2. Revolución. 2.1. El árbol de la libertad: las revoluciones burguesas. 2.1.1. La revolución francesa: mitos y símbolos. 1. Conceptos. Revolución burguesa. Jacobinos. Girondinos. Sans-culottes. Estados Generales. Asamblea Nacional. Convención. Directorio. Comité de Salud Pública. Terror Thermidoriano 2. Acontecimientos, personajes, fechas. términos, historiadores... Luis XVI-María Antonieta. Danton. Robespierre. Marat. La Bastilla. Saint Just Cuadernos de Quejas. Jacques Lous David: El juramento dle Constitución de 1791. juego de la pelota (1791). Babeuf 1. Los símbolos de una revolución universal. La revolución francesa es mucho más que un conjunto de acontecimientos que, más allá de los debates historiográficos existentes, transformaron la realidad económica, social y política de la Francia de finales del siglo XVIII. Desde su estallido, la revolución se convirtió en un mito universal, que ha ido proyectándose en todas y cada una de las generaciones coetáneas y posteriores, asociando sus hechos y símbolos a las realidades que les ha tocado vivir, uniendo sus destinos con los anhelos, logros y vivencias que dieron fruto en aquella Francia revolucionaria. Tan importantes como los acontecimientos que tuvieron lugar, y que han motivado tantas y aveces tan dispares interpretaciones, son los símbolos que se gestaron al calor de aquella epopeya revolucionaria, que han mantenido su vigencia y actualidad, representando los ideales de cambio y de transformación de lo existente. Podemos afirmar que, con sus símbolos y mitos, la francesa ha sido la madre de todas las revoluciones, la referencia y modelo no sólo de las llamadas “revoluciones burguesas” o “revoluciones atlánticas”, sino de todos aquellos procesos de cambio, más o menos revolucionarios, que han tenido su lugar en la historia contemporánea. Vamos a analizar los principales símbolos que se forjaron con la revolución, que no sólo reflejan las transformaciones a las que dio lugar el proceso revolucionario, sino que muestran el gran calado de ese cambio, que transformó, como nunca antes, la conciencia, las mentalidades y la forma de entender la vida, el pasado y el futuro de aquellos que decidieron acabar con un mundo antiguo y crear otro nuevo. Busca información relativa a los siguientes símbolos y trata de descubrir cuál fue y ha sido su significado. Gorro frigio Bandera tricolor Declaración de los derechos del hombre Marianne Escarapela Guillotina Sans Culotte Libertad, igualdad, fraternidad Toma de la Bastilla Diosa de la Razón Culto al Ser Supremo El calendario revolucionario La Marsellesa Escribe el himno entero de la Marsellesa y comenta el significado de la letra. 2. Cronología de la Revolución Francesa. Sitúa en el eje cronológico los siguientes acontecimientos y describe en qué consisten. Convocatoria de Estados Generales Toma de las Tullerías por los Sans Proclamación de la república Culottes Autoproclamación Asamblea Nacional Ejecución de Luis XVI Formación del Comité de Salvación Pública. Huida de Luis XVI y detención en Va- Establecimiento del Directorio rennes Establecimiento de la Convención Ejecución de Babeuf Declaración de guera a Austria “Gran Miedo” en el ámbito rural. Ejecución del gobierno girondino y acceso al poder de los jacobinos Constitución de 1795 La revolución moderada: la Asamblea. - Asamblea Nacional Constituyente (05/1789-10/1791). - Asamblea legislativa (10/1791-09/1792). La etapa radical: la Convención. - Convención Girondina (09/1792-06/1793). - Convención Jacobina (06/1793-08/1794). - Convención Termidoriana (08/1794-10/1795). La República conservadora: el Directorio. - Directorio (10/1795-12/1799) Revuelta de La Vendee Constitución de 1791 Constitución del año III (1793) Caída de Robespierre Supresión del culto Cierre del club jacobino Cierre de los clubes políticos Golpe de estado de Napoleón Bona- Constitución civil del clero parte (18 brumario) Declaración de los Derechos del Declaración de guerra a Gran BreHombre y del Ciudadano taña y Holanda Batalla de Valmy Abolición del feudalismo Toma de la Bastilla El “Gran Terror” 1789 1790 1790 1791 1792 1792 1793 1794 1794 1795 1796 1796 1797 1798 1798 1799 1800 3. El mito del modelo de revolución burguesa. La Revolución francesa se consideró, y aún es considerada por algunos historiadores, como el modelo de revolución burguesa. La gran referencia en la que mirar y medir el resto de revoluciones burguesas que se fueron produciendo en el mundo. Es cierto que tanto en Inglaterra, la llamada “Revolución inglesa” acaecida muy tempranamente, en el siglo XVII, como en Estados Unidos, a raíz de su independencia de Inglaterra, se habían producido con anterioridad transformaciones y procesos equiparables a los ocurridos después en Francia, pero fue la Revolución francesa la que se configuró como modelo. Este hecho supuso que, dadas las singularidades y especificades que adoptó la revolución en Francia, especialmente en lo que se refiere al carácter radical y extremado del proceso, sobre todo en la etapa de la Convención jacobina, no se encontraran procesos tan marcada y señaladamente revolucionarios en ningún otro lugar de Europa ni del mundo y que resultara muy difícil comparar o equiparar otras revoluciones burguesas con la ocurrida en Francia. Por ejemplo, en España, se tendió a hablar del “fracaso de la revolución burguesa”, en cuanto no fue posible encontrar un proceso tan rápido, continuo y radical como el acaecido en Francia, en donde aparecían, al menos aparentemente, unos actores muy significados y claramente diferenciables, representando, también en apariencia, unos papeles protagonistas acordes con su pretendida condición. Burgueses que actuaban como burgueses, es decir, revolucionarios, ilustrados, avanzados; nobles siendo nobles, es decir, reaccionarios, legitimistas; y unos campesinos que se convertían en meros comparsas, analfabetos fácilmente dominados por las élites ilustradas, carne de cañón para la revolución. Pues bien, como veremos, ni la Revolución francesa fue tan modélica -las apariencias engañan-, ni el resto de las transformaciones que ocurrieron en Europa, como la española, fueron tan atípicas ni, mucho menos, fracasadas. De cualquiera de las maneras, la francesa sigue siendo el gran espejo en el que mirar las revoluciones burguesas del siglo XIX. La Revolución francesa fue, en efecto, presentada con frecuencia como el ejemplo de una revolución burguesa “típicamente” lograda. Sobrevino en el momento en que la burguesía comercial e industrial estaba a punto de tomar en sus manos la dirección del proceso, es decir, en el momento en que la sociedad feudal habría “madurado” reposadamente en su seno todas sus “posibilidades”, y habría tenido los resultados siguientes: el acceso de la burguesía al poder; la transformación radical de las estructuras del estado en provecho de la burguesía, siendo el estado salido de la Revolución el estado capitalista “tipo”; y el predominio en la formación francesa de una ideología política burguesa “típica”: el jacobinismo. En suma, la burguesía-sujeto de la historia haría florecer plenamente, en el plano político de Francia, su esencia. Pero siendo evidentemente muy vasto el asunto, me contentaré aquí con dar algunas indicaciones, que quizá bastarán para demostrar que esa interpretación es un mito. 1. ¿Qué ocurre, en primer lugar, con el establecimiento del predominio del capitalismo? En realidad, éste fue, globalmente, mucho menos franco y decisivo que en Gran Bretaña o en Alemania. Ese predominio no pudo en Francia cortar el camino a la pequeña producción, más aún, la Revolución francesa confirmó definitivamente los cimientos de la pequeña producción. El proceso del establecimiento del capitalismo no lo iniciaron los terratenientes, sino la burguesía comercial e industrial. Ésta buscó en “el campesinado” apoyo contra la nobleza, a fin de acaparar la gran propiedad territorial: expropiación de la nobleza. Así, paralelamente, el resultado decisivo de la revolución en la agricultura no es la expropiación de los productores agrícolas, sino, lo que fue confirmado por la dictadura jacobina después de la rebelión campesina contra las estructuras feudales de la agricultura, la atribución de un estatuto de propiedad a la pequeña explotación de la tierra, y su ampliación. Es el caso típicamente francés de los campesinos parcelarios que tendrán en adelante, durante mucho tiempo, un papel muy importante en la escena política. Ese triunfo excepcional de la pequeña producción se manifiesta igualmente en el caso de la pequeña burguesía, que establecerá definitivamente sus cimientos por la política de la Convención. El resultado de todo eso es que el desarrollo económico en la Europa del siglo XIX contiene una paradoja gigantesca: Francia. Sobre el papel, no hay otro país que hubiera debido avanzar más rápidamente. Poseía instituciones idealmente adaptadas al desarrollo capitalista. Sin embargo el desarrollo económico era claramente más bajo que el de los otros países. Es que la parte capitalista de la economía francesa estaba erigida sobre la base inamovible del campesinado y de la pequeña burguesía y el ritmo del desenvolvimiento tecnológico, del proceso de concentración de capital, etc., será mucho más lento en Francia que en Inglaterra y Alemania. 2 ¿Qué sucede con el poder político? En realidad, la burguesía francesa, al contrario que la burguesía inglesa de 1640 y 1688, ascendió sin duda al poder político, ¡pero a qué precio! No pudo hacerlo sino apoyándose ampliamente en el pequeño campesinado y en la pequeña burguesía y aun, muy ocasionalmente, en los obreros de manufactura presentes sobre todo en el sansculotismo parisiense. La pequeña burguesía y el campesinado parcelario, cuyas relaciones pasan por toda una gama, de la contradicción antagonista al apoyo o hasta la alianza, impiden a la burguesía francesa las posibilidades de una alianza estable con la nobleza, tal como se vio en Inglaterra y, más tarde, en Prusia. Se trata de formas particulares de Estado capitalista, en que la burguesía parece renunciar a su poder político, en beneficio de un aparato de Estado que lleva sus asuntos públicos apoyándose en el campesinado parcelario y en la pequeña burguesía. (Nicos Poulantzas, “Sobre los modelos de la revolución burguesa”, en Poder político y clases sociales en el estado capitalista, 1976) 1. ¿Por qué, en principio, la Revolución francesa la revolución debía considerarse la revolución burguesa “tipo” o modélica? 2. ¿Por qué para este historiador, desde un punto de vista económico, en Francia la revolución no fue modélica como en Alemania o Inglaterra? ¿Cuá es la excepcionalidad del caso francés? ¿Qué consecuencias tuvo en su desarrollo económico? 3. Y, desde un punto de vista político, ¿por qué “fracasó” también la burguesía francesa en su acceso o toma del poder? 4. El mito de la burguesía como protagonista de la revolución. Aunque pueda parecer una perogruyada, uno de los principales temas a discusión y debate ha sido precisamente el papel jugado por la burguesía en las revoluciones burguesas y, más concretamente, en la francesa. Como has visto en el texto anterior, las revoluciones burguesas en la mayor parte de los países implicaron la alianza, el pacto, entre la burguesía y la nobleza. El caso excepcional sería la propia revolución francesa, con el protagonismo de la pequeña y mediana burguesía. Pero, ¿fue esto realmente así? Este resulta ser uno de los principales temas a discusión entre los historiadores, que debaten, precisamente, cuál fue el papel jugado por la burguesía en la revolución y sus relaciones con otras clases o grupos sociales (aristocracia, artesanado urbano, campesinado). 1. Esa decisiva revolución se concluyó en el siglo XVIII, concretamente después de 1760... la noción de honor es reemplazada por otra: la del mérito, valor burgués que la nobleza hace suyo, acepta y reconoce oficialmente como criterio de nobleza. A partir de ese momento, ya no hay diferencias significativas entre nobleza y burguesía... lo importante es que nobles y burgueses se identificaron en una misma definición de la ‘calidad’. Es un paso decisivo. Consecuencia de una educación, de una idéntica formación intelectual, de una comunidad de intereses, de actividades, de comportamientos” . (Chaussinand N. Guy, Los orígenes de la revolución. “Nobleza y burguesía”). 2. En ese sentido, el elemento motor de la revolución se encontró entre los artesanos y campesinos independientes, pequeños y medianos productores, en una palabra en la pequeña y media burguesía, y no en la alta burguesía más o menos coaligada con el poder del Estado absolutista, gentes de finanzas, grandes negociantes, fabricantes, empresarios. Históricamente, este antagonismo se concretó en la oposición entre jacobinos y montañeses, por una parte, por otra monárquicos, luego feuillants, por último girondinos,unos y otros inclinados siempre al compromiso con la aristocracia. (Albert Soboul, La Revolución Francesa. Principios ideológicos y protagonistas colectivos. Barcelona, Crítica, 1987). 3. ¿No será, pues, un mito seguir hablando de que la Revolución Francesa fue el ataque de la burguesía al régimen feudal existente? ¿No será más bien el ataque o la lucha del campesinado contra un supuesto régimen señorial? Por lo tanto se trataría del derrumbe del feudalismo a manos del campesinado; la lucha entre el campo y la ciudad, entre la clase popular campesina y los burgueses dueños de las tierras adquiridas que llevaban anejos derechos señoriales. No fueron los burgueses capitalistas (los hombres de las finanzas) o los comerciantes los que se oponen al régimen feudal y hacen la revolución, sino un grupo burgués que ha llegado a ocupar puestos en la Administración monárquica central, junto a un grupo de hombres de leyes, y ello por su frustración social: esta es la revolución burguesa que se produjo. (Alfred Cobban, La interpretación social de la revolución francesa) 1. En el primer texto, ¿cuál es la relación que el autor establece entre la burguesía y la nobleza? ¿Constituyen dos clases enfrentadas y opuestas? ¿A qué crees que se debió esta relación? Según este autor, ¿la revolución vino a suponer la lucha de la burguesía contra la nobleza? 2. Para el historiador Albert Soboul, uno de los grandes estudiosos de la revolución francesa, ¿fue la burguesía la verdadera protagonista de la revolución? ¿Quiénes formaban esa burguesía? ¿De qué otra burguesía habla?, ¿qué relación tenía o qué función cumplía dentro del estado absoluto?, ¿qué partidos vendrían a representarla durante la revolución? 3. ¿Quién es, a juicio de Alfred Cobban, el verdadero elemento revolucionario?, ¿por qué? ¿Qué papel jugó entonces la burguesía? ¿Qué parte o sectores de la burguesía contribuyeron, en su opinión, al desarrollo revolucionario? 4. ¿Cuál es tu opinión en relación al papel desempeñado por la burguesía en la revolución francesa? 5. El mito del radicalismo revolucionario. Si algo ha caracterizado y mitificado a la revolución francesa ha sido su exceso de radicalismo y violencia. No sólo se decapitó a la familia real, sino que por la guillotina pasaron cabezas de aristócratas, clérigos y aun personajes pertenecientes a la burguesía y al propio pueblo, acusados de ser traidores a la revolución y peligrosos contrarrevolucionarios. Este viraje violento y radical, que extremó los iniciales objetivos revolucionarios, marcó las distintas fases de la revolución, alcanzando rumbos inimaginables que sorprendieron, asombraron y preocuparon al resto de naciones, temerosas de semejante transformación de lo existente, que ponía en peligro los pilares sobre los que se asentaba el poder de las monarquías y el orden de sus sociedades. La cuestión que se ha planteado desde entonces es si semejante fase radical resultó realmente necesaria o si la época del Terror podría haber sido prescindible. No sólo se han cuestionado las justificaciones dadas para el uso de esa violencia desmedida, centradas en la importancia de la reacción y la contrarrevolución -que ponían en peligro a la propia revolución-, la guerra contra las potencias extranjeras, el desarrollo de un nuevo aparato estatal que precisaba asentar su posición y la creación de una nueva cultura alternativa que diera soporte a la realidad revolucionaria, desprendida de los principios tradicionales (catolicismo, monarquía el resto de los fundamentos ideológicos que sustentaban el Antiguo Régimen), sino que se han valorado muy negativamente sus consecuencias. Y es que a la hora de considerar los efectos de la revolución en el desarrollo económico y en la estabilidad de la Francia post-revolucionaria, se ponen en duda los efectos beneficiosos de esa fase radical y violenta, a la que se acusa, en cuanto a sus consecuencias democratizadoras e igualitarias, que condujeron a un mayor reparto de la propiedad y a un grado de participación económica y política mayor de lo que el mundo liberal parecía admitir, de haber provocado el retraso económico francés, comparado con el crecimiento de Inglaterra o de los Estados Unidos, y su inestabilidad política posterior, que le conducirá a nuevos ensayos políticos y a la rápida sucesión de regímenes políticos y constituciones. En consecuencia, se han destacado las fases posteriores a 1792, desde el intento de huida de Luis XVI, como etapas en las que la revolución definió una tendencia negativa, una vuelta hacia atrás de los avances conseguidos en la fase inicial de la revolución, cuando se habían asentado los cimientos necesarios para el desarrollo del nuevo régimen liberal y parlamentarios y no se había derrapado hacia los desaciertos posteriores protagonizados por la Convención. 1. En el año III, la reacción calificó a todos los terroristas en bloque como bebedores de sangre. Aunque sea preciso evitar cuidadosamente cualquier generalización y tomar al pie de la letra los informes de la policía y las denuncias, no puede, sin embargo, silenciarse que la violencia en ocasiones se traduce en derramamiento de sangre. Bunou, de la sección de los Champs-Elysée, en el año II habría reclamado una guillotina para la sección, “y que si no había verdugo, él mismo prestaría ese servicio”. Frases similares se atribuyen a Lesur, de la sección de Luxembourg: “Que la guillotina no iba bastante rápida, que habría que hacer más sangrías en las prisiones, y, que si el verdugo estaba cansado, él mismo subiría al andamiaje con un pan de cuatro, aunque tuviera que comerlo empapado en sangre. Otro individuo, al salir de la asamblea general de la sección de la République, declara: “La guillotina tiene hambre, hace mucho tiempo que ayuna. (Albert Soboul, Los Sans-Culottes...) 2. En su opinión -la de Tocqueville-, la Revolución Francesa propiamente dicha, la que empieza en 1789 tiene dos partes, de duración muy desigual y de diferente naturaleza. La primera está circunscrita a 1789 e incluso concluye a más tardar con las jornadas de octubre: es la revolución de la libertad, llevada a cabo por la nación en contra del despotismo. Culmina con la reunión de los Estados Generales, el nacimiento de un espíritu público nacional y la Declaración de los Derechos del Hombre. A Tocqueville le gusta y la describe como un espectáculo de una belleza incomparable. En cuanto a la segunda, es todo lo contrario, ya que es la revolución del odio entre las clases y de la igualdad, que se ejercen en detrimento de la libertad. Cubre un período incomparablemente más largo, del otoño de 89 (¿o mediados del verano?) al otoño de 1799. El golpe de Estado del 18 Brumario ofrece su lúgubre iluminación al conjunto, que también comprende la dictadura del año II (François Furet: “Tocqueville y la revolución francesa”). 3. La Revolución Francesa (...), ¡qué formidable, qué sangrienta historia...! Lejos empero de consternarnos, tranquilícennos estos dolorosos recuerdos. Si de hoy más hemos de poner cima a la parte intelectual de la obra, es porque los hombres de la Revolución se encargaron de la parte funesta (...). De esa suerte sus violencias nos legaron el sosiego y la tranquilidad. Agotaron el espanto, agotaron la pena de muerte; y el Terror, por su mismo exceso, se hizo imposible para siempre. (Louis Blanc, Historia de la Revolución francesa). 4. En 1789 no hubo tres revoluciones, sino una sola, burguesa y liberal, con apoyo popular, particularmente campesino. No hubo desviación ni deslizamiento de la revolución de 1792 a 1794, sino la voluntad de la burguesía revolucionaria de mantener la cohesión del Tercer estado gracias a la alianza con las masas populares, sin cuyo sostén las adquisiciones de 1789 hubieran sido comprometidas para siempre. El año II no fue un ‘tiempo de desamparo’, sino un momento de radicalización necesaria para asegurar la victoria sobre la contrarrevolución y la coalición, y por consiguiente la victoria de la revolución burguesa. (Soboul, La Revolución Francesa. Principios Ideológicos y Protagonistas Colectivos) 1. Por el texto 1 comprobarás que la violencia y el terror tuvieron una intensidad y extensión considerable, que llevó al triunfo de los postulados de los jacobinos más extremados, a los Sans-culottes y al conjunto de las masas urbanas de las principales ciudades francesas. ¿Cuáles crees que fueron los móviles, las causas, que llevaron, con Robespierre a la cabeza, al uso de esta violencia? ¿Cuál era el sentido, el objeto, de ese “terror”? ¿Cuál era su función? 2. En el texto 2, ¿Cuáles son las fases que tanto Tocqueville, como el propio Furet, establecen en el desarrollo revolucionario? ¿Compartes esas mismas fechas que limitan ese período? ¿Por qué consideran negativo ese segundo período y positivo el primero? 3. Para Louis Blanc, en el tercer texto, se justifica esa fase sangrienta y radical. ¿Qué logros y alcances se consiguieron con esa etapa de violencia? 4. 6. El mito de la miseria. Si la paciencia merece el cielo, este pueblo en los últimos siglos ha superado verdaderamente todos los méritos de los santos. Pero ¿cómo explicarlo? Las huellas están muy dispersas. La miseria es un hecho tan generalizado, la resignación para soportarla es una virtud tan común entre nosotros, que los historiadores raramente la hacen notar. La historia de esta miseria es difícil de trazar puesto que estas épocas, como en todas partes, no están marcadas por las revueltas. No ha habido ninguna revuelta, sólo una Revolución. (Michelet, Historia de la Revolución Francesa) La tensión de, 1789 comienza por un accidente natural bien conocido: las malas cosechas de cereales En el origen de las dificultades económicas se encuentra un fenómeno natural espontáneo, que escapa a la voluntad del hombre, y no la “infernal trama de la codicia” de que habla Luis Blanc al describir el alza de los precios de los granos. El alza violenta del coste de la vida popular en17881789 la provoca la subida los granos, cuya fuerza explosiva puede comprenderse si se recuerda que, en el presupuesto popular medio, en el presupuesto del obrero y del peón los gastos en pan representaban entonces, un año con otro, alrededor del 50 por 100 de los gastos totales. Las malas cosechas de 1788 y de 1789 provocaron pues un alza considerable del precio de las subsistencias. En estos años se produce pues, algo así como una catástrofe natural. Un pueblo que vive esencialmente, de ciertos productos se encuentra con que los precios, de esos productos suben enormemente como consecuencia de una catástrofe natural y se hacen inasequibles para la masa de los consumidores. (Ernest Labrousse: Fluctuaciones económicas e historia social. Tres fechas en la historia d ela Francia moderna: 1848, 1830, 1789).