Recull de Premsa - Fundación Vicente Ferrer

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O.J.D.: 181274
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Fecha:
15/11/2009
15 DE NOVIEMBRE DEL 2009
Sección: CUADERNO DEL DO
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Tarifa (€): 18005
Las integrantes de un shangham (grupo de mujeres), impulsado en la Fundación Vicente Ferrer. Abajo, un momento del torneo de críquet.
C
ómo han sido estos meses tras el
fallecimiento de mi querido marido? La verdad es que echamos
mucho de menos su alegría, su
optimismo, su pasión por el trabajo y, desde luego, su sentido del humor.
Sin embargo, seguimos sintiendo la fuerza
de su presencia. He observado cómo los trabajadores de la Fundación de la India y de España, así como nuestros padrinos y amigos,
han reaccionado de igual forma: ahora cada
uno siente una mayor responsabilidad a la
hora de asegurarse de que la gran obra de Vicente Ferrer continúa avanzando, del mismo
modo que lo ha hecho durante los últimos 40
años. En lo que a mí concierne, aún me resulta muy extraño visitar nuestros proyectos y
encontrar grandes fotos de Vicente. Mi pensamiento inmediato es: “Vicente, ¿por qué estás en la pared y no a mi lado?”.
Durante los tres primeros meses después
de la muerte de Vicente, en muchas aldeas del
distrito de Anantapur han sido las propias comunidades las que han organizado homenajes en memoria de Vicente Ferrer, reafirmando así su compromiso con el trabajo y espíritu
de este. En uno de estos encuentros, una integrante de un sangham (grupo de mujeres) tomó la palabra. Se llamaba Laksmamma y dijo que hace 14 años, cuando la organización
llegó a su aldea, muchos de los maridos estaban atrapados en un horrible sistema ancestral denominado bonded labour (trabajo forzado). Se trataba de una práctica común en el pasado, perpetuada durante generaciones. Los
campesinos de las castas más bajas, como los
dalits, tomaban dinero prestado de los terratenientes de castas altas a un interés muy alto, y tenían que pagar
la deuda trabajando gratuitamente durante años. Cuando la Fundación inició su labor en la aldea de
Laksmamma, los terratenientes
cuestionaron a los campesinos dalits: “¿Por qué permitís a vuestras
mujeres participar en los sanghams? Al final acabarán destruyendo vuestra familia. Mejor que
no las dejéis asistir”. La mujer dijo que, tras algunos años formando parte de estos grupos, ellas y
sus maridos entendieron por qué
los terratenientes les aconsejaban
no participar: cuando los pobres
toman conciencia de su pobreza
y de sus derechos, y sus hijos reci-
Anna Ferrer
EL PERIÓDICO inaugura una
relación epistolar muy especial. La viuda de Vicente Ferrer, el cooperante que
consagró su existencia a
los más pobres de la India
desde la región de Anantapur, enviará cada 15 días,
una carta a los lectores.
CARTAS DESDE ANANTAPUR
POR
La vida después
de Vicente
ben educación, es más difícil mantenerlos sometidos. Hoy día, las familias piden créditos,
pero entienden que pueden pagarlos como el
resto de personas, sin trabajar gratuitamente.
Recientemente, tuvo lugar el torneo anual
de críquet en el que participaron más de 100
equipos de los pueblos, incluyendo un equipo de jóvenes sordos perteneciente a una de nuestras escuelas de educación
especial. Este equipo de niños sordos alcanzó los cuartos de final, la semifinal y la
final. Para júbilo de todos,
¡ganaron la final y la copa!
Estuve en la final y su unidad como equipo era impresionante, comunicándose entre ellos con sus signos y lenguaje corporal. Y
no solo ganaron, ¡sino que
lo hicieron con amplia ventaja! Fue un ejemplo para
todos y comprobamos como, en igualdad de oportunidades, ¡los resultados son
incluso mejores! Fue un ejemplo para todos
y vimos que la igualdad de oportunidades no
resulta en igualdad de resultados, sino en un
mejor rendimiento.
Formación artística
Además de ayudarles en el terreno académico, durante muchos años dedicamos parte de
nuestros esfuerzos a ofrecer a los niños y niñas de nuestros pueblos formación artística y deportiva. Siempre habían sido los niños
de castas altas o de familias pudientes los que
tenían la oportunidad de aprender a bailar,
cantar, tocar instrumentos o hacer teatro.
Los niños dalits, pertenecientes a las comunidades más oprimidas y discriminadas de
la India, nunca tuvieron esa posibilidad. Sin
embargo, desde hace más de 20 años, cuando en Anantapur se necesita un grupo de niños para actuar en espectáculos importantes, siempre convocan a nuestros niños dalits
o tribales. En el escenario, ellos se convierten
en dioses y diosas, reyes y reinas. Estas habilidades artísticas y deportivas han supuesto no
solo la oportunidad de mostrar su talento, si-
no algo más importante: un avance en su estatus y su reconocimiento social.
Mi querido marido falleció el día 19 de junio. El primer grupo de padrinos españoles
que nos visitan cada año en Anantapur llegó a
nuestro campus el 10 de julio. La recepción del
grupo fue un momento muy emotivo, porque
Vicente solía esperar al primer grupo con mucha ilusión e impaciencia. Dos o tres horas antes de que llegaran, Vicente ya me decía: “Anna, llega el grupo, vamos afuera a esperarlo”.
Hasta ahora, hemos recibido a más de 10 grupos y todos me dicen que, aunque Vicente no
esté físicamente, perciben su presencia en todos los proyectos que visitan o en el orgullo de
aquellos que hablan de él.
Antes de fallecer, Vicente había expresado
en varias ocasiones su deseo de ayudar a los
adultos con discapacidad mental para que
pudieran vivir con dignidad y cierta independencia. A menudo estas personas son abandonadas por sus familias y quedan a expensas
de un mundo cruel. Así que ahora estamos
haciendo un estudio en nuestros pueblos para ver cómo podemos hacer de este último
sueño una realidad.
C
omo parte de los homenajes a
Vicente en las aldeas, también
yo organicé una comida en casa
para todo el maravilloso equipo
de doctores, enfermeras y demás
personas que ayudaron día y noche a cuidar
de Vicente y a sobrellevar los tres meses más
duros de nuestra vida en común, después de
que sufriera la embolia en marzo. Ellos se turnaron para estar con nosotros en casa, a la par
que seguían con su trabajo. Al lado de Vicente aprendimos acerca de la vida y la muerte en
las circunstancias más difíciles; aprendimos
cuándo tener esperanza y pensar en tener algún tiempo más juntos, y cuándo había llegado el momento de dejar partir a un ser querido para que continuara su vida en otro lugar.
Desde hace muchos años, cada primero de
mes Moncho y yo tenemos una reunión con
nuestro equipo directivo de la Fundación de
Anantapur. La reunión del mes de agosto la
dedicamos a Vicente: cada uno rememoró sus
mejores momentos y las anécdotas más divertidas. Fue una manera de cerrar una etapa y
pasar a la próxima. H
FERRER, VICENTE;
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FUNDACION VICENTE FERRER; ONG S
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29/11/2009
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Vicente Ferrer, ejerciendo su contundente oratoria ante un auditorio entregado.
L
a verdad es que mi equipo y yo disfrutamos mucho hablando de Vicente. ¿Por qué nos gusta tanto? Lo
cierto es que nos hace reír... Su sentido del humor y su particular manera de expresar una idea, mostrarnos el camino o darnos un consejo en una única frase,
era algo que tan solo él podía hacer... Una de
las recientes reuniones del equipo directivo
la dedicamos a Vicente y recordamos algunas
anécdotas. Esto nos hizo reír y nos animó a seguir adelante.
Uno de nuestros directores rememoró un
incidente que sucedió hace muchos años. En
aquel tiempo, la mayoría de los colaboradores que empleábamos como trabajadores sociales tenían pocos estudios, ni siquiera habían terminado la educación secundaria y
con gran dificultad sacábamos el trabajo adelante. Entre tanto, alguien tuvo una idea brillante: escoger a personas altamente cualificadas con un máster en trabajo social o en
sociología. Con gran entusiasmo –algo que
siempre tenemos en abundancia en la Fundación–, encontramos a unas 20 personas con
másteres y las mandamos a las aldeas.
En un periodo corto esta sensacional banda decidió que podrían llevar a cabo el trabajo mejor que nosotros, y empezaron a crear
graves problemas por todas partes. Interpusieron quejas contra nosotros al Gobierno (incluso al primer ministro) y a las organizaciones que nos financiaban; contactaron con
partidos políticos extremistas para que se enfrentaran a nosotros; organizaron manifestaciones y animaron al resto de trabajadores a
que se unieran a ellas... Al final, tuvimos que
pedirles a todos que se marcharan y empezar
de nuevo con la gente de las aldeas.
C
uando el líder de este pelotón
se iba, Vicente le ayudó a reiniciar su vida en algún otro lugar.
Cuando los miembros de nuestro equipo vieron esto, se enfadaron mucho, y dijeron: “Father, ¿por qué
estás ayudando a alguien que nos ha dado
tantos quebraderos de cabeza?”. Vicente respondió: “Mis queridos amigos, cuando vuestro enemigo se marche, tenéis que ponerle la
alfombra roja”.
Cuenta Sagar, el director del sector de Vi-
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer vuelve a
su cita quincenal con los lectores
de EL PERIÓDICO para explicar
un puñado de anécdotas sobre
el hombre que cambió el destino
de miles de desfavorecidos para
siempre. Todas testimonian su
entrega.
nista de esta historia. Ashok estaba muy entusiasmado con el cargo y le preguntó: “Father, como presidente, ¿cuál será mi papel?”.
Por supuesto, Ashok esperaba una respuesta típica como: “Tú serás responsable de que
la Fundación cumpla con los requisitos legales y tributarios y te encargarás del departamento de desarrollo comunitario, etcétera”.
Pero Vicente Ferrer es Vicente Ferrer, y no da
respuestas típicas. Así que le dijo: “Mi querido
Ashok, como presidente de la organización,
en caso de que tengamos problemas con las
autoridades y pongan una demanda contra
nosotros, tú tendrás que ir a la cárcel en mi
lugar” (me puedo imaginar la cara de Vicente dando esta contestación, acercándose a Ashok con ojos penetrantes y brillantes. “Papel,
papel… ¿Quieres saber tu papel?”).
«Para ayudar, el P
cielo es el límite»
desto proyecto de cuencas hidrográficas. Vicente lo cuestionó. “Chalapathi, ¿qué es esto? ¡Ni si quiera ayudará a 100 familias a salir de la pobreza!”. Chalapathi le dijo: “Father,
no sabía hasta dónde podía llegar…”. Entonces, la contestación de Vicente fue clara: “Para ayudar a la gente pobre, el cielo es el límite”. Me pareció una bonita respuesta. Cualquier otra persona podría haber dicho que
puedes hacer un proyecto para 100 o 500 pueblos, o de tantos miles de euros... Pero no Vicente. Él siempre lo expresaba en su manera
especial.
vienda, que en una ocasión participó en una
reunión del sector de salud comunitaria con
las enfermeras y los doctores rurales. Para cerrar su intervención, Vicente les dijo: “Solo si
todos vosotros trabajáis duro, las puertas del
cielo estarán abiertas para mí”. Nuestros trabajadores se entusiasmaron con esta afirmación que unía su buen hacer a la entrada de
Vicente en el cielo; les hizo sentir humildes y
orgullosos a la vez. Ellos consideran a Vicente uno de sus dioses (en la India hay miles), y
nunca creyeron que estuviera en su mano hacer algo por él. Con una simple frase, Vicente probablemente hizo más que con todos los
discursos del día, dando al personal la fuerza
y la motivación necesarias para ir adelante.
En una ocasión uno de los miembros del
equipo debía preparar un proyecto de ecología que tenía que salvar la tierra de nuestro
distrito de Anantapur, azotado por la sequía
de manera crónica. Temiendo proponer algo
demasiado costoso, al final presentó un mo-
El papel de Ashok
ara Vicente solo había una causa, un objetivo en la vida, ayudar a
cientos de miles de personas a salir
de la pobreza, y todo lo demás (gestiones, papeleo, normas, políticas,
etcétera) ¡no le importaba! En ese momento,
Ashok no acabó de entender qué trataba de decirle pero, al relatar esta historia, él comprendió la grandeza de esas palabras: Vicente quería que dejara de lado el cargo y se entregara
en cuerpo y alma a la organización.
Algunos meses antes de que Vicente tuviera la embolia, tal vez reflexionando sobre el
día en que él faltara, me sugirió lo siguiente:
“Anna, si siempre piensas en la gente pobre y
sus necesidades, nunca andarás mal encaminada”. Para mí y para todos nosotros en Anantapur, esta pequeña frase posee más sentido
que una larga lista de objetivos a tener en mente. Si siempre piensas en los pobres y en sus
necesidades, las 24 horas del día de todos los
días y años… ¿Qué más puedes hacer? Porque,
mis queridos amigos, esto es precisamente lo
que Vicente hizo durante toda su vida. Allí, en
una frase sencilla, encontramos la respuesta a
cualquier duda que surja acerca de lo que tenemos que hacer en el futuro. H
Uno de nuestros colaboradores que estuvo con nosotros al inicio y vino a visitar a Vicente cuando estaba en el hospital, me contó una anécdota de los primeros años que me
encantó. Resulta que Vicente nombró presidente de la organización a Ashok, el protago-
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FERRER, VICENTE
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Fecha:
13/12/2009
Sección: CUADERNO DEL DO
13 DE DICIEMBRE
Páginas:
7 DEL 2009
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La fundación es capaz de organizar un operativo de emergencia en pocas horas.
H
ace poco, la Fundación tuvo que
atender una catástrofe muy cerca de casa. Los distritos de Nalagonda, Karapa, Mahaboodnagar,
Kurnool y Krishna de nuestro estado de Andhra Pradesh sufrieron las peores inundaciones de los últimos 100 años. Los
distritos adyacentes a Anantapur –Kurnool
y Mahaboobnagar– fueron los más devastados. El río Krisna y sus afluentes Tungabhadra y Kumudavathi se desbordaron e incluso
hubo presas que se agrietaron. En Kurnool y
Mahaboobnagar, pueblos enteros se inundaron, las casas quedaron cubiertas por el agua,
las familias perdieron todas sus posesiones y
las cosechas quedaron destrozadas. Las pertenencias de las familias podían verse colgando en lo alto de los árboles. En algunas aldeas ubicadas cerca de los ríos, el agua no solo inundó las casas, sino que se las llevó por
delante y quedaron reducidas a escombros.
La gente tuvo que salir corriendo solo con lo
puesto para salvar su vida. Algunas personas
fueron arrastradas por el agua hasta tres kilómetros y pasaron días hasta que sus familiares supieron si habían sobrevivido o no. Como es tradición en la Fundación, el mismo
día que tuvimos noticia de este desastre enviamos a tres equipos integrados por 60 personas (médicos, enfermeras, trabajadores
sociales, conductores y responsables de los
equipos).
T
odos los sectores de la sociedad, incluyendo el Gobierno, respondieron a esta catástrofe lo mejor que
pudieron dadas las circunstancias,
intentando coordinar al máximo
sus esfuerzos para cubrir todas las necesidades y evitar duplicaciones. Pero no fue fácil
responder de forma rápida y eficaz. Las comunicaciones eléctricas y telefónicas estaban cortadas, las carreteras inutilizadas, las
subestaciones eléctricas inundadas…. Cuando piensas en las dificultades que EEUU tuvo
para establecer un dispositivo efectivo durante el huracán Katrina, entonces puedes imaginar lo complicado que es para una administración local en la India tener los sistemas y
los recursos listos para actuar con eficacia en
un tiempo breve.
Gracias a la amplia experiencia que he-
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer vuelve a
su cita quincenal con los lectores
de EL PERIÓDICO para explicar
un puñado de anécdotas sobre
el hombre que cambió el destino
de miles de desfavorecidos para
siempre. Todas testimonian su
entrega.
nos de material llegan al pueblo, cada familia acude a recibir su kit: agua potable, arroz,
ropa para mujeres y hombres, esterillas para
dormir, etcétera.
Al final del día la gente esta feliz y satisfecha. Además, el Gobierno aprecia que haya
una organización que llegue a la zona devastada y les ayude de forma ordenada. Al mismo tiempo, apoyamos a otros grupos que necesitan asesoramiento para organizar su labor.
Mi historia favorita de las recientes inundaciones es la de nuestras propias familias
de los pueblos del distrito de Anantapur, pobres ellos mismos, que contribuyeron con casi 150.000 kilos de arroz, lentejas, mantas, ropa y esterillas. En Kurnool y Mahaboobnagar
parece que la gente del lugar comentó que la
mejor asistencia que recibieron fue la de sus
vecinos del distrito de Anantapur. Nuestras
comunidades dicen que esto es debido a que
durante 40 años Vicente Ferrer les enseñó a
tener compasión por los demás.
«Organizados
en la catástrofe» L
mos adquirido durante 40 años llevando a cabo proyectos de desarrollo integral, si algo sabemos hacer bien es organizar cualquier tipo de actividad a gran escala. En 1987 hubo
una severa y prolongada sequía en el distrito
de Anantapur, y pusimos en marcha con éxito un proyecto de acondicionamiento de tierras para más de 15.000 familias que les permitió ganar un jornal y pasar la estación seca.
En el mismo año, ayudamos al Gobierno a organizar en nuestras 200 aldeas el primer programa de vacunación universal para la polio,
la difteria, el tétanos, el sarampión y la tos ferina, a través del cual cubrimos 30.000 niños
de 0 a 5 años. Por otro lado, cada año 20 dentistas procedentes de Dentistas Sin Fronteras
nos visitan, se quedan un mes y nosotros lo
disponemos todo para que, a fin de mes, hayan tratado a más de 3.000 personas….
Así es como hemos llevado a cabo decenas
de actividades de este tipo, cubriendo todos
nuestros sectores de desarrollo. Todo este tra-
bajo de organización a gran escala ha sido de
incalculable valor en las emergencias en las
que hemos participado durante los últimos
seis años.
Cuando los equipos de la Fundación van
a socorrer a las víctimas de una de estas catástrofes como las recientes inundaciones,
ellos tienen una excelente capacidad para organizar la asistencia y distribuirla sistemáticamente, de forma que la gente queda muy
contenta. Al llegar a una zona afectada, lo
primero que hacen es reunirse con el administrador del Gobierno para que les indique
qué pueblos hay que atender, de manera que
los equipos se distribuyen en función de las
prioridades. Una vez en las aldeas, van familia por familia y hablan con sus miembros
para conocer su situación y sus necesidades.
Normalmente distribuyen vales con los que
más tarde las familias podrán recibir ayuda,
y se ponen de acuerdo para regresar en breve
con las provisiones. Cuando los camiones lle-
a Fundación ha ayudado a 40.000
familias, proporcionándoles los alimentos y los enseres necesarios para superar la fase de emergencia.
Ahora que ha bajado el nivel de las
aguas, el reto está en limpiar las zonas afectadas. Las casas y las calles han quedado llenas
de barro y basura que desprenden un fuerte hedor, lo cual imposibilitará a las familias
ocupar sus hogares en los próximos meses.
Los gobiernos de los estados vecinos han enviado a miles de trabajadores y maquinaria
para colaborar en la limpieza, pero se tardará tiempo en recuperar la normalidad. Mientras tanto, nosotros estamos estudiando la
posibilidad de reconstruir algunos de los
pueblos que han quedado totalmente devastados, levantando alrededor de 1.000 casas y
algunas escuelas. Aún no sabemos de dónde
llegarían los fondos, pero siguiendo los pasos
de Vicente, vamos donde hay necesidad y sufrimiento, y más tarde ya vemos de dónde sacamos los recursos. H
FERRER,
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VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 181274
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Fecha:
03/01/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
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- 7!
Un grupo de niños ciegos acudea un centro de educaci6nespecial de la FundaciónVicente Ferrer en Anantapur.
lguien me preguntó hace poco:
,Anna, ¿después
de estar tantos
añosen este pais te hasacostum"~~ bradoal sufrimiento?,,. Entonces
me vino algo a la memoria. Hace
u oos meses, entró un compañeroen la ofitina y lne dejó un sobre encimade lni mesa.
Io abri y había unas lolos dentro. Cogila priinera y la miré. Rápidamentetuve que tapar
la loto con mi mano.iEra demasiadoterribleT I )espués de un rato, aparté mi mano,miré ot ra vezy la volví a ta par, Hiceeso varias
veces hasta que mis ojos y mi corazón pudieron contemplartal sufrimiento, l¿,ra la foto
de una joven que habia sufl’ido severas quemadnrasy tenia desfigurada la cara y la par- "
te superior de su cuerpo, Su boca estaba siempre abierta y unida al cuello. Mevinieron los
mismospensamientos qne suelo tener al ver
¿/personas en estas situaciones extremas:
LCt~áotosnteses lleva asi? ¿Puededormir?
/ (onrer? ¿Respiral° Entoncesle pedí a nuest ro I rabaiador que mecontara su historia.
Me’dijo que se Ilamaha Shameen.Se casó
con un honlbre que perlenecia a una religiÓn
distinta. Lospadres de los ióvenes, por supuesic}, llo estnvieron de acnerdocon la telaciÓn.
Nose sabesi tiro ella quien, en su desespera( i(ln, intentó suicidarse prendiéndoseI~lego con queroseno,o si alguien trató (le matarla. En ese momentono importaba. Lo primordial era ver si podianmshacer algo por ella. En
h)s 40 ai~os que he estadoj unto a Vicenteen el
distrito de Anantapur, la Fundaciónha ayudado a miles de personas corto Shameenen dit(qenl es si l uacionesdesesperadas.A vecesla
p]-o[~i~lt~Hllilia vieneii nOsotros
eta buscade
d>lSl CHe IiK Ot FaS veceses uno de nuestros trabiqadorcs de las aldeas el que nos informa.
EI~ el (aso de Shameen,fñe descubierta
por unos padrmosde la Fundaciónque visitahLll] ii los niños en una aldea. Desdehacia me.~s. permaneciaescondida en una habitación
>>~u ra sin quenadie (l uisiera entrar, excepto
pa ra llevarle algo de cnlner y salir corriendo.
( tlandn n uestros padrinos la encontraron, esldba eU los huesos puesln que solo podía inge~il liquidos con gran dillcuh ad. Estoysegura
k’ que hay personas de nmchospaises que suit’co accidentes tt’ágkos ygraves desfiguracio1~c’>l,a dilerenciaes que en la India, especialH R’nl e en el área rural, la nlayorla de las veces
las ~hlnilias son anaKabetas,no sabena dón.le n, v no tienen dinero ni para plantearse Ilev;/i a su It{in a algunaciudadcercana.Si toináA
LaviudadeFerrervuelvea
sucitaquincenal
conloslectores
deELPERIODICO
paraexplicar
unpuñado
deanécdotas
sobre
el hombre
quecambió
el destino
demilesdedesfavomcidos
para
siempre.
Todas
testimonian
su
entrega.
,,[qc
Nuevo,con la preparación de todos lus planes
que llevaremosa cabo, esta vez sin el gqa n jele.
Por lo general en la India, independientemente de la religión, la mayoriade las limfilias celebran las grandes fiestas acudiendoal templo
y preparando una comida especial. Los hindñs
no puedencomercarne el dia que van al templo, y comohay gente vegetariana y gente que
no In es. las fiestas importantesse celebran en
dos días. En uno preparan comida vegetarkma,
y en el otro, carne, tA.si todos esláu conlenlos!
~ n nuestro
campus, por Nochevieja.
[
siempre solemoscolgar lnces de colores en todos los árboles. Las familias cristianas prepanmcontida ti~
__ pica e invitan a los vecinos a su casa
Además,hacemosuna cena especial para todos los niños y los que vivenen las (’asas y chabolas del barrio de enfi’ente. Esa nochennestros organizadores culturales
preparan un
programapara los niños en el que los pequeños hacen de payasos y comediantes. El dia
de Nocheviejalas familias que vivilnos era los
cinco campussituados en Anantapur nos rt~
unimos en nuestro campusprincipal yvielte
nn grupo de música, el mismodesde hace 30
años. Los niños se divierten mu(hobailando
jugando. Antes. a las 12 de la nocheVicenIe y
marido. Aúnse cubre el rostro la mayorpaP
yo cortábamnsun pastel enornte y lèlicilába
te del tiempo. Cuandoentró en la olicina no
mosel ~M~oNuevo.Además,durante las fies
se sentó en la silla de inmediato,sino que vitas, soliamosinvitar a los españolesque estano a mi lado y se cogió a mi brazo conrosi se
ban en el campnsuna noche a cenar a casa.
aflerrara a la última esperanzade vida. Tras reEste año nos preg,ptnt t ábantns quë hacer
confortarla un rato, le pedi que toinara asienporque, aqui, cuando un lamiliar muere, norto. Se sentó 5 minutos,y otra vez saltó a ini lamalmenteno se celebran las fiestas dn ranle
do. Medi cuenta de que su trauma psicológico el año sigmiente, kt [amilia v la Fuodaci0nsaera aún mayorque el fisico, y para el prhnero
bemosque it Vicente le gustaria que (elehrá
es mny di~icil ofrecerle ayndadesde Anantaramos la Nochevieja comosiempre, pero sapur, puesto que aquí no hay psicólogos. Sé que bemosque tenemosqtle respetar los st.,n t lhay cientos de pro[esionales en Españaque estalentos de la gente Asi que, por los ninos.
tarán pensandoen socorrerla, per() es necesaseguiremosadelante con las cc[eb]-acÌones ha
rio hablar telugm, lengua local de AndhmPrabituales, pero sin ponerlas lu(es y sin llamar
desh. estado al que pertenece nuestro distrilos músicos.
to. Cuandoal linal del encuentro le pregunté:
lloy en una radio me han pregunladn:.An.Shameen,
ahoramismo,¿cuáles tu mayor
na, ¿dónde
creesqueestáVicente?,,¯Y de manecesidad?,,.Í!lla simplementedÜo:-Quieneraespontiinea y un pocoegoísta, he t ontesro sercapazdecomer,,.El hechoes que, atratado:-¡Conmigo!-. Siempre siento su presencia. Pero seguro que Vicenteahora est á COl].
que]raya presenc.iado el suh’imiento durallte
40 años, aún no me he acostumbradoa él. Aún todos aquellos qne sulren, todos aquellos que
meduele ver estos casos extremosen los que le necesitan y con todo el mundoque quiere
realizar tina buena acción para los demás.
unas veces podenros ayudary otras, no.
Mientrasescribo esta carta estanmsviviendo en Anantapur la priinera Navidadsin nues! ro querido Vicente. Y por supuesto, el Año
me habitúo
al sufrimiento»
ramosuna fbto satélite de las aldeas de Anantapur que nos mostrara a todo el Inundo en sus
casas, comF¢obariamos
que hay múltiples casos de tremendosufrimiento. Niños y adultos
con graves problemasde salud tendidos en el
suelo de alguna habitación oscura. Son situaciones que desbordan la capacidad de respuesta de la thmilia: un niño con parálisis cerebral,
unapersona que nmerede cáncer o de sida, esta joven desfigurada...
n trabajador nuestro acompañóa
Shameeny a su maiàdoa un hospital
de Bangalorey el cinljano plástico
dijo que pensaba qne podia ayudarla
a ganar funcionalidad para comery
beber, y movimientoen sus hombrosy manos.
Pero no estaba seguro de qué podría hacer a nivel estético. [tasta el momento,Shameense ha
sonrOtidoa dos intervenciones y puedebeber y
comer un poco mejor. Ha perdido audición debido a las quemaduras,yuna de las oreias está
demasiado dañada para aguantar un audilono.
Así que ahora va a operarse de onevopara reconstruir la oreja dañada.
Hace poco Shameenvino a verme con sn
~~J
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 181274
E.G.M.: 754000
Fecha:
17/01/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
Tarifa (€): 20005
AnnaFerrer firma el libro de honordurantela entregade la medallade oro del Senado
a Vicente Ferrer, a titulo póstumo,en su última visita a España.
ecientemente estuve tres semanas
[’-’--~ en Españapara participar en los actos de lmmenajea Vicente que la
I Fundaciónorganizó en aquellas
I ciudades donde tenemos delegaciones o gru pos (le apoyo.Ademásraye la oportunidad de ver a muchossita patizantes y colaboradores y de reunirme con representantes
!~u bernamentalesque ya conocian a Vicente y
apoyanla labor de la Fundación.Mi hijo Moncho asistió a los primerosactos de Barcelona,
Bilbao, Sevilla. Huelva,Jerezy Terrassa, yyoestuve en los homenaj~sde M~drid, Mallorea,Valencia, Alicante, Gironella y Canetde Mar.
Aterricé en Madrid el 15 de noviembrepor
la tarde con mi eompaflerade viaje, Cñstina.
Fuimosdirectamente al hotel porqueal dia siguiente tenla una entrevista de televisión a
primera hora. A las seis de la mañanaya estaha despierta. Así que aprovechépara escribir
mi discurso para el acto de entrega de la medalia de oro del Senadoa Vicente, a titulo pósI umo.Antes de las nuevenos diriginms a los
estudios para participar en el programamafinal. La primera pregunta de esta primera
entrevista de mi viaje a Españafne una que
siempre ine deja con la mente en blanco: .Anna, ¿quétal era Vicentecomo
maddo?-.
Lo
penséunosinstantesy dije: ,,¿Puedo
decirla
verdad?
Locierto esquenolo sé...-. Vicente
y yo no terliaulos
muchotiempo para ser maridoy nmjer y, ante lodo, fuimos muybuenos
~ ompañerosde trabajo. SiVieente tenia fama
por algo, no era por su faceta comomarido.
Puedodescribir a Vicente comopersona, comoun gran hon’,bre, comoun excelente trabajador humanitario, pero como_marido,ila
verdad es que no sé[
A la mañanasi~riente, asisti a la ceremonia
del Senado.Fueun acto preciosoy ni I.ry emotivo, y creo que el pequeñodiscm’soqne escribi
~onel.jel hlg de la mañana
tire el mejorque es(ribi en esas tres semanas.
Todoslos actos de homenajea Vicente fueron nmyemotivos y las salas se llenaron.Jordi Folgado, el director de la Fundacionen España, e lnés Mili;i, la directora de comunicación, nle acompañaronele todos los actos
y tengo que agradecerles a ellos y a todo el
equipo la gran labor realizada. I)espués de ~ada acto saludé a cuantas personas pude y fi r
rné muchoslibros. Estoy segura de que, para
mi marido, firmar sus libros y charlar al mismotiempo, era muyt¿icil, Pero para mi, pensaren las dedicamrias, en cómo decMasen
castellano y charlar a la vez lhe u n poco complicado, y megustaría utilizar esta nport tlnidad para disculparme si algunas dedicatorias
no tienen sentido.
En una de las retmionesen Alicanle. nt len
tras saludabaa los asistentes, ulta muier(le
unos 50 años se acercó y al saludarme
medijes:
,,Arma,voya morirpronto,,. Iistas son palabras
muyduras de oir. Si no II u biera perdidoa Vicente hace poco the hubiera costado contestar
de inmediato. Se llamaba Beatriz Nieto, estaba en paz y parec/a que babia aceptado con st~
renidad su situación. Meal!in que no tenia nmcba lamilia pero que, ,4enia un hermano
queta
queñamucho,,.Mehizo fiAiz escuchares(~ tilla
queria dqiar toda su herencia para la labor de
la Fundación.
La viudade Ferrer vuelve
a sucitaquincenal
conloslectores
deELPERIÓDICO
paraexplicar
unpuñado
deanécdotas
sobre
el hombre
quecambió
el destino
demilesdedesfavorecidos
para
siempre.
Todas
testimonian
su
entrega.
«No tuvimos tiempo
para ser esposos»
na, ¿puedes
decimos
cómoes posiblequeuna
persona
dedique
todasu vidaa mejorar
la vida de los demás?,,.Mientas pensaba en qué
contestar mevino a la cabezauna de las frases de Vicente:-Laclave de la felicidad está en
el equilibroespiritualde quererse
a si mismo
y amara los demás,,.Másque una larga explicación mepareció que era una bonita respuesta. Y es que Vicente tenla una capacidadespecial para decir en pocaspalabras lo que otros
necesitan dos páginas. Enotra televisión el presentador mepreguntó: ,,Arma,¿cómo
se siente, viniendo
deunpaísdonde
la gentenotienenada,al llegara unpaisdonde
la gentetiene tanto?,,. Y recordé que una vez, estando de
viaje con Vicenteen España,alguien le dijo algo similar. Y él contestó:.¡Pues mehace muy
feliz quehayamucha
genteen España
quetiene tanto porqueasí podrépedidesqueayuden
a nuestrasfamiliaspobres
de Anantapurb,.
Me
pareció que esto era muchomejor que cualquier cosa que yo pudiera decir.
vez en cuandohay gente que tiene fiebre o padece algún problemade estóluago. Pero esto
era diferente. Se trataba de un caso serio, nuestro doctor dijo que tenia neulnonia, algo peligroso para algmien de su edad y cuyo estado gg
neral de salud ya no era muybueno.
n las capitales y ot ras ~itldadesluvimos eucuentros con ]us presidentes
y autoridades que teman relación
conVicentey nuestro~
I ralxij o. I:nc
oco después, me inlormaron que la
--. ron muy antables al dedicarnos par
hablan ingresado en nuestra unite de su tiempoy pude cnmprobar el respelo y
dad de cuidados intensivos, sus ricariño que tienen por Vicente y por la Fnndañones hablan empezadoa tállar y
ción. Hablandocon ellos sobre la forma(It, ser
temíanpor su vida. Esto nos aterrode Vicente,práctica y a la vez espiritnal. In(los
rizó y al final tuvimosque enviarla a unode
estnvimos de actterdo en que la Fundaci0ndllos mejores hospitales especializados Bangalo- be mantenerla diInensión espiritual del Irabare, donde permaneció una semana, Finalmen- in. Sin la parte espiritual, por muchoclue hagate se recuperó. Por" supuesto, ella no estuvo so- mos sería comoun (uerpn sin ahna,
la, nuestros médicos,traductores y otros comTodoslos amigosv colaboradores que vi
n muchasocasiones las palabras de
pañeros de la Fundaciónestuvieron a su lado
me demostraron la maravillosa relación quc
Vicente mefueron de gran utilidad.
en todo momento.Antes de irse, Luisa confetenemos entre la India y Esi)aña, cnmpartieu
En Madridtnve"~una entrevista con
só a nuestro doctor que en los últinms años ha do todos la tnislna convicciónde traba~j¿ll pox
un periódicodigital. Por unosinsbia dejado de creer en los seres humanos,pero un mundoinelor. S(’nl i que es u na relación
tantes mealarmé al creer que yo,
que el cuidado y amabilidad que había recibi(]ue tenemosq ue Ctl ida r v b acer quecrezca ell
que soy muylenta con el ordenador, tendria
do en la Fundaciónla ayudaron a recuperar su los años venideros para que podantos (on lique teclear todas mis respuestas.., Pensé:~d)ios Mi tercer dia en Españaempecéa recibir lla ma- lb en la bondadque existe en todas las persoimar haciendo realidad los sueims (le Vil enw
mío,teniendo
en cuentalo despacio
queescri- das desesperadas desde Anantapur diciendo
nas. Aparte de curarse, lo másimporlanle ftle
ayudar a cientos de miles de personas
a ~alH
bo,nospasaremos
todoel dia aqub,.Porsuer- que una de nuestras madrinas estaba enfern~a que esta mujer renovó su {b en la Hulnanidad de la pobreza._---le había Lin.jovenque meleia las preguntasy.
de gravedad. Se llamaba Luisa y. según mecoEsto mehizo ver que el espirilu de Vicente, el
con una rapidez impresionante, tecleaba mis
mentaron, tenla unos 65 años. Recibimosmu- de la Fundación.la convicción en la buena ac
res puestas. /Ino de los lectores preguntó:,,amchas visitas cada año, casi 2.000 personas, y de
ción a favor de los que sufren, sigue vivo.
L
~
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
26
O.J.D.: 181274
SOCIEDAD
E.G.M.: 754000
Fecha:
31/01/2010
Sección: PORTADA
Páginas: 26
DOMINGO
31 DE ENERO DEL 2010
Tarifa (€): 15680
Una oenegé de premio 3 El testimonio de la ‘sister’
La viuda de Vicente Ferrer relata para los lectores de
EL PERIÓDICO el trabajo que lleva a cabo la fundación con los niños ciegos y las mujeres con discapa-
Páginas 24 a 26 LLL
cidades físicas que, a través del estudio y el trabajo,
dejan de ser vistos como una carga por parte de sus
familias y consiguen hacerse respetar.
Las ideas son trocitos de oro
Niños invidentes y mujeres discapacitadas salen adelante estudiando y trabajando
JUAN ALONSO
ANNA
Ferrer
PRESIDENTA DE LA FUNDACIÓN
que estas bolsitas estaban hechas en
un país africano y se vendían muy
bien en los mercadillos mallorquines. Cuando regresé a Anantapur
estuve muy ocupada y durante algún tiempo no miré nada. Al cabo
de un tiempo empecé a recibir algunos e-mails a modo de recordatorio
preguntando por las bolsas. Así que
enviamos a dos o tres trabajadores a
investigar si existía algún material
similar. Y encontramos el yute, una
fibra natural fina y larga que, tras el
algodón, ocupa el segundo lugar en
producción y variedad de productos
elaborados. Precisamente en Bangladesh y en la India se produce el
mejor yute del mundo.
CUANDOPENSÉenquién
El otro día estuve en nuestra escuela de secundaria para niños invidentes. Es un centro de educación inclusiva que, además de niños ciegos,
acoge niños con discapacidad física
y niños cuyos padres han fallecido o
están infectados por el VIH.
Siempre que llego, un grupo de
20 o 30 jóvenes me rodea y uno de
ellos empieza a preguntar: «Sister
[así es como me llaman en Anantapur], ¿cómo estás?». Luego me
preguntan cómo están Moncho y
Visha, su mujer. Y cómo está mi hija Yamuna. Después, proceden a
indagar por cada nieto, del primero al último. Y luego, por todos los
de la Fundación. Y yo les confirmo
que estamos todos estupendamente. Y añado: «Si todos vosotros estáis bien y contentos, entonces,
nosotros también». Pero ellos insisten: «No, sister, si TÚ estás bien,
entonces nosotros estamos bien».
Al final, llegamos a un acuerdo y a
la conclusión de que si todos estamos bien, todo va bien.
Cuando el otro día fui a verles,
este grupito estaba en el aula, aunque ya había acabado las clases.
Les pregunté por qué no estaban
jugando. Respondieron que para
ellos no había tiempo de recreo,
que estudiaban después de clase,
y también los sábados y los domingos. Estuve a punto de decir: «¡Dios
mío, qué terrible!». Pero entonces
me di cuenta de que ellos eran los
famosos estudiantes de décimo y en
la India hay un examen público
en este curso, último de secundaria, cuando los niños tienen 14 o
15 años. Y deben aprobarlo si quie-
33Niñas con distintos grados de ceguera aprenden a leer en sistema braille en la Fundación Vicente Ferrer.
ren cursar estudios superiores o acceder a un trabajo básico. Y aún hay
muchos niños sin discapacidad en
nuestras aldeas que no lo superan.
Entonces pensé que mejor me callaba pues estos niños invidentes se juegan su porvenir en este examen.
HACE 15 AÑOS , la mayoría de los niños ciegos y con otras
discapacidades ni siquiera estaban
escolarizados. En 1995, cuando empezamos nuestra primera escuela
de primaria para niños ciegos en
uno de nuestros pueblos, después
de motivar durante meses a los padres, acabamos teniendo tan solo
tres alumnos el primer día. Los padres no sabían que existía el sistema
braille y no los querían mandar al colegio porque pensaban que todos se
iban a reír de ellos.
En aquellos tiempos, cuando visité una de las aldeas, los padres de
uno de los pocos niños que estudiaban en nuestra escuela vinieron a
mí y pusieron a nuestros trabajadores por las nubes. Sorprendida, les
pregunté las razones. Me contaron
que no tenían intención de escolarizar a su hijo ciego, pero el personal de la Fundación fue a su pueblo
para convencerles, no una ni dos ni
El personal de la
fundación fue 100
veces a casa de un
niño ciego hasta que
logró escolarizarle
tres veces, ¡sino 100! Al final, se cansaron de oírlos y mandaron al niño
a la escuela. Y ahora ellos estaban entusiasmados porque su hijo aprendía a leer y escribir. Motivar a la gente hasta el punto de hacerse pesado
no es la mejor estrategia, pero a veces, ¡funciona! Hoy, cerca del 100 %
de los niños ciegos en edad de acudir
a primaria están escolarizados.
LAS IDEAS SON como las semillas, a veces germinan y florecen en
bonitas plantas y árboles, y otras veces
permanecen solo como semillas. Tenemos seis talleres de artesanía en los
cuales 200 jóvenes con discapacidades hacen preciosos artículos que vendemos en nuestro campus y también
exportamos a España para nuestras
tiendas solidarias. Este bonito proyecto nació de una idea lanzada a finales
de los 90, mientras Vicente y yo estábamos en Mallorca, conversando en casa de Dolors, una de nuestras responsables más antiguas. Dolors me enseñó una pequeña bolsa hecha de una
fibra seca. Me dijo: «Anna, ¿por qué
no intentas encontrar un material como este en Anantapur y que nuestras
mujeres en las aldeas hagan productos de artesanía? Podemos exportar
los productos a España y mejorar los
ingresos de las mujeres». Dolors dijo
deberíamos seleccionar para aprender a hacer los productos de yute,
quise dar la oportunidad a las jóvenes que tenían alguna discapacidad
pero cuyas manos eran aún hábiles.
Muy pronto, el primer grupo de chicas vino a nuestro campus para una
entrevista (algunas andaban sobre
sus manos y rodillas; otras iban en
triciclos, sillas de ruedas o muletas;
otras eran chicas sordas o con ligera discapacidad mental… ). Cuando
las saludé, me pregunté si podrían
hacer productos con la calidad suficiente para exportarlos. Un año después, elaboraban productos de gran
calidad. Ahora, tenemos centros de
yute, papel maché, bisutería, bordados, costura y crockery (vajilla).
En una familia pobre cada persona debe contribuir a la economía familiar, incluso los pequeños. Cuando no puedes porque estás enfermo, eres mayor o tienes
alguna discapacidad, te perciben
como una carga. Si eres una mujer
todavía es peor, porque difícilmente te casarás y entonces serás una
carga de por vida. La pobreza también es cruel. Cuando los padres
estén cansados y desesperados, señalarán a la persona con discapacidad y se preguntarán por qué tuvo que nacer. Ahora la vida de estas
200 chicas que se dedican a la artesanía constituye una revolución silenciosa. Poseen ingresos regulares, cuenta bancaria y ahorros, y
¡muchas de ellas se han casado!
Las ideas son como trocitos de
oro: nunca podemos reírnos de
ellas o descartarlas como imposibles de lograr. H
FERRER,
27
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
6
O.J.D.: 181274
E.G.M.: 754000
Fecha:
14/02/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 6
14 DE FEBRERO DEL 2010
Tarifa (€): 14112
ALBERT URIACH
Alumnas de Anantapur se preparan para conseguir una vida más plena, gracias a la ayuda de la Fundación Vicente Ferrer.
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
C
uando Vicente y yo íbamos a Bangalore (la gran ciudad india más cercana a Anantapur), siempre nos
sentíamos un poco pueblerinos.
En Bangalore la gente llevaba cortes de pelo, ropa y zapatos modernos, y nosotros, que veníamos de una zona rural, no estábamos al día. Me imagino que la sensación que
tienen los jóvenes dálits y tribales de las aldeas
de Anantapur al llegar por primera vez a uno
de los mejores institutos residenciales del estado de Andhra Pradesh es bastante similar, pero
multiplicada por 100. Hace seis años la Fundación puso en marcha un proyecto educativo a
través del cual se otorgan becas en prestigiosos
institutos a aquellos jóvenes que sacan las mejores notas en el examen de décimo curso (último año de secundaria). Antes de marcharse, reunimos a padres y alumnos para prepararles.
Llegado el momento, parten con sus maletas
en un par de autobuses que les llevan a internados privados en ciudades importantes. Durante los primeros 10 años de su educación, estos chicos cursan primaria y secundaria en su
pueblo, residen en aldeas polvorientas, y viven
en humildes casas o chozas de cuatro paredes
y apenas muebles. En el colegio se sientan y estudian en el suelo, y corretean descalzos por su
barrio.
R
ecuerdo los primeros 200 jóvenes
que lograron una beca. Estaban
muy ilusionados. Eran listos, habían obtenido fantásticas notas y no
necesitaban hacer uso de las cuotas
del Gobierno para estudiantes pobres. Iban a
convertirse en médicos, ingenieros, profesores.
Iban a conquistar el mundo. Cuando el autobús en el que iban atravesó las puertas del internado, todos miraron por la ventana y vieron a
otros chicos llegando de sus casas en coche o en
motocicleta, bien vestidos, con zapatos y calcetines, riéndose y gritando en inglés. De repente, el autobús entero quedó en silencio –«¿dónde nos hemos metido?» «¿Cómo vamos a arreglárnoslas aquí?», decían–. Ninguno hablaba
inglés, su ropa nueva comprada en Anantapur
estaba pasada de moda… Una de las jóvenes me
contó que entró por primera vez al instituto
como «un tigre conquistador, y al cabo de cinco minutos, era un gatito tímido». Es asombroso que todos ellos no se dieran la vuelta. Durante las vacaciones nos reunimos con este primer
grupo de estudiantes. Procedían de escuelas en
La viuda de Ferrer vuelve a
su cita quincenal con EL
PERIÓDICO para explicar un
puñado de anécdotas sobre el
hombre que cambió el destino
de miles de desfavorecidos. Una
plataforma lo postula ahora como
candidato al Nobel de la Paz.
que se sentían en la obligación de trabajar. Finalmente, dijeron que gracias a la motivación
y a la ayuda de la Fundación habían decidido seguir. Entre los estudiantes que tomaron
la palabra, las chicas eran asombrosas: mostraron un fantástico sentido del humor y también tuvieron el valor de criticar la excesiva
dominación de los mayores sobre los nuevos
estudiantes, haciéndoles demasiadas novatadas. Más de la mitad de los estudiantes que hablaron lo hicieron en un buen inglés. Todos
ellos estaban seguros de sí mismos, contentos
y sabían lo que querían hacer. En sus aldeas,
la gente les tiene mucho respeto porque estudian en centros de élite. Ha sido una transformación impresionante.
«Damos pasos U
hacia la igualdad»
las que la educación se impartía en telugu, la
lengua del estado de Andhra Pradesh, y habían
empezado las clases de inglés en sexto. Carecían de la confianza para hablar en telugu o en
inglés frente a sus compañeros de clase o nosotros. No sabían qué querían hacer con sus vidas
(ellos solo entendían que habían sacado muy
buenas notas en el examen de décimo y habían
obtenido una beca para uno de los mejores institutos). Ignoraban qué les deparaba el futuro.
H
ace un par de días, tuvimos una reunión en el campus de la Fundación
con todos los 1.000 chicos que han
logrado una beca hasta ahora. Dispusimos un toldo exterior y montamos un escenario. Estaba lleno de alumnos y de
algunos padres. En estos seis años transcurridos, muchos jóvenes han completado sus dos
cursos de bachillerato y han realizado exámenes para acceder a Medicina, Ingeniería, Enfermería, Odontología y Veterinaria. De entre todos ellos, 30 estudiantes que competían a escala estatal y nacional entre cientos de miles de
candidatos tuvieron excelentes resultados. Seleccionamos un grupo de estudiantes para que
nos contaran su experiencia. El primero en tomar la palabra fue Devendra Naik, que pertenece a un grupo tribal y que ahora estudia Medicina. En el examen de entrada, él sacó la mejor nota de todos los jóvenes tribales de la India.
Se levantó para hablar, alto, seguro de sí mismo
y utilizó un inglés fluido. Dijo que quería dar
un consejo a aquellos compañeros que empezaban el bachillerato. Les animó a marcarse un
objetivo –el que fuera– en una asignatura o en
todas y, una vez fijado, siempre tenían que pensar en él y recordarlo cuando estuvieran trabajando, durmiendo, comiendo o andando. De
este modo lo lograrían. Estas palabras me recordaron a nuestro Vicente, quien tenía una sola meta, mejorar la vida de cuantas más personas pobres fuera posible y, durante 60 años, cada día, cada hora, despierto o durmiendo, solo
pensaba en ese objetivo.
Algunos jóvenes comentaron que, aun habiendo sacado tan buenas notas en su examen
de 10º, habían pensado dejar sus estudios por-
na chica, Bharathi, dijo que cuando
acabara quería ayudar a las personas mayores porque se había visto
que algunas estaban muy abandonadas, especialmente las abuelas.
Otros muchos expresaron su deseo de trabajar en la Fundación. Esto me demostró que estos chicos han hecho suyo el espíritu de la Fundación. Moncho y yo, sin saber lo que el otro
iba a decir, dimos el mismo mensaje: lo que esperábamos de ellos no es que fueran los mejores estudiantes, sino que llegaran a ser buenas
personas y utilizaran su conocimiento y desarrollo para hacer de sus hogares, sus aldeas y el
mundo un lugar mejor.
Me gustaría comentar la razón de ser de este proyecto. Después de la independencia de la
India en 1947, casi todos los dálits eran analfabetos, pobres y vivían dominados por las castas
altas. Paso a paso, han luchado para estudiar y
prosperar. Aun así, muchos dálits todavía trabajan en empleos de baja cualificación; pocos se encuentran en posiciones de liderazgo o
de alta especialización. Para hacer frente a este panorama, en el 2004 la Fundación puso en
marcha este proyecto especial a través del cual
cada año se becan a los 200 jóvenes que sacan
las mejores notas (más de 500 puntos sobre un
total de 600) en el examen público de décimo.
La Fundación se hace cargo de la matrícula, el
alojamiento y el material escolar, y les da una
pequeña ayuda para sus gastos personales. Un
paso más hacia la igualdad. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 181274
E.G.M.: 754000
Fecha:
28/02/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
Tarifa (€): 20005
Médicosde la FundaciónVicente Ferrer atienden a pacientes del distrito de Anantapur.
uelo visitar con frecuencia el hospital especial que tenemospara atender a personasinfectadas por el
VlH.Vicenteestá enterrado al lado
de este centxo.A menudoveo muje/es, hombresy niños enfermos, en una situación tan crítica que pienso que no se van a recuperar. Pero a la siguiente visita mejorantanto
que apenas puedo reconocerlos.Aquí en las zonas rurales de Anantapur,la gente no está muy
acostmnbradaa los antibióticos y otras medicinas fimrtes. Suelen probar todo tipo de remedios caseros antes de acudir a un hospital.Además, gran parte de las personasde las áreas rurales no están bien nutridas y enfermancon
facilidad, Cuandolos pacientes empiezana tomar antibióticos de caridad y a comerbien, pa- .......
recen
tener
una recuperación
milagrosa,
.....
Hasta principios delos años 90, nadie sabia nada acerca de esta enfermedad. Tampoco nuestro personal. La ignorancia era absoluta. En aquellos años llegaban a nosotros
pacientes que estaban a punto de morir. Desconocian la enfermedad que sufrían. Desde
entonces hemostrabajado duro tanto en la
prevención, educando a la población, como
en el tratamiento sintomático de los pacientes, ofreciéndoles apoyopsicológico, nutricional y médico. Tan solo hace unos años la
India empezóa producir medicamentos andicinas cada dia durante toda su vida. Este
tiretrovirales, gracias a lo cual los pacientes
problemase triplica en un lugar comola Inpudieron acceder al tratamiento.
dia rural, donde aún hay muchoanalfabetismoy pobreza, y la mayorparte de la poblan la lndia, un pais tan diverso y ex- ción depende de un trabajo mal pagado. Asi,
tenso, aún nos queda un largo capor ejemplo, el tratamiento de seis meses paminopor recorrer antes de que tora curar la tuberculosis es abandonadoantes
das las personas que lo requieren
de tiempo por una tercera parte de pacienaccedan al tratamiento antiretrotes. Entonces, ¿qué podemosesperar del travital; a pesar de que el Gobiernoproporciotamiento para el V1Hque es para toda la vina de forma gratuita estos medicamentos(de da? Dar respuestas es tarea del Gobiernoy del
momentosolo la pñmera línea de tratamienresto de organizaciones relacionadas con la
to), no se solucionan todos los problemasqile atención de personas con VIHen los próxilas personas con VIHafrontan en su vida diamos años. La Fundacióntrabaja con el Goría. Todavia hay muchadiscriminación, tanbierno en muchosprogramas y este es uno en
Io dentro de la familia comoen la comunilos que colaboramos más estrechamente.
dad: aún baycasos especialmente en mujeHace poco uno de nuestros equipos de trares en que una vez se sabe su condición de
baj adoras sociales que visitaba a pacientes
seropositivo se las echa de sus casas y hasta de en sus casas, se encontró con una mujer que
sus aldeas. Haygente que no tiene dinero paestaba en cama, muyenferma y débil, incara pagarse el autobús para recoger la medici- paz de comer y que apenas podia hablar. Llevaba más de una semana con vómitos y diana cada mes, o hacerse los chequeoscon regularidad. Por otro lado, en el resto del mun- rrea, tan solo tomandoalgtín liquido con tredo desarrollado a las personas infectadas
mendadificultad. En el contexto de nuestras
por el V1Hles resulta muydificil tomar mefamilias rurales pobres, un paciente encarno-
~
;Law~deerrervue[vea
En general, durante los últimos 20 años,
el programa de la Fundación para la prevención y atención del VIHestá llevando a cabo
lentos pero tremendos progresos. Tan solo
hace unos años, las personas que recibian el
diagnóstico de un positivo, pensaban que era
el fin de su vida. Ahora, con la primeralínea
de antiretrovirales en escena y la segundalinea en un horizonte cercano, cada persona
puede esperar tener una vida más larga y digna. Aún queda muchotrabajo por hacer para
el éxito del tratamiento de cada paciente, pero conmVicente y yo solianms decir, ,,poco a
poco, paso a paso,,, con muchaconstancia y
sin pausa, podemoslograr nuestro objetivo.
suCitaquincena[
conEL
PERiODICO
paraexplicarun
puña~
deanécdotas
sobreel
hombre
quecambió
et destino
de mi[es
dedesfavoreados.
Una
~ataforma
[o pos~[a~oiacomo
candidato
at Nobé[de
la Paz:
~ esde el 2006 contamos conla
~inestimable colaboración del Cli]nic de Barcelona en este proyec/¢ to. Trabajando manoa manocon
nuestros doctores y trabajadores.
nuestro pequeñohospital se está convirtiendo en uno de los mejores del sur de la India,
reconocido por su atención integral. En la India rural aún hay escasos centros sanitarios
en los que se ofrezca buen tratamiento médico para los i nfectados por el VIH.De hecho
cuandovisito nuestro hospital y hablo con la
gente, comprueboque cada vez hay más perdo significa estar tendido en una esteñ]la en
sonas que proceden de distritos vecinos.
el suelo. Ella había tomadoantirretrovirales
Cada dia nuestro hospital atiende a una
y medicamentoscontra la tuberculosis, pemedia de 200 personas en las consultas exro los había dejado. A pesar de estar muygraternas, donde reciben tratamieuto médico y
ve, indicó mediante gestos que no queria ir
apoyo psicológico. Hay alrededor de 4.000 paal hospital. Su familia, ante un desenlace que cientes que acuden con regularidad al hospiparecía inminente, tampoco. A menudoel
tal, de los que másde 2.500 están bajo trataproblema es que, cuando un miembrode la
miento suministrado por el Gobierno. El cenfamilia es hospitalizado, pierden semanasde tro cuenta con 50 camaspara el ingreso de
un jornal muynecesario.
los pacientes que sufren alguna enfermedad
oportunista o están en fase ternfiual. Además
sí que nuestro equipo quedó enla Fundación ofrece apoyo nutricional a más
frentado al dificil dilema: insistir
de 2.000 familias. Tambiéntenemos un proen llevarla al hospital o entender grama para prevenir la transmisión vertical
la postura de la familia y ayudar- de madresa hijos. En los pueblos, másde 100
la en casa. Finalmente, llevamos a trabajadores sociales hacen el seguimiento
la paciente al hospital. No sobrevivió muchos de los pacientes, sirviendo de enlace entre el
días, su cuerpo estaba demasiadodébil, pero
hospitaly las aldeas, lnicialmente pensamos
murió pacificamente en nuestro hospital. Es que este hospital sería un centro dondelos
una verdadera batalla llegar a la conclusión
infectados vendrian a morir en paz, pero se
de qué es lo mejor en estos casos. Alo largo de está convirtiendo en un lugar donde recupelos 40 años de experiencia, creo que lo impor- ran la esperanza de una vida normal.
~.~
tante es que la personaesté atendida y reci/q
ba todo el cuidado posible, dadas las circuns/4rancias.
,
E
tienen esperanzax
L
A
a~
FERRER, VICENTE; FUNDACION
1 VICENTE FERRER; PREMIO NOBEL DE LA PAZ
O.J.D.: 181274
E.G.M.: 754000
Fecha:
14/03/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
Tarifa (€): 20005
Mujeresvinculadas a la FundaciónVicente Ferrer elaboran productosque luego vendenpara complementar
la economiafamiliar.
no delos mayoresdesafios para
todas la oenegesy el Gobiernoes
cómolograr que las familias pobres anlnenten
sus ingresos: el
culi ivo en est a zona,congrantendenciaa la sequia, tiene sus limitaciones. En la
Fundación, nuestras Ihmilias han probado de
todo. desde la elaboración de jabón y velas hasta tejer alfbmbras, l{mpezamos
a buscar fuentes de regresos allernatiwls para nuestras familias dálits y Iribales en los años 80.
En esos años. casi todos los intentos fueron IallMos: et jabón no hizo espuma,las velas se quemabancasi antes {le encenderlas y
estuvimosa puntode ir a la cárcel con el polvo de dlile que hacian las mujeres. Comolo
hacían a mano,se les ocurrio añadir sal para evil a r q ue el polvovelara a los ojos, y como
aqui no se echa nada a perder, también pusieron el l allo del chile Nosacusaronde adultelar el polvode chile, lo cual puedesignificar
seis meses de cárcel o una multa importante.
Por suerte, el inspector de Sanidad tomó una
niuesl ra ele chile menorde la legalmentereq ueriday el caso se detuvo antes de empezar.
A principios de los 90 reemprendimosesla idea. pero esla vez con actividades relacionadas~.lnl la agricultura y la ganaderia, para
las cuales las comunidades y nosotros podiamos adaptarnos con mayor lacilidad.Tras hablarle con las Intlleres de llnest res recién creados shmly, mns(asnciaciones de mujeres), pusimos en marcha el primer proyecto de cría de
corderos, a través de MISpropias contribuciones y el apoyo de la Fundación.Cada mujer podria comprar nnoo dos corderitos, los criaria
dm’ante seis meses (que no costaba mucho),
despuës los venderia ganando unas 900 rupias
{alrededorde 14 cures) por cada oveja. A través de esta actividad, miles de mlgeres han obtenido hasta hoy dia beneficios que complememanlo que gammtrabajando ajornal en el
~ampo. Pero para mi lo maravilloso ha sido lo
que las mujeres dicen acerca de sus pequeños
negocios: no conlentan gran cosa sobre los beneí-lcios, pero afirman, orgullosas, que estos
orderos son su úilica propiedaden esta sociedad donde todo esui a nombrede los hombres.
MotivadasPíF este logro, se han ido animandoa comprar w~casy btilMas para vender leche Baio nuesl ro programade ecologia,
las familias también han empezadoa obtener vacas hibridasy btilhias másproductivas
que. snpuestamenle,
dall mtu ]11 más leche.
Defi~rlna paralela, el Gobiernoha iniciado un
pi oyeclo siIllilar
V ha poesto el) inarchaun sis-
U
CARTASDESDE
ANANTAPUR
F~RANNA
FERRER
La viudadeFerrer
lema de recogida de leche. De hecho, be nido
decir, tanto a las autoridades comoa nuesl res
trabajadores, que aquellas familias con vacas
-soncapaces
de aguantarla estaciÓnseca
mucho
mejor,,. La ventade la ]echeproporcionaunosregresos fijos, nlientras que el I raba.je a jornal es estacional. Hastaahora, lnfis de
16.000 fiunilias han adquirido wlcas ybúfalas
a través de la Fundación.
vuelve
a sucita quincenal
on la amplia experiencia de la orconELPERIODICO
paraexpliganización y las neces dades de
la gente de incrementarsus incarunpuñado
devivencias
sogresos, entramostina vez nlás en
breel hombre
quecambió
el
la dificil labor de ganar dinero a
de actividades ue basadas en la agriculdestino
demilesdedesfavore- través
tura o la ganaderia. La elaboración de inciencidos
y sufundación.
Una
plaso ha tenido un gran éxito. tina vez que aprena hacerlo, compranel material, lo elabotaforma
lo postulaahoracomo den
ran y lo vendenpor su cuenta. Los inciensos
candidato
al Nobe[
dela Paz.
son muypopularesen la India y en el ext ran-
C
j erc. por lo que es posible enconl rar mercado.
En la actualidad, másde 2.700 mtkieres elaboran incienso en nuestras aldeas.
Enlos últimos 10 años, las mujeres también han t riunt~qdoen la estainpaciónde telas, la elaboraciónde cuadernos,la joyeria, el
papel maché,el yute... Precisamente,el ni ro
dia inauguré un nuevoproyecto que 41 nnljeres iban a iniciar en Narpala, cerca de Anantapuf. Corté la cinta inaugural asegnrándome
de que en traba con el piederecho comoes enslumbreaqui. y luego tuve una sorpresa. Freote a mi había un taller con 12 enormes n)áquinas eléctricas para fabricar sans y tela de algodon.... Parecian tan enormesy complejas que
mi primer pensamiento fue: ,,Nuncapodría
aprendera hacernadaconestosarmatostes..
A ellas, en cambio, no les intimidaban. Tengo
muchasganas de volver a visitarlas dent ro de
un mes o dos para ver eómohan progresado.
Siento que después de experimentar con
tan amplia gamade productos y destrezas.
mlestras mujeres,valient es y con carácter, tic~
nen abora confianza para iniciar cualquier actividad. Haceunos años, hablandocon las |áInilias, luchábamospara pensar en una actividad que pudieran aprender, ehtborar con
calillad y con valor en el mercado.Pero hoy
clia. todoel 111endetiene ideas y siempreveo
nuevasac| ividades que se ponena prueba. El
ot ro dia flai a una reu nión de unas400 personas con discapacidad, mujeres y hombres, que
habian experiInentallo con diferentes negoclos para ganar ingresos extra.
t!n esa rt, unión había una senora muyespe-
Lai’.~-’--,:iada_
au ::)nomía
dela " ,ujer
q
cial para mi, a la
que
no veia desdt, hacia ~
na
ses. Dos afios atrás nle enteré lle
Stl caso: habia
snfi-ido la amputaciónde nna pierna tras re<i
bir una brota[ paliza por [)arte de sl| marido.
Ella no vivía en las aMeasen las que traba la
mos. sino en tllla ciudad ccreaoaLa visitamos
cuandosalio del hospital, Conel apoyodel la*
biernoy la policía, denunció a ~u marido. Fue
arrestado y encarceladopor tHt ½( )rio periodo,
In cualyaes un logro, itlace añosesto 11oInlbiera sucedido! Un|)eco mástarde, debido a la
presión de la lamilia, la mujerretiró la den un
cia. En esta snciedad patriarcal, una nmwrsin
maridoes n)uy vulnerable. Su fimlilia la al~aw
donóyla dejó a su suene, l~l I,undación la ayudó con un crédito de 70000rupias y puso una
tienda de prnvisiones. Ella coot 0 su historia en
la reunióny. al linal, d(io. muyorgullosa: ,,Mi
maridose ha arrepentido,le he perdonado
y
ahoravivimosjuntos.. Entoncesmeinir6 ~o
estaba desconcertada.¿I)eberiadecir le t erri
~ ¿.O lo maravillosaque cia
ble q ue era aquello
elkP La noche anterk)r había estado releycndoel librode Vicente
1:’I c’nc:t~entr~~
{on/ii u’HIidad,
yj ustamentehabia leído el capil ele del arrepentimientoy el perdón. A_sique le diie que
ella era una gran persona y que esperaba llUC
su maridost, ]lul)iera arrepenlidosincerall lll)ley que fileran lielices juntos
"
t
| nln[)res
V nlH eres
conliao
en i1(~
[UOSque ha llegado el lUOlnelno
at Y
talar
de hSll
lleno
la
t de entrar
solros.
en];I tu¿iN
]~ul)da¢
pensa
violencia contra las lnojeres. Sa
bemosque será un desafio lento de cnnquis
tal,
pero creulllOS
qtle
podemos aytlddr
¿l 1¿1>
nnljeres a alicol ar este problema
¿Yqué |al eslamos?¿.Y qué tal estoy yo t ras
la innerte de Vicente]lace Ot)le meses?(.~nai)do me preguntan, yo siempre digo ~on nnl
cboentusiasmoqtle bien. Y ella lldo digo
,,muybien,, siguilica que estoy lntly molivada
Pero claro, yo ue soy Ilércules y le echomu
che de menos.Y dClUées le qne yo edlo en ELIta (y creo qoe todos los demás)?Vicente era
nna persona muyhumana-no cliso perlb~
ta porqueest) nad ie le es , perosi a]gLlieI) ~ on
tina
enorme
sienl
pre llON ;tpoya])a
¢ olnpasi6n
y optiin
Nno, qtle
y IIOS Inol iva/)a,
haciell
do sentir a cada persona la m¿is m)poitalH
del mundo.(reo que es() lo qtl c todos e~haIUOS Inuc/10
de nlenos.
FERRER, VICENTE;
1
FUNDACION VICENTE FERRER; ONG S
7
MARZO DEL 2010
Fecha: 28 DE28/03/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
O.J.D.: 181274
E.G.M.: 754000
Tarifa (€): 18005
Un agricultor vinculado a la Fundación Vicente Ferrer, la cual ha contribuido a luchar contra la sequía crónica en Anantapur.
D
esde que se hizo pública la noticia
de la candidatura de la Fundación
Vicente Ferrer (FVF-España)-Rural
Development Trust (RDT-India) al
Premio Nobel de la PAZ 2010, muchos medios de comunicación se han puesto en contacto conmigo para conocer nuestra
reacción aquí, en la India. Estas entrevistas
me han hecho reflexionar acerca de lo que ha
sido nuestro trabajo en Anantapur durante
los últimos 40 años y de lo que ha sido significativo en nuestra historia.
El primer pensamiento que me viene a la
cabeza es la motivación de Vicente, quien en
enero de 1969, cuando éramos tan solo seis
voluntarios, nos hizo creer que podíamos lograr grandes objetivos. Según Vicente, la India es grande, sus problemas son enormes
y se necesitan grandes soluciones. Él estaba
convencido de que era posible lograr lo aparentemente imposible.
En los años 70 había una corriente de pensamiento entre algunos intelectuales del ámbito del desarrollo que defendía la teoría de
que el deber de las oenegés era «acelerar la
revolución» para romper las cadenas de la injusticia y la desigualdad en un periodo breve, aun cuando eso generara violencia. Ellos
también pensaban que la labor de las oenegés pasaba por estar cinco años en un lugar
para «apoderar» a la comunidad y, tras ello,
trasladarse a otra región. Vicente siempre rechazó con rotundidad estos argumentos.
A
nte todo, Vicente insistió en que el
deber de la mayoría de las oenegés
era el desarrollo, y que nosotros lograríamos los mismos resultados,
la liberación de los pobres, de una
manera pacífica y sin violencia. Para él, debíamos integrarnos en la propia sociedad de
Anantapur, estar con el pueblo, apoyarles en
su progreso hacia una vida mejor. Y eso era imposible lograrlo en cinco años. Y así lo hemos
hecho durante 40 años, paso a paso, siempre
yendo adelante, resolviendo problemas cuando aparecían, adaptando nuestras prioridades
a las necesidades de la gente.
Cuando Vicente y yo llegamos en 1969, el
distrito de Anantapur era famoso por ser una
región afectada de forma crónica por la sequía, condenada a convertirse en un desierto
en los próximos 50 años. Solucionar de una
vez por todas los problemas de sequía de este distrito era una tarea desafiante para el gobierno de Andhra Pradesh y para todos los ad-
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer, cuya
fundación se postula al premio
Nobel de la Paz, vuelve a su cita
quincenal con EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos.
«El apoyo a Vicente
es impresionante»
ministradores del distrito que tomaron posesión de su cargo. Pero los gobiernos van y
vienen, al igual que los administradores y sus
programas. Sin embargo, la FVF-RDT se quedó en la zona de forma permanente. Por ello,
tuvimos la oportunidad de jugar un papel
crucial a la hora de salvar la árida tierra del
distrito de Anantapur. Desde 1987, la Fundación ha estado experimentando y llevando
a cabo, junto con las comunidades, numerosas actividades destinadas a incrementar la
vegetación, aumentar los ingresos y proteger
la tierra a través de la diversificación de cultivos, preservando el agua de la lluvia mediante la construcción de embalses y tanques, y
probando alternativas de irrigación como el
riego por goteo y por aspersión que optimizan el uso de las escasas fuentes de agua.
La constancia ha sido fundamental para lograr esta transformación. La Fundación ha
trabajado sin prisa pero sin pausa y a lo largo del camino, el gobierno y otras oenegés se
han ido uniendo a esta labor. Al final, hoy día
se aprecia un cierto cambio en el proceso de
desertificación de esta región.
No puedo dejar de mencionar el progreso
de nuestras comunidades en educación. En
1975, cuando empezamos a trabajar en esta
área, las comunidades dálits y tribales eran
muy pobres y oprimidas, y la educación no
tenía ninguna utilidad para ellas. Su prioridad era ganar cada día el dinero suficiente
para alimentar a sus familias. Y todos tenían
que trabajar para este objetivo, incluyendo
los niños, de apenas 7 u 8 años. El progreso
fue muy lento. Primero, escucharnos les motivó a enviar a sus hijos al colegio. Pero durante muchos años, la mayoría de los niños dejaban la escuela después de 2-3 años. Más tarde, animamos a las familias, ya no a educar a
sus hijos hasta secundaria, sino a alfabetizarles: les pedíamos que acabaran la primaria
(hasta el quinto curso). Entre tanto, la Fundación estaba trabajando en todas las áreas del
desarrollo (social, económico, mujer, salud…)
y, poco a poco, tras más de 20-25 años, la mayoría de las familias empezaron a dejar a sus
hijos en el colegio hasta el décimo curso (último curso de secundaria). Y también los padres y madres empezaron a afirmar, convencidos, que «la educación es un derecho inalienable».
Por otro lado, al recapacitar acerca de estos 40 años, veo como ha habido ciertos instrumentos que han sido clave para el progreso de la gente y para nosotros. Sin duda, uno
de estos elementos son los shangams, asociaciones que se reúnen con el objetivo común
de obtener una identidad, defender sus derechos y progresar como individuos y comunidad. Este concepto de shangams lo introdujo,
en los años 70, un grupo de intelectuales que
quería conseguir la igualdad con rapidez. En
la línea marxista, ellos pensaron en organizar a la gente de las aldeas en grupos que funcionaran a modo de sindicatos que lucharan por sus derechos. Este enfoque radical no
dio muchos frutos, pero la idea del shangam
se extendió por casi las oenegés de los estados del sur de la India, incluida la fundación.
Para nosotros, ha sido y es la base del trabajo
con la gente en todos los sectores de desarrollo (mujer, personas con discapacidad, ecología, educación). En los años 80, la idea fue
adoptada por el gobierno de forma que todos
los programas económicos se llevaron a cabo
solo a través de las asociaciones de mujeres
creadas en los pueblos. Así es como hay un
shangam (o más) en casi cada aldea del estado
de Andhra Pradesh. Al final, se han convertido en un potente instrumento para dar poder a las comunidades pobres, proporcionando una identidad a las personas y ofreciéndoles una plataforma de diálogo y actuación
para trabajar juntas.
D
urante su vida, Vicente siempre insistió en la importancia de
construir una buena organización, sólida y profesional, cuyo
objetivo fuera «hacer el bien». En
sus palabras: «El objetivo de RDT-FVF es consolidar una organización dinámica y creativa
que procure participar de forma constante en
los esfuerzos encaminados al desarrollo».
Ahora queda en nuestras manos y en las de
todos vosotros el seguir hacia delante y apoyar
a esas personas que aún luchan por salir de la
pobreza y el sufrimiento. Estas son solo algunas de las reflexiones que me han venido tras
la noticia de la candidatura de la Fundación
al Premio Nobel de la Paz 2010. Nos ha impresionado mucho el movimiento espontáneo de
apoyo a Vicente y a la Fundación que se ha generado tras la muerte de mi marido, el pasado mes de junio. Han sido las voces del pueblo
las que se han movilizado para pedir el Nobel,
desenlace a parte, nos sentimos muy honrados
por esta muestra de apoyo y reconocimiento. H
FERRER,
30
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 181274
E.G.M.: 754000
Fecha: 11 DE11/04/2010
ABRIL DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 5
5
Tarifa (€): 18005
ALBERT URIACH
las prácticas alrededor del embarazo y el parto. Por supuesto, muchas de estas comadronas eran muy mayores y les resultaba difícil
estar sentadas en un curso. Así que, más tarde, mejoramos nuestros cursos e intentamos
dar formación a mujeres un poco más jóvenes que pudieran aprender no solo acerca del
embarazo y el parto, sino también otros conceptos básicos de educación sanitaria. Estas
son nuestras famosas trabajadoras de la salud, las Community Health Workers, con su típico sari verde, que ahora pueden verse desenvolviéndose con gran soltura en nuestros
hospitales acompañando a los pacientes de
las aldeas.
E
Una comadrona formada en la Fundación Vicente Ferrer hace una revisión rutinaria a una gestante.
POR ANNA FERRER
CARTAS DESDE ANANTAPUR
La viuda de Ferrer vuelve a su cita quincenal con
los lectores de EL PERIÓDICO para explicar un puñado
de anécdotas sobre el hombre que cambió el destino de
miles de desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
La lucha por un
parto seguro
C
uando empezamos a trabajar
con los dálits y los grupos tribales en 1975, yo iba mucho a las aldeas, entre otras cosas, para hablar sobre sus necesidades en el
ámbito de la salud. Al final de cada encuentro, todos coincidían en desear, por encima
de todo, una cosa: «Queremos que nuestras
mujeres tengan un parto seguro». Mis queridos lectores, ¡nos costó 25 años progresar en
ese área!
Tras la independencia de la India en 1947,
había todo un país por desarrollar. Entre
otras muchas prioridades, el Gobierno estaba
intentando establecer infraestructuras sanitarias en las zonas rurales. Pero cuando nosotros empezamos a trabajar en 1975, solo hacía 30 años que el Gobierno estaba operativo
y, pese a sus esfuerzos, su ámbito de actuación era ingente, y todavía eran muchas las
necesidades sin resolver. En aquellos años no
había enfermeras comadronas tituladas en
cada pueblo (incluso no las hay en la actua-
lidad). Casi el 100% de las mujeres en las aldeas daba a luz a sus hijos en casa, atendidas
por alguien que había aprendido las tareas de
partera de algún familiar, habitualmente de
una abuela o de una tía.
T
eniendo en cuenta que no se hacían
revisiones prenatales regulares, que
las chicas se casaban con solo 11 o 12
años y que tenían frecuentes embarazos y abortos, quedarse embarazada y dar a luz era un asunto arriesgado. Que
quede claro que no critico la gran labor realizada por las comadronas locales sin formación durante cientos de años. Algunas de las
técnicas que utilizaban eran buenas, como
adoptar una posición natural para que el bebé naciera, en lugar de pedir a la mujer que se
tumbara en una cama, como a menudo hacemos en nuestros hospitales. Pero otras de sus
prácticas tradicionales eran peligrosas. La ignorancia de la gente sobre el embarazo y el
parto, junto con la falta de orientación pro-
fesional de las comadronas, daba lugar a una
alta mortalidad materno-infantil.
Empezamos allí donde pudimos a principios de los años 80, cuando nuestros trabajadores sanitarios tenían un par de años de experiencia trabajando en el terreno. En la Fundación, cuando no sabemos cómo poner en
marcha un área importante de desarrollo –es
decir, cuando carecemos de la experiencia y el
conocimiento necesarios–, abrimos un libro
y empezamos a aprender. El libro que para mí
fue como una Biblia cuando iniciamos el programa de salud era Donde no hay doctor, de David Werner, muy conocido en el mundo de las
oenegés. Lo leí de principio a fin muchas veces.
Estaba especialmente escrito para personas como nosotros que trabajábamos en un área donde había pocos médicos o ninguno.
Con la ayuda de ese libro, y la experiencia
de nuestro escaso personal sanitario, organizamos cursos de formación para las comadronas locales, a fin de mejorar sus destrezas
y explicarles qué era peligroso en algunas de
se fue el inicio de nuestro intento
de atender a la prioridad de nuestras comunidades: «Queremos que
nuestras mujeres tengan un parto seguro». Bastantes años más tarde, tal vez 15 años después, cuando fuimos capaces de tener comadronas tituladas trabajando en las aldeas, empezamos a organizar
chequeos regulares para las mujeres embarazadas. Al principio no estaban interesadas
en acudir y, cuando intentábamos hablar con
ellas, nos preguntaban qué utilidad tenía un
chequeo cuando no había ningún problema.
Nos decían: «Cuando tengamos alguna molestia, ya vendremos». Pero, claro, cuando tenían
un problema, era demasiado tarde y el hospital más cercano con instalaciones para atender la emergencia estaba a más de 60 kilómetros. En aquel tiempo no existía una buena red
de transporte público. La única manera de desplazarse era en carro de bueyes. Con todo, faltaban muchos años para que la gente de las aldeas pudiera soñar con tener un parto seguro
para sus mujeres.
En aquel contexto, complicaciones como anemias muy severas, casos de preeclamsia (por elevados niveles de proteína en la orina), partos complejos y roturas uterinas eran
muy comunes. Incluso cuando mejoraron las
habilidades de las comadronas locales y la infraestructura sanitaria del Gobierno y la Fundación, durante años no hubo instalaciones
cercanas para que una mujer embarazada pudiera llegar a tiempo y tener un parto seguro.
Y
o estoy muy orgullosa de decir que,
gracias a todos nuestros amigos, colaboradores y voluntarios médicos,
en el 2000, 25 años después de que
yo entrara en una aldea y escuchara
la frase «queremos un parto seguro», la Fundación inauguró el primer hospital en Bathalapalli, equipado para hacer cesáreas. En el 2007
pusimos en marcha un segundo hospital en
Kalyandurg, situado a más de 60 kilómetros de
la capital del distrito de Anantapur, con capacidad técnica y profesionales preparados para gestionar un departamento de ginecología
y obstetricia. Además, el Gobierno ha implantando con éxito una red de ambulancias rurales a las que se puede avisar a través de una llamada gratuita. Teóricamente la ambulancia
llega en 20 minutos, pero en las circunstancias
actuales, suele tardar una hora, lo cual ya es
un logro importante.
Pero a menudo, cuando visitamos algún
pueblo muy remoto, antes de llegar recorremos una hora o más por caminos polvorientos
y llenos de baches, sin ver un autobús. Cuando
finalmente llegamos a la aldea y nos sentamos
a hablar con todas las madres, padres y niños,
el primer pensamiento que suele venir a la cabeza de todos es: «¿Qué sucede en esta aldea
si una mujer que se pone de parto tiene algún
problema?». Como Vicente decía: «Con mucha
constancia, sin prisa pero sin pausa, no importa cuántos años se tarde, pero al final lograremos lo que nos hemos propuesto». H
FERRER,
63
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 754000
Fecha: 25 DE25/04/2010
ABRIL DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
7
Tarifa (€): 18815
NAGAPPA
Anna Ferrer, en una visita a Kurnool, donde la Fundación Ferrer planea paliar los efectos de la pobreza.
E
l mes pasado estuve en Australia,
en Melbourne, para pasar unos días
con mi hija mayor y su familia. No
había podido ir a visitarla desde hacia seis años porque tenía que cuidar
a Vicente. Al poco de llegar a Melbourne, mi
nieto Omar me contó una anécdota que le había sucedido en el colegio. Por lo visto, cada niño de su clase debía hablar de alguien especial
en sus vidas y Omar decidió hablar de su abuelo, Vicente Ferrer. Así que se plantó delante de
toda la clase y contó la vida de su abuelo, cómo había llegado a la India desde España y cómo en los últimos 60 años había trabajado para que la gente pobre tuviera una vida mejor.
Para terminar su exposición, Omar añadió que
su organización, la Fundación Vicente Ferrer,
había sido nominada para el Premio Nobel de
la Paz 2010.
Esto fue demasiado para su profesora, que
no pudo creer que el abuelo de un alumno suyo fuera candidato al Nobel de la Paz. Así que
cuando la clase acabó, reunió a todos los alumnos y les dio una larga charla sobre el valor y la
importancia de decir la verdad. Pero Omar insistió en que lo que había dicho de su abuelo
era cierto. Tal vez, eso hizo dudar a la maestra
y puede que lo verificara en internet. Seguramente tuvo una gran sorpresa al ver que todo
lo que Omar había contado era verdad. Ella no
le dijo nada, pero al final de la semana, cuando
suelen entregar los diplomas que reconocen a
los alumnos más destacados, para gran sorpresa de Omar, él obtuvo uno por su presentación
acerca de Vicente Ferrer. Y el certificado claramente decía: «Gracias a Omar por mostrarnos
que hay personas comprometidas que ayudan
a los más necesitados y hacen que este sea un
mundo mejor».
R
egresé a Anantapur el 2 de abril y el
día 4 era nuestro aniversario de boda. Hubiera sido el 40º aniversario,
fecha que tanto Vicente como yo teníamos mucha ilusión por alcanzar
juntos. A pesar de que en la cultura hindú (y
posiblemente en muchas otras) no se celebra el
aniversario de boda cuando uno de los miembros de la pareja ya no está, de algún modo yo
sentía que quería rememorar ese día. Por alguna razón, no podía dejar de celebrarlo. Una vez
toda la familia supo que quería recordarlo, todos me ayudaron a preparar una cena especial,
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«Antes pintaban
‘Ferrer go back’»
con pastel incluido, para el día 4 por la noche.
En nuestra familia, siempre ha habido muchas celebraciones en el mes de abril: nuestro
aniversario de boda, el aniversario de boda de
mi hijo y su mujer, el cumpleaños de Vicente y
el mío…. Pero, como sucedía bastante a menudo con Vicente, las cosas más sencillas resultan
complejas. Ni Vicente ni nadie de su familia supieron nunca cuál había sido su fecha de nacimiento. Por eso, cuando nos casamos y le dije
que yo había nacido el 10 de abril, Vicente dijo:
«Bueno, pues yo el día 9». Y, desde entonces, hemos celebrado su cumpleaños el día 9 de abril.
Este año, muchas comunidades de las aldeas
de Anantapur festejaron este día llevando a cabo reuniones especiales para recordar a Vicente; otros prefirieron visitar su tumba y «pasar»
un rato con él.
El día 9 muchos compañeros de la organización y yo acudimos a Venkatadripalli, en
la región de Kalyandurg, una de las aldeas en
las que empezamos a trabajar al principio de
nuestra labor en los años 70. Durante los últi-
mos meses, la gente de esta aldea y de otras colindantes había estado preparando un busto
de Vicente. Las obras se acabaron este mes y, finalmente, la inauguración se fijó para el día
del cumpleaños de Vicente. El busto se alza en
un lugar céntrico de la aldea, justo al lado de
una colonia de casas que la Fundación hizo para las personas con discapacidad. Venkatadripalli es especial porque es allí donde en 1978
construimos nuestro primer hospital, un pequeño edificio con seis camas, un doctor y una
enfermera.
Vicente y yo visitamos mucho esta aldea durante los primeros años, algo que recordaron
los lugareños en sus intervenciones durante
la inauguración. Una de las personas mayores
que habló rememoró que él fue uno de los que,
en su ignorancia, había pintado en las paredes
el famoso mensaje: «Ferrer, vete» («Ferrer go
back»), y ahora le sabía muy mal. Cuando me
dirigí a la audiencia –y en particular a él–, dije:
«No tenéis que preocuparos porque no importaba cuánta gente le dijera a Vicente Ferrer que
se fuera, o cuántas veces se lo dijeran, porque
Vicente nunca se iba a ir a ningún sitio. Vicente
ya había tomado su decisión: él estaba en este mundo para ayudar a los pobres y a los que
sufren, y había elegido hacerlo en la India. Y en
concreto, había escogido Anantapur para llevar a la práctica sus convicciones».
Este busto de Vicente en Venkatadripalli es
ya el segundo en el distrito, e imagino que quedan muchos más por llegar.
A
hora, hace nueve meses que Vicente falleció, casi un año. Por un lado,
me siento muy feliz y, por otro, por
supuesto, echo de menos su presencia. ¿Por qué me siento muy feliz?
Porque el trabajo que él amaba, por el cual vivió, sigue adelante, tal como él hubiera querido. Cientos de miles de personas, en India y en
España, creen en lo que Vicente defendió toda
su vida y continúan apoyando a la Fundación
en su labor. Tal como él siempre quiso, estamos
intentando llegar al mayor número de personas pobres posible, incluso saliendo fuera del
distrito de Anantapur, cubriendo áreas de distritos vecinos. Por otro lado, no nos olvidamos
de esas personas individuales que ya no pueden luchar más, personas a las que la pobreza
ha abocado a una situación extrema de la que
no pueden salir por sí mismas. Todos saben –incluso las autoridades gubernamentales– que
si una persona en condiciones de extrema pobreza o sufrimiento se presenta a su puerta y
no pueden encontrar una manera de ayudarles
siempre pueden acudir a la Fundación.
Estamos en los meses calurosos de verano,
marzo-abril-mayo. Suele llover una vez después
del gran festival de Ugadi (año nuevo telugu)
del mes de marzo. Pero durante los 40 años que
he estado aquí, nunca he visto llover en abril,
este es bien conocido como un mes caluroso y
seco. Mientras escribo esta carta, el 15 de abril,
escucho de fondo truenos y rayos que anuncian
una tormenta. Puedo así sumar mi voz a quienes afirman que el clima está realmente raro,
haciendo cosas que nunca hizo antes… Una llamada a la acción por el planeta. H
FERRER,
113
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
9
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 754000
Fecha: 9 DE09/05/2010
MAYO DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 9
Tarifa (€): 18815
CONI HÖRLER
La familia de Vicente Ferrer quiere construir un mausoleo. Su tumba recibe muchas visitas.
E
l pasado mes de marzo mi hijo
Moncho me dijo: «Mamá, en la tradición india el primer aniversario
del fallecimiento es muy importante y el mausoleo de papá tiene que
estar acabado para ese día». ¡Y ese aniversario se cumple el 19 de junio! Los arquitectos voluntarios que habían trabajado con Vicente en el pasado nos habían mandado sus
ideas para el mausoleo, y habíamos empezado a estudiar sus propuestas con tranquilidad. Pero no habíamos decidido nada.
Estamos en una zona rural de la India. A lo
largo de estos años he comprobado en varias
ocasiones lo difícil que nos resulta poner en
marcha un proyecto para el cual no contamos
con el personal y la tecnología necesarias. En
estos casos nos toca hacer el proyecto, de principio a fin, por nuestra cuenta. Lo mismo nos
iba a suceder con el proyecto del lugar de descanso de Vicente. Aunque había unanimidad
entre la familia y los compañeros de la Fundación en que tenía que ser un mausoleo simple,
tal y como le hubiera gustado a Vicente, es sorprendente la cantidad de tareas que requerían
de un conocimiento especializado: el plano arquitectónico, la llama eterna, los espacios verdes, la preparación de la lápida de mármol y el
grabado de las frases de Vicente sobre ella. Esto último ha sido lo más complicado. Nos gusta poner sus palabras en las cuatro lenguas
que tanto significan para nosotros y para él: el
telugu, el catalán, el castellano y el inglés.
P
or supuesto, había muchas personas que me dijeron: «Anna, no toques la tumba. Déjala como está
porque es muy bonita». Se referían
a la tumba que hay ahora con una
cruz de madera y una foto de Vicente. Yo estaba de acuerdo con esto porque es muy sencilla
y natural. Pero no podemos dejarla tal cual está ahora, a la intemperie, porque requiere un
mantenimiento continuo.
Para trabajar con el mausoleo de Vicente
formamos un equipo mixto de trabajadores
indios y españoles que, por supuesto, tienen
distintas opiniones. Los españoles prefieren
colores muy sobrios y diseños muy simples,
mientras que nuestros compañeros indios
prefieren diseños más elaborados, con colores más llamativos, lo que, según ellos consideran, está a la altura de la figura de Vicen-
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
Ideas para la
tumba de Vicente
te. La verdad es que mantener algo sencillo es
más difícil que hacer algo ostentoso.
Cuando estábamos finalizando el plano se
me ocurrió una idea, que no tenía muy claro si era buena o un poco loca. Quise incluir
en la tumba una zona donde pudiéramos poner piedras de las diferentes áreas de Anantapur y de todas las zonas donde Vicente trabajó, como Maharashtra, Gujarat, Kurnool y la
costa india afectada por el tsunami. Las piedras de Anantapur, sobre todo las de los ríos
y afluentes, son muy especiales, de diferentes colores, formas y tamaños. Para mi sorpresa, a todo el mundo le gustó mi idea y espero que finalmente quede bonito y tenga
sentido.
En algún momento de nuestra vida Vicente
me había comentado que le gustaría tener en
su tumba una cruz de hierro, pero en Anantapur es difícil conseguirla. Al conocer este deseo, inmediatamente unos amigos de la Fundación se ofrecieron para traer la cruz desde
España. Poco a poco me di cuenta de que en la
tumba íbamos a tener elementos de todos los
lugares que estaban en el corazón de Vicente.
E
l lugar de descanso de Vicente se va
a hacer en dos fases: la primera, el
mausoleo, y la segunda, la extensión del terreno que lo rodea, que
haremos con tranquilidad más
adelante. De repente, en tres meses había que
completar la primera parte y tenía que ser una
tumba al aire libre porque no daba tiempo de
hacer obra, teníamos un gran problema con
la sombra. A la gente le gusta visitar a Vicente
y pasar un rato junto a su tumba, pero Anantapur es muy caluroso, y sin ninguna zona de
sombra iba a ser imposible. Así que, después
de hablarlo mucho, al final decidimos plantar
tres árboles alrededor de la tumba.
En la religión hindú los números tienen
mucho sentido y, dependiendo de la ocasión,
pueden ser muy auspiciosos o del todo desaconsejables. Para el mausoleo de Vicente me
dijeron que los números preferibles eran los
números pares, así que querían que pusiéramos o dos o cuatro árboles. Pero el hecho es
que dos árboles no daban la suficiente sombra y cuatro daban demasiada sombra, impidiendo que el resto de vegetación planeada creciera bien. Aunque a la hora de hacer el
plano hubiéramos intentado cumplir con la
mayoría de los requerimientos de la tradición
constructiva hindú (el vastu), insistí en que teníamos que poner tres árboles porque la sombra importaba más que cualquier otra cosa.
A
hora, en la tumba de Vicente hay
una de las mejores fotos que tenemos de él. Me he acostumbrado a
ir a su tumba y ver ese retrato. Me
da mucha paz sentarme y hablar
con él (para mis adentros) mientras miro esa
foto. Por supuesto, para mucha gente una foto no es algo necesario en una tumba, pero para mí era algo importante y deseaba incluirla.
Estaba abierta a hablar de todo lo demás y a llegar a un acuerdo, pero no sobre esto.
No estamos solos. Personas relevantes de
la ciudad de Anantapur han insistido en tener una estatua de Vicente justo a la entrada
de la ciudad. Este proyecto está ahora llegando a su fase final y en junio se va a inaugurar.
También en las aldeas muchas comunidades
están planeando tener su estatua. A Vicente
nunca le gustaron las estatuas, pero cuando
alguien es tan significativo en la vida de los
demás, ya no pertenece a una familia o a una
organización, y no se puede decidir cómo se
debe recordar a aquella persona. La gente le
recuerda tal y como quiere, en función de lo
que ha representado para ellos, y puede que
hagan una estatua o cualquier otra cosa.
Después de la muerte de Vicente, durante muchos meses me acordé mucho de él y de
sus pequeñas cosas, sus bromas, su sentido
del humor y todos los momentos que compartimos juntos. Pero ahora, mientras hacemos
su mausoleo y viendo todos los monumentos
que la gente se empeña en dedicarle en Anantapur, «mi Vicente» se va quedando atrás a medida que su vida y su obra están adquiriendo
tintes legendarios. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
7
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
DEL 2010
Fecha:23 DE MAYO
23/05/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
Tarifa (€): 18815
ALEX OLTRA
En un rickshaw caben 5 o 6 personas pero a menudo se montan en él hasta 25 viajeros, esto complica la conducción y facilita accidentes.
E
l otro día recibí una llamada de teléfono de uno de mis compañeros
diciendo que había habido un terrible accidente en el que se habían
implicadas 36 personas pertenecientes a las comunidades dalits de los pueblos
en los que trabajamos. Era un grupo de familiares y amigos que habían ido en tractor a concertar un matrimonio a Vadipalli, la aldea de
la chica. De regreso a Mudalapuram, a 30 kilómetros de la ciudad de Anantapur, sufrieron el
accidente. Por fortuna, los novios se quedaron
en Vadipalli.
Aquí es muy común que, cuando un vehículo va cuesta abajo, el conductor ponga el punto muerto para ahorrar una pequeña cantidad de combustible. El conductor de este tractor era muy inexperto e hizo lo mismo… Pero,
de repente, por alguna razón, puso la primera
marcha e, inmediatamente, el tractor volcó y
los pasajeros quedaron atrapados debajo. Solo
dos personas salieron ilesas, seis murieron en
el acto y otra de camino al hospital. Las otras
27 tenían heridas de diversa consideración, algunas muy graves. Rápidamente los llevaron
al hospital del Gobierno, como es obligación
en accidentes de este tipo. El gobernador del
distrito se presentó en el hospital de inmediato y, tras hablar con los doctores, dio órdenes
para que se ingresaran a algunos pacientes en
Anantapur, y los más graves fueran mandados
a los hospitales públicos de Kurnool y de Hyderabad, ciudades más grandes dentro del estado
de Andhra Pradesh.
E
n las zonas rurales de la India escasea el transporte público y la gente busca alternativas. Hace 40 años,
si no había un autobús que fuera allí donde querían, la única opción era la carreta de bueyes. Hoy, además de
los bueyes, existen los peligrosos pero a la vez
imprescindibles tractores, camiones y autorickshaws. Como el tractor es un vehículo muy utilizado en la agricultura, es uno de los medios
de transporte predilectos para grupos grandes.
Sin embargo, muchas veces los conductores no
lo hacen bien, como en el caso que he contado.
Por otro lado, el autorickshaw es la famosa motocicleta de tres ruedas que aquí está muy extendida. Son automóviles minúsculos que se mueven con gran libertad, a menudo haciendo eses
entre carriles de forma temeraria y adelantan-
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
Entre tractores
y ‘rickshows’
do vehículos a diestro y siniestro. Un conductor de riskshaw necesita permiso de conducir
y lograrlo es un mero trámite burocrático, lo
cual los hace aún más peligrosos en carreteras
ya de por sí complicadas.
Un rickshaw pequeño no puede acomodar
a más de 5-6 personas, pero a menudo te encuentras a más de 20 viajando en uno de
ellos. Os preguntaréis cómo es posible. Hace un par de años, cuando Vicente no estaba bien de salud, un grupo de 25 mujeres vino a visitarle. Mujeres jóvenes y también muy
mayores. Les pregunté cómo habían llegado:
«Sister, en rickshaw» (en Anantapur la gente me llama «sister»). Les pedí que me concretaran en cuántos autos… Y, para mi sorpresa, me contestaron: «¡Con uno!». No me
lo podía creer… ¿Cómo se habrían sentado?
Me dijeron que siete detrás y otras siete más
en su regazo; dos delante y dos encima de estas últimas. Las otras siete fueron colgando
de ambos lados. A las mujeres más mayores
les dolían todos los huesos… Me ofrecí a que
nuestro personal las llevara de regreso a sus
aldeas en coche, pero no quisieron porque ya
habían «pagado la ida y la vuelta».
F
ui a ver a los pacientes que estaban
en el hospital de Kurnool. Estoy acostumbrada a las condiciones de los
hospitales del Gobierno y no me gusta criticar, pero eso no quita que, a veces, me desespere pensando en por qué las condiciones no mejoran más rápido. Incluso a mí
me impactó cuando entré en la sala de traumatología. En Anantapur, los pacientes están en
camas, pero allí ¡al menos el 50% estaban en el
suelo! Había unos 80, pero la mitad no cabían
en la sala y estaban en el pasillo. Muchos pacientes esperaban ser atendidos, no solo nuestros heridos que habían llegado de Anantapur,
que ya llevaban allí tres días y parecía que nadie los hubiera ni tocado. Había solo dos médicos y cuatro enfermeras luchando para atender a tantos pacientes. Hicimos buenas migas
con los doctores y nos aseguraron que tratarían a los accidentados más severos, seis personas, en los próximos dos días. El resto, añadie-
ron, sería mejor que nos los lleváramos de regreso a Anantapur para ingresarlos en nuestro
hospital de Bathalapalli.
D
urante los días posteriores al accidente, hicimos todo lo que pudimos para ayudar a pacientes
y familiares. Movilizamos a algunos de nuestros trabajadores
sociales para que estuvieran acompañando
a los pacientes, y los directores se fueron turnando para visitarles a menudo en el hospital de Kurnool o de Anantapur, asegurándose
de que tenían la atención necesaria. La Fundación también ha proporcionado ambulancias,
medicinas y comida para los pacientes y los familiares. Por su parte, el gobernador del distrito fue muy eficiente y aprobó una compensación económica para los heridos y las familias
de los fallecidos. Estos ya han recibido de 3.000
a 5.000 rupias (entre 55 y 92 euros), en función
de la gravedad de las heridas, y se prevé que los
familiares de las víctimas del siniestro reciban
50.000 rupias (algo más de 900 euros).
Sé que los visitantes que vienen aquí a conocer nuestro trabajo a menudo tienen miedo
de viajar en coche por nuestras carreteras. Pero la situación está mejorando poco a poco. Hace años, los vehículos fabricados en la India no
tenían cinturones de seguridad. Y aún cuando
empezaron a instalarlos, era imposible usarlos
sin ahogarse porque eran muy aparatosos. Pero, en los últimos años, todos los vehículos se
fabrican con cinturones de seguridad bien hechos… ¡Ahora falta que la gente se acostumbre
a utilizarlos! Además, progresivamente, se está
haciendo obligatorio usar casco si vas en moto.
En el 2008, un amigo de una oenegé de Anantapur abrió una autoescuela con la excelente
idea de formar a los jóvenes.
Lo gracioso es que todos nuestros visitantes
dicen que estarían aterrados de conducir por
una carretera india. Para mí es todo lo contrario: aquí conduzco tranquilamente, pero cuando voy a España y veo los coches moviéndose a
gran velocidad y oigo el zumbido del tráfico,
me siento incapaz de hacerlo. Supongo que todo es cuestión de costumbres… H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
Fecha:
06/06/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 5
Tarifa (€): 20905
Unapayasavoluntaria de la fundackím,en unasala infantil de un hospital de Anantapur.
uando estuve en España hace
unos meses, la persona de la Fundación encargada de buscar a los
voluntarios que necesitamos en
Anantapur me preguntó:
na, apm~ de la6 ~hm~tes de ~~ml~m(médicos, arquitectos, profesores de españolyespecialistas
en discapacidades),~
otro pa¢flrb,.Yle contesté:,,Sl.~
nesgustarlatener algunospayesos
y cocinero~. En una de las charlas con los padrinos y
visitantes que vienen aqui a conocer el proyecto, un médico me preguntó: ,4~na, ¿no
payeses?
Sobretodo, sonImlx~entesen las
~las de n4~esingr(~xles de los hespi~k~
EnEuropa
ahoraes muycomún..,es la terapia
de la ñes-. Meentusiasmóla idea de traer payasos comoterapia.
En Anantapur aún estamos luchando para
lograr que nuestros hospitales funcionen adecuadamente, con buenos profesionales y sistemas eficientes que proporcionen un servicio de calidad. Pensar en incorporar a los payasos era planteamos un grado más de atención,
cuandola parte médicano había llegado al
nivel óptimo. Pero vi la oportunidad y pensé
que debeñamosaprovecharla. Comosolía decirVicente: -No sólo de panvive el hombra~.
Para muchosde nosotros, como yo misma,
los payasos fueron siempre personas que vimosen las playas de Inglaterra o en los circos.
Pero, con el tiempo, he entendido que hay un
concepto más amplio. Nuestros hospitales y,
en particular los doctores, son casi siempre
muyserios y estrictos con los pacientes. A la
gente de las aldeas a menudole aterroriza entrar en un hospital. Vienendel ambiente del
campo,libre y abierto, a otro que es totalmente opuesto, estéril y con multitud de reglas. Al
fin, este mestenemosla primera actuación en
los hospitales, un esfuerzo conjunto de los payasos y el equipo de actividades artísticas. Me
hacia muchailusión asistir, pero medijeron:
,4~nna,mejorquenovayas,eres muyconocida, todoel mundo
te miraráa b, en lugardea
los i~~~aso~,. Supongoque tienen razón, pero
pensé que iría de todos modosy me eseondetia tras alguna columna...
LYpor qué necesitamoscocineros? Lo cierto es que no los necesitamosde formapermanente ni tienen que ser chefs de primera. Basta
con que un cocinero o cocinera venga un par
de meses para enseñar a nuestros cocineros
C
¯ ~~., LaviudadeFerrervuelve
anécdotas
sobreel hombre
que
C~m/b~e[destino
demilesde
desfavorecidos
parasiempre.
había hablado. Estaba convencida de que teníamos que introducir la lengua de signos
para que los niños y adultos sordos pudieran
comunicarse y no permanecieran como una
presencia invisible en la sociedad. En la India
no hay una lengua de signos estándar para
todo el país. Con la determinación de nuéstro
equipo y de algunos voluntarios muyhabilidosos, finalmente desarrollamos una lengua
de signos que puede utilizarse en Anantapur,
y también en casi todo el estado de Andhra
Pradesh. Hemostardado más de cinco años,
pero ilo logramos!
os profesionales que vienen desde
España, a menudoson personas con
una carrera muyconsolidada. Sin
I embargo, cuando vienen aquí comprenden que nuestra situación es diferente y se adaptana las necesidades. En lugar de hacer operacionessofisticadas o edificios solemnescomoharían en su país, nos
ayudanen temas básicos. En realidad lo que
necesitamos aquí son cosas pequeñas, pero
que en el fondo ayudarán muchísimoa miles
de personas pobres.
No podemosdecir que siempre ha sido del
todo fácil esta colaboración.Se trata de dos
culturas muydistintas trabajando juntas, indios y españoles han tenido muchoque aprender unosde los otros... El ritmo de trabajo de
Españaes rápido y preciso; en la India todo va
másdespacio, y las fechas de entrega no importan tanto..¯Aunque hay algún altibajo, con
el tiempo,profesionales indios y españoles
han sido capaces de trabajar juntos formando
un buen equipo.
Necesitaría muchas páginas para nombrar a todas las personas voluntarias que nos
han apoyadoa lo largo de estos años y continúan haciéndolo (profesores de castellano, arquitectos, aparejadores, especialistas en discapaeidad, médicosy enfermeras especialistas~
artesanos, etcétera), pero es imposible. Aqùi
también quisiera recordar a todos los voluntarios que nos ayudanen España, isu labor requeriria una carta entera!Al fin, voluntarios,
colaboradores y amigos nos ayudan a hacer de
este mundoun lugar mejor. -~
i
y cocineras recetas básicas y algunos conceptos acerca de la dieta saludable, iEn Anantapur
muchoscreen que la comidasolo es sabrosa si
tiene muchoaceite, muchasal y muchocñilli?
os voluntarios españoles, aunque
son pocos en comparación con el
total de los trabajadores (el 99 %de
nuestro personal es indio), marcan
una gran diferencia. Nosolo añaden valor a nivel técnico, sino tambiéna nivel
humano,por el compromisoy la entrega que
muestrana la hora de hacer su trabajo.
Un buen ejemplo de esto son los médicos
especialistas. Gracias a ellos hemosmejorado
cada uno de los departamentosde los hospitales. Aveces, resulta incre~le comprobarlo
muchoque las personas de las aldeas pueden
llegar a aguantar antes de vencer sus miedos
y su falta de recursos económicos,e ir al me
dico: Este es el caso de cientos de mujeresque
sufren prolapso uterino. Estas mujeres continúan con su trabajo en el campoy su relación
L
1
con sus maridos,dia a día, comosi nada, a veces con el útero fuera del cuerpo. Gracias al
apoyode ginecólogosvoluntarios en los últimos años hemospodido detectar y tratar este
problema.
Los Dentistas Sin Fronteras también han
hecho una gran labor en los últimos siete
años, visitándonos cada verano y tratando a
miles de pacientes que llevan sufriendo durante largo tiempo. Nuestros técnicos ortopedas y fisioterapeutas son casi los mejores
del mundo,gracias a Mobility India, los Fisios
Mundiy otros fisioterapeutas que, a titulo individual, han venido con regularidad durante muchosaños. Ademástenemos a traumatólogos voluntarios que trabajan con nuestro
personal paramédico haciendo chequeos en
las aldeas y cirugías menoresen los hospitales.
Sus resultados son espectaculares.
Desdefinales de los 90, cuandoasistía a reuniones de personas con discapacidad en las
aldeas, siempre senú qué los sordos, al final
del encuentro, no tenían ni idea de lo que se
FUNDACION VICENTE FERRER
7
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
Fecha:20 DE JUNIO
20/06/2010
X
DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
Tarifa (€): 18815
NAGAPPA
Un grupo de mujeres, en una celebración en Anantapur.
D
esde que Vicente falleció, hace un
año, tengo la impresión de que la
Fundación ha estado funcionando sobre ruedas. Me doy cuenta
de que esta sensación se debe realmente a la tremenda motivación que todo el
mundo tiene, cada una de las personas que
integran la organización. Todos tenemos la
firme determinación de continuar haciendo
realidad su sueño de trabajar para que cientos de miles de personas puedan salir de la
pobreza y tener una vida mejor.
En la Fundación tenemos tres líneas de
trabajo. La primera de ellas, mejorar los programas y los servicios que ya hay en funcionamiento. En segundo lugar, se encuentran los
nuevos proyectos o actividades que tenemos
que poner en marcha para hacer frente a las
necesidades emergentes de las comunidades.
Y, finalmente, el principio básico que Vicente
nunca se cansó de repetir: que nuestra labor
llegue a cuanta más gente sea posible.
¿Qué hemos hecho este último año? ¿Estaría Vicente contento? ¿Habremos cumplido
con sus siempre exigentes expectativas? Aunque me considero una persona humilde, en
este sentido creo que puedo decir «sí», pienso que Vicente estaría sonriendo y feliz al ver
los logros que hemos alcanzado. Además, este año ha estado marcado por la candidatura
del Nobel de la Paz para la Fundación Vicente
Ferrer, que surgió a raíz del movimiento espontáneo de la gente que se movilizó tras la
enfermedad y la muerte de Vicente.
S
egún Vicente, la Fundación tenía que ir dondequiera que hubiera sufrimiento y pobreza. Por
ello, siguiendo sus pasos, durante este último año hemos expandido nuestro trabajo a más de 350 aldeas del
distrito de Anantapur y del vecino Kurnool.
Además hemos identificado otras 244 aldeas
donde viven comunidades chenchus, un grupo de varios miles de familias con grandes
carencias que suelen vivir aislados en el bosque, que queremos integrar en nuestro trabajo. Hace poco hemos enviado un equipo de 20
personas a estudiar la situación de estas tribus chenchus. De momento, estamos estableciendo contactos con el gobierno, las oenegés
y las propias familias chenchus de tres distri-
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«La fundación
sigue sobre ruedas»
tos (Mahaboodnagar, Prakasam y Kurnool),
a fin de determinar las necesidades y empezar a trabajar. Este es un nuevo reto para nosotros porque son tribus que viven al margen
de la sociedad, atrapados entre su modo tradicional de vida y la sociedad moderna, y carecen de acceso a todos los servicios básicos.
E
stamos, también, poniendo en marcha un programa para trabajar en
la lucha contra la violencia de género. En este apartado tenemos que
afrontar problemas como la violencia doméstica, el abuso sexual y el tráfico de
niñas y mujeres. Algunas familias muy pobres
ponen a sus hijas en manos de agentes que
prometen empleo en grandes ciudades, pero acaban ejerciendo la prostitución. Este programa quiere prestar una atención global a las
mujeres y comprende varias actividades como
el establecimiento de centros de asesoramiento, la formación profesional y la creación de
un centro de acogida de corta estancia.
Es increíble como, en ocasiones, aun teniendo todos los recursos a nuestro alcance,
puede ser dificilísimo hacerse cargo incluso
de una sola mujer. Nos ha sucedido hace poco
con una chica que había sido abandonada y vivía en la calle. La policía nos pidió que nos ocupáramos de ella. Estaba extremadamente desnutrida, incapaz de andar ni de decirnos algo
que fuera inteligible. Como primer paso la ingresamos en uno de nuestros hospitales. Estuvo allí un mes, comiendo y recuperando fuerzas. Los análisis demostraron que no tenía ninguna enfermedad grave por la cual tuviera
que seguir ingresada. Entonces, vino la gran
pregunta: ¿dónde podía ir ahora? Durante ese
tiempo habíamos reunido alguna información acerca de ella. Se llamaba Shabana y tenía
unos 25 años. Su familia estaba en la ciudad
de Anantapur, pero su matrimonio había fracasado y ella no estaba dispuesta a que estableciéramos ningún contacto. La familia tampoco quería saber nada de ella, y nosotros temíamos por la vida de Shabana si regresaba a casa.
Además, parecía tener un problema mental.
Entonces, empezó la larga odisea de encontrar un lugar adecuado para esta mujer
abandonada. Finalmente, localizamos una
oenegé cercana donde una pareja gestionaba un hogar para personas mayores. Shabana
logró estar allí unos 20 días, tras lo cual la oenegé nos dijo que era imposible tenerla más
tiempo con ellos. Luego decidimos ingresarla en un hospital donde había un psiquiatra y
un fisioterapeuta que la podían tratar. Shabana no se adaptó allí, y nos pedía que la devolviéramos a la calle, pero no podíamos hacer
eso, sabiendo que allí su salud empeoraría y
cualquiera podría abusar de ella.
l
a sacamos del hospital y la llevamos a una de nuestras escuelas residenciales. Pero Shabana no duró mucho allí tampoco y la policía,
viendo que no había otra alternativa y que nosotros, aún moviendo cielo y tierra, no podíamos manejar el caso, nos aconsejó ingresarla en un hospital mental del
Gobierno. Aunque estábamos bastante desesperados, no podíamos aceptar enviarla allí,
sabiendo cómo son muchos de estos centros,
¡un verdadero infierno!. Encontramos en el
distrito vecino un hospital mental de pago de
muy buen trato. Una vez que recupere cierto
equilibrio, la Fundación le ayudará a encontrar un camino en la vida.
Mientras la historia de Shabana estaba
aconteciendo, recordé el último deseo de Vicente. Él quería hacer algo por los adultos
con discapacidad o enfermedad mental que
sufren muchas dificultades y que son abandonados por sus familias. Este proyecto avanza despacio, pero espero que un día seamos
capaces de ayudar a personas como Shabana.
Me hace feliz pensar que me falta espacio en
esta carta para explicar todos los avances de
este año. El hecho es que él aún continúa motivándonos a todos, a mí la primera. Tengo su
foto en grande en mi oficina, justo delante de
mi mesa. Es uno de esos retratos que deja ver
toda su fuerza, humanidad y compasión. Me
siento feliz viendo esa foto cada día.H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
Fecha:
04/07/2010
Sección: REVISTA
Páginas:4 DE 7JULIO DEL 2010X
Tarifa (€): 18815
7
JUAN ALONSO
M
ucha gente me pregunta por
nuestra relación con las autoridades… ¿Aprecia el Gobierno nuestra contribución al desarrollo del distrito de Anantapur? ¿Colaboramos en proyectos suyos? Todo
el mundo sabe que en los primeros años, Vicente y yo tuvimos dificultades: muchas veces nos quisieron echar. En aquellos años, no
solo entre nosotros y el Gobierno, sino en general, entre las oenegés y el Ejecutivo, no había una buena relación, las autoridades no
entendían por qué las oenegés estaban en la
zona y qué pretendían. En algunos casos, como el nuestro, ¡hasta llegaron a pensar que
éramos espías! Por su parte, las oenegés siempre criticaban al Gobierno por todo, sin apreciar sus dificultades.
Sin embargo, me alegra decir que ha habido un gran cambio en los últimos 15 años.
Ahora el Gobierno cuenta con el apoyo de las
oenegés en casi todos sus programas de desarrollo y hay un mayor entendimiento. Tanto a
escala local como estatal, la Fundación mantiene una buena relación con la administración: el Gobierno aprecia la labor de la Fundación por su enorme contribución al progreso
y al desarrollo del distrito de Anantapur y, a
su vez, la Fundación reconoce el esfuerzo que
el Gobierno ha hecho en los últimos años para erradicar la pobreza. Algunos de estos han
sido muy innovadores y han ayudado enormemente a las familias pobres del campo. Un
ejemplo de ello es el programa nacional de
empleo rural garantizado por el que cada familia puede solicitar un mínimo de 100 días
de trabajo. Lo cierto es que el Estado es relativamente joven, tiene solo 60 años de independencia, tras la cual había que afrontar el reto
de desarrollar todo un país, con una inmensa
población y unas infraestructuras y servicios
limitados a las grandes ciudades.
L
a Fundación colabora con el Gobierno en diversos programas como el
de construcción de viviendas, aportando este entre el 30% y el 50% del
coste de los proyectos. Un ejemplo
de esta colaboración son las 1.000 casas que
vamos a construir en seis aldeas de los distritos vecinos de Kurnool y Mahaboobnagar,
afectados por las recientes inundaciones. El
Gobierno cada año tiene que construir millo-
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«¡El Gobierno creyó
que éramos espías!»
nes de viviendas para familias pobres, y catástrofes de este tipo incrementan esta cifra. Las
autoridades apreciaron que hubiera una organización como la Fundación, que pudiera
construir estas casas de forma competente.
También en Anantapur hemos hecho proyectos de construcción conjuntos, tanto de viviendas como de ampliación de escuelas.
Durante los últimos ocho años, la Fundación ha gestionando nueve escuelas-puente del Gobierno, destinadas a reincorporar
al sistema educativo a niñas que no habían
completado la primaria. Otras oenegés y el
Gobierno se encargaban de los centros para
niños. Tras uno o dos años, estos niños y niñas se incorporan a la educación reglada. Ha
sido un programa muy útil gracias al cual
cientos de menores han seguido sus estudios.
Otras personas nos preguntan: «Con todo el trabajo que hace la Fundación, ¿no estaréis tomando las responsabilidades del Gobierno? ¿No estará la gente de las aldeas
presionando menos al Gobierno?». Para dar
respuesta a estas preguntas, me gustaría citar
123
unas palabras de mi querido Vicente, parte
de unas reflexiones escritas por él acerca de
la naturaleza y carácter de las oenegés.
«La Fundación no es una institución temporal, sino una fuerza operativa permanente
en esta sociedad dinámica, junto a otras instituciones como las entidades gubernamentales, las empresas, las asociaciones, las oenegés, los partidos y los medios de comunicación. La Fundación cree que estos grupos de
voluntariado son necesarios para compensar
las distintas fuerzas sociales, para favorecer a
los pobres y preservar el medio ambiente.
La sociedad está compuesta de organismos
sociales plurales y complejos, entre los cuales
se encuentran las oenegés. Estas desempeñan
unas funciones sociales que ninguna otra forma de organización ni el Estado pueden llevar
a cabo. Hay carencias en los organismos sociopolíticos y económicos de la sociedad que requieren la existencia de organizaciones de voluntariado para rellenar los vacíos existentes.
Estas organizaciones de voluntariado tienen características humanitarias y sociales
especiales. Son, por una parte, independientes de los Estados y, en segundo término, están de parte de la gente, en especial de parte
de los pobres y marginados en el torbellino
de cualquier sociedad. Amnistía Internacional, Greenpeace, Médicos sin Fronteras, la
Cruz Roja y la Media Luna Roja son algunos
ejemplos. En el ámbito nacional hay una miríada de diferentes organizaciones que constituyen la expresión popular del espíritu de
las sociedades democráticas».
Y
así lo creemos en la Fundación: es
responsabilidad de todos, del Gobierno y los individuos, luchar
contra la pobreza y asegurarnos de
que todas las personas disfruten
de la prosperidad y los recursos del planeta.
Además, según me comentaba un día mi hijo
Moncho, con nuestro programa de viviendas,
la gente no solo no ha dejado de presionar al
Gobierno para lograr casas, sino que ahora
también demanda que sean de calidad, como
las que hace la Fundación.
Hay algunos programas del Gobierno que
la Fundación ha llevado a cabo durante años.
Desde 1969 hemos ayudado a miles de enfermos con pocos recursos que necesitaban tratamientos médicos o cirugías muy costosas
a ir a hospitales privados dentro o fuera de
Anantapur. De forma similar, el Gobierno
de Andhra Pradesh ha iniciado un programa
gracias al cual cualquier persona pobre con
una enfermedad grave puede ir a un hospital
especializado y el estado cubre hasta 100.000
rupias (unos 1.700 euros) de gastos médicos.
Mucha gente piensa que las familias de
Anantapur han logrado salir de la pobreza
extrema una o dos generaciones antes que
en otras zonas, donde el Gobierno no cuenta
con el apoyo de una organización tan sólida.
Hay responsabilidades que pertenecen al
Gobierno, como la construcción de carreteras, escuelas, centros de salud, universidades... Pero hay ciertos trabajos que podemos
hacer para dar apoyo y complementar su labor. La tarea de desarrollar un país tan extenso es titánica y se necesitan muchas manos.
¡Juntos podemos conseguirlo! H
FERRER, VICENTE
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
Fecha:
18/07/2010
X
18 DE JULIO
DEL 2010
Sección:
CUADERNO
DEL DO
Páginas: 7
7
Tarifa (€): 18815
NAGAPPA
A
nantapur es una zona históricamente azotada por las sequías. Para los campesinos, los años secos
en los que las cosechas se echan a
perder y los ingresos disminuyen
drásticamente son mucho más habituales
que los años de cosechas aceptables. A lo largo de estos 41 años que Vicente y yo hemos estado en Anantapur, el agua subterránea, única fuente natural en un distrito donde llueve
poco y espaciado, ha ido descendiendo gradualmente. Recuerdo que en los años 70 los
campesinos encontraban agua a unos nueve
metros de profundidad. Pero durante los últimos 10 años no hallan agua ni siquiera a 30
o 90. Desde el principio, la Fundación ha trabajado a gran escala con el Gobierno en un
esfuerzo gigantesco por preservar el agua de
lluvia, construyendo cientos de embalses y
reparando otros tantos antiguos, a la vez que
se plantaban millones de árboles.
Por fortuna, en estas difíciles circunstancias también hay campesinos, como los de la
aldea de Thupalli en Anantapur, que encuentran otras alternativas… Al igual que muchos
de los pequeños agricultores de todo el país,
también los vecinos de Thuppalli se habían
endeudado por valor de varios cientos de miles de rupias en el intento de llevar agua a sus
tierras o de comprar semillas y fertilizantes
para cultivar sus campos. De hecho, en los últimos años, han sido noticia aquellos campesinos en situación desesperada que se han
suicidado, incapaces de hacer frente a sus
deudas y de ver esperanza en el futuro.
P
or otro lado, otro hecho histórico
que sucede en Anantapur debido
a la sequía crónica y al endeudamiento es la migración. Durante
los meses secos, entre febrero y mayo, miles de familias se marchan a otras ciudades grandes donde hay más oportunidades de empleo. A veces son solo los hombres
los que se van y otras veces es toda la familia.
Como bien es sabido, la migración perturba
enormemente sus vidas, interrumpiendo la
educación de los niños y la armonía familiar,
y en último lugar contribuyendo al aumento
del VIH. Desde los inicios, uno de nuestros objetivos ha sido reducir el número de familias
que se ven obligadas a emigrar.
Hace poco, mi hijo Moncho recibió una car-
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«Su fuerza
nos acompaña»
ta de Thupalli. En esta los vecinos explicaban
justo lo que he contado anteriormente: estaban hasta el cuello de deudas, no habían encontrado agua en los pozos que habían excavado y las lluvias habían sido insuficientes para
lograr una buena cosecha. Como consecuencia, cada año muchas familias se veían obligadas a emigrar. Todo esto hasta que se enteraron de que la Fundación llevaba a cabo un programa de ecología que proporcionaban vacas
jersey cruzadas para ayudar a las familias a obtener ingresos mayores y más estables. La carta seguía contando cómo 52 familias habían
solicitado formar parte de este proyecto. Finalmente esta petición llegó a buen puerto y cada hogar recibió dos vacas. En la actualidad,
la venta de la leche, decían. generaba unos ingresos netos de 5.000 rupias (unos 90 euros) al
mes por familia. Inmediatamente se redujeron
las migraciones. Los campesinos estaban utilizando estos beneficios para comprar más vacas, pagar los estudios de sus hijos o finalizar
la construcción de las casas que el Gobierno les
había concedido pero que no habían podido
completar por falta de recursos. Además, usa-
ban el excremento de las vacas para abonar sus
campos, reduciendo los gastos en fertilizantes.
Estaban tan entusiasmados que decidieron escribirnos una preciosa carta firmada por todos
(unos habían puesto su firma, y otros que no
sabían escribir, su huella dactilar).
L
a verdad es que nos da una enorme
satisfacción ver que un único proyecto, como el de las vacas o el de vivienda, acaba teniendo tantas consecuencias positivas, a modo de efecto
dominó… Cuando, por ejemplo, construimos
una colonia de casas, automáticamente (por
supuesto, tras muchas visitas a las oficinas
del Gobierno y duro trabajo), aquella aldea
acaba teniendo electricidad y cada casa una
bombilla. Así, los niños pueden estudiar hasta tarde, sin que se deba ir en busca de una
luz lejos del hogar. Además, vivir en una casa
firme disminuye la incidencia de enfermedades y las visitas indeseadas de serpientes y escorpiones, a la vez que aumenta el respeto en
la familia y en la comunidad….
Otras veces se trata de beneficios más in-
directos, como cuando hacemos un hospital.
Rápidamente muchas personas empiezan a
ganarse la vida a su alrededor: familias que
ponen chiringuitos de té y refrescos, tascas
que sirven comida, paradas de fruta y flores,
vendedores ambulantes, zapateros remendones, paradas de autorickshaws...
H
ace un tiempo, una noche recibí
la llamada de unas familias con
las que trabajamos en las aldeas.
Estaban muy felices porque su solicitud para la construcción de viviendas de la Fundación había sido aprobada.
Durante generaciones habían vivido en chozas y en los últimos años habían estado intentando desesperadamente obtener una casa
del Gobierno o de la Fundación. En nuestros
pueblos a menudo no entienden la complejidad que conlleva obtener los recursos para
un proyecto. Primero hay que redactarlo, documentarlo y enviarlo a España. Una vez allí,
buscar un donante apropiado, una empresa, institución o particular que esté interesado en esta propuesta y entregar la solicitud. Y
luego, esperar a recibir la conformidad. En la
India la gente espera mucho tiempo para que
sucedan las cosas, a veces incluso generaciones. Por fortuna, en la Fundación no tienen
que esperar tanto, y en un plazo de un año,
estas 37 familias obtuvieron una vivienda.
Además, en este caso su alegría era doble porque mientras se procesaba su solicitud, la lluvia destruyó sus frágiles chozas….
El pasado 19 de junio celebramos la vida
de Vicente: el primer aniversario de su muerte. Digo que celebramos su vida porque, de
hecho, es algo que miles de personas hacen
a diario: recordar a la persona que dedicó todas sus fuerzas a mejorar sus condiciones de
vida. Más de 8.000 personas acudieron a Bathalapalli, donde está la tumba de Vicente,
para participar en el acto en su memoria. En
otros pueblos donde trabajamos tuvieron lugar otras celebraciones. Tengo que confesar
que, para mí, Vicente era una persona apasionante con la que vivir y trabajar. De hecho, su
presencia espiritual es tan fuerte que continua guiándonos y motivándonos a todos… H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
Fecha:
05/09/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
Tarifa (€): 18815
X
5 DE SEPTIEMBRE DEL 2010
7
Un grupo de niñas actúa en un festival de Anantapur.
E
n una de mis visitas a la tumba de
Vicente junto con un grupo de visitantes me crucé con cuatro hombres. Empezamos a charlar y me
comentaron que habían venido al
hospital de Bathalapalli, acompañando a un
paciente. Les pregunté si todos eran de la misma familia. Inmediatamente, uno de ellos
respondió: «¡No!, pertenecemos a diferentes
castas». Apuntando a dos de ellos, dijo: «Ellos
son BC y nosotros dos somos SC» [En el sistema de castas hindú los BC son los Backward
Castes, y los SC son los dálits o intocables, situados por debajo de los BC].
Dos cosas me llamaron la atención de esta respuesta. La primera es que aún se identificaban en términos de casta: en lugar de
decir que son de distintas familias, de inmediato mencionó el hecho de pertenecer a diferentes castas. Por otro lado, continuó diciendo: «Nosotros cuatro somos amigos». Oír esto
último me hizo muy feliz, pues que los dálits
fueran amigos y se mezclaran con otras castas no hubiera podido suceder hace 30 años,
y me dio esperanza en el futuro… Aunque las
castas permanezcan durante generaciones,
cada vez habrá más y flexibilidad entre ellas.
E
sto me recordó un componente de
nuestra labor que suele pasar desapercibido pero que, en realidad,
ha sido un área que realmente ha
ayudado a los dálits y a las tribus a
romper con las barreras de su intocabilidad y
su discriminación. Me refiero a nuestro sector dedicado a las actividades culturales y deportivas. Antes de que la Fundación empezara a trabajar en Anantapur, los niños dálits y
tribales no podían participar en eventos culturales. La oportunidad de mostrar las habilidades y los talentos artísticos se limitaba a
los hijos de las familias de casta alta. Los dálits, como correspondía a su comunidad, solo
podían ejercer los roles que por tradición se
les había asignado. Se había convertido en su
deber realizar ciertas labores, como tocar los
tambores en las bodas (aunque, por supuesto, tenían prohibido asistir a la ceremonia).
Por nada del mundo, nadie aceptaba jamás
hacer las tareas propias de un dálit. Del mismo modo, un dálit nunca osaba llevar a cabo
funciones habituales de las castas altas.
En la actualidad, estos niños dálits y tribales de las aldeas que cubre la Fundación
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«Arte y deporte
como acicates»
no solo bailan y cantan en nuestros festivales culturales, sino que también actúan como reyes y reinas, dioses y diosas, algo inimaginable años atrás. Es más, hoy en día, cuando algún dignatario visita Anantapur, y el
Gobierno local organiza una actuación musical, siempre les invitan. Incluso participan en
competiciones, del estado de Andhra Pradesh
y de toda la India, y nunca regresan a Anantapur sin un primer, un segundo o un tercer
premio en sus manos. También los niños con
discapacidad que estudian en nuestras escuelas residenciales reciben formación deportiva y artística, lo que les permite desarrollar
al máximo sus talentos, y participar en competiciones con resultados muy satisfactorios.
Cuando empezaron a competir con otros niños de las aldeas, nuestros trabajadores aconsejaron no juntar a los niños con y sin discapacidad porque «no estaban en igualdad de
condiciones y nunca podrían ganar». Sin embargo, esos mismos colaboradores ahora nos
dicen: «Mejor que les separemos, porque los
niños con discapacidad siempre ganan todos
1
los premios». Así es como este sector de actividades culturales ha ayudado a aumentar la
autoestima de los niños dálits y los tribales y
la de sus familias, y ha sido un área vital a la
hora de facilitar su movilidad social y romper
las barreras de las castas.
C
uando empezamos a promocionar estas actividades, los padres
no estaban muy interesados porque pensaban que sus hijos, primera generación de estudiantes, tenían que estar pegados a los libros. Pero
poco a poco se dieron cuenta de su importancia y del reconocimiento que toda la familia y
su casta recibía de todas las comunidades. Paralelamente, cada año la Fundación organiza torneos y formación en distintos deportes
(críquet, fútbol, hockey, tenis). Los equipos están integrados por los niños con más talento
de las aldeas, sea cual sea su casta, de manera que se promueve el espíritu de equipo, la
amistad y la igualdad. Su formación recibe el
apoyo de diversos deportistas y clubs de Espa-
ña, extendiendo así los lazos de solidaridad.
Por otro lado, hace unos días celebramos
un evento muy especial: la inauguración de
la primera estatua de Vicente situada en la
ciudad de Anantapur, construida por iniciativa de su ciudadanía. Esto me alegró porque
las personas que hemos trabajado durante
años con Vicente, y también las comunidades dálits y tribales beneficiarias de nuestra
labor, lo recordarán de muchas maneras. Sin
embargo, esta estatua fue un deseo de la gente de la ciudad, y eso la hacía muy especial…
El lugar donde se eleva la estatua de
Vicente posee un gran valor sentimental
para nosotros, pues está en un cruce de carreteras, mirando a la sede del gobernador de
Anantapur, la máxima autoridad del
distrito. Es el mismo sitio donde hace 40
años se escribieron las grandes pintadas en
rojo de «Ferrer go back» (Ferrer, márchate). En
la ceremonia de la inauguración de la estatua varias personas destacaron esta paradoja:
ahora Vicente Ferrer está permanentemente
en el lugar donde hace 40 años se le pidió que
se marchara.
Todos los partidos políticos asistieron, un
acontecimiento excepcional, puesto que muchos de ellos son enemigos y es casi imposible reunirlos. Pero lo referente a Vicente Ferrer es capaz de salvar barreras partidistas.
En sus discursos, los políticos destacaron diferentes aspectos de su vida y de su personalidad. Uno de ellos dijo que Vicente fue una
inspiración para él, sobre todo por su obstinación al hacer frente a la constante oposición de los años iniciales, sin darse nunca por
vencido. Otros mostraron su admiración por
la magnitud de su labor, y el hecho de que
nunca estuvo satisfecho con algo pequeño sino que siempre aspiró a ayudar a cientos de
miles de personas. Otra persona destacó la calidad y el éxito de los proyectos de la Fundación, diciendo que ya le gustaría al Gobierno
obtener aunque fuera la mitad.
El espíritu de Vicente es muy fuerte y sigue
presente, motivándonos día a día a seguir luchando para que las comunidades más desfavorecidas tengan una vida digna. H
FERRER, VICENTE
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
Fecha:
19/09/2010
19 DE SEPTIEMBRE DEL 2010
Sección: REVISTA
Páginas: 5
Tarifa (€): 18815
5
JOSEP MANUEL RIVERA
Una mujer lava y masajea a su nieto entre sus piernas, en los jardines del centro de maternidad de la Fundación Vicente Ferrer.
L
a historia de nuestro famoso centro
de maternidad, ahora un icono en
el distrito, es reflejo tanto del progreso de la gente y del país como del
dinamismo de la fundación, siempre dispuesta a evolucionar para responder a
las necesidades cambiantes de la población.
La historia del centro empezó en 1972. Hacía tres años que trabajábamos en Anantapur y
los programas de alimentos por trabajo tomaban una velocidad vertiginosa. Cada semana
recibíamos trenes llenos de grano y necesitábamos espacio para almacenar los miles de sacos:
compramos un pequeño trozo de tierra cerca de la casa en la que vivíamos, Emma Bungalow, y construimos 10 grandes almacenes.
Los programas de alimentos por trabajo
consistían en lo que su propio nombre indica: la gente trabajaba haciendo un pozo o un
camino y se les pagaba con grano. Para Vicente Ferrer no había límites y bajo su liderazgo
se multiplicó la variedad de proyectos: miles
de pozos, decenas de casas, un centro de lepra, centros de nutrición…
En virtud del programa, los almacenes estuvieron llenos hasta 1977, cuando la India
se hizo autosuficiente y dejó de importar cereales. Entonces las oenegés empezaron a implementar programas de desarrollo comunitario recibiendo ayudas económicas en lugar
de grano. Durante unos años, los almacenes
permanecieron vacíos y silenciosos. La fundación empezó a trabajar en las regiones de Kalyandurg y Uravakonda, iniciándose una larga lucha para conseguir que las comunidades valoraran la educación, y para apoyarlos
en su progreso social, sanitario y económico.
Las familias solían ser muy numerosas en
aquellos días, las niñas se casaban muy temprano y tenían ocho, nueve e incluso 14 hijos,
un bebé cada uno o dos años. La mortalidad
infantil era muy elevada y las familias pobres
tenían suerte si la mitad de sus hijos sobrevivían. La gente no estaba interesada en la planificación familiar, querían más hijos para disponer de más mano de obra y aumentar sus
ingresos. La infraestructura sanitaria del Gobierno en el campo era muy precaria, y las mujeres apenas se decidían a hacerse una ligadura de trompas. Los métodos anticonceptivos
temporales, como las pastillas, no eran prácticos porque la mayoría de las mujeres eran
analfabetas, y era casi imposible convencer a
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«Las mujeres se
fían de nosotros»
los hombres de hacerse una vasectomía. A pesar de los esfuerzos del Gobierno, el progreso
era lento. En 1987, la administración nos pidió apoyo para motivar a las parejas de la ciudad a reducir el número de hijos, puesto que
en las zonas urbanas apenas se había avanzado... ¿Podríamos nosotros hacer algo?
L
a Fundación nunca ha estado limitada por la falta de recursos, y aceptamos el reto, sin disponer ni del dinero ni de la infraestructura sanitaria... ¡Teníamos 10 almacenes vacíos!
Con unas pequeñas reformas, los convertimos
en ocho grandes salas con 120 camas. Y una casa que había vacía, en un quirófano. Así empezamos lo que iba a ser un monumento para el cuidado de las madres durante más de
20 años. La Providencia también contribuyó
y nos mandó a la hermana Teresa, una monja
que dejó el convento y se unió a la fundación.
Ella se hizo cargo del centro de maternidad,
convirtiéndose enseguida en una figura tan
querida y famosa como el propio centro.
Teresa mantuvo las salas de ingreso y el quirófano escrupulosamente limpios. Poco a poco, las mujeres se sintieron seguras de acudir
a tan agradable emplazamiento y de someterse a una ligadura de trompas. Empleamos a
siete enfermeras y a un gran equipo de limpieza, mientras que los doctores nos los enviaba
el Gobierno o venían amigos médicos. El centro pronto se llenó cada día de cada mes de cada año, de manera que acudían muchas más
mujeres allí que al resto de los hospitales privados y del Gobierno. Tras algunos años, ya no
era necesario motivar a nadie: el centro se había convertido en un icono en el distrito.
Los almacenes sobrevivieron otros 15 años
y, como el resto de edificios de los años 70,
empezaron a deteriorarse. Mi marido, que
siempre se consideró a sí mismo medio arquitecto, trabajó con los arquitectos voluntarios
para diseñar un nuevo centro con capacidad
para más de 100 madres que empezó a funcionar en el 2003. Se trata de un hermoso edi-
ficio con mucha luz y una amplia zona de jardín donde las mujeres pueden relajarse, tender la ropa y mecer a los bebés colgados en
saris de los árboles. Esto es muy común en verano. Cuando el calor es insoportable dentro
de las casas, las madres atan sus saris a los árboles a modo de cuna y ponen a los bebés dentro. Pero lo más bonito es el baño de los bebés:
las abuelas se sientan encima de una piedra
y apoyan sus pies en otra, y los colocan encima de sus piernas, desde donde los masajean
y bañan con un cubo de agua y una jarrita.
A
hora la mayoría de las familias solo
tiene dos o tres hijos, a menos que
no llegue el ansiado varón: entonces prueban una cuarta o quinta
vez. En los últimos 10 años, el Gobierno ha popularizado la laparoscopia para la
ligadura de trompas, en lugar de la cirugía convencional, que necesita siete días de hospitalización. Para finales de año, casi el 100 % de las
ligaduras se harán por laparoscopia. Para nuestro centro, esto significa otra evolución, puesto que ahora las mujeres descansarán solo un
par de horas y se marcharán a casa, usando solo una de las seis salas de ingreso.
Como siempre, en los cambios encontramos las oportunidades. Hay muchos jóvenes
que suspenden el último año de secundaria
y necesitan un lugar donde estudiar y examinarse de nuevo. Por otro lado, muchos niños
de las aldeas que acaban el bachillerato y la
universidad tienen dificultades para encontrar empleo por el bajo nivel de la enseñanza. El mercado laboral indica que los jóvenes
que saben informática, inglés y otra lengua
extranjera tienen buenas oportunidades. Así
que este será el próximo episodio en la vida
de los almacenes: un centro de maternidad y
un centro de formación para jóvenes.
Las posibilidades son muchas y los desafíos gigantes, pero como Vicente siempre decía: «Podemos hacer cualquier cosa en esta
vida, grande o pequeña, y una acción buena
es lo que se necesita para hacer de este mundo un lugar mejor». H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 166107
E.G.M.: 765000
Fecha:
03/10/2010
3 DE OCTUBRE DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 5
5
Tarifa (€): 18815
El Centro de Enseñanza Profesional de Gadlapenda, donde trabajan mujeres acogidas procedentes de distintos estados.
C
uando trabajas en el ámbito social nunca sabes
qué pasará mañana, con
qué situación te encontrarás ni qué persona vendrá
a buscar apoyo. Hace poco
recibimos una llamada de
la policía de Anantapur. Habían rescatado a 20
chicas de un burdel de un estado del suroeste
de la India. Procedían de distintos estados y habían llegado allí por diversas circunstancias.
No se sabía cuántas eran menores, ya que muchas desconocían cuántos años tenían. Mientras intentaban localizar a sus familias, la policía quería que nosotros las custodiáramos...
¿Podían quedarse en la Fundación?
Como he dicho en cartas anteriores, durante décadas la Fundación ha trabajado en todas las áreas importantes de la vida, haciendo
frente a la pobreza en sus diferentes dimensiones, incluyendo el desarrollo de la mujer, con
el fin de mejorar su estatus social y económico.
Pero hasta ahora, nunca habíamos tenido proyectos específicos para trabajadoras sexuales.
No teníamos conocimientos ni experiencia
con este colectivo y nuestra primera respuesta
fue: «Hay otras oenegés en el estado especializadas en este tema, mejor que se hagan cargo ellas». Pero tras contactar con las otras oenegés, la policía nos llamó de nuevo: «Queremos que sea la Fundación la que acoja a estas
chicas. Llegan esta noche a Anantapur…».
Es relativamente fácil para las chicas pobres y sin estudios acabar convirtiéndose en
trabajadoras sexuales. Las circunstancias que
las llevan a esta situación son diversas. Algunas entran en la prostitución obligadas por familiares sin escrúpulos, tíos, hermanos, maridos o novios. Las hay que caen en redes de
tráfico de mujeres a través de intermediarios
que prometen a los padres buenos trabajos en
las ciudades para sus hijas y, una vez allí, descubren la verdad, pero ya no pueden escapar.
Otras son mujeres que sufren el abandono de
sus maridos, quedando solas y sin alternativas
para sacar adelante a la familia.
Parece ser que la policía india está haciendo un esfuerzo por liberar a mujeres (sobre todo menores) que han caído en la prostitución
en contra de su voluntad. Pero no es fácil. Las
CARTAS DESDE
ANANTAPUR
POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer
vuelve a su cita quincenal
con EL PERIÓDICO para
explicar vivencias del hombre
que cambió el destino
de miles de desfavorecidos y
su fundación. Una plataforma
lo postula ahora como
candidato al Nobel de la Paz.
Víctimas de
la esclavitud
sexual
familias denuncian su desaparición, pero carecen de información suficiente para encontrar a sus hijas. Y si, pese a las dificultades, al
final las localizan, cuesta lograr que las chicas
retomen su vida normal tras un periodo de
desarraigo y de exposición a otro estilo de vida. De hecho, los policías nos dijeron que si de
este grupo de 20 al menos una retomaba su vida familiar, ya sería un gran éxito.
Acogimos a estas mujeres en uno de nuestros campus cercanos a Anantapur, un lugar
más tranquilo que la oficina central. Las oficiales de policía más expertas pasaron horas hablando con las chicas para averiguar cómo habían ido a parar a ese burdel, tan alejado de sus
lugares de origen. Pero en la India hay unas 30
lenguas oficiales, lo cual convierte la comunicación en un reto. En este grupo había chicas
de cuatro estados y cada una hablaba su lengua materna. Además, no todas sabían el idioma nacional, el hindi, ni el inglés. El proceso
legal fue muy lento, y mientras tanto se hicieron exámenes médicos para averiguar su edad
y detectar si tenían alguna enfermedad.
Justo unos meses antes, habíamos decidido
afrontar la violencia machista en las aldeas.
Tras 40 años en el ámbito del desarrollo y teniendo una excelente relación con los hombres y las mujeres, y con las autoridades del
distrito, sentimos que había llegado el momento de trabajar en este problema. Ya habíamos empezado a constituir un equipo dentro del sector Mujer, formado para tratar este
asunto, que iba a contar con la colaboración
de otros departamentos de la Fundación y del
Gobierno, así como con la policía. Como parte
del programa también estábamos proyectando un centro de acogida temporal, ya que en
muchos casos las mujeres no pueden volver a
sus hogares durante algún tiempo y necesitan
un lugar donde estar. Justo cuando estábamos
haciendo el plano de este centro, recibimos
la llamada de la policía y entonces nos dimos
cuenta de que el paso que estábamos dando de
combatir la violencia machista debía incluir a
las mujeres y niñas víctimas de las redes de explotación sexual. Así que modificamos el plano considerando esta realidad.
Tras estar un mes con nosotros, las chicas
fueron trasladadas a una oenegé de Hydera-
bad, capital del estado de Andhra Pradesh, que
posee experiencia en esta área y que ya ha colaborado antes con las autoridades. La mayoría de ellas aún están allí, mientras localizan
a sus familias, una tarea lenta que requiere la
colaboración entre las policías de los distintos
estados. Me han dicho que han encontrado pequeños trabajos para dos de ellas, que habían
estudiado hasta séptimo y décimo curso.
El Nobel de la Paz
Por otro lado, mientras escribo estas líneas se
aproxima el 8 de octubre, día en que el Comité Nobel va a anunciar el ganador del Premio
Nobel de la Paz 2010. Sé que hay muchísimas
personas, en la India y en España, que desean
que Vicente Ferrer y su Fundación reciban el
premio. Si lo ganáramos, para mí sería no solo el reconocimiento a nuestros 40 años de lucha contra la pobreza, sino también un reconocimiento a todo el mundo, a todos los que
trabajan día a día porque no están dispuestos a
aceptar que haya familias que pasan hambre,
madres que carecen de servicios sanitarios para sus hijos o niños sin acceso a la educación.
Curiosamente, hace tres días vinieron a verme los dueños de la famosa Emma Bungalow,
la casa donde Vicente y yo vivimos cuando iniciamos nuestra labor en Anantapur. La casa está dividida en tres partes, una para cada hija
del propietario. La hija que vino a verme con
su marido posee la parte que comprende la primera habitación donde entramos Vicente y yo
por primera vez, y encontramos aquella providencial placa en la pared con las palabras «espera un milagro». Esta pareja vino a invitarme
a sus bodas de oro, que iba a tener lugar en esa
misma habitación. Cuando miré la fecha de la
celebración me quedé parada: el 8 de octubre…
Así que cuando se anuncie el Nobel yo estaré en
la misma habitación que nos acogió a Vicente
y a mí hace 41 años. Pase lo que pase ese día, ¡yo
no podría estar en mejor lugar! H
FERRER, VICENTE; FUNDACION
1 VICENTE FERRER; PREMIO NOBEL DE LA PAZ
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 791000
Fecha:
17/10/2010
Sección:
CUADERNO
DEL DO
17 DE OCTUBRE
DEL 2010
Páginas: 5
5
Tarifa (€): 18815
ÀLEX OLTRA
Una sala de espera del Hospital General de Bathalapalli.
D
urante los 15 meses posteriores a
la muerte de Vicente, he pensado
mucho en dos de sus cualidades.
Por un lado, su fe inquebrantable
en cuál era su misión en esta vida,
el porqué estaba en este mundo. Y por otro,
su fantástico sentido del humor. Estoy convencida de que ambas le ayudaron mucho a
sobrellevar los grandes desafíos y obstáculos
lanzados en su camino. También yo soy una
persona feliz por naturaleza y con una paciencia inagotable, de modo que la combinación de nuestros caracteres hizo que formáramos un excelente equipo.
Esta forma de ser me ha resultado siempre
de gran utilidad y, también, en estos días en
los que miles de nuestros amigos que habían
trabajado tan duro promoviendo la candidatura de la Fundación para el Nobel de la Paz
se sintieron tremendamente decepcionados.
Reflexionando acerca de este asunto durante los días previos y posteriores al anuncio del
Nobel, en los que muchas veces tuve que contestar a la pregunta de «¿Anna cómo estas?»,
me di cuenta de que estaba muy contenta.
Cuando a principios de los años 70 empezamos a trabajar con los dálits y los tribales, ambas comunidades estaban totalmente
marginadas por su religión y su cultura. Sentían que la India no era su país y que su Gobierno no era un gobierno que trabajara para su desarrollo. Ni siquiera les pertenecía su
propia vida, eran esclavos de las castas altas.
Pero, de repente, alguien llamado Vicente Ferrer llegó a Anantapur y puso en marcha una
organización llamada Rural Development
Trust (el nombre de la Fundación registrada
en el distrito de Anantapur). Estoy segura de
que al principio esos mismos dálits y tribales
no tenían esperanza en este recién llegado,
puesto que durante miles de años nada había
sucedido para que ellos pudieran creer que el
cambio era posible.
Sin embargo, mirando hacia atrás, veo como al cabo de unos pocos años las comunidades dálits y tribales, un día se levantaron y
se dijeron a sí mismas: «Aquí hay un hombre
que es nuestro y una organización que trabaja por nosotros», palabras que repitieron
cuando vinieron a mostrar sus respetos tras
la muerte de Vicente. Los periodistas españoles les preguntaban: «¿Por qué habéis venido
aquí?», y ellos contestaban con rotundidad:
CARTAS DESDE ANANTAPUR POR ANNA FERRER
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«Xiaobo necesitaba
más el Nobel»
«Vicente Ferrer es nuestro, queremos verlo».
Ahora, 40 años después de que empezáramos a trabajar, estas mismas comunidades
creen que este es su país, que ellos son indios,
que sus aldeas son suyas y que sus vidas les
pertenecen. Poseen casas, acceden a la educación y a los servicios de salud, están prosperando, hay una mayor igualdad.
M
is queridos lectores, estas reflexiones durante los días del
Nobel me dieron una gran felicidad y esperanza en el futuro.
Toda la colaboración que recibimos de España ha contribuido a esta gran
revolución social en las vidas de las personas
de cientos de pueblos del distrito de Anantapur. Aún hay muchas familias aquí y en otros
distritos vecinos esperando a que llegue el
momento en el que puedan llamar a sus vidas suyas y los objetivos que nos ocupan en este momento siguen estando muy claros: erradicar la pobreza extrema y crear así un ambiente más propicio para la paz.
El otro día, mientras estaba de visita en
nuestro hospital principal de Bathalapalli,
hubo una pareja que, nada más verme, corrió
hacia mí. Pertenecían al estado de Madhya
Pradesh, situado a más de mil kilómetros. Me
sorprendió mucho. Sin duda, Madhya Pradesh debía disponer de decenas de buenos hospitales en sus ciudades principales. ¿Por qué
esta pareja había venido desde tan lejos a este pequeño hospital rural de la Fundación?
El marido me aclaró las circunstancias. Dijo que eran discípulos de Sri Satya Sai Baba,
un gurú indio muy venerado, cuyo centro de
retiro está situado a unos 60 kilómetros de
la capital del distrito de Anantapur. Además
del centro, el gurú también posee un reconocido hospital. Parece ser que hace unos años,
un hermano suyo estuvo ingresado allí. Sin
embargo, no pudo ser operado porque el centro no tiene un servicio de cirugía general. Estaba muy grave y los doctores le aconsejaron
que fuera al hospital de la Fundación en Bathalapalli. Allí el paciente fue intervenido, se
recuperó y regresó feliz a Madhya Pradesh.
Ahora, años más tarde, esta pareja ha acudido a nuestro centro por un problema ginecológico. Una vez más, quisieron volver a
nuestro pequeño hospital rural.
Mientras el hombre me hablaba, yo recordaba cómo surgió la idea de iniciar este
hospital, un día, charlando con Vicente. En
aquel entonces teníamos dos hospitales rurales, oscuros y tristes, que no funcionaban ni
como buenas clínicas, a pesar de que habíamos estado luchando para mejorarlos durante 25 años. De repente, Vicente me preguntó:
«Anna, ¿te gustaría que la Fundación tuviera
un bonito hospital con luz, bien ventilado, con
quirófanos, laboratorios y todos los servicios
de un gran hospital?». Recuerdo que le eché
una de mis miradas escépticas y le respondí:
«¿Un nuevo hospital, si durante 25 años hemos luchado con dos que parecía que nunca
iban a progresar». Sin embargo, ahora no solo tenemos un hospital de estas características, sino cuatro, cuya capacidad profesional
aumenta día a día. Recordando lo inimaginable que me pareció entonces, lo que veo ahora hasta a mí me sorprende.
P
ara los millones de personas que
viven en una zona rural con una
red de carreteras deficiente y
transporte público escaso, un hospital rural que dispone de todos
los servicios básicos necesarios es como un
oasis en medio de un desierto.
Pensando una vez más en el tema del
Nobel, recuerdo cómo Vicente decía: «La felicidad de los demás es mi felicidad». Seguro
que Vicente, donde quiera que esté, quiso hacer su contribución para que el ganador del
Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, pudiera salir de
la cárcel. Sé que Vicente estará contento de
que, en lugar de la Fundación, haya sido una
persona que necesitaba más el premio.
Finalmente, a través de esta carta, me gustaría dar las gracias a todas las personas que
creen en nuestra labor, nos apoyan y dicen
«basta» a la injusticia y el sufrimiento. Esta es
la lucha contra la pobreza que, de ser ganada,
contribuirá a la paz en este mundo. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 791000
Fecha:
31/10/2010
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas:
5
X
31 DE OCTUBRE DEL 2010
5
Tarifa (€): 18815
NAGAPPA
Rafa Nadal, en compañía de Anna Ferrer, durante la visita que el tenista ha realizado este mes a la Fundación Vicente Ferrer.
E
n Anantapur, los meses de julio a
octubre son conocidos como los
«meses de los españoles»: es cuando recibimos el mayor número de
visitantes, entre padrinos, amigos,
simpatizantes, empresarios, representantes
de instituciones públicas o gente que, simplemente, ha oído hablar de nosotros. Vienen en
grupo o de forma individual para conocer a
sus niños y niñas apadrinados, los proyectos
que han financiado y/o el programa de desarrollo integral de la fundación. En particular,
este mes de octubre ha sido muy concurrido.
De la misma manera que los visitantes llegan entusiasmados con la idea de ver con sus
propios ojos qué ha hecho Vicente Ferrer y su
equipo durante 40 años, también nosotros estamos muy emocionados de recibirles aquí,
intercambiar puntos de vista y escuchar sus
historias. Como una padrina que nos contó
que había ahorrado 50 euros al mes durante
cinco años para venir a Anantapur. También
hay colaboradores que vinieron hace años y
que ahora regresan con su familia porque no
quieren que se pierdan la oportunidad de conocer otro país y de sentir que ellos también
pueden contribuir a que otras personas tengan una vida más digna.
No puedo evitar recordar a Vicente y la ilusión con la que esperaba a los grupos. El día
que llegaba uno, me perseguía una hora antes, para que saliera a recibirlos: «Anna, vamos fuera a esperarlos; no quiero darles la
bienvenida cuando ya hayan bajado del autobús… ¡Quiero ver cómo entra el autobús por
la puerta de la Fundación!». Estas palabras a
menudo resuenan en mi cabeza y cuando sé
que va a llegar un grupo me encuentro a mí
misma saliendo temprano y sentándome bajo la sombra de los árboles a esperar.
Durante sus últimos años, Vicente trabajaba unas seis horas al día (¡a veces hasta más!) y
su tarea principal consistía en charlar con todos los visitantes españoles y la gente de las
aldeas que venían a verle. Una tarea muy productiva, teniendo en cuenta su carisma y poder de convicción… Vicente motivaba a las
personas a creer en la acción buena y a implicarse en este mundo. Al final, se sentían
privilegiados de haber podido pasar un rato con él. Ahora soy yo quien les recibe y también disfruto mucho charlando con los visitantes y escuchando lo que me cuentan acer-
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
Padrinos y
embajadores
ca de sus vidas, cómo han llegado hasta aquí
y por qué nos apoyan. Al mismo tiempo, ellos
tienen muchas preguntas: «Anna, ¿cómo era
estar casada con Vicente Ferrer? ¿Cómo habéis logrado tener tanto éxito empezando de
cero? ¿Dónde encuentras la motivación para
seguir adelante cada día?». ¡Y muchas más!
P
ero el momento más emocionante de su estancia aquí es, sin duda,
la visita al niño o niña apadrinado.
En las aldeas, la llegada de un extranjero se convierte en una fiesta para todo el pueblo. Además, la gente se entusiasma sabiendo que, por fin, pueden conocer a esos padrinos, personas de un país lejano
que, sin haberles visto nunca, se preocupan de
ayudarles durante años y hasta les visitan. Yo
les cuento que hay padrinos que hacen verdaderos esfuerzos para mandar su contribución.
Cuando los padrinos regresan de las aldeas,
algunos tienen magníficas historias que contar…. Unos cuentan que el niño al que habían
conocido en una choza ahora vive en una casa
construida por la Fundación. Otros me cuentan
que escucharon a sus niños apadrinados decir
que querían ser médicos, ingenieros y maestros.
Otros padrinos tienen historias menos afortunadas, si el niño o la niña ha dejado de estudiar
para ayudar a la familia o para casarse. Gracias
al trabajo, las cosas están cambiando y, ahora,
un número cada vez mayor completa los estudios básicos y las chicas tienden a retrasar su boda hasta la mayoría de edad.
Este mes vinieron dos grupos de empresarios y uno de representantes de instituciones
públicas. Ellos han financiado proyectos especiales de viviendas, de riego o incluso el desarrollo integral de toda una aldea. Estos proyectos nos permiten dar pasos de gigante en la
lucha contra la pobreza. Cuando visito un hospital y veo a las enfermeras correr para una cesárea de emergencia o cuando oigo que todos
los alumnos ciegos de secundaria han aprobado los exámenes siempre recuerdo las entidades que financian estos proyectos.
C
uando regresan a su ciudad, las
personas que nos han visitado se
convierten en los mejores embajadores de la Fundación. Todos
coinciden en decir que su interacción con la gente, su simplicidad, su felicidad con lo poco que tienen, su respeto y gratitud les hace sentir que han recibido mucho
más de lo que ellos han dado. Todos ellos están entusiasmados de formar parte de la labor
de la Fundación. Y es que no se trata de una relación meramente económica, sino de compartir objetivos comunes y un solo espíritu: la
preocupación y el interés por las personas que
aún viven en la pobreza extrema. Con ese espíritu dos culturas progresan juntas, cada una
aprendiendo y enriqueciéndose de la otra.
Para el deleite de la gente de Anantapur (y
de toda la India), este mes tuvimos la visita del
tenista Rafa Nadal, junto a su madre, Ana María Parera, y representantes de la Fundación
Rafa Nadal. Vinieron a inaugurar un centro
de educación integral donde los niños recibirán apoyo escolar y aprenderá a jugar a tenis.
Durante décadas hemos impartido formación
cultural (danza, canto, música) a los niños y,
en los últimos años, hemos dado un impulso
importante al deporte. Pues no solo el acceso
a la educación es lo que da a las comunidades
pobres y oprimidas la libertad y la confianza
en sí mismas; también es clave la oportunidad de participar y destacar en otras dimensiones. En la India, dividida por tantas castas,
el deporte es una de las actividades que más
unifica. Rafa Nadal, con gran paciencia, habló
con los niños, jugó al tenis con ellos y no paró
de firmar autógrafos. Sin duda, una visita que
nuestros chicos nunca olvidarán.
Contestando a una cuestión planteada al
principio: «Anna, ¿cómo era estar casada
con Vicente Ferrer?» ¿Qué puedo decir? Fue
una vida llena de ACCIÓN, siempre con algo
nuevo, siempre con algo más por hacer hoy
(¡y no mañana!). Sin un momento aburrido, espiritualmente muy enriquecedora, con mucha risa, felicidad y multitud de desafíos que
vencer en el camino. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 148948
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Fecha:
21/11/2010
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21 DE NOVIEMBRE DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
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NAGAPPA
Un médico ausculta a un grupo de escolares del estado indio de Andhra Pradesh, en el que hay 2.604 aldeas.
L
a Fundación vela en Anantapur por
el bienestar de los más de 145.000 niños apadrinados y sus familias, que
viven en 2.604 aldeas diseminadas
a lo largo de más de 20.000 kilómetros cuadrados del estado indio de Andhra
Pradesh. Para asegurarnos de que estos niños
tienen un chequeo médico dos o tres veces al
año, nuestro programa de salud comunitario
cuenta con 20 doctores rurales y 74 enfermeras. Geográficamente, el proyecto de la fundación está dividido en 32 áreas. Solíamos tener
un médico para cada área, pero era casi imposible retenerles. Quienes habéis visitado Anantapur sabéis que los caminos rurales son muy
precarios, de modo que un doctor viajando en
su motocicleta cada día en estas condiciones
no dura mucho tiempo. Además, la vida en las
aldeas carece de comodidades, las posibilidades de ocio son casi inexistentes y no hay buenas escuelas donde mandar a sus hijos.
En Europa, supongo que son los padres los
que se dan cuenta de que su hijo o hija tiene
algún problema y necesita ir al médico. Sin
embargo, en las aldeas en las que trabajamos,
muchas enfermedades se detectan durante
los chequeos escolares. A través de estos, cada
año se diagnostican multitud de problemas
congénitos de corazón, deformidades corregibles como el labio leporino y enfermedades
tratables como la epilepsia.
E
n nuestras aldeas, cuyas comunidades están integradas por agricultores y jornaleros. Los trabajadores
agrícolas cobran por día trabajado,
y ganan más durante la siembra y la
recogida. Por ello, durante estas temporadas
nuestros hospitales están medio vacíos, pues
la gente se queda en el pueblo para ganarse el
jornal y no salen a menos que estén muy enfermos. Las familias carecen de cobertura social y sanitaria, salarios mensuales, pensiones
y días libres. Si no trabajan un día, no cobran.
A esto se suma el hecho de que, muchas veces,
desconocen qué puede ser grave y qué no, qué
necesita una atención rápida y qué no...
Vicente y yo siempre lo solíamos comentar: «Imagina cuando estás en la aldea y tienes una apendicitis aguda o una mala caída...
¡El simple hecho de salir de la aldea a media
noche ya es una odisea!».
Los doctores de nuestra red de salud rural
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
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para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
años, la propia gente no estaba interesada en
la medicina ayurvédica y homeopática. Teniendo en cuenta que su prioridad es estar saludable cada día y no perder ningún día de
trabajo, querían las curas rápidas que los antibióticos y las inyecciones proporcionan, en
detrimento de las medicinas homeopáticas y
ayurvédicas, que tardan más tiempo en reaccionar. De este modo, los doctores alternativos no tenían otra opción: estudiar su medicina, pero prescribir medicinas alopáticas.
Pero el abuso de los tratamientos alopáticos ha causado problemas como severas resistencias a los antibióticos. En los últimos 20
años, las medicinas ayurvédica y homeopática ha ganado terreno, ya que tienen menos
efectos secundarios y también el Gobierno
les está dando más importancia.
«¿Por qué el niño U
ha enfermado?»
han dado tratamiento o derivado a hospitales a miles de niños. Pero esto no es nada fácil.
Una vez que a un niño se le diagnostica, por
ejemplo, una enfermedad congénita de corazón, hay que explicárselo a la familia y esta tiene la responsabilidad de cuidarle. Nosotros podemos asesorarles y apoyarles, pero no
podemos coger a ese niño y llevarlo al hospital. Esto, a veces, es una tarea muy frustrante,
puesto que debemos convencer a las familias
para que lo hagan… Y mientras las convencemos, puede que ese niño empeore.
Los padrinos a veces nos preguntan: «¿por
qué mi niño apadrinado ha enfermado?» o
«¿por qué mi niña apadrinada ha muerto?».
Responder no es fácil. Es difícil entenderlo y,
además, es necesario comprender la realidad
y la cultura de la India rural. Por ejemplo, hoy
día todavía la creencia en el dishti (mal de ojo)
está muy arraigada. Aunque la Fundación ha
motivado con éxito a muchos padres y madres
a llevar a sus hijos a los hospitales a recibir tratamiento, el siguiente paso difícil es el segui-
1
miento, especialmente los casos crónicos. Los
padres están dispuestos a salir de la aldea una
o dos veces, pero si tiene que ser cada mes, muchas veces no lo hacen.
N
uestros doctores que trabajan en
las zonas rurales pertenecen a sistemas de medicina alternativos,
como el ayurveda, la homeopatía
y el unani, que en la India son enseñanzas regladas como la medicina convencional (alopática). De hecho, en muchos pueblos y hospitales privados de las ciudades, los
médicos alternativos son los que predominan
(los alopáticos suelen marcharse a las ciudades grandes a completar su especialidad). Aun
así, incluso en los últimos años se está haciendo más y más difícil encontrar a médicos de estas disciplinas alternativas que quieran vivir y
trabajar en las aldeas.
En la India, desde la Independencia, los sistemas alopáticos han recibido más recursos
que los alternativos. Durante los últimos 40
na trabajadora de la limpieza de
Anantapur se hizo el otro día un
profundo corte en el dedo. La vi
con el dedo lleno de un polvo blanco y le pregunté qué se había puesto. Me dijo que azúcar. Le pregunté por qué y
me contó que detiene las hemorragias. No sé
si eso es cierto, pero le dije que me enseñara
el corte por si necesitaba un punto de sutura.
Rápidamente, me dijo que no quería ni puntos ni inyección del tétanos. Cuando la vi por
la tarde, me dijo que ya estaba mejor. Tal vez
entre su mínimo deseo de usar medicinas y
nuestro uso, casi excesivo, yace un punto intermedio que sería más saludable para todos.
De momento, pasará bastante tiempo hasta que la gente de toda la India tenga el conocimiento suficiente y el país cuente con
el personal médico necesarios, y una red de
transporte adecuada, para lograr que disminuya la mortalidad y la morbilidad de niños y adultos. Hasta ese día, tenemos que luchar sin descanso, mejorando la formación
de nuestros médicos de las aldeas, dando a la
población más conocimiento acerca de la salud y complementando las infraestructuras
sanitarias del Gobierno, de forma que esos
145.000 niños y sus familias tengan mejores
oportunidades de prosperar en la vida. H
FUNDACION VICENTE FERRER
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5 DE DICIEMBRE DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
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BLANCA ROMAÑÁ
Varios niños, acompañados de sus madres, se preparan para comer.
E
n cualquier país en vías de desarrollo, la nutrición suele ser un componente muy importante. Desde los inicios, la Fundación ha trabajado en esta área a través de distintos enfoques,
afrontando diversos aspectos. De hecho, hace
40 años nuestros dos primeros programas fueron 100 pozos de irrigación y cinco centros de
nutrición. Siguiendo la filosofía de Vicente de
llegar a muchas personas, estos cinco centros
pronto se convirtieron en 40 y aunque muchos otros, gestionados por el Gobierno y otras
oenegés, no funcionaban con regularidad,
los nuestros ofrecieron una comida diaria cada día del año. Para mí, entonces recién llegada a Anantapur, fue mi primer contacto con
las zonas rurales indias y estaba asombradísima de ver a niños de 2 años comer ragi mudda (una mezcla de arroz y ragi, un cereal local
muy nutritivo) con chutney de cacahuete (una
especie de salsa muy picante) sin inmutarse.
Estos centros funcionaron durante unos cinco
años. Después, a finales de los 70, la educación
se convirtió en una base real para el trabajo de
la Fundación, y de nuevo el almuerzo que proporcionábamos en el colegio fue una manera de motivar a los padres a mandar a sus hijos
a la escuela. Pero los programas de nutrición
que implican la distribución de toneladas de
grano a cientos de aldeas y la preparación de
comida no son fáciles de gestionar.
E
n aquellos años –y aún ahora–, a
menudo observábamos que los bebés en las aldeas tenían un peso
aceptable y estaban sanos hasta los
9 meses. Después, debido a la falta
de comida nutritiva para pasar de forma gradual a una dieta sólida, su peso caía drásticamente. Muchos se convertían en bebés desnutridos o malnutridos. Los alimentos de transición eran (y siguen siendo) el arroz y la leche,
esta última casi siempre rebajada con agua
porque es más barata. En Anantapur la leche
se ha vendido siempre a diferentes precios en
función de su contenido en agua. Otros alimentos de transición eran galletas (ocasionalmente), yogur (rebajado con agua), plátanos y ragi. Esta dieta carecía de las suficientes
proteínas, hidratos, grasas, vitaminas y minerales necesarios para un bebé. Las familias
no podían permitirse comprar preparados especiales.
Teniendo en cuenta esta situación, a me-
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La viuda de Ferrer vuelve
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para explicar un puñado de
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Comer, crecer,
sobrevivir
diados de los 80 decidimos llevar a cabo una
campaña para enseñar a preparar comida nutritiva de transición a bajo coste (algo más fácil
de decir que de hacer). La mayoría de las familias no tenían gas, cocinaban con leña. Cuando yo visitaba a las familias en busca de comida que pudiera servir para la alimentación de
transición, elaboramos combinaciones fantásticas: una cucharada de lentejas que habían
sobrado, un poco de ragi mudda, media cucharada de chutney de berenjena, etcétera, todo
ello mezclado con el agua de cocer las lentejas
o el arroz. Utilizábamos pocas lentejas y poco
chutney porque eran muy picantes.
Al final el programa no tuvo éxito porque
las mujeres dependían del fuego de leña. Solo lo encendían una vez por la mañana y otra
vez por la tarde, y tenían que centrarse en preparar la comida de los adultos. No había tiempo para platos especiales. Aun así, las familias
aprendieron mucho acerca de cuáles eran los
alimentos nutritivos, e intentaban dar a los niños más ragi, frutas, legumbres y vegetales.
Tras este programa, la Fundación continuó
1
con masivas campañas de nutrición para embarazadas, madres lactantes y niños pequeños, centradas en dar a conocer las necesidades nutricionales de estos grupos y los alimentos nutritivos de bajo coste. Aunque se redujo
la malnutrición severa a lo largo de los años,
la desnutrición todavía estaba muy extendida.
Cuando un niño está en un equilibro tan delicado basta una diarrea o unos días de fiebre
para que pierda peso y acabe malnutrido. Así
fue como en el año 2002 decidimos reiniciar
un programa de nutrición para los más vulnerables, los niños menores de 5 años. Con la experiencia del pasado, pusimos nuestras mentes a trabajar.
En la Fundación creemos en el trabajo en
equipo y un compañero tuvo la idea de dar
huevos porque basta con hervirlos, están disponibles a nivel local y son muy nutritivos. Antes de empezar, fui a hablar con algunas familias. Yo pensaba que el huevo formaba parte de
su dieta. Me sorprendió mucho escuchar que
solo lo comían en las fiestas o una vez al mes.
También daba por hecho que tomaban uno
por cabeza. Otra vez me equivocaba, no había
manera de que pudieran permitírselo… Hacían un revuelto muy picante con uno o dos
huevos, y de allí comía toda la familia.
P
usimos en marcha este programa
para todos los menores de 5 años
e incluimos a las mujeres embarazadas y las lactantes, distribuyendo un huevo a cada persona
cuatro veces por semana. Pronto se hizo muy
popular y aunque nosotros lo llamamos programa de nutrición pensando en términos de
proteínas y calorías, la gente tiene sus maneras de expresarse, y enseguida pasó a llamarse el programa del huevo. Unos años más tarde,
añadimos un vaso de ragi kanji al día, este cereal tan nutritivo mezclado con jaggery, un
azúcar de caña sin refinar muy sabroso. Además, durante los periodos de sequía las personas mayores reciben menos comida ya que
en las familias pobres los que tienen que trabajar comen primero. Teniendo en cuenta esto, posteriormente incluimos también a los
mayores.
Otro programa de nutrición fundamental
en la Fundación ha sido el dirigido a las personas afectadas por el virus del sida. Cuando empezamos a trabajar con estos pacientes a principios de los 90, no había medicamentos antirretrovirales y nadie sabía mucho acerca de la
enfermedad. Entonces nos centramos en dos
aspectos. Por un lado, la educación y la concienciación de cientos de miles de personas
para que pudieran entender qué era el VIH y
cómo se transmitía. Por otro lado, ofrecimos
apoyo nutricional a los pacientes, en forma de
arroz, trigo, ragi, aceite y lentejas. Estoy segura de que fue esta nutrición, más que las medicinas para las enfermedades oportunistas, lo
que realmente les ayudó a vivir más años. Aún
hoy en día la nutrición sigue siendo un componente muy importante de nuestro trabajo con las personas afectadas por el VIH, junto con el tratamiento antirretroviral, ahora ya
disponible. Al fin y al cabo, medicinas tan fuertes en un estómago medio vacío no creo que
puedan ser de gran utilidad. H
FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 791000
Fecha:
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19 DE DICIEMBRE DEL 2010
Sección: CUADERNO DEL DO
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ALBERT URIACH
Dos niños utilizan el braille en una escuela para niños ciegos de la Fundación Vicente Ferrer.
C
on motivo del Día Internacional
de las Personas con Discapacidad, el pasado 3 de diciembre, los
miembros de un shangams (asociación) de personas con discapacidad me invitaron a unirme a su celebración.
Ese día, además, inauguraban un busto de Vicente. He perdido ya la cuenta de cuántas estatuas y bustos se han inaugurado en las aldeas
de Anantapur. Se trata siempre de iniciativas
de la gente. En la Fundación casi siempre nos
enteramos de su existencia cuando vienen a
invitarnos para inaugurarlas.
Esta, en particular, está ubicada en uno de
los lugares preferidos de Vicente, la aldea de
Bukkaraya Samudram, que Vicente solía visitar con frecuencia. Allí, la Fundación cuenta
con una oficina rural y diversas infraestructuras clave: una escuela residencial de primaria para niños sordos y otra para niños ciegos, un centro para niños con discapacidad
intelectual, y una escuela de secundaria para
niños sordos, para más de 200 alumnos. Además, hay diversos talleres de artesanía.
Mientras inaugurábamos la estatua, me
impactó observar la gran transformación que
han experimentado las personas con discapacidad en los últimos 20 años. En particular, recuerdo la primera reunión de un shangam que
organizamos en 1987, a fin de iniciar nuestra
labor con este colectivo, en un momento en el
que no existía ningún programa del gobierno
ni de ninguna oenegé para ellos en el distrito
de Anantapur, ni tal vez en toda la India rural.
D
e aquello hace exactamente 23
años y me acuerdo de su extrema
pobreza; todos eran analfabetos,
vestían con la ropa hecha jirones y
no tenían ni una rupia en el bolsillo. En aquellos días –y también ahora–, para
acceder a cualquier ayuda del gobierno, como
los pases gratuitos de transporte, necesitaban
un certificado médico de discapacidad. En
aquella reunión, de las 20 personas presentes,
solo una lo tenía. Y cuando dijo que lo obtuvo
en la ciudad de Anantapur todos abrieron los
ojos como platos, pues nunca habían salido de
su aldea y, para ellos, la capital del distrito estaba tan lejos como Delhi o Calcuta.
Ahora las personas con discapacidad van
a todas partes, muchas ya con sus pases de
transporte, y disponen, además, de todo tipo
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Todas testimonian su entrega.
La nueva vida de
los discapacitados
de material ortopédico. Miles de niños están
alfabetizados y muchos ya van camino de la
universidad. Los jóvenes de nuestros centros
participan en importantes eventos culturales
y deportivos, más allá de las fronteras del distrito de Anantapur. Es más, dos de nuestros
chicos con discapacidad intelectual han sido
seleccionados para los Special Olympics que
se celebrarán en julio del 2011 en Grecia. En
estos años, su identidad se ha visto reforzada.
Así, este pasado día 3, todos vestían sus mejores galas. Las mujeres, con flores en la cabeza,
lucían un pelo impecable y una mirada que
emanaba fuerza y confianza.
Nuestra labor en este sector se ha centrado en tres ámbitos. El primero, su empoderamiento, a través de la formación de shangams,
que sirven de plataforma desde la que trabajar
para su desarrollo y de enlace con otras asociaciones y/o organizaciones. A través de los shangams toman conciencia de sus derechos, regulados por la Ley de Personas con Discapacidad
de 1995, y luchan juntos para que se cumplan.
T
ambién hemos trabajado mucho
en la mejora de sus ingresos, logrando que sean más independientes. Los shangams han generado sus
propios ahorros y, junto con un capital que la Fundación pone a su disposición,
sus miembros han impulsado todo tipo de
pequeños negocios: cría y engorde de ovejas
y cabras, lecherías, pequeñas tiendas de alimentación y suministros para bodas. A menudo han demostrado ser más fiables que el
resto de población al devolver los créditos
que reciben por parte de los shangams o de los
bancos, pues su motivación para lograr una
vida mejor es más fuerte. Por otro lado, también hemos ofrecido formación en artesanías
a chicas con discapacidad. Gracias a todas estas iniciativas, miles de personas con discapacidad que antes mendigaban ahora tienen ingresos fijos, sus cuentas en el banco y algunas
mantienen a sus familias, cuando antes eran
considerados una carga. El asociacionismo
de este colectivo ha culminado, hace apenas
unas semanas, en la constitución de la primera asociación del distrito. Hasta el momento había varias asociaciones, en función de la
discapacidad, pero sus esfuerzos se dispersaban. Ahora tienen una plataforma común a
través de la cual luchan por sus derechos.
O
tro ámbito en el que hemos trabajado sin descanso ha sido la
educación. Hace 20 años las familias con hijos ciegos o sordos
no creían que pudieran estudiar.
Después de motivarles durante varios meses, logramos que tres familias escolarizaran
a sus hijos ciegos en nuestra primera escuela para niños ciegos. En un año, estos niños sabían braille y estaban estudiando el currículo del gobierno para primaria. Los padres estaban asombrados. Después de esto, las cifras
de niños escolarizados crecieron rápido. Hace
poco recibimos una donación de una empresa de 30 ordenadores portátiles para nuestro
alumnado de secundaria, y muchos ya saben
utilizarlos con gran habilidad... Me imagino
las caras de sus padres y abuelos, cuando les
vean usándolos en el pueblo…
Pese a mi entusiasmo por todo lo logrado,
soy consciente de que aún queda mucho por
recorrer. Todavía hay mucha discriminación
contra la que luchar. Las mujeres y niñas con
discapacidad siguen siendo víctimas del abuso. En este sentido, los shangams pueden desempeñar un papel muy importante, pues deben velar por el derecho a su integridad. Por
otra parte, las personas con parálisis cerebral
y con discapacidad mental son, muchas veces,
abandonadas e, incluso, asesinadas. Nuestro
trabajo, en estos casos, pasa por mejorar y ampliar nuestra atención hacia este colectivo. Por
ello, vamos a trabajar para que nuestros centros para niños con discapacidad intelectual
tengan una mayor especialización y potencien
sus habilidades y, así, su independencia.
Nuestra historia de estos últimos 40 años
nos demuestra que, poco a poco, trabajando
sin descanso, lograremos conquistar nuestros objetivos. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 791000
Fecha:
02/01/2011
Sección: CUADERNO DEL DO
X
2 DE ENERO DEL 2011
Páginas:
5
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ALBERT URIACH
Una de las casas impulsadas por la Fundación Vicente Ferrer en una de las aldeas de Anantapur en las que trabaja la oenegé.
E
n ocasiones, en los periódicos o en
la televisión vemos imágenes de
chozas en Asia o África. Algunas de
estas parecen muy bonitas y están
muy bien construidas. Construir
una choza impermeable con un techo de paja y paredes de barro es una tarea que requiere una gran habilidad. Además, son muchos
los que defienden que estas viviendas son
«ecológicas». Sin embargo, esta no es la opinión de la mayoría de las familias que las habitan. Para ellas, vivir en una choza representa discriminación, desigualdad, inseguridad
y múltiples peligros para su salud.
Gran parte de las picaduras de escorpión
y de serpiente tienen lugar en las chozas o
mientras se trabaja en el campo (también
en las casas entran serpientes, aunque no es
tan habitual, como fue el caso de una doctora voluntaria del hospital de Bathalapalli: hace poco dormía sin saber que, al mismo tiempo, ¡debajo de su cama había una cobra!). Una
choza no suele tener ni armarios ni estanterías, así que hay que almacenar los alimentos
colgándolos del techo o de las paredes, como
es el caso de la leche y el yogur, y guardar los
utensilios de la cocina o los baúles en el suelo.
Por otro lado, cada verano, colonias enteras de chozas arden y sus familias pierden lo
poco que poseen. También cuando durante
los monzones llueve en abundancia las personas tienen que apresurarse a coger sus pertenencias y cobijarse en alguna escuela cercana. Existen, además, ciertas dificultades prácticas: una choza no se puede cerrar con llave.
Lo cierto es que los robos son muy frecuentes.
T
odo esto hace que nuestro programa de construcción de viviendas sea
uno de los más apreciados y necesarios. El Gobierno debe proporcionar
millones de casas a su población,
con lo cual todo apoyo que otra organización
pueda proveer es bienvenido, tanto por las familias como por la administración. La Fundación inició la construcción de viviendas en
1971, cuando hubo un gran incendio en uno
de los mayores barrios marginales de Anantapur. Unos 1.000 hogares ardieron y miles de
personas se quedaron en la calle. Al cabo de
poco, un grupo de representantes de esta barriada se presentó en nuestra oficina para pedir a Vicente casas. No teníamos fondos en me-
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Una casa decente
para cada familia
tálico, solo cereal, con el cual, además de gestionar centros de nutrición, ayudábamos a los
campesinos a hacer pozos y carreteras rurales, pagando a los trabajadores en especies. Pero para una casa se necesita acero, cemento y
madera… No puedes hacerla con cereal, a menos que ¡seas Vicente Ferrer! Mientras, yo estaba sentada en la oficina, escuchaba asombrada a mi marido decir que nos haríamos cargo
de esas viviendas ¡aún sin tener recursos!... En
aquel entonces todavía me sorprendía su capacidad para comprometerse primero, y después buscar el dinero...
De hecho, seguimos construyendo hasta
1975 y levantamos unas 2.500 viviendas. Después hubo unos 20 años en los que abandonamos este programa porque no entraba dentro
de los sectores de actuación de los donantes.
Cuando la Fundación empezó en 1996, retomamos este programa y hasta ahora hemos
construido más de 40.000 casas. El Gobierno
suele ceder la parcela. Al principio, contratábamos a constructores privados, pero no era
un sistema eficaz. A menudo al final de la obra
nos encontrábamos con que la casa no se adecuaba a las tradiciones de las comunidades.
Según estas, puertas, ventanas y espacios deben tener una determinada orientación. Cambiamos de método: las comunidades empezaron a participar en todo el proceso, de la selección de las familias beneficiarias al final de la
obra. Establecimos comités responsables para la compra y la supervisión del material y las
obras, y se involucraron a las familias en el diseño y en labores de construcción. Este sistema funciona mucho mejor. En la inauguración, las familias están muy felices y les gusta
rememorar todos los obstáculos que han superado... Muchas veces luchan meses o incluso
años para obtener la parcela del Gobierno.
Las viviendas de la Fundación tienen 42,5
m², incluyendo el porche, y cuestan 100.000
rupias (1.667 euros). El porche es muy importante porque en él transcurre gran parte de la
vida: allí se sientan, cocinan, duermen, charlan... Estas casas carecen de cocina y de baño
porque elevaría mucho el coste. Luego, la familia suele construir un baño junto a la vivienda con materiales como el bambú y la tela. Este espacio se usa para la ducha y también
para cocinar, pero nunca como un inodoro (el
agua escasea y la gente va al campo a hacer sus
necesidades). La mayoría de nuestras familias
aún cocinan con leña. Un pequeño porcentaje, tal vez un 10-15 %, tiene gas porque lo ha
obtenido subvencionado por el Gobierno, pero lo suele usar solo para lo pequeño (té, café y
sofritos). El arroz lo siguen cociendo con leña.
U
n avance muy grande en los últimos años ha sido el cambio de
dueño. En esta sociedad patriarcal, durante generaciones ha sido el hombre quien poseía toda la
propiedad. Pero desde hace 6 o 7 años, según
las normas del Gobierno, la parcela cedida debe estar a nombre de la mujer.
Aquí, cuando se dice que un pueblo tiene
electricidad, a menudo quiere decir que cada
hogar tiene una bombilla. Y no puedes tenerla si vives en una choza... Así, los niños pueden estudiar y hacer sus deberes en casa, sin
tener que alejarse en busca de una luz.
Una vez al año, durante el Ugadi o el Dasara, los festivales más importantes, la gente
pinta las casas con cal. Por otro lado, desde generaciones, las familias han usado excrementos de vaca diluidos en agua para cubrir el suelo de la entrada porque creen que evita el polvo y frena la proliferación de los microbios.
Encima trazan bonitos dibujos, los rangolis,
para dar la bienvenida a los dioses y a la gente.
Hay muchos derechos básicos que proporcionan la igualdad: trabajo, acceso a agua potable y sanidad, comida, educación, seguridad, derechos políticos... Sin embargo, una
casa decente es una expectativa común a todas las familias en su búsqueda de la felicidad y su deseo de dar a sus hijos una vida digna. Gracias a nuestros colaboradores y a las
entidades públicas y privadas que nos apoyan desde España, miles de personas ya viven
en un hogar seguro. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 791000
Fecha:
16/01/2011
X
16 DE ENERO DEL 2011
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 7
7
Tarifa (€): 18815
ELSA VALLE
Vicente y Anna, en una foto antigua en la que se les ve dando la bienvenida con el tradicional saludo indio «Namaskar».
E
l otro día, mientras echaba un vistazo a los recortes de periódico de las
entrevistas de mi última visita a España el mes de diciembre pasado,
me impactó leer algunas de mis palabras... «¿Realmente dije eso?», me pregunté.
Efectivamente, yo sé que esas habían sido mis
respuestas... La primera que me causó cierto
sobresalto fue mi afirmación de que, «la vida
sin Vicente Ferrer es igual que con Vicente Ferrer», a la pregunta de «¿cómo es su vida sin
Vicente Ferrer?»…
Cuando leí eso, pensé: «Anna, si tú te asombras de tu propia respuesta, ¿qué hay de las
miles de personas que lo leyeron?» ¿Qué estarán pensando? La querida esposa de Vicente
Ferrer, diciendo que la vida sin él es la misma
que cuando él estaba aquí...». Por supuesto, sé
que soy una persona muy espontánea, tal y como he dicho varias veces en mi libro “Un pacto de amor”, que tomo las decisiones de forma muy natural, desde el corazón, sin pensarlo demasiado. Así que durante unos instantes
me paré a pensar en lo que había dicho.... Sin
duda, con aquello yo quería expresar algo más
profundo. Es obvio que la vida sin Vicente, sin
una persona tan maravillosa, nunca puede ser
la misma. Pero después de reflexionarlo, supe
a qué me refería...
C
uando Vicente y yo llegamos a
Anantapur en 1969, lo hicimos
como compañeros de trabajo no
como compañeros de vida; eso sucedió más tarde. Vicente tenía un
gran sueño: ayudar a cientos de miles de personas que viven en extrema pobreza a gozar
del derecho que posee todo individuo a vivir
con dignidad y con sus necesidades básicas cubiertas. Yo, a los 21 años, su primera voluntaria, estaba totalmente entusiasmada y motivada por este reto humano y quería ser parte de
ello. Y desde aquel día, Vicente y yo fuimos un
equipo, organizando el trabajo y levantando
la Fundación desde cero; compartíamos tanto el sueño como la responsabilidad, cada cual
haciendo lo que se le daba mejor.
Vicente constantemente nos guió: «Llegad a
más aldeas, haced más trabajo, ayudad a más
gente…». Mientras yo me dedicaba concienzudamente a mejorar los sistemas de trabajo, la
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
«La luz de Vicente
jamás se apagará»
capacidad, la fuerza y la unidad de la organización. Ambos, junto con un gran equipo integrado por personas locales, construimos lo
que es la Fundación hoy.
Casarnos y ser compañeros de vida fue solo otro paso más a la hora de fortalecer nuestro trabajo como equipo, luchando por aquel
gran objetivo: aliviar el sufrimiento y la pobreza y ayudar a hacer un mundo mejor. Nuestros
tres hijos fueron también parte de este proyecto, de modo que no le dimos demasiadas
vueltas a ellos y a su futuro, cómo estarían en
Anantapur o dónde estudiarían. Ellos se unieron a nuestro proyecto desde su niñez, tres
miembros más de la familia de la Fundación,
hablando el idioma local, yendo a la escuela en
Anantapur y teniendo sus amigos entre los niños de la colonia de familias pobres que vivían
enfrente de nuestras oficinas. Finalmente, lo
que entendí de esta «sorprendente» respuesta
mía es que Vicente y yo estuvimos juntos tanto
en la vida como en el trabajo, todos los días durante 41 años, compartiendo los mismos sueños y la misma labor. A diario conversábamos
acerca de qué sucedía en la organización y con
las familias de las aldeas, hacia dónde íbamos,
cómo iba progresando la gente, cuáles eran
sus necesidades y qué proyectos nuevos había
que poner en marcha...Ambos éramos uno, de
tal forma que cuando él murió, simplemente,
continué adelante de la misma manera que lo
había estado haciendo toda la vida. De ahí que
saliera esa espontánea respuesta de que la vida
con y sin él era la misma.
D
e hecho, hace poco mientras estaba con un grupo de visitantes de
España, alguien me dijo: «Anna,
¿puedo preguntarte algo personal?... ¿Echas mucho de menos a
Vicente?». Dudé unos instantes antes de contestar, pero no pude evitar, al final, decir: «Lo
cierto es que no». E intenté explicarme, porque seguramente esto sonó muy extraño…
Vicente vivió por y para el trabajo y yo viví
también por y para el trabajo; esta era nuestra gran alianza: ambos viviendo nuestras
vidas para mejorar las de los demás.
Esta era la esencia y el punto central de
nuestra relación, y en su ausencia yo he continuado adelante con ello. Vicente era el trabajo y el trabajo era Vicente. Como ahora
aún tengo el trabajo, siento que Vicente sigue conmigo. Y por esa razón salió esta contestación espontánea de que «no le echo de
menos». Supongo que si uno lo piensa, cada
pareja bien compenetrada comparte un vínculo especial, diferente en cada caso: para
unos es una gran amistad; para otros, unos
fuertes ideales… Y cuando uno de los miembros de la pareja desaparece, permanece la
fuerza del vínculo, reemplazando la presencia física de la persona que falta.
O
tra de mis «respuestas espontáneas» que también me sorprendió leer a la pregunta de: «¿Tiene
miedo de que la llama de Vicente
Ferrer se apague?», fue: «No, no
es posible. Hay mucha gente que pregunta,
¿después de Vicente Ferrer, qué? Después
de Vicente Ferrer no pasa nada porque desde
hace muchos años yo estoy llevando la Fundación». Cuando leí eso, sentí que esta afirmación sonaba algo «pretenciosa».... Que su
luz nunca se apagaría porque estaba yo… La
llama de Vicente Ferrer nunca se extinguirá,
pero no sólo porque yo estoy allí sino porque
en sus 60 años en la India, él logró convencer
a cientos de miles de personas en la India y
en España de que, no solo este mundo puede
ser un lugar mejor, sino que cada uno de nosotros puede aportar su grano de arena para
conseguirlo. Y porque tras su muerte hay miles de personas que creen en ello, la luz de Vicente Ferrer nunca se apagará. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 791000
Fecha:
30/01/2011
X
30
DE
ENERO
DEL 2011
Sección: CUADERNO
DEL DO
Páginas: 13
13
Tarifa (€): 18815
RAMON SERRANO
Un médico trata a un paciente en uno de los hospitales de la Fundación Vicente Ferrer.
D
ebo de haber mencionado anteriormente en estas cartas que
durante todos mis años junto
a Vicente, aunque hablábamos
mucho de trabajo, a él nunca le
gustaba dedicar demasiado tiempo a «los progresos» de los proyectos que ya estaban funcionando. Él siempre hizo más énfasis en qué
más podía hacer la Fundación para mejorar la
vida de la gente.
Lo cierto es que, según mi experiencia, no
es fácil iniciar nuevos proyectos que sean realmente útiles para la gente y asumibles por
la oenegé. Pero en la Fundación siempre tenemos las palabras de Vicente resonando en
nuestras cabezas: «¿Qué más podemos hacer para mejorar la calidad de vida de las personas?», «¿Qué necesidades hay aún?». Recuerdo que medio año después de la muerte
de Vicente, de repente, me di cuenta de que, siguiendo sus ideales, habíamos iniciado varios
proyectos y otros estaban a punto de empezar.
El 15 de agosto del 2010 inauguramos un
nuevo centro pediátrico en nuestro hospital de referencia de Bathalapalli, con consultorios, 75 camas y UCI para neonatales y niños. Uno de nuestros médicos siempre me
dice que la gente de las aldeas, que con gran
dificultad por la escasez de dinero y transporte acude a nuestros hospitales, espera encontrar una solución a su problema. No esperan a que les pidamos que vayan a tratarse a
una gran ciudad. Dolencias graves como un
tumor cerebral no las podemos asumir, pero las enfermedades y problemas más comunes sí deberían poder tratarse en nuestros
hospitales. Este fue nuestro objetivo cuando
pensamos en el centro pediátrico, ya que cada mes teníamos que mandar a muchos niños fuera de Anantapur…. De hecho, al día siguiente de la inauguración, ¡las 75 camas estaban llenas!
En los últimos ocho años hemos llevado a
cabo un programa de rehabilitación a través
del cual hemos recibido la visita periódica de
traumatólogos de España. Ellos hacen equipo con nuestros técnicos ortopédicos y juntos
han chequeado a más de 4.700 niños y tratado
a más de 3.000 con diferentes discapacidades
físicas. Ahora damos un paso más: abrimos
un pequeño departamento de traumatología,
con consultas externas y una sala de ingreso
con 15 camas, en el centro de pediatría.
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con EL
PERIÓDICO para explicar
los últimos proyectos de la
fundación: un centro pediátrico,
un equipo de apoyo a las
mujeres y la integración de los
discapacitados psíquicos.
El último deseo
de Vicente
E
l otro día un traumatólogo español
me comentó: «He visto un caso que
jamás habría imaginado». Se trataba
de un hombre de unos 55 años con
una fractura antigua en una pierna.
Tenía una infección masiva, hasta el punto de
que el músculo y la piel se habían retraído, y andaba sobre sus huesos, padeciendo un dolor terrible desde hacía meses… Aún me impacta el
sufrimiento que las personas aquí llegan a soportar… El médico dijo que, aunque estaba horrorizado, también estaba satisfecho de poder
aliviarle el dolor amputando la pierna y más
tarde facilitándole una prótesis.
En estos 40 años, las mujeres de Anantapur han progresado, aumentado su autoestima, su valor en la familia, su capacidad para
manejar pequeños negocios y para funcionar
como un grupo resolviendo algunos de sus
problemas. Pero había algo muy importante
que la Fundación tenía pendiente: afrontar la
vasta área de la violencia contra las mujeres,
que incluye desde el maltrato físico por par-
te de sus maridos (muchos alcohólicos), hasta
el acoso de los suegros para obtener más dote
y/o el abuso sexual. Por ello, en el 2010 constituimos un equipo especial que iba a trabajar
junto con los grupos de las aldeas y nuestra
red de trabajadores de otros departamentos.
Este equipo ya da sus primeros pasos.
Según me explican, están empezando con
los problemas «más fáciles», como el caso de
una mujer mayor expulsada de casa por su hijo. La encontraron durmiendo en un hospital nuestro. Su hijo estaba enfurecido porque
había cogido un crédito de 2.000 rupias (unos
30 euros) del shangam (grupo de mujeres) para
ayudar a su hija. En esta sociedad patriarcal, cada rupia que los abuelos o las mujeres ganan
debe ir al hombre de la casa. Nuestra trabajadora visitó la aldea para hablar con el grupo de
mujeres y estas decidieron que, en primer lugar, su hijo debía aceptar a su madre en casa.
Bajo ningún concepto podía echarla. Tras ello,
se dirigieron a su hijo y a la familia, y los convencieron para aceptar a su madre. Ahora ellas
siguen dialogando para tratar la distribución
de la pensión de la madre y el derecho de las
mujeres a coger créditos para sus hijas…
E
n la India aún hay multitud de tribus, y algunas han estado viviendo miles de años en el interior de
los bosques, adentrándose cada vez
más a medida que avanzaba la urbanización. En nuestro estado de Andhra Pradesh hay un grupo llamado Chenchus, formado por unas 40.000 familias, cuya esperanza
de vida es solo de 40 años. Desde hace tiempo
el Gobierno intenta reubicarlos, asignándoles
tierras. Los que se han trasladado luchan para
convertirse en campesinos e integrarse en una
sociedad desconocida para ellos, con problemas añadidos de alcoholismo, pobreza y discriminación. En el 2010 tomamos la decisión
de empezar a trabajar con ellos.
De momento hay 20 trabajadores en contacto con estas comunidades, con las otras oenegés y con el Gobierno, valorando cómo la
Fundación puede apoyarles para progresar de
acuerdo con sus deseos. Se han formado los
primeros shangams a fin de que trabajen juntos
para su desarrollo, y los más pobres ya han empezado a recibir apoyo nutricional. En algunos
enclaves con severa escasez de agua se están
haciendo pozos y se construirán 500 casas.
Por otro lado, dentro de los proyectos nuevos se encuentra uno de los últimos deseos expresados por Vicente: el apoyo a los adultos
con discapacidad mental. Este colectivo sufre
severa discriminación, abandono y a veces, incluso, son asesinados. No hay una solución fácil, pero no queríamos resolverlo ingresándolos en centros especializados. Por ello, contratamos a un grupo de consultores que llevan a
cabo un estudio. Este tiene por objetivo ayudar
a las personas adultas con discapacidad mental a seguir viviendo integradas en las aldeas,
con el apoyo de diferentes segmentos de la sociedad y la familia. Esperamos sus recomendaciones para junio del 2011, segundo aniversario de la muerte de Vicente. Deseamos poner
en práctica uno de sus últimos sueños. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
11
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 791000
X
Fecha:
13/02/2011
13 DE FEBRERO
DEL 2011
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 11
Tarifa (€): 18815
ALBERT URIACH
Niñas con discapacidad visual en clase, en la escuela especial de B.K. Samudran.
E
l otro día, mientras conversaba con
una pareja que había visitado la Fundación, el hombre, de repente, me
dijo: «Estamos muy sorprendidos
por la buena organización que tenéis. Pensábamos que tal vez el trabajo sería bueno, pero la organización sería un poco
débil». Sonreí para mis adentros y le pregunté: «¿Por qué pensó eso?». Él me dijo que esta
es una creencia bastante generalizada. A menudo, cuando la gente piensa en oenegés o en
trabajadores sociales, tiene en mente a personas de buena voluntad que se marchan a vivir a zonas remotas para trabajar al lado de
las personas pobres y oprimidas, pero no cree
que posean la capacidad de organizar de forma eficiente. Este era el panorama en los años
60 o 70, pero desde entonces muchas oenegés
han adquirido las habilidades necesarias para
construir y gestionar organizaciones competentes en el ámbito del desarrollo.
También sonreí porque en marzo se cierra
el año fiscal indio, y estamos en medio de la
planificación de las actividades y de elaborar
los presupuestos para el 2011-2012. Esto es una
tarea gigantesca teniendo en cuenta que la
Fundación trabaja en un área geográficamente extensa y que cubre todos los sectores de desarrollo: salud, mujer, personas con discapacidad, educación, ecología y vivienda. Durante estos meses, además, llevamos a cabo con los
trabajadores de la Fundación en la India unos
talleres especiales para reflexionar acerca del
progreso logrado en los últimos 20-30 años, detectar los principales problemas que aún sufren las familias y decidir el enfoque del trabajo en los próximos 10 años.
E
mpezamos este ejercicio con el sector de las personas con discapacidad. En este departamento, la Fundación lleva muchos años siguiendo la política de dar prioridad de
empleo a personas de este colectivo, de modo
que el 50 % de los participantes en ese taller,
que son empleados de la Fundación, tenían alguna discapacidad, principalmente física o
visual. El trabajo de la Fundación en este sector empezó en 1987 y, aunque no hicimos ningún estudio inicial, ahora no es difícil describir cuál era la situación hace dos décadas. En
aquellos años, las personas con discapacidad
no formaban parte de ningún programa de de-
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO para
explicar como la fundación
ha contribuido a combatir la
exclusión social que sufren las
personas con discapacidad en
los últimos 20 años.
«Queda mucho
por recorrer»
sarrollo del Gobierno ni de las oenegés y estaban aisladas y excluidas de la familia y de la comunidad, sin acceso a educación, rehabilitación o tratamiento. Durante el taller pudimos
identificar algunos progresos muy claros y comunes logrados desde entonces hasta ahora;
por ejemplo, ahora, en casi todas las aldeas, se
llama a las personas con discapacidad por su
nombre, y no con el apodo de la discapacidad.
También vimos cómo hace 20 años las personas con discapacidad que residían en una misma aldea no se conocían entre ellas. Hoy día,
en cada pueblo, hay un grupo establecido cuyos miembros se reúnen con regularidad y se
conocen entre ellos.
Otro progreso importante ha sido en la
educación y acceso a los servicios del Gobierno: antes la mayoría de las personas con discapacidad de las aldeas desconocían los programas sociales disponibles como las pensiones,
las becas, los bonos gratuitos de transporte o
los créditos y, por ello, nunca los solicitaban.
Además, muy pocos niños con discapacidad
estaban escolarizados en las escuelas gubernamentales y los centros de educación especial apenas existían. En este sentido, ha habido un progreso tremendo, ya que casi el 100%
de las personas con discapacidad ha accedido a
los certificados médicos gracias a los cuales se
han beneficiado de los servicios sociales, obteniendo pensiones, créditos para pequeños negocios, etcétera. También se ha logrado la escolarización de gran parte de los niños, variando
los porcentajes según el tipo de discapacidad,
que en el caso de los niños ciegos y con discapacidad física es casi del 100%.
Algunos de nuestros compañeros con discapacidad hablaron acerca de las discriminaciones que ellos mismos sufrieron en el pasado y
aún siguen padeciendo. Uno de ellos contó que
cuando empezó a trabajar en una de las escuelas de la Fundación como profesor de Braille
fue al banco a recoger su salario y se lo negaron.
El empleado le dijo: «No puedo darte tu salario.
No puedes ver. Véte y trae a tu mujer». Nuestro
compañero protestó diciendo que era su dine-
ro y se lo tenía que dar a él, pero el empleado siguió negándose. El profesor habló con los responsables de su departamento y con algunos
activistas también con discapacidad para decidir cómo actuar; le aconsejaron amenazar al
banco con denunciarlos por trato injusto y desigual. Así lo hizo, y tan pronto como el banco se
enteró, el director de la sucursal y algunos empleados fueron a casa de este profesor a pedirle
disculpas. No volvió a tener problemas.
Otro compañero que también tiene ceguera nos contó una anécdota de un viaje en tren.
En su compartimento había otra persona y a
la hora de comer le preguntó: «¿Qué va a hacer con la comida?» Él le contestó: «He traído
mi almuerzo en una fiambrera y me lo comeré». Entonces la otra persona le preguntó: «Pero, ¿cómo va a poner la comida en su boca si
no puede ver?». Después de ello nuestro compañero hizo la demostración, sacando su plato, ordenando la comida, comiendo, limpiando el plato en el baño y regresando a su asiento.
«Lo siento, no me daba cuenta», dijo el interlocutor. No había duda de que ese comentario
había sido bastante ofensivo pero, al mismo
tiempo, fue una lección… Aún hoy hay mucha
gente que piensa que una persona con discapacidad es incapaz de llevar una vida normal.
T
odavía hay grandes necesidades en el
sector de la discapacidad, como fortalecer los grupos de las aldeas para que puedan actuar en casos de discriminación y funcionar eficazmente atendiendo a las necesidades de todos los
miembros. También hay que afrontar los problemas que sufren las personas con discapacidad severa que aún son atados o encerrados en
habitaciones, abandonados en ciudades lejanas y, a veces, incluso asesinados. Especialmente las mujeres padecen muchos abusos y embarazos frecuentes no deseados. Por otro lado,
muchos jóvenes que logran finalizar el bachillerato tienen dificultades para acceder a estudios superiores porque hay muy pocos edificios adaptados. Estos son algunos problemas
que aún sufren las personas con discapacidad
en las áreas rurales de la India. Se ha logrado
mucho pero aún queda mucho camino por recorrer. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
11
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 778000
Fecha:
27/02/2011
X
27 DE FEBRERO DEL 2011
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 11
Tarifa (€): 18815
Una reunión de mujeres promovida por la Fundación Vicente Ferrer para promover la igualdad.
A
principio de los años 90, el equipo que nos ha ayudado a Vicente y a mí a llevar la organización
desde hace muchos años acudió a unos cursos sobre desarrollo organizativo diseñados por una oenegé
de Bangalore, la capital del estado vecino. El
objetivo era reflexionar acerca del progreso
de las comunidades en las aldeas y analizar
las fortalezas y debilidades de nuestra organización, para hacer los cambios necesarios
de cara al futuro. Aunque Vicente confesó
no tener demasiado interés en ellos –creía
haber dedicado suficiente tiempo a batallar
con las debilidades durante sus 13 años en la
Compañía de Jesús–, vino y participó en todas las sesiones. En el fondo, no podía imaginar a su comité ejecutivo hablando de la organización sin estar él presente. En uno de
estos cursos tomamos una decisión clave sobre la igualdad de género tanto en la Fundación como en nuestro trabajo.
E
n aquellos años, la mayoría de los
empleados en nuestra organización eran hombres, ya que las mujeres tan solo habían empezado a
incorporarse al sistema educativo
y al mercado laboral. El 99% de los trabajadores de la Fundación era local y procedía de la
sociedad india patriarcal. Por tanto, cuando
entraban a trabajar, lo hacían con todo el bagaje discriminatorio predominante en la vida familiar y comunitaria. Siendo la Fundación una organización de desarrollo, ¿qué podíamos hacer por la igualdad de género en
las zonas rurales si la discriminación existía
en nuestros propios empleados?
Por ello, en una de estas sesiones, decidimos
crear un comité central de mujeres dentro de
la organización integrado por mujeres de diferentes sectores de la Fundación. En aquel
tiempo, el objetivo era sencillo: crear un espacio donde las mujeres pudieran hablar abiertamente acerca de sus problemas dentro de la
familia y la organización, en una oenegé en la
que más del 80% de los trabajadores eran hombres. Otro de los objetivos era identificar la discriminación en la familia o en el lugar de trabajo y ponerlo en conocimiento de la Fundación para que tomara las medidas necesarias.
Al principio, la creación de este equipo
produjo cierto shock cultural. Muchos hombres tuvieron miedo de que la autoridad en
sus departamentos se viera amenazada por
el grupo de mujeres, como si fuera un comité de similar envergadura al comité ejecu-
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
discriminación y abuso, proponiendo soluciones y directrices para remediarlos.
Los primeros problemas que abordamos
fueron muy sutiles. Por ejemplo, en las reuniones en las que solo había una o dos mujeres, tan pronto como una de ellas se levantaba para hablar, inconscientemente, alguno
de los hombres hacía una sonrisita burlona.
Si le preguntabas por qué sonreía, no tenía
una respuesta. Simplemente era algo que había heredado: desde que nació, a los hombres
se les miraba como líderes y a las mujeres, como amas de casa. «¿Cómo puede una mujer
estar aquí hablando en público?».
«Hoy las mujeres o
pueden hablar»
tivo de la organización. También les causó
cierto nerviosismo el hecho de que si, por
ejemplo, llamaban la atención a una mujer
que llegaba tarde a la oficina, tal vez el comité reaccionaría en su contra. Pero a medida que fue pasando el tiempo, los dirigentes
de la organización se dieron cuenta de que
la finalidad de este comité era influenciar
de forma positiva en nuestras políticas, incorporando el componente de género y ayudando a la dirección a hacer frente a los casos de discriminación dentro y fuera de la
Fundación. De paso, se mejoró la capacidad
y el liderazgo de nuestras mujeres. Ahora,
no solo es este comité quien saca a la luz los
problemas de género, sino que es el resto de
la organización el que también se dirige al
comité para resolver asuntos de este tipo en
sus departamentos o áreas.
E
n esta sociedad patriarcal, los hombres dan por hecho que tienen una
autoridad natural sobre las mujeres y cualquier discusión intelectual es incapaz de provocar el cambio de esta mentalidad. La discriminación y el
abuso que sufren las mujeres toma diversas
formas. A veces se trata de algo muy claro, pero en otras es más sutil, perceptible en el lenguaje corporal, el tono de voz y la manera de
actuar. Estas discriminaciones están tan profundamente arraigadas en el inconsciente
que a menudo pasan desapercibidas, sobre todo para los hombres, a menos que alguien les
llame la atención. Una vez que salen a la luz,
es posible abordarlas y resolverlas buscando
un acuerdo entre hombres y mujeres. En este
sentido, el comité de las mujeres ha sido muy
útil a la hora de identificar estos problemas de
Cerca de 100.000 seguidores en Facebook
Desde que la Fundación creó su página oficial en Facebook en julio del 2009, cuenta
con más de 93.000 seguidores. En www.facebook.com/fundacionvicenteferrer.org se
pueden seguir las actividades de la organización, hacer donaciones y colaborar como
padrino, como socio colaborador o con el
programa De Mujer a Mujer.
tras veces, una mujer daba una
sugerencia y no era tomada en
cuenta, mientras que, una hora después, si era un hombre el
que la proponía, todos le aplaudían. Otra discriminación común afrontada
por el comité era el hecho de que, a menudo,
cuando las mujeres cometían algún error,
eran fácilmente reprendidas. Sin embargo,
en el caso de hombres, aquellos en el poder se
lo pensaban dos veces antes de reñirles.
Además, el comité ejecutivo de las mujeres ha ido proponiendo ideas para velar por su
integridad dentro y fuera de la organización.
También ha puesto en conocimiento de la dirección incidentes más graves en los que mujeres sufrían el acoso de algún hombre, de forma
que pudimos actuar.
Sin embargo, un comité especial de mujeres
no será de utilidad a menos que sus miembros
sepan cómo relacionarse con mujeres y hombres. Por ello, la Fundación ha realizado diversos talleres para incrementar la motivación y
la autoestima, y difundir los valores de la organización. Hoy las mujeres se reúnen con regularidad con las compañeras de sus respectivos
departamentos y comparten la información
del comité central.Todos en la Fundación, y yo
personalmente, estamos muy orgullosos de este comité que se reúne forma regular desde hace 17 años. Al principio, solo había 10 mujeres
y ahora ya son 42. De hecho, durante los primeros años, solo había dos mujeres en posiciones
de liderazgo y ahora hay 72.
Personalmente, el comité de las mujeres representa la fuerza de las mujeres en la organización, al mismo tiempo que actúa como un
guardián, velando para que la
Fundación trabaje para lograr la
equidad. H
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
14
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 778000
Fecha:
13/03/2011
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 14
13 DE MARZO DEL 2011
Tarifa (€): 14747
D
esde que llegué a este distrito, en
1969, las mujeres han avanzado
mucho, pero la verdad es que todavía queda un largo camino por recorrer. Cuarenta años puede parecer mucho
tiempo para que las personas progresen y logren su desarrollo. Sin embargo, teniendo en
cuenta que partían de una extrema pobreza,
esas cuatro décadas se convierten en una etapa muy corta.
En aquellos primeros años –y todavía
hoy– era impensable para los hombres ayudar en el hogar y con los niños. Las mujeres
comían las últimas y en poca cantidad, básicamente lo que sobraba. Se levantaban temprano, a las cuatro o a las cinco, luchando
contra las náuseas de los frecuentes embarazos, para preparar la comida del resto de la familia. Cuando íbamos a las aldeas, las mujeres no nos hablaban, teníamos que tratar con
los hombres de la casa. Durante algunos años
conversábamos con los hombres acerca de la
educación de las niñas, de la salud de las mujeres, de la necesidad de que éstas progresaran y de que aprendieran más habilidades.
Sin embargo, a través de los hombres no pudimos llegar muy lejos en la lucha por los derechos de la mujer…
F
inalmente, en 1982 la Fundación inició un nuevo sector para centrarse en el progreso y desarrollo de las
mujeres. Por aquel tiempo ya habíamos establecido una buena relación con los
hombres, así que pudimos tener su apoyo a
la hora de dar este paso adelante. Tras la creación de este sector, las mujeres de las aldeas
en las que trabajábamos empezaron a progresar muy rápidamente. Lo cierto es que las
mujeres indias son fuertes y con una enorme
capacidad de desenvolverse en ambientes de
continua discriminación y violencia.
Cuando empezamos a trabajar, los matrimonios se concertaban tan pronto como
las niñas llegaban a la pubertad, a los 11 o 12
años. Iniciamos entonces un largo proceso
para intentar motivar a los padres para que
mantuvieran a sus hijas en el colegio y esperaran a que fueran más mayores para ca-
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
Los progresos
de las mujeres
sarlas. Como todo en el ámbito del desarrollo, cualquier cambio en la mentalidad o en
las tradiciones, tarda mucho tiempo en suceder. Durante muchos años las niñas abandonaban la escuela antes de finalizar la primaria, es decir, alrededor de los 10 años. Temiendo que sus hijas encontraran un novio
inapropiado y teniendo en cuenta la responsabilidad que sienten las familias por dar un
futuro a sus hijas, la costumbre de los matrimonios tempranos continuó vigente. La mayoría de ellas daba a luz a su primer hijo a la
edad de 13 ó 14. El cambio llegó lentamente,
a medida que las familias iban teniendo menos hijos y las niñas insistían en estudiar. En
la actualidad la mayoría de las niñas llegan al
final de la secundaria e incluso a realizar estudios superiores.
D
urante todo el mes de marzo, como viene siendo habitual desde hace muchos años, en todas las áreas
en las que trabajamos, las mujeres conmemoran el Día Internacional de la
Mujer. Antes era la Fundación la que lo organizaba y nuestro personal masculino el que
hablaba. Ahora son principalmente las mujeres, las mismas que hace 40 años no nos dirigían la palabra, las que organizan estas celebraciones junto con nuestras trabajadoras,
y suben al estrado y nos hablan con confianza
por el micrófono acerca de su progreso y de
los derechos de las mujeres.
El martes asistí a una de estas celebraciones y me alegré al ver la evolución en una de
las representaciones que llevaban a cabo. En
la India el teatro es un medio común de ex-
presión para escenificar un asunto o problema. En el pasado, cuando las mujeres representaban la violencia doméstica, la escena
típica era la de un marido llegando a casa borracho y pegando a su mujer. Normalmente
la actuación se centraba en el problema de la
violencia, pero apenas se mencionaban posibles soluciones.
Sin embargo, la representación del martes era diferente porque ahora estamos trabajando también en el área de la violencia
machista. Por un lado, reflejaba el servilismo diario de la esposa en el hogar, constantemente obedeciendo las órdenes del marido y los suegros, incluso cuando estaba enferma, embarazada o hambrienta. Pero la
representación del martes hablaba del cambio y progreso que han sufrido las mujeres.
Después de que el marido le pegara en innumerables ocasiones, ella decidía regresar a
su hogar maternal, argumentando el maltrato diario y su incapacidad de seguir en la
misma casa.
E
stos son dos de los grandes problemas de país a la hora de hacer frente a la violencia doméstica: la violencia en sí misma y la presión social de
la familia de la mujer (unida en la mayoría
de las ocasiones a la falta de recursos). Solo le
insisten en que se «adapte» a su nueva situación. Las mujeres, en su desesperación, a veces llegan al suicidio. La representación también motiva a las mujeres a no acabar con
sus propias vidas, sino más bien a buscar ayuda en los grupos de mujeres, el personal de la
Fundación Vicente Ferrer, o en algún otro lugar donde se las ayudará a mediar con la familia (o ir a juicio si fuera necesario).
Me siento feliz porque sé que con motivo de la celebración del Día Internacional
de la Mujer esta actuación se representará
en cada una de las 32 áreas en las que trabaja la Fundación. Teniendo en cuenta que a cada reunión acuden más de 600 mujeres, solo
en un mes, casi 20.000 mujeres tomarán conciencia de la necesidad de sacar a la luz el problema de la violencia doméstica y de actuar
al respecto. H
JUAN ALONSO
LA prOtAGOnIstA
Doreen Reddy
Directora del Sector de Mujer
–¿Como surgió la idea de crear un plan específico contra la violencia machista?
–Las acciones de la Fundación nacen siempre de las necesidades de la gente. A través
de la confianza hemos conseguido que nos
expliquen más sobre sus vidas y hemos observado otro campo en el que este colectivo necesita ayuda urgente: la discriminación y la violencia machista.
–¿Existe más violencia en zonas rurales?
–Las mujeres del campo tienen menos conciencia y educación sobre este problema, lo
que provoca abusos que en las ciudades no
se darían. Además, en las zonas rurales no
hay autoridades para denunciar estos casos, como juzgados o policía, y las mujeres
no saben a quién acudir en estas situaciones. Ni siquiera son conscientes de que tienen unos derechos. Para ellas, en muchos
casos, la violencia machista es lo normal.
Doreen Reddy da una charla a un grupo de mujeres.
–¿Está protegida legalmente la mujer india?
–Sí lo está. Sin embargo, la aplicación de estas leyes es más dudosa. En una sociedad patriarcal, donde tanto los que hacen la ley como los que velan por su cumplimiento son
hombres, salir de esta situación es complicado. Existe una ley, la de protección contra
la violencia doméstica, del 2005, que está
adquiriendo más fuerza desde el 2009 y da
más garantías de justicia a las mujeres.
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
12
O.J.D.: 148948
E.G.M.: 778000
Fecha:
27/03/2011
Sección: CUADERNO DEL DO
Páginas: 12
27 DE MARZO DEL 2011
Tarifa (€): 14747
NAGAPPA
díA MundiAl del AguA,
22 de MArzo
Estas imágenes, tomadas en el 2006 y el 2007
respectivamente, muestran el cambio en solo un año de esta zona de Ravalavaripalli después de que la Fundación construyera una
presa. El primer paso en la lucha contra la
desertización que se realizó fue la construcción de estructuras para el almacenamiento del agua como presas o embalses que recogen el agua de lluvia para recargar los acuíferos y regar los campos de cultivo.
Un estudiante, en el centro para personas con discapacidad auditiva de Bukkaraya-Samudran.
H
ace unos días tuvimos con nosotros a unos visitantes noruegos.
Ambos trabajaban en el ámbito
del desarrollo. Durante la visita a
nuestro centro de maternidad les
expliqué cómo este centro que había sido un
punto de referencia en planificación familiar
durante los últimos 20 años, ahora ya no era
tan necesario. Esto era debido sobre todo a la
motivación de la gente por no tener una familia numerosa, a la mejora de las instalaciones del Gobierno y a la popularización de la
laparoscopia. Nuestros amigos noruegos escucharon entusiasmados mi relato y acabaron diciéndome: «Éste es el desarrollo real:
cuando te quedas obsoleto».
S
upongo que ésta no es la única
área en la que nos hemos quedado obsoletos. Estos días, mientras
trazábamos los planes y los presupuestos para el año próximo, decidimos dejar de dedicar esfuerzos a la educación primaria en aquellas aldeas donde hemos trabajado 25-30 años y centrarnos en la
educación secundaria y superior. Cuando iniciamos el trabajo en educación en 1975, ni siquiera el 10% de los niños dálits y tribales estaban escolarizados, porcentaje mucho menor en el caso de las niñas. En aquellos años,
la Fundación era la que gestionaba escuelas
suplementarias que proporcionaban refuerzo escolar antes y después de la escuela del
Gobierno (éramos nosotros los que llevábamos las escuelas, los que empleábamos a los
profesores y los que motivábamos a los padres a mandar a sus hijos al colegio). Hoy en
día, en muchas aldeas son ellos mismos los
que hacen todo este trabajo: se encargan de
seleccionar al profesor, de acordar con éste
su pequeño salario y de recoger el dinero para pagarle entre todas las familias. También
es su responsabilidad asegurarse de que los
niños acuden a la escuela del Gobierno y a las
cArtAs desde AnAntApur POR AnnA Ferrer
La viuda de Ferrer vuelve
a su cita quincenal con los
lectores de EL PERIÓDICO
para explicar un puñado de
anécdotas sobre el hombre que
cambió el destino de miles de
desfavorecidos para siempre.
Todas testimonian su entrega.
El desarrollo
y lo obsoleto
clases de refuerzo.
Mientras reflexionaba en qué otras áreas
la gente ha progresado, pensé también en el
caso de las escuelas residenciales para los niños ciegos. Hace 15 años teníamos 5 escuelas
de primaria con más de 250 estudiantes y, sin
embargo, ahora solo hay 4 centros de primaria con 166 niños. Esto es debido a que el número de niños ciegos en el distrito se ha reducido por la expansión de la vacunación (sobre todo contra el sarampión), la mejora de
la nutrición con la consecuente disminución
de niños con deficiencias vitamínicas y la reducción de los problemas en los partos. De
hecho hemos conseguido escolarizar al 100%
de los niños ciegos del distrito y ahora ya estamos cogiendo a estudiantes de distritos vecinos. Aunque en este caso, la Fundación seguirá manteniendo su énfasis en la educación
primaria y secundaria, a partir de ahora tenemos que centrarnos más en la educación y
rehabilitación de los niños con discapacidad
auditiva, y aquellos con retraso mental y con
parálisis cerebral, que aún hay miles sin atender en las aldeas.
Otra área clave en la que la Fundación ha
trabajado hasta la saciedad durante 25 años
ha sido la de la diversificación de los cultivos,
intentando que los campesinos entendieran que plantar solo cacahuete agotaba la tierra y podía ser su ruina, haciéndose necesario combinarlo con otros cultivos. Para ello,
organizamos innumerables jornadas de sensibilización, charlas, teatro, parcelas de demostración, etcétera. Pero debido a sus miedos, todo fracasaba. Sin embargo, después de
años de sequías consecutivas comprendieron
la fatalidad de cultivar solo cacahuete y ahora todos lo combinan con otros cultivos más
resistentes a la escasez de agua como las lentejas, el girasol o los árboles frutales. En la actualidad nuestros esfuerzos se centran en ver
cómo mejorar la producción de los cultivos a
través del riego por goteo y aspersión, a la vez
que fomentamos la producción lechera con
vacas y búfalas que proporcionan a las familias unos ingresos regulares.
D
ebo confesar que sonrío por dentro al recordar las palabras de
nuestros amigos noruegos, imaginándome la cara de mi querido
marido al oírlas: «Obsoleto, obsoleto, ¿qué es eso?». Vicente más que nadie comprendía que el desarrollo era un proceso dinámico y que debíamos evolucionar
de acuerdo con las necesidades de la gente.
Conociéndole como le conozco, sé que obsoleto es una palabra que no existe en su diccionario de vida porque, como él decía: «La humanidad, a lo largo de su historia, ha estado luchando contra poderosas fuerzas para
transformar la sociedad en una más justa y
humana. Nosotros formamos parte de este
esfuerzo permanente que continuará hasta el
final de los tiempos (...)».
FERRER,
1
VICENTE; FUNDACION VICENTE FERRER
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