O.J.D.: 181274 E.G.M.: 802000 Fecha: 15/11/2009 15 DE NOVIEMBRE DEL 2009 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 7 Tarifa (€): 18005 Las integrantes de un shangham (grupo de mujeres), impulsado en la Fundación Vicente Ferrer. Abajo, un momento del torneo de críquet. C ómo han sido estos meses tras el fallecimiento de mi querido marido? La verdad es que echamos mucho de menos su alegría, su optimismo, su pasión por el trabajo y, desde luego, su sentido del humor. Sin embargo, seguimos sintiendo la fuerza de su presencia. He observado cómo los trabajadores de la Fundación de la India y de España, así como nuestros padrinos y amigos, han reaccionado de igual forma: ahora cada uno siente una mayor responsabilidad a la hora de asegurarse de que la gran obra de Vicente Ferrer continúa avanzando, del mismo modo que lo ha hecho durante los últimos 40 años. En lo que a mí concierne, aún me resulta muy extraño visitar nuestros proyectos y encontrar grandes fotos de Vicente. Mi pensamiento inmediato es: “Vicente, ¿por qué estás en la pared y no a mi lado?”. Durante los tres primeros meses después de la muerte de Vicente, en muchas aldeas del distrito de Anantapur han sido las propias comunidades las que han organizado homenajes en memoria de Vicente Ferrer, reafirmando así su compromiso con el trabajo y espíritu de este. En uno de estos encuentros, una integrante de un sangham (grupo de mujeres) tomó la palabra. Se llamaba Laksmamma y dijo que hace 14 años, cuando la organización llegó a su aldea, muchos de los maridos estaban atrapados en un horrible sistema ancestral denominado bonded labour (trabajo forzado). Se trataba de una práctica común en el pasado, perpetuada durante generaciones. Los campesinos de las castas más bajas, como los dalits, tomaban dinero prestado de los terratenientes de castas altas a un interés muy alto, y tenían que pagar la deuda trabajando gratuitamente durante años. Cuando la Fundación inició su labor en la aldea de Laksmamma, los terratenientes cuestionaron a los campesinos dalits: “¿Por qué permitís a vuestras mujeres participar en los sanghams? Al final acabarán destruyendo vuestra familia. Mejor que no las dejéis asistir”. La mujer dijo que, tras algunos años formando parte de estos grupos, ellas y sus maridos entendieron por qué los terratenientes les aconsejaban no participar: cuando los pobres toman conciencia de su pobreza y de sus derechos, y sus hijos reci- Anna Ferrer EL PERIÓDICO inaugura una relación epistolar muy especial. La viuda de Vicente Ferrer, el cooperante que consagró su existencia a los más pobres de la India desde la región de Anantapur, enviará cada 15 días, una carta a los lectores. CARTAS DESDE ANANTAPUR POR La vida después de Vicente ben educación, es más difícil mantenerlos sometidos. Hoy día, las familias piden créditos, pero entienden que pueden pagarlos como el resto de personas, sin trabajar gratuitamente. Recientemente, tuvo lugar el torneo anual de críquet en el que participaron más de 100 equipos de los pueblos, incluyendo un equipo de jóvenes sordos perteneciente a una de nuestras escuelas de educación especial. Este equipo de niños sordos alcanzó los cuartos de final, la semifinal y la final. Para júbilo de todos, ¡ganaron la final y la copa! Estuve en la final y su unidad como equipo era impresionante, comunicándose entre ellos con sus signos y lenguaje corporal. Y no solo ganaron, ¡sino que lo hicieron con amplia ventaja! Fue un ejemplo para todos y comprobamos como, en igualdad de oportunidades, ¡los resultados son incluso mejores! Fue un ejemplo para todos y vimos que la igualdad de oportunidades no resulta en igualdad de resultados, sino en un mejor rendimiento. Formación artística Además de ayudarles en el terreno académico, durante muchos años dedicamos parte de nuestros esfuerzos a ofrecer a los niños y niñas de nuestros pueblos formación artística y deportiva. Siempre habían sido los niños de castas altas o de familias pudientes los que tenían la oportunidad de aprender a bailar, cantar, tocar instrumentos o hacer teatro. Los niños dalits, pertenecientes a las comunidades más oprimidas y discriminadas de la India, nunca tuvieron esa posibilidad. Sin embargo, desde hace más de 20 años, cuando en Anantapur se necesita un grupo de niños para actuar en espectáculos importantes, siempre convocan a nuestros niños dalits o tribales. En el escenario, ellos se convierten en dioses y diosas, reyes y reinas. Estas habilidades artísticas y deportivas han supuesto no solo la oportunidad de mostrar su talento, si- no algo más importante: un avance en su estatus y su reconocimiento social. Mi querido marido falleció el día 19 de junio. El primer grupo de padrinos españoles que nos visitan cada año en Anantapur llegó a nuestro campus el 10 de julio. La recepción del grupo fue un momento muy emotivo, porque Vicente solía esperar al primer grupo con mucha ilusión e impaciencia. Dos o tres horas antes de que llegaran, Vicente ya me decía: “Anna, llega el grupo, vamos afuera a esperarlo”. Hasta ahora, hemos recibido a más de 10 grupos y todos me dicen que, aunque Vicente no esté físicamente, perciben su presencia en todos los proyectos que visitan o en el orgullo de aquellos que hablan de él. Antes de fallecer, Vicente había expresado en varias ocasiones su deseo de ayudar a los adultos con discapacidad mental para que pudieran vivir con dignidad y cierta independencia. A menudo estas personas son abandonadas por sus familias y quedan a expensas de un mundo cruel. Así que ahora estamos haciendo un estudio en nuestros pueblos para ver cómo podemos hacer de este último sueño una realidad. C omo parte de los homenajes a Vicente en las aldeas, también yo organicé una comida en casa para todo el maravilloso equipo de doctores, enfermeras y demás personas que ayudaron día y noche a cuidar de Vicente y a sobrellevar los tres meses más duros de nuestra vida en común, después de que sufriera la embolia en marzo. Ellos se turnaron para estar con nosotros en casa, a la par que seguían con su trabajo. Al lado de Vicente aprendimos acerca de la vida y la muerte en las circunstancias más difíciles; aprendimos cuándo tener esperanza y pensar en tener algún tiempo más juntos, y cuándo había llegado el momento de dejar partir a un ser querido para que continuara su vida en otro lugar. Desde hace muchos años, cada primero de mes Moncho y yo tenemos una reunión con nuestro equipo directivo de la Fundación de Anantapur. La reunión del mes de agosto la dedicamos a Vicente: cada uno rememoró sus mejores momentos y las anécdotas más divertidas. Fue una manera de cerrar una etapa y pasar a la próxima. H FERRER, VICENTE; 1 FUNDACION VICENTE FERRER; ONG S O.J.D.: 181274 E.G.M.: 802000 Fecha: 29/11/2009 29 DE NOVIEMBRE DEL 2009 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 11 11 Tarifa (€): 18005 Vicente Ferrer, ejerciendo su contundente oratoria ante un auditorio entregado. L a verdad es que mi equipo y yo disfrutamos mucho hablando de Vicente. ¿Por qué nos gusta tanto? Lo cierto es que nos hace reír... Su sentido del humor y su particular manera de expresar una idea, mostrarnos el camino o darnos un consejo en una única frase, era algo que tan solo él podía hacer... Una de las recientes reuniones del equipo directivo la dedicamos a Vicente y recordamos algunas anécdotas. Esto nos hizo reír y nos animó a seguir adelante. Uno de nuestros directores rememoró un incidente que sucedió hace muchos años. En aquel tiempo, la mayoría de los colaboradores que empleábamos como trabajadores sociales tenían pocos estudios, ni siquiera habían terminado la educación secundaria y con gran dificultad sacábamos el trabajo adelante. Entre tanto, alguien tuvo una idea brillante: escoger a personas altamente cualificadas con un máster en trabajo social o en sociología. Con gran entusiasmo –algo que siempre tenemos en abundancia en la Fundación–, encontramos a unas 20 personas con másteres y las mandamos a las aldeas. En un periodo corto esta sensacional banda decidió que podrían llevar a cabo el trabajo mejor que nosotros, y empezaron a crear graves problemas por todas partes. Interpusieron quejas contra nosotros al Gobierno (incluso al primer ministro) y a las organizaciones que nos financiaban; contactaron con partidos políticos extremistas para que se enfrentaran a nosotros; organizaron manifestaciones y animaron al resto de trabajadores a que se unieran a ellas... Al final, tuvimos que pedirles a todos que se marcharan y empezar de nuevo con la gente de las aldeas. C uando el líder de este pelotón se iba, Vicente le ayudó a reiniciar su vida en algún otro lugar. Cuando los miembros de nuestro equipo vieron esto, se enfadaron mucho, y dijeron: “Father, ¿por qué estás ayudando a alguien que nos ha dado tantos quebraderos de cabeza?”. Vicente respondió: “Mis queridos amigos, cuando vuestro enemigo se marche, tenéis que ponerle la alfombra roja”. Cuenta Sagar, el director del sector de Vi- CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. nista de esta historia. Ashok estaba muy entusiasmado con el cargo y le preguntó: “Father, como presidente, ¿cuál será mi papel?”. Por supuesto, Ashok esperaba una respuesta típica como: “Tú serás responsable de que la Fundación cumpla con los requisitos legales y tributarios y te encargarás del departamento de desarrollo comunitario, etcétera”. Pero Vicente Ferrer es Vicente Ferrer, y no da respuestas típicas. Así que le dijo: “Mi querido Ashok, como presidente de la organización, en caso de que tengamos problemas con las autoridades y pongan una demanda contra nosotros, tú tendrás que ir a la cárcel en mi lugar” (me puedo imaginar la cara de Vicente dando esta contestación, acercándose a Ashok con ojos penetrantes y brillantes. “Papel, papel… ¿Quieres saber tu papel?”). «Para ayudar, el P cielo es el límite» desto proyecto de cuencas hidrográficas. Vicente lo cuestionó. “Chalapathi, ¿qué es esto? ¡Ni si quiera ayudará a 100 familias a salir de la pobreza!”. Chalapathi le dijo: “Father, no sabía hasta dónde podía llegar…”. Entonces, la contestación de Vicente fue clara: “Para ayudar a la gente pobre, el cielo es el límite”. Me pareció una bonita respuesta. Cualquier otra persona podría haber dicho que puedes hacer un proyecto para 100 o 500 pueblos, o de tantos miles de euros... Pero no Vicente. Él siempre lo expresaba en su manera especial. vienda, que en una ocasión participó en una reunión del sector de salud comunitaria con las enfermeras y los doctores rurales. Para cerrar su intervención, Vicente les dijo: “Solo si todos vosotros trabajáis duro, las puertas del cielo estarán abiertas para mí”. Nuestros trabajadores se entusiasmaron con esta afirmación que unía su buen hacer a la entrada de Vicente en el cielo; les hizo sentir humildes y orgullosos a la vez. Ellos consideran a Vicente uno de sus dioses (en la India hay miles), y nunca creyeron que estuviera en su mano hacer algo por él. Con una simple frase, Vicente probablemente hizo más que con todos los discursos del día, dando al personal la fuerza y la motivación necesarias para ir adelante. En una ocasión uno de los miembros del equipo debía preparar un proyecto de ecología que tenía que salvar la tierra de nuestro distrito de Anantapur, azotado por la sequía de manera crónica. Temiendo proponer algo demasiado costoso, al final presentó un mo- El papel de Ashok ara Vicente solo había una causa, un objetivo en la vida, ayudar a cientos de miles de personas a salir de la pobreza, y todo lo demás (gestiones, papeleo, normas, políticas, etcétera) ¡no le importaba! En ese momento, Ashok no acabó de entender qué trataba de decirle pero, al relatar esta historia, él comprendió la grandeza de esas palabras: Vicente quería que dejara de lado el cargo y se entregara en cuerpo y alma a la organización. Algunos meses antes de que Vicente tuviera la embolia, tal vez reflexionando sobre el día en que él faltara, me sugirió lo siguiente: “Anna, si siempre piensas en la gente pobre y sus necesidades, nunca andarás mal encaminada”. Para mí y para todos nosotros en Anantapur, esta pequeña frase posee más sentido que una larga lista de objetivos a tener en mente. Si siempre piensas en los pobres y en sus necesidades, las 24 horas del día de todos los días y años… ¿Qué más puedes hacer? Porque, mis queridos amigos, esto es precisamente lo que Vicente hizo durante toda su vida. Allí, en una frase sencilla, encontramos la respuesta a cualquier duda que surja acerca de lo que tenemos que hacer en el futuro. H Uno de nuestros colaboradores que estuvo con nosotros al inicio y vino a visitar a Vicente cuando estaba en el hospital, me contó una anécdota de los primeros años que me encantó. Resulta que Vicente nombró presidente de la organización a Ashok, el protago- 1 FERRER, VICENTE O.J.D.: 181274 E.G.M.: 802000 Fecha: 13/12/2009 Sección: CUADERNO DEL DO 13 DE DICIEMBRE Páginas: 7 DEL 2009 7 Tarifa (€): 18005 La fundación es capaz de organizar un operativo de emergencia en pocas horas. H ace poco, la Fundación tuvo que atender una catástrofe muy cerca de casa. Los distritos de Nalagonda, Karapa, Mahaboodnagar, Kurnool y Krishna de nuestro estado de Andhra Pradesh sufrieron las peores inundaciones de los últimos 100 años. Los distritos adyacentes a Anantapur –Kurnool y Mahaboobnagar– fueron los más devastados. El río Krisna y sus afluentes Tungabhadra y Kumudavathi se desbordaron e incluso hubo presas que se agrietaron. En Kurnool y Mahaboobnagar, pueblos enteros se inundaron, las casas quedaron cubiertas por el agua, las familias perdieron todas sus posesiones y las cosechas quedaron destrozadas. Las pertenencias de las familias podían verse colgando en lo alto de los árboles. En algunas aldeas ubicadas cerca de los ríos, el agua no solo inundó las casas, sino que se las llevó por delante y quedaron reducidas a escombros. La gente tuvo que salir corriendo solo con lo puesto para salvar su vida. Algunas personas fueron arrastradas por el agua hasta tres kilómetros y pasaron días hasta que sus familiares supieron si habían sobrevivido o no. Como es tradición en la Fundación, el mismo día que tuvimos noticia de este desastre enviamos a tres equipos integrados por 60 personas (médicos, enfermeras, trabajadores sociales, conductores y responsables de los equipos). T odos los sectores de la sociedad, incluyendo el Gobierno, respondieron a esta catástrofe lo mejor que pudieron dadas las circunstancias, intentando coordinar al máximo sus esfuerzos para cubrir todas las necesidades y evitar duplicaciones. Pero no fue fácil responder de forma rápida y eficaz. Las comunicaciones eléctricas y telefónicas estaban cortadas, las carreteras inutilizadas, las subestaciones eléctricas inundadas…. Cuando piensas en las dificultades que EEUU tuvo para establecer un dispositivo efectivo durante el huracán Katrina, entonces puedes imaginar lo complicado que es para una administración local en la India tener los sistemas y los recursos listos para actuar con eficacia en un tiempo breve. Gracias a la amplia experiencia que he- CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. nos de material llegan al pueblo, cada familia acude a recibir su kit: agua potable, arroz, ropa para mujeres y hombres, esterillas para dormir, etcétera. Al final del día la gente esta feliz y satisfecha. Además, el Gobierno aprecia que haya una organización que llegue a la zona devastada y les ayude de forma ordenada. Al mismo tiempo, apoyamos a otros grupos que necesitan asesoramiento para organizar su labor. Mi historia favorita de las recientes inundaciones es la de nuestras propias familias de los pueblos del distrito de Anantapur, pobres ellos mismos, que contribuyeron con casi 150.000 kilos de arroz, lentejas, mantas, ropa y esterillas. En Kurnool y Mahaboobnagar parece que la gente del lugar comentó que la mejor asistencia que recibieron fue la de sus vecinos del distrito de Anantapur. Nuestras comunidades dicen que esto es debido a que durante 40 años Vicente Ferrer les enseñó a tener compasión por los demás. «Organizados en la catástrofe» L mos adquirido durante 40 años llevando a cabo proyectos de desarrollo integral, si algo sabemos hacer bien es organizar cualquier tipo de actividad a gran escala. En 1987 hubo una severa y prolongada sequía en el distrito de Anantapur, y pusimos en marcha con éxito un proyecto de acondicionamiento de tierras para más de 15.000 familias que les permitió ganar un jornal y pasar la estación seca. En el mismo año, ayudamos al Gobierno a organizar en nuestras 200 aldeas el primer programa de vacunación universal para la polio, la difteria, el tétanos, el sarampión y la tos ferina, a través del cual cubrimos 30.000 niños de 0 a 5 años. Por otro lado, cada año 20 dentistas procedentes de Dentistas Sin Fronteras nos visitan, se quedan un mes y nosotros lo disponemos todo para que, a fin de mes, hayan tratado a más de 3.000 personas…. Así es como hemos llevado a cabo decenas de actividades de este tipo, cubriendo todos nuestros sectores de desarrollo. Todo este tra- bajo de organización a gran escala ha sido de incalculable valor en las emergencias en las que hemos participado durante los últimos seis años. Cuando los equipos de la Fundación van a socorrer a las víctimas de una de estas catástrofes como las recientes inundaciones, ellos tienen una excelente capacidad para organizar la asistencia y distribuirla sistemáticamente, de forma que la gente queda muy contenta. Al llegar a una zona afectada, lo primero que hacen es reunirse con el administrador del Gobierno para que les indique qué pueblos hay que atender, de manera que los equipos se distribuyen en función de las prioridades. Una vez en las aldeas, van familia por familia y hablan con sus miembros para conocer su situación y sus necesidades. Normalmente distribuyen vales con los que más tarde las familias podrán recibir ayuda, y se ponen de acuerdo para regresar en breve con las provisiones. Cuando los camiones lle- a Fundación ha ayudado a 40.000 familias, proporcionándoles los alimentos y los enseres necesarios para superar la fase de emergencia. Ahora que ha bajado el nivel de las aguas, el reto está en limpiar las zonas afectadas. Las casas y las calles han quedado llenas de barro y basura que desprenden un fuerte hedor, lo cual imposibilitará a las familias ocupar sus hogares en los próximos meses. Los gobiernos de los estados vecinos han enviado a miles de trabajadores y maquinaria para colaborar en la limpieza, pero se tardará tiempo en recuperar la normalidad. Mientras tanto, nosotros estamos estudiando la posibilidad de reconstruir algunos de los pueblos que han quedado totalmente devastados, levantando alrededor de 1.000 casas y algunas escuelas. Aún no sabemos de dónde llegarían los fondos, pero siguiendo los pasos de Vicente, vamos donde hay necesidad y sufrimiento, y más tarde ya vemos de dónde sacamos los recursos. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 181274 E.G.M.: 802000 Fecha: 03/01/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 Tarifa (€): 20005 - 7! Un grupo de niños ciegos acudea un centro de educaci6nespecial de la FundaciónVicente Ferrer en Anantapur. lguien me preguntó hace poco: ,Anna, ¿después de estar tantos añosen este pais te hasacostum"~~ bradoal sufrimiento?,,. Entonces me vino algo a la memoria. Hace u oos meses, entró un compañeroen la ofitina y lne dejó un sobre encimade lni mesa. Io abri y había unas lolos dentro. Cogila priinera y la miré. Rápidamentetuve que tapar la loto con mi mano.iEra demasiadoterribleT I )espués de un rato, aparté mi mano,miré ot ra vezy la volví a ta par, Hiceeso varias veces hasta que mis ojos y mi corazón pudieron contemplartal sufrimiento, l¿,ra la foto de una joven que habia sufl’ido severas quemadnrasy tenia desfigurada la cara y la par- " te superior de su cuerpo, Su boca estaba siempre abierta y unida al cuello. Mevinieron los mismospensamientos qne suelo tener al ver ¿/personas en estas situaciones extremas: LCt~áotosnteses lleva asi? ¿Puededormir? / (onrer? ¿Respiral° Entoncesle pedí a nuest ro I rabaiador que mecontara su historia. Me’dijo que se Ilamaha Shameen.Se casó con un honlbre que perlenecia a una religiÓn distinta. Lospadres de los ióvenes, por supuesic}, llo estnvieron de acnerdocon la telaciÓn. Nose sabesi tiro ella quien, en su desespera( i(ln, intentó suicidarse prendiéndoseI~lego con queroseno,o si alguien trató (le matarla. En ese momentono importaba. Lo primordial era ver si podianmshacer algo por ella. En h)s 40 ai~os que he estadoj unto a Vicenteen el distrito de Anantapur, la Fundaciónha ayudado a miles de personas corto Shameenen dit(qenl es si l uacionesdesesperadas.A vecesla p]-o[~i~lt~Hllilia vieneii nOsotros eta buscade d>lSl CHe IiK Ot FaS veceses uno de nuestros trabiqadorcs de las aldeas el que nos informa. EI~ el (aso de Shameen,fñe descubierta por unos padrmosde la Fundaciónque visitahLll] ii los niños en una aldea. Desdehacia me.~s. permaneciaescondida en una habitación >>~u ra sin quenadie (l uisiera entrar, excepto pa ra llevarle algo de cnlner y salir corriendo. ( tlandn n uestros padrinos la encontraron, esldba eU los huesos puesln que solo podía inge~il liquidos con gran dillcuh ad. Estoysegura k’ que hay personas de nmchospaises que suit’co accidentes tt’ágkos ygraves desfiguracio1~c’>l,a dilerenciaes que en la India, especialH R’nl e en el área rural, la nlayorla de las veces las ~hlnilias son anaKabetas,no sabena dón.le n, v no tienen dinero ni para plantearse Ilev;/i a su It{in a algunaciudadcercana.Si toináA LaviudadeFerrervuelvea sucitaquincenal conloslectores deELPERIODICO paraexplicar unpuñado deanécdotas sobre el hombre quecambió el destino demilesdedesfavomcidos para siempre. Todas testimonian su entrega. ,,[qc Nuevo,con la preparación de todos lus planes que llevaremosa cabo, esta vez sin el gqa n jele. Por lo general en la India, independientemente de la religión, la mayoriade las limfilias celebran las grandes fiestas acudiendoal templo y preparando una comida especial. Los hindñs no puedencomercarne el dia que van al templo, y comohay gente vegetariana y gente que no In es. las fiestas importantesse celebran en dos días. En uno preparan comida vegetarkma, y en el otro, carne, tA.si todos esláu conlenlos! ~ n nuestro campus, por Nochevieja. [ siempre solemoscolgar lnces de colores en todos los árboles. Las familias cristianas prepanmcontida ti~ __ pica e invitan a los vecinos a su casa Además,hacemosuna cena especial para todos los niños y los que vivenen las (’asas y chabolas del barrio de enfi’ente. Esa nochennestros organizadores culturales preparan un programapara los niños en el que los pequeños hacen de payasos y comediantes. El dia de Nocheviejalas familias que vivilnos era los cinco campussituados en Anantapur nos rt~ unimos en nuestro campusprincipal yvielte nn grupo de música, el mismodesde hace 30 años. Los niños se divierten mu(hobailando jugando. Antes. a las 12 de la nocheVicenIe y marido. Aúnse cubre el rostro la mayorpaP yo cortábamnsun pastel enornte y lèlicilába te del tiempo. Cuandoentró en la olicina no mosel ~M~oNuevo.Además,durante las fies se sentó en la silla de inmediato,sino que vitas, soliamosinvitar a los españolesque estano a mi lado y se cogió a mi brazo conrosi se ban en el campnsuna noche a cenar a casa. aflerrara a la última esperanzade vida. Tras reEste año nos preg,ptnt t ábantns quë hacer confortarla un rato, le pedi que toinara asienporque, aqui, cuando un lamiliar muere, norto. Se sentó 5 minutos,y otra vez saltó a ini lamalmenteno se celebran las fiestas dn ranle do. Medi cuenta de que su trauma psicológico el año sigmiente, kt [amilia v la Fuodaci0nsaera aún mayorque el fisico, y para el prhnero bemosque it Vicente le gustaria que (elehrá es mny di~icil ofrecerle ayndadesde Anantaramos la Nochevieja comosiempre, pero sapur, puesto que aquí no hay psicólogos. Sé que bemosque tenemosqtle respetar los st.,n t lhay cientos de pro[esionales en Españaque estalentos de la gente Asi que, por los ninos. tarán pensandoen socorrerla, per() es necesaseguiremosadelante con las cc[eb]-acÌones ha rio hablar telugm, lengua local de AndhmPrabituales, pero sin ponerlas lu(es y sin llamar desh. estado al que pertenece nuestro distrilos músicos. to. Cuandoal linal del encuentro le pregunté: lloy en una radio me han pregunladn:.An.Shameen, ahoramismo,¿cuáles tu mayor na, ¿dónde creesqueestáVicente?,,¯Y de manecesidad?,,.Í!lla simplementedÜo:-Quieneraespontiinea y un pocoegoísta, he t ontesro sercapazdecomer,,.El hechoes que, atratado:-¡Conmigo!-. Siempre siento su presencia. Pero seguro que Vicenteahora est á COl]. que]raya presenc.iado el suh’imiento durallte 40 años, aún no me he acostumbradoa él. Aún todos aquellos qne sulren, todos aquellos que meduele ver estos casos extremosen los que le necesitan y con todo el mundoque quiere realizar tina buena acción para los demás. unas veces podenros ayudary otras, no. Mientrasescribo esta carta estanmsviviendo en Anantapur la priinera Navidadsin nues! ro querido Vicente. Y por supuesto, el Año me habitúo al sufrimiento» ramosuna fbto satélite de las aldeas de Anantapur que nos mostrara a todo el Inundo en sus casas, comF¢obariamos que hay múltiples casos de tremendosufrimiento. Niños y adultos con graves problemasde salud tendidos en el suelo de alguna habitación oscura. Son situaciones que desbordan la capacidad de respuesta de la thmilia: un niño con parálisis cerebral, unapersona que nmerede cáncer o de sida, esta joven desfigurada... n trabajador nuestro acompañóa Shameeny a su maiàdoa un hospital de Bangalorey el cinljano plástico dijo que pensaba qne podia ayudarla a ganar funcionalidad para comery beber, y movimientoen sus hombrosy manos. Pero no estaba seguro de qué podría hacer a nivel estético. [tasta el momento,Shameense ha sonrOtidoa dos intervenciones y puedebeber y comer un poco mejor. Ha perdido audición debido a las quemaduras,yuna de las oreias está demasiado dañada para aguantar un audilono. Así que ahora va a operarse de onevopara reconstruir la oreja dañada. Hace poco Shameenvino a verme con sn ~~J FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 181274 E.G.M.: 754000 Fecha: 17/01/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 Tarifa (€): 20005 AnnaFerrer firma el libro de honordurantela entregade la medallade oro del Senado a Vicente Ferrer, a titulo póstumo,en su última visita a España. ecientemente estuve tres semanas [’-’--~ en Españapara participar en los actos de lmmenajea Vicente que la I Fundaciónorganizó en aquellas I ciudades donde tenemos delegaciones o gru pos (le apoyo.Ademásraye la oportunidad de ver a muchossita patizantes y colaboradores y de reunirme con representantes !~u bernamentalesque ya conocian a Vicente y apoyanla labor de la Fundación.Mi hijo Moncho asistió a los primerosactos de Barcelona, Bilbao, Sevilla. Huelva,Jerezy Terrassa, yyoestuve en los homenaj~sde M~drid, Mallorea,Valencia, Alicante, Gironella y Canetde Mar. Aterricé en Madrid el 15 de noviembrepor la tarde con mi eompaflerade viaje, Cñstina. Fuimosdirectamente al hotel porqueal dia siguiente tenla una entrevista de televisión a primera hora. A las seis de la mañanaya estaha despierta. Así que aprovechépara escribir mi discurso para el acto de entrega de la medalia de oro del Senadoa Vicente, a titulo pósI umo.Antes de las nuevenos diriginms a los estudios para participar en el programamafinal. La primera pregunta de esta primera entrevista de mi viaje a Españafne una que siempre ine deja con la mente en blanco: .Anna, ¿quétal era Vicentecomo maddo?-. Lo penséunosinstantesy dije: ,,¿Puedo decirla verdad? Locierto esquenolo sé...-. Vicente y yo no terliaulos muchotiempo para ser maridoy nmjer y, ante lodo, fuimos muybuenos ~ ompañerosde trabajo. SiVieente tenia fama por algo, no era por su faceta comomarido. Puedodescribir a Vicente comopersona, comoun gran hon’,bre, comoun excelente trabajador humanitario, pero como_marido,ila verdad es que no sé[ A la mañanasi~riente, asisti a la ceremonia del Senado.Fueun acto preciosoy ni I.ry emotivo, y creo que el pequeñodiscm’soqne escribi ~onel.jel hlg de la mañana tire el mejorque es(ribi en esas tres semanas. Todoslos actos de homenajea Vicente fueron nmyemotivos y las salas se llenaron.Jordi Folgado, el director de la Fundacionen España, e lnés Mili;i, la directora de comunicación, nle acompañaronele todos los actos y tengo que agradecerles a ellos y a todo el equipo la gran labor realizada. I)espués de ~ada acto saludé a cuantas personas pude y fi r rné muchoslibros. Estoy segura de que, para mi marido, firmar sus libros y charlar al mismotiempo, era muyt¿icil, Pero para mi, pensaren las dedicamrias, en cómo decMasen castellano y charlar a la vez lhe u n poco complicado, y megustaría utilizar esta nport tlnidad para disculparme si algunas dedicatorias no tienen sentido. En una de las retmionesen Alicanle. nt len tras saludabaa los asistentes, ulta muier(le unos 50 años se acercó y al saludarme medijes: ,,Arma,voya morirpronto,,. Iistas son palabras muyduras de oir. Si no II u biera perdidoa Vicente hace poco the hubiera costado contestar de inmediato. Se llamaba Beatriz Nieto, estaba en paz y parec/a que babia aceptado con st~ renidad su situación. Meal!in que no tenia nmcba lamilia pero que, ,4enia un hermano queta queñamucho,,.Mehizo fiAiz escuchares(~ tilla queria dqiar toda su herencia para la labor de la Fundación. La viudade Ferrer vuelve a sucitaquincenal conloslectores deELPERIÓDICO paraexplicar unpuñado deanécdotas sobre el hombre quecambió el destino demilesdedesfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «No tuvimos tiempo para ser esposos» na, ¿puedes decimos cómoes posiblequeuna persona dedique todasu vidaa mejorar la vida de los demás?,,.Mientas pensaba en qué contestar mevino a la cabezauna de las frases de Vicente:-Laclave de la felicidad está en el equilibroespiritualde quererse a si mismo y amara los demás,,.Másque una larga explicación mepareció que era una bonita respuesta. Y es que Vicente tenla una capacidadespecial para decir en pocaspalabras lo que otros necesitan dos páginas. Enotra televisión el presentador mepreguntó: ,,Arma,¿cómo se siente, viniendo deunpaísdonde la gentenotienenada,al llegara unpaisdonde la gentetiene tanto?,,. Y recordé que una vez, estando de viaje con Vicenteen España,alguien le dijo algo similar. Y él contestó:.¡Pues mehace muy feliz quehayamucha genteen España quetiene tanto porqueasí podrépedidesqueayuden a nuestrasfamiliaspobres de Anantapurb,. Me pareció que esto era muchomejor que cualquier cosa que yo pudiera decir. vez en cuandohay gente que tiene fiebre o padece algún problemade estóluago. Pero esto era diferente. Se trataba de un caso serio, nuestro doctor dijo que tenia neulnonia, algo peligroso para algmien de su edad y cuyo estado gg neral de salud ya no era muybueno. n las capitales y ot ras ~itldadesluvimos eucuentros con ]us presidentes y autoridades que teman relación conVicentey nuestro~ I ralxij o. I:nc oco después, me inlormaron que la --. ron muy antables al dedicarnos par hablan ingresado en nuestra unite de su tiempoy pude cnmprobar el respelo y dad de cuidados intensivos, sus ricariño que tienen por Vicente y por la Fnndañones hablan empezadoa tállar y ción. Hablandocon ellos sobre la forma(It, ser temíanpor su vida. Esto nos aterrode Vicente,práctica y a la vez espiritnal. In(los rizó y al final tuvimosque enviarla a unode estnvimos de actterdo en que la Fundaci0ndllos mejores hospitales especializados Bangalo- be mantenerla diInensión espiritual del Irabare, donde permaneció una semana, Finalmen- in. Sin la parte espiritual, por muchoclue hagate se recuperó. Por" supuesto, ella no estuvo so- mos sería comoun (uerpn sin ahna, la, nuestros médicos,traductores y otros comTodoslos amigosv colaboradores que vi n muchasocasiones las palabras de pañeros de la Fundaciónestuvieron a su lado me demostraron la maravillosa relación quc Vicente mefueron de gran utilidad. en todo momento.Antes de irse, Luisa confetenemos entre la India y Esi)aña, cnmpartieu En Madridtnve"~una entrevista con só a nuestro doctor que en los últinms años ha do todos la tnislna convicciónde traba~j¿ll pox un periódicodigital. Por unosinsbia dejado de creer en los seres humanos,pero un mundoinelor. S(’nl i que es u na relación tantes mealarmé al creer que yo, que el cuidado y amabilidad que había recibi(]ue tenemosq ue Ctl ida r v b acer quecrezca ell que soy muylenta con el ordenador, tendria do en la Fundaciónla ayudaron a recuperar su los años venideros para que podantos (on lique teclear todas mis respuestas.., Pensé:~d)ios Mi tercer dia en Españaempecéa recibir lla ma- lb en la bondadque existe en todas las persoimar haciendo realidad los sueims (le Vil enw mío,teniendo en cuentalo despacio queescri- das desesperadas desde Anantapur diciendo nas. Aparte de curarse, lo másimporlanle ftle ayudar a cientos de miles de personas a ~alH bo,nospasaremos todoel dia aqub,.Porsuer- que una de nuestras madrinas estaba enfern~a que esta mujer renovó su {b en la Hulnanidad de la pobreza._---le había Lin.jovenque meleia las preguntasy. de gravedad. Se llamaba Luisa y. según mecoEsto mehizo ver que el espirilu de Vicente, el con una rapidez impresionante, tecleaba mis mentaron, tenla unos 65 años. Recibimosmu- de la Fundación.la convicción en la buena ac res puestas. /Ino de los lectores preguntó:,,amchas visitas cada año, casi 2.000 personas, y de ción a favor de los que sufren, sigue vivo. L ~ FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 26 O.J.D.: 181274 SOCIEDAD E.G.M.: 754000 Fecha: 31/01/2010 Sección: PORTADA Páginas: 26 DOMINGO 31 DE ENERO DEL 2010 Tarifa (€): 15680 Una oenegé de premio 3 El testimonio de la ‘sister’ La viuda de Vicente Ferrer relata para los lectores de EL PERIÓDICO el trabajo que lleva a cabo la fundación con los niños ciegos y las mujeres con discapa- Páginas 24 a 26 LLL cidades físicas que, a través del estudio y el trabajo, dejan de ser vistos como una carga por parte de sus familias y consiguen hacerse respetar. Las ideas son trocitos de oro Niños invidentes y mujeres discapacitadas salen adelante estudiando y trabajando JUAN ALONSO ANNA Ferrer PRESIDENTA DE LA FUNDACIÓN que estas bolsitas estaban hechas en un país africano y se vendían muy bien en los mercadillos mallorquines. Cuando regresé a Anantapur estuve muy ocupada y durante algún tiempo no miré nada. Al cabo de un tiempo empecé a recibir algunos e-mails a modo de recordatorio preguntando por las bolsas. Así que enviamos a dos o tres trabajadores a investigar si existía algún material similar. Y encontramos el yute, una fibra natural fina y larga que, tras el algodón, ocupa el segundo lugar en producción y variedad de productos elaborados. Precisamente en Bangladesh y en la India se produce el mejor yute del mundo. CUANDOPENSÉenquién El otro día estuve en nuestra escuela de secundaria para niños invidentes. Es un centro de educación inclusiva que, además de niños ciegos, acoge niños con discapacidad física y niños cuyos padres han fallecido o están infectados por el VIH. Siempre que llego, un grupo de 20 o 30 jóvenes me rodea y uno de ellos empieza a preguntar: «Sister [así es como me llaman en Anantapur], ¿cómo estás?». Luego me preguntan cómo están Moncho y Visha, su mujer. Y cómo está mi hija Yamuna. Después, proceden a indagar por cada nieto, del primero al último. Y luego, por todos los de la Fundación. Y yo les confirmo que estamos todos estupendamente. Y añado: «Si todos vosotros estáis bien y contentos, entonces, nosotros también». Pero ellos insisten: «No, sister, si TÚ estás bien, entonces nosotros estamos bien». Al final, llegamos a un acuerdo y a la conclusión de que si todos estamos bien, todo va bien. Cuando el otro día fui a verles, este grupito estaba en el aula, aunque ya había acabado las clases. Les pregunté por qué no estaban jugando. Respondieron que para ellos no había tiempo de recreo, que estudiaban después de clase, y también los sábados y los domingos. Estuve a punto de decir: «¡Dios mío, qué terrible!». Pero entonces me di cuenta de que ellos eran los famosos estudiantes de décimo y en la India hay un examen público en este curso, último de secundaria, cuando los niños tienen 14 o 15 años. Y deben aprobarlo si quie- 33Niñas con distintos grados de ceguera aprenden a leer en sistema braille en la Fundación Vicente Ferrer. ren cursar estudios superiores o acceder a un trabajo básico. Y aún hay muchos niños sin discapacidad en nuestras aldeas que no lo superan. Entonces pensé que mejor me callaba pues estos niños invidentes se juegan su porvenir en este examen. HACE 15 AÑOS , la mayoría de los niños ciegos y con otras discapacidades ni siquiera estaban escolarizados. En 1995, cuando empezamos nuestra primera escuela de primaria para niños ciegos en uno de nuestros pueblos, después de motivar durante meses a los padres, acabamos teniendo tan solo tres alumnos el primer día. Los padres no sabían que existía el sistema braille y no los querían mandar al colegio porque pensaban que todos se iban a reír de ellos. En aquellos tiempos, cuando visité una de las aldeas, los padres de uno de los pocos niños que estudiaban en nuestra escuela vinieron a mí y pusieron a nuestros trabajadores por las nubes. Sorprendida, les pregunté las razones. Me contaron que no tenían intención de escolarizar a su hijo ciego, pero el personal de la Fundación fue a su pueblo para convencerles, no una ni dos ni El personal de la fundación fue 100 veces a casa de un niño ciego hasta que logró escolarizarle tres veces, ¡sino 100! Al final, se cansaron de oírlos y mandaron al niño a la escuela. Y ahora ellos estaban entusiasmados porque su hijo aprendía a leer y escribir. Motivar a la gente hasta el punto de hacerse pesado no es la mejor estrategia, pero a veces, ¡funciona! Hoy, cerca del 100 % de los niños ciegos en edad de acudir a primaria están escolarizados. LAS IDEAS SON como las semillas, a veces germinan y florecen en bonitas plantas y árboles, y otras veces permanecen solo como semillas. Tenemos seis talleres de artesanía en los cuales 200 jóvenes con discapacidades hacen preciosos artículos que vendemos en nuestro campus y también exportamos a España para nuestras tiendas solidarias. Este bonito proyecto nació de una idea lanzada a finales de los 90, mientras Vicente y yo estábamos en Mallorca, conversando en casa de Dolors, una de nuestras responsables más antiguas. Dolors me enseñó una pequeña bolsa hecha de una fibra seca. Me dijo: «Anna, ¿por qué no intentas encontrar un material como este en Anantapur y que nuestras mujeres en las aldeas hagan productos de artesanía? Podemos exportar los productos a España y mejorar los ingresos de las mujeres». Dolors dijo deberíamos seleccionar para aprender a hacer los productos de yute, quise dar la oportunidad a las jóvenes que tenían alguna discapacidad pero cuyas manos eran aún hábiles. Muy pronto, el primer grupo de chicas vino a nuestro campus para una entrevista (algunas andaban sobre sus manos y rodillas; otras iban en triciclos, sillas de ruedas o muletas; otras eran chicas sordas o con ligera discapacidad mental… ). Cuando las saludé, me pregunté si podrían hacer productos con la calidad suficiente para exportarlos. Un año después, elaboraban productos de gran calidad. Ahora, tenemos centros de yute, papel maché, bisutería, bordados, costura y crockery (vajilla). En una familia pobre cada persona debe contribuir a la economía familiar, incluso los pequeños. Cuando no puedes porque estás enfermo, eres mayor o tienes alguna discapacidad, te perciben como una carga. Si eres una mujer todavía es peor, porque difícilmente te casarás y entonces serás una carga de por vida. La pobreza también es cruel. Cuando los padres estén cansados y desesperados, señalarán a la persona con discapacidad y se preguntarán por qué tuvo que nacer. Ahora la vida de estas 200 chicas que se dedican a la artesanía constituye una revolución silenciosa. Poseen ingresos regulares, cuenta bancaria y ahorros, y ¡muchas de ellas se han casado! Las ideas son como trocitos de oro: nunca podemos reírnos de ellas o descartarlas como imposibles de lograr. H FERRER, 27 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 6 O.J.D.: 181274 E.G.M.: 754000 Fecha: 14/02/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 6 14 DE FEBRERO DEL 2010 Tarifa (€): 14112 ALBERT URIACH Alumnas de Anantapur se preparan para conseguir una vida más plena, gracias a la ayuda de la Fundación Vicente Ferrer. CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER C uando Vicente y yo íbamos a Bangalore (la gran ciudad india más cercana a Anantapur), siempre nos sentíamos un poco pueblerinos. En Bangalore la gente llevaba cortes de pelo, ropa y zapatos modernos, y nosotros, que veníamos de una zona rural, no estábamos al día. Me imagino que la sensación que tienen los jóvenes dálits y tribales de las aldeas de Anantapur al llegar por primera vez a uno de los mejores institutos residenciales del estado de Andhra Pradesh es bastante similar, pero multiplicada por 100. Hace seis años la Fundación puso en marcha un proyecto educativo a través del cual se otorgan becas en prestigiosos institutos a aquellos jóvenes que sacan las mejores notas en el examen de décimo curso (último año de secundaria). Antes de marcharse, reunimos a padres y alumnos para prepararles. Llegado el momento, parten con sus maletas en un par de autobuses que les llevan a internados privados en ciudades importantes. Durante los primeros 10 años de su educación, estos chicos cursan primaria y secundaria en su pueblo, residen en aldeas polvorientas, y viven en humildes casas o chozas de cuatro paredes y apenas muebles. En el colegio se sientan y estudian en el suelo, y corretean descalzos por su barrio. R ecuerdo los primeros 200 jóvenes que lograron una beca. Estaban muy ilusionados. Eran listos, habían obtenido fantásticas notas y no necesitaban hacer uso de las cuotas del Gobierno para estudiantes pobres. Iban a convertirse en médicos, ingenieros, profesores. Iban a conquistar el mundo. Cuando el autobús en el que iban atravesó las puertas del internado, todos miraron por la ventana y vieron a otros chicos llegando de sus casas en coche o en motocicleta, bien vestidos, con zapatos y calcetines, riéndose y gritando en inglés. De repente, el autobús entero quedó en silencio –«¿dónde nos hemos metido?» «¿Cómo vamos a arreglárnoslas aquí?», decían–. Ninguno hablaba inglés, su ropa nueva comprada en Anantapur estaba pasada de moda… Una de las jóvenes me contó que entró por primera vez al instituto como «un tigre conquistador, y al cabo de cinco minutos, era un gatito tímido». Es asombroso que todos ellos no se dieran la vuelta. Durante las vacaciones nos reunimos con este primer grupo de estudiantes. Procedían de escuelas en La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos. Una plataforma lo postula ahora como candidato al Nobel de la Paz. que se sentían en la obligación de trabajar. Finalmente, dijeron que gracias a la motivación y a la ayuda de la Fundación habían decidido seguir. Entre los estudiantes que tomaron la palabra, las chicas eran asombrosas: mostraron un fantástico sentido del humor y también tuvieron el valor de criticar la excesiva dominación de los mayores sobre los nuevos estudiantes, haciéndoles demasiadas novatadas. Más de la mitad de los estudiantes que hablaron lo hicieron en un buen inglés. Todos ellos estaban seguros de sí mismos, contentos y sabían lo que querían hacer. En sus aldeas, la gente les tiene mucho respeto porque estudian en centros de élite. Ha sido una transformación impresionante. «Damos pasos U hacia la igualdad» las que la educación se impartía en telugu, la lengua del estado de Andhra Pradesh, y habían empezado las clases de inglés en sexto. Carecían de la confianza para hablar en telugu o en inglés frente a sus compañeros de clase o nosotros. No sabían qué querían hacer con sus vidas (ellos solo entendían que habían sacado muy buenas notas en el examen de décimo y habían obtenido una beca para uno de los mejores institutos). Ignoraban qué les deparaba el futuro. H ace un par de días, tuvimos una reunión en el campus de la Fundación con todos los 1.000 chicos que han logrado una beca hasta ahora. Dispusimos un toldo exterior y montamos un escenario. Estaba lleno de alumnos y de algunos padres. En estos seis años transcurridos, muchos jóvenes han completado sus dos cursos de bachillerato y han realizado exámenes para acceder a Medicina, Ingeniería, Enfermería, Odontología y Veterinaria. De entre todos ellos, 30 estudiantes que competían a escala estatal y nacional entre cientos de miles de candidatos tuvieron excelentes resultados. Seleccionamos un grupo de estudiantes para que nos contaran su experiencia. El primero en tomar la palabra fue Devendra Naik, que pertenece a un grupo tribal y que ahora estudia Medicina. En el examen de entrada, él sacó la mejor nota de todos los jóvenes tribales de la India. Se levantó para hablar, alto, seguro de sí mismo y utilizó un inglés fluido. Dijo que quería dar un consejo a aquellos compañeros que empezaban el bachillerato. Les animó a marcarse un objetivo –el que fuera– en una asignatura o en todas y, una vez fijado, siempre tenían que pensar en él y recordarlo cuando estuvieran trabajando, durmiendo, comiendo o andando. De este modo lo lograrían. Estas palabras me recordaron a nuestro Vicente, quien tenía una sola meta, mejorar la vida de cuantas más personas pobres fuera posible y, durante 60 años, cada día, cada hora, despierto o durmiendo, solo pensaba en ese objetivo. Algunos jóvenes comentaron que, aun habiendo sacado tan buenas notas en su examen de 10º, habían pensado dejar sus estudios por- na chica, Bharathi, dijo que cuando acabara quería ayudar a las personas mayores porque se había visto que algunas estaban muy abandonadas, especialmente las abuelas. Otros muchos expresaron su deseo de trabajar en la Fundación. Esto me demostró que estos chicos han hecho suyo el espíritu de la Fundación. Moncho y yo, sin saber lo que el otro iba a decir, dimos el mismo mensaje: lo que esperábamos de ellos no es que fueran los mejores estudiantes, sino que llegaran a ser buenas personas y utilizaran su conocimiento y desarrollo para hacer de sus hogares, sus aldeas y el mundo un lugar mejor. Me gustaría comentar la razón de ser de este proyecto. Después de la independencia de la India en 1947, casi todos los dálits eran analfabetos, pobres y vivían dominados por las castas altas. Paso a paso, han luchado para estudiar y prosperar. Aun así, muchos dálits todavía trabajan en empleos de baja cualificación; pocos se encuentran en posiciones de liderazgo o de alta especialización. Para hacer frente a este panorama, en el 2004 la Fundación puso en marcha este proyecto especial a través del cual cada año se becan a los 200 jóvenes que sacan las mejores notas (más de 500 puntos sobre un total de 600) en el examen público de décimo. La Fundación se hace cargo de la matrícula, el alojamiento y el material escolar, y les da una pequeña ayuda para sus gastos personales. Un paso más hacia la igualdad. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 181274 E.G.M.: 754000 Fecha: 28/02/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 Tarifa (€): 20005 Médicosde la FundaciónVicente Ferrer atienden a pacientes del distrito de Anantapur. uelo visitar con frecuencia el hospital especial que tenemospara atender a personasinfectadas por el VlH.Vicenteestá enterrado al lado de este centxo.A menudoveo muje/es, hombresy niños enfermos, en una situación tan crítica que pienso que no se van a recuperar. Pero a la siguiente visita mejorantanto que apenas puedo reconocerlos.Aquí en las zonas rurales de Anantapur,la gente no está muy acostmnbradaa los antibióticos y otras medicinas fimrtes. Suelen probar todo tipo de remedios caseros antes de acudir a un hospital.Además, gran parte de las personasde las áreas rurales no están bien nutridas y enfermancon facilidad, Cuandolos pacientes empiezana tomar antibióticos de caridad y a comerbien, pa- ....... recen tener una recuperación milagrosa, ..... Hasta principios delos años 90, nadie sabia nada acerca de esta enfermedad. Tampoco nuestro personal. La ignorancia era absoluta. En aquellos años llegaban a nosotros pacientes que estaban a punto de morir. Desconocian la enfermedad que sufrían. Desde entonces hemostrabajado duro tanto en la prevención, educando a la población, como en el tratamiento sintomático de los pacientes, ofreciéndoles apoyopsicológico, nutricional y médico. Tan solo hace unos años la India empezóa producir medicamentos andicinas cada dia durante toda su vida. Este tiretrovirales, gracias a lo cual los pacientes problemase triplica en un lugar comola Inpudieron acceder al tratamiento. dia rural, donde aún hay muchoanalfabetismoy pobreza, y la mayorparte de la poblan la lndia, un pais tan diverso y ex- ción depende de un trabajo mal pagado. Asi, tenso, aún nos queda un largo capor ejemplo, el tratamiento de seis meses paminopor recorrer antes de que tora curar la tuberculosis es abandonadoantes das las personas que lo requieren de tiempo por una tercera parte de pacienaccedan al tratamiento antiretrotes. Entonces, ¿qué podemosesperar del travital; a pesar de que el Gobiernoproporciotamiento para el V1Hque es para toda la vina de forma gratuita estos medicamentos(de da? Dar respuestas es tarea del Gobiernoy del momentosolo la pñmera línea de tratamienresto de organizaciones relacionadas con la to), no se solucionan todos los problemasqile atención de personas con VIHen los próxilas personas con VIHafrontan en su vida diamos años. La Fundacióntrabaja con el Goría. Todavia hay muchadiscriminación, tanbierno en muchosprogramas y este es uno en Io dentro de la familia comoen la comunilos que colaboramos más estrechamente. dad: aún baycasos especialmente en mujeHace poco uno de nuestros equipos de trares en que una vez se sabe su condición de baj adoras sociales que visitaba a pacientes seropositivo se las echa de sus casas y hasta de en sus casas, se encontró con una mujer que sus aldeas. Haygente que no tiene dinero paestaba en cama, muyenferma y débil, incara pagarse el autobús para recoger la medici- paz de comer y que apenas podia hablar. Llevaba más de una semana con vómitos y diana cada mes, o hacerse los chequeoscon regularidad. Por otro lado, en el resto del mun- rrea, tan solo tomandoalgtín liquido con tredo desarrollado a las personas infectadas mendadificultad. En el contexto de nuestras por el V1Hles resulta muydificil tomar mefamilias rurales pobres, un paciente encarno- ~ ;Law~deerrervue[vea En general, durante los últimos 20 años, el programa de la Fundación para la prevención y atención del VIHestá llevando a cabo lentos pero tremendos progresos. Tan solo hace unos años, las personas que recibian el diagnóstico de un positivo, pensaban que era el fin de su vida. Ahora, con la primeralínea de antiretrovirales en escena y la segundalinea en un horizonte cercano, cada persona puede esperar tener una vida más larga y digna. Aún queda muchotrabajo por hacer para el éxito del tratamiento de cada paciente, pero conmVicente y yo solianms decir, ,,poco a poco, paso a paso,,, con muchaconstancia y sin pausa, podemoslograr nuestro objetivo. suCitaquincena[ conEL PERiODICO paraexplicarun puña~ deanécdotas sobreel hombre quecambió et destino de mi[es dedesfavoreados. Una ~ataforma [o pos~[a~oiacomo candidato at Nobé[de la Paz: ~ esde el 2006 contamos conla ~inestimable colaboración del Cli]nic de Barcelona en este proyec/¢ to. Trabajando manoa manocon nuestros doctores y trabajadores. nuestro pequeñohospital se está convirtiendo en uno de los mejores del sur de la India, reconocido por su atención integral. En la India rural aún hay escasos centros sanitarios en los que se ofrezca buen tratamiento médico para los i nfectados por el VIH.De hecho cuandovisito nuestro hospital y hablo con la gente, comprueboque cada vez hay más perdo significa estar tendido en una esteñ]la en sonas que proceden de distritos vecinos. el suelo. Ella había tomadoantirretrovirales Cada dia nuestro hospital atiende a una y medicamentoscontra la tuberculosis, pemedia de 200 personas en las consultas exro los había dejado. A pesar de estar muygraternas, donde reciben tratamieuto médico y ve, indicó mediante gestos que no queria ir apoyo psicológico. Hay alrededor de 4.000 paal hospital. Su familia, ante un desenlace que cientes que acuden con regularidad al hospiparecía inminente, tampoco. A menudoel tal, de los que másde 2.500 están bajo trataproblema es que, cuando un miembrode la miento suministrado por el Gobierno. El cenfamilia es hospitalizado, pierden semanasde tro cuenta con 50 camaspara el ingreso de un jornal muynecesario. los pacientes que sufren alguna enfermedad oportunista o están en fase ternfiual. Además sí que nuestro equipo quedó enla Fundación ofrece apoyo nutricional a más frentado al dificil dilema: insistir de 2.000 familias. Tambiéntenemos un proen llevarla al hospital o entender grama para prevenir la transmisión vertical la postura de la familia y ayudar- de madresa hijos. En los pueblos, másde 100 la en casa. Finalmente, llevamos a trabajadores sociales hacen el seguimiento la paciente al hospital. No sobrevivió muchos de los pacientes, sirviendo de enlace entre el días, su cuerpo estaba demasiadodébil, pero hospitaly las aldeas, lnicialmente pensamos murió pacificamente en nuestro hospital. Es que este hospital sería un centro dondelos una verdadera batalla llegar a la conclusión infectados vendrian a morir en paz, pero se de qué es lo mejor en estos casos. Alo largo de está convirtiendo en un lugar donde recupelos 40 años de experiencia, creo que lo impor- ran la esperanza de una vida normal. ~.~ tante es que la personaesté atendida y reci/q ba todo el cuidado posible, dadas las circuns/4rancias. , E tienen esperanzax L A a~ FERRER, VICENTE; FUNDACION 1 VICENTE FERRER; PREMIO NOBEL DE LA PAZ O.J.D.: 181274 E.G.M.: 754000 Fecha: 14/03/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 Tarifa (€): 20005 Mujeresvinculadas a la FundaciónVicente Ferrer elaboran productosque luego vendenpara complementar la economiafamiliar. no delos mayoresdesafios para todas la oenegesy el Gobiernoes cómolograr que las familias pobres anlnenten sus ingresos: el culi ivo en est a zona,congrantendenciaa la sequia, tiene sus limitaciones. En la Fundación, nuestras Ihmilias han probado de todo. desde la elaboración de jabón y velas hasta tejer alfbmbras, l{mpezamos a buscar fuentes de regresos allernatiwls para nuestras familias dálits y Iribales en los años 80. En esos años. casi todos los intentos fueron IallMos: et jabón no hizo espuma,las velas se quemabancasi antes {le encenderlas y estuvimosa puntode ir a la cárcel con el polvo de dlile que hacian las mujeres. Comolo hacían a mano,se les ocurrio añadir sal para evil a r q ue el polvovelara a los ojos, y como aqui no se echa nada a perder, también pusieron el l allo del chile Nosacusaronde adultelar el polvode chile, lo cual puedesignificar seis meses de cárcel o una multa importante. Por suerte, el inspector de Sanidad tomó una niuesl ra ele chile menorde la legalmentereq ueriday el caso se detuvo antes de empezar. A principios de los 90 reemprendimosesla idea. pero esla vez con actividades relacionadas~.lnl la agricultura y la ganaderia, para las cuales las comunidades y nosotros podiamos adaptarnos con mayor lacilidad.Tras hablarle con las Intlleres de llnest res recién creados shmly, mns(asnciaciones de mujeres), pusimos en marcha el primer proyecto de cría de corderos, a través de MISpropias contribuciones y el apoyo de la Fundación.Cada mujer podria comprar nnoo dos corderitos, los criaria dm’ante seis meses (que no costaba mucho), despuës los venderia ganando unas 900 rupias {alrededorde 14 cures) por cada oveja. A través de esta actividad, miles de mlgeres han obtenido hasta hoy dia beneficios que complememanlo que gammtrabajando ajornal en el ~ampo. Pero para mi lo maravilloso ha sido lo que las mujeres dicen acerca de sus pequeños negocios: no conlentan gran cosa sobre los beneí-lcios, pero afirman, orgullosas, que estos orderos son su úilica propiedaden esta sociedad donde todo esui a nombrede los hombres. MotivadasPíF este logro, se han ido animandoa comprar w~casy btilMas para vender leche Baio nuesl ro programade ecologia, las familias también han empezadoa obtener vacas hibridasy btilhias másproductivas que. snpuestamenle, dall mtu ]11 más leche. Defi~rlna paralela, el Gobiernoha iniciado un pi oyeclo siIllilar V ha poesto el) inarchaun sis- U CARTASDESDE ANANTAPUR F~RANNA FERRER La viudadeFerrer lema de recogida de leche. De hecho, be nido decir, tanto a las autoridades comoa nuesl res trabajadores, que aquellas familias con vacas -soncapaces de aguantarla estaciÓnseca mucho mejor,,. La ventade la ]echeproporcionaunosregresos fijos, nlientras que el I raba.je a jornal es estacional. Hastaahora, lnfis de 16.000 fiunilias han adquirido wlcas ybúfalas a través de la Fundación. vuelve a sucita quincenal on la amplia experiencia de la orconELPERIODICO paraexpliganización y las neces dades de la gente de incrementarsus incarunpuñado devivencias sogresos, entramostina vez nlás en breel hombre quecambió el la dificil labor de ganar dinero a de actividades ue basadas en la agriculdestino demilesdedesfavore- través tura o la ganaderia. La elaboración de inciencidos y sufundación. Una plaso ha tenido un gran éxito. tina vez que aprena hacerlo, compranel material, lo elabotaforma lo postulaahoracomo den ran y lo vendenpor su cuenta. Los inciensos candidato al Nobe[ dela Paz. son muypopularesen la India y en el ext ran- C j erc. por lo que es posible enconl rar mercado. En la actualidad, másde 2.700 mtkieres elaboran incienso en nuestras aldeas. Enlos últimos 10 años, las mujeres también han t riunt~qdoen la estainpaciónde telas, la elaboraciónde cuadernos,la joyeria, el papel maché,el yute... Precisamente,el ni ro dia inauguré un nuevoproyecto que 41 nnljeres iban a iniciar en Narpala, cerca de Anantapuf. Corté la cinta inaugural asegnrándome de que en traba con el piederecho comoes enslumbreaqui. y luego tuve una sorpresa. Freote a mi había un taller con 12 enormes n)áquinas eléctricas para fabricar sans y tela de algodon.... Parecian tan enormesy complejas que mi primer pensamiento fue: ,,Nuncapodría aprendera hacernadaconestosarmatostes.. A ellas, en cambio, no les intimidaban. Tengo muchasganas de volver a visitarlas dent ro de un mes o dos para ver eómohan progresado. Siento que después de experimentar con tan amplia gamade productos y destrezas. mlestras mujeres,valient es y con carácter, tic~ nen abora confianza para iniciar cualquier actividad. Haceunos años, hablandocon las |áInilias, luchábamospara pensar en una actividad que pudieran aprender, ehtborar con calillad y con valor en el mercado.Pero hoy clia. todoel 111endetiene ideas y siempreveo nuevasac| ividades que se ponena prueba. El ot ro dia flai a una reu nión de unas400 personas con discapacidad, mujeres y hombres, que habian experiInentallo con diferentes negoclos para ganar ingresos extra. t!n esa rt, unión había una senora muyespe- Lai’.~-’--,:iada_ au ::)nomía dela " ,ujer q cial para mi, a la que no veia desdt, hacia ~ na ses. Dos afios atrás nle enteré lle Stl caso: habia snfi-ido la amputaciónde nna pierna tras re<i bir una brota[ paliza por [)arte de sl| marido. Ella no vivía en las aMeasen las que traba la mos. sino en tllla ciudad ccreaoaLa visitamos cuandosalio del hospital, Conel apoyodel la* biernoy la policía, denunció a ~u marido. Fue arrestado y encarceladopor tHt ½( )rio periodo, In cualyaes un logro, itlace añosesto 11oInlbiera sucedido! Un|)eco mástarde, debido a la presión de la lamilia, la mujerretiró la den un cia. En esta snciedad patriarcal, una nmwrsin maridoes n)uy vulnerable. Su fimlilia la al~aw donóyla dejó a su suene, l~l I,undación la ayudó con un crédito de 70000rupias y puso una tienda de prnvisiones. Ella coot 0 su historia en la reunióny. al linal, d(io. muyorgullosa: ,,Mi maridose ha arrepentido,le he perdonado y ahoravivimosjuntos.. Entoncesmeinir6 ~o estaba desconcertada.¿I)eberiadecir le t erri ~ ¿.O lo maravillosaque cia ble q ue era aquello elkP La noche anterk)r había estado releycndoel librode Vicente 1:’I c’nc:t~entr~~ {on/ii u’HIidad, yj ustamentehabia leído el capil ele del arrepentimientoy el perdón. A_sique le diie que ella era una gran persona y que esperaba llUC su maridost, ]lul)iera arrepenlidosincerall lll)ley que fileran lielices juntos " t | nln[)res V nlH eres conliao en i1(~ [UOSque ha llegado el lUOlnelno at Y talar de hSll lleno la t de entrar solros. en];I tu¿iN ]~ul)da¢ pensa violencia contra las lnojeres. Sa bemosque será un desafio lento de cnnquis tal, pero creulllOS qtle podemos aytlddr ¿l 1¿1> nnljeres a alicol ar este problema ¿Yqué |al eslamos?¿.Y qué tal estoy yo t ras la innerte de Vicente]lace Ot)le meses?(.~nai)do me preguntan, yo siempre digo ~on nnl cboentusiasmoqtle bien. Y ella lldo digo ,,muybien,, siguilica que estoy lntly molivada Pero claro, yo ue soy Ilércules y le echomu che de menos.Y dClUées le qne yo edlo en ELIta (y creo qoe todos los demás)?Vicente era nna persona muyhumana-no cliso perlb~ ta porqueest) nad ie le es , perosi a]gLlieI) ~ on tina enorme sienl pre llON ;tpoya])a ¢ olnpasi6n y optiin Nno, qtle y IIOS Inol iva/)a, haciell do sentir a cada persona la m¿is m)poitalH del mundo.(reo que es() lo qtl c todos e~haIUOS Inuc/10 de nlenos. FERRER, VICENTE; 1 FUNDACION VICENTE FERRER; ONG S 7 MARZO DEL 2010 Fecha: 28 DE28/03/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 O.J.D.: 181274 E.G.M.: 754000 Tarifa (€): 18005 Un agricultor vinculado a la Fundación Vicente Ferrer, la cual ha contribuido a luchar contra la sequía crónica en Anantapur. D esde que se hizo pública la noticia de la candidatura de la Fundación Vicente Ferrer (FVF-España)-Rural Development Trust (RDT-India) al Premio Nobel de la PAZ 2010, muchos medios de comunicación se han puesto en contacto conmigo para conocer nuestra reacción aquí, en la India. Estas entrevistas me han hecho reflexionar acerca de lo que ha sido nuestro trabajo en Anantapur durante los últimos 40 años y de lo que ha sido significativo en nuestra historia. El primer pensamiento que me viene a la cabeza es la motivación de Vicente, quien en enero de 1969, cuando éramos tan solo seis voluntarios, nos hizo creer que podíamos lograr grandes objetivos. Según Vicente, la India es grande, sus problemas son enormes y se necesitan grandes soluciones. Él estaba convencido de que era posible lograr lo aparentemente imposible. En los años 70 había una corriente de pensamiento entre algunos intelectuales del ámbito del desarrollo que defendía la teoría de que el deber de las oenegés era «acelerar la revolución» para romper las cadenas de la injusticia y la desigualdad en un periodo breve, aun cuando eso generara violencia. Ellos también pensaban que la labor de las oenegés pasaba por estar cinco años en un lugar para «apoderar» a la comunidad y, tras ello, trasladarse a otra región. Vicente siempre rechazó con rotundidad estos argumentos. A nte todo, Vicente insistió en que el deber de la mayoría de las oenegés era el desarrollo, y que nosotros lograríamos los mismos resultados, la liberación de los pobres, de una manera pacífica y sin violencia. Para él, debíamos integrarnos en la propia sociedad de Anantapur, estar con el pueblo, apoyarles en su progreso hacia una vida mejor. Y eso era imposible lograrlo en cinco años. Y así lo hemos hecho durante 40 años, paso a paso, siempre yendo adelante, resolviendo problemas cuando aparecían, adaptando nuestras prioridades a las necesidades de la gente. Cuando Vicente y yo llegamos en 1969, el distrito de Anantapur era famoso por ser una región afectada de forma crónica por la sequía, condenada a convertirse en un desierto en los próximos 50 años. Solucionar de una vez por todas los problemas de sequía de este distrito era una tarea desafiante para el gobierno de Andhra Pradesh y para todos los ad- CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer, cuya fundación se postula al premio Nobel de la Paz, vuelve a su cita quincenal con EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos. «El apoyo a Vicente es impresionante» ministradores del distrito que tomaron posesión de su cargo. Pero los gobiernos van y vienen, al igual que los administradores y sus programas. Sin embargo, la FVF-RDT se quedó en la zona de forma permanente. Por ello, tuvimos la oportunidad de jugar un papel crucial a la hora de salvar la árida tierra del distrito de Anantapur. Desde 1987, la Fundación ha estado experimentando y llevando a cabo, junto con las comunidades, numerosas actividades destinadas a incrementar la vegetación, aumentar los ingresos y proteger la tierra a través de la diversificación de cultivos, preservando el agua de la lluvia mediante la construcción de embalses y tanques, y probando alternativas de irrigación como el riego por goteo y por aspersión que optimizan el uso de las escasas fuentes de agua. La constancia ha sido fundamental para lograr esta transformación. La Fundación ha trabajado sin prisa pero sin pausa y a lo largo del camino, el gobierno y otras oenegés se han ido uniendo a esta labor. Al final, hoy día se aprecia un cierto cambio en el proceso de desertificación de esta región. No puedo dejar de mencionar el progreso de nuestras comunidades en educación. En 1975, cuando empezamos a trabajar en esta área, las comunidades dálits y tribales eran muy pobres y oprimidas, y la educación no tenía ninguna utilidad para ellas. Su prioridad era ganar cada día el dinero suficiente para alimentar a sus familias. Y todos tenían que trabajar para este objetivo, incluyendo los niños, de apenas 7 u 8 años. El progreso fue muy lento. Primero, escucharnos les motivó a enviar a sus hijos al colegio. Pero durante muchos años, la mayoría de los niños dejaban la escuela después de 2-3 años. Más tarde, animamos a las familias, ya no a educar a sus hijos hasta secundaria, sino a alfabetizarles: les pedíamos que acabaran la primaria (hasta el quinto curso). Entre tanto, la Fundación estaba trabajando en todas las áreas del desarrollo (social, económico, mujer, salud…) y, poco a poco, tras más de 20-25 años, la mayoría de las familias empezaron a dejar a sus hijos en el colegio hasta el décimo curso (último curso de secundaria). Y también los padres y madres empezaron a afirmar, convencidos, que «la educación es un derecho inalienable». Por otro lado, al recapacitar acerca de estos 40 años, veo como ha habido ciertos instrumentos que han sido clave para el progreso de la gente y para nosotros. Sin duda, uno de estos elementos son los shangams, asociaciones que se reúnen con el objetivo común de obtener una identidad, defender sus derechos y progresar como individuos y comunidad. Este concepto de shangams lo introdujo, en los años 70, un grupo de intelectuales que quería conseguir la igualdad con rapidez. En la línea marxista, ellos pensaron en organizar a la gente de las aldeas en grupos que funcionaran a modo de sindicatos que lucharan por sus derechos. Este enfoque radical no dio muchos frutos, pero la idea del shangam se extendió por casi las oenegés de los estados del sur de la India, incluida la fundación. Para nosotros, ha sido y es la base del trabajo con la gente en todos los sectores de desarrollo (mujer, personas con discapacidad, ecología, educación). En los años 80, la idea fue adoptada por el gobierno de forma que todos los programas económicos se llevaron a cabo solo a través de las asociaciones de mujeres creadas en los pueblos. Así es como hay un shangam (o más) en casi cada aldea del estado de Andhra Pradesh. Al final, se han convertido en un potente instrumento para dar poder a las comunidades pobres, proporcionando una identidad a las personas y ofreciéndoles una plataforma de diálogo y actuación para trabajar juntas. D urante su vida, Vicente siempre insistió en la importancia de construir una buena organización, sólida y profesional, cuyo objetivo fuera «hacer el bien». En sus palabras: «El objetivo de RDT-FVF es consolidar una organización dinámica y creativa que procure participar de forma constante en los esfuerzos encaminados al desarrollo». Ahora queda en nuestras manos y en las de todos vosotros el seguir hacia delante y apoyar a esas personas que aún luchan por salir de la pobreza y el sufrimiento. Estas son solo algunas de las reflexiones que me han venido tras la noticia de la candidatura de la Fundación al Premio Nobel de la Paz 2010. Nos ha impresionado mucho el movimiento espontáneo de apoyo a Vicente y a la Fundación que se ha generado tras la muerte de mi marido, el pasado mes de junio. Han sido las voces del pueblo las que se han movilizado para pedir el Nobel, desenlace a parte, nos sentimos muy honrados por esta muestra de apoyo y reconocimiento. H FERRER, 30 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 181274 E.G.M.: 754000 Fecha: 11 DE11/04/2010 ABRIL DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 5 5 Tarifa (€): 18005 ALBERT URIACH las prácticas alrededor del embarazo y el parto. Por supuesto, muchas de estas comadronas eran muy mayores y les resultaba difícil estar sentadas en un curso. Así que, más tarde, mejoramos nuestros cursos e intentamos dar formación a mujeres un poco más jóvenes que pudieran aprender no solo acerca del embarazo y el parto, sino también otros conceptos básicos de educación sanitaria. Estas son nuestras famosas trabajadoras de la salud, las Community Health Workers, con su típico sari verde, que ahora pueden verse desenvolviéndose con gran soltura en nuestros hospitales acompañando a los pacientes de las aldeas. E Una comadrona formada en la Fundación Vicente Ferrer hace una revisión rutinaria a una gestante. POR ANNA FERRER CARTAS DESDE ANANTAPUR La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. La lucha por un parto seguro C uando empezamos a trabajar con los dálits y los grupos tribales en 1975, yo iba mucho a las aldeas, entre otras cosas, para hablar sobre sus necesidades en el ámbito de la salud. Al final de cada encuentro, todos coincidían en desear, por encima de todo, una cosa: «Queremos que nuestras mujeres tengan un parto seguro». Mis queridos lectores, ¡nos costó 25 años progresar en ese área! Tras la independencia de la India en 1947, había todo un país por desarrollar. Entre otras muchas prioridades, el Gobierno estaba intentando establecer infraestructuras sanitarias en las zonas rurales. Pero cuando nosotros empezamos a trabajar en 1975, solo hacía 30 años que el Gobierno estaba operativo y, pese a sus esfuerzos, su ámbito de actuación era ingente, y todavía eran muchas las necesidades sin resolver. En aquellos años no había enfermeras comadronas tituladas en cada pueblo (incluso no las hay en la actua- lidad). Casi el 100% de las mujeres en las aldeas daba a luz a sus hijos en casa, atendidas por alguien que había aprendido las tareas de partera de algún familiar, habitualmente de una abuela o de una tía. T eniendo en cuenta que no se hacían revisiones prenatales regulares, que las chicas se casaban con solo 11 o 12 años y que tenían frecuentes embarazos y abortos, quedarse embarazada y dar a luz era un asunto arriesgado. Que quede claro que no critico la gran labor realizada por las comadronas locales sin formación durante cientos de años. Algunas de las técnicas que utilizaban eran buenas, como adoptar una posición natural para que el bebé naciera, en lugar de pedir a la mujer que se tumbara en una cama, como a menudo hacemos en nuestros hospitales. Pero otras de sus prácticas tradicionales eran peligrosas. La ignorancia de la gente sobre el embarazo y el parto, junto con la falta de orientación pro- fesional de las comadronas, daba lugar a una alta mortalidad materno-infantil. Empezamos allí donde pudimos a principios de los años 80, cuando nuestros trabajadores sanitarios tenían un par de años de experiencia trabajando en el terreno. En la Fundación, cuando no sabemos cómo poner en marcha un área importante de desarrollo –es decir, cuando carecemos de la experiencia y el conocimiento necesarios–, abrimos un libro y empezamos a aprender. El libro que para mí fue como una Biblia cuando iniciamos el programa de salud era Donde no hay doctor, de David Werner, muy conocido en el mundo de las oenegés. Lo leí de principio a fin muchas veces. Estaba especialmente escrito para personas como nosotros que trabajábamos en un área donde había pocos médicos o ninguno. Con la ayuda de ese libro, y la experiencia de nuestro escaso personal sanitario, organizamos cursos de formación para las comadronas locales, a fin de mejorar sus destrezas y explicarles qué era peligroso en algunas de se fue el inicio de nuestro intento de atender a la prioridad de nuestras comunidades: «Queremos que nuestras mujeres tengan un parto seguro». Bastantes años más tarde, tal vez 15 años después, cuando fuimos capaces de tener comadronas tituladas trabajando en las aldeas, empezamos a organizar chequeos regulares para las mujeres embarazadas. Al principio no estaban interesadas en acudir y, cuando intentábamos hablar con ellas, nos preguntaban qué utilidad tenía un chequeo cuando no había ningún problema. Nos decían: «Cuando tengamos alguna molestia, ya vendremos». Pero, claro, cuando tenían un problema, era demasiado tarde y el hospital más cercano con instalaciones para atender la emergencia estaba a más de 60 kilómetros. En aquel tiempo no existía una buena red de transporte público. La única manera de desplazarse era en carro de bueyes. Con todo, faltaban muchos años para que la gente de las aldeas pudiera soñar con tener un parto seguro para sus mujeres. En aquel contexto, complicaciones como anemias muy severas, casos de preeclamsia (por elevados niveles de proteína en la orina), partos complejos y roturas uterinas eran muy comunes. Incluso cuando mejoraron las habilidades de las comadronas locales y la infraestructura sanitaria del Gobierno y la Fundación, durante años no hubo instalaciones cercanas para que una mujer embarazada pudiera llegar a tiempo y tener un parto seguro. Y o estoy muy orgullosa de decir que, gracias a todos nuestros amigos, colaboradores y voluntarios médicos, en el 2000, 25 años después de que yo entrara en una aldea y escuchara la frase «queremos un parto seguro», la Fundación inauguró el primer hospital en Bathalapalli, equipado para hacer cesáreas. En el 2007 pusimos en marcha un segundo hospital en Kalyandurg, situado a más de 60 kilómetros de la capital del distrito de Anantapur, con capacidad técnica y profesionales preparados para gestionar un departamento de ginecología y obstetricia. Además, el Gobierno ha implantando con éxito una red de ambulancias rurales a las que se puede avisar a través de una llamada gratuita. Teóricamente la ambulancia llega en 20 minutos, pero en las circunstancias actuales, suele tardar una hora, lo cual ya es un logro importante. Pero a menudo, cuando visitamos algún pueblo muy remoto, antes de llegar recorremos una hora o más por caminos polvorientos y llenos de baches, sin ver un autobús. Cuando finalmente llegamos a la aldea y nos sentamos a hablar con todas las madres, padres y niños, el primer pensamiento que suele venir a la cabeza de todos es: «¿Qué sucede en esta aldea si una mujer que se pone de parto tiene algún problema?». Como Vicente decía: «Con mucha constancia, sin prisa pero sin pausa, no importa cuántos años se tarde, pero al final lograremos lo que nos hemos propuesto». H FERRER, 63 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 166107 E.G.M.: 754000 Fecha: 25 DE25/04/2010 ABRIL DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 7 Tarifa (€): 18815 NAGAPPA Anna Ferrer, en una visita a Kurnool, donde la Fundación Ferrer planea paliar los efectos de la pobreza. E l mes pasado estuve en Australia, en Melbourne, para pasar unos días con mi hija mayor y su familia. No había podido ir a visitarla desde hacia seis años porque tenía que cuidar a Vicente. Al poco de llegar a Melbourne, mi nieto Omar me contó una anécdota que le había sucedido en el colegio. Por lo visto, cada niño de su clase debía hablar de alguien especial en sus vidas y Omar decidió hablar de su abuelo, Vicente Ferrer. Así que se plantó delante de toda la clase y contó la vida de su abuelo, cómo había llegado a la India desde España y cómo en los últimos 60 años había trabajado para que la gente pobre tuviera una vida mejor. Para terminar su exposición, Omar añadió que su organización, la Fundación Vicente Ferrer, había sido nominada para el Premio Nobel de la Paz 2010. Esto fue demasiado para su profesora, que no pudo creer que el abuelo de un alumno suyo fuera candidato al Nobel de la Paz. Así que cuando la clase acabó, reunió a todos los alumnos y les dio una larga charla sobre el valor y la importancia de decir la verdad. Pero Omar insistió en que lo que había dicho de su abuelo era cierto. Tal vez, eso hizo dudar a la maestra y puede que lo verificara en internet. Seguramente tuvo una gran sorpresa al ver que todo lo que Omar había contado era verdad. Ella no le dijo nada, pero al final de la semana, cuando suelen entregar los diplomas que reconocen a los alumnos más destacados, para gran sorpresa de Omar, él obtuvo uno por su presentación acerca de Vicente Ferrer. Y el certificado claramente decía: «Gracias a Omar por mostrarnos que hay personas comprometidas que ayudan a los más necesitados y hacen que este sea un mundo mejor». R egresé a Anantapur el 2 de abril y el día 4 era nuestro aniversario de boda. Hubiera sido el 40º aniversario, fecha que tanto Vicente como yo teníamos mucha ilusión por alcanzar juntos. A pesar de que en la cultura hindú (y posiblemente en muchas otras) no se celebra el aniversario de boda cuando uno de los miembros de la pareja ya no está, de algún modo yo sentía que quería rememorar ese día. Por alguna razón, no podía dejar de celebrarlo. Una vez toda la familia supo que quería recordarlo, todos me ayudaron a preparar una cena especial, CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «Antes pintaban ‘Ferrer go back’» con pastel incluido, para el día 4 por la noche. En nuestra familia, siempre ha habido muchas celebraciones en el mes de abril: nuestro aniversario de boda, el aniversario de boda de mi hijo y su mujer, el cumpleaños de Vicente y el mío…. Pero, como sucedía bastante a menudo con Vicente, las cosas más sencillas resultan complejas. Ni Vicente ni nadie de su familia supieron nunca cuál había sido su fecha de nacimiento. Por eso, cuando nos casamos y le dije que yo había nacido el 10 de abril, Vicente dijo: «Bueno, pues yo el día 9». Y, desde entonces, hemos celebrado su cumpleaños el día 9 de abril. Este año, muchas comunidades de las aldeas de Anantapur festejaron este día llevando a cabo reuniones especiales para recordar a Vicente; otros prefirieron visitar su tumba y «pasar» un rato con él. El día 9 muchos compañeros de la organización y yo acudimos a Venkatadripalli, en la región de Kalyandurg, una de las aldeas en las que empezamos a trabajar al principio de nuestra labor en los años 70. Durante los últi- mos meses, la gente de esta aldea y de otras colindantes había estado preparando un busto de Vicente. Las obras se acabaron este mes y, finalmente, la inauguración se fijó para el día del cumpleaños de Vicente. El busto se alza en un lugar céntrico de la aldea, justo al lado de una colonia de casas que la Fundación hizo para las personas con discapacidad. Venkatadripalli es especial porque es allí donde en 1978 construimos nuestro primer hospital, un pequeño edificio con seis camas, un doctor y una enfermera. Vicente y yo visitamos mucho esta aldea durante los primeros años, algo que recordaron los lugareños en sus intervenciones durante la inauguración. Una de las personas mayores que habló rememoró que él fue uno de los que, en su ignorancia, había pintado en las paredes el famoso mensaje: «Ferrer, vete» («Ferrer go back»), y ahora le sabía muy mal. Cuando me dirigí a la audiencia –y en particular a él–, dije: «No tenéis que preocuparos porque no importaba cuánta gente le dijera a Vicente Ferrer que se fuera, o cuántas veces se lo dijeran, porque Vicente nunca se iba a ir a ningún sitio. Vicente ya había tomado su decisión: él estaba en este mundo para ayudar a los pobres y a los que sufren, y había elegido hacerlo en la India. Y en concreto, había escogido Anantapur para llevar a la práctica sus convicciones». Este busto de Vicente en Venkatadripalli es ya el segundo en el distrito, e imagino que quedan muchos más por llegar. A hora, hace nueve meses que Vicente falleció, casi un año. Por un lado, me siento muy feliz y, por otro, por supuesto, echo de menos su presencia. ¿Por qué me siento muy feliz? Porque el trabajo que él amaba, por el cual vivió, sigue adelante, tal como él hubiera querido. Cientos de miles de personas, en India y en España, creen en lo que Vicente defendió toda su vida y continúan apoyando a la Fundación en su labor. Tal como él siempre quiso, estamos intentando llegar al mayor número de personas pobres posible, incluso saliendo fuera del distrito de Anantapur, cubriendo áreas de distritos vecinos. Por otro lado, no nos olvidamos de esas personas individuales que ya no pueden luchar más, personas a las que la pobreza ha abocado a una situación extrema de la que no pueden salir por sí mismas. Todos saben –incluso las autoridades gubernamentales– que si una persona en condiciones de extrema pobreza o sufrimiento se presenta a su puerta y no pueden encontrar una manera de ayudarles siempre pueden acudir a la Fundación. Estamos en los meses calurosos de verano, marzo-abril-mayo. Suele llover una vez después del gran festival de Ugadi (año nuevo telugu) del mes de marzo. Pero durante los 40 años que he estado aquí, nunca he visto llover en abril, este es bien conocido como un mes caluroso y seco. Mientras escribo esta carta, el 15 de abril, escucho de fondo truenos y rayos que anuncian una tormenta. Puedo así sumar mi voz a quienes afirman que el clima está realmente raro, haciendo cosas que nunca hizo antes… Una llamada a la acción por el planeta. H FERRER, 113 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 9 O.J.D.: 166107 E.G.M.: 754000 Fecha: 9 DE09/05/2010 MAYO DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 9 Tarifa (€): 18815 CONI HÖRLER La familia de Vicente Ferrer quiere construir un mausoleo. Su tumba recibe muchas visitas. E l pasado mes de marzo mi hijo Moncho me dijo: «Mamá, en la tradición india el primer aniversario del fallecimiento es muy importante y el mausoleo de papá tiene que estar acabado para ese día». ¡Y ese aniversario se cumple el 19 de junio! Los arquitectos voluntarios que habían trabajado con Vicente en el pasado nos habían mandado sus ideas para el mausoleo, y habíamos empezado a estudiar sus propuestas con tranquilidad. Pero no habíamos decidido nada. Estamos en una zona rural de la India. A lo largo de estos años he comprobado en varias ocasiones lo difícil que nos resulta poner en marcha un proyecto para el cual no contamos con el personal y la tecnología necesarias. En estos casos nos toca hacer el proyecto, de principio a fin, por nuestra cuenta. Lo mismo nos iba a suceder con el proyecto del lugar de descanso de Vicente. Aunque había unanimidad entre la familia y los compañeros de la Fundación en que tenía que ser un mausoleo simple, tal y como le hubiera gustado a Vicente, es sorprendente la cantidad de tareas que requerían de un conocimiento especializado: el plano arquitectónico, la llama eterna, los espacios verdes, la preparación de la lápida de mármol y el grabado de las frases de Vicente sobre ella. Esto último ha sido lo más complicado. Nos gusta poner sus palabras en las cuatro lenguas que tanto significan para nosotros y para él: el telugu, el catalán, el castellano y el inglés. P or supuesto, había muchas personas que me dijeron: «Anna, no toques la tumba. Déjala como está porque es muy bonita». Se referían a la tumba que hay ahora con una cruz de madera y una foto de Vicente. Yo estaba de acuerdo con esto porque es muy sencilla y natural. Pero no podemos dejarla tal cual está ahora, a la intemperie, porque requiere un mantenimiento continuo. Para trabajar con el mausoleo de Vicente formamos un equipo mixto de trabajadores indios y españoles que, por supuesto, tienen distintas opiniones. Los españoles prefieren colores muy sobrios y diseños muy simples, mientras que nuestros compañeros indios prefieren diseños más elaborados, con colores más llamativos, lo que, según ellos consideran, está a la altura de la figura de Vicen- CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. Ideas para la tumba de Vicente te. La verdad es que mantener algo sencillo es más difícil que hacer algo ostentoso. Cuando estábamos finalizando el plano se me ocurrió una idea, que no tenía muy claro si era buena o un poco loca. Quise incluir en la tumba una zona donde pudiéramos poner piedras de las diferentes áreas de Anantapur y de todas las zonas donde Vicente trabajó, como Maharashtra, Gujarat, Kurnool y la costa india afectada por el tsunami. Las piedras de Anantapur, sobre todo las de los ríos y afluentes, son muy especiales, de diferentes colores, formas y tamaños. Para mi sorpresa, a todo el mundo le gustó mi idea y espero que finalmente quede bonito y tenga sentido. En algún momento de nuestra vida Vicente me había comentado que le gustaría tener en su tumba una cruz de hierro, pero en Anantapur es difícil conseguirla. Al conocer este deseo, inmediatamente unos amigos de la Fundación se ofrecieron para traer la cruz desde España. Poco a poco me di cuenta de que en la tumba íbamos a tener elementos de todos los lugares que estaban en el corazón de Vicente. E l lugar de descanso de Vicente se va a hacer en dos fases: la primera, el mausoleo, y la segunda, la extensión del terreno que lo rodea, que haremos con tranquilidad más adelante. De repente, en tres meses había que completar la primera parte y tenía que ser una tumba al aire libre porque no daba tiempo de hacer obra, teníamos un gran problema con la sombra. A la gente le gusta visitar a Vicente y pasar un rato junto a su tumba, pero Anantapur es muy caluroso, y sin ninguna zona de sombra iba a ser imposible. Así que, después de hablarlo mucho, al final decidimos plantar tres árboles alrededor de la tumba. En la religión hindú los números tienen mucho sentido y, dependiendo de la ocasión, pueden ser muy auspiciosos o del todo desaconsejables. Para el mausoleo de Vicente me dijeron que los números preferibles eran los números pares, así que querían que pusiéramos o dos o cuatro árboles. Pero el hecho es que dos árboles no daban la suficiente sombra y cuatro daban demasiada sombra, impidiendo que el resto de vegetación planeada creciera bien. Aunque a la hora de hacer el plano hubiéramos intentado cumplir con la mayoría de los requerimientos de la tradición constructiva hindú (el vastu), insistí en que teníamos que poner tres árboles porque la sombra importaba más que cualquier otra cosa. A hora, en la tumba de Vicente hay una de las mejores fotos que tenemos de él. Me he acostumbrado a ir a su tumba y ver ese retrato. Me da mucha paz sentarme y hablar con él (para mis adentros) mientras miro esa foto. Por supuesto, para mucha gente una foto no es algo necesario en una tumba, pero para mí era algo importante y deseaba incluirla. Estaba abierta a hablar de todo lo demás y a llegar a un acuerdo, pero no sobre esto. No estamos solos. Personas relevantes de la ciudad de Anantapur han insistido en tener una estatua de Vicente justo a la entrada de la ciudad. Este proyecto está ahora llegando a su fase final y en junio se va a inaugurar. También en las aldeas muchas comunidades están planeando tener su estatua. A Vicente nunca le gustaron las estatuas, pero cuando alguien es tan significativo en la vida de los demás, ya no pertenece a una familia o a una organización, y no se puede decidir cómo se debe recordar a aquella persona. La gente le recuerda tal y como quiere, en función de lo que ha representado para ellos, y puede que hagan una estatua o cualquier otra cosa. Después de la muerte de Vicente, durante muchos meses me acordé mucho de él y de sus pequeñas cosas, sus bromas, su sentido del humor y todos los momentos que compartimos juntos. Pero ahora, mientras hacemos su mausoleo y viendo todos los monumentos que la gente se empeña en dedicarle en Anantapur, «mi Vicente» se va quedando atrás a medida que su vida y su obra están adquiriendo tintes legendarios. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 7 O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 DEL 2010 Fecha:23 DE MAYO 23/05/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 Tarifa (€): 18815 ALEX OLTRA En un rickshaw caben 5 o 6 personas pero a menudo se montan en él hasta 25 viajeros, esto complica la conducción y facilita accidentes. E l otro día recibí una llamada de teléfono de uno de mis compañeros diciendo que había habido un terrible accidente en el que se habían implicadas 36 personas pertenecientes a las comunidades dalits de los pueblos en los que trabajamos. Era un grupo de familiares y amigos que habían ido en tractor a concertar un matrimonio a Vadipalli, la aldea de la chica. De regreso a Mudalapuram, a 30 kilómetros de la ciudad de Anantapur, sufrieron el accidente. Por fortuna, los novios se quedaron en Vadipalli. Aquí es muy común que, cuando un vehículo va cuesta abajo, el conductor ponga el punto muerto para ahorrar una pequeña cantidad de combustible. El conductor de este tractor era muy inexperto e hizo lo mismo… Pero, de repente, por alguna razón, puso la primera marcha e, inmediatamente, el tractor volcó y los pasajeros quedaron atrapados debajo. Solo dos personas salieron ilesas, seis murieron en el acto y otra de camino al hospital. Las otras 27 tenían heridas de diversa consideración, algunas muy graves. Rápidamente los llevaron al hospital del Gobierno, como es obligación en accidentes de este tipo. El gobernador del distrito se presentó en el hospital de inmediato y, tras hablar con los doctores, dio órdenes para que se ingresaran a algunos pacientes en Anantapur, y los más graves fueran mandados a los hospitales públicos de Kurnool y de Hyderabad, ciudades más grandes dentro del estado de Andhra Pradesh. E n las zonas rurales de la India escasea el transporte público y la gente busca alternativas. Hace 40 años, si no había un autobús que fuera allí donde querían, la única opción era la carreta de bueyes. Hoy, además de los bueyes, existen los peligrosos pero a la vez imprescindibles tractores, camiones y autorickshaws. Como el tractor es un vehículo muy utilizado en la agricultura, es uno de los medios de transporte predilectos para grupos grandes. Sin embargo, muchas veces los conductores no lo hacen bien, como en el caso que he contado. Por otro lado, el autorickshaw es la famosa motocicleta de tres ruedas que aquí está muy extendida. Son automóviles minúsculos que se mueven con gran libertad, a menudo haciendo eses entre carriles de forma temeraria y adelantan- CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. Entre tractores y ‘rickshows’ do vehículos a diestro y siniestro. Un conductor de riskshaw necesita permiso de conducir y lograrlo es un mero trámite burocrático, lo cual los hace aún más peligrosos en carreteras ya de por sí complicadas. Un rickshaw pequeño no puede acomodar a más de 5-6 personas, pero a menudo te encuentras a más de 20 viajando en uno de ellos. Os preguntaréis cómo es posible. Hace un par de años, cuando Vicente no estaba bien de salud, un grupo de 25 mujeres vino a visitarle. Mujeres jóvenes y también muy mayores. Les pregunté cómo habían llegado: «Sister, en rickshaw» (en Anantapur la gente me llama «sister»). Les pedí que me concretaran en cuántos autos… Y, para mi sorpresa, me contestaron: «¡Con uno!». No me lo podía creer… ¿Cómo se habrían sentado? Me dijeron que siete detrás y otras siete más en su regazo; dos delante y dos encima de estas últimas. Las otras siete fueron colgando de ambos lados. A las mujeres más mayores les dolían todos los huesos… Me ofrecí a que nuestro personal las llevara de regreso a sus aldeas en coche, pero no quisieron porque ya habían «pagado la ida y la vuelta». F ui a ver a los pacientes que estaban en el hospital de Kurnool. Estoy acostumbrada a las condiciones de los hospitales del Gobierno y no me gusta criticar, pero eso no quita que, a veces, me desespere pensando en por qué las condiciones no mejoran más rápido. Incluso a mí me impactó cuando entré en la sala de traumatología. En Anantapur, los pacientes están en camas, pero allí ¡al menos el 50% estaban en el suelo! Había unos 80, pero la mitad no cabían en la sala y estaban en el pasillo. Muchos pacientes esperaban ser atendidos, no solo nuestros heridos que habían llegado de Anantapur, que ya llevaban allí tres días y parecía que nadie los hubiera ni tocado. Había solo dos médicos y cuatro enfermeras luchando para atender a tantos pacientes. Hicimos buenas migas con los doctores y nos aseguraron que tratarían a los accidentados más severos, seis personas, en los próximos dos días. El resto, añadie- ron, sería mejor que nos los lleváramos de regreso a Anantapur para ingresarlos en nuestro hospital de Bathalapalli. D urante los días posteriores al accidente, hicimos todo lo que pudimos para ayudar a pacientes y familiares. Movilizamos a algunos de nuestros trabajadores sociales para que estuvieran acompañando a los pacientes, y los directores se fueron turnando para visitarles a menudo en el hospital de Kurnool o de Anantapur, asegurándose de que tenían la atención necesaria. La Fundación también ha proporcionado ambulancias, medicinas y comida para los pacientes y los familiares. Por su parte, el gobernador del distrito fue muy eficiente y aprobó una compensación económica para los heridos y las familias de los fallecidos. Estos ya han recibido de 3.000 a 5.000 rupias (entre 55 y 92 euros), en función de la gravedad de las heridas, y se prevé que los familiares de las víctimas del siniestro reciban 50.000 rupias (algo más de 900 euros). Sé que los visitantes que vienen aquí a conocer nuestro trabajo a menudo tienen miedo de viajar en coche por nuestras carreteras. Pero la situación está mejorando poco a poco. Hace años, los vehículos fabricados en la India no tenían cinturones de seguridad. Y aún cuando empezaron a instalarlos, era imposible usarlos sin ahogarse porque eran muy aparatosos. Pero, en los últimos años, todos los vehículos se fabrican con cinturones de seguridad bien hechos… ¡Ahora falta que la gente se acostumbre a utilizarlos! Además, progresivamente, se está haciendo obligatorio usar casco si vas en moto. En el 2008, un amigo de una oenegé de Anantapur abrió una autoescuela con la excelente idea de formar a los jóvenes. Lo gracioso es que todos nuestros visitantes dicen que estarían aterrados de conducir por una carretera india. Para mí es todo lo contrario: aquí conduzco tranquilamente, pero cuando voy a España y veo los coches moviéndose a gran velocidad y oigo el zumbido del tráfico, me siento incapaz de hacerlo. Supongo que todo es cuestión de costumbres… H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 Fecha: 06/06/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 5 Tarifa (€): 20905 Unapayasavoluntaria de la fundackím,en unasala infantil de un hospital de Anantapur. uando estuve en España hace unos meses, la persona de la Fundación encargada de buscar a los voluntarios que necesitamos en Anantapur me preguntó: na, apm~ de la6 ~hm~tes de ~~ml~m(médicos, arquitectos, profesores de españolyespecialistas en discapacidades),~ otro pa¢flrb,.Yle contesté:,,Sl.~ nesgustarlatener algunospayesos y cocinero~. En una de las charlas con los padrinos y visitantes que vienen aqui a conocer el proyecto, un médico me preguntó: ,4~na, ¿no payeses? Sobretodo, sonImlx~entesen las ~las de n4~esingr(~xles de los hespi~k~ EnEuropa ahoraes muycomún..,es la terapia de la ñes-. Meentusiasmóla idea de traer payasos comoterapia. En Anantapur aún estamos luchando para lograr que nuestros hospitales funcionen adecuadamente, con buenos profesionales y sistemas eficientes que proporcionen un servicio de calidad. Pensar en incorporar a los payasos era planteamos un grado más de atención, cuandola parte médicano había llegado al nivel óptimo. Pero vi la oportunidad y pensé que debeñamosaprovecharla. Comosolía decirVicente: -No sólo de panvive el hombra~. Para muchosde nosotros, como yo misma, los payasos fueron siempre personas que vimosen las playas de Inglaterra o en los circos. Pero, con el tiempo, he entendido que hay un concepto más amplio. Nuestros hospitales y, en particular los doctores, son casi siempre muyserios y estrictos con los pacientes. A la gente de las aldeas a menudole aterroriza entrar en un hospital. Vienendel ambiente del campo,libre y abierto, a otro que es totalmente opuesto, estéril y con multitud de reglas. Al fin, este mestenemosla primera actuación en los hospitales, un esfuerzo conjunto de los payasos y el equipo de actividades artísticas. Me hacia muchailusión asistir, pero medijeron: ,4~nna,mejorquenovayas,eres muyconocida, todoel mundo te miraráa b, en lugardea los i~~~aso~,. Supongoque tienen razón, pero pensé que iría de todos modosy me eseondetia tras alguna columna... LYpor qué necesitamoscocineros? Lo cierto es que no los necesitamosde formapermanente ni tienen que ser chefs de primera. Basta con que un cocinero o cocinera venga un par de meses para enseñar a nuestros cocineros C ¯ ~~., LaviudadeFerrervuelve anécdotas sobreel hombre que C~m/b~e[destino demilesde desfavorecidos parasiempre. había hablado. Estaba convencida de que teníamos que introducir la lengua de signos para que los niños y adultos sordos pudieran comunicarse y no permanecieran como una presencia invisible en la sociedad. En la India no hay una lengua de signos estándar para todo el país. Con la determinación de nuéstro equipo y de algunos voluntarios muyhabilidosos, finalmente desarrollamos una lengua de signos que puede utilizarse en Anantapur, y también en casi todo el estado de Andhra Pradesh. Hemostardado más de cinco años, pero ilo logramos! os profesionales que vienen desde España, a menudoson personas con una carrera muyconsolidada. Sin I embargo, cuando vienen aquí comprenden que nuestra situación es diferente y se adaptana las necesidades. En lugar de hacer operacionessofisticadas o edificios solemnescomoharían en su país, nos ayudanen temas básicos. En realidad lo que necesitamos aquí son cosas pequeñas, pero que en el fondo ayudarán muchísimoa miles de personas pobres. No podemosdecir que siempre ha sido del todo fácil esta colaboración.Se trata de dos culturas muydistintas trabajando juntas, indios y españoles han tenido muchoque aprender unosde los otros... El ritmo de trabajo de Españaes rápido y preciso; en la India todo va másdespacio, y las fechas de entrega no importan tanto..¯Aunque hay algún altibajo, con el tiempo,profesionales indios y españoles han sido capaces de trabajar juntos formando un buen equipo. Necesitaría muchas páginas para nombrar a todas las personas voluntarias que nos han apoyadoa lo largo de estos años y continúan haciéndolo (profesores de castellano, arquitectos, aparejadores, especialistas en discapaeidad, médicosy enfermeras especialistas~ artesanos, etcétera), pero es imposible. Aqùi también quisiera recordar a todos los voluntarios que nos ayudanen España, isu labor requeriria una carta entera!Al fin, voluntarios, colaboradores y amigos nos ayudan a hacer de este mundoun lugar mejor. -~ i y cocineras recetas básicas y algunos conceptos acerca de la dieta saludable, iEn Anantapur muchoscreen que la comidasolo es sabrosa si tiene muchoaceite, muchasal y muchocñilli? os voluntarios españoles, aunque son pocos en comparación con el total de los trabajadores (el 99 %de nuestro personal es indio), marcan una gran diferencia. Nosolo añaden valor a nivel técnico, sino tambiéna nivel humano,por el compromisoy la entrega que muestrana la hora de hacer su trabajo. Un buen ejemplo de esto son los médicos especialistas. Gracias a ellos hemosmejorado cada uno de los departamentosde los hospitales. Aveces, resulta incre~le comprobarlo muchoque las personas de las aldeas pueden llegar a aguantar antes de vencer sus miedos y su falta de recursos económicos,e ir al me dico: Este es el caso de cientos de mujeresque sufren prolapso uterino. Estas mujeres continúan con su trabajo en el campoy su relación L 1 con sus maridos,dia a día, comosi nada, a veces con el útero fuera del cuerpo. Gracias al apoyode ginecólogosvoluntarios en los últimos años hemospodido detectar y tratar este problema. Los Dentistas Sin Fronteras también han hecho una gran labor en los últimos siete años, visitándonos cada verano y tratando a miles de pacientes que llevan sufriendo durante largo tiempo. Nuestros técnicos ortopedas y fisioterapeutas son casi los mejores del mundo,gracias a Mobility India, los Fisios Mundiy otros fisioterapeutas que, a titulo individual, han venido con regularidad durante muchosaños. Ademástenemos a traumatólogos voluntarios que trabajan con nuestro personal paramédico haciendo chequeos en las aldeas y cirugías menoresen los hospitales. Sus resultados son espectaculares. Desdefinales de los 90, cuandoasistía a reuniones de personas con discapacidad en las aldeas, siempre senú qué los sordos, al final del encuentro, no tenían ni idea de lo que se FUNDACION VICENTE FERRER 7 O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 Fecha:20 DE JUNIO 20/06/2010 X DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 Tarifa (€): 18815 NAGAPPA Un grupo de mujeres, en una celebración en Anantapur. D esde que Vicente falleció, hace un año, tengo la impresión de que la Fundación ha estado funcionando sobre ruedas. Me doy cuenta de que esta sensación se debe realmente a la tremenda motivación que todo el mundo tiene, cada una de las personas que integran la organización. Todos tenemos la firme determinación de continuar haciendo realidad su sueño de trabajar para que cientos de miles de personas puedan salir de la pobreza y tener una vida mejor. En la Fundación tenemos tres líneas de trabajo. La primera de ellas, mejorar los programas y los servicios que ya hay en funcionamiento. En segundo lugar, se encuentran los nuevos proyectos o actividades que tenemos que poner en marcha para hacer frente a las necesidades emergentes de las comunidades. Y, finalmente, el principio básico que Vicente nunca se cansó de repetir: que nuestra labor llegue a cuanta más gente sea posible. ¿Qué hemos hecho este último año? ¿Estaría Vicente contento? ¿Habremos cumplido con sus siempre exigentes expectativas? Aunque me considero una persona humilde, en este sentido creo que puedo decir «sí», pienso que Vicente estaría sonriendo y feliz al ver los logros que hemos alcanzado. Además, este año ha estado marcado por la candidatura del Nobel de la Paz para la Fundación Vicente Ferrer, que surgió a raíz del movimiento espontáneo de la gente que se movilizó tras la enfermedad y la muerte de Vicente. S egún Vicente, la Fundación tenía que ir dondequiera que hubiera sufrimiento y pobreza. Por ello, siguiendo sus pasos, durante este último año hemos expandido nuestro trabajo a más de 350 aldeas del distrito de Anantapur y del vecino Kurnool. Además hemos identificado otras 244 aldeas donde viven comunidades chenchus, un grupo de varios miles de familias con grandes carencias que suelen vivir aislados en el bosque, que queremos integrar en nuestro trabajo. Hace poco hemos enviado un equipo de 20 personas a estudiar la situación de estas tribus chenchus. De momento, estamos estableciendo contactos con el gobierno, las oenegés y las propias familias chenchus de tres distri- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «La fundación sigue sobre ruedas» tos (Mahaboodnagar, Prakasam y Kurnool), a fin de determinar las necesidades y empezar a trabajar. Este es un nuevo reto para nosotros porque son tribus que viven al margen de la sociedad, atrapados entre su modo tradicional de vida y la sociedad moderna, y carecen de acceso a todos los servicios básicos. E stamos, también, poniendo en marcha un programa para trabajar en la lucha contra la violencia de género. En este apartado tenemos que afrontar problemas como la violencia doméstica, el abuso sexual y el tráfico de niñas y mujeres. Algunas familias muy pobres ponen a sus hijas en manos de agentes que prometen empleo en grandes ciudades, pero acaban ejerciendo la prostitución. Este programa quiere prestar una atención global a las mujeres y comprende varias actividades como el establecimiento de centros de asesoramiento, la formación profesional y la creación de un centro de acogida de corta estancia. Es increíble como, en ocasiones, aun teniendo todos los recursos a nuestro alcance, puede ser dificilísimo hacerse cargo incluso de una sola mujer. Nos ha sucedido hace poco con una chica que había sido abandonada y vivía en la calle. La policía nos pidió que nos ocupáramos de ella. Estaba extremadamente desnutrida, incapaz de andar ni de decirnos algo que fuera inteligible. Como primer paso la ingresamos en uno de nuestros hospitales. Estuvo allí un mes, comiendo y recuperando fuerzas. Los análisis demostraron que no tenía ninguna enfermedad grave por la cual tuviera que seguir ingresada. Entonces, vino la gran pregunta: ¿dónde podía ir ahora? Durante ese tiempo habíamos reunido alguna información acerca de ella. Se llamaba Shabana y tenía unos 25 años. Su familia estaba en la ciudad de Anantapur, pero su matrimonio había fracasado y ella no estaba dispuesta a que estableciéramos ningún contacto. La familia tampoco quería saber nada de ella, y nosotros temíamos por la vida de Shabana si regresaba a casa. Además, parecía tener un problema mental. Entonces, empezó la larga odisea de encontrar un lugar adecuado para esta mujer abandonada. Finalmente, localizamos una oenegé cercana donde una pareja gestionaba un hogar para personas mayores. Shabana logró estar allí unos 20 días, tras lo cual la oenegé nos dijo que era imposible tenerla más tiempo con ellos. Luego decidimos ingresarla en un hospital donde había un psiquiatra y un fisioterapeuta que la podían tratar. Shabana no se adaptó allí, y nos pedía que la devolviéramos a la calle, pero no podíamos hacer eso, sabiendo que allí su salud empeoraría y cualquiera podría abusar de ella. l a sacamos del hospital y la llevamos a una de nuestras escuelas residenciales. Pero Shabana no duró mucho allí tampoco y la policía, viendo que no había otra alternativa y que nosotros, aún moviendo cielo y tierra, no podíamos manejar el caso, nos aconsejó ingresarla en un hospital mental del Gobierno. Aunque estábamos bastante desesperados, no podíamos aceptar enviarla allí, sabiendo cómo son muchos de estos centros, ¡un verdadero infierno!. Encontramos en el distrito vecino un hospital mental de pago de muy buen trato. Una vez que recupere cierto equilibrio, la Fundación le ayudará a encontrar un camino en la vida. Mientras la historia de Shabana estaba aconteciendo, recordé el último deseo de Vicente. Él quería hacer algo por los adultos con discapacidad o enfermedad mental que sufren muchas dificultades y que son abandonados por sus familias. Este proyecto avanza despacio, pero espero que un día seamos capaces de ayudar a personas como Shabana. Me hace feliz pensar que me falta espacio en esta carta para explicar todos los avances de este año. El hecho es que él aún continúa motivándonos a todos, a mí la primera. Tengo su foto en grande en mi oficina, justo delante de mi mesa. Es uno de esos retratos que deja ver toda su fuerza, humanidad y compasión. Me siento feliz viendo esa foto cada día.H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 Fecha: 04/07/2010 Sección: REVISTA Páginas:4 DE 7JULIO DEL 2010X Tarifa (€): 18815 7 JUAN ALONSO M ucha gente me pregunta por nuestra relación con las autoridades… ¿Aprecia el Gobierno nuestra contribución al desarrollo del distrito de Anantapur? ¿Colaboramos en proyectos suyos? Todo el mundo sabe que en los primeros años, Vicente y yo tuvimos dificultades: muchas veces nos quisieron echar. En aquellos años, no solo entre nosotros y el Gobierno, sino en general, entre las oenegés y el Ejecutivo, no había una buena relación, las autoridades no entendían por qué las oenegés estaban en la zona y qué pretendían. En algunos casos, como el nuestro, ¡hasta llegaron a pensar que éramos espías! Por su parte, las oenegés siempre criticaban al Gobierno por todo, sin apreciar sus dificultades. Sin embargo, me alegra decir que ha habido un gran cambio en los últimos 15 años. Ahora el Gobierno cuenta con el apoyo de las oenegés en casi todos sus programas de desarrollo y hay un mayor entendimiento. Tanto a escala local como estatal, la Fundación mantiene una buena relación con la administración: el Gobierno aprecia la labor de la Fundación por su enorme contribución al progreso y al desarrollo del distrito de Anantapur y, a su vez, la Fundación reconoce el esfuerzo que el Gobierno ha hecho en los últimos años para erradicar la pobreza. Algunos de estos han sido muy innovadores y han ayudado enormemente a las familias pobres del campo. Un ejemplo de ello es el programa nacional de empleo rural garantizado por el que cada familia puede solicitar un mínimo de 100 días de trabajo. Lo cierto es que el Estado es relativamente joven, tiene solo 60 años de independencia, tras la cual había que afrontar el reto de desarrollar todo un país, con una inmensa población y unas infraestructuras y servicios limitados a las grandes ciudades. L a Fundación colabora con el Gobierno en diversos programas como el de construcción de viviendas, aportando este entre el 30% y el 50% del coste de los proyectos. Un ejemplo de esta colaboración son las 1.000 casas que vamos a construir en seis aldeas de los distritos vecinos de Kurnool y Mahaboobnagar, afectados por las recientes inundaciones. El Gobierno cada año tiene que construir millo- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «¡El Gobierno creyó que éramos espías!» nes de viviendas para familias pobres, y catástrofes de este tipo incrementan esta cifra. Las autoridades apreciaron que hubiera una organización como la Fundación, que pudiera construir estas casas de forma competente. También en Anantapur hemos hecho proyectos de construcción conjuntos, tanto de viviendas como de ampliación de escuelas. Durante los últimos ocho años, la Fundación ha gestionando nueve escuelas-puente del Gobierno, destinadas a reincorporar al sistema educativo a niñas que no habían completado la primaria. Otras oenegés y el Gobierno se encargaban de los centros para niños. Tras uno o dos años, estos niños y niñas se incorporan a la educación reglada. Ha sido un programa muy útil gracias al cual cientos de menores han seguido sus estudios. Otras personas nos preguntan: «Con todo el trabajo que hace la Fundación, ¿no estaréis tomando las responsabilidades del Gobierno? ¿No estará la gente de las aldeas presionando menos al Gobierno?». Para dar respuesta a estas preguntas, me gustaría citar 123 unas palabras de mi querido Vicente, parte de unas reflexiones escritas por él acerca de la naturaleza y carácter de las oenegés. «La Fundación no es una institución temporal, sino una fuerza operativa permanente en esta sociedad dinámica, junto a otras instituciones como las entidades gubernamentales, las empresas, las asociaciones, las oenegés, los partidos y los medios de comunicación. La Fundación cree que estos grupos de voluntariado son necesarios para compensar las distintas fuerzas sociales, para favorecer a los pobres y preservar el medio ambiente. La sociedad está compuesta de organismos sociales plurales y complejos, entre los cuales se encuentran las oenegés. Estas desempeñan unas funciones sociales que ninguna otra forma de organización ni el Estado pueden llevar a cabo. Hay carencias en los organismos sociopolíticos y económicos de la sociedad que requieren la existencia de organizaciones de voluntariado para rellenar los vacíos existentes. Estas organizaciones de voluntariado tienen características humanitarias y sociales especiales. Son, por una parte, independientes de los Estados y, en segundo término, están de parte de la gente, en especial de parte de los pobres y marginados en el torbellino de cualquier sociedad. Amnistía Internacional, Greenpeace, Médicos sin Fronteras, la Cruz Roja y la Media Luna Roja son algunos ejemplos. En el ámbito nacional hay una miríada de diferentes organizaciones que constituyen la expresión popular del espíritu de las sociedades democráticas». Y así lo creemos en la Fundación: es responsabilidad de todos, del Gobierno y los individuos, luchar contra la pobreza y asegurarnos de que todas las personas disfruten de la prosperidad y los recursos del planeta. Además, según me comentaba un día mi hijo Moncho, con nuestro programa de viviendas, la gente no solo no ha dejado de presionar al Gobierno para lograr casas, sino que ahora también demanda que sean de calidad, como las que hace la Fundación. Hay algunos programas del Gobierno que la Fundación ha llevado a cabo durante años. Desde 1969 hemos ayudado a miles de enfermos con pocos recursos que necesitaban tratamientos médicos o cirugías muy costosas a ir a hospitales privados dentro o fuera de Anantapur. De forma similar, el Gobierno de Andhra Pradesh ha iniciado un programa gracias al cual cualquier persona pobre con una enfermedad grave puede ir a un hospital especializado y el estado cubre hasta 100.000 rupias (unos 1.700 euros) de gastos médicos. Mucha gente piensa que las familias de Anantapur han logrado salir de la pobreza extrema una o dos generaciones antes que en otras zonas, donde el Gobierno no cuenta con el apoyo de una organización tan sólida. Hay responsabilidades que pertenecen al Gobierno, como la construcción de carreteras, escuelas, centros de salud, universidades... Pero hay ciertos trabajos que podemos hacer para dar apoyo y complementar su labor. La tarea de desarrollar un país tan extenso es titánica y se necesitan muchas manos. ¡Juntos podemos conseguirlo! H FERRER, VICENTE O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 Fecha: 18/07/2010 X 18 DE JULIO DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 7 Tarifa (€): 18815 NAGAPPA A nantapur es una zona históricamente azotada por las sequías. Para los campesinos, los años secos en los que las cosechas se echan a perder y los ingresos disminuyen drásticamente son mucho más habituales que los años de cosechas aceptables. A lo largo de estos 41 años que Vicente y yo hemos estado en Anantapur, el agua subterránea, única fuente natural en un distrito donde llueve poco y espaciado, ha ido descendiendo gradualmente. Recuerdo que en los años 70 los campesinos encontraban agua a unos nueve metros de profundidad. Pero durante los últimos 10 años no hallan agua ni siquiera a 30 o 90. Desde el principio, la Fundación ha trabajado a gran escala con el Gobierno en un esfuerzo gigantesco por preservar el agua de lluvia, construyendo cientos de embalses y reparando otros tantos antiguos, a la vez que se plantaban millones de árboles. Por fortuna, en estas difíciles circunstancias también hay campesinos, como los de la aldea de Thupalli en Anantapur, que encuentran otras alternativas… Al igual que muchos de los pequeños agricultores de todo el país, también los vecinos de Thuppalli se habían endeudado por valor de varios cientos de miles de rupias en el intento de llevar agua a sus tierras o de comprar semillas y fertilizantes para cultivar sus campos. De hecho, en los últimos años, han sido noticia aquellos campesinos en situación desesperada que se han suicidado, incapaces de hacer frente a sus deudas y de ver esperanza en el futuro. P or otro lado, otro hecho histórico que sucede en Anantapur debido a la sequía crónica y al endeudamiento es la migración. Durante los meses secos, entre febrero y mayo, miles de familias se marchan a otras ciudades grandes donde hay más oportunidades de empleo. A veces son solo los hombres los que se van y otras veces es toda la familia. Como bien es sabido, la migración perturba enormemente sus vidas, interrumpiendo la educación de los niños y la armonía familiar, y en último lugar contribuyendo al aumento del VIH. Desde los inicios, uno de nuestros objetivos ha sido reducir el número de familias que se ven obligadas a emigrar. Hace poco, mi hijo Moncho recibió una car- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «Su fuerza nos acompaña» ta de Thupalli. En esta los vecinos explicaban justo lo que he contado anteriormente: estaban hasta el cuello de deudas, no habían encontrado agua en los pozos que habían excavado y las lluvias habían sido insuficientes para lograr una buena cosecha. Como consecuencia, cada año muchas familias se veían obligadas a emigrar. Todo esto hasta que se enteraron de que la Fundación llevaba a cabo un programa de ecología que proporcionaban vacas jersey cruzadas para ayudar a las familias a obtener ingresos mayores y más estables. La carta seguía contando cómo 52 familias habían solicitado formar parte de este proyecto. Finalmente esta petición llegó a buen puerto y cada hogar recibió dos vacas. En la actualidad, la venta de la leche, decían. generaba unos ingresos netos de 5.000 rupias (unos 90 euros) al mes por familia. Inmediatamente se redujeron las migraciones. Los campesinos estaban utilizando estos beneficios para comprar más vacas, pagar los estudios de sus hijos o finalizar la construcción de las casas que el Gobierno les había concedido pero que no habían podido completar por falta de recursos. Además, usa- ban el excremento de las vacas para abonar sus campos, reduciendo los gastos en fertilizantes. Estaban tan entusiasmados que decidieron escribirnos una preciosa carta firmada por todos (unos habían puesto su firma, y otros que no sabían escribir, su huella dactilar). L a verdad es que nos da una enorme satisfacción ver que un único proyecto, como el de las vacas o el de vivienda, acaba teniendo tantas consecuencias positivas, a modo de efecto dominó… Cuando, por ejemplo, construimos una colonia de casas, automáticamente (por supuesto, tras muchas visitas a las oficinas del Gobierno y duro trabajo), aquella aldea acaba teniendo electricidad y cada casa una bombilla. Así, los niños pueden estudiar hasta tarde, sin que se deba ir en busca de una luz lejos del hogar. Además, vivir en una casa firme disminuye la incidencia de enfermedades y las visitas indeseadas de serpientes y escorpiones, a la vez que aumenta el respeto en la familia y en la comunidad…. Otras veces se trata de beneficios más in- directos, como cuando hacemos un hospital. Rápidamente muchas personas empiezan a ganarse la vida a su alrededor: familias que ponen chiringuitos de té y refrescos, tascas que sirven comida, paradas de fruta y flores, vendedores ambulantes, zapateros remendones, paradas de autorickshaws... H ace un tiempo, una noche recibí la llamada de unas familias con las que trabajamos en las aldeas. Estaban muy felices porque su solicitud para la construcción de viviendas de la Fundación había sido aprobada. Durante generaciones habían vivido en chozas y en los últimos años habían estado intentando desesperadamente obtener una casa del Gobierno o de la Fundación. En nuestros pueblos a menudo no entienden la complejidad que conlleva obtener los recursos para un proyecto. Primero hay que redactarlo, documentarlo y enviarlo a España. Una vez allí, buscar un donante apropiado, una empresa, institución o particular que esté interesado en esta propuesta y entregar la solicitud. Y luego, esperar a recibir la conformidad. En la India la gente espera mucho tiempo para que sucedan las cosas, a veces incluso generaciones. Por fortuna, en la Fundación no tienen que esperar tanto, y en un plazo de un año, estas 37 familias obtuvieron una vivienda. Además, en este caso su alegría era doble porque mientras se procesaba su solicitud, la lluvia destruyó sus frágiles chozas…. El pasado 19 de junio celebramos la vida de Vicente: el primer aniversario de su muerte. Digo que celebramos su vida porque, de hecho, es algo que miles de personas hacen a diario: recordar a la persona que dedicó todas sus fuerzas a mejorar sus condiciones de vida. Más de 8.000 personas acudieron a Bathalapalli, donde está la tumba de Vicente, para participar en el acto en su memoria. En otros pueblos donde trabajamos tuvieron lugar otras celebraciones. Tengo que confesar que, para mí, Vicente era una persona apasionante con la que vivir y trabajar. De hecho, su presencia espiritual es tan fuerte que continua guiándonos y motivándonos a todos… H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 Fecha: 05/09/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 Tarifa (€): 18815 X 5 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 7 Un grupo de niñas actúa en un festival de Anantapur. E n una de mis visitas a la tumba de Vicente junto con un grupo de visitantes me crucé con cuatro hombres. Empezamos a charlar y me comentaron que habían venido al hospital de Bathalapalli, acompañando a un paciente. Les pregunté si todos eran de la misma familia. Inmediatamente, uno de ellos respondió: «¡No!, pertenecemos a diferentes castas». Apuntando a dos de ellos, dijo: «Ellos son BC y nosotros dos somos SC» [En el sistema de castas hindú los BC son los Backward Castes, y los SC son los dálits o intocables, situados por debajo de los BC]. Dos cosas me llamaron la atención de esta respuesta. La primera es que aún se identificaban en términos de casta: en lugar de decir que son de distintas familias, de inmediato mencionó el hecho de pertenecer a diferentes castas. Por otro lado, continuó diciendo: «Nosotros cuatro somos amigos». Oír esto último me hizo muy feliz, pues que los dálits fueran amigos y se mezclaran con otras castas no hubiera podido suceder hace 30 años, y me dio esperanza en el futuro… Aunque las castas permanezcan durante generaciones, cada vez habrá más y flexibilidad entre ellas. E sto me recordó un componente de nuestra labor que suele pasar desapercibido pero que, en realidad, ha sido un área que realmente ha ayudado a los dálits y a las tribus a romper con las barreras de su intocabilidad y su discriminación. Me refiero a nuestro sector dedicado a las actividades culturales y deportivas. Antes de que la Fundación empezara a trabajar en Anantapur, los niños dálits y tribales no podían participar en eventos culturales. La oportunidad de mostrar las habilidades y los talentos artísticos se limitaba a los hijos de las familias de casta alta. Los dálits, como correspondía a su comunidad, solo podían ejercer los roles que por tradición se les había asignado. Se había convertido en su deber realizar ciertas labores, como tocar los tambores en las bodas (aunque, por supuesto, tenían prohibido asistir a la ceremonia). Por nada del mundo, nadie aceptaba jamás hacer las tareas propias de un dálit. Del mismo modo, un dálit nunca osaba llevar a cabo funciones habituales de las castas altas. En la actualidad, estos niños dálits y tribales de las aldeas que cubre la Fundación cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «Arte y deporte como acicates» no solo bailan y cantan en nuestros festivales culturales, sino que también actúan como reyes y reinas, dioses y diosas, algo inimaginable años atrás. Es más, hoy en día, cuando algún dignatario visita Anantapur, y el Gobierno local organiza una actuación musical, siempre les invitan. Incluso participan en competiciones, del estado de Andhra Pradesh y de toda la India, y nunca regresan a Anantapur sin un primer, un segundo o un tercer premio en sus manos. También los niños con discapacidad que estudian en nuestras escuelas residenciales reciben formación deportiva y artística, lo que les permite desarrollar al máximo sus talentos, y participar en competiciones con resultados muy satisfactorios. Cuando empezaron a competir con otros niños de las aldeas, nuestros trabajadores aconsejaron no juntar a los niños con y sin discapacidad porque «no estaban en igualdad de condiciones y nunca podrían ganar». Sin embargo, esos mismos colaboradores ahora nos dicen: «Mejor que les separemos, porque los niños con discapacidad siempre ganan todos 1 los premios». Así es como este sector de actividades culturales ha ayudado a aumentar la autoestima de los niños dálits y los tribales y la de sus familias, y ha sido un área vital a la hora de facilitar su movilidad social y romper las barreras de las castas. C uando empezamos a promocionar estas actividades, los padres no estaban muy interesados porque pensaban que sus hijos, primera generación de estudiantes, tenían que estar pegados a los libros. Pero poco a poco se dieron cuenta de su importancia y del reconocimiento que toda la familia y su casta recibía de todas las comunidades. Paralelamente, cada año la Fundación organiza torneos y formación en distintos deportes (críquet, fútbol, hockey, tenis). Los equipos están integrados por los niños con más talento de las aldeas, sea cual sea su casta, de manera que se promueve el espíritu de equipo, la amistad y la igualdad. Su formación recibe el apoyo de diversos deportistas y clubs de Espa- ña, extendiendo así los lazos de solidaridad. Por otro lado, hace unos días celebramos un evento muy especial: la inauguración de la primera estatua de Vicente situada en la ciudad de Anantapur, construida por iniciativa de su ciudadanía. Esto me alegró porque las personas que hemos trabajado durante años con Vicente, y también las comunidades dálits y tribales beneficiarias de nuestra labor, lo recordarán de muchas maneras. Sin embargo, esta estatua fue un deseo de la gente de la ciudad, y eso la hacía muy especial… El lugar donde se eleva la estatua de Vicente posee un gran valor sentimental para nosotros, pues está en un cruce de carreteras, mirando a la sede del gobernador de Anantapur, la máxima autoridad del distrito. Es el mismo sitio donde hace 40 años se escribieron las grandes pintadas en rojo de «Ferrer go back» (Ferrer, márchate). En la ceremonia de la inauguración de la estatua varias personas destacaron esta paradoja: ahora Vicente Ferrer está permanentemente en el lugar donde hace 40 años se le pidió que se marchara. Todos los partidos políticos asistieron, un acontecimiento excepcional, puesto que muchos de ellos son enemigos y es casi imposible reunirlos. Pero lo referente a Vicente Ferrer es capaz de salvar barreras partidistas. En sus discursos, los políticos destacaron diferentes aspectos de su vida y de su personalidad. Uno de ellos dijo que Vicente fue una inspiración para él, sobre todo por su obstinación al hacer frente a la constante oposición de los años iniciales, sin darse nunca por vencido. Otros mostraron su admiración por la magnitud de su labor, y el hecho de que nunca estuvo satisfecho con algo pequeño sino que siempre aspiró a ayudar a cientos de miles de personas. Otra persona destacó la calidad y el éxito de los proyectos de la Fundación, diciendo que ya le gustaría al Gobierno obtener aunque fuera la mitad. El espíritu de Vicente es muy fuerte y sigue presente, motivándonos día a día a seguir luchando para que las comunidades más desfavorecidas tengan una vida digna. H FERRER, VICENTE O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 Fecha: 19/09/2010 19 DE SEPTIEMBRE DEL 2010 Sección: REVISTA Páginas: 5 Tarifa (€): 18815 5 JOSEP MANUEL RIVERA Una mujer lava y masajea a su nieto entre sus piernas, en los jardines del centro de maternidad de la Fundación Vicente Ferrer. L a historia de nuestro famoso centro de maternidad, ahora un icono en el distrito, es reflejo tanto del progreso de la gente y del país como del dinamismo de la fundación, siempre dispuesta a evolucionar para responder a las necesidades cambiantes de la población. La historia del centro empezó en 1972. Hacía tres años que trabajábamos en Anantapur y los programas de alimentos por trabajo tomaban una velocidad vertiginosa. Cada semana recibíamos trenes llenos de grano y necesitábamos espacio para almacenar los miles de sacos: compramos un pequeño trozo de tierra cerca de la casa en la que vivíamos, Emma Bungalow, y construimos 10 grandes almacenes. Los programas de alimentos por trabajo consistían en lo que su propio nombre indica: la gente trabajaba haciendo un pozo o un camino y se les pagaba con grano. Para Vicente Ferrer no había límites y bajo su liderazgo se multiplicó la variedad de proyectos: miles de pozos, decenas de casas, un centro de lepra, centros de nutrición… En virtud del programa, los almacenes estuvieron llenos hasta 1977, cuando la India se hizo autosuficiente y dejó de importar cereales. Entonces las oenegés empezaron a implementar programas de desarrollo comunitario recibiendo ayudas económicas en lugar de grano. Durante unos años, los almacenes permanecieron vacíos y silenciosos. La fundación empezó a trabajar en las regiones de Kalyandurg y Uravakonda, iniciándose una larga lucha para conseguir que las comunidades valoraran la educación, y para apoyarlos en su progreso social, sanitario y económico. Las familias solían ser muy numerosas en aquellos días, las niñas se casaban muy temprano y tenían ocho, nueve e incluso 14 hijos, un bebé cada uno o dos años. La mortalidad infantil era muy elevada y las familias pobres tenían suerte si la mitad de sus hijos sobrevivían. La gente no estaba interesada en la planificación familiar, querían más hijos para disponer de más mano de obra y aumentar sus ingresos. La infraestructura sanitaria del Gobierno en el campo era muy precaria, y las mujeres apenas se decidían a hacerse una ligadura de trompas. Los métodos anticonceptivos temporales, como las pastillas, no eran prácticos porque la mayoría de las mujeres eran analfabetas, y era casi imposible convencer a CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «Las mujeres se fían de nosotros» los hombres de hacerse una vasectomía. A pesar de los esfuerzos del Gobierno, el progreso era lento. En 1987, la administración nos pidió apoyo para motivar a las parejas de la ciudad a reducir el número de hijos, puesto que en las zonas urbanas apenas se había avanzado... ¿Podríamos nosotros hacer algo? L a Fundación nunca ha estado limitada por la falta de recursos, y aceptamos el reto, sin disponer ni del dinero ni de la infraestructura sanitaria... ¡Teníamos 10 almacenes vacíos! Con unas pequeñas reformas, los convertimos en ocho grandes salas con 120 camas. Y una casa que había vacía, en un quirófano. Así empezamos lo que iba a ser un monumento para el cuidado de las madres durante más de 20 años. La Providencia también contribuyó y nos mandó a la hermana Teresa, una monja que dejó el convento y se unió a la fundación. Ella se hizo cargo del centro de maternidad, convirtiéndose enseguida en una figura tan querida y famosa como el propio centro. Teresa mantuvo las salas de ingreso y el quirófano escrupulosamente limpios. Poco a poco, las mujeres se sintieron seguras de acudir a tan agradable emplazamiento y de someterse a una ligadura de trompas. Empleamos a siete enfermeras y a un gran equipo de limpieza, mientras que los doctores nos los enviaba el Gobierno o venían amigos médicos. El centro pronto se llenó cada día de cada mes de cada año, de manera que acudían muchas más mujeres allí que al resto de los hospitales privados y del Gobierno. Tras algunos años, ya no era necesario motivar a nadie: el centro se había convertido en un icono en el distrito. Los almacenes sobrevivieron otros 15 años y, como el resto de edificios de los años 70, empezaron a deteriorarse. Mi marido, que siempre se consideró a sí mismo medio arquitecto, trabajó con los arquitectos voluntarios para diseñar un nuevo centro con capacidad para más de 100 madres que empezó a funcionar en el 2003. Se trata de un hermoso edi- ficio con mucha luz y una amplia zona de jardín donde las mujeres pueden relajarse, tender la ropa y mecer a los bebés colgados en saris de los árboles. Esto es muy común en verano. Cuando el calor es insoportable dentro de las casas, las madres atan sus saris a los árboles a modo de cuna y ponen a los bebés dentro. Pero lo más bonito es el baño de los bebés: las abuelas se sientan encima de una piedra y apoyan sus pies en otra, y los colocan encima de sus piernas, desde donde los masajean y bañan con un cubo de agua y una jarrita. A hora la mayoría de las familias solo tiene dos o tres hijos, a menos que no llegue el ansiado varón: entonces prueban una cuarta o quinta vez. En los últimos 10 años, el Gobierno ha popularizado la laparoscopia para la ligadura de trompas, en lugar de la cirugía convencional, que necesita siete días de hospitalización. Para finales de año, casi el 100 % de las ligaduras se harán por laparoscopia. Para nuestro centro, esto significa otra evolución, puesto que ahora las mujeres descansarán solo un par de horas y se marcharán a casa, usando solo una de las seis salas de ingreso. Como siempre, en los cambios encontramos las oportunidades. Hay muchos jóvenes que suspenden el último año de secundaria y necesitan un lugar donde estudiar y examinarse de nuevo. Por otro lado, muchos niños de las aldeas que acaban el bachillerato y la universidad tienen dificultades para encontrar empleo por el bajo nivel de la enseñanza. El mercado laboral indica que los jóvenes que saben informática, inglés y otra lengua extranjera tienen buenas oportunidades. Así que este será el próximo episodio en la vida de los almacenes: un centro de maternidad y un centro de formación para jóvenes. Las posibilidades son muchas y los desafíos gigantes, pero como Vicente siempre decía: «Podemos hacer cualquier cosa en esta vida, grande o pequeña, y una acción buena es lo que se necesita para hacer de este mundo un lugar mejor». H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 166107 E.G.M.: 765000 Fecha: 03/10/2010 3 DE OCTUBRE DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 5 5 Tarifa (€): 18815 El Centro de Enseñanza Profesional de Gadlapenda, donde trabajan mujeres acogidas procedentes de distintos estados. C uando trabajas en el ámbito social nunca sabes qué pasará mañana, con qué situación te encontrarás ni qué persona vendrá a buscar apoyo. Hace poco recibimos una llamada de la policía de Anantapur. Habían rescatado a 20 chicas de un burdel de un estado del suroeste de la India. Procedían de distintos estados y habían llegado allí por diversas circunstancias. No se sabía cuántas eran menores, ya que muchas desconocían cuántos años tenían. Mientras intentaban localizar a sus familias, la policía quería que nosotros las custodiáramos... ¿Podían quedarse en la Fundación? Como he dicho en cartas anteriores, durante décadas la Fundación ha trabajado en todas las áreas importantes de la vida, haciendo frente a la pobreza en sus diferentes dimensiones, incluyendo el desarrollo de la mujer, con el fin de mejorar su estatus social y económico. Pero hasta ahora, nunca habíamos tenido proyectos específicos para trabajadoras sexuales. No teníamos conocimientos ni experiencia con este colectivo y nuestra primera respuesta fue: «Hay otras oenegés en el estado especializadas en este tema, mejor que se hagan cargo ellas». Pero tras contactar con las otras oenegés, la policía nos llamó de nuevo: «Queremos que sea la Fundación la que acoja a estas chicas. Llegan esta noche a Anantapur…». Es relativamente fácil para las chicas pobres y sin estudios acabar convirtiéndose en trabajadoras sexuales. Las circunstancias que las llevan a esta situación son diversas. Algunas entran en la prostitución obligadas por familiares sin escrúpulos, tíos, hermanos, maridos o novios. Las hay que caen en redes de tráfico de mujeres a través de intermediarios que prometen a los padres buenos trabajos en las ciudades para sus hijas y, una vez allí, descubren la verdad, pero ya no pueden escapar. Otras son mujeres que sufren el abandono de sus maridos, quedando solas y sin alternativas para sacar adelante a la familia. Parece ser que la policía india está haciendo un esfuerzo por liberar a mujeres (sobre todo menores) que han caído en la prostitución en contra de su voluntad. Pero no es fácil. Las CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con EL PERIÓDICO para explicar vivencias del hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos y su fundación. Una plataforma lo postula ahora como candidato al Nobel de la Paz. Víctimas de la esclavitud sexual familias denuncian su desaparición, pero carecen de información suficiente para encontrar a sus hijas. Y si, pese a las dificultades, al final las localizan, cuesta lograr que las chicas retomen su vida normal tras un periodo de desarraigo y de exposición a otro estilo de vida. De hecho, los policías nos dijeron que si de este grupo de 20 al menos una retomaba su vida familiar, ya sería un gran éxito. Acogimos a estas mujeres en uno de nuestros campus cercanos a Anantapur, un lugar más tranquilo que la oficina central. Las oficiales de policía más expertas pasaron horas hablando con las chicas para averiguar cómo habían ido a parar a ese burdel, tan alejado de sus lugares de origen. Pero en la India hay unas 30 lenguas oficiales, lo cual convierte la comunicación en un reto. En este grupo había chicas de cuatro estados y cada una hablaba su lengua materna. Además, no todas sabían el idioma nacional, el hindi, ni el inglés. El proceso legal fue muy lento, y mientras tanto se hicieron exámenes médicos para averiguar su edad y detectar si tenían alguna enfermedad. Justo unos meses antes, habíamos decidido afrontar la violencia machista en las aldeas. Tras 40 años en el ámbito del desarrollo y teniendo una excelente relación con los hombres y las mujeres, y con las autoridades del distrito, sentimos que había llegado el momento de trabajar en este problema. Ya habíamos empezado a constituir un equipo dentro del sector Mujer, formado para tratar este asunto, que iba a contar con la colaboración de otros departamentos de la Fundación y del Gobierno, así como con la policía. Como parte del programa también estábamos proyectando un centro de acogida temporal, ya que en muchos casos las mujeres no pueden volver a sus hogares durante algún tiempo y necesitan un lugar donde estar. Justo cuando estábamos haciendo el plano de este centro, recibimos la llamada de la policía y entonces nos dimos cuenta de que el paso que estábamos dando de combatir la violencia machista debía incluir a las mujeres y niñas víctimas de las redes de explotación sexual. Así que modificamos el plano considerando esta realidad. Tras estar un mes con nosotros, las chicas fueron trasladadas a una oenegé de Hydera- bad, capital del estado de Andhra Pradesh, que posee experiencia en esta área y que ya ha colaborado antes con las autoridades. La mayoría de ellas aún están allí, mientras localizan a sus familias, una tarea lenta que requiere la colaboración entre las policías de los distintos estados. Me han dicho que han encontrado pequeños trabajos para dos de ellas, que habían estudiado hasta séptimo y décimo curso. El Nobel de la Paz Por otro lado, mientras escribo estas líneas se aproxima el 8 de octubre, día en que el Comité Nobel va a anunciar el ganador del Premio Nobel de la Paz 2010. Sé que hay muchísimas personas, en la India y en España, que desean que Vicente Ferrer y su Fundación reciban el premio. Si lo ganáramos, para mí sería no solo el reconocimiento a nuestros 40 años de lucha contra la pobreza, sino también un reconocimiento a todo el mundo, a todos los que trabajan día a día porque no están dispuestos a aceptar que haya familias que pasan hambre, madres que carecen de servicios sanitarios para sus hijos o niños sin acceso a la educación. Curiosamente, hace tres días vinieron a verme los dueños de la famosa Emma Bungalow, la casa donde Vicente y yo vivimos cuando iniciamos nuestra labor en Anantapur. La casa está dividida en tres partes, una para cada hija del propietario. La hija que vino a verme con su marido posee la parte que comprende la primera habitación donde entramos Vicente y yo por primera vez, y encontramos aquella providencial placa en la pared con las palabras «espera un milagro». Esta pareja vino a invitarme a sus bodas de oro, que iba a tener lugar en esa misma habitación. Cuando miré la fecha de la celebración me quedé parada: el 8 de octubre… Así que cuando se anuncie el Nobel yo estaré en la misma habitación que nos acogió a Vicente y a mí hace 41 años. Pase lo que pase ese día, ¡yo no podría estar en mejor lugar! H FERRER, VICENTE; FUNDACION 1 VICENTE FERRER; PREMIO NOBEL DE LA PAZ O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 17/10/2010 Sección: CUADERNO DEL DO 17 DE OCTUBRE DEL 2010 Páginas: 5 5 Tarifa (€): 18815 ÀLEX OLTRA Una sala de espera del Hospital General de Bathalapalli. D urante los 15 meses posteriores a la muerte de Vicente, he pensado mucho en dos de sus cualidades. Por un lado, su fe inquebrantable en cuál era su misión en esta vida, el porqué estaba en este mundo. Y por otro, su fantástico sentido del humor. Estoy convencida de que ambas le ayudaron mucho a sobrellevar los grandes desafíos y obstáculos lanzados en su camino. También yo soy una persona feliz por naturaleza y con una paciencia inagotable, de modo que la combinación de nuestros caracteres hizo que formáramos un excelente equipo. Esta forma de ser me ha resultado siempre de gran utilidad y, también, en estos días en los que miles de nuestros amigos que habían trabajado tan duro promoviendo la candidatura de la Fundación para el Nobel de la Paz se sintieron tremendamente decepcionados. Reflexionando acerca de este asunto durante los días previos y posteriores al anuncio del Nobel, en los que muchas veces tuve que contestar a la pregunta de «¿Anna cómo estas?», me di cuenta de que estaba muy contenta. Cuando a principios de los años 70 empezamos a trabajar con los dálits y los tribales, ambas comunidades estaban totalmente marginadas por su religión y su cultura. Sentían que la India no era su país y que su Gobierno no era un gobierno que trabajara para su desarrollo. Ni siquiera les pertenecía su propia vida, eran esclavos de las castas altas. Pero, de repente, alguien llamado Vicente Ferrer llegó a Anantapur y puso en marcha una organización llamada Rural Development Trust (el nombre de la Fundación registrada en el distrito de Anantapur). Estoy segura de que al principio esos mismos dálits y tribales no tenían esperanza en este recién llegado, puesto que durante miles de años nada había sucedido para que ellos pudieran creer que el cambio era posible. Sin embargo, mirando hacia atrás, veo como al cabo de unos pocos años las comunidades dálits y tribales, un día se levantaron y se dijeron a sí mismas: «Aquí hay un hombre que es nuestro y una organización que trabaja por nosotros», palabras que repitieron cuando vinieron a mostrar sus respetos tras la muerte de Vicente. Los periodistas españoles les preguntaban: «¿Por qué habéis venido aquí?», y ellos contestaban con rotundidad: CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «Xiaobo necesitaba más el Nobel» «Vicente Ferrer es nuestro, queremos verlo». Ahora, 40 años después de que empezáramos a trabajar, estas mismas comunidades creen que este es su país, que ellos son indios, que sus aldeas son suyas y que sus vidas les pertenecen. Poseen casas, acceden a la educación y a los servicios de salud, están prosperando, hay una mayor igualdad. M is queridos lectores, estas reflexiones durante los días del Nobel me dieron una gran felicidad y esperanza en el futuro. Toda la colaboración que recibimos de España ha contribuido a esta gran revolución social en las vidas de las personas de cientos de pueblos del distrito de Anantapur. Aún hay muchas familias aquí y en otros distritos vecinos esperando a que llegue el momento en el que puedan llamar a sus vidas suyas y los objetivos que nos ocupan en este momento siguen estando muy claros: erradicar la pobreza extrema y crear así un ambiente más propicio para la paz. El otro día, mientras estaba de visita en nuestro hospital principal de Bathalapalli, hubo una pareja que, nada más verme, corrió hacia mí. Pertenecían al estado de Madhya Pradesh, situado a más de mil kilómetros. Me sorprendió mucho. Sin duda, Madhya Pradesh debía disponer de decenas de buenos hospitales en sus ciudades principales. ¿Por qué esta pareja había venido desde tan lejos a este pequeño hospital rural de la Fundación? El marido me aclaró las circunstancias. Dijo que eran discípulos de Sri Satya Sai Baba, un gurú indio muy venerado, cuyo centro de retiro está situado a unos 60 kilómetros de la capital del distrito de Anantapur. Además del centro, el gurú también posee un reconocido hospital. Parece ser que hace unos años, un hermano suyo estuvo ingresado allí. Sin embargo, no pudo ser operado porque el centro no tiene un servicio de cirugía general. Estaba muy grave y los doctores le aconsejaron que fuera al hospital de la Fundación en Bathalapalli. Allí el paciente fue intervenido, se recuperó y regresó feliz a Madhya Pradesh. Ahora, años más tarde, esta pareja ha acudido a nuestro centro por un problema ginecológico. Una vez más, quisieron volver a nuestro pequeño hospital rural. Mientras el hombre me hablaba, yo recordaba cómo surgió la idea de iniciar este hospital, un día, charlando con Vicente. En aquel entonces teníamos dos hospitales rurales, oscuros y tristes, que no funcionaban ni como buenas clínicas, a pesar de que habíamos estado luchando para mejorarlos durante 25 años. De repente, Vicente me preguntó: «Anna, ¿te gustaría que la Fundación tuviera un bonito hospital con luz, bien ventilado, con quirófanos, laboratorios y todos los servicios de un gran hospital?». Recuerdo que le eché una de mis miradas escépticas y le respondí: «¿Un nuevo hospital, si durante 25 años hemos luchado con dos que parecía que nunca iban a progresar». Sin embargo, ahora no solo tenemos un hospital de estas características, sino cuatro, cuya capacidad profesional aumenta día a día. Recordando lo inimaginable que me pareció entonces, lo que veo ahora hasta a mí me sorprende. P ara los millones de personas que viven en una zona rural con una red de carreteras deficiente y transporte público escaso, un hospital rural que dispone de todos los servicios básicos necesarios es como un oasis en medio de un desierto. Pensando una vez más en el tema del Nobel, recuerdo cómo Vicente decía: «La felicidad de los demás es mi felicidad». Seguro que Vicente, donde quiera que esté, quiso hacer su contribución para que el ganador del Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, pudiera salir de la cárcel. Sé que Vicente estará contento de que, en lugar de la Fundación, haya sido una persona que necesitaba más el premio. Finalmente, a través de esta carta, me gustaría dar las gracias a todas las personas que creen en nuestra labor, nos apoyan y dicen «basta» a la injusticia y el sufrimiento. Esta es la lucha contra la pobreza que, de ser ganada, contribuirá a la paz en este mundo. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 31/10/2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 5 X 31 DE OCTUBRE DEL 2010 5 Tarifa (€): 18815 NAGAPPA Rafa Nadal, en compañía de Anna Ferrer, durante la visita que el tenista ha realizado este mes a la Fundación Vicente Ferrer. E n Anantapur, los meses de julio a octubre son conocidos como los «meses de los españoles»: es cuando recibimos el mayor número de visitantes, entre padrinos, amigos, simpatizantes, empresarios, representantes de instituciones públicas o gente que, simplemente, ha oído hablar de nosotros. Vienen en grupo o de forma individual para conocer a sus niños y niñas apadrinados, los proyectos que han financiado y/o el programa de desarrollo integral de la fundación. En particular, este mes de octubre ha sido muy concurrido. De la misma manera que los visitantes llegan entusiasmados con la idea de ver con sus propios ojos qué ha hecho Vicente Ferrer y su equipo durante 40 años, también nosotros estamos muy emocionados de recibirles aquí, intercambiar puntos de vista y escuchar sus historias. Como una padrina que nos contó que había ahorrado 50 euros al mes durante cinco años para venir a Anantapur. También hay colaboradores que vinieron hace años y que ahora regresan con su familia porque no quieren que se pierdan la oportunidad de conocer otro país y de sentir que ellos también pueden contribuir a que otras personas tengan una vida más digna. No puedo evitar recordar a Vicente y la ilusión con la que esperaba a los grupos. El día que llegaba uno, me perseguía una hora antes, para que saliera a recibirlos: «Anna, vamos fuera a esperarlos; no quiero darles la bienvenida cuando ya hayan bajado del autobús… ¡Quiero ver cómo entra el autobús por la puerta de la Fundación!». Estas palabras a menudo resuenan en mi cabeza y cuando sé que va a llegar un grupo me encuentro a mí misma saliendo temprano y sentándome bajo la sombra de los árboles a esperar. Durante sus últimos años, Vicente trabajaba unas seis horas al día (¡a veces hasta más!) y su tarea principal consistía en charlar con todos los visitantes españoles y la gente de las aldeas que venían a verle. Una tarea muy productiva, teniendo en cuenta su carisma y poder de convicción… Vicente motivaba a las personas a creer en la acción buena y a implicarse en este mundo. Al final, se sentían privilegiados de haber podido pasar un rato con él. Ahora soy yo quien les recibe y también disfruto mucho charlando con los visitantes y escuchando lo que me cuentan acer- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. Padrinos y embajadores ca de sus vidas, cómo han llegado hasta aquí y por qué nos apoyan. Al mismo tiempo, ellos tienen muchas preguntas: «Anna, ¿cómo era estar casada con Vicente Ferrer? ¿Cómo habéis logrado tener tanto éxito empezando de cero? ¿Dónde encuentras la motivación para seguir adelante cada día?». ¡Y muchas más! P ero el momento más emocionante de su estancia aquí es, sin duda, la visita al niño o niña apadrinado. En las aldeas, la llegada de un extranjero se convierte en una fiesta para todo el pueblo. Además, la gente se entusiasma sabiendo que, por fin, pueden conocer a esos padrinos, personas de un país lejano que, sin haberles visto nunca, se preocupan de ayudarles durante años y hasta les visitan. Yo les cuento que hay padrinos que hacen verdaderos esfuerzos para mandar su contribución. Cuando los padrinos regresan de las aldeas, algunos tienen magníficas historias que contar…. Unos cuentan que el niño al que habían conocido en una choza ahora vive en una casa construida por la Fundación. Otros me cuentan que escucharon a sus niños apadrinados decir que querían ser médicos, ingenieros y maestros. Otros padrinos tienen historias menos afortunadas, si el niño o la niña ha dejado de estudiar para ayudar a la familia o para casarse. Gracias al trabajo, las cosas están cambiando y, ahora, un número cada vez mayor completa los estudios básicos y las chicas tienden a retrasar su boda hasta la mayoría de edad. Este mes vinieron dos grupos de empresarios y uno de representantes de instituciones públicas. Ellos han financiado proyectos especiales de viviendas, de riego o incluso el desarrollo integral de toda una aldea. Estos proyectos nos permiten dar pasos de gigante en la lucha contra la pobreza. Cuando visito un hospital y veo a las enfermeras correr para una cesárea de emergencia o cuando oigo que todos los alumnos ciegos de secundaria han aprobado los exámenes siempre recuerdo las entidades que financian estos proyectos. C uando regresan a su ciudad, las personas que nos han visitado se convierten en los mejores embajadores de la Fundación. Todos coinciden en decir que su interacción con la gente, su simplicidad, su felicidad con lo poco que tienen, su respeto y gratitud les hace sentir que han recibido mucho más de lo que ellos han dado. Todos ellos están entusiasmados de formar parte de la labor de la Fundación. Y es que no se trata de una relación meramente económica, sino de compartir objetivos comunes y un solo espíritu: la preocupación y el interés por las personas que aún viven en la pobreza extrema. Con ese espíritu dos culturas progresan juntas, cada una aprendiendo y enriqueciéndose de la otra. Para el deleite de la gente de Anantapur (y de toda la India), este mes tuvimos la visita del tenista Rafa Nadal, junto a su madre, Ana María Parera, y representantes de la Fundación Rafa Nadal. Vinieron a inaugurar un centro de educación integral donde los niños recibirán apoyo escolar y aprenderá a jugar a tenis. Durante décadas hemos impartido formación cultural (danza, canto, música) a los niños y, en los últimos años, hemos dado un impulso importante al deporte. Pues no solo el acceso a la educación es lo que da a las comunidades pobres y oprimidas la libertad y la confianza en sí mismas; también es clave la oportunidad de participar y destacar en otras dimensiones. En la India, dividida por tantas castas, el deporte es una de las actividades que más unifica. Rafa Nadal, con gran paciencia, habló con los niños, jugó al tenis con ellos y no paró de firmar autógrafos. Sin duda, una visita que nuestros chicos nunca olvidarán. Contestando a una cuestión planteada al principio: «Anna, ¿cómo era estar casada con Vicente Ferrer?» ¿Qué puedo decir? Fue una vida llena de ACCIÓN, siempre con algo nuevo, siempre con algo más por hacer hoy (¡y no mañana!). Sin un momento aburrido, espiritualmente muy enriquecedora, con mucha risa, felicidad y multitud de desafíos que vencer en el camino. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 21/11/2010 X 21 DE NOVIEMBRE DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 7 Tarifa (€): 18815 NAGAPPA Un médico ausculta a un grupo de escolares del estado indio de Andhra Pradesh, en el que hay 2.604 aldeas. L a Fundación vela en Anantapur por el bienestar de los más de 145.000 niños apadrinados y sus familias, que viven en 2.604 aldeas diseminadas a lo largo de más de 20.000 kilómetros cuadrados del estado indio de Andhra Pradesh. Para asegurarnos de que estos niños tienen un chequeo médico dos o tres veces al año, nuestro programa de salud comunitario cuenta con 20 doctores rurales y 74 enfermeras. Geográficamente, el proyecto de la fundación está dividido en 32 áreas. Solíamos tener un médico para cada área, pero era casi imposible retenerles. Quienes habéis visitado Anantapur sabéis que los caminos rurales son muy precarios, de modo que un doctor viajando en su motocicleta cada día en estas condiciones no dura mucho tiempo. Además, la vida en las aldeas carece de comodidades, las posibilidades de ocio son casi inexistentes y no hay buenas escuelas donde mandar a sus hijos. En Europa, supongo que son los padres los que se dan cuenta de que su hijo o hija tiene algún problema y necesita ir al médico. Sin embargo, en las aldeas en las que trabajamos, muchas enfermedades se detectan durante los chequeos escolares. A través de estos, cada año se diagnostican multitud de problemas congénitos de corazón, deformidades corregibles como el labio leporino y enfermedades tratables como la epilepsia. E n nuestras aldeas, cuyas comunidades están integradas por agricultores y jornaleros. Los trabajadores agrícolas cobran por día trabajado, y ganan más durante la siembra y la recogida. Por ello, durante estas temporadas nuestros hospitales están medio vacíos, pues la gente se queda en el pueblo para ganarse el jornal y no salen a menos que estén muy enfermos. Las familias carecen de cobertura social y sanitaria, salarios mensuales, pensiones y días libres. Si no trabajan un día, no cobran. A esto se suma el hecho de que, muchas veces, desconocen qué puede ser grave y qué no, qué necesita una atención rápida y qué no... Vicente y yo siempre lo solíamos comentar: «Imagina cuando estás en la aldea y tienes una apendicitis aguda o una mala caída... ¡El simple hecho de salir de la aldea a media noche ya es una odisea!». Los doctores de nuestra red de salud rural cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. años, la propia gente no estaba interesada en la medicina ayurvédica y homeopática. Teniendo en cuenta que su prioridad es estar saludable cada día y no perder ningún día de trabajo, querían las curas rápidas que los antibióticos y las inyecciones proporcionan, en detrimento de las medicinas homeopáticas y ayurvédicas, que tardan más tiempo en reaccionar. De este modo, los doctores alternativos no tenían otra opción: estudiar su medicina, pero prescribir medicinas alopáticas. Pero el abuso de los tratamientos alopáticos ha causado problemas como severas resistencias a los antibióticos. En los últimos 20 años, las medicinas ayurvédica y homeopática ha ganado terreno, ya que tienen menos efectos secundarios y también el Gobierno les está dando más importancia. «¿Por qué el niño U ha enfermado?» han dado tratamiento o derivado a hospitales a miles de niños. Pero esto no es nada fácil. Una vez que a un niño se le diagnostica, por ejemplo, una enfermedad congénita de corazón, hay que explicárselo a la familia y esta tiene la responsabilidad de cuidarle. Nosotros podemos asesorarles y apoyarles, pero no podemos coger a ese niño y llevarlo al hospital. Esto, a veces, es una tarea muy frustrante, puesto que debemos convencer a las familias para que lo hagan… Y mientras las convencemos, puede que ese niño empeore. Los padrinos a veces nos preguntan: «¿por qué mi niño apadrinado ha enfermado?» o «¿por qué mi niña apadrinada ha muerto?». Responder no es fácil. Es difícil entenderlo y, además, es necesario comprender la realidad y la cultura de la India rural. Por ejemplo, hoy día todavía la creencia en el dishti (mal de ojo) está muy arraigada. Aunque la Fundación ha motivado con éxito a muchos padres y madres a llevar a sus hijos a los hospitales a recibir tratamiento, el siguiente paso difícil es el segui- 1 miento, especialmente los casos crónicos. Los padres están dispuestos a salir de la aldea una o dos veces, pero si tiene que ser cada mes, muchas veces no lo hacen. N uestros doctores que trabajan en las zonas rurales pertenecen a sistemas de medicina alternativos, como el ayurveda, la homeopatía y el unani, que en la India son enseñanzas regladas como la medicina convencional (alopática). De hecho, en muchos pueblos y hospitales privados de las ciudades, los médicos alternativos son los que predominan (los alopáticos suelen marcharse a las ciudades grandes a completar su especialidad). Aun así, incluso en los últimos años se está haciendo más y más difícil encontrar a médicos de estas disciplinas alternativas que quieran vivir y trabajar en las aldeas. En la India, desde la Independencia, los sistemas alopáticos han recibido más recursos que los alternativos. Durante los últimos 40 na trabajadora de la limpieza de Anantapur se hizo el otro día un profundo corte en el dedo. La vi con el dedo lleno de un polvo blanco y le pregunté qué se había puesto. Me dijo que azúcar. Le pregunté por qué y me contó que detiene las hemorragias. No sé si eso es cierto, pero le dije que me enseñara el corte por si necesitaba un punto de sutura. Rápidamente, me dijo que no quería ni puntos ni inyección del tétanos. Cuando la vi por la tarde, me dijo que ya estaba mejor. Tal vez entre su mínimo deseo de usar medicinas y nuestro uso, casi excesivo, yace un punto intermedio que sería más saludable para todos. De momento, pasará bastante tiempo hasta que la gente de toda la India tenga el conocimiento suficiente y el país cuente con el personal médico necesarios, y una red de transporte adecuada, para lograr que disminuya la mortalidad y la morbilidad de niños y adultos. Hasta ese día, tenemos que luchar sin descanso, mejorando la formación de nuestros médicos de las aldeas, dando a la población más conocimiento acerca de la salud y complementando las infraestructuras sanitarias del Gobierno, de forma que esos 145.000 niños y sus familias tengan mejores oportunidades de prosperar en la vida. H FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 05/12/2010 X 5 DE DICIEMBRE DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 5 5 Tarifa (€): 18815 BLANCA ROMAÑÁ Varios niños, acompañados de sus madres, se preparan para comer. E n cualquier país en vías de desarrollo, la nutrición suele ser un componente muy importante. Desde los inicios, la Fundación ha trabajado en esta área a través de distintos enfoques, afrontando diversos aspectos. De hecho, hace 40 años nuestros dos primeros programas fueron 100 pozos de irrigación y cinco centros de nutrición. Siguiendo la filosofía de Vicente de llegar a muchas personas, estos cinco centros pronto se convirtieron en 40 y aunque muchos otros, gestionados por el Gobierno y otras oenegés, no funcionaban con regularidad, los nuestros ofrecieron una comida diaria cada día del año. Para mí, entonces recién llegada a Anantapur, fue mi primer contacto con las zonas rurales indias y estaba asombradísima de ver a niños de 2 años comer ragi mudda (una mezcla de arroz y ragi, un cereal local muy nutritivo) con chutney de cacahuete (una especie de salsa muy picante) sin inmutarse. Estos centros funcionaron durante unos cinco años. Después, a finales de los 70, la educación se convirtió en una base real para el trabajo de la Fundación, y de nuevo el almuerzo que proporcionábamos en el colegio fue una manera de motivar a los padres a mandar a sus hijos a la escuela. Pero los programas de nutrición que implican la distribución de toneladas de grano a cientos de aldeas y la preparación de comida no son fáciles de gestionar. E n aquellos años –y aún ahora–, a menudo observábamos que los bebés en las aldeas tenían un peso aceptable y estaban sanos hasta los 9 meses. Después, debido a la falta de comida nutritiva para pasar de forma gradual a una dieta sólida, su peso caía drásticamente. Muchos se convertían en bebés desnutridos o malnutridos. Los alimentos de transición eran (y siguen siendo) el arroz y la leche, esta última casi siempre rebajada con agua porque es más barata. En Anantapur la leche se ha vendido siempre a diferentes precios en función de su contenido en agua. Otros alimentos de transición eran galletas (ocasionalmente), yogur (rebajado con agua), plátanos y ragi. Esta dieta carecía de las suficientes proteínas, hidratos, grasas, vitaminas y minerales necesarios para un bebé. Las familias no podían permitirse comprar preparados especiales. Teniendo en cuenta esta situación, a me- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. Comer, crecer, sobrevivir diados de los 80 decidimos llevar a cabo una campaña para enseñar a preparar comida nutritiva de transición a bajo coste (algo más fácil de decir que de hacer). La mayoría de las familias no tenían gas, cocinaban con leña. Cuando yo visitaba a las familias en busca de comida que pudiera servir para la alimentación de transición, elaboramos combinaciones fantásticas: una cucharada de lentejas que habían sobrado, un poco de ragi mudda, media cucharada de chutney de berenjena, etcétera, todo ello mezclado con el agua de cocer las lentejas o el arroz. Utilizábamos pocas lentejas y poco chutney porque eran muy picantes. Al final el programa no tuvo éxito porque las mujeres dependían del fuego de leña. Solo lo encendían una vez por la mañana y otra vez por la tarde, y tenían que centrarse en preparar la comida de los adultos. No había tiempo para platos especiales. Aun así, las familias aprendieron mucho acerca de cuáles eran los alimentos nutritivos, e intentaban dar a los niños más ragi, frutas, legumbres y vegetales. Tras este programa, la Fundación continuó 1 con masivas campañas de nutrición para embarazadas, madres lactantes y niños pequeños, centradas en dar a conocer las necesidades nutricionales de estos grupos y los alimentos nutritivos de bajo coste. Aunque se redujo la malnutrición severa a lo largo de los años, la desnutrición todavía estaba muy extendida. Cuando un niño está en un equilibro tan delicado basta una diarrea o unos días de fiebre para que pierda peso y acabe malnutrido. Así fue como en el año 2002 decidimos reiniciar un programa de nutrición para los más vulnerables, los niños menores de 5 años. Con la experiencia del pasado, pusimos nuestras mentes a trabajar. En la Fundación creemos en el trabajo en equipo y un compañero tuvo la idea de dar huevos porque basta con hervirlos, están disponibles a nivel local y son muy nutritivos. Antes de empezar, fui a hablar con algunas familias. Yo pensaba que el huevo formaba parte de su dieta. Me sorprendió mucho escuchar que solo lo comían en las fiestas o una vez al mes. También daba por hecho que tomaban uno por cabeza. Otra vez me equivocaba, no había manera de que pudieran permitírselo… Hacían un revuelto muy picante con uno o dos huevos, y de allí comía toda la familia. P usimos en marcha este programa para todos los menores de 5 años e incluimos a las mujeres embarazadas y las lactantes, distribuyendo un huevo a cada persona cuatro veces por semana. Pronto se hizo muy popular y aunque nosotros lo llamamos programa de nutrición pensando en términos de proteínas y calorías, la gente tiene sus maneras de expresarse, y enseguida pasó a llamarse el programa del huevo. Unos años más tarde, añadimos un vaso de ragi kanji al día, este cereal tan nutritivo mezclado con jaggery, un azúcar de caña sin refinar muy sabroso. Además, durante los periodos de sequía las personas mayores reciben menos comida ya que en las familias pobres los que tienen que trabajar comen primero. Teniendo en cuenta esto, posteriormente incluimos también a los mayores. Otro programa de nutrición fundamental en la Fundación ha sido el dirigido a las personas afectadas por el virus del sida. Cuando empezamos a trabajar con estos pacientes a principios de los 90, no había medicamentos antirretrovirales y nadie sabía mucho acerca de la enfermedad. Entonces nos centramos en dos aspectos. Por un lado, la educación y la concienciación de cientos de miles de personas para que pudieran entender qué era el VIH y cómo se transmitía. Por otro lado, ofrecimos apoyo nutricional a los pacientes, en forma de arroz, trigo, ragi, aceite y lentejas. Estoy segura de que fue esta nutrición, más que las medicinas para las enfermedades oportunistas, lo que realmente les ayudó a vivir más años. Aún hoy en día la nutrición sigue siendo un componente muy importante de nuestro trabajo con las personas afectadas por el VIH, junto con el tratamiento antirretroviral, ahora ya disponible. Al fin y al cabo, medicinas tan fuertes en un estómago medio vacío no creo que puedan ser de gran utilidad. H FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 19/12/2010 X 19 DE DICIEMBRE DEL 2010 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 9 9 Tarifa (€): 18815 ALBERT URIACH Dos niños utilizan el braille en una escuela para niños ciegos de la Fundación Vicente Ferrer. C on motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, el pasado 3 de diciembre, los miembros de un shangams (asociación) de personas con discapacidad me invitaron a unirme a su celebración. Ese día, además, inauguraban un busto de Vicente. He perdido ya la cuenta de cuántas estatuas y bustos se han inaugurado en las aldeas de Anantapur. Se trata siempre de iniciativas de la gente. En la Fundación casi siempre nos enteramos de su existencia cuando vienen a invitarnos para inaugurarlas. Esta, en particular, está ubicada en uno de los lugares preferidos de Vicente, la aldea de Bukkaraya Samudram, que Vicente solía visitar con frecuencia. Allí, la Fundación cuenta con una oficina rural y diversas infraestructuras clave: una escuela residencial de primaria para niños sordos y otra para niños ciegos, un centro para niños con discapacidad intelectual, y una escuela de secundaria para niños sordos, para más de 200 alumnos. Además, hay diversos talleres de artesanía. Mientras inaugurábamos la estatua, me impactó observar la gran transformación que han experimentado las personas con discapacidad en los últimos 20 años. En particular, recuerdo la primera reunión de un shangam que organizamos en 1987, a fin de iniciar nuestra labor con este colectivo, en un momento en el que no existía ningún programa del gobierno ni de ninguna oenegé para ellos en el distrito de Anantapur, ni tal vez en toda la India rural. D e aquello hace exactamente 23 años y me acuerdo de su extrema pobreza; todos eran analfabetos, vestían con la ropa hecha jirones y no tenían ni una rupia en el bolsillo. En aquellos días –y también ahora–, para acceder a cualquier ayuda del gobierno, como los pases gratuitos de transporte, necesitaban un certificado médico de discapacidad. En aquella reunión, de las 20 personas presentes, solo una lo tenía. Y cuando dijo que lo obtuvo en la ciudad de Anantapur todos abrieron los ojos como platos, pues nunca habían salido de su aldea y, para ellos, la capital del distrito estaba tan lejos como Delhi o Calcuta. Ahora las personas con discapacidad van a todas partes, muchas ya con sus pases de transporte, y disponen, además, de todo tipo cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. La nueva vida de los discapacitados de material ortopédico. Miles de niños están alfabetizados y muchos ya van camino de la universidad. Los jóvenes de nuestros centros participan en importantes eventos culturales y deportivos, más allá de las fronteras del distrito de Anantapur. Es más, dos de nuestros chicos con discapacidad intelectual han sido seleccionados para los Special Olympics que se celebrarán en julio del 2011 en Grecia. En estos años, su identidad se ha visto reforzada. Así, este pasado día 3, todos vestían sus mejores galas. Las mujeres, con flores en la cabeza, lucían un pelo impecable y una mirada que emanaba fuerza y confianza. Nuestra labor en este sector se ha centrado en tres ámbitos. El primero, su empoderamiento, a través de la formación de shangams, que sirven de plataforma desde la que trabajar para su desarrollo y de enlace con otras asociaciones y/o organizaciones. A través de los shangams toman conciencia de sus derechos, regulados por la Ley de Personas con Discapacidad de 1995, y luchan juntos para que se cumplan. T ambién hemos trabajado mucho en la mejora de sus ingresos, logrando que sean más independientes. Los shangams han generado sus propios ahorros y, junto con un capital que la Fundación pone a su disposición, sus miembros han impulsado todo tipo de pequeños negocios: cría y engorde de ovejas y cabras, lecherías, pequeñas tiendas de alimentación y suministros para bodas. A menudo han demostrado ser más fiables que el resto de población al devolver los créditos que reciben por parte de los shangams o de los bancos, pues su motivación para lograr una vida mejor es más fuerte. Por otro lado, también hemos ofrecido formación en artesanías a chicas con discapacidad. Gracias a todas estas iniciativas, miles de personas con discapacidad que antes mendigaban ahora tienen ingresos fijos, sus cuentas en el banco y algunas mantienen a sus familias, cuando antes eran considerados una carga. El asociacionismo de este colectivo ha culminado, hace apenas unas semanas, en la constitución de la primera asociación del distrito. Hasta el momento había varias asociaciones, en función de la discapacidad, pero sus esfuerzos se dispersaban. Ahora tienen una plataforma común a través de la cual luchan por sus derechos. O tro ámbito en el que hemos trabajado sin descanso ha sido la educación. Hace 20 años las familias con hijos ciegos o sordos no creían que pudieran estudiar. Después de motivarles durante varios meses, logramos que tres familias escolarizaran a sus hijos ciegos en nuestra primera escuela para niños ciegos. En un año, estos niños sabían braille y estaban estudiando el currículo del gobierno para primaria. Los padres estaban asombrados. Después de esto, las cifras de niños escolarizados crecieron rápido. Hace poco recibimos una donación de una empresa de 30 ordenadores portátiles para nuestro alumnado de secundaria, y muchos ya saben utilizarlos con gran habilidad... Me imagino las caras de sus padres y abuelos, cuando les vean usándolos en el pueblo… Pese a mi entusiasmo por todo lo logrado, soy consciente de que aún queda mucho por recorrer. Todavía hay mucha discriminación contra la que luchar. Las mujeres y niñas con discapacidad siguen siendo víctimas del abuso. En este sentido, los shangams pueden desempeñar un papel muy importante, pues deben velar por el derecho a su integridad. Por otra parte, las personas con parálisis cerebral y con discapacidad mental son, muchas veces, abandonadas e, incluso, asesinadas. Nuestro trabajo, en estos casos, pasa por mejorar y ampliar nuestra atención hacia este colectivo. Por ello, vamos a trabajar para que nuestros centros para niños con discapacidad intelectual tengan una mayor especialización y potencien sus habilidades y, así, su independencia. Nuestra historia de estos últimos 40 años nos demuestra que, poco a poco, trabajando sin descanso, lograremos conquistar nuestros objetivos. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 02/01/2011 Sección: CUADERNO DEL DO X 2 DE ENERO DEL 2011 Páginas: 5 5 Tarifa (€): 18815 ALBERT URIACH Una de las casas impulsadas por la Fundación Vicente Ferrer en una de las aldeas de Anantapur en las que trabaja la oenegé. E n ocasiones, en los periódicos o en la televisión vemos imágenes de chozas en Asia o África. Algunas de estas parecen muy bonitas y están muy bien construidas. Construir una choza impermeable con un techo de paja y paredes de barro es una tarea que requiere una gran habilidad. Además, son muchos los que defienden que estas viviendas son «ecológicas». Sin embargo, esta no es la opinión de la mayoría de las familias que las habitan. Para ellas, vivir en una choza representa discriminación, desigualdad, inseguridad y múltiples peligros para su salud. Gran parte de las picaduras de escorpión y de serpiente tienen lugar en las chozas o mientras se trabaja en el campo (también en las casas entran serpientes, aunque no es tan habitual, como fue el caso de una doctora voluntaria del hospital de Bathalapalli: hace poco dormía sin saber que, al mismo tiempo, ¡debajo de su cama había una cobra!). Una choza no suele tener ni armarios ni estanterías, así que hay que almacenar los alimentos colgándolos del techo o de las paredes, como es el caso de la leche y el yogur, y guardar los utensilios de la cocina o los baúles en el suelo. Por otro lado, cada verano, colonias enteras de chozas arden y sus familias pierden lo poco que poseen. También cuando durante los monzones llueve en abundancia las personas tienen que apresurarse a coger sus pertenencias y cobijarse en alguna escuela cercana. Existen, además, ciertas dificultades prácticas: una choza no se puede cerrar con llave. Lo cierto es que los robos son muy frecuentes. T odo esto hace que nuestro programa de construcción de viviendas sea uno de los más apreciados y necesarios. El Gobierno debe proporcionar millones de casas a su población, con lo cual todo apoyo que otra organización pueda proveer es bienvenido, tanto por las familias como por la administración. La Fundación inició la construcción de viviendas en 1971, cuando hubo un gran incendio en uno de los mayores barrios marginales de Anantapur. Unos 1.000 hogares ardieron y miles de personas se quedaron en la calle. Al cabo de poco, un grupo de representantes de esta barriada se presentó en nuestra oficina para pedir a Vicente casas. No teníamos fondos en me- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. Una casa decente para cada familia tálico, solo cereal, con el cual, además de gestionar centros de nutrición, ayudábamos a los campesinos a hacer pozos y carreteras rurales, pagando a los trabajadores en especies. Pero para una casa se necesita acero, cemento y madera… No puedes hacerla con cereal, a menos que ¡seas Vicente Ferrer! Mientras, yo estaba sentada en la oficina, escuchaba asombrada a mi marido decir que nos haríamos cargo de esas viviendas ¡aún sin tener recursos!... En aquel entonces todavía me sorprendía su capacidad para comprometerse primero, y después buscar el dinero... De hecho, seguimos construyendo hasta 1975 y levantamos unas 2.500 viviendas. Después hubo unos 20 años en los que abandonamos este programa porque no entraba dentro de los sectores de actuación de los donantes. Cuando la Fundación empezó en 1996, retomamos este programa y hasta ahora hemos construido más de 40.000 casas. El Gobierno suele ceder la parcela. Al principio, contratábamos a constructores privados, pero no era un sistema eficaz. A menudo al final de la obra nos encontrábamos con que la casa no se adecuaba a las tradiciones de las comunidades. Según estas, puertas, ventanas y espacios deben tener una determinada orientación. Cambiamos de método: las comunidades empezaron a participar en todo el proceso, de la selección de las familias beneficiarias al final de la obra. Establecimos comités responsables para la compra y la supervisión del material y las obras, y se involucraron a las familias en el diseño y en labores de construcción. Este sistema funciona mucho mejor. En la inauguración, las familias están muy felices y les gusta rememorar todos los obstáculos que han superado... Muchas veces luchan meses o incluso años para obtener la parcela del Gobierno. Las viviendas de la Fundación tienen 42,5 m², incluyendo el porche, y cuestan 100.000 rupias (1.667 euros). El porche es muy importante porque en él transcurre gran parte de la vida: allí se sientan, cocinan, duermen, charlan... Estas casas carecen de cocina y de baño porque elevaría mucho el coste. Luego, la familia suele construir un baño junto a la vivienda con materiales como el bambú y la tela. Este espacio se usa para la ducha y también para cocinar, pero nunca como un inodoro (el agua escasea y la gente va al campo a hacer sus necesidades). La mayoría de nuestras familias aún cocinan con leña. Un pequeño porcentaje, tal vez un 10-15 %, tiene gas porque lo ha obtenido subvencionado por el Gobierno, pero lo suele usar solo para lo pequeño (té, café y sofritos). El arroz lo siguen cociendo con leña. U n avance muy grande en los últimos años ha sido el cambio de dueño. En esta sociedad patriarcal, durante generaciones ha sido el hombre quien poseía toda la propiedad. Pero desde hace 6 o 7 años, según las normas del Gobierno, la parcela cedida debe estar a nombre de la mujer. Aquí, cuando se dice que un pueblo tiene electricidad, a menudo quiere decir que cada hogar tiene una bombilla. Y no puedes tenerla si vives en una choza... Así, los niños pueden estudiar y hacer sus deberes en casa, sin tener que alejarse en busca de una luz. Una vez al año, durante el Ugadi o el Dasara, los festivales más importantes, la gente pinta las casas con cal. Por otro lado, desde generaciones, las familias han usado excrementos de vaca diluidos en agua para cubrir el suelo de la entrada porque creen que evita el polvo y frena la proliferación de los microbios. Encima trazan bonitos dibujos, los rangolis, para dar la bienvenida a los dioses y a la gente. Hay muchos derechos básicos que proporcionan la igualdad: trabajo, acceso a agua potable y sanidad, comida, educación, seguridad, derechos políticos... Sin embargo, una casa decente es una expectativa común a todas las familias en su búsqueda de la felicidad y su deseo de dar a sus hijos una vida digna. Gracias a nuestros colaboradores y a las entidades públicas y privadas que nos apoyan desde España, miles de personas ya viven en un hogar seguro. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 16/01/2011 X 16 DE ENERO DEL 2011 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 7 7 Tarifa (€): 18815 ELSA VALLE Vicente y Anna, en una foto antigua en la que se les ve dando la bienvenida con el tradicional saludo indio «Namaskar». E l otro día, mientras echaba un vistazo a los recortes de periódico de las entrevistas de mi última visita a España el mes de diciembre pasado, me impactó leer algunas de mis palabras... «¿Realmente dije eso?», me pregunté. Efectivamente, yo sé que esas habían sido mis respuestas... La primera que me causó cierto sobresalto fue mi afirmación de que, «la vida sin Vicente Ferrer es igual que con Vicente Ferrer», a la pregunta de «¿cómo es su vida sin Vicente Ferrer?»… Cuando leí eso, pensé: «Anna, si tú te asombras de tu propia respuesta, ¿qué hay de las miles de personas que lo leyeron?» ¿Qué estarán pensando? La querida esposa de Vicente Ferrer, diciendo que la vida sin él es la misma que cuando él estaba aquí...». Por supuesto, sé que soy una persona muy espontánea, tal y como he dicho varias veces en mi libro “Un pacto de amor”, que tomo las decisiones de forma muy natural, desde el corazón, sin pensarlo demasiado. Así que durante unos instantes me paré a pensar en lo que había dicho.... Sin duda, con aquello yo quería expresar algo más profundo. Es obvio que la vida sin Vicente, sin una persona tan maravillosa, nunca puede ser la misma. Pero después de reflexionarlo, supe a qué me refería... C uando Vicente y yo llegamos a Anantapur en 1969, lo hicimos como compañeros de trabajo no como compañeros de vida; eso sucedió más tarde. Vicente tenía un gran sueño: ayudar a cientos de miles de personas que viven en extrema pobreza a gozar del derecho que posee todo individuo a vivir con dignidad y con sus necesidades básicas cubiertas. Yo, a los 21 años, su primera voluntaria, estaba totalmente entusiasmada y motivada por este reto humano y quería ser parte de ello. Y desde aquel día, Vicente y yo fuimos un equipo, organizando el trabajo y levantando la Fundación desde cero; compartíamos tanto el sueño como la responsabilidad, cada cual haciendo lo que se le daba mejor. Vicente constantemente nos guió: «Llegad a más aldeas, haced más trabajo, ayudad a más gente…». Mientras yo me dedicaba concienzudamente a mejorar los sistemas de trabajo, la cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. «La luz de Vicente jamás se apagará» capacidad, la fuerza y la unidad de la organización. Ambos, junto con un gran equipo integrado por personas locales, construimos lo que es la Fundación hoy. Casarnos y ser compañeros de vida fue solo otro paso más a la hora de fortalecer nuestro trabajo como equipo, luchando por aquel gran objetivo: aliviar el sufrimiento y la pobreza y ayudar a hacer un mundo mejor. Nuestros tres hijos fueron también parte de este proyecto, de modo que no le dimos demasiadas vueltas a ellos y a su futuro, cómo estarían en Anantapur o dónde estudiarían. Ellos se unieron a nuestro proyecto desde su niñez, tres miembros más de la familia de la Fundación, hablando el idioma local, yendo a la escuela en Anantapur y teniendo sus amigos entre los niños de la colonia de familias pobres que vivían enfrente de nuestras oficinas. Finalmente, lo que entendí de esta «sorprendente» respuesta mía es que Vicente y yo estuvimos juntos tanto en la vida como en el trabajo, todos los días durante 41 años, compartiendo los mismos sueños y la misma labor. A diario conversábamos acerca de qué sucedía en la organización y con las familias de las aldeas, hacia dónde íbamos, cómo iba progresando la gente, cuáles eran sus necesidades y qué proyectos nuevos había que poner en marcha...Ambos éramos uno, de tal forma que cuando él murió, simplemente, continué adelante de la misma manera que lo había estado haciendo toda la vida. De ahí que saliera esa espontánea respuesta de que la vida con y sin él era la misma. D e hecho, hace poco mientras estaba con un grupo de visitantes de España, alguien me dijo: «Anna, ¿puedo preguntarte algo personal?... ¿Echas mucho de menos a Vicente?». Dudé unos instantes antes de contestar, pero no pude evitar, al final, decir: «Lo cierto es que no». E intenté explicarme, porque seguramente esto sonó muy extraño… Vicente vivió por y para el trabajo y yo viví también por y para el trabajo; esta era nuestra gran alianza: ambos viviendo nuestras vidas para mejorar las de los demás. Esta era la esencia y el punto central de nuestra relación, y en su ausencia yo he continuado adelante con ello. Vicente era el trabajo y el trabajo era Vicente. Como ahora aún tengo el trabajo, siento que Vicente sigue conmigo. Y por esa razón salió esta contestación espontánea de que «no le echo de menos». Supongo que si uno lo piensa, cada pareja bien compenetrada comparte un vínculo especial, diferente en cada caso: para unos es una gran amistad; para otros, unos fuertes ideales… Y cuando uno de los miembros de la pareja desaparece, permanece la fuerza del vínculo, reemplazando la presencia física de la persona que falta. O tra de mis «respuestas espontáneas» que también me sorprendió leer a la pregunta de: «¿Tiene miedo de que la llama de Vicente Ferrer se apague?», fue: «No, no es posible. Hay mucha gente que pregunta, ¿después de Vicente Ferrer, qué? Después de Vicente Ferrer no pasa nada porque desde hace muchos años yo estoy llevando la Fundación». Cuando leí eso, sentí que esta afirmación sonaba algo «pretenciosa».... Que su luz nunca se apagaría porque estaba yo… La llama de Vicente Ferrer nunca se extinguirá, pero no sólo porque yo estoy allí sino porque en sus 60 años en la India, él logró convencer a cientos de miles de personas en la India y en España de que, no solo este mundo puede ser un lugar mejor, sino que cada uno de nosotros puede aportar su grano de arena para conseguirlo. Y porque tras su muerte hay miles de personas que creen en ello, la luz de Vicente Ferrer nunca se apagará. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 Fecha: 30/01/2011 X 30 DE ENERO DEL 2011 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 13 13 Tarifa (€): 18815 RAMON SERRANO Un médico trata a un paciente en uno de los hospitales de la Fundación Vicente Ferrer. D ebo de haber mencionado anteriormente en estas cartas que durante todos mis años junto a Vicente, aunque hablábamos mucho de trabajo, a él nunca le gustaba dedicar demasiado tiempo a «los progresos» de los proyectos que ya estaban funcionando. Él siempre hizo más énfasis en qué más podía hacer la Fundación para mejorar la vida de la gente. Lo cierto es que, según mi experiencia, no es fácil iniciar nuevos proyectos que sean realmente útiles para la gente y asumibles por la oenegé. Pero en la Fundación siempre tenemos las palabras de Vicente resonando en nuestras cabezas: «¿Qué más podemos hacer para mejorar la calidad de vida de las personas?», «¿Qué necesidades hay aún?». Recuerdo que medio año después de la muerte de Vicente, de repente, me di cuenta de que, siguiendo sus ideales, habíamos iniciado varios proyectos y otros estaban a punto de empezar. El 15 de agosto del 2010 inauguramos un nuevo centro pediátrico en nuestro hospital de referencia de Bathalapalli, con consultorios, 75 camas y UCI para neonatales y niños. Uno de nuestros médicos siempre me dice que la gente de las aldeas, que con gran dificultad por la escasez de dinero y transporte acude a nuestros hospitales, espera encontrar una solución a su problema. No esperan a que les pidamos que vayan a tratarse a una gran ciudad. Dolencias graves como un tumor cerebral no las podemos asumir, pero las enfermedades y problemas más comunes sí deberían poder tratarse en nuestros hospitales. Este fue nuestro objetivo cuando pensamos en el centro pediátrico, ya que cada mes teníamos que mandar a muchos niños fuera de Anantapur…. De hecho, al día siguiente de la inauguración, ¡las 75 camas estaban llenas! En los últimos ocho años hemos llevado a cabo un programa de rehabilitación a través del cual hemos recibido la visita periódica de traumatólogos de España. Ellos hacen equipo con nuestros técnicos ortopédicos y juntos han chequeado a más de 4.700 niños y tratado a más de 3.000 con diferentes discapacidades físicas. Ahora damos un paso más: abrimos un pequeño departamento de traumatología, con consultas externas y una sala de ingreso con 15 camas, en el centro de pediatría. cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con EL PERIÓDICO para explicar los últimos proyectos de la fundación: un centro pediátrico, un equipo de apoyo a las mujeres y la integración de los discapacitados psíquicos. El último deseo de Vicente E l otro día un traumatólogo español me comentó: «He visto un caso que jamás habría imaginado». Se trataba de un hombre de unos 55 años con una fractura antigua en una pierna. Tenía una infección masiva, hasta el punto de que el músculo y la piel se habían retraído, y andaba sobre sus huesos, padeciendo un dolor terrible desde hacía meses… Aún me impacta el sufrimiento que las personas aquí llegan a soportar… El médico dijo que, aunque estaba horrorizado, también estaba satisfecho de poder aliviarle el dolor amputando la pierna y más tarde facilitándole una prótesis. En estos 40 años, las mujeres de Anantapur han progresado, aumentado su autoestima, su valor en la familia, su capacidad para manejar pequeños negocios y para funcionar como un grupo resolviendo algunos de sus problemas. Pero había algo muy importante que la Fundación tenía pendiente: afrontar la vasta área de la violencia contra las mujeres, que incluye desde el maltrato físico por par- te de sus maridos (muchos alcohólicos), hasta el acoso de los suegros para obtener más dote y/o el abuso sexual. Por ello, en el 2010 constituimos un equipo especial que iba a trabajar junto con los grupos de las aldeas y nuestra red de trabajadores de otros departamentos. Este equipo ya da sus primeros pasos. Según me explican, están empezando con los problemas «más fáciles», como el caso de una mujer mayor expulsada de casa por su hijo. La encontraron durmiendo en un hospital nuestro. Su hijo estaba enfurecido porque había cogido un crédito de 2.000 rupias (unos 30 euros) del shangam (grupo de mujeres) para ayudar a su hija. En esta sociedad patriarcal, cada rupia que los abuelos o las mujeres ganan debe ir al hombre de la casa. Nuestra trabajadora visitó la aldea para hablar con el grupo de mujeres y estas decidieron que, en primer lugar, su hijo debía aceptar a su madre en casa. Bajo ningún concepto podía echarla. Tras ello, se dirigieron a su hijo y a la familia, y los convencieron para aceptar a su madre. Ahora ellas siguen dialogando para tratar la distribución de la pensión de la madre y el derecho de las mujeres a coger créditos para sus hijas… E n la India aún hay multitud de tribus, y algunas han estado viviendo miles de años en el interior de los bosques, adentrándose cada vez más a medida que avanzaba la urbanización. En nuestro estado de Andhra Pradesh hay un grupo llamado Chenchus, formado por unas 40.000 familias, cuya esperanza de vida es solo de 40 años. Desde hace tiempo el Gobierno intenta reubicarlos, asignándoles tierras. Los que se han trasladado luchan para convertirse en campesinos e integrarse en una sociedad desconocida para ellos, con problemas añadidos de alcoholismo, pobreza y discriminación. En el 2010 tomamos la decisión de empezar a trabajar con ellos. De momento hay 20 trabajadores en contacto con estas comunidades, con las otras oenegés y con el Gobierno, valorando cómo la Fundación puede apoyarles para progresar de acuerdo con sus deseos. Se han formado los primeros shangams a fin de que trabajen juntos para su desarrollo, y los más pobres ya han empezado a recibir apoyo nutricional. En algunos enclaves con severa escasez de agua se están haciendo pozos y se construirán 500 casas. Por otro lado, dentro de los proyectos nuevos se encuentra uno de los últimos deseos expresados por Vicente: el apoyo a los adultos con discapacidad mental. Este colectivo sufre severa discriminación, abandono y a veces, incluso, son asesinados. No hay una solución fácil, pero no queríamos resolverlo ingresándolos en centros especializados. Por ello, contratamos a un grupo de consultores que llevan a cabo un estudio. Este tiene por objetivo ayudar a las personas adultas con discapacidad mental a seguir viviendo integradas en las aldeas, con el apoyo de diferentes segmentos de la sociedad y la familia. Esperamos sus recomendaciones para junio del 2011, segundo aniversario de la muerte de Vicente. Deseamos poner en práctica uno de sus últimos sueños. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 11 O.J.D.: 148948 E.G.M.: 791000 X Fecha: 13/02/2011 13 DE FEBRERO DEL 2011 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 11 Tarifa (€): 18815 ALBERT URIACH Niñas con discapacidad visual en clase, en la escuela especial de B.K. Samudran. E l otro día, mientras conversaba con una pareja que había visitado la Fundación, el hombre, de repente, me dijo: «Estamos muy sorprendidos por la buena organización que tenéis. Pensábamos que tal vez el trabajo sería bueno, pero la organización sería un poco débil». Sonreí para mis adentros y le pregunté: «¿Por qué pensó eso?». Él me dijo que esta es una creencia bastante generalizada. A menudo, cuando la gente piensa en oenegés o en trabajadores sociales, tiene en mente a personas de buena voluntad que se marchan a vivir a zonas remotas para trabajar al lado de las personas pobres y oprimidas, pero no cree que posean la capacidad de organizar de forma eficiente. Este era el panorama en los años 60 o 70, pero desde entonces muchas oenegés han adquirido las habilidades necesarias para construir y gestionar organizaciones competentes en el ámbito del desarrollo. También sonreí porque en marzo se cierra el año fiscal indio, y estamos en medio de la planificación de las actividades y de elaborar los presupuestos para el 2011-2012. Esto es una tarea gigantesca teniendo en cuenta que la Fundación trabaja en un área geográficamente extensa y que cubre todos los sectores de desarrollo: salud, mujer, personas con discapacidad, educación, ecología y vivienda. Durante estos meses, además, llevamos a cabo con los trabajadores de la Fundación en la India unos talleres especiales para reflexionar acerca del progreso logrado en los últimos 20-30 años, detectar los principales problemas que aún sufren las familias y decidir el enfoque del trabajo en los próximos 10 años. E mpezamos este ejercicio con el sector de las personas con discapacidad. En este departamento, la Fundación lleva muchos años siguiendo la política de dar prioridad de empleo a personas de este colectivo, de modo que el 50 % de los participantes en ese taller, que son empleados de la Fundación, tenían alguna discapacidad, principalmente física o visual. El trabajo de la Fundación en este sector empezó en 1987 y, aunque no hicimos ningún estudio inicial, ahora no es difícil describir cuál era la situación hace dos décadas. En aquellos años, las personas con discapacidad no formaban parte de ningún programa de de- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar como la fundación ha contribuido a combatir la exclusión social que sufren las personas con discapacidad en los últimos 20 años. «Queda mucho por recorrer» sarrollo del Gobierno ni de las oenegés y estaban aisladas y excluidas de la familia y de la comunidad, sin acceso a educación, rehabilitación o tratamiento. Durante el taller pudimos identificar algunos progresos muy claros y comunes logrados desde entonces hasta ahora; por ejemplo, ahora, en casi todas las aldeas, se llama a las personas con discapacidad por su nombre, y no con el apodo de la discapacidad. También vimos cómo hace 20 años las personas con discapacidad que residían en una misma aldea no se conocían entre ellas. Hoy día, en cada pueblo, hay un grupo establecido cuyos miembros se reúnen con regularidad y se conocen entre ellos. Otro progreso importante ha sido en la educación y acceso a los servicios del Gobierno: antes la mayoría de las personas con discapacidad de las aldeas desconocían los programas sociales disponibles como las pensiones, las becas, los bonos gratuitos de transporte o los créditos y, por ello, nunca los solicitaban. Además, muy pocos niños con discapacidad estaban escolarizados en las escuelas gubernamentales y los centros de educación especial apenas existían. En este sentido, ha habido un progreso tremendo, ya que casi el 100% de las personas con discapacidad ha accedido a los certificados médicos gracias a los cuales se han beneficiado de los servicios sociales, obteniendo pensiones, créditos para pequeños negocios, etcétera. También se ha logrado la escolarización de gran parte de los niños, variando los porcentajes según el tipo de discapacidad, que en el caso de los niños ciegos y con discapacidad física es casi del 100%. Algunos de nuestros compañeros con discapacidad hablaron acerca de las discriminaciones que ellos mismos sufrieron en el pasado y aún siguen padeciendo. Uno de ellos contó que cuando empezó a trabajar en una de las escuelas de la Fundación como profesor de Braille fue al banco a recoger su salario y se lo negaron. El empleado le dijo: «No puedo darte tu salario. No puedes ver. Véte y trae a tu mujer». Nuestro compañero protestó diciendo que era su dine- ro y se lo tenía que dar a él, pero el empleado siguió negándose. El profesor habló con los responsables de su departamento y con algunos activistas también con discapacidad para decidir cómo actuar; le aconsejaron amenazar al banco con denunciarlos por trato injusto y desigual. Así lo hizo, y tan pronto como el banco se enteró, el director de la sucursal y algunos empleados fueron a casa de este profesor a pedirle disculpas. No volvió a tener problemas. Otro compañero que también tiene ceguera nos contó una anécdota de un viaje en tren. En su compartimento había otra persona y a la hora de comer le preguntó: «¿Qué va a hacer con la comida?» Él le contestó: «He traído mi almuerzo en una fiambrera y me lo comeré». Entonces la otra persona le preguntó: «Pero, ¿cómo va a poner la comida en su boca si no puede ver?». Después de ello nuestro compañero hizo la demostración, sacando su plato, ordenando la comida, comiendo, limpiando el plato en el baño y regresando a su asiento. «Lo siento, no me daba cuenta», dijo el interlocutor. No había duda de que ese comentario había sido bastante ofensivo pero, al mismo tiempo, fue una lección… Aún hoy hay mucha gente que piensa que una persona con discapacidad es incapaz de llevar una vida normal. T odavía hay grandes necesidades en el sector de la discapacidad, como fortalecer los grupos de las aldeas para que puedan actuar en casos de discriminación y funcionar eficazmente atendiendo a las necesidades de todos los miembros. También hay que afrontar los problemas que sufren las personas con discapacidad severa que aún son atados o encerrados en habitaciones, abandonados en ciudades lejanas y, a veces, incluso asesinados. Especialmente las mujeres padecen muchos abusos y embarazos frecuentes no deseados. Por otro lado, muchos jóvenes que logran finalizar el bachillerato tienen dificultades para acceder a estudios superiores porque hay muy pocos edificios adaptados. Estos son algunos problemas que aún sufren las personas con discapacidad en las áreas rurales de la India. Se ha logrado mucho pero aún queda mucho camino por recorrer. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 11 O.J.D.: 148948 E.G.M.: 778000 Fecha: 27/02/2011 X 27 DE FEBRERO DEL 2011 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 11 Tarifa (€): 18815 Una reunión de mujeres promovida por la Fundación Vicente Ferrer para promover la igualdad. A principio de los años 90, el equipo que nos ha ayudado a Vicente y a mí a llevar la organización desde hace muchos años acudió a unos cursos sobre desarrollo organizativo diseñados por una oenegé de Bangalore, la capital del estado vecino. El objetivo era reflexionar acerca del progreso de las comunidades en las aldeas y analizar las fortalezas y debilidades de nuestra organización, para hacer los cambios necesarios de cara al futuro. Aunque Vicente confesó no tener demasiado interés en ellos –creía haber dedicado suficiente tiempo a batallar con las debilidades durante sus 13 años en la Compañía de Jesús–, vino y participó en todas las sesiones. En el fondo, no podía imaginar a su comité ejecutivo hablando de la organización sin estar él presente. En uno de estos cursos tomamos una decisión clave sobre la igualdad de género tanto en la Fundación como en nuestro trabajo. E n aquellos años, la mayoría de los empleados en nuestra organización eran hombres, ya que las mujeres tan solo habían empezado a incorporarse al sistema educativo y al mercado laboral. El 99% de los trabajadores de la Fundación era local y procedía de la sociedad india patriarcal. Por tanto, cuando entraban a trabajar, lo hacían con todo el bagaje discriminatorio predominante en la vida familiar y comunitaria. Siendo la Fundación una organización de desarrollo, ¿qué podíamos hacer por la igualdad de género en las zonas rurales si la discriminación existía en nuestros propios empleados? Por ello, en una de estas sesiones, decidimos crear un comité central de mujeres dentro de la organización integrado por mujeres de diferentes sectores de la Fundación. En aquel tiempo, el objetivo era sencillo: crear un espacio donde las mujeres pudieran hablar abiertamente acerca de sus problemas dentro de la familia y la organización, en una oenegé en la que más del 80% de los trabajadores eran hombres. Otro de los objetivos era identificar la discriminación en la familia o en el lugar de trabajo y ponerlo en conocimiento de la Fundación para que tomara las medidas necesarias. Al principio, la creación de este equipo produjo cierto shock cultural. Muchos hombres tuvieron miedo de que la autoridad en sus departamentos se viera amenazada por el grupo de mujeres, como si fuera un comité de similar envergadura al comité ejecu- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. discriminación y abuso, proponiendo soluciones y directrices para remediarlos. Los primeros problemas que abordamos fueron muy sutiles. Por ejemplo, en las reuniones en las que solo había una o dos mujeres, tan pronto como una de ellas se levantaba para hablar, inconscientemente, alguno de los hombres hacía una sonrisita burlona. Si le preguntabas por qué sonreía, no tenía una respuesta. Simplemente era algo que había heredado: desde que nació, a los hombres se les miraba como líderes y a las mujeres, como amas de casa. «¿Cómo puede una mujer estar aquí hablando en público?». «Hoy las mujeres o pueden hablar» tivo de la organización. También les causó cierto nerviosismo el hecho de que si, por ejemplo, llamaban la atención a una mujer que llegaba tarde a la oficina, tal vez el comité reaccionaría en su contra. Pero a medida que fue pasando el tiempo, los dirigentes de la organización se dieron cuenta de que la finalidad de este comité era influenciar de forma positiva en nuestras políticas, incorporando el componente de género y ayudando a la dirección a hacer frente a los casos de discriminación dentro y fuera de la Fundación. De paso, se mejoró la capacidad y el liderazgo de nuestras mujeres. Ahora, no solo es este comité quien saca a la luz los problemas de género, sino que es el resto de la organización el que también se dirige al comité para resolver asuntos de este tipo en sus departamentos o áreas. E n esta sociedad patriarcal, los hombres dan por hecho que tienen una autoridad natural sobre las mujeres y cualquier discusión intelectual es incapaz de provocar el cambio de esta mentalidad. La discriminación y el abuso que sufren las mujeres toma diversas formas. A veces se trata de algo muy claro, pero en otras es más sutil, perceptible en el lenguaje corporal, el tono de voz y la manera de actuar. Estas discriminaciones están tan profundamente arraigadas en el inconsciente que a menudo pasan desapercibidas, sobre todo para los hombres, a menos que alguien les llame la atención. Una vez que salen a la luz, es posible abordarlas y resolverlas buscando un acuerdo entre hombres y mujeres. En este sentido, el comité de las mujeres ha sido muy útil a la hora de identificar estos problemas de Cerca de 100.000 seguidores en Facebook Desde que la Fundación creó su página oficial en Facebook en julio del 2009, cuenta con más de 93.000 seguidores. En www.facebook.com/fundacionvicenteferrer.org se pueden seguir las actividades de la organización, hacer donaciones y colaborar como padrino, como socio colaborador o con el programa De Mujer a Mujer. tras veces, una mujer daba una sugerencia y no era tomada en cuenta, mientras que, una hora después, si era un hombre el que la proponía, todos le aplaudían. Otra discriminación común afrontada por el comité era el hecho de que, a menudo, cuando las mujeres cometían algún error, eran fácilmente reprendidas. Sin embargo, en el caso de hombres, aquellos en el poder se lo pensaban dos veces antes de reñirles. Además, el comité ejecutivo de las mujeres ha ido proponiendo ideas para velar por su integridad dentro y fuera de la organización. También ha puesto en conocimiento de la dirección incidentes más graves en los que mujeres sufrían el acoso de algún hombre, de forma que pudimos actuar. Sin embargo, un comité especial de mujeres no será de utilidad a menos que sus miembros sepan cómo relacionarse con mujeres y hombres. Por ello, la Fundación ha realizado diversos talleres para incrementar la motivación y la autoestima, y difundir los valores de la organización. Hoy las mujeres se reúnen con regularidad con las compañeras de sus respectivos departamentos y comparten la información del comité central.Todos en la Fundación, y yo personalmente, estamos muy orgullosos de este comité que se reúne forma regular desde hace 17 años. Al principio, solo había 10 mujeres y ahora ya son 42. De hecho, durante los primeros años, solo había dos mujeres en posiciones de liderazgo y ahora hay 72. Personalmente, el comité de las mujeres representa la fuerza de las mujeres en la organización, al mismo tiempo que actúa como un guardián, velando para que la Fundación trabaje para lograr la equidad. H FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 14 O.J.D.: 148948 E.G.M.: 778000 Fecha: 13/03/2011 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 14 13 DE MARZO DEL 2011 Tarifa (€): 14747 D esde que llegué a este distrito, en 1969, las mujeres han avanzado mucho, pero la verdad es que todavía queda un largo camino por recorrer. Cuarenta años puede parecer mucho tiempo para que las personas progresen y logren su desarrollo. Sin embargo, teniendo en cuenta que partían de una extrema pobreza, esas cuatro décadas se convierten en una etapa muy corta. En aquellos primeros años –y todavía hoy– era impensable para los hombres ayudar en el hogar y con los niños. Las mujeres comían las últimas y en poca cantidad, básicamente lo que sobraba. Se levantaban temprano, a las cuatro o a las cinco, luchando contra las náuseas de los frecuentes embarazos, para preparar la comida del resto de la familia. Cuando íbamos a las aldeas, las mujeres no nos hablaban, teníamos que tratar con los hombres de la casa. Durante algunos años conversábamos con los hombres acerca de la educación de las niñas, de la salud de las mujeres, de la necesidad de que éstas progresaran y de que aprendieran más habilidades. Sin embargo, a través de los hombres no pudimos llegar muy lejos en la lucha por los derechos de la mujer… F inalmente, en 1982 la Fundación inició un nuevo sector para centrarse en el progreso y desarrollo de las mujeres. Por aquel tiempo ya habíamos establecido una buena relación con los hombres, así que pudimos tener su apoyo a la hora de dar este paso adelante. Tras la creación de este sector, las mujeres de las aldeas en las que trabajábamos empezaron a progresar muy rápidamente. Lo cierto es que las mujeres indias son fuertes y con una enorme capacidad de desenvolverse en ambientes de continua discriminación y violencia. Cuando empezamos a trabajar, los matrimonios se concertaban tan pronto como las niñas llegaban a la pubertad, a los 11 o 12 años. Iniciamos entonces un largo proceso para intentar motivar a los padres para que mantuvieran a sus hijas en el colegio y esperaran a que fueran más mayores para ca- cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. Los progresos de las mujeres sarlas. Como todo en el ámbito del desarrollo, cualquier cambio en la mentalidad o en las tradiciones, tarda mucho tiempo en suceder. Durante muchos años las niñas abandonaban la escuela antes de finalizar la primaria, es decir, alrededor de los 10 años. Temiendo que sus hijas encontraran un novio inapropiado y teniendo en cuenta la responsabilidad que sienten las familias por dar un futuro a sus hijas, la costumbre de los matrimonios tempranos continuó vigente. La mayoría de ellas daba a luz a su primer hijo a la edad de 13 ó 14. El cambio llegó lentamente, a medida que las familias iban teniendo menos hijos y las niñas insistían en estudiar. En la actualidad la mayoría de las niñas llegan al final de la secundaria e incluso a realizar estudios superiores. D urante todo el mes de marzo, como viene siendo habitual desde hace muchos años, en todas las áreas en las que trabajamos, las mujeres conmemoran el Día Internacional de la Mujer. Antes era la Fundación la que lo organizaba y nuestro personal masculino el que hablaba. Ahora son principalmente las mujeres, las mismas que hace 40 años no nos dirigían la palabra, las que organizan estas celebraciones junto con nuestras trabajadoras, y suben al estrado y nos hablan con confianza por el micrófono acerca de su progreso y de los derechos de las mujeres. El martes asistí a una de estas celebraciones y me alegré al ver la evolución en una de las representaciones que llevaban a cabo. En la India el teatro es un medio común de ex- presión para escenificar un asunto o problema. En el pasado, cuando las mujeres representaban la violencia doméstica, la escena típica era la de un marido llegando a casa borracho y pegando a su mujer. Normalmente la actuación se centraba en el problema de la violencia, pero apenas se mencionaban posibles soluciones. Sin embargo, la representación del martes era diferente porque ahora estamos trabajando también en el área de la violencia machista. Por un lado, reflejaba el servilismo diario de la esposa en el hogar, constantemente obedeciendo las órdenes del marido y los suegros, incluso cuando estaba enferma, embarazada o hambrienta. Pero la representación del martes hablaba del cambio y progreso que han sufrido las mujeres. Después de que el marido le pegara en innumerables ocasiones, ella decidía regresar a su hogar maternal, argumentando el maltrato diario y su incapacidad de seguir en la misma casa. E stos son dos de los grandes problemas de país a la hora de hacer frente a la violencia doméstica: la violencia en sí misma y la presión social de la familia de la mujer (unida en la mayoría de las ocasiones a la falta de recursos). Solo le insisten en que se «adapte» a su nueva situación. Las mujeres, en su desesperación, a veces llegan al suicidio. La representación también motiva a las mujeres a no acabar con sus propias vidas, sino más bien a buscar ayuda en los grupos de mujeres, el personal de la Fundación Vicente Ferrer, o en algún otro lugar donde se las ayudará a mediar con la familia (o ir a juicio si fuera necesario). Me siento feliz porque sé que con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer esta actuación se representará en cada una de las 32 áreas en las que trabaja la Fundación. Teniendo en cuenta que a cada reunión acuden más de 600 mujeres, solo en un mes, casi 20.000 mujeres tomarán conciencia de la necesidad de sacar a la luz el problema de la violencia doméstica y de actuar al respecto. H JUAN ALONSO LA prOtAGOnIstA Doreen Reddy Directora del Sector de Mujer –¿Como surgió la idea de crear un plan específico contra la violencia machista? –Las acciones de la Fundación nacen siempre de las necesidades de la gente. A través de la confianza hemos conseguido que nos expliquen más sobre sus vidas y hemos observado otro campo en el que este colectivo necesita ayuda urgente: la discriminación y la violencia machista. –¿Existe más violencia en zonas rurales? –Las mujeres del campo tienen menos conciencia y educación sobre este problema, lo que provoca abusos que en las ciudades no se darían. Además, en las zonas rurales no hay autoridades para denunciar estos casos, como juzgados o policía, y las mujeres no saben a quién acudir en estas situaciones. Ni siquiera son conscientes de que tienen unos derechos. Para ellas, en muchos casos, la violencia machista es lo normal. Doreen Reddy da una charla a un grupo de mujeres. –¿Está protegida legalmente la mujer india? –Sí lo está. Sin embargo, la aplicación de estas leyes es más dudosa. En una sociedad patriarcal, donde tanto los que hacen la ley como los que velan por su cumplimiento son hombres, salir de esta situación es complicado. Existe una ley, la de protección contra la violencia doméstica, del 2005, que está adquiriendo más fuerza desde el 2009 y da más garantías de justicia a las mujeres. FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER 12 O.J.D.: 148948 E.G.M.: 778000 Fecha: 27/03/2011 Sección: CUADERNO DEL DO Páginas: 12 27 DE MARZO DEL 2011 Tarifa (€): 14747 NAGAPPA díA MundiAl del AguA, 22 de MArzo Estas imágenes, tomadas en el 2006 y el 2007 respectivamente, muestran el cambio en solo un año de esta zona de Ravalavaripalli después de que la Fundación construyera una presa. El primer paso en la lucha contra la desertización que se realizó fue la construcción de estructuras para el almacenamiento del agua como presas o embalses que recogen el agua de lluvia para recargar los acuíferos y regar los campos de cultivo. Un estudiante, en el centro para personas con discapacidad auditiva de Bukkaraya-Samudran. H ace unos días tuvimos con nosotros a unos visitantes noruegos. Ambos trabajaban en el ámbito del desarrollo. Durante la visita a nuestro centro de maternidad les expliqué cómo este centro que había sido un punto de referencia en planificación familiar durante los últimos 20 años, ahora ya no era tan necesario. Esto era debido sobre todo a la motivación de la gente por no tener una familia numerosa, a la mejora de las instalaciones del Gobierno y a la popularización de la laparoscopia. Nuestros amigos noruegos escucharon entusiasmados mi relato y acabaron diciéndome: «Éste es el desarrollo real: cuando te quedas obsoleto». S upongo que ésta no es la única área en la que nos hemos quedado obsoletos. Estos días, mientras trazábamos los planes y los presupuestos para el año próximo, decidimos dejar de dedicar esfuerzos a la educación primaria en aquellas aldeas donde hemos trabajado 25-30 años y centrarnos en la educación secundaria y superior. Cuando iniciamos el trabajo en educación en 1975, ni siquiera el 10% de los niños dálits y tribales estaban escolarizados, porcentaje mucho menor en el caso de las niñas. En aquellos años, la Fundación era la que gestionaba escuelas suplementarias que proporcionaban refuerzo escolar antes y después de la escuela del Gobierno (éramos nosotros los que llevábamos las escuelas, los que empleábamos a los profesores y los que motivábamos a los padres a mandar a sus hijos al colegio). Hoy en día, en muchas aldeas son ellos mismos los que hacen todo este trabajo: se encargan de seleccionar al profesor, de acordar con éste su pequeño salario y de recoger el dinero para pagarle entre todas las familias. También es su responsabilidad asegurarse de que los niños acuden a la escuela del Gobierno y a las cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de miles de desfavorecidos para siempre. Todas testimonian su entrega. El desarrollo y lo obsoleto clases de refuerzo. Mientras reflexionaba en qué otras áreas la gente ha progresado, pensé también en el caso de las escuelas residenciales para los niños ciegos. Hace 15 años teníamos 5 escuelas de primaria con más de 250 estudiantes y, sin embargo, ahora solo hay 4 centros de primaria con 166 niños. Esto es debido a que el número de niños ciegos en el distrito se ha reducido por la expansión de la vacunación (sobre todo contra el sarampión), la mejora de la nutrición con la consecuente disminución de niños con deficiencias vitamínicas y la reducción de los problemas en los partos. De hecho hemos conseguido escolarizar al 100% de los niños ciegos del distrito y ahora ya estamos cogiendo a estudiantes de distritos vecinos. Aunque en este caso, la Fundación seguirá manteniendo su énfasis en la educación primaria y secundaria, a partir de ahora tenemos que centrarnos más en la educación y rehabilitación de los niños con discapacidad auditiva, y aquellos con retraso mental y con parálisis cerebral, que aún hay miles sin atender en las aldeas. Otra área clave en la que la Fundación ha trabajado hasta la saciedad durante 25 años ha sido la de la diversificación de los cultivos, intentando que los campesinos entendieran que plantar solo cacahuete agotaba la tierra y podía ser su ruina, haciéndose necesario combinarlo con otros cultivos. Para ello, organizamos innumerables jornadas de sensibilización, charlas, teatro, parcelas de demostración, etcétera. Pero debido a sus miedos, todo fracasaba. Sin embargo, después de años de sequías consecutivas comprendieron la fatalidad de cultivar solo cacahuete y ahora todos lo combinan con otros cultivos más resistentes a la escasez de agua como las lentejas, el girasol o los árboles frutales. En la actualidad nuestros esfuerzos se centran en ver cómo mejorar la producción de los cultivos a través del riego por goteo y aspersión, a la vez que fomentamos la producción lechera con vacas y búfalas que proporcionan a las familias unos ingresos regulares. D ebo confesar que sonrío por dentro al recordar las palabras de nuestros amigos noruegos, imaginándome la cara de mi querido marido al oírlas: «Obsoleto, obsoleto, ¿qué es eso?». Vicente más que nadie comprendía que el desarrollo era un proceso dinámico y que debíamos evolucionar de acuerdo con las necesidades de la gente. Conociéndole como le conozco, sé que obsoleto es una palabra que no existe en su diccionario de vida porque, como él decía: «La humanidad, a lo largo de su historia, ha estado luchando contra poderosas fuerzas para transformar la sociedad en una más justa y humana. Nosotros formamos parte de este esfuerzo permanente que continuará hasta el final de los tiempos (...)». FERRER, 1 VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER