierno cubano es dueño de todos los medios de difusión y de
la prensa escrita y el Partido Comunista los controla. Las noticias y la
programación informativa son prácticamente uniformes en todos los
medios y la ley prohíbe la distribución de materiales impresos de fuentes extranjeras consideradas contrarrevolucionarias o críticas hacia el
gobierno.’
15http://www.state.gov/r/pa/ei/bgn/2886.htm; http://www.usaid.gov/where-we-work/latin-american-and-caribbean/cuba
(los textos fueron traducidos por el autor de este artículo).
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
75
‘Los periódicos o revistas extranjeros no están disponibles y la distribución de material con contenido político no se permite y puede dar
lugar al acoso e incluso a la detención.’
‘El gobierno cubano controla prácticamente todos los accesos a Internet, con la excepción de algunas instalaciones extremadamente limitadas, donde el precio que se debe pagar por el acceso está por encima
de las posibilidades de la mayoría de los ciudadanos. Las autoridades
revisan el historial de los usuarios autorizados, revisan y censuran los correos electrónicos, emplean filtros de búsqueda en Internet y bloquean
el acceso a sitios Web considerados objetables.’
‘La USAID suministra noticias primarias e información sobre temas
relevantes para los cubanos sobre Cuba y de otras partes del mundo. Los
programas de la USAID entregan libros, revistas, periódicos y folletos
a amplios segmentos de la población, pero con un énfasis creciente de
promover el uso de las redes sociales. La USAID también entrega computadoras personales Laptop para ayudar a compartir la información
procedente de portadores USB, CDs, y DVDs. Las Laptops también se
utilizan para documentar las violaciones de los derechos humanos y
posibilitan a las personas expresarse por escrito en un soporte fácil de
difundir dentro y fuera de Cuba. La USAID ha ayudado a entrenar a
cientos de periodistas en la última década, sus trabajos se han publicado
en relevantes medios de difusión internacionales.’
‘Cuba fue calificada como Estado patrocinador del terrorismo desde
1982. El gobierno cubano continua ofreciendo refugio seguro a unos 24
miembros de la organización terrorista vasca ETA.’
‘El gobierno cubano continúa refugiando personas perseguidas en
EE.UU.; también los ha apoyado brindándoles alojamiento, cartilla de
racionamiento y servicios médicos.”
Valoraciones sobre Venezuela
“Venezuela produce muy pocas cantidades de opio y coca, pero es
un país de gran tránsito de cocaína y heroína. El lavado de dinero y la
corrupción judicial son preocupantes.’
‘En junio de 2013, Venezuela fue colocada en el nivel 2WL dentro
del Reporte del Departamento de Estado sobre Tráfico de personas. Este
nivel indica que el gobierno no cumple totalmente con los estándares,
aunque trata de garantizarlos, pero el número absoluto de víctimas de
las formas severas de tráfico es apreciable y tiende a incrementarse; las
76
Dr. Nelson Roque Suástegui
pruebas de que se han incrementado los esfuerzos para combatir el tráfico con respecto al año anterior son insuficientes, pero el país se ha
comprometido a aumentar sus acciones para el próximo año.’
‘Venezuela mantiene excelentes relaciones con Irán, Siria, Belarús y
Corea del Norte. Países terroristas (Irán y Siria). Belarús es una dictadura
y Corea del Norte es un Estado terrorista y dictatorial.’
‘El gobierno venezolano no coopera totalmente con los esfuerzos antiterroristas de EE.UU.; no ha tomado medidas contra los funcionarios
venezolanos calificados por el departamento de Tesoro como capos del
tráfico de armas y narcóticos en interés de las FARC.’
‘Las FARC y el ELN continúan utilizando el territorio venezolano
para descansar, reagruparse, traficar con narcóticos, practicar la extorsión
y secuestrar venezolanos para financiar sus operaciones. Venezuela capturó en 2011 dos guerrilleros de las FARC: uno de ellos murió posteriormente y el otro se mantiene bajo custodia, a pesar de que el gobierno
venezolano se había comprometido a deportarlo a Colombia.’
‘Existen indicios de que Hizbollah recauda fondos y recibe apoyo en
Venezuela.’
‘España reclama a Venezuela el apoyo a los terroristas de la ETA.”16
Como puede apreciarse, el gobierno estadounidense valora según
sus códigos a los gobiernos del mundo. Los no afines o los supuestos
enemigos son caracterizados como violadores de los derechos humanos
y de otros parámetros que componen la siempre invocada democracia.
Estas valoraciones tergiversadas de la realidad se esparcen por todo
el mundo en los informes anuales del Departamento de Estado y en
los medios de difusión masiva transnacionales y la repiten en cualquier
tribuna los principales líderes y funcionarios del gobierno, independientemente del partido al que pertenezcan.
En nombre de la democracia y de la protección de las libertades de
los pueblos “sojuzgados” Estados Unidos actúa de forma injerencista en
los países antes mencionados, proporcionando informaciones tergiversadas a los llamados disidentes, instruyéndolos para que desarrollen la
subversión, preparándolos para que transmitan hacia la metrópoli informaciones útiles a sus intereses y aportándole sustanciosas pagas a sus
indignos acólitos.
16http://www.state.gov/r/pa/ei/bgn/35766.htm y 2013 Trafficking in persons Report: www.state.gov/j/tip (los textos
fueron traducidos por el autor de este artículo)
La Estrategia Obama y sus peligros para América Latina
77
Anexo 2
Opiniones oficiales de la ex Secretaria de Estado
sobre las elecciones en Nicaragua.
DEPARTAMENTO DE ESTADO
Oficina del Portavoz, 25 de enero de 2012
Declaraciones de la secretaria Clinton sobre las condiciones democráticas en Nicaragua.
Condiciones democráticas en Nicaragua
El informe final de la misión de observación electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en Nicaragua apoya las aspiraciones democráticas del pueblo nicaragüense y expresa muchas de las
preocupaciones que nosotros compartimos con respecto a la realización
de las recientes elecciones.
Como lo indicaron los observadores internacionales y los grupos
de la sociedad civil de Nicaragua, las elecciones recientes en Nicaragua
no se realizaron de manera transparente e imparcial, y todo el proceso
electoral estuvo plagado de irregularidades significativas. Las elecciones
marcaron un revés a la democracia y socavaron la capacidad de los nicaragüenses para tener un gobierno responsable.
El informe proporciona una base para que la OEA evalúe todas las
iniciativas disponibles para reforzar la democracia en Nicaragua, de manera compatible con los principios que la Carta Democrática Interamericana encierra. Trabajaremos con nuestros socios de las Américas y de
otras partes para llevar a cabo tal evaluación, y responsabilizar al gobierno de Nicaragua por la aplicación oportuna de las recomendaciones del
informe. Esperamos con interés revisar también el informe de la misión
de observación electoral de la Unión Europea, que se espera pronto.
Como parte de una revisión de nuestra ayuda y política hacia Nicaragua, Estados Unidos continuará aplicando un riguroso escrutinio de los
préstamos para proyectos en el Banco Interamericano de Desarrollo y el
Banco Mundial, y nos opondremos a cualquier propuesta de préstamo
que no cumpla con las altas normas de esas instituciones, o que no provea suficiente impacto de desarrollo.
Estados Unidos pide al gobierno de Nicaragua que apoye los
procesos democráticos y proteja los derechos humanos universales.
78
Dr. Nelson Roque Suástegui
Continuaremos apoyando a la sociedad civil y promoviendo los derechos humanos en Nicaragua. El pueblo nicaragüense, como los pueblos
de todas partes, merece el derecho de que sus voces se oigan, no merecen
nada menos que elecciones libres, justas y transparentes, y líderes que
rindan cuentas.17
Anexo 3
Comando Sur (USSOUTHCOM). Fuerzas y su ubicación.18
Composición:
• Ejército del Sur. ARSOUTH. Houston, Texas.
• 12 Fuerza Aérea del Sur. AF SOUTH. Arizona.
• Cuarta Flota. COMFOURTHFLT. Mayport, Fla.
• Cuerpo de Infantería de Marina del Sur. USMARFORSOUTH.
Miami, Fla.
• Comando de Operaciones Especiales del Sur USSOCSOUTH.
Miami, Fla.
• Fuerza de Tarea Conjunta BRAVO. Base Soto Cano, Honduras.
• Fuerza de Tarea Conjunta, Guantánamo, Cuba.
• Fuerza de Tarea Conjunta. Key West, Fla.
Estado Mayor en Miami, Florida.
Planifica las operaciones y la cooperación en materia de seguridad
para América Central, del Sur y el Caribe (excepto los territorios y posesiones.). Asegura la defensa del Canal de Panamá y el área circundante.
Área de Responsabilidad:
Las tierras de América Latina, al sur de México.
Las aguas adyacentes a la América Central y Sur América.
El Mar Caribe.
Una parte del Océano Atlántico.
17En: http://www.state,gov
18En: USSOUTHCOM. http://www.southcom.mil/aboutus/Pages/About-Us.aspx (los textos fueron traducidos por el
autor de este artículo)
La Alianza del Pacífico
Dr. Mariano Bullón Méndez
MSc. Faustino Cobarrubias Gómez
MSc. Gladys Hernández Pedraza
Investigadores del Centro de Investigaciones
de la Economía Mundial (CIEM)
Lic. Aldo Luis Fuentes Acosta
Colaborador (ISRI)
Breves comentarios introductorios
"A todo convite entre pueblos hay que buscarle sus razones ocultas”
José Martí.
La Revista Ilustrada, 1891
En la historia de América Latina han coexistido dos paradigmas de
integración: el latinoamericanista, caracterizado por promover el desarrollo integral de los pueblos y la cohesión entre los países de la región
sin la presencia de ninguna potencia extranjera; y, el panamericanista,
determinado por la subordinación del accionar de los países del subcontinente a los intereses de los EE.UU. La Alianza del Pacífico está integrada por Perú, Chile y Colombia, miembros de UNASUR, y México.
Fundada el 6 de junio de 2012, esta constituye el más reciente impulso a
la agenda de integración panamericanista. El objetivo principal de dicha
organización, según sus textos fundadores, es construir, de manera participativa y consensuada, un área de integración profunda, para avanzar
progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales
y personas.1
En el último año y medio se ha hecho evidente el papel de la Alianza del Pacífico como eje vertebrador de las posiciones de la derecha en
1Ver Aldo Luis Fuentes Acosta: “Los países de la Alianza del Pacífico en UNASUR: un riesgo para la integración
latinoamericana”, Trabajo de diploma, ISRI, junio 2013.
Dr. Mariano Bullón Méndez /
MSc. Faustino Cobarrubias Gómez / MSc. Gladys Hernández Pedraza
80
América Latina y el Caribe, lo cual ha sido particularmente visible en las
divisiones creadas en la CELAC y UNASUR en torno al golpe de estado
parlamentario en Paraguay. Esa concertación ha creado una clara línea
divisoria en contraposición con las posturas del ALBA y MERCOSUR.
También se ha observado una campaña de medios dirigida a mostrar las
ventajas de la Alianza en contraste con lo que presentan como estancamiento o pocos avances de estos dos últimos esquemas.
En los días previos a la VII Cumbre de la Alianza del Pacífico de Cali,
Colombia,2 se produjo un inusitado despliegue publicitario no solo
informativo, sino también valorativo. En la dimensión estrictamente informativa llama la atención el hecho de que los materiales divulgativos
fueron elaborados por instancias de gobierno, con una manera sencilla
de presentar los datos y los resultados esperados en materia de bienestar
y presencia en el mundo.
Si bien existen declaraciones expresas de que la Alianza no está dirigida contra otros proyectos de integración, sí se plantea una crítica lapidaria a los resultados de los procesos asociativos precedentes, destacándose
el carácter pragmático y la capacidad de obtener resultados concretos en
un corto período de tiempo de la Alianza del Pacífico.
La evolución que ha tenido esta agrupación no es sólo el resultado
de la eficiente gestión de los gobiernos que la conforman, sino también
de su relación directa con la política de EE.UU. hacia la región. Llama la
atención la “supuesta” ausencia de Estados Unidos, o su ausencia estratégica. El objetivo de este trabajo es, precisamente, descubrir los vínculos
públicos u ocultos entre esta iniciativa de factura aparentemente latinoamericana con la continuidad del proyecto hegemónico de Estados
Unidos.
Antecedentes
La propuesta de la Alianza del Pacífico (AP) se dio a conocer en Lima,
Perú el 28 de abril del 2011 a través de la Declaración de Lima. El proyecto fue una iniciativa del entonces presidente del Perú, Alan García
Pérez, quien extendió invitación a sus homólogos de Chile, Colombia
y Panamá, con el propósito de "profundizar la integración entre estas
economías y definir acciones conjuntas para la vinculación comercial
con Asia Pacífico, sobre la base de los acuerdos comerciales bilaterales
existentes entre los Estados parte". Panamá ha ingresado a esta Alianza
en calidad de observador.
2Ocasión en que el presidente Juan Manuel Santos asumiría la presidencia pro-témpore del grupo.
La Alianza del Pacífico
81
La intención de esta alianza, según la Declaración de Lima, es "alentar la integración regional, así como un mayor crecimiento, desarrollo y
competitividad" de las economías de sus países, a la vez que se comprometieron a "avanzar progresivamente hacia el objetivo de alcanzar la
libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas".
Entre los acuerdos para integrar la Alianza del Pacífico se establece
como requisito esencial la vigencia del Estado de Derecho, de la democracia y del orden constitucional.
Las cuatro naciones de la Alianza del Pacífico reúnen más del 42% del
PIB de Latinoamérica y el Caribe, y si se sumara toda su producción y
se les contara como un solo país, serían la novena economía del planeta.
Los dos únicos países latinoamericanos miembros de la OCDE, México3
y Chile, forman parte de la Alianza del Pacífico; y un tercer miembro,
Colombia, ha solicitado formalmente su ingreso a dicha organización.
Según información de la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL), los países que conforman la Alianza del Pacífico exportaron en conjunto más de 531 mil millones de dólares en 2011, 51,2%
de las exportaciones de la región y 48% más que las exportaciones del
Mercosur en el mismo año.
Casi ningún proyecto regional había incluido hasta fechas recientes
el vínculo con Asia Pacífico, el área más dinámica económicamente en
la actualidad, con la excepción de la denominada iniciativa Arco del Pacífico, creada en 2006 e integrada por 11 países: Chile, Colombia, Costa
Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua,
Panamá y Perú. Su finalidad era coordinar una estrategia continental
para la relación comercial con las economías más sólidas y también las
emergentes del Asia Pacífico. La Alianza del Pacífico (AP) surge como
una respuesta a los escasos avances de este mecanismo de concertación.
La causa fundamental fueron las divergencias en materia de política comercial con el resto de los miembros.
De los 11 países miembros del Arco del Pacífico, quedaron sólo cuatro
como integrantes, debido a que Ecuador y Nicaragua decidieron acercar
su política comercial a Venezuela e integrarse a ALBA-TCP. Por su parte,
los países centroamericanos, del Triángulo del Norte,4 tenían un proceso
interno suficientemente complejo con vista a su relación con Estados
Unidos y la firma del Acuerdo de Libre Comercio de Centroamérica y
República Dominicana (CAFTA-República Dominicana).5
3La inversión extranjera directa (IED) de México en los restantes países miembros de La Alianza es de más de 23 mil
millones de dólares, lo que representa el 31,5% del total de IED mexicana en América Latina. Ver: http://t21.com.mx/
general/2012/08/29/definen-mecanismos-alianza-pacifico.
4Nombre con el que se conoce a cuatro países de Centroamérica en función de su integración económica, a saber, Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador. Tienen firmados acuerdos comerciales tanto con México como con EE.UU.
El acuerdo con México tiene además el antecedente del Plan Puebla Panamá.
5Ruvislei González Sáez: “La Alianza del Pacífico y TPP: dos piezas de un megaproyecto imperial”, CIPI, 2013.
82
Dr. Mariano Bullón Méndez /
MSc. Faustino Cobarrubias Gómez / MSc. Gladys Hernández Pedraza
Papel de Estados Unidos
La búsqueda de señales que den cuenta de una participación más directa de EE.UU. en la emergencia y evolución de la Alianza del Pacífico,
no puede realizarse al margen de:
• los procesos relativos al deterioro de la imagen de EE.UU. en la región.
• el creciente peso de las llamadas potencias emergentes y su influencia en la región.6
• un nuevo escenario político latinoamericano, en el cual varios países cuestionan las políticas de las potencias globales hacia la región y
se plantean iniciativas para elevar la capacidad de negociación regional
frente a ellas.
• la competencia global por los recursos naturales estratégicos, de los
cuales la región es un importante reservorio.
• la política de contención a China en el ámbito global y regional.
• el diseño de amplias alianzas trans-regionales con el propósito de
garantizar su hegemonía en el nuevo escenario mundial.
En 2001, una publicación conjunta de la Heritage Foundation y el
Wall Street Journal sugirió al gobierno de EE.UU. que en lugar del ALCA
potenciara el establecimiento de una Asociación de Libre Comercio
Global (ALCG), cuyos miembros deberían cumplir cuatro condiciones
principales: política comercial abierta, políticas de inversión extranjera
transparentes y abiertas, la menor cantidad posible de regulaciones para
la instalación de nuevas empresas y derechos de propiedad garantizados. “La ALCG se diferencia del ALCA en que los países de la primera
deben abrir sus mercados antes de ingresar al club. Es una estrategia
que (…) castiga el proteccionismo dado que toda decisión que proteja
los intereses políticos a costa de la libertad económica aleja a los países
(…) de un próspero acuerdo comercial con los mercados más fuertes del
mundo”.7 El Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico refrenda el pensamiento neoliberal arriba expuesto cuando en el párrafo preambular
número 4 anticipa la decisión de “fortalecer los diferentes esquemas de
integración en América Latina, como espacios de concertación y convergencia, orientados a fomentar el regionalismo abierto, que inserte a las
partes eficientemente en el mundo globalizado…” el octavo numeral del
preámbulo ratifica el compromiso “a ofrecer a los agentes económicos
un marco jurídico previsible para el desarrollo del comercio de bienes y
servicios, y de la inversión…”
6En el caso de América Latina, EE.UU. observa con especial preocupación el aumento del peso de China en las relaciones comerciales y financieras de la región, así como el papel articulador en iniciativas regionales de Brasil.
7Índice de Libertad Económica 2001. Heritage Foundation & Wall Street Journal.
La Alianza del Pacífico
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El artículo 2 del citado instrumento incluye entre los requisitos esenciales para la participación en la Alianza del Pacífico “la protección, la
promoción, respeto y garantía de los derechos humanos y libertades
fundamentales”.
El artículo 3.1 inciso c) señala entre los objetivos de la alianza el de
“convertirse en una plataforma de articulación política, de integración
económica y comercial, y de proyección al mundo…”, mientras que el
segundo párrafo del mismo artículo en su inciso a) consigna entre las
acciones para alcanzar sus propósitos, la liberalización del “intercambio
comercial de bienes y servicios, con miras a consolidar una zona de libre
comercio entre las partes”.
Por su parte, el primer párrafo del artículo 9, que regula las relaciones
con terceros expresa que “la Alianza del Pacífico promoverá iniciativas y
lineamientos de acción sobre temas de interés regional o internacional y
buscará consolidar mecanismos de vinculación con Estados y organizaciones internacionales”.
La evidente inspiración de la Alianza en la ALCG sugiere que dicho
esquema es parte de un todo, es un eslabón de una cadena más amplia
que incluye un nuevo esquema global hegemónico, que en lo económico
se manifiesta también en el acuerdo de Asociación Trans-Pacífico y el
TLC EE.UU.-UE, y en su contraparte en el área de seguridad, la Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU., con ramificaciones también en
nuestra región (ver Anexos I y II). Es la respuesta de la clase dominante
norteamericana para perpetuar su hegemonía en un mundo que, al día
de hoy, tiende a una multipolaridad peligrosa para EE.UU., en tanto ella
significaría lo que denominan la difusión del poder,8 con la consiguiente
pérdida de relevancia de la potencia hegemónica.
El gobierno de George W. Bush trató de extender un esquema de dominación basado en los atributos tradicionales de poder, que a la postre
terminaron en el fracaso, descarrilando la economía norteamericana y
creando más rechazo hacia EE.UU. Obama, sin embargo, ha desplegado
una estrategia más discreta para alcanzar los mismos fines, con un importante componente de diplomacia pública.
La esencia de la más reciente Estrategia de Seguridad Nacional de
EE.UU. recoge, con las mismas palabras, los objetivos políticos que se expresaban en la época de Ronald Reagan, que entre otras, planteaba elevar
la influencia de EE.UU. en el mundo y cómo lograrlo; Barack Obama
lo edulcora de la siguiente forma: “renovar el liderazgo americano en el
mundo”. Los intereses nacionales de EE.UU., reflejados en la Estrategia
de Seguridad Nacional de mayo de 2010 se mantienen vigentes. Ellos
8Global Trends 2030: Alternative Worlds. National Intelligence Council, diciembre 2012. P.IV
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son, según sus códigos: tener garantizada la seguridad de EE.UU., de sus
ciudadanos, de sus aliados y asociados; mantener una economía fuerte,
innovadora y creciente; garantizar el respeto de los valores universales
en el país y alrededor del mundo y promover un orden internacional
fomentado por el liderazgo estadounidense.9
En nuestra región, después de la paralización de la propuesta del
ALCA en 2005, EE.UU. no ha presentado ninguna otra iniciativa de
carácter hemisférico. En cambio, aparece impulsando propuestas en las
que, para estar incluidos, es necesario adherir determinados principios
como libre mercado y democracia, que son instrumentados en proyectos
concretos para sectores donde los mismos tienen un impacto muy visible. Las temáticas de la agenda son muy similares en proyectos diversos,
que reciben un enjundioso financiamiento. Tal es el caso de Caminos a
la Prosperidad (20 millones de dólares)10 y Encrucijada (5 millones de
dólares).11
Paralelamente, ha reforzado su presencia en foros interregionales en
los que se observa un renovado esfuerzo para mantener su liderazgo
frente a las principales potencias emergentes, especialmente China. En
ese propósito, busca incorporar a países latinoamericanos que comparten sus intereses.
Las evidencias hasta ahora constatadas indican que la idea original
provino de la propuesta de Alan García. Sin embargo, posteriormente
evolucionó a un megaproyecto cuyos límites y relaciones con otros proyectos aún estamos lejos de conocer.
Las iniciativas latinoamericanas que promueven el uso soberano de
los recursos de la región, o restringen las libertades del capital e intentan diversificar sus relaciones con socios no tradicionales, en las cuales
EE.UU. no participa, son evaluadas como una amenaza. Sin embargo,
si se analizan los Informes de Tendencias Globales de la comunidad de
inteligencia de 2009 a 2013, se evidencia que en los dos últimos años se
ha dejado de presentar estas iniciativas como una amenaza, coincidentemente con el advenimiento de la Alianza del Pacífico, que desarrolla una
identidad TLC, contrapuesta a las de las propuestas más focalizadas en la
relación intraregional, y que levanta un eje coherente con los intereses
de EE.UU.
En otras palabras, en los referidos informes se evalúan las divergencias ideológicas y las rivalidades regionales como los factores que pueden
obstaculizar el avance de la integración sin EE.UU., y la Alianza cumple
ambos requisitos en tanto constituye un perfil ideológico definido y
9“Concepciones estratégicas, mecanismos y modalidades de la seguridad nacional de los Estados Unidos y sus
probables impactos en la seguridad internacional hasta el 2020”, Colectivo de autores, CIPI 2012.
10Hoja informativa sobre Caminos hacia la Prosperidad en las Américas, 13 abril 2012.
11http://iipdigital.usembassy.gov/st/spanish/texttrans/2012/04/201204133811.html#axzz2X5LqEHkk Fecha de consulta: junio 2013.
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levanta un nuevo eje de alianzas basado en ese perfil. En consecuencia,
a partir del surgimiento de esta entidad que trabaja obstaculizando la
integración latinoamericanista, el tema ha dejado de percibirse como
una amenaza en los dos últimos informes.
La naturaleza de la organización y sus objetivos, explícitos y ocultos,
hacen prever un impacto negativo de la Alianza del Pacífico en materia
política, económica y de defensa en UNASUR. En lo político, el accionar
de Chile, Colombia y Perú tiende a convertirse en canalizador de los
intereses de EE.UU.; servir de contraparte a las posiciones de los gobiernos más progresistas del bloque suramericano; y limitar las proyecciones
más radicales dentro de UNASUR.
La admisión de países observadores en la Alianza que no tienen costas
al Pacífico.12(España, Uruguay, Francia, Paraguay, Portugal y República
Dominicana), al menos en el corto plazo no parece ser una señal para su
admisión como miembros plenos, pues si bien los documentos oficiales
son ambiguos al respecto, las declaraciones del presidente chileno Sebastián Piñera en conferencia de prensa durante la VII Cumbre, en mayo
de 2013, fueron categóricas: “esta Alianza no está pensada para ser una
alianza de carácter mundial” y agregó que “los países observadores van
a interactuar con la Alianza y vamos a buscar, por supuesto, que tengamos relaciones que permitan beneficio mutuo para la Alianza y para
los países observadores, pero hasta ahora la decisión que han tomado
los países fundadores es que esta Alianza tenga esas dos características:
países que tengan una visión compartida, que es la condición principal,
y que además tengan costas al Océano Pacífico”.13
Ello sugiere que los actuales miembros vetarán la membresía de cualquier país que no ostente lo que Piñera llama “una visión compartida”,
aun cuando tenga costas al Pacífico. Al mismo tiempo, mantendrán la
libertad de “interactuar” en diferentes grados de intensidad con los observadores, de acuerdo con esa misma “visión compartida”.
La necesaria denuncia de la Alianza del Pacífico no puede supeditarse
a que se pueda demostrar o no de forma directa la autoría de EE.UU.,
puesto que ello es muy difícil de establecer, a partir de sus documentos
constitutivos.
En cualquier caso, hacia donde debe enfocarse la denuncia es a que
la Alianza del Pacífico es un proyecto lesivo a la verdadera integración
latinoamericana, puesto que es la resurrección del ALCA, un modelo de
integración neoliberal ya desestimado por América Latina en 2005, en
12Los países del continente que pudieran convertirse en miembros, por tener costas al Pacífico, son: Guatemala, El
Salvador, Costa Rica, Panamá, Ecuador, EE.UU., Canadá, Nicaragua y Honduras, aunque estos dos últimos no han hecho
tal solicitud. Países observadores extracontinentales como Japón, Australia y Nueva Zelanda también tienen costas a ese
océano.
13Mandatario valora avances de la Alianza del Pacífico a un año de su creación, 23 de mayo de 2013 en internet:http://
www.gob.cl/destacados/2013/05/23/mandatario-valora-avances-de-la-alianza-del-pacifico-a-un-ano-de-su-creacion.htm
Fecha de consulta: junio de 2013.
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Mar del Plata, Argentina. La Alianza del Pacífico divide a la región en
dos y se opone diametralmente al ALBA, a MERCOSUR, a la UNASUR
y a la CELAC.
El proyecto del ALCA fracasó y EE.UU. es consciente de las causas del
fracaso, por lo que intentará desligarse públicamente de la Alianza del
Pacífico hasta que considere que es un proyecto maduro e irreversible.
No obstante, si hoy quisiera formar parte de ella le sería muy fácil, pues
ya tiene firmados acuerdos de libre comercio con todos los países miembros y cuenta además con sus apoyos para hacerlo. El propio Presidente
Protémpore actual de la Alianza del Pacífico, el colombiano Juan Manuel Santos, “invitó” el pasado 27 de mayo al vicepresidente de EE.UU.,
Joseph Biden, a incorporarse a la Alianza, en el marco de su visita a
Colombia, luego de que el propio Biden expresara el interés de EE.UU.
en la organización.
Según el Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico,14 en su artículo
11 se establece la posibilidad de adhesión de otros Estados siempre que
así lo soliciten y tengan vigente un acuerdo de libre comercio con cada
uno de los miembros. No establece ninguna discriminación por zona
geográfica. El propio artículo establece que la adhesión estará sujeta a la
aprobación por unanimidad del Consejo de Ministros, integrado según
el artículo 4, por los Cancilleres o Ministros de Comercio Exterior de los
países miembros. Por lo tanto, una vez dentro, cada país tiene poder de
veto sobre la incorporación de nuevos miembros.
En consecuencia, si se produjera la entrada a la Alianza, antes que
EE.UU., de un país o varios países no subordinados a este último, se
podría obstaculizar su eventual entrada, así como la de Canadá, y otros
actores extrarregionales. Sin embargo, y dado el avanzado nivel de institucionalidad y acuerdos vinculantes que ya exhibe la AP, le sería muy
difícil, en minoría, retrasar y eventualmente impedir la consolidación
de este proyecto. En este caso podría encontrarse Ecuador, aunque no
parece tener intenciones de llegar más allá del estatus de observador.
Hay que tener en cuenta que el país que llegue a ser miembro pleno
de la Alianza, más allá de sus posiciones políticas, estará sujeto por un
entramado de acuerdos vinculantes, incluidos TLC al estilo neoliberal
con todos sus miembros, lo cual le haría muy difícil tratar de variar su
rumbo actual.
Aunque, como se decía, el acuerdo no limita la membresía a ninguna
región geográfica, a juzgar por las palabras del presidente chileno citadas
en la página 10, los actuales miembros no lo permitirían a los que no
tengan costas al Pacífico.
14Firmado por Colombia, Chile, México y Perú, el 6 de junio del 2012, en Paranal, Antofagasta, Chile.
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Elementos que sustentan la Alianza del Pacífico como un pacto neoliberal
Los objetivos regionales de la Alianza del Pacífico se pueden agrupar,
para su estudio, en dos conjuntos. Por un lado, es posible identificar los
objetivos que conforman la agenda pública de la Alianza, y que han sido
los puntos esenciales del debate en el proceso de conformación de la
organización. Estos están reflejados en las Declaraciones de las diferentes Cumbres presidenciales. Por otro lado, se encuentran los objetivos
que no aparecen en ninguno de los documentos oficiales, y que podrían
considerarse como una agenda paralela dentro del accionar de este proyecto. Tales propósitos pueden ser identificados, por las características de
la organización, los gobiernos que la integran, sus aliados y el contexto
regional.15
Los países miembros de la Alianza del Pacífico enunciaron explícitamente, en su Acuerdo Marco, los objetivos que perseguían con su
conformación. A lo largo de las ocho Cumbres realizadas hasta junio
de 2013, estas naciones han impulsado varias medidas en pos de hacer
cumplir lo acordado.
El primero de los objetivos enunciados por la organización fue construir, de manera participativa y consensuada, “un área de integración
profunda para avanzar hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas”. Es importante señalar que la concepción de integración profunda ha sido el sustento fundamental de los TLC promovidos
y firmados por EE.UU. De esta manera, la Alianza constituye un intento
de retomar la agenda panamericanista y neoliberal del ALCA.
La implementación de este objetivo ha ocupado un espacio esencial
en las distintas reuniones celebradas por los mandatarios. Un elemento
que valida la importancia de este propósito para la Alianza es que de los
cinco grupos técnicos de trabajo creados, tres tributan a su ejecución.
Las temáticas abordadas con mayor frecuencia han sido: la circulación
de bienes, la desgravación arancelaria, los obstáculos técnicos al comercio, las medidas sanitarias y fitosanitarias, facilitación del comercio y
cooperación aduanera. En cuanto a servicios y capitales, se ha tratado el
comercio electrónico, la inversión, el comercio transfronterizo de servicios, los servicios financieros, las telecomunicaciones, el transporte aéreo
y marítimo, los servicios profesionales de energía e integración de las
bolsas de valores. En relación con la liberalización del movimiento de
personas, se ha tratado el tránsito migratorio, la circulación de personas
de negocios, la cooperación consular y el intercambio de información
sobre flujos migratorios.
15Aldo Luis Fuentes Acosta: Ob. Cit.
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Como resultado de este proceso negociador, los miembros de la Alianza han logrado concretar algunos acuerdos. Los avances más importantes
han sido la desgravación arancelaria al 90% de los bienes; la creación del
Comité Conjunto Mixto para la promoción del comercio de servicios y
la inversión; el cierre del capítulo de Facilitación del Comercio y Cooperación Aduanera; la creación del Consejo Empresarial de la Alianza
del Pacífico; la conclusión de las negociaciones en materia de Comercio
Electrónico. En lo referido al tema de la libre movilidad de personas, se
ha desarrollado un proceso gradual de exoneración de visados entre esos
países, con énfasis en los hombres de negocios.
Para mediados de este año se pretende culminar nuevas negociaciones en el acceso al mercado para el comercio de bienes, el régimen de origen, medidas sanitarias y fitosanitarias, obstáculos técnicos al comercio,
facilitación de comercio y cooperación aduanera, servicios financieros,
transporte marítimo, telecomunicaciones, servicios aéreos y servicios
profesionales, así como inversiones y compras públicas.
Hasta aquí, es posible apreciar el monto de acuerdos y negociaciones
que se han llevado a cabo y que se están implementando en estos momentos para desarrollar la libre circulación de bienes, servicios, capitales
y personas entre los países miembros de la Alianza. En este sentido, las
Cumbres que tuvieron un mayor grado de concertación, implementación de medidas y celebración de acuerdos para la consecución de este
objetivo fueron la segunda y la séptima. Esto es explicable por el corto
tiempo que hubo entre la celebración de la IV, la V y la VI Cumbres.
En sólo seis meses, de junio de 2012 a enero de 2013, la Alianza efectuó
tres Cumbres presidenciales, un espacio de tiempo muy corto para la
implementación de cualquier medida o finalizar cualquier negociación,
a pesar del interés gubernamental y del impulso brindado a la Alianza
por parte de los Estados miembros.
El segundo de los objetivos regionales explícitos de la Alianza del
Pacífico es impulsar un mayor crecimiento económico, desarrollo, competitividad de las economías de las partes, con miras a lograr un mayor
bienestar, la superación de la desigualdad socioeconómica y la inclusión
social de sus habitantes.
Este objetivo resulta un tanto contradictorio. Los gobiernos de la
organización pretenden alcanzar el crecimiento económico con la aplicación de políticas neoliberales. Estas políticas son incompatibles con el
propósito planteado de alcanzar un mayor bienestar, la superación de
la desigualdad socioeconómica y la inclusión social de sus habitantes.
La aplicación del neoliberalismo en América Latina ha provocado la
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profundización de las asimetrías, el aumento de las diferencias sociales,
el desempleo, la indigencia y la explotación desmedida de los recursos
naturales.
La presencia de este objetivo en la Alianza es consecuencia, esencialmente, de dos fenómenos. Por un lado, esta fraseología es común en la
retórica del discurso político de los gobiernos de derecha, con el propósito de atraer el voto de las masas populares. Por otro lado, la correlación
de fuerzas en América Latina, a partir de 2005, ha estado a favor de
los gobiernos progresistas de la región, los que impulsan medidas para
contrarrestar el efecto del neoliberalismo. El discurso de la nueva organización tenía que incluir de alguna forma el desarrollo de los pueblos.
De los distintos temas tratados en las cumbres en relación con este objetivo, se destaca el impulso a la cooperación entre los Estados miembros.
Los logros más importantes de la Alianza, en este sentido, han sido la
puesta en práctica del Programa de Movilidad Académica y Estudiantil;
la creación de la Red de Investigación Científica en Materia de Cambio
Climático; la fundación de la Plataforma de Cooperación del Pacífico,
que funciona como marco regulatorio para las actividades de cooperación; la adopción del Acuerdo de Cooperación en materia de Turismo;
la aplicación del Programa de Mejora de Competitividad para pequeñas
y medianas empresas; y la aprobación del “Fondo de Cooperación de la
Alianza del Pacífico.
Como se ha podido apreciar, el segundo objetivo regional de la Alianza del Pacífico ha tenido un perfil más bajo que la implementación del
área de integración profunda. En esta dirección resulta interesante que
las referencias a este objetivo en las distintas declaraciones de las Cumbres de la Alianza han estado ubicadas, esencialmente, en los párrafos
preambulares.
El tercero de los objetivos regionales de la Alianza, recogido en su
Acuerdo Marco, es convertir a la organización en una plataforma de
articulación política, de integración económica y comercial, y de proyección al mundo, con especial énfasis en Asia-Pacífico. Este objetivo de
la organización debe verse en dos sentidos. En una dirección, es posible
apreciar la intención de ampliar el diapasón de la integración, incluyendo la concertación política, aspecto que no se había mencionado aún y,
por el otro lado, se identifica la intención de enfocar a la organización
hacia la región asiática. Este hecho resulta novedoso, pues los procesos
regionales desarrollados en los últimos años se han centrado en las relaciones intrarregionales.
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La intención de los gobiernos de la Alianza del Pacífico de crear una
plataforma de concertación política va en la dirección de convertirse en
un espacio de coordinación de sus posiciones para su inserción en otros
procesos integracionistas regionales. Sin embargo, este tema ha tenido
un bajo perfil en las distintas Cumbres celebradas. Sólo en la IV Cumbre,
los mandatarios se interesaron en la creación de un régimen de solución
pacífica de controversias.
Desde la I Cumbre de la Alianza, los mandatarios mostraron su intención de construir un mecanismo de diálogo político y proyección
con la región de Asia Pacífico. Sin embargo, no se han dado pasos para
la implementación en este aspecto. El mayor avance, en esta dirección,
lo constituyó la inclusión como miembros observadores de Australia,
Nueva Zelanda y Japón. Igualmente, resulta llamativo, que desde los
documentos aprobados en la IV Cumbre, no se hayan vuelto a incluir
referencias directas a esa región. A partir de ese momento, las intenciones de la Alianza han estado encaminadas más bien a fortalecer las relaciones con terceros, lo que explica el interés que ha suscitado la Alianza
en varios países latinoamericanos y europeos.
El segundo grupo de objetivos de la Alianza del Pacífico, los que
como ya se explicó conforman una agenda no pública, pueden ser identificados por las características de los miembros y de la organización, sus
aliados, el estudio integral del surgimiento y desarrollo de esta alianza,
su inserción en el contexto regional e internacional, y la compatibilidad
económica y política de sus miembros y su agenda con los intereses de
Estados Unidos.
Los miembros de la Alianza del Pacífico son países con características
económicas y políticas similares. México, Chile, Colombia y Perú poseen
economías abiertas con una alta incidencia de las inversiones extranjeras
directas. Además, sus gobiernos, políticamente de derecha, como se dijo
anteriormente, tienen TLC firmados entre ellos y con EE.UU., país con el
que también poseen fuertes vínculos en otras áreas, como la lucha contra
el narcotráfico y la defensa. A partir de esto, se puede inferir la existencia
de una agenda no pública acorde con los intereses y características de
estos países asociados.
El grupo de países que integran la AP reúne en común a gobiernos de
neto corte neoliberal en un esfuerzo apoyado por el poder mediático de
las corporaciones de prensa. Al grupo de países fundadores de la Alianza
del Pacífico, se han agregado como observadores España, Costa Rica, Japón, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Guatemala y Uruguay. Francia,
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91
El Salvador y Panamá aspiran a serlo, mientras que más recientemente
han solicitado la condición de observadores otros cuatro países: Estados
Unidos, China, Turquía y Corea del Sur.16
Teniendo en cuenta las particularidades antes expuestas, se pueden
identificar como objetivos no públicos de la Alianza: reimpulsar las políticas neoliberales como paradigma integrador en América Latina; traer
a México al juego político suramericano para contrarrestar el avance
brasileño; aumentar la influencia estadounidense en Suramérica a través
de sus aliados; contrarrestar las posiciones de Venezuela y el ALBA y
entorpecer los procesos suramericanos de integración.
La creación de una organización basada en el neoliberalismo ha
estado implícita desde la Declaración de Lima, cuando México, Perú,
Chile y Colombia anunciaron, como ya se ha planteado, la creación de
un área de integración profunda para impulsar la libre circulación de
bienes, servicios, capitales y personas. Sin embargo, en ninguno de los
documentos oficiales, los miembros de la Alianza del Pacífico reconocen
explícitamente la intención de promover políticas neoliberales.
La condición para ingresar a la Alianza constituye otro elemento
que demuestra la intención de estas naciones de reimpulsar las políticas
neoliberales en América Latina como un objetivo implícito de la nueva
organización. Los Estados que estén interesados en formar parte de este
organismo deben firmar TLC con todos sus miembros. De esta manera,
se da un paso más en la consolidación del interés estadounidense de
crear un área de libre comercio hemisférica.
Tras el fracaso del ALCA, en el 2005, los Estados Unidos trasladaron
las negociaciones regionales al ámbito bilateral, firmando TLC independientes con varios países de la región.
Por otro lado, la Alianza trajo a México al juego político suramericano. Los mexicanos han estado disputando el liderazgo regional con Brasil
en los últimos años. Entre las dos naciones existe una fuerte competencia
por los mercados, las inversiones y la influencia regional e internacional.
Con la creación de la Alianza, México podría recuperar cierta influencia
en América del Sur, lo que lo convertiría en un contrapeso para Brasil
en el área. De hecho, ya se comienza a observa su posición de liderazgo
dentro de la Alianza.
México, como miembro del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte (TLCAN), tiene fuertes vínculos económicos con Estados
Unidos. En 2012, el 77.6% de las exportaciones mexicanas fueron hacia
EE.UU., mientras que el 49.9% de sus importaciones llegaron de ese país.
16La solicitud se hizo efectiva en la VIII Cumbre de la Alianza del Pacífico, celebrada en Villa de Leyva, Boyacá,
Colombia, 29 y 30 de junio de 2013. Ver: Alianza del Pacífico analiza mejor integración. Disponible en: http://www.
icndiario.com/2013/06/29/alianza-del-pacifico-se-reune-en-colombia/.
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Igualmente,17 México depende de la ayuda estadounidense en la lucha
contra el narcotráfico.
Igualmente, el gobierno estadounidense posee fuertes lazos económicos y militares con el resto de los miembros de la Alianza. Como se ha
expresado anteriormente, después del fin del consenso gubernamental
en torno al ALCA, los gobiernos de Colombia, Perú y Chile continuaron
las negociaciones de manera individual con EE.UU. Este proceso culminó con la firma de tratados de libre comercio con cada uno.
Otro factor a tener en cuenta en esta dirección son los nexos militares
de EE.UU. con Colombia. El conflicto interno colombiano y la lucha
contra el narcotráfico han sido los pretextos utilizados históricamente
para justificar la presencia militar estadounidense en el país suramericano. La subordinación de la política exterior colombiana a los intereses
yanquis ha determinado las relaciones de la nación andina con el resto
de la subregión.
Con la Alianza del Pacífico, nuevamente ha resurgido en el panorama político latinoamericano la opción panamericanista de integración.
Los países de la Alianza han concebido una organización encaminada
a lograr los objetivos hegemónicos estadounidenses en América Latina.
Esta iniciativa podría fortalecerse con la entrada a la Alianza de nuevos
miembros latinoamericanos. De esta manera, la tendencia integracionista de los últimos años en América Latina, caracterizada por los intentos
de concertación política y la búsqueda de un desarrollo endógeno, alejado de los intereses de Washington, se pondría en peligro.
Además, si la coincidencia de los intereses de EE.UU. con la Alianza
ya era predecible, ahora, tras el anuncio hecho en Colombia por el vicepresidente Biden, del deseo de su nación de unirse al grupo de países
observadores de la Alianza del Pacífico, esta coincidencia se hace mucho
más evidente.
Para el Mercosur, la Alianza del Pacífico representa un competidor
económico fuerte. La propaganda de la Alianza, desde la Cumbre de
Lima, ha establecido una constante comparación entre las dos organizaciones. En este sentido, se ha proyectado a la organización como un
espacio económico con un volumen comercial mayor que el Mercosur.
Además, las distintas medidas aplicadas por la Alianza para facilitar la
inversión extranjera y la apertura económica la convertirían en un espacio más visible y atractivo para los inversores internacionales. Otro
elemento a destacar es la reciente incorporación de Paraguay y Ecuador,
como Miembros Observadores, uno miembro y el otro invitado a ser
miembro de MERCOSUR.
17F. Rodríguez: El nuevo paradigma de la integración regional: ALBA, UNASUR y CELAC, 2011. Recuperado el 17
de enero de 2013, de Aporrea: http://www.aporrea.org/tiburon/a134219.html.
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Las dinámicas en la búsqueda de consenso al interior de UNASUR
podrían verse afectadas por el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico.
A Chile, Perú y Colombia se le han sumado, en las dos últimas cumbres,
Uruguay, Paraguay y Ecuador. Los esfuerzos de la UNASUR por construir
un espacio integrador sin la presencia de EE.UU. están amenazados. Los
gobiernos de la nueva organización podrían influir negativamente en la
búsqueda de consenso al interior del bloque suramericano, defendiendo
posiciones cercanas a los intereses gubernamentales estadounidenses.
De acuerdo con las cifras estadísticas oficiales, es cierto que la AP exporta más que el Mercosur (531 mil millones de dólares la primera frente
a 359 mil millones el segundo18), pero sus exportaciones se concentran en
minerales en bruto e hidrocarburos, y la dirección de sus exportaciones
son los países del centro, en especial EE.UU. De ahí su carácter extractivista como modelo de desarrollo económico.
Aunque el comercio intrazona de la Alianza del Pacífico creció en
542% de 2000 a 2011, en tanto el intercambio interno del Mercosur se expandió 320% en el mismo lapso, sólo 4% de las exportaciones se dirigen
a los otros países de la Alianza, mientras casi 16% de lo que exportan los
miembros del Mercosur es comercio intrazona.19 Ello evidencia que la
prioridad en las economías de los países de la Alianza no es buscar complementariedad económica entre ellos, sino profundizar su dependencia
de los centros de poder económico, en especial con EE.UU. Los miembros de MERCOSUR, víctimas también de la herencia de dominación
imperial, con economías dirigidas al norte, han promovido la creación
de complementariedad, como muestran las cifras antes expuestas.
Debe tenerse en cuenta que la dinámica prevista para el funcionamiento de la Alianza es el establecimiento de áreas de libre comercio,
por lo que este proyecto ha sido calificado como un renacimiento del
Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que el ex presidente
estadounidense —George W. Bush (h)— impulsara sin éxito, derrotada
en 2005.
Luego del fracaso del proyecto del ALCA y del fortalecimiento de
una integración regional que excluía a Washington (Mercosur ampliado
—que aguarda el ingreso de Bolivia y Ecuador—, UNASUR, CELAC,
ALBA), Washington pretende reposicionarse en la región, a pesar de su
relativamente decreciente influencia económica, del avance chino y de
la profundización de las relaciones económicas sur-sur.
Al respecto, el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, en entrevista con el diario colombiano El Tiempo, afirmó: "Durante las próximas
décadas estaremos poniendo nuestro enfoque en las regiones donde
18CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe: División de estadísticas: Base de datos de comercio
internacional, BADECEL.
19Ídem
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vemos mayores oportunidades, y en realidad no tenemos que buscar
más allá del continente americano. No existe otra región en el mundo
que contribuya más a la prosperidad de EE.UU."
España, en particular, aparece seducida por las promesas de “seguridad jurídica” que la Alianza amplifica, en razón de las concesiones
millonarias nacionalizadas a corporaciones españolas por Argentina
y Bolivia. Seguridad jurídica entonces, leída en términos de que no se
revisarán nunca en el futuro los saqueos que se cometan hoy.
Atilio Borón define los propósitos de la Alianza como: “El sueño
imposible del imperio es restablecer en Latinoamérica una situación
anterior a la Revolución Cubana, cuando las órdenes de la Casa Blanca
eran obedecidas sin chistar por los gobiernos de la región. Este es el sentido fundamental de la tan publicitada y alentada Alianza del Pacífico
conformada por México, Colombia, Perú y Chile, que a instancias de
Washington organizó nada menos que siete Cumbres en poco más de un
año. El objetivo de este hiperactivismo diplomático es principalmente
político y, en menor medida, económico. Lo primero, porque pretende
rehacer el mapa sociopolítico regional, acabando con los gobiernos de
los países del ALBA e inclusive con sus aliados, como los de Argentina
y Brasil, ‘cómplices’ según Washington de la derrota del ALCA. Y en lo
económico, porque la AP es la más importante pieza de la contraofensiva imperialista destinada ahora, ya mismo, a concretar un ALCA con
otro nombre y, a la vez, para potenciar el papel de ‘caballos de Troya’ que
Washington les tiene asignados a los gobiernos de la AP para socavar desde dentro a proyectos que suscitan el visceral rechazo de la Casa Blanca
como la UNASUR, la CELAC y, en menor medida, el Mercosur. No sorprende que los gobiernos y políticos más reaccionarios del continente,
¡y los de Europa! compitan entre sí para ver quién entra primero a esa
alianza concebida y orquestada por los Estados Unidos para defender sus
propios intereses utilizando a sus peones latinoamericanos y europeos”.20
Chile, Perú y México ya son partes de las negociaciones para el TPP;
y Estados Unidos solicitó recientemente ser observador en la AP. Costa
Rica y Panamá, por su parte, son observadores candidatos a ingresar
como miembros. De esta forma se va conformando un gran bloque
neoliberal en el arco del Océano Pacífico que, aparte de los peligros que
encierra para la integración latinoamericana, tiene en su mira a Brasil y
China, lo que podría afectar en el futuro incluso a los BRICS.
20Fuente: alainet.org/active/64389.
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95
El Acuerdo Trans-Pacífico como pieza clave
en la estrategia hegemónica de Estados Unidos
El Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (TPP) es descrito por la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) como un ambicioso acuerdo del siglo XXI. Fue negociado
inicialmente por nueve países (Australia, Brunei, Chile, EE.UU., Malasia,
Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam), a los que recientemente se
sumaron dos nuevos invitados (México y Canadá).21
El TPP factura el 37% del PIB planetario, mientras que participa en el
15% de las exportaciones y el 19% de las importaciones globales.22
Paralelamente existe también el Foro de Cooperación Asia Pacífico
(APEC, por sus siglas en inglés), al cual también pertenecen Perú (promotor de la Alianza del Pacífico a partir de abril de 2011), Chile y México,
tres de los miembros de la Alianza del Pacífico y también pertenecientes
a la CELAC y a la CAN, todos también asociados a UNASUR, excepto
México, que no es miembro asociado de este último foro. La APEC agrupa a 21 economías, con un 40% de la población mundial y que facturan
el 56% del PIB global, mientras que son partícipes del 47% del comercio
mundial.23
El ímpetu con que la administración Obama ha destacado su interés y
las bondades del TPP, hace vislumbrar las intenciones sobre este acuerdo.
El hecho de que EE.UU. obtenga la membresía oficial al Acuerdo TransPacífico es una forma de ingresar por la vía de la cooperación estratégica,
a una zona como Asia que ya se encuentra desbalanceada geopolíticamente. China ya es un gigante en todos los parámetros, por lo que no
haberse sumado hasta ahora al TPP, según Fernando Thauby, aumenta el
interés de EE.UU. por convertir al Acuerdo en su piedra angular dentro
de un área de libre comercio que incorpore, por una parte, a los miembros APEC y, por otra, traslade el centro de gravedad económico desde el
Atlántico hacia el Pacífico.24
La definición del TPP como un acuerdo integral, sustentada en la
diversidad de cuestiones económicas y comerciales incluidas, y como el
“patrón a seguir en los acuerdos comerciales del siglo XXI”, revela una
serie de aspectos económicos y políticos controvertidos y las verdaderas
intenciones de EE.UU.
El análisis tanto del enfoque general de la iniciativa, como de los desafíos instrumentales u operativos que afronta, revela que se trata de un
21Ver: “Breves valoraciones sobre la Alianza del Pacífico y el TPP”, CIEM, junio 2013.
22Ver: Juan Carlos Cruz Vargas: “México, listo para participar en acuerdo Trans-Pacífico: Economía”, 23 de febrero de
2012. Disponible en: http://www.proceso.com.mx/?p=299164.
23Ver: Mara Echeverría: “México fortalecerá a Pymes en cadenas globales.” Notimex. 05 de junio de 2012.
24“De la Guerra Fría al Gigante Chino: la lucha por la supremacía”. La tercera- Blog Fernando Thauby, en: http://blog.
latercera.com/blog/fthauby/entry/de_la_guerra_fr%C3%ADa_al.
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Dr. Mariano Bullón Méndez /
MSc. Faustino Cobarrubias Gómez / MSc. Gladys Hernández Pedraza
acuerdo que, a lo largo de veinticinco capítulos, propone una profunda
liberalización comercial en mercancías (agricultura y manufacturas industriales) y servicios, y pretende fijar reglas para una serie de cuestiones
de alta sensibilidad, como son las compras públicas, la propiedad intelectual, las empresas estatales, la legislación laboral, los servicios financieros
y las inversiones, entre otros.
Los temas que sirvieron de impulso al Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) sumaban 19, entre troncales y subtemas,
pero ahora son más, pues llegan a 27 troncales: 1) acceso a mercado de
bienes; 2) administración aduanera y facilitación del comercio; 3) agricultura; 4) asuntos legales e institucionales; 5) coherencia regulatoria;
6) comercio electrónico; 7) comercio transfronterizo de servicio; 8) comercio y medio ambiente; 9) competitividad y facilitación de negocios;
10) compras de gobierno; 11) cooperación y desarrollo de capacidades;
12) comercio y trabajo; 13) desarrollo; 14) entrada temporal de personas
de negocios; 15) inversiones; 16) medidas disconformes; 17) medidas
sanitarias y fitosanitarias; 18) obstáculos técnicos al comercio; 19) pequeñas y medianas empresas; 20) políticas de competencia; 21) propiedad
intelectual; 22) reglas de origen; 23) remedios comerciales; 24) servicios
financieros; 25) telecomunicaciones; 26) textiles, y 27) transparencia.
La construcción de este TLC se ha hecho de forma secreta, sin que la
ciudadanía de los países en cuestión, conozcan las implicaciones de los
acuerdos en su vida. Tal como informa el sitio “TPP Abierto”, en febrero
del año 2011 se filtró el capítulo de propiedad intelectual impuesto por
EE.UU. al resto de los países, dando a conocer una política tremendamente restrictiva respecto a estos derechos, así como también a los de los
consumidores y del acceso a Internet.
En cuanto a los derechos de autor, el tratado “exige sanciones criminales para quienes eludan medidas tecnológicas de protección, incluso si
no hay infracción a los derechos de autor. Igualmente, se exigen sanciones criminales incluso si supuestas infracciones han sido cometidas sin
ánimo de lucro y sin beneficio económico para el infractor”, tal como
consigna la ONG Derechos Digitales.
Asimismo, los contenidos protegidos por derechos de autor también
se verán restringidos, pues se intentará extender la duración de la restricción de uso de las obras. Actualmente, en Chile el plazo es de 70 años y
se pretende extenderlo hasta los 95, después de publicada la obra, haciendo
aún más difícil el acceso a productos culturales, incluso de forma generacional.
Otra exigencia del tratado se relaciona con la importación de obras
con autorización de los titulares del derecho de autor, lo que permitirá
La Alianza del Pacífico
97
enviar una obra de un país a otro sólo con aquella firma, lo cual significa
una barrera más grande para el consumo cultural que ya es, prácticamente, un lujo.
Por otra parte, este TLC exige un nuevo sistema de responsabilidad
para los suministradores del servicio de internet. Insiste en que estos se
hagan cargo de quienes infrinjan los derechos de autor en línea, medida que convertirá a las compañías telefónicas en agentes encargados
de identificar a los infractores y desconectarlos de Internet de forma
arbitraria, sin una orden judicial. “Varias de las medidas propuestas por
el TPP entran en conflicto con los derechos y libertades constitucionales.
Por ejemplo, las normas sobre desconexión de usuarios de Internet por
supuestas infracciones infringen el derecho al debido proceso, la presunción de inocencia, la libertad de expresión y el derecho a la vida privada”.
Este tratado de libre comercio lleva mucho tiempo negociándose sin
que los ciudadanos comprendan qué es lo que está en juego. En el caso
de las modificaciones al uso del Internet y de los derechos de autor, la
vida cotidiana es la que puede cambiar. Los usuarios podrían convertirse
en delincuentes, ser multados, desconectados y hasta arriesgar penas de
cárcel por postear un video en alguna red social o blog, o por poner su
canción favorita en un video casero.
Además, si el consumo de productos culturales extranjeros, como
libros o discos, ya es algo que una minoría puede permitirse dentro de
su presupuesto mensual, este tratado logrará que muchos menos puedan
acceder a estos contenidos, debido a que el material ya no estará disponible de manera legal para ser editado, importado o reproducido en esta
región.
Al igual que cuando se debatía sobre la ley SOPA25 a principios del
2012, ¿qué es lo que se está resguardando de verdad? ¿Realmente es necesario restringir y modificar tanto el uso de los productos culturales
para resguardar los derechos de autor? ¿Estarán más protegidos de esta
forma o sólo es una estrategia para mantener el control del acceso a la
información?
El contrapeso del enfoque de liberalización aplicado son las resistencias de grupos de interés nacionales y de los mismos gobiernos que
pueden verse perjudicados, al tiempo de exponer al acuerdo a controversias futuras como consecuencia de la generación de desequilibrios entre
los países, fundamentalmente, en los temas sensibles antes señalados.
Vale la pena señalar que más allá de que todos estos temas son de alta
complejidad, resuenan en cada país de manera distinta. Por ejemplo,
las compras públicas son muy sensibles en Estados Unidos, así como lo
25Ley para detener la piratería en línea (Stop Online Piracy Act - SOPA), es una ley de EE.UU. que amplía la capacidad de las autoridades para combatir las violaciones de la propiedad intelectual y los derechos de autor y su intercambio
en la red.
Dr. Mariano Bullón Méndez /
MSc. Faustino Cobarrubias Gómez / MSc. Gladys Hernández Pedraza
98
son las empresas estatales en Singapur, o la propiedad intelectual en la
mayoría de los intervinientes.
Por todas estas razones, se supone que las negociaciones serán más
arduas que lo esperado, posiblemente no se logre su firma en octubre
del corriente año, tal como estaba previsto, y que algunos países, como
los Estados Unidos, tengan que dar a cambio beneficios sustantivos para
lograr que el acuerdo se firme. El TPP también plantea interrogantes
sobre el abordaje en estas negociaciones de las lecciones obtenidas de
las negociaciones y aplicación de los tratados de libre comercio (TLC)
firmados en los últimos veinte años, del fracaso de la Ronda de Doha y
de las consecuencias de la última crisis financiera en la concepción sobre
la organización económica internacional reconocidas, incluso, por el
FMI. Claramente, los avances y apoyos recibidos hasta el momento por
esta negociación y de los textos que están sobre la mesa, no pueden sino
ser interpretados a partir de los aspectos tratados anteriormente, esto es,
los geopolíticos, así como también por la funcionalidad contiene para el
juego del poder global los enfoques excesivamente simplificados de la
globalización económica.
Conclusiones
La Alianza del Pacífico forma parte de un proyecto global norteamericano para asegurar la continuidad de su hegemonía global, que tiene
componentes político-económicos y de seguridad. Dicho proyecto busca
enfrentar el declive relativo del poderío norteamericano y de sus aliados,
frente al aumento del relieve mundial de China y otras potencias emergentes. Se pueden identificar, como parte de este proyecto, el Acuerdo
de Asociación Trans-Pacífico (TPP) y el Tratado de Libre Comercio entre
EE.UU. y la Unión Europea.
Al margen de sus objetivos expresos, que apuntan a un proyecto
neoliberal de amplia apertura al capital transnacional, la Alianza del Pacífico tiene otros objetivos geoestratégicos dentro de la política exterior
de EE.UU: sujetar a los países del Pacífico como exportadores de bienes
naturales, consolidarlos como países en proceso de desindustrialización
y enormes desigualdades y, por lo tanto, con crecientes dosis de militarización interna; impedir la consolidación de la integración regional y
aislar a Brasil, pero también a Argentina y Venezuela; formar el componente americano de la Asociación Trans-Pacífica, que EE.UU. pretende
convertir en el brazo económico de su mega proyecto geoestratégico
para contener a China y a otros países emergentes.
La Alianza del Pacífico
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ANEXO I
Delegaciones políticas y de seguridad
nacional de EE.UU. que han visitado la región
Durante 2012 y el primer semestre de 2013, los funcionarios del Buró
para los Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado
realizaron viajes regulares a la región, que tuvieron como colofón la visita del presidente Obama a México y a Costa Rica y la mencionada del
vicepresidente Joseph Biden a Colombia, Brasil y Trinidad y Tobago. Esto
puede considerarse un intento del gobierno de Obama por aplacar las
críticas por su falta de interés hacia la región y por contrastar la creciente
influencia de China. El propio vicepresidente Biden resaltó, durante la
43 Asamblea Ordinaria de la OEA, que la actual coyuntura política es la
más activa en cuanto a relaciones de alto nivel entre EE.UU. y América
Latina en mucho tiempo.
Durante esa etapa, los temas de mayor interés en las relaciones bilaterales fueron la lucha contra el crimen organizado, el narcotráfico
y la violencia. Además, se abordaron temas económicos y comerciales,
la promoción de los derechos humanos el intercambio académico y la
ayuda al desarrollo.
La secretaria asistente de Estado para el Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, visitó varios países y abordó varios temas con sus contrapartes en la región. En junio de 2012, participó en la Cumbre del
SICA, celebrada en Honduras y posteriormente visitó El Salvador y Guatemala. Fue recibida por los presidentes Porfirio Lobo, Mauricio Funes
y Otto Fernando Pérez Molina. Durante estos encuentros se tocaron temas relacionados con la “cooperación”, becas estudiantiles e intercambio
económico.
Jacobson ha criticado la situación en Venezuela a raíz de las elecciones
presidenciales. Encabezará la delegación estadounidense a la Consulta
Política Bilateral EE.UU.-Chile, que tendrá lugar en Washington el 28
junio, donde se reunirá con el subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno, Alfonso Silva. Este evento se centrará en asuntos
regionales y bilaterales y en temas como el intercambio académico, la
promoción de viajes y el turismo.
Por su parte, el subsecretario asistente principal para el Hemisferio
Occidental, John D. Feeley, estuvo de visita en México en mayo de 2013,
al frente de una delegación estadounidense que revisó la “Iniciativa
Mérida”. Ha criticado la situación de inestabilidad en Honduras y el
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Dr. Mariano Bullón Méndez /
MSc. Faustino Cobarrubias Gómez / MSc. Gladys Hernández Pedraza
incremento del consumo y tráfico de drogas. También ha catalogado a
Bolivia, Colombia y Perú como países productores y exportadores de
cocaína.
La subsecretaria asistente Liliana Ayalde, encargada de Centroamérica, el Caribe y Cuba en el Buró del Hemisferio Occidental, encabezó
la delegación estadounidense ante el Tercer Diálogo de Cooperación
EE.UU.-CARICOM, que tuvo lugar en Puerto España, celebrada el 3 de
diciembre de 2012. Durante este encuentro, los oficiales del gobierno
estadounidense, dentro de los que se destaca el representante especial
ante CARICOM, Brent Hardt, se reunieron con mandatarios y altos funcionarios latinoamericanos que asistieron a la cita.
En junio de 2013, la funcionaria realizó una gira por El Salvador y
Nicaragua. La visita a Nicaragua fue la más mediática debido a que ocurrió en un ámbito nacional marcado por el debate en torno al proyecto
del Gran Canal Interoceánico. En esa ocasión, se reunió con el canciller
Samuel Santos y con el presidente Daniel Ortega. Debe destacarse que
este país es uno de los escenarios de batalla geoestratégica entre EE.UU.
y China, en particular a partir de los proyectos inversionistas previstos
para el Canal Interoceánico que atravesará al país, los cuales incluyen la
construcción de varias pistas aéreas, aeropuertos, un gasoducto y un ferrocarril. Recientemente, Ayalde fue nombrada Embajadora ante Brasil,
un país priorizado por EE.UU. en la región, junto a Colombia y México.
Por otro lado, Kevin Whitaker, subsecretario asistente encargado de
América del Sur, visitó Nicaragua y Bolivia en febrero de 2012. En Bolivia fue recibido por la ministra de Planificación del Desarrollo, Viviana
Caro y se abordaron temas relacionados con la justicia, el comercio y el
narcotráfico.
Whitaker encabezó una delegación estadounidense ante la reunión
del Plan de Acción Conjunta para la Eliminación de la Discriminación
Racial y Étnica y la Promoción de la Igualdad, estrategia que desarrollaron EE.UU. y Brasil, en agosto de 2012. En esa cita, ocurrieron encuentros entre funcionarios estadounidenses que atendían esos temas y
trabajadores del gobierno y el sector privado brasileño.
La Alianza del Pacífico
101
ANEXO II
Grandes proyectos de EE.UU. en el área en materia de seguridad y cooperación
Existen varios proyectos de este tipo firmados por EE.UU. con países
de la región, entre ellos destacan: la Iniciativa de Seguridad Regional
para Centroamérica (CARSI, por sus siglas en inglés), la Iniciativa de
Seguridad para la Cuenca del Caribe (CBSI, por sus siglas en inglés) y la
Iniciativa Mérida. Bajo estos esquemas se implementa el enfrentamiento
a los crímenes transnacionales con énfasis en el narcotráfico y se materializa la dependencia de la región hacia EE.UU. en materia de seguridad.
La CARSI está integrada por EE.UU. y los países centroamericanos.
Sus objetivos declarados son crear calles seguras; eliminar los movimientos criminales y de contrabando que operan en la región; apoyar
el desarrollo de gobiernos fuertes, capaces y responsables; restablecer la
presencia estatal en comunidades en riesgo; y fomentar mayores niveles
de seguridad y coordinación para la aplicación de la ley (Ver Anexo 1).
La CBSI está integrada por EE.UU., República Dominicana y los países
miembros del CARICOM. Sus objetivos declarados son reducir significativamente el tráfico ilícito, incrementar la seguridad pública en la región
y promover la justicia social. Las áreas de cooperación abarcan desde
la construcción de una red regional de intercambio de información,
una mejor coordinación para la interdicción marítima y desarrollar la
capacitación regional hasta implementar reformas al sistema judicial y
de prisiones. También se propone una agenda “social” enfocada principalmente en la juventud (Ver Anexo 2).
La Iniciativa Mérida está integrada por EE.UU. y México y se propone
eliminar los grupos del crimen organizado, fortalecer las instituciones,
construir un nuevo tipo de frontera y crear comunidades fuertes y con
capacidad de recuperación (Ver Anexo 3).
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ANEXO III
Tratados de libre comercio firmados por EE.UU.
Este tipo de tratados son promovidos, de acuerdo con el discurso
económico oficial, dado que abren nuevos mercados a los capitales estadounidenses. Sin embargo, a lo interno de EE.UU. son criticados pues
provocan que, buscando mano de obra barata, las grandes transnacionales muevan sus industrias a otros países, lo cual se traduce en un incremento del desempleo en EE.UU.
Esto explica en parte por qué, a pesar de ser alentados oficialmente,
sean pocos los acuerdos firmados. Los existentes denotan entonces las
líneas fundamentales de su política exterior y resulta significativo que
más de la mitad estén suscritos con América Latina.
La Alianza del Pacífico
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ANEXO IV
Decisiones de la VII Cumbre Alianza del Pacífico (mayo 2013)
Cali, mayo 23 de 2013.- La VII Cumbre Presidencial de la Alianza del
Pacífico realizada en Cali este jueves, arrojó importantes decisiones en
materia económica, de comercio, turismo, educación y ambiente.
Al término de la Cumbre Presidencial, los Mandatarios de Chile, Colombia, México y Perú, destacaron los avances que a la fecha ha arrojado
este mecanismo de integración, creado hace tan solo un año.
“Este ha sido el año en el que hemos venido trabajando para que
esta integración no sea una integración retórica sino una integración
real con resultados concretos, que lleguen a tener un impacto positivo
en el bienestar de nuestros pueblos, en el empleo formal de nuestros
ciudadanos”, sostuvo el Presidente Juan Manuel Santos, quien en esta
Cumbre asumió la Presidencia Pro Témpore de la Alianza.
Los siguientes fueron los temas aprobados:
• Se aprobaron los lineamientos de adhesión de nuevos países. Se creó
un grupo de trabajo para que Costa Rica cumpla los procedimientos y
sea el primer país observador que se sume al bloque.
• Se aprobó el ingreso de siete países observadores (para un total de
16): Ecuador, El Salvador, Francia, Honduras, Paraguay, Portugal y República Dominicana.
• Los cuatro países miembros van a tener embajadas conjuntas en
Ghana y en Singapur.
• Se van a ampliar las oficinas de promoción comercial conjuntas.
• Perú confirmó la exoneración de visas de negocios para los habitantes de los países de la Alianza.
• Para promocionar el turismo se aprobó la creación de la ‘Visa Alianza del Pacífico’, con la que los turistas de terceros países puedan recorrer
cualquiera de los cuatro países con una sola visa.
• Se creó un fondo para promocionar a los cuatro países como destino
turístico.
• Se dieron instrucciones para cumplir con la desgravación arancelaria
de todo el universo de bienes y al menos un 50% tendrá arancel cero
desde la entrada en vigencia de este acuerdo.
• Se cerró la negociación del capítulo de facilitación de comercio y
cooperación aduanera, reduciendo costos y trámites y aumentando la
seguridad.
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MSc. Faustino Cobarrubias Gómez / MSc. Gladys Hernández Pedraza
• Se avanzó en el compromiso de reducir las barreras sanitarias, fitosanitarias y regulatorias que van a generar nuevas oportunidades entre
países, y facilitará el movimiento de bienes y servicios.
• En materia de servicios y capitales se van a concluir las negociaciones
de protección a las inversiones y a la promoción de servicios, incluyendo
los servicios financieros, los servicios de telecomunicaciones y los servicios de transporte marítimo y aéreo.
• Se acordó el compromiso de todos los países miembros de la alianza
con la transparencia fiscal.
• Se suscribió un acuerdo para establecer un Fondo de Cooperación.
• Se lanzó una segunda convocatoria de becas.
• Se consolidó la red de investigación científica en materia de cambio
climático.
• Se realizará la primera macrorrueda de negocios el 19 y 20 de junio
en Cali.
• Se estableció el diálogo con el Consejo Empresarial.
Lineamientos sobre la participación de los Estados Observadores
de la Alianza del Pacífico
El Consejo de Ministros ha decidido adoptar los siguientes lineamientos:
1. Los Estados que no sean parte de la Alianza del Pacífico, podrán
participar como Estado Observador, conforme a los presentes lineamientos.
2- El Estado Observador deberá compartir los principios y objetivos
establecidos en el Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico.
3- Los Estados interesados en obtener la calidad de Estado Observador
deberán dirigir una solicitud por escrito a la Presidencia Pro Témpore,
quien la comunicará a los Estados Parte para su consideración por el
Consejo de Ministros de la Alianza del Pacífico.
4- El Consejo de Ministros podrá otorgar la calidad de Estado Observador, de conformidad con el artículo 10 del Acuerdo Marco y su decisión.
será comunicada por la Presidencia Pro Témpore al Estado interesado.
5- Los Estados Observadores podrán participar de aquellas reuniones
e instancias presidenciales y ministeriales de la Alianza del Pacífico a
las cuales se les haya cursado invitación, previo consenso de los Estados
Parte. Salvo que estos últimos acuerden otro criterio, esta participación
será sólo con derecho a voz y con representantes del nivel jerárquico que
corresponda a la respectiva reunión o instancia.
La Alianza del Pacífico
105
6- Siempre que tenga suscritos acuerdos de libre comercio con al menos
la mitad de los Estados Parte, un Estado Observador podrá presentar en
cualquier momento su solicitud para ser candidato. La respectiva solicitud
será resuelta por el Consejo de Ministros y su decisión será comunicada al
Estado Observador correspondiente por la Presidencia Pro Témpore. En
caso que la solicitud no hubiese sido aceptada, el Estado Observador podrá
volver a presentarla.
7- El Estado Observador, cuya solicitud para ser candidato hubiere sido
aceptada, podrá participar con derecho a voz en las deliberaciones que tengan lugar en las reuniones e instancias de la Alianza del Pacífico a las que
haya sido invitado, previo consenso de los Estados Parte.
8- Dentro del año calendario a partir de la fecha de aceptación de la
solicitud para ser candidato, el Estado Observador deberá cumplir con las
condiciones para iniciar su proceso de adhesión a la Alianza del Pacífico. Si
vencido el plazo señalado, el Estado Observador no hubiere cumplido con
estas condiciones, el Consejo de Ministros, pudiendo escuchar previamente
los planteamientos de dicho Estado, podrá otorgar un nuevo plazo para estos efectos, así como realizar las recomendaciones que estime pertinentes.
9- Se reafirma que de conformidad con el artículo 17 del Acuerdo Marco
así como con estos Lineamientos, Costa Rica y Panamá son Estados Observadores que ya se consideran candidatos para ser Estados Parte de la
Alianza del Pacífico, salvo que manifiesten expresamente algo distinto. En
tal sentido, el plazo referido en el párrafo 8 anterior se iniciará a partir de
la fecha en que los presentes Lineamientos sean puestos en conocimiento
de dichos Estados por la Presidencia Pro Tempore.
10- La calidad de Estado Observador se conservará en tanto el Estado
interesado mantenga su compromiso con los principios y objetivos establecidos en el Acuerdo Marco, así como su interés en hacer seguimiento de
los trabajos de la Alianza. También se mantendrá dicha calidad en tanto no
sea revocada por decisión del Consejo de Ministros, el Estado Observador
no decida renunciar a ella, o bien pase a ser Estado Parte de la Alianza del
Pacífico.
11- Los Estados Parte, también por consenso y a través de la Presidencia
Pro Témpore, podrán convocar invitados a participar de las reuniones e
instancias de la Alianza del Pacífico que estimen pertinente.
12- Con anticipación a cada reunión, los Estados Observadores y los invitados recibirán una comunicación en la que se precisarán los temas a tratar
así como los segmentos de las reuniones e instancias que estarán abiertos a
su participación. Asimismo se les remitirán los documentos e información
necesarios.
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13- Las comunicaciones se enviarán a los Estados Observadores e invitados a través de la Presidencia Pro Témpore.
14- Los Estados Observadores, al igual que los invitados, deberán
mantener un trato confidencial y/o reservado de la información a la que
accedan o se intercambie en las distintas instancias de la Alianza del Pacífico a las que asistan, salvo que los Estados Parte convengan algo distinto.
ANEXO V
Objetivos de la Alianza del Pacífico según su Acuerdo Marco
Los países miembros de la Alianza del Pacífico enunciaron explícitamente, en su Acuerdo Marco del 6 de junio de 2012, los objetivos que
perseguían con su conformación. En su artículo 2 Democracia y Estado
de Derecho y en el artículo 3 Objetivos se plantea que a) un área de integración para la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas.
b) articulación política, de integración económica y comercial, y c) la
proyección al mundo, con especial énfasis en Asia Pacífico. En el artículo 11 adhesión de nuevos Estados Parte que tengan vigente Tratados de
Libre Comercio.
En la Declaración Presidencial sobre la Alianza Pacífico del 28 de
abril de 2011 se acordó la consolidación del Arco Pacífico Latinoamericano, como un espacio de concertación y convergencia, así como un
mecanismo de diálogo político y de proyección en la región de Asia
Pacífico. Reconocen los TLC como excelente plataforma que facilita y
propicia la integración, dándole la bienvenida al BID, OEA, CAF y el
Banco Mundial.
En la Cumbre de Mérida en abril de 2012 en su punto 2 definieron la
AP como de última generación en lo referente a la inversión sostenible y
la promoción de inversiones extranjeras Al respecto en la XXII Cumbre
Iberoamericana de Cádiz en una Declaración Conjunta de Presidentes
de la AP donde daban el pláceme a Australia, Canadá, España, Nueva
Zelandia y Uruguay como Estados Observadores, se anunciaba la constitución del Consejo Empresarial de la AP, que permitirá vincular al sector
privado con este proceso de integración.
A lo largo de las siete cumbres realizadas hasta mayo de 2013, estas
naciones han impulsado varias medidas en pos de hacer cumplir lo acordado.
La Alianza del Pacífico
107
El primero de los objetivos enunciados por la organización fue construir, de manera participativa y consensuada, un área de integración profunda para avanzar hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas. Es importante señalar que la concepción de integración
profunda ha sido el sustento fundamental de los TLC. De esta manera,
la Alianza constituye un intento de retomar la agenda panamericanista
y neoliberal del ALCA.
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La Alianza del Pacífico
26CEPAL. CEPALSTAT 2013.
27Ídem
28Informe de Desarrollo Humano. PNUD 2012.
El debate sobre el extractivismo y
neoextractivismo. Algunas implicaciones
para los gobiernos del cambio
Lic. Claudia Marín Suárez
Investigadora del Centro de Investigaciones
de Política Internacional (CIPI)
Introducción
El fenómeno del extractivismo, en el centro del debate actual sobre
el desarrollo no es nuevo, por el contrario, tiene muy larga data, habiéndose instaurado en el continente americano desde los tiempos de la
colonización. Este constituye un reflejo de la evolución de las relaciones
capitalistas de producción y de la división internacional del trabajo, en la
que, atendiendo a la teoría de las ventajas comparativas, los países desarrollados se especializaron en la producción de bienes industriales y los
subdesarrollados lo hicieron en la de bienes esencialmente primarios.
La división internacional del trabajo así impuesta determinó algunos
rasgos característicos del subdesarrollo como la monoproducción y la
monoexportación, que no han estado ausentes en el espacio latinoamericano, aunque con especificidades que determinan los perfiles del
debate del extractivismo en esta región.
En los últimos años esta discusión ha cobrado fuerza en las críticas
que se hacen desde algunos sectores de la izquierda latinoamericana y
de movimientos sociales a gobiernos que heredaron modelos extractivistas para estimular el crecimiento económico. Estas críticas también
se han extendido a los llamados gobiernos progresistas que impulsan
cambios socioeconómicos y políticos, más o menos profundos, en algunos países latinoamericanos, y que utilizan los ingresos provenientes de
la actividad extractiva para financiar programas de amplio alcance que
buscan transformar la realidad de sus países, pero que no han logrado
superar los límites de este patrón. Existe una vasta literatura sobre estos
temas, resultando significativas las producciones de Eduardo Gudynas
y Alberto Acosta, entre los latinoamericanos, a las que se suman las de
110
Lic. Claudia Marín Suárez
autores de otras latitudes como Koldo Unceta, José María Tortosa y Jürgen Schuldt, que participan e influyen con sus opiniones en el debate
latinoamericano.
Este debate, aunque estrechamente vinculado a los temas actuales
de sustentabilidad ambiental, tiene lugar desde una perspectiva mucho
más amplia: la discusión sobre el desarrollo. Los principales autores
defienden la tesis de que se necesita, más que desarrollos alternativos,1 encontrar alternativas a la visión moderna del desarrollo.2 De esta manera,
encuentran puntos de contacto importantes con las cosmovisiones de
algunos pueblos originarios.
En consecuencia, la definición de desarrollo sostenible así como los
enfoques tradicionales sobre recursos renovables y no renovables resultan insuficientes.3 Incluso se plantea la necesidad de superar la dicotomía
desarrollo/subdesarrollo, pues estos conceptos responden a la lógica de
una ideología funcional a los valores de la modernidad occidental. Como
respuesta, se opta por la definición de maldesarrollo, como un fenómeno
referido a problemas sistémicos estructurales,4 que supera la noción del
subdesarrollo y que tiene implicaciones en todos los niveles, aunque sus
expresiones difieran entre uno y otro lugar del mundo.
Se trata entonces de revisar definiciones, modificar concepciones,
formas de vida, modelos de producción y consumo, y hasta los patrones
culturales que hoy imperan en el mundo, en el orden de preservar la
existencia del hombre y respetar la Naturaleza como sujeto de derechos.
El presente artículo busca mostrar el estado actual de este debate,
tanto a nivel teórico como de sus expresiones prácticas. Para ello, en un
primer momento se aborda el fenómeno desde el punto de vista teórico,
planteando los principales rasgos del extractivismo, tal y como lo definen
los autores que abordan el tema.
Luego se muestran los principales argumentos que sostienen el concepto de neoextractivismo que se maneja en la literatura. Posteriormente,
se presentan algunas expresiones del debate —las más significativas— en
el plano fáctico, en aquellos países donde este es más acentuado (Bolivia
y Ecuador), mostrando las diferentes posiciones adoptadas a su respecto.
Finalmente se esbozan algunas valoraciones sobre el impacto que ello
tiene en los procesos de cambio que se impulsan en estos países.
1Dentro de este grupo se encuentran, según Gudynas, las corrientes de pensamiento contemporáneas, agrupadas en:
liberalismo, conservadurismo, e incluso socialismo.
2Gudynas lo asocia con lo que él llama postdesarrollismo, entendido como la corriente que cuestiona la ideología del
desarrollo. Según este autor, los actuales gobiernos progresistas de América Latina reproducen la ideología del desarrollo.
3Las elevadas tasas de extracción de algunos recursos en la actualidad superan con creces sus tasas de reposición natural, por lo que recursos que serían en condiciones normales renovables, no pueden considerarse como tales.
4Entre los problemas globales que se apuntan en la literatura se cuentan como los más importantes: los ingentes niveles
de pobreza y la desigualdad, el progresivo deterioro del medio ambiente y los recursos naturales, los problemas de
equidad de género y los relativos al respeto a la libertad y los derechos humanos. Estos tienen expresiones diferenciadas
en varios niveles: local/estadal, de ecosistemas y a escala global.
El debate sobre el extractivismo y neoextractivismo...
111
Principales rasgos del extractivismo
Según Alberto Acosta, el extractivismo se entiende como una modalidad de acumulación basada en la extracción de grandes volúmenes de
recursos naturales —nada o poco procesados—, fundamentalmente para
la exportación. Estos no se limitan a los minerales, sino que incluyen
también recursos forestales, agrícolas, pesqueros, etcétera.5
Los principales autores describen una serie de rasgos que derivan en
lo que llaman patologías de este modo de acumulación, que caracterizan
a las economías extractivistas en el sentido tradicional. A continuación se
relaciona un grupo de elementos que no son más que expresiones de las
deformaciones estructurales y la posición subordinada que ocupan los
países latinoamericanos en la economía mundial, y que han sido abordadas por múltiples autores, más allá de los que protagonizan este debate.
Pueden destacarse entre las principales características las que siguen:6
• El fenómeno conocido como enfermedad holandesa, que describe
los efectos negativos que un boom de productos básicos paradójicamente
depara a una economía primario-exportadora. Así, ante un incremento
de los precios, el sector doméstico de bienes no transables se beneficia de
una considerable afluencia de inversiones, en detrimento de la producción de bienes transables, cuya demanda es suplida con importaciones,
reflejando las implicaciones en términos de competitividad de la apreciación de la moneda doméstica.
• La tendencia al deterioro de los términos de intercambio, en tanto
los precios de los productos primarios (que constituyen exportaciones)
tienden a disminuir por diferentes causas —bajo nivel de agregación
de valor, estructura no monopólica de los mercados, baja elasticidad ingreso, sobreexplotación de los recursos,7 entre otros— mientras que los
precios de los productos industriales importados se incrementan.
• La heterogeneidad estructural de los aparatos productivos, consistente en la coexistencia de sistemas productivos de mayor y menor
productividad.
• La preeminencia de lógicas de enclave alrededor de los sectores
productores de bienes primarios, que no establecen suficientes encadenamientos productivos con el resto de la economía nacional.
5Alberto Acosta: “Extractivismo y neoextractivismo: Dos caras de la misma maldición”, en Más allá del desarrollo.
Grupo de Trabajo Permanente sobre Alternativas al Desarrollo, Fundación Rosa Luxemburg/Abya Yala, Quito, 2011, p.85.
6Ibíd., pp.83-118; Alberto Acosta: “Realidades, mitos y necedades de la economía extractivista”, en La maldición de la
abundancia. Swissaid/Abya Yala/CEP, Quito, 2009; y Eduardo Gudynas: “Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo. Contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano actual”, en Jürgen Schuldt, Alberto Acosta, Alberto Barandiarán, Mauricio Folchi, y otros, Extractivismo, política y sociedad, CAAP/CLAES, Quito, Ecuador, 2009, pp.189-225.
7Esta sobrexplotación es estimulada tanto por el incremento de los precios como por la caída de los mismos, en este
último caso para compensar la reducción de la tasa de ganancia obtenida durante el auge.
112
Lic. Claudia Marín Suárez
• La fuga de capitales ante la caída de los precios internacionales de los
productos de exportación, lo que unido al encarecimiento de la deuda
contraída durante el período de bonanza,8 hace más proclives a estas
economías a enfrentar desequilibrios en la balanza de pagos.
• La sustitución de productos nacionales por extranjeros y el estímulo
al consumismo, como consecuencia de la sobrevaloración de la moneda
doméstica, y el consecuente abaratamiento relativo de las importaciones.
• La concentración de la riqueza y el poder político, donde las empresas que explotan los recursos naturales ostentan importantes cuotas de
poder.
• La desnacionalización de la economía por el importante rol que
juegan las empresas transnacionales en las actividades de extracción/
explotación de los recursos naturales.
• La escasa generación de empleo de los sectores extractivistas, dado
que son intensivos en capital y requieren fuerza de trabajo calificada, que
en muchos casos proviene del exterior.
• El rentismo, en tanto las elevadas cuotas de ganancia de las actividades extractivas no generan incentivos a la inversión para aumentar la
productividad.
• Los agudos problemas socioambientales, como la pobreza y pobreza
extrema, el deterioro del medio ambiente, la laceración de las culturas
originarias de los territorios donde se explotan los recursos naturales,
entre otros.
Este último elemento, que incluye las consecuencias negativas —tanto al medio ambiente como en el ámbito social— derivadas de la extracción de los recursos naturales, ha constituido uno de los principales ejes
en torno al que giran las críticas recientes a este modelo desde algunos
movimientos sociales, y parte de la academia y las fuerzas de izquierda.
Es preciso apuntar que, desde el punto de vista teórico, la identificación de estas patologías no es un resultado propio del debate sobre el
extractivismo. Algunas de estas ideas han sido planteadas por los exponentes de diferentes escuelas de pensamiento.
Sin embargo, se pueden identificar al menos dos elementos estrechamente vinculados que han actuado como catalizadores de este debate:
las posiciones respecto a la acción del hombre sobre la naturaleza y, la
últimamente más visible, discusión sobre las culturas originarias y sus
cosmovisiones. Estos han reavivado el debate sobre el tema en períodos
recientes, hasta el punto que se ha convertido en un desafío que deben
sortear estos gobiernos en la búsqueda de la inclusión de actores sociales
antes marginados de los proyectos nacionales.
8Durante el período de auge, la percepción de ingentes ingresos por exportaciones estimula el sobrendeudamiento.
El debate sobre el extractivismo y neoextractivismo...
113
Neoextractivismo
Algunos autores sostienen que el tradicional extractivismo latinoamericano no ha sido abolido por los actuales gobiernos progresistas, sino
que por el contrario se ha conformado un extractivismo de nuevo tipo
—neoextractivismo—, que preserva características del antiguo patrón,
a la vez que revela nuevos rasgos distintivos de la práctica actual. Las
mayores críticas, dirigidas a los gobiernos latinoamericanos del cambio,
se relacionan con la preservación de la actividad extractiva como centro
de sus modelos de desarrollo —aunque estos sean ahora más inclusivos— y con los nocivos impactos sobre el medio ambiente y las culturas
originarias de la región que se derivan de ello.
Según estos autores los llamados gobiernos del cambio —con alusiones directas a los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, pero
que incluyen también a los restantes gobiernos de orientación de centroizquierda de la región—, a pesar de haber logrado un mayor control
estatal de la gestión, la propiedad y los beneficios de la explotación de los
recursos naturales, reproducen la misma inserción internacional subordinada y funcional a la globalización, la fragmentación territorial y las
lógicas de enclave, los fuertes impactos socioambientales de la actividad
extractiva, y formas de gestión —más allá de la propiedad— basadas en
la maximización de la ganancia y la externalización de los impactos.9
A ello suman una mala asignación de los recursos, la vulnerabilidad
ante shocks externos y crisis recurrentes, la polarización del ingreso y
la riqueza, la pobreza generalizada, la proliferación de la corrupción y
de mentalidades rentistas, una débil institucionalidad, bajos niveles de
gobernabilidad, la existencia de gobiernos autoritarios, y la recurrencia
de conflictos entre el extractivismo y las comunidades.10
Como nuevos rasgos que emergen del accionar de estos gobiernos se
apuntan: el mayor control sobre la propiedad y la gestión de los recursos
naturales, la crítica a la apropiación de estos por parte de las transnacionales pero no a la actividad extractiva en sí misma, la subordinación
de los costos medioambientales a la obtención de beneficios colectivos,
y una mayor captación de los excedentes de la extracción por parte del
Estado, que se destinan a financiar programas sociales de gran magnitud
en busca de legitimación popular.
Luego de una fuerte crítica a este nuevo tipo de extractivismo, Acosta
propone algunas medidas para transitar hacia un nuevo modelo.11
9Alberto Acosta: “Extractivismo y neoextractivismo: Dos caras de la misma maldición”, Ob. cit., pp.83-118; y Eduardo Gudynas: “Diez tesis urgentes sobre el nuevo extractivismo. Contextos y demandas bajo el progresismo sudamericano
actual”, Ob. cit.
10Alberto Acosta: “Seminario Plataforma de Política Energética”, CEDLA, La Paz, Bolivia, enero de 2010, en http://
www.extractivismo.com/acosta-ideas-superar-rentismo.html (Consultado el 17 de junio de 2012).
11Acosta, Alberto: “Extractivismo y neoextractivismo: Dos caras de la misma maldición”, Ob. cit., pp.113-118.
114
Lic. Claudia Marín Suárez
Los elementos centrales de esta propuesta se orientan a la reducción
planificada de la actividad extractiva y el fortalecimiento del mercado interno y el aparato productivo nacional, proceso que requiere una fuerte
institucionalidad reguladora estatal.
Ello se complementaría con la creación de nuevas formas de organización de la economía y exigiría la concepción de estrategias diferentes
de participación en el mercado mundial. Se propone la inclusión de
algunos elementos de las cosmovisiones indígenas, como el respeto y el
reconocimiento del medio ambiente como sujeto de derechos, lo que
implica la desmercantilización de la naturaleza. Igualmente, se precisa
una amplia y verdadera participación social en el proceso de reducción
del extractivismo.
Posiciones del debate
Más allá de la perspectiva teórica, en la práctica el debate adquiere expresiones mucho más candentes, observándose fuertes confrontaciones
entre el Estado y los sectores antiextractivistas, como algunos movimientos que representan a comunidades indígenas de estos países. Los más
acalorados han tenido lugar en Ecuador y Bolivia.
Se pueden identificar al menos cuatro elementos que determinan
el impulso a debates de este tipo. Se ha acudido en los últimos años a
cambios en el escenario político de estos países, con la emergencia de
nuevos actores devenidos en fuerzas políticas de relevancia, que han incrementado su activismo en el ámbito de las luchas sociales, destacando
el creciente protagonismo de los movimientos indígenas.
Además, se constata una mayor presencia e influencia de Organizaciones No Gubernamentales (ONG), fundamentalmente europeas, en el
campo de la política interna, que estimulan las contradicciones entre el
gobierno y otros actores sociales, solapadas tras las demandas relativas al
medio ambiente y a la diversidad cultural.
El debate también ha estado condicionado por el incremento de la
relevancia internacional del tema del cambio climático, en torno al que
se articulan actores de orientación política diversa, dejando de ser este
un reclamo exclusivo de las izquierdas.
Por último, la existencia de una mayor diversidad de actores (gobiernos, comunidades indígenas, empresas transnacionales, potencias
centrales y emergentes, ONG, etc.), que se disputan el acceso y control
El debate sobre el extractivismo y neoextractivismo...
115
de recursos naturales como la biodiversidad, los minerales, el agua, entre
otros, ha acentuado las contradicciones sobre el tema.
En la polarización de las posiciones del debate quedan enfrentados
gobiernos y algunos actores sociales (fundamentalmente movimientos
indígenas, ecologistas, y actores externos como las ONG). Uno de los
principales señalamientos que se les hace a los gobiernos, fundamentalmente de Ecuador y Bolivia, pero también de Uruguay y Perú, se refiere
a la intención de desarrollar la megaminería en estos países como proyecto para impulsar el desarrollo nacional.
Se apuntan en contra las múltiples implicaciones nocivas sobre el
medio ambiente de la actividad minero-extractiva, que no son incluidas
como costos ambientales por las empresas del ramo en sus balances y
estudios de factibilidad. Entre ellas se señalan como las más relevantes:
la perforación del subsuelo para extraer recursos naturales, la utilización
de productos químicos altamente contaminantes y nocivos a la salud
humana (como el cianuro, el arsénico, el mercurio y el plomo a nivel
industrial), la extensa cantidad de productos de la extracción que se
convierten en residuales y el notable movimiento de tierras que ello
implica. Estas consecuencias se agudizan en zonas de climas tropicales
ricas en biodiversidad y otros recursos, donde incluso es necesario aislar
gran cantidad de residuales, pero no se exceptúan de sufrirlas las regiones desérticas, pues se pone en peligro la escasa biodiversidad existente
en esas zonas.12
La utilización de agua en los procesos extractivos también genera
importantes daños, no solo por la limitación del recurso para satisfacer
necesidades básicas del ser humano, sino porque las aguas residuales se
vierten por lo general en las fuentes originales provocando su contaminación. Adicionalmente, se produce una severa contaminación por la
emisión de gases acompañantes de los minerales del subsuelo, que se
filtran a los ríos y otras fuentes de agua, provocando igualmente altos
niveles de contaminación, fenómeno conocido como drenaje ácido, que
entraña perjuicios a la salud humana.
Se acusa a los gobiernos de actuar con doble rasero en la aplicación
de medidas contra las extracciones contaminantes, pues se impide la
extracción artesanal (pequeña y mediana escala) y se promueve la megaminería bajo la promesa de que esta es sustentable y responsable. El caso
más representativo aludido en Ecuador resulta el cierre de las actividades mineras en la zona de Tenguel por parte del Ministerio de Minas y
Petróleos en abril de 2009.
12Alberto Acosta: “La actividad minera en Ecuador”, en La maldición de la abundancia. Swissaid/Abya Yala/CEP,
Quito, 2009.
116
Lic. Claudia Marín Suárez
A estos y otros costos ambientales, con efectos sobre la calidad de vida
y la salud de los habitantes de las zonas aledañas a las de extracción,
se suman efectos indirectos como la baja generación de empleos de la
megaminería y el estímulo a la migración, por el desplazamiento de las
actividades económicas, como la agropecuaria y la turística, a las que la
minería impone importantes obstáculos.
El reflejo de estos impactos negativos se observa en las múltiples manifestaciones de las comunidades afectadas por las actividades extractivas
en los niveles locales de estos países, donde las ONG tienen también
mayores grados de influencia.
Los sectores opuestos al extractivismo aducen que el gobierno asume
posturas intransigentes y que no permite el diálogo.
“En estas condiciones es difícil, si no imposible, discutir el futuro
minero de una comunidad, de una zona o del país mismo, cuando la
posición pública del gobierno, formulada en reiteradas ocasiones, es
abiertamente favorable a la minería a gran escala. Declarar a priori que
la minería “va porque va”, desactiva las posibilidades para diálogos francos y abiertos. Cuando de antemano ya se ha asumido una posición, sin
considerar los argumentos de los potenciales afectados por las actividades extractivistas, se están programando los conflictos sociales.” 13
Por momentos las confrontaciones se hacen más tensas entre uno y
otro polo de la discusión, llegando a lanzarse serias amenazas de ambos lados. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONAIE), organización representante de las comunidades indígenas
del país, en su puja por el control absoluto de los recursos naturales,
amenaza con impulsar sublevaciones masivas contra el gobierno.
Por su parte, en ocasiones anteriores, este advirtió sobre la posibilidad de paralizar las negociaciones de proyectos puntera como el de la
Iniciativa Yasuní-ITT, aludiendo el comprometimiento de la soberanía
nacional, para así explotar los yacimientos de petróleo del subsuelo de la
zona. De hecho, recientemente se anunció que se explotarían yacimientos petroleros ubicados en el territorio de este Parque Nacional ante la
falta de respuesta de los países desarrollados con la iniciativa, lo que ha
generado manifestaciones de ambos lados.
Este era uno de los proyectos bandera de las fuerzas antiextractivistas
en Ecuador, que contó con el apoyo gubernamental. Lanzado desde 2007,
consistía en preservar en el subsuelo las reservas petroleras enclavadas en
el Parque Nacional Yasuní —una región de la Amazonía ecuatoriana y
una de las más ricas en biodiversidad del planeta—, para lo que la comunidad internacional debía aportar el 50% de los ingresos esperados de
13Ibíd. p.125.
El debate sobre el extractivismo y neoextractivismo...
117
su extracción y comercialización en el mercado internacional, mientras
que el gobierno ecuatoriano asumiría la restante mitad. Estas reservas
ascienden a más de 800 millones de barriles de crudo, lo que se estimó
en ingresos equivalentes a 7000 millones de dólares. Por otra parte, no
explotar las reservas de crudo de la zona evitaría la emisión de 400 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
La postura gubernamental frente a la iniciativa se basa en el entendido de que los países desarrollados comparten la responsabilidad de las
afectaciones al medio ambiente que se derivan de la explotación de los
recursos del subsuelo en países subdesarrollados, por ser estos el destino
fundamental de estas exportaciones, o sea, los generadores de demanda.
El principio sobre el que se sustentaba la Iniciativa Yasuní-ITT era
coherente con las propuestas del gobierno ecuatoriano sobre el manejo
de las emisiones de contaminantes presentadas en foros multilaterales
sobre cambio climático (por ejemplo, en la XVI Conferencia de las Partes
de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, Cancún, 8 de diciembre de 2010). Estas consisten esencialmente en
un mecanismo de compensación por emisiones netas evitadas (ENE), no
solo como forma de asegurar un medio ambiente más limpio, sino también como instrumento para superar el extractivismo en los países subdesarrollados y transitar hacia la exportación de servicios ambientales.
Las ENE proponen la compensación por dejar de realizar actividades
que generen beneficios individuales si estas producen externalidades
negativas respecto al medio ambiente, y por realizar actividades que
individualmente no sean rentables si estas generan externalidades positivas a la naturaleza. En este sentido, se asume que no ensuciar el medio
ambiente es equivalente a limpiarlo.
El gobierno ecuatoriano considera que “la conservación en países
pobres no será sostenible, si esta no genera claras y directas mejoras en el
nivel de vida de la población”.14 Esta es la justificación que plantea para
advertir sobre la posibilidad de extraer el petróleo del Yasuní —de forma
responsable—, al no asegurarse los montos exigidos en el proyecto.
En el marco de las negociaciones de la Iniciativa Yasuní se han desatado
fuertes confrontaciones entre el gobierno y algunos movimientos sociales y sectores de la izquierda, lo que derivó en agresiones de una y otra
parte. El Presidente Correa denominó a estos sectores como ecologistas
infantiles, a lo que desde estos se contrapuso la idea del desarrollismo
senil en el gobierno, por las posturas del Presidente respecto a la generación de ingresos de la actividad extractiva para la redistribución y el
combate contra la pobreza en Ecuador.
14Rafael Correa: “Discurso en la XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático”, Cancún, 8 de diciembre de 2010.
118
Lic. Claudia Marín Suárez
El gobierno, por su parte, denuncia la existencia de intereses sectoriales sobre los recursos de determinados territorios, que se escudan tras
la imagen del ecologismo y el indigenismo, porque negocian y reciben
beneficios de las ONG financiadas por las propias empresas transnacionales a las que antes se oponían.
Ante la falta de respuesta por parte de los países desarrollados para financiar la parte correspondiente en la Iniciativa Yasuní-ITT, el gobierno
ha anunciado el cese del proyecto y la explotación de los yacimientos de
la zona.15 Cabe destacar que, aunque este anuncio ha desatado un nuevo
momento de agudización de las confrontaciones, también tiene lugar en
un momento donde el gobierno ecuatoriano está involucrado en una
disputa legal contra la transnacional Chevron por la contaminación y
afectación del medio ambiente a gran escala a raíz de la explotación de
yacimientos de petróleo de manera irresponsable en territorio ecuatoriano, postura que ha contado con el apoyo de los gobiernos del ALBA.
La explotación del conocido Bloque 43 involucraría solamente a una
milésima parte del territorio del Parque Nacional Yasuní. Las autoridades
gubernamentales han asegurado el cumplimiento de las disposiciones
ambientales del país, y la realización de los estudios de impacto ambiental correspondientes antes del comienzo de la explotación para verificar
si hay cruces con áreas protegidas y patrimonio forestal. Igualmente,
han planteado el aseguramiento de construcción de la infraestructura
necesaria para la ejecución del proyecto bajo las condiciones ecológicas,
descartando la construcción de grandes carreteras. La idea consiste en
la utilización de una parte de los recursos generados por la explotación
minera e hidrocarburífera en la zona para solventar los problemas de
pobreza de las comunidades aledañas.16
Ante el anuncio gubernamental, se acentuaron nuevamente las
confrontaciones entre sectores que apoyan a una u otra parte. Algunos
sectores ambientalistas proponían llevar el tema a consulta popular,
mientras que alcaldes de territorios amazónicos apoyaban el proyecto
anunciado por el gobierno.
En Bolivia, la situación no es muy diferente. En períodos recientes se
han acrecentado las manifestaciones antimineras y el gobierno es acusado de dar la espalda a los actores del proceso de cambios.
El conflicto más visible y tenso en Bolivia fue el del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), que involucró también
a empresas brasileras, con la construcción en una carretera que según
15La cantidad recaudada bajo la iniciativa que comprometía a algunos países, fundamentalmente europeos, no llegaba
al 1% del total previsto.
16TeleSUR: “Ecuador rechaza uso político del caso Yasuní-ITT”. 23 de agosto de 2013. En: http://www.telesurtv.net/
articulos/2013/08/23/autoridades-de-ecuador-rechazan-uso-politico-del-tema-yasuni-y-su-explotacion-petrolera-1514.
html (Consultado el 17 de septiembre de 2013).
El debate sobre el extractivismo y neoextractivismo...
119
los planes atravesaría el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro
Sécure (TIPNIS), pero que acarrearía consecuencias ecológicas y socioculturales negativas. La magnitud de las protestas sociales, esta vez bajo
la forma de prolongadas marchas, presionó al gobierno para ceder en
este sentido y asegurar el curso de la carretera fuera de la zona protegida.
Sin embargo, la imagen del gobierno se vio deteriorada por las acusaciones de intervención policial para contener las manifestaciones.
Igualmente en otros parques nacionales (por ejemplo, el Parque Nacional Madidi y el Parque Nacional Aguaragüe) se han llevado a cabo
actividades de exploración de yacimientos naturales, lo que ha movilizado también a los sectores indígenas y ecologistas como respuesta ante
la amenaza de la profundización de la actividad extractiva en el país y el
incremento de los impactos nocivos derivados.
En este país igualmente la oposición —especialmente los sectores separatistas de la Media Luna— se hace eco y alienta los reclamos indígenas
al gobierno de manera oportunista, y las ONG extranjeras desempeñan
un papel importante en la promoción de estas confrontaciones. El vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, ha acuñado el término de
ONGeísmo para denunciar la labor subversiva solapada de estas organizaciones en el territorio nacional.
En ambos casos —Ecuador y Bolivia—, estos temas relativos al modelo de desarrollo, relacionados con las actividades extractivas y su repercusión sobre el medio ambiente, son utilizados como instrumentos para
generar confrontaciones políticas. Bajo argumentos legítimos como la
preservación y respeto hacia el medio ambiente y las comunidades originarias, con los cuales los gobiernos de ambos países han dado muestras
de estar comprometidos, y que han sido refrendados en los nuevos textos
constitucionales de esas naciones como en ninguna otra Carta Magna, se
esconden los intereses de sectores internos y externos para generar inestabilidad e ingobernabilidad que obstaculicen los procesos de cambio
que se desarrollan en esos países.
Valoraciones finales
Esta discusión sobre el neoextractivismo, con el consecuente reclamo por la abolición de este modelo, ciertamente involucra elementos
y puntos de vista legítimos, como la preservación y respeto del medio
ambiente, que hoy ocupa un lugar importante en los foros multilaterales —aunque desde una perspectiva diferente a la asumida por estos
120
Lic. Claudia Marín Suárez
autores—, y que se ha erigido con anterioridad en bandera de las fuerzas
de izquierda de América Latina. No obstante, hoy este es un tema que
aglutina las voces de actores de todas las orientaciones políticas y convoca a sectores nacionales e internacionales.
Por su parte, el respeto y la inclusión de los pueblos originarios forman parte de la deuda social histórica de los gobiernos de la región. Un
nuevo orden socioeconómico y político tendrá que partir de un cambio
en el patrón cultural, y orientarse hacia visiones del desarrollo mucho
más inclusivas y tolerantes con formas diferentes de ver el mundo, que
tienen de seguro múltiples valores que aportar a su construcción. Las
nuevas constituciones de Ecuador y Bolivia representaron un punto de
partida sin precedentes en este sentido, refrendando los derechos de la
naturaleza.
El llamado a subvertir el carácter de las relaciones económicas que
hoy predominan en estos países, y que determinan también importantes
elementos en la política, es crucial para romper los lazos de dependencia
que hoy atan a América Latina con los centros de poder económico, y
que encuentran expresión en los rasgos patológicos que se anotaban al
inicio. Efectivamente, el requerido nuevo modelo de desarrollo no puede concebir un Estado cuyo papel central en la economía se limite a la
redistribución de los excedentes de la actividad extractiva vía inversión
y gasto social. Ineludiblemente, se deberá sustituir la maximización de
la ganancia por nuevas lógicas que aseguren la reproducción del nuevo
sistema socioeconómico.
En la legitimidad de lo apuntado antes radica, precisamente, el mayor
desafío que enfrentan los gobiernos del cambio a la hora de encarar las
críticas que se le hacen al respecto, y que cada vez se hacen más visibles
en los respectivos escenarios sociopolíticos nacionales, llegando en algunos casos a la confrontación en el plano electoral.
No obstante, estos temas pueden prestarse a manipulaciones y posiciones oportunistas por parte de otros actores que intentan azuzar las
contradicciones al interior de estas sociedades, convocando a sectores
parcialmente insatisfechos con la gestión gubernamental, que en otras
condiciones podrían haber adoptado posiciones de apoyo —aunque
crítico— respecto a estos proyectos de cambio. Demandas de esta índole
—sobre todo reclamos sociales y medioambientales— que no han sido
atendidas en su totalidad propician la identificación, esencialmente por
parte de ONG extranjeras —en representación de intereses foráneos—,
de nichos para deslegitimar estos procesos y socavar el apoyo social con
que cuentan, con el agravante de que las insatisfacciones provienen
El debate sobre el extractivismo y neoextractivismo...
121
desde sectores que originalmente los respaldaron, y no desde la oposición tradicional.
De otro lado, a pesar de las limitaciones de la práctica cotidiana y
de las posibles críticas que pudieran hacerse a su gestión, la llegada de
estos gobiernos implicó importantes avances en relación con reivindicaciones sociales exigidas por estos mismos sectores. De esta manera, en
la Constitución ecuatoriana se reconocen derechos a la Naturaleza y se
incluye la concepción del Buen Vivir de los pueblos originarios. En el
caso de Bolivia, ocurre algo similar con el reconocimiento del Estado
boliviano como Estado Plurinacional, en lo que refiere a la inclusión de
los derechos de los pueblos originarios. Las reformas constitucionales
que tuvieron lugar en estos países sentaron al menos las bases legales
para la concreción de cambios sustantivos en lo posterior.
Los gobiernos del cambio están llamados a propiciar mayores espacios de diálogo con sectores críticos como los indígenas e intentar flexibilizar el debate, pues la adopción de posiciones de rigidez de uno y
otro lado limita las posibilidades de solución de los conflictos. En las
propias constituciones se plantea la participación popular en la toma de
decisiones como un principio rector de los Estados refundados, si bien
las decisiones finales quedan a cargo del Estado.
En Venezuela probablemente sea donde las confrontaciones de este
tipo son menos evidentes con sectores nacionales, lo que se explica en
buena medida por la composición de su población, que cuenta con
menor proporción de habitantes indígenas que Ecuador y Bolivia. Sin
embargo, su gobierno es uno de los más atacados porque se lo ve como
paladín del modelo neoextractivista, pues sustenta su inserción internacional en la exportación de petróleo. De hecho, la generación de la base
económica que sirve como sostén al ALBA depende casi exclusivamente
de la captación de la renta petrolera venezolana por parte del Estado.
Finalmente, habría que señalar una cuestión de fondo, común a todos estos procesos de cambio, y que pone de relieve la complejidad del
asunto. Para gobiernos que cuestionan en mayor o menor medida la
lógica del sistema, llegar al poder y desenvolverse dentro de sus propios
marcos, impone férreos límites a su capacidad transformadora. Estas
restricciones se plantean no solo en el ámbito político, sino sobre todo
en lo económico, donde subyace un entramado de relaciones que no se
desarticulan con pura voluntad de los gobiernos.
De esta manera, asegurar el acceso a recursos para financiar sus programas no resulta sencillo. Al mismo tiempo, tanto los programas sociales de amplio alcance que impulsan los gobiernos de Ecuador, Bolivia
122
Lic. Claudia Marín Suárez
y Venezuela, y que han beneficiado a una parte considerable de la población que antes se encontraba marginada, como los propios proyectos
de transformación productiva requieren cuantiosos recursos financieros,
que en tanto esta transformación no tenga lugar y se diversifiquen las
fuentes de ingreso de estos países, seguirán extrayéndose de la actividad
extractiva.
Por tanto, la decisión de no explotar los recursos petrolíferos, gasíferos
y minerales de sus territorios no parece en estos momentos una alternativa viable para estos países. Ciertamente, ello requiere el compromiso
gubernamental con las normas ambientales nacionales e internacionales, para asegurar que el costo sobre la naturaleza y las poblaciones
aledañas sea el menor posible.
Lo anterior no implica que no se conciban estrategias de transformación en este sentido, orientadas a la diversificación productiva, la industrialización y el fortalecimiento del entramado productivo nacional, en
el marco de políticas ambiental y socialmente sustentables, y a ello se
dirijan parte de los beneficios captados de la extracción. Pero un fenómeno que se ha instaurado desde hace 500 años no se soluciona en el corto
o mediano plazo, independientemente de la voluntad de los gobiernos,
que por demás no son responsables de la instauración del fenómeno.
La superación de la dependencia y la primarización de las economías
requiere, además de voluntad política y recursos financieros, también
grados de libertad para la toma de decisiones de los que muchas veces
estos gobiernos no gozan, de manera que tienen que enfrentar las presiones de los grupos de poder que se oponen a los procesos de cambio y al
mismo tiempo, de otros sectores que exigen la radicalización de los mismos.
La reforma energética en México o
la entrega definitiva a los Estados Unidos*
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
Profesora del Instituto Superior de Relaciones
Internacionales "Raúl Roa García"
Introducción
La Constitución mexicana data de 1917 y ha sido modificada sistemáticamente de manera parcial. Entre sus modificaciones más significativas
está sin duda la promovida (y finalmente aprobada en 1939) por el entonces Presidente Lázaro Cárdenas que incluyó la Ley Reglamentaria
del Artículo 27 para el uso y control del petróleo y la mezcla natural de
cualquier carburo de hidrógeno.
Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de
las islas; de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas
o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los
componentes de los terrenos; los yacimientos minerales u orgánicos de
materias susceptibles de ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos; y el espacio situado sobre el territorio
nacional, en la extensión y términos que fije el Derecho Internacional.1
Dicha ley reglamentaria establece que los trabajos de exploración, descubrimiento, conducción por oleoducto y la refinación del petróleo que
conforman la industria petrolera, son de jurisdicción federal. Recoge además que en caso de contratar servicios a asociaciones particulares, debe
garantizarse que sus integrantes sean mexicanos. Estas especificaciones
*Este trabajo constituye una actualización de la ponencia presentada en la I Conferencia de Estudios Estratégicos
“Repensando un mundo en crisis y transformación” desarrollada en octubre de 2013 bajo el auspicio del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).
1Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, texto vigente. Última reforma publicada DOF 19-7-2013,
Documento Pdf, Sitio del Congreso de la Unión.
124
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
han sido suficientes (hasta el 2013) para maniatar cualquier posición
presidencial entreguista, sin embargo esa seguridad que han tenido los
mexicanos durante más de sesenta años, ha concluido con el regreso del
Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder, encarnado en la
figura de Enrique Peña Nieto (EPN).
En el presente trabajo se analizará la importancia del petróleo mexicano, visto siempre este recurso, como estratégico para ambas naciones.
Para México como fuente de ingresos y símbolo de soberanía, para
Estados Unidos como componente vital de su estrategia de seguridad,
que no pudo incluir en la firma del TLCAN en 1994. De igual modo, se
evaluarán las adiciones que se recogen en la Alianza para la Seguridad
y la Prosperidad (ASPAN) acordada entre los firmantes del TLCAN, a
partir de la concepción de seguridad promovida por Estados Unidos y
sus vínculos con el Proyecto Mesoamericano. Finalmente se evaluará el
impacto de la reforma energética aprobada para la nación mexicana.
El petróleo mexicano en el desarrollo y soberanía de la nación
Desde 1940 el petróleo ha sido para México no solo un símbolo de
nacionalismo y soberanía, sino además una fuente importante de ingresos para el presupuesto estatal. Los Ingresos Presupuestarios del Sector Público de México (IPSPM) están constituidos por los ingresos del
Gobierno Federal más los ingresos de los organismos y empresas como
Pemex, Comisión Federal de Electricidad (CFE), Luz y Fuerza del Centro
(LFC), Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y otras
empresas de participación estatal. Los ingresos petroleros contienen no
solo los provenientes de Pemex, sino además los que se transfieren al
Gobierno Federal. Estos últimos son los más importantes, toda vez que
pueden alcanzar el 60% de los ingresos totales y representar alrededor
del 6% del PIB.2
El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) recibe recursos
provenientes de los ingresos petroleros por concepto de: derecho ordinario sobre hidrocarburos, IVA, impuesto a los rendimientos petroleros,
impuesto a las exportaciones de Pemex y el impuesto especial sobre
producción y servicios. La carga impositiva que ha pesado sobre Pemex,
no ha permitido retenciones de utilidades destinadas al mantenimiento
de las instalaciones existentes, ni mucho menos, a la posible ampliación
de la planta tecnológica.
2Ejemplo de ello lo fue al año 2007. Ver Emilio Caballero Urdiales, y Carlos Tello Macías: “Régimen fiscal de Pemex:
Situación actual y propuesta de reforma”, versión digital en pdf, no. 354 ▪ septiembre-octubre ▪ 2008.
La reforma energética en México o la entrega definitiva a los Estados Unidos
125
México afronta el reto de mantener la eficiencia de las plantas en explotación por una parte al que se añade por otra, asumir nuevas reservas
de petróleo. En mayo y en agosto de 2012, el Presidente Felipe Calderón
anunció el descubrimiento por parte de Pemex, de dos importantes yacimientos de petróleo en las aguas profundas del Golfo de México y que
se calculaban con un potencial entre 4 000 y 13 000 millones barriles de
crudo cada uno.
Estos hallazgos constituyen el primer paso de un largo camino para la
obtención directa del crudo. A continuación deberán ser certificadas las
nuevas reservas como 3P (probadas, posibles y probables). De certificarse,
las reservas alcanzarían entre 250 y 400 millones de barriles de crudo.3
Las reservas certificadas consolidan el respaldo material para los créditos que ha realizado y podrá continuar realizando la nación azteca. A
estos montos pudiéramos añadir las reservas internacionales que ha ido
acumulando gradualmente y que constituyen un elemento de atención
permanente de las instituciones financieras mexicanas.4
Para los economistas es obvio que la ausencia de mantenimiento,
mejoras e inversión industrial, traen en el mediano y largo plazo, un
proceso de descapitalización que puede llegar incluso en ocasiones, a ser
irreversible. En el caso de Pemex, se viene hablando desde hace algunos
años de su obsolescencia y la necesidad de capital privado para revertir
esa situación.
A esto se suma, el cuestionamiento a México por sus bajas tasas impositivas,5 lo que limita, sin duda alguna justifica, la disponibilidad de recursos financieros del Estado para asumir los compromisos económicos
y sociales, que se promueven durante las campañas electorales sexenales.
En informe publicado6 por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos (OCDE) se analiza la tasa de ingresos tributarios
de México, que alcanza el 19.6% del PIB en 2012, indicador que ubica a
la nación azteca por debajo del promedio de América Latina y además
resulta ser la más baja entre los países de esta propia organización.7
Otro indicador que desangra a México muy relacionado con la carga
impositiva y que la OCDE no vincula en el citado informe, lo es sin duda
3Halla México gran yacimiento de petróleo. http://www.laopinion.com/Halla_Mexico_gran_yacimiento Consultado
31/08/12.
4Bajan las reservas internacionales de México. http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/75d9bcfb7cba54dfc197
3e6f47a981d7.
5Ver CEPAL: “Panorama fiscal de América Latina y el Caribe Reformas tributarias y renovación del pacto fiscal”,
material digital en Pdf, febrero 2013, Santiago de Chile.
6Ver Estadísticas tributarias en América Latina 1990-2012", emitido por la OCDE, la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal), así como por el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT), en
http://www.oecd.org/centrodemexico/medios/losingresostributariosaumentanenamericalatinaperoaunsonbajosyvarianentrelospaises.htm.
7México bajo en recaudación de ingresos fiscales: OCDE http://www.milenio.com/negocios/OCDE-Mexico-tributarios-fiscales-_America_Latina_0_230377285.html.
126
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
la evasión fiscal. Al respecto la Organización de Estados Americanos
(OEA) en "Escenarios para el problema de las drogas en las Américas
2013-2025"8 muestra estimados que arrojan que más de 40 mil MMUSD
salen de México por este concepto y arriban a los bancos de Estados
Unidos por la facilidad que estos ofrecen para la apertura de cuentas
bancarias en esa nación.
Tanto la permanente presencia del PRI en el gobierno, como la
excepcionalidad de los dos sexenios panistas, han incluido promesas
de empleos, asistencia y seguridad social y crecimiento económico sin
preocuparse, una vez alcanzado el poder, de modificar las bases reales
que limitan las posibilidades de materializar tanta promesa. ¿Falta de
voluntad política? Sin duda alguna, pero de lo que no cabe duda es que
las fuentes de ingresos del Estado mexicano provenientes del petróleo
estatal, pueden menguar y con las bajas tasa de crecimiento económico,
no pueden augurarse, mejores tiempos.
La reforma energética ¿iniciativa de Peña Nieto?
Desde el inicio de su campaña electoral, EPN construyó una imagen
para desmarcarse de su antecesor Felipe Calderón, cuya gestión gubernamental se caracterizó por una guerra particular e infinita, contra el
narcotráfico. Esta imagen apoyada sobre los medios televisivos fundamentalmente, prometió mejorar el país desde todos los ámbitos. Temas
como la seguridad ciudadana, la educación, la lucha contra el narcotráfico y la recuperación del liderazgo regional, fueron ampliamente tratados
en sus presentaciones electorales.
Bien asesorado en su campaña presidencial incluyó también el tema
energético, con dos proyecciones, una interna y otra externa. La interna
dirigida a una reforma que elevara eficiencia y constituyera una fuente
creciente de riquezas para la nación y la externa, con la clara intención
de incluirla en la agenda bilateral con los Estados Unidos. Fue cuidadoso
en el tratamiento y los esbozos de una posible reforma energética que
pusiera en peligro la soberanía sobre los hidrocarburos pues el precio
negativo que esto le acarrearía, podía ser fatal para su ascenso al poder.
Los primeros cien días de gobierno fueron de actividad febril, el Pacto por México, la reforma educacional, la heredada reforma laboral, la
reunión anual de embajadores, actividades todas estas que materializaban de algún modo, su plataforma electoral, sin embargo, la reforma
8Elaborado para la Cumbre de las Américas en Cartagena de las Indias del 2012, versión digital en Pdf, ISBN 978-08270-5989-4.www.oea.org.
La reforma energética en México o la entrega definitiva a los Estados Unidos
127
energética tardó un poco más. Era preciso madurar otros logros, para
crear la imagen de verdaderos cambios a favor de la nación azteca.
En agosto de 2013 se presentó a la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión mexicana, la propuesta de Reforma Energética. El
documento de 28 páginas, consta de tres secciones. La primera a modo
de introducción consigna las definiciones conceptuales que se incluyen
en el documento. La segunda, titulada Petróleo y demás hidrocarburos,
recoge los retos de explotación de los mismos, el marco jurídico, la propuesta de reforma y los beneficios esperados. La tercera se dedica a la
Energía Eléctrica y se subdivide en los mismos aspectos de la anterior.
"La propuesta de reforma que hoy se somete a consideración: 1) Mantiene la propiedad de la Nación sobre los hidrocarburos en el subsuelo,
sólidos, líquidos y gaseosos en todo momento; 2) Mantiene la prohibición de otorgar concesiones, al basarse en la conducción decidida e
irrenunciable de las actividades del sector por parte del Estado, en el
entendido de que sólo éste puede disponer de los recursos del subsuelo;
3) Plantea la incorporación de contratos, que celebre el Ejecutivo Federal, con organismos y empresas del Estado y terceros que permitan expandir y hacer más eficientes las actividades de exploración y extracción
de hidrocarburos, y 4) Autoriza, a partir de permisos otorgados por el
Ejecutivo Federal, la participación de terceros en refinación, transporte,
almacenamiento y distribución de hidrocarburos sin que se ponga en
riesgo la propiedad de nuestros recursos."9
Los aspectos fundamentales de la iniciativa presentada por el Presidente de México, Peña Nieto, son los siguientes:
• Contratos de utilidad compartida con el sector privado en las áreas
de exploración y extracción cuando así convenga al interés nacional para
generar energía más barata.
• El Estado como único dueño de Petróleos Mexicanos (Pemex), de
las reservas y de la renta petrolera, se queda con todo el beneficio que se
obtenga de la producción de petróleo y gas, después de que se pague en
efectivo a las empresas por sus costos de operación y de capital.
•Participación del capital privado en las actividades de refinación,
petroquímica, transporte y almacenamiento de petróleo y gas, así como
de sus derivados, a través de permisos.
• Nuevo régimen fiscal más competitivo para Pemex. (A realizarse en
septiembre como parte de una iniciativa de reforma fiscal).
• Reestructurar Pemex y dotarla de más autonomía de gestión.
• Mejorar las condiciones de transparencia y rendición de cuentas en
Pemex.
9Iniciativa de Decreto por el que se reforman los artículos 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, presentada por EPN el de 2013.
128
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
• Establecer reglas de contenido nacional en las compras de proveedores de Pemex.
En cada uno de los puntos anteriores pudieran establecerse las brechas
a la "voluntad manifiesta" de mantener la soberanía sobre los hidrocarburos. Por otra parte, resulta interesante, o indignante según sea el analista, la manipulación de los deseos y designios del ex presidente Lázaro
Cárdenas en cuanto a su interpretación acerca de la soberanía sobre los
hidrocarburos, incluyendo exploración, perforación y explotación de los
yacimientos. La propuesta incluye la contratación a través de Pemex de
terceros pero no ratifica la obligación de que esos terceros sean exclusivamente mexicanos. Es conocido que las empresas transnacionales en
México, se denominan multinacionales y se consideran como mexicanas
ya que por lo general poseen participación de capital nacional. Con estos
aparentes olvidos u omisiones, podemos adelantar qué va a pasar cuando comiencen las licitaciones para contratar a terceros.
Es oportuno señalar que se recoge la propuesta de cambiar el sistema fiscal para Pemex, lo cual permitiría…"redefinir su relación con el
Estado mexicano, pasando de una visión estrecha como generador de
ingresos públicos en el corto plazo, a una de perspectiva amplia y de largo plazo."10 Sin embargo, esta medida aparece vinculada a las anteriores,
no las excluye.
En el acápite de la energía eléctrica se vuelve a la figura de Lázaro
Cárdenas, ensalzando su visión acerca de la importancia de las bases
institucionales para promover y desarrollar esta actividad. Se reconoce,
de igual modo, lo avanzado de la ley para la época al considerar tanto
cuestiones técnicas como económicas que tuvieran participación tanto
del sector público como privado.
En las propuestas para el sector eléctrico, se aclara que al no ser un
recurso natural, el mayor interés es que el servicio eléctrico sea recibido por los mexicanos con los mejores precios posibles y deja claro que
"Permitir la generación de energía eléctrica por parte de particulares,
facilitará dar a los mexicanos y a los sectores público, privado y social
energía más barata."11 Como economista y sobre todo como marxista,
esta autora no percibe la fundamentación de que la energía eléctrica o
cualquier otro recurso o servicio, sea más barato para los consumidores
por la única razón de que sea producido/ suministrado por privados.
Las respuestas no se hicieron esperar. Académicos y partidos políticos
cuestionaron de inmediato, la naturaleza privatizadora de la reforma.
La propuesta del Partido de la Revolución Democrática (PRD) propuso
10“Reforma energética”, versión digital en Pdf, tomado del sitio oficial de la Presidencia de México. p. 14.
11Ibíd, p. 23.
La reforma energética en México o la entrega definitiva a los Estados Unidos
129
ocho ejes estratégicos para la reforma energética, algunos de los cuales
coinciden con lo presentado por EPN. Cuauhtémoc Cárdenas fue el encargado de divulgarlos públicamente y son:
1. Cambio en el régimen fiscal de Petróleos Mexicanos (Pemex).
2. Autonomía presupuestal a Pemex.
3. Autonomía de gestión.
4. Fortalecer a la Secretaría de Energía (Sener) y a la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
5. Tarifas, precios y subsidios de los combustibles y la electricidad para
un acceso equitativo a la energía.
6. Convertir al Fondo de Estabilización de Ingresos Petroleros en un
organismo financiero.
7. Impulsar la investigación y desarrollo tecnológico.
8. Transición energética, cuidado del medio ambiente y desarrollo
sustentable.12
No imaginemos que el tema surge con la propuesta oficial de reforma
energética. Un estudio realizado por la Cámara de Diputados en 2009
señalaba que: "La modernización de PEMEX tendría que definir que los
excedentes que se generen en la actividad petrolera nacional se asignen
únicamente a las actividades propias de este sector."13
De igual modo, en 2008 los profesores de la UNAM, Emilio Caballero
y Carlos Tiello proponían que: "La autonomía de gestión y presupuestal de Pemex debería permitirle controlar directamente una parte del
excedente económico después del pago de impuestos, derechos y aprovechamientos, que tendría como destino únicamente la conservación,
expansión y modernización de la empresa, así como los gastos para la
investigación y desarrollo."14
A través de los autores citados podemos inferir, que si el estado mexicano es el que determina la política impositiva y esta no le otorga a
Pemex, la autonomía para retener fondos no ya para su ampliación y
desarrollo, sino tan siquiera para su reproducción simple, corresponde
en exclusiva a esa instancia, cambiar ese orden de cosas. No se trata de
elevar los impuestos a las familias mexicanas pero sí de buscar que las
grandes empresas y propietarios que radican en territorio mexicano
aporten más por el uso de los recursos que explotan. Esto permitiría
al estado recaudar los fondos necesarios para sustituir gradualmente, lo
que Pemex dejaría de aportar para reinvertirlo en sí misma.
12PRD presenta su propuesta de Reforma Energética. http://www.elfinanciero.com.mx/component/content/article/139no-te-pierdas/19980-prd-presenta-su-propuesta-de-reforma-energetica.html.
13M. Reyes Tépach: “El Régimen Fiscal de PEMEX y la asignación de los ingresos presupuestarios excedentes
petroleros y no petroleros del Gobierno Federal, 2006-2009”, material digital en Pdf. P.39.
14Emilio Caballero Urdiales y Carlos Tello Macías: “Reforma fiscal de Pemex. Situación actual y propuesta de
reforma”, Ob. cit., p. 11.
130
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
No es posible cuestionar la obsolescencia de la infraestructura de
explotación del petróleo mexicano cuando esta ha sido impuesta, y sostenida, por el propio Estado. Tampoco se trata de reiterar la ineficiencia
estatal para administrar eficientemente empresas, de lo que se habla es
de modificar la carga impositiva que pesa sobre Pemex y que lastra tan
importante fuente de recursos para la nación mexicana.
Además del tema impositivo cabe señalar, que mucho se ha cuestionado la "ineficiencia" de Pemex. "El crecimiento del sector energético
de México se ha vuelto vulnerable por las permanentes restricciones
financieras. Las industrias energéticas de propiedad estatal generan
ineficiencia en el abastecimiento energético del mercado nacional. Para
remediar esos problemas, México necesita encontrar caminos para abrir
el sector energético del país a la inversión extranjera sin perder el control sobre sus industrias energéticas nacionalizadas.15 Esta propia autora
proponía "México no tiene una capacidad de inversión para perforar y
explorar nuevas reservas potenciales de petróleo, mientras se cree que el
país está dotado de considerables recursos energéticos. México requiere
abrir su mercado energético nacional a la inversión extranjera con el
objeto de cubrir la demanda energética interna y la de Estados Unidos”.16
Es obvia la intención de restar a México las posibilidades de mantener la
autonomía sobre Pemex y hacerla eficiente a la vez.
En el Anexo 1 se muestran indicadores comparativos de las diez
principales empresas petroleras de hoy y es significativo apreciar que en
materia de Costos de producción, muestra el indicador más eficiente,
mientras que en cuanto a los costos de exploración y desarrollo, solo es
superada por la Shell. Pemex destaca por tener el por ciento más alto de
Utilidades sobre ingresos antes de impuestos (55%) y solo es superada
por la Exxon, en cuanto a cantidad de barriles producidos.
Las utilidades después de impuestos no son comparativas toda vez
que ya ha sido analizado el tema con anterioridad, sin embargo resulta significativo que ocupa el primer lugar en Impuestos pagados y en
el por ciento de Impuestos y derechos sobre Utilidades (54,8%). Cabe
preguntarse entonces ¿Quién rescata a quién? o mejor, ¿Resulta Pemex
realmente ineficiente al compararse con sus posibles salvadoras?
Esta autora considera que la propuesta de reforma energética, resulta
muy oportuna y en total correspondencia, con la visión de seguridad
planteada por los Estados Unidos a partir de los sucesos del 11/9.
Por otra parte, resulta significativo que a solo tres semanas de la toma
de posesión de Enrique Peña Nieto, el senador republicano Richard G.
15Jacqueline Adamczewski: “Seguridad energética de América del Norte: una cuestión de formación de identidad
colectiva”, material digital en pdf, no 347, julio-agosto 2007. p. 13.
16Ibíd., p. 14.
La reforma energética en México o la entrega definitiva a los Estados Unidos
131
Lugar, redactó un extenso informe del Comité de Asuntos Exteriores,
dirigido a la Casa Blanca, con una valoración muy amplia y documentada de los escenarios para la reforma energética en México. Informe
que se elaboró tras varias consultas que incluyeron el encuentro con el
equipo de transición de Enrique Peña Nieto, con directivos de Pemex, de
la Comisión Nacional de Hidrocarburos y con especialistas y analistas de
la embajada de Estados Unidos en México.
México en la ASPAN y en el Proyecto Mesoamericano
Con la puesta en vigor en 1994 del Tratado de Libre Comercio de la
América del Norte (TLCAN) se inaugura la era neoliberal de los acuerdos comerciales en América Latina. Canadá, Estados Unidos y México
acordaron eliminar las barreras comerciales, entiéndanse impuestos,
tarifas y todo tipo de protección nacional, que impidieran el libre paso,
de los productos más "competitivos" de los países en cuestión.
El TLCAN se estructuró en 22 capítulos divididos en ocho partes.
Su contenido incluyó desde el tema del trato nacional y el acceso a los
bienes de mercado hasta la propiedad intelectual, pasando por normas
aduaneras, fitosanitarias, compras del sector público, inversiones, servicios financieros, comercio transfronterizo, sector agropecuario, la energía
y la petroquímica básica entre otros. A pesar de que el Capítulo VI está
dedicado a la energía y la petroquímica, Estados Unidos no pudo tener
un acceso directo al control del petróleo mexicano por la ya explicada
traba constitucional.
En el momento de las negociaciones del TLCAN, México quedó como
un mejor negociador que Canadá. Después de todo, Canadá había entregado el control de su industria de la energía unos pocos años antes,
en el TLC bilateral, y México tuvo éxito en “proteger” a su industria. Al
valorar este tema veinte años después, apreciamos que comparativamente, Canadá no solo produce petróleo y gas natural, sino que además crea
empresas de energía eficientes en petróleo, gas natural, tuberías y todo
tipo de servicios auxiliares.
En 2005 se acuerda la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de
América del Norte (ASPAN) conocida también como el TLCAN-Plus
pues es firmada por los mismos países que su antecesor. A instancias
de Estados Unidos, se incluye el tema de seguridad, el cual se ha ido
incorporando a su vez, a toda la estrategia de dominación y control de la
132
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
nación norteña. Bajo el pretexto de la seguridad y la competitividad se
promueve crear una gran zona de complementariedad en estas materias,
que responda a los intereses y necesidades de recursos del Norte.
El contenido de la ASPAN es amplio y contiene temas de gran trascendencia como Bienes de manufactura y Competitividad sectorial y
regional, Movimiento de bienes; Comercio electrónico, Servicios financieros; Transporte; Energía; Medio ambiente, Agricultura y alimentos,
Salud, y Seguridad. Estos temas responden a los cinco ejes fundamentales recogidos en la Declaración de Montebello, Canadá, suscrita en 2007,
por los tres firmantes del TLCAN/ASPAN:
• Fortalecimiento de la competitividad de América del Norte
• Inocuidad alimentaria y de productos
• Energía sostenible y medio ambiente
• Fronteras seguras e inteligentes
• Manejo de emergencias y de protección civil.17
Como antecedente directo de este análisis no podemos obviar al
Proyecto Mesoamericano. Esta iniciativa es resultado directo del Plan
Puebla Panamá y del que México fue su principal promotor. El cambio
de nombre no implicó modificaciones en el contenido del anterior. La
herencia abarcó 22 programas que garantizarían la creación de corredores de infraestructura, desarrollo y utilización óptima de recursos.
Con un solo golpe de vista al área geográfica que abarca el Proyecto
Mesoamericano, salta a la vista la pretensión de que los corredores se
conviertan en vías de acceso directo a los recursos naturales de la zona,
de Sur a Norte, y que de vuelta, transporten las mercancías y servicios
"competitivos" del Norte hacia el Sur. Dentro de sus planes estratégicos
más importantes, está la infraestructura energética que abarca las energías hidráulica y eólica para la generación de electricidad. La integración
eléctrica de América Central debe conectarse con Estados Unidos y México hacia el Norte y con América del Sur.
La verdadera propuesta en materia de energía es la conformación de
un mercado energético para América del Norte, a través de ampliar lo
negociado en el TLCAN; es decir, incorporar lo que se conoce como el
TLCAN plus. La particularidad de la negociación fue que se inscribió la
agenda energética (la propuesta históricamente añorada por los Estados
Unidos) y quedó fuera de la negociación la iniciativa correspondiente a
la inmigración mexicana a Estados Unidos.18
México, es el séptimo productor mundial de crudo y el 80% de sus
exportaciones petroleras van a parar a Estados Unidos. Esto nos lleva a
17Ver Nidia Alfonso Cuevas: México: ¿crisis del desarrollo?, Ponencia presentada y recogida en CD Memorias X Seminario de Relaciones Internacionales: ISRI 2012, ISBN 978-959-16-1538-1.
18Rosio Vargas y Víctor Rodríguez Padilla: “La energía en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad en América del
Norte”, material digital en Pdf, p. 4, Revista Norteamérica, No 1, enero-junio de 2006.
La reforma energética en México o la entrega definitiva a los Estados Unidos
133
pensar que con la Reforma energética propuesta por EPN, se producirán licitaciones a favor de la construcción de gasoductos y oleoductos
que llevaran de manera "segura y eficiente", el crudo mexicano hasta el
territorio norteamericano y que estas propias instalaciones podrán ser
dirigidas hacia otras zonas mesoamericanas bajo los mismos principios
de competitividad y eficiencia. Igual tratamiento merece el sistema eléctrico que contiene la reforma propuesta.
A juicio de esta autora la relación bilateral en materia energética es
un ensayo de lo que puede ser el futuro de los corredores mesoamericanos. De garantizarse el acceso directo a las fuentes más importantes de
recursos energéticos, dígase hidrocarburos, agua y aire, el siguiente paso
será sin duda alguna, la explotación desmedida de los mismos. Civilizar
la Ruta Maya, el Amazonas y las tierras de cientos de poblaciones originarias, será tarea rápida y casi irreversible, toda vez que las empresas nacionales de los países implicados, no tendrán posibilidades de enfrentar
el poder de las empresas transnacionales que se asienten en la zona. Un
inicio importante de estas acciones lo constituye el reciente anuncio de
la construcción de un gasoducto que unirá Guatemala con México y que
deberá estar funcionando para el 2016.19
De igual modo no sería ocioso imaginar los efectos a largo plazo de
esta reforma, toda vez que a nivel mundial se vislumbra un cambio en
el modelo energético. El gas shale ha entrado en el debate internacional
sobre modelos energéticos. Se calcula que los tres miembros del TLCAN
poseen considerables reservas. Estados Unidos 862 trillones de metros
cúbicos de gas shale, seguido por México con más de 682 y Canadá con
388. Curiosamente las reservas mexicanas están ubicadas geográficamente en áreas colindantes con Texas, lo cual reafirma la posibilidad
de materializar la visión de los corredores energéticos mesoamericanos.
… y finalmente se entregó el petróleo
Otra manera de dimensionar el reto de capacidad de ejecución en
aguas profundas, es comparar la actividad que se está realizando en la
parte del Golfo de México que corresponde a los Estados Unidos, con
la actividad llevada a cabo por Petróleos Mexicanos en nuestras aguas
territoriales. En Estados Unidos, en 2012 se perforaron 137 pozos con
profundidades superiores a 500 metros, mientras que en México esta
cifra apenas ascendió a 6. También es importante hacer notar que en Estados
19México y Guatemala planean construir gasoducto entre ambos países.http://www.sela.org/view/index.
asp?ms=258&pageMs=26402&item_id=118713. Consultado3/2/14.
134
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
Unidos participan más de 70 empresas en estas actividades, mientras que en
México el riesgo y la responsabilidad recae sólo en una (Pemex). 20
Diciembre de 2013 fue testigo del spring final de la carrera hacia la
reforma energética. Declaraciones en las conversaciones interparlamentarias EU- México anticipaban su propósito de convertir a América del
Norte en la "principal región productora de hidrocarburos del mundo"21
a pesar de no haberse aprobado en ninguno de los órganos legislativos.
La tan anunciada propuesta circulada desde agosto, se presentó para
debate el 11 de diciembre de 2013. El documento contentivo constaba de
29 páginas de las cuales 26, están referidas al análisis y justificación de la
necesidad de adecuarse a las "mejores prácticas internacionales" tanto
en materia de hidrocarburos como de energía eléctrica, incluyendo un
acápite para las energías renovables.
El mismo día en la Gaceta Parlamentaria22 se publicaba la aprobación
por la Cámara de Senadores y se remitía a la Cámara de Diputados para
su debate y aprobación. El factor tiempo que en un momento inicial se
vislumbraba como un posible obstáculo, se convirtió en el gran aliado.
Las sesiones ordinarias del Congreso debían concluir el 15 de diciembre
y en caso de no aprobarse para esa fecha, debía esperar hasta febrero
en que se reiniciaran las mismas. La posibilidad de extender de manera
extraordinaria las sesiones23 fue valorada sin embargo, las celebraciones
de fin de año aceleraron la aprobación final. La Cámara de Diputados
selló el tema al día siguiente con 354 votos a favor y 134 en contra.24
El 2014 siguió la línea temática de los vaticinios que desde el 2013,
auguraban cuantiosos beneficios a partir de la aprobación del regalo
energético. Se esperan montos de 10.000 millones de dólares anuales
por concepto de Inversión Extranjera Directa (IED) para el sector energético,25 montos que no solo deben provenir de Estados Unidos sino
además de China toda vez que desde el ascenso de EPN, ha habido un
importante acercamiento entre ambas naciones.26 De igual modo tal y
como se recoge en la letra de la propuesta energética, como lo refrendado en la Gaceta Parlamentaria, se prevé un importante crecimiento en
20Reforma energética, documento digital en Pdf (lo destacado en cursiva es de la autora). Ver en http://presidencia.gob.
mx/reformaenergetica/assets/descargas/40_pags.pdf
21Perfilan México-EU alianza energética. http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/936070.perfilan-mexico-eualianza-energetica.html. Consultado 2/12/13.
22Ver Gaceta20131211-VIII, documento digital versión Pdf en http://gaceta.diputados.gob.mx/http://sener.gob.mx/
webSener/res/prensa/Reforma_Energetica-Decreto.pdf
23Partido gobernante México buscaría periodo extraordinario en Congreso para reforma energética. http://noticias.
terra.com/america-latina/mexico/partido-gobernante-mexico-buscaria-periodo-extraordinario-en-congreso-para-reformaenergetica,ed6e5b49c4082410VgnCLD2000000ec6eb0aRCRD.html. Consultado 2/12/13.
24Ver http://aristeguinoticias.com/1212/mexico/avalan-diputados-la-reforma-energetica-354-a-favor-134-contra/
Consultado 27/1/13
25México captará 10,000 MDD anuales por la reforma energética, 8 de enero de 2014 http://yucatan.com.mx/mexico/
mexico-captara-10000-mdd-anuales-por-la-reforma-energetica. Consultado el 21/01/14.
26México destaca el potencial para las inversiones chinas Jueves, 16 de enero de 2014 http://yucatan.com.mx/economia/industria/mexico-destaca-el-potencial-para-las-inversiones-chinas. Consultado el 21/01/14.
La reforma energética en México o la entrega definitiva a los Estados Unidos
135
el uso de fuentes renovables a través de contratos con transnacionales27
norteamericanas y europeas, propietarias de las tecnologías más renovadoras en este campo.
Desde el anuncio de la propuesta, la reacción popular no se hizo esperar. Declaraciones, manifestaciones, análisis y artículos de muy diversa
naturaleza han sido producidos y tanto dentro como fuera de México.
Esta autora coincide con una analista que afirmaba que …con esta firma
se autorizó el saqueo del petróleo mexicano,28 pero también es oportuno señalar que esta entrega, ha sido un proceso paulatino y sistemático
que no comenzó en agosto de 2013 con la propuesta en sí, sino con las
múltiples concesiones y permisos otorgados por México a empresas
norteamericanas para diversas actividades petroleras. Esta modificación
de los artículos 27 y 28 de la Constitución mexicana que parece casi insignificante porque al final son dos artículos, no más, elimina el último
obstáculo que tenían los Estados Unidos para acceder de una manera
"libre y competitiva"(¿quién podrá ser libre de competir con ellos?) a los
recursos energéticos mexicanos.
Esta autora considera que en veinte años de TLCAN, Estados Unidos
logró desangrar en mayor proporción los recursos mexicanos que con la
usurpación de Texas, Baja California y Nuevo México. En fin, la suerte
de los hidrocarburos mexicanos está echada y con ella, el destino de la
soberanía de la nación azteca.
Conclusiones
• El petróleo mexicano fue, sin duda alguna, el gran ausente del TLCAN pero veinte años después el gobierno mexicano abre las puertas al
capital extranjero.
• La propuesta presentada no constituye en modo alguno, la única
ni mejor variante para lograr la eficiencia de la explotación del crudo
mexicano.
• La seguridad energética es un componente importante en la estrategia de seguridad diseñada por los Estados Unidos a partir de los sucesos
del 11/9 y en especial, la estabilidad del suministro del crudo mexicano.
• La energía eléctrica constituye una actividad de mayores y más rápidas posibilidades de ser controlada por empresas transnacionales.
• La Reforma energética está en correspondencia total con el Proyecto
Mesoamericano al establecer la posibilidad de participación de terceros
27México.- Enel y el Instituto Mexicano de Investigaciones Eléctricas intercambiarán información. http://www.
notimerica.com/mexico/noticia-mexico-enel-instituto-mexicano-investigaciones-electricas-intercambiaran-informacion-20140114095319.html. Consultado 21/01/14.
28México en las garras de los globalizadores Vicky Peláez (RIA NOVOSTI, especial para ARGENPRESS.info)
martes, 21 de enero de 2014.
136
MSc. Nidia Alfonso Cuevas
en las diversas actividades que contiene la explotación de los hidrocarburos y la generación de energía eléctrica..
• La matriz costo-beneficio de la reforma energética no debe verse
solo desde los ingresos esperados y el mejoramiento tecnológico de Pemex. El avance mundial hacia un cambio de modelo energético y visión
de Estados Unidos de hacer de América del Norte el primer productor
mundial de hidrocarburos (incluyendo el gas shale), deben ser valorados
a profundidad.
• A pesar del rechazo popular que recibió la reforma energética desde
su propio anuncio, fue aprobada en tiempo record, lo cual evidencia
la comunidad de intereses de la oligarquía mexicana, representada en
Senado y Congreso, con los objetivos de Estados Unidos para América
Latina en general y para México, en particular.
ANEXO # 1
Las órdenes ejecutivas del Presidente de
EE.UU.: definición y alcance
MSc. Ana María Valido Alou
Investigadora del Centro de Investigaciones
de Política Internacional (CIPI)
Introducción
El Presidente de los Estados Unidos dispone de un conjunto de instrumentos para influir en los procesos de conformación de políticas
públicas que son competencia del gobierno federal (política exterior,
inmigración, impuestos, i.a.). De ellos, las órdenes ejecutivas sobresalen
como la forma más eficaz de ejercer su autoridad como jefe de estado,
jefe del ejecutivo y comandante en jefe.
Las órdenes ejecutivas son directivas que emite el Presidente por
medio de las cuales puede decretar que los funcionarios de la rama ejecutiva o las agencias realicen determinadas acciones o que detengan la
ejecución de cierta actividad. También sus funciones están dirigidas a
efectuar cambios en los procesos de ejecución de políticas públicas, al
delegar en ellos el ejercicio de determinadas funciones en materia de interpretación administrativa de las leyes y su aplicación a casos concretos.
En torno a la facultad del Presidente para emitir órdenes ejecutivas
se han establecido varios debates importantes. En primer lugar, definir
las posibles diferencias en relación con los contenidos y las formalidades
para la emisión de varios instrumentos a los cuales de forma genérica se
les denomina “órdenes ejecutivas”, pero que se distinguen entre sí por
razón de los objetivos de política doméstica y exterior que persiguen y a
quiénes van dirigidos.
En segundo lugar, se analiza la ausencia de disposiciones constitucionales que ofrezcan una definición conceptual de este tipo de instrumento y que permitan determinar su valor jerárquico en el ordenamiento
jurídico estadounidense.
138
MSc. Ana María Valido Alou
Finalmente, se cuestiona la autoridad legal del Presidente para emitir
este tipo de documento ya que la Constitución de los Estados Unidos,
específicamente el artículo II que regula las prerrogativas presidenciales,
no lo hace de forma explícita.
En relación con este último aspecto, el criterio de los autores consultados1 es que la ausencia de límites normativos a la facultad del Presidente de emitir órdenes ejecutivas es absolutamente intencional y tiene su
explicación en la tendencia histórica de fortalecer el papel del ejecutivo
en los procesos de conformación de políticas públicas, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Por esta razón, las cortes de justicia han sido reticentes a aceptar casos en los cuales los magistrados tengan que pronunciarse respecto a
la determinación del alcance de las prerrogativas presidenciales en el
ejercicio de las funciones que le confiere la Constitución de los Estados
Unidos, lo cual también abarca la discusión en torno a la legitimidad de
las órdenes ejecutivas.2
No obstante, las órdenes ejecutivas han sido aceptadas como un elemento inherente al ejercicio de la autoridad constitucional y legal del
Presidente de los Estados Unidos y son consideradas fuente de derecho.3
La importancia de estudiar ciertos temas que pertenecen al ámbito
del derecho constitucional estadounidense, y que tienen relevancia teórica y práctica respecto a los procesos de conformación de política hacia
Cuba, resulta del hecho de que tanto las primeras medidas de bloqueo
parcial, así como el bloqueo total impuesto a la República de Cuba fueron instrumentados en buena medida a través de órdenes ejecutivas.4
El objetivo de este trabajo consiste en el análisis de los elementos
esenciales sobre la naturaleza de las órdenes ejecutivas, su alcance en los
procesos de conformación de políticas públicas y los fundamentos de
derecho que le otorgan al Presidente de los Estados Unidos la autoridad
constitucional y legal para emitir este tipo de documento, a la luz de
una revisión crítica de la Proclama Presidencial No. 3447 del 3 de febrero
1A. Ginnochio y K.L. Doran: The Boundries of Executive Authority, CEES, Colorado, 2008; K.M. Stack: “The
President´s Statutory Power to Administer the Laws”, Columbia Law Review, Vol. 106, No. 2. 2006 y del mismo autor:
“The Reviewability of the President´s Statutory Powers”, Vanderbilt Law Review, Vol. 60. No. 4, 2009.
2K.M. Stack: “The Reviewability of the President´s Statutory Powers”, Ob. Cit.
3V.K. Burrows: Executive Orders: Issuance and Revocation, Congresional Research Service: Washington D.C., 2010.
4La imposición del bloqueo parcial contra Cuba se realizó a través de órdenes ejecutivas: la No. 3355 del 6 de julio
de 1960 en la que el Presidente Eisenhower dispuso la reducción de la cuota azucarera asignada a Cuba en el mercado
norteamericano para ese año y el primer trimestre de 1961; la No. 3383 del 16 de diciembre de 1960 mediante la cual se
determinó que la cuota para el primer trimestre de 1961 sería cero, y la No. 3401 del 31 de marzo de 1961, que mantuvo
la cuota azucarera en cero. El 3 de febrero de 1962 el presidente Kennedy emitió la Proclama No. 3447 que decretó el
embargo de todo el comercio con Cuba. De todas las órdenes ejecutivas decretadas contra la Isla, esta es la de mayor
importancia e impacto. Con posterioridad, al menos en tres ocasiones más se ha hecho uso de este tipo de documento
para prorrogar la vigencia del sistema de prohibiciones contenidos en las Regulaciones para la Administración de las
Exportaciones (OE No. 12444), prohibir la entrada a los Estados Unidos de funcionarios y empleados del gobierno o
del Partido Comunista de Cuba (OE No. 5377), y extender el alcance de la emergencia nacional en respecto a Cuba para
impedir la entrada de embarcaciones de recreo estadounidense en aguas cubanas (OE No. 6867).
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
139
de 1962, titulada “Embargo sobre el Comercio con Cuba”. Esta orden
ejecutiva es el elemento fundacional del “(…) andamiaje que sustenta
jurídicamente, dentro de la normativa norteamericana, el ilegal bloqueo
impuesto a Cuba (…)”5
Las órdenes ejecutivas: definición y alcance
El artículo II de la Constitución de los Estados Unidos de América
y las leyes ordinarias mediante las cuales el Congreso autoriza al Presidente a realizar determinados actos, constituyen la base jurídica para el
ejercicio de sus funciones como jefe de la rama ejecutiva.
Las Secciones 2 y 3 del artículo II definen las prerrogativas de carácter
general que determinan el ámbito de acción preferencial del Presidente.
Las más importantes son ser jefe supremo del ejército y de la armada
de los Estados Unidos, suspender la ejecución de sentencias y conceder
indultos por delitos contra la nación, negociar acuerdos internacionales,
nombrar embajadores, designar a los funcionarios de la rama ejecutiva
y a los jueces de la Corte Suprema de Justicia. De igual forma, velará por
el fiel cumplimiento de las leyes.
Las leyes ordinarias regulan aspectos más específicos de la acción presidencial, como por ejemplo, la Ley de Comercio con el Enemigo,6 que le
otorga al Presidente amplio poder regulatorio para establecer embargos
económicos como medida para hacer cumplir objetivos de la política
exterior.
Por tanto, las decisiones presidenciales que encuentran su fundamento en el ejercicio de las prerrogativas conferidas por el artículo II de la
Constitución son el resultado de la autoridad constitucional; y aquellas
que se afirman en las leyes ordinarias, son consecuencia de la autoridad
legal del jefe del ejecutivo.
El Presidente estadounidense cuenta con un importante número
de “herramientas” para influir en los procesos de ejecución de políticas
públicas internas y para las relaciones exteriores, tales como las órdenes
ejecutivas, las proclamas presidenciales, los memorandos, las declaraciones, las directivas de seguridad nacional, los comunicados ejecutivos, el
veto, y la facultad de ejecutar acuerdos internacionales.
En relación con los cinco primeros instrumentos de los antes mencionados, se cuestiona si entre ellos existe alguna diferencia de contenido o si las distinciones son meramente de orden formal. Los criterios
son diversos, y algunos especialistas afirman que confundirlos entre si
5O. Miranda Bravo: Cuba/USA. Nacionalizaciones y Bloqueo, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1996, p.43.
6Ley Pública 65-91 [H.R. 4960], 40 Statu. 411, aprobada el 6 de octubre de 1917, enmendada. (…) Que [50 U.S.C. ap.
1] esta Ley será conocida como “Ley de Comercio con el Enemigo”.
140
MSc. Ana María Valido Alou
y denominarlos genéricamente como “órdenes ejecutivas” constituye
un grave error técnico-normativo.7 Otros estiman que lo único que los
singulariza es el hecho de que las órdenes, las directivas y las proclamas
son indiscutiblemente fuente de derecho y por tanto se integran automáticamente al Registro Federal, mientras que los memorandos surtirán
tales efectos sólo si el Presidente determina que estos son de aplicación
general.8
Por lo anterior, no existe consenso y persiste la tendencia de que cada
autor afirme lo uno o lo otro, en dependencia de los objetivos de análisis
y sobre todo en relación con los aspectos que determinan la posibilidad
de que las decisiones presidenciales puedan ser revisadas por las cortes
de justicia.
En definitiva, el único límite claramente establecido a la autoridad
constitucional y legal del Presidente para emitir órdenes ejecutivas es
que estas no pueden contravenir lo dispuesto en la Constitución y en
las leyes federales, lo cual es perfectamente compatible con la facultad
presidencial de administrar las leyes justamente a través de este tipo de
instrumento.
Lo cierto es que se evidencia una tendencia histórica a fortalecer la
prerrogativa presidencial de presentar un grupo de documentos que
tienen distintos niveles de jerarquía en el ordenamiento jurídico estadounidense9 y que a los efectos prácticos, fortalece la posición de la rama
ejecutiva en lo relativo a la aplicación de las leyes, ya que por interpretación administrativa se puede variar su sentido y alcance, sin que sean
necesario modificar o derogar la ley.
La Constitución de los Estados Unidos no contiene ninguna disposición relativa al valor conceptual de las órdenes ejecutivas. La descripción
más ampliamente aceptada es la que ofreció el Comité de Operaciones
Gubernamentales de la Cámara de Representantes en el año 1957 definiéndolas como “(…) directivas o acciones del Presidente. Cuando estas
se basan en la autoridad del Presidente que deriva de la Constitución o
las leyes ordinarias, pueden tener la fuerza y el efecto de la ley… En sentido estricto, las órdenes y proclamas ejecutivas son documentos escritos
que se denominan de esta forma… Las órdenes ejecutivas generalmente
están dirigidas a los funcionarios de gobierno, y determinan las acciones
de estos y de las agencias federales (…)”10
Lo anterior enfatiza la necesidad de que las órdenes ejecutivas encuentren su fundamento jurídico en el texto constitucional o normas
jurídicas ordinarias para que sean consideradas fuente de derecho. Por
7A. Ginnochio y K.L. Doran:The Boundries of Executive Authority, Ob. cit.; y K.M. Stack: “The Reviewability of the
President´s Statutory Powers”, Ob. cit.
8V.K. Burrows: Executive Orders: Issuance and Revocation, Ob. cit.
9Ver Anexo 1, “Lista de órdenes ejecutivas por Presidentes”.
10A. Ginnochio y K.L. Doran: The Boundries of Executive Authority, Ob. Cit., p. 5; V.K. Burrows: Executive Orders:
Issuance and Revocation. Washington, Ob. cit., p.2.
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
141
tanto, en términos de relación jerárquica, estas directivas vienen a situarse en un lugar inmediatamente posterior a la Constitución y las leyes
ordinarias en atención al órgano que las emite, es decir, el jefe de la rama
ejecutiva.
Teniendo en cuenta lo anterior, las órdenes ejecutivas pueden ser
modificadas o derogadas solamente por determinación presidencial, por
una ley del Congreso o por decisión judicial. Otra forma de poner fin a
lo dispuesto en este tipo de documento es que el mismo nazca con un
término o condición, o porque los propósitos para los cuales fue emitido
se hayan cumplido.
La Constitución de los Estados Unidos tampoco regula los fines y propósitos de las órdenes ejecutivas. Se ha establecido la costumbre de que
este tipo de instrumento sirva de vehículo para hacer cumplir decisiones
presidenciales que están dirigidas a los funcionarios y agencias que integran la rama ejecutiva, para delegar facultades en ellos o para reordenar
el sistema de agencias, con la finalidad de influir en todo lo relativo a la
gestión de los recursos humanos y la organización del gobierno federal.
También sirven las órdenes ejecutivas para establecer acciones en
aquellas esferas en la cual el Presidente tiene preferencia, como las relaciones exteriores, la inmigración, el manejo de la información clasificada,
la designación de funcionarios diplomáticos y consulares, las operaciones
militares y disciplina del ejército, así como el control de las concesiones
administrativas.
En relación con las formalidades para la emisión de estos documentos,
las mismas quedaron establecidas en la Orden Ejecutiva No. 7298 de 1936,
presentada por el presidente Frankin D. Roosvelt, que dispuso la manera
uniforme de elaborar las propuestas de órdenes y proclamas ejecutivas,
incluyendo lo relativo a su publicación en el Registro Federal.
Los presidentes Kennedy, Johnson, Carter y Reagan realizaron importantes modificaciones a los aspectos procesales, pero la finalidad de todas
ellas fue alcanzar un mayor rigor respecto a la publicidad y codificación
de las órdenes ejecutivas.11
Revisión judicial de las órdenes ejecutivas
La naturaleza normativa de las órdenes ejecutivas fue reafirmada por
el juez Robert H. Jackson12 de la Corte Suprema de Justicia de los Estados
Unidos quien estableció por la vía jurisprudencial el marco analítico para
11Anterior a 1907, las órdenes ejecutivas eran enumeradas y preservadas de forma aleatoria en el archivo del Departamento de Estado. No fue hasta la aprobación de la Ley de Registro Federal de 1935 que se establecieron los procedimientos de publicación y conservación de las órdenes, disponiéndose que estas serían conservadas en la División del
Registro Federal. A. Ginnochio y K.L. Doran: The Boundries of Executive Authority, Ob. cit.
12Robert Hounghwout Jackson (Febrero 13, 1892-Octubre 9, 1954). Fue Fiscal General de los Estados Unidos de
América entre 1940 y 1941, y Juez Asociado de la Corte Suprema de Justicia de 1941 a 1945. También fue fiscal jefe de
142
MSc. Ana María Valido Alou
evaluar la legitimidad de estas directivas mediante la decisión del famoso
caso Youngstown Sheet & Tube Co. vs. Sawyer13 en el año 1952.
En dicha sentencia el juez Jackson definió lo que en términos doctrinales y jurisprudenciales se conoce como “prueba tripartita” para
analizar si el Presidente ha ejercido sus prerrogativas constitucionales
o normativas correctamente o se ha excedido en el ejercicio de sus funciones.
De acuerdo con el criterio del juez Jackson, la legitimidad de las decisiones presidenciales que se llevan a vías de hecho mediante órdenes
ejecutivas está condicionada por los siguientes elementos:
1. Que el Presidente actúe dentro de los límites expresamente autorizados por el Congreso. De cumplirse este supuesto, las órdenes ejecutivas
gozarán de legitimidad absoluta ya que las disposiciones contenidas en
ellas estarán justificadas jurídicamente no sólo en relación con las prerrogativas generales que facultan al jefe del ejecutivo para realizar estos
actos, sino por la autoridad legal que le ha sido expresamente conferida
por razón de la legislación ordinaria.
Que el Presidente actúe no obstante la falta de autorización expresa
del Congreso. Este supuesto deriva en la conformación de una “zona
gris” en cuanto a poder determinar si el jefe del ejecutivo se extralimitó
en el ejercicio de sus funciones. En estos casos, la legitimidad de las directivas presidenciales se establece mediante la definición de a cuales de los
órganos, legislativo o ejecutivo, le correspondía actuar ante determinada
circunstancia.
2. Que el Presidente actúe en contra de lo establecido por el Congreso. Ante este supuesto, las decisiones del jefe del ejecutivo son muy
vulnerables y la única vía para detener una acción en su contra es que
la Corte Suprema de Justicia inhabilite al Congreso para someterlas a
revisión judicial.
Otro aspecto relevante a tomar en consideración para valorar la legitimidad de las órdenes ejecutivas es delimitar de forma inequívoca el
ámbito de competencia preferencial al cual corresponde la decisión en
cuestión.
Igualmente, los autores consultados14 le conceden gran importancia
al elemento circunstancial ya que los fundamentos de hecho son los que
fijan la necesidad de la acción presidencial y apuntan hacia la correlación
los Estados Unidos durante los juicios de Nüremberg.
13El caso surge a partir de la decisión del presidente Harry Truman de tomar el control de las fábricas de acero durante
un período de desacuerdo entre los obreros y los patrones, lo cual provocó la paralización de esta industria en momentos
en que se estaba desarrollando la guerra de Corea. Truman intentó hacerse del control sobre las fábricas para garantizar
la continuidad de la producción de acero. La Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos determinó que el jefe del
ejecutivo se había excedido en el ejercicio de sus prerrogativas constitucionales.
14M.J. Lindsay: “Congress and Foreign Policy: Why the Hill Matters”, Political Science Quarterly, Vol. 107. No. 4,
1992-93; R.B. Zoellick: “Congress and the Making of US Foreign Policy”, Survival, Vol. 41, No. 4, 1999-2000; K.M.
Stack: “The President´s Statutory Power to Administer the Laws”, Ob. cit. y “The Reviewability of the President´s Statutory Powers”, Ob. cit.
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
143
de fuerzas en un momento histórico determinado, que en última instancia, es lo que puede dar origen a su revisión judicial.
La Proclama Presidencial No. 3447 de los
Estados Unidos de América del 3 de febrero de 1962. Análisis crítico
Al imponer el bloqueo total contra Cuba en febrero de 1962, sin que
existiera un estado de guerra entre ambos países, el presidente Kennedy
se apoyó en el precedente instituido por el presidente Truman cuando
este último declaró una situación de emergencia nacional durante la
guerra de Corea en 1950. En aquel momento, Truman argumentó del
“peligro inminente que la agresión comunista y el movimiento comunista internacional” representaban para la seguridad nacional de los
Estados Unidos.15
Kennedy hace uso de este precedente y valora que la “(…) ofensiva
subversiva del comunismo sino-soviético con el cual el Gobierno de Cuba
está públicamente alineado”16 compelía a los Estados Unidos a tomar
las medidas que pudieran considerarse apropiadas para su autodefensa.
Asimismo, afirma que “(…) el actual Gobierno de Cuba es incompatible
con los principios y objetivos del Sistema Interamericano”,17 argumento
tomado de la Declaración Final de la Octava Reunión de Ministros de de
Relaciones Exteriores de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Estos constituyeron los fundamentos de hecho para hacer efectivo el
bloqueo total contra la Isla a través de la Proclama Presidencial No. 3447
del 3 de febrero de 1962.
Sirve de fundamento de derecho a esta directiva, la Ley de Asistencia
al Exterior del 4 de septiembre de 1961, específicamente la Sección 620,
inciso (a),18 que prohíbe cualquier forma de asistencia al gobierno de
Cuba y faculta al Presidente de los Estados Unidos a imponer y mantener un embargo de todo el comercio entre los Estados Unidos y la Isla.
15S. Castro Mariño: Análisis de la codificación del bloqueo económico, comercial y financiero a la República de Cuba
por la Ley Helms-Burton, Centro de Estudios sobre Estados Unidos, La Habana, 1999, p. 12; R. Dávalos Fernández:
¿Embargo o bloqueo? La instrumentación de un crimen contra Cuba, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2012,
p.122; M. Krinsky y D. Golove: United States Economic Measures Against Cuba, Aletheia Press, Northampton, 1993, p.
92.
1627 Fed.Reg. 1085, 7 de febrero de 1962. Ver Anexo 2, texto íntegro de la Proclama Presidencial No. 3447 del 3 de
febrero de 1962, titulada “Embargo sobre el Comercio con Cuba”.
17Ibíd.
18Ley Pública 87-195 [S. 1983], 75 Stat. 424, aprobada el 4 de septiembre de 1961, enmendada. Una Ley Para promover la política exterior, la seguridad y el bienestar general de los Estados Unidos a través de la asistencia a los pueblos
del mundo en sus esfuerzos por el desarrollo económico y la seguridad interna y externa, y para otros propósitos. (…)
Que esta Ley puede ser citada como la “Ley de Asistencia al Exterior de 1961”. Parte III, Capítulo 1 – Disposiciones
generales, Sección 620 (a), 22 U.S.C. § 2370(a) sobre Prohibición de Suministrar Asistencia.
(1) No se suministrará ninguna asistencia de acuerdo con esta Ley al actual gobierno de Cuba. Como medio adicional
para instrumentar y hacer efectiva la política expresada en la oración precedente, el Presidente queda autorizado a establecer y mantener un embargo total de todo el comercio entre los Estados Unidos y Cuba”.
(2) Excepto cuando el Presidente considere necesario, en función de los intereses de los Estados Unidos, no se sumi-
144
MSc. Ana María Valido Alou
La Proclama Presidencial No. 3447 significó jurídicamente la declaración formal del bloqueo total contra Cuba19 A través de este documento
el presidente Kennedy dispuso que el Departamento del Tesoro quedaba
encomendado de establecer las regulaciones necesarias para prohibir la
importación a los Estados Unidos de todos los productos de origen cubano, así como la importación de productos desde o a través de Cuba, lo
cual se concretó con la promulgación de las Regulaciones del Control de
Activos Cubanos del 9 de julio de 1963 (CACR, por sus siglas en inglés).
Igualmente, ordenó al Departamento de Comercio que en cumplimiento de las disposiciones contendías en la Ley de Control de Exportaciones de 1949, mantuviera todas las prohibiciones en cuanto a las
exportaciones de productos estadounidenses a la Isla.
Por tanto, a través de la Proclama No. 3447, el Presidente de los Estados Unidos delegó la autoridad discrecional para interpretar y aplicar todas las normas jurídicas que regulan el bloqueo comercial, económico y
financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba,
en los Secretarios del Tesoro y de Comercio y sus entidades administrativas quedaron facultadas para emitir las regulaciones necesarias. De igual
forma, quedaron encargadas de aprobar las excepciones al conjunto de
prohibiciones establecidas mediante el proceso de otorgamiento de licencias.
Si bien el fundamento de derecho del bloqueo contra Cuba lo constituye declaradamente la Sección 620, inciso (a) de la Ley de Asistencia
al Extranjero de 1961, la facultad para delegar autoridad en funcionarios
o agencias federales para que administren este tipo de sanciones económicas contra un país, la confiere la Sección 5, inciso (b) de la Ley de Comercio con el Enemigo.20 Esta ley es también fuente de la autoridad legal
necesaria para instituir las reglas y regulaciones que autoricen la emisión
nistrará ninguna asistencia de acuerdo con esta Ley a ningún gobierno de Cuba, y tampoco Cuba estará facultada para
recibir cuotas autorizando la importación de azúcar cubano en los Estados Unidos o para recibir cualquier otro beneficio
de acuerdo con las leyes de los Estados Unidos, hasta que el Presidente determine que este gobierno ha tomado los pasos
adecuados de acuerdo con los estándares del derecho internacional para devolver a los ciudadanos de los Estados Unidos
y a las entidades no menos del 50% de los bienes propiedad de ciudadanos estadounidenses, o abone una compensación
equitativa a estos ciudadanos y entidades por los bienes tomados de estos ciudadanos y entidades en o después de Enero
1, 1959 por el Gobierno de Cuba.
19R. Dávalos Fernández: ¿Embargo o bloqueo? La instrumentación de un crimen contra Cuba, Ob. cit., p. 133 y O.
Miranda Bravo: Cuba/USA. Nacionalizaciones y Bloqueo, Ob. cit., p. 40.
2050 U.S.C. app. 5(b)
(1) Durante el tiempo de guerra, el Presidente puede, a través de cualquier agencia que el puede designar, y de acuerdo
con tales reglas y regulaciones que el puede prescribir, mediante instrucciones, licencias, o cualquier otra –
(A) investigar, regular o prohibir cualquier transacción de intercambio exterior, transferencia de créditos o pagos entre,
por, a través de, o a cualquier institución bancaria, y la importación, exportación, atesoramiento, fundición o destinar oro
o plata en moneda o lingote, divisas o valores y (B) investigar, regular, ordenar o compeler, anular o hacer nulo, evitar
o prohibir cualquier adquisición, posesión, tenencia, uso, transferencia, transportación, importación o exportación de,
o negociar o ejercer cualquier derecho, poder o privilegio respecto a, o realizar transacciones que tenga como objeto
cualquier bien en el cual un país extranjero o de sus nacionales tenga interés alguno respecto a cualquier bien sujeto a la
jurisdicción de los Estados Unidos. Y el Presidente, de acuerdo con los términos que él decida, le otorgará a cualquier
agencia o persona que el designe, la tenencia, el uso, la administración, la liquidación, la venta o cualquier otra transacción respecto a los bienes o interés de cualquier país extranjero o de sus nacionales, en interés y para beneficio de los
Estados Unidos.(…).
(2) Cualquier pago, transferencia, asignación o entrega de bienes o intereses (…).
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
145
de instrucciones, licencias u otras disposiciones que sean necesarias para
instrumentar tales medidas.21
La aplicación a Cuba de la Ley de Comercio con el Enemigo permitió
ampliar el rango de las sanciones contra la Isla hacia otras que rebasaban lo estipulado por la Ley de Asistencia al Extranjero de 1961. Es por
ello que Dianne E. Rennack y Mark P. Sullivan afirman que “La Sección
620(a) de la Ley de Asistencia al Exterior de 1961 junto con la Ley de
Comercio con el Enemigo, continúan siendo hasta hoy las fuentes de
autoridad legal fundamental del embargo comercial y financiero abarcador respecto a Cuba.”22
Algunos autores son del criterio de que la aplicación a Cuba de la
Ley de Comercio con el Enemigo, también significó su calificación como
“enemigo” de los Estados Unidos atendiendo a lo establecido en la Sección 2 de esta Ley.23
Lo anterior es discutible, ya que la entrada en vigor de la Ley de Poderes Económicos para Emergencia Internacional de 197724 limitó los
efectos de dicha norma jurídica sólo a períodos de guerra declarada. Al
mismo tiempo, dispuso que se mantendrían en vigor las sanciones contra
un país impuestas antes del 1ro de julio de 1977, por razón de emergencia
nacional decretada por el Presidente de acuerdo con lo dispuesto en la
Ley de Comercio con el Enemigo, siempre y cuando el jefe del ejecutivo
las prorrogara anualmente, argumentando su utilidad para el interés
nacional de los Estados Unidos.25
Esta es la razón por la cual a partir del 8 de septiembre de 1978, momento en el que por primera vez se prorrogó la vigencia de la Ley de
Comercio con el Enemigo respecto a Cuba, el Presidente de los Estados
Unidos emite anualmente y alrededor de igual fecha un Memorandum
estableciendo la continuidad del bloqueo contra Cuba por el período de
un año más, para lo cual invoca la autoridad que le confiere la Sección
2150 U.S.C. app. 5(b)(1).
22D. Rennack y M.P. Sullivan: U.S.-Cuban Relations: An Analytic Compendium of U.S. policies, Laws & Regulations,
Occasional Paper, The Atlantic Council of the United States, Washington D. C., 2009, p. 17.
2350 U.S.C. app.2 —Definiciones. Que la palabra “enemigo”, en la forma en que se emplea aquí, significará, a los
propósitos de este comercio y de esta Ley (…)— R. Dávalos Fernández:¿Embargo o bloqueo? La instrumentación de un
crimen contra Cuba, Ob. cit., p.133.
24Ley Pública 95-223 de 28 de diciembre de 1977, Una Ley sobre los poderes del Presidente en tiempo de guerra o
emergencia nacional. (…) Título II – Poderes Económicos para Emergencia Internacional. Título Corto. Sec. 201. Este
título puede ser citado como “Ley de Poderes Económicos para Emergencia Internacional”.
25Secciones 101(a) y (b) de la Ley de Poderes Económicos para Emergencia Internacional.
Título I – Enmiendas a la Ley de Comercio con el Enemigo. Derogación de todos los poderes de emergencia nacional
de acuerdo con la Ley de Comercio con el Enemigo.
Sec. 101(a). La Sección 5(b)(1) de la Ley de Comercio con el Enemigo se enmienda al eliminar del texto de la subsección (A) la frase “o durante cualquier período de emergencia nacional declarada por el Presidente”.
(b) No obstante la enmienda introducida en la sub-sección (a), la autoridad conferida al Presidenta por medio de la
sección 5(b) de la Ley de Comercio con el Enemigo, que estaba siendo ejercida respecto a determinados países antes del
1 de julio de 1977, como resultado de que el Presidente declarase contra ellos el estado de emergencia nacional antes
de esta fecha, puede continuar siendo ejercida respecto a estos países excepto que, a menos que sea prorrogada, cese el
ejercicio de dicha autoridad. (…) El Presidente puede extender el ejercicio de dicha autoridad por el período de un año
a través de decisión anual de que el ejercicio de esta autoridad en relación con un país determinado está en el interés
nacional de los Estados Unidos. (…)
146
MSc. Ana María Valido Alou
101, inciso (b) de la Ley de Poderes Económicos para Emergencia Internacional de conjunto con la determinación de caducidad de la misma
contenida en el memorándum del año anterior.26
Por tanto, la vigencia de las sanciones económicas contra Cuba que
tienen base en la Ley de Comercio con el Enemigo, se prorroga por medio de otro instrumento cuyo uso es prerrogativa del Presidente y que
se inscribe en el grupo de las llamadas “órdenes ejecutivas”, que es el
Memorandum.
Retomando lo dispuesto en la Proclama Presidencial No. 3447, la revisión crítica de este documento permite arribar a la conclusión de que
el bloqueo, como instrumento de la política de hostilidad del gobierno
de los Estados Unidos contra Cuba, continua intacto, mientras que los
elementos circunstanciales que se esgrimieron para determinar su ejecución, ya no existen.
Primeramente, por la desintegración de la URSS y la desaparición del
Campo Socialista así como la nueva proyección de China en el sistema
de relaciones internacionales por su condición de potencia económica
y política emergente. Por otras parte, el trascendental cambio político
y social que está teniendo lugar en América Latina a partir del triunfo
de la Revolución Bolivariana en Venezuela y el afianzamiento de un
conjunto de gobiernos progresistas con políticas alternativas al neoliberalismo, que ha reconfigurado el mapa político de la región, propiciando
una interrelación más fluida de Cuba con las naciones del continente y
de la región del Caribe. La plena inserción de la Isla en un conjunto de
mecanismos de integración y cooperación regional de distintos signos y
niveles dentro de los que se destaca la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos
de Nuestra América (ALBA), es exponente de la importancia de Cuba
como interlocutor regional e internacional. Por otro lado, en las dos
últimas Cumbres de las Américas, la celebradas en Puerto España (Trinidad y Tobago) y Cartagena de Indias (Colombia), los países miembros
establecieron por consenso como precondición para la celebración de su
próxima reunión, la presencia de la mayor de la Antillas en dicho foro.
Por tanto, resulta pertinente plantearse la siguiente interrogante:
¿qué legitimidad tiene un instrumento normativo cuyos fundamentos
de hecho ya no se cumplen?
Responder a esta pregunta es volver una vez más sobre el anacronismo
y la ilegitimidad del bloqueo contra Cuba como el principal instrumento de los Estados Unidos para la realización de sus objetivos de política
exterior respecto a la Isla, es decir, el cambio de régimen en Cuba.
26Ver Anexo 3, “Memorando Presidencial-Determinación Presidencial sobre la Ley de Comercio con el Enemigo”.
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
147
Teniendo en cuenta lo analizado en torno a los elementos más
generales de las órdenes ejecutivas como instrumentos del Presidente
estadounidense para influir en los procesos de conformación de políticas
públicas internas y la exterior, la única forma de modificarlas o derogarlas sería mediante una ley del Congreso por decisión judicial o mediante
otra orden ejecutiva, cualquiera que sea su denominación.
La presencia de legisladores cubano-americanos en el Congreso de
los Estados Unidos continúa siendo un obstáculo para que prosperen
proyectos de ley que favorezcan el interés de sectores económicos, comerciales, académicos y ambientales, entre otros.27 Esta presencia, en
general, y su ubicación en posiciones clave en los comités y subcomités
de la Cámara de Representantes y del Senado que desempeñan un importante papel en los procesos de conformación de política hacia Cuba,
continuará siendo una limitación.
No obstante, lo anterior no excluye que coyunturalmente se incorporen al torrente legislativo estadounidense un conjunto de iniciativas
que favorezcan la prevalencia de intereses económicos de sectores muy
específicos y que se autoricen transacciones comerciales y financieras en
la esfera de la producción y los servicios.
En relación con lograr una opinión favorable en las cortes de justicia,
el altísimo nivel de politización de estos temas lastra la accesibilidad a
la revisión judicial de cualquiera de las disposiciones que regulan el bloqueo contra Cuba. Sin embargo, el uso de las cortes en casos particulares
de defensa de la soberanía nacional cubana puede ser viable.
Por último, analizando la posibilidad de que el presidente Obama
haga uso de sus prerrogativas constitucionales y legales para avanzar
hacia una mejoría de las relaciones con Cuba, por el momento no se
aprecia un compromiso serio del jefe del ejecutivo en este sentido.28 Aun
cuando en 2009 diera ciertos pasos que se valoran positivamente, los
elementos más característicos del bloqueo contra Cuba tales como la
persecución de las transacciones comerciales y financieras con la Isla y la
aplicación de multas millonarias a instituciones bancarias y compañías,
entre otras, continúan vigentes y condicionados a que en Cuba se produzca un cambio de gobierno.
No obstante, teniendo en cuenta la vigencia de la Ley de Comercio
con el Enemigo respecto a Cuba y la autoridad legal que esta le confiere
al Presidente de los Estados Unidos para imponer y modificar embargos,
se pueden identificar un conjunto de acciones que este puede realizar
mediante el ejercicio de sus facultades ejecutivas.
27J. Vidal: Presentación en la clausura del Intercambio de opiniones entre académicos de EE.UU. y Cuba, auspiciado
por el Centro de Investigaciones de Política Internacional los días 17 y 18 de diciembre, 2012. Versión digital, p. 1, 2012.
28Ibíd, p. 2.
148
MSc. Ana María Valido Alou
En la práctica, el bloqueo contra Cuba se instrumenta a partir de las
Regulaciones del Control de Activos Cubanos emitidas por el Departamento del Tesoro y las Regulaciones de la Administración de Exportaciones del Departamento de Comercio acorde con lo dispuesto en la
Sección 5 inciso (b), apartado (1) de la Ley de Comercio con el Enemigo.
Dichas regulaciones prohíben todo tipo de transacción económica,
comercial y financiera entre Cuba y los Estados Unidos a menos que
estas sean autorizadas por el jefe del ejecutivo o por los funcionarios o
agencias que el designe.
El mecanismo establecido es el otorgamiento de licencias como excepción a las prohibiciones mediante interpretación administrativa de
la ley, lo cual se estipula en la Sección 3, incisos (a), (b) y (c) de la Ley de
Comercio con el Enemigo.29
Es importante aclarar que aun cuando en la práctica se hace referencia al carácter general o específico de las licencias, la norma no establece
ningún tipo de distinción.
El mismo instrumento jurídico que le otorga al Presidente la autoridad legal requerida para establecer sanciones económicas contra un
país, es decir, la Ley de Comercio con el Enemigo, es la misma que le
confiere amplio poder regulatorio para otorgar licencias con la finalidad
de autorizar transacciones comerciales y financieras que de lo contrario,
serían ilícitas.
Por tanto, el Presidente de los Estados Unidos goza de amplios poderes legales para modificar el bloqueo contra Cuba sobre las base de los
mismos presupuestos jurídico-normativos que fundamentan su ejecución.
29[50 U.S.C. app. 3] —Será ilícito—
(a) Para cualquier persona en los Estados Unidos, excepto con licencia del Presidente otorgada a tal persona, o al
enemigo, o aliado del enemigo, tal como se dispone en esta Ley [secciones de la 1 a la 6, 7 a la 39, y de 41 a la 44 de este
apéndice], comerciar, o trata de comerciar, directa o indirectamente, con, hacia, desde, para, en beneficio de, a nombre de
cualquier otra persona, con conocimiento o causa razonable para suponer que esta otra persona es un enemigo o aliado
del enemigo, o está desarrollando o tomando parte en tal comercio, directa o indirectamente, por, o a nombre de, en
beneficio de un enemigo o aliado del enemigo.
(b) Para cualquier persona, excepto con la licencia del Presidente, transportar, o intentar transportar hacia o desde los
Estados Unidos, o para cualquier dueño, amo, o cualquier otra persona a cargo de una nave con registro de los Estados
Unidos transportar o intentar transportar de cualquier lugar a otro, a cualquier súbdito o ciudadano de una nación
enemiga o sus aliados, con conocimiento o causa razonable para suponer que la persona transportada o que se pretenda
transportar es un súbdito o ciudadano de esta clase.
(c) Para cualquier persona (distinta de una persona al servicio del Gobierno de los Estados Unidos o del gobierno de
cualquier nación, excepto de una nación enemiga o sus aliados, y distinta de estas personas o clases de personas que
puedan ser eximidas por el Presidente o por aquella persona que el designe) enviar, sacar, introducir o intentar hacerlo a
los Estados Unidos cualquier carta o cualquier escrito o forma tangible de comunicación, exceptuando el curso normal
del correo; y será ilícito para cualquier persona enviar, tomar o transmitir o intentar hacerlo fuera de los Estados Unidos
cualquier carta o escrito, libro, mapa, plano u otro documento, imagen, telegrama, cablegrama o mensaje inalámbrico,
o cualquier otra forma de comunicación destinada para o para ser entregada, directa o indirectamente, a un enemigo
o aliado de enemigo. A menos que cualquier persona pueda enviar, tomar o transmitir fuera de los Estados Unidos
cualquier cosa aquí prohibida, si primero lo somete al Presidente o a cualquier oficial que este haya designado, y obtenga
licencia o autorización del Presidente, de acuerdo con aquellas reglas y regulaciones, y con aquellas excepciones que
prescriba el Presidente. (…)
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
149
Es importante aclarar que la Ley de Comercio con el Enemigo no establece ningún límite al otorgamiento de licencias, por lo que se trata de
una prerrogativa presidencial de carácter notablemente extenso siempre
y cuando no contravenga lo dispuesto en la ley, por lo que la autoridad
legal del Presidente para otorgar licencias es muy amplia.
Siendo así, la autoridad legal del Presidente de los Estados Unidos para
influir o actuar directamente respecto a la flexibilización del bloqueo
contra Cuba mediante la emisión de órdenes ejecutivas puede abarcar,
como mínimo, las siguientes acciones.30
Viajes a Cuba:
• Ampliar el rango de los viajes dentro de las doce categorías existentes;
• Eliminar las frecuencias de los viajes por motivos familiares;
• Ampliar los viajes por asuntos académicos;
• Eliminar el límite a los gastos diarios (per diem) por conceptos de
viaje lo cual comprende alojamiento, alimentación y transportación
dentro del país, i.a.;
• Autorizar los viajes a Cuba desde cualquier ciudad de los Estados
Unidos;
• Autorizar viajes vía ferry;
• Otorgar licencia general para que las agencias de viajes organicen
destinos a Cuba.
Exportaciones agrícolas a Cuba:
• Facilitar el intercambio comercial de estos productos, flexibilizando
ciertos mecanismos bancarios;
• Reinterpretar el concepto “pago en efectivo” y autorizar el embarque
de los productos antes de que se reciba el pago;
• Facilitar los términos de embarque;
• Ampliar lista de productos que pueden ser exportados a Cuba.
Medicinas y equipos médicos:
• Autorizar la exportación de medicinas y equipos médicos que pueden
ser utilizados en la fabricación de productos biotecnológicos en Cuba;
• Autorizar la venta de materia prima para la producción de medicamentos.
Limitar los efectos extraterritoriales del bloqueo:
• Eliminar la prohibición del uso del dólar estadounidense en las transacciones internacionales de Cuba;
• Autorizar a los barcos que naveguen con pabellón de terceros países
que hayan tocado puerto cubano por concepto de transportación de
30S. Castro:¿Es posible cortar el Nudo Gordiano?: Límites y posibilidades para un diálogo respetuoso y necesario entre
los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos de América. Presentación en el Intercambio de opiniones entre académicos
de EE.UU. y Cuba, auspiciado por el Centro de Investigaciones de Política Internacional los días 17 y 18 de diciembre,
2012. Versión digital. R Dávalos Fernández:¿Embargo o bloqueo? La instrumentación de un crimen contra Cuba, Ob. cit.
S. F. Propst: Presidential Authority to Modify Economic Sanctions Against Cuba, Hogan Lovells US LLP, Washington
D.C., 2011; J. Vidal: Presentación en la clausura del Intercambio de opiniones entre académicos de EE.UU. y Cuba,
auspiciado por el Centro de Investigaciones de Política Internacional los días 17 y 18 de diciembre, 2012, Versión digital.
150
MSc. Ana María Valido Alou
mercancía o traslado de pasajeros hacia o desde Cuba, a no tener que
dejar transcurrir el término de 180 días para poder realizar operaciones
de carga y descarga en los puertos de los Estados Unidos;
• Flexibilizar o eliminar la prohibición de importación a los Estados
Unidos de artículos producidos en todo o en parte con materia prima
proveniente de Cuba.
Conclusiones
Bajo el concepto “órdenes ejecutivas”, se agrupan varios instrumentos
que sirven al Presidente de los Estados Unidos para influir en los procesos de conformación de políticas pública en el ámbito doméstico y en las
relaciones exteriores.
Aun cuando la Constitución de los Estados Unidos no hacer alusión
explícitamente a las órdenes ejecutivas y su correspondiente valor jurídico, las mismas se han establecido como fuente de derecho y ocupan
un significativo lugar dentro del ordenamiento jurídico estadounidense.
La facultad del Presidente para emitir órdenes ejecutivas deriva esencialmente de las disposiciones contenidas en el artículo II de la Constitución de los Estados Unidos, como parte de sus prerrogativas generales,
pero también se invoca la autoridad delegada en él mediante las leyes
ordinarias.
La Proclama Presidencial No. 3447 del 3 de febrero de 1962 emitida
por el presidente John F. Kennedy es uno de los instrumentos normativos de mayor importancia dentro del conjunto de disposiciones que
sustentan jurídicamente el bloqueo comercial, económico y financiero
contra Cuba. Esta directiva estableció su carácter general y designó a los
funcionarios que tendrían la responsabilidad de ejecutar las medidas
administrativas para hacerlo efectivo.
Una valoración crítica en torno a los elementos histórico-lógicos que
sustentan este documento devela una gran contradicción: en tanto los
efectos de sus disposiciones continúan intactos, los argumentos circunstanciales que sirvieron de pretexto a esta medida ya no existen.
Esta realidad, más allá de todas las consideraciones éticas, y las graves
afectaciones que a lo largo de más de cincuenta años ha provocado al
pueblo de la República de Cuba, cuestiona la legitimidad del bloqueo
económico, comercial y financiero contra la Mayor de la Antillas en los
términos que queda establecido mediante la Proclama Presidencial No.
3447 del 3 de febrero de 1962.
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
151
Su relación con la Ley de Comercio con el Enemigo, específicamente
con lo dispuesto su Sección 3, incisos (a),(b) y (c), permite definir un conjunto de acciones que el Presidente de los Estados Unidos puede llevar
a cabo mediante órdenes ejecutivas en áreas tales como los viajes a la
Isla, las visitas familiares, los intercambios académicos, las exportaciones
agrícolas, la compra de productos médicos y medicina, y finalmente,
para limitar los efectos extraterritoriales del bloqueo para facilitar la
participación de Cuba en transacciones internacionales.
152
MSc. Ana María Valido Alou
Anexo 1
Lista de órdenes ejecutivas por Presidentes
Las órdenes ejecutivas del Presidente de EE.UU.: definición y alcance.
153
Anexo 2
Proclamation 3447
Embargo on all trade with Cuba
Source: The provisions of Proclamation 3447 of Feb. 3, 1962, appear
at 27 FR 1085, 3 CFR, 1959-1963 Comp., p. 157, unless otherwise noted.
WHEREAS the Eighth Meeting of Consultation of Ministers of Foreign Affairs, Serving as Organ of Consultation in Application of the
Inter-American Treaty of Reciprocal Assistance, in its Final Act resolved
that the present Government of Cuba is incompatible with the principles
and objectives of the Inter-American system; and, in light of the subversive offensive of Sino-Soviet Communism with which the Government
of Cuba is publicly aligned, urged the member states to take those steps
that they may consider appropriate for their individual and collective
self-defense;
WHEREAS the Congress of the United States, in section 620(a) of the
Foreign Assistance Act of 1961 (75 Stat. 445), as amended, has authorized
the President to establish and maintain an embargo upon all trade between the United States and Cuba; and
WHEREAS the United States, in accordance with its international
obligations, is prepared to take all necessary actions to promote national
and hemispheric security by isolating the present Government of Cuba
and thereby reducing the threat posed by its alignment with the communist powers:
NOW, THEREFORE, I, JOHN F. KENNEDY, President of the United
States of America, acting under the authority of section 620(a) of the
Foreign Assistance Act of 1961 (75 Stat. 445), as amended, do
1. Hereby proclaim an embargo upon trade between the United States
and Cuba in accordance with paragraphs 2 and 3 of this proclamation.
2. Hereby prohibit, effective 12:01 A.M., Eastern Standard Time, February 7, 1962, the importation into the United States of all goods of
Cuban origin and all goods imported from or through Cuba; and I hereby authorize and direct the Secretary of the Treasury to carry out such
prohibition, to make such exceptions thereto, by license or otherwise, as
he determines to be consistent with the effective operation of the embargo hereby proclaimed, and to promulgate such rules and regulations as
may be necessary to perform such functions.
3. AND FURTHER, I do hereby direct the Secretary of Commerce,
under the provisions of the Export Control Act of 1949, as amended (50
154
MSc. Ana María Valido Alou
U.S.C. App. 2021-2032), to continue to carry out the prohibition of all
exports from the United States to Cuba, and I hereby authorize him,
under that Act, to continue, make, modify, or revoke exceptions from
such prohibition.
Fuentes: http://www.archives.gov/
Anexo 3
The White House
Office of the Press Secretary
For Immediate Release September 10, 2012
Presidential Memorandum—Presidential Determination on
Trading With the Enemy Act
MEMORANDUM FOR THE SECRETARY OF STATE
THE SECRETARY OF THE TREASURY
SUBJECT: Continuation of the Exercise of Certain Authorities
Under the Trading With the Enemy Act
Under section 101(b) of Public Law 95-223 (91 Stat. 1625; 50 U.S.C.
App. 5(b) note), and a previous determination on September 13, 2011 (76
FR 57623, September 15, 2011), the exercise of certain authorities under
the Trading With the Enemy Act is scheduled to terminate on September 14, 2012.
I hereby determine that the continuation for 1 year of the exercise of
those authorities with respect to Cuba is in the national interest of the
United States.
Therefore, consistent with the authority vested in me by section 101(b)
of Public Law 95-223, I continue for 1 year, until September 14, 2013, the
exercise of those authorities with respect to Cuba, as implemented by
the Cuban Assets Control Regulations, 31 C.F.R. Part 515.
The Secretary of the Treasury is authorized and directed to publish
this determination in the Federal Register.
BARACK OBAMA
Fuente: https://www.federalregister.gov/
Cuba-Estados Unidos: la politización de la
lucha antidroga, límites y posibilidades
de la cooperación
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera
MSc. Santiago Espinosa Bejerano
Investigadores del Centro de Investigaciones
de Política Internacional (CIPI)
Introducción
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos han resultado polémicas
y peculiares en el contexto interamericano, incluso antes del triunfo
revolucionario de enero de 1959. Con el impacto del proceso histórico
cubano y su influjo en la región se han incrementado los conflictos y
contradicciones bilaterales a lo largo de más de media centuria.
Esta realidad ha impedido una visión despolitizada de cualquier arista de la relación entre ambos países. Los problemas político-diplomáticos, el fenómeno migratorio, las limitantes impuestas por el bloqueo
económico-comercial y financiero a Cuba, condicionan una lucha entre
intereses contrapuestos que hacen sumamente difícil el progreso de una
colaboración bilateral.
Sin embargo, existen varios nexos culturales y responsabilidades
político-geoestratégicas que resultan insoslayables fortalezas y oportunidades para un mejoramiento de las relaciones. Uno de los temas más
importantes donde existen intereses comunes es en el enfrentamiento a
las amenazas a la seguridad a que se ve sometido el sistema-mundo con
el auge y desarrollo de los flujos ilícitos trasnacionales. Dicha problemática merece el impulso de mayores esfuerzos en beneficio de la seguridad
de dos pueblos cuyas costas más próximas sólo distan 90 millas.
156
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / MSc. Santiago Espinosa Bejerano
Esta realidad coloca a la temática de seguridad en una situación
compleja para el entendimiento y la necesaria colaboración, por lo que
resulta un reto insoslayable para ambos gobiernos, los continuos análisis
y esfuerzos encaminados hacia la regularización de las relaciones bilaterales, si bien aspirar en tales circunstancias a una normalización resulta
utópico.
La lucha contra el tráfico ilícito de drogas ha sido uno de los temas
donde mayor coincidencia ha existido entre Cuba y Estados Unidos, en
cuanto a la necesidad de luchar contra el tráfico ilícito de drogas. Gracias a
ello se ha establecido una coordinación puntual para su enfrentamiento,
que ha estado avalada por la eficiente labor de las autoridades cubanas
en el control e interdicción de estupefacientes y sustancias psicotrópicas.
A partir de este entendido, el trabajo tiene como objetivo presentar los
retos y perspectivas entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos de
América, en torno a la posible y necesaria profundización en la cooperación para la lucha antinarcóticos.
El tráfico ilegal de drogas es un negocio que genera prácticas ilícitas y se asocia a delitos conexos de criminalidad transnacional como el
lavado de dinero, el tráfico de armas, personas y órganos. Las disímiles
repercusiones de narcotráfico lo convierten en una de las amenazas más
importantes para la seguridad nacional de los estados-naciones, así como
la seguridad internacional.
El comercio de drogas ilícitas y estupefacientes tiene un importante
trasfondo económico. A través del negocio ilícito de las drogas genera
a nivel internacional anualmente 320 000 millones de dólares, con un
mercado que sobrepasa los 200 millones de consumidores a nivel global.1
Alrededor de estas realidades se tejen una serie de intereses económicos,
políticos y diplomáticos. Ello repercute en los niveles de violencia, criminalidad e inseguridad de la sociedad internacional.
El papel de los EE.UU. en el enfrentamiento al
tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos
En la década de 1980, el tráfico de estupefacientes de América Latina
y el Caribe hacia Estados Unidos comenzó a tomar repercusión en la
seguridad de ese país. Ante esa situación, el entonces presidente Ronald
Reagan promulgó la declaración de la guerra contra las drogas en febrero de 1982.2
1UNODC, de United Nations Office on Drugs and Crime, 2012.Obtenido de http://www.un.org/spanish/Depts/dpi/
boletin/drogas/.
2B. Bagley: La política exterior estadunidense y la guerra contra las drogas: Análisis de un fracaso político, 1989.
Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga...
157
Obviamente Reagan no fue el primer presidente en atender este flagelo. En 1914 fue aprobada el Acta de Harrison que ilegalizaba el consumo de la cocaína y de los opiáceos. El presidente Nixon también atendió
el tema al igual que el demócrata James Carter. Sin embargo, Ronald
Reagan fue el que planteó una política más fuerte contra este problema
que, además, ya había tomado una mayor importancia en cuanto a los
montos de tráfico y consumo.
La política exterior de Reagan construyó pretextos para justificar la
injerencia de ese gobierno en los asuntos internos de otros Estados y
evaluar la bilateralidad multi-causal del tema del narcotráfico. Este fue
un aspecto cardinal de la proyección hacia Centroamérica en el contexto
del apoyo a las fuerzas contrarias a la Revolución Sandinista y a los movimientos de liberación nacional, particularmente en el Salvador.
Los conflictos en Centroamérica durante la década del 80, acrecentaron las diferencias entre Cuba y Estados Unidos. El gobierno de Reagan
incrementó la agresividad contra la mayor de las Antillas con nuevos
planes desestabilizadores, que eran justificados con una fuerte campaña
mediática y diplomática que criticaba el apoyo que ofrecía el gobierno
cubano a los movimientos progresistas de la subregión centroamericana. El Informe de Santa Fe I de mayo de 1980, expresa la resistencia de
Washington a la colaboración brindada por Cuba a los movimientos de
izquierda en Latinoamérica, especialmente hacia Nicaragua, el Salvador
y Guatemala.3
Entre los objetivos de esta política estaban impedir la aparición en
Centroamérica y el Caribe, de nuevos estados de corte cubano, que pudiera amenazar la seguridad de Estados Unidos, convirtiéndose en una
plataforma de actividad subversiva que pusiera en peligro las vías marítimas vitales para dicha seguridad. En este sentido, la Administración
Reagan (1981-1988) dispuso como una de las condiciones para restablecer
las relaciones con el Archipiélago, el compromiso por la parte cubana a
no exportar la Revolución.4
Debido a estas circunstancias y al hábil manejo del presidente Reagan
en los medios de comunicación, la cruzada contra las drogas obtuvo el
apoyo de los sectores conservadores, que le permitió crear las bases sociales y políticas para impulsar una legislación contra el narcotráfico más
severa. De esta forma, en 1986 se aprobó en el Congreso Federal un Acta
antidrogas que solicitaba un papel más activo de las fuerzas armadas en
las fronteras aéreas y marítimas, para la interdicción de estupefacientes.
Con ello se impulsó a nivel Federal el aumento de los gastos para el
3N. García: De Ford a Bush, Editora Política, La Habana, 2008.
4Ibíd
158
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / MSc. Santiago Espinosa Bejerano
programa de control de narcóticos en los siete años posteriores de sus
dos mandatos, alcanzando 43 billones de dólares anuales en el año 1988.5
El objetivo central del Acta antidrogas era la reducción del trasiego
proveniente del exterior, particularmente desde América Latina y el Caribe. La legislación facilitó el incremento en 1.7 billones del total de las
autorizaciones del presupuesto federal para la campaña antinarcóticos,
que llegó al monto de 3.9 billones para el año fiscal de 1987.6
En 1988 el Congreso Federal cuestionó las políticas de Reagan en la
guerra antidrogas. En estas críticas se destacó el posible Secretario del
Departamento de Estado del segundo mandato de Obama, John Kerry,
que por aquel entonces era senador demócrata del Estado de Massachusetts. Kerry protestó la “pasividad” de las investigaciones gubernamentales respecto a los Contras que participaron en el negocio de las drogas,
para costear la guerra contra los Sandinistas en Nicaragua.
La política de Reagan contra las drogas tuvo como limitante que solo
fue aplicada de manera unidireccional. Por ello, se priorizó el control
sobre la oferta de estupefacientes provenientes de América Latina y el
Caribe, sin atender las consecuencias de este negocio para las poblaciones
de donde provenían las drogas, ni la desproporción entre la seguridad de
la frontera estadounidense y la de los países emisores, lo que posibilitó
variar las rutas de acceso al mercado estadounidense, vulnerando su seguridad.
En 1989, la Administración de George W. Bush inició la Iniciativa
Andina, conforme al interés de continuar desarrollando la lucha contra
las drogas hacia Nuestra América.7 Durante el decenio de 1990, tanto
con el gobierno de republicano de Bush padre (1989-1993) como en el
doble mandato demócrata de William Clinton (1993-2001), la política
antidrogas estadounidense continuó la militarización; acogiendo a este
flagelo como pretexto suplente de la Guerra Fría y los conflictos en Centroamérica, para el aliento del Complejo Militar Industrial.
No obstante, en el gobierno de Bill Clinton se advirtió una diplomacia
más mesurada, que paulatinamente iba concentrando fuerzas militares
en la subregión Andina, particularmente en Colombia. En 1999 Clinton
inició el Plan Colombia, con un incremento considerable del paquete
militar para la lucha contra el tráfico ilegal de drogas en ese país, lo que
evidenció los intereses de dominación geoestratégica en esa subregión.
En la primera década del siglo XXI, durante los dos mandatos de George W. Bush hijo, se apreció una profundización de las políticas militaristas con un marcado viso unilateral, guiado por la Estrategia de Seguridad
Nacional (ESN) de 2002, que acarreó grandes problemas en términos de
5B. Bagley: Ob. cit
6Ibíd
7C.Youngers & E. Rosin: Drogas y Democracia en América Latina; El impacto de la política de Estados Unidos Ed. E.
Biblos, Buenos Aires, 2005, p.15.
Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga...
159
imagen y relaciones político-diplomática con Latinoamérica y el Caribe.
La política exterior y de seguridad guiada por el “poder duro” condujo a
la agudización de las contradicciones entre Washington y los gobiernos
reformistas y de izquierda en la región.
En el doble mandato de W. Bush incrementó los programas antidrogas en la región, sumando al Plan Colombia, la Iniciativa Mérida,
firmada con el gobierno del ex presidente mexicano, Felipe Calderón.
Este programa de seguridad estadounidense consolidó el paquete hacia
Centroamérica, con la Iniciativa de Seguridad para América Central
(CARSI). En ambos casos la colaboración antidroga ha priorizado el
pilar militar en detrimento de las múltiples consecuencias del trasiego
ilegal de drogas, para la salud, los derechos humanos, la violencia y la
gobernabilidad de los territorios y países más afectados en la subregión
centroamericana.
A la luz de casi tres décadas de la mencionada declaración de guerra
contra las drogas de Reagan en 1986, hacia Latinoamérica y el Caribe,
se han extendido las estrategias del gobierno estadounidense por todo
el hemisferio occidental y, con ellas, la inseguridad, la violencia y los
índices de producción, trasiego y consumo. Esta realidad demuestra
que, más allá de los logros en interdicción de estupefaciente y sustancias
psicotrópicas que se suelen reportar, el negocio de la producción y comercialización de drogas ilícitas se sigue esparciendo por las Américas.
El efecto globo del negocio de las drogas caracterizado por Bruce
Bagley, continúa afectando la seguridad y la prosperidad interamericana; ampliando sus cárteles y micro grupos de narcotraficantes desde la
subregión andina hacia todo el hemisferio, con particular incidencia en
México y Centroamérica. Esta situación denota fallas en las políticas aplicadas hasta el momento, que argumentan la necesidad de una modificación de los instrumentos y vías en la lucha antinarcóticos. Con ese fin,
debe impulsarse una cooperación más coordinada, donde se atiendan las
peculiaridades de cada país y se tomen en cuenta los intereses de ambas
partes.
Hacia un necesario acuerdo bilateral entre
Estados Unidos de América y la República de Cuba
Desde 1999 se estableció una cooperación caso a caso para la lucha
contra el narcotráfico entre los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos, a
sólo unos meses del fin del segundo mandato del presidente demócrata
160
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / MSc. Santiago Espinosa Bejerano
William Clinton. A partir de esta coordinación se dispuso de un encargado de Guardacostas en la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana
(USINT), para mantener una comunicación operacional con las autoridades cubanas, estableciéndose los protocolos para la cooperación caso a
caso entre ambos gobiernos. En las coordinaciones realizadas por más de
una década se ha probado la factibilidad de esta relación, apreciándose
las potencialidades existentes por ambas partes para una relación más
activa.8
Sobre este aspecto realizó declaraciones positivas el general Barry Mc
Caffrey, quien en su desempeño como jefe de la Oficina de Control de
Drogas de la Casa Blanca, señaló la conveniencia de una expanción de la
colaboración entre Guardacostas y Guardafronteras, así como la ampliación de los contactos y la coordinaciones entre los mandos militares en
la zona de Guantánamo.9
No obstante a este avance, académicos estaodunideses como Randy
Beardsworth, opinan que incluso dentro de los marcos existentes, Estados Unidos pudieran ampliar las relaciones bilareales. Sin embrago, el
escenario ideal sería con la firma de un acuerdo entre ambas naciones
que diera paso a una relación más fructífera en la lucha contra el narcotráfico.
La posibilidad de la firma de un acuerdo bilateral con la República
de Cuba sería un paso trascendental del gobierno de Estados Unidos de
América, en favor de conducir una política más profunda en la lucha
antinarcóticos, donde prevalezcan los intereses de seguridad sobre la
politización sufrida en la relación bilateral.
El gobierno estadounidense ha reconocido la eficiencia de Cuba
en el enfrentamiento al tráfico ilegal de estupefacientes en los últimos
informes anuales del Departamento de Estado, como se corrobora en
el reporte del 7 de marzo de 2012, titulado “Estrategia para el Control
Internacional de Narcóticos”10 Estos documentos reflejan las oportunidades que existen para el cambio hacia una política más pragmática, que
priorice los intereses de seguridad nacional sobre los factores políticoideológicos, influidos por el lobby cubanoamericano, que impiden la
consolidación de la seguridad de los EE.UU. en el Caribe.
La coordinación positiva que se ha establecido entre los especialistas del Ministerio del Interior (MININT) de Cuba, desde la Dirección
Nacional Antidrogas (DNA) y las Tropas Guardafronteras (TGF) con el
8R. Beardsworth: U.S.-Cuba Functional Relationships a security imperative [Sección de libro] // 9 ways for US to talk
to Cuba and for Cuba to talk to US / aut. libro Stephens Sarah, , The Center for Democracy in the Americas, Washington
DC, 2009.
9C. Alzugaray: “La seguridad nacional de Cuba frente a los Estados Unidos: conflicto y ¿cooperación?”, Temas, abrilseptiembre no. 62-63, La Habana 2010, .pp.43-53.
10INL. Obtenido de Sitio Oficial de la Oficina de Asuntos Internacionales sobre Narcóticos y Procuración de Justicia
de los Estados Unidos de América, 2012, en http://www.state.gov/p/inl.
Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga...
161
gobierno estadounidense, mediante el encargado de Guardacostas de la
Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana (USINT), demuestra las
potencialidades existentes. Según la USINT entre los objetivos básicos de
su trabajo se encuentra realizar “(…) los esfuerzos por reducir la amenaza global que representa el crimen y el narcotráfico”.11
El establecimiento de un acuerdo con Cuba, abriría un abanico de
posibilidades para profundizar las relaciones, sobre la base del respeto y
el interés mutuo. No obstante a que en la actualidad existe una cooperación caso a caso entre ambos gobiernos, la práctica ha mostrado que esta
cooperación resulta insuficiente.
A pesar de que la propuesta de Cuba para un acuerdo bilateral con
Estados Unidos de América es similar a la establecida con los otros países
con que mantiene relación, el acuerdo no ha sido respondido por ese
gobierno. Mediante la concertación de un acuerdo bilateral, Estados
Unidos América podría lograr:
• Una mayor seguridad en sus fronteras aéreas y marítimas, con un
intercambio de información operacional en tiempo real que aumentaría
la eficiencia y competitividad de las autoridades a cargo.
• Podría disminuir la penetración de drogas a partir de un intercambio más sistemático y no caso a caso entre los especialistas de ambos
Estados. Ello perfeccionaría los niveles de control e interdicción por
las autoridades ambos países, con el impulso de cursos de capacitación
técnica-operacional, propicios para el intercambio de experiencias.
• Le concedería un mayor pragmatismo en la lucha antinarcóticos, al
concertar de manera oficial con un actor de prestigio y credibilidad en el
hemisferio occidental para el enfrentamiento a este flagelo.
• Podrían establecerse mecanismos de cooperación en la asistencia
médica-humanitaria. La colaboración médica, desarrollaría la prevención y los tratamientos de rehabilitación para los consumidores no sólo
de ambos países, sino también para la cooperación con terceros.
• Obtendrían una actualización más precisa sobre las rutas y los
medios que se ejecutan en el trasiego de drogas y otros delitos conexos,
que dinamizaría las vías de información e identificación coordinada de
grupos criminales, embarcaciones, así como las distintas formas en que
operan para el trasiego de cargas, lo cual permitiría hallar las formas más
viables para su control y captura.
• Estados Unidos de América consolidaría su sistema de seguridad al
profundizar el intercambio técnico-operativo con un país de alta eficiencia en la lucha antinarcóticos.
11Sitio oficial de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana ( USINT), 2012.
162
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / MSc. Santiago Espinosa Bejerano
• Este acuerdo, además, mejoraría la imagen internacional de EE.UU.
al preponderar sus intereses de seguridad nacional sobre el conflicto
político-ideológico entre ambos países.
Un paso diplomático de esta índole, demostraría la voluntad política
del gobierno estadounidense para avanzar en la regularización de las
relaciones con Cuba, desde una óptica más objetiva, que tome en cuenta
los beneficios que tendría para su seguridad nacional y respete la soberanía y autodeterminación del pueblo cubano.
El sistema de enfrentamiento, prevención y
cooperación internacional de Cuba en la lucha antidroga
El tráfico ilícito de drogas entre América Latina y el Caribe y EE.UU.,
influye sensiblemente en las medidas que debe tomar el Estado cubano
para proteger su territorio y a sus ciudadanos del trasiego y consumo
de drogas, a pesar de que los índices de consumo y trasiego en Cuba no
son significativos respecto a la regularidad en la región. Ante la posición
geoestratégica de Cuba, ubicada en un área donde se entrecruzan varios
corredores (aéreos y marítimos) del tráfico de estupefacientes hacia y
desde Estados Unidos, el sistema de vigilancia y control del gobierno cubano ha debido configurarse en función de enfrentar responsablemente
a ese flagelo.
La seguridad cubana establecida para este problema, se organiza desde el Ministerio del Interior (MININT), en coordinación con las Fuerzas
Armadas Revolucionarias (MINFAR). Para ello cuentan con la Dirección
Nacional Antidrogas (DNA), la Comisión Nacional de Drogas (CND) y
las Tropas Guardafronteras (TGF), que vigilan las aguas jurisdiccionales,
las costas y el espacio aéreo con la Operación Aché,12 en sus diferentes
ediciones. La Aduana General de la República se encarga del control en
los aeropuertos, puertos y marinas internacionales. Para enfrentar el
escaso mercado interno existe la Operación Coraza Popular,13 iniciada
en 2003.
El MINFAR le presta una gran importancia tráfico de drogas. La Marina de Guerra Revolucionaria (MGR) colabora estrechamente con las
Tropas Guardafronteras (TGF) en la localización e intercepción de naves
12La Operación Aché III, comenzó el 25 de marzo de 2003 para fortalecer el enfrentamiento antidroga, con la revisión
del cayerío y borde costero, contra los buscadores de recalos, y el monitoreo de los medios navales y aéreos sospechosos de trasiego ilegal de drogas en las aguas territoriales y el espacio aéreo cubano. También se encarga de la búsqueda
y destrucción de sembradíos de marihuana en el territorio nacional. F. Arias: ¿Cómo ganar la guerra antidrogas? Una
propuesta desde Cuba, Editorial Capitán San Luis, La Habana, 2013, p. 67.
13La Operación Coraza Popular, comienza el 23 de enero de 2003 como acciones permanentes del MININT en todo el
país contra la delincuencia vinculada al tráfico ilícito de drogas, en Francisco Arias, Ob. cit., 2013, p. 67.
Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga...
163
sospechosas que penetran las aguas cubanas. La Fuerza Aérea actúa de
forma similar, ubicando los movimientos de las naves y detectando la
posible existencia de cargas en los mares que rodean al archipiélago. El
Ejército tiene la tarea de barrer extensas zonas de playas y pantanos con
el objetivo de detectar recalos de drogas.
La Dirección Nacional Antidrogas (DNA) es la dirección rectora
del Sistema Ministerial de Enfrentamiento a las Drogas y por tanto la
encargada del operativo y estrategia contra el tráfico ilícito de drogas y
otros delitos conexos como el lavado de dinero. Para ello centraliza la
información relacionada con estos delitos, y desarrolla los contactos con
la INTERPOL y los servicios antidrogas de otros países. Esta cooperación
con otros países e instituciones, se fundamenta en la firma de acuerdos
bilaterales y regionales de colaboración conjunta en la lucha contra el
narcotráfico.
La Comisión Nacional de Drogas (CND) se encarga de dirigir el sistema de prevención, en coordinación con los órganos pertinentes de la
Administración Central del Estado y las diversas organizaciones políticas
y de masas con que cuenta la nación. Este trabajo tiene un impacto favorable en la reducción de la demanda de estupefacientes y la socialización
de los programas de prevención.
El programa nacional de prevención del uso indebido y control de
drogas, es dirigido por la Comisión Nacional de Drogas (CND), en coordinación con el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y las diferentes
organizaciones políticas y de masas que apoyan el sistema de prevención
y rehabilitación. Este programa se traza hacia áreas específicas de atención, como la salud mental y las adicciones, y la labor en el sistema educacional; con planes de atención que van desde el trabajo con la niñez, la
adolescencia y juventud, hasta las universidades.
Los objetivos esenciales del sistema de enfrentamiento y prevención
del trafico consumo ilícito de estupefacientes son la reducción de oferta
de drogas (la cual es insignificante respecto a la norma de la región),
imposibilitando que los narcotraficantes tengan en el archipiélago una
ruta establecida.
La legislación cubana ha mantenido una política estricta en la prevención y penalización del tráfico ilícito de estupefacientes y otros delitos
conexos. En el Código Penal cubano, máxima ley sustantiva penal, en el
título tercero del capítulo V de la sección cuarta, en el artículo 190.1 y
siguientes, el legislador cubano ofrece una protección amplia a tales delitos, pues tipifica las conductas de: “Producción, Venta, Demanda, Tráfico,
164
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / MSc. Santiago Espinosa Bejerano
Distribución y Tenencia Ilícitos de Drogas, Estupefacientes, Sustancias
Sicotrópicas y Otras de Efectos Similares.”
La denominación de esta sección fue modificada por el artículo tercero del Decreto-Ley número 150 del 6 de junio de 1994.14
También han sido implementadas otras medidas sancionadoras de
índole administrativa entre las que se destacan: el Decreto 277 de 1995
y el Decreto Ley 232 del 21 de enero del 2003, para la confiscación de
tierras y bienes por cultivo de marihuana. El decreto Ley 232 dispone
en su artículo número uno: “la confiscación o, en su caso la pérdida del
respectivo derecho de las viviendas o locales, en los que: a) se produzca,
trafique, adquiera, guarde, consuma, oculte o de cualquier otro modo
se realicen hechos que, directa o indirectamente, se hallen relacionados
con las drogas ilícitas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas u otras de
efectos similares.”15
También se perfeccionó la tipificación contra el delito de lavado de dinero y la aplicación de la confiscación de bienes y productos obtenidos a
través del negocio de las drogas. En el título XIV en el capítulo segundo,
artículo 346.1 regula: “ El que adquiera, convierta o transfiera recursos,
bienes o derechos a ellos relativos, o intente realizar estas operaciones,
con conocimiento o debiendo conocer, o suponer racionalmente por la
ocasión o circunstancias de la operación, que proceden directa o indirectamente de actos relacionados con el tráfico ilícito de drogas, el tráfico
ilícito de armas o de personas, o relacionados con el crimen organizado,
incurre en sanción de privación de libertad de cinco a doce años.”16
En el enfrentamiento al blanqueo de capitales, el Banco Central de
Cuba emitió la Resolución número 66 de 1998, en materia de secreto
bancario y la Resolución número 91 de 1997, referida a la metodología
para la detección de dinero ilícito. Para la prevención del uso de drogas
ilegales se han realizado importantes modificaciones como las recogidas
en Ley 41 de 1983; la Resolución número 67 de 1996, que regula el Control de los Precursores y Sustancias Químicas Esenciales y la Resolución
número 37 de 1998 del Ministerio de Salud Pública (MINSAP).
Gracias a este sistema de enfrentamiento y prevención, la República
de Cuba ha mantenido un riguroso control que registra entre sus últimas
cifras, la ocupación de 1,44 toneladas de narcóticos en los primeros cinco
meses del año 2012, la mayoría de estos relacionados con los recalos.17 El
trabajo de las autoridades cubanas en el enfrentamiento a este flagelo le
ha posibilitado una alta eficiencia, logrando sus mayores cifras en 2011.
“En total se enfrentaron 399 hechos de recalos (291 más que en el 2010),
14Gaceta Oficial de Cuba (s.f.), Recuperado el 9 de 9 de 2013, de Gaceta Oficial de Cuba, www.gacetaoficial.cu.
15Gaceta Oficial de la República de Cuba. http://www.gacetaoficial.cu/html/codigo_penal.html#A6.
16Gaceta Oficial de la República de Cuba. Código Penal de Cuba. http://www.gacetaoficial.cu/html/codigo_penal.html#A6.
17Sitio Oficial del MINREX, Sitio Oficial del MINREX, 2012. Recuperado el 2013, de www.cubaminrex.cu
Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga...
165
en los que se incautaron 8 508 kg de drogas, la mayoría marihuana (8 418
kg), 81.7 kg de cocaína y 7.42 kg de hachís”18
En el ámbito internacional Cuba ha demostrado seriedad en el cumplimiento de sus responsabilidades como país signatario de las Convenciones de la ONU, relativas a la lucha antidroga como la Convención
Única de la ONU de 1961, ratificada por Cuba el 30 de agosto de 1962
y su Protocolo enmendado en 1972, al cual se adhiere La Habana el 14
de diciembre de 1989; el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas de la
ONU de 1971, ratificado por la Isla el 26 de abril de 1976; la Convención
de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988, ratificada por Cuba el 5 de junio de 1996; la
Convención de la ONU contra la Corrupción de 1988; la Convención de
ONU contra la Delincuencia Transnacional Organizada y de su Protocolo contra la Fabricación y Tráfico Ilícitos de Armas de Fuego.
La República de Cuba es Estado Miembro de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas desde 1996, de las reuniones de Jefes de
Organismos Encargados de Combatir el Tráfico Ilícito de Drogas (HONLEA) de la ONU para América Latina y el Caribe, del Plan de Acción
de Barbados para la Cooperación en el Caribe sobre Drogas, desde su
creación en 1996 y del mecanismo de Coordinación y Cooperación de la
Unión Europea, América Latina y el Caribe, también desde su fundación
en el año 1999.
Cuba participa sistemáticamente en conferencias internacionales de
lucha contra el narcotráfico, como la reunión de Jefes de las Naciones
Unidas de los Organismos Nacionales Encargados de Hacer Cumplir la
Ley (HONLEA), presentando las estadísticas trimestrales sobre las interdicciones de drogas a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de las Naciones Unidas (JIFE), según afirma el informe de la
Oficina de Asuntos Narcóticos Internacionales y Aplicación de la Ley,
del Departamento de Estado, 7 de marzo 2012.19
Las autoridades cubanas mantienen también una coordinación
fructífera con la Organización Mundial de Aduanas (OMA) confirma
su compromiso a colaborar en la lucha internacional contra este flagelo.
Con ese objetivo, el gobierno cubano ha fomentado su cooperación con
diversos países y ha ratificado acuerdos con la Federación Rusa, y con
Canadá y el Reino Unido de Gran Bretaña (RUGB) ha llegado a memorandos de entendimiento. Estos memorandos de entendimiento en la
práctica resultan acuerdos bilaterales, como el acuerdo bilateral entre
Cuba y Estados Unidos por el tema migratorio.
18F. Arias Fernández: Granma, 13 de enero de 2012, en www.granma.cubaweb.cu.
19Departamento de Estado de los EE.UU, 2012, en: www.state.gov/inl/rls/nrcrpt/2012
166
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / MSc. Santiago Espinosa Bejerano
Un ejemplo de la factibilidad de estas colaboraciones se aprecia en
la establecida con el Reino Unido de Gran Bretaña (RUGB) desde 1994.
Esta relación ha permitido la concertación de un amplio programa de
entrenamiento actualizado para los oficiales cubanos y el suministro
de equipos de alta tecnología al MININT, destinados a la lucha contra
las drogas, lo que muestra el respeto y consideración de ese país por la
rigurosa política antidroga que establece Cuba.
Según el jefe de la Dirección Nacional Antidrogas (DNA), el Coronel
Domingo Ibáñez: “Cuba tiene suscritos acuerdos bilaterales en ese esfuerzo con 35 naciones, entre estas Argentina, Bahamas, Brasil, Bolivia,
Chile, Chipre, Colombia, Ecuador, Francia, Haití, Italia, Jamaica, Líbano,
Mongolia y Venezuela”20 A partir de estas colaboraciones, las autoridades cubanas han profundizado los intercambios informativos en tiempo
real, así como otros contactos de trabajo con los servicios antidrogas de
varias naciones, con el propósito de fortalecer la cooperación operacional, en la lucha contra ese flagelo.
Perspectivas de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos
para la lucha contra el tráfico de estupefacientes y otros delitos conexos
Las acciones de la República de Cuba a nivel nacional e internacional
para la lucha antinarcóticos, reflejan una práctica eficiente y solidaria,
que validan la posibilidad de un acuerdo bilateral de cooperación con
Estados Unidos. Los índices de tráfico de la región en los últimos años,
según a las cifras de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el
Crimen (ONUDC); la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) y la Comisión Interamericana para el Control del Abuso
de Drogas (CICAD) en las Américas, así como los datos que reporta el
Departamento de Estado, reconocen la generalización del trasiego drogas
por todo el hemisferio occidental. En estas circunstancias, la colaboración
entre ambos países resulta un tema de suma importancia geoestratégica
donde el gobierno estadounidense tiene una alta responsabilidad.
La relección Barack Obama para un segundo período, alienta las expectativas hacia un mejoramiento de las relaciones entre Cuba y Estados
Unidos. El presidente demócrata, sin las presiones de otra elección y favorecido por el comportamiento del voto cubanoamericano del Estado
de la Florida, pudiera favorecer una relación con la República de Cuba,
donde se potencien los aspectos de interés mutuo.
20Datos ofrecidos por la Dirección Nacional Antidrogas de Cuba (DNA), 2012.
Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga...
167
En el plano internacional existe un consenso sobre la necesidad de
ese camino. La votación en la Asamblea General de Naciones Unidas, en
Nueva york, el 13 de noviembre de 2012, a la Resolución: “Necesidad de
poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por
Estados Unidos de América contra Cuba”, fue aprobada con 188 votos a
favor, tres en contra y dos abstenciones, lo que refleja el consenso internacional para la abrogación de esa política.
La intervención del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, en
el marco de esas votaciones, confirmó la voluntad de Cuba para la realización de un acuerdo bilateral en la lucha antidroga, al expresar “(…)
el ofrecimiento al gobierno de Estados Unidos de negociar acuerdos de
cooperación en áreas del mayor interés mutuo, como el enfrentamiento
al narcotráfico, al terrorismo, al tráfico de personas y para la completa regularización de las relaciones migratorias, así como para la prevención y
la mitigación de desastres naturales y la protección del medio ambiente
y de los mares comunes”.21
Entretanto, muchas de las críticas realizadas por el gobierno estadounidense al cubano, han quedado descolocadas en el tiempo, debido
a las transformaciones que la República de Cuba ha realizado en los
últimos años, como parte de un proceso autónomo y necesario para la
prosperidad del pueblo cubano.
Las posibilidades de cooperación que presenta la mayor de las Antillas en tres temas de especial prioridad en la región, como la preparación
y el enfrentamiento a los desastres naturales, la lucha antinarcóticos y la
asistencia médica, resultan muy factibles ya no sólo para el intercambio
bilateral sino también para la cooperación con otros países del hemisferio.
Un ejemplo del gran potencial de Cuba en este sentido, lo constituyó la relación concertada luego la catástrofe ambiental en Haití, donde
nuestro país mostró cómo se puede concertar una relación bilateral fructífera para la ayuda a terceros. Sin embargo, estas posibilidades resultan
mediatizadas, desconociendo realidades que lejos de toda lógica política,
responden a los intereses de la humanidad.
Conclusiones
La República de Cuba reconoce la importancia de una cooperación
constructiva con Estados Unidos en la lucha contra el tráfico ilícito de
drogas y otros delitos conexos. Las consecuencias de este flagelo para la
21Intervención del canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla, en el marco de esas votaciones contra el bloqueo, Naciones
Unidas, 13 de noviembre de 2012, en Cubadebate, obtenido de http://www.cubadebate.cu/especiales/2012/11/13/cancillercubano-en-onu-el-presidente-obama-tiene-la-oportunidad-de-iniciar-una-nueva-politica-hacia-cuba/.
168
Lic. Alejandro L. Perdomo Aguilera / MSc. Santiago Espinosa Bejerano
seguridad ciudadana, los derechos humanos y la convivencia democrática de los estado-nacionales lo ameritan.
Sin embargo, la responsabilidad común y compartida entre ambos
países en el enfrentamiento al narcotráfico, no se asume de manera integral por Estados Unidos. Las limitantes establecidas por Washington
para la cooperación con la República de Cuba, a pesar de los niveles de
seguridad que mantiene el archipiélago, y su disposición para firmar un
acuerdo de cooperación bilateral, son una prueba de ello.
El gobierno de Estados Unidos de América tiene una inmensa capacidad para asistir a Cuba en la realización de una tarea aún mejor, en
las áreas de mayor preocupación para los organismos de seguridad norteamericanos; mientras que la mayor de las Antillas posee los recursos
humanos necesarios para llevarla a cabo. Si bien el país norteño cuenta
con su poderío económico, tecnológico y militar, el archipiélago tiene el
personal médico, la experiencia y voluntad política, patentizada en su
gran prestigio internacional.
No obstante, ante la ausencia de un acuerdo bilateral, la República
de Cuba continúa desarrollando su sistema de seguridad y prevención
contra el tráfico ilícito de drogas y otros delitos conexos, con una actitud
cooperativa y responsable en las relaciones que se mantienen caso a caso
con Estados Unidos. El gobierno cubano, consciente de la pertinencia de
este acuerdo, realiza una cooperación puntual, donde refleja el respeto al
ordenamiento jurídico y a las competencias de cada parte.
Independientemente de lo que reflejen los grandes medios de comunicación, el pueblo cubano mantiene abierta su solidaridad y cooperación, bajo los marcos del respeto a los principios internacionales
de los pueblos, pues la politización que sufren temas tan vitales para la
prosperidad y la seguridad de ambos países, deberá de cambiar algún día.
Las potencialidades existentes en ambas naciones para el intercambio
de información operacional, de una forma sistemática, que contribuya
al mejoramiento de la seguridad, la salud y el bienestar social de ambos
pueblos, ameritan la continuidad de los esfuerzos político-diplomáticos,
para la realización de un acuerdo bilateral.
Con ese acuerdo, Cuba pudiera brindar mecanismos más dinámicos
de cooperación, así como una mayor coordinación para la asistencia a
otros países de la región. Se tendría la oportunidad histórica, de concertar políticas para enfrentar el tráfico de estupefacientes y otros delitos
conexos, de una forma más transparente y participativa.
La importancia de la mayor de las Antillas desde el orden geoestratégico en el Gran Caribe y su legitimidad en el enfrentamiento a estos
delitos, indicaría un camino más expedito en la relación de EE.UU. con
Cuba-Estados Unidos: la politización de la lucha antidroga...
169
el hemisferio occidental. Desde una colaboración más integral y responsable, Washington pudiera mejorar las consecuencias del Plan Colombia
y la Iniciativa Mérida para la violencia, la criminalidad y la convivencia
democrática de los países más afectados.
Los niveles de seguridad que garantiza el Estado cubano en el enfrentamiento al narcotráfico, permitirán ampliar sus relaciones de cooperación político-diplomáticas y militares con otros países y organismos
internacionales, donde el alcance de un acuerdo bilateral con EE.UU. es
un paso inminente, para la paz y la seguridad interamericana.
En el actual contexto político, bajo el segundo mandato de la Administración Obama (2013-2017), la política exterior norteamericana se caracteriza por el uso del poder inteligente y las tres D, entendidas como el
uso de la Diplomacia y el Desarrollo como complemento de la Defensa.
En tal sentido, se ha aplicado el poderío informacional, aprovechando
el leve mejoramiento de las relaciones, lo que se refleja los intercambios
académico-culturales.
En el último período se han advertido cambios entre ambas partes
que indican la existencia de mejores condiciones para la regularización
de las relaciones. Por la parte cubana, la nueva Ley Migratoria, la actualización del modelo económico y la legislación que de él emana, indican
una brecha hacia regularización de los vínculos entre ambos Estadosnacionales.
La reciente encuesta realizada por Atlantic Council arrojó que la
mayoría de los cubanos o ciudadanos de origen cubano en la Florida
están a favor de un mejoramiento en las relaciones bilaterales. Según
esa encuesta en el caso de los encuestados de origen cubano favorecen
la normalización con un balance de 79% a favor y 21% en contra, en la
Florida, y en el resto del país se manifiestan 73% a favor y 26 en contra.
Para el resto de los encuestados, el balance se comportó inferior con un
63% que respalda la normalización, mientras que un 30% se opone, en
la Florida, y en el resto de los Estados el respaldo a la “normalización”
oscila entre el 56 a favor y el 35% en contra.22
Otras señales del mejoramiento de las condiciones para el intercambio bilateral que merecen destacarse, han sido el impacto favorable de
la visita de los músicos estadounidenses Beyoncé Giselle Knowles y su
esposo Shawn Corey Carter (Jay-Z); las visitas de varios congresistas estadounidenses a Cuba y las declaraciones en relación con la Isla del ex
gobernador de la Florida, Charlie Crist, conforme con el fin del embargo
(bloqueo). Estos ejemplos denotan la necesidad y posibilidad de un cambio de política, a favor del desarrollo de la colaboración bilateral y del
mejoramiento de las relaciones entre ambos pueblos.
22Atlantic Council.CUBA-USA: A New Public Survey Supports Policy Change, pp.32, en http://www.atlanticcouncil.
org/images/publications/2014cubapoll/US-CubaPoll.pdf.
La comunidad cubanoamericana
y su impacto en la política
de Estados Unidos hacia Cuba
Dr. Jesús Arboleya Cervera
Profesor Titular adjunto de la Universidad de La Habana y
del Instituto de Relaciones Internacionales de Cuba (ISRI),
y colaborador del Centro de Investigaciones
de Política Internacional (CIPI)
Composición económica y social de la comunidad
cubanoamericana y sus características culturales
Según el censo de 2010, en Estados Unidos viven 1 884 000 personas
de origen cubano, lo que representa el 3,7% de la población hispana (ver
tabla 1).1
A los inmigrantes cubanos y sus descendientes se les denomina
usualmente “cubanoamericanos”, sin importar su estatus legal o lugar
de nacimiento. Más allá de lo cuestionable que pueda resultar este apelativo, el concepto de “cubanoamericano” tiene la importancia de reflejar
el proceso de integración de los inmigrantes cubanos a la sociedad estadounidense y ubicar el estudio de sus características en el entorno real
en que se desarrollan sus vidas, hasta convertirse en “norteamericanos
de origen cubano”.2
El factor político, determinado por la función contrarrevolucionaria
asignada por Estados Unidos a la emigración cubana, ha determinado la
velocidad de este proceso, el éxito relativo de la experiencia y la singularidad de la ideología predominante. No obstante, en su esencia, ha sido
1PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Washington D.C., June 27, 2012.
2Ver Jesús Arboleya: Cuba y los cubanoamericanos. El fenómeno migratorio cubano, Premio Casa de las Américas
2013, en proceso de publicación; del mismo autor, La contraRevolución Cubana, Editorial de Ciencias Sociales, La
Habana, 1997 y La Revolución del otro mundo, Editorial Ocean Press, Melbourne, 2007.
172
Dr. Jesús Arboleya Cervera
bastante similar a lo acontecido al resto de los inmigrantes en la historia
de ese país, toda vez que constituye el resultado lógico de la formación de
una sociedad tan diversa y segmentada como la estadounidense, donde
los individuos solo pueden integrarse mediante la aceptación de su grupo étnico por parte del conjunto social y, por tanto, tratan de conservar
las cualidades identitarias que garantizan este reconocimiento.
El resultado es que los inmigrantes cubanos y sus descendientes constituyen parte integral de la sociedad estadounidense y actúan básicamente
en función de los requerimientos que les impone esta condición, lo que
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
173
implica una relación cualitativamente distinta respecto a su patria de
origen y transformaciones culturales que también lo diferencian de la
sociedad cubana.
Como ha dicho el investigador cubanoamericano Gustavo Pérez Firmat, un estudioso de este asunto: “[…] una cosa es ser cubano en Estados
Unidos y otra distinta ser cubanoamericano […] la cultura cubanoamericana ha alcanzado una configuración propia, que la distingue de la
cultura cubana de la isla tanto como de la norteamericana.”3
Según estudios realizados a principios de este siglo por los sociológicos Alejando Portes y Rubén G. Rumbaut, los cubanoamericanos muestran un alto grado de filiación con este término, superando incluso al de
“cubano”, sin importar para ello la fecha de arribo a ese país, lo que nos
indica la existencia de cierta conciencia de esta diferenciación también
en Cuba (ver tabla 2).
Al analizar estos resultados y compararlos con encuestas similares con
menores de 18 años, el sociólogo Lisandro Pérez destaca que la categoría
de "cubanoamericano" continuaba siendo predominante entre los más
jóvenes, con lo que se demuestra la vigencia y eventual preservación del
término.4
No obstante, sigue siendo la matriz cultural cubana la que caracteriza
al cubanoamericano dentro de la sociedad norteamericana, por lo que a
través de la cultura se mantiene inevitablemente conectado con la sociedad cubana, aunque sean distintos muchos de los valores adquiridos o
perpetuados y otras sus metas de vida, sus motivaciones y las prioridades
resultantes de sus condiciones de existencia.5
3Gustavo Pérez Firmat: Vidas en vilo. La cultura cubanoamericana, Editorial Colibrí, España, 1994, p. 17.
4Rubén G Rumbaut y Alejandro Portes: Ethicities, University of California Press, Berkeley, 2001, p.108.
5Como podrá observarse, para facilitar la redacción, se emplean indistintamente los términos “estadounidense” y
“norteamericano”, cuyas inexactitudes han sido mencionadas por muchos autores. A falta de mejores alternativas, ambos
términos se utilizan solo en español para contraponerlo a la denominación de “americano” (Americans), más discriminador aun, que es como se identifican los propios ciudadanos de Estados Unidos y son reconocidos en el resto del mundo.
En tal sentido, a pesar de sus limitaciones, tienen un carácter contestatario respecto al lenguaje dominante y su uso está
avalado por la práctica.
174
Dr. Jesús Arboleya Cervera
El 59% de los cubanoamericanos son inmigrantes y otros 775 000
(41%) nacieron en ese país.6 Tales datos nos permiten calcular que el
llamado “exilio histórico” —aquellos que arribaron antes de 1980—, en
la actualidad apenas constituye el 20% de la población total.
Por su parte, los “nuevos emigrados”, o sea los que llegaron después
de esa fecha, superan el 52% del total de inmigrantes y componen el
ingrediente demográfico más dinamizador de la comunidad, ya que su
proporción tiende a aumentar incluso en relación con los descendientes,
los cuales disminuyeron en términos relativos del 46% que mostraban
en 2000 al 41% en 2010.7 También los nuevos inmigrantes han influido
en el rejuvenecimiento de esta población, la cual reporta uno de los
mayores promedios de edad de la sociedad norteamericana (40 años),
por encima de la media nacional (37) y muy superior a la media latina,
que apenas alcanza los 27 años.8
En la actualidad, el 21% de los cubanoamericanos tiene menos de 18
años y un 28% está comprendido entre las edades de 19 y 40. El grupo
etario más nutrido es el de aquellos que tienen entre 41 y 64 años (34%)
y el 17% supera esta edad.9
El 67% (1 021 000) de los cubanoamericanos vive en el estado de la
Florida, lo que de por sí los convierte en el grupo latino con mayor concentración geográfica en el país. Este grado de concentración resulta aún
más sobresaliente si se tiene en cuenta que el 48% (856 000) reside en
el condado de Miami, donde se asienta el llamado “enclave cubanoamericano”. A esto se suma que muchos viven en los condados adyacentes a
esta ciudad, extendiendo sus particularidades culturales también a estos
territorios.10
Otra particularidad del enclave cubanoamericano es que, más que dispersarse, como ocurre normalmente durante el proceso de integración
de los inmigrantes, la tendencia ha sido atraer a la población de origen
cubano residente en otros lugares. Podemos suponer que la atracción
fundamental radica en la cultura, dado que las estadísticas demuestran
que quienes viven fuera del enclave reciben proporcionalmente mayores ingresos.11
A pesar de que apenas constituyen el 6,5% de la población del estado,
los cubanoamericanos representan el 34% de la población del condado de Miami y el 60% de la población latina que radica en el mismo.12
Tal composición demográfica ubica a Miami como la tercera ciudad de
6PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
7Susan Eva Eckstein: The Immigrant Divide, Editorial Routlege, New York, 2009, table 1.3 y PEW Hispanic Center:
Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
8PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
9Ibíd.
10Ibíd.
11Susan Eva Eckstein: Ob. cit., p. 89.
12U.S. Census Bureau, Census Redistrincting Data. Summary File, 2010 tabla P1.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
175
Estados Unidos en cantidad de inmigrantes, después de Los Ángeles y
New York, y la única de las grandes ciudades norteamericanas habitada
por una mayoría de personas de procedencia latinoamericana.
La base económica de Miami depende en lo fundamental del mercado exterior, del turismo y de los servicios comerciales y financieros hacia
América Latina. El 50% del mercado externo del estado de la Florida
se genera en Miami y por sus puertos y aeropuertos transita el 90% de
los embarques norteamericanos hacia el subcontinente. El aeropuerto
de Miami es el principal nudo del transporte aéreo de pasajeros entre
Estados Unidos, América Latina y Europa occidental, y ocupa la tercera
posición, detrás de Hong Kong y Tokio, en el transporte de mercancías.
En Miami se concentra un tercio de las empresas hispanas más importantes de la nación y alrededor de 200 corporaciones multinacionales
tienen sus oficinas para Latinoamérica radicadas en el área. El liderazgo
de Estados Unidos en el campo de las nuevas tecnologías de la información aumenta la competitividad de Miami en esta esfera, al tener la
capacidad de ofrecer el servicio de forma bilingüe. Además, brinda acceso directo a información comercial y financiera relativa a los mercados
que interactúan en la ciudad, lo que propicia se concentre allí la mayor
cantidad de bancos internacionales de Estados Unidos.
La capacidad de Miami para brindar servicios bancarios norteamericanos en español ha contribuido a atraer a buena parte del capital
privado que emigra de América Latina en busca de seguridad y mejores
beneficios, a lo cual se suma la laxitud que ha caracterizado el sistema
bancario miamense para lidiar con estos capitales, lo que ha contribuido a la ventaja comparativa de Miami como interlocutor financiero de
América Latina con Estados Unidos. Asimismo, estos bancos compiten
por el mercado local hispano, considerado el tercero más rico del país.
El turismo latinoamericano también tiene a Miami entre sus principales destinos. Por lo general se trata de turistas con un alto poder
adquisitivo, cuyas compras en el mercado local ha influido en que el
sur de la Florida sea la zona donde se registra un mayor crecimiento de
grandes centros comerciales en Estados Unidos.
Teniendo en cuenta estos datos, estudios de mercado realizados por
especialistas de la Universidad Complutense de Madrid achacan el auge
económico experimentado por Miami a sus características culturales,
especialmente al bilingüismo, toda vez que plantean que si bien los aranceles y otros obstáculos legales pueden ser eliminados por disposiciones
administrativas, no ocurre igual con las barreras culturales que encarecen
y dificultan el proceso comercial. Esto es particularmente cierto en la
176
Dr. Jesús Arboleya Cervera
industria del entretenimiento y, según ellos, es lo que explica que Miami
se haya convertido en lo que denominan el nuevo "Hollywood latino."13
Los cuarteles generales de Univisión y Telemundo, las más grandes cadenas de televisión hispanas, se localizan en Miami; así como los centros
operacionales de los principales canales de televisión norteamericanos
que emiten por satélite hacia América Latina. En consecuencia, Miami
ha desbancado a New York como el segundo mercado publicitario hispano más importante del país, detrás solo de Los Ángeles.
La existencia de esta industria del entretenimiento hispana enfatiza
el perfil latino de Miami, así como el papel preponderante de los cubanoamericanos en su funcionamiento, aun cuando ni los artistas ni
los principales capitales sean mayormente cubanoamericanos. También
potencia el papel de los cubanoamericanos en áreas tan sensibles como
los medios de información televisivos, donde han llegado a controlar
buena parte del proceso productivo en cadenas tan importantes como la
CNN en español, aunque su sede principal está en Atlanta.
Ni siquiera Cuba escapa al comercio latinoamericano de Miami. Un
aspecto poco estudiado es el impacto del mercado cubano en la economía miamense, específicamente en el enclave cubanoamericano. Las
empresas de vuelos charter y las agencias de viaje a Cuba conforman una
red de establecimientos que ha sido capaz de sobrevivir todos los avatares del conflicto entre los dos países. Multitud de tiendas y farmacias
subsisten gracias a la demanda cubana y diversas empresas se ocupan del
traslado de artículos y el dinero a la Isla. El negocio de los “maleteros”
—personas que transportan estas cosas— abarca a cientos de individuos
y ha dado forma a un mercado informal con características culturales tan
peculiares, que ha devenido parte del “paisaje social” en ambos países.
Como resultado de las ventajas comparativas antes mencionadas,
Miami se ha convertido en el centro de las operaciones comerciales de
Estados Unidos con América Latina, en una plaza para la difusión de
la cultura y la ideología norteamericanas en América Latina, así como
un importante emporio financiero internacional, especializado en el
mercado latinoamericano. Los cubanoamericanos han aportado buena
parte del capital humano que ha posibilitado este desarrollo y son los
más preparados para aprovecharlo, ya sea como gerentes y profesionales
o como socios de las empresas orientadas a estos fines.
El dinamismo del mercado étnico cubanoamericano, así como la
rápida estructuración clasista del enclave, estuvieron determinados por
la emigración de una oligarquía nacional vinculada históricamente con
13Sergio Plaza Cerezo: Un análisis económico del mercado hispano en Estados Unidos, Universidad Complutense,
Madrid, 2008.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
177
grandes empresas estadounidenses y con reservas de capital en ese país
antes del triunfo de la Revolución; por las enormes inversiones realizadas por el gobierno de Estados Unidos para el sostenimiento de la
guerra contra Cuba y la asistencia a los inmigrantes cubanos; así como
por el papel desempeñado por estos en la mencionada expansión de
las inversiones estadounidenses en América Latina, a partir de la cual
la burguesía cubanoamericana ha fundido sus intereses con los sectores
dominantes de la región o competido con ellos, hasta imponer un modelo cultural en el área al que incluso el resto de los norteamericanos han
tenido que adaptarse.
En la actualidad, el capital de la burguesía cubanoamericana responde
a tres fuentes fundamentales: el invertido en empresas transnacionales
o grandes consorcios norteamericanos, los cuales muchas veces tienen
antecedentes que se remontan al período neocolonial cubano, pero también pueden ser la resultante de la lógica expansión de capitales surgidos
en la emigración; los negocios que funcionan dentro del enclave cubanoamericano de Miami, donde no están los mayores capitales pero sí los
más numerosos; y el capital acumulado a partir del tráfico de drogas y
otras actividades ilícitas, el cual incluye ramificaciones en otras áreas de
la economía.
Si analizamos la pirámide de la población económicamente activa,
encontraremos que esta burguesía apenas constituye el 1% del total,
mientras la que pudiera ser considerada como la “clase media”, dígase
pequeños propietarios, dirigentes administrativos y profesionales relativamente bien remunerados, constituyen el 38% del conjunto. Más abajo
estaría un 60% de asalariados, dentro de los cuales un 40% se ubica en la
escala de los trabajos peor remunerados.14
El ingreso per cápita anual de los cubanoamericanos es de 25 000
dólares, por encima del conjunto latino (20 000), pero por debajo de
la media nacional (33 125). Un 57% son propietarios de sus casas, lo que
de nuevo los coloca en una posición intermedia entre los latinos (47%)
y la media nacional, calculada en 65%.15 Vale decir que, como reflejo del
estado de la economía norteamericana, estos indicadores disminuyeron
de forma global durante el último decenio.
Según los últimos datos disponibles del Survey Business Owner de
la Oficina del Censo de Estados Unidos (SOB), en el año 2007 los cubanoamericanos eran dueños de 251 000 empresas, el 75% de las cuales
estaban radicadas en la Florida. Ello representó un crecimiento de casi
el doble de las que poseían en 2002. Sin embargo, solo 32 329 de estas
14Phillip Martin y Elizabeth Middley: “La cantidad de personas nacidas en el extranjero alcanza un máximo sin precedente en los Estados Unidos”, en Population Reference Bureau, 2009, www.prb.org.
15PEW, 2012: Ob. cit.
178
Dr. Jesús Arboleya Cervera
empresas contrataban fuerza de trabajo —una cantidad casi idéntica a la
de 2002—, por lo que básicamente tal incremento se debió al establecimiento de negocios personales independientes, con escasa acumulación
de capital.16
A pesar de que las principales firmas cubanoamericanas solo representaban el 13% del total, generaban el 85% de los ingresos, 43,400 millones de dólares. Mientras el promedio de ingresos de estas firmas fue de
1,3 millones de dólares anuales, el de los pequeños negocios individuales
apenas alcanzó 35 809, todo lo cual nos indica un alto grado de concentración del capital.17
Tales datos demuestran que resulta exagerado el estereotipo que define a los cubanoamericanos como una “comunidad de empresarios”, al
contrario, lo que se aprecia es una profunda diferenciación clasista, no
solo entre empleados y empleadores, sino entre los propios propietarios
de negocios, muchos de los cuales pudieran haber surgido como alternativa al aumento del desempleo en los últimos años. A pesar de esto,
tampoco deja de ser cierto que los cubanoamericanos ocupan el primer
lugar entre los negocios latinos y se ubican solo detrás de chinos, hindúes
y coreanos, dentro del conjunto de las minorías nacionales.
Según el censo de 2010, 814 000 personas integraban la fuerza laboral
cubanoamericana empleada, aproximadamente el 45% de la población
adulta, por encima de la media latina, la cual mostraba un 41% de incorporación al trabajo. Mirado desde el punto de vista de su distribución
por sectores, el 63,5% laboraba en asuntos relacionados con la información, las finanzas y otros servicios relacionados con estas actividades; el
22% en el comercio y la transportación; un 7,3% en la manufactura y el
7% en la construcción, la agricultura y la minería.18 (Ver tabla 3.)
Estos indicadores se corresponden con la estructura económica norteamericana, donde el 63% de la fuerza laboral está empleada en labores
relacionadas con la información y las finanzas; solo un 8% lo está en la
construcción, la minería y la agricultura, y un 10% en la manufactura.
Incluso es bastante similar a la composición laboral de los latinos, ya que
es un mito que la mayoría de estos están empleados en la agricultura,
cuando en realidad se trata del sector que menos hispanos emplea, al
menos de los establecidos legalmente en el país.
No obstante, sí aparecen diferencias entre los cubanoamericanos
y el resto de los latinos en cuanto al estatus ocupacional. Mientras el
33,4% de la fuerza laboral cubanoamericana realizaba trabajos como
administradores y profesionales —el mayor por ciento ocupacional—,
apenas un 21% de la media hispana se ocupaba en tareas de este tipo.
16Survey of Business Owner (SBO): US CENSUS BUREAU, 2007.
17Ibíd.
18PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
179
Otro 26,5% de los cubanoamericanos trabajaba como vendedores y oficinistas, faenas que solo desempeñaba el 22% de la fuerza laboral latina.
Sin embargo, en actividades de servicio laboraba el 24% de la media
hispana —la mayor fuente de empleo del grupo—, mientras un 17,5%
de los trabajadores cubanoamericanos realizaban esta labor. Por último,
el 12% de los latinos eran constructores, mineros y agricultores, tareas
que apenas desempeñaban el 5,7% de los cubanoamericanos; así como el
180
Dr. Jesús Arboleya Cervera
20% se ocupaba de trabajos de mantenimiento, producción y transporte,
donde estaba empleada el 16,7% de la fuerza laboral cubanoamericana.
Llama la atención el considerable incremento del índice de desempleo de los cubanoamericanos en relación con la población laboral activa (12,7%), mayor al de la media nacional (10,2%) e incluso ligeramente
superior al del conjunto hispano (12,4%). Lo que significa que este indicador prácticamente se duplicó desde el año 2000, cuando apenas alcanzaba el 6,1%, mientras que la media hispana decreció del 14,6% que tenía
en esos momentos.19 Ello puede estar determinado por el incremento
del desempleo en la Florida (11,5%), superior a media nacional (9,6%),
y particularmente en Miami, donde alcanzó la cifra de 13,6% en 2010.20
El 18% de los cubanoamericanos viven por debajo del nivel de pobreza, otro indicador negativo que creció casi un 5% en los últimos diez años,
alejándose de la media nacional (15%), aunque sigue siendo inferior al
promedio hispano, que alcanza un 25%. Por su parte, también aumentó
un 2% el número de cubanoamericanos que no cuenta con seguro médico, hasta abarcar a una cuarta parte de la población, colocándose de
nuevo en un nivel intermedio entre la tasa nacional (16%) y la media
hispana, ascendente al 31%.21
Los cubanoamericanos muestran un índice de encarcelamiento de
3,01%, solo superado por los puertorriqueños (5,06%) entre los latinos, y
equivalente a la media nacional de Estados Unidos (3,04%), la cual es la
mayor del mundo.22
Podemos entonces concluir que aunque el llamado Golden Exile no
lo es tanto. Sin embargo, en términos comparativos, aún la situación
económica y social de los cubanoamericanos es mejor que la de la mayoría del resto de los grupos latinos, lo cual se corresponde con el nivel
educacional promedio, toda vez que el 24% ha superado la enseñanza
media superior, mientras solo un 13% de los latinos ha alcanzado ese
nivel.23
Si a ello agregamos que alrededor de un 90% de los cubanoamericanos se consideran blancos, podemos comprender la razón por la cual se
conciben más cerca de la clase media blanca norteamericana que cualquier otro grupo étnico o nacional minoritario en Estados Unidos, un
elemento que influye en sus actitudes políticas.
Como vimos, el nivel de desempleo se ha agravado como consecuencia de la crisis económica y la globalización de la economía miamense,
con el consiguiente traslado de puestos de trabajo antes muy socorridos
en Miami —como el de las factorías—, hacia países donde la mano de
19U.S. Census Bureau, 2010. Census Redistrincting Data. Summary File.
20Bureau of Labor Statistics (BLS), US Department of Labor, 2011.
21PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
22Alejandro Portes y Rubén G. Rumbaut: Immigrant America, Ob. cit. tabla 26.
23PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
181
obra es más barata. Debido a esto, algunos analistas consideran que, en
términos de mercado de trabajo, Miami se ha convertido en “una economía de servicios de bajos salarios”.24 Sin embargo, a esta descripción, la
cual sin duda caracteriza la situación de la mayoría, habría que agregar
la existencia de un segmento laboral donde priman altos estándares de
calificación que polarizan el mercado laboral en sus extremos, como
ocurre en la mayor parte de Estados Unidos, lo cual beneficia a los cubanoamericanos debido a su mejor preparación profesional.
Aunque la condición de cubanoamericano no está únicamente determinada por ello, el bilingüismo es el patrón de medida por excelencia
para calcular el grado de integración de los cubanos a la sociedad norteamericana. También constituye una característica que singulariza a la
cultura cubanoamericana respecto a la cubana, dado que no solo refleja
el dominio de los dos idiomas, algo posible en cualquier parte, sino la
asimilación de ambas culturas y su reproducción en una singular que las
abarca, con sus correspondientes modificaciones.
Según se desprende de estudios realizados en 2007 en Miami, más
del 70% de los cubanoamericanos hablaban español dentro y fuera de
sus casas, por lo que ese idioma sigue primando en la mayoría de los
hogares cubanoamericanos. Sin embargo, una proporción similar de los
nacidos en Estados Unidos se sentían más a gusto hablando en inglés y
ello abarca la casi totalidad de los miembros de la tercera generación. En
resumen, aunque el 74% de la comunidad prefería que el inglés prevaleciera en la educación de sus hijos, una proporción similar alentaba el
aprendizaje de ambos idiomas.25
Tal disposición por conservar la lengua materna está relacionada con
la fuerza de la cultura cubana, pero más importante aún es su funcionalidad para la propia identidad cubanoamericana y las exigencias impuestas por la estructura económica de la región, donde el bilingüismo
constituye un atributo para insertarse en el mercado laboral. Ello lo confirman estudios realizados por la Universidad de Miami, en los cuales
se plantea que la renta de los hispanos bilingües es un 60% mayor que
la de aquellas personas exclusivamente angloparlantes.26 Mirado desde
otro punto de vista, esta exigencia al bilingüismo perjudica a los nuevos
inmigrantes que dominan menos el inglés.
Es entre los profesionales nacidos o formados en Estados Unidos, donde resulta más evidente la evolución de la cultura cubanoamericana, no
solo porque constituyen los más aptos para vincularse con el resto de la
sociedad y avanzar en la escala social, sino porque, en muchos casos, este
24Susan Eva Eckstein: Ob. cit., p.85.
25Ibíd., tabla 2.4.
26Sergio Plaza Cerezo: Ob. cit., p.14.
182
Dr. Jesús Arboleya Cervera
proceso tiende a distanciarlos de la ideología predominante en el enclave
e incorporan una nueva visión de su realidad y del mundo circundante.
Los descendientes nacidos en Estados Unidos muestran los mejores indicadores de los cubanoamericanos dentro del mercado laboral
norteamericano. Según el censo del 2000, el 41% ya se ubicaba en las
posiciones mejor retribuidas y solo un 12% se encontraba por debajo del
umbral de la pobreza. Ni siquiera los primeros emigrados, con indicadores del 36% y el 14%, respectivamente, superaban esta condición.27
Aunque gracias al capital humano de que son portadores, los nuevos
inmigrantes también han podido insertarse con relativa rapidez en el
mercado laboral y muchos de ellos ascender en su estatus ocupacional,
su situación contrasta con la de los primeros emigrados y sus descendientes. Entre los que llegaron en la década del 80, un 23% desempeñaban
ocupaciones de alto nivel profesional y un 22% estaba ubicado en trabajos poco apreciados. El 12% devengaba altos salarios y, en contraste, un
20% vivía por debajo del umbral de pobreza. Por su parte, en el caso de
los que arribaron después de 1990, se registraba un 18% en los mejores
empleos y el 24% en el estrato más bajo del mercado laboral. Mientras
que el 7% devengaba altos ingresos, el 24% vivía por debajo de nivel de
pobreza.28
El cuadro que nos presentan estos datos es una comunidad muy
segmentada desde el punto de vista clasista y cierto deterioro de sus
indicadores económicos y sociales básicos, con profundas diferencias
culturales entre los diversos grupos de inmigrantes y de estos con los
descendientes, a lo que habría que agregar la existencia de prioridades y
objetivos disímiles en sus relaciones con Cuba, todo lo cual ha influido
en la dinámica política de esa población, transformando muchos de sus
patrones tradicionales.
Estructuras políticas de la comunidad cubanoamericana
y su influencia en las relaciones con Cuba
En correspondencia con la estructuración clasista resultante de estos
procesos, la organización de los enclaves étnicos en Estados Unidos lleva aparejada la aparición de organizaciones, grupos e individuos que
asumen el control político de estas comunidades y aparecen como sus
representantes en las relaciones con el resto de la sociedad.
Con los cubanoamericanos ha ocurrido lo mismo, aunque con particularidades determinadas por el origen social de los primeros inmigrantes,
27Susan Eva Eckstein: Ob. cit., tabla 2.5.
28Ibíd.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
183
su experiencia política previa en Cuba y sus vínculos históricos con el
sistema estadounidense. Sobre todo ha sido esencial la función contrarrevolucionaria asignada por Estados Unidos a la emigración cubana,
fuente de beneficios extraordinarios, que determinaron las condiciones
de su asentamiento e integración a la sociedad norteamericana.
Ello explica que el tema cubano haya sido un asunto recurrente en
las campañas políticas locales y que con la excusa de la defensa de “La
Causa” contrarrevolucionaria se estableciera un férreo control político
interno por parte de la burguesía cubanoamericana, potenciando su
acceso a las estructuras políticas y económicas de la región, así como sus
vínculos a escala nacional en Estados Unidos.
También el neoliberalismo económico, la fuga de capitales y el comercio desigual de Estados Unidos con América Latina han resultado
fenómenos beneficiosos para la economía miamense e influido en las
posiciones de la comunidad cubanoamericana hacia los problemas de la
región. Por otro lado, la correspondencia de intereses de la extrema derecha con los sectores conservadores estadounidenses ha determinado el
papel desempeñado por los cubanoamericanos en el sistema norteamericano e influido en las preferencias electorales hasta ahora demostradas.
Como resultado de estos condicionamientos e influencias, los cubanoamericanos constituyen uno de los grupos minoritarios más conservadores de Estados Unidos y Miami se ha convertido en la “capital” de la
derecha latinoamericana. El análisis que nos ocupa, radica precisamente
en evaluar los factores que en la actualidad influyen a favor o en contra
de esta realidad y sus tendencias hacia el futuro.
Los cubanoamericanos controlan un tercio de los puestos electivos
en el condado Miami-Dade29 y la administración de las municipalidades
donde están concentrados. También ocupan posiciones directivas en
áreas donde incluso no son mayoría, lo que indica su integración con
otros grupos de poder de la región.
De los trece congresistas latinos estaduales de la Florida, once son
cubanoamericanos y, entre ellos, diez son republicanos de Miami. La
excepción la constituye José Javier Rodríguez, un joven demócrata
miamense que, desde posiciones progresistas y con el apoyo de grupos
de izquierda, triunfó sobre un candidato de la extrema derecha en las
elecciones de 2012, creando un precedente prácticamente impensable en
el pasado reciente.
La maquinaria política local cubanoamericana puede ser descrita
como una fuerza política bastante compacta, donde los conflictos entre los políticos, muchas veces escandalosos, no alteran en esencia su
29Ibíd. p. 94.
184
Dr. Jesús Arboleya Cervera
dependencia y funcionalidad para los grupos económicos dominantes,
los cuales no han tenido escrúpulos a la hora de imponer sus intereses,
utilizando para ello todo tipo de mecanismos de control social, desde el
terrorismo hasta los medios de difusión, por lo que el entorno político
cubanoamericano califica entre los más corruptos e intolerantes del país.
Si bien los anglos continúan siendo los dueños de los grandes capitales
de la Florida, así como los principales ejecutivos de las grandes empresas,
la burguesía cubanoamericana ha sabido ganar espacios en esta estructura y, sobre todo, acceder a buena parte de los negocios gubernamentales
relacionados con la localidad. No se trata de un botín menor, entre 1970
y 2000, el sector público miamense aumentó su tamaño 27 veces y llegó
a gastar 25 000 millones de dólares anuales. De hecho, la fuente fundamental de empleo del llamado “exilio histórico” no son las empresas del
enclave, como muchas veces se piensa, sino este sector público.30
El 73% de la comunidad cubanoamericana tiene la ciudadanía norteamericana.31 En el caso de los inmigrantes, son ciudadanos el 90% de los
cubanoamericanos que llegaron antes de 1980 y el 60% de los arribaron
entre esa fecha y 1990, aunque solo el 18% de los que han llegado con
posterioridad.32 Esto explica que el peso del llamado exilio histórico en
el padrón electoral resulte desproporcionado en relación con su real importancia demográfica, que los nuevos inmigrantes tengan aún un escaso
impacto en los procesos electorales y que los descendientes nacidos en
Estados Unidos constituyan un factor de importancia creciente en este
contexto.
Más del 90% de los cubanoamericanos elegibles para votar estaban inscritos antes del 2010, lo que indica un alto grado de participación política.
De ellos, el 69% eran republicanos, mientras que la media latina no sobrepasaba el 38%. Llama la atención que el 67% de los nuevos emigrados inscritos eran también republicanos, por lo que solo los nacidos en Estados
Unidos (58% demócratas) establecían la diferencia respecto a la afiliación
partidista predominante entre los electores cubanoamericanos.33
Tal evolución, unida al incremento de otros latinos en el estado, ha
determinado que a partir del 2008 los republicanos perdieran la mayoría
hispana que llegaron a ostentar en la Florida (ver tabla 4).34
Ello también ha tenido repercusiones políticas en el condado de Miami, aunque la mayoría republicana entre los hispanos se mantiene, gracias
a que el 58,6% de los cubanoamericanos son republicanos y estos continúan siendo la fuerza política latina predominante en el área.35 Aún así,
30Ibíd. p.102.
31PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
32Cuba Facts: Recents Cuban-American Voting Patterns, Miami, November 2011.
33Susan Eva Eckstein: Ob. cit., tablas 3.2 y 3.3.
34PEW Hispanic Center: Hispanic of Cuban Origin in the United States, Ob. cit.
35Cuba Facts: Ob. cit.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
185
es de notar que en Miami el índice de cubanoamericanos republicanos
es menor que la media de esta población, lo que está relacionado con el
asentamiento de los nuevos inmigrantes en el enclave y el desplazamiento hacia otras zonas de aquellos con mayores recursos económicos.
Todo ello ha afectado el monolitismo político que hasta ahora caracterizó al electorado cubanoamericano. Si bien tienden a apoyar a
los candidatos de su propio grupo nacional y estos por lo general son
conservadores republicanos, en los últimos años se aprecia la tendencia
a votar por candidatos más liberales. Al parecer, tal conducta no es ajena
a las transformaciones ideológicas que se aprecian en esta comunidad.
Según encuestas realizadas a pie de urna en 2010, el 20% de los cubanoamericanos se definió como liberal, un 38% como moderado y solo el 42%
prefirió considerarse conservador.36
Así lo confirma, además, la evolución que ha tenido el voto cubanoamericano en las últimas elecciones presidenciales. Mientras que Bush
obtuvo el 75% y 78% de la votación en 2000 y 2004, respectivamente;
McCain apenas consiguió el 64% en 2008.37 Incluso en las pasadas elecciones de 2012, la preferencia por el candidato demócrata Barack Obama
aumentó del 38% que obtuvo en 2008,38 a una cifra que ronda el 50% de
los electores, según diversas encuestas.
Aunque falta por estudiar sus causas y determinar si se trata de una
tendencia que persistirá en el futuro, la significación del voto cubanoamericano en las últimas elecciones consiste en que, a diferencia de alrededor del 40% obtenido por Bill Clinton en 1996, cuando el aumento
del voto cubanoamericano hacia los demócratas se logró gracias a su
36Ibíd.
37Ibíd.
38Ibíd.
186
Dr. Jesús Arboleya Cervera
alianza con la extrema derecha, Obama basó su campaña en propuestas
respecto a la política hacia Cuba que entraban en franca contradicción
con la plataforma de estos grupos, los cuales trabajaron activamente en
su contra. En realidad, Carter y Obama han sido los únicos presidentes
norteamericanos que no han tenido un vínculo orgánico con la extrema
derecha cubanoamericana.
La mayor parte de los analistas achacan este resultado al impacto de
los nuevos inmigrantes y la emergencia de jóvenes nacidos o formados
en Estados Unidos dentro del conjunto de votantes y aunque algunos
opinan que esto refleja un mayor desinterés por el tema cubano, no parece que fue lo acontecido en las elecciones.
Si los electores cubanoamericanos hubiesen votado por razones exclusivamente económicas, lo más probable es que tantos no lo hubieran
hecho por Obama, tal y como ocurrió en el resto del país. Tampoco los
movilizó una reforma migratoria que no necesitan o el problema de
los indocumentados. Por último, aunque efectivamente a una población
con altos índices de envejecimiento debiera preocuparle las propuestas
republicanas contra los beneficios sociales, paradójicamente no fue este
segmento el que votó por el Presidente u otros candidatos demócratas.
Dos hechos, de cierta forma relacionados, saltan a la vista como posibles causas del resultado electoral: el temor de muchos a que la política
hacia Cuba regresara a sus fundamentos más hostiles y el rechazo ideológico de las nuevas generaciones al extremo conservadurismo de los republicanos, quedando otra vez establecida la diferencia entre el llamado
“exilio histórico” y la mayoría del resto de la sociedad cubanoamericana.
Un aspecto muy discutido ha sido la significación del cambio ocurrido en los indicadores electorales de los cubanoamericanos y su impacto
en diversos aspectos de la vida política norteamericana. En verdad, la
importancia del voto cubanoamericano ha sido bastante exagerada, toda
vez que representan menos del 5% del electorado de la Florida y del
1% del país. Ni siquiera en los condados floridanos donde se concentra
la inmensa mayoría de los votantes cubanoamericanos, dígase Miami,
Broward y Monroe, su voto ha sido decisivo cuando se trata de elecciones
presidenciales, donde siempre han ganado los candidatos demócratas,
sin importar el nivel de preferencia que hayan tenido entre los votantes
cubanoamericanos.39
La conclusión es que el voto cubanoamericano solo puede resultar
decisivo en las elecciones locales, donde la participación del resto del
electorado es más escasa. En tal sentido, las transformaciones sociales
ocurridas en el sur de la Florida, incluso dentro de la propia comunidad
39Ramón Sánchez Parodi: “La sociedad socialista cubana: actualidad, desafíos y perspectivas”, Ponencia en el CIPI,
La Habana, 2012, p.9.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
187
cubanoamericana, tienden a debilitar la importancia comparativa del
voto cubanoamericano en la región, afectando el predominio hasta ahora alcanzado por las fuerzas políticas de la extrema derecha cubanoamericana, lo que no quiere decir que dejarán de tener un peso importante
en el balance regional.
Sin duda, este proceso también puede afectar el impacto de los cubanoamericanos a escala nacional, aunque no existe una correspondencia
absoluta entre una cosa y la otra. Las afiliaciones a nivel local han estado
influidas por la política hacia Cuba debido a las razones antes apuntadas,
pero pueden evolucionar en función de otros intereses, en la medida
en que disminuyan los beneficios resultantes de esta vinculación. De
aquí la importancia del estudio de estas estructuras a partir de su propia
dinámica local, las cuales tienden a tener un carácter más permanente,
cualquiera sean las posiciones respecto a Cuba.
Por otra parte, la influencia alcanzada por los grupos políticos cubanoamericanos en ciertos aspectos de la política norteamericana nunca
ha dependido del peso específico de su electorado. Por ejemplo, el papel
de los cubanoamericanos en asuntos tan debatidos como el derecho al
aborto o los programas nacionales de asistencia social resulta insignificante, pero ha tenido mayor relevancia en temas como el de las relaciones
con Cuba, dado que el interés del resto de la población es más limitado,
otorgándoles un protagonismo que sobrepasa su peso específico real.
Lo determinante en este sentido ha sido ser funcionales a determinados grupos de poder dentro del sistema político estadounidense, así
como su capacidad para interactuar con este, en lo cual ha incidido la
existencia de una cultura política que tiene antecedentes en Cuba y se
extendió en el propio quehacer de la actividad contrarrevolucionaria.
Esta imbricación es lo que explica la influencia de los cubanoamericanos
en la política de Estados Unidos hacia Cuba. No son, por tanto, los que
deciden esta política, pero su activismo ha sido un componente esencial
en la construcción de un consenso respecto a la misma y también han
contribuido a su diseño e implementación.
A escala nacional, el activismo de estos grupos se ha expresado a través
de lo que ha dado en llamarse el “lobby cubanoamericano”. Un conjunto
de organizaciones, grupos y personas de extrema derecha que, no por heterogéneo y muchas veces en conflicto, deja de actuar con un alto nivel
de coherencia política en ciertos temas y aprovecha su condición étnica
para supuestamente representar los intereses de toda la comunidad de
origen cubano, incluso de la propia población cubana.
El lobby cubanoamericano se organizó en la década de 1980, en
correspondencia con el grado de integración social ya existente en la
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Dr. Jesús Arboleya Cervera
comunidad cubanoamericana y los intereses de los grupos conservadores estadounidenses, que lo incorporaron a sus fuerzas. Ello dio origen
a la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), cuya cualidad
esencial fue representar los intereses de la entonces naciente burguesía
cubanoamericana y establecer un vínculo orgánico con los grupos políticos dominantes de la sociedad norteamericana.
Tal proceso constituyó un cambio trascendente en la propia naturaleza de la contrarrevolución, toda vez que reflejó un cambio de su
condición nacional, incluso del desplazamiento del escenario básico de
su actuación. Aunque oculto en un lenguaje político que los identifica
como “cubanos” cuando les conviene, la realidad es que el lobby cubanoamericano constituye una fuerza estadounidense destinada a influir en
la política de “su país”, dígase Estados Unidos, lo que explica el relativo
desinterés por establecer bases políticas reales dentro de Cuba y deslegitima cualquier pretensión nacionalista cuando se refiere a la sociedad
cubana.
El objetivo esencial de la FNCA, así como del lobby cubanoamericano
en general, ha sido propiciar la intervención militar norteamericana en
Cuba y, por imposición de Estados Unidos, ocupar el vacío de poder que
generaría esta situación. Ni siquiera se trata de un plan anexionista que
otorgaría derechos a los cubanos en ese país, sino el restablecimiento de
un sistema neocolonial con cualidades de protectorado, cuyas características se remontan a 1902.
La capacidad para movilizar recursos económicos con fines políticos
fue un factor decisivo en la influencia alcanzada por esta organización.
Durante el período comprendido entre 1982 y 2000, el Free Cuba PAC,
creado por la FNCA para canalizar sus contribuciones, invirtió 1,3 millones en este esfuerzo. Ello era equivalente a la mitad del dinero distribuido por las 67 organizaciones que conformaban el lobby judío y el doble
del lobby albanés, clasificado entonces, un poco sorpresivamente, como
el tercero entre las organizaciones étnicas de este carácter.40
Buena parte de este dinero ni siquiera tenía que ser desembolsado por
los supuestos donantes. Investigaciones realizadas por el profesor John
Nichols, en 1988, demostraron una coincidencia casi absoluta entre los
fondos que la FNCA recibió de la National Endowment for Democracy
(NED) y sus contribuciones a los políticos que se prestaban a cooperar
con ella.41
No obstante, no solo se trató del volumen de las contribuciones,
sino de su oportunidad y conveniente ubicación, logrando influir en
40Susan Eva Eckstein: Ob. cit., p. 108.
41Gaeton Fonzi: The last investigation, Thunder’s Month Press, New York, 1993, p. 119.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
189
importantes políticos nacionales. Combinado con el apoyo gubernamental a sus iniciativas, ello permitió a la FNCA la realización de proyectos que llegaron a tener impacto en la política nacional y exterior del
país, particularmente en el caso de Cuba.
La muerte de Jorge Mas Canosa, en 1997, así como la victoria de George W. Bush en las elecciones de 2000 —en conflicto con el clan Mas—,
disminuyeron el peso específico de la FNCA en la vida política cubanoamericana y ello generó un vacío de liderazgo que no ha tenido relevo,
aunque la extrema derecha ha mantenido su control sobre la comunidad y el lobby cubanoamericano, con otros protagonistas, ha continuado
teniendo una participación relevante en la política de Estados Unidos
hacia la Isla.
En la actualidad, el lobby cubanoamericano ya no depende de un
hombre o de una organización, como fue el caso de la FNCA. Constituye
una maquinaria política más o menos informal que, aunque asentada
en el enclave de Miami, trasciende sus fronteras, para integrarse a las
principales corrientes de la vida política norteamericana.
Sus representantes han llegado a ocupar la gobernación del estado
de la Florida y están integrados a las estructuras de ambos partidos a
escala estadual y nacional; han ubicado figuras en cargos nacionales de
importancia, incluso secretarías del gobierno federal, así como también
han sido asesores del presidente en el Consejo de Seguridad Nacional y
embajadores de Estados Unidos en varios países.
Junto a esto, ha ido en aumento su presencia en la burocracia gubernamental, lo que les permite influir de forma permanente en el diseño e
implementación de políticas, sin importar cuál sea el gobierno de turno.
Tal presencia se manifiesta de forma particular en la política de Estados
Unidos hacia América Latina y especialmente hacia Cuba. Convertidos
en “especialistas” de la región, los burócratas cubanoamericanos trasladan al gobierno norteamericano su visión respecto a la realidad latinoamericana y muchas veces son los encargados de gestionar la diplomacia,
por lo que si bien no son los que deciden la política del país, influyen de
manera importante en ella.
También cuentan con varias organizaciones denominadas political
action committes (PACs), encargadas de contribuir selectivamente a las
campañas de los políticos sobre los cuales pretenden influir o contra
aquellos que no se pliegan a sus demandas. Tales organizaciones revisten
una importancia primordial en procesos electorales cada día más costosos, para no hablar de la corrupción envuelta en esta dinámica, mediante
190
Dr. Jesús Arboleya Cervera
la cual logran enriquecerse muchos políticos del país. Definidos dentro
de la categoría de special interest groups, lo que quiere decir que están
enfocados casi exclusivamente en el tema cubano, los PACs cubanoamericanos demuestran ser particularmente activos e influyentes.
Actualmente, el más importante de estos grupos es el US-Cuba
Democracy PAC, cuya directiva son millonarios y activistas políticos
cubanoamericanos afiliados a ambos partidos. Sus objetivos declarados,
según lo especifica su sitio web, son: oponerse a cualquier legislación que
“prolongue la existencia” del régimen cubano; “alentar” a los congresistas norteamericanos con vistas a que influyan sobre sus colegas en otros
países para que apoyen esta política; defender al Hemisferio Occidental
contra la “amenaza” que significa Cuba y preparar “nuevos líderes” cubanoamericanos, encargados de dar continuidad a esta tarea.42
Creada en 2003, ese mismo año esta organización realizó contribuciones por medio millón de dólares a más de doscientos políticos norteamericanos, cuatro veces más que las realizadas por la FNCA entre
1998 y 2004 y el doble de las que hizo en 1984, cuando estaba en el tope
de su influencia. Esto lo ubicó entre los primeros 150 de los más de 1 500
PACs existentes en Estados Unidos.43
Ahora bien, desde 2008, cuando obtuvieron el máximo de sus recaudaciones (802 799) y aportaron las mayores contribuciones (767 500), se
observa un sostenido decrecimiento de su capacidad de convocatoria e
influencia en los procesos electorales. En 2010 recaudaron 634 254 dólares y aportaron 471 000, mientras que en 2012 solo recaudaron 511 722
dólares, lo que implicó que sus contribuciones disminuyeran a 304 000,
un descenso de más del 60% en apenas cuatro años.44
También se modificó el objetivo de su influencia. Si bien en 2008 el
59% del dinero fue a parar a manos de políticos demócratas, entre ellos
52 de los 66 que habían apoyado iniciativas favorables a Cuba, y esta
preferencia aumentó al 70% en 2010, en 2012, el 62% estuvo destinado al
apoyo de políticos republicanos, lo que pudiera constituir un indicativo
más de la polarización política existente en el país y la consiguiente reducción del margen de maniobra de estos grupos.45
Además, la extrema derecha cubanoamericana tiene presencia en
varios “tanques pensantes”, especialmente de tendencia conservadora;
en supuestas organizaciones de derechos humanos que reciben fondos
del gobierno para el ejercicio de la política oficial por vías no gubernamentales; en importantes bufetes de abogados y en empresas cabilderas
privadas, muchas veces integradas por cubanoamericanos que han formado parte del gobierno.
42www.uscubapac.com
43Susan Eva Eckstein: Ob. cit., p. 120.
44Center for Responsive Politics (CRP): Open Secrets.org, 2013.
45Ibíd.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
191
Aunque algunos políticos de este origen ya no dependen del voto
cubanoamericano, donde quizá existe una mayor relación entre la fuerza política local y su influencia a escala nacional es en la elección de un
grupo de congresistas y senadores federales, que han convertido a esta
comunidad en el grupo hispano proporcionalmente mejor representado
del país. De aquí que, cualquier variación en la composición de estos
políticos, reviste una importancia estratégica para la influencia del lobby
cubanoamericano en la política hacia Cuba.
Son cubanoamericanos cuatro de los treinta congresistas federales
latinos. Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lethinen son republicanos de
Miami y Joe García es un demócrata de la misma ciudad. Completa la
lista Albio Sires, de New Jersey, alguien que comenzó su carrera como
demócrata, después se pasó al Partido Republicano, más tarde se declaró
independiente y finalmente regresó al Partido Demócrata. También son
cubanoamericanos los únicos tres latinos senadores del país: el demócrata Bob Menéndez, de New Jersey, y los republicanos Marco Rubio, de la
Florida, y Ted Cruz, de Texas.
A pesar de también constituir un producto de la maquinaria política
miamense, debido a su respaldo a la política del presidente Obama hacia
Cuba, el triunfo de Joe García, primer demócrata cubanoamericano que
obtiene un escaño federal en el sur de la Florida, constituyó una alteración apreciable del monolitismo que caracterizaba a la representación
cubanoamericana en el Congreso norteamericano.
Al igual que García, nacido en Miami, los senadores cubanoamericanos Marco Rubio y Ted Cruz forman parte del relevo generacional
de políticos cubanoamericanos, lo cual también está ocurriendo con
bastante asiduidad a nivel local en Miami.46
Aunque pudiera suponerse que la emergencia de esta nueva generación implicaría la adopción de posiciones más liberales dentro del
espectro político estadounidense, así como actitudes más flexibles en el
caso de las relaciones con Cuba, en la mayor parte de los casos esto no se
ha confirmado en la práctica. La razón son los vínculos de estas personas
con los grupos de la extrema derecha, a través de los cuales han accedido
a los recursos económicos y la influencia que se requiere para participar
en la política de Estados Unidos.
A pesar de contar con una mayoría republicana en la Cámara de
Representantes y llegar a ocupar posiciones tan importantes como la
presidencia de la Comisión de Relaciones Exteriores de esa entidad, en la
persona de Ileana Ros; durante los gobiernos de Barack Obama, el lobby
46Robert Menéndez también nació en Estados Unidos, pero su ascenso en la política refleja otro proceso.
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Dr. Jesús Arboleya Cervera
cubanoamericano no ha podido concretar iniciativas legislativas que
refuercen significativamente la política contra Cuba. Ello demuestra las
limitaciones de estos grupos para actuar en franca oposición a la política
gubernamental y también que el balance puede cambiar si la política del
gobierno les resulta favorable.
De todas formas, aprovechando la polaridad existente entre ambos
partidos, la debilidad de los grupos que apoyan una reformas de la política hacia Cuba y la propia falta de voluntad del ejecutivo en este sentido,
la extrema derecha cubanoamericana en el Congreso ha sido capaz de
bloquear aquellas iniciativas destinadas en sentido contrario a sus posiciones; dificultar acciones gubernamentales encaminadas a flexibilizar
la política hacia Cuba y, sobre todo, a fiscalizar la implementación de
la normas vigentes, especialmente el bloqueo económico, a través de
presiones e influencias sobre los organismos encargados de ejecutarla,
como es el caso del Departamento de Estado y la oficina OFAC del Departamento del Tesoro.
El resultado ha sido que su actividad ha contribuido al mantenimiento del statu quo en sus aspectos esenciales, lo cual, aunque favorece política y económicamente a la extrema derecha cubanoamericana, dado
que la ley Helms-Burton y el Plan Bush continúan siendo la base de la
política oficial de Estados Unidos hacia Cuba, también refleja el retroceso relativo de la capacidad de acción que tuvieron en otros momentos.
Otro aspecto en que se ha hecho sentir el activismo del lobby cubanoamericano ha sido en la política de Estados Unidos hacia América
Latina. En tal sentido, han creado dificultades para el ejercicio del “nuevo comienzo” proclamado inicialmente por Obama para las relaciones
con la región y, desde el Senado, han bloqueado el nombramiento de
funcionarios y embajadores encargados de llevarlo a la práctica.
Resulta evidente el apoyo que han brindado a la contrarrevolución
en Venezuela y otros países progresistas de la región, lo que no excluye
la participación en acciones subversivas concretas y la protección de los
involucrados, en coordinación con los servicios especiales estadounidenses, con los cuales mantienen relaciones históricas. Incluso, algunos le
achacan un activo protagonismo en el golpe de Estado en Honduras y,
de hecho, Ileana Ros fue la política norteamericana que mayor respaldo
público brindó a los golpistas.
Más importante aún, la extrema derecha cubanoamericana funciona
integrada a la derecha latinoamericana y ha sido un factor relevante en
los intentos de revitalización de estas fuerzas en la región, destacándose
su participación en la creación de coaliciones entre los diversos grupos
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
193
y países, el financiamiento de sus actividades, la manipulación de la opinión pública y el acceso a diversos sectores de poder norteamericanos,
con vista a influir en la política de Estados Unidos al respecto.
Sin duda, el lobby cubanoamericano constituye una fuerza política
nada despreciable, con experiencia política, recursos económicos e
importantes contactos dentro y fuera de Estados Unidos. Sin embargo,
enfrenta una contradicción objetiva básica: la falta de viabilidad de sus
presupuestos respecto a la política de Estados Unidos hacia Cuba.
Ello no solo se expresa en la incapacidad para llevar a vías de hecho el
objetivo histórico de destruir a la Revolución cubana y mucho menos de
aislar a Cuba del concierto latinoamericano en las actuales circunstancias, sino en el debilitamiento de su propia base social, como resultado
de los cambios ocurridos en la comunidad cubanoamericana.
Desde 1991, el Cuban Research Institute (CRI) de la Universidad
Internacional de la Florida, viene realizando encuestas respecto a las
inclinaciones políticas de la comunidad cubanoamericana, las cuales
muestran una sostenida tendencia al incremento de los indicadores que
distancian a la mayoría de la agenda del “exilio histórico”, especialmente
en cuanto a la política hacia Cuba y las relaciones con la Isla.
Todavía en la última encuesta, llevada a cabo en 2011, se observan
resultados contradictorios: mientras el 56% continuaba apoyando el
mantenimiento del bloqueo económico, una cifra similar lo consideraba
inefectivo y el 75% respaldó la venta de medicinas y alimentos. Incluso,
un 58% se manifestó a favor del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.47
Lo que sí resultó evidente fue el apoyo creciente a establecer facilidades para el desarrollo de los vínculos con Cuba. El 57% respaldó la
posibilidad de que todos los norteamericanos pudiesen viajar a Cuba
sin restricciones y el 61% se opuso a las propuestas de ley encaminadas a
limitar esta posibilidad. Siendo una actitud particularmente mayoritaria
entre los que emigraron después de 1994 (76%), los jóvenes entre 18 y 44
años (74%) y los nacidos en Estados Unidos, que alcanzaron un 72%.48
Aunque aún ninguna tendencia organizada se equipara en influencia
a la extrema derecha, dentro de la propia elite de la burguesía cubanoamericana han aparecido sectores que antes apoyaban la agenda de estas
fuerzas y ahora plantean revisar los presupuestos de esta política.
De nuevo, estamos en presencia de la convocatoria a un diálogo con
Cuba que no excluye el interés contrarrevolucionario de transformar el
carácter socialista del régimen cubano, lo que tiene implicaciones para
la seguridad del país que no pueden ser ignoradas. Así y todo, implica un
47Cuban Research Institute (CRI): 2011 Cuba Poll, Brookings Institution, Miami, September 2011.
48Ibíd.
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Dr. Jesús Arboleya Cervera
fracaso para la extrema derecha, ya que no solo afecta el clima de beligerancia que ha promovido, sino las bases políticas de su control sobre el
resto de la comunidad.
La más importante de estas organizaciones es el Cuban Study Group
(CSG), dirigida por el empresario Carlos Saladrigas e integrada por un
número relativamente importante de hombres de negocios del mismo
origen que se declaran “moderados”. Aunque dice ser una organización
no partidista y evita intervenir institucionalmente en las campañas políticas, evidentemente el CSG tiene sus bases en sectores demócratas de la
comunidad cubanoamericana, mantiene vínculos con la administración
Obama y trata de influir tanto en la política de Estados Unidos hacia
Cuba, como en la propia política interna cubana, a partir de sus estrechos vínculos con la Iglesia católica.
Influidos en buena medida por las posiciones de esta Iglesia, este
grupo promueve una agenda de “conciliación entre cubanos”, aspiran
a participar en los cambios económicos que se promueven en la Isla y
han financiado estudios para demostrar que tal sentimiento es el prevaleciente en la comunidad cubanoamericana. El paso más definitorio de
esta organización respecto a la política de Estados Unidos hacia Cuba, ha
sido la propuesta de eliminar la ley Helms-Burton, lo que los coloca en
franca oposición con la extrema derecha cubanoamericana.
Otro grupo alternativo que se ha destacado en los últimos años, al
menos desde el punto de vista mediático, ha sido el Cuban Americans
for Engagement (CAFE). Surgido en abril de 2012, está básicamente integrado por académicos e intelectuales relativamente jóvenes, muchos
de los cuales emigraron a Estados Unidos en los últimos años, aunque
también agrupa a otras personas de diverso origen y tiempo de estancia
en Estados Unidos.
Desde una perspectiva bastante liberal y usualmente progresista,
CAFE publica un boletín electrónico donde se analizan problemáticas
relacionadas con las relaciones entre los dos países y aboga por un mejoramiento de las mismas. También han realizado acciones de cabildeo en
el Congreso norteamericano y hacia el propio gobierno cubano, así como
ha establecido relaciones con grupos estadounidenses del mismo corte,
especialmente el Centro para la Democracia en las Américas (CDA).
Si se evalúa a partir de su capacidad de convocatoria y los recursos
económicos de que dispone, habría que concluir que su influencia real es
bastante escasa. No obstante, CAFE ha resultado funcional al propósito
de alentar el debate sobre Cuba, en detrimento del predominio de la
extrema derecha cubanoamericana en este campo.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
195
A este grupo se suman otros, liberales y de izquierda, que históricamente han defendido el diálogo con Cuba y cada día se involucran más
en la política local, con la esperanza de que el arribo de los nuevos inmigrantes cambie la correlación existente. Sin embargo, contra esos grupos
conspira la escasa participación política de su potencial base electoral,
así como la propia situación social de estos, la cual los hace dependientes
de los sectores económicos dominantes y ello pudiera explicar el alto
número que se han inscrito como republicanos.
De cualquier forma, son escasos los nuevos inmigrantes que se han
sumado a grupos contrarrevolucionarios y otras agrupaciones políticas
de la extrema derecha. Al margen de cuáles sean sus diferencias con el
sistema político cubano, la singularidad de estos sectores radica en que
sus pretensiones no son “recuperar” lo perdido en Cuba, aspiración que
ha condicionado la ideología y las prioridades políticas del “exilio histórico”. Otra también es su procedencia social, la experiencia de vida y los
vínculos de estas personas con la sociedad cubana, por lo que les resulta
absolutamente ajeno el presupuesto de condicionar el contacto con su
país de origen al triunfo del proyecto contrarrevolucionario.
Toda vez que el mantenimiento de la beligerancia contra Cuba exige
este aislamiento y en ello se sustenta el discurso de la extrema derecha,
las relaciones con Cuba se han convertido en el punto de demarcación
del espectro político cubanoamericano.
La voluntad de relacionarse con Cuba se expresa de muchas maneras,
entre otras, el interés en actualizarse de lo que ocurre en el país y disfrutar de su cultura; la constante comunicación con familiares y amigos; los
viajes en ambas direcciones y los envíos de remesas. Incluso la posibilidad de invertir en el país, lo cual ya se concreta de manera informal a
través de los pequeños negocios que se han desarrollado en el país, como
resultado de la actualización del modelo económico cubano.
Más 375 000 emigrados visitaron el país en 201049 y otros 400 000 lo
hicieron en 2011, entre ellos alrededor de 300 000 procedentes de Estados Unidos.50 Esto los convierte en uno de los principales componentes
del flujo turístico a Cuba, ya que aunque la ley norteamericana prohíbe
que ese sea el objetivo del viaje, en la práctica muchas veces se comporta
como tal.
No existen fuentes públicas para fijar con exactitud el monto de las
remesas enviadas por los cubanoamericanos a Cuba, pero la mayor parte de los analistas coinciden en calcular una cifra que ronda los 2 000
millones de dólares anuales, constituyendo uno de los principales ingresos de dinero neto al país. Según una encuesta realizada por Diálogo
49Omar Everleny: Cuba: turismo total, Centro de Estudios de la Economía Cubana, 2011.
50González Delgado y Sergio A. Gómez Gallo: “Las medidas para actualizar la política migratoria responde al actual
momento histórico de la Revolución”, en Granma, La Habana, 25 de octubre de 2012.
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Dr. Jesús Arboleya Cervera
Interamericano a 300 familias cubanas y cuyos resultados aparecieron
en la revista Palabra Nueva, publicación de la Arquidiócesis de La Habana, el 57% de las personas que reciben remesas utiliza o piensa utilizar, al
menos, una parte para el desarrollo de pequeños negocios.51
En cuanto a la composición de los remitentes, estudios realizados en
Estados Unidos en 2007, antes de que fueran flexibilizadas las restricciones por parte del gobierno de Obama, mostraban que mientras un
75% de los que emigraron después de 1985 enviaban remesas a Cuba,
solo lo hacía el 31% de los que llegaron antes de 1964. Esta proporción
aumentaba en relación con la fecha de salida de Cuba: 45% para los que
emigraron entre 1965 y 1975 y 51% para los anteriores a 1984. No obstante, llama la atención que un 47% de los nacidos en Estados Unidos
también enviaba dinero a Cuba.52
La extrema derecha ha tratado por todos los medios de entorpecer
este mercado y para ello ha promovido desde acciones legislativas hasta
ataques terroristas, en parte porque se trata de un negocio muy lucrativo
que escapa a su control y tiende a servir de base económica a fuerzas
políticas alternativas. Pero también porque es el canal a través del cual se
concretan contactos humanos y culturales entre los cubanoamericanos
y la Isla, lo cual se contrapone al clima de beligerancia que justifica su
política.
Resulta evidente que el tema de las relaciones con Cuba constituye
una necesidad existencial de los nuevos inmigrantes, colocándolos en
franca oposición con las propuestas republicanas encaminadas a limitar
estos contactos. Pero esta contradicción no resulta tan clara en el caso
de los jóvenes nacidos o criados en Estados Unidos, cuyo vínculo con
su patria de origen tiene un valor más difuso e incluso muchas veces ni
siquiera se materializa en la práctica. De resultas, es de suponer que el
interés por Cuba de estas personas responde básicamente a necesidades
culturales, relacionadas con la propia identidad de los cubanoamericanos y la evolución de sus tendencias políticas endógenas.
Conscientes de que estas manifestaciones ponen en crisis todo el andamiaje que sustentan sus posiciones, la extrema derecha ha tratado no
solo de impedir el contacto con la sociedad cubana, sino de utilizarlo
como excusa para retrasar la eventual participación de los nuevos inmigrantes en la vida política norteamericana y en tal sentido han propuesto
enmiendas a la propia Ley de Ajuste Cubano.
No es descartable entonces que en algún momento se vuelvan también contra el convenio migratorio de 1994, si tenemos en cuenta que es
51Manuel Orozco y Katrin Hansing: “Remesas: presente y futuro de la pequeña empresa en Cuba”, en revista Palabra
Nueva, La Habana, mayo de 2011.
52Susan Eva Eckstein: Ob. cit., p. 178 y tabla 6.2.
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
197
la vía que alimenta el ingreso masivo de los nuevos inmigrantes cubanos
y el único acuerdo existente entre los dos países. Tal eventualidad podría ser respaldada por el gobierno norteamericano, toda vez que estos
inmigrantes constituyen una carga social que no se compensa con los
beneficios políticos que dieron origen a su excepcionalidad.
La conclusión es que la agenda ultraderechista se contradice cada día
más con los intereses de los grupos emergentes de la comunidad cubanoamericana respecto a los vínculos con Cuba y ello tendrá inevitables
consecuencias para su capacidad de convocatoria y control sobre el resto
de la comunidad cubanoamericana.
Teniendo en cuenta la polarización y el equilibrio existente entre las
fuerzas que dominan el escenario político estadounidense, lo cual torna
sumamente difícil la posibilidad de un predominio conservador como
el existente en décadas pasadas; el agotamiento de su agenda política; la
desaparición física de su base política natural y el impacto adverso de las
transformaciones sociales que están ocurriendo en la comunidad cubanoamericana, es posible afirmar que el futuro del lobby cubanoamericano es cuando menos incierto, con tendencia a disminuir su influencia en
la política de Estados Unidos hacia Cuba.
Se trata de un proceso por demás irreversible, dado que está determinado por la incapacidad estructural de Estados Unidos para reproducir
la función contrarrevolucionaria que cumplía la emigración cubana,
debido a factores que escapan a su control. No obstante, la velocidad
con que esto ocurra dependerá de múltiples factores, lo que obliga al
estudio sistemático de sus condicionantes, en particular su interrelación
con la dinámica política norteamericana. También abre espacio al establecimiento de políticas por parte de Cuba que contribuyan a acelerarlo.
Conclusiones
Recientes investigaciones del Centro de Estudios Demográficos de la
Universidad de La Habana (CEDEM) indican que la emigración será una
constante en el futuro predecible de la sociedad cubana y representará
una pérdida neta superior a las 40 000 personas anuales, lo cual influirá
en el monto y el envejecimiento de la población, debido a la juventud
promedio de los emigrantes.53
A esta realidad tiene que enfrentarse la política cubana cuando se
plantea lidiar con un fenómeno que tiene consecuencias sociales,
53Antonio Aja y Juan Carlos Albizu: La emigración en la dinámica demográfica actual, CEDEM, Universidad de La
Habana, 2012.
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Dr. Jesús Arboleya Cervera
económicas, políticas, culturales y de seguridad nacional, tanto a escala
doméstica, como en el conjunto de sus relaciones exteriores, especialmente con Estados Unidos.
El 80% de los emigrantes cubanos se han asentado en Estados Unidos
y todo indica que esta continuará siendo la tendencia. Estimulada por
ese país para crear la base social de la contrarrevolución y el centro de
sus principales activistas, la emigración ha sido un factor muy negativo
en las relaciones entre los dos países, sobre todo cuando devinieron parte integral de esa sociedad, en su condición de cubanoamericanos, y la
extrema derecha asumió su representación política.
Revertir este papel constituye un ingrediente básico de la política de
Cuba hacia Estados Unidos y para ello resulta indispensable neutralizar
a la extrema derecha cubanoamericana. Mirado desde este punto de
vista, el influjo de los nuevos inmigrantes cubanos en ese país resulta beneficioso para Cuba, toda vez que, por su propia naturaleza, transforman
la base social que ha servido de sustento a la contrarrevolución.
En igual sentido actúa la emergencia de las nuevas generaciones y
su apreciable distanciamiento de las posiciones tradicionales del “exilio
histórico”. Aunque se trata de una problemática que requiere de futuras
investigaciones, resulta evidente que constituye un elemento más del
debilitamiento de la función contrarrevolucionaria que hasta ahora ha
desempeñado esta población y su eventual inviabilidad, dentro del contexto de la política de Estados Unidos contra Cuba.
Este escenario obliga a reflexionar sobre los presupuestos que por mucho tiempo predominaron en la visión cubana del fenómeno migratorio
y el asentamiento de los emigrantes en Estados Unidos. Hasta la ley de
Ajuste Cubano ha dejado de ser funcional a la política norteamericana
y se ha convertido en un problema para la extrema derecha. En igual
sentido actúan los acuerdos migratorios, por lo que no es descartable
que se tornen objeto de contradicciones en el seno de la comunidad
cubanoamericana y su mantenimiento devenga tema de debate entre
los dos países.
A pesar de que aún tales transformaciones no son suficientes para
contrarrestar el predominio alcanzado por la extrema derecha en la comunidad cubanoamericana y su influencia en el diseño e implementación de la política de Estados Unidos hacia Cuba, ya es posible observar
un deterioro del poder y la capacidad de influencia que antes tenían
estos grupos.
Factores concretos determinan el distanciamiento de los intereses más
generales de la comunidad cubanoamericana con la extrema derecha,
La comunidad cubanoamericana y su impacto en la política...
199
afectando tanto el balance de fuerzas existente en el enclave, como su
peso en el debate respecto a las relaciones con Cuba.
El devenir de este proceso dependerá de muchas variables, en particular la situación interna de Estados Unidos y los progresos del modelo
económico cubano, pero aún así parece inexorable, tanto porque el
discurso de la extrema derecha se contrapone con lógicas culturales y
existenciales que imponen su propia dinámica en la comunidad cubanoamericana, como por estar relacionado con el fracaso del proyecto
contrarrevolucionario, al menos de sus tendencias más agresivas.
Por otro lado, razones económicas, políticas y la propia problemática
migratoria existente en ese país, impide a Estados Unidos sostener por
tiempo indefinido la política de privilegios y beneficios que sirvió de
base a la función contrarrevolucionaria de la emigración cubana y ello
ya se confirma en la práctica.
En la actualidad, el debate respecto a las relaciones con Cuba constituye el punto de demarcación de las posiciones políticas en el seno
de esta comunidad. Aunque este interés responde a razones y objetivos
diversos y muchas veces ni siquiera es la política o la ideología el aspecto
central de las motivaciones de la mayoría, se traduce inevitablemente en
política, en la medida en que altera el orden vigente dentro del enclave
y pone en crisis el discurso que ha sustentado la política contra Cuba.
Por esta razón, al margen de las intenciones contrarrevolucionarias
que también lo estimulan y las consecuencias indeseadas que siempre
comporta, el contacto pueblo a pueblo, entre los cubanoamericanos y
la sociedad cubana, constituye el recurso más efectivo del que dispone
Cuba para sumar a buena parte de la comunidad cubanoamericana a
las corrientes que favorezcan un cambio de la política de Estados Unidos hacia Cuba, lo que además significaría un estímulo decisivo para las
mismas.
La nueva política migratoria constituye un paso importante en esta
dirección, pero sus disposiciones aún no son tan favorecedoras para los
que emigraron con anterioridad a su promulgación y para los descendientes nacidos en Estados Unidos, por lo que todo lo que pueda legislarse en función de facilitar los contactos y profundizar el compromiso de
los emigrados y sus descendientes con su patria de origen, contribuiría
decisivamente a este empeño.
En igual sentido, aunque conlleva repercusiones políticas que no
pueden ser desconocidas y obligan a un adecuado control, el desarrollo
de vínculos económicos de los cubanoamericanos en Cuba puede servir
de base a un cambio cualitativo en sus relaciones con el país y estimular
200
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que sectores de la burguesía, determinantes en el acontecer político del
enclave, se distancien aún más de la extrema derecha y favorezcan un
cambio de la política norteamericana.
Muchas veces, de lo que se trata es de avalar oficialmente lo que ocurre espontáneamente en la práctica. En realidad, nunca antes las relaciones de la sociedad cubana con la comunidad cubanoamericana han sido
más amplias y sistemáticas. Ello incluye no solo el contacto familiar, sino
vínculos personales e institucionales en muy diversas esferas de la vida
nacional, incluso el comercio entre ambas sociedades e inversiones en
los pequeños negocios que se desarrollan en el país.
Aunque no es de esperar que ello se traduzca en un apoyo mayoritario al sistema socialista cubano, la conclusión más importante de este
análisis, es que existen condiciones objetivas para que las transformaciones sociales de la comunidad cubanoamericana repercutan a favor
de establecer mejores relaciones con Cuba y ello tendría consecuencias
inevitables en la estructura política del enclave, así como en el balance
de fuerzas que actualmente representan a esta población en el sistema
político estadounidense.
Ello potencia la capacidad de la política cubana para influir en este
proceso, lo que tendría repercusiones apreciables en la política norteamericana hacia la Isla e incluso pudiera beneficiar al país en el plano
doméstico, contribuyendo a su cultura y su economía.
Mirado de esta manera, la existencia de una comunidad cubanoamericana voluminosa y potente no es necesariamente mala para Cuba, sino
que, por el contrario, podría convertirse en un factor que contribuya
al desarrollo del país y a la resistencia del pueblo cubano frente a las
pretensiones hegemónicas de Estados Unidos, si la política cubana se
adecua a la nueva realidad y contribuye a estimular sus tendencias más
positivas.
Las investigaciones relativas a esta temática, no solo pueden aportar
un arsenal teórico indispensable para la comprensión del fenómeno,
sino que tendrá la utilidad práctica de contribuir al diseño de las políticas
más convenientes para enfrentarlo y, de hecho, deben formar parte de
la política misma, toda vez que implican el desarrollo de intercambios
con académicos e instituciones cubanoamericanas y norteamericanas en
general, así como la realización de eventos y otras formas de contacto,
que contribuyan al mejor entendimiento entre las partes.
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