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[Portada (cartel)]
NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
ARMAS BAJO CONTROL
[Logotipos de Armas bajo Control, Amnistía Internacional e Iansa en español]
www.controlarms.org/actforwomen
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[Pág. 1: empieza en ingles con “Women Under Fire”]
Las mujeres en la línea de fuego
Las mujeres y las niñas pagan un alto precio por la falta de control del comercio mundial de armas, que mueve hoy día
miles de millones de dólares. La gran mayoría de quienes fabrican, venden, compran o utilizan indebidamente armas
son hombres. Este hecho tiene consecuencias para las mujeres y las niñas del mundo. Gran número de ellas sufren
directa o indirectamente los efectos de la violencia armada. Debido a su género, las mujeres son especialmente
vulnerables a determinados delitos, como la violencia en el ámbito familiar y la violación.
Las mujeres y las niñas sufren discriminación y violencia en todos los países, culturas y clases sociales. Esa violencia es
siempre psicológica y se comete normalmente con el puño y, a veces, con armas. Para cambiar esta situación es preciso
controlar la proliferación mundial de armas y combatir las actitudes que hacen posible la violencia contra las mujeres.
Las mujeres pagan un precio desproporcionadamente alto por la falta de control del comercio de armas, y lo pagan con su
cuerpo, con su hogar y con su vida.
Súmate a las campañas “No más violencia contra las mujeres” y “Armas bajo control”.
• Se calcula que hay casi 650 millones de armas pequeñas en el mundo
• Casi el 60 por ciento de las armas pequeñas están en manos de particulares, en su mayoría hombres
• Entre 1995, cuando Canadá promulgó una legislación sobre armas más estricta, y 2003, el índice de homicidios de mujeres
cometidos con armas de fuego descendió en este país un 40 por ciento
NO MÁS VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
ARMAS BAJO CONTROL
--------------------------------------------------------[pág. 2 – empieza en inglés con “it’s in your hands to stop violence against..”]
Está en nuestras manos acabar con la violencia contra las mujeres y controlar el comercio
de armas.
Tenemos que poner fin a la violencia armada contra las mujeres y al sufrimiento generalizado
de las mujeres a causa de la violencia de las armas. Tenemos que ayudar a combatir estos
abusos. Firma hoy mismo la petición “Un millón de rostros”. La solución está en tus manos.
¡Actúa!
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Conéctate ya a http://www.controlarms.org/actforwomen para incluir tu fotografía
o autorretrato en nuestra petición “Un millón de rostros”.
Anima a tus amigos, familiares y colegas a sumarse también a la petición.
Pon el cartel de la contraportada de este folleto en tu lugar de trabajo
Índice AI: ACT 30/006/2005
[pie de la foto de Columbine]:
“Nosotros somos Columbine”, reza esta pancarta de una manifestación contra las armas convocada en Washington DC., Estados Unidos, el 14 de mayo de 2000. © AP Photo/Kamenko Pajic
Con tu ayuda, podemos poner fin a la proliferación de las armas y a la violencia contra las
mujeres. ¡Actúa!
Hay otras formas de participar en estas campañas. Conócelas en:
www.controlarms.org/actforwomen
Cómo puede participar tu organización
• Recoge las firmas de los miembros de tu organización en las tarjetas y peticiones de nuestra página
www.controlarms.org/actforwomen
• Pide a tu organización que se sume a las campañas y envíe su nombre y logotipo para añadirlos a la lista de participantes
Visita www.controlarms.org/actforwomen
• Pide a tu organización que se una a la coalición nacional de tu país y que inste al gobierno y a los líderes políticos a apoyar
la aprobación de un tratado internacional sobre el comercio de armas y a poner fin a la violencia contra las mujeres
El apoyo de las organizaciones será bienvenido. Uniéndose a nuestras campañas, podrán influir en su comunidad y
en su gobierno.
Oxfam, sociedad limitada mediante garantía, núm. registro de caridad 202918; Amnesty International
Limited, sociedad limitada mediante garantía, núm. registro 1606776; IANSA Limited, sociedad
limitada mediante garantía, núm. registro 4452066.
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[Pág. 3 empieza en ingles con “Women bear the brunt of weapons in the
home”]
Las mujeres son las principales afectadas por la presencia de armas en el hogar
La mayoría de los perpetradores y de las víctimas de violencia armada son hombres. Sin embargo, la mayoría de las personas que son víctimas de
homicidio en su propia casa son mujeres –que mueren asesinadas por hombres a los que conocen, a menudo por su pareja o por un familiar varón–.
Aunque en muchos casos los hombres llevan a casa las armas para proteger a su familia, las investigaciones realizadas revelan que el acceso de los
hombres a las armas de fuego hace que aumente el riesgo de que las mujeres sean víctimas de homicidio. Raras veces se condena a los hombres en los
casos de violencia doméstica, por lo que las supervivientes sufren a menudo intimidaciones o acaban convencidas de que no sirve de nada acudir a la
policía ni pedir justicia en los tribunales.
[Cita:]
"Estaba muy enfadado y tomó su Kalashnikov […] Los vecinos dijeron: ‘Déjala
en paz’ […] Pero no hizo caso; me disparó a las piernas, no podía sentirlas,
estaban dormidas”.
Fatima (nombre ficticio)
[Pie de la foto de Fatima]:
Fátima se recupera en el hospital. © AI
[Texto bajo la foto de Fatima]:
Cuando le ocurrió esto, el 21 de mayo de 2003, en Irak, Fatima (nombre ficticio) había escapado del maltrato y
las palizas que sufría a manos de su marido delante incluso de la familia de éste y de los vecinos. Ni la familia ni
el hospital informaron del caso a la policía, y su marido no fue detenido.
Jamás hay que dejar que un hombre que ha cometido violencia doméstica lleve
arma
Para impedirlo, se podrían comprobar de manera más estricta los antecedentes de quien solicite una licencia de armas. Las mujeres de su familia han de
poder impedir anónimamente que se le conceda la licencia por razones de seguridad.
La policía debe ayudar a las mujeres
La mayoría de los miembros de la policía y demás fuerzas encargadas de hacer cumplir la ley que van armados o tienen fácil acceso a armas de fuego son
hombres. Con demasiada frecuencia, las mujeres que sufren violencia armada en su hogar no reciben la ayuda necesaria de la policía o se encuentran con
que se las disuade activamente de denunciar la violencia debido a prejuicios discriminatorios. En casos extremos, los agentes de policía pueden incluso
amenazar, violar y matar a las mujeres con sus propias armas.
Es preciso formar a los agentes de policía para que protejan los derechos
humanos de las mujeres
En una cultura que permite que los hombres hagan uso de la violencia contra las mujeres y en la que la mayoría de los agentes de policía son hombres, es
difícil que las mujeres acudan a la policía en busca de ayuda. Para lograr que las fuerzas policiales ayuden a las mujeres es preciso cambiar sus
mecanismos de reclutamiento y su formación, a fin de que comprendan realmente la gravedad de los delitos cometidos contra las mujeres.
[Cita:]
“Yo tenía 14 años. Uno de los policías llegó una noche hacia las 10, me apuntó
con una pistola y me ordenó que lo siguiera para ver a los otros hombres […].
El comandante […] me apuntó con su pistola y me violó. Me dolió y sangré.”
Mujer de las Islas Salomón
Llevar arma no te hace más hombre
La violencia armada en las zonas urbanas y rurales puede hacer que los homicidios, los robos y los tiroteos se conviertan en un problema para
comunidades enteras. La mayoría de los perpetradores y de las víctimas de la violencia cometida por bandas son hombres jóvenes. Las mujeres pueden
ser atracadas o acosadas por infringir códigos de comportamiento no escritos, y están expuestas a sufrir agresiones, a menudo sexuales.
En Sudáfrica, donde las bandas armadas están muy establecidas, el 14 por ciento de
las agresiones sexuales se cometen, según informes, con armas de fuego.
[Pie de la foto de Jessica, la muchacha de Brasil en silla de ruedas]:
Camila Magalhães Lima regresaba caminando a casa tras salir del colegio, cuando fue alcanzada por
una bala en el curso de un tiroteo entre una banda de atracadores armados y agentes privados de
seguridad. Perdió el uso de las piernas. © Viva Rio
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[Pág. – empieza en ingles con “Stop Rape as a weapon of war”]
Acabar con la violación como arma de guerra
La guerra afecta a las mujeres en todos los aspectos de su vida: su cuerpo, su hogar, su capacidad
para mantener a su familia, los colegios donde enseñan o estudian, o los hospitales donde trabajan o
son atendidas. A veces se ataca específicamente a las mujeres por ser activistas de la paz,
negociadoras, defensoras de los derechos humanos o trabajadoras de organizaciones de ayuda
humanitaria. Las mujeres están expuestas en particular a ser violadas. En los últimos años se han
cometido violaciones en gran escala de mujeres en todas las regiones del mundo. Cuando la
estructura social se rompe a causa de un conflicto armado, la vulnerabilidad de las mujeres aumenta.
Unas veces, la violencia sexual es oportunista; otras, constituye una táctica militar y política. En
ambos casos sus efectos en la víctima y en su familia son devastadores. A la mujer que sobrevive,
suelen quedarle cicatrices físicas y sicológicas casi permanentes.
Los soldados deben desobedecer la orden de cometer delitos contra las mujeres
Incluso en las situaciones de guerra, los soldados deben respetar el derecho internacional
humanitario, o “leyes de la guerra”. Se debe proteger a todos los civiles y no convertir a las mujeres
en objetivo. Los combatientes tienen que rendir cuentas de sus acciones y han de negarse a cometer
delitos contra las mujeres.
[Cita]
“Por la noche me violaban los demás soldados. Venían casi todas las noches.
Decían que cuanto más me violaran, más hombres serían, y más ascenderían
en el escalafón.”
Sange, niña soldado de la República Democrática del Congo
Garantizar que las mujeres hacen oír su voz
A las mujeres se las suele excluir de las negociaciones de paz y del proceso de reconstrucción de las
comunidades que han sufrido daños, pero son fundamentales para el restablecimiento y la
consolidación de la paz. En los programas de rehabilitación de ex combatientes se suele hacer caso
omiso de las necesidades de las mujeres y las niñas que han participado en los combates. Hay que
garantizar que las mujeres pueden hacer oír su voz.
Las mujeres deben estar en pie de igualdad con los hombres en la paz y el
desarme
Cuando las hostilidades acaban, el acceso incontrolado a las armas pequeñas y la munición fomenta
otra vez la violencia armada contra las mujeres. Cuando los ex combatientes regresan a casa,
traumatizados y endurecidos, a veces descargan sus miedos y su dolor sobre sus familias,
valiéndose a menudo de armas que han quedado después de los combates.
En los países con mucha inestabilidad, como Afganistán, las mujeres y las niñas están aún más
expuestas a sufrir violencia sexual a manos de miembros de facciones armadas y de ex
combatientes.
[Texto bajo la foto de Kula, la mujer de Sierra Leona]
Kula, de 47 años, fue violada por varios miembros de un grupo armado de oposición, entre los cuales
había un niño que, a su juicio, no tenía más de 10 años. Esta fotografía se tomó en un centro para
mujeres traumatizadas por la guerra del campo para refugiados instalado en el estadio Samuel K.
Doe de la capital liberiana, Monrovia, donde buscaron refugio miles de personas que huían de la
violencia.
[Cita sobre Sierra Leona]
En Sierra Leona, alrededor del 30 por ciento de los niños soldados de las fuerzas rebeldes eran
niñas. Sin embargo, sólo el 8 por ciento de los niños desmovilizados oficialmente en el país eran
niñas.
Saquemos las armas de la vida de las mujeres
En todo el mundo, numerosas mujeres y hombres se están organizando para combatir la violencia
armada contra las mujeres y el uso indebido de las armas en general, que destruye la vida de tantas
mujeres. A menudo hacen oír su voz en situaciones de gran peligro. Piden que se apruebe un tratado
internacional sobre el comercio de armas para regular todas las transferencias internacionales de
armas y que se adopten medidas efectivas de ámbito local, nacional y regional para tener las armas
bajo control. Todos los gobiernos deben apoyar en su país los principios del tratado internacional
sobre el comercio de armas e incorporarlos a la legislación interna; asimismo, deben poner fin al uso
indebido de armas en el país. Igualmente, las acciones de ámbito comunitario son esenciales para
garantizar la seguridad de las comunidades.
La violencia contra las mujeres es un fenómeno universal, pero no inevitable. Está en nuestras
manos poner fin a esta vergüenza para los derechos humanos. Con la acción de los gobiernos, las
comunidades y los individuos, y con tu apoyo, podemos acabar con la violencia contra las mujeres.
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