Docente y dicente: ética y valores en la encrucijada

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Docente y dicente: ética y valores en la encrucijada
Mtro. Mauricio Ocampo Campos
Docente y dicente: ética y valores en la
encrucijada.
Teacher and student: ethics and values at the crossroads.
Mauricio Ocampo C.
Universidad del sur, Campus Cancún.
[email protected]
RESUMEN
La construcción valorativa y moral de un niño, es un aspecto importante en la
conformación de un pensamiento pedagógico integral, pero más lo es que el
docente tenga una concepción epistemológica clara de cómo es posible la
conformación de valores en el niño.
Esta postura de inicio, nos lleva a repensar
en la ética docente como una cuestión necesariamente práxica en la relación
dicente – docente.
Palabras clave: Docente, dicente, ética, valores, conocimiento, materialismo dialéctico,
neoliberalismo, realidad.
ABSTRACT
Value and moral construction of a child is an important aspect in the formation
of a comprehensive educational thought, but most is that the teacher has a
clear epistemological conception of how it is possible the formation of values in
the child.
This position beginning, leads us to rethink in teaching ethics as a
question necessarily práxica in the student relationship - teacher.
Keywords: teaching, student, ethics, values, knowledge, dialectical materialism, neoliberalismo,
reality.
Docente y dicente: ética y valores en la encrucijada
Mtro. Mauricio Ocampo Campos
I. UNA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA REALIDAD.
“Toda diferencia entre los conceptos de los hombres
debe ser considerada como reflejo de las contradicciones objetivas.
El reflejo de las contradicciones objetivas en el pensamiento subjetivo
forma el movimiento contradictorio de los conceptos
impulsa el desarrollo del pensamiento y va resolviendo sin cesar,
los problemas planteados al pensamiento humano.”
Mao Tse Tung
La realidad siempre ha estado en constante cambio, transformación, mutación,
nada está estático, son las contradicciones internas y las fuerzas externas las
que actúan y van generando nuevas formas en la realidad.
El fenómeno
anterior explicado ya por F. Engels y Carlos Marx en el Siglo XIX, no está exento
de presentarse en la realidad social, y más allá, en el proceso emocional mismo
de cada uno de nosotros.
Lo planteado anteriormente no es más que una
manifestación de las leyes dialécticas expuestas por el materialismo dialéctico e
histórico.
En ese sentido, la realidad material es la que determina en última
instancia las relaciones no solo sociales, sino psicológicas de cada uno de
nosotros, e incluso las que obedecen a cuestiones congénitas en tanto hechos
naturales no aislados de las leyes físicas.
Lo antes planteado parecería ser un
mecanicismo determinista, o un positivismo vulgar, sin embargo no es así, pues
antológicamente, el ser humano tiene características muy particulares que no
posee ningún otro animal, y dos de ellas son por un lado y parafraseando a
Nitzsche, la pasión, y por el otro la Razón.
Tanto pasión como razón, son el
complemento fundamental del ser material humano, vendrían siendo por así
decirlo parte de la esencia humana.
Ahora bien, materia y esencia, o forma y
energía o alma, nos dan conciencia.
Pero qué es la conciencia. Según Paulo
Freire (2002), ser conciente no es más que apropiarse de la realidad, criticarla,
analizarla y luego entonces, transformarla.
La postura Freiriana no está
alejada por nada de la postura Marxista de conciencia, salvo que Marx distingue
entre dos tipos de conciencia: Conciencia en sí, y conciencia para sí.
La
primera sería la autodefinición del yo, el quién soy, dónde estoy, que hago, etc.,
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por su parte la segunda nos lleva a un plano más elevado, a preguntarnos qué
papel juego en las relaciones productivas, y por lo tanto, cuál es mi papel
histórico; el de explotado, o el de explotador. La respuesta a lo anterior debe
llevarnos a una actividad práxica, y es este concepto es el que nos da el plus y
quita el adjetivo de mecanicista a la concepción materialista de la realidad.
Si
el hombre es conciente en los dos niveles antes mencionados, luego entonces
esa conciencia lo llevará no solo a cuestionarse el mundo, sino a transformarlo.
Es indudable que el segundo nivel de conciencia planteado por Marx no
necesariamente implica la apropiación e identificación de una clase social, puede
incluso llevarnos a la reivindicación de una postura o un ser en el mundo y en la
sociedad – al menos no de forma explicita -, como es el caso del orgullo gay por
ejemplo –aunque de fondo, tengan relaciones antagónicas de clase.
La tesis
planteada anteriormente, puede ser análoga en forma, pero en fondo con la
experiencia trascendental de la postura idealista.
Para
entender
mejor
lo
anterior
debemos
plantear
las
dos
vertientes
fundamentales que rigen la vida social: por un lado, la infraestructura, es decir
todas las relaciones económicas y productivas, y por el otro la súper o
supraestructura; todo el bagaje ideológico.
Ambas vertientes que rigen la vida
social, están determinadas en última instancia por la forma de producción
imperante en un momento y espacio determinado.
En la actualidad, lo que
determina ambas cosas es el Capitalismo en su etapa más agresiva;
Neoliberalismo Global.
La anterior forma de producción y como se planteó
anteriormente, es la que rige la mayor parte del bagaje ideológico de la
sociedad de nuestro tiempo.
Determina el sentido de los cultos religiosos, el
consumo, la ciencia, la educación, y por lo tanto los valores que el niño a de
adquirir en su proceso educativo.
Partiendo de lo anterior, la ética como teoría
o reflexión de la moral cambia e incluso desaparece, y cambia de una forma
radical no en beneficio de lo humano, sino de lo económico.
Por citar algún
ejemplo, en el documental “The Corporación” (2007), se le pregunta a una alta
ejecutiva de Matel, una de las empresas más reconocidas en la producción de
juguetes, si era ética la forma en que se vendía los juguetes a los niños,
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haciendo uso de mensajes subliminales, manipulación y mercadotecnia, a lo
cual ella responde: “no nos interesa si es ético o no, lo que nos interesa es
vender y eso es lo que hacemos”.
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II. ¿DOCENTE VS REALIDAD, O VS DICENTE?
“El que sea verdad o no un conocimiento o teoría
no se determina mediante una apreciación subjetiva,
sino mediante los resultados objetivos de la practica social”
Mao Tsetung
Ahora bien, y pasando al tema que nos interesa, debemos preguntarnos hasta
qué punto son necesarias las acciones éticas en el proceso formativo de un niño,
y cómo saber qué tipo de acciones o valores éticos son los ideales en la
formación del mismo. Así mismo debemos preguntarnos si es necesario que el
docente generé una conciencia en sí y para si, misma que sea fundamento no
solo
de
su
práctica
educativa,
sino
generadora
de
valores
realmente
universalmente validos, y que al mismo tiempo generen resistencia a los valores
del mercado Neoliberal. Pues bien, la respuesta a la primer pregunta es muy
diversa como diversas son las corrientes éticas.
Por ejemplo, desde la postura
deontológico, las acciones éticas deben ser imperantes en la formación de un
ser, y estas acciones deberán ser así mismo universales y tendrán implícito el
deber cumplido de quien las realiza.
Por otra parte desde la postura utilitarista,
estas acciones son de igual forma necesarias, pero deberán estar encaminadas
a la felicidad del individuo, o desde la postura de Stuar Mills, a la felicidad de la
mayoría.
En ese sentido, toda acción impuesta al niño, si genera en la mayoría
una felicidad, esta acción se justifica.
incierto.
Lo anterior es tanto subjetivo como
La felicidad es un sentimiento que no puede ser medido, pero que
además al partir de las necesidades, estados de ánimo, actitudes y aptitudes de
quien lo siente, es muy absurdo hablar de una felicidad colectiva.
de ello es la democracia representativa.
Un ejemplo
Una tercer postura sería la ética
teteológica que tiene como punto de llegada la felicidad a través del
conocimiento.
Sin embargo, nos encontramos en una encrucijada a la hora de
cuestionarnos qué tipo de conocimiento y para qué.
La segunda pregunta es
más complicada de conocer si se aborda fuera de la teoría Marxista, pues es
una pregunta que por obvias razones no se plantearía un positivista ni un
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filosofo aristotélico o Kanteano. Es por su naturaleza misma, una pregunta que
le compete al Materialismo dialéctico e histórico, y que tiene fundamento en la
tesis XI sobre Fouerbach escrita por Marx, misma que sostiene lo siguiente: Los
filósofos lo únicos que han hecho es interpretar la realidad, pero de lo que se
trata es de transformarla.
En ese sentido, una ética deontológico, solo
reflexionará en torno a la deber universal como acción moral, pero sin
cuestionar las causas y esencia de la misma, y una ética teleológica vería al
conocimiento como un fin en si mismo, pues es él quien nos proporcionaría la
mayor virtud; la felicidad.
Pero que hay de las causas de la acción moral, y
dónde queda la praxis humana para la transformación positiva de la realidad
misma en una nueva y mejor forma de ser –ser desde la realización y desde lo
ontológico, tanto social como individual- y vivir.
Tratemos de responder las pregustas.
La primer respuesta como vimos es más
sencilla de responder, efectivamente, son necesarios los valores en el desarrollo
de un niño, entendiendo como valores todo comportamiento que los demás
esperan de ti.
Nuevamente nos metemos a una encrucijada.
Si anteriormente
dijimos que es el Neoliberalismo quien va generando valores, en este caso
valores de consumo, y que estos valores están empapando la realidad social y el
proceso educativo.
¿No es incorrecto pensar que los valores que recibe el niño
son correctos, si estos valores no son más que una mera reproducción del
docente que los adquirió en el contexto del mercado Neoliberal, y que al no
cuestionarlos los asume como propios y los impone al niño?
Efectivamente, los
valores de cada uno de nosotros, se van adquiriendo en tiempo y espacio, y en
ocasiones esta adquisición de valores corresponde a prácticas violentas e
impositivas como el uso de poder o autoritarismo que unos docentes imprimen a
sus dicentes, como es el hecho de obligarlos a usar un determinado corte de
cabello, o usar determinado tipo de ropa, prácticas por demás violentas,
autoritarias y que rompen con la verdadera esencia de lo que deberían ser los
valores, me refiero al hecho de que un valor efectivamente, debería ser una
práctica esperada por los demás, pero lo que uno debería esperar del otro,
debería estar encaminado a la plenitud, libertad y respeto del ser humano, y no
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la acción violenta impositiva lo que dictan desde arriba.
En otras palabras, un
valor debería ser la expresión más elevada de la otredad.
Pues bien, hemos analizado que el docente ha sido formado con los valores y
prácticas morales del mercado, y que en el proceso educativo, el mismo docente
transmite su postura valorativa al niño, pero que esta postura valorativa puede
ser reproductora del mercado mismo, en tanto realidad material concreta, y por
lo tanto agregamos que esa ética valorativa que el docente transmite al dicente,
tan solo sirve para domesticar y reproducir una sociedad pasiva, sin rostro, pero
que no genera de facto una autorregulación, pues no permite en nombre del
mesianismo, experiencia o formación profesional, cuestionamientos, críticas y
propuestas conjuntas de todos los actores que intervienen el proceso educativo;
sociedad, padres de familia, docentes, estudiante, etc.,
de hecho, quien lea
esto desde la postura citada anteriormente, podrá decir que me equivocó y que
así es la realidad, que el niño debe cortarse el cabello, porque cuando se
incorpore al ámbito laboral deberá estar presentable, y que por lo tanto se le
educa para la vida ¿o para el trabajo?.
Sin embargo, la realidad no es, está
siendo, es querámoslo o no, una ley dialéctica o física, como se le quiera ver.
Ahora bien, todo lo anterior nos lleva a pensar que la primera pregunta está
íntimamente asociada a la segunda.
Efectivamente, es necesario que el
docente no solo sepa quién es, qué asignatura imparte y qué técnicas utilizar
para impartir esa asignatura, sino para qué se imparte esa asignatura, y qué
papel juega él, el docente en esta economía mundo.
como liberador?
¿Cómo reproductor, o
La respuesta que cada uno de a la pregunta anterior marcará
no solo su postura ética en el aula de clases, ni su práctica educativa, marcará
sobre todo, a cada uno de los dicentes que están esperando algo positivo que
los lleve a ser mejores personas.
No hablo de aspectos buenos o malos,
porque caería a los límites de la subjetividad, hablo de la plenitud y realización
armónica del hombre, del vernos como iguales, de pensar en la construcción de
un mejor mundo y un mejor país que es posible, y es posible porque somos
humanos, humanos demasiado humanos como diría Nitzsche, y eso marca la
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diferencia entre el animal vulgar y nosotros; la intencionalidad que se les da a
las cosas, y esa intencionalidad deberá ser producto de una práctica conciente.
Una relación maniqueísta nos llevará tan solo a la culpa y/o no culpa, en tanto
que un análisis real material de la realidad social y física, nos llevará a una
transformación posible y encausada en beneficio de todos.
preguntarse el qué, sino el cómo, pero sobre todo, el para qué.
No basta
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III. A MODO DE CONCLUSIÓN.
“Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más
plenos por ser más libres.
Nuestra libertad y sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de
sacrificio.
Nuestro sacrificio es conciente; cuota para pagar la libertad que construimos.
El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones.
Haremos el hombre del siglo XXI; nosotros mismos.
Nos formaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo, con una
nueva técnica.
La arcilla fundamental es la juventud: en ella depositamos nuestra esperanza, y
la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera…”
Ernesto Che Guevara
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REFERENCIAS
- Che, Guevara Ernesto (2002) El socialismo y el hombre. S.XXI. México
- Freire, Paulo (2002). Pedagogía del Oprimido. S. XXI. 54ª. Edición. México
- Tse Tung, Mao (1975) Cinco Tésis Filosóficas de Mao Tse Tung. Ediciones en
lenguas extranjeras. Pekín, China.
- Marx, Carlos y Engels, F. (1971) Obras escogidas. Editorial Progreso. Moscú,
Rusia.
- Reich, Wilhem (1983) Materialismo dialéctico y Psicoanálisis. S.XXI. México
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