OI^K^IO R,li:LIG^rOSO, 1*OLÍX-IOO V LITÉIS ^R,IO Oficinas: Calle

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CATÓLICA
OI^K^IO R,li:LIG^rOSO, 1*OLÍX-IOO
Las Sluericianes son por PASOS AITIOIPADOS.
AÑO I
Bn Madrid, 1 pesata 5 0 céntimos al mea.
ProTÍBclas, 5 pesetas al trimestre y 1 0 ^1 afio,
Cuba y Puerto Rico, 1 8 pesetas al semestre.
Filipinas, 2 2 pesetas al semestre.
Eitranjero, 1 2 pesetas al trimestre.
LA IGLESIA Y EL DOELO
MIÉRCOLES 31 DE AGOSTO DE 1867.
Oficinas: Calle de la Greda, núm. 8, Madrid
TELÉFONO NÚM. 1095
V LITÉIS ^R,IO
rasoHieíom i u n piBióMoo: En u Adainistracioa, calle deliA « » • & , • # • . 8, donde Um
¡en se reciban anaicios ejpafiolea y extraajeroi
á precios convencionales
LA CORUBPOaOSaOIA OIBI OIRltlHU Ali AB•IlIBtlUDOa-
NUM. 71
la estadística de atentados, traiciones, planes todo el celo de su autoridad apostólica para ex- prueba las citadas proposiciones como falSM;
anárquicos, asesinatos, suicidios, violaciones tirparle, anatematizarle y hacerle cada vez más escandalosas y perjudiciales; é impone la petta
del pudor y otra innumerable multitud de delitos aborrecible por su deformidad ante la conside- de excomunión á los que se atrevieran á defenCARTA PASTORAL
concebidos v ejecutados con el auxilio y medios ración de los fieles; y consta poi' testimonio de derlas, enseñarlas y propagarlas, ya lo hicieren
ULL 8E,Ñ0R OBISPO DE MADRID-ALCALÁ
suministrarfíjs por un progreso científico, enva- autorizados tratadistas y doctos expositores de secreta ó públicamente. Al mismo tiempo insiste
necido de sus propias luces, y divorciado enteSOBRK EL DUELO
08 Sagrados Cánones, que desde el Papa Nico- en ponderar la gravedad del duelo, diciendo que
ramente del orden divino, ó al menos indiferen- lás 1 hasta Benedicto XIV, los sucesores de Pe- es un abuso y un libertinaje altamente crinnna!,
te á In observancia de las obligaciones que pro- dro en la Cátedra Apostólica no dejaron do mi- y exhorta encarecidamente á los reyes, princiEl orden moral y el duelo
vienen del mismo.
rar como un deber de su altísimo Ministerio el pes, magistrados, jefes de la milicia y poderes
Empieza nuestro insigne Prelado su Pastoral
^)Solo así se explica que entre tantas luces y sucederse también unos á otros en la ocupación públicos, que profesan la fé católica, para que,
afirmando la obligación sagrada en que está, no adelantos
de nuestro siglo, pueda subsistir la constante de arrancar una planta tan venenosa en cumplimiento de sus deberes para con Dios,
solo de vigilar para que se conserven entre los
detestable del duelo, que revela un del canipo de la Iglesia, y una enfermedad tan junten sus esfuerzos, áfinde oponerse á la defieles de esta Diócesis las verdades de la Fé, sino costumbre
rebajamiento moral, á que no llegaron ja- contagiosa, en que peligraba la salud de muchas sastrosa licencia de los desafios, con la cual se
también para que resplandezca en su vida la pu- gran
paganas; pues si bien almas. El Santo Concilio de Trcnto, compren- pone en peligro la tranquilidad de los reinos, la
reza de las costumbres, y deduciendo de esta más las civilizaciones
en ellas la corrupción de costumbre.s, diendo la funesta trascendencia de una costum- seguridad y la mijral de los pueblos, y ademas
obligación la necesidad de exhortar Á todos á abundaba
embargo, alumbradas solamente de la luz de bre, propia de i)ueblos bárbaros, pero altamente se compromete, no solo la integridad de los cuerque tomen como regla segura del obrar la moral sin
la razón, comprendieron que no era medio idó- escandalosa, repugnante y contraria á las tra- pos, sino también la salud eterna de las almas,
cristiana.
neo y proporcionado, para recuperar el honor,
y saludables prácticas de la grey cris- advirtiéndoles tengan entendido que no llenan
Poco después entra en materia en los siguien- el matar ó herir al ofensor, y el exponerse á que diciones
tiana, mandó y decretó «que en todo el orbe ca- bastantemente el deber que les impone su contes términos:
éste causase la mutilación ó la muerte al ofen- ))tólico quedase enteramente abolido y extermi- ciencia, su fé y el cargo que ejercen, con dictar
—«Atentatorio del orden moral es el duelo, ó dido; y asi se vé que nunca se ha dicho que Cé- »nado el abuso detestable del duelo, que había leyes é imponer severas penas para extirpar tan
desafio, que por desgracia vá siendo frecuente, sar intentase apelar al duelo para vengar las >'
'SÍdo introducido por astucia diabólica, áfinde horrible crimen, si después no se muestran iney aumentando en la medida que los hombres ofensas de Catón, ni que Pompeyo, ofendido, «conseguir
la condenación de las almas por me- xorables en hacer que se cumplan esas mismas
van perdiendo el santo temor de Dios, negando pensase en mandar á César el curtel de desa- »dio de la muerte
sangrienta de los cuerpos; y leyes y se ejecuten las penas, en lo que pondrán
á la Religión el lugar preferente que debe tener fio.»—
»que el emperador, los reyes, duques, marque- todo su cuidado si consideran que Dios, supremo
en la conciencia individual y en la sociedad, y
»ses, condes y todos los demás señores tempo- Juez de todas las cosas, ha de exigir algún dia
desechando las enseñanzas ciertas y saludables
La Iglesia y el duelo
»rales, de cualquier clase que fueren, quo con- estrecha cuenta á los que están encargados de
de la Iglesia, para seguir los consejos peligrosos
«cediesen
lugar en sus dominios para que en él defender y amparar los derechos divinos y los
de opiniones extraviadas y del amor propio, inSobre este punto dice nuestro insigne Prela- »se verificase
la monomachia, ó sea el desafío, humanos, y de conservar la vida de los hombres,
subordinado simultáneamente contra los sobe- do lo que sigue:
«entre cristianos, fuesen excomulgados desde por los cuales Jesucristo ha derramado su preranos derechos que tiene Dios sobre todas las
—«Si posteriormente hubo periodos históri- «aquel momento y se reputasen privados del do- ciosa
sangre.«
criaturas, contra los principios de la ley natural, cos en que nacieron algunas instituciones, y »minio y jurisdicción sobre las ciudades, lugacontra las prescripciones canónicas y contra la surgieron abusos que fueron poderosos auxilia- »res y tierras en que se hubiere efectuado el
La legislación civil y el duelo
misma legislación civil.
res del duelo, parecía natural que éste hubiera «duelo, si los hubieren recibido de la Iglesia. Al
Sobre este punto de vista dice nuestro Prela»En medio de los adelantos materiales reali- desaparecido desde el momento que cayeron so- »propio tiempo, á los que se batieren en duelo y
zados en nuestro siglo, y cuando tantos esfuer- bre él la condenación y anatemas do la Iglesia, »á sus padrinos impone la pena de excomunión, do lo que sigue:
—«La piedad de nuestros Monarcas, y el aMor
zos se están haciendo en las regiones diplomáti- la prohibición y severas penas de la legislación »de perpetua infamia y de pérdida de sus bienes;
cas en los congresos científicos y en las diarias civil, y sobre todo después de haberse operado «y además la de ser castigados con la penalidad y veneración que siempre profesaron á^la Cátemanifestaciones del pensamiento humano para un cambio tan completo en las ideas, opiniones, «que los cánones establecen contra los homici- dra Apostólica, no podía mostrarse insensible á
consolidar la paz entre las naciones, evitar rui- sistemas, costumbres populares y circunstancias »das, y el ser los primeros privados de sepultu- los temores, quejas, decretos y exhortaciones de
nosas y sangrientas guerras y suavizar cada que entonces prepararon los ánimos á dejarse »ra eclesiástica, si murieren en el mismo acto la Iglesia referentes al duelo, y desde luego, para
vez más las relaciones sociales y las costum- dominar de las exageraciones y extraviado con- «del desafío. Últimamente, sujeta á la pena de disminuir y reprimir éste, dictaron disposiciobres de los pueblos, ¿no es una afrentosa igno- cepto acerca del honor y del verdadero valor, y, «excomunión y perpetua maldición á todos los nes conformes al espíritu en que estaban inspiminia para la civilización moderna que los mis- sobre todo, de vindicar el primero y de probar «que aconsejaren el duelo, ya bajo el concepto rados los Sagrados Cánones. Por ley publicada
mos que aceptan con mayor entusiasmo las ma- el segundo.
«del derecho, ya del hecho, asi como también á en Toledo el año 1840, se dice:
ravillosas creaciones y ios portentosos progre»Sin embargo de eso, el duelo, que llamaba «los que persuadiesen á alguno para que le rea—«Una mala usanza se frecuenta agora en
sos de la misma, se obtienen en cohonestar, de- Juan Jacobo Rousseau el antiguo grado de brutali- «liznse, y lo mismo á los que concurriesen á «estos nuestros Reinos, que cuando algún cabafender y mantener al lado do sus instituciones dad á quí pueden llegar los hombres, subsiste toda- «verle, sin que pueda favorecerles privilegio ni «Uero, ó otra persona menor tiene queja de otro,
una costumbre originaria de pueblos bárbaros, vía y entra á formar parte de las costumbres «costumbre alguna en contrario, aunque fuese «luego le envía una carta, que ellos llaman cary propia de tribus salvajes que, desentendiéndo- contemporáneas, encontrando apoyo y protec- '>iiimemorial.»
«tel, sobre la queja que del tiene: y desta y de la
se de loe tribunales que administran justicia y ción, no en las aldeas y pueblos rurales, sino en
«respuesta del otro viene á concluir que se salde leyes oue determ nan el derecho individual, las ciudades más populosas y más cuitas, sin
«Por la Constitución lUius vices, dada por el >)gan á matar en lugar cierto, cada uno con su
apelen á la ley de la fuerza para vindicar sus duda para vergüenza y confusión de la altivez I'apa Clemente VIH el año 1592, primero de su «padrino ó padrinos, ó sin ellos, según que los
agravios y poner término á sus discordias?
intelectual de los que pretenden tener en su ma- Pontificado, además de confirmar y declarar en «tratantes lo conciertan; y porque esto es cosa
»Eso viene ¿demostrar que, como la idea de no el secreto de resolver, sin contar para nada su fuerza y vigor todo lo que sobre el duelo ha- «reprobada y digna de punición, ordenamos y
verdadero progreso social es compleja, sólo con Dios, todos lo - problemas de la vida y desti- bía sido estatuido por el Santo Concilio de Tren- «mandamos que de aquí adelante persona algüpueden participar de sus beneficios los pueb'os nos del hombre; y de labrar la paz y prosperidad to y por el Papa Gregorio XI 1, se declaró que »na, de cualquier estado y condición que sea, no
que saben («lantearla ordenadamente y realizar- soc al dentro de los hor.zontes en que no hay en las penas impuestas par;i reprimirle y evi- «sea osado de facer ni enviar los tales carteles á
la en todas sus partea, esto es, poniendo prin.e-. más .soberanía que la de la razón, ni otros bie- tarle se. incurrienx, ya fuera e! duelo solemne, »otro alpuno, ni lo env e á decir por palabra; y
ro por base de Jos adelantos el elemento religio- nes que los que el árbol del naturalismo puede ya privado, yeumiue de él no resultase muerte «cualquier que lo contrario hiciere, Siquier seartso que muestra al hombre su origen, su fin últi- Eroducir. Si io que más desacredita á los hom- ó mutilación, ó se concerta-e con la condición «dos ó muchos, cavan é incurran por ello en pemo y las condiciones (lue ha de cumplir para
res pensadores es la contradicción, no reparan de darle por terminado desde el momento que »na de aleve, y hayan perdido y pierdan por ello
llegar áél, y edificiiiido después sobre esas nor- quo incurren en ella los que, reputándose ilus- uno de los contendientes fuera herido, ó se huljie- «todos sus bienes para la nuestra Cámara; y el
mas y puntos cardinales del orden moral el trados y aceptando teórica y prácticamente la re disparado cierto número de golpes ó de tiros «que rescib'ere el cartel y aceptare la respuesta,
grandioso alcázar de las ciencias y de las artes, licitud jurídica y moraldel duelo, repruebandes- por cada uno de ellos; que además de los due- «haya perdido y pierda todos sus bienes para la
que ilustren la inteligencia humana en los dife- pues en nombre del derecho moderno los pro- listas y padrinos se reputasen incursos en las «Cámara, aunque trance y pelea no venga en
rentes ramos del saber, y señalen los rumbos cedimientos de fuerza y no hallan expresiones penas canónicas los que provocan, auxilian de «efecto; y si de ello se siguiere muerte 6 feridas,
que ha de seguir la sociedad, para que los bastantemente duras para calificar de bárbaras palabra ó por obra, acompañan v dan armas, «y el req"uestador quedare vivo de la requesta ó
miembros que la constituyen encuentren en y salvajes leyes como la del irlandés Lynch que caballos, favor y medios para el áuelo, aunque «trance, muera por ello; y si el requestador qüeella la mayor suma posible de bienes, gradati- autoriza al ciudadano á tomarse la justicia por éste no se lleve á cabo, cualquiera (lue fuere la «dare vivo, sea desterraclo del Reino perpetiiacausa que lo impida; que á la misma penalidad «mente. Y porque en los tales delitos tienen gran
vamente preparados para satisfacer las legiti- si mismo.
estuviesen sujetos los mag'strados, presidentes «culpa y cargo los tratantes que llevan y traeit
mas aspiraciones del alma y los nobles deseos
»La Iglesia, nuestra Madre, <}ue se inspira en y jefes militares que permiten el duelo, ó no ha- «los mensajes y carteles desto, y los padrinos
del corazón.
altos seutimientos de amor hacia todos los hom- cen lo que pueden para impedirle, ó no le casti- «que usan con ellos, mandamos que ningún stía
»Por el contrario, aun cuando se persiga con bres, y muy especialmente hacia los que perte- gan después de efectuado, y lo mismo los que «osado de ser en esto tratante, ni llevar ni traer
entusiasmo la idea del progreso, si al realizarla necen á su seno y siguen sus enseñanzas, ha re- de propósito asisten á preseliciarle, y con su «los carteles y mensajes, ni sean padrinos del
se descarta de ella la Religión, que es su ele- probado siempre el duelo concertado entre per- presencia influyen y animan á que se realice; y «tal trance ó pelea, so pena que por el mismo
mento primordial, su vida interna, y la poderosa sonas privadas por resolución propia de las mis- finalmente, que todas las penas mencionadas se «fecho caya ó incurra cada uno do ellos en pena
turbina en que ha de girar su armónico desen- mas, como un acto intrínsecamente malo; de ma- entiendan, para sus efectos, respecto de los que «de aleve, y pierda todos sus bienes, y sean las
volvimiento; ó si sólo se la admite, no como nera que, ni por la calidad y nobleza de los que por escritos ó manil'estaciones preparan los áni- «dos terceras partes para la nuestra Cámara, y
factor principal de los adelantos y de la concor- lo llevan á cabo, ni por la respetabilidad y poder mos al duelo, ó por medio de denuncias, relatos, «el otro tercio para la persona que le acusare, y
dia de los mismos sin® como un mero accidente, de la opinión que le defienda, ni por la costum- declaraciones y testimonios dan ocasión para el «para el juez que lo sentenciare; y que los que
ó por pagar tributo de mera cortesía á tradicio- bre inmemorial que le autor.ce, ni por ninguna mismo; y también los que, en nombre propio ó «miraren, y no los despartieren, pierdan los canes venerandas, que no seria prudente olvidar, otra circunstancia do tiempo ó lu^ar en que se de otro, redactan, dictan, escriben, imprimen, «ballos, ó muías en que fueren, y las armas que
entonces se logrará, tal vez, enriquecer á los funde, podrá jamás cohonestarse ni dejar de ser envian y publican las cartas ó escritos con que «llevaren; y si fueren á pie, que pague cada uno
pueblos de maravillosa prosperidad, pero ésta contrario al orden moral. Aun suponiendo la so- se intima ó notifica el duelo; estando exentos de «seiscientos maravedís, y que estas penas se reserá puramente material; y mientras ven su ter- ciedad tan atrasada como se quiera en su civili- tales censuras los que dan consejo para conse- «partan en la forma susotlicha.»—
ritorio surcado de vías pluviales y lineas férreas, zación, de modo que ni haya en ella jueces ni guir que á todo trance se evite semejante delito,
sus puertos convertidos en exposición perma- tribunales que administren justicia, aun en ese aun cuando no lo alcancen, y queden estériles y
«A pesar de la severidad penal de esa Real
nente de materias primsxs llegadas de lejanos estado de tanto retroceso, constituiría el duelo frustrados sus esfuerzos.
disposición, bien fuem poixaue no se aplicase á
países para alimentar todas sus industrias nalos delincuentes, ó porque el mal estaba muy arpecado morta, y no seria lícito á ningún
cionales, embellecidos sus paseos é iluminadas un
»La malicia y sagacidad en quo se inspira el raigado en las costumbres públicas, n o di<i el
miembro
de
aquella
el
provocar
á
otro
al
desafio,
sus ciudades con discos de inmenso resplandor, porque por la misma ley natural, aparte de espíritu de perdición, á pesar de penas tan ter- resultado que se deseaba, y fué preciso tomar
y defendidas sus fronteras por formidables ejér- cualquiera
disposición ó derecho escrito, minantes y de circunstancias tan concretas y nuevos acuerdospai-a reprimirla frecuencia de
citos, que garantizan á la vez la paz interior, no está obligadootra
el
hombre
á evitar el peligro inmi- detalladas, publicadas con autoridad apostólica, los desafíos. Con esefinse derogó por Real depodrán evitar que al lado de tantas glorificacio- nente de perder la vida de
su cuerpo, y de con- para retraer á los fieles de las ocas'ones y peli- creto de 1(>78 todo fuero especial, y se sometida
nes externas figure el aumejito de la criminaligros de tomar parte en el duelo, consiguieron la iurisdiccíon ordinaria el conocimiento de esos
dad, la desesperación engendrando el suicidio, denar su alma, y también de inferir esos daños fascinar y excitar el amí)r propio de algunas al- delitos, promulgándose taipbienen 1701 la Ordeel odio de unos hombres contra otros, que sólo inmensos á su prójimo.
que impuso á los Oficiales de ejército,
«Como la regla de la moral es una, y no se ma?, poco firmes en la fé y destituidas de hu- nanza
se aplaca con lances de sangrienta crueldad, y
mildad cristiana. Para que, so pretexto de poner que tomasen pistola ó espada unos contra óteos
altera,
ni
con
el
cambio
de
los
tiempos,
ni
con
los gritos de masas haraposas, de cuva conciená salvo su dignidad y sus intereses, eludieran el en desafio, la pena de privación de sus empleos,
cia ha sido arrancada por el materialismo la es- el clima diferente de los países, así también de- cumplim ento de las prescripciones canónicas, y v la de muerte al agresor; cuya penalidad reci-'
be
ser
una
la
conciencia
de
los
hombres
en
todo
peranza en otra vida, que exigen bienes y riquebió mayor fuerza y extensión por las Reales
afirmaran:
zas de la civilización en que viven, para disfru- lo que se relaciona con el orden moral; y por
pragmáticas de Felipe V en 27 de Enero de 1716,
«1."
Que
se
halla
exento
de
culpa
y
de
pena
tanto, no se puede tener por lícito en teoría lo
tar y gozar.
y
de Fernando VI en 9 de Mayo de 1757, en las
que se reprueba como malo en la práctica, ni »el caballero militar oue, de no provocar ó que se declaró que el desafio era un delito q«*
líTodas esas llagas que presenta la sociedad, haber para el entendimiento una doctrina que «aceptar el desafio, ha de ser reputado como co- causaba infamia; que serian castigados con la
siempre que se organiza y funciona divorciada sea contraria á la que informe los actos de la «barde, indigno é inepto para cargos de la mili- pena de muerte y confiscación de bienes los duedel orden moral, atestiguan que va errada en el voluntad, y finalmente, ni cabe en rectitud y «cia, o teme que ha de ser destituido del empleo listas, y con la privación de oficio, rentas, encamino del progreso; que está enferma de gra- verdad, ni lo permite el decoro natural, que el «que ilisfruta, con el cual atiende á su sub- comiendas y nota de aleves los padrinos y dévedad; que preponderando en ella lo oue menos hombre piense á lo cristiano y obre á lo pagano. «sistencia y á la de su familia, ó por lo menos más personas que de alguna manera cooperasen
vale y lo que es más bajo, cual es el elemento
»De allí es que en todos tiempos la Iglesia, en » de no ser jamás ascendido ni aun al grado que á la perpetración de aquél; y que asimismo los
de la materia, la sucede lo que al cuerpo huma- su calidad de Maestra infalible de la fé y de la »en justicia tiene merecido.
juecesy justicias procediesen al castigo de-loa
no que, perdido el equilibrio de sus humores, moral en las costumbres, ha reprobado las opi«2." Que con elfinde defender el honor ó de reos bajo la pena de suspensión de sus cargos y
sucumbe bajo la acción mórbida y destructora niones y teorías encaminadas á sostener la lici- «evitar el desprecio, puede dispensarse á los de inhabilidad legal por seis años para obtener
del que ha preponderado, á costa de los demás. tud del duelo, y promulgado severas penas con- «contendientes para que axlmitan ó provoquen otros, sin perjuicio de ser reputados y penados
Es» prueba que su cultura no es la verdadera, tra los que le intentaren y ejecutasen, poniendo »al desafio, cuando saben con certeza que éste como cómplices del delito, si fuere grave ó maliporque no se extiendo á perfeccionar las facul- así sus disposiciones canónicas en absoluta y »no ha de llevarse acabo, porque hay quien lo ciosa su omisión en conocer del mismo.
tades todas del hombre, sino que, por el contra- completa conformidad con el derecho divino, «impilla.
rio, fnientras le da medios de adquirir un bien- según el cual está prohibido el homicidio, y por
«Si al rigor que y)re8entan esas Reales dispo«3." No incurre en las censuras eclesiásticns
estar temporal en esta vida, le deja abandonado consiguiente lo están también los medios que «establecidas contra los duelistas, el jefe ó el ofi- siciones se hubiera juntado un trabajo perseveen la mayor ignorancia respecto de su suerte llevan inherente, por conexión necesaria, el pe- )icial militar que acepta el desafio por temor de rante para cambiar la opinión pública, inspiraneterna; que aunque con sus instituciones forme ligro de perpetrarle, ó de causar al hombre mu- «perder su fama ó su empleo.
do por medio de la educación y de los ejemplos
ciudadanos, no logrará jamás con ellas solas tilación ó herid» grave en su cuerpo; así como
de rectitud y de moralidad el aborrecimiento y
"4."
En
el
estado
natural
del
hombre,
es
licihacerlos creyentes, caritativos, virtuosos y bue- también es contrario ul mismo derecho servirse «to aceptar y retar ul duelo, pira conservar con repugnancia que se debe tener al duelo, no solanos cristianos; que si sus leves económicas conla fortuna, si no hay otro medio de evi- mente por ser en si mismo un medio brutal é
ducen á gran riqueza material, ésta no marcha- del desafío como medio seguro y legitimo de «decoro
irracional de esclarecer y determinar en cuál de
«tar
quo
ésta sufra perjuicio.
probar
la
inocencia
de
uno
de
los
contendienrá asociada á la moralidad; y finalmente, por
los contendientes está el derecho y la inocencia,
»6."
Esa
misma
lie
tud,
referente
al
duelo,
en
tes,
ó
la
razón
que
le
asiste
en
los
puntos
do
las enseñanzas de la historia y por proiiia expesino también por el cúmulo (ie odios, discordias
))el
estado
natural
del
hombre,
es
aplicable
á
una
disidencia
quo
haya
entre
los
mismos,
porque
riencia se persuadirá y tendrá que confesar que
y desgracias que deja en las familias y en la so«ciudad
mal
gobernada,
en
laque,
])or
negligenen los Estados constituidos sin Dios, sin Religión semejante procediniiento, sobre ser malo por su
ciedad, mucho más se hubiera adelantado en ^'
y sin el cumplimiento de los preceptos morales naturaleza, es además supersticioso, y con él se «cia ó malicia de los magistrados, se niega cla- camino de suavizar las costumbres; y cünfo'?-"ic
que ésta impone, todo lo más á que se puede as- injuria y se tienta á Dios, exigiéndole que se «ramente la justicia.
hubiera ido tomando incremento é influenc_['*J^l
«Al ver el Papa Benedicto XIV, esa gran lum- sentimiento religioso en los ánimos y en la il'^J*
pirar es á evitar que en ellos reine la barbarie acomode al deseo desordenado de la humana
brera
del
derecho
canónico
y
civil,
la
enseñanza
voluntad
y
á
que
se
separe
de
su
providenc'a
de la ignorancia; pero que hay que resignarse á
individual, en la misma medida se hubiera v'*sto
sufrir los vértigos y crímenes espantosos de otra ordinaria, haciendo prodigios y milagros sin peligrosa contenida en las c'nco proposiciones disminuir el escándalo de! desatlo.
i- ".,'
susodichas,
promulgó
una
memorable
Constitubarbarie mucho peor, cual es la de la ilus- causa justa ni motivo oastante para ellos.
«No
fué
extraña
á
ese
fin
la
Real
orden
de o
ción,
en
la
que,
alabando
y
confirmando
todas
»Por ser el duelo un delito tan grave y tan
tración. - . . •'•<•••
•<_ ••> ' •
• - '•''•
. contrario á la caridad, á la justicia y á la piado^ las disposiciones emanadas hasta su tiempo do de Setiembre de 1S37, en la que se enseña que la
«Que en nuestros días se vaya sintiendo la sa edificación del pueblo cristiano, los Romanos la Cátedra Apostólica acerca do la monomachia gravedad de nuestras costumbres se ofende con
invasión de esa segunda barbarie, lo comprueba Pontífices ejercitaron por espacio de ocho siglos ó duelo entre personas privadas, condena y re- I esa clase de escenas, que son tanto más funes-
I
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