EXAMEN DE SELECTIVIDAD LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA JUNIO 2007 El resto de la casa no merece la pena ni describirlo, tal era su vulgaridad. Teníamos otras dos habitaciones, si habitaciones hemos de llamarlas por eso de que estaban habitadas, ya que no por otra cosa alguna, y la cuadra, que en muchas ocasiones pienso ahora que no sé por qué la llamábamos así, de vacía y desamparada como la teníamos. En una de las habitaciones dormíamos yo y mi mujer, y en la otra mis padres hasta que Dios, o quien sabe si el diablo, quiso llevárselos; después quedó vacía casi siempre, al principio porque no había quien la ocupase, y más tarde, cuando podía haber habido alguien; porque este alguien prefirió siempre la cocina, que además de ser más clara, no tenía soplos. Mi hermana, cuando venía, dormía siempre en ella, y los chiquillos, cuando los tuve, también tiraron para allí en cuanto se despegaron de la madre. La verdad es que las habitaciones no estaban muy limpias ni muy construidas, pero en realidad tampoco había para quejarse; se podía vivir, que es lo principal, a resguardo de las nubes de la navidad, y a buen recaudo –para lo que uno se merecía- de las asfixias de la Virgen de agosto. La cuadra era lo peor; era lóbrega y oscura, y en sus paredes estaba empapado el mismo olor a bestia muerta que desprendía el despeñadero cuando allá por el mes de mayo comenzaban los animales a criar la carroña que los cuervos habíanse de comer. Es extraño, pero de mozo, si me privaban de aquel olor me entraban unas angustias como de muerte; me acuerdo de aquel viaje que hice a la capital por mor de las quintas, anduve todo el día de Dios desazonado, venteando los aires como un perro de caza. Cuando me fui a acostar, en la posada, olí mi pantalón de para. La sangre me calentaba todo el cuerpo. Quité a un lado la almohada y apoyé la cabeza para dormir sobre mi pantalón. Dormí como una piedra aquella noche. La familia de Pascual Duarte. Camilo José Cela. 1. Realice un resumen del texto. (Un punto) 2. Establezca el tema y la estructura del texto. (Dos puntos). 3. Comente críticamente el texto. (Tres puntos). 4. Comentario sintáctico de: (dos puntos) “La verdad es que las habitaciones no estaban muy limpias ni muy construidas, pero en realidad tampoco había para quejarse”. 1 1. Realice un resumen del texto. Pascual describe su casa, algo que le sirve para explicar su forma de ser. Se trata de una casa bastante humilde compuesta de dos habitaciones sucias y mal construidas, una cocina y una cuadra. En una de las habitaciones dormían Pascual y su mujer, en la otra, sus padres. En la cocina dormían los hijos de Pascual y la hermana cuando les visitaba. La cuadra era el lugar más lúgubre de la casa y con el que Pascual parece tener una relación contradictoria: la odia, pero la echa de menos. 2. Tema y estructura del texto. No cabe duda de que el tema que salta a la vista en el texto es la descripción de la casa de Pascual. Sin embargo, bajo este tema subyace el que es el tema principal del texto y, que a su vez, coincide con el tema principal del libro. Pascual nos describe su mísero alojamiento para que comprendamos en qué condiciones vivió y cómo esa dura subsistencia fue forjando su carácter y lo empujó a los hechos criminales que después comería. De esta manera, a pesar de que estamos ante un texto aparentemente descriptivo, lo que realmente tenemos es una argumentación: “soy un asesino, no por mi propia voluntad, sino porque la vida que llevé y todo lo que me rodeó, (en este caso la pobreza de su hogar y las duras condiciones de la vida rural) me obligaron a ello”. En resumen, que el tema principal del texto es la justificación de los actos criminales cometidos por Pascual mediante la descripción de sus condiciones de vida. Lo anteriormente respecto al tema dicho arroja consecuencias en el establecimiento de la estructura1 del texto. En primer lugar, el texto está compuesto por tres párrafos. Los dos primeros son puramente descriptivos, mientras que el tercero, cuyo tema es introducido por el procedimiento descriptivo de la tematización (que consiste en que alguna de las partes del objeto descrito se convierte ahora en el tema de la enunciación) mezcla la descripción con la narración. De esta manera, podemos dividir el texto en dos grandes partes: una puramente descriptiva que abarcaría los dos primeros párrafos, y otra que estaría constituida por el tercer párrafo.2 Debemos tener claro que en el establecimiento de la estructura no hay sólo una solución posible, sino que, por lo general, un mismo texto puede explicarse bajo ópticas diferentes, y por tanto, pueden admitirse distintas estructuraciones siempre que estén bien justificadas y se atengan al texto y a su intención, así como que la estructuración se base en conocimientos lingüísticos y textuales. En conclusión, lo que damos aquí es una posible estructuración del texto, pero pueden existir otras estructuraciones posibles. 2 También podemos entender cada párrafo como una parte y establecer, de esta forma, una estructura tripartita. 1 2 En la primera parte podemos identificar claramente los procedimientos estructurales propios de la descripción. De esta manera, el anclaje del texto se encuentra en la primera oración donde se establece que se va a comenzar a describir el resto de la casa. Seguidamente nos encontramos con la aspectualización del objeto descrito mediante la enumeración de las partes (las dos habitaciones, la cuadra y la cocina), técnica que aparece mezclada con la enumeración de las características del objeto (“vacía”, “desamparada”, los usuarios de cada habitación, “ni muy limpias ni muy construidas” etc.). En la tercera línea del segundo párrafo aparece una tematización hacia una de las partes descritas, la cuadra, que será la parte de la casa que más se detenga en describir. La segunda parte, proviene de una segunda tematización, el olor de la cuadra. Para describirnos este olor tan peculiar utiliza el procedimiento descriptivo de la puesta en relación por asociación (“el mismo olor a bestia muerta que...”, “como un perro de caza”, “como una piedra”). Como ya hemos advertido, en este último párrafo aparecen también procedimientos propios de la argumentación y de la narración (además de la descripción). En este sentido, en la primera oración aparece la tesis que va a exponer “de mozo, si privaban de aquel olor me entraban unas angustias como de muerte”, y continúa con la narración de un viaje para apoyar la tesis expuesta. 3. Comentario crítico. La familia de Pascual Duarte (1942) supone la consagración de su autor, Camilo José Cela como uno de los grandes novelistas de nuestro tiempo. Esta obra inaugura una nueva tendencia dentro de las letras españolas conocida como tremendismo y caracterizada por un realismo exacerbado que se centra en la mostración de los aspectos más sobrecogedores de la realidad. Junto a ello, el tremendismo, sin querer hacer una crítica abierta de los males que afectan a la sociedad de la época (cosa que la censura de aquel momento no consentía), recoge ese sentimiento que recorre toda la literatura universal de aquella época y que entronca de lleno con el existencialismo: la sensación de desazón y de vacío, el presentimiento de que el hombre se encuentra sólo como único ser consciente de la creación, el irracionalismo que nos mueve, la incomprensión de las oscuras fuerzas que hacen girar el mundo, la falta de fe en la ciencia y el progreso que se han mostrado insuficientes para responder a todas las preguntas que la inquieta mente del hombre se hace. Esta obre sobresale en una época dominada por la literatura triunfalista de los vencedores en la Guerra Civil española y constituirá el modelo en el que se reflejaran muchas 3 novelas posteriores ligadas a la tendencia tremendista que dominará la década de los años cuarenta en la narrativa española. El libro puede dividirse cuatro partes: - un prólogo donde aparece una nota de un supuesto transcriptor que afirma haber encontrado unos manuscritos en una farmacia de Almendralejo, - dos documentos aclaratorios: la carta de Pascual donde anuncia don Joaquín Barrera el envío del manuscrito donde relata su vida, y una cláusula del testamento de don Joaquín Barrera, - El bloque central del libro donde se contiene el relato en primera persona de la vida de Pascual y al cual pertenecería el fragmento que nos ocupa. Más concretamente, este texto se situaría justo al principio de esta parte (secuencia primera). - Y finalmente, dos cartas, la primera de un sacerdote y la segunda de un cabo de la Guardia Civil y donde narran las últimas horas de Pascual. Estilísticamente, cabe destacar en este fragmento el uso de la primera persona para la narración, lo que en narratología se conoce como focalización interna, ya que quien cuenta la historia es uno de sus personajes, en este caso, el propio protagonista. Lingüísticamente esto se refleja en el uso de verbos en primer persona y la aparición de pronombres y determinantes referidos a la misma persona. Ej. “teníamos”, “mi mujer y yo”, “mis padres”, “quité”, etc. La narración en primera persona de las correrías de un criminal para justificar su estado actual (en el que escribe su historia) y la introducción de reflexiones muy elaboradas a pesar de la incultura que se le supone al protagonista por su origen y educación, entroncan con la tradición literaria de la novela picaresca. Junto al uso de la primera persona, la introducción de los documentos (oficiales como el testamento y personales como las cartas) dota a la historia de una gran verosimilitud. Así mismo, y en relación con la focalización interna del personaje, es resaltable la aparición de su propia opinión a través de los comentarios valorativos y apreciativos que inundan todo el texto: “no merece la pena ni describirlo”, “si habitaciones hemos de llamarlas”, “la verdad es que las habitaciones no estaban muy limpias ni muy construidas”, “Es extraño”, etc. Para dotar al texto de realismo y hacerlo asimilable a quien es supuestamente su autor, Pascual Duarte, Cela utiliza todo tipo de voces populares, localismos, coloquialismos, lenguaje rústico y arcaizante, frases hechas, refranes: “por mor de las quintas”, “hasta que Dios, o quien sabe si el diablo, quiso llevárselos”, “no tenía soplos”, “a buen resguardo de las nubes de la 4 navidad”, “habíanse”, etc. Es reseñable como muchas de estas expresiones, como reflejo de la personalidad del personaje (rural, supersticioso, oscuro, bruto...) se refieren a la religión, las supersticiones y el paso del tiempo desde una perspectiva agrícola. Por otro lado, al tratarse principalmente de una descripción, el texto recoge muchas de las características propias de esta tipología textual como la abundante sustantivación y adjetivación: “vacía y desamparada”, ·más clara”, “muy limpias ni muy construídas”, “La cuadra era lo peor; era lóbrega y oscura”, etc. También aparecen verbos de estado: “era”, “Teníamos”, “quedó”, “había”, “estaba”, etc; y en pretérito imperfecto: “llamábamos”, “dormíamos”, venía”, “tiraban”, “se despegaban”, etc. Así mismo, destaca el uso de comparaciones: “como de muerte”, “el mismo olor a bestia muerta que”, “como un perro de caza”, “como una piedra”. La familia de Pascual Duarte coincide con otras novelas contemporáneas a ella como Nada de Carmen Laforet o La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes en la elección de la primera persona para recoger el mismo sentimiento de desorientación ante la vida propio de la literatura existencialista, así como que las tres reflejan el clima de opresión y el atraso a que estaba sometida la España de posguerra, sin afrontar sin embargo, ninguna de ellas una crítica abierta de las duras condiciones de vida de los españoles tras las guerra. En este fragmento de la obra del Cela se describe una mísera vivienda propia de la España rural de la época. Lógicamente, las condiciones de vida (salubridad, higiene, confort, etc.) en un alojamiento de ese tipo son prácticamente nulas, sin embargo, protagonista, pese a ser consciente de ello parece conformarse, pues afirma que al menos le servía para resguardarse del frío y el calor. Este conformismo puede indicar su falta de ambición, pero también el hecho de que pese a todo, se sintiese afortunado frente a otras personas que no tuvieran un techo bajo el que cobijarse, debido a la situación de pobreza en la que estaba el país. En la actualidad, el disfrute a una vivienda digna es un derecho reconocido por nuestra Constitución, sin embargo, sabemos que el drama de los “sintecho” (personas que malviven en la calle) es un problema diario al que se enfrentan las sociedades modernas en todas las partes del planeta. Por otro lado, en los últimos años, la subida constante de los precios de la vivienda en España está imposibilitando el acceso a ésta sobre todo de la población más joven, y lo que es más preocupante, el endeudamiento de por vida de este sector de la sociedad. 5