UNIVERSIDAD VERACRUZANA FACULTAD DE LETRAS ESPAÑOLAS MASCULINIDAD-ES, CONDUCTAS EN LA NARRATIVA DE MAURICIO MOLINA. EL JUEGO DEL PODER APREHENDIDO TESIS QUE PARA ACREDITAR LA EXPERIENCIA EDUCATIVA DE EXPERIENCIA RECEPCIONAL DE LA LICENCIATURA EN LENGUA Y LITERATURA HISPÁNICAS PRESENTA YOLANDA FERNÁNDEZ ABURTO DIRECTORA DE TESIS DRA. MARÍA GUADALUPE FLORES GRAJALES XALAPA-ENRÍQUEZ, VER. OCTUBRE 2013 Agradecimientos A mis padres, Yolanda y Emilio, por su cariño, comprensión, consejos, paciencia e infinito apoyo. A mis amigos que me han enseñado lecciones de vida aún sin darse cuenta. Por estar disponibles y receptivos al intercambio de impresiones y por siempre poder dedicarme un espacio de su tiempo. Por cada sí dicho sin pensar, por las charlas y las aventuras. A mis colegas por compartir afinidades que nos han llevado a emprender proyectos independientes a favor de buenos propósitos. A mis profesores porque durante cuatro años de licenciatura fueron mis mentores, me sensibilizaron al disfrute de la belleza de las lecturas, me enseñaron a escuchar mi voz interna y a realizar con empeño y pasión la noble labor de la escritura. A mi tutora, Guadalupe Flores, por sus observaciones y paciencia, durante la elaboración de este trabajo. Por las asesorías, por enriquecer la bibliografía de mi investigación y por su amistad. A los profesores Efrén Ortíz y Ricardo Azamar, por sus valiosas observaciones y su atenta lectura. A los maestros que se convirtieron en amigos, Mario Muñoz, Ricardo Azamar y José Luis Martínez, por su confianza, sus enseñanzas, sus consejos y su apoyo en la realización de mis proyectos personales. 2 Índice Introducción ............................................................................................................ 4 I. EL ESCRITOR Y SU PLUMA 1.1. Convergen (cías). Molina y sus coetáneos................................................ 9 1.2. Polifonías discursivas .................................................................................. 16 1.3. Hacia una poética del deterioro ................................................................. 21 II. EL SUJETO Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD 2.1. Una aproximación a la categoría de género ............................................. 37 2.2. Lo femenino y lo masculino ...................................................................... 39 III. EL JUEGO DEL PODER APREHENDIDO 3.1. El tarot de Sofía .............................................................................................. 52 3.2. Plaza Giordano Bruno .................................................................................... 57 3.3. Mantis religiosa ............................................................................................... 60 IV. A MANERA DE CIERRE Y CONCLUSIÓN ..................................... 64 V. BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................... 71 3 Introducción Tras haber realizado una búsqueda acerca de los escritores que cultivaron el género fantástico en México, se despertó en mí el interés por realizar una investigación sobre un autor o autores representativos de este género en nuestro país. Revisando las antologías, compilaciones, ediciones críticas y trabajos de investigación publicados en México, observé que incluyen y, en algunos casos analizan la producción literaria relativa a esta representación estética que pertenece a tales narrativas y que han sido clasificadas como ficción, mini ficción y relato; cuyas fechas de aparición en su mayoría, datan de un periodo comprendido entre los años 40 a los 60. También pude advertir que hay una carencia de trabajos que se ocupa de hacer un análisis y una descripción de la literatura fantástica publicada a partir de la segunda mitad del siglo XX, de manera concreta de los años 70 en adelante, periodo donde se inscribe Mauricio Molina Cardona, narrador y ensayista mexicano nacido en 1959, que es objeto de estudio de esta investigación. La Dra. Ana María Morales, se ha dedicado a la investigación de los orígenes del cuento mexicano. En uno de sus artículos titulado “El cuento fantástico en México”1 menciona entre otros autores casi desconocidos del género, precisamente a Mauricio Molina. De igual modo los críticos literarios Christopher Domínguez Michael2 y Mario Muñoz3, consideran al autor y algunas de sus producciones literarias, principalmente sus cuentos, dentro de sus trabajos de investigación. A esta literatura le acompañan otros géneros poco revisados: la literatura de terror y la literatura de ciencia ficción producida en México; sin duda, su estudio Para una información más detallada véase Alfredo Pavón, Historia Crítica del cuento mexicano del siglo XX, tomo I (México: Universidad Veracruzana, 2013). 2 Christopher Domínguez Michael, Antología de la Narrativa Mexicana del siglo XX (México: FCE, 1996). 3 Mario Muñoz, “Aportes del cuento mexicano del siglo XX” en Historia Crítica del cuento mexicano del siglo XX, tomo I (México: Universidad Veracruzana, 2013). 1 4 brinda la excelente oportunidad de realizar aportes significativos a la teoría e historia de estos géneros. Si bien, podríamos incluir a Molina como parte de esta tradición, considero de gran interés abordarlo desde una perspectiva hasta ahora poco considerada en la valoración de su obra. La presente investigación tiene como objetivo proporcionar un panorama general acerca de su producción literaria; demostrar cómo en su narrativa es posible detectar una poética del deterioro donde los personajes sufren una degradación física y un desgaste mental que los lleva a la anulación de su subjetividad a tal grado que tienen problemas para relacionarse de manera afectiva con el sexo opuesto. Un aspecto medular en la narrativa de Molina, es la inversión de roles de género, presente en personajes masculinos y femeninos. Visión estética que describe también en sus ensayos. Ambos discursos guardan una estrecha relación; por tanto, en este trabajo, si bien menciono el resto de los géneros en los que Molina ha incursionado, me centro únicamente en su obra narrativa; de manera específica en los cuentos y ensayos. El autor ha publicado artículos, reseñas y crónicas en suplementos y revistas culturales del país, la posibilidad de reunir y estudiar el resto de sus publicaciones queda abierta como una opción a desarrollar en futuros proyectos. Para llevar a cabo esta investigación se optó por construir un aparato teórico-metodológico que permitiera demostrar cómo los personajes masculinos de los relatos presentan un comportamiento que no corresponde al estereotipo masculino mexicano; de ahí la combinación de enfoques teórico-literarios. Decidí utilizar textos de otras disciplinas: por un lado el análisis teórico feminista y la teoría de las masculinidades, como también, los estudios de género. De la narratología he retomado los aportes de Luz Aurora Pimentel con sus conceptos de análisis del relato y el espacio en la ficción. Como teoría de género, he 5 consultado los ensayos de Judith Butler y libros de construcción de masculinidades de Elisabeth Badinter, Pierre Bourdieu y David Gilmore. Desarrollar un discurso acerca de la vida de las mujeres, implica una mirada similar en la construcción de identidad o representación(es) masculinas; y también comprender cómo se desarrolla la dinámica de relaciones de convivencia entre ambos. Durante algunas décadas las temáticas feministas y los estudios de género mostraron las posiciones que ocupaban las mujeres en ambientes públicos y privados. Mientras esto sucedía, a los hombres se les posicionó de manera directa o indirecta como individuos misóginos y tiránicos, además no se le prestó atención a los distintos roles que ellos también practicaban para reafirmar y permanecer dentro de una masculinidad correcta. Tampoco se analizaron las distintas maneras de ser hombre; ni cómo todos los cambios generados a partir de la liberación femenina, ocurrida en los años 60, repercutieron en la esfera masculina. Menos aún se consideró estudiar la figura del homosexual masculino o femenino, hasta casi dos décadas más tarde. El panorama de los estudios de género se diversificó mediante la inclusión de grupos considerados minoritarios; distintas miradas acerca de una misma cuestión, enriquecieron las temáticas y se logró la inclusión de las consideraciones propuestas por estos sectores. En la actualidad los estudios de género ya no sólo se centran en oposiciones binarias: masculino/femenino, heterosexual/homosexual, negro/blanco, rico/pobre. Por ejemplo, las aportaciones de la teoría Queer enriquecen el horizonte al definir el género como un acto performativo que es mutable; es decir, la idea central de esta teoría, radica en desestabilizar al género como una categoría inherente a la biología en hombres y mujeres. Más bien, lo propone como un comportamiento social que no necesariamente corresponde con las conductas hegemónicas y heteronormativas otorgadas a cada sexo. De tal modo que, a 6 partir de este enfoque teórico, se amplía la mirada y es posible hablar de desplazamientos de los roles culturalmente establecidos; situación que ocurre con las conductas de los personajes masculinos en los cuentos del autor, ya que estos no se ajustan al comportamiento estereotípico masculino; por el contrario, son individuos débiles que permanecen subyugados a una figura femenina. Por tanto, considero que abordar la cuentística de Mauricio Molina, más allá del análisis de la mera anécdota fantástica, implica primero describir la manera en que se establecen las relaciones entre los personajes masculinos y femeninos a fin de identificar cómo se construyen las distintas identidades de la masculinidad y la feminidad, como representativas de los años 90 en adelante en México; es una apuesta por la interdisciplinariedad, pues la obra narrativa de Molina, es susceptible de ser abordada desde diversas focalizaciones disciplinarias. En este trabajo, se analizarán algunos cuentos del autor desde la perspectiva de los estudios de género. Creo que los discursos deben ser interpretados de múltiples maneras; y no sólo limitarse al uso de la teoría de la disciplina a la que correspondan; de este modo se pueden obtener diversos puntos de vista acerca de ellos y lograr el mayor provecho de un mismo objeto de estudio. El corpus seleccionado para el análisis son los relatos “El tarot de Sofía”4, “Plaza Giordano Bruno”5 y “Mantis religiosa”6, en ellos se puede apreciar que las mujeres tienen autonomía y poder; y cómo este hecho agudiza la desorientación en la que se empezaba a ubicar el género masculino frente a una sociedad cambiante, aquella donde cada vez había menos asideros, que como en un pasado no muy lejano, se supieran inquebrantables. La primera parte de la investigación contextualiza de manera biobibliográfica al autor; se describe la relación que existe entre sus cuentos y Mauricio Molina, Fábula rasa (México: coedición CONACULTA/ Tusquets, 2001). Mauricio Molina, Mantis religiosa (México: Aldus, 1996). pp. 27-32. 6 Ibid., pp. 51-68. 4 5 7 ensayos, así como las influencias de las que se nutren los textos. A continuación se describe la función asignada a los personajes masculinos y femeninos; las características que comparten, la dinámica de las relaciones que entablan entre sí y las temáticas y elementos recurrentes en la obra del autor. La segunda parte, a través de la teoría de género, proporciona algunos conceptos útiles para el propósito del análisis; se aborda el concepto de género, se comentan las características masculinas y femeninas hegemónicas, así como el relajamiento y los cambios que han sufrido. Posteriormente, se describe el proceso de masculinización del hombre. La tercera parte, la integra el análisis de los tres cuentos aludidos, a partir de la teoría literaria; para ello, cuento con el apoyo de los apuntes de Luz Aurora Pimentel acerca de la ficción. En este apartado apunto interpretaciones de la trama, de los diferentes elementos que confluyen en los cuentos y de la carga simbólica de los mismos. Más allá de demostrar una hipótesis de investigación, se pretende con esta propuesta de lectura, contribuir al interés por los estudios de género, línea de investigación aun no tan receptiva en diversos ámbitos académicos. 8 I. EL ESCRITOR Y SU PLUMA 1.1. Convergen (cías). Molina y sus coetáneos El narrador y ensayista Mauricio Molina Cardona, nace en la ciudad de México. Su infancia y adolescencia transcurren durante las décadas de los años 60 y 70; años en que la situación política, económica y cultural del país, no estuvo exenta de acontecimientos que, sin duda, establecieron precedentes para las formas de vida de las décadas posteriores.7 Dentro de los hechos más importantes de la década de los 60 se encuentran la matanza de estudiantes en Tlatelolco y las Olimpiadas celebradas en 1968. Al mismo tiempo, en México se gestaron diversos movimientos sociales; fue así como la población intentaba satisfacer sus demandas de transformación del país en uno moderno, similar al resto del mundo. Surgieron avances tecnológicos y científicos significativos: la píldora anticonceptiva, las nuevas formas de comunicación y los viajes al espacio. El discurso visual empezó a ganar popularidad y se posicionó como uno de los más significativos. Ocurría el movimiento hippie, en el cine la nouvelle vague y en el arte, el pop art. Dentro de los movimientos sociales destacaron; los estudiantiles y la revolución cubana. En cuanto a la actitud de la ciudadanía Malva Flores apunta: Quedaría al descubierto un elemento que resume la sensibilidad de aquellos años: la manifestación de un radicalismo que impregnaba todas las esferas de actividad, particularmente las políticas y culturales. Unidas por un impulso rebelde y expresadas en un sentimiento antigubernamental, antiinstitucional y finalmente, antiintelectual, se produjo lo que a fines de los años sesenta fue celebrado como la contracultura.8 Malva Flores, en su libro El ocaso de los poetas intelectuales y “la generación del desencanto”, dentro de su Breve crónica de la cultura nacional (Décadas 60 y 70), ofrece una visión del panorama de vida en México. 8 Ibid., p. 32 7 9 Por parte de la clase media urbana del país, surgieron cuestionamientos a los gobiernos de los presidentes Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. Se sabía que en ambas administraciones existían diversos tipos de represión, principalmente política y cultural, aunque esta última en un principio, fuera menos perceptible. Algunos jóvenes de provincia deseaban cursar sus estudios universitarios en la capital por lo que buscaron instalarse en la ciudad de México. La “literatura de la Onda” da forma a la ruptura del estilo anterior de la literatura mexicana. Las principales influencias literarias de los jóvenes eran los autores latinoamericanos. Sin duda fue una época donde la narrativa tomó más auge que la poesía. Aunque después de la matanza del 68, las reacciones de algunos poetas no se hicieron esperar; ya sea mediante la escritura o a través de la movilización, un grupo reducido de ellos considerados intelectuales o líderes de opinión, manifestaron la postura de disgusto y desamparo que los aquejaba. Ya en los años 70, el gobierno de Luis Echeverría mostró una imagen que Flores denomina de “apertura democrática”, para renovar los lazos entre la sociedad y el gobierno. A los estudiantes les dio la promesa de una reforma educativa; parecía que todo marchaba bien, hasta que llegó el Jueves de Corpus9. Mientras tanto, los movimientos de izquierda comenzaban a ganar espacios. En El Jueves de Corpus conocido también como La masacre del Jueves de Corpus, La masacre de Corpus Christi o El Halconazo en alusión al grupo de paramilitares “Los Halcones” creado para garantizar la seguridad de los ciudadanos y evitar que ocurrieran hechos similares a los del 02 de octubre de 1968. Este grupo, masacró estudiantes. El 10 de junio de 1971 hubo en la ciudad de México una manifestación de estudiantes en apoyo a estudiantes de Monterrey, Nuevo León. El motivo fue que a estos últimos se les redujo el presupuesto y se les eliminó la autonomía. En solidaridad, estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional organizaron una manifestación que fue reprimida de manera violenta por parte del grupo militar “Los Halcones”, primero golpearon a los estudiantes con garrotes y posteriormente, comenzaron a disparar con armas de fuego. La policía no intervino y el saldo de ese encuentro asciende a más de cien defunciones. Este sangriento hecho ocurrió durante el sexenio del presidente Luis Echeverría. 9 10 el ámbito cultural se creó la revista Plural10, receptiva ante todo tipo de manifestaciones artísticas provenientes de distintas posiciones políticas. Durante dos décadas se sentaron las bases de la postura que debían o podían adquirir los intelectuales, principalmente los poetas; centrarse en su quehacer literario o participar de manera activa en los asuntos de interés público, de preferencia si se inclinaban por esta opción, debían tener autonomía frente a las instituciones gubernamentales. El panorama de la literatura en México tenía como referentes inmediatos la “Literatura de la Onda” y las influencias literarias del “Boom Latinoamericano”. Más o menos en este contexto inicia sus primeros pasos en la literatura Mauricio Molina como estudiante de Lengua y Literatura Hispánica en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, al final de la década de los 70 y principios de los años 80. Sus primeras publicaciones aparecen en 1982, año en que recibe el premio de poesía de la revista Punto de partida. Por esos años, el estilo narrativo del autor empieza a perfilarse; por ejemplo, hasta esa fecha se había hecho presente el interés por la investigación; el rescate de la biografía y las crónicas. Posteriormente, aparecerán los géneros de novela, cuento y ensayo. En la segunda edición de la Antología de la narrativa mexicana del siglo XX, Christopher Domínguez Michael11 agrega un apéndice titulado Diez narradores de los años noventa, donde incluye a autores nacidos después del año 1958 y escritores nacidos en años anteriores a esa fecha, que él llama autores que debutaron recientemente como narradores. La revista Plural comenzó a editarse en el año 1971 con el apoyo económico del periódico Excélsior. En ella se publicaban artículos escritos por intelectuales latinoamericanos y europeos. La revista se transformó en el año 1976 en Vuelta una revista fundada por el escritor mexicano Octavio Paz. 11 Christopher Domínguez Michael, Antología de la narrativa mexicana del siglo XX Tomo II (México: FCE, 1996), p. 1441-1463. 10 11 Encabezan la lista: Julián Meza (1944), Sergio González Rodríguez (1950), Fabio Morábito (1955), Ernesto Alcocer (1956), Enrique Serna (Ciudad de México, 1959), Mauricio Molina (Ciudad de México, 1959), Ana García Bergua (Ciudad de México, 1962), Luis Humberto Crosthwaite (Tijuana, Baja California, 1962), Pablo Soler Frost (1965) y Pedro Ángel Palou (1966). Resulta complicado delimitar una generación ya que existe una diversidad de estilos narrativos en los literatos mencionados en líneas anteriores. La enumeración es en su mayoría cronológica; sin embargo, permite situarla como marco de referencia generacional para ubicar a Mauricio Molina; en esta intensión de contextualizar al autor, decidí continuar con la búsqueda de autores que compartieran con él, cercanía en el año de nacimiento dentro del volumen de Domínguez Michael y me encontré con el apartado V. La comedia imaginaria, dividido en tres secciones: Paraíso, Purgatorio e Infierno12, con los siguientes escritores: Jordi García Bergua (Ciudad de México, 1957-1979), Daniel González Dueñas (Ciudad de México, 1958), Francisco Hinojosa (Ciudad de México, 1954), Roberto Vallarino (Ciudad de México, 1955), Álvaro Uribe (Ciudad de México, 1953), Francisco León González (Ciudad de México, 1954), Adolfo Castañón (Ciudad de México, 1952), Alberto Ruy Sánchez (Ciudad de México, 1951), Francisco Segovia (Ciudad de México, 1958), Emiliano González (Ciudad de México, 1955), Jaime Moreno Villareal (Ciudad de México, 1956), Carmen Boullosa (Ciudad de México, 1954) y Samuel Walter Medina (Xalapa, Veracruz, 1953). A estas listas se suman otros autores que aparecen en Breve repaso a las letras contemporáneas de México (1955-1993), V. Narrativa de hoy: los realismos y su crítica, secciones insertas en el volumen La literatura mexicana del siglo XX, de José Luis Martínez y Christopher Domínguez 12 Ibid., pp. 1193-1332. 12 Michael13: Jorge García Robles (1957), Carmen Leñero (1957), Álvaro Quijano (1955), Rafael Pérez Gay (1957) y Gerardo Kleinburg (1964). Es obvia la enorme lista de escritores y temas que comparte generacionalmente el autor que nos ocupa. En este caso, el orden responde a estilos narrativos y líneas temáticas, Domínguez Michael ubica de manera concreta a Molina por año de nacimiento en 1959; la mayoría de los escritores de ese periodo comparten las características literarias de una escritura narrativa con despliegues de imaginación, toques de literatura fantástica y vetas humorísticas. También la mayoría de ellos incursionaron en la literatura a través de la narrativa: cuento, novela, crónica y ensayo. En las temáticas destacan los ambientes citadinos; los secretos de la ciudad, imaginación futurística de la urbe y paisajes apocalípticos desarrollados principalmente en la ciudad de México, la descripción del erotismo y la dinámica de las relaciones amorosas entre hombre/mujer, así como la presencia de personajes desolados y con problemas de adicciones. Mauricio Molina al igual que algunos de sus contemporáneos centra su interés temático en la dinámica de las relaciones afectivas entre hombres y mujeres dentro de un ambiente urbano peligroso. Narraciones en primera persona donde aparecen personajes confundidos y desencantados. En Molina, estos aspectos se mezclan con la veta fantástica, por lo que el espacio-tiempo se ve modificado por un elemento extraño que llevará al derrumbe psicológico del protagonista. Mauricio Molina gana el premio de poesía de la revista Punto de partida en el año de 1982, el joven escritor comienza a participar en distintos proyectos de becas de investigación. Molina forma parte del proyecto editorial Guía de Christopher Domínguez Michael y José Luis Martínez, La literatura mexicana del siglo XX, (México: CONACULTA, 1995), pp. 260-261. 13 13 Forasteros impulsado por el INBA y como resultado de su investigación publica en 1985 Breve antología de la poesía insurgente y Crónica de Texas en 1987. Fue becario del FONCA en la generación 1989-1990, y con el producto de esta beca, obtuvo en 1991 el Premio Nacional de Novela “José Rubén Romero” con Tiempo lunar, editada por Corunda en 1993. En ese año recibió una Mención Honorífica en el Premio Nacional de Ensayo “José Revueltas” por su libro Años Luz, editado por la UAM en 1995. Obtuvo también el Premio de Cuento San Luis Potosí con el libro Fábula Rasa en el 2000 y el Premio de Ensayo “Abigael Bohórquez” en el 2003 por su libro Último siglo. Pasajeros de la literatura del siglo XX. El autor ha publicado cuentos y ensayos en revistas y suplementos literarios como: Vuelta, Luna Córnea, Biblioteca de México, Confabulario, El Ángel, Casa del tiempo, El sol de México, El Nacional, La cultura en México, México en el Arte, Letras Libres, Los universitarios, La Jornada y Unomásuno. Parte de sus producciones narrativas han sido editadas por la colección Textos de Difusión Cultural de la UNAM, coediciones de Conaculta-INBA/Tusquets, UAM Cultura Universitaria, Aldus, Alfaguara y Corunda. Algunos de sus cuentos y fragmentos de su novela Tiempo lunar, han sido incluidos en diversas antologías.14 La novedad en la creación narrativa de Molina, radica en contar historias de personajes masculinos subordinados a una figura femenina. Las mujeres paulatinamente los conducen a la degradación y, en algunos casos, a la 14 Antología de la Narrativa Mexicana del siglo XX, (FCE, 1996), Los Mejores Cuentos Mexicanos (Joaquín Mortiz, 2001, 2004, 2006), La certeza vulnerable, cuerpo y fotografía en el siglo XXI (Editorial Gustavo Gili, 2004), Almohada para diez (Ediciones Cal y Arena, 2005), Ciudad fantasma relato fantástico de la ciudad de México (XIX- XX) tomo I (Almadía, 2013) y Tierras insólitas, antología de cuento fantástico (Almadía, 2013). 14 anulación de su personalidad. Los hombres se debaten entre el placer y el dolor que les produce el acercamiento a su objeto de deseo erótico; en este caso, las mujeres bellas, independientes y poseedoras de una supuesta naturaleza mágico-misteriosa, que resulta incomprensible pero fascinante para ellos. En casi la totalidad del corpus narrativo del autor, aparecen personajes masculinos y femeninos que presentan inversión de roles de género. Su trabajo ensayístico y su obra narrativa son una muestra de la proximidad temática, respecto a este tema. El presente estudio parte de las ideas estéticas y las preocupaciones del autor expresadas en los ensayos de Años Luz y La memoria del vacío en paralelo con el análisis de tres cuentos. Parte de la poética del deterioro que es posible localizar en las narraciones de Molina se fundamenta en la escritura de historias fantásticas que le ocurren a seres anodinos. La disolución del yo, a través del consumo prolongado de alcohol y drogas, lleva a los personajes a la locura; sobreviene la revelación de múltiples rostros con la capacidad de mostrar de forma tangible las fobias más ocultas del ser; una vez iniciado el declive de la esperanza, los individuos comienzan a plantearse interrogantes acerca del orbe tal y como ellos lo conocen. Al no encontrar respuestas de lógica inmutable, son invadidos por una sensación de exclusión; se sienten habitantes extranjeros del espacio-tiempo que les tocó vivir. Encuentran una posibilidad de vencer a la muerte y al vacío generado por la soledad a través de la fuga. Algunos personajes de modo azaroso se ven involucrados en rituales de sociedades secretas que los condenan a una muerte lenta y dolorosa o a la inmortalidad. Otros, por medio de accidentes, del suicidio o el cruce deliberado de portales energéticos, abandonan su cuerpo y viajan convertidos en fantasmas a realidades alternas. Algunos personajes son adictos a sustancias enervantes; como resultado de sus estados alterados 15 acceden a universos oníricos donde encuentran presencias sobrenaturales que les producen una mezcla de horror y fascinación hacia lo desconocido. Estas características definen a personajes alienados que terminarán con deterioro físico y mental; es decir, anulados y en algunos casos, desaparecidos o muertos. 1.2. Polifonías discursivas Mauricio Molina explora los universos narrativos de autores de literatura fantástica en su obra narrativa. Los ecos de La metamorfosis de Franz Kafka15, resuenan en algunos de sus cuentos. De igual modo, el escritor manifiesta simpatía por los argentinos Macedonio Fernández, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar; el uruguayo Felisberto Hernández y el mexicano Salvador Elizondo. Los murmullos fantásticos de estos narradores se perciben en la cuentística de Molina a través de los ambientes enrarecidos y los hechos inexplicables que rodean a los protagonistas de los relatos, quienes se ven enfrentados a situaciones disímiles. 16 Del escritor James Joyce, a Molina le resulta atrayente cómo desde su natal Dublín, analiza y describe la vida en las urbes; la metrópoli como un ente indescifrable con vida propia; asimismo, la exposición de cómo se tejen las relaciones humanas17. Molina recupera estos rasgos característicos de Joyce, al situar sus narraciones en escenarios citadinos donde marca los contrastes entre el día y la noche; así como en la vida de los personajes. Con frecuencia, el escritor plasma algunas de las ideas de los poetas simbolistas franceses Arthur Rimbaud y Stéphane Mallarmé, del primero Molina asume en sus relatos la Obra que marca un parteaguas en la manera de narrar la desaparición de un humano tras convertirse en escarabajo. 16 Estas características son visibles en los relatos “Planta de sombra” y “Telaraña”. Mauricio Molina, Telaraña (México: Difusión Cultural UNAM, 2008), pp.85-93 y pp. 113-121. 17 Es posible encontrar el tema de la ciudad en la novela Tiempo lunar. Mauricio Molina, Tiempo lunar (México: Punto de lectura, 2005). 15 16 conocida frase «Yo es otro», de ahí que los personajes de los cuentos tengan más de un rostro. Del segundo, utiliza la idea de «Pintar no la cosa, sino el efecto que produce», por esa razón los cuentos del autor utilizan al extremo los motivos de carácter sensorial. De los ensayos de Roger Caillois acerca de los insectos, el escritor retoma especialmente de La mantis religiosa (1934), la comparación del insecto con la mujer fatal. Al resto de los caracteres de sus cuentos, los dota con la capacidad mimética que poseen los insectos para camuflarse con el entorno, gracias a ello, los hombres y mujeres de las narraciones de Molina, logran la supervivencia. 18 Con la influencia de Marcel Proust en su cuentística, una polifonía de voces narrativas rescata el recuerdo y manejan el tiempo de manera fluctuante. La evocación más frecuente será la pérdida del padre en un accidente automovilístico. De Gustave Flaubert, Mauricio Molina toma el rasgo de los personajes propensos a lo funesto como Ema Bovary, los personajes inactivos y mediocres como Bouvard y Pécuchet, y la búsqueda de «la palabra justa». De Nabokov rescata el interés por los insectos, la exactitud de las tramas y el uso del lenguaje. Su interés por las producciones literarias de este autor, así como por la de los británicos Lewis Carroll y Thomas de Quincey, coincide en la creación de figuras femeninas fatales. Las protagonistas de las narraciones de los autores mencionados, son bellas niñas púberes dueñas de una poderosa energía sexual, enfants terribles, llamadas por Nabokov nínfulas, chicas con la capacidad de quebrantar la moralidad de los personajes masculinos adultos. Beldades inocentes que perturban y arrastran a la perdición. Acceder a la belleza no sólo es posible mediante la literatura; en los cuentos de Molina están presentes las fotografías mágicas de Carroll, aquellas imágenes que guardan más 18 Ver “Mantis religiosa”. Mauricio Molina, Mantis religiosa (México: Aldus, 1996), p 51. 17 de lo que muestran; depositarias de la esencia de momentos irrepetibles y de la belleza de las púberes. Los retratos aparecen a menudo en las narraciones del escritor mexicano y en ellos se encuentra la clave de la relación del hombre con la realidad alterna19. Molina manifiesta su inclinación hacia las ciencias exactas; la perfección de las matemáticas, las leyes de la física y los alcances de la entomología. Algunas de las lecturas que son mencionadas en las páginas de sus ensayos y cuentos pertenecen a libros de tradición religiosa como el Talmud20, El Zohar21, “El cantar de los cantares”22 y la Biblia23. Otras a los autores clásicos del esoterismo como John Dee y André Billy24. Las alusiones a obras literarias son abundantes, la voz narrativa hace énfasis en las siguientes: La música del azar 25de Paul Auster, El castillo de los destinos cruzados26 de Italo Calvino, Viaje al centro de la tierra27 de Jules Verne, Drácula28 de Bram Stocker, Libro de los pasajes29 de Walter Benjamin, Medusa y Cía.30 de Roger Caillois, El matrimonio del cielo y el infierno31 de William Blake y Presagios del milenio32 de Harold Bloom. También se menciona a los filósofos Swedenborg y Spinoza. Se aluden los diccionarios: Laplanche de psicoanálisis33, de Símbolos34 de Chevalier y Gheerbrant y de Mitología35 de Yves Ver “El tarot de Sofía”. Mauricio Molina, Fábula rasa (México: Tusquets, 2001), p. 43. Georges Hansel, Exploraciones talmúdicas: principios básicos y su inspiración (Madrid: Biblioteca Nueva, 1998). 21 Gershom Scholem, El Zohar: el libro del esplendor (México: UAM, Dirección de Difusión Cultural, 1984). 22 Fray Luis de León, El cantar de los cantares: traducción literal y declaración del Libro de los Cantares de Salomón (Barcelona: Ramón Sopena, 1972). 23 Casiodoro de Reina, La Santa Biblia, Antiguo y Nuevo Testamento (Dallas, Texas: Asociación Bíblica internacional, 1976). 24 André Billy, Stanislas de Guaita: príncipe del esoterismo (Barcelona: Gedisa, 1981). 25 Paul Auster, La música del azar (España: Anagrama, 2006). 26 Italo Calvino, El castillo de los destinos cruzados (Madrid: Siruela, 1999). 27 Jules Verne, Viaje al centro de la tierra (Madrid: Bibliotex, 2000). 28 Bram Stocker, Drácula (México D.F.: Porrúa, 2006). 29 Walter Benjamin, El libro de los pasajes (Tres Cantos, Madrid: Akal, 2005). 30 Roger Caillois, Medusa y Cía.: pintura, camuflaje, disfraz y fascinación en la naturaleza y el hombre (Barcelona: Seix Barral, 1962). 31 William Blake, El matrimonio del cielo y del infierno, trad. de Xavier Villaurrutia (México: contemporáneos 1929). 32 Harold Bloom, Presagios del milenio: la gnosis de los ángeles, los sueños y la resurrección (Barcelona: Anagrama, 1997). 33 Jean Laplanche, Diccionario de psicoanálisis (Barcelona; México: Labor, 1971). 19 20 18 Bonnefoy. De las biografías destacan los siguientes personajes: Sigmund Freud, James Joyce y Wittgenstein. Se encuentra una relación directa entre las temáticas de las lecturas indicadas, así como de las ideas y preferencias que el autor plasma en sus ensayos. Resalta la inclinación multidisciplinaria por temas que escapan del aspecto literario: mitología, ciencia, filosofía y religión. En sus ensayos el autor alude a las producciones literarias de William Shakespeare, Samuel Beckett, Fernando Pessoa y Robert Musil. Sus epígrafes están cargados de referencias a poetas y narradores; del primer grupo destacan Ramón López Velarde y Octavio Paz; del segundo, los narradores mencionados en las líneas anteriores. La voz narrativa en los relatos alude a escritores como: Jack Kerouac, Martin Amis, Ismaíl Kadaré, John William Polidori y Théophile Gautier, Michel Houellebecq, W. G. Sebald, Georg Trakl, Gérard de Nerval y Albert Camus. El discurso cinematográfico se relaciona con las narraciones de Molina, el escritor detalla las descripciones de algunas escenas que se convierten en imágenes claves de sus relatos; aparecen alusiones a los siguientes cineastas y películas: el italiano Michelangelo Antonioni, el ruso Andréi Tarkovsky y el alemán Wim Wenders. Las cintas señaladas pertenecen al cine de ciencia ficción o de terror; 2001: Odisea del espacio36 de Stanley Kubrick, Nosferatu37de F.W. Murnau y Drácula38 de Tom Browning, con la actuación de Béla Lugosi. En los relatos se expresa simpatía por pensadores, filósofos y artistas plásticos. Por los psicoanalistas Sigmund Freud y Jacques Lacan. El filósofo Jean Chevalier, Diccionario de los símbolos (Barcelona: Herder, 1986). Yves Bonnefoy, Diccionario de las mitologías y de las religiones de las sociedades tradicionales y del mundo antiguo (Barcelona: Destino 1997). 36 Stanley Kubrick, 2001: Una odisea del espacio. 1968. Estados Unidos: Metro-Goldwyn-Mayer. 37 F. W. Murnau, Nosferatu. 1922. Alemania: Prana-film. 38 Tod Browning, Drácula, 1931. Estados Unidos: Universal Pictures. 34 35 19 empirista inglés Francis Bacon, precursor del método científico. Giordano Bruno, astrónomo, filósofo y poeta italiano. En la categoría de los artistas plásticos aparecen los pintores: Bronzino, el barroco Michelangelo Caravaggio, el neerlandés El Bosco y el flamenco Brueghel el viejo. Los pertenecientes a las vanguardias; los surrealistas: el fotógrafo Man Ray, el escultor Alberto Giacometti, el pintor Salvador Dalí. Los cubistas: Georges Braque y Pablo Picasso. El futurista Umberto Boccioni, El exponente del arte moderno Henri Matisse y el perteneciente a la escuela de París Amedeo Modigliani. Así como el artista inglés del arte pop David Hockney. Para aquellos cuya fuente de inspiración fue la figura femenina destacan los pintores: el polaco-francés Balthus y el simbolista-modernista austriaco Gustav Klimt. Los expresionistas: el vienés Egon Schiele y el belga Paul Delvaux. Así como el escultor de figuras femeninas abstractas Henri Moore. Aparecen menciones de las composiciones de Wolfgang Amadeus Mozart, Johann Pachelbel, Olivier Messiaen y Arnold Schoenberg. En algunos relatos se hace mención de los cantantes: David Bowie, Janis Joplin y Leonard Cohen. Algunos personajes de las ficciones visitan los siguientes museos: Museo de arte moderno (MOMA) y el Museo Guggenheim, ambos en Nueva York. En la ciudad de México, El Museo de Antropología e Historia. Este detallado recuento de elementos que hacen referencia a la literatura, la filosofía, la religión, el cine, el arte, la música y los lugares; es decir, a la cultura en general que rodea a los personajes de los cuentos, nos ayuda a contextualizar al escritor. Lo que nos lleva a demostrar la existencia de la relación entre sus preocupaciones estéticas y la poética personal. Las obras literarias que se mencionan en los cuentos, obedecen a las concepciones de la manera de narrar que el autor plasma en sus ensayos; estilos, ambientes y 20 temáticas. El quehacer artístico de los pintores y fotógrafos se relaciona con la imagen de la figura femenina, imprescindible en la mayoría de los cuentos de Molina. Las referencias a los cineastas además de relacionarse con las películas mencionadas, están aparejadas con la estética visual que manejan dichos directores, que a su vez se conecta con la música y los lugares; elementos que en su conjunto crean la atmósfera de carácter sensorial, característica esencial de obra. El acto de narrar para Molina es visto como una suerte de confesión que puede ayudar a entender cómo sucedieron las cosas. Así, se puede alcanzar la curación de las heridas del pasado; la idea de la escritura como un acto liberador es llevada a la práctica en los relatos. En la obra ensayística, el autor propone la importancia de la biografía como recuperación del recuerdo, una persona podrá aprender de sus experiencias hasta que reflexione acerca de ellas, para ello es necesario preservar los recuerdos y ponerlos en función con el resto de la vida, incluso con los sueños. Los diarios y las cartas son vistos como otro tipo de literatura; aún salpicada de ficción, conserva una raigambre más íntima y auténtica. El narrador devela en sus cuentos algunos datos de su vida mezclados con ficción. Los personajes que habitan sus creaciones, son seres que permanecen inactivos, pero dentro de esa vida sin propósito aparente, se oculta su naturaleza trágica. Es decir, son personajes que a pesar de sus intentos, no podrán eludir su fatídico sino. 1.3. Hacia una poética del deterioro De manera frecuente en los relatos de Molina, los personajes masculinos describen a las figuras femeninas como diabólicas y misteriosas. Las acciones de las mujeres son idealizadas por los hombres que las decodifican como señales o 21 pistas, para supuestamente deducir características de la personalidad femenina. El personaje masculino fantasea con posibles acercamientos a las mujeres, imagina el inicio de una relación erótica que servirá de escape al tedio de su rutina. Busca relaciones íntimas porque son una oportunidad de encuentro con la otredad. En algunos relatos se describen episodios de sexo anal interpretados por los hombres como una forma de entrega total por parte de las mujeres, aunque al final, resulta una estrategia de ellas para ejercer el dominio de la voluntad masculina. El hombre sueña con la consumación de amores imposibles con mujeres jóvenes o casadas; algunos se enamoran, pero por miedo al rechazo, no exteriorizan sus verdaderos sentimientos y permanecen al margen como amantes ocasionales. Es habitual la aparición repentina de mujeres tan peligrosas como bellas, según la apreciación de los personajes masculinos, las féminas poseen casi todas las cualidades deseables en una compañera; en apariencia seres casi perfectos aunque generalmente inalcanzables por tipos como ellos. Los hombres de los relatos presentan sentimientos contradictorios respecto a las relaciones de pareja; por un lado, buscan a la mujer ideal para formar un hogar y revelan su preocupación por quedarse solteros. Pero a la vez rehúyen al compromiso que conlleva el matrimonio: la añorada estabilidad convertida en rutina, devenida en tedio. 39 Los hombres no poseen belleza física; rondan los cuarenta, son delgados, frágiles, con incipiente calvicie y algunos usan lentes. Son descuidados en su vestimenta, no siguen las tendencias de la moda; su ropa es muy convencional: trajes negros, grises o azules. Los personajes masculinos prestan mucha atención a los detalles del arreglo personal de las mujeres; repudian a las 39 Ver “Mar de fondo”. Mauricio Molina, Fábula rasa (México: Tusquets, 2001), p. 51. 22 desaliñadas. Manifiestan interés en las mujeres sensuales de apariencia cuidada. Con frecuencia aparecen descripciones detalladas de la ropa que usan las mujeres que les gustan; vestimenta femenina cliché y fetichista. Se ven blusas de seda con escotes pronunciados, minifaldas de cuero, vestidos entallados, lencería de seda con encaje, medias negras, ligueros y tacones. Los personajes masculinos prefieren los rostros con facciones destacadas por el maquillaje: ojos delineados, labios carmesí, cabello estilizado, uñas largas y rojas. A nivel laboral, los personajes masculinos ocupan puestos menores, son hombres anónimos, casi imperceptibles: escritores fracasados, empleados subordinados sin posibilidades de ser promovidos, burócratas, trabajadores independientes o en el mejor de los casos, profesionistas en carreras tradicionales como derecho y contabilidad. La mayoría de los personajes, en su juventud mostraba una inclinación hacia las artes o las ciencias. Las vocaciones más habituales son: fotografía, pintura, poesía, matemáticas, física, biología, entomología o medicina forense. Algunos de los hombres tuvieron que abandonar sus pasiones a cambio de una carrera que les aseguraba solidez económica como la vida diplomática, el trabajo de ejecutivo en la bolsa de valores, la publicidad, las ciencias políticas, entre otras. En algunos casos, cuando los personajes alcanzan la edad de cuarenta años, abandonan su estabilidad en el momento álgido de su carrera para perderse en el anonimato. Se convierten en vagabundos, espías, criminales, violadores y asesinos. En cuanto a comportamiento, la figura masculina no cumple las expectativas; puede describírsele como antisocial, insegura y poseedora de conductas infantiles, que la llevarán a ser considerada por los que la rodean, como torpe e inmadura. Su naturaleza es meditabunda y melancólica, es común que ante determinadas contrariedades llore atribulada. Son seres solitarios; 23 viven aislados en departamentos a las afueras de la ciudad o en edificios antiguos, donde nadie los conoce. A diario siguen la misma rutina, tienen la costumbre de frecuentar ciertos lugares, de apegarse a sus horarios, de no variar su dieta, es decir, de repetir conductas maniáticas de manera meticulosa, por ejemplo, algunos están obsesionados con mantener sus posesiones en estricto orden y limpieza. Hay personajes que viven desesperanzados, han perdido sus propósitos e ilusiones, están desinteresados en los asuntos de la cotidianidad. Sólo esperan un hecho que puedan interpretar como su salvación o su ruina. Podría decirse que algunos personajes no están conformes con la vida que llevan; no presentan interés por el futuro, sobreviven el presente rememorando acontecimientos y personas de su pasado.40 La mayoría de los personajes masculinos tienen vidas caóticas y dobles, divididas en el ámbito de lo público y lo privado. De día cumplen a cabalidad sus funciones laborales, fuera de servicio, por la tarde noche, se dedican a sus pasatiempos, pasiones y vicios. Algunos hombres acostumbran coleccionar objetos como: fotografías, postales e insectos. Otros son voyeristas que atesoran objetos de las personas que espían.41 Consiguen las cosas hurgando en su basura o irrumpiendo en sus hogares a escondidas. Son también clientes asiduos de prostitutas, otros más, invierten casi todo su tiempo libre en mantenerse en estados alterados. En los relatos se menciona la adicción a ciertos fármacos para contrarrestar el insomnio que padecen y que mezclan con alcohol.; combinación que les facilita alcanzar niveles de inconsciencia; para escapar de su realidad y del sinsentido de su existencia, para vivir en un estado onírico. Otros personajes lo alcanzan con drogas como los ácidos, la cocaína, la marihuana, los hongos alucinógenos y el 40 41 Ver “Lilit”. Mauricio Molina, Fábula rasa (México: Tusquets, 2001), p. 61. Ver “Investigaciones privadas”. Mauricio Molina, La geometría del caos (México: Lectorum, 2002), p. 83. 24 peyote. Pareciera que los hombres de los cuentos de Molina, son más felices mientras sueñan que mientras viven. Las adicciones les acarrean problemas que repercuten en el desarrollo de sus actividades cotidianas: el temperamento de los personajes se torna voluble, se vuelven inconstantes, se ven imposibilitados para emprender proyectos a largo plazo; ocurre la pérdida del trabajo y la aparición de deudas. Después de periodos prolongados de consumo de drogas, además de las terribles resacas, surgen los estados febriles acompañados de temblores, de vómito, de alucinaciones, de pesadillas, de mareos y desmayos; lentamente una sensación de angustia se apodera de sus vidas; se hacen latentes las primeras señales del desequilibrio mental; se sienten perseguidos, con miedo, sufren agorafobia, pierden la noción del tiempo, les resulta imposible discernir entre el sueño y la vida consciente. La realidad se les presenta fragmentada. Además se encuentran con malestares físicos la mayor parte del tiempo. Tienen cansancio, sudoraciones, entumecimientos, náuseas, pérdida de peso o sueño excesivo. Más tarde surgen los deseos suicidas, sobreviene la anulación identitaria que culminará con el desdoblamiento.42 En el plano de las relaciones de pareja aparecen mujeres profesionistas jóvenes de veinticinco a treinta y cinco años, que evitan involucrase en noviazgos. Sostienen relaciones eróticas ocasionales con individuos pasajeros, que son generalmente mayores que ellas, así evaden el temido compromiso. Se describen caracteres femeninos con formación académica y apellidos de prestigio, que se relacionan con hombres inconvenientes: bisexuales, adictos, alcohólicos o fracasados. Algunas mujeres se vuelven amantes para obtener un poco de estabilidad a través de la compañía de una pareja, para ello, sacrifican 42 Ver “Los últimos rituales del asombro”. Mauricio Molina, Fábula rasa (México: Tusquets, 2001), p. 85. 25 su fertilidad; en algunos casos, con la espera, arriba una maternidad frustrada, acompañada por la infertilidad o por alumbramiento de productos con malformaciones congénitas. Hay féminas que tienen relaciones sexuales por complacer y no por placer, se valen de su cuerpo para retener a sus parejas. Existen en los cuentos mujeres divorciadas y madres solteras. También hay ancianas viudas que enloquecieron; ellas viven en el pasado, anhelan la muerte para reunirse de nuevo con sus maridos e hijos. En los relatos aparecen las hijas de los matrimonios, niñas púberes de nueve a trece años de edad. Por otra parte, están los personajes que cumplen con las conductas femeninas esperadas: son esposas y madres. Es posible identificar dos categorías dominantes en cuanto a la construcción que muestran los personajes femeninos del escritor, de acuerdo con Guadalupe Flores Grajales43, son dos las principales; las madres-esposas y las amantes-prostitutas En las descripciones físicas de las mujeres se pueden identificar rubias y morenas, poseedoras de bellezas voluptuosas. La voz narrativa puntualiza en ellas una estatura sobresaliente, cabelleras largas y siluetas curvilíneas con senos turgentes, piernas torneadas, y con lunares en la espalda y piernas. Facciones afiladas, ojos verdes, labios rojos y uñas largas. La vestimenta de los personajes femeninos se apega al universo relacionado con la imagen de la feminidad idealizada y generalmente extendida; es decir, mujeres a la moda, en extremo arregladas y de apariencia seductora que utilizan prendas clichés como: faldas, vestidos, ropa ajustada o traje sastre, para resaltar sus atributos físicos. En las escenas eróticas, las mujeres visten prendas fetichistas como: ligueros, medias, Para una descripción más detallada ver Guadalupe Flores Grajales, Una poética de la desolación. La construcción del sujeto femenino en las novelas de Luis Arturo Ramos. (Veracruz: Universidad Veracruzana, 2011). 43 26 tacones y lencería de encaje. El personaje masculino desequilibrado, comete ataques sexuales que culminan en asesinato, su objetivo son figuras femeninas bellas en desventaja por ejemplo, con chicas que transitan solas por las calles oscuras. En el ámbito laboral, las mujeres al ser todas trabajadoras, son independientes económicamente. Algunas desempeñan una profesión: reporteras, investigadoras, psicoanalistas, doctoras, matemáticas, filósofas, licenciadas en literatura o bailarinas. Se interesan en el esoterismo, la astrología y el tarot. Otras, se dedican a oficios como cajeras de banco, fisioterapeutas, instructoras de aerobics, meseras, acompañantes, prostitutas o ladronas. En ocasiones aparecen como personajes transitorios o secundarios, por ejemplo, son turistas, amigas de los personajes centrales o las amantes de los personajes masculinos desaparecidos. De manera casi inmediata, al estar desprotegidas entablan un vínculo erótico con otros sujetos masculinos, por ejemplo, con algún amigo cercano de su desaparecido amante. En la mayoría de los cuentos, las mujeres ocupan puestos de poder; casi todas son bellas, inteligentes y con gustos nada convencionales. Son las jefas de algún departamento o representantes de firmas prestigiosas. Cuando son empleadas subordinadas, es frecuente que sufran acoso sexual por parte de sus jefes. En los trabajos profesionales que realizan, se destaca la investigación de campo como eje principal. Al tratar de comprobar una hipótesis lo más veraz posible, es necesario apegarse a determinados parámetros de comportamiento inherentes al método científico. Las ocupaciones que desempeñan no son consideradas femeninas. Para obtener resultados eficaces, las mujeres se muestran muy hábiles en el manejo de sus emociones, son distantes e imparciales con sus objetos de estudio. 27 Actúan por etapas en una escala de menor a mayor, hasta que generan situaciones donde ellas tienen el control absoluto. Llevan un registro de los cambios que suceden, por escrito o en grabaciones44. Algunos de los recursos más repetidos que utilizan las féminas de los cuentos son la sonrisa, la mirada y su andar balanceado. Se valen más de su lenguaje corporal; sus diálogos son escasos. Los caracteres femeninos validarán su superioridad a través de sus acciones, que serán descubiertas hacia la resolución de los cuentos. También existen mujeres que comparten características negativas con los personajes masculinos: desesperanzadas, con tedio por la vida, desdichadas y con equilibrio mental frágil. Aparecen féminas nefastas comparadas con Lilith, la Medusa y la Coatlicue.45 A casi la totalidad de los personajes femeninos les son atribuidas características de hechiceras, brujas y vampiresas. Según la voz narrativa, las mujeres con este perfil, vienen de otra dimensión, habitan un tiempo diferente al del resto de los personajes. En un principio, se fingen sumisas, para después tomar el control total y así robar la vida de recién nacidos y hombres jóvenes.46 La relación afectiva amistosa, al parecer está negada entre hombres y mujeres. Sólo es posible entre hombres; el sector femenino niega este tipo de acercamiento: se relacionan principalmente con hombres y de manera erótica Ver “Los suicidas”, “La entrevista” y “Mantis religiosa”. Mauricio Molina, Mantis religiosa (México: Aldus, 1996), pp. 19-25, pp. 41- 44, pp. 51-68. 45 Lilith es una figura del folclore judío de origen mesopotámico. Es considerada la primera esposa de Adán. La leyenda dice que ella renunció al Edén y a ser la mujer de Adán al ser tratada como una subordinada. Al salir del Edén se instaló a Orillas del mar Rojo y se hizo amante de varios demonios con los que engendró hijos. Como castigo, sus hijos mueren cada día, por lo que ella debe buscar tener relaciones con los hombres convertida en súcubo. Ella en venganza, se dice que mata a niños recién nacidos. La Medusa fue un monstruo mitológico con serpientes en lugar de cabellos, que convertía a los hombres en piedra, cada vez que ellos la miraban directamente a los ojos. A petición de la Diosa Atenea, la Medusa o Gorgona fue decapitada por Perseo. La Coatlicue o Tonantzin significa la de la falda de serpientes es la Diosa de la fertilidad, en algunas representaciones su rostro está dividido, la mitad normal y la otra carcomida, debido a la dualidad que encierra al ser considerada la Diosa de la vida y de la muerte. 46 Ver “La bruja y el alquimista”. Mauricio Molina, Telaraña (México: Difusión Cultural UNAM, 2008), pp. 1931. 44 28 antes que amistosa. La convivencia laboral que existe al inicio entre hombres y mujeres, se transforma en episodios amatorios; parece ser la única forma en la que ambos interactúan. Ninguno de los integrantes de la pareja, muestra interés genuino por el bienestar del otro, de manera individual, buscan la satisfacción de sus necesidades, puesto que, algunas relaciones sólo se reducen a sexo o a simples idealizaciones por parte del personaje masculino. La no creencia en el matrimonio, es una constante en hombres y mujeres de la narrativa de Molina; ambas figuras rechazan las nupcias a pesar de la promesa de estabilidad sentimental y de finiquito de la soledad. También es usual que los personajes expresen el miedo que les causa la idea de permanecer solteros por siempre. Los hombres demuestran mayor apego a las figuras femeninas al expresar la sospecha de perderlas o de sentirse continuamente bajo amenaza; situación que los inquieta, no porque sientan amor, sino porque no quieren volver a la soledad. A la par, temen que las mujeres ejerzan una dominación completa de sus vidas. Es una relación tensa de placer y dolor que experimentan cuando están en contacto con su objeto de deseo erótico. Según el desarrollo de las acciones, los hombres son seducidos por las mujeres de manera paulatina, pasan por los estados de sumisión, pérdida de voluntad, degradación, hasta ser llevados a la anulación. Muchas de las relaciones que establecen terminarán con la muerte o la locura del personaje masculino. Son ellas quienes logran más beneficios de la relación al conquistar sus objetivos, entre los que destacan: manipular a los hombres por medio de relaciones íntimas, con el propósito de obtener ayuda incondicional en asuntos peligrosos y sobrenaturales. Analizar las conductas masculinas más privadas, para incluirlas en los resultados de sus pesquisas científicas; situación que una 29 vez descubierta, los orilla al suicidio, por la humillación de saberse parte de un experimento. Hay otro tipo de relaciones de pareja, matrimonios sin hijos que llevan muchos años juntos en convivencia desgastada; compuestos por integrantes infelices, carentes de deseo erótico, parejas casi fraternas que esperan la vejez. En los matrimonios con hijos, la dinámica es distinta, los niños parecen mantenerse al margen de los problemas de los adultos. Sobreviven sin mayores dificultades, hasta que el padre de familia, pierde el equilibrio mental y los arrastra como víctimas inocentes que, se deduce, perderán la vida. Se sabe de la insatisfacción y del tedio producto de la rutina, que experimentan los personajes masculinos de los cuentos. Los comentarios sardónicos de la voz narrativa, subrayan el deterioro de las relaciones. En el caso de personajes con una posición económica alta, acontecen uniones arregladas entre iguales, para asegurar el capital monetario. Los negocios están a cargo del marido que pasa mucho tiempo en la oficina, motivo por el cual, queda impedido para convivir lo suficiente con su cónyuge. Tras descubrir que no se aman, cada uno busca un amante para no sentirse solo. También hay matrimonios que coinciden con parejas jóvenes durante su estancia vacacional en hoteles cercanos a la playa. Después de convivir algunos días, acuerdan intercambios de parejas sexuales47. En otros cuentos se mencionan rencuentros entre enamorados de juventud que han traspasado las barreras espacio-temporales, hacia el final, se descubre que uno o ambos integrantes del dúo están muertos; son sus fantasmas los que logran encontrarse cada cierto tiempo, en los lugares que recorrieron juntos en vida48. 47 48 Ver “Cuarteto”. Mauricio Molina, Telaraña (México: Difusión Cultural UNAM, 2008), pp. 71- 84. Ver “Primer amor”. Mauricio Molina, Mantis religiosa (México: Aldus, 1996), pp. 81-90. 30 Los personajes rechazan la vejez, sienten envidia de la lozanía de otras personas. Saben que a ellos se les escapan la belleza y juventud. A la par del detrimento físico, experimentan sensación de no pertenencia, de desencanto junto con la ausencia de fe en Dios. Añoran el pasado y para sentirse en contacto con las personas amadas que perdieron, llevan a cabo determinadas prácticas, casi como un rito: evocan recuerdos con fotografías y objetos personales que guardan cierta energía espiritual de sus ex amantes; para a continuación desdoblarse y enfrentar la revelación de personalidades múltiples hasta trastornarse. Todos los fenómenos sobrenaturales como la aparición de fantasmas o de presencias paranormales, ocurren en casa del personaje que los experimenta, cuando se encuentra en soledad bajo el influjo de estimulantes. La morada, refugio íntimo por excelencia, se ve perturbada por presencias sobrenaturales. Conforme pasa el tiempo, los encuentros con los espectros se vuelven cada vez más familiares, aunque no dejan de infundir pánico. Una vez que los personajes han perdido la razón, muestran preferencia por ellos49. La voz narrativa enfatiza las imágenes de los ambientes, la mayoría son citadinos: grandes edificios, construcciones, bodegas en ruinas, avenidas con intensa circulación de automóviles. Hay presencia de smog, humo, polvo, bruma, aire denso y asfixiante. Agua contaminada, suciedad y basura. Los lugares que más frecuentan los personajes son: parques, cafés, librerías, cines, museos, bares y supermercados. Se hace hincapié en detallar la metamorfosis que experimentan los espacios durante la noche. La ciudad es descrita como un territorio hostil, lleno de riesgos acrecentados con la llegada de la oscuridad. Ver “Lilit” y “Los últimos rituales del asombro”. Mauricio Molina, Fábula rasa (México: Tusquets, 2001), pp. 61-70. y pp. 85-94. 49 31 No se menciona la ubicación geográfica exacta de los personajes. Puede inferirse que la mayoría de los relatos ocurren en México; en su capital y en las playas del caribe. Los personajes comentan que han visitado algunas ciudades, las más representativas son: Londres, Venecia, Florencia, Berlín, Praga, San Petersburgo, Moscú, Estambul, Suiza, París, Barcelona, Marruecos, Nueva York y Buenos Aires. Los personajes no pueden salvaguardarse en ningún lugar, la sensación de fatalidad inminente los acompaña en ambientes interiores y exteriores. Se refieren estampas decadentes que exhiben los defectos y secretos de la ciudad: mendigos, borrachos, delincuentes, asesinos, prostitutas, entre otros. Los contrastes entre escenarios diurnos y nocturnos son marcados con representaciones de amaneceres rojos o naranjas; mañanas de intenso esplendor solar. La entrada del atardecer, junto con la penumbra. En los relatos es visible una pugna entre opuestos, se superponen unos a otros: claroscuros, sombras y destellos, reflejos de haces de luz plateada que al fragmentarse sobre superficies brillantes, provocan espejismos. Los personajes expresan la creencia en una realidad alterna y lejana regida por un tiempo no lineal50. Se indican como rutas de ingreso a ella: la inconsciencia del sueño, el consumo de drogas o la participación en rituales donde el exceso va acompañado de violencia; rezos en lenguas milenarias, danzas ancestrales, ingesta de narcóticos, orgías, sacrificios humanos. Justificados, claro está, como formas de acceder al conocimiento. Son repetidas las alusiones a la literatura esotérica, que introducen al lector en un espacio simbólico donde se elude todo temor a la muerte y, al contrario, es vista como el principio de un viaje de búsqueda, como una certeza de mejoramiento; como una posibilidad de cambio. Se habla del espíritu de la 50 Ver Tiempo lunar. Mauricio Molina, Tiempo lunar (México: Punto de lectura, 2005). 32 materia, de la importancia del azar, de la existencia de universos paralelos y de las conexiones entre el espacio exterior con la tierra. Por ejemplo, los portales energéticos que se abren durante los eclipses de luna, capaces de absorber a un sujeto y llevarlo a otra dimensión. El tiempo es relativo, avanza con rapidez o lentitud. Los personajes reparan en una sensación de déjà vu, tienen la impresión de haber sido alcanzados por su destino; cuando ocurre algo malo, asumen la consciencia de actuar como si repitieran un ciclo que ya recorrieron. Se sienten atrapados dentro de una irrealidad y perciben al resto de los hombres como autómatas. La voz narrativa es masculina. Los cuentos tienen narradores omniscientes o en primera persona. En casi todas las historias, Molina desarrolla tramas relacionadas con el andrógino y el doble. Al protagonista le ocurre un desdoblamiento, que en algunos casos, será registrado en un cuaderno de notas o diario privado que he denominado “bitácora del deterioro”. En él se aglutinan: mapas trazados por medio de conexiones entre horarios y lugares, reflexiones sobre el cosmos, alusiones a fotografías, insinuación de fenómenos sobrenaturales y descripciones de sueños. El enigma de la desaparición de los protagonistas será resuelto por amigos cercanos. Los intentos para precisar respuestas infalibles, harán que los conocidos se vean envueltos en contextos idénticos que terminarán de acentuar la inestabilidad de su psique. El sentimiento de irrealidad les creará desasosiego, desconfianza y confusión. La negación del yo es habitual, en los relatos se hace referencia al uso de disfraces: ropas, maquillaje, máscaras, antifaces; incluso la piel es vista como una cubierta asfixiante. El autor maneja la siguiente idea: los individuos se camuflan en sociedad al representar roles o personajes. Son temas 33 acostumbrados la muerte del padre de familia aparejada con el repentino desencanto que ofrece el crecimiento. Ambos fenómenos ocurren durante la infancia del protagonista, la adquisición de madurez es vista como elemento igualador entre los sexos. Conforme se adquiere más certezas del funcionamiento del mundo, las personas se vuelven comunes y dejan de ser especiales. Las narraciones están compuestas de motivos sensoriales, los personajes utilizan sus sentidos para conectarse con el mundo que los rodea. El sentido del gusto aparece cuando se describe el sabor de alimentos y bebidas. El oído con sonidos de voces y risas de niños jugando, perros ladrando, campanas que llaman a misa, música de fondo, sirenas de patrullas, pasos, sonido de tacones, ecos e interferencia telefónica. El sentido del olfato, con aromas de perfume o personas, comida y olores fétidos de descomposición. La vista, con la aparición de seres sobrenaturales como enanos y fantasmas. El sentido del tacto, con la sensación de la piel de reptiles y personas. A menudo las sensaciones físicas — placenteras o desagradables— de los personajes, les sirven para darles certeza. Para ellos el exterior es un artificio. La salud de los protagonistas o la de sus conocidos se ve afectada por los siguientes padecimientos: alcoholismo, drogadicción, insomnio, males cardiacos, Alzheimer, paranoia, amnesia, coma, muerte cerebral, cáncer y sida. Molina establece algunas comparaciones; a los personajes masculinos los equipara con bestias, debido a su temperamento instintivo. Los tacones de las zapatillas de mujer se igualan a colmillos afilados; los movimientos de la figura femenina son descritos como felinos. La mujer es comparada con un animal bello pero peligroso. No sólo las personas son comparadas, también lo son los elementos de la atmósfera. La ciudad de noche, se describe como un dragón 34 dormido, una pantera negra, un acuario o un molusco. Se alude a la luna como una mancha de ocelote. Mauricio Molina reúne en su cuentística un cúmulo de influencias y discursos que se agrupan en los mecanismos narrativos para hacer de las narraciones verdaderas escenas cinematográficas de corte fantástico o de ciencia ficción. Todos los elementos se concatenan y forman una red de coincidencias, donde las descripciones de los ambientes y las construcciones de los personajes dialogan para tejer la significación. Los personajes interactúan con algunos elementos de la naturaleza. La flora está compuesta de: cactus, zarzas, ramas con espinas, matorrales, palmeras, árboles bonsai, arbustos, higueras, líquenes, jacarandas, enredaderas, césped, hojarasca, musgo y hongos. Y de plantas exóticas como: huizache, pirú, huamúchil, tamarindo. Los personajes viven en la ciudad pero visitan ambientes boscosos o de vegetación abundante cuando regresan a su lugar natal. En vacaciones acuden a la playa. Aparecen algunos elementos y accidentes naturales de cada paisaje: lluvia, viento, humedad, calor, arena, fósiles, charcos, lagunas, mares, pantanos, cuevas, volcanes. Algunos personajes hacen descripciones del cielo y sus constituyentes: estrellas, constelaciones, sol, luna y planetas. En los cuentos aparece fauna acuática como: peces, erizos, caracoles, moluscos, barracudas, mantarayas, ostras, conchas, algas y corales. Y especies como: ballena azul, pez dorado, pez globo, pulpo, calamar, medusa, cangrejo ermitaño, crustáceos, langostinos y gaviotas. Algunos reptiles: ajolotes, salamandras, iguanas, lagartijas, camaleones, serpientes y sapos. Insectos como: hormigas, grillos, saltamontes, jumiles, escarabajos, gusanos, larvas, orugas, mariposas, falenas, lepidópteros, dípteros, moscas, mosquitos, polilla, comején, 35 mantis religiosa, libélulas, luciérnagas, avispas, arañas, tarántulas, alacranes. Animales como: ratas, gatos, perros, armadillos, cerdos, ocelotes, yeguas, pájaros, palomas y murciélagos. Los objetos clave de los relatos son: libretas, libros, mapas, fotografías en blanco y negro, sepia y postales. Objetos antiguos desgastados, oxidados y carcomidos por la humedad como: brújulas, relojes, lentes, espejos, maniquíes, cajas, frascos, órganos en éter como dedos y ojos. Restos de animales y humanos: cráneos de mono y de humano, pieles de reptiles, huesos, dientes, sangre y cadáveres. Aparatos: piano, automóvil, teléfono, grabadora y radio. Artículos para el hogar: alfombras, sillones, mesas, camas. Elementos minerales: nácar, jade y mercurio. Al enumerar la flora, la fauna, accidentes naturales y los objetos significativos, quiero resaltar las características de los ambientes de los cuentos. Creo que es importante hacer mención de estos datos, para que el lector adquiera una idea de las constantes narrativas de Molina. Se puede concluir que los objetos corresponden a una naturaleza hostil, que amenaza la integridad física de los personajes. Hombres y mujeres corren peligro todo el tiempo, dentro y fuera de casa. Las amenazas crecen conforme ellos pierden la razón; porque con un estado mental frágil, es más difícil que sobrevivan en ese tipo de circunstancias. También todos los elementos que rodean a los protagonistas desde el inicio de los cuentos marcan la pauta para saber en qué estado se encuentran o qué sucesos están por venir. 36 II. EL SUJETO Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD 2.1. Una aproximación a la categoría de género Desde hace más de cincuenta años, con la suma de saberes interdisciplinarios y diversos enfoques metodológicos, ha sido posible trazar un camino en la construcción de las identidades; y se ha logrado deducir que existe una por cada esfera donde se desenvuelve un individuo. El hombre, animal social por excelencia, se ha visto en la necesidad de reprimir su naturaleza instintiva para tratar de encajar en los constructos sociales. Dentro de esas categorías instauradas por y para él mismo, se ha edificado una que permea todas las posibilidades y oportunidades; me refiero a la categoría de género, definida desde el punto de vista biológico, psicológico y social. Una de las primeras definiciones acuñadas corresponde al enfoque biológico y se refiere al conjunto de caracteres físicos compartidos por los individuos de ciertas especies. En un primer momento, las definiciones de género sólo sirvieron como cajones clasificadores para crear agrupaciones de individuos. Con el paso del tiempo, la simple división entre machos y hembras comenzó a quedar estrecha, quizás de antiguo la existencia de seres biológicamente híbridos, haya exigido mirar de otro modo el sexo biológico; por ejemplo, las historias de andróginos, presentes ya desde el mito 51. A su vez las conductas y preferencias individuales dieron como resultado identidades únicas que habían existido desde siempre, pero que no se habían legitimado. Debido a la presencia de casos alternativos que no correspondían de forma exacta a las categorizaciones existentes, se originó un crecimiento del número 51 En El Banquete de Platón, se explican algunas tipologías del andrógino. 37 de definiciones de género y en algunas, se llegaron a considerar aspectos anteriormente desdeñados. Fue en los años sesenta cuando el feminismo académico anglosajón se encargó de impulsar el uso de la categoría de género con el fin de diferenciar las construcciones sociales y culturales de la biología.52 Por primera vez se perfilaba la división entre los ámbitos biológico y social. Este nuevo planteamiento suponía una base en defensa de la igualdad de las mujeres. Se argumentó que las características consideradas hasta el momento de manera exclusiva como femeninas, más bien podían ser aprendidas en un entorno social y podían no devenir directamente de la pertenencia a determinado sexo. Un caso similar ocurre con otros estudios, en su mayoría antropológicos y sociológicos, donde se bosquejaron caminos enfocados hacía una división de las masculinidades, en los que se consideran diferentes entornos donde ocurren las relaciones de tensión entre hombres y mujeres. Hasta ahora se puede hablar de individuos permeados no sólo por características biológicas, sino también insertos en los constructos sociales. De lo expuesto en el párrafo anterior, se deriva que las características físicas no determinan todos los rasgos conductuales de cada sexo. El movimiento feminista sentó las bases de los estudios de género. A partir de entonces, se buscó una resignificación en las maneras de clasificar; si al hacerlo, de manera inevitable, se excluye a la diferencia, en vez de sólo condenar, es necesaria la búsqueda de analogías en el contraste. Los individuos pueden comportarse de distintas maneras y construir de acuerdo con la sociedad en la que están inscritos y con sus preferencias, una Marta Lamas, Usos dificultades y posibilidades de la categoría de género en El género la construcción cultural de la diferencia sexual (comp.), Marta Lamas (México: PUEG UNAM y Miguel Ángel Porrúa Grupo Editorial, 2003). 52 38 conducta genérica única, que se verá reflejada en sus deseos y dentro del ejercicio de su sexualidad. Así es posible comprender que existen manifestaciones alternas a la heteronormatividad; la homosexualidad, la bisexualidad, la asexualidad y las transformaciones ejercidas por un individuo en su apariencia debido a la falta de concordancia entre su sexo biológico y su identidad sexual (travestismo, transgénero, transexualidad). Estas manifestaciones se ven permeadas por factores externos que las determinan: la cultura, la clase social, la religión, entre otras. 2.2. Lo femenino y lo masculino Desde tiempos ancestrales la supremacía del sexo masculino ha sido indiscutible. El patriarcado ha posicionado al hombre como la figura dominante de la dinámica social, en el ámbito público y privado. En él han residido cualidades tan apreciadas como la inteligencia y el valor. Sus capacidades, le han servido para obtener puestos de poder, y así ejercer su liderazgo sobre otros hombres y mujeres. El hombre, con su salario ha aportado el sustento a la familia y se ha colocado como el jefe o la cabeza. Con su fuerza, ha salvaguardado de cualquier peligro o amenaza al resto de los integrantes de la familia. Ha tenido que cazar, luchar e incluso matar; todo ello para demostrar y defender la posición de poder inherente a su categoría como sujeto social. Fuera de casa ha demostrado superioridad frente a otros hombres. Pero ¿Quién determinó que debía ser así? ¿De qué manera se instituyó ese imaginario patriarcal? Esta visión se generalizó en la mayoría de las culturas del mundo y está asociada con una especie de tiempo natural distinto que tienen machos y hembras para realizar los procesos vitales. Según Pierre Bourdieu53 el 53 Pierre Bourdieu, La dominación masculina, (Barcelona: Anagrama, 2007). 39 tiempo biológico no es el mismo para ambos; por ejemplo, a la mujer se le ha asociado con la tierra, por la similitud entre el ciclo menstrual y el periodo de fecundación-parto, con los tiempos de siembra-cosecha. La maternidad ha contribuido a que la mujer tenga que pasar más tiempo en casa, a cargo de trabajos que implican menos esfuerzo físico; como el arreglo del hogar, la preparación de los alimentos y la educación y el cuidado de los hijos. Mientras esto ha ocurrido con el rol femenino, el hombre ha estado más tiempo fuera del hogar, ha aportado las materias primas de todo cuanto hay en casa; la semilla de los hijos y el alimento que mantendrá con vida a los suyos. Al final del día llegará a casa y recibirá los cuidados de su esposa; para retribuirle algo de bienestar a su cansado esposo. Durante los periodos de ausencia de la figura masculina, la mujer deberá esperarlo en casa y mantener el orden del hogar. Tiene prohibido frecuentar a otros hombres y sostener encuentros sexuales con ellos, porque si así fuera, ella como depositaria de algunos valores y virtudes; entre ellos, lealtad y fidelidad a su marido, estaría faltando a una de sus obligaciones primordiales. Según algunos etólogos, la mujer con su fidelidad, asegura que el hombre herede bienes materiales a sus legítimos deudos. La lealtad puede ser una manera de garantizar el futuro de la familia. Su esposo sólo debe cumplir con llevar comida e ingresos. Es dueño del resto de su tiempo y puede gastarlo fuera de casa con otras parejas sexuales. La poligamia ha sido asumida como privilegio exclusivo del hombre, se ha internalizado de modo natural que los hombres mantengan una o varias relaciones alternas. La situación cambia mucho cuando es la mujer quien convive con varias parejas sexuales; de manera inmediata queda devaluada e incluso descartada como posible compañera digna de formar un hogar. 40 Hasta ahora podría parecer que la situación del hombre es mucho más sencilla; tiene menos responsabilidades a su cargo, no debe ocuparse de las tareas del hogar ni de la educación de los hijos. El transcurrir de sus días puede ser más variado debido al tiempo que permanece fuera de casa. Incluso puede mantener relaciones con diferentes parejas. Pero lo relacionado con ser hombre en muchos casos no se cumple. En el plano físico, el hombre debe tener ciertas características; ser poseedor de fuerza física, ser corpulento y de estatura sobresaliente. En cuanto a las características de su temperamento; debe mostrar inteligencia, dominar sus sentimientos y ser racional, ya lo dice la frase “Feo, fuerte y formal”. A los hombres siempre se les han inculcado valores como: la valentía, el coraje, la responsabilidad, el honor, el virtuosismo, la heroicidad, sólo por mencionar algunos. Las exigencias en cuanto a belleza física para ellos son menores o nulas, sólo basta cumplir con lo esperado de su género; proteger y proveer económicamente a sus hogares. Las conductas de infidelidad se han internalizado como propias de su género y, no sólo eso, dichos comportamientos han contribuido como reforzadores de la hombría en el entorno social. Según Badinter: Ser hombre significa no ser femenino, no ser homosexual; no ser dócil, dependiente o sumiso; no ser afeminado en el aspecto físico o los gestos; no mantener relaciones sexuales o demasiado íntimas con otros hombres; y, finalmente, no ser impotente con las mujeres54. Al hablar de conductas heredadas o aprendidas que suelen atribuírsele a un sexo determinado, se está hablando de roles de género, por ejemplo para referirse a las mujeres se han lexicalizado ciertas metáforas como “el sexo débil o el bello sexo”, estas frases son referencia clara de los constructos sociales que 54 Elisabeth Badinter, XY la identidad masculina (Madrid: Alianza Editorial, 1993).p. 143. 41 han encasillado a la mujer como una subespecie de criaturas destinadas a tareas del hogar y la maternidad, así como al estado de reposo; una figura ornamental cuyo deber es lucir siempre presentable para enorgullecer a su marido. También se les ha dotado de una serie de características, tales como: la ternura, la bondad, la sencillez, la honradez, la fidelidad, la moderación, la paciencia, la caridad, la fragilidad, entre otras. Todas estas conductas hacen referencia a los roles de comportamiento heterosexual estereotípico, construidos a través de los años. Ser hombre y ser mujer de la manera adecuada, se ha visto modificado en diversos momentos de la historia. Muchas de las características asociadas a cada sexo, se han gestado en ambientes de movilidad social; amoldarse de modo correcto a las conductas emergentes implica adaptarse a determinadas normas, consideradas como los parámetros para medir conductas desviadas acreedoras de reprobación. A este respecto el género surge, se hace y se rehace a través de la: […] Redescripción corolaria del género como la producción disciplinaria de las figuras de fantasía mediante el juego de presencia y ausencia sobre la superficie del cuerpo, la construcción del cuerpo con género a través de una sucesión de exclusiones y negaciones, ausencias significantes.55 El inconveniente de la politización del género implica justamente una limitante para el ejercicio de comportamientos excluidos de la normatividad. De ahí surgen problemas identitarios que orillan a las personas, por un lado, a tratar de imitar lo correcto por antonomasia y a la repetición cíclica de conductas intolerantes, emergidas de este juego de fuerzas contradictorias. Surge un nuevo concepto relacionado con el ejercicio del género, denominado performatividad en donde los sujetos en tanto individuos sociales son concebidos como actores que ejecutan una puesta en escena de lo que Butler denomina 55 Judith Butler. El género en disputa, el feminismo y la subversión de la realidad, (México: Paidós, 2001,). p.265. 42 “las invenciones fabricadas y preservadas mediante signos corpóreos y otros medios discursivos”, dentro del marco público y social, mediando siempre entre identidad y deseo. Es así como se construyen las identidades genéricas, a través de actuaciones que fundan creencias. Dichas conductas pueden a su vez salir del esquema de roles asignados a la sexualidad entendida como binaria y complementaria, para ejercer alternativas que rompen con la representación tradicional. Pueden aparecer personas que a pesar de su sexo, no representen los papeles que les corresponden; esto es, mujeres con conductas masculinas y hombres con conductas femeninas, sin ejercer necesariamente una sexualidad lésbica, bisexual o gay. La situación actual de los roles genéricos no se gestó de un día para otro, esta transformación comenzó aproximadamente hace cincuenta años y aún está en construcción. En apariencia, se han generado cambios trascendentales y podría llegar a pensarse que existe cierta igualdad entre ambos sexos, cuando todavía no es así, estos cambios han sido lentos y aún queda un largo camino por recorrer. Se observa cierta preferencia manifestada por algunos grupos de hombres y mujeres a ocultar y descalificar los cambios en los roles de género. Se trata de una especie de pacto callado; en el fondo, ambos se saben ejerciendo tareas impropias de su género, pero han descubierto que pueden hacerlo y así se han liberado de sobrellevar cierta opresión social. Los cambios en la conducta de hombres y mujeres no suponen un fracaso o el ejercicio de una conducta desviada, sino es la respuesta a las circunstancias de vida impuestas por la velocidad de los avances tecnológicos y por consiguiente de la aceleración de los cambios en la cultura. La mayoría de las cosas parecen ser evanescentes, inmediatas y efímeras. Las distancias se han 43 acortado y las maneras de comunicarse han cambiado, desde esta perspectiva, todo parece más cercano, posible y sencillo. La formalidad de antaño se ha relajado, el carácter de solemnidad se ha perdido, el futuro ya no se prevé ni se aguarda, lo importante para muchos radica en el presente. Actualmente, la mayoría de las sociedades se han vuelto consumidoras y por lo tanto sensibles a la publicidad y a la moda. Para sus habitantes todo es perecedero, desechable y sustituible. Los habitantes de las urbes se mantienen en un estado de expectación ante las novedades; cualquier acontecimiento con signo de mejoría y progreso es bienvenido. Opuesta a la ideología anterior, coexiste la tendencia de un sector preocupado por mantener un equilibrio entre sus actividades y la salud del entorno; manifiesta un interés por la preservación del ambiente y por desarrollar sus actividades cotidianas del modo más responsable posible, con miras a heredar un mundo no tan deteriorado a los futuros habitantes. | Durante los últimos años, el contraste entre estos estilos de vida ha fomentado cierta flexibilidad en la distancia que existe en la frontera de los géneros. Pongo por caso un cronotopo determinado: México 2013. Los niveles de autopercepción de hombres y mujeres se han vuelto más flexibles; sin que por ello, dichos cambios no se hayan topado con resistencias. Del mismo modo, la construcción de nuestra identidad, se condiciona a partir de cómo nos percibe un tercero. Una primera imagen puede decodificarse a través de la apariencia física proyectada por un individuo. Ahora no sólo las mujeres se preocupan por su aspecto, muchos hombres se han sumado responsabilidades extra; además de estudiar una carrera universitaria, trabajar y ser padres de familia, invierten grandes cantidades de tiempo y dinero en un estilo de vida saludable en cuanto a dieta y 44 ejercicio. Además visitan al dentista, al peluquero, al cosmiatra, al dermatólogo y en algunos casos, recurren a las cirugías estéticas para modificar su imagen. Las mujeres además de estar casi obligadas a cuidar su aspecto, salen de casa a trabajar para aportar el ingreso a la familia. Muchas otras trabajan y estudian. Y otras además, ejercen maternidad y paternidad a la vez. Pero ante tanto cambio en la esfera femenina, ¿Qué está sucediendo en la esfera masculina? Hasta ahora he mencionado sólo algunas de las nuevas dinámicas que ambos sexos manifiestan y vienen aparejadas con cambios contradictorios; emocionales y de pensamiento, tanto en el espacio público como en el privado. Al respecto, ocurre un fenómeno curioso en la interacción entre hombres y mujeres. Retomo la idea de la convivencia en un entorno social y los diferentes roles que desempeña un mismo individuo, en los ámbitos en los que se desenvuelve: familiar, personal, afectivo, estudiantil, laboral, entre otros. El estudio de masculinidades se genera como respuesta a los estudios feministas, de manera específica a partir de los años 80. El movimiento tiene varias vertientes; los hombres deciden eliminar la imagen negativa construida en torno a ellos por algunos grupos feministas. Surgió la necesidad de estudiar de la misma manera la evolución histórica de las diferentes maneras de ser hombre, para observar los mecanismos de poder y las relaciones de encuentro y conflicto entre hombres y mujeres. Algunos de estos grupos masculinos, son defensores de la causa feminista bajo el argumento de equidad de género. La masculinidad puede ser interpretada desde una variedad de perspectivas, Juan Carlos Ramírez Rodríguez56, propone cuatro criterios: a) Condición biológica del hombre que incluye a las expresiones sociales; b) Para un desarrollo más detallado de las categorías, consultar Juan Carlos Ramírez Rodríguez. ¿Y eso de la masculinidad?: apuntes para una discusión. En Debates sobre masculinidades (coord.) Gloria Careaga (México: PUEG UNAM, 2006). 56 45 Comportamiento de un hombre; c) La idea de la sociedad acerca de lo que debe ser un hombre; d) Masculinidad como sistema semiótico con multiplicidad de interpretaciones. La masculinidad puede ser analizada en grados, como el comportamiento social del hombre en ambientes considerados exclusivamente masculinos; los centros deportivos o los prostíbulos, o bien en zonas de conflicto como el trabajo y la escuela donde interactúan con otros hombres y mujeres. El hombre será en un principio, lo que otros esperen que sea, todos sus actos estarán sometidos a un riguroso examen social, tomará de los ejemplos, el más adecuado a su contexto. Aquí en México, lo más probable es que un hombre adopte la imagen heteronormativa del macho, una figura fuerte que infunde temor y respeto. En cuanto a la masculinidad como red semiótica, cada acto podrá ser indicador de distintos significados, por ejemplo, lo que es, lo que no es y lo que aparenta ser. No existe una sola definición del concepto de masculinidad y si la hubiera, podría ser puesta en duda, porque sería imposible que abarcar a la multiplicidad de comportamientos masculinos. Me parece que es útil rescatar la idea propuesta por Ramírez Rodríguez: los estudios de la masculinidad contribuyen a desmantelar la perspectiva del hombre como universal, acotándolo y contextualizándolo. Por ejemplo, en los años 80, veinte años después de que iniciara el movimiento feminista, surge el Movimiento de masculinidades. Uno de los países pioneros fue Brasil, que publicó un manifiesto acerca de la propuesta de la nueva imagen masculina.57 Dicho manifiesto data del año 1988 y recibe el nombre de Manifiesto Masculinista Nordestino. Fue publicado por Marcelo Mario de Melo publicado en Brasil en el Pasquim de Sao Paulo en la semana del 24 al 31 de julio de 1988. 57 46 El género es una tradición heredada. Ha sido transmitido por generaciones sin ser cuestionado o repensado; y muy pocas veces reformulado. Hombres y mujeres se comportan de manera esperada en el ambiente público y de la manera deseada en el ambiente privado, gestándose así un discurso de doble moral, que dificulta aún más la dinámica de interacción entre ambos. Existen tantas masculinidades como hombres hay, pero desgraciadamente hasta la fecha se continúan promoviendo y reforzando formas negativas de la masculinidad que sólo fragmentan al sujeto masculino. Si se le pregunta a un hombre porqué reacciona de determinada manera ante algunas circunstancias es probable que responda: “porque soy hombre”; “eso es asunto de hombres”; “porque no debo reaccionar de otra forma”, “porque así fui educado”. Fuera de eso, no es usual que los hombres se detengan a pensar acerca de su condición de demostración de hombría y de los mecanismos de los que han formado parte para desarrollarse en una masculinidad aceptada afectándolos primero a ellos mismos y luego a todas las personas que los rodean. Hemos visto como han sobrellevado grandes responsabilidades impuestas desde el momento de su nacimiento: deben ser figuras de autoridad que infundan respeto y honor. ¿Quién dijo que esto es así?, los hombres llevan mucho tiempo desarrollando grandes responsabilidades que los mantienen enajenados en el cumplimiento de un modelo de género que les provoca frustración, porque a pesar del esfuerzo que pongan, algunas áreas quedarán débiles y los harán sentir insatisfechos. Algunos aprenden a sacar provecho de su circunstancia; comienzan a ejercer el poder y las libertades sociales conferidas por el simple hecho de haber nacido hombre, de este modo, despliegan su infelicidad al generar conflicto a través del ejercicio de un dominio que parece no tener fin, capaz de 47 extenderse a todas las áreas y generar efectos nocivos en las relaciones interpersonales del individuo. Sin antes haber reflexionado los verdaderos alcances positivos y negativos del poder, algunos hombres sólo lo aprehenden e inician un juego que oscilará ante determinadas circunstancias entre ser las víctimas o los victimarios a conveniencia. La escuela ha fungido como el espacio de contacto de las subjetividades. Desde el ingreso de un individuo en su infancia a un sistema de educación formal, la pugna entre sus instintos y su civilidad se acentúa. La libertad del sujeto se ve aún más restringida, debe mostrar un respeto hacia las normas de la dinámica social. De manera paulatina, tanto en casa como en la escuela, los cuidadores contribuirán a reforzar las conductas propias de cada género. El infante aprenderá a desarrollar las tareas propias de su género y todo su comportamiento comenzará a ser permeado por esta categoría; los juegos, los pasatiempos, la vestimenta, el vocabulario, el estilo de alimentación, las formas de relacionarse con otros niños o niñas, entre otros. Desde pequeño el varón aprenderá a no mostrar debilidad —física o emocional— a interiorizar sus sentimientos, a ser independiente y a no pedir ayuda. Si un niño se comporta de manera opuesta, de inmediato será corregido y reprendido, en primer lugar en casa, para así evitarle burlas por parte de otros niños. El varón se verá desde muy temprana edad en la necesidad interactuar por medio de relaciones de poder, donde cotidianamente tendrá que demostrar su supremacía. Así el niño se convertirá en adolescente y se enfrentará a otras pruebas de afianzamiento de su rol dominante que tienen que ver con la inserción a grupos de amistad como equipos deportivos o pandillas que involucran sus respectivos rituales de iniciación, donde se prueban las aptitudes masculinas 48 del aspirante a nuevo miembro. El pase a la convivencia con individuos de prestigio está marcado por la demostración de la hombría de manera violenta o por medio de desafíos delictivos y prácticas riesgosas para la salud y la integridad física del individuo: carreras de autos, consumo de alcohol y drogas y relaciones sexuales sin protección. Los varones viven en constante peligro en su afán de demostrar que son hombres de acero; son irresponsables y no cuidan su salud. De estas prácticas se deriva que la tasa de mortandad de varones sea tan alta y pocos puedan alcanzar la edad adulta. En la edad adulta, los hombres establecen otro orden de prioridades: destacan el desarrollo profesional, el éxito laboral y la formación de un hogar. Los mecanismos para demostrar su dominio se modifican, se inicia la búsqueda de la estabilidad económica y sentimental. La competitividad en el trabajo y la obtención de ascensos, se traducen como una forma de decirle al mundo que se tienen las cualidades para ejercer el mando hacia los subordinados, es también una manera de ganarse el respeto tanto de hombres como de mujeres. La búsqueda de la compañera idónea para convertirla en esposa y madre de la prole, debe reflejar la superioridad del hombre; debe ser una mujer con atributos físicos y que de alguna manera comparta algunas de las cualidades de él, pero sin superarlas. Deberá cumplir con los conocimientos para desempeñar las labores de una buena esposa; mantener en orden la casa y cuidar a los niños. Mientras tanto, el hombre acumulará dinero y prestigio hasta convertirse en una figura de autoridad o un modelo digno de ser imitado. Es esta etapa la de mayor presión en la vida de un hombre, pues una vez en la cima, deberá seguir trabajando para no perder lo ganado. Además tendrá otras responsabilidades adicionales como enfrentarse a los retos de la dinámica marital de convivencia y al ejercicio de la paternidad. 49 Ya en la vejez, tras el retiro, él tendrá tiempo suficiente para pensar en todas aquellas áreas de su vida que hizo a un lado mientras trabajaba, algunos hombres experimentan una depresión porque de pronto se encuentran inactivos. Aparecen las señales del deterioro de la salud física relacionadas con el proceso natural de envejecimiento aparejado con las disfunciones sexuales. El hombre puede llegar a sentirse en crisis al percibir su soledad y ver que ya no es necesitado. Es así como durante toda su vida los hombres construyen su identidad masculina a través de modelos referenciales provenientes de cualquier ámbito o discurso. Estos les muestran un orden jerárquico de características que deben cumplir; en caso de no ser así, se hacen acreedores a una sanción por parte de otros hombres e incluso de algunas mujeres. Su valor como hombres se ve disminuido y los vuelve blanco de discriminación, al no ser considerados individuos aptos. La relación que establecen los hombres con su propio cuerpo es curiosa. Lo utilizan para mandar las señales de virilidad a través de la forma de caminar o por medio de las posturas de reposo y alerta que muestran en público. Como carta de presentación para agradar a otros y para demostrar su fuerza física. En el momento de las relaciones eróticas, lo equiparan con una máquina proveedora de placer, en especial al falo que servirá para penetrar/dominar a la pareja. Pero la salud del cuerpo masculino no recibe cuidados. Los hombres no invierten tiempo en la prevención de enfermedades o en revisiones médicas, optan por esperar a que si aparece alguna molestia, desaparezca por sí sola. La reticencia de los hombres a acudir al médico se debe en gran parte al hábito inculcado desde la infancia de no mostrar fragilidad, de no solicitar ayuda por temor a ser vulnerable ante los demás. 50 En cuanto a manifestar sus emociones, la mayoría de los varones tienen problemas para comunicarlas. No pueden expresar algunas de sus ideas y por eso reaccionan de manera violenta. La dificultad de traducir los sentimientos en palabras les genera frustración, angustia y miedo. Ello deriva de la construcción de la imagen fuerte ante las circunstancias adversas. Actualmente algunas mujeres son independientes económicamente y gracias al desarrollo científico, los hombres se han vuelto prescindibles en los procesos paternidad; han sido destituidos de los principales pilares donde se cimentaba su poder: lo económico y lo sexual que, de alguna manera, han representado la dependencia de la mujer hacia el hombre. 51 III. EL JUEGO DEL PODER APREHENDIDO Luego de hacer una revisión del estilo narrativo de Mauricio Molina, así como de la descripción del concepto de género y los apuntes sobre masculinidades, se presenta a continuación el análisis del corpus seleccionado para esta investigación donde es posible encontrar las características narrativas así como el desplazamiento en los roles de género mencionados en los capítulos anteriores. 3.1. El Tarot de Sofía Cuarto relato del libro Fábula rasa (2001) que por sus características, pertenece al género de corte fantástico. El cuento se abre con un epígrafe del escritor inglés Lewis Carroll, mismo que apela a la imaginación del lector como una posibilidad de transformar la realidad. Desde el título del relato, es posible intuir que se desarrollará una situación esotérica asociada a la magia, con matices de carácter ritual. De inmediato, se identifica una de las obsesiones de Molina: el poder esotérico generalmente malvado que los personajes masculinos le atribuyen a las mujeres. En el primer párrafo, vuelve a poner de manifiesto el carácter misterioso del que está dotada la ciudad; la equipara con un laberinto donde es necesario perderse para encontrar el secreto. Las escenas tienen lugar al caer la noche, con la presencia de la luna y la bruma, las atmósferas y los espacios en los que se desarrollan las acciones son, como en la mayoría de los relatos del autor, nocturnos y citadinos. Existe también una demarcación de los espacios; aunque en el caso de este relato la casa que debería cumplir con ser el lugar de refugio, se equipara en peligrosidad a la calle. La voz narrativa corresponde a un narrador omnisciente 52 que nos revela el nombre del personaje: Bruno. Este nombre se repetirá en otro relato de Molina, lo relaciono de manera directa con el cuento “Plaza Giordano Bruno” de su primer libro de cuentos Mantis Religiosa, donde el autor aborda de manera más detallada el sino trágico del pensador italiano. No hay que olvidar que el nombre es la marca que acompañará al personaje durante el relato y que definirá las características de su ánimo; Bruno es un adjetivo calificativo cuyos sinónimos son: oscuro o negro. Caracterización determinante en la circunstancia del personaje, que puede ser interpretado como un ser de sombra. Resulta interesante observar como el narrador se detiene a hacer los retratos de los personajes; en primer lugar el de Bruno: hombre joven pero con claros signos de deterioro debido al insomnio y adicciones. Más tarde, ofrece el retrato de Sofía; este es un poco más detallado para exponer al lector la vestimenta cliché que he mencionado en el apartado de las características femeninas: bella y muy femenina. También su nombre es representativo de ciertos atributos; Sofía posee la sabiduría especial para realizar o detectar fenómenos que se escapan a las capacidades del resto de los personajes. Luego de las descripciones físicas, el narrador explicita la primera marca de tiempo, que corresponde a un tiempo paralelo regido por Sofía, ajeno al tiempo normal que incluso es llamado torpe e inerte. Después del saludo inicial de los personajes el narrador deja entrever que Bruno está enamorado de Sofía, pero enseguida hace un corte para mostrarnos que Bruno se contiene como tantas otras veces y que no le confiesa nada a ella. El personaje masculino puso sus expectativas en un amor sin futuro, pues se sabe tiempo después que Sofía es una mujer casada. El narrador expone el deseo de Bruno hacia Sofía y a lo largo del relato se harán descripciones eróticas con una carga sexual considerable, en su mayoría marcadas por escenas de arrebatos pasionales. 53 Bruno no logra vencer su timidez; es ella quien inicia la conversación; le confiesa que ella y alguien más; tal vez su marido, se acordaron de él mientras visitaron los museos de Florencia y un restaurante de París. Le confiesa, de manera impulsiva, que él había pensado en ella todo el tiempo; sin darse cuenta en ese momento, le confiesa sus sentimientos. Ella que parece que ya lo sabe, ignora el comentario y le propone a Bruno jugar con las fotografías de sus vacaciones. Las coloca sobre la mesa y le propone adivinar cuál es la imagen representada. De nuevo, Sofía es quien lleva el control de la situación; sabe que Bruno hará cualquier cosa que ella le pida. Ella conoce que puede dominar su voluntad y lo hará cada vez que lo desee. Los retratos muestran a una Sofía sola o acompañada de un hombre. Las fotografías fueron tomadas en blanco y negro para darles un toque de recuerdo; aparecen diversos puntos de interés de ciudades europeas, se mencionan las siguientes: Italia, París, España, Rusia y Londres. Molina introduce en sus relatos las ciudades clave que menciona en sus ensayos y a las cuales les atribuye características específicas. Todas tienen significaciones semióticas comunes a una colectividad, por ser parte de una realidad que impacta el hacer de sus protagonistas. De acuerdo con Luz Aurora Pimentel58 el entorno se convierte en el lugar de convergencia de los valores temáticos y simbólicos del relato, en una suerte de síntesis de la significación del personaje. Tras haber leído la obra ensayística del autor es más sencillo identificar las ideas que traspasa y amplía de estos a sus relatos, a Molina le gusta el género de la biografía, todos los lugares que cita en este cuento se relacionan con la nacionalidad de alguno de sus autores o creadores predilectos. Molina ficcionaliza información referencial que dota a sus relatos de ciertos matices de significado a pesar de que en la mayoría 58 Luz Aurora Pimentel. El espacio en la ficción. (México: UNAM, siglo XXI editores, 2001). p. 79. 54 se introduzcan elementos de extrañamiento. En cuanto a los recursos sensoriales, Molina utiliza el recurso de la introducción de imágenes; Sofía va a mostrarle a Bruno las fotografías, la actitud de ella se transforma, el narrador hace énfasis en las pupilas dilatadas, la mirada es equiparada con la de la Medusa. La mujer se vuelve un personaje siniestro que puede dañar al personaje masculino. El narrador describe las sensaciones de Bruno en ese momento; se abre la posibilidad de que cualquier cosa puede suceder dentro de ese escenario en apariencia tranquilo. En la primera imagen aparece Sofía en Barcelona, es otoño y se hace énfasis en la descripción del paisaje, en la luz y en el juego de sombras sobre el rostro de Sofía. De pronto en la habitación se cuela un viento ligero que la despeina. En la segunda imagen, se ve a Sofía y a su marido en un paisaje nevado, en San Petersburgo. Ahora es Bruno quien experimenta un escalofrío y parece que escucha los ruidos ambientales propios de la escena nevada que está viendo. En la tercera Bruno se reconoce en París, sorprendido por los hechos, se desvanece y la voz narrativa evidencia un tiempo fragmentado en múltiples momentos, Pimentel59 apunta que el entorno si no pre-destina el ser y el hacer del personaje, sí constituye una indicación sobre su destino posible. A partir de ese momento Bruno y Sofía aparecen besándose en Francia, en el cementerio de Montparnasse cerca de la tumba de Baudelaire, después caminan tomados de la mano en Praga mientras se proyecta la sombra del Gólem. Luego aparecen en Venecia y Sofía tiene la apariencia de un espectro, finalmente los dos en Aviñón ella recostada y desnuda, después ocurre un encuentro erótico entre ellos. 59 Loc. cit 55 De pronto el narrador introduce un corte abrupto; el marido de Sofía llega malhumorado a casa y se sabe que comparte, junto con los hombres casados de otros relatos del autor, la sensación de estar atrapado en la rutina de la vida cotidiana; por ejemplo, en el cuento “Sonámbulos” del libro La geometría del caos60, se alude al matrimonio desgastado entre Gabriel y Perla. El marido de Sofía expresa su descontento hacía la acción repetida de Sofía de mirar las fotos de las vacaciones. Parece estar al margen de toda la situación. Sin duda Sofía encuentra en las fotografías algo más interesante que sólo mirarlas; parecen tener una propiedad sobrenatural, tienen la capacidad de mostrar algo más que el pasado; son fragmentos de tiempo que encapsulan a los personajes que permanecen atrapados en ellas. Su marido le pregunta por Bruno, tenían una cita para jugar a las cartas. Este hecho es curioso y se compara con el juego previo que tiene Sofía, sólo que en vez de cartas, ella lo hace con fotografías. Sofía dice que Bruno los dejó plantados, es curioso como ella se incluye en esa cita, cuando su marido hace parecer que habían acordado reunirse sólo ellos dos para jugar. El relato se cierra con Sofía que antes de guardar las fotografías observa a Bruno a punto de gritar desde una calle nebulosa de Londres. Como casi todos los personajes femeninos de Molina, Sofía es una hechicera que puede hacer volver a los fantasmas; es una especie de bruja que permanece oculta tras la pantalla de una vida normal; en apariencia, cumple con el rol de esposa a cabalidad; aun no es madre pero se queda en casa a esperar a su marido. En realidad es un personaje transgresor; porque en ella radica el poder de manipular las acciones para cumplir sus objetivos sin parecer una mujer muy demandante. Así los hombres que la rodean; en este caso Bruno y su marido, 60 Mauricio Molina, La geometría del caos (México: Lectorum, 2002), p. 39. 56 no se dan cuenta de que forman parte de un sistema de valores invertidos en el cual ella ocupa el rol dominante. 3.2. Plaza Giordano Bruno El relato desde su título deja ver la importancia de la carga simbólica atribuida al astrónomo, filósofo y poeta italiano Giordano Bruno, que en el siglo XVI fue condenado a morir quemado vivo por la Inquisición romana al ser encontrado culpable de herejía. Aparece un epígrafe de Constantino Cavafis que resume la idea del cuento, podría ser interpretado como lo siguiente: las acciones que hagas, tendrán repercusiones por siempre. En este cuento, Molina quiso hacer con Ignacio el personaje principal del relato, una especie de reencarnación de Giordano Bruno; actualizado claro está, al contexto mexicano de la segunda mitad del siglo XX, con un giro en las motivaciones; detrás de un personaje común y corriente, se esconde el secreto de un pasado valioso que se revelará hacia el final del relato. El narrador omnisciente nos introduce al mundo de Ignacio el personaje principal, quien de nueva cuenta lleva la marca de su destino en el nombre; en líneas posteriores será llamado con el epíteto de Ignacio El fogoso, el nombre está relacionado con el fuego; ígneo, incandescente, ardiente, en dos sentidos principales: pertenece al campo de significación semántica con una alusión al lugar donde se desarrolla la historia, la plaza Giordano Bruno que fue construida para mitigar la destrucción que dejó el terremoto de 1985 en la ciudad de México, más la historia de la muerte de Giordano Bruno; la plaza representa un lugar cargado de una doble significación de tragedia, la de Giordano Bruno y la de los habitantes que vivieron el terremoto. Posteriormente se revelará una tercera, que le sucederá a Ignacio. 57 Dentro de esta misma cadena de narración se encuentran otros sucesos que van insinuando cómo Ignacio se relaciona con ese lugar; experimenta hechos como quemarse los dedos con su cigarro y en cómo tras verificar el daño causado por el incidente, se percata del disfraz mal confeccionado de su piel. Al epíteto se le atribuye otra significación, esta vez claramente sexual, que ocurre cada vez que se encuentra con el personaje femenino. Ignacio acude de manera habitual a la Plaza Giordano Bruno, el narrador nos revela en una ocasión que mientras el personaje miraba la estatua, llegó a preguntarse cuál debería ser la temperatura para refundirla. Hasta este punto es evidente como la vida del personaje se ve regida por una significación que relaciona todos sus actos con el fuego. Ignacio es un sujeto mediocre que ocupa un puesto menor dentro de una oficina gubernamental, carece de atractivo físico y tiene una personalidad frágil. Es un hombre solitario que prefiere comer alejado de sus compañeros de la oficina. Una tarde en esa misma plaza, Ignacio se encuentra con una rubia italiana muy bella, el narrador ahonda en detalles para construir la descripción de la chica, para sorpresa de Ignacio, la mujer lo aborda y él turbado ante su presencia, la observa y sólo puede pensar en poseerla. El personaje queda estupefacto ante la posibilidad de mantener algún contacto con la mujer. Como en la mayoría de los personajes de Molina, los hombres siempre buscan establecer relaciones eróticas antes que sentimentales, Ignacio encuentra en la rubia una posibilidad de escapar al tedio de su vida cotidiana. La desconocida le cuenta la historia de Giordano Bruno y toma algunas fotografías. Promete que volverá al día siguiente para encontrarse y él acude puntal a la cita. Ocurre el clímax de la historia, Ignacio se percata que desde un edificio cercano a la plaza la rubia le pide auxilio, al parecer el edificio se quema y él 58 quiere aprovechar esa oportunidad para hacerse pasar por héroe y obtener a la chica, pero al hallarla ella le sonríe diabólicamente y salta a través de la ventana. Ignacio no se dio cuenta que ese encuentro casual fue una trampa, se convirtió en un hombre dominado por una mujer que lo arrastró al encuentro con su destino. Después de unos momentos él decide que la muerte es mucho mejor que la vida rutinaria que le espera, hasta que de pronto descubre que ya había vivido eso antes y decide internarse en las llamas. La figura femenina se presenta como la reveladora de la desgracia, la portadora del caos. Es común en los relatos de Molina que las mujeres se valgan de sus atributos femeninos para seducir a los personajes masculinos y dominarlos. En algunos relatos les bastará sólo con fingir que les interesa la vida del personaje masculino o que comparten sus gustos, no será necesario el intercambio erótico. Serán ellas quienes terminen de degradar a los personajes y los imposibilitarán para alcanzar un proceso de mejoramiento. Por ejemplo, es reiterativa la timidez y soledad en los protagonistas, la ausencia de atractivo físico, su pertenencia a un sector social medio y su consumo de sustancias adictivas; de pronto el personaje masculino se encuentra con una mujer que representa todo lo opuesto a él, se siente atraído de inmediato y desea estar junto a ella, la mujer le permite acercársele, no opone resistencia y hasta finge interés, cuando ya no halla posibilidad de retorno, el personaje masculino se dará cuenta que fue utilizado para obtener algún propósito que más que beneficiarlo, le inflige un daño. Generalmente, el personaje no lo soporta y el escape de la realidad se obtiene a través de la locura o la muerte. 59 3.3. Mantis Religiosa Decidí colocar al final el análisis de este cuento porque considero que aglutina los principales rasgos de la poética de Molina. De este relato, el autor toma el nombre para su primer libro de cuentos. El narrador es omnisciente, la historia está dividida en seis apartados y carece de epígrafe. El título del cuento da una idea general acerca de la temática que se desarrollará en el. Se dice que la mantis religiosa hembra, devora la cabeza del macho durante el apareamiento, esta idea tan extendida no siempre se cumple, sólo en casos aislados. La Mantis Religiosa ha fascinado a muchas personas por su belleza y su supuesta maldad; de ahí que se haga la comparación entre este insecto y algunas mujeres que poseen características semejantes. En el primer apartado del cuento se describen los gustos, el carácter, la vestimenta y el físico del personaje principal del relato; Sebastián, un hombre que comparte con Nabokov la fascinación por los insectos, lleva una doble vida, dividida en el ámbito público y el privado. De lunes a viernes labora como corredor de cuentas accionarias, tiene un buen puesto que le permite pagar su pasatiempo, que en este caso, es más bien un estilo de vida, practica todos los fines de semana la entomología. Tiene todo el equipo necesario para salir a cazar especies: su uniforme, sus instrumentos, sus libros, sus vitrinas, sus sustancias, entre otros. En cuanto a carácter, es un personaje rutinario, conformista y algo antisocial. Demuestra pulcritud y mucha atención en los detalles de los asuntos que están bajo su control: laborales, de limpieza en su apartamento y en su persona. Se revela como un personaje obsesivo con la perfección, el orden y los detalles. Sebastián incluye aspectos vistosos en su vestimenta que sin ellos, sería más bien sobria; accesorios en colores brillantes que recuerdan las tonalidades 60 encendidas de los insectos macho. Existen en él ciertos rasgos para equipararlo con uno de ellos. Su constitución física es débil, el color de sus ojos puede parecer mimético, según la luz del día se ven verdes o color miel. Es un hombre soltero y reservado de treinta y siete años que recurre a los servicios de dos prostitutas que lo visitan dos veces por semana. Su pasado amoroso es escaso. Sebastián cumple a cabalidad con la caracterización física y de personalidad que Molina hace de sus personajes masculinos. En el segundo apartado, se describen las aventuras de cacería de insectos que realiza Sebastián, pasatiempo que cultiva en solitario. Es aquí donde el narrador explicita el estado larvario en el que ha vivido el protagonista, a la espera de su metamorfosis. El narrador nos permite ver que Sebastián es un mal cazador; es curioso que realice de manera eficiente un trabajo que no disfruta y que en su labor entomológica tenga poco éxito. De este hecho extraigo que Sebastián como todos los personajes masculinos de Molina, tiene dificultades para compaginar su circunstancia y sus pasiones. En el tercer apartado, aparecen como en los cuentos analizados con anterioridad en este trabajo, fotografías; en esta ocasión muestran el pasado de Sebastián, sus etapas de crecimiento, igual que como un libro de taxonomía de insectos: niño, adolescente, joven, graduado, en su oficina, de vacaciones, de entomólogo. En cada fotografía, el narrador ofrece una descripción del momento que vivía Sebastián. El adjetivo que prevalece en las descripciones es solitario. Se sabe también que no tuvo el cariño de sus padres, que eran alcohólicos y que no le hacían caso. Lo curioso es que murieron en un accidente de auto al volcarse sobre una hilera de apiarios. Según un comentario del narrador, parece que a Sebastián le producía satisfacción recordar la imagen 61 de sus padres entre los insectos. Queda abierta la posibilidad de que él preparara el accidente. El cuarto apartado se centra en la vida sentimental del personaje; en la rutina en la cual se hallaba al tener encuentros con las dos prostitutas y en cómo la sensación de estar envejeciendo, lo hizo cambiar de idea con respecto al rumbo que le había dado a su vida. Aquí es posible ver la presión social a la que estaba sometido, sin importar que fuese un hombre con empleo y solvencia económica; sus familiares y conocidos le insistían en que ya era tiempo de que formara un hogar. Por ejemplo, sus familiares le preparaban una cita con alguna joven profesionista de buena familia, a la que él siempre rechazaba y a la que ponía a prueba cada vez que comenzaba a comentarle datos curiosos acerca de los hábitos de los insectos. De alguna manera, el saboteaba sus citas, porque sabía que esas mujeres no correspondían a su tipo de mujer ideal. El narrador introduce un fenómeno de la naturaleza que les ocurre a los escarabajos machos; éstos confunden cierto tipo de orquídea y se aparean con ella; lo que sucede es que esta especie de planta se aprovecha de ellos, para que polinicen a otras flores, es un engaño para reproducirse. Sebastián llega a sentirse identificado con la situación y decide emprender la cacería de una pareja adecuada para él, una mujer con quien compartir sus pasatiempos, pero también no una mujer cualquiera, una muy bella e inteligente. En este sentido Sebastián sigue los mismos hábitos que las especies a las que estudia, emprende una búsqueda de una pareja para reproducirse. Sebastián, a igual que otros personajes masculinos de Molina, se siente atraído por mujeres que están fuera de su alcance, puesto que sus características físicas y de carácter, lo hacen poco atractivo para las mujeres de ese tipo. 62 En el quinto apartado, Sebastián se encuentra en una librería con la mujer que a primera vista podría ser la indicada; bella, femenina, con buen gusto literario; atraído por sus cualidades la equipara con una Mantis Religiosa. El insecto macho ha encontrado a la hembra. La escena que se describe a continuación, se asemeja al proceso de apareamiento entre los insectos, una vez localizada la pareja, el macho se aproxima sin titubeos. En este caso, Sebastián le invita un café, ella acepta y él comienza a hablarle de los temas que más domina, ella parece prestarle atención genuina, su nombre es Débora, este nombre puede ser comparado con una depredadora que “devora” a sus víctimas. Sebastián decide invitarla a su casa y revelarle su mundo. El narrador advierte el peligro que implica darle confianza tan pronto a la desconocida. Mientras ella observa los objetos de Sebastián, él se deja llevar por sus impulsos y ese mismo día, tienen el primer encuentro erótico; nunca tendrán un coito, sólo otras formas de relaciones eróticas, mientras ocurren, ella lo invita a que él le hable de insectos. Finalmente el narrador zoomorfiza a Sebastián y relata un sueño casi con carácter premonitorio. A menudo soñaba con insectos, pero en una ocasión soñó que Débora estaba vestida de verde como una Mantis Religiosa, él se acercaba para besarla y ella lo degollaba con un cuchillo, mientras él se debatía entre el placer y el dolor, Débora lo seguía besando y bebía su sangre. Se establece una analogía entre el sueño y la imagen en que Salomé besa la cabeza decapitada de San Juan Bautista. Estos acontecimientos anuncian un hecho trágico. En el sexto apartado, el narrador le anuncia al lector que esa será la última tarde de vida de Sebastián, ese día él descubre que Débora Baumann es una doctora que escribe libros de psicoanálisis. El adquiere el libro titulado 63 Guía de Perversos y descubre que su “caso” está documentado con todos los detalles de su conducta, el entomólogo fue analizado como un insecto más, por otro entomólogo. En el ensayo “S” es descrito como un monomaniaco, de condición mental afectada, la investigación concluye con cómo suelen morir los individuos que padecen esa fijación. Con este estudio Débora le “arrancó la cabeza”, lo destruyó simbólicamente. Sebastián se anula, recurre al suicido tal y como ella lo describe en su libro. En este relato están plasmadas algunas de las propuestas estéticas de Molina; en Años luz, el libro de ensayos que publica el año anterior a Mantis Religiosa, el escritor tiende una red donde expone y relaciona algunas temáticas de escritores del género de literatura fantástica de distintas nacionalidades; recupera la importancia de discursos que pueden servir como materiales para la creación, de entre ellos destaca: los sueños y las fotografías, como parte de una cultura visual que guarda mensajes acerca del pasado o del futuro. Éstos dos libros guardan una estrecha relación, porque las ideas de Años luz, son el material de estructura y elementos que nutren al libro Mantis Religiosa. IV. A MANERA DE CIERRE Y CONCLUSIÓN La selección de relatos para la elaboración de este trabajo contiene elementos en común, en los tres, el tipo de narrador es omnisciente. Con este recurso el lector puede construir la vida de los protagonistas y puede enterarse de la información a través de diversas fuentes: por los protagonistas, por otros personajes, por los comentarios del narrador, por sueños, por recuerdos y por las descripciones. Los saltos temporales, que se introducen en la narración; analepsis y prolepsis, permiten al lector construir un retrato que puede ayudar a inferir porqué el personaje es como es o cómo puede llegar a ser. Las 64 descripciones son de suma importancia para identificar detalles que de otro modo permanecerían sin descubrir, por ejemplo, para saber cómo mantiene su entorno un personaje, podemos inferir rasgos de su personalidad. Otro rasgo compartido se encuentra en la construcción de los espacios; los tres relatos ocurren en ambientes citadinos o hacen referencia a ellos. En “El tarot de Sofía” y “Mantis Religiosa” se menciona una clara división entre el espacio público y el privado, aunque no como debería ser; la casa pierde la significación de refugio y se convierte en un lugar inseguro; en estos dos cuentos, la casa es ajena o se vuelve ajena al ser compartida; en el primero, la casa pertenece al personaje femenino, en el segundo, al personaje masculino, pero en ambas ingresa un individuo del sexo opuesto. En “El tarot de Sofía”, el personaje masculino es quien sufrirá el daño, de algún modo irá donde su agresora. En “Mantis Religiosa”, el personaje masculino pagará un precio muy alto por abrir las puertas de su casa a una desconocida. Los tres relatos se caracterizan por tener pocos personajes, en realidad los protagonistas se ceñirán siempre al esquema de una pareja hombre-mujer. Las mujeres serán quienes obtengan el triunfo sobre los hombres. En el análisis anterior de los relatos, se muestra cómo los personajes masculinos ven alterada la frágil estabilidad emocional y mental que tienen, hasta que finalmente se descubren engañados y utilizados. En vez de buscar un mejoramiento sucumben a la situación sin luchar, se degradan hasta un punto sin retorno y finalmente se anulan. La inversión de roles de género queda demostrada, los personajes masculinos presentan una incapacidad para controlar sus emociones y para manejarse en el mundo, no crean lazos de amistad o amor y dan la impresión de vivir por inercia, son conformistas, enfermizos y frágiles. La configuración 65 de la masculinidad que propone Mauricio Molina es emergente, es una nueva forma de ser hombre que comenzó a ocurrir en las generaciones de adultos jóvenes nacidos a partir de los años 60 en México, década donde surgen cambios importantes a nivel internacional. Estas generaciones notaban un contraste entre su estilo de vida y el de sus padres. La narrativa del escritor se relaciona con los cambios que ocurrían en la sociedad mexicana a partir de los años 80 en adelante, etapa donde las mujeres comenzaron a centrar su atención en obtener una carrera universitaria, a abrirse algunos espacios laborales y por ende a tener cierta independencia económica. Quedaron de lado las relaciones sentimentales estables que culminaban con el matrimonio y la maternidad. De alguna manera, este nuevo orden de prioridades, impactó la vida de los hombres que comenzaron a ver desplazadas las funciones que les correspondían. Ya no eran indispensables para proveer el sustento económico y ser jefes de familia que brindaban protección a su esposa e hijos. El ámbito laboral dejó de ser sólo masculino, la competencia laboral se agudizó con la incorporación de las mujeres a la obtención de puestos de trabajo, las oportunidades de ellas iban en ascenso, las de ellos, decrecían. El ritmo de vida en las ciudades comenzó a tornarse vertiginoso, la inmediatez adquirió primacía, la soledad se agudizó y las formas de entablar relaciones de amistad, amor y erotismo, se volvieron mecánicas y calculadas. Comenzó a producirse un temor en ambas partes, por un lado, los hombres sentían que debían defender su poder y decidieron utilizar los mecanismos que les quedaban. Uno de ellos era alejarse de las mujeres, mediante evitar involucrarse sentimentalmente en una relación amorosa; o bien, optar por el ejercicio de la violencia en sus diversas modalidades hacia el sexo femenino. Por su parte, las mujeres temieron perder los espacios ganados y se 66 vieron en la necesidad de modificar su carácter, cambiaron algunas de sus costumbres y trataron de adquirir los valores más preciados que solían ser atribuidos a los hombres. Así de manera paulatina se fueron construyendo las nuevas configuraciones masculinas y femeninas que diferían de las hegemónicas y al modificarse, se modificó también la estructura familiar, las familias monoparentales comandadas por madres solteras o divorciadas se abrieron paso, en una sociedad que sigue siendo identificada en el mundo como machista. Por su parte, los hombres también han modificado su conducta, ya no son los proveedores exclusivos de los recursos monetarios del hogar y se han visto más involucrados en las labores de paternidad. Existen también los casos de hombres y mujeres que permanecen en la soltería y sin ser padres, sin que eso indique que no tienen una pareja o que tienen tendencias homosexuales. Me gustaría proponer un estudio de la configuración de los personajes masculinos construidos no sólo por narradores, también de aquellos creados desde la óptica de las narradoras, claro que para hacerlo, es necesario acotar la fecha de publicación de los textos que integrarían dicho estudio. De este modo, se enriquecería el panorama de miradas acerca de las distintas maneras de ser hombre y ser mujer en México. Por otro lado, retomo la característica fantástica presente en los relatos de Molina; no sólo en su narrativa, sino en la de varios de sus contemporáneos. Después de mi búsqueda advertí que es evidente la carencia de estudios de historia de la literatura fantástica en México, resulta significativo ver que los estudios sobre este género se están haciendo en el extranjero. Como mencioné en la introducción a este trabajo, existen también otras literaturas que permanecen al margen, en este sentido me refiero a la literatura 67 de terror y de ciencia ficción escritas en México, parece que toda la atención de la crítica se ha volcado en reinterpretar obras de la primera mitad del siglo XX o a engrosar las listas de autores con creadores que han permanecido olvidados por un largo tiempo; con este comentario no pretendo desestimar los valiosos aportes de los investigadores a la crítica de la literatura, pero debido a la orientación de sus trabajos, pueden ofrecer la falsa impresión de que la literatura mexicana valiosa, culminó en los años 50. Tal vez sea muy pronto para realizar estudios acerca de las producciones de los escritores nacidos en los años 70-90, pero creo que es importante no desdeñar a las nuevas producciones. Al estudiar la obra literaria de Mauricio Molina, de manera específica; la cuentística y los ensayos, me enfrenté en primer lugar a la dificultad de conseguir la bibliografía directa del autor. Una vez localizada, comencé la lectura de los volúmenes de cuentos, luego revisé los libros de ensayo. Al ver que existía una relación directa entre ambas literaturas, hice una relectura más detallada para ubicar los paralelismos. Encontré dos vertientes temáticas principales; la veta fantástica y la inversión de roles de género en los personajes masculinos y femeninos de los relatos. Tras este proceso, emprendí la búsqueda de cualquier producción literaria que el autor pudiera haber tenido en los últimos diez años; me sorprendió que el autor siguiera publicando obra de manera regular, es un escritor mexicano cuya producción literaria se mantiene activa, escribe en suplementos literarios y su obra está siendo incluida en más antologías de relato fantástico. Posteriormente, busqué trabajos críticos o de análisis acerca de cualquier aspecto de la obra del autor y al no encontrar alguno, decidí que analizar parte de su producción sería una buena idea, en vez de optar por el estudio de la obra 68 de un autor muy conocido. Encontré la ventaja de saber que al menos hasta ese momento, nadie había realizado un rescate del corpus narrativo de Molina, con excepción de algunas valiosas menciones en antologías o ensayos teóricos, de críticos e investigadores en literatura fantástica mexicana; sólo habían explotado su literatura como obra fantástica, así que aún restaban varias posibilidades de lectura. Luego de identificar las temáticas y de contextualizar su obra en una especie de clasificación generacional, me pareció más interesante la idea de realizar una investigación acerca de su trabajo; me gustaron principalmente su estilo narrativo y la carga simbólica que inserta en cada relato. Decidí seleccionar un corpus de cuentos y analizarlo bajo un enfoque diferente. Su producción, además de pertenecer a la narrativa fantástica, manifiesta una nueva configuración de la masculinidad mexicana: una figura masculina frágil y degradada. En contraparte, algunos de los personajes femeninos, parecen haber adquirido los atributos usualmente masculinos y me pareció interesante analizar esa característica de su obra narrativa. Creo que la obra del autor es valiosa porque muestra los cambios en la concepción del género que se manifestaron en México a partir de los años 90. La inversión de los roles genéricos en los personajes de los relatos da cuenta de evolución en la dinámica de las relaciones afectivas de la sociedad mexicana. Por otro lado, utilizar la teoría de género para interpretar textos literarios me pareció adecuado; considero que se puede obtener más provecho de cualquier producto literario si se estudia desde un enfoque distinto al esperado. Después de haber concluido mi tesis, sigo pensando que fue buena idea rescatar la obra del narrador Mauricio Molina, espero que este trabajo sea de utilidad a los 69 interesados en la literatura del autor y que sea pieza del puente que construya un camino de estudio y análisis de su valiosa producción. 70 BIBLIOGRAFÍA Directa Molina, Mauricio (Comp.): Crónica de Texas. Diario de viaje de la comisión de límites. México: Estanquillo literario, 1988. ______________: Años Luz. México: UAM, 1995. ______________: Mantis Religiosa. México: Aldus, 1996. ______________: La memoria del vacío. México: UNAM, 1998. ______________: Fábula rasa. México: Tusquets, 2001. ______________: La geometría del caos. México: Lectorum, 2002. ______________: Último siglo. Pasajeros de la literatura del siglo XX. México: CONACULTA, CECUT (Centro cultural Tijuana), DDO producciones, 2004. ______________ (Comp.): Cuentos de terror. México: Alfaguara, 2004. ______________: Tiempo Lunar. 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