Mercedes L. García Bachmann** Resumo: além de advertir contra a

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LA SED DE VINO Y DE PODER: “NO SEA QUE BEBAN...
Y PERVIERTAN EL DERECHO DE TODOS/AS LOS/AS
AFLIGIDOS/AS” (PROV 31:5)*
Mercedes L. García Bachmann**
Resumo: além de advertir contra a preguiça ou os efeitos da embriaguez, vários textos
bíblicos alertam acerca da relação entre a sede de beber e a sede do poder.
Estudam-se vários textos proféticos e sapienciais, nos quais se evidencia esta
relação entre o consumo desenfreado de bebidas e a administração da (in)justiça em benefício próprio e, portanto, em detrimento das pessoas mais pobres.
Palavras-chave: Vinho. Injustiça social. Profetas. Provérbios.
C
omo todas las cosas creadas por Dios, el vino puede ser usado con mesura o
puede ser abusado.1 Desde la antigüedad hasta el presente abstenerse de alcohol
es una marca de ciertos grupos religiosos. Baste mencionar a rejabitas y nazireos en la Biblia, a Juan y probablemente sus discípulos/as (Mt 11:18) y muchas
comunidades evangélicas de hoy. Los ejemplos podrían continuar, mas el punto
que deseo hacer es que la Biblia no tiene una sola posición sobre el consumo de
alcohol.
El término más común, yayin, “vino” aparece 141 veces a lo largo de la Bible hebrea.
A menudo en paralelo con yayin aparece un segundo término, šēkār, pero es
menos frecuente. También está el vino nuevo o mosto, tîroš y un paralelo (de
nuevo, menos frecuente) ‘āsîs (DOMMERSHAUSEN, 1990; GENTRY, 2008).
Como aun sucede en nuestras culturas, el consumo adictivo de alcohol no
siempre es visto como una enfermedad; pero hay indicaciones de sus efectos
–––––––––––––––––
* Recebido em: 09.09.2015. Aprovado em: 20.10.2015. Tradução de resumo e palavras-chave
para o português feita por Ivoni Richter Reimer.
** Doctora en Teología pela Lutheran School of Theology at Chicago. Profesora del Departamento de Biblia (AT) del Instituto Universitario ISEDET (Buenos Aires/Argentina). E-mail:
[email protected].
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desagradables y perniciosos (como en la historia de Cam/Canaán después del
diluvio, Génesis 9), así como de su relación con la comida, la fiesta y la alegría
(Jue 9:13, Sal 4:8, Isa 24:7, Zac 9:17).2 También tiene connotaciones eróticas,
en particular en Isaías 5, el Cantar, la abducción de las niñas de Silo (Jueces
21) y la boda de Caná (Juan 2).
En este trabajo deseo llamar la atención a algunos textos de la Biblia Hebrea que advierten sobre la injusticia y la opresión a partir de la relación del opresor con el
alcohol. Mi conexión con nuestro homenajeado, Haroldo Reimer, no proviene
tanto de haber publicado sobre los mismos textos ni mucho menos de haber
compartido muchas copas de vino. Haroldo es más compañero en la caminata
latinoamericana de la liberación, luterana, feminista y desde la Biblia Hebrea;
de esos compañeros con que una se encuentra cara a cara muy de tanto en
tanto; pero que no por la ausencia física son menos compañeros—y lo mismo
vale para Ivoni Richter Reimer, editora de este lindo volumen. Si hace falta una
mejor razón o excusa para mi elección de tema en este homenaje, esa sería la
preocupación con la justicia social, un tema muy querido a la Teología de la
Liberación en nuestro continente. Con mucha gratitud por esta caminata luterana y latinoamericana le dedico estas reflexiones a Haroldo.
A MODO DE APERITIVO
En esta sección deseo presentar, a modo de aperitivo, una exposición introductoria al
tema que nos compete. Se verá que los antiguos israelitas (mayormente varones, “autores” de los textos) eran conscientes de algunas de las peores consecuencias del abuso de alcohol, pero también pudieron percibir sus bondades;
aunque no tenemos un texto similar al de 1 Tim 5:23, pudieron tomarlo con la
gratitud de una bendición divina. Después de este “aperitivo” nos concentraremos en los textos bíblicos más relevantes para nuestro estudio de la relación
alcohol-injusticia social.
Muchos términos aparecen en grupos, entre éstos los muy comunes “pan y vino” o
“grano y vino” o el trío “grano, vino y aceite”. Aparecen en contextos diversos, desde la queja ante la hambruna en la Jerusalén sitiada y después destruída (“grano y vino” Lam 2:12)3, hasta la afirmación orgullosa de Daniel de no
haber tocado el pan ni el vino del rey persa (Dan 1:5.8.16). También se usa
metafóricamente en Prov 4:16-17, donde, advirtiendo contra los malvados, se
los pinta como quienes “no duermen, si no hacen el mal; pierden el sueño, si
no hacen caer a alguien, ya que se alimentan con el pan de la maldad y beben
el vino de la violencia.” (Libro del pueblo de Dios).4 El Salmo 104 incluye en
su lista de alabanzas a YHWH como creador el vino que alegra el corazón humano (Sal 104:15). Y en Isaías tenemos la oferta de comprar vino y leche sin
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dinero como parte de un nuevo tiempo (Isa 55:1; Os 14:8; Am 9:14). También
aparece en contextos de bendiciones y maldiciones, como en Gén 27:28.37;
Prov 3:10; Isa 36:17; 62:8; Ag 1:11; Zac 9:17; y en listas de ofrendas o provisiones para el templo o el palacio (por ej., Deut 7:13; 11:14; 12:17; 14:23;
18:4; 28:51; 33:28; Neh 5:11; 10:38.40; 13:5.12; 2 Re 18:32; 2 Cró 31:5). Y
gracias a los libros de Crónicas encontramos el vino como producto comercial,
producido y exportado por la corte real: 1 Cró 27:27 habla de los oficiales de
David a cargo de los viñedos y 2 Cró 2:9 [10] menciona 20.000 bats de vino y
de aceite pagados por Salomón por la madera para el templo de Jerusalem que
estaba construyendo.5 En fin, podríamos discutir otros ejemplos, pero el punto
es claro: el vino, como el cereal y el aceite a menudo funciona en las enumeraciones como metáfora de abundancia, alegría y bendición.
Aunque por un prejuicio de género quizás fuera difícil imaginarse a las mujeres alcohólicas, el sacerdote Eli acusa a Ana de dar un mal espectáculo, cuando en realidad ella está orando y no ha bebido. ¡A pesar de ser sacerdote del santuario
de Silo, Eli no puede diferenciar a una mujer orando de una alcoholizada! (1
Sa 1­:14).6 Este texto es excepcional en el sentido de que ninguna otra mujer
es sospechada de ebriedad en la Biblia Hebrea.7 Además, es notable que muy
pocas mujeres sean las causantes de que los varones con quienes están relacionadas beban: solamente las hijas de Lot (Gén 19:32-35) y Ester (Est 5:6, 7:2)
preparan o hacen preparar vino (en el último caso, como parte de sendos banquetes).8 Otra mujer, la sulamita, sueña con darle de beber a su amado, pero no
es claro si se trata de vino o de su propio cuerpo y, en todo caso, queda en el
deseo (Cant 8:2). Finalmente, un texto muy rico es el de Proverbios 9, donde
Doña Sabiduría prepara un banquete de pan y vino a quienes deseen adquirir
vida abundante y abandonar la necedad. Esta escasez de textos donde las mujeres lleven a la bebida es llamativa, considerando que sería sencillo para el
folklore bíblico culpar a “Eva” de una acción tan negativa.9
A continuación examinaremos los textos más significativos. Su importancia no está
dada por los términos usados en sí mismos, sino por su relación con la temática que nos preocupa, la del posible descuido de las responsabilidades personales y en particular sociopolíticas por el abuso del alcohol. Es significativo que
esta preocupación esté expresada en diversos textos, desde los profetas “clásicos” preexílicos (particularmente, Amós e Isaías) hasta el libro de Proverbios.
LOS TEXTOS MÁS SIGNIFICATIVOS
Además de los sustantivos yayin y šēkār ya mencionados, un tercer término importante es sōbē’, participio del verbo sb’, “mezclar bebida”. Este verbo aparece
seis veces en cinco textos, todas en Qal. En Deut 21:20 y Prov 23:20-21 está
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acompañado por otro participio, zōlēl, que parece tener una connotación más
difusa, relacionada de alguna manera con ser malvado/a o estar con malas
compañías.10 Los evaluaremos en ese orden, porque su incidencia para nuestro
tema es mínima. A continuación consideraremos varios textos poéticos y finalizaremos con la enseñanza de la madre del Rey Lemuel a su hijo.
Proverbios 23:20-21
Aquí encontramos el par “borracho/s y glotón/es”, sōbe’ê yāyin y bezolalê bāśār (en singular en el siguiente versículo). Se trata de una enseñanza parental en forma de
admonición breve, encabezada por otra admonición a escuchar y ser sabio/a;
sigue inmediatamente una nueva enseñanza del mismo estilo. Una lectura
atenta muestra que hay una preocupación por el comportamiento impropio,
incluyendo las buenas maneras de un huésped, la envidia de la prosperidad de
los pecadores y la búsqueda de la verdad; y también se nota la preocupación
por la pobreza, atribuida en este caso a la vida ociosa de quienes se juntan
con “glotones y borrachos”. Pero la admonición no pasa del nivel local de
involucramiento con las malas compañías del pueblo. El alcohólico sería una
carga para su familia y su comunidad y en ese sentido, es deber de “madres y
padres”, literales y figuradas/os, alertar, instruir, encaminar a las generaciones
jóvenes, particularmente a los “hijos”, quienes por su mayor grado de libertad
social tendrían mayor acceso a la diversión que sus hermanas.
También Prov 21:17 advierte contra “el (la) amante del vino y el aceite”, que nunca llegará
a rico/a si ama demasiado las fiestas. Sobre estos proverbios Sandoval nota que
es el exceso de comida, bebida y cosméticos lo que puede llevar a la ruina; estos
son “específica (si bien estereotípicamente) los vicios de los ‘ricos.’ Así los dichos
comienzan, al menos mínimamente, a ubicar los peligros para una vida sabia en
relación con la riqueza” (SANDOVAL, 2006, p. 170). En fin, la preocupación de
la literatura sapiencial no es estrictamente individual pero tampoco tiene la dimensión sociopolítica a que nos han acostumbrado los profetas clásicos.
Deuteronomio 21:18-21
El otro texto que utiliza el mismo par de téminos (aunque en orden inverso, “glotón y
borracho” zôlēl vesōbē’) es, como ya anticipamos, Deut 21:20. Este texto merece un estudio entero por sí solo. Se espera que la madre y el padre de un hijo
rebelde, incapaces de corregirlo dada su tosudez y rebeldía, lleven el caso a
los ancianos de la ciudad y expongan a su hijo a la muerte por apedreamiento.
Esta ley ha sido considerada una de las más extrañas de la Torá, aunque no
sólo por contener estos dos términos (que en el contexto de la acusación pare85
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cen anecdóticos) sino también por lo extremo de su posición.11 Dado que las
leyes reflejan realidades y preocupaciones reales, más que posibles situaciones
irreales; y considerando cómo el alcoholismo puede degradarr a una persona
y su entorno, es posible imaginarse que los sabios buscaran un artilugio (la
conversión de la admonición en ley) para darle más importancia a los efectos
disruptivos del deshonor para con el padre y la madre en la comunidad, porque
el hijo rebelde es un espejo de un Israel rebelde y obcecado.12 Además, no hay
ninguna aplicación de la ley en una historia bíblica.13
Puesta en diálogo con Proverbios 23, esta ley contempla el caso más pernicioso de
quien, juntándose con otros “glotones y bebedores”, ha llegado a destruir la
unidad familiar. De todos modos, estamos todavía en el ámbito de la comunidad local, no en el nivel de liderazgo político; el hijo rebelde ha sacudido
la vida familiar y seguramente (en caso de concretarse su castigo), la de su
poblado, pero no gobierna sobre súbditos a los que provocar daño, como será
el caso en las denuncias proféticas.
Nahum 1:1-10
En el v.10 encontramos el participio Qal pasivo plural masculino de sb’, “alcoholizados”, en lo que parece ser la conclusión de un poema acerca del poder de
YHWH contra Nínive, Judá y cualquier poder que se le enfrente. El primer
capítulo de este libro es un texto muy controvertido. Varios autores han visto
en él un poema acróstico, mientras otros han rechazado tal idea. La razón
principal de este desacuerdo es la inconsistencia en el uso de este recurso
literario, además de que, aun sosteniendo su existencia, consistiría en medio
acróstico, llegando solamente hasta la letra kaf.14 También se ha señalado que
sería el único acróstico “en el corpus profético, haciéndolo sospechoso por su
singularidad” (PINKER, 2006, p. 101). Una solución muy ingeniosa la ofrece
Thomas Renz, quien afirma que “Ia juxtaposición deliberada de elementos
acrósticos y antiacrósticos está hecha para lograr un efecto retórico y dar un
mensaje de disrupción del orden” (RENZ, 2009, artículo 23). Como en otros
textos bíblicos, el continente colabora con el contenido, ofreciendo un caos
conceptual junto con el caos estructural del texto.
De todos modos, nuestro análisis no depende tanto de esta discusión, puesto que aun
quienes aceptan el uso del recurso literario del acróstico, en su mayoría lo limitan a los vs. 2-6. Lamentablemente, nuestro versículo tampoco está exento
de dificultades textuales. Como hará claro cualquier muestreo de traducciones,
muchas de ellas ignoran el participio pasivo de la raíz sb’, por ej.: “Como un
manojo de espinas enmarañadas, como la paja seca, ellos serán completamente
devorados.” (Libro del pueblo de Dios). Sin adentrarnos más en esta discusión,
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quedamos alertados/as de las dificultades en evaluar siquiera el significado de
este término en este oráculo.
El Libro de Isaías
El texto más importante a este respecto es el capítulo 5, donde encontramos el canto
de la viña (vs. 1-7) seguido por los “ayes” contra varios grupos (vs. 8-24).
El canto parece inducir a la fiesta nupcial (“en nombre de mi amigo”) para
terminar con la amargura de los gritos de angustia. Y dado que esta denuncia
pública profética continúa ligando el vino con la injusticia, la elección de la
viña parece más que coincidencia.15
Isaías de Jerusalén nos presenta una clase dirigente muy corrupta:
¡Ay de los que madrugan para correr tras la bebida,
y hasta muy entrada la noche se acaloran con el vino!
Hay cítara y arpa, tamboriles y flautas y vino en sus banquetes;
pero ellos no miran la acción del Señor ni ven la obra de sus manos.
(Isa 5:11-12, Libro del pueblo de Dios).
En el mismo capítulo agrega, “¡Ay de los valientes para beber vino y de los varones
fuertes para mezclar cervezas, de los que declaran justo al transgresor por un
precio y la justicia de los justos quitan de ellos!” (5:22). Los destinatarios no
identificados de sus ayes son “los que alcanzan casa con casa y campo con
campo acumulan, hasta que no quede espacio y habiten solos en medio del
país” (v. 8). Es de notar, con Milton Schwantes (2011, p. 204), que su descripción de los militares como aquellos valientes para beber es irónica, ya que es
todo lo que menciona sobre sus tareas cotidianas.
Haciendo un salto enorme, llegamos finalmente, al último texto de este libro, Isa 56:12,
donde aparece un cohortativo de sb’ “hagámonos unos tragos”, como parte de
la ironía del profeta contra los dirigentes de Judá, a quienes acusa de falta de
discernimiento, voracidad y descuido de sus obligaciones. Citándolos, este
profeta anónimo dice:
¡Vengan! Voy en busca de vino;
nos embriagaremos con bebida fuerte,
y mañana será lo mismo que hoy,
o más, muchísimo más (Isa 56:12, Libro del pueblo de Dios).
Si bien en estos versículos sigue presente la preocupación tan típica de la literatura
sapiencial por el discernimiento y la correcta acción, en este caso el vino se
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ha convertido en algo más que causante de pereza. El exceso de vino, como la
avidez (exceso de “comida” de todo tipo) es parte de la injusticia con que los
líderes descuidan a sus ovejas. Esta compleja relación entre placeres e injusticia no es un tema nuevo para Israel, como hemos podido notar.
Amós 2:6-16
Después de su denuncia a las naciones, Amós se vuelve contra toda la clase dirigente
de Israel, que oprime y vende a su propio campesinado y vive como si no hubiera Dios a quien rendir cuentas. Amós advierte contra quienes exigen rescate
o soborno (kōfer), molestan y expulsan a quienes tienen derecho a esperar un
juicio justo en las puertas y han legalizado la esclavitud de sus compatriotas.
Dentro de esta amplia denuncia, nos concentraremos en tres versículos donde
menciona el vino en relación con la injusticia:
Así dice YHWH: “Por tres transgresiones de Israel —y por cuatro— no cambiaré en cuanto a ellos/as; por vender al justo por dinero y la pobre por un par de
sandalias, los que pisotean sobre el polvo de la tierra la cabeza de los débiles
y desvían el camino de las humildes; el varón y su padre van a la joven y así
profanan mi santo Nombre; se tienden sobre ropas tomadas en prenda, frente a
todo altar y el vino de los castigados beben en la casa de su Dios (Am 2:6-8).16
En este texto tan conocido y tan controvertido hay varias denuncias, algunas de las cuales nos resultan oscuras.17 Sabemos por la palabra divina en 5:11 que, debido
a que los dirigentes esquilmaron al campesinado con impuestos exorbitantes
sobre el grano, en castigo no disfrutarán ni de las casas que construyeron ni del
vino que producen sus viñas. Aquí, como en varios otros textos, el vino es parte de las bendiciones de Dios que producen alegría y placer, que en este caso
les son negadas. Por otra parte, nuestro texto ilumina aquél, ya que muestra
el vino como parte de la rapiña injusta que provoca esclavitud en las familias
israelitas: han confiscado sus ropas tomadas en prenda (a pesar de la ley que lo
prohíbe) y también sus productos agrícolas, como el vino.
Dejamos aquí los profetas y vamos a uno de los dos textos relacionados con mujeres al
final del libro de Proverbios.
Proverbios 31:1-9
Al comenzar Proverbios 31 encontramos “Las palabras de Lemuel, rey de Masá18, con
que lo disciplinó su madre”, seguido por el poema acróstico sobre “¿Quién
hallará una mujer de valía?” Ambos usan mujeres fuertes para cerrar el tema
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de la sabiduría (y para trabajar una preocupación fundamental del post-exilio,
el comportamiento femenino y su influencia sobre los judíos). Mientras que
en los vs. 1-9 se trata de cómo ser un rey sabio (y justo), en 10-31 cómo vivir
justa y sabiamente está ubicado en el ámbito de la casa, no de la corte.19 El texto contiene varias reprimendas y consejos, interrelacionados muy ligeramente,
que giran en torno a las cuestiones de qué es lo importante para un rey justo:
Palabras de Lemuel, rey de Masá, con que lo disciplinó su madre:
¡Qué, hijo mío! ¡Qué, hijo de mis entrañas! ¡Qué, hijo de mis votos!
3
No des a las mujeres tu vigor ni tus caminos a lo que corrompe a los reyes.20
4
No es de reyes, Lemuel, no es de reyes beber vino, ni de los príncipes desear
cerveza, 5no sea que beban y se olviden de los decretos y cambien la causa del
desvalido.
6
Den bebida al moribundo y vino a quien está en la amargura: 7que beba y se
olvide de su miseria y de su afán ya no se acuerde.
8
Abre tu boca en favor del mudo y por la causa del desamparado; 9abre tu boca,
juzga con rectitud y defiende la causa del desvalido y del pobre.
1
2
Hay muchas cuestiones singulares en este texto. Por ejemplo, la referencia al voto
hecho por la madre (v. 2). Si se tratara de un voto nazireo, se explicaría la
mención del alcohol a continuación, pero tratándose de una reina extranjera
y no habiendo otros indicios, es difícil decidir cuál es la importancia de tal
referencia, o si es una expresión de su afecto para con su hijo (de quien espera
reciprocidad). Además, en el v. 3 está el paralelo entre la fuerza o vigor del rey
(jêlekâ) y sus “caminos” o modos destructivos; un consejo o admonición que
abre las tres siguientes:
a) no corresponde a la conducta de un rey beber, pues se olvidará de hacer
justicia a las clases sociales más débiles (“el desvalido”, ‘ōnî, y “el pobre”,
’ebyôn), vs. 4-5;
b)en cambio (casi como un paréntesis en su argumentación), quien está
pereciendo y sufriendo sí puede olvidar su miseria ahogándose en la bebida,
vs. 6-7;
c) el rey tiene que velar (“abre tu boca en favor de”, “juzga rectamente”) por
quienes no tienen voz propia o acceso a la justicia, vs. 8-9.
En este contexto se hace evidente que la cuestión fundamental no es la bebida en sí,
sino sus efectos sobre las clases sociales más desprotegidas de la sociedad.
Cuando estamos ante un sistema jurídico (o social) que no les permite a ciertos
grupos hablar con sus propias palabras (en el caso del reinado de Lemuel las
referencias a colectivos llamados “el desvalido”, “el pobre”, “el afligido”, “el
mudo” parecen aplicarse a esta realidad), alguien tiene que hablar por ellos/as
89
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(aunque, idealmente, nadie tendría que ser “voz de los sin voz”, sino todos ser
oídos a la voz de cada quien). En fin, estamos lejos del ideal de una sociedad
donde cada persona pueda defender sus derechos, pero al menos estamos ante
una mujer, la madre del rey, cuya visión de la realeza es a la vez ideal (el rey
defiende el derecho del desvalido) y realista (mientras el rey se dedique a las
mujeres, a las cosas que corrompen y al vino, no habrá siquiera esa posibilidad
para las partes más débiles del reino).
Se podría decir que la madre de Lemuel conoce la burla profética del Trito-Isaías, quien
dice sobre los pastores de Israel (ya lo mencionamos antes), “sus guardianes
son todos ciegos, ninguno de ellos sabe nada. Todos ellos son perros mudos,
incapaces de ladrar”.21 Estos pastores se alientan entre sí: “¡Vengan! Voy en
busca de vino; nos embriagaremos con bebida fuerte y mañana será lo mismo
que hoy, o más, muchísimo más.”
El texto juega con la oposición entre abrir la boca y ser mudo o muda, tanto en la instrucción materna antes evaluada, como en el hecho de que la única que hable
sea la madre, mientras el texto enmudece cualquier respuesta de Lemuel. Y
también enmudecen otras voces, como las de las mujeres en quienes Lemuel
gastaría su vigor. Y considerando la desconfianza de Proverbios hacia muchas
mujeres (especialmente la extraña u otra [hebreo zārâ], la necia, la tentadora)
este silencio parece adrede. Quedará para otra ocasión adentrarnos en la temática de cómo la figura de la madre es contrapuesta a la de otro tipo de mujeres;
mujeres que compiten con ella en los afectos del hijo, o al menos eso imagina
la madre, puesto que no escuchamos qué responde Lemuel.
Resumiendo lo reflexionado hasta aquí, hemos visto que tanto la literatura profética
preexílica como Proverbios enfrentan la preocupación con las consecuencias
políticas de la afición a la bebida fuerte, sea esta lo que llamamos alcoholismo
o ser “bebedor/a social”. Hablo de consecuencias políticas porque en otros
textos (por ejemplo, Proverbios 23) hay evidencia de preocupación social,
pero en los textos elegidos quienes beben tienen el poder político y económico
de impartir justicia o injusticia sobre grupos más débiles.
A continuación, a modo de lectura intertextual con la intención de mantener abierto el
debate, voy a traer el libro de Ester. Hay dos ocasiones en este libro en que la
reina organiza un banquete, en el cual el vino corre abundantemente. Estos son
organizados para predisponer al rey a escuchar su denuncia contra Hamán, que
terminará con la muerte de este poderoso político. En el primer banquete el rey
“en el momento de brindar, le dijo: ‘¿Qué es lo que pides, Ester? Lo que sea,
te será concedido. ¿Qué es lo que quieres? Aunque sea la mitad de mi reino, lo
tendrás.’” (Est 5:6, Libro del pueblo de Dios). Ella pide una segunda ocasión
de homenajearlos y así es como la segunda noche desenmascara a Hamán,
quien además tiene la mala suerte de ser visto en una posición corporal sos90
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pechosa (7:2). Una lectura desprevenida (como la que, confieso, había hecho
antes de estos textos), lleva a ver en ambos banquetes la búsqueda de justicia
para con el pueblo judío y en particular para con Mardoqueo, perseguido por
Hamán con la anuencia del rey. Sin embargo, lecturas más críticas de su ideología nos permiten encontrarle otras llaves hermenéuticas. Por un lado, varias
autoras y autores dedicadas/os a la lectura postcolonial han notado cómo el
ajedrez de los gobernantes se convierte en la matanza genocida de los pueblos
indígenas dominados por Asuero:
Como Masenya y Wong han notado, estos capítulos finales manifiestan la violencia contra los miembros indígenas del imperio, quienes terminan pagando
el precio de los conflictos de la gente ubicada arriba en el gobierno. Esencialmente, los poderes coloniales y sus sustitutos, sean étnica/racialmente miembros
del grupo colonizador o de otras agrupaciones, a menudo se involucran en y
desarrollan políticas conducentes al exterminio físico de los pueblos indígenas.
(BAILEY, 2009, p. 233) 22
Por otro lado, también desde nuestro rincón del continente se han levantado algunas
voces cuestionando, por ejemplo, que la mejor defensa del pueblo judío, perseguido por decreto de Asuero (y mano de Hamán) sea el ataque orquestrado
por Mardoqueo (que es, de nuevo, responsabilidad última del rey, Asuero, por
más que éste se olvide de lo que había firmado antes). Esa es una de las tensiones que Darío Barolín encuentra en este libro. (BAROLÍN, 2005, p. 116-125)
Así, más que como justicia para con el pueblo judío, el texto invita también a considerar la violencia para con los grupos más débiles cuando sus dirigentes se dedican a la bebida en lugar de la justicia. Asuero no es tan distinto a los dirigentes contra quienes hablan Isaías de Jerusalén (Isa 5), el Trito-Isaías (Isa 56),
Amós en el norte (Am 2:6-16), o la madre del rey Lemuel en el final del libro
de Proverbios. La única diferencia es que, dado el carácter anti-helenístico de
esta historia (y que es una historia, no una colección de dichos, proféticos o sapienciales), Asuero es un rey que delega su ansia despótica en sus segundones
de confianza (sea Hamán, sean Mardoqueo y Ester), dejando hacer en lugar de
asumir sus propias decisiones. Pero en cuanto a ansiar la bebida y otros placeres, no es menos que aquéllos caricaturizados por Isaías.
CONCLUYENDO
Partí de la constatación de que la Biblia no tiene una posición única con respecto al
consumo de vino; ni siquiera su abuso es percibido de igual manera en todos
los textos en que se lo menciona: son muy diferentes entre sí la historia de
91
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Cam y Canaán (Génesis 9) o la de Lot y sus hijas (Génesis 19), que la burla
al que sufre los efectos de una borrachera en Prov 23:29-35 o los textos aquí
analizados.
En esta ocasión he intentado rescatar aquellos textos donde el abuso de bebida alcohólica se percibe como causante de injusticia política y económica de parte de
la dirigencia del pueblo (rey, consejeros, ancianos). El consumo de alcohol en
estos textos no es excusa para la conducta reprensible de sus consumidores;
al contrario, se suma a la crítica profética o sapiencial para advertir a quien
tiene responsabilidad frente a su pueblo que no debe olvidarla aunque ame las
fiestas y se pueda dar el lujo de celebrarlas a menudo. La sed de bebida parece
potenciar la sed de poder económico y social.
¿O será justamente al revés, que la sed de poder potencia la sed de alcohol? Nuestras
actitudes para con la bebida y para con la clase dirigente están, posiblemente,
mucho más matizadas por las ciencias sociales, la propaganda, la secularización y otros factores, que las que estos textos nos ofrecen. Pero siguen siendo
una rica fuente de enseñanza y de advertencia, particularmente en su incansable tarea de advertir proféticamente que la responsabilidad del poder está en
servir la justicia y asegurar una voz al “mudo” y a la “pobre”, como la madre
de Lemuel nos recuerda con tanta maestría.
THIRST FOR WINE AND FOR POWER: “LEST THEY DRINK, … AND PERVERT
THE RIGTS OF ALL THE AFFLICTED” (PROV 31:5)
Abstract: aside from warning against laziness or the aftereffects of drunkenness, some
texts alert on the relationship of thirst for alcoholic beverages and thirst for
power. Texts from the prophets and Wisdom are studied, where that relationship
between unrestrained consumption of alcohol and administration of (in)justice in their own benefit and against the poorest in society is made clear.
Keywords: Wine. Social injustice. Prophets. Proverbs.
Notas
1 Parte de esta investigación fue presentada en el Congreso Internacional de Society of Biblical
Literature, em Buenos Aires, 20-24 de julio de 2015.
2 La última referencia ofrece un doble par: cereal-vino nuevo // jóvenes-muchachas, ambos
pares insinuando el comienzo de la maduración.
3 Este es uno de los ejemplos más interesantes porque muestra cómo, con el tiempo, este par
semántico se fosilizó. El contexto literario inmediato de Lam 2:12 es el de las mujeres, los
niños, niñas y lactantes que habían quedado en la ciudad sitiada, ahora destruída. En este
contexto son estos/as infantes quienes reclaman “pan y vino”.
4 Hago mi propia traducción de los textos bíblicos, a menos que indique que son de “Libro
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del pueblo de Dios“, referencia abreviada a Levoratti (2015).
5 2 Cró 11:11 menciona los silos y las bodegas de Roboam, pero no aclara si el vino era para
consumo interno o comercio.
6 Notado por Randall C. Bailey, en su presentación “A Literary Exploration of the Portrayals
of the Women of First Samuel: Delegitimizers of Men and Proponents of Empire”, Congreso
Internacional, Society of Biblical Literature, julio 2015.
7 Hay unas pocas mujeres de quienes se dice que estuvieran bebiendo en el momento que
se las nombra, pero en esos textos no hay sombra de condena sobre ellas. Véase Job 1:13,
18-19 y Ester 1.
8 La psicóloga y biblista feminista Ilona Rashkow (1993, p. 250-265; 2000, p. 11) ha denunciado la culpabilización de las víctimas en la historia de Lot y sus hijas, particularmente
por el incesto que es propiciado por su ebriedad. Dado que este no es nuestro tema de hoy,
no abundaré en la bibliografía sobre el mismo.
9 Deseo agradecer a Louis Jonker la mención, en relación con este tema, de Tais, una “cortesana” que, según diversas versiones, durante un banquete con mucha bebida propiciado
por Alejandro Magno, expresó que su felicidad sería completa si pudiera quemar el palacio
de Jerjes. Otros relatos describen cómo fue la primera en tirar una tea ardiente, después de
Alejandro mismo. Pero la Encyclopaedia Britannica (http://www.britannica.com/biography/
Thais-Greek-courtesan, [consultado 4/10/2015]) expresa dudas sobre la verosimilitud del
dato, debidas a la falta de confiabilidad de la fuente primaria: “La autenticidad de esta
anécdota … es dudosa, dado que se base sobre la autoridad de Cleitarco, uno de los historiadores menos confiables de Alejandro. Persépolis fue probablemente incendiada por
razones políticas.” Sumamos nuestra sospecha feminista, preguntándonos hasta dónde esta
historia la culpabiliza de acciones que Alejandro, no ella, tenía el poder de realizar.
También muchos tangos usan el motivo del varón dado a la bebida por causa del abandono de una mujer. Por ejemplo, “Nostalgia” (Cobián-Cadícamo, 1936) comienza:
“Quiero emborrachar mi corazón para apagar un loco amor que más que amor es un
sufrir...” En otro tango, “El vino triste” (D’Arienzo- Romero, 1939), el protagonista confiesa: “Siempre estoy borracho desde que te fuiste, siempre estoy borracho...
pero es de dolor...” Hay otros ejemplos, pero estos bastan para mostrar la tendencia.
Frente a estos datos, la poca relación (y particularmente, culpabilización) bíblica entre
mujeres y alcoholización es llamativa.
10 Cf. Schwantes (2013, p. 260 n. 42), quien a partir de la etimología de la raíz como “liviano” interpreta que se “acentúa que se consumieron grandes cantidades de carne, y esto con
liviandad. Consumo y desperdicio se condensan en esta expresión.”
11 Ver Bellefontaine (1979, p. 13-31). Reeder (2012, p. 39) nota que esta ley no incluye a las
hijas, ya que “los males enumerados son relevantes en particular para los hijos, con sus
responsabilidades para con la alianza y la familia…”
12 Así Reeder (2012, p. 40). También Hall (2000, p. 323-324) nota que “testarudo y rebelde”,
se usa a menudo para describir a Israel en su relación con su Dios, en especial en Oseas
11. Además, ofrece otra explicación a la mención de su carácter juerguista: “los pecados
rebeldes de Israel en el desierto tenían que ver con comida (Exod 16; Núm 11; Deut 8:3,
16) y bebida (Exod 17:1-7; Núm 20:2-13; Deut 8:15). Tales insinuaciones refuerzan la impresión de que el hijo rebelde era un microcosmos de la nación rebelde.” (REEDER, 2012,
p. 325). Nótese la misma acusación contra Jesús en Mat 11:19.
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13 Gevaryahu y Sicherman (2001, p. 251) y Sandberg (2001, p. 68) afirman que la tradición
rabínica transformó esta ley (junto con otras dos) en impracticable al imponerle numerosas
restricciones.
14Christensen (1987, p. 415) ve un poema en “cinco ‘estrofas’ organizadas en un patrón
concéntrico. El poema acróstico, basado sobre la primera mitad del alfabeto, se limita a
los vv. 3-8”, siendo los vs. 9-10 una repetición poética de la última letra del alefato. Por
su parte, Floyd (1994, p. 436) rechazó tal hipótesis y propuso como género literario una
“interrogación profética” bipartita, vs. 2-6 y 7-10. Pinker (2006, p. 97-103) ofrece un buen
estado de la cuestión, además de analizar la posible estructura acróstica del texto.
15 Véase Schwantes (2011, p. 114-122), particularmente p. 118.
16 He tratado de mantener todas las traducciones lo más literales posible para que se aprecien
sus connotaciones. También es posible traducir la expresión “vino de multados o penalizados”
o con el Libro del pueblo de Dios, “vino confiscado injustamente”. Ver el uso del verbo,
por ejemplo, en Éxod 21:22; Deut 22:19; Prov 21:11. Ver Schwantes (2013, p. 99-107).
17 Particularmente oscura es la referencia a “un hombre y su padre van a la muchacha”. La
mayoría de las traducciones (incluyendo el Libro del pueblo de Dios) la entiende en un
sentido sexual, a pesar de que el verbo hlk significa “caminar, ir” y el uso del artículo
determinado con nā‘arâ sin otra descripción parecen indicar una figura conocida. Jeremias
(1998, p. 37): “Amós ve ante sí una sociedad en que el deseo sexual determina las acciones
de una persona, el deseo seleccionando sin vergüenza a personas socialmente dependientes
como víctimas.”
18 Otra posibilidad: “las palabras de Lemuel rey; un oráculo”. Sobre el carácter instructivo y
punitivo de la raíz ysr, véase Shupak (1993, p. 33-34).
19 Hay otras similitudes y diferencias, ver Lichtenstein (1982, p. 202-211). Camp (1985, p.
252-253) nota que la última palabra en el libro, de la reina extranjera, ha sido desplazada
por el poema final porque el ideal social también ha salido de la corte.
20 No se trata, como en muchas traducciones, de “las que corrompen a los reyes”, puesto que el
paralelo a “las mujeres” es un infinitivo constructo Hifil de mjh, no un participio femenino.
21 Hay solamente seis versículos en toda la Biblia Hebraica donde aparece el adjetivo “mudo”;
llamativamente, hay dos en Proverbios, dos en Isaías, uno en Éxodo y uno en Habacuc (y
dos de esos seis versículos son los que estamos discutiendo aquí).
22 Deseo agradecer al autor el envío de su artículo, así como conversaciones durante el Congreso Internacional de SBL, julio 2015.
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