Nº 173 Febrero de 2011 Presentación M ás allá de los usos de los medios de comunicación modernos que sus dueños puedan realizar, en su implementación resultan positivas y valiosas las oportunidades de disfrutar los bienes culturales que nos hablan de los desarrollos y desafíos de la creatividad humana, y del acceso a la información, a veces en tiempo real, de los acontecimientos mundiales. La comunicación global permite que sepamos, en una simultaneidad asombrosa, lo que acontece en las antípodas y lo que sucede en nuestra pequeña urbe, al paso que nos permite adquirir una mayor conciencia planetaria que nos convierte en ciudadanos del mundo. Ya las preocupaciones por el futuro del planeta y el inexorable cambio climático, el contraste entre los países ricos del norte y los pobres del sur, las grandes inequidades en la distribución de la riqueza, los empleos y oportunidades de desarrollo humano y cultural, los conflictos étnicos, políticos, sociales y religiosos de todos los continentes comienzan a hacer parte de nuestra inquietudes éticas y concitan nuestro repudio o solidaridad. En todos los conflictos aparecen como denominador común los desfases y las injusticias sociales que perpetúan el dominio de pequeñas minorías, prevalidas del uso de la fuerza, la represión, los estrictos códigos sociales y morales, la religión, la ideología dominante y hasta el Estado mismo. Como una antítesis a las formas de violencia social, explotación humana, sometimiento, marginación e injusticia, surgen, cada vez con mayor fuerza y resonancia mundial, movimientos de resistencia y transformación que abogan por una sociedad más justa y equitativa, anclada en el reconocimiento y Nº 173 Febrero de 2011 valoración de la dignidad de la persona y comprometida con el reconocimiento de los derechos humanos y de las libertades individuales. Como lo dice nuestro colaborador Luis Alfonso Herrera Restrepo, en el encabezado de su artículo “Diversidad cultural y derechos humanos”: En la actualidad, las colectividades locales, nacionales e internacionales se enfrentan al desafío de garantizar la diversidad de las expresiones culturales y religiosas, la pluralidad étnica y lingüística, la movilidad social y territorial, los avances científicos, los conflictos armados y las diferencias en la orientación sexual como aspectos que requieren una disposición abierta de las instituciones y de los distintos sectores de la sociedad para facilitar el reconocimiento del otro o de poblaciones especiales con derechos que demandan atención particular. La Agenda Cultural abre sus ediciones de este año 2011 con una serie de artículos que nos proponen hechos y reflexiones sobre la necesidad de ganar y ejercer conciencia sobre la importancia de los derechos humanos, como fundamento para una ética civilista y mundial, a la que todos nos debemos vincular. Aportes que abordan, desde una perspectiva política y social, la exigencia de adoptar una postura crítica frente a las demandas del otro, frente a la diversidad de sus expresiones culturales, religiosas, étnicas y lingüísticas, y al conjunto de aspectos que lo constituyen como ser humano. Invitamos, desde estas páginas, además, a participar en la programación cultural prevista para el presente mes. Diego León Arango Gómez Nº 173 Febrero de 2011 Fuente:http://www.taringa.net/post/imágenes/3044165/Lucha-por-el-control-de-Somalia-en-Imagenes.html Cuatro historias en la práctica islámica somalí Ayaan Hirsi Ali En 1991 mi padre me casó con un pariente mío que residía en Canadá. Por más que me resistí a sus planes, mi padre siguió adelante con su decisión. Una vez en Alemania, camino de Canadá, vi la posibilidad de huir a Holanda. Aquí aterricé en un Centro de Acogida para solicitantes de asilo, en Zeewolde. Yo era la única que podía explicar su historia de refugiada en inglés. Dos Nº 173 Febrero de 2011 chicas somalíes que vinieron a vivir conmigo en mi bungalow me pidieron que las acompañara al centro de refugiados para explicar su historia; y no sólo allí, pronto fuimos a otros centros. Tenían piojos, de modo que debíamos procurarnos atención médica. Me fui con ellas al servicio de extranjería, a la Oficina de Ayuda Legal, a los centros de asistencia social. Entré en contacto con otros solicitantes de asilo somalíes a quienes hice de intérprete sin cobrar. Los asistentes sociales pronto me aconsejaron que me dedicara a ello profesionalmente, pues los intérpretes profesionales ganaban mucho dinero. Al principio mi neerlandés no era demasiado bueno, así que traducía del somalí al inglés. Los asistentes me lo solucionaron: “Empieza con el neerlandés, y si la cosa no funciona, volvemos al inglés”. fui al Servicio de Naturalización e Inmigración, donde me inscribieron en una lista de intérpretes a los que llamaban en caso necesario, y desde entonces nunca me faltó el trabajo. He trabajado de intérprete de 1995 a 2001. En decenas de casos se trataba de mujeres y hombres que habían contraído una enfermedad de transmisión sexual (sida, sífilis, gonorrea, clamidia, etc.) y de mujeres que sufrían embarazos no deseados. Entre los recién llegados de países del Tercer Mundo existía un gran tabú respecto a la sexualidad, se producían muchos más casos de embarazos no deseados que en sociedades con mayor libertad sexual, como Holanda. He aquí cuatro historias recopiladas durante mi experiencia como intérprete. “No estoy embarazada, soy En 1993 salí del centro de solicitantes virgen” de asilo y presenté mi solicitud al Centro de Intérpretes de Holanda. Aunque saqué buena puntuación en los exámenes, me dijeron que me llamarían cuando llevase tres años en Holanda. Fue por aquel entonces que advertí que cada vez eran más los somalíes que venían a Holanda, y me Una chica somalí de diecinueve años acudió al Servicio Médico del Centro de Acogida de Solicitantes de Asilo en s-Gravendeel aduciendo algunas molestias. El análisis de orina que se le hizo indicó que estaba embarazada. El médico quería hablar con ella y me Nº 173 Febrero de 2011 pidió que le tradujera la conversación por teléfono. La chica se aterrorizó y prorrumpió en un llanto terrible. Yo la oía llorar al teléfono y me di cuenta de que no le salían las palabras. Estaba totalmente desesperada. Cada vez que lo pienso se me pone la piel de gallina. Entonces dijo: “No puede ser, soy virgen, no estoy embarazada”. Y continuó negándolo. Añadía que podía probar que era virgen. “Tengo una sutura”. Ella no podía haberlo hecho con ningún chico, porque la sutura estaba intacta. El médico intentaba calmarla y le prometió que volvería a hacerle otro análisis de orina. Un tiempo después me llamaron por teléfono. La misma historia. El médico explica a la chica somalí que tras analizar de nuevo su orina era irrefutable: estaba embarazada. Él le preguntó si no había tenido ningún tipo de instrucción sexual, a lo que ella respondió: “¿Para qué necesito información sexual? Me tengo que casar virgen”. Explicó que apenas llevaba un mes en Holanda. Un chico somalí que llevaba un tiempo residiendo en el país y que hablaba neerlandés la había ayudado en todas partes. Siempre la había acompañado a su abogado. Un día la invitó a ella y a dos amigas somalíes a su casa, en Dordrecht. Allí intentó conquistarla. La llevó al dormitorio y las dos amigas se quedaron en la sala de estar. Quería llevársela a la cama y la desvistió. Él prometió no desvirgarla. Le recordó que la había ayudado y que ella ahora debía ser para él. El médico tuvo que sonsacarle la historia. Ella explicó que el chico no la había penetrado con su pene, sino que sólo se había restregado contra sus partes externas. Eyaculó sobre ella, pero su sutura quedó intacta. Tanto en la experiencia de la chica como en la del chico ella había permanecido virgen. El médico le explicó cómo podía quedarse embarazada, para lo cual era necesario que un hombre y una mujer tuvieran una relación sexual. Le explicó que algunas mujeres son más fértiles que otras y que en un ciclo hay períodos más fecundos y menos fecundos. Ella tuvo la mala suerte de que aquel día estaba en sus días fértiles, y por ello se quedó embarazada con tan sólo, quizás, una gota de esperma. Nº 173 Febrero de 2011 De sus reacciones se desprendía que no sabía nada de relaciones sexuales ni de reproducción. El médico le explicó que tenía varias opciones; podía dar a luz al bebé, optar por un aborto o dar al niño en adopción. Entonces el médico sugirió dar al niño en adopción. Tras unos minutos de titubeo, rechazó también esa opción. “He cometido un error —dijo ella—, debo asumir la responsabilidad”. La consternación en la joven era patente. “Sólo llevo un mes aquí — gritó histérica—, no puede ser. Mi familia ha invertido mucho dinero para hacer posible mi viaje a Holanda y ahora les recompenso con esto. Soy una vergüenza para ellos. Esto no puede ser. Me tengo que esconder”. Cuando el médico le indicó la posibilidad de un aborto —era aún factible—, ella dijo: “No, no, no, me he apartado de la gracia de mi familia, y no quiero quedarme sin la gracia de Alá matando a mi bebé”. No quería abortar. Imposible negociarlo. “Voy a arder en las llamas del infierno”. Según el Islam un embarazo fuera del matrimonio es ciertamente motivo de gran escándalo para la familia, aunque a los ojos de Alá aún es aceptable. Pero el aborto, matar a un bebé inocente, es un pecado mortal para el que no existe perdón posible. Ayaan Hirsi Ali. Fuente:http//www.radical.es/links.php?ccat_i=80 Así pues, el médico añadió que debía acudir a controles periódicos y que podía recibir ayuda psicológica. Cuando él le propuso que el padre de la criatura la acompañase, ella accedió. De ahí dedujimos que a ella el muchacho le gustaba. Esta chica no sabía nada de nada. Nunca recibió ningún tipo de educación sexual porque, según su cultura, era innecesario. Para el matrimonio el sexo es siempre algo prohibido, ya que se llega virgen al Nº 173 Febrero de 2011 mismo. Disfrutar de información sexual llevaría a la gente a tener pensamientos equivocados. Imagen tomada de Submission, video dirigido por Theo Van Gogh Este tabú también conlleva que los musulmanes no sepan, efectivamente, lo que es el sida y cómo se puede contraer. Creen que es una enfermedad que afecta a los homosexuales, a los cristianos y a los no creyentes. A los musulmanes o a los somalíes, no. He hecho de intérprete a hombres que llevaban una vida sexual activa y que solían ir a burdeles. Cuando los análisis apuntaban a la posibilidad de que habían contraído el virus del sida decían: “No puede ser, soy musulmán”. Como si el virus lo supiera. Las chicas somalíes han crecido con el lema: conserva la sutura. La prueba tendrá lugar la noche de bodas. Si para entonces no tienes ya sutura, eres una prostituta. Coser los genitales de las mujeres no es una práctica islámica. El profeta Mahoma, a quien le fue confiado el Corán, prescribe la circuncisión masculina, pero no la femenina. La sutura es una práctica preislámica que el Islam adoptó como auténtica, lo mismo que el árbol de Navidad precristiano fue adoptado por la cristiandad. Los eruditos musulmanes nunca han rechazado esa práctica porque en el seno del Islam siempre se impuso que la mujer llegara virgen al matrimonio. Así que cuando conocieron esta costumbre tribal de coser a las mujeres, debieron pensar: “Así puedes garantizar perfectamente tu virginidad. ¡Qué bien!”. La sutura genital es una práctica habitual en varios países africanos como Somalia, Eritrea, Sudán, Egipto, pero también en Indonesia. La historia de Anab Anab y Shukri eran dos solicitantes de asilo menores de edad. Al llegar a Holanda se les preguntó si tenían Nº 173 Febrero de 2011 familia en este su país de acogida. Llegaron a casa de Said, su medio hermano, que vivía con su mujer en Holanda desde hacía cinco años. En lugar de asignarle un tutor oficial, la fundación De Opbouw —la responsable de las tutorías de todos los menores solicitantes de asilo que estaban solos— le cedió la tutoría a Said. La fundación debería haber estado atenta. Las dos niñas sufrieron un abuso sexual sistemático por parte de Said; Anab, la mayor, por más tiempo y de modo más violento. La historia salió a flote cuando Shukri fue a la asistente social de la fundación De Opbouw y lo explicó todo. La fundación presentó una denuncia y recurrió además a la Protectora de Niños. Said fue detenido y encarcelado. En la oficina central de la policía en La Haya conocí a una hermana de Anab y Shukri. Me pidieron que hiciese de intérprete para esa mujer somalí en avanzado estado de gestación y con la cabeza tapada. Nada más verme me saludó y me soltó de inmediato: “¿De quién eres?”, lo que en verdad significa: “¿De qué clan eres?”. Le dije que yo, como intérprete profesional, no tenía por qué responder a esas preguntas. Pero como soy una mujer somalí ella quería saberlo por todo lo que iría saliendo a la palestra. Me negué de nuevo e hice valer mi derecho a guardar silencio. Me explicó que tanto ella como sus dos hermanas y su medio hermano pertenecen a la misma línea patriarcal. Dentro de la línea de descendencia, el medio hermano estaba considerado un hermano. La policía le preguntó detalles sobre el delincuente: sobre el abuso sexual, si había abusado ya antes de otras mujeres y niñas, si seguía siempre el mismo patrón de comportamiento, etcétera. A continuación, ella se tomó media hora para explicar que su familia no era tan impura, que eso era algo que pasaba con los chicos, que el abuso sexual no se da entre somalíes, que eso es una maldición. Y que ella, además, deseaba saber lo que había sucedido. La mujer estaba totalmente confundida. Incluso se preguntaba cómo debía rectificar. Entonces supe algunos detalles sobre el asunto: cómo y cuándo empezó todo, quién presentó la denuncia, y que Said no sólo había abusado de las dos menores, sino que con frecuencia solía también violar y maltratar a su mujer. Nº 173 Febrero de 2011 Aproximadamente una semana después llegó mi prima Maryan para vivir conmigo. Me preguntó si podía recogerla durante el fin de semana en una casa de Zuid-Holland; había ido a visitar a una amiga, a la que conocía desde el tiempo en que había llegado a Holanda. Ambas estuvieron en su momento bajo la tutoría de la fundación De Opbouw y se hicieron amigas: se divertían juntas y calzaban zapatos con tacones muy altos. En aquella dirección de Utrecht me encontré un lío fenomenal. La casa entera apestaba a orina. Dos niños pequeños de unos dos años correteaban con pañales que nadie les cambiaba. Había pañales sucios arrojados por toda la habitación. La amiga de mi prima, en cuya casa estábamos de visita, se llama Anab. Tras ofrecernos té, se dirigió a la cocina donde permaneció un buen rato. Mientras permanecía sentada en un banco con Maryan, allí en Utrecht, y Anab preparaba té (creo que fue incapaz de encontrar lo necesario, pues nunca vimos el té en cuestión), Maryan dijo: “¿Ves aquellas cintas de vídeo? Son sólo porno. Porno duro. El marido de Anab las alquila y la obliga a que las vea y a hacer todas las locuras que aparecen en ellas. La ha violado analmente. Le hace cosas tremendas”. En ese momento reconocí las historias: esta joven es la misma Anab que conocí en la oficina de la policía de La Haya. Mientras su violador está entre rejas, la familia ha decidido que la abusadísima Anab se desposaría con un primo, puesto que ya no era virgen. Al abuso sexual, “que jamás sucede en nuestra familia”, se le ha echado tierra encima. El nombre de la familia ha quedado limpio. Tras hacer algunas indagaciones, resultó que casaron a Anab después de que cumpliera dieciocho años, la edad en que la fundación De Opbouw se desentiende de la vigilancia. Probablemente, su primo padecía algún tipo de deficiencia, y de otra manera nunca hubiera podido tener una mujer. Así que la familia le dijo: “Tenemos una mujer para ti, y será tuya, pero debes mantener la boca cerrada sobre todo aquello que le sucedió”. Después de años de padecer abusos de su medio hermano, ahora era el primo con el que la habían casado quien abusaba de ella. Anab se había escapado en un par de ocasiones, y el servicio social la atendió. Pero acabó volviendo Nº 173 Febrero de 2011 siempre a casa. Según una vecina, Anab había estado un tiempo en una casa de acogida, adonde la fue a buscar su marido. Said sigue preso porque ha abusado de Anab, pero su marido, quien incluso ha abusado de ella de un modo más brutal si cabe, vive en libertad. La familia de Anab y Shukri había pagado una cantidad importante a unos traficantes de personas para que sus niñas pudieran ir a la escuela en Holanda. Lo hicieron con esperanza y optimismo, y he aquí el final. Sin quererlo. La historia de Anab es la historia de una joven sacrificada para salvar el honor de la familia en nombre del culto a la virginidad. Y no es sólo Anab la que sufre las consecuencias del mito de la virginidad; también su marido y sus hijos son víctimas. Su marido le hace cosas horribles que él justifica diciéndose a sí mismo: “No era virgen, entonces era una puta”. Y sus dos niños crecen literalmente entre ruinas. ¿Cómo van a salir adelante? La hermana menor de Anab, Shukri, huyó para siempre. Escapó y no quiere volver a saber nada de su familia. El ama de casa honesta Tiene entre treinta y cuarenta años, es madre de dos hijos y está embarazada del tercero. El médico le dice que debe hacerle una exploración a causa del embarazo y que le ha de comunicar el resultado del análisis de sangre. Tiene el virus del sida. La mujer reacciona con estupefacción: “No es cierto. He llevado una vida correcta, me he mantenido virgen. He seguido estrictamente los preceptos del Islam y de mi familia. Y cuando era joven ni siquiera miraba a los chicos. Nunca he estado a solas con uno. Queda totalmente excluido que pueda haber contraído una enfermedad sexual”. A continuación, el médico le aclara que, aun así, ella ha contraído el virus y le pregunta: “¿Qué tal la vida sexual de su esposo?”. La mujer le explica que su marido es muy bueno con ella y con sus hijos, que se comporta de manera particularmente responsable y que procede de una buena familia. Es imposible que su marido tenga el sida, habida cuenta, además, de que se trata de una enfermedad que los musulmanes no pueden contraer. Es Nº 173 Febrero de 2011 una enfermedad que afecta a cristianos y, sobre todo, a homosexuales. Ni ella ni su marido han recibido transfusión alguna, así que no puede ser. La exploración a la que se sometió el marido arrojó un resultado en apariencia similar: también estaba afectado por el virus. Él llegó a Holanda antes que ella y, en el cuadro de la reunificación familiar, la mujer hacía poco que había viajado al país de acogida. En el tiempo que él permaneció solo, seguramente llevó una vida sexualmente desordenada y prolífica o frecuentaba los prostíbulos. problemas en presencia de otra somalí. Para ganar su confianza le aclaré que como intérprete estaba obligada a guardar secreto profesional. Ella no quería decir su nombre. Tenía diecisiete años, pero era muy astuta. Cuando le prometí que no contaría nada, me respondió: “Más te vale no hacerlo”. —Estoy embarazada y quiero abortar —le dice al médico. —¿Cómo sabes que embarazada? —pregunta éste. estás —He comprado Predictor y el test da resultado positivo —responde ella—. Lo sospechaba, porque no me venía la regla. “Después del aborto debo A continuación el médico le dice que seguir siendo virgen” El médico me llamó. “Tengo en la consulta a una chica somalí —me explica—, con algo serio que contar; pero no quiere intérprete. No obstante, acabamos de saber que aceptaría una intérprete por teléfono. ¿Quieres ocuparte tú?” La chica se negaba a que interviniera un intérprete porque, como somalí, se avergonzaba de explicar sus aún es menor de edad, razón por la que no la puede enviar a una clínica abortiva. Los tutores de la fundación De Opbouw deben implicarse en la decisión. —No, eso no —fue su respuesta—. No quiero que lo sepan. El médico concluye que, en ese caso, no puede ayudarla. Nº 173 Febrero de 2011 Fuente:http://www.stopablacion.org/ —De acuerdo —dice ella—, entonces iré a Rotterdam. Allí hay una mujer de Cabo Verde que podría estar dispuesta a hacerlo. otras dos mujeres somalíes. Para evitar que ellas puedan llegar a saberlo quiere que el aborto tenga lugar lo antes posible. —Entonces, bien —acepta el médico, no sin cierto temor por lo que podría suceder en Rotterdam—. Yo quiero ayudarte, pero para ello también quiero que la intérprete esté presente, porque es mi obligación como médico explicarte un montón de cosas. Me aceptó como intérprete y en connivencia con el médico hablamos con ella para explicarle que en Holanda no se puede practicar un aborto así, sin más. Le pedimos que se tomara un par de días para reflexionar sobre las preguntas que le formularían (“¿De cuánto tiempo estás?” “¿Quieres implicar al padre de la criatura en esto?”). Debía profundizar en estos aspectos para tomar una decisión. Debía estar segura de que quería que le Ella explica cómo reaccionarían en su comunidad ante su embarazo: “Si se percatan me encerrarán”. En el centro de acogida comparte habitación con Nº 173 Febrero de 2011 practicaran un aborto. Pero su decisión parecía firme; entonces se fue a la clínica abortiva en Leiden y yo la acompañé. Tanto la sala de espera de la clínica como las habitaciones de recuperación estaban llenas de mujeres extranjeras, particularmente turcas y marroquíes, aunque también chinas. A la joven a quien yo acompañaba como intérprete le hicieron las mismas preguntas y de nuevo se le dio un tiempo para pensárselo. A la pregunta de si quería que el padre de la criatura estuviera presente, dijo: “No, me prometió no penetrarme totalmente y sin embargo lo hizo. No lo quiero implicar en esto”. Exigió que el aborto no le desgarrara la sutura. Ésta debía quedar intacta. El médico miró la sutura y le comentó que no era posible. “Entonces, quiero que me cosan de nuevo después de abortar”, dijo ella. Una vez finalizada la operación, el médico le dijo que antes de proceder con la sutura ella debía restablecerse. Presuntamente, eso no llegó a pasar. Es probable que la joven no tuviera una autorización para que la suturasen tras abandonar la clínica abortiva. Eso lo tenía que hacer otro médico; los médicos holandeses no lo hacen. La asistencia social holandesa no conoce en profundidad los problemas que tienen los musulmanes, por lo que contribuye sin pretenderlo al mantenimiento de la jaula de la virginidad. Los psicólogos holandeses están acostumbrados a acercarse a sus pacientes en tanto individuos. En mi calidad de intérprete he experimentado que hacen lo mismo con las mujeres musulmanas. Y la pregunta importante siempre es: “¿Qué es lo que quieres tú?”. Son muchas las mujeres que, como respuesta, se quedan calladas y se encogen de hombros. “Lo que diga mi marido”, susurran tímidamente, o “Lo que quiera Alá”, e incluso hay mujeres que les dicen a los asistentes sociales: “Lo que usted quiera”. Nunca han aprendido a querer algo por sí mismas. “¿Qué deseas para tus hijos? ¿Qué decisión tomarías por ellos?” son cuestiones que las mujeres musulmanas tampoco han aprendido, y que por lo tanto desconocen. Los asistentes sociales no comprendían y quedaban confusos y frustrados. Lo único que podían hacer era enviarlas a otras instancias, pero ¿hasta qué punto puedes hacerlo? Nº 173 Febrero de 2011 Hay una especialidad que surgió en el contexto de la asistencia social y que se dio en llamar bienestar intercultural (o algo que suena igual de mal). Allí recogen por ejemplo, y por separado, a las mujeres musulmanas que han sido maltratadas, como en la casa rotterdamesa de acogida Saadet. Las mujeres que llegan allí no aprenden cómo ser capaces de defenderse, cómo llegar a ser autónomas. No, los cursos de asertividad sólo están reservados para las víctimas de violencia que son autóctonas. Para las mujeres extranjeras se concibe como solución la “mediación” entre la víctima, su familia y su marido. Esa actitud de los asistentes sociales tiene su origen en los consejos de las comunidades de intereses de extranjeros que se quieren organizar, bien por la vía religiosa, bien por la vía étnica. Los portavoces de esas instancias étnico-religiosas — subsidiadas por el gobierno— son hombres, y en los últimos tiempos algunas mujeres interesadas en mantener un determinado statu quo. Ayaan Hirsi Ali (Somalia, 1969) es una reconocida crítica del islamismo y defensora de los derechos de la mujeres. Se asiló en Holanda donde hizo parte del Parlamento. Escribió el guión del cortometraje Submission (sumisión o islam) que realizó el cineasta holandés Theo van Gogh, quien fue asesinado por un islamista. El fragmento aquí incluido hace parte de su obra Yo acuso. Defensa de la emancipación de las mujeres musulmanas, traducción de Natalia Fernández Díaz, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2006, pp. 120-132. Nº 173 Febrero de 2011 Diversidad cultural y derechos humanos Luis Alfonso Herrera Restrepo En la actualidad, las colectividades locales, nacionales e internacionales se enfrentan al desafío de garantizar la diversidad de las expresiones culturales1 y religiosas, la pluralidad étnica y lingüística, la movilidad social y territorial, los avances científicos, los conflictos armados y las diferencias en la orientación sexual como aspectos que requieren una disposición abierta de las instituciones y de los distintos sectores de la sociedad para facilitar el reconocimiento del otro o de poblaciones especiales con derechos que demandan atención particular. Planteamos una primera consideración y es que el fomento de la diversidad cultural obedece a un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona basado en el compromiso de acatar los derechos humanos y las libertades fundamentales. Si bien en la actualidad algunas sociedades tienden a imponerse como las únicas válidas, lo que facilita el irrespeto a los derechos humanos, y hay otras afianzadas en sus costumbres, aferradas a puntos de vista que no dan la menor importancia a los derechos humanos, hoy en día es aceptado que nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos, ni para limitar su alcance. La comunidad internacional ha expresado que los derechos humanos son universales, aceptados por todas las culturas y religiones existentes. En la Declaración de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993, totalmente vigente en la actualidad, en el punto 5 se expresa: “Todos los derechos humanos son Nº 173 Febrero de 2011 universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en forma global y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso. Debe tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y regionales, así como de los diversos patrimonios históricos, culturales y religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos y las libertades fundamentales”.2 Es de notar que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) incluyó todos los derechos humanos cuando adoptó la Declaración sobre el Derecho al Desarrollo”: “[el desarrollo] es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él”3. Foto Juan Carlos Escobar. Fuente: Agencia Voces / El espectador.com / Olga Lucia Garzón Roa. En este sentido, el fomento de una diversidad de culturas exige la plena realización de todos los derechos humanos establecidos en los instrumentos internacionales y en nuestra Constitución Política; en ello se basa el hecho de que toda persona tenga derecho a una educación de calidad que respete su identidad cultural; derecho a crear, promocionar y expresarse en la lengua que desee y, en particular, en su lengua materna; derecho a participar en la vida cultural que elija y realizar las prácticas de su propia cultura, ya sean sociales, religiosas, o de otra índole, dentro de los límites que imponen el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales. Nº 173 Febrero de 2011 La Constitución Política colombiana reconoce el valor inherente a la diversidad cultural al incluir en su artículo 7º, como uno de los fines esenciales del Estado, el reconocimiento y la protección de la diversidad étnica y cultural de la nación colombiana, como lo ha reconocido extensa y reiteradamente la jurisprudencia de la Corte Constitucional. A la luz de lo visto anteriormente, cabe preguntar si un gobierno o una cultura, ya sea por razones de leyes, por tradición o por costumbre, puede ejercer un poder tal que obstaculice la vida digna o el desarrollo integral de las personas integrantes de esa cultura y cómo debe ejercer los derechos humanos sin destruir la cultura de un pueblo. Para abordar este dilema, lo que se plantea, a través de múltiples experiencias en el ámbito internacional y nacional, es actuar poco a poco con un enfoque prudente y sensible de concienciación, en situaciones puntuales como el trato a la niñez, la marginación sistemática de la mujer, la violencia intrafamiliar, la mutilación genital femenina, los presos de conciencia4, la invisibilidad de comunidades minoritarias, la sutil o descarada intervención contra la autodeterminación de los pueblos, la falta de conciencia y los atentados contra el ambiente sano. Demos una mirada a la diversidad cultural desde el enfoque de los derechos humanos, con algunos ejemplos concretos: mutilación 5 genital femenina , las poblaciones indígenas que utilizan el cepo y los trabajos forzados en empresas comunitarias, los “fuetazos” y el “destierro”6, las mujeres obligadas a llevar o no el burka o el niqab7, el racismo y la eugenesia8. Mutilación genital femenina Desde la década del setenta, muchas Organizaciones No Gubernamentales (ONG), gubernamentales e intergubernamentales han desarrollado actividades de concienciación buscando la erradicación de esta práctica. La mutilación genital femenina se basa Nº 173 Febrero de 2011 en la discriminación contra la mujer, actualmente prohibida por normas de derechos humanos9. El camino hacia la abolición de la mutilación genital femenina ha exigido cambios de actitud respecto a la forma en que las sociedades perciben los derechos humanos de la mujer. El lugar subordinado que históricamente han ocupado las mujeres y las niñas en la familia, la comunidad y la sociedad ha hecho posible que la mutilación genital femenina haya pasado desapercibida, al igual que acontece con la violencia intrafamiliar, pues la interpretación tradicional de los derechos no ha incluido estas formas de violencia debido a que se ha considerado que ocurren en el ámbito privado de los hogares y las comunidades, donde ni siquiera el Estado debe tener alguna injerencia. Las palabras de Efua Dorkenoo10 resumen este aspecto: “Podemos decir que el relativismo cultural ha sido utilizado por aproximadamente cien años para mantener esta práctica, porque controla la sexualidad de la mujer. Pero ahora lo tenemos muy claro, sabemos que la mutilación genital femenina es una tremenda violación de los derechos de la mujer. Así pues, no debería existir ningún tipo de equívoco entre la cultura de un país y las prácticas dañinas. Tenemos que celebrar la cultura y vivirla, siempre y cuando no viole los derechos de un ser humano. El abuso a las mujeres no se puede esconder detrás de la cultura”. Las costumbres de poblaciones indígenas que utilizan el cepo y los trabajos forzados en empresas comunitarias11 El indígena emberá-chamí Ovidio González Wasorna fue sancionado por la propia comunidad por el homicidio cometido, en estado de embriaguez, contra Jesús Edgar Niaza Dobigama de su misma comunidad. Tradicionalmente, la comunidad ha asignado a dicho delito una pena de tres años de trabajo forzado en empresas comunitarias y la reclusión en el cepo que se debe cumplir en el territorio de la comunidad; al Nº 173 Febrero de 2011 imponer una sanción completamente extraña: veinte años en una cárcel común de la sociedad, queda claro que la comunidad actuó por fuera de su tradición. Frente a este caso, dado el exceso del ejercicio de las facultades jurisdiccionales de la comunidad emberá-chamí, la Corte Constitucional decidió garantizar el derecho del actor, pero también la autonomía de la comunidad para decidir sus asuntos y dispuso que la comunidad decidiera si deseaba juzgar nuevamente al actor, imponiéndole una de las sanciones tradicionales, o si prefería que el caso fuera resuelto por la justicia ordinaria. Los fuetazos y el destierro12 El indígena páez Francico Gembuel Pechene fue acusado de haber propiciado la muerte de Marden Arnulfo Betancur, quien se desempeñaba como Alcalde municipal de Jambaló, al señalarlo ante la guerrilla como paramilitar. El periódico El Liberal afirmó que el Frente Cacique Calarcá del ELN aceptó ser el autor material. Fuente: http//www.stopablacion.org/ La plenaria de la Asamblea General de los Cabildos Indígenas de la Zona Norte del Cauca decidió que el sindicado era culpable y le impuso como castigo sesenta fuetazos (2 por cada cabildo) y la expulsión de la comunidad. Entre los paeces, los castigos más usuales son los trabajos forzosos en las empresas comunitarias, las indemnizaciones a las personas o familias de los afectados, el fuete y la expulsión del territorio (destierro). Así como la Corte aceptó la práctica del cepo en la comunidad emberáchamí, estableciendo que, lejos de tratarse de un comportamiento cruel e inhumano, se trataba de una pena que hacía parte de su tradición y que la misma comunidad consideraba como valiosa por su alto grado intimidatorio y por su corta duración, igualmente consideró que dichos argumentos pueden extenderse a la Nº 173 Febrero de 2011 práctica del fuete dentro de la comunidad páez. En el caso de la pena del destierro, la Corte consideró que el hecho de que la comunidad decida alejar de su territorio a un miembro, no sobrepasa los límites del ejercicio de la jurisdicción indígena, pese a que, según el artículo 38 de la Constitución Política de Colombia, está prohibida la imposición del destierro, pues significa aislar al individuo de su entorno social y condenarlo al ostracismo13. humanos15 y la Constitución 16 Política : existe la libertad religiosa como un derecho humano voluntario y no puede reprimirse a las mujeres por realizar o no prácticas religiosas. Fuente:http://elproyectomatriz.files.wordpress.com/2008 /12/eugenesia.jpg Mujeres obligadas a llevar o Al referirse a la prohibición a las no el burka o el niqab En algunos países se persigue a las mujeres que no lleven el burka o el niqab; en cambio, en otros14, las leyes las persiguen por llevarlo. Una pregunta esencial que hay que hacer aquí es ¿prevalece la cultura de coaccionar a las mujeres a llevar o no el burka o el niqab o el derecho de las mujeres a su libertad religiosa? La respuesta nos la dan los tratados internacionales de derechos mujeres para acceder a sitios públicos con el rostro cubierto, el abogado Francisco Solans, especializado en inmigración del Consejo General de la Abogacía en España, expresa: “(…) el Gobierno español se equivoca al centrar el debate en la vestimenta. ¿Vamos a prohibir también los pasamontañas para evitar los atracos y los atentados? No hay que perseguir las prendas de vestir, sino el delito en sí”17. Nº 173 Febrero de 2011 El racismo y la eugenesia Como consecuencia de la revolución biotecnológica actual, están renaciendo fenómenos tan degradantes como el racismo y la eugenesia. En estos últimos años, audaces experimentos científicos en el ámbito de la genética y la reproducción humana conllevan graves signos de una tendencia eugenésica. Se han empleado métodos cruentos como la esterilización, la eutanasia y el aborto para cumplir los propósitos de eliminar a los individuos considerados “defectuosos”18, criterios suprimidos por la ONU desde mediados del siglo XX19. Finalmente, estos aspectos se seguirán debatiendo a medida que los conceptos cambien y se vayan aceptando. Los límites que tienen las culturas son el derecho a la vida, la prohibición de la esclavitud, la tortura y el respeto a una legalidad mínima, entendida como la existencia de reglas previas respecto a la autoridad competente, los procedimientos, las conductas y las sanciones que permitan a los miembros de cada cultura un mínimo de previsibilidad en cuanto a la actuación de sus autoridades. Las razones en que se ha sustentado, por ejemplo la Corte Constitucional, respecto a lo dicho en el párrafo anterior es que puede predicarse un consenso intercultural sobre esos límites establecidos y tales derechos son reconocidos por todos los tratados de derechos humanos y no pueden ser suspendidos ni siquiera en situaciones de conflicto armado. Notas 1 Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales (Mondiacult, México, 1982) de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo (Nuestra Diversidad Creativa, 1995) y de la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo (Estocolmo, 1998). 2 Organización de las Naciones Unidas (ONU), Asamblea General A/CONF.157/23. Declaración y Programa de Acción de Viena aprobados por la Conferencia Mundial de Derechos Humanos el 25 de junio de 1993. 3 ONU. Declaración sobre el derecho al desarrollo adoptada por la asamblea general en su resolución 41/128 del 4 de diciembre de 1986. 4 “Preso de conciencia” es un concepto adoptado por Amnistía Internacional en 1961 para referirse a personas detenidas por sus ideas, creencias religiosas, por su etnia o color de piel, quienes no han utilizado la violencia. Nº 173 Febrero de 2011 5 Extirpación quirúrgica total o parcial de los genitales femeninos, realizada generalmente por un médico tradicional sin anestesia. Se sustenta en numerosas creencias acerca del carácter de la sexualidad femenina y su objetivo es preservar la virginidad y la fidelidad de la mujer. 6 Los fuetazos consisten en la flagelación corporal con un “perrero de arriar ganado” que tiene un significado propio, el del rayo, pensado por los paeces como mediador entre lo claro y lo oscuro; es decir, como un elemento purificador. El destierro es el castigo más grave, y sólo se aplica a quienes reinciden en la falta y a los que no aceptan la autoridad del cabildo. 7 El burka y el niqab son diferentes. El primero cubre casi todo el cuerpo, generalmente es de color azul e impide la visión total a la mujer porque la tela presenta una especie de malla que obliga a mirar de frente. El niqab suele ser un velo de color negro que cubre el rostro y deja sólo una pequeña abertura para los ojos. 8 La eugenesia es la ciencia que trata del mejoramiento de las cualidades hereditarias de una raza mediante el control social de la reproducción humana. El racismo es la suposición de que los rasgos psico-culturales y la capacidad humana están determinadas biológicamente, y que las razas difieren unas de otras en la creencia de que existe una superioridad inherente de una raza en particular sobre otras. 9 Declaración Universal de Derechos Humanos, 1948 (…Los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos). Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 1966. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1966, que contiene el derecho a disfrutar del mayor grado de salud física y mental posible. Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer”, 1981 y su Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Convención sobre los Derechos del Niño, 1989, que es el primer instrumento vinculante que trata las prácticas tradicionales perniciosas como una violación de derechos humanos. El Comité Regional para África adoptó la resolución AFR/RC39/R9, 1989 para instar a los estados miembros a adoptar políticas y estrategias apropiadas con el fin de eliminar la circuncisión femenina. Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, 1993 que en su artículo 4 expresa que los estados no deben invocar ninguna costumbre, tradición o consideración religiosa para eludir su obligación de eliminar la violencia contra la mujer. La Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, 1994 estableció las relaciones entre la salud reproductiva y los derechos humanos. La Declaración y la Plataforma de Acción de Pekín surgida de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, 1995, contiene una condena contra la mutilación genital femenina como forma de violencia contra la mujer. 10 Experta en el tema, autora de “Cutting the Rose. Female Genital Mutilation: The Practice and its Prevention”. (“Cortando la rosa. Mutilación genital femenina: políticas y prevención”. Los internautas preguntan a Efua Dorkenoo, en: http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.ht ml?encuentro=6244&k=Efua_Dorkenoo 11 Corte Constitucional, Sentencia T349/1996, M.P. Carlos Gaviria Díaz. 12 Corte Constitucional, Sentencia T-523/ 1997, M.P. Carlos Gaviria Díaz. 13 Corte Constitucional, Sentencia T349/1996, M.P. Carlos Gaviria Díaz. 14 Algunos países europeos como Francia y España. Nº 173 Febrero de 2011 15 Por ejemplo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece en su artículo 18 numeral 1: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de tener o adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o sus creencias (…). 2. Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección (…)”. 16 Constitución Política de Colombia, artículo 19: “Se garantiza la libertad de cultos. Toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla en forma individual o colectiva”. 17 Ver en: http://www.webislam.com/?idt=16324 18 Cruz-Coke M, Ricardo, “Normas bioéticas de Unesco para evitar prácticas eugenésicas en investigaciones biomédicas”, Revista Médica de Chile, Santiago, junio de 2000, ver en: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S003498872000000600016&script=sci_arttext 19 Unesco (Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, 1997, artículo 2: “Cada individuo tiene derecho al respeto de su dignidad y derechos, cualesquiera que sean sus características genéticas. Esta dignidad impone que no se reduzca a los individuos a sus características genéticas y que se respete el carácter único de cada uno y su diversidad”. Luis Alfonso Herrera Restrepo. Abogado especializado en derechos humanos, con experiencia de más de veinticinco años en Colombia y América Latina, exfuncionario de una ONG internacional de derechos humanos y exconsultor de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Escribió este artículo especialmente para la Agenda Cultural Alma Máter. Correo electrónico: [email protected] Nº 173 Febrero de 2011 En prácticas culturales: los derechos humanos no son suficientes Karem Rodríguez Ríos M uchas costumbres de otros pueblos son consideradas como actos crueles por sus incidencias psicológicas, físicas y legales, como los matrimonios forzosos entre menores de quince años, la felación durante los ritos de iniciación de los jóvenes, la escarificación facial y corporal, la lapidación de las mujeres adúlteras, la limadura de dientes, incisión y expansión de labios y orejas, la deformación de los pies, la extensión del cuello y la ablación o circuncisión femenina. Esta última práctica ha generado un vivo debate que opone, por un lado el relativismo cultural extremo que lleva a la aceptación de Nº 173 Febrero de 2011 cualquier práctica de pueblos ajenos al nuestro y, por el otro, la defensa de los derechos humanos universales. Las niñas Sandé de Sierra Leona, para dar un ejemplo, son enviadas al campo por semanas, cuando tienen su primera menstruación; allí son instruidas por comadronas acerca de las responsabilidades que implica su condición de mujer y luego son sometidas a la ablación de sus genitales; en algunas ocasiones, también se presenta la infibulación, la cual supone que en la noche de bodas el marido retire la sutura con un puñal. La cicatrización de estas heridas será prueba de la instrucción de la mujer y del reconocimiento que ella hace de su estatus y de sus obligaciones con la sociedad. Las niñas sienten temor, pero se identifican con esta práctica pues les permite realizarse como miembros en la sociedad a la que pertenecen. El control de la sexualidad se convierte así en un instrumento de cohesión social. Estas experiencias constituyen un proceso de aprendizaje parcialmente consciente, en el cual la generación de mayor edad induce, determina y obliga a la de menor edad a comportarse y actuar de acuerdo con la normatividad establecida. La correcta viabilidad de estos procedimientos permite la integración de cada uno de sus miembros a sus respectivos roles y responsabilidades, garantizando así el orden de la comunidad. En estas circunstancias, la protección de los derechos individuales puede traducirse en una amenaza para la continuidad de las comunidades tradicionales cuya cohesión social depende de que se sigan ejecutando dichas prácticas o rituales. La Declaración de los Derechos Humanos Universales suscita conflictos entre los derechos colectivos y los derechos individuales. Actualmente, los derechos humanos son una esperanza escrita sobre el papel: la cárcel de Guantánamo, la guerra de los Balcanes y las múltiples violaciones a la libertad de expresión y prensa son pruebas, más que suficientes, de que el tratado firmado en París en 1948 fue más un protocolo que una realidad y resulta paradójico llegar a juzgar a partir de esta Declaración las prácticas de otros, cuando el mismo modelo hegemónico no ha asimilado los principios que ha proclamado. Aunque con la declaratoria de los DH se estableció todo un cuerpo de Nº 173 Febrero de 2011 normas positivas, estas entraron en conflicto con esa identidad cultural que, según la misma legislación internacional y local, se debe proteger. Adicionalmente, el Estado difícilmente puede regular la educación tradicional, la cual es dominio privado de la familia. Fuente:http://acasadoouro.blogspot.com/2010_02:01_arc hive.html La percepción de lo que se considera un problema social varía de una sociedad a otra. En Occidente se han promovido los movimientos sociales a partir del reconocimiento de la inequidad en la distribución de los recursos, la exclusión y la falta de representación, la lucha de clases, entre otros. En las regiones denominadas del tercer mundo, la intromisión, el expansionismo y la imposición de Occidente son considerados como asuntos que requieren acciones directas. En este contexto, algunas prácticas rituales son tomadas como una verdadera arma de resistencia contra el colonialismo. En Egipto, las familias llevan a sus niñas a los hospitales para que les realicen la circuncisión, para evitar los problemas de salud que se presentaban cuando la cirugía era realizada por una comadrona en el hogar, pero esas familias no ven en esas prácticas un problema relacionado con el dominio masculino. En cambio, las feministas subrayan la existencia de una estructura inconsciente que jerarquiza los sexos y coloca al sexo masculino en una posición superior. Esas ideas estarían profundamente arraigadas en hombres y mujeres y justifican muchas costumbres que implican un sometimiento del sexo femenino. Las concepciones populares sobre el cuerpo femenino y la sexualidad llevarían a múltiples formas de violencia física y simbólica contra la mujer. Mientras tanto, en Colombia, la comunidad embera asentada en el departamento de Risaralda en el occidente del país, al registrarse varias muertes de niñas a causa de esta práctica, decidió, luego de una ardua campaña pedagógica en asocio con varias instituciones y Nº 173 Febrero de 2011 Fuente: http//3.bp.blogspot.com/_rdxXtYJpYXE/S8lPmg-p9EI/AAAAAAAAAoY/M8xGFcOfxR0/s1600/Burka.jpg Organizaciones No Gubernamentales (ONG), renunciar a la práctica de ablación o “curación”. Los medios de comunicación recogen una de las razones que provocaron la decisión de los embera al rechazo de la práctica en términos de que “ahora” consideran que no hacía parte de sus costumbres ancestrales, sino que se trataba de una práctica impuesta durante la conquista que las parteras realizaban sin una razón simbólica. Pese a que este era el único caso registrado en América Latina, es necesario estudiar las características en las que se desarrollaron estas consideraciones, pues en muchas ocasiones esos cambios se presentan por las presiones ejercidas dentro de estas comunidades por instituciones y organismos, más que por una conciencia definida que abarque la igualdad y el respeto para todos los miembros de la comunidad. No debemos olvidar que el cambio es el resultado de un desarrollo de las prácticas, ideas e instituciones en un transcurrir en el tiempo que lleva Nº 173 Febrero de 2011 consigo transformaciones difícilmente irreversibles. Para que los cambios sean reales, serios y modifiquen estructuras deben desarrollarse desde el interior y no solamente como una imposición, como un mandato externo. Es por esto que los mismos miembros de las comunidades, que algunas organizaciones han llamado “víctimas” deben ser aquellas que por sus experiencias se identifiquen con el problema y puedan buscar una solución. Como menciona Gabriela Mendoza: “El hecho de que el individuo haya crecido con ciertas actitudes y prácticas no lo condena a la incapacidad de reflexionar sobre ellas” (Mendoza, 2005); considerar lo contrario significaría pensar que las distintas comunidades necesitan de otros (Occidente) para visualizar sus problemáticas, y sería una forma de señalar su inferioridad. Por otro lado, debemos tener claras las diferencias que existen en las diversas culturas, al concebir el tiempo y el espacio. Las comunidades amazónicas consideran el tiempo presente como una reconstrucción de un pasado mítico que es necesario mantener. Mientras tanto, Occidente está constantemente transformando su presente para lo que considera un “mejor futuro”; su presente no es estático, por ello hay una infinidad de cambios, no solo tecnológicos, sino también morales e ideológicos que son mucho más fáciles de percibir en el transcurso del tiempo. Fuente:http://dempeus.nireblog.comcatcambio-climatico Hoy en día, en la sociedad occidental, los jóvenes ya no son sometidos a rituales de transición, no hay algo que les indique que son adultos, o al menos no algo suficientemente significativo. Esto los empuja, con frecuencia, a acercarse a grupos, pandillas, sectas y grupos armados, en los que se encuentra una cierta cantidad de rituales jerárquicos que les dan status social y una posición con deberes (Campbell y Moyers, 1996). Si no se transforman los rituales por solicitud de sus propios practicantes o a través de otras formas rituales con un alto contenido simbólico, que pueda suplir al anterior, el cambio que se presentará Nº 173 Febrero de 2011 será superficial, sin una consideración lo suficientemente estable y mucho menos con un significado que identifique a la población. Cuando esto ocurre, se pueden presentar de nuevo las prácticas que fueron en rechazadas en un determinado momento o surgir otras que pueden repercutir negativamente en los individuos y en su identificación como comunidad. Por ello son necesarias las transformaciones que realmente proyecten un cambio consciente, con un notorio significado colectivo, dentro del cuerpo de prácticas y normas que poseen las diversas comunidades, en donde se incluya la igualdad y el respeto a los derechos básicos y expresiones sensibles para todos y cada uno de sus miembros; sin llegar a ser parte de un modelo totalizador como ha pretendido, en sus políticas económicas y culturales, la globalización. Referencias Campbell, Joseph y Moyers, Bill, El poder del mito, Barcelona, Emecé Editores, 1996, 314 p. Mendoza Correa, Gabriela, “Derechos humanos y tradiciones comunitarias: el caso de la circuncisión femenina”, en: Estudios de Asia y África, vol. 40, n.° 02, mayo- agosto de 2005, México, Colegio de México, pp. 341378. Ardila, Paula Andrea, “No habrá más ablación femenina en los Embera- Chamies”, disponible en: http://www.eltiempo.com/colombia/ejecafetero/no-habra-mas-ablacion-femenina-enlos-embera-chamies_8431040-4, consultado el 20 de diciembre de 2010. “Colombia: etnia indígena prohíbe la ablación femenina”, disponible en: http://www.semana.com/noticiasnacion/colombia-etnia-indigena-prohibeablacion-femenina/148425.aspx, consultado el 20 de diciembre de 2010. Karem Rodríguez Ríos. Estudiante de quinto semestre de Antropología de la Universidad de Antioquia, es miembro del grupo de investigación Religión Cultura y Sociedad de la misma Facultad. Escribió este artículo especialmente para la Agenda Cultural Alma Máter. Nº 173 Febrero de 2011 Relativismo cultural vs derechos humanos: ¿confrontación o tolerancia? Rubén Darío Jaramillo Cardona Fuente: http://www.grupoenlacedenoti-cias.com/Noticafe/Internacional/se-queda-sin-revision-medica-portradicion-del-niqab.html Si por relativismo cultural entendiéramos la relación del fenómeno de la convivencia y el choque de muchas expresiones culturales, con valores diferentes o con acentos diferentes sobre problemas similares, el dilema que se nos presentaría nos impondría una pregunta: ¿los procesos de globalización que abarcan los derechos humanos como práctica social, como teoría y como utopía, pertenecientes a Occidente, de donde son originarios, se podrán imponer a otras culturas y continentes? ¿le damos igual valor a culturas diferentes? No es fácil para la filosofía del derecho o para los estudiosos de la cultura hacer reflexiones sobre este tipo de cuestionamientos porque son los contextos los que muestran algunas validaciones. Si la Constitución Política de Colombia permite autoridades indígenas, acepta instituciones autóctonas como los Nº 173 Febrero de 2011 resguardos y cabildos y en su territorio hay normas consuetudinarias que imponen castigos como el cepo (Andes-Antioquia) o similares, descritos para el pensamiento liberal como modalidad de tortura, estamos frente a acontecimientos claros que nos interrogan sobre cómo una práctica social tradicional se opone a unos valores constitucionales consagrados como ejercicio de la unidad nacional, como ejes conceptuales para originar un Estado legítimo y una justicia que debe producir cohesión social, al momento de resolver los conflictos entre particulares o ciudadanos súbditos de ese Estado. comportamiento social, no exento de conflictos políticos y sociales; para citar un ejemplo:¿qué hacer con un pozo petrolero descubierto en territorio de un resguardo, donde no hay interpretaciones que promuevan convergencias, ya que los principios filosóficos del pensamiento indígena confrontan radicalmente en su cosmovisión, en su ecoteología, con el pensamiento neoliberal que justifica explotaciones económicas al servicio del capital en todos los lugares del planeta e incentiva conceptos como regalías, responsabilidad social empresarial y otros, para permitir una salida al conflicto? Pero la realidad no es así. Y es desde la interculturalidad que se puede dar una respuesta transitoria a un problema que toca tanto las raíces de la identidad colectiva de una nación, como las identidades individuales de sus pobladores. La interculturalidad hace énfasis en las relaciones entre las diferentes culturas “que se fundan en el intercambio bidireccional, simétrico y personal, sustentadas en el principio de la aculturación, que a su vez consiste en la asunción mutua de elementos culturales y en el respeto de las identidades individuales”1. La interculturalidad, por su parte, se caracteriza por generar la intensidad de los contactos, promover la convivencia entre sujetos de distintas nacionalidades y hábitos, exigir construcciones de sociabilidad nueva, de otras regulaciones sociales allí donde es imprescindible permitir los lazos comunitarios que ayuden a construir vida cotidiana y, a su vez, sociedad civil orgánica. El modelo multicultural posibilita la convivencia y la tolerancia de etnias y expresiones variadas en el La interculturalidad no se opone al choque de conceptos, de valores e ideologías, pero interroga para permitir una misma configuración histórica. Es así como los inmigrantes de diez países y culturas diferentes conviven en Europa, en Estados Unidos, respetan sus raíces religiosas, sus rituales y fiestas, sus costumbres y celebraciones Nº 173 Febrero de 2011 Fuente: http://www.paradisweb.org/foro/paradis-club/8612.html originales, pero en la hora de la solidaridad y de mantener una comunidad viva deben asumir normas comunes o creadas por ellos mismos, punto en el cual los estatutos y reglamentaciones de leyes nacionales (por ejemplo de oficinas de planeación, usos del suelo, asuntos inmobiliarios — propiedad horizontal— o derechos políticos) tienen que sufrir cambios porque en los procesos globales, conceptos y prácticas como soberanía, ciudadanía, oportunidades laborales entraron en crisis. Hay en marcha una construcción de identidad colectiva inédita que debe aceptar la diversidad y corresponde a líderes políticos y religiosos destruir el fundamentalismo ideológico y educar de diferente manera para aprender “ciudadanos universales”. a ser Es un error que los legisladores y jueces franceses ordenen en sus escuelas y universidades que una inmigrante, francesa o no de origen musulmán, tenga que renunciar a la burka para sentarse en un aula de clase. Lo único que produce tal decisión es una confrontación; no se pueden imponer valores ni obligar por norma a renunciar a valores de orden moral o religioso, cuando el mismo Immanuel Kant fundamentó como uno de los derechos humanos más importantes el de “la libertad de conciencia”, derecho Nº 173 Febrero de 2011 que permea decisiones críticas y confrontadoras (en forma civilizada) de la legislación de un país a través de la “objeción de conciencia” frente a tópicos sobre los que nunca habrá consensos ni unanimismos en el seno de la sociedad, como el aborto o la eutanasia que implican conductas médicas o de administradores que no renuncian a principios éticos ni se apartan de prácticas específicas. Mientras este proceso intercultural avanza y se teje en medio de conflictos y de errores, ¿cómo debe operar la justicia y la jurisprudencia? En el debate entre el multiculturalismo y la interculturalidad está atravesada la justicia cotidiana y la resolución de problemas inmediatos. Son los políticos los que nos llaman la atención acerca de que las discusiones académicas deben tener límites y deben precisar salidas operativas a problemas de hondo calado como estos. Para mí, el relativismo cultural, el choque puntual de valores de distintas concepciones debe originar fallos diferentes, fundamentados y razonados desde una perspectiva integradora de la civilización, constructiva de la sociabilidad, ajena al interés nacional de imponer una sola visión de asuntos mediatizados por el enfrentamiento de derechos, porque es en este campo, el de los derechos fundamentales, donde se debe tejer la constitucionalización de la interculturalidad, dejando huella de lo que une a una sociedad y lo que la Nº 173 Febrero de 2011 separa, explicando la negativa a una absolutización de cualquier derecho humano, excepto del primero, la defensa de la vida. En cada caso concreto deben auscultarse los valores enfrentados, las soluciones que las diferentes justicias operan en la cultura (la indígena, la alternativa, la autoritaria) para comprender su impacto cuando se trata de asuntos interrelacionados con la convivencia urbana, no tanto con la rural, pues en las grandes ciudades, en ese archipiélago de objetos, carreras y de grandes multitudes, es donde hierven los conflictos de manera nueva y con mayores consecuencias. El relativismo cultural implica el estudio de una interculturalidad dialogante, donde se destacan sujetos específicos de derechos humanos: las etnias, las minorías, las mujeres, cuyos alegatos principales apuntan a la comprensión de algunos valores diferentes a aquellos que el sistema capitalista de producción impone día a día: el éxito, el prestigio individual, el dinero, la privatización de servicios públicos y otros. Valores como la ligazón de la tierra a la estructura de personalidad y la cosmovisión sistémica de las etnias o los derechos sexuales y reproductivos sobre los que el feminismo como ideología promueve la autonomía de la mujer para cierta toma de decisiones asociadas a la reproducción y al placer, o los hábitos de minorías colectivas como los gitanos, hoy cuestionados en la Francia de Sarkozy, deben construir tejido social, deben contribuir a una convivencia fuerte y segura, no solo con miras a enfatizar ciertas diferencias, ni a tolerar por tolerar lo que la epidermis social muestra como actitud comportamental diferencial en estos sujetos. La interculturalidad genera nueva regulaciones, una valoración positiva del inmigrante y su trabajo, una reflexión sobre unos ciudadanos (hijos de aquellos) que nacidos en tierra extranjera serán mañana una composición híbrida de costumbres, prácticas y usos, cuyo sincretismo será un desafío para el futuro en la sociología política, en el derecho y en la forma de hacer justicia, pues no primarán los criterios de la justicia ordinaria, sino que se renovará con visiones mestizas. Esta interculturalidad obligará a nuevos parámetros en la educación, trasformará a los docentes, o los excluirá si no asimilan los cambios sociales y culturales. Esta educación será un reto para la teoría de los derechos humanos que incluye el debate ética-derecho, la asunción de valores individuales y colectivos en su conceptualización, pero ubicada en cada caso concreto. Reto que demandará lecturas necesitadas del estudio de una “subjetividad” encarnada todos los días en actitudes, en enfoques y maneras de ver el mundo y de relacionarse diferente con el conjunto de ciudadanos de aquel país que acoge a los extraños, a los extranjeros. Nº 173 Febrero de 2011 guerra pretende solucionar algunos donde se sacrifica el derecho, por qué “medir” una minoría étnica con valores occidentales es un error, así como desconocer otras filosofías y posiciones ante el mundo. Fuente: http://www.flickr.com/photos/richphotog/40090099987/sizes/z/in/photos tream Toda sociedad está amenazada por fuerzas disruptivas, toda política busca la generación de identidad colectiva; todo proceso de sociabilidad es un intercambio de conductas que necesitan negociar o compartir una convivencia sana. Toda convivencia, toda política, toda clase de manifestaciones culturales necesitan reglas. Al operador de justicia le compete este estudio, un análisis del choque cultural, revelar cómo actúan libertades individuales mediatizadas por fenómenos religiosos que en algunos casos se enfrentan a la ley positiva y rechazan el mandato de unidad nacional. Al operador de justicia compete entender por qué la justicia ordinaria selecciona los conflictos básicos de una sociedad, por qué otros tienen soluciones alternativas, por qué la Pero el relativismo cultural no es absoluto y la propuesta de interculturalidad exige resultados. Es necesario que la norma jurídica origine cohesión social, sin producir permanentes posturas de dominio sobre quienes difieren sobre los valores de Occidente. El operador de justicia debe abrir su mente a nuevas temáticas desde una disciplina como la antropología, casi inexistente en los currículos de las facultades de derecho. El alto componente utópico de los derechos humanos desafía los tribunales. Los derechos morales se hacen positivos cuando una sociedad reclama un lugar digno en el mundo para cada ciudadano. Y si algunos ciudadanos desobedecen al Estado (salvo si abrazan hechos delictuales), corresponde a éste buscarles un “lugar”, aunque sean poco afines a sus leyes. La constitucionalización de la interculturalidad debería ser un principio de nuestra Constitución Política, valga la redundancia, para orientar la convivencia conflictual de nuestros habitantes. La globalización obliga a pensar de otra manera las relaciones locales, nacionales e internacionales y la dignidad humana de todo sujeto de derechos está en juego. Nº 173 Febrero de 2011 Bibliografía Bonalumi, Gilberto, “La apuesta por la interculturalidad”, Revista Letra Internacional, n.° 91, año 2006. 2 Krotz, Esteban, Antropología jurídica: perspectivas socioculturales en el estudio del Derecho, Barcelona, Editorial Ánthropos, 2002, 332 p. 1 Rubén Darío Jaramillo Cardona es Abogado de la Universidad de Antioquia. Actualmente se desempeña como Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Oriente. Escribió este artículo especialmente para la Agenda Cultural Alma Máter.