Denuncia ante la CIDH sobre situación de las mujeres en

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Resumen del documento presentado por organizaciones de mujeres el 24 de marzo en la
audiencia temática sobre la situación de las mujeres en la República Dominicana
concedida por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
Estuvieron presentes en la audiencia como peticionarias, Gisela De León de CEJIL,
Zobeyda Cepeda de CLADEM, Sergia Galván de la Colectiva Mujer y Salud y de la
Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, Annette Martínez, de la
Clínica de Derechos Humanos de la Universidad Interamericana de Puerto Rico,
Vanessa Coria, de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos, María
Daniela Rivero, del Centro de Derechos Reproductivos y Charles Abbott de CEJIL.
Las organizaciones peticionarias de la audiencia así como otras organizaciones de
mujeres que la acompañan, agradecemos a la Ilustre Comisión Interamericana por
convocar la audiencia temática que hoy nos ocupa, sobre la Situación de los derechos
humanos de las mujeres en República Dominicana. Asimismo, agradecemos la
participación de la representación del Ilustre Estado.
El objeto de esta audiencia es informar a la Comisión sobre la situación que viven las
adolescentes, jóvenes y mujeres en este país en el ejercicio de su derecho a vivir libres
de discriminación y violencia de género, lo cual incluye la necesidad de asegurar el
ejercicio efectivo de sus derechos sexuales y de sus derechos reproductivos.
La Convención de Belem do Pará[i], ratificada por la República Dominicana hace casi
dos décadas, dispone explícitamente que la violencia contra las mujeres se entiende
como “la violencia física, sexual o psicológica, […] perpetrada o tolerada por el Estado
o sus agentes, donde quiera que ocurra”[ii].
Enfatizamos que el derecho a una vida libre de violencia se tutela tanto en el ámbito
público como el privado y reviste importancia trascendental para el goce efectivo de
otros derechos [iii]. Igualmente la Convención establece que el derecho de la mujer a
ser libre de violencia incluye el derecho a vivir libre de toda forma de discriminación.
Nuestra presentación se centrará en las diferentes manifestaciones de violencia contra
las mujeres. En primer lugar nos referiremos a los tipos clásicos de violencia, a los que
ya se ha pronunciado esta Ilustre Comisión, tales como feminicidio y violencia sexual,
entre otros.
En segundo lugar, expondremos otros tipos de violencia contra las mujeres que
encuentran sus raíces en la discriminación estructural de género que impide un efectivo
ejercicio de sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos. Finalmente, haremos
mención a las afectaciones especiales que sufren las dominicanas de ascendencia
haitiana como consecuencia de la discriminación múltiple a la que están sometidas.
Concluiremos nuestra presentación con una serie de peticiones a la Ilustre Comisión.
violencia contra las mujeres.
En la República Dominicana las mujeres siguen siendo víctimas de violencia por el
hecho de ser mujeres. De acuerdo a datos de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), la República Dominicana es el tercer país de la región con
la tasa más alta de feminicidios. En 2013, la Procuraduría General registró 86
feminicidios, sin embargo estos datos no reflejan la magnitud de la situación porque
sólo incluyen las muertes de mujeres en el ámbito íntimo, dejando por fuera otro tipo de
muertes de mujeres en razón de género.
Además, actualmente no se encuentra tipificado el delito de feminicidio. En el debate
parlamentario está en discusión un proyecto de Código Penal y otro sobre una Ley
integral de violencia contra la mujer, siendo ésta una oportunidad para que el Estado
incluya en ellas la tipificación del feminicidio.
La violencia sexual también sigue afectando gravemente a las mujeres en la República
Dominicana. De acuerdo con datos del Informe Regional de Desarrollo Humano del
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en los últimos años ha
aumentado en un 107% el número de violaciones sexuales cometidas en República
Dominicana[iv]. Lo mismo ocurrió con las tasas de violencia intrafamiliar las que
aumentaron en un 29.3%.[v]
Las Normas Nacionales de Atención en Salud a la Violencia no son implementadas de
manera adecuada, pues son desconocidas por las personas prestadoras de servicios. En
consecuencia, el sistema de salud sigue sin asumir la atención a la violencia contra las
mujeres como un asunto de su responsabilidad.
Esta situación se encuentra acompañada de altas tasas de impunidad. Según
declaraciones públicas de la Procuradora General Adjunta para Asuntos de la Mujer sólo
el 4% de las denuncias de violencia doméstica se judicializa y de éstas, sólo el 2%
obtiene condena [vi]. En efecto, en sus observaciones el Comité de la CEDAW expresó
su preocupación “por el número limitado de enjuiciamientos y condenas de
perpetradores de actos de violencia contra la mujer; [y] el alto grado de vulnerabilidad
de las víctimas”.
Algunas de las causas que impiden el acceso a la justicia a las mujeres víctimas de
violencia son la falta de unidades especializadas de la Fiscalía; de refugios para la
protección de las víctimas, de mecanismos para monitorear la implementación de las
órdenes de protección; de seguimiento a las denuncias realizadas por las víctimas; de
recopilación y manejo adecuado de pruebas; de intervención oportuna e inmediata para
la prevención de otros actos de violencia; y por último, la re-victimización de las
mujeres durante la investigación basada en estereotipos de género.
La gravedad de esta situación se ve reflejada en el caso de Miguelina en la ciudad de
Santiago. Ella presentó varias denuncias por violencia intrafamiliar en la unidad
especializada de la Fiscalía y en medios de comunicación. Tuvo que esperar semanas
por una orden de arresto que nunca llegó, salió de su casa junto con a hijos sin que el
Estado le diera la protección debida. Y un día después de su cumpleaños 31, fue
asesinada.
Otra forma de violencia de género es el acoso sexual en el ámbito laboral. Existe un
considerable sub-registro de estos casos, ya que muchas mujeres no denuncian, entre
otros, por miedo a perder el empleo, por el alto cargo del acosador, por vergüenza, o por
no saber a quién quejarse en el espacio de trabajo.
La legislación dominicana sobre acoso no se encuentra acorde con la definición de la
OIT, ya que solo es contemplado en una relación jerárquica, dejando por fuera el acoso
ejercido por compañeros de trabajo [vii]. Adicionalmente, en el ámbito laboral, este
delito es solo una justa causa de dimisión para la trabajadora acosada, sin disponer de
sanción para el empleador y/o el acosador [viii]. Por lo que la OIT recomendó a la
República Dominicana incluir una prohibición específica del acoso sexual en el Código
de Trabajo. Mientras que el Comité de la CEDAW expresó su preocupación por que las
mujeres no cuentan con recursos efectivos para hacer frente al acoso sexual [ix].
Derechos Reproductivos
Como parte de otras formas de violencia contra las mujeres encontramos la denegación
en el ejercicio de los derechos sexuales y derechos reproductivos, que se traduce, entre
otros en: (i) altos índices de mortalidad materna; (ii) la prohibición absoluta del aborto;
(iii) la necesidad insatisfecha de anticoncepción y la falta de educación sexual en las
escuelas; y (iv) violaciones a los derechos de las mujeres viviendo con VIH.
La mortalidad materna es otra forma de violación del derecho a la vida por el
incumplimiento del deber de otorgar una atención de salud adecuada por parte del
Estado dominicano. Además es un indicador claro de injusticia social, inequidad de
género y pobreza: el que un embarazo o parto desemboque en la muerte de la mujer
refleja problemas estructurales.
La tasa de mortalidad materna de la República Dominicana es desproporcionadamente
alta en comparación con el resto de la región latinoamericana[x]. Las principales causas
son: los trastornos hipertensivos, hemorragias, complicaciones del puerperio y aborto
inseguro.
Rosaneli de 20 años con 14 semanas de embarazo, murió al practicarse un aborto
inseguro en una clínica ilegal del sector de escasos recursos donde residía.
De acuerdo al Informe del 2010 de seguimiento de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, el 80% de estas muertes serían evitables si se solucionaran problemas de
calidad en la asistencia médica y hospitalaria [xi].
El Estado dominicano es uno de los siete países en la región donde el aborto está
penalizado de manera absoluta; el Código Penal establece condenas de hasta 20 años de
cárcel tanto para el personal de salud como para las mujeres [xii].
Esto quiere decir que en la República Dominicana:
- Una mujer embarazada con leucemia es obligada a llevar el embarazo a término, y
postergar el tratamiento que le puede salvar su vida
- Una adolescente víctima de violación sexual o de incesto es obligada a llevar el
embarazo a término o a recurrir a un aborto ilegal, clandestino e inseguro que la puede
llevar a la cárcel
- Una mujer cuyo producto de embarazo es inviable a la vida extrauterina se ve obligada
a parir con las afectaciones a su salud y el sufrimiento que esto le genera
Por ejemplo, Lucecita, una niña de 11 años de edad, quedó embarazada luego de haber
sido violada por el esposo de su hermana mayor [xiii]. Durante el embarazo y por su
corta edad la salud de Lucecita se vio seriamente afectada. Este caso refleja la máxima
expresión de la discriminación múltiple al que son sometidas las niñas, adolescentes y
mujeres a quienes se les impone la obligación de llevar a término un embarazo
Estas situaciones constituyen tratos crueles, inhumanos y degradantes como lo han
reconocido organismos internacionales de protección de derechos humanos
A pesar de la penalización absoluta, las mujeres recurren al aborto inseguro e ilegal, el
cual las pone en situación de mayor riesgo de afectación de su derecho a la vida e
integridad personal. Según estadísticas, ocurren aproximadamente 100,000.00 abortos
clandestinos o disfrazados anualmente que podrían ser inseguros [xiv]. Las más
afectadas por este tipo de abortos son las mujeres pobres, jóvenes y en otras situaciones
de exclusión.
Otra manifestación de la discriminación a la que están sometidas las mujeres y las
jóvenes es en la falta de acceso a una amplia gama de métodos anticonceptivos. La
maternidad adolescente es la segunda causa de deserción escolar de niñas [xv]. La
República Dominicana se encuentra entre los 5 países con más altas tasas de embarazo
adolescente de América Latina [xvi] y cuenta con una alta tasa de fecundidad en
adolescentes que duplica el promedio mundial: 49 por cada 1,000 adolescentes [xvii].
Por otra parte, las mujeres y jóvenes viviendo con VIH son particularmente vulnerables
a sufrir discriminaciones múltiples por su condición. Una reciente publicación del
PNUD[xviii] junto con otras instituciones reveló que estas mujeres sufren, entre otros
tratos discriminatorios y humillantes al recibir los servicios; esterilizaciones y abortos
forzados; violaciones al derecho al consentimiento informado y a la confidencialidad;
violencia y abusos físicos y emocionales; y denegación de otros servicios y la
prohibición del acceso voluntario al aborto terapéutico.
Si bien no hay un registro y documentación sistematizada de estos casos en República
Dominicana, deseamos manifestar nuestra preocupación pues hemos tenido
conocimiento de al menos un caso de aborto y esterilización forzados de una
adolescente que vivía con VIH-SIDA [xix].
A Ruth, una joven de 17 años embarazada, no le fue realizada la prueba de VIH sino
hasta después de haber dado a luz a su hijo, impidiéndole el acceso oportuno a atención
en salud. En su segundo embarazo le practicaron un aborto a los tres meses sin su
consentimiento informado y enseguida fue esterilizada, por el único motivo de ser
seropositiva. [xx]
Todas las violaciones a las que hemos hecho referencia son una consecuencia de
acciones y omisiones del Estado, que se ven influenciadas por ideologías
fundamentalistas y conservadoras que permean a la sociedad, perpetuando la
discriminación y la violencia estructural de género.
Por último, la política de desnacionalización, que ya fue discutida en las audiencias
precedentes, ha tenido un impacto diferenciado y desproporcional en las mujeres
dominicanas de ascendencia haitiana.
De acuerdo con la información recibida, las mujeres dominicanas de ascendencia
haitiana que acuden a un centro de salud durante el parto, se exponen a que el personal
médico inquiera sobre sus documentos de identidad y a que sus hijos e hijas sean
excluidos de recibir la nacionalidad, les interroguen sobre su origen o el de sus padres, o
que simplemente asuman que la mujer no es dominicana, basándose en estereotipos
sobre su acento, nombre y color de piel.
Esto las expone a una múltiple discriminación, que puede resultar en que las mujeres se
nieguen a acudir a los centros de salud por temor a ser desnacionalizadas y a que sus
hijos sean excluidos de recibir la nacionalidad.
La política de desnacionalización ha impuesto un gran temor en las mujeres
dominicanas de ascendencia haitiana que resulta en que no denuncien a la Policía actos
de violencia sexual e intrafamiliar de los que son víctimas.
Para cerrar nos gustaría apelar a la Comisión a realizar una reflexión acerca del
compromiso que como organismo regional de protección de derechos humanos adquirió
hace cerca de 20 años cuando fue aprobada la Convención de Belém do Pará, tras una
necesidad imperante de erradicar la violencia contra la mujer en nuestra región.
La violencia contra las mujeres sigue estando limitada a la interpretación restrictiva de
la violencia física perpetrada por particulares. Poco se ha abordado la violencia
producida por políticas públicas, leyes restrictivas, o por la falta de implementación de
normas, que tienen como efecto o resultado producir y perpetuar la discriminación
histórica de las mujeres por el hecho de ser mujeres y que restringe su acceso a sus
derechos sexuales y sus derechos reproductivos.
Como muy recientemente ha dicho el Comité CEDAW “la falla del Estado de proveer
servicios y de criminalizar algunos de esos servicios que sólo son requeridos por las
mujeres es una violación a los derechos reproductivos de las mujeres y constituye
discriminación contra ellas” [xxi].
El estado dominicano al ratificar la Convención de Belem do Pará se comprometió a
promover, proteger y garantizar los derechos de las niñas, adolescentes, jóvenes y
mujeres. Pero como hemos escuchado hoy, las mujeres en este país han sido y son
víctimas de violencia que se esconde en la estructura patriarcal de la políticas de estado,
en la cultura y en la conciencia colectiva e institucional.
Por eso, en esta audiencia solicitamos a que la Ilustre Comisión interpele al Estado
dominicano con recomendaciones firmes y congruentes para cumplir con sus
obligaciones de garantizar el derecho de las mujeres a vivir libres de todo tipo de
violencia y discriminación incluyendo, el ejercicio de sus derechos sexuales y derechos
reproductivos.
Solicitamos así mismo que esta Ilustre Comisión recomiende al Estado la adopción de
todas las medidas necesarias para asegurar el efectivo funcionamiento del sistema de
atención integral de casos de violencia contra la mujer, el cual debe contar con recursos
suficientes para llevar a cabo su labor.
Solicitamos adicionalmente, que conforme a lo que ya han señalado diversos órganos
internacionales de protección de derechos humanos, reconozca que la prohibición
absoluta del aborto constituye una grave violación a los derechos humanos de las
mujeres y que puede ser considerada una forma de tratos crueles, inhumanos y
degradantes.
Pedimos que recomiende al Estado dominicano que se asegure que la modificación del
Código Penal que se encuentra en discusión incluya al menos la despenalización del
aborto en casos de violación sexual o incesto, malformación grave del feto o riesgo para
la vida o la salud de la mujer.
Finalmente, solicitamos a la Ilustre Comisión que en el marco de la celebración de los
20 años de la adopción de la Convención de Belem Do Para emita un informe en el cual
revise el estado de cumplimiento de este importante instrumento de protección, en el
cual tome en cuenta las violaciones a los derechos sexuales y derechos reproductivos
como una forma de violencia contra las mujeres.
Muchas gracias.
[i] Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra
la Mujer [Convención de Belem do Pará]. Disponible en: http://www.oas.org/juridico/
spanish/tratados/a-61.html. Ratificado por República Dominicana el 3 de julio de 1996.
Ver también 1993 UN Declaration on the Elemination of Veiolance Against Women,
disponible en: http://www.un.org/documents/ga/res/48/a48r104.htm.
[ii] Art. 2, Convención de Belem do Pará.
[iii] Ver, inter alia, Arts. 3 y 4, Convención de Belem do Pará. La Convención de Belem
do Pará dispone que este derecho explícitamente comprende entre otros: derecho a la
vida, la integridad física psíquica y moral, la libertad y seguridad personales, el derecho
a no ser sometida a torturas, al respecto de la dignidad inherente a su persona y que se
proteja su familia, a igualdad de protección ante la ley y de la ley, a un recurso sencillo
y rápido ante los tribunales competentes, a la libertad de asociación, a la religión y
creencias propias, y a la igualdad de acceso a las funciones públicas del país y los
asuntos públicos.
[iv] Así de 27.3 violaciones sexuales por cada 100 mil habitantes en el 2008, la cifra
aumentó a 57.6 violaciones sexuales por cada 100 mil habitantes en el 2011.
[v] Que aumentó de 481.7 casos por cada 100 mil habitantes en el 2008 a 623 casos por
cada 100 mil habitantes en el 2011
[vi] http://eldia.com.do/procuradora-ve-necesario-crear-tribunales-especiales-paraconocer-casos-de-feminicidios/
[vii] Artículo 333-2 del Código Penal
[viii] Cfr., Ley que aprueba el Código de Trabajo de la República Dominicana, 16-92,
del 29 de mayo de 1992 (art.96), G.O. 9836 y Legislación Complementaria, Santo
Domingo, 2007. Ver también Informe Ministerio de la Mujer de 2010, supra.
[ix] CEDAW/C/DOM/CO/6-7, párr. 34.
[x] WHO, UNICEF, UNFPA and The World Bank. (2012). Trends in maternal mortality:
1990-2010. Geneva, Switzerland: WHO Document Production Services. La tasa
promedio para la región en el 2010 era de 72 muertes maternas/100,000 nacimientos,
ésta cifra aumenta a 80/100,000 si se incluye al Caribe dentro del promedio.
[xi] Objetivos de Desarrollo del Milenio. Informe de Seguimiento 2010, Op. cit.
[xii] Código Penal de la República Dominicana, Art. 17. Los otros países con
prohibición absoluta son Malta, Nicaragua, El Salvador, Chile y Honduras.
[xiii] http://platanito.net/nina-de-11-anos-fue-violada-y-embarazada-da-a-luzvideohttp://www.noticiassin.com/2013/02/en-cuidados-intensivos-nina-de-11-anos-quedio-a-luz-tras-ser-violada-por-cunado/
[xiv] Naciones Unidas, Una Mirada a la Igualdad entre los Sexos y a la Autonomía de
la Mujer en América Latina y el Caribe, 2006 P.(202)
[xv] 50% en el nivel medio. [Oficina Nacional de Estadística, 2008. Madres
Adolescentes en la República Dominicana. ONE, Santo Domingo; Cristian Natanael
Cabrera. “700 mil jóvenes no trabajan ni estudian”. Periódico Hoy Digital. 18 Julio
2011.]
[xvi] Con 92 embarazos por cada 1000 menores de 19 años. 20.6% de las adolescentes
entre 15-19 años ya son madres o están embarazadas. [ENDESA-2007].
[xvii]http://countryoffice.unfpa.org/dominicanrepublic/2013/07/11/7313/
dia_mundial_de_poblacion_unfpa_insiste_en_la_necesidad_de_politicas_para_prevenir
_el_embarazo_en_adolescentes/
[xviii] UNDP et al (2013). “Protecting the Rights of Key HIV-Affected Women and
Girls in Healthcare Settings: A Legal Scan.”
[xix] http://www.acento.com.do/index.php/news/126254/56/Saber-que-no-sere-madrepor-ser-seropositiva-es-algo-muy-fuerte-no-puedo-explicarlo.html
[xx] http://www.acento.com.do/index.php/news/126254/56/Saber-que-no-sere-madrepor-ser-seropositiva-es-algo-muy-fuerte-no-puedo-explicarlo.html
[xxi] CEDAW (2004) Statement of the Committee on the Elimination of Discrimination
Against Women on sexual and reproductive health and rights: Beyond 2014 ICPD
review, p 1-2
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