Emerita Augusta

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merita Augusta
No se sabe si en el lugar donde ahora está Mérida hubo
antes algún poblado ibérico; pero lo que sí sabemos es que
la historia de la ciudad arranca con la de la colonia que, en
el año 25 antes de Cristo, mandó fundar el emperador
Augusto para los veteranos de las legiones V y X, que le
habían hecho vencedor en la Guerra Cántabra. Por el
emperador se la llamó Augusta, y Emerita por los soldados
que se licenciaban y obtenían como recompensa, por los
años de servicio, tierras en donde asentarse e iniciar su vida
civil. Además tenían como misión mantener a raya a los
inquietos lusitanos. Pronto la colonia se convirtió en la próspera capital de la nueva provincia: Lusitania.
Su localización era muy favorable, pues se encontraba en
la encrucijada de dos importantes rutas comerciales: la
del oeste-este y, sobre todo, la sur-norte, que unía Asturica Augusta (Astorga) con el sur de la Península Ibérica,
por medio de la llamada «vía de la Plata».
La colonia Emerita Augusta, según la denominan las fuentes,
fue una de las ciudades más importantes de la Península, y
así lo atestiguan los autores antiguos y la magnificencia de
sus edificios. Las inscripciones hablan de una población cosmopolita de romanos, griegos, orientales e indígenas.
Desde el punto de vista urbanístico, la colonia presenta
una planimetría típicamente romana: un cardus y un decumanus, o calles principales orientadas norte-sur y esteoeste, respectivamente, en cuya intersección surge el
forum o plaza pública. Alrededor de este se extiende un
entramado de calles paralelas a ambas vías principales,
respondiendo al modelo de planta hipodámica. La red de
alcantarillado corría pareja a ellas.
Como capital de la Lusitania, Mérida fue dotada desde
sus orígenes de grandes infraestructuras y edificios públicos que han llegado hasta nosotros.
El puente romano sobre el río Guadiana, construido probablemente en época de Augusto (siglo I a.C.), es el más
largo de toda la Península, con sus 792 metros. De la
muralla que rodeaba la ciudad conservamos algunos restos y el llamado arco de Trajano, que en realidad era la
puerta norte de acceso a la colonia.
Por tratarse de una ciudad importante, las necesidades de
la población serían grandes y variadas. Podemos deducir
que no había problemas de abastecimiento de agua, ya
que la ciudad contaba con grandes presas, como la conocida popularmente como «lago de Proserpina», todavía
hoy en uso. Se ha calculado que podía llegar a embalsar
10 millones de metros cúbicos de agua.
A su vez, esta agua llegaba a la colonia por medio de
acueductos como el de San Lázaro o el de los Milagros.
Los edificios públicos también corroboran la imagen de
una capital importante. Destacan los restos de templos
como el de Marte (hoy iglesia de Santa Eulalia) y el de
Diana, y sobre todo las construcciones dedicadas a los
espectáculos: el circo, el anfiteatro y el teatro.
El circo era el edificio dedicado a las carreras de caballos. Su planta es la de un largo rectángulo, cerrado por
un extremo con un semicírculo y, por el otro, con una
suave curva en donde estaban las carceres o puestos de
salida de los aurigas y sus cuadrigas. De ahí partían en
carrera y daban las vueltas prefijadas alrededor de la
La bella Emerita Augusta,
hoy Mérida, fue uno de los
centros urbanos más florecientes de Hispania. Para
su abastecimiento de agua
potable se servía
de acueductos, como
el de San Lázaro o este
de los Milagros.
La trágica ruta de los gladiadores
tenía entre sus lugares de importancia
el teatro de Mérida, el cual aún hoy en
día es utilizado, aunque para representaciones de obras clásicas.
spina que divide el área. Se calcula que podía albergar a
unos 30 000 espectadores.
El anfiteatro era el espectáculo destinado a los combates
de gladiadores. De la afición que en Hispania despertaban estos combates dan cuenta los numerosos edificios
que se empleaban para estos espectáculos, y que conservamos en España. El de Mérida, todavía hoy en uso para
determinadas manifestaciones teatrales, es de época de
Augusto (hacia el año 8 a.C.).
El teatro romano de Mérida es uno de los mejor conservados de Europa. Las inscripciones que flanquean las
bocas de la orchestra nos dicen que fue construido el
año 18 a.C. La scaena, reconstruida por orden de los
emperadores Trajano y Adriano, sucesivamente, está
formada por pórticos, cuyas columnas de mármol de
diferentes colores nos dan idea de una magnificencia y
un lujo que no era el habitual en un teatro provincial.
Actualmente es el principal escenario, junto con el anfiteatro, de uno de los festivales de teatro más importantes, y ofrece la posibilidad de asistir a representaciones de obras de autores grecolatinos en el mismo
lugar en el que los veteranos de Augusto y sus descendientes lo hacían ya en el siglo I a.C.
El embalse de Proserpina, también conocido popularmente como
“lago de Proserpina” por sus amplias dimensiones, cuidaba de que
la grandiosa Mérida no tuviese carencia de agua. En la actualidad todavía se mantiene en uso.
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