~ ~{nlP ~i`)Vf:l ~Vf¿. - Geografía Económica II

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'.' El espacio geográfico
en otra parte ni en otro momento-~'Una ciu­
dad, una montaña o un río, tienen una personalidad y una identidad. Jamás un paisaje es estrictamente..
i)/yal a otro. D,entro Cfe .una visión somera del espacio,
esta diferenciación puede parecer incompatible con la·
no-ción. de .h.Qmogeneidad del espacio; nada m.enos
cierto. Como .veremos más adelante:'L~~eidad
!; $ la ca nse c u en c i a de J1L.r:.e.p.e.tLG~.Q¡.f-d.e_..d.e.tam
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en Ica, en una 'determinaa supeff¡­
"cle. Pero, como cons.ecuencia de las desigualdades
que se presentan, incluso dentro de las familias de for­
mas y de sistemas, el espacio geográfico se presenta
dotado de cierta rugosidad, que hace que las compa­
raciones y las esquematizaciones rápidas sean más
difíciles:
No obstante, al propio tiempo que muestra lo que
constituye la originalidad de su esfera, el geógrafo que
analiza. el espacio localizado y diferenciado se esfuerza
al mismo tiempo por poner de relieve los elementos
de comparaGión que permiten el reagrupamiento de
los principal~ elementos, de las formas, de los siste­
mas y de los~procesos en grandes familias. Aunque la
únicamente puede surgir por compara­
con situaciones análogas, lo mismo que la excep­
ción únicamente aparece una vez conocido el término
medio. El geógrafo puede parafrasear a Gcethe escri­
biendo que «todas las formas son semejantes y que
ninguna es igual a las demás», El geógrafo 'describe a
la vez lo único y lo cambiante, poniendo de relieve, si
no unas leyes en el sentido de las ciencias exactas,
por lo menos unos grupos de combinaciones dinámi­
cas que explican las formas y facilitan su clasificación,
indispensable para las comparaciones.
. Cada día es más necesario el uso de las matemá­
ticas para el establecimiento de las corre!~cior19s, para
11
Los caracteres del.espacio geográfico
la determinación de las interrelaciones, y para cifrar
ciertos v~lúmenes. Este uso exige l.iOOS datos que
sean a la vez localizables, precisos y comparables.
Pero muchas veces los datos utilizados por los geó­
grafos no se púeden cuantificar tan fácilmente como
los que emplean los economistas, 'y de ahí unas inves­
tigaciones que a menudo son más cualitativas que'
cuantitativas. No obstante, parece vano comparar las
ventajas de una investigación cualitativa con las de
una investigación más cuantitativa. No existe más que
una única y misma investigAción, que puede perfec­
cionarse por medio de unos análisis que n.o son
cuantificables, aunque algunos de CJyos resultados
pueden exponerse más cla~':;¡mente gracias a una
formulación cifrada, y de ahí la útilidad del instrumen­
ta I matemático.
Un espacio cambiante que se describe
se modifica continuamente.
una porción de! espacio
asado más o menos le¡M
Jlressmte E.;; como un palimsesto en erque los analísiS
de las herencias permiten rehacer sus evoluciones. El
espacio geográfico está impregnado de historia, y por
ello se diferencia de los espacios ec.onómicos, que
casi siempre dejan de lado la profundidad histórica.
Este espacio concreto y localizable es un espacio cuya
apariencia -el paisaje- se describe. Vidal de La 81a­
che, uno de les fundodores de !a geo;::¡rafía francesa a
principios de este siglo, para nombrar al paisaje
empleaba igualmente la palabra «fis.onomía».
«La originalidad de una parte del,espacio terrestre se
expresa por su "fisonomía" en un estilo particular de
nización espacial nacido de la unión de la naturaleza y
la
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12
El espacio geográfico
Los caracteres del espacio g¡Jográfico
13
, historía; en otras palabras, en lo que más tarde llamaremos
un paisaje. Vidal de La Blache ha puesto al servicio de esta
nueva noción su arte incomparable de la descripción, que
sabe -mediante la elección de los detalles, típicos, por la
habilidad de la generalización, por el resumen de ciertas
cQmparaciones- ofrecer un 'cuadro evocarlor y preciso de
estos "seres geográficos" que son los paisa;es» (E. Juillard,
Région et ré.qionalisationl.
nado de ciertos valles y retocó el perfil de las pendien­
tes. El corte de las gargantas es una consecuencia de los movimientos tectónicos de la segunda párte del " Terciario, que levantaron las superficies de erosión, y a
yeces las bascularon. La red hidrográfica principal se
hunde en mesetas formadas de un material rocoso
resistente a I~ erosión (granitos, esquistos cristalinos,
La descripción es indispensable para la' e'xplica­
et,c.). de donde la lentitud en el ensanchamiento de los
y los trámites de la investigación están constitui­
valles, que quedan estrechos (Sioule, Dordognel. Este
dos por un constante vaivén entre la descripción y la
paisaje tiene su explicación, pues;' al e,n'contrar en los
explicación. Debido a este juego entre descripción y
distintos conjuntos topográficos los'testimonios de las
explicación existe una ~tica de la gestión geográ-: ' 'formas heredadas de un pasado más o menos lejano.
fica. La descripción va ora, clasifica y ordena los ele­
No obstant~, también sabemos que una herencia se
mentos del paisaje que son ,motivo de análisis. La des­
conserva mejor o peor, y que constan,1emente se al­
cripción per-mite prantear los problemas y buscar las
tera. Pero las superficies planas próximas a la
relaciones entre las combinaciones. Es una condición
horizontalidad pueden mantel1erse duraderamente, lo
previa al estudio, aunque es mucho más que una con­
que explica la conservación de las superficies de ero­
dición previa. En las diferentes etapas de fa explica­
sión en rocas Ol,.lras, mientras que las' entalladuras ción se acude a la descripción" En el análisis del espa­
lineales pueden formarse rápidamente a escala de los cio geográfico se parte de lo qúe está presente, de lo
tiempos geológicos. Asf, es posible que la excavación que es visible, para aquilatar la ir1')p,ortancia de las
del Gran Cañón del Colorado, que rebasa los 2.000 m, herencias y la velocidad de las evolucione~, para des­
tuviese lugar en sus rasgos esenciales en el transcurso cifrar los sistemas que son las estructuras que actúan'
del Cuaternario, es decir, durante los dos últimos sobre el espacio.
millones de años. Los altiplanos cristalinos del Macizo Central fran­
~,EI análisis de un paisaje urbano es asimismo cés sQ'n elevadas superficies onduladas, con pequeños
revelador de su historia y de sus condiciones de valles repletos de derrubios, y fondos húmedos; en
desarrollo, y muestra el peso del pasado en la organi­
estas superficies los ríos están encajados en gargan­
zación del espacio urbano en ,la época contemporá­
tas. La relati.va horizontalid'ád de los altiplanos es una
n..ea. Numerosas ciudades de Europa occidental poseen un núcleo medieval con callejuelas estrechas, herencia dé las superficies de erosión terciarias, ela­
boradas bajo climas casi siempre húmedos y cálidos
amontonado alrededor de la iglesia o de la catedral.
que favorecen las alteraciones, y a ves:;es más secos, y
Las antiguas fortificaciones que limitaban el área
de ahí los esparcimientos debidos a la aHoyada. Una
urbana contribuyendo a su defensa se han podido
parte del material de descomposición y de disgrega­
suprimir, y su .ernplazamiento. se ha utilizado para la
construcción de una avenida circular, más allá de la
ción, que se remonta p las fases cálidas del Terciario,
cual se extienden' los barrios másrecientes; a menudo
fue reorganizada por fenómenos de solifluxión en los
períodos fríos del Cuaternario, ,lo cual provocó el rellelos del siglo XIX se construyeron en las proximidades
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14
Los caracteres del espacio geográfico
El espacio geográfico
de la estación del ferrocarril. A veces en la trama urba­
na todavía encontramos el dibujo de la parcelación
rural, lo cual a la vez señala la extensión de la ciudad
por el campo y la inercia que permite conservar una
estructura antigua dentro de una estructura de
naturaleza distinta. Pero. así como los altiplanos del
Macizo Central francés están cortados por gargantas,
el viejo barrio medieval se ha cortado con arterias
mejor adaptadas a la circulación automovilística. pero
que rompen la organización viaria medieval.
Algunas zonas de Europa occidental o del norte
de África conservan todavía testimonios de la coloni­
zación romana. El cuadriculado agrario de ciertos SEiC­
tores de la Emilia es el resultado de la distribución del­
espacio que hicieron los centuriones. En la disposición
de algunos campos del llano de Alsacia encontraría­
mos aún las huellas de la organización de los terrenos
del Neolítico. Los 'ejemplos de este tipo podrían
multiplicarse.
El análisis de las herencias partiendo de la obser­
vación del paisaje lleva necesariamente al estudio de
las interacciones, que es una da las bases de la ge
tión geográfica.
Una montaña levantada por movimientos tectól
cos queda expuesta inmediatamente a los ataques
la erosión. Pero, como,'sel¡! que la velocidad del leva
tamiento es superior al borrado debido a la erosión,
forma un relieve culminante. El aumento del volum.
montañoso provoca una modificación del clima regi
nal y local. Las formaciones vegetales experimenti
un cambio a consecuencia del escalonamiento si
amplitud de las desnivelaciones es suficiente, y al mis­
mo tiempo debido a la evolución del sistéma de pen­
dientes, sistema que depende de la tectónica, de J
erosión y de las características de los volúmenes roce
sos sobre los que se ejerce la erosión. Todos los relie
ves terrestres son el resultado de las interaccione
J
15
entre las fuerzas endógenas, tectógenas, y las fuerzas
exógenas, vinculadas en gran medida con el clima. No
obstante, los tiempos de respuesta a las transforma­
ciones no son los mismos para los distintos grupos de
fenómenos ni para las diferentes escalas. La constitu­
" ción de un inlandsi~L.de un gran glaciar continental,
requiere de~asae millares de años, mientras que la
de un glaciar alpino únicamente unos siglos. Por su
,volumen, el inlandsis acarrea modificaciones cliMáti­
cas regionaie's y generales, que durante un tiempo
favorecen su crecimiento (retroacciones positivas
relacionadas con el enfriamiento) y luego actúan en
sentido inverso (retroacciones negativa,s, aumento de
la sequía). El inlandsis responderá muy lentamente a
un cambio climático, y las consecuencias de un cam­
bio climático se dejarán sentir en ¡'as márgenes glacia­
res únicamente varios siglos después del desencade­
namiento de los fenómenos, El tiempo' de respuesta
de u[llj!¡::ciar alpino será mucho más corto: en pocos
años acusará una modificación del clima. Pero la
fúsión de un inlandsis unida a un aumento duradero
de la temperatura tendrá toda una serie de conse­
cuencias generales, regionales y locales. La fusión de
grandes masas de hielo entraña la liberación del agua
capitalizada y provoca una elevación dei nivel general
de los océanos: es el glacieustatismo. El aumento de
la temperatura del agua del mar contribuye, aunque
ligeramente (a razón de 2 m por oada oC de calenta­
miento medio), al aumento del volumen líquido: es el
teímoeustatismo. El aumento del volumen oceánico
se traduce en tránsgresiones que modifican la disposi­
ción de las líneas de costa al borde de todos los océa­
nos, repercutiendo en el curso inferior de los ríos, y .
ello lo mismo en las zonas fdas que en las zonas cáli- .
das. Aunque con cierto retraso, se elevan los sectores
liberados por la fusión del inlandsís, cuya masa pesa­
ba sobre la corteza terrestre. Diez milenios después de
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El espacio geográfíco
Los caracteres del espacio geográfico
17
la desaparición de los glaciares, las costa~ del golfo de
tinua, la evolución tiene lu,gar casi siempre por medio
de s~cudidas, por crisis. Un~camente es continua en
Botnia continúan ele;'ándose. por compe~sación i~Stática, lo cual -oc~slona ur: d~spla~amlento ,~s
,relacl?n con la escala de tiempo adoptada para el
puertos aguas abaJo. ~t:e ~~~t~.....­ estudio del fenómeno. En su obra sobre Les phéno­
Cu~lquier cambio tiené'iugar partiendo de una '- mene~ de discontinuité en géographle (CNRS, Parfs,
situación dada, y se alimenta a partir de herehcias. En ' 1968l, R. Brunet ha tenido el mérito de insistir en el
un"perfodo determinado se 'depositan en ,el fondo de
significado de la discontinuidad. En una región en
un valle unas capas de guijarros. Luego, al cambiar el , donde re'ine un clima semiáridola arroyada se ejerce
sobre superficies que no están totalmente cubiertas,
clima, se modifican las relaciones entre el catldal y la
carga del do; entonces el rfo hace una incisión en las
de vegetación, y tiene lugar con mótivo de violentos
aguaceros. Durante un lapso de tiempo muy corto una
capas aluviales, que se ,convierten en terrazas. Pero la
mayorra de los guijarros que el río transporta durante
importante masa'de derrubios es transportada por,la
las crecidas proceden de las formaciones aluviales
arroyada. Pero estas fases activas están separadas por
deposi~adas en el perlado prece~ente. El desplazadilatados perradas de inmovilidad. No obstante, st las
miente de un elemento rocoso casi nunca se efectúa
'lluvias fuesen menos violentas pero estuviesen menos
con continuidad, sino por una serie de intermitencias,
distanciadas, favorecerfan el establecimiento de una
cobertura vegetal cóntinua, y en tal caso los procesos
de fases de movimientos separadas por prolongadas
erosivos serian distintos. Generalmente se observa
fases de «silencio»; tal desplazamiento se efectúa a
que el vigor de I.as transformaciones se ve favorecido
travé,s de una serie de sistemas de erosión, a veces
muy'd'iferentes, y en cada fase el fragmento se trans­
por el paso de un sistema a otro o la sucesión de siste­
mas distintos en el tiempo. En alta montaña una fuse
forma y'cambia de identidad. U n fragmento rocoso se
desprende de una pared bajo la acción del hielo del frIa y relativamente seca ayuda a la gelifracción; la
agua que actúa dentro de las grietas; rodando. pasa a fragmentación de las rocas bajo el efecto del hielo del
agua dentro de las grietas próximas a la superficie ali­
acumularse en un cono de derrubios, por el que des­
cenderá lentamente, en una sucesión de pequeños menta los taludes de derrubios al pie de las paredes.
movimientos. Con motivo de un cambio climático Pero el aumento del volumen del talud quedará pro­
puede ocurrir que, un glacia'r lo capte, y lo convierta en gresivamente frenado a medida que la superficie roco­
un elemento de una morrena, desgastándole ligera­
sa sometida a la acción del hielo ,se reduzca a causa
mente las aristas. Las aguas de fusión se lo llevan de que la pared va quedando protegida por sus pro­
como carga y lo transforman en canto rodado y en pios derrubios. El paso a una fase más húmeda, pero
arena. Si queda depositado en una capa aluvial puede igualmente fría, ocasiona la formación de un glac¡ar.
alterarse y quedar reducido al estado de arenisca, la que se lleva los derrubios, despeja el pie de la pared y
cual es arrastrada por el rro que erosiona la terraza, o transporta aguas abajo los fragmentos rocosos, que a
bien, en el caso de que el clima se preste a ello, los continuación son captados por las aguas de fusión. De
elementos más finos pueden ser desplazados por la este modo la erosión, de la que depende la importan­
acción del viento,'
cia del material arrancado a I.a alta montaña, será más
Incluso cuando parece efectuarse de manera con­ vigorosa si en un mismo lapso de tiempo hay una
,
18
El espacio geográfico
alternancia de fases periglaciares y glaciares, que si
los procesos periglaciares o glaciares ejercen solos su
acción.
U na fase cli.mática cálida y húmeda origina suelos
nacidos de la alteración de la roca viva y de la exis.ten­
cia de una cobertura vegetal. El paso a una fase más
seca se traduce por un cambio de la vegetación, que
se vuelve dispersa, y por una arroyada que será tanto
más eficaz, por lo menos durante un tiempo, cuanto
más carga pueda tomar de productos de disgregación
heredados de la fase precedente.
Sin embargo, las fases y la actuación de las inte­
racciones no son simétricos, ni en el tiempo ni en sus
efectos. En una región en la linde de un desierto, en un
«sahel», el mantenimiento de una afociación veljetal
-por ejemplo, la de acacias y de grar;níneas que rever­
dean esporádicamente con ocasión:de las Iluvias- va
unida a la existencia de unos equilibrios precarios.
Basta con que los dclos de años lluviosos se espacien,
o bien que la intervención humana provoque la des­
trucción de los árboles, para que el desierto se instale
rapidísima mente y de un modo difrcilmente reversible,
a menos de un profundo cambio del clima. El umbral
para el paso de la estepa al desierto se franquea con
mucha fácilidad, pero es más difícil que un desierto
pueda convertirse en una estepa arbustiva,
I El análisis de los ritmos de los cambios· conduce a
la investigación de los umbrales más allá de los cuales
se modifican los procesos. Cada proceso es activo úni­
camente entre dos umbrales, dos límites. Cuando se
rebasa un umbral se desencadena un proceso y otro
se extingue. Así, la arroyada sólo actúa sobre una
superficie dada si la lluvia es lo suficientemente inten­
sa o si el suelo está saturqdo de agua. Una lluvia que
totalice la misma. cantidad de precipitaciones, pero
repartida por una duración mayor y con gotas de dis­
tinto calibre, tendrá diferente efecto. Como conse­
Los caracteres del espacio geográfico
19
cuencia del juego de las interacciones, basta con que
'se modifique un proceso para que cambie de naturale-. za todo un sistema. Asf ocurre con el proceso del hielo. Pero, como hemos visto anteriormente, los umbrales no son los mismos según el lado por el que son abordados; por otra parte, si bien determinados umbrales pueden determinarse claramente debido a su diafanidad (por ejemplo, el hielo a O oC), otros experimentan unas franjas de incertidumbre, de inde­
terminación, que hacen acto de presencia cuando varios fenómenos actúan en la misma dirección, El estudio de los umbrales es tan importante para la comprensión de los fenómenos ' que intervienen para modificar el medio natural como para los que rigen la organización de las sociedades que ocupan el espacio. Sabemos que cualquier equipamiento y que cualquier servicio únicamente pueden funcionar entre dos límites: un límite inferior más allá del cual el servi­
cio ya no es rentable, y un ¡¡mite superior que si se rebasa hace que la congestión paralice el tráfico. Entre ambos existe una zona de utilización óptima. la cons­
trucción de una autopista no es rentable para un tráfi­ co de 200 vehículos al dra; pero si su capacidad hora­
ria es de 3.500 coches, el aflujo de 5.000 paralizará el tráfico.
Como consecuencia de las relaciones que se com­ binan, el franqueo de un umbral generalmente supone toda una cascada de transformaciones, consecuencia del juego de los procesos acumulativos. Un paisaje de montaña acondicionado no puede ser conservado si una parte de la población )0 abandona. El manteni­ miento de los servicios es demasiado oneroso para quienes se quedan, y el cuidado de los campos es una carga demasiado pesada para los habitantes que no han emigrado. Campos y prados se ven invadidos por la landa y el bosque. Eventualmente puede acelerarse
la erosión: las terrazas que no se cuidan se hunden, lo
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20
él espacio geográfico
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cual provoca. el desarrollo de los fenómenos
torrenciales. La carga sólida de los dos aumenta y
entraña un aumentó del aluvionamientoen los llanos
situados más abajo, provocando inundaciones, como
en Florencia en octubre de 1966. U n paisaje ordenado
lentamente· en el curso de'los siglos cae hecho añicos
en pocas décadas como consecuencia del éxodo rural.
Esto es lo que se observa en las montañas de Umbrfa
desde 1950, de'scritas por H. Desplanques.
.
Una evolución jamás conduce al punto de pártida.
Una superficie de erosión I~vantada por un movimien­
to tectónico será atacada. disecada; otra superficie de
erosión podrá formarse, y no será ya la misma.,No hay
verda~reramente ciclo en el espacio geográfico, sino el
ciclo "de-elementos físicos que intervienen como ageli~··
tes en el espacio, como el ciclo del agua o el ciclo de
las estaciones. Ciertamente. es posible utilizar este
término por comodidad didáctica, como ha hecho uno'
de los fundadores de la geomorfologfa, el americano
W. M. Davis, pero a condición de saber que la llegada
jamás estará en el punto de partida. Así. pues, parece
preferible reemplazar el término «ciclo» por el de «rit­
mOl~, que admite el avance y la evolución, y que sobre
todo permite descubrir las «anomalías» dentro de un ,
ritmo dado, y ver lo que constituye la originalidad de
una situación en el interior de una familia de formas,
de "Ufi"Ststéma. o-de una evolución qua.se ins.er,ta en el
ospncio.
.J.( La
homogeneidad de (os espacios geográficos
n~I.,d('Ovdh· J
t*.,,:!­
H
1 t',.<i H.'\/litt:f!S éconOtniq/..¡(fS,
col. «Que sais"'le?». núm, 950.
,¡.
21
neo es un espacio continuo, cada una de cuyas partes constituyentes, o zona, presenta unas caracterfsticas tan cercanas como las del conjunto."En una determi­
nada superficie hay, pues, una identidad pasiva o acti­
va de los !ugares y, eVlentua Imente, de los hombres
que la ocupan.- La i(¡'''entidad puede proceder de un ele­
mento que imprime una nota determinante ai paisaje,
o bien de un 'tipo de relaciones que qU'eda indirecta­
mente marcado en' el paisaje.
La hamo eneidad uede ser externa: en tal caso
una región hamo énea ~er la ue corres on e a
~ e, e~tensión de. WJ Qs¡jsaje; la homogeneidad~
.[2roRo[flona entonces UDa fQrmaci6n vegetal dfJp-en­
diente gel cli.JJJ.a.(.e1 prado, el bosque), o bien un tipo de
. topograffa que se repite (la alternancia de colinas '{ de
valles de Armagnac}.. Puedl? deberse a un tipo de
ordenación en un espacio bastante poco diferenciado:
el bocage del oeste dé Francia. con los campos y los
prados cerrados y la dispersión del hébitat rural. A
.Y~fesla homogeneidad está vinculada a determinaaa
forma de ocupación del espacio que corresponde a
una densidad regular: señalando .Ia presencia de un
grupo étnico que se individualiza por técnicas
originales, como la región Serer, en el sur de Senegal,
en donde el cultivo de secano está asociado con la
ganaderfa, y en donde el paisaje tiene el aspecto de
. parque. salpicado de kad, árboles que se pueblan de
hojas en la estación seca (lo que representa un forraje
muy apreciado), pero de parque compartimentado ccn
empalizadas para proteger der ganado a los cultiv,os .
La homogeneidad también puede ser interna; la estructura que rige la organización del espacio res­
ponde
dos condiciones: como escribe C. Lévi­
Strauss. {(es un sistema, regido por una cohesión interna; y esta cohesión, inaccesible a la observación de un sistema aislado, se revela en el estudio de las transformaciones, gracias a las cuales encontramos a
La noción de espacio homogéneo es de un uso
tlIn corriente entre los geógratos como entre los eco­
nomistas, Para J. R, Boudeville 1 , un espacio hor:nogé­
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Los caracteres del espa~io geográfico
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Los caracteres del espacio geográfico
El espacio geográficO
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propiedades similares' dentro de sistemas aparentefía de meseta baja; forma parte del conjunto. de los Ila­
mente distintos»: como la organización de los Estados
nos Y baja meseta de la cuenca parisiense, en donde
en las' sociedades industriales, lo mismo si son
se practica la «gran agricultura», Es un espacio homo­
socialistas como si están regidos por la economía de
ganeo, con sus fajas de degradación (como hacia el
mercado. U n Estado nacional en el que los ciudadanos
Gatinaisl y de indeterminación (hacia el H urepoix).
obedecen las mismas leyes constituye igualmente un
. EeTo la Beauce es un elemento dentro de espaciOs
. homogéneos más vastos: espacio nacion.al francés,
espacio homogéneo.'/La homogeneidad nace de un
países de Europa occidental, zona templada, etc.
sistema de relaciones- que determina unas combinaciones que se repiten, análogas en una determinada
El análisis de lá"homogeneidad del espacio s610 es
fracción del espacio geográfico;'- Además, es posible
esclarecedora cuando recurre a la noción de escala, de
que en vez de la expresión «homogéneo» $e prefiera la
taxonomía de los fenómenos, e implica el. estudio de
de «isoesquema», como hace R.. B runet, quien usa la
áreas de extensión de las formas y de los sistemas, y
palabra esquema en función de la definición que de
de los proceso~ que los engendran, por el camino de
ella da el diccionario francés Robert: «estructura o , las consecuencias. Este análisis plantea el problema
movimiento de conjunto de un objeto, de un proceso».·.... ~·de·la·relación dejas formas dentro de conjuntos más
Inmediatamente vemos la riqueza y la ambigOe- ' vastos, y únicamente él permite las, comparaciones
dad de la noción de homogeneidad aplicada al espacio . que nutren la cultura geográfica. Es por ,ello por lo que se sitúa en el centro de la reflexión geográfica. geográfico. Cualquier porción de la epidermis de la
.
Tierra pertenece a varios espacios homogéneos. En
función del enfoque del análisis damos preferencia a
La noción de escala aplicada al espacio geográfico
tal o cu~1 tipo de las relaciones que se establecen en
el espacio.. Por ejemplo, las grandes zonas climáticas,
El análisis de cualquier espacio geográfico, de
con sus consecuencias derivadas biogeográficas e
cualquier elemento que interviene en su composición,
hidrológicas, son «espacios homogéneos», con el mis­
y de cualquier combinación de procesos que actúan
mo rango que una pequeña parte de la superficie
en y sobre el espílcio, no deviene inteligible más que si
terre-stre'cuya'originalidad se. debe a un clima local.
como por ejemplO un valle seco en los Ande'S"Colom­
tiene lugar en el interior de un sistema de escalas de
bianos. en\fe montañas húmedas, o el valle de
magnitud. Nadie compara la población y las modalida­
Magdalena, cerca de Girardot (Francia), entre las
des de su distribución entre Costa Rica y Brasil. aun­
cordilleras oriental y central abundantemente regadas.
que en ambos casos se trate de Estados pertenecien­
tesa América Latina. Nadie estudia con los mismos
Los paises industriales de Europa occidental forman
un espacio homogéneo si nos situamos a escala mun­
métodos ni con las mismas perspectivas el macizo
prealpino de la Chartreuse y el conjun:o de las
dial y si la observación se consagra prioritariamente a
cordilleras alpinas, aunque en ambos casos la palabra
Itls formas de organización económica y a los niveles
de dosarrollo. Pero. por ejemplo, la Beauce es por sr
«montaña» se aplique a estos relieves. También sabe­
misma un espacio homogéneo original. caracterizado
mos que al cambiar de escala los fenómenos cambian
por uh·:tino de paisaje agrario aplicado a una topograno solamente de magnitud, sino también de naturale­
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"A El espacio geográfico
za. Una ciudad de un millón de habitantes no puede
compararse con veinte aglomeraciones de cincüe,ntél _
mil almas, a pesar de que el total de la población es t
equivalente, porque un mismo término está aplicado a f
dos {ealidades diferentes. El equipamiento urbano y
los sBrvicios, pero también el ritmo de vida de los ..- t
habitantes, no son iguales en una aglomeración millo- "
naria y, en una ciudad de cincuenta mil habitantes. La
utilizaci6n de una misma palabra induce a ambigüeda­
des y a confusiones cuando engloba realidades de dis­
tinto orden dimensional. Por lo ,tanto, cuando se trata I
de comprender el signiffcado deuna forma -ya sea un, ¡'
relieve, 'un paisaje o una aglomeración-, es necesario '
compararla con formas parecidas para ver las analo- ¡
gras que hay entre los procesos y las combinaciones t
que intervienen en la e.volución y permiten explicarla. ,
La 'llamada geografía «general» tiene por ebjeto ;
establecer comparaciones entre formas y sistemas de ,
interacción basados en elementos similares. Sabiendo r
que las formas son plenamente inteligibles sólo en el ¡
caso de que estén situada,s en su medio, la compren- ~
sión de los hechos únicamente tiene valor cuando i
estos se coloc,an en unas escalas de magnitud
comparable. As!;'el problema de la escala interviene..,. I¡'
de dos maneras: a nivel de las comparaciones -que .
es esencial para comprender la generalidad, y, en con- f,
secuencia;"la 'originalidad de un fenómeno ,o de una ~
situación- y a nivel de las transferencias de escalas f
dentro de un mismo conjuntby.Cuando estudiamos un '
macizo montañoso es tan indispensable .que conozca­
mos su lugar en el sistema de relieve como que anal;:­
cemos los elementos que lo componen. Las funciones
de una pequeña ciudad se definen con relación a la
red urbana de la que forma parte y por sus relaciones
con su entorno rural; tales funciones deben comparar- ¡
se asimismo con las que poseen otras pequeñas
dades análogas.
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Los caracteres del espacio geográfico
25
Se han presentado .diversos intentos de ,clasifica­
ción de los espacios geográficos, tanto por parte de geógrafos orientados hacia el estudio de las formas del relieve como por geógrafos «humanos»'; En Le modelé des cha'lnes plissées (CDU), Cailleux y Tri'cart clasifican las montañas de acuerdo con siete u ocho órdenes de magnitud basados en la superficie. Es cierto que,puede haber otros criterios de clasifica­
ción: por ejemplo, la génesis o la amplitud del vol,u­
men montañoso) o la altitud relativa o absoluta de las 'cimas. El criterio fundamental es de orden espacial" El
primer orden de magnitud' es el de las grandes
cordilleras' que, júnto con los escudos, constituyen el
armazón de los continentes: las cordilleras del oeste
de América, que tienen 15.000 km de extensión, des­
. de Alaska hasta la Tierra de Fuego. y cubren millones
de kilómetros cuadrados, o bien el conjunto alpino­
himalayo, que corta al sesgo el dominio lTIediterráneo
y una gran parte de Asia. El segundo orden procede de
una elemental división del precedente: por ejemplo, el
arco antillano o los Alpes. El tercer orden de magnitud
es un elemento del número precedente: así, dentro del
sistema montañoso del Oeste americano, las C08st
Range y Sierra Nevada, con el gran valle californiano
entre ambas. Avanzando hacia las escalas inferiores
llegamos al séptimo orden, constituido por un pliegue:
la dimensión del sector implicado es de unos kilóme­
tros. El octavo orden puede ser el flanco de un pliegue
o un~ parte de una vertiente, en cuyo caso el territorio analizado abarca sólo algunos centenares de metros. A cada 'orden de magnitud le corresponde un enfoque particular del análisis. Así, en los ejemplos preceden­
tes, para los primeros órdenes el estudio se orienta primero hacia la tectónica. y la física del globo, que permiten explicar la formación del conjunto montaño­ so en el curso de dilatados períodos geolÓgicos, y en gran parte su evolución. Por el contrario,.el estudio de :.
,
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El espacio geográfico
,
la evolución de una vertiente se dedica a la forma de
la pendiente y a su evolución en función de los proce­
sos de erosión que intervienen sobre el material que
aflora o cubre 'la vertiente,
U na clasificación de este mismo tipo puede
basarse en los climas. En cabeza figuran las grandes· .~_ ..
zonas climáticas que dependen de los fenómenos pla­
netarios; al final de la 'escala encontramos el clima local, que posee una identidad gracias a unos elemen­
tos particulares que pueden estar vinculados con la
topografía: una posición resguardada proporcionada
por una pantalla montañosa, y en el último nivel el
microclima. que es el clima de un volumen de aire res­
tringido. particular y muy localizado: el clima de una __ 'o
- pared rocosa o de una sala.
"'Es posible dividir el espacio en función de los
niveles de desarrollo: los países subdesarrollados y los
países desarrollados. con las etapas de transición o de
degradación; en los parses subdesarrollados hay una
diferencia muy considerable -no solamente relaciona­
da con la dimensión nacional o población- entre Boli­
via y Venezuela. o. en los países desarrollados, entre
Suecia e Italia. A continuación es posible-recortar
cada espacio en función de unos criterios específicos.
En un esfuerzo de síntesis, R, Brunet presenta una cla­
sificación por conjuntos espaciales isoesquemas, que
. por.. su dimensión.y su especificicjad ofrecen 'cierta uni­
cinc!, Esta clasificación (presentada aquí bajo una for­
Ini! simplificadaj tiene el mérito esencial de situar en
un mismo orden de magnitud los diferentes elementos
!<Into (1el medio físico como del medio hlJmano­ que contribuyen a la organización y a la evolución de
las distintas partes del espacio.
P¿lrtiencio de la clasificación de acuerdo con la fJscalü de los fenómenos, os posible ver cómo se (~ntrulJzan I,Hi combinélciones y analizar al cometido de los procesos en función del tiempo y de la dimen­
27
Los caracteres del espacio geográfico
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28
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s~ón, El análisis de. un paisaje agrario requiere que lo
situemos en una zona climática, un clima regional,
que veamos los eventuales matices debidos a un cli­
ma local que favorecen .o perjudican talo cual activi­
dad agrfcola, que conozcamos las caracterrsticas de
los. suelos. Pero es necesario saber a qué tipo de
s~cledad pertenecen los hombres que lo trabajan y lo
han trabajado en el pasado, que expliquemos las rela­
ciones tanto sociales como económicas a nivel local y
regional, nacional e internacional, que conozcamos las
técnicas de .ordenación del espacio utilizadas en fun­
ción de la densidad de los hombres, pero también de
las formas de apropiación del suelo¡ Al estudiar una
montaña granft¡ca, el geomorfólogo sabe que es neC6-o._
sario situarla en el conjunto morfoestructural del que
es una de las partes. pero también que es preciso
conocer los caracteres petrográficos de los volúmenes
rocosos;' su comportamiento frente a las presiones
tect6nicas o a las acciones meteóricas, que son distin­
tas según los climas que hayan podido sucederse en
el transcurso de los tiempos. Le es necesario trabajar
tanto a escala del millar o de la decana de millares de
kilómetros cuadrados, como a escala del microscopio
polarizante, que permite la observación de los
, cristales; debe intentar descifrar una evolución en el
curso de los últimos millones de año.s. pero saber tam­
'-""blérr c6mo-re3'Cticméf--esta super'!'icie rocosa ante él
hielo o frente a un aguacero. y únicamente por medio
de esta sucesión de análisis efectuados en todas las
dimensiones y con técnicas y un instrumental adecua­
dos a cada escala de estudio se podrá llegar a una
explicación coherente del paisaje y de las formas que
lo caracterizan.
. /La. cartografla es una técnica que, al permitir la,
fIguraCIón y la esquematización del espacio. localizan­
d,o sus elementos, implica obligatoriamente la elec­
ciÓn da. ·una escala. La escala de reproducción y las
Los caracteres del espacio geográfico
29
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neo c.esi?ades de, la figuración gráfica exigen que, se
seleccl.onen lógIcamente y de una manera parecIda
los fenómenos que deben figurar en el documentojA
cada escala le corresp.onde una forma de representación, que no siempre es posible transcribir a otras
escalas. A escala 1(1 0.000 ~I ~atastro señala las
p~rcel~s de la propledades,dlbuJa.ndo la forma y la
7
situacIón precisa de las construccIones. El mapa a
escala 1/50.000 permite ver la disposición de las
aglomeraciones, el trazado de las calles principales y
la distribución de los bosques y de los prados, mencio­
nando lPdos los lugares habitados; partiendo de este
documento se puede analizar el emplazamiento de las
aglomeraciones y la distribución del hábitat. El ma,:>a a·
escala 1/200.000 señala la localización de las aldeas;
las aglomeraciones están representadas por un
sfmbolo que expresa la cifra de su población o bien su
importancia administrativa; los caserfos y los edificios
aislados desaparecen de la representación, p'or lo
menos en las regiones densamente pobladas. Con el
mapa a escala 1/200.000 podemos estudiar la situa­
ción de las aglomeraciones, su distribución, y ciertos
aspectos de la vida de relación. U n mapa a escala
1/10.000.000 únicamente menciona las grandes ciu­
dades o sólo .inQica los grandes conjuntos del relieve,
El análisis y la comprensión de los fenómenos locali­
zados en el espacio geográfico pasan necesariamente
por la utilización de documentos cartográficos, en
donde son seleccionados y representados unos ele­
mentos de naturaleza distinta en función de las escalas usadas'
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y el espacio geogréfico
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~ La acción humana' tiende a transformar el medio
natural en un medio geográfico. es decir, model8do .
por la acción de los hombres er. el cUrso de la historia. >,
Este es un hecho reciente en la historia del mundo,
Efectivamente. si bien la paleontología no's dice qlJe
los seres que podemos considerar como los primeros
hombres aparecie'ron en África oriental hace des
millones de años. el cometido del hombre como agen­
te de intervención en el espacio geográfico data sola­
menté de unos 6.500 e 7.000 años, corí el inicio de lél
agricultura. La generalización de la agricultura tuvo
lugar en diversas regiones del mundo hace. tres o (;l..1a­
Ho milenios.' Pero la acción humana en el espacio Qt:¡o­
gráfico se vuelve cada vez más vigoroso bajo los e.fec"
tos conjugados del crecimiento demográfico mund,81
y de los progresos técnicos. Aunque si bien la
humana no es más que una fina pelfcula en el cspBsor
de la historia del mundo, es una película que ostAntél
una posición capital para la comprensión 'y' la explica­
ción del espacio geográfico,
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El espacio geogtéfico
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El hombre y el espacio geográfico
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dores y de recolectores. Los guayaki cJ~"P(lroguaY !:e I[mitan a perseguir animales, a buscar 1110lu3CO$ ji a Paisajes~r~les, paisajes modificados recolectar bayas; mientras para la caza no utilh'::en el
y paisajeS ordenados
.
fuego, no ejercerán en el medio una acción fundame"\­
talmente distinta a la de determinados animales. Pero
Por, comodidad y para facilitar la exposición,
podemos clasificar los paisajes -reflejos de espáciosello no quiere decir que estos grupos nómadas no te:l- ,
en tres familias, en función de las modalidades de la - t \gan UM clara percepción del espacio por el que se
intervención humana.
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desplazan, de sus limites, y de sus posibilidades de
utilización para Su género de vida.
El paisaje natural. - El paisaje «natural» o «virgfl,CI11 es la expresión visible de Ull medio que. en la me-, -+-el pais,aje modificado. - Aunqtle no ejerz;;n act i dida en que nos es posible saberlo, 0.0 ha experimen- I vidades pastoriles ni agrfcolas, estas colectividades ce tado la huella del hombre. por la menos en una
cazadores y de recolectores en constante desplaza, reClen e. nmediatamente vemos cu es son sus lírnimiento pueden modificar el, paisaje de rrar,eí3 tes. t n nuestra época, los paisajes naturales son los
,i.rreversible.[1a práctica del fuego en lu maleza o en 81 que no se inscriben en el oikuméne en sentido estric- ¡ bosque para la caza desemboca en una trans(.ormel­
too Se trata de re iones n
as an:¡ las actividades : ción del medio. Ello es visible principalmente en lél::; J!g
a a
r a ¡;¡ r razones climáticas: iso ¡lindes de los grandes dominios forestales tropicales. de alta montaña o re~iones heladas e as atas atltualH donde la selva es más fácilmente combustibie que :aes:--aeslertos frlos o callaos, a veces exte'nsiones" 1 la selva permanentemente verde. Este es el motivo 12restales o pantanosas del dommlú tropical. No oEs} 1 por el cual a menudo se discute sobre el origen de lus tenté. en algunos puntos encónframos Instalaciones I sabanas. ¿En qué medida es la sabana una formuciÓn que responden a unas actividades precisas: bases ' oCigi'naria. y en qué' medida está relaciol1uda a una cientrficas y estratégicas de las altas latitudes, minas l' empresa humana a veces lejana e inconsciente de sus en los ~esiertos o en la alta montaña. El coste de la I consecuencias? Asr, lascrmas redondeadas cubiertas ptos~ncla del hombre moderno en estos diffciles ' de prados. y los oajonales que cubre,n las colinés ,_.__ f!l~edl..0~. ~~, muy elevado a causa del clima. de la difirodeadas de selva en las lindes de la Ar:1él2:onia perua·
curteo CA ras~co'muriii::aci6n'es y del aislamié'hto: En :. na, ¿se deben a la ruptura deun equilibrio ecológir,o
astas ba~es se reduce la duración de la estancia de
causado por el fuego de los indios que encontr8~on 6:1
sus t:a~ltartes. que generalmente son técnicos y : estas colinas areniscosas un medio mÁs permeAble, y
ospeclallstas de elevada cualificación. Aunque la 1I por ello más favorable él la combustión que la vecina
trtST8t8~16n puntual del hombre en. estos espacios , selva, tan húmeda? La pregunta sigue en pie, Obser­
IItld?s pued~ c.ontribuir a modificar 10calment13 el . J vemos que a menudo existe la convergencia de clt',s
.m,odlo. de Iltng~n modo queda afectado el carácter
elementos: un medio local, más frágil por razones
veneral del conjunto.
..
• edáficas que su entorno. seré modificado más fácii·
A1\l\Jnas regio~1es tórridas, selváticas o estépicas.
mente por el fuego -ya sea accidenta! o bion provoco­
puodon ser reCOrridas por pequeños grupos dé cazado por los cazadores- que una espesa se!'Jél .
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El hombre y el espacio geooráfico
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huellas vIsibles en forma de cercados y de abrevade­
. os paisajes ordenados. ­ Son el reflejo dEl uni:l cclón meditada, E,oncel1.!92 y continua fiobre el
ros, provocan igualmente una modificación· del medio,
medio nat~ral,.
Para su ~limentación,. los bueyes, los corderos y las
,.
.- Acción medlt~~: es decIr. SQ..ns.~...te, El g~upu
cabras eligen determinadas plantas, lo cual 'motiva
se esfaeFza ~Bf- sacar partido de cierras elementos del
una transformación de la alfombra vegetal; el pisoteo
de las vertientes o de las orillas de las corrientes de ...medio en vistas a una producción dete'minada o a agua favorece los procesos erosivos, etc, As!, con los
unas ver:1tajas para 18 vida de relación, El grupo org1:lníincendios de matorrales y el pastoreo, aunque sea
za el espacio en función de su sistema económico, de exte:.nsivo, se llega a la noción de paisaje modificado,
su éstructura social y de las técnicas de que dispo'":e. Se rompe un equilibrio y otro tienda a instaurarse .. y Su acci~n es una de las imágene~ ds su clvilizaciól;' entre ambos hay un pertodo de cambios más o menos ( que segun P. Gourou es «una opción entrp. las condl­
rápidos que pueden ser desastrosos. De una manera
dones naturales y las técnicas)•.
general. cuando unns fenómenos naturales -cUya
- Acción c
, es decir, que no es el resul­
tado e un mc IVlduo que actúa solo, sino de una
evolución corriente, media, es lenta y poco apta para
. la observación C;!i(ecta- empiezan a evolucionar a una· ·sociedad encaminada él alcamar determirJsdos objeti­
. velocidad que los hace. visibles y perceptibles, se corre. vos, Para lograrlo, las tareas se reparten en función de
las posibilidades de los individu9s, de sus tradiciones,
I el riesgo de desembocar en catástrofes, eventualmen­
te perjudiciales para las instalaciones humanas, Algu­
de sus categor(as sociales o profes¡onal~ls y, en c:er­
tos cásos" de su ~rigen étnico, ,
nas regione,s actualment~ casi deshnbitadas y que
, - Acc!6Q gp~¡w.ua,,"Esta noción es la co~se(:uen·
parece que Jamás hayan Sido poL:r ::las, son de hecho
Cla de las dos re \3clones ::>recedente~.~lc acción dehe
unos sectores transformados y de¡:, - .. "Ierados por una
acción inconscientemente devl'lstadora del hombre. La
ser necesariamente continua, prosegúida durante cier­
se.lva que se extiende al sur de Yucatán, en las proxi­
ta duración para qu.e el medio sea modificado '( s~ le
n;ldades de la frontera guatemalteca, está casi desha- I pueda sacar el partido deseado. )Es, pues, una acción
'¡lIada; pero esta región fue uno de los focos de la.' que se realiza en función de un futuro más o menos
civilizació rl m~y~ .hace unos mil años. En el aspecto
lejano y que exige unos esfuerzos escalonados p.n el
agrrcola, esta c:.ívllizaéi6h ··se basaba en el cultivo del I tiempo\ Cualquier producción que sea el l'E:sultddo de
maíz, practicado en claros abier,tosen la selva; el: una serie de acciones se' expresa en tiempo necesario
abandono de este medio fue debido posiblemente a la' entre el comienzo de los trabajos y el producto tf.rmi­
, de .os
I
' de oro por azar en un r;o no
f\llllél
sue Ios consecutiva a una rotación def'Tla-,' na d o,)1R ecoger una pepita
es ningún acto productivo, pero la explotac:iónde :l
slacio rápido de los cultivos como consecuencia del
Í\~:me~lO de la población, Salvo que la región se vol­
viones aurrferos. ya sea por medios ru:lirtlentarios. o
con técnicas modernas, grandes dragas, cdbado y flo­
vlose. Insalubre. por una razón toclavra desconocida.
~o slI:rnprr. los paisajes nludificados lO son en el sen­
tación, constituye una acción productiva.
lldo de una d~\e.riol'élción del medio natural, SiflO que'
-los acondicionamientos que trar:~fcrma" el
r>\I~!d(!n COl\stlÍlm una transici0n, un pBSO hacia los
medio natLIral en un medio geogréfico dependen tanto
p(IISUJE!!; OfCh)twdos.
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de la naturaleza como del grado de ev,)llIción econÓ··
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mica y social de la colectividad, y son el resultado del
encuentro de un. medio y de las técnicas de organiza­
ción del espacio.
comercializableer. El instrumental es I udimenlario: azada, machete, o incluso ba3tón de cavar. la d(:Jn~¡­
dad de ocupación permanece esca¡;a, queo~,1do limi­ tada a unos. pocos habitantes por kilóm etro (,uéldrado, salvQ cuando este sistema se asocié) a cultivoS perma­
c~tOs-tTPos-ttroraenácr6n . nentes. Solamente una fracción del espaciO utillzable,. .
de un, r:'is.~? medio natu,ral _ del árden de una décima parte. se usa en un mCf1len'O
dado.
Un mismo medio natural (o virgen) puede originar
- La selva pL:ede ser loturada y reemplazada ;1or lln.ª"~s;r"¡~,f.ta.p.ais.ajas...dLª-!fñlOr.7\tnrves-'ae "ú
un cultivo arbustivo permanente: cacao, jebe. cafeto, "medio hay todo un juego de posibles utilizaciones; No
agrios, etc. En este caso se llego e une utilización ;,lás obstante, en un momento dado de su historia, una
o .menos permanente del suelo. La producción se sociedad a veces nd tiene más que una sola posibili·
organiza de acuerdo con la venta en los mercados dad para acondicionar el espacie. 'ue ocupa.
nacionales o internacionales. El sisteMa de propieó¡)<' Una selva densa tropical puel'·.
itBé" explotación del suelo puede ser &stinto para una - No ser utilizada por el hombre; en tal caso sigue
misma planta y para un mismo producto, La plflnta­ / siendo una selva primaria, virgen según la terminolo­
ción está en manos de pequellos cultivadores Ctut6c.. gía popular.
. tonos que comercializan sus cosecha~¡ a trev6s do ._. §.~L[Qt.4,ra.da."pJª.ci6.dü;:,ªxn.e.D..te<. y en los claros
cooperativas o de sociedades comerciales. C' bien per­ temporales asl creados es posible tener una sucesión
tenece a grandes empresas con i.mportantes capitales de cultivos, o bien su mezcla en un mismo campo (por
(United Fruit 'para lOE frutos tropicales en AmériCi:! ejemplo mandioca, maíz, bananos y patatas); el cam­
Central, o plantaciones de jehes en Vietnam del Su!. po está en activo durante tres, cuatro. o cinco anos,
La densidad de ocupación v8ría de~de veint'3 hasta hasta (JI ugotamiento de los sUf'llos. EntoncF.ls se aban­
cien habitantes por kn6metro cuadrado. dono y 1a selva secundaria brota en su lugar, hasta el
_ El mismO terreno puede igualmente !;C~ rO\Ufél­
mom6nto en que, al callo de quince, veinte, o treinta
do y reemplazado por pastos que alimentEH1 un gnnó ., 'años, el, mismo ·Iugar se rotura de nuevo y S8. prende.: . do para carne o producción lactea.
fuo\lo a la selva talada. Se trata del sistema de culti- ¡
De este modo tenemos cuatro fonnas de uttiiz3­
vos itlnerullles en cIlFlmic€liéJ, escasamente productivo
ció n de la selva densa, que pueden e,;tar muy próxi­
poro muy extendido en 1:;1 clominio tropical, donde se
mas, Así, en el piedemonte am3zónico ele lOS p8íSf-:S
lu (iun r;ombrcs h)cales: conuco en Venezuela, milpa
andinos encontramos aÚI' restos de Bel'l3 primal ¡a
Of1 AnHírica Cnntral. lougan en África occidental, ray , calveros temporales se abren en una selva periódica ..
on Ii.! poninsula indochina. Permite cubrir modesta­
mente roturada por agricultores itinennt!:'s. micn:f"!>
montE! la subsislencia de una sociodad de agricultorGs
que unas plantaciones o unas granjas gcll)a~lerds
ccm fJscasGS herramientas, y mantiene el capital
señalan las implantaciones fijas de una colonizaci6n
PfHfolóílico (J. condición, no obstante, de que las rota­
organizada para una produ-:;ción comef(~i¿dizacja. ;:\'81\­
r.lonos r'o se aceleren. Casi no proporciona excedente:,
tualmente esta vecindad va acompañada cei estrlh,'­
-n.'mTsmo
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I
1
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38
El espaciJ
"",.,,,,,i>I¡,,~
cimiento de relaciones de complementaííedad: un
modesto agricultor puede ir a trabajar eventualmente
a la plantación, o bien proporcionar algunas legum­
bres para el avituallamiento de la mano de obra asala­
riada de la gran empresa. También pueden presentar­
se conflictos: los cultivadores itinerantes necei.'.'itan
vastas superficies, cuyas mejores porciones pueden
ser acaparadas por explotaciones más pujantes que
ocupan el suelo permanentemente, y de ahí se derivan
litigios y tensiones.
A veces estas formas de utilización del espacio se
suceden en el tiempo y en un mismo emplazamiento.
El cultivo en chamicera desaparece ante la
y esta puede verse reemplazada por una granja gana­
dera si las ventajas económicas son superiores: entre
los Andes y el sur del lago Maracaibo, en Venezuela,
la selva densa fue roturada al mismo tiempo que se
suprimfa la malaría y que se constru(a la carretera
asfaltada panamericana. M uy a menudo la etapa del
conuco, de la roturación practicada por los agriculto­
res bajados de los Andes o llegados de Colombia, ha
precedido a la creación de las haciendas ganade'ras
que posee !a burguesía de Maracaibo. A orillas del
lago. lItH' plant(lción de caña de azúcClr St:l ha transfor­
mado progresivamente en granja ganHdera que produ­
ce,~arne y leche para los mercados urbanos.
A través de esté tipo de ejemplo. que podrfamos
r. vemos que 'el medio natural no es más que
UIl elemento en el establecimiento de un paisaje acon­
óiciol\od<.1: U na estepa herbácea sirve de soporte B
una explotación pastoril extensiva. que mediante irri­
IHlción y con el empleo de abonos puede convertirse
t'n un sector agrícola y ganadero intensivo. Los
olomplos obut,d¡¡n: basta con analizar las sucesivas
t.rnnsformocionf's de la pélmpa argentina. de las prade­
r(1f> cimadienses o de una parte de Ins estepas del Asia
conU'll soviética para ilustrar este punto, Estas m.odifi­
ctlClonos van unidas a un aumento de la densidad, o lo
El !Jambra Y el espacio geogrMic:o
3,"
una modi f ic3ci6n de las técr,ir.as
de utilización del espacio el' lAS. que inter'liElíler
aql1ellas relacionadas con la produccién :mecar¡'¡;:a­
ción y motorización agrlcolas, uso de abonos etc.), Y
las de los transportes a gran distancia. cc,n un~"'. lación de los mercados der.tro de unos \·a~·tos
tOi3 económicos: el de los paises socialistas ¡)Clr,l 133
estepas del Asia central soviética, Y el de los paices
del norte dol Atlántico para Cenadé.
Según las sociedades. 18 velocidad y el r;WO las transformaciones son € x tremadame'lte desigunle!-l: los sucesivós acondicionamientos del vall:l de') ~~i\0 se espacian por una cincuentena de siglos. p€ro el arro­
vechamiento de las este¡Jas Y de los desiertos del 'hbr"oeste de México por medio d·e la irriyaci6r. se ha hecho en dos décadas. En el primer caso no
zamos el esfuerzo de las gene¡acicnes sucesivas,
excepto cuando una gran realización íiadifica dBtlH­
minados elementos, como la creación de ia presa de
Assuán en Egipto; en el segundo caso 110S esforzamos
por rentabilizar al máximo la inversión efectuada '1 por
amortizarla en un espacio de tiempo dado.
La noción de reC'.HSOS natura!e<;;
Los «(recursos natu'rales» de un eS:Jacio detGtifiíll,'
do tienen valor únicamente en función de unA cor.:ie
dad, de una época, '/ de unas técnicas de producciol\
estén en relación con una forma cío
producción Y con la coyuntura de una época, La
de recursos naturales se
mente estátic¡:¡, y a menudo su
de irrisorio. La noción de recu~'SOS na:urale!'l
un modo falso las relaciones entre el hombre Y el
medio. Sabemos que, desde un puniO de ...,ista ::lbsOlu­
to, los recursos no existen: un «recurso» únicamenlH
es utilizable con relación a cíer~o nivel de desarrc,llo
técnico y a la situación geográfica de un B!:>pacio. Un
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40
El espacio {Jp.ográlico
siglo atrás una mina de uranio no era un recurso. Pero
un recurso puede perder su utilidad y susigniflcado:
aunque las bellotas eran la base de la alimentacion de
los indios yana callforniari'ós a principios del sIglo
pasado,actualmenté ya no las consumen los habi­
tantes de la California urbana... La mineta de
Lorena. mineral de hierro fosforoso, no fue apro­
vechable por la siderurgia hasta que se desc.ubrió un
procedimiento de reducción del mineral; hoy este
mineral de bajo contenido ha perdido una parte de sus
véntajas. cuando los grandes barcos para transporte
de mineral han permitido transportar a buen predo
hasta los puertos de las regiones industriales un mine­
ral de hierro de alto contenido extra Ido .de lejanos
yacimientos. Por este motivo. Lorena queda en infe­
rioridad frente a Dunkerque, y a no tardar frente a Fos.
:.. Un mismo recurso ofrece distintas posibilidades
de utilizadón segLIn las épocas y las técnicas. Un río
'puede hacer girar las ruedas de los molinos, suminis~
Irar el agua necesaria para un perímetro de regadro,
usarse para un molino papelero o una fábrica textil,
Contribuir a la refrigNacinn de una ~pntral térmica, alí­
menton'ie agua potable a una aglon <>r~ción urbana, o
lHlIvirtlo soporte a los transportes fluviales. Existe,
puus, Utlíl posible pluralidad eje las utilizaciones de 'un
r;¡iSf1lO recurso, O bien compewncia por su uso;. puede
trntarscf"Cft)"f,f Etlt:>cción ló'ntre el agua para una ciudad y
1<1 C0r11f(i1 tórmica. IH1tre la irrigación y la hidroelectri;:;i­
dile! Üt1 los dos dr: 11¡~nllr<1. Uno de los problemas de la
ordOflució.11 del territorio es el del mejor uso posible de
\/11 Ult)fll(!lllO (jel espacio en (unción de las necesidi:l­
{lu~; df! lo s(¡cie(jod.
Lo Iloción do obstáculo natural
f:I siW1ificndo de los distintos obstáculos natl.'rales
:;!/1l011ef\ subor~jna';iones en la ordena.ción del
(!!>/lucio es !<lmbién cambiante según las épocas y las
(jUf!
b
El hombre yel espaciO geográficO
l' ,.
técnicas. Un espacio puede sor más o menos pf!r­
meable y más o menos franqueable,
Una vertiente en pendiente se acondiciona en forma de terra-zas para permitir su aprovechamiento agrlcola Para un campesinado que únicamente se sir­
ve de la energía mU$cular, los trabajos agrícolas en \ una pendiente no san mucho más difíciles ni más cos­
tosos que en un campo más llano, Si la vertiente ofre· ce suficientes desniveles, el escalonado de acuerdo con la altitud permite tener clifer6ntes producciones o l
cosechas en distintos períodos. dEl año, según lo a:ti­
tud; de este modo es posiple tener producciones a la vez más variadas y eventualmBnte complementarias en unos espacios reducidos·, corno el campo dF.l ciertas aldeas andinas, escalonados de 1.500 a 2.00(\ rn dú desnivel yque comprenden, de abajo a arribo, beme­
noS, campos de malz \1 árboles frutales, en el piso intermedio trigo y alfalfa, y más arriba cebada y patr.­
tas, mientras que a partir de los 4,000 m la puna (cs'· tepa herbácea) sirve de pasto para una ganadElr~a extensiva. Cuan'do los transportes se efE::;tlJan a í0r'11CS de animales, no representarán una grar dlficult.ad I!,)s
caminos de herradura, Por al contrario, 18 introdur::cié:1 de la rueda, de los ejes, Y de la tracción motorizad", modifica profundamenta los elementos de utilizar:ió:1 de un espacio en pendiente. La agricul tur8 de lelS ver­ tientes está en inferioridad de condicione; comparado con la agricultura del llano, en donde la rnecaniz¡:.ci0n y la motorización permiten grandes DurnentOf' en lél productividad del trAbajo y en la proclucció l1, Y Su mecanización será dificil y su coste part\cularrnente oneroso a causa de la necesarla cspec;ializilción ce: matérial adaptado a la pendiente, Y los \lastos de fun­ cionamiento más ele'Jados, para una mi:.ma unidad ::Jf superficie, en comparaciór c)n una agricultura de Ila· no,A:causa del relieve, a menudo los campoS esl¿r divididos, tienen formas irregulares Y son de np.Lluer;éJ~. '~
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El
espacio !Jeográlico
dimensiones, lo cu~1 constituye un freno suplementa~
rio para el uso de maquinaria. Finalmente, ElI suelo
puede ser pedregoso y estar sembrado de bloques
rocosos, fáciles de evitar cuando la tierra se labra a
mano, pero Que estropea las máquinas. La ventaja de
poder obtener en pequeñas superficies (a escala
comarcal) . unas producciones variadas gracias al
escalonamiento, pierde todo interés en una economfa
más comercial yean las posibilidades de transporte a
grandes distancias y a bajo precio. En cambio, el
desplazamiento motorizado pOi una pendiente es cos~
toso, y requiere la construcción de carreteras a un
coste muy elevado. en ciertos casos varias veces
superior al de la construcción de carreteras en terreno
llano, y cuya. conservación es onerosa. Ta mbién las
regiones montariosas se presentan menos favorecidas
en una sociedad industrial que en una sociedad rUral
tradicional. en donde la rueda tractora no se utiliza.
Ello explica el éxodo masivo que desde hace un siglo
afecta a la mayorla de las montañas europeas.
Muchos municipios rurales hAn perdido la mitad o las
tres cuar1as partes de su población en unos cien años,
\' los paisajes ordenados se desmoronan. a pesar de
'IUO a meaiaelas del siglo pélsado estas regiones tenfan
lmil!'. densidades rurales bastante próximas al prome­
dio nacional. ex<'luidas las ciudades.
?od'rfamos encontrar numerosos ejemplos, ya se
trote dol significado de los dos, de las selvas o de
ttOlOrrnin(lcios sl/elos. en la ordenación del espacio.
Existe asl una valoril8ción () una desvalorización de
cior(os espacios oeogrMicos en función de limitacio­
nos rlíltu:aies que, aun !-iiendo las mismas. tienen un
vnlor, un signilicado cambiante, según las sociedades
su nivü! .técnico ',' económico, y las finalidades qLt~
tnl(!s !>r¡clodaoes per[~igusn,
3. El hombre Y el rnedio
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Uno de los problemas plRntflados pOI' el análisis
del espaciO geográfiCO es el de las relaciones .eJ}jlil_el­
D-ºrn bre y el rned!o.-fr.sk~En el capItulo
precedente hemos visto que un mismo medio pllede
dar luOar a paisajes humanizados distintos. Ahúra ec:;
necesario estudial' en qué medida el medio flsico
ce una acci6rt sobr'e el hombre al actuar sobre su
fisiologla 'y su comportamiento. y c6~o responde la
sociedad\ a las coacciones del medio [1:l1ural
Una 'vez rebasadíil1a fase de la localización Y de ¡él
nomenclatura, la geografla Intentó invettigar las rela­
ciones de causalidad entre el hombre y la neturaleza.
Con ello se planteaba ..el problema del determirt'lsmo
geográfico, que fue uno de los debates de la geo\:1~afíil
en el siglo pasado y a principios del ocU:)\' Bajo ie
influenci8 de c;gmte, de Talne y de Buckle, la geogrs­
Ha pretencidamente cientffica :endió a subestimar
ateralmente Y de una mansra a ve(."~: S/J;nerfl la
,,1v1~O;O.l es aQul sin6níml'l de «múolo amo;el\~ "'.
r
4h
44
/
El espacio gClográflco
El hombre I el medio
nal.. soportar grandes fríos V vientos violciltOl>, Y tenflr
influencia del medio sohre,el hombre. U no de los mé­
una alimentación basada princip'llmente en prote(n8s
ritos de Vidal de La Blache consiste en haber demos­
y grasas. Estas poblaciones amarillas poseen un2
trado que no existe un determinismo absoluto y co_n­
extraordinarlá' resistencia al frio (que ElnconVábal'l'lüs
vergente, y subrayado que todo cuanto concierne al
igualmente en los fueguinos que vivlan Gasi desnudos
h?mbre está aquej.ado de continge.p~ia. Seña!~ tam', _ entre los fuertes vientos helados de la Tilma de Fue­
blén que cada medio ofrece una sene tle pOSibIlidades
go). Tienen una capa de grasa protectora; los inter­
que podemos combinar de maneras distintas. Pero
cambios a través de los poros de la piel están reduci· conviene ver cuál es el margan de combinación ot9r­
dos; su sistema digestivo está adaptado para gado al hombre frente a la naturaleza, y cuálesson las
un gran consumo de grasas. altamente caloríficas. Y posibles soluciones paráinterpretar el medio, habida
los menudillos significan alimentos selectos gra:lia::; a cuenta dl¡)l número de hombres, su densidad, las técni­
su variedad en materias nutritivas. Sus posibilidades cas de qúe disponed. y su organización social. ,Pero
de hibernación son d€lst8cables, lo que les permite asimismo, es necesario plantear en otros términos la
tener una existencia hibernal aminlJrad·a. Los reghBi', cuestión del determinismo: ¿ están o no relacionados
Dat; grandes nómadas del oeste sahariano, soportan
con lo influencia duradera del medio ffsíco la fisiología
bien un aire muy seco. cuyo conten¡d: •. ~n humedad
IV el comportamiento del hombre que vive en socie­
puede descender por debajo del 10%, Yunas tempe­
dad, y su aptitud para la innovación y las transforma­
raturas exteriores superiores a la del c\mrpo; al ¡gual
'.7 .
Clones,
,
que lostubu de Tibesti, tienen una temperatura corpo­
ral inferior al promedio de la humanidad, tensión ar­
terlalbaja. V r¡;ducida tasa dé sudoreci6n; al ser a;:o$
La -influencia del medio en el homb~e
y delgados, la superfi,~ie de su c-uerpo es importante
en 'relación con su peso. Los aymará del altiplano
Lil¡nflusncia <1e la naturaleza puede elercerse a
peruano-bolivia~'o, que viven a más de 3.800 rrl de
travós de unos circuitos más O rnenos largos, de unos
altitud, poseén un músculo cardIaco y una cé1jn torác:'
'iltros más o menos complejos. o de una serie de
ca desarrollados: pero, por otro lado, constatamos que
carambolas.
una parte de los anticuerpos que permiten res-,stir a
.. Estas'acciónes pueden ser obra del clima y del
una seria de agoresiones microbianas han desaparecl­
complsJO biológico que de él deriva. Primeramente,
dQ debido al ambiente de é1ire puro ele la gran altitur:i;
(!xiste el caso de la adaptaCión de unas poblaciones
para estos indios ello entraña una menor rE'sístencia a
qllO viven en regiones de clima dif;~iI¡simo, helado, tó­
las enfermedades que hacen estrag(d) en ¡as reglono?,
1
rrido. muy seco o muy húmedo, en I <:: ~ranjas del oiku~
cálidas, dificultades de supervivencia. Y una tasH e e­
méne en s_entido estricto. Es un tema apasionante
vada de morbosidad en el .dominio tropical de I!'lS
pilra la hiología. pero que quizás es de un interés geo­
bajas altitudes (trabajos del equipo del ¡1rofesor Huf­
prrHico (1190 más límitado a causa dela escasez nLÚTl8­
fié). Todas estas rnod'lficácior¡es pate/lógicas Y fisiOlÓ­
!it:a do IdS poblacionos implicadas.
gicas manifiestan una larga y progrosiVJ adaptD~ión :.1
L¡¡~ poblaciof'les del Ártico, los esquimales ~or
unas cQndiciones.~limátic3s dittciles pora
hwnbrs
l!¡::rnplo. tienen que habituarse a la larga noche invcr­
8:
1~~!'
r,.
\
-'.> ", '.. "
48
él espacio geográfico
cas del medio y comportamientos humanos y sociales,
se revelan generalmente muy complejas y se estable,
cen a través de numerosos intermediarios. Cuando. a
principios de este siglo, A. Siegfried distinguió en ,las
lindes armoricanas una actitud polltica diferente en
sus habitantes, según se flncontraran en el antiguo
macizo cristalino o en la cobertura sedimentaria
de ciencia polltica a la
mapa geológico con el mapa de
votos en las eleéciones, sino que hizo interVenir los
datos sociales, económicos, con sus eventuales enla­
ces con el medio flsipo para la explotación agrlcola o
las actitudes religiosas; en toda esta combinación la
caliza y el granito intervienen s610 oblicuamente.
r
El hombre y el medio modificadb~
Hemos visto que hay tipos de adaptaciones más
o menos indirectas a determinadas coacciones del
medio natural; también sabernos cuál puede ser la
acción del hombre transformando y ordenando el
medio bruto. Por ejemplo. la cuidadosa explotación de
los llanos aluviales del A!:iiahúmeda y cáliGa para el
cultivo del arroz va acompañada de la disminución y
de la desHpalÍción'de la malaria, lo qual entr.aña toda
una serie de importantes consecuencias para el pobla­
miento: la roturación desconsiderada de bosques que
cul:·dan las pendientes montañosas provoca una
erosión de los suelos, e inundaciones de
los llanos., No obstante, a estas acciones del hombre
sobre la naturaleza conviene añadirles las consecuen­
cins quo sobre el mismo hombre provoca el medio por
(11 creado. t¡¡lnto sobre su fisiologia como sobre su
cornf'lortamiento. El clima de las grandes ciudades
ya no es el de los campos circundantes.
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hombre Y el medio
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pues en la zona templada se caracteriza por temperé'·
turas invernales más elavadas que lat; del esp<lc',v
rural vecino, por una luminosidud celeste disminuida,
y por más nf:lblinas, constituyendo el F>:"VO unos
núcleos de coridensClc16n. La vida Drbcma es parcial­
mente indiferente a las estaciones: los lot::ales "n los
el habitante de la ciudad pasa la mayor p!:lrta de su tiempo, tlenen calefi"lcción en invierno, y eventudl­ mente están «climatizados» en vorano. l.a m!.c;rna ali­
mentaci6n cada vez está menos diferenciada por ',os producciones de cada estación, y a lo larao de todo p,1 . año es muy igual. El ruido, el aire
finado, las tensiones dela vida cotidiana. V la ausencie de ejercicio 1I51co por parte de tantesde la ciudad, contribuyen a cre ...r una patclogia particular en tales individuos, Sie,ndO ~I estado de fati­ ga solamente uno de sus aspf!ctos.n::n el análisis de las relaciones entre el hombre y el medio es indispensable estudiar el papel extremadñmente complejo que representa el medio creado y segregado por las sociedades, 'Sobre las propias aoc;edl'ldes y los individuos que las componen. Paía numerosas colecti­ vidades, el entorno del hombre es cada día fT1enos natural. La géografra hO desprecia el estudio de estas
interacciones entre el': hombre y su obra
Al analizar un espacio, el geógrafo debe integra¡' el conjunto da los d~\tos, buscar r:orrelf:lciones Gn \os distintos niveles, medir las interac.:cioners. Entonces \(1 utilización de las matemáticas puode mostrHrse indispensable para manejar una importantlsima célnti­
dad de datos, calcular múltiplescorrelBciones. Y (;om­
las interacciones. Pero lasmatemátlcas no son más que un instrumento. neutro como cualquier ií1s, por una parte, los resultados obtenidos dependen de la calidad de los datos otra de los métodos empleados. La') pueder¡: también servir de lenguaje pMa ar:orter la I
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• 46
t:spacío geográfico
con una selección que se opera en el curso de las
generaciones. En ,ello vemos una indiscutible acción
de un medio f1s·ico riguroso sobre el. hombre, y'la
demostración de su aptitud para modificar s,u stock
genético por un largo perrodo. También con ello
vemos Que la noción de fijeza racial no constituye más.
que un modelo puramente teórico.
Existen modalidades más indirectas de adapta~
ción del hombre a un medio dado: J. Bernard y J. Ruf­
fié citan un ejemplo interesante en L 'hémotypologie
géographique. Los muong (o moi) viven actualmente
en la región media de la cordillera annamita, siendo
los restos de un poblamiento de origen ind0nesio
repartido antaño por el conjunto de la penfnsula indo­
china, Que fueron empujados a las montar.as por los··
invasores lIegadqs de China meridional, 'Y que consti­
tuyen el actual pueblo vietnamita. La p.6rte alta de la
montaña fue ocupada por grupos meo, 1010 y thai; asi,
. los muong quedaron atrapados entre los vietnamitas y
los pueblos montañeses, y se mantienen en la región
media, aunque estén menos organizados que los viet­
namitas y sean menos combativos Que los montañe­
ses. ,ó,hora bi.en, se observa que la alta región, debido
al frescor de las temperaturas, está al abrigo del palu- .
dismo, y que en elll¡:lnoun cuidadoso aprovechamien­
to contribuyó a la supresión de esta enfermedAd y de
su-s vectores;.po.r. el contrario, el piso ocup:ª.do por lo~
muong está plagado de anofeles vectores: el paludis­
mo ataca a los recién llegados. mientras que los
no padecen esta enfermedad gracias a la pre­
sencia en su sangre de hemoglobina E. De este modo,
están protegidos de las invasiones por .su resistencia
al paludismo, elemento de superioridad con respecto
(1 los vietnamitas y a los pueblos montañeses2.
Al tema de la influencia del medio ffslco sobre
el homhre se le puedfln aportar otros elementos, La
,
J
I\I!IlIdj¡'IIHllC
la
n\i'\tllflf:l t'SI¡i UIL
r.':lInino dt! .1¡!:'~li·'~H~ccr dt~
:il H!H¡t~n
mortirl.
él 1101111.)([1 Y
1;:1 "'I::U'V
abundancia de enfermedades específica~) en el dom;­
nio tropical (paludismo, amibi8Sis variadas. fil,líio3IS,
bilharziosis, anquilostomiasis, etc., sin hablar d8 la
fiebre amarilla, actualmente yugula da) contribuye a
debilitar una parte de tas poblaciones dE! las regionl:Js
cálidas. A todo esto se añaden las enferml:JdélóSS
qcarenciales (avitamino~is) Y todo el (;or',~io de ;e~
enfermedadF.!s de la pobreza, cons(~clJen(.¡a del
subdesarrollo. Peroest<'l enumeración dn grave'? enfer­
medades no impide que ciertas regiones tropicales
figuren entre las más poblada5 del mundo: Java y los
llanOS deltaicos del Asia monz6nica tier,en densidades
iguales y superiores a las de las reglOnes industriClli;:a­
das de Europa, occidental. Estas altas 3cumulacíones
de poblaciones prirl1Ordialment€J rurall~s únicarnente
son posibles en zonas cálidas Y húmeué,s, en donóE' el \/01umendeproducci6nvegeta! eSrTlUY Bu;:>erio~ ai qJ2 con métodos comparables se obtiene ell zonas más 'frescas. Estas altas densidades, que sólo son posiblAS gracias a un cuidadoso aprovecharnie:,;.::o de! espacío. muy a menudo van acolTlpañadss del sáneaMiento medio. y ya 'es s'abido que dl3terminadas reyiones tropicales han albergado a brillantes civnizaciorco, ca racterizadas por u na sólida org8nizaci6n pclít ir.;:¡ y por vigorosas expresiones artlst;cas, CiASdc los rnayas de América Central hasta' los khalTlfHS cail1boyanos. obstante, hay que dest8car Que en I.a zona templa­
da es donde han tenido efecto desde IH~Ce: un siglo y medio los principales inventos Y el pase del descuLlri­
miento a su aplicación práctica mec.liant8 13 industrial. Desde hace algunos siglos la voléJntad (íe acometer se ha señálado más vigorosamente en la zona templada 'que en la zona tro~icé¡\, Pero la únic3 relación «hombre-medio Hsico» c.ssi siempre ha sido incapaz de proporcionar axplicáciones satisfactOrias, Las correlaciones -que sobre el mapa son apa­
rentemente fáciles de establecer-o entre caracterí :;ti­
;,
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