la rosa custodiada. participación ciudadana y gestión pública en

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LA ROSA CUSTODIADA. PARTICIPACIÓN
CIUDADANA Y GESTIÓN PÚBLICA EN
REUS, 1999-2003.
Trabajo que para obtener el grado de Doctor en Antropología
presenta
Jesús Armando Haro Encinas
Departament de Antropología, Filosofía i Treball Social
Universitat Rovira i Virgili
Asesor: Dr. Josep M. Comelles
Otoño, 2003
Índice
ii
Introducción
Agradecimientos
I. Investigar la participación: aspectos teóricos y metodológicos
La antropología y el estudio de lo político: etnografía y políticas locales
Historia metodológica: los ejes del registro
II. Participación y ciudadanía en el contexto actual
La crisis de la política representativa
Los variados conceptos sobre la participación
El espacio de lo público y la ciudadanía
Los dispositivos de protección y la participación social
Política local en un mundo global
Participación y asociación ciudadana
Experiencias municipales de participación ciudadana
Evaluación de la participación
III. Les arrels històriques: España, Catalunya y una vila anomenada
Reddis.
La Dura tellus Iberiae: el substrato étnico y geográfico
Catalunya la Vella, enclave en la reconquista cristiana de Hispania
De terras nullius: el origen de Reus
El ocaso catalán y la unión de los reinos de Castilla y Aragón
La consolidación de un modelo de nación bajo los Habsburgo
La bonanza con los Borbones de la ciudad Imperial y Atenta
Francesos per unos messos y españoles para toda la vida
Industria y ocaso del Antiguo Régimen
Menjar blanc, Reus y el catalanismo político del XIX
Los albores del siglo XX: de la Segunda República a la Guerra Civil
De cara al sol bajo la sombra del franquismo
Ja soc aquí: la restauración de la democracia parlamentaria
IV. España y Cataluña: sistema político y de gobierno
La estructura territorial del Estado Español
La estructura política de una monarquía parlamentaria
Desde la Moncloa: el gobierno como poder ejecutivo
Las Cortes Generales: el Congreso de los Diputados y el Senado
El poder judicial
De la administración del Estado
El ámbito autonómico y la Generalitat de Catalunya
El subsistema local
El ámbito municipal
El ámbito provincial
El ámbito comarcal
Otras entidades locales
La Unión Europea
iii
De los partidos políticos y del sistema electoral
V. “En nom de la Rosa”. Reus y el espacio de lo público
El espacio geopolítico reusense. Aspectos territoriales
Los pasos de un flaneur: Reus a cop d´ull
Aspectos poblacionales del municipio
Economía y sociedad a nivel local
Comportamiento electoral de los reusenses
Las elecciones municipales del 2003
VI. Desde Plaça del Mercadal. Gestión pública y participación en el
nivel local
El Ajuntament de Reus en perspectiva actual: imágenes prístinas
La estructura de la corporación y sus áreas de gestión
El Pleno Municipal y el área de Alcaldía
Los servicios económicos de Hacienda
De los Servicios llamados Generales
Servicios Territoriales
Los Servicios Personales
Las Empresas Municipales
Participación desde la municipalidad
Los que trabajan para el Ajuntament
De regidors y otros políticos
VII. Participación ciudadana y gestión de lo público en Reus
El movimiento asociativo ciudadano en Reus
Las asociaciones de vecinos
Las entidades culturales
Entidades de cultura popular catalana
Entidades de interés étnico y casas regionales
Entidades de interés social y solidario
Entidades de mujeres
Entidades de la tercera edad
Entidades juveniles
Entidades del sector sanitario
Entidades del sector educativo
Entidades de la naturaleza y del medio ambiente
Entidades deportivas
Otras entidades ciudadanas de intereses diversos
Entidades de interés religioso y espiritual
Entidades de interés económico y privado
Entidades laborales y profesionales
Las voces organizadas
Lo que dicen los que no hablan
VIII. Conclusiones: Para una cultura política de participación en Reus
iv
Expectativas sobre la participación en Reus
Los diferentes conceptos sobre participación
Obstáculos percibidos
Propuestas participativas de acción en Reus
Algunos ejes de reflexión a modo de conclusiones
Evaluación de las experiencias participativas en Reus
Lineamientos para una política de participación
Bibliografía
Bibliografía local
Bibliografía general
Índice de Cuadros y Figuras
v
I.1 Relación de entrevistas individuales
I.2 Relación de participantes en entrevistas grupales
II.1 Niveles de pertenencia a organizaciones ciudadanas. Países europeos seleccionados,
1990
II.2 Algunas experiencias de participación a nivel local
II.3 Esquema para la evaluación de experiencias de participación social
IV.1 Subsistemas de poder político en España 1978-2003
IV.2 Personal al servicio del sector público en España, 1999 (cifras redondeadas a
miles)
IV. 3 Distribución del gasto público por ámbitos de actuación y niveles de Gobierno en
España, 1996
IV.4 Composición Política de los Parlamentos Autonómicos España 1997-2001
IV.5 Grandes tipos de competencias entre el Estado Español y las CCAA
IV.6 Entidades locales por Comunidades Autónomas, España 2000
IV.7 Evolución numérica de las entidades locales, Estado Español 1975-2001
IV.8 Entidades del subsistema político local de Cataluña, 1998
IV.9 Órganos de las entidades locales en Cataluña
IV.10 Competencias municipales en España
IV.11 Distribución del gasto público por niveles de gobierno, España 1996
IV.12 Elementos configuradores del sistema electoral en el Estado Español, 2002
IV.13 Abstencionismo electoral y votos en blanco. España, elecciones generales y
referéndum 1977-2000
V.1 Habitantes en Reus siglos XVIII-XX
V.2 Población 1940-1996 Ciudades de la provincia de Tarragona
V.3 Población en Reus por grupos de edad
V.4 Origen de la población en Reus, 1996
V.5 Ciudadanos de origen extranjero en Reus
V.6 Población según grado de competencia del catalán por año de residencia, mayores
de 2 años, Reus, 1996.
V.7 Licencias económicas 1996
V.8 Regidores por partidos en Reus 1976-1999
V.9 Abstencionismo electoral 1977-1995 Baix Camp, Tarragona y Cataluña
V.10 Resultado de las elecciones municipales, Reus 25 de mayo, 2003
vi
VI.1 Organigrama de la corporación 1999
VI.2 Personal por dependencia y nivel salarial
VI.3 Impuestos municipales, Reus 1999-2003
VI.4 Subsidios 1998 por conceptos, relación al gasto anual y del capítulo por
dependencia/concepto, Ajuntament de Reus
VI.5 Formatos de participación ciudadana desde el Ajuntament de Reus
VII.1 Entidades ciudadanas inscritas en el Registro Municipal de Reus, 2000
VII.2 Asociaciones de Vecinos y Propietarios, Reus, 1999-2003
VII.3 Entidades Culturales de Reus, 1999-2003.
VII.4 Entidades de Cultura Popular Catalana de Reus
VII.5 Entidades de interés étnico y Casas Regionales, Reus 1999-2003
VII.6 Entidades de interés social y solidario, Reus 1999-2003
VII.7 Entidades de la Tercera Edad
VII.8 Entidades de Mujeres, Reus 1999-2003
VII.9 Entidades Juveniles en Reus, 1999-2003
VII.10 Entidades del sector Sanitario, Reus 1999-2003.
VII.11 Entidades del sector Educativo, Reus 1999-2003
VII.12 Entidades de la naturaleza y el medio ambiente
VII.13 Entidades Deportivas, Reus 1999-2003
VII.14 Otras entidades ciudadanas de intereses diversos
VII.15 Entidades de interés religioso y espiritual, Reus 1999-2003
VII.16 Entidades económicas y de interés privado
VII.17 Fundaciones, Reus 1999-2003
VII.18 Entidades laborales y profesionales, Reus 1999-2003
1
Introducción
El presente trabajo tiene como objetivo principal la exploración de un ámbito de
interacción poco definido y acaso ambiguo, que es complejo y difuso, pero que sin duda resulta
emergente y central para el actual ejercicio político: es el referido a la participación de los
ciudadanos en la gestión pública local. Trata, sobre todo, de relaciones, formas y canales, de
actores y sectores que interactúan, y que, en el caso que nos ocupa, tiene como protagonistas
principales a la clase política y sus brazos técnico-ejecutivos del Ajuntament, a las diversas
entidades civiles y a la ciudadanía no organizada. Son estos los sectores o actores que inciden
localmente en la vida pública de Reus, lugar donde se realizó este trabajo, una ciudad que
concentra casi toda la población del municipio del mismo nombre, situado en la Cataluña
meridional, y por lo tanto, dentro del ámbito político español y europeo, cuya influencia ha sido y
sigue siendo muy relevante en la vida local. Un sitio donde el tema participativo mantiene una
particular relevancia, motivada por sus nutridos antecedentes históricos de implicación de la
población en la vida pública y política, incluso más allá de lo local; donde hasta hoy existe una
intensa actividad participativa de variada raigambre que se canaliza por vías ciudadanas.
Pero, ¿porqué hablar de participación?, y, ¿qué es la participación?. Antes de precisar
estos términos y justificar la relevancia de tomar como el tema de la participación para escudriñar
un determinado sistema político, es interesante señalar que nuestro proceso de investigación se
originó de una solicitud dirigida a realizar un estudio sobre el tema de la participación, con miras a
implementar en un futuro mecanismos de participación de la ciudadanía en el nivel local reusense.
Este planteamiento inicial, relatado en mayor detalle en el capítulo I, actuaría como eje de un
proceso que nos llevaría a recolectar y analizar numerosos datos, obtenidos en campo o por
lecturas, y a la vez, abrir un espacio de reflexión de lo político vinculado a las actuales
perspectivas de la participación.
Nuestro rodeo por las raíces (les arrels) responde a una inquietud teórica que parte de
que hablar hoy de la necesidad de implementar mecanismos de participación ciudadana señala la
existencia de un proceso previo de exclusión de los ciudadanos en cuyo nombre el poder político
usurpa la supuesta soberanía popular, y más hondamente, de la forja de una brecha entre poder
político y sociedad que aquí nos parece relevante revisar desde una perplejidad antropológica
que no acierta de entrada a entender sin más explicación porqué muchos de nuestros informantes
señalaban pagar sin chistar impuestos que consideraban injustos, o con mayores regañadientes,
los peajes de las autopistas catalanas. “Siempre ha sido así”, “En política siempre es igual,
aunque algunos son peores que otros”, “Es así como funcionan las cosas en todos lados”, “De
nada vale protestar, al final siempre terminas pagando”. Estas réplicas y muchas otras
observaciones nos llevaron a intentar fundamentar nuestro análisis en términos de tratar de
comprender una cultura política que ha permanecido en constante evolución. Según nuestra
perspectiva es el trasfondo que subyace tanto en la constitución del actual sistema político
español, como en el pasivo y limitado contenido que mantiene el estatuto de ciudadanía.
Respondiendo su factura a múltiples factores que se han manifestado históricamente en estos
territorios, con orígenes y expresiones en niveles locales, del Principat, del Estado hispano, o de
procesos procedentes del resto del continente europeo. Tanto a hechos materiales (sistémicos),
como propiamente culturales (del mundo de la vida), sin soslayar los intereses estratégicos que
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bajo distintos modelos sociales y políticos operan para mantener un esquema basado en la
hegemonía de diferentes actores y sectores, relegando a la población mayoritaria, “el pueblo” a
una posición tradicionalmente subordinada, generalmente excluida de los procesos de decisión en
nombre de un interés público que en la práctica privilegia intereses privados.
El interés de estudiar este tema, que, para algunos pueda parecer dudoso o utópico,
cuando para otros resulta hoy más que nunca crucial, tiene no obstante sus usos discursivos y
demagógicos, connotaciones prácticas y también, creemos, resulta cada vez más relevante para la
estabilidad de un sistema político como el del Estado Español, el cual adolece de mecanismos
efectivos y legitimos de representividad, a la vez que el régimen actual, basado en la Constitución
Española de 1978, paradójicamente no ha supuesto la superación de las “Dos Españas” que se
fraguó en la Guerra Civil, sino la complejización de la división en al menos cuatro ejes que
representan las posiciones derecha-izquierda sumadas a las nacionalistas del centro y la periferia.
Por lo tanto, la relevancia del tema no estriba no solamente en las aportaciones potenciales que
un ejercicio político participativo pudiera cumplir para una deseable revitalización de la vida
democrática local. O en limitarse a considerar la participación ciudadana como un insumo
deseable para la modernización y eficientización de la gestión pública. A nuestro ver, su relevancia
se plantea sobre todo porque constituye un imperativo impostergable para la legitimidad del
sistema político en su conjunto, un necesario eje cohesionador y rector de la vida ciudadana que
tiende a tornarse cada vez más imprescindible, tanto en el marco local como en su entorno
político más amplio. En esta medida, indagar actualmente las posibilidades de la participación no
implica, desde luego, fundamentar nuevos mecanismos políticos para la estabilidad del sistema; al
contrario, su planteamiento es testimonio de la necesidad de un cambio fundamental en la forma
de hacer y entender el quehacer político, que amplía y profundiza el sentido de conceptos como
ciudadanía o democracia y señala la necesidad de modificar en forma radical la práctica y el estilo
de la gestión pública. De hecho, constituye un tema emergente en diversos ámbitos políticos de
Europa y otras partes del orbe, donde se han implementado o se intentan ensayar mecanismos
participativos de gestión pública.
Es a partir de la consolidación de lo que comúnmente se conoce como democracia
representativa, basada en el sufragio y en el concurso de los partidos políticos, que estos
conceptos han evolucionado para reivindicar el papel de los ciudadanos en la gestión de sus
intereses mas allá del ejercicio del voto, hoy insuficiente para legitimar decisiones políticas. A nivel
de cultura política, el momento marca la necesidad no solamente de reconocer la acción civil, sino
de incorporar nuevos mecanismos de interacción y participación de la población en las decisiones
de gobierno; pues, a la percepción ciudadana de que las decisiones más importantes son tomadas
en ámbitos cada vez mas alejados de su posible acceso, se opone una nueva tarea de la política
que consiste en adaptarse al ámbito local para enfrentarse a los retos que implica la globalización.
La participación se relaciona en este nuevo contexto con el concepto de "sociedad del riesgo", en
el que se ubica la novedad e incertidumbre en el manejo de las cuestiones sociales por una
continua redefinición del espacio de lo público y por los constantes cambios en el mercado
laboral y de consumo.
La nueva política reclama nuevas formas mas proclives a la cogestión que al monopolio en
la toma de decisiones que han de afectar a los ciudadanos. De hecho, el actual entorno de
incertidumbre obliga continuamente al aparato administrativo a redefinir sus prioridades en
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relación a la opinión de los ciudadanos, a intentar ubicar un determinado compromiso de
corresponsabilidad por parte de la población que asegure el convencimiento y la colaboración en
las actuaciones locales, y por ende, la legitimidad decisoria. Por otra parte, el imperativo
participativo se sustenta en factores de orden práctico, cuya importancia cobra relieve frente al
costo político que conlleva el no atender ciertos planteamientos clave que son centinela de nuevas
situaciones, y que por lo tanto, reclaman cambios substanciales en la manera de pensar o hacer lo
político. Pero, a pesar de lo anterior, no hay que olvidar que la participación es el ideal político en
el que se fundamenta el llamado "contrato social", que hace posible la noción misma de sociedad,
un concepto que aunque es un constructo social requiere de ser permanentemente actualizado,
pues es la participación lo que otorga sentido a la idea de socios de un contrato cuyo objetivo es
producir una determinada sociabilidad o un tipo de sociedad. La sociedad como comunidad
integradora de esfuerzos individuales y espacio de diálogo de lo político, concepto que proviene
de polis, política de la ciudad, y que alude a un cierto grado de debate sobre los asuntos de
orden público. Participación como expresión plena del concepto de ciudadanía, un concepto
ciertamente cambiante, que alude a un proceso histórico en las formas de actuación del Estado y
su relación con la población de un territorio. La pertinencia de la participación se sustenta a la vez
en la satisfacción de un secular reclamo ciudadano por intervenir en la toma de decisiones que
afectan su vida cotidiana o sus perspectivas de desarrollo.
Otro eje de reflexión consiste en las aportaciones de los mecanismos participativos en la
gestión pública. El ejercicio de toda función pública, como es en nuestro caso el que se lleva a
cabo a través de un ayuntamiento, requiere de un conocimiento adecuado y actualizado de la
población, no solamente de sus características socioculturales y económicas (nivel de ingreso,
educación, salud, habitación, etc.) sino también de sus opiniones, de su sentir, de su "decir", sobre
lo que esperan de tal institución y sobre los servicios que proporciona. Implica la adaptación y
correlación entre los ritmos de actuación politico-administrativa y los ritmos sociales: intentar que
la planificación, programación y presupuestación se adapten, y no a la inversa, a las circunstancias
sociales y económicas locales. También la consideración de las opiniones, demandas e intereses
de los distintos grupos de ciudadanos y segmentos de la población de tal manera que sus quejas y
demandas no solamente sean resueltas, sino que los "saberes locales" sean apovechados tanto en
programas sociales y actuaciones urbanas, por ejemplo, como en el diseño de políticas
específicas para un proyecto de ciudad inherente al ejercicio político.
El tomar parte en la cosa pública es el sentido elemental del concepto de participación.
Alude a la forma en que la población se compromete para lograr un objetivo común en un marco
de solidaridad y mutua ayuda, una práctica de reciprocidad que configura un determinado
contrato social o modelo de sociedad. Sin embargo, en el modelo actual de sociedad se
documenta la autonomización de un ámbito encargado de la administración de la cosa pública, el
referido al mundo político-administrativo que conduce la gestión pública en sus diferentes niveles
y sectores. Aparte de este marco organizado , laque constituye el sistema plítico formal u oficial,
la sociedad civil ejerce otro tipo de actuaciones en el ámbito común de lo público, siendo escasos
los espacios de cogestión y de debate entre clase política/técnica y los ciudadanos. Algunos
corresponden a iniciativas que intentan acercar ciudadanos a los márgenes de la gestión pública y
que en ocasiones se traducen en la concertación para actividades concretas. Participación apunta
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aquí al reconocimiento de la acción civil pero también a una necesidad o intento de revincular a
los ciudadanos con facultades que actualmente son competencia de la administración pública.
Existen al respecto abundantes señales de que los canales habituales, a través de los
mecanismos de la llamada democracia representativa, resultan hoy insuficientes u obsoletos para
vehicular adecuadamente la totalidad de las demandas y de servicios que reclama una ciudadanía
cada vez más diferenciada, con necesidades cambiantes y dinámicas. La importancia que el tema
ha adquirido se ubica a la vez en el interés que actualmente manifiesta la clase política por
implementar estrategias de proximidad hacia la ciudadanía, documentándose en forma creciente
experiencias de participación de la población en la gestión pública, impulsadas “desde arriba”, a
través de diversos órganos de diálogo -asesores y consultivos- que han venido implementándose
desde hace algunos años en distintas entidades políticas europeas, especialmente en el nivel local.
La participación ha pasado de ser un tema marginal en los programas de gobierno y de desarrollo
para ocupar un sitio central en la agenda del debate político actual.
No obstante el interés que el tema actualmente despierta en el ámbito político, merece
señalarse que las posibilidades de la participación de la ciudadanía en la gestión pública enfrentan
varios obstáculos para transformarse en una práctica efectiva y relevante. Entre ellos, la apatía
política que expresa gran parte de la ciudadanía hacia lo fundamentado en la mediación de los
partidos y organizado alrededor de elecciones, y que se manifiesta sintomáticamente en la
tendencia ascendente de los índices de abstencionismo electoral. Sin embargo, no hay que
soslayar que la participación de los ciudadanos en el espacio público se canaliza por otros
medios, incluyendo movilizaciones, bloqueos de circulación, grafittis, marchas, plantones, firmas
de peticiones, publicación de inserciones pagadas en la prensa, cartas a los diarios y otras
maneras de presión e impacto sobre la opinión pública. Constituyen formas selectivas de
participación en la “cosa pública”, siendo generalmente vehiculadas por asociaciones vecinales y
sindicatos, partidos políticos y comunidades de propietarios, entre otros; aunque algunas de ellas
tienen como fuente al ciudadano individual. También en la organización de iniciativas alternativas a
las acciones gubernamentales, algunas de las cuales compiten o complementan la oferta oficial que
se promueve desde los diversos niveles de gobierno, como sucede con las actividades que
realizan diversas entidades ciudadanas en ámbitos asistenciales, formativos, culturales, políticos y
deportivos, por citar algunos.
Otras barreras son las que se encuentran ubicadas en el aparato político y administrativo
para dar constancia a su vez de la factura de una brecha que separa a la gestión pública de los
ciudadanos. Conceptos como proximidad y receptividad entre un ayuntamiento y la ciudadanía de
un municipio, que hoy están de moda, testimonian la necesidad de construir nuevos canales de
comunicación, transformando las actuales tendencias que al respecto se perfilan en órganos de
cogestión, de planeación local y formación de redes, en la concertación de intereses para la
búsqueda del bien común. También cabe la conveniencia de ofertar los servicios considerando el
punto de vista de los usuarios, facilitando y haciendo más eficiente su entrega mediante la
ampliación y mejoramiento de la oferta. En estas condiciones la toma de decisiones respecto al
quehacer político se dificulta cuando se desconocen los diferentes intereses ciudadanos, ya sea
porque el panorama se ha complicado más como efecto del aumento de las migraciones, o por el
incremento en el número o en el variado carácter de intereses y organizaciones civiles que han
proliferado en el contexto actual. La interlocución en estas circunstancias suele ser captada por
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unos cuantos actores, quiénes monopolizan la voz de los que no se manifiestan por los canales
formales, quedando muchas veces fuera de los planes y programas de los gestores de gobierno.
El desconocimiento de los canales de comunicación suele ser también un obstáculo para efectuar
acciones congruentes con el sentir de los diferentes ciudadanos que conforman un ámbito de
gestión. La participación ciudadana se convierte entonces en uno de los mecanismos de contacto,
que por ser más amplio es quizás más indefinido.
¿Qué se entiende aquí por “participación ciudadana”?, ¿Y cómo puede ser evaluada?.
Para llevar a cabo esta tarea hay varios problemas que merecen asentarse. En primer término,
destacar el hecho de que no existe una definición conceptual y operativa, y que se encuentre
consensuada, sobre lo que constituye la participación. Como veremos, son muchos los sentidos
que otorga la ambigüedad de este término, frecuentemente invocado pero pocas veces definido
con precisión . En segundo, porqué a pesar del importante bagaje de experiencias acumuladas
durante las últimas décadas han sido muy escasos los intentos de evaluación. Estos nos
permitirían reconocer los elementos clave para la implementación operativa de modelos
participativos, y avizorar, por tanto, los retos y las perspectivas que éstas y otras futuras
experiencias enfrentarían en el marco del contexto actual, caracterizado por un lado, por el
individualismo que el neoliberalismo fomenta a partir de la globalización de un modelo económico;
y, por el otro, por el resurgimiento de numerosas propuestas comunitarias centradas en el
bienestar colectivo.
El abordar un fenómeno local, como aparenta ser la participación ciudadana en una
ciudad con cerca de cien mil habitantes como lo es Reus, tiene ciertamente el riesgo de pretender
limitar el marco de observación al nivel local. También el pensar que, en una ciudad que cuenta
con intensos antecedentes históricos de involucramiento civil en la vida política, y donde existe hoy
un interés manifiesto de la clase política por impulsar la participación ciudadana, existen motivos
suficientes para acotar el tema de estudio a la perspectiva de nuestros sujetos de estudio. Sin
embargo, a medida en que avanzamos en el análisis de la información recolectada, nos fuimos
percatando de la necesidad de ampliar nuestro enfoque, al entender que nuestro tema se inscribe
en un marco geográfico e histórico mucho más amplio que el nivel local. Y que no era posible
comprender, y mucho menos proponer alternativas, sin tener el referente de su evolución en la
península como una parte de Europa occidental que mantiene ciertas peculiariedades, pues, como
revisaremos, Cataluña dentro de España es una entidad altamente diferenciada y particular, y
también España constituye a su vez una excepción dentro de Europa. La dinámica política de Reus
no puede ser comprendida al margen de la evolución de la sociedad catalana, española y europea
de al menos los últimos doscientos años, de la misma forma que su vida municipal en la actualidad
tampoco puede ser entendida al márgen del municipalismo catalanista de izquierdas.
El situar el estudio de la participación en una ciudad de tamaño intermedio nos permite
en teoría acceder quizás de una forma más comprensiva a nuestro tema. Considerando que,
precisamente, es en este nivel donde mejor podemos advertir la incidencia que mantiene hoy tanto
lo local como lo global, lejos del grado de complejidad propia que plantéan macrópolis como
Barcelona, Madrid o París, donde existen dinámicas muy propias y realidades que muy rápida y
continuámente se transforman bajo la presión demográfica y económica; o a la inversa, en
ciudades pequeñas y pueblos, donde suponemos que la dinámica política local en buena medida
está aun impregnada de la cercanía física, el contacto cara a cara y unas fuertes tradiciones que
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amenazan con limitar el estudio del tema dentro de un marco excesivamente localista, que
solamente pueda dar cuenta de una realidad estrictamente acotada y particular. Por este motivo al
elegir una ciudad mediana como lo son Reus, Tarragona, Sabadell o Terrassa, donde lo local se
encuentra articulado en buena medida con la sociedad global, tiene para nosotros un interés
suplementario: que los hallazgos no necesariamente se limiten a la ciudad donde se realizó este
trabajo y estos nos sirvan de modo ejemplar para comprender la forma en que lo político tiende a
reorganizarse en contextos similares.
Segunda ciudad de Cataluña a principios del siglo XX, como consecuencia de su papel
vanguardista en la transición del mercantilismo al capitalismo industrial, Reus se ha caracterizado
por una base industrial temprana, siendo también, históricamente, una ciudad de servicios con
proyección supra-comarcal. Reus expresa una fuerte identidad local, que se muestra en una intensa
tradición de intervención de la población en asuntos de interés colectivo, con un marcado tarannà
participativo. Y por tratarse de Reus, una ciudad que siempre o casi ha estado a la vanguardia de
España, de Cataluña y Europa como sitio de expresión de relevantes procesos sociales, constituye
a la vez por su historia una especie de laboratorio en pequeño que sintetiza en su seno complejos
procesos que luego tienden a presentarse en otras partes del orbe, pues Reus es como una
Barcelona chiquita, una urbe que aunque es petita y a veces provincial nunca ha dejado de ser un
enclave vanguardista donde se anteceden procesos y sucesos que después tienden a replicarse en
otros sitios, o que aquí otras novedades se manifiestan con particularidad excepcionalidad.
Ejemplo característico de la presencia de una burguesía autóctona que desarrolla proyectos de
vanguardia, pero a la vez, con una amplia base de clases medias, gracias a lo cual, la identidad
local se ha podido mantener a pesar de los profundos cambios que ha sufrido el Camp de
Tarragona desde la aparición de la industria petroquímica, la conversión de la Costa Daurada al
negocio turístico de masas, y más en general, con la inmersión de Cataluña en la actual fase de
globalización de la economía capitalista. Las perspectivas de la participación ocurren actualmente
en un contexto que camina muy de prisa hacia una conurbación metropolitana, dentro de la cual
ciudades como Tarragona, Reus o Valls parecen en peligro de perder su identidad, para verse
reconvertidas y masificadas, vulnerables frente al interés económico y en aras de subsumir a este el
interés social, víctimas de la especulación urbana y de la ideología del consumo individualista,
homogeneizadas además con estándares de muy bajo contenido cultural.
Los cambios macro-económicos recientes significan un replanteamiento de las relaciones
entre los centros urbanos del área del Camp de Tarragona, lo cual exige, a nuestro ver, la
apertura de un debate sobre el significado de la identidad local, que creemos que solamente
podrá ser articulado de forma participativa pues requiere de intencionalidad y del concurso amplio
de sus sectores sociales. Fue algo que bien nos señaló uno de nuestros entrevistados, líder de una
asociación cultural local: “...en aquests moments hauriem de fer un inventari dels valors que
tenim a la nostra ciutat, amenaçats per la globalitat, i fer un esforç perque aquesta feina
feta de molts anys no vagi en retrocès. I aixó s'ha de fer entre tots, i ès una assignatura que
tenim pendent, perque si no, les entitats per si mateixes no podran assolir el nivell que es
requereix. Està molt bé que es faci alló o aixó o es crein coses noves, perque segurament
son necessaries, dintre la nostra ciutat mateix s'han creat moltes associacions per les
periferies i tant que hi han de ser, però ens falta ara aquest analisi per lligar-ho tot, per
veure on som, no per crear coses noves, perque perdrem llençolets de les que ja tenim.".
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Lejos de agotarse en su contexto particular, nuestro intento de servirnos del caso de Reus,
creemos que nos permitimos sostener que la pertinencia de un estudio como el presente estriba en
su posibilidad de servir como una ventana que nos permita atisbar hacia temas y reflexiones
mucho más amplias, y que desde una perspectiva que pretendemos tenga una fundamentación
antropológica, nos lleve a cuestionarnos a través de nuestros hallazgos empíricos e indagaciones
documentales que significan los conceptos en que se basan los discursos que hoy utilizamos al
pensar la participación de la ciudadanía en la gestión de los intereses públicos.
Este trabajo comprende siete capítulos temáticos, mas un octavo y final de conclusiones,
seguido de la bibliografía. El primero corresponde a la propuesta teórica y metodológica que
fundamenta nuestro estudio, revisando primeramente las aportaciones que desde la antropología
se han hecho para el estudio de los fenómenos políticos, para luego, en un segundo apartado,
referir los aspectos metodológicos. El segundo contiene una necesaria reflexión teórica sobre el
tema de la participación, repasando la evolución histórica de conceptos como el espacio de lo
público, el carácter de la ciudadanía y los cambios en la concepción de la democracia, centrando
la exposición en el contexto europeo. Revisa también sus implicaciones para un momento como el
actual, caracterizado, entre otras cosas, por el surgimiento de lo “glocal”, que alude a la forma en
que influencias lejanas inciden en el nivel local. El tercero, abocado más específicamente a nuestro
estudio de caso, explora las raíces históricas mediante las cuales en Reus se ha estructurado lo
político, abarcando para tal objetivo tanto hechos históricos previos a su conformación como
ciudad, como situaciones diferenciales derivadas de su condición catalana dentro del Estado
Español. Las particularidades del sistema político español constituyen a su vez el tema del cuarto
capítulo, que describe sus actuales bases enfatizando en torno a la repartición de competencias
entre los distintos niveles que lo estructuran en el nuevo marco del Estado Autonómico. El quinto
(“En nom de la Rosa”), ofrece una semblanza de la ciudad de Reus en sus aspectos etnográficos
más generales, incluyendo, además de elementos impresionistas, una descripción de sus aspectos
básicos como núcleo urbano y poblacional. El sexto (“Desde la Plaça del Mercadal) presenta un
panorama de la forma en que la gestión pública es asumida a nivel local por el Ajuntament de
Reus, prestando especial atención a aspectos que consideramos relevantes para el tema de la
participación. Un séptimo intenta resumir posiciones rescatadas desde la ciudadanía organizada y
no, describiendo el mundo asociativo ciudadano de Reus y las expectativas que los ciudadanos
tienen sobre las posibilidades de participar en la gestión que se realiza desde el Ajuntament.
Finalmente, el octavo y último capítulo presenta conclusiones derivadas de nuestro estudio, en
plan de reflexiones y lineamientos para la implementación de experiencias participativas en el nivel
local.
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Agradecimientos
Resulta imprescindible en un estudio como este -que ha contado con el tiempo, la
colaboración y la paciencia de tantos ciudadanos abordados formal e informalmente, como
también, de la valiosa ayuda de quienes nos apoyaron de forma más directa en nuestras labores
de investigación-, expresar un sensible y profundo agradecimiento a cada una de estas personas
que compartieron desinteresadamente sus conocimientos locales con nosotros, siendo algunos
incluso entusiastas colaboradores de nuestro empeño. Por esto deseamos agradecer, en primer
término, a nuestros informantes de Reus: ciudadanos y ciudadanas, representantes de entidades e
instituciones de la ciudad, de los partidos políticos, personal municipal y cargos electos. Y a los
reusenses con quienes tuvimos oportunidad de interaccionar informalmente, haciendo de nuestras
indagaciones una tarea interesante y grata, a veces incluso divertida. Sin duda alguna, han
conseguido que Reus deje una huella indeleble que difícilmente se podrá borrar para nosotros. En
lo muy personal, Reus quedará como otra Acarigua, otro Burapaco, otro Chilpancingo, Nogales
o Barcelona, otro sitio cuyas enseñanzas han resultado ser, logrando incorporarse no solamente a
nuestro currículum vitae sino a la propia biografía.
En segundo lugar, a nuestros colaboradores más inmediatos, quienes nos allanaron este
sinuoso camino que resultó nuestro intento: a Nuria Valls y a Rosa Ruiz, del Ajuntament de
Reus, por sus orientaciones sobre el terreno y los contactos locales. A Eugeni Porras, colega y
compañero del doctorado en antropología, quién participó en el proyecto inicial que daría origen
a esta tesis, especialmente a cargo de las entrevistas con ciudadanos organizados, y coresponsable en la organización de las entrevistas grupales. En las que contamos con el apoyo
decidido del personal del Ajuntament (Centro Cívico Mas Abelló y La Palma). A Rosa Casas y
Anna Prats, alumnas de antropología de la URV, quienes nos auxiliaron con visitas etnográficas,
entrevistas, sistematización hemerográfica y captura de datos. La colaboración de todos estos
compañeros en la recogida y tratamiento de información ha sido una fuente muy importante para
nuestro trabajo. Merece de parte mía otorgar a este equipo parte de los créditos, aunque la
responsabilidad por todo lo aquí dicho sea únicamente imputable al suscrito, o, en su caso, a
nuestros informantes, cuyas aportaciones textuales aparecen siempre entrecomilladas.
Hay dos personas en México hacia las cuales me siento obligado a manifestar
especialmente mi agradecimiento. Una de ellas es Catalina Denman, quién ha sido compañera de
trabajo, jefa de programa, asidua interlocutora y mi entrenadora en las artes investigativas durante
esa etapa de formación profesional que han resultado ser mis labores como profesor-investigador
del Programa de Salud y Sociedad en El Colegio de Sonora, institución a la que debo el apoyo
que hizo posible mi estancia en tierras hispanas por poco más de cinco años. A ella y a esta
institución, que hoy dignamente dirige, debo particular gratitud por soportar mis (extra)vagancias y
confiar en, o al menos tolerar, mis erráticas campañas. El otro es Eduardo L. Menéndez,
argentino-mexicano que ha formado generaciones de antropólogos y médicos sociales en
América Latina y en España, cuyo rigor académico y ética del compromiso nos han enseñado a
muchos que “no hay vía regia para la ciencia y quién quiera llegar a ella debe escalar sus
escarpados senderos”. A ambos manifiesto mi más caro aprecio por la solidaridad, ayudas y
asesorías recibidas, antes y durante mi permanencia en Cataluña. Su apoyo y ejemplo fue
determinante para la culminación de mis estudios de doctorado.
9
También fue muy relevante para nuestra estancia el concurso de los amigos que en estos
terrenos peninsulares. Me abrieron sus casas y su corazón y puedo decir que por ellos nunca me
sentí aquí extraño o ajeno, compartiendo conmigo muchos momentos y pasiones. A Miguel Angel
Bautista y a Antonia Trillo, su inmensa hospitalidad y compañía; a Juan Carlos Benavente por las
ayudas en la redacción y en la corrección del catalán, algo que también agradezco, entre muchas
más cosas, a mi grandísima amiga Cristina Trullá, y también a Juan Carlos Monzó, devotos y
leales todos ellos, que también los hay. A Emilio Ruíz no le digo nada. Ya sabe que el recuerdo es
lo mejor de todo, como también el resto de nuestros Amigos comunes, cuyo abrazo es muy
numeroso e intenso. Finalmente, a José “Pepe” Iglesias, quién actúo como mecenas en el último
escalón de esta tesis con incomparable generosidad, y a Liz Ferrer, por su amabilísima
hospitalidad en nuestra última etapa de campo.
Durante nuestra investigación gozamos también de una muy atenta acogida por parte del
Ajuntament de Reus y es algo que no podríamos dejar de mencionar. Por la disponibilidad de un
lugar para trabajar en el edificio municipal y las facilidades para movernos libre y amablemente
dentro de un espacio para nosotros desconocido. Nos ayudó a observar como se convive en el
día a día y presenciar los formatos en que tienen lugar las relaciones entre políticos, técnicos y
ciudadanos, algo que fue muy importante para nosotros. Más resulta reconocer aquí que este
estudio no hubiera surgido de no haber sido por el interés personal que el actual alcalde de Reus,
Lluis Miquel Pérez, manifestó al promover que este tema fuera investigado por una institución
independiente como lo es la Universitat Rovira i Virgili y su Departamento de Antropología
Social i Filosofia, la “casa nostra” donde se recogió la iniciativa en la que nos veríamos
personalmente implicados. Ambas instituciones, Universitat y Ajuntament, merecen nuestro
reconocimiento por la apertura e interés manifestados en el desarrollo de un proyecto que resulta
ser una apuesta emergente, por sustentarse en el uso de metodologías cuya aplicación es
novedosa y experimental en un campo de conocimiento que es sin duda de mucho interés social,
académico y político. Y aunque en esto obra en buena medida el espíritu que anima hoy a estas
instituciones, digno es señalar que la sensibilidad de las personas concretas que ocupan los
cargos, con quienes tuvimos la buena estrella de relacionarnos, también fue de considerable peso.
A la vez, reconocer la amabilidad y eficiencia del personal de las bibliotecas que consultamos:
Centre de Lectura y Biblioteca Xavier Amorós en Reus, Biblioteca de Catalunya, Biblioteca
de Ciencias Sociales de la Universitat Autónoma de Barcelona, y otros acervos en distintas
facultades de la Universitat de Barcelona y la Rovira i Virgili.
Nuestro agradecimiento aquí para Oriol Romaní, profesor y amigo, por sus consejos y
asesorías a lo largo de todo el proceso de investigación, muchas de las cuales tuvieron lugar en el
tren que va de Barcelona a Tarragona o en su camino inverso. Y, finalmente a nuestro asesor de
tesis, el Dr. Josep María Comelles, quién se involucró mucho más de lo que es usual y formal en
toda esta larga trayectoria nuestra, que comenzó queriendo ser un ejercicio de etnografía rápida
sustentado en grupos focales y terminó siendo la tesis del suscrito, luego de más de tres años
pasados en la redacción, análisis y recogida de datos; en los cuales “Commie” manifestó una
refinada paciencia para con nuestros torpes empeños, corrigiendo enfoques teóricos previos y
sugiriendo tips metodológicos, ampliando nuestra bibliografía y discutiendo en sendas reuniones
de supervisión nuestros hallazgos de campo que aderezaba con consejos y grandes dosis de
confianza en nuestro concurso. Nos acompaño también en dos de las entrevistas grupales, y editó
10
y amplió en su momento con reflexiones propias una primera versión del capítulo dos, el referido
al marco teórico sobre la participación, muchas de las cuales retomamos en nuestra redacción por
considerar que iluminaban nuestra comprensión al representar la experiencia de un testigo
presencial de la vida política en el Principado, siendo de alta valía las charlas que mantuvimos en
forma intermitente durante estos años, tanto en la calidez de sus aposentos universitarios como en
la sobremesa de varias taulas de la Imperial Tarraco. En lo personal, su apoyo moral a nuestra
“campaña” fue quizás el factor clave que nos permitió lograr culminar este trabajo, por lo que
cualquier palabra o frase de agradecimiento a su persona resultaría ahora quizás poca cosa.
De todos modos, las gracias nunca están de más porque nunca sobran, aunque, me
atrevería a decir que de alguna manera este trabajo es -en cierta buena medida- también suyo,
como también lo es -en otro tenor- del resto de personas e instituciones implicadas, quienes nos
alumbraron, enriquecieron y ampliaron en nuestra empresa. Debo decir, por honestidad, que yo
aquí solamente he juntado cabos sueltos, si bien, es cierto que algunos estaban muy arrinconados
o revueltos. Tampoco fue tarea fácil inventar o descubrir un modelo de análisis que nos permitiera
ordenar e interpretar coherentemente tantos datos recogidos en campo y gabinete, pues, como
fuimos viendo, el laberinto en el que terminamos injertos tenía muchos pasadizos y aristas que no
atisbábamos al principio, otras incluso surgieron casi al final del proceso de redacción. Igual
(como dicen aquí), esta suerte de collage de visiones que el lector ahora tiene en manos no posea
acaso más que un valor testimonial, no solamente de las voces que aquí se expresan, sino de
cómo un forastero observa e interpreta una realidad que le resulta a la vez ajena y familiar. Y
seguro es también una versión muy personal y sin duda apasionada que no rechaza incorporar el
sentimiento a la reflexión e interpretación de lo aquí visto y vivido. Si se nos permite (si no, me
temo que también) quizás podamos terminar este apartado diciendo como Pablo Neruda escribió
en su Canto General: “Yo estoy aquí para contar la historia”. Gracias a todos por ayudarme, o,
mejor dicho, por ayudarnos.
11
Capítulo I
Investigar la participación: aspectos teóricos y metodológicos
La antropología y el estudio de lo político: etnografía y políticas locales
Recurrir a las herramientas teóricas y metodológicas de la antropología para abordar el
estudio de la vida política constituye, sin duda alguna, una tradición que se remonta no solamente
a los inicios de la disciplina, sino al espíritu mismo que da origen a una ciencia de lo social,
unitariamente nebulosa en sus orígenes, y que luego se desgaja en distintas disciplinas o
“especialidades” que abordan el análisis de lo político desde sus respectivas atalayas: sociología,
derecho, sicología social y ciencia política, las cuales van a especializarse no solamente en
relación a su objeto de estudio -que considera lo político como un ámbito relativamente
autónomo y diferenciado-, sino también, dentro de un esquema de análisis que ha tendido a
identificar lo político con lo gubernamental, y de ahí, a centrarse en los partidos y en los procesos
electorales, en el funcionamiento de los órganos de representación y gobierno. En este sentido, la
investigación de lo político ha tendido al uso privilegiado de metodologías más bien cuantitativas,
caracterizadas por partir de un marco que previamente ha creado sus categorías antes de
interrogar la realidad social. Marcando una tendencia propiciada por el hecho de que el
positivismo ha predominado durante el siglo XX como marco referencial, marcando con ello una
adhesión de numerosas corrientes teóricas sociales al orden, epistemológico y político,
12
establecido, si bien con numerosas excepciones, que aunque que ciertamente no han sido las
hegemónicas, han asentado una tradición analítica de lo político con el uso de métodos
comparativos, observaciones sobre el terreno y el cotejo de instituciones y normativas.1
Proponer que los orígenes de una mirada antropológica de lo político han estado de algún
modo presentes desde los inicios del pensamiento social implica –en nuestro caso- explicitar que
es lo que aquí entendemos por antropología, y si existe acaso una tradición antropológica de lo
político que puede hacer remontar sus orígenes hasta abarcar a los precursores que hoy reclaman
otras disciplinas humanas. Justificar acaso la originalidad de un enfoque que pretende comprender
al ser humano en su totalidad, aun a riesgo de violentar la visión que muchos antropólogos
contemporáneos pudieran tener hoy sobre una disciplina, que, al igual que las demás, se
fragmenta cada día más en el empeño por la hiperespecialización. Interesa destacar que
precisamente la antropología -a diferencia del resto de las ciencias sociales- nació íntimamente
emparentada con las ciencias biológicas, en un ambicioso intento de conjuntar ramas que hoy
están bastante alejadas las unas de otras, como la genética y la biología, la paleontología, la
lingüística, la geografía, la arqueología y la sicología e historia culturales. Aludir a un intento
titánico por contender el marco en el que se expresa la condición humana, que dio origen, en todo
caso, a la propuesta de constituir una ciencia integral que diera cuenta del hombre en su totalidad.
2
No obstante, y quizás a causa de percatarse de la complejidad de esta tarea, la
antropología desde fechas relativamente tempranas de su institucionalización, como disciplina
académica y cátedra universitaria, optó –siguiendo al resto de las ciencias sociales- por ir
acotando su terreno en forma más especializada. A sustituir –no sin contradicciones,
ambigüedades, revisiones y resistencias, que continúan hasta ahora- el afán holístico que le ha
había sido distintivo por delimitaciones más precisas en torno a la especificidad de sus objetos y
métodos de estudio. Y a aplicar adjetivos o etiquetas discriminadoras al nombre de la disciplina
con el fin de delimitar el marco de observación, y, con ello, marcar un territorio analítico, eligiendo
1
Partiremos de considerar que las ciencias sociales se crearon para analizar las sociedades occidentales y la
modernidad, algo que los antropólogos han tendido a cuestionar en la medida en que han encontrado
cuestionables sus pretensiones de universalidad, remarcando la ausencia de una perspectiva relativizadora en
estas ciencias. Ver al respecto de A.Giddens: Política, sociología y teoría sociológica Ariel, Barcelona, 1997.
Una crítica antropológica radical de la ciencia social convencional llegaría a afirmar que esta se inspira en
concepciones ideológicas que reflejan visiones del mundo de los grupos dominantes en las sociedades
occidentales. Véase J. Gledhill: (1999) El poder y sus disfraces Bellatera, Barcelona, 2000. A pesar que esta
opinión parece ser demasiado benevolente con la antropología, nos gustaría subrayar que la proclividad
crítica de esta disciplina no es debida ciertamente a opciones ideológicas, sino más bien a condiciones propias
de las experiencias de campo y a cierta disposición epistemológica derivada del contacto prolongado con la
alteridad.
2
Retomamos en este planteamiento a Claude Levi Strauss, quien considera que “La antropología social ha
nacido del descubrimiento de que todos los aspectos de la vida social –económico, técnico, político, jurídico,
estético, religioso-, constituyen un conjunto significativo, siendo imposible comprender uno cualquiera de
estos aspectos si no se lo coloca en medio de los demás. La antropología social tiende, pues, a ir del todo a las
partes, o por lo menos a otorgar prioridad lógica al primero sobre las segundas (…) Ya se proclame ´social ´o
´cultural´ la antropología aspira siempre a conocer al hombre total, considerado en un caso a partir de sus
producciones y en el otro a partir de sus representaciones” C. Levi Strauss: (1954) “Lugar de la antropología
entre las ciencias sociales y problemas planteados por su enseñanza” en Ibíd.: (1958) Antropología
estructural Piados, Barcelona, 1995, págs. 369-370.
13
como apellidos los apodos de antropología social, cultural, etnología, y después, los de las
especialidades que, conformándose, darían origen a distintas escuelas teóricas: antropología
económica, materialismo y ecologismo cultural, antropología política, antropología simbólica,
estructuralismo, y muchas otras más.3 Con el tiempo, el territorio marginal se convertiría en un
cajón de sastre donde la antropología recogería el estudio de temas y minorías dejados de lado
por otras disciplinas sociales.
¿En que consiste, pues, lo característico del abordaje antropológico?. A nuestro ver,
existirían varios elementos “patognomónicos” de la disciplina, cuya conjunción –más que el
acento en uno de estos rasgos vistos en forma aislada-, sería lo que resultaría característico de
su(s) enfoque(s), aun cuando estos elementos no se encuentren siempre presentes en todos
aquellos empeños que reclaman su adscripción a la disciplina. Un primer elemento es el que
encontramos íntimamente relacionado con su objeto prístino de estudio, consistente en el estudio
privilegiado de la “Otredad”. En una primera etapa enfocado hacia las sociedades llamadas
“primitivas” para luego contender con el estudio de la diversidad cultural, hasta englobar las
tendencias actuales, en las que encontramos al quehacer antropológico entretenido en el estudio
de su propia sociedad (anthropology at home, o chez nous). Aun cuando pocos antropólogos
reconocen actualmente esta especificidad de objeto, para nuestra visión estos orígenes
enclavados en la alteridad, en contextos microsociales y exóticos, permanecen no solamente
como antecedentes históricos del devenir de la disciplina, sino que mantienen consecuencias
epistemológicas, teóricas y metodológicas, que revisaremos.4
Un segundo distintivo, sin duda más consensuado, es el que tiene que ver con la
centralidad del trabajo de campo en la disciplina y en la calidad del etnógrafo como testigo ocular
que recoge información de primera mano.5 Con el empleo consecuente y privilegiado de métodos
3
La confusión que impera respecto a la identidad de la antropología está patente en las diferentes formas en
que el quehacer antropológico es entendido en distintos contextos nacionales. “En los EE.UU., por ejemplo, el
término anthropology se refiere a una amplísima disciplina que integra tanto el estudio biológico como el
estudio social del hombre, incluyendo la lingüística y la arqueología. En Francia la palabra anthropologie es a
menudo entendida en su sentido biológico, mientras que en Alemania Anthropologie tiene todavía un fuerte
sabor filosófico. En el Reino Unido anthropology se confunde prácticamente con social anthropology, es
decir, con la dimensión social de la disciplina, aproximadamente lo que los norteamericanos denominan
cultural anthropology, los franceses ethnologie y los alemanes Ethnologie. Por su parte, la palabra inglesa
ethnology no existe prácticamente en el vocablo antropológico del Reino Unido, mientras en los EE.UU.
connota estudios de reconstrucción histórica” J. R. Llobera: La identidad de la antropología Anagrama,
Barcelona, 1990, pág. 27.
4
Si bien los orígenes de la antropología han ido aparejados al estudio de las sociedades llamadas “primitivas”,
para algunos autores (como Evans-Pritchard: Social anthropology and others essays, 1962) ha sido la práctica
y la conveniencia lo que ha definido esta delimitación y no una especificidad de objeto, hoy inaceptable para la
mayoría de antropólogos por razones profesionales. “La antropología - siguiendo a Lévi-Strauss otra vezapunta a un conocimiento global del hombre y abarca el objeto en toda su extensión geográfica e histórica;
aspira a un conocimiento aplicable al conjunto de la evolución del hombre desde, digamos, los homínidos
hasta las razas modernas y tiende a conclusiones, positivas o negativas, pero válidas para todas las
sociedades humanas, desde la gran ciudad moderna hasta la más pequeña tribu melanesia” C. Lévi-Strauss: op.
Cit. 1958, pág. 388.
5
Un elemento sin duda inicialmente relacionado con la escasez de fuentes escritas o monumentos
impercederos entre los pueblos estudiados, pero que -luego de las contribuciones de Bronislaw Malinowskyse revelaría como un instrumento privilegiado para acceder a la Otredad. Sin embargo, a nuestro ver, la
observación de campo aunque es imprescindible como fuente primaria de datos, no es necesariamente
14
etnográficos y todo lo que ello conlleva: la sistematización de la “observación participante” en un
diario de campo, el desarrollo de técnicas de entrevista, de historia oral, la “descripción densa” y
el rescate de lo “emic”. Permiten el acceso a categorías nativas y a matices que obligan
permanentemente a una recategorización de lo observado, y al cuestionamiento de lo que social y
culturalmente se considera “normal” o “natural” cuando no se han superado las barreras o topes
que opone a la mirada del científico social su propia cultura de origen. 6 Si bien para la mayoría de
los antropólogos la especificidad de método sería la piedra de toque del quehacer antropológico,
no cabe duda que, en la medida en que los métodos llamados cualitativos se han popularizado en
las disciplinas sociales, ha ido quedando claro que no es lo mismo etnografía que antropología,
introduciendo con esto una crisis de identidad no del todo resuelta, relacionada con el papel de la
inducción y la deducción en el conocimiento antropológico y con su adscripción polémica a las
ciencias nomotéticas o ideográficas, y con ello, a la falsa dicotomía de tener que elegir entre
descripciones locales y la búsqueda de leyes universales.7
Otro elemento que nos parece clave, aun cuando sea continuamente negado, es la
pretensión holística, patente ya en la definición amplia de lo que es una cultura, y que se encuentra
en visiones pioneras como la de Edward B. Tylor.8 Ilustra un afán fundacional de la disciplina por
suficiente para explicar un fenómeno social en cuya génesis intervienen factores que proceden de entornos
más amplios, como ha fundamentado la crítica a los “estudios de comunidad”. Tampoco para favorecer la
superioridad de un enfoque exclusivamente inductivo. En el decir de Kaplan y Manners: “Al estudiar las
sociedades más simples a pequeña escala, los antropólogos operaban con determinados presupuestos
teóricos. Suponían, por ejemplo, que estas sociedades podían ser tratadas como más o menos aisladas y
autosuficientes, y que tal forma de aproximación no distorsionaría la propia comprensión de cómo funcionaban
las sociedades (…) En resumen, estudiaban las sociedades primitivas como si fueran entidades que
funcionasen independientemente, más bien que partes cada vez más dependientes y subordinadas de un
sistema económico, político y social mucho mayor” D. Kaplan y R. A. Manners: “Antropología: viejos temas y
nuevas orientaciones” en J. R. Llobera (comp.): La antropología como ciencia Anagrama, Barcelona, 2da. Ed.,
1988, págs. 57 y 60.
6
Aunque es bastante polémico y discutible el tema, la radicalidad (no inevitable) de la disciplina puede
observarse incluso en antropólogos que sin tener una ideología de izquierda se han visto envueltos en
situaciones de compromiso político con los marginados. Piénsense, por ejemplo, en las contribuciones de los
boasianos a la denuncia del racismo; de los estructuralistas y su postura frente al etnocidio; de la crítica al
colonialismo y al “imperialismo”, que ya en los años sesenta haría sospechosa toda forma de antropología
aplicada. En contraparte, la colaboración de los antropólogos con el orden establecido queda también
manifiesta en numerosos ejemplos (Camelot, Wittfogel, Cultura y Personalidad, etc.), que, sin embargo, siguen
actuando como un poderoso acicate para que al interior de la disciplina se debatan los aspectos éticos y
políticos del quehacer profesional. La disciplina orilla (más no obliga) a una toma de postura, en mayor medida
en que sucede en otras ciencias sociales, donde la neutralidad axiológica sigue siendo un criterio más
consensuado. Ver M. Harris: El desarrollo de la teoría antropológica Siglo XXI, México, 1981.
7
Al decir de John Gledhill: “.La particular contribución antropológica a las ciencias sociales se define a
menudo en términos de su metodología privilegiada, el estudio directo de la vida humana ´sobre el terreno´ a
través del trabajo de campo etnográfico (…) Sin embargo, el método del trabajo de campo no es exclusivo de la
antropología, y personalmente preferiría subrayar la importancia de la contribución teórica de esta disciplina
como ciencia social que trata de examinar las realidades sociales en un marco de referencia intercultural. Al
esforzarse por trascender una visión del mundo basada únicamente en las premisas de la cultura y la historia
europeas, los antropólogos se ven estimulados también a ver más allá de las apariencias y de los
presupuestos dados por sentados en la vida social en general” J. Gledhill: op. Cit. (1999), pág. 23-24.
8
Para Tylor (Primitive culture, 1871), “…cultura o civilización, tomada en su amplio sentido etnográfico, es
ese complejo de conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras aptitudes y
hábitos que el hombre adquiere como miembro de una sociedad”. Si bien esta definición es matizada en sus
15
abarcar al ser humano en su totalidad, que, aun cuando reciba muy distintas definiciones, es
continuamente invocado como ideal inalcanzable en vista de su complejidad.9 Señala una precoz
preocupación que hoy está patente en el discurso interdisciplinar por conjuntar nuevamente
campos disciplinarios fragmentados. Explica quizás porqué quizás la antropología ha fungido un
papel interlocutor con diferentes disciplinas, y porqué de todas éstas es la que continúa de algún
modo siendo un espejo donde se cotejan versiones distintas de la modernidad, y acaso, un último
reducto donde se buscan respuestas a sus proyectos fallidos, cuando parece que no hay más
preguntas que contestar, no obstante que las necesidades y desigualdades sociales han llegado a
ser amenazantes para la estabilidad del sistema planetario. Y es que en antropología la tendencia
a la especialización se instala de forma más tardía en la formación profesional, lo cual apunta hacia
una mayor proclividad en la disciplina por cultivar una visión integradora en los problemas que
estudia. Hay que aclarar que el concepto de lo holístico no implica en modo alguno el estudiar
todo acerca de una sociedad dada, sino todo aquello que el investigador estima relevante frente a
su problema en estudio, pues como bien señala Greenberg: “... no es difícil que la antropología
parezca un saber cuyas vastas pretensiones de definición y de programa encubren una
acumulación inconexa de elementos sobrantes”.10 De esta forma, la pretensión generalista de la
antropología continúa siendo aunque muy sugerente e ideal, no menos que problemática. 11
Es en un cuarto elemento donde nos parece que mejor se fundamenta la particularidad
que la antropología puede ofrecer para el estudio de la vida social y política. El que señala su
perspectiva relativista, que surge como consecuencia del aventurarse en los terrenos poco
conocidos de la Otredad, lo cual lleva aparejado el desarrollo de la comparación y el contraste de
aspectos cognitivos o normativos por distintas corrientes, connota un empeño holista y universalista en el
impulso inicial de la disciplina antropológica, que sigue siendo la base de las teorías modernas de la cultura.
Citado en M. Singer: “Cultura: concepto” en D. Sills (ed.): Enciclopedia Internacional de las Ciencias
Sociales Salvat, Madrid, 1974.
9
Interesa rescatar para la reflexión el hecho de que el holismo continúa estando presente en antropología de
una forma más patente que en el resto de las ciencias sociales y humanas, donde la especialización ocurre
desde la elección de la disciplina. En forma análoga con la medicina, la antropología presupone aún una
educación general en varias áreas antes de elegir una determinada forma de especialización, lo cual es evidente
si comparamos con el resto de las ciencias sociales, donde uno ya elige desde los inicios de la formación un
ámbito concreto de estudio que excluye otros campos relevantes para entender la conducta humana. Tal como
sucede de hecho con la economía, la sicología, el derecho y, en menor grado, con la sociología, la ciencia
política y la historia, por citar algunas. Para el parentesco precoz de la antropología con la medicina ver J.M.ª
Comelles y A. Martínez Hernáez: Enfermedad, cultura y sociedad. Un ensayo sobre las relaciones entre la
antropología social y la medicina Eudema, Madrid, 1993.
10
J.. H. Greenberg: “Antropología: ámbito” en D. Sills (ed.): Enciclopedia Internacional de las Ciencias
Sociales Salvat, Madrid, 1974, pág. 391.
11
Merece destacarse que el “generalismo” en antropología se ha mantenido tanto por una consecuencia
teórica como por una necesidad histórica, debidas ambas al objeto privilegiado de estudio que centra los
orígenes de la disciplina en el estudio de las sociedades llamadas primitivas, donde los ámbitos sociales,
culturales y políticos se encuentran menos diferenciados que en las sociedades contemporáneas, mezclados,
por ejemplo, con las estructuras del parentesco, la religión y el dominio tecnológico del entorno. A la vez, la
desaparición acelerada de muchas de las culturas ha obligado a los antropólogos a tomar registro de
numerosos datos antes de su extinción, de ahí que una visión del antropólogo sea la de alguien que busca
“…un orden dentro del caos de mucha gente haciendo muchas cosas con muchos significados”, en el decir de
Ralph W. Nicholas: “Factions: a comparative analysis” en M. Banton (ed.): Political systems and the
distribution of power Tavistock, Londres, 1966, pág, 49.
16
las propias categorías con lo observado sobre el terreno. Y si es que a estas alturas puede aún
hablarse de un enfoque antropológico; a mi ver, este se encuentra enraizado en el ethos de la
disciplina. Pese a los recortes de la mirada continúa siendo un planteamiento radical que –
epistemológicamente- tiende a formular sus preguntas desde el no saber, desde un marco más
ajeno a lo convencionalmente aceptado. Que no duda en indagar los fenómenos sociales más allá
de las funciones actuales y de su ubicación en la estructura social, ya sea como resabios y
secuelas de formas culturales pasadas –las supervivencias-, o como estrategias legitimadas
ideológicamente con fines prospectivos. Aunque ciertamente este empeño crítico se encuentra
hoy también presente en el campo de la sociología y la ciencia políticas, persisten aún matices en
los enfoques antropológicos que los diferencian de corrientes emancipadoras como el marxismo,
debido al acento que privilegiadamente es colocado sobre la cultura, cuyo estudio en condiciones
de alteridad tiende a poner en cuestión lo comúnmente sabido y consensuado. 12
En este sentido, el énfasis que la antropología pone en lo cultural se revela como un
potente acicate que tiende potencialmente a subvertir la inercia social al intentar hacer consciente
lo que las culturas tienen de arbitrario, mostrar a la razón no solamente la pervivencia de la
costumbre y la fuerza de lo simbólico como espejos, sino además, señalar la posibilidad de otras
lógicas socioculturales solamente asequibles desde miradas que intentan superar su
etnocentrismo.13 Una empresa algo distinta de lo convencional, en tanto la antropología se ha
empeñado, más que en constituir al hombre, en disolverlo (como dijera Claude Levi-Strauss), y
que este afán de comprensión deconstructiva ha estado presente en la disciplina mucho más
precozmente que en las demás ciencias sociales, cuyos orígenes descansan más bien en diseñar
explicaciones y paliativos a las consecuencias del industrialismo y la modernidad. Si bien el interés
emancipador se encuentra también en corrientes críticas de otras disciplinas (psicoanálisis, teoría
crítica, teoría feminista, sociología radical, etc.), bien pudiera señalarse que en antropología es
una consecuencia de la experiencia propia de la alteridad y del contacto prolongado y de primera
mano con sus sujetos de estudio, algo que no siempre está necesariamente presente en otras
ciencias sociales, donde la visión crítica tiene ya el sabor previo de ideologías y militancias.
Bien pudiera sostenerse bajo estas premisas que la afinidad de la antropología con el
análisis de lo político ha estado presente desde sus orígenes como disciplina académica, en tanto
surgió en estrecha dependencia con los proyectos coloniales europeos.14 Sin embargo, aun
cuando cumpliera funciones útiles para la expansión colonial (necesidad de encontrar una jefatura
válida para ejercer indirectamente el dominio, por ejemplo) resulta, sin embargo, históricamente
12
Citando a Georges Balandier “...las sociedades antropológicas, en razón misma de su diferencia y de la
diversidad que la expresa, desempeñan el papel de un revelador, hacen aparecer aquello que comparten, lo que
les es común y subyacente dentro de la diferencia y la diversidad. Dan acceso a unos hechos de carácter
general. Mediante ellas, el poder se deja notar fuera de los límites que parecen definir su espacio propio; se
muestra omnipresente (…) Mediante ellas, la política se revela como productora de efectos, que no son
solamente los resultantes de las decisiones concernientes a la conducción de los asuntos públicos. (…) el
político no es solamente la expresión oficial de la sociedad, es también su expresión idealizada. G. Balandier:
(1985) Modernidad y poder Júcar, Madrid, 1988, pág. 15.
13
“Que le ocurre a una persona ciega a las culturas cuando finalmente capta la idea de cultura, cuando
comprende el hecho de que los sistemas de significación dentro de los cuales vive la gente difieren
radicalmente y que ninguna de ellas es manifiestamente única, capaz de justificarse a sí misma, universal,
evidente por sí misma?” E. Gellner: (1995) Antropología y política Altaya, Barcelona, 1999, pág.38.
14
J. R. Llobera: La antropología como ciencia Anagrama, Barcelona, 1986.
17
inadecuado considerar a la disciplina como una forma de ideología colonial.15 Al respecto, debe
recordarse que fueron precisamente los primeros antropólogos quienes enarbolaron agudas
críticas hacia las políticas de dominación europeas, sirviendo sus aportes para mostrar cómo los
conceptos autóctonos de autoridad y justicia podrían entrar en conflicto con los conceptos
occidentales.16 Estas y otras formas de antropología aplicada llevarían a la disciplina a un proceso
autorreflexivo que permanece aun abierto para poner el acento en la necesidad que tiene todo
científico social de responsabilizarse de los usos que se hacen de sus hallazgos. A la vez, las
incursiones en campos aplicados han permitido a la antropología un cuestionamiento del
relativismo radical y el desarrollo de una consecuente sofisticación de la mirada sobre las
sociedades no occidentales, que implicó en buena medida el alejamiento de visiones simplistas y
armónicas de los pueblos llamados primitivos, como las contenidas en el “mito del buen salvaje”.
En el campo de lo político la antropología promete una ampliación y profundización de
miras, siempre y cuando no agote sus explicaciones en el marco de lo local y retome de otras
disciplinas elementos teóricos y metodológicos pertinentes para analizar sus objetos de estudio en
forma contextual. Debido a la vocación holística de la disciplina y a los aportes del método
comparativo, desde fechas muy tempranas las etnografías realizadas incluían dentro de sus
registros el análisis de las formas de organización social y política, un elemento que, ciertamente,
ha mostrado aportes relevantes en la medida en que ha conducido al estudio de los fenómenos
políticos más allá de sus conceptos formales. En tanto el etnocentrismo ha sido superado por una
ampliación de la mirada más allá de los marcos tradicionales en que lo político ha sido
conceptualizado y categorizado.17 Sin embargo, superar miradas idílicas sobre lo nativo,
15
J. Vincent: Anthropology and politics. Visions, traditions, and trends The University of Arizona Press,
Tucson, 1990. Aun cuando según esta autora, no fueron precisamente las corrientes críticas las que lograrían
la hegemonía en el establecimiento académico de la disciplina posteriormente a 1940, también hay que
considerar que incluso los antropólogos funcionalistas y conservadores raramente fueron agentes del
colonialismo en sentido estricto. En todo caso, puede decirse que sus hallazgos sirvieron a este empeño, como
sucedió con la aplicación de los análisis de Evans-Pritchard en la sociedad nuer, que demostraban la ausencia
de un gobierno tradicional efectivo y que justificaron el establecimiento de autoridades coloniales directas.
16
P. Worsley: “The practice of politics and the study of Austrialian kinship” en C. Ward Gailey (ed): The
politics of culture and creativity: a critique of civilization, vol. II de Dialectical anthropology: Essays in
honour of Stanley Diamond University of Florida, Ganesville, 1992, citado por J. Gledhill: op. Cit. (1999).
17
Siguiendo a Ted C. Lewellen (op. Cit, 1999) puede afirmarse que la tradición occidental del análisis político
ha hecho excesivo hincapié en el Estado y en las instituciones políticas oficiales del gobierno. Sin embargo,
esta afirmación merece matizarse en tanto la Ciencia Política ha seguido una evolución similar a la de la
antropología política, transitando desde concepciones estructurales y formales que vinculan lo político con lo
estatal, hacia intereses más amplios, que incluyen la distinción ya clásica entre policy y politics. Señala una
diferenciación conceptual entre la realización de fines y los medios para alcanzarlos (policy) y la acción
polémica del poder (politics). Esto ha llevado a esta disciplina hacia el estudio no solamente de los procesos
de toma de decisiones en el sistema político formal, sino también al estudio del comportamiento político para
analizar fenómenos como las elecciones, los partidos políticos y la influencia que mantienen diversos grupos
corporativos y sociales, objetivos que comparte con la llamada Sociología Política, la cual ha enfatizado el
estudio del poder en relación a aspectos como la estratificación social, el análisis organizativo de los grupos y
el liderazgo político, con especial referencia a la formación de las elites. No obstante, la ampliación de lo
político hacia lo social (“política de la vida cotidiana”) es relativamente reciente, y ha sido una consecuencia
de la irrupción del feminismo en el pensamiento político, según afirma G. Stoker: “Introducción” en D. Marsh y
G. Stoker: (1995) Teoría y métodos de la ciencia política Alianza, Madrid, 1997.
18
reduccionismos de diverso sino y falacias totalizadoras que han resultado poco afortunadas, ha
implicado ciertamente un largo camino que se sigue construyendo.18
Ocuparse de fenómenos políticos ha tenido una larga tradición en antropología, siendo
varios los autores que han examinado fenómenos como la formación del Estado, el territorio y el
gobierno, aunque no siempre atendiendo a las particularidades epistemológicas o de método que
comúnmente caracterizan a la disciplina. Por lo tanto, bien podemos afirmar que si acaso puede
hablarse de un enfoque antropológico distintivo en el estudio de lo político, éste se ha venido
gestando lenta y progresivamente, no necesariamente de forma homogénea ni tampoco exclusiva,
pues ciertamente el eclecticismo aparece como otro elemento distintivo de sus aportes, derivados
de las investigaciones que la disciplina ha venido realizando entre culturas no occidentales, a partir
de estudios micropolíticos, de los cuales se han generado hipótesis con tendencias universales,
mediante la combinación de etnografía y métodos comparativos.19
Bajo esta perspectiva podemos afirmar que existen suficientes elementos para situar los
prolegómenos de una mirada antropológica de lo político en precursores tan antiguos como
Platón (La República), cuando critica a los políticos helenistas de su época y factura su metáfora
de la caverna, para indicarnos cómo los hombres son prisioneros de sus cortas anteojeras.
También con su planteamiento del mundo abstracto de las ideas, en el que propone la supremacía
del pensamiento, y por tanto de la cultura, anticipando el programa que dos mil años después
habrá de forjar la teoría estructuralista.20 O en Aristóteles (La política), que señala el papel
civilizador de la cultura en la polis y el carácter intrínsecamente social de lo humano, proponiendo
un esquema mixto de gobierno donde se conjugan los principios de la aristocracia y la
democracia.21 Si bien estas ideas difícilmente son hoy reconocidas como antecedentes de un
enfoque antropológico de lo político, nos interesa señalar su pertinencia para apuntalar la tesis de
que la mirada antropológica no se define ciertamente tanto por su método de estudio como por un
determinado empeño de desmitificar el conocimiento que le es contemporáneo. En cada época,
inscribiendo una mirada crítica sobre el marco precategorial que cada cultura otorga desde su
18
“El declive del colonialismo, el rápido crecimiento de partidos políticos y la emergencia de regímenes
políticos nuevos en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, alteraron rápidamente la concepción del
antropólogo de su campo de estudio. A fines de la década de 1950 comenzaron a aparecer estudios
antropológicos que se ocupaban de los partidos políticos nacionales y su impacto en la vida política local” E.
Colson: op. Cit, pág. 24.
19
F. Mc Glynn y A.Tuden (eds.): Anthropological approaches to political behaviour University of
Pittsburgh Press, Pittsburgh, 1991.
20
Para nuestro planteamiento resulta, no obstante, más sugerente el hecho de que Platón fundó el
pensamiento político desde una perspectiva iconoclasta y desmitificadora, donde la conciencia del hombre
deja de ser reflejo del mito para acceder al Nous, o razón crítica, lo cual está patente en la cita de Protágoras
que Platón retoma para fundamentar una crítica antropocéntrica: “El hombre es la medida de todas las cosas”.
De esta forma, para Paul B. Clarke, el tránsito del mito al Nous que realiza Platón funda propiamente el espacio
de lo político. P.B. Clarke: “La política y lo político: conciencia, mito, mística y praxis” en R. del Aguila y otros:
La política. Ensayos de definición Sequitur, Madrid, 2000.
21
Con Aristóteles la ciencia política es planteada en forma realista, con “..la idea de una clase media
dominante, que evite los abusos de los aristócratas y lo ricos y, de otro lado, ponga un coto razonable a las
pretensiones revolucionarias de los pobres y los demagogos, es la solución propuesta para garantizar una
cierta paz y estabilidad, apoyada por una legislación avanzada y una constitución mixta, que combina las
ventajas de varios sistemas de gobierno” C. García Gual: “La Grecia antigua” en F. Vallespín (ed.): Historia de
la teoría política Vol. 1, Alianza, Madrid, 1990, pág. 151.
19
propia episteme, siendo productora y consecuencia de sus orígenes filosóficos, fundamentados
en la observación de hechos sociales en contextos distintos e inspirada por la libertad del
pensamiento. Desde esta perspectiva, podemos proponer que lo que hoy se considera propio de
la antropología (y de otras ciencias sociales) posee una genealogía mucho más antigua que la que
comúnmente se invoca, y que finalmente, nada o poco hay de nuevo bajo el sol. 22
De esta forma, encontramos una visión de lo político forjada desde la opinión de un
forastero como Polibio (Historia universal) en la Roma antigua, quien reflexiona sobre la ruina
de las monarquías y su diferencia con los reinos, caracterizados por la supremacía que conceden
a la razón en el gobierno. De algún modo, sus propuestas y las de Cicerón, quién establece el
concepto de bien común o res pública, nos sirven para apuntalar la necesidad de introducir en la
consideración de las elites gobernantes la opinión y participación del pueblo.23 Pauta que al no ser
respetada tendría en el medioevo como fruto la aparición de visiones contrarias al absolutismo
real y al abuso del poder señorial, como las que se encuentran en Isidoro de Sevilla (560-636) o
John de Salisbury (1120-1180), quienes señalaron límites al poder real, aunque desde marcos
legalistas y contractuales, con un carácter estático y formal algo alejado del empeño comprensivo
del saber antropológico, del cual podemos encontrar pinceladas y destellos en las obras
germinales de geógrafos e historiadores, aparejadas a los testimonios y crónicas de viajes de
descubrimiento y conquista.24 La evolución del pensamiento político señala el tránsito de una
concepción donde el valor supremo lo constituye la sociedad como un todo, a otra donde el
individuo pasa a ocupar ese lugar. Un proceso largo y complejo, cuyas primeras etapas se
vivieron desde los inicios del cristianismo y que no cuajará sino hasta el Renacimiento.25 Es
entonces cuando en la obra de Maquiavelo la política deja de ser considerada un arte para
empezar a ser vista como una técnica, proponiendo este autor un principio muy bien
comprendido por los colonialistas europeos, que “resulta crucial para el gobernante conocer la
cultura política de los pueblos que desea someter”.26
Otras perspectivas proclives a ser situadas como precursoras de una visión antropológica
de la política son las que se encuentran en Giambattista Vico (Scienza Nuova, 1725), quién
22
Así para Ángel Palerm (Historia de la etnología, vol. I Los Precursores, INHA, México, 1974), los aportes
pioneros de la ciencia antropológica puede trazarse desde Herodoto, Platón, Tucídides, Aristóteles, Catón,
Tácito y Lucrecio, entre otros.
23
Y que serán después menospreciados en el paso de la República Romana al Imperio, con el absolutismo
patente en la figura del príncipe; y, posteriormente, con la reubicación de la auctoritas en la voluntad divina, a
partir de la conversión de Constantino. Javier Arce: “Roma” en F. Vallespín (ed.): Historia de la teoría
política Vol. 1, Alianza, Madrid, 1990.
24
Véase L. Boia (ed.): Great historians from antiquity to 1800. An international dictionary Greenwood Press,
New York-Westport-London, 1989.
25
En la visión de Louis Dumont: Homo hierarchicus. Ensayo sobre el sistema de castas Aguilar, Madrid, 1970.
26
R. del Águila: “Maquiavelo y la teoría política renacentista” en F. Vallespín (ed.): op. cit., 1990, vol. II
págs.69-170. Según Enrique Luque (Antropología política. Ensayos críticos Ariel, Barcelona, 1996).en la
concepción clásica (aristotélica), la política es un arte (práctica y no técnica), la política se basa en la
phronesis, el entendimiento prudente de la situación. Lo Justo y lo Excelente carece de constancia ontológica
y necesidad lógica: no puede haber discontinuidad entre ética y política, ser humano y ciudadano son lo
mismo (zoon politikon), no hay discontinuidad entre ámbito privado y público. Con Hobbes y despues con
Maquiavelo, la política es ya una técnica, científicamente fundamentada, cuyos postulados son válidos
independientemente del contexto espacial y temporal, requiere de la producción calculada de reglas, relaciones
e instituciones.
20
postuló como las instituciones legales eran moldeadas por la historia de su contexto social, con
una visión que intentó interpretar el pasado en términos de la evolución de la conciencia humana,
sentando las bases para el posterior debate sobre la conveniencia de incluir el análisis histórico de
las formas culturales en el quehacer antropológico. Y cuando Montesquieu (El espíritu de las
leyes, 1750), haciendo uso del método comparativo, formuló relaciones universales entre los
sistemas legales y sus mileaux sociales y ecológicos, proponiendo un enfoque determinista
geográfico para entender aspectos políticos de la estructura social. También están los aportes de
Jean Jacques Rousseau (Discurso sobre la desigualdad de los hombres, 1754 y El contrato
social, 1762) y sus críticas al Derecho natural, introduciendo la noción del contrato social y de la
voluntad general, a partir de una reflexión antropológica sobre lo que hay de natural y artificial en
lo humano.
Se encuentra una genealogía antropológica de lo político más comúnmente aceptada en la
obra de pensadores procedentes de otras disciplinas, como Henry Maine (Ancient law, 1861) y
Lewis H. Morgan (Ancient society, 1877), quienes desde una perspectiva evolucionista
propusieron diferenciar a las sociedades cuya base para la organización social y política se
encuentra ligada al parentesco (gens), de aquellas basadas en el territorio, y según Morgan,
también en la propiedad (la civitas), distinguiendo diversos estadios de supuesta validez universal
dentro de un enfoque evolucionista unilineal, que, aunque sería de gran influencia en el
establecimiento pionero de la disciplina, no resistiría el cotejo con postreros datos etnográficos.
En todo caso, los aportes de los evolucionistas sirvieron para poner en tela de juicio la
caracterización de las sociedades primitivas como sociedades anárquicas, como también para
cuestionar la simplicidad de sus formas de organización.27
Con los antievolucionistas (boasianos y funcionalistas) se universalizó el concepto de lo
político. Como Robert H. Lowie (Primitive society, 1920) se encargó de destacar para dar
cuenta de la diversidad de situaciones existentes, originando una corriente evolucionista multilineal
en la cual parentesco, territorio y diversas asociaciones se combinan para dar como resultado
fórmulas diversas de integración política.28 El acopio de numerosos datos etnográficos,
procedentes de los indios americanos, de Australia y Melanesia, pero sobre todo de África, tuvo
como consecuencia la necesidad de redefinir lo político para contender con la variedad de
situaciones documentadas, donde poblaciones comparables a las encontradas en Estados
centralizados y con un nivel de desarrollo similar constituían el substrato de asociaciones con una
organización laxa y sin forma alguna de autoridad centralizada, e incluso, sin funciones políticas
especializadas.
Si bien la antropología política como especialidad surgió propiamente alrededor de 1940,
con el hito que representó la publicación de African Political Systems de Meyer Fortes y EvansPritchard, no fue sino hasta después de la II Guerra Mundial cuando llegó a cimentar como
27
Puede decirse que el pensamiento evolucionista atribuía al mundo no occidental y a su propio pasado un
carácter social, aunque le negaba el carácter político. Con los evolucionistas se da un paso al considerar las
relaciones personales, como las del parentesco, diferentes de las políticas.
28
Para Lowie (The origin of the state, 1927) la sociedad primitiva no carecía de organización política. Junto al
parentesco distinguía “asociaciones voluntarias independientes del parentesco, que pueden llegar a revestir
fácilmente un carácter político". Lowie explica la génesis del Estado como el producto de los factores de
desigualdad interna que crean estas asociaciones (clubes masculinos, clases de edad y organizaciones
secretas).
21
subdisciplina académica especializada, lo cual ocurrió cuando el ideal de una antropología
holística, capaz de dar cuenta de todo, comenzó a ser visto como utópico por los nuevos
especialistas.29 Si bien esta primera antropología política, de corte estructural-funcionalista,
representó un enfoque mucho más rico que los anteriores -basados en perspectivas evolucionistas
y difusionistas- por la producción de materiales etnográficos más detallados; las críticas señalarían
muy pronto lo limitado de sus aportes, ocupados en elaborar taxonomías sincrónicas de los
sistemas políticos formales y sin incorporar la perspectiva histórica al análisis comparativo.30 La
herencia de Durkheim sería evidente en las premisas de esta escuela, con su acento en la
interrelación entre estructuras y funciones para servir al mantenimiento de la solidaridad y el
orden. No obstante esto, la importancia de sus trabajos se sitúa en la descripción de sociedades
con y sin Estado que realizaron sus seguidores. Llevaría a una ampliación del concepto
antropológico de lo político al señalar la existencia de sociedades donde lo político discurre por
cauces distintos a los que se manifiestan en instituciones especializadas.31 Se encuentra además
una visión relativista del poder que va a caracterizar a los enfoques antropológicos, como el
concepto de relatividad estructural elaborado por Evans-Pritchard (Los Nuer, 1940). Manifiesta
como grupos que en un determinado nivel aparecen enfrentados en otras circunstancias son
solidarios, predominando una visión que tenderá a caracterizar a una comunidad política por la
supresión de la lucha interna y el desarrollo de la hostilidad hacia fuera de sus fronteras: en
consecuencia, los grupos solo existen en relación con otros, pues, “...toda política, toda lucha por
el poder es segmentaria”, y que los “enemigos en un nivel deben aliarse en un nivel superior”.32
El período entre 1940-1960, estuvo dominado por el estudio sincrónico de estructuras
políticas en supuesto equilibrio y no fue sino después de 1960 cuando se desarrollaron teorías
que abordaron aspectos como el cambio, la aparición de fracciones y partidos, el análisis de las
luchas y del manejo político. La perspectiva crítica surgiría también al interior de esta corriente
29
Ted C. Lewellen: op. Cit.
Según Elizabeth Colson, African Political Systems representó el comienzo del estudio comparado de la
política y el gobierno. Generó la clarificación de ciertos problemas conceptuales y un refinamiento progresivo
de las tipologías políticas existentes. E. Colson: “Antropología política” trad esp. de (1974) “The field” en J.R.
Llobera: op. Cit, 1979.
31
No se encuentra ciertamente una visión crítica del orden social en la primera antropología estructuralfuncionalista, que describía con cierta ingenuidad la relación entre gobernantes y gobernados en los sistemas
políticos africanos en términos de equilibrio, sin hacer referencia a las estructuras de hegemonía y
subalternidad que caracterizaron al sistema colonial europeo. África fue el escenario privilegiado donde se
realizaron las investigaciones de la escuela estructural funcionalista y el nido donde se incubó la antropología
política británica. Debido a que este trabajo de campo se realizó en la zona dominada por el colonialismo
británico, donde las culturas permanecieron separadas por barreras lingüísticas y culturales, y por condiciones
de aislamiento promovidas por la administración colonial, la visión que predominó fue la comunidades
cerradas, más propensas al equilibrio que al conflicto a pesar de las “oposiciones complementarias” que
describiera Radcliffe-Brown. Según Talal Asad, cuando los antropólogos comenzaron a referirse al régimen
colonial como parte de las estructuras locales africanas, “…generalmente lo hicieron de una manera tal que
ocultaba el carácter sistemático de la dominación colonial y enmascaraba las contradicciones fundamentales de
los intereses inherentes al sistema del gobierno indirecto. El papel de las nuevas fuerzas político-económicas
conformadas por el colonialismo europeo (etiquetado como ´cambio social´) normalmente no se consideró
directamente relevante para comprender la dinámica de las estructuras políticas africanas” T. Asad:
Anthropology and the colonial encounter Ithaca, Londres, 1973,pág. 109.
32
M.G. Smith: “A structural approach to comparative politics” en D. Easton (ed.): Varieties of political theory
Prentice Hall, 1966.
30
22
para señalar otros tipos de organización política no identificados en la estructura tripartita que
desarrollaron Meyer y Evans-Pritchard, quienes distinguían sociedades con Estados, aestatales y
de bandas. Varios trabajos elaborados a partir de la década de 1950 demostrarían con datos
etnográficos la existencia de colectivos humanos donde la pertenencia a grupos de edad, a
diversas asociaciones o las adscripciones de clase o de género juegan un papel importante como
instrumentos de control político (Irving Schapera: Government and politics in tribal societies,
1956). Otras evidencias destacarían la relevancia que los lazos del parentesco mantienen en el
funcionamiento del sistema político incluso en sociedades consideradas estatales. Sin embargo, no
faltaron autores que señalaron la insuficiencia de estas taxonomías al no considerar aspectos
clave, como el carácter de la autoridad, la sucesión del liderazgo y la forma en que se toman las
decisiones.33 Como respuesta, la antropología política británica cambiaría su marco de
observación hacia otros derroteros teóricos; entre ellos, el análisis del grado de estabilidad de los
sistemas políticos, y con ello la emergencia de una acuciante pregunta que el estructuralfuncionalismo tomó como un reto para responder a sus críticos: porqué se produce el cambio
social .34
Una visión más compleja que intentó contestar la pregunta, fue la llamada Escuela de
Manchester, conformada en torno a la figura de Max Gluckman. Partiendo de lo que se llamó “la
funcionalidad del conflicto”, visto aquí como un proceso necesario para el mantenimiento de la
estabilidad sociopolítica. Esta corriente planteó la idea de que el equilibrio no es estático ni
estable, sino que surge de un complejo proceso que conjunta lealtades entrecruzadas,
reformulando el axioma romano “divide y vencerás” hacía una nueva fórmula: “divide y
cohesionarás”. Propuso un nuevo paradigma en el cual no es la estructura ni la función la base de
la sociedad, sino el proceso y el conflicto.35 No obstante, el estudio de la conducta política en sí
inauguró una nueva etapa, en la cual la coerción y el conflicto, a pesar de jugar un reconocido
papel en todas las sociedades, no representan necesariamente el principio clave que organiza el
sistema político. Otro aporte que juzgamos relevante es la verificación que esta teoría hizo sobre
un aspecto perturbador: que los seres humanos cuando luchan políticamente no lo hacen en
relación a su unidad social más amplia, sino que accionan para maximizar las ventajas del grupo
con el que más cercanamente se identifican (familia, linaje o clan).36
33
Peter Lloyd: “The traditional political system of the Yoruba” Southwestern Journal of Anthropology 10
1954: 366-384, citado por F. Glynn y A. Tuden, op, cit., 1991.
34
Al respecto, son dignas de consideración aportaciones como las de E. Leach (Political systems of Highland
Burma, 1954) y L. Fallers (Bantu bureaucracy, 1963), quienes analizaron el tema de la estabilidad y la
integración social a partir de los patrones de autoridad. Sus hipótesis sugieren que un sistema político es
inestable cuando incorpora dos o más principios de organización, como la competencia que generan
estructuras burocráticas y ligadas al parentesco.
35
M. Gluckman: (1965): Política, derecho y ritual en la sociedad tribal Akal, Madrid, 1978.
36
Frederik Barth (Political leadership among the Swat Pathans, Athalone, London, 1959), partiendo de la
teoría de juegos, que aplicó al análisis de la organización política de los pathan, enfatizo la búsqueda de
ventaja personal, abandonando la perspectiva clasificatoria para centrarse en el estudio del liderazgo. Un
hallazgo relevante de este estudio es el referido al cómo en esta sociedad la política adquiere el formato de una
lucha, donde mientras algunos líderes (los Khans) se enfrentan sin miramientos, provocando el conflicto, otros
(los Saints) operan aminorando conflictos y favoreciendo la integración social. Citado en F.M. Glynn y A.
Tuden, op. Cit., págs. 21-22.
23
A partir de la década 1960 comenzaron a proliferar numerosos estudios antropológicos
que van a superar el reduccionismo inicial de la subdisciplina más allá del análisis taxonómico,
teleológico y formalista que redunda en sus textos fundacionales, para transitar del estudio
atemporal de las estructuras sociales hacia un nuevo enfoque centrado en la competencia, el
conflicto, la historia y el cambio social. El vuelco de paradigma hacia un nuevo enfoque procesual
fue señalado por Edmund R. Leach (Political systems of highland Burma, 1954), enfatizando la
existencia de alternativas políticas en toda sociedad, y cómo la búsqueda del poder constituye la
base efectiva para la elección individual entre alternativas. También por los trabajos de Victor
Turner (Schism and continuity in an african society, 1957), quién resaltó cómo los sistemas de
linaje, las reglamentaciones, valores y pautas de conducta no son sino idealizaciones sociales que
son objeto de constante manipulación. Los estudios de Michael G. Smith realizados en torno a la
lucha por el poder introdujeron la distinción entre gobierno y política, consolidando la idea de que
lo político no es solamente estructura, sino sobre todo actividades y acciones.37 Llevó a centrarse
-más que en las estructuras-, en los procesos que contribuyen a influenciar y determinar los
intereses públicos, al estudio de las formas en que a los miembros de una sociedad les concierne
la utilización del poder para lograr sus fines. La política será vista a partir de entonces como una
cuestión de toma de decisiones.38 El tránsito de la teoría estructuralista a la teoría procesual tuvo
como consecuencia un cambio conceptual que llevó a sustituir el término de sistema político por el
de terreno o arena política, donde lo político es visto como un proceso complejo que involucra
una serie de decisiones hechas por individuos para lograr sus objetivos.39 Un proceso pautado,
aunque flexible, que implica decisiones que no siempre son afortunadas, lo cual introdujo el tema
de la eficiencia de los procesos políticos, con la consideración de que estos representan
epifenómenos sujetos a grados diversos de intensidad temporal, relacionados con el surgimiento
de problemas en distintos ámbitos de la vida social. 40
Una de las corrientes emparentadas teóricamente con esta escuela es la llamada
transaccional o de análisis de redes (network analysis), que focaliza en patrones menos estables,
37
38
P. C. Lloyd: “The political structure of african kingdoms” en M. Banton (ed.): Political systems and the
distribution of power Tavistock, London, 1965.
39
Para Bailey un terreno o campo político es aquel en que los grupos rivales no comparten reglas convenidas
de antemano para regular sus conflictos, mientras que arena política es un escenario donde los diversos
contendientes aceptan las mismas reglas. De acuerdo a Bailey, existen principios generales de táctica política
que están implícitos en todos los sistemas políticos y que no deben confundirse con las reglas formales y
normativas. Esto se refiere a las reglas pragmáticas no escritas que los individuos utilizan para conseguir sus
objetivos, y que este autor encontró en otros contextos, como los departamentos universitarios y en la mafia
siciliana, para proponer que “el borde de la anarquía está vallado de reglas”. F.G. Bailey Strategms and spoils.
A social anthropology of politics Schocken Books, New York, 1969.
40
Para la corriente procesual el estudio de lo político, o más bien de las políticas, corresponde a la
investigación de los procesos que intervienen en la determinación y realización de objetivos públicos, y en la
obtención y uso diferenciado del poder. Si bien asume que los procesos políticos son similares a grosso modo
en todos los contextos culturales, considera esta teoría que toda cultura desarrolla su propio conjunto de
reglas de manipulación política. Según Freíd “…la política puede estar contenida en acciones cuyos medios y
fines son extremadamente diversos; la acción política tiene un atributo de compulsión o coerción tal que los
miembros de una sociedad deben, bajo pena de castigo, cumplir con las normas y deseos de sus superiores, la
cualidad básica de la política. Las sociedades difieren en el grado en que se permite la compulsión de otros.
M.F. Fried: “Political anthropology” en Sol Tax (ed.): Horizons in anthropology Aldine, Chicago, 1964.
24
como los procesos que ocurren en la interacción entre individuos y la forma en que grupos
formales y corporativos emergen a través de éstos. Destacan estudios sobre la mediación de los
procesos (patronage y brokerage),como los realizados por Bax (1976) entre empresarios
políticos típicos en Irlanda, los de Aronoff (1974) en un asentamiento israelí, de Blok (1975)
sobre la mafia en una aldea siciliana, así como las investigaciones de Barth (1959) y de Bailey
(1969) sobre las “empresas políticas”, estudios concentrados en la figura de líderes.41 Estos
trabajos ponen de manifiesto que la representación política y la mediación de procesos -directa o
indirectamente políticos-, movilizan todo un conjunto de redes y normas informales con los que
tienen que contender las estrategias individuales. De esta forma, para estas visiones el trabajo del
antropólogo consiste en reconstruir esta trama relacional, puesto que sus interlocutores
autóctonos no le dan más que una visión parcial y a veces deliberadamente sesgada. Algo que se
puede lograr mediante investigaciones de gran profundidad, basadas en una observación intensiva
de la vida política local y un meticuloso trabajo de consulta en archivos, cuando los hubiere.
Otra de las propuestas más influyentes ha sido la economía política, corriente heredera
del marxismo que ha dado origen a distintas corrientes teóricas en antropología, como el
materialismo cultural, el marxismo estructuralista y el neomarxismo. Aunque estas escuelas
guardan importantes diferencias ideológicas, tienen en común el énfasis puesto en ver los
fenómenos políticos íntimamente relacionados con otros aspectos de la vida social. Resaltan el
carácter dialéctico que relaciona la infraestructura material (que incluye recursos ecológicos y
tecnológicos) con la superestructura cultural, donde se ubican creencias e ideologías. La
redefinición del foco de interés y la reformulación de la problemática del poder ha llevado a estas
perspectivas hacia un rescate del afán holístico, caracterizado en buena medida por un cambio del
énfasis tradicional de la antropología en los resultados a nivel micro y por el papel asignado al
trabajo de campo, el cual tiende a ser redefinido para incluir métodos de la historiografía, la
economía, la sociología y la ciencia política, como puede apreciarse en los trabajos de Maurice
Godelier y Claude Meillaseoux, entre otros.
Enfoques que ciertamente están emparentados con los de Leslie White, Julian Steward y
Richard N. Adams, quienes ven la evolución humana en términos energéticos y ecológicos, aun
cuando no incorporen el análisis de las relaciones de producción, algo que va a caracterizar a
otros planteamientos ideológicamente herederos del marxismo.42 Concurren en esta línea
perspectivas como las de Marvin Harris (Cannibals and kings, 1977) o Issac Schapera
(Government and politics in tribal societies, 1956), quienes proponen que ciertos desarrollos
en la organización política se hacen posibles solamente mediante una eficiencia incrementada
dentro de la economía, pues lo político es visto como una lucha por recursos escasos. Es un
argumento que también seguirá Lucy Mair en sus estudios realizados en África del Este, donde
mostraría el rol decisivo que mantienen los medios de subsistencia, las estructuras del parentesco
41
Citados en H.J. M. Claessen: “Introduction” en S. Lee Seaton, y H.J.M. Claessen (eds.): Political
anthropology Mouton, London, 1979., págs. 7-28.
42
Una revisión sobre estos enfoques se encuentra en R.D. Fogelson y R.N. Adams (eds.): The anthropology
of power Academic Press, Nueva York, 1977.
25
y los aspectos sagrados del liderazgo, como también, el carácter indiferenciado que asume lo
político en ciertas sociedades.43
¿Qué es entonces para la antropología lo político?. Retomando la definición aristotélica
que afirma que el hombre es por naturaleza un animal político, bien puede decirse que la
antropología ha identificado tempranamente la intencionalidad predominantemente estratégica de
las acciones humanas, aunque también ha enfatizado el concurso de otras expresiones de sentido
que actúan como móviles de sentido en actos que podemos calificar como religiosos, lúdicos,
dramáticos o simbólicos, y que pueden o no tener traducciones instrumentales, en ámbitos
económicos muy variados, en capital social o en poder político, entendiendo por éste el de influir
en decisiones de interés público. Partiendo de definiciones sobre lo político que se han
desarrollado en esta disciplina podemos testimoniar un largo proceso en que la antropología ha
refinado y modificado varias veces su concepto de lo político. Que va de conceptos estáticos,
como el de Alfred R. Radcliffe-Brown, para quién “…la organización política se relaciona con el
mantenimiento o establecimiento del orden social dentro de un marco territorial mediante el
ejercicio organizado de la autoridad coercitiva a través del uso, de la fuerza física” (de su
introducción a African Political Systems, op. Cit.,1940), hasta otras definiciones que hacen
menor hincapié en la coerción y en las instituciones formales para destacar el concurso de otras
fuentes de poder, como el consenso, la legitimidad y la influencia. Así, para Schwartz, Turner y
Tuden (1966) lo político es referido como “los procesos que intervienen en la determinación y
realización de objetivos públicos y en la obtención y uso diferenciado del poder por parte de los
miembros del grupo implicados en dichos objetivos”. La evolución conceptual de lo político
ilustra el alejamiento progresivo de una visión inspirada en Hobbes y en Weber, al advertir que la
premisa coercitiva no se ajusta a todas las sociedades, pues no siempre hay un control organizado
de la fuerza ni un sentido de territorialidad en forma continuada.44
Sintetizando, en antropología ha tenido lugar un devenir del concepto de lo político, que
va de estructuras a procesos y de visiones que tienden a contender tanto con el mantenimiento del
orden social como con el cambio, como también a integrar la coerción o el consenso como
centros de la vida social. La diferencia de visiones alude quizás no tanto a la heterogeneidad de
las situaciones estudiadas por los antropólogos como a la variedad de perspectivas teóricas, que
han tendido a seguir las modas teórico-metodológicas del momento o del espacio geográfico
donde se han inscrito, pues, finalmente, la antropología tampoco escapa a la prisión
epistemológica autoreferencial que le supone su propia “cultura” disciplinaria. De este modo, el
poder es visto actualmente con diferentes expresiones, conformando un continuum que ubica a la
43
“…algunas poblaciones se consideran a sí mismas, y también son reconocidas por los demás, como
entidades diferenciadas, pese a lo cual no reconocen a ninguna persona o grupo de personas con autoridad
general para adoptar decisiones en asuntos que les afecten a todos. En diferentes circunstancias, diferentes
subdivisiones de la totalidad llevan a cabo una actividad colectiva en lo que se refiere a objetivos para los
cuales son autónomas; por consiguiente, si tal actividad constituye el criterio definitorio de una comunidad
política, nos encontramos ante una serie de comunidades políticas que se superponen unas a otras” L. Mair:
Primitive government Penguin, Baltimore, 1962, pág. 106.
44
Para Weber la definición de comunidad política es la de una comunidad cuya acción social está orientada a
subordinar a una dominación ordenada por los participantes en un territorio y la conducta de las personas que
están en él, mediante la disposición a recurrir a la fuerza física, incluyendo normalmente la fuerza de las armas”
M. Weber (1921) Economía y sociedad FCE, México, 1993, pág. 901.
26
fuerza bruta en un extremo, y en el otro, el acuerdo convencido basado en el prestigio o la
autoridad. Y en medio, un campo mixto donde se ubican negociaciones, transacciones y
obligaciones que parecen no tener fin. Justificando una visión que tiene como antecedente el
mecanismo de reciprocidad descrito por Marcel Maus (“Essai sur le don. Forme et raison de
l´échange dans les societés archaiques”1925), demostrando que las formas de funcionamiento
que regulan una sociedad discurren a través de complejos sistemas de obligaciones, donde no
resulta extraño advertir que sus líderes invierten en relaciones a través del uso de bienes y
servicios para la construcción de su liderazgo, al crear obligaciones mediante el mecanismo de la
reciprocidad.45
Donde Hobbes pone el Estado como resultado necesario del contrato social Mauss pone
el intercambio y la reciprocidad, el potlach como guerra sublimada. 46 La “guerra de todos” del
paradigma hobbesiano se torna en el “intercambio de todos”, en analogía con la réplica de
Kropotkin a Darwin, e incluso a Marx. Al respecto, la crítica de Pierre Clastres enfatiza que la
antropología política ha universalizado la identificación de Weber del poder político con la
coerción, la subordinación y la violencia, oscureciendo bajo este prejuicio etnocéntrico una de las
principales lecciones que pueden extraerse de las sociedades llamadas primitivas: que es posible
que las sociedades existan y florezcan sin que exista una división entre opresores y oprimidos,
entre los que coaccionan y los que son objeto de coacción. Precisamente, Clastres plantea el
asunto del Estado como la primera coupure crucial en la historia humana, oponiendo al discurso
hobbesiano -implícito en todas aquellas visiones que consideran inevitable al Estado-, un enfoque
que según este autor nos enseñan las sociedades primitivas: que “la guerra está contra el
Estado”.47 Si bien su enfoque soslaya la distinción levistraussiana entre sociedades modernas o
“calientes” y sociedades no modernas o “frías”, cabe resaltar las potencialidades que ofrece el
estudio de formas de organización donde no se ha producido una ruptura entre el orden político y
el social.48
45
Los regalos actúan como fuerzas que compelen a su confirmación por parte del obsequiado. El intercambio
afirma que el donador y el beneficiario de un regalo son partes integrales de un mismo universo. Mantienen
una fuerza coercitiva para su devolución en términos equivalentes. F. G. Bailey: Gifts and poisons Blackwell,
Oxford, 1971.
46
Conviene recordar que para Hobbes la sociedad se divide en dos bloques: la que vive en la naturaleza, y la
que alcanza la civitas o república, que conviene bien apuntalar frente al peligro de la regresión, por lo que su
solución es el ejercicio absoluto del poder. Interesa también cotejar esta visión con la del padre del
psicoanálisis, para quién el principio de la realidad (Ananké) llevaría a la especie humana a la represión del
placer (Eros) en aras de la civilización. Ver de S. Freud: Tótem y tabú Alianza, Madrid, 1973.
47
Para Clastres las sociedades son de Estado o contra el Estado. Aunque ambas son políticas, las primeras se
cimientan en la desigualdad, mientras que las segundas lo hacen en el igualitarismo.Para este autor,
"Occidente es un ejemplo de poder coactivo, uno solo entre muchos posibles”. P. Clastres: Society against the
state Basil Blackwell, Oxford, 1977.
48
Según Lévi-Strauss, “El futuro dirá, sin duda, que la contribución más importante de la antropología a las
ciencias sociales consiste en haber introducido (por lo demás inconscientemente) esta distinción capital entre
dos modalidades de existencia social: un género de vida percibido inicialmente como tradicional y arcaico, que
es ante todo el de las sociedades auténticas, y otras formas de aparición más reciente, de las cuales no está por
cierto ausente el primer tipo, pero donde ciertos grupos de autenticidad imperfecta y parcial se hallan
organizados dentro de un sistema más vasto que, a su vez, es inauténtico” C. Lévi-Strauss: op. cit. (1958), pág.
379.
27
Desde la teoría política, a la definición clásica de Hobbes sobre el Estado como agente
garante de la seguridad de la población que habita un territorio teóricamente poblado por
hombres-lobos, donde impone un orden interno y asume la organización de la defensa externa, se
han sucedido otras nociones que, aun cuando conservan en forma implícita esta noción que
permanece latente sobre la caracterización de Max Weber sobre el Estado como el tributario
monopólico del ejercicio legítimo de la violencia. A la que se añade una concepción durkheimiana
del Estado que centra su análisis en otras funciones del aparato estatal, visto como vehículo del
llamado contrato social y un administrador neutral y ejecutivo de los bienes y servicios públicos,
enfoques en los que se basarían otras propuestas teóricas como el estructural-funcionalismo y la
teoría de sistemas. Otras miradas más críticas, como la marxista, considerarían el origen del
Estado en la aparición de las clases sociales y de la propiedad privada, caracterizando al poder
político como un agente al servicio de la clase burguesa. Desde mediados del siglo XX el interés
de la Ciencia Política se ha desplazado del análisis sobre los origenes o las bases actuales del
poder político hacia el estudio interno de su estructura y funcionamiento, dando por sentada su
condición autónoma, patente en el auge de sistemas democráticos y parlamentarios basados en la
competencia entre partidos políticos. El Estado comienza a ser visto más allá de sus funciones
coercitivas y burocráticas como la arena del debate político, un espacio con sus propias reglas de
juego, sometido al concurso de diferentes grupos o partidos, con una visión dialéctica de elites
políticas y clases sociales.49 Por otra parte, otras aproximaciones hechas desde la sociología
histórica plantean el problema del significado de la política como garante de la sociabilidad, del
consenso, y de la aceptación social por parte de la ciudadanía de proyectos políticos (Ewald,
1988; Castel, 1994), un fenómeno esencial cuado abordamos los problemas de la política a
escala local, pero comúnmente menospreciado por la teoria política, en la medida que se interesa
más por el ámbito de la Gran Política que por la política local.
Coincide esta visión con aquellas que consideran que lo distintivo de la antropología
estriba en el análisis de aquellas instituciones que no son formalmente políticas, y, probablemente,
los aportes más interesantes de disciplina antropológica en este campo sean aquellos que permiten
cotejar el funcionamiento y las categorías de los sistemas políticos occidentales con los de
sociedades distintas.50 Al respecto, puede decirse que este ejercicio ha sido el producto de un
diálogo interdisciplinario que ha iniciado en tanto las barreras entre las ciencias sociales se ven
superadas por los antropólogos y el resto de los científicos sociales.51 Destacan aquí
49
Algunos trabajos clásicos sobre el sistema político moderno se encuentra en D. Easton: Esquema para el
análisis político Amorrortu, Buenos Aires, 1969. Un texto que sigue siendo en muchos aspectos válido para
procesos actuales es el de M. García Pelayo: Las transformaciones del Estado contemporáneo Alianza, Madrid,
1977.
50
Según Abner Cohen “…el antropólogo social, al analizar los símbolos de las relaciones de poder en pequeña
escala, sociedades preindustriales, ha logrado un conocimiento bastante profundo del simbolismo de las
relaciones de poder en general” A. Cohen: “Antropología política: el análisis del simbolismo en las relaciones
de poder”, en J. R. Llobera (comp): Antropología política Anagrama, Barcelona, 1979, pág. 74.
51
“En artículos anteriores a 1960 pueden encontrarse referencias ocasionales a Hegel, Marx, Simmel, Parsons o
Easton, pero en conjunto los antropólogos seguían siendo irremediablemente profanos en ciencia política, y
sus puntos de vista eran decididamente antropológicos. Todo esto ha cambiado en la medida en que los
antropólogos se dirigen progresivamente hacia el estudio de las naciones-estado modernas y empiezan a
asimilar la teoría de sistemas y los modelos de la toma de decisiones procedentes de otras disciplinas” T.C.
Lewellen: op. Cit. pág.12.
28
particularmente contribuciones como las de Foucault (microfísica, capilaridad del poder) y las de
Pierre Bordieu (habitus), que en buena medida suponen un diálogo con aportes de procedencia
etnográfica y antropológica.
Quizás una de las áreas en las que la antropología ha destacado más para el estudio de lo
político sea en el análisis de las relaciones entre el poder y su carga simbólica.52 Diversos trabajos
ilustran como, lejos de constituir ámbitos autónomos, tanto en el poder político como en el
económico las relaciones tienden a ser manipulantes e instrumentales, cuestionando la supuesta
secularización de lo técnico y lo científico en los sistemas sociales actuales, los cuales son vistos
como dispositivos en los que opera un alto nivel de simbolización. Algo que se expresa en sus
contenidos rituales y que tiene su manifestación más acabada en la factura de los roles sociales,
que pretenden objetivar las relaciones entre individuos y grupos.53 Partiendo de la proposición de
que las relaciones sociales se desarrollan y mantienen mediante símbolos, para algunos
antropólogos, como Edmund R. Leach, la tarea principal de la antropología sería interpretar
acciones y manifestaciones simbólicas en términos de relaciones sociales.54 En la medida en que
un orden social implica una jerarquía donde se mantienen relaciones entre superiores,
subordinados e iguales, diversos autores se han encargado de señalar como las relaciones entre
estos se desarrollan y mantienen mediante la mistificación del simbolismo en la comunicación, aun
cuando algunos antropólogos se ocupen más de las relaciones de poder que de los símbolos, y
que ambos aspectos se identifiquen en toda conducta social. 55
Como señala Enrique Luque, lo político no constituye solamente un orden de fenómenos,
cuanto un orden de representaciones, pues, siguiendo a Foucault (Microfisica del poder, 1978),
"la política es la guerra continuada por otros medios" y “el trasfondo del orden político es la
guerra”.56 Sin embargo, no debe soslayarse que el poder, y también lo político en su sentido
amplio, tanto en sus aspectos formales e institucionales como en sus expresiones informales,
contienen los valores de la cultura en los que se insertan. Además, son decisivas las habilidades
con que los actores políticos llevan a cabo sus actividades dentro y fuera de lo que esa cultura
configura como sistema político.57 El “background” cultural de la política nos lleva a la vez al
52
Véanse los trabajos de M. Edelman: Politic as symbolic action Academic Press, Nueva York, 1971 y The
symbolic uses of politics University of Illinois Press, Urbana, 1972. También los de C. Rivière, como Les
liturgies politiques PUF, París, 1988.
53
Los símbolos objetivan roles y les dan una realidad que se separa de las personalidades individuales de sus
detentadores. En opinión de A. Cohen la contribución mas importante es el análisis del simbolismo de las
relaciones de poder, esto es, el estudio de los valores místicos que acompañan al poder político. Ibíd.
54
E. Luque: op. cit.
55
En palabras de Clifford Geertz “…La “teoría ritual” no sólo subraya con particular agudeza las dimensiones
temporales y colectivas de esa acción, así como su naturaleza pública inherente; también resalta su poder para
transmutar no sólo opiniones, sino (…) a la gente que lo ejecuta” C. Geertz: (1983) “Géneros confusos” en
Ibíd: Conocimiento local Paidos, Barcelona, 1994, pág. 42.
56
Así para este autor, “...lo que hoy se llama antropología política constituye no tanto una disciplina o una
especialización cuanto algo diferente: una etapa (no diré que final) de un largo e intrincado proceso. Una etapa
que, más que a reforzar el discurso del filósofo o del científico de la política, viene a trastocar algunos de sus
cimientos más férreos y queridos” E. Luque: op. cit., 1996, pag. 17.
57
R. Cohen: (1972) “El sistema político” en J. R. Llobera (comp): Antropología política Anagrama, Barcelona,
1979.
29
concepto de “cultura política” y lo que cada cultura considera dentro de lo legítimo.58 A
considerar que “…en todos los sistemas políticos de todas las épocas hay una tendencia de los
subordinados a rechazar la autoridad de los superiores”, y que este grado de entropía es
contenido precisamente en términos de lo que marca la cultura política, pues la legitimidad del
poder procede de la cultura política del grupo, de las expectativas de la gente acerca de ese
poder y de los mecanismos socialmente válidos por los cuales las personas ocupan y mantienen
cargos.59 De este modo, una cultura política expresa un conjunto de ideales y símbolos que
describen las metas y fines de la vida política en términos de las tradiciones de los miembros. La
forma en que el poder y la autoridad son entendidos y practicados por una cultura como un todo.
Por esto en la actualidad la antropología política se especializa en el estudio de los rituales
políticos contemporaneos, una labor que emprende como una forma de repatriación de la
disciplina. Una vez que ha hecho ciencia política comparada y etnografía política en pequeña
escala, la disciplina se enfrenta ahora ante el reto de analizar a las sociedades avanzadas, y de
contribuir con su particular experiencia a despojar de sus disfraces al ejercicio político. Pues –
siguiendo a Georges Balandier-, la representación política ha dejado hoy de ser representación
para convertirse en espectáculo, en marketing, en suma, en mera teatrocracia. Aun cuando la
racionalidad parezca haber conquistado el espacio de lo político, “...el misterio por el que un
poder se constituye y subordina permanece indescifrado (…) Es el fin de los sistemas
representativos, o, por lo menos, la crisis de la representación: el político no representa ya más
que así mismo, no habla más que por sí mismo; los representados, no se estiman ya como tales,
no están implicados por la adhesión, sino por la emoción (y sus variaciones) y por medio de las
nuevas técnicas. Es el advenimiento del poder como espectáculo y simulación: manera indirecta
de anunciar su fin como realidad”. Y en estas condiciones, “...el desvío antropológico nos da los
medios, conduce a analizar, dentro de la gran diversidad de formas que la realizan, lo que
constituye la política”.60 De este modo, la modernidad actual, como cada gran período de
transformación, pone a prueba con los procesos que conlleva al poder político, haciendo
aparecer lo que conlleva de caduco, desnudando lo que constituye su fundamento.
De esta manera, hoy lo político se manifiesta a través de instituciones que no son
ostensiblemente políticas, como el parentesco, el matrimonio, la etnia, el elitismo y diversas
ceremonias de grupo y ritos de pasaje, los cuales tienden a ser identificados como campos de
acción.61 Bajo nuevas perspectivas, donde el poder es visto en su ficción objetivadora,
58
Por legitimidad entendemos la “capacidad del sistema para engendrar y mantener la creencia de que las
instituciones políticas existentes son las más apropiadas para la sociedad”, siguiendo a S. Lipset: Political
man. The social bases of politics Doubleday, New York, 1960.
59
Destacan en este campo trabajos como los de A. Cohen: Two-Dimensional man: an essay on the
anthropology of power and symbolism in complex societies Routledge, Londres, 1974 ; D.I. Kertzer: Ritual,
politics and power Yale University Press, New Haven, 1988; y los de M. Abélès: Anthropologie de l´Etat
Armand Colin, París, 1990, entre otros.
60
G. Balandier: (1985) Modernidad y poder Júcar. Madrid, 1988, pág. 13.
61
Destacan en este ámbito trabajos como el de J. McIver Weatherford (Tribes on the hill, 1981, citado en T.C.
Lewellen: op. Cit.), quién estudio el Congreso en Estados Unidos comparándolo con organizaciones tribales,
denotando las semejanzas entre ambos sistemas y estableciendo una tipología de los parlamentarios:
chamanes, señores de la guerra, padrinos y clanes. O las relaciones entre poder y parentesco en un
departement francés contemporáneo, que muestran como existen dinastías de elegidos que gracias a su
“capital social” se instalan y reproducen en el poder, siguiendo una lógica que no encaja con una visión
30
explicitando cómo y donde se desarrolla, se mantiene, expresa o camufla por medio de símbolos,
pues todos los símbolos- o casi todos- tienen un componente político. Por todo esto, la política
no puede verse aparte de la cultura. Está enraizada en la ideología e influenciada por la economía,
el parentesco, la presión poblacional y otros complejos factores, con los que mantiene una
relación de influencia recíproca o dialéctica.62 Con lo cual no se pretende negar que lo político no
posea determinaciones propiamente políticas, es decir, fenómenos cuya ocurrencia no es
reductible al rango de epifenómenos; aunque tampoco suceden en forma aislada o autónoma,
pues, como han mostrado algunos estudios, aspectos que aparentemente están pautados y
estandarizados, como lo son las burocracias formales, funcionan principalmente en base a
mecanismos informales.63
Estos hallazgos parecieran entrar en el caos relativista que proponen los discursos de la
llamada posmodernidad. Al respecto, para la “nueva etnografía” con su acento en lo “emic” y el
carácter textual de todo conocimiento, no puede hablarse más mundos o lenguajes culturales
integrados, pues una cultura es vista aquí como un diálogo abierto y creativo de subculturas, de
propios y extraños y de facciones diversas. Todos los intentos de postular unidades abstractas
serían constructos que procederían de un poder monológico, procediendo esta posición a
relativizar cualquier forma de “meta-relato” en base a preferir la etnografía sobre cualquier forma
de etnología, dotando de igual validez a los discursos nativos o locales frente a cualquier
pretensión nomotética de encontrar leyes universales.64 Para algunos autores resulta paradójico
plantear el relativismo como premisa, precisamente, en un momento como el actual, en el que la
globalización económica y la acción militar prometen un mundo unipolar; siendo ahora cuando,
“…la etnografía renuncia a la ciencia para convertirse en ficción, o en todo caso construye una
ciencia ficción en la que un coro de voces discordantes reclaman su derecho no sólo a ser oídas,
sino a gozar del mismo status”.65 Sin embargo, para otros, el giro interpretativo de la antropología
posmoderna alude a una preocupación creciente por las estructuras de significado en cuyos
términos viven los individuos, por las redes de significación que el mismo hombre ha tejido, pues
no fue creado ya dominado. Con lo cual propugna por una antropología que no se agote en lo
local o lo etnográfico, pero que tampoco permanezca dentro de la deducción histórica o
especulativa.66
superficial de los sistemas democráticos. M. Abèlés: Jours tranquilles en 89. Ethnologie et politique d´un
département français Odile Jacob, París, 1989, citado en Ibíd: Politique et institutions: éléments
d´anthropologie, A. Colin, París, 1997.
62
H.J.M Claessen: “Introduction” en S. L. Seaton, y H.J.M. Claessen (eds.): Political anthropology Mouton,
London, 1979. pp. 7-28.
63
Vér G. Britan y R. Cohen (eds.): Hierarchy and society Institute of Human Issues, Philadelphia, 1980.
64
La perspectiva posmodernista en antropología se encuentra en James Clifford y G. Marcus (eds.): Writing
culture Berkeley, 1986; C. Reynoso (ed.): El surgimiento de la antropología posmoderna Gedisa, Barcelona,
1989;
65
J.R. Llobera: La identidad de la antropología, págs. 137-138)
66
Para Geertz lo que se requiere “…es un tipo de antropología que no aboga por el nihilismo o el eclecticismo,
ni se amolda a todo, ni tampoco es un tipo que se contente con indicar aún una vez más que la verdad se
invierte al otro lado de los Pirineos. Es, más bien, una antropología que unifica los procesos de
autoconocimiento, autopercepción y autocomprensión con los de conocimiento, autopercepción y
comprensión del otro; que identifica, o casi, la explicación de ´quiénes somos´ con la de entre quiénes nos
hallamos [que] …puede ayudar tanto a liberarnos de representaciones engañosas de nuestro propio modo de
hacer que las cosas sean judiciables. C. Geertz: “Conocimiento local: hecho y ley” en Ibíd: op. Cit. Pág. 211.
31
Al decir de Marc Abèlés un enfoque antropológico consecuente tiene que combinar, al
menos, tres tipos de intereses: el interés por el poder, los modos de acceder a él y de ejercerlo; el
interés por el territorio, los espacios que lo delimitan, las identidades que allí se afirman; y, el
interés por las representaciones, las prácticas que configuran la esfera de lo público. Plantear el
“cómo” se ejerce el poder implica para este autor el análisis de este “allí donde se ejerce”,
investigando su arraigo en la cultura política de cada sociedad. Desde esta perspectiva se hace
necesario saber en qué condiciones ha emergido este poder (pues, ”Hablar de política´ es de una
forma u otra, situarse en relación a unas divisiones que se remontan a una época ya lejana cuyas
huellas todavía no se han borrado”), estudiar bajo que supuestos hoy en las sociedades
contemporáneas la cuestión de la representatividad aparece como su correlato necesario.
Entender el “terreno” político en un conjunto ramificado que engloba poderes y valores, ofrece,
en principio, un modo de pensar el Estado "“visto desde abajo"”, partiendo de las prácticas
territorializadas de los actores locales, ya sean políticos, gestores o ciudadanos. Lo cual, no
implica abandonar los enfoques localizados típicos del trabajo etnográfico, pero sí la idea ilusoria
de los microcosmos cerrados, en beneficio de “…una reflexión sobre las condiciones de
producción de los universos a los que se enfrentan los etnólogos”. 67
La antropología no pretende necesariamente llevar a cabo una crítica de la política, la
representatividad y la legitimidad, sino de comprender cómo el poder emerge y se afirma
mediante estrategias que producen la alienación, para lo cual se requiere “sacar a luz sus raíces”.
En palabras de Pierre Bordieu, implica acceder a la circularidad que se establece entre ambos
conceptos en virtud de la “alquimia de la representación”, en la cual “el representante conforma al
grupo que le conforma a él: el portavoz, dotado de plenos poderes de hablar y actuar en nombre
del grupo y en primer lugar sobre el grupo (…) es el sustituto del grupo y existe solamente por
esta autorización”.68 De esta forma, la antropología política actual ha convertido el tema de la
política local en un interés central, que rebasa tanto a los enfoques anteriores, limitados a los
microuniversos de los poderes autóctonos en las sociedades no occidentales, como también los
basados en la reconstrucción histórica de las sociedades occidentales, para acceder al estudio de
las dinámicas actuales en el contexto de la modernidad.69 En palabras de Josep R. Llobera: “Tras
dos siglos y medio de deambular por culturas lejanas y exóticas, el antropólogo halla en Europa
su último desafío y su razón de ser. Porque sólo entendiéndose a uno mismo es posible entender
al Otro”.70
67
M. Abèlés: Anthropologie de l´Etat Armand Colin, París, 1990, pág. 79.
Bordieu interpreta el fenómeno de la representación en términos de alienación de las voluntades colectivas a
un tercero que se erige como poder unificador y garante de la armonía en su discurso y sus prácticas. Desde
su perspectiva, el análisis de la representación consiste en desmontar los mecanismos que hacen que los
individuos se sometan al poder y a sus símbolos” P. Bordieu: Ce que parler veut dire Fayard, París, 1982,
pág. 101, citado por M. Abèlés: op. Cit., 1990.
69
Como bien saben los antropólogos a escala local las cosas de la política dejan de ser remotas y ajenas para
traducirse al lenguaje de lo inmediato y lo conocido. E. Luque: op. Cit.
70
Para Llobera lo que importa “…no es tanto el objeto de estudio como la visión antropológica, que puede
aplicarse a cualquier aspecto y dimensión de una cultura. El antropólogo aprenderá a convivir e incluso a
colaborar con la variedad de especialistas de lo social, pero conservará su carácter distintivo que viene dado
por la tradición y la perspectiva antropológica” J.R. Llobera: La identidad de la antropología, op. Cit., págs.
155-156.
68
32
Al respecto, podemos afirmar que varios cambios sociales explican quizás porqué no es
sino hasta la década de los setenta y particularmente de los ochenta cuando el uso de enfoques y
métodos antropológicos adquieren prestigio y validez científica como formas útiles para el estudio
de la organización sociopolítica, comenzando a popularizarse como técnicas fiables de
investigación en Sociología y Ciencia Política.71 Se testimonia un progresivo reconocimiento de
los métodos cualitativos cuando comienzan a ser valorados en medios académicos, organismos
financiadores y agencias gubernamentales. Quizás, esto se relaciona con factores propios de un
tiempo de incertidumbre, que arranca desde el final de la década de los ochenta con la caída del
muro de Berlín y con el derrumbe de la Unión Soviética, configurando un panorama más
complejo en los noventa por la emergencia de otros actores y temas de conflicto, con el auge de
los nacionalismos, los fundamentalismos y diversos movimientos sociales y bélicos de sino
heterogéneo. Los hechos mundiales apuntalan a la necesidad de retornar a las metodologías
cualitativas y a los enfoques antropológicos, tal como sucedió antes en tiempos coloniales y
durante la Segunda Guerra Mundial.72
La globalización económica y la aplicación de políticas neoliberales han tenido como
efecto el empobrecimiento de amplios sectores de la población mundial, el incremento del
desempleo, la crisis del estado de bienestar y migraciones masivas de la periferia al centro. Se
expresan tanto en el multiculturalismo de las sociedades avanzadas actuales, como también en la
emergencia de muy diversas formas de resistencia a la imposición de la lógica del mercado en
todo el orbe por parte de las políticas neoliberales. Esto ha complejizado el espectro de lo social
con la puesta en relieve de problemas sociales diferentes a los del llamado “subdesarrollo” o de la
lucha de clases, traduciéndose en las ciencias sociales por volver otra vez a poner en marcha
metodologías que puedan atender al reto de representa el estudio de las diferencias.
A nivel político se encuentra que particularmente en sociedades avanzadas, las demandas
sociales tienden a heterogeneizarse, con la emergencia de nuevos campos de expresión y conflicto
que vienen a suceder y a adicionarse a necesidades sociales más o menos resueltas por
dispositivos del sistema social, los cuales han comenzado a ser obsoletos y poco operativos en la
medida en que la oferta política dentro del Estado del Bienestar ha tendido a su vez a
homogeneizarse en políticas de ajuste y recorte presupuestal. Al respecto, bien puede decirse que
este trabajo antropológico de pensar lo político en contextos contemporáneos se realiza en un
contexto inédito, caracterizado por la intensificación de las relaciones entre los diferentes puntos
del globo. La alteridad ha dejado de ser exótica y lejana para convertirse en un hecho cotidiano,
gracias a las migraciones de carácter político y económico –que se han intensificado como nunca, a la rápida circulación de información e imágenes y a la masificación del turismo. Por todo esto,
un objetivo actual de la antropología política es documentar las consecuencias que impone tener
la globalización en el funcionamiento de las instituciones que gobiernan la economía y la sociedad,
los efectos prácticos y simbólicos de la desterritorialización y el cambio de escala en estos nuevos
lugares de poder.73
71
Véase Fiona Devine: “Los métodos cualitativos” en D.Marsh y G. Stoker: (1995) Teoría y métodos de la
ciencia política Alianza, Madrid, 1997, págs. 145-159.
72
T. Finan: "Anthropological research methods in a changing world" en E.F. Moran (ed.): Transforming
societies, transforming anhtropology University of Michigan, Ann Arbor, 1996, págs. 301- 323.
73
Ver M. Abèlés: La vie quotidienne au Parlament européen Hachette, París, 1992.
33
Los efectos que la globalización puede tener en el campo de lo político, con la
confrontación permanente de identidades diferentes y entre lenguajes y prácticas políticas o
administrativas heterogéneas, hacen que las aportaciones potenciales de la antropología cobren
hoy todo su relieve. Constituyen un nuevo reto que el mundo contemporáneo opone a la
disciplina como tarea urgente, cuya aceptación implica más bien ensanchar antes que acotar el
campo tradicional de investigación. Aun cuando en 1959 David Easton criticaba a la antropología
política por ver las instituciones y prácticas políticas a partir de sus efectos en otras instituciones y
no como un campo de estudio en sí mismo74, para otros autores la renuencia de la antropología
para delimitar lo político como un sistema netamente diferenciado de la organización social
constituye más una virtud que un vicio. Existen fundamentos para renunciar a separar lo político
de lo social, precisamente la supuesta e ilusoria autonomía de lo político (y de lo económico) es
una de las dimensiones ideológicas que resultan claves para entender el proyecto de la
modernidad.
Y este es un aspecto que nos resulta, si no el más patognomónico de este pathos que
resulta ser una disciplina como la antropológica que tiene vocación de aguafiestas, al menos si el
más promisorio y útil en términos emancipatorios, es el que su perspectiva, un producto del
concurso de los aspectos antes mencionados, que constituyen los “gafes del oficio” de un
quehacer que tiene como principal tarea el comprender al hombre en su contexto, como el
entender los diferentes contextos como producto de la acción humana, es el relativo a su
perspectiva, tendiente a observar los fenómenos humanos desde una lejanía que ciuestiona su
aparente naturalidad, y que nos lleva a reflexionar críticamente sobre conceptos de uso común y
supuestamente consensuados como los que encontramos en el terreno que nosotros abordamos,
cuyo uso ambiguo y confuso fue algo muy frecuente en el caso de los términos y referencias sobre
el tema de la participación y otros relqacionados, que son utilizados a nivel de slogans o palabras
gancho en los discursos del ámbito político. Por todo esto, consideramos que un ejercicio
antropológico consecuente debe desembocar en una síntesis teórica que sea producto de cotejar
la validez de estos conceptos con los hallazgos empíricos, y también con los reconstruidos a partir
de la revisión documental.
No obstante lo vertido, debemos advertir que el hacer antropología ha mantenido siempre
dimensiones éticas, políticas y morales, que son más evidentes en esta disciplina debido al
contacto “cara a cara” y a una relación temporalmente más prolongada con los sujetos de
estudio, un efecto quizás consustancial a los métodos que emplea privilegiadamente. Constituye un
hecho que no se refiere únicamente a las pretensiones de dar voz a quiénes no la tienen en un
formato científico, sino a algo que para algunos antropólogos exige el compromiso político directo
y la acción.75 Sin embargo, como John Gledhill plantea brillantemente, “decirle la verdad al
poder” no siempre resulta ser una tarea sencilla, pues no está exenta de riesgos reduccionistas y
de soslayar los matices y sutilezas de una realidad compleja.76 En todo caso, anuncia a la
74
D. Easton: “Political anthropology” Biennial Review of Anthropology 1959: 210-262.
Ver, por ejemplo, el artículo de N. Scheper-Hugues: “The primacy of the ethical. propositions for a militant
anthropology Current Anthropology 36 (3) 1995: 409-440. También D. Comas d´Argemir: "Antropologia social
i política. El papel orientador de l´antropologia en la intervenció social" Revista d´Etnologia de Catalunya 21,
2002: 8-19.
76
“La visión del antropólogo respecto a la situación puede cambiar bastante radicalmente en la medida en que
aumente su conocimiento de ésta, y resulta improbable que cualquiera que abandone la postura consistente en
75
34
necesidad de mantener una autoconciencia crítica acerca del modo en que los contextos
históricos han configurado los proyectos y las interpretaciones de la investigación, y, sobre todo, a
construir una relación ética con los sujetos de estudio que vaya más allá de los aspectos de la
confidencialidad e, incluso, de la devolución de la información a sus interlocutores. Para nosotros
implica ciertamente el asumir las consecuencias prácticas de la investigación desde el enfoque
teórico y metodológico con el que se construye y plantea un proyecto de investigación, en la
conciencia de saber para que fines habrá este de ser útil. Mejor dicho en palabras de LéviStrauss: “…porque, por desgracia, la antropología reclamaría en vano ese reconocimiento que
merece por sus solas conquistas teóricas, si no se esforzase, en el mundo enfermo y angustiado en
que vivimos, por demostrar además para que sirve”.77
tratar de mostrarse neutral y expresar prioridad por las preocupaciones académicas durante el período en el
que tiene lugar este proceso de aprendizaje cumpla con los objetivos de un estudio profesional de manera
óptima” J. Gledhill, op. cit., pág. 372.
77
C. Levi-Strauss op. cit. (1958), pág. 391.
35
Historia metodológica: los ejes del registro
Para nosotros, el interés de plantear el estudio de la participación ciudadana en relación
con la gestión pública municipal estriba en que representa una oportunidad para demostrar la
utilidad que ofrece una perspectiva disciplinaria como la antropología, especializada en explorar
realidades poco conocidas y heterogéneas, para aplicar sus herramientas en una investigación
sobre el tema de la participación de los ciudadanos en la vida política de un municipio europeo y
catalán, algo no muy bien definido y que, según fuimos viendo, se sustenta en el concurso de muy
diversos elementos de compleja factura histórica, aunque hoy podemos entrever el predominio de
los de naturaleza cultural y política. El emprender la tarea desde un enfoque antropológico, con la
pretensión añadida de hacerlo con un objetivo aplicativo y no solamente descriptivo o
etnográfico, apunta en nuestro caso a intentar explicitar aquí nuestra lógica de abordaje,
reconociendo que incluye diversos aspectos relativos tanto al carácter abierto que mantiene el
proceso de investigación, y a la utilización oportuna de técnicas o métodos etnográficos que sirven
para cotejar datos obtenidos en fuentes muy diversas de información. Señala de entrada el
privilegio de métodos y técnicas cualitativas de investigación, donde las evidencias empíricas son
recolectadas tanto a través de segundas personas como de la condición que asume el etnógrafo
de testigo ocular que recoge información de primera mano.
En nuestro caso el referente metodológico apunta hacia un tipo de abordaje que resultó
ser más bien obligatorio que opcional: aquel que recupera el estilo de las etnografías pioneras, al
modo de bitácoras de viaje o diarios de exploración. Estaban guiados casi siempre por un interés
concreto, yendo entretenidos por la prisa de captar mucho en poco tiempo, dejando para
después muchos detalles cuya recopilación impediría quizás el cumplimiento del encargo, como
sucede aún en todo ejercicio de etnografía rápida o de antropología aplicada. Se traduce en una
búsqueda intencionada con el objetivo de verificar hipótesis de trabajo y lograr el cotejo de
diversas perspectivas, bajo una estrategia que se conoce con el nombre de “triangulación” y que
consiste en la combinación de varias técnicas de investigación.78 Como en todo, el hecho de ser
foráneos y ajenos a la situación, de venir de lejos tanto en la geografía como en las tradiciones
disciplinarias, resultó para nuestro ejercicio antropológico una fuente de ventajas y también de
desventajas, dignas de ser aquí señaladas.
Las primeras aluden al ojo crítico que es ya de por sí natural para el recién llegado a una
cultura distinta a la propia, otorgando esto una visión que -en principio- promete ser más global e
imparcial si se actúa con suficiente cautela estratégica y metodológica (la sospecha antropológica
del fisgón). La mirada foránea ofrece, al menos potencialmente, la oportunidad de advertir con
78
Ver al respecto N.K. Denzin: "Strategies of multiple triangulation" en Ibíd: The research act: A theoretical
introduction to sociological methods Mc Graw Hill, Nueva York, 1978.
36
mayor agudeza las particularidades culturales de una situación, basadas en estilos, en
representaciones culturales y pautas de interacción que se han vuelto naturales por ser
tradicionales para los miembros nativos de una cultura local.79 Las desventajas, a su vez, aluden a
las paradojas de tener que implicarse en el terreno para ganar la confianza de los informantes,
guardando la necesaria distancia con la propia ideología y un virtuoso desapego en pos de la
objetividad. También al hecho de permanecer ignorante de muchos hechos locales, pues los
autóctonos siempre tendrán una riqueza de versiones que acaso apenas podremos aquí esbozar y
cotejar. Señala también un límite a todos los estudios que se basan en métodos cualitativos, que
no permiten describir la distribución estadística de lo observado. A cambio, sirven para explorar,
ampliar y profundizar, y en base a esto, constituyen un valioso instrumento de investigación que
puede fungir como complemento y vía alterna de verificación a la información conseguida
mediante métodos estadísticos.80
En este estudio, aunque el acervo manejo de datos documentales y trabajo de gabinete
fue tan importante como el conseguido mediante trabajo de campo, digno es señalar que, al ser
un estudio fundamentalmente cualitativo, consideramos que diversos aspectos de la historia
metodológica tuvieron particular trascendencia para su planteamiento y desarrollo. Y aunque
contamos en el proceso con buena asesoría y un caudal de experiencias anteriores muy valiosas,
bien puede decirse que en lo personal el hecho de abordar por vez primera un estudio del campo
de lo político, cuando nuestra trayectoria se ha desarrollado fundamentalmente en el campo de la
salud y después en el de las ciencias sociales, fue un elemento que implicó un considerable
esfuerzo autodidacta. Que tuvimos que aplicar con intencionado empeño hacia el estudio de
ámbitos de conocimiento para nosotros nuevos, como fueron la teoría política, los aportes de la
antropología política, historia europea, española, catalana y resusense, sobre el sistema político
español y todo lo relativo a las reflexiones y experiencias producidas en los últimos tiempos sobre
el tema de la participación. El interés aplicativo o propositivo con que inició nuestra empresa nos
llevó a tener que reflexionar sobre numerosos conceptos, algo que emprendimos como una tarea
sustancial de naturaleza más bien diagnóstica y sin muchas pretensiones terapéuticas, pues, en lo
político (y también en la Medicina, aunque en menor medida), operan mucho más factores
sociales y culturales cuya forja es más que lógica de naturaleza intrínsecamente política, como
puede expresarse en un adelanto de nuestras conclusiones: “la participación será lo que queramos
que sea”. Para llegar a esto tuvimos que recorrer un largo sendero.
Por todo esto, cuando a finales de 1999 el gabinete de Alcaldía del Ajuntament de Reus
manifestó su interés ante el Departament de Antropología Social i Filosofía de la Universitat
Rovira i Virgili para realizar un proyecto de investigación sobre la participación en este
municipio, nunca nos imaginamos que la tarea implicaría un esfuerzo que rebasaría nuestro
compromiso inicial. Por aquel entonces Eugeni Porras y el suscrito fuimos invitados a participar en
este proyecto bajo la dirección de Josep M. Comelles, contando con la colaboración de Nuria
Valls y de dos alumnas de la licenciatura en antropología de la URV, quienes conjuntamos
79
Los riesgos de la posición del etnógrafo están glosados en P. Atkinson, P. y M. Hammersley: (1983)
Etnografía. Principios en Práctica Paidós, Barcelona, 1994.
80
Hemos abordado estos aspectos en C. Denman y J. A. Haro: "Trayectorias y desvaríos de los métodos
cualitativos en la investigación social" en Ibídem (comps.): Por los rincones. Antología de métodos
cualitativos para la investigación social El Colegio de Sonora, Hermosillo, 2000, págs. 9-55.
37
entonces el equipo de investigación. La investigación realizada, que nominamos “Participación
ciudadana y gestión de lo público. Un estudio antropológico sobre el municipio y la ciudadanía de
Reus”, inició a principios del año 2000 y culminó su fase de trabajo de campo en mayo del
mismo año, dedicándose desde entonces el equipo de investigadores a la redacción del informe
final, que fue entregado en febrero del 2001.81
La metodología de este proyecto se planteaba entonces como un ejercicio de etnografía
rápida que nos permitiera obtener una visión amplia sobre las perspectivas de la participación en
el municipio, con miras a lograr diseñar lineamientos estratégicos para su implementación. Para
cubrir este objetivo se decidió realizar una serie de entrevistas grupales e individuales que
intentaban cubrir cuatro sectores sociales de la localidad: ciudadanos organizados y no, técnicos y
políticos del Ajuntament. Estrategias que fueron completadas con el análisis de documentos y
con técnicas etnográficas del tipo de la observación participante. Y a pesar de que el período de
recolección fue bastante corto (poco más de tres meses en esta etapa), logramos reunir una gran
cantidad de datos, cuyo análisis y sistematización conclusiva quedó fuera de los límites temporales
del proyecto. Como veremos aquí, la participación ciudadana en el municipio reusense constituye
un tema bastante complejo, en vista de las muchas aristas que contiene, con diferentes instancias y
actores implicados de manera real, formal y potencial en el ámbito de las relaciones entre
ciudadanía y ayuntamiento. El tema rebasó con su complejidad al proyecto inicial, algo de lo que
muy pronto nos percatamos, y al final nos llevó a considerar que no habíamos cubierto en el
informe más que una pequeña parte de nuestros objetivos. No obstante, el interés que logró en
nosotros despertar hizo que a partir de enero del 2001 el suscrito asumiera la tarea de culminar el
estudio bajo su propia responsabilidad, contando para ello con la asesoría de Josep M. Comelles
como asesor de tesis.
En nuestro caso, la imagen sobre los temas aquí tratados se relacionan con los resultados
obtenidos en los tres meses que incluyó el período de recolección de datos (el 10 de enero al 18
de abril del 2000), completado con un período adicional de observación participante de cinco
semanas distribuidas en los meses de mayo y junio del 2003, los cuales utilizamos para realizar
entrevistas informales, recorridos de campo, verificación de datos, y, especialmente, para la
observación de dos eventos que consideramos importantes para redondear nuestra comprensión:
las elecciones municipales celebradas este año y el evento anual de la Festa Major, con diez días
de duración. En el primer período, la metodología cubrió 46 entrevistas individuales y la
realización de tres entrevistas grupales en las que participaron 37 personas.82 Otros elementos
81
Jesus Armando Haro, Eugeni Porras, Nuria Vall y Josep M. Comelles (coord.): En nom de la rosa.
Sociabilitat, participació ciutadana i polítiques publiques a la ciutat de Reus. Reporte final de investigación,
250 págs., Universitat Rovira i Virgili-Ajuntament de Reus, 2001.
82
Sobre entrevistas grupales (focus groups y grupos de discusión) ver R. A. Krueger: El grupo de discusión:
guía práctica para la investigación aplicada Pirámide, Madrid, 1991; J. Ibañez: Mas allá de la sociología. El
grupo de discusión, teoría y técnica Siglo XXI de España, Madrid, 1979; A. Ortí: "La apertura y el enfoque
cualitativo o estructural: La entrevista abierta y la discusión de grupo" en M. García Gerrando, J. Ibañez y F.
Alvira (comps.): El análisis de la realidad social: métodos y técnicas de investigación social Alianza,
Madrid, 1986; M. Pando y M. Villaseñor: "Modalidades de entrevista grupal en la investigación social" en I.
Szasz y S. Lerner (eds.): Para comprender la subjetividad: investigación cualitativa en salud reproductiva y
sexualidad El Colegio de México, México ,1996, págs. 225-242. Algunas de nuestras experiencias y reflexiones
sobre el uso de técnicas grupales se encuentran documentadas en J. A. Haro y C. A. Denman: Las broncas de
los chavos en Nogales. Adolescencia y salud en la frontera norte El Colegio de Sonora, Hermosillo, 1994, y en
38
fueron seis entrevistas individuales informales adicionales, realizadas con los mismos informantes
en varias ocasiones, visitas etnográficas a la mayoría de los servicios municipales, la asistencia a
tres reuniones con ciudadanos organizadas por el Ajuntament y a cuatro sesiones del Pleno
Municipal, además de diversos recorridos de campo efectuados al modo de observación
participante.
Del total de 86 personas con las que tuvimos contacto para hablar específicamente sobre
los temas de investigación, 24 pertenecen al sector que aquí denominamos de “ciudadanos no
organizados”, a los que abordamos básicamente en dos de las entrevistas grupales realizadas y en
cinco de las entrevistas individuales informales. El sector de los ciudadanos organizados
comprendió un total de 28 informantes vinculados a alguna entidad ciudadana preferentemente
desde posiciones de liderazgo y responsabilidad directiva. Ocho pertenecen a asociaciones de
vecinos y tres a asociaciones de mujeres, tres a casas regionales y tres a esplais mientras que
dos fueron los de entidades ciudadanas culturales. Tres más de entidades asociativas de interés
privado y otros tres de fundaciones religiosas. Fue un sector explorado fundamentalmente a partir
de entrevistas individuales y con la realización de una entrevista grupal, que fue completado por el
suscrito en el segundo período de campo con técnicas de observación participante. Respecto al
sector de técnicos vinculados al Ajuntament el total de personas entrevistadas fue de dieciseis
mientras que los políticos conjuntaron un total de doce. Ambos sectores fueron abordados
exclusivamente a partir de entrevistas individuales y con el análisis de documentación disponible,
consistente en informes de actividades, programas de trabajo y material de difusión publicado por
el Ajuntament en varios formatos. Mención aparte merecen tres entrevistados que pertenecían a
los medios de comunicación.
En cuanto a su “etnicidad” quizás resulte pertinente mencionar que la gran mayoría de
nuestros entrevistados fueron de origen catalán y buena parte de ellos nacidos en Reus. En
segundo término los originarios del resto del Estado Español, predominando aquellos que tienen
más de cinco y diez años viviendo en Reus. Fueron muy pocos los que vivían en otros municipios
pero trabajan en Reus, como también los que tenían menos de un año habitando en la ciudad.
Dos de nuestros informantes fueron gitanos, dos los marroquíes y tres los latinoamericanos. En
relación al género, 31 fueron mujeres y 52 hombres. Aunque el rango de edad de nuestros
informantes comprendió de los 18 a los 66 años, la mayoría se situó entre los 30 y los 50 años de
edad por lo que hay que considerar a los jóvenes y a los de la tercera edad como los aquí menos
representados. Ver Cuadros I. 1 y I.2.
J. A. Haro: "Entrevistas de grupo en la investigación del ámbito sanitario: criterios y estrategias para campo y
análisis", documento inédito, 1999, 30 págs. (de próxima publicación en Trabajo social y salud).
39
Cuadro I.1
Relación de Entrevistas Individuales
Fecha
1
2
3
4
5
6
7
8
12/01/00
12/01/00
19/01/00
25/01/00
25/01/00
25/01/00
25/01/00
26/01/00
Nombre
Sector
Filiación
Lug. Nac.
Edad
En Reus
Rosa Ruiz
Jorge Magrazo
Ana Gonzalez
Roser Trilla
Adolf Joan Luri
Josep Abelló
Josep Sanchez
Josep Allueva
Técnico-Ajunt.
Ciud. Organiz.
Técnico-Ajunt.
Técnico-Ajunt.
Ciud. Organiz.
Ciud. Organiz
Ciud.Org/Politics
Ciud. Organiz.
Centre Cívic Mas Abelló
Centro Aragon, "El Cachirulo"
Centre Cívic Migjorn
Centre Cívic Carrilet
Associació Veïns Pau Casals
Orfeó Reusc/Unió Botiguers
AV Sol i Vista/ERCGrup Mpal
Fed. Associació Veïns Reus
México
Aragón
Reus
Reus
Reus
Reus
Reus
Reus
40-45
40-45
25-30
25-30
40-45
45-50
35-40
35-40
12
25
siempre
siempre
siempre
siempre
siempre
siempre
40
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
27/01/00
01/02/00
01/02/00
02/02/00
03/02/00
03/02/00
03/02/00
03/02/00
08/02/00
09/02/00
11/02/00
15/02/00
16/02/00
16/02/00
16/02/00
14/02/00
17/02/00
17/02/00
21/02/00
21/02/00
23/02/00
29/02/00
29/02/00
01/03/00
01/03/00
02/03/00
08/03/00
08/03/00
09/03/00
15/03/00
06/04/00
06/04/00
10/04/00
10/04/00
11/04/00
12/04/00
18/04/00
Fecha
04/02/00
21/02/00
14/03/00
02/03/00
22/03/00
15/03/00
Antoni Bardají
Tere Sierra
Angels Petxá
Joan J. Bladè
Domingo Gzlez.
Domingo Bahillo
Ernest París
Teresa Ferrater
Carlos Iaquindani
Antonio Gimenez
Montserrat Ibarz
Ivonne Marquez
Rosario Romano
Pau Fisco
Maite Fortuny
Chelo Collado
Adela Blassi
Montse Valveny
Francesc Cabré
Xavier Colom
Antoni Montoya
Didac Rodriguez
Elena Cervera
Maria Atxaríes
Joan Zaguirre
Josep Forcadell
Miquel A. Prats
Francesc Secall
Ma.Rosa Ferran
M. A. López M.
Eduard Ortiz
Xavier Filella
Jordi Bergadá
Daniel Pi
Tomás Barberá
Carles Salas
Ernest Benach
Nombre
Felipe Beltrán
Tariq M.
Alberto M.
Pilar H.
Pere G.
Ibrahim A.
Ciud. Organiz.
Medios Comunic.
Medios Comunic.
Iglesia
Técnico-Ajunt.
Ciud. Organiz.
Político
Ciud. Organiz.
Ciud. Organiz.
Ciud. Organiz.
Técnico-Ajunt.
Técnico-Ajunt.
Técnico-Ajunt.
Técnico-Gen.
Técnico-Gen.
Técnico-Ajunt.
Técnico-Ajunt.
Técnico-Ajunt.
Sector Privado
Sector Privado
Técnico-Ajunt.
Sector Privado
Técnico-Ajunt.
Ciud. Organiz.
Ciud. Organiz.
Ciud. Organiz.
Ciud. Organiz.
Técnico-Ajunt.
Técnico-Gen.
Político (Regidor)
Político (Regidor)
Político (Regidor)
Político (Regidor)
Político (Regidor)
Político (Regidor)
Político (Regidor)
Político (Regidor)
Sector
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Técnico-Ajunt.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
A. Veïns La Pastoreta
Revista Reus Directe
Revista Reus Directe
Parroquia St. Josep Obrer
Protección Civil
A Veïns St. Josep Obrer
Grup Municipal IC-Verds
Centre Prom.Juvenil i Dona
Centro Latinoam. Reus
Asoc. Integración Gitana
Organització
Polít.Igualtat. Coord. Donas
IMFE
Benestar Social Generalitat
"Aprendre a apendre"
Serveis Socials/At. Primaria
Oficina de l¨Habitatge
Medi Ambient-S.Territorials
Cambra Comerç
Cambra Comerç
Relaciones Cívicas/PSC
Unió de Botiguers
Serveis a la Ciutat
Esplai l´Albada/CODOL
Col.legi d´ Arquitectes
GEPEC
Coord. Esplais de Reus
Serveis Territorials-PCS
Escuela Pública Rosa Sensat
Partido Popular
S.Personals-PSC
Cultura i Joventut-PSC
Serveis Territorials-ERC
Medi Ambient-IC-V
Convergencia i Unió
Serveis Generals-PSC
I Tinent, ERC
Ocupación
Botiguer
Propietario establecimiento
Empleado carnicería
Auxiliar administrativo
Empleado Comercial
Empleado particular
Reus
Reus
Reus
Reus
Vizcaya
Castilla
Vilanova
Reus
Argentina
Reus
BCN
Reus
Castilla
Bx Camp
Reus
Castilla
Reus
Reus
Reus
s/d
Francia
Reus
BCN
Reus
Reus
Reus
Reus
Reus
Reus
Tarragona
Tánger
Reus
s/d
s/d
Reus
BCN
s/d
Lugar Nac.
Soria
Marruecos
Cuba
Reus
Reus
Marruecos
35-40
25-30
25-30
45-50
45-50
55-60
20-25
35-40
45-50
40-45
40-45
35-40
30-35
30-35
20-25
40-45
30-35
35-40
50-55
45-50
40-45
30-35
40-45
40.45
30-35
30-35
35-40
40-45
30-35
40-45
40-45
35-40
40-45
40-45
50-55
40-45
40-45
Edad
45-50
35-40
40-45
40-45
40-45
30-35
En Reus
23
8
3
siempre
siempre
6
Cuadro I.2
Relacion de participantes en Entrevistas Grupales
Fecha
Nombre
Sector
Ocupación
Lugar Nac .
Edad
En Reus
siempre
siempre
siempre
8
12
30
fuera
siempre
25
44
12
siempre
20
4 m.
4 m.
14
siempre
s/d
siempre
s/d
20
siempre
22
siempre
siempre
siempre
siempre
siempre
siempre
s/d
s/d
siempre
s/d
s/d
siempre
9 m.
s/d
41
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
28/03/00
30/03/00
30/03/00
30/03/00
30/03/00
30/03/00
30/03/00
30/03/00
30/03/00
30/03/00
12/04/00
12/04/00
12/04/00
12/04/00
12/04/00
12/04/00
12/04/00
12/04/00
12/04/00
Albert Muñoz
Ana Pérez
Antonio Bonet
Belen Sesmilo
Eduard Llurba
Fermí Bosque
Gabriel Dieguez
Joan Pamies
Jordi Bosque
Jordi Martín
Aranzazu Martinez
Pablo Rojo Viñas
Roger B.
Rosa Ruiz
Alicia Cabello
Ana León
Angel Cortadellas
Antonio Masip
Jaume Badia
Josefa Muñoz
Josep Machado
Marcela García
Pilar Coello
Antòn Brofau
Antonio Solé B.
Chelo Collado
Dolores Torres
Domingo Bahillo
Empar Pont
Florencio García
Jaume Rafi
Joan Serena
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Ciud. No Organiz.
Técnico-Ajunt.
Raices Andalucía
Nova Dona
Esplais
Ciud. No Organiz.
Fund Josep Pont
Raices Andalucía
AV H. Carmen
As. Donas Almendro
Asoc. Donas
Ciud. No Organiz.
Ciud No Organiz.
Técnico-Ajunt.
Ciud. No Organiz.
Assoc. Veïns 1Maig
Político (Regidor)
Ciud. No. Organiz.
Técnico-Ajunt.
A. Veins Mas Abellò
SD
funcionaria
SD
no
administr. local
jubilat
pensionista
periodista
empresario
sanitario
Ninguna
prejubilado
estudiante
Centro Civico MA
Monitora comedor
dependiente textil
Biol.-fun Gen
Reus Deportivo
coord. Fund. J Pont
Ama de casa
empresario
Vig. Aparcamiento
psicóloga
Farmaceutico
Vigilante
Cap Atn. Prim
Limpiadora
President
Ensenyament
Vecino/Paleta
Director
President
Reus
SD
Reus
Reus
Reus
Zaragoza
Orense
SD
Reus
Reus
Leon
Guadalaj.
Reus
México
Zaragoza
Mérida
Reus
Reus
Manresa
Córdoba
Málaga
Jaén
Guayaquil
sd
Villalba
Albacete
Lérida
Castilla
Albaida
Reus
La Riera
sd
40-45
40-45
45-50
20-25
30-35
60-65
55-60
45-50
35-40
35-40
35-40
45-50
15-20
40-45
40-45
40-45
40-45
50-55
60-65
40-45
45-50
45-54
35-40
40-45
35-40
40-45
35-40
55-60
40-45
50-55
40-45
40-45
siempre
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Juan Moreno Picón
Juan S. Moreno
Maria Rosa Ferran
Montse Caballero
Nuria Meroño
Assoc. Veïns 1Maig
Ciud. No Organiz.
CEIP Rosa Sensat
Técnico-Ajunt.
CPJD
Pensionista
Peon/vecino gitano
Directora
Asistente Social
Profesora
Jaén
Reus
Reus
Reus
Sitges
55-60
30-35
30-35
30-35
60-65
47
33
siempre
siempre
3
47
Capítulo II
Participación, ciudadanía y gestión pública en el ámbito local
Hablar de participación está de moda. En los municipios, los parlamentos, las asociaciones,
en la Comunidad Europea, los partidos políticos, las comunidades religiosas y los empréstitos
financieros. ¿Porqué participación?, ¿En que consiste?, ¿Cómo puede llevarse a la práctica en el
contexto local actual?, ¿Con qué experiencias se cuenta?. En el presente capítulo abordaremos
diversos temas que consideramos estrechamente relacionados, siguiendo un eje de relflexión que
tiene como objetivo ofrecer respuestas a estas preguntas desde una perspectiva que no se acota
ciertamente al nivel local, pues, como aquí plantearemos, la participación de los ciudadanos o su
ausencia en lo que aquí consideramos la gestión del espacio de lo público, es un asunto que se
sustenta en varios elementos contextuales, distintos pero estrechamente relacionados. Aquí los
trataremos desde los siguientes puntos: 1) los variados conceptos sobre la participación, 2) Algunos
elementos que sustentan la actual crisis de la política representativa, 3) la gesta y evolución de una
brecha histórica entre población civil y gobierno, 4) la ampliación del concepto de ciudadanía y el
desarrollo del Estado del bienestar, y 5) la pertinencia del nivel local como núcleo de decisión
política en un contexto de globalización como el actual. El primero de estos apartados explora los
sentidos del concepto de participación, para en el segundo sustentar su actual carácter imperativo
para el sistema político, partiendo del supuesto de que la exclusión de los ciudadanos de los asuntos
públicos conlleva la extensión de una fractura que separa sociedad civil de sociedad política, cuya
solución parece estar lejos de la política representativa. Su forja es el tema de los dos siguientes
apartados, intentando ofrecer una perspectiva histórica orientada al continente europeo. La
perspectiva actual se retoma en el quinto punto teórico aquí incluido: la participación vista desde lo
“glocal”. Finalmente, otros dos apartados se dedican a revisar experiencias de participación a nivel
municipal y el asunto de la evaluación de las estrategias participativas.
Hablar de la participación implica reflexionar sobre lo que constituye el espacio de lo
público, y de cómo este ha sido socialmente construido en nuestro ámbito de estudio, no solamente
en sus aspectos culturales o cognitivos, sino también, en sus términos estratégicos o instrumentales,
todos los cuales tienen relación con la forma de gestionar las políticas públicas, y por ende, las de
participación de la ciudadanía. Entendemos por espacio de lo público un concepto analítico, que
alude al interés colectivo que fundamenta cualquier definición de sociedad. Nos servirá para
explorar relaciones sociales, competencias institucionales y su división en diversos dispositivos,
históricamente asumidos en forma diferencial por diversos aparatos estatales, civiles o religiosos.
Interesa comprender el concepto de lo público en el sentido de aquello que expresa, aún sea
retóricamente, algo opuesto al interés privado, que alude al bien colectivo, así sea para justificar
acciones en contra de otros colectivos. Explorar la evolución de este espacio nos lleva a reflexionar
sobre la formación del poder político como un ámbito autónomo de la sociedad, y a la factura de
una solución de continuidad entre gobernantes y gobernados, que hace que hoy sea necesario hablar
de participación.
El modelo actual basado en la democracia implica en teoría, como su nombre lo indica, un
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Apunta a un cambio en las bases de legitimidad
que se fundamentan en un concepto del interés colectivo, en el cual la voluntad de los ciudadanos
en la gestión de lo público se expresa mediante un sistema de representación que depende de
elecciones periódicas. En el actual juego democrático se relacionan con el concurso de los partidos
políticos, quienes recurren a la oferta de actuaciones sobre la esfera de lo público para captar el
voto que los ciudadanos expresan en las urnas. Sin embargo, como se señala desde la actual teoría
política, la democracia actual no descansa solamente en leyes y en estructuras, sino sobre todo en
una cultura política. La cultura democrática ha sido definida a menudo por la igualdad, exigiendo al
menos tres dimensiones básicas: respeto de los derechos fundamentales, ciudadanía y
representación, no pudiendo existir a su vez sin una reconstrucción del espacio público y sin una
48
vuelta al debate político que pasa necesariamente por la participación de los ciudadanos, un asunto
que se fundamenta en varios factores, que revisaremos a continuación.
La crisis de la política representativa
Entre muchas otras cosas, hablar de participación significa acercar la administración pública
a los ciudadanos, lo cual indica ya la necesidad de resolver una brecha entre el poder político y la
población que en teoría representa. El alejamiento existente entre estos actores y sectores sociales
es uno de los factores tributarios de algo muy conocido, pero poco definido, que comúnmente se
denomina como "la crisis de la política". Y si bien son variados los elementos que contribuyen a
esta especie de ruptura, como veremos, es el modelo mismo de la democracia representativa el que
parece estar en crisis. 1 Aun cuando la pérdida de interés de la ciudadanía en lo político pueda ser
interpretado como un síntoma de salud democrática, en el sentido de que cuando las cosas van bien
no preocupan al ciudadano, también es indudable que esta apatía expresa un problema de
legitimidad en la toma de decisiones.
A pesar de que el sufragio universal y el régimen de partidos se han institucionalizado como
los signos de identidad más evidentes de las democracias modernas, el abstencionismo electoral es
un fenómeno común en la mayoría de los países occidentales, con cifras que oscilan entre el 20 y el
60% de los respectivos censos electorales. 2 Varios son los factores que son invocados como causa
de los índices de abstención y de votos en blanco, desde la indiferencia ciudadana, hasta un rechazo
al sistema en su conjunto por parte de sectores considerables de la población. Los factores que se
asocian al hecho de no participar por los cauces electorales es interpretado de muchos modos. Para
algunos es una consecuencia de la desaparición de la política de bloques, siendo hoy para estos
ciudadanos abstinentes muy similar la oferta de los diferentes partidos políticos y la actuación de
sus miembros, pues “todos los políticos son iguales”, algo que nos cansamos de escuchar entre
nuestros informantes de Reus. Es una actitud en buena medida motivada por numerosos escándalos
de corrupción e ineficiencia de los políticos. A la vez, la presencia de movimientos “anti-sistema”,
que van desde neofascistas a movimientos anarquistas y contestatarios de diverso sino, como los
independentistas, para algunos pueden ser interpretados como signos de desencanto en relación a la
política tradicional, basada en la representatividad. 3 En el caso del Estado Español es singular, y
más en el país catalán. Nadie puede negar la intensidad de participación política que se dio en
Cataluña entre 1970 y 1980, ni la de toda España entre 1973 y 1975. Tampoco puede soslayarse
que desde las contiendas electorales de 1977-1979 se ha registrado una tendencia al incremento del
abstencionismo y de la indiferencia política, que contrasta con la participación política ciudadana
que se vivió durante el tardofranquismo y al inicio de la Transición. No obstante, tampoco puede
decirse que la participación electoral sea despreciable, pues tanto a nivel del Estado Español, como
en Cataluña, desde el período “democrático” se han manifestado índices que confirman el voto de
1
Merece advertir una distinción entre lo que podemos considerar democracia representativa como un concepto
abstracto y teórico, que no parece estar en cuestión,a excepción de aquellos que la cuestionan desde posturas totalitarias
o fascistas; y la práctica de la democracia, que es producto de una construcción histórica y no simplemente una retórica.
Ver al respecto los ensayos contenidos en R. del Águila, y otros: La política. Ensayos de definición Sequitur, Madrid,
2000.
2
El fenómeno, como tantas otras cosas de la sociedad contemporánea, fue detectado en los Estados Unidos a principios
de la década de 1960. La elección presidencial que llevó al poder a Kennedy padecía de cifras de abstención
escandalosas, a pesar de que también entonces comenzaba la influencia de la televisión en las contiendas electorales.
Posteriormente han sido comunes porcentajes por abajo del 50% en elecciones locales y generales. Merece detacarse
que en forma paralela a la desafección electoral, en los E.U. ha emergido un volumen impresionante de formas de
participación al margen de los procedimientos formales de representación.Véase el estudio de M. Crozier; S.
Huntington y J. Watanuki: The crisis of democracy Nueva York University Press, Nueva York, 1975.
3
Ver M. Justel: La abstención electoral en España 1977-1993 CIS, Madrid, 1995. También J.R. Montero: “Elecciones
en España” en R. del Águila: (1999) Manual de Ciencia Política Trotta, Madrid, 2000, págs. 391-428.
49
alrededor del 60 al 70% del electorado, aun cuando los votos en blanco hayan aumentado
considerablemente. 4
No obstante lo anterior, hay que considerar que la abstención a nivel local es un fenómeno
más grave, que no puede explicarse por factores clásicos como la medida del municipio, el grado de
competencia política o la mayor o menor estabilidad de los equipos gobernantes; o por el
"pasotismo" (indiferencia) de los ciudadanos acostumbrados al Estado del bienestar. Expresa una
brecha entre gobierno y ciudadanía siendo más elocuente su expresión en el nivel local de los
municipios, donde las posibilidades de incidir en la gestión de lo público serían en teoría más
factibles y operativas, donde el conocimiento local de los pobladores de una ciudad, de un barrio,
podría ser más conveniente incorporado a las políticas. La brecha es tan patente, que resulta común
que entre los ciudadanos e incluso entre sus líderes de opinión se equipare Estado con política y
gestión pública con gestión de lo público, cuando lo que constituye lo político, en el sentido propio
de la palabra, es cuando surge una esfera específica en el seno de lo social donde las decisiones que
afectan al conjunto de los miembros de una comunidad son producidas por la discusión o el voto.
La demarcación de una clase política frente a la sociedad civil que se reproduce a nivel local, obliga
a replantear el modelo dominante de democracia representativa, cuestionando sus componentes de
distancia y profesionalización. 5
Una de sus expresiones es lo conocido como la "política de la presencia", que alude al hecho
de exista contacto suficiente y adecuado entre los políticos y sus interlocutores apropiados mas allá
de la representatividad política formal. Implica modificar en consecuencia la agenda política,
incorporando exigencias de reconocimiento que entrañan inevitablemente demandas de
redistribución, cuya resolución constituyen precisamente la razón de ser del ejercicio político. 6 La
distancia actual entre la práctica política profesional y los ciudadanos es tan grande que es bastante
corriente que éstos, e incluso los líderes de opinión, confundan Estado con política, y gestión
pública con la gestión de todo lo que es público. Para algunos, la falta de proximidad se relaciona
directamente con el fenómeno de la profesionalización de la política. Un fenómeno que parece
inevitable y acaso necesario para la complejidad derivada de las características de las sociedades
modernas y de la necesidad de introducir modelos eficientes de gestión. Pero a la vez de esta
racionalidad burocrática que ha llevado a los sistemas políticos y administrativos a su complejidad
actual, se documentan también tendencias al perpetuamiento de estos corporativos, gracias a
prácticas nepotistas y clientelares, con escasa movilidad y rotación de cuadros, con falta de
contacto con los ciudadanos mas allá de los clientes habituales. Como consecuencia de una muy
intensa agenda de actividades representativas y partidarias y muchas otras externas o internas a lo
partidario, patentizando la constitución de un ámbito autonomizado de "la política". 7
También es importante señalar que en los Estados contemporáneos, e incluso en el nivel
local, la profesionalización de la gestión política ha de convivir con un hecho objetivo que
representa la competencia técnica en varios ámbitos de decisión. Genera una posición singular, en
la medida en que los cargos electos deben someterse a menudo a los dictámenes de técnicos o
funcionarios que no han sido electos sino contratados y que hoy tienden en ocasiones a funcionar
como mediadores. De esta forma, pueden situarse en una posición privilegiada que antes era
protagonizada solamente por los consejales electos. 8 Políticos y técnicos suelen actuar como
4
Al respecto destacan los trabajos de J. Linz: Política y sociedad en la España del siglo XX Akal, Madrid, 1978; J.
Fowerakere: La democracia en España Arias Montano, Madrid, 1990.; M. Jiménez de Parga: La ilusión política. ¿Hay
que reinventar la democracia en España? Alianza, Madrid, 1993.
5
F. Pindado Sánchez: La participació ciutatana a la vida de las ciutats Edicions del Serbal-Patronat Flor de Maig,
Barcelona, 1999.
6
F. Vallespín: El futuro de la política Taurus, Madrid, 2000.
7
D. Innerarity: La transformación de la política Península-Ayuntamiento de Bilbao, Barcelona, 2002.
8
Antes de la profesionalización de la política y de la modernización de la administración, era el propio diputado electo
el mediador fundamental. Muchos de ellos procedían de profesiones jurídicas: notarios, registradores, abogados, o de
profesiones aplicadas como la medicina o la ingeniería, o intelectuales de las humanidades. Algunos procedían de la
50
mediadores entre la realidad social y la toma de decisiones políticas, pues la complejidad de la
organización administrativa actual reserva parcelas en las cuales los técnicos tienen que tomar
decisiones u orientar a los políticos para las suyas. Es significativo que los técnicos suelan hablar
de los políticos en tono despectivo, en la medida en que son quienes introducen cambios en las
propuestas de los técnicos. También, que los políticos tengan que limar la radicalidad técnica en
aras de los compromisos políticos con sectores de la ciudadanía. 9
Si bien se conserva el concurso electoral, el debate político se ha trasladado a las
instituciones. Los partidos políticos monopolizan el ámbito de decisión de las intervenciones
municipales de tal forma que, la gestión de la cosa pública queda como algo que solo compromete a
los políticos, los cuales al votar de forma corporativa comprometen la defensa de intereses a los
marcados por sus partidos. Entre los que se incluyen en forma privilegiada los intereses como
grupos corporativos interesados en su propia reproducción y en el logro del poder. El sistema
electoral basado en listas cerradas y bloqueadas refuerza además la lealtad al partido, que es un
ámbito político con criterios de actuación que obedecen lógicas de predominio político, no
necesariamente social y en ocasiones antepuesto a las de predominio técnico, jugando una posición
intermedia entre gran parte de decisiones que son técnicas o que requieren del consenso de los
ciudadanos. En el terreno político esto ocasiona que las actuaciones que obedecen a lógicas de
predominio político, no necesariamente social y a menudo al margen de las recomendaciones
técnicas, se impongan sobre decisiones que son directamente técnicas o que requirirían del
consenso entre los afectados. Al no existir una profesionalización técnica, autónoma de los
partidos, de la función pública, la mayor parte de la de gestión política recae sobre los regidors
(diputados), para lo cual activan estos sus redes intra, inter y extra-partidarias. 10
En todo caso, el proceso político de toma de decisiones suele escapar al monitoreo por parte
de los ciudadanos quienes no cuentan con un panorama integral de las actuaciones y decisiones. El
alejamiento del ciudadano de la gestión pública deriva también de la falta de coordinación entre las
diferentes instancias de gobierno. Las competencias municipales, comarcales, provinciales,
estatales y europeas no hacen sino complicar más el panorama para el ciudadano, toda vez que son
convertidas en parte de la arena política, utilizando su reordenación no en aras de mejorar la
eficiencia sino de asegurar el mantenimiento de determinados intereses políticos, económicos o
incluso personales. La complejidad de niveles e instancias tiene como efecto el incremento de
competencias, autoridades y formas de decisión que actúan en detrimento de lo local. Se traduce en
la fragmentación y duplicación de los esfuerzos. De hecho, el tamaño y la complejidad de las
grandes organizaciones técnicas que requiere actualmente la administración pública, se presenta
como una de las razones mas importantes para justificar la ausencia de los ciudadanos de los
mecanismos de gestión, debiendo estos limitarse a gozar de derechos y cumplir obligaciones según
dictan las leyes elaboradas por los canales políticos. 11
El llamado "desencantamiento del Estado" por parte de los ciudadanos tiene mucho que ver
también con la difusión, generalizada por los medios de comunicación, de que "algo huele a rancio
clase obrera, donde su experiencia de mediadores era puesta al servicio de la administración. Actualmente, aunque
muchos de los cargos electos siguen siendo de profesiones académicas, en las administraciones abundan los técnicos.
9
La autonomía profesional, descrita por E. Freidson (La profesión médica, 1978), es una tendencia que se observa
sobre todo en la administración pública, donde su doble esfera de profesionales (de técnicos y políticos) produce un
efecto por el cual las corporaciones profesionales de cualquier tipo acaban constituyéndose en grupos que se
autoreproducen y que tienden a autolegitimarse, con lo cual la función de mediación entre el sistema político y la
ciudadanía se ve subordinada a los intereses corporativos de estos grupos.
10
En España esto se relaciona con la abundancia de cargos de confianza en la administración, y en la ausencia de una
escuela de administración pública neutral y al margen de los intereses políticos partidarios por colocar a su personal
entre el funcionariado o influir en el proceso de su selección. Para el caso de cataluña ver J. Matas: Public
administration and the recruitment of political elites: formal and material politicization in Catalonia Institut de
Ciènces Polítiques i Socials (Working Papers 104), Barcelona, 1995.
11
N. Bobbio: El futuro de la democracia Plaza y Janes, Barcelona, 1985.
51
en el mundo de la política". Ha sido alimentada con las numerosas denuncias de corrupción tanto al
interior de los partidos como de las instancias de gobierno. Se fundamenta también en la
constatación de que la política ha devenido en un espectáculo, de periódico frenesí, como sucede en
tiempos electorales, agravado por las características del actual marketing político, en el cual la
distinción entre candidatos y programas de las diversas opciones políticas se disuelve en aras de su
intercambiabilidad. A la vez, el escepticismo entre importantes sectores de la población se
manifiesta en una creciente desconfianza respecto a la capacidad de la política para hacer frente a
los poderes fácticos económicos en una sociedad cada día más globalizada. 12
Otra visión sobre el tema de la crisis política de nuestro tiempo se relaciona con algo que se
puede denominar como el secuestro de la ciudadania. Para algunas visiones, la crisis actual de la
democracia se fundamenta en que el proceso de conformación de los modernos estados
burocráticos conllevó en buena medida el opacamiento de la sociedad civil, aunque ciertamente no
su absoluta desactivación. Diferenció un ámbito de actuación definido en competencias, decantado
de un concepto civil de gestión de lo público, de carácter marginal y en todo caso complementario
y subalterno al ámbito oficial. Donde el ciudadano, organizado o no, mantiene la impresión de que
todas las decisiones importantes son pactadas fuera del ámbito público, ya sea porque corresponden
a instancias negociadas entre los diversos niveles de gobierno y sus habituales clientes, o porque
son diseñadas en ámbitos lejanos, como sucede con las diversas consecuencias derivadas de la
globalización económica. Las bases de esta disociación en el nivel local, donde las consecuencias
globales pudieran ser mitigadas o mejoradas, señalan un alejamiento que amenaza a todo el sistema
de democracia representativa, pues corre el riesgo de perder representatividad y relevancia frente a
una sociedad civil por una parte apática de la política formal, y por la otra, cada vez mas autónoma
y tributaria de recursos distintos.
El escepticismo ciudadano se tiende a generalizar porque el aparato burocrático actúa como
un poder invisible, a causa de la falta de publicidad, visibilidad y transparencia del ejercicio
público, pues paradójicamente, si bien la información gubernamental abunda en forma profusa en
materia de actos públicos, edictos y eventos populares, adolece en cambio de información
estratégica sobre la organización y sus actuaciones, el debate en la toma de decisiones y muchos
otros asuntos que aunque afectan al ciudadano quedan al margen de su conocimiento. Por otra
parte, en el caso de atender a la representatividad no se registra en general un compromiso real por
conferir poder a esos grupos para una participación efectiva. La presencia de grupos particulares en
los ámbitos políticos es con frecuencia meramente simbólica de la inclusión política, debido a que
su representatividad es ilusoria o "fantasmal", es decir, de cuestionable representatividad,
produciéndose una nueva forma de clientelismo para unos y otra de exclusión en lo político para
otros. La política tradicional, a pesar de estar basada en un concepto individual de ciudadanía,
privilegia sobre todo el diálogo con los representantes de asociaciones y corporaciones civiles,
quedando el ciudadano no organizado fuera de los esquemas de participación. ¿Y para qué?. -"De
todas maneras, la participación de los asociados en las políticas públicas tampoco cuenta mucho-",
fue una opinión que recogimos frecuente los entrevistados de nuestro estudio.
Se suele presentar a los actuales ciudadanos como individualistas apáticos, escépticos o
cínicos en materia política, con bajo nivel de curiosidad por las decisiones y actuaciones de
gobierno y con escasa confianza en la posibilidad de incidir en las cosas públicas. Los espacios
públicos, los problemas colectivos, eso que algunos denominan la esfera civil, tienden a percibirse
casi siempre como un terreno que, o bien está ocupado por las administraciones públicas o por el
mercado, o bien es un terreno de nadie. 13 Esto se revela en el abstencionismo y en las
consecuencias de no poseer la mayoría de los ciudadanos una concepción de la "cosa pública" (res
12
J. Sinova y J. Tusell: La crisis de la democracia en España. Ideas para reinventar nuestro sistema político Espasa,
Madrid, 1997.
13
J. Subirats: "Ciudadanía, asociacionismo y política" El País 18-01-2000.
52
publica) entendida como un espacio de responsabilidad colectiva. 14 Se expresa en fatiga civil,
apatía política y retorno a lo privado, cuando paradójicamente las posibilidades estructurales de la
participación son quizás mas favorables como nunca antes. Así lo promete la mayor proporción de
población jóven con estudios escolares formales y un mayor tiempo de ocio que posée la actual
ciudadanía en comparación con generaciones anteriores.
Más graves aún son aquellos factores, que también ahondan la brecha entre clase política y
administración pública con la sociedad civil, como los derivados de la marginación y la exclusión
social, donde pueden incluirse los más jóvenes, los menos instruídos, los que están más mal
pagados o con empleos precarios, los parados, los inmigrantes, las amas de casa y algunos jubilados
y pensionistas. Su situación subalterna los convierte en “ciudadanos de segunda” o en “no
ciudadanos”, dado que no disfrutan de los contenidos sociales del concepto europeo de ciudadanía.
Como señalaba un documento reciente de la Convención Cívica Catalana, "...No s´impliquen -o
s´impliquen molt poc- en l´acció ciutadana tots aquells que se senten exclosos o se senten poc
importants en la xarxa de relacions de tota mena que fa una sociedad. Els més joves, els més vells,
els menys instruïts, els més mal pagats, els aturats, els immigrants, les dones de casa: la situació
subalterna de tots aquests col.lectius els converteix en "ciutadans de segona" o en "no ciutadans´”
(1999: 43). 15
De esta forma bien puede suponerse que la abstención y la no participación, especialmente
en la escala local, refleja la emergencia de una cultura de la no-participación que expresa una
ruptura más profunda con valores ciudadanos, que va más lejos que el rechazo a ir a votar un
domingo soleado, “es tracta de gent que decideix no jugar”. El concepto de desafiliación
manifiesta una fractura más honda con un conjunto de normas sociales que hasta ahora han
asegurado la sociabilidad, y que, en nuestra visión, más allá de las explicaciones individuales
basadas en un desencanto emocional, expresa un proceso de autoexclusión política construido
mediante experiencias de exclusión social, tendiendo a crear entre estas un cículo vicioso. Aunque
son diferentes pues mientras la exclusión alude a la existencia de condiciones externas que impiden
participar, en el caso de la desafiliación significa el rechazo a participar como una forma de
asumpción voluntaria de signo claramente anómico y alienado. 16
Sin embargo, la apatía política no abarca a todos los ciudadanos, pues hay quienes
organizados o no, se manifiestan por cauces distintos a las vías electorales. 17 De esta forma, los
canales formales de participación de los ciudadanos se ven cada vez más desplazados por otras
expresiones alternativas de representación, como asociaciones vecinales, grupos ecologistas,
movimientos étnicos, regionalistas, culturales, religiosos, feministas, pacifistas, juveniles y otros o
asumen formas individuales de manifestación. 18 Las reivindicaciones toman frecuentemente el
sesgo de los desencuentros entre ayuntamientos y la ciudadanía, manifiestándose en la forma de
cartas a los diarios, firmas de peticiones, graffitis, movilizaciones, bloqueos viales, plantones y
14
Una discusión al respecto se encuentra M. Delgado: El animal público. Hacia una antropología de los espacios
urbanos Anagrama, Barcelona, 1999.
15
VV.AA.: La democràcia dels ciutadans Fundació Convenció Civica Catalana, Catalunya Segle XXI, Coedición con
varias editoriales, Barcelona, 1999, pág.44.
16
El concepto ha sido elaborado para explicar como la vulnerabilidad de determinados colectivos, abandonados por los
dispositivos de protección social les llevan a situarse fuera de las zonas de cohesión del sistema. La desafiliación, que
Robert Castel, y otros, relacionan con la situación de colectivos excluidos. Se identifica en general en el entorno de las
clases más desfavorecidas, de los colectivos más castigados por la transición de la economia fordiana a la post-fordiana
y a la sociedad de la información. Por esto, desafiliación y exclusión son dos conceptos que en parte se solapan, pero,
donde el primero expresa que el desafiliado ya no lucha por superar su situación sino solamente por adaptarse lo menos
desventajosamente posible. Ver R. Castel: (1995) La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado
Paidós, Buenos Aires, 1997.
17
A contrastar, per exemple, con el alto índice de participación que se registró el 12 de marzo de 2000 en la votación
espontánea para la abolición de la deuda externa en Cataluña.
18
J. M. Canales: "Gobierno local y democracia" (Ponencia al II Congreso Español de Ciencias Políticas y de la
Administración, abril de 1996) Papers de Formació 34 1996 (Diputació de Barcelona).
53
marchas reivindicativas. Puede afirmarse incluso que el contraste principal que existe actualmente
no es entre un grupo reducido y politizado y una mayoría pasiva e inhibida, sino entre un grupo con
politización integral y una mayoría que posee una politización selectiva. 19 Para algunos autores
constituyen la expresión de un ámbito de diferenciación social, el de "lo subpolítico", en el cual las
demandas se canalizan en formatos distintos a los burocráticos y políticos habituales. 20
Si bien los anteriores elementos justifican hablar de una gestión de lo público
(intervenciones de interés colectivo, acciones en el espacio común) diferenciada de la gestión
pública oficial, también cabe señalar que los actuales síntomas de crisis de la democracia
representativa y de los canales formales amenazan a la propia identidad de los ciudadanos
europeos, quienes han construido estados sólidos en una variedad de formas de organización (de
centralistas a federalistas), en los cuales el papel de arbitraje del Estado entre los actores sociales ha
sido evidente. A la vez, otra característica es la existencia de dispositivos consolidados de
protección social y una cultura ciudadana que, más allá de las fronteras nacionales o estatales,
reconoce y asume el costo de la protección social como instrumento de la sociabilidad, de
solidaridad ciudadana y de paz social dentro de un Estado de derecho. Esta identidad es la
consecuencia de un largo proceso histórico que, sin solución de continuidad emerge en siglo XII y
se proyecta al XXI. Esta idea de identidad civil está profundamente incorporada en la cultura
europea, aun cuando posee matices locales y nacionales. Consiste en una experiencia cultura y
moral asociada a un conjunto de responsabilidades en relación al otro que es bien diferente de la
noción de identificación, es decir la manera como los ciudadanos son etiquetados
administrativamente. La idea de identidad civil, significa que se participa en la construcción de una
experiencia colectiva con independencia de las numerosas diferencias, cuya superación en aras de
un interés común con el desarrollo de la tolerancia es precisamente el núcleo en el que hoy puede
sustentarse una idea de identidad civil. 21
Los variados conceptos sobre la participación
¿Qué es, en qué consiste la participación?. El término evoca de entrada referencias al
involucramiento de la población, a reuniones, consultas, movilizaciones, grupos, colaboración,
voluntariado, concertación y muchas otras facetas que los procesos participativos de la población
adoptan en diversos espacios en los que los ciudadanos buscan incidir en el espacio de lo que
consideran público. Lo que se entiende por participación abarca numerosas acepciones, derivadas
del hecho de que constituye una voz polisémica, con varias connotaciones, sentidos y matices que
pueden encontrarse descritas en los diccionarios. Participar, literalmente, quiere decir tomar parte, y
esto es interpretado de diversas maneras: 1) Intervención en algún asunto (como en una huelga), 2)
Colaboración en y con cualquier cosa (en algún objetivo, evento, rifa, inversión económica), 3) Ser
parte en el reparto de algo, 4) Adherirse a algo (una iniciativa, asociación, entidad, manifestación),
5) Ofrecer información (dar parte o noticias, hacer saber), 6) Compartir opiniones o ideas, y 7)
Terciar en un debate o discusión. En el caso de las implementaciones del concepto de participación
social o ciudadana encontramos éstas y otras acepciones del término que operan en la práctica y
19
J.M. Vallés: "La participació ciutadana i la democràcia local" Revista Centre d´Investigació, Formació i
Assesorament, Diputació de Barcelona, num. 9, sept. 1999.
20
Ver U. Beck, A. Giddens y S. Lash: (1994) Modernización reflexiva. Política, tradición y estética en el orden social
moderno Alianza Universidad, Madrid, 1997.
21
Se encuentra un ejemplo en el concepto de la “universitat” medieval, bajo la cual se organizó la administración
municipal en Cataluña y otras partes del continente. No suponía el igualitarismo a la hora de establecer el contrato de
las libertades ciudadanas: el modelo se construyó precisamente sobre un entorno de desigualdad y de diferencias, pero
el edificio de la identidad civil implicaba compartir una experiencia colectiva, un mundo moral local que iguala a sus
miembros en relación a la comunidad con independencia de las diferencias que los separan. Es decir, una experiencia
que se fundamenta sobre la racionalidad jurídica y sobre la subjetividad individual.
54
que atañen ciertamente a diferentes aspectos presentes en las experiencias participativas,
manifestando con esto la elasticidad de un concepto ambiguamente definido. Las variadas
modalidades que aluden al término participativo configuran un ámbito complejo, constituído por
una serie de factores relacionados que aluden a un proceso dinámico, variable y relativo. No
obstante, podemos plantear que si estamos hablando de participación en la gestión de lo público,
resulta obvio advertir que nos estamos refiriendo a la apertura de procesos que atañen al hacer al
ciudadano partícipe de la cosa pública, de ejercer un papel activo en vez de la relación pasiva que
mantiene la población en la gestión de sus intereses colectivos.
Si bien pues no existe una definición precisa y consensuada sobre lo que se entiende por
participación ciudadana -también referida como social o comunitaria- la mayoría de versiones
referidas en la literatura destacan su papel activo, mas proclive al concepto de empoderamiento
(empowerment), que a interpretaciones mas bien pasivas que ven en la participación un mecanismo
de retroalimentación para un mejor control y manipulación. La Organización Panamericana de
Salud, por ejemplo, define la participación social como: "El proceso mediante el cual los individuos
se transforman de acuerdo a sus propias necesidades y las de su comunidad, adquiriendo un sentido
de responsabilidad con respecto a su propio bienestar y el de la colectividad, así como la capacidad
para contribuir consciente y constructivamente con el proceso de desarrollo". 22 El énfasis de las
definiciones suele estribar en el papel de la participación entendida como la toma de decisiones que
tienen que ver con la satisfacción de necesidades y con el control de los procesos, así como con la
asunción de responsabilidades y observación de obligaciones derivadas de su facultad decisoria. La
intencionalidad de la participación social se comprende también en su propósito estratégico de
transformar las relaciones sociales, contribuyendo al logro de la equidad y del bienestar. 23
Desde un punto de vista político la participación ha sido definida como todas aquellas
actividades legales realizadas por ciudadanos particulares no involucrados profesionalmente en
política, destinadas, más o menos directamente, a influir en la selección del personal del gobierno y
en la toma de decisiones y acciones concretas que se llevan a cabo. Sin embargo, este enfoque ha
sido criticado por limitar la participación a lo aceptado normativamente. En otro tenor, la
participación política se concibe como también como la amplia variedad de acciones ciudadanas a
través de los cuales los individuos transmiten sus demandas e intereses y tratan de influir en el
sistema político, con independencia de las formas que asuman estas acciones y de la legalidad o
legitimidad con la que cuenten. Este cambio de concepto puede ser entendido analíticamente como
la evolución desde una posición unidimensional de la participación, que la refiere a los aspectos
representativos y electorales, es decir formales, para encaminarse hacia una perspectiva
multidimensional que excluye prácticas de tipo ceremonial, y, finalmente, una perspectiva que hace
énfasis en los aspectos no convencionales, denominada como “repertorio múltiple de acciones
políticas”. 24 Todo esto nos lleva a privilegiar una idea de la participación ciudadana como
construcción social, siendo un factor decisivo en su análisis el proceso de atribución de sentido
político que los ciudadanos atribuyen a ciertos procesos. Nos lleva a considerar que la participación
es antes que nada un proceso abierto, incluyendo los cambios en su conceptualización, pues
siempre podrán surgir formas distintas mediante las cuales los ciudadanos influyen o intentan
transformar decisiones políticas.
22
Organización Panamericana de Salud: Special meeting of ministers of health of the Americas. Final report and
background document, Washington D.C. 26-27 of September, PAHO, Washington, 1978.
23
"Sean cuales fueran los supuestos subyacentes (actualmente) todos los conceptos de participación coinciden en que
es preciso consultar a la gente en toda decisión sobre su desarrollo, permitiéndole el acceso a los recursos y
conocimientos necesarios para ese desarrollo y el disfrute de los beneficios conseguidos" P. Oakley: Intervención de la
comunidad en el desarrollo sanitario. Exámen de los aspectos esenciales OMS, Ginebra, 1990, citado por E.L.
Menéndez: "Saber local y toma de decisiones" en J. A. Haro y B. de Keijzer (coords.): Participación comunitaria en
salud. Experiencias, retos y perspectivas El Colegio de Sonora/OPS/Produssep, Hermosillo, 1998.
24
M. Revilla: “Participación política: lo individual y lo colectivo en el juego democrático” en J. Benedicto y M. Luz
Morán (eds.): Sociedad y política. Temas de sociología política Alianza, Madrid, 1995.
55
La revisión de la literatura sobre el tema nos muestra que tanto en la definición teóricoconceptual de lo que se entiende por participación, como también en sus aplicaciones prácticas, se
encuentra una amplia variedad de versiones. En términos muy globales, los modelos pueden ser
ubicados entre los dos extremos de una línea. Por un lado, los que conciben la participación como
medio para lograr un fin, es decir, como una medida técnica, donde la comunidad es utilizada como
un recurso pasivo. Por el otro, cuando es una intervención política y un fin en sí misma, por lo que
es análoga a empoderamiento y por lo tanto, que apunta a un cambio en las relaciones del conjunto
social. De un extremo a otro la participación ha sido conceptualizada como una medida
complementaria en el proceso de entrega de los servicios, que se limita a la asistencia de la
población a reuniones informativas y al uso apropiado de los servicios disponibles. En el otro
extremo, se plantea que la movilización comunitaria de los sujetos sociales debe tener como
objetivo el involucramiento de éstos en la planeación, programación y evaluación de los servicios,
incluyendo la toma de decisiones. A medio camino estarían otras propuestas participativas que
incluyen la capacitación de los participantes, la consideración del "punto de vista del actor" de los
usuarios de los servicios y muchas otras versiones que incorporan a la población como un recurso
con potencialidades de devenir en sujeto activo al menos en ciertas partes del proceso.
Los sentidos del término "participación social" o "comunitaria" incluyen cosas muy
diferentes, la mayoría de las cuales muestran un concepto muy difundido de participación, que
aunque en la practica informa selectivamente sobre ciertos aspectos de interés ciudadano, mantiene
un formato en que la comunidad juega un rol estrictamente pasivo. Así sucede con proyectos de
colaboración de la población para una mejor entrega de servicios, los cuales pueden incluir varios
aspectos, como utilizar a la comunidad para ayudar a decidir la determinación de su ubicación
geográfica y del acceso horario. También se llama "participación" a proyectos de intervención en
la comunidad que incorporan el uso de redes comunitarias para la difusión e implementación de
diversos programas y campañas que tienen como objetivo modificaciones del comportamiento,
como prácticas anticonceptivas, hervir el agua, reciclado de basuras y muchas otras. O la
realización de actividades comunitarias (culturales, de saneamiento, restauración), la aportación de
recursos en dinero o en especie, incluyendo el trabajo voluntario del que se desprenden los usos del
concepto de participación como forma de voluntariado.
La asistencia a reuniones informativas, mítines, foros, donde los asistentes pueden
desempeñar o no un rol asesor o consultivo y en ocasiones decidir sobre asuntos triviales o poco
trascendentes para sus condiciones de vida, es otro ejemplo de un concepto de participación muy
extendido en la práctica, que, aunque informa selectivamente sobre aspectos de interés ciudadano,
siguen un formato en el que la comunidad juega un rol pasivo. En otro tenor se ubican usos mas
activos de la participación, cuando estas reuniones se vuelven periódicas y permiten a los
participantes otorgar seguimiento a un proyecto o actuación, sugerir estrategias y evaluar
resultados. La utilización de la comunidad para el diagnóstico de necesidades, la fijación de
prioridades, su aportación en el diseño de programas y servicios, la selección de personal, el
monitoreo y la evaluación de proyectos son otras tareas que suelen realizarse promovidas por
agentes externos pero que se realizan con la comunidad, desde posiciones que van del liderazgo
hasta un acompañamiento que progresivamente se diluye idealmente. Es un modelo muy utilizado
en investigación para el desarrollo comunitario con diversas variantes de compromiso. 25
Participación se usa también para denominar experiencias de capacitación de miembros de
un conjunto social para que a su vez otorguen servicios o realicen funciones administrativas.
Incluyen la conducción e incluso la dirección de programas muy variados, de tipo productivo,
25
El uso de técnicas comunitarias y metodologías participativas en investigación social es repasado en los siguientes
manuales sobre el tema: P. Maguire: Doing participatory research: A feminist approach The Center for International
Education, Amherst, 1987; O. Fals Borda et al: La investigación participativa y la acción social UIMP, Valencia, 1992
y L.R. Gabarrón y L. Hernández Landa: Investigación Participativa Centro de Investigaciones Sociológicas, Madrid,
1994.
56
educativo, de apoyo social y sanitarios, medioambientales, culturales, y otros, con esquemas de
participación que incorporan componentes de autogestión y que enfatizan el control del proceso por
parte de la comunidad, aunque lo que aquí se entienda por comunidad tenga a su vez una amplia
gama de versiones. Si partimos de considerar que la participación ciudadana es elementalmente
intervención en lo público, debemos finalmente aceptar como formas de participación todas
aquellas formas individuales o colectivas en que se expresa el interés ciudadano, desde la queja
telefónica anónima por un asunto particular, las cartas a los diarios, las inserciones pagadas y otras
formas de expresión de críticas o reivindicaciones.
En todo caso, el esquema sirve para presentar los variados ámbitos en los que se han
aplicado metodologías participativas. Evidencia la imprecisión y ambigüedad del concepto,
proclive a usos simbólicos, sin atender a problemas de composición y representatividad ni
especificar mecanismos de funcionamiento o de competencia en la toma de decisiones. Aun cuando
todas estas actividades puedan ser aspectos o facetas incorporadas a los proyectos participativos,
echar mano del recurso a la población no constituye necesariamente una vertiente de participación,
con todo y que se incorporen técnicas participativas o comunitarias. Solamente en la medida en que
la participación social se convierte en una práctica efectiva que facilite el desarrollo de la capacidad
de los actores de la comunidad para participar en la toma de decisiones.
Por participación social entendemos, entonces, las acciones colectivas a través de las cuales
las sociedades enfrentan los diversos retos de la realidad, con propuestas y esfuerzos que intentan
resolver sus problemas y satisfacer las necesidades de una manera deliberada, democrática y
concertada, que haga partícipes a todos los conjuntos sociales. Así la distinguimos de otros
formatos que aunque conllevan el involucramiento de colectivos sociales no inciden en aspectos
centrales de un concepto democrático de participación: la toma de decisiones, el debate, la
inclusión de todos los afectados o posibles beneficiarios. Aunque no se niegan las ventajas técnicas
y políticas que conlleva el uso de ciertas técnicas y estrategias "participativas", hay que considerar
que prácticas como entrevistas en grupo, foros de consulta, referéndums, reuniones informativas,
audiencias públicas, subsidios y otros formatos que no reciben continuidad ni otorgan a los
participantes la suficiente información ni el poder de debate o decisión en los asuntos públicos, son
evidentemente diferentes de lo que aquí consideramos participación ciudadana y que implica un
grado de corresponsabilidad con el gobierno en la gestión de lo público.
Más que un mecanismo promovido desde arriba, de utilización de la población por parte del
poder político, es necesario entender la participación como una estrategia que fomenta la
interacción entre actores sociales representantes de las organizaciones comunitarias y de las
diversas instituciones gubernamentales y no gubernamentales, para, conjuntamente, analizar los
problemas y necesidades de la población y planificar, llevar a cabo y evaluar las políticas, los
planes y programas para su resolución. Distinguir entre formas de colaboración, de consulta, de
información, de aportación de recursos de la población y de lo que constituye el concepto de
participación asociado aquí a la implicación en el proceso. En la esfera de lo local, participación se
refiere a especificar el tipo de decisiones que se vierten en los procesos participativos y que en su
forma ciudadana implica muchas veces tener que definir si el peso está colocado en procesos
locales o externos. Al decir de Eduardo Menéndez, la variable crítica que justifica el concepto de
participación estriba en "...si los procesos sobre los que la población decide son los que determinan
o condicionan sus formas de vida o si las condiciones básicas están colocadas fuera de sus
decisiones". 26
Las ventajas y bondades de los procesos participativos así entendidos suelen sintetizarse al
decir que movilizan saberes y promueven la creatividad y que tienen un efecto por sí mismos en el
desarrollo de la autosuficiencia de la comunidad y en la integración y cohesión sociales; que
ayudan a identificar de forma más precisa las necesidades y prioridades de atención de la población
26
E. L. Menéndez: op. cit., 1998, pág. 74.
57
y que pueden contribuir al abaratamiento de los costos de los servicios o a un mejor rendimiento
en términos de efectividad. Indudablemente un mayor contacto con la población facilita e
incrementa la cobertura y utilización de los servicios. Otros aspectos comúnmente mencionados
sobre los mecanismos participativos es que potencializan otras iniciativas de desarrollo,
comprometen a los participantes y llevan a la integración del conocimiento y experiencia
autóctonos, al aprovechamiento del "saber local" para una mejor administración de los recursos.
También que incrementan el entendimiento mutuo de la comunidad con el personal y a la vez
libera a ésta de la dependencia con los profesionales. 27
Se señalan también limitaciones y riesgos potenciales a la hora de iniciar procesos
participativos. En primer término, demandan una planeación más cuidadosa, prolongada y
seguramente de mayor costo -en términos económicos, administrativos, políticos e incluso
personales-. No hay que soslayar el hecho que implican un cambio cualitativo en la manera de
administrar y de relacionarse con la ciudadanía de una forma mas intensa y por lo tanto más
comprometida. Requieren vencer varias resistencias por parte de las culturas burocráticas y
funcionariales para su incoporación, las cuales suelen reaccionar con hostilidad, en la medida en
que la participación rompe la barrera tan útil que se establece entre quienes tienen el poder, aun
cuando esto sea el estar detrás de una ventanilla. El ciudadano tiene que adaptarse a los dispositivos
administrativos y acatar las decisiones políticas municipales y de otros ordenes de gobierno. Otras
críticas hacen referencia a que en la participación ciudadana hay un relevo de la responsabilidad
gubernamental, basándose en la sospecha de que los mecanismos participativos esten de modo en
tiempos de recortes presupuestarios al gasto social. Puede servir de fomento a las élites locales
quienes se apovechan de las oportunidades y flujos de recursos, todo lo cual son riesgos de invocar
mecanismos participativos. También se ha dicho que puede ser un vehículo para la introducción de
los valores de la sociedad de consumo y un eufemismo más para obtener trabajo gratis de las
comunidades. O funcionar como un mecanismo de control social, como sucede con la captación de
líderes afines a las instituciones gubernamentales o privadas. 28
Otras visiones ven en la participación una amenaza a las autoridades políticas por lo que
implica en términos de cesión de soberanía, de erosión del poder. A la vez, vencer el temor de que
ponga en evidencia conflictos sociales relacionados con la distribución del poder y el control de los
recursos, pues los procesos participativos suelen evidenciar las relaciones de poder y las
desigualdades, reclaman mayor transparencia en el rendir de cuentas por parte de los implicados.
Por este motivo se tiende a ver la participación más como un problema que no como una necesidad
u oportunidad. Como resultado, que gran parte de los mecanismos participativos implementados
acaban en el conflicto o en la fatiga. Que se utilicen también por grupos políticos con planes
electorales o estratégicos de muy variado tipo, en forma típicamente coyuntural, cuando fomentar
la participación significa que los responsables políticos han de salir a la calle regularmente, han de
convivir el dia a dia con los ciudadanos, de escuchar sus sugerencias y críticas. "...Això té un cost
personal i politic, i no tothom està disposat a pagar aquest preu...", como nos dijo uno de nuestros
entrevistados.
El espacio de lo público y la ciudadanía
Nuestra línea de reflexión nos lleva a pensar la participación desde la forja histórica de un
proceso de exclusión de la población en la toma de decisiones que en cada sociedad constituye el
27
P.A. Martin: Community participation in primary health care American Public Health Association, Washington,
1983.
28
A. Brownlea: "Participation: myths, realities and prognosis" Social Science & Medicine 25 (6) 1987: 605-614. Ver
también la revisión crítica de A. Ugalde: "Ideological dimensions of community participation in Latin American
programs" Social Science & Medicine 1985 21 (1): 41-53.
58
espacio de lo público. Este ejercicio intenta compartir con el lector una serie de cuestiones que
parten de preguntarse desde una posición ingenua cosas que comúnmente no se cuestionan, porqué
han sido asumidas como naturales o inevitables, como la naturaleza del poder político y su
autonomización, la formación del Estado, la constitución cambiante del concepto de ciudadanía, y
de las bases de legitimidad en que se ha fundamentado el orden social y político en las sociedades
occidentales, para lo cual efectuaremos una revisión de los procesos vividos en el continente
europeo.
Hablar de participación, en nuestro ver, requiere plantear un marco de observación lo
suficientemente amplio como para contender con los complejos factores que configuran el actual
orden político y social. Entendemos que además de factores que aquí podemos considerar
“estructurales” (incluyendo los de orden biológico, físico y ecológico, entre otros) existen otros
factores “estratégicos” que determinan la distribución social de los recursos existentes, para lo cual
diferentes intereses privados o corporativos se sirven en su provecho no solamente de factores
coercitivos (dispositivos de control y de defensa, instituciones, normativas, vigilancia) o
estrictamente instrumentales (políticas económicas, inversiones y transacciones económicas), sino
también de factores culturales y simbólicos (del “mundo de la vida”), los cuales otorgan bases de
legitimidad y de consenso, y por consiguiente, de estabilidad social y política. Para acercarnos a
este objetivo, cabe considerar, siguiendo a M.G. Smith, que entendemos por política, un conjunto
de acciones por medio de las cuales se dirigen y administran los asuntos públicos, distinguiendo
una esfera administrativa, que corresponde a los roles gubernamentales; y otra esfera propiamente
política, que alude a la competencia por el poder en el sistema. Hablar de poder político es entonces
referirse hacia aquello que manifiesta una influencia sobre las decisiones públicas, y esto es algo
que nunca está totalmente establecido en ninguna sociedad; pues, la naturaleza del poder es siempre
segmentaria, en el sentido de que nunca está totalmente contenida dentro de las relaciones de
autoridad, siendo la rivalidad y la competencia rasgos universales. 29 Visto así, todo poder político,
aun cuando esté basado en la dominación o en el ejercicio de la autoridad, necesariamente conjunta
mecanismos de coerción con estrategias de consenso. Pues el poder requiere de legitimación,
siendo numerosas y variadas las vías de conseguirlo, desde la redistribución de los recursos (que
suele ser más bien selectiva y piramidal), la implementación de dispositivos de protección o
bienestar social, o la manipulación retórica y política que puede llevar a simular estructuras de
participación, de representación o de ideologización, a partir de diversos medios.
Hablar de participación es ante todo referirse a algo que se define en términos de una cultura
política, la cual lejos de ser autónoma está enraizada en una cultura global. Que comprende una
cosmovisión, una visión religiosa, estereotipos y prejuicios, creencias tradicionales, diversos grados
de información sobre el ámbito y muchas cosas que suelen ser intersubjetivamente aprendidas y
mantenidas. Al hablar de culturas políticas, no nos referimos únicamente a la política en sus
aspectos normativos e institucionales, sino sobre todo a un mapa mental que organiza un modelo de
sociedad, incluyendo ámbitos privados y públicos y configurando las distintas atribuciones o
competencias de gobierno, que lejos de ser funciones definidas en forma absoluta, son al contrario,
materia de decisión que integra una cultura política. 30 Concepto que expresa un sistema de
relaciones y una concepción particular no solamente de lo que se considera el ámbito de lo público
en cada sociedad, sino también sus criterios de legitimidad, las concepciones y creencias sobre lo
que es una vida digna, el bienestar, las bases de la sociabilidad y civilidad. Todos estos aspectos
están contenidos en una suerte de contrato implícito, que señala los límites de lo tolerable para cada
colectivo, sus modos aceptados de aceptar la coerción o de fraguar el consenso, de dejarse gobernar
o de plantearse formas de resistencia y desobediencia civil cuando las clausulas de este código
intersubjetivo de costumbres es violado. En el mismo sentido, consideraremos que existe
29
M.G. Smith: Government in Zazzau: 1800-1950 Oxford University Press, Oxford, 1960.
Véase al respecto el concepto de cultura cívica en G. Almond, G. y S. Verba: The civic culture Little Brown, Boston,
1965 y el de cultura política en S. Elch: The concept of political culture St. Martin´s Press, Nueva York, 1993.
30
59
corrupción cuando se actúa en beneficio privado con medios o fines públicos, una definición que
puede operar incluso fuera de marcos legales.
Y si bien en todas las sociedades podemos encontrar entremezclados factores estructurales,
estratégicos y culturales sustentando su convivencia, resulta obvio suponer que estos serán más
complejos al tratarse de sociedades avanzadas e industriales como las europeas. No solamente por
la porosidad de sus fronteras, sino también por la difusión y el mestizaje que históricamente ha
trascurrido en el Viejo continente, donde han sucedido procesos similares en la conformación de
sus estados, y, aunque los ritmos y las intensidades han sido diferentes, la mayoría hoy confrontan
sus potestades en el marco de la Unión Europea. Respecto a nuestro interés, no cabe duda que los
países europeos han vivido históricamente procesos políticos similares, que han llevado a la
conformación de una cultura política occidental como producto de diversas experiencias e
influencias producidas o recibidas en más de dos milenios de historia compartida. En este tenor, el
cristianismo, el feudalismo, el derecho romano y el germánico, la herencia clásica y muchos otros
hechos que revisaremos, han sido influencias decisivas en la configuración de un modelo político
similar, con una trayectoria paralela que ha ido del policentrismo del poder que caracterizó a los
reinos y ciudades en el medioevo a la centralización que ocurre con la conformación de los estados
nacionales. De una representación política muy restringida, al sufragio de las mayorías y al
parlamentarismo, registrándose la evolución del concepto de ciudadanía en un proceso de siglos, en
los cuales las rebeliones populares llevarían a la necesidad de implementar nuevos dispositivos de
protección y políticas de redistribución, bajo la amenza patente de la Revolución Francesa y la
Comuna de París, con el acicate que en desde el siglo XVIII implicó la llamada Revolución
Industrial. Después, de la Revolución Rusa y en torno a las dos guerras mundiales que en el XX se
vivieron en el continente, cuando se configuraron los modernos Estados del Bienestar hoy
característicos de las naciones europeas, desde donde se comienza a exportar un modelo
determinado de gobierno, en el formato de la llamada democracia representativa. Y aunque
actualmente estos estados son de los más prósperos económicamente, y donde quizás se respetan
mayormente los derechos sociales, políticos y humanos de quien aquí tiene la ciudadanía, no deja
de ser sintomático que actualmente en Europa (también) se hable tanto de la necesidad de la
participación de los ciudadanos, testimoniando con esto una carencia y deficiencia en sus sistemas
políticos.
A pesar de la variedad de modelos documentados, el estudio comparado de sistemas
políticos distingue algunas tendencias o líneas evolutivas que son mas o menos válidas para los
países del orbe occidental. 31 Conviene no obstante distinguir las sociedades articuladas con diversas
relecturas del derecho Romano, y las que pertenecen a las diferentes versiones del Derecho
Germánico, la tradición de la common law anglo-saxona. Todas estas facetas posibles señalan
modelos útiles para entender diversos aspectos presentes en los modernos sistemas políticos. En
nuestro caso, interesa analizar las transformaciones del Estado contemporáneo en relación a las
bases y modos de su legitimidad dentro de una determinada cultura política que está en permanente
evolución. Así, es evidente que en buena parte de la antropología política y de la ciencia política se
registra una tendencia histórica (a partir de la influencia de la obra de Weber y, sobre todo de la de
Gramsci) a fundamentar las bases de legitimidad cada vez mas en el ejercicio del consenso que en
el de la coerción, o acaso porque las bases y formas de dominación tienden a ser ahora más
impersonales y sutiles.
Históricamente la teoría política de Occidente se ha construido aludiendo a sus raíces
clásicas representadas en los escritos de los filósofos de la antigüedad. La imagen que resulta es la
de una ciudad, la polis, como arena política y como res publica, en la cual una parte de la población
– los hombres libres- discuten y toman decisiones sobre los asuntos públicos a la vez que deliberan
31
Un texto que ofrece un panorama evolutivo desde una perspectiva objetivista es el de E. Service: Orígenes del
Estado y de la civilización Alianza, Madrid, 1984. Para una crítica que enfatiza en los aspectos simbólicos y culturales
de lo político ver M. Shalins: Economía en la edad de piedra Akal, Madrid, 1977.
60
sobre cuestiones filosóficas y de ultratrascendencia. El modelo teórico de democracia directa y
deliberativa es difícilmente desligado del contexto en que la democracia ateniense fue creada, en el
que la política opera en la pequeña escala de las ciudades-estado de la antigüedad clásica, donde los
hombres libres eran un colectivo muy reducido con tiempo de ocio asegurado por la existencia de
esclavos, quienes estaban al igual que las mujeres excluidos políticamente. Este modelo, que
persistió durante el Imperio Romano y al cual el Derecho Romano aportó considerables elementos
de normativización, continuó siendo una referencia histórica posterior. 32 Por un lado, porque la
relectura del Derecho Romano en la Baja Edad Media, como también la persistencia de formas
adulteradas del mismo durante la Alta, muestran que en algunas zonas del Mediterráneo (en
particular en la península itálica, pero también en las ciudades de la Marca Hispánica, incluso antes
de los condados), se advierte la persistencia de formas de organización política local, que
significan ciertos elementos de continuidad con estos antecedentes, generalizados con las Cartas de
Libertades o de Población de las ciudades catalanas y europeas medievales, las cuales
caracterizarán las libertades ciudadanas hasta la aparición del constitucionalismo moderno.
No obstante el desarrollo de un ámbito jurídico y político, interesa señalar que el interés
popular en la gestión de lo público se ha manifestado históricamente por muchas vías en forma
autónoma. La participación de colectivos ha sido una práctica comúnmente utilizada en la
implementación de diversas formas de programas y servicios, en proyectos de investigación,
evaluación, educación y formación, de organización política y otras aplicaciones. Si
conceptualizamos la participación social como la implicación de los miembros de un colectivo en
alguna de las diferentes fases de los procesos de toma de decisiones sobre la gestión de sus
intereses públicos, podemos, sin duda, trazar la génesis de las prácticas participativas en forma
precedente a la construcción del Estado. Si bien no es este el lugar para ofrecer un panorama
histórico sobre un tema tan complejo y variado como es el de las acciones civiles en la gestión de lo
público, sí es de notar que existe una amplia documentación histórica y etnográfica sobre prácticas
autogestionarias, solidarias y de ayuda mutua en diversos colectivos sociales, ante la imposibilidad
de individuos y familias por hacer frente a las epidemias, las guerras y las hambrunas. 33
En la configuración del Estado moderno parlamentario y democrático el modelo de
referencia en Europa fue la llamada ciudad-estado de la Baja Edad Media y del Renacimiento.
Cuando entre los siglos XI y XII se construyeron las bases del actual sistema de ciudades europeas,
los hombres de entonces se van a plantear un problema tan simple, pero a la vez tan complejo,
como el de vivir juntos. La vida pública local, la vida ciudadana, parece ser ya desde entonces uno
de los ejes que vertebran la sociabilidad en Europa, un espacio más de referencia histórica sobre el
cual se construirán los cimientos de la política moderna. El nacimiento de la ciudad europea está
asociado al desarrollo de una consciencia común como comunidades urbanas: todas desarrollaron
instituciones jurídicas similares y se gobernaron por un sistema de derecho urbano Muchas de estas
fueron producto de juramentos (coniurationes), generalmente de sino religioso pero destinadas al
ámbito terrenal y civil, constituyendo estas ciudades los primeros estados seculares de Europa. No
obstante, la vida política medieval, al decir de Reinhard Bendix, “se funda en el lazo existente entre
el rango herditario o espiritual de la sociedad, el control de la tierra como principal recurso
económico y el ejercicio de la autoridad pública”. 34 La condición fundacional de este modelo
32
Sobre las diferentes “horneadas jurídicas” de las sociedes occidentales Ver J. Habermas: (1992-1994) Facticidad y
validez. Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho en términos de la teoría del discurso Trotta, Madrid, 3ª.
Ed., 2001.
33
Véase el estudio clásico y exhaustivo de P. Kropotkin: (1902) El apoyo mutuo: un factor en la evolución Madre
Tierra, Móstoles, 1970. En este trabajo el príncipe sostiene que es la solidaridad y no la competencia el elemento
central de la evolución humana, en contraste con las visiones hobbesiana y marxista. Algunos estudios antropológicos
aplicados que denotan la relevancia del apoyo mutuo y la reciprocidad en sectores marginales son los de O. Lewis, por
ejemplo, su Antropología de la pobreza FCE, México, 1968 y L. Lomnitz: Como sobreviven los marginados Siglo
XXI, México, 1975.
34
R. Bendix: (1964) Estado, nación y ciudadanía Amorrortu, Buenos Aires, 1974, pág. 61
61
urbano es en el que se inscribe la fundación de Reus en la Catalunya Nova medieval. Se refuerza
por el desarrollo de instrumentos jurídicos, que son una forma de normativizar la sociabilidad, y
adopta el carácter de una toma de consciencia colectiva que se expresa en una reglamentación
jurídica internalizada por el uso.
A diferencia de las ciudades antiguas, donde la relación entre ciudadanos y autoridades
asumia un carácter individual, en el medioevo no existía la representación a título personal. A fines
de la Edad Media en Europa el principio de representación territorial cedió el paso a un sistema de
representación estamental, en el cual cada estamento (nobleza, Iglesia, gremios) celebraba sus
asambleas por separado. La participación era un derecho derivado, no de la pertenencia a una
comunidad nacional, sino del territorio y capital que poseían, o de su status dentro de corporaciones
funcionales legalmente definidas. El peso que va a tener lo local en la génesis de estas ciudades no
significa que sus formatos de participación hayan sido democráticos o representativos (la política
urbana medieval y moderna en territorio hoy hispano estaba presidida por las oligarquías, y la del
XIX y buena parte del XX lo estará por el caciquismo), lo importante es rescatar la aportación que
los esquemas de participación tuvieron en la conformación de la identidad de los ciudadanos
europeos. 35 Condiciona el que la participación asuma significados éticos y morales de frente a la
comunidad, que irá conformando una cultura de la civilidad, una identidad no necesariamente
opuesta o desligada de la religiosa. 36
Los historiadores ubican iniciativas autogestivas desde la Edad Media, que antecedieron en
muchos siglos a los sistemas modernos de seguridad y asistencia social, como fueron las guildas
gremiales, "sociedades de amigos", cooperativas de consumo y otras experiencias
característicamente exclusivas y de alcance limitado en la medida de su escasa cobertura territorial
y de acceso a servicios. 37 La organización civil para la resolución de preocupaciones o necesidades
colectivas precede a la constitución de los estados modernos, y se caracteriza por la creación de
dispositivos y redes propias, que cubren áreas no resueltas por el Estado. Karl Polanyi demuestra
como la ampliación de los mercados ha destruido instituciones comunitarias a lo largo de la
historia. La ambigua relación de la "comunidad" con el mercado se denotaría en su mutua alianza
para sentar sus límites frente a la acción del Estado. Las acciones estatales a su vez tenderían a
mermar progresivamente la autonomía ciudadana generalizando el seguro público, socializando el
control sobre la población y tendiendo a la erradicación de la autogestión mediante el concurso de
un Estado cada vez más omnipresente. 38
Según Robert Castel, los cambios sufridos en la sociedad feudal del Occidente cristiano
medieval hasta antes del primer milenio prefiguran el inicio del estado asistencial como un poder
paralelo al de la Iglesia, cuando por efectos de la pérdida del vasallaje y de las guerras
desaparecieron los “mecanismos de sociabilidad primaria”. En este contexto de migraciones y
resurgimiento de núcleos urbanos surgió la necesidad de instrumentar “regulaciones de sociabilidad
secundaria” que implicaban prácticas especializadas de asistencia a los necesitados, como asilos,
orfelinatos y hospitales. Desde el siglo XIII, la gestión de la asistencia a los pobres y enfermos dejó
de ser monopolio de la iglesia para ser asumida por los poderes locales de las ciudades, quienes
35
La idea de democracia en la ciudad medieval y después en la moderna se reducía a la participación de diversos
estamentos, aun cuando era un juego dominado por grupos oligárquicos, con un peso significativo de los notables, pero
que no necesariamente se traducía en la ausencia de discursos y prácticas destinadas a incorporar al conjunto de la
población al proyecto de la vida municipal o comunal.
36
Un ejemplo lo encontramos en las fundaciones religiosas, tradicionalmente interpretadas como el producto de la
obligación salvífica y devocional, la caridad. Sin embargo, expresan un compromiso civil con la colectividad, orillado
por la proximidad y los servicios mutuos. Como lo muestra el hecho de que en los testamentos, los testadores distingan
entre las donaciones destinadas a decir misas por sus almas, y las donaciones aplicables al sostenimento de los
dispositivos institucionales de protección social. Ver Comelles, Daura, Arnau i Martín: L´ hospital de Valls. Assaig
sobre l´estructura i les transformacions de les institucions d´assistencia Institut d´Estudis Vallencs, Valls, 1991.
37
R. Castel: op. cit.
38
K. Polanyi: The great transformation. The political and economic origins of our time Beacon Press, Boston, 1957.
62
organizaban la caridad, un hecho que va registrarse en varias ciudades de Europa. A nivel también
europeo, unos orígenes comunes hasta el siglo XIII marcaron la emancipación de la ciudad de la
tutela del poder feudal. Se caracteriza el momento por una toma de conciencia de la burguesía
como clase de intereses opuestos a los feudales, afincada en el orden emergente de las ciudades,
aunque su embrión se hallaba en las comunidades aldeanas.
Cabe señalar que España presentó un proceso muy similar al resto de los estados europeos
en sus orígenes, pues en el Occidente medieval convivían una serie de reinos y principados
escasamente cohesionados, integrados por feudos y ciudades que van a ir cediendo
progresivamente frente a poderes reales unificadores. La reconquista tuvo importantes
consecuencias en la vida social por el proceso de disolución de la familia extensa y la aparición de
vínculos feudales contractuales. Durante la Baja Edad Media se fraguó en la península un sistema
doble cuyos resabios se viven hasta ahora: por una parte, la constitución de los fueros, que
protegían los usos y costumbres y formas políticas y culturales de los distintos reinos y territorios, y
por la otra, el pacto con finalidades generalistas, donde la unidad cristiana y el recuerdo funcional
de las épocas visigótica y romana procuraron amplios entendimientos, especialmente respecto a las
campañas militares, como fueron las “reconquistas” hacia el sur y las cruzadas a oriente, cuando se
fundaron diversas ordenes religiosas militares. 39 Fueron el preámbulo a la consolidación de los
reinos, mediante un proceso en el que la monarquía como institución fue adquiriendo mayores
prerrogativas y poderío económico, militar y político, pasando de ser “el Rey entre los señores” a
un nuevo modelo de relaciones: “los señores bajo el Rey”, un hecho que va a quebrar la oposición
de la nobleza, gracias a la alianza de los monarcas con la Iglesia y con el pueblo, en detrimento de
la burguesía comerciante.
Los procesos que dieron lugar a la consolidación de los monarcas estuvieron en un primer
momento vinculados al liderazgo y la supremacía militar de los nobles (con la consiguiente
posesión de tierras y sus siervos); con la particularidad de que en tierras ibéricas, debido al largo
período de dominio islámico y reconquista cristiana, hubo ciertos procesos sociales que se dieron
más tarde, que tendieron a consolidar un carácter absoluto a su monarquía. La desafiliación de
grandes masas de la población de la tutela de los señoríos feudales, el éxodo del campo a las
ciudades. Numerosas rebeliones populares por influencia del crecimiento demográfico, las malas
cosechas, las guerras, las hambrunas y el aumento de la miseria, serán factores que van a tener
particular protagonismo entre los siglos XIII y XIV en la península ibérica, habiendo comenzado en
el resto de Europa desde fines del primer milenio.
La constitución de las ciudades representó –especialmente en el Principado Catalán- el
inicio de un proceso político y social, con la aparición del nivel municipal, que hará gradualmente
la conseción de competencias al nivel local por parte del poder real. Su desarrollo partió del deseo
de sus vecinos por liberarse del dominio señorial, en un tiempo en que la concesión de fueros fue
algo muy promovido por los monarcas para atraer pobladores a las tierras arrancadas al Islam, con
la salvedad de que la reconquista fue una campaña que completaría ya la Corona CatalanoAragonesa en el siglo XIII mientras que Castilla no cesaría sus campañas hasta mediados del XV.
La introducción del Derecho romano, gracias a su amplia divulgación, formuló doctrinalmente la
preeminencia política de los reyes y el cambio del carácter del vínculo político del antiguo vasallaje
al territorio, mediante lo cual los vasallos feudales pasaron a la condición de súbditos. De esta
forma, los viejos fueros se redujeron lentamente a algunas manifestaciones concretas, permitiendo
la afirmación del poder monárquico. También es interesante notar que los reinos medievales
peninsulares, como la mayoría de los europeos, se caracterizaron por el policentrismo del poder
político. Nobles, Clero y en algunas ciudades Gremios convivían con el carácter patrimonial de los
monarcas, quienes eran entronizados a través del liderazgo militar o de la sucesión dinástica. No
39
Los fueros consagraban una serie de principios favorables a los vecinos. Desde la libre disposición de sus bienes, el
aprovechamiento de los bienes comunales, la inviolabilidad de sus domicilios, la libertad de residencia o la explotación
de servicios (como los molinos y hornos, antes monopolio de los señores).
63
obstante, cuando se conjuntan las Coronas de Castilla y Aragón en el siglo XV, cabe señalar que la
unión ocurre en condiciones muy dispares. Pues en Aragón, o más específicamente en las ciudades
catalanas, la figura del Rey conservará la condición de ser primus inter pares, el primero entre
iguales. Es una idea que hoy se invoca como parte de la originalidad del fet català, uno de los
primeros pueblos, aparte del británico, que van a imponer en ese entonces límites tanto al
feudalismo señorial como a los poderes monárquicos. 40
Con la modernidad que coincide con el Renacimiento se asiste a un contrato colectivo de
sociabilidad que se expresa en el derecho escrito, la verdadera revolución de la modernidad. 41 Y
aun cuando en su generalización siga distinguiendo derechos colectivos, es a partir de la
Revolución Francesa cuando se produce un cambio fundamental en la representación política, que
deja de ser atributo de la propiedad, la familia o la corporación para pasar a ser un derecho del
ciudadano individual, bajo una concepción que –en teoría- iguala a todos ante la ley. ¿Y cual ha
sido el motor en la evolución de lo que se entiende por ciudadanía en una nación, de lo que
fundamenta una cultura política?. Al respecto, no debe soslayarse el papel jugado por las rebeliones
campesinas y urbanas que tuvieron lugar ya desde la Edad Media, especialmente a partir de los
siglos XV y XVI. A pesar de que fueron convenientemente sofocadas, en los siglos siguientes tiene
lugar en diversos países, especialmente los europeos, un complejo proceso en el que concurren los
efectos de la Revolución Industrial y de la Revolución Francesa, el advenimiento cultural de la
Ilustración y la emergencia de la ideología del progreso, concomitante con la expansión del modo
de producción capitalista y la consolidación de los estados nacionales modernos. 42
Son hechos que influirán para que durante los siglos XVII y XVIII el poder absoluto se
desmorone con la caída del Antiguo Régimen, y se configuren una serie de derechos individuales
enmarcados en el concepto de ciudadanía, que emerge como un freno al absolutismo y al poder del
Estado en un momento en que la agitación de las clases bajas se vuelve política. 43 En estos siglos la
aristocracia rural que poseía las propiedades encabezó el movimiento en pro de la ciudadanía civil,
las clases medias industriales produjeron la ciudadanía política limitada del siglo XIX y las clases
trabajadoras iniciaron un movimiento del siglo XX hacia la ciudadanía social 44 La política deja de
ser una batalla para el reparto de facultades supremas para convertirse en una lucha por la
distribución del producto nacional, registrándose la evolución de un regimen patrimonial a un
regimen racional y burocrático, donde a diferencia del medioevo, cada ciudadano guarda una
relación directa con la autoridad nacional.
Los dispositivos de protección y la participación social
En la tradición occidental la noción de “Estado del Bienestar” , “Estado benefactor” o
“Estado providencial” que caracteriza a los actuales estados europeos es un resultado de complejos
40
Según Pierre Vilar, la particularidad del fenómeno medieval catalán estriba en que combinó una monarquía feudal de
viejas raíces instalada en territorios progresivamente mayores, con una ciudad mercantil -Barcelona, luego otras- con
estatuto municipal sólido, aunque no soberano, con unas clases dirigentes (armadores y mercaderes), que llegan a servir
a la dinastía soberana sirviéndose de ella. El feudalismo se encuentra pues atemperado en Cataluña por la influencia
urbana. P. Vilar: Introducció a la historia de Catalunya edicions 62, Barcelona, 1995.
41
Es tan así, que la idea del contrato social que será la base del constitucionalismo de la Ilustración, y por lo tanto de la
teoría del Estado moderno, estará prefigurada, si no presente en los documentos fundacionales y en las constituciones
jurídicas de las ciudades como Reus.
42
Según Bendix, el moderno Estado nacional supone la ruptura entre la autoridad gubernamental y los privilegios
hereditarios de los nobles. En sus palabras, “..el criterio decisivo del Estado nacional de Occidente es la separación
radical de la estructura social y el ejercicio de las funciones judiciales y administrativas” (op. Cit, 1974, pág.106).
43
Para el mismo autor, el siglo XVIII presenta un hiato en la historia política de Europa. “Antes de él, las masas del
pueblo estaban totalmente impedidas de ejercer sus derechos públicos; a partir de él, se han convertido en ciudadanos,
y, en este sentido, en participantes de la comunidad política”. R. Bendix: op. Cit. 1974, pág. 77.
44
M.R. Somers: "La ciudadanía y el lugar de la esfera pública: un enfoque histórico" en S. Garcia y S. Lukes (comps.):
Ciudadanía: justicia social, identidad y participación Siglo XXI de España, Madrid, 1999, pág. 219.
64
procesos históricos, de los que no están ausentes guerras, rebeliones y conflictos que llevaron a la
institucionalización del poder político como “Estado de Derecho”, basado en pactos sociales y una
progresiva normativización de la vida social. 45 Los cambios en el estilo de gobernar señalan el
tránsito de estados absolutistas a estados progresivamente basados en el corporativismo y el
parlamentarismo, que son los van a dar finalmente forma a las actuales democracias
representativas. En Europa, muy esquemáticamente, el proceso de institucionalización del Estado
Moderno pasó primero por el dispositivo de justicia o el de defensa, pero a medida que absorbió
competencias hasta entonces asumidas por el los poderes feudales –señores, Iglesia y gremios-, el
Estado hará suyos ámbitos de asistencia antes ajenos, absorbiendo comúnmente la red de
instituciones ciudadanas que bajo la protección de los alcaldes municipales aseguraban servicios a
la población, como hospicios, hospitales o montes de piedad. En las nuevas versiones, el Estado
deviene en un administrador burocrático y racional, conservando su papel de extracción tributaria
basada en el cobro de impuestos e ingresando en un proceso continuo de redefinición de su
significación en relación a la sociedad. Incluye, además de la función fiscal redistributiva y de
seguridad, los servicios territoriales prestados por los diferentes entes de la administración local, y
los servicios personales a los ciudadanos. Si aun todavía el ejército y el poder judicial continúan
siendo los referentes físicos, institucionales y simbólicos sobre los que se construye la acción del
Estado, su legitimidad actual tiende a relacionarse con otras incumbencias, en general asociadas a
su papel de árbitro entre los agentes económicos y entre estos y la población, pero sobre todo en el
campo de la protección y el bienestar social, donde a partir del desarrollo de prestaciones, el Estado
irá adquiriendo nuevas bases de legitimidad que ya no se basan necesariamente en el peso de la
tradición o la autoridad, aun cuando esto implique la desactivación de dispositivos ciudadanos de
protección.
Las nuevas formas de legitimidad del Estado ya no procederán de la voluntad de un
soberano o señor feudal sino en la alusión a un interés colectivo o espacio de lo público que se
configura alrededor de asuntos comunes. El proceso inicia con los cambios sufridos en la sociedad
del Occidente cristiano desde antes del primer milenio, cuando por efectos de la pérdida del
vasallaje y de las guerras dejan de operar según Robert Castel ciertos "mecanismos de sociabilidad
primaria", como efecto de la desafiliación de grandes masas de la población de la tutela de señoríos
feudales. 46 En este contexto de migraciones y resurgimiento de núcleos urbanos surge la necesidad
de instrumentar "regulaciones de sociabilidad secundaria" que implican prácticas especializadas de
asistencia a los necesitados. La gestión asistencial pública se construye en la medida en que en la
sociedad feudal elimina las formas institucionales de protección social de la ciudad antigua para
retornar a la hegemonía de las prácticas de autocuidado y autoayuda. Es la recuperación de la
sociabilidad urbana la que va a conducir a la construcción de instituciones de protección social.
El Estado construye otras bases de legitimidad patrocinando asilos, hospitales, hospicios y
albergues. Se encarga de regular y dotar de ayudas a los necesitados, erradicando en bien del
"interés público" a los mendigos y vagabundos de las ciudades. Otras áreas, como la educación, la
salud individual y la dotación de ciertos servicios públicos, son resueltas en diferentes esquemas
tanto por el Estado como por la iniciativa privada, incluyendo instancias religiosas y filantrópicas. 47
La autogestión de la sociedad civil hace que se conserven ciertas tensiones referidas al manejo de la
idea del interés público, que entran en vigencia en la medida en que se organizan los diferentes
aparatos estatales y se documentan posteriormente varios procesos sociales que obligan a la
45
Véase F. Ewald: L´Etat-providence Erasset, París, 1986.
R. Castel: op. Cit. (1995).
47
Para revisar algunos debates sobre la construcción del estado moderno ver los análisis de G. Rosen: De la policia
médica a la salud pública Siglo XXI, México, 1984. Sobre las relaciones entre el mercantilismo francés y las políticas
de salud, o las aportaciones del cameralismo prusiano. Este y otros trabajos citados abajo ilustran evoluciones paralelas
en la construcción de los modernos Estados del bienestar en diversas versiones nacionales, tanto americanas como
europeas.
46
65
reorganización de los Estados y a la redefinición de sus bases de legitimidad. La heterogeneidad de
formas adoptadas, algunas de ellas universales y otras condicionadas, voluntarias y obligatorias, ha
llevado a algunos autores a distinguir versiones liberales, estatistas-corporativistas y reformadas
que ha asumido el Estado Benefactor en las democracias occidentales. 48 Los diversos esquemas de
seguridad social implementados incluyen prestaciones distintas, como seguros sobre incapacidad
laboral, jubilación, asistencia médica y desempleo, además de subsidios familiares y otros
beneficios. 49
El Estado se convierte en garante y sinónimo de "lo público", un espacio de obligada
referencia que comienza a ser legislado y en muchos casos administrado por instituciones
burocráticas, asumiendo progresivamente numerosas áreas de la vida ciudadana. Organiza
hegemónicamente la vida social con formas de intervención diversas, que en ocasiones duplican o
compiten con otras, privadas, religiosas o derivadas del asociacionismo local. En su configuración
inicial, derivada de las revoluciones liberales y burguesas el espacio de lo público se define como
un territorio residual fuera del interés privado, asumido por el Estado en la forma de gestión
pública, un concepto para nosotros referido a las actuaciones de gobierno tanto legislativas como
administrativas. Es sin embargo, una parte fundamental de lo que constituye la gestión de lo
público, un concepto mas amplio que comprende el racimo de actividades y funciones de interés
colectivo general o sectorial que son asumidas tanto por las diferentes instancias y niveles de
gobierno como por la ciudadanía, en muy diversos formatos.
Así se distingue el tránsito de un modelo de ciudadanía, que responde a la titularidad para
recibir bienes y servicios garantizados por derechos, un significado pasivo de ciudadanía, a un
sentido activo, el del derecho de admisión al proceso de contribuir a la elaboración de decisiones y
objetivos colectivos. Según la concepción ya clásica de T.H. Marshall, ha implicado el paso de un
concepto de ciudadanía inicialmente enfocado a los derechos civiles (libertad de la persona, de la
palabra, de religión y pensamiento, derecho a la propiedad personal y a establecer contratos,
derecho a la justicia), lo cual se tradujo en el desarrollo de las instituciones del sistema judicial.
Después, los derechos políticos se incorporaron al concepto, desarrollándose las instituciones
electorales y representativas; luego, los derechos sociales (derecho a mínimos de bienestar
económico y protección social). 50 De esta forma, el actual demos o pueblo, en el que se sustenta la
condición de ciudadano, alude a la existencia de miembros de una comunidad o colectivo, con
iguales condiciones y oportunidades, con cierto acceso a un mínimo de bienestar y dignidad que
aunque está bastante diferenciado es sometido a un proceso contínuo de negociaciones. 51 Para este
concepto, ciudadanos no son solamente quienes viven dignamente sino aquellos que participan en
las deliberaciones del orden de lo público, pues actualmente se tiende hoy a ver la ciudadanía como
una estrategia para gobernar procesos de cambio social y para la creación social de ciudadanos, un
proceso que tiene como objetivo la restitución de su sentido original a lo político. Esto requiere
promover la participación social con el fin de lograr que se modifiquen las relaciones sociales de
modo que no sean aceptables ni posibles la marginación, la postergación y la inequidad. El logro
de la equidad como propósito esencial de la participación social busca eliminar diferencias
48
Un análisis histórico sobre la evolución de las competencias del Estado en diferentes sociedades europeas y
norteamericanas se encuentra en D. Porter: Health, civilization and the state Routledge, Londres, 1999. Ver también el
análisis histórico sobre el papel del Estado en la educación, la sanidad y la "cuestión social" en Europa en A. de Swaan:
(1988) A cargo del Estado Pomares-Corredor, Barcelona, 1992. Sobre el caso específico de Cataluña ver J.M.
Comelles, A. Daura, M. Arnau y E. Martín:op. cit. 1991.
49
Véase especialmente el estudio de E.J. Evans (ed.): Social policy 1830-1914: Individualism, colectivism and the
welfare state Routledge, Londres, 1978.
50
T.H. Marshall: Class, citizenship and social development Doubleday, New York, 1964.
51
S. Garcia y S. Lukes: "Introducción" en Ibídem: (comps.): Ciudadanía: justicia social, identidad y participación
Siglo XXI de España, Madrid, 1999.
66
innecesarias, evitables e injustas que restringen las oportunidades de los individuos para acceder al
derecho de bienestar. 52
Desde un punto de vista normativo e institucional-social, la ampliación del contenido del
estatuto de ciudadanía ha incorporado además de derechos políticos y administrativos originales,
otros económicos y sociales, entre los que destaca el derecho a la participación individual y
colectiva. El concepto de ciudadanía en el que se fundamenta la democracia ha evolucionado
también a nivel global. Aunque alude originalmente a la posesión de ciertos derechos e incluso de
propiedades y a la obligación de cumplir ciertos deberes en una sociedad específica, señala también
la pertenencia a una comunidad política determinada, vinculada en general a la nacionalidad y la
oportunidad de contribuir a la vida pública de esa comunidad a través de la participación. Después
de todo, no hay que soslayar que el modelo de democracia en que se sustenta el actual sistema
político es tributario de la polis griega, donde los hombres libres, con exclusión de los esclavos,
debatían libre y directamente y tomaban decisiones sobre los asuntos públicos. Fue un modelo
creado a la escala de pequeñas ciudades, con criterios y mecanismos al nivel de "comunidad",
donde la democracia directa era ejercida por los ciudadanos gracias a estructuras relativamente
sencillas y numéricamente reducidas, como persiste actualmente en la figura de los cantones suizos.
En sociedades a larga escala surgieron diversos modelos representativos en formas
corporativas y parlamentarias hasta llegar al modelo actual, basado en el sufragio universal para
quienes tienen la condición de ciudadanos y edad mínima para votar, sustentado en la mediación de
partidos políticos que compiten por la titularidad de las diversas instancias de gobierno. Estas se
encuentran estructuradas en diversos niveles mas amplios que el local o municipal, como sucede
para el caso de los actuales municipios catalanes con los niveles comarcal, provincial, autonómico,
estatal y de la Unión Europea, cuyas distintas competencias incluyen instancias de decision que
obviamente inciden en la vida ciudadana. Su composición y formas de actuación siguen el modelo
representativo basado en elecciones y partidos políticos. El modelo está basado además en una
división de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
A la par, hay que destacar que se documentan numerosas experiencias y metodologías
participativas para la organización y movilización de la población especialmente durante los
últimos dos siglos, en su mayoría procedentes de teorías y experiencias anarquistas, socialistas
utópicas, anarcosindicalistas, socialistas y comunistas. 53 O desde la experiencia de los
socialcristianos (Ejército de Salvación), el populismo ruso, el cooperativismo y el mutualismo. Son
formas de autogestión que entran en conflicto con el nuevo orden imperialista que organiza el
mercado mundial. Más tarde, ejemplos procedentes del sindicalismo, el participacionismo
socialdemócrata y el consejismo, documentándose desde inicios del XX las primeras experiencias
americanas. Estas tendencias fueron derrotadas en forma estrechamente relacionada con la
institucionalización del taylorismo y el fordismo bao el imperativo capitalista de la productividad,
presente también en las sociedades socialistas de entonces, bajo la convicción convergente de que
el desarrollo exigía la erradicación de toda posibilidad de autogestión y la imposición de la
planificación. En España, de 1934 a 1936 se registraron notables experiencias autogestionarias en
Asturias, en Andalucía y en Cataluña, que serían borradas por el triunfo del franquismo y la derrota
de la Segunda República. 54 La Guerra Civil condicionó en buena medida el retardo español en la
construcción del Estado de bienestar, que al igual que la instauración de un régimen democrático,
fueron procesos que comenzaron con la Transición (1975-1978).55
Sin embargo, debe señalarse que los cambios en el modelo de Estado del Bienestar, de
Estado Benefactor a “Estado Social” (típica de propuestas centristas tanto de izquierda como de
52
Ver I. Culpitt: Welfare and citizenship. Beyond the crisis of the welfare state? Sage, London, 1992.
Según la visión de E.L. Menéndez: "El modelo médico hegemónico. Transacciones y alternativas hacia una
fundamentación teórica del modelo de autoatención en salud" Arxiu D'Etnografia de Catalunya 3 1984: 83-119.
54
F. Mintz: La autogestión en la España revolucionaria La Piqueta, Madrid, 1977.
55
Véase R.Cotarelo: Transición Política y consolidación democrática España 1975-1986 CIS, Madrid, 1992.
53
67
derecha, por ejemplo, la “Tercera Vía”), es una de las tendencias que se perfilan como decisivas en
la actualidad, correspondiendo a un cambio en la extensión de sus funciones redistributivas. Los
cambios están sin duda motivados por la crisis fiscal, que ha llevado a los estados europeos a la
restricción presupuestal en rubros sociales por el costo exponencial de sus servicios. A pesar de ser
un modelo que ha contribuido a asegurar la estabilidad social en Europa y en otros paises, el
modelo de Estado de Bienestar -aun cuando se haya estado reestructurando- ha recibido algunas
críticas. Desde la derecha, por la ineficacia de su planificación frente a las virtudes del mercado, en
detrimento de la inversión privada y sus cargas tributarias. En lo relativo a la cuestión social, por el
reforzamiento de la pobreza y la dependencia de la ayuda social debido a la acción del Estado.
Desde la izquierda, por la crítica a la política de privatizaciones y recortes en los gastos sociales,
por favorecer el interés privado en el diseño de políticas; por su intromisión en la libertad
individual y el carácter excesivamente burocrático que asume el Estado contemporáneo. 56 La
competitividad además ha tenido como consecuencia que bajo la presión del orden económico
mundial neoliberal, muchos modelos de administración estén optando por la privatización de
empresas y la contratación de empresas privadas para la dotación de los servicios. La tensión que
aquí se genera es entre el modelo dominante de Estado de Bienestar y una nueva versión de
organización política, todavía no bien definida. 57 El modelo emergente exige que los ciudadanos
sean más protagonistas y gestores de sus necesidades como de iniciativas colectivas y solidarias,
más responsables y menos receptores pasivos de servicios.
Desde mediados de los años cincuenta se viviría otra nueva situación respecto al rescate de
los recursos de la población para proyectos de mejoramiento social y del entorno. La nueva fase
estaría caracterizada por la recuperación de los recursos grupales y autogestivos, que serían puestos
al servicio neocolonial por las llamadas agencias para el desarrollo. Desde la sociología y la
antropología se desarrollaron entonces corrientes teóricas y estudios empíricos sobre la importancia
del punto de vista del actor, del conocimiento local, los saberes populares, la dinámica de
microgrupos y la estructura negociada del orden social. De estos estudios saldrían propuestas para
reconocer los margenes de gestión obrera y aplicarlos a la productividad industrial mientras que en
otro plano se desarrollan programas de "desarrollo comunitario" y de servicios sociales basados
tanto en la autoayuda como en otros formatos limitados de participación, acotados a sectores
específicos, como los círculos de calidad laborales, los grupos de autoayuda y la capacitación de
agentes comunitarios. En América Latina, la década de los sesenta abundó en experiencias
participativas, promovidas tanto desde organismos internacionales y gubernamentales como por
parte de grupos de izquierda que también desarrollaron experiencias especialmente en comunidades
campesinas y urbanas. Destacan en este ámbito, por su especificidad, las llamadas "comunidades de
base" promovidas desde la llamada Teología de la Liberación y en Cuba, los denominados Comités
de Defensa de la Revolución organizados por el gobierno revolucionario. 58 A nivel mundial, la
irrupción de nuevas corrientes consejistas, comunalistas y autogestionarias, patentes en numerosos
grupos de autoayuda y organismos no gubernamentales (ONG). La "rebelión del coro" incluye
colectivos de mujeres, grupos ecologistas, asociaciones culturales, organizaciones gays y lesbianas,
uniones de consumidores, cooperativas, proyectos universitarios, comunidades terapeúticas y
grupos de autoayuda, organismos de beneficiencia y filantropía, entre otras iniciativas de carácter
eminentemente civil que incorporan aspectos de participación y voluntariado y que para algunos
analistas anticipan el "regreso del actor" a la arena de lo político. 59
56
Véanse las interesantes reflexiones de P. Rosanvallon: La crise de l´état-providence Seuil, París, 1981.
R. Castel : op. Cit. (1995).
58
Una revisión se encuentra en A. Rahman y O. Fals Borda: "La situación actual y las perspectivas de la investigación
participativa en el mundo" en M.C. Salazar: La investigación-acción participativa Popular, Madrid, 1992.Véase
también de P. Freire: Educación como práctica de Libertad. Siglo XXI, México, 1973.
59
Ver A. Touraine: El regreso del actor Eudeba, Buenos Aires, 1987
57
68
Todas estas experiencias han contribuido a que en conjunto con la ideología del liberalismo,
que enfatiza la libertad individual y el derecho político de participar, el concepto actual de
participación a nivel de cultura política ciudadana parta de la insuficiencia de una práctica que
reduce la democracia a el depósito periódico y espaciado del voto. De esta forma, el concepto de
democracia mayormente consensuado es el de constituir una comunidad caracterizada por el debate
libre y la capacidad de decidir sobre asuntos del interés colectivo, que presupone un dominio
público sobre la "esfera de lo público", donde el Estado es un agente más que aplica medidas
pertinentes en pos del interés general. 60 Su papel principal es el de mediar entre los diferentes
intereses privados y en contribuir a un orden superior que actúe como integrador del concepto de
ciudadanía democrática. Parte de la premisa de procurar la participación de los ciudadanos para
lograr la repolitización del poder local y hacer de la política un factor de intregración social y
construcción del modelo de ciudad, de constituir entre la ciudadanía un sentimiento de
comunidad. 61 Lo cual, desde un punto de vista político implica “cierta subordinación de los
intereses privados a los intereses públicos y de las decisiones privadas a las decisiones públicas es
condición sine qua non de una comunidad política”. 62 Si bien el respeto de los derechos
fundamentales y la resolución de las necesidades de sectores marginados son tareas mas o menos
cubiertas en los actuales Estados del Bienestar, otros factores como los de la ciudadanía y la
representatividad son los que parecen estar en crisis o de merecer una redefinición.
Política local en un mundo global
Abordar el tema de la participación en el contexto actual nos obliga a referirnos a dos
fenómenos que aunque opuestos en escala aparecen íntimamente ligados: la emergencia de la esfera
local en el ámbito político y las tendencias que impone la globalización a las sociedades actuales.
No hay que olvidar, en el primer caso, que en el nivel local la proximidad entre los actores sociales
y la práctica política como experiencia intersubjetiva son factores que en el caso de las ciudades
europeas han estado presentes desde la ciudad antigua, y especialmente desde la (re) fundación de
algunas de estas en el período bajo-medieval, como es el caso de Reus, cuando se inicia una
tradición en la que el nivel de decisión local va a ser considerable, pues dependía en buena medida
de la concertación y colaboración de los diversos sectores urbanos. De hecho, para varios sectores
el municipalismo constituye un rasgo cultural de Cataluña, muy característico de la sociabilidad
sud-europea construída sobre relecturas del Derecho Romano, al supeditar las relaciones políticas
al poder civil, y no al religioso, algo que no obstante tendría bastantes excepciones en la historia. 63
60
Sobre la conformación de la "esfera de lo público" ver J. Habermas: (1962) Historia y crítica de la opinión pública
Gustavo Gili, Barcelona, 1981.
61
Hay que considerar aquí que el concepto de comunidad entendido como un grupo reunido o disperso, de morada fija
o migratoria, que presenta diversos grados y formas de organización y cohesión sociales, cuyos miembros comparten,
en distintos grados, características socio-culturales, socioeconómicas y sociopolíticas, así como intereses, aspiraciones
y problemas también comunes, resulta en la actualidad problemático para su analogación a la noción de ciudadanía y
apunta mas a la existencia de grupos o comunidades diferenciadas al interior de la ciudadanía. Véase la revisión crítica
de J. Canals: "Comunidad y redes sociales: de las metáforas a los conceptos operativos" Revista de Servicios Sociales y
Política Social 1991 23: 7- 18 y la de A. Gurrutxaga: "El sentido común de comunidad" Revista Española de
Investigaciones Sociales (REIS) 64 1993: 201-219. Una caracterización de la idea de comunidad que enfatiza en el neohobbesianismo postmoderno se encuentra en G. Bello Reguera: "La idea de comunidad: resistencia histórica y
despliegue pragmático" en Autores Varios: Comunidad y utopía. Ensayos históricos, éticos y políticos Lerna,
Capellades, 1990.
62
R.Bendix: op. cit. 1974, pág. 29.
63
A pesar de que la fama de la tradición municipalista catalana procede desde la Baja Edad Media y constituye uno de
los elementos fundamentales de la identidad política de Cataluña, no hay que olvidar que la historia del liberalismo
español desde los tiempos de la Constitución de 1812 ha sido una lucha constante por anular las libertades municipales
y convertir a los municipios en una clase de correa de transmisión del poder centralista. No obstante, a diferencia de
Francia, donde el jacobinismo inteligente va a conseguir aplastar el municipalismo hasta hace muy poco, en España la
69
En todo caso, cabe señalar que el nivel local o municipal ha sido considerado secularmente
como un espacio privilegiado para el ejercicio político, pues como dijera Alexis de Tocqueville:
"...es en el municipio donde reside la fuerza de los pueblos libres...(pues) ...sin instituciones
municipales una nación puede darse un gobierno libre pero carecerá del espíritu de la libertad". De
hecho, de todas las instituciones gubernamentales son los ayuntamientos los que tienen un estatuto
especial y una autoridad muy concreta por poseer una visión estratégica y un liderazgo en las
comunidades locales. ¿Porqué es importante y necesario entonces justificar el hablar de
democracia en un sentido de participación de los ciudadanos?. Cabría señalar que los municipios
disponen de dos importantes ventajas en relación a otras instituciones. Por un lado, gozan de mayor
capacidad de representación y de legitimidad en relación a sus representantes: son agentes
institucionales de integración social y cultural de comunidades territoriales. Consituyen la instancia
de gobierno más cercana al ciudadano y por tanto con mayor sensibilidad y receptividad
potenciales para el manejo de las necesidades y propuestas ciudadanas. Por la otra, gozan de mucha
más flexibilidad, adaptabilidad y capacidad de maniobra en un mundo de flujos entrelazados,
demandas y ofertas cambiantes y sistemas tecnológicos descentralizados e interactivos. 64
La política en el nivel local no son acontecimientos que se contemplan a distancia como es
el caso de la política estatal o autonómica, sino que es vivida como una experiencia intersubjetiva
dentro de lo que aquí nominaremos un mundo local moral, que no tiene una delimitación geográfica
ni administrativa, y que responde a la manera como cada día se construye a nivel ciudadano la
experiencia política en el entorno inmediato, cuya percepción por parte de los actores constituye su
mundo local. Si consideramos estos factores, la abstención electoral a escala local expresaría una
ruptura mucho más profunda que a escala estatal o autonómica, entre la representación electoral y
la vivencia de la experiencia política por parte de la ciudadania, precisamente porqué a escala local
se vive y se incorpora cotidianamente la experiencia de la política sin necesaria mediación. Estos
factores funcionan con otros en la escala de la política distante, como la representada en las Cortes
Generales o en el Parlamento catalán, pero son menos aceptables en el nivel local, especialmente si
hablamos de pueblos o ciudades medianas donde los alcaldes y regidores suelen ser vecinos,
formando parte del entorno cotidiano que ofrecen las relaciones cara a cara. El factor de
proximidad, de inmediatez, introduce elementos diferenciadores, por lo cual la abstención y la no
participación en el nivel local refleja hechos más graves que en los niveles más amplios.
La queja del vecino que no puede dormir por el ruido de una discoteca, que politiza por
remitirse a la responsabilidad municipal, es vivida emocionalmente, sin mediación. La decisión de
enviar tropas a Bosnia, o de participar en la Guerra contra Irak, es para este vecino una anécdota en
el consumo mediático. El modelo actual de participación representativa y la intervención decisiva
de los medios de comunicación conducen a que la experiencia política se construya casi
exclusivamente a escala microsocial o local pues el ciudadano ve demasiado lejanos otros ámbitos,
tendiendo a resultarle cada vez más incomprensibles y ajenos. Son diversos los factores que se
relacionan con los procesos de participación en el nivel local que tienen que ver con la
globalización de grandes procesos de asignación de recursos -económicos, informativos, culturales,
etc. Afectan directamente a los mecanismos de reciprocidad y de redistribución que son inherentes
a la sociabilidad y a la práctica política. Tienden, además, a modificar en forma importante la vida
local a partir del efecto emergente de lo "glocal", una revaloración de lo que está más próximo, lo
que es netamente local y vivido por lo tanto directamente, pero que opera en función de hechos que
incompetencia del centralismo liberal español va permitir la subsistencia en los municipios catalanes de un márgen de
maniobra durante los siglos XIX y XX, que no tuvo lugar probablemente en el resto de España.
64
Esto sin embargo se relativiza en la medida que a pesar de que se registra una tendencia histórica a que las
competencias municipales aumenten con respecto a otros niveles de gobierno, destaca que el gasto público continúa
siendo mayoritariamente del gobierno central con la administración de más de la mitad del presupuesto, mientras las
comunidades autónomas tienen una cuarta parte y los municipios un poco más del diez por ciento. Ver J.Plana y M.
Castells: Local y global Taurus, Madrid, 1997.
70
tienen lugar a muchos kilómetros de distancia. 65 La mundialización se refiere a la globalización de
la economía, al papel central de las finanzas, la emergencia de la sociedad de la información, el
papel de los medios de comunicación globales y la constitución del mercado mundial. Apunta a una
intensificación de las relaciones sociales en todo el mundo por las que se enlazan lugares lejanos,
de tal manera que los acontecimientos locales están configurados por situaciones a escala mundial,
pero también, lo que sucede en el entorno local puede repercutir potencialmente en ambitos mas
amplios, un aspecto que por estar generalizado pasa comúnmente desapercibido. Ofrece un
potencial que las actuales tecnologías virtuales, como internet, tienden a activar, anuncian la
evolución hacia formas de organización e integración social cada vez mas complejas y
desterritorializadas. 66
Los efectos de la globalización y sus traducciones "glocales" tienden a socavar el dominio
de lo político para llevar a ámbitos anónimos, como el capital financiero y el avance tecnológico a
nivel internacional, el eje de decisiones cuyas consecuencias pueden ser involuntarias e
imprevistas, ejercidas en nombre del interés privado o de grupos corporativos determinados, aun
cuando puedan invocar o disfrazarse de lo contrario. El poder de las trasnacionales es hoy tal que
amenaza con convertir a los gobiernos nacionales en títeres de sus intereses, aun cuando en el
desconcierto resultante lo que predomina como diagnóstico es que la rapidez y complejidad de los
procesos económicos y financieros actuales ocasionan efectos no esperados, el concurso agudo de
la incertidumbre y un entorno caracterizado por el riesgo. Al decir de Ulrich Beck: "...En el
proyecto del estado de bienestar, la política había alcanzado una relativa autonomía, en virtud de la
intervención política en los asuntos del mercado, frente al sistema técnico y económico. Ahora en
cambio, el sistema político está ante la amenaza de ser desposeído de su constitución democrática.
Las instituciones políticas se convierten en asunto de un desarrollo que ni han planificado ni
pretenden orientar; y del que sin embargo, en cierto modo han de responder. Por otra parte, las
decisiones en economía y en ciencia presentan una carga de real contenido político de la cual los
agentes no poseen ninguna clase de legitimación. Las decisiones que cambian a la sociedad no se
producen en ningún lugar expreso; se dan sin voz y de forma anónima". 67
En la medida que la sociedad contemporanea nos obliga a combinar identidades múltiples
derivadas de distintos roles desempeñados, esto supone que la percepción y experiencia actuales
sean complejas, difíciles de aprehender en un contexto social y político donde antes las identidades
eran más precisas. La globalización combina los efectos de la llamada “modernidad reflexiva”, que
anuncia a un nuevo modelo de construcción del yo, proclive a asumir roles e identidades que antes
se consideraban incompatibles, con la consiguiente autoafirmación en un mundo presidido por el
pluralismo y la diversidad, la individualización y el predominio de estilos de vida aparentemente
ajenos a lo político. Paralelamente, cuestiones que eran vistas frecuentemente como asuntos de
politica internacional actualmente son reivindicados por agentes de base local, por lo tanto se
convierten también en cuestiones de política local. La evidencia hace ver otras tensiones: entre la
clara definición de la identidad asociada al territorio en Europa, y los nuevos modelos de identidad
derivados de una sociedad donde la información y el consumo uniformizan el hecho de vivir en
cualquiera de las nuevas ciudades-red, enlazadas de múltiples formas, en las que los ciudadanos se
movilizan para ir a trabajar, comprar, comer o divertirse de modos similares. 68
El "desencanto" en relación a la política que se ha intensificado desde fines del siglo XX,
deriva en buena medida de la retórica de la globalización, según la cual la acción política está
65
A. Giddens: (1990) Consecuencias de la modernidad Alianza, Madrid, 1993.
M. Castells: La era de la información Vol. 1 La sociedad red Alianza, Madrid, 1997.
67
U. Beck: (1986) La sociedad del riesgo Paidós, Barcelona,1992, pág. 241.
68
Una discusión sobre las diferencias entre los modelos europeos de identidad territorialitzada y el modelo norteamericano de adscripción étnica y cultural se encuentra en C. Greenhouse y R. Kheshti (eds.): Democracy and
ethnography. Constructing identities in multicultural liberal states State University of Nueva York, Nueva York,
1998.Véase también J. Rothschild: Ethnopolitics. A conceptual framework Columbia University Press, Nueva York,
1981.
66
71
subordinada al funcionamiento de los mercados financieros, algo que el plano ideológico se traduce
en el predominio de los medios de comunicación que no son locales. De este modo, los ciudadanos
están más familiarizados con noticias del nivel nacional o regional a costa de saber lo que acontece
en su contexto más inmediato. La autonomía de los nuevos medios de comunicación globales, que
implican enormes movilizaciones de capital y por tanto su subordinación a los interessos dels grans
grups financers los medios de comunicación, con sus propios objetivos y fines ha implicado, entre
otras cosas, la adecuación del discurso político a la lógica mediática, suplantando la imagen y el
marketing por encima del debate y las propuestas políticas. Los medios difunden las notas de
prensa sin que medie generalmente la actitud crítica en que se sustenta el periodismo de
investigación y la prensa libre de mayores compromisos que el de informar. La opinión publicada
suplanta el ejercicio de la opinión pública, la prensa y otros medios de comunicación dejan de ser
espacios de debate y acción democratizadora para devenir en vehículos publicitarios de gobierno o
testimonios amarillistas sesgados por la captura del interés fácil del ciudadano espectador. 69 La
paradoja es que la libertad de expresión queda coartada, en un régimen de derechos
constitucionales, porqué los medios nomás favorecen aquellos discursos compatibles con los
intereses que representan o para ganarse la protección financiera de las autoridades de gobierno, en
un contexto en el cual sin este paraguas el acceso a los recursos puede ser complicado.
El énfasis en Europa en la participación social había girado al entorno de las políticas de
ayuda mutua como respuesta al liberalismo radical y al capitalismo feroz del siglo XIX, pero
centradas sobre todo en aquello que suponía desigualdades materiales profundas: la muerte, la
enfermedad, el hambre, la miseria, la violencia percibida como consecuencia. Una vez vencidas en
buena parte estas plagas y asegurada la paz social, las sociedades europeas se confrontan con dos
problemas que antes estaban relegados a un segundo plano y que hoy, como consecuencia de
procesos internacionales vuelven a tener particular vigencia. Primero, la diversidad cultural
derivada de los procesos migratorios, y en segundo término, los nuevos procesos de exclusión,
marginación y desafiliación que caracterizan a una parte de estos y otros colectivos que pueden ser
tanto legales como ilegales. En un contexto donde el modelo clásico de integración social ha
entrado en crisis como principal consecuencia de las presiones que recibe el Estado en la nueva fase
de globalización capitalista. Enmedio de este panorama de crisis e incertidumbre y de discursos
contradictorios, ha surgido una retórica de vías intermedias, que es la que caracteriza hoy los
discursos políticos centristas tanto de derecha como de izquierda, cuyo objetivo parece ser articular
la conversión de la política en instrumento de transmisión de los capitales financieros con el
alejamiento de sus funciones de arbitraje. Todo lo cual puede hoy explicar para el caso europeo la
desafección de buena parte de la ciudadanía hacia la participación política en los términos en que
esta se ha concebido tradicionalmente en el viejo continente, es decir, la participación electoral, la
militancia política y la afiliación a sindicatos. Y no obstante esto, cabe señalar que también en
Europa el sector de las asociaciones ciudadanas ha conocido un considerable auge en las últimas
décadas, que contrasta con el alejamiento de la población respecto a los núcleos de decisión. Algo
que puede suponerse como un asunto hoy agravado con las normativas de la Unión Europea y los
efectos de la globalización económica, los cuales tienden ha minar competencias de los gobiernos
nacionales y locales e influir poderosamente en sus entornos geográficos y sociales.
Participación y asociación ciudadana
A nivel de las prácticas organizativas de la participación social resulta conveniente
distinguir tres vertientes principales en las iniciativas de conformación. La primera sería la
participación espontánea y coyuntural de los ciudadanos en circunstancias especiales. Otra
corresponde a iniciativas ciudadanas organizadas de corte autogestivo y formato permanente, de
69
F. Vallespín: op. cit, 2000.
72
afiliación abierta o cerrada y con orientaciones territoriales, sectoriales e internacionales 70 Un tercer
tipo apuntaría a la participación de la población que es organizada por agentes externos a la misma,
con fines tanto estratégicos como políticos. La primera es un formato que se reactiva cada vez que
determinadas situaciones (catástrofes, guerras, hambrunas, epidemias, accidentes, resistencia activa
o pasiva) obligan a los ciudadanos a formar parte de lo público y que típicamente se desactivan (o
son desactivadas) una vez que ha pasado la situación de emergencia. Su característica coyuntural es
compartida por otras experiencias efímeras de participación de la población en lo público en
oportunidades específicas que trascienden a la opinión pública (movimientos sociales, huelgas,
manifestaciones). Tiende a constituir espacios autogestivos, de resistencia frente al poder político o
privado, con un peso creciente en la conformación de la actual arena política. 71
Constituyen lo que se conoce también como el "tercer sector", el crisol de la sociedad civil,
el reino de la fragmentación, de la diversidad, de la voluntariedad, que adolece de una integración
simbólica general con motivo de que su participación suele ser limitada a términos sectoriales o
territoriales. Incluye tanto organismos de carácter netamente civil, laicos, no relacionados con el
gobierno ni con partidos políticos, sin carácter profesional y de acceso abierto, como también de
tipo religioso, con relaciones partidistas y de instancias de gobierno. De carácter privado, es decir
ligados al interés económico. Algunas de acceso restringido a los poseedores de alguna
característica individual o social, como las de carácter étnico, de sexo-género, sindicales y
gremiales, regionales, las que se organizan o van dirigidas a sectores o grupos de edad específicos.
Cada problema singular genera su público temático con intereses particulares que comparten
ciudadanos que inciden selectivamente tanto en la gestión de lo público desde su ambito como en la
relación con las instancias de gobierno, suelen convertirse en grupos de presión y en portavoces de
expresión ante la opinión pública. De este modo el concepto de asociación abarca un amplio
abanico de iniciativas de distinto cariz. En modo genérico se puede definir como “agrupación de
personas interesadas en un objetivo común”. Sin embargo, un carácter comúnmente aceptado se
refiere al de la necesidad de perseguir fines de lucro, y diferenciar también aquellas de orientación
predominantemente mutualista de lo que se conoce como “el voluntariado”. 72
La factura del actual panorama de asociaciones y entidades ciudadanas es un proceso
complejo que responde a situaciones nuevas pero también a consecuencias lógicas del proceso de
evolución y diferenciación social. Intervienen factores que son consecuencia de los procesos de
industrializacion y urbanización, como el aumento de la densidad de población, la
heterogeneización en la composición de la misma como efecto de la migración y la transición ruralurbana, los cambios en la división del trabajo y en las relaciones sociales y familiares, en las que las
relaciones secundarias reemplazan a las primarias. En pocas palabras, aquello en que se sustenta el
tránsito de la comunidad a la sociedad según Töennies, de la solidaridad mecánica/tradicional a la
orgánica/racional en Durkheim. 73 El papel cohesionador social de las entidades asociativas y otros
grupos intermedios fue denotado en ciencias sociales desde Durkheim, quien escribió que "...Una
nación solamente puede ser mantenida si existen, intercalados entre el Estado y los individuos, una
70
El término de autogestión, como su nombre lo sugiere, tiene connotaciones de referencia interna al origen del grupo
que se propone ejercer en este caso una experiencia participativa. Apunta hacia las prácticas constitutivas necesarias
para la organización interna de las experiencias de participación, sus modos de funcionamiento y toma de decisiones,
las agencias necesarias para obtener reconocimiento externo de su existencia y en suma, en el intento de control de las
condiciones que generan su ámbito de actuación. Un ejemplo de práctica autogestiva lo encontramos en las iniciativas
de financiamiento de las experiencias y también en sus empeños como grupos de presión ante el sector político o la
opinión pública.
71
Utilizamos aquí el concepto de movimiento social como "agente colectivo movilizador que persigue el objetivo de
provocar, impedir o anular un cambio social fundamental, trabajando para tal fin con cierta continuidad, un alto nivel
de integración simbólica y un bajo nivel de especificidad de roles, sirviéndose de diversas formas de organización y
acción". J. Riechmann y F. Fernández Buey: Redes que dan libertad Paidós, Barcelona, 1994, pág. 61.
72
F. Píndalo: op. cit., pág.53.
73
Ver F. Töennies: (1887) Comunidad y sociedad Península, Barcelona.
73
serie de grupos secundarios suficientemente cercanos a los individuos como para atraerlos
poderosamente a su esfera de acción y de ese modo arrastrarlos dentro del torrente general de la
vida social". 74 Visto desde las perspectivas de la integración social que caracterizan a estos
planteamientos, otros factores se sustentan en el orden simbólico y cultural. Las asociaciones
cubren un espectro de identidad y pertinencia debido a que constituyen ámbitos de interacción
personal y de identificación de intereses mutuos cuyo sentido de pertenencia cumple funciones
mediadoras entre el individuo y el sistema social más amplio. Ofrecen una complementación
necesaria debido a que apoyan necesidades psicosociales que ya no son amparadas por la familia ni
por las redes sociales informales que originalmente daban sentido al concepto de comunidad. 75
Es posible situar a las experiencias civiles asociativas como espacios que intentan
reconstruir la sociabilidad desde ámbitos que han sido despojados o colonizados por los diferentes
procesos que conlleva la modernidad. Algunas otorgan facultades que son desarrolladas por otros
medios. Permiten compartir experiencias, ser de utilidad para otros, obtener empatía y apoyo
emocional, elevar la autoestima. En otros casos, ofrecen metas comunes como sucede cuando estas
experiencias se convierten en grupos de presión o movimientos sociales. 76 Aunque en ocasiones el
panorama de actuaciones de las asociaciones en la gestión de lo público repliquen o solapen las
acciones gubernamentales no constituyen necesariamente sustituciones de las responsabilidades
asumidas por el Estado sino formas alternativas, formatos distintos que cubren otro rango de
necesidades o intereses de individuos o colectivos sociales. 77 Aparte de las anteriores
consideraciones no hay que soslayar el hecho de que algunas asociaciones cubren espacios de
actuación sobre lo público que no reciben atención por otros sectores sociales.
La importancia del movimiento asociativo ciudadano, el llamado “Tercer Sector”, en la
constitución de la sociedad civil liberal es actualmente una pieza clave de los sistemas
democráticos, donde reconocida unánimemente, siendo considerable en Cataluña particularmente
su magnitud. En el Registre d´entitats de la Generalitat había ya 23.636 asociaciones civiles
registradas en 1995. El crecimiento explosivo se denota sobre todo en algunas areas como las
associacions de dones que eran 24 en 1976 y que para 1992 contaban con 347 en toda Cataluña. De
la tercera edad, de 45 en 1979 a 707 y las ecologistas de 34 en 1977 a 814 en 1992. No obstante,
cabe señalar que en el contexto de la Unión Europea, España aunque mantenga tasas de afiliación
considerables (31% de los mayores de 18 años en 1989 y 22% en 1993, según el informe FOESSA)
estas son más bajas que el promedio europeo, junto con Grecia (24%) y Portugal (25%). El Cuadro
II.1 muestra comparativamente los porcentajes de ciudadanos que pertenecen a organizaciones
civiles en diferentes países europeos, donde se muestra que no obstante el panorama anterior
España es una de las entidades con menor grado de afiliación en todos los tipos o rubros,
incluyendo los religiosos. 78
74
E. Durkheim: (1893) La división de del trabajo social .Juan Pablo, México, 1989, pág. 87.
Ver, por ejemplo, las conclusiones de N. Uphoff: "Understanding social capital: learning from the analysis and
experience of participation" en P. Dasgupta e I. Seregeldin (eds.): Social capital: a multifacetical perspective World
Bank, Washington, 1999.
76
E. Gracia Fuster: El apoyo social en la intervención comunitaria Paidós, Barcelona, 1997.
77
Algunas experiencias participativas por parte de organismos internacionales y gubernamentales que incorporan
recursos comunitarios se encuentran en S. Paul: Community participation in development projects World Bank
Discussion Papers 6, The World Bank, Washington, 1987; P. Oakley: Projects with People. The practice of
participation in rural development OIT World Employment Programme, Ginebra, 1991; B. Bhatanagar y A.C.
Williams: Participatory development and the World Bank World Bank Discussion Papers 183, The World Bank,
Washington, 1992 y N. Uphoff: Learning from Gal Oya: Possibilities for participatory development and postnewtonian social science (The Sri Lanka experience with participatory development processes and Participatory
Evaluation) Cornell University Press, Ithaca, 1992.
78
Interesa destacar que para 1999 Cataluña mantenía el mayor número de asociaciones en España (31,698), seguida de
Andalucía (31,135) y Madrid (20,191). M. A. Cabra de Luna: El Tercer Sector y las fundaciones en España hacia el
nuevo milenio Escuela Libre, Madrid, 1998.
75
74
Cuadro II.1
Niveles de pertenencia a distintas organizaciones en países europeos seleccionados, 1990*
Organizaciones
Partidos políticos
Sindicatos
Asociaciones
Religiosas
España Italia Grecia
2
9,6
7
9,3 39,6
35
22
32
6
8
Portugal Alemania
R. Unido
4,5
4,2
3,3
28,6
43,3
36
67
53
10
16
16
* Para los partidos, las cifras son la ratio entre los afiliados y el electorado. Para los sindicatos, la ratio entre los sindicalizados y
sindicalizables. Para las asociaciones en general y las asociaciones religiosas, las cifras son porcentajes tomados de encuestas
representativas. Los datos para el Reino Unido son de 1995.
Fuente: Elaboración propia, en base a R. Gunther y J. Montero: "Los anclajes del partidismo: un análisis comparado del
comportamiento electoral en cuatro democracias del sur de Europa" en P. del Castillo (ed.): Comportamiento político y
electoral CIS, Madrid, 1994: 504-512
En España la legislación distingue partidos políticos, asociaciones en general, fundaciones,
entidades deportivas, asociaciones culturales, de padres de alumnos, asociaciones de vecinos,
asociaciones de consumidores, mutualidades, sindicatos, organizaciones empresariales, colegios
profesionales, cámaras oficiales y reales academias, además de organismos religiosos, cajas de
ahorros y otros organismos, como la ONCE. 79 Indudablemente todas estas formas, reconocidas por
diversas leyes, ilustran la gama de grupos de intereses que abarca la ciudadanía, cuya diversidad
conviene conservar con fines analíticos diferenciando en lo posible el cariz de sus objetivos y el
marco contextual en el que actúan. 80 A efectos de la ley interesa considerar que el carácter que una
asociación adquiera tiene consecuencias fiscales y administrativas distintivas, si bien es comentario
de los estudiosos del tema que hasta la ahora las leyes existentes han dejado muchas cosas a la
interpretación, siendo difusos en ocasiones los límites entre asociacionismo y corporativismo. 81 En
todo caso el membrete de interés público, que implica un trato fiscal más generoso y menos
fiscalizado, es una condición que se adquiere ante un organismo central como lo es el Ministerio de
Hacienda.
Sin embargo, hay que considerar la dificultad en cuantificar la magnitud y proporción del
fenómeno asociativo debido a su solapamiento y dinamismo. Aunado a esto, se encuentra como
fuente común de error en la cuantificación del fenómeno asociativo que los conceptos de sociedad
civil y asociación ciudadana son ambiguos y no gozan de un consenso acerca de lo que abarcan.
Así, la sociedad civil puede ser entendida mediante un concepto amplio, que la define como un
espacio de libertad frente a un Estado limitado, y que recoge la herencia griega de distinguir entre
civitas y polis. 82 Este entramado institucional en su sentido amplio, incluiría la llamada “opinión
79
I. Buqueras y Bach: Más sociedad, menos Estado. Pasado, presente y futuro de la sociedad civil Complutense,
Madrid, 2002.
80
Algunos estudios en España que plantean el tema son: G. Rodríguez Cabrero y Monteserrat Codorniú: Las entidades
voluntarias en España. Institucionalización, estructura económica y desarrollo asociativo Ministerio de Asuntos
Sociales, Madrid, 1996; V. Pérez Díaz: La primacía de la sociedad civil Alianza, Madrid, 1993; J. De Miguel: El mito
de la sociedad organizada Península, Barcelona y J. L.Álvarez: La sociedad civil en la España actual Club Siglo XXI,
Madrid, 1988.
81
Ver al respecto M. Pérez y S. Giner: “El desarrollo del corporativismo en España 1880-1980” en VV.AA.: El
corporativismo en España Ariel, Barcelona, 1988. La relativa debilidad histórica del movimiento asociativo en España
se asocia comúnmente a su tardía industrialización, lo que favoreció relaciones clientelares y el predominio del
caciquismo en España hasta entrado el siglo XX. Desde entonces se observa un repunte numérico de las asociaciones a
finales de los años sesenta y un dinamismo creciente a partir de 1977, sobre todo en los ochenta con el auge de las
ONG. I. Buqueras y Bach: op. Cit., 2002.
82
Para Ernst Gellner la sociedad civil es “un conjunto de diferentes instituciones no gubernamentales suficientemente
fuerte como para contrarrestar al Estado y, aunque no impida al Estado cumplir con su función de mantendedor de la
75
pública”, en libertad de expresión, y, según Victor Pérez Díaz sería la llamada “sociedad civil uno”,
que incluye a todos los ciudadanos. Propone distinguirla de la “sociedad civil dos”, un ámbito más
restringido que se definiría por la concurrencia de grupos organizados: los mercados, las
asociaciones voluntarias y la esfera pública. 83 Para otros autores, sin embargo, resulta central
diferenciar aquí expresamente al sector económico privado (el “Segundo Sector”) y sus respectivas
sociedades de interés económico, de las entidades ciudadanas que trabajan sin ánimo de lucro,
como de hecho es el tratamiento diferencial que el Estado otorga a estos organismos. Un trato
distinto implican las asociaciones de interés religioso y político, cuyos fines aunque no
necesariamente son menos altruistas o de interés común para la sociedad, representan a sectores
determinados de una sociedad.
Otros tipos de asociación civil cuyo interés público resulta en ocasiones difícil de discernir
se encuentra en asociaciones y comunidades de propietarios, comisiones de afectados, sociedades
gremiales, colegios profesionales y otros colectivos que representan intereses muy concretos de sus
socios. Algunas de estas se incluyen actuaciones en lo público con motivo de sus labores de
proyección social. Otras aluden a un interés sectorial, como las asociaciones de consumidores, las
sociedades deportivas, juveniles, culturales, de educación y ocio, de padres de familia, de apoyo
social, de solidaridad y cooperación, ecologistas, de comerciantes. Sus formas de financiación son
muy variadas. Aparte de las cuotas de los miembros activos y simpatizantes las entidades compiten
por los apoyos y subsidios que diferentes instancias ofrecen para el desarrollo de sus actividades,
pocas veces para el desarrollo institucional de las entidades, las cuales manifiestan además de las
dificultades económicas, diversos problemas de orden tanto administrativo y estratégico de los que
no estan ausentes las relaciones internas, los vínculos con los diferentes niveles gubernamentales y
otros agentes externos a los grupos ciudadanos e incluso, su propio carácter participativo y de
ejercicio transparente. Una de las características emergentes de estas entidades constituye su
adscripción a redes mas amplias que actúan en ámbitos internacionales o regionales.
Experiencias municipales de participación ciudadana
En España bien pudiera decirse que si el franquismo implicó la total desactivación de todo
atisbo de participación ciudadana, en sus años finales inició su consideración como esfera
autónoma con el reconocimiento de diversas iniciativas civiles, un proceso que se concretó en la
muy limitada Ley de Asociaciones de diciembre de 1964. Una segunda etapa, la de la Transición,
coincidió con los dos primeros períodos de ayuntamientos democráticos (1979-1987), cuando la
participación fue vista principalmente en términos de descentralización y conformación del orden
autonómico del Estado Español, estableciéndose competencias y normas de funcionamiento local
en la Ley Reguladora de las bases de régimen local (1985). Una tercera, con la aparición de nuevas
normativas autonómicas que actualizan y prescriben las reglas de asociación civil, como la Llei
municipal de régim local de Catalunya (1987).
Los cambios en el carácter del Estado registran para el caso de la administración pública
una tendencia que se orienta a la sustitución del carácter de ciudadano por el de cliente o usuario,
una visión que se ha generalizado con la consolidación en Europa del Estado benefactor y que en
España también se expresa a pesar de constituir una democracia bastante joven, aún cuando desde
la etapa de la Transición la Constitución ubique el principio de soberanía en la voluntad popular.
Varios de los factores que hemos revisado hasta ahora son los responsables de esta tendencia, que
sustituye el papel del ciudadano como agente soberano de la política por el de un cliente pasivo del
mercado de la oferta de servicios. Expresa el concurso de un proceso de despolitización y desciudadanización, que sigue al ocultamiento de su condición como actor político para reducirla a su
paz y de árbitro de intereses fundamentales, puede no obstante evitar que domine o atomice al resto de la sociedad”
Condiciones para la libertad: la sociedad civil y sus rivales Paidos, Barcelona, 1996, pág. 16.
83
V. Pérez Díaz: La esfera pública y la sociedad civil Taurus, Madrid, 1997, pág. 17.
76
simple condición de agente económico. Y aunque su incorporación a esta condición pasiva sea
patente en amplios sectores de la ciudadanía, no resulta ser masiva debido a que también son
significativos los colectivos ciudadanos que se rebelan contra este posicionamiento que asocian a la
condición de súbditos sometidos a la autoridad gubernamental. Buscando constituirse en
vindicadores de una ciudadanía plena, que no solamente incorpore las libertades cívicas sino
derechos sociales y también políticos, los cuales buscan ampliar mediante diversas estrategias de
presión que se inscriben o no en los canales de participación previstos por la legislación española,
la cual autoriza a los municipios a implementar sus propias estrategias, las cuales son vistas por la
clase política como formas de resolver esa solución de continuidad con la sociedad civil.
La necesidad de incluir en forma previa o conjunta la opinión de los ciudadanos sobre las
actuaciones municipales como medida de su eficiencia, se relaciona también con el hecho que la
actual gestión pública ha sido producto de un modelo que nació bajo la premisa de una ciudadanía
individual, homogénea, con iguales necesidades y similares demandas, sin mecanismos efectivos de
participación de colectivos por una parte, y sin instrumentos permanentes o regulares de consulta
sobre la opinión de los ciudadanos. En el caso de las sociedades europeas actuales, caracterizadas
en buena medida por la multiculturalidad derivada de las migraciones étnicas, esto se convierte en
un particular problema de contacto con la ciudadanía, que no pasa necesariamente por los canales
electorales, ya que parte de esta población no goza de derechos políticos. 84 El ritmo de las consultas
electorales y la adecuación de los organigramas y programas de gobierno resulta generalmente
tardío a la aparición de los nuevos problemas que se plantean. En este contexto, conceptos como
proximidad y receptividad entre un ayuntamiento y la ciudadanía de un municipio demandan la
constitución de canales adecuados de comunicación, transformando según las tendencias globales
de las "nuevas" formas de hacer política las estructuras municipales en órganos de cogestión, de
planificación local, redes de gobierno y concertación de intereses en búsqueda del bien común.
Cabe también la necesidad de ofertar los servicios considerando el punto de vista de los usuarios,
facilitando y haciendo mas eficiente su entrega mediante la ampliación y mejoramiento de la oferta.
En algunos municipios españoles, especialmente los catalanes, algunos de los principios
democratizadores se han relacionado estrechamente con la participación ciudadana, teniendo
previstos incluso contenidos normativos, elevados al rango de reglamentos de participación. Estos
incluyen mecanismos concretos previstos como parte del bagaje de experiencias y suelen referirse
al acceso libre a la información disponible, a la ampliación de los espacios de debate y de
democracia directa, la afirmación de la autonomía de comunidades y colectivos, el rendimiento de
cuentas por parte de los que gobiernan. Insisten en la necesidad de incluir la participación en todas
las fases de las actuaciones publicas, incluyendo el ámbito de los organismos municipales
autónomos y la empresas públicas, enfatizando en la necesidad de vincular la actuación de estas
entidades con las asociaciones ciudadanas. Sin embargo, pocos son los esfuerzos de evaluación
realizados, existiendo la visión por parte de uno de los pocos estudios realizados de que "...es troba
a faltar en els municipis una mena de plà gic de la participació en el qual es plantegi què es pot fer
amb el capital humà que representa la capacitat i la voluntat de les persones que viuen a la ciutat,
i no tan sols per situacions d´emergencia o protecció civil o defensa forestal, sinó en el dia a dia,
en la quotidianeïtat del funcionament de la vila, preveint formes d´intervenció individual o
mitjançant organitzacions ciutadanes". 85 A pesar de que a nivel normativo o legislativo la
participación de los ciudadanos tiene previstos canales, que mas adelante revisaremos, en la
práctica estos suelen ser poco utilizados, puesto que no han sido definidos mecanismos concretos
para dotar a los ciudadanos de la información pertinente en un momento en que gran parte de las
decisiones se ha tecnocratizado como efecto de las aplicaciones legislativas. Tampoco para evitar la
exclusión de sectores involucrados, como sucede generalmente con los ciudadanos no organizados.
84
85
W. Kymlicka: Ciudadanía multicultural Paidós, Barcelona, 1996.
F. Pindado: Op. Cit., pag. 31.
77
Se distinguen varias formas previstas de participación ciudadana. Algunas que atañen a la
participación individual; incluyen el derecho a la información, la intervención oral en sesiones
públicas de organos de gobierno, la audiencia pública, la petición y la propuesta y otras iniciativas
ciudadanas similares. Las consultas populares o referéndum, como también el encargo de encuestas
o estudios, son otras formas previstas por la legislación que son puestas en práctica especialmente
en el nivel municipal. Sin embargo, o bien no existen mecanismos adecuados de información
objetiva y pertinente o el caudal de información que se produce es tanta que literalmente abruma al
ciudadano. La participación en órganos de gobierno es, si acaso posible, limitada al papel del
ciudadano como espectador, en contadas ocasiones con derecho a la palabra. No existen
mecanismos estandarizados de manejar las peticiones y propuestas teniendo como resultado que
numerosas iniciativas ciudadanas caen en el saco roto. El cuadro siguiente muestra algunas de las
experiencias participativas implementadas desde ámbitos políticos preferentemente locales. 86
Los órganos de participación colectiva que han sido implementados en algunos municipios
catalanes corresponden a las figuras de diversas comisiones y consejos ciudadanos, la mayoría de
los cuales son de base más bien sectorial que territorial. Su formato común es el que establece una
serie de reuniones informativas donde el regidor encargado presenta su agenda de actividades o un
relato de las actuaciones de la dependencia. En ocasiones se emplean estos organismos como
primer filtro de asuntos que posteriormente serán aprobados o no en otras instancias. En general, no
se ofrece más información que la verbal en este tipo de reuniones manteniendo casi siempre un
tono formal. Funcionan con un éxito relativo debido a una asistencia mínima, con un formato en
que pesa mucho el derecho administrativo, en desnivel entre las exigencias formales de
funcionamiento y las capacidades reales de estructuración y organización de las asociaciones. Están
diseñados por otra parte en forma vertical, sus miembros "son persones proposades pels partits
politics", como nos señalaron en una entrevista grupal algunos ciudadanos que han participado en
estos consejos en Reus.
Cuadro II.2
Algunas experiencias de participación a nivel local
Experiencias de Participación
Asambleas
Audiencias
Circulos de Estudio
Comités Ciudadanos
Conferencias de Consenso
Consejalías de Participación
Consejos Centros Cívicos
Consejos Consultivos
Consejos locales y de distrito
Consejos sectoriales
Consultas Populares
Defensor del Pueblo
Encuesta deliberativa
Entrevistas Grupales
86
Carácter
consultivo
diálogo
consultivo
consultivo
consultivo
diálogo, asesoría
propositivo
consultivo
propositivo/consultivo
consultivo
propositivo
Temporalidad
variable
variable
mediano plazo
largo plazo
breve
mediano plazo
largo plazo
largo plazo
largo plazo
largo plazo
breve
Representatividad
amplia-restringida
amplia-restringida
limitada, por invitación
limitada, por invitación
limitada, por invitación
variable
limitada, por invitación
limitada, por invitación
limitada, por invitación
sectorial, restringida
general por muestreo
propositivo
investigación/consultivo
breve
breve
general por muestreo
muestreo teórico
Es muy amplia la bibliografía sobre experiencias participativas en la península ibérica. Algunos trabajos recientes
son los de T. Rodriguez Villasante: Las democracias participativas. De la participación ciudadana a las alternativas
de sociedad HOAC, Madrid, 1995; N. Font: Democrácia i participació ciutadana: algunes experiences innovadores
Mediterranea (Politiques 22), Barcelona, 1998;VV: AA.: Consells ciutadans Editorial Mediterrànea, Barcelona, 2000;
R. Goma y J. Font: "La democracia local: un mapa de experiencias participativas" en J. Font (coord.): Ciudadanos y
decisiones públicas Ariel, Barcelona, 2001; J. Subirats, I. Blanco, J. Brugué, J. Font, R. Gomá, M. Jarque y L. Medina:
Experiènces de participació ciutadana en els municipis catalans Escola d´Administració Pública, Generalitat de
Catalunya, Barcelona, 2001; O. Rebollo: Bases, mètodes i tècniques. Eines per a la participació ciutadana Generalitat
de Catalunya, Barcelona, 2002.
78
Estructuras Vecinales
Fórums Temáticos
Gestión por voluntariado
Grupo Delphi
Investigación acción participativa
Jurados ciudadanos
Mediación
Núcleos Intervención Participativa
Paneles
Planificación estratégica local
Presupuesto Participativo
Referendum
Socioanálisis
Teledemocracia
Visiones de la comunidad
Fuente: Elaboración propia, 2003.
consultivo
consultivo
intergestión
consultivo
propositivo
decisorio
propositivo
propositivo
información
propositivo
propositivo
consultivo/decisiorio
propositivo
consultivo/propositorio
consultivo
mediano plazo
breve
mediano plazo
breve
mediano plazo
largo plazo
breve
breve
breve
mediano plazo
mediano plazo
breve
mediano plazo
largo plazo
breve
limitada, por invitación
limitada, por invitación
limitada, por invitación
limitada, por invitación
variable
limitada, por invitación
variable
limitada, por invitación
limitada, por invitación
limitada, por invitación
muestreo estadístico
muestreo estadístico
muestreo teórico
muestreo estadístico
Sin embargo, “Malgrat les dificultats”, la participación es una línea de interés creciente en
estos municipios. Lo demuestra la apertura de regidurías de participación cívica o ciudadana en las
últimas legislaturas. A pesar de que sus competencias están claramente delimitadas en todos los
casos, en la práctica suelen funcionar como agencias encargadas de trámites de quejas vecinales,
representan la cara que la administración pública local ofrece a las asociaciones vecinales y otras
entidades ciudadanas, ejerciendo funciones de mediación y gestión. Suelen ser también las áreas
municipales las encargadas de la política de subsidios y apoyos a las asociaciones ciudadanas por lo
que constituyen un área privilegiada de competencia política que puede ser manejada tanto en
términos personales como partidarios. El interés de la clase política por la participación ciudadana
se denota también en la elaboración de varios reglamentos que normativiza el tema especialmente
en el nivel local. Sin embargo, la mayoría de Reglamentos no reglamentan la participación, sino la
manera en que un ciudadano se puede dirigir a su respectivo ayuntamiento para reivindicar y
opinar: "..Es a dir..s´ha reglamentat la lluita reivindicativa". 87 A pesar del interés participativo
patente en el discurso político y en la implementación de experiencias de participación con
ciudadanos no se explicitan en estos reglamentos las competencias de estos organismos en materia
de toma de decisiones, lo cual se presta para que los asuntos llevados a debate sean triviales si se
comparan con las cuestiones decisorias que son manejadas a espaldas de los órganos de
participación. 88 Recientente se han echado a andar otras iniciativas, como los Nuclis d´intervenció
participativa (NIP) o las "Mesas de negociación" que corresponden a espacios de debate de los
ciudadanos con la administración pública municipal para la consulta de asuntos de interés público.
Además del apoyo al movimiento asociativo, en los municipios catalanes existe otro
formato que comúnmente es incluido dentro del apartado participativo, debido a que incorpora
formas de funcionamiento colectivas y al enfoque que guardan frente al sector asociativo
ciudadano: son los Centros Cívicos. Estos espacios han sido implementados con un modelo
polivalente de servicios a los ciudadanos y a las entidades-asociaciones. De hecho, muchos de ellos
funcionan como "hoteles de entidades", sus locales cuentan con el equipamiento para conducir en
ellos actividades educativas y de animación cultural. Algunos cuentan además con biblioteca,
centro de información, oficinas de atención al ciudadano, guarderías, comedor popular, talleres de
oficios, instalaciones deportivas y otros servicios dentro de una amplia gama. Muchos de estos
87
P. Martinez: "Associacionisme, participació i pluralitat" en VV.AA.: Primeres jornades sobre el moviment veïnal
Ajuntament de Reus, Reus, 1989.
88
"A Espanya s´ha imposat una dicotomia, per una banda, entre plantejament i gestió (certa participació en el
plantejament proporcionat pels técnics i nul.la a la gestió (...) i, per una altra banda, entre les altres decisions que
comprometen estratègicament els territoris (nul.la participació en autopistes, centrals nuclears, etc.) i petites decisions
que entretenen els moviments associatius (certa participació en les festes locals, etc.)" CERES 1989, op. cit., pág. 26.
79
funcionan con consejos de administración en los que participan representantes de asociaciones
ciudadanas o de otros órdenes de gobierno y en estos se planifican acciones y distribuyen recursos.
Hay que considerar que detrás de la participación ciudadana promovida o coordinada con
instancias de gobierno, el grado de participación es una opción que requiere de una determinada
voluntad política. A pesar de que ". ..no hi ha criteris únics, per part dels partits politics, en el
moment de complir aquest mandat constitucional de fer efectiva la participació ciutadana (...)
degut a la tipologia de la ciutat, a la història dels seus moviments socials o a les característiques
dels seus habitants, però ens inclinem més aviat per una causa més subjectiva com és el tarannà
personal de les persones que governen i fins i tot de les que dirigeixen les associacions" (F.
Píndalo). En el caso de que la voluntad exista por ambas partes requiere de la configuración de un
espacio de concertación que reuna todos los esfuerzos o actores implicados en una situación, el
paso de un modelo vertical de la participación a uno concéntrico, potenciador de una integración de
los recursos existentes tanto en los diferentes niveles de gobierno, como entre los actores sociales
implicados incluyendo individuos capaces e interesados por parte de la ciudadanía no organizada. 89
Evaluación de la participación
A falta de una precisión conceptual sobre el tema pocos son los criterios objetivos y
consensuados para evaluar los procesos participativos, a pesar de que su aplicación ha sido muy
extensa en campos como la educación, la salud, el medio ambiente y el desarrollo comunitario. 90
Mínimamente, quienes pretenden evaluar la participación social o comunitaria mencionan que es
necesario considerar al menos tres elementos: quienes deben participar, la forma como se conduce
el proceso y a qué tipo de desarrollo debe conducir la participación. 91 Algunos autores que se han
encargado de la revisión extensa de experiencias en el campo de la salud, como Teresa Cerqueira y
Daniel Matos de la OPS, han propuesto un esquema de evaluación participativa para aplicar a
experiencias participativas que repasa la variedad de factores involucrados. Emplean como
categorías analíticas: 1) la extensión, referida a qué actores participan y cuales no, los porqué de la
exclusión. 2) La intensidad, que consiste en averiguar en qué y cómo participan los actores en un
proceso participativo. 3) La modalidad, la dinámica y naturaleza del proceso participativo. 4) Su
impacto, la eficacia social en el logro de las metas y en la construcción de ciudadanía y comunidad.
5) la sostenibilidad, equiparable al fortalecimiento de las capacidades de los participantes para
formular y negociar propuestas y continuidad de los procesos participativos. 92
En el caso de la participación ciudadana, cuyo carácter es más bien político que técnico, la
categoría de extensión adquiere el estatuto de la representatividad, que en ocasiones resulta crítica
en vista de la diferenciación social en estratos de diverso tipo, más aún si consideramos que la
misma representatividad de las entidades ciudadanas puede en muchos casos ser mas bien ficticia o
nominal. La evaluación de esta categoría permite analizar en primer término, quienes serían los
89
Un modelo que combina la integración de esfuerzos oficiales y civiles es el PHCR, implementado a nivel nacional,
regional y municipal. Véase A. El Bindari-Hammad y D.L. Smith: Primary Health Care Reviews: Guidelines and
Methods World Health Organization, Ginebra, 1982.
90
Algunos trabajos que versan sobre la evaluación de proyectos y programas participativos son los de M.T. Feuerstein:
Partners in Evaluation. Evaluating Community Programs with Participants. TALC-MacMillan, Londres, 1986; L.
Srinivasan: Tools for Community Participation. A Manual for Trainers in Participatory Techniques. PROWESSUNDP Technical Series, Nueva York, 1990; S.B. Rifkin, F. Muller y W. Bichmann: "Primary health care: On
measuring participation" Social Science and Medicine 1988 26: 931-940 y R.P. Nash: "Measuring social participation"
American Sociological Review 1983 48: 864-873.
91
Organización Panamericana de la Salud: Servicios comunitarios de salud y participación de la población.
Discusiones técnicas de la XXII Reunión del Consejo Directivo de la OPS. OPS. Washinton, 1973.
92
M. T. Cerqueira y D. Mato: "Evaluación participativa de los procesos de participación social en la promoción y el
desarrollo de la salud" en J. A. Haro y B. de Keijzer (coords.): op. cit. 1998, págs. 21-63.
80
actores sociales mínimos a involucrar en un proceso participativo de tipo territorial o sectorial. 93
¿Quienes participan, quienes no y por qué? ¿De qué forma se han incorporado? ¿Qué tipos de
intereses representan? ¿En qué medida cuentan con el apoyo de otros actores? De qué manera la
convocatoria institucional limita o favorece la participación de los distintos actores? ¿Llega ésta a
todos los interesados? . El criterio general insta a convocar cada vez a más personas para que
participen en el análisis de los problemas y la elaboración de planes y acciones para resolverlos y
responder a las necesidades sentidas de la población; sin embargo, en virtud de la pertinencia
técnica el tamaño de los grupos o estructuras de participación no constituye en sí algo fijo, en este
caso atañe a consideraciones tanto de orden político como técnico. El modelo enfatiza que en el
diagnóstico y la planificación de actividades deben participar representantes de todas las
instituciones gubernamentales, de todos los sectores y organizaciones comunitarias implicadas. Ver
Cuadro II.3.
Cuadro II.3
Esquema para la evaluación de experiencias de participación social
CATEGORÍAS ANALÍTICAS
VARIABLES DE ANÁLISIS
•
EXTENSIÓN
*
Qué actores participan, cuáles no participan y porqué
•
INTENSIDAD
*
En qué y cómo participan los actores
•
MODALIDAD
Dinámica y naturaleza del proceso participativo.
•
*
•
*
IMPACTO
Eficacia social en el logro de las metas de salud y en la construcción de ciudadanía y comunidad.
SOSTENIBILIDAD
Fortalecimiento de las capacidades de los participantes para formular y negociar propuestas y continuidad de
los procesos participativos
Fuente: Maria Teresa Cerqueira y Daniel Mato: J. A. Haro y B. de Keijzer (eds.): Participación comunitaria en salud.
Evaluación de experiencias y retos para el futuro El Colegio de Sonora- Organización Panamericana de Salud,
Hermosillo, 1998.
La segunda categoría se refiere a la intensidad de la participación porque se trata de
examinar en qué momentos y en qué aspectos de la planificación y la programación intervienen los
ciudadanos. Comprende el análisis de cómo y en qué participa la comunidad o sus representantes a
la hora de identificar y priorizar problemas y necesidades, la elaboración de planes de acción, la
ejecución de las actividades y tareas, el monitoreo y la evaluación. Requiere por parte del evaluador
conocer el marco global del proceso de toma de decisiones e identificar la pertinencia de introducir
elementos participativos. No siempre resulta lo más adecuado en términos de efectividad, debido a
que gran parte de las decisiones poseen cada vez más la necesidad del recurso técnico o porque no
se cuenta con el tiempo o las personas capacitadas para conducir un proceso participativo. En todo
caso requiere tener muy claro por parte de promotores y participantes qué tipo de decisiones son las
que les competen como organismo ciudadano, evita muchos conflictos y frustraciones. Merece
93
"Un actor social, es un individuo, grupo, organización o institución, que actúa en representación de sus intereses con
el propósito de satisfacerlos. Cada actor cuenta con cierta posición y cantidad de poder, dentro de un contexto de
relaciones y sistemas complejos de interacciones, para satisfacer sus intereses (formular y negociar las propuestas de
salud) lo cual depende de la capacidad y oportunidad que cada actor posee para lograr sus intereses, en relación con la
capacidad y oportunidad de otros actores". M.T. Cerqueira y D. Mato: op. cit. , pág. 38.
81
determinar críticamente que actores han de participar en la detección de problemas y necesidades,
la elaboración de propuestas, el establecimiento de prioridades, concertación de acciones y
recursos, planificación, toma de decisiones y seguimiento de las actividades.
La tercera categoría señala la modalidad y naturaleza de esta participación, hace referencia
al proceso de planificar y programar acciones en forma conjunta, entre personas que representan
diversas instituciones y organizaciones comunitarias. ¿Cuáles han sido las formas de participación
de los diferentes actores? , ¿Existe una estructura jerárquica que contradiga el ideal participativo de
la experiencia?, ¿Se otorga y exige el suficiente nivel de información adecuado para que los
participantes tengan un control sobre el proceso?, ¿Cómo se ejerce la toma de decisiones?, ¿Están
claros los criterios, existen normas, se cumplen?. ¿Se evaluan y supervisan las experiencias?,
¿Quiénes participan en la evaluación?. En el caso del nivel local, Fernando Píndalo menciona: que
la "...millor manera de plantejar la participació ciutadana a la gestió de les ciutats és sobre la base
que els governs locals assenyalin estratègies i plans d´actuació clars i transparents i que les
associacions ciutadanes, dins el seu àmbit de competència, cerquin els mecanismes per fer el seu
propi projecte tot cercant els punts de contacte amb els governs locals". 94
La cuarta categoría comprende el análisis de la relación entre la extensión, intensidad y
modalidad de la participación y el grado de cumplimiento de las metas. A esta categoría le hemos
llamado impacto. ¿Cuál ha sido el impacto de estas experiencias? Se considera que la participación
en la cogestión del desarrollo es a la vez medio y fin. Medio, porque en la medida en que participen
nuevos actores las metas propuestas serán más pertinentes y, en consecuencia, deberá aumentar la
viabilidad e impacto de las acciones para alcanzarlas. Fin, por cuanto la participación en todas las
fases de los procesos sociales que promueven el desarrollo genera bienestar, confianza y autoestima entre quienes participan. En consecuencia, se evalúa la participación social en la cogestión
como medio y como fin, examinando la naturaleza de los procesos de participación social, la
continuidad y maduración de estos procesos y su impacto frente a metas concretas. ¿Ha contribuido
este proceso a lograr metas propuestas por la comunidad, y a la construcción de una sociedad más
democrática?,¿Ha contribuido al desarrollo de capacidades de formulación de propuestas de la
comunidad? ¿De qué maneras han contribuido las instituciones a construir capacidad en los
actores?, ¿A abrir escenarios y oportunidades para la maduración y continuidad de los procesos
participativos?, ¿Se mejoran las condiciones de los grupos vulnerables, se establecen prioridades
por riesgo?, ¿Se logran medidas de protección del ambiente, agua limpia-potable, eliminación de
basuras y desechos, áreas verdes, contaminación del aire?, ¿Se logran pactos sociales? ¿Se logran
acciones intersectoriales y compromisos concertados? ¿De qué manera se reconocen y fortalecen
los valores de solidaridad y otros valores éticos y morales?
La quinta categoría, la sostenibilidad, se refiere a la continuidad de los procesos, más allá
del tiempo de duración de cada proyecto específico. Tiene que ver con la capacidad de negociar y
participar en las decisiones de las personas. Se relaciona con el manejo de los recursos y la
continuidad de los escenarios. La participación social y la equidad se desarrollan en la medida en
que se avanza en la construcción de ciudadanía y la creación de comunidad..¿Parecen estas
experiencias destinadas a ser durables o sostenibles?. ¿Han adquirido los actores capacidades y
destrezas para formular y negociar propuestas que cabría esperar que mantendrán en el futuro?,
¿Para participar y tomar decisiones sobre la planificación de actividades, la implementación y
evaluación de los programas?, ¿Qué tendencias en el tiempo y continuidad de los procesos se
observan?, ¿Qué avances se han observado hacia la institucionalización de procesos concertados,
negociados y basados en relaciones de reciprocidad?, ¿Los actores ciudadanos tienen oportunidades
para influir en las políticas públicas, compromisos y acciones para el bienestar colectivo?, ¿Se
mantienen los escenarios y se dieron nuevas oportunidades?, ¿Se logra continuidad en los procesos
participativos?.
94
op. cit, pág. 126.
82
Partiendo de que participación ciudadana puede ser tanto aquella que surge como iniciativa
al interior de los grupos sociales, como la que puede ser despertada por un agente o proceso
externo, hay que considerar que exige lugares de encuentro y diseño de mecanismos para la
deliberación y la concertación de propuestas. 95 Por su mismo formato y objetivos es crucial que los
participantes en las experiencias puedan decidir sobre la composición del grupo y que comprueben
que sus aportaciones al proceso tienen impacto en la transformación de su realidad. Exige formas
de relación, de coordinación, de integración y asignación de compromisos; capacidad para
deliberar, dialogar, acordar. El proceso participativo requiere la constante resolución de conflictos y
necesita la formación e incorporación de actores sociales. Por todo ésto, requiere de la previa
capacitación, que ciertamente puede ser aprehendida dentro del mismo proceso cuando los
objetivos iniciales estan claros y se asumen las consecuencias inesperadas.
Se reconoce que introducir el aspecto de la participación comunitaria, en cualquier proyecto
de investigación y/o desarrollo, es iniciar un proceso laborioso y conflictivo que requiere de un
esfuerzo deliberado, conciente, persistente y continuo. La participación comunitaria implica
avances y retrocesos, puesto que avanza en un proceso no delimitado por un marco prediseñado,
sino a través de una dinámica propia que involucra a los actores, los recursos existentes y el
contexto donde este proceso discurre. Esto exige que ante un proyecto de participación comunitaria
se flexibilicen las posturas mentales, se asuma una actitud autocrítica y se evalúe el proceso para
identificar los obstáculos posibles. 96 ¿Qué es lo que hay que hacer para que la población participe?.
Como algunos señalan, quizás no sea verdad que los ciudadanos no quieran participar sino que no
existan los mecanismos adecuados. ¿Cuál es el papel que debe tener un promotor de la experiencia
participativa?, ¿El tipo de organización, los rituales de interacción, los símbolos que aseguran el
tipo de participación que se quiere impulsar?. Debido a que estos y muchos otros factores
responden a aspectos ciertamente contextuales, de variable local, seguramente no constituyen
preguntas que puedan responderse en forma general sino solamente referenciada a casos concretos
y estudios empíricos señalando con esto la necesidad de introducir procesos de evaluación e
investigación en los procesos participativos. 97
95
Entendiendo por deliberación la co-elaboración de un conocimiento sobre la situación, que incorpore los puntos de
vista de la comunidad y de los técnicos; y por concertación, el proceso de lograr acuerdos entre los distintos actores
para elaborar y decidir sobre alternativas de solución a los problemas encontrados. O. Nirenberg y N. Perrone:
"Organización y gestión participativas en los sistemas locales de salud" Bol Of Sanit Panam 109 (5 y 6) 1990: 474-487
96
O. Nirenberg y N. Perrone: op. cit.
97
Ver al respecto la evaluación de experiencias en J.A. Haro y B. de Keijzer (coords.): op. cit., 1998.
91
Capítulo III
Les arrels històriques: España, Catalunya y una vila anomenada Reddis
Entrar en el tema de la política local amerita a nuestro ver de una previa
excursión por los antecedentes históricos, tanto en la constitución política del Estado
Español, como en la configuración del ámbito territorial donde se ubica nuestro estudio,
aludiendo a su pertenencia histórica al Principat de Catalunya y a su particular
trayectoria dentro del proyecto de España. Este ejercicio de hurgar el pasado para
ayudarnos a abordar el presente se inscribe para nosotros como una tarea necesaria,
parte sustancial de empeño; en tanto nuestra investigación sobre la posible participación
de los ciudadanos en un municipio como el presente, parte de considerar que en el
contexto de esta cuestión confluyen factores de arraigada forja que resulta preciso
explorar para apreciar los procesos que subyacen tanto en la actual cultura política de
los ciudadanos como de la estructura de sus sistemas políticos. Algunos de estos
factores siguen pesando en el espectro político y cultural en que operan los municipios
y demás niveles de gobierno del actual Estado Español de las Autonomías. Nos ofrecen
pautas para analizar la(s) actual(es) cultura(s) civil(es) y política(s) que hoy estructuran
aquí un determinado concepto de ciudadanía y un modo de gestionar los intereses
públicos, la evolución en la relación entre gobernantes y gobernados que ha tenido lugar
en este espacio.
Es cierto que buena parte de las instituciones que se expresan hoy en día en el
espacio público reusense tuvieron su origen en la Baja Edad Media, cuando se configuró
como territorio catalán el Camp de Tarragona en la reconquista cristiana que liderearon
los condes catalanes en el siglo X. Se establecieron entonces las bases de la
organización municipal del Principado, coincidiendo con el surgimiento de Reus y su
consolidación como plaza comercial. No obstante, hay raíces de su organización social
y política que proceden de tiempos mucho más remotos a su conformación como
ciudad, pues, cuando surgió como núcleo poblacional de la Catalunya Nova ya se
habían ensayado varios usos y costumbres sobre la forma de gestionar los intereses
públicos en los condados catalanes, basados en normas heredadas de sistemas de
gobierno anteriores. Así mismo, resulta evidente el influjo de factores culturales
diferenciales gestados en el paso de la edad antigua a la moderna, cuando se desarrollan
diferenciadamente del latín vulgar las lenguas romances (entre ellas el catalán y el
castellano o español) al tiempo que tiende a homogenizarse con el predominio del
cristianismo, un hecho que hará que los diferentes pueblos de la península entren en la
orbita europea y occidental.
Es interesante señalar que algunos de los factores que han caracterizado
popularmente a Reus, frente a una Tarragona levítica y conservadora (“a Reus marxen i
a Tarragona enganxen” dice una frase local para ilustrar el vanguardismo reusense en
la locomotora del progreso), son su progresismo político y una particular iniciativa para
la expansión económica, que vienen quizás de tiempos muy lejanos. Configurando una
rivalidad emblemática que caracteriza a estas dos ciudades, relacionado estrechamente
con la capitalidad tradicional de Tarragona en varios niveles y momentos, y el
establecimiento precoz de Reus como un espacio económico y social alternativo con
área de influencia propia, que entraría en competencia con intereses tarraconenses,
siendo históricos frecuentes conflictos entre las autoridades locales y otras entidades,
aunque también cabe señalar la unión y solidaridad entre estas y otras ciudades en
variados momentos. Podemos suponer que esta rivalidad simbólica ha influenciado
para que Reus se haya decantado en numerosas ocasiones por iniciativas y opciones
políticas distintas a las de Tarragona. Pero también, por las intensas relaciones con
92
movimientos surgidos en otros contextos, donde lo local siempre ha permanecido
fuertemente determinado por su pertenencia a niveles más amplios, siendo el ámbito
catalán y el español los de mayor influencia secular. Y aunque lo local en la historia
reusense ha producido hechos históricos notables, estos han ocurrido en una ciudad
donde las influencias políticas y culturales externas han sido siempre muy relevantes.
Un espacio permeable ha sido la cuna de Reus, abierto ancestralmente al mundo, al
intercambio cultural y a la difusión de nuevas tecnologías e ideologías, como
corresponde a un territorio aledaño a un mar-red como el Mediterráneo. En una
península como la ibérica que ha sido tierra conquistada y de conquistas, puente entre
mundos variados y crisol o melting pot de cien culturas.
Este repaso por la historia hispana, catalana y reusense nos servirá para abordar
una compleja problemática, que es la referida a la relación entre catalanes, “españoles”
y otros pueblos peninsulares agrupados hoy bajo la entidad que representa el Estado
Español. 1 Son aspectos que estimamos especialmente pertinentes porque el estudio trata
sobre una ciudad catalana como lo es Reus, donde las particularidades políticas y
culturales locales en buena medida se han desarrollado, al menos desde el siglo XIX, en
una suerte de tensión motivada por la pertenencia de Cataluña a España. Algo que hace
a veces dudoso el significado de términos como nación, pueblo, comunidad, patria,
cultura, país, los cuales no tienen siempre una acepción única en esta parte de la
península ibérica, quizás porque aluden a condiciones aceptadas acaso a medias por ser
reales, más no necesariamente ideales; pero también, porque estas palabras aluden a
identidades diferenciadas en el seno de esta polémica nación que hacia el exterior
simula constituir una unidad, cuando en su interior incuba una pluralidad de entidades
identitarias alternas o rivales, colectivamente compartidas y en buena medida
celosamente inculcadas, generando lealtades en diferente escala y mixtura,
traduciéndose en propuestas y sectores políticos diferenciados. Por estos y otros
motivos que iremos aludiendo, consideramos que así como necesitamos conocer el
pasado al modo de una genealogía o historia clínica que reconstruya diacrónicamente
nuestro objeto de estudio, en este caso particular que es el ámbito reusense de lo
político, planteamos que no puede entenderse Reus sin comprender lo que es Cataluña;
como tampoco es factible teorizar sobre Cataluña sin referencia a España. Es un aspecto
que merece un excurso previo a la entrada en materia, intentando en los siguientes
párrafos sintetizar una interpretación personal sobre este candente asunto.
Y concientes de esta toma de postura que representa el afirmar, bien podemos
aquí afirmar que, aunque su unidad sea frecuentemente puesta en tela de juicio por
algunos, o defendida con pasión por otros, en tanto no suceda otra cosa, España es hoy,
sin duda, un estado nacional compuesto por varios pueblos que poseen una base
territorial ganada por derecho histórico entre los siglos XII y XV. Algunos tienen una
lengua propia, y, desde luego, todos sustentan una cultura diferenciada, que se expresa
1
Aunque, en este asunto, cabe adelantar que aquí nos estamos refiriendo a procesos sociales con
traducción política que toman como referente una identidad étnica diferenciada de la hispana. Identidades
que no siempre se han manifestado de forma exclusiva o antagónica en esta península, con lo cual
estamos aludiendo a grados distintos de pertenencia subjetiva entre una población que siempre ha
mantenido altas dosis de mestizaje, y que hoy tiende a ser mucho más rica y compleja como efecto del
incremento de la inmigración, tanto del interior del Estado hispánico como del extranjero. No obstante,
indagar la configuración diferenciada de las culturas o pueblos que configuran el actual territorio de la
Corona Española, nos permite situar sectores de interés que hoy constituyen ejes de participación política.
Estos se alternan, mezclan o compiten con otras voluntades que constituyen en España el eje llamado
“nacionalista”, para indicar la existencia voluntades que desde distintas atalayas reclaman la
consideración de su condición como pueblo diferencial, algo que se aprecia con particular vigor en el caso
catalán, pero también en el vasco y menos en el gallego.
93
en mitos, costumbres, comidas, bailes y otros símbolos de arraigo, lo cual es cierto
sucede tanto respecto a sus propias identidades “nacionales” como a tradiciones
acotadas a regiones y localidades. Pero también por el cultivo de una memoria histórica
que hoy tiene quizás como principal referente diferencial, la lingüística; sin soslayar la
autonomía política que tuvieron muchos de estos territorios como condados o reinos, en
la ficción de una soberanía popular que aún es inédita. Que actúa como referencia en
procesos políticos y culturales diferenciales configurando en Cataluña una cultura muy
particular, expresando un sabor de vivir y entender la vida que a veces puede ser difícil
de describir o apreciar desde una perspectiva externa. Y aunque es algo que al interior
de casi cualquier estado nacional se manifiesta en el tenor de una “patria chica”, pero
que generalmente tiende a sumarse a otros sentires más amplios para asumir intereses
colectivos que pueden obviar lo cultural regional. De esta forma es usual que un
ciudadano común de cara al exterior olvide su terruño más inmediato para adherirse a
otra identidad nacional más amplia.Lo cual no excluye otro tipo de identidades alternas
que se expresan en torno a otros de punto de referencia individual o grupal, como
pueden serlo el sexo, las preferencias sexuales, la lengua, la religión o cualquier tipo de
convicción compartida al margen de la etnicidad, una noción que hoy es cada vez
menos biológica y más ideológica, que pervive como arcaica supervivencia en diversas
manifestaciones políticas, pero que mantienen una particular relevancia en lo cultural.
No obstante que este esquema de España como nación plural parece sencillo de
asimilar, debemos aclrqr que no es raro aquí que una proposición tan ajustada genere
virulentas polémicas e intensos debates entre quienes defienden la unidad de España
resaltando las características comunes de los hispánicos, y quienes destacan con no
menos furor el particularismo de otros pueblos que componen esta polémica “nación de
naciones”, lamentando el carácter colonizado de su existencia bajo el proyecto
españolista de la Corona, o de los intereses económicos y políticos vigentes en el Estado
Español. Aquí, con diversos grados y a según donde y cuando, se mantiene y fomenta
una identidad diferenciada de la hispana, con la existencia de sectores que reclaman
mayor autonomía política y el reconocimiento de sus diferencias culturales, llegando a
postular el consiguiente derecho a la autodeterminación, la soberanía e incluso a la
independencia, pues el formato actual que ofrecen la monarquía parlamentaria y el
Estado Autonómico les parece insuficiente.
Todo esto nos lleva a considerar que España es, según se vea, una nación
pluriétnica o, también, un puñado de pueblos vecinos a los que históricamente se les ha
impuesto un modelo de conquista, y que este ha sido de naturaleza más dinástica que
propiamente nacional, aunque como ideología cabe identificar la presencia de un
nacionalismo político españolista desde el siglo XIX, coincidiendo con los
nacionalismos llamados “minoritaríos”. Equivale a distinguir en su forja un proceso
complejo entre fuerzas centrífugas y centrípetas que ha operado históricamente y que
sigue vigente hoy. Un modelo en el que se genera una identidad que opera
cohesivamente hacia el exterior, mientras se mantienen al interior otras identidades que
pueden manifestarse en forma complementaria u opuesta, generando diferentes
esquemas de lealtades. Por esto, para algunos autores, debe definirse a España como un
“modelo de competencia múltiple etnoterritorial y asimétrico”, un estado nacional
compuesto “de textura federal”, que incorpora diversos grados de “pluralidad
etnoterritorial interna”. 2 Lo cual en visiones alternativas (como el catalanismo radical)
no sería sino un eufemismo para descalificar discursos subordinados, como los
diferentes independentismos.
2
L. Moreno: La federalización de España. Poder político y territorio Siglo XXI, Madrid, 1997.
94
Por todo esto, no es raro encontrar en este y otros lados de la península que la
idea misma de España sea puesta en tela de juicio. No obstante, a pesar de que las
discusiones sobre lo que debe entenderse por España continúen vigentes (si una nación
unitaria, la idea de una dinastía, una federación republicana innominada, comunidad
imaginada, proyecto hegemónico impuesto por Castilla, una monarquía sui generis o
una patria en mosaico), en la práctica poco se alega sobre la realidad empírica que
representa hoy el Estado Español como la institución política que articula el territorio
donde ejerce sus potestades. Aunque no lo hace en forma exclusiva, pues comparte el
poder político formal con otros actores institucionales que han emergido con la figura
del Estado de las Autonomías. Entender lo que hoy es España implica diferenciar este
término del que representa el apelativo del Estado Español. Distinguir dos procesos que
han transcurrido más o menos aparejadamente en la historia de ambos conceptos: la
formación de la nación hispánica en términos de identidad o carácter nacional, algo aun
poco acabado y tampoco del todo consensuado; y por otro lado, la configuración
propiamente del Estado, que surgió aquí históricamente de forma lenta aunque muy
precoz, basada en experiencias anteriores de organización social vividas en las tierras
que hoy son hispánicas, tanto imperiales de la antigüedad como de los pequeños reinos
o de las ciudades-Estado del medioevo. Son procesos diferentes, aunque en España han
estado siempre muy ligados por ser sus comunidades sociales y políticas herederas del
derecho romano y tener por religión hegemónica a la católica. La lenta configuración
que pudiera haber tenido una conciencia hispánica fue algo que se basó en el carácter
cristiano de la reconquista, el posterior papel de la Inquisición y las expulsiones étnicas.
Y no obstante el mestizaje racial que promovieron guerras y migraciones,
colonizaciones y franquicias, el proceso histórico vivido en la península hasta el siglo
XV significó la conformación de diversos núcleos poblacionales que, aunque
compartieran condiciones similares derivadas de su condición de súbditos de sucesivas
coronas (diferenciadas al interior por la pertenencia a grupos sociales), mantuvieron una
lengua y una cultura propia, no surgiendo como propuestas políticas alternas a las
españolistas sino hasta el siglo XIX, si bien, en períodos anteriores, como podremos ver,
la permanencia de los fueros y otras demandas autonomistas mantuvieron una presencia
determinante para negociar diversos ordenes políticos hasta el inicio de la dictadura
franquista, que por más de cuarenta años intentaría por la fuerza unificar lo quedaba de
España.
En el primer proceso al que nos referimos, el de la identidad nacional, merece
señalarse que si bien puede hablarse de heterogeneidad étnica para el caso español,
ciertamente esta es una característica que comparten todos los pueblos que habitan esta
península, siendo el mestizaje lo que predomina y la pluralidad genética o racial lo que
es más común encontrar aún al interior de pueblos, como el catalán o el gallego, donde
se encuentran gentes de cien mil raleas. A pesar de las conjeturas de Sabino Arana para
el caso vasco, no existe un genotipo o fenotipo particular que distinga a cada uno de
estos, no siendo aceptable una fundamentación biológica. No obstante, hay que anotar
que el actual concepto de etnicidad, que se decanta del de “raza”, permite que pueda
hablarse de diferentes pueblos en la España actual, reconociendo que estos agregados
humanos históricos o culturales (pueblos, etnias, naciones) se caracterizan sobre todo
por un conjunto subjetivo de creencias, actitudes y valores compartidos (lengua,
religión, folklore, mitos sobre el origen, sentido de pertinencia comunal y referencias
simbólicas respecto de un territorio), así como por el reconocimiento externo de sus
diferencias, y muy especialmente, por su voluntad colectiva de “andar juntos”,todo lo
cual puede interpretarse como una noción que puede -o no- basarse en diferentes
referentes pues ningún criterio es absoluto, pero que en el caso que nos ocupa nos
95
interesa sobre todo porque tiene trascendencia y expresión política, y que, en el caso de
identidades que han sido impuestas de forma histórica, como la española, con diversas
salvedades, operan como formas de autoidentificación o referencia a un colectivo al que
se pertenece que son fomentadas y mantenidas tanto desde la forma estatal como de una
cultura enraizada que reproducen diversos sectores poblacionales. 3
A falta de un criterio sólido, que a nuestro ver es un hecho consustancial por
referirse a procesos muy dinámicos y cambiantes como son la identidad y la etnicidad,
en todo caso aluden a la aparición y formación de un sentimiento de identidad nacional
que pudiera justificar la aparición de una identidad hispánica, aun cuando esta operara
hacia el exterior de los reinos peninsulares y se combinara con otras identidades
subnacionales y regionales diferenciadas pero inclusivas. El caso es que para el caso de
España y lo español, esto ha sido objeto de muy diversas lecturas, y así no han faltado
hispanistas que ubican el germen de lo hispano ya desde tiempos ibéricos o romanos,
visigodos o islámicos; para otros, no puede hablarse de la existencia de España como
nación hasta antes del siglo XII por el papel fundacional que implicó la reconquista. O
el XV, por la unión de Castilla y Aragón y la toma de Granada que culminó con la
cristianización de los reinos peninsulares y el descubrimiento y eventual expansión de la
Corona de España hacia América. O hasta la Guerra de Independencia a inicios del XIX
cuando se concretan acciones ciudadanas más o menos unificadas frente al invasor
francés, pero cuando también surgen expresiones políticas y culturales diferentes de la
española, muchas de las cuales se planteaban con una base más regionalista que
propiamente nacionalista, otro término problemático y difícil de precisar, cuyas
expresiones han ido del reclamo de competencias de autogobierno a las actuales
revisiones de los Estatutos de Autonomía que se negocian políticamente en Cataluña y
el País Vasco. 4
Merece recordarse que el nacionalismo como idea esencialista, la nación como
entidad histórica y abstracta es una secuela de la Revolución Francesa que surge como
invención política y literaria entre los siglos XVIII y IX, condicionada por las
desigualdades producidas por la revolución industrial. En todo caso, hay que considerar
que en Europa la nación como concepto es una herencia medieval cuando natio y lingua
comienzan a ser equivalentes. 5 Acceder a la comprensión de lo que hoy se entiende por
España implica diferenciar entre el llamado “nacionalismo mayoritario” o españolista,
una ideología que se sustenta en una supuesta identidad colectiva históricamente forjada
3
Algunos trabajos antropológicos sobre el tema: F. Barth (comp.): Los grupos étnicos y sus fronteras
FCE, México, 1987; J. Caro Baroja: El mito del carácter nacional, 1970; R. Reminick: Theory of
ethnicity: an anthropologist perspective University Press of America, Lanham, 1983;.A.D. Smith:
National identity Penguin, Londres, 1990 y J.J. Pujadas: Etnicidad. Identidad cultural de los pueblos
Eudema, Madrid, 1993. Interesa aquí señalar que la definición de nación como etnia o pueblo no coincide
necesariamente con su expresión política (nacionalismo) o su institucionalización en la forma de un
Estado nacional. Considerar los criterios que definen términos como nación, estado, región, etnia, pueblo,
cultura, etc., resulta particularmente problemático en el caso de España, en tanto su heterogeneidad
geográfica y cultural y la compleja trayectoria histórica de las regiones y naciones que la componen. En
todo caso, cabe aquí señalar que la noción contemporánea de etnicidad -como un constructo socialconsidera que la autopercepción de la identidad grupal es un criterio decisivo, especialmente cuando se
articula en movimientos etnoterritoriales, y no tanto en la expresión de su soberanía o autogobierno.
4
Interesa distinguir el concepto de regionalismo como una manifestación cultural o política que no
implica el mismo grado de compromiso afectivo o intensidad de adscripción que el nacionalismo, pero
que también reclama competencias o prestaciones para un territorio más acotado dentro del estatal.
5
Para una discusión sobre el tema ver J.R Llobera:El dios de la modernidad El desarrollo del
nacionalismo en Europa occidental Anagrama, Barcelona, 1996; A. De Blas Guerrero: Nacionalismos y
naciones en Europa Alianza, Madrid, 1994; E.J. Hobsbawn: Nations and nationalism since 1780:
programme, myth and reality Cambridge University Press, Cambridge, 1990; E. Gellner: Cultura,
identidad y política Gedisa, Barcelona, 1989.
96
a través de la cultura y los símbolos hispanos; y, por otro lado, los llamados (desde el
centro) “nacionalismos minoritarios” o “periféricos”, que fomentan una identidad
propia. Que se expresan en forma alterna a la española, a veces de modo indiferente o
incluso hostil a ésta, pero que tiende hoy a ser complementaria. En todo caso, la
paradoja de Rusell que tiene cautiva a esta nación-red que es el Estado Hispano (la
confusión entre una clase y sus miembros), constituye un panorama que mantiene vivos
los conflictos centro/periferia y hace de éstos, ejes de organización y movilización
social-política, lo cual se ha registrado desde inicios del siglo XIX, al menos, en
Cataluña, Galicia y el País Vasco (Euskadi). Los nacionalismos diferenciados se
encuentran hoy vigentes casi en cualquier rincón del país, aunque con muy diferentes
grados y tenores de intensidad. 6
A pesar de que la historia de España abunda en períodos absolutistas en los que
se ha impuesto la unificación administrativa o cultural a todo el país, bien puede
afirmarse que una constante que se verifica como tendencia (al menos desde fines del
primer milenio) ha sido la búsqueda de la unidad peninsular dentro de un marco general
pactista, en el que se suceden diferentes fórmulas de acomodo o integración respecto a
las particularidades sociopolíticas regionales. 7 La “pauta foral”, que respeta regímenes o
dispositivos de autogobierno en forma diferencial, va a ser la otra cara de la moneda que
intenta secularmente forjar la nación española, con una especial trayectoria, en la que
algunas de estas regiones o naciones periféricas internas -en determinados momentosgozaron de autonomía e incluso de soberanía política. El pacto unificador y la
persistencia de fueros serán el binomio que recorrerá la historia hispana bajo diversos
formatos, no sin conocer múltiples (y traumáticos) períodos de imposición de la unidad
y la consiguiente abolición foral en varios puntos del territorio.
La pugna por la soberanía (el atributo de un Estado a ejercer la administración y
el gobierno internos y a ejercer su autoridad sobre determinado territorio o población)
va a ser otra constante que se registra en la forja del Estado español, documentándose
diferentes momentos en su largo sendero. Desde buscar la articulación de las diferentes
tradiciones culturales y políticas, hasta períodos en que se promueve o decreta su
anulación para imponer un orden unificado, lo cual va a tener por otra parte numerosas
acepciones y distintos criterios a lo largo del proceso: la imposición de la unidad
religiosa, cultural o lingüística, que acompañan en algunos tramos a la homogeneización
fiscal, legislativa, judicial y administrativa del territorio “desde arriba”, aunque quedan
siempre ciertos nichos y resquicios que luego se llamarán derecho consuetudinario,
fueros o conciertos económicos.
La Dura tellus Iberiae: el substrato étnico y geográfico
6
La literatura es bastante abundante y polémica, siendo algunos estudios publicados loss de J. Solé Tura:
Nacionalidades y nacionalismos en España. Autonomías, federalismo, autodeterminación Alianza,
Madrid, 1985, J. Juaristi: Vestigios de Babel. Para una arqueología de los nacionalismos españoles Siglo
XXI, Madrid, 1992; y de E. Lluch: Las Españas vencidas del siglo XVIII Crítica, Barcelona, 1999.
7
Según Richard Fletcher “España ha sido siempre un país de marcada tendencia a la escisión, en el que la
autoridad política central ha tenido grandes dificultades para imponer su voluntad a las distintas
provincias. Esto no se debe a ningún carácter que pudiera tildarse de terca obstinación u orgullo. Se debe,
simplemente, al tamaño y configuración física de la península” R. Fletcher: The quest for the Cid, citado
por I. Gibson: op. cit, pág. 20. Ver el estudio de A. Carretero y Jiménez: (1980) Los pueblos de España
Hacer, Barcelona, 1992, para la interrelación entre geografía e historia en la conformación de los pueblos
españoles. Señala las incongruencias de la división autonómica actual para algunas autonomías desde un
punto de vista histórico, geográfico y cultural, siendo uno de los más fragmentados y artificiales las dos
Castillas.
97
La dificultad en definir España estriba quizás en que su construcción como
estado unificado y como cultura nacional es, aun hoy, el producto pendiente de un
proceso histórico que no ha sido unidireccional sino muy accidentado. Que quizás no
esté aún del todo completado, como lo sugiere la persistencia de movimientos políticos
independentistas de muy diverso signo, en su seno, hasta hoy en día. Y es que, más que
una pulcra y nítida genealogía, el devenir de lo hispano y su gobierno simula ser un
remolino de voluntades contrarias, conjugando en su caótico devenir como nación una
serie de transformaciones y matices, cuya evolución parece ser, antes que lineal (en un
sentido acumulativo o exponencial), el resultado inacabado de un ancestral partido de
ajedrez. Signada su historia por una sucesiva saga de alianzas y reconquistas, de
usurpaciones, conspiraciones, incorporaciones, pérdidas y reacomodos reales e
imperiales. Con una trayectoria de recomposiciones territoriales que abarcan cuatro
continentes y más de quinientos años, o de dos mil, según donde se ubiquen los orígenes
de este collage de naciones que han conformado -voluntariamente y no- a España, un
asunto a todas luces controvertido pues implica definir que es o que entendemos por
hispano y por España, y si es posible o no hablar de una nación española.
Y si estas cosas mantienen cierta relevancia al interior de lo que hoy es el estado
Español, digno es señalar que nada hay más alejado de la realidad empírica que una
España homogénea, como de lo hispano o de lo que hoy constituye el Estado Español,
algo que se mantiene como una imagen que se promueve en el exterior. El concepto de
lo hispano, en todo caso, parece que fue algo que se fraguó lenta y vagamente durante la
Alta Edad Media, como lo demuestra la aparición de las voces Spanie, Hispania,
Regnum Hispaniae, Yspanie, Hispanie Rex, Espanna y Espanya en varios documentos
históricos. Expresaba hacia el exterior un dominio de carácter territorial y político
superior a los reinos peninsulares particulares, originado quizás ya bajo el período
visigodo, si bien la voz latina es posiblemente de origen ibérico: “tierra en la que
abundan los conejos”. 8
Desde épocas medievales la idea de Hispania sería utilizada con fines
ideológicos por las sucesivas dinastías monárquicas para acuñar la ambición utópica de
un reino ibérico único bajo su control. Independientemente de esto, no hay que soslayar
que el mestizaje se dio seguramente desde épocas muy tempranas, cuando la población
ibérica (de origen local o africano), disgregada en diversas tribus, se mezcló con los
celtas que ocupaban el norte y oeste de la península, dando origen a una población
llamada celtibérica, que se considera el núcleo indígena del territorio que después sería
llamado hispánico por los romanos, una voz que inicialmente aludía solamente al
accidente geográfico de la península. Esplendores, transiciones y decadencias ungidas
en su nombre, marcadas por diversos hitos de un largo proceso de construcción
nacional, que ha implicado profundos cambios en la organización territorial y la
evolución (multilineal y discontinua) de diversas formas, ensayos y propuestas de
organización social y de gobierno. En todo caso, lo que nos importa aquí destacar es que
a pesar de una trayectoria más bien tortuosa en este proceso, característico –por otra
parte- en la construcción de los estados nacionales europeos desde el medioevo, España
fue una de las primeras entidades nacionales de Europa. 9 Sus diversas unidades
8
Un concepto de España comenzó a acuñarse, según José A. Maravall, sobre todo a partir del siglo XIII,
cuando Alfonso X mandó componer la Primera crónica general de España. No obstante, las primeras
crónicas escritas conocidas sobre la leyenda de la pérdida de España de Don Rodrigo, el último Rey godo,
datan desde el año de 754. J. A. Maravall: España inteligible. Razón histórica de las Españas Alianza,
Madrid, 1985.
9
Con Francia e Inglaterra, otras de las naciones europeas tempranas, donde galos e ingleses lideraron
respectivamente el proceso de construcción nacional en detrimento de otros pueblos minoritarios, jugando
98
territoriales, compuestas por coronas, reinos, principados y señoríos, se incorporaron a
la monarquía hispánica en un momento muy temprano dentro del continente, por lo que
para algunos autores puede considerarse a España “la primera politeya estatal de la
Edad Moderna europea”, con la precisión de que siempre ha sido una nación plural y
diversa, muy alejada del estereotipo foráneo sobre “lo español” como algo unificado. 10
Y es que varios factores propician la diversidad cultural y sociopolítica en este
territorio, que los romanos llamaron Dura tellus Iberiae, la “áspera tierra de Iberia”,
comenzando por el relativo aislamiento continental a causa de su condición peninsular y
por el cerco natural que ofrecen sus sistemas montañosos ( “…esas inmensas murallas
que, de este a oeste, van cruzando España y dividen a sus gentes en distintas etnias”,
como decía un viajero inglés en 1950). 11 La variedad de sus sistemas geográficos, de
extremados contrastes climáticos y paisajísticos, hacen que en ningún otro lugar de
Europa lo ártico y lo tropical se acerquen tanto. Su heterogeneidad configura varios
nichos ecológicos de muy diferentes recursos y potenciales económicos, favoreciendo
las diferencias culturales, el localismo y la desigualdad socioeconómica al interior del
espacio peninsular, donde las comunicaciones terrestres han sido tradicionalmente
difíciles y de desarrollo comparativamente tardío. No obstante, la geografía ibérica
manifiesta también una vocación de encrucijada por ser el puente entre África y Europa.
Por el mar, por su carácter central entre el Atlántico y el Mediterráneo, y después,
gracias a los avances en navegación, con América y Asia, por las rutas del Pacífico.
Desde tiempos antiguos su ubicación propició la difusión cultural y el mestizaje, por ser
tierra de paso (la ruta del estaño en la antigüedad) y enclave de acogida para
inmigrantes e invasores, que en sucesivas oleadas colonizarían, o al menos se
aprovecharían intensivamente de los recursos de estos territorios, algo que aprendieron
muy bien los posteriores conquistadores hispanos, y que aplicarían con ahínco en sus
incursiones a tierras ajenas. 12
En nuestra área de estudio, que es esta región meridional de Cataluña, los
orígenes más antiguos en la conformación de sus espacios sociales se han documentando
arqueológicamente con la excavación de lo que parecen ser los primeros asentamientos
el papel que en España habrían de protagonizar los castellanos. X. Beramendi, R. Maiz y X. Nuñez (eds.):
Nationalism in Europe. Past and present Santiago de Compostela, 1994.
10
Siempre y cuando se refiera este hecho a los Estados actuales que perviven, pues en la Baja Edad
Media otras “naciones” o pueblos habían integrado sistemas de organización social y de gobierno más
avanzados que los de los estados nacionales de la edad moderna posterior, algunos de cuyos dispositivos
(como el régimen municipal de Barcelona) serían posteriormente implementados en otros ámbitos del
reino hispano. Para Ernest Gellner el Estado aparece allí donde agentes especializados en la
conservación del orden, como la policía y los tribunales, se han separado del resto de la vida social, por lo
que siguiendo este criterio pueden ubicarse regímenes estatales desarrollados desde la Baja Edad Media,
como fue el caso de territorios como Baviera, Cataluña, Escocia, Flandes, Friuli, Gales, Lombardía,
Occitania, Piamonte y Venecia, cuyos pueblos conocieron plena autonomía política antes de ser
asimilados en sus respectivos estados nacionales. Ver E. Gellner: Naciones y nacionalismos Alianza,
Madrid, 1983.
11
Citado por I. Gibson: España Ediciones B, Barcelona, 1993.
12
Una conocida alusión popular dice que “Europa termina en los Pirineos”, señalando la
“excepcionalidad histórica” de España y su supuesto aislamiento geográfico y cultural con respecto al
resto del continente. Sin embargo, a pesar de las montañas, la historia de las naciones peninsulares guarda
intensas relaciones con el resto de Europa, siendo mayor la influencia de las naciones más cercanas, como
ha sido el caso de Francia. Es notoria también la situación privilegiada de las tierras catalanas en la
península, por ser el canal de acceso al resto de Europa y el Mediterráneo a causa de su estratégica
ubicación. Para una exposición sobre los determinantes geográficos en la historia y carácter de los
diferentes pueblos que hoy componen España ver C. Sánchez-Albornoz: España: un enigma histórico
Edhasa, Barcelona, 1973 y A. Cabo: “Condicionamientos geográficos” en M. Artola (ed.): Historia de
España tomo I Alianza-Alfaguara, Madrid, 1973, págs. 1-183.
99
humanos en esta zona, identificados como pueblos ibéricos de la tribu de los cossetans.
Hacia fines del siglo III a.C. poblaron el Camp de Tarragona, el Penedés y la Conca del
Barberá, dejando muestras de su cultura en lo que después serían Calafell, Dertosa
(Tortosa), Llerda (Lleida) y en Cissa, la actual Tarragona. 13 Tempranamente tuvieron
contacto con griegos, fenicios, etruscos y púnicos, quiénes visitaron e invadieron
sucesivamente la península ibérica dejando su impronta especialmente en costas
mediterráneas. Su aporte genético y cultural fue quizás la continuación de un rasgo que
acaso es estructural en estas latitudes: el de ser tierras mestizas, producto de la mezcla de
diversas razas y tradiciones, crisol de sangres y culturas. Pues este territorio habrá de
recibir ya desde la Edad Antigua la afluencia asidua de personas y bienes materiales,
ideas e influencias culturales de forma intensa y privilegiada en virtud de su ubicación en
un mundo limitado entonces a un hemisferio. Un hecho particularmente relevante en el
Levante, que se intensificó notablemente con los avances en materia de navegación. 14
Cosmopolitismo, comercio, exploración y conquista, son tendencias que se protagonizan
en estas tierras y conforman rasgos que se irán perfilando como punteros del tarannà
catalán como una muestra idónea de un determinismo geográfico e histórico, que en Reus
se mostrará con particular vanguardismo y vigor cuando, más de mil años después, se
constituya en el espacio bajomedieval de la Catalunya Nova.
La invasión romana a tierras ibéricas inició en el año 218 a.C., cuando las tropas
de Escipión desembarcaron en las costas que hoy son catalanas. Implicó la expulsión de
los cartagineses hacia el 209 a. C., y la presencia del Imperio Romano en Hispania por
más de seis siglos, con el consecuente despliegue de una vasta y compleja maquinaria
político-administrativa de corte militar. La romanización de la península implicó la
difusión de la lengua y la cultura latinas, la imposición de un código de derecho común
(en los ramos latino y romano), cuya herencia sería determinante en la conformación
normativa de los reinos europeos meridionales. También, un sistema tributario y penal y
muchos otros dispositivos de organización social, mercantil y sanitaria que serían
retomados siglos más tarde en las ciudades-Estado del medioevo. 15 Varios de estos
13
Aunque según las evidencias arqueológicas no puede hablarse de una unidad política o militar del
territorio peninsular, la cultura celtibérica dejó huellas que fundamentan numerosos rasgos compartidos,
incluyendo estrategias de organización social, de sistemas religiosos y del uso de tecnologías comunes,
del desarrollo de una estética particular, aplicada sobre todo a fines funerarios. El diseño urbanístico de
tipo defensivo de sus poblados no presenta edificios públicos de importancia, pero sí, pequeños santuarios
donde se han rescatado figuras votivas de guerreros, mujeres y animales. A. T. Fear: “España prehistórica
y romana” en R. Carr (ed.): (2000) Historia de España Península, Barcelona, 2001.
14
A la vez que se difunde esta cultura autóctona peninsular, se enriquece con las muy variables
influencias llegadas allende los Pirineos o a través del mar mediterráneo. En el siglo noveno antes de
nuestra era, llegan los fenicios (de origen palestino), quienes fundan Cádiz (“plaza fuerte”) y construyen
sus propios asentamientos a lo largo de la costa mediterránea; luego, los griegos de Marsella, quienes
edificaron la ciudad comercial y alfarera de Ampuries (Emporion “mercado”) en el 575 a.C., y Rhode (la
actual Rosas). Contribuyen a lo que se considera el origen de una organización social autóctona, basada
en el establecimiento de usos y costumbres relativos al comercio, a la labranza, la propiedad de las tierras
y las labores de ganadería. Establecen probablemente jerarquías militares organizadas para la defensa y
conquista del territorio, míticamente representado por el legendario reino ibérico de Tartesos, un Estado
autóctono del que se desconoce su funcionamiento y segura ubicación en lo que hoy son tierras andaluzas.
Los cartagineses construyeron por lo suyo Qart Hadasht (Cártago Nova, la actual Cartagena) y llegaron
también a dominar en la península.
15
El dominio imperial significó, además de la unificación de los ibéricos en Hispania y su transformación
progresiva en hispanorromanos, la expansión de las ciudades y su ordenación, con la adopción de formas
institucionales de gobierno que incluían disposiciones administrativas y de jurisprudencia, religiosas y
militares, de comercio y de sanidad pública. Sin embargo, a pesar de la amplia difusión del latín como
lengua franca no se logró nunca la romanización absoluta de la península por la pervivencia de elementos
estructurales indígenas, lo que era por otra parte manifiesto en los muy distintos regímenes que
distinguían a las ciudades según su distinta potestad.
100
eran relativos al gobierno municipal (curias y magistrados), incluían medidas para
regular las actividades fiscales, ejecutivas, religiosas y militares en las ciudades,
teniendo a la ciudad de Roma como modelo. Institucionalizó un régimen de esclavos y
el culto al emperador, y aunque hubo rebeliones autóctonas, no cabe duda que la
prolongada presencia romana contribuyó a crear cierto sentido común o identidad para
los habitantes de esta península, derivado de la condición de ciudadanos del Imperio a la
que podían acceder los habitantes autóctonos. Para muchos era un privilegio de los
núcleos urbanos donde habitaban o dependía de alcanzar la condición patricia por
méritos personales.
El Imperio dividió varias veces la península en sucesivas provincias senatoriales
e imperiales, siendo Tarragona, la Colonia Urbs Triumphalis Tarraco, la ciudad más
importante en toda Hispania. 16 A nivel local, el dominio romano dejó restos de una
necrópolis en las inmediaciones de lo que hoy es Reus y evidencias de actividades
comerciales en torno a una villa ó pagus designada ya entonces como Retis, Retes,
Redus o Redis, de donde deriva su actual nomenclatura de ciudad. En tiempos de la
primer centuria d.C. el cristianismo llegó a tierras ibéricas, cuando, según cuenta una
leyenda, San Pablo habría predicado en el año 60 en Tarragona, donde hoy un
monumento aledaño a su catedral recuerda esa mítica visita. Más evidencias existen de
que las primeras comunidades cristianas vinieron desde Cartago (norte de África),
trayendo consigo nuevas influencias que impregnarían profundamente a todos los
pueblos peninsulares. De estas, la diferenciación de un orden humano de otro divino;
como la difusión de un mensaje de trascendencia individual a partir de un esquema de
inclusión universal, serían algunas de las más relevantes en la forja de diferentes
sistemas políticos. Aunque era inicialmente una religión de esclavos y rústicos, el
cristianismo fue alcanzando progresivamente tal poder que contribuyó a socavar las
bases de la sociedad romana, a la que los cristianos se oponían negándose a profesar el
culto imperial. Llegó a convertirse en religión oficial del Sacro Imperio Romano,
gracias a la conversión de Constantino que tuvo lugar en el año 380. En lo que hoy es
Cataluña se presume que ya desde un siglo antes (el III) existía una iglesia organizada
con sacerdotes, obispos y un culto unificado.
Las formas romanas de organización política no lograron subsistir sino muy
parcialmente debido al caos que supuso el desmantelamiento del Imperio Romano, tanto
por su descomposición interna, como por las invasiones bárbaras. En la península
ibérica comenzaron desde el siglo V con el asentamiento y dominio de sucesivas hordas
germánicas, de tribus de suevos, vándalos, alanos. 17 Los primeros se quedaron en
Galicia, mientras que los otros terminaron siendo suplantados por los visigodos, quienes
llegaron desde el año 415 al perder sus territorios en las Galias. 18 Se asimilaron a la
16
En el inicio de nuestra era Julio César concedió a Tarragona el título de primera colonia del Imperio y
el emperador Augusto el de capital de la más grande de las tres provincias romanas en Hispania:. Se
fundan entonces Barcino (hoy Barcelona) y Altafulla en el primer año después del nacimiento de Cristo,
al igual que otras importantes ciudades ahora catalanas como Girona, Mataró, Vic y Terrasa.
17
La anarquía militar y la presión fiscal fueron el preludio a la grave crisis que en el siglo III terminó por
desmantelar las posesiones romanas en la península e iniciar los procesos subsecuentes de ruralización y
feudalización, si bien, la posible persistencia de formas esclavistas siglos más tarde hacen impreciso
afirmar el paso nítido a otro “modo de producción” o período. P. Vilar: Introducció a la historia de
Catalunya edicions 62, Barcelona, 1995.
18
Los visigodos conquistaron primero el norte de Cataluña desde Tolouse, cuando Ataulfo fijó su capital
en Barcelona el 415 para invadir más tarde Tarraco y la meseta castellana; luego, todo el oeste y norte de
la península. Establecieron nuevas capitales en plazas conquistadas como Mérida (531) y Toledo (555),
donde los reinos llegaron a su unificación con el Rey Leovigildo, quién definía al país en tres pilares (rex,
gens, patria). El poderío visigodo se expandió al este y sur de la península gracias a las derrotas de los
ocupantes bizantinos. P. Gordon: Nuestros visigodos y otras paradojas Exadra Insólita, Madrid, 1990.
101
población hispanorromana adoptando varios de sus elementos culturales, incluyendo la
conversión del arrianismo al cristianismo (con Recaredo, el 589), que ya era mayoritario
en la península. 19 Fue un período agitado, por la sucesión incesante y violenta de reyes,
en el que la Iglesia sería inicialmente la única fuente garante del orden social y la
responsable de la administración civil Su potestad entraría en competencia con el poder
de los monarcas y de los señores feudales, como se manifestaba en los llamados
Concilios Godos, donde prelados y nobles tenían como misión asesorar al Rey en
asuntos civiles y religiosos. Es una época que inaugura una tendencia vigente hasta hoy:
la constitución de un poder religioso, que alterna y pone límites al poder real y civil. 20
Las diversas dinastías visigodas intentarían mantener su propio dominio al
margen de la potestad eclesiástica o señorial, como se manifiesta en los códices
legislativos emitidos (Códice de Eurico, 475; Codex Revisis, 573 y Liber Iudiciorum,
654), que establecieron la aplicación de la ley a título individual y no en relación a la
pertenencia a grupos o estamentos. Siguiendo criterios tomados del Imperio Bizantino,
la Iglesia conservó atribuciones fiscales, judiciales y administrativas, que compartía
con el Aula Regia, formada por los nobles de alto rango, quienes además de sus
funciones tributarias se ocupaban también del ejército. El gobierno de las ciudades
estaba bajo la potestad dual del conde y el obispo, testimoniando como lo político fue
cediendo paso a lo religioso como factor cohesionador y civilizador. 21 A partir del IV
Concilio de Toledo (633) la monarquía visigoda dejó de ser hereditaria para convertirse
en electiva, siendo controlada por la Iglesia y la nobleza. Las reformas administrativas y
fiscales llevadas a cabo en el año 642 hicieron que se propagara el descontento de los
nobles, quienes conjuraron contra la monarquía e iniciaron de este modo la decadencia
de los reinos visigodos. 22
Aprovechando el río revuelto, a inicios del octavo siglo (en 711-3, con Tariq ibn
Ziyad i Musa y la ayuda táctica del conde Don Julián) la península fue invadida por los
musulmanes, quienes arribaron inicialmente desde el norte africano y muy
posteriormente del creciente fértil oriental. La penetración islámica, además de traer un
nuevo orden social y administrativo a los territorios conquistados, logró contribuir
seguramente a cierto sentido de unidad peninsular, no tanto por la imposición de las
leyes coránicas (la conversión era voluntaria y eliminaba impuestos), como por la
influencia cultural que trajo consigo el Islam, un hecho frecuentemente menospreciado
por los historiadores hasta el siglo XX y aun hoy controvertido. 23 Fundaron el
19
Es en este siglo, el VI, cuando se produce la llegada de los primeros hebreos a la península como
resultado de la primera diáspora, agregándose después griegos y sirios.
20
Hay que considerar que la vinculación individuo-sociedad se daba en el medioevo por intermedio de la
religión, la pertenencia a una ciudad, a un señor feudal o a la figura del rey, más no a la nación, un
concepto de factura mucho más lenta y tardía. Según Francesc Pi i Margall “ …no cambiaban en realidad
los pueblos sino de señor, no experimentaban, por de pronto, en su vida mudanza alguna; y miraban, con
bastante indiferencia aquellas uniones de reinos en que ordinariamente no tenían intervención de ningún
género” F. Pi i Maragall: Las nacionalidades, 1876, citado en L. Moreno: op. cit., pág. 49.
21
Durante este período la cultura clásica y el cristianismo comienzan juntos el peregrinaje que les
convertirá en las más “claras señas de identidad de la cultura peninsular” en el medioevo.F. García de
Cortázar y J.M. González: Breve historia de España Alianza, Madrid, 1994, pág. 21.
22
A lo largo del alto medioevo se consolidaría la práctica de respetar los derechos de los vencidos
mediante pactos que permitieron que poblaciones judías, mudéjares y mozárabes obtuvieran estatutos o
garantes de sus modos de vida, que consolidaron el carácter de los territorios o comunidades de la
península sucesivamente conquistada aun en territorios que posteriormente quedaron bajo dominio
cristiano. Según L. García Valdeavellano: Historia de las instituciones de la España medieval Alianza,
Madrid, 1992.
23
En Al-Andalus (las posesiones musulmanas en la península) se estableció casi inicialmente una
monarquía absoluta y teocrática (la dinastía omeya 756-912) que llegó después de varios siglos a dominar
casi toda la península ibérica en los tiempos de mayor esplendor del Califato de Córdoba. Difundió en sus
102
esplendoroso emirato de Córdoba, tomando Tarrakuna, Barshiluna y Girona en el 717.
Se extendieron hacia el norte hasta ser derrotados en Poitiers el 732, controlando todo el
territorio que hoy es catalán y también casi toda la península desde el año 725, con la
excepción de los reductos pirinéicos, que al igual que el norte de la actual Asturias y
otros pequeños núcleos muy norteños, constituirían durante muchos años las zonas de
refugio de la cristiandad en la península.
La invasión contribuyó poderosamente a la consolidación de un eje interno de
alianzas y coaliciones que se fue fraguando entre los reductos cristianos, si bien, en los
ocho siglos que duró la convivencia de moros y cristianos, también se dieron numerosas
alianzas entre algunos de estos reinos y los diversos enclaves musulmanes. La unidad
religiosa católica no fue un criterio preponderante para guerrear o aliarse, como lo sería
mucho después en los tiempos de las Cruzadas. En todo caso, los enfrentamientos y las
reconquistas cristianas de territorio en los siguientes siglos que duró el hospedaje
islámico tuvieron el efecto de expulsar a los visigodos de los terrenos ganados,
sustituyéndolos en la captación de impuestos de la población. Gracias a la tolerancia
islámica para con los “pueblos del libro”, puede suponerse que el cambio de
administración fue presumiblemente favorable, al menos para los que abrazaron la fe
coránica y se convirtieran en muladí o hispano-musulmanes, que fue, desde luego, la
práctica más popular de aquella época. 24 En una larga campaña que duró siglos, las
fuerzas musulmanas se replegarían al sur ante el avance cristiano y sus reinos e
descompondrían en varias taifas y dinastías para mantenerse solamente en el Reino de
Granada hasta el siglo XV.
Catalunya la Vella, enclave en la reconquista cristiana de Hispania
El hecho de que las campañas militares llevadas a cabo desde el siglo VIII para
la reconquista de la península fueran fruto de diferentes iniciativas tuvo como efecto
que se constituyeran varios reinos cristianos en territorios arrebatados sucesivamente al
Andalus, un hecho que ha tenido y sigue teniendo mucho peso en la configuración
política de este territorio donde hoy se asienta el Estado Español. La reconquista inició
con el erección del reino del legendario Rey Pelayo en Asturias, quién estableció su
capital en Oviedo tras la célebre batalla de Covadonga (739), después de recibir en la
cueva del mismo nombre –según los mitos fundacionales- un augurio virginal, que
actuaría como la “profecía autocumplidora” que otorgaría el impulso espiritual a las
campañas cristianas. En las montañas de Cantabria un pequeño condado de guerreros
castellanos constituyó uno de los principales núcleos de expansión, y su lengua logró
con el tiempo ser el idioma oficial de España. El avance cristiano se tradujo en la
constitución progresiva de nuevos reinos de diferente señor, todos ellos cristianos
aunque acunando diferentes lenguas: León (866), Navarra (905), el Principado de
Cataluña (987), Aragón (1035), Castilla (que se separa de León en 1037), Galicia (1065)
y Toledo (1085). 25
mejores tiempos una cultura refinada, relativamente tolerante, donde convivían musulmanes, cristianos y
judíos. Fue una civilización tributaria de una economía floreciente que urbanizó a grandes sectores de la
población antes de su decadencia y fragmentación, en lo que estuvieron involucradas varias dinastías
procedentes de distintos puntos de Medio Oriente y África del Norte, cuya impronta genética fue mayor
en el sur peninsular. La proporción de población islámica (musulmana original y conversos) para el año
1000 se calcula de un 75% en la península.
24
J. A. García de Cortázar: La época medieval, tomo 2 en M. Artola (dir.): Historia de España Alianza,
Madrid, 1988.
25
Son tiempos en que la “reconquista” va a adquirir fuerza ideológica como campaña cristiana cuando
Teodomiro (obispo de Iria) descubre la osamenta que va a atribuir al apóstol Santiago (829), fundando allí
103
En el caso de Cataluña, el proceso partió de iniciativa carolingia, pues francos y
gascones liberaron Girona el 785 y Barcelona el 801 de manos musulmanas,
incorporando el norte de lo que hoy es Cataluña al Imperio de Carlomagno. 26 Aquí se
estableció entre los siglos IX y XIV la luego llamada “Marca Hispánica”, red de
castillos y parroquias que fue esencial para unificar la mayor parte de los condados que
aquí se conformaron; servía como escudo de avance frente a los reinos musulmanes
vecinos. La zona se convirtió en espacio de concesión y de franquicias, adquiriendo sus
habitantes una nueva identidad, por ser fruto de la mezcla de mozárabes e
hispanovisigodos, tendiendo a fomentar un sentimiento colectivo de diferencia y
autonomía frente a los francos y cultivando un idioma derivado como las demás lenguas
provenzales del latín vulgar, el catalán, que llegó a constituirse en lengua franca de un
territorio cada vez más amplio. Adoptando los nobles de estos condados ciertas
influencias francesas o más bien carolingias en el campo espiritual, cultural e
institucional. Conformando un espacio particular, que sería conocido después como
Catalunya la Vella para acentuar su carácter de tierra pionera en la reconquista cristiana,
donde, como en los demás nuevos reinos hispanos, sería de importancia creciente la
participación de los judíos.
Con la muerte de Carlomagno, Sunifred I, y posteriormente Guifré el Pelós
obtuvieron el gobierno de varios de estos condados, que terminaron por independizarse
lentamente y de facto del dominio carolingio en el año 987, cuando la dinastía de los
capetos se instauró en Francia y Borrell II decidió no renovar el juramento de fidelidad
a la nueva corona. 27 En el siglo XI, en tiempos caracterizados por la expansión de la
influencia catalana hacia Occitania, Ramón Berenguer III reconquistó las tierras al sur
que hoy conforman la Cataluña meridional. Por su cuenta, Navarra conoció un período
de expansión y florecimiento imperial que se interrumpió con la muerte del Rey Sancho
III, cuando Aragón se independizó de su dominio. Portugal se constituyó como reino
independiente (por vez primera) en 1139, mientras que Al Andalus tendió
progresivamente a fragmentarse en diversos “reinos de taifas” que desintegraron el
mismo la ciudad de Santiago de Compostela, que se convierte en eje de peregrinación para toda Europa.
R. Menéndez Pidal: Los españoles en la historia Espasa-Calpe, Madrid, 1982.
26
El origen carolingio de Cataluña es aun hoy invocado como fundamento histórico del “fet diferencial”
catalán. Para el año 879 (la Asamblea de Troyes) se configurará el territorio del futuro Principado de
Cataluña, con su concesión por parte de Luis III de Francia a Güilfredo el Velloso, (quien dió origen con
su muerte a la emblemática senyera cuatribarrada) cuando ya era señor de Urgell, Cerdeña y Conflet.
Aunque los condados catalanes se independizaron muy tempranamente del dominio franco, fue Ramon
Berenguer I quien en 1063 fundó propiamente el Principado de Cataluña. Una circunstancia también
distintiva de Cataluña se ubica en que, a diferencia del resto de España, las tierras en los condados
catalanes no fueron dadas por el Rey a los señores, sino que son éstos las conquistaron. En consecuencia
en Cataluña el estado no se formó por acción real sino de los señores, en especial del más poderoso de
ellos, el conde de Barcelona. A partir de este núcleo catalanes y aragoneses confederados van extender
más tarde sus dominios al sur por el Levante (Catalunya Nova, desde el 1100; Valencia, hasta el 1276), al
norte (Provenza, en 1213) y por el mediterráneo (Baleares, 1214, Sicilia, 1282, Atenas y Neopatria, 1305,
Nápoles, 1503), difundiendo la arquitectura románica y la lengua catalana, en la que será la época más
plena de la confederación: desde el reinado de Pedro III (1276-1285) hasta Jaume I (1291-1327). Castilla
se fue posteriormente expandiendo por el resto de la península, mientras que León, que liberó lo que hoy
son Galicia y Portugal, se unió y dividió con Castilla hasta su unificación definitiva con Fernando III, el
creador de su corona.
27
“Las necessitats de defensa de la frontera afavorien la concentració de força en poques mans, de
manera que els reis carolingis es van a acostumar a encomanar una pluralitats de comtats, a vegades la
quasi totalitat d´aquesta portione Hispanie, a un sol comte” Josep Maria Salrach: “Monarquia carolíngia i
poder comtal” en Borja de Rique i Permanyer: Història. Política, societat i cultura dels Paï sos Catalans
Fundació Enciclopèdia Catalana, Barcelona, 1998, pág.89.
104
Califato de Córdoba. 28 La batalla de las Navas de Tolosa (1212) situó el nuevo avance
de las fronteras cristianas, con la colaboración de Castilla, Aragón, León y Portugal,
siendo un hito que marcaría la creciente hegemonía militar y naval castellana. 29
La reconquista cristiana del territorio tuvo como correlato la creación de nuevas
formas de organización social y de gobierno en los diversos reinos que se fueron
conformando, de sistemas tributarios y variados formatos de representación política,
como fueron las asambleas o consejos a nivel de las ciudades. Sin embargo, la
atomización sociopolítica de las comunidades cristianas en la península siguió siendo
patente en la diversidad de los ordenamientos jurídicos existentes, que combinaban
nociones del Derecho romano vulgar con tradiciones germánicas (sobre todo del Liber
iuodiciorum visigodo, de uso notable en Cataluña y León).
No obstante la
fragmentación de los reinos se forjó un carácter distintivo de lo hispano hacia el exterior
de la península, aunque, al interior, la falta de comunicaciones y elementos comunes
harán que pervivan por siglos las diferencias culturales y políticas. 30 Diversos factores
ecológicos y sociales provocarán que se perfilen ciertas tendencias comunes que
favorecerán posteriores intentos de alianza, concertación e incluso integración de los
diversos poderíos territoriales, en los cuales la Iglesia jugó un papel relevante como
mediadora. 31
Una de estos factores fue el referido a la estratificación social, siendo que antes
del primer milenio las poblaciones cristianas van a caracterizarse por estar constituidas
por comunidades de hombres libres y, a partir de entonces, registra la aparición de
grupos familiares hegemónicos (maiores, luego boni homines), que comienzan a
dominar a los minores de cada comunidad. Su influencia aumentó como efecto de los
desniveles tecnológicos (posesión de molinos o instrumental de hierro), que se
28
Implicó incluso que durante el dominio bereber (1090-1212), Al Andalus fuera una provincia del reino
almorávide y luego del imperio almohade con sede en Marruecos.
29
La “reconquista” va configurando una identidad compartida en base a contiendas militares, una religión
común (de rito romano unificado desde 1080) y un sistema de alianzas dinásticas que van a tender a
enlazar, no sin resistencias, a varios de estos territorios dentro del dominio castellano. La importancia de
la reconquista representa un conjunto de hechos que suponen la creación de los fundamentos de los
pueblos peninsulares, con algunos aspectos que van a proyectarse hasta nuestros días. Entre ellos, el giro
que va a significar el vínculo con el resto de Europa para constituir el conjunto de la cristiandad latina u
occidental.
30
Según Américo Castro para el año 1000, y no antes, la España cristiana se distinguía con nitidez de
Francia o Italia como nación, siendo para este autor el resultado del entrecruce de las tres razas más
numerosas en aquel entonces en la península. Fueron elementos que contribuyeron a la formación de su
carácter como territorio cristiano y occidental, aunque con la particularidad de constituir un mestizaje
único debido a la herencia árabe y judía, y variables influencias culturales europeas que serían
incorporadas posteriormente en distintas épocas como resultado de alianzas, herencias, invasiones y
mutuas conquistas (germanas, francesas, flamencas, italianas). A. Castro: España en su historia.
Cristianos Moros y judíos Crítica, Barcelona, 1984. No obstante que su afirmación sobre la forja histórica
de una nación española ya en el primer milenio resulta hoy a todas luces exagerada, interesa destacar lo
lento e impreciso de un proceso que incluso hoy en día es visto por algunos cómo inacabado o incluso
imposible. España más que una nación es una permanente polémica y esto para nosotros es parte
elemental de su ethos, como lo es también su heterogeneidad y ambigüedad.
31
Las asambleas de Paz y Tregua, por ejemplo, fueron promovidas por el estamento eclesiástico catalán y
posteriormente asumidas por los poderes soberanos de varios reinos de Europa. Su objetivo era asegurar
períodos de interrupción (de viernes a lunes) en las continuas guerras privadas entre los señores feudales,
establecer un sistema de garantías e indemnidades para la clerecía y la población civil. La primera
asamblea tuvo lugar en Toluges, condado del Rosellón, en 1027. Otro hito notable en la configuración de
asambleas o consejos consultivos (que serían los gérmenes del parlamentarismo) se ubican en la Corte
condal de Barcelona, creada durante el siglo XI bajo Ramón Berenguer I, de acuerdo con el modelo de la
Curia real franca (1068). Estaba integrada por los magnates civiles y eclesiásticos, por altos consejeros y
por jueces. Tenía un carácter mixto, como organismo colaborador en la toma de decisiones del soberano
tanto en los aspectos legislativos y fiscales como en el ejercicio de la potestad judicial.
105
tradujeron en desigualdades económicas y sociales, que tendrían trascendencia política.
A la vez, razones de tipo militar, debido a la aparición de encomiendas que, por motivos
de seguridad física o económica, dieron origen a un régimen feudal, que impulsó la
creación de señoríos nobiliarios inmunes al poder real. A partir del siglo XII, y en
especial durante los tres siguientes, aparecen los señoríos jurisdiccionales, en los cuales
el noble titular disfruta de sus facultades potestatarias, aunque no fuese el dueño de la
totalidad de las tierras. 32
De terras nullius: el origen de Reus
Algunos de los rasgos que caracterizan a Reus, como su progresismo y pujanza,
proceden como antes hemos señalado de tiempos muy remotos, quizás desde los que
nombraban a la ciudad con su nombre latino (Reddis) para denotar su carácter de tierra
de difusión, innovación o transición, que, cual vaso comunicante como su nombre de
red sugiere, fomenta el intercambio de ideas, bienes y experiencias a través de su
enlace, una labor en la que Reus ha destacado en varios ámbitos como fruto de su
particular trayectoria histórica y de su ubicación geográfica, manifestando una vocación
vanguardista a la que habrá de ser fiel hasta nuestros días, pues, en varios momentos de
su historia en la ciudad se han adoptado tempranamente cosas e ideas nuevas. Cabe
especular que sus míticos inicios anuncian la renovación del mundo feudal, con los aires
nuevos de libertad que soplaron para los primeros recolonizadores del Camp de
Tarragona. Pues Reus, surgió a inicios del siglo XII en el proceso de repoblación de la
entonces llamada Catalunya Nova, cuando se comenzaron a reocupar las terras nullius
al sur de los condados catalanes, zonas que estaban entonces deshabitadas por ser
fronterizas con los reinos de taifas musulmanes, y que al ser reconquistadas extendieron
la Marca Hispánica. Se promovía entonces la recolonización con la creación de villas
que tendrían ciertos privilegios, otorgados mediante la promulgación de cartas de
población favorables a los locales, con franquicias especiales, lo que va a configurar un
espacio relativamente más libre y abierto que el mundo feudal de la Catalunya Vella del
norte. 33
Los orígenes de Reus son más bien inciertos, debido principalmente a que el
núcleo urbano surgió después de los fallidos intentos de repoblación realizados por el
Príncipe normando Robert Bordet d´Aguiló, a quién le fue donada la ciudad de
Tarragona y su territorio en 1129 por el arzobispo Olegario de Barcelona, pues poco
antes Ramón Berenguer III había donado la ciudad y el campo de Tarragona a la
32
En el caso de Castilla, en cambio, lo que se expresa es la ausencia de relaciones feudales por el
predominio en sus terrenos de campesinos libres, quienes han ganado sus parcelas mediante el recurso
colonizador auspiciado por los monarcas o el carácter militar y guerrero que lleva a sus hombres a
participar en la expansión del reino castellano. A. Carretero: op. cit., 1980
33
El ius maletractandi, que se aplicaba inicialmente en Catalunya Vella se generalizó hacia 1202.
Permitía a los señores propietarios aplicar los llamados “seis malos usos” a los campesinos habitantes en
su término: desde el trabajo obligatorio hasta el pago de impuestos, que fueron extendiéndose hasta
completar un esquema de coerción que se generalizó posteriormente a toda la península “…al solariego
puede el señor tomarle el cuerpo a todo cuanto en el mundo ovier”, reza el Fuero Viejo de Castilla; en
cuanto a Aragón, Pedro IV reconocía en 1380 que el señor no solo podía hacer encarcelar al colono sino
hacerlo morir de hambre, sed o frío. J. Angel García de Cortázar, op. Cit., págs. 191-192. La opinión de
que la Catalunya Nova representaba un mundo de libertad para los pagesos es sostenida por los
acuiciosos estudios de Thomas N. Bisson: Fiscal accounts of Catalonia under the early countkings
(1151-1213) University of California, Berkeley, 1986, citado por Victor Farías: “L´època d´expansió” en
Borja de Rique i Permanyer: Història. Política, societat i cultura dels Paï sos Catalans Fundació
Enciclopèdia Catalana, Barcelona, 1998, pág.246.
106
Iglesia. 34 Cataluña en ese entonces compartía el proceso de reurbanización y
crecimiento económico que caracterizó a gran parte de Europa Occidental, asociado a la
reimplantación del curso monetario y al desarrollo de instituciones municipales como
alternativa a los poderes reales y feudales vigentes. 35 Tiempos en que nació la
Confederación Catalano-Aragonesa, como efecto del casamiento entre Ramón
Berenguer IV, conde de Barcelona, y Peronella, hija de Ramiro II, del reino
independiente de Aragón en 1137. 36 En este período inicia la llegada de diferentes
órdenes monásticas a la región donde se asienta Reus: cistercenses en Poblet (1150) y
Santes Creus (1160), mercedarios, carmelitas, franciscanos y dominicos, que se
instalaron fundando monasterios en las vecinas Tarragona, Prades, Valls, Montblanc y
Tortosa. Van a consolidar la influencia católica y a convertirse en focos de difusión
cultural, lo cual va a influir poderosamente en la caracterización de Cataluña como
territorio ilustrado de predominio cristiano. 37
Los nuevos cambios en la estructura señorial tarraconense, motivados por las
reconquistas de Tortosa, Lleida y Siurana, aislaron al Príncipe Aguiló, quién terminó
siendo finalmente expulsado. Bajo presiones, al final de sus días donó la vila
anomenada de Reddis a la Iglesia de San Fructuoso de Tarragona el 29 de junio de
1154.38 Dos días después, el arzobispo Bernat Tort cedió los derechos de dos tercios de
la villa reusenses a Bertrand de Casteller, el reconquistador de Siurana, quién habría de
ayudar a fomentar su colonización a cambio de su nombramiento como carlá de Reus,
entonces feudo de la Mitra. 39 La dualidad de señoríos provocó la concesión de dos
cartas de población para Reus, una para el castlá Bertrand de Casteller, del 3 de agosto
de 1183, y otra para el cambrer Joan de Santboi. Al morir Bertrand de Casteller le
sucedió Ramon de Sant Llorenç como cambrer, quién realizó un cambio radical en la
estructura señorial de Reus al conseguir el dominio directo de la ciudad por concesión
del arzobispo Ramon de Rocaberti en 1203, gracias a lo cual se convirtió en el señor de
Reus y el único dignatario de su sede. 40 El 1204, el Papa Inocencio III ungió y coronó a
Pedro II de Aragón, quién a su vez cedió al papado el patronato que por 224 años había
obtenido la corona de las iglesias de España. A cambio, el Papa ordenó que sus
sucesores fueran coronados en lo sucesivo por los arzobispos de Tarragona, con lo cual
la autonomía de la Iglesia tendió a consolidarse en toda la península, y en el caso de
Reus, a establecer su condición especial como ciudad bajo la custodia de la Mitra. 41
34
El 23 de febrero de 1118 donó la ciudad y el Camp de Tarragona al obispo Olegario de Barcelona,
quien fue elegido arzobispo de Tarragona al año siguiente, sentando con este hecho los antecedentes
sobre los que va a nacer Reus.
35
. E. Gort: Reus: 800 anys de les cartes de població Ajuntament de Reus, Reus, 1986.
36
El matrimonio irá agrandando el nuevo reino mediante sucesivas incorporaciones territoriales que
extienden el uso del idioma catalán, que se constituye en la lengua franca con variantes dialectales en
Catalunya, las Baleares, el Roselló y Valencia, partes todas ellas de la Corona de Aragón y respetando la
especificidad de las entidades de cada reino.
37
P. Vilar (dir.): 1987, op. cit.
38
“..jo, Robert, trobant-me en les darrieres de la vida, ple temor de Deu i per admonició que el meu
senyor Barnat, arquebisbe de Tarragona, m´ha fet…” citado en E. Gort: Reus al segle XII Carrutxa (Fulls
monogràfics 8), Reus, 1998, pág. 8.
39
Según Pere Anguera, “...una causa remota de l´anticlericalisme pot trobar-se en la dependencia
senyorial de Reus, des del moment de la repoblació franca, de l´esglesia de Tarragona. Aixó facilità que
l´odi o l´animositat contra el senyor es traslladés a la institució que aquell representava”
Menjacapellans, conservadors i revolucionaris Centre de Lectura (Assaig 34), Reus, 1991.
40
Las Cartas de Población otorgadas en aquel entonces, mencionan asentamientos que son probablemente
recientes, como Reus y Cambrils (que datan en 1154), y otros reconquistados como Tortosa (1148) y
Siurana (1153), en territorios arrancados al Califato de Córdoba.
41
A decir de Andrés de Bofarull: “Desde aquella fecha quedó la camarería, y por lo tanto la villa de Reus,
bajo el dominio pontificio, constituyendo un estado aparte del resto del campo, e independiente de
107
Para Ezequiel Gort y Salvador Palomar, la condición original de Reus “sembla una
excepció; que sempre va a ser una població de senyoria eclesiástica”, con todo y que la
ciudad va a buscar en varios momentos librarse del señorío religioso y convertirse en
una “vila reial”, lo cual logrará efímeramente quinientos años más tarde. 42
A partir de entonces la población reusense habría aumentado considerablemente,
como lo atestigua la construcción por esas fechas de una muralla que delimitaba el
apretado núcleo urbano. Llegaría a tener hasta 27 puertas e iba del castillo del Cambrer
al raval de Sant Pere, estando su plaza principal en el lugar que hoy ocupan las
Peixaterias Velles. Muy pronto la custodia de la muralla sería insuficiente, primero con
el emplazamiento del Call, el barrio judío aledaño, y del mercado, que adquirió
notariedad en la región desde su concesión cerca de 1203, estando situado en la actual
Plaça del Mercadal. 43 Era un tiempo en que los impuestos se aplicaban sobre los
cultivos agrícolas, y que por cada parellada de tierra los pagesos habían de rendir tres
quarteres de ordi y una de trigo, además de mantener cuatro de viña. Los señores
cobraban además por el uso de los escasos establecimientos industriales que había en la
ciudad y que servían a todos: el horno y la herrería, cuya responsabilidad era asignada
mediante consulta popular y limitada temporalmente para períodos de cinco años. 44
A nivel peninsular, a partir del siglo XII se registró también un proceso interno
de organización social y de gobierno en los diferentes reinos, que enfrentaba a los
distintos poderes, manifestándose la tendencia a integrar costumbres y resolver
conflictos mediante actividades legislativas, recopilaciones, emisiones de cartas de
población y ordenanzas diversas que eran otorgados a nivel privado por monarcas,
señores y prelados de la Iglesia. 45 La centralización de los dominios reales se intentó
realizar al imponer organismos y funcionarios de los reyes en sus dominios, como
fueron los merinos castellano-leoneses y los vegueres catalanes. En forma relativamente
temprana a la ocupación de los territorios se documenta la presencia de delegaciones,
Tarragona”. A. de Bofarull: (1867) Anales históricos de Reus desde su fundación hasta nuestros días
Associació d'Estudis Reusencs, Reus 1959-1961: 16 (tomo I).
42
E. Gort y S. Palomar: L'àliga de Reus La Creu Blanca, Reus 1996, pág. 32.
43
Según A. de Bofarull “el negocio se hallaba exclusivamente manejado por los hebreos que vivían en su
barrio especial” (op. cit. (1959-61), tomo II, pág. 31), señalando que precisamente una de las causas de la
prosperidad comercial de Reus estribaba en el hecho de haber acogido a la población judía expulsada de
otros pueblos del Camp.
44
Los tinglados administrativos renacieron en la Baja Edad Media impulsados por los monarcas, quienes
crean aparatos burocráticos que facilitarán su triunfo sobre otros poderes intermedios, como los señores
feudales o la Iglesia. El absolutismo comienza a tener sus frenos en la figura de las Cortes y las leyes que
se constituyeron en los estados cristianos peninsulares en ese entonces. En contraste con Castilla, en la
Corona Catalano-Aragonesa no se tuvo nunca un órgano legislativo común. En Cataluña, Aragón y
Valencia subsistieron los respectivos parlamentos, que estaban a su vez divididos en brazos que incluían
la reunión por separado de la nobleza, la burguesía y la Iglesia con la presencia de funcionarios
nombrados por el rey. J. Garcia y J.M. González: op. cit., pag. 229
45
El pacto de vocación integradora estuvo quizás mejor representado en la Corona de Aragón, donde
Ramón Berenguer IV en 1137 estableció la unidad política entre los condados catalanes y el Reino de
Aragón. Reconoció la validez de los Usatges, codificados hacía 1159 como texto básico de la ley
catalana. Consolidaban la figura del príncipe como soberano de tierras y súbitos, estipulando sus
obligaciones y limitando sus poderes al reconocer la igualdad de burgueses y caballeros. El reinado de
Jaume I en Aragón consolidó la actividad asamblearia de las Cortes y la creación de Cancillerías para la
administración de la justicia. Durante el reinado de Pedro III, el Ceremonioso (1336-1387) se creó la
institución de la Diputación del General (la reunión de las Cortes era llamada General de Cataluña o
Generalitat), con atribuciones delegadas para recaudar y administrar el subsidio que las Cortes otorgaban
al rey. Algunas de estas instituciones se mantendrían con funciones fiscales desde la unión de Castilla y
Aragón, pero sin ninguna potestad política o legislativa, que estarán reservadas a la Corona.
Progresivamente, la Diputación del General o Generalitat cobró más autonomía y acumuló atribuciones
ejecutivas y gubernativas hasta actuar, durante los siglos XVI y XVII, como gobierno del Principado.
108
ayuntamientos e instituciones de consulta o representación política en los niveles más
generales de los distintos reinos, como las Cortes de León con Alfonso IX (1118), las
Cortes de Cataluña (creadas en 1218), las de Castilla y León (unificadas en 1230), las de
Aragón (1274) y de Valencia (1283), siendo entidades representativas solo de ciertos
sectores y conocida en ellas la potestad de la Iglesia Católica y de los señoríos feudales,
los tutelares de su composición. 46 No obstante, significan la inclusión de elementos
ciudadanos que se unen a los estamentos nobiliario y eclesiástico que anteriormente
integraba las Curias. 47
Desde el siglo XII en Cataluña se documentan atribuciones fiscales, judiciales y
asistenciales a nivel de los rudimentarios municipios constituidos por vecinos bajo el
formato de comunidades (conciliums) o de universitats, denotando una entidad jurídica
que tiende a generalizarse a partir del siglo XIII: el ayuntamiento, una forma de
administración y gestión de lo público que tiene su ámbito en el municipio. Esta
ordenación política en el Principado fue el producto de la organización de las
comunidades vecinales reguladas bajo el reinado de Jaume I, caracterizado por
promover un régimen municipal rudimentario que repercutió en todas las poblaciones
de dominio real, pero también laico y eclesiástico. 48 Se dirigía a la ordenación de la vida
de la comunidad y constituía a los representantes de la ciudad, muy limitados y
escogidos entre los notables. 49 A decir de Comelles et als: “Durant aquesta época,
sorgeixen municipis estructurats constituï ts per un reduït nombre de magistrats, que
gaudien el poder directiu i executiu, i per una assemblea de prohoms o consell, tot sota
l´autoritat del veguer o batlle. Les funcions d´aquest consell eren convocar l´assemblea,
presidir les eleccions dels magistrats, que juraven el cárrec en poder d´ells, i portar a
terme las decisions preses pels cónsols o paers i/o jurats o consellers”. 50
En Reus el origen de la corporación data del mismo siglo XIII, cuando se le
conocía, como en otras ciudades medievales, como la Universitat, siendo sus primeras
noticias del año de 1296, cuando contaba ya con tres jurats. En palabras de Ezequiel
Gort “…cal suposar que es realitzavem assemblees generals de veï ns que escollien
representants per a tasques puntuals”. Según consta en su carta de población, distinguía
46
Por esto y por el sistema de elección, las Cortes, aunque fuesen una institución muy avanzada para la
época, respondían a la concepción política y la estructura social de la sociedad feudal y estamental y no
pueden ser consideradas según los conceptos propios de las democracias contemporáneas. Las Cortes sólo
podían ser convocadas y ser presididas por el Rey. A pesar de los sucesivos intentos de fijar una cierta
regularidad de convocatoria, la irregularidad fue la constante; hubo monarcas que las convocaron con
mucha frecuencia y otros escasamente, según las conveniencias políticas de cada reinado. Una vez
convocadas, los miembros de los brazos tenían la obligación de asistir, salvo justo y legítimo
impedimento.
47
Sus competencias fueron distintas en los diferentes reinos, pues mientras que en Castilla y León
tuvieron un carácter deliberativo y consultivo de la vieja Curia, que no reconocía el derecho de reunión de
los estamentos; en las de tipo aragonés (Aragón, Cataluña y Valencia) estas se instauraron para la
resolución de los agravios (greuges) que cada estamento presentaba contra el Rey o sus oficiales por
decisiones contra los fueros. J.A.García de Cortázar: op. cit., 1988.
48
La estructura municipal nacida en este entonces se mantendrá intacta prácticamente hasta su derogación
en 1716 por el Decret de la Nova Planta. J. Matas (dir.): Gran atles geográfic i históric de Catalunya
Generalitat de Catalunya-Avui, Barcelona, 1992.
49
Los municipios catalanes de entonces, estaban estructurados con dos elementos básicos: un reducido
número de magistrados, con poder directivo y ejecutivo (de 2 a 8 hombres); y, una asamblea de
prohombres (el consell) bajo la autoridad del veguer o del batlle. Los magistrados (regidors)
representaban a todos los vecinos y eran elegidos de forma inicialmente directa, después por cooptación y
finalmente mediante una comisión electora, un sistema que favorecería a la larga la hegemonía de la
burguesía urbana. C. Batlle: “Esquema de l´evolució del municipi medieval a Catalunya” Estudis
Baleàrics 5 (31) 1988: 61-72.
50
J.M. Comelles, A. Daura, M. Arnau y E. Martín: L´ hospital de Valls. Assaig sobre l´estructura i les
transformacions de les institucions d´assistencia Institut d´Estudis Vallencs, Valls, 1991.
109
ya un espacio para la deliberación ciudadana al reconocer que “…determinats afers
s´han de resoldre amb el consell i la voluntat dels hommes”.51 Su sede estaba en la
actual Plaça del Castell, donde actualmente se localiza lo que queda del edificio público
mas antiguo de Reus: el Castell del Cambrer, construido en 1171, cuyas bóvedas
góticas aún se conservan bajo el actual edificio del Arxiu Municipal i Comarcal. Otras
edificaciones, como el Hospital Sant Joan, que data de 1244, y la iglesia románica,
sobre la que siglos mas tarde se construiría la gótica Prioral de San Pedro, permanecen
como testimonios de que hubo previamente iniciativas promovidas por la Iglesia con
apoyo civil, que antecedieron a la constitución del poder político local como el ámbito
hegemónico a nivel local. 52
El ocaso catalán y la unión de los reinos de Castilla y Aragón
A nivel de la península, varias alianzas y conquistas configuran la existencia de
tres reinos: la confederación de Aragón y Cataluña, el de Castilla, que se incorporó
Álava, Guipúzcoa y Vizcaya (las tres provincias de lo que hoy se conoce como Euskadi)
entre los siglos XIII y XIV, preservándoles sus propias leyes o fueros y
homogeneizando la administración en los nuevos territorios conquistados en la Mancha,
Murcia y Andalucía; y el reino de Portugal, que conquistó el Alentejo y los Algarves,
configurando el sur de su actual territorio. A la vez, los siglos XIII y XIV serían la
“Edat d´Or” de la Confederación Catalano-Aragonesa, aunque luego los cambios
dinásticos a favor de los Trastámaras, quienes son de origen castellano van a ser un
hecho previo que desembocará en una alianza estratégica con Castilla, un reino que en
aquel entonces había adquirido notable relevancia económica en la península, gracias a
la expansión militar, a la lana y al crecimiento espectacular de su comercio. 53 La unión
de hecho significará el inicio del ocaso catalán-aragonés, pues a partir del XV Cataluña
particularmente habrá de entrar en una crisis comercial y política, que repercutirá
poderosamente en el hecho de que la unión con Castilla que se realiza en ese siglo
represente la alianza desventajosa de dos socios desiguales y diferentes. 54
Para el siglo XIV, cabe suponer que Reus mostraba ya claros signos de febril
actividad comercial y de competencia aguda con la vecina Tarragona, cuando Ramon
Lull escribía en Mallorca sus doctos y místicos tratados, y en Valencia, Arnau de
Vilanova elaboraba sus manuscritos sobre alquimia, medicina y filosofía. En 1305,
cuando se fundó la Comunitat de pobles del Camp de Tarragona, según Pere Anguera:
“…el mercat de Reus era prou desenvolupat com per fer nosa als mercaders
tarraconins”. 55 Fueron tiempos también en los que aparecieron por Cataluña diversas
51
E. Gort y J.M. Gort: Reus: la formació d'una ciutat Ajuntament de Reus, Reus, 1987, pág. 21. Según
Joan Matas, el gobierno municipal era ejercido por funcionarios del Rey (el veguer y el batlle, contando
con la colaboración de unos consejeros representantes de la ciudad. “A mesura que creixia la
importancia de la ciutat, els seus representants van anar adquirint més autoritat”, op. cit., pág. 302.
52
P. Anguera: L'Hospital de Sant Joan de Reus: 1240-1990 Hospital de Sant Joan, Reus, 1990. Véase
también de S. Vilaseca: Hospitals medievals de Reus Associació d'Estudis Reusencs, Reus, 1959 y
Metges, cirurgians i apotecaris reusencs dels segles XIII-XVI: la Confraria dels Sants Metges de Reus
Associació d' Estudis Reusencs, Reus, 1961.
53
Para 1412, debido a la muerte del Rey Martí sin sucesor, aragoneses, catalanes y valencianos suscriben
el Compromiso de Caspe que nombra Rey a Fernando I de Antequera, de la dinastía castellana de los
Trastámara, siendo decisiva en esta decisión la influencia de la Iglesia y de los patricios catalanes
comerciantes; será seguido de Alfonso IV el Magnánimo (1416-1458), Juan II (1458-1478) y Fernando II
el Católico (1479-1516). A partir del reinado de esta casa se registra la decadencia del Reino de Aragón.
54
J. H. Elliot: (1963) La revolta catalana 1598-1640. Un estudi sobre la decadencia de Espanya VicensVives-Crítica, barcelona, 1989.
55
P. Anguera, E. Gort y J. Melich: op. cit.1980, pág. 24.
110
órdenes religiosas militares, como la Orden de Montesa y la de los Templarios, quienes
fueron indultados y dispersos en 1321 como resolución del Concilio de Tarragona. El
arzobispado aprobaría la realización de ferias comerciales desde 1342 en la actual Plaça
del Mercadal, ocupada desde fines del siglo XII por los antiguos mercaderes, indicando
el papel rector que la Iglesia jugaba en la vida de la ciudad. Las autoridades religiosas
ponían freno a la violencia cortesana promulgando prohibiciones y castigando a los
violentos, ejerciendo funciones que serían posteriormente asumidas por los
ayuntamientos.
A mediados de esta misma centuria la ciudad adoptó la rosa como blasón,
cuando a causa de una batalla campal entre reusenses y tarraconinos, Pere Roger de
Belfort, quién fuera señor de Reus y después el Papa Gregorio XI, cedió una rosa de su
escudo para darla a la ciudad en 1349. 56 A finales del siglo XIV, cuando Pere de Luna
era cambrer de Reus (luego fue el Papa Benet XIII que protagonizó el llamado Cisma
de Occidente) concedió a la ciudad que coronara la rosa del escudo con las llaves y la
tiara de San Pedro, un privilegio probablemente concedido a partir de la adopción del
santo fundador de la Iglesia Católica como patrón local. 57 Las epidemias de 1348, 1362
y 1371, de peste negra, que asolarían a Reus y a toda Europa, tendrían como efecto la
desaceleración de su crecimiento demográfico, pasando la ciudad de mantener 500
fuegos en 1339 a 343 en 1358. 58 Pero también provocarían el surgimiento de dos actores
en la gestión de lo público: la sociedad civil y el ayuntamiento, que tuvieron que
enfrentar la crisis asistencial de los hospitales confesionales, incapacitados como
estaban para atender a los numerosos necesitados. En las fiestas era cuando los pobres
comían un poco mejor, como dice el refrán de la época: “A Reus bou i arrós”, que
constituían los manjares que los ricos locales destinaban para el reparto de los pobres
como parte de las fiestas. El siglo XIII supuso una reactivación de los lazos internos
regionales, cuando se registraron entre 1408 y 1410 varios asaltos de tropas moriscas a
Miramar y Tamarit. De este último año data el Compromís de Casp, que aceptaba a
Fernando I de Antequera como Rey de Aragón y Cataluña.
No cesaron sin embargo las rebeliones en las comarcas catalanas durante el
siguiente siglo, el XV, como la de 1413 comandada por Jaume d´Urgell, que será
derrotada para situar a Reus y a todo el reino bajo la égida de la dinastía Trastámara. La
inseguridad de la población frente a amenazas externas (en 1429 se libran guerras con
Castella), hace que se afiance el papel militar y protector del Estado en un complejo
proceso que lleva a que en el siglo XV la ciudad, que entonces comprendía parte del cas
antic, fuera amurallada como muchas otras ciudades catalanas en aquel entonces, y que
sus portales permanecieran cerrados por la noche. 59 Es una época de conquistas, la
Companya Catalana de Oriente extendió los dominios catalanes hasta Sardenya (1420),
Sicilia (1409) e incluso Grecia (Neopatria). La guerra civil catalana, que dura diez años
entre 1462 y 1472, se libra también en Reus y en el Baix Camp. 60 Va a dar origen a los
Principados de Joan II y posteriormente al de Fernando II de Aragón, su sucesor, con
56
El símbolo de la rosa se encuentra ya en 1391 en la cubierta de pergamino de un libro de cuentas. E.
Gort: L´escut de Reus Museu Comarcal Salvador Vilaseca, Reus, 1996.
57
E. Gort, X. Amorós y J. Gebelli: L´Auca de Reus. Breu història de la ciutat Diari de Tarragona,
Tarragona, 1991.
58
M. Duch I Plana: Reus en els segles XIV i XV Ajuntament de Reus, Reus, 1978.
59
E. Gort: Població i societat a Reus en el segle XV Centre de Lectura Reus, 1980.
60
M. Duch i Plana: Reus i el Camp durant la guerra civil: 1462-1472 Associació d'Estudis Reusencs,
Reus, 1984.
111
quien van a unificarse entonces los reinos de Castilla y Aragón a partir del matrimonio
de este con Isabel de Castilla en 1469. 61
La incipiente unificación lograda por este matrimonio es un hecho que genera en
forma más decisiva para los sectores españolistas la forja de España como nación, que
tiende a consolidarse cuando los cónyuges asumen sus respectivos tronos, en 1474 y
1479.62 La unión, hecha en condiciones igualitarias para sus majestades (“tanto monta,
monta tanto Isabel como Fernando…”) representó además el inicio del dominio español
en el orbe, manifestado en múltiples conquistas y expansiones, diversas alianzas,
descubrimientos y ocupación de nuevos territorios, estrategias que lograron ampliar
como nunca antes el territorio de la Corona, compuesta siempre por varios reinos. 63 La
saga comenzó en 1492 con el descubrimiento del continente americano y al interior, con
la unificación católica de la península. La toma del reino de Granada el mismo año (el
único reino musulmán en la península desde el siglo XIII) culminó con la expulsión de
los judíos, quienes tenían más de dos mil años en tierras hispánicas. Conllevó la
integración de los diferentes reinos y territorios en un modelo de diversidad territorial
que resultó ser un proceso de agregación más no de real unificación. Se tradujo en que
las diversas comunidades conservaran su organización política y sus “fueros”,
instrumentos de relación política con el monarca que están en la base de la peculiar
construcción estatal de España y que fueron conservados en Aragón, Valencia, Baleares,
Cataluña y las provincias vascas. 64
Los Reyes Católicos homogeneizaron ciertos instrumentos de gobierno, creando
un nuevo tipo de Estado en el formato de una monarquía absoluta, que vino a quebrar el
orden feudal anterior al combatir determinados privilegios de los señores y del clero,
pues ya los Trastámara habían promovido cierto regalismo frente a Roma. El hacer de la
61
A pesar de la prohibición de viajar al nuevo continente para los súbditos de Aragón, se registran varios
nombres catalanes ilustres que dejaron huella en América. El fraile Ramon Pané, considerado el primer
etnógrafo europeo de América y que escribió sobre la población autóctona de La Española; los jesuitas
Joan Font (Terrasa 1574-1616) y Florián de Ayerbe (Tarragona 1569-1638?), que van a fundar varias
misiones en el noroeste mexicano. Ver P. Hernández: Els catalans y el món indígena americá Generalitat
de Catalunya, Barcelona, 1992. El empeño castellano por borrar la presencia catalana en el
descubrimiento y colonización de América, si acaso es cierto o no, se expone ampliamente en J. Bilbeny:
Brevíssima relació de la destrucció de la historia. La falsificació de la descoberta catalana d´America El
Set-ciénces, Arenys de Mar, 1998.
62
Citando a Carlos Martínez Shaw: “Pese a las opiniones contrarias a la utilización del concepto de
Estado con anterioridad a la aparición del régimen liberal, la constitución de una comunidad territorial
bajo la soberanía de un monarca que se reserva las regalías de acuñar moneda, recaudar impuestos,
promulgar leyes, declarar la paz y la guerra y erigirse en juez supremo y que se dota de unas instituciones
centrales de gobierno (una administración servida por un cuerpo de funcionarios, una hacienda pública,
un ejército profesional y una diplomacia reconocida) implica el nacimiento de una nueva formación
política que bien merece el nombre de Estado moderno” C. Martínez: “La edad moderna” en Javier
Tusell (dir.): Historia de España Taurus, Madrid, 1998, pág. 226.
63
La Corona de Castilla en tiempos de la alianza de los Reyes Católicos comprendía los antiguos reinos
de León y Castilla, el señorío de Viscaya, las hermandades de Guipúzcoa y Álava; Extremadura y los
reinos de Andalucía occidental. Aragón, además del reino del mismo nombre comprendía los reinos de
Cerdeña, Mallorca, Sicilia y Valencia, los condados de Barcelona, el Rosellón y Cerdaña, los cuales
fueron incorporados como patrimonio de una misma Corona, aunque conservando sus fueros e
instituciones propias a través de diversas sucesiones dinásticas. Ver M. Artola: La monarquía de España
Alianza, Madrid, 1999.
64
La génesis de los fueros se relaciona con los estatutos jurídicos otorgados por reyes y principes a los
municipios en recompensa por sus luchas contra los invasores musulmanes. Eran códigos que
incorporaban los usos y costumbres locales, que regían la vida civil, administrativa, penal y política de las
ciudades. La pauta foral se convirtió en la norma generalizada de gobierno, en señoríos como el de
Guipúzcoa (1200), hasta reinos como Navarra (1234), seguidos por los de aragoneses, portugueses,
catalanes, castellanos y valencianos. J. P. Fusi: España. La evolución de la identidad nacional Temas de
Hoy, Madrid, 2000.
112
fe católica el fundamento espiritual de los reinos tuvo como consecuencia la
instauración de la Santa Inquisición (1478), que actuaría como un instrumento de
control político de los sucesivos monarcas. La unificación de las coronas supuso la
reorganización financiera y política del reino, el saneamiento de la Hacienda, la reforma
del Consejo Real de Castilla y el establecimiento del Consejo de Aragón. 65 Implicó
también, la creación de la “Santa Hermandad”, la policía tributaria y judicial de los
caminos que llegó a funcionar como ejército real; las figuras de corregidores y alcaldes
como delegados de la Corona, como también, una burocracia de “letrados”, escribanos y
notarios. Precedieron medidas como la “despolitización” de otros actores conflictivos,
mediante el establecimiento del sistema de “insaculación” para designar por sorteo los
cargos públicos, aplicado en la Generalitat catalana y en el ayuntamiento de
Barcelona. 66
Las Cortes de Toledo (1480) restablecieron las rentas y regularon las relaciones
de la monarquía tanto con la nobleza como con el pontificado, el cual eventualmente
cederá al poder real la facultad de designar a los altos cargos eclesiásticos en la
península. 67 Debido al declive de la expansión mediterránea a cargo de la Corona de
Aragón y el auge propiciado por la conquista de América, en el siglo XVI se consagró
el protagonismo castellano en el gobierno del incipiente Estado, una hegemonía que
parecía inevitable tanto por el peso político como demográfico, militar y dinástico de
Castilla (reino que conquista Canarias el 1483, ocupa Melilla en 1497 y Orán en 1509, e
incorpora Navarra el 1515) frente al de Aragón, cuyas prebendas serán desde entonces
menores (solamente Nápoles en 1503). 68
La unificación dinástica implicó un sentido de identidad particular reconocido
desde el exterior y la generalización de un idioma común que va adquirir el rango de
lengua franca. 69 El cambio de dinastía no romperá con la unidad católica como
65
Subsistieron entonces organismos más antiguos, como la Generalitat catalana (creada en 1359) y la
valenciana (1411), con sus respectivas diputaciones permanentes.
66
De esta época data un sistema de designación para el gobierno conocido como “insaculación”, que
constituiría un elemento de pacificación política al dejar al azar la designación de cargos políticos entre
los ciudadanos aptos para ocuparlos, siendo sus nombres escritos en un papel e introducidos en un saco
donde un niño sacaba sin saberlo a los elegidos, por lo que no existía propiamente una burocracia
administrativa ni estaba diferenciada la clase política del resto de los pobladores. Este sistema se
introdujo en la Generalitat en 1493 y en el Consell de Cent de Barcelona en 1498, extendiéndose después
a otras instituciones públicas, incluídos los ayuntamientos del reino. Cataluña, que había conocido en la
Edad Media los efectos de una intensa centralización interna, manifiesta en la uniformidad de las
vegueries, mostraba los efectos de una importante señorialización, sin que ésto impidiera la contribución
de los vasallos del Principado a los servicios de la Corona. El distanciamiento entre las sesiones de las
Cortes llevó a la Generalitat catalana al primer plano de la política y a nivel municipal la aparición del
Consell de Cent, la asamblea ciudadana barcelonina. P. Vilar: Introducció a la historia de Catalunya
edicions 62, Barcelona, 1995.
67
La ausencia de un modelo definido de estructuración territorial hacía altamente improbable la
homogeneización por la fuerza de la diversidad política e institucional al interior de España, aunque
fueron varios los factores que propiciaron entonces la conservación de la pauta foral, que se consolidó con
la recopilación de los distintos textos legislativos de la monarquía y sus reinos (las Leyes de Toro de 1505
regulaban asuntos civiles), efectuados en este período, durante el cual se forjó a mediados del siglo XVI
la llamada “Leyenda Negra de España”.
68
Galicia entrará en la órbita castellana con la derrota de las rebeliones irmandiñas contra el poder feudal
en el mismo siglo XV.
69
El castellano, que comenzó a convivir y competir con las lenguas propias de cada reino. Fue
extendiéndose de Burgos a la Rioja en el siglo XI, y en los dos siglos siguientes a León, Toledo, Ciudad
Real, Extremadura y Murcia. Galicia, los Països Catalans y la región vasco-navarra eran ya bilingües en
el siglo XV, o al menos sus elites. Merece destacarse que en esta época van a ver la luz las obras literarias
que consagraron la lengua castellana frente al uso culto del gallego que prevalecía en Castilla.Interesa
también comentar que la lengua no fue un factor que obstaculizara los empeños de unificación de los
113
ideología dominante tampoco en Reus, como lo denota la remodelación en 1510 de la
Prioral de Sant Pere, así como la construcción del emblemático campanar de la ciudad,
que manifiestaron con su temprana factura el peso ideológico que mantendría la religión
católica en edades modernas. En la península, la crisis de subsistencia que inició desde
el siglo XIV, los estragos de la peste negra (1348), y las malas cosechas que se vivieron
hasta entrado el siguiente siglo, golpearon inicialmente a Castilla y después al reino de
Aragón, que entró en decadencia a partir del siglo XV, registrándose numerosas
revueltas en su territorio, como las rebeliones mallorquinas y las de los remences en
Cataluña, que condujeron a la reforma agraria con la firma de la sentencia de Guadalupe
(1486). Llevaron a Cataluña a la guerra civil y a su sustitución por Valencia como el
principal territorio económico del reino aragonés, pues los diferentes reinos seguirían
existiendo bajo la misma corona nupcial, aunque no por mucho tiempo.
La consolidación de un modelo de nación bajo los Habsburgo
España fue durante mucho tiempo más bien una alianza entre las principales
naciones peninsulares, que propiamente una nación, y no será sino hasta el período en
que gobierna la Casa de Austria (1516-1700) cuando se forme como una nación más o
menos permanente. 70 Carlos I de España, reemplazó el régimen de los Reyes Católicos
para crear uno nuevo, basado en la figura del Rey, los consejos y los secretarios, con
dos nuevas figuras de poder ejecutivo: los virreyes y los válidos. 71 Además de los
consejos ya existentes (Inquisición, Cruzada, Castilla y Aragón), añadió dos nuevos: el
Consejo de Estado (1521) y el Consejo de Guerra (1522). También facultó los Consejos
de Hacienda (1523) y el de Indias (1524), con la implementación de Virreinatos,
Audiencias Gobernadoras, Chancillerías, Audiencias de Justicia y Cabildos municipales
en las distintas colonias y reinos que conformaban la Corona. En el plano interno, se
articularon los ejércitos reales, que terminaron por sustituir a los ejércitos privados de
la nobleza. Nació la burocracia en su sentido moderno, donde el vínculo entre la
monarquía y los señores venía dado por el dominio del derecho y de las cuentas puestas
por estos últimos al servicio del Estado.
España entra en otra órbita cuando Carlos I en 1519 es proclamado, mediante
sobornos, Carlos V, nuevo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, lo cual
implicó que ejerciera la hegemonía militar y política de Europa hasta la segunda mitad
del siglo XVII, con la conjunción de la herencia de los Reyes Católicos (Castilla y
Aragón, Navarra, Sicilia, Cerdeña y Nápoles), las incorporaciones por herencia
borgoñesa (Flandes, Artois, Brabante, Luxemburgo y el Franco Condado), y por la
reinos peninsulares, debido a las semejanzas entre sus lenguas originales (gallego-portugués, aragonésnavarro, catalán, leonés, castellano y al sur las lenguas mozárabes), además de que el vasco (euskera)
había recogido desde la época romana palabras latinas.
70
De hecho, Aragón y Castilla se separaron, aunque brevemente, tras la muerte de Isabel en 1504, y de
Fernando II, hasta la llegada de Carlos V como titular de ambas coronas.
71
Los Habsburgo, aunque no unificaron las pautas de gobierno, manteniendo las instituciones periféricas,
consolidaron la administración central con la figura de los virreyes, quienes actuaban al servicio del
monarca más que en representación de sus súbditos. Más tarde, con Felipe II, se fortalecería a los
secretarios de Estado y a los “válidos”, quienes concentrarían el poder político en detrimento del poder
menguante de las Cortes. Los “válidos” o ministros privados fueron individuos cercanos a las coronas
europeas que ejercieron el poder en forma indirecta a través de la delegación de la confianza del monarca
en la dirección de los asuntos de Estado. Tanto Carlos V, como Felipe III (1621) y Felipe IV y no
ejercerían ya el poder directamente sino delegándolo en sus válidos privados. Los válidos o privados
fueron la respuesta a la progresiva complejización y el crecimiento de la administración y del gobierno
que se vino produciendo en España y Europa desde el siglo XVI. No es sino hasta con los borbones que
surge la figura formal del presidente de Gobierno J.P. Fusi: op. cit.
114
condición imperial (Alemania), además de las relativas a la conquista de América
(completada entre 1519 y 1535), las anexiones de Filipinas (1564-1572) y de Portugal y
sus posesiones (1580). El empeño imperial, “en cuyos dominios nunca se ponía el sol”,
no transcurrió sin episodios internos de resistencia motivados por su descuido de la
situación del pueblo peninsular. Conflictos importantes fueron la revuelta de los
Comuneros en Castilla (1520), cuya represión convirtió a este reino en un feudo de la
nobleza, y las Germanies en Valencia y Mallorca (1519-1523). Éstas y otras rebeliones
testimonian los malos usos y servidumbres a que estaba sometida la población rústica.
Su sucesor, Felipe II (de Castilla y I de Aragón) fijó la corte en Madrid y para
1581 reinaba también sobre Portugal. Fueron unos años en que Castilla entró en crisis
mientras Cataluña mantuvo un crecimiento envidiable en su área litoral, gracias a su
natalidad y a la inmigración de hombres del mediodía francés, muchos de los cuales
llegan al Camp de Tarragona. Se documenta también en esta centuria la llegada de los
primeros gitanos que se asentarán en la región sur del país catalán, en Montblanc y
Valls, Reus, Tortosa y Lleida. En Reus, como en otras partes de Europa, se documenta
ya desde el siglo XVI la plenitud de diferentes gremios a partir de la evolución de las
antiguas cofradías medievales, que se van a consolidar como formas de asociación
profesional perfectamente estructuradas.
En el último tercio del mismo siglo las invasiones de bandoleros y piratas en la
cercana Salou y en otros puntos de la región van a potenciar la organización militar de
los ciudadanos para la defensa, en un momento en que una comunidad de frailes
franciscanos construyeron un convento en la actual calle de la Misericordia, donde hoy
está el IES Salvador Vilaseca, entonces fuera de la muralla que custodiaba la ciudad.
Cuando la peste asola de nuevo a Reus en 1592, la fe católica se consolida con la
aparición milagrosa de la Virgen de la Misericordia a una pastoreta llamada Isabel
Basora, quien se entera que la causa es la falta de devoción que reina en Reus (el 1590
los reusenses fueron “excomunicats” desde Roma por “menjacapellans”), algo que se
demuestra en el hecho de que no le enciendan más velas y que es una muestra
fehaciente de la indiferencia reusense de aquel entonces. 72 Además de las dos antiguas
iglesias de Sant Pere y la de Sant Joan, al lado del hospital, se construyen entonces las
ermitas de la Mare de Deu de la Misericordia y la del Roser, que se convertirán en
fuente de devoción y de inspiración para el desarrollo de algunas tradiciones populares
locales. 73
El siglo XVII fue en España de notables contrastes, en el que finalizó la
expulsión de la población morisca (1609), que se verificó especialmente en Valencia,
pero también en Cataluña y Aragón. En Reus las fiestas tradicionales ven la aparición
de La Mulassa en 1608 y empiezan a sacar gegants allá por 1620, aunque a nivel
peninsular comenzaron graves dificultades económicas que serían aciagas de las crisis
que vendrían. El colapso del sistema comercial hispano-americano tenía a Castilla en
grave crisis, mientras que las graves sequías y la crisis económica en Cataluña
provocaron entonces importantes movimientos sociales que culminaron con el Corpus
de Sangre de 1640 en Barcelona, dando inicio de la guerra de los Segadors. 74 El virrey
de Cataluña fue asesinado y se organizó una larga resistencia, documentándose
72
La leyenda explica no solamente como Reus se salvó entonces de la epidemia sino también porque una
gran cantidad de mujeres reusenses llevan hoy por nombre el de Misericordia y tienen incluso fundada
una asociación de “coris” que no solamente incluye Misericordias de Reus. Por si las dudas, la vela
permanece encendida en la Prioral.
73
M.C Bernal: Les festes de barri a Reus: del segle XVI al segle XX edición privada, Reus, 1993; J.
Bertran: Nuestra Señora de la Misericordia y su santuario en Reus Asociació de Estudis Reusencs, Reus,
1954.
74
Otras rebeliones importantes fueron las de Andalucía (1641) y las de Sicilia y Nápoles (1647).
115
numerosos saqueos y ataques a la propiedad privada en Barcelona, que fueron
respondidos con la invasión de las tropas de Felipe IV . Vencieron a las fuerzas de la
Generalitat, presidida entonces por Pau Claris, el once de septiembre, en cuya memoria,
el recuerdo de esta derrota, Cataluña celebra hoy su Díada nacional. Cambrils fue
saqueada y Tarragona ocupada, hasta que el ejército monárquico fue vencido en
Montjüic. Según José Sanabre en 1642, después de dos años de intensas guerras en el
Camp de Tarragona, en Reus de mil casas habitadas quedaban cuatrocientas, mientras
que Tarragona había perdido cinco de sus siete mil habitantes. 75
En el plano externo, el imperio se había convertido en una unidad política
poderosa y expansiva, que había extendido su dominio hasta resultar inviable tanto en
términos políticos como económicos. La pérdida de Flandes, Portugal y de otros
territorios (el Rosellón, Cerdaña y el Franco Condado, entre otros), así como la firma
del Tratado de Westfalia (1648), que consolidó el moderno sistema de naciones
europeas y el rotundo éxito de los Estados sobre los poderes medievales universalistas
(Papado e Imperio), fueron hechos que reflejaron la decadencia e inviabilidad del
Imperio Español en la época, y también, las nuevas bases de la legitimidad monárquica
que imperarían desde entonces en Europa. A partir de entonces, la base de legitimidad
de la monarquía tiende a dejar de ser en Europa exclusivamente patrimonial para
devenir cada vez más en una forma contractual, lo cual también tuvo sus referencias
hispanas, aunque, paradójicamente sirvieron para implementar regímenes autoritarios y
centralistas. Westfalia puso fin a la ascendencia de los Habsburgo con el nacimiento de
el nuevo concepto de Europa. El grave peligro de ruina de la monarquía se testimonia en
una carta de Felipe IV a sor María de Ágreda, donde confiesa: “Todas las partes de mi
monarquía se encuentran en terrible estado, y hay guerras y disturbios en cada rincón”.
76
Por otra parte, no hay que olvidar que fue el Siglo de Oro español, de Lope de Vega,
el Greco, Cervantes, Góngora, Tirso de Molina y Velásquez, por citar unos cuantos .
Aprovechando la situación los franceses tomaron Perpinyá y conquistaron el
Roselló, ocupando desde entonces las tierras catalanas que hoy se conocen como la
Catalunya del Nord o francesa. En 1649 en las comarcas del Ebro comenzaron
numerosas revueltas contra los franceses que se prolongarían por toda Cataluña hasta la
firma de la paz de los Pirineos en 1659, que, aunque no va a acabar con las incursiones
francesas, al menos van a dejar a Reus –para bien o mal- dentro de la zona de
predominio hispano. Según John H. Elliot “la gran pesta dels anys 1650-1654 destruí
totes les esperances que Catalunya poguís tenir encara de preservar la seva
independencia de la colonia espanyola”. 77 En cambio, las provincias de Girona y
Barcelona quedaron bajo el amparo francés por doce años, hasta que Cataluña, harta de
los franceses, volvió al rezago de Felipe IV. La unidad de España queda de nuevo
asegurada, aunque ya sin Portugal, que aprovecha el río revuelto para independizarse
definitivamente. El “mosaico español”, no obstante, pervivió formalmente durante el
antiguo régimen hasta el ascenso al trono de la rama francesa de los Borbones, lo que
sucedió durante el reinado de Carlos II “El Hechizado”, Rey que murió sin
descendencia, significando el fin de la dinastía de los Austria en España. Tal cosa
sucedió gracias a su dudoso testamento en favor de quien sería el primer Rey Borbón
del país, un episodio que transcurrirá con notables resistencias. 78
75
J. Sanabre: La acción de Francia y Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659),
citado por J. H. Elliot: op. cit. (1963).
76
J.P. Fusi: op. cit., pág. 83.
77
J.h. Elliot op. cit., (1963), pág. 517.
78
J. Calvo Poyato: La vida y la época de Carlos II el Hechizado Planeta, Barcelona, 1998.
116
La bonanza con los Borbones de la ciudad Imperial y Atenta
En 1712 la ciudad de Reus recibió el título de “Imperial Atenta” y el Privilegi de
Ciutat pels favors a Catalunya, un reconocimiento real alternativo por la fidelidad que
brindaron los reusenses hacia la causa del archiduque Carlos III de Austria durante la
Guerra de Sucesión (1705-1714).79 Cuando visitó Reus, en 1706 “una nueva y colosal
águila simbólica” presidió las fiestas de la ciudad, y de entonces procede la adopción
del águila imperial como otro símbolo de la ciudad, y también las dos masas de plata
ricamente ornamentadas que hasta hoy se guardan en el Ajuntament de Reus, que le
fueron entonces otorgadas por la reina regente “perque Reus es una de les principals
que en tot temps mostraren fidelment zel, amor i constancia a la Casa d´Austria”,
siendo la primer ciudad que reconocería al monarca en el Camp, cuya asociación
comunal siguiendo la tendencia de toda Cataluña se declararía en masa a favor del
archiduque desde 1707. La importancia de esto para Reus estribaba seguramente en que
su fidelidad a la casa de Austria le permitiría conquistar las prerrogativas de una ciudad
real, como lo sugería ya el símbolo de un águila que portaba una mangala.
Después de la derrota catalana del once de septiembre de 1714 (la Díada
Nacional de Catalunya), cuando Felipe V se impuso como monarca tras la Guerra de
Sucesión (1700-1715), el águila fue prohibida, pues era un símbolo anti-borbónico.
Muchos balcones reusenses la ostentaban en sus balcones de hierro como una muestra
de fidelidad ideológica a la dinastía austríaca, pues “mai cap botifler no en va posar una
al seu balcó”. 80 Felipe V de la Casa de Borbón fue finalmente reconocido como Rey de
España a cambio de renunciar a sus posesiones en Europa. Su triunfo significó la
unificación y centralización del Estado, con el consiguiente desmantelamiento de las
instituciones catalanas, el fin de la autonomía política y el inicio de una política
represiva para los simpatizantes austriacos, entre los que se contaba la ciudad de Reus. 81
En el Camp de Tarragona el regreso del Carrasclet, guerrillero de la causa austríaca,
sembró por décadas el terror de los ricos a quienes secuestraban sus gavillas al grito del
Somaten (“Salid, que estamos prontos”).
La dinastía borbónica consolidó un modelo unitario y centralizado de nación
mediante un autoritarismo despótico y represivo que haría de España una estructura de
carácter uniforme, en la que solamente Navarra y las Vascongadas conservarían su
régimen autonómico gracias a su lealtad manifestada a la causa borbónica. 82 El Rey
podía juzgar todas las causas, tanto civiles como penales, siendo el Real y Supremo
Consejo de Castilla el organismo encargado de la administración de la justicia. En
Cataluña, los Decretos de la Nueva Planta (1711-1716) terminaron por abolir las
instituciones catalanas, prohibir la enseñanza de la lengua catalana y su uso oficial, e
imponer la organización político-administrativa de Castilla a todos los territorios de la
antigua Corona de Aragón, unificando los distintos reinos que integraban la monarquía
y eliminando alcabalas y aduanas internas, lo cual va a favorecer sobre todo a los
79
E. Gort: Reus. Imperial i Atenta Ciutat, 1712-1714 Gort Reprografia, Reus, 1978.
E. Gort y S. Palomares: op. cit., 1996, pág. 40
81
Por este motivo la ciudad queda fuera del derecho a voto en las cortes cuando en 1722 se lo concede a
seis municipios catalanes, entre los que se cuentan Tarragona y Lleida. Otras medidas altamente
impopulares fueron la prohibición del uso del catalán en la enseñanza, en tiempos de Carlos III, Rey de
Nápoles y de España. Y en 1770, Las Quintas, primer dispositivo de leva obligatoria que fue instalado en
Cataluña.
82
La Casa Borbón convirtió la monarquía tradicional en una forma más absoluta, colocando la persona
del Rey por encima del ordenamiento jurídico. A. Guimerá (ed.): El reformismo borbónico Alianza,
Madrid, 1996.
80
117
burgueses catalanes, quienes estaban como antes los hebreos: concentrados en sus
intereses económicos y excluidos de la participación política.
Con los Borbones se impuso un nuevo sentido de Estado, que significó, entre
otras cosas, el refuerzo de la autoridad del Rey, con la eliminación de privilegios,
fueros, dietas, parlamentos y cortes provinciales, pero también, por el nuevo sentido que
adquirió la monarquía, pues desde entonces “..gobernar pasó a ser en adelante impulsar
desde el Estado, desde la Corona, reformas e iniciativas en beneficio de la nación”. 83
Esto implicó profundas reformas de la administración central, sustituyendo el sistema
de consejos por secretarios de despacho, a cargo de las cinco nuevas secretarías
instituidas en 1714 ( Estado, Gracia y Justicia, Hacienda, Marina e Indias y Guerra), así
como la figura de los intendentes, los gobernadores civiles de provincia. La
centralización de la administración tuvo como correlato la expansión de la burocracia y
la unificación y reforma de leyes, códigos penales y civiles; y la profesionalización y
estatalización del ejército, con la creación de doce Capitanías Generales. El modelo
centralista impuesto por la dinastía se basó en normas inspiradas en el modelo francés,
aunque aplicó recetas castizas, como el caciquismo y un importante sustento político del
régimen, que haría del Parlamento un espacio carcomido por el faccionalismo y las
lealtades clientelares.
En el plano económico, se tradujo en la unificación hacendaria, la liberación del
comercio interior, el proteccionismo y el fomento de la industria, el comercio y la
artesanía nacionales. 84 Si bien el proceso de construcción estatal desde el siglo XV
mostró en España un curso errático con abundantes discontinuidades, bien puede decirse
que en el siglo XVIII se consolidó un modelo unitario de nación que tuvo como
correlato el auge económico, el incremento demográfico y varias reformas, entre las que
se cuentan el impulso a la educación e investigación científica y la creación de
instituciones académicas y artísticas, como la Real Academia de la Lengua Española. 85
Aunque nunca fue mayor el Imperio Español en América como durante este siglo, la
pérdida de Bélgica, Milán, Cerdeña, Sicilia, Menorca y Gibraltar (Tratados de Utrech,
1713 y Rastatt, 1714), mostró la debilidad económica del régimen frente a las nuevas
potencias industriales y su dependencia del oro y otras riquezas americanas.
El siglo registra el notable enriquecimiento de una poderosa burguesía mercantil
en Reus, que daría muestras de buen gusto en su esplendor máximo en materia de lujo y
de buena vida. 86 El auge económico, aunque trajo consigo el “progreso”, no se tradujo
en la distribución del bienestar para el grueso de la población resusense. Aunque el
proceso de industrialización ocasionó el incremento del empleo, la proletarización
83
J. P. Fusi: España. La evolución de la identidad nacional Temas de Hoy, Madrid, 2000, pág. 144.
En la península, gracias a la industrialización del algodón y a las políticas proteccionistas en la década
de 1740, Cataluña despuntaba económica y culturalmente frente al resto de España, que seguía siendo un
país cerealístico con una agricultura técnicamente muy atrasada y de bajos rendimientos, agobiada por los
derechos señoriales y en un contexto de malas cosechas, que produjeron diversos zafarranchos y motines
(uno de ellos, el de Esquilache tuvo como consecuencia en 1767 la expulsión de los jesuitas de todos los
territorios españoles, incluidos los americanos). Fue un hecho que no logró paliar ni la desamortización de
Godoy ocurrida en 1798 bajo el reinado de Carlos IV, que afectó pocas propiedades de la Iglesia. La
falta de sincronicidad económica y cultural entre Cataluña y el resto de España (exceptuando quizás los
ricos núcleos industriales del norte) se va a hacer más evidente con la liberalización del comercio con
América en 1778, va a conformar con el tiempo en Cataluña una economía “indiana”.
85
El reformismo ilustrado borbónico sería el que terminaría por crear el sentimiento español de nación,
aunque también creó una serie de agravios que serían el germen para el repunte del nacionalismo político
a finales del siglo XIX. F. Tomas y Valiente: Gobierno e instituciones en la España del Antiguo Régimen
Alianza, Madrid, 1996.
86
S. Rovira: La burguesía mercantil de Reus ennoblida en el XVIII Institu d´Estudis Tarraconensis
Ramon Berenguer IV, Tarragona, 1994.
84
118
paralela mantuvo el viejo esquema de clases sociales, lo que determinó que en aquel
entonces en Cataluña y en España se generaran nuevas formas de organización gremial,
como las ensayadas por los aprendices de oficios en Reus. 87 Según Bofarull para 1763
Reus contaba con doce gremios, “apart del dels argenters, capellers, hostalers i
menescals. I la majoria tenia casa i altar propi en alguna església pública”. 88 Y no
obstante el clima político imperante, Henry Swinburne, un inglés que visitó la región en
1775, describió la importancia de la ciudad de Reus, destacando la producción de vinos
y aguardientes, de avellanas y otros bienes agrícolas, la relevancia de su comercio. Estos
sectores se beneficiaron considerablemente con la apertura hacia el atlántico de
Cataluña gracias a los decretos de libre comercio de 1765 y 1778, que permitieron no
solamente que el catalán Gaspar de Portola descubriera la bahía de San Francisco y
fundara San Diego y Monterrey en California, sino que se abriera el comercio con
América, repercutiendo en el crecimiento económico y demográfico de la Cataluña
costera y prelitoral con el auge de los “indianos”, catalanes que hicieron su fortuna
haciendo las Américas.
Para 1787 Reus contaba ya con 14.400 habitantes y era “…reconeguda com la
millor després de Barcelona a finals del XVIII”, pues su crecimiento demográfico
espectacular la colocó como la segunda ciudad del país catalán, configurándose como
su capital meridional. Esto sucedió gracias sobre todo al aguardiente de uva, que se
convirtió en el principal producto de exportación de España en este siglo. El nombre del
aguardiente de Reus traspasó los límites peninsulares y varios países compradores
instalaron entonces consulados en la ciudad (Sicilia, Nápoles, Portugal, Inglaterra,
Francia, Holanda, Prusia, Suecia, Dinamarca y los Estados Unidos). En su punto más
esplendoroso los precios del aguardiente en los mercados de Reus, Londres y París,
marcaban la cotización internacional, lo que dio origen localmente a la famosa frase:
“Reus, París, Londres, carrer de Monterols, la Boca de la Mina i la plaça de les cols”. 89
El desarrollo se afianzó con la diversificación económica pues además de los viñedos,
las hortalizas y los frutos secos, Reus devino también por esas fechas en uno de los
principales centros de la industria textil y de la seda. “Des d'aleshores, Reus ha tingut
fama de plaça comercial, tant pel comerç a l'engròs com per la botiga de venda al
detall”, pues la ciudad actuaba como capital económica de una zona mucho mayor que
el Camp. No obstante la bonanza regional, las desigualdades y desequilibrios hacen que
ocurran diversos incidentes enfrentamientos violentos de obreros con las fuerzas de
seguridad, como los ocurridos en Valls y otras ciudades catalanas en 1789, el mismo
año de la Revolución Francesa, un evento que va a ocasionar que emigren a Cataluña
numerosos conservadores franceses influyentes.
Para los historiadores en el siglo XVIII se cifra “l'edat d'or de la ciutat”, cuando
Reus presentaba el índice de crecimiento demográfico más espectacular del país. Es
una época en que va a modificarse profundamente no solamente el panorama campirano
de Reus por la especialización de cultivos sino también la fisonomía urbana. Se realiza
entonces una circuncisión de la ciudad derribando la antigua muralla del casc antic,
dejando una vía periférica que es el actual Tomb dels Ravals y lograr extender la zona
urbanizada, que deja de estar prisionera por el antiguo cinturón. Se construyen fuentes
públicas, se derriban viejos edificios, a la vez que otros se renuevan, siendo las
87
R. Puig: Els aprenents de Reus a finals del segle XVIII Centre de Lectura-Cambra de Comerç de Reus,
Reus, 1992.
88
A. de Bofarull,: (1867) Anales históricos de Reus desde su fundación hasta nuestros días Associació
d'Estudis Reusencs, Reus 1959-1961. 2 vols.
89
Véase A. Segarra i Blasco: L' economia de Reus al segle XVIII: el comerç de l' aiguardent Centre de
Lectura, Reus, 1988. Del mismo autor: Aiguardent i mercat a la Catalunya del segle XVIII Eumo, Vic,
1994.
119
iniciativas más notables del siglo debidas a la arquitectura civil, con la construcción de
locales y casas de estilo renacentista y barroco, de los que el Palau Bofarull situado en
el actual carrer Ample sea quizás uno de los ejemplos más notables. El dinamismo de la
época, patente en varias ciudades de España pero sobre todo en Catalunya, hace que
comiencen a crearse las primeras Juntas de Comercio y que las botigas se conviertan en
“el element articulador del comerç interior catalá de la centuria”. 90 Inicia en este siglo
una importante actividad cultural y editorial en la ciudad que va a dar origen a la prensa
local y a la edición de obras regionales y de traducciones, que se realizan sobre todo en
idioma castellano, la preferida de las elites culturales reusenses de la época. 91 También
se registra una mayor formalización administrativa en el Ayuntamiento a partir de la
emisión de múltiples ordenanzas y dispositivos urbanos. 92
Francesos per uns mesos y españoles para toda la vida
España, a comienzos del siglo XIX era un país conformado dentro de los
esquemas del Antiguo Régimen, sin tradición reciente de instituciones representativas,
pues en todo el siglo XVIII las Cortes solo fueron convocadas cinco veces y por razones
puramente protocolarias. El mapa jurisdiccional presentaba tal complejidad que su
representación resultaba sumamente difícil: por la desproporción territorial, la
arbitrariedad de fronteras y la profusión de enclaves, parcelándose para 1789 los
antiguos reinos en treinta y un provincias. Napoleón Bonaparte alteró decisivamente el
curso de la historia hispana, y, según algunos, precipitó con su invasión (1808) la
gestación del Estado Español contemporáneo. 93 Y es que, no obstante las seculares
contradicciones internas, en ese momento clave que fue la Guerra de Independencia
contra la ocupación francesa se manifestó la cohesión de la mayoría de la población del
territorio español frente al invasor, aun cuando el orden que ofrecía Pepe Botella
representaba muchos avances y garantías con respecto al régimen borbónico, que
estaban recogidos en la Constitución de Bayona elaborada por los franceses. 94 A
consecuencia quizás de la invasión francesa, la destrucción del régimen de gobierno y el
deterioro del orden colonial significaron para España la pérdida de los territorios
americanos, a excepción de Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Para Reus el siglo XIX significó un nuevo impulso para la ciudad, con el
crecimiento de la industria textil y la consolidación de una burguesía ilustrada y
90
Anónimo: Historia de Catalunya CD-Rom 4: 1716-1848 De la il.lustració al liberalisme La
Vanguardia-Generalitat de Catalunya, 1998.
91
E. Aguadé Bruix: Impressors i llibreters a Reus : 1720-1900 Centre de Lectura, Reus, 1996.
92
Ver J. Morell: El municip reusens al set-cents Centre de Lectura, Reus, 1991.
93
El afán unitario se forjó en la Guerra de Independencia y fue fundamentado más tarde en la
Constitución de Cádiz de 1812. De hecho, la coordinación entre las distintas juntas territoriales
conformadas al amparo de la Constitución de Cádiz supuso de facto una actuación bajo pautas federales,
aunque dividido en dos bandos: por un lado, el clero y la nobleza, quienes esperaban la vuelta del
absolutismo con Fernando VII; y por el otro, liberales e ilustrados. Ambos estaban representados en las
Juntas locales y en la Junta Central coordinadora de las Juntas Provinciales. Los catalanes, contrarios
entonces a Francia, establecieron su propia Junta Suprema y abolieron el recurso de apelación al Consejo
de Castilla; aunque colaboraron con tributos se opondrían a las levas obligatorias de los independentistas
castellanos.
94
Aunque la carta otorgada de Bayona introducía elementos muy avanzados en su factura fue rechazada
masivamente, al ser impuesta por el régimen napoleónico. En todo caso, significó el acicate para que
durante el resto del siglo XIX tuviera su auge el constitucionalismo español, desde la primera versión de
1812, la moderada de 1845, el proyecto de Constitución federal de 1873 y la Constitución progresista de
1869, a la centralista y doctrinaria de 1876, que permaneció vigente en España hasta el primer cuarto del
siglo XX. F. García de Cortázar y J.M. González: op. cit.
120
progresista. 95 Va a atestiguar una transformación total de la fisonomía urbana con la
dotación de nuevas infraestructuras, como calles, alumbrado público y servicios
regulares de transportes de viajeros. Se inauguran carreteras y comienza a construirse la
red de ferrocarriles en el Camp de Tarragona. En 1805 un proyecto de canal navegable
entre Salou y Reus es interrumpido tempranamente por la invasión francesa que dará
origen a la Guerra del Francés (1808-1814), cuando el Principiado es anexionado y los
catalanes devienen en “francesos per uns mesos”. Reus devino entonces en capital del
departamento de Boques de l´ Ebre, con la división decretada por los franceses que
tuvo efecto de 1810 a 1812, para luego formar parte del distrito de Tarragona. La
resistencia se organizó en las Juntas Locales, núcleos ciudadanos de boicot y de apoyo a
la guerrilla, y fueron promovidos por eclesiásticos, propietarios y sectores cultos. Las
tropas napoleónicas ocuparon Tarragona en 1811, siendo obligadas a retirarse tres años
más tarde, al final de los cuales los catalanes afrancesados pasaron obligadamente al
exilio.
Mientras tanto, la primera constitución verdaderamente española, “La Pepa”, se
firmó en Cádiz el día de San José en 1812. Proclamaba como principios la soberanía
nacional, la división de poderes y la representación, basada en la un régimen
parlamentario. 96 Tenía como pretensiones poner fin al poder absoluto, acabar con el
feudalismo y sentar las bases para un desarrollo capitalista. Se proponía acabar con las
múltiples jurisdicciones y privilegios territoriales para introducir la igualdad de todos
ante la ley. Irónicamente, el modelo propuesto por los liberales de 1812 fue una
transposición del jacobinismo francés: burocracia centralizada, fomento del mercado
interior, homogeneidad fiscal, jurídica y cultural, con la particularidad de declarar al
estado confesional católico y de mantener las prerrogativas de la nobleza, con lo cual se
decantaba ideológicamente del régimen liberal francés. 97
La “Pepa” fue proclamada en Reus y en Tarragona a pesar de la ocupación. 98 En
Reus, se tradujo en el primer ayuntamiento elegido por sufragio indirecto, y, a nivel
nacional, por la división del territorio español en provincias, división paradójicamente
95
Ver P. Benavent: Macià Vila Mateu. Esbós biogràfic d'un pròcer industrial progressista de Reus de
mitjan segle XIX Associació d' Estudis Reusencs, Reus, 1966.
96
La Constitución de 1812 representa el fin del viejo régimen y el establecimiento del nuevo orden
liberal. Recoge ciertos principios fundamentales del liberalismo político: soberanía nacional, igualdad
civil, libertad personal, aunque proclama que la nación española es y será perpetuamente católica,
apostólica, romana, única y verdadera. Suponía la creación de ayuntamientos y provincias que fueron
luego suprimidos por Fernando VII aunque retomados con su restablecimiento en 1822. Posteriormente,
en 1835, las instituciones locales se aprobaron de nuevo, aunque funcionaban en forma muy subordinada
al poder central a través de los Gobernadores Civiles delegados. Ver F. Fernández: Las constituciones
históricas españolas Madrid, 1982 y R. Jiménez Asensio: Apuntes para una historia del
constitucionalismo español Zarautz, 1992, citados por L. López Guerra: “El ordenamiento constitucional:
continuidad y cambio a través del siglo” en A. Morales Moya (coord.): La organización del Estado
España Nuevo Milenio-Generalitat Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid, 2001.
97
La importancia de “La Pepa” estriba en que representa el inicio de un tortuoso proceso de
democratización y socialización política que discurre lenta, pero progresivamente, hacia tres metas
complementarias: la independencia de los poderes, la alternancia en el gobierno ejecutivo y una creciente
participación popular en la elección de éste a partir de 1810, cuando se adopta un sistema de elección
indirecto. España habría seguido, a diferencia de paíse como Inglaterra, Bélgica o Estados Unidos, un
proceso de construcción del sistema político “de arriba a abajo”, lo cual se traduciría en una escasa
articulación y reducida distribución de poderes, un protagonismo excesivo del ejecutivo y un modelo
centralizado y jerarquizado de la administración pública, como en Portugal, México y Francia, donde
también coincidiría una demanda ciudadana muy limitada. Implicó el proteccionismo del poder y el
protagonismo de los políticos profesionales. J. Varela Ortega y L. Medina Peña: Elecciones, alternacia y
democracia. España-México, una reflexión comparativa Biblioteca Nueva, Madrid, 2000.
98
J. Matas (dir.): Gran atles geográfic i históric de Catalunya Generalitat de Catalunya-Avui, Barcelona,
1992.
121
semejante a los Departaments napoleónicos. A nivel local, la aparición en 1813, del
“Periódico político y mercantil de la villa de Reus” inició una “larga, densa y rica
tradición periodística en la ciudad”, que va a caracterizar el hervidero de ideas y la
avidez de letras que cundía por el Reus de esta revuelta época. 99 La ocupación francesa,
que duró hasta 1814, culminó con el retorno de Fernando VII y la derogación de la
Constitución de 1812. Reus, testimoniando una época de relativa bonanza, en 1815
asiste a la apertura de la Casa Padreny, la primera pastelería de Cataluña en ofrecer
repostería de inspiración francesa y vienesa. Europa estaba de moda y, a pesar de la
guerra, Reus no se quedaría sin sus quince minutos de gloria.
Los esfuerzos del Antiguo Régimen por evitar su desaparición comenzaron en la
segunda década del siglo con el trienio liberal, que en 1820
devolvió el
constitucionalismo a España, aunque solo fue temporalmente pues fue abortado por
Fernando VII cuando disolvió las Cortes. 100 El orden liberal fue frustrado gracias al
triunfo absolutista de Fernando VII, quien desencadenó la represión con el apoyo de los
Cien Mil Hijos de San Luis y de la Santa Alianza, en unos años (1823-1833) que
guardaron como nombre los de la Década Ominosa. 101 La introducción de un sistema de
educación secundaria (1845) y superior (1857), -por supuesto en castellano- tendió a
favorecer la homogeneización cultural, lo mismo que la aparición de una prensa
nacional, aunque la uniformización se enfrentó a la pervivencia de comarcas, regiones y
provincias de estructuras distintas, con tradiciones y formas de vida particulares. Se
promovió también entonces la instauración del Consejo de Ministros y el de la Policía,
tras lo cual Reus perdió la capitalidad del poder judicial que tenía desde 1822.
Tarragona pasó entonces a ser capital de la nueva provincia que aglutinaba todo el sur
de Cataluña. 102 Fue una época en la que se siguieron perdiendo las colonias del
continente americano y en la que resurgió el bandolerismo en la figura de los
trabucaires, cuyo número en el país catalán se calculaba en 4,000 para mediados de
siglo. En varias ciudades catalanas con industria hidráulica y luego de vapor se
verificaron incidentes y protestas ludistas que incluyeron el incendio a las fábricas.
El gobierno local se igualó con la reforma de la administración de las provincias,
que pretendía racionalizar la administración tras la muerte de Fernando VII en 1833. 103
99
P. Anguera: “Lo somatent. Primer diari catalanista comarcal” en Ibíd Societat, sociabilitat i ideologia a
l´àrea reusenca Associació d'Estudis Reusencs, Reus, 1999, Pág. 184.
100
El regreso de Fernando VII implicó la reinstalación de la Inquisición y la censura, la derogación de la
Constitución y de las Cortes. A causa de un pronunciamiento militar en 1820 se vio obligado a reinstaurar
la Constitución de 1812, dando origen al llamado “Trienio Liberal”, un breve episodio al que siguió la
Década Ominosa (1823-1833).
101
Las breves experiencias del Trienio Liberal (1820-1823) y del Gobierno de Mendizábal verían la
reposición de “la Pepa” (como se conocía a la Constitución de 1812 ), hasta que en 1837 fue sustituída
por otra aprobada por la Reina Regente María Cristina, de carácter progresista y parlamentario. En
cambio, la Constitución impuesta en 1845 durante la “Década Moderada” (1844-1854), reformaba el
régimen progresista anterior para convertirlo en un modelo político que rechazaba la soberanía nacional
frente a una soberanía del monarca, compartida en menor medida con las Cortes y que favorecía el
centralismo administrativo. Después de que las Cortes de 1854, mayoritariamente progresistas, elaboraron
la Constitución de 1856, que no llegó a aprobarse debido a que el Real Decreto del mismo año
reestableció la Constitución moderada de 1845. La Constitución de 1869, producto del golpe militar
comandado por Topete, tuvo como objetivos básicos implantar la democracia y conseguir la
descentralización administrativa
102
La modernización del estado que se desprende de la división provincial intenta homogeneizar el
territorio instituyendo criterios administrativos racionales, que van a escamotear la unidad de Cataluña.
Ante este panorama en Cataluña, los políticos provinciales se dividían en conservadores y progresistas,
los primeros eran de tendencia centralista y minoritaría, los segundos de base republicana y municipalista.
103
En este marco de reformas se aprueban los decretos de Javier de Burgos que establecen la provincia
como eje de la estructura territorial del Estado, sin ninguna intención representiva, ya que tanto los
122
Su sucesión, ocurrida después de hacer publicar que su antecesor Carlos IV (1788-1808)
había derogado en secreto la Ley Sálica, dejó a la reina viuda María Cristina como
regente, mientras Isabel II, la sucesora del trono, cumplía la mayoría de edad. La
triquiñuela provocó la aparición del carlismo, un movimiento integrista católico,
antijacobino y antiliberal, de ámbito predominantemente rural y de carácter monárquico
y foral, que surgió por los partidarios de la causa de Carlos, el hermano del difunto Rey,
a quién buena parte de la población reconocía como legítimo heredero del trono de
España en vista de su condición masculina. 104
También es una década de difusión del mutualismo, el socialismo utópico y el
anarquismo en las nacientes asociaciones sindicales y ateneístas que se fundaron en
Reus como en otras ciudades catalanas y españolas. Es en este interín secular cuando el
asociacionismo ciudadano tiene un importante resurgimiento con la aparición de
numerosas entidades de intereses diversos. En 1817 se funda la primera logia masónica
en la ciudad y en 1839 se documenta la aparición de “La sociedad de Amigos”, la
primera entidad ateneísta local creada por 80 socios con el objetivo de fomentar la
literatura y las artes, crear una biblioteca pública y proporcionar a los asociados una sala
de juegos, de lectura y de música. Para 1861 habrá de cambiar su nombre por “El Liceo
Instructivo” y muy pronto reúne 200 miembros “obreros todos o en su gran mayoría
(…) afanosos de instruirse”, en gramática castellana, lectura, escritura y aritmética. El
Circol, una de las sociedades recreativas más notables es creada en 1852. El Centre de
Lectura, notable institución civil antecesora de los ateneos obreros que florecieron por
Cataluña, inicia sus actividades, aún vigentes, desde 1859. 105 Aparecen también
numerosas sociedades de protección mutua cuyos nombres invocan el santoral cristiano.
El primer sindicato reusense, la “Sociedad de mutua protección de tejedores de la villa
de Reus”, admiradora de Espartero, se fundó en 1854 y desapareció víctima de la
restauración monárquica que ocurrió veinte años más tarde, llegando a contar en su
momento con 1,500 afiliados.
De 1833 a 1840 ocurren las primeras Guerras Carlinas, debido a que la muerte
de Fernando VII reestableció la rivalidad entre los partidarios de la sucesión a favor de
su hermano Carlos (los carlistas), y quienes defendían una línea más conservadora,
representada por la reina viuda regente Maria Cristina y su hija Isabel II. En Reus en el
verano de 1835 conventos franciscanos y de carmelitas descalzos fueron asaltados e
incendiados antes que sucediera lo mismo en Barcelona, y de este evento procede el
dragón como símbolo festivo de la ciudad. El drac fue fraguado por los frailes para
amagar a los liberales con el fuego que hacían salir de su boca, siendo el fuego utilizado
después en su contra. En este lapso tiene efecto la primera ley Mendizabal de
desamortización (1836), que va a producir profundas transformaciones en el sector
agrícola, al poner en subasta pública bienes de la iglesia, la nobleza, las ordenes
subdelegados del gobierno como los alcaldes eran nombrados por el gobierno según la regulación
legislativa de las instituciones locales de 1835. Municipios y provincias van a ser las únicas dos instancias
territoriales admitidas por la Constitución de 1876, siendo el Rey el encargado de nombrar a los alcaldes
en las capitales de provincia. A nivel nacional, la ley del 21 de julio de 1876 estableció el sistema de
Conciertos Económicos, que permitía la autonomía financiera de las provincias vascas, que se unían en
este sentido a lo sucedido en el régimen foral de Navarra desde 1843. E. Aja: op. cit., pág. 43.
104
El carlismo debe verse como un movimiento social que tiene una factura mucho más profunda que las
razones dinásticas. Fue una cruzada del campo contra las ciudades y los liberales impíos que, amparados
en la debilidad de la monarquía, amenazaban la autoridad de la Iglesia y la permanencia de los derechos
forales. Fue particularmente importante en las zonas rurales de las primeras zonas industrializadas como
Cataluña y las Vascongadas (donde Bilbao era visto como Sodoma y Gomorra), aunque más tarde sus tres
guerras (1833-1840, 1846-1848 y 1872-1875) desgarraron toda España.
105
Véase el estudio de P. Anguera: El Centre de Lectura de Reus, una institució ciutadana Edicions 62,
Barcelona, 1977.
123
militares y los municipios. En Reus y en el Baix Camp es el antecedente necesario para
la conformación de una burguesía agrícola y posteriormente agroindustrial e industrial.
Industria y ocaso del Antiguo Régimen
La llegada de la revolución industrial, como en otras partes de Europa, trajo a
España una época en la que se generalizaron disturbios políticos y ciudadanos,
motivados por sus efectos secundarios: aglomeración, pestes, bajo nivel adquisitivo,
viviendas pobres, epidemias y otras vicisitudes propias de un nuevo modelo de
producción, para el cual resulta rentable la existencia de un amplio y paupérrimo
contingente laboral de reserva. Efectos que se incrementaron con la afluencia a los
nuevos núcleos industriales por masas de inmigrantes de otras partes de la península,
pues fueron Cataluña y el País Vasco las zonas donde se instalaron las primeras
industrias importantes. En Reus se inauguró la Industrial Reusense en 1843, que sería
la primera industria de vapor de la ciudad, abierta once años después que la fábrica
pionera de los hermanos Bonaplata de Barcelona. Ocurre en este mismo año la revuelta
que dará origen al Bienni Progressista, con la constitución de una Junta Provisional de
Govern de Catalunya. Los Generales Prim y Milans del Bosch se alzaron en Reus
contra Espartero, motivo por el cual la nueva reina regente Isabel II concedió a la vila el
título de “Ciudad esforzada”, por lo cual el General Prim decidió incorporar a Hércules
como nuevo símbolo de su ciudad natal. La rebelión dio inicio a una década de gobierno
moderado (1844-1854), en el que la monarquía conservó la mayoría parlamentaria a
nivel central, mientras que en Barcelona se constituyó una Junta Suprema
Provisional. 106
La crisis económica que se registró en Europa de 1846 a 1848 ocasionó la
aparición de movimientos populares y
revoluciones por todo el continente,
coincidiendo con la publicación del Manifiesto Comunista de Marx y Engels. En
Cataluña el clima bélico civil estalla desde 1846 con la segunda guerra carlista, la de los
Matiners, en la cual estos se van a aliar con los liberales democráticos y con los
progresistas contra la política de los moderados. Estos últimos son los que consiguieron
dominar las rebeliones, lo cual fue muy del beneplácito de la burguesía catalana,
incluida la reusense, cuyos prohombres estaban por el proteccionismo económico y
mantenían posiciones conservadoras. Culpaban al librecambismo, al individualismo y al
comunismo de la profunda depresión económica (que tendría su cenit en 1865),
reclamando mayor protagonismo por parte del Estado. 107 En Reus, con una población
que oscilaba de los 25,000 a los 30,000 habitantes para 1848, tan solo tenían la
categoría de electores 402 hombres mayores de edad, dándonos una idea de lo selectiva
y limitada que era la representatividad, siendo muy escasa la posibilidad democrática de
elegir a las autoridades municipales por el control de candidatos y electores. 108 No
106
En 1845 se promulgó una nueva constitución de signo moderado que declaraba la religión católica
como oficial y potenciaba el poder del monarca frente a las Cortes. En ella puede advertirse la influencia
del pensamiento político de Prim, afín a la instauración en España de una monarquía liberal de carácter
parlamentario, empeño que según sus biógrafos le costó la vida.
107
“El 1860, el màxim teoritzador de la burguesia reusenca del XIX, l´advocat Bernat Torroja, feia una
crida a favor del proteccionisme, en què alhora atacava l´individualisme i el comunisme, i assenyalava el
lliurecanvisme, que identificava amb l´individualisme, com el principal enemic de Catalunya, ¨un pais
eminenment mercantil i industrial...el bon camí es el proteccionisme, el qual permet ´l´intervenció tutelar
i protectora de l´estat en els interessos socials i és una garantia per als drets i llibertats de l´home i de la
nació”. P. Anguera, E. Gort y J. Melich: op. cit., vol. II, pág. 13.
108
P. Anguera: Les eleccions democràtiques a Reus: tres cròniques Òmnium Cultural Baix Camp
(Col.lecció Escornalbou 9), Reus, 1990, pág. 13.
124
fueron tiempos plácidos en la ciudad, pues en 1854 una epidemia de cólera causó la
muerte en Reus de más de 350 personas, evidenciando quizás las malas condiciones
higiénicas en que vivía parte importante de la población urbana.
A nivel estatal, al año siguiente (1855) se decretó la desamortización general de
Madoz y fue también cuando se registró la huelga general de la industria catalana, en la
que Reus participó contra los planes librecambistas del gobierno. A pesar de la
inestabilidad económica y política de la época, en la ciudad comenzaron por estas
fechas a implementarse infraestructuras de transporte y comunicación terrestre con otras
ciudades de la región y de España. En 1856 se inauguraron las líneas férreas que unirán
a Reus con Tarragona, cuando tras un golpe de estado, comenzó la corta regencia en el
gobierno español del General Baldomero Espartero, con el apoyo de las clases
progresistas de Barcelona y de la Unión Liberal. Su política económica contraria a los
intereses de los industriales catalanes va a desembocar en una insurrección, dirigida por
la Junta Provisional de Barcelona, y es el motivo por el cual el regente ordena
bombardear la ciudad condal. Fue la antesala de una crisis económica que asoló la
región tarraconense en 1862, poco después de que Prim retornara a Reus victorioso de
las campañas militares en México y en Marruecos. A nivel local, en 1863 se fundó el
Banc de Reus y se establecieron las líneas férreas con Montblanc.
En lo político los tiempos suponen muchos cambios desde la Revolución de
Septiembre de 1868, comandada por el almirante Topete y por Prim contra Isabel II, la
reina regente quinceañera, al grito de “abajo lo existente”, llevando a la derrota a las
fuerzas gubernamentales en Alcolea. 109 Se instala en 1868 en Reus una Junta
Revolucionaria de signo liberal, en el mismo año en que se proclama a nivel nacional.
Tras la revolución de 1868, que depuso a Isabel II y tuvo como objetivo acabar con el
liberalismo restrictivo, las fuerzas políticas y el Ejército buscaron una monarquía sin
Borbones y un orden democrático, por lo cual en 1869 el Gobierno Provisional de
Serrano convocó a elecciones constituyentes a todos los mayores de 25 años, lo cual era
posible gracias a la ausencia de mandatos específicos en la constitución vigente, que
tenía como objetivos básicos implantar la democracia y conseguir la descentralización
administrativa. La relevancia de Reus como enclave liberal lo testimonia el hecho
simbólico de que en esta ciudad se celebrara al año siguiente el primer matrimonio civil
de todo el país. 110
A nivel nacional, la presencia de Reus se hace patente, siendo un hecho centinela
más el que el General Prim asuma la presidencia del gobierno español un año antes de
ser asesinado en Madrid. En ese mismo año las Cortes Españolas aprueban una nueva
constitución de signo progresista que aunque es menos confesional, consolidaba el
centralismo y la monarquía parlamentaria, motivo por el cual surge la Federal, una
revuelta que inicia en Tarragona y se extiende a Reus y otras ciudades catalanas. 111 Es
sofocada por el gobierno central, siendo Reus, Balaguer y la Seu d´Urgell los últimos
sitios en resistir, en un momento en que la Comuna de París persiste aun tras las
109
Según Pere Anguera el deseo de los promotores de la revolución de 1868 consistía en cambiar todo
para que no cambiara nada. P. Anguera: “Catalunya en temps de Marià Fortuny” en Ibíd: Societat,
sociabilitat i ideologia a l´àrea reusenca Associació d'Estudis Reusencs, Reus, 1999, pág. 16.
110
En la ocasión se publica un opúsculo sobre el tema, de Josep Güell I Mercader: El matrimonio civil
según se practica en la ciudad de Reus: guía y formulario para la celebración de este acto importante.
Imprenta de Francisco Vidiella, Reus, 1869.
111
La nueva constitución, que convertía a España en una monarquía parlamentaria, aunque obligaba al
estado a mantener el culto y los ministros de religión católica, garantizaba el ejercicio de otros cultos.
Reconocía la soberanía nacional, los derechos políticos e individuales, de opinión, de asociaciones y de
culto, pero no los económicos y sociales. Demócratas y obreristas van a obtener representación
parlamentaria.
125
barricadas. Prim, logra que las Cortes Generales ese mismo año hagan venir a ocupar el
trono a Amadeo de Saboya, quien encuentra a Prim muerto un día antes de su llegada
por un atentado nunca resuelto. 112 En su breve reinado se aprobaron las leyes municipal
y provincial, que establecieron por primera vez la elección de los ayuntamientos por
sufragio universal hacia 1870. 113 En lo cultural, Reus destaca sobre todo debido a
iniciativas ciudadanas que cuentan con el apoyo privado de la burguesía. En 1871 se
imprime Lo Campanar de Reus, el primer periódico en catalán en la ciudad. En El Eco
del Centro de Lectura se publica la primera biografía de Karl Marx en el Estado
Español, mientras en las bodegas de Francisco Gil se obtiene por primera vez el cava,
que será presentado en la exposición agrícola de Barcelona al año siguiente.
En 1872, Reus fue ocupado temporalmente por los carlistas, dirigidos por Joan
Francesc, hasta que en 1873 se proclamó a nivel estatal la efímera Primera República
Española, que surgió tras la dimisión del Rey Amadeo I, motivada en buena medida por
las insurrecciones promovidas especialmente por republicanos catalanes intransigentes,
las cuales van a desembocar en las terceras guerras carlinas. La Diputación de
Barcelona deviene plataforma del movimiento federal republicano, presidida en ese
entonces por personalidades como Victor Balaguer, Anselm Clavé, Ildefons Cerdá y Pi i
Maragall. 114 La breve existencia (1873-1876) de la Primera República significó un
discreto ensayo federalista para alejarse del estado centralista, pero que fracasó debido a
las divisiones políticas y a las rebeliones cantonalistas. El orden fue reinstaurado de
nueva cuenta en 1874 por la monarquía borbónica, con Alfonso XII a la cabeza,
mediante un golpe militar y la respectiva disolución de las Cortes, iniciándose lo que se
conoce como el régimen absolutista de la Restauración (1876-1923). Fue un período de
relativa expansión económica, en el que van a sucederse en el gobierno el partido
Conservador de Cánovas y el Liberal de Sagasta, mediante un sistema que creaba
artificialmente mayorías parlamentarias con la ayuda de un complejo mecanismo de
redes clientelares y caciquiles. 115
La nueva constitución (1876), que en teoría recogía derechos individuales
propios del liberalismo, era de corte centralista y no sobrepasaba los límites del
liberalismo oligárquico. Anunciaba un modelo de soberanía compartida entre el Rey y
las Cortes que ponía frenos al poder real y aseguraba la gobernabilidad mediante la
alternancia pacífica de estos dos partidos. 116 Sin embargo, su indefinición otorgó
112
Ver P. Anguera: op. cit. , 2003.
La vocación posibilista de la Constitución se traducía en la ausencia de mandatos específicos en lo
electoral, lo que permitió la promulgación de la Ley de Asociaciones e implantó definitivamente el
sufragio universal masculino en 1890. Desde 1870 se establece el sufragio universal en las elecciones de
alcaldes y diputados provinciales y se comienzan a discutir y negociar las competencias y la necesidad de
descentralizar hacia los ayuntamientos y las diputaciones.
114
J. A. González Casanova: Federalisme i autonomía a Catalunya 1868-1938 Curial, Barcelona, 1974.
115
Después del largo período de guerras y anarquía (1795-1845) los gobiernos moderados habían querido
“rehacer el Estado”, concentrando el poder en gobiernos autocráticos que legislaban por decreto,
disolvían las Cortes (con el beneplácito de la monarquía) y controlaban la judicatura. La Restauración
trajo un largo período de paz y progreso social en donde comenzó a surgir una incipiente sociedad civil,
conjurada por el horror a Francia (país de enciclopedias y masones) y su revolución de 1789. Cánovas del
Castillo impondría nuevamente el centralismo bajo una ideología nacionalista españolista defensora de la
unidad de la patria, en que predominaba la concepción ideal de una España castellana, con la sujeción
unitarista de las periferias más avanzadas (Cataluña y el País Vasco) al atrasado centro peninsular. L.
Moreno: op. cit. pág. 99.
116
La monarquía constitucional, según los designios de Antonio Cánovas, nació con el propósito de
solventar la oposición radical de conservadores y progresistas, “…en la que la separación de poderes se
configuraba derivada de la existencia de centros efectivos de poder político y social, con diversas
legitimidades. A pesar de que la Corona era el poder efectivo del estado y estaba dotada de considerables
prerrogativas y competencias, la ausencia de mandatos constitucionales específicos respecto al sistema
113
126
amplios poderes al monarca y, en la práctica, se tradujo en escasas garantías
individuales o derechos sociales o políticos a los ciudadanos. 117 El régimen diferenció
más nítidamente la jefatura del gobierno de la del Estado, formalizando sus contenidos
pero dejando en el Rey la facultad de nombrar al presidente. Comenzaron a forjarse
cuerpos de administración profesionales, sujetos a un régimen legal de ingresos,
ascensos y nombramientos regulados por el propio cuerpo. 118 La organización territorial
española estuvo ceñida por los límites de la Constitución centralista de 1876, siendo el
denominado “problema catalán” la preocupación constante de todos los gobiernos y
autentico pivote en torno al cual giró la política española.
Menjar blanc, Reus y el catalanismo político del XIX
El catalanismo como movimiento político tuvo sus orígenes en esta época, y
fueron los republicanos en su versión federalista, promovida por personalidades como
Pi i Maragall y Valentín Almirall, los que lograron que en 1869 se firmara el Pacte de
Tortosa, que reagrupaba a los antiguos territorios de la Corona de Aragón, un anhelo
muy actual para el socialismo catalán maragallista, que intenta hoy rescatar mayor
presencia para esta ideología política que es el catalanismo, que ya en 1870 expresaba
su relevancia con la articulación del movimiento nacionalista catalán conocido como La
Jove Catalunya, y con la emergencia en 1881 del Centre Nacional Catalá, que
coordinaba a varios grupos catalanistas. Resulta ciertamente muy sintomático que no
haya sido hasta el último tercio del siglo XIX cuando lograron cuajar varias
organizaciones nacionalistas catalanas, ubicadas a lo largo de un eje que dividía a
republicanos-federalistas y conservadores-tradicionalistas. 119
Fueron tiempos muy movidos en lo político, marcados por un intenso
asociacionismo de diverso sino. Después del Primer Congreso Obrero Español
celebrado en Barcelona en 1870, en Reus se fundaron otras sociedades gremiales: los
oficiales paletas (1880) y la Societat d´Obrers Semolers, el mismo año que en España
apareció la Unión General de Trabajadores (UGT, 1888). Surge también la Lliga de
electoral hizo posible que en 1989 se estableciera el sufragio universal masculino. La Ley Maura de 1907
no logró “descuajar el caciquismo” sino favorecerlo, a menestar de disponer la elección automática de los
candidatos a gobierno si no superaban el número de diputados a elegir. Si bien hasta el fin de la regencia
de doña María Cristina de Habsburgo la Corona se mantenía dentro del parlamentarismo, a partir de 1902
la figura del Rey fue adquiriendo mayor protagonismo. El falseamiento del sufragio, la debilidad del
Parlamento y la preponderancia del Rey impidieron la evolución hacia un parlamentarismo democrático.
Ver el estudio de L. López Guerra: “El ordenamiento constitucional: continuidad y cambio a través del
siglo” en A. Morales Moya (coord.): La organización del Estado España Nuevo Milenio-Generalitat
Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid, 2001, pág. 23.
117
M. Redero: “El sistema político español 1875-1975” en M. Alcántara y A. Martínez (eds.): Política y
gobierno en España Tirant lo Blanch, Valencia, 2000.
118
F. Villacorta: Profesionales y burócratas. Estado y poder corporativo en la España del siglo XX,
Madrid, 1989.
119
Desde entonces se distinguen dos vertientes del catalanismo: una de derechas y otra de izquierdas, más
asociada a ideales republicanistas y a veces independentistas. La de derecha es la Balmes, de Jaume
Collell, conservadores y tradicionalistas, que después va a tener relevo en los aportes de otros políticos.La
izquierda catalanista va a comenzar desde posiciones más nacionalistas que federalistas, pero sin plantear
el independentismo, como fueron las concepciones de Roca i Ferreras o Valentí Almirall, primeros
forjadores de un catalanismo político, fundado en un particularismo con forma orgánica, propia e
independiente, con un proyecto político de autogobierno basado dentro del orden liberal-burgués,
organizado en un estado compuesto, aunque de signo federalista. Ver, A. Balcells (coord.): El pensament
polític catalá. Del segle XVIII a mitjan segle XX Edicions 62, Barcelona, 1988; E N. Bilbeny: La
ideología catalanista a Catalunya Laia, Barcelona, 1988; J. Colomer: La temptació separatista a
Catalunya. Els orígens 1895-1917 Columna Assaig, Barcelona, 1995, y M. Caminal: Els partits
nacionals a Catalunya Empúries, Barcelona, 1998 .
127
Catalunya, que en 1891 va a sumarse a la Unió Catalanista (donde entonces militaba
Prat de la Riba), cuyos militantes son los que van a redactar en Manresa las Bases per a
la Constitució Regional Catalana, el primer texto constitucional del catalanismo, escrito
en un tono tan conservador que parecía una continuación de las políticas de la
Restauración. La Associació Catalanista de Reus se fundó en 1884, con los objetivos de
“…reanimar l´esperit català, domintant l´estudi de la llengua, costums, història, art i
literatura de Catalunya”. El final de siglo marcaría un resurgimiento no solamente de
asociaciones sino de movimientos sociales que sacudirían Reus al igual que otras
ciudades importantes en España y Europa. En Reus la influencia libertaria del
anarquismo se documenta sobre todo en los gremios de barbers y sabaters, formados en
1890.120
A nivel de Cataluña, la febre dór (1871-1885) haría que buena parte de los
sectores adinerados de la burguesía industrial y agraria, las clases conservadoras y la
Iglesia Católica, que antes apoyaban a la Restauración, se unieran al catalanismo. 121 La
crisis económica y la política arancelaria del Gobierno provocó que varios notables
regionales se inclinarán por la crítica al tradicional centralismo de Madrid, manteniendo
un espíritu conservador y reaccionario, de carácter católico y profundamente respetuoso
de la unidad española, presente en obras de la época como El Regionalismo de Mañe y
Flaquer o en La tradición catalana de Torras i Bages, algunos de los autores más
representativos del conservadurismo catalán de esta época, quienes se oponían al
catalanismo republicano y liberal de Almirall, de carácter más bien anticlerical.
Finalmente, preponderó un catalanismo burgués, de signo nacionalista instrumental,
posibilista y pragmático, que emergió como respuesta política no solamente en
Cataluña, sino que fue imitado en varias zonas de España: una doctrina que enfatizaba
hacia el interior la identidad nacional y que hacia el exterior adquiría un discurso
regionalista, como el que se encuentra en los escritos de 1894 de Enric Prat de la Riba y
Pere Muntanyola (Compendi de doctrina catalanista). 122
En Reus, el fin del siglo XIX no fue un agosto para la economía, sin embargo, se
abre en la ciudad la segunda sucursal en Cataluña del Banco de España, en mismo año
(1878), en que se constituye a nivel nacional el Partido Socialista Obrero Español (el
PSOE). En 1882 se inauguró en la ciudad el barroco Teatre Fortuny, impulsado por la
bogante elite reusense de El Círcol, y más tarde, el primer cinema reusense (Café París,
hoy desaparecido). Para 1884 se inauguró el ramal de ferrocarril Reus-Roda de Bará y
en 1887 ya corría un tranvía de Reus a Salou (“el Carrilet”), que salía del Raval de
Robuster. 123 En 1885 se empezó a publicar en Reus La Veu del Camp, aprovechando la
recuperación económica. La buena racha contribuyó para que en 1886 se constituyera la
Cambra de Comerç, Industria i Navegacio de Reus, cámara pionera en España, que
comienza a extender la influencia comercial e industrial de la ciudad en municipios
vecinos y regiones lejanas, algo que mantiene hasta hoy. Para 1890 se localizan en Reus
120
Véase A. Arnavat: Moviments socials a Reus 1808-187. Dels motins populars al sindicalisme obrer
Associació d' Estudis Reusencs, Reus, 1992.
121
“..els primers a plantejar una actuació política particular catalana foren els federals, que així
històricament es convertiren en la força motora de l´arrencada del catalanisme, bé que posteriorment, i
durant molt de temps, havia de passar a ésser dirigit per les forces conservadoras, i agraries, mès en
consonància amb la base social que llavors el sustentatava” I. Molas 1972, pág. 15.
122
Antic, Javier; Ángel Castiñera y Joaquim Colominas (dirs.): Cataluña-España. Relaciones políticas y
culturales Icaria, Barcelona, 2003.
123
P. Anguera: Economia i societat al Baix Camp a mitjan del segle XIX Col.legi d'Aparelladors i
Arquitectes Tècnics, Tarragona, 1982.
128
17 fábricas textiles de algodón y cinco de seda. 124 En el entorno las cosas estaban
bastante movidas, pues en 1888 se realizaron en Barcelona la segunda Exposición
Universal y los primeros congresos del PSOE y de la UGT, tras los cuales ambas
entidades cambiaron sus respectivas sedes a Madrid, donde la Restauración legislaba
por esas épocas sobre las reuniones, los jurados y el enjuiciamiento criminal y civil.
A fines del XIX surgió el modernismo, un movimiento estético europeo que se
manifestaría en Cataluña con particular fuerza hasta conseguir un clima urbano del
gusto de la nueva burguesía industrial y comercial. El ideal de este movimiento, que
devendría paulatinamente en un símbolo emblemático de la identidad catalana, será
expresado principalmente en arquitectura y en las artes decorativas. 125 Va a dejar su
huella en exteriores e interiores urbanos de ciudades como Barcelona, Terrasa, Mataró y
Girona, entre otras de Cataluña, y en menor medida en el resto de España. En el
Tarragonés florecerá en Sitges, Tarragona, Gandesa y el Garraf. En Reus se va a
desarrollar particularmente desde 1897 con la difusión del movimiento por parte de
Josep Aladern (seudónimo de Cosme Vidal) desde su libreria La Regional. También por
la notable iniciativa de Pau Font de Rubinat, entonces ex-alcalde de la ciudad, que atrajo
a algunos destacados recreadores de esta corriente, al igual que otros insignes reusenses
de la época que también fungieron como mecenas, como Antoni Serra y Evarist
Fábregas. Aunque Antonio Gaudí, sin duda, el más notable arquitecto del movimiento,
nació en Riudoms o en Reus, no hay muestras importantes de su trabajo en la ciudad,
que dejó concentrado primordialmente en el Barcelonés. Aunque ciertamente nadie
suele ser profeta en su tierra, probablemente influyó en este hecho el que en el
“momento álgido” del modernismo, el entresiglos del XIX al XX, la situación
económica en Reus no fuera precisamente bogante; no obstante, todo parece indicar que
el provincialismo de los pudientes locales de entonces fue la causa de que no se
apreciara en Reus el genio de Gaudi. 126
Para inicios del nuevo siglo XX la situación económica mejoró para las familias
adineradas como consecuencia del estallido de la Primera Guerra Mundial que hizo
remontar el comercio y las profesiones de servicios. La recuperación de la exportación
de vinos, frutos secos y aceite de oliva permitió la proliferación de obras nuevas en
Reus. Lluís Doménech, Pere Caselles, Joan Rubió y Pau Monguió, especialmente, van a
dejar en Reus obras notables del modernismo, como las casas Punyed (1892),
Homdedeu (1893), Miró, Laguna, Abelló y Munné (1904). La Casa Rull (1900), actual
sede el Institut Municipal de Acció Cultural (IMAC) y la Casa Gasull (1911), donde
hoy se expende aceite de oliva, forman un conjunto notable. Pero la joya indiscutible es
124
Cambra Oficial de Comerç i Indústria: Memòria 1886-1986 Cambra Oficial de Comerç i Indústria,
Reus, 1988.
125
Su particular estilo, basado en líneas sinuosas que imitan la naturaleza, fuertemente colorista y amante
de una cuidada asimetría, es lograd con profusa imaginación y una creativa combinación de materiales,
como la cerámica, el hierro, el vidrio y la madera, entre otros.
126
“El moment àlgid del modernisme és a l'entorn del 1900. A Reus en aquells moments no hi ha una
bona època constructiva. Es pateixen les conseqüències de la fil.loxera que va arrasar el conreu de les
vinyes i també els provocats per la sobreproducció de les indústries tèxtils. Les famílies que baixen dels
pobles a buscar feina alternativa a la dels camps, venen sense mitjans i el diner no es mou. Altres
emigren, deixen cases buides i perden valor els terrenys. En canvi hi ha algunes famílies riques,
importants terratinents, comerciants o insdustrials que tenen un poder econòmic sanejat i són ells els qui
promouen les primeres i millors obres d'arquitectura modernista, just en el moment d'eclosió de l'estil.”.
A. Rosés “El modernisme a Reus” Butlletí informatiu del Museu Comarcal Salvador Vilaseca, núm 12.
Reus, març 1997.
129
la Casa Navàs (1901), situada en la Plaça del Mercadal, cuya torre fue bombardeada
tres décadas después y aún permanece sin reconstruir. 127
Los albores del siglo XX: de la Segunda República a la Guerra Civil
1898 supone una grave crisis para España, por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y
Filipinas, que va a repercutir en que muchas de las cabezas pensantes de aquel entonces
se interroguen profundamente sobre el error histórico que representa este esbozo de
patria. 128 En este mismo año se crea en Reus la Associació de Dependents de Comerç,
que publicará La Reforma, un diario progresista del ámbito reusense cuya número
inaugural saldrá un año antes que La Veu de Catalunya, importante diario catalanista
que en 1899 contribuirá a la creación del Centre Nacional Català. El nuevo siglo XX
trajo consigo un resurgimiento político a nivel estatal por el nuevo sistema de partidos,
que pasó a complicar el tradicional péndulo entre conservadores y liberales por la
adición de la tensión entre regionalistas y republicanos. Sus pugnas significaron el
fracaso de la reforma política y la deslegitimación del régimen monárquico, incapaz de
sostener las críticas y de enfrentar a una oposición cada vez más organizada,
representada por nuevos partidos políticos y fuerzas sociales muy variadas, del
regeneracionismo al socialismo, el republicanismo y el anarcosindicalismo.
Acompañaron la emergencia del catalanismo político durante el reinado de Alfonso XIII
y de los gobiernos conservador de Maura y el liberal de Canalejas.
En 1901, en Cataluña se constituyó el primer partido nacionalista catalán, la
Lliga Regionalista, que adquirió una importante presencia electoral y política a partir de
su actuación en la huelga general de 1902. 129 En Barcelona, el voto se decantó por Unió
Republicana, formación que fue hegemónica hasta 1905, mostrando el establecimiento
en esta provincia de un régimen bipartidista repúblicano-regionalista, mientras que en el
resto de las provincias catalanas, como Tarragona, la influencia del caciquismo
mantenía el voto a los monárquicos, en el eje de liberales contra conservadores.
127
La ciudad psiquiátrica, el Institut Pere Mata, que está en las afueras de Reus es otro ejemplo relevante
del artífice Doménech, construido entre 1897 y 1912; el Instituto Enológico (1910), en cuyos terrenos se
encuentra actualmente el Consell Comarcal del Baix Camp; el edificio del antiguo Escorxador, donde se
ubica hoy la Biblioteca Municipal Xavier Amoròs de Reus. Los Laboratoris Serra (1911-2), en las
afueras, en su tiempo propiedad de uno de los principales mecenas del modernismo en la ciudad.
Destacan así mismo las Escoles Prat de la Riba y la Casa de la Biblioteca Font de Rubinat. En esta
época también se realizan reformas a edificios importantes, como la casa Llopis y los desaparecidos
Teatro Circo, ubicado donde ahora esta el Mercat Central y el cinema Kursaal. Reus pertenece la Réseau
européen de l´Art Nouveau, proyecto formado por 14 ciudades de 12 países europeos para proteger y
difundir el legado modernista. Patronat Municipal de Turisme i Comerç: Reus ciudad modernista
Ajuntament de Reus-Mediterrania, Reus, 1998.
128
El régimen funcionó con estabilidad hasta finales del siglo XIX, cuando España perdió las colonias de
Cuba, Puerto Rico, la mayor parte de las Filipinas y la Isla de Guam. La dificultosa ocupación de
Marruecos tuvo también notables repercusiones en la deslegitimización del régimen. Véase C. Serrano: El
final del imperio. España 1895-1898 Siglo XXI, Madrid, 1984.
129
Como lo testimoniaría el éxito de La nacionalitat catalana de Prat de la Riba, publicado en 1906, que
presentaba la doctrina más elaborada y el liderazgo mejor organizado, en un momento en que en Girona
se conforma Solidaritat catalana. va a ser el precedente para que en 1907 Solidaritat Catalana, una
coalición identificada por el rechazo al caciquismo y al espíritu autoritario de La Restauración, tenga un
triunfo avasallador en las elección de de diputados provinciales. Aunque estaba formada por catalanistas
de muy diverso signo: republicanistas, regionalistas, liberales y federales, quienes se dividen ferente al
proyecto de creación de las mancomunidades provinciales. una coalición que incluía a Lliga
Regionalista) gane 32 de los 36 distritos electorales, colocando a Enric Prat de la Riba como Presidente
de la Diputación de Barcelona. La Lliga Regionalista va a ser la gran beneficiaria de Solidaritat, que se
disuelve tras el triunfo electoral.
130
A principios del XX, se estima que en Reus el 70% de la población se dedicaba
al sector agrícola, siendo el 75% de los cultivos dedicados a la viña, cuando la
estructura económica local sufrió un forzado y profundo cambio, que vino signado por
la grave crisis que ocasionó la plaga de la filoxera. Provocó la emigración de buena
parte de la fuerza de trabajo agrícola y el inicio de la decadencia vitivinícola del
municipio a costa del éxito de los vinos de Tarragona y posteriormente de Vilafranca
del Penedés. Se abandonaron cultivos de montaña y se reevaluaron tierras pobres para
sembrarlas de algarrobo y, más al interior del hinterland reusense, de avellanas y
almendras, mientras que la olivera continuó siendo un cultivo secundario. Tanto en
Reus, como a nivel de Cataluña, ocurrió entonces un reflujo de las labores agrícolas a
las industriales. 130 La importancia de la rama textil y otras del pujante sector industrial
se comenzó a evidenciar a nivel local con la creación en 1903 de la Lliga Industrial i
Comercial de Reus, de la Associació de Fabricants i Comerciants de Farines i Cereals
y del Centre Industrial i Mercantil de Reus.
La competencia de los tejidos sintéticos provocaron en esos años una nueva
crisis que tuvo como más importante consecuencia el que, ya desde los primeros años
del siglo XX Reus, dejara de ser la segunda ciudad de Cataluña. En el censo de 1910 ya
le adelantaban Sabadell y Tortosa con mayor número de habitantes, habiendo decrecido
Reus un 5% desde 1900, aunque para 1920 registró una recuperación con el aumento
del 19.33%. de su población. Quizás contribuyó mucho a ello el inicio de la agricultura
de riego, que se dio con la apertura de los pantanos de Riudecanyes y de Suriana. 131 A
nivel español, el Instituto Nacional de Previsión (INP) nació por estas fechas para
coordinar una serie de seguros sociales (retiro obrero, maternidad, enfermedad,
invalidez, accidentes de trabajo), que sería el germen de la seguridad social impulsada
desde el Estado.
Los inicios del XX fueron también muy abundantes en iniciativas catalanistas,
registrándose en Cataluña la consolidación de esta corriente, inicialmente cultural, como
vertiente política. En 1904 se comenzó a publicar El Poble Catalá, órgano difusor de
gran influencia en la conformación de diversas corrientes catalanistas, como el Centre
Nacionalista Republicà, una coalición de izquierda catalanista formada en 1906,
compuesta por republicanos federales, nacionalistas de Unió Repúblicana y catalanistas
de izquierda independientes. De aquí nacería más tarde el UFNR, el primer partido
nacional de izquierda de Cataluña. 132 La izquierda republicana por su parte se agrupó
en 1908 con la fundación del Partit Republicá Catalá, el único partido de ámbito estatal
con fuerza electoral en Cataluña durante la República, hasta el ascenso de ERC dos
décadas después. En Reus, para 1909 se comienza a publicar La Justicia Social, diario
que será posteriormente portavoz de la Federación Catalana del PSOE, y un año
después, en Barcelona tienen lugar los hechos de la llamada “Semana Trágica”. Son
acontecimientos centinelas de un tiempo caracterizado por la agudización de conflictos
entre capital y trabajo, azuzados por la toma de conciencia derivada de la difusión de
ideas libertarias y comunistas. A nivel español los anarquistas fundan la Confederación
130
Según Montserrat Duch para 1918 el 51.5% de la población catalana ocupada estaba en el I Sector.
Para 1930 había ya descendido a 26,8%. En Reus la proporción era del 21,6% para el mismo año, con un
47,4% en la industria y un 15% en los servicios. Duch i Plana, Montserrat: Reus i el Baix Camp durant la
II República Centre de Lectura, Reus, 1989.
131
El primero, construido en 1910, permite hasta hoy el regadío de 1,500 hectáreas y el surtido de agua
para la ciudad.
132
A principios de siglo los catalanistas de izquierda estaban divididos entre federalistas fieles al
pimargallanismo, los nacionalistas radicales, los nacionalistas moderados, los liberales, repúblicanos y los
nacionalistas de izquierda, “…que propugnaven un catalanismo radical y socializante” pág. 36,,
131
Nacional de Trabajadores (1911) y los comunistas el PCE (1920), marcando la década
un período de conflictos sociales que en Reus tuvo su cenit en 1915. 133
En medio de este clima, el Congreso de Diputados aprobó en 1914 un decreto
que autorizaba la constitución de la Mancomunitat de Cataluña, con Prat de la Riba
como su presidente. 134 Supuso el gobierno unificado de las cuatro provincias catalanas
(Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona) hasta 1923. Tuvo su final con la dictadura de
Primo de Rivera, quién bajo el beneplácito de Alfonso XIII intentó nuevamente
instaurar un orden autoritario corporativo, basado en fantasmagóricos proyectos de
leyes constitucionales, que fueron acogidos con el beneplácito de la burguesía española,
particularmente la catalana. La Lliga Regionalista no dudó entonces en pactar con los
republicanos y en replegarse después de la huelga general que tuvo lugar en 1917,
cuando llegaban las noticias de las victorias bolcheviques en la URSS. Y en 1919, se
aprobó el proyecto del primer Estatut d´Autonomía de Catalunya. En Reus, en un
momento en que había 6,864 obreros, de los cuales 3,306 eran mujeres, la década de los
veinte traería una nueva veta económica que aun sigue siendo notable a nivel local, que
inició cuando en 1921 Ricard Banús regresó de Argentina para fundar una empresa
avícola en Reus. La Granja Avícola Banús va a ser la primera de varias empresas
avícolas en la región y en 1935 va a construir una cámara para empollar 100,000
docenas de huevos, que será única en todo el Estado Español. En este mismo año se
registran actos terroristas de todos los colores en Reus, en los que mueren entre otros el
alcalde Manuel Sardà y Feliu Gasull, uno de los prohomes más destacados de Reus.
A nivel estatal, con el golpe de estado de Primo de Rivera la administración
adquirió un tinte corporativista acorde con la política proteccionista del régimen, en el
que la corporación tendió a parcelarse en beneficio de intereses afines al dictador.
Intentó confusamente modernizar las estructuras del estado y convertirlas en un
instrumento de desarrollo sustitutivo de la política, pues había eliminado los partidos
políticos. 135 El real decreto de 1924 disolvió todas las Diputaciones provinciales de
España, a excepción de Alava, Guipúzcua, Navarra y Viscaya, así como el fin inmediato
y definitivo de la Mancomunidad de Cataluña. La administración provincial se
mantendría dentro de un férreo esquema centralista hasta la promulgación del Estatuto
Provincial de 1925. 136
La crisis económica internacional, el crack de 1929 tuvo como efecto la
reducción de las exportaciones agrícolas reusenses, aunque por estas fechas el
cooperativismo tiene un importante auge en el Camp de Tarragona, donde las comunas
pioneras se convierten en un importante instrumento de modernización de las
estructuras agrarias. Primo dimite en 1930 y al año siguiente las elecciones municipales
133
A. Arnavat: Classe contra classe: el conflicte social de 1915 a Reus Centre de Lectura, Reus, 1985.
Hacia 200 años que Cataluña no tenía instituciones de autogobierno, desde la caída de Barcelona de
1678, la imposición del Decreto de Nova Planta, la supresión del Consell de Cent y de la Generalitat. La
Mancomunidad impulsó instituciones como el Institut d´Estudis Catalans, la Universitat Industrial, la
Biblioteca de Catalunya y otras Ver A. Balcells: La mancomunitat de Catalunya i l´Estatut d´autonomía
Institut de Estudios Catalans, Barcelona, 1996.
135
La función pública española se vuelve entonces profesional, de una forma escalonada y gradual los
funcionarios ingresan por oposición y se les permite continuar en sus puestos a menos que sean cesados.
El Estatuto Maura de 1918, “… estableció las clases y categorías de funcionarios, refundió Cuerpos y
ordenó plantillas, reguló el ingreso, ascensos y jubilación, y aumentó las retribuciones…” p. 191 T. R.
Fernández: “La administración del Estado a lo largo del siglo XX” en A. Morales Moya (coord.): La
organización del Estado España Nuevo Milenio-Generalitat Valenciana (Las Claves de la España del
Siglo XXI), Madrid, 2001, págs. 39-49.
136
M. García Canales: El problema constitucional de la dictadura de Primo de Rivera Madrid, 1980.
134
132
desembocan en la proclamación de la Segunda República. 137 Trajo a Reus un
ayuntamiento de izquierdas en un momento en que había en la ciudad 600 obreros en
paro, que aumentaría en 1934 a 2000 por la crisis del sector textil donde el desempleo
llegaba al 50%. No obstante, la pujanza agrícola que se vive en el Baix Camp hará que
se celebre este año en la ciudad de Reus la I Exposició de Fruits de la Terra. A nivel
catalán, 1931 significó un año muy importante por la elaboración del primer proyecto de
estatuto de autonomía que tuvo lugar en Nuria y por la constitución de Esquerra
Republicana de Catalunya (ERC). 138 El siguiente año se van a celebrar las primeras
elecciones para el Parlament de Catalunya que confirman la victoria de ERC con
Francesc Macía a la cabeza, compartiendo la triple polaridad en que se desgaja la nueva
composición de fuerzas políticas catalanas: ERC, la Lliga y la CNT, de tendencia
anarquista. Inicia un tenso proceso de negociación con el gobierno central republicano
que va a desembocar en el reestablecimiento de la Generalitat catalana, que vino a
sustituir la proclama de Lluis Companys del Estat Catalá. En Reus, por estas fechas se
publican cuatro diarios en catalán (Avui, Foment, Les Circumstancies y el Diari de
Reus), mientras en Tarragona se editan Catalonia y el Diari de Tarragona, un periódico
cotidiano que permanece hasta nuestros días y que es una de las principales fuentes
actuales de información sobre Reus y el Baix Camp. Ocurre en Reus el cierre de La
Fabril Algodonera y de La Manufacturera, y el Teatro Circo es derribado para construir
sobre sus ruinas el actual Mercat Central.
La Segunda República va a tener una existencia muy breve(1931-1936),
marcada por la tensión entre revolución y contrarrevolución. Los efectos de la Primera
Guerra Mundial se habían manifestado particularmente desastrosos para las burguesías
liberales, viéndose el ascenso del fascismo en algunos países, como el conocido caso de
Alemania. La República nació en un territorio débil, marcado por la recesión europea de
la posguerra y el ascenso político de la derecha, que inició en 1933 con la creación de
Falange Española y con el triunfo de la derecha en las primeras elecciones en las que
votaron las mujeres, otorgando el poder de la Confederación Española de Derechas
Autónomas (CEDA). La Segunda República diferenciaría el Gobierno de la Presidencia
de la República y establecería un sistema netamente parlamentario unicameral y
multipartidista, dominado por republicanos, socialistas y radicales. Su propuesta
regional llamada del “Estado integral”, logró la autonomía de Cataluña y casi la del País
Vasco y Galicia. No tuvo ocasión ni tiempo para dejar huella en la estructura
administrativa del estado, llegando a esbozar apenas una arquitectura burocrática
marcada por la descentralización y el autogobierno, que fue casi inmediatamente
abortada por la dictadura franquista. Fue interrumpida por la Guerra Civil (1936-1939)
137
En la primavera de 1931 se produjo el acontecimiento político más importante desde principios del
siglo XX, provocado por unas elecciones municipales. La proclama de la República el 14 de abril de 1931
trata de dotar a España de un sistema constitucional basado en principios democráticos acordes con la
influencia del constitucionalismo europeo, lo que inspira en buena medida la nueva Constitución, basada
sobre todo en la Constitución de Weimar de 1919. Establece nuevas reglas del juego electoral mediante el
decreto de reforma a la Ley electoral, que representaba un duro golpe contra el caciquismo, al sustituir los
distritos uninominales por las cinscunscripciones electorales. La experiencia de la Segunda República
merece considerarse por todo lo retomado en la CE de 1978: la indefinición del tipo de estado, el
abstenerse de dibujar el mapa para dejar el proceso abierto y reenviando el asunto de las competencias a
cada Estatuto; otras similitudes se encuentran en la presidencia de cada autonomía, el establecimiento de
un tribunal constitucional y otras disposiciones. El Estatuto de Autonomía Catalán se aprobó en 1932
mientras que los del Pais Vasco y (casi) Galicia lo fueron en 1936. Ver E. Aja op. cit.
138
El nacionalismo federalista y republicano vinculaba república con autonomía y democracia con
autogobierno. El Estatuto de Nuria, que obtuvo en su referéndum un 99% de votos a favor, fue recibido
con reticencias en Madrid por parte de republicanos y conservadores, quedando finalmente Cataluña
reconocida no como un estado autónomo sino como una región.
133
y significó la implantación de un férreo modelo unitario de estado que funcionó
prácticamente hasta 1978.
En julio de 1936 España se dividió en dos bandos en el mismo año en que se
fundó el PSUC, que congregaba a revolucionarios democráticos y populares en
Cataluña. Y que desde Marruecos, iniciará una rebelión militar contra la República
comandada por el General Francisco Franco que daría origen a una cruenta y Guerra
Civil que arruinó el país ocasionando hambre y miseria a buena parte de los españoles
durante los años que duró (1936-1939), y los del “período azul” de la posguerra. En
Cataluña, y en otras zonas donde dominaban los republicanos, la experiencia de la
guerra de defensa del orden constitucional conllevó al ensayo y la implementación de
numerosos mecanismos de autogobierno y autogestión, como sucedido en Barcelona,
donde un comité antifascista substituyó al ayuntamiento, testimoniándose entonces un
aumento del poder político de la Generalitat y de los partidos en detrimento de los
sindicatos. 139 La victoria electoral en Cataluña del Front d´Esquerres, con Lluis
Companys a la cabeza ocasionó el reinicio de conflictos con Madrid, como el relativo a
los contratos de cultivos. El govern de la Generalitat promulgó diversos decretos de
colectivización y control obrero en industrias y comercios. Varias ciudades catalanas
fueron entonces bombardeadas, incluyendo a Reus que era un importante objetivo
militar debido a la ubicación contigua de una de las principales bases aéreas de la
República. 140 El 21% de sus edificios fueron afectados, como el frontispicio de la Casa
Navas que aun luce las cicatrices. Bajo la Plaça del Mercadal se construyó un refugio
con capacidad para 33 mil personas, siendo uno de los 8 públicos y 89 privados que se
implementaron entonces en Reus. 141
De cara al sol bajo la sombra del franquismo
La sublevación militar de 1936 supuso el fin práctico de la vigencia
constitucional iniciada en 1931. La jefatura suprema del Estado fue ocupada por
Francisco Franco, quién se proclamó jefe de Estado y Caudillo de España en 1938 y se
autoasignó la suprema potestad de dictar normas jurídicas, suplantando con las Leyes
Fundamentales el orden constitucional. El 15 de enero de 1939 sucedió la toma de Reus
por las tropas franquistas, en el mismo año en que Josep Proust, poeta de la ciudad, se
fue a vivir a Montpellier y pasó al exilio como lo harían muchos más reusenses,
catalanes y españoles. Las calles fueron renombradas y lo que hoy es la Plaça de la
Llibertat fue bautizada como la Plaza de los Mártires, donde se erigió un obelisco en
memoria de los caidos por el bando nacional. El Hospital Intercomarcal de Sant Joan
fue reconvertido en el “Centro de Higiene Rural de Reus ”amb atribucions i nom
certament humiliants”.142 Se instaló una prisión, un campo de concentración en el Reus
Deportiu y la disposición de un consejo de guerra, como los muchos que la dictadura
implementó en el resto de España, bajo la consigna “Una, Grande y Libre”, con el
apoyo tácito y cómplice de buena parte del clero, del ejército y de las clases pudientes,
incluidas prominentes y medianas familias catalanas, mientras Lluis Companys era
deportado a España por la Gestapo y asesinado en Montjüic. 143 Al menos 50 reusenses
139
M. Duch I Plana: República, reforma i crisi: el Camp de Tarragona 1931-1936 El Mèdol, Tarragona,
1994.
140
F.J. de Madiaraga: Reus: epicentre de la forca aéria de la República Arola, Tarragona, 2000.
141
M Duch I Plana: Reus i el Baix Camp durant la II República Centre de Lectura, Reus, 1989.
142
F. Llevat: Plaça Mercadal. Kilòmetre 1, 2003, p. 67
143
Una muestra del colaboracionismo de “los catalanes de Franco” se encuentra en un artículo firmado
por Ferran Valls y Taberner, jurista y diputado de la Lliga al Parlament de Catalunya y a las Cortes
Republicanas”, que apareció por esos años: “Cataluña ha seguido una falsa ruta y ha llegado en gran parte
134
se fueron exiliados a México en esos mismos años en que dio inicio la Segunda Guerra
Mundial, siendo el balance demográfico negativo para la ciudad, con seis mil habitantes
menos que en 1936.
La implantación de la dictadura movilizó a nivel regional la resistencia
republicana, como sucedió en la vecina Mora la Nova, donde se llevaron a cabo algunas
de las principales acciones guerrilleras contra el régimen, siendo las Montañas del
Pradés cercanas a Reus una zona de intensa actividad de los maquis libertarios entre
1943 y 1951. Así mismo lo fueron la invasión reprimida del Vall d´Aran que comandó
la Unió Nacional Espanyola en 1944, el boicot al tranvía en Barcelona en 1951, el
movimiento minero en Asturias en 1957 y la fundación de ETA (Euskadi Ta
Askatasuna) en este mismo año. En Reus, para 1944 ya había reiniciado la enseñanza
clandestina del catalán, siendo con Mataró, Girona y Barcelona uno de los pocos focos
docentes de la lengua vigentes durante el franquismo. 144 Los años de la dictadura
franquista significaron la pérdida de todas las libertades, y, especialmente, la represión
de todas las muestras de catalanidad. 145 A nivel urbano la especulación ocasionó que se
derrumbara buena parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad para edificar
construcciones de tipo estándar. Fueron tiempos de resistencia y estraperlo (como se
llamaba entonces al mercado negro) en los que se fundó el Moviment Socialista de
Catalunya y el movimiento de católicos catalanes que daría origen posteriormente al
nacionalismo político de centro-derecha de hoy (CiU).
Los sindicatos obreros, mayoritariamente los anarquistas y comunistas, fueron
reprimidos duramente bajo el régimen, a la vez que desarrollaba sus propios
mecanismos de protección social, como cuando en 1942 se estableció en España el
Seguro Obligatorio de Enfermedad. La recuperación económica de la posguerra llegó
también a Reus, que fue la sede en 1948 de la II Feria Oficial de Muestras de la
Provincia de Tarragona, y consistió un antecedente regional para los cambios que a
partir de los años cincuenta caracterizaron al tardofranquismo: apertura económica,
industrialización e infraestructuras. Con la aplicación del Plan de Estabilización, la
economía del país, conoció desde l959 un proceso de apertura y liberalización que
mantuvo el Producto Interno Bruto arriba del 7%, gracias a la recuperación entonces
propiciada por el clima de bonanza económica mundial. Transformó la estructura
económica del país, de agrícola a industrial y de servicios, destacando los nuevos
beneficios del turismo, cuya influencia económica y cultural fue decisiva para los
a ser víctima de su propio extravío: Esa falsa ruta ha sido el nacionalismo catalanista (…) Y puesto que la
Providencia, en el momento más angustioso y de máximo peligro, nos ha salvado de una ruina
irreparable, por medio de nuestro excelso Generalísimo y del glorioso Ejército Nacional, es necesario que
la rectificación, la contricción y la enmienda marquen una nueva orientación de la vida de Cataluña,
reincorporada a España definitivamente”, La Vanguardia, 15 de febrer de 1939.
144
R. Amigó: L'ensenyança de la llengua catalna, des de Reus, sota el franquisme Centre de Lectura,
Reus, 1994.
145
Al decir de George Orwell, quien visitó España durante la primera etapa del franquismo, los controles
de la dictadura no eran, a pesar de su empeño, muy eficientes: “Tengo las memorias más endiabladas de
España, pero muy pocos recuerdos malos de los españoles. Sólo dos veces estuve seriamente enfadado
con un español, y en ambas ocasiones, cuando miro hacia atrás, creo que yo era el que estaba equivocado.
Los españoles tienen, sin lugar a dudas, una generosidad, una suerte de nobleza que no pertenece
realmente al siglo XX. Esto es lo que le hace esperar que en España incluso el fascismo pueda adquirir
una forma comparativamente desorganizada y soportable. Pocos españoles posen la maldita eficacia y
consistencia que un Estado totalitario moderno requiere” G. Orwell: Homenaje a Cataluña 1938, citado
por J. M. de Miguel, op. cit., 1998, pág. 107.
135
cambios que vendrían. Propiciaron una nueva disposición poblacional, que de
eminentemente rural tendió desde entonces a ser cada vez más urbana. 146
Entre los años cincuenta y sesenta se produjo un intenso movimiento migratorio
del interior de España que arribó a Cataluña haciendo crecer su población en un 30%
para 1970. El Camp de Tarragona con motivo de su industrialización se conviertió
desde entonces en un polo de atracción para numerosos prófugos de la miseria que
imperaba sobre todo en Andalucía, Extremadura, Aragón, Navarra y Castilla. Los
sesenta significaron para España un período de crecimiento económico acelerado, y para
Reus un nuevo resurgir económico, también con llegada de numerosos imigrantes y el
crecimiento subsecuente de la ciudad. Se construyó el Barrio Gaudí y Enrique de Querol
dejó como herencia a la Diócesis de Tarragona los terrenos donde se construiría el
Barrio de San José Obrero. También en esta década comenzó la construcción creación
del polígono industrial de Tarragona. A nivel productivo, la especialización de la
agricultura hace que en Reus los cultivos de viña disminuyan a un 31.2% para dar paso
a la avellana, que acapara el 26% de la producción agrícola. Esto tendrá serias
repercusiones cuando en 1968 caiga el precio internacional de la avellana, a pesar de lo
cual para 1974 se exportan 1.322,350 kilos de avellana cuando en 1935 la cifra llegaba
apenas a 13,400.
No obstante este clima, la modernización económica que sufrió España en esos
años no se acompaño de cambios políticos ni ideológicos. Para 1953, por ejemplo, la
dictadura estableció un concordato con el Vaticano donde se afirmaba doctrinalmente
en los llamados Principios del Movimiento que, “La nación española se considera como
timbre de honor el acatamiento de la ley de Dios, según la doctrina de la Iglesia católica,
apostólica y romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional que
inspirará su legislación”. En la ciudad de México en 1954 Josep Tarradellas fue
proclamado presidente de la Generalitat en la sede de la exiliada República. Tanto a
nivel de Cataluña como del Estado Español, la oposición antifranquista se aglutinó en
torno a núcleos religiosos, clubes deportivos y excursionistas y asociaciones de vecinos.
Hacia 1959 surgió un nuevo tipo de sindicalismo de orientación cristiana en Cataluña
que con la fundación de Solidaritat d´Obrers Cristians de Catalunya, cuyos
antecedentes proceden desde 1954 con Catòlics Catalans. En 1961 se funda Omnium
Cultural, que va a promover la enseñanza del catalán, y en 1965 los Beatles actúan en la
Monumental de Barcelona, hechos que testimonian la relativa apertura a la vez que de
las fisuras del régimen. 147
A inicios de los años setenta, se propone el Plan Director del Campo de
Tarragona para la gestión intermunicipal de agua, transporte, planes urbanísticos y de
manejo de residuos que incluye a veintiún municipios. No llega a cuajar, quizás porque
a nivel político los tiempos hacen difícil la concertación de esfuerzos en vista de la
paulatina descomposición del régimen, agravada por los casos de corrupción y la falta
de libertades. Por todo esto, cuando en 1973 ETA asesinó al vicepresidente de gobierno
146
En aquellas décadas se registró una intensa migración interna con el éxodo del campo a las ciudades
“dasícoras” y al centro del hexágono geográfico, que cambió definitivamente la fisonomía de España,
según las teorías de R. Perpiña: De economía hispana, infraestructura, historia Ariel, Barcelona, 1972.
147
Eran tiempos en que la intelectualidad catalana acudía a Perpignan y Montpellier a ver El ultimo tango
en París de Bertolucci, o el cine de Buñuel y de Godard, mientras que en casa para 1969 se echa a andar
la Central Nuclear de Vandellós y se proyecta la de Ascó. La resistencia se concreta en la constitución de
fuerzas como el Movimiento Ibérico de Liberación y la Coordinació de Forces Politiques de Catalunya,
que se lleva a cabo en 1969 con la participación de ERC, FNC, MSC y UDC desde la clandestinidad. La
Nova Cançó catalana gana espacios donde la inconformidad tiende a expresarse en forma pacífica pero
comprometida, como la tancada de Montserrat que ocurre en 1970 como protesta contra el proceso de
Burgos.
136
Luis Carrero Blanco, quién estaba propuesto por Franco para sucederle, la formación
abertzale obtuvo cierto prestigio político, especialmente en el País Vasco. En 1974 los
jóvenes socialistas reorganizan el PSOE en el Congreso de Suresnes, donde traman un
retorno oportuno retorno que habrá de relevar del poder a los viejos militantes. En
Reus, en el 75 se fundó la Unió de Botiguers, cuando Josep Francesc Llevat i Briansó
presidía el Ajuntament. Y el 20 de noviembre del mismo año, Franco se murió en la
cama luego de una agonía de años. España casi entera descorchaba ese día botellas de
champán, mientras tras los bastidores todo se preparaba para la restauración de la
monarquía con un carácter parlamentario, gracias al retorno de los partidos políticos,
comenzando el movido período de la Transición democrática. Juan Carlos asumió la
Corona gracias a Tejero y Madrid comenzó a convertirse en una fiesta con Tierno
Galván de alcalde.
Ja sóc aquí: la restauración de la democracia parlamentaria
La Transición a la democracia coincidirá con la llegada a España de los efectos
de la crisis económica mundial que se vive en los años setenta. El nuevo ordenamiento
va a discurrir bajo dos ejes centrales, que consisten en descentralizar el Estado para
otorgar mayor autonomía a las regiones, y la búsqueda de un consenso entre las
diferentes fuerzas políticas en una España muy dividida. En 1976 Adolfo Suárez fue
nombrado Presidente del Gobierno y hay un referéndum para la Ley de Reforma
Política. En las primeras elecciones generales de 1977 Suárez fue reelegido con el 35%
de los votos para su partido (UCD), logrando el PSOE un 29%. Por estas fechas se
legalizó -contra grandes presiones de varios sectores de la derecha- el Partido
Comunista Español (PCE, “El Partido”, por autonomasia) y España entró en el Consejo
de Europa. Se firmaron los pactos de la Moncloa y Josep Tarradellas volvió de su exilio
mexicano proclamando el legendario “Ja soc aquí” en la capital catalana.
Para 1978 se promulgó la nueva Constitución Española, llevándose previamente
a cabo un referéndum para su aprobación popular, con un 40% de votos a favor y un
60% de abstención, cuyas cuotas más altas se dieron en el País Vasco, donde el PNV
llamó a la abstención como consecuencia de que su líder, Xavier Arzalluz, fuera vetado
para ser uno de sus ponentes. Son años políticos muy transitados, pues también este
mismo año, con Joan Reventós a la cabeza, se creó el Partit Socialista de Catalunya, la
filial catalana del PSOE que va a conquistar la mayoría de las capitales de provincia en
Cataluña en coalición con otras fuerzas políticas en las primeras elecciones municipales.
Se conformó también CiU con la conjunción de Convergencia Democrática de
Catalunya y Unió Democrática de Catalunya, que será el partido hegemónico en las
autonómicas catalanas, hasta la fecha. En 1979, las segundas elecciones demostraron
claramente el avance de la izquierda: el PSOE ganó el 42% de los ayuntamientos en
todo el país y el 75% de las grandes ciudades. En Reus se concretó en la elección del
primer alcalde de la democracia en 1979, Carles Martí del PSC, estando la I Legislatura
compuesta por quince regidores de izquierda (PSC, ERC-FNC y PSUC) y 10 de
derechas (CiU y UCD). El Estatuto de Autonomía de Catalunya fue votado
mayoritariamente en el referéndum de 1979, con un 60% de participación electoral,
aprobándose también el del País Vasco. El PSOE abandonó la definición marxista en su
Congreso extraordinario de este año, y al siguiente se celebraron las primeras elecciones
autonómicas, con Jordi Pujol de Convergencia i Unió, quien asumió la presidencia de la
Generalitat a partir de 1980. En 1981 ocurrió la dimisión inexplicada del presidente
Suárez, sucedida después del fallido golpe de estado del General Tejero (el 23F), y
también se hicieron los primeros pactos autonómicos, rechazándose la ley propuesta, la
137
Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA) por el Tribunal
Constitucional y convirtiéndose en la Ley del Proceso Autonómico.
1982 significó el inicio de los gobiernos socialistas, cuando el PSOE consiguió
la victoria en las terceras elecciones generales, con Felipe González como presidente,
quién habría de repetir en su cargo por un total de cuatro períodos consecutivos, de los
cuales los primeros fueron de mayoría absoluta, y el último (el de 1993) teniendo que
recurrir a la coalición con partidos regionalistas “para poder gobernar”, aunque, eso sí,
arrasando Felipe en su Andalucía natal. El prestigio y la legitimidad de los socialistas se
incrementó con la desarticulación de otro intento fallido de golpe de estado, aunque la
expropiación de Rumasa ese mismo año, empresa que fue nacionalizada por el nuevo
Gobierno socialista en medio de juicios de inconstitucionalidad, inició los escándalos
que caracterizarían su gestión. En Reus, las elecciones locales de 1983 (segundas
municipales) dieron la victoria a Anton Borrell del PSC como alcalde; y las
autonómicas de 1984, el segundo triunfo a Jordi Pujol por CiU. La Generalitat logra
que se restaure el Parlament Catalá y promulga la Llei de Nomalitzatzió Llinguistica.
Para l985-1986 se dan dos procesos en España que van a repercutir en varios aspectos
sociales y políticos: la entrada formal en la Comunidad Económica Europea (CEE) y el
referéndum de la entrada en la OTAN, con un 53% de votos a favor y 40% en contra,
refrendando el compromiso social por la construcción de un Estado del Bienestar, lo
cual se tradujo en la creciente cobertura del sistema de seguridad social y en su
descentralización a manos autonómicas, a la par, en la producción de legislaciones
específicas, como la Ley de Sanidad.
En 1987 la tercera legislatura en Reus fue ganada nuevamente por el PSC-PSUC
con el inicio de la prolongada alcaldía de Josep Abelló, mismo año en que se promulgó
la Ley de Ordenación Territorial y se constituyeron en Cataluña los Consells Comarcals
contra la opinión de los partidos de izquierda. Los Consells iniciaron con recursos muy
limitados y competencias bastante discretas y complementarias, relativas a la
ordenación del territorio, la enseñanza, la cultura y la promoción económica y social.
También este año se celebraron las primeras elecciones europeas en España y en 1988
las autonómicas en Catalunya dieron de nuevo el triunfo a CiU el 46% de los votos, con
un cercano 30% del PSC. Se registró la primera huelga general contra el gobierno
socialista en un momento signado a nivel internacional por los preludios de la caída del
muro de Berlín que tuvo lugar en 1989. No obstante, las quintas elecciones generales
dieron de nuevo la victoria al PSOE con el 40% de los votos, y AP (Alianza Popular),
que conquistó el 26%, se refundó entonces con el nuevo nombre de Partido Popular
(PP), el cual para 1990 va a ser presidido por su nuevo líder, José María Aznar.
La década de los noventa, que inicia con la descomposición de la URSS,
significa para Reus la permanencia de Abelló en la alcaldía, quién ganó sucesivamente
las elecciones municipales de 1991 y 1995. Durante su segundo y tercer mandatos se
modernizó la administración municipal, cuando surgieron buena parte de las actuales
empresas e institutos municipales. La década trajo para Reus los primeros centros
universitarios localizándose en la ciudad sedes de la Universitat Rovira y Virgil, con la
Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud y la de Empresariales y Económicas, a la
vez que la Universitat Oberta de Calatunya estableció en Reus su centro de apoyo del
Baix Camp. También nació la Escuela Taller Mas Carandell, que va a constituirse en el
Instituto Municipal de Formación y Empresa y la Escuela de Horticultura. A nivel
nacional la economía abandonaría su ciclo expansivo desde 1991, y esto tendrá como
consecuencia que el Estado de bienestar en España se vea ya en crisis antes de
complementar su implementación. 1992 va ser el año de los Juegos Olímpicos de
Barcelona, y para Reus, la oportunidad de ser nombrada subsede para el concurso de
138
hockey sobre hielo, motivo por el cual se construye a toda prisa y con recursos escasos
el Pavelló Olímpic Municipal. El Barça gana la Copa de Europa y se realiza la
Exposición Internacional de Sevilla, registrándose la segunda huelga general para el
gobierno gonzalista y las terceras elecciones autonómicas en Cataluña, en las cuales
CiU obtiene el 47% de los votos y el PSC un 28% .
Los noventa son años que en España estarán marcados por varios procesos, entre
ellos, los relativos al proceso de integración europea, los atentados terroristas de ETA
(en 1995 ajustician al líder del PP en el País Vasco, y fallan en el intento con Aznar), y
el nombramiento de Javier Solana como secretario general de la OTAN. Debido a los
escándalos políticos y los casos de corrupción en los que se encuentran involucrados
miembros del gobierno socialista, las preferencias electorales de la mayoría de los
votantes españoles comienzan a girar hacia la derecha. 148 Las quintas elecciones locales,
que en España sirven siempre de “primarias” de las generales, muestran la victoria del
PP, que gana diez comunidades autónomas y 44 ciudades capitales; y al siguiente año
(1996), la victoria del mismo partido centroderechista en las generales, obteniendo la
mayoría relativa en el Congreso y la presidencia del gobierno, siendo investido José
María Aznar con el apoyo de CiU y del PNV.
El ascenso de la derecha en el gobierno tendió a radicalizar las acciones de ETA
(el asesinato de Miguel Angel Blanco en 1997, uno de los más sonados), y con ello, a
endurecer la postura del gobierno popular. Aparte de promover el encarcelamiento de
socialistas por el caso Filesa, llevó a juicio a 123 miembros de Herri Batasuna (el
“brazo político” de ETA) para una condena de siete años. En Reus, las sextas elecciones
locales de 1999 traen de nuevo el triunfo en la alcaldía al PSC, pero con un nuevo
alcalde, que es Lluis Miquel Pérez. Su gobierno, que obtiene mayoría relativa, lleva
adelante una coalición en dos tiempos entre los tres partidos de izquierda durante la que
será la VI Legislatura, caracterizada porque habrá de consolidar propuestas iniciadas en
la anterior administración de Abelló (las empresas e institutos municipales) y efectuar
importantes obras en la ciudad, logrando difundir una imagen de progreso por la ciudad,
asegurando que “En els darrers anys, des de la recuperació de la democràcia, Reus ha
experimentat un important procés de reordenament i rehabilitació urbanístics, amb el
qual, a poc a poc, els ciutadans poden gaudir de nous i millorats espais públics. La
reforma de Ciutat Vella, de l'Hospital, del Mercat Central, la creació de zones de
vianants i de pàrquings subterranis, l'obertura de nous carrers, l'enjardinament de
zones verdes i la creació d'espais d'esbarjo infantil en són alguns exemples. I, en
l'actualitat, la consolidació de Reus com a centre de serveis i com a ciutat universitària
i firal és ja una realitat”.
Para esta visión, que merece ser cotejada y completada por la visión de los
ciudadanos locales, los acontecimientos históricos que han sido protagonizados en la
ciudad es motivo de orgullo para muchos reusenses, quienes cifran la gloria de la ciudad
en un perfil progresista y vanguardista, de pujanza económica y arrojo político. Sin
embargo, como mas de uno nos comentó, tal parece que los hitos históricos que han
marcado la ciudad son reflejos de épocas doradas que ya no volverán. “Es que Reus
vive de su pasado”, como nos dijo uno de los entrevistados. O como otro también señaló
en forma no menos elocuente: "Reus ha estat una mica dormit i s'ha deixat portar una
mica pel seu bagatge històric, pero amb la potencialitat que podia haver millorat molt
148
Según Jesús de Miguel, el comportamiento electoral de los últimos años expresa en España un proceso
de ida y vuelta (derecha-izquierda-derecha), que se solapa con un proceso lineal de descentralización
autonómica, y dos más de integración europea y atlántica” Estructura y cambio social en España Alianza,
Madrid, 1998, pag. 321l.
139
amb l'etapa de govern progresista... hi ha situacions que a una ciutat com Reus ni
haurien d'existir. S´haurien d'articular maneres i fer coses per solucionar-ho".
149
Capítulo IV
España y Cataluña: sistema político y de gobierno
El objetivo que anima este capítulo es otorgar una perspectiva sobre la estructura y
funcionamiento del sistema político español, con especial referencia al caso catalán. Parte de
considerar que el tema de la participación ciudadana en el nivel local implica la conveniencia de
explicitar la forma en que el entorno político más amplio determina las posibilidades y los límites
que se ofrecen (o no) a la participación de los ciudadanos. Quizás para el lector ilustrado, sobre
todo si es español, o especialmente catalán, este ejercicio pueda resultar en buena medida un
paseo gratuito o prescindible, tanto por referirse a elementos y hechos con los cuales está de
sobra quizás familiarizado, o también, por considerarlo superfluo en vista de lo aparentemente
acotado de nuestro tema de estudio. Sin embargo, para nosotros, observadores foráneos, este
ensayo intenta cubrir nuestra necesidad de abordar el contexto formal e institucional que
fundamenta el sistema político, con el interés de obtener elementos que nos permitan caracterizar
las perspectivas que la participación ciudadana tiene en el nivel local, en tanto Reus, al ser un
municipio catalán dentro del Estado Español, no deja de constituir una pieza en el engranaje de
una maquina burocrática muy compleja y muy jerarquizada. Esta travesía por el sistema político
más amplio ofrecerá claves para, en los capítulos procedentes, apreciar como estos elementos
influyen en el gobierno local, lo cual no solamente sucede de acuerdo al reparto de competencias
que hoy existe entre los distintos niveles de gobierno.1
Los determinantes del entorno en la dinámica municipal se expresan en ámbitos tan
diversos como el educativo, el sanitario, el económico, el judicial, el laboral, el cultural y el del
medio ambiente, entre otros. Se traducen en reglamentaciones específicas y procedimientos
técnicos y administrativos, y en una cada vez más detallada normatividad que expone límites y
procedimientos a las entidades locales. En lo político, se manifiesta decisivamente en la influencia
que los partidos políticos de ámbito estatal o autonómico ejercen en la dinámica local. Si bien las
leyes establecen la primacía del municipio y la autonomía de otras entidades políticas bajo el
principio de subsidiariedad, no hay que soslayar el grado en que agencias más amplias elaboran y
llevan a cabo acciones y políticas públicas que afectan la vida municipal, desde la firma de un
tratado en Bruselas hasta las gestiones que órganos autonómicos o las Diputaciones Provinciales
realizan, o las muchas decisiones que son tomadas para el caso de Reus desde Barcelona,
Tarragona o Madrid.
Este paseo nos permitirá, por otra parte, ubicar tanto el interés de la clase política como
de ciertos sectores civiles por el tema de la participación, que ha devenido progresivamente en
1
Este rodeo al estudio del caso reusense constituye, por otra parte, la consecuencia de una elección teórica
que busca no tanto superar el localismo de los estudios antropológicos de comunidad, clásicos en los inicios
de la disciplina y hoy muy criticados por su reduccionismo; sino más bien, ser consecuentes con la
consideración de que el nivel político local, a pesar de su renovada autonomía, se ve limitado e influenciado
por niveles más amplios de tipo político e institucional, y, desde luego, también por factores económicos o por
el influjo que ejercen los medios de comunicación en una sociedad cada vez más globalizada. En el caso de la
organización política, la existencia de varios niveles de decisión, con diferentes grados jerárquicos,
competencias y márgenes de autonomía, ocasiona que el gobierno local tenga que sujetarse a políticas que
aunque han sido decididas fuera del ámbito municipal mantienen una vigencia normativa o inciden en forma
práctica en la vida local.
150
parte integrante de una cultura política que se ha venido transformando en forma paralela a las
instituciones, modificando sus pautas de organización. Aunque el proceso de democratización que
se ha vivido en España desde la Transición constituye un proceso relativamente reciente y
particular, el sistema político mantiene, como veremos, rasgos y problemas heredados desde
tiempos muy remotos. A la vez, hoy vive, más que nunca antes, la influencia de otros sistemas
políticos, especialmente en todo lo procedente de la Unión Europea. Historia y globalización
explican ciertas particularidades de su diseño constitucional y de su dinámica realidad,
constituyendo el substrato donde se asientan las reglas internas y externas del actual juego
político, en el que la participación ciudadana cobra cada vez más un valor discursivo a la vez que
se aprecian numerosas dificultades para su implementación estratégica.
Aunque varíen los puntos de vista, no cabe duda que Reus y toda España han vivido
importantes transformaciones en las últimas décadas, de las cuales acaso las del sistema político
son las más relevantes. El retorno a la democracia creó el marco en el que se desarrolló el Estado
de bienestar iniciado durante el franquismo y significó el resurgimiento de dos instituciones
antiguas: la monarquía y el parlamento, cuya pertinencia resulta en España supuestamente crucial
para la legitimidad democrática, aunque acaso insuficiente y para algunos sectores, de pertinencia
controvertida en el caso de la primera. La puesta en vigor de los partidos políticos y la
celebración periódica de elecciones, a partir de 1977, completó un nuevo modelo concebido
dentro del marco de las democracias europeas, con el formato político de la monarquía
parlamentaria, una nueva constitución consensuada y la fragua de una nueva figura territorial y
política, la del Estado de las Autonomías, que más que una nueva división territorial pretende
solucionar el difícil problema de los nacionalismos periféricos mediante la descentralización
administrativa y la potenciación de dos ámbitos: el régimen o gobierno local y el nuevo nivel de
mesogobierno llamado autonómico, que vino a agregarse a la división provincial.2
El régimen constitucional de 1978 ha reconocido derechos y libertades a los ciudadanos
que estaban negados durante el franquismo. Un sistema de cariz democrático, basado en
instituciones representativas, que deja su dirección y control al ámbito de los partidos políticos,
pero que destina a las urnas la orientación del gobierno según la voluntad de la mayoría de los
electores. Ha sentado el marco legal para el establecimiento de un sistema de protección y
seguridad social basado en diversas prestaciones: seguro de desempleo, pensiones y servicios
2
Han sido transformaciones que han acompañado los variados fenómenos de cambio social que comenzaron a
fraguarse desde la década de 1960. Entre otros, urbanización de la población, desarrollo industrial y
tercerización de la economía, cambios en la estructura demográfica y familiar, incorporación masiva de las
mujeres al mundo laboral, secularización y modernización del sistema de valores. Otros avances relevantes han
sido el mejoramiento de las condiciones de salud, el aumento del ingreso y una relativa disminución de las
desigualdades. Son algunos de los factores que han alternado con los cambios políticos, y que de algún
modo, reflejan las profundas transformaciones que se han llevado a cabo en España durante las últimas
décadas. Se manifiesta también que el país ha recuperado terreno y que ocupa actualmente un lugar relevante
en la economía global, donde se sitúa entre el séptimo y octavo puesto a nivel mundial, aun cuando mantenga
tasas oficiales de paro laboral más altas que el resto de Europa (para 1996 se situaba en un 21% , frente al 11%
de la Europa de los quince), que su ingreso per cápita sea menor, como también el régimen de prestaciones
sociales, si se compara con países como Dinamarca, Finlandia y Francia. Sin que compartamos la visión
macroeconómica, el estudio de M. Gavira: La séptima potencia. España en el mundo Ediciones B, Barcelona,
1996, muestra algunos de los indicadores más socorridos en el discurso político que asegura que hoy “España
va bien”.
151
médicos y de asistencia social, en la línea de los modernos estados europeos y dentro del modelo
del Estado social o del bienestar. La reinstauración de la monarquía, con carácter parlamentario,
significa un concepto del Estado que traslada el poder de decisión al Gobierno y las Cortes
electas y que ubica a la voluntad de las mayorías como la fuente última de la soberanía y la
legitimidad. Si bien, como veremos, el sistema actual favorece el presidencialismo, también
merece reconocer los controles establecidos en otras líneas distintas a las parlamentarias, como lo
son el Tribunal Constitucional y otras instituciones, que se aúnan al reestablecimiento
constitucional de la división tripartita de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
En el actual sistema político español, tanto el gobierno como la administración pública
lejos de ser instancias unificadas se concretan en una estructura organizada en varios niveles, con
ámbitos territoriales de actuación y competencias específicas, en forma exclusiva o mayormente
compartida. Los diversos niveles se rigen por procedimientos particulares, aunque condicionados
por normas más generales emanadas de la Constitución de 1978, y por una cada vez más intensa
producción legislativa que abarca los tres niveles en los que básicamente se divide el actual
sistema: el nivel local, el autonómico y el estatal, también llamado este último, gobierno central.
Este esquema de atribuciones repartidas en distintos niveles hace que en la actualidad el
panorama político español presente una complejidad tal que impide, o al menos dificulta, un
ejercicio monopolista del poder.
Para el caso de Reus, en el subsistema local además del Ajuntament concurren las
actuaciones de otras instancias de las que forma parte como municipio, como el ámbito provincial,
o el régimen comarcal que priva en Cataluña, que comprenden respectivamente a la Diputación
de Tarragona y el Consell Comarcal del Baix Camp como sus órganos de actuación, además
de otras entidades locales que revisaremos. El subsistema autonómico corresponde al ámbito que
es potestad de la Generalitat de Catalunya, una instancia que, en escala, reproduce actuaciones
y normativas que inciden en los municipios catalanes. Están además las competencias que se
reserva el subsistema central, referido a las regulaciones y actuaciones emanadas del ámbito del
Estado Español, acreditando también recursos y normativas que alcanzan a inferir en el
funcionamiento de los niveles locales y autonómicos. Finalmente, los de la Unión Europea. Ver
Cuadro IV.1.
Subsistema
Local
Autonómico
Central
Europeo
Cuadro IV.1
Subsistemas de poder político en España 1978-2002
Personas
Organo
Órganos de Gobierno
Jurídicas
representativo
Municipios
Comarcas
Ayuntamientos
Consejo Comarcal
Provincias
Diputaciones
Comunidad
Autónoma
Alcalde, Pleno, Comisiones
Presidente, Gerente, Pleno,
Comisiones
Presidente, Pleno, Comision de
Gobierno
Presidente, vicepresidente,
Parlamento, Comisiones
Gobierno y
Administración
Autonómica
"Estado Español"
Gobierno y
Presidente, Consejo de Ministros,
Administración Central
Congreso, Senado, TC, etc.
Unión Europea
Comisión Europea
Consejos, Comités, etc
Parlamento Europ.
152
Nota: El nivel comarcal solo existe en algunas Comunidades Autonómicas, como Cataluña.
Fuente: Elaboración propia, basada en J.L. Martínez-Alonso: "L´organització territorial i els governs locals de Catalunya" en
M. Caminal y J.Matas (eds.): El sistema polític de Catalunya Universitat de Barcelona-Tecnos-UAB, Barcelona, 1998, págs.
315-365.
Abordaremos la descripción comenzando por el nivel estatal, donde se explora la
estructura y el funcionamiento actual del sistema político central, iniciando por la división territorial
del Estado Español y de su forma política como monarquía parlamentaria. La organización de los
tres poderes que formalmente lo constituyen (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), son el tema de
estos apartados dedicados al Gobierno central y sus instituciones, incluyendo a la administración
del estado como también otras figuras relevantes para el funcionamiento global del sistema
político, como el Tribunal Constitucional (TC). El resto de apartados hacen referencia al
subsistema autonómico, el subsistema local y el de la Unión Europea. Finalmente, se repasan
algunos fundamentos sobre el sistema electoral y el régimen de representación basado en los
partidos políticos. En todos estos se intenta ofrecer un panorama más concreto respecto al caso
catalán.
La estructura territorial del Estado Español
Hablar de la división territorial en España implica aludir a un tema que históricamente ha
sido motivo de conflicto, en tanto representa la expresión legitimante de un modelo de país y de
un proyecto de nación de difícil consenso, cuya compleja forja hemos revisado en el capítulo
anterior, con atención a la intrincada búsqueda de una división política.3 A todo esto, la estructura
política actual divide al Estado Español en 17 Comunidades Autonómicas y 2 ciudades (Ceuta y
Melilla, en el norte africano) con estatutos y rango similares aunque diferenciales, además de los
regímenes especiales de las islas.4 Para muchos autores, cabe identificar a la actual estructura
hispánica como un ejemplo sui generis de federación que recibe el nombre de Estado
Autonómico, un apodo que sirve para subrayar las particularidades de su factura.5 Los elementos
3
Al respecto, cabe recordar –siguiendo a Jesús Lalinde- que los “…Reinos y Tierras que han llegado a
integrarse en España han conocido diversos tipos de división territorial, entre los que se encuentran
Merindades, Adelantamientos, Gobernaciones, distritos de Chancillerías y Audiencias, Capitanías generales,
Corregimientos, Veguerías y Suprajuntarías" J. Lalinde: “El orto de la provincia constitucional en España” en
Rafael Gómez-Ferrer (dir.): La provincia en el sistema constitucional Diputació de Barcelona-Civitas, Madrid,
1991, págs. 491-511.
4
Las CC.AA. comprendidas son Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La
Mancha, Castilla-León, Cataluña, Extremadura, Galicia, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra, País Vasco y
Valencia.
5
En principio, el modelo de Estado desarrollado a partir del bloque de la constitucionalidad, corresponde a una
forma de Estado cuya estructura territorial del poder es compleja y, aunque no se trata de un estado federal por
su origen ni su funcionamiento, se considera que actualmente es uno de los estados más descentralizados de
Europa, contando con instituciones equivalentes a los federalismos europeos, como el alemán o el austríaco.
Según Eliseo Aja, “…examinando sin prejuicios los elementos esenciales del Estado autonómico, tal como se
han configurado durante estos veinte años a partir de la Constitución, se observa que coinciden básicamente
con los factores que la teoría constitucional considera propios del federalismo”. E. Aja: El Estado autonómico
Alianza, Madrid, 1999. Para otros autores, el “Estado de las autonomías” se considera un formato intermedio
entre el estado unitario y el federal, que reconcilia el principio de indisolubilidad de la nación española con el
reconocimiento y garantía del derecho de autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. E.
153
federalistas comprenden el reconocimiento constitucional de estructuras periféricas de
autogobierno con distribución de competencias, la resolución de conflictos por una instancia
neutral, el Tribunal Constitucional, y un sistema de relaciones entre el centro y las comunidades
autónomas. La reorganización del territorio después de la Transición parece ser el resultado de
varios factores que influyeron en la particular configuración del Estado de las Autonomías.
Cumple simultáneamente con la división de competencias entre los distintos niveles, la
modernización de la administración pública y el reconocimiento del derecho al autogobierno, más
no la soberanía, una demanda vieja de los nacionalismos “históricos” que tiende a extenderse a
todas las demás regiones del territorio español conformadas en el formato nuevo de las
autonomías.6
Aunque, aparentemente, el formato autonómico del actual Estado Español funciona
favorablemente dentro de un marco general que goza de considerable consenso social y político,
cabe señalar la particularidad que representa el hecho de que la Constitución de 1978 haya
dejado abierto este proceso al no señalar concretamente las Comunidades Autónomas que lo
componen. 7 Tampoco define sus competencias en forma definitiva y explícita, un asunto que es
visto por algunos como una amenaza o peligro para la integridad de la nación, y como una
oportunidad por otros, especialmente porque deja un margen de negociación de las periferias
nacionalistas o regionalistas hacia “Madrid”. La “Norma Fundamental”, que representa desde
entonces la Constitución, ha tenido como objetivo primordial marcar el cambio de la concepción
de un estado unitario y centralizado a uno de nueva cuña, que se distingue -entre otras cosas- por
una delegación progresiva y negociada de competencias, es decir, un desapoderamiento desde el
gobierno central a los niveles periféricos.8 La forma adoptada, que mantiene cierta ambigüedad
legislativa en la redacción de la CE, intentaba seguramente lograr un consenso mínimo de
García Guitán: “Estructura territorial del Estado” en R. del Águila (ed.): (1999) Manual de Ciencia Política
Trotta, Madrid, 2000, págs.159-176. Sin embargo, según otros expertos, no puede hablarse de federación en el
caso del Estado Español, en tanto las Comunidades Autónomas no participan en el gobierno central como
tales, sino en forma minoritaria y obsoleta, frente al protagonismo del Congreso de los Diputados, donde las
minorías parlamentarias están subsumidas al acuerdo que logren con los partidos de ámbito estatal español.
6
Según el artículo 2 de la Constitución Española de 1978, ésta “se fundamenta en la indisoluble unidad de la
Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la
autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran”. Por su parte, el artículo 137 refiere que “..el
Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las comunidades autónomas”. De esta
forma, la Constitución proclama el principio de unidad e indisolubilidad del Estado Español en forma paralela al
principio autonómico. Este principio ha introducido en la estructura institucional un factor de alta complejidad
que se traduce en su máxima expresión en el sistema de distribución del poder, que pretende resolver uno de
los problemas seculares más álgidos de la política española: las reivindicaciones de independencia de una
parte de las naciones o regiones que lo conforman, aun cuando según varios sondeos realizados estas
reivindicaciones correspondan a sectores de opinión que no son mayoritarios. Según una encuesta del CIS
(Centro de Investigaciones Sociológicas) de 1998 los porcentajes de población que desearían que se ejerciera
el derecho de autodeterminación, e incluso de independencia, en sus Comunidades son del 34% en el País
Vasco, el 22% en Cataluña y un 20% en Navarra, aumentando respectivamente a un 42, 24 y 26% en los
menores de 45 años. Cuadernos de Información Económica CIS, Madrid, 1998.
7
Ver J. de Esteban: Jaque al Estado Ediciones Libertarias, Madrid, 2000; L. de Velasco y J. A. Gimbernat: La
democracia plana Biblioteca Nueva, Madrid, 1999, y de J. Sinova y J. Tusell: La crisis de la democracia en
España. Ideas para reinventar nuestro sistema político Espasa, Madrid, 1997.
8
Ver C. Ninou Guinot: “La formación del sistema político español: evolución política y constitucional” en P.
Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs. 13-39.
154
funcionamiento (“gobernabilidad”) que garantizara la indisolubilidad del Estado Español,
promoviendo un marco democrático, social, pero de libre mercado y dentro de la legalidad, con
repartición de cuotas de poder estatal y presupuestos a las nuevas Comunidades Autonómicas y a
los llamados entes locales. De hecho, el sistema actual comporta importantes diferencias en
materia de competencias entre las autonomías, derivado de que, en vez de haber surgido éstas de
un acuerdo general, ha sido un proceso escalonado y casuístico, gestado por los diferentes
Estatutos de Autonomía negociados, por diferentes vías y en distintos tiempos de acceso. De esta
forma, en lo poco más de las dos décadas transcurridas desde su fragua, se asiste a un complejo
proceso de pujas por parte de algunas de las Comunidades Autónomas por aumentar sus
competencias, lo cual ha sido tomado como bandera política por los partidos políticos regionales
respectivos.
La fragua del nuevo estado conlleva una forma descentralizada de funcionamiento, más
acorde con la nueva imagen democrática y de cara a la integración europea; también, el
racionalizar la posibilidad de satisfacer mejor las demandas de los ciudadanos hacia los poderes
públicos, en forma muy acorde con el contexto similar de otros países occidentales que habían
convertido a las políticas descentralizadoras en la base de su acción, con el consiguiente
protagonismo de los niveles locales y regionales.9 A pesar de la aparente indeterminación y
apertura de la Constitución respecto al carácter autonómico del Estado Español, hay que ver que
señala no obstante competencias que son exclusivas del ámbito estatal español. Son los asuntos
de nacionalidad, inmigración, extranjería y derechos de asilo, las relaciones internacionales,
defensa y fuerzas armadas, administración de justicia, régimen arancelario, aduanero y de
comercio exterior, sistema monetario, divisas, cambio y convertibilidad, legislación sobre pesas y
medidas. Otras competencias son ejercidas en forma compartida, o no, con las Comunidades
Autónomas y las entidades del nivel local.10
La estructura política de una monarquía parlamentaria
El actual Estado Español se define como un estado social, democrático y de derecho,
según está asentado en los artículos 1 y 2 de la Constitución de 1978. Por estado social, se
entiende una forma estatal que pretende diferenciarse activamente del Estado liberal precursor y
no limitarse como éste a la garantía de la paz y seguridad pública, sino intervenir activamente en
sectores tradicionalmente reservados a la iniciativa privada, con el objetivo de asegurar a todos
los ciudadanos ciertos derechos reconocidos por la Constitución, tales como promover las
condiciones para lograr la libertad y la igualdad de los ciudadanos mediante diversas prestaciones
sociales (sanidad pública, sistema de pensiones, subsidio de paro, protección familiar, etc.),
consideradas “clásicas” en el marco europeo, como también nuevas formas de regulación estatal
9
Véase al respecto, Q. Brugué: “La dimensión democrática de la nueva gestión pública” Gestión y Análisis de
Políticas Públicas 5-6 1996; y Ph. Blair: “Trends in local autonomy and democracy: reflections from an
european perspective” en R. Batley y G. Stoker (eds.): Local government in Europe. Trends and developments
Mac Millan, London, 1991.
10
Una competencia es un conjunto de facultades o potestades que una persona o entidad tiene en relación
con determinada materia. Por su tipo, se distinguen competencias: legislativa, de desarrollo legislativo (dictar
reglamentos) y ejecutivas; respecto a su asignación, las competencias pueden ser concurrentes, compartidas o
exclusivas. Ver C. Ninout: op. Cit., 2002.
155
a través de una política orientada a la ocupación plena, la formación profesional, programas de
redistribución de la renta, y otros.11 La necesidad de legitimidad democrática del nuevo régimen,
de dar respuesta a las demandas de las “nacionalidades históricas” de mayor autogobierno, y de
ingresar en la naciente Unión Europea impulsaron el establecimiento de un Estado social dentro
del modelo del Estado del Bienestar, lo cual mantiene relaciones con la intensificación de la
influencia más que de actividad política de partidos y sindicatos, que se ha vivido en España
desde la Transición, con la apertura constitucional de proteger los derechos humanos, permitir el
derecho de asociación, la libertad de expresión; promover los derechos políticos y establecer una
política social que ha experimentado la extensión de los servicios y las prestaciones para la
población. 12
Por estado democrático, que la soberanía reside en el pueblo, por oposición a formas de
estado monocráticas; que su estructura organizativa es democrática, dirigida por un gobierno
electo y mediatizada por la acción de control del parlamento, por lo que es una democracia
básicamente representativa, que en el caso español se fundamente en su sistema electoral, basado
en el voto de los españoles mayores de 18 años, que concurren periódicamente a las urnas para
elecciones municipales (cada cinco años) y generales (cada cuatro años), y también a las
europeas, con la prerrogativa de que en las elecciones más importantes, las generales al Gobierno
y al Parlamento, la decisión no depende tanto de la mayoría de los votos conseguidos sino de su
distribución proporcional. Estos son complementados según la misma Constitución por
mecanismos semi-directos de participación: la iniciativa legislativa popular, el referéndum
nacional, el derecho de petición, la acción popular, el jurado. También, la C.E. contempla
mecanismos de articulación democrática: como los partidos políticos, los sindicatos, las
organizaciones empresariales, las asociaciones ciudadanas; asegura las libertades públicas, el
pluralismo lingüístico, la libertad de creencias religiosas, y otros, que pueden considerarse como
formas de participación indirecta del ciudadano en la vida pública. Debido al poder omnímodo de
los partidos sobre sus diputados puede considerarse al Estado Español actual como un Estado de
Partidos.13
Por su parte el carácter de “estado de derecho” se fundamenta en tres principios básicos:
la separación de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), el principio de legalidad, y el
11
M. T. Gallego: “Estado social y crisis del Estado” en .R del Águila (ed.): Manual de Ciencia Política Trotta,
Madrid, 2000, págs. 107-138.
12
Se supone que el diseño de la nueva división territorial se ha hecho partiendo no de una creación artificial
sino del reconocimiento de derechos históricos, presentes en “nacionalidades históricas”, como Cataluña,
Galicia, el País Vasco y, en menor grado, Valencia y las Islas Baleares, así como el territorio foral de Navarra.
Estas cuentan con una lengua y cultura propias que son diferentes del resto de España, también con sectores
de la población organizados en torno a un ideal de autonomía y autogobierno; para todas estas el Estado
Autonómico representa un reconocimiento. Sin embargo, no todas las Comunidades conformadas tienen
detrás de sí una historia o cultura distintivas, como tampoco demasiadas demandas históricas de
autogobierno, a las cuales la autonomía “les vino de gratis” en esta suerte de “café para todos” (según la
famosa frase) que significó en la práctica el Estado de las Autonomías. Véase A. Hernández Lafuente (coord.):
El funcionamiento del Estado Autonómico, 2ª ed. corregida y ampliada, MAP, Madrid,1999.
13
J.C. Monedero: “La transición posfranquista a la monarquía parlamentaria” en P. Román (coord.): Sistema
Político Español, págs. 41-80.
156
reconocimiento y protección de las libertades y derechos humanos.14 Con estos fines, el Estado
Español ha creado, además de una estructura de gobierno tripartita a nivel central, otros órganos
específicos, como son el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Ministerio Fiscal, el
Tribunal de Cuentas, el Ministerio Fiscal y la Audiencia Nacional, que tienen competencias y
superioridad jerárquica de rango sobre los ámbitos autonómicos y locales. El Tribunal
Constitucional (T.C.) es un órgano que aunque es de naturaleza judicial no pertenece a la
organización del Poder Judicial, pues sus competencias se cifran más bien en su definición de
“interprete supremo de la Constitución”. En este tenor tiene como objetivo mediar y también
dictaminar, los conflictos propios de un estado de textura federal, donde existen distintos niveles
de gobierno y pueden ser diferentes los partidos políticos que los que gobiernan. 15 Para tal
objetivo, ejerce funciones que son consideradas decisivas para el mantenimiento del Estado de
Derecho: el control de la constitucionalidad de las leyes, de la protección de los derechos
fundamentales y de la división del poder, tanto en sus aspectos horizontales (entre los diferentes
órganos constitucionales), como verticales (velando por el cabal reparto entre el Estado y las
Comunidades Autónomas). Es la instancia que interpone recursos de inconstitucionalidad ante los
gobiernos de las Comunidades Autónomas y sus propuestas legislativas o actuaciones. El
Ministerio Fiscal, el Tribunal de Cuentas y la figura del Defensor del Pueblo son otros de los
órganos que cumplen funciones de legalidad para el mantenimiento del Estado de derecho. 16
La forma política del Estado Español es la de una monarquía parlamentaria, que asume
explícitamente que la máxima autoridad sea patrimonio específico de una dinastía (la de los
Borbones, de origen francés) desde el siglo XVIII. Y es que, a pesar de notables interrupciones,
la monarquía ha sido la forma política tradicional de gobierno en España desde hace varios siglos,
compartiendo con otros países europeos la suerte resultante de las alianzas de la realeza, una
categoría que se encuentra como base en la conformación de la mayoría de los estados del viejo
continente.17 No obstante, a pesar de que la tradición monárquica continúa viva en España, como
en otros países seleccionados de Europa, bien puede decirse que su carácter ha cambiado
substancialmente dentro del largo período en que la dinastía borbónica ha gobernado esta nación
de naciones, pasando del absolutismo y despotismo de los primeros, al modo limitado por la
actuación de las Cortes y su actual figura como institución legitimante y embajadora, sin poder
14
R. Palmer Valero: “Estructura institucional del Estado” en R.del Águila (ed.): Manual de Ciencia Política
Trotta, Madrid, 2000, págs. 177-204.
15
Al mismo tiempo que soluciona los conflictos, el T.C. establece la interpretación correcta de la C.E., fijando
precedentes para casos similares. Precisamente, un asunto frecuente de sus intervenciones han sido los
numerosos recursos que en torno a las competencias autonómicas se han presentado entre el gobierno central
y varios de los gobiernos periféricos, especialmente el catalán. El T.C. ha subrayado el carácter constitucional
de la autonomía política, que no puede ser limitada por ninguna ley estatal.
16
El Tribunal Constitucional se compone de doce magistrados, dos de los cuales son nombrados por el
Gobierno, dos por el Consejo General del Poder Judicial y ocho por las Cortes, según un sistema que en la
práctica es el de asignación de cuotas entre los partidos, cuatro por cada Cámara. La duración de sus miembros
es de nueve años, siendo su renovación aplicada en forma parcial: cada tres años se renova a una tercera parte
de sus miembros, quienes deben ser elegidos entre magistrados, fiscales, profesores universitarios o abogados
con no menos de quince años de ejercicio profesional y de prestigio reconocido.
17
De hecho, según Luis Moreno “…la condición de ser súbditos del Rey de España conciliaba la variedad
discordante de las gentes hispanas”. L. Moreno: op. Cit.
157
ejecutivo pero con gran capacidad simbólica e incluso ornamental. 18 Fue algo que comenzó con la
progresiva autonomía, primero de los “válidos” hasta la aparición de la figura de Jefe de
Gobierno, para el control de la función ejecutiva. El esquema aún hoy es complejo y acaso
ambiguo en la práctica, pues la figura del Jefe de Estado es destinada al Rey, quien ostenta la
máxima representación del Estado Español y, en teoría, la jefatura de las Fuerzas Armadas,
permaneciendo dotada su figura de cierta autoridad moral que es cultivada esmeradamente desde
las instituciones y los medios de comunicación, como si en un nivel simbólico fuera quién tuviera la
última palabra en momentos críticos.19 Fiel a la tradición, se supone que la Constitución Española
(C.E.) de 1978 no hace más que reconocer este hecho, aunque sometiéndolo a los limites que
comporta la expresión parlamentaria.20 Entre éstos, quizás el cambio significativo que implicó
reponer el principio de que la soberanía tiene su titularidad en el pueblo español, y no en la figura
del jefe de Estado, como proponían ya las Constituciones de 1876 y 1931.21
A diferencia de los regímenes presidencialistas (como Alemania o Estados Unidos), en el
Estado Español la figura del jefe de Estado no recae en la misma persona del jefe del Gobierno,
quién alcanza su posición a través de la contienda electoral que renueva el puesto cada cinco
años. Aunque ambos se encuentran sometidos a la Constitución y deban rendir cuentas a las
Cortes Generales, en cambio la monarquía es hereditaria y las reglas de la sucesión están
previstas por la C.E. según el orden de primogenitura, estableciendo las normas que regulan la
preeminencia de los herederos. Con toda la familia real, mantienen una presencia permanente en
los medios de comunicación, los cuales hacen un detallado seguimiento de sus actividades y
eventos vitales, que dejan maravillados a ese sector de la población que se considera súbdito y
que compra el Hola o ve los noticieros rosa en la televisión para enterarse de las andanzas
amorosas del Príncipe de Asturias o de las vicisitudes obstétricas de María Cristina, las giras de
la Reina Sofía y la presencia siempre prudente y estratégica del Rey Juan Carlos, cuyas
intervenciones públicas son previamente sancionadas. No obstante, a pesar de su popularidad, la
realeza española de hoy no tiene ya las prerrogativas que tenía antaño, pues el carácter
parlamentario del régimen fija muy claramente las competencias del simbólico soberano.
18
Un estudio detallado sobre la institución monárquica en España es el de M. Artola: La monarquía de
España Alianza, Madrid, 1999.
19
Algo que no resulta muy notorio, como fue especialmente durante la intervención de España en apoyo de la
guerra de Estados Unidos contra Irak en el 2003, protagonizada enteramente por el gobierno de Aznar con el
apoyo del Partido Popular y el silencio prudente del Rey Juan Carlos.
20
El parlamentarismo es una forma gubernamental que se considera característica de los países europeos
occidentales. Se considera resultado de la evolución histórica del constitucionalismo occidental, especialmente
del inglés, como una forma de gobierno que ha permitido combinar el poder del monarca y la Cámara, los cuales
convergen en una forma particular de medicación que es el Gabinete ministerial. Sin embargo, la evolución
histórica del parlamentarismo ha conducido a limitar e incluso privar al Monarca del poder efectivo en
beneficio del papel político del Gobierno elegido democráticamente y con la intervención progresiva de los
partidos políticos. R.Palmer : op. cit., 2000, págs. 177-204.
21
En la práctica, sin embargo, puede decirse que el principio de soberanía se encuentra distribuido entre las
diversas instancias y niveles, lo que conlleva no solamente la división clásica de los tres poderes, sino
además, en el caso del Estado Español, a su compleja estructura territorial ya señalada y al régimen de partidos,
el cual muestra una influencia creciente en la toma de decisiones; de este modo puede afirmarse que la
soberanía del pueblo se encuentra bastante mediatizada por los niveles de gobierno y los partidos que la hace
bastante indirecta e incluso que la excluye estratégicamente.
158
Al rey le corresponde la más alta representación del Estado Español en relaciones
internacionales, además es el jefe de las fuerzas armadas y su figura es inviolable (no está sujeto a
responsabilidades jurídicas). Sus facultades constitucionales se ejercen en cinco ámbitos: en la
relación al poder legislativo (sanción y promulgación de las leyes, convocar y disolver las Cortes
Generales, convocar a elecciones generales y a referéndum); al poder ejecutivo (proposición y
nombramiento del candidato a presidente del gobierno, nombrar a los miembros del gobierno,
expedir los decretos acorados por el Consejo de Ministros, conferir los trabajos civiles y
militares, conceder honores y distinciones, el derecho a ser informado de los asuntos de Estado,
ejercer la comandancia suprema de las fuerzas armadas y el Alto Patronato de las Reales
Academias); respecto al poder judicial (que se administra en nombre del rey, quién puede ejercer
el derecho de gracia en ciertos casos, nombrar al presidente del Tribunal Supremo, el fiscal
general del Estado, los vocales del Consejo General del Poder Judicial y los miembros del
Tribunal Constitucional); en relaciones internacionales (ejercer la más alta representación del
Estado, acreditar a los embajadores y otros altos representantes diplomáticos nacionales o
extranjeros, manifestar el consentimiento del Estado en compromisos internacionales, declarar la
guerra o la paz con la autorización de las Cortes Generales); y, en relación con las comunidades
autónomas (nombrar a los presidentes de las CC.AA., sancionar los estatutos de autonomía, e
incluso, convocar los referéndum autonómicos).
Se supone que la legitimidad de la Corona procede de la voluntad del pueblo español,
quién en el referéndum de 1979 para aprobar la C.E. optó en forma conjunta por una serie de
cambios que implicaban ante todo la modernización política del país y una ruptura con la
dictadura franquista, para ingresar en un orden democrático. No obstante que más de un 70% de
los españoles acudió entonces a la urna y en su mayoría votaron el sí al nuevo Estado de las
Autonomías, en la práctica, puede especularse con motivo que el papel de la actual corona fue
particularmente legitimado a partir del fallido golpe de Estado comandado por el Coronel Tejero
en las Cortes en febrero de 1981, que proponía revertir el proceso democrático para reinstaurar
el orden franquista. La respuesta del Rey Juan Carlos provocó movilizaciones generalizadas de
apoyo a la democracia, que precedieron a la redacción de la C.E. y a la legalización de todos los
partidos políticos. Para algunos, el golpe fue un oportuno ejercicio taumatúrgico que resultó muy
oportuno para la restauración legítima de la institución monárquica, toda vez que ésta ya había
sido prevista por Franco, y que varios sectores políticos se oponían a su restauración. El 23-F
permitió que los Borbones se quedaran a reinar en España conservando privilegios y
prerrogativas de la nobleza. A cambio de ello, la figura del Rey actúa como la máxima autoridad
moral en el Estado y sin su firma buena parte de los documentos oficiales no son reconocidos. Sin
embargo, en vista de la inviolabilidad de su persona, la gran mayoría de sus actos deben estar
siempre avalados por otra autoridad del Gobierno (el presidente, ministros o el presidente del
Congreso de los Diputados). La Corona ostenta básicamente facultades de representación, de
moderación y arbitrio, constituyendo un factor emblemático dentro del complejo aparato
gubernamental y político de España, desprovisto de potestades de decisión política aunque
ostente la Jefatura del Estado. Por todo esto se dice que “el rey reina pero no gobierna”. Éstas
son potestades constitucionales del poder ejecutivo.
159
Desde la Moncloa: el Gobierno como Poder ejecutivo
El Poder ejecutivo corresponde al ámbito del Gobierno, el órgano máximo de dirección
política en el Estado Español, compuesto por el presidente, los vicepresidentes, los ministros y
otros miembros establecidos por la ley, quienes son los responsables de dirigir la estructura
administrativa y política del poder central y, entre otras cosas, presentar la mayoría de
proposiciones legislativas al Parlamento. 22 Sus órganos más inmediatos son el Consejo de
Ministros, un órgano superior de la Administración Civil del Estado, cuyas funciones son
administrativas más no políticas, y, el Consejo de Estado, un organismo consultivo. La función del
Consejo de Estado es exclusivamente consultiva, y se limita a dar su opinión fundada sobre el
objeto de la consulta o a proponer otra solución más adecuada. En el ejercicio de esta función,
debe velar (según la Ley Orgánica 3/1980) por la observancia de la Constitución y del resto del
ordenamiento jurídico. Ha de procurar la armonía del sistema, el rigor de la técnica normativa y el
buen hacer de la Administración, para reducir al mínimo la conflictividad con los ciudadanos.
Pueden consultar al Consejo de Estado el Presidente del Gobierno o cualquiera de los Ministros,
así como los Presidentes de las Comunidades Autónomas. Los particulares pueden pedir
audiencia cuando estén interesados en el objeto de la consulta. La consulta al Consejo es
preceptiva para las disposiciones relativas al Derecho comunitario europeo, cuestiones de
Derecho internacional, decretos legislativo, disposiciones reglamentarias que se dicten en
desarrollo o ejecución de las leyes, conflictos de competencias con las Comunidades Autónomas,
reclamaciones de responsabilidad patrimonial, contratos administrativos importantes, recursos de
revisión, etc. También es preceptiva la consulta para determinados asuntos del régimen local.
El presidente se considera el jefe del Gobierno, lo cual se confirma en la decisiva
trascendencia de sus funciones. Es quién propone al rey el nombramiento o separación de los
otros miembros del gobierno, decide la elección o no de la vicepresidencia y asume de cara al
Parlamento la cuestión de la confianza de sus poderes de gestión. A la vez, convoca y preside las
reuniones del Consejo de Ministros, propone la disolución de las Cortes, la celebración de
referéndum o la interposición de recursos de inconstitucionalidad. La elección de la presidencia,
sin embargo, no se deduce automáticamente de los resultados de las elecciones generales sino
que sigue un procedimiento complejo, en el cual, una vez constituido el nuevo Congreso de
Diputados, corresponde al Rey proponer un candidato a la Presidencia ante este organismo, el
cual decide mediante la votación de sus miembros aprobar o no la investidura del presidente, para
después ser el Rey el encargado de otorgarle su nombramiento definitivo, una competencia que en
España es de lesa majestad.23
22
Las facultades del Gobierno están previstas por la Constitución: “El Gobierno dirige la política interior y
exterior, la Administración Civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad
reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes” (art. 97 de la CE).
23
Tras cada renovación electoral del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos de cese del
Gobierno (pérdida de la confianza parlamentaria, dimisión o fallecimiento de su Presidente), se supone que el
Rey, tras oír a los representantes de las distintas fuerzas parlamentarias, propone al Congreso un candidato a
la Presidencia del Gobierno. El candidato debe exponer su programa político, abriéndose un debate con
participación de los representantes de los Grupos Parlamentarios. Para ser investido y ser nombrado
Presidente, el candidato necesita obtener el voto favorable de la mayoría absoluta de los Diputados, por lo que
la intervención del Rey resulta obligada y formal por este hecho. Si no la obtiene, se procede a una segunda
160
El Consejo de Ministros tiene una doble adscripción debido a que sus componentes son
simultáneamente miembros del Gobierno y, en la mayoría de los casos, titulares de la jefatura de
los ministerios, por lo cual pertenecen también a la Administración Civil del Estado, respondiendo
a la división funcional o sectorial en diferentes departamentos ministeriales, unidades
especializadas en grandes áreas de acción político-administrativa. Tienen la responsabilidad
directa de la gestión de su respectivo ministerio, la organización de los órganos superiores
respectivos y la potestad disciplinaria de los funcionarios adscritos a los mismos. Así mismo,
funciones de deliberación, de adopción de acuerdos (decretos que deben ser avalados por el
Presidente y el Ministerio respectivo y ratificados por el Rey), funciones políticas y normativas
(proposición de leyes y emisión de decretos-ley en casos de extraordinaria y urgente necesidad),
funciones de potestad reglamentaria y administrativas. Se complementan con la actuación de
Comisiones delegadas del Gobierno (política exterior, seguridad de estado, asuntos económicos,
política autonómica, asuntos culturales y de situaciones de crisis). Sus deliberaciones tienen
carácter secreto. La elección de los Ministros y demás miembros del Gobierno no corresponde a
la Cámara, sino al propio Presidente del Gobierno, quien propone libremente al Rey su
nombramiento y cese. Las actuales carteras ministeriales son las siguientes: Asuntos Exteriores,
Justicia, Defensa, Economía y Hacienda, Interior, Fomento, Educación y Cultura, Trabajo y
Asuntos Sociales, Industria y Energía, Agricultura, Pesca y Alimentación, Presidencia,
Administraciones Públicas, Sanidad y Consumo y Medio Ambiente. Los Secretarios de Estado
basan su actuación en la Comisión General de Secretarios y Subsecretarios de Estado, un órgano
de colaboración. Sus miembros no forman parte del gobierno y no son un órgano de existencia
obligatoria, sino de naturaleza potestativa y de confianza del señor ministro. Algunos pueden
ostentar la condición de parlamentarios.
Las Cortes Generales: el Congreso de los Diputados y el Senado
Las Cortes Generales son el órgano representativo y legislativo del Estado Español, una
institución intermedia entre el Gobierno y los ciudadanos, a quienes en teoría representan y en
nombre de quienes se ven llamados a pedir cuentas al Gobierno.24 Se componen
constitucionalmente de dos cámaras: el Congreso de los Diputados (la Cámara Baja), y el Senado
o Cámara Alta. Las funciones de las Cortes son básicamente la elaboración de las leyes del
Estado y el control del gobierno. Como la mayoría de las asambleas parlamentarias, sus funciones
manifiestas son facilitar la representación política de “los intereses económicos y sociales”,
votación, en la que sólo se requiere la mayoría simple. Si tampoco así se logra la confianza, deben tramitarse
propuestas de nuevos candidatos. En el caso de transcurrir dos meses sin que el Congreso haya elegido
Presidente del Gobierno, el Rey debe disolver las Cámaras y convocar nuevas elecciones.
24
La denominación del Parlamento español como Cortes Generales responde a un uso tradicional que pone de
manifiesto la vinculación histórica de éstas con las antiguas cámaras estamentales. En su origen la palabra
corte significaba “la concurrencia de lo más granado del reino al punto donde moraba el rey con el propósito
de autorizar sus estrados, o de conferir acerca de los asuntos graves del gobierno, o de rendir vasallaje al
señor natural de todos ellos; y esto quería decir la expresión tuvo cortes, trocada de hacer o juntar a cortes
consagrada por la costumbre, de donde vino llamar corte a la residencia de los monarcas” M. Colmeiro: De la
constitución y del gobierno de los reinos de León y Castilla, 2 vols, 1884: 309, citado por M. Sánchez de
Dios: “Las Cortes: el Congreso de los Diputados y el Senado” en P. Román (coord.): Sistema político español
Mc Graw Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs. 207-234..
161
ofrecer un cauce para la expresión de las demandas, el debate, la negociación de acuerdos y para
reforzar la legitimidad del sistema político. Son el único órgano cuya composición se efectúa por
sufragio universal, de acuerdo al principio representativo proporcional que rige para la elección de
sus miembros, con la excepción de los senadores que integran la Cámara Alta, órgano de escasa
relevancia política en España. Las Cortes funcionan generalmente por separado, aunque hay
algunas circunstancias previstas por la Constitución en que tienen que funcionar en forma
conjunta.25
Los miembros de las Cortes son siendo según la Constitución su número entre 300 y 400
(actualmente son 350), los cuales son renovados cada cuatro años por elecciones generales.
Gozan de ciertas prerrogativas que hace de los parlamentarios un colectivo protegido, a merced
de un fuero especial de inviolabilidad (la no exigencia de responsabilidad jurídica por las
opiniones o votos que puedan manifestar senadores y diputados en el ejercicio de sus funciones) e
inmunidad (que les protege de arresto o detención, a menos que sean sorprendidos en delitos
flagrantes); no obstante, son sujetos de procesos penales previa autorización de la Cámara
respectiva, siendo el Tribunal Supremo el único órgano judicial competente para ellos. La
normativa establece las incompatibilidades de los cargos, que se refieren a la imposibilidad de ser
miembro de ambas Cámaras o de ostentar al mismo tiempo la condición de diputado estatal y de
alguna de las Comunidades Autónomas, también con otros altos cargos del Tribunal
Constitucional y la administración del Estado (con excepción de los ministros).
La primera función del Congreso de los Diputados es la legislativa, esto es, la aprobación
de las leyes, que comprende entre otras cosas el dar luz verde a los presupuestos generales del
Estado, pero que incluye la toma en consideración de cualquier iniciativa legislativa.26 A la
Cámara Baja le corresponden, además, la presentación de enmiendas, el debate en el Pleno, la
deliberación en Comisión y la sanción y publicación oficial de las que consigan hacerse leyes. La
ruta crítica que debe seguir una iniciativa legislativa es muy compleja Cuando la iniciativa se debe
a los Diputados, a las Asambleas de las Comunidades Autónomas o grupos de ciudadanos, el
Gobierno debe manifestar su criterio en una “toma en consideración”, un trámite que comprende
debate y votación en el Congreso de los Diputados, del que están dispensados los proyectos del
Gobierno y las proposiciones de ley que se reciban del Senado. Todas las iniciativas legislativas
están sujetas a la presentación de enmiendas y a su debate en el Pleno del Congreso de los
Diputados, con el auxilio de la deliberación de la Comisión competente, quien a su vez designa a
la ponencia, un órgano reducido de composición plural, que se encarga de presentar un informe
sobre el caso para comenzar el debate, en reuniones de las comisiones que no son públicas, pero
a las que asisten los medios de comunicación. Los grupos parlamentarios cuyas enmiendas no
25
Incluyen situaciones relevantes, por ejemplo, decisiones respecto a la Corona, a la declaración de guerra o
paz, del consentimiento del estado en la firma de tratados, en los acuerdos de cooperación entre las
comunidades autónomas y en la distribución de los recursos del Fondo de Compensación Territorial.
26
La Constitución reconoce la iniciativa legislativa, o derecho de iniciar el procedimiento conducente a la
aprobación de las leyes, al Gobierno, al Congreso de los Diputados, al Senado, a las Asambleas de las
Comunidades Autónomas y a no menos de 500.000 ciudadanos, mediante firmas acreditadas, con sujeción a lo
establecido en una ley orgánica. La iniciativa se ejerce ante el Congreso de los Diputados, que de esta forma es
la primera Cámara en conocer los proyectos y proposiciones de ley. El Gobierno es, de hecho, quien de todos
estos sujetos presenta más iniciativas. Tiene, además, reconocida una iniciativa exclusiva en el caso de los
Presupuestos Generales del Estado.
162
hubieren sido aceptadas pueden mantenerlas para su discusión y votación en el Pleno, lo cual se
omite en numerosos casos gracias a un procedimiento especial de competencia legislativa, que
determina que tras su aprobación por la Comisión el proyecto de ley pase directamente al
Senado. Una vez que el Congreso se ha manifestado sobre las enmiendas o vetos del Senado, la
ley queda aprobada, haciéndose definitivo su texto. Lo mismo ocurre cuando la Cámara alta
aprueba un proyecto sin introducir modificaciones. La ley debe someterse acto seguido a los
trámites de sanción y promulgación por el Rey y a su posterior publicación en el Boletín Oficial
del Estado.
El Congreso de los Diputados interviene en otra serie de decisiones de gran importancia.
Como las relacionadas con sus funciones de control y dirección del Gobierno, pudiendo provocar
su cese a través de diversos medios, como son la moción de censura o la denegación de la
confianza. Tanto una como otra testimonian la ruptura de la relación de confianza que debe existir
entre el Gobierno y la Cámara. La moción de censura debe llevar incluida la propuesta de un
candidato a la Presidencia del Gobierno. Su propuesta debe hacerse por la décima parte, al
menos, de los diputados y para su aprobación se requiere el voto de la mayoría absoluta. La
cuestión de confianza sólo puede plantearse por el presidente del gobierno, previa deliberación
del Consejo de Ministros. convalida o deroga los decretos-leyes dictados por el Gobierno por
razones de extraordinaria y urgente necesidad (esta función es asumida por la Diputación
Permanente en ausencia del resto de los parlamentarios). Le corresponde además autorizar las
propuestas del Presidente para la celebración de un referéndum consultivo, también la prestación
del consentimiento para que el Estado pueda obligarse por medio de tratados o convenios
internacionales, lo cual realiza con el Senado. Los diputados fiscalizan la actuación del Gobierno y
a través suyo de la administración pública, que se formaliza por medio de preguntas e
interpelaciones en los Plenos que suponen una demanda de explicación o de información al
Gobierno.27 Además, el Congreso de los Diputados tiene facultades para emitir mociones y
resoluciones en los que manifiesta su postura sobre un tema determinado, con un alcance más
político que jurídico. Y participa en la designación de cierto número de los titulares de órganos
estatales.28
El Senado se supone que es la cámara de representación territorial, aunque luego no
funciona como tal. No tiene un número exacto de miembros, estando su composición
directamente vinculada a la población existente en las diversas Comunidades Autónomas
27
Las preguntas pueden recaer sobre cualquier asunto que incumba a este último, mientras que las
interpelaciones afectan a las conducta del ejecutivo en cuestiones de política general, bien del Gobierno bien
de algún departamento ministerial, lo que supone reservarlas para temas de marcado interés general. En
coherencia con su distinto alcance, las interpelaciones han de formularse en sesión plenaria, mientras que las
preguntas pueden recibir contestación gubernamental no sólo en esta forma, sino también en las Comisiones,
o por escrito, que se publica en el Boletín Oficial de la Cámara. Además existen, como instrumento de control
parlamentario, las comparecencias, mediante las cuales, un miembro del Gobierno, autoridades o funcionarios
públicos acuden ante el Pleno o una Comisión para informar en profundidad sobre un tema. En la práctica, sin
embargo, el formato adoptado se rige por los estilos de cada presidente. Durante el gobierno de Aznar el
formato se redujo a una sesión periódica donde el presidente informaba al Pleno durante quince minutos para
después recibir las interpelaciones y preguntas, cuya respuesta estaba exenta de réplica.
28
Como el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal de Cuentas y el Consejo
de Administración de Radio Televisión Española (RTVE), y conjuntamente con el Senado, al Defensor del
Pueblo.
163
(actualmente son 254 el total de senadores).29 Su elección, a diferencia de los diputados, se
efectúa por un sistema mayoritario que permite al elector votar un número inferior al de
candidatos al senado, obteniendo la representación los candidatos que consiguen el mayor
número de votos, independientemente del orden que hayan tenido en las listas y del partido que
los postule.30 Aunque el Senado tiene facultades para ejercer conjuntamente con el Congreso de
los Diputados las mismas funciones legislativas y de control del gobierno, su influencia en la
práctica es mucho menor. Se limita a recabar información de la gestión gubernamental y reclamar
la presencia de los miembros del Gobierno para efectuar interpelaciones y preguntas. No le
corresponde efectuar mociones de censura, potestad exclusiva del Congreso de los Diputados,
aunque puede la Cámara Alta aprobar, en relación con los textos legislativos remitidos por el
Congreso, vetos o enmiendas al articulado.
No obstante todo esto, las actividades del Senado son muy reducidas en lo legislativo y
casi nulas en el control del Gobierno, pues en todas estas el Congreso de los Diputados tiene la
principal o única palabra. Hay sin embargo un caso en el que el Senado tiene competencias
exclusivas: el de autorizar por mayoría absoluta las medidas necesarias para que una Comunidad
Autónoma cumpla sus obligaciones constitucionales o para impedir que continué atentando contra
los intereses generales de España. Por esto, es aquí donde se han celebrado hasta ahora los
debates sobre el Estado de las Autonomías. Aunque se ha señalado que la principal razón en la
existencia del Senado es la inercia histórica, lo cierto es que hasta ahora han fracasado los
intentos por hacer de esta institución la Cámara de las Autonomías, a lo que contribuye tanto el
desinterés de la mayoría de las CC.AA. por tener un canal negociador común, prefiriendo
negociar por separado las concesiones a sus fets diferencials, como el interés del nivel central
por mantener la situación actual lejos de un posible funcionamiento federalista, con la consiguiente
disminución de su poder, ya de por sí reducido por los otros poderes territoriales, especialmente
por todo lo emanado de la Unión Europea, y aparte lo de la globalización.
Las acciones parlamentarias se producen a través de un conjunto de rituales y trámites o
procedimientos cuya finalidad puede ser legislativa, informativa, de control, de exigencia de
responsabilidad política. Tienen como requisitos la convocatoria previa, la existencia de quorum
y que se produzca una votación; otros son los relativos al planteamiento de la orden del día, los
ejes del debate y la publicidad del Pleno, que corresponden al presidente de la Cámara o
Comisión. El voto de los parlamentarios es personal, libre e intransferible, aunque por efecto de la
lealtad partidista suele ser ejercido en forma corporativa, al modo de un mandato imperativo que
29
El sistema de elección de los senadores comprende una doble designación: por una parte, los senadores
provinciales, quienes disponen de cuatro senadores por cada provincia peninsular y en menor número para las
provincias insulares y las ciudades de Ceuta y Melilla (para un total actual de 208 senadores provinciales); por
la otra parte, los senadores autonómicos son elegidos en forma indirecta a partir de las designación de los
mismos por los miembros elegidos del parlamento autonómico de cada comunidad (siendo actualmente 51 el
total de senadores autonómicos).
30
La elección del presidente de las Cortes requiere la mayoría absoluta de las Cámaras respectivas en una
primera votación. Si no se consigue esto se efectúa una segunda vuelta entre los dos candidatos que hayan
obtenido más votos en este proceso. Las Cámaras a su vez tienen pues distintos órganos propios de
funcionamiento: además de la misma Presidencia, sus respectivas Mesas, Comisiones, Plenos, la diputación
permanente, los grupos parlamentarios y la junta de portavoces. Todos estos se rigen por normativas
particulares. Ver Pau Vall: “Una reflexión sobre el estado del Parlamento y su potenciación” en Ibíd (ed.):
Parlamento y opinión pública Tecnos, Madrid, 1995.
164
no tiene su base en el electorado sino en la disciplina de partido. Como contrapartida, cuando un
diputado vota en contra de la decisión de su partido es acusado de transfuguismo, una práctica
muy mal vista entre la clase política y ante la cual no existe una posición consensuada ni siquiera al
interior de los partidos.
El poder judicial
El poder judicial hace referencia a un conjunto de instituciones del Estado liberaldemocrático que tienen como objetivo el permitir un desarrollo pacífico de los conflictos sociales;
sin embargo, la labor mediadora y administradora de justicia se da en un marco coordinado con el
del ejercicio monopólico de la violencia, que le conlleva en este caso a la aplicación del régimen
penal y a su apoyo en los organismos de seguridad pública y defensa del Estado, en todos sus
niveles. El Poder judicial es no obstante un ámbito que se supone diferenciado e independiente del
legislativo y el ejecutivo, algo que no le impide estar integrado en el sistema políticoadministrativo. No obstante su supuesta neutralidad, se ha convertido en un actor político de
primer orden en España al influir decisivamente tanto en la formulación como en la ejecución de
políticas públicas, delimitando la acción de gobierno, de los grupos políticos y de presión al
sentar con sus sentencias los parámetros del debate político.31
Así mismo, el poder judicial ha devenido en un garante del orden constitucional y
democrático al proteger las libertades y los derechos fundamentales de los ciudadanos y ejercer el
control de la constitucionalidad de las nuevas leyes o la interpretación de las ya existentes.32 El
derecho ciudadano a un proceso con las debidas garantías es el relativo al proceso judicial. Debe
garantizar que los ciudadanos puedan defenderse y se basa en unos principios generales
establecidos por la CE 1978: el de publicidad, que es una garantía para la imparcialidad de los
jueces; el derecho a conocer la acusación, a un proceso sin dilaciones, a la presunción de
inocencia, a no declarar contra sí mismo y no confesarse culpable, a indemnización por errores
judiciales.
La independencia del Poder Judicial se garantiza por sus principios de independencia de
jueces y magistrados respecto a todos los órganos judiciales, incluidos sus órganos de gobierno;
31
La “judicialización” de la política es una tendencia que se observa en las modernas democracias
occidentales. En España se ve contextualizada por la tradición latina de aplicar los jueces leyes
precedentemente codificadas, interpretadas según los criterios seguidos en casos similares precedentes,
dejando poco margen a la creatividad o al buen sentido común propios. Los jueces recurren a la dogmática
jurídica, a la doctrina o a sus propias convicciones. En todo caso, hay otros factores nuevos que impiden la
aplicación mecánica de viejas fórmulas, entre ellas, la legalidad determinada por tribunales supranacionales,
como el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos, o el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, cuyas
sentencias pueden invalidar sentencias o leyes nacionales, aunque en ámbitos muy restringidos.
32
Merece recordarse que al reinstaurarse la democracia en España la administración de justicia distaba mucho
de reunir las condiciones para un desempeño democrático, gravemente descapitalizada en lo material, obsoleta
en lo procedimental y profundamente desprestigiada por decenios de actuaciones mediatizadas por la
dictadura. La “politización de la justicia” bajo el franquismo, que mantuvo la organización judicial de 1870,
operaba de distintos modos. Por un lado el gobierno de los tribunales correspondía al Ministerio de Justicia,
por otra parte, la justicia quedaba fragmentada en dos vías separadas: la ordinaria y un amplio entramado de
distintos tribunales y jurisdicciones , controlados todos ellos por el Gobierno franquista. Véase J.J. Toharia:
Modernización, autoritarismo y administración de la justicia en España Cuadernos para el Diálogo, Madrid,
1974.
165
por sus potestades de autogobierno, la unidad de jurisdicciones y la exclusividad de jurisdicción
que aseguran el monopolio de su ejercicio. El estricto régimen de incompatibilidades de los cargos
y su limitación del derecho de asociación hacen que en España jueces y magistrados puedan
ejercer sin coacciones de este tipo, y son disposiciones reguladas por las leyes, basadas en los
principios que establece la CE 1978.33 Institucionalmente, la independencia del poder ejecutivo y
legislativo se sustenta en su distancia con el Gobierno y su respectivo Ministerio de Justicia, ya
que es una instancia propia, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el que se encarga de
su regulación y control, si bien las colaboraciones con el Ministerio de Justicia se dan en
numerosos ámbitos de actuación. 34 El CGPJ constituye un órgano administrativo de gobierno
interno sin atribuciones jurisdiccionales pero con peso político, que cumple básicamente funciones
de organización y estructura administrativa del poder judicial, aunque con competencias muy
importantes en otros niveles, como su participación en la conformación de altos puestos.35 Sin
embargo, el principio de independencia se ve amenazado por la particularidad de que sus
miembros (un presidente y veinte vocales) son electos por las Cortes Generales, lo que ha dado
como origen la implantación de cuotas de poder y la consiguiente politización de la justicia, que
ponen en entredicho la imparcialidad e independencia de este poder como del ejecutivo, al
convertirse los vocales en delegados de los partidos.36
33
Principalmente la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOCPJ/80) y la Ley Orgánica del Consejo del Poder
Judicial (LOPJ/85). Es importante señalar que con la Constitución de 1978 se rompe la organización que
impedía la independencia del Poder Judicial, al estar sujetas al Ministro de Justicia tanto la organización de los
tribunales como el estatuto del personal judicial. La primera recae en una instancia distinta (el CGPJ) de la que
imparte la justicia, y también se encarga del reclutamiento del personal judicial mediante concursos de
oposición, que reducen las oportunidades “endogámicas” de cooptación corporativa de la magistratura, a los
que siguen cursos en la Escuela Judicial; de la promoción de jueces y magistrados en lo relativo a su “carrera
judicial”, para lo cual existen procedimientos debidamente reglamentados de ascenso. Ver M. Sánchez de Dios:
“La justicia y el tribunal constitucional” en P. Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid,
2da. ed., 2002.págs. 259-285.
34
Debido a la vinculación del Ministerio de Justicia con la administración penitenciaria las relaciones con el
Poder Judicial no pueden ser sino de colaboración en lo relativo a la tutela de los reos y otros asuntos de
interés común. En siete CCAA (entre ellas Cataluña y, por supuesto, el País Vasco) la provisión de medios
personales y materiales para la administración de la justicia ha dejado de ser tarea del gobierno para ser
sustituida la prestación de la competencia por las propias Comunidades Autónomas. En todo caso es el
Gobierno quien controla el presupuesto del Poder Judicial y de quién dependen buena parte de los empleados
judiciales: oficiales, auxiliares, agentes judiciales y médicos forenses.
35
Las competencias del CGPJ son muy amplias. Incluyen las relativas a nombramientos de altos cargos del
Tribunal Supremo y el TC, también ha de dictaminar la propuesta de nombramiento del fiscal general. Aparte
tiene la inspección de los servicios de administración de la justicia: juzgados y tribunales, y régimen
penitenciario; la determinación y modificación de las demarcaciones judiciales y el régimen disciplinario de
jueces y magistrados: fijación de la plantilla orgánica, selección, provisión de destinos, ascensos; todo lo
relacionado con la situación administrativa del poder judicial y la elaboración de sus normativas. Debe informar
además sobre los proyectos de ley en materia procesal, o aquellos que afecten a la organización del sistema
judicial, como lo hizo al inicio de su gestión el cuarto Consejo (1996-2001) con el Libro Blanco de la Justicia y
las Propuestas para la reforma de la Justicia. Le compete así mismo la publicación oficial de la colección de
jurisprudencia del Tribunal Supremo y la elaboración de una memoria anual, mismas que pueden verse en su
sitio en internet (www.cgpj.es).
36
Su presidencia recae en la misma persona que ostenta también la presidencia del Tribunal Supremo, a quién
se considera la primera autoridad judicial de la nación y que representa al Poder Judicial en su conjunto, siendo
nombrado por el rey según propuesta del pleno del CGPJ, aunque, eufemísticamente, su nombramiento sea
sugerido por el partido gobernante. Los veinte vocales que lo conforman son a su vez elegidos por Las Cortes
166
Como en los casos anteriores ya tratados, el ejercicio de la justicia se encuentra
circunscrito en diferentes niveles de jurisdicción: el nacional, los propios de cada Comunidad
Autónoma, los de las provincias, los llamados partidos judiciales y el nivel municipal, cada uno de
los cuales posee sus propios órganos y competencias respectivas en aspectos territoriales,
materiales y funcionales. De esta forma, la organización judicial española comprende una
compleja estructura en la que diferentes órganos se encargan de ejercer determinadas
competencias en sus propios ámbitos jurisdiccionales. La estructura es piramidal formada por
órganos unipersonales en la base y colegiados en la cúspide.37 Para ciertos casos, existe una
instancia nacional que es el Tribunal Supremo.38
De la administración del Estado
Gran parte de los usos y costumbres que se expresan en el juego político y en la lógica
administrativa en el nivel local tienen su parangón en niveles más amplios de gobierno. La cultura
política y burocrática se replica en los diferentes niveles, aún cuando cada uno de estos niveles
gubernamentales se encuentre sometido a mecanismos diferenciales para la elección de los
puestos y, por lo tanto, es difícilmente monopolizable por cualquiera de los grandes o medianos
partidos que tienen posibilidades de actuar en estos ámbitos de representación y gobierno. Hablar
de la administración del Estado implica referirse al brazo operativo mediante el cual el poder
político ejerce su potestad gobernando sobre un territorio determinado, siendo el aparato
administrativo considerado en el nivel formal como una instancia neutral, teóricamente obediente
mediante un procedimiento de mayoría absoluta que comparten el Congreso y el Senado. Doce de éstos son
propuestos de una lista que someten los jueces y asociaciones profesionales de la judicatura, mientras que los
ocho restantes son elegidos entre abogados y juristas de prestigio con más de quince años de actividad
profesional. Mediante un acuerdo entre el PP y el PSOE signado en el 2001 se estableció la elección indirecta
por parte de los jueces de los doce vocales correspondientes a los magistrados en activo, lo que impone
límites al poder de los partidos e intenta abolir el sistema de cuotas. Se supone que este mecanismo mejorará la
imagen de neutralidad y la independencia de este organismo, aunque mucho le falte para convertirse en la voz
con que el poder judicial debería responder a la sociedad y menos en el sindicato u órgano de expresión y
representación de los intereses corporativos judiciales que tiende a ser.
37
El primer nivel lo componen los juzgados de paz en los municipios donde no hay juzgado de primera
instancia o instrucción. El segundo, los juzgados de primera instancia o instrucción con sus diferentes ramas
(contencioso-administrativo, penal, de menores, de lo social (laboral). El tercer nivel, que es intermedio, es el de
las Audiencias Provinciales, situadas en cada capital de provincia. El cuarto, los 17 Tribunales Superiores de
Justicia que operan en cada Comunidad Autónoma y que han suplido a las antiguas audiencias territoriales.
Finalmente, están a nivel de todo el Estado: el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional, que tienen su sede
en Madrid, donde también se ubican los Juzgados Centrales del Contencioso Administrativo, los Juzgados
Centrales de Instrucción, los Juzgados Centrales de lo Penal y el Ministerio Fiscal.
38
El Tribunal Supremo es el órgano jurisdiccional supremo en toda España. Tiene competencias civiles,
penales, contenciosas administrativas, sociales y militares. Está organizado en cinco salas que ilustran sus
competencias: civil, penal, contencioso-administrativo, social y militar. La Audiencia Nacional tiene a su cargo
el enjuiciamiento de causas penales (principalmente los delitos terroristas, los delitos contra la Corona y
autoridades gubernamentales, falsificación de moneda, fraudes mercantiles, narcotráfico organizado, delitos
fuera del territorio español y otros, que en general tienden a comprometer más la acción de los jueces), también
recursos contenciosos administrativos que no estén incluidos en otros juzgados y sociales (impugnación de
convenios colectivos a nivel suprautonómico). Tiene tres salas de lo penal, lo contencioso-administrativo y lo
social, dentro de las que pueden constituirse secciones. En ella se integran los Juzgados Centrales de
Instrucción y los Juzgados Centrales de lo Penal.
167
del Poder Ejecutivo. O, también, como algunos autores insisten desde un punto de vista más
realista, definir a la administración estatal como las muy variadas instancias gubernamentales que,
al ejecutar las decisiones políticas a su manera y particular estilo (burocrático o técnico, por
ejemplo), condicionan e influyen en el funcionamiento del aparato estatal global.39
En cualquier caso, nos estamos refiriendo a una forma organizativa que constituye una
pieza fundamental del engranaje social y estatal. Por ser el instrumento técnico de la decisión
política, la burocracia y los técnicos al servicio del Estado implementan una serie de medidas y
dispositivos que operativizan el sistema social en su conjunto. De aquí deriva su importancia
estratégica y el interés en su control por parte de grupos políticos y otros corporativos. Aunque son
varias las fuerzas concurrentes, dentro y fuera del sistema político que tienen poder o influencia en
la toma de decisiones, el nivel administrativo implica un foco de poder más, con la particularidad
agregada de que todas las decisiones políticas relevantes, vengan del ejecutivo, el legislativo o el
judicial, terminan pasando por el nivel de los funcionarios de la administración del Estado.
En España, debido a la complejidad de su división política y administrativa, el conjunto de
las administraciones públicas constituye hoy al decir de Miguel Beltrán “…una constelación de
organizaciones de todo tipo, reguladas por un cuerpo normativo sumamente complejo y
voluminoso, servido por unos asalariados que llevan a cabo profesionalmente la acción pública a
las órdenes del gobierno”.40 En todo caso, la condición burocrática en el sentido weberiano, que
atiende al papel de la racionalidad, la jerarquización rígida y las pautas claras de promoción entre
los funcionarios, aunque se muestran como tendencias imperantes en el aspecto formal o legal, no
se observan aquí –según diversos autores- en forma aislada, sino en competencia con otro tipo
de procesos transaccionales e influencias corporativistas que aun operan en un país de tradición
latina como es España, donde el caciquismo y las prácticas nepotistas han pesado
tradicionalmente en la administración de los ciudadanos. A pesar de este pasado supuestamente
inerte, lo cierto es que desde el tardofranquismo, pero especialmente con la Transición, la
administración ha mostrado un empeño de modernizarse y de cambiar su sesgo de dispositivo
burocrático de administración de los ciudadanos a una institución neutral que se limita en teoría a
ejecutar las órdenes emanadas desde el poder político y a servir al ciudadano, considerándolo
ahora un cliente y no más como un administrado, atendiendo a la nueva condición de la
democracia y la reimplantación del “mercado político electoral”.
La organización y burocratización de la administración pública en España comenzó desde
el último cuarto del siglo XIX, cuando durante la Restauración monárquica se sentaron las bases
legislativas y organizativas de la administración española.41 Sin embargo, no fue sino hasta 1918,
39
Véase el clásico estudio de Alejandro Nieto sobre la burocracia española actual: La nueva desorganización
del gobierno. Una crítica de su enfoque se encuentra en J. De Miguel: El mito de la sociedad organizada
Península, Barcelona.
40
M. Beltrán Villalva: “La función pública en el siglo XX” en A. Morales Moya (coord.): La organización del
Estado España Nuevo Milenio-Generalitat Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid, 2001,
págs. 188.
41
La integración nacional previa a este período tuvo como hitos el establecimiento de instituciones nacionales
como el Banco de España (1831) y la Guardia Civil (1844), la unificación fiscal (1845) y monetaria (1868), y la
extensión de la red de carreteras y la construcción de ferrocarriles, iniciada en 1848. La homogenización del
derecho progresó con la promulgación del código penal (1848), las leyes de enjuiciamiento civil, el decreto de
Bravo Murillo sobre la función pública (1852), la Ley Orgánica del Poder Judicial (1870) y la compilación del
Código Civil de 1889.
168
con la promulgación del “Estatuto Maura” cuando se dotó a la función pública española de una
regulación general que permite la profesionalización de los funcionarios, al garantizar más o menos
su inamovilidad y regular sus normas disciplinarias. Aunque no eliminó radicalmente las
“cesantías”, sentó las bases para las posteriores reformas hechas al “régimen funcionarial”.42
Durante la dictadura de Primo de Rivera la administración adquirió un tinte corporativista acorde
con la política proteccionista del régimen, en el que la corporación tendió a parcelarse en
beneficio de intereses afines al dictador. Intentó confusamente modernizar las estructuras del
estado y convertirlas en un instrumento de desarrollo sustitutivo de la política (había eliminado los
partidos políticos).43 La Segunda República no tuvo ocasión ni tiempo para dejar huella en la
estructura administrativa del estado, llegando a esbozar apenas una arquitectura burocrática
marcada por la descentralización y el autogobierno, que fue casi inmediatamente abortada por la
dictadura franquista. 44
La dictadura franquista (o régimen autoritario, como dijera Juan Linz) subsumió
administración y población en un modelo de gobierno único y estableció un modelo administrativo
pobre y mínimo, que funcionaba gracias al parecer de cada Ministerio, concesionado a alguno de
los grupos corporativos afines al régimen. La actividad política estaba oficialmente proscrita y
limitada a un reducido grupo de amigos del dictador, quienes, al no poder desarrollar físicamente
las funciones públicas, tenían que ceder el terreno a los funcionarios, individuos que sin ser
mandatarios desarrollaron funciones e hicieron tomas de decisiones propias de los políticos.45 El
42
No obstante, el Estatuto Maura consagró los privilegios de los Cuerpos facultativos o especiales, que
quedaron excluidos de estas leyes, las cuales se aplicaron solamente a la pequeña parte de los servidores
públicos que constituían la “Administración Civil del Estado”.
43
La función pública española se vuelve entonces profesional, de una forma escalonada y gradual. Los
funcionarios ingresan por oposición y se les permite continuar en sus puestos a menos que sean cesados. El
Estatuto Maura de 1918, “… estableció las clases y categorías de funcionarios, refundió Cuerpos y ordenó
plantillas, reguló el ingreso, ascensos y jubilación, y aumentó las retribuciones” T. R. Fernández: “La
administración del Estado a lo largo del siglo XX” en A. Morales Moya (coord.): La organización del Estado
España Nuevo Milenio-Generalitat Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid, 2001, pág. 191.
44
La tardía transformación del gasto del Estado, implicó que 1890 el gasto público se elevara al 7%, gracias en
parte a ciertos superávit presupuestarios entre 1899 y 1908, conseguidos por el plan de estabilización de
Fernández Villaverde, el ministro de hacienda. No obstante, el déficit volvió en 1909 con el gobierno de Maura
y la elevación de los gastos militares por la intervención de España en Marruecos. Diversos factores, como el
caciquismo, las crisis parlamentarias de la época y el bajo crecimiento que registró la economía hasta 1919,
explican porqué se desarrollaron apenas algo los seguros sociales subvencionados o los servicios médicos,
como que tampoco crecieran los gastos en educación aunque el Estado desde 1902 se había hecho cargo de la
instrucción primaria. Para 1920, con la Segunda República, el gasto social era del 13%, aprovechando la
recuperación económica, pero su distribución era muy escasa, especialmente con el autoritarismo político
desencadenado con la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). A decir de Comín: “En el período de
entreguerras, el gasto público se modernizó algo más, porque el mayor crecimiento económico de la década de
1920, la crisis de los treinta y los turbulentos cambios políticos introducidos -autoritarios por la dictadura de
Primo de Rivera y democráticos por la Segunda República, pero ambos muy intervencionistas- provocaron una
ampliación de los gastos modernos del Estado” F. Comín: “Las transformaciones de la Hacienda pública
durante el siglo XX” en A. Morales Moya, (coord.): La organización del Estado España Nuevo MilenioGeneralitat Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid, 2001, p.117.
45
La intromisión de la administración en el ámbito estrictamente político fue una característica de varios
régimenes españoles, incluyendo al franquista, donde la tecnocracia tenía las mangas anchas. Véase de M.
Beltrán: “La administración” en E. Carr (ed.): La época de Franco (1939-1975) vol. XLI de Ibíd (ed.): Historia
de España Menéndez Pidal-Espasa Calpe, Madrid, 1996.
169
periodo franquista representó sin duda alguna uno de los esfuerzos más sistemáticos para anular
los poderes municipales, a partir de su nula representatividad en los formatos centrales y el
significativo recorte de recursos asignados. Con el franquismo, España adoptó un modelo de
organización territorial de corte napoleónico, que subsumió administración y población en un
modelo de gobierno único. 46 Y aunque en 1942 se recrearon las Cortes, su carácter no
representativo y la falta de autonomía hicieron que se consideraran creaciones artificiales y
ficticias del régimen, del mismo modo que el carácter autoritario de sus leyes. Por todo esto, las
Leyes Fundamentales del franquismo no son consideradas por los actuales juristas como aportes
constitucionales (el Fuero de los Españoles y la Ley del Referéndum de 1945 son dos ejemplos
significativos).47
La modernización de la estructura administrativa en la etapa franquista comenzó hasta la
década de 1950, concretándose en un conjunto de grandes leyes administrativas, muchas de las
cuales continúan siendo más o menos vigentes hasta la actualidad.48 Sin embargo, la falta de
controles con que el régimen franquista dejaba hacer a su administración implicaba que los
privilegiados “Cuerpos Especiales” (que existían como mínimo a razón de uno por cada
Ministerio) disfrutasen de situaciones de poder incompatibles con una administración racional.49
Para 1961 la proporción de servidores públicos era del seis por ciento, una cifra insólitamente
baja en un contexto europeo, donde tal porcentaje se acercaba al diez. 50 Todo ello ponía de
46
El período dictatorial implicó la despolitización de la sociedad y a nivel laboral la hegemonía durante varias
décadas de la Organización Nacional-Sindicalista del Estado, fiel a los dictados del Movimiento Nacional
franquista. Los “Sindicatos verticales”, que vertebraban empresarios, técnicos y obreros, que eran
considerados la pieza maestra de la estructura del régimen. Además de ser “…un instrumento al servicio del
Estado, a través del cual se realizará principalmente su política económica” (Declaración XIII, del Fuero del
Trabajo del 9 de marzo de 1938), funcionarían como una administración delegada o de segundo orden, que fue
perdiendo competencias a medida que se fue afirmando la administración del Estado desde fines de la Segunda
Guerra Mundial Ver T. R. Fernández: “La administración del Estado a lo largo del siglo XX” en A. Morales
Moya (coord.): op. cit, 2001, págs. 39-49.
47
Según Linz el regimen franquista no puede ser calificado como un todo homogéneo. Al inicio fue totalitario y
fundamentado en la presencia del Ejército y la Falange, a partir de 1945 se volvió más conservador y católico
para, a partir de 1957, volverse tecnocrático y más liberal. Linz señala que a diferencia de las dictaduras
totalitarias la franquista no necesitaba de una constante movilización política, y admitía un pluralismo limitado
entre los diversos componentes de las “familias” del régimen. J. Linz: “Una teoría del régimen autoritario. El
caso de España” en M. Fraga et al (comps.)::La España de los años setenta III: El Estado y la Política
Moneda y Crédito, Madrid, 1974, págs. 1467-1531.
48
La Ley de Expropiación Forzosa de 1954, de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa de 1956, del
Procedimiento Administrativo de 1958, de Entidades Estatales Autónomas de 1958, son algunas de las que
vinieron a dar un giro liberal al régimen autoritario al regular diversos procedimientos y evitar abusos
autoritarios.
49
. La actividad política estaba oficialmente proscrita y limitada a un reducido grupo de amigos del dictador,
quiénes, al no poder desarrollar personalmente las funciones públicas cedieron progresivamente el terreno a
los funcionarios, individuos que sin ser mandatarios desarrollaron funciones e hicieron tomas de decisiones
propias de los políticos La intromisión de la administración en el ámbito estrictamente político fue una
característica de varios regímenes españoles, incluyendo al franquista, donde la tecnocracia tenía las mangas
anchas. Véase de M. Beltrán: “La administración” en E. Carr (ed.):op. cit., 1996.
50
Según Fernando Comín comprender la evolución de la administración pública española significa entenderla
en el contexto europeo del crecimiento de las administraciones públicas, las cuales a principios del siglo
rozaban el 10% de gasto público respecto al PIB y al final del mismo sigo llegan en algunos países al 50%. La
transformación de las funciones realizadas por el Estado ha sido notable a lo largo del siglo XX, con
170
manifiesto la insuficiencia de la reforma acometida, aun cuando la Ley de Funcionarios de 1964
pretendió modernizar la administración pública, con la creación de nuevas Comisiones, un nuevo
sistema de retribuciones y un régimen de incompatibilidades, entre otras medidas. La nueva
fórmula no solamente sirvió para consagrar la jerarquía administrativa en su discrecionalidad, sino
que supuso una mayor dominación del aparato burocrático por parte de las autoridades políticas,
quienes se reservaron el derecho a designar libremente los cargos.51 A nivel político, el desfase
del régimen con la modernización económica y sociocultural fue cada vez más evidente, lo que
ocasionó que las demandas de democratización fueran cada vez más frecuentes e intensas desde
la década de 1970.
No obstante a que la modernización política se dio muy tardíamente en España, puede
señalarse que desde el primer tercio del siglo XX comenzó la transición hacia el Estado del
Bienestar en España.52 Aunque fue mucho más lenta que la tendencia europea, ilustró su
seguimiento con el destino de mayores cifras presupuestarias para el gasto público, un concepto
que entonces incluía además de las escuetas prestaciones sociales, el pago de la deuda y el
funcionamiento del aparato administrativo. Durante el franquismo alcanzó su cenit en 1943,
cuando se destinó el 18 % del PIB a los gastos del Estado, para decaer al 7,5% entre 19511958, dando como resultado un estado pobre, de bajas retribuciones fiscales e inversión pública
mínima, acorde con el estancamiento económico que se vivió en España entre 1940 y 1961, en el
llamado “período azul” de la posguerra.53 Retomó niveles más altos, que eran del doce por ciento
para 1970, con el desarrollo de servicios que tuvo lugar en el tardofranquismo. La pobreza del
estado español durante la dictadura se explica por la ausencia de políticas fiscales keynesianas, lo
que aunado al fraude, la inaplicabilidad de las reformas y el estancamiento económico terminó por
fijar en tasas bajas el gasto público estatal-. Hacia 1966 seguía destinado principalmente a
intereses de la deuda, defensa y servicios generales. En todo caso, la política fiscal concordaba
con la ideología presupuestaria liberal, vigente en España en que tanto la Restauración, el período
importantes cambios en el sector público español, siguiendo la tendencia europea. Ha ocasionado un
crecimiento sin precedentes en la dimensión de las administraciones públicas, con una mayor proporción de
empleados, el surgimiento de los sistemas fiscales modernos y la descentralización del gasto público. Ver F.
Comín: op. cit, 2001, págs.115-130.
51
En todo caso, la reforma fue insuficiente para renovar y modernizar la regulación de los servidores públicos.
No logró reducir el autogobierno disfuncional ni los privilegios de los Cuerpos: del Cuerpo al que se
pertenecía dependía el status, la retribución y el futuro profesional de cada funcionario. A. Gutiérrez:
“Estructura de la burocracia española: notas para su estudio” Revista Española de la Opinión Pública 1964
(83): 45-46, citado por M. Beltrán: op. cit, 2001.
52
Desde 1900 se habían desarrollado seguros sociales en España y durante el franquismo se multiplicaron,
gestionados por el Instituto Nacional de la Previsión Social y las Mutualidades laborales. No eran subsidiados
puesto que operaban en base a las prestaciones contributivas de los afiliados, aunque su sistema de gestión
los hacia redistributivos. Aunque puede atribuirse al franquismo el inicio del régimen de seguridad social en
España, se señala que mal formó el sistema creando varios vicios que serían después muy difíciles de
desterrar: los regímenes especiales, las cuotas tarifadas, la descoordinación, la deficiente gestión de las
prestaciones económicas y sanitarias, los fraudes.
53
La fuerte industrialización que llegó a España entre 1960-1973 no fomentó el crecimiento de la seguridad
social, debido a frenos puestos por el régimen franquista. La decisión fue “mantener los priviliegios de las
clases con influencia en las decisiones parlamentarias o dictatoriales, a costa de transferir la factura a los
grupos con menores niveles de renta y a las generaciones futuras, así como de renunciar al fomento del
progreso económico y social de España, porque la pobreza del Estado impedía financiar la inversión pública en
infraestructuras y en educación” F. Comín: op. Cit., 2001, p.130.
171
de entreguerras y el franquismo, los ministros respectivos defendían la exigua dimensión del gasto
y el mantenimiento de su estructura arcaica, prefiriendo mantener baja la presión fiscal54
A partir del 20 de noviembre de 1975, una nueva época política pasó a primer plano. La
descentralización hacia las Comunidades Autonómicas y las entidades locales daría inicio a un
proceso diferencial de competencias, personal y presupuestos.55 Como consecuencia de la
democratización del país, comenzó un proceso de reorganización y profesionalización del aparato
administrativo que tuvo como consecuencia una mayor transparencia en el sistema de
retribuciones de éstos, el establecimiento de MUFACE (una mutualidad general para los
trabajadores del estado) y de normas básicas, completadas después en 1987 con una ley sobre
órganos de representación y participación del personal. La aparición del Estado de las
Autonomías supuso una reestructuración completa del sistema administrativo rompiendo con el
centralismo tradicional, reconociendo nuevos sujetos y procesos de adopción de decisiones,
transformando la relación del estado con la ciudadanía a partir de la nueva política social y su
cambio de estado dictatorial a estado benefactor, aunque, según Joan Prat, los cambios, antes
que ser el resultado de una política coherente de reformas administrativas, lo fueron de sucesivas
adaptaciones y fragmentaciones a los sucesivos cambios políticos.56
Con la Transición aparece la figura del ministro-político, que reemplaza al ministrofuncionario del franquismo. 57 El PSOE al llegar al poder, si bien en sus inicios amenazó con
efectuar transformaciones significativas que tendían a combatir el corporativismo de los
funcionarios, muy pronto abandonó la política de hacer grandes reformas administrativas y
cambios legales en favor de una política de modernización que comenzó a aplicarse a partir de
1988. Paradójicamente, aunque el gobierno socialista afirmaba reiteradamente que pretendía la
profesionalización de los funcionarios, lo que logró fue la politización de los nombramientos. El
Gobierno del PSOE renovó totalmente los cargos importantes de la administración nombrando
como titulares a militantes o simpatizantes del partido, o ascendiendo a funcionarios neutrales
previo compromiso de fidelidad política. Aparentemente, según Alejandro Nieto, la decisión
democrática de polítizar la dirección de los ministerios y terminar con la usurpación funcionarial o
tecnocrática del poder fue el inicio de un largo proceso, de consecuencias aún por verse. En todo
54
. F. Comin, op. cit. 2001, pág. 118.
Debido a la reforma pactada con la oposición durante la Transición no hubo depuración de funcionarios, los
cuales fueron desde entonces considerados por la oposición democrática como trabajadores de la
administración y difundiendo entre ellos “conciencia sindical”. Los planteamientos de esta estrategia eran
igualitaristas, anticorporativos y laboristas, siendo sus instrumentos la asamblea, los panfletos, escritos y
protestas, que fueron acompañados de un intenso nivel de movilizaciones. Para un detallado análisis sobre el
tema ver L. F. Crespo Montes: “Función pública estatal y transición política” Actualidad Administrativa 1,
2000.
56
J. Prat: “Administración pública y transición democrática” Pensamiento Iberoamericano 1984 No. 5B: 437450.
57
Al decir de Alejandro Nieto “..Los gobiernos de UCD eran más inclinados al pacto, comprando la
colaboración, o al menos la tolerancia, de los grandes cuerpos. El gobierno del PSOE, en cambio, escogió
inicialmente la otra opción, disponiéndose, desde un principio, a quebrantar la oposición burocrática.”
Después de la etapa de UC, en la que reinó un equilibrio aceptable -es decir que políticos y funcionarios
actuaban de ordinario en su esfera propia -, en el período socialista se produjo un vuelco total de la situación,
de tal manera que “…una muchedumbre de políticos se derramó por los escalones superiores de la jerarquía
administrativa desplazando a los funcionarios profesionales. A. Nieto: La “nueva” organización del
desgobierno Ariel, Barcelona, 1996, pág. 25.
55
172
caso, y según este mismo autor, la existencia de varias reglas no escritas hacen que el ejercicio
administrativo continúe siendo una pieza fundamental para la ejecución de políticas públicas,
debido a que el funcionamiento burocrático condiciona en buena medida el desarrollo de las
mismas. También aprobó en 1992 un Plan de Modernización de la Administración del Estado,
concretado a una serie de proyectos de limitada variedad, centrados básicamente en lo
procedimental. Tampoco el Gobierno del Partido Popular ha propugnado por una reforma
integral de la administración, seleccionando solamente algunos aspectos críticos, entre los que
destaca la Ley de Organización y Funcionamiento de la Administración Pública (LOFAGE
1997), o con el proyecto del nuevo Estatuto de la Función Pública.
El Estado democrático consolidó un nivel superior donde están ubicados los políticos, y
otro inferior, con los técnicos y expertos que son funcionarios, quienes no ejercen sus funciones a
título electoral, sino en virtud de una carrera en la administración que suele exigir conocimientos
técnicos o profesionales previos y ser la ocupación de sus plazas producto de un proceso de
convocatoria por oposición. Los funcionarios y el personal contratado componen la llamada
Administración Pública, que se distingue del Gobierno y de las carteras ministeriales por su
carácter eminentemente técnico e instrumental. Tiene una personalidad jurídica compuesta por
una pluralidad de órganos ejecutivos, que, según las leyes, sirven con objetividad a los intereses
generales y actúan de acuerdo a los principios de eficacia, jerarquía, descentralización,
desconcentración y coordinación. En vista de la división territorial adoptada tras la CE 1978, no
existe una sola administración pública, sino varias, con ámbitos de actuación bien especificados y
competencias propias: la Administración Civil del Estado, las Administraciones Autonómicas, las
Administraciones Locales (provinciales y municipales), y la llamada Administración Institucional.58
Cada una de ellas posee personalidad jurídica propia y todas se rigen por el mismo derecho
administrativo. Además de las funciones ejecutivas, disponen también de potestad reglamentaria,
la capacidad de emitir reglamentos dentro de su sector de actuación. Ver Figura y Cuadro IV.2,
donde se muestra la distribución del personal al servicio de los diferentes niveles del estado, en la
proporción que mantenían para 1999.
Si bien con la implantación del Estado social y benefactor la tendencia después de la
Transición ha sido hacia el crecimiento de la administración pública, por el hecho de asumir más
competencias, no hay que menospreciar que la nueva organización territorial ha implicado también
el crecimiento del funcionariado por la existencia del nuevo nivel autonómico y el
reestablecimiento de los niveles locales de gobierno. En lo relativo al empleo público, por
ejemplo, el Gobierno central ha pasado de concentrar el 85% de los empleados que tenía en
1975 al 35% en el 2001. Las Comunidades Autónomas en este último año contaban con el 44%.
No obstante, el crecimiento exponencial de los servicios y su coste hizo que ya desde hace varias
décadas se dictaran diversas restricciones en el ejercicio del gasto público, lo cual hace que
después de una tendencia expansionista de la empresa pública se asista hoy a una reducción de su
tamaño y a la aparición desde la década de 1980 de una fuerte tendencia reprivatizadora.
Indudablemente, en España el crecimiento del Estado en el ultimo cuarto de siglo ha sido
58
La Administración institucional es un concepto para referirse a diversas entidades que no poseen un
territorio delimitado para el ejercicio de sus competencias, sino una manera de organizar los servicios
ciudadanos. Comprenden organismos autónomos, entidades públicas empresariales, sociedades estatales y
corporaciones de derecho público.
173
considerable, aunque en relación a estados europeos como Francia o Alemania se encuentra aún
por debajo del nivel de prestaciones y de ingreso per cápita. A pesar de constituir uno de los
estados más descentralizados de Europa aun los proveedores de servicios más inmediatos a la
población, que son los municipios y las autonomías, disponen de menos de la mitad del
presupuesto de un Estado que paradójicamente cede constantemente más competencias a los
ayuntamientos y a las autonomías o a la Unión Europea. Interesa señalar que España, siendo
antes de 1975 uno de los estados más unitarios del orbe, a inicios del siglo XXI aparece como
uno de los estados más descentralizados de Europa, tan solo situado por atrás de Dinamarca,
Finlandia, Alemania y Suecia. 59
Figura IV. 2
Personal al servicio del sector público en España, 1999 (cifras redondeadas a miles)
Ad. Local
Ad. Autonómica
Administración Central
Func.de
oficina
Administración
Central
Autonómica
Local
Totales
Personal
laboral
Func. de
oficina
Personal
laboral
176,000
137,000
226,000
140,000
119,000
219,000
Docentes Sanitarios
Docentes Sanitarios
125,000
339,000
-
539,00 478,000 464,00
0
0
135,000
188,000
-
F.
Armadas
Policía
Justicia
Entes
públicos
Fuerzas
Armadas
Policía
Justicia
Entes
públicos
Totales
107,000
-
123,000
24,000
18,000
58,000
-
888,000
801,000
445,000
323,000 107,000 123,000
42,000
58,000 2´134,00
0
Fuente: Elaboración propia, basada en datos contenidos en MAP: Boletín Estadístico del Registro Central de Personal, 1 de julio
de 1999, citados por M. Beltrán Villalva: “La función pública en el siglo XX” en A. Morales Moya (coord.): La organización
del Estado España Nuevo Milenio-Generalitat Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid, 2001, págs. 187212.
Una de las funciones básicas del moderno Estado benefactor, como se sabe, es la
redistribución del producto nacional, lo cual realiza a través del ejercicio tributario. La evolución
59
Para 1999 ejercía el gasto público en el nivel central en un 69% mientras que países como Francia y Portugal
absorbían más del 80% del gasto a nivel central el mismo año, según datos del Government Financial
Statistics Yearbook, FMI, 1999.
174
del sistema fiscal español en el siglo XX también ha seguido pautas europeas, con retraso en su
implementación hasta entrada la democracia.60 Hasta su llegada, las funciones redistributivas del
presupuesto ni siquiera eran planteadas, cuando la Ley de Medidas Urgentes para la Reforma
Fiscal, promulgada en 1977, estableció las bases del sistema hoy vigente, con la creación del
Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y el Impuesto sobre el Patrimonio, que
reformó por completo el Impuesto de Sociedades. Pese a la reforma, el sistema tributario siguió
funcionando primordialmente a costa de las rentas del trabajo, lo cual fue mantenido por el
gobierno socialista aumentando el IRPF con una fuerte progresividad nominal. Logró que las
declaraciones presentadas se multiplicaran por 2,5 entre 1978 y 1993, reduciendo la posibilidad
de fraudes. La entrada en la Unión Europea (entonces Comunidad Europea) implicó el
establecimiento del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA, 1986) y la supresión de hasta 26
medidas impositivas indirectas. La reforma del IRPF de 1990 implicó una reducción en la
progresividad para las rentas más altas y una disminución de tributación de los fondos de
inversión.
Con las reformas de la democracia, sin embargo, no se consiguió un sistema fiscal
suficiente: los déficit públicos aumentaron desde 1978, siendo su financiación inflacionista, al
recurrir al Banco de España y a las emisiones de deuda pública. Desde sus inicios (1996), el
Gobierno del Partido Popular ha mostrado un interesado dinamismo respecto a la política
tributaria. La reforma del IRPF (1998) consolida un sistema de imposiciones basado en
impuestos indirectos cuya política es por consiguiente menos reedistributiva y favorece mayor
desigualdad, tendiendo a la transferencia de rentas hacia los sectores relevantes como base
electoral del partido (empresarios, profesionales, rentistas de capital. En la misma forma, ha
seguido con la política de privatizaciones de las empresas del sector público iniciada con el
Gobierno socialista.61 El Cuadro IV.3 muestra la proporción en que el gasto público es ejercido
por los diversos niveles de gobierno de acuerdo a las distintas competencias asumidos en estos.
60
Según Fernando Comín, en España la presión fiscal (ingresos tributarios/PIB) fue baja en el primer tercio del
siglo XX. Aumentó del 7,1 al 8,5 % del PIB entre 1899 y 1914, para caer al 5,7 en 1919 y recuperarse con la
Segunda República al 10,9 en 1935. Como efecto de la guerra civil para 1959 todavía era del 9,4% y no alcanzó
cifras considerables hasta la reforma tributaria de la democracia, cuando creció del 25,3 de 1977 al 40,9% de
1993, descendiendo posteriormente y estabilizándose en 39,5%. Las reformas tributarias de 1900, 1957 y 1964
consiguieron reducir el déficit del estado.
61
E. del Campo y J. Ferri: “Las políticas públicas” en P. Román (coord.): Sistema político español Mc Graw
Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs. 339-363.
175
Cuadro IV.3
Distribución del Gasto Público por ámbitos de actuación y niveles de Gobierno en España,
1996
Ámbitos de Actividades
Gobierno local Com. Autónomas Gobierno central
Servicios generales
38,5
14,8
Defensa
0
0
Seguridad y Orden Público
26,5
12,8
Educación
6,2
63
Salud
2,9
60,4
Seguridad y bienestar social
2
3,7
Vivienda y bienestar comunitario
74,1
18,3
Act. recreativas y culturales
51,7
26,9
Energía
1,2
7,2
Agricultura, reforestación y pesca
8
60,2
Minería, industria y construcción
6,6
46,1
Transporte y comunicaciones
31
19,5
Otros servicios económicos
15,2
24,4
Otros gastos
8,6
6,9
Fuente: FMI: Government Financial Statistics Yearbook, Fondo Monetario Internacional, 1996
46,8
100
60,6
30,8
36,7
94,3
7,6
21,4
91,6
31,8
47,4
49,6
60,5
84,5
El ámbito autonómico y la Generalitat de Catalunya
Como antes hemos comentado, el ámbito autonómico constituye una nueva organización
territorial del poder que se corresponde con la de los estados federales actuales. Aunque carezca
de algunos rasgos básicos del federalismo, hay que resaltar que en su funcionamiento España es
hoy uno de los estados más descentralizados de Europa, con la particularidad de que su proceso
y destino han quedado abiertos por la Constitución de 1978.62 Es por lo tanto, un estado que ha
ido teniendo un mayor grado de reconocimiento hacia los hechos diferenciales de las
nacionalidades y regiones que lo integran, y que ha cedido financiamiento y competencias a las
nuevas instituciones autonómicas, conformadas en las diecisiete CCAA que actualmente lo
integran y los regímenes especiales de Ceuta y Melilla.63 La organización territorial del Estado
62
La Constitución diseñó un proceso supeditado a la voluntariedad de los posibles sujetos de autonomía, que
tenían vías de acceso y posibilidades diferentes que le dieron desde el principio una aparente heterogeneidad.
Tanto la definición concreta de los entes autonómicos como las competencias que podían asumir, no se
establecía como un proceso obligatorio. La autonomía se configura como un derecho que está a disposición
de los titulares del mismo, que pueden ejercerlo en los términos previstos en el ordenamiento, en este caso en
la propia Constitución. La Constitución no ha impuesto una estructura concreta del Estado, sino que ha
posibilitado esa estructura que se ha ido definiendo mediante el denominado “proceso autonómico. Mediante
el consenso o el acuerdo entre las diferentes fuerzas políticas se fueron alcanzando una serie de decisiones
trascendentales para el modelo: la fijación del mapa autonómico; la definición de las estructuras organizativas
de las CC. AA. del art. 143; el contenido competencial de los Estatutos; la equiparación de competencias entre
todas las Comunidades, salvo en los hechos diferenciales; o el desarrollo del principio de cooperación.
63
Según sus apólogos el origen del Estado Autonómico en España corresponde al inicio de un proceso de
ordenación política que permitió una radical transformación en el status político que las “partes” ocupan en el
sistema, verificándose un traspaso de facultades o competencias desde el centro a las periferias. Con esto, se
176
Español ha dado lugar a la institucionalización de un sistema y de unos subsistemas. Este sistema y
los consiguientes subsistemas quedan plasmados en unas estructuras de poder que se
compenetran íntimamente y que mantienen su organización propia en un entorno complejo,
sometido a la doble dinámica de fuerzas centralizadoras y descentralizadoras.64
En el Estado autonómico existe solamente una Constitución, que puede considerarse
“compleja” debido a que se encuentra complementada por los Estatutos de Autonomía que cada
una de las Comunidades Autonómicas ha negociado frente al poder legislativo nacional,
particularizando una forma “mestiza” o barrejada de federalismo centralista y autonomía
periférica, encontrándose en su seno varios modelos y procesos, diferentes tiempos y
complicadas vías de acceso para cada C.A.. En los Estatutos respectivos se regulan las
instituciones de autogobierno y se especifican las competencias asumidas, así que todas las
autonomías disponen de sus propias instituciones ejecutivas, legislativas y administrativas, con la
excepción del Poder Judicial, el cual se mantiene centralizado pese a las demandas reivindicativas
de algunos sectores. En algunas instancias particulares, como la policía, solamente dos
Comunidades Autónomas (Cataluña y el País Vasco) cuentan con órganos policiales propios, que
suman su acción a las de las policías nacionales (civiles y especiales); no obstante, existe una clara
tendencia a la homogeneidad de las competencias concedidas a todas las Comunidades, como
ejemplo, la sanidad interior, la protección del medio ambiente, la educación, etc. 65
Cabe señalar que el principio de autonomía es de carácter limitado y no soberano, puesto
que no concede a las CC.AA. la autodeterminación, sino solamente las facultades que son
otorgadas por el nivel nacional o central, a través de la Constitución y los respectivos Estatutos de
Autonomía. Sin embargo, en la práctica las CC.AA. difieren mucho en cuanto a sus capacidades
de autogobierno, debido a esquemas sociales y políticos distintos, derivados tanto de la actuación
de los partidos y grupos políticos, como de la sociedad civil. 66 Cataluña por ejemplo, goza de un
produjo una configuración distinta de la distribución del poder, plasmándose en la estructura política territorial
para producir nuevos modelos de relaciones entre las diversas instancias, diferentes de los fijados en etapas
anteriores, proporcionando un significado distinto al sistema general resultante.
64
Constituye una innovación jurídica sin precedentes históricos puesto que antes de la CE de 1978 el Estado
Español se dividía en regiones que no se correspondían con los reclamos de algunas comunidades históricas.
Con la nueva organización territorial se cubrieron varios objetivos básicos: 1) dar una solución política a las
aspiraciones autonómicas y a las reivindicaciones de las corrientes descentralizadoras que desde el siglo
pasado venían reclamándolo, como también una respuesta al problema de la pluralidad etnoterritorial e
histórica de los pueblos que habitan lo que se dice España; 2) a la vez racionalizar mediante la
descentralización y con mayor eficacia la satisfacción a las demandas ciudadanas, y, 3) articular una estructura
democrática en la que la autonomía se conciba como un componente más de las ideas de participación.
65
Sobre el Estado de las Autonomías existe abundante bibliografía, algunos de los estudios clásicos incluyen
además: A. Hernández (coord.): El funcionamiento del Estado Autonómico MAP, Madrid, 19992; Varios
Autores: Asimetría y cohesión en el Estado autonómico INAP, Madrid, 1999; Ministerio de Administraciones
Públicas: El Estado Autonómico 3 vols. MAP., Madrid, 1993 y E. López Aranguren y M. Beltrán: La
conciencia nacional y regional en la España de las autonomías CIS, Madrid, 1994. Véase, también, de L.
Moreno: La federalización de España. Poder político y territorio Siglo XXI, Madrid, 1997. J.L Cascajo: “La
organización territorial del Estado: aspectos críticos” en A.Morales Moya, (coord.): La organización del
Estado España Nuevo Milenio-Generalitat Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid,
2001,págs. 51-60 y M. Caminal y J. Matas (eds.): El sistema polític de Catalunya Universitat de BarcelonaTecnos-UAB, Barcelona, 1998
66
De acuerdo con la iniciativa que en su momento adoptaron los sujetos titulares del derecho a la autonomía,
las Comunidades Autónomas se constituyeron de acuerdo con las posibilidades previstas para cada vía de
177
elevado grado de autonomía si se compara con resto de Comunidades Autonómicas del Estado
Español, aunque Euskadi (el País Vasco) posee mayores facultades, especialmente en el ámbito
fiscal.67 A pesar de las diferencias, a semejanza del nivel central, los gobiernos autonómicos
tienden hacia el presidencialismo, proponiendo el mayor número de iniciativas legislativas y
dirigiendo a la mayoría parlamentaria de su partido, con la particularidad de ser presidentes de su
gobierno y más altos representantes de sus respectivas comunidades, algo que a nivel central
comparten respectivamente el presidente del gobierno y el Rey. Este es el caso de las relaciones y
las acciones de ayuda internacional o de representación europea mantienen varias CC.AA. 68
La norma institucional básica de cada Comunidad Autónoma es su Estatuto de
Autonomía. Según el artículo 147 de la C.E., los estatutos deben regular unos contenidos
mínimos, obligatorios, entre los que destaca la delimitación de su territorio, la denominación y
organización de sus instituciones y las competencias asumidas.69 La estructura de las instituciones
más importantes de las Comunidades Autónomas (poderes legislativo y ejecutivo) son similares a
las del Estado, pero cada una ha adoptado este esquema a sus propias peculiaridades. Las
comunidades autónomas son entidades territoriales que poseen una presidencia, con su consejo
de gobierno, una asamblea legislativa o parlamento autonómico, un tribunal superior de justicia y
una administración autonómica, por lo que pueden en cierta medida considerarse réplicas del
poder central, y de hecho, al igual que este, asumir a su vez medidas y políticas centralistas hacia
acceso: amplias competencias para las vías más rigurosas; más restringidas para las menos exigentes. Esta
gradualidad en el proceso de constitución de las Comunidades Autónomas se ha ido corrigiendo
paulatinamente, a medida que los plazos han transcurrido y se ha posibilitado la equiparación sustancial de
competencias entre todas las Comunidades Autónomas. La diversidad jurídica, social y política de estas
comunidades tuvo como resultado que en el período de la transición se establecieran 5 o 12 modelos
diferentes de acceso al autogobierno, desde la vía de acceso especial para aquellas comunidades con
organismos pre-autonómicos (caso de Cataluña, Euskadi y Galicia, las llamadas “nacionalidades históricas”),
la vía de acceso especial mediante el sistema de iniciativa reforzada (artículo 151.1, que fue el caso de
Andalucía, Islas Baleares y Canarias), vía de acceso común (a través del artículo 143.2) o “vía lenta”, sin
órganos preautonómicos (Ceuta y Melilla) y el caso singular de Navarra.
67
Ambas comunidades contaban con partidos nacionalistas propios e instituciones preautonómicas antes,
durante y después de la dictadura franquista, por lo que también fueron de las primeras en conformarse,
aceptando –eso sí- las nuevas normativas constitucionales que limitan el carácter autonómico de las
comunidades. Asumir que el Estado Español mantenga una serie de funciones e instituciones, como también la
imposición de un principio de redistribución económica legitimado a partir de un ideal de solidaridad basado
en la promoción de la igualdad de los ciudadanos españoles, que se concreta, entre otras medidas propias del
nuevo Estado del Bienestar, en la instauración del llamado Fondo de Compensación, que permite al Parlamento
transferir recursos económicos a las provincias y comunidades menos favorecidas.
68
El poder del presidente depende no solamente de la posición mayoritaria que tenga su partido sino, según
Eliseo Aja, en el papel decisivo del control de los medios de comunicación, ilustra además la perpetuación en
sus cargos de algunos presidentes autónomos (Pujol en Cataluña, Bono en Andalucía, Rodríguez Ibarra en ) o
la relevancia nacional gracias a su ocupación de estos altos cargos en otros (como Ardanza en el Pais Vasco,
Lucas en Castilla y León o Fraga en Galicia). E. Aja, pág. 95.
69
Los Estatutos de Autonomía son leyes orgánicas pactadas que se integran al ordenamiento jurídico
español, corresponden a la norma institucional básica de cada comunidad autónoma. El artículo 174.2 de la CE
comprende la relación de puntos que incluye cada Estatuto de Autonomía: la denominación de comunidad que
mejor corresponda a la identidad histórica de cada una, la delimitación de su territorio, la denominación y
organización de sus instituciones autónomas y sus competencias., Jaime Ferri Durá: “Las comunidades
autónomas” en Paloma Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs.
287-314.
178
el nivel local. Sus principales instituciones obtienen legitimidad a través de procesos electorales
propios de cada C. A. que están configurados en cada uno de sus respectivos Estatutos de
Autonomía.70
Los Parlamentos de las CC.AA. son unicamerales y están compuestos por cierta
proporción de diputados acorde a lo dispuesto en cada particular Estatuto de Autonomía. Los
diputados autonómicos se eligen por el mismo sistema electoral proporcional (la fórmula de
Hondt) y funcionan replicando al Congreso nacional por grupos parlamentarios. Cada grupo está
formado por los representantes elegidos por cada partido quienes actúan bajo una rígida
disciplina de voto. Son quienes designan a los miembros de las comisiones parlamentarias,
presentan las proposiciones y enmiendas de ley, protagonizan el debate político y proponen sus
candidatos para todos los cargos elegibles de la Cámara. Tienen como principales funciones la
aprobación de los presupuestos, la elección y sustitución del Presidente del Gobierno, el control
del gobierno y el nombramiento de algunos de sus miembros, en forma muy similar a los usos de
las Cortes Generales. Pueden legislar en sectores muy diversos, educación, agricultura, medio
ambiente, comercio interior, política social, etc.71 El Cuadro IV. 4 muestra la composición
diferencial de los distintos parlamentos autonómicos.
Cuadro IV.4
Composición Política de los Parlamentos Autonómicos 1997-2001*
Comunidad Autónoma
Andalucía
Aragón
Asturias
Canarias
Cantabria
Castilla y León
Castilla-La Mancha
Cataluña
Comunidad Valenciana
Extremadura
Galicia
Islas Baleares
La Rioja
Madrid
Murcia
Navarra
Pais Vasco
Totales
70
Partidos
PSOE
52
23
24
18
14
30
26
50
35
34
15
17
13
39
18
11
13
432
nacio
PP
46
28
15
15
19
48
21
12
49
28
42
28
18
55
26
22
16
488
nales
IU
6
1
3
1
Otros partidos
autonómicos
5
15
3
27
6
4
Nombre
PA
PAR, ChA
URAS
CC. AHI
PRC
UPL, TC
69
Ciu, ERC, IC-V
18
13
2
BNG
PSM,UM,EV, COP
PR
14
40
216
EH, PNV/EA, CDN
PNV/EA, EH
5
3
4
8
1
3
3
38
Total de
escaños
109
67
45
60
39
83
47
131
89
65
75
62
33
102
45
50
72
1174
Si la clave de un sistema federal es que las instituciones de sus miembros puedan estar dirigidas por su
propia orientación política según las preferencias electorales, España cubre este requisito pues las mayorías y
minorías parlamentarias no se reparten solamente entre los partidos de ámbito nacional sino que corresponden
también a los partidos de base autonómica.
71
Según la mayoría de autores consultados, los Parlamentos autonómicos no acaban de consolidar plenamente
sus funciones en todas las comunidades, debido a la prepotencia de ciertos ejecutivos, procedimientos aún
demasiado tradicionales y la excesiva disciplina de los partidos políticos. E. Aja, pág. 93.
179
* Elecciones de junio de 1999 salvo Cataluña (octubre 1999) Galicia (1997), Andalucía (2000) y País Vasco
(2001). Fuente: Tomado Jaime Ferri Durá: “Las comunidades autónomas” en Paloma Román (coord.): Sistema
político español Mc Graw Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs. 287-314.
En el Estado Autonómico, como en los Estados federales, la existencia de estos dos
niveles de instituciones (estatal y autonómico), cada uno con sus poderes legislativos y ejecutivos
actuando al mismo tiempo, generan un flujo de actividades que con muchos supuestos requieren
de la colaboración entre ellos, y en otros, producen conflictos y disfunciones, como las negativas
a la colaboración entre administraciones, la lucha por el protagonismo institucional (el llamado
agravio comparativo en el cual Cataluña es campeona), el debate de los hechos diferenciales, de
la inercia centralista, las pugnas por la imposición de la solidaridad interterritorial, la presión
centrífuga, la llamada mímesis autonómica, y que para Luis Moreno (1997:12) representan
“relaciones de concurrencia etnoterritorial múltiple y simultánea”. Para superar estas dificultades,
los Estados compuestos han desarrollado una serie de mecanismos y de técnicas que facilitan la
colaboración entre las partes del sistema. El surgimiento y desarrollo del principio de cooperación
está motivado por la necesidad de superar dos tipos de dificultades que se plantean en su
funcionamiento: la imposibilidad de establecer un diseño de distribución de competencias entre las
instancias de poder de forma nítida y compartimentada, por un lado, y la conveniencia de alcanzar
acuerdos y llevar a cabo actuaciones entre ellas que, afectando a todos, logren la agregación de
intereses y la eficacia en su ejecución.72 El Cuadro IV.5 muestra la forma en que se ha instituido el
reparto de competencias entre las comunidades y el poder central.
Cuadro IV.5
Grandes tipos de competencias entre el Estado Español y las CCAA
Exclusivas CC.AA:
Concurrentes
Instituciones
autonómicas
Agricultura y
ganadería
Turismo
Ordenación
económica
Educación
Asistencia y
servicios sociales
Caza y pesca
Sanidad
Régimen local
Crédito y Cajas de
Ahorro
Comercio y consumo Administración
pública y
Industria
Régimen de
funcionarios
72
Compartidas
Exclusivas E. Español Variable (según
C.A.)
Legislación laboral Defensa y fuerzas
Cultura
armadas
Legislación mercantil Relaciones
Denominaciones de
internacionales
origen
Legislación
Extranjería y
Empresas públicas
penitenciaria
migración
Propiedad Intelectual Comercio exterior
Orden público
Propiedad
Industrial
Legislación.
Farmacéutica
Sistema monetario
Televisión
autonómica
Ordenación de
banca, crédito
Sanidad exterior
La característica esencial de las técnicas de cooperación es que sus elementos están dispuestos para facilitar
la conjunción de voluntades, de manera que partiendo de la autonomía de cada parte posibiliten la adopción
de compromisos, el intercambio de puntos de vista y el examen conjunto de problemas. Entre los instrumentos
de cooperación desarrollados se encuentran los llamados “Órganos de Cooperación: conferencias sectoriales,
órganos de segundo nivel, comisiones y grupos de trabajo, comisiones bilaterales de cooperación. Los
“Organismos de Cooperación”: organismos comunes dotados de personalidad jurídica y consorcios; también
se han diseñado mecanismos de planificación y programación conjunta, convenios de colaboración y
ecomiendas de gestión entre distintas Administraciones.
180
Urbanismo
Ferrocarriles
Medio ambiente
Medios de
comunicación
Ferrocarriles*
Transportes
Aprovechamientos
hidráulicos
Puertos
Aeropuertos
Museos y bibliotecas
Transportes*
Aprovechamientos
hidráulicos*
Puertos*
Aeropuertos*
Museos y
bibliotecas*
* Cuando éstos rebasan el ámbito de más de una autonomía el gobierno federal conserva ciertas competencias
pertinentes. Fuente: E: Aja: El Estado Autonómico Alianza, Madrid, 1999, pág. 108.
El ingreso de España a la Unión Europea, desde 1985-6, ha tenido progresivamente una
especial repercusión en el régimen autonómico porque introdujo un nuevo ordenamiento que se
superpuso al fijado por la Constitución y los propios Estatutos de Autonomía. Por una parte
significó una pérdida de competencias de las CC. AA. y del Gobierno central, por la otra, el
generar nuevos problemas al corresponder a las CC.AA. la aplicación de varias de las políticas
comunitarias, a pesar de que su interlocución sea con el Estado, que es quien forma parte de los
órganos comunitarios y quién decide con los gobiernos europeos en lo que antes eran
competencias autonómicas y en otros asuntos que indirectamente afectan los intereses periféricos.
En Cataluña la Generalitat es la institución en la que se organiza políticamente el
autogobierno del nivel autonómico, siendo su Estatuto de Autonomía, vigente desde 1980, la
“norma básica de la comunidad catalana”. De acuerdo con la C.E. define las competencias,
instituciones y finanzas de la Generalitat, un ente complejo, integrado por tres instituciones: el
Parlamento, la Presidencia de la Generalitat y el Consejo Ejecutivo o Gobierno.73 Según rezan
documentos oficiales, por su parte “...El Parlamento representa al pueblo de Cataluña. Su origen
en la elección democrática confiere al Parlamento la suprema fuerza y hace de él la institución más
importante de la Generalidad, de la que nacen todas las demás. El Parlamento de Cataluña está
constituido por una sola cámara, independiente e inviolable” (www.gencat.es), que funciona a
través de un esquema similar al de las Cortes Generales, por grupos parlamentarios.74 En el Salón
del Consell de Cent, en el Palau de la Generalitat en la Plaça Sant Jaume de Barcelona, se
reúnen periódicamente todos los diputados y diputadas que constituyen el Pleno del Parlamento.75
73
Cataluña se autogobierna en todas aquellas materias que el Estatuto define como exclusivas de la
Generalitat, en otras materias desarrolla las normas básicas dictadas por el Estado, y en otras únicamente
ejecuta la legislación que emana de éste.
74
Un grupo parlamentario es la traducción parlamentaria del partido político o la coalición electoral. Tiene la
función de convertir el programa político de éstos en iniciativas parlamentarias y en programa de gobierno. En
el Parlamento de Cataluña, cinco miembros del Parlamento pueden formar un grupo parlamentario, si
pertenecen a un mismo partido o a una misma coalición electoral. El Grupo Mixto reúne, en su caso, a los
diputados y diputadas que no quedan integrados en ningún grupo de partido o coalición electoral, o bien que
se separan del mismo en un momento dado. Los portavoces de cada grupo parlamentario, junto con el
presidente del Parlamento y uno de los secretarios, forman La Junta de Portavoces organiza los debates del
Parlamento y decide las comisiones competentes para estudiar los proyectos de ley o tramitar las distintas
iniciativas. Sus labores son complementadas por la Mesa del Parlamento, el órgano rector colegiado de la
cámara.
75
El Pleno es el órgano supremo de la cámara, en el que se debaten en última y definitiva instancia todas las
cuestiones que según el Estatuto son competencia del Parlamento de Cataluña. Para poder tomar acuerdos de
181
En las sesiones del Pleno los miembros del Parlamento ocupan siempre los mismos puestos,
agrupados políticamente de acuerdo con el grupo parlamentario al que pertenecen. El presidente
de la Generalitat (siempre Jordi Pujol) y los miembros del Gobierno tienen destinado un banco
especial. Todos los consellers de la Generalitat pueden asistir a las sesiones e intervenir en ellas
aunque no sean miembros del Parlamento.
Actualmente, las comisiones son los instrumentos más importantes del trabajo
parlamentario, siendo las más importantes las permanentes legislativas, que son ocho: la Comisión
de Organización y Administración de la Generalidad y Gobierno Local, que se encarga de la
organización de las instituciones de autogobierno, la administración y función públicas, la división
territorial, el régimen local y la administración territorial. La Comisión de Justicia, Derecho y
Seguridad Ciudadana, que comprende la justicia, la legislación civil, procesal y procedimental, la
seguridad ciudadana y la gobernación. La de Economía, Finanzas y Presupuesto, que mira la
política económica del país catalán, las finanzas del organismo autonómico, lo del presupuesto, el
control financiero de las empresas públicas catalanas y el plan general económico. Otra de sus
comisiones es la de Industria, Energía, Comercio y Turismo, para la política económica sectorial
en estos ramos, a los que se añade la investigación tecnológica. La Comisión de Agricultura,
Ganadería y Pesca, a su vez, con actuaciones en política forestal y desarrollo agrario y rural.
Política Territorial, las obras públicas, los transportes y comunicaciones, el urbanismo y la
vivienda, los recursos naturales y el medio ambiente. La de Política Cultural, enseñanza e
investigación, cultura, juventud, deportes y la información en todas sus dimensiones. La
Comisión de Política Social, por su parte, vela por el trabajo, la sanidad, la seguridad social y los
servicios sociales.76
En cuanto a la función y competencias legislativas del Parlament, merece señalarse que
las leyes de Cataluña son promulgadas, en nombre del Rey por el presidente de la Generalitat y
publicadas en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya y en el Boletín Oficial del Estado
(el BOE). El Parlamento de Cataluña únicamente puede legislar con respecto a aquellas materias
que el Estatuto de Cataluña, de acuerdo con la Constitución, establece como propias de la
Generalidad. Cuando una determinada materia es competencia exclusiva de la Generalidad como
por ejemplo la conservación, modificación y desarrollo del derecho civil catalán; el turismo; la
asistencia social, o la cultura, las leyes del Parlamento no pueden ser alteradas ni derogadas por
las leyes de las Cortes Generales. El Estatuto configura, además, un tercer nivel, que puede
denominarse de competencias concurrentes: el Estado se reserva un área de exclusividad en una
materia en la que la Generalidad también tiene su parcela exclusiva. Se trata de intervenciones
forma válida el Pleno debe contar con la asistencia de la mayoría absoluta de los diputados y diputadas y
hallarse reunido en la sede del Parlamento. El Pleno es convocado por el presidente del Parlamento, a iniciativa
propia o a solicitud, como mínimo, de tres grupos parlamentarios o de una quinta parte de los miembros del
Parlamento; la convocatoria debe fijar el orden del día de la reunión.
76
Estas comisiones preparan la discusión para el Pleno de los proyectos y proposiciones de ley que les
corresponden en virtud de la materia. Los miembros del Gobierno de la Generalitat, o consejeros, se dirigen a
ellas para informarles de la tarea y el trabajo que llevan a cabo; pueden aprobar resoluciones y requerir la
presencia de los respectivos consejeros para fiscalizar su labor. Además, hay tres comisiones permanentes no
legislativas, la de Reglamento, del Estatuto de los Diputados y la de Gobierno Interior. Finalmente, las leyes del
Parlamento pueden crear comisiones parlamentarias con funciones específicas. Normalmente estas comisiones
son de coordinación o de control respecto a un ente establecido por la propia ley que crea la comisión.
182
distintas en diferentes ámbitos, aunque relacionados con la misma materia (ordenación
farmacéutica y legislación sobre productos farmacéuticos, por ejemplo).77
El subsistema local
Con este término se reconoce el nivel de gobierno que agrupa al conjunto de instituciones
político-administrativas más básicas y próximas a la ciudadanía: las llamadas entidades locales. Su
existencia representa un ámbito diferenciado con competencias y mecanismos financieros propios,
cuyos cargos políticos directivos son designados en forma más bien indirecta a partir de procesos
electorales municipales. A pesar de que los entes locales varían entre las diferentes CC.AA., bien
puede señalarse que el subsistema local mantiene algunos elementos comunes en todo el Estado
Español, entre ellos: 1) la división obligatoria de todo el territorio nacional en municipios y
provincias, 2) la existencia de ayuntamientos en todos los municipios mayores de 100 habitantes,
3) la división municipal como circunscripción electoral, 4) la determinación indirecta de los cargos
políticos en el nivel local, según los resultados de las elecciones municipales, y 5) que cuentan con
autonomía financiera y una delimitación territorial precisa. Otra característica del subsistema es el
predominio de los municipios como los entes locales mínimos, cuya preminencia está asegurada
por las leyes vigentes en tanto se contempla que el resto de los entes locales están para su apoyo
y coordinación en materias que excedan los términos municipales, como sucede con las
mancomunidades, los consorcios, las comarcas y el ámbito provincial, pues el panorama de las
entidades locales, como se aprecia en el Cuadro IV.6, es muy variado.78 Si bien en todas las
CC.AA. están presentes las divisiones territoriales obligatorias -municipios y provincias-,
coexisten con otras divisiones y entidades facultativas.
La importancia política de las entidades locales debe situarse en el contexto de la
democratización y descentralización del Estado Español desde la Transición, y también, en el
marco de las tendencias que derivan de la integración europea. Parte de considerar que la
comunidad política local es anterior a la comunidad estatal, verificándose un proceso histórico en
el que ésta ha usurpado históricamente la capacidad de gestión al nivel más básico, para imponer
normativas y políticas de alcance más amplio, como ha sucedido tradicionalmente no solamente
en España sino en toda Europa, donde se registran períodos de mayor autonomía local antes de
la construcción de los estados nacionales. De esta forma, los principios de autonomía local y
77
El Parlamento tiene reconocido un importante papel en cuanto a la economía y las finanzas de la Generalidad.
El presupuesto de la Generalidad es elaborado y aplicado por el Gobierno, pero el examen, enmienda,
aprobación y control del presupuesto corresponden exclusivamente al Parlamento de Cataluña. Corresponde
también al Parlamento la aprobación de las leyes que establecen impuestos, tasas y contribuciones especiales
y las que autorizan la emisión de deuda pública para financiar gastos de inversión.
78
La preeminencia del ámbito municipal dentro del subsistema local se expresa en varios hechos. Por una parte,
en que el tratamiento normativo del municipio es mucho más detallado y extenso que para el resto de las
entidades locales, lo cual también se refleja en un mayor ejercicio presupuestal regular y en el grado de sus
competencias, las cuales definen las atribuciones de otros ámbitos, como provincias y comarcas. Por otro lado,
los efectos de las elecciones municipales rebasan el ámbito estrictamente municipal dado que los concejales
electos en este nivel son quienes posteriormente integran tanto las diputaciones provinciales como los
consejos comarcales.
183
subsidiaridad pretenden restituir facultades de gestión a los llamados intereses locales.79 Aunque la
creciente importancia de las CC.AA. (en sentido competencial, financiero y simbólico) ha dejado
en un segundo plano a las entidades locales, puede quizás afirmarse que se registra actualmente
una tendencia localista que coexiste paradójicamente con las tendencias globalizadoras que se
manifiestan en los niveles superiores de gobierno, aun cuando el desarrollo de la gestión local haya
sido subsumido y retardado en relación con el del nivel autonómico.80
Cuadro IV.6
Entidades locales por Comunidades Autónomas, España 2000
Municipios Provincias Islas Comarcas
Mancomunidades.
82
93
14
7
14
10
217
115
71
54
76
36
12
37
9
48
32
Entidades
menores
31
40
37
1
Total
Andalucía
769
8
890
Aragón
730
3
866
Asturias
78
1
130
Islas Baleares
67
1
3
79
Canarias
87
2
7
110
Cantabria
102
1
531
644
Castilla- León
2247
9
3
2222
4698
Castilla-Mancha
916
5
35
1071
Cataluña
945
4
43
51
1114
C. Valenciana
541
3
4
602
Extremadura
382
2
24
484
Galicia
315
4
9
364
La Rioja
174
1
4
191
Madrid
179
1
2
219
Murcia
45
1
55
Navarra
272
1
2
367
690
Pais Vasco
250
3
7
337
629
Ceuta y Melilla
2
2
Total
8101
50
10
55
927
3695
12838
Fuente: Elaboración propia, con datos del Registro de entidades locales, Dirección General para la
Administración Local, según E. Carrillo (2002).
79
En el caso español destacan como antecedentes de este proceso las limitadas competencias cedidas a
municipios y provincias por el gobierno conservador de Antonio Maura a inicios del siglo XX, el Estatuto
Municipal de 1924 de Calvo Sotelo, y la Constitución de 1931 durante la Segunda República, que garantizaba
por vez primera la autonomía plena de los ayuntamientos en las materias de su competencia; también, el
reconocimiento constitucional del Consejo Abierto, una forma castiza de democracia directa originaria de la
Edad Media cuya vigencia quedaba entonces asegurada en municipios menores de 500 habitantes (hoy en
menores de cien). El franquismo implicó un retroceso, pues las entidades locales entonces reconocidas
(municipios y provincias) se convirtieron de nuevo en simples artificios administrativos sin ningún tipo de
representatividad respecto a las comunidades locales, subordinadas al poder central, con una pobre
organización administrativa y escasas posibilidades financieras a nivel de las haciendas locales. Ver J.L.
Martínez-Alonso: "L´organització territorial i els governs locals de Catalunya" en M. Caminal y J.Matas (eds.):
El sistema polític de Catalunya Universitat de Barcelona-Tecnos-UAB, Barcelona, 1998, págs. 315-365.
80
Al respecto se señala la lentitud en la introducción de mecanismos democráticos de funcionamiento y el
retardo en la adecuación normativa al marco constitucional respecto al gobierno local, lo cual para algunos
autores puede verse como una medida estratégica del gobierno de la Transición, considerando el abrumador
triunfo de los partidos de izquierda en las grandes ciudades en ese entonces. Hasta 1985 no se promulga la Ley
de Bases del Régimen Local (L7/85), que constituye la norma institucional básica de municipios y provincias, la
Ley de Haciendas Locales no entra en vigor hasta 1989. Ibid, págs. 321-322.
184
A pesar de que la tradición municipalista catalana se remonta a la Baja Edad Media y
constituye una de las características fundamentales de la identidad política de Cataluña, cabe
señalar que esta tradición de ninguna manera se ha conservado vigente sin interrupciones. La
historia documenta varias etapas en las que los municipios catalanes vieron mermada o anulada su
autonomía, como sucedió con los avances del liberalismo español desde los tiempos de la
Constitución de 1812, que se tradujo en una lucha constante por abolir las libertades municipales
y convertir a los municipios en una suerte de correa de transmisión del poder centralista, a
diferencia de Francia, donde el jacobinismo inteligente no amenazó ni limitó el municipalismo sino
hasta tiempos muy recientes.81 Sin embargo, la incompetencia del centralismo liberal español va
permitir la subsistencia en los municipios catalanes de un amplio margen de maniobra durante los
siglos XIX y XX, probablemente sin parangón en el resto de España.82
Con todo y el paréntesis franquista puede decirse que la evolución de la administración
local española ha estado marcada durante gran parte del siglo XX por los esfuerzos para
conseguir la efectividad del principio de autonomía, transitando de la actuación tradicional de los
entes locales como administración delegada, a un nuevo concepto funcional como agente de un
nivel local de gobierno que no solamente se dedica a ejecutar, sino también a decidir políticas de
actuación. Esto se hace hoy posible por el establecimiento de mecanismos de financiación local
más efectivos y por el traslado del control de las actuaciones locales a los ámbitos jurídicos
(Tribunales de Justicia, Tribunal de Cuentas), en su condición de administraciones públicas
territoriales no sometidas a mandato jerárquico de otros entes superiores.83 La
constitucionalización del principio de autonomía local asegura en España la participación en el
ejercicio del poder entre entidades de rango diferente, en un marco que hace mucho más
complejo el funcionamiento real de lo político en el Estado de las Autonomías, debido a la
multiplicidad de relaciones posibles entre los diferentes niveles y entidades que conforman el
llamado poder público.
El principio supone la exclusión de toda clase de relación jerárquica y de los controles de
oportunidad por parte de los gobiernos central y autonómico sobre las actuaciones locales, salvo
en casos legales o en defensa de los intereses públicos. Y en segundo término, la judicialización
81
La hipótesis más factible es que el municipalismo es un rasgo cultural muy característico de la sociabilidad
sud-europea, construida sobre diversas relecturas del derecho romano, y que esto da lugar a formas de
funcionar que han permitido la transición del mercantilismo bajomedieval y moderno al capitalismo moderno,
sin alterar excesivamente el funcionamiento de la vida política local, al supeditar las relaciones políticas al
poder civil, y no al religioso, o al sustituir el asociacionismo gremial por el asociacionismo moderno, ya sea en
forma de sociedades de ayuda mutua, de entidades de carácter cultural, de movimientos de concientización
política o pedagógica (los coros de Clavé, por ejemplo), o a través de instituciones de interacción social
(clubes y casinos, logias y cofradías, collas y esplais, por ejemplo).
82
El propio Marx, reflexionando sobre la revolución en España, se sorprendía de la subsistencia de las
libertades municipales después de tres siglos de absolutismo. No tenía presente que la antigua Corona de
Aragón va mantener una independencia política hasta el 1714, y que, por ejemplo, la primera desamortitzación,
la de Godoy, si bien va anular el dispositivo de protección social de los municipios castellanos, no va a tener
realmente efectos en el Principado. El papel del Ajuntament de Barcelona del siglo XIX y al XX constituye el
ejemplo más emblemático de la fuerte tradición municipalista que persiste en Cataluña.
83
E. Orduña: “La administración local española del siglo XX” en A. Morales Moya (coord.): La organización
del Estado España Nuevo Milenio-Generalitat Valenciana (Las Claves de la España del Siglo XXI), Madrid,
2001, págs. 61-96.
185
del control de la actividad locales, remitiendo al poder judicial los conflictos que se planteen,
como en el resto de las administraciones. Supone también la suficiencia financiera de las haciendas
locales y el derecho local a intervenir en defensa de sus intereses, garantizar su presencia en los
procesos de tomas de decisiones que afecten cuestiones locales; y por último, asumir el principio
de la subsidiaridad, que favorece la prestación de servicios y gestión local por parte de las
entidades locales.84 El Cuadro IV.7 denota la trayectoria que han seguido las entidades locales
desde la Transición hacia su expansión, destacando el gran aumento en la proporción de
municipios mancomunados, del 16 al 73% en medio lustro de democracia.
Cuadro IV.7
Evolución numérica de las entidades locales, Estado Español 1975-2001
Entidades locales
Municipios
Provincias
Islas
Comarcas y otras*
Mancomunidades
Entidades menores
Total
%municipios en comarcas
y otros
%municipios
mancomunados
1975
8194
50
7
10
103
2931
11295
1%
2001
8101
50
10
55
927
3695
12838
13%
Cambios 1975-2001
-93
0
3
45
824
1364
1543
12%
16%
73%
57%
* Incluye Areas metropolitanas y otras
Fuente: Anuario Estadístico de las Corporaciones Locales, Instituto de Estudios de la Administración Local, Madrid, 1976.
El desarrollo concreto de la acción de gobierno de las entidades locales es resultante de
varios factores, variando su capacidad e influencia según el contexto; entre ellos, la correlación de
fuerzas electorales (presencia o no de mayoría absoluta-relativa, coaliciones, número de partidos
políticos con representación en el Pleno), y las peculiaridades de la propia sociedad civil o
comunidad de vecinos donde ésta opere. En la medida en que se trate de municipios grandes y
pequeños las acciones tienden a identificarse, respectivamente, más con los partidos políticos y
con los personajes políticos mismos.85 Destaca el presidencialismo de la primera autoridad
municipal, que atribuye a la persona del alcalde el liderazgo y la determinación de decisiones y
formas de gobierno; aunque las tendencias recientes que ubican el gobierno local dentro de un
nuevos esquema de red público-privada, con la importancia creciente de nuevos organismos
intermedios.86 Estas y otras circunstancias hacen que en el nivel local la distancia entre el
84
J.L.Martínez, A. Campos y T. Figueras: Les personificacions instrumentals locals a Catalunya Generalitat
de Catalunya, Barcelona, 2001.
85
J. Brugué. y R. Gomá: Gobiernos locales y políticas públicas Ariel, Barcelona, 1998.
86
Vale la pena tener en cuenta que “El conjunt de normes jurídiques que regulen les estructures polítiques i
administratives dels ens locals donen a l´observador una visió formal del seu funcionament. Conegudes
aquelles normes, un dels reptes més difícils de la Ciència Política i de l´Administració consisteix a conèixer
el funcionament real de les organitzacions públiques. Un observador informat pot tenir dades de les
demandes de la ciutadania i noticies de les decisions que les autoritats públiques adopten respecte
d´aquelles demandes, però realment sap molt poc sobre com es prenen las decisions públiques” J.L.
Martínez-Alonso: op. cit., pág. 346.
186
funcionamiento formal y real sea aún mayor que en otros niveles de gobierno, y que se registren
numerosas tensiones en su seno: entre los políticos de distintos partidos, entre políticos y
empleados, y entre el ayuntamiento y los vecinos.
En cuanto a las tendencias de signo europeo interesa destacar que España se sitúa
respecto al gobierno local entre el modelo francés (de alta fragmentación municipal y tradición
centralista) y el alemán (caracterizado por un nivel fuerte de mesogobierno y gobiernos locales
también fuertes). Sin embargo, España posee un sistema de partidos políticos muy diferenciado
regionalmente, que le es peculiar, como también un proceso de mayor descentralización que
contrasta con el caso francés; frente al federalismo alemán, presenta en contraste un modelo
asimétrico entre las comunidades autónomas que, aunque tiende a homogenizarse, reproduce a
nivel autonómico un nuevo centralismo en la relación autonómica-local.87 Destaca por su
relevancia el impulso europeo a la autonomía local, manifiesto en iniciativas como la Carta
Europea de Autonomía Local (CEAL) y el papel del Consejo de Municipios y Regiones de
Europa. Otro elemento relevante, del ámbito estatal español, se articula en torno al llamado Pacto
Local, resultante de las negociaciones desde 1997, entre el gobierno central y la Federación
Española de Municipios y Provincias (la FEMP, creada en 1988), que ha incluido diversas
propuestas de modificación legislativa en el sentido de revitalizar el papel de los gobiernos locales.
En el caso de Cataluña, la particular complejidad del subsistema local obedece a varios
factores, derivados tanto del diseño jurídico del Estado Español, que establece como obligatorias
las demarcaciones de municipios y provincias, como del propio Estatuto Catalán, que agrega el
nivel de las comarcas. A la vez, constituye una expresión de los conflictos entre centro y periferia,
con el reconocimiento de una gran pluralidad de actores y procesos políticos que responden a
formulaciones jurídicas y políticas distintas, como lo demuestra el hecho de que en esta
comunidad autónoma se encuentren casi 2,000 entidades locales diferenciadas. Si bien algunos
fenómenos, como el voto dual del electorado catalán, complejizan más este panorama, para
algunos autores esto no debe verse necesariamente como conflictivo: históricamente Cataluña ha
constituido desde siempre uno de los territorios más fragmentados del Estado Español, con una
gran cantidad de municipios.88
La variedad del mosaico municipal de Cataluña se concreta en que conjuga municipios
de configuración rural, urbana y metropolitana. Con actividades económicas muy distintas
(industrial, agrícola y de ganadería, o comercial y de servicios); y la función que cumplen (sede de
servicios o ciudades dormitorio-residenciales) o el tipo de agrupación de su población (integrada
o diseminada). De ello se derivan diversos factores que se relacionan con la capacidad de las
entidades locales: el volumen de su presupuesto, la cantidad de personal con que cuentan, el
grado de diferenciación en su estructura interna, la capacidad de gestión económica y jurídica, y
el ejercicio de la acción de gobierno que de todo ello resulta. 89 Según Joan Subirats, la
87
E. Carrillo: op.cit., pág. 337-338.
Sin embargo, destaca que la mayoría de la población vive en espacios urbanos o conurbados. Para 1996
Barcelona-ciudad albergaba a la cuarta parte de los habitantes de la Comunidad Autónoma, reuniendo la
provincia de Barcelona al 76%, Tarragona el 9,44%, Girona el 8,71% y 5,85% la de Lleida. En menos del 10% de
municipios, que son los noventa mayores de 10,000 habitantes, vive el 80% de la población catalana. Institut
d´Estadística de Catalunya: Anuari estadístic de Catalunya 1997, IEC, Barcelona, 1997.
89
Nos encontramos ante “…un mosaic variadíssim de situacions, de problemes, de realitats completament
distintes en térmes polítics, econòmics i socials”(…)” tractar de reduir a una unitat aquest món complex
88
187
fragmentación de las estructuras de gobierno en Cataluña no es caprichosa, sino que responde a
un modelo que pretende recoger la pluralidad de identidades y sensibilidades del país catalán (y
consensuar concesionando a las diferentes visiones políticas, agregaríamos).90 Sin embargo, la
competitividad entre los diferentes niveles de gobierno, y sus respectivas ofertas políticas
mediadas por partidos distintos, hace que en ocasiones se generen conflictos para la colaboración
intergubernamental. Y que se oferten servicios redundantes a los ciudadanos, quienes puede elegir
(y a veces hasta complementarse) entre las diferentes prestaciones y servicios que brindan los
distintos niveles de gobierno.91 El Cuadro IV.8 muestra la variedad de los entes locales que
coexistían en Cataluña a nivel oficial en 1998.
Cuadro IV.8
Entidades del subsistema político local de Cataluña, 1998.
Municipios
Comarcas
Diputaciones
Entidades Municipales
descentralizadas
Entidades Metropolitanas
Mancomunidades
Consorcios
Total
1
Número
946
41
4
50
2
Orgs. Autónoms
552
26
25
3
Soc. Mercantiles
169
12
5
Total 2+3
2
88
67
1198
1
3
5
1
607
192
6
4
0
799
721
38
30
0
Fuente: J.L. Martínez-Alonso: "L´organització territorial i els governs locals de Catalunya" en M. Caminal y J.Matas (eds.): El sistema polític de
Catalunya Universitat de Barcelona-Tecnos-UAB, Barcelona, 1998, págs. 315-365.
La complejidad de la organización territorial de Cataluña viene signada además por
constituir el resultado dinámico de varios procesos, algunos de factura tradicional, como la
oposición “catalanista” a la figura de las provincias en preferencia de las comarcas como un
símbolo de división territorial propiamente catalana. 92 Un hecho que quedó fuera de debate al ser
fijada la obligatoriedad de la división provincial en la Constitución de 1978, aunque con cierta
exigeix raonar en termes de dispersió i fragmentació: ens trobem més aviat davant d´un arxipèlag, davant
d´una galaxia, en la qual es pot trobar tot tipus de realitats i de processos” J.Botella: “La galaxia local en el
sistema político español” Revista de Estudios Políticos 76, 1992, pág. 145.
90
J. Subirats: “Un debat inacabat” en Varios Autores: Memòria de Catalunya Taurus/El País, Madrid, 1997.
91
Un ejemplo de esta tendencia se encuentra sobre todo en la rivalidad establecida para la prestacion de
servicios sociales por parte del Departament de Benestar Social del Govern de la Generalitat y diversos
servicios personales municipales. También se verifican conflictos de concurrencia incoordinada entre
diputaciones y consejos comarcales que tienen como destinatarios a los mismos municipios. J.L. Martínez: op.
cit., págs. 355-356.
92
Merece comentarse la existencia de una tradición catalanista contraria a la división provincial, que prefiere la
división comarcal propia como forma de afirmar su identidad, lo cual es fuente de tensiones y bandera política
entre los partidos políticos debido al predominio municipal de los socialistas y la hegemonía autonómica y
comarcal de la derecha centro-nacionalista representada por CiU. Destaca en este tenor que ni el Estatuto de
Autonomía catalán, ni la Llei municipal i de règim local de Catalunya, mencionen siquiera el nivel provincial,
estableciendo que "els municipis i les comarques són els ens locals en què s'organitza territorialment la
Generalitat". Ver J. Subirats: “Un debat inacabat” en Varios Autores: Memòria de Catalunya Taurus/El País,
Madrid, 1997.
188
ambigüedad que hace patente la amenaza de su desaparición. 93 La incidencia de los resultados
electorales de entonces (dando hegemonía a la izquierda en Barcelona y Lleida desde 1983 y en
cambio la dominancia a CiU en el Parlamento Catalán desde 1984) hizo factible no solamente la
alternancia de los dos niveles del subsistema local (provincias y comarcas), sino la intensificación
paralela de dos niveles de gobierno (el autonómico-comarcal y el municipal-provincial), con el
consiguiente enfrentamiento y posicionamiento de los dos principales partidos políticos en el
escenario catalán y la existencia fáctica de un poder y un contrapoder.94
La legislación general regula la estructura y el funcionamiento de los entes locales, no
solamente fijando sus respectivas competencias, sino determinando los órganos administrativos
que los componen, los cuales se muestran en el Cuadro IV.9. La legislación configura el régimen
disciplinario del personal laboral (funcionarios y empleados), los procedimientos administrativos y
el tipo de órganos colegiados que los integran, tanto los de carácter decisorio (pleno, comisión de
gobierno, etc.), como los consultivos o informativos (comisiones especiales).95 Su funcionamiento
está sometido a una serie de reglas (preparación de los asuntos, convocatoria anticipada, quorum
mínimos, etc.), debido al carácter bifronte del régimen local, sobre el cual pueden proyectar su
capacidad normativa tanto el gobierno central como el autonómico, a lo que se agregan los
reglamentos y ordenanzas aprobadas por los mismos entes locales; todo lo cual resulta, al decir
de Martínez Alonso para Cataluña en “un conjunt ingent de normes, el destriament de
l´aplicació de les quales requereix esforços interpretatius considerables” (…) Aixó fa que el
procés de presa de decisions i la tramitació dels assumptes siguin menys agils del que serien
si s´atribuïsin a òrgans unipersonals”.96
Cuadro IV.9
Órganos necesarios y complementarios de las entidades locales en Cataluña
Representante titular
Pleno
93
Municipios
Alcalde
Tenientes
obligatorio
Comarcas
Presidente
Vicepresidente
Obligatorio
Provincias
Presidente
Vicepresidente
obligatorio
Algo ciertamente muy discutible desde un punto de vista político, pues, como efecto del voto dual que
prevalece en buena parte de España y también en Cataluña, donde los ayuntamientos y las provincias han sido
mayoritariamente de voto socialista siendo la administración autonómica potestad de Convergencia i Unió,
coalición de centro-derecha nacionalista. Debido a esto las diputaciones habían estado desde su
reestablecimiento en su mayoría ocupadas por partidos de izquierda (PSC, IU) mientras que las comarcas han
sido hegemonía de CiU y consentidas de la Generalitat, en poder del mismo partido. Son embargo, CiU logró
la mayoría en las diputaciones de Lleida, Girona y Tarragona en las elecciones del año 2000.
94
En el plano municipal las tensiones interpartidarias se reflejan en la constitución de dos asociaciones
supramunicipales paralelas: la Asociació Catalana de Municipis (ACM), que agrupa a los gobernados por
CiU, y la Federació de Municipis de Catalunya (FMC), que reúne a los municipios bajo el gobierno del PSC y
de IC-Verds, ambas fuerzas políticas de izquierda.
95
La ley establece incluso los requisitos para la toma de decisiones. Los acuerdos tomados en las sesiones de
las corporaciones locales se adoptan, por regla general, por mayoría simple de los miembros presentes, si bien
requieren del voto a favor de las dos terceras partes y, en ciertos casos, de la mayoría absoluta del número
legal de sus miembros, como corresponde en asuntos como la alteración de los términos del municipio, la
creación, la modificación o supresión de las entidades de administración el cambio del nombre del municipio y
su capitalidad.
96
J.L. Martínez-Alonso i Camps: op. cit., pág. 338-339.
189
Comisión gobierno
Gerente
Comisión cuentas
Comisión informativa
Otros
obligatoria
no
obligatoria
obligatoria
Según c/ayuntam.
No
Si
Opcional
Opcional
Consejo de alcaldes
obligatoria
no
obligatoria
obligatoria
variable
Fuente: Elaboración propia, basado en información contenida en J.L. Martínez-Alonso: "L´organització territorial i els governs locals de
Catalunya" en M. Caminal y J.Matas (eds.): El sistema polític de Catalunya Universitat de Barcelona-Tecnos-UAB, Barcelona, 1998, págs. 315365.
El ámbito municipal
El municipio constituye la división territorial básica, siendo el ayuntamiento la entidad
política y administrativa responsable de gobierno en este nivel, que gestiona e institucionaliza con
supuesta autonomía los intereses propios de la colectividad de vecinos, según la reglamentación
vigente.97 Si bien la Constitución de 1978 consagra el principio de autonomía local, éste en la
práctica se encuentra limitado, como hemos señalado, por las diversas normativas emanadas
desde niveles superiores de gobierno.98 Aunque en teoría la capacidad autoorganizativa de los
municipios se expresa en reglamentos de organización propios, el Reglamento de Organización,
Funcionamiento y Régimen Jurídico de las Corporaciones Locales (RD 28/11/1986) condiciona
en buena medida el funcionamiento de los municipios y otras entidades locales. Otras leyes de
ámbito tanto nacional como autonómico regulan las funciones de los diversos órganos
municipales, el régimen de las sesiones que celebran, la ordenación de las propuestas, el
procedimiento de los debates. De esta forma, el reconocimiento formal de la autonomía local se
enfrenta en la práctica con las limitantes en recursos financieros para desarrollar las actividades
deseadas, y con el régimen de competencias atribuidas a otros niveles de gobierno.
La organización municipal comprende una compleja estructura que prefigura la división en
diversas jerarquías según los puestos y sus variadas atribuciones. Además del alcalde y su
gabinete asesor, incluye a los tenientes del alcalde, que son sus suplentes, y al órgano colegiado
del Pleno Municipal, compuesto por los concejales (regidors en Cataluña), en un número fijado
por la ley acorde al número de habitantes de cada municipio. También incluye en su caso otros
órganos de gobierno, como son las diferentes comisiones y consejos que también componen la
red de organismos municipales, entre los que destacan por su más detallada normatividad e
importancia, la Comisión de Gobierno y la comisiones especiales de cuentas, que deben funcionar
en todos los municipios mayores de cinco mil habitantes.99
97
Según la ley, los ayuntamientos "serveixen amb objetivitat els interessos públics que els són encomanats i
actuen d'acord amb els principis d'eficàcia, descentralització, desconcentració, coordinació i participació,
amb ple sotmetiment a la llei i al dret".
98
Las normas básicas del gobierno local (organización, competencias, recursos) están contenidos en los
artículos 137 y 150 de la CE 1978 y en la Ley 7/1985 de Bases del Régimen Local (LBRL).
99
La población oficial de un municipio incluye a sus residentes que se han inscrito en el padrón municipal.
Este padrón, que posee el carácter de documento público y legal para efectos administrativos, se constituye
por la relación de residentes y transeúntes en el término municipal.
190
Cuadro IV.10
Competencias municipales en España
Todos los municipios
Alumbrado público
Alcantarillado
Cementerios y servicios funerarios
Acceso a núcleos poblacionales
Pavimentación de la vía pública
Control de alimentos y bebidas
Recogida de residuos
Limpieza viaria
Abastecimiento de agua potable
Mayores de 5,000 habs.
Parques y jardines
Biblioteca
Mercado
Tratamiento de residuos
Mayores de 20,000 habs.
Protección civil, prevención y extinción de incendios
Servicios sociales
Instalaciones deportivas
Mayores de 50,000 habs.
Transporte colectivo
Protección del medio ambiente
Competencias facultativas
Seguridad en lugares públicos
Ordenación del tráfico de vehículos y personas en las vías urbanas
Ordenación, gestión, ejecución y disciplina urbanística
Promoción y gestión de viviendas
Conservación de caminos y vías rurales
Patrimonio histórico-artístico
Protección del medio ambiente
Abastos, mataderos, ferias, mercados y defensa de usuarios y
consumidores
Protección de la salud pública
Participación en la gestión de la atención primaria a la salud
Prestación de servicios sociales, promoción y reinserción social
Transporte público de viajeros
Actividades e instalaciones culturales y deportivas
Ocupación del tiempo libre
Turismo
Participar en la programación de la enseñanza
Cooperar con la administración en la creación, construcción y
sostenimiento de los centros docentes públicos
Fuente: Elaboración propia, según datos contenidos en E. Carrillo: “Los gobiernos locales”, en P. Román (coord.):
Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs. 315-338; y J.M. Vallés y Q. Brugué: “El gobierno local”,
en M. Alcántara y A. Martínez (eds.): Política y gobierno en España Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, págs. 267-302.
Para la gestión de los intereses locales los municipios tienen atribuidas dos tipos de
competencias: las obligatorias y las facultativas. Las primeras vienen determinadas según la ley
(LRBRL 7/1985) según el tamaño del municipio. Como puede apreciarse en el Cuadro 12,
figuran el cuidado de la vía pública, el ordenamiento del tráfico, la seguridad ciudadana, la
protección civil, el manejo de residuos, la disciplina de cementerios, mataderos y mercados;
mientras que entre las facultativas se encuentran la promoción económica, determinados servicios
191
sociales, culturales y deportivos, entre otros. La facultad de absorber estas u otras competencias
se encuentran determinadas por las capacidades de sus ayuntamientos.
El esquema actual de distribución de competencias hace que, exceptuando algunas áreas
críticas (defensa, relaciones exteriores, energía y seguridad social), no existan casi competencias
exclusivas de un solo nivel gubernamental, documentándose la interdependencia y la
complementaridad.100 Así, por ejemplo, aunque el gobierno central es hegemónico en ciertas
competencias como seguridad y orden público, comparte estas competencias con los
ayuntamientos y con algunas Comunidades Autónomas. Los ámbitos en donde los gobiernos
locales cuentan con mayor peso son vivienda y bienestar comunitario, actividades recreativas y
culturales. Asimismo, ocupan un lugar relevante en transporte, comunicaciones y orden público, y
participan en forma secundaria en los ámbitos de promoción económica local y servicios sociales.
En todo caso, interesa destacar que persiste un considerable grado de ambigüedad respecto a la
limitación de las competencias no solamente municipales sino también respecto a otros entes
locales, todo ello como resultado de la indefinición legislativa y su carácter abierto a
negociaciones, también debido al reconocimiento de una capacidad general de actuación de los
ayuntamientos en todo aquello que afecte los intereses locales bajo el principio de subsidiaridad.
El Cuadro IV. 11 muestra en términos globales la forma en que para 1996 se distribuían
competencias los diferentes niveles de gobierno.
Cuadro IV. 11
Distribución del gasto público por niveles de gobierno, España 1996
Gob.central
CC.AA.
Gob. Local
Servicios generales
46,8
14,8
38,5
Defensa
100
0
0
Seguridad y orden público
60,6
12,8
26,5
Educación
30,8
63
6,2
Salud
36,7
60,4
2,9
Seguridad y bienestar social
94,3
3,7
2
Vivienda y bienestar comunitario
7,6
18,3
74,1
Actividades culturales
21,4
26,9
51,7
Energía
91,6
7,2
1,2
Agricultura, reforestación y pesca
31,8
60,2
8
Mineria, industria y construcción
47,4
46,1
6,6
Transporte y comunicaciones
49,6
19,5
31
Otros servicios económicos
60,5
24,4
15,2
Otros gastos
84,5
6,9
8,6
Fuente: Elaboración propia con datos del Government Financial Statistics Yearbook, FMI, 1999.
La mayoría de los servicios municipales son producidos por empleados de los propios
municipios, ya sea directamente o por medio de organismos autónomos creados por los
ayuntamientos o por empresas de propiedad municipal; sin embargo, la tendencia observable en
las últimas décadas ha sido la de ofertar sus servicios a través tanto de empresas privadas como
de organismos no gubernamentales. También, la de recurrir a la cooperación intergubernamental o
100
E. Carrillo: “Los gobiernos locales” en P. Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid,
2da. ed., 2002, págs. 315-338.
192
al concurso de la sociedad civil para la solución de ciertos problemas o el emprendimiento de
algunos proyectos.
En teoría, los municipios son las instancias gubernamentales que ofrecen en potencia
mayores capacidades para la implementación de mecanismos de participación ciudadana, en vista
de su concreción local y un supuesto mayor contacto con los representantes políticos. Para tal
efecto, la ley previene que las corporaciones locales han de facilitar la máxima información posible
sobre sus actividades, siendo los medios para dar a conocer sus acuerdos y decisiones los que
determine el Pleno de cada municipio.101 No obstante estos supuestos, la complejidad del sistema
de distribución de competencias y la falta de información hacen la ciudadanía desconozca las
responsabilidades respectivas de cada nivel, y que en la práctica -por aquello de la proximidadse dirija o presione a las instancias municipales aun en asuntos que no son de su competencia. La
presión ciudadana en el nivel local constituye uno de los factores que explican el elevado número
de servicios no obligatorios que tienden a prestar los ayuntamientos (guarderías, centros de
planificación familiar, escuelas de música, etc.).
El gobierno municipal es elegido en forma directa mediante sufragio universal secreto,
decretando por la ley el número de concejales a elegir según el tamaño de cada municipio, para
períodos de cuatro años que integran cada legislatura. La ley electoral establece la elección
indirecta del alcalde a partir de listas bloqueadas y cerradas que fomentan con la fórmula de
proporcionalidad empleada gobiernos que tienden hacia la mayoría absoluta y hacia una
representatividad partidista limitada por la barrera electoral del 5% de los votos. La mayor parte
de los municipios son, gracias al sistema electoral, gobernados por mayorías absolutas, aunque
con la mayor cantidad de gobiernos en coaliciones, que serían inconcebibles en otros niveles de
gobierno. El pluripartidismo moderado junto a la moción de censura constructiva opera como un
mecanismo de estabilización. El personalismo en la figura del alcalde ha tenido como resultado la
permanencia en el cargo por varios períodos, tendiendo a la configuración de una “clase política
municipal” con la “profesionalización” de los titulares ejecutivos. No obstante, debe tenerse en
cuenta que en el nivel municipal es muy reducido el número de concejales e incluso alcaldes que
desarrollan sus funciones con dedicación exclusiva.
Según la Ley Reguladora de las Haciendas Locales (39/1988), los ingresos de los
municipios españoles proceden de tres fuentes: los originados en impuestos, tasas y otras
contribuciones que establecen los propios municipios, las participaciones en los tributos de los
gobiernos central y autonómico y las operaciones de crédito a través del endeudamiento. Entre
los ingresos propios municipales destacan los impuestos de bienes inmuebles (IBI), los impuestos
sobre las actividades económicas (IAE), sobre vehículos de tracción mecánica y el Impuesto
sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana. A estos se suman otros
impuestos que cada ayuntamiento puede añadirse sobre construcciones, obras y plusvalías
urbanas, como también diversas tasas y precios públicos por actividades y servicios prestados
por los ayuntamientos (ingresos no fiscales); finalmente, otros ingresos patrimoniales (productos
de inversiones de capital) y diversas multas y sanciones aplicadas. Las transferencias
presupuestarias a su vez comprenden la subvención estatal global para todos los municipios
101
“…la corporació, per acord del ple, ´ha de determinar els mitjans necessaris per donar publicitat als
acords adoptats per la corporació i les convocatòries dels òrgans les sessions dels quals siguin públiques, a
fi de garantir el dret dels ciutadans a la més àmplia informació sobre activitats dels ens locals´".
193
españoles a los que se añaden transferencias complementarias procedentes de los niveles
autonómicos o de las diputaciones provinciales y, en su caso, de los fondos europeos.102
El ámbito provincial
Este ámbito comprende en España dos cosas diferentes aunque muy relacionadas: la
provincia como división territorial supramunicipal, establecida en España desde el siglo XIX103, y
su entidad política y administrativa correspondiente a las Diputación Provincial, cuya función
principal va a ser inicialmente la de fiscalizar a los ayuntamientos, para asumir después bajo
distintos gobiernos competencias en los ámbitos sanitario y de beneficencia, y más tarde, obras
públicas, fomento de la agricultura y la ganadería, y cultura, hasta que en 1985 la LRBRL reguló
definitivamente sus contenidos mínimos competenciales.104 Las provincias en el Estado Español
son consideradas un ente local con personalidad jurídica propia, con “plena capacidad y
autonomía”para el cumplimiento de sus fines” (art. 31.1, LRBRL 7/85).105 Sus atribuciones
consisten básicamente en garantizar la solidaridad y equilibrio intermunicipal, asegurar la
102
A pesar del fomento a los gobiernos locales registrado en las últimas décadas se considera que las
haciendas locales carecen aún de la solidez y suficiencia necesarias para garantizar la autonomía y eficiencia
del nivel local siendo escaso el peso relativo de las haciendas locales en el conjunto del sector público. Esto se
evidencia elocuentemente si se compara la situación hispana, donde el gobierno local administraba alrededor
del 12% del gasto público para 1999, con otros países como Dinamarca (54%), Suecia (36,6%) Estados Unidos
(24%), aunque sitúandose por encima de países como Portugal (8,6%) o Australia (5,8%). J.M. Vallés y Q.
Brugué: “El gobierno local” en M. Alcántara y A. Martínez (eds.): Política y gobierno en España Tirant lo
Blanch, Valencia, 2000, págs. 267-302.
103
Las diputaciones, corporaciones locales de ámbito provincial, tienen su origen en la Constitución de Cádiz
de 1812, que instauró la división de España en provincias. Con la división provincial de 1822, que se hizo
definitiva por un decreto de Javier de Burgos de 1833, se estableció la estructura territorial y administrativa
que, con pequeñas modificaciones, sigue vigente en España. Así pues, las diputaciones son producto de un
intento de modernizar el país, e instrumentos de una política liberal heredera de los principios democráticos
instaurados por la Revolución Francesa. Posteriormente a la Transición democrática, las fuerzas políticas
socialistas y catalanistas, por separado cuestionarían las diputaciones como “nidos del caciquismo
antidemocrático”, y en Cataluña a las provincias como constructos articifiales
104
La Diputación de Barcelona no se constituyó definitivamente hasta 1836 y en su período inicial, hasta 1868,
se caracterizó por la escasez de competencias (obras públicas, beneficencia y enseñanza secundaria), y además
por las funciones intermedias entre los municipios y la Administración central (impuestos, levas de soldados,
mantenimiento del orden público). A pesar de ello, llevó a cabo una importante tarea en la construcción de
carreteras. En cambio, entre 1868 y 1874 tuvo un papel destacadísimo en la vida política catalana,
especialmente durante la Primera República, a raíz de la Ley provincial de 1870. En la primera etapa de la
Restauración, hasta 1898, con una actuación pública considerable, la Diputación de Barcelona se transformó
en una institución representativa de los intereses económicos de la burguesía. El triunfo de Solidaritat
Catalana se tradujo en la elección de Enric Prat de la Riba como presidente de la Diputación de Barcelona, que
entre 1907 y 1914 tuvo un importante papel en el relanzamiento de las obras públicas y creó numerosas
instituciones de enseñanza técnica y profesional, aumentando sus competencias con el Estatuto provincial de
1925. El restablecimiento de la Generalitat de Cataluña, en 1931, significó la desaparición de las diputaciones
en el territorio catalán. Finalizada la Guerra civil, la Diputación de Barcelona no volvió a constituirse hasta 1949,
después de una década de comisiones gestoras.
105
Las CC.AA uniprovinciales (Asturias, Cantabria, La Rioja, Murcia y Madrid) carecen de diputaciones
provinciales. En el resto las diputaciones provinciales carecen de competencias propias consolidadas por lo
que su función esencial es la asistencia y la cooperación con los municipios, bajo el concepto de constituir la
“administración local cooperadora”, como rezan sus documentos.
194
prestación de servicios de competencia municipal en el territorio de su potestad y participar con la
administración autonómica. Si bien este reconocimiento está referido legalmente a la provincia,
entendida como el conjunto de sus tres elementos, a saber: el territorio, la población de los
municipios que la integran y su órgano respectivo de gobierno que constituyen las diputaciones, en
la práctica estas facultades se encuentran atribuidas a la Diputación respectiva, la cual tiene la
capacidad de adquirir, poseer, reivindicar, alienar o gravar toda clase de bienes, celebrar
contratos, establecer obras y servicios públicos y ejercitar otras acciones previstas por la ley. La
organización del nivel provincial se encuentra referida a sus órganos de gobierno, que son el Pleno
provincial, su Presidente y vicepresidente, y los diputados, la Comisión de Gobierno y la
Comisión especial de Cuentas.106
Las funciones de las Diputaciones son muy amplias y variadas, desde coordinar los
servicios municipales entre sí, prestar asistencia y cooperación jurídica, económica y técnica a los
ayuntamientos, dotar algunos servicios públicos de carácter supramunicipal y supracomarcal,
participar en la coordinación entre la administración local, la autonómica y la del estado, y
“fomentar los intereses de la provincia”, todo lo cual lo realiza a través de diversos programas y
subsidios, tanto a municipios como a entidades ciudadanas, colaborando con obras públicas y
emanando iniciativas en campos muy diversos.107 Cooperación internacional, gestión ambiental
local, urbanismo, territorio, cultura y educación, bienestar social, salud pública y consumo,
deportes, juventud, igualdad hombre-mujer, participación ciudadana, promoción y desarrollo
económico, apoyo a las iniciativas empresariales locales. En la línea de asistencia al gobierno
local, las diputaciones efectúan la gestión de los patrimonios municipales, apoyo a la
comunicación local, programas de crédito local, apoyo a las emisoras municipales y la prensa
local, o con asesoría en torno a la integración europea, el fomento de la ocupación y el turismo.
Son algunas de las áreas temáticas en las que diputaciones como la de Barcelona suelen
incursionar.
El ámbito comarcal
La división comarcal y su órgano de gobierno correspondiente el consejo o consell
comarcal es un ente público local cuya existencia dentro del Estado Español es facultativa, siendo
únicamente obligada en Cataluña e incluso referida en su Estatuto de Autonomía, en el cual no se
menciona explícitamente a la división provincial.108 La comarca es una entidad del subsistema
local formada por la agrupación de municipios contiguos en un área más pequeña que las
106
En este ente local supramunicipal, la elección de sus diputados se hace de forma indirecta y no ausente de
negociaciones, que se disponen a partir de los resultados de las elecciones municipales, mediante un criterio
de distribución proporcional basado en el número de habitantes residentes en cada provincia. Cada diputación
provincial se compone de los alcaldes y regidores electos en los municipios respectivos, siendo su mandato de
cuatro años.
107
M. Teresa Carballeira: “Las competencias de las diputaciones provinciales” en op. cit, 1993.
108
“El vocablo comarca equivale a una división territorial que comprende varios términos o municipios.
Compuesto del prefijo “co” (con) y “marca” , derivación del germano “mark” (límite o frontera). En España y
también en Cataluña, así como en Portugal, Brasil e incluso en el antiguo Imperio Romano y en los ex estados
Vaticanos, comarca venía a significar una considerable extensión territorial circunscrita a unos límites
orográficos y etnográficos”. Bover Argerich, Jaime: Cataluña y sus comarcas Fondo Cultural de la Caja de
Ahorros Provincial, Barcelona, 1975, pag. 39.
195
provincias, aunque respetando sus límites. En realidad, las comarcas no se diferencian demasiado
de las provincias en cuanto a su capacidad competencial, pues al igual que estas tienen “plena
capacidad y autonomía” para llevar a termino actividades y prestar servicios públicos de interés
supramunicipal, asegurar el establecimiento y la adecuada prestación de los servicios municipales
en su territorio y ejercer competencias municipales en los términos establecidos por la legislación
de régimen local o por la Llei Catalana d´organització comarcal de Catalunya (L6/87).109
Aunque para algunos autores el régimen comarcal no hace sino complicar la situación
política y representa solamente una concesión del gobierno central a los gobiernos autonómicos
(principalmente al catalán), hay que considerar que más allá de su significado político, las
comarcas suponen ser una región natural, con un fundamento geográfico y económico, que se
acerca más al sentir local por estar basado en divisiones históricas de mucho arraigo. Al decir de
Jaume Bover: “Así vemos como Cataluña se dividía, desde la mas lejana antigüedad, en
comarcas, cuyos límites, puramente administrativos, fueron luego los de las veguerías, que al
correr de los tiempos y bajo la influencia de la organización política del país se convirtieron en
corregimientos, siguiendo así el camino de la división implantada en la península hasta tanto no se
llegó a la clasificación territorial impuesta por la Administración Central en 1833. En su virtud,
Cataluña quedó dividida en cuatro provincias: Lérida, Gerona, Barcelona y Tarragona, a pesar de
que geográficamente sólo se distinguían dos grandes regiones naturales: La “Alta Cataluña” y la
“Región Mediterránea”. 110
Las Bases de Manresa (1892), establecían que la división territorial de Cataluña "tindria
per fonament la comarca natural i el municipi" y la Generalitat de la época republicana
aprobó en 1936 la división comarcal de Cataluña, abolida con la dictadura para ser resucitada
después de la Transición en la Cataluña autonómica, pues su Estatuto de autonomía de 1979
señala que Generalitat “estructurarà la seva "organització territorial en municipis i
comarques" (....) també podrà crear demarcacions supracomarcals".111 En todo caso, la
existencia de más entidades locales permite mayor juego político, pues, en su momento en
Cataluña han existido propuestas fallidas de hacer del Principado una sola provincia.112
Seguramente consideraciones de estrategia geopolítica son las que han impedido esta iniciativa
para preferir la proliferación de entes locales, sobre todo, por la importancia simbólica que la
división comarcal ha tenido en el caso catalán, algo totalmente inexistente en Euskadi, donde la
división provincial ha sido la tradicional. El mantenimiento del régimen provincial ha permitido al
gobierno central el uso de financiamiento estratégico por estas vías a los municipios.113
109
Una revisión de las competencias de las comarcas y su imbricación y traslape con el régimen provincial se
encuentra en Font i Llovet, Tomás: “La comarca y las estructuras del gobierno local” en Rafael Gómez-Ferrer
(dir.): La provincia en el sistema constitucional Diputació de Barcelona-Civitas, Madrid, 1991, págs. 263-293.
110
Ibíd., pág. 39.
111
En Cataluña La división comarcal tiene como criterios que los ámbitos territoriales coincidan con los
espacios geográficos de acuerdo a las relaciones económicas, como también “d'agrupar municipis amb
característiques socials i històriques comunes”, bajo el principio pragmático de que “han de ser els més
adequats per fer efectius els principis d'eficàcia, de descentralització i de participació en la prestació dels
serveis públics.”
112
Los antecedentes históricos de la actual division comarcal de Cataluña se encuentran especialmente en el
artículo 10 del Estatuto de Autonomía de 1932 con la Segunda República.
113
El carácter artificioso de las comarcas es resaltado por Eliseo Aja (1998: 181), para quién “...las comarcas que
existen en algunas CC.AA. (con mayores pretensiones en Cataluña, pero también en Galicia, Aragón y en el
196
El órgano de administración y gobierno a nivel comarcal en Cataluña es el Consell
Comarcal, constituido por regidores de los municipios pertenecientes a demarcación, elegidos de
acuerdo a los resultados electorales conseguidos en las elecciones municipales por cada
partido.114 Los órganos del consell comarcal son: el pleno, el presidente y la comisión especial
de cuentas, siendo su dirección encomendada a un gerente, con funciones ejecutivas.115 La
duración del mandat o de los miembros del Consell Comarcal coinciden con los de los
municipios. De hecho, perder la condición de regidor implica la consecuenta salida del Consell.
Las comarcas, o más bien sus consells, tienen competencias según las leyes del
Parlamento de Cataluña en ordenación del territorio y urbanística, sanidad, servicios sociales, la
cultura, el deporte, la educación, la salubridad pública y medio ambiente. La ley regula también
los servicios que presta la comarca, la conversión de competencias municipales y comarcales y
los convenios que pueden establecerse, las bases técnicas de cooperación y su relación con otras
entidades locales o nacionales en proyectos de interés común. Los consells comarcals también
pueden ejercer la iniciativa legislativa frente al Parlament de Catalunya, con la presentación de
proposiciones de ley que requieren haber obtenido mayoría absoluta y no se pueden referir a las
materias que la ley excluye expresamente.
El financiamiento del ámbito comarcal comprende: ingresos de derecho privado, tasas por
la prestación de servicios o del cumplimiento de actividades, contribuciones especiales para la
ejecución de obras, establecimiento o ampliación, mejora de servicios de competencia comarcal.
Desde luego, la participación en impuestos procedentes del Estado Español o de la Generalitat,
otras subvenciones, multas y recursos procedentes de operaciones financieras y de crédito.
También participan de los ingresos provinciales, cuando asumen ciertas competencias, y de
aportaciones de los municipios que le conforman.116
Otras entidades locales
El subsistema político local se complementa con distintos tipos de entes locales, que
incluyen a las entidades metropolitanas, las municipales descentralizadas, las mancomunidades, los
consorcios y otras sociedades mercantiles. Las entidades metropolitanas, creadas por Ley del
Parlamento de Catalunya constituyen una respuesta a las consecuencias derivadas del fenómeno
metropolitano (la conurbación). Tienen como competencias la planificación, la coordinación y la
gestión de ciertos servicios públicos que hacen necesaria la acción supramunicipal en éstas
Bierzo, en León) no poseen entidad suficiente para desmentir que entre las CC.AA. y los ciudadanos la
instancia fundamental es el municipio”.
114
El numero de miembros del Consell comarcal es determinado según los residentes de la comarca y de
acuerdo con una escala que va de 19 para poblaciones de hasta 50,000 residentes, hasta un número máximo de
39, para poblaciones mayores medio millón de habitantes.
115
“En la sessió constitutiva del Consell comarcal s'elegeix el president per votació de tots els membres que
el componen. Qualsevol membre del Consell pot ser candidat a president. Serà elegit el qui hagi obtingut la
majoria absoluta en la primera votació o la simple en la segona. En el cas d'empat entre dos candidats o
més es procedeix a una tercera votació, i, si l'empat es dóna novament, serà elegit president el candidat de
la llista amb més consellers. El president pot ser destituït per moció de censura d'acord "amb el que
estableix la legislació de règim local".
116
Los municipios pueden delegar en la comarca sus facultades tributarias de gestión, recaptación, inspección
y revisión, como también en aspectos presupuestarios.
197
ciudades. Actualmente en Cataluña existen dos, ambas en el área metropolitana conurbada de
Barcelona, para el transporte público y los servicios hidráulicos y de tratamiento de residuos. Las
entidades municipales descentralizadas, han sido instituidas para identificar la representación de
concentraciones de la población que constituyen núcleos separados dentro de un municipio. Sus
competencias constituyen la cobertura de servicios para estos núcleos vecinales. Por su parte, las
mancomunidades son asociaciones voluntarias de municipios para la ejecución en común de
alguna (s) obra(s) y para la gestión de servicios de su competencia. Y los consorcios, entidades
públicas de carácter asociativo voluntario para finalidades de interés común, que también pueden
constituirse con entidades privadas sin ánimos de lucro. Los organismos locales autónomos son a
su vez entidades creadas por las entidades locales territoriales para gestionar directamente
servicios o actividades de su competencia. Están sujetos a la tutela de la entidad promotora y
puede tener un carácter administrativo o económico. Finalmente, las sociedades mercantiles
locales son “personificaciones instrumentales” constituidas por las entidades locales, con las
siguientes características: utilizan figuras societarias, ejercen actividades o servicios económicos,
rigiéndose por el derecho privado. La propiedad de esas entidades financieras puee ser de una
sola de las entidades locales o de varias.
La Unión Europea
Considerar actualmente las funciones y competencias en un municipio europeo, como lo
es Reus, implica explorar el ámbito más amplio en que formalmente se inscriben sus actuaciones,
y que en este caso tienen como referencia obligada el de pertenecer a la Unión Europea (UE), un
sistema institucional que se considera “único en el mundo”. Sus antecedentes pueden trazarse
desde 1947-8, con la creación de la Organización Europea de Cooperación Económica (OECE),
surgida en el contexto de pacificación y reconstrucción de la posguerra con el propósito de
distribuir los fondos del Plan Marshall; posteriormente, los acuerdos y tratados engloban la
creación del Consejo de Europa (mayo de 1949) y el establecimiento de la Comunidad Europea
del Carbón y del Acero (CECA, en abril de 1951), lo cual va a marcar el nacimiento de la
Europa Comunitaria al aplicar un método sin precedentes en las relaciones internacionales: la
delegación de competencias libremente consentida por los países miembros en sectores
determinantes y decisivos, en beneficio de instituciones comunes e independientes. 117 En 1955,
con un formato similar, se va a crear la la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA),
para posteriormente, en 1957, dar origen a la Comunidad Económica Europea, basada en la
construcción de un gran mercado común europeo que incluye la libre circulación de capitales,
mercancías y trabajadores en todo el territorio llamado “comunitario”, y que constituye el
principal elemento integrador de los Estados miembros. Ha abierto un proceso centrado en la
117
Los Estados miembros de la UE son (por año de afiliación): Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo,
Paises Bajos (fundadores, 1951); Dinamarca, Irlanda, Reino Unido (1972), Grecia (1981), España, Portugal
(1986), Finlandia, Suecia y Austria (1995). Cabe señalar que la modificación de cualquiera de los tratados en
que se fundamenta la UE exigen la unanimidad de todos los estados miembros. Los países que actualmente
han sido aceptados como candidatos a miembros incluyen: Bulgaria, Eslovenia, Eslovaquia, Estonia, Chipre,
Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, República Checa, Rumania, y Turquía.
198
búsqueda compartida de la estabilidad, la competitividad y el crecimiento económico, que tiene
como objetivo declarado el incremento del nivel de vida de los ciudadanos europeos.
El proceso de integración europeo se ha concretado hasta hoy en diversos aspectos. Una
política agrícola común (en marcha desde 1961), la unión aduanera (1968), la supresión de las
fronteras interiores en el llamado “espacio de Schengen” (en vigor desde 1985, con ampliaciones
sucesivas). Además, el convenio en políticas comunes en diversas materias, como inmigración,
comercio exterior y medio ambiente, entre otras; la unión económica y monetaria, que se ha
traducido en la creación del Banco Central Europeo y en la adopción del euro como moneda
común partir del primer día del 2002. Otras medidas asumidas, aunque de carácter más bien
simbólico, incluyen la homologación del permiso de conducir, el pasaporte único europeo la
bandera y el himno de la UE y la proclamación de los municipios europeos (Eurociudades), entre
otras; todo lo cual ha tenido como resultado la apertura de un proceso de integración que
permanece aún abierto tanto en cuanto a sus alcances temáticos y normativos como también a la
ampliación de membresía por parte de nuevos estados miembros.
No obstante la amplitud de estas metas, cabe destacar para nuestro trabajo que el
proceso de integración de los países miembros de la UE ha incluido desde sus inicios otros
objetivos que van más allá del desarrollo de las actividades económicas. Así, desde la década de
1960, se documentan varios tratados europeos que insisten en la unión política dentro de un
marco federalista y democrático; en la intensificación de la cooperación en asuntos de política
exterior y seguridad común, como también de política interior, mediante la colaboración en
diversos ambitos de justicia y de asuntos internos. Además de estas materias de interés estatal, los
convenios incluyen otros acuerdos en temas de política social y ciudadanía; de esta forma, el
Tratado de la Unión Europea, signado en 1992 en Maastricht, incluye entre sus objetivos: la
creación de la ciudadanía europea, la reforma democrática de las instituciones europeas y la
ratificación del Estado social como modelo, fundamentando un proceso de integración abierto,
definido dentro de un modelo de economía abierta basado en la solidaridad y cohesión social, así
como sobre los mecanismos de mercado.
La Unión Europea contiene además hasta el momento una gran diversidad de políticas
sectoriales que tienen un efecto evidente en la construcción del concepto de ciudadanía europea.
Entre éstas, destacan la creación de los llamados Fondos Estructurales (social, regional, agrícola),
y más recientemente, del Fondo de Cohesión; programas específicos contra la exclusión social
(“adaptación de los trabajadores a las mutaciones”, “contra la pobreza”, “por una Europa
solidaria”), programas comunitarios de empleo (ADPAT, Horizon, Now y Youthstart),
programas educativos y culturales (Erasmus, Comett, Petra, Lingua, Jóvenes por Europa),
programas de salud y medio ambiente (Sida, Life); iniciativas en campos de impacto social y
cultural (lucha contra las drogas, nuevas tecnologías de comunicación, difusión de lectura,
protección de patrimonio, apoyo a discapacitados). A la vez, impone una serie de normativas que
inciden en las competencias a nivel de los estados miembros y de los poderes locales y regionales,
Cooperación técnica y cultural con terceros países, ciudades y ONGs del resto del mundo.
Para llevar a cabo estos objetivos cabe señalar que la UE cuenta con instituciones propias
que tienen un presupuesto independiente y un ordenamiento jurídico particular.118 Entre éstas,
118
Cabe señalar que el ordenamiento jurídico comunitario se caracteriza por ser u conjunto organizado de
normas jurídicas que posee sus propias fuentes y está dotado de órganos y procedimientos aptos para
199
destacan: la Comisión Europea, el Consejo y el Parlamento Europeo, que son las instancias con
mayor capacidad de decisión; otras, que podemos considerar complementarias son: el Tribunal
de Justicia de las Comunidades Europeas, el Banco Central Europeo, el Comité Económico y
Social, el Comité de las Regiones, el Banco Europeo de Inversiones, la figura del Defensor del
Pueblo europeo y el Tribunal de Cuentas. A grandes razgos puede decirse que la Comisión
defiende primordialmente los intereses comunitarios, todos los Gobiernos nacionales están
representados en el Consejo de la Unión, mientras que los ciudadanos están a su vez
teóricamente representados por el Parlamento Europeo; el resto de las instituciones comunitarias
están al servicio del proceso de integración.
La Comisión Europea es la que encarna “por excelencia” los intereses comunitarios
independientemente de los intereses nacionales de los estados miembros, puesto que personifica y
defiende el interés general de la Unión.. Es un órgano colegiado integrado por 20 comisarios
nombrados por los Estados miembros previa aprobación por el Parlamento Europeo, uno de los
cuales ostenta la Presidencia. Las competencias de la Comisión incluyen: poder decisiorio de
naturaleza reglamentaria, control de aplicación del derecho comunitario, iniciativa legislativa,
poder de negociación internacional, poder de ejecución y poder de gestión. Se considera que la
Comisión es el motor del sistema institucional comunitario, ya que al poseer el derecho de
iniciativa legislativa propone los textos de ley que se presentan al Parlamento y al Consejo; así
mismo, le corresponde ser la instancia que garantiza la ejecución de las leyes europeas
(Directivas, Reglamentos y Decisiones), del presupuesto y de los programas adoptados por el
Parlamento y el Consejo. Es la representante de la Unión en la escena internacional, negociando
los acuerdos internacionales, principalmente de comercio y de cooperación.
El Consejo Europeo, a su vez, está compuesto por un representante de cada estado
miembro, de rango ministerial respectivo. Sus competencias comprenden: la coordinación de las
políticas económicas generales de los estados miembros, la aprobación de las iniciativas
legislativas (en codecisión con el Parlamento Europeo, con quien comparte el poder
presupuestario) y la responsabilidad en materia de relaciones exteriores de la Comunidad , ya que
celebra acuerdos internacionales con otros Estados u organizaciones internacionales. El Consejo
constituye la principal instancia de decisión de la Unión Europea, consolidada mediante reuniones
periódicas sostenidas por los jefes de Estado. Es la emanación de los Estados miembros, cuyos
representantes se reúnen regularmente a nivel ministerial en distintas formaciones según las
cuestiones del orden del día: asuntos exteriores, finanzas, educación, telecomunicaciones, etc.
También toma las decisiones necesarias para la elaboración y la aplicación de la política exterior y
de seguridad común, sobre la base de las orientaciones generales que define el Consejo Europeo.
Garantiza la coordinación de la acción de los Estados miembros y adopta las medidas necesarias
en el ámbito de la cooperación policial y judicial en materia penal.
El Parlamento Europeo es la institución encargada de representar los intereses de los 374
millones de ciudadanos europeos. Se integra por 626 eurodiputados que son elegidos por
sufragio universal directo cada 5 años y cuya pertenencia es incompatible con el ejercicio en
funciones de gobierno en sus países respectivos, aunque compatible con labores parlamentarias.
producirlos, interpretarlos y sancionar su incumplimiento. No se identifica el derecho internacional ni con el
derecho interno de los Estados miembros, por lo que puede afirmarse que constituye un ordenamiento jurídico
autónomo, de aplicabilidad inmediata, efecto directo y supremacía sobre los ordenamientos nacionales.
200
Los miembros del PE se agrupan por afinidades políticas paneuropeas y no por delegaciones
nacionales.Sus principales competencias son de control de la Comisión y el Consejo (derecho de
hacer preguntas, mociones de censura, designación de la Comisión, presentación de recursos), de
participación en el proceso legislativo (la aprobación de las leyes europeas, compartida con el
Consejo); también en algunas materias de relaciones exteriores (codecisión en la aceptación de
nuevos socios); pero sus principales competencias se ejercen en el ámbito presupuestario,
especialmente respecto de las llamadas disposiciones no obligatorias; también, efectúa un control
político sobre el conjunto de las instituciones. Es importante señalar que las elecciones al PE
tienen menos prestigio que las nacionales, en el sentido que suelen ser vistas como un medio para
mantener a candidatos poco afortunados en el “banco de espera de Estrasburgo”, estando los
elegidos bastante alejados de sus electores, a quienes no tienen ciertamente que rendir cuentas.
La forma de voto es fijada por cada país, por lo que las diferentes fórmulas introducen
desigualdades en oportunidades (por ejemplo, alguien puede ser elegido mediante un sufragio
inferior al 1 por 100 en Luxemburgo mientras que en el Reino Unido se necesita casi el 20 por
100).
Por su parte, el Tribunal de Justicia se integra por 15 jueces (uno por cada estado
miembro) y 9 abogados generales. Tiene entre sus competencias diversos recursos contenciosos
de legalidad, de anulación, de sanciones comunitarias y el régimen de funcionarios de la UE.
Aunque no posée ningún tipo de competencia penal puede hacer prevalecer el derecho
comunitario sobre el derecho nacional, pero solamente en el ámbito de las competencias
comunitarias. Garantiza el respeto del Derecho comunitario y la uniformidad de interpretación del
mismo. Es competente para conocer de litigios en los que pueden ser partes los Estados
miembros, las instituciones comunitarias, las empresas y los particulares. En 1989 se le adjuntó el
Tribunal de Primera Instancia. El Tribunal de Cuentas europeo comprueba la legalidad y
regularidad de los ingresos y gastos de la Unión y se asegura de la buena gestión financiera del
presupuesto europeo, mientras que el Banco Central Europeo establece y aplica la política
monetaria europea; dirige las operaciones de cambio y garantiza el funcionamiento de los sistemas
de pago. El Comité Económico y Social es el representante ante la Comisión, el Consejo y el
Parlamento Europeo de los puntos de vista e intereses de la sociedad civil organizada sobre
cuestiones económicas y sociales. Se compone de tres grupos: empresarios, asalariados y
actividades varias (por el momento incluye representantes de agricultorers, PYMEs (pequeñas y
medianas empresas), artesanía, comunidad científica y del enseñanza, profesiones liberales,
cooperativas, mutuas y ciertas asociaciones, como discapacitados, medio ambiente,
consumidores y familia). Debe ser consultado sobre los temas de política económica y social y
además puede emitir dictámenes de iniciativa sobre los asuntos que considere de especial
importancia. El Comité de las Regiones vela por el respeto de la identidad y las prerrogativas
regionales y locales. Es de consulta obligatoria en ámbitos como la política regional, el medio
ambiente y la educación. Está formado por representantes de las entidades regionales y locales. El
Defensor del Pueblo Europeo, es un órgano nominado por el PE para cinco años renovables, es
independiente de otras instituciones e irrevocable durante su mandato. Su misión, es la de
garantizar la protección no juridiccional de los ciudadanos de la Unión en los casos de mala
administración imputables únicamente a las instituciones comunitarias (con excepcion del Tribunal
201
de Justicia y los tribunales nacionales). El Banco Europeo de Inversiones, a su vez, contribuye a
los objetivos de la UE financiando inversiones públicas y privadas a largo plazo.
A pesar de que la Unión Europea es considerada como un proceso sin precedentes, por
su naturaleza económica, política y social única en el mundo, diversas evaluaciones (tanto internas
como externas a las instituciones comunitarias) señalan la brecha que aún existe entre la
integración económica por un lado y los procesos de integración en los ámbitos político, social y
cultural. Algunos autores hablan de que en la UE hay crisis de contenidos, crisis de legitimidad y
crisis de funcionamiento, imputables al déficit democrático y déficit social que están patentes en el
proceso actual, al que acusan de que se ha centrado primordialmente en el ámbito de la
integración económica dejando fuera los contenidos políticos y sociales. Los detractores de la
política europea mencionan como principales críticas: el carácter economicista y tecnocrático del
proceso de construcción de la UE, cuyos resultados no han tenido el éxito esperado por los
efectos predominantes de la globalización económica, la competencia creciente entre sectores y
territorios y el estancamiento que ha predominado en Europa desde mediados de la década de
1970. Las críticas son particularmente agudas respecto a la falta de democracia en el seno de las
instituciones europeas, que adolecen tanto de representatividad como de participación ciudadana.
El Consejo Europeo, por ejemplo, es una institución intergubernamental cuyas reuniones suelen
ser secretas; la mayoría de sus decisiones son aprobadas exclusivamente por funcionarios de los
gobiernos nacionales; la Comisión, una estructura compleja de escasa visibilidad, que en la
práctica actúa como brazo ejecutivo del Consejo, aunque sus miembros tengan que ser
ratificados por el Parlamento Europeo y éste, en teoría, pueda censurar su membresía. El
Parlamento es más consultivo que decisiorio, no goza de las atribuciones de los parlamentos
nacionales, siendo sus miembros electos por circunscripción nacional, lo que impide la formación
de proyectos políticos europeos fuertes.119 Otras instancias, como el Consejo Económico Social
y el Comité de las Regiones son meramente organismos consultivos de escasa influencia en la
toma de decisiones, mientras que el Tribunal de Justicia mantiene competencias muy limitadas,
todo lo cual se aúna a una escasa movilización social y a la falta de un espacio de comunicación
genuinamente europeos a nivel de la sociedad civil.
La ciudadanía europea es particularmente un aspecto del proceso de integración que
amerita de profundas reformas. La propuesta, si bien bastante limitada como veremos, se basa en
un salto de la concepción de construir una Europa de los trabajadores (1951) para dar paso a la
idea de una Europa compuesta por una élite de ciudadanos (1993). Se basa en la elaboración de
una cultura común, caracterizada por la no discriminación, el pluralismo cultural, una multiplicidad
de referencias, la solidaridad y la laicicidad, y que por su carácter, supone alterar las definiciones
clásicas basadas en una obligación mutua entre el ciudadano y el Estado. Al consistir en una
propuesta de carácter supranacional pretende disociar, en teoría, la ciudadanía de la
nacionalidad; sin embargo, no posée autonomía, ya que cada Estado es libre de reconocer
mediante sus propias normativas la nacionalidad de sus ciudadanos, aunque cada Estado tiene la
obligación de reconocer la nacionalidad atribuida por un Estado miembro (“Es ciudadano de la
119
Durante la elección del Parlamento Europeo en 1994 sólo había un 3 por ciento de los residentes
comunitarios inscritos en las listas electorales de un país distinto al de origen, variando desde el 1% en Grecia
al 25% en Dinamarca). J. Borja, G. Dourthe y V. Peugeot: La ciudadanía europea Península (Atalaya 67),
Barcelona, 2001.
202
unión toda persona que tenga la nacionalidad de un Estado miembro” reza el artículo 8.1 del
Tratado de la Unión Europea).
Una de las críticas al limitado carácter de la ciudadanía europea se refiere a que significa
un retroceso respecto a los contenidos alcanzados en varios países europeos. En la mayoría de
ellos, incluye además de los llamados derechos civiles y políticos, una serie de prestaciones
sociales, como el derecho a recibir educación y asistencia social, servicios médicos y otras
prestaciones sociales diversas, la subvención de los servicios públicos, la protección a la salud, el
derecho a la información, subsidio al paro laboral, salario reglamentario, derechos de asociación
civil y sindical y la no discriminación por motivos de sexo, preferencia sexual, origen étnico,
religión, discapacidad o edad. Sin embargo, estos contenidos aunque se encuentran referidos en
los documentos de la UE, no se traducen necesariamente en la práctica en normativas y políticas
consecuentes, por todo esto no faltado quien se haya referido a la ciudadanía europea como un
“objeto político no identificado” (Jacques Delors). Según diversos observadores, falta además de
garantizar estos derechos en el marco comunitario, el extenderlos a los llamados derechos “de
tercera generación”, tales como un medio ambiente saludable para todos, el pleno empleo, la
dignificación del entorno urbano, el acceso a las nuevas tecnologías comunicacionales e
informáticas, la protección de la intimidad, la paridad de géneros y el fomento de los derechos
culturales y lingüísticos de las minorías.120 La expansión de la ciudadanía a los residentes de
origen no comunitario se plantea como uno de los puntos álgidos de debate y negociación en los
últimos años, debido a que el actual concepto de la ciudadanía europea parece alentar la
constitución de una sociedad dual, una Europa de “dos velocidades”, o incluso tres, en la que se
distinguen al menos tres categorías de ciudadanos: los nacionales-ciudadanos, la europeos
comunitarios residentes en un país distinto del de su origen y los residentes de origen
extracomunitario.
Hoy por hoy, el concepto de ciudadanía europea garantizado por la UE se encuentra
limitado a: el derecho a circular y a establecerse libremente sobre el territorio de los estados
miembros, la protección por parte de las autoridades diplomáticas y consulares de cualquier
Estado miembro, el derecho a interponer una demanda ante el PE, así como dirigirse al Defensor
del Pueblo Europeo, y, el que todo ciudadano de la UE que resida en un país miembro distinto al
de su origen tenga el derecho de votar y de ser elegido en elecciones locales y europeas. Sin
embargo, según señalan diversos estudios, la libre circulación es mucho menos a la prevista y el
resto de las prerrogativas son escasamente utilizadas a nivel ciudadano. No en todos los países se
mantienen los mismos derechos, por ejemplo, en Alemania, no existe aún ni el derecho de voto ni
el de nacionalidad, mientras que en el Reino Unido los extranjeros no originarios de la
Commonwealth no tienen derecho ni a voto, ni a ser votados. Aparte de esto, la integración
cultural es vista como una intención deseable pero amenazada en vista del ascenso de ciertos
movimientos, como el nacional-populismo de derechas, el racismo, el comunitarismo, el
regionalismo separatista y la emergencia de redes identitarias trasnacionales.
120
“…respecto a los Tratados de la UE no podemos hablar todavía de una auténtica construcción de los
derechos sociales y civiles, sino de disposiciones empíricas construidas paulatinamente para acompañar la
unificación de las economías y permitir la implementación de un número mínimo de políticas sociales” (Ibíd,
p.78)
203
Europa suscita poca militancia y en todos los ámbitos el ciudadano europeo está aún
dominado por su identidad nacional , variando considerablemente de un país a otro su contenido.
Por estos motivos, existen actualmente numerosas propuestas y estudios, como de fundamentar
una Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, que propone precisamente que el salto
necesario es la incorporación de los ciudadanos no europeos residentes en países comunitarios,
con derechos y deberes iguales; el paso a nivel comunitario de un sistema de democracia limitada
y excluyente a una democracia inclusiva, plenamente representativa y participativa. En forma
similar, el PE ha señalado que hay que acabar con el método intergubernamental en la toma de
decisiones para ser sustituido por un método comunitario, basado en la participación de los
ciudadanos europeos. También el que los gobiernos locales y regionales deben tener
competencias en materias de seguridad y justicia, de regularización de las residencias de facto, de
gestión y disciplina ambientales, de promoción económica, de creación de empleo en actividades
de proximidad como la ecología urbana o los servicios a las personas, etc.121
De los partidos políticos en España y del sistema electoral
Valga decir que el sistema político español puede ser calificado como un “estado de
partidos”, no tanto porque la forma de participación política de la población hispana se base
fundamentalmente en la representación o mediación política partidaria, y mucho menos en la
participación directa de los ciudadanos, sino porque constituye un sistema en el que los
principales partidos políticos mantienen una considerable influencia en la vida política, que
contribuye decisivamente a definir las políticas públicas, la ocupación de los altos cargos, y en
suma, a determinar los procesos decisorios más relevantes. Esto sucede debido a las altas
potestades con las que el sistema dota al partido en el poder en cada instancia , especialmente si
éste cuenta con mayoría absoluta, lo cual tiende a ser favorecido por el particular diseño de su
sistema electoral, un sistema que consolida un modelo de democracia bastante indirecta.122
Merece recordarse que aunque España fue uno de los primeros países que adoptó el
sufragio universal (aunque sólo masculino, en 1868 y veinte años después que Francia), tanto
durante la Restauración como en la dictadura franquista estuvo este derecho suspendido por más
121
Véanse S. Muñoz Machado: La Unión Europea y las mutaciones del Estado Alianza, Madrid, 1993; Pérez
Calvo, A.: Estado autonómico y comunidad europea Tecnos, Madrid, 1993 y J. A. Nieto Solís: Fundamentos y
políticas de la Unión Europea Siglo XXI, Madrid, 1995.
122
En términos del tipo de representatividad, los sistemas electorales se dividen en mayoritarios y
proporcionales, considerándose que éstos últimos son más representativos y democráticos que los
mayoritarios, los cuales aseguran a su vez una mayor gobernabilidad, al favorecer las mayorías absolutas. Los
sistemas mayoritarios implican la no traducción en escaños de los votos por los partidos perdedores en cada
circunscripción, por el contrario, los proporcionales aspiran a establecer una distribución de la representación
razonablemente proporcional a los votos obtenidos por cada partido. Sin embargo, dentro de cada uno de
estos sistemas existen numerosas variantes que hacen que cuestiones como la representatividad o la
legitimidad se expresen diferencialmente de acuerdo a ciertas reglas técnicas. Si bien no existe una
correspondencia mecánica entre los tipos de sistemas electorales y los sistemas políticos, bien puede decirse
que se mantienen entre éstos interrelaciones e influencias muy relevantes. Todo sistema electoral es el
producto de una decisión política y sus efectos favorecen ciertos intereses y no otros. D. Nohlen: Sistemas
electorales y partidos políticos FCE, México, 1994.
204
de un total de cinco décadas, teniendo sin embargo el carácter de obligatorio en 1907. Solamente
a partir de 1976 puede decirse que los españoles han vivido el período más largo de celebración
ininterrumpida de elecciones. Las españolas, por su parte, lograron el derecho al voto en la
Segunda República (1933), pero lo perdieron de nuevo con la dictadura franquista (1939-1975)
para recuperarlo con la Transición. Aunque la cultura política española se caracteriza
mayoritariamente por el rechazo y la desconfianza respecto de los políticos y los partidos, del
poder judicial y de otras instituciones de gobierno, y que aqueja, en lo general, de una falta de
interés por la política, no deja paradójicamente de manifestar un claro apoyo a la democracia y a
los valores democráticos, como tampoco de participar en los procesos electorales, pues desde la
Transición más de dos terceras partes del electorado tienden a expresar su preferencia en las
urnas.123 Las elecciones cumplen pues, también en España, importantes funciones para la
legitimidad del régimen y su carácter democrático. Además de asegurar una forma de
participación política indirecta a través de la representación las elecciones sirven para designar a
las personas destinadas a ocupar los cargos públicos del más alto nivel, por lo que según los
teóricos políticos producen legitimidad, representatividad y gobierno.124
El actual sistema electoral asegura el sufragio universal, libre, igual, directo y secreto para
todos los ciudadanos españoles, que gocen de pleno uso de sus derechos políticos, sean mayores
de 18 años y estén inscritos en el censo electoral, siendo, en principio todos estos ciudadanos
electores y elegibles.125 Sin embargo, detrás de la universalidad activa (el votar), como la pasiva
(el ser votado), se substraen numerosos procedimientos y normativas que hacen del voto un
ejercicio de destino poco transparente y casi nulas las posibilidades de un ciudadano para ser
123
Por lo tanto, puede afirmarse que aunque el español medio no dé mucha importancia al sistema político y
electoral, como señalan múltiples encuestas, éste constituye una pieza central respecto a la legitimidad
democrática del sistema en su conjunto. Las elecciones constituyen una pieza clave en las democracias
modernas: producen representación y gobierno. Expresan las preferencias de los ciudadanos y sirven
indirectamente para determinar la formación de los gobiernos y los cargos públicos, seleccionar a los
parlamentarios, configurar a la elite política de los partidos, y, en menor medida, para incidir en la ejecución de
los programas gubernamentales. Conceden legitimidad a los representantes y al sistema político en su
conjunto y canalizan la competencia política por el poder, por lo que se consideran elementales dentro de
cualquier sistema democrático. J.R. Montero: “Elecciones en España” en R. del Águila (coord.): (1999) Manual
de Ciencia Política Trotta, Madrid, 2000, págs. 391-428. Ver también J. de Miguel: 322
124
Entendemos por sistema electoral “el conjunto de elementos contenidos en la normativa electoral que, con
eficacia directa, conducen o inciden en la conversión de las preferencias electorales (votos emitidos) en cuotas
de poder institucionalizado (escaños o cargos electivos” C. Laiz Castro: “Las elecciones y los sistemas
electorales” en P. Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs. 125154.
125
Algunos de los elementos formales que también configuran el sistema electoral español se refieren a los
procesos electorales, los cuales están rigurosamente determinados por la ley. El censo electoral es el recuento
y registro general de los ciudadanos con derecho de sufragio activo. Se realiza de oficio a través de la Oficina
del Censo Electoral, quien se ocupa de su elaboración y control bajo la dirección de la Junta Electoral Central,
órgano permanente e independiente, con sede en Madrid, compuesto por ocho vocales magistrados del
Tribunal Supremo, designados mediante insaculación por el Consejo General del Poder Judicial, y por cinco
vocales magistrados elegidos entre miembros de la comunidad académica a propuesta de los partidos (cuotas).
Las Mesas Electorales, que recogen el voto de los ciudadanos y realizan el escrutinio, son a su vez elegidas
por sorteo entre los ciudadanos residentes de la sección electoral. Las campañas electorales duran
formalmente dos semanas, aunque resulta obvio que para los partidos políticos todas las oportunidades son
buenas para realizar proselitismo político, por lo que se habla de “precampañas y “poscampañas” M. Baras y J.
Botella: El sistema electoral Tecnos, Madrid, 1996.
205
elegido independientemente de los partidos. Los numerosos obstáculos que opone el sistema a los
candidatos independientes son tantos, que hacen imposible que en la práctica puedan presentarse
en otras elecciones que no sean las estrictamente locales o municipales.126 Factores como el bajo
grado de elegibilidad que tienen los votantes para apoyar a sus candidatos favoritos (o para eludir
a los indeseables), la dificultad de los electores para influir intencionalmente en la composición de
los distintos parlamentos, hacen que las preferencias personales se vean diluidas u opacadas por
las particularidades del sistema electoral, cuyos elementos y trabas varían según el tipo de
elecciones convocadas.127 El sistema electoral, a todo esto, dispone actualmente de cuatro tipos
de procesos electorales vigentes: generales, autonómicos, municipales y europeos.
Ningún sistema electoral es neutro, pues predetermina el peso que tiene cada voto, y el
español, aunque se considera proporcional moderado (en vista de que fomenta un multipartidismo
plurirregional no fragmentado), en la práctica favorece claramente a los partidos grandes. Esto es
debido a la fórmula de representación proporcional adoptada (D´Hondt), que reparte los escaños
según el orden de las listas fijado por los partidos, y que distribuye los restos a la medida mayor
en el recuento electoral, otorgando de esta forma mas escaños a los partidos que han obtenido
más votos.128 El efecto de asegurar mayor gobernabilidad se logra de este modo a costa de una
gran desproporcionalidad entre votos y escaños y en detrimento de asegurar mayor
representatividad.129 El establecimiento de una barrera legal que se considera alta (del 3 al 5%
dependiendo del tipo de elecciones) evita por otra parte la fragmentación del Parlamento e incide
también en que su composición sea menos plural y más mayoritaria, a costa de la
representatividad, aunque introduciendo un efecto perverso, gracias al hecho de que la barrera
electoral se exija a nivel de la circunscripción provincial (exceptuando las municipales) y no del
global nacional (a excepción de las elecciones europeas).130
126
La fórmula d´Hondt consiste en dividir el sufragio obtenido por cada candidatura por una serie de divisores
de los números naturales (1-2-3-4-5) y seleccionar ordenadamente igual número de cocientes mayores que el de
esos escaños a adjudicar. Cada candidatura obtendrá así tantos escaños como cocientes suyos hayan sido
seleccionados.
127
Los elementos que configuran un sistema electoral según Nohlen (op.cit., 1994) son la circunscripción
electoral, su relación con la proporcionalidad electoral, las formas de las candidaturas (individuales o
colectivas), las listas de las candidaturas abiertas o cerradas, bloqueadas o flexibles. Los modos de expresión
del voto (único o preferencial) y los modos de escrutinio o fórmulas electorales (mayoritarias o
proporcionales), son además de las primas electorales y las barreras electorales de exclusión otros de los
elementos que definen según este autor a un sistema electoral. .
128
J. Hernández Bravo: “Los sistemas electorales” en R. del Águila: (1999) Manual de Ciencia Política Trotta,
Madrid, 2000, págs. 349-390.
129
Es interesante notar que en España el sistema electoral, diseñado en 1977, se concebía según Manuel
Jiménez como “una solución provisional, ideada para encauzar las grandes corrientes de opinión y dejar fuera
del reparto de los escaños parlamentarios a los numerosos grupúsculos que amenazaban con hacer
ingobernable la futura democracia. Sin embargo, lo provisional se ha convertido en permanente, en virtud de
sucesivas decisiones políticas, y la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, de 19 de junio de 1985, ha
consagrado las maléficas listas cerradas y bloqueadas. Lo que se presentó como un padecimiento inevitable es
ahora una enfermedad crónica que afecta a la salud de la democracia española. M. Jiménez de Parga: La ilusión
política. ¿Hay que reinventar la democracia en España? Alianza, Madrid, 1993, pág. 61.
130
La ley orgánica electoral (LOREG, Ley Orgánica del Régimen Electoral General 1985), constituye una ley
electoral única, reguladora y comprensiva de todas las elecciones, con la excepción de las elecciones de las
Asambleas en las Comunidades Autónomas, donde actúa con carácter supletorio. Desde su promulgación se
fijaron una serie de principios que rigen el rendimiento del sistema electoral: la necesidad de regular un número
206
Esta medida favorece claramente a los partidos de ámbito no estatal en detrimento de
partidos medianos del ámbito nacional. Además de estar sobrerrepresentados los partidos
periféricos se convierten, en caso de no haber mayoría absoluta, en los partidos “bisagra”, con
los cuales los ganadores pueden ejercer coaliciones y gobernar con la oposición en contra, tal
como sucedió con el primer gobierno de José María Aznar, posible gracias a la alianza del
Partido Popular con Convergencia i Unió y con el PNV. Implica una desigualdad importante
para el sistema de partidos, que explica que en España un partido regional pueda imponer sus
condiciones al resto del país. El sistema electoral incluye también para la mayoría de elecciones el
formato de listas cerradas y bloqueadas, que dejan en la cúspide de cada partido la designación
de los cargos. El elector vota al partido, no al candidato, sin posibilidad de alterar el orden de los
postulados, aunque con algunas pequeñas excepciones, como ocurre con la designación de los
senadores de la Cámara Alta, lo cual se hace por una fórmula mayoritaria en formato de lista
abierto y personalizado. Todos estos elementos hacen que el sistema electoral español sea uno de
los menos proporcionales y representativos del ámbito europeo y de los que ofrecen menor
transparencia al electorado.131 El Cuadro 14 muestra los elementos que definen el sistema
electoral español.
Cuadro IV. 12
Elementos configuradores del sistema electoral en el Estado Español, 2002
Número de
representantes
Circunscripción
electoral
Formato
candidatura
Formato del voto
Barrera legal
Fórmula electoral
Congreso
350
Senado
208
Autonómicas
variable
Municipales
variable
Parl. Europeo
64
provincia
provincia
provincia
municipio
Estado Español
cerrada/bloqueada
personal
Cerrada/bloqueada
cerrada/bloqueada
cerrada/bloqueada
único
3%
D´Hondt
plural limitado
no hay
mayoritaria
único
3-5%
D´Hondt
único
5%
D´Hondt
único
no hay
D´Hondt
inicial de diputados para cada circunscripción, el número de diputados a elegir (el número de diputados por
provincia es proporcional al de sus habitantes); la asignación de una medida de corrección que dispone de una
representación mínima de 2 diputados por provincia (con la excepción de las ciudades de Ceuta y Melilla que
solamente tienen un diputado por representación mayoritaria y no proporcional); la provincia como ámbito de
circunscripción electoral. Establece además el sistema de listas cerradas y bloqueadas para las elecciones de
diputados y personales y mayoritarias para el Senado. En todo caso, la ley electoral recoge varios aspectos
mencionados en la CE 1978, como el sufragio activo y pasivo, extendible a los extranjeros en las elecciones
municipales; la composición bicameral de las Cortes Generales, su procedimiento electoral, composición y
normas más generales de funcionamiento.
131
Según Maria José Aubert el electorado español tiene un panorama mucho más opaco que sus congéneres
europeos debido a que desconoce el peso real de su voto en la determinación de escaños, no tiene posibilidad
del voto preferente a un candidato y desconoce a que tipo de alianzas llegará el partido votado después de las
elecciones. Aunque gane el partido de su elección el programa final que se aplique puede no ser el más
votado. Al no tener modo de saber cómo y qué votan los representantes en el Parlamento, debido a que la
información es escasa y los diputados no tienen oficina ni teléfono disponible de contacto, el ciudadano
“..acaba por comprender que lo que le piden los partidos es un cheque en blanco y que, a partir de ese día,
pierde toda influencia” M. J. Aubert: Ciudadanía y representatividad. Los sistemas electorales en Europa
Bellatera (La Biblioteca del Ciudadano), Barcelona, 2000, pág. 104.
207
Fuente: C. Laiz: “Las elecciones y los sistemas electorales” en P. Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill,
Madrid, 2da. ed., 2002, págs.125-154.
Respecto al grado en que las elecciones producen legitimidad, hay que advertir que en
términos globales la participación electoral en España ronda arriba del 70%, aun cuando esto
varíe en función del año y del tipo de elecciones. El abstencionismo abarca entre un 20 y 30%,
del electorado, lo que representa un porcentaje medio en Europa, donde las cifras van del 14%
(como en Suecia y Dinamarca) al 32% (Francia y Finlandia), pero que han rozado en ocasiones el
50% (Italia y Portugal), siendo su tendencia al ascenso. Si bien la abstención admite varias
lecturas, en el caso del voto en blanco, que supone una crítica mucho más contundente e
intencional, resulta interesante señalar que en España ha aumentado un 87% entre 1991 y
1999.132 De los tres referéndum estatales celebrados en España desde la Transición, en el de la
adhesión a la OTAN llegó al 40%. Sin embargo, en las elecciones al Parlamento Europeo es
donde suelen ser mayores los porcentajes de abstención, como en la de 1989 donde se elevó
hasta el 45%. En las elecciones locales la abstención suele ser del 30% del censo electoral,
manifestando con esto que el nivel local mantiene grados de interés similares al resto de los niveles
de gobierno.
Para el caso de Cataluña, lo paradójico de la conducta electoral es que en las elecciones
que afectan más directamente al Estado del bienestar, como las autonómicas y municipales, las
cifras de abstención tienden a ser más altas que en las generales, en las cuales, con la excepción
de las pensiones, se juegan intereses menos directos para el ciudadano pero que tienen mayor
repercusión mediática. En las elecciones municipales de los últimos veinte años, los ciudadanos de
Cataluña han tendido, por otro lado, a una conducta electoral municipalista, es decir, de voto muy
sesgado por el contexto local. 133
Cuadro IV.13
Abstencionismo electoral y votos en blanco
A. España, elecciones generales 1977-2000
Electores
abstenciones
votos blanco
% abstenciones
% votos blanco
132
1977
25583762
4993632
46248
19,52
0,18
1979
26836490
8577298
57267
31,96
0,21
1982
26846940
5377666
98438
20,03
0,37
1986
29117613
8592755
121186
29,51
0,42
1989
29604055
8957690
141795
30,26
0,48
1993
31030511
7311695
188679
23,56
0,61
1996
32531833
7359775
243345
22,62
0,75
2000
33969640
10630166
366823
31,29
1,08
La importancia de los votos en blanco radica en que este acto ciudadano es considerado como una crítica
activa a todas las opciones electorales existentes, pero un apoyo en cambio al método electoral o al sistema
democrático. En España forman parte de los votos válidos, utilizados en el establecimiento de las barreras
electorales. Según María José Aubert, la suma de la abstención, los votos nulos y blancos, pero sobre todo de
los votos no transformados de los partidos que no consiguen escaños, hacen que, para el caso de las
elecciones generales de 1996, la cantidad de ciudadanos no representados se calculara en 8 millones de
españoles, la cuarta parte del censo electoral. M.J. Aubert: op. cit, pág. 131.
133
El ejemplo clásico ha sido el de Sabadell, que votaba por partidos distintos en las locales, las autonómicas y
las generales, pero situaciones similares eran visibles en muchos municipios catalanes. La interpretación
generalizada era que el voto municipal catalán era un voto que respondía a una vieja cultura municipalista,
donde frecuentemente el debate era apasionado, tanto en ciudades grandes y medianas como en los
municipios más pequeños. (Comunicación personal, Josep M. Comelles, diciembre de 2002).
208
Electores
abstenciones
votos blanco
% abstenciones
B. España, referéndums de 1976, 1978 y 1986; y elecciones europeas 1987-1999
1976-LRP
1978-CE
1986-OTAN
E1987
E1989
E1994
E1999
22763525
26566419
29025494
28450491
29283982 31558999 33840432
5147861
8589308
11779075
8956393
13261706 12894944 12505484
571692
771288
1319530
189729
200794
213621
357583
22,61
32,33
40,58
31,48
45,29
40,86
36,95
% votos blanco
2,51
Fuente: Elaboración propia.
2,90
4,55
0,67
0,69
0,68
1,06
Desde el 15 de junio de 1975, poco más de veinticinco años, se han celebrado en
España ocho referéndum (tres nacionales y cinco autonómicos), ocho elecciones generales, tres
europeas, más las respectivas autonómicas y municipales, que han sido ya siete. La cristalización
del sistema de partidos ha supuesto una pauta desigual derivada de las correcciones aplicadas
para balancear la representación poblacional en zonas de menor distribución. Regula la
competición entre partidos de tal forma que permite la continuidad de la oposición dejando lugar
a múltiples voces en el Parlamento, aunque dando la oportunidad al partido nacional más fuerte
de gobernar, si bien, esto ocurre de forma distinta si como resultado de las elecciones el partido
en el gobierno se encuentra con mayoría absoluta (como sucedió en los primeros gobiernos del
PSOE y en el último y actual del PP) o con mayoría relativa, en cuyo caso tiene que pactar con
otros partidos para formar gobierno (casos de CiU y el PNV en las Legislaturas Nacionales de
1993 y 1996). 134
Cabe designar el actual sistema como bipartidista de pluralismo limitado, con la
particularidad de que los principales partidos actualmente se ubican en el eje derecha-izquierda
(PP, PSOE e IU), con la presencia y eventual necesidad de pactos y alianzas con otros partidos
nacionalistas minoritarios o periféricos de las Comunidades Autonómicas (CiU, PNV, CC y BNG
son los más importantes), que además de asumir una posición en el mencionado eje se ubican en
diferentes gradaciones respecto al cleavage (escisión) centro/periferia.135 Un sistema complejo,
como consecuencia de la existencia de subsistemas regionales que inciden recíprocamente con los
partidos de ámbito nacional en la distribución del poder, tanto central como autonómico, y en el
134
En España se da además la paradoja de que los partidos que ofrecieron mayor resistencia durante el
franquismo y lograron más organización e influencia entre la población, no lograron insertarse exitosamente
en el nuevo panorama político inaugurado con la legalización de los partidos. El caso más emblemático fue el
del PCE, partido que destacó en la lucha contra la dictadura, sin embargo, en las elecciones de 1977 apenas
obtuvo un 9% de los votos. Su influencia estaba potenciada por la hegemonía que mantenía en Comisiones
Obreras (CC.OO.), la más importante organización sindical existente fuera del sindicalismo vertical del aparato
franquista. El PCE mantuvo en la Transición una política de reconciliación nacional que implicaba el no
enjuiciamiento de los colaboradores del régimen franquista para lograr un reestablecimiento pacífico y
“consensuado” del nuevo orden constitucional y democrático. Véase R. Ghunter, G. Sani y G. Sabah: El
sistema de partidos políticos en España.Génesis y evolución CIS, Madrid, 1986.; J. Vilas Nogueira: “Los
partidos políticos en España” en Rafael del Águila : (1999) Manual de Ciencia Política Trotta, Madrid, 2000.
135
Aún con un número oscilante de partidos, el sistema se ha movido en los márgenes de un pluralismo
moderado, consistente en dos grandes partidos de ámbito nacional, dos o más pequeños también de ámbito
nacional y cuotas muy pequeñas entre los partidos que aunque son regionalistas tienen representación en el
ámbito nacional. El sistema paralelamente ha promovido la existencia de los subsistemas autonómicos de
partidos,. De los actuales 350 escaños en el Parlamento los tres primeros partidos nacionales (PSOE, PP e IU)
concentraron en 1996 el 91% de los escaños, el resto se lo repartieron entre CiU, el PNV y CC)
209
subsistema local.136 Al respecto, los procedimientos electorales configuran una estructura desigual
del sistema de partidos, dadas las diferencias de voto existentes entre los dos primeros y los dos
siguientes partidos, y entre estos cuatro y todos los restantes, constituidos por fuerzas regionales e
incluso provinciales de escasa presencia electoral. Con esto logra una baja fragmentación
respecto al número de partidos que concurren y logran escaños, y, por la otra, logra
compatibilizar esta baja fragmentación con la llegada al Congreso de un número relativamente alto
de partidos y coaliciones (más de diez en cada Legislatura), lo cual se debe a la presencia de los
partidos de ámbito no estatal (nacionalistas periféricos y regionalistas).
Luego de un primer período, que va de 1975 a 1982 con los tres gobiernos sucesivos de
UCD, en España se asiste a un sistema de multipartidismo moderado, en el que el centrismo
ofrecía la oportunidad de conquistar para la democracia a amplios sectores de opinión que, sin
una identificación ideológica definida, habían apoyado al régimen de Franco, pero que,
considerado agotado su “modelo político” reclamaban mayores libertades.137 En 1982, se pasa a
un segundo período, capitalizado por un partido predominante de centro-izquierda (el PSOE),
que va a ganar sucesivamente las elecciones generales en cuatro ocasiones hasta 1996. Es
seguido por un tercer período de multipartidismo extremo con seis partidos relevantes, estando la
centro-derecha a la cabeza (PP), la centro-izquierda como principal oposición (el PSOE), un
partido de izquierda radical como tercera fuerza (IU), y tres partidos regionales con capacidad de
gobierno y oposición: uno mediano (CiU y dos pequeños, PNV y CC). Estos partidos regionales,
al igual que otros más, son grandes en los subsistemas de sus respectivas Comunidades
Autónomas. Ya desde finales de los años setenta y principios de los ochenta se perfila una
conducta triple: votar a la derecha en las elecciones legislativas para asegurar la continuidad del
proceso político, votar al partido socialista en las municipales esperando que se realicen reformas
a nivel local, y votar a partidos regionales de centro derecha (PNV-CiU) en las elecciones
autonómicas, con el objetivo de representar mejor los intereses regionales y detener el progreso
de la izquierda. Esta triple pauta puede dar imagen de una relativa inestabilidad electoral, aunque
no es enteramente cierta, puesto que manifiesta en todo caso una opción clara por los partidos
centristas, tanto de izquierda como de derechas. 138
A nivel autonómico la importancia de los “partidos de ámbito no estatal” complejizan el
panorama político y electoral, debido a que introducen otros factores de interés, que va desde los
nacionalismos periféricos de derecha e izquierda hasta los regionalismos localistas. En el ámbito
de los Parlamentos Autonómicos la situación varía considerablemente en cuanto al predominio de
136
De hecho, el sistema electoral español contiene, gracias a los distintos tipos de procesos electorales,
además del subsistema general o nacional, los subsistemas autonómico y local, en todos los cuales coexisten,
de acuerdo a su grado de presencia, partidos del ámbito estatal o nivel nacional, con partidos nacionalistas
periféricos, regionalistas y localistas, que también tienden a agruparse en el eje derecha-izquierda pero que
además introducen el cleveage centro-periferia
137
R. Cotarelo: “Los partidos políticos” en Ibíd (ed.): Transición política y consolidación democrática.
España 1975-1986 CIS, Madrid, 1992.
138
El electorado español expresa una acusada proclividad al mantenimiento de actitudes reformistas en los
órdenes políticos, sociales y económicos. Las preferencias mayoritarias de los españoles se han dirigido hacia
partidos de centro derecha durante el primer período electoral, de centro izquierda a lo largo de la década de
los ochenta y nuevamente conservadores desde 1996. Jesús de Miguel: 217.
210
los partidos de ámbitos estatal y no estatal. 139 En 1983 el panorama del reparto del poder era
muy distinto a los inicios de la Transición con doce gobiernos autonómicos de izquierda, tres por
AP y dos por los principales partidos nacionalistas vasco y catalán. Para 1998 once CCAA eran
gobernadas por la centro-derecha (el PP), tres por la izquierda (PSOE) y tres más por los
partidos nacionalistas: Cataluña, País Vasco y Galicia. En otro tipo de elecciones, como las
locales y las europeas, se observa un amplio predominio de las fuerzas de centro izquierda. En las
elecciones europeas de 1987 y 1989 un predominio del PSOE con el 39 y 40 % de los votos
respectivos a favor. En Cataluña los dos bloques están mas perfilados el de derecha con el 60% y
el de la izquierda con algo menos de 40, en 1992 el 61%, siendo sin embargo la variable
nacionalista (CiU + ERC el 51% en 1984, 50% en 1988 y 55% en 1992.140 El Cuadro IV. 14. y
la figura IV. 15 muestran los resultados por partidos políticos en las elecciones generales.
Paradójicamente, el papel decisivo de los partidos españoles coincide con una relativa
debilidad organizativa y movilizadora y, en consecuencia, con débiles vínculos con sus votantes.
Así, uno de los rasgos de los partidos españoles es su escasa afiliación, que se traduce en una
relación afiliados/electores de las más bajas de Europa. Las causas de la baja afiliación se ven en
la herencia del franquismo (y su papel despolitizador), el auge de los medios de comunicación
(que compiten con los partidos al ofrecer una gran cantidad de medios de información,
comunicación y debate), la creciente profesionalización de la actividad política (no resulta muy
estimulante para los militantes que no piensan profesionalizarse) y la existencia de alternativas a los
partidos en la articulación y defensa de intereses (corporaciones, sindicatos y nuevos movimientos
sociales).
139
En El País Vasco, la hegemonía del PNV se ve contestada por la presencia del PSE, los socialistas vascos,
de 23% en 1984 a 20% en 1990, de Herri Batasuna con 15 a 18% de los votos en los mismos años, y del PP.
140
M. Baras y J. Matas: “El sistema electoral i les eleccions a Catalunya” en M. Caminal y J. Matas (eds.): El
sistema polític de Catalunya Universitat de Barcelona-Tecnos-UAB, Barcelona, 1998, págs. 191-229.
211
Cuadro IV.14
Porcentaje de votos por partido político.
Elecciones Generales España 1977-2000
Derecha
AP (PP)
UCD
UN
CDS
Centro-izquierda
PSOE
PSP-US
Izquierda
PCE (IU)
IU
Nacionalistas
periféricos
CiU
UDC-IDCC
PDPC
PNV
ERC
EE
HB
EA-EUE
IC-V
Regionalistas y
otros
PAR
CG
AIC
UV
PA
CC
BNG
CHA
Resto
1977
42,65
8,21
34,44
33,78
29,32
4,46
9,33
9,33
6,5
0,94
2,81
1,62
0,79
0,34
7,76
7,76
1979
47,7
10,77
34,84
2,11
1982
36
26,36
6,77
1986
35,2
25,97
1989
33,68
25,79
1993
34,76
34,76
1996
38,8
38,79
2000
44,52
44,52
30,4
30,4
2,87
48,11
48,11
9,22
44,1
44,06
7,89
39,6
39,6
38,78
38,78
37,6
37,63
34,16
34,16
10,8
10,77
4,02
4,02
4,63
9,07
9,55
10,5
5,45
7,69
4,63
8,23
9,07
8,52
9,55
8,41
10,54
7,72
5,45
7,93
3,67
5,02
5,04
4,94
4,6
4,19
1,88
0,66
0,48
1
1,53
1,24
1,24
0,8
1,27
0,67
0,53
1,15
0,51
1,06
0,67
1,53
0,84
0,43
0,88
0,55
0,72
0,46
7,91
9,13
8,52
5,33
0,36
0,4
0,33
0,32
0,35
0,61
0,32
0,71
1,04
0,48
0,37
0,88
0,88
0,88
6,55
3,2
6,47
2,69
1,65
0,69
0,48
0,96
4,6
4,6
4,18
4,18
6,5
6,71
0,43
0,51
7,94
0,89
1,07
1,32
0,33
4,33
212
Fuente: Elaboración propia, según datos contenidos en Dirección General de Política Interior, Ministerio del Interior, citados
por C. Laiz: “Las elecciones y los sistemas electorales” en P. Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid,
2da. ed., 2002, págs.125-154.
Figura IV.15
Distribución del voto por partidos políticos en España, Elecciones generales 1977-2000
% de votos por partido
100%
otros
80%
UCD
PSOE
60%
PNV
PCE (IU)
HB
40%
ERC
EE
20%
CiU
AP (PP)
0%
1977
1979
1982
1986
1989
1993
1996
2000
elecciones generales
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos contenidos en el Cuadro 16.
Figura IV.16
Número de Escaños por tipos de partidos políticos en el Congreso de los Diputados
España 1977-2000, Elecciones Generales
Número de escaños en el Congreso de los
Diputados
213
100%
90%
80%
70%
Otros (regionalistas)
60%
Nacionl. perif. izq.
Izquierda
Centro-Izq.
50%
40%
Nacionl. perif. der.
Derecha
30%
20%
10%
0%
1977
1979
1982
1986
1989
1993
1996
2000
Elecciones Generales
Fuente: Elaboración propia con datos contenidos en el Cuadro 17.
Cuadro IV.17
Número de Escaños por tipos de partidos políticos en el Congreso de los Diputados
España 1977-2000, Elecciones Generales
Partidos Políticos 1977
Derecha
182
UN
AP (PP)
16
UCD
166
CDS
Nacionalistas
21
Periféricos de
Derecha
CiU
PNV
8
UDC-IDCC
2
PDPC
11
Centro-Izquierda
124
PSOE
118
PSP-US
6
Izquierda
19
PCE (IU)
19
IU
Nacionalistas
2
Periféricos de
Izquierda
EE
1
ERC
1
1979
179
1
10
168
1982
120
1986
124
1989
121
1993
141
1996
156
2000
183
105
107
141
156
183
15
107
11
2
20
19
24
14
23
22
21
22
7
12
8
18
6
18
5
17
5
16
5
15
7
8
121
121
202
202
184
184
175
175
159
159
141
141
125
125
23
23
4
4
7
17
18
21
8
7
7
17
8
18
4
21
6
8
6
2
2
1
1
1
5
4
1
1
1
1
214
HB
IC-V
EA-EUE
BNG
Otros
(Regionalistas)
AIC
PSA
PAR
CC
UPC
CG
PA
UV
CHA
3
0
7
5
1
2
0
5
4
2
2
1
2
1
4
6
6
1
2
5
1
3
6
1
1
1
1
1
4
4
4
1
1
1
1
2
2
1
1
1
Fuente: Elaboración propia, según datos contenidos en Dirección General de Política Interior, Ministerio del Interior, citados por C. Laiz: “Las
elecciones y los sistemas electorales” en P. Román (coord.): Sistema político español Mc Graw Hill, Madrid, 2da. ed., 2002, págs.125-154.
223
Capítulo V
“En nom de la Rosa”. Reus y el espacio de lo público
Situar el contexto en el que estudiamos la participación y las relaciones entre ciudadanía y
gobierno, exige explicitar algunos elementos que estimamos pertinentes para comprender la forma
en que las particularidades locales de Reus inciden en el modelo existente de ciudad y definen
también su arena política. Este paseo por la geografía local nos permitirá ubicar el terreno físico y
social donde desarrollamos nuestro estudio, el escenario cultural donde se concretan tanto los
rasgos históricos que hemos revisado, como también las bases económicas y relacionales que
configuran la expresión municipal de un modelo de Estado de bienestar, europeo y sui generis,
como lo es el español. Además de las particularidades implicadas por el hecho de que nuestro
estudio se ubica en una ciudad meridional catalana, de tamaño medio y de estirpe mediterránea,
cabe destacar que nuestro trabajo ha sido realizado en un momento muy dinámico, donde las
tendencias que impone la globalización (económica, cultural, migratoria) compiten o se combinan
con otro fenómeno más reciente: el resurgimiento del nivel local como nodo de decisión política,
un fenómeno que en el caso español y catalán empezó –en su versión más reciente- muy
tardíamente en el contexto europeo por efecto de la dictadura, que luego implicó la reconstrucción
de las instituciones de gobierno en todos sus niveles. 1
En Reus los años vividos desde la Transición han implicado una serie de mejoras
urbanísticas, de servicios públicos y de condiciones de vida, que tuvieron como eje tanto el
crecimiento económico registrado, como también la modernización de la administración municipal,
registrándose una ampliación de competencias y servicios ofertados por el nivel local. A la vez, en
este período la llamada “sociedad civil” movilizó recursos y fueron creadas numerosas asociaciones
ciudadanas, que modelaron un tipo de relación con la administración local más clientelar que
participativa, siendo apoyadas también por otros niveles de gobierno (Generalitat, Consell
Comarcal o Diputació de Tarragona) para desarrollar una serie de actividades complementarias,
alternativas o competitivas respecto a iniciativas promovidas desde la municipalidad. Si
consideramos que la participación en asuntos de interés público equivale a la intervención de
diversos actores sociales (gubernamentales y civiles, privados y religiosos, entre otros), partiremos
de reconocer que la res publica es en realidad un concepto amplio y dinámico, acaso ambiguo, en
vista de que no siempre es fácil discernir la utilidad pública de determinadas iniciativas que
expresan acaso intereses muy particulares. El que existan estas y otras propuestas contribuye un
aspecto que sin duda es de notable utilidad pública: el derecho de todos por asociarse libremente.
Desde un punto social hay que considerar, además, que las asociaciones ciudadanas de todo tipo
cumplen una función de integración grupal para sus miembros, sean estos empresarios, jóvenes
anarquistas, collas carnavaleras o amas de casa. Y que constituyen sectores diferenciados de
intereses y opiniones, con distintos conceptos de lo que debería ser la participación ciudadana y
también la gestión pública. Como veremos, en Reus la implicación de la ciudadanía en la vida de la
ciudad se registra como una constante. Esto sucede como en cualquier otro núcleo social
organizado con diferentes grados de relación y competencia; pasa por el carácter complejo del
interés colectivo y la naturaleza asintótica de las necesidades individuales y sociales. Ningún
sistema ha podido nunca cubrir institucionalmente el amplio espectro de las necesidades humanas,
que son un concepto relativo y mutante, de demanda creciente y altamente influyente en el mercado
electoral y político, que resultan también propiciadoras del concurso de formas de acción no
gubernamentales. Pero, a la vez, la complejidad de las relaciones actuales en una red de ciudades
1
Un trabajo que sostiene que entre las décadas de los ochenta y los noventa en los municipios catalanes se han
registrado cambios decisivos en este sentido es el de J. M Vallés y Q. Brugué: Polítics locals: preparant el futur
Mediterránea, Barcelona, 2003.
224
como la del Camp de Tarragona, nos obliga a revisar los términos en que se articula la identidad
local, y como se reconstruye bajo criterios diferentes.
Reus posee una pujante historia plena de acontecimientos importantes, cuna de ciudadanos
ilustres y sede de sucesos sociales y políticos de diversa orden que dotan a la ciudad de un prestigio
mas o menos vanguardista. En arquitectura se advierte claramente por ser uno de los nidos del
modernismo y contar entre sus atractivos con numerosas obras ejecutadas en el entresiglos del XIX
al XX, además de otras joyas más antiguas y nuevas. En economía, por una tradición comercial y
de servicios, de adopción temprana de innovaciones tecnológicas y de importantes volúmenes de
producción en ciertas áreas en las que Reus ha tenido un liderazgo: el aguardiente, los vinos, el
vermut, el cava y el alcohol natural, el aceite de oliva, los textiles de algodón y seda, la avicultura,
la avellana. En lo social, por nutridos antecedentes de movilización social, de sindicalismo y
participación política partidaria, de organización ciudadana alternativa. También de religiosidad y
jacobinismo, de vanguardismo cultural y progresismo, de vocación carlista y de izquierdas. En
muchos momentos se ha considerado a Reus como un centro urbano, industrial y comercial de
primer orden y estas cosas han dejado huella inscrita en los nombres de sus calles y avenidas,
plazas y monumentos y, sobre todo, en su fisonomía.
El espacio geopolítico, aspectos territoriales
El municipio de Reus es uno de los 944 que existen actualmente en Cataluña y asiento de
una de sus ciudades más importantes, siendo la capital de la comarca del Baix Camp que está
situada en el centro del Camp de Tarragona, como se denomina históricamente esta región
meridional catalana aludiendo a la centralidad administrativa y eclesiástica de Tarragona desde
tiempos romanos. 2 El Baix Camp constituye una de las 41 comarcas en las que se divide Cataluña
desde 1987, cuando en el marco de la actual España de las Autonomías la Generalitat recuperó la
antigua división comarcal de la II República. 3 En la actual división que opera en Cataluña desde
hace apenas casi dos décadas, basada en municipios, comarcas y provincias, la ciudad de Reus es
titular de una amplia gama de competencias y funciones. La ciudad es sede de poderes judiciales y
de otros ordenes administrativos y de servicios que hacen de la ciudad un punto nodal de referencia
en toda la provincia de Tarragona, pues el área de influencia de Reus en ciertos temas (culturales,
comerciales, sanitarios) no solamente excede los límites del Baix Camp y del mismo Camp de
Tarragona, sino que abarca incluso pueblos y ciudades de otras comarcas y provincias aledañas. 4
La orografía del municipio es propia de la planicie del prelitoral, con la particularidad de
que su ecosistema es el de un espacio totalmente transformado por la actividad agrícola, industrial y
la presencia urbana. La ciudad está situada a 134 metros de altitud, si bien las tierras municipales
alcanzan una altitud máxima de 272 al norte de sus límites, en su bucólica campiña poblada de
xalets, cultivos y granjas. Su ubicación privilegiada entre las costas mediterráneas y el anfiteatro
que forman las montañas del Prades y del Montsant, las sierras del Arbolí, de La Creu y la
Mussara, favorece el que su clima sea bastante benigno, incluso plácido y más o menos primaveral,
con una temperatura media anual alrededor de los 16 grados y un 96% promedio de humedad,
influenciada su atmósfera por el suave viento del Mestral que le es asiduo visitante en invierno y el
Garbí que refresca la ciudad en el verano, siendo extraña la visita de la Tramuntana del norte y más
2
El Camp comprende la gran depresión que se asienta entre las sierras de Prades y el mediterráneo, un área con varios
núcleos pequeños de población vinculados a Reus, Tarragona y Valls, los tres centros urbanos de mayor influencia.
3
La comarca incluye además de Reus a otros municipios: Alforja, Almoster, Borges del Camp, Cambrils, Castellvell,
L´Aleixar, Mont-roig del Camp, Pradés, Pratdip, Riudecols, Riudoms, Riudecanyes, la Selva del Camp y VandellósL´Hospitalet, municipio famoso por albergar una central nuclear.
4
Así, por ejemplo, para Ramon Violant i Simorra, la comarca de Reus en el sentido de influencia cultural, abarcaría no
solamente al Camp de Tarragona, sino también al Priorat, la Conca de Barberá y las montañas de Prades. Ver de este
autor: (1955) Etnografía de Reus i la seva comarca Alta Fulla, Barcelona, 1990.
225
frecuente la del Llevant o el Llebeig. 5 Ningún río cruza el término reusense, teniendo que acudir sus
pobladores a las cercanas costas del Mediterráneo a refrescarse, y dotarse para el consumo urbano
de las generosas corrientes hidrológicas subterráneas y de arroyos y riachuelos de temporal que
concurren entre los ríos Gaia y Francolí. 6
El espacio reusense en buena medida está configurado geográficamente a partir de su
carácter de encrucijada, con la red de caminos que aquí llegan, pues la ciudad desde hace siglos ha
sido uno de los puntos nodales de Cataluña debido a su ubicación estratégica entre la sierra
meridional del prelitoral y la Costa Daurada. Aquí confluyen varios ejes, entre los que destacan el
Reus-Tarragona-Valls y el del Ebro. Su situación ha significado una vocación comercial y de
servicios para la ciudad, extendiendo su influencia en un amplio radio que abarca a los municipios
cercanos, algunos pertenecientes a otras comarcas circundantes y que mantienen relevancia en
producción agrícola. 7 De Reus se va a Andorra por Montblanc, la capital de la comarca de la Conca
de Barberá, que está apenas a 29 kilómetros por la nacional 240 y que llega hasta Lleida y
Zaragoza, lo mismo que la cercana autopista A2. A Valls, que es la capital del Alt Camp; a Falset
por la N-420, que está más cercano y donde se producen los mejores vinos del Priorat. Esta misma
carretera conecta Reus con Teruel, con Albacete y con toda La Mancha y Andalucía. La de la
Ribera d¨Ebre, con Mora la Nova y otras pequeñas poblaciones; con la Terra Alta (Gandesa) y el
Baix Ebre, con su capital Tortosa, en tierras que colindan ya con Aragón. También el Montsiá
pertenece al hinterland de Reus, estando su capital, la ciudad de Amposta a la vera de la A7, la
Autopista del Mediterrani que procedente de Francia, conecta Figueres con Girona y Barcelona, y
bordeando la costa se enfila hacia Valencia y el Levante pasando por Tarragona y Reus. Además de
esta pletórica red de caminos, Reus tiene su estación de Renfe, la empresa estatal de ferrocarriles,
que conduce el tráfico entre Barcelona y Madrid haciendo escala en la ciudad. Los Talgo y el
Euromed, el Regional y el Cataluña Express son algunos de los que circulan cada media hora
durante el día, pero la gran expectación se cifra en la ansiada llegada del AVE, el tren de alta
velocidad. Aunque Reus tuvo y perdió su propio “carrilet”, y que el canal a Salou y el tren
vertebrado no se llegaron a realizar jamás, lo que sí tiene la ciudad es un aeropuerto que pertenece a
un régimen central (Aeropuertos Nacionales y Navegación Aérea), que da servicio a toda la
provincia de Tarragona pues enlaza con Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca y otros puntos
capitales, como Dublín, Londres y la capital de Ukrania.
La cercanía con la costa del Mediterráneo, por otra parte, ha sido otro factor en la vocación
comercial de una ciudad, como lo es Reus, que ha controlado la distribución de varios productos
agrícolas de municipios y comarcas vecinas, beneficiando a la ciudad su proximidad con los
puertos de Tarragona, Cambrils y Salou, estos últimos a nueve y cinco kilómetros, respectivamente.
Desde un punto de vista turístico le favorece también la cercanía con numerosas playas de la Costa
5
La bondad del clima reusense ya fue mencionada en tiempos de la dominación romana por Marcial, quien decía que
en la costa cálida de Tarragona “...el clima és admirablement dolç i l´any com una primavera contínua”, citado por A.
Schulten: Tarraco, trad. de Lluís Pericot, Tarragona, 1934, citado por R. Violant i Simorra, op. Cit., 1990.
6
El Baix Camp es una comarca litoral, una de las tres -junto al Alt Camp y el Tarragonés, que forman el Camp de
Tarragona, gran plana costera rodeada de una serie de montañas en la serranía prelitoral. El paisaje es aquí muy
variado, desde la franja marítima de playas arenosas (Cambrils, Mont.roig del Camp y L´Hospitalet de l´Infant), hasta
la zona montañosa del Prades y la sierras de la Mussara, la Argentera, Colldejou, Llaberia y Dedalts del Vandelló.
Reus se encuentra en la plana intermedia de este valle, y de esta posición geográfica se deriva el que sea encrucijada de
importantes carreteras y vías férreas.
7
Los motivos que explican la centralidad comercial de Reus en el Camp de Tarragona se deben a que su área de
influencia abarca además del Baix Camp, el Priorat y la Ribera del Ebro, a algunos municipios del Tarragonés, el Alt
Camp y la Conca del Barberá. Según un estudio realizado "Reus ha estat escollit (per la gent que vé de fora) perquè té
l´oferta més centralitzada, és a dir pel fet de poder escollir tot tipus de productes en un radi força petit. Aquest mateix
fet fa tambè que s´escolleixi Reus per la comoditat a l´hora de realitzar totes les compres. Un altre motiu pel qual els
consumidors es desplacen a Reus és el tracte que es rep en els establiments així com la qualitat de l´oferta que s´hi
troba". Varios Autores:“Anàlisi de l´estructura comercial del Camp de Tarragona” Universitat Rovira i VirgiliREDESA, documento inédito, Reus, 1998, págs. 105-106.
226
Daurada, ahora muy frecuentadas por “guiris” ukranianos que se descuelgan a Reus y al parque
temático vecino de Universal Studios: Port Aventura. L´Hospitalet de l´Infant, L´Ametlla de Mar,
la de Riudecanyes, Miami y Almadrava son algunas de las más rumbosas hacia el sur de Reus
siguiendo la costa mediterránea, pero Salou y Cambrils son las preferidas por els reusençs. Al norte
del municipio se encuentran Almoster y el contiguo Castelvell, que se segregaron de Reus en el
siglo XIX como municipios independientes. Al este, la Selva del Camp, con su iglesia renacentista,
y al Oeste, Riudoms a solamente 5 kms, donde se dice que también pudo haber nacido Gaudí y
donde hay una iglesia barroca. Al Sur están Vila-seca y la cercana Salou, que también es zona
asidua de recreo nocturno para los reusenses. Además de la ciudad de Reus, el municipio
comprende el Burgar y partes de las Comes d´Ulldemolins y otras aledañas a Tarragona, que le
fueron adicionadas. La capitalidad de Reus en el contexto regional es, como suele suceder, objeto
de disputas y controversias, pues ya en la propuesta de 1932 se asignaba a la ciudad un papel menor
que el real, a pesar de que se mantenía como capital de la IV de las nueve regiones en que se
dividió la fugaz Cataluña republicana.
Un factor clave en la vitalidad económica, cultural y política que Reus ha mantenido
históricamente se encuentra en la rivalidad que mantiene con Tarragona, situada apenas a poco más
de doce kilómetros de distancia. Tarragona es la capital de una de las cuatro provincias en que se
divide Cataluña, y de la que el municipio reusense forma parte. La cercanía entre las dos ciudades
hacen que se mantengan entre ambas estrechos lazos de interacción y rivalidad en varios ámbitos,
como el cultural, el político, lo religioso y lo económico. A diferencia de ésta, cuyo esplendor se
cifra cuando floreció la Imperial Tarraco, la primera colonia romana fuera de Italia, la época dorada
de Reus viene muchos siglos más tarde, gracias a la localización de una estructura comercial y de
servicios y a la temprana industrialización que tuvo parte en la ciudad. Tarragona, en base a sus
pasadas glorias, se configura históricamente como la capital administrativa y religiosa de la
provincia del mismo nombre, permaneciendo en el contexto regional ambas ciudades como polos
complementarios. No es sino hasta épocas muy recientes, cuando, por efecto de la introducción de
la industria petroquímica en Tarragona, que su importancia en términos económicos y
demográficos supera a Reus, invirtiendo algunos flujos en el mercado de trabajo y de bienes a nivel
regional y renovando viejas rivalidades. 8 No obstante, actualmente existan algunos intentos de
coordinación y regionalización que conjuntan a los diversos municipios que integran esta amplia
región que es la Cataluña meridional, siendo uno de los más recientes la propuesta del triángulo
Tarragona-Reus-Valls, aunque hay propuestas distintas, como la novísima Mancomunitat del Camp
que establece una oportunidad de liderazgo para Reus al margen de Tarragona.
Vista desde el aire la ciudad de Reus se muestra como una rosa custodiada por los anillos
viales que la circundan, con pétalos periféricos distribuidos al modo de esquirlas, dotando al
conjunto de una imagen centrífuga, semejante más a una rosa que a una ensaimada. 9 Si se llega
desde Barcelona por tren, pasando Tarragona se observa un panorama sembrado de industrias como
la Hoechst, la BASF, la Bayer y a lo lejos, los bucles del cercano Port Aventura, justo antes de
pasar por Vila-Seca, la última estación de la Renfe previa a Reus, que se avista siguiendo el curso
de la vía ferroviaria. La experiencia de llegar por tren a Reus combina desde el verdor de la
campiña, con cultivos de oliveras y frutales, xalets y masías, y luego el atisbo del cúmulo de
edificios que compone la ciudad, con la primera visión del perfil del Campanar de la Prioral en su
centro. Al rato, un ambiente sórdido es el que domina a ambos lados de la vía: terrenos
8
Las rivalidades se expresan de múltiples maneras, algunas de ellas muy ingeniosas. Desde la leyenda de que el origen
de Reus fue la expulsión de unos comerciantes revoltosos “reos” de Tarragona, obligados a instalarse a 15 kms de la
ciudad. Como contrafuego reusense, lo que decidió la orientación de la estatua del General Prim, con el culo mirando a
Tarragona. La prensa local de ambas ciudades abunda en la publicación de cartas y comentarios que abordan temas
semejantes, ilustrando con ello como se triscan y vapulean reusenses y tarraconinos.
9
Según dijera Carme Miralles, exconsejal del Ajuntament y ex-jefe de Servicios Territoriales, en una entrevista al Diari
de Tarragona refiriéndose a la retícula de Reus y su supuesta semejanza con este pan de origen mallorquín.
227
abandonados llenos de basura, muros grises pintarrajeados y un paisaje en general siniestro y
negligente que contrasta con la flamante estación, limpia y moderna, a la que se llega con cierta
premura. Si uno llega en coche por las distintas vías o se adentra a pie por las periferias, se aprecian
alrededor del municipio zonas boscosas y cultivos de viña y avellana, algarroberas y olivares que se
mezclan con pequeñas fábricas que procesan frutos secos y granjas avícolas. En las afueras de la
ciudad hay encinares, cipreses y pinos mediterráneos, entre otras especies vegetales autóctonas e
importadas. A según por donde se ven estos retazos de bosques y también modestos polígonos
industriales y complejos comerciales que parecen de mampostería, xalets modernistas, casas de
campo y campos deportivos. “Propera parada: Reus”, anuncian en el megáfono del Cataluña
Express.
Los pasos de un flaneur: Reus a cop d´ull
Lo que más impresiona al recién llegado desde lejos es quizás la ordenación absoluta del
espacio urbano reusense, dónde, como en la mayoría de ciudades europeas, todo ha sido totalmente
trastocado a través de centurias y centurias de asentamiento humano. El propio trazo de Reus
testimonia ya su dilatada historia, patente en el croquis estrellado de sus calles y en la sucesión de
los diversos estilos que configuran su particular arquitectura. Su retícula se extiende en forma
centrífuga a partir de un núcleo, mucho más antiguo que la periferia, salpicado por pinceladas
ectópicas que representan los conjuntos nuevos: focos saprófitos y endémicos que pululan por esta
jungla de piedra y hierro, de cristal y de madera, que es la urbe reusense. Su trazo laberíntico, que
le es patognomónico, mantiene perplejo al sorprendido paseante (el flaneur), quién, a la vez que se
pierde por sus estrechos carrers, encuentra de pronto pasajes arbolados y plazas insólitas con
audaces esculturas (las figuras femeninas en las Basses y la de Jassans en las Peixateries Velles son
algunas muestras de este fervor reusense). Otras piezas monumentales dispersas por esta
encrucijada dan fe de eclecticismo, al integrar formas abstractas con sobrios motivos
convencionales y costumbristas, que uno descubre mientras se interna intencionalmente por los
entresijos de esta suerte de rosa pétrea que resulta ser a primera vista Reus.
La elocuencia ornamental que distingue a la ciudad se muestra en los numerosos motivos
que adornan buena parte de los edificios, en los trabajos de herrería, esgrafiado y estucado, de
escultura y carpintería, evidenciando con su presencia los diversos empeños estéticos que han
esculpido afanosamente este núcleo urbano durante siglos. Al ingenioso diseño de las estructuras
utilizadas en su construcción, de nobles materiales cuando son antiguas, se aúna la adición de
variadas formas decorativas, que alternan la sobriedad de las producciones más clásicas y
contemporáneas con la fantasía desbordada de las creaciones modernistas, el art noveau catalán. Se
suman a las glosas urbanas que dejaron antes el románico y el gótico, con muestras del
noucentismo de la Renaixença y del barroco, siendo estilos que perviven como hechos centinela de
una prolongada historia. Monaquismo medieval, felipismo y carlismos, catalanismos, catolicismo
social, anarquismo, liberalismo, capitalismo industrial y socialismo, antifranquismo y
nacionalsocialismo, son algunas de las influencias sociales y políticas que troquelaron a su paso el
espacio urbano reusense, lo cual es particularmente ostensible en sus viejas fachadas. Algunas
muestras se ofrecen al tacto o a la vista; grabados o esculpidos, forjados o vaciados en las fachadas
de solemnes edificios.
Dragones y águilas, flores y exhuberancias vegetales, testas de personajes o cabezas de león,
las rosas emblemáticas de la ciudad y otros signos de sustento político e ideológico. Las cuatro
barras de la senyera catalana abundan entre los escudos grabados, como también, símbolos de la
imaginería católica, emblemas masónicos, huellas de los gremios y las profesiones, señales devotas
228
y comerciales, monárquicas y secesionistas, que se adosan pudorosas a esta apretada iconografía
urbana. Filigranas y grecas se alternan aquí con toda suerte de símbolos, buscando evocar otras
épocas, y a la vez, provocar la reflexión al paseante, cuando sabe descubrir e interpretar los
crípticos signos que ofrece este pergamino de múltiples lecturas. El rumor de las calles, con su
incesante cháchara, y el sonido alternado de las músicas que impregnan el aire de Reus, hacen que
se recuerde entonces el anclaje en el tiempo presente, el instante que ocurre al paso mientras se
siguen apreciando el contexto y los detalles.
El paseo por el corazón histórico de Reus implica el hallazgo de fuentes melancólicas y
nostálgicas tomes d´aigua, mansiones de noble piedra y palacios barrocos, decorados con
singulares capiteles, columnas, portales, picaportes, farolas y balcones de hierro, que se aprecian en
las fachadas más emblemáticas del conjunto. Son referencias que plasman la herencia de épocas
históricas, y también de diferentes movimientos artísticos, culturales y sociales que han dejado su
huella en la ciudad, dotándola de una particular estética que testimonia la riqueza cultural de Reus.
La tierra de Gaudí y del vermut, del menjar blanc y de Mariá Fortuny, del primer matrimonio civil,
de Tapiro y Ceferino Olivé, Salvador Vilaseca y Eduard Toda; y del refresco Plim, la lavadora
Crolls, los Bofarull, la coca de cerezas, Nuestra Señora de la Misericordia y el aceite D.O. Suriana;
la cuna de la crema Almendrina y del Centre de Lectura, de la tronada y del General Prim, la
Madre Molas, Bartrina y las olivas auberquinas, por nombrar algunas de las referencias mas
concurridas de esta ciudad, de vocación agrícola y tempranamente industrializada, e intensamente
comercial por una tradición que se remonta a los tiempos en que ya era un núcleo relevante de la
Catalunya Nova. Y siglos más tarde, gracias al aguardiente de caña, cuando llegaría a ser la
segunda ciudad de importancia del Principado Catalán, en los tiempos que competía en elegancia
con París y Londres. Por sus calles se discutían acaloradamente los sucesos políticos de España,
mientras iba imprimiéndose, en la piedra y otros materiales, una fisonomía única, de particular y
original factura, como lo es la reusense: una ciudad noble y vanguardista, partidaria tanto del
liberalismo como del más rancio conservadurismo, devota del catolicismo y tolerante de
masonerías y sectas acrátas, con tendencias tanto catalanistas como españolistas, con ecos
republicanos y anarquistas, de un antifascismo declarado al lado de la escueta exhibición de
secuelas franquistas. 10
Un aire medieval preside el nucli antic de Reus, desde el gótico del Campanar que domina
el panorama y el trazo sinuoso y apretado de sus calles más céntricas. Convive con las huellas
modernistas y renacentistas, del barroco y el neoclásico, que se van infiltrando por el corazón de la
ciudad para perderse luego por sus arterias siempre diagonales, semejando una rosa o una estrella
fragmentada. No es, sin embargo, la armonía, el único tono que engloba este cúmulo de
impresiones. Es, más bien, un pragmatismo parsimonioso el que acaba por dominar el panorama.
Pues los rasgos arquitectónicos singulares conviven al lado de muros llanos y grises, fachadas de
ladrillo, techos planos, rejas simples y dinteles de una pieza, ventanas perfectamente rectangulares,
balcones mínimos e idénticos hasta la redundancia. Muestras asiduas de extrema sobriedad que
incursionan por las principales avenidas y passeigs, e invaden impunemente algunas partes del
centro histórico. Terminan por predominar finalmente sobre el paisaje a medida que se aleja uno
del centro de la ciudad. Los edificios de múltiples pisos y oficinas monótonamente se van
transminando en torno a la periferia aunque aparecen ya como notas discordantes en el corazón
mismo del glorioso casco antiguo. Es el caso, por ejemplo, del que fuera el edificio del Banco de
Santander en la Plaça del Mercadal, un cuerpo extraño de talante vídrico y cúbico, ubicado
precisamente en el lugar donde nació el General Joan Prim, uno de los nombres más insignes de
10
Aun hoy puede leerse en el Barri Gaudi: “Siendo jefe del Estado Español el Exmo. Sr. D. Francisco Franco
Bahamonde fue inaugurado este Barrio Gaudí por el Excmo. Sr. D. Vicente Mortes Alfonso, Ministro de Vivienda, 29
de mayo de 1972”, reza una placa colocada en uno de los estrambóticos edificios familiares de este singular barrio.
Sobre la placa y garrapateada a prisa con color rojo luce manchando las letras el símbolo de Cataluña libre: la senyera
con la estrella independentista en un triángulo marginal.
229
Reus, donde hoy el Ajuntament planea situar la Capsa Gaudí; o del afilado inmueble que ocupa
otro prominente banco en la Plaça Prim, allí donde hasta no mucho antes se suponía que podía
haber nacido el arquitecto Gaudí.
Los pasajes reusenses se completan con abundantes muestras de estilos arquitectónicos del
siglo XX, desde casas sencillas de principio de ese siglo sin muchas pretensiones, hasta las que
cifran la balanza estética exclusivamente en la estructura. Así se aprecia en los ecos corbuserianos y
bauhausianos, y de otros estilos cada vez más funcionalistas que encontramos patentes en los
edificios de pisos de los años cincuenta a los setenta, tópicos de la ciudad. Algunas notas audaces
en las periferias, como la escuela de Horticultura Ornamental, el interesante (y ajado) Barri Gaudí,
el edificio pirotécnico de los juzgados, la flamante Fira de Reus, la escultura parabólica de la Plaça
dels Països Catalans, e iglesias como las del Barri Fortuny o St. Josep Obrer, que introducen
elementos de imaginación futurista en la ciudad. Otros, como la Plaça Fortuny, la Catalunya, la de
La Pastoreta, la Plaça Joan Rebull y el Parc St. Jordi ilustran versiones convencionales del ornato
urbano con el concurso de conjuntos escultóricos costumbristas. El paso fuera del centro aqueja el
traslado a un espacio más amplio para la circulación y a otro tipo de ordenación urbanística, que ya
no es del gótico ni del noucentista-necoclásico o el modernista del centro, sino uno más
"modernizado", intensamente racionalizado, de raigambre recta y asfáltica, tendiente a la
homogeneidad en la forma, a la sencillez en el diseño, sin demasiadas concesiones al ornato,
aunque con detalles audaces y algunas creaciones monumentales notables. El racionalismo puede
ser llevado hasta la sobriedad extrema de algunas dudosas creaciones más bien de ingeniería, entre
las que se decanta el armazón de REDESA como el ejemplo más acabo de esta arquitectura de
mampostería.
Todo parece estar domesticado y urbanizado, por no decir debida y seguramente
reglamentado. Hasta la naturaleza se ofrece en forma un tanto pulcra y educada, pues la campiña
catalana tiene mucho de francesa en su mesura y de mediterránea en su sobrio y a la vez intenso
colorido. El buen gusto y el refinamiento avanzan casi por todas partes y se infiltran incluso en los
arrabales, otorgando una cierta gracia y hasta un indulto al kitsch que pervive agazapado en medio
de una elocuencia diseñada. Constituye sin duda un rasgo patognomónico catalán el que sus
ciudades y pueblos tengan un aire más europeo que en el resto de España. Sin embargo, al
ornamentalismo y la ostentación que pervivieron hasta inicios del siglo XX, siguieron otras
tendencias que racionalizaron al máximo la construcción, decantándose cada vez por soluciones
más económicas y funcionales. De ahí el que en Reus sea lo hegemónico el combinar
eclécticamente estilos arquitectónicos y urbanos. Se recrea con ésto una atmósfera particular de
pragmatismo y refinamiento que mezcla estéticas contrastantes, que hace coexistir en espacios
reducidos impresiones altas con escuetas disonancias, otorgando ciertamente su contemplación
recursos a la imaginación sobre posibles pasados o futuros urbanos. Aunque la codicia campea igual que en todas partes- se privilegia, en lo posible, el ingenio en todas sus manifestaciones. Así
lo denotan incluso los suelos, todos ellos cubiertos, la mayoría asfaltados y unos pocos
hermosamente empedrados o adoquinados, otros con motivos gaudinianos y diseños ondulados que
extravían el paso mientras se cruza o circunda el quieto y a la vez ajetreado tomb de Reus.
Coexisten con las nuevas vías asfaltadas, algunas de ellas en lamentable estado y otras en
permanente estado de renovación. El ruido de los taladros es un estímulo casi siempre presente y el
heraldo consistente de sus procesos continuos de transformación.
Y pareciera que todo cabe aquí, pues el conjunto expresa cierta armonía en medio del
pastiche y el collage que dominan. El ramillete de notas y apuntes visuales que asalta a la mirada
del espacio reusense muestra el traslape de mentalidades y gustos que coexisten mientras sepan
acomodarse. Por doquier existe un orden citadino, que se aprecia a golpe de ojo desde la primera
vez, amenamente aderezado por tolerantes aires latinos y mediterráneos, con la impresión que
otorga el saberse en una ciudad pequeña, de tamaño recorrible como peatón y manejable para
orientarse sin delirio. La armonía parece moldear aquí la convivencia y ofrece cotidianamente notas
230
de civilidad, urbanismo, buenas maneras y cortesía; de cordialidad informal, cercanía relajada,
tuteo acostumbrado y un mesurado desenfado que se palpa en las interacciones sociales a medida
en que se va creando cierta confianza. La familiaridad campea la sociabilidad de una ciudad como
la reusense donde casi todos se conocen y se saben las historias de cada casa. Así se nota en las
charlas que los parroquianos entablan temprano en sus muchos bares, donde casi todos son clientes
conocidos. Mientras, leen las noticias en El Punt o en el Diari de Tarragona frente a una taza
humeante de café sol, en medio de palabras que van y vienen con el humo omnipresente de puritos
Don Julián y cigarrillos. Tienen, como en el resto de España, los reusenses, la execrable costumbre
de botar todos los desechos al pie de las barras, de tal modo que al mediodía "o como así", el suelo
se encuentra abundante de colillas, mondadientes y servilletas usadas, y a veces, hasta restos de
bocadillos.
Los reusenses toman pastas y bocadillos de chorizo, fuet o atún, truites de berenjenas y
espinacas las más sofisticadas,y donuts y croissants para el desayuno, que es lo que hace la
mayoría. Unos pocos beben zumo de naranja, al que son capaces de añadir azúcar, y otros, los más
ufanos, piden cerveza y vasos de vino ya desde temprano, que suceden, acompañan o sustituyen a
los consabidos cafelitos en su finita variedad: del favorito café con leche y el consabido tallat, al
café sol que toman muy cargado en tazas pequeñitas; a veces con licores, para componer el famoso
"carajillo", con "coñac" o con ron Pujol. Tampoco falta jamás quien comienza su mañana con un
vaso de Ballantines con hielo, y no es usual, sin embargo, que alguno se emborrache, aunque se
pasen lo más del día a base de chupitos, chatos de vi negre y canyes de cerveza. También hay
entusiastas de Fanta o Trinaranjus, mientras que otros van sorbiendo a lo largo del día agua natural
o mineral que compran embotellada, pues no cualquiera bebe de las fonts publiques, aún cuando
abundan por la ciudad, que aunque es bastante potable no resulta de buen ver usarla como no sea
para lavarse las manos. Los parroquianos se suelen conocer ya tanto que les sirven su menjurje
asiduo sin necesidad de que lo demanden, también que, ante tu mirada ávida de noticias, entre ellos
se vayan rotando el diario sin siquiera preguntar.
En los bares, a todas horas pero especialmente en el desayuno, el almuerzo o el "vermouth"
(el "tomar algo" del mediodía), los reusenses suelen comentar los sucesos nacionales y locales, con
especial fruición si son deportivos, con menos frecuencia, de política. Se habla mucho de las
noticias microlocales, referidas a situaciones vitales o cotidianas de los habitantes del barrio y de
los parroquianos de cada bar, quienes se enteran mutuamente entre sí (valga la redundancia, que así
es) de bodas, nacimientos y defunciones, nombramientos, enfermedades, escándalos y loterías.
Mientras, intercambian sonrisas y cortesías. Te dicen "hola" y te dan amablemente el bon día, para
al rato verlos en la barra enfrascados en charlas animadas, eso sí, muy entre ellos, que no con
cualquiera se avienen a platicar. Se avienen a compartir mesa en restaurantes cuando hace falta y
son muy comedidos en desearle bon profit al resto de los comensales. A la caída de la tarde, cuando
el sol plega no es extraño encontrar grupos de dos, tres o cuatro que de pie en una cantonada
discurren tranquilamente sobre los sucesos del día. Tampoco es raro que sus improvisadas tertulias
interrumpan el tránsito de los peatones en las estrechas calles o que se enfrasquen en la cua de una
farmacia mientras el despacho se difiere y tú esperas en vano, pues quizás no tienen tu artículo
deseado y para eso te has pasado más de media hora. Los avis y las iaias llenan las bancas de los
parques y plazas para xerrar parlanchinamente y tomar el sol cuando calienta. Parejas de mujeres y
varones, gente sola o acompañada de perros, amistades e hijos, de todas las edades son los asiduos
de las calles de Reus. Que si es fin de semana y hace buen tiempo lucen sencillamente abarrotadas.
Y es que los reusenses como buenos mediterráneos no desaprovechan oportunidad alguna para
“sortir al carrer”.
El conjunto desborda una prosperidad limitada y ciertamente relativa, como lo refleja el
estado desigual en el mantenimiento de las viviendas vecinales y la decoración añeja y
desvencijada de unos pocos negocios variados de medio pelo que conviven codo a codo con los
flamantes bares, boutiques y gabinetes de diseño que abundan en calles como el carrer St Joan, la
231
avenida Prat de la Riba y el Llovera. Una prosperidad que ciertamente no es reciente, como lo
denotan las muchas joyas arquitectónicas que se encuentran sobre todo en el casc antic y que
testimonian épocas muy acaudaladas y concurridas. Aquí la opulencia se manifiesta especialmente,
pues es donde se encuentran ubicadas gran parte de las finas botigues reusenses y algunos de sus
más espléndidos bares y restaurantes. Exóticas pastisseries y lencerías, surtidas cansaladeries y
bacallaneries, sofisticadas estéticas y sobrias perruqueríes (que no son peluquerías para perros),
negocios inmobiliarios y de informática, papereries, rellotgeries, gimnasios y estancos, tiendas de
ropa deportiva y de animales de compañía, licorerías y boutiques religiosas, de música y videos y
una que otra galería, librerías y bazares de antigüedades.
El consumo conspicuo se despliega además en los exuberantes menús que buena parte de
los restaurantes ofrecen, testimoniando el lujo gastronómico de sus tupidos comensales: suquet de
rape, cogollos de Tudela con anchoas, jabugo con melón, xató y esqueixada de bacallá,
mandonguilles amb romesco, pato con peras, endivias con roquefort o zarzuela de mariscos,
rociados generosamente con vinos de la Rioja, del Duero o del Penedés. Son los menjars y caldos
que pueden degustarse en los muchos palacios del buen comer que abundan en la ciudad, con la
discreción que otorgan Visa y Mastercard. El Celler del Raïm, Jesús y Fina, La Rosa dels Vents, el
Cristan y el Florida son unos pocos de los más concurridos. Cunde a la vez prosperidad en el
desfile de lana y fieltro, de cuero y humeantes habanos, de corbatas y sedas y en la diversa joyería
que porta una buena parte de los transéuntes que se enfilan por el Raval de Santa Anna y el carrer
Monterols y menos por Pere el Ceremoniós. Tonos oscuros y grises, beiges y pardos son los que
arropan a esta muchedumbre de bufanda y paraguas, si cal, que porta tanto sobrios maletines como
las vistosas bolsas de papel de diseño de las botigues. En el verano, claro, las costumbres cambian y
los tonos se vuelven más encendidos y la ropa más ligera, eso sí, sin llegar a los extremos de
brevedad que se miran en las calles de Salou.
El centro de Reus despliega una curiosa y sofisticada escenografía de espectaculares
escaparates y anuncios luminosos multicolores que abundan por las antiguas calles del centro,
donde pasan rumbosos peatones cargados con sus compras o los que pasean con disciplina a sus
perros de compañía, siempre ben lligats y con su amo generalmente solícito a recoger sus
deposiciones, como mandan las ordenanzas municipales, si bien, tampoco faltan las huellas de los
infractores. La bogante prosperidad se mira también en el actualizado y abundante parque
automovilístico de los que van en coche, y en la de inquietudes y actividades que se destacan en los
anuncios sobre eventos culturales y ofertas comerciales. Tapizan las paredes, sobre todo del núcleo
central, alrededor de sus tres plaças más insignes: la del Castell, la Mercadal y la Prim. Esta última
particularmente, es el lugar favorito de reunión del pueblo reusense tradicional donde el cotilleo
rutinario se mezcla con las xafarderies en torno a los sucesos extraordinarios. La diferencia en el
uso del espacio urbano es notable respecto a distinguir lugares asiduos para los que prefieren
expresarse en catalá, y locales mas populares donde acude la población que se expresa
comúnmente en castellano. Los bares de estos últimos, a donde suelen ir también los inmigrantes
por ser en general más baratos, son mucho más ruidosos y concurridos que los bares y restaurantes
catalanes. Aunque el catalán y el castellano suelen usarse en forma paralela en todas partes hay
ciertas normas de preferencia o de costumbre sobre su uso privilegiado, también la existencia de
grupos diferenciados de catalán y castellanoparlantes que comen, se reúnen y compran en lugares
distintos, lo cual no engloba a las numerosas excepciones que impiden que estos ambientes
diferenciados se conviertan en ghettos, pues el cruce y las relaciones y los contactos son frecuentes
entre estos dos mundos reusenses, siendo comunes los puntos donde se mezclan.
El resplandor económico, sin embargo, no luce por doquier. Al lado de los elegantes
clientes e ilustrados ciudadanos venerables de Reus trashuma por la calle también una variopinta
que viste de rebaixes y de segona má. Ávidos marroquíes con lentes oscuros, y gitanos con relojes
digitales de pulsera de las tiendas de "todo x 100"; pantalones de dril o de percal, camisetas y
chamarras de baratura, bolsas al hombro multicolores. Por el carrer de la Misericordia y el de la
232
Amargura circulan uno que otro cubano, dominicano, africanos de piel negra; aragoneses de piel
curtida, andaluces que son altivos aunque no sean aceituneros y duros extremeños, también
catalanets muy modestos, con el aire interesado de ir a alguna parte. No es raro verlos en bares
como El Tobogán o el Sevilla, en la Riera d´Aragó, a donde acuden en bandada a pillar chocolate y
churros rellenos. Algunos se atreven con la Voll-Damm, la Estrella y la Cruzcampo, poniendo la
nota alcohólica que por estos lares es más bien permisiva, tanto, que hasta algunos musulmanes se
avienen aquí a coger “un punto”. Conforman la gleva que no se ve en los bares de diseño ni en los
restaurantes con estrellas que atienden en catalá. Para ellos hay un Reus de chiringuitos y tabernas
tradicionales: El Extremeño, el Negresco, el Basora y el Bar Reus son unos cuantos de los que no
sobran, cuya clientela es distintamente selecta (“lo mejor de cada casa”) según la zona o el barrio
perpetrados.
Hay otros antros, añejos y venerables, a veces algo sucios, que ostentan en sus lavabos
inscripciones de la vida local y abundan de voces en castellano, en árabe y dialectos africanos,
también en grafittis ilegibles para el no iniciado en los criptogramas de punks y demás pandillas
contraculturales. En todos estos bares y cantinas los comensales hablan más bien castellano como
lengua franca, y comen paella (los jueves), escudella barrejada, tortilla de patatas, garbanzos y
platos combinados con judías, huevos fritos, butifarras, bistec a la plancha, ensaladilla rusa y las
inevitables patates fregidas, siempre acompañadas de generosas cantidades del peleón vino de la
casa o de la omnipresente cerveza. La campechanía y la carcajada fácil son la regla en estos ajados
bares donde cunden las radiolas que tocan rock o sevillanas, gitanerías y otras "españoladas", que
cunden el aire de pasodobles y a veces hasta de zarzuelas, o las baladas de Rocío Jurado, de
Rosana, de Estopa o los Mojinos Escozíos, para pasar al ritmo hipnótico del raï. Alternan casi
siempre con los zumbidos estrambóticos de las infaltables máquinas de apostar, estaciones del azar
y el juego que cunden por toda España y son cada vez más el sustituto auditivo de la música, y el
complemento obligado de la estridencia del televisor. Cuando hay fútbol, las pantallas convocan
una multitud que pone a tope todos los sitios públicos que cuentan con el aparato, no faltan
entonces nunca entusiasmados estallidos colectivos de júbilo y frustración, pues en Reus -como en
toda la península- no faltan jamás en cada ciudad o pueblo estas islas estruendosas que en medio de
la noche mantienen a la barriada pendiente de los vaivenes de su pasión deportiva. Son rituales y
celebraciones típicamente masculinas; las "marujas" se visitan entre ellas o se quedan en casa
viendo otros canales, terminando sus quehaceres pendientes o alquilando vídeos.
La canalla a su vez, cuando no están de clases, es que pulula por doquier. Son los que
juegan hasta no muy tarde a la pelota en cada parque o descampado, los que se echan agua, y a
quienes es mejor no encontrárselos en grupo, rebosando de alegría y frenesí en medio de un viaje
por Reus Transport, la compañía municipal de autobuses. Aquí nunca faltan los iaios ociosos que
recorren de punta a punta la ciudad, hablando casi siempre de sus nietos y algunos en plan
optimista de lo bien que se la pasan ahora que viven solos. No dicen, en cambio, de lo mucho que
batallan para llegar con la pensión a fin de mes, ni de la soledad que les acompaña en su nueva
soltería. Y es que no es de muy buen gusto que digamos hablar de estas cosas en espacios públicos.
Parte del ser reusense estriba en mostrar lo bien que va la vida de uno aunque luego en los bares se
enfrasquen en la funesta manía de quejarse de todo. En los autobuses tampoco faltan casi nunca las
noies que van a trabajar y estudiar, de ánimo bien dispuesto pues la alegría es la que impregna sus
días felices en una ciudad donde la vida es plácida y se puede comprar de todo. Los jóvenes, por su
parte, no desaprovechan banco vacío en las plaças vacantes para sentarse a liar porros. Tampoco
faltan los que no son ya de ninguna parte y en los bancos de al lado beben Don Simón “a morro”. Y
las multitudes que una a una, como hormiguitas, compran apuestas y loterías en los estancos o en
las múltiples taquillas de la Once, Loto-Catalunya y más quinielas. La búsqueda del beneficio
económico a través de la suerte incluye en Reus, como en toda España, el recurso de casinos y
bingos, de tal modo que para buena parte de los asiduos el juego ocupa sustancialmente su tiempo
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libre. Parece, pues, que la esperanza en el azar motiva a buena parte de los nativos de estas tierras
peninsulares y es un rasgo que ciertamente no escapa a la atención del foráneo.
Una ciudad que desborda historia, pero que, a la vez, expresa signos puntuales de
transformación. Se advierte en la confluencia que la ciudad mantiene con un núcleo central de
calles antiguas y venerables donde domina la piedra y convive el gótico con la rauxa modernista.
Aquí convergen las avenidas que conectan con los barrios donde campea radiante el monótono seny
arquitectónico, patente en los muchos edificios multifamiliares donde pululan gigantescas grúas
que anuncian el auge de la construcción. Las calles levantadas en el casco antiguo y en los barrios
testimonian un tiempo de vacas gordas para el sector, el ruido de taladros y de palas en la Plaça de
la Llibertat o en la del Nen de las Oques, los muchos “currantes” con sus monos azules que se ven
por todas partes, son signos puntuales. El ambiente de trabajo y de comercio se manifiesta también
en los ritmos de actividad que pulsan la ciudad, con su trajín mañanero y vespertino, con los bares
del Raval de Jesus y del carrer Ample llenos de gente que rauda desayuna, almuerza o come, en las
multitudes fugaces a la entrada de las escuelas y en el turno de las entregas que rompen el silencio
por las calles ofreciendo estridentemente bombonas de gas o acarreando carnes, verduras, botellas
de vino y otros bienes para los distribuidores que abundan por la ciudad.
Por supuesto, tampoco podía faltar, también hay un Reus clasemediero de gelateries, donde
se mezclan locales con xarnegos en ambientes anónimos y discretos, la mayoría de los cuales son
de pulcro y avanzado diseño. Son los “No lugares” de Reus, en el sentido de Marc Augé, que
atiborran con su presencia grupos de jóvenes y otros bienvenidos que no lo son tanto y que puede
que hasta vayan en familia. Franquicias con barras de aluminio y sillas de plástico, de colores
chillantes y pisos relucientes de linoleum, donde los bocadillos son la regla y Coca Cola la chispa
que se escancia en estos espacios de restauración apresurada. Los hay cercanos al Pryca, donde hoy
reina Carrefour, al lado de los multicinemas Lauren, con su McDonalds que expide en cadena very
fast & very yunk food. Un popular Panino por el carrer de Jesús que es la versión local del Pans &
Co., múltiples pizzerias, restaurantes chinos con menús de 6 euros, que les hacen hacen la
competencia con sus gustos extranjeros a la oferta más tradicional de comida rápida que se
encuentra en las bocaterías y en los infantables frankfurts. Con las churrerías, orxateries, flecas y
forns de pa, los bares de torrades y los de tapas congregan aún a buena parte de la clientela, pues
en Reus los menús globales aun no son tan populares como para suplantar gustos más arraigados.
Uno de los glamorosos old fashion es el Viena, donde clases medias y acomodadas se
mezclan mientras engullen clásicos entrepans y no menos consagradas jarras de cerveza. Otros son
los bares comunes, a veces con un toque o mucho de diseño, que conjugan a los parroquianos de
siempre. Escenarios de un Reus más bilingüe, donde en las barras se exhiben las tapas suculentas y
se preparan los mismos bocadillos de ibérico, de tortilla a la francesa o de patatas, se sirven las
mismas pastas y no faltan nunca las consabidas bebidas alcohólicas y no, que se encuentran en toda
España. Son los espacios públicos más sociales por definición, muy utilizados por la población para
ir al servicio, hacer una llamada, leer el periódico y, de paso, quizás hasta tomar algo. Nunca faltan
aquí los jubilados que se entretienen con el dominó, las mujeres solas que fuman nerviosamente, las
cuadrillas de “currantes” que almuerzan con sus propios bocadillos y solo consumen la cerveza del
bar, y, desde luego, los funcionarios y las secretarias que vienen a tomar café. El Reus alternativo
se encuentra en el Vegetariano del carrer de la Presó, y ya muy noche en El Huarache, a donde
concurrían los "progres" después del cine club del Bartrina a menjar mexicá. Y como lo han
cerrado, por cierto, no les queda ya ningún espacio alternativo, tienen que confundirse con la clase
media.
Otro es, por cierto, el Reus que surge solo por las noches, cuando la calle St. Llorenç pulula
de jóvenes góticos y techno que buscan incursionar en las discotecas, mientras en el Campus o en el
Xarrup se dan cita los okupas y los libertarios. Son lugares arquetípicos, donde se venden cervezas
importadas y circulan músicas alternativas y otras expresiones de arte radikal. Aquí la clientela
escucha house, comparte opiniones críticas y ofrece un ambiente relajado y lleno de humo. Tienen
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para tu consulta pasquines anarquistas y en la maquina que expende tabaco se pueden leer distintas
pegatinas, como “A todo(a)s los inmigrantes no se les trata igual. Ley de extranjería para la Reina
Sofía”. Y a la entrada de estos sitios, los fumetas de tabaco marroquí, que en los bares está
prohibido expresamente el consumo de drogas “il.legals” y han hecho redadas. Por el centro
histórico, también al oscurecer, se llenan las tascas y los pubs que concurren yuppies cuarentones,
como la ilustre Ferretería en la Plaça de la Farinera, el Flaps, el que fuera el célebre bar de Tariq o
la Taberna de la cadena Lizarrán. Son las horas en que los cines juntan mayor audiencia y en que, a
veces, alguno de los dos magníficos y señoriales teatros de la ciudad, el Bartrina y el Fortuny,
ofrece espectáculos variados de alta cultura. En ocasiones, también selectas, jóvenes y gamberros
acuden a las populosas tocadas que se organizan en La Palma o en el Parc Sant Jordi. De esta
forma, cada calaña se reparte en su respectivo redil, y hasta pareciera por las calles que Reus
durmiera toda ella, pero ocurre que el ambiente se ha trasladado a locales sonorizados.
Una tranquilidad preside las noches de Reus y hace posible disfrutar del silencio de la
soledad o del diálogo en pausada compañía, gracias a la privacidad en que se desarrolla el ludismo
nocturno, donde el Suau, La Misión, el Mam y La Fábrica entretienen a su clientela hasta casi el
amanecer si es fin de semana. Los ambientes latinos, que también los hay, son el Estrems y el
Shangó, donde la clientela se entretiene bailando salsa y merengue hasta las tantas de la
madrugada. También, es cierto, buena parte de la oferta de diversión nocturna es absorbida por la
cercana Salou, a donde suelen irse de marcha los jóvenes reusenses cuando pueden, que siempre
quieren. Los gays se van a Cambrils a ligar, mientras pacientemente esperan la reapertura de un bar
musical. Los hetero, para lo mismo, pero pagando, tienen algunos clubes de prietas, negras y
retintas a nivel local, como el Cisne o el Alhambra, y servicios concertados por teléfono que
anuncian en los diarios a las rusas, dominicanas y brasileñas que van llegando al Camp. El
ambiente nocturno apenas se nota y la serenidad es un deslizarse de la noche a través de las horas
plácidas de Reus, que no suelen interrumpir ni los zumbidos de una mosca, pues el barullo de cada
quién corre discreto. La soledad es la que cunde por las calladas noches de una ciudad donde “cada
quién se lo monta como puede”.
Todo este sectarismo parece que se rompe en los tiempos de fiestas y celebraciones
populares, cuando el silencio desaparece y toda esta variopinta se junta en torno a algún fuego para
bailar cumbias, o en una plaza, incluso al mediodía, para ver y bailar sardanas. Aparecen de pronto
collas de diables, gegants, grallers y castellers en el Mercadal, o las muchas procesiones religiosas
que recorren el calendario litúrgico reusense y que conjugan a buena parte de lo poble con las
elites y prohomes de la vila. Una gigantesca paella de arroz negro en la Plaça del Castell da de
comer a veces al pueblo más que pan, mientras la noche vieja y carnaval, Sant Joan y Sant Pere,
ofrecen a todo el que se acerque buen circo y espectaculares pirotecnias en las nits de foc. Son
ocasiones en que la ciudad se inunda de magia, con La Mulassa, el Áliga de Reus y todo el seguici
como recepcionistas del tiempo de la tronada de su Festa Major. Los reusenses se confabulan para
hacer de ciertos días y ciertas noches momentos atemporales donde se rompe la rutina para
instaurar ritos ancestrales que paradójicamente dan origen a una máxima espontaneidad. Cuando
las calles se cierran para abrir un tiempo en que lo cotidiano se difumina y pinta otros colores en las
fachadas rozagantes de afiches que anuncian las celebraciones de boga. Una muchedumbre con un
santo en andas recorre con antorchas las vías dolorosas en Semana Santa, las luces se apagan y
solamente las flamas del desfile se encaminan por las calles estrechas del nucli antic. Otras veces se
enfilan a la gran fogata, como en el carnaval, cuando las collas pasean el sarcasmo y la gloria en
soberbios carros alegóricos y las calles se hinchan de fiesta, con música y desfiles, fuegos
artificiales y puestos de comida improvisados en las plazas. O en esas muchas ocasiones en que la
catalanidad es el espíritu que rifa como motivo principal del ambiente que irrumpe en todo Reus,
cuando el sonido de las chirimías invoca tiempos viejos y tradiciones antiguas que se renuevan con
la transmisión a las nuevas generaciones que aquí se manifiesta.
235
Las tradiciones catalanas que se presentan en Reus incluyen en forma privilegiada a la
sardana, la danza nacional por excelencia. Un círculo alterna hombres y mujeres que parecen tejer
con los pies el mismo ritmo de la vida, alrededor de un huso rotatorio imaginario. Entonces recrean
una prodigiosa filigrana siguiendo el ritmo pausado de la cobla, la orquesta que interpreta las
melodías que tornean este empeño. Una voz dirige los pasos de los danzantes, que van girando con
los brazos en alto, tomados de las manos a un ritmo predecible y excesivamente armonioso que
semeja representar el pausado fluir del universo. Los sardanistas se ven aquí en el mismo papel sin
mayor protagonismo que la ejecución perfecta de los pasos y el mantenimiento del tono sardanero
con los brazos fuertes y las piernas bien ligeras para llegar al final de una y otra cobla. Las ruedas
van cambiando, pues, oportunamente, se incorporan hombres y mujeres sin romper jamás la estricta
regla de la alternancia de sexos, motivo por el cual las rondas nunca son impares. El espíritu
igualitario, aunque también muy dirigido, se manifiesta así mismo en el deporte mas tradicional de
la nación catalana y que en Reus tiene particular estima: el de los castellers. Los castillos humanos,
de ocho y hasta nueve pisos, es actividad que ocupa a buena parte de los, en su mayoría varones,
que participan. Empeñados como van en construir con sus pies y manos una pirámide más alta y
más sólida que las de las demás collas en las numerosas trobades, para las que ensayan buena parte
del año. Tronadas y fogatas, diablos y gigantes, danzas y procesiones se alargan incesantemente al
ritmo de tambores y caramillos: son algunos de los ingredientes mas abundantes en el continuo
cultivo del folklore que a lo largo del año se va manifestando por las calles de la ciudad, pues los
aires de fiesta inundan con inusitada frecuencia el calendario reusense. Por esto, los barrios cuelgan
sus banderas rojas y amarillas de seguido, y son variadas las ocasiones en que el tránsito cotidiano
se interrumpe, de fiesta en fiesta, como las cuentas de un rosario.
El de Reus es sin lugar a dudas un ambiente mediterráneo. Tiene un aroma que impregna
todas las cosas y tapiza las superficies que entran en su contacto en estos grados de latitud y
longitud. Un olor profundo y penetrante, nada aciago, más bien vivo y sereno, con nostalgias de
tiempos muy remotos. Es un olor a mar viejo, a perfume de sándalo y caracoles guisados con un
dejo dulce que evoca el aroma de la miel recién cocida, con un atisbo de maderas quemadas. La
cercanía con el océano quizás sea el principal elemento responsable de esparcir esta fragancia; el
sol potente, pero que no muerde, y la suave brisa logran una luz y una sensación serena que se
intensifica en los momentos en que Reus se queda mudo y sordo y las calles se vacían, como
sucede después de la hora de la comida, cuando únicamente el Campanar de Sant Pere marca la
vigilia y los quejidos de las "siestas" en las pensiones céntricas quiebran la inane paciencia del
silencio. O también pasando las diez de la noche, cuando las campanas se callan y solamente una
que otra alma incursiona por las calles solitarias que emanan una paz inédita, una quietud para ser
fotografiada, la soledad sonora de estas horas.
La calma chicha se rompe temprano por las mañanas y después de la siesta, cuando la
muchedumbre se enfila plácida y a raudales por las calles, que lucen generalmente limpias y
barridas, pues Reus es una vila más bien limpia y ordenada en su parte comercial, aunque luego en
las barriadas el pudor de los contenedores repletos de cada esquina se derrame con la abundante
basura que produce cada casa. El rumor discreto de los transeúntes acompaña desde temprano del
zumbido casi constante de los motorizados. Y no es para menos, pues más de tres millares son los
coches que entran a diario en la ciudad. Sin embargo, el lánguido "aire mediterráneo" pervive en
ciertas reductos escondidos, al modo de paseos, plazas y parques que son preferentemente de
disfrute peatonal. Plaças como la de las Peixateries Velles, La Patacada, la de La Farinera, la del
Castell y otras, son islas plácidas que sobreviven apaciguadas enmedio del runrun de los mercados;
otras como la Baluard o la Plaça del Teatre y el espacio derribado del Pallol, constituyen
oquedades sólidamente amorfas, apenas ocupadas por los vehículos que custodian su reposo. Otra
es la constante serena que se respira en ciertas afueras donde se enfila el passeig de la Boca de la
Mina, cuyo bucolismo es notable. Este ambiente marginal es el que hizo probable que Antonio
Gaudí, quién nació y vivió su infancia entre Riudoms y Reus, escribiera: "La virtut está en el punt
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mitjá; Mediterrani vol dir al mig de la terra. En les seves ribes de llum i a 45 graus, que és la que
millor definex els cossos i mostra la forma, és el lloc on han florit les grans cultures artístiques, per
la raó d´aquest equilibri de llum: ni massa ni poca, perqué les dues enceguen i els cecs no hi
veuen; al Mediterrani s´imposa la visió concreta de les coses, en la qual ha de descansar l´art
auténtic". 11
El tarannà catalán y mediterráneo rifan también en Reus como buen pueblo latino y alude
quizás a la combinación equilibrada de generosas dosis de seny juicioso y comercial con la loca
rauxa que expresa la fantasía de la pasión y la creatividad. En Reus y en Cataluña se exhibe con un
carácter apolíneo de sobriedad y templanza afecto al intermitente ejercicio de lo dionisiaco, como
se muestra en los muchos tiempos de fiesta y también en los frecuentes momentos de la vida
cotidiana en que se rompe el protocolo. El hecho de constituir además una ciudad pequeña realza
un carácter más bien informal entre sus habitantes, que se distingue del trato que otorgan al
desconocido, predominando siempre la gentileza y las buenas maneras, eludiendo en general la
estridencia o el extravío de la cordura, que solamente se encuentra en las calles del Reus más
cosmopolita, el aledaño al Carrer del Roser, sede de la Guardia Urbana, donde conviven moros con
subsaharianos y los gitanos se arriman de seguido a algunos de los tupidos bares que abundan en la
zona.
La ordenación del espacio aparece en numerosos signos de tráfico y otras disposiciones de
conducta que indican al paseante lo que debe o no hacer. Signos propios de una civilización que ha
internalizado ciertos arquetipos y normas de conducta pero que requiere de una continua
reactualización a partir de la colocación de señales dirigidas al ciudadano. Algunas de ellas
anuncian prohibido el paso, otras que solamente se permiten peatones, del uso de perros en la vía
pública, porteu-lo ben lligat y el manejo de sus desechos. Letreros que anuncian festejos u obras
públicas, campañas del medio ambiente, Reus ciutat modernista, cursos de catalán, publicidad de
Reus Transport, anuncios de Cultura y Ensenyament, de exposiciones y obras de teatro del IMAC o
el Teatre Bartrina o el Fortuny, y, por todos lados, las infaltables pegatinas fosforescentes de las
cerrajerías que ofrecen sus servicios o los anuncios de los inmobiliarios, que dicen “Urge comprar
piso en esta zona. Pago al contado”. Carteles que prohiben fumar, posters políticos en varios
sentidos: Reus, ciutat de qualitat, Vota PSC, No votis, Aquest est el nostre vot (un personaje de
cómic vuelca sus desechos en un váter), Combat el feixisme, “Por solidaridad, vota en blanco”.
Semáforos en las vetustas esquinas, franjas blancas en la calle, papeleras de color naranja que
portan el logotipo del Ajuntament y otros elementos que configuran una profusa semiología
accesible solamente a los iniciados en la vida contemporánea de una ciudad catalana como Reus.
La "selva de los símbolos", en la que los afiches sustituyen al follaje, recuerda continuamente a los
ciudadanos que se encuentran en un territorio normado y civilizado que tiene como objeto una
estancia agradable ya que la vida en tierras mediterráneas se lleva en buena medida en torno a
calles, plazas y cafés, donde no es raro por otra parte encontrar que los ciudadanos abordan, o no,
al alcalde o a los regidors. 12
El espacio ofrece también algunos signos discordantes, señales de conflicto, obras
vandálicas, manifestaciones de contracultura, símbolos de resistencia y antagonismo que se
expresan en variadas formas al paso; como los graffitis que pululan por la ciudad, los muchos
11
A. Gaudí (1914) en J. Bergós: Gaudí, l´home i l´obra, pág. 36, citado por I. Puig-Boada: El pensament de Gaudí
Col.legi d´Arquitectes de Barcelona, Barcelona, 1981.
12
Citando de nuevo a Gaudí: "I és que als nostros països meridionals no se surt al carrers exclusivament per
necessitat. Per aixó és que hem de tenir els carrers més preferent ornats que no pas d´altres paÏsos" (...) "Les
poblacions modernes, i especialment les mercantils, tenen la via pública com a teatre de la meitat de la vida dels seus
habitants, amb algunes d´aquestes preferides que no solament serveixen de comunicació de les diferents parts de la
ciutat, sinó que són lloc de reunió i de contractació i també de passeig i d´esbarjo" A. Gaudí: Canelobre. Apunts
descriptius del projecte de Canelobres de grup per a plaçes i passeis de la ciutat de Barcelona, manuscrit, 1878.
Citado por Isidre Puig-Boada: Ibíd
237
teléfonos y papeleras que están inservibles, basuras fuera de los contenedores, latas abolladas y
jeringuillas usadas, cierta estridencia que se ausculta en las barriadas y algún excremento de perro
que yace por calles por los passeigs del Prim y del Sunyer y por cualquier reducto donde se
manifiestan, los arrabales del Camí del Roser o el de Valls. Incluso en los bucólicos parajes de Mas
Llopis uno se encuentra con una nota clavada en la entrada de una huerta: “¿Tú sabes que vendes
cocaína, verdad?. Pronto lo sabrá la policía”. A pesar de estas notas disidentes, se denota un espacio
activa y convenientemente conservado y retransformado, pocas islas dejadas del confort y de otras
secuelas de civilización, donde se mezclan las señas inequívocas de la marginación y la protesta
contracultural, como sucede en St. Josep Obrer, en el Barri Inmaculada y en La Harmonía del
Carmen, situados donde los ávidos, especialmente a la medianoche, se enfrascan en pos de un pico.
El deterioro también esta patente en fachadas ajadas, espacios derruidos, como el del Pallol en el
corazón de Reus; en los numerosos edificios de pisos y de negocios que esperan venta o traspaso y
segura rehabilitación, que abundan por cierto en esta ciudad, ávida de obras nuevas y fortuna de las
inmobiliarias. Contrastan con otras urbanizaciones también periféricas donde la tranquilidad nunca
es interrumpida por arengas de camellos y la violencia es cosa vista solo por televisión. Nada que
ver con el confort de Mas Vilanova, los Xalets Quintana o la avenida Sant Jordi, tampoco con
zonas residenciales más modestas y no menos dignas, como el arbolado Juroca, el bucólico
Residencial Blancafort, o también pel carrer Llovera, donde se vive muy a gusto en medio del lujo
de la zona comercial.
La competencia del uso del espacio de lo público como esfera de difusión y debate se
expresa en los signos de iniciativas tanto comerciales como ciudadanas plasmadas en los muros de
la ciudad por doquier. Anuncios y pintadas, que, aunque expresan opiniones de sus autores, son
indicios de los temas predilectos para su difusión pública. Una inscripción en un cuartel por el
Passeig Mata recuerda a los reusenses que son parte de España: “Todo por la patria. El honor es
nuestra divisa”. Campañas de solidaridad, afiches de la CGT, abolición de la deuda externa,
conciertos de rock. Pintadas en las paredes: "Cada día la esclavitud y cada 4 años un caramelito",
"Visca Catalunya lliure", “Robar es un arte” (al lado de un anuncio de Mastercard), “Canya contra
Espanya”, "Vive como piensas o acabarás pensando como vives", "Ens robem La Palma, us
robarem l´Ajuntament", "Fora ETT" (empresas de trabajo temporal), “Gaudí de Riudoms”, Fuma
Cannabis, "L´ultim que tanqui la llum", “Los reyes magos no existen, son los padres”, “Sigues
realista! Demana l´impossible”, son algunas de las legibles, abundando los grafismos
inexpulgables sin mucha gracia ni artesanía. Por otro lado, rótulos de rebaixes en tiempos
oportunos, ofertas de pisos para renta o venta, Fortuna, Osborne, Ducados, Marlboro y Camel,
Pizza Hut, "tenim menjar blanc", "Sabates i roba al millor preu". En medio de esta selva de
símbolos visuales, el puntual toque desde Lo Campanar durante el día recuerda por el oído que el
tiempo sigue su marcha. Las campanas se echan al vuelo cada hora y cada quince minutos desde
uno de los edificios más antiguos y venerables de la ciudad, impregnando el ambiente de una
insondable nostalgia e inevitable premura que evoca ese tañer esporádico y de alguna manera
anticipado, que pone la atención en que los momentos están pasando; pero también quizás, para
recordarnos que el presente también está siendo historia, y que tiene sus entresijos.
Aspectos poblacionales
En el caso de los aspectos demográficos interesa considerar para nuestro tema que estos
inciden numérica y cualitativamente en la conformación de la ciudad y lo que constituye su ámbito
público, que se deriva en la implementación de servicios y la distribución de recursos, y también en
formatos de representatividad para diversos colectivos o conjuntos sociales de una ciudad. El
número de habitantes puede ser también una medida del atractivo que presenta para la atracción de
población foránea. Los aspectos demográficos, a la vez, establecen criterios que estructuran la
participación ciudadana, como sucede con los grupos ciudadanos asociados en base a la edad o al
238
origen étnico o regional. Denotan la existencia de conjuntos sociales en los que la población se
diferencia aun cuando no siempre esté organizada o siquiera representada, expresando la
constitución potencial de actores sociales, grupos de riesgo, sectores de interés o comunidades
virtuales que tienden a erigirse como interlocutores diferenciados según los distintos problemas y
necesidades que son considerados por éstos de orden público.
Para el caso de Reus se trata de una población que en el contexto catalán ha perdido la
importancia que tenía en el siglo XVIII, cuando constituía la segunda ciudad del país catalán
después de Barcelona, siendo entonces una de las principales urbes de España. Ya entrando el XX
desde 1910 a 1960 el municipio experimentó un crecimiento de estancado a moderado
manifestando un comportamiento demográfico poco dinámico y la casi total ausencia de
movimientos poblacionales, con una evolución demográfica similar a la de Tarragona, de
crecimiento lento, manifestando una tendencia al estancamiento demográfico que venía
perfilándose desde el siglo diecinueve: de 26.752 habitantes que tenía en 1897, pasó apenas a
28.171 en 1957, casi un siglo con más o menos la misma población. El importante flujo migratorio
desde el resto de España a partir de la década de 1960, determinado por la implantación de la
petroquímica en Tarragona y también por el desarrollo de la avicultura en el entorno reusense, va a
revertir esta tendencia convirtiendo a Reus en una ciudad desordenada, como lo expresa el
Ajuntament en su página web: “...la població reusenca (...) experimentà a partir del 1960 un
progressiu i desordenat creixement a causa de la nombrosa arribada d'immigrants provinent de les
comarques de l'entorn i principalment d'altres zones de l'Estat Espanyol, sobretot jornalers del
sud, que feren multiplicar per dos la població local, amb la qual cosa s'inicià un procés de
mestissatge i d'integració cultural i vital que ha configurat una nova realitat sociocultural.” Y
aunque Reus entonces presentaba una tasa de crecimiento anual elevada (3.9%), resultó ser inferior
a la que entonces experimentó Tarragona, de tal modo que para la década de 1970 esta última
aumentó más su número de habitantes. Por otra parte, la tasa de crecimiento de Reus se redujo al
1,5% entre 1975 y 1981. 13 Sin embargo, a pesar de que en la región el municipio perdio desde
entonces peso demográfico frente a Tarragona, conviene resaltar que Reus ha ostentado en las
últimas décadas una de las tasas de crecimiento más altas del sur de Cataluña, siendo del 11.4%
anual desde 1981. De esta forma, en las últimas cinco décadas Reus ha triplicado el número de sus
habitantes, pasando de los 32,285 que tenía en 1940 a los 90,993 del censo de 1990. De hecho, es
una de las ciudades catalanas que más han crecido en el período 1986-1991 (6,188 habitantes en
este lapso), y aunque de 1996 a 1998 perdió 1,959 habitantes, el hecho de que los municipios
vecinos hayan aumentado su población es algo que le ha seguido beneficiando. En los últimos años
se registra “una tendència a l'alentiment en l'increment del nombre d'habitants”, siendo su
crecimiento moderado y motivado en cierta medida por el hecho de que varios eligen Reus como
ciudad-dormitorio, aunque también para estudios y por motivos de trabajo. 14 Ver Figuras V. 1 y
V.2.
13
Generalitat de Catalunya/Direcció General de Política Territorial: El potencial económic del sistema de ciutats de
Catalunya. Reus, a la recerca d´un motor de creixement Banca Catalana, L´Hospitalet de Llobregat, 1988.
14
Según el regidor José González Rufí: ”Si es relaciona la taxa d'atur baixa amb la mobilitat es constata que, malgrat
no haver-hi una suficient dotació de llocs de treball, la ciutat ha continuat creixent amb ritmes importants. Per tant, hi
ha decisions d'ubicació de residència habitual, és a dir, que moltes persones, tot i no treballar a Reus, decideixen
instal·lar-hi la seva residència. La ciutat actua, per tant, com un pol d'atracció de nous habitants, fet directament
relacionat amb el seu atractiu pel que fa a la qualitat de vida”.
239
Figura V.1
Habitantes en Reus S. XVIII-XX
100000
90000
número de habs.
80000
70000
60000
50000
40000
30000
20000
10000
0
1787
1860
1900
1910
1940
1945
1950
1955 1960
años
Año
1787
1860
1900
1910
1940
1945
1950
1955
1960
1970
1980
1987
1990
1996
Número
habs.
14400
27557
26681
25363
32285
35014
35950
36914
41044
59095
88593
81816
90993
90993
1970
1980
1987
1990
1996
1998
240
1998
89034
Fuente: Elaboración propia, en base a datos contenidos en E. Gortz: Reus. La formació de una ciutat: op. cit. y Diari de
Tarragona, 27 de nov. 1999.
Figura V.2
EVOLUCION DE LA POBLACION 1940-1996,
CIUDADES DE LA PROVINCIA DE TARRAGONA
120000
100000
80000
Reus
Tarragona
Valls
Cambrils
60000
40000
20000
0
1940
1950
1960
1970
1981
1991
1996
.
Reus
Tarragona
Valls
Cambrils
1940
32285
35648
10866
3812
1950
35950
38841
11650
4076
1960
41044
43519
11886
4761
1970
59095
78238
15091
7295
1981
79245
109112
18857
11136
1991
87670
110156
20092
14571
1996
90993
112176
Fuente: Elaboración propia, fuentes varias.
20206
17536
La preeminencia de Reus se denota en la concentración de pobladores que aquí conviven,
pues es un municipio predominantemente urbano, aglutinado en la ciudad del mismo nombre. El
término municipal tiene una superficie total de 52, 71 km2, con una densidad de habitantes que es
alta en el conjunto del Baix Camp, denotando con esto la vocación de ser la ciudad de referencia de
una amplia región. Para 1996 era de 1,726,62 habitantes por kilómetro cuadrado, superando la
media de Cataluña (190), situándose en un punto intermedio entre el Barcelonés (16,087 habitantes
241
por km2), y áreas como el Vall d´Aran, con diez habitantes por cada uno de sus kilómetros
cuadrados. 15 A nivel de la estructura por grupos de edad, la pirámide de Reus muestra un triángulo
de base estrechada, como efecto de una baja en la tasa de natalidad que comenzó a registrarse más
tardíamente que en el promedio catalán. Mientras que en Cataluña el grupo quinquenal de 10-14 es
más reducido que el grupo de mayores de 65 años, en Reus es mucho más numeroso. Sin embargo,
la tendencia al envejecimiento de la población (un fenómeno común en toda España) se perfila
también en Reus, como se aprecia en el hecho de que el grupo de 0 a 14 años haya disminuido su
proporción del 26.6% a 16% en las últimas 2 décadas. Según datos del padrón municipal de 1996 el
grupo más numeroso corresponde a las edades productivas entre los 30 y 64 años, en una
proporción del 44%, seguido de los jóvenes (15-29 años) que componen un 25%, siendo el tramo
más numeroso el que componen los jóvenes de 20 a 24 años (8.4%). 16 La tercera edad por otra
parte constituye un colectivo etareo de proporción creciente que para 1996 alcanza ya el 15.4% del
total poblacional cuando en 1981 contaba con el 9.8%. 17 Ver Figura V.3.
Figura V.3
POBLACION REUS POR GRUPOS DE EDAD 1996
<5 años
5%
5-14
11%
>65 años
15%
15-29
25%
30-64
44%
Fuente: Elaboración propia en base al Padrón Municipal del 1 de diciembre, 1996.
La composición étnica y regional y regional de Reus muestra una población diferenciada, lo
que se observa en los datos del padrón municipal de 1996 sobre el lugar de nacimiento de sus
habitantes (Figura 4), donde puede apreciarse que solamente una cuarta parte de los ciudadanos de
Reus ha nacido en Cataluña, mientras que un 72% corresponde a los originarios del resto del
Estado Español, siendo estos en su mayoría procedentes de Andalucía, Extremadura, Aragón y
Castilla-La Mancha, conformando los colectivos más numerosos del sector culturalmente
“españolista”, una nominación ciertamente inexacta pero que nos servirá con fines analíticos, en
este caso para destacar el hecho de que hasta un 57% de este sector procede de otras comunidades
autónomas del resto de España que no tienen formas de asociación ciudadana a nivel local, a
15
Gabinete de Estudios Oficiales de la Cámara de Industria y Navegación de Tarragona: Tarragona económica 1997,
Tarragona, 1998.
16
Caixa Catalunya: Anuari Económic Comarcal Baix Camp, 1999.
17
Según datos del Institut d´Estadística de Catalunya: Censos de població i padrons municpals d´habitants 1981-1996
en http://www.gencat.es.
242
diferencia del 16% que conjuntan los nativos de las cuatro comunidades señaladas. 18 En general,
puede decirse que, según nuestras observaciones, la convivencia entre el sector “español” que
representan los migrantes y el sector “catalán” de los nacidos en Cataluña no es causa de grandes
conflictos en Reus, aunque para ambos, ciertamente, representen grupos culturalmente distintos.
Para varios de nuestros informantes “españolistas”, los catalanes son excesivamente celosos de su
intimidad, agarrados, trabajadores y demasiado puntillosos en lo económico, exagerados para
controlar y pedir cuentas. “No creas que te van a dar nada. Siempre tienen el puño cerrado”, nos
comentaba un manchego residente en Reus hace 22 años. Otro nos decía: “Los catalanes están
todos zumbados. No saben que todas las personas dejan su territorio por obligación, y aquí siempre
te hacen ver que no puedes tener sus privilegios (...) Cataluña es una farsa. Los que están en la
administración no quieren ser responsables ante la nación (...), hay unas elecciones, que las ganen
(...), de todos modos, el sesenta por ciento de Cataluña es nuestra, la venganza se sirve del destino”.
Conviene asentar que para la gran mayoría de nuestros entrevistados con origen en el resto
del Estado Español, es muy difícil lograr la amistad de los catalanes. No les gusta hablar contigo en
catalán, que cuando has empezado ellos inmediatamente se pasan al castellano, un artilugio muy
consabido de los catalanes reusenses, para quienes constituye un recurso cordial, pero que para
muchos de nuestros informantes “españolistas” es una forma de humillación, pues te muestran que
no sabes hablar el catalán correctamente. “Luego, si les hablas desde el principio en castellano,
hasta parece que se ofenden y te miran frío”, nos comentó un entrevistado que es de Extremadura y
que lleva más de cuarenta años viviendo en Reus atendiendo un bar. Para los catalanes sucede que
los canales de relación son diferentes, y aunque se consideran distintos no se quejan en general del
carácter de los (otros) españoles, si bien los consideran quizás algo estridentes a unos pocos, más
pícaros a otros, informales todos y algunos hasta fachas. Saben que hay de todo.
Figura V. 4
18
La inexactitud del calificativo de “españolista” se debe a que alude a una condición cultural e ideológica de los que
reconocen a España como su nación, y que esto es algo difícil de cuantificar. No obstante, es un sector importante que,
por ejemplo, suele tener dificultades para acceder al idioma catalán y que desde luego no se identifica con las
reivindicaciones nacionalistas del sector catalanista. Hay que considerar además que se dan otros procesos: de los
nacidos en Cataluña algunos son hijos de padres cuya procedencia es el resto de España, algunos de los cuales pueden
profesar una ideología catalanista o no. También sucede lo contrario, y las opciones al respecto pueden ser muy
variadas según pudimos observar someramente durante nuestro trabajo de campo.
243
ORIGEN POBLACION REUS 1996
Catalunya
25%
Extranjeros
3%
Andalucia
9%
Resto España
56%
Aragón
Castilla Mancha 2%
Extremadura
3%
2%
Origen
Número de nacidos en
%
Catalunya
Andalucia
Extremadura
Aragón
Castilla-Mancha
Resto España
Extranjeros
TOTAL
23340
7851
2469
1924
1568
52280
2310
91742
25,44
8,56
2,69
2,1
1,71
56,99
2,52
100
Fuente: Elaboración propia en base al Padrón Municipal del 1 de diciembre, 1996.
Otro asunto es el de la población gitana, considerada por algunos como al menos
problemática si no a veces conflictiva. Se relaciona con los escándalos que protagonizan, los
hechos de sangre y delincuencia, tráfico de drogas, parrandas y gritos a altas horas de la
madrugada, rumbas altisonantes en sus radios, ausentismo escolar, alcoholismo, yonquis y trifulcas.
No obstante, la mayoría de los reusenses, catalanes y no, reconocen que estas particularidades no
incluyen a todos los gitanos. Varios de nuestros informantes nos hablaron de que hay tres tipos de
gitanos: los que nacieron en Reus y son descendientes de gitanos que llegaron hace más trescientos
años, y los que vinieron en los sesenta, muchos de los cuales son evangelistas y se rigen por un
Consejo de Ancianos, cultivan el romaní y siguen más o menos ciertas tradiciones muy suyas. Muy
distinto es el caso de los que llegaron reubicados de “La Esperanza”, de Tarragona, quienes son los
que ocasionan los problemas.
En cuanto a los extranjeros, que representan un 2.52%, merece señalar que Reus registra
índices crecientes de población que viene de otros países, siendo en su mayoría procedentes de
países islámicos, pasando de constituir el 36% de todos los extranjeros en 1996, a casi 60% en
apenas seis años, siendo principalmente a costa del vecino Reino de Marruecos. Constituyen un
sector de la población muy aislado, que a veces se mezcla por el Islam con los subsaharianos que
también practican la religión. A pesar de que en las obras no sea extraño escuchar todo el día
“!Abdul, que vengas!”, como a nosotros nos sucedió durante la redacción, si que resulta rarísimo
encontrarse a los moriscos y pakistanies más allá de ciertos bares, locutorios y carnicerías, que
constituyen sus puntos de reunión, de clientela tan suya que se extrañan si de pronto entras. Según
nuestras propias observaciones no se denota, por lo general, una actitud de animadversión hacia
244
ellos por parte de los reusenses, quienes son más bien muy tolerantes y no suelen ser maniqueos.
Sin embargo, no es inusual oir comentarios contra “los moros” y también cabe señalar la aparición
reciente de algunas señales antimusulmanas, como publicaciones comerciales de distribución
gratuita donde se acusa a los de origen magebí de ser culpables de la inseguridad ciudadana, pues
les atribuyen asaltos y venta de drogas. 19 El caso es que a muchos les pone nerviosos ver como los
islámicos se apoderan de una esquina o de una banca y les parece que obstruyen la libre
circulación, evitando mejor esas calles. Hay a quienes molesta la costumbre que tienen de sacarse
las sandalias y estarse dando masajes en los pies. Otra parte de nuestros entrevistados manifiesta
que en general los extranjeros, pero sobre todo los moros, son una competencia desleal en el
escueto mercado laboral, pues aceptan salarios y condiciones de trabajo que ninguno de aquí
aceptaría. 20
En importancia numérica les siguen los iberoamericanos, quienes representaban un 17% en
2002, y que han venido en su mayoría de Argentina, Uruguay y la República Dominicana, siendo
menor la proporción de peruanos y ecuatorianos; luego de Europa, donde la mayoría son los rusos,
conjuntando con alemanes, franceses e ingleses un 18%. La población asiática incluye además de
los chinos a una pequeña colonia de empresarios coreanos. Y los africanos subsaharianos, apenas
un 1.5%, que deben pasearse mucho pues su presencia es relativamente notoria para su escaso
número. Son un colectivo del que nadie parece quejarse, como tampoco de los paquistaníes,
especializados .entre otras cosas- en la venta ambulante de rosas. Quizás estos más de dos mil
habitantes extranjeros de Reus se mueven mucho, pues no resulta nada raro ver mujeres con la
cabeza cubierta y túnica paseando por la ciudad, tampoco escuchar los acentos latinos al pasar por
las calles, ver a africanos altísimos por aquí y por allá, y árabes vestidos a la suya o no. Lo más
seguro, claro, es que varios de ellos no consten en las estadísticas porque no están empadronados ni
tienen permiso de residencia. Como aparte están los turistas que vienen a la Ruta del Modernisme,
Reus se ha vuelto de unos años acá una ciudad muy cosmopolita. Algunos de sus puestos de
revistas venden diarios en varios idiomas occidentales y aparte, abundan los todo a cien orientales,
los colmados y locutorios pakistaníes, las carnicerias marroquíes, los restaurantes chinos y
japoneses y hasta uno coreano.
Figura V.5
19
“Sota L´ombra de Al.là!: Que se´n vagin!. Se aixequen moltes ves a favor de la tolrància i el respecte cap altres
cultures i aixó sería el just el normal i el positiu (...) L´indignant és quan s´arriba al límit, qui vela pels veïns i
comerciants de varis barris de la Ciutat que estan farts (Av. Jaum I, Carrer Rocamora..), havent de suportar el tràfic
de drogues, robatoris i prostitució a plena llum del dia sota l´atònita mirada de qualsevol vianant, veins amb por de
caminar sols per la nit”. Baix Camp No. 11, Reus, 2003.
20
Solamente en ambientes libertarios es donde puede verse la tímida presencia de jóvenes marroquíes, de quien no
puede decirse que sean ciertamente muy islámicos aunque sí suelen ser muy respetuosos y cosmopolitas, como varios
de ellos nos señalaron en ciertos bares frente a una botella de cerveza. Algunos de estos nos comentaban que los
reusenses son muy variados frente a esto del racismo. Si algo se puede generalizar es que en general son menos racistas
que los franceses, pues la mayoría de nuestros entrevistados habían vivido antes allá antes de venir a Reus. Nos
hablaron varios, no solamente los musulmanes, de lo difícil que les resulta aprender el catalán cuando tienen además
que hablar en castellano, y de la poca colaboración que muestran en general los catalanoparlantes para ayudarles a
aprender su idioma.
245
Ciudadanos de origen extranjero Reus 2002
Asia
4%
Africa
2%
Norteamerica
1%
America Latina
17%
Europa
18%
Paises Islámicos
58%
Origen
Europa
Paises Islámicos
America Latina
Norteamérica
Asia
Africa
Otros
TOTAL
1996
867
829
471
25
71
36
11
2310
%
37,53
35,89
20,39
1,08
3,07
1,56
0,48
100%
2002
%
380
1250
358
17
86
32
0
2123
17,9
58,9
16,9
0,8
4,1
1,5
0,0
100%
Fuente: Elaboración propia, padrón municipal de Reus
Según nuestras observaciones resulta arriesgado establecer para el caso de Reus el tema de
las identidades culturales diferenciadas como entidades fijas o aisladas, un asunto que merece ser
tomado en cuenta sin olvidar que se trata de un tópico muy dinámico, motivado sobre todo por la
educación formal de los niños, que se hace preferentemente en idioma catalán, aunque entre ellos
suelen emplear el castellano y es algo que preocupa a algunos padres catalanistas y reusenses según
pudimos testimoniar. Un hecho que, aunado a la promoción de lo local y lo regional y a su mezcla
con otras manifestaciones culturales, propicia la emergencia de identidades complejas, matizadas
por el carácter de la socialización a cargo de la(s) familia(s) de origen, a veces resultado de uniones
mixtas. Según los datos de la Generalitat de Catalunya que se muestran en el Cuadro y la Figura 6,
si consideramos que el grado de entendimiento de catalán es un buen indicador de integración y
sentimiento de pertenencia local, puede verse que la proporción de los que entienden catalán y lo
hablan, leen o escriben, es mayor en los que han llegado más recientemente a Reus. A la vez
destaca que solamente 401 reusenses de los llegados después de 1990 no lo entiendan en lo
absoluto, un sector que en el gran total conjuga al 9.11% de los locales, muchos de los cuales
sencillamente se niegan a utilizar otra lengua que no sea el castellano aunque tengan más de 40
años viviendo en Reus. Para los jóvenes que buscan trabajo, la opción no es tan gratuita, pues,
como nos señaló una informante: ”...si no saps parlar el catalá no tens res per fer a Reus, es com si
no existieixis”.
Cuadro V.6
246
Población según grado de competencia del catalán por año de residencia, mayores de 2 años,
Reus, 1996.
Any Residèn.Cat.
Sense canvi
Després de 1990
De 1990 a 1986
De 1985 a 1981
De 1980 a 1976
De 1975 a 1971
De 1970 a 1966
De 1965 a 1961
De 1960 a 1951
De 1950 a 1941
De 1940 a 1931
De 1930 a 1921
Abans de 1921
Total
Porcentajes
Pob.2 anys i >
59442
2025
1843
1238
2932
4602
3886
5237
4744
2001
789
344
92
89175
100%
l'entén
58836
1624
1622
1110
2641
4066
3440
4638
4277
1834
717
297
77
85179
95,52
el sap
parlar
54688
941
923
674
1508
2109
1771
2290
2311
1131
522
205
55
69128
81,16
el sap
llegir
50691
887
975
737
1635
2193
1747
2215
2031
901
384
152
44
64592
93,44
el sap
Escriure
No l'entén
38433
606
521
401
527
221
434
128
917
291
949
536
593
446
591
599
519
467
238
167
101
72
47
47
17
15
43887
3996
67,94
9,11
Fuente: Elaboración propia, con datos contenidos en http://gencat.es
Economía y sociedad a nivel local
Hablar de la economía reusense precisa decir que esta ha cambiado mucho en las últimas
décadas, aunque esto también puede decirse para los últimos siglos, pues, en Reus el como ganarse
la vida ha sido siempre producto del ingenio local para los negocios, ávido e interesado en
oportunidades de plusvalía y beneficio. Y que frente a la ciudad agrícola e industrial que Reus fue
en los siglos XVIII y XIX, hoy es una ciudad donde los servicios son la principal fuente de ingreso.
De esta forma, la economía, tradicionalmente basada en su último ciclo en el aguardiente y la
sedera, tuvo a partir de la década de 1950 un impulso motivado por el auge de la actividad avícola,
la implantación de un complejo petroquímico en Tarragona y el turismo de la Costa Daurada. Y
por la producción de frutos secos, un área donde Reus ha destacado particularmente tanto en el
cultivo como en el procesamiento; sin olvidar el impacto que ha mantenido desde hace mucho
tiempo el sector servicios en esta ciudad de botiguers que a primera vista es Reus. Así, según
estimaciones del Instituto de Estadística de la Generalitat Catalana para 1996, la población ocupada
de Reus (31,685 trabajadores) se distribuía en un 61.69% en el sector servicios, un 27.36% en la
industria y solamente un 2.39% en el sector agrícola.
El sector servicios abarcó al 62,7% de afiliados a la seguridad social en 1999, generando
además el 64,3% del el PIB municipal, lo que según palabras del regidor de Hisenda del
Ajuntament, “Tot plegat defineix la ciutat com una ciutat de serveis i amb capacitat de
desenvolupar una capitalitat efectiva per a l'entorn geogràfic immediat”, manifestando con ello el
reconocimiento a una vocación de la ciudad por constituir un bastión en este ramo, en el que
siempre ha sido hegemónico el del comercio. 21 A pesar de que en Reus el comercio al detalle que
realizan las botigues es el más prestigiado y notorio, el sector se encuentra bastante diversificado,
conjuntando empresas tan variadas como encuadernación, energía solar, tecnología para el cultivo
del cañamo, discotecas y salas de fiesta, consultorías, academias, servicios médicos privados
(incluso un psicoanalista), agencias de viajes, aire acondicionado, futurología y hasta residencias
21
Josep Fernández Rufí: “Presentació dels pressupostos 2003”, dilluns 28 d'octubre de 2002, consultable en
www.reus.net
247
para animales domésticos. El número de sus actividades ha manifestado un importante crecimiento,
especialmente en el ramo de servicios a las empresas, personales e inmobiliarios, que para 1996
conjugaban al 6.45% de las licencias económicas. Para 1999 otros servicios privados conformaban
un 10,5% del PIB, los servicios públicos un 4,2%, la hostelería 8%, y la construcción un 58,8%. 22
Cabe señalar respecto al sector servicios la ubicación estratégica que plantea la cercanía de
Reus con la Costa Daurada. Por un lado, por el impacto del turismo en las ventas del sector en la
ciudad, y por el otro, por la atracción que Salou, Tarragona o Cambrils representan como fuente de
trabajo para algunos reusenses en este mismo sector. No obstante, la visión de bonanza del
comercio no es vista así por todos, quienes consideran que es un sector sumamente vulnerable
debido a la tendencia a la invasión de mercados de las grandes superficies comerciales. 23 En
palabras de uno de nuestros informantes: "...Reus sigue buscando un lugar donde ubicarse y no
acaba de conseguir adaptar su tradición comercial. Ante la competencia de las grandes superficies
parecen contentarse con recoger las migajas que dejan. Son innovadores y los comercios están
modernizados pero no así la actitud de los comerciantes que pareciera que lo hacen un poco a
contrapelo, sin gusto y debajo de las nuevas fachadas se muestran rancios, arcaicos nada más se les
rasque un poco. Es triste ver como logran hacer a los jóvenes, viejos, con modales de viejo cuando
tienen que intervenir en la cosa social o pública."24
A pesar de que el sector industrial ha disminuido proporcionalmente a favor de los servicios
(y del paro, agregaríamos), digno es de señalar que la ciudad mantiene cierta presencia industrial,
basada en empresas muy diversificadas y con un gran porcentaje de ellas, más del 40%, que son
más bien pequeñas, de menos de 100 trabajadores (en su mayoría menos de 25). Para fines de los
ochenta un 78% de los reusenses ocupados dependían de empresarios locales, un porcentaje que ha
bajado por el cierre de empresas como la Crolls, pero también por un aumento en la participación
de capital foráneo. El sector industrial, que actualmente representa el 27,4% de la ocupación total y
el 22,4% de la producción, está ubicado en Reus en distintos polígonos industriales, siendo el del
AgroReus uno de los más aglutinados. Destacan de forma especial las empresas de
comercialización y transformación de productos agrícolas y avícolas y también una serie de
empresas innovadoras. La industria avícola a pesar de sus viscitudes continua siendo de peso en la
economía local, siendo el entorno de Reus el bressol de la producción avícola industrializada. Su
relevancia actual es tal, que es la Llotja de Reus la que fija los precios del huevo de gallina a nivel
de todo el Estado Español. La posición de Reus en este ramo, especialmente gracias al éxito de la
Unió Agraria Cooperativa o de la Cooperativa Comarcal Avícola, es notable, como lo es también
en el ramo de fabricación de piensos (Procasa, Compalsa).
Una rama que aunque ha decaído se mantiene dentro de la comarca es la producción de
aguardientes y vermuts, derivada de la producción vitivinícola regional para constituir una de las
principales industrias de la ciudad (Miró Salvat, Frances Amigó son algunas de las más pujantes).
Otra industria importante, derivada de los cultivos del entorno, es la del aceite, siendo de Reus la
22
La construcción agrupa al 15% de los trabajadores de este sector en sus casi 30 empresas de la ciudad, aunque cabe
señalar que hay empresas constructoras en toda la comarca, que de alguna manera se ha especializado en el tema.
Aunque es un sector que se vió particularmente en crisis después de terminadas las obras de la petroquímica, para 1999
representaba un 12% del PIB reusense. Y ha vuelto a ser el ramo de mayor expansión, pues de 1995 al 2000 ha
presentado un crecimiento del 20,8%.
23
El comercio, que continúa siendo muy relevante en Reus (abarcando junto con la restauración al 52% de las licencias
económicas en 1996), ha seguido una tendencia a la reestructuración, con el incremento de la superficie mediana por
local, lo cual es visto como un buen augurio frente a esta amenaza.
24
Interesa contrastar esta visión de un informante del ramo industrial con la del dirigente de la Unió de Botiguers de
Reus, quien nos dijo a cambio que considera que “la oferta comercial de Reus es d´un bon nivell sobretot perquè al
costat de les franquicies hi ha un particular teixit empresarial propi que ha perdurat al llarg del temps i fà que, en
conjunt, es trobi un comerç reconegut com a modern i prestigiós. Anys enrera pot ser la capitalitat comercial de Reus
ocupava un territori de influència més ampli però segurament amb menos gent de la que es influenciada en aquests
moments, pel que cal aprofitar la etiqueta de ´ciutat comercial´ sense que això vulgui dir que no s´han de recolzar
d´altres desenvolupaments com l´industrial”
248
denominación de origen Suriana, a base de aceitunas auberquines, donde la Casa Gasull, la Unió
Agraria, Panisello y la Comercial Afruse son algunas de las principales empresas locales. Además,
están las empresas químicas, de sistemas de riego, estufas, envases, componentes de automóviles,
papelería, software, libros, confección, cera dental, granulados efervescentes, material de
laboratorio y de osteosíntesis, aditivos para alimentación, galletas y dulces y material publicitario.
La metalúrgica, por su parte, es otra entrada importante aunque ha disminuido mucho en su peso,
como también la industria textil, y por consiguiente, la de piel y del calzado. Sin embargo existen
algunas pequeñas industrias textiles y de confección que suelen ser fuente de trabajo "negro".
La actividad agrícola, el llamado sector primario, mantiene un peso limitado en la economía
local, generando el 1,4% en producción. La avellana es el cultivo dominante, seguida de la olivera,
la almendra, la viña y el melocotón. La relevancia de los frutos secos se advierte en el peso que su
Bolsa de Contractació tiene a nivel internacional, controlando el 90% de la almendra y el 65% de
la avellana. Cabe señalar que una de las causas de la actual crisis por la que pasa este ramo tiene
que ver con la competencia internacional pues los frutos secos que produce la comarca se han visto
desplazados por las avellanas turcas y norteamericanas, bajando su cultivo un 40% en los últimos
diez años. 25 Para alguno de nuestros entrevistados de la Cambra de Comerç de Reus, esto ha
sucedido porque éstas y otras empresas del sector agropecuario no han sabido incorporar nuevas
tecnologías y reconvertir sus procesos productivos, basados tradicionalmente en la explotación
familiar. Aun con esto, los intentos de reconversión de los cultivos tropiezan con el déficit de agua.
Sin embargo, los frutos secos y las avellanas continúan siendo las bases de la producción agraria,
siendo todavía las empresas intermediadoras de estos productos las más acaparadoras del sector.
El tejido empresarial de Reus se caracteriza por ser muy amplio y diversificado, un hecho
que otorga flexibilidad a la economía local, aunque con el inconveniente de tener pocas grandes
empresas, las cuales conjugaban apenas al 2,9% de los ocupados para 1999, siendo el resto
empresas pequeñas (64.4%) y medianas (30%). Según nuestros informantes del sector empresarial,
tanto la tercerización de la economía reusense como el tamaño discretísimo de sus empresas se
debe a que “...así lo quisieron los políticos (...), no previeron la pérdida de la oportunidad de
industrializar la ciudad”, algo que no sucedió en municipios como Tarragona o Vila-seca (...)
donde no cometieron los mismos errores y hoy albergan grandes industrias químicas y
petroquímicas”. 26 Resulta interesante notar que en Reus el Ajuntament ha retomado el papel
empresarial de acumulador de capital para paliar de algún modo esta situación. Así se desprende
por su evolución y lo evidencia también uno de los discursos más recientes del responsable de
Serveis Económics: “...és evident que en absència de grans instal·lacions industrials o sectorials,
existeix un dèficit d’elements fixadors de la riquesa que es genera a la ciutat. Aquesta funció
d'element de fixació és la que des de fa anys ha decidit jugar l’Ajuntament a través dels seu sector
públic municipal, utilitzant aquest important volum de recursos per revertir-los al territori, tant en
termes de generació de riquesa com d’ocupació i capacitat d’atracció”. La variedad de las
empresas que actualmente existen en Reus puede apreciarse en la Figura V.7, que muestra por
categorías las licencias económicas que Hacienda otorgó en 1996.
En cuanto a la tasa de ocupación, interesa señalar que Reus ha mantenido cifras de
desempleo que tienden a ser de las más bajas de todo el Estado Español, conjuntando para el año de
2001 una planta de 39,126 trabajadores en todo el municipio. Para 1996, por ejemplo, el porcentaje
de población en paro se situaba en un 4.55%, bajando a 4.1 en 1999 cuando ese mismo año
25
Diari de Tarragona, 10 de juny, 2003.
La visión empresarial, según nuestros entrevistados del sector, considera que Reus quedó fuera de la oportunidad
industrial y la consiguiente creación de nuevos empleos debido a políticas equivocadas del Ajuntament respecto a la
habilitación de suelo industrial, por ofrecerlo escaso y caro ("los errores de Bellisens"). Que lo han querido remediar
con la creación de los polígonos industriales pero ya demasiado tarde, cuando las inversiones han ido a parar a
municipios vecinos, como el caso de Vila-Seca, a pesar de que Reus está en la encrucijada de muchos caminos.
26
249
Tarragona ostentaba un 4.74%, siendo de 6.4% en Cataluña y de 9.52% en España. 27 Parece ser la
recuperación de una tendencia a tasas altas de desocupación que, en el caso reusense, abarcó desde
1975, cuando se destruyeron paulatinamente más de 900 puestos de trabajo, y que con el aumento
demográfico natural llevó a una tasa de paro del 22,7% de la población activa a finales de la década
de 1980. Digno es de señalar que en algunos casos, como el sector de la construcción, la crisis tuvo
que ver con la inflación que sufrió el sector con la llegada de la petroquímica a Tarragona.
Actualmente, tanto el desarrollo de la industria turística en la vecina Costa Daurada como la
existencia de la agroindustria de los frutos secos generan importantes fuentes de trabajo temporal.
Para el año 2000 unos 10,668 reusenses se desplazaban a trabajar fuera, y eran 6,812 los que venían
de otros lares a lo mismo. Para el 2001, se consideraba que el paro habría descendido a un 1,1%,
situándose por debajo de la medias catalana y provincial (2%), según el anuario económico del
2002 de La Caixa. Actualmente se considera que Reus es la segunda ciudad de mas de 50,000 habs.
del Estado Español con los indices mas bajos de paro, con un 1.5% de la población activa, siendo
de uno por ciento para los hombres y de casi dos (1.9%) para las mujeres.
No obstante, el caso de las mujeres es distinto. Para 1991, un estudio realizado por la
Universitat Rovira i Virgili, señalaba que hasta un 74% de las mujeres en edad activa se
encontraban desocupadas, cuando en el caso de la población masculina esta proporción llegaba al
42.8%. Las ocupadas eran empleadas en el comercio, las profesionales y técnicos, las
administrativas, hosteleria y servicios, industria, agricultura, cargos directivos y autónomas. Siendo
“...el fet mes destacable del canvi que s´està produint en el treball de la dona es la presencia en el
mercat de treball de dones casades...Malgrat això, la percepció que predomina és la de que el
salari de la dona no es essencial per l´economia familiar, sinò que es tracta d´un ajut”.28
Figura V.7
27
Fuente: Institut de Estadistica Generalitat de Catalunya 1996, citado en Diari de Tarragona, 27 de novembre, 1999.
D. Comas D´Argemir (dir.) et als: "La situació socio-laboral de les dones a Reus" Informe de investigación.
Universitat Rovira i Virgili-Ajuntament de Reus, Reus, 1992, 291 págs. 268. También este estudio señala que “cada
cop es més elevat el nombre de dones que havent deixat la seva feina en casar.se o tenir fills volen incorporar.s´hi de
nou més tard...Les dificultats de reintegració solen ser grans, ja que a més d´haver perdut la seva experiencia poden
desconeixer fins i tot les noves tecnologies aparegudes en el sector en qué es trobaven treballant. En la pràctica es com
si comencesin de nou la seva trajectoria laboral, amb l´inconvenient de que conceptualment són considerades ja
"velles"... (perfil laboral doble fase o de cicle partit”), Ibíd.: 275.
28
250
Licencias Económicas 1996
Fincas, Aseguradoras y
Servicios a Empresas
6,45%
Energía y Agua
0,09%
Ind. Transf. Metales Industria Química
3%
0,65%
Otras ind. Manufactureras
5,50%
Transporte y
comunicación
8,25%
Comercio y restauración
52,36%
Construcción
11,26%
Otros servicios
12,48%
Comercio y restauración
3940
52,36
Otros servicios
939
12,48
Construcción
847
11,26
Transporte y comunicación
621
8,25
Otras ind. Manufactureras
414
5,50
Industria Transformadora de Metales
223
3
Fincas, Aseguradoras y Servicios a Empresas
485
6,45
Industria Química
49
0,65
Energía y Agua
7
0,09
Total
7525
100
Fuente:Elaboración propia, con datos contenidos en el Diari de Tarragona del 27 nov. 1999
Un hecho relevante para comprender la relativa bonanza de la economía de Reus es la
ubicación del municipio en la región del Camp de Tarragona, que comprende las comarcas del Alt
Camp, el Baix Camp y el Tarragonés, donde solamente seis ciudades mantienen una población
superior a las 10,000 personas (Tarragona, Reus, Valls, Salou, Cambrils y Vila-seca). La influencia
de Reus sobre su zona deriva en que el crecimiento del PIB, estimado en 4,3% para 1999
incluyendo la ciudad y su área de influencia, se mantenga en porcentajes superiores tanto al
promedio catalán (3,7%), como provincial (3,1%), para ese mismo año. Se comprueba la existencia
de tres núcleos de gravitación económica como cabeceras comerciales y de servicios para el resto
de localidades, donde Reus, Valls y Tarragona capitalizan la proximidad de las distancias que
existe en el Camp, documentándose un aumento de las relaciones y de la movilidad al interior de
esta región. Cada una de estas ciudades ofrece diferentes bienes y servicios, de esta forma, si bien
Tarragona es la capital administrativa por ser la sede provincial y aduanera, abocada a los servicios
que otorga en su calidad de puerto; en otras áreas, como los servicios de oncología de Reus y la
buena calidad de las mercancías que ofrecen sus botigas, hacen que para según que cosas estas tres
ciudades sean utilizadas en forma diferencial por los habitantes del Camp. En otros ámbitos, como
el recreativo, tanto Salou, como Cambrils y Vila-seca tienen atractivos turísticos particulares que
actúan como imán en un contexto más amplio. Solamente los municipios más aislados del Camp se
adscriben a una sola cabecera comercial. Una característica a destacar del eje Reus-Tarragona-
251
Valls, es la cercanía que tiene con el puerto de Barcelona, que reduce las posibilidades de
desarrollo de establecimientos muy especializados.
Según datos del anuario económico 2002 de "La Caixa" los niveles de renta familiar en
Reus se sitúan entre los 11,000 y 12,000 euros por persona y año, muy similar al promedio catalán
y por arriba del promedio provincial, compartiendo el mismo nivel (8) de ciudades como Bilbao,
Madrid o Alcobendas. Respecto a la distribución del ingreso cabe resaltar que si bien la estructura
de las desigualdades no es tan aguda como en el continente americano, la estratificación económica
de la población muestra no obstante agudos contrastes entre los que más tienen y los que más
carecen. Según un estudio realizado por la Universitat Rovira i Virgili y REDESSA en 1998, el
21.4% de la población podía considerarse con un nivel alto de ingreso (con más de 250,000 pesetas
al mes), un 16.8% de nivel considerado medio (entre 200 y 250,000), con un 23.4% en un nivel
medio bajo (entre 150 y 200,000) y un considerable 38.4% en el nivel considerado por este estudio
como bajo (definido por menos de 150,000 pesetas al mes). 29 Esto, según datos generados por el
Observatorio de la Pobreza del 2001 citados por uno de los regidores de IC-V se traduce en que
cerca de mil reusenses viven en la miseria, con pensiones de pensiones de 300 euros mensuales;
4,000 estan a un paso de la precariedad y falta de recursos; y en riesgo de exclusión social hay
9,000.30
Comportamiento electoral de los reusenses
Describir la conducta política de los reusenses no equivale ciertamente a aludir
exclusivamente al comportamiento electoral, pues como hemos venido revisando en Reus las
formas de participación en lo público abarcan formas que no se agotan en el voto ni en las
estructuras de representación. No obstante, los datos electorales nos permitirán adentrarnos en el
análisis de las tendencias que se perfilan en lo que todavía constituye el canal privilegiado de
participación de la ciudadanía: la que se hace a través del voto. La tarea implica, a nuestro ver,
explicitar también las particularidades que lo político asume en una ciudad mediana, donde las
pautas de sociabilidad hacen que la proximidad sean una práctica cotidiana en “una ciudad donde
todo mundo se conoce” y “cada quién sabe lo de cada casa”, un objetivo para el que el auxilio de la
etnografía y técnicas documentales nos serán propicios. Como nos señalaba uno de nuestros
regidors entrevistados, lo político es un tema que se lleva de forma muy distinta en el nivel local
de los municipios. La gente suele votar más en términos de simpatías personales que de programas
de trabajo o perfiles partidarios.
El particularismo de la arena política reusense se manifiesta ciertamente en rasgos propios,
que aunque tiene cosas comunes a todas las poblaciones de Cataluña y España, como la experiencia
del franquismo y la resistencia, manifiesta no obstante un distintivo por seguir políticamente las
tendencias más radicales que marca Barcelona, en oposición a las que mandan en Tarragona. “Una
ciutat ultravançada i ultraliberal com ès la ciutat de Reus” dice Paco Llevat en sus memorias, y
aunque exagere, no cabe duda que alude al carácter mayoritariamente “progresista” de sus
habitantes electores. 31 Desde la Transición, con el reestablecimiento del derecho al voto, el
ayuntamiento ha estado en manos del mismo partido, el PSC, –al igual que en Barcelonaobteniendo la mayoría absoluta hasta el año de 1992, cuando aunque ganaron, perdieron los
socialistas la hegemonía en Reus. Se efectúa el primer pacto de gobierno con otros dos partidos,
29
Varios Autores: Anàlisi de l´estructura comercial del Camp de Tarragona, documento inédito, Universitat Rovira i
Virgili/Reus Desenvolupament S.A., Reus, 1998.
30
Antoni Olliach en El Mercadal 5-19 juny-juliol de 2002.
31
F. Llevat: Plaça Mercadal. Kilòmetre 1, 2003, p. 130.
252
CiU y ERC, una experiencia que vuelve a repetirse en 1999 con la VI Legislatura, integrada por
diez regidors del PSC, tres de ERC y dos de IC-V, quienes firmaron un pacto de gobierno; más diez
regidors de CiU y seis del PP que quedaron como regidors de la oposición, esquema que volverá a
repetirse en la misma proporción en las contiendas municipales del 2003. En vista de este
panorama, para muchos de nuestros informantes bien puede decirse que Reus ha tenido
ayuntamientos mayoritariamente “progresistas” y “de izquierda”, aunque para otros “El PSOE ya
no es un partido de izquierdas”.
De hecho, las diversas legislaturas que la democracia ha traido a Reus se han caracterizado
por un perfil de izquierdas, imponiéndose una práctica discursiva y la generación de políticas
regidas en teoría por principios de equidad y justicia social, pluralismo y respeto de la diversidad,
igualdad de oportunidades y servicios de alta calidad, ofreciendo la posibilidad de una ciudad
"pensada por toda ciudadanía", tal y como se expresa en documentos elaborados por la actual
administración del ayuntamiento. 32 Reus es una ciudad donde quizás el recuerdo de la dictadura
pesa para que la mayoría de los electores se decante por un gobierno más bien de izquierdas, como
nos señalaron algunos informantes simpatizantes del PSC que conocimos, varios de los cuales nos
hablaron además de su papel cuando la resistencia franquista antes de la legalización de partidos y
sindicatos. ¿Porqué en Reus han ganado siempre los socialistas?, le pregunte a un regidor de este
partido. "Es que esta ha sido siempre una ciudad de izquierdas, no como Tarragona o Valls, que son
más del centro o de centro derecha"-. Eso me contestó, así sin más.
Para otros de nuestros informantes, el hecho que haya habido en Reus veinte años de
gobierno socialista sin interrupción se debe a un pacto tácito de apoyo del Ajuntament socialista a
los sectores medios y pequeñas empresas de Reus, aunque el electorado son sobre todo los vecinos
de las nuevas barriadas y del Nucli Antic de Reus, aunque excluyendo a los botiguers, “que son los
que votan a Convergencia” (CiU). Otro nos comentaba que entre los reusenses se elige lo menos
peor, y que a nadie le gustaría ver a CiU mandando en la Generalitat de Cataluña y también en el
ayuntamiento. “Después de todo no lo hacen tan mal los socialistas”, nos señalaba un joven
disconforme pero resignado con la política local. Y otro, la importancia de las relaciones, dejarse
ver, tener buen marketing y tener dinero para repartir, por lo que el poder se autopromueve para
perpetuarse. “Los socialistas son muy buenos en esto del pan y el circo”, nos comentó el militante
de una ONG local. El caso es que debido a esto, para muchos de nuestros entrevistados, Reus es
castigada por ser una ciudad de izquierdas. Uno más fijó elocuentemente la actitud dubitativa en
que se encuentran algunos electores de la izquierda: “A mi m'esta provocant moltes coses. Jo, el dia
d'anar a votar anire (...) no votaria mai dretes, pero no estic gens motivat per votar, perque tens
persones que, no se, (...) i llavors si vas a voatr a qui votes, yo a esquerra perque hem van be, pero
(...) Tinc un sarao montat amb el PSC de Reus que esta molt be i li donaria el vot a ells (...) i ara
estic dubtant per la situacio que hi ha, pactes aquí i alla, .... doncs es normal que la gent no vagi a
votar... llavors cuan veus que els partits triomfen y estan a dalt cada cop veus mes corrupcio, a
nivell general de entre partits, no al carrer, doncs no, y la gent no vota... ¡com esta el mon!”
Como se aprecia en la Figura siguiente, que muestra la evolución de la composición de los
regidores por partidos en Reus a partir de las últimas siete elecciones municipales, los cambios en
el perfil del voto han significado el avance de los partidos considerados derechistas y la pérdida de
la mayoría absoluta para el partido en el poder desde 1995, lo que se ha traducido en el inicio de
una política de coaliciones. En este mismo año de 1995 inicia la experiencia con formación de la
Comisión de Gobierno y cesión a otras fuerzas políticas partidarias (ERC, CiU y PP), de algunos
organismos autónomos y empresas municipales, quedando únicamente al margen Iniciativa per
Catalunya-Els Verds. En la presente administración la experiencia de coalición se ha dado entre el
partido mayoritario PSC y ERC, inicialmente, para posteriormente, en el 2000, incluir a IC-V
32
Ajuntament de Reus: Protocol de l´acord per a la formació del Govern Municipal de coalició de l´Ajuntament de Reus
que subscriuen els Grups Municipals del Partit dels Socialistes de Catalunya i d´Esquerra Republicana de Catalunya.
Reus: 1999.
253
dentro del equipo de gobierno, refrendando este pacto entre las tres fuerzas políticas de izquierda en
la novísima VII Legislatura.
Figura V.8
Regidores por partidos en elecciones
municipales. Reus, 1979-2003
número de escaños
14
12
PSC-PSOE
CiU
ERC
PP
IC-VERDS
Otros*
10
8
6
4
2
0
1979
1983
1987
1991
1995
1999
2003
años elecc. municipales
PSC-PSOE
CiU
ERC PP
IC-V Otros*
AP-PDP-UL
UCD
CDS
1979
9
6
2
0
4
4
0
4
0
1983
12
6
2
0
2
3
3
0
0
1987
11
8
2
2
1
1
0
0
1
1991
13
10
1
1
0
0
0
0
0
1995
10
7
2
4
2
0
0
0
0
1999
10
6
3
4
2
0
0
0
0
2003
10
6
3
4
2
0
En las elecciones de 79 y 83, IC-V concurrió como PSUC, y en 1987 como IC-UPM
Fuente: elaboración propia, basada en datos oficiales contenidos en la Web e informes del
Ayuntamiento de Reus 1999.
El abstencionismo en Reus ha manifestado una tendencia que lo sitúa en cifras muy
importantes, que rondan entre la mitad y un cuarenta por ciento del electorado, siendo su
comportamiento muy similar al observado a nivel comarcal, provincial y autonómico, como se
254
muestra en la figura 7, donde también aprecian proporciones mayores para los electores del Baix
Camp. En Reus específicamente, bien puede hablarse que se presentan los mismos signos de crisis
del sistema democrático, como lo muestran algunos elementos centinela, como las cuotas crecientes
del ciudadanos que se abstienen de ejercer su derecho al voto, que sumaron un 41% en 1995, más
del 50% en 1999 y 43.12% en las municipales del 2003. Si a estas últimas se suman los votos en
blanco (0.95) y los ganados por la CORI (3.30%), tendríamos que más de un 47% de los 73,382
electores optaron por manifestar preferencias antisistema. No obstante, interesa de momento
centrarnos en este 50-60% del electorado reusense que suele participar en las urnas, y que ha
decidido que desde la Transición el ayuntamiento de Reus esté en manos del PSC.
A pesar de que alguno de los regidors entrevistados, nos comentaba que el bajo interés que
se manifiesta en el abstencionismo electoral puede ser visto como muestra de un avance
democrático, en el sentido de que solamente se participa cuando las cosas van mal, digno es señalar
que para la mayoría de nuestros informantes más que nada expresa indiferencia. Otro regidor nos
decía que "en la actualidad los ciudadanos saben que la política está muy mediatizada por el tema
económico" (...) "...lo mismo da que gobierne tal o cual partido. El resultado es el mismo. Y es que
la política se ha burocratizado en todas partes". Y un ciudadano, que le decía a otro: “Aquí no se
puede hacer nada. Ya sabemos quién manda”.
Figura V.8
Abstencionismo electoral 1977-1995
50,0
45,0
porcentajes abstención
40,0
35,0
30,0
25,0
20,0
15,0
BAIX CAMP
PROV. TARRAGONA
10,0
CATALUNYA
5,0
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7
0,0
elecciones
Las elecciones municipales del 2003
Un abordaje más concreto sobre el comportamiento político reusense es quizás el referido a
nuestras observaciones de campo durante el período de las elecciones municipales del año 2003, en
255
las cuales el Consistorio fue prácticamente reelegido, quedando la distribución de las fuerzas
partidistas exactamente como en las elecciones pasadas del año 1999. Sin embargo, estas últimas
elecciones municipales apuntaron en Reus a fenómenos un tanto novedosos, pues, en esta última
contienda hubo al menos un partido nuevo (la CORI) que estuvo a punto de obtener un escaño en el
Pleno, y otro (el FIC), que tampoco estuvo demasiado lejos de lograrlo. El mantenimiento del
mismo esquema para el consistorio muestra quizás en el caso de Reus no tanto el peso del ámbito
estatal y autonómico de los partidos ganadores, sino más bien, el reflejo de una red local de
relaciones entre los intermediarios de los respectivos partidos políticos y sus sectores ciudadanos,
los cuales forman un denso tejido de lealtades y negociaciones, subsidios y servicios públicos,
contratos y prestaciones, presencias y mediaciones.
Las elecciones municipales del 25 de mayo de 2003 se dieron en un escenario novedoso, por
acontecimientos de nivel internacional, como la guerra de EE.UU. contra Irak, que tuvo el apoyo
del gobierno de Aznar a pesar de las numerosas manifestaciones en contra por parte de amplios
sectores de la ciudadanía española. A nivel nacional, crisis internas como la del Prestige, la
oposición al transvase del Ebro en el Plan Hidrológico Nacional, que no intimidaron al gobierno del
PP para decidirse a decretar la ilegalización de la izquierda abertzale (Batasuna y AuB) en Euskadi
poco antes de las séptimas elecciones locales. Además, la Junta Electoral prohibió expresamente el
uso de símbolos “No a la Guerra” o los nudos retorcidos de “Nunca Mais” en los Colegios
Electorales, un hecho que motivó indignación entre ciertos sectores de la ciudadanía. Considerando
que en el Estado Español las elecciones municipales son una suerte de primarias para las generales,
y que además en las de este año coincidieron con elecciones autonómicas en trece comunidades,
muchos analistas auguraban por todos estos motivos el descenso de los votos para el partido que
gobierna España desde el año 1996, el Partido Popular. Pero, contra todo lo esperado a nivel estatal,
no sucedió así.
Las campañas electorales en Reus, como en toda España, iniciaron dos semanas antes del
domingo 25 de mayo según está previsto por la ley, la cual además de establecer este límite
temporal prohibe también hacer uso de espacios no designados para fijar propaganda electoral, un
asunto que en Reus estuvo muy debatido debido a la “caza de brujas” en que se enfrascó el
Ajuntament contra los infractores. Sin embargo, las actividades protoelectorales puede decirse que
comenzaron mucho antes con otros eventos, publicaciones y actos públicos. “La verdad es que toda
la Legislatura es tiempo de campaña, los políticos siempre estamos en campaña”, nos señaló un
informante del sector. Las campañas de los partidos contendientes fueron ciertamente muy
diferentes. Contrastaban en la disponibilidad de recursos y en la profesionalidad que desplegaban
las distintas estrategias empleadas por los partidos. Aunque todos ellos se encargaron de llenar
Reus de propaganda en esas dos semanas, y tuvieron acceso a spots políticos en la radio y
televisión locales, era fácil observar la diferencia en la cantidad y calidad de los recursos empleados
en el diseño de las diferentes campañas.
El PSC, el partido hegemónico, el de los “socialistes de Catalunya”y filial del PSOE,
alquiló un local para la distribución de su propaganda electoral en el carrer Major, donde los
sucesivos ejemplares de “La Rosa”, el órgano de información de la campaña, eran entregados
masivamente a los peatones para que se enteraran de los logros de la administración presente y las
promesas para la futura. -“Es que se las saben todas”, nos comentaba un parroquiano en un bar por
Pere el Ceremoniós, -“Figúrese que tienen una revista mensual que se llama El Mercadal, y ya
habían venido sacando allí con fotos muy bien logradas todas las obras. Se ve que ya se tenían todo
listo para la campaña, y es que no pierden una oportunidad para hacerse propaganda. Es muy difícil
competir con ellos y sus publicistas, son muy profesionales”-, nos decía. Además de la revista, cuya
distribución gratuita fue tan profusa que se podía ver amontonada en los buzones de todo Reus, la
propaganda incluía pegatinas, tarjetas, folletos, gorras, bolsos, dulces, globos y bolígrafos con las
siglas del PSC y su símbolo de una mano en cómic aprisionando una rosa roja, que es el mismo del
PSOE. Los folletos resumían logros y promesas, había uno para todo Reus y uno diferente para
256
cada barrio. Eran distribuidos desde el local del partido en la Plaça del Castell, con sus balcones
luciendo el No a la Guerra, donde acudían los militantes a por propaganda para distribuir en los
barrios. Los actos de campaña fueron también muy vistosos y fueron muy cubiertos por los medios
de comunicación local: visitas a los barrios, a las asociaciones, comidas y desayunos con sectores
clave, conferencias, anuncios en RTV, carteles discretos en espacios designados y carteles
gigantescos en algunos costados alquilados, donde se veía a “Lluismi”, como popularmente le dicen
al alcalde, con su corbata roja que tiene la rosa de Reus estampada, y el pin dorado con el escudo de
la ciudad, “muy bien puesto, mirándote con sus ojitos pícaros”.“Avui Reus, Catalunya demà”, te
sentenciaba como si fuese un nuevo Big Brother, según nos comentó agudamente el mismo
parroquiano.
La campaña local del PSC estuvo muy bien montada. Los cuatro números de La Rosa.
Revista de l´agrupació local de Reus del PSC, comenzaron a salir desde enero del 2003 con una
periodicidad mensual. Hablaban de cohesión social, socialismo es humanismo, políticas integrales,
solidaridad, educación, formación y temas afines. En la portada del número uno apareció el alcalde
vestido de paisano con un fondo mutitudinario. El número dos enfatizaba el progreso económico de
Reus con la foto de uno de los polígonos industriales, mencionando en sus contenidos la casi plena
ocupación de la fuerza de trabajo de la ciudad, lo de “Reus, capital comercial i de l´oci cultural”, el
anuncio del proyecto de la Capsa Gaudí y una consigna: “Treballem per un model de Ciutat
equilibrada”. “Els joves també tenim dret a ser escoltats”, decía sobre una manta llevada en
manifestación en un dibujo aledaño a la columna de la Joventut Socialista de Catalunya, el brazo
púber del partido: “Ni LOU, ni LUC ni decretazos. Més politiques socials”. Un llamamiento a
« enfortir el poder local », que « ha estat un objectiu permanent de l´acció política dels socialistes.
(con una crítica adosada...). Y una advertencia para no votar mal: “En canvi, les forces polítiques
conservadores, CiU i PP, han optat sempre per mantenir el món local en un paper subordinat”.
El número de abril tuvo una portada pacifista y paradójicamente, un contenido más
beligerante: “Reus contra la guerra”, y en la contraportada: “Aturem la guerra d´Iraq. PSC, Reus”.
En la editorial, un sumario de logros y una presición: “Els sectors conservadors locals plantejaran
el seu habitual discurs catastrofista sobre la realitat de Reus. Però la demagogia d´aquest discurs
sense alternatives no pot amagar l´evolució positiva de la Ciutat”. Y si bien se habla de deportes y
cultura (“A Reus, treballem junts per la cultura”, dice el Filella, regidor de cultura), hay críticas
más explícitas a los partidos de derecha que contienden en Reus. Una columna, firmada por el
regidor de Relacions Cíviques, dice: “Els darres esdeveniments en l´ámbit de la política general
han constatat com el Govern del PP, amb el suport incondicional de CiU, ha executat politiquees
consevadores unilateralment, sense tenir en compte l´opinió de milers de persones que s´han
llançat al carrer en diverses ocasions per fer escoltar la seva veu (...) Cal apostar per unes
polítiques que sàpiguen desenvolupar la complicitat amb els ciutadans (...) convertint el ciutadá en
el centre de les decisions politiques”. Además, un balance de la alianza CiU-PP enumerando por
separado lo que cada uno de estos partidos “ha fet per tu”: desde el financiamiento a la Fundación
Francisco Franco, el retraso del AVE, la apuesta por la guerra, la inflación, algunos casos de
corrupción sonados por parte del PP, todo a nivel de todo el Estado Español. Por CiU, a nivel
catalán, el fracaso de las políticas de ocupación, la privatización de la enseñanza, el escándalo de
los sondeos electorales, el que no lleguen los Mossos d´Esquadra (la policía autonómica). Desde la
columna de la JSC: “Aquest darres anys hem pogut observar que el Govern del PP és poc partidari
de fomentar la participació i el diàleg amb la ciutadanía”. Algunos pocos artículos, muy pocos,
estaban en castellano.
Además, desde abril hubo conferencias y actos diversos, como una conferencia de Miguel
Iceta: “Un matrimoni de conveniencia: CiU-PP”, otra de Sergio Pazos (“Caiga quién caiga”, TV5): “El Prestige existeix i el desprestigi polític també”, un dinar de presentació de las candidaturas
del PSC en el Baix Camp el mismo día del trabajo. Muy oportuno, El Mercadal de abril 2003 sacó
un número especial suntuosamente ilustrado: “L´Ajuntament informa”, de las mejoras en la
257
recogida de residuos y la limpieza de las calles, los planes comunitarios del Barri Gaudí y Sant
Josep Obrer, la labor de los centros cívicos, remarcando la inauguración del nuevo CC del Ponent.
Transporte y programa de viviendas para jóvenes, las nuevas políticas transversales, la ampliación
del cementerio y muchas más obras. El presupuesto consolidado, por conceptos, aparece en un
cuadro que compara sus cambios desde 2000 a 2003. Políticas para mujeres y jóvenes, lo de la
nueva Biblioteca Central de Reus, la OAC y la Plaça de la Llibertat, y más y más cosas, donde no
podía faltar el anuncio del Trapezi, el festival reusense de circo, celebrado este año muy
oportunamente del siete al once de mayo. Estos y otros eventos, valga decirlo, fueron aprovechados
por los candidatos a alcalde de casi todos los partidos para hacerse presentes en plan informal, muy
sociables y fotogénicos, como sucedió en la III Feria del Vi que se celebró el sábado 24 por la tarde
en la Plaça del Mercadal. Exagerando un poco, parecía una convención política pluripartidaria del
día de antes de las elecciones.
El número cuatro llevaba de portada la estatua de la Plaza de la Mujer Trabajadora (obra
nueva) que invoca desesperada al cielo: “1999-2003: Reus a millor”. Para demostrarlo, más de cien
magníficas fotografías sobre diferentes actuaciones realizadas por esta administración. La “feina
feta” destaca zonas verdes, parques y jardines; mejoras en calles, plaças y passejos. “Qui ens havia
de dir, fa només quatre anys, que Reus tindria l´oferta de restauració que té actualment al centre
de la ciutat », dice el alcalde desde la editorial. Una imagen virtual del proyecto del Palloll
contempla el cuadro de las actuaciones urbanísticas del período, para pasar a los equipamientos
culturales, lúdicos, cívicos y deportivos. Y en la contraportada, la misma foto de los carteles
gigantes: “El millor per Reus. Lluís Miquel Pérez, l´Alcalde. Vota bé”. El programa de mano, uno
de los pocos documentos de la campaña disponibles en castellano, decía: “El mejor para la
participación y la solidaridad. Fomentaremos los mecanismos de participación ciudadana...”(sin
especificar), y, entre otras cosas, cerraba con “El mejor para Reus y para ti. Ofrecemos el bagaje y
la experiencia de la acción de gobierno que ha transformado Reus, con ilusión y confianza en la
ciudad, y la garantía de un gobierno municipal de progreso”. Los folletos para los jóvenes, que
también eran bilingües, decían a su vez: “Podrías permitir que tu ayuntamiento fuese gobernado por
una alianza de derechas CiU-PP?”, “Vota PSC, l´opció que garanteix un Ajuntament de Reus
progresista i amb sensibilitat social”. 33
Días antes de las elecciones, las paredes de la ciudad lucían unos carteles que acusaban de
corruptos a los socialistas de Reus, que no duraban mucho pues eran rápidamente retirados.
Aludían a La Funeraria: “Un caso de corrupción. Desfalco de más de cien millones de pesetas”, al
IMAC: “El despilfarro de la ciudad, cultura elitista para unos cuantos”; Plaça Palloll; “La
expropiación de unas casas para vender el terreno a Núñez i Navarro. Ofrecer un negocio
urbanístico al mejor postor”; “La prepotencia al servicio del pueblo: el alcalde sólo recibe a los
colectivos musulmanes. Obras: “El cuento de nunca acabar. La ciudad patas arriba”. Aunque estas
y otras denuncias se formulaban desde el anonimato y tenían como claro propósito la denostación
del partido, merece señalarse que los temas tratados aludían en todos los casos a cosas de las que
escuchamos hablar durante nuestras incursiones por la ciudad. En estos días los parroquianos solían
abordar temas de política local con mayor frecuencia que de costumbre, y no era raro escuchar que
algunos mencionaran la impunidad de los políticos implicados en estos asuntos.
Fueron cosas que oímos incluso en el acto final de campaña del PSC, que fue en el Pavelló
Olímpico Municipal el viernes 23 de mayo a las nueve de la noche. A la entrada estaba el regidor
de Serveis Generals Carles Salas dando las entradas. Se le veía hasta heroico en su empeño pues
estaba sentado muy sonriente con muletas y enyesado. Dentro, 2,300 simpatizantes, acomodados
33
Un ingenioso recurso utilizado fue además el envío a todos los ciudadanos de una carta del millor per Reus, con una
cara en catalán y otra en castellano, que incluía foto a color y firma azul del alcalde y se mostraba además la imagen de
una tarjeta dorada que según la misma carta habrá de servir para tener acceso a ciertos privilegios: acceso gratuito en
los autobuses urbanos a todos los mayores de 65 años, entrada libre a la Fira de Reus, descuentos en actividades
culturales, deportivas, y, precios reducidos en los aparcaments municipals.
258
todos ellos en sendas mesas paralelas, donde escanciaban vino tinto de Extremadura (“esto debe ser
un regalo del Presidente de Extremadura que también es el del PSOE”, nos dijo un jubilado que
daba cuenta también de las patatas fritas y de las aceitunas). Luego trajeron rebanadas de pa amb
tomaquet, con jamón, queso y embutidos, y unas botellas de agua y de Coca Cola. Al frente de
todo, un estrado con un presentador que contaba chistes y una gigantesca pantalla donde a ratos
pasaban spots electorales del partido. Se anuncia la llegada del alcalde-candidato y de ipso facto
una valla palpitante que se forma entre gritos y exclamaciones para dejarlo pasar al frente, con todo
y su séquito detrás (los veinticinco de la lista y más). “Guanyarem. Segur que guanyaremm”, dijo
muy ufano desde el micrófono nomás al llegar. “Los que vamos a ganar somos nosotros”, soltó uno
de los convidados en la mesa mientras apuraba el chato de vino, pues luego iban a retirar todo para
empezar un baile con orquesta. ¿Y porqué van a votar por el alcalde otra vez?-les pregunté a mis
comensales vecinos-. “Yo es que estuve trabajando como 30 años en el ayuntamiento y ya me los
conozco a todos. La verdad es que prefiero tratar con conocidos. De todas maneras, todos son
iguales. Ese que acaba de pasar se robó como cien millones del tanatorio y nadie dijo nada”, me
señaló este señor que era uno de los militantes del partido. “Yo es que no sé siquiera si voy a
votar”, dijo su esposa con la boca medio llena.
Convergencia i Unió dedicó su campaña sobre todo a los temas de urbanismo. “Reus mereix
més eficacia”, decian sus folletos, con una ilustración donde se leía “Accés tallat per obres” sobre
el dibujo estilizado de una valla que mostraba los prejuicios que las obras públicas causan a los
ciudadanos (y sobre todo al comercio, pensé yo, algo que no ponían). En el interior: “Ja n´hi prou
d´ensopegar sempre amb les mateixes pedres. Les obres que impulsa l´Ajuntament de Reus van
lligades sempre als mateixos problemes: Falta d´informació, falta de planificació, falta de qualitat,
falta de diàleg i de participació ciutadana, falta de control”. Para resolver estos asuntos, el
candidato de CiU, Carles Pellicer, propone la creación de comisiones ciudadanas de seguimiento
para cada obra relevante, la prohibición de obras reiterativas, un protocolo de información y un
manual de calidad. Sobre la participación hay un planteamiento, de que “cualquier asunto que
incida sobre los ciudadanos se informará y debatirá previamente con los afectados. Crearemos
consejos de participación”. Otras propuestas electorales incluían el reforzamiento de la guardia
urbana y la creación de policías de barrio, y varias actuaciones urbanísticas puntuales, incluyendo
de las de circulación y aparcamiento. “Seremos estrictos con los grafittis hechos en sitios no
autorizados, con los excrementos de perros en la vía pública y con el destrozo del mobiliario
público (....) Haremos una ciudad más limpia haciendo depender los contratos de limpieza del
grado de satisfacción de los ciudadanos”, dicen. “Crearemos una brigada de intervención inmediata
para obras menores, que actuará en 48 horas”. Una regiduría de la Gent Gran, ayudas a las viudas,
plan de accesibilidad y elimación de barreras arquitectónicas, consistían básicamente en el
programa social, completado con hotel de entidades ciudadanas y la creación de un área lúdicocultural verde; mientras que la parte económica abogaba por el fomento al comercio, al suelo
industrial, facilidades a los empresarios y algunas estrategias de promoción de la ciudad.
Una propuesta novedosa del programa de CiU fue la de adscribir los diferentes barrios a los
regidores, quienes serían los interlocutores de referencia. “Con las elecciones, podemos hacer que
el Ayuntamiento de Reus vuelva a dar prioridad a las cosas importantes para la vida de la gente,
para que sea más dialogante y próximo y para que tenga más ambición para la ciudad. De este
modo, Reus podrá volver a ser capital”, decía su candidato en la introducción del programa
bilingüe, Carles Pellicer, “El alcalde que Reus merece”. CiU alquiló un local en la calle Monterols,
donde unas promotoras te asaltaban al paso para regalarte unas pegatinas con la R de Reus
flechando al cielo, folletos, caramelos y bolígrafos, que entregaban en vistosas bolsas de papel azul
con naranja. El cierre de campaña consistió en un maratón de visitas que realizó el candidato
durante el último día. Inició a la medianoche a la salida de los cines Lauren, incluyó visitas a
trabajadores nocturnos de las gasolineras, del Agro Reus y del Pere Mata, a los barrios el sábado,
259
para acabar a la medianoche en el Suau y luego en La Fábrica. “Hem estat a tot arreu, i potser a
algú això li dol”, dicen que dijo en El Punt del 24 de mayo.
El Partit Popular (PP) de Reus en su campaña municipal del 2003 centró su campaña en la
imagen de la ciudad y en la mejora del problema del aparcamiento. Nada raro, dado que la sede del
PP en el carrer Sant Joan luce todavía maculada con chisporrotones de pintura en varios colores, y
además, está una zona de la ciudad ciertamente difícil para dejar el cotxe. Su candidato, Miguel
Angel López Mallol, (“Per tu, per Reus”), fue promocionado sobre todo por el recurso de una
furgoneta que recorría la ciudad entera para solicitar el voto por megáfono, alternativamente en
castellano y en catalá. Aunque el programa electoral aseguraba que había sido redactado con la
participación de ciudadanos (sin especificar cómo ni con quienes), en la parte destinada a este tema
solamente se hablaba de dos objetivos: “crearemos un canal de diálogo permanente y abierto de
consulta y participación, en especial con aquellas personas afectadas directamente por las
actuaciones municipales”, y el retomar el certamen HONA, la fiesta de la moda (“Al objeto de
promocionar la imagen de nuestra ciudad”). Incluyó siete grandes líneas de actuación donde se
agruparon diversos temas (economía, movilidad, urbanismo e infraestructuras, sanidad, cultura,
deportes, juventud y participación, política social y medio ambiente). Enfatizaba la necesidad de
“plantear una gestión eficiente y responsable”.
Para el PP en Reus esto se traduciría en convertir Aïgues de Reus en una empresa mixta,
donde tenga acogida el capital privado; simplificar los trámites administrativos para las empresas
(finestra única), crear la ciudad del automóvil, acogiendo concesionarios privados de vehículos,
mejorando la circulación y el aparcamiento, el transporte urbano, y ampliando la oferta comercial a
las zonas periféricas de Reus. Insistencia en las pintadas y su impacto (obvio) en la imagen de la
ciudad, la creación de un Instituto Municipal de la Vivienda, que actúe en los barrios construyendo
viviendas de carácter social. Reubicar el Hospital Sant Joan donde está el actual Tanatorio, con lo
cual “será posible liberar una gran superficie de suelo urbano, que contribuiría a sufragar una
significativa parte del coste de las obras”. Y a la vez, juntar de nuevo las regidurías de Cultura y
Deportes en un mismo instituto: el Institut Municipal de la Cultura i de l´Esport. El final de
campaña del PP consistió en el regalo de palomitas y más propaganda en la Plaça del Mercadal.
Fue uno de los actos más discretos de la jornada.
Esquerra Republicana de Catalunya, por su parte, arrancó su precampaña el 25 de marzo
con una conferencia (”L´Esquerra al govern de Reus”), de su candidato, la regidora Empar Pont,
habiendo convocado previamente durante enero y febrero a seis jornadas sabatinas abiertas a la
ciudadanía en las que se recogieron propuestas para la redacción del programa electoral del 2003.
El lema de la campaña de ERC fue “Fem Reus + fort”, incluyendo 33 propuestas en sis eixos per al
futur: urbanístico (“Ciutat mediterrània”), sociedad y familia (referida a vivienda), “Creació,
coneixement i informació” (centro de arte contemporáneo, nuevas tecnologías), generación de
riqueza (parque tecnológico, más REDESA y más IMFE), “Entendre la educació” (xarxa de
bressols municipals, programa de acogida para hijos de inmigrantes), calidad de vida (nuevos
modelos de atención domiciliaria, Mossos d´Esquadra, albergue juvenil, etc.). Las reivindicaciones
catalanistas e independentistas, a pesar de constituir el núcleo duro de ERC, apenas fueron
mencionadas en las revistas y folletos. Aunque, en forma marginal, se afirmaba en uno de ellos que
“...aportem al govern local l´aposta clara i decidida que ERC sempre ha fet per construir un
projecte nacional de Països Catalans”. Lo local también fue particularmente invocado, afirmando
que “El nostre compromís perquè Reus continuï sent una Ciutat catalana de referencia dins del
territori nacional ès clar i inequívoc”. 34 El catalanismo de ERC se expresó en forma más bien
pragmática haciendo del lema “Catalunya lliure de peatges” un motivo más de campaña. 35 Los
34
Empar Pont: “Que ERC governi” Foment (ERC-Reus) No. 6 , Març 2003
“Els ciutadans de Catalunya som el 16% de la població de l´Estat i amb els nostros impostos contribuïm amb un
23% als ingressos de l´Estat. En canvi en els darreres vint anys hem rebut una inversió per part dels Pressupostos del
l´Estat del 8.5%(...) Catalunya té el rècord europeu de peatges per km2. El 72% dels peatges de l´Estat es paguen a
35
260
veinticinco candidatos presentes en su lista muestran que la mayoría de los militantes o de los
independientes simpatizantes de ERC están plenamente insertos en el movimiento asociativo de
Reus, con presencias de algunos en los Xiquets de Reus, las APA, grupos escultistas,
excursionistas, la Jove Cambra, el Centre de Lectura.
La propaganda de ERC incluyó además de la publicación de un pasquín, folletería que se
hizo llegar por correo, camisetas, tarjetas alusivas, un tríangulo para armar con un resumen del
programa (recordando con lo del triángulo los orígenes masónicos del partido), y, para estar en
consonancia con la propuesta de las nuevas tecnologías que han lanzado desde el Ajuntament, un
Cd-Rom con el programa electoral completo. De la folletería destacaba el hecho de que alguna de
ella estaba destinada a informar al lector de las actuaciones que ERC impulsó desde sus regidurías
en el Ajuntament en los últimos cuatro años. Respecto a la participación, la única referencia fue al
Consell d´Infants, el cual, gracias a ERC ha sido “redefinit (...) per fer créixer els nostres nens i
nenes en criteris democràtics i de diàleg”. El míting de cierre fue en el Teatre Bartrina, contando
con intervenciones del Carod, el Benach y la Empar. La campaña incluyó algo de circo, con la
presentación de la Companya Catalana de Latin Jazz en La Palma, en una rumbosa festa de final de
campanya el 23 de mayo por la noche, donde regalaban algo de cava y de coca de frutas. Una
enorme senyera de barras rojas y amarillas, con un triángulo lateral azul albergando una estrella
blanca, adornaba el estrado donde la banda tocaba salsa para el beneplácito de unos pocas parejas
danzantes. La concurrencia, unas doscientes almas con promedio de cuarenta años, se veía alegre y
bien vestida informal. Todos intentaban hablar con Empar, quien era la indiscutible estrella de la
noche. “¿Qué quiere decir la bandera esa?, le pregunté a varios de los asistentes fingiendo
inocencia. –“Creo que es algo que tiene que ver con la libertad en Cataluña”, me contestó una joven
inocente. –“Ah, eso es algo de los que quieren que Cataluña sea un país aparte”, dijo una pareja de
cincuentones. “¿Y ustedes créen que eso pudiera ser?”, a dos jóvenes de JERC, la formación
juvenil del partido. -“Nosotros todavía pensamos que podemos desear la independencia de forma
política si somos inteligentes”-fue su respuesta. A un militante de la formación le interrogué sobre
las próximas elecciones generales mientras me ofrecía un vasito de plástico con cava. “No em
interessa el que passi a Espanya, aquí es Catalunya i Espanya es una nació veïna”, me contestó.
Otro me imprecó por haberme dirigido a él en catalán cuando me pidió un cigarro.
Curiosamente, a pesar de que la mayoría de los partidos representados en Reus suelen
hablar mucho de la participación ciudadana en sus discursos y documentos, el tema no fue muy
destacado dentro de la oferta electoral de los partidos, exceptuando quizás a IC-V y a su candidato
a alcalde, el regidor Daniel Pi. IC-V distribuyó un programa electoral bastante completo y
detallado, donde uno de sus ejes era precisamente la participación, la cual “ha de ser un exercici
educatiu i transformador, on les idees de tots i totes els ciutadans dissenyin accions concretes que
serveixin per millorar i desnvolupar tots els àmbits de la societat”.36 Sus propuestas incluyeron la
creación de un área transversal -que suplante a la regiduría de relaciones cívicas-, encargada de
fomentar el debate ciudadano, generar procesos participativos e incidir en las diversas regidurías.
Entre ellas, una auditoria de participación ciudadana para monitorear los procesos, la puesta en
marcha de presupuestos participativos, la potenciación de los Consells sectorials y la creación de
nuevos, como la Junta Local de Seguretat, todo ello con un enfoque experimental: “Innovación
democrática a través de prácticas y metodologías fruto de experiencias innovadoras que van
surgiendo en el territorio”, rezaba el punto 22. También la creación de un espacio de uso público
con recursos multimedia para el encuentro de las asociaciones ciudadanas, un interés al que el
partido debe ser sensible en vista de la alta tasa de asociacionismo extra de sus militantes.
Catalunya. Només disposem del 4,13% de les autovies gratuïtes de tot l´Estat », reza uno de los folletos firmados por
Josep-Lluís Carod, secretario general de ERC.
36
“La participació no és un aspecte més de la política d´ICV-EA, és la forma de fer política: busca apropar las
decisions i el control de la gestió publica a la ciutadanía (....) entenem la participació com un mecanisme que ens ha de
servir per definir, crear i desnvolupar qualsevol acció, objectiu i/o proposta”
261
El programa de IC-V, “la esquerra de debò” (aludiendo a una izquierda que supuestamente
no lo es) tenía una separata en castellano con la traducción de sus 25 propuestas para gobernar
Reus, destacando el programa social con la creación del IMAS, el Institut Municipal de Acció
Social; la atención a la tercera edad con pisos tutelados, un Consejo Asesor para la Igualdad
Multicultural, un centro autogestivo para mujeres (Ca la Dona), aunado a una política de
“feminitzar Reus” atención al sida y las drogodependencias, la marginación (centros de acogida y
políticas integrales) y los minusválidos (garantías laborales y accesos); acciones medioambientales
(reciclaje, ecoauditorias, etc,), donde destaca el punto 11: “Impulsaremos la Agenda 21 de Reus
como proceso realmente participativo, facilitando la implicación de todos los estamentos
ciudadanos y los departamentos municipales en el seguimiento del Plan de Acción”, entre otras
medidas puntuales. La precampaña electoral de IC-V comenzó con una serie de debates y
encuentros sectoriales en febrero 15 con ciudadanos y asociaciones, durante los cuales la
candidatura elaboró el programa, que fue presentado el día 17 del mismo mes en un acto al que
asistió Jordi Miralles, coordinador nacional de EUiA y Joan Saura, el presidente nacional de IC-V.
En el programa que repartieron se leía “Mou Reus!” (...) Què prefereix, un govern de dretes o un
d´esquerres? Un govern en solitari, amb les mans lliures per actuar de forma prepotent o un
govern d´esquerres, plural on ICV-EA jugui un paper decisiu?”.
La campaña de IC-V incluyó conferencias y presentaciones de libros, la participación en el
debate que protagonizaron en Reus-TV los siete candidatos, y un acto modesto acto final. La sede
del partido en el carrer d´en Vilar, estuvo abierta las dos semanas de la campaña y allí regalaban
diversos bienes de propaganda: libros (Los carteles del PSUC y Traspuant dèries del regidor de
Reus Antoni Oliach), pins, afiches, camisetas negras con el NO a la Guerra, folletería muy variada
y tarjetas. Unos flyers azules se centraban en el posible impacto electoral de la Guerra de Iraq: “No
tenen vergonya. Donen suport a una guerra il.legítima. Menyspreen l´ONU i divideixen Europa.
No escolten la veu de la ciutadanía. Fan apallisar manifestants pacifistes (…) No a la Guerra.
Esborrem democràticament el Partit Popular del mapa polític”.
Por su parte la CORI (Coordinadora Reusenca Independent) representó un fenómeno
inédito en la arena local con el debut del cantante rockero Abel Santamaría en el escenario político
municipal. Fue una campaña sensacional, -un “vodevil grotesc”, según sus mismos militantes-,
alumbrada por los conciertos y presentaciones de Abel en varios foros y palestras. Corpulento
como es, vestido de blanco e imitando a Elvis Presley, este empleado de correos cargaba de capa la
bandera de Reus y unos anteojos negros “per tot arReus”. Constituyó la única atracción de la neoformación, acompañado casi siempre por su guitarra y la banda del Pere Mata, cantando y tocando
“Tots soms de Reus” y otras piezas escritas especialmente para la ocasión electoral. El logotipo del
nuevo grupo político -compuesto enteramente por juantxis, una especie local de bohemios que
rondan el Campus y El Carrasclet-, era el símbolo de la rosa de Reus-del Ajuntament , en posición
languideciente, con una regadora arriba intentado devolverla a la vida que portaba las siglas de la
CORI, un nombre que localmente es muy emblemático, pues no hay que olvidar que Reus es la
ciudad de las Misericordias.
Los carteles de la CORI rezaban cosas como “Per un Reus més verd” (al fondo una maceta
con una planta de mariguana), “Posa un altre Juantxi al Ajuntament ”, “Abel Santamaría, alcalde
de día, juantxi de nit”, “el 25 de maig, revota´t”. El acto final de su campaña tuvo lugar en las
Peixateries Velles, donde regalaban calimotxos, listas de los candidatos y unos escuetos programas
impresos en rojo, “per anant fer boca”, donde se leía que “Evidentment no hi són tots els punts
però, que esperaveu...no desvetllarem tots els nostres ´secrets´ en un dia”. El programa prometía,
entre otras cosas: esculpir las caras de los alcaldes “més juantxis de Reus a la pedrera del Coubit”,
un camping nudista en la Plaça de la Patacada, el traslado de las obras de la Sagrada Familia a la
Plaça de la Llibertat, todo esto dentro del área urbanística. La de cultura y espectáculos: el festival
de cortometrajes porno-eróticos Reus_Erecte, el de circo alucinógeno (“Tripezzi”), y, para no
fallar, la “ubicació d´una biblioteca pública a l´antiga seu de l´escorxador”. El área de política
262
lingüística: “Posar piercings a la llengua de forma gratuïta a tots els CAPs de la Ciutat”. En su
último concierto, en un momento lúcido de trance, Abel propuso cambiar el nombre del General
Prim por el de Plim para promocionar la popular bebida local. Alguien nos dijo que para su
campaña la CORI contó con un presupuesto de 500 euros que les dio el Ajuntament .
El FIC (Federació d´Independents de Catalunya), con Josep Machado, empresario
malagueño residente de Reus, como candidato a alcalde, se basó en el lema “Treballem per a gent
com tu”. Su programa, detallado aunque muy inespecífico, tenía veinte líneas de actuación, con
cosas como impulsar el radicalismo democrático a partir de la posibilidad de activar presupuestos
participativos y de “aproximar l´Ajuntament a la ciutadanía per tal de fomentar la democracia
participativa i potenciar el referéndum com a eina a utilitzar en aquells temes trascendentals per a
la ciutat”. La base de este partido comprende a comerciantes y empresarios muy vinculados al
mundo de la construcción, y aunque consiguieron pocos votos en esta contienda, la candidatura fue
vista como un peligro por varios de nuestros entrevistados, quienes señalaron oscuros intereses
urbanísticos en esta formación local. Y aunque no tuvimos tiempo de indagar más al respecto,
interesa señalar al menos el tenor de estos rumores que no nos resultaron infrecuentes de escuchar
especialmente entre los demás partidarios políticos. El último acto de la campaña de la FIC fue una
merienda popular que plantaron una tarde en la Plaça Prim, donde repartian pins, bolígrafos,
programas grandes y pequeños y un pasquín. En mesa contigua, pequeñas raciones de embutidos en
rodajas, pan y vasitos de plástico con vino. El apat estuvo amenizado por una furgoneta de sonido
aledaña, repitiendo hasta la histeria la misma grabación alterna en catalán y en español que te decía
que votaras al FIC y a Machado. Las papeleras aledañas a la Plaça estaban repletas de la
propaganda entregada. Como todo Reus.
El día de las elecciones, el domingo 25 de mayo del 2003, el runrun comenzó desde
temprano. Los veinticinco colegios electorales que se instalaron en la ciudad se veían repletos de
ciudadanos, la mayoría de ellos vestidos elegantemente para la cívica ocasión, acudiendo muy
ordenados a las mesas que les tocaban. El ambiente propiciaba la charla de pasillo entre los
asistentes, y con todo, uno a uno pasaban por la mesa de identificación y luego por la mesa
respectiva -donde estaban los representantes de los partidos- a recoger sus sobres. Luego, al amparo
de pequeños cubículos cubiertos con cortinas, a elegir entre las distintas listas electorales para
introducir una de ellas e irlas a depositar en las urnas. Varios de los asistentes, incluso de la tercera
edad, llevaban distintivos del No a la Guerra o del No al PHN o del Nunca Mais. Y en varios de los
Colegios, instalados precisamente en escuelas, un encuestador (de una empresa de Zaragoza que
fue una de las encargadas por los medios para monitorear el proceso a lo largo del día en varias
ciudades de España.) hacia a los votantes una única pregunta: “¿Por quién votó usted?”. Y según
nos comentaron dos de los encuestadores que entrevistamos, varias de las veces la pregunta era
rechazada con un “el voto es secreto”, especialmente tratándose de gente mayor, aunque una señora
de edad dicen que dijo: “Yo voto por el PP porque tengo una pensión y no quiero que me la
quiten”. Los jóvenes, menos reticentes a contestar, a veces ya llevaban camisetas y distintivos que
alardeaban de los partidos por los que votaban. Entre el mediodía y las seis de la tarde el ritmo de
concurrencia se vió muy disminuido en los tres colegios que visitamos y, para las siete de la tarde
aquello era de nuevo un bullidero de electores cuando faltaba una hora para tancar.
Al caer la noche, una fiebre contable y eufórica invadía los locales de todos los partidos en
Reus. La sede del PSC pululaba literalmente de militantes que seguían victoriosos los avances del
conteo electoral en varias pantallas televisivas. Los de ERC, tenían instalada una sala de prensa, un
buffet lliure de entrepans, frutos secos y cervezas. Además, una pantalla conectada a internet,
monitores de televisión y un tablero donde iban actualizando con un lápiz los datos del recuento en
todos los municipios del Baix Camp. Cuando ya era obvio que ERC había obtenido los mismos
escaños, escuche algo que me hizo pensar en que los pactos están facturados de antemano: “Estem
molt contents perque ara la Empar será la primera tinent del alcalde, i com ell vull dedicar-se ara
més a la política del Parlament de Catalunya, nosaltres tindrem més oportunitat de fer coses”, me
263
señaló uno de ellos por el pasillo, al tiempo que servían a todos cava para brindar, un rito que se
repetía cada vez que llegaba una nueva tanda de simpatizantes. CiU, por su cuenta mantenía un
seguimiento semejante, aunque con mucha más gente, en su local del primer piso en la Plaça del
Mercadal, con cava, refrescos, patatas fritas, caramelos y un calor “de echar hostias” por el gentío
que allí pululaba, como nos advirtió una pulcra dama vestida de amarillo antes de subir por las
escaleras, donde cualquiera podía entrar aprovechando el bullicio entrajinado y corbateado que
predominaba arriba a pesar del clima cálido de finales de mayo. Por su parte, los de IC-V, de olives
auberquines, avellanas y croissants, cocas de crema y copas de cava. Una pantalla gigante para el
seguimiento por la RTV local, y muchas sillas, pues su sede a fuerza de ser pequeña lucía repleta de
militantes en sandalias, jeans y camiseta, excitados como en los demás partidos por el ritmo
progresivo y escalado en el recuento de los votos. La CORI, por su parte, siguió el proceso desde El
Carrasclet, y más tarde sus correrías los llevarían por el Ajuntament, y de allí en procesión
peatonal hasta el carrer d´en Vilar, donde el regidor y candidato rival, Daniel Pi, los hizo pasar al
salón de adentro para ofrecerles cava, aceitunas y consuelo porque no ganaron ningún escaño,
aunque estuvieron cerca. “La propera vegada tindrem que parlar de un pacte”, les dijo jugando.
Los del FIC tenían su encerrona en su céntrico despacho, el único al que no se podía pasar. “Aquel
nos tomó una foto”, dijeron, mientras yo me enfilaba raudo al amparo del Nucli Antic de la ciudad.
La ciudadanía, según lo que pude observar, se dividió entre quienes seguían los conteos en la tele
de algún bar y una indiferente clientela mayoritaria que jugaba dominó sin inmutarse por las
exclamaciones de los atentos a la pantalla. En el ayuntamiento un grupo de ciudadanos seguía los
comicios en un monitor gigante que la corporación tuvo a buen gusto instalar en el vestíbulo. Desde
aquí RTV transmitió entrevistas con los dos candidatos perdedores del FIC y de la CORI, que se
acercaron para declarar cada uno a su modo, de corbata y de “Rey del Rock”: “Bueno, al menos lo
intentamos”.
Luego, al hacerse públicos los resultados finales, como a las once de la noche, la sede del
PSC reventaba de asistentes que habían acudido desde temprano para a felicitar al alcalde por su
reelección, que todo mundo daba por sentada desde antes de los comicios. “!Alcalde, alcalde,
alcaldeeeeeee!”, gritaron las voces in crescendo cuando el renovado batlle de Reus llegó al recinto,
donde ya mucho antes se habían desplegado dos mesas surtidas de vino y cava, pimientos rellenos
de brandada de bacallá, queso manchego, aceitunas negras, fuet Tarradellas y jamón de bellota.
Una selección de galletas de las buenas y varias tarrinas de menjar blanc –que no podía faltarcompletaban la oferta gastronómica de la noche frente a la mirada adusta de un cuadro desleído de
Marx que ornamenta fantasmalmente el fondo de la sala de reuniones del partido, mientras todo
dios allí brindaba, posaba y sonreía. Un nuevo ciclo político había terminado y la nueva VII
Legislatura obtuvo la misma proporción de votos que la vez pasada. Abrazos, bromas y hasta
lágrimas entre los militantes emocionados por el triunfo. El alcalde anunció inmediatamente ante
las cámaras de RTV su voluntad de refrendar el pacto político entre los partidos progresistas de
Reus. Estos no tardaron en dejarse venir a la Plaça del Castell a felicitarlo al alcalde. El Cuadro
siguiente muestra los resultados de la contienda, aunque estos, creo, fueron acaso más elocuentes y
mejor glosados en las canonadas de la Festa Major, en junio del mismo año. Una de las estrofas
que cantaron sus piratas, comandados por un capitán del siglo XVIII que portaba un cañon por las
calles de Reus (¿metáfora de Prim?), decía: “Diuen que es fará una festa/allá dins del Consistori/hi
haurá el Lluismi i l´Empar/però no vindrà la Cori”.
Cuadro V.10
Resultado de las elecciones municipales, Reus 25 de mayo, 2003
Electores
Participación
Abstención
PARTIT DELS SOCIALISTES DE CATALUNYA
73382.0
15 034
56,88%
43,12%
36,78%
10 Regidors
264
CONVERGÈNCIA I UNIÓ
PARTIDO POPULAR
ESQUERRA REPUBLICANA DE Catalunya
INICIATIVA PER CATALUNYA - VERDS
9
5
4
3
CORI
1 348
3,30%
6 Regidors
4 Regidors
3 Regidors
2 Regidors
0 Regidors
FIC
1 286
3,15%
0 Regidors
221
743
937
303
22,56%
14,05%
12,08%
8,08%
VOTOS EN BLANCO
0,95%
VOTOS NULOS
0,23%
Fuente: elaboración propia, basada en datos oficiales contenidos en la Web e informes del Ayuntamiento de Reus 1999.
271
Capítulo VI
Desde la Plaça del Mercadal. Gestión pública y participación en Reus
En este capítulo abordaremos el estudio de la participación desde la gestión municipal,
atendiendo muy someramente a otros ámbitos de gobierno donde también se gestiona lo público
dentro de las muy variadas competencias que hoy asume el sistema político. Este acotamiento a lo
municipal resulta pertinente en vista de los límites de nuestro trabajo y del interés concreto que lo
anima: la exploración en el ámbito local de las dinámicas de participación, con miras a sugerir
líneas de acción desde el nivel municipal. Desde el principio del trabajo de investigación, nos
percatamos de que considerar los mecanismos y las potencialidades en torno al tema de la
participación ciudadana en la gestión municipal implicaba indagar necesariamente cuales son
actualmente las competencias del Ajuntament, y en qué áreas y niveles respectivos éstas son
asumidas por la corporación. Discernir paralelamente en cuales de estas actuaciones se han
incorporado mecanismos de participación ciudadana o donde sería factible y deseable su
implementación. Sin embargo, muy pronto, y durante el transcurso del proyecto de investigación,
nos percatamos de que obtener un panorama sobre las funciones y modos de acción de una
estructura tan diversificada como el Ajuntament de Reus, tan esgorrifosa (como dijera Paco
Llevat), no constituiría ciertamente una labor fácil, a pesar de suponer que un municipio que es
relativamente pequeño y que además se ha mantenido desde hace más de dos décadas en manos
de un partido de vocación democrática y de izquierda no ofrecería grandes dificultades respecto a
la dilucidación de su estructura y actuaciones.1
No obstante, una cosa son las voluntades y los buenos propósitos, en este caso emanadas
desde una área que aunque central y pivotal no deja de ser minoritaria, como es la propia
alcaldía, de donde surgió la iniciativa del estudio; y otra, las resistencias y dificultades encontradas
por nosotros en la difícil tarea de hacer acopio de información sobre una estructura burocrática
que mantiene, no obstante sus declaraciones, una tradición críptica. Cuyas formas de
comunicación y de toma de decisiones asumen un formato jerárquico y piramidal, lo cual
constituyó uno de los primeros hallazgos, y de los obstáculos encontrados para la consecución de
nuestra tarea. Cabe decir que las dificultades no dependieron únicamente del "cripticismo
corporativo" encontrado en la dinámica institucional del Ajuntament, sino también en la
complejidad incluida en las muy variadas áreas de gestión que asume actualmente un municipio
europeo que opera dentro del modelo del Estado de bienestar. Como nos señaló agudamente
uno de nuestros informantes regidors: "..el ciudadano común no tiene ni idea de la complejidad
que hay detrás del ayuntamiento". Y es que, especialmente en el caso reusense, las competencias
municipales abarcan un amplio abanico de gestiones y servicios, que conforman un complejo
técnico, administrativo, y también político, lo suficientemente importante como para constituir
actualmente la principal fuente de trabajo en el municipio. Por consiguiente, una buena parte del
tiempo dedicado al presente proyecto se dedicó a elucidar la estructura y actividades de este
1
Esta supuesta transparencia constituiría, como entonces suponíamos, uno de los principios fundamentales
de la vocación democrática y participativa, que, en principio, se tiende a asociar con las ideologías de
izquierda, con los principios del liberalismo político y con las premisas de la modernidad; que se expresaría no
solamente en los documentos programáticos de esta corporación, sino también, en la voluntad de encargar a
una agencia externa como es nuestra universidad un estudio de estas características.
272
laberinto, considerando como eje las experiencias y perspectivas desde cada dependencia
respecto al tema de la participación ciudadana.
Otra dificultad relevante para nuestra tarea la encontramos en el difícil acceso a la
mayoría de funcionarios y políticos entrevistados, muchos de los cuales difirieron en varias
ocasiones las oportunidades de contacto, lo cual alargó y limitó considerablemente las
posibilidades de nuestro estudio. El hecho de ser nosotros los responsables de una investigación
encargada por el área de alcaldía tuvo a su vez consecuencias que pudimos apenas apreciar en
algunos de nuestros entrevistados: desde la presión simbólica agregada a nuestras solicitudes de
información, hasta las reticencias sospechosas de constituir instrumentos para justificar cambios
contrarios a sus propios intereses individuales, corporativos o partidarios, según el caso. No
obstante estas condicionantes, también podemos agregar que nuestra situación de foráneos y
extranjeros fue un aliciente que propició cierto sinceramiento en buena parte de los entrevistados.
Y que el largo tiempo dedicado a nuestros encuentros fue un factor que tendió a diluir algunas de
las posiciones susceptibles para lograr entablar un diálogo que resultó ser en muchas ocasiones
fructífero para nuestros propósitos.2
El Ajuntament en perspectiva actual: imágenes prístinas
La primera impresión que ofrece el Ajuntament de Reus se asocia inevitablemente a la
Plaça del Mercadal y al Palacio Consistorial que la preside, en el centro mismo del Nucli Antic,
al que se accede adentrándose por sus calles estrechas y empedradas de sino medieval hasta
encontrar la sede municipal. La desnudez adoquinada de la Plaça sólo se rompe por su frecuente
carácter de terraza, cuando los restaurantes y bares aledaños suelen disponen mesas y sillas para
sus parroquianos, pero también, en las incontables ocasiones en que esta Plaça se utiliza para
reuniones populares, como son ferias, mitines políticos, concursos de castellers, mercadillos
ambulantes, muestras regionales, bailes, fiestas y otros momentos especiales, como el de
convertirse en pista artificial para el patinaje en hielo. Y si bien la Plaça del Mercadal es el
escenario de La Tronada y de otros fuegos sagrados que se encienden sobre su explanada,
guarda inundado en su subsuelo el refugio antiaéreo de la Guerra Civil, de tal modo que la Plaza
de la Constitución y de España que antes fue, conserva en sus entrañas un núcleo vacío como la
Ciudad Prohibida de Beijing. La sobriedad se ve realzada por las farolas vuitcentistes que
flanquean el cuadrilátero que ocupa, denotando cierto empeño que compite con otras plazas de la
ciudad por ser la más emblemática, en virtud de querer constituir un espacio privilegiado en
2
Cabe destacar que las fuentes de información para este capítulo comprendieron particularmente a 15
entrevistas individuales con funcionarios, técnicos y políticos del Ajuntament. Sus adscripciones fueron a
Serveis Territorials en cuatro de los casos, 7 a los Serveis Personals (de Servicios Sociales y Relaciones
Cívicas) y 3 a Serveis Generals (Organización y Protección Civil), incluyendo 2 funcionarios de los Institutos
Autónomos Municipales. El hecho de ser huespedes de la corporación durante poco más de tres meses en que
se nos facilitó un espacio de trabajo en la Casa de la Vila (como suelen llamarse en Cataluña las sedes
municipales), es decir, en el Palau Consistorial del Ajuntament fue un elemento que nos permitió atisbar
someramente los ritmos y algunas dinámicas de trabajo de la corporación, como también contrastar nuestras
observaciones con las entrevistas realizadas y con las muchas fuentes documentales que consultamos,
además de otras estrategias, o más bien oportunidades, que debidamente asentaremos a lo largo de este
capítulo
273
cuanto a su capacidad de convocatoria, pues de alguna manera esta plaza es considerada por los
reusenses como la plaça oficial del Ajuntament. Y la Prim, como la “plaça que es nostra”,
denotando con esto una diferenciación que luego aprehenderíamos con más detalle.
El sobrio edificio del consistorio, con tres plantas y un entresuelo, es la sede más
emblemática de los poderes municipales. Su estilo neoclásico de corte señorial prefigura ya el
tarannà que impera al interior: un lugar donde se ve entrar y salir a elegantes regidors de traje y
corbata, y a no menos distinguidos funcionarios de alto y medio pelo, todos ellos ataviados con
colores sobrios y sombríos y no menos elegantes aunque más vistosos si se trata de mujeres. Una
estela de perfumes que se mezclan embriagadores se va esparciendo en el ambiente del Palau
Consistorial, convertido en pasarela de aromas y texturas cuando llegan sus empleados. Desde
las ocho y las nueve de la mañana se ve llegar a los distintos profesionistas y auxiliares que
componen la jerarquía administrativa, quienes ocupan este espacio con mayor o menor constancia
y prestigio de acuerdo a su nivel. En los cafés y bares aledaños se les puede encontrar también
desde temprano, donde comentan entre ellos las noticias del día. “¿Te h´as enterat del que ha
passat avui?”. “Qué vols dir.....de que tindrem que treballar per festes?- No, del anunci en
RTV sobre el nou canvi de la nostra feina, el que ens han parlat ahir”-I jo que vaig creure
que només era una proposta, oi”-, son cosas que pueden escucharse al pasar por los pasillos
con piso de mármol blanco y rosa.
Desde su entrada, el Palau Consistorial manifiesta ser una instancia custodiada, donde
rigen normativas y donde no cualquiera puede adentrarse sin motivo en el recinto municipal. Un
guardia uniformado controla el acceso preguntando a los intrusos cual será su paradero para
después indicarles la ruta apropiada. No resulta ser un obstáculo infranqueable, pues deja
generalmente pasar a las múltiples visitas que acuden curiosas a visitar el edificio.3 No es extraño
ver turistas, especialmente de la tercera edad, que vienen de seguido a conocer el majestuoso
Salón del Pleno y la espada del General Prim, además de los retratos vetustos de los reusenses
ilustres que adornan el entresuelo, o las mazas de plata que en 1712 fueron obsequiadas a Reus
con motivo de su fidelidad a la Casa de Austria. En la base, a la izquierda del vestíbulo,
tradicionalmente se encontraban hasta no hace muy poco las modestísimas y escuetas oficinas de
Régimen Interior, a donde venían los reusenses a empadronarse. Hoy han sido convertidas en una
flamante sala de prensa, con pantalla gigante, butacas y fondo de mármol gris. A la derecha hoy
están las flamantes instalaciones de la novísima Oficina de Atenció al Ciutadan (la OAC),
donde empadronan ahora y donde concurren los que requieren informaciones variadas o desean
iniciar trámites de casi cualquier tipo. En medio, la imponente escalera curva que rondando se
enfila hacia el entresuelo, donde se asientan los principales poderes del Consistorio. Y arriba,
dependencias que varían en influencia e importancia de acuerdo a su ubicación.
El vestíbulo es amplio y es un espacio que se presta a la sociabilidad, donde seguido se
cruzan los empleados del Consistorio entre sí, o los atareados ciudadanos que van a la OAC y a
3
No obstante, algún ciudadano indignado nos comentaba que “no pots ser que aquest guardia amb cara de
mala llet ens niegue el acces per veure a els gegants”, señalando su deseo frustrado durante las fiestas de
junio del 2003. Su enojo venía de que el guardia le hablase en castellano y que, además, pusiera como
justificación de no dejarlos pasar a el y su familia porque “iban a traer otros bichos”, !que eran nada menos
que los gegants visitantes de Mataró!!!!. El incidente generó una carta del lector que fue publicada en el diario
El Punt del día 24 de junio de 2003.
274
veces se arriman a contemplar a la provocativa Dona ajaguda, la escultura de Joan Rebull que
lánguida se ofrece en el rellano de la magnífica escalera, o algunas exposiciones temporales que a
veces montan en el recibidor del palacio. Y por todas partes, la imagen de la rosa custodiada, que
se repite en el labrado de las puertas, en el papel membretado de los comunicados oficiales que
allí se estampan, en el mármol adosado a ciertos trabajos de orfebrería y por supuesto, en la
variada folleteria que distribuye el Ajuntament en torno a sus iniciativas. Por el lobby también se
accede a una escalera trasera que se yergue al lado de los ascensores, que es el acceso
preferencial que utilizan los empleados, mientras que la escalera de mármol es casi exclusivamente
usada por los regidors, acotando un uso diferencial de los espacios que prefigura el peso de las
jerarquías, pues hay otro ascensor que distribuye los rangos. El estatus de las áreas se insinúa
también en su ubicación en el edificio, siendo las áreas cercanas al entresuelo las más prestigiadas
por esta suerte de organigrama físico y visual que se acota también en el ornato y el mobiliario.
El Palau Consistorial acoge en su sede al equipo de gobierno, más su hospitalidad no se
agota en la dirección política, sino que abarca también a algunas áreas técnicas que resultan ser
las más centrales al ejercicio administrativo del Ajuntament. Aquí se aglutinan regidurías, grupos
municipales de los partidos, departamentos técnicos, asesorías, el área de alcaldía, prensa y
comunicación, relaciones públicas, recursos humanos y otras dependencias nucleares, y que, en
términos muy generales, se agrupan en el organigrama bajo las áreas de Alcaldía y Servicios
Generales, con numerosas excepciones que no se agotan dentro de este esquema, donde
Hacienda (también conocida como Serveis Económics) constituye la pieza más notable. En el
bullicio sosegado del Palacio abundan los pasillos y resquicios donde se agolpan técnicos y
funcionarios que cotillean desde temprano las novedades más recientes. Son los espacios
privilegiados donde la comunicación fluye entre los departamentos, donde empleados y políticos
comparten sigilosamente información estratégica que se filtra rumorosa entre uno y otro piso por
las escaleras y el ascensor. Cambios repentinos del organigrama, coaliciones políticas,
contrataciones espontáneas, subsidios novedosos, apertura de nuevas áreas y disposiciones
presupuestarias, son solamente algunos de los tópicos que aquí se ventilan; enemistades
personales, compromisos amorosos, detalles íntimos y familiares configuran el otro lado de los
asuntos que aquí también circulan para el regocijo y la chafardería propios de cualquier espacio
donde los asiduos practican sus dotes antropológicas.
Minúsculos reinos donde abundan papeles membreteados, telefonemas subrepticios, citas
urgentes de trabajo y reuniones dilatadas, pasiones jerárquicas y procedimientos formales que
compiten aquí por un mayor acceso a los recursos. -"Oye, ¿quedamos para comer?"-, -"Que
tengo al niño enfermo, que no puedo esta semana"-, "Dijo que el informe lo quiere para ayer, así
que vele apurando"-, -"Ja fa molt temp que som aquí y ningú vaig a venir ara a dir-nos com
he de fer-lo"-, son cosas que se escuchan al pasar como felino por los rellanos internos del
laberinto. A nosotros terminaron por instalarnos en el tercer piso, el único con acceso a una
azotea casi siempre solitaria, con una magnífica vista de la Placa del Mercadal y de lo más denso
del centro de la rosa que es Reus. Desde esta atalaya privilegiada pudimos observar con
suficiente paciencia el ritmo, sosegado, y a la vez atribulado por las prisas, en que se
desenvuelven las actividades del Palacio. Esa frenética calma que se infiltra por los rincones y
escritorios del Consistorio, donde no es imposible que uno escuche por los despachos una
versión instrumental de L´Estaca de Lluis Llach por los megáfonos de la ambientación musical,
275
algo que queda muy bien para una administración que presume de progresismo.
Pero, en
realidad, el Ajuntament es mucho más que lo que contiene el Palau Consistorial, pues es cierto
que tocan otras músicas y que, como veremos, la mayoría de las dependencias están situadas en
otras de las numerosísimas propiedades inmuebles que tiene la corporación municipal por todo
Reus. Aunque para el ciudadano despistado ésta es la sede de los poderes municipales, como
efectivamente lo es, a veces ignora la ubicación de otras áreas o las confunde con dependencias
que son de otros niveles de gobierno que mantienen competencias en Reus. Los distintos
poderes son vistos ingenua o intuitivamente como una misma Jaula de Hierro.
La estructura de la corporación y sus áreas de gestión
La corporación municipal en Reus posee actualmente una trama tan diversificada y
compleja, que quizás solamente se encuentra unificada por constituir el margen de gestión de lo
que se conoce como el Consistorio: el conjunto de los regidors electos que integran el Pleno
Municipal, y que, con el alcalde y su gabinete, conforman la máxima autoridad a nivel municipal.
El Consistorio es acaso la única instancia, con la excepción de Secretaría General, en la que se
tiene una imagen de conjunto sobre las variadas dependencias y unidades a cargo del
Ajuntament. Esto, según nuestros informantes, es debido a la fragmentación bajo la que trabajan
las diferentes unidades que lo componen, y da ocasión para que algunos de los funcionarios y
técnicos entrevistados aludan a éstas como los "reinos de taifas", no faltando quienes nos
señalaran asiduamente el relativo margen de autonomía o arbitrariedad con que cada cap de
servei maneja sus respectivas dependencias. Y de lo escaso que resulta el enterarse de lo que
hacen las demás áreas.4 La nomenclatura oficial de la estructura ofrece una aproximación a las
diferentes competencias que mantiene en Reus el Ajuntament en materia de gestión pública. En
términos generales, se compone de cuatro áreas básicas, a saber: Alcaldía, Servicios Generales,
Servicios Territoriales y Servicios Personales, las cuales contienen tanto servicios específicos y
organizados como también funciones que asumen las regidurías que integran el Plé Municipal con
personal de apoyo mínimo. Las regidurías pueden ser definidas como “carteras” de actuación
del Consistorio, que, sin embargo, no se asemejan a las carteras ministeriales en tanto no siempre
suponen una jefatura real sobre una instancia determinada. Más bien representan intereses
específicos que mantiene cada Legislatura y que son creadas, modificadas y adjudicadas a los
diferentes regidors como una forma de reparto de cuotas de poder y también de responsabilidad
personal en el tema. No solamente porque algunas de ellas llevan adjuntos ciertos cargos
análogos al área de actividad que tienen bonificaciones económicas, sino porque representan
además cotos de proyección personal y partidista, en los que ciertamente la capacidad y
experiencia personales en el tema no necesariamente tienden a coincidir. 5
4
No obstante esta apreciación, cabe mencionar que las diversas unidades comparten, además de una dirección
política -que cambia con cada Legislatura-, ciertos recursos y criterios administrativos y normativos que
operan sobre todo en lo que se conoce propiamente como el Ajuntament, dentro de un esquema básico de
organización según el tipo de servicios que otorgan, y que en teoría, se distinguen de los Institutos
Municipales Autónomos y de las Empresas Municipales, que, aunque también son parte de la corporación,
gozan de un supuesto mayor grado de autonomía.
5
En Reus respecto a la pasada V Legislatura se crearon en la VI seis nuevas regidurías (Drets Civils, Societat
de l´Informació, Emèrgences i Seguritat Civil, Medi Ambient, Salut Pública y Relacions Cíviques, de las
cuales tres fueron de novísima creación y el resto reformulaciones de instancias que ya existían), mientras que
276
En el área de Alcaldía están adscritas como instancias propias, el Gabinete de Alcaldía y
la Secretaría General, que a su vez se subdividen en otras unidades. Aparte están adjuntas las dos
nuevas coordinaciones creadas en la presente VI Legislatura, que son la EconómicoAdministrativa (a cargo del regidor de Hacienda) y la de Politiques Transversals
(encomendada al jefe de Servicios Personales y la Guardia Urbana)6, como también las regidurías
de Promoción de Ciutat, Drets Civils i Cooperació, Promoció Económica, Societat de la
Informació i Tecnologíes Emergents e Hisenda, esta última constituyendo ciertamente un coto
aparte, debido a su autonomía respecto a las demás dependencias y a una mayor jerarquía
salarial para buena parte de sus adscritos. Los Servicios Generales comprenden a su vez
básicamente a las unidades administrativas propias de la corporación (Recursos Humanos,
Contratación, Organización, Procesos de datos y la Oficina de Atenció al Ciutatá, la OAC).
Incluye una regiduría adscrita, que es la de Guàrdia Urbana (antes Seguridad Ciudadana), una
de las dependencias que cuentan con mayor número de empleados entre los niveles salariales
inferiores, y un pequeño departamento de Protección Civil, que hoy está a cargo de una nueva
regiduría: la de Emergènces i Seguretat Civil. Servicios Territoriales, el área más numerosa en
personal, a su vez conforma ocho unidades encargadas de las diversas facetas que componen las
competencias urbanísticas del Ajuntament. Finalmente, bajo el rubro de Servicios Personales se
incluyen nueve dependencias y regidurías cuyas competencias cubren diversos programas de
control y bienestar social: Relaciones Cívicas, Servicios Sociales, Salud Pública, Consum,
Ensenyament, Esports, Polítiques per a la Igualtat, Formació y Cultura i Joventut. El
organigrama que, más o menos, se mantuvo durante el año 2000 se encuentra en la Figura 3, y
aunque actualmente ha cambiado según hemos descrito, no hemos considerado conveniente
modificarlo porque fue el esquema con el que realizamos nuestro trabajo de campo y es el
referente de buena parte de los datos que aquí presentamos.
Figura IV.1
otras dos fueron reubicadas (Política Lingüística, una de ellas, que fue separada de Cooperació para
integrarla con la nueva de Drets Civils), además de que algunas cambiaron de nombre.
6
La figura de los tenientes de alcalde se refiere a la jerarquización de los regidors, (concejales en castellano)
que indica el orden en que se ejerce la suplencia de las funciones del alcalde en caso de su ausencia. Aunque
lo lógico sería que estas suplencias se definieran según el número de votos obtenidos por cada candidato
según la lista electoral de cada partido, en la práctica el rango de los tenientes es facultad decisoria del alcalde,
y en la presente legislatura reusense se ha adjudicado de acuerdo a los pactos entre los partidos que integran
el equipo de gobierno
277
Organigrama Ajuntament de Reus, 2000
Fuente: Elaboración propia, según datos proporcionados por el departamento de Organització, Ajuntament de
Reus, 2000.
278
La estructura organizativa del Ajuntament de Reus se sitúa dentro de estas coordenadas,
las cuales no obstante que están sujetas a los continuos cambios que impone cada Legislatura,
manifiesta cierta continuidad debido a la estabilidad de los funcionarios, cuya permanencia está
garantizada en la normativa institucional del Estado Español. Son ellos quienes en diversa medida
han visto sucederse a lo largo de los años a las distintas generaciones de políticos que arriban en
cada Legislatura para ocupar los principales cargos directivos y modificar el organigrama. Y es
que el organigrama constituye una pieza clave para comprender la forma en que el poder político
se ejerce sobre los funcionarios, pues está sujeto a cambios continuos que se efectúan no
solamente entre las sucesivas Legislaturas, sino también al interior de cada una de estas. De
hecho, en nuestro caso, la tarea de averiguar la estructura sintetizada en el organigrama fue una
labor ardua que mereció semanas de peticiones y gestiones, y que, según nuestras indagaciones,
conllevó en su diferimiento el hecho de que hasta cierto punto el organigrama es un asunto que
tiende a permanecer relativamente secreto en sus detalles. Al menos, así lo fue en la etapa
incipiente en que desarrollamos nuestro trabajo de campo, cuando la VI Legislatura era de
conformación reciente y varias decisiones respecto a la estructura aun estaban en proceso.7
El carácter discrecional del organigrama tiende a proteger la sensibilidad de algunos
funcionarios que de otra manera conocerían su ubicación exacta en relación a otros de mayor
jerarquía, como nos lo confesó uno de nuestros allegados de pasillo. Pero hay otro motivo, al que
aludió otro funcionario entrevistado: que no hay un organigrama real, pues, en la práctica, cada
jefe de servicio organiza las actividades de los técnicos de acuerdo a las necesidades del
momento, las cuales pueden ser tanto de orden técnico como político. Los recursos se distribuyen
siguiendo los mismos criterios, asignando tanto los espacios de trabajo como también los medios
a las distintas dependencias en función de un sistema de premios y castigos que no está explícito,
pero que todos reconocen en relación a lo que cada uno consigue o no para los suyos. 8 En todo
caso, cabe señalar que la actual estructura en cuatro grandes áreas nació de la anterior
administración, la cual tuvo como característica central el haber estado encabezada por el mismo
alcalde (Josep Abelló i Padró) durante tres períodos consecutivos (doce años), todo lo cual
contribuyó –según varios de nuestros informantes técnicos- a configurar una forma de
organización y funcionamiento compuesta por normas implícitas y costumbres administrativas
fundamentadas en la discreción y en una sumisión aparente del aparato burocrático a la dirección
política.
7
Las dificultades para conseguir el organigrama del nuevo Ajuntament de Reus quedan patentes en el hecho
de que lo solicitamos continuamente desde el inicio del proyecto en diciembre de 1999 y no lo obtuvimos sino
hasta el 3 de marzo del 2000. No obstante, nuestro logro fue bastante relativo toda vez que el organigrama fue
objeto de sucesivos cambios que nos obligaron a rehacer nuevamente el esquema estructural en varias
ocasiones, incluyendo no solamente cambios internos del personal asignado a cada dependencia, sino incluso
a la creación de nuevas regidurías y al cambio en la titularidad de las mismas que se registró desde los inicios
de la indagación, especialmente a partir del pacto de gobierno entre los tres partidos de izquierda. Según
nuestras observaciones -intuitivas más que estrictamente fácticas- estos cambios no son motivados tanto por
consideraciones técnicas o administrativas como por conveniencias políticas, concesiones necesarias para
asegurar el delicado equilibrio de las fuerzas involucradas en el equipo de gobierno.
8
Evidentemente la tradición críptica que caracteriza al Ajuntament constituye de entrada un obstáculo
poderoso respecto a las posibilidades de participación del ciudadano. Si incluso la misma estructura
organizativa de la corporación es motivo de arduas indagaciones -como lo fue para nosotros- es fácil advertir
en esta norma, no escrita y heredada de administraciones anteriores a la Transición democrática, una voluntad
279
De ahí que se haya establecido un juego entre la normativa municipal dispuesta por la
reglamentación estatal española y las reglas locales no escritas, pues aquí "...todo se consigue por
poder", en clara alusión a su inconformidad a la manera en que se llevan las cosas en el Palacio
Consistorial, siendo comentarios comunes recogidos de que "no hay una visión de conjunto",
"cada quién jala agua para su molino", "se tiende a funcionar por inercia", "se trabaja por
bandazos", "falta una cultura de organización", "cada nueva administración quiere empezar de
nuevo" y "no existe una cohesión política", como nos señalaron algunos de nuestros informantes
internos. El peso de las áreas respectivas puede apreciarse en la distribución de los recursos
humanos y salariales que se muestra en la Figura VI.2. Excluye a las Empresas e Institutos
Municipales Autónomos, como también a los numerosos empleados que laboran para el
Ajuntament indirectamente a través de diversas empresas contratadas para cubrir tareas
asignadas, de los cuales no tuvimos datos diferenciados.
Para el 2000 los empleados municipales sumaban un total de 1,683 trabajadores, de los
cuales 653 estaban adscritos directamente al Ajuntament, siendo 422 de ellos personal
funcionario (con plaza fija mediante concurso de oposición) y 231 personal laboral (por contrato);
239 trabajaban aparte en los Institutos Municipales, mientras que los empleados de las Empresas
Municipales conjuntaban un total de 791 para el mismo año, estando la mayoría de ellos
laborando en el Hospital Sant Joan. Por todo esto, muchos de nuestros entrevistados consideran
que el Ajuntament es la empresa más grande e importante del municipio. Según los datos
disponibles, para el año 2000 daba trabajo al 4,3% de la población ocupada en Reus
(considerando el personal de ayuntamiento y de las empresas e institutos municipales), y mantenía
el segundo puesto en facturación como grupo consolidado (una forma de referirse al conjunto del
Ajuntament más las empresas e institutos municipales).9 En los siguientes apartados se ofrece
una descripción de las diferentes áreas que componen el Ajuntament y sus respectivas funciones.
por mantener lejos no solamente a la ciudadanía sino también al aparto técnico burocrático de los funcionarios
del espacio en el que se toman las decisiones. Al decir de Joan Maria Pàmies, ciudadano y periodista de Reus,
"..Ès imperdonable que l´Ajuntament democràtic d´una ciutat de 100,000 habitants no tingui clara i
concreta una estructura informativa amb els seus ciutatans" Reus Directe No. 9, 1999.
9
Según información publicada en Ajuntament de Reus: El Mercadal. Revista d´Informació Municipal MaigJuny, 2002 5ta. Época, núm. 10.
280
Figura IV. 2
Personal por niveles Ajuntament Reus
140
120
80
60
40
20
E
Igualtat
Cultura
A
Salut Pub
Socials
OMICIC
RC
SC
OH
Medi Amb
Enginyeria
Mobilitat
B
Ensenyament
dependencias
Urbanisme
C
Arquitec
Recurs Humans
Organització
Reg. Interior
Seg Ciut
Sría.
D
Hisenda
Ling
0
Alcaldia
num puestos
100
Fuente: Elaboración propia, en base a datos proporcionados por el Departament de Organització, Ajuntament
de Reus, Marzo del 2000.
281
El Pleno Municipal y el área de Alcaldía
Debido a su relevancia estratégica tanto, el Pleno Municipal compuesto por los regidors
(concejales, en español), como el área de Alcaldía, son en teoría las máximas instancias de
decisión a nivel municipal, y quienes mantienen de forma casi exclusiva una visión de conjunto
sobre la estructura y funcionamiento de la corporación. Si bien, como veremos, de ninguna
manera pueda decirse que los regidors tengan un acceso homogéneo a la información, y es que
esto varía según los cargos personales, el tipo de regiduría y, a según los casos, si se es o no del
partido que desde la Transición ha sido triunfante en Reus (el Partit dels Socialistes de
Catalunya, PSC), de los partidos "aliados" a la actual alcaldía (Esquerra Republicana de
Catalunya o ERC,y después Iniciativa per Catalunya o IC-V), o de la oposición
(Convergencia i Unió o CiU y el Partit Popular de Catalunya o PP). Varios de los regidors
entrevistados nos manifestaron su situación de exclusión y marginalidad respecto a la difusión
oportuna de cierta información, de las dificultades para conseguir ciertos datos. Como nos
señalaron algunos de nuestros informantes el acceso a la información y la consiguiente
participación de los regidors en la toma de decisiones se encuentra claramente condicionada por
los pactos y coaliciones que fundamenta el equipo de gobierno, o más bien, el partido en el poder
a nivel local. Esto está patente ya en el propio organigrama que, cuando se revisa de acuerdo a
los cargos asignados, muestra una forma de reparto que sugiere un sistema de cuotas por
partidos, donde la relevancia de los cargos asignados va disminuyendo en la medida en que los
regidors se alejan del partido en el poder tanto ideológica como estratégicamente, una situación
que ciertamente se modifica en la medida en que se han venido signando cambios en el protocolo
de gobierno, aunque no tanto. Alguno de ellos nos manifestó que ciertas solicitudes de asuntos,
por ejemplo, a quienes se otorgan las subvenciones, suelen ser diferidas o ignoradas, aunque
finalmente se consiguen si ejercen suficiente presión.
La estructura del Pleno comprende 25 regidurías en las que se distribuyen diferentes
cargos sustantivos, privilegiando como suele suceder a quienes pertenecen a los partidos que
integran el equipo de gobierno. La máxima autoridad es el alcalde y es el presidente del Pleno,
quién en el caso de Reus es integrante por tercera vez del consistorio, siendo el titular en la III
Legislatura (1987-1991) de la regiduría de Participació y Relacions Ciutadanes, y en la IV
(1991-1995) de Serveis Culturals i Relacions Ciutadanes, un motivo que, en principio, explica
el interés del actual equipo de gobierno por incursionar en esta temática. Como veremos, no en
todos los casos una regiduría equivale a una jefatura de servicio. Alude más bien a ciertas
funciones sustantivas, algunas de las cuales apenas cuentan con personal mínimo de apoyo. De
hecho, de los 25 regidors existentes únicamente trece ocupan regidurías, las cuales son
monopolizadas por las “forças polítiques progressistes”, que integran el gobierno en la presente
VI Legislatura. Uno pudiera asumir que la práctica de monopolizar los puestos importantes entre
propios y aliados es una práctica normal entre políticos. Sin embargo, desde una visión externa
como la nuestra lo que nos interesa resaltar es la enorme carga de trabajo que esto conlleva para
unos, y la exclusión de tareas relevantes para otros, en un contexto donde supuestamente lo
importante no deberían ser, en teoría, los partidos sino las razones. Por otra parte debe
recordarse que uno de los argumentos que sostienen los opositores al concepto de participación
ciudadana se basa en la complejidad técnica que actualmente implica la gestión pública, lo cual no
282
parece ser un argumento de peso para adjudicar direcciones y regidurías a personas que no
siempre poseen experiencia técnica o política en las distintas áreas asignadas. De esta forma,la
adscripción de las regidurías y cargos relevantes tiende a concentrarse primordialmente en el
partido hegemónico, secundariamiente en los partidos aliados, y de forma muy marginal en los
partidos “de la oposición”.10
Los Plenos Municipales, que es como se denomina a las reuniones periódicas de los
regidors, se llevan a cabo en el salón destinado para este uso específico en el entresuelo, el sitio
más lujoso y hermoso con que cuenta el Palacio Consistorial, blancas del todo sus paredes con
anchas cenefas doradas ornamentadas en estilo neoclásico. El Pleno se reune ordinariamente con
carácter mensual y con carácter extraordinario cada vez que lo decida el alcalde o que lo soliciten
al menos la cuarta parte de los regidores. Sus competencias están señaladas en la ley reguladora
de les bases de régimen local 7/1985 (artículo 22). Las reuniones suelen ser bastante vistosas,
presididas como están por el retrato del General Joan Prim, único reusense y primer catalán que
ha ocupado la silla presidencial en España, y por las banderas de la ciudad, la senyera catalana,
la del Estado Español y la azul europea, que otorgan un aire de oficialidad al recinto. Desde
temprana hora, si cal, suelen llegar los periodistas que cubren el evento, seguidos por el
Secretario de Actas y su personal de apoyo, quienes se instalan al centro en una mesa y su
archivero al lado, con la documentación potencialmente consultable para la sesión. Los regidors
suelen sentarse jacobinamente agrupados según sus respectivas formaciones partidarias,
quedando al centro el alcalde presidiendo, flanqueado por los cuatro primeros tenientes del
Consistorio; a su derecha, los regidors de CiU y del PP, y a su izquierda los de su propio partido
y los de ERC e IC-V que integran también el equipo de gobierno. Y al fondo, ocupando las
bancas que en su mayoría quedan vacías, una parte del personal de apoyo de alcaldía, de los
grupos municipales de los partidos, los periodistas con sus cámaras y algún curioso o comedido
ciudadano que raramente viene a fisgonear, que más bien a enterarse de la resolución de algún
asunto.
Las sesiones del Plé tienen una duración ilimitada, que, a según los asuntos tratados,
pueden significar varias horas y, en contadas ocasiones, llevarse a la madrugada. No obstante, lo
usual es que se acoten a un promedio de dos o tres horas, en las que diferentes asuntos son
presentados y votados siguiendo rigurosamente el orden del día, con la inclusión en la agenda, en
ocasiones, de asuntos que proceden de solicitudes hechas por la ciudadanía. En estos casos suele
haber espacios para que los ciudadanos demandantes expongan sus asuntos, y constituye una de
las pocas ocasiones en que alguien de la ciudadanía asiste a las sesiones plenarias. A pesar de
que la asistencia es abierta -como observamos en las tres ocasiones asistidas y según confirmaron
nuestros informantes- es muy extraño que la ciudadanía se haga presente en estas reuniones. Los
regidors, el personal de apoyo, los grupos municipales de los partidos y los periodistas, son los
únicos testigos de lo que se discute en el Pleno, testimoniando con ello la apatía de la ciudadanía,
10
En realidad, las respectivas regidurías tienen distinto peso y nivel jerárquico, pues si bien uno de los
regidors por el PSC (Carme Miralles) ostentaba la jefatura de Servicios Territoriales (hoy suplantada por otro
regidor del mismo partido), otro regidor por ERC (Jordi Bergadá) ocupaba la regiduría de arquitectura y
urbanismo, que en todo caso está subordinada al cap de servei de Servicios Territoriales, ilustrando quizás
una tendencia a adscribir los cargos relevantes a favor de los regidors del PSC. “Es que cuando estaba la
Miralles no podías hacer nada”, fue uno de los comentarios vertidos” en nuestras entrevistas informales.
283
quién, no obstante, puede presenciar las sesiones o fragmentos de las mismas a través de la
televisión local. En todo caso, al siguiente día los medios suelen publicar las notas de prensa que
son enviadas desde la Oficina de Comunicación de la Alcaldía. Resulta meritorio asentar que
raras veces los medios de comunicación incluyen otra información que no proceda de las notas de
prensa enviadas desde la Alcaldía, según nos dijeron varios de nuestros entrevistados de dentro y
de fuera del Consistori.
El tarannà (el tono) de las sesiones del Plé suele ser más bien formal y parsimonioso.
Toda vez que se pliega a un formato previamente diseñado, en el cual la palabra es solicitada y
otorgada por el presidente del Pleno, y aunque en ciertos momentos pueden elevarse las voces
disidentes y mostrar su crispación o indignación, el recurso final y conclusivo de la votación suele
poner punto final a las disputas. Que no son pocas, pues es fácil advertir el papel antagonista que
los regidors de la oposición manifiestan frente a algunas de las iniciativas presentadas por el
equipo de gobierno. Estas son secundadas de forma prácticamente automática por los regidors
de los partidos de izquierda, sean o no del equipo de gobierno, aunque también se lanzan irónicas
indirectas entre ellos cuando las fuerzas aliadas se ven orilladas a votar algo sin pleno
convencimiento, como observamos en las tres sesiones a las que pudimos asistir. Lo contrario
también suele ser la regla, es decir, que los regidors de la oposición se apoyen mutuamente en
sus propuestas, pues al menos en lo que pudimos observar, y que nuestros informantes
confirmaron, el "transfuguismo" del voto no suele ser en Reus una situación común. Al contrario,
es el "mandato imperativo" el que priva en las reuniones plenarias, más no en el sentido de
fidelidad a los votantes, sino, en todo caso, a las directivas de los respectivos partidos.
Por todo esto, las sesiones mantienen un carácter más bien formal, de legitimación de
decisiones que han sido tomadas de antemano, ante las cuales la discusión no tiene como baremo
el buen sentido o las bases éticas o lógicas de la deliberación. Lo que prevalece, más bien, es la
adhesión indiscutible a los mandatos previamente impuestos al interior de cada formación
partidaria.11 En base a esto, bien pudieramos decir que el carácter del Pleno corresponde al de un
ejercicio altamente dramatúrgico, en el que cada parte interpreta papeles que son ya bien
conocidos y predecibles para sus miembros. No obstante, cuando las cosas se tornan intolerables
queda un último recurso para los indignados regidors en minoría, que es el abandono del
escenario. Desde luego, todo lo anterior tiene lugar en un contexto en el que el partido gobernante
ostenta una mayoría que puede ser absoluta o convenida, mediante diversos esquemas de
coalición con otros partidos que también hayan obtenido regidurías.12
Los asuntos que suelen ser planteados en el Pleno son muy variados. Abarcan desde
11
Uno de nuestros informantes comentaba ante nuestras inquisiciones que el hecho de que el voto de los
regidors se ejerza en forma corporativizada es una práctica a todas luces antidemocrática, pero que constituye
una tradición en el mundo político que nadie cuestiona, pues la fidelidad y disciplina al partido es algo que se
presupone. El papel de la oposición tanto en el Pleno como en otros órganos de gobierno no se manifiesta en
la capacidad de veto, sino en todo caso, en la posibilidad de introducir elementos de discusión y sobre todo en
el impacto que puedan tener en la opinión pública
12
Valga aquí acotar que para Reus la primera coalición de gobierno se llevó a cabo durante la V Legislatura,
cuando el PSC, ERC y CiU integraron un pacto de gobierno que permitió a los regidors de estos partidos
distribuirse las regidurías, con la reticencia de IC-V quien no aceptó la invitación sino hasta la VI Legislatura,
ya sin CiU. Cabe señalar que, a nivel municipal, en España no son extraños este tipo de pactos. Implican
alianzas que pueden ser en algunos aspectos ideológicamente divergentes.
284
decisiones tan relevantes como los cambios en el organigrama, la firma de convenios, el ingreso a
organismos supramunicipales, y, asuntos tan banales como si el agua y el cava que se sirve en las
reuniones del consistorio debe llevar o no las etiquetas en catalán. Y es que si bien suele haber
marcadas diferencias en los asuntos tratados, las cuestiones en las que la vertiente catalanista
asoma, o también el privilegio de los intereses locales, suelen ser ejes donde convergen las
opiniones de los regidors. Pueden estar seriamente enfrentados desde sus visiones diferenciales y
partidistas, más cuando se trata de defender una opción catalanista o local pareciera que las
divergencias se limaran. Sin embargo, nuestra escasa experiencia como testigos de estos procesos
no permiten generalizar esta afirmación, aun cuando nos haya tocado presenciar como regidors
de partidos que no defienden necesariamente opciones “nacionalistas”(casos de IC-V o del PP)
se decantan por la defensa de estos intereses aun cuando esto amerite otorgar su voto a
propuestas emanadas de otros partidos rivales. En todo caso, cabe señalar que si bien las
decisiones dependen de la mayoría, o de las negociaciones, el Pleno representa una instancia
fundamental donde los asuntos públicos son dirimidos y discutidos. Por ejemplo, en las mociones
que los partidos suelen formular a las propuestas del equipo de gobierno, que aunque no logren
ser efectivas dejan un precedente que se plasma en el acta respectiva, y que suelen llegar muy
diludidas a los medios de comunicación. Estas actas con sus mociones no suelen llegar a los
medios de comunicación, y, aunque supuestamente son públicas, difícilmente son consultables por
curiosos, como nosotros, que obtuvimos solamente los ejemplares de dos de los plenos, además
de la anterior Legislatura. Si bien hay declaraciones de los portavoces de los grupos municipales
en El Mercadal que otorgan un sentido de opinión disidente, más sólo si se sabe leer entre líneas,
por así decirlo.13
13
Respecto del presupuesto del 2003, por ejemplo, ERC (Empar Pont) señaló en El Mercadal que no es el que
hubieran aprobado, aunque lo votaron, mientras que los de IC-V señalan en varias ocasiones el gasto que se
realiza en logotipos, campañas, proyectos de investigación y otros dispendios que consideran futiles y
conspicuos frente a la persistencia de ciudadanos en precariedad social, algo que aparece diluido dentro del
resto de contenidos de la revista, que van de bombo y platillo sobre las actuaciones municipales.
285
Sin embargo, como lo dijo uno de los regidors entrevistados, "la vida del regidor
implica mucho más que la asistencia a los Plenos". Y es que cada regidor tiene
responsabilidades distintas según los cargos que adquiere, y no todos llevan aparejadas
compensaciones económicas.14 Todos asisten en calidad de representantes políticos a diferentes
comisiones informativas asignadas (aunque no siempre van los que son regidors, que a algunas se
asigna a otros miembros activos de partidos o incluso a simpatizantes), y a los consejos de
administración de los Institutos Municipales Autónomos y de las Empresas Municipales. Además,
algunos de ellos pertenecen a la Comisión de Gobierno del Ajuntament -máximo órgano
estratégico-, o son portavoces de sus respectivos Grupos Municipales, o representantes de la
corporación en otras instancias privadas, civiles, intermunicipales o de ámbito autonómico o
estatal. Si a lo anterior se añade el hecho de que en la mayoría de los casos la dedicación a las
actividades administrativas y políticas no es una tarea de tiempo completo, pues cada cual
(excepto los cap de Serveis) trabaja a su vez en distintos ámbitos laborales, bien puede
entenderse que la vida de los regidors ocurra dentro de un grado de saturación de
responsabilidades, con tal carga de información, que difícilmente pueda exigírseles una mayor
dedicación a las actividades consistoriales, y que su contacto con la ciudadanía pueda bien
tildarse de esporádico y acaso superficial.
Una instancia con mayor influencia formal es sin duda la Comisión de Gobierno, integrada
por el alcalde y un número de regidors variable, que por ley no puede exceder un tercio del total
y cuya función es asesorar al alcalde en el asumir o delegar sus competencias y atribuciones. Sus
reuniones son semanales, y en Reus comprende el concurso asiduo de ocho regidors, siendo la
mayoría miembros del PSC (cinco), seguidos de dos de ERC (dos) y desde el último pacto de
gobierno, uno de ICV. Todos ellos ocupan estratégicamente regidurías y cargos clave, y no
casualmente son también los ocho primeros tenientes de alcaldía. Y bien puede pensarse y
decirse que es en esta comisión donde primeramente se consensan los asuntos y las decisiones
que posteriormente son llevadas al Pleno para su aprobación y legitimación formal. Pudiera
también especularse que en esta instancia es donde se contrastan los pareceres y las razones, que
implica quizás un espacio donde los respectivos regidors actúan como portavoces de sus grupos
municipales y donde acaso se fragua el consenso. Sin embargo, como nos señaló un regidor de la
oposición, esto es bastante relativo y depende de si el partido en el poder conserva o no la
mayoría absoluta, en cuyo caso negativo las decisiones dependen tanto de la imposición del
criterio del alcalde como del partido en el poder como de las respectivas negociaciones. En todo
caso, la ley misma atribuye a la figura del alcalde la toma de decisiones de varios asuntos
fundamentales, además de que en política –como nos señaló- lo primero que se aprende es “a
saber perder”. Otra instancia que tampoco es vinculante la constituye la Junta de Portaveus, que
bajo la presidencia del alcalde convoca a todos los portavoces de los grupos municipales (como
se llama a los partidos que han logrado escaños, y que excluye a los que no).
El área de Alcaldía, aunque numéricamente pequeña (diez personas), constituye, sin duda
alguna, la instancia central del Ajuntament, que ocupa la cúspide de la jerarquía estructural y
14
Al respecto, cabe señalar que la actividad de los regidors no conlleva necesariamente una retribución
económica, exceptuando los casos de los que son caps de Serveis. Las compensaciones económicas suelen
venir por la participación en los consejos de administración de las empresas municipales. Esto ocasiona que
muchos de los regidors conserven sus antiguos trabajos en jornadas de tiempo completo y medio tiempo.
286
funcional del organigrama. El alcalde, además de ser el responsable superior de las actuaciones
del Consistorio, el jefe superior de todo el personal y el más alto representante de los intereses
locales, ostenta la presidencia de numerosas instancias municipales e intermunicipales y es además
miembro selecto de otras tantas fundaciones y comisiones que guardan suma relevancia en la vida
institucional y civil de Reus.15 Además, preside como máxima autoridad no solamente las sesiones
del Pleno Municipal, sino también los Consejos de Administración de buena parte de las
empresas municipales. El área más directamente a su cargo se compone del propio Gabinete de la
Alcaldía y la Secretaría General. El Gabinete en sí comprende tres instancias: Prensa y
Comunicación, Políticas de Proximidad y Desarrollo Institucional, mientras que Secretaría está
compuesta por Asesoría Jurídica y la Unidad de Actas. La estructura del área denota algunos
ejes estratégicos notables, como se deduce del hecho de tener en la inmediatez física de la
máxima jefatura a los encargados del manejo de la información, pues todos ellos están situados en
el privilegiado entresuelo, único espacio donde se puede tomar café y bebidas gratis, leer la
prensa del día y donde se llevan a cabo la mayoría de las reuniones importantes.
Prensa y Comunicación no solamente se encarga de producir las notas de prensa para los
medios de comunicación, sino que también es una de las áreas encargadas de confeccionar
diferentes discursos y documentos propicios, libros y folletos para su difusión pública y lo que
constituye el principal órgano del ayuntamiento aparte del sitio Web: la revista Plaça del
Mercadal, editada desde los tiempos del anterior alcalde. Además es la encargada de dar
seguimiento a lo publicado en otros medios sobre Reus, sus políticos y el Ajuntament, con lo que
diariamente selecciona las noticias más importantes para ser fotocopiadas y distribuidas entre los
diferentes cap de serveis y regidors. Si bien el profesionalismo de esta instancia es notable
respecto a los formatos que utiliza y la calidad técnica y gráfica de sus productos, hay que ver que
en la Nit de les Petxines que organizó el Col.legi de Periodistes de Tarragona en junio de
2003, el titular de Prensa del Ajuntament de Reus recibió un premio irónico por los
impedimientos que esta dependencia opone a los medios de comunicación. 16
15
Es presidente de la Comissió d´Honors i Distincions, del Museu Comarcal Salvador Villaseca, del Institut
Municipal d´Acció Cultural, del Patronat Local de l´Habitatge, del Consorci del Teatre Bartrina, del
Patronat Oficial de la Fira de Reus, del Consell Municipal del Medi Ambient, de la Comissió de Control i
Seguimient de la TV local, del Consell Escolar Municipal, del Consell Universitari de la ciutat de Reus, de la
Coordinadora de la Tercera Edat y de la Comissió Especial d´Estudi i Coordinació per tal d´unificar línies
de gestió de les empreses. Además es vicepresidente de la Mancomunitat del Camp, miembro de la
Mancomunitat Intermunicipal Serveis Mancomunats d´Incineració dels Residus Urbans y del Consorci
Concessionari d´Aigües per als Ajuntaments i Indústries de Tarragona. Y preside la Fundación FEGI, la
Fundació Rego, la Comissió de Seguimient de la Llengua Catalana, la Fundació Cultural Pedrol i Rius, la
Fundació per l´ Estudi de la Gestió en la Incertesa. Y presidente de los Consells d´Administració de las
empresas municipales GAIA, AREMSA, SASA, GUPSA y la Junta Directiva de ACEVERSU. Tampoco es que
tenga que lidear con estas responsabilidades necesariamente, que en buena medida suelen ser delegadas.
16
Diari de Tarragona, 11 de juny, 2003.
287
Politiques de Proximitat es una instancia original de la VI Legislatura, que obedece al
interés personal que mantiene el alcalde en promover su gestión mediante estrategias de cercanía
con la ciudadanía. Su titular técnico es una antropóloga, encargada de organizar distintas
reuniones informales con ciudadanos (las "charlas de café con el alcalde" o cafès ciutadans), que
iniciaron desde octubre de 1999 con una frecuencia semanal. Estos cafès tienen como objetivo
explícito “millorar la comunicació entre l´Ajuntament amb l´alcalde i la ciutadanía del
municipi, potenciant una imatge d´accesibilitat de les institucions municipals”, donde se
cumple más bien la segunda parte, pues a pesar de que se elabora un breve documento sobre los
contenidos de la charla, no parece haber un seguimiento formal a solicitudes o sugerencias de la
ciudadanía, como tampoco se proporciona a los participantes algún tipo de información. En estas
reuniones -que suelen durar entre una y dos horas- desfilan una serie de invitados, que, en
principio, no suelen ser los interlocutores comunes del Ajuntament (diversos representantes de
colectivos ciudadanos de Reus). Los participantes no suelen ser numerosos (seis o siete por
sesión) y son convidados -a título estrictamente individual- para tratar temáticas seleccionadas
mediante una invitación por carta a la que se da seguimiento por vía telefónica. Además de los
ciudadanos, a las reuniones se invita al regidor competente.17 Otras actividades de esta instancia
se relacionan con la organización de eventos extraordinarios de consulta a la ciudadanía o de
participación del técnico en proyectos de investigación, como fue en el caso nuestro, facilitando
nuestros contactos y el acceso a la información.
Desarrollo Institucional, por su parte, se dedica a la elaboración de planes y programas
estratégicos, incluyendo la sistematización de datos estadísticos, cartográficos y de variado tipo.
Secretaría General es a su vez otra instancia clave en la administración municipal, a cargo de un
funcionario que ha ostentado el cargo desde varias Legislaturas anteriores y que, por lo tanto,
asegura la continuidad y la experiencia en el manejo de distintas actividades del consistorio. Su
criterio hace de él una pieza imprescindible y es de hecho quien está por encima de otras dos
entidades muy necesarias para asegurar el buen funcionamiento de los asuntos de Alcaldía: el
servicio de Asesoría Jurídica y la Unidad de Actas, encargadas ambas de otorgar legalidad y
formalidad a las actuaciones municipales.
17
Interesa destacar que el alcalde por su parte desarrolla otras "políticas de proximidad" de manera informal.
En una ciudad pequeña como lo es Reus no resulta extraño encontrarlo por las calles en días normales y,
desde luego, en las festividades, cuando suele convivir y charlar con quien se le cruza o quien lo aborde. En el
transcurso de nuestro trabajo de campo presenciamos varias veces su carácter accesible y una campechanía
natural que le asegura simpatías entre ciertos sectores más bien amplios de la ciudadanía, algo que, por otra
parte, pudimos testimoniar en entrevistas personales mantenidas en nuestros asiduos recorridos de campo. No
obstante, vale matizar que su buen taranná (temperamento, carácter) y abierta disponibilidad para el diálogo
suele ser insuficiente para gran parte de sus entrevistados, quienes tendieron más bien a señalar como
limitante el que "no basta ser un buen alcalde cuando no se tienen los colaboradores adecuados". Incluso,
uno de los regidors más influyentes (del PSC) nos manifestó en entrevista la escasa disposición de sus
colegas de partido hacia el contacto con los ciudadanos, diciendo que la mayoría -no solamente de regidors,
sino también los funcionarios y técnicos- "tienen la piel dura".
288
La regiduría de Promoción de Ciudad permanece adjunta al área de alcaldía y sus
actuaciones se relacionan en buena medida con el Patronat Municipal de Turisme i Comerç de
Reus, un organismo municipal autónomo, cuyos objetivos principales son la potenciación de todos
los recursos de la ciudad, con especial atención a los recursos históricos, culturales y comerciales.
Para tal efecto, busca la cooperación “...i el suport a tots els sectors i entitats publiques i
privades comprometes amb els valores i recursos de la ciutat (...) amb la finalitat d´atreure
de manera creixent visitants i consumidors de qualitat”, según rezan sus documentos.18
Funciona con personal de tipo laboral mínimo, que incluye a un director y a cuatro auxiliares
administrativos, los cuales realizan sus actividades desde las oficinas que el Patronat ocupa en el
edificio Baluard, un espacio moderno y sobrio, profusamente decorado con afiches muy bien
logrados sobre las maravillas que ofrece la ciudad de Reus.
El Patronat funciona a partir de una Junta que es su órgano de gobierno. Integrada por el
regidor de Promoció de Ciutat, quién es su presidente; un vicepresidente que es del Partido
Popular y ocho vocales. Cuatro representan a los cinco partidos políticos con escaños y los
restantes cuatro a organismos civiles de Reus, además del interventor de Hacienda y el delegado
de Secretaría General del Ajuntament, estos últimos con voz pero sin voto. Las actividades del
Patronat, y por consiguiente de la regiduría, consisten sobre todo la organización de actos y
campañas de promoción de la ciudad para atraer turistas y compradores, pues Reus es una
ciudad donde el comercio juega un papel relevante, con más de 600 establecimientos
concentrados solamente en su centro histórico. Bajo una filosofía en la que lo más importante es
mejorar la imagen que se proyecta de la ciudad hacia el exterior, pero que también incide en el
imaginario de los ciudadanos reusenses, a quienes se busca “Il.lusionar i motivar (...) per mitjà
de la presa de conciencia dels valors i potencials de la seva ciutat. Fer que el ciutadà se
senti gradualment orgullos de la seva ciutat i comenci a comprendre la realitat i el futur de
Reus”. Sus actividades incluyen, por ejemplo, la sonada campaña “Reus ciutat de qualitat”,
iniciada en 1997, que comprendió la edición de material de promoción de los atractivos de la
ciudad, adhesivos para repartir, presencia en los medios de comunicación de la campaña y
conferencias en diversos actos. Otras campañas han sido el “Dissabtes a Reus” (hoy
“Divendring i Dissabting a Reus”), que organiza mercadillos y muestras diversas, actuaciones
artísticas callejeras los fines de semana. Es algo que luce mucho y que además sirve para
subsidiar a diferentes entidades culturales ciudadanas de Reus y a los medios de comunicación,
pues incluye una nutrida actividad publicitaria; que además no cuesta tanto, pues el Patronat ha
firmado convenios con la Cambra de Comerç y la Unió de Botiguers para que estas entidades
cofinancíen éstas y otras campañas de promoción. Luego está lo de HONA Reus, una especie
de festival con actividades intermitentes que tienen como objetivo promocionar al comercio de la
ciudad, como la Desfilada Espectacle de Moda, que ya va por la XVI edición, aunque se ha
suspendido. Diversas muestras artesanales y de informática y las Nits del Comerç i Turisme, que
organiza en conjunto con la Unió de Botiguers, donde se entregan premios a las iniciativas
mercantiles más relevantes cada año.19
18
Patronat Municipal de Turisme i Comerç de Reus: “Memoria de l´exercici 1997”, documento inédito,
Ajuntament de Reus, febrero de 1998
19
Además, el Patronat mantiene una presencia en la tradicional Fira de Sant Jaume que se celebra cada año
en el mes de julio. Incluye la coordinación de los expositores (de Reus y resto de España) y la celebración de
289
“Reus ciutat modernista” es otra de las campañas más sonadas del Patronat, más
abocada a lo del turismo y que lleva ya varios años (desde 1997) en vigencia. Comprende la
reedición de la Guia Modernista, y de plànols turístics, que proponen una ruta para mirar 30
edificios modernistas seleccionados de Reus, los cuales están debidamente identificados con unos
hexágonos metálicos que se han colocado en la acera de entrada de cada inmueble. Luego, un
concurso fotográfico que premia con dineros y medallas a los trabajos más meritorios. Y
exposiciones sobre el tema en diferentes sedes de Reus, Barcelona, Salou y Tarragona. Además
están otras actividades relacionadas con lo turístico, como la atención a visitantes que se realiza
desde la oficina de información ubicada en la Plaça de la Llibertat, (donde llevan además los
servicios Descobreix Reus y el Reus històric, de visitas guiadas gratuitas a colectivos de escuelas
y agencias de viajes).20 También la edición de materiales específicos y promocionales (Reus una
mica de fantasia i somni, Guia de Hotels i Restaurants, Reus históric), inserciones
publicitarias en diversos medios, incluyendo inmensos carteles en la carretera Salou-Cambrils, la
ubicación de informadores turísticos a la entrada de Reus y en el aeropuerto. En ocasiones,
coordina la apertura del refugio antiaéreo que queda como recuerdo de la Guerra Civil bajo la
Plaça del Mercadal. Además, está la colaboración que el Patronat mantiene con diversas
entidades ciudadanas en diferentes eventos.21 Cabe señalar que buena parte de las actividades del
Patronat son apoyadas por alumnos de turismo, hotelería y relaciones públicas que colaboran
haciendo prácticas gracias a convenios de colaboración que mantiene el Patronat con algunas
escuelas. Son las que venden las entradas y los libros, atienden al público y lo acompañan a las
rutas.
concursos de cargadores de sacos de avellanas, el encuentro de puntaires y otros eventos. Luego está la
Mostra d´oli DO Suriana, que se organiza con la regiduría de Projecció Económica, el Consell Regulador de
la DO Siurana y la Unió Agraria Cooperativa, para promocionar el consumo del aceite de oliva de esta
denominación, que es la más emblemática y comercial de la producción reusense y zonas aledañas. Incluye el
certamen, degustaciones, folletos y exposiciones. Tiene el apoyo de varios organismos y entidades
(Generalitat, Diputació, Consell Comarcal, Cambra de Comerç, Unió de Botiguers y Unió de Restaurants de
Reus). Més a més, el Patronat-la regiduría hace diversas promociones instalando stands de turismo en
diferentes eventos de toda España.
20
Interesa señalar que la Oficina d´Informació i Turisme (OIT, sic) atiende más de 20,000 solicitudes al año, de
las cuales alrededor de la décima parte se hacen vía telefónica y el resto personalmente. En 1997, por ejemplo,
más de la mitad fue de reusenses, muchos de los cuales (13.3%) demandaron información sobre puntos
turísticos situados fuera de Reus (algo para lo que la oficina no está preparada según comprobamos
personalmente). La OIT además colabora vendiendo entradas para eventos del IMAC y de entidades
culturales y deportivas ciudadanas. Con el apoyo de la Diputació de Tarragona se mantiene además otra
oficina de información en la Fira de Reus. Ibíd
21
Durante el ejercicio de 1997 fueron Teatre Fortuny, Unió de Botiguers, Centre de Lecture, Amics del Cavall
del Baix Camp, Associació de Cofraries de Setmana Santa, Moto Club, Grup d´aficionats de vehicles
d´època, Unió de Dones de Reus, Biela Club-600, Associació de Amics del Ferrocarril, Escola de Turisme Mar
de la Frau, Associació Punt 6 Ràdio, Colla Titapum, Patronat Foc Nou y la Societat Reusense
d´Ornitología, a quienes se apoyó co-organizando conferencias, concursos, exposiciones y hasta
procesiones.
290
En conjunto con las regidurías de Urbanismo y de Medio Ambiente ha puesto en marcha
desde el año 2000 la Agencia del Paisatge Urbá, un organismo interdepartamental cuyo
objetivo es la coordinación de todos los esfuerzos que mejoren el aspecto, la fisonomía, la imagen
de Reus. Como tal ha reiniciado una campaña que hoy se llama “Reus, fes goig”, que incluye un
programa de restauración y rehabilitación de fachadas de edificios, que el ayuntamiento
subvenciona con el 25% de los costos de las obras.22 Otro, de renovación de la imagen exterior
de establecimientos comerciales (10% de subvención), de restauración de vitrales artísticos
(20%), iluminación de fachadas incluidas en el catálogo del patrimonio arquitectónico (10%), y
otros más. Interesa que en la campaña colaboran once entidades de distinto sino, como la Caixa
de Tarragona, Telefónica, Ràdio Reus y el Col.legi de Arquitectes de Tarragona, entre otros
organismos privados.
Una regiduría –también adjunta a alcaldía- muy relacionada con la anterior es la de
Promoció Económica, (que antes se llamaba Projecció Económica i Estrategia de Ciutat)
encomendada a un regidor del PSC (Josep Morató), quién es perito mercantil de profesión y
director de una importante oficina bancaria en Tarragona (actualmente en situación de
prejubilación).23 Realiza sus actividades muy en torno a las de REDESSA, empresa municipal que
abordaremos más adelante, pero también tiene mucha relación con otras instancias, como son la
regiduría de Promoció de Ciutat y su Patronat de Turisme i Comerç. En la presente legislatura
la regiduría se ha abocado privilegiadamente a la elaboración del Pla Estratègic Reus Impuls
2005, que constituye la piedra de toque de la actual alcaldía. El Plan, que ha establecido una
oficina en las instalaciones de REDESSA, aunque es muy ambicioso y tiene que ver con muchos
aspectos relacionados, entre ellos, el de la participación ciudadana, tiene como objetivo definir el
“modelo de ciudad” en el horizonte del 2005.
Resulta interesante para nuestros objetivos describir la manera en que se ha llevado a
cabo esta estrategia, que inició en octubre de 1999 con la moción conjunta de todos los regidors
del Plé, para posteriormente constituir una Comissió Especial d´Estratègia de Ciutat (integrada
por el alcalde, el regidor de Promoció Económica y dos representantes de cada uno de los
grupos municipales), cuya tarea fue el diseño del Pla y de su organigrama de funcionamiento. Este
incluye un Comitè Executiu (integrado por algunos de los miembros de la misma Comissió) y un
Comité Asesor, de ocho personas relacionadas con REDESSA, más una serie de “tutores” que
son reusenses prominentes que viven fuera de Reus, la mayoría de los cuales participaron en un
encuentro organizado para tal fin (Trobada de Reusencs de Fora Vila).
22
Aunque no deja de ser una iniciativa interesante y necesaria Reus fes goig es una campaña que tiene dos
grandes limitaciones. Primero, que no discrimina los edificios antiguos ni la arquitectura típica, habiendo
bastantes obras nuevas que se han acogido a mejorar sus fachadas con el apoyo municipal. El otro error, a
nuestro ver, estriba en que está destinado solamente para el arreglo de fachadas cuando muchos edificios
venerables y modernistas en Reus requieren de una rehabilitación completa. Este último aspecto fue resaltado
por IC-V en la campaña a las municipales del 2003.
23
Es además sexto teniente del alcalde y desde el año 2002 ocupa la jefatura de Serveis Territorials en
sustitución de Carme Miralles.
291
Para la elaboración más concreta del Pla, la Comissió firmó un convenio con la URV,
quien fue –a través de la Facultat de Ciències Econòmiques i Empresarials con sede en Reus,
la encargada de elaborar la metodología del proceso, que incluyó la constitución de cinco grupos
de trabajo (integrados por “totes aquelles entitats i persones a títol individual que hi ha
volgut participar”), quienes elaboraron distintas propuestas en sendas reuniones que se
realizaron en los modernos auditorios de REDESSA, donde el público tomaba la palabra frente a
la mesa de los ponentes, todo en un ambiente muy profesional, ordenado y bien organizado,
como nos señaló uno de los ciudadanos asistentes.24 El 20 de junio del 2000 el Pla se presentó a
la ciudadanía en una sesión que tuvo lugar en las instalaciones del Palau Municipal de Fires i
Congresos, a la cual fueron invitados una gran cantidad de ciudadanos a los que se hizo llegar una
carta firmada por el alcalde. En la presentación se lograron “alts indexs de participació
ciutadana”, según rezan los documentos de difusión, ya que se presentaron casi mil
espectadores. Para el 22 de junio se integró un Plenari del Pla Estratègic, vicepresidido por el
presidente de la Cambra de Comerç de Reus y la decana de la Facultat de Ciències
Econòmiques i Empresarials de la sede de la URV en Reus, cuya función a pesar de declararse
consultiva incluyó la aprobación de las propuestas elaboradas por los grupos de trabajo. Con
estos elementos se elaboró un documento final que cubre 31 ámbitos de reflexión, 99 objetivos
estratégicos y 372 líneas de actuación.
Drets Civils i Cooperació es una regiduría de nueva creación en la VI Legislatura que,
como su nombre lo indica, tiene que ver con temas relativos a la solidaridad del municipio tanto
de forma política como económica. En el marco del Pla per a la Igualtat Multicultural (PIM)
se pretende crear un nuevo servicio de información y asesoría para los inmigrantes de Reus y de
la Comarca, con la colaboración de la Associació oer a l´Orientació, Formació i Inserció dels
Treballadors Estrangers (CITE-CONC), la Cruz Roja y el Consell Comarcal del Baix Camp.
Este último, huelga decirlo, ya tenía desde 1998 en conjunto con el Ajuntament de Reus una
Oficina d´Atenció a l´Immigrant en Reus. Sus objetivos son asesorar en materia de extranjería
con lo de los trámites de residencia, trabajo y nacionalidad, hacer campañas de sensibilización
intercultural (como la Setmana Solidaria o determinadas exposiciones y conferencias) y
eventualmente actuar como observatorio de la xenofobia y la discriminación. Además la regiduría
gestiona para que el 0,7% del presupuesto municipal que va al Tercer Mundo llegue a buenas
manos. La regiduría además tiene que ver con el Consell Municipal de Solidaridat Municipal i
Cooperació Internacional, donde participan algunas ONG relacionadas con el tema (Intermón,
Mans Unides).
24
Los grupos fueron: 1) Desarrollo integral, territorio, infraestructuras y medio ambiente, 2) Empresas, nuevas
iniciativas y ocupación, 3) Formación, universidad y nuevas tecnologías, 4) Vertebración social y calidad de
vida, 5) Cultura y ocio.
292
Societat de la Informació i Tecnologíes Emergents es quizás la regiduría “de punta” de
la presente VI Legislatura, abocada al estudio y a hacer propuestas en el tema de cómo
incorporar nuevas tecnologías, principalmente informáticas y electrónicas, a la administración del
municipio, incluyendo –en teoría- su uso potencial para fomentar la participación de los
ciudadanos, según nos explicó el regidor entrevistado.25 La regiduría tiene dos líneas de trabajo:
por un lado, adecuar las dependencias del Ajuntament al uso de la tecnología informática
“perquè esdevingui un agent competitiu de progrés approfitant les tecnologies del
coneixement” y “per avançar cap a una estructura municipal de carácter transeversal, molt
més àgil i flexible i orientada a les persones”, como rezan sus documentos de difusión; y por la
otra, impulsar las tecnologías del “conocimiento” al “teixit socioeconòmic de la ciutat”.26 La
primera línea se realiza a través de un proyecto nominado “Administració Obert@ ”, financiado
por la Unión Europea con 300,000 euros, que no es que se hayan utilizado en hacer más
accesible la información o la comunicación entre las personas que trabajan en las muchas
instancias del Ajuntament, sino que se han destinado a mejorar la atención a la ciudadanía,
incluyendo lo de la web (w.w.w. reus.net), lo del teléfono de atención al público (el 901.112.113)
y la instalación de videoconferencias entre la OAC y los ciudadanos a través de tecnología nueva
instalada en los Centres Cíviques (C.C.) de Reus.
En cuanto al segundo objetivo, que trata de acercar internet a la ciudadanía para corregir
desequilibrios entre usuarios y no usuarios de los medios digitales se prevée facilitar el acceso a la
informática a través de la red de los C.C., o a partir de un proyecto del Ajuntament largamente
acariciado: la Biblioteca Central de Reus. Xavier Amorós, inaugurada el 2003. Un proyecto
piloto que se relaciona con la regiduría es también el del Centre d´Innovació i Formació
Permanent Mas Miarnau, que ha recibido 500,000 euros de los fondos FEDER de la UE (la
tercera parte de su costo de inversión) y que tiene como objetivo coordinar todas las actuaciones
universitarias en materia de formación continuada y posgrado previstas para el área de influencia
de la URV. Se relaciona con los planes manifiestos del Ajuntament de convertir a Reus en la
“Ciutat del Coneixement”.
Los servicios económicos de Hacienda
25
Inicialmente la regiduría estuvo encomendada a quien fue segundo teniente del alcalde y portavoz del grupo
municipal de ERC (Ernest Benach), pero a partir de su salida del Ajuntament fue sustituido por otro regidor
(Carles Salas) del PSC, quien es además, entre otros muchos cargos, el cap de servei de Servicios Generales.
26
Ajuntament de Reus: El Mercadal 5ª. Èp., núm. 19, juny-juliol de 2002.
293
El área de Serveis Economics, o de Hisenda, como mejor se le conoce, es
probablemente el departamento del Ajuntament que quizás goza de mayor autonomía dentro de
la corporación (al menos según algunos de nuestros informantes técnicos) y ciertamente, el de
más difícil acceso y el único del que están formalmente excluídas las posibilidades de
participación ciudadana, según se expresa en el Reglamento respectivo.27 La importancia de la
Hacienda Municipal estriba, como es obvio, en lo central que resulta su ejercicio para el
funcionamiento de la corporación. No solamente porque se trata de la agencia encargada del
cobro de los tributos que todo poder reclama para su propio disfrute y para el despliegue de sus
funciones redistributivas y de servicios que legitiman su mantenimiento en posición de autoridad,
sino que, además, sus funciones abarcan otras numerosas actividades no menos sustantivas que
realizan sus distintas unidades, como veremos.28
El edificio de Hisenda es relativamente de nueva ubicación, pues anteriormente estaba en
el Raval y hoy ocupa el inmueble conocido como Ca l´Argilaga, rehabilitado con sus sobrios
elementos arquitectónicos tradicionales a los que se le han añadido elementos futuristas que
sobresalen a través de la recia reja de la sede, responsable de su aspecto carcelario de
vanguardia. Consta de un subterráneo, una planta baja en la que se atiende al público y tres pisos
mas: dos de oficinas y una tercera planta donde se se ubica una sala polivalente para reuniones. A
la entrada del flamante edificio de la calle Sant Lorenç se encuentra una primera persona
apostada que otorga el acceso y señala a los ciudadanos -aquí contribuyentes- la instancia a la
que deben dirigirse y que les da un número para esperar atención. Los servicios más habituales
son los de información, sobre el estado de tramitación de los expedientes de gestión tributaria o
recaptatoria, las cuotas que se pagan sobre los diversos servicios municipales, los datos gráficos o
alfanuméricos del catastro municipal, de los expedientes de embargo y sobre cualquier tema
relativo a la tributación municipal, para lo cual remiten al contribuyente al SAIC (Servei
d´Atenció i Informació al Contribuent), unidad situada en el mismo edificio. También se
expiden aquí para los ciudadanos diversos certificados: de bienes, de datos catastrales, de deudas
pendientes, de datos de las matrículas o padrones de los diversos tributos.
27
De hecho, siendo el tema económico el de mayor relevancia en el sistema político actual, cabe señalar que la
legislación española sobre el régimen jurídico y las finanzas locales regula minuciosamente los criterios de
distribución de los ingresos. Según la ley vigente, están regulados aspectos tales como la intervención de la
Generalitat en la concesión de subvenciones estatales, las condiciones del crèdito local, el manejo de los
ingresos de derecho privado, las multas y otros ingresos correspondientes, las disposiciones del régimen
presupuestal, los criterios de financiamiento de las entidades locales, del patrimonio municipal, las obras, las
actividades, los servicios de contratación y las normas que rigen al personal al servicio de las entidades
locales.
28
Su regidor y cap de servei (Josep Fernández Rubí), aunque actualmente pertenece al PSC, en el presente
consistorio, fue ya regidor anteriormente en la I Legislatura, pero por Unión de Centro Democrático (UCD), un
partido que pese a su efímera existencia y relativa neutralidad ideológica no puede considerarse ciertamente de
izquierdas.
294
Hacienda consta de tres unidades: Hisenda-Intervenció, Tresoreria-Recaptació y el
Gabinet Tècnic Fiscal, conjuntando un total de 71 empleados, organizados mediante una muy
compleja jerarquía. Hisenda-Intervenció (antes llamada Serveis de Suport) cuenta con un cap
de servei al que le sigue en prioridad otro de Rendes (Rentas), quienes dirigen al técnico de
inspección, y a su inspector/actuario y a dos agentes tributarios; y a dos técnicos de gestión, uno
de los cuales tiene a su control a un administrativo y a tres auxiliares administrativos, mientras el
otro posee cuatro. Existen además en Rentas, un técnico, cuatro auxiliares administrativos y dos
ordenanzas que están bajo el control directo del cap de Rentas. El departamento está
estructurado en función de los dos grandes grupos de exacciones que realiza: los ingresos
vinculados al territorio (el capital, que ocupa dos terceras partes del total de los impuestos
directos) y los relacionados con las actividades económicas.29 El Cuadro 3 muestra las principales
entradas municipales en materia de impuestos y su respectivo ejercicio para 1998.
Cuadro VI. 3
Impuestos municipales, Reus 1999-2003
Tasa por recogida de basuras
Precios públicos
Impuesto sobre vehículos de tracción mecánica
Impuesto sobre el incremento del valor de los terrenos urbanos
Impuesto sobre los bienes inmuebles de naturaleza urbana
Impuesto sobre los bienes inmuebles de naturaleza rústica
Impuesto sobre actividades económicas
Contribuciones especiales
Ingresos directos por multas de tránsito
Fuente: Elaboración propia, con datos contenidos en www. reus. net
29
Con el fin de maximizar la eficacia en la exacción de los tributos ciudadanos la Unitat d´Inspecció realiza
intensas visitas de comprobación. En 1997, por ejemplo, reporta un total de 1,616 inspecciones comprobatorias
del IAE, 1,147 sobre la tasa de recogida de basuras, 451 del Plan general de Inspección, 87 para los Preus
Públics y 241 diligencias, que produjeron la cifra de más de doce millones de pesetas en sanciones.
295
Aparte se encuentra la unidad de Intervenció, con el Interventor Municipal a su cabeza,
quien dirige al cap de servei de Comptabilitat i Gestió Pressupuestal. Este a su vez controla a
los técnicos de intervención, de servicios económicos, de gestión del inventario y el presupuesto
municipal, a una jefe de unidad administrativa y a cinco auxiliares. Aquí se confeccionan los
expedientes del llamado "presupuesto general" o “consolidado”, que engloba al Ajuntament y a
los Institutos y Empresas municipales. Es una instancia absolutamente vital, que -entre otras
cosas- es la responsable del diseño y el seguimiento del presupuesto general de la corporación y
de sus transferencias y subvenciones, donde se deciden los instrumentos financieros y se elaboran
diversas estrategias que tienen como fin el aprofitar al máximo los dineros que de muy diversas
fuentes capta la corporación. Aquí se registra la entrada de facturas del Ajuntament, se tramitan
las operaciones de préstamos y peticiones de fondos, se elaboran las ordenes de pago y de
ingreso, se controla y fiscaliza el gasto municipal, se realizan expedientes de modificación de
créditos, y, entre más tareas, se efectúan trabajos administrativos variados que relacionan las
gestiones económicas municipales con otros niveles administrativos. Existe además una sección de
Gestión y Administración de Asesoría Jurídica, que cuenta con un administrativo y un auxiliar, que
está bajo el mando conjunto de los cap de servei de Hisenda y del Interventor.30
Tresoreria-Recaptació también se subdivide. Tesorería con el Tresorer accidental de
jefe, su adjunto, un economista y una unidad administrativa que tiene su jefe y 3 auxiliares. Las
funciones de Tresoreria son las del control y custodia de las existencias, la regulación de flujos
monetarios, el financiamiento de necesidades y la ordenación de pagos. Todo ello implica labores
cotidianas, que ocurren gracias a un programa informático de conciliaciones bancarias que unifica
los movimientos bancarios hechos por la coporación diariamente con los movimientos contables
de la Tresoreria y los traspasos de cuentas, a fin de minimizar el costo diario en intereses. Por lo
mismo, la emisión de pagarés es una de sus principales faenas, y la realización de pagos a las
respectivas entidades bancarias con las que opera el Ajuntament (BBV-A, Banesto, Caixa
Tarragona, Caixa Postal, Caixa de Pensiones y el Banco de Crédito Local). También gestiona
la contratación de préstamos con estas entidades, amén de realizar otras actividades financieras
variadas.31
30
Esta unidad realiza diversas acciones administrativas y judiciales en defensa de los intereses de la
corporación en materia económica: recursos contenciosos administrativos, apelaciones, audiencias y
reuniones de soporte a las respectivas comisiones. También, informes jurídicos de contenido fiscal y trabajos
de mediación entre el Ajuntament, las empresas municipales y las relativas juntas ciudadanas. Con carácter
anual la sección elabora el expediente de modificación de ordenanzas fiscales. Sus labores no son poca cosa
pues para el año de 1997 informan de 5,497 escritos elaborados. Àrea de Serveis de Suport: “Memòria 1997”
documento, inédito, Ajuntament de Reus, 1998.
31
Como la revisión mensual de los expedientes de retenciones judiciales a empleados de la corporación, la
comprobación de liquidaciones de intereses, la revisión de los trámites de embargo, el seguimiento a las
liquidaciones a la Seguridad Social y al IRPF, y a los ingresos efectuados en la maquina CMR situada en el
Mercado Central que se realiza en forma semanal
296
Recaptació, a su vez, se compone del Recaptador y su adjunto, un jefe de la unidad
administrativa y catorce auxiliares. Es una unidad que, al igual que el resto de instancias de
Hacienda, ha sufrido profundas transformaciones en la presente administración. En todo caso
sigue siendo una unidad que da la cara al público pues comprende el servicio de caja, que recibe
los pagos ciudadanos, que gestiona los cobros de autoliquidaciones y reintegros, resuelve
recursos y peticiones, gestiona la domiciliación de pagos, atiende solicitudes telefónicas y lleva la
correspondencia, las notificaciones, los anuncios y publicaciones del servicio. 32 Comprende
además funciones de ejecución forzosa sobre los morosos. Entre sus recursos cuenta con la
facultad de elaborar expedientes de constreñimiento, que posibilitan la regularización de pagos
con un recargo del 10%.33 Finalmente, el Gabinete Técnico y Fiscal tiene su propio jefe, con un
técnico de valoración, un delineante y dos auxiliares a sus ordenes; un técnico en topografía, con
su aparatista, otro delineante y su peon, y un delinenante más, y un auxiliar administrativo que
permanecen directamente bajo su cargo.34
Hacienda es la única instancia de la corporación donde para entrar te hacen ponerte una
identificación visible de visitante, lo que hace de este servicio que acaso sea el área más críptica
del Ajuntament. Lo encontramos patente en el tono de sospecha con que el personal de la
dependencia respondió a nuestras solicitudes de indagación. Nuestras demandas de entrevista
fueron vistas con reticencia, no solamente al solicitar ver a determinado técnico del servicio, sino
llegando incluso a cuestionarnos que fuera la persona indicada para dar información sobre las
actividades, pues el susodicho "no tiene el suficiente cargo para realizar estas relaciones", como
nos señaló uno de sus medianos funcionarios. En todo caso, después de "presentar las
credenciales" del proyecto y asegurando el interés de alcaldía en nuestras actividades, se nos
permitió permanecer en el vestíbulo observando la atención al ciudadano-contribuyente y
permitiendo realizar con éstos pequeñas entrevistas informales.
32
En 1997 reportan haber atendido un total de 22,831 personas, que demandaron información sobre deudas
notificadas, devolución de pagos indebidos o duplicados, entre otras. En cuanto a la atención telefónica se
reporta el mismo año un total de 8,000 consultas atendidas y, más de 500 reclamaciones y recursos y 1,562
certificados solicitados mediante el servicio postal
33
Durante 1997 se tramitaron 35,809 notificaciones de deudas, de las cuales 10,255 pasaron a ser expedientes
ejecutivos, es decir, incoactivos. A la vez se cursaron 9,236 órdenes de embargo de cuentas bancarias, que
afectaron a 2,493 contribuyentes. Menor fue el impacto que tuvo durante este año el recurso de embargo de
sueldos y salarios, pues de 1,800 peticiones se hicieron efectivas 228. No fue el caso del recurso de embargo
de inmuebles, donde de 196 anotaciones se llevaron a cabo 118 embargos de fincas, dejando 33 prorrogadas y
11 con ampliación de responsabilidad. Para llevar a cabo estas tareas Recaptació lleva a término diferentes
gestiones de información sobre los morosos, consultas de datos personales en diversas fuentes, en los
padrones fiscales, en la Prefectura Provincial de Tránsito, el Registro de la Propiedad y por petición a otras
administraciones y organismos públicos.
34
Es una unidad altamente informatizada, que, por un lado, lleva lo del Catastro Municipal (mediante el
GesCad), y por el otro, produce la cartografía catastral (el SAIT) y de base, con sistemas de información
geográfica, lo cual inició en 1997 y ha supuesto -como reza el informe correspondiente- un "augment de les
tasques informatives i burocràtiques", ya que la informatización no ha implicado solamente horas
extraordinarias y contratación de personal externo, sino también el aumento de las consultas y demandas de
información, pues otorga consultas al público (12 diarias como promedio) y de otros departamentos del
municipio (6 consultas al día), y también oferta diversos productos y servicios cartográficos a empresas e
instituciones (Aigües de Reus, BFL Associats, Telefónica, etc., que implican sus beneficios). Uno de los
productos ha sido la edición de un CD-Room con información muy variada sobre el municipio reusense.
297
Las relaciones entre contribuyentes y el personal son meramente burocráticas y frías
aunque amables, según pudimos observar. A los ciudadanos no les hace mucha gracia tener que
desembolsar sus dineros para el pago de impuestos o multas, y esto explica quizás el porqué el
ambiente que se respira es mucho más grave y sobrio que en otras agencias municipales donde no
faltan las campechanerías. Entre los contribuyentes aquí entrevistados encontramos más bien la
prisa por resolver rápidamente sus asuntos y marcharse cuanto antes, sin que pidan más que "lo
necesario para venir a solucionar tramites de impuestos y pagos", que "no estamos aquí para
perder el tiempo". La mayoría desconocía la existencia del flamante SAIC, el Servei d´Atenció i
Informació al Contribuent, que sirve no solamente para orientar al contribuyente sobre sus
pagos, sino que incluso brinda asesoría para hacer reclamaciones. Alguno de los entrevistados
nos comentaba al respecto: "Lo conozco y he recurrido algunas veces, pero no vale la pena pues
siempre acabas pagando". Otra ubicaba este servicio en Tarragona y no sabía lo que el servicio
ofertaba.35 Respecto a trámites necesarios para abrir nuevas empresas, un empresario
entrevistado manifestó que en el Ajuntament de Reus los trámites para inicios de empresas y
negocios son un tanto difíciles y prolongados, menos ajustados a las necesidades del usuario.
"Complicadísimos (...) en algunos casos llevan hasta veinte pasos distintos y pueden algunos durar
hasta un año en resolverse. En cambio, en la Selva y en Riudoms los ayuntamientos manejan los
casos mucho más flexiblemente, se especializan en hacer el traje a la medida de cada quien".
35
Uno de los empleados de Hisenda nos comentó que las quejas se deben de dirigir a la OAC para la
elaboración de una instancia, a no ser que la queja del contribuyente por su poca envergadura se pueda
solucionar desde este mismo servicio mediante instancias de "oficio" que del propio servicio se realizan
mediante hojas de sugerencias que se encuentran situadas en la entrada. Rosa Casas: “Informe de visita a
Hacienda”, documento inédito, proyecto Participación ciudadana y gestión pública en Reus, URV, Reus, 24 de
febrero, 2000.
298
En el manejo del presupuesto, que es una de las principales funciones de Serveis
Económics, interesa señalar que según parece Hacienda pone especial cuidado en hacer
coincidir los ingresos con los gastos municipales pues para 1998 estos conjuntaron la misma
cantidad de pesetas ingresadas y gastadas, que fue exactamente un total de 6, 935 millones de
pesetas en cada rubro, algo que debe constituir seguramente un formalismo generalizado, pues lo
mismo se observa en los balances del resto de organismos a los que Hacienda lleva los
presupuestos. Cabe indicar que en este año los principales ingresos municipales fueron obtenidos
de los impuestos directos (50,46%, que comprenden bienes inmuebles y vehículos), seguidos de
las transferencias corrientes (28,3%), las tasas y otros ingresos (16%) y, en menor magnitud, de
impuestos indirectos (sobre construcciones e instalaciones, 3,1%), alineación de inversiones reales
(de solares y sobrantes en vía pública, 1,44%), ingresos patrimoniales (intereses de depósito,
alquiler de inmuebles, concesiones administrativas y otros, 0,5%) y nada en el capítulo de
transferencias de capital (0% para 1998). Resulta de interés señalar que en las transferencias
corrientes el Estado Español aporta las mayores (1.708.002.000 de pesetas en 1998),
especialmente si se comparan con las cantidades transferidas por el nivel autonómico
(173.173.000 el mismo año). seguidas por las empresas municipales y otras de entidad local
(73.827.000), las entidades locales (Diputació de Tarragona, Consell Comarcal,
Mancomunidades, para un total de 7.502.000), empresas privadas (1.002.000) y del "exterior"
(Unión Europea, 1.000 de pesetas en 1998).36
El detalle de estos datos, valga decirlo, conseguidos de un documento interno que
rescatamos (“Pressupostos 1998 Ajuntament de Reus), contrasta con el alto nivel de
agregación de los presupuestos que se hacen públicos en prensa o en el sitio web municipal,
donde se aprecia que el presupuesto “consolidado” que maneja el Ajuntament de Reus ha
crecido en forma notable pues para el 2003 conjunta la cifra de 170.661.285,70 euros
(28.395.648.682 de las antiguas pesetas), que presuponen un gasto anual de aproximadamente
1.900 euros por persona, una cifra superior al promedio de los municipios catalanes, en un nivel
similar al promedio de los municipios alemanes, según se difundió al público.37 Sin embargo, hay
que ver que los datos están presentados en forma tan general que si bien se señala que para el
2003 el presupuesto destina solamente un 8,1% a administración general y financiera, un 4,32% a
la deuda, un 21,41% a infraestructuras, un 3,58 a seguridad y protección civil, a medio ambiente
el 11,64% y un significativo 50,96% al gasto social, no declara que buena parte de estos gastos
se utilizan en pago del personal, mantenimiento de edificios, seguros, indemnizaciones,
contrataciones de servicios, materiales diversos, y etcétera.
Según información más detallada, como la recuperada de los gastos por capítulo para
1998, estos fueron en primer término para la renumeración del personal (33,9%), la compra de
bienes corrientes y servicios (30,7%), los "pasivos financieros" (15,8%), las transferencias
corrientes (13,1%), el pago de intereses (4,7%), las inversiones reales (1,43%), los "activos
financieros" (0,04%) y las transferencias de capital (0% para 1998), que son los capítulos que
36
Aparte están otras transferencias especiales de capital, cuya magnitud no es especialmente considerable (La
Generalitat catalana, por ejemplo, aportó al municipio 2 millones de pesetas en 1998, mientras que el Estado
Español y la Unión Europea transfirieron cada uno la cantidad de un millón de pesetas en el mismo período)
37
Josep Fernández Rufí: “Presentació dels pressupostos 2003”, dilluns 28 d'octubre de 2002, consultable en
www.reus.net
299
maneja el documento consultado. Interesa acotar que en el capítulo de transferencias corrientes,
que denota la función redistributiva que realiza el Ajuntament, conjuntó un total de 914.927,000
pesetas, de las cuales la mayoría (el 7,8% del presupuesto consolidado y el 59,4% del capítulo)
fue a las arcas de organismos autónomos administrativos; seguidos de subsidios y servicios a
familias e instituciones sin finalidades de lucro (2.5% y 19,3% respectivamente), luego entidades
locales empresariales (municipales y provinciales, representando juntas un 1.3 y 9.8% del
presupuesto total y del capítulo de transferencias), empresas privadas (0,7 y 5,4%), entidades
locales (consorcios, con 0,7 y 5,8%) y a Comunidades Autónomas (insignificante para
consignarlo). Resulta también interesante advertir que ese 2.5% del presupuesto total (del
consolidado) que se redistribuye entre la sociedad civil implica tanto los subsidios a las entidades
ciudadanas como a las familias necesitadas y el 0,2 del presupuesto municipal que ese año se
destinó como ayuda para el Tercer Mundo (que excluye al de las empresas e institutos).
Aun así, Servicios Sociales no aparece como la principal redistribuidora de los beneficios
que fueron a dar en forma directa a la sociedad civil (un total de 299,067 millones de pesetas en
1998), siendo la parte de cultura (el IMAC) la más generosa, pues repartió el 24,7% de éstos,
seguido por Serveis Socials (18,9%), el Instituto Municipal del Deporte (12,7%), los órganos de
gobierno (un 8%, sin que nos expliquemos cómo y porqué) y “participación ciudadana” (6%),
como se nomina a los subsidios a las asociaciones vecinales que hace Relacions Cíviques. En
todo caso, como puede apreciarse en el cuadro siguiente, la partida 489 incluye diferentes cosas,
pero es ilustrativa para apreciar la labor redistribuitiva directa del Ajuntament y también el que
algunas de estas instancias dedican mayor parte de su presupuesto de gastos a la redistribución.
Nótese que en este cuadro solamente hemos incluido a las dependencias y conceptos incluidos en
el capítulo 489, de gastos destinados a familias e instituciones sin finalidades de lucro.
300
Cuadro VI.4
Subsidios 1998 por conceptos, relación al gasto anual y del capítulo por
dependencia/concepto, Ajuntament de Reus
Conceptos de
Subsidios
Gastos 1998
otorgados 1998 (mdp) en cada
Subsidios 1998 (capítulo En millones de dependencia
489)
pesetas
o concepto
% en subsidios/ %Subsidio/
Total del
Gastos 1998
Capítulo 489
IMAC
Serveis Socials
IME
Organs de Govern
Participació Ciutatana
Ayuda III Mundo
Ensenyament
Foment
Adminstr. General
Juventud
Dinamización Económ
Salud
Convenis universitaris
Patronat Turisme
Patronat Castells
Ensenyament superior
Campeonato Mundial
Policía Municipal
Normalizació Lingüist
Museu S. Vilaseca
Totales
26,2
73,975
56,447
37,990
23,925
17,825
14,000
12,750
11,260
9,500
8,395
5,500
5,000
5,000
5,000
4,000
3,250
2,000
1,250
1,000
1,000
299,067
281,931
210,806
154,023
106,972
112,490
14,000
391,851
60,705
366,577
19,320
36,945
58,456
sin datos
60,352
9,002
10,100
4,000
585,166
19,265
58,475
2560,436
26,8
24,7
22,4
15,8
100,0
3,3
18,5
2,6
43,5
14,9
8,6
no aplicable
8,3
44,4
32,2
50,0
0,2
5,2
1,7
11,7
24,7
18,9
12,7
8,0
6,0
4,7
4,3
3,8
3,2
2,8
1,8
1,7
1,7
1,7
1,3
1,1
0,7
0,4
0,3
0,3
100%
Los Servicios Generales
Dentro del área de Serveis Generals se incluyen para fines prácticos todos los
departamentos que tienen que ver con el propio funcionamiento del Ajuntament como
organización corporativa. Sin embargo, no parece ser este el único criterio de agrupación del
área, puesto que incluye además a tres instancias que no entrarían estrictamente en esta definición,
puesto que asumen competencias que sirven tanto al Ajuntament como organismo público y, en
teoría, a la propia ciudadanía: Régimen Interior, Guardia Urbana (también conocida como Policía
local) y Protección Civil (también llamada alternativamente Seguridad Ciudadana). Como
carácteristica cabe señalar que es un área donde se incluyen tres regidurías, dos a cargo del PSC,
la primera con autoridad sobre ocho de las unidades, y la segunda, a cargo de la policía local, con
la particularidad de que en la misma figura de este regidor se localiza la dirección de otras
instancias relevantes, pertenecientes a otras áreas; entre ellas, la misma jefatura del área de
301
Servicios Personales y Promoció de Ciutat, área adjunta de alcaldía. La tercera tiene que ver
con protección civil y ha sido adjudicada a un regidor de ERC. La autonomía con que trabajan
las dependencias aquí incluidas, estaría a favor de la relatividad que mantiene el organigrama
explícito frente al organigrama real que funciona en la práctica.
Puede decirse que cada una de las instancias incluidas en el área de Serveis Generals
goza de una relativa autonomía, en tanto no existen propiamente dispositivos de integración y
comunicación entre ellas. Cada una de éstas tiene funciones bien definidas y sus propios jefes de
servicios, lo cual no obsta para que estas diferentes instancias no mantengan relaciones
predominantes con otras instancias del Ajuntament con las cuales posean cierta afinidad relativa
a las distintas actividades que realizan. En todo caso, incluyen procedimientos y normativas
similares, adecuadas a sus respectivas competencias, sin que ésto excluya fricciones pero también
mecanismos de concertación entre ellas, como revisaremos.
Organització es un área creada desde 1997 con el fin de contribuir a la modernización y
eficientización de los servicios y unidades que componen el Ajuntament mediante diversas
estrategias que se definen en sus actividades y objetivos. Éstas incluyen tareas muy distintas,
desde la formalización gráfica del organigrama del Ajuntament hasta la disposición del mobiliario
y los usos del espacio entre las diferentes dependencias municipales. También se encarga del
estudio de la interrelación entre estas áreas, como resulta del hecho de socializar ciertas
informaciones relativas al manejo de expedientes y normativas, lo cual efectúa por vía electrónica
y telefónica interna. Tiene a su cargo también el análisis de las estructuras de organización de la
corporación, en especial en lo que se conoce como la "reconversión" de las diferentes áreas;
también, el control de calidad al interior de los servicios del ayuntamiento. Sin embargo, estas
últimas tareas difícilmente se realizan debido a la poca colaboración que muestran el conjunto de
las instancias para compartir información o permitir sugerencias, según nos confesó uno de los
entrevistados. Las dificultades con que se trabajan en esta dependencia se encuentran patentes
igualmente en la dudosa jefatura que mantiene sobre la instancia conocida como "Procesos de
datos", encargada del tratamiento informático de numerosos datos de población, de rentas y
recaptación, de registro, contabilidad y tesorería, los cuales son guardados celosamente por las
instancias correspondientes. A la vez, es la responsable de la configuración y el mantenimiento de
ordenadores y redes internas de informática, un hecho que explica quizás el porqué su tutoría y
ubicación se encuentre sujeta a continuas presiones y negociaciones.
Una de las funciones de Organització, la de interrelación, es canalizada en teoría a través
de una iniciativa relativamente reciente que es la Oficina d´Atenció al Ciutadá (OAC), creada
en 1998 durante las funciones de la V Legislatura, probablemente siguiendo la moda de
establecer estos servicios, que han venido implementándose en forma relativamente reciente en
buena parte de los municipios catalanes y españoles. Sin embargo, debido a la resistencia de las
diferentes instancias municipales bien puede afirmarse que en vez de constituir un área de
integración, como estaba originalmente planteado en la propuesta original, en la práctica funciona
como una ventanilla casi única de atención al ciudadano, pues la OAC ofrece información muy
variada e inicia trámites de diversos tipos. Tiene un servicio de información sobre la ciudad que es
poco utilizado debido a que los ciudadanos por lo general desconocen esta facilidad, que
conjunta datos muy variados sobre los diferentes recursos con que cuenta la ciudad de Reus, y
que puede solicitarse por teléfono en horario de nueve de la mañana a ocho de la noche, con
302
costo compartido de llamada (el ayuntamiento paga la mitad). La OAC brinda, por ejemplo,
diversas informaciones que pueden resultar muy prácticas para ciudadanos y empresarios: sobre
escuelas y restaurantes en Reus, guarderías y servicios de salud, hoteles y pensiones, entre otras.
Pero lo principal de la OAC es que constituye la "puerta del Ayuntamiento", a donde cualquier
ciudadano acude a solicitar información sobre trámites municipales, a iniciar varios de éstos y a
obtener asesoría sobre muy variados temas relacionados con los servicios municipales y otros de
niveles superiores. La dependencia a la que inician menos trámites es Hacienda, debido a la
reticencia de este servicio por incorporar sus trámites y bases de datos con la OAC, los cuales se
considera que son "más especializados", por no decir que son más discretos y de inconveniente
difusión, como nos señaló uno de nuestros entrevistados.38 Desde el año 2001, la OAC ha
implantado un servicio de videoconferencia en los Centros Cívicos, que permite iniciar trámites sin
ir físicamente a su sede.
A pesar de ser una oportunidad para comenzar una estrategia de interrelación entre
diversas áreas y dependencias de la corporación la iniciativa ha sido recibida con resistencias por
parte de varios de los técnicos. Comentan que la idea es buena pero cuestionan el que no se haya
realizado en forma participativa y que solamente haya sido impuesta, al estilo de la entonces cap
de servei. "Con la OAC a según que tema y en que fase los asuntos van bien", nos señaló otra
persona entrevistada. "Desde que empezó a funcionar la atención al cuidadano se facilita en
ciertos pasos ya que ahí les dan información e inician algunos trámites que luego continúan en los
diferentes servicios o unidades, según corresponda a cada expediente, pues los temas y trámites
son muchos". Otros nos señalaron que la OAC no brindaba los servicios pertinentes, suplantando
la asesoría que algunas instancias ofrecían antes (en el caso de Territoriales y referido a diversas
licencias urbanísticas) por procedimientos estandarizados que adolecían de la competencia
técnica pertinente a según que casos. Muchas fueron las críticas a que no se han regularizado los
procedimientos a seguir con lo de las quejas y sugerencias, que si son de asociaciones vecinales
los pasan a Relaciones Cívicas y si son particulares a la instancia correspondiente, "sin que nadie al parecer- les de seguimiento", como señaló uno de nuestros informantes.39
38
La OAC sin embargo comparte con otras áreas la tradición críptica. Una de nuestras ayudantes de
investigación consignó en su informe de visita a esta instancia: "He ido de "incógnito. El hecho de que se
hayan cerrado a enseñarnos el funcionamiento de la OAC provoca en el personal investigador cierta duda
sobre lo que debe ser. Por esto decidí ir como ciudadana, yendo a pedir información sobre, por ejemplo, como
montar una guardería y... ¡a ver que pasa!. Este servicio esta formado por una primera mesa de "información",
donde la chica que atiende, con una rapidez excelente, y enterada de todo el meollo de recursos y servicios en
Reus, te deriva a otra de las mesas, si te lo pueden solventar allí, o al centro específico directamente. Las
mesas se reparten por temas específicos y en estas también te atienden rápida y eficazmente, con el tiempo
necesario que tu demanda necesite (al menos esa fue mi impresión). ¿Y a qué va la gente?, pues a resolver
multas, descuento en los cobros de basuras, listados de actividades, cambios de nombre en las escrituras,
cambios de empadronamiento, contratos de arrendamiento, formación de empresas. Aparte podemos encontrar
información en folletos y boletines, expuestos directamente al público en estanterías y vitrinas." Rosa Casas:
"Informe de visita a la OAC, 2 de marzo de 2000, de 13 a 14 horas", documento inédito.
39
A pesar de esta impresión, revisar los casos de quejas ciudadanas, que suelen llegar por escrito a cuenta
propia o a través de la OAC es una de las tareas primordiales de Relaciones Cívicas, cuyos responsables nos
informaron que los temas más comunes de queja ciudadana han sido de urbanismo e ingeniería (materia de
obras públicas), de limpieza y sanidad, de medio ambiente, de jardinería, de vía pública y de policía local.
Contestan cada petición con un escrito y gestionan la solución de la demanda ante la instancia responsable
del Ajuntament, siendo en número de 107 las quejas atendidas en 1999.
303
En todo caso, todos nuestros informantes, tanto técnicos como políticos, coincidieron en
asignar un uso político que ciertos ciudadanos y entidades tienden a otorgar a sus reivindicaciones
y críticas. "Muchas veces algunas de las demandas de los ciudadanos no tienen solución porque
necesitan de programas específicos que no están elaborados, ya sea por impedimentos políticos y
de poder adquisitivo, ya sea porque el proyecto aun no se ha estipulado", nos señaló uno de los
técnicos aludiendo a demandas de vivienda. Desde la ciudadanía, si bien en el momento de
nuestras pesquisas la OAC era aun una iniciativa reciente, algunos ciudadanos entrevistados nos
manifestaron un conocimiento lejano de los servicios que brinda. Uno de ellos apuntaba: “Yo no
conec ningu que hi hagi anat, pero penso que es positiu, ara que desprès facin cas o no de
les queixes es altre cosa”. Quizás es una situación que haya cambiado pues al menos
actualmente sus oficinas se muestran bastante concurridas, sin que tengamos otra evaluación
precisa.
Otra instancia incluida en el área de Serveis Generals es la de Régimen Interior, que
comprende los "negociados" de los servicios llamados "estatales", los de contratación y
patrimonio, el archivo general y administrativo y la imprenta. Sus funciones comprenden, en el
primero de estos negociados, llevar el registro de los ciudadanos en el padrón municipal (básico
para una serie de trámites no solamente municipales sino de instancias superiores del gobierno), la
actualización de datos demográficos estadísticos a nivel municipal, el registro de las "parejas de
hecho", el control del alistamiento militar y la redacción de varios informes y oficios solicitados por
diversas autoridades. Por su parte el negociado de contratación y patrimonio, como su nombre lo
indica, se encarga de revisar todos los contratos de compra de bienes y servicios que realiza la
corporación, con especial atención a las normativas del Régimen Local dispuestas en la normativa
del Estado Español. Comprende la adquisición de suministros, los servicios de consultoría y
asistencia, de variados servicios y de trabajos concretos; además es el responsable del inventario
de bienes muebles e inmuebles del municipio y de indemnización a particulares. Es un negociado
de relevancia estratégica, lo cual explica que se le haya reubicado en distintas áreas, y que su
asignación sea objeto de continuas presiones, según nos explicó uno de nuestros informantes. Al
igual que éste, el servicio de Recursos Humanos es otra pieza clave de la administración, toda vez
que es la instancia encargada no solamente de la admisión de personal técnico de nuevo ingreso,
sino también de la promoción del funcionariado. Es la que lleva a cabo la confección de la nómina
de los empleados, de los trámites de jubilación, incapacidad y viudez, así como también del
seguimiento del absentismo laboral. De la higiene y seguridad en el trabajo, de cursos de
actualización, de gestión social para el bienestar de los empleados, de convenios con
universidades y del control del horario laboral.
Seguridad Ciudadana incluye por su parte dos instancias relativamente autónomas entre
sí, cuya jefatura escapa a la competencia del cap de servei de Servicios Generales. En el caso de
la Guàrdia Urbana, que es la dependencia que cuenta con mayor número de empleados en el
municipio, comprende diversas actividades que son llevadas a cabo por personal específico: el
patrullaje peatonal en motocicleta y en vehículos motorizados (que se realiza de forma tanto
aleatoria como fija por las patrullas de barrio), la asistencia a la ciudadanía en caso de siniestros,
los "servicios especiales de vigilancia" (que llevan a cabo policías vestidos de paisano), los
servicios de la "policía científica" (uso de tecnología de audio, video y controles de alcoholemia),
el retiro de vehículos abandonados o indebidamente estacionados (grúas municipales), el registro
304
de denuncias y varias campañas educativas (educación vial en el Parque Infantil de Tránsito, el
programa "La policia al teu costat", educación vial para la tercera edad y Dona exemple al teu
fill, en escuelas). Sus servicios incluyen la atención telefónica para envío de agentes (al 02), la
elaboración de informes de actividades (policía de informes) y la atención a denuncias
condicionadas a motocicletas y ciclomotores.
Cabe señalar que en Reus además de los efectivos de la Guardia Urbana se encuentran
dos cuerpos policíacos más, que dependen de la subdelegación del gobierno estatal: la Guardia
civil y la Policia Nacional, esta última realizando patrullajes conjuntos con la Guardia Urbana.
Además se espera con ahínco la prometida llegada de los Mossos de Escuadra de la
Generalitat que habrán de completar el panorama del control policial en Reus. Curiosamente el
área de Seguridad no es un área donde los regidors del Ajuntament reclamen absoluta
competencia (como sucede, por ejemplo, en enseñanza). Todo lo contrario, el reclamo por una
mayor presencia tanto de la policía nacional como de la catalana es frecuente y constante. Y esto
no se explica por un alto índice de criminalidad, pues como nos señaló un técnico 
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