SÓLO PARA PARTICIPANTES DOCUMENTO DE REFERENCIA DDR/3 29 de agosto de 2002 ORIGINAL: ESPAÑOL CEPAL Comisión Económica para América Latina y el Caribe Trigésima cuarta reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe Santiago de Chile, 5 y 6 de septiembre de 2002 PROYECTO CEPAL/DAW “FORTALECIMIENTO DE LAS CAPACIDADES DE LAS OFICINAS NACIONALES DE LA MUJER EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE PARA LA GOBERNABILIDAD” DESCENTRALIZACIÓN Y DESARROLLO LOCAL EN AMÉRICA LATINA: NUEVAS ALTERNATIVAS PARA LA EQUIDAD DE GÉNERO? Documento de trabajo El presente documento fue elaborado en el marco del Proyecto CEPAL/DAW “Gobernabilidad Democrática e Igualdad de Género en América Latina y el Caribe”, por Patricia Cortés, experta del Proyecto. La autora desea agradecer los enriquecedores comentarios y aportes de Sonia Montaño y de Diane Almeras. Las opiniones expresadas en este documento, el cual no ha sido sometido a revisión editorial, son de la exclusiva responsabilidad de la autora y pueden no coincidir con las de la Organización. 02-8-616 ÍNDICE I. INTRODUCCIÓN.................................................................................................................................. 3 II. LA DIMENSIÓN POLÍTICA DEL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN: NUEVAS POSIBILIDADES PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO ..................................................................... 5 1. La descentralización: ¿una oportunidad para la construcción de ciudadanía? .................................... 7 1.1. Algunos argumentos a favor ................................................................................................... 7 1.2. Las mujeres y el poder local.................................................................................................. 10 2. Principales limitaciones en el ejercicio de la ciudadanía plena......................................................... 14 3. Desafíos pendientes .......................................................................................................................... 17 III. LA DIMENSIÓN ADMINISTRATIVA DEL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN: UN ANÁLISIS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO....................................................................... 19 1. La descentralización administrativa en el municipio: una tarea inconclusa...................................... 19 2. La perspectiva de género: Una oportunidad para profundizar la descentralización administrativa en el municipio............................................................................................................................................ 26 IV. LA DIMENSIÓN FISCAL DEL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN.............................. 29 1. El financiamiento local...................................................................................................................... 29 2. Planificación presupuestaria municipal y la equidad de género........................................................ 31 V. DESCENTRALIZACIÓN, DESARROLLO TERRITORIAL Y DE GÉNERO.......................... 35 1. El desarrollo local como nueva competencia municipal ................................................................... 35 2. Algunas limitaciones ......................................................................................................................... 41 3. Descentralización y desarrollo local: Una propuesta desde la perspectiva de género....................... 43 BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................................................... 49 ANEXOS.................................................................................................................................................... 54 Anexo 1: Avances en el proceso descentralización política, administrativa y fiscal en algunos países de América Latina ....................................................................................................................................... 54 Anexo 2: Nuevos espacios de participación en la estructura política de algunos países de América Latina...................................................................................................................................................... 65 Anexo 3: América Latina y el Caribe: Avances en la participación de las mujeres como representantes del gobierno local durante la última década ........................................................................................... 67 2 I. INTRODUCCIÓN La mayoría de los países de América Latina y el Caribe ha experimentado sendos procesos de descentralización durante las últimas dos décadas. Éstos han respondido, primero, a las intensas reformas económicas que siguieron a la crisis de la deuda y, segundo, a la reconstrucción democrática que ha tenido lugar en muchas de las naciones del continente luego de un período de frecuentes quiebres institucionales. En efecto, desde los años noventa, en la región la descentralización se viene revalorizando como uno de los elementos integradores del proceso de democratización, al permitir acercar la sociedad civil al poder de decisión respecto de aquellos asuntos comunes que la afectan. Igualmente, la descentralización se concibe como un proceso fundamental para promover el desarrollo económico y social local, así como para fomentar la iniciativa, la creatividad y las capacidades existentes en los niveles territoriales de gobierno. Lo que pretenden las naciones de la región es la construcción de democracias estables con mayor capacidad de resolución de conflictos y de promoción de una más eficiente y equitativa asignación de los recursos públicos. De este modo, los procesos de descentralización significan nuevas puertas para la participación y el empoderamiento de la sociedad civil. Se abren así nuevos desafíos para los distintos grupos históricamente discriminados o subrepresentados, en orden a esforzarse por ocupar los nacientes espacios y asumir con responsabilidad las nuevas herramientas de cambio. Las mujeres, como agentes de transformación, y la perspectiva de género, como instrumento de análisis, encuentran en este contexto una oportunidad muy valiosa para avanzar hacia una mayor equidad de género y un desarrollo social más integral. Las condiciones de relativo auge económico y cierta tranquilidad política de la década de los noventa permitieron un avance no menor de los procesos de descentralización en una gran parte de los países de la región. Sin embargo, América Latina enfrenta hoy un panorama incierto que amenaza el buen desarrollo y éxito de estas experiencias, en particular por su bajo impacto con respecto a consolidar procesos de desarrollo territorial que permitan atender las brechas sociales y de género. Urge, por tanto, redoblar esfuerzos para fortalecer los logros ya alcanzados y corregir las debilidades con el fin de evitar que la descentralización se transforme en el talón de Aquiles del sistema económico, derivando en desequilibrios financieros locales, inestabilidad política y desintegración social. La tarea no es menor. El proceso de descentralización en América Latina está incompleto. Más allá de las singularidades propias de cada país, el panorama de la región muestra a algunos casos más avanzados que otros. Incluso al interior de un mismo país es posible encontrar desbalances entre los distintos componentes del proceso e impactos negativos que han profundizado sus brechas sociales y de género. De este modo, en la mayoría de los países de la región aún restan numerosos desafíos por atender tanto en relación con el diseño del sistema como con su implementación, teniendo especial cuidado en atender de manera adecuada la inmensa heterogeneidad geográfica, económica, social y cultural de que están compuestas las realidades locales. Asimismo, existen aspectos que corregir en esquemas institucionales incipientes, todavía en transición. 3 Por otro lado, el “modelo descentralizado” está lejos de trabajar con un «piloto automático»; es necesario dotarlo de los insumos adecuados para lograr un funcionamiento satisfactorio, que responda a las expectativas que se tiene de él. En tal perspectiva, es crucial preguntarse hasta qué punto la descentralización está sirviendo al mayor desarrollo de cada una de las unidades territoriales de los países, si a partir de ella se están construyendo garantías democráticas para que de sus avances se beneficien igualitariamente los hombres y mujeres de la región y se atiendan las brechas sociales y de género que persisten a pesar de las diversas fórmulas que se han probado. Aquí, cabe revisar los objetivos que cada gobierno se ha impuesto al asumir el desafío de profundizar la descentralización, los instrumentos con que se dota a cada nivel subnacional de gobierno para afrontar adecuadamente y en un marco de equidad y autonomía sus nuevas y crecientes competencias y otorgar un especial énfasis en la calidad de las políticas públicas en términos de los impactos sociales que de ellas se derivan. El presente documento parte por entender la descentralización como un proceso integral donde interactúan las esferas política, administrativa y fiscal en la búsqueda de consolidar a los gobiernos subnacionales como entidades fuertes capaces de asumir los desafíos de la globalización y del desarrollo de sus territorios. Dado que se reconoce que se trata de un proceso integral y que se está evaluando a la luz de los avances y desafíos que éste presenta en la realidad de América Latina, se incluye el anexo 1 donde se presenta, para siete países de la región, un panorama general del proceso desde la perspectiva política, administrativa y fiscal, identificando su estrategia, sus objetivos de política, sus instrumentos, principales obstáculos o limitaciones y sus desafíos pendientes. Concordante con lo anterior, el presente documento describe las principales facetas del proceso de descentralización en América Latina, distinguiendo las dimensiones políticas, donde se incluyen las diversas instancias de participación de la ciudadanía que se han venido abriendo en el marco del proceso de descentralización, colocando un énfasis particular respecto a evaluar hasta que punto la descentralización ha contribuido a fortalecer a las mujeres y otros grupos sociales como nuevos actores políticos locales. Se examina la dimensión administrativa del proceso que hace referencia a las diferentes competencias de los agentes nacionales, territoriales y locales, indagando sobre cómo incorporar la perspectiva de género en la planificación del desarrollo local. Igualmente se analiza la dimensión fiscal que abarca los distintos arreglos presupuestarios que dan espacio para la definición de los gastos y sus respectivos financiamientos, colocando un énfasis especial en definir los criterios para que los presupuestos transparenten y viabilicen efectivamente la voluntad política de equidad de género. En cada caso, junto con examinar el grado de avance del proceso en la región, se discuten algunos de los principios teóricos que deben guiar las políticas pertinentes, los posibles problemas y alternativas para solucionarlos. En la última parte del documento se profundiza en los potenciales beneficios de un proceso de descentralización desde la perspectiva del desarrollo territorial, dando énfasis tanto a la dimensión económica como a su impacto respecto a atender las brechas sociales y de género. La idea central es identificar algunos principios de política pública básicos que permitan a las distintas unidades subnacionales de gobierno gozar de las herramientas disponibles en un contexto descentralizado, para alcanzar un desarrollo integral de su territorio. 4 II. LA DIMENSIÓN POLÍTICA DEL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN: NUEVAS POSIBILIDADES PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO En América Latina se viene asumiendo que la descentralización no sólo está ligada al proceso de modernización del Estado, sino también al ejercicio de la democracia plena y a la preservación de la cultura e identidad nacional. En efecto, en América Latina el proceso ha estado acompañado de un afianzamiento de la democracia expresado en que en la gran mayoría de los países de la región se ha instituido la elección directa de autoridades locales y sus respectivos concejos municipales (véase gráfico 1). En el nivel intermedio de gobierno (provincias, estados, departamentos o regiones) se ha avanzado igualmente en la elección directa de sus mandatarios en los países federales, y también en Colombia y Paraguay. No obstante, en la mayoría de los países unitarios, las autoridades del nivel intermedio siguen siendo designadas por el Presidente de la República, lo que refleja el menor grado de autonomía que tiene este nivel territorial con respecto al poder central (ejemplos claros son los casos de Bolivia y Chile). Número de países de América Latina y el Caribe Gráfico 1 ELECCIÓN DIRECTA DE ALCALDES EN LOS PAÍSES DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE 20 15 10 5 0 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 97 Años Fuente: Banco Interamericano de Desarrollo (1997), Estabilidad fiscal con democracia y descentralización, en América Latina tras una década de reformas: progreso económico y social. Informe 1997, Washington. 5 Con la posibilidad de la elección directa de las autoridades de los niveles subnacionales de gobierno,1 vienen emergiendo nuevas fuerzas sociales como alternativa frente a los partidos tradicionales, y que son la expresión de nuevos grupos sociales que se «empoderan» como actores políticos y que, sin lugar a dudas, vienen contribuyendo de manera decidida a democratizar las relaciones de poder al interior de los municipios y niveles intermedios de gobierno.2 Así, en la medida en que la descentralización replantea una nueva articulación entre el Estado y la sociedad civil, se evidencia que los viejos canales de representación y mediación ya no son suficientes, así como también asume la crisis de la estructura estatal, lo que supone una búsqueda de nuevas bases de legitimación y consensos (Bruera y González, 1999). No obstante estos importantes avances respecto a la democratización de los gobiernos subnacionales, todavía existen limitaciones que no se han podido superar adecuadamente en todos los países. Así, por ejemplo, el número de habitantes que participa en los procesos electorales es restringido y las relaciones de clientelismo entre las autoridades electas y algunos ciudadanos y ciudadanas que se benefician de sus dádivas y favores políticos es una práctica permanente en varias de nuestras democracias.3 Atender a estos limitantes demanda un mayor grado de involucramiento de las poblaciones respecto al buen desempeño de sus autoridades, lo que redunda en la revalorización de la ciudadanía como actor de las decisiones públicas subnacionales. En esta perspectiva, la descentralización no se restringe solamente a garantizar la elección directa de las autoridades locales, sino que propicia la creación de instancias participativas obligadas en el proceso de toma de decisiones locales y la creación y operación de cuerpos de consulta y resolutivos con sus atribuciones legales definidas claramente. El avance que presentan los países de la región en este sentido es muy significativo, dado que se han desarrollado mecanismos que promueven una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos a través de cabildos, referéndum o consultas y la misma posibilidad de revocatoria del mandato y la participación de los usuarios y usuarias en juntas de servicios. Se destacan además algunas localidades donde la participación en el proceso de promoción de inversiones y de presupuesto constituye una nueva forma de hacer política y donde existen diversas formas de asociativismo municipal.4 A continuación se presenta un análisis sobre la posible relación entre descentralización y ciudadanía, en la cual se hace énfasis en identificar los espacios y nuevas oportunidades que la descentralización le ha abierto a la participación a las mujeres en cuanto nuevo actor político. 1 Con niveles subnacionales de gobierno se hace referencia al nivel local (comuna, municipio o prefeitura) y al nivel intermedio que en los diferentes países toma la forma de estados, provincias, departamentos o regiones. 2 Este es el caso, por ejemplo, de las poblaciones indígenas que tradicionalmente estuvieron bajo la autoridad política de miembros ajenos de su comunidad, mientras que con la reforma municipal, además de las adecuaciones y modernización a las leyes electorales, se ha abierto el espacio para que ellas elijan y legitimen a sus propias autoridades. 3 De hecho, éste es uno de los argumentos por los cuales hay quienes plantean que con la descentralización se profundizó la corrupción en la medida en que ya no son responsables de la «torta» solamente las autoridades nacionales, sino que una parte importante de ella es decidida a nivel subnacional en ambientes que no son del todo claros o transparentes. 4 Así por ejemplo, en el caso de Ecuador, la Ley de Descentralización estipula la elección directa de los vocales de las juntas parroquiales y la institucionalización de las Asambleas barriales y parroquiales como órganos resolutivos, así como la posibilidad de convocar a consultas populares sobre asuntos de interés parroquial, cantonal o provincial. Adicionalmente, a los pueblos negros e indígenas la Ley los faculta para diseñar políticas y programas de desarrollo, promover la inversión pública en sus comunidades y ejecutar y administrar proyectos promovidos por sus comunidades a través de sus organizaciones tradicionales. 6 1. La descentralización: ¿una oportunidad para la construcción de ciudadanía? Con la descentralización, la participación ciudadana se plantea como la estrategia para garantizar la más alta correspondencia entre la oferta de bienes y servicios públicos y las demandas sociales, y una mayor capacidad de respuesta y de transparencia de parte de los gestores públicos en el propósito de atender de manera efectiva un objetivo mayor de política consistente en generar condiciones de desarrollo más equitativas y sostenibles que permitan profundizar la gobernabilidad democrática. Los supuestos que soportan la anterior afirmación son, por una parte, la legitimación de las autoridades locales a través de su elección por sufragio universal. Por otra, la habilitación ciudadana para la toma de decisiones locales y la apertura de espacios institucionales para la participación de la población en el fortalecimiento de la gestión local. En la presente sección se profundiza en este segundo supuesto a fin de evaluar hasta qué punto la descentralización efectivamente se ha convertido en un espacio para el fortalecimiento y ejercicio de la ciudadanía.5 1.1. Algunos argumentos a favor A partir de la pretensión de la descentralización respecto a hacer más eficiente el gasto público acercando la toma de decisiones a las necesidades reales de la población, se establece una relación recíproca entre las autoridades locales y las poblaciones. En esta relación, los primeros garantizan espacios para escuchar a los segundos y conocer de cerca sus necesidades y sus expectativas frente a la gestión local. Esto, en el entendido que sólo a través de la participación de la comunidad, las autoridades locales dimensionan las necesidades y las características particulares de los diferentes pobladores y grupos sociales de su jurisdicción, con el objetivo de atender a sus condicionantes socioeconómicos y también los culturales, etáreos, de género, étnicos, etc., y sondear las expectativas reales de los distintos sujetos y grupos sociales articulados alrededor de ciertos intereses individuales o colectivos. Así, para las autoridades locales esta relación recíproca que se establece entre ellas y las poblaciones de su jurisdicción les permite acercarse efectivamente a las realidades más sentidas de su comunidad, a la vez que se constituye en un incentivo para el cumplimiento de sus propuestas, para evitar actitudes de corrupción y hacer de la rendición de cuentas su estrategia para asegurar la adherencia de sus votantes. De esta manera, entonces, el objetivo de la descentralización de garantizar la mayor eficiencia y efectividad en el gasto público se hace alcanzable a través de la participación amplia de la ciudadanía en las diferentes instancias de toma de decisiones (anexo 2). Así, el nuevo ejercicio de ciudadanía se convierte en pieza fundamental para el éxito de la descentralización y la gestión pública local. Por su parte, para las poblaciones esta relación recíproca les significa complementar su responsabilidad social como electores de sus autoridades locales, constituyéndose en actores políticos participantes en la identificación de necesidades e intereses tanto individuales como colectivos, en la priorización de programas y satisfactores de sus necesidades, en la toma de decisiones para la gestión local y en el seguimiento y evaluación de la actuación y cumplimiento de los compromisos sociales 5 La ciudadanía es un estatus otorgado a quienes son miembros de la comunidad. Todos los que posean el estatus son iguales con respecto a los derechos y deberes que contenga el estatus. No hay un principio universal que determine cuáles deben ser los derechos y deberes, pero las sociedades donde la ciudadanía es una institución que se está desarrollando, crean una imagen de ciudadanía ideal en función de la cual puede ser medida su realización y hacia la cual pueden orientarse. El impulso hacia delante en el camino delineado, es un impulso hacia una igualdad más completa, un enriquecimiento de lo contenido en el estatus y un incremento en el número a quienes el estatus está otorgado (Marshall, 1965, citado por Barreiro y Riquelme, 1999). 7 adquiridos por parte de sus autoridades. La importancia de este mayor involucramiento de las poblaciones con respecto a la gestión local de su municipio, es reconocida por María Arboleda (1993) quien argumenta que la democracia local sólo se asegura si se garantiza la participación de la comunidad en torno a cuatro intervenciones fundamentales: como fuente de demandas, como capacidad de cooperación, como instancia de control del gobierno local y en tanto suprema destinataria de la acción pública local. De esta manera, este paso entre actor votante y actor decisor y fiscalizador implica la ampliación del concepto de ciudadanía dado que las poblaciones, a la vez que participan en la elección de sus autoridades, abandonan su papel pasivo frente a la gestión local y pasan a ser actores estratégicos de la misma. En suma, con la irrupción de las diversas organizaciones sociales a nivel municipal, entre ellas las de mujeres, el espacio local se potencia como el lugar idóneo para la participación ciudadana y para efectivizar la ciudadanía. En efecto, con la apertura de espacios para la participación ciudadana en el espacio local, a los diferentes grupos sociales se les potencia la posibilidad de ser escuchados e incidir directamente en algunas de las decisiones y programas municipales, esto especialmente cuando los instrumentos para dicha participación son legitimados por Ley y pasan a ser parte de la práctica de la gestión pública local.6 Un ejemplo importante sobre la valoración de las organizaciones sociales a nivel local, se puede observar para el caso de las mujeres en Ecuador, donde la Coordinadora Política de Mujeres intervino directamente en los eventos de discusión de la Ley de Descentralización, puesto que se asumieron los temas de la descentralización y la democratización local como componentes importantes en su agenda política, por considerarlos marcos adecuados para una mejor y mayor participación política de las mujeres. Los principales argumentos que impulsaron fueron la inclusión de las organizaciones sociales de base territorial en los mecanismos de participación y un mayor reconocimiento de la gran diversidad de actores; la posibilidad de las consultas populares a nivel local y de mecanismos de rendición de cuentas y revocatoria del mandato de los funcionarios locales que no cumplieran con sus obligaciones (Vega, 1998). Otro ejemplo importante en este mismo sentido es el caso de la Intendencia de Montevideo, la cual en 1991 creó la Comisión Ejecutiva del área de la Mujer en respuesta a una demanda de las organizaciones de mujeres. Esta experiencia fue pionera en Uruguay y a partir suyo comenzaron a surgir las bases para la promoción de un plan de igualdad entre mujeres y hombres como forma de contribuir al proceso de descentralización. En este plan, se relevan las acciones de formación y capacitación política para concejalas y edilas tendientes a fortalecerlas en el ejercicio de su rol y permitirles desarrollar propuestas propias desde la perspectiva de género (Aguirre, 1998). Por supuesto que paralelamente a la apertura de espacios para la participación surge una lógica de actuación e interrelación de intereses sociales. Cada grupo social o persona en particular que se acerca a la municipalidad para participar en la toma de decisiones de la gestión local, atiende a privilegiar sus propias motivaciones e intereses, los cuales pueden ser en muchos casos convergentes y complementarios al «bien común» pero, en otras, pueden ser contradictorios y fuentes de conflicto. A través de los procesos de negociación, formación de alianzas estratégicas, generación de confianzas entre unos y otros actores, se van generando redes sociales que se potencian a sí mismas como actores políticos frente al municipio pero que a la vez «empoderan» a sus asociados en la defensa y conquista de sus diferentes intereses. 6 Algunos ejemplos de la presencia de mujeres en este ámbito son las comisiones asesoras para la mujer que existen en algunas alcaldías; mecanismos tales como las defensorías de mujeres que algunos gobiernos han creado; y las mujeres funcionarias repartidas en la burocracia municipal con una capacidad de ajustarse y hacer fuerza cuando existe el riesgo de acto discriminatorio o cuando se presenta la oportunidad de tomar una iniciativa pro-ciudadanas en el municipio (Anderson, 1993). 8 De esta manera, el espacio municipal se convierte también en el espacio fundamental para concretar un tejido de redes tanto institucionales como de la sociedad civil. Dentro de este tejido, la alcaldía, el concejo municipal y su cuerpo técnico son el punto de referencia para el resto de los actores que están presentes. Sin embargo, las interrelaciones mutuas entre los otros actores pueden ser tanto o más importantes que la de cada uno con el municipio dado que, con la sinergia que se genera por la acción colectiva, se potencian las organizaciones sociales en términos de efectivizar su capacidad de influencia en la toma de decisiones de parte del gobierno local. Acá vale la pena hacer un paréntesis y llamar la atención sobre el hecho que la mayoría de los actores en el territorio municipal ha institucionalizado su participación en ese escenario con anterioridad a las mujeres y por tanto existe la necesidad de que las organizaciones de éstas se fortalezcan para participar en los intercambios con los diversos grupos sociales y entidades que acuden a la gestión local, para generar alianzas con otros grupos articulados frente a algunos intereses que pueden ser comunes o convergentes, y para dar las batallas que corresponda en el momento de su defensa contra la discriminación (Anderson, 1993). De esta manera, en el surgimiento de los nuevos actores políticos y en la construcción de redes sociales, las mujeres y sus organizaciones tienen que fortalecerse para actuar en igualdad de condiciones frente a otras que tienen mayor trayectoria política, liderazgo y, por tanto, cuentan con un importante aprendizaje respecto a la defensa y negociación de sus propios intereses.7 Volviendo al tema de la relación recíproca que se gesta a partir de la descentralización entre las autoridades locales y las poblaciones, la siguiente inquietud sería con respecto a qué aporte podría significar la perspectiva de género en el propósito de lograr que el municipio efectivamente favorezca el «empoderamiento» de la ciudadanía y para generar estrategias que permitan que las organizaciones sociales —entre ellas las de las mujeres— fortalezcan la gestión pública local. Frente a la tarea que afrontan las autoridades locales de hoy respecto de aprender de la diferencia y atender las particularidades sociales, Vega (1998) argumenta que el enfoque de género es una estrategia metodológica, normativa y operativa que sin duda puede potenciar y enriquecer la actuación municipal. Esto por cuanto, a través de este enfoque se logra que la atención diferenciada de hombres y mujeres se distancie de la práctica tradicional de suplir las necesidades de las segundas en su rol reproductivo o respecto a su condición de pobreza8 y se concentra cada vez más en contribuir a generar mayores condiciones de equidad de género como base fundamental para asegurar la construcción de sociedades más democráticas y equitativas. 7 Así, por ejemplo, en Bolivia, a pesar que la Ley establece que las Organizaciones Territoriales de Base (OTB) tienen como uno de sus deberes promover el acceso equitativo de mujeres y hombres a niveles de representación, esto es, incorporar en la conformación de sus directivas a mujeres en igualdad de oportunidades y funciones que los hombres, este objetivo todavía está lejos de cumplirse, e incluso existen municipios donde la presencia de mujeres en sus respectivas OTB es nula. 8 Un ejemplo de este tipo de intervención es el caso de la ciudad de Cochabamba, Bolivia, el cual ha asumido funciones directamente vinculadas con la atención de mujeres, como son el desayuno escolar o el de alimentos por trabajo, administrados por las casas comunales que son las instancias desconcentradas de la comuna. Otro ejemplo es el de los Comités del Vaso de Leche y los Comedores Populares de Lima, el cual se aproxima un poco más a un enfoque de género dado que desde el municipio se ha incorporado a las mujeres en la gestión del programa por lo cual se ha promovido un acercamiento entre ellas y los gobiernos distritales y el gobierno local metropolitano. Además, estos programas se complementan con otros referidos a la salud, planificación familiar, producción de artesanías y de capacitación con lo que el impacto que se genera es más integral. 9 Desde esta perspectiva, el enfoque de género puede lograr la ampliación real y permanente de las opciones de las mujeres respecto a su acceso igualitario a las oportunidades del desarrollo, a la vez que potencia también a las organizaciones sociales bajo sus condicionantes socioeconómicos, culturales, etáreos, de género étnicos, etc., como actores estratégicos de la política pública local. Por medio de la incorporación de la perspectiva de género en la gestión municipal, se contribuye entonces a romper barreras culturales y redistribuir el poder entre los géneros en un esfuerzo decidido por fortalecer la equidad social y lograr las metas del desarrollo humano. La tarea pendiente es indagar en la realidad latinoamericana para evaluar hasta qué punto la perspectiva de género efectivamente ha permeado en la actuación municipal, identificar sus principales limitantes y desafíos pendientes frente a su tarea de contribuir a generar relaciones de género más igualitarias y democráticas. 1.2. Las mujeres y el poder local Un grupo poblacional beneficiado por la apertura de espacios para la participación política gestada a partir de los procesos de descentralización son las mujeres quienes vienen ganando cierta fuerza como actores políticos especialmente en el ámbito local. Este avance en la participación política de las mujeres comenzó durante el siglo pasado por el hecho que los distintos Estados aprobaron el voto femenino con lo cual también se le reconoció a la mujer su derecho a la ciudadanía (ver cuadro 1). No obstante y dada la tradición centralista de los países de la región, el ejercicio del sufragio universal se restringió principalmente a la elección del Presidente de la República y el cuerpo legislativo del Estado.9 País Cuadro 1 AÑO DE OBTENCIÓN DEL VOTO FEMENINO (por orden cronológico) País Año Año 1929 Ecuador 1932 Uruguay 1932 Brasil 1934 Cuba 1942 República Dominicana 1944 Jamaica 1946 Guatemala 1946 Panamá 1946 Trinidad y Tobago 1947 Argentina 1948 Aruba Fuente: CEPAL (1999), Participación y Santiago, LC/L.1302. País Suriname 1948 San Vicente Chile 1949 Santa Lucía Costa Rica 1949 Bolivia Islas Vírgenes Británicas 1950 Guyana El Salvador 1950 México Haití 1950 Belice Antigua y barbuda 1951 Colombia Barbados 1951 Nicaragua Dominica 1951 Perú Granada 1951 Bahamas Saint Kitts y Nevis 1951 Paraguay liderazgo en América Latina y el Caribe: Indicadores de Año 1951 1952 1953 1953 1954 1954 1955 1955 1955 1961 1961 género, Como se puede observar en el gráfico 2, de acuerdo con el último registro que se tiene disponible, Bahamas, Dominica, Guyana, Nicaragua, Perú y Trinidad y Tobago son los países con mayores porcentajes de elección de mujeres como autoridad local (por encima del 20%). Por su parte, en Belice, Honduras, 9 Valga aclarar que inicialmente algunos países restringieron el derecho al voto sólo a las mujeres poseedoras de cierto patrimonio y casi la totalidad a las que tenían educación. De hecho, las analfabetas debieron esperar, en algunos casos, hasta la década de 1980 para acceder a la ciudadanía. De otra parte, en Bahamas, Bolivia, Chile, Ecuador y Panamá, las mujeres obtuvieron la ciudadanía parcial. En algunos casos, sólo tuvieron derecho al voto en elecciones municipales, y en otros, a pesar de poder sufragar no fueron elegibles para cargos de representación popular. Es decir, debieron adquirir cierta experiencia de ser plenamente ciudadanas. En República Dominicana ensayaron votando en dos oportunidades antes de obtener la ciudadanía respectiva (CEPAL, 1999). 10 Jamaica y Panamá, las mujeres electas para el cargo de alcaldesa alcanzan a ser sólo un poco más del 10%. En el resto de los países la participación de las mujeres en este escaño está por debajo de este último porcentaje10. Respecto a los concejos municipales, la participación de las mujeres también ha presentado un avance, aunque lejano aún del 50% (CEPAL, 1999). En este punto llama la atención que justamente los países donde más ha avanzado el proceso de descentralización, que cuentan con mayor concentración poblacional, mayor número de municipios y con mayores desarrollos de sus economías, es donde la participación de las mujeres en los gobiernos locales es menor a 10%. Este comportamiento podría estar explicado por el hecho que justamente los municipios de estos países se han fortalecido como niveles de gobierno a través de su mayor acceso a nuevas fuentes de recursos y competencias, con lo cual se hacen muy codiciados por los partidos políticos tradicionales dificultando o restringiendo la participación de los nuevos actores políticos y en particular de las mujeres. En este punto es importante resaltar el hecho que a pesar de la corta trayectoria de las mujeres como actores elegibles para cargos públicos, su participación se ha mantenido relativamente estable en la experiencia de los diferentes países, lo que puede indicar cierto aprendizaje y valoración de su actuación en el mundo local en el sentido que su elección depende de la voluntad del electorado y no de los gobiernos nacionales de turno para quienes no siempre la equidad de género es una prioridad. Un interesante asunto pendiente se presenta respecto a verificar si las concejalas o alcaldesas provienen de organizaciones de mujeres, si guardan vínculos con ellas o si, por el contrario, llegaron a estos puestos de poder por adscripciones sociales, económicas, políticas o culturales que no necesariamente se asocian o identifican con el objetivo de lograr la equidad de género (véase anexo 3). 11 Adicionalmente es importante anotar que, desde los años noventa, el Sistema de Cuotas electorales ha sido adoptado por once países Latinoamericanos con el propósito de aumentar la participación de las mujeres en los sitios de poder y decisión en las instancias de legislación nacionales y en los gobiernos locales (CEPAL, 1999). Ahora bien, con la posibilidad de la elección popular de las autoridades locales impulsada con especial énfasis a partir de los años noventa, las mujeres han avanzado en su «empoderamiento»12 como un nuevo actor político bien al interior de los partidos tradicionales, como colectivo de mujeres o como representantes de nuevas fuerzas u organizaciones políticas. 10 En este punto vale la pena destacar que, revisando las cifras, se evidencia que esta participación de las mujeres ha permanecido bastante estable durante la última década quizás en respuesta a que el fortalecimiento de los municipios ha aumentado la competencia por sus cargos de autoridad de parte de los partidos y actores políticos tradicionales, lo que ciertamente dificulta la mayor participación de las mujeres. En este sentido, una tarea pendiente es evaluar el por qué esta participación en el poder local no ha sido tan dinámica como se podría haber previsto originalmente. 11 Para el caso de Chile, Patricia Provoste constata la paradoja de una alta participación de las mujeres en las bases organizativas sociales y partidarias, y en el electorado comunal (52% de los votantes), unida a su escasa presencia en los niveles políticos de decisión (gobierno municipal, partidos, organizaciones que interactúan con el municipio). Por lo tanto, señala la autora, puede hablarse de una ciudadanía limitada de las mujeres que aportan sustancialmente a la vida político-social comunal, pero sin acceder de manera equivalente al poder que en ella se ejerce (Provoste y Valdez, 2000). 12 Vega Ugalde (1999) define el empoderamiento de las mujeres como su constitución como sujetas sociales y políticas, tanto en los ámbitos acotados y restringidos de un proyecto de desarrollo en particular, como en un ámbito nacional e incluso internacional, como un movimiento capaz de interpelar, interlocutar y exigir cambios en las políticas y programas de desarrollo. 11 Gráfico 2 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES EN EL NIVEL LOCAL DE GOBIERNO AMÉRICA LATINA 100% Porcentajes 80% 60% 40% 20% lv 02 ad G ua or, 19 te m 98 al a, H on 19 du 94 ra s, 19 94 N ic ar ag ua ,1 99 6 Pa ra gu ay ,1 99 6 U ru gu a V e n y, 1 ez 99 ue 8 la ,1 99 8 8 20 do ua Sa El Co Ec sta r, ,1 ca Ri m lo Co 99 02 7 20 bi ile Ch Br a, ,1 19 99 97 7 99 il, as ,1 ia liv Bo A rg en tin a, 19 92 0% Países y último registro Mujeres Hombres EL CARIBE Porcentajes 100% 80% 60% 40% 20% 0% h Ba am , as 19 97 Be li , ce 19 98 Cu b 1 a, 99 D 8 om in i , ca 19 98 G uy a , na 19 98 Ja m ai , ca 19 R 98 . ep D om ., Sa 19 98 a nt Lu c , ia in Tr id 19 ad 97 y To , b. 19 95 País y último registro Mujeres Hombres Fuente: Elaboración propia a partir de los datos presentados en el anexo 3. 12 En este sentido, han sido diversas las experiencias de autoorganización de grupos poblacionales en América Latina las que han producido un efecto de valorización del espacio local como un medio apto para el desarrollo de prácticas democráticas. Así por ejemplo, los espacios locales han sido los obligados para la vida pública de las mujeres en las dos últimas décadas, puesto que para enfrentar las diversas crisis económicas, políticas y sociales, las mujeres se han visto abocadas a gestionar el hábitat y la sobrevivencia para ellas y sus familias (Arboleda, 1993). De hecho, Barreiro y Riquelme (1999) reconocen que en el nuevo contexto de participación ciudadana en la gestión local, las mujeres han comenzado a actuar como voceras simbólicas de diversos actores antes excluidos, que están buscando participar activamente en el sistema político local, esto debido a los múltiples roles que ellas desempeñan en sus comunidades y a una trayectoria de liderazgo comunitario. Esta trayectoria de liderazgos se ha abierto, en algunos casos, desde el mundo local donde se han gestado espacios para el empoderamiento de las mujeres como actores sociales y políticas, en particular respecto a su aporte en las políticas sociales, tornándolas protagonistas centrales de interlocución entre la comunidad y los entes estatales nacionales y locales. Un caso interesante al respecto es el del Vaso de Leche en Peru, el cual se trata de una iniciativa que surgió de la misma municipalidad y que constituye un ejemplo de participación política generada desde el gobierno local. Cuando ese programa se impulsó desde la Alcaldía en 1983, se apeló a la comunidad como fiscalizadora del recurso y en la mayoría de los distritos se derivó su ejecución a la Secretaría Social de dicha organización, cargo invariablemente en manos de una mujer. Fueron entonces las mujeres quienes asumieron la responsabilidad de un programa que inicialmente no habría apelado en forma directa a la población femenina barrial. Así, la iniciativa municipal contribuyó al desarrollo de organizaciones que se convirtieron en instituciones de la sociedad civil (Patrón, 1999). Sin lugar a dudas, al menos en algunos países de la región estos avances han sido favorecidos porque las organizaciones de mujeres conjuntamente con otras organizaciones sociales han ejercido presión para democratizar las estructuras de poder en los niveles locales. Así, por ejemplo, en México el movimiento de mujeres logró que la Ley electoral de la capital federal se reformulara para permitir la constitución territorial de un Consejo ciudadano que cumpliría las funciones de ser elegidos y representar a los ciudadanos y las ciudadanas en las acciones del gobierno de la ciudad. Como resultado, el 30% de los postulantes o candidatos fueron mujeres, lo que denota el interés y los cambios de las mujeres por querer participar plenamente en la vida de la ciudad como ciudadanas (Loria, 1998). Valdría la pena a futuro revisar para qué países la presencia del movimiento de mujeres efectivamente ha contribuido a abrir nuevos espacios de participación en el poder local e identificar su estrategia y sus principales obstáculos y aciertos, todo con el fin de recoger lecciones que contribuyan a potenciar el empoderamiento de la mujer como actor político en otras realidades. No obstante, el hecho que estos logros en la inserción de la mujer en el poder local son todavía bajos, su impacto es ya relevante sobre la cultura política de nuestros países. En efecto, en América Latina la democratización del poder local ha contribuido a avanzar en el «empoderamiento» de las mujeres y otros grupos sociales que tradicionalmente estuvieron al margen del poder, como actores políticos emergentes, lo cual demanda una nueva forma de hacer política en la que se potencia la autonomía de las distintas organizaciones sociales, su participación democrática en las decisiones locales, y el desarrollo de potencialidades individuales y colectivas en la autoconstrucción de un destino social (Vega, 1998).13 13 En el caso de Bolivia, por ejemplo, si bien ha dado pasos significativos en la reforma del sistema electoral y de la justicia, estos avances no se han traducido en un incremento de la presencia femenina en la toma de decisiones, de modo que las instituciones siguen siendo centros de poder masculino incompatibles con las responsabilidades familiares que continúan principalmente en manos de las mujeres. La resistencia a esta igualdad ha llevado a los 13 Esta nueva forma de hacer política, ha posibilitado a los actores sociales emergentes —entre ellos a las mujeres—su reconocimiento como actores políticos de parte de los grupos que tradicionalmente han ostentado el poder, pero también de las demás organizaciones de la sociedad civil y de la ciudadanía en general que ven en estas nuevas fuerzas una alternativa para construir un espacio local más democrático y equitativo. Esto, sin lugar a dudas, le ha significado a las mujeres una oportunidad para generar nuevas alianzas, negociaciones y acceso a los mecanismos de ejercicio del poder local. En suma, con la descentralización se ha avanzado en sentar las bases para la legitimación política de las autoridades subnacionales a través de su elección periódica por sufragio universal y para que nuevos actores sociales se conviertan en actores políticos estratégicos. Pero la descentralización como proceso también se ha beneficiado de las organizaciones de mujeres y demás organizaciones sociales que se han «empoderado» como actores políticos en la medida en que históricamente éstas han actuado como mecanismos de presión para que la democracia avance en su meta de convertirse efectivamente en el principio fundamental de la sociedad. Por supuesto, estos procesos están en marcha, por lo tanto los resultados futuros dependen de la prioridad y el cuidado que en la agenda pública se les asigne y también de la fuerza y la perseverancia de parte de las organizaciones sociales en cuanto a su papel fiscalizador de la acción pública. 2. Principales limitaciones en el ejercicio de la ciudadanía plena Con los avances en los procesos de descentralización vigentes en los países de América Latina, existen crecientes espacios institucionales de participación ciudadana que toman formas que van desde la información, consulta, incorporación en la toma de decisiones, hasta la asociación o negociación. Claramente, estos espacios tienen que ver con el propósito de modernización del Estado, que hace de la descentralización una condición intrínseca. Así, en el contexto actual, la participación ciudadana tiene una dimensión política en las urnas electorales y una dimensión más vinculada a la gestión pública asociada a comprometer las poblaciones con sus propios procesos de desarrollo. Sin dejar de reconocer la relevancia que estos espacios tienen para el logro de los objetivos de una gestión pública local más eficiente y eficaz, y a pesar de los esfuerzos y avances consolidados, todavía persisten importantes limitantes para que la participación ciudadana logre posicionarse efectivamente en los países de América Latina como la piedra edificante de sociedades que legitimen la ciudadanía con el pleno ejercicio de sus derechos y deberes. Uno de los limitantes para este objetivo tiene que ver con que la participación se convoca mayoritariamente no en torno a la discusión sobre el proyecto de sociedad o para la conformación de pactos sociales, sino para que las organizaciones hagan parte de la gestión de las políticas públicas y en particular aquellas relativas a la provisión de bienes y servicios públicos básicos. El efecto de este tipo de intervención es que los funcionarios públicos perciben a las organizaciones sociales no como actores políticos sino como sujetos articulados en torno a recibir un beneficio específico, es decir, como usuarios o usuarias de un determinado programa. Sin duda, este es uno de los limitantes que afecta directamente a las organizaciones de mujeres, las cuales en muchos casos son sólo valoradas en su rol de beneficiarias de programas de atención familiar y no como interlocutoras válidas para la gestión y toma de decisiones locales. partidos políticos a violar la Ley de Cuotas vigente en el país y a seguir aplicando criterios de sobreexigencia a la capacidad profesional y al rendimiento laboral de las mujeres (Montaño, 2002). 14 En este sentido, Patrón (1999) llama la atención sobre el hecho que las organizaciones sociales lideradas por mujeres constituyen esferas de interacción femenina que pueden considerarse femeninamente privatizadas, en el sentido que se trata de mujeres que buscan satisfacer necesidades y demandas que surgen de sus roles tradicionales, usando habilidades y destrezas producto de su socialización como mujeres. Al hacerlo han dado un contenido más público a sus roles, logrando hacer de sus actividades fragmentadas e individuales el sustento de sus esfuerzos colectivos. No obstante, todavía resulta muy difícil que esta participación de las mujeres como colectivo social constituya esferas públicas en sentido tradicional, en la perspectiva de entidades de mediación entre la sociedad civil y la sociedad política o directamente el Estado. Difícilmente se puede afirmar que estas organizaciones conformen espacios donde se forma una opinión pública que influye en las instancias estatales o en la agenda política nacional. De otra parte, la participación en muchos casos no es el resultado natural de la cultura y tradición política sino que es una práctica inducida bien desde los mismos gobiernos locales o desde el nivel central a fin de que, conjuntamente entre Estado y sociedad civil, se hagan cargo de algunos problemas específicos de las comunidades, o para viabilizar los objetivos de política que se dictan desde el centro. Incluso, en muchos de los programas centrales se tiene como requisito la participación de las comunidades para el acceso a ciertos beneficios que son pensados, diseñados y priorizados desde el centro sin que necesariamente éstos reflejen las prioridades y necesidades locales. Es tan así que buena parte de los programas sociales que son centralmente definidos involucran al nivel local de gobierno tan sólo para su administración pero restringiendo al máximo su posibilidad de innovación o adecuación a la realidad local. Estos programas se identifican claramente con la reducción de las brechas sociales con respecto al acceso a los beneficios del desarrollo y su carácter es plenamente sectorial, en muchos casos asistencialista. Aunque algunos de ellos son destinados a las mujeres, su formulación no se fundamenta en el objetivo mayor de la equidad de género sino más bien constituyen un esfuerzo dirigido a este grupo poblacional específico en respuesta a su situación de postergación: programas de lucha contra la pobreza, programas destinados al fomento de la micro y pequeña empresa, o programas de asistencia a grupos poblacionales objetivo tales como las mujeres jefas de hogar, los ancianos, la niñez, la juventud, grupos étnicos, entre otros. Todos estos programas son estructurados desde el centro de una manera homogénea para que se adecuen a presión a realidades locales que son muy heterogéneas y diversas. Como resultado se obtienen intervenciones que más que impactos positivos en la calidad de vida de sus beneficiarios y beneficiarias, les genera frustración en el sentido que a pesar de los esfuerzos que estas poblaciones realizan para acceder a un beneficio específico, el efecto del mismo es sólo de tipo paliativo no logrando generar las condiciones para superar la situación específica que se está atendiendo.14 Al respecto, Restrepo (2001) señala el riesgo que los programas sociales descentralizados, al incorporar la exigencia de la presencia y participación de las comunidades, busquen solamente abaratar los costos de las políticas públicas mediante el trabajo comunitario sin remuneración o mal remunerado, forzar la competencia entre comunidades pobres, las unas contra las otras por subsidios; incentivar la conversión de las organizaciones populares en empresas contratistas del Estado; transformar los pliegos de peticiones de los sectores populares en proyectos susceptibles de competir por recursos estatales y de la cooperación internacional; y, en últimas, responsabilizar a los sectores populares de su suerte. 14 Esto es el caso, por ejemplo, de muchos de los programas de capacitación para mujeres que son estructurados en el marco de las políticas nacionales de capacitación y empleo pero totalmente desconectados de la dinámica del mercado laboral local. El resultado es que, después del curso, las mujeres capacitadas vuelven a sus casas con su título pero con la frustración de no tener acceso al trabajo por el que se esforzaron. 15 Otro limitante para el acercamiento entre el municipio y las organizaciones sociales es que no siempre a estas últimas se les reconoce el derecho a la autonomía, y en algunos casos incluso sus iniciativas son inhibidas por las autoridades locales por cuanto no se les valora como sujetos de derecho sino como beneficiarios o beneficiarias de programas específicos.15 Esto se traduce en que las organizaciones sociales tampoco hacen mayor esfuerzo por acercarse al gobierno local, al cual más bien lo deslegitiman como interlocutor válido para sus demandas. En este sentido, un importante esfuerzo a realizar es promover prácticas educativas que potencien la acción autónoma de las organizaciones sociales y en particular a las de mujeres debido a su posición de desventaja con respecto a otros grupos y organizaciones con mayor trayectoria de participación. Este tipo de limitación se acentúa en el caso de las personas que generalmente han estado subordinadas, alienadas o marginadas de los procesos políticos o de toma de decisiones. Este el caso de muchas mujeres que no tienen tradición de participación por su condición de subordinación frente a los demás miembros de su familia, de su comunidad o del Estado. Entre más marginadas se encuentran, menor es el grado de conocimiento que tienen respecto a sus derechos, mayor aceptación presentan frente a las relaciones jerárquicas a las que se someten tanto en relación con la comunidad como dentro de su propio hogar y menos estímulo tienen para buscar maneras de romper con la inercia de la marginación (Morey y Rainero, 1999). Además, dado que los recursos con que cuentan los municipios son escasos pero la presión por beneficios es alta, especialmente en lo referente a programas sociales, las autoridades terminan privilegiando las coberturas por sobre las calidades con lo cual a la larga todos pierden en el sentido que se atomizan los recursos en programas de poco o nulo impacto. En el caso de la educación, por ejemplo, el impacto puede ser incluso negativo dado que, cuando se desatienden los objetivos de calidad, los y las estudiantes se desmotivan y tienden hacia la deserción escolar, o cuando salen de sus programas se encuentran en condición de desigualdad frente a estudiantes adscritos en los programas educativos privados, con lo cual les es tremendamente difícil acceder en condiciones competitivas a niveles superiores de educación o a trabajos calificados. Otro limitante que se percibe es que la participación es el ámbito exclusivo de las organizaciones “legítimamente” constituidas. Los demás actores sociales pasan a ser meros individuos y su ciudadanía se limita al derecho al voto. Por lo tanto, con la exigencia de la personería jurídica instituida, se le restringe al ciudadano o ciudadana su derecho de participar activamente como sujetos de derecho en la discusión y consolidación de cualquier pacto social. Vale aclarar que este requisito de estar adscrito a una organización para poder acceder a ciertos programas o beneficios sociales afecta especialmente a las mujeres para quienes la organización supone una carga adicional de trabajo o mayores responsabilidades (lo que en muchos ambientes se conoce como la tercera jornada) por lo cual muchas de ellas enfrentan conflictos familiares y de pareja, entre otros (Anderson, 1993). Un ejemplo de este tipo de limitantes es el caso de Bolivia donde la Ley de Participación Popular delimita la jurisdicción territorial del gobierno municipal, ordenándola, al plantear como sujetos de participación a las juntas vecinales en las áreas urbanas, con lo cual se está limitando la participación de otras organizaciones de base, especialmente para las mujeres, cuyo acceso a la dirección de estas 15 Respecto a este punto, Rosario Aguirre (1999) hace la advertencia sobre la poca atención que las organizaciones de mujeres prestan a la acción municipal a pesar de que la mayor parte de las demandas de las mujeres que participan en organizaciones comunales se vinculan a la prestación de servicios sociales comunales. 16 organizaciones sociales es difícil pues éstas se han constituido en espacios de conducción masculina, por la manera de ejercer el liderazgo y su relacionamiento con el municipio (Jiménez, 1999). Esta limitación implica que el nivel local suministra los beneficios de los programas de carácter social a las organizaciones de la sociedad civil de su jurisdicción: cada una con sus demandas específicas, requerimientos singulares y población objetivo particular. Sin lugar a dudas, el impacto que tienen estos programas articulados a través de organizaciones sociales es importante en términos de sus objetivos específicos. No obstante, su margen de acción difícilmente puede trascender su propia cotidianidad hacia una discusión y participación en la construcción del proyecto común de desarrollo, lo cual afecta principalmente a las mujeres a quienes, como se ha expresado, tienen su reconocimiento más como beneficiarias de programas de alivio a su condición de mujer «dueña de casa» que como parte de un proyecto colectivo de construcción de sociedades más democráticas donde cerrar las brechas en la equidad de género sea el objetivo prioritario. Esta situación que afecta a las organizaciones sociales se explica, en cierta medida, por el hecho que éstas no se comunican entre sí puesto que cada una se limita básicamente a su propia jurisdicción territorial y a los objetivos específicos que motivaron su surgimiento. Así, es muy típico que las organizaciones actúen como entes aislados y sin nada en común con aquellas de otras jurisdicciones. El desinterés por no articularse, por no conformar movimientos o redes de presión tiene que ver con que con el nuevo ordenamiento competencial descentralizado, la responsabilidad de los programas sociales está cada vez más en manos de los niveles subnacionales de gobierno y en particular de las municipalidades, por lo tanto, el presionar al nivel central resulta un despropósito. En cierto sentido, con la descentralización pareciera que se privatizan los problemas sociales y éstos pasan a ser objeto de atención sólo de parte de unidades pequeñas de intervención pública que se piensa podrían garantizar la contención de los mismos. 3. Desafíos pendientes Por una parte, se debería promover que los programas sociales con sus respectivos recursos fuesen objeto de políticas de descentralización dado que sus objetivos están estrechamente vinculados con el bienestar de las poblaciones. Así, si se potenciara al nivel local no únicamente como su administrador sino como su gestor y coordinador integral, seguramente sería mayor el impacto que ellos tendrían sobre sus objetivos propiamente dichos a la vez que los gobiernos locales tendrían mayores posibilidades de involucrar a las poblaciones de su jurisdicción en la identificación y priorización de los problemas, y para negociar conjuntamente las soluciones que mejor se adecuen a las realidades locales. No obstante lo anterior, resulta fundamental propiciar espacios para que la descentralización no compartimente las realidades sociales sino más bien para que a partir del reconocimiento que ella hace a la participación ciudadana, ésta no se restrinja a las unidades locales de administración sino que trascienda a los diferentes niveles de gobierno, permitiendo la estructuración de lazos de cohesión social y empoderando a los diferentes actores de la sociedad civil frente al gobierno central y demás actores de la sociedad en general. En este panorama, es importante colocar especial atención a evaluar las políticas que surgen desde el proceso de descentralización o desde los gobiernos locales a fin de garantizar que éstas no signifiquen retrocesos frente a los consensos que las organizaciones de mujeres y demás organizaciones sociales han consolidado a nivel nacional e internacional, por ejemplo, a través de los Planes de Igualdad de Oportunidades o por las Convenciones Internacionales. 17 El reto es definir prácticas que permitan pasar de una concepción vertical de la participación ciudadana a una de carácter horizontal como premisa básica para la integración social y que permita vincular crecientemente a los individuos, los grupos organizados, los actores tradicionales de la gestión pública, el Estado y el mercado en la discusión y definición de pactos sociales. Esto implica garantizarle a cada persona la posibilidad de nuevas y creativas formas de participación tanto individuales como colectivas, donde el fin último sea la construcción participativa de una sociedad éticamente aceptable, ambientalmente sostenible y culturalmente deseable.16 Frente a estos objetivos resulta fundamental evaluar qué grado de descentralización es óptimo y deseable en términos de lograr imprimirle eficiencia al gasto público y eficacia en términos de los objetivos de lograr una sociedad integrada y equitativa socialmente. Esto implica hacerse cargo de que la descentralización no puede ir a costa de los equilibrios en los indicadores macroeconómicos, romper los beneficios de las economías de escala en la producción de ciertos bienes o servicios o ser la sombra que cubre dudosas conductas de parte de los gestores públicos que ahora tienen capacidad de toma de decisiones. Se trata de encaminar todos los esfuerzos posibles para que la descentralización se profundice a un nivel tal que logre efectivamente ser un factor de edificación de ciudadanía. Sin lugar a dudas, definir este nivel óptimo de descentralización constituye una de las tareas pendientes en la agenda de discusión y aprendizaje de los procesos de descentralización vigentes en América Latina. Los diálogos nacionales, las asambleas nacionales constituyentes y las leyes de participación y descentralización son experiencias interesantes que han surgido en los países de la región y que conforman una fuente fundamental de reflexión y aprendizaje para verificar hasta qué punto y porqué razones han cumplido con sus objetivos, cuáles son los principales limitantes u obstáculos que han afrontado, cuál ha sido el eje central de sus buenas prácticas además de identificar líneas de acción para generar verdaderas agendas descentralizadas de integración social y de promoción de la ciudadanía para los países de la región. El desafío mayor es asumir que la democracia y la descentralización no están completas si no se garantiza que en ellas los hombres y las mujeres estén presentes y se beneficien de las mismas en igualdad de condiciones. Esto significa promover la perspectiva de género como derrotero ético de la sociedad. 16 Al respecto, el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas plantea que la institucionalización de la perspectiva de género es el proceso de examinar las implicaciones que tiene para los hombres y las mujeres cualquier acción planificada, incluyendo la legislación, políticas o programas en todas las áreas y en todos los niveles. Asimismo es una herramienta para hacer de los intereses y necesidades de hombres y mujeres una dimensión integrada en el diseño, la implementación, el monitoreo y la evaluación de políticas y programas en todas las esferas políticas, económicas y societales, de tal manera que se beneficien igualmente ambos (hombres y mujeres) y no se perpetúe la desigualdad. El objetivo final es lograr la igualdad de género. 18 III. LA DIMENSIÓN ADMINISTRATIVA DEL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN: UN ANÁLISIS DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO Con el nuevo ordenamiento competencial producto de la descentralización administrativa, los diferentes países de la región afrontan como objetivo fundamental potenciar las condiciones para el desarrollo integral de sus territorios. Consolidar este objetivo supone fortalecer la institucionalidad subnacional dotándola de la normativa y regulación necesaria para su actuación autónoma, a la vez que proveerle de los procedimientos, instrumentos y técnicas flexibles de administración de los diferentes programas públicos con impacto territorial, de tal manera que se garantice que en su actuar la política pública subnacional reconozca las características de los territorios y respete las especificidades de sus comunidades. Para el caso de los municipios, a continuación se presenta una reflexión tendiente a identificar las principales limitantes administrativas que este ente de gobierno afronta como gestor del desarrollo de su territorio y se definen algunos desafíos que desde, la perspectiva de género, debe asumir a fin de consolidarse así mismo como espacio de igualdad de oportunidades para los hombres y mujeres de su jurisdicción. 1. La descentralización administrativa en el municipio: una tarea inconclusa La descentralización administrativa parte del reconocimiento de los altos costos e ineficiencias que acompañan la administración centralizada de buena parte de los servicios e inversiones de desarrollo que tienen lugar en el escenario local, frente a lo cual se sugirió el traspaso de competencias, funciones y atribuciones al nivel municipal como estrategia para aumentar y estimular la eficiencia y eficacia del gasto público. Con la profundización del proceso, se empieza a valorar al municipio también como el gestor primordial del desarrollo de su territorio. En efecto, producto del proceso de descentralización, los municipios vienen ampliando sus competencias tradicionales de prestación de servicios básicos relacionados con la pavimentación y reparación de vías, carreteras, puentes, alumbrado de las calles, transporte masivo, junto con la administración del municipio, para tener responsabilidad directa en la administración de los programas de educación básica, atención primaria en salud, el saneamiento ambiental, las políticas culturales y recreativas, bienestar social y vivienda. Frente a sus poblaciones, el municipio descentralizado es el encargado de garantizar la total cobertura de dichos servicios, bien sea a través de su intervención directa o a través de empresas públicas o privadas. Adicionalmente, a los municipios cada vez se les hace cargo de la administración y asignación de recursos para la ejecución de los diferentes programas de lucha contra la pobreza y de superación de situaciones de marginalidad. Finalmente, un nuevo campo de intervención municipal es el del fomento productivo y el desarrollo económico local, tema que será tratado con mayor profundidad en la última sección del presente documento. El segundo y tercer grupo de competencias (provisión de servicios básicos y programas de lucha contra la pobreza) están muy relacionados con la política social. Al respecto, las entidades nacionales siguen siendo las responsables de establecer programas de mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores más postergados —entre ellos, las mujeres, los jóvenes y las etnias—, impulsado y ejecutado 19 diversas líneas de trabajo para superar los dramáticos indicadores sociales referidos a hacinamiento y segregación urbana, deficiencia en servicios básicos, de infraestructura y transporte, acceso limitado en calidad y variedad a salud y educación, empleos precarios, y falta de protección legal y de oportunidades sociales, recreativas y culturales. No obstante el hecho que estas políticas sean de carácter nacional, las entidades responsables reconocen al municipio como su socio estratégico para el logro de su objetivo o misión social. Así, a partir de la descentralización, el municipio cada vez más es concebido como el gestor principal de todas aquellas actividades relacionadas con el objetivo de superación de la pobreza o de atención a ciudadanos y ciudadanas con necesidades especiales, esto debido a su mayor posibilidad de conocer de cerca las condiciones de vida de sus poblaciones y por disponer de herramientas para potenciar su intervención en términos de lograr un mayor impacto en la reducción de las brechas sociales. La cercanía de las autoridades locales con sus respectivos vecinos y vecinas se garantiza a través de prácticas institucionalizadas de participación ciudadana, en las cuales los segundos se convierten en la fuente por excelencia de información para respaldar la toma de decisiones de inversión e intervención local. Al respecto, Restrepo (2001) reconoce que la mayor intensidad de las prácticas participativas, bien sea por oferta estatal o por demanda social, ocurre respecto de políticas sociales descentralizadas, seguidas por las demandas referidas a los demás asuntos de la administración y vida local, como el ordenamiento territorial, el espacio público, la seguridad ciudadana y el medio ambiente.17 El reconocimiento del municipio como el actor más cercano a la realidad local, le asigna un amplio margen de decisión respecto a definir la distribución que tendrán estos servicios básicos y programas sociales dentro de su jurisdicción, lo cual le atribuye un elemento de poder de negociación y acercamiento con sus poblaciones, con el objetivo de diagnosticar efectivamente las realidades locales y entender las diferencias territoriales y poblacionales inmersas en ellas. Esto significa, a la vez, una revalorización de la participación ciudadana en la gestión publica local y una oportunidad para el reconocimiento de las diferentes organizaciones sociales y de género como interlocutores válidos por parte de las autoridades municipales en la gestión de las políticas públicas territoriales. El acercamiento entre las autoridades locales y las organizaciones de la sociedad civil, se concibe, entonces, como el insumo principal para la generación de información básica de caracterización socio-económica que permita aumentar la eficacia y eficiencia del gasto público, contribuyendo así a corregir problemas de equidad y a la generación de tipologías de proyectos que se ajusten a la realidad local. Otras herramientas con que el municipio cuenta para potenciar su intervención son el traspaso de los recursos necesarios para su gestión, lo cual le significa a este ente territorial un mayor grado de autonomía y de capacidad de decisión sobre el gasto público descentralizado. Además, el municipio ofrece la oportunidad de mejorar la coordinación entre los diferentes actores y ejecutores de sus respectivos programas y proyectos; abre la posibilidad de incorporar a las poblaciones en el proceso de mejoramiento urbano; ofrece la oportunidad para generar alianzas con el sector privado en proyectos de desarrollo; y constituye el espacio donde efectivizar la condición de control que puede ejercer la comunidad sobre las acciones de la administración local. 17 Las políticas productivas, comerciales, tributarias, financieras, las comunicaciones, el manejo de recursos energéticos y medio ambientales estratégicos y el derecho de la propiedad, siguen siendo tareas fundamentalmente del poder central con lo que, en cierta medida y a pesar de los avances logrados, todavía la autonomía municipal es muy restringida. 20 Complementariamente, con el proceso de descentralización, el municipio se ha visto forzado a aprender e incorporar en su gestión, la lógica y los instrumentos que le provee la gerencia pública moderna, dentro de los cuales destacan la planificación estratégica y participativa, el seguimiento de los programas y proyectos definidos con respecto al cumplimiento de metas de coberturas geográficas y poblacionales, de calidades, de eficiencia, eficacia y coherencia, entre otras, buscando lograr el mayor impacto posible de su intervención respecto al desarrollo de su territorio. Por tanto, la capacidad de respuesta de los municipios frente a las demandas de su jurisdicción junto con la legitimidad de su acción sustentada tanto en la elección popular de sus autoridades como en la participación de la sociedad civil en los diferentes ámbitos de la gestión pública local, son el sustento de la revalorización de estos entes de gobierno como protagonistas de la promoción del desarrollo y como aliados estratégicos del gobierno nacional en sus políticas de equidad social. ¿Pero porqué la tarea todavía está inconclusa? Se parte por reconocer que respecto a la incorporación de la perspectiva de género en la cuestión local ha habido adelantos que, aunque modestos, resultan bien importantes por cuanto potencian al municipio como el espacio idóneo para la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y para revalorizar los unos y las otras como sujetos de derechos con lo cual se realza su ciudadanía. El avance también se percibe en las experiencias exitosas que se presentan en algunos municipios de la región respecto a transversalizar la perspectiva de género en el diseño, ejecución, evaluación y seguimiento de las políticas públicas con lo cual se garantiza un mayor impacto social de los objetivos planeados. Al respecto, Montaño (1999) plantea que el enfoque de género aplicado a las políticas públicas, particularmente a las brechas sociales, ha permitido en los últimos años que se haga visible la diversidad de situaciones, necesidades y problemas en la elaboración de políticas y sus efectos diferenciados sobre distintos grupos poblacionales, especialmente de hombres y mujeres. Esta demanda de inclusión de las especificidades ha enfatizado en las diferencias socio—económicas, etáreas, en algunos países (particularmente los del área Andina) ha permitido que se vea la necesidad de tomar en cuenta las diferencias étnicas y culturales, lo cual ha chocado con los supuestos de homogeneidad que subyacen a las políticas públicas y a una noción de universalidad que normalmente se entiende como una homogeneidad de necesidades y demandas El recuadro 1 presenta dos ejemplos relevantes en este sentido. 21 Recuadro 1 Dos experiencias exitosas para la igualdad de hombres y mujeres en la gestión pública de Chile En Santiago, Chile, en 1994, se constituyó la Comisión para la igualdad de oportunidades presidida por el alcalde y coordinada por la Oficina de la Mujer. La finalidad de esta comisión era implementar un Plan Municipal de Igualdad de Oportunidades que se inició por el empleo municipal y los servicios municipales. Su función es la de analizar y proponer medidas para la igualdad de oportunidades, evaluar los avances y generar nuevas iniciativas, en un ambiente de diálogo y con la participación de todos los actores involucrados. Sus objetivos son avanzar hacia una situación y posición nivelada de mujeres y hombres en los distintos aspectos del empleo municipal y promover la igualdad de deberes y derechos entre hombres y mujeres en el empleo y la vida familiar, avanzando en la superación de los distintos obstáculos que el doble rol doméstico y laboral le plantea a las funcionarias. Otra experiencia interesante sobre cómo incentivar la perspectiva de género a nivel de las administraciones públicas se desarrolla en Chile a través del Programa de Mejoramiento de la Gestión (PMG), a cargo de la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda. En este programa se ha considerado la inclusión de la variable "equidad de género" y su objetivo es promover que en cada institución pública se mejoren los servicios a la ciudadanía, las condiciones de trabajo y la valoración de las/os funcionarias/os públicas/os. Como compromiso, todas las instituciones públicas deben elaborar su PMG en las áreas de: recursos humanos, atención a usuarios, planificación y control de gestión, auditoría interna, desconcentración, administración financiera, y equidad de género. La correcta formulación y cumplimiento del PMG permite a la institución respectiva contar con un incentivo de entre el 3 y el 6 por ciento del monto de las remuneraciones de las/os funcionarias/os públicas/os que en ella se desempeñen, fondo que se distribuye entre todas/os ellas/os proporcionalmente a sus salarios. Esta medida por tanto liga la contribución de las instituciones públicas a la igualdad de género con la retribución de todos los actores. De esta experiencia se pueden sacar lecciones importantes a ser impulsadas a nivel municipal. Provoste, y Guerrero (1995), Igualdad de oportunidades en el empleo municipal, Municipalidad de Santiago, Instituto de la Mujer. Moreno Ruiz (2002), Presupuestos trabajando hacia la igualdad entre mujeres y hombres. Contenido-experiencias-lecciones, Santiago, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Documento de Trabajo. No obstante los importantes avances consolidados y las experiencias exitosas de incorporación de la perspectiva de género en la gestión municipal, los ejemplos que se pueden citar son todavía marginales en relación con el universo de municipios de la región. Además si la incorporación de la perspectiva de género se evalúa a la par con otras limitaciones de que persisten en términos de los objetivos generales de la descentralización, se evidencia que todavía existe un largo camino por recorrer. En efecto, el primer elemento de juicio está relacionado con que dentro de los objetivos de la descentralización, la equidad de género no se explicita como un objetivo fundamental, aún cuando la equidad social si es recogida como una meta hacia la cual la sociedad debe avanzar. La limitación quizás no está en el desconocimiento de las brechas de género sino en que se supone que ésta será un resultado natural del desarrollo y que por tanto está implícitamente inmersa dentro de los objetivos que la sociedad se propone. 22 El problema de la neutralidad del lenguaje se expresa no solamente en los objetivos de las estrategias descentralistas, sino también en los supuestos que las fundamentan. Así, si bien es cierto que la descentralización viene siendo objeto de marcos institucionales y legales que apuntan a una distribución más clara de responsabilidades y recursos entre los distintos niveles de gobierno, esta nueva normativa sigue siendo planteada de manera neutra con respecto a los objetivos de equidad de género, lo que se refleja en que no se establecen metas de superación de las brechas de desigualdad entre hombres y mujeres; en los sistemas de información, seguimiento y evaluación de los programas y proyectos descentralizados, la desagregación por sexo no se ha transversalizado hacia todos los componentes de la gestión; los procedimientos de consulta popular no necesariamente se abren teniendo en cuenta que en ellos participan hombres y mujeres con sus propias especificidades e intereses, sino que se invita a la «población» o las «personas» a participar lo que neutraliza sus posturas de género; y los mecanismos de control social establecidas difícilmente reflejan los impactos diferenciados de los programas o proyectos sobre la realidad de las mujeres y hombres que viven en las comunidades. Además, la exigencia que tienen los municipios de conocer de cerca las realidades locales no es garantía de que en el análisis de la misma se tenga en consideración que la población está compuesta por mujeres y hombres y que su acceso histórico a los beneficios del desarrollo ha sido muy desigual. En general, los municipios se avocan a atender las dinámicas frente a las cuales se articulan los bajos niveles de ingreso, estén éstas relacionadas con la pertenencia a pueblos originarios, la ruralidad, los déficit en educación o trabajo productivo, entre muchas otras. Pero para cada una de estas dinámicas la atención diferenciada de mujeres y hombres generalmente no está presente aún cuando ellos sufren grados diferentes de discriminación que afectan especialmente a las mujeres, en particular a aquellas a quienes las aqueja de manera combinada más de una de las condicionantes de pobreza o de rezago que se definan. Por otra parte, al conocer de cerca las realidades no necesariamente se aporta a la construcción de una matriz cultural que se soporte en la igualdad de géneros. De hecho, muchos de los usos y costumbres que históricamente han sido fuente de discriminación contra las mujeres, prevalecen en las prácticas cotidianas. A su vez, la política social y la gestión pública no se plantean un cuestionamiento de los mismos en la búsqueda de sociedades más igualitarias, lo que se expresa en que existen pocos proyectos educativos que, comprendiendo las prácticas cotidianas de una cultura específica, rompan aquellas actitudes donde existen sesgos de género sin que ello signifique una desarticulación o fragmentación de la cultura y la tradición de que se trate. Por tanto, mientras no se haga un cuestionamiento sobre los valores implícitos de los usos y costumbres inmersos en la cultura local, no se avanza tampoco en la revalorización de la mujer como sujeto social y político. Para avanzar en este sentido, Montaño (2000) señala que el respeto irrestricto a los usos y costumbres debe encontrar sus límites en los derechos humanos universales y en este caso específicos en los derechos de las mujeres. Otro limitante tiene que ver con el hecho que aún cuando la descentralización se revaloriza el rol de la sociedad civil en la gestión pública local, la percepción o apreciación que se tiene en los municipios respecto a los diferentes actores sociales no es la misma. De hecho, por lo general las autoridades locales ven a las mujeres más como demandantes de los servicios sociales básicos, bien sea por su importante presencia en la movilización de las comunidades en marchas y protestas por la discriminación que sufren en el reparto de los servicios o por ser ellas las encargadas de los trámites para asegurar la obtención de los mismos. En el ámbito de los programas de asistencia social, las mujeres son valoradas bien como beneficiarias de los mismos o por su papel como prestatarias voluntarias de varios servicios de emergencia (cuidado infantil, cocinas colectivas, desayunos para niños y ancianos, etc.). Esta apreciación se basa en el hecho que, en general, las mujeres cumplen un papel mediador entre los programas y 23 servicios sociales y las familias a las que éstos benefician, en especial en lo referente a los servicios de educación, salud y superación de la pobreza. Por otra parte, la descentralización no necesariamente recoge la heterogeniedad territorial municipal que se presenta no sólo al interior de los países de la región, sino también entre los mismos. De hecho, no es posible hablar de «municipio» como una categoría única y uniforme, sino de diferentes tipos de municipios, con diversos tamaños poblacionales, historias, capacidades y legitimidades que enfrentan a su vez demandas sociales y de género muy específicas y se ven afrontados a problemáticas particulares frente a las cuales las recetas predefinidas no siempre son válidas. Esta heterogeneidad municipal se refleja también en la capacidad de adecuación y de respuesta que los diferentes municipios han mostrando en relación con las nuevas exigencias de la globalización y de la gestión pública moderna y descentralizada, en la cual algunos municipios, especialmente los más grandes y con mejor dotación de recursos financieros, técnicos y humanos, y que se encuentran conectados a los mercados nacionales e internacionales, han mostrado mejores resultados frente a la gestión del desarrollo de su territorio. A su vez, los municipios históricamente más rezagados, de creación reciente y con una dotación deficitaria de recursos, no necesariamente ven a la descentralización como una oportunidad, factor que se ve agravado si se tiene en cuenta la alta concentración de la producción en las principales urbes de los países. En efecto, en términos generales, uno de los principales problemas percibidos lo constituye el elevado centralismo que se materializa en la exacerbada concentración económica, demográfica, industrial, financiera, informativa, cultural y de servicios en las principales ciudades de la región. Las grandes desigualdades y diversidades sociales y de género que existen en los países no son equiparadas por una división territorial adecuada, permaneciendo como un obstáculo para la modernización y desarrollo de los países, y al mismo tiempo como un factor de resistencia para la descentralización. Frente a esta heterogeneidad, con mucha frecuencia se constata que el arreglo institucional es muy homogéneo al interior de los países. Esto se traduce en que las competencias, funciones y atribuciones son las mismas sin importar el tipo de municipio de que se trate por lo cual las ya amplias brechas sociales y de género inmersas en las diferentes realidades tienden a acentuarse. De hecho, la pobreza aumentó dramáticamente en la región durante el período en el cual muchos países traspasaban la autoridad del gasto a los gobiernos locales. Esto porque, en ocasiones, estos gobiernos responden más a sus necesidades, pero si sus acciones no están coordinadas con los programas nacionales, no son sostenibles en términos fiscales y, en muchos sentidos, son inherentemente inequitativos e ineficientes bajo las condiciones de prestación descentralizada de servicios (Campbell, 1994). Por otra parte, el traspaso de mayores responsabilidades a los municipios ha sido un proceso complejo en particular debido a que el proceso en muchos casos ha derivado de una concepción meramente administrativa con una débil dispersión del poder tanto a nivel territorial como en las relaciones de género, y un recargo de mecanismos centralistas que limitan la capacidad de decisión de los municipios. Esto se refleja en el hecho que si bien es cierto en las administraciones municipales se han abierto espacios para la participación de las mujeres, éstos se concentran especialmente en los puestos técnicos medios o en los operativos pero las jefaturas siguen siendo el lugar privilegiado para los hombres. Por lo tanto, se reconocen avances en el ámbito legal y en el traspaso de recursos y atribuciones pero un déficit en la identidad, consolidación, autonomía y capacidad decisoria de parte de estos entes de gobierno y especialmente en términos de abrir espacios en su interior para la igualdad de hombres y mujeres. 24 Un factor adicional que ha contribuido a esta situación de debilidad en los municipios es la falta de precisión en las responsabilidades y su gran variedad de funciones compartidas con otros niveles de gobierno. Esto ha generado cierto nivel de confusión en lo que respecta a quién le corresponde qué funciones y más aún respecto a la ciudadanía que sigue viendo a los ministerios sectoriales como los responsables de la solución de sus demandas en demérito de su relación con sus autoridades locales. Como resultado del desequilibrio de poder entre los municipios y las autoridades sectoriales se hace sentir más la falta de coordinación de las intervenciones de estas últimas en el territorio, lo cual dificulta las acciones vinculadas a las estrategias de desarrollo local. Esto se explica en gran medida por el hecho que las autoridades de los servicios desconcentrados dependen y rinden cuentas a su superior del nivel nacional y no a la autoridad local. Este problema de descoordinación también se presenta entre el nivel intermedio y el nivel municipal, explicado en gran medida porque estas entidades no cuentan ni con las competencias ni con los instrumentos para garantizar una acción mancomunada. Además, tanto en los países federales donde los niveles intermedios de gobierno cuentan con sus propias constituciones como en algunos de los países unitarios, se reproduce la relación de centralismo entre este nivel de gobierno y las unidades locales con lo cual el grueso de las decisiones e inversiones se concentra en la ciudad capital respectiva en demérito del cumplimiento de los objetivos de la descentralización. Además, las diferentes fórmulas probadas para la asignación y priorización de inversiones no han demostrado ser las más idóneas frente a los objetivos de superación de las brechas sociales y de género que afrontan los países de la región. De hecho, el debate en cuanto a qué poblaciones beneficiar, en la actualidad se encuentra en torno a la conveniencia de implementar programas de carácter universal o focalizado. En efecto, durante los años ochenta el primer tipo de programas fue suplantado por el segundo el cual se basa en el diseño de diferentes herramientas metodológicas administradas por los municipios que permiten identificar los sectores más carenciados en los territorios. El argumento para la adopción de estos criterios consistió en una valoración de la focalización por considerar que ella optimiza la eficiencia en la asignación de recursos públicos y garantiza una mayor efectividad en el impacto de las políticas sociales. Sin embargo y dados los impactos negativos que este tipo de intervenciones trajo sobre los indicadores de pobreza, en la actualidad se pone en tela de juicio su efectividad como estrategia para la asignación de los recursos de los programas sociales al mismo tiempo que los cuestionamientos a las políticas universalistas siguen vigentes. Desde el punto de vista de los objetivos de la equidad de género también hay dudas sobre qué tipo de programas sean más convenientes. Por una parte, se postula que la concepción universalista se ha aplicado a menudo en contra de los criterios de género, al señalarse que los servicios públicos no hacen diferencias y que atienden a todos por igual, con lo que se omite las diferencias de género existentes en las condiciones de acceso a tales derechos. Por otra parte, también se cuestiona la concepción focalizada del papel social del Estado, por considerar que ésta, al priorizar la atención especial a ciertos sectores (los más pobres, las comunidades más lejanas, las jefas de hogar, etc.), no contribuye a hacerse cargo, desde la política social, de las problemáticas de género que cruzan la totalidad de los sectores de menores recursos, limitando su efectividad (Abalos y Provoste, 2002). Sin dudas, ésta es una discusión todavía pendiente en la agenda de las políticas de los países de la región. No obstante las limitantes planteadas, el avance en el proceso de descentralización ha significado un énfasis territorial con un impacto importante respecto a fortalecer los niveles subnacionales de gobierno y en especial a los municipios para que sean ellos los encargados de atender las necesidades sociales de su respectiva comunidad. Además, en cierta medida se ha generado una calificación de las demandas ciudadanas, una revalorización de la participación de los ciudadanos y ciudadanas en la gestión local y un 25 mayor involucramiento de las autoridades locales con las necesidades y prioridades de la población de su jurisdicción, lo que ha significado nuevos ejes de actuación pública articulados por lo general a propiciar una mejor distribución del ingreso y a promover el empleo y la producción local. Dentro de los objetivos del presente estudio, resulta fundamental preguntarse, desde la perspectiva de género, cómo se puede potenciar al municipio para que supere muchas de las limitaciones presentadas, constituyéndose efectivamente en un gestor del desarrollo de su territorio. 2. La perspectiva de género: Una oportunidad para profundizar la descentralización administrativa en el municipio Se parte del principio según el cual la incorporación de la perspectiva de género en el ámbito de la gestión pública descentralizada contribuye a crear condiciones para alcanzar el objetivo mayor de la equidad de género a la vez que fortalece las entidades subnacionales de gobierno como los agentes promotores del desarrollo de sus territorios. Esto por cuanto la perspectiva de género obliga a hacer un análisis diferenciado de las necesidades y aspiraciones de hombres y mujeres, y su incorporación en el diseño, ejecución y evaluación de dichas políticas, así como en los programas, acciones, evaluaciones y estudios realizados al margen de las actividades de la administración local, todo con el ánimo de definir las políticas públicas de manera más integral y pertinente. Al respecto, Britos (2000) plantea que si hoy el objetivo de las políticas públicas y los programas de desarrollo social formulados, implementados y evaluados por las oficinas de gobierno de todos los niveles, es llegar a sus destinatarios con eficiencia y eficacia, tienen que incorporar e institucionalizar el enfoque de género, ya que es una herramienta conceptual, metodológica y operativa que asume cumplir con los principios de equidad social y de sostenibilidad de los procesos. La sustentabilidad se garantiza no tanto por la existencia de las políticas, sino más bien por el control y evaluación que deberán realizar las diferentes organizaciones civiles involucradas en las mismas. Por lo tanto, las políticas estatales están estrechamente ligadas a las relaciones entre el Estado y la sociedad civil. Como ya se mencionó, con el nuevo ordenamiento competencial que surge del proceso descentralista, explícitamente a los municipios se les reconoce su responsabilidad directa respecto a cerrar las brechas territoriales y sociales existentes, área que puede considerarse incompleta si no atiende a la vez las brechas de género. Por tanto, en la discreción que tienen los municipios para la provisión de los servicios sociales básicos y de atención a las poblaciones en situación de pobreza, la perspectiva de género se convierte en el fundamento ético en el sentido que a partir de ella se garantiza que de estos servicios y programas se beneficien mujeres y hombres en igualdad de condiciones, lo que sin duda contribuye a generar sociedades más equitativas. Para atender a su doble función de proveedor de servicios básicos y en su rol de administrador de programas de asistencia social y de superación de la pobreza, es prioritario fortalecer la administración municipal a través de su dotación de los recursos técnicos y financieros suficientes para cumplir con sus nuevas y crecientes demandas. Implica por una parte, hacer de la participación ciudadana una práctica permanente de su planificación dado que, tal como se expuso en el apartado anterior, sólo a partir de un ejercicio participativo e incluyente, las autoridades locales acceden a conocer de cerca la realidad y necesidades de sus habitantes. En esta tarea resulta fundamental, tal como ya se mencionó, revalorizar el rol de la sociedad civil y sus diferentes organizaciones, entre ellas las de mujeres, no sólo como fuentes de información calificada para el ejercicio de planificación, sino como actores estratégicos para la toma de decisiones. Esto, por supuesto, estaría incompleto si desde la concepción misma de los programas y en 26 su respectiva ejecución y evaluación no se incorpora a los hombres y mujeres en igualdad de oportunidades. Por otra parte, la planificación tiene que fortalecerse como la actividad orientadora de la acción municipal y su carácter tiene que ser estratégico, esto es, apartarse de las prácticas habituales que privilegiaban el cumplimiento de normas y procedimientos y dirigirse más bien hacia la obtención de los objetivos que se propone. Esto implica identificar claramente las metas de los diferentes programas y proyectos sociales con sus respectivos hitos de avance de tal manera que las acciones que se emprendan tengan un impacto integral en el desarrollo de los territorios. Para este ejercicio de la planificación estratégica, la información se convierte en pieza fundamental siempre y cuando ella refleje las diferencias de las poblaciones locales respecto a sus condicionantes socioeconómicos, culturales, de género, etáreos y étnicos, entre otros, a fin de permitir elementos de juicio que contribuyan a una óptima toma de decisiones de inversión. Frente a este objetivo, la perspectiva de género sin lugar a dudas potencia la planificación territorial en el sentido que contribuye a atender y entender las diferencias entre hombres y mujeres y entre los diferentes condicionantes poblacionales a fin de favorecer el diseño de políticas públicas más pertinentes para los objetivos de la equidad social. Adicionalmente, la planificación municipal debe apartarse de la concepción sectorialista en la cual cada programa tiene sus propios objetivos, sus poblaciones beneficiarias y sus respectivos recursos, para convertirse en la piedra articuladora de una acción integral que tenga en perspectiva tanto las necesidades de los diferentes grupos sociales diferenciando entre ellos la situación de las mujeres y hombres, como los posibles programas y recursos con que el municipio cuenta a fin de no duplicar esfuerzos, romper la competencia entre unos y otros programas y propender a acciones estratégicas que garanticen una incidencia mayor en términos de los objetivos planteados, esto es, lograr acciones que viabilicen superar los persistentes déficit sociales y de género y que garanticen la sostenibilidad de sus intervenciones. La integralidad de estas acciones también debe evaluarse de acuerdo con el impacto que genere la intervención municipal, a través de sus programas sociales, frente al objetivo de superar las brechas entre hombres y mujeres en su acceso a los beneficios del desarrollo. A fin de verificar hasta qué punto se están cumpliendo los objetivos y metas previstas, es necesario instaurar la cultura del seguimiento y evaluación como parte de la ejecución de la política pública. Para responder a esta tarea, se hace necesario promover unidades especializadas en la gerencia de los sistemas de indicadores para el seguimiento a la gestión institucional y de evaluación de los resultados sociales de las intervenciones municipales. Los sistemas de seguimiento y evaluación son, sin duda, una herramienta de fundamental importancia para la generación de insumos de información para la elaboración de diagnósticos, para la planeación y para la toma de decisiones de tipo correctiva. Lo importante es que la arquitectura de estos sistemas contemple la captura y procesamiento de información, diferenciando no solamente los programas y proyectos, su cobertura geográfica y poblacional, sino que estas categorías se estructuren haciendo una diferenciación entre los hombres y mujeres sujetos de dichas intervenciones municipales. Esto a fin de evaluar no sólo el impacto social municipal sino también hasta qué punto con estas acciones se está contribuyendo a la equidad de género. Así, con el enfoque de género en el diseño, ejecución y evaluación de los programas sociales se gana una revaloración del papel de los mujeres y hombres en la consecución de los objetivos municipales en los diferentes programas y servicios que se prestan a la comunidad. Para esta tarea es importante tener en cuenta que los indicadores referidos al enfoque de género dan cuenta de elementos que revelan la presencia de este enfoque en la relación entre la autoridad local y la sociedad. El enfoque de género puede apreciarse en parte en el aporte que el municipio hace al 27 empoderamiento y la individualización de las mujeres, pero no se reduce a la relación con las mujeres, sino que se refiere también a las concepciones de género que se reflejan en las relaciones de poder que se potencian en las experiencias innovadoras (Provoste y Valdez, 2000). En síntesis, incorporar la perspectiva de género en las diferentes etapas de la planificación municipal es, sin dudas, una oportunidad para mejorar, profundizar y potenciar las políticas públicas descentralizadas. Esto por cuanto a partir de ella, se puede avanzar más decididamente en hacer más efectiva la ejecución de los programas y proyectos municipales, entregar soluciones adecuadas a las poblaciones en términos de su oportunidad, forma y contenidos, teniendo en cuenta sus realidades particulares, integrando a mujeres y hombres en el proceso y estimulando el desarrollo de capacidades y responsabilidades locales en su gestión. 28 IV. LA DIMENSIÓN FISCAL DEL PROCESO DE DESCENTRALIZACIÓN Cualquier análisis sobre el ámbito fiscal de la descentralización implícita o explícitamente hace un reconocimiento según el cual el proceso resulta poco efectivo, si los gobiernos subnacionales no cuentan con los recursos financieros adecuados que les permita adelantar de manera responsable la gestión y provisión de los servicios asumidos. Por tanto, el fortalecimiento de las finanzas públicas subnacionales es un tema de discusión permanente y de tensión a nivel de los países y un tema interesante para la agenda de investigación actual en los ámbitos académicos, en el sentido de garantizar que los gobiernos locales se modernicen y promuevan su mayor responsabilidad frente a sus electores. En este sentido, y sin la pretensión de ser exhaustivos, a continuación se presenta una breve reseña sobre el financiamiento local en los países de la región con el ánimo de conocer sus principales desafíos actuales para garantizar una gestión pública descentralizada eficiente y equitativa.18 1. El financiamiento local Desde la perspectiva del análisis del comportamiento de los ingresos locales, en la experiencia de los países de América Latina éstos se componen de aquellos de origen tributario que incluyen principalmente el impuesto predial o inmobiliario, las patentes comerciales y los impuestos a los vehículos—éstos en su conjunto constituyen cerca del 80% de la tributación local— y los ingresos de origen no tributario tales como los cargos a usuarios, tarifas y contribuciones los cuales conforman una fuente limitada para la financiación directa de ciertos servicios que prestan los municipios hacia los contribuyentes. Estos componentes de los presupuestos municipales de los países de la región en promedio no superan en 20% de los ingresos totales, lo que refleja una alta dependencia de estos entes territoriales con respecto a las transferencias intergubernamentales (en la mayoría de los casos este ítem es superior al 80% de los ingresos locales). Si bien es cierto, éstas se justifican como mecanismo para garantizar cierta equidad frente a las muy heterogéneas bases impositivas que afrontan los municipios de la región, la alta dependencia de los municipios con respecto a las transferencias intergubernamentales tiende a desvincular el costo de los servicios prestados y provoca menores grados de autonomía fiscal y de responsabilidad de los gobiernos locales frente a sus comunidades, lo cual retarda, por supuesto, la consolidación del proceso de descentralización. De acuerdo con Aghón y Cortés (1998), si bien los problemas del financiamiento local son distintos en cada país, éstos giran fundamentalmente alrededor de la insuficiencia financiera de los gobiernos locales para hacer frente a sus responsabilidades de gasto. De hecho, el desbalance fiscal de las municipalidades frente a unas necesidades crecientes de gasto, se manifiesta en todos los países y en algunos alcanza dimensiones preocupantes. Por tanto, la mayor autonomía fiscal a nivel local, aunque tímida y limitada, es sin duda uno de los objetivos centrales de buena parte de los proyectos actuales de reformas municipales promovidas en los países de la región. Para alcanzar esta mayor autonomía fiscal, la literatura recomienda el necesario y urgente fortalecimiento de la administración y recaudo de los tributos locales, particularmente el impuesto 18 Para profundizar sobre el tema véase Aghón, 1997; Aghón y Edling, 1997; Aghón y Cortés, 1998; CEPAL, Serie de Política Fiscal (varios números), entre muchas de las muy referencias bibliográficas que se pueden citar. 29 inmobiliario o predial. Asimismo y de manera complementaria, es necesario explorar la utilización de fuentes novedosas de generación de recursos propios que se aproximen más a una identificación entre beneficios y contribuyentes, y la exploración de nuevas posibilidades de movilización de recursos del sector privado como es el caso de las concesiones y otros esquemas de concertación público—privada. En este punto vale la pena hacer un llamado de atención respecto a que, para lograr sociedades efectivamente equitativas tanto en términos sociales como respecto a las brechas de género persistentes, es necesario tener especial cuidado en garantizar que las diferentes fuentes de ingresos destinadas a los municipios no afecten indistintamente a hombres y mujeres en su calidad de contribuyentes, lo cual implica conocer el origen de los recursos especialmente aquellos de origen tributario a fin corroborar que el aporte de los miembros de la comunidad sea equitativo. Adicionalmente es necesario evaluar, por medio de análisis técnicos rigurosos, la posibilidad de utilizar los sistemas tributarios como un instrumento para corregir algunas distorsiones que se presenten desde el punto de vista de la equidad de género. Sin duda, éste es un aspecto que genera tensión y controversia y que quizás por el mismo motivo ha sido poco abordado pero que constituye una tarea pendiente en la agenda académica y política de los países de la región. Desde la perspectiva del gasto y en concordancia con lo expuesto en la sección anterior, en América Latina y el Caribe el financiamiento local está destinado a cubrir las nuevas y crecientes responsabilidades que son transferidas a los municipios y que se asocian con la prestación de los servicios sociales. Al respecto se observa que esta transferencia de competencias de gasto no se ha dado de manera uniforme en todos los países y, por lo general, se encuentra en niveles relativamente bajos, máxime si se compara la experiencia de la región con la de algunos países industrializados. Por tanto, se puede afirmar que, a pesar de los avances presentados, todavía existe un amplio espacio para avanzar en la descentralización de las responsabilidades de gasto, más aun cuando los gobiernos locales han ganado cierta experiencia y legitimidad social y política frente a la comunidad. La pregunta relevante, entonces, es cómo garantizar la mayor autonomía posible en las responsabilidades de gasto de los municipios, pero de tal manera que ésta se refleje en una mayor eficiencia y eficacia en sus programas y proyectos y que se traduzca en un impacto positivo en términos de consolidar la equidad territorial, social y de género respecto al acceso a las oportunidades del desarrollo? Un paso obligado para atender a este interrogante es incluir la perspectiva de género en la gestión del gasto local y a partir de allí avanzar hacia una adecuada coordinación institucional y del apoyo técnico para la consecución de una efectiva planificación y financiamiento de las responsabilidades municipales. En este sentido, la perspectiva de género tiene que ser parte sustantiva del mejoramiento de la capacidad administrativa y técnica de estos entes territoriales de gobierno, lo que incluye, entre otros, poner en marcha agresivos programas de coparticipación de recursos financieros, animar la capacitación y profesionalización de los cuadros técnicos de las administraciones locales y su sensibilización con respecto a los objetivos de igualdad de oportunidades para mujeres y hombres, y hacer esfuerzos decididos para mejorar la capacidad gerencial de las autoridades locales. Este esfuerzo tiene que dar luces sobre cómo balancear adecuadamente los propósitos de equidad y eficiencia impresos en las estrategias descentralistas y que tienen como fin último contribuir al objetivo mayor de construcción de sociedades éticamente aceptables. Atender a este objetivo es fundamental no sólo en el planteamiento mismo del problema o de la estrategia que se geste, sino que tiene que estar presente en los diferentes momentos de su implementación de manera de garantizar que toda la sinergia que se genere vaya en su dirección. Esto significa que la prioridad de la gestión municipal tiene que encaminarse a lograr la máxima eficiencia posible en los programas y proyectos que tengan como objetivo cerrar las brechas sociales y de género presentes en el mundo local. Abordar a esta prioridad es una tarea impostergable frente al desafío de generar condiciones de desarrollo integral y equitativo de los territorios. 30 Por tanto, la voluntad política respecto a lograr un efectivo balance entre la eficiencia y la equidad tiene que reflejarse en todos los momentos de su gestión, entre otros, la planificación, el presupuesto, la ejecución de los respectivos programas y proyectos y su respectivo seguimiento y evaluación. En esta tarea la perspectiva de género se convierte en su fundamento ético en el sentido que, a partir de su inclusión en los diferentes aspectos y dimensiones de la gestión municipal, se avanza hacia lograr igualdad de oportunidades de desarrollo para las mujeres y hombres de sus comunidades y contribuir a cerrar las brechas sociales y de género que persisten en los territorios. A continuación se presenta una reflexión sobre cómo la perspectiva de género puede ser incluida en la planificación presupuestaria local en un intento por demostrar que los aspectos puramente técnicos no son neutros en sí mismos ni producen efectos neutros sobre los objetivos de la equidad. 2. Planificación presupuestaria municipal y la equidad de género Desde la perspectiva de la descentralización fiscal, quizás el instrumento más idóneo para incluir la perspectiva de género es la planificación presupuestaria, esto por cuanto a partir suyo se reflejan no sólo las prioridades de política, lo que da luces sobre la importancia que a nivel subnacional se le otorga al tema de la equidad de género, sino también porque cada vez más este instrumento se está abriendo a la participación de la sociedad civil para que interactúe con el gobierno en su definición, ejecución, seguimiento y evaluación. Como se viene argumentando en el presente documento, a partir del proceso de descentralización a los municipios se les ha asignado un papel protagónico como ejes centrales de la planificación del desarrollo de sus territorios, lo cual significa que esta entidad territorial de gobierno adquiere un rol fundamental como representante de los intereses de las comunidades en la satisfacción de sus necesidades básicas. Este nuevo papel le plantea a las autoridades locales nuevas posibilidades y desafíos debido a que su gestión tiene que reflejarse en cuanto a garantizar la cobertura y calidad de los servicios básicos de los que ahora son responsables, consolidar procesos productivos que sustenten las economías locales, y principalmente en que los reductos de estos procesos se traduzcan en mejores condiciones de vida de los hombres y mujeres de las respectivas jurisdicciones. El instrumento de la gestión municipal en el cual todas estas prioridades de política se reflejan y toman vida es el presupuesto, por lo tanto en él la perspectiva de género tiene que estar presente no sólo en su definición, sino también en su ejecución y e impacto social (véase ejemplos al respecto en el recuadro 2). En efecto, una premisa primordial para lograr una mayor cobertura y calidad de los servicios básicos es la vinculación más directa entre el servicio demandado por la ciudadanía y la localidad como responsable de asegurar la provisión y financiamiento de dichos servicios, para lo cual se deben aprovechar las oportunidades que ofrece el proceso descentralista, es decir, la mayor participación y control de la comunidad, el esfuerzo fiscal local y la movilización de nuevos recursos y competencias del sector privado. A continuación se presentan algunas líneas generales sobre cómo la perspectiva de género puede ser parte de estas oportunidades. 31 Recuadro 2 Introducción de la perspectiva de género en el presupuesto local: El caso del proyecto UNIFEM-Municipio de Villa el Salvador Este municipio ha trabajado en el avance de mecanismos democráticos de gestión, entre los que ha incluido la consulta ciudadana y el presupuesto participativo. Las organizaciones de mujeres, incluyendo organizaciones de base han sido actores clave en dicho proceso, abogando y concretando propuestas al respecto de políticas municipales, presupuestos y género. Sus principales líneas de acción son: efectuar un análisis del presupuesto con enfoque de género, transversalizar el enfoque de género en las políticas municipales en el marco del Plan Integral de Desarrollo y Presupuesto Participativo, y capacitar a las mujeres en temas de derechos económicos y sociales. Ecuador: Municipio De Cuenca El Municipio de Cuenca en los últimos años ha realizado un esfuerzo considerable por instalar en sus procesos y políticas el enfoque de género, para ello ha ampliado el espacio de participación a las organizaciones ciudadanas y de mujeres en particular, y ha realizado seminarios y talleres sobre el enfoque de género en los programas municipales a la vez que participado en diferentes encuentros internacionales sobre la democratización del espacio local, los presupuestos participativos y la perspectiva de género. Fernando Cordero, alcalde de Cuenca, ha hecho hincapié en que, para diseñar un presupuesto efectivo con perspectiva de género se requiere además de nociones de presupuesto y género, un profundo conocimiento de las políticas sectoriales y de las estructuras gubernamentales. El proceso se ha enriquecido en el municipio de Cuenca con la invitación a participar en la discusión a las organizaciones de mujeres. UNIFEM Región andina está apoyando está iniciativa. Fuente: Moreno Ruiz, M.J. (2002) Presupuestos trabajando hacia la igualdad entre mujeres y hombres. Contenido-experiencias-lecciones, Santiago, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Documento de Trabajo. Respecto a la participación ciudadana como pieza fundamental para la planificación presupuestaria, es reconocido que entre mayor sea el involucramiento de la comunidad con su autoridad, mayor será la capacidad de ésta de reflejar las prioridades de la primera en su ejercicio de planificación y presupuesto. Para el efecto, tal como se expuso en el primer capítulo del presente documento, la participación tiene que estar abierta a los diferentes sectores de la sociedad sin importar sus condicionantes socioeconómicos, culturales, etáreos, de género, etc., a fin de que todos ellos estén en condiciones de igualdad para reflejar sus propios intereses y expectativas. El conocimiento de las demandas y necesidades de la población tiene que reflejarse en la planificación presupuestaria en términos generales y de manera estratificada según los condicionamientos poblacionales y bien se trate de hombres o mujeres. Esto con el fin de asegurar que el ejercicio de planificación atienda a las brechas sociales pero sin descuidar las brechas de género. En la práctica, esto significa que los ítem presupuestarios por programa tienen que contemplar los usuarios o beneficiarios de los mismos según su sexo. Así, por ejemplo, en el caso de los programas sociales el ejercicio presupuestario tiene que reflejar el grupo poblacional al que se pretende atender, esto es, programas de empleo, discapacidad, poblaciones étnicas, jóvenes, niñez, tercera edad, etc., desagregando al interior de cada grupo los beneficiarios según sexo. De esta manera se hace posible verificar que el municipio efectivamente está 32 atendiendo la meta de la generación de igualdad de oportunidades para los hombres y mujeres de su comunidad. Para garantizar el control de la comunidad respecto a las metas propuestas, resulta indispensable promover la cultura de la rendición de cuentas en la cual las autoridades locales se comprometen con la población de su jurisdicción a presentar balances de su gestión presupuestaria con respecto a la planificación prevista. Este hecho sin dudas promueve una mayor responsabilidad política o «accountability» de parte de los gobernantes en la medida en que a partir de ella se garantiza su adhesión en los ejercicios electorales. En la rendición de cuentas es necesario, entonces, promover que los respectivos gobiernos presenten los avances que han logrado en términos de sus compromisos asumidos hacia la generación de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres y de cómo se está impactando la brecha de género respecto a la calidad de vida de los unos y las otras (véase recuadro 3). En efecto, los presupuestos con enfoque de género ofrecen un instrumento claro para que las mujeres obliguen a sus gobiernos a rendir cuentas de los compromisos internacionales y nacionales asumidos, enlazando dichos compromisos a asignaciones presupuestarias. Las activistas e investigadores han recalcado que los diseñadores de las políticas no pueden asumir que los gastos gubernamentales e impuestos tengan un impacto equitativo en hombres y mujeres, dadas las diferencias generales de sus realidades sociales y económicas. De esta manera, un buen diseño de política requiere de un análisis con enfoque de género de las políticas fiscales. Para los dos ejercicios anteriores resulta indispensable que los programas incorporen en su diseño indicadores claves que permitan detectar logros y dificultades en su implementación y evaluar los resultados alcanzados. Esto conlleva a contar con adecuados sistemas de seguimiento y evaluación del proceso en los cuales los indicadores definidos permitan hacer un seguimiento efectivo sobre la situación de las brechas de género en sus diferentes ámbitos y evaluar su comportamiento por efectos de los programas y compromisos adquiridos. Recuadro 3 Transparencia presupuestaria y reducción de brechas de género: la experiencia de Perú En Perú se han iniciado varios proyectos que apuntan a la transparencia presupuestaria y la reducción de las brechas sociales y de género: • La organización de mujeres Flora Tristán ha trabajado con 40 municipalidades situadas en diversas regiones del país, en la costa, la sierra y la Amazonia en el tema de presupuestos y género. • En el Departamento de Junín tuvo lugar un proyecto piloto que realizó un seminariotaller sobre Presupuestos y Género. Como consecuencia de esta actividad tuvo lugar un encuentro regional sobre Mujeres y Gobiernos Locales, dirigido a mujeres que participan de municipalidades con responsabilidad de diseñar planes para mujeres. Fuente: Moreno Ruiz, M.J. (2002), Presupuestos trabajando hacia la igualdad entre mujeres y hombres. Contenido-experiencias-lecciones, Santiago, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Documento de Trabajo. Respecto al esfuerzo fiscal local, los municipios tienen que asegurar recursos propios que les permita dedicar fondos hacia la promoción de las capacidades y los derechos de las mujeres. Esto 33 significa que el empoderamiento de las mujeres tiene que ser una prioridad que se refleje en el esfuerzo que los gobiernos realizan por conseguir recursos que viabilicen los programas que se definan para tales fines y garantizar que los recursos propios que se gesten en el interior del municipio sean destinados de manera igualitaria para atender las necesidades de los hombres y mujeres de su comunidad. De manera complementaria, el municipio tiene que tener un papel activo respecto a presentar proyectos y programas de inversión con perspectiva de género a los diferentes fondos de inversión tanto nacionales como regionales a fin de viabilizar sus objetivos de igualdad. Finalmente, en el campo de la movilización de nuevos recursos y competencias del sector privado el municipio debe hacer un esfuerzo no menor respecto a establecer políticas sensibles al género que impacten directamente sobre los objetivos de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. Así, por ejemplo, el municipio puede motivar la inversión de recursos privados para programas de crédito destinados a mujeres emprendedoras en condición de pobreza, asegurar el financiamiento de escuelas de democracia y liderazgo de mujeres, capacitación para el trabajo femenino, promover programas de ahorro, previsión social y salud laboral que se adecuen a las necesidades concretas de las mujeres y en particular aquellas que pertenecen a las familias pobres. 34 V. DESCENTRALIZACIÓN, DESARROLLO TERRITORIAL Y DE GÉNERO El contexto de la globalización y apertura económica le exige a los mercados locales mayor competitividad para insertarse efectivamente en el mercado internacional. Esta exigencia ha demandado del municipio mayor protagonismo e iniciativa para la promoción del desarrollo económico de su localidad frente a lo cual la descentralización le provee no sólo la competencia sino que lo dota del instrumental técnico, administrativo y financiero para asumir su misión. Esta nueva competencia será objeto del presente capítulo a fin de indagar sobre cómo la descentralización potencia el municipio como promotor de la economía local y su efecto sobre el desarrollo territorial en el cual la equidad social y de género es el objetivo fundamental. 1. El desarrollo local como nueva competencia municipal Frente al desafío de potenciar al municipio en su rol de promotor del desarrollo económico local, la descentralización se viene impulsando como una estrategia idónea dado que, tal como se analizó en los capítulos precedentes, a partir suyo esta entidad de gobierno se fortalece política, institucional y financieramente para hacerse cargo de sus nuevas y crecientes competencias. Esto significa que se identifica una relación «causa—efecto» entre descentralización y desarrollo local, donde las «causas» se asocian con profundizar un arreglo institucional descentralizado que garantice la autonomía y la equidad territorial y los «efectos» con apoyar a las localidades para que estén en condiciones de potenciar la generación de oportunidades económicas y productivas para los hombres y mujeres de su respectiva localidad, contribuyendo de esta manera al objetivo mayor de superar las brechas sociales y de género vigentes en los países de la región. Respecto a las causas, un objetivo fundamental de la descentralización es que los municipios adquieran la destreza institucional para garantizar su total autonomía en la toma de decisiones y la discrecionalidad sobre las prioridades de su gasto; esto incluye el diseño de procedimientos flexibles que se adecuen a las distintas dinámicas políticas, económicas, sociales y culturales, la participación ciudadana en la gestión municipal, la transparencia total de las decisiones políticas y fiscales; y el acceso a información permanente y coherente para la generación de una cultura de evaluación de la gestión pública municipal.19 En el recuadro 4 se presenta algunos de los puntos centrales de la Declaración de los Gobiernos Locales en apoyo a la Cumbre de las Américas en los cuales se expresa claramente su interés por dar pasos decididos en el sentido que aquí se expone. 19 Estos temas fueron objeto de exposición y análisis en los capítulos precedentes del presente documento por tanto ahora sólo se hace esta referencia. 35 Recuadro 4 Declaración de los gobiernos locales en apoyo a la Cumbre de las Américas, • Reconocer la función de los gobiernos locales en la promoción del desarrollo económico local y el empleo productivo, y en una gestión sana del medio ambiente urbano. • Asegurar que los gobiernos locales, en estrecha coordinación con los gobiernos nacionales y con la plena participación de la ciudadanía, den respuesta a las necesidades de seguridad humana, incluyendo el acceso a los servicios públicos, la participación democrática y la igualdad de género. • Fortalecer los procesos de descentralización que permitan a los gobiernos locales promover la prestación de los servicios públicos fundamentales para mejorar la calidad de vida de la población. • Fomentar reformas jurídicas necesarias y cumplir lo que la legislación determine, para que los gobiernos locales puedan generar recursos propios, que les permitan atender las demandas sociales de las comunidades, incluyendo el acceso a los mercados de capital. • Mejorar la calidad de la gestión pública local y la capacidad de las comunidades para participar efectivamente en la toma de decisiones que las afectan, a través del uso de tecnologías informáticas modernas. Fuente: Declaración de Las Américas, Miami, 9 de junio de 2000. Respecto a las consecuencias, el objetivo es que el municipio se convierta en un eje promotor del fomento productivo, esto es, que la administración local diserte con los agentes económicos sobre las ventajas comparativas con que su territorio cuenta y cree incentivos reales a la competencia, la eficiencia recaudatoria y el acceso a nuevas fuentes de crédito, a través de las decisiones que toma respectivas al destino del suelo en su jurisdicción (ordenamiento territorial), entre otras, la designación de terrenos para usos industriales o comerciales, la determinación de zonas para viviendas según estrato poblacional, la separación de corredores para asegurar el flujo de transporte y el fomentar ciertas actividades económicas en el municipio para la generación de empleo y para ampliar su base impositiva; y de las alianzas estratégicas que promueva con el sector privado para liderar la búsqueda de nuevas y creativas fuentes de recursos propios para el financiamiento del gasto público local, entre otros. A la vez, la descentralización le provee al municipio la suficiente autoridad política y la disponibilidad de incentivos para animar al sector privado a hacer esfuerzos tendientes a la introducción de innovaciones al tejido productivo y empresarial local, la modernización y adecuación tecnológica, mejoras en los métodos de gestión, flexibilidad y eficiencia productiva, cualificación de recursos humanos, mejoras en los procesos de trabajo, acceso a redes de información y optimización de la relación con proveedores. Esto implica que el municipio asuma competencias relacionadas con la promoción de innovaciones socio—institucionales y de una cultura local emprendedora, la concertación con agentes públicos y privados, la búsqueda de alianzas con la sociedad civil y la difusión de las mejores prácticas. Todo esto con el objetivo de crear mejores condiciones económicas para los territorios en su conjunto. El fin último de esta relación causa—efecto es lograr que, con las nuevas competencias, recursos y el instrumental que la descentralización le provee al municipio, éste se fortalezca y genere acciones y sinergias que permitan que su respectivo territorio se adecue a la dinámica de la era global, respondiendo a su propia especificidad respecto a sus desafíos con el desarrollo, beneficiando de manera igualitaria a mujeres y hombres y contribuyendo a atender las brechas sociales y de género de la sociedad. 36 Acá es importante llamar la atención sobre el hecho que esta relación causa—efecto no se presenta de manera automática. Si bien es cierto que la descentralización fortalece al municipio en la medida que le reconoce su autonomía para la toma de decisiones y le provee del instrumental técnico y normativo para el cumplimento de su misión, solamente se logra establecer la relación que se expone en la medida que los objetivos de la descentralización se direccionen en este sentido y que los procesos sean manejados correctamente. Esto implica que la descentralización, desde su fundamentación misma, esté dirigida a generar las condiciones para que los municipios afronten la tarea de garantizar las condiciones infraestructurales y de respaldo institucional que permitan al sector privado optimizar la calidad de la producción para el mercado local y para el nacional y el internacional pero teniendo claro que el objetivo último no es sólo la consolidación de una economía local sólida que dinamice el empleo productivo, sino y ésta se dirija a generar condiciones de equidad, esto es, que tenga efectos positivos en la redistribución del ingreso, afectando con ambas acciones a mujeres y hombres en igualdad de condiciones. Este es un punto central de preocupación para las mujeres, en particular en lo relativo a la creación de empleos productivos y en igualdad de condiciones de acceso, permanencia y salarios en comparación con los hombres, y donde se les asegure un trato digno y el acceso a garantías de salud previsional. Sin lugar a dudas, la perspectiva de género es fundamental para el logro de estos objetivos en el sentido que su inclusión en la gestión municipal contribuye a que los efectos de sus acciones tendientes a potenciar la economía local se traduzcan en la reducción de las brechas existentes en lo referente a la distribución del ingreso personal y territorial y en el acceso equitativo de mujeres y hombres a las oportunidades del desarrollo y a los bienes y servicios públicos y sociales que se gestan sin que esto dependa del lugar de donde provengan o cualquier otra adscripción social o de género.20 En el recuadro 5 se presenta un ejemplo de cómo desde el nivel central cada vez se valora más el municipio como centro del desarrollo local y como espacio para la equidad de género (véase anexo 5). 20 Un ejemplo interesante en Chile, Región del Bío-Bío, el Servicio Nacional de la Mujer está ejecutando el Plan Regional de Igualdad de Oportunidades 2000-2010, donde recoge muchas demandas de las mujeres. Este plan fue elaborado en base a un proceso de consulta ciudadana donde 5600 mujeres de distintos sectores del quehacer regional diagnosticaron y propusieron acciones que se gestaron en seis compromisos: i) promover una cultura de la igualdad, ii) participación activa en la vida económica del país, iii) gozando de los beneficios de su desarrollo, iv) pleno ejercicio de todos sus derechos, v) participación en instancias de toma de decisiones políticas, económicas y sociales, vi) acceso a una calidad de vida cotidiana cualitativamente mejor para las mujeres y sus familias, y vii) una gestión pública que incorpore la perspectiva de género. 37 Recuadro 5 El Salvador: Estrategia Nacional para el Desarrollo Local (ENDL) El gobierno de El Salvador 1999-2004 en su programa de gobierno “La nueva alianza” contempla la Estrategia Nacional para el Desarrollo Local (ENDL) la cual busca dar un impulso a un proceso de desarrollo equilibrado en el territorio, ambientalmente sostenible, incluyente e integrador en el ámbito social. La ENDL se rige por un conjunto de principios básicos que deberán estar presentes y ser asumidos en cada una de las fases que demande la implementación de tareas relacionadas con el proceso de desarrollo local, entre estos principios aparece claramente expresado el principio de género junto a otros principios como son: compromiso, gradualidad, integralidad y transparencia. El principio de género que considera la ENDL recoge la reflexión al más alto nivel institucional del Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local (FISDL) en conjunto con el Grupo Consultivo para el Desarrollo local y trata de reflejarla a través de la idea siguiente: Como una necesidad de desarrollar la equidad de géneros dentro de los procesos de desarrollo local, realizando acciones preferentes que estimulen la participación y educación de la mujer. En lo que adquieren relevancia las acciones que posibiliten una mayor y mejor calidad de la participación en corresponsabilidad desde las mujeres, sobretodo a través de las estructuras locales de toma de decisiones reales, en la comunidad y localidad. Los objetivos específicos que se han propuesto desde la perspectiva de la equidad de género son: implementar la política de género desde la base de la información y capacitación de modo que permita sensibilizar y repercutir en todo el quehacer institucional, con énfasis en la labor de Asesoría a las municipalidades; promover la capacitación de las mujeres dentro de los procesos de desarrollo local de manera de crear espacios en los que la mujer pueda desarrollarse y tomar decisiones en el ámbito público. Propiciar la coordinación de la labor del FISDL con el quehacer de otras entidades gubernamentales, no gubernamentales y privadas para favorecer la incorporación activa y consciente de las mujeres en los procesos de desarrollo de los municipios, microregiones y departamentos; y, finalmente, abordar desde la capacitación, espacios de reflexión sobre identidad de género que faciliten a los hombres y mujeres en la búsqueda de relaciones de equidad al interior de los procesos de desarrollo local. Fuente: Fondo de Inversión Social para el Desarrollo Local de El Salvador (1999), Política de Equidad de Género en el Desarrollo Local. El Salvador Es importante destacar que no se trata de que el municipio sea el único actor del desarrollo sino que sirva de líder en la convocatoria de los demás actores territoriales para asegurar su participación en las diversos etapas del proceso de potenciación territorial. Esto implica reconocer ampliamente la importancia de los diferentes actores de la sociedad, entre otros, el sector privado, la academia, la iglesia, las diferentes organizaciones de la sociedad civil, entre éstas las de mujeres, etc., como interlocutores válidos en la construcción conjunta del respectivo proyecto de territorio. En este sentido, la promoción del desarrollo local es también un espacio político dado que, por una parte, la participación ciudadana toma relevancia como estrategia de integración social respecto a la construcción de consensos sobre el proyecto de territorio, y por otra, la garantía de igualdad de oportunidades de participación para los diferentes sectores de la sociedad es un requisito fundamental. Frente a estos dos condicionantes, la inclusión de la perspectiva de género en las prácticas participativas se convierte en la apuesta obligada. Como síntesis y en este contexto, el desarrollo local se entiende como un proceso de transformación de la economía y la sociedad territorial orientado a superar las dificultades y exigencias 38 del cambio estructural, la apertura y la globalización, con el fin de mejorar las condiciones de vida de la población local. Esta definición supone desarrollar un arduo proceso tendiente a promover un desarrollo local equilibrado, fomentar la profundización de la democracia en un sentido amplio y contribuir a una mayor igualdad social y de género (Alburquerque, 2001). Dentro de esta conceptualización lo local es el espacio donde convergen las dimensiones política, económica, social, cultural y ambiental de la sociedad en un proyecto de «bien común». Así, lo local no necesariamente coincide con las fronteras de la división político-administrativa municipal, sino que más bien está determinado por la manera como dichas dimensiones se interrelacionan y las formas de vida y de producción que de allí surgen. Por tanto, un espacio local que está altamente determinado, por ejemplo, por la producción organizada en torno a un ecosistema en particular, puede involucrar uno o varios municipios que seguramente tendrán en común, además, los mismos códigos culturales, organizativos y de tradición. Ahora bien, dado que el tema de la promoción del desarrollo económico local no necesariamente coincide con las fronteras administrativas municipales, se entiende que el problema del desarrollo de estos territorios no es competencia exclusiva de estas entidades administrativas sino que más bien es un proceso donde los niveles subnacionales tienen funciones específicas y que son complementarias respecto a los objetivos que se proponen. Se trata de que, en el nuevo marco competencial que se gesta a partir del proceso de descentralización, los niveles subnacionales de gobierno adquieran un papel protagónico en la promoción del desarrollo integral de sus respectivos territorios. En efecto, la literatura reconoce que frente a los objetivos de política definidos, a los niveles intermedios de gobierno les corresponde hacerse cargo de la coordinación de acciones e intereses de intervención tanto locales como nacionales respecto a su jurisdicción y atender las demandas de apoyo técnico e incluso financiero que le expresen los municipios, especialmente aquellos que tradicionalmente se encuentran en mayores condiciones de rezago frente al desarrollo. Esto supone además una planificación estratégica regional que dote al territorio de su jurisdicción de la infraestructura social y productiva que favorezca la conformación de redes de desarrollo productivo. Así, lo regional se convierte en el referente de lo local, esto es, en el nudo articulador y orientador de esfuerzos hacia el desarrollo de sus territorios. A su vez, los municipios adquieren un mayor protagonismo frente a la intervención directa y la generación de sinergias que propendan al desarrollo de sus territorios. La apuesta es que con la descentralización es posible establecer mejores y más privilegiados marcos de entendimiento, complementariedad y cofinanciamiento no sólo entre los agentes públicos sino también con los privados en las escalas subnacionales, para la promoción de un desarrollo territorial que beneficie de manera igualitaria a los hombres y mujeres de su comunidad. En el recuadro 6 se presentan tres casos de gestión descentralizada de desarrollo económico local con perspectiva de género. 39 Recuadro 6 Proyecto de Fomento Productivo, Municipio de Sacatepúquez, Guatemala La Asociación Femenina para el Desarrollo de Sacatepúquez (AFEDES) es una organización de mujeres indígenas del altiplano rural de Guatemala que tomó arraigo a comienzos de 1990, gracias a la capacitación y proyectos apoyados por la cercana Cooperativa Unión de Cuatro Pinos destinada a beneficiar a las esposas e hijas de sus miembros agricultores en pequeña escala. Desde 1992 hasta el año 2000, AFEDES buscó y recibió capacitación y pequeñas donaciones y préstamos de distintas fuentes. Con esta asistencia, sus miembros han creado pequeñas empresas de telares, agricultura y ganadería. También han mejorado su salud mediante la capacitación y servicios de atención sanitaria. Para el año 2001, el número de afiliadas a AFEDES había aumentado a 135 mujeres procedentes de cinco comunidades (cerca de la ciudad de Sacatepéquez, a 30 kilómetros al oeste de la ciudad de Guatemala) y había acumulado casi US $ 30.000 en capital de explotación para prestarlo a sus miembros. El interés producido por estos préstamos paga una pequeña dotación de personal. Proyecto de Manejo y rentabilización de desechos, municipio de Ticuantepe, Nicaragua En el año 2001, el municipio de Ticuantepe se decidió a formar y capacitar una microempresa de ocho mujeres y cuatro hombres y acondicionar un camión viejo de la Alcaldía a fin de aprovechar la basura que se estaba acumulando en basureros clandestinos. Con el camión se inició dos rutas al día para recoger la basura en todo el pueblo. Adicionalmente el Alcalde pidió la colaboración de la comunidad para limpiar los basureros viejos. El dueño de un hotel prestó un terreno para recibir el material donde, en forma privada, han iniciado la producción de abono orgánico. Con este trabajo no solo se benefició a las mujeres y hombres organizados sino que además se cambió el aspecto del pueblo con lo cual la comunidad en general se benefició. A su vez, la microempresa con el apoyo del Municipio comenzó a separar el material orgánico, el vidrio, el papel, el aluminio y el hierro. Pidieron y recibieron entrenamiento en la clasificación de materiales y compostaje. Luego, dedicándose a la separación de los materiales en el momento de recogerlos, a perfeccionar el sistema de cobro de servicios de recolección y a mejorar la clasificación y venta de materiales. La mujer en la gestión municipal: Municipio de Vaqueros, Salta, Argentina En Vaqueros, Argentina, la participación de la mujer en la gestión municipal es evidente: todas las autoridades municipales son mujeres y han podido imprimir a su acción una clara visión de género. Los ejes fundamentales de la acción del municipio han sido: capacitar a las mujeres para las actividades productivas, que le aseguren independencia económica y faciliten su empoderamiento social; dotar de facilidades para la atención integral de la niñez, mediante la oferta de servicios de guardería y comedores, recuperar y fortalecer las expresiones culturales propias de la comunidad; garantizar los derechos de salud reproductiva de la mujer y atender sus necesidades en la tercera edad. Algunas de las acciones que han sido gestadas por mujeres y desde el municipio, con relevante participación femenina son: huertas familiares y comunitarias, jardines maternales y de la tercera edad, formación de microempresarias, capacitación, cooperativas de artesanos, escuelas monotécnicas. Fuente: Fundación Interamericana Año 2001 en resumen, Construyendo la democracia desde las base, Estados Unidos. DEMOS Consultores (2002), Municipalidades, Órganos del Poder Local para la Gobernabilidad y el Desarrollo, Nicaragua, Noviembre – Enero 2002, Año 2, No. 9, Amunic, Prodemu-Danina, GTZ y COSUDE. Concurso Municipios destacados como gestores de los derechos de las mujeres, 1998, Programa de Gestión Urbana, Mujer y Hábitat y Campaña de las Naciones Unidas por los derechos humanos de las mujeres. 40 2. Algunas limitaciones La práctica latinoamericana ha demostrado que en el nuevo ordenamiento competencial que se gesta a partir de la descentralización, no todos los territorios responden de manera uniforme ni producen los mismos resultados. Esto como respuesta a que en los diferentes países de la región tradicionalmente ha predominado un escenario de excesiva heterogeneidad geográfica, cultural y económica, con una alta concentración de la actividad general en las principales urbes, con una alta fragmentación de la realidad local y una muy desigual participación de las mujeres en los procesos productivos (véase recuadro 7). De hecho, el cuidado de los niños y de los ancianos, las labores comunitarias y muchas otras actividades a cargo de las mujeres han pasado a formar parte de la economía pero sin que su trabajo sea remunerado y por tanto no se refleja en la contabilidad nacional ni en las magnitudes macroeconómicas. De este modo, los éxitos que ostentan los países en realidad ocultan el aporte del trabajo femenino –que suele estar subregistrado- en múltiples actividades fundamentales para la reproducción de la sociedad (Montaño, 2002). Toda esta heterogeneidad y valoración diferenciada del aporte de hombres y mujeres a la vida comunitaria y al crecimiento económico se refleja un desarrollo territorial tremendamente segmentado en el cual las localidades postergadas tienen poca o nula viabilidad y donde las brechas sociales y de género tienden a profundizarse. A continuación se presentan algunas de las limitaciones que explican, en cierta medida, el presente diagnóstico. Recuadro 7 La desigual participación de la mujer en el proceso de desarrollo económico: una lectura desde Centro América A partir de un estudio realizado en el marco de las actividades de IULA-FEMICA en los países de Centro América, respecto a la inserción de las mujeres en la economía local, se llegó al siguiente diagnóstico que muestra la desigual participación de la mujer en el proceso de desarrollo económico. La mayoría de las mujeres que trabajan en áreas rurales están involucradas en actividades agrícolas no remuneradas y actividades artesanales. En las áreas urbanas las mujeres se dedican principalmente a actividades comerciales y de servicios. Los casos de mujeres propietarias de terrenos o con recursos económicos propios son excepcionales y se dan principalmente en el área urbana donde hay más fácil acceso a créditos y a capacitación. Sin embargo, la posibilidad de que las mismas ejerzan el liderazgo de una organización es mínima y la mayoría de las organizaciones son dirigidas por hombres. Las mujeres están supeditadas a depender económicamente del hombre debido a convencionalismos sociales. Por otro lado, se observa una tendencia en el incremento de la participación de la mujer en los ingresos económicos de la familia. Otro punto preocupante es el nivel de analfabetismo y falta de formación entre las mujeres. La barrera más importante al fomento del desarrollo económico es que los municipios se definen a sí mismos como proveedores de servicios de infraestructura, olvidándose de su papel de promotor del desarrollo y por tanto de programas que fomenten el desarrollo económico con equidad de género. Fuente: IULA-FEMICA (s/f.), Las mujeres en el gobierno local, International Union of Local Authorities. Analizado desde el lado de la oferta pública, algunas de estas limitaciones son la sinergia de una cultura de planificación del desarrollo sectorial y centralista que aún cuando cuenta con instrumentos de 41 fomento productivo, éstos son dispersos, con múltiples objetivos que se contraponen tanto en términos de sus poblaciones beneficiarias como de los contenidos de sus programas y con un alto sesgo hacia las empresas medianas y grandes; la persistencia de una tradición de planificación en la cual se privilegia el cumplimiento de los procedimientos en demérito de los resultados; la persistente descoordinación entre los niveles territoriales de gobierno donde cada uno tiene sus propios programas de desarrollo pero de manera desarticulada y sin una visión del largo plazo e integrada al territorio; unos escasos recursos públicos dedicados a la investigación en ciencia y tecnología; cierta debilidad técnica y financiera para alcanzar las metas tanto físicas como presupuestales previstas y una débil cultura del seguimiento y evaluación de los programas de inversión pública; y finalmente una escasa trayectoria de intercambio de experiencias entre los distintos centros académicos y políticos de dedicados a los temas del desarrollo. Adicionalmente, en la planificación del desarrollo territorial no se ha avanzado lo suficiente en integrar la situación diferencial que viven los hombres y mujeres en la realidad local y las desigualdades entre ambos géneros como una dimensión de la realidad social de los análisis, de las prácticas institucionales y de las políticas públicas de los gobiernos democráticos. Así por ejemplo, los análisis y estadísticas que dan razón sobre el tema del desarrollo en general son bastante agregados puesto que en la mayoría de los casos sólo muestran un panorama de la realidad regional pero no dan cuenta sobre las desigualdades al interior de la misma. Por otra parte, las evaluaciones de impacto usualmente son en términos de la reducción de las desigualdades entre regiones, sea en su aporte al producto nacional, las exportaciones, las tasas de desempleo e incluso en los indicadores de ingreso per cápita o niveles de pobreza, pero es muy difícil encontrar análisis e indicadores sobre la reducción de las brechas de ingreso y calidad de vida que se detectan entre zonas rurales y urbanas, grupos étnicos, hombres y mujeres u otras consideradas relevantes al interior de cada región. Por otra parte, los análisis interterritoriales que se realizan atienden a las comparaciones usuales entre municipios o entre grupos de ingreso, sin considerar las otras brechas que importa reducir, o la interdependencia entre unas y otras (Abalos y Provoste, 2002). Por el lado de la demanda de servicios públicos, persiste una práctica productiva con escasa información empresarial, dificultad de acceso al financiamiento a mediano y largo plazo especialmente para los grupos postergados del desarrollo, entre los cuales las mujeres pobres han sido las grandes marginadas; bajo nivel de calificación de los recursos humanos en la producción; débiles programas capacitación empresarial y tecnológica y sin una clara articulación con la realidad territorial y la dinámica del mercado laboral; escasa calidad y diferenciación del producto; dificultades de comercialización; desconexión entre los mercados centrales y los periféricos y escasa tradición exportadora; bajo nivel de asociativismo y cooperación empresarial; una informalidad que afecta a los productores pequeños y en particular a las mujeres emprendedoras; reducida sensibilidad medioambiental y escasa percepción de la importancia de la competitividad territorial. Otros obstáculos en la cultura local tienen que ver con un acceso restringido de las mujeres a los recursos económicos de los territorios, a los instrumentos de inversión pública, una distribución inequitativa de los mismos y un bajo nivel de aprovechamiento de las potencialidades que las mujeres pueden aportar al desarrollo de sus países. Desde el punto de vista económico y a pesar de los avances que en esta materia se han dado, persiste una valoración diferenciada de las capacidades y potencialidades de mujeres y hombres como agentes impulsores del desarrollo y una cultura andrógena en la cual la mujer aparece subordinada a la voluntad masculina. Finalmente, los actores sociales existentes a nivel territorial o local tienen poca tradición de interlocución con el sector público y menos aún con el sector privado en términos de definir metas comunes de desarrollo, y entre todos ellos existen recelos y descalificaciones mutuas que limitan ampliamente la posibilidad de construir consensos viables y sostenibles de proyecto de territorio. Un grupo social que sin duda se afecta con esta conducta son las mujeres para quienes el 42 acceso a los espacios de participación y toma de decisiones aún hoy en día sigue siendo bastante estigmatizado. Un buen número de estas limitaciones al desarrollo territorial se explican en gran medida por la ausencia de políticas públicas favorables al desarrollo local, lo incipiente del proceso de descentralización, el enfoque sectorial con que desde el sector público se ha afrontado el tema del desarrollo, la falta de coordinación interinstitucional, la ausencia de una cultura de concertación públicoprivada y el débil carácter de las diferentes organizaciones de la sociedad civil. No obstante, vale reconocer que, en el contexto de las reformas de modernización del Estado y las estrategias de reestructuración productiva llevadas a cabo en los países de América Latina donde cada vez más se resalta la importancia de las economías locales, todos estos limitantes vienen tomando fuerza como desafíos pendientes de la política pública, la academia, la cooperación internacional, las ONG y las organizaciones de la sociedad civil. Como aporte a este debate, a continuación se presenta, desde la perspectiva de género, una propuesta para la definición de una agenda de descentralización y desarrollo territorial en la cual la atención a las brechas sociales y de género sean la prioridad. 3. Descentralización y desarrollo local: Una propuesta desde la perspectiva de género Para la definición de una propuesta de acción el primer paso consiste en reconocer que no se parte de cero. En efecto, en América Latina existen experiencias e iniciativas interesantes de desarrollo territorial que ciertamente sirven de base para la reflexión y aprendizaje sobre qué significa este proceso en el contexto regional.21 Si bien la emergencia de estas experiencias no necesariamente se explica como consecuencia del avance de los procesos de descentralización en curso, sino como resultado de un conjunto más complejo de factores surgidos desde abajo, con la movilización y actuación de los diferentes agentes locales, públicos y privados (Alburquerque, 2001), si permite afirmar que la descentralización efectivamente ha abierto espacios concretos y nuevas oportunidades para potenciar a los municipios como centros del desarrollo de sus jurisdicciones. A continuación se presentan algunos de estos aprendizajes en la forma de propuestas tendientes a profundizar el proceso de descentralización de tal manera que el arreglo institucional resultante se adecue a la realidad territorial de los países de la región y para que, más que un fin en sí mismo, se convierta en 21 Algunas de estas experiencias fueron objeto de estudio del proyecto CEPAL/GTZ de Desarrollo Económico Local y Descentralización en América Latina, en el cual se analizaron las potencialidades que abre la creciente institucionalidad descentralizada para que los gobiernos locales promuevan iniciativas exitosas de desarrollo económico local. El resultado final de este proyecto fue la publicación del libro “Desarrollo Económico Local y descentralización en América Latina: Un análisis comparativo” (Aghón, Alburquerque y Cortés, 2001), en el cual se sistematizaron cerca de treinta estudios de caso de los países de la región arrojando un sin número de lecciones para la definición de una agenda de descentralización y desarrollo territorial, y se presenta un estudio comparado (Alburquerque, 2001), el cual ofrece una interesante disertación sobre las enseñanzas que arrojó el proyecto en particular respecto a los nuevos espacios que la descentralización le ha abierto a las municipalidades en términos de potenciarlas como centros del desarrollo local. Otras experiencias y reflexiones se registran en el documento IULA/CELCADEL (1999), “Los procesos de reforma del Estado a la luz de las teorías de género” Cuaderno No. 26, del Centro Latinoamericano de Capacitación y Desarrollo de los Gobiernos Locales. 43 una estrategia para la promoción del desarrollo territorial en el cual la equidad de género sea su fundamento ético. Establecer una política de desarrollo económico local articulada desde la perspectiva de género. Fortalecer la planificación estratégica y participativa a nivel municipal para la generación de una política concertada entre el sector público, el sector privado y las diferentes organizaciones sociales, sobre el tema de fomento productivo y desarrollo territorial. Este ejercicio participativo abierto e incluyente deberá constituirse en la base para identificar las potencialidades productivas locales y definir criterios y compromisos para potenciar el establecimiento de una identidad productiva local, como base para el desarrollo de sus relaciones económicas en el contexto nacional y regional, de forma que se produzca un incremento de la actividad económica y comercial que tienda a la dinamización del tejido económico territorial. La inclusión de la perspectiva de género es la manera para garantizar que el efecto de este esfuerzo se refleje en la construcción de igualdad de oportunidades para hombres y mujeres respecto al acceso a los beneficios que se gesten en términos productivos propiamente dichos pero también respecto al impacto que la dinamización de la economía local produzca respecto a reducir las brechas sociales y de género lo cual incluye, entre otras, la promoción de un nuevo contrato social donde se rescate y valorice el aporte de las mujeres a la economía local a través de su trabajo doméstico y no remunerado, se potencien las acciones positivas, metas e indicadores tendientes a proteger la participación igualitaria de la mujer en los beneficios del desarrollo y se promueva una educación cívica fundamentada en los derechos humanos de hombres y mujeres como base de la convivencia ciudadana (véase recuadro 8). Recuadro 8 La inclusión del enfoque de género en la gestión municipal: El caso de la Municipalidad de Los Andes, Chile A partir de la inclusión del enfoque de género en la gestión del municipio de Los Andes, Chile, la planificación del área de desarrollo económico local ha cambiado desde la redefinición de su objetivo que ahora determinado por el enfoque de igualdad de oportunidades a la presentación de proyectos específicos de formalización de microempresas de mujeres y de acceso preferente de mujeres a créditos. Igualmente se trabaja en la conformación de una Asociación de microempresarias mujeres. Otro cambio tangible se da en el manejo estadístico que hoy en día se hace de la información y que incorpora la variable de género en su desagregación y la inclusión de mujeres en los programas de generación de empleo que impulsa el gobierno desde 1999. Para la municipalidad, asumir el enfoque de género ha significado, a partir de 1999, aumentar la cobertura de sus programas en términos de discriminación positiva hacia la mujer. Antes de este trabajo, los programas se orientaban genéricamente (capacitados, insertados, etc.) no habiendo ni siquiera estadística para conocer por sexo la gestión. Ello ha significado incorporar en sus objetivos la igualdad de oportunidades y orientar sus esfuerzos a incorporar este enfoque en la gestión. Como resultado, hoy en día existen programas específicos de capacitación para mujeres, programas de apoyo a microempresas de mujeres, programas de apoyo en asociatividad de microempresas manejadas por mujeres, inserción laboral para mujeres, etc. Pero además de lo programático, los profesionales que laboran en el área han incorporado en su actuar, más que a sus programas, el enfoque de género lo que significa que no importando el tema está variable siempre es incorporada. Fuente: Municipalidad de los Andes, Oficina de Desarrollo Económico, Chile, Marzo de 2000. Consolidar la autonomía y capacidad decisoria de los municipios. Implica fortalecer una institucionalidad local descentralizada para que cuente con la suficiente autonomía en las decisiones de gasto y la equidad en el acceso a los recursos de manera que le permitan su intermediación efectiva entre 44 las políticas públicas y las necesidades locales para captar recursos y servicios estatales y privados para el fomento de las actividades económicas. Profesionalizar los equipos municipales encargados del tema del fomento productivo y sensibilizarlos con respecto a la perspectiva de género para que estén en condiciones de asesorar a los respectivos alcaldes en el diseño e implementación de una estrategia de desarrollo económico territorial para su jurisdicción, que permita la elaboración de diagnósticos de las actividades productivas locales y sus efectos económicos y laborales en el territorio y su aporte en la atención a las brechas sociales y de género existentes, procurando la participación y asociatividad local en el diseño y en la implementación de los planes municipales de desarrollo. Para este objetivo es necesario promover la instalación, a nivel local, de una unidad, departamento o programa que asegure un trabajo sistemático respecto al desarrollo económico local y garantizar la capacitación masiva y desde la perspectiva de género a todos sus funcionarios y funcionarias en temas relacionados al fomento productivo, la formación ocupacional y el empleo. Adicionalmente es necesario impulsar las reformas correspondientes para flexibilizar las plantas municipales a fin de que las respectivas autoridades tengan mayor autonomía y capacidad de contratar el personal más adecuado para este tipo de asesorías, siempre resguardando la transparencia en el proceso de tal forma que se garantice igualdad de oportunidades a las mujeres y hombres profesionales que estén en condición de postular (véase recuadro 9 que presenta algunas alternativas en este sentido realiza la Región del Bío Bío en Chile). Recuadro 9 Propuestas de las mujeres organizadas de la sociedad civil, Región del Bio-Bío para el logro de la igualdad de derechos y oportunidades Avances en la igualdad de oportunidades en el trabajo • • • • • • • A través del Fondo de Inversión Social (FOSIS) las mujeres han accedido a programas y fondos de iniciativa económica. Se han realizado acciones en conjunto con CORFO y SERCOTEC para integrar a las mujeres a las actividades de fomento. Para velar por la salud de las mujeres trabajadoras temporeras rurales de la regió constituye la Mesa de Pesticidas Regional en la que se trabaja coordinadamente co Ministerios de Salud, Trabajo, el Servicio Agrícola y Ganadero y la Comisión Nacion Medio Ambiente. Con el Servicio de Salud Ñuble se gestiona la apropiación de fondos regionales para adquirir un móvil de examen de colinesterasa para las mujeres trabajadoras temporeras de la región, con el cual fiscalizar el impacto de los agrotóxicos en las mujeres. El trabajo de temporada: se realiza anualmente el traspaso metodológico a inspectores e inspectoras de la Dirección del Trabajo para realizar una fiscalización y seguimiento efectivo de las trabajadoras temporeras y sus condiciones laborales. El Servicio Nacional de la Mujer (SERNAM) realiza talleres informativos de derechos laborales, previsionales y salud ocupacional promoviendo el trabajo coordinado con los Servicios de Salud del Ñuble y Bio-Bío, Dirección del Trabajo del Trabajo y el Instituto Nacional de Previsión. Se capacitó a trabajadoras por cuenta propia y subempleadas en las áreas técnicofinancieras. SERNAM habilitó laboralmente entre 1994 y 1999 a 11.300 mujeres jefas de hogar de escasos recursos, promoviendo la capacitación en oficios tradicionales y no tradicionales, abriéndoles las puertas a nuevos servicios. Fuente: Gobierno de Chile, Servicio Nacional de la Mujer, Región del Bio-Bío (2000), Concepción. 45 Enfrentar de manera decidida las estrategias de desarrollo. Para esto a los municipios les compete entregar un respaldo institucional que asegure integralidad y coherencia entre los mercados locales y la acción pública para el desarrollo de actividades económicas, además de canalizar servicios y recursos para el sector productivo. Igualmente el municipio debe potenciar el entorno territorial con la construcción de caminos rurales y de conectividad con los principales mercados, la creación de infraestructura proclive para la producción y la promoción de políticas de transporte intermodal. Todo esto con el ánimo de fortalecer el arraigo de la ciudadanía y la cultura local y contribuir de manera decisiva en la proyección de los diferentes municipios y productos locales en los mercados nacionales e internacionales. El fin de estas acciones es fomentar la actividad económica local que permita mejorar la situación del empleo y redistribución del ingreso de manera equitativa para las mujeres y hombres de la comunidad local. Incentivar la cooperación público—privada con el fin de facilitar un entorno que propicie la innovación permanente en los sistemas productivos y la mejora en la competitividad del tejido económico territorial. Para fortalecer las instancias de cooperación público-privada es importante abrir espacios reales de participación para el sector privado y la sociedad civil en las decisiones de gasto a nivel local. Este impulso de la cooperación público—privada y la concertación estratégica de actores socioeconómicos territoriales para diseñar estrategias locales de desarrollo supone entonces la aplicación de una gestión compartida del desarrollo y de la función pública donde la democracia participativa comienza a tomar sentido y se hace clave para la garantía del desarrollo integral del territorio. Fomentar la cooperación entre las empresas: La cooperación entre empresas debe contar con el apoyo de los municipios, ya que éstos conocen las estructuras productivas del territorio, la capacidad de las empresas para desarrollar proyectos conjuntamente y los sectores productivos con potencial de valor agregado. Los municipios deben actuar como facilitadores en el proceso de juntar a diferentes empresas en un territorio, mediante procesos de planificación estratégica y de ordenamiento territorial. Además, las asociaciones empresariales podrían jugar un papel más protagónico, ayudando a sus socios para acceder a los instrumentos de fomento, ofreciendo capacitación cercana a las necesidades de sus socios y promoviendo la asociatividad de las empresas para proyectos específicos. Así, a las administraciones locales les compete hacer esfuerzos importantes para promover el fortalecimiento de las asociaciones empresariales, sobre todo de las micro y pequeñas empresas, y coordinar eficazmente las actuaciones de los diferentes organismos de fomento productivo para que la verticalidad de su diseño pueda irse convirtiendo en algo que se adapta y responde a su especificidad territorial. Dada la situación de mayor vulnerabilidad de las mujeres emprendedoras pobres, resulta fundamental promover la cooperación de las empresas y organismos de fomento hacia este grupo poblacional para apoyarles en su esfuerzo por salir de su situación de postergación con el importante efecto que esto trae no sólo sobre la situación de ellas mismas, sino de la de sus familias e hijos. Ampliar las posibilidades de crédito para microempresas y pequeñas empresas: Crear fondos locales para el desarrollo de las microempresas y pequeñas empresas a fin de superar las dificultades en el acceso a líneas de financiamiento de mediano y largo plazos. En este sentido, es necesario generar mecanismos financieros que le permitan a los municipios crear líneas de capital de riesgo, capital semilla y facilitar constitución de sociedades de garantía colectiva, para suplir la falta de avales patrimoniales para las microempresas y pequeñas empresas, esto teniendo en consideración favorecer con el acceso a estos mecanismos de crédito especialmente a las mujeres emprendedoras de bajos ingresos por el efecto que ellas ejercen respecto a disminuir la pobreza de sus familias. 46 Fomentar de mecanismos de evaluación de la gestión y con perspectiva de género: uno de los problemas que afronta la gestión local es la ausencia de sistemas información para evaluar su desempeño con respecto a sus compromisos adquiridos. Para responder a este vacío, se deben promover unidades especializadas en gerenciar los sistemas de indicadores integrales para el seguimiento a la gestión institucional y de evaluación de resultados sociales de los planes municipales de desarrollo, los cuales recojan no sólo la especificidad territorial y social, sino los efectos diferenciados que estos procesos tienen sobre la situación de los hombres y las mujeres y sobre las brechas de género persistentes. Estos sistemas podrían estar articulados en dos módulos: uno que permita hacer seguimiento a la gestión institucional que incluye el seguimiento periódico y desagregado según sexo, a la gestión presupuestal, financiera, física y administrativa de los programas y proyectos adelantados en el marco del plan municipal de desarrollo; y otro que permita evaluar, en términos de la eficiencia, eficacia, la equidad, la pertinencia, la calidad de los bienes y servicios ofrecidos, los resultados logrados respecto a los objetivos planteados y teniendo en cuenta su impacto sobre la situación de las mujeres y hombres de la comunidad, y como base para mesurar la sostenibilidad técnica, administrativa, ambiental y social de los proyectos y la participación comunitaria en la gestión institucional. El cruce entre los resultados de ambos módulos debería permitir a los municipios evaluar la consistencia de las acciones de su gestión y la armonía entre sus objetivos de política, esto es, el impacto que genera la gestión de los municipios en la promoción del desarrollo territorial, con sus posibles efectos sobre las brechas sociales y de género. Una herramienta como éstas resulta de fundamental importancia para la generación de insumos de información para la elaboración de diagnósticos, para la planeación y para la toma de decisiones de tipo correctiva. Potenciar la asociatividad municipal para optimizar la prestación de los servicios básicos aprovechando las economías de escala y posibilitar la articulación entre el territorio o el área funcional de producción en torno a un proyecto de desarrollo sostenible. Significa también potenciar la asociatividad municipal como una herramienta para fortalecer políticamente a las municipalidades ante otras instancias del Estado. En este sentido, se debe promover que el gobierno municipal no sólo se encuentre con el desafío de administrar fondos para operar acciones sectoriales como salud, educación y otros, sino que tiene que ser capaz de actuar como promotor del desarrollo de sus territorios. Esto implica reconocer y dimensionar los circuitos que se establecen en los procesos productivos, comerciales o empresariales; crear una capacidad de articulación con otros municipios para enfrentar los desafíos comunes, generando sinergias para movilizar las capacidades del territorio, fortaleciendo los gobiernos municipales involucrados, hasta lograr una cultura de colaboración y coordinación interjurisdiccional. 47 BIBLIOGRAFÍA Abalos, J.A. (2000), El fomento al desarrollo productivo local: Orientaciones, actores, estructuras y acciones. La situación de Chile en los noventa. Proyecto CEPAL/GTZ, Santiago, CEPAL LC/R.1976. Abalos, J.A. y Provoste, P. 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Desde lo político, la Nueva Constitución le devuelve al municipio su rol de célula básica de la organización de la sociedad democrática y primera institución representativa de gobierno ante la sociedad. Desde lo económico, permite una mejor asignación de recursos al ser el municipio el mejor intérprete de la demanda de los bienes básicos. Esto permite equipar los costos y precios de las prestaciones y una mayor autonomía financiera. Con la reforma se le otorga un marco constitucional al funcionamiento global del Sector Público que se apoya en: prestaciones definidas de cada nivel de gobierno a efectos de evitar las duplicaciones en al acción éstos; descentralización hacia los niveles provinciales y municipales de Descentralización Administrativa Descentralización Fiscal Descentralización Política gobierno para lograr mayor eficiencia y control de la gestión pública; y coordinación fiscal y económica entre los niveles de gobierno para una estrategia armónica y complementaria que apuntale al desarrollo económico del conjunto de instituciones. Principales objetivos Instrumentos de política Mejores prácticas Principales problemas u obstáculos Resultados más importantes del proceso Principales desafíos Defender la autonomía municipal, fortalecer la democracia participativa, pluralista y federal. Constituir a los municipios en el canal único e insustituible de relación directa con las necesidades reales de las comunidades. Restituir el prestigio y la legalidad de los partidos políticos de Argentina, partiendo por los intendentes y consejales. Alentar la elección popular de autoridades locales y la sanción de Leyes orgánicas municipales y fomentar la participación ciudadana. La nueva Constitución avanza en el reconocimiento de la autonomía de los municipios, delegando a las Constituciones provinciales la determinación de su alcance y contenido. Las Cartas Orgánicas Municipales son dictadas por convenciones municipales y deben asegurar los principios del régimen republicano, democrático y representantivo, el régimen electoral, los deberes y atribuciones de los poderes ejecutivo y legislativo, las cuentas públicas, entre otros. La Ley orgánica municipal rige para los municipios que no pueden tener su propia Carta. El debate sobre la municipalización ocupa cada vez más un espacio destacado en el pensamiento político sobre desarrollo social y democracia. Esto se refleja a nivel institucional en el Ministerio del Interior con la creación de la Subsecretaría de Asuntos Municipales que tiene como su primer objetivo elaborar y ejecutar la reforma política de las administraciones municipales. Además, la Argentina cuenta hoy con una ciudadanía más madura y participativa en la vida política del país y de sus localidades. Históricamente, Argentina es un país con una marcada centralización del poder en el nivel nacional de gobierno. Esta tendencia se ha verificado con particular intensidad en las atribuciones en materia de gastos públicos y de potestades tributarias, en el ejercicio regulador y en el escaso protagonismo de unidades menores de gobierno como los municipios, en extremo dependientes de decisiones y financiamiento del gobierno central. En la mayoría de municipios el gobierno local se compone de dos poderes: El legislativo o concejo deliberante y el poder ejecutivo ejercido por el Intendente Municipal. Los intendentes o concejales son elegidos directamente por el pueblo a simple pluralidad de sufragios o a través de un cuerpo electoral municipal. En general, éstos duran cuatro años en sus funciones. Las provincias deben organizar y garantizar la vigencia del régimen municipal, verificándose desde los años noventa un reconomimiento creciente de las constituciones provinciales de la autonomía de los municipios. Fortalecer la gobernabilidad del régimen político, afianzando la consolidación de la democracia política, económica y social mediante la atención de las nuevas demandas. Las instituciones democráticas tienen que constituirse en alternativa para la canalización y solución de los conflictos sociales. Igualmente, es necesario propender por el fortalecimiento de la jefatura territorial. La Distribución de recursos que forman la masa del régimen de coparticipación será equitativa, solidaria y dará prioridad al logro de un grado equivalente de desarrollo, calidad de vida e igualdad de oportunidades en todo el territorio nacional. Contempla la transferencia automática de fondos afectados a fines específicos y otras de libre disposición de parte de las Provincias. Los regímenes de coparticipación provincia-municipios reglamentan la distribución de los recursos entre las Provincias y sus Municipios, en la mayoría de los casos como mandato constitucional (Constituciones provinciales). Otro objetivo prioritario es fomentar el saneamiento financiero municipal. La Constitución consagra un régimen federal de participación entre la Nación y las provincias sobre la base de acuerdos entre las partes, otorgándole jerarquía constitucional al régimen de distribución de recursos coparticipados, eje angular de la relación financiera Nación-provincias. Las potestades por nivel de gobierno son: rentas del comerco exterior para el nivel nacional; impuestos indirectos, facultad concurrente con las provincias ejercidas por la Nación pero a coparticipar con ellas; impuestos directos, facultad provincial pero la Nación puede imponerlos por tiempo determinado y fines específicos. Algunos municipios han comenzado a recurrir con éxito al mercado financiero como alternativa para financiar proyectos concretos de carácter reembolsable. Este hecho constituye, además de una acción creativa, un hito en la restauración de la confianza en la institución de crédito público a nivel municipal. El gobierno nacional se limitó a transferir atribuciones sin el adecuado rediseño presupuestario. Las provincias luego lo imitaron haciendo lo mismo con los municipios. Como resultado, el poder político y económico está más concentrado y las finanzas de las provincias y municipios dependen más que antes de los favores del gobierno nacional. Además, el gobierno llevó adelante estas medidas sin evaluar previamente su impacto sobre la calidad de vida de la gente. Algunas provincias encararon unilateralmente el saneamiento de sus relaciones fiscales con los municipios, diseñando esquemas de compensación de deuda, incompatibles con la realidad económica y financiera del actal esquema de convertibilidad. La Nación y las provincias tienen facultades concurrentes en materia de impuestos indirectos; en la práctica el Estado Federal legisla y recolecta los tributos de mayor potencial recaudatorio acentuándose un desequilibrio en la asignación de ingresos. En algunas provincias se han registrado avances en la materialización de al autonomía financiera, al transferir a los municipios la percepción directa de impuestos indirectos, como el inmobiliario urbano, las patentes automotores o los ingresos brutos. Los ingresos provenientes de las contribuciones previsionales se distribuyen en relación con las prestaciones que cada uno de los sectores involucrados realiza. Está pendiente la actualización del sistema de separación de fuentes en impuestos "directos e indirectos" que se encuentra superada en la práctica tributaria por el carácter trasladable que exhíben casi todos los tributos. Reformular, mediante un nuevo pacto federal, el financiamiento y la coparticipación municipal directa y automática, la tributación, la coparticipación inversa y la coordinación de las relaciones entre las agencias recaudadoras nacionales, provinciales y municipales, es decir, plantear las finanzas del nuevo federalismo. Otra tarea pendiente es poner en vigencia planes de saneamiento financiero municipal. Animar el fortalecimiento institucional en los niveles provinciales y municipales de gobierno, como una acción prioritaria en la estrategia de descentralización, y que tenga como objetivos la eficiencia y el control en las prestaciones públicas. Impulsar programas y convenios con otras entidades tanto públicas como privadas; promover mejoras en la administración comunal, en especial en lo relacionado con la planificación, control de la gestión, acciones de cooperación y asistencia técnica. Perfeccionar la administración pública municipal y sus políticas. La Constitución Nacional de 1994 que consagra un régimen federal de gobierno. Cada provincia se rigen por su propia Constitución Provincial que establece sus propias instituciones locales. Las constituciones provinciales que, junto con la Ley Orgánica Municipal que a sus efectos dicte la Legislatura Provincial y sus propias Cartas Orgánicas, rige las instituciones del sector municipal y sus respectivas funciones y atribuciones. En el Ministerio del Interior fue creada la Subsecretaría de Asuntos Municipales que tiene entre sus funciones proponer medios tendientes a la formulación y ejecución de la política de descentralización y fomentar el federalismo. En el artículo 75 de la Constitución Nacional se definen las características del régimen federal ya que, más allá de la necesidad de la aceptación legislativa de los regímenes de coparticipación federal por parte de los partícipes, abre a nivel constitucional los acuerdos previos de los poderes ejecutivos nacional y provinciales. A partir de la Constitución, las partes deberán discutir y acordar, como paso previo a su elevación legislativa, todas las cuestiones referidas al federalismo fiscal y a las políticas de transferencias de servicios de un nivel de Gobierno a otro. La inexistencia de territorios nacionales y el gran crecimiento del nivel provincial de gobierno con sectores municipales de importancia, condiciona las relaciones intergubernamentales. Los municipios han recibido en forma creciente la transferencia de responsabilidades en la gestión directa de áreas de gasto social, a veces sin la compensación financiera adecuada. La Federación Argentina de Municipios que tiene como una de sus finalidades propiciar que las decisiones y acciones gubernamentales favorezcan una real y efectiva descentralización de las competencias públicas, administrativas y financieras, basada en la autonomía reconocida por la Constitución Nacional. Fortalecer la coordinación de las relaciones entre los distintos niveles de gobierno para asegurar el régimen federal de gobierno. Los esfuerzos de descentralización deben ser apoyados por la creencia y voluntad del Gobierno Nacional y Provincial y la administración pública acerca de la conveniencia de hacer los ajustes institucionales en términos políticos, sociales, económicos y territoriales. Avanzar en un vínculo más directo y menos burocrático entre la Nación y el municipio en la ejecución de los programas nacionales en el nivel local para una mayor satisfacción de las demandas de la comunidad. Instituto Federal de Asuntos Municipales, Ministerio del Interior, Revista Nuevas Visiones para los Municipios, Cuadernos IFAM 3 Edición Especial, 1998. Instituto Nacional de Administración Pública (1998), la situación de las Provincias, descentralización fiscal y coparticipación federal, Buenos Aires, INAP, Instituto de Investigaciones del Estado. Argentina (1994), Constitución Política de la República Bases de datos políticos de las Américas. DESCENTRALIZACIÓN EN BOLIVIA: SÍNTESIS Y ESTADO ACTUAL Principales objetivos Iniciar un proceso de descentralización de largo plazo a partir de los niveles más próximos al ciudadano. Promover la integración social a través de la creación de los municipios territoriales, lo que implica garantizar que el estado esté presente efectivamente en todos los municipios de país. Instrumentos de política La reforma constitucional dispone que todos los municipios son de igual jerarquía, cuya consecuencia es la distribución igualitaria de recursos instituido por la Ley de Participación Popular. Igualmente la reforma amplia el período de gestión municipal a cinco años, buscando superar la inestabilidad política y la insfuciencia administrativa provocada por el anterior sistema de renovación bienal. La Ley reconoce las Organizaciones Territoriales Base como expresión organizada de la sociedad civil, que tiene por función la orientación y el control social de la administración municipal. Contempla las comunidades campesinas, los pueblos indígenas y las juntas vecinales. Mejores prácticas Los Planes de Desarrollo Municipal se elaboran con la participación de las organizaciones territoriales de base y el Comité de Vigilancia, lo que significa que efectivamente en Bolivia se han abierto espacios para la incorporación de la sociedad civil organizada en la gestión institucional, lo cual tiene resultados importantes en términos de la legalidad y legitimidad de la toma de decisiones. Por otra parte, la organización popular aparece en el nuevo escenario boliviano como un sujeto portador de derechos, que en contrapartida demanda una obligación estatal para garantizarlos. Esta organización a la vez es colectiva en tanto los sujetos son mas sociales que políticos. Como resultado de todo esto, se logra la incorporación de la población rural al sistema municipal y a la plena ciudadanía. Principales problemas u obstáculos Dado que el Prefecto del Departamento es designado por el Presidente de la República y el Consejo del Departamento o autoridad colegiada del departamento elegido por los Concejos Municipales, es difícil lograr una efectiva coordinación de los intereses que cada uno representa. Resultados más importantes del proceso El gobierno boliviano logra avanzar paralelamente en descentralización y participación de la sociedad civil. La descentralización se constituye en un objetivo mayor del sistema político boliviano y la participación es el instrumento que concreta las condiciones socio-políticas para una efectiva descentralización. Con la municipalización de la vida ciudadana se busca relocalizar la acción del Estado en los territorios y redefinir los canales de relación entre Estado y Sociedad Civil. La participación popular posibilita la irrupción y desarrollo de una comunidad política territorial y una concepción y práctica del poder local, dado que logra romper las estructuras político partidistas tradicionales y abre espacios reales para la progresiva consolidación de los gobiernos y estructuras locales en la gestión de los asuntos públicos. Principales desafíos Generar una estrategia amplia para fortalecer la organización de la sociedad civil a fin de impulsarla a proponer proyectos y responsabilizarse de su ejecución e incluso administración de los mismos. Promover información sobre las ventajas que para la sociedad civil tiene que sus organizaciones cuenten con personería jurídica, esto a fin de potenciar aún mas la formalización de las organizaciones. Potenciar a las Organizaciones Territoriales de Base OTB en su rol ejecutivo en la organización de la vida colectiva y no solo de fiscalización y control del gasto, como el que han tenido hasta ahora. Mejorar la redistribución territorial del ingreso. Asegurar que los gobiernos municipales cuenten con los recursos de participación popular, por una parte, y por otra, con recursos propios provenientes de nuevos impuestos transferidos, tasas y patentes, para utilizarlos en forma autónoma. La Ley 1551 animó la transferencia de los impuestos a los inmuebles, vehículos y transferencias que afectan a estos bienes, al dominio exclusivo de los gobiernos municipales y adicionalmente incrementó los recursos municipales, distribuyendo el 20% de la recaudación efectiva de renta interna y renta aduanera entre los municipios del país, bajo el principio de equidad y solidaridad. Finalmente se generó un sistema nacional de compensación que se basa en transferencias incondicionadas que se distribuyen en función de los niveles de pobreza (Diálogo nacional). Los anteriores Fondo de Inversión Social y el Fondo de Desarrollo Campesino se agrupan en el Fondo de Inversión Productiva y Social y se orienta plenamente a potenciar el fomento productivo. La Ley 1551 de 1994 crea los Comités de Vigilancia que son los encargados de controlar que la inversión pública local sea equivalente entre la población rural y la urbana. Este comité de vigilancia tiene la facultad de iniciar procedimientos que puedan dar lugar a congelar los recursos municipales, en la eventualidad de que exista una administración inadecuada de parte de las autoridades edilicias. La Ley 1654 establece la posibilidad de la Inversión Concurrente la cual supone la coparticipación económica de distintos niveles de gobierno en iniciativas comunes. Generalmente se alienta a través de compromisos para encarar proyectos que son de interés nacional y qeu tienen especial importancia en el desarrollo de un departamento o municipio. Los fondos de inversión no siempre ingresan en estrecha coordinación con las secretarías nacionales de salud y de educación para definir prioridades concertadas en el financiamiento de proyectos de inversión. En ocasiones el criterio de priorización de los fondos están en contradicción con las políticas definidas por las Secretarías Sectoriales. Este es un problema estructural que tiene que ser resuelto con la definición concertada de las políticas nacionales sectoriales. La Ley incrementó 20% la participación popular en los impuestos nacionales (recursos de participación popular) y estableció una nueva referencia para su distribución: el número de habitantes de cada sección de provincia, categoría municipal con la que identificó la jurisdicción de los municipios. De esta forma, como en Bolivia existen 311 secciones de provincia, se constituyeron 311 municipios que, al empezar a recibir recursos, pudieron conformar los respectivos gobiernos municipales. Como resultado, el 61% de la población que no vive en las principales capitales y que con el anterior régimen no recibía recursos de la participación municipal, reciba ahora recursos equivalentes a su densidad poblacional (61%). Se creó el sistema nacional de ompensación que genera áreas de cofinanciamiento a efectos de orientar la inversión pública territorial y establecer la intermediación financiera de ONG y su relación con los gobiernos municipales. Avanzar en lograr que los recursos nacionales repartidos actualmente por la participación popular sean complementados con recursos propios locales, lo implica generar incentivos para un mayor esfuerzo fiscal local. Relocalizar la administración tributaria en una entidad supramunicipal para garantizar la mayor transparencia posible de parte de las autoridades locales. Revisar los criterios de asignación de la coparticipación financiera para que ésta sea regida solo por el número de habitantes sino por un conjunto de indicadores que permitan generar mayor equilibrio entre la equidad y la eficiencia fiscal. La Ley 1551, pretende establecer y diferenciar competencias en cada uno de los niveles territoriales, identificando las respectivas fuentes de financiamiento e identificar territorialmente la jurisdicción de cada uno de los órganos públicos subnacionales. A su vez, la Ley 1654 que busca establecer la estructura organizativa del poder ejecutivo y departamental, el régimen de recursos económicos y financierosdepartamentales y mejorar y fortalecer la eficiencia y eficacia de la administración pública en la prestación de los servicios. Esta Ley busca fortalecer la gobernabilidad democrática facilitando una dinámica de frenos y contrapesos que evite los desequilibrios en las relaciones territoriales de poder. El Plan Annual Operativo de los gobiernos municipales que constituye un plan de acciones que se basa en el Plan de Desarrollo Municipal el cual es formulado participativamente entre los actores sociales e institucionales del municipio, para la priorización de obras y proyectos sociales. La Ley 1654 establece un nivel intermedio de gobierno que permite la convergencia de los niveles nacional y locales, a través de la práctica de tres instrumentos que responden a las necesidades políticas, económicas y administrativas, respectivamente: la designación cruzada, la inversión concurrente y la gestión compartida. La Ley 1654 de 1995 crea las áreas de gestión compartida que suponen la intervención conjunta de diferentes niveles de gobierno en la administración de un sector. En cada caso hay claridad normativa para distinguir los roles sin perder de vista una visión de conjunto. La planificación participativa popular es el instrumento que permite rescatar y agregar las necesidades comunales para darles una visión estratégica de largo plazo y unifica el proceso de planificación al incorporar las diferentes iniciativas en un solo instrumento de acción. Otra práctica destacable es la generación de mancomunidades con fines territoriales y productivos y que potencian la asociatividad municipal. No obstante la planificación participativa popular genera prioridades equilibradas entre las necesidades de inversión y las necesidades sociales, en los planes municipales este equilibrio no se refleja puesto que todos presionan por ser atendidos de la mejor manera y en el menor plazo posible, y por tanto los gobiernos municipales terminan omitiendo muchas de las demandas sociales. Los proyectos más frecuentes son los de educación, transporte, saneamiento, urbanismo, vivienda y energía, en desmedro de los agropecuarios, los multisectoriales, industriales o los de turismo. Esto porque en la asignación de recursos se obedece a los criterios nacionales y sectoriales en demérito de los criterios o necesidades territoriales. Existe cierto recelo en la inversión de proyectos económico productivos. La creación municipal de la participación popular Generar programas de fortalecimiento municipal que permitan capacitar a los alcaldes, le impone al gobierno la realización de tareas que van desde el levantamiento de los planos y concejales, funcionarios y dirigentes de base para que asuman sus funciones de manera plena mapas de las unidades territoriales básicas del y efectiva. Avanzar en fortalecer los gobiernos país, hasta la definición precisa de las municipales para que puedan facilitar el competencias y responsabilidades de los gobiernos y las comunidades locales. La Ley de desarrollo de su jurisdicción, es decir, impulsar la acción interinstitucional y multisectorial, crear Participación Popular ha significado la incorporación de más del 42% de la población a instancias de coordinación para que sus los procesos decisionales y de control sobre los funcionarios, los comités de vigilancia, las recursos públicos para el desarrollo. La Ley 1654 organizaciones funcionales y las ONG se asocien permite racionalizar e integrar la función pública para detectar sus necesidades y fortalecer su capacidad de planificación, ejecución y sectorial e intersectorial y darle fundamento administración. Definir un rol claro para los institucional a la función pública territorial, gobiernos departamentales sin relaciones de asegurando el establecimiento de criterios requeridos para optimizar la asignación y uso de jerarquía con los municipios sino más bien los recursos que soportan la interacción sectores- concentrados en la ejecución de las territorios en el país. La generación de proyectos competencias netamente departamentales. productivos a nivel municipal tiene primera prioridad a fin de lograr viabilizar para el mediano plazo la inversión en infraestructura construida. Aspectos Administrativos Aspectos Fiscales Aspectos Políticos Estrategia general: La Ley 1551 de 1994 de Participación Popular es la norma que legal que constituye el eje rector del proceso de descentralización, comprendiendo las transformaciones económicas, políticas, administrativas y sociales. Esta norma alienta la descentralización del sector público a través de la revalorización de los Gobiernos Municipales autónomos constituidos, con competencias ampliadas (transferidas) y recursos incrementados que aseguren su correspondiente financiamiento. Se complementa esta norma con la Ley 1654 de 1995 de Descentralización Administrativa del poder ejecutivo a nivel departamental que permite armonizar la intervención de los sectores en el territorio departamental, vinculando el nivel nacional con el municipal. Fuente: Mario Galindo y Fernando Molina (1995) "Descentralización Fiscal en Bolivia", CEPAL/GTZ Proyecto de Descentralización Fiscal en América Latina, Serie Política Fiscal No. 72. Ministerio de Desarrollo Humano (1997), "Tres años de participación popular. Memorias de un proceso", Bolivia, Secretaría Nacional de Participación Popular. Pedro Medellín Torres (1997), "El papel de los gobiernos centrales en el fortalecimiento de los procesos de descentralización y de participación ciudana: contribuciones del modelo boliviano de participación ciudadana", Caracas, Unidad para la promoción de la democracia, Secretaría General de los Estados Americanos. DESCENTRALIZACIÓN EN BRASIL: SÍNTESIS Y ESTADO ACTUAL Descentralización Administrativa Descentralización Fiscal Descentralización Política Estrategia general: La descentralización aparece en la Constitución de 1988 articulada a la definición de un nuevo pacto federativo, la ampliación de las competencias municipales, la municipalización de los servicios urbanos, la gestión de la política urbana, la reforma tributaria y la participación popular. En los años ochenta, la descentralización fue la respuesta a la prolongada crisis del Estado Nacional Desarrollista. En los noventa, se asume en las reformas liberalizantes de apertura externa, desregulación, privatización y desmantelamiento de las redes de protección social. Principales objetivos Instrumentos de política Mejores prácticas Principales problemas u obstáculos Resultados más importantes del proceso Principales desafíos Favorecer el surgimiento de una nueva cultura política, democrática y participativa conforme al nuevo Estado de Derecho, afirmando y legitimando su institucionalidad y reconociendo a nuevos actores como los sindicatos del ABC y la creación de nuevos partidos políticos surgidos dentro del proyecto de transición hacia la democracia. En Brasil la descentralización se identificó con el proceso de redemocratización de la sociedad. La aprobación de la elección popular de los gobiernos estaduales y municipales. Pacto Federativo (Arts. 1 a 8 de la Constitución) estipula la pluralidad de centros de poder y de competencias que tradicionalmente estaban en la esfera de la Unión. La consolidación institucional de los nuevos actores políticos exigió nuevos pactos de negociación en la esfera pública, lo que significó la descentralización del poder. Los recientemente elegidos popularmente gobernadores estatales fueron actores fundamentales para derrocar el gobierno militar y en la redacción de la nueva Constitución de 1988. Así mismo, los gobernadores se tornaron en los principales interlocutores con el Presidente de la República. Su acentuada disparidad socioeconómica. El gobierno federal quedó sin defensores durante el proceso constituyente y la descentralización se implantó de forma desordenada, sin que existiera un proyecto articulador. El resultado fue un permanente conflicto intergubernamental. La propuesta básica es elevar la capacidad fiscal propia de los diferentes niveles de gobierno, considerando las transferencias libres o de escasa vinculación. Se determinó la descentralización de los recursos fiscales de la Unión para las esferas subnacionales de gobierno, tanto en términos de la recaudación propia como de las transferencias, especialmente de los municipios. El endeudamiento subnacional es permitido previa autorización del Senado Federal. La propuesta de Ley de Responsabilidad Fiscal que establece las directrices que serán observadas por los tres niveles de gobierno en la programación y ejecución de su política fiscal. El Fondo de participación de los Estados busca disminuir las desigualdades entre los Estados. El Fondo de Participación Municipal es el mecanismo a través del cual el gobierno federal destina recursos a las municipalidades. Este programa considera a la población y el ingreso per cápita en la determinación de las participaciones. La negociación del ordenamiento en la ejecución fiscal entre los diferentes niveles de gobierno constituye un avance importante en cuanto al ordenamiento federativo del país. La nueva Constitución hace una asignación razonable de gastos e ingresos. Los programas de transferencias tratan de ajustarse a lo que ordena la Constitución y son regulados específicamente por normas legislativas. En cuanto a los fondos de participación de los Estados y municipios, éstos cuenta con apoyo político por ser transparentes y buscar ser redistributivos. La persistente heterogeneidad de la economía brasilera; la reducción del gasto directo de la Unión en las regiones más atrasadas y la disminución de sus transferencias constitucionales hacia varios estados; la ausencia de una política de desarrollo regional. La guerra estatal por la atracción de inversiones, a través de la conseción de incentivos fiscales y con resultados malsanos, por cuanto los vencedores son los estados con mayor capacidad financiera en detrimento de los más pobres. Creación de nuevos municipios sin una base económica propia, sino beneficiarios del Fondo de Participación de Municipios. Fortalecer un proceso de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, tanto en el plano vertical como en el horizontal. Fortalecer las estructuras administrativas y las secretarías de hacienda de los estados. Impulsar evaluaciones sistemáticas o un balance de resultados del proceso de descentralización. Los gobiernos subnacionales pasaron a ser identificados con una nueva institucionalidad democrática del país y un reforzamiento de la federación. Ley Orgánica Municipal sobre la capacidad de auto-organización (Art. 28 a 31 de la Constitución de 1988). Preserva las autonomías políticas y de gestión económicafinanciera. Autonomía entendida como el poder limitado o jerárquicamente inferior. Incluye la creación, organización o supresión de nuevos distritos, y la adecuación del ordenamiento territorial mediante el planeamiento y ordenación del suelo. La Ley Municipal del Servicio Urbano A nivel municipal, se ha impulsado la coordinación de estos entes de gobierno y los estados para la prestación de los servicios de educación. El involucramiento de la prefectura municipal en la prestación de la asistencia médico-sanitaria reforzó la autonomía municipal. Otro avance importante es la contratación de consultorías en un afán de las prefecturas de modernizar su gestión y sus capacidades administrativas. La redemocratización ocurrió primero a nivel subnacional con la elección para gobernadores y alcaldes al comienzo de los años ochenta, y solamente llegó al núcleo central del Estado en 1988 con la nueva Constitución y en 1989 con las elecciones directas para la Presidencia de la República. Ocurrió una identificación entre la lucha contra el autoritarismo y la lucha por la descentralización. La redemocratización resultó en un fortalecimiento de los Estados de la Federación brasilera, en términos políticos y financieros. Impulsar amplias reformas del sistema electoral y partidiario, para modificar la actual dependencia del sistema federativo en relación con la distribucion pulverizada de recursos federales para el nivel local de gobierno. Igualmente es necesario repensar la representación federativa de los Estados, la cual debería expresarse en el Senado que funciona como una cámara revisora y no como representante de los Estados en la Federación. También se debe evitar la pulverización de la actividad parlamentaria en el Congreso Nacional, reestructurando las bases para la formulación de políticas nacionales. Aumentó la autonomia fiscal de los entes subnacionales, especialmente de los municipios. Las transferencias intrarregionales redujeron su condicionalidad desde el nivel central y crecieron a tasas más elevadas en las regiones más pobres. Las regiones más desarrolladas dependen sus ingresos propios, y las más pobres de las transferencias intergubernamentales. Los municipios asumieron sus responsabilidades de financiamiento de educación y salud, en la inversión pública y en su operación. La Constitución establece que la Unión debe tener un mínimo de participación del 18%, mientras que las municipalidades y estados deben participar cada uno por lo menos con el 25% del ingreso total. A pesar de los avances, la descoordinación La descentralización se constituyó en un del proceso y la persistencia del conflicto de mecanismo para viabilizar los proyectos de poder vertical, la falta de definiciones claras reforma del Estado, en lo que se refiere a la en cuanto a nuevas competencias, la reestructuración de los pactos federativos; las persistente y excesiva heterogeneidad competencias del gobierno federal, estado y económico regional, y el surgimiento municipio y la definición de la responsabilidad desordenado de nuevos municipios, sumado sobre el planeamiento, la gestión y el control a las transformaciones estructurales por las de los servicios públicos municipales. La cuales el Brasil está pasando, redundan en Constitución Federal establece que la Unión una falta de correspondencia entre las nuevas se encarga de la dinámica de organización competencias y la transferencia de recursos a territorial referente a la red de ciudades y su nivel subnacional. Todo esto en detrimento de planeamiento, dejando a los municipios la los objetivos de mayor equidad. intervención en el uso del suelo de sus ciudades. La reestructuración de un nuevo pacto fiscal sobre una base social más amplia, rompiendo la defensa del statu quo por parte de los sectores sociales más privilegiados, y las extremas disparidades regionales del país. Algunos temas a incluir son la agilización de trámites administrativos, el ordenamiento, revisión y consolidación de diversas normas legales dispersas, la organización tributaria tipo funcional, el desarrollo de sistemas de apoyo estadístico y aplicación de criterios diferenciales según las características de la población, entre otros. Fuente: Rui de Britto Alvares Affonso (2000), Descentralizaçâo, desenvolvimiento local e crise da federaçâo no Brasil , Documento de Trabajo Proyecto CEPAL/GTZ, Santiago, CEPAL LC/R.1975. (1999), A Federaçâo na Encruzilhada , en Quem és tu, Federaçâo?, Rumos os caminhos do Brasil em debate. Comissâo Nacional para ascomemoraçôes do V centenário do descobrimento do Brasil, Ano 1, No. 2. Franklin Dias Cohelo (2000), Desenvolvimiento econômico local no Brasil: As experiências recentes num contexto de descentralização. Documento de Trabajo Proyecto CEPAL/GTZ, Santiago, CEPAL LC/R.1972. Anwar Shah (1988), El nuevo federalismo fiscal en Brasil , World Bank, Working paper WPS 557. Buscar la coordinación e integración tanto vertical como horizontal de acciones entre los niveles de gobierno; reforzar la autonomía de las unidades de la federación sin perder el objetivo de harmonización nacional, principalmente en la tributación doméstica y el gasto social básico. Definir criterios y metas para la sistemática evaluación del proceso de descentralización en Brasil. DESCENTRALIZACIÓN EN CHILE: SÍNTESIS Y ESTADO ACTUAL Estrategia general: La descentralización pretende mejorar la gestión de las autoridades regionales y municipales teniendo en cuenta criterios de eficiencia, eficacia y transparencia. Busca incorporar en los programas de redistribución de competencias y recursos algunos mecanismos que permitan consolidar objetivos de compensación territorial con los de equidad. La descentralización es un proceso puramente gradual de transferencia de autonomía financiera, con exigencias de eficiencia en el uso de los recursos transferidos para perfeccionar los sectores de salud y educación traspasados a los municipios. En términos generales, el objetivo de la descentralización es contribuir al desarrollo de Chile, impulsando reformas político institucionales que reconozcan el legítimo derecho de la ciudadanía regional y comunal, sus representantes e instituciones para decidir y gestionar los asuntos propios de Descentralización Administrativa Descentralización Fiscal Descentralización Política sus territorios, especialmente los relativos al desarrollo económico, social y cultural. Principales objetivos Instrumentos de política Fortalecer el proceso de profundización en Ley Orgánica de Municipalidades de 1992, y la Ley Orgánica Constitucional de Gobierno y la democracia por medio de la aprobación Administración Regional 19.175 de 1993. Se de la elección directa de las autoridades crearon nuevas instancias e instrumentos de municipales, la creación de los gobiernos regionales, la apertura del sistema político participación: la ordenanza municipal de participación, el Consejo Económico y Social local a la participación de los partidos Comunal, el fortalecimiento de los plebiscitos políticos y el establecimiento ámbitos comunales, entre otros. En la actualidad se está institucionales de participación de los discutiendo en el Congreso un proyecto de Ley actores sociales locales en las decisiones tendiente a permitir la elección directa de los públicas municipales y regionales. Consejeros Regionales como un avance más dentro del proceso de profundización de la democracia. Mejores prácticas Pese a la resistencia de los partidos de la oposión, en el año 2001 se logró la elección separada de alcaldes y concejales municipales lo cual contribuyó a profundizar la democracia local. A partir del año 2001, Chile cuenta con una agenda política de descentralización, liderada por la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo y que es el resultado de un proceso participativo de consulta y concertación con todos los sectores de la sociedad. Principales problemas u obstáculos La participación no se encuentra aún promovida ni potencializada adecuadamente por parte del gobierno central. No hay incentivos idóneos para promover una efectiva formación ciudadana. Subsiste en el fondo una cultura altamente centralista que es difícil de superar en el mediano plazo. A nivel regional, la combinación de un Intendente Regional que actúa en el doble carácter de representante del Presidente de la República y máximo ejecutivo del Gobierno Regional, y un Consejo Regional elegido de manera indirecta, se presta para el surgimiento de problemas de gobernabilidad difíciles de resolver. Resultados más importantes del proceso A nivel regional, la creación de los gobiernos regionales y el fortalecimiento de su gestión a través de la generación de las Estrategias Regionales de Desarrollo. A nivel municipal, la democratización del municipio mediante sufragio universal para la elección de sus autoridades y la modificación de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades que introduce mayor flexibilidad administrativa, mayor control y participación ciudadana. Respecto a la participación, se ha creado un marco jurídico a nivel municipal tanto para las juntas de vecinos y las organizaciones funcionales, como para las ordenanzas de participación municipal y las oficinas municipales de reclamos abiertas a la comunidad. Principales desafíos Promover ante el Congreso la discusión y aprobación del proyecto de reforma constitucional, en particular lo pertinente a la elección directa de los Consejeros Regionales y la elección directa del Presidente del Concejo Regional, lo que sin duda profundizaría el proceso democrático y participativo. Promover la elección directa del Intendente Regional y la modernización de la Ley Electoral y de partidos políticos en sus aspectos territoriales. Profundizar la participación ciudadana por medio de la promoción de la obligatoriedad de los programas de gobierno regional y local, la consolidación de la cuenta pública, la revocatoria del mandato y el fortalecimiento del plebiscito y la consulta popular. Duplicar la participación de las decisiones de inversión regional de 21% en 1994 a 42% en el año 2000, y al 50% en el 2005. Consolidar un sistema financiero regional y local, ampliando su autonomía y equidad, mejorando sustancialmente la asignación de los recursos públicos y otorgando sustento real a las decisiones de la ciudadanía y sus representantes. Incorporar en los programas de redistribución de competencias y recursos mecanismos que permitan conciliar los objetivos de compensación territorial con los de equidad individual (localización). En el ámbito fiscal, los desarrollos principales adelantos se han dado a partir de la reforma de la Constitución de 1991 y la promulgación de la Ley Orgánica Constitucional de Gobierno y Administración Regional y la Ley Constitucional de Municipalidades, en que se establecen algunas disposiciones que posibilitan el aumento de los recursos locales y prevén de ciertos instrumentos de financiación de la inversión territorial a los recientes gobiernos regionales. Los fondos de reparto regidos por criterios de equidad y eficiencia, tales como el Fondo de Desarrollo Regional y el Fondo Común Municipal. Cumplimiento de la meta de duplicación del porcentaje de inversión de decisión regional que pasó de 21% en 1994 a 42% en el año 2000. Se han dado experiencias exitosas en la movilización de capitales privados hacia el financiamiento local. Por ejemplo, concesiones para playas, vías y parques, etc. La reforma al Fondo Común Municipal que potenció su objetivo redistributivo de equidad horizontal y de focalización de recursos desde las comunas más ricas hacia las más pobres. Existen incentivos para los municipios que incrementan su recaudación de recursos propios y el sistema actual de cobro de impuestos es bastante eficaz. La debilidad financiera de una gran proporción de municipalidades y la inexistencia de capacidad de generación de recursos propios o de acceso al crédito por parte de los gobiernos regionales. La falta de precisión y delimitación de responsabilidades de gasto a nivel territorial. Ausencia de mecanismos de coordinación financiera transparente y efectiva. El impulso a los instrumentos de financiamiento regional de la inversión pública como el FNDR, ISAR, IRAL y Convenios de Programación que se tradujo en un aumento significativo de la inversión de decisión regional. Las reformas de la Ley Orgánica Constitucional de Municipalidades y la Ley de de Rentas Municipales que han generado un mayor fortalecimento municipal en el plano político y financiero para asumir con mayor eficiencia la prestación de los servicios básicos y sociales. La Ley de Rentas Municipales de 1995 incrementa las tasas de impuestos y actualiza los catastros inmobiliarios. El fortalecimiento fiscal de las municipalidades y regiones es un desafío prioritario para asumir con responsabilidad política y financiera el proceso. Ello debe contemplar adecuados sistemas de información financiera, mejores servicios al contribuyente, entre otros. Promover una gestión financiera más activa que refuerce la transparencia, responsabilidad política o «accountability» y una mayor vinculación público-privada. Plantear instrumentos fiscales que incentiven la inversión privada en regiones. Rediseñar el sistema transferencias intergubernamentales para imprimirles mayor flexibilidad y revisión de sus criterios. Definir los ámbitos de competencias, funciones y atribuciones para los distintos niveles de la administración del gobierno y separar claramente las responsabilidades de las líneas de gobierno interior y administración a fin de superar los posibles conflictos entre ellos. Desconcentrar la capacidad de decisión en el nivel central del gobierno. Modernizar la gestión territorial del Estado central en términos de calidad, equidad, cobertura y oportunidad, a través de una desconcentración efectiva y funcional al proceso de proceso de descentralización. Ley de Gobierno y Administración Regional 19175 de 1992. Desde 1996 se inició un programa de aprendizaje respecto a asociaciones municipales para la gestión de actividades a nivel local. Programa de apoyo en planificación estratégica y gestión en educación y salud de 35 municipios pobres. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, de desarrollo regional para detectar áreas vulnerables y sectores específicos. La descentralización es una prioridad política que implica el reconocimiento de la irreversibilidad del traspaso de los servicios de educación y de salud, la legitimidad del proceso, una gestión eficiente, mecanismos de evaluación y recursos humanos calificados. Se creó el Premio Nacional a la Innovación en la Gestión Pública que premió las iniciativas innovadoras en la administración pública. No existe un esquema claro de competencias entre cada nivel de gobierno nacional, regional y local, y de otros actores claves como la comunidad y el sector privado. Se requiere una ruta critica que establezca prioridades y fije de manera más nítida las áreas de actuación de cada nivel de gobierno, que plantee escenarios factibles de traslado de responsabilidades respondiendo a cada nivel en qué tiempo se debe ir asumiendo la competencia y con qué recursos, independientemente que este programa se vaya ajustando en el tiempo. La creación de los gobiernos regionales, como organismos con personería jurídica y sus respectivas plantas administrativas, la puesta en marcha de los Consejos Regionales, fortalecimiento de las Secretarías Regionales Ministeriales. Las funciones trasladadas de mayor relevancia tienen que ver con la administración de los servicios públicos de educación básica y atención primaria en salud mediante un sistema de transferencias desde el gobierno local. Todos los gobiernos regionales presentan una estrategia de desarrollo regional y apoyan a los municipios en la creación de su propia estrategia. Clarificar la gestión municipal y regional compatible con las responsabilidades traspasadas desde el Gobierno Central. Diseñar un sistema seguimiento y evaluación de desempeño público territorial. Reforzar el papel del gobierno regional y de los servicios desconcentrados en la región, aumentando en el caso de éstos últimos sus grados de autonomía respecto de las oficinas centrales y colocándolos efectivamente bajo la coordinación directa del Intendente. Reforzar las oficinas de planeamiento separándolas de las de evaluación de proyectos. Fomentar la capacidad de asociación entre comunas e incluso regiones para proyectos comunes. Finalmente promover ante el Congreso la reforma regional que permite la creación de los servicios públicos regionales. Fuente: Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (2001), "El Chile descentralizado que queremos. Un proyecto de todos", Santiago, Ministerio del Interior. Gobierno de Chile, Ministerio de Secretaría General de la Presidencia (2000), Políticas Públicas dle Gobierno del Presidente Lagos: Área económica ). Presidencia de la República. Abalos, J.A. (2000), El fomento al desarrollo productivo local: Orientaciones, actores, estructuras y acciones. La situación de Chile en los noventa . Proyecto CEPAL/GTZ, Santiago, CEPAL LC/R.1976. Fundación Friedrich Ebert Stiftung, Seminario - Taller Desarrollo y Gestión Local , Octubre de 1997, Santiago, Chile. Descentralización Administrativa Descentralización Fiscal: Descentralización Política DESCENTRALIZACIÓN EN COLOMBIA: SÍNTESIS Y ESTADO ACTUAL Estrategia general: El proceso de descentralización se ha enfocado a la asignación de funciones en materia de inversión social y los recursos de transferencias a municipios y departamentos que constituyen el eje financiero del proceso, están condicionados en su mayoría para el financiamiento de educación, salud y agua potable. Sin embargo, no se ha contemplado explicitamente dentro del proceso la asignación de funciones en materia de promoción del desarrollo económico local. En una primera etapa de 1983 a 1991 el énfasis se colocó en los gobiernos locales y especialmente los más pequeños, con el objetivo de crearles capacidad para la provision de servicios sociales y de infraestructura básica en un contexto de mayor apertura política y participación ciudadana. En la segunda etapa (desde 1991), se toman medidas para precisar el papel de los departamentos, especialmente en la provisión de los servicios de educación y salud, y para clarificar la distribución de funciones entre niveles de gobierno y por condicionar los recursos hacia los sectores porioritarios para la nación. El Gobierno Nacional para el período 1998-2002 ha propuesto un plan para la profundización en la descentralización de manera concertada y participativa con las entidades territoriales, el sector privado y la sociedad civil, para lo cual se tiene como fundamento avanzar en el proceso de ordenamiento territorial, fortalecimiento fiscal y de la gestión territorial, así como seguimiento y evaluación del proceso. Las acciones se regiran por los principios de reconocimiento de la heterogeneidad, flexibilización, gradualidad, desarrollo armónico de las regiones, participación de la sociedad civil y consolidación de la autonomía regional y local. Principales objetivos Instrumentos de política Mejores prácticas Principales problemas u obstáculos Resultados más importantes del proceso Principales desafíos Promoción de una mayor estabilidad política de los entes territoriales. Generar un mayor control por parte de la dirigencia política para garantizar una mayor transparencia en la administración pública. Incrementar las posibilidades reales de participación de las comunidades en la toma de decisiones y manejo de los asuntos públicos. La instauración de la elección popular de Alcaldes de 1986 y la de Gobernadores de 1992. La Constitución Política de Colombia de 1991 y sus normas reglamentarias: Ley 134 de 1994 sobre mecanismos de participación tales como las consultas populares, revocatorias del mandato, referendos y plebiscitos, y la Ley 131 sobre el voto programático. A partir de la elección popular de alcaldes, existe una mayor vinculación entre éstos y las comunidades derivadas, la cual se ha fortalecido además por los procesos participativos de identificación y priorización de inversiones sociales a nivel local. La violencia se ha constituido en el principal problema de la sociedad colombiana. La confrontación armada y la diseminación de la violencia ha debilitado el Estado en sus diferentes niveles de gobierno en su pretención de legitimidad, la capacidad de mediación en los conflictos, la provisión de bienestar y la formación de ciudadanía. De otra parte, una encuesta realizada en 1997 por parte del DNP a diferntes alcaldes del país, encontró que se han desaprovechado los instrumentos de participación que estipula la Ley 134 de 1994. La solución a la violencia es el desafío La elección popular de alcaldes y gobernadores y la participación ciudadana en la fundamental de la sociedad colombiana. Pasa administración local. La generación de diversos necesariamente por la movilización de todos mecanismos de responsabilidad de los alcaldes los estamentos de la sociedad y una acción integrada de toda la institucionalidad estatal. y gobernadores para con sus electores. A Se exige una nueva institucionalidad regida por pesar de los esfuerzos por alcanzar una verdadera descentralización política y fortalecer los principios de transparencia, equidad y justicia social, además se debe adecuar a las la autonomía y capacidad de los niveles formas participativas que se plantean en la subnacionales de gobierno, la marcada Constitución de 1991, romper los feudos violencia viene afectado la sociedad en sus clientelizados en los diferentes niveles de aspectos económicos y debilitado su gobierno y permitir una mayor integración social institucionalidad y capacidad competitiva, y una real participación. tocando incluso las bases fundamentales del contrato social de la nación. Fortalecer fiscalmente a los departamentos y municipios a través de la modernización de los sistemas tributarios subnacionales y de la exploración y movilización de nuevas fuentes para el financiamiento territorial (cargos, contribuciones, etc.). Fortalecer financieramente a los gobiernos subnacionales: aumento de las transferencias y regalías al nivel local de gobierno y creación del sistema de fondos de cofinanciación. Legislación y principales reformas: Ley 14 de 1983, 12 de 1986, decreto 77 de 1987 y la reforma constitucional de 1991 y sus normas reglamentarias (en particular la Ley 60 de 1993 de competencias y recursos y Ley 358 de 1997 de endeudamiento público). Las transferencias están condicionadas a los sectores sociales. En el caso del situado fiscal o transferencia a los departamentos, debe destinarse en su totalidad a los sectores de educación y salud. De las transferencias a los municipios, el 80% está condicionado a educación, salud, agua potable y saneamiento básico y cultura y deporte. El 20% restante es de libre inversión dentro de un listado estipulado por Ley. La utilización de transferencias automáticas sin contrapartida ha sido uno de los elementos fundamentales para la consolidación de la descentralización. Este esquema ha garantizado que el proceso tenga continuidad y no dependa de la voluntad del ejecutivo en la medida en que las transferencias están garantizadas por la Constitución y la Ley. La disponibilidad de recursos en forma constante crea las bases para el ejercicio de la planeación y una gestión más eficaz de los gobiernos locales. La política fiscal y la ejecución del presupuesto de inversiones se rige principalmente por criterios sectoriales y no territoriales. Los programas, proyectos e inversiones realizados en un territorio son más la suma de un conjunto de acciones sectoriales que una política específica destinada a promover su desarrollo en forma coordinada con los gobiernos territoriales. Además, el endeudamiento local se ha convertido en un problema principal por su impacto sobre las finanzas públicas y el crecimiento de las transferencias, sumado a otros factores que presionan el gasto del nivel central, ha llevado a un fuerte déficit fiscal en el gobierno central. El incremento de las transferencias a los gobiernos municipales continuamente desde 1986 hasta el año 2002. De acuerdo con lo dispuesto en la Constitución, en este último año los gobiernos locales recibirán en forma automática el 22% de los ingresos corrientes de la nación; el aumento de las transferencias a los gobiernos departamentales para la financiación de salud y educación; los mecanismos y estímulos para aumentar los recursos propios (en los municipios, los impuestos a la propiedad raíz e industria y comercio y en los departamentos, los impuestos a cervezas, licores y cigarrillos); la creación del Sistema Nacional de Cofinanciación y la Financiera de Desarrollo Territorial; la organización del Fondo Nacional de Regalías y la introducción de nuevos tributos como la sobretasa a la gasolina para financiar obras de infraestructura y sistemas de transporte masivo. Aumentar significativamente los incentivos para un mayor esfuerzo fiscal territorial y a la mejor gestión pública. Esto implica simplificar y hacer más transparentes las definiciones y mediciones de desempeño fiscal y gerencial. Desarrollar acciones hacia el fortalecimiento de los ingresos territoriales y la racionalización de los gastos dentro de las estrategias integrales de ajuste fiscal. Generar instrumentos e incentivos para el control del déficit público. Proponer una actualización de las bases imponibles en los niveles territoriales, modernización de la administración tributaria, creación de nuevos impuestos, y control de la evasión y elusión fiscal. A. Se busca una mayor eficiencia en la gestión democrática orientada a resultados, sobre la base de criterios de equidad y bienestar social, en la asignación del gasto local. Esto se logra por medio del traslado de competencias y responsabilidades a los departamentos y municipios, especialmente en lo referente a la política social. Ley 60 de 1993 de Competencias y Recursos, Ley 100 sobre el sistema de salud y seguridad social, Ley 115 sobre el sistema de educación y la Ley 142 sobre servicios públicos. Se han diseñado y puesto en marcha diferentes programas de fortalecimiento institucional como requisito previo para la transferencia de funciones, mediante un proceso de certificación. Entre 1998-2002, el ordenamiento territorial será el eje central de la estrategia de descentralización dada su importancia en la consolidación en la autonomía territorial, el fortalecimiento del tejido social local, la consolidación de la gobernabilidad y una mejor distribución de competencias intergubernamentales. Después de expedidas las normas sobre transferencias, cada uno de los sectores ha realizado esfuerzos por precisar la distribución de funciones entre niveles de gobierno, mediante la expedición de leyes sectoriales y sus respectivos decretos reglamentarios. La articulación de medidas administrativas y fiscales con las reformas políticas ha creado un marco de incentivos a la gestión de los gobiernos subnacionales. Simultáneamente, los gobiernos locales han adquirido legitimidad política y dispuesto crecientes recursos para su gestión. La Constitución ha asignado nuevas responsabilidades a los gobiernos locales y eliminado o modificado entidades nacionales encargadas previamente de su cumplimiento, especialmente en los sectores de educación, salud y agua potable y saneamiento básico. Se ha dado un proceso constante de ajuste que básicamente tiene normas sobre transferencias que determinan la utilización de los recursos. Además, por la ausencia de una ley orgánica de ordenamiento territorial, se han expedido varias normas legales que tratan aspectos aislados sobre el tema, generando disparidad de criterios que dificultan la gestión del sector público y limitan la descentralización. La distribución de funciones entre los gobiernos ha sido un proceso gradual de tanteo que ha producido cierta confusión. Por un lado se establecen las finalidades a las cuales se pueden destinar las transferencias a los gobiernos territoriales, y por otro, mediante diversas disposiciones sectoriales, se determinan las funciones de cada nivel. Con relación a la capacidad de los gobiernos locales ha primado el criterio de considerar que ésta se iría desarrollando en la práctica y por tanto se han asignado primero las responsabilidades y los respectivos recursos. Diseñar y operativizar un sistema de seguimiento y evaluación de la gestión de los gobiernos subnacionales que permita información básica para evaluar los avances y resultados de la política de descentralización, para efectuar las reformulaciones requeridas. Propender por una política de ordenamiento territorial que permita una adecuada distribución de competencias y recursos entre los diferentes niveles de gobierno y organizar los poderes públicos en función de su territorio, espacio y circunscripción: fortalecer la autonomía territorial, mayor responsabilidad política, armonizar las políticas sectoriales, y promover el equilibrio regional. Fuente: Maldonado, A. (2000), Descentralización y Desarrollo Económico Local. Una visión general del caso de Colombia , Documento de Trabajo Proyecto CEPAL/GTZ, Santiago, CEPAL LC/R.1968. Departamento Nacional de Planeación (1998), Planeación y Desarrollo. ¿Cómo va la descentralización, 1998? Vol. XXIX, No. 4, octubre-diciembre, Santafé de Bogotá, Colombia. Departamento Nacional de Planeación (1997), Planeación y Desarrollo. ¿Cómo va la descentralización, 1997? Vol. XXVIII, No. 3, Julio-septiembre, Santafé de Bogotá, Colombia. _____(1998), La paz: el desafío para el desarrollo , Santafé de Bogotá, TM Editores. DESCENTRALIZACIÓN EN ECUADOR: SÍNTESIS Y ESTADO ACTUAL Estrategia general: La Constitución Política de 1998 proclamó que Ecuador es un Estado cuya administración gubernamental es descentralizada. En esta Constitución, la descentralización se percibe como un medio para consecución de un desarrollo armónico, la participación ciudadana y de los organismos territoriales locales, y la distribución de los ingresos públicos y de la riqueza. Según la Constitución, las competencias del gobierno central pueden descentralizarse, con excepción de la defensa y seguridad nacionales, la política exterior y de relaciones internacionales, la política económica y tributaria del Estado, la gestión del endeudamiento externo, entre otras. La Ley especial de descentralización del Estado y de participación social pretende es un mecanismo para impulsar la ejecución de la descentralización y desconcentración administrativa y financiera del Estado, la participación social en la gestión pública, así como poner en práctica la categoría de Estado descentralizado. Los principios inherentes a la participación en Ecuador son democracia, equidad social y de género, pluralismo, respeto y reconocimiento a los valores de los pueblos indígenas, negros y demás grupos étnicos. Los principios de la descentralización son la autonomía, progresividad, eficiencia, agilidad, coparticipación en la gestión pública y solidaridad social. El Plan de Descentralización de 2001 (redactado por la Comisión para la Descentralización) constituye el nuevo modelo de gestión pública para el Ecuador. Aborda la forma que alcanzará el funcionamiento del Estado, atendiendo a tres aspectos fundamentales: el político que busca un sistema más representativo y participativo, el administrativo con una redefinición de las competencias para los distintos niveles de gobierno, y el fiscal para alcanzar una redistribución más equitativa de los recursos estatales. Aspectos Administrativos Aspectos Fiscales Aspectos Políticos Principales objetivos Instrumentos de política Se establece la consulta popular nacional y la revocatoria del mandato de diputados, alcaldes y prefectos. Además se concede iniciativa popular para la propuesta de leyes y reformas constitucionales, y para las demandas de inconstitucionalidad. Adicionalmente, el artículo 39 de la Ley de Descentralización y Participación Social establece que en cada parroquia rural habrá una Junta Parroquial integrada por cinco miembros principales y sus respectivos suplentes, elegidos mediante votación popular y directa y se establece una cuota de 30% mínimo para mujeres tanto para los cargos principales como para los suplentes. Las competencias principales de las Juntas Parroquiales son presentar al Municipio proyectos de inversión a ser incluidos en el Plan de Desarrollo Municipal, designar comités de control y vigilancia de la eficiencia, oportunidad y calidad de obras ejecutadas por la misma Parroquia, e informar a la comunidad sobre las acciones que se desarrollen en su representación. Mejores prácticas La participación indígena en la creación del poder local étnico como resultado de un largo proceso de luchas campesinas y transformaciones agrarias. Las organizaciones indígenas han desarrollado una buena capacidad para absorver recursos estatales, privados y del tercer sector, y distribuirlos entre sus miembros de base, para luego constituirse en actores protagónicos del desarrollo local. Las experiencias más innovativas se han producido en los campos de la intervención pública local constituyendo nuevas formas de institucionalidad que engloban a los actores del desarrollo local. Principales problemas u obstáculos Falta de acuerdos políticos e institucionales, ausencia de claridad acerca del proceso en las élites, deficiencias técnicas de diseño, ausencia de información adecuada. En Ecuador se evidencia una ausencia de mecanismos de vinculación entre las instancias de representación y las formas de participación. Pese a los importantes espacios de paraticipación que se han consolidado, el ciudadano todavía no se ha integrado totalmente a su rol frente al control de la gestión pública, permanece distante del poder y de los espacios donde se deciden los programas y las inversiones estatales. Los principales obstáculos que presentan las organizaciones son la falta de recursos humanos y de organismos de planificación. Reformar las leyes de presupuesto y de administración financiera y control, a fin de adecuarlas a los mandatos constitucionales, especialmente en lo referente a la participación conjunta de los sistemas estatal y privado en la gestión económica. Lograr equidad en la participación y distribución de los recursos financieros, materiales y tecnológicos de origen nacional y extranjero del Estado y especialmente de la función ejecutiva hacia los gobiernos seccionales autónomos, organismos de desarrollo regional y organismos seccionales dependientes, contribuyendo así a la eficiencia en la prestación de servicios públicos en favor de la comunidad. En la planificación del presupuesto participan los gobiernos seccionales autónomos y las organizaciones sociales que determine la Ley en calidad de co-planificadores. Se abre la posibilidad para la creación de equipos de planificación en los gobiernos seccionales autónomos. El Estado en forma descentralizada elabora planes y programas de inversión pública, obligatorios y referenciales y se exige que no se prive de presupuesto a ningún organismo público, así como se prohiben las asignaciones discresionales. El régimen tributario se basa en los principios de igualdad, generalidad y proporcionalidad y se permiten los tratamientos especiales para la inversión pública o privada que se realice en las zonas menos desarrolladas. La mayor parte de los municipios han realizado esfuerzos importantes por desarrollar sus ingresos propios, incluso por encima del nivel provincial. La Ley especial de distribución del 15% del Presupuesto del Gobierno Central para los gobiernos seccionales regula la distribución, manejo, transferencia y control de dicha asignación establecida por la Constitución Política, para planes y proyectos de inversión. La Ley crea el fondo de descentralización a distribuirse 70% para los municipios y 30% para las provincias, aplicando el criterio de distribución de acuerdo a pobreza, superficie territorial y población. La alta dependencia de los entes provinciales respecto a los recursos financieros transferidos por el gobierno central (94% en 2001). Las provincias de Pichicha y Guayas en el año 2000 eran responsables de cerca del 85% de la recaudación tributaria general lo que refleja una alta concentración de la actividad productiva y de la población en estas provincias en demérito del resto. De un 80% de las municipalidades y consejos provinciales, apenas el 15% de los ingresos corresponden a tributos propios, mientras que alrededor del 60% son transferencias estatales, lo que es signo de debilidad financiera de los niveles descentralizados de gobierno. Los controles de recursos son menores a nivel provincial que cantonal, y se focalizan en las transferencias. Las auditorías internas adquieren mayor relevancia conforme al interés que muestra la población. En el ámbito local, los controles de la ciudadanía funcionan en mayor grado, ya que aquellos enfrentan a la deficiencia de servicios utilizado diariamente. Profundizar la aplicación del presupuesto estatal de manera transparente, directa, predecible, redistributiva y en concordancia con las nuevas competencias asumidas por los diferentes niveles de gobierno. Establecer una estimación de costos de las competencias. Fortalecer las funciones del Ministerio de Economía y Finanzas respecto a sus tareas de actualizar, analizar y territorializar las finanzas públicas nacionales y seccionales; establecer los costos de las competencias que administran actualmente los organismos centrales; señalar los recursos fiscales que se transferirán en favor de los organismos receptores, de acuerdo con las competencias que se asumirán; calcular las brechas entre costos, presupuesto por competencia e ingresos propios, con miras a nuevas asignaciones de acuerdo con los incrementos presupuestarios futuros. Capacitar a los funcionarios públicos en la administración de los nuevos recursos y en los sistemas de responsabilidad fiscal. El artículo 149 de la Constitución Política señala que mediante la descentralización administrativa se propende al desarrollo armónico de todo el territorio, al estímulo a las áreas deprimidas, la distribución de los recursos y servicios de acuerdo con las necesidades de las respectivas circunscripciones territoriales. Incentivar iniciativas y fortalecer las capacidades locales para consolidar una gestión autónoma eficiente, entre otros medios, a través de la planificación y prestación adecuada de servicios públicos a la comunidad respectiva. Definir relaciones y responsabilidades entre la Función Ejecutiva y los gobiernos seccionales autónomos, en cuanto a las áreas de servicios a la comunidad, a fin de optimizar la utilización de recursos y servicios, y evitar la superposición de funciones. La Ley Especial de Descentralización y Participación Social define la transferencia definitiva de funciones, atribuciones, responsabilidades y recursos hacia los gobiernos seccionales autónomos. Se establecen sistemas descentralizados para la salud, educación, atención de niños y adolescentes. Se flexibiliza el monopolio de seguridad social en el Estado abriéndose la posibilidad de una prestación mixta de servicioscon lo cual se inicia la descentralización el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Se amplían las funciones del régimen seccional en lo relativo al desarrollo que se atribuyen al gobernador y además de las Circunscripciones territoriales, se establece la conformación mixta de consejos provinciales. Además, se elimina la duplicidad de funciones entre los Consejos provinciales y los concejos municipales. Se creó la Comisión Nacional de Competencias para impulsar y consolidar el proceso de descentralización, atender y resolver reclamos y controversias que surgieran entre actores de los convenios de transferencia de competencias, de mancomunidad y para sancionar el incumplimiento de compromisos o faltas que obstaculicen el proceso. La Comisión se integra por un representante del Presidente de la República, un representante del Consorcio de Consejos Provinciales y un representante de la Asociación de Municipalidades de Ecuador. Los Consejos Provinciales no han encontrado una ubicación institucional en la transición que vive el Estado ecuatoriano; los actores, fundamentalmente la empresa privada, no alcanzan a configurar un interés vinculado al territorio con los mercados y las políticas estatales. Las competencias concurrentes de los Consejos Provinciales carecen de especificidad. La oferta de servicios a nivel provincial es mas difusa y destinada a una demanda dispersa. En Julio del año 2001 se creó el Plan Nacional para la Descentralización (D.E. 1616) que señala un conjunto de competencias que se pueden transferir desde los diferentes sectores del gobierno, bajo el criterio de que la transferencia es obligatoria para los organismos centrales, pero optativa para los receptores. Por lo tanto, el señalamiento que presenta el Plan, no excluye otros casos que se deban incorporar en el ejercicio práctico de la descentralización. Fortalecer a la Comisión Nacional de Descentralización, Autonomías y Circunscripciones Territoriales para que cumpla eficientemente su función de vigilar, evaluar y realizar el seguimiento del proceso de transferencia de responsabilidades, competencias, atribuciones y recursos. Identificar parámetros para medir la situación de la descentralización y sus consecuencias en la calidad de vida de los ecuatorianos. Generar estrategias para reorientar, recomendar y corregir inmediatamente, si fuera el caso, los problemas que se registren en la práctica de la descentralización. Instaurar el régimen de las autonomías provinciales y ampliar la posibilidad de que la descentralización opere en el actual marco constitucional y perfeccione su articulado. Transformar el desarrollo en un escenario de participación y control social. En lo específicio se busca lograr el equilibrio entre representación y gobernabilidad, asegurar la calidad de la democracia materializada en un buen gobierno que se base en la integración y la competitividad externa, la legitimación de las políticas, coherencia del sistema político, representación transparente de la sociedad y participación popular complementaria a la participación política. Fomentar y ampliar la participación social en la gestión pública así como promover la autogestión de las fuerzas sociales comunitarias. Fuente: Corporación de Estudios y Publicaciones (2002) "Ley de Modernización: Reglamento y Legislación Conexa, Quito. Corporación de Estudios y Publicaciones (2002) "Ley Orgánica de Juntas Parroquiales", Legislación Conexa, Quito. Verdesoto Custode, Luis (2001) "Descentralizar, grados de autonomía para enriquecer a la democracia", Quito, Ediciones Abya-Yala. Resultados más importantes del proceso El proceso de descentralización en Ecuador durante los últimos años ha tenido un importante avance en términos de la definición de una agenda política para la descentralización que se plasma principalmente en la Ley especial de descentralización del Estado y de Participación Social de octubre de 1997, el Reglamento a la Ley de Descentralización del Estado y Participación Social de junio de año 2001 y el Plan Nacional de Descentralización de julio de 2001. Este importante desarrollo de seis años de negociación y presión desde la base en un proceso impulsado por iniciativas de los alcaldes, con el apoyo de las organizaciones de indígenas y con el respaldo de diferentes ONG. Principales desafíos Difundir experiencias que vayan produciéndose en los Cantones y provincias, fortalecer a éstos para que tengan capacidad de gestión y profundizar el proceso de descentralización a partir de una concertación participativa entre actores. A nivel central es necesario determinar los recursos disponibles para la administración de las competencias, para ejecutar la descentralización de manera transparente y ampliamente comunicada, fortaleciendo la administración financiera particularmente subnacional, y buscando mitigar la heterogeneidad provincial y cantonal del país. Finalmente, continuar la negociación con los actores para conseguir una amplia base de apoyo y consenso para el diseño de pactos sociales nacionales, provinciales y locales; y fortalecer los mecanismos de control, seguimiento y evaluación participativa de los mismos. DESCENTRALIZACIÓN EN MÉXICO: SÍNTESIS Y ESTADO ACTUAL Estrategia general: El gobierno federal ha dado un impulso al federalismo, por considerar que éste constituye el mejor medio para alcanzar un desarrollo equilibrado, que ofrezca mayores oportunidades a los mexicanos en todas las regiones del país. Su objetivo es elevar los niveles de bienestar de toda la población y potenciar su capacidad para apoyar el progreso social y el progreso democrático del país. Todo esto a partir de consolidar las identidades políticas y facilitar la participación de los diversos núcleos de la sociedad civil. El Programa para el Nuevo Federalismo1995-2000, reconociendo la soberanía de los estados y la autonomía de los municipios, es la base sobre la cual el Gobierno Federal afronta los desafíos de fortalecer la unidad nacional a partir de reivindicar la función compensatoria del pacto federal, vigorizar la autonomía política de los estados con base en relaciones intergubernamentalers sustentadas en los principios de cooperación y coordinación y mediante una profunda redistribución de competencias, así como construir una estrategia fundamental para generar mayor desarrollo político, económico, regional y administrativo, con nuevos espacios de participación social. El nuevo federalismo reivindica la autonomía de los estados federados, representa un instrumento que pluraliza el ejercicio de la función pública y limita la concentración del poder político. El Programa del Nuevo Federalismo propone una nueva relación del gobierno federal y estatal con el municipio, considerada como una Descentralización Administrativa Descentralización Fiscal Descentralización Política Objetivos Instrumentos de política El Programa Nuevo Federalismo se propone establecer pautas y dispositivos para que en el marco de las políticas sectoriales de descentralización, los estados ejerzan amplios márgenes de autonomía operativa. Por primera vez se consolidó el municipio como un orden de gobierno y ya no como una mera división administrativa de los estados. Esto le favorece su autonomía, le atribuye funciones muy específicas y le permite su asociatividad con otros municipios. La Constitución estableció que los estados deben adoptar una forma de gobierno republicano, representativo y popular. La base de su organización territorial y políticoadministrativo es el municipio que, a su vez, es administrado por un ayuntamiento de elección popular. Mejores prácticas El Programa de Nuevo Federalismo parte de la necesidad de ampliar los espacios de participación social. El Programa Nacional de Solidaridad (19881994) se dirigió a buscar la participación de la participación de la sociedad civil y tuvo un importante papel en la articulación de acciones descentralizadas por su impulsó a diferentes regiones y comunidades. Principales problemas u obstáculos En México hubo concordancia histórica entre centralismo y autoritarismo político. Por la debilidad de los gobiernos locales, el nivel central de gobierno ha acuñando más poder que el conferido por la Constitución y las leyes. Igualmente, las fuerzas sociales, los partidos políticos y las organizaciones empresariales se organizaron nacionalmente y adoptaron una estructura centralizada. El centralismo favoreció un fuerte intervencionismo del Estado que inhibió la participación social y la iniciativa individual, creando una cultura política centralista que se constituye en el principal obstáculto para el desarrollo de la descentralización. El Federalismo fiscal mexicano se fundamenta en el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal para coordinar y fortalecer el sistema impositivo. Esta coordinación tiene como objetivo generar un sistema tributario simple y eficiente al homogeneizar impuestos, evitar la doble tributación, fortalecer las finanzas de los gobiernos estatales y municipales, y adecuar un esquema equitativo de transferencias intergubernamentales. La relación de gasto municipio - estados-Federación la crea el Sistema Nacional de Planeación Democrática, para coordinar la Federación y los estados en el logro de los objetivos de desarrollo. Ley de Coordinación Fiscal: establece los ingresos tributarios federales del fondo a participar a los estados y municipios, así como su distribución. Detalla los Convenios de Adhesión de las entidades al Sistema Nacional de Coordinación Hacendaria. Estipula los Convenios de Colaboración Administrativa sobre las funciones que los estados y municipios realizan para convertirse en autoridades fiscales. Establece las funciones de los Organismos del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal. Otros organismos intergubernamentales son la Reunión Nacional de funcionarios Fiscales, la Comisión Permanente de Funcionarios Fiscales, el Instituto para el Desarrollo Técnico de las Haciendas Públicas y la Junta de Coordinación Fiscal. La Ley de Coordinación Fiscal permitió que se crearan las Aportaciones Federales a entidades y municipios, establecidos en el Ramo 33 del presupuesto. Esta es la vía que ha institucionalizado la transferencia de recursos del Gobierno Federal a los estados y a los municipios. Existen incentivos económicos que reciben las entidades por administrar los impuestos federales, como el pago de tenencia, o por participar en la fiscalización de contribuciones federales, así como los recientemente creados fondos de aportaciones. Se han ampliado las potestades tributarias de las entidades, con la erogación de impuestos federales o con la reducción de las tasas en éstos. El balance operacional de los estados indica que sus ingresos actuales no son suficientes para satisfacer sus necesidades de gasto, a pesar de las participaciones federales (una muy baja carga fiscal). Los gobiernos estatales y municipales dependen de las transferencias federales para financiar su gasto, existe un centralismo en la recaudación, administración y decisión de fuentes de ingreso así como en la asignación del gasto. Esta situación ha provocado la disminución de la recaudación local y ha aumentado la necesidad por parte de los estados de recurrir a créditos comerciales aumentando su deuda. Se reformó el sistema de participaciones generales estableciendo los siguientes criterios: la participación equiproporcional al PIB generado por estado, la población, la recaudación del impuesto predial y los derechos de agua y la participación per cápita ajustada por un índice de marginación. Recientemente se introdujo un nuevo concepto de participación al integrar directamente a las entidades un porcentaje de recaudación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios en materia de cerveza y bebidas alcohólicas, y tabacos. Redistribuir atribuciones entre el Ejecutivo Federal y los gobiernos locales y revalorizar la acción pública de los gobiernos locales para determinar sus competencias, responsabilidades y recursos, en áreas de educación, ciencia y tecnología, salud, desarrollo social, agricultura, ganadería y desarrollo rural, medio ambiente, pezca y recursos naturales, comunicaciones y transporte, energía y Turismo. Promover espacios de participación social en las políticas gubernamentales descentralizadas. Contribuir a la descentralización económica para alcanzar el desarrollo equilibrado del país. Promover la descentralización de recursos para impulsar el desarrollo económico y social. Inducir el desarrollo técnico, administrativo y financiero de los gobiernos locales. En el marco de las características del Federalismo mexicano, la competencia en el ámbito federal le es fijado de acuerdo con la Constitución Federal, su propia legislatura y los tratados internacionales. En el nivel local, le es fijado por la Constitución Federal, las constituciones locales y su legislación ordinaria; y en el ámbito municipal, le es fijado por el artículo 115 Constitucional, las constituciones y leyes locales que emiten las legislaturas de los estados. Las relaciones intergubernamentales de coordinación y cooperación son regidas por el Sistema Nacional de Planeación Democrática. La celebración de convenios de coordinación entre las dependencias responsables y los gobiernos estatales, con la participación de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y de la Contraloría y Desarrollo Administrativo, así como la operación de la Comisión Intersectorial para el impulso al Federalismo, ésta última como instancia coadyuvante de los procesos de descentralización. La Comisión Interministerial para el impulso del Federalismo, como instancia responsable de la coordinación y orientación del proceso de descentralización, en relación a la transferencia de responsabilidades y recursos del nivel central al estatal y municipal. Se han transferido funciones sustantivas a los niveles territoriales de gobierno sin transferir potestad normativa o la fijación de políticas en su ámbito de gobierno. No existe un plan rector de la descentralización que contemple las transferencias de recursos, reasignación de funciones de gasto, de recaudación y de asignación de nuevas fuentes de ingreso a los gobiernos locales. La heterogeniedad tanto poblacional y geográfica como de capacidad administrativa de los entes territoriales hace que el desarrollo desigual de México sea un obstáculo difícil de superar en la consolidación de la descentralización. Contar con un plan global de descentralización que La consolidación de la descentralización de la educación básica, la transferencia de los servicios de contemple la medición cuantitativa de las necesidades dque se deriven del cumplimiento de las salud a la población no asegurada y adelantos responsabilidades de cada uno de los entes y significativos en asistencia social. Se promovió la asignar las correspondientes fuentes de ingresos. integración de los consejos técnicos consultivos Perfeccionar el el proceso de descentralización de estatales como órganos de consulta y se creó el las diversas áreas que tienen fuerte impacto social y Consejo Técnico Consultivo Nacional para la económico en la vida de los estados y municipios. Restauración y Conservación de Suelos. Se Alentar las vocaciones productivas locales a fin de fortaleció el Programa de Empleo Temporal. Se abrieron espacios para que las obras públicas locales que las economías regionales sean fuertes y sean ejecutadas y supervisadas por las comunidades generen mayores recursos. Fortalecer técnicamente organizadas en comités pro-camino contribuyendo al las administraciones locales con principios de eficiencia y transparencia. desarrollo integral de las regiones. Enriquecer las instituciones democráticas y promover la participación de la sociedad en la búsqueda de respuestas a sus necesidades. El Programa para el Nuevo Federalismo 19952000 afronta entre otros, el objetivo de vigorizar la autonomía política de los estados como espacio idóneo para el tratamiento de asuntos públicos relacionados con las aspiraciones de las sociedades locales. Resultados más importantes del proceso Compete a la Suprema Corte de Justicia conocer y dar solución a las controversias que en material constitucional surjan entre la Federación, los estados y municipios (art. 105 CN). La reforma política fortaleció el poder judicial y las atribuciones del poder legislativo, la fórmula de integración del Congreso, el diseño de los distritos electorales del país, la elección del jefe de gobierno del Distrito Federal, el acceso de los partidos políticos y candidatos a medios electrónicos de comunicación y fijar las reglas para el financiamiento y fiscalización de los partidos. Fuente: Presidencia de la República de México, Archivo general (1998), Menorias reunión de Trabajo "Nuevo Federalismo". Zedillo, Ernesto (1998), La federalización de los servicios del país, es un hecho: Discurso presidencial, Los Pinos, agosto 17. Comunicado de prensa 1019. Zedillo, Ernesto (1999), Versión estenográfica de las palabras del Presidente Ernesto Zedillo, durante la Conferencia Internacional del Foro de Federaciones, Quebec, Canada, www.presidencia.gob.mx. Kuri Gaytán, A., et alt (1999), Experiencias de desarrollo territorial en México, Revista Comercio Exterior, vol. 49, No. 8, México, Banco Nacional de Comercio Exterior, Agosto. Casalet, M. (2000), Descentralización y Desarrollo Económico Local. Una visión general del caso de México, Documento de Trabajo Proyecto CEPAL/GTZ, Santiago, CEPAL LC/R.1974. Principales desafíos El Federalismo tendrá que afianzarse como sistema político de México para asegurar la unidad de la nación, para sumar el vigor de las raíces culturales y regionales diversas y cohesionadas por la aspiración de vivir en un país próspero, indisoluble y con equidad social. Igualmente se deben fortalecer los mecanismos de participación social para asegurar que el diálogo y la concertación sean las principales herramientas de la política de tal manera que prevalezcan los intereses superiores de la sociedad. Fortalecer las finanzas públicas como resultado de un gasto público eficiente, responsible y transparente, y del fortalecimiento de los ingresos tributarios de los tres niveles de gobierno. Ampliar la carga fiscal total, elevar la eficiencia recaudatoria, estudiar nuevas opciones tributarias para los órdenes locales de gobierno. Mayor responsabilidad a nivel local en la generación de ingresos público y el fortalecimiento de la capacidad de gasto de las haciendas locales de tal manera que sea posible ampliar la carga fiscal en México a través de promover una reforma fiscal integral. ANEXO 2 NUEVOS ESPACIOS DE PARTICIPACIÓN EN LA ESTRUCTURA POLÍTICA DE ALGUNOS PAÍSES DE AMÉRICA LATINA País Argentina Bolivia Brasil Colombia Sistema de Gobierno Niveles de Gobierno Formas para la elección de los niveles de gobierno El presidente es elegido por sufragio universal por cuatro años, con posibilidad de una reelección. La provincia es la unidad política, con Constitución política propia y los tres poderes en sí misma. El gobernador es elegido directamente por cuatro años. Los municipios y comunas son regidos por el Intendente y los concejales, los cuales son elegidos en sufragio directo por un período de cuatro años con posibilidad de reelección. Gobierno unitario Cuatro niveles: Nación, Elección directa de Presidente por 4 años. Designación Prefecto departamentos, (departamento, presidente del provincias y secciones concejo departamental), (municipio). Subprefecto (provincia), Corregidores (Cantón). Designación de los consejeros departamentales por los concejales municipales, y elección directa de alcaldes y consejo municipal por 5 años. República Federativa Existen tres niveles de El presidente de la República es de carácter de Estado gobierno: la Nación, los elegido democráticamente por Estados y los Democrático de votación popular para un período municipios. Derecho. de cinco años. Los gobernadores son los dirigentes de los Estados Federales y son elegidos por voto directo o mayoritario para un período de cuatro años. Los gobiernos municipales (Prefeitos) son elegidos también por sufragio universal por un período de cuatro años. Los municipios son considerados como miembros formales de la federación. Estado Representativo, Republicano y Federal. Descentralizado Unitario, con carácter de Estado Democrático de Derecho. Gobierno nacional, gobiernos provinciales, municipalidades y comunas. Tres niveles: Nación, departamento y municipio. Existe la posibilidad de crear provincias, regiones, distritos y territorios indígenas. Elección directa de Presidente de la República (por cuatro años), gobernadores y asambleas departamentales, alcaldes, concejos municipales y juntas administradoras locales (por 3 años). Espacios de Participación La participación ciudadana se enmarca dentro del propósito nacional de priorizar la proximidad entre prestatarios y usuarios de los servicios. Vale aclarar que los espacios reales de participación dependen de la reglamentación constitucional de cada provincia. Ley de participación popular. Creación de Organizaciones Territoriales de Base, Juntas Vecinales y Comités de Vigilancia, los cuales se componen de las comunidades indígenas y campesinas y las Juntas Vecinales. Los canales de participación varían de acuerdo con el ámbito de los programas y de la acción del gobierno local. La participación puede ser directa o indirecta en las entidades representativas de la sociedad, de la función pública y del gobierno que se trate. Ejemplos: Concejos municipales y regionales, programas de producción y prestación de servicios por grupos de beneficiarios, Comunidades eclesiásticas de base y las Sociedades de amigos de Barrio. Revocatoria del Mandato, voto programático, plebiscito, tutela, referéndum, la creación de las Juntas Administradoras Locales, el Consejo Nacional de Planeación y la veeduría popular. 65 Chile Estado Unitario Tres niveles: Nación, gobierno regional, municipalidad. La provincia existe pero su carácter es netamente administrativo dependiente de la línea de gobierno interior. Perú Estado Unitario, Representativo y Descentralizado Cuatro niveles: Nación, regiones, provincias y distritos. Elección directa de Presidente (6 años); a nivel regional y provincial el Intendente y gobernador son designados por el Presidente de la República bajo el título de cargo de confianza del Presidente. El Consejo Regional es elegido por los concejales municipales, y el Alcalde y el Concejo municipal son elegidos directamente para un período de 4 años. El Presidente es elegido por un período de cinco años con una posibilidad de reelección inmediata. El gobierno regional se compone por la Presidencia y el Concejo de Coordinación Regional, ambos elegidos directamente por un período de 5 años, excepto el Presidente del Concejo que es elegido por los miembros de la institución. Las municipalidades las rigen la alcaldía y el concejo, éste conformado por los regidores, elegidos directamente para un período de 4 años. En general, estos cargos han sido por 3 años, pero a partir de 2002 su duración será de 5 años. Creación de Concejos económicos y sociales Municipales. Igualmente se reconoce la participación de las Juntas de Vecinos y las organizaciones sociales de base, las cuales surgen por inquietudes en torno a demandas sociales. La participación ciudadana se organiza en Asambleas Vecinales y Distritales, en torno a necesidades sociales de orden local. Esta participación depende más de la voluntad del Alcalde y de su cercanía con las Juntas de Vecinos. Fuente: Aghón y Cortés, (1998). 66 ANEXO 3 AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: AVANCES EN LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES COMO REPRESENTANTES DEL GOBIERNO LOCAL DURANTE LA ÚLTIMA DÉCADA País Argentina Bahamas Belice Bolivia Brasil Chile Colombia Costa Rica Cuba Dominica Ecuador El Salvador Guatemala Guyana Haití Honduras Jamaica México Año 1992 1997 1998 ** 1997 1991 * 1997 1994 * 1997 1992 * 1998 2002 ** 1994 * 1998 1993 * 1998 1998 1992 * 1997 2002 ** 1994 * 1998 1994 1998 1995 1994 1998 1992 * 1998 (Números absolutos) Total Mujeres Hombres 1100 40 1060 764 175 589 311 4491 5378 334 341 1024 1060 1060 81 81 169 169 30 193 27 27 262 262 330 27 132 291 16 2343 2418 12 110 190 24 32 57 53 72 0 4 9 9 8 6 0 1 29 21 6 8 5 37 2 68 79 299 4381 5188 310 309 967 1007 988 81 77 160 160 22 187 27 26 233 241 324 19 127 254 14 2275 2339 Total 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 100 (Porcentajes) Mujeres Hombres 3.6 96.0 22.9 77.0 13.8 86.2 3.9 96.0 2.4 97.6 3.5 96.0 7.2 92.8 9.4 91.0 5.6 94.4 5.0 95.0 6.8 93.2 0.0 100.0 4.9 95.0 5.3 94.7 5.3 95.0 26.7 73.0 3.1 96.9 0.0 100.0 2.8 97.2 11.1 88.9 8.0 92.0 1.8 98.0 29.6 70.0 3.8 96.0 12.7 87.0 12.5 87.0 2.9 97.1 3.3 97.0 67 (continuación) País Nicaragua Panamá Paraguay Año 1994 * 1996 1994 * 1999 2002 ** 1993 1996 (Números absolutos) Total Mujeres Hombres 143 14 129 145 30 115 67 6 61 73 10 63 73 10 63 247 12 235 220 6 214 Total 100 100 100 100 100 100 100 (Porcentajes) Mujeres Hombres 9.8 90.2 20.7 79.0 9.0 91.0 13.7 86.0 13.7 86.0 4.9 95.1 2.7 97.0 1993 * 226 14 212 100 6.2 93.8 1998 194 7 187 100 3.6 96.0 2002 ** 194 47 147 100 24.0 76.0 República Dominicana 1990 103 5 98 100 4.9 95.1 1998 115 2 113 100 1.7 98.0 Santa Lucia 1997 1 0 1 100 0.0 100.0 Trinidad y Tobago 1995 108 22 86 100 20.4 80.0 Uruguay 1998 19 0 19 100 0.0 100.0 Venezuela 1992 * 269 17 252 100 6.3 93.7 1998 330 22 308 100 6.7 93.0 Fuente: CEPAL, Participación y Liderazgo en América Latina y el Caribe: Indicadores de Género. * Con base en Valdés y Gomariz, (1995), "Mujeres Latinoamericanas en cifras, Tomo comparativo", Instituto de la Mujer, Ministerio de Asuntos Sociales de España y Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO, Chile. ** Con base en cuestionario de trabajo proyecto CEPAL/DAW. 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