Estudio de las vías visuales superiores en el glaucoma experimental Bordone, Melina Paula 2015 03 20 Tesis Doctoral Facultad de Ciencias Exactas y Naturales Universidad de Buenos Aires www.digital.bl.fcen.uba.ar Contacto: [email protected] Este documento forma parte de la colección de tesis doctorales y de maestría de la Biblioteca Central Dr. Luis Federico Leloir. Su utilización debe ser acompañada por la cita bibliográfica con reconocimiento de la fuente. This document is part of the doctoral theses collection of the Central Library Dr. Luis Federico Leloir. It should be used accompanied by the corresponding citation acknowledging the source. Fuente / source: Biblioteca Digital de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales - Universidad de Buenos Aires UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES Estudio de las vías visuales superiores en el glaucoma experimental Tesis presentada para optar al título de Doctora de la Universidad de Buenos Aires en el área: CIENCIAS BIOLÓGICAS Melina Paula Bordone Directora de tesis: Prof. Dra. Ruth Estela Rosenstein Consejero de Estudios: Prof. Dr. Matías Pandolfi Lugar de trabajo: Departamento de Bioquímica Humana, Laboratorio de Neuroquímica Retiniana y Oftalmología Experimental, Facultad de Medicina, UBA. CEFyBO/CONICET. Buenos Aires, 2015 Estudio de las vías visuales superiores en el glaucoma experimental El glaucoma, una de las principales causas de ceguera irreversible, se caracteriza por una pérdida progresiva de las funciones visuales, que se asocia a la muerte de células ganglionares retinianas (CGRs) y atrofia de la cabeza del nervio óptico (NO). El principal factor de riesgo es el aumento de la presión intraocular (PIO). Aunque el glaucoma fue concebido como una enfermedad limitada al ojo, los axones de las CGRs son extraoculares, con componentes intraorbitales e intracraneales. En este trabajo de Tesis se examinaron los efectos del glaucoma experimental agudo y crónico sobre el sistema visual consciente (SV-C) y el sistema visual no formador de imagen (SV-NFI). El SV-C en la rata, se compone de las CGRs clásicas y sus axones que proyectan al colículo superior (CS) y al núcleo geniculado lateral (NGL). El SV-NFI se compone por las CGRs intrínsecamente fotosensibles que expresan melanopsina (CGRsm) y proyectan a los núcleos supraquiasmáticos (NSQ), al núcleo pretectal olivar (NPO) y al intergeniculado (IG), que participan en la sincronización del reloj circadiano y el reflejo pupilar, entre otros. El modelo de glaucoma agudo consistió en un aumento de la PIO a 70 mm de Hg durante 90 min (hipertensión ocular aguda, HOA), en tanto que el glaucoma crónico se indujo a través de inyecciones intracamerales de condroitín sulfato (CSU), una vez por semana, durante 15 semanas. A los 7 días post-HOA se observó una alteración significativa de la función y estructura retinianas, con una pérdida significativa de CGRs, así como cambios astro- y microgliales en el CS y una disminución en el transporte anterógrado desde la retina al CS y NGL, pero no a los NSQ y al NPO. El número de CGRsm, los niveles de melanopsina y el reflejo pupilar consensual permanecieron inalterados aún a las 4 semanas post-HOA. La administración de CSU por 6 semanas indujo alteraciones en la función retiniana y en la vía visual, una disminución en el transporte anterógrado a todas las áreas de proyección y cambios gliales a nivel del NO, el CS y la retina. En el CS, estas alteraciones incluyeron una marcada respuesta micro- y oligodendroglial y una moderada respuesta astrocitaria, que se acompañaron de una disminución del contenido lipídico. A las 15 semanas de glaucoma crónico, estas alteraciones fueron más marcadas e incluyeron alteraciones en los axones, sin afectar el número de neuronas coliculares. La minociclina previno algunas de las alteraciones inducidas por la hipertensión ocular crónica, como el déficit en el transporte anterógrado desde la retina al CS. En cuanto al SV-NFI, el glaucoma crónico indujo una caída significativa en el número de CGRsm y los niveles de melanopsina, así como en el transporte desde la retina a los NSQ y el NPO, con una disminución en el reflejo pupilar consensual. En suma, los resultados obtenidos en esta Tesis aportan datos de relevancia respecto a la participación de las áreas visuales post-retinianas en el daño glaucomatoso. Palabras clave: células ganglionares, glaucoma, glía, hipertensión ocular, minociclina, sistema visual consciente, sistema visual no formador de imagen, transporte axonal. Study of superior visual pathways in experimental glaucoma Glaucoma, one of the main causes of irreversible blindness, is characterized by a progressive loss of visual functions, which is associated to retinal ganglion cell (RGCs) death and optic nerve (NO) atrophy. The increase in intraocular pressure (IOP) is one of the main risk factors. Classically, glaucoma has been conceived as a disease limited to the eye, but axons of RGCs have extraorbital and intracranial components. In this Thesis work, the effects of acute and chronic experimental glaucoma on the conscious visual system (C-VS) and the non-image forming visual system (NIF-VS) were examined. The C-VS in rats includes classical RGCs and their axons that project to the superior colliculus (SC) and the lateral geniculate nucleus (LGN). The NIF-VS is composed by intrinsically photosensitive RGCs expressing melanopsin (mRGCs) that project to the suprachiasmatic nuclei (SCN), pretectal olivary nucleus (OPN) and intergeniculate leaflet (IG), which drive circadian rhythms and pupillary light reflex (PLR), among others. The acute glaucoma model was induced by increasing IOP to 70 mm Hg for 90 min (acute ocular hypertension, AOH), whereas chronic glaucoma was induced by intracameral injections of chondroitin sulfate (CSU), once a week, for 15 weeks. At seven days post-AOH, a significant impairment of retinal function and structure, with a significant RGCs loss, and astro- and microglial changes were observed in the CS. At the same time, a marked reduction in anterograde transport to the SC and LGN, but not to the SCN and the OPN, was observed. At 4 weeks post-AOH, mRGCs cell number, melanopsin levels, and consensual PLR remained unchanged. CSU administration for 6 weeks induced alterations in retinal and visual pathway function, a decrease in anterograde transport to all of the RGCs projecting areas, and glial changes at the level of the retina, ON, and SC. In the SC, these alterations included a marked microand oligodendroglial response and a moderate astrocytic response, which were accompanied by a decrease in lipid content. At 15 weeks of chronic glaucoma, these changes were more intense and included axonal changes, without affecting collicular neuron number. Minocycline prevented some of the alterations induced by chronic ocular hypertension, and the anterograde transport deficit to the CS. As for the NIF-VS, chronic glaucoma induced a significant reduction of mRGCs number, melanopsin levels, and anterograde transport to the SCN and OPN, as well as a decrease in consensual PLR. In summary, the results obtained in this Thesis work provide relevant information regarding the participation of post-retinal visual areas in glaucomatous damage. Keywords: retinal ganglion cells, glaucoma, glia, ocular hypertension, minocycline, conscious visual system, non-image forming visual system, axonal transport. Agradecimientos Describir lo que significó la realización de esta Tesis inevitablemente me traslada a lo vivido durante mi primer Maratón. Entrenar para un maratón no solo requiere preparación física sino también mental. Motivación, confianza, dedicación, responsabilidad, tolerancia a la frustración y al dolor, paciencia, perseverancia, compañerismo y entrega, son cualidades que se cultivan en las pistas y se trasladan a la vida, y en este caso también, al quehacer científico. El científico, y sobre todo el que aspira a serlo, motivado por la curiosidad y un eventual descubrimiento a veces se ve frustrado por experimentos que no dan, técnicas que no salen e incluso aparatos que no andan, reactivos que no llegan y otras cuestiones que superan la realidad para la que uno ha sido entrenado durante sus épocas de estudiante. Luego, la paciencia, las charlas con compañeros de labo más experimentados o con amigos y familiares que tocan el tema de oído y mucha perseverancia, permiten volverse a embarcar en la búsqueda de alguna nueva pista. Aprender a aceptar la incertidumbre y confiar en que en algún momento todo va a llegar a buen puerto resulta imprescindible para no bajar los brazos y volverlo a intentar. Tal como le ocurre al maratonista, los primeros kilómetros casi no se sienten, pasada la primera mitad afloran un mar de dudas e incontables dolores y sin embargo, uno sigue. Sólo cuando ya falta poco se toma conciencia del esfuerzo invertido y el camino transitado. Es entonces cuando la balanza se inclina y brotan energías desde lo más profundo, para tirar hasta el 40 y disfrutar del sprint final, esos 2,195 km llenos de emociones indescriptibles junto con la imagen de todas aquellas personas que hicieron posible tremenda locura. Les agradezco: A Ruth, por confiar en mí para lanzarme a la aventura, por transmitirme su amor por la retina, por acompañarme en los primeros pasos y en los últimos, por sacar la brújula en los momentos clave, por su rigurosidad y sus críticas para hacer de éste un trabajo más sólido y de mí una persona más fuerte. A Laura Pasquini, por enseñarme el mundo de los oligodendrocitos, la infinidad de inmunos y anticuerpos, las horas en el confocal, el IMARIS, las charlas y los papers. A Dami, por su amistad, sus consejos y su guía, su entusiasmo, su generosidad inmensa y su tiempo, muchas veces hasta largas horas de la noche. A Moni, por ser madre y compañera al mismo tiempo. ¡Trabajo difícil ese, si los hay! Por ser mi ejemplo desde que tengo 6, por guiarme hasta acá y ¿después?, por la búsqueda de papers, la puesta a punto de técnicas y la bibliografía de la Tesis. A vos Ma, gracias infinitas. A Ine, por la paciencia y ayuda con las compras de reactivos, trámites burocráticos, las meriendas todas y los descuentos, Jaja! A Dani, por las charlas y los mates, las recetas vegetarianas y por localizar algo en el labo cada vez que necesitaba. A Pablito, por las inyecciones de CSU, sus chistes malos, su entusiasmo y su carisma, su amistad. Agradecimientos A los peques, Flor, Marquitos y Magui, por rejuvenecer al labo, la buena onda, el inmenso compañerismo, los mates, las horas de compu, los VEPs, las charlas de biología y de la vida. Chiquis, los quiero! A Maga, por ofrecerme su hogar durante el doctorado y sus consejos para los formularios de las becas. A Diego, Eze, Nuria, Nico, con quienes compartí los últimos años de la Licenciatura y los primeros del Doctorado, por enseñarme mucho de lo que sé de la “mesada” y dejarme “meter mano” en sus experimentos. A Charly, por procesar todos mis “nervios”, las horas y charlas en el MET y por su buena onda. A Mariana, por ayudarme con el Red Oil, su compañía en las interminables cuantificaciones de los procesos de la glía, las charlas de la vida y su amistad. A los “Lemmings”, por los reactivos y la yerba prestada/robada, el microscopio, los almuerzos compartidos, los festejos conjuntos. En especial a Memi y, también en este último tiempo, a Silvia, por sus charlas y su amistad. A mis padres, por darme la vida y por hacer de mí hoy una mujer independiente. A Mamá, por estar en los momentos más difíciles, darme su garra, su sensibilidad y su valor y por su inmenso amor. A Papá, por decir sí a todas mis locuras, inculcarme el amor por la naturaleza y la aventura, y por los no sé cuántos miles de km de ruta para verme cruzar la Cordillera de los Andes a pie! A mis hermanos, Aye y Ale porque son únicos, por el amor/odio, porque los veo y me veo y los amo. A Javi, por entregarme su corazón, hacer mi vida más hermosa y el mundo un lugar más feliz, por su infinito compañerismo y generosidad, por su ternura y espontaneidad, por su música y por su gran ayuda en toda esta última etapa. A mis primos Lore y Victor y sus pimpollos, Celes y Tizi, por su apoyo incondicional, su amor y sus abrazos. A Jorge y a Pablito, por las intensas charlas y consejos y por su incondicional apoyo y su cariño. A mi abuela, por ofrecerme su casa para internarme a estudiar y por bancarse mis nervios antes de los exámenes. Agradecimientos A Laura Colman, por estos 5 años que llevamos juntas, por enseñarme a superar dificultades y miedos, por animarme a animarme y perseguir mis sueños y por confiar en mí antes que yo misma. A “las chichis del Nacional” (Ceci, Flor, Naty, Meli, Lu y Andy) y a mis “compañeritas de la vida” (Romi, Taty, Nadia, Fer, Lau y Adri), por cultivar todos estos años de amistad repletos de los más hermosos recuerdos. A mis amigos de la Facu (Ale, Vero, Belu y Camilo), por las innumerables catarsis doctorales y científicas. Ya casi estamos, chicos! =) A Eric Rosenberg, por quererme como un hermano, por las interminables charlas a la salida de los entrenamientos, por las marchas, su confianza y su apoyo. HLVS! A Pablito y a Pau, por enseñarme la otra cara del deporte, a correr con una sonrisa y a respirar para desechar lo negativo, por su tiempo, su entrega, su sensibilidad y su amistad sincera. A los TROTAS, por su compañerismo y su generosidad desinteresada, por contagiarme su entusiasmo y energía, por los domingos a las 6 AM, por los fondos y decenas de km, por los nervios de las largadas y el llanto de llegada, por demostrarme que no existen imposibles, por los PISTA, PISTA, PISTA que pasaron y que están por venir! A la Facultad de Medicina de la UBA, en especial al CEFyBO, por el lugar de trabajo brindado para la realización de esta Tesis. Al Sistema Nacional de Microscopía por haberme permitido la utilización de los equipos de microscopía confocal (Dpto. de Fisiología de la Fac. de Medicina de la UBA) y de microscopía electrónica (Instituto de Biología Celular y Neurociencia “Prof. E. De Robertis”). Al IQUIFIB del Dpto. de Química Biológica de la Fac. de Farmacia y Bioquímica de la UBA, por las innumerables horas en el crióstato y en el microscopio de fluorescencia. Al Estado Nacional que financió mi educación primaria, secundaria y hasta mi formación universitaria y de post-grado. A mis padres, Mónica y Sergio. Al NROE, porque esta Tesis es el reflejo de un trabajo en equipo. A Javi, por acompañarme desde el 28 y hacer los últimos km más felices y divertidos. “The difficulty lies, not in the new ideas, but in escaping from the old ones…” John Maynard Keynes (1883-1946) “…Mi abuelo era ciego. Año tras año se sentó en la misma habitación ante un brasero de carbón, en el mismo rincón vuelto hacia el Este. Cada tanto volvía la cabeza hacia el Sur, pero nunca al Norte. Una vez que me di cuenta de ese hábito suyo de volver la cara sólo en una dirección, me sentí tremendamente perturbado (…) Eso me provocaba malestar. Me parecía misterioso. Al sur había lugares soleados y me pregunté si, aun siendo ciego, podría percibir esa dirección como algo un poco más luminoso…” Historias en la palma de la mano, Yasunari Kawabata, 1971. “The pressures on scientists today oppose truly creative thinking.” Craig Loehle, 1990. Los resultados presentados en este trabajo de Tesis forman parte de las siguientes publicaciones - Effect of retinal ischemia on the non-image forming visual system. Ma. Florencia González Fleitas 1, Melina P. Bordone1, Ruth E. Rosenstein, Damián Dorfman. Chronobiology International 2014; 19:1-12. (versión electrónica previa a publicación) 1 - : ambos autores prestaron igual contribución al trabajo citado. Experimental glaucoma in rats induces early glial alterations in the superior colliculus Melina P. Bordone, Laura A. Pasquini, Pablo H. Sande, Marcos Aranda, Ezequiel Salido, Ruth Rosenstein. (manuscrito en redacción) - Involvement of microglia in the early disruption of the retinal anterograde transport induced by experimental glaucoma Melina P. Bordone, Damián Dorfman, Pablo H. Sande, Laura A. Pasquini, Ma. Florencia González Fleitas, Ruth Rosenstein. (manuscrito en redacción) Índice ABREVIATURAS 1 INTRODUCCIÓN 6 1. El ojo 6 1.1. Características generales 6 1.2. Cámara anterior y cámara posterior 9 1.2.1. Producción y circulación del humor acuoso 11 1.2.2. La red trabecular o trabeculado 12 1.3. La retina 15 1.4. Vasculatura del ojo 19 2. El nervio óptico 21 3. Las vías visuales superiores 23 3.1. Características generales 23 3.2. Colículo superior 24 3.3. Núcleo geniculado lateral 26 3.4 Núcleos supraquiasmáticos 27 4. Las células ganglionares retinianas intrínsecamente fotosensibles 28 5. La glía 30 5.1. Macroglía 30 5.1.1. Astrocitos 30 5.1.2. Células de Müller 31 5.2. Microglía 32 5.3. Oligodendrocitos 37 6. El glaucoma 40 6.1. Características generales 40 6.2. Modelos experimentales de glaucoma 41 Índice 6.3. La vía visual en el glaucoma 44 7. La minociclina 47 OBJETIVOS 49 MATERIALES Y MÉTODOS 50 1. Animales 50 1.1. Inducción de glaucoma agudo 50 1.2. Inducción de glaucoma crónico 51 1.2.1. Tratamiento con minociclina 52 2. Determinación de la presión intraocular 52 3. Función de la retina y la vía visual 53 3.1. Electrorretinografía escotópica 53 3.2 Potenciales oscilatorios 54 3.3 Potenciales visuales evocados (VEPs) 54 4. Evaluación del reflejo pupilar 55 5. Procesamiento histológico 56 5.1. Secciones semifinas 56 5.2. Obtención de cortes en parafina 57 5.3. Cortes por congelación 57 6. Microscopía electrónica 58 6.1. Análisis ultraestructural del nervio óptico 58 6.2. Análisis ultraestructural del colículo superior 58 7. Análisis de células TUNEL(+) 59 8. Análisis de inmunomarcación y detección con isolectina Griffonia simplicifolia I 59 8.1. Inmunofluorescencia 60 8.2. Inmunohistoquímica y detección con isolectina Griffonia simplicifolia I 61 Índice 8.2.1. Inmunomarcación en retinas en montaje plano 61 9. Coloración de lípidos por Red Oil 62 10. Procesamiento de imágenes y cuantificación 62 10.1. Análisis de la retina 62 10.1.1. Evaluación morfométrica de cortes transversales de retina 62 10.1.2. Cuantificación de células ganglionares en retinas en montaje plano 63 10.1.3. Cuantificación de CGRs melanopsina(+) (CGRsm) 63 10.2. Análisis del nervio óptico 64 10.2.1. Determinación del número y área axonal 64 10.2.2. Distribución de frecuencias del número de líneas intraperiódicas 65 10.3. Determinación del área inmunorreactiva en la retina y el nervio óptico 65 10.4. Análisis del colículo superior 66 10.4.1. Cuantificación del área inmunomarcada por GFAP y VgluT-2 66 10.4.2. Cuantificación de la inmunorreactividad para Iba-1 y el número de 66 células Iba-1(+) 10.4.3. Cuantificación de la marca de Red Oil, O1 y pNF-H 67 10.4.4. Análisis por microscopía confocal 67 10.4.4a. Cuantificación del número de células NeuN(+) 68 10.4.4b. Análisis de la complejidad celular por IMARIS 68 11. Transporte de la subunidad de la toxina colérica (CTB) 69 11.1. Inyección intravítrea de CTB 69 11.2. Análisis del transporte de CTB 70 12. Western blot 70 14. Análisis estadístico 71 Índice RESULTADOS 72 1. Modelo experimental de glaucoma agudo 72 1.1. Sistema visual formador de imagen 72 1.2. Sistema visual no formador de imagen 78 2. Modelo experimental de glaucoma crónico 2.1. Sistema visual formador de imagen 2.1.1. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel del nervio óptico 82 82 94 2.1.2. Efecto del glaucoma crónico experimental sobre la estructura axoglial 103 del colículo superior 2.1.3. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel retiniano 123 2.1.4. Tratamiento con minociclina 126 2.2. Sistema visual no formador de imagen 134 DISCUSION 138 1. Modelo experimental de glaucoma agudo 138 2. Modelo experimental de glaucoma crónico 140 2.1. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel del nervio óptico 147 2.2. Efecto del glaucoma crónico experimental sobre la estructura axoglial del 151 colículo superior 2.3. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel retiniano 164 2.4. Tratamiento con minociclina 166 3. Sistema visual no formador de imagen en el glaucoma agudo y crónico 169 4. Consecuencias conceptuales de los resultados obtenidos y perspectivas futuras 175 BIBLIOGRAFÍA 178 Abreviaturas ABREVIATURAS A: amácrina ACPs: arterias ciliares posteriores ACR: arteria central retiniana AH: ácido hialurónico Al: axolema Ap: axoplasma ARNm: ácido ribonucleico mensajero AS: astrocito B: bastón BDNF: factor neurotrófico derivado del cerebro C: cono CB: célula bipolar CCG: capa de células ganglionares CFN: capa de fibras nerviosas CG: célula ganglionar CGRs: células ganglionares retinianas CGRsm: células ganglionares retinianas melanopsina(+) CNE: capa nuclear externa CNI: capa nuclear interna CNP: actividad CNPasa, β’:γ’-nucleótido cíclico-3-fosfodiesterasa CPE: capa plexiforme externa 1 Abreviaturas CPI: capa plexiforme interna CPO: célula precursora de oligodendrocitos CS: Colículo Superior CSS: Colículo Superior Superficial CSU: condroitín sulfato CTB: subunidad de la toxina colérica CV1: corteza visual primaria DS: dermatán sulfato EE: error estándar EP: epitelio pigmentario ERG: electrorretinograma FR: fotorreceptores GABA: ácido -aminobutírico GAGs: glicosaminoglicanos GalC: galactocerebrósido GFAP: proteína glial fibrilar ácida. G-HT: tracto genículo-hipotalámico GSA: aglutinina de Griffonia simplicifolia H: célula horizontal HOA: hipertensión ocular aguda HS: heparán sulfato Iba-1: molécula adaptadora de unión a calcio ionizado- 1 IG: Intergeniculado 2 Abreviaturas IL: interleuquina KS: keratán sulfato Li: líneas intraperiódicas LPS: lipopolisacárido bacteriano M: célula de Müller MAG: glicoproteína asociada a mielina MBP: proteína básica de mielina MEC: matriz extracelular MET: microscopio electrónico de transmisión Mi: microglía MINO:minociclina MLE: membrana limitante externa MLI: membrana limitante interna MOG: glicoproteína de mielina de oligodendrocitos Nf: neurofilamento NG2: proteoglicano condroitín sulfato- 4 NGL: Núcleo Geniculado Lateral NGLd: NGL dorsal NGLv: NGL ventral NMDA: N-metil-D-aspartato NO: nervio óptico NOS: óxido nítrico sintasa Np: neuropilo 3 Abreviaturas NPO: Núcleo Pretectal Olivar NSQ: Núcleos Supraquiasmáticos O1: marcador de oligodendrocitos- 1 O4: marcador de oligodendrocitos-4 Ol: oligodendrocito OM: oligodendrocito mielinizante OMi: oligodendrocito mielinizante inmaduro OMm: oligodendrocito mielinizante maduro OX-42: integrina -M/-2, también conocido como CD11b. PACAP: polipéptido hipofisario activador de la adenilato ciclasa PDGFR-: receptor para el factor de crecimiento derivado de plaquetas PI3K: fosfatidilinositol-3-quinasa PIO: presión intraocular PLP: proteína proteolipídica pNF-H: cadena pesada del neurofilamento fosforilado POs: potenciales oscilatorios preMO: oligodendrocitos pre-mielinizantes R-HT: tracto retino-hipotalámico ROS: especies reactivas de oxígeno SAI: Stratum album intermediale SAP: Stratum album profundum SE: segmentos externos SGI: Stratum griseum intermediale 4 Abreviaturas SGP: Stratum griseum profundum SGS: Stratum griseum superficiale SI: segmentos internos SNC: Sistema Nervioso Central SO: Stratum opticum SZ: Stratum zonale TO: tracto óptico TUNEL: terminal transferase dUTP nick end labeling VCR: vena central retiniana VEPs: potenciales visuales evocados VgluT-2: transportador vesicular de glutamato -2 VM: vaina de mielina 5 Introducción INTRODUCCIÓN 1. El ojo 1.1. Características generales El ojo es el órgano sensorial especializado en el procesamiento de la información visual. Los principales componentes estructurales del ojo se representan en la Figura 1. La córnea y el cristalino concentran la luz y enfocan la imagen sobre la retina, una estructura derivada del diencéfalo, que constituye la primera estación de relevo del procesamiento de la información fótica en mamíferos. Los diferentes elementos que componen la imagen (intensidad de luz, color, forma y movimiento) son descifrados y codificados en la retina, a través de la transformación de la radiación electromagnética en impulsos nerviosos. Esta información se transmite por fibras nerviosas que se originan en la retina y constituyen el nervio óptico (NO). Por fuera de la región intraorbital, el NO avanza hacia la base del cráneo donde atraviesa el canal óptico. En la cavidad intracraneal, los NOs se entrecruzan parcialmente en humanos, pero casi completamente ( 98%) en ratas (Lund y col., 1980), formando el quiasma óptico y continúan como tractos ópticos hacia centros visuales cerebrales, donde se produce el procesamiento de la información sobre los diferentes elementos que componen la imagen visual consciente. En las cortezas visuales, las señales son interpretadas y configuran la percepción visual: una sensación subjetiva de la forma, el color, la profundidad, el movimiento de los objetos y el espacio que nos rodea. En las últimas décadas se ha demostrado la participación de la retina en procesos visuales no conscientes (“sistema visual no formador de imagen”) que involucran la transmisión de información fótica a otros centros del encéfalo, lo que permite la coordinación de tareas reflejas como la adaptación del tamaño pupilar y la dirección de los ojos hacia blancos de interés, o respuestas más complejas como la regulación del comportamiento asociado a los ritmos biológicos, particularmente a los núcleos supraquiasmáticos (NSQ) del hipotálamo, (revisado por Schmidt y col., 2011). 6 Introducción La pared del globo ocular está constituida por tres capas, que de afuera hacia adentro son: 1. Túnica externa-fibrosa o esclero-corneal formada por la esclera, el limbo esclerocorneal y la córnea. 2. Túnica media-vascular, úvea o tracto uveal formada por la coroides, tejido conectivo, los músculos del cuerpo ciliar y los músculos del iris. 3. Túnica interna-nerviosa o retina formada por la retina, el epitelio pigmentario, el epitelio del cuerpo ciliar y el epitelio del iris. Figura 1. Representación esquemática de las principales estructuras oculares en el humano (Panel izquierdo) y esquema simplificado en la rata (Panel derecho). La túnica externa es una gruesa capa fibrosa que protege las estructuras internas del ojo, y junto con la presión del humor acuoso, mantienen la forma y turgencia del globo ocular. Esta túnica es opaca en la mayor parte del globo ocular, y se denomina esclera o esclerótica. Allí se fijan los músculos extrínsecos del ojo que regulan su movimiento. En la salida del NO, la esclera se reduce a una membrana fenestrada, la lámina cribosa. En contacto con la túnica media, la esclera presenta una capa de tejido conectivo laxo, rico en melanocitos demoninada lamina fusca sclerae. Hacia la porción anterior, la túnica externa se diferencia en la córnea, una estructura transparente constituida por cinco capas, que en orden externo-interno son: epitelio corneal 7 Introducción (donde se encuentra la inervación corneal), capa de Bowman, estroma, membrana de Descemet y endotelio. La córnea, al igual que la esclera, está esencialmente constituida por colágeno, glicosaminoglicanos (GAGs) y agua, pero se diferencia de ella en que posee un menor porcentaje de hidratación y en la disposición ordenada de las fibras colágenas del estroma. Esta disposición disminuye la dispersión de la luz y de este modo, la córnea además de tener un rol protector, posibilita la entrada de luz al ojo con escasa distorsión. La zona de transición entre la córnea y la esclera se denomina limbo esclero-corneal. La túnica media vascular o úvea es responsable de la nutrición y el mantenimiento de la retina y la esclera, y de la producción de humor acuoso que nutre la córnea y el cristalino, ambos avasculares (revisado por Kanski, 2005). Posee tres regiones diferentes: la coroides, el cuerpo ciliar y el iris. La coroides es la porción más vascularizada de la úvea y se encuentra entre la esclera y la retina. En la coroides se distinguen tres capas: la capa vascular (externa), que limita con la esclera, la capa coriocapilar (media) y la membrana de Bruch (interna), por la que se adhiere a la capa pigmentaria de la retina. Esta última, es una capa refringente no homogénea, constituida por la lámina basal del endotelio de los coriocapilares, una primera capa de fibras de colágeno, una de fibras elásticas, una segunda capa de fibras de colágeno y la lámina basal del epitelio pigmentario. El cuerpo ciliar es un engrosamiento que se extiende hacia el interior por detrás de la unión esclero-corneal. Por último, el iris se ubica por encima de la superficie anterior del cristalino, varía en su color de acuerdo al contenido de melanina y contiene a los músculos dilatador (de disposición radial) y constrictor (de disposición circular). En el centro, el iris define un espacio circular llamado pupila, que regula la entrada de luz al ojo. La túnica interna-nerviosa o retina es la porción fotosensible del ojo y forma parte del sistema nervioso central (SNC). Se extiende superficialmente sobre la coroides hasta la ora serrata, en donde se une firmemente, y luego se extiende como una delgada prolongación formando las porciones ciliar e irídea de la retina. En el extremo opuesto la retina se une 8 Introducción firmemente en la papila óptica, donde se continúa con el NO. A su vez, en el ojo se delimitan 3 compartimientos: 1) la cámara anterior, situada entre la córnea y el iris; 2) la cámara posterior, ubicada entre el iris y el cristalino; 3) el espacio vítreo, que se ubica detrás del cristalino, y está rodeado por la retina. El cristalino es un cuerpo elástico que se encuentra suspendido por un ligamento circular. En los humanos posee una forma biconvexa, mientras que en la rata tiene forma esférica (Figura 1). El ligamento circular junto con el músculo ciliar, modifican su curvatura y acomodan la visión a diferentes distancias, lo que le permite funcionar como una lente. Así, tanto la córnea como el cristalino son los medios refractivos del ojo que permiten que la luz incida en la retina. El espacio entre la pared posterior del cristalino y la retina está formado por una matriz extracelular (MEC) transparente y gelatinosa denominada humor vítreo o cuerpo vítreo. Esta matriz es rica en agua (90%), ácido hialurónico, fibras colágenas tipo II, otras proteínas glicosiladas o no y escasas células denominadas hialinocitos (revisado por Geneser, 2006) 1.2. Cámara anterior y cámara posterior Una correcta función visual requiere una forma constante del globo ocular y un trayecto transparente y sin alteraciones desde la superficie de la córnea hasta la retina. Una vez atravesada la córnea, la luz pasa por las cámaras anterior y posterior (Figura 1). La cámara anterior es un área delimitada por la superficie posterior de la córnea, por la superficie anterior del iris y por la cara anterior y central del cristalino (Figura 2). La cámara anterior contiene el humor acuoso, un líquido cristalino con una composición que varía desde su formación en los procesos ciliares hasta su filtrado por el trabeculado, una red de fibras colágenas recubiertas por células endoteliales y MEC ocupando los espacios entre las fibras (ver más adelante). El humor acuoso contiene una baja concentración de proteínas (0,1 - 0,2% de la concentración de proteínas del plasma) pero una mayor concentración de aminoácidos, así como niveles elevados de lactato (Tokuda y col., 2007), bicarbonato (Gerometta y col., 2005) y ascorbato (Ringvold y col., 2000). 9 Introducción La pequeña cantidad de proteínas plasmáticas del humor acuoso proviene de la difusión desde el estroma del cuerpo ciliar a la raíz del iris, se acumula en el estroma del iris y se libera a continuación en el humor acuoso (revisado por Freddo, 2013). La composición del humor acuoso difiere del plasma por la presencia de una barrera mecánica epitelial/endotelial (barrera hematohumor acuoso) (Kolker y Hetherington, 1981; Sears, 1985), y por el transporte activo de varias sustancias orgánicas e inorgánicas desde el epitelio ciliar (Macknight y col., 2000). A B Figura 2. Representación de las cámaras anterior y posterior del ojo. Panel A: Esquema de la circulación del humor acuoso (flecha roja) desde los procesos ciliares, donde se origina, fluye alrededor del cristalino e ingresa a la cámara anterior al atravesar la pupila. Panel B: Se muestra una imagen histológica representativa a nivel del ángulo irido-corneal (recuadro del Panel A) y las mismas estructuras de (A) señaladas con números. Hematoxilina-eosina. La cámara posterior es la región comprendida entre el iris y el cristalino, allí se encuentran las crestas del cuerpo ciliar que producen el humor acuoso. A diferencia del humor acuoso, el fluido presente en la cámara posterior es esencialmente plasma libre de proteínas, debido al flujo continuo hacia adelante del humor acuoso, a las uniones estrechas del epitelio posterior del iris (que impiden la difusión posterior de las proteínas del estroma del iris) y a la válvula unidireccional que forma la pupila, que descansa sobre la cápsula anterior del cristalino (revisado por Freddo, 2013). Como ya se mencionó, no existe una perfusión vascular directa de la córnea y el cristalino, sino que la circulación normal del humor acuoso, a través de las cámaras anterior y 10 Introducción posterior, es responsable de la nutrición y metabolismo de estas estructuras. 1.2.1. Producción y circulación del humor acuoso El balance entre la producción y la reabsorción del humor acuoso mantiene la claridad óptica y niveles adecuados de presión intraocular (PIO), que otorgan estabilidad mecánica y ayudan a mantener la turgencia y la forma del ojo. La formación de humor acuoso depende de la combinación entre una fuerza hidrostática y un gradiente de presión osmótica generado por el epitelio ciliar. Este último provoca la difusión de agua a través de un gradiente de concentración, debido a un transporte activo de electrolitos y moléculas pequeñas a través de dos capas de epitelio (pigmentada y no pigmentada) (revisado por Geneser, 2006). El transporte activo se produce en las células no pigmentadas y el gradiente generado se mantiene por medio de uniones estrechas (zónulas ocluyentes) entre las células, que restringen el pasaje de sustancias y forman la barrera hemato-humor acuoso (revisado por Freddo, 2013). La formación de humor acuoso ocurre por tres mecanismos: 1) difusión, 2) ultrafiltración y 3) secreción activa. Éste último, es en mayor medida responsable de la composición química y el volumen del humor acuoso (Macknight y col., 2000). Diversos mecanismos colinérgicos y adrenérgicos desempeñan un papel relevante en la formación y drenaje de humor acuoso, tanto en la fisiología normal como en la terapia del glaucoma. Alteraciones moderadas de la presión sanguínea sistémica y del flujo sanguíneo del proceso ciliar no afectan significativamente la formación del humor acuoso. La circulación del humor acuoso (Figura 2) está determinada por el gradiente de presión entre las cámara posterior y anterior y por las diferencias de temperatura entre el iris (mayor temperatura) y la córnea. El humor acuoso entra a la cámara posterior desde el proceso ciliar a través de un gradiente hidrostático y osmótico. Luego, fluye alrededor del cristalino, y a través de la pupila se dirige hacia la cámara anterior. Finalmente, abandona el ojo por flujo pasivo en el ángulo de la cámara anterior por dos vías: 1) la vía trabecular, a través de la cual primero ingresa 11 Introducción al trabeculado, pasa al lumen del canal de Schlemm (Figuras 2 y 3) y luego a las venas epiesclerales, desde donde llega a la circulación venosa general, y 2) la vía uveo-escleral, a través de la cual desde la raíz del iris alcanza la malla escleral, luego pasa por la cara anterior del músculo ciliar y abandona el ojo a través de los vasos esclerales. En monos, la vía trabecular drena entre el 40 - 65 % del total del flujo de humor acuoso, y el 35 - 60 % restante lo hace por la vía uveo-escleral, cuya contribución en gatos y conejos es bastante menor (Bill, 1989), en tanto que en ratones esta vía drena un porcentaje similar al de humanos (Aihara y col., 2003). El porcentaje de flujo de humor acuoso por la vía trabecular en humanos oscila entre 75 - 95%, según resultados obtenidos mediante estudios con isótopos, aunque los cálculos basados en métodos no invasivos han sugerido un valor del 75% en ojos normales (Bill, 1989). 1.2.2. La red trabecular o trabeculado Como ya se mencionó, la red trabecular, ubicada en el ángulo de unión del iris y la córnea (ángulo irido-corneal), es en parte responsable del drenaje del humor acuoso (Figuras 2 y 3). Esta estructura está constituida por una red entrelazada de finos haces de tejido conectivo con espacios intermedios de hasta 70 micrómetros. Las trabéculas están formadas por un corazón de colágeno y fibras elásticas, rodeadas por más fibras elásticas y una zona cortical que consiste en colágeno parcialmente polimerizado y la membrana basal de las células endoteliales trabeculares más externas. Los tipos celulares que ocupan este espacio incluyen el endotelio trabecular y corneal, así como melanocitos y fibroblastos de la capa anterior del iris y del cuerpo ciliar. El canal de Schlemm se localiza en la parte inferior del trabeculado (Figuras 2 y 3). Las células endoteliales en esta capa están íntimamente asociadas entre sí y a la membrana basal mediante complejos de unión (Tian y col., 2000). Estas células secretan el material de la membrana basal, precursores de colágeno (prolina e hidroxiprolina), fibras elásticas y GAGs. 12 Introducción A B Figura 3. Representación de la estructura y localización del trabeculado. Panel A: Esquema de las capas de la red trabecular. Panel B: Imágenes de microscopía electrónica de barrido (200x) del trabeculado a nivel de la úvea en condiciones normales y patológicas (Sihota y col., 2012). Los GAGs están constituidos por largas cadenas de azúcares no ramificadas, formadas por la repetición sucesiva de unidades de disacáridos. Los principales tipos de GAGs son: el ácido hialurónico (AH), el queratán sulfato (KS), el dermatán sulfato (DS), el heparán sulfato (HS) y el condroitín sulfato (CSU). Todos los GAGs, con excepción del AH, poseen grupos sulfato en varias posiciones y proporciones (Figura 4). Por ejemplo, las cadenas de CSU son por lo general sulfatadas en el grupo hidroxilo 4 y/ó 6, las cadenas de DS en la posición 4- y 2-, mientras que las cadenas de HS pueden estar sulfatadas en posición 2-, 6- y/ó 3-. A su vez, todos los GAGs con excepción del AH, se unen covalentemente a un núcleo proteico formando un proteoglicano a medida que pasan por el retículo endoplasmático y el aparato de Golgi. Las células endoteliales del trabeculado tienen actividad fagocítica y la capacidad de migrar a través de los haces trabeculares (Buller, 1990). Por lo tanto, la función del endotelio no es sólo mantener la integridad estructural de las trabéculas, sino también contribuye a mantener la función de filtración del área, especialmente cuando concentraciones anormales de alguna sustancia impiden la salida del humor acuoso. 13 Introducción Figura 4. Estructura de los principales GAGs del trabeculado. Como ya se mencionó, la principal vía de salida del humor acuoso es el trabeculado que está ubicado en el ángulo irido-corneal. La apariencia clínica de esta estructura permite inferir la facilidad de salida del humor acuoso. Los ángulos cerrados o estrechos y aquellos con depósitos patológicos tendrán una disminución en el drenaje, con el consiguiente aumento de la PIO. Evidencias anátomo-fisiológicas indican que el sitio primario de resistencia al flujo acuoso reside en la red trabecular, la porción profunda de la red esclero-corneal y la membrana basal yuxtacanalicular cercana al canal de Schlemm, como se muestra en la Figura 3 (Tamm y col., 2004). Una intensa tinción histoquímica en varias capas del trabeculado humano indica la presencia de cantidades sustanciales de AH y CSU en las vías de salida del humor acuoso y un análisis cuantitativo demuestra que del total de GAGs trabeculares, un 20 - 25% corresponde a AH, 40 - 60% a CSU y DS, 5 - 10% a KS y 15 - 20% a HS (revisado por Acott y Kelley, 2008). Se ha demostrado que la hipertensión ocular en ratas inducida por la administración de esclerosantes suaves se correlaciona con una deposición anormal de componentes de la MEC a nivel de la cabeza del NO en forma análoga a lo observado en ojos glaucomatosos humanos y de 14 Introducción primates no humanos (Morrison y col., 1990). 1.3. La retina La retina es una lámina fina de tejido nervioso situada en el fondo del ojo, que constituye una prolongación del SNC. Está constituida por varios tipos celulares: los fotorreceptores (conos y bastones), las células horizontales (2 subtipos), las células bipolares (de bastones (ON, único tipo) y de conos (ON u OFF subdivididas en 6 y 5 subtipos, respectivamente)), las células amácrinas (entre 23 y 40 subtipos, según el método de clasificación utilizado, genético o anatómico, respectivamente), las células ganglionares (entre 12 y 22 subtipos, basados en propiedades anatómicas, moleculares y/o fisiológicas) y células gliales, astrocitos y células de Müller (revisado por Seung y Sümbüll, 2014). Además, en la retina existen dos poblaciones discretas de células derivadas del linaje mieloide: los macrófagos perivasculares, y la microglía (Karlstetter y col., 2014). En un corte transversal de la retina (Figura 5) se observan diez capas paralelas que desde la más externa a la más interna son: 1) El epitelio pigmentario (EP), 2) Los segmentos externos (SE) e internos (SI) de los fotorreceptores (FR), 3) La membrana limitante externa (MLE), 4) La capa nuclear externa (CNE), que contiene los núcleos de los conos y los bastones, 5) La capa plexiforme externa (CPE), donde hacen sinapsis los terminales axónicos de los FR con las dendritas de las células horizontales y bipolares, 6) La capa nuclear interna (CNI), que contiene los núcleos de las células horizontales, amácrinas y bipolares, 7) La capa plexiforme interna (CPI), donde hacen sinapsis las células bipolares y amácrinas con las células ganglionares retinianas (CGRs), 8) La capa de células ganglionares (CCG), que contiene CGRs y amácrinas desplazadas, 9) La capa de fibras nerviosas (CFN) y, 10) La membrana limitante interna (MLI) (revisado por Geneser, 2006). 15 Introducción A B Figura 5. Estructura de la retina. Panel A: Esquema representativo de las distintas capas celulares retinianas. Las flechas indican la dirección de entrada de la luz. C, cono; B, bastón; CB, célula bipolar; H, célula horizontal; A, amácrina; CG, célula ganglionar; M, célula de Müller; AS, astrocito (Modificado de Krstić, 1997). Panel B: Sección transversal de la retina adulta del ratón en que se identificó un subtipo de CB (verde), las CG, A y H (rojas) y los conos (azul-violeta). Modificado de Josh Morgan, portada de Nature Neuroscience, (9):1, 2006. Los FR se encuentran en la capa de la retina más cercana al fondo del globo ocular y más alejada de la córnea y de la entrada de luz, excepto en un área denominada fóvea, donde la luz incide directamente. En consecuencia, la posición de la retina se encuentra “invertida” respecto a la entrada de la luz, ya que ésta debe atravesar todas las capas retinianas antes de alcanzar los fotorreceptores que se encuentran en contacto estrecho con el EP. Las células del EP poseen gránulos de melanina, un pigmento negro que evita que la luz se refleje en la parte posterior del ojo y vuelva a la retina, lo que podría provocar distorsión de la imagen visual (Hubel, 1988). En la retina de mamíferos existen dos tipos de FR: los conos y los bastones. Sus segmentos externos son la porción sensible a la luz y contienen el pigmento visual (conopsinas o rodopsina, respectivamente), así como los demás componentes de la cascada de fototransducción en la que participan diversos mensajeros, enzimas y canales iónicos. Las células del EP 16 Introducción participan de la remoción y reemplazo de la porción más distal del SE de los FR a través de un proceso de fagocitosis. Los SE de los conos están constituidos por pliegues apilados de membrana plasmática invaginada y los de los bastones están formados por discos membranosos, estructuras saculares donde las paredes de doble membrana quedan separadas por el espacio intradiscal. En ambos tipos de FR, los SE se unen a los SI a través de un tallo estrecho o cilio. El cuerpo celular de los FR ubicado en la CNE, contiene al núcleo y demás organelas subcelulares. Los FR poseen un cinturón de zónulas adherentes que divide a la célula en un dominio apical y uno basal. El aspecto de este cinturón al microscopio óptico llevó a denominar a esta región membrana limitante externa (Rodieck, 1973). Participan también los procesos apicales de las células de Müller, que rodean y dan soporte a los elementos nerviosos. Estas células poseen un cuerpo celular delgado, que se extiende desde la MLE hasta la zona más interna de la retina, donde su lámina basal constituye la MLI. Desde un punto de vista funcional, los conos son responsables de la visión diurna y la percepción del color. La respuesta de los conos tiene mayor resolución espacial y temporal que la de los bastones. Los bastones son responsables de la visión nocturna, expresan mayores niveles de fotopigmento, responden más lentamente a la señal luminosa y sus conexiones con las células bipolares son más convergentes, lo que amplifica la señal, confiriéndole sensibilidad frente a luces demasiado tenues como para excitar a los conos. En la mayoría de las especies de mamíferos, los bastones son aproximadamente 20 veces más numerosos que los conos, aunque la cantidad relativa de ambos tipos celulares varía marcadamente sobre la superficie de la retina (LaVail, 1976; Masland, 2001a). Por ejemplo, en la fóvea, ubicada cerca del NO en el centro de la retina humana y de primates, la agudeza visual es máxima y sólo se observan conos. En la rata, un animal de hábitos nocturnos, los conos constituyen sólo entre el 1 - 2% del total de FR y no hay una fóvea similar a la de humanos. En la CPE, los FR hacen sinapsis con células bipolares y horizontales. Las células 17 Introducción bipolares reciben input directo de los FR (distintos tipos de células bipolares pueden conectarse exclusivamente a conos o a bastones) y hacen sinapsis con las CGRs en la CPI y las células horizontales conectan los FR con las bipolares. La CNI está constituida por los somas de células horizontales, bipolares y amácrinas. Estas últimas presentan numerosas dendritas pero carecen de axón. La CPI es una zona de contactos sinápticos, en la que las células amácrinas se conectan entre sí, con las terminales axónicas de las células bipolares y con dendritas de las CGRs. La capa de CGRs está constituida por los somas celulares (>17 μm o ganglionares gigantes ocasionales, > 14 μm o ganglionares grandes y de 5 a 11 μm o ganglionares pequeñas), mientras que los axones convergen radialmente hacia el disco óptico, por donde las fibras abandonan el globo ocular (Figura 1) y proyectan al cerebro medio a través del tracto óptico, excepto un número comparativamente menor de fibras que proyectan a los NSQ, a través del haz retinohipotalámico. En base a las conexiones anatómicas y funcionales entre los distintos tipos celulares retinianos, se considera que la información fluye a través de la retina siguiendo dos vías: un camino directo (desde los FR a las células bipolares y de éstas a las CGRs) y uno indirecto (en el que entre los FR y las células bipolares se interponen las células horizontales y entre las bipolares y las CGRs, se interponen las amácrinas). La vía directa de transmisión de información es altamente específica; la vía indirecta, en cambio, es más difusa. Este plan general de conexiones retinianas, fundamentalmente a nivel de las vías directas, varía dramáticamente entre la fóvea y las zonas periféricas. Como se mencionó anteriormente, en la fóvea y zonas adyacentes un fotorreceptor (cono) se conecta con una única célula bipolar y ésta a su vez con una única ganglionar. Esta relación entre FR, células bipolares y CGRs, es cada vez más convergente hacia la periferia. La ventaja de este sistema es la alta densidad de muestreo que permite una gran resolución espacial (Masland 2001b, revisado por Kandel, 2000). El principal neurotransmisor excitatorio de la retina es el glutamato, que participa en la 18 Introducción transmisión de la información visual de la vía directa. El glutamato se libera desde los FR a células bipolares y horizontales y desde las células bipolares a CGRs y amácrinas. En oscuridad, el glutamato se libera a la brecha sináptica desde los FR, mientras que la exposición a luz inhibe su liberación. El glutamato induce despolarización de las células bipolares OFF e hiperpolarización de las bipolares ON. Estas células a su vez, liberan glutamato en las sinapsis con las CGRs. Un conjunto variado de señales liberadas por células horizontales y amácrinas, que incluyen al ácido -aminobutírico (GABA), glicina y dopamina, modulan la transmisión de la información fótica. En concentraciones suprafisiológicas el glutamato tiene efectos neurotóxicos sobre las CGRs. Por lo tanto, resulta esencial que las células gliales que rodean las sinapsis glutamatérgicas, principalmente astrocitos y células de Müller, permitan un clearance apropiado del neurotransmisor. La excitotoxicidad glutamatérgica ha sido involucrada en diversas enfermedades oculares como el glaucoma, la retinopatía diabética y el daño isquémico retiniano (revisado por Kalloniatis y Tomisich, 1999). 1.4. Vasculatura del ojo La arquitectura vascular del ojo de los mamíferos difiere entre especies, pero tiene una organización general común, que se esquematiza en la Figura 6 (Funk, 1993; Morrison y col., 1987). La sangre llega al ojo a través de la arteria oftálmica por encima de la vaina de tejido conectivo que rodea al NO, hasta penetrar la cabeza del nervio, donde se ramifica en la arteria central de la retina (ACR) y en las arterias ciliares, a cada lado del NO (Figuras 6 y 7). Estas últimas, se dividen en dos arterias ciliares posteriores (ACPs) largas y en numerosas ACPs cortas (Henkind y col., 1979). Las ACPs cortas irrigan la coroides directamente, mientras que las ACPs largas avanzan por la coroides hacia la parte anterior del ojo, pasan a arteriolas, arteriolas precapilares cortas y capilares (coriocapilares) que se anastomosan y forman un plexo que se une a los vasos del cuerpo ciliar en la ora serrata. Junto con el cuerpo ciliar, el iris es irrigado por el anillo arterial irido-ciliar, que se origina de la arteria ciliar anterior, que es a su vez, una 19 Introducción ramificación de las ACPs, y surge a la altura del ecuador del globo ocular. Figura 6. Esquema de la disposición de los principales vasos sanguíneos que irrigan el ojo humano. Arterias ciliares posteriores (ACPs) largas, ACPs cortas que dan origen a los coriocapilares, Arteria central de la retina (ACR), vena central de la retina (VCR), venas vorticosas, y arterias y venas del iris. La circulación sanguínea retiniana constituye el porcentaje remanente (15 - 35%) de la irrigación del ojo (Henkind y col., 1979) e incluye arterias, arteriolas y capilares, que transportan sangre rica en nutrientes y oxígeno, y por venas y vénulas, que remueven productos de desecho que se liberan hacia la MEC. La ACR se divide en arterias radiales que nutren toda la retina hasta la base del cuerpo ciliar. La fina red vascular está formada por arteriolas delgadas que nacen de las arterias mayores y luego siguen como arteriolas precapilares que regulan el flujo sanguíneo. La retina presenta una doble capa vascular formada por capilares finos entre la CFN y la CCG, y otra capa localizada entre la CNI y la CPE, que drenan en vénulas postcapilares, que constituyen la red venular. Los FR y el EP no presentan contacto directo con capilares o vénulas, sino que reciben nutrientes por difusión desde los coriocapilares. Finalmente, las vénulas de la retina se continúan en venas largas que desembocan en la vena central de la retina (VCR), cerca del disco óptico. Las uniones estrechas (zónulas ocluyentes) entre las células endoteliales de los vasos sanguíneos de la retina, entre las células del EP (barrera hemato-retiniana externa) y las uniones entre las 20 Introducción células de Müller y los FR de la MLI conforman la barrera hemato-retiniana interna. En la rata, la sangre venosa del iris y de la mayor parte de la coroides y el cuerpo ciliar drena en vénulas vorticosas. Las vénulas confluyen cerca del ecuador del ojo en cuatro venas vorticosas (Figura 6), según cuatro cuadrantes (dorsal, ventral, nasal y temporal), que finalmente llegan a la esclera, donde confluyen en las venas epiesclerales, ubicadas entre la conjuntiva y la esclera. Por otro lado, los capilares de la mitad posterior de la coroides drenan en un seno venoso que se continúa en las venas ciliares, y una pequeña parte de la sangre que irriga la mitad anterior del cuerpo ciliar, drena a través de la vena ciliar anterior que desemboca en la vena oftálmica superior. 2. El nervio óptico El nervio óptico (NO), una evaginación del prosencéfalo (la vesícula óptica), no es un nervio periférico como los demás nervios craneales, sino un fascículo del SNC. Está formado por los axones de las CGRs, estructurados en fibras nerviosas por la glía residente. Sobre la superficie de cada haz, la glía forma una delgada membrana entre los elementos nerviosos y el tejido conectivo. Las meninges y los espacios inter-meníngeos del encéfalo se continúan sobre el NO, como se muestra en la Figura 7. La vaina externa del NO está constituida por la duramadre, que se prolonga hasta el ojo, uniéndose a la esclera. La piamadre forma una capa de tejido conectivo, íntimamente adherida a la superficie del NO, y se une a la esclera a la altura de la entrada del NO. Esta vaina pial envía tabiques de tejido conectivo y vasos sanguíneos dentro del NO. 21 Introducción Figura 7. Estructura del NO proximal y su irrigación. Panel A: Esquema de los principales vasos sanguíneos que irrigan el NO a la altura de la cabeza del nervio. Panel B: Corte semifino longitudinal del NO a la misma altura que en A (azul de metileno y Azur II), con las principales estructuras señaladas con números (Extraído y modificado de Dai y col., 2012). En primates, las fibras amielínicas de las CGRs se unen en el disco óptico y abandonan el globo ocular a través de una apertura en la esclera, denominada lámina cribosa, constituida por una red de fibras de colágeno. Diversos estudios demuestran la ausencia de una lámina cribosa clásica en ratones y ratas, especies en las que se describió una estructura denominada lámina glial, constituida por una red compleja de procesos gliales orientados transversalmente a los axones, en ausencia de fibras colágenas (Howell y col., 2007; Sun y col., 2009). Los procesos primarios de los astrocitos organizan los axones en fascículos. En la región próxima a la retina, estos procesos son mayores y se vuelven más delgados y menos numerosos hacia la zona mielinizada, más distal de la retina. Existen además procesos secundarios, que subdividen los fascículos en unidades menores. Los astrocitos, a través de esta red compleja de procesos, permiten comunicar y regular la función de numerosos axones y, a su vez, la de otros astrocitos (Sun y col., 2009). En ratas, la lámina glial se extiende aproximadamente entre 80 - 85 μm (en el eje longitudinal) desde el disco óptico hasta la zona de transición, donde comienza la mielinización de las fibras (Figura 8). En roedores, se ha descripto que en la porción próxima al quiasma óptico, se pierde la organización retinotópica de los axones (Baker, 1990) y se ha sugerido que esto podría deberse al cambio en la organización glial (Guillery y Walsh, 1987). 22 Introducción A B C Figura 8. Representación de las diferentes regiones del NO proximal. Panel A: Esquema en el que se indican la CFN, la porción pre-laminar, la lámina glial, la zona de transición y la región mielinizada. Panel B: Microfotografía del NO proximal de ratón indicando la localización de astrocitos de la lámina (amarillo), los oligodendrocitos mielinizantes (verde), los axones (amielínicos) de las CGRs (rojo) y los núcleos de la retina (cyan) (Modificado de Mark Ellisman, NCMIR, San Diego, EE.UU http://ucsdnews.ucsd.edu/pressrelease/getting_rid_of_old_mitochondria). Panel C: Comparación de la disposición de los astrocitos (verde) y los axones de las CGRs (rojo) a la altura de la lámina glial y la región mielinizada del NO de rata (Extraído de Dai y col., 2012). La mayoría de los axones del NO tienen 0,2 - 0,7 m de diámetro, tanto en primates como en roedores (a pesar de las diferencias en el largo total del NO entre estas especies), mientras que los axones más grandes y menos frecuentes tienen entre 1,5 - 2,0 m de diámetro (Perge y col., 2009). El relativamente pequeño tamaño de la mayoría de los axones de las CGRs parece estar optimizado en función de la velocidad de transmisión de la información y el consumo energético (Niven y Laughlin, 2008; Perge y col., 2009, 2012; Wang SS y col., 2008). 3. Las vías visuales superiores 3.1. Características generales Los axones de todas las CGRs salen del ojo a través del disco óptico y forman el NO. Los NOs de ambos ojos confluyen en el quiasma óptico. Dependiendo de la especie, una subpoblación de axones de número variable, se cruzan al lado opuesto del encéfalo, mientras otros 23 Introducción axones continúan su proyección en forma ipsilateral. De esta forma, los axones provenientes de ambos ojos forman los tractos ópticos izquierdo y derecho que proyectan a los núcleos subcorticales que participan en el procesamiento visual formador de imagen y no formador de imagen. En la rata, la proyección es esencialmente cruzada. El sistema de transporte axonal (o flujo axoplasmático) juega un rol clave en la comunicación entre las CGRs y los núcleos centrales. El transporte anterógrado, mediado por la proteína quinesina, participa en el transporte de proteínas sintetizadas en el cuerpo neuronal que están asociadas a la estructura axonal y la transmisión sináptica. El transporte retrógrado, mediado por dineína, participa en el transporte de factores que afectan el estado metabólico de las CGRs. Los microtúbulos son los elementos motores que participan en el transporte, y el ATP y el calcio son esenciales para este proceso. Entre los núcleos de proyección retiniana se encuentran el colículo superior (CS), el núcleo geniculado lateral (NGL) y los núcleos pretectales como el núcleo pretectal olivar (NPO), los núcleos supraquiasmáticos (NSQ) y los núcleos del sistema ocular accesorio, entre otros. 3.2. Colículo superior El colículo superior (CS) es un centro integrador del cerebro medio que recibe información visual directamente desde la retina, y controla el movimiento reflejo de la cabeza y el movimiento de los ojos. Es una estructura organizada en capas, según la distribución de fibras y el tamaño y arreglo neuronal. Las capas superficiales están relacionadas con la recepción de información sensorial, las profundas están relacionadas con la ejecución motora y las intermedias contienen células multisensoriales integradoras (revisado por May, 2006). La capa superior es delgada, está compuesta por fibras nerviosas, y se denomina Stratum zonale (SZ). Por debajo de ella se encuentra una capa de neuronas y neuropilo, el Stratum griseum superficiale (SGS), y luego sigue el Stratum opticum (SO) que contiene predominantemente fibras. Estas tres capas constituyen la porción superficial del CS que participa del procesamiento de la información 24 Introducción visual aferente. Estas neuronas responden principalmente a puntos pequeños dentro de su campo visual o a puntos en movimiento. Dependiendo de la especie, reciben inputs de la retina contralateral e ipsilateral, y de áreas visuales de la corteza ipsilateral. El CS profundo contiene neuronas motoras de proyección. Próximo al SO se encuentra una capa delgada con una variedad amplia de neuronas multipolares que procesan información multisensorial, denominada Stratum griseum intermediale (SGI). La capa siguiente se denomina Stratum album intermediale (SAI) y contiene numerosas fibras. Por debajo del SAI, se encuentra una capa celular denominada Stratum griseum profundum (SGP). Finalmente, la capa más profunda está formada por fibras adyacentes a la sustancia gris periacueductal y se denomina Stratum album profundum (SAP) (Figura 9), que recibe información de las capas superficiales del CS, de los sistemas somatosensoriales y auditivos, de áreas corticales no visuales y del colículo contralateral. Los axones de las CGRs ingresan al CS por el SO (y en menor medida por el SZ, que contiene axones de neuronas intrínsecas) y avanzan hasta las capas más superficiales. El principal sitio de conexión es el SGS superior. En animales con escasa binocularidad (como los roedores), la gran mayoría de las terminales retinianas proyectan al CS contralateral. Se estima que en la rata, aproximadamente el 98% de las CGRs proyectan al CS contralateral (Lund y col., 1980). Las fibras de proyección ipsilateral de las CGRs llegan a la porción rostro-medial del CS (Isenmann y col., 1999; Lund, 1965; Rao y Lund, 1989; Rodger y col., 2005). Algunas fibras de la retina temporal proyectan al SO y al SGS inferior. Su principal proyección es hacia el tallo encefálico, particularmente a los núcleos involucrados en la coordinación de movimientos de los ojos y cabeza, y proyecciones ascendentes a regiones talámicas. Otro núcleo de conexión con el CS es el NGL. Neuronas de la capa SGS proyectan a la porción dorsal y ventral del NGL (Figura 9D). 25 Introducción Figura 9. Representación esquemática de la estructura del CS. Panel A: Esquema en vista sagital del cerebro de rata. La línea punteada indica la zona medial del CS en corte coronal que se muestra en el Panel B. Panel B: Corte coronal en la zona medial del CS (en gris). Panel C: Se muestra un detalle de las capas del CS. Panel D: Patrón de inervación de las capas superiores del CS. Las capas superiores del CS reciben inervación de las CGRs, fibras del NGL y también terminales de neuronas corticales (neuronas piramidales de la capa V). SZ, Stratum zonale; SGS, Stratum griseum superficiale; SO, Stratum opticum; SGI, Stratum griseum intermediale; SAI, Stratum album intermediale; SGP, Stratum griseum profundum; SAP, Stratum album profundum. Modificado de Paxinos y Watson, 1997 y de May, 2006. Estudios en ratones han demostrado que las proyecciones retinianas tienen una representación topográfica ordenada de inervación en las capas superficiales del CS: el eje nasaltemporal y el eje dorsal-ventral de la retina tienen proyección anterior-posterior y medial-lateral en el CS, respectivamente (Dräger y Hubel, 1975; Siminoff y col., 1966). 3.3. Núcleo geniculado lateral En primates, el NGL está constituido por seis capas de neuronas; las dos capas ventrales contienen neuronas grandes (magnocelulares (M)), mientras que las cuatro capas dorsales contienen neuronas más pequeñas (parvocelulares, (P)). La vía M está involucrada en el 26 Introducción procesado de la información del movimiento y la forma del estímulo, mientras que la vía P participa en el análisis de la visión de detalles y de color. La organización funcional del NGL involucra circuitos retinianos y no retinianos, lo que sugiere que esta estructura participa en procesos modulatorios que alteran la señal visual proyectada la corteza (Kandel y col., 2000). Se ha demostrado que las aferencias retinianas a las células tálamo-corticales del gato representa sólo un 10% del total de sinapsis, en tanto que las sinapsis restantes corresponden a interneuronas GABAérgicas, proyecciones del núcleo talámico ventricular y el pretectum, neuronas glutamatérgicas de la corteza visual, señales histaminérgicas del hipotálamo, noradrenérgicas, colinérgicas y serotoninérigas del mesencéfalo y la protuberancia y fibras e interneuronas que expresan la enzima óxido nítrico sintasa (NOS) (Carden y col., 2000; Sherman y Guillery, 1996;). En ratas, el NGL está constituido por un núcleo dorsal (dNGL) y uno ventral (vNGL) que son rudimentarios en humanos (Bron y col., 1997). A diferencia de los primates, no existe una laminación aparente en el NGL de roedores (Reese, 1988). 3.4. Núcleos supraquiasmáticos Los núcleos supraquiasmáticos (NSQ) constituyen el componente principal del reloj biológico endógeno en mamíferos. Están formados por dos grupos de neuronas que se encuentran localizadas en la base del tercer ventrículo, sobre el quiasma óptico, en la parte anterior del hipotálamo (Figura 12). Los NSQ están compuestos por una población heterogénea de células, incluyendo múltiples clases de neuronas peptidérgicas y astrocitos (Abrahamson y Moore, 2001). En roedores, estos núcleos están compuestos por alrededor de 20.000 neuronas y 8.000 astrocitos, compactados en un volumen de aproximadamente 1 mm3 (Güldner, 1983; Klein y col., 1991). Aun en condiciones aisladas, los NSQ mantienen su actividad de marcapasos (Colwell, 2000; Newman y Hospod, 1986). La lesión o ablación de los NSQ provoca la desaparición de los ritmos circadianos de secreción hormonal, actividad locomotora y bebida, entre otros. De hecho, transplantes de tejido hipotalámico conteniendo NSQ a animales con sus 27 Introducción NSQ lesionados, restauran los ritmos circadianos de estos últimos, induciendo la ritmicidad del donante en el receptor (Ralph y Lehman, 1991). Los NSQ se comunican con el resto del organismo a través de proyecciones nerviosas y secreciones humorales, tanto para las vías de entrada como para las de salida. Las principales aferencias provienen de la retina. La información desde la retina sigue dos vías, una directa a través del tracto retino-hipotalámico (R-HT) y una vía colateral que pasa por el intergeniculado (IG), una estructura laminar pequeña intercalada entre la porción dorsal y ventral del NGL, y luego inerva la zona ventro-lateral de los NSQ, denominado tracto genículo-hipotalámico (GHT). Además, existen aferencias desde el rafe, tanto del núcleo dorsal como del medial y del núcleo paraventricular del tálamo (Krout y col., 2002; Moga y Moore, 1997). En realidad, muchos de los núcleos hipotalámicos inervados por los NSQ establecen circuitos bidireccionales, inervando ellos mismos a los NSQ en forma recíproca (Krout y col., 2002). De todas las vías aferentes, la mejor caracterizada es la del R-HT. Esta vía se origina en CGRs que contienen opsinas y capacidad fotorreceptora intrínseca (Beaulé y col., 2003; Berson y col., 2002; Hattar y col., 2002; Morin y col., 2003; Provencio y col., 2002), como se detalla a continuación. 4. Las células ganglionares retinianas intrínsecamente fotosensibles En las últimas décadas, se describió un subtipo particular de CGRs que expresan el fotopigmento melanopsina (CGRsm) y son intrísecamente fotosensibles es decir, son capaces de responder a la luz independientemente del input de los conos y los bastones (Berson y col., 2002). La melanopsina es una opsina/fotopigmento basado en vitamina A, cuyo máximo de absorción se encuentra entre los 420 y 440 nm en humanos (Melyan y col., 2005) y los 480 nm en el ratón (Panda y col, 2005; Qiu y col., 2005), que corresponde a la luz azul en el espectro visible, y no coincide con el de los FR retinianos clásicos (Brainard y col., 2001; Thapan y col., 2001; Yoshimura y Ebihara, 1996). Varias líneas de evidencia señalan que las CGRsm son capaces de transducir funciones visuales no formadoras de imagen, incluyendo la sincronización 28 Introducción del reloj circadiano, el reflejo pupilar, la regulación del período circadiano en respuesta a luz constante, la fotoinhibición aguda de la actividad nocturna y la supresión fótica de la liberación nocturna de melatonina pineal (Berson y col., 2002; Hattar y col., 2002; Lucas y col., 2001; Provencio y col., 2002). En los últimos años, la descripción de las CGRsm ha dado a la fototransducción visual no formadora de imagen una base anatómica y permitió explicar por qué algunas funciones visuales persisten incluso en ratones que carecen de conos y bastones y en algunas personas ciegas (Hannibal y col., 2004; Wee y Van Gelder, 2004). Los déficits en estas funciones son sutiles o no evidentes en ratones nulos para melanopsina (Lucas y col., 2003; Mrosovsky y Hattar, 2003; Panda y col., 2002; Ruby y col., 2002), lo que ha sugerido que los FR clásicos complementan las funciones de la melanopsina en la regulación de las respuestas no visuales. Sólo después de que estos ratones se cruzan con otros que carecen de bastones y conos funcionales se observan fenotipos extremos (Hattar y col., 2003; Panda y col., 2003). Las CGRsm proyectan principalmente a los NSQ, al NPO y al IG (Gooley y col., 2003; Hattar y col., 2006). Las CGRsm que proyectan a los NSQ regulan la actividad del reloj circadiano (Berson y col., 2002; Gooley y col., 2001), mientras que aquellas que proyectan a los NPO son responsables del reflejo pupilar (revisado por Berson, 2003). El IG recibe aferencias retinianas casi íntegramente de las CGRsm (Gooley y col., 2003; Hattar y col., 2006) y sus funciones aún no son del todo claras (revisado por Morin, 2003). Se ha demostrado que las CGRsm también proyectan, en menor medida, a la zona ventral y subparaventricular del núcleo ventro-lateral preóptico, regiones del cerebro involucradas en la regulación del sueño y del ritmo circadiano de actividad locomotora (Gooley y col., 2003; Morin y col., 2003). Por otra parte, las CGRsm que representan una red heterogénea con amplios campos receptivos, han sido también involucradas en la regulación del sistema visual formador de imagen, por ejemplo a través de la regulación de la vía visual de los conos humanos en respuesta a la exposición a luz por largo plazo (Hankins y Lucas, 2002). Belenky y colaboradores (2003) 29 Introducción han demostrado que las dendritas de las CGRsm reciben información de células amácrinas y bipolares, lo que provee a esta última hipótesis una base anatómica, aunque la posibilidad de que la melanopsina desempeñe un rol en las funciones visuales formadoras de imagen es aún controversial. 5. La glía 5.1. Macroglía Las células macrogliales incluyen a los astrocitos presentes en la porción más interna de la retina, en el NO y en los núcleos visuales mencionados más arriba, y a las células de Müller, (exclusivas de la retina). 5.1.1. Astrocitos. Los astrocitos son células grandes, no excitables, con forma estrellada, y se caracterizan por la presencia de gran cantidad de gránulos de glucógeno en el citoplasma y de haces de filamentos intermedios, donde se localiza la proteína glial fibrilar ácida (GFAP), específica de este tipo celular. De acuerdo a diferencias en morfología y localización anatómica, los astrocitos se clasifican en astrocitos protoplasmáticos (tipo I) y fibrosos (tipo II). Los astrocitos tipo I se encuentran principalmente en la sustancia gris del SNC y poseen gran número de prolongaciones ramificadas que suelen extenderse hasta las paredes de los vasos sanguíneos en forma de pedicelos. De esta forma, participan en la regulación de las uniones estrechas de las células endoteliales de los capilares y vénulas. Los astrocitos más superficiales emiten prolongaciones con pedicelos hasta contactar con la piamadre, lo que origina la membrana pial-glial. Los astrocitos tipo II se encuentran a lo largo de la sustancia blanca y poseen pocas y muy largas prolongaciones que contactan la membrana axonal en los nodos de Ranvier de axones mielínicos y suelen encapsular a las sinapsis químicas. En la retina, los astrocitos se localizan en las regiones de las capas vascularizadas de la 30 Introducción retina de mamíferos (Schnitzer, 1987, 1988; Stone y Dreher, 1987), y están ausentes en la retina de aves, que es avascular (Meyer 1977; Reichenbach y col., 1993). Además de la red compleja de procesos celulares que pone en contacto diversos astrocitos, existen uniones nexo (gap junctions) entre astrocitos que permiten “concebir” a la red de astrocitos como una unidad o sincicio funcional (Malone y col., 2007) mediante el cual pueden comunicarse a través de ondas de aumento en los niveles intracelulares de calcio, y a su vez, estas ondas pueden disparar la liberación de moléculas neuroactivas (gliotransmisores), como glutamato y ATP, que modulan la actividad sináptica. De esta manera, una red compleja de procesos celulares permite a la astroglía un contacto directo con las neuronas y los vasos sanguíneos, lo que posibilita la modulación del microambiente. Sus funciones son múltiples: el sostén estructural, la conformación de la barrera hemato-encefálica, la regulación del flujo sanguíneo, la modulación de la función sináptica, la participación en procesos de plasticidad, la captación de neurotransmisores, la homeostasis de fluidos, el control de pH y de la concentración de potasio, el almacenamiento de glucógeno y la participación en procesos de reparación y cicatrización, entre otros (revisado por Yi y col., 2011). Frente a una alteración en la homeostasis neuronal, ocurre un amplio espectro de cambios funcionales y estructurales que inducen un estado macroglial activado. Estos cambios pueden abarcar desde un aumento en la expresión de GFAP en los procesos celulares, hasta la hipertrofia y proliferación astrocitaria y en casos más severos, la formación de una cicatriz glial y la reorganización estructural. 5.1.2. Células de Müller Las células de Müller derivan de la glia radial y constituyen las principales células gliales de la retina de vertebrados. Poseen un cuerpo celular delgado que se extiende desde la MLE hasta la MLI, donde se ubican sus pies terminales. Las células de Müller atraviesan todo el espesor de la retina, rodeando y dando soporte a los somas y procesos de todas las células retinianas. Entre las numerosas funciones de las células de Müller, se destacan: 1) su 31 Introducción participación en el metabolismo de la glucosa y en el aporte de nutrientes a las neuronas, así como en la remoción de sus productos metabólicos; 2) la regulación del flujo sanguíneo y la participación en la formación y mantenimiento de la barrera hemato-retiniana interna; 3) la participación en procesos de comunicación neuronal, particularmente a través de la captación rápida y el reciclaje de neurotransmisores; 4) el control de la homeostasis de iones y agua y la regulación del pH extracelular; 5) la participación en procesos de reparación y reactividad frente a una injuria; y 6) la liberación de diversos factores neurotróficos que regulan la función retiniana (ATP, factor de crecimiento vascular endotelial, factor de crecimiento derivado del epitelio pigmentario, factor de crecimiento transformante y factor neurotrófico derivado de cerebro (BDNF), entre otros) (revisado por Bringmann y col., 2006). El BDNF sintetizado en las células de Müller es un factor clave para la supervivencia de las CGRs durante el desarrollo y frente al daño neuronal. En condiciones fisiológicas, las células de Müller no expresan GFAP pero sí lo hacen frente a una variada gama de noxas retinianas como la isquemia, el daño por luz y la retinopatía diabética, entre otras (Dorfman y col., 2013; Grosche y col., 1997; Salido y col., 2013). En este contexto, el aumento en la expresión de GFAP en las células de Müller constituye un reconocido indicador de daño o estrés retiniano (Osborne y col., 1991; Wu y col., 2003). 5.2. Microglía Las células microgliales son las células inmunes residentes del SNC, constituyen el 10% de la población glial total del cerebro y cumplen diversas funciones, tanto en condiciones normales como patológicas. Pueden tener efectos tóxicos sobre las neuronas durante el desarrollo o después de una lesión, como resultado de producción de sustancias citotóxicas y la expresión de diferentes receptores y sustancias relacionadas con la presentación de antígenos. Por otro lado, también pueden facilitar la diferenciación neuronal, la supervivencia, y la regeneración a través de la producción de factores neurotróficos, como BDNF, factor de crecimiento nervioso, 32 Introducción neurotrofina 3, neurotrofina 4/5, factor básico de crecimiento de fibroblastos, factor de crecimiento de hepatocitos y factor de crecimiento transformante y sus receptores, así como diversos factores de diferenciación (Aarum y col., 2003; Hanisch, 2002; Kim y de Vellis, 2005). Perry y Gordon (1988) propusieron que la microglía atraviesa la barrera hemato-retiniana intacta en estadíos embrionarios tardíos y postnatales tempranos y se mantiene en el parénquima, integrada a la retina, principalmente en los estratos fibrosos (CPE, CPI), y en escaso número en la CFN de la zona central de la retina, adyacente al NO. Más recientemente, la hipótesis de que la microglía se origina a partir de monocitos circulantes, precursores de monocitos inmaduros, o células progenitoras mesenquimáticas está adquiriendo mayor aceptación. En forma relativamente reciente, diversos estudios se han centrado en la participación de la microglía en diferentes enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer (McGeer y col., 1987), la enfermedad de Parkinson (Imamura y col., 2003), la esclerosis múltiple (Napoli y Neumann, 2010) y el glaucoma (Bosco y col., 2011) y en condiciones patológicas como la hipoxia (Morigiwa y col., 2000), la isquemia cerebral (Hur y col., 2010) o procesos tumorales. Muchos de estos trabajos se han enfocado particularmente en la marcada transformación de la microglía a partir de un estado latente o “en reposo” a un fenotipo hipertrofiado o “activado” e incluso ameboide (Figura 10). En forma previa a su activación, la microglía exhibe una morfología altamente ramificada, con sitios de ramificación primaria que pueden exceder los 50 m de largo (estado de reposo). En respuesta a una señal de activación, se inicia una etapa de reestructuración del citoesqueleto, en la que la microglía retrae sus prolongaciones y puede hipertrofiarse. Durante esta etapa, hay poca o nula extensión de procesos, y sólo se observa retracción. En algunos casos y en etapas más avanzadas, los procesos microgliales pueden retraerse hasta aproximadamente el diámetro del cuerpo celular, y nuevas prolongaciones vuelven a protruir. En la etapa mótil, las prolongaciones nuevas pueden crecer y encogerse, lo que permite a las células microgliales contactarse con células vecinas (o restos celulares), 33 Introducción interactuar con ellas y también fagocitarlas (Stence y col., 2001). En la etapa de locomoción, las células pueden migrar al sitio de la lesión siguiendo un gradiente quimiotáctico de ATP y óxido nítrico, entre otros factores, liberados directa o indirectamente en el sitio del daño (Duan y col., 2009). Figura 10. Modelo de la dinámica de activación microglial. Se muestra un esquema de la microglía ramificada en reposo (negro), previa a una señal de activación (amarilla) y los cambios fenotípicos que se suceden tras la activación microglial: estado hipertrófico y de retracción de los procesos (rojo); estado de transición, en el que la retracción llega a ser máxima; estado mótil, en el que se generan nuevos procesos (en verde) y estado locomotor, en el que adquiere la capacidad de migrar, estos últimos también estados fagocíticos. Se indica el nivel de expresión del marcador microglial: molécula adaptadora de unión a calcio ionizado- 1 (Iba-1), que aumenta o disminuye en relación a la remodelación del citoesqueleto o a los cambios en la forma celular de un estado a otro. Modificado de Stence y col. (2001). Además de la notable plasticidad morfológica, la microglía es capaz de realizar diversas funciones similares a los macrófagos, incluyendo la fagocitosis, la producción de citoquinas proo anti-inflamatorias y la presentación de antígenos (Garden y Moller, 2006), por lo que pueden tener efectos tanto neurotóxicos como neuroprotectores y regenerativos (Yokoyama y col., 2004). Actualmente, según una clasificación funcional y molecular la microglía activada se subdivide en: M1, estadío de activación clásica con propiedades citotóxicas, usualmente refiere a células estimuladas con interferón y/o factor de necrosis tumoral que expresan citoquinas pro-inflamatorias; M2a, estadío de activación alterna, se polariza in vitro por interleuquina 13 34 Introducción (IL-13) y participa en procesos de reparación y regeneración y M2b, con un fenotipo inmunorregulador polarizada por IL-10. Existe también un tipo microglial M2c, con un fenotipo desactivado adquirido (Mosser y Edwards, 2008). La mayoría de los estudios se han enfocado a los procesos de activación microglial, en tanto que los procesos de “resolución” o “desactivación” que frenan la respuesta han sido comparativamente menos estudiados (revisado por Luo y Chen, 2012). Indudablemente, estas clasificaciones tienden a sobre-simplificar la capacidad de las distintas poblaciones microgliales para sintonizar finamente una respuesta inmune. En este sentido, las evidencias indican que es el microambiente más que el modo de activación, lo que podría regular las características de la microglía. En la enfermedad priónica de roedores, la microglía retrae sus procesos y sobre-expresa Iba-1 y otros marcadores microgliales (Betmouni y col., 1996; Broom y col., 2007) pero carece de la capacidad de sintetizar IL-1 a menos que sea expuesta a lipopolisacárido bacteriano (LPS) administrado a nivel periférico (Walsh y col., 2000, 2001), lo que contribuye a exacerbar la neurodegeneración. El concepto de polarización microglial es limitado, en tanto no toma en cuenta muchas otras variables, como el nivel de activación de un dado subtipo, el tiempo de permanencia de las señales de activación, la interacción con neuronas y astrocitos, la disfunción microglial asociada a la edad, el origen de la microglía, las poblaciones y proporciones de otros leucocitos y el potencial de una célula microglial de transformarse entre diferentes estados de activación. Frente a una lesión, se produce aparentemente una mezcla de células M1 o M2 y muchos otros subtipos (revisado por Anthony y Pitossi, 2013). El rol dual de la microglía refiere a la influencia de la microglía sobre las neuronas. Sin embargo, muchos estudios indican que las neuronas no son meramente “blancos” pasivos de la microglía, sino que ejercen cierto control sobre las actividades de estas últimas. Existen muchos tipos de interacción entre las neuronas y la microglía, algunas de las cuales se muestran en la 35 Introducción Figura 11. a Figura 11. Esquema del “diálogo neurona-microglía”. La microglía expresa un grupo de receptores de superficie que desencadenan señales intracelulares en condiciones de reposo. Muchas de estas señales son ligandos liberados o expresados en la superficie neuronal como los receptores inhibitorios CX3CR1, CD200R, y CD172a/Sirp alpha, cuyos ligandos se encuentran en la superficie de neuronas “sanas”. La disminución de estas señales es indicativa de la pérdida de integridad neuronal. Los receptores como TREM-2 y purinérgicos median señales que reproducen la injuria neuronal e inducen fagocitosis y funciones anti-inflamatorias en la microglía. Las neuronas también liberan factores como IL-34 y Csf1 que se unen a su receptor en la superficie microglial e inducen la supervivencia celular o proliferación. Modificado de Kierdorf y Prinz (2013). Se ha postulado que la activación microglial, como consecuencia de la injuria neuronal, estaría involucrada en mecanismos neuroprotectores y que la pérdida posterior de la comunicación específica entre las neuronas y la microglía, conduciría al comportamiento neurotóxico de estas últimas (Polazzi y Contestabile, 2002). Múltiples evidencias han demostrado un intercambio considerable de información entre estos dos tipos celulares y se ha sugerido que dependiendo el estado neuronal, señales ON u OFF desde las neuronas inducirían fenotipos microgliales de activación o reposo, respectivamente (Biber y col., 2007). En consecuencia, la microglía no solo “patrulla” el SNC, sino que también recibe y responde activamente a señales neurales. Asimismo, la microglía se comunica bidireccionalmente con astrocitos, determinando el microambiente y la influencia que tendrá sobre procesos de degeneración o regeneración neuronal. Por un lado, los astrocitos ejercen un rol neuroprotector al 36 Introducción modular la actividad de la microglía es decir, disminuyendo su citotoxicidad, por ejemplo al reducir la expresión de IL-12 (Aloisi y col., 1997) e iNOS (Pyo y col., 2003); por el otro, la microglía libera citoquinas pro-inflamatorias que disminuyen la expresión de conexina 43 (Rouach y col., 2002) y bloquean las uniones estrechas en astrocitos, lo que aumenta su supervivencia. Además, la activación de astrocitos no sólo facilita la activación de la microglía distante mediante ondas de calcio, sino también puede inhibir la actividad microglial (Liu y col., 2011). 5.3. Oligodendrocitos Los oligodendrocitos maduros (OM) poseen un cuerpo celular pequeño con un citoplasma muy denso. Presentan un retículo endoplasmático rugoso abundante, frecuentes polirribosomas libres, un complejo de Golgi desarrollado y numerosas mitocondrias. El núcleo es esférico y contiene gran cantidad de heterocromatina, pero es más pequeño que el de los astrocitos. Los OM presentan menor cantidad de prolongaciones y son menos ramificadas que las de los astrocitos. Son las células gliales especializadas en la formación y mantenimiento de la vaina de mielina de las fibras del SNC, por lo que se localizan en columnas entre los axones. En la retina, no existen oligodendrocitos y los axones de las CGRs en la CFN de la retina son amielínicos. Por otra parte, la porción más cercana a la retina del NO posee fibras amielínicas y río abajo de una zona de transición, las fibras se mielinizan por oligodendrocitos que se ubican en esta porción del NO (Figura 8). Los oligodendrocitos se desarrollan de acuerdo a un linaje bien establecido, definido por etapas secuenciales en las que se expresan marcadores de superficie y epitopes específicos de mielina (Figura 12). Los estadios sucesivos se distinguen por el aumento progresivo en la complejidad morfológica. La célula precursora de oligodendrocitos (CPO) se identifica por la inmunomarcación para el proteoglicano condroitín sulfato-4 (NG2) o para el receptor del factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGFR-). El oligodendrocito premielinizante 37 Introducción (preMO), es una célula progenitora tardía, mitóticamente activa y de morfología multipolar simple y se la identifica por la presencia del marcador O4 y la ausencia del marcador oligodendrocitos 1 (O1), un galactocerebrósido también denominado GalC. El oligodendrocito mielinizante inmaduro (OMi) es una célula de morfología multipolar compleja, post-mitótica, identificada por la presencia de O1 y por la ausencia de moléculas presentes en las vainas de mielina. Por último, el OM maduro (OMm) se identifica por marcadores asociados a mielina, como MBP y otros que se indican en la Figura 12 (Back y col., 2007). De este modo, es posible definir tanto in vivo como in vitro, el momento y las características de la progresión del linaje de los oligodendrocitos. Figura 12. Maduración del linaje de oligodendrocitos. En el esquema se muestran cuatro estadíos del linaje de oligodendrocitos, junto con sus correspondientes características morfológicas y capacidad de mielinización, migración y proliferación. Cada estadío se define por la combinación de genes, glicolípidos o proteínas marcadoras que se indican en la Figura. CNP, actividad CNPasa, β’:γ’-nucleótido cíclico-3-fosfodiesterasa; GalC(O1), galactocerebrósido; MAG, glicoproteína asociada a mielina; MBP, proteína básica de mielina; MOG, glicoproteína de mielina de oligodendrocitos; NG2, proteoglicano condroitín sulfato-4; PDGFR, factor de crecimiento derivado de plaquetas-; PLP, proteína proteolipídica. Olig2 y Sox10 son genes altamente expresados en preMO. Extraído de Back y col., 2007. 38 Introducción Los axones que forman parte del NO están rodeados por segmentos internodales de mielina formada por diversos OMm. El espacio entre las vainas de mielina de distintos OMm se denomina nodo de Ranvier. La mielina actúa como aislante de baja capacitancia y alta resistencia, de manera que la corriente iónica que se transmite en la zona intermodal lo hace a alta velocidad (conducción electrotónica o pasiva), mientras que en el nodo de Ranvier la conducción es mucho más lenta (conducción activa). Esta diferencia de velocidades de conducción entre la zona intermodal y el nodo de Ranvier hace que la conducción sea “saltatoria” (de nodo a nodo). Esta adaptación permite un aumento considerable en la velocidad de conducción y representa un “ahorro” significativo en términos energéticos. La mielina cumple además una función protectora, ya que asegura la continuidad de la conducción del impulso nervioso. La estructura de la vaina de mielina consiste en una sucesión de capas alternantes de lípidos mixtos y proteínas, que se mantienen íntimamente unidas por moléculas de adhesión, tales como PLP, MBP y MAG, formando una vaina compacta (Baumann y Pham-Dinh, 2001; Kursula, 2008). Los altos niveles de especies reactivas de oxígeno y nitrógeno pueden afectar la estabilidad de la vaina de mielina, al modificar tanto a PLP por peroxidación lipídica, como a las proteínas que residen entre las superficies repulsivas externas de las láminas de mielina, causando un debilitamiento o desprendimiento de láminas y el aumento del espesor general la vaina (Bizzozero y col., 2001; Bongarzone y col., 1995). Se ha sugerido que las subpoblaciones de oligodendrocitos que mielinizan axones de mayor calibre, identificados como CNP(+)/anhidrasa carbónica II(-), son más susceptibles al daño oxidativo y a la subsecuente descompactación y pérdida de la integridad axonal, que las subpoblaciones que envuelven mayor cantidad de axones, de menor calibre y son CNP(+)/anhidrasa carbónica II(+) (Butt y col, 1995; Payne y col., 2012). 39 Introducción 6. El glaucoma 6.1. Características generales El glaucoma define a un grupo de desórdenes visuales que constituye una de las principales causas de ceguera irreversible en el mundo (Weinreb y Khaw, 2004). Es una disfunción ocular caracterizada por manifestaciones clínicas e histopatológicas que incluyen una pérdida progresiva de las funciones visuales, que se acompaña de la muerte de CGRs y la atrofia progresiva de la cabeza del NO. Una complejidad adicional del glaucoma es que su curso es prácticamente asintomático hasta etapas avanzadas de pérdida visual, debido a que la enfermedad afecta en primera instancia al campo visual periférico y sólo en las últimas etapas compromete la visión central. A pesar del esfuerzo realizado en el área en los últimos 40 años, aún no se conocen completamente los agentes etiológicos de la enfermedad. El aumento de la PIO es el principal factor de riesgo para el desarrollo del glaucoma (Gordon y col., 2002; Sommer, 1989). De hecho, la farmacología disponible para el tratamiento de esta disfunción está orientada esencialmente al control de la PIO. Sin embargo, un porcentaje considerable de los diagnósticos de glaucoma (Shields, 2008) corresponden a casos de glaucoma de PIO normal. Por otra parte, es considerablemente frecuente la detección de una hipertensión ocular crónica sin daño a nivel del NO (revisado por Heijil y col., 2002). Existen distintas formas de clasificar a los glaucomas. Según su etiología, se dividen en primarios (sin causa aparente) o secundarios a otras patologías como diabetes, miopía y uveítis entre otras (Daubs y Crick, 1981; Klein y col., 1994; Richler y col., 1982). De acuerdo a la apariencia del ángulo de la cámara anterior, pueden ser glaucomas de ángulo cerrado o abierto (que es la forma más frecuente (60 -70%) de la enfermedad) (Choong y col., 2003; Weinreb y Khaw, 2004). Por último, según su evolución pueden cursar en forma aguda o crónica. Se ha postulado la influencia de un factor hereditario (Shin y col., 1977), así como de un componente 40 Introducción etario (Quigley y col., 1994) y racial (Tielsch y col; 1994). En el glaucoma primario de ángulo abierto, la resistencia a la salida del humor acuoso está incrementada, causando una elevación de la PIO. El mecanismo preciso de la disminución del flujo de humor acuoso es aún elusivo, aunque muy probablemente esté asociado a alteraciones a nivel del trabeculado y/o el canal de Schlemm (Cernea, 1993). El diagnóstico clínico del glaucoma primario de ángulo abierto se fundamenta en tres alteraciones oculares: el aumento de la PIO, la alteración concéntrica del campo visual y la excavación de la papila, debida a la pérdida de axones del NO. Si bien la disminución farmacológica o quirúrgica de la PIO es por ahora la terapia de elección, en muchos casos se ha observado que la pérdida visual persiste o incluso progresa luego de su restauración a valores normales. A pesar de la gran variedad de fármacos disponibles (agonistas o antagonistas adrenérgicos, agonistas colinérgicos o inhibidores de la colinesterasa y análogos de prostaglandinas, entre otros), aún existe controversia en la terapia médica del glaucoma. En el inicio de la enfermedad, el tratamiento frecuente es la administración tópica de alguno de los fármacos; cuando el daño en el NO o en el campo visual progresa a pesar de la terapia farmacológica (Edmunds y col., 1999) o no se logra un adecuado control de la PIO, se recurre a una intervención quirúrgica que puede optar entre dos modalidades: una esclerotomía penetrante o no penetrante. La primera consiste en la creación de una vía accesoria de filtración del humor acuoso mediante la eliminación de la red trabecular y de una comunicación permanente entre la cámara anterior y posterior; la segunda técnica consiste también en la creación de una vía accesoria de filtración del humor acuoso a través de la esclera por eliminación de la red trabecular pero sin penetrar en la cámara anterior. 6.2. Modelos experimentales de glaucoma Desde hace varias décadas, la comunidad científica internacional reconoce el uso de modelos animales como una herramienta útil para el estudio de la patología humana. La similitud 41 Introducción de un proceso patológico en animales de experimentación, aún con diferencias respecto al humano, contribuye significativamente a la comprensión de un proceso en su contraparte humana. A pesar de múltiples intentos, el desarrollo de modelos para el estudio del glaucoma todavía no ha alcanzado consenso en un modelo que reproduzca completamente la enfermedad en animales de laboratorio y sea reproducible. Dado el vínculo estrecho entre la hipertensión ocular y el daño glaucomatoso, los modelos animales de glaucoma generalmente se desarrollan a través de la inducción de hipertensión ocular o hacen uso de cepas de animales con aumento espontáneo de la PIO (Pang y Clark 2007; Sappington y col., 2010). En este sentido, las estrategias más frecuentemente utilizadas son: 1) la cauterización u oclusión de 2 ó 3 de las venas epiesclerales (Shareef y col., 1995); 2) la inyección de solución salina hipertónica en las venas acuosas (Morrison y col., 1997); 3) el bloqueo del flujo acuoso por fotocoagulación luego de la inyección de tinta china en la cámara anterior (Ueda y col., 1998); 4) la inyección de microesferas de látex en la cámara anterior del ojo que bloquea el drenaje del humor acuoso a nivel del trabeculado (Weber y Zelenak, 2001) y 5) el uso de cepas de animales en los que la patología se produce por alteraciones genéticas, de los cuales el más frecuentemente utilizado es el ratón DBA/2J (Anderson y col., 2002). Estos ratones desarrollan una hipertensión ocular espontánea, muy variable entre individuos, entre sexos e incluso entre ojos de un mismo animal, que se hace evidente entre los 6 - 10 meses de vida. Este aumento de la PIO se debe a la mutación recesiva de dos genes, Gpnmb y Tyrp-1 y tiene como consecuencia una atrofia del estroma del iris y una dispersión del pigmento que produce la obstrucción de la vía de salida del humor acuoso, provocando el aumento de la PIO que se asimila al glaucoma pigmentario en humanos (Anderson y col., 2002). Ninguno de estos modelos es ideal y todos ellos tienen algunas desventajas, como la necesidad del uso de equipos especializados y de técnicas quirúrgicas complejas, o presentan una cinética de aumento de la PIO marcadamente diferente a la de los humanos. 42 Introducción Como ya se mencionó, los tipos predominantes de GAGs en el trabeculado son el AH y el CSU. Trabajos pioneros de Barany y Scotchbrook (1954) demostraron que el tratamiento de ojos de gato con hialuronidasa testicular bovina disminuye la resistencia al filtrado de humor acuoso en el ángulo, a casi la mitad de su valor inicial. Desde entonces, se ha dedicado considerable atención a los mucopolisacáridos sensibles a hialuronidasa en el sistema de salida del flujo acuoso. En este sentido, se ha demostrado que la hialuronidasa testicular incrementa el flujo de humor acuoso en ojos de perros (Van Buskirk y Brett, 1978) aunque la evidencia sugiere un efecto menor en ojos humanos (Hayasaka y Sears, 1978). Asimismo, se demostró una correlación entre la remoción del AH y la disminución en el flujo de humor acuoso en ojos de conejo (Knepper y col., 1984), perro (Van Buskirk y Brett, 1978) y vaca (Barany y Scotchbrook, 1954), pero no en ojos de primates (Hubbard y col., 1997; Sawaguchi y col., 1992). En la práctica oftalmológica, se dispone de evidencias considerables a partir del uso de agentes viscoelásticos que avalan el vínculo entre los GAGs y la PIO. Estos agentes contienen AH y CSU y se han convertido en una herramienta esencial en la cirugía del segmento anterior para generar espacio y reducir el trauma y la pérdida de células endoteliales. Estos agentes son responsables de causar o exacerbar en forma transitoria, pero a veces significativa, una elevación post-quirúrgica de la PIO (Jurgens y col., 1997). Estos resultados sugieren que el AH y el CSU podrían participar en la regulación del flujo de humor acuoso y que la acumulación de estos GAGs en el trabeculado podría cumplir un rol significativo en el glaucoma crónico de ángulo abierto. En trabajos previos de nuestro laboratorio hemos desarrollado un modelo experimental de glaucoma a través de la administración semanal de AH en la cámara anterior del ojo. En este sentido, hemos demostrado que la inyección aguda o crónica de AH aumenta significativamente la PIO en el ojo de rata (Benozzi y col., 2002) y su administración en forma crónica reproduce aspectos centrales del glaucoma crónico humano tanto a nivel funcional como histológico (Moreno y col., 2005a). Sin embargo, el análisis bioquímico del perfil de GAGs de la red 43 Introducción trabecular de pacientes con glaucoma demuestra una marcada disminución en el contenido de AH y un aumento en el contenido de CSU (Knepper y col., 1996). Resultados similares se demostraron en un modelo de glaucoma en conejos (Knepper y col., 1985). Estos resultados sugieren que el CSU podría participar activamente en la regulación de la salida del humor acuoso y que una acumulación de CSU en el trabeculado podría desempeñar un rol central en el glaucoma crónico. De hecho, se demostró que el aumento en el contenido de CSU en el tejido conectivo yuxtacanalicular de pacientes con glaucoma tiene mayor impacto sobre la resistencia a la salida de humor acuoso que el aumento en los niveles de AH (Knepper y col., 2005). Estas evidencias avalan la posibilidad de que un aumento en el contenido de CSU en la cámara anterior del ojo podría provocar un aumento en la PIO, aspecto que se analizará en este trabajo de Tesis. 6.3. La vía visual en el glaucoma El glaucoma es usualmente concebido como una enfermedad limitada al ojo; sin embargo, los axones de las CGRs son extraoculares, con componentes intraorbitales e intracraneales. En el sistema visual, como en otros sistemas cerebrales, la función y supervivencia neuronal depende de las conexiones con otras neuronas. Se ha demostrado una reducción marcada en la densidad de fibras retinianas procedentes de ojos con glaucoma experimental en el NGLd y el CS (Drouyer y col., 2008). Sin embargo, la información disponible respecto a cambios trans-sinápticos a nivel del NGL, el CS y la corteza visual primaria (CV1) han sido hasta ahora sólo escasamente examinados. Estudios en modelos experimentales de glaucoma en monos han demostrado una disminución significativa en el número, la densidad y el tamaño de neuronas, así como en el volumen laminar del NGL ipsilateral al ojo glaucomatoso en las capas retinorreceptivas del NGL que reciben aferencias del ojo glaucomatoso (Weber y col., 2000; Yücel y col., 2001). En algunos casos, se ha observado un daño preferencial en la vía M (Weber y col., 2000), en otros de la vía P (Yücel y col., 2001), en tanto que otros estudios demostraron daños comparables en ambos sistemas (Vickers y col., 1997; Yücel y col., 2003). 44 Introducción Esta contradicción se extiende también a los resultados obtenidos en un número pequeño de autopsias humanas (Chaturvedi y col., 1993; Gupta y col., 2006). Los mecanismos involucrados en el daño neuronal del NGL, el CS y la CV1 en el glaucoma son aún elusivos. Aunque es un hecho establecido que en el glaucoma las CGRs mueren por apoptosis, no se han realizado estudios similares a nivel de las proyecciones cerebrales. Sin embargo, se ha demostrado en situaciones experimentales en las que se produce desconexión de vías aferentes que las neuronas desaferentadas se “encogen” y posteriormente mueren por apoptosis (Guillery, 1973). Se ha sugerido que la atrofia neuronal inducida por la hipertensión ocular podría representar tanto un estado de quiescencia o reducción en el consumo de energía secundario a la pérdida del input retiniano (Zhang y col., 2009). Algunas evidencias sugieren que estos cambios podrían ser reversibles, lo que permitiría inducir alguna forma de intervención terapéutica para prevenir la muerte celular aún en estadíos en los que se observa reducción del tamaño neuronal (Guillery, 1973; Matthews, 1964). Sin embargo, todos los estudios dedicados a la búsqueda de nuevas estrategias terapéuticas para el glaucoma, no han examinado si el beneficio terapéutico se extiende a las vías de procesamiento cortical de la información visual. Otro aspecto de interés es la elucidación del curso temporal del daño glaucomatoso en las vías visuales superiores. Si bien en un modelo de glaucoma en monos se ha descripto una relación lineal entre el grado de daño del NO y la atrofia de neuronas en el NGL (Yücel y col., 2001; 2003), también se ha descripto una reducción del tamaño de neuronas del NGL en monos con hipertensión ocular, sin pérdida evidente de fibras del NO. Esto podría sugerir que la atrofia del NGL es un evento temprano, eventualmente relacionado en forma directa con la hipertensión ocular o con cambios funcionales (pero no histológicos) retinianos. La degeneración de neuronas del NGL y del CS podría ser un mecanismo activo de daño glaucomatoso sobre las CGRs y sus axones al reducir su metabolismo y disminuir el suministro de factores tróficos a la retina (Gupta 45 Introducción y Yücel, 2007; Pearson y Stoffler, 1992). Además, cambios en las neuronas del NGL pueden provocar daños post-sinápticos (degeneración trans-sináptica) en la CV1, localizada en la parte posterior del cerebro y organizada en columnas de dominancia ocular específica (Crawford y col., 2001; Lam y col., 2000). Estudios de resonancia magnética demostraron alteraciones significativas en la CV de pacientes con glaucoma, con una reducción en la densidad de la sustancia gris en las zonas corticales de proyección visual (Boucard y col., 2009). Estos resultados sugieren que el glaucoma induce una degeneración retinotópica específica en la CV. En un modelo de glaucoma experimental en ratas se demostró una alteración del metabolismo de colina y un aumento marginal en los niveles de glutamato en la CV1 contralateral al ojo glaucomatoso (Chan y col., 2009). Asimismo, se han demostrado cambios metabólicos en la CV1 en monos con glaucoma experimental (Lam y col., 2003). Estos resultados, aunque aún son evidencias fragmentarias obtenidas en un número muy reducido de muestras humanas y en diferentes modelos experimentales de glaucoma, sugieren que el daño de las CGRs provoca cambios degenerativos en el NGL, el CS y la CV1. Sin embargo, las evidencias resultan contradictorias en algunos aspectos, los mecanismos involucrados en el proceso degenerativo y el curso temporal de este proceso no han sido exhaustivamente examinados y no se dispone al presente de estrategias terapéuticas capaces de prevenir, curar, o detener el daño cortical asociado a la pérdida visual glaucomatosa. Desde una perspectiva clínica, un estudio detallado de la relación entre el déficit retiniano y los cambios estructurales y funcionales corticales, podrían contribuir a una mayor comprensión de la progresión en la disfunción visual glaucomatosa, así como al desarrollo de estrategias terapéuticas diseñadas para la protección del daño cerebral asociado al glaucoma. 46 Introducción 7. La minociclina La minociclina (MINO) es un análogo semi-sintético de la tetraciclina, de fácil absorción por el tracto gastro-intestinal, con una vida media aproximada de 18 h (revisado por Chen y col., 2011). La MINO es una molécula altamente liposoluble, por lo que puede atravesar fácilmente la barrera hemato-encefálica y hemato-retiniana. En dosis terapéuticas, la MINO tiene buena tolerancia para su uso en humanos (Chen y col., 2011; Garrido-Mesa y col., 2013). Además de sus propiedades antimicrobianas, la MINO tiene un potente efecto antiinflamatorio inmunomodulatorio y neuroprotector (Maier y col., 2007; Chen y col., 2011). El efecto antiinflamatorio de la MINO involucra la inhibición de la activación y la migración microglial, estimulando su transformación al fenotipo en “reposo” tanto in vivo como in vitro (Garrido-Mesa y col., 2013), así como la inhibición de la síntesis de óxido nítrico y citoquinas pro-inflamatorias (Yang y col., 2007; Baptiste y col., 2005; Bosco y col., 2008). Asimismo, se ha demostrado que la MINO induce cascadas de señales anti-apoptóticos, disminuye la toxicidad glutamatérgica (Du y col., 2001; Chen y col., 2000; Levkovitch-Verbin y col., 2013; 2014; Sánchez Mejía y col., 2001; Wang y col., 2004; Zhu y col., 2002), y actúa como scavenger de radicales libres (Kraus y col., 2005, Wilkins y col., 2004). Como ya se mencionó, luego de una lesión neuronal, la microglía se activa y libera sustancias con alto poder deletéreo. De hecho, existe consenso en que la microglía constituye un blanco potencialmente explotable con fines preventivos y terapéuticos en procesos neuroinflamatorios y neurodegenerativos. Sobre la base de sus efectos sobre la reactividad microglial, se han demostrado efectos beneficiosos de la MINO en diversos modelos de injuria neuronal, como isquemia cerebral (Yrjänheikkii y col., 1998), daño en la médula espinal (Teng y col., 2004), esclerosis múltiple (Zhang y col., 2008), esclerosis lateral amiotrófica (Kriz y col., 2002; Zhu y col., 2002), enfermedad de Huntington (Chen y col., 2000; Wang y col., 2006), enfermedad de Parkinson (Du y col., 2001), y en modelos de daño retiniano inducido por luz 47 Introducción intensa (Zhang y col., 2004) y transección del NO (Baptiste y col., 2005; Levkovitch-Verbin y col., 2006; 2011). De hecho, se han realizado estudios clínicos para analizar el efecto de la MINO en el tratamiento de pacientes con esclerosis múltiple, con resultados alentadores (Zabad y col, 2007; Zhang y col., 2008). Sin embargo, sólo existen escasos antecedentes sobre el uso de MINO en el glaucoma (Bosco y col., 2008; Levkovitch-Verbin y col., 2006; 2014). Bosco y colaboradores (2008) demostraron que el tratamiento de ratones DBA/2J con MINO aumenta la fracción de células microgliales con fenotipo ramificado, reduce los niveles de Iba-1 y previene la disminución del transporte axonal retrógrado (desde el CS a la retina). Por otra parte, en un modelo de glaucoma experimental en ratas inducido por la fotocoagulación translimbal con láser, se ha demostrado que la MINO aumenta significativamente la expresión del gen anti-apoptótico Bcl-2, disminuye la expresión de IL-18 y reduce el número de células microgliales fagocíticas en la retina (Levkovitch-Verbin y col., 2014). El conjunto de antecedentes mencionados, avala la realización de estudios adicionales para la evaluación del efecto de la MINO con fines terapéuticos en el glaucoma, aspecto que se analizará en el marco de este trabajo de Tesis. 48 Objetivos OBJETIVOS Sobre la base de las consideraciones mencionadas en la Introducción, los objetivos centrales de este trabajo de Tesis fueron: 1. Analizar los efectos del glaucoma agudo experimental sobre la retina y las vías visuales superiores. 2. Analizar los efectos del glaucoma agudo experimental sobre el sistema visual no formador de imágenes. 3. Desarrollar un modelo de glaucoma crónico experimental en ratas. 4. Analizar los efectos del glaucoma crónico experimental sobre las vías visuales superiores. 5. Examinar el efecto de la minociclina sobre las alteraciones inducidas por el glaucoma crónico a nivel de la retina, el nervio óptico y el colículo superior. 6. Analizar los efectos del glaucoma crónico experimental sobre el sistema visual no formador de imágenes. 49 Materiales y Métodos MATERIALES Y MÉTODOS 1. Animales Se utilizaron ratas Wistar macho adultas (300 ± 50 g). Los animales se mantuvieron bajo condiciones controladas de temperatura (21 ± 2°C) y humedad, bajo un fotoperíodo de 12 h de luz (~ 150 lux en las jaulas) y 12 h de oscuridad (encendido de las luces a las 08.00 h), con agua y alimento ad libitum. En todos los casos, los animales se anestesiaron con hidrocloruro de ketamina (150 mg/kg) e hidrocloruro de xilacina (2 mg/kg), administradas intraperitonealmente. En algunos casos, se aplicó anestesia local (hidrocloruro de proparacaína al 0,5%) en la córnea. 1.1. Inducción de glaucoma agudo. Bajo anestesia general, se canuló la cámara anterior de cada ojo con una aguja 30G conectada a un reservorio presurizado, conteniendo solución Ringer lactato. Mediante la regulación de la presión del reservorio, se modificó la presión intraocular (PIO), que se elevó a 70 mm de Hg durante 90 minutos. De esta manera se indujo una hipertensión ocular aguda (HOA), caracterizada por el bloqueo total del flujo sanguíneo (observado mediante examinación del fondo de ojo) y pérdida de la respuesta electrorretinográfica. Luego de completado el período de hipertensión ocular, se retiró la aguja de la cámara anterior y se comprobó la inmediata reperfusión y recuperación del flujo sanguíneo. En el caso del tratamiento simulado, se realizó el mismo procedimiento pero sin el aumento de la PIO (Figura 13). Durante todo el procedimiento se mantuvo constante la temperatura corporal mediante el uso de mantas térmicas. Se excluyeron de los experimentos aquellos animales que sufrieron daño en el cristalino (desarrollo de cataratas) durante el procedimiento. Los animales se sacrificaron al cabo de 1, 2 ó 4 semanas. 50 Materiales y Métodos A B Figura 13. Fotografías de ojos canulados en la cámara anterior. Panel A: Se muestra un ojo canulado con una aguja 30G durante el procedimiento simulado. Panel B: Se muestra un ojo con ausencia de rubidez durante la HOA. 1.2. Inducción de glaucoma crónico. Las ratas se anestesiaron como ya se mencionó. Mediante el uso de agujas 30G, se inyectaron 10 l de condroitín sulfato (CSU) (400 mg/ml) en un ojo y el mismo volumen de solución fisiológica en el ojo contralateral. Para ello, los ojos se enfocaron bajo un microscopio quirúrgico con luz coaxial (Colden, Argentina). Se movió la aguja a través del limbo esclero-corneal hacia la cámara anterior con el bisel hacia abajo. Cuando la punta del bisel alcanzó la cámara anterior, el líquido progresivamente incrementó la profundidad de la cámara, separando la aguja del iris y evitando el contacto con el cristalino. Las inyecciones se realizaron una vez/semana usando la fuerza necesaria para vaciar el contenido de la jeringa de tuberculina. El sitio de inyección fue el limbo esclero-corneal, comenzando en la hora 12 y cambiando semanalmente el sitio de la inyección de hora en hora para evitar la formación de pannus y rotando el animal para lograr mejor acceso al limbo. Se excluyeron los animales que desarrollaron cataratas o pthisis bulbi, cuya incidencia no superó el 5% del total de animales utilizados. Además, casi todos los animales desarrollaron un edema corneal localizado en el sitio de la inyección que no duró más de 24 h. Durante el período en que los animales estuvieron anestesiados, se colocó gel sobre los ojos para evitar la sequedad corneal. No se observaron diferencias en la incidencia de las complicaciones oculares entre los grupos inyectados con vehículo o CSU. Como control del efecto de las inyecciones per se, se utilizó un grupo de animales que se manipuló y anestesió en forma análoga, pero no se aplicaron 51 Materiales y Métodos inyecciones intracamerales. En algunos experimentos, se inyectó vehículo y el ojo contralateral permaneció intacto. Los animales se sacrificaron a las 3, 6, 10 ó 15 semanas de tratamiento. 1.2.1. Tratamiento con minocilina. Un grupo de animales con glaucoma crónico unilateral al cabo de cuatro semanas, se dividió al azar en dos subgrupos: uno de ellos recibió intraperitonealmente una solución de 30 mg/kg de hidrocloruro de minociclina (Sigma, EE.UU.) en solución salina, una vez por día durante 2 semanas y el otro grupo, fue tratado en forma análoga con el mismo volumen de vehículo (solución salina). La dosis, vía y esquema de administración seleccionados se basó en trabajos de otros autores (Guasti y col., 2009). Los animales se sacrificaron luego de dos semanas de tratamiento. En todos los procedimientos se respetaron estrictamente las Guías para el Cuidado y Uso de Animales de Laboratorio de la Association for Research in Vision and Ophthalmology (ARVO). 2. Determinación de la presión intraocular La PIO se determinó mediante un TonoPen XL (Figura 14) (Mentor, Norwell, MA, EE.UU.) en ratas conscientes, según la técnica descripta por Moore y col. (1995). Los animales se envolvieron suavemente con una toalla, sin provocar estasis venosa ni efectos valsalva, y mientras un operador lo mantenía firme, otro realizaba la determinación. Se obtuvieron cinco lecturas de cada ojo, omitiendo las que se registraban cuando el aparato no estaba en contacto firme con la córnea. La variación entre lecturas resultó menor al 10%. Los promedios de estas lecturas se registraron como la PIO de un ojo y un día determinados. La PIO de cada animal se promedió con las del resto de los animales del mismo grupo y el valor promedio resultante se registró como la PIO media ± error estándar (EE). No se observaron diferencias significativas entre el ojo derecho y el ojo izquierdo en animales intactos o inyectados con vehículo. Las mediciones de la PIO se realizaron a la misma hora cada día o semana (entre las 11.00 h y las 12.00 h), para evitar las variaciones diarias en este parámetro. 52 Materiales y Métodos Figura 14. Determinación de la PIO en ratas. 3. Función de la retina y la vía visual 3.1. Electrorretinografía escotópica. Los animales se adaptaron a oscuridad por 6 h y luego se anestesiaron, como ya se describió. Se utilizó hidrocloruro de fenilefrina al 2,5% y tropicamida al 1% (Laboratorios Alcon, Argentina) para dilatar la pupila y se administró solución salina (Laboratorios Alcon, Argentina) en forma continua sobre la córnea, para mantener un registro estable y prevenir una queratopatía. Los animales se colocaron a 20 cm de la fuente luminosa. Todos los registros se realizaron dentro de los 20 min luego de la inducción de la anestesia y se mantuvo constante la temperatura corporal usando una manta térmica. Se usó un electrodo de referencia en la oreja (ipsilateral), un electrodo de tierra en la porción media de la cola y un electrodo de oro en el centro de la córnea. Para la correcta implantación de los electrodos se utilizó una luz roja de 15 W, que no afectó la adaptación de los animales a la oscuridad. Los electrorretinogramas (ERGs) de ambos ojos se registraron simultáneamente y en completa oscuridad. Para ello, se aplicaron 20 pulsos de luz blanca sin atenuación (5 ms, 0,2 Hz) generados por un estimulador fótico de diodos aplicados con una intensidad máxima de 9 cd s/m2. Los registros se amplificaron utilizando un equipo Akonic BIO-PC (Akonic, Argentina). La señal se registró con una ganancia de 100 V, sin atenuación, con filtros de ruido de baja (1,5 Hz) y de alta (1000 Hz) frecuencia para optimizar el registro. Se determinó la amplitud (en V) de la onda a, como la diferencia en amplitud entre la línea isoeléctrica y el pico negativo, y la 53 Materiales y Métodos amplitud de la onda b, como la diferencia entre el pico de la onda a y el pico positivo de la onda b (Figura 15A). Se determinaron las latencias de cada onda. La respuesta electrorretinográfica se obtuvo como el promedio de los valores de cada corrida. Se realizaron tres estímulos, con un intervalo de 5 min. 3.2. Potenciales oscilatorios. Los potenciales oscilatorios (POs) se registraron utilizando el mismo estimulador fótico (5 ms, 0,2 Hz), con filtros de baja (100 Hz) y alta frecuencia (300 Hz). La amplitud de los POs se calculó como el punto de máxima amplitud de cada pico en relación a la línea de base (Figura 15B). El resultado obtenido de la suma de los tres picos de los POs se utilizó para el análisis estadístico. Figura15. Determinación de la función retiniana. Panel A: Se muestra un registro de ERG escotópico característico y el método utilizado para evaluar la amplitud y latencia de las ondas a y b. Panel B: Se muestra un registro de los POs, y se señalan los picos P1, P2 y P3. 3.3. Potenciales visuales evocados (VEPs). Para el registro de los VEPs se colocaron quirúrgicamente dos electrodos de acero inoxidable 4 mm lateral a la cisura inter-hemisférica y 5,6 mm por detrás de bregma (electrodo activo). Se colocaron electrodos de referencia en posición 2 mm lateral a la línea media y 2 mm antes de bregma, y un electrodo de tierra en la cola. Ambos electrodos se aislaron y fijaron con acrílico dental, y la piel se suturó con nylon 5/0. Los VEPs se registraron 5 días después de la implantación de los electrodos de la siguiente 54 Materiales y Métodos manera: luego de 6 h de adaptación a la oscuridad, las ratas se anestesiaron, las pupilas se dilataron y la córnea se irrigó de forma intermitente como ya se describió, bajo luz roja tenue. Cada ojo se registró individualmente, para lo cual se ocluyó el ojo contralateral, y se registró un promedio de 70 estímulos. Los ojos se estimularon con luz blanca sin atenuar (1 Hz) con un estimulador fótico (diodos emisores de luz), fijado a la máxima intensidad de luz y los registros se amplificaron, filtraron (0,5 Hz filtro de baja frecuencia, 100 Hz filtro de alta frecuencia) y promediaron. Se evaluaron las amplitudes entre el pico P1 y la deflexión N2 (componente P1N2) y la deflexión N2 y el pico P2 (componente N2-P2), y desde el inicio de los registros se determinaron las latencias de P1, N2 y P2 (Figura 16). Figura 16. Determinación de la función de la vía visual. Se muestra un registro de VEPs y el método utilizado para evaluar la amplitud de cada componente (P1-N2 y N2-P2) y latencias de P1, N2 y P2. 4. Evaluación del reflejo pupilar Los animales se adaptaron a la oscuridad por 1 h. Se aplicó un pulso de luz blanca de baja intensidad (120 lux) en un ojo y se registró la contracción de la pupila en el ojo contralateral. Luego se re-adaptaron los animales a oscuridad por 1 h y se evaluó el reflejo pupilar consensual frente a un estímulo de luz blanca de alta intensidad (1200 lux). Los registros se realizaron bajo luz infrarroja con una cámara de video digital (Sony DCR-SR60, Japón). Se determinó el diámetro de la pupila antes y 30 s después de aplicar el pulso de luz. La velocidad de muestreo fue de 30 imágenes/s. Se adquirieron las imágenes a partir de la grabación de video 55 Materiales y Métodos digital utilizando el programa OSS Video Decompiler Software (One Stop Soft, EE.UU.). El porcentaje de contracción de la pupila se calculó como el porcentaje del área de la pupila a los 30 s del inicio del pulso (estado estacionario) en relación con el tamaño de la pupila dilatada. Los datos obtenidos de 10 animales por grupo se promediaron y la media se utilizó como el valor representativo de cada grupo. 5. Procesamiento histológico Bajo anestesia profunda, los animales se perfundieron con ~ 250 ml de solución fisiológica, seguida de ~ 300 ml de solución fijadora (paraformaldehído al 4% en buffer fosfato (PBS) 0,1 M, pH 7,4). Se disecó cuidadosamente el globo ocular con la porción intraorbital del nervio óptico (NO) proximal y el cerebro. Las muestras se post-fijaron en la misma solución fijadora durante toda la noche. Los ojos se procesaron como se describirá posteriormente, y se obtuvieron cortes transversales en parafina de la retina para el análisis morfométrico (espesor total y de las capas retinianas y número de CGRs) y estudios de inmunomarcación y cortes transversales del NO para inmunofluorescencia. Los cerebros se cortaron transversalmente (~ 2 mm por encima del quiasma óptico) y se procesaron para la obtención de cortes por congelación (cortes coronales) de los distintos núcleos de proyección retiniana. 5.1. Secciones semifinas. Bajo anestesia profunda, se expuso el corazón de los animales y se inyectó intracardiacamente 0,5 ml de heparina (como anticoagulante) y 0,5 ml de nitroprusiato de sodio al 2,4% (como vasodilatador). Los animales se perfundieron con ~ 200 ml de solución fisiológica seguida de ~ 300 ml de glutaraldehído al 2% y paraformaldehído al 4% en PBS. Se disecó cuidadosamente el globo ocular y la porción proximal del NO y el cerebro a la altura del colículo superior (CS) y se procesaron para la obtención de muestras semifinas. Luego de varios lavados con PBS, las muestras se post-fijaron durante 1 h en OsO4 al 1% en el mismo buffer. Posteriormente, se realizaron varios lavados, las muestras se deshidrataron mediante series crecientes de etanol, se aclararon en acetona y se incluyeron en araldita. Se obtuvieron secciones 56 Materiales y Métodos transversales semifinas (0,5 m) del NO y parasagitales del CS mediante el uso de navajas de vidrio y un ultramicrótomo Ultracut E (Reichert-Jung, Austria), que se colorearon con azul de toluidina-bórax (Bancroft y Stevens, 1990). 5.2. Obtención de cortes en parafina. Luego de varios lavados, las muestras se deshidrataron (serie creciente de alcohol: 70%, 96%, 100%), se aclararon en acetato de n-butilo y se embebieron en parafina. Se obtuvieron secciones a lo largo del eje sagital del ojo, manteniendo la membrana nictitante para facilitar su posterior orientación y secciones transversales del NO proximal. Los cortes se utilizaron para el análisis histológico y/o morfométrico, inmunohistoquímica, inmunofluorescencia y análisis de TUNEL (terminal deoxynucleotidyl transferase dUTP nick end labeling). Todos los cortes se montaron sobre portaobjetos con carga electrostática (Superfrost Plus Esco, EE.UU.). 5.3. Cortes por congelación. Las muestras se sumergieron en soluciones crecientes de sacarosa (10%, 20% y 30%), y se armó un taco con solución criopreservante (Cryoblock, O.C.T, EE.UU.). En un crióstato CM 1850 (Leica, Alemania) se realizaron secciones coronales seriadas de 30 m a nivel de los NSQ, que se montaron en portaobjetos con carga electrostática. A nivel del NGL, el NPO y el CS, se realizaron cortes coronales seriados y alternados de 40 m, de los cuales el primero se descartó, el segundo se montó en portaobjetos cargados y el tercero se criopreservó en PBS y glicerol (1:1) a -20° C, para la realización de estudios de inmunomarcación en cortes flotantes de cerebro para aquellos antígenos que requirieron una mayor penetración de los anticuerpos. Para obtener cortes de retinas por congelación se realizaron dos pasos adicionales: se extrajo la córnea y el cristalino antes del pasaje a sacarosa al 10% y previo al armado del taco con solución criopreservante, se adsorbió con un papel de filtro el remanente de sacarosa al 30% junto con el vítreo. Luego, los ojos se seccionaron sagitalmente para obtener retinas en corte transversal junto con la cabeza del NO y la porción proximal del NO en corte longitudinal de 15 m de espesor. 57 Materiales y Métodos 6. Microscopía electrónica 6.1. Análisis ultraestructural del nervio óptico. Se evaluó la ultraestructura de secciones transversales de la región proximal del NO. Se realizaron secciones ultrafinas (70 nm) mediante el uso de navajas de vidrio y un ultramicrótomo Ultracut E (Reichert-Jung, Austria). Las secciones se montaron sobre grillas de 200 Mesh y se tiñeron con acetato de uranilo (2% en etanol al 70%) y con citrato de plomo de Reynolds. Las secciones se analizaron en un microscopio electrónico de transmisión Zeiss 109T (Zeiss, Alemania), equipado con una cámara digital Gatan ES1000W, en el Laboratorio Nacional de Investigación y Servicio de Microscopía Electrónica (LANAIS-MIE, CONICET-UBA, Buenos Aires, Argentina). 6.2. Análisis ultraestructural del colículo superior. Se utilizó un slicer de cerebro para ratas de 200 - 300 g (# catálogo: NP 62-0047, Harvard Apparatus, EE.UU.) para obtener secciones coronales de cerebro a la altura del CS de 1 mm de espesor. Se disecaron ambos CS tomando la capa SGI como borde ventral y se orientaron las muestras mediante una muesca realizada en la porción medial del CS. Posteriormente, se realizaron secciones ultrafinas parasagitales de la porción lateral del CS como se muestra en la Figura 17, a fin de obtener cortes transversales de los axones de las CGRs que ingresan a este nivel desde el tracto óptico (TO). A continuación, el procedimiento utilizado fue esencialmente similar al que se describió para el NO. Figura 17. Procesamiento del CS para microscopía electrónica. La figura de la izquierda esquematiza la entrada de las fibras del tracto óptico (TO) al CS. La imagen central muestra un esquema del CS en corte coronal y el plano de corte parasagital. La imagen de la derecha representa el plano parasagital con la porción del CS lateral seccionada, indicada en verde. CSS: CS superficial, SO: Stratum opticum, D: dorsal, L: lateral, C: caudal, y R: rostral. 58 Materiales y Métodos 7. Análisis de células TUNEL(+) Para la detección de células apoptóticas, se utilizó el kit de detección in situ ApopTag (S7110, Chemicon-Millipore, EE.UU.), según las especificaciones del fabricante. En cortes de retina (a la altura de la cabeza del NO) se cuantificó el número de células TUNEL(+) por sección. Los resultados obtenidos de 4 secciones separadas se promediaron y el valor promedio de 5 animales se consideró representativo de cada grupo. 8. Análisis de inmunomarcación y detección con isolectina Griffonia simplicifolia I Se utilizaron los siguientes anticuerpos primarios: Anticuerpo Brn3a ED1 (CD68) GFAP Antígeno Factor de transcripción neuronal Glicoproteína de superficie y de vesículas fagocíticas (microglía activada, macrófagos, neutrófilos y basófilos). Proteína glial fibrilar ácida (astrocitos y células de Müller reactivas). Especie y tipo Dilución Empresa Cabra, policlonal 1:500 Santa Cruz, EE.UU. Ratón, monoclonal 1:200 Abcam, EE.UU. Ratón, monoclonal 1:1200 Sigma, EE.UU. (conjugado-Cy3) Conejo, monoclonal 1:200 Cell Signaling, EE.UU. Iba-1 Proteína adaptadora de unión a calcio ionizado1 (microglía y macrófagos). Cabra, policlonal 1:500 Abcam, EE.UU. MBP Proteína básica de mielina (oligodendrocitos mielinizantes maduros). Conejo, policlonal 1:400 * Fotopigmento de las CGRsm. Conejo, policlonal 1:750 Affinity Bioreagent, EE.UU. Pollo 1:150 * Neuromics, EE.UU. Proteína nuclear específica de neuronas. Ratón, monoclonal IgG 1:200 Millipore, EE.UU. Cadena pesada de neurofilamento extensivamente fosforilado (axones maduros). Ratón, monoclonal 1:1000 Abcam, EE.UU. Conejo 1:200 * Ratón, policlonal IgM 1:50 * Cobayo, policlonal 1:4000 Millipore, EE.UU. Melanopsina Nestina NeuN pNF-H (SMI-310) NG2 O1 (GalC) VgluT2 Filamento intermedio característico de progenitores neurales durante el desarrollo. En el adulto, puede re-expresarse en condiciones de daño del SNC. Proteoglicano condroitín sulfato - 4 (polidendrocitos, entre las que se encuentran células precursoras de oligodendrocitos y oligodendrocitos premielinizantes). Marcador de oligodendrocitos – 1 o Galactocererebrósido (oligodendrocitos mielinizantes). Transportador vesicular de glutamato - 2 característico de terminales axónicas de CGRs. 59 Materiales y Métodos Se utilizaron los siguientes anticuerpos secundarios: Anticuerpo 2rio Especie Dilución Empresa Conjugado Anti-cabra Burro 1:500 Life Technologies, EE.UU. Alexa Fluor 568 Anti-cobayo Cabra 1/500 Life Technologies, EE.UU. Alexa Fluor 568 Anti-conejo Burro 1:500 Abcam, EE.UU. Alexa Fluor 488 Anti-conejo Burro 1:500 Abcam, EE.UU. Alexa Fluor 568 Anti-conejo Cabra 1:500 Life Technologies, EE.UU. Alexa Fluor 568 Anti-conejo Cabra 1:500 Molecular Probes, EE.UU. Alexa Fluor 488 Anti-pollo Cabra 1:100 * Alexa Fluor 488 Anti-pollo Cabra 1:200 * Conjugado-Cy3 Anti-ratón Burro 1:500 Abcam, EE.UU. Alexa Fluor 568 Anti-ratón Burro 1:500 Abcam, EE.UU. Alexa Fluor 488 Anti-ratón Cabra 1:500 Molecular Probes, EE.UU. Alexa Fluor 568 Anti-ratón Cabra 1:500 Life Technologies, EE.UU. Alexa Fluor 488 Anti-ratón Burro 1:100 Jackson, EE.UU. Alexa Fluor 647-9 * Los anticuerpos anti-MBP, anti-nestina, anti-NG2, anti-O1 y anti-pollo fueron generosamente donados por la Dra. Laura A. Pasquini del Instituto de Química y Fisicoquímica Biológica (IQUIFIB), Departamento de Química Biológica, Facultad de Farmacia y Bioquímica, UBA/CONICET, Argentina. Las secciones incluidas en parafina se trataron con xilol, serie decreciente de alcohol (rehidratación) y PBS. Las secciones obtenidas en crióstato se lavaron varias veces con PBS para quitar el remanente de glicerol. Para secciones montadas en portaobjetos, excepto especificaciones del anticuerpo, se realizó una recuperación antigénica en 50 ml de buffer citrato (pH 6,3) a 80ºC durante 40 min. Para los cortes flotantes de cerebro, la recuperación antigénica se realizó en tubos eppendorf con 1 ml de buffer citrato a 80ºC por 20 min en un bloque seco con agitación (300 rpm). En ambos casos, la recuperación fue seguida de una permeabilización con 0,1% Tritón X-100 en PBS por 20 minutos. Las secciones se incubaron con suero de caballo normal al 2% por 60 min para disminuir la unión inespecífica. Para cada tratamiento se realizaron controles negativos sin el agregado del anticuerpo primario. 8.1. Inmunoflourescencia. Las secciones se incubaron con anticuerpos primarios durante toda la noche a 4˚C. Luego de varios lavados, se agregaron los anticuerpos secundarios por β h a temperatura ambiente. Finalmente, las secciones se marcaron con 4',6-diamidino-2-fenilindol 60 Materiales y Métodos (DAPI, 0,5 g/ml en solución fisiológica) o Hoechst 33342 (5 g/ml en solución fisiológica) por 10 min y se montaron con medio de montaje para fluorescencia (Vectashield; Vector Laboratories, EE.UU.). Se utilizó un microscopio de fluorescencia BX50 (Olympus, EE.UU.) conectado a una cámara para microscopía 3CCD (Sony, EE.UU.). Las imágenes se obtuvieron con el software ImagePro Plus (Media Cybernetics, EE.UU.). 8.2. Inmunohistoquímica y detección con isolectina Griffonia simplicifolia I (GSA). Se realizó el bloqueo de la peroxidasa endógena con peróxido de hidrógeno al 0,3% en PBS durante 20 min. Luego de varios lavados con PBS, las secciones se incubaron con los anticuerpos primarios durante toda la noche (excepto con el anticuerpo anti-melanopsina (48 h)) a 4˚C. Para la detección de células microgliales, las secciones se incubaron por 48 h a 4°C con la isolectina GSA (Isolectina B4, 1:200; Vector laboratorios, EE.UU.) acoplada a biotina. La inmunorreactividad se reveló utilizando el complejo biotina-estreptavidina-peroxidasa del kit LSAB2 System-HRP (Dako, EE.UU.). La reacción de diaminobenzidina se acentuó posteriormente con un tratamiento con cloruro de cobalto al 0,5% por 15 minutos. Los cortes se observaron y analizaron con un microscopio Eclipse E400 (Nikon, EE.UU.) conectado a una cámara Coolpix s10 (Nikon, EE.UU.). 8.2.1. Inmunomarcación en retinas en montaje plano. Los animales se perfundieron como ya se describió; se disecaron cuidadosamente los ojos y se post-fijaron en la misma solución por 30 min a 4°C. Se aislaron cuidadosamente las retinas y se realizaron marcas en los cuatro cuadrantes, que permitieron su posterior orientación. Se realizó la inmunomarcación con anticuerpos primarios como ya se mencionó, en retinas flotantes previa permeabilización con Tritón X-100 en PBS por 30 min. Finalmente, se montaron en portaobjetos cargados (con la capa de fibras del NO hacia arriba). 61 Materiales y Métodos 9. Coloración de lípidos por Red Oil Se utilizaron cortes coronales del CS obtenidos en crióstato (40m de espesor) montados en portaobjetos cargados. Los cortes se hidrataron con soluciones decrecientes de etanol (96º y 70º, 2 min cada uno) y con agua destilada (30 s). Se preparó una solución de Red Oil al 0,5 % (m/v, Santa Cruz, EE.UU.) en isopropanol con una semana de anticipación para que decanten los cristales y se utilizó el sobrenadante. Los cortes se incubaron en solución de Red Oil durante 15 min, y se lavó el exceso de colorante con agua destilada. Los cortes se montaron con medio de montaje gelvatol. 10. Procesamiento de imágenes y cuantificación Todas las imágenes obtenidas se ensamblaron y procesaron con Photoshop CS4 (Adobe Systems, EE.UU.). Sólo se realizaron ajustes de brillo y contraste. Para todas las evaluaciones morfométricas, las imágenes capturadas en formato TIFF se analizaron con el software ImageJ (NIH, EE.UU.). Toda la nomenclatura usada corresponde al atlas de Paxinos y Watson (1997). Para todos los estudios de inmunofluorescencia, se obtuvieron imágenes digitales en formato TIFF grabadas con igual tiempo de exposición, brillo y contraste. 10.1. Análisis de la retina 10.1.1. Evaluación morfométrica de cortes transversales de retina. Se obtuvieron microfotografías a una distancia aproximada de 1 mm del NO (región dorsal y ventral) con un aumento final de 400x. Se determinó el espesor total de la retina y de cada una de sus capas y se cuantificó el número de células presentes en la CCG (conteo lineal). Los resultados se expresaron como número de células en 100 m, 200 m o a lo largo de toda la sección, en secciones coloreadas con hematoxilina-eosina, y cada 100 m para la detección fluorescente de células Brn3a(+) o TUNEL(+), respectivamente. Para cada ojo se promediaron los resultados obtenidos de 4 cortes y la media de 5 ojos por grupo se consideró el valor representativo para cada grupo. 62 Materiales y Métodos 10.1.2. Cuantificación de células ganglionares en retinas en montaje plano. Se calculó el área total de la retina en montaje plano y se dividió en 4 cuadrantes. Se tomaron microfotografías de 5 sectores por cuadrante con una magnificación final de 200x. Las imágenes (área correspondiente a 0,1 mm2) de 5 sectores por cuadrante se convirtieron a escala de grises de 8bits y se cuantificó el número de células Brn3a(+) como se muestra en la Figura 18, que se expresó como número de células por área. Los resultados de 20 sectores por retina se promediaron y la media de 5 retinas se consideró representativa para cada grupo. El resultado final se expresó como el número de células en un área de 2 mm2. Figura 18. Cuantificación del número de CGR con el programa ImageJ. Se calculó el área retiniana total, se dividió a la retina en 4 cuadrantes y se escogieron 5 sectores por cuadrante (Panel A). Se obtuvieron microfotografías, se convirtieron a escala de grises (Panel B) y, finalmente a modo binario para cuantificar el número de células por sector (Panel C). 10.1.3. Cuantificación de CGRs melanopsina(+) (CGRsm). Se obtuvieron microfotografías de las retinas en montaje plano a bajo aumento (40x) y se reconstruyeron en su totalidad. Se marcaron manualmente las CGRsm y se construyó una máscara de cuantificación que se procesó con el software ImageJ para cuantificar el número total de células por retina, como se muestra en la Figura 19. El resultado obtenido para 5 retinas se promedió y la media se consideró representativa para cada grupo. 63 Materiales y Métodos Figura 19. Cuantificación del número de CGRsm con el programa ImageJ. Panel A: Se muestra la reconstrucción de la retina en montaje plano. Panel B: Se muestra la máscara de cuantificación en la que se delimitaron los bordes de la retina y se marcaron manualmente las células melanopsina(+). Panel C: Se muestra la cuantificación del número total de CGRsm con el software ImageJ. 10.2. Análisis del nervio óptico. 10.2.1. Determinación del número y área axonal. En secciones transversales semifinas se calculó el área total del NO a partir de microfotografías obtenidas con un aumento de 200x. Se tomaron microfotografías (área de 0,01 mm2) con una magnificación de 1000x. El área total de cuantificación para cada muestra fue de 0,05 mm2, que representó el 25% del área total del NO. Las imágenes se convirtieron a escala de grises de 8-bits, se aplicó un valor umbral a todas las imágenes, determinado inicialmente por examinación visual y finalmente se convirtieron a modo binario. Las fibras mielínicas se delimitaron digitalmente por el margen interno de la vaina de mielina. Se cuantificó el número y el área de axones por imagen (Figura 20). Para cada NO se promediaron los resultados obtenidos de 5 secciones y la media obtenida de 5 nervios se consideró el valor representativo para cada grupo. Por otra parte, se realizaron histogramas de distribución de tamaño de fibras, utilizando el complemento de Análisis de Datos del programa Excel (Microsoft Office 2010, EE.UU.). 64 Materiales y Métodos Figura 20. Cuantificación del número y área de axones mielínicos con el programa ImageJ. Panel A: Se muestra una microfotografía representativa de la porción proximal del NO en corte transversal de un animal control. Panel B: Se muestra la misma imagen que en (A) luego de aplicar un valor umbral de corte en la escala de grises y de convertirla a modo binario, donde al área axonal quedó delimitada por el borde interior de la vaina de mielina. Panel C: Se muestra la cuantificación de los axones (número total y área individual) limitando el rango de tamaño, para excluir procesos gliales y vasos sanguíneos. 10.2.2. Distribución de frecuencias del número de líneas intraperiódicas. Por microscopía electrónica de transmisión (MET) se tomaron microfotografías con una magnificación de 50.000x de secciones ultrafinas del NO proximal. Se tomaron un total de 10 imágenes en las que se cuantificaron las líneas intraperiódicas (Li) de las vainas de mielina de axones de distinto calibre. Se cuantificaron manualmente las Li de aproximadamente 100 axones por NO. Sólo se tuvieron en cuenta a aquellos axones en apariencia normal o levemente degenerados. Los axones degenerados sin axoplasma o con mielina completamente descompactada fueron excluidos. Mediante el complemento de Análisis de Datos del programa Excel se obtuvo la frecuencia de axones para cada rango de clase, distribuidos en rangos de cada tres líneas intraperiódicas. 10.3. Determinación del área inmunorreactiva en la retina y el NO. En cortes transversales de retina inmunomarcados contra los antígenos Iba-1 y ED1 y en cortes transversales de NOs inmunomarcados contra Iba-1, ED1, GFAP y pNF-H se tomaron microfotografías con un aumento final de 400x y 200x, respectivamente. Las imágenes se reconstruyeron por Photoshop y de cada una se obtuvieron 4 secciones de 200 x 200 m2 para las retinas o de 100 x 100 m2 para los NOs. Con el programa ImageJ se determinó manualmente un umbral en colores (RGB), 65 Materiales y Métodos que se aplicó a todas las imágenes, y se cuantificó el número y área inmunorreactiva para cada antígeno/sección. Para cada retina se promediaron los resultados obtenidos de 3 cortes (4 secciones/corte) consecutivos y la media obtenida de 4 - 5 retinas o nervios se consideró el valor representativo para cada grupo. 10.4. Análisis del colículo superior 10.4.1. Cuantificación del área inmunomarcada por GFAP y VgluT-2. Para cada sección, se delimitó y se calculó el área correspondiente a la región total marcada. Luego se convirtieron las imágenes digitales a escala de grises de 8-bits y se calculó la densidad óptica para la marca de GFAP (Cy3) o VgluT-2 (Alexa Fluor 568), que se relativizó al área total (Figura 21). En el caso de GFAP, debido a la presencia de astrocitos perivasculares, el área relativizada se normalizó al lado contralateral, que recibió aferencias de un ojo intacto o inyectado con vehículo, según el caso. Se analizaron 5 animales por grupo. Figura 21. Determinación del área fluorescente. Panel A: Se muestra una microfotografía representativa de una sección coronal del CS de un animal control donde se observa la marca inmunofluorescente (CTB en este ejemplo) en las capas superficiales. Panel B: Se muestra la delimitación del área total retinoreceptiva a la que se relativizó la densidad óptica del panel A. 10.4.2. Cuantificación de la inmunorreactividad para Iba-1 y el número de células Iba-1(+). Se tomaron dos fotografías (400x) de los sectores mediales, medio-laterales y laterales del CS, como se muestra en la Figura 22A. Se convirtieron las imágenes digitales a escala de grises de 8bits, se aplicó un valor umbral a todas las imágenes y finalmente se convirtieron a modo binario. Se limitó el área celular entre 500-1600 px2 y se analizó el número de células Iba-1(+), la 66 Materiales y Métodos intensidad de marca de Iba-1/célula y el % del área inmunorreactiva en 98574 m2 (Figura 22). Se analizaron dos secciones por animal y 6 animales por grupo. Para cada uno de los parámetros, se promediaron los valores obtenidos en cada sector, obteniéndose un valor final para cada grupo experimental. Lateral Medial Lateral Figura 22. Análisis de la inmunorreactividad para Iba-1 en el CS. Panel A: Se muestra una microfotografía representativa de la marca para Iba-1 y la delimitación de los sectores analizados. Panel B: Se muestra un detalle a 400X de uno de los sectores y las células Iba-1(+). Panel C: Se muestra la misma imagen del panel B convertida en escala de grises y binarizada, sobre la que se determinó el número de células Iba1(+), la inmunorreactividad por célula y el % del área inmunorreactiva con el programa Image J. 10.4.3. Cuantificación de la marca de Red Oil, O1 y pNF-H. Se tomaron fotografías a 100x y se reconstruyó el CS manualmente con el programa Photoshop. Se seleccionaron sectores de 0,04 mm2 de las capas Stratum Opticum (SO) y Stratum Griseum Intermediale (SGI) en la porción medial, medio-lateral y lateral del CS y se guardaron las imágenes en formato TIFF. Con el programa ImageJ se determinó manualmente un umbral en RGB, que se aplicó a todas las imágenes, que se analizaron como se explicó anteriormente. Se utilizó la fracción de área marcada, en porcentaje del área total, para expresar el área inmunopositiva para O1, pNF-H o el contenido de lípidos marcado con Red Oil en 0,04 mm2. El procedimiento descripto se repitió en dos cortes coronales de CS por animal y se promediaron los datos de 6 u 8 animales por grupo. 10.4.4. Análisis por microscopía confocal. Las muestras se procesaron como se describió en el punto 8.1. Se utilizó un microscopio confocal Eclipse E800 (Nikon, EE.UU.). 67 Materiales y Métodos 10.4.4a. Cuantificación del número de células NeuN(+). Se obtuvieron imágenes confocales con un aumento final de 400x de la porción medial y lateral del CS. Se obtuvieron 10 planos focales de 1 m de espesor y con el programa IMARIS® 6.2.1 (Bitplane) se realizó una reconstrucción tridimensional en dos planos (z-stacks) de las imágenes. A continuación, con el programa ImageJ se convirtieron las imágenes a escala de grises de 8-bits, se aplicó un valor umbral a todas las imágenes y finalmente se convirtieron a modo binario. Se realizó un análisis preliminar de las células NeuN(+) y se analizó su distribución. En función de estos resultados, se determinó el límite inferior y superior para el tamaño del soma neuronal, de modo de excluir a neuritas aisladas o somas yuxtapuestos, respectivamente. Se realizó el recuento de células NeuN(+) y de observarse somas yuxtapuestos (> a 125 m2), el valor se corrigió manualmente. El procedimiento descripto se repitió en dos cortes coronales de CS por animal y los datos de 5 animales por grupo se promediaron. 10.4.4b. Análisis de la complejidad celular por IMARIS. Se realizó un análisis detallado de la morfología microglial, astroglial y de polidendrocitos (células NG2(+)) en el CS medial y lateral, a partir de cortes inmunomarcados para Iba-1, GFAP o NG2, respectivamente. Para ello, se realizó una reconstrucción tridimensional a partir de un barrido de imágenes confocales de 0,5 m de espesor con un paso óptico de 95 m, con el fin de incluir las prolongaciones características de la glía. La adquisición de cada una de estas imágenes llevó aproximadamente 20 min, por lo que se obtuvo únicamente una imagen de cada sector por animal. Con la opción surpass del programa IMARIS, previo ajuste manual de los puntos iniciales y finales de los filamentos, se realizó un análisis automático (calidad del 75%) de largo, área y volumen, así como del número de puntos de ramificación, cantidad de filamentos y puntos terminales de los procesos gliales. El programa arrojó un archivo en formato Excel con la cuantificación de todos los parámetros, que se utilizó para el análisis estadístico. Cada imagen se analizó por triplicado para reducir el error de la cuantificación y verificar la reproducibilidad de las determinaciones. 68 Materiales y Métodos Por otro lado, se tomaron imágenes de los filamentos reconstruidos a partir de la señal inmunofluorescente y se superpusieron con éstas para corroborar el análisis, como se observa en la Figura 23. Se analizaron 6 animales por grupo. Figura 23. Análisis de la complejidad glial. La microscopía confocal, que suprime luz fuera de foco, permitió obtener imágenes más nítidas que la microscopía de fluorescencia convencional y reconstruir la morfología compleja de células microgliales, astrocitos y polidendrocitos (Panel A). El análisis cuantitativo se realizó con el programa IMARIS que reconstruyó los filamentos (Panel B), a partir de la fluorescencia de las imágenes. En el Panel C, se muestra la superposición de (A) y (B). 11. Transporte de la subunidad de la toxina colérica (CTB) 11.1. Inyección intravítrea de CTB. Los animales se anestesiaron y se administró una gota de proparacaína en cada ojo, como anestésico local. La inyección intravítrea se realizó utilizando una jeringa Hamilton de 10 l con una aguja 30G, bajo un microscopio binocular de cirugía con luz coaxial. Con la ayuda de una pinza fina se sujetó el ojo y se introdujo la aguja a ~ 1 mm del limbo esclerocorneal, a través de la pars plana, en un ángulo tal que evitara lesionar el cristalino. Se descargó lentamente el contenido de la solución y se dejó la aguja por 30 s a fin de evitar la pérdida de líquido de la cámara vítrea. Una vez completado el procedimiento, se realizó la inyección intravítrea en el ojo contralateral. Se inyectaron 4 l de una solución 0,1% (en solución fisiológica) de CTB conjugada con el flouróforo Alexa 488 ó Alexa 594 (Molecular Probes, EE.UU.). Luego de la inyección, se evaluó la PIO a distintos intervalos y se observó que en ningún caso este procedimiento provocó aumento de este parámetro (datos no mostrados). Se 69 Materiales y Métodos excluyeron los animales que desarrollaron cataratas o sangrado intraocular como resultado de la inyección intravítrea. 11.2. Análisis del transporte de CTB. Luego de 3 días de la inyección de CTB, los animales se perfundieron, se disecaron cuidadosamente los cerebros y se post-fijaron durante toda la noche. Se realizaron cortes coronales seriados por congelación como se especificó en el punto 5.3. Los cortes se colorearon con DAPI y luego de varios lavados se montaron con medio de montaje para fluorescencia. Se tomaron imágenes de los NSQ, el NGL, el NPO y el CS y se compaginaron para obtener una reconstrucción completa en el plano rostro-caudal. De estas últimas, a excepción del CS, sólo se utilizaron las imágenes en las que las estructuras presentaron su mayor extensión. Además, se fotografiaron las retinas y NOs de los ojos inyectados con CTB para corroborar la captación de la toxina por las CGRs y analizar el transporte en cortes longitudinales del NO proximal, respectivamente. La marca de CTB del NO se determinó con el programa ImageJ en un rectángulo de 50 m de espesor y 2 mm de longitud desde la retina. Los valores se relativizaron al máximo de marca de CTB de NOs control. 12. Western blot Los animales se sacrificaron y se extrajeron las retinas. Cada retina se homogeneizó en 100 l de buffer 10 mM de HEPES, 1 mM de EDTA, 1 mM de EGTA, 10 mM de KCl, 0,5% de Tritón (v/v) pH 7,9, con el agregado de un cóctel de inhibidores de proteasas y fosfatasas (Sigma, EE.UU.). Luego de 15 min a 4°C, los homogenatos se agitaron por 15 s y se centrifugaron a 3.000 g por 10 min. Los sobrenadantes se utilizaron para la determinación de la concentración de proteínas. Las proteínas (100 µg/muestra) se separaron por SDS-PAGE en un gel de poliacrilamida al 10 - 15 %. Después de la electroforesis, las proteínas se transfirieron a membranas de difluoruro de polivinilideno durante 60 min a 15 V en un sistema Bio-Rad TransBlot SD (Bio-Rad Laboratories, EE.UU.). Las membranas se bloquearon con 5% de leche en polvo descremada en buffer Tris (pH 7,4), conteniendo 0,1% de Tween-20 durante 60 min a 70 Materiales y Métodos temperatura ambiente. Las membranas se incubaron a 4C con los siguientes anticuerpos primarios: anticuerpo policlonal de conejo anti-melanopsina (1:1000, Affinity Bioreagent, EE.UU.) por 48 h, anticuerpo policlonal de cabra anti-Brn3a (1:200, Santa Cruz Biotechnology, EE.UU.) por 48 h y anticuerpo policlonal de conejo anti-MBP (1:5000) por 24 h. Las membranas se lavaron con buffer Tris (pH 7,4) conteniendo 0,1% de Tween-20 y se incubaron durante 2 h con un anticuerpo secundario anti-conejo (1:2000, Bio-Rad) o anti-cabra (1:2000; Bio-Rad) acoplado a peroxidasa. Las bandas se visualizaron por quimioluminiscencia (Western Blotting Analysis System; Amersham Biosciences, Argentina) y se determinaron los niveles de -actina (anticuerpo policlonal de conejo anti- -actina, 1:2000, Sigma, EE.UU.) como control interno de carga. Las membranas se escanearon y la intensidad de las bandas se determinó utilizando el programa ImageJ. Los valores se expresaron como unidades arbitrarias respecto a los niveles de -actina. La concentración de proteínas se determinó por el método de Lowry y col. (1951), utilizando albúmina bovina como estándar. 13. Análisis estadístico Para el análisis estadístico de los resultados se utilizaron el test de Student para la comparación entre dos grupos experimentales, o el análisis de varianza a dos vías (ANOVA), seguido de los tests de Tukey o de Dunnett, para comparaciones múltiples. 71 Resultados RESULTADOS Sobre el conjunto de antecedentes mencionados en la Introducción, el objetivo central de este trabajo de Tesis fue analizar las consecuencias del glaucoma sobre el sistema visual consciente, incluyendo la retina, el nervio óptico (NO) y las áreas de proyección retiniana, así como sobre el sistema visual no formador de imagen. En este contexto, se realizaron estudios en un modelo de glaucoma agudo y un modelo de glaucoma crónico. Se describen a continuación los resultados obtenidos. 1. Modelo experimental de glaucoma agudo 1.1. Sistema visual formador de imagen En la Figura 24 se muestran los resultados obtenidos en el registro de ERGs escotópicos en ojos sometidos a un aumento agudo de la presión intraocular (PIO) a 70 mm de Hg por 90 min (glaucoma agudo) y ojos contralaterales sometidos a un procedimiento simulado (sham). En la misma Figura se muestran registros representativos de los grupos experimentales. Luego de 7 días de la hipertensión ocular aguda (HOA), se observó una caída significativa en la amplitud de las ondas a y b del ERG, así como de los POs. Figura 24. Función electrorretinográfica a los 7 días post-HOA o tratamiento simulado (sham). Panel A: Se muestran las amplitudes de las ondas a y b del ERG, así como de los POs. La HOA provocó una disminución significativa de todos los parámetros evaluados. Se representan las medias ± EE de 5 72 Resultados animales/grupo, **p < 0,01 vs. ojos con tratamiento simulado, test de Student. Panel B: Se muestran registros electrorretinográficos representativos. La disfunción visual no progresó significativamente en períodos posteriores (datos no mostrados). El aumento agudo de la PIO indujo cambios evidentes en la estructura retiniana, como se muestra en la Figura 25. A los 7 días post-HOA, se observó una reducción significativa en el espesor total de la retina y de las CPI, CPE, CNE y SE de fotorreceptores, así como una caída significativa en el número de células en la CCG (Tabla 1). Figura 25. Efecto de la HOA sobre la histología retiniana. En el panel izquierdo se muestran imágenes representativas de retinas en sección transversal de ojos con tratamiento simulado o sometidos a HOA. A la derecha se muestra una magnificación del sector recuadrado en el panel izquierdo. La HOA indujo una marcada alteración de la morfología retiniana, que incluyó una reducción del espesor total de la retina, de la CNE y de los SE de los fotorreceptores, así como en el número de células en la CCG. Hematoxilinaeosina. 73 Resultados 7 días post-tratamiento Nº de células en la CCG Espesor total (µm) Espesor de la CPI (µm) Espesor de la CNI (µm) sham 460,2 9,2 165,6 7,9 37,0 3,4 23,5 0,8 Espesor de la CPE (µm) 9,0 0,6 Espesor de la CNE (µm) 42,1 0,7 Espesor de los SE (µm) 29,6 1,5 HOA 265,4 8,5 ** 85,4 17,5 24,5 4,1 18,0 2,9 3,0 1,0 12,3 5,1 7,7 3,0 ** * ** ** ** Tabla 1. Análisis morfométrico retiniano a los 7 días post-tratamiento. Se representan las medias EE (5 retinas/grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. grupo con tratamiento simulado (sham), test de Student. CCG: Capa de células ganglionares; CPI: capa plexiforme interna; CNI: capa nuclear interna; CPE: capa plexiforme externa; CNE: capa nuclear externa; SE: segmento externo de los fotorreceptores. A continuación, se analizó el número de CGRs a través de la inmunorreactividad para Brn3a (un marcador específico de este tipo celular) en retinas de ojos sometidos a un procedimiento simulado o a HOA. La HOA indujo una disminución en el número de células Brn3a(+), como se muestran en la Figura 26. Luego de 2 semanas de la HOA, se observó un perfil similar y no se observaron diferencias en este parámetro entre ojos intactos y ojos sometidos a un procedimiento simulado (datos no mostrados). Figura 26. Efecto de la HOA sobre el número de CGRs. Se muestran imágenes representativas de la inmunomarcación para Brn3a (rojo) y las capas nucleares de la retina coloreadas con DAPI (azul). Al cabo de 7 días, la HOA provocó una disminución evidente en el número de células Brn3a(+), respecto al grupo sometido al tratamiento simulado. Barra de escala: 20 m. 74 Resultados Estos resultados fueron confirmados mediante el ensayo de TUNEL. Como se muestra en la Figura 27, en la CCG de ojos sometidos a HOA, se observó un aumento significativo en el número de células TUNEL(+). Figura 27. Efecto de la HOA sobre la apoptosis de las CGRs a los 7 días post-tratamiento. En el panel izquierdo se muestran imágenes representativas. En el panel derecho se muestra la cuantificación del número de células TUNEL(+) (verde). La HOA indujo un aumento significativo de este parámetro. Se muestran las medias ± EE (5 retinas/grupo), ** p < 0,01 vs. grupo sham, test de Student. A continuación, se determinó el estado funcional de los axones de las CGRs a través de la evaluación del transporte anterógrado de la subunidad de la toxina colérica (CTB) desde la retina hacia su principal blanco sináptico en la vía visual consciente en la rata, el colículo superior (CS). A los 7 días, la HOA indujo una marcada reducción en la marca de CTB en el área retinorreceptiva del CS contralateral, en comparación con el CS contralateral a ojos con tratamiento simulado (Figura 28). No se observaron diferencias en el transporte de CTB al CS con aferencias de ojos con tratamiento simulado, respecto de ojos intactos. 75 Resultados Figura 28. Efecto de la HOA sobre el transporte anterógrado de CTB al CS a los 7 días post-tratamiento. Se muestra la reconstrucción en sentido rostro-caudal del CS a partir de secciones coronales de cerebro. A la izquierda se muestra el transporte de CTB de un animal que recibió tratamiento simulado (sham) unilateral y a la derecha el transporte de CTB de un animal con tratamiento simulado en un ojo e HOA en el ojo contralateral. La HOA indujo una marcada reducción del transporte anterógrado respecto del tratamiento simulado. El tratamiento simulado no tuvo efecto per se sobre este parámetro. Barra de escala: 3 mm. En la siguiente serie de experimentos, se examinó el estado de la microglía y macroglía en el CS a los 7 días y 4 semanas post-HOA. Como se muestra en la Figura 29, a los 7 días se observó una marcada reactividad microglial (evaluada por la inmunorreactividad para Iba-1). Estas alteraciones se mantuvieron sin cambios luego de 4 semanas post-HOA. 76 Resultados Figura 29. Estudio de la inmunorreactividad para Iba-1 en el CS a los 7 días y 4 semanas posttratamiento. En ambos períodos se observó una respuesta microglial manifiesta en el CS contrateral al ojo sometido a HOA. Asimismo, se observó un aumento en la inmunorreactividad para GFAP en el CS a los 7 días, que fue más marcada luego de 4 semanas post-HOA (Figura 30). Figura 30. Análisis de la inmunorreactividad para GFAP en el CS. A los 7 días post-HOA, se observó una moderada respuesta astroglial en las capas superficiales y en la SGI del CS contrateral al ojo sometido a HOA. Estas alteraciones fueron más marcadas luego de 4 semanas post-HOA. En conjunto, estos resultados indican que la HOA provocó una alteración funcional retiniana, junto con cambios estructurales marcados que incluyeron una reducción significativa en el número de CGRs, así como alteraciones en el transporte anterógrado al CS y en la 77 Resultados estructura glial del área retinoceptiva y adyacente intermedia del CS. Al menos en la ventana temporal analizada (7 días post-HOA), este conjunto de alteraciones ocurrieron en forma simultánea. Por lo tanto, a través de este modelo no fue posible disecar el curso temporal de las alteraciones visuales a nivel de la retina, el NO y del CS. Sin embargo, se consideró de interés examinar la vulnerabilidad de las CGRs melanopsina(+) (CGRsm) en particular y del sistema visual no formador de imagen en general, en este modelo experimental. Los resultados obtenidos se describen a continuación. 1.2. Sistema visual no formador de imagen Con el fin de analizar el efecto del glaucoma agudo sobre el sistema visual no formador de imagen, se seleccionó un período de 4 semanas post-HOA, de manera de maximizar los cambios en el sistema visual y evaluar las posibles consecuencias sobre este sistema en particular. Como se muestra en la Figura 31, a las 4 semanas post-HOA se confirmó una alteración electrorretinográfica altamente significativa en cuanto a la amplitud de la onda a, la onda b y los POs. En la misma Figura se muestran registros representativos de los grupos experimentales. Figura 31. Estudio funcional a las 4 semanas post-HOA o tratamiento simulado. Panel A: Se muestran las medias ± EE de las amplitudes de las ondas a, b y de los POs del ERG escotópico (5 animales/grupo), 78 Resultados La HOA indujo una caída significativa en todos los parámetros analizados a las 4 semanas posttratamiento. **p < 0,01 vs. grupo sham, test de Student. Panel B: Se muestran registros representativos para cada grupo experimental. En este mismo período, la estructura retiniana se encontró marcadamente alterada, con cambios en las distintas capas retinianas y en el número de células en la CCG (Figura 32). Figura 32. Estudio de la histología retiniana a las 4 semanas post-HOA o tratamiento simulado. En el panel superior se muestran imágenes representativas de retinas de ambos grupos experimentales en sección transversal (hematoxilina-eosina). Barras de escala: 100 y 50 m (detalles). En el panel inferior se muestra el espesor total de la retina y el número de células en la CCG. La HOA indujo una marcada desorganización de la estructura retiniana y una reducción significativa del espesor total y del número de células en la CCG, con respecto del grupo sham. Se muestran las medias ± EE (5 retinas / grupo), ** p < 0,01 vs. grupo sham, test de Student. Con el objeto de determinar el número total de CGRsm, el estudio inmunohistoquímico para Brn3a y melanopsina se realizó en retinas en montaje plano, como se muestra en la Figura 33. Los resultados obtenidos indican que concomitantemente con una caída significativa en el número de células Brn3a(+), el número de células melanopsina(+) no se modificó significativamente. 79 Resultados Figura 33. Estudio de la inmunorreactividad para Brn3a y melanopsina a las 4 semanas post-HOA o tratamiento simulado. Panel A: Se muestran imágenes representativas de CGRsm en retinas en montaje plano. Barra de escala: 1000 m. Panel B: a la izquierda se muestra un esquema de la retina y de los cuadrantes analizados. A la derecha, se muestran imágenes representativas de la inmunorreactividad para Brn3a (rojo) o melanopsina (verde) para ambos grupos experimentales. Barra de escala: 50m. Panel C: Se muestra el área retiniana total y el número de células Brn3a(+) y melanopsina(+). Se observó una disminución significativa del número de células Brn3a(+), en tanto que el número de células melanopsina(+) permaneció inalterado. Se muestran las medias ± EE (5 retinas/grupo), ** p < 0,01 vs. grupo sham, test de Student. Estos resultados se confirmaron por un análisis de Western blot (Figura 34), que indicó una caída significativa en los niveles retinianos de Brn3a en retinas de ojos que fueron sometidos a HOA, en tanto que los niveles retinianos de melanopsina no se modificaron significativamente. 80 Resultados Figura 34. Determinación de los niveles proteicos de Brn3a y melanopsina retinianos a las 4 semanas post-HOA o tratamiento simulado. Panel A: Se muestran geles representativos. Panel B: Se muestran los niveles de Brn3a y melanopsina relativos a los niveles de -actina. La HOA indujo una reducción significativa en los niveles de Brn3a, en tanto que los niveles de melanopsina no se modificaron. Se muestran las medias ± EE (5 retinas/grupo), ** p < 0,01 vs. grupo con tratamiento simulado (sham), test de Student. Con el objeto de evaluar las proyecciones de la retina a áreas centrales del sistema visual no formador de imagen, se examinó el transporte anterógrado de CTB a los NSQ y el NPO. Como se muestra en la Figura 35, el transporte de CTB al NPO y los NSQ no se modificó en forma evidente, en tanto que la marca de CTB disminuyó significativamente en el área retinorreceptiva del CS y del NGL contralateral a ojos sometidos a HOA. Figura 35. Efecto de la HOA sobre el transporte anterógrado a las 4 semanas post-tratamiento. En el panel izquierdo se muestran imágenes representativas del CS, los NGL, NPO y NSQ de un animal que fue inyectado con CTB-Alexa Fluor 488 (verde) en el ojo con tratamiento simulado y CTB-Alexa Fluor 568 81 Resultados (roja) en el ojo con HOA. En el panel derecho se muestra un esquema de los núcleos analizados. La HOA indujo una disminución en la marca de CTB en el CS y los NGL, pero no en los NPO y los NSQ. Finalmente, se analizó el reflejo pupilar consensual en animales en los que un ojo fue sometido a HOA o tratamiento simulado y el ojo contralateral permaneció intacto. Como se muestra en la Figura 36, el reflejo pupilar consensual inducido por 120 lux disminuyó significativamente en los animales sometidos a HOA, en tanto que cuando el estímulo luminoso fue de 1200 lux, no se observaron diferencias significativas entre los grupos experimentales. Figura 36. Efecto de la HOA sobre el reflejo pupilar consensual a las 4 semanas post-tratamiento. Panel A: Se representa el porcentaje de contracción pupilar en respuesta a un estímulo luminoso de 120 ó 1200 lux. Se observó una reducción significativa en la contracción pupilar frente a un estímulo de 120 (pero no de 1200) lux. Se muestran las medias ± EE (5 ojos/ grupo), ** p < 0,01 vs. grupo sham, test de Student. Panel B: Se muestran fotos representativas de la contracción pupilar máxima para ambos grupos experimentales. 2. Modelo experimental de glaucoma crónico. 2.1. Sistema visual formador de imagen Como se mencionó en la Introducción, en trabajos previos de nuestro laboratorio demostramos que la administración semanal de ácido hialurónico (AH) en la cámara anterior del ojo reproduce aspectos centrales del glaucoma humano. Sin embargo, la utilización de este modelo debió ser abandonada porque la empresa fabricante (Sigma®) interrumpió en forma definitiva la producción de este tipo particular de AH (catálogo # H1751). No hemos logrado 82 Resultados reproducir los resultados originales obtenidos con el tipo de AH con el que se realizaron experimentos previos, que dieron origen a diversas publicaciones del laboratorio (Belforte y col., 2007, 2010; Benozzi y col., 2002; Moreno y col., 2004, 2005a, 2005b, 2008;), incluso con diferentes AH de ésta u otras empresas. Por lo tanto, resultó necesario desarrollar un modelo de glaucoma experimental alternativo. Para ello, considerando los antecedentes mencionados en la Introducción sobre la relevancia de los GAGs como barrera al pasaje de humor acuoso, así como el hecho de que el condroitín sulfato (CSU) junto con el AH son los principales GAGs de la red trabecular, se examinó el efecto de la administración intracameral de CSU sobre la PIO, la función y la histología retiniana. Los resultados obtenidos se describen a continuación. En una primera serie de experimentos, se inyectaron animales con diferentes concentraciones de CSU en un ojo y vehículo en el ojo contralateral y se determinó la PIO en ambos ojos de cada animal 24 h después de la inyección. En la Figura 37 se muestran los valores de PIO de ojos inyectados con vehículo o CSU (10, 20 ó 40%). Se observó un aumento leve pero no significativo de la PIO en los ojos inyectados con 10 ó 20% de CSU, en tanto que la inyección con CSU al 40% indujo un aumento significativo de este parámetro. Figura 37. Efecto de una única inyección intracameral de CSU sobre la PIO. Los ojos se inyectaron con vehículo o CSU (10, 20 ó 40%), 24 h antes de la determinación de la PIO. Se observó un aumento significativo de este parámetro en los ojos inyectados con 40 (pero no con 10 ó 20) % de CSU. Se 83 Resultados representan las medias ± EE (n = 10 ojos / grupo), ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo, test de Dunnett. Con el fin de analizar el curso temporal del efecto del CSU sobre la PIO, se realizó una única inyección de CSU al 40% en un ojo y vehículo en el ojo contralateral y se determinó la PIO en ambos ojos antes de la inyección (día 0) y diariamente a partir de 24 h post-inyección, como se muestra en la Figura 38. La inyección de CSU indujo un aumento de casi al doble de la PIO que duró 7 días, mientras que en el 8vo día post-inyección, la PIO en los ojos inyectados con CSU alcanzó valores similares al control. Figura 38. Determinaciones de la PIO en ojos tratados con una única inyección intracameral de vehículo (círculos blancos) o CSU (círculos negros). El CSU aumentó significativamente la PIO hasta el día 7 post-inyección. Se representan las medias ± EE (n = 10 ojos/grupo), ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo en los mismos intervalos post-inyección, test de Student. Con el objeto de inducir una hipertensión ocular persistente, los animales se inyectaron una vez por semana con CSU (en un ojo) y vehículo (en el ojo contralateral). Se determinó semanalmente la PIO en ambos ojos, antes de una nueva inyección, como se muestra en la Figura 39. La PIO de los ojos tratados con CSU fue significativamente mayor que la de los ojos inyectados con vehículo a lo largo de todo el estudio (15 semanas). No se observaron diferencias significativas en la PIO de los ojos inyectados con vehículo entre los intervalos analizados, ni entre ojos intactos o inyectados con vehículo (datos no mostrados). 84 Resultados Figura 39. Efecto de la administración crónica de CSU sobre la PIO. Se realizaron inyecciones semanales de vehículo (círculos blancos) o CSU (círculos negros), después de la determinación de la PIO. El CSU indujo una hipertensión ocular persistente a lo largo de todo el estudio. Se representan las medias ± EE (n = 15 ojos/grupo), ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo, test de Student. A continuación, se evaluó el efecto de la hipertensión ocular inducida por CSU sobre la función de la retina y la vía visual. Para ello, se registraron ERGs escotópicos a las 3, 6, 10 y 15 semanas de tratamiento con vehículo o CSU. En la Figura 40 se muestran las amplitudes de la onda a, la onda b y los POs en ratas no inyectadas o inyectadas semanalmente con vehículo en un ojo y CSU en el ojo contralateral. No se observaron diferencias significativas en estos parámetros entre el grupo de animales con ojos intactos y el grupo tratado con vehículo. A las 3 semanas, la administración de CSU no indujo cambios significativos en ninguno de los parámetros analizados (datos no mostrados), en tanto que a las 6 semanas de hipertensión ocular crónica se observó una leve (pero significativa) reducción de la amplitud de la onda a, la onda b y los POs. La disfunción retiniana fue más evidente luego de 10 semanas de hipertensión ocular y continuó su progresión a las 15 semanas de tratamiento. Esta disminución fue significativamente mayor a las 10 y 15 semanas de tratamiento con CSU, respecto del grupo tratado durante 6 semanas. 85 Resultados Figura 40. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre el ERG escotópico. Se representa la amplitud de la onda a, b y POs del ERG de animales con ojos intactos o inyectados semanalmente con CSU en un ojo y vehículo en el ojo contralateral durante 6, 10 ó 15 semanas. El tratamiento con CSU indujo una disminución significativa de los tres parámetros analizados en todos los intervalos. A las 10 y 15 semanas de hipertensión ocular, el efecto del CSU sobre la amplitud de la onda a y los POs fue significativamente mayor que a las 6. A las 15 semanas, la caída en la amplitud de la onda b fue significativamente mayor que a las 6 y 10 semanas de tratamiento con CSU. Se representan las medias ± EE (n = 15 ojos/grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,05 y b: p < 0,01 vs. ojos con 6 semanas de tratamiento con CSU y # p < 0,05 vs. ojos con 10 semanas de tratamiento con CSU, test de Tukey. En la Figura 41 se muestran registros electrorretinográficos representativos de ojos inyectados con CSU o vehículo durante 6, 10 ó 15 semanas. El tratamiento con CSU no afectó significativamente las latencias de las ondas a y b y de los POs en ninguno de los intervalos analizados (datos no mostrados). 86 Resultados Figura 41. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre el ERG escotópico. Se muestran registros representativos de ojos de animales inyectados con vehículo (línea gris llena) o CSU (línea punteada) durante 6, 10 ó 15 semanas. Con el fin de evaluar la actividad de toda la vía visual (desde los fotorreceptores a la corteza visual) se registraron potenciales visuales evocados (VEPs), a las 3, 6 y 15 semanas de hipertensión ocular. Se observó una disminución significativa en las amplitudes de los componentes P1-N2 y N2-P2 en los ojos inyectados con CSU durante 6 ó 15 semanas en comparación con los ojos inyectados con vehículo (Figura 42). No se observaron cambios en los VEPs a las 3 semanas de hipertensión ocular (datos no mostrados). Los VEPs en ojos intactos no difirieron significativamente de los registrados en ojos inyectados con vehículo durante 3 (datos no mostrados), 6 ó 15 semanas (Figura 42). No se observaron diferencias significativas en las latencias de los componentes de los VEPs entre los grupos experimentales (datos no mostrados). 87 Resultados A B Figura 42. Efecto de la hipertensión ocular sobre la amplitud de los VEPs. Panel A: A las 6 y 15 semanas de tratamiento con CSU, las amplitudes promedio de los componentes P1-N2 y N2-P2 de los VEPs disminuyeron significativamente. Se representan las medias ± EE (n = 8 animales/grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo, test de Student. Panel B: Se muestran registros representativos de todos los grupos experimentales: ojos intactos (control, línea negra), ojos inyectados con vehículo (línea gris llena) o con CSU (línea punteada). En el registro control se señalan los componentes P1, P2 y N2. En la Figura 43 se muestran imágenes representativas de retinas en sección transversal de un ojo tratado con vehículo o con CSU por 10 semanas. Aunque el espesor total de la retina y de la CPI, la CNI y la CNE no difirió entre los grupos experimentales, se observó una disminución significativa en el número de células en la CCG en los ojos inyectados con CSU durante 10 semanas (Figura 43, Tabla 2). 88 Resultados Figura 43. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre la morfología retiniana. Se muestran secciones transversales de retinas de un ojo inyectado con solución salina (A) y un ojo inyectado con CSU durante 10 semanas (B). Nótese la disminución del número de células en la CCG en el ojo inyectado con CSU, en tanto que la estructura general de la retina fue similar en ambos grupos. Hematoxilina-eosina. A las 3 ó 6 semanas de tratamiento con vehículo o CSU no se observaron alteraciones en la morfología de la retina y a las 15 semanas los resultados fueron esencialmente similares a los observados a las 10 semanas de tratamiento (datos no mostrados). 10 semanas de tratamiento Nº de células en la CCG/100 m Espesor total (µm) Espesor de la CPI (µm) Espesor de la CNI (µm) Espesor de la CNE (µm) vehículo CSU 9,2 ± 0,5 132,0 ± 7.0 32,7 ± 4,6 25 ± 2,8 37,1 ± 3.0 5,9 ± 0,7** 129,0 ± 6,8 31,6 ± 4,2 23,3 ± 2,3 35,5 ± 4,7 Tabla 2. Número de células en la CCG y espesor total de la retina y de sus capas. Se representan las medias ± EE, ** p 0,01 (n = 5 retinas/grupo) vs. grupo inyectado con vehículo, test de Student. Con el objeto de analizar el efecto de la hipertensión ocular crónica específicamente sobre las CGRs, se evaluó la inmunorreactividad para Brn3a en cortes transversales de retina. Como se muestra en la Figura 44, el número de células Brn3a(+) no se modificó significativamente luego de 6 semanas de hipertensión ocular, en tanto que a las 10 semanas de glaucoma experimental, se observó una reducción significativa en este parámetro, que fue similar a la observada luego de 15 semanas de hipertensión ocular. 89 Resultados Figura 44. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre el número de células Brn3a(+). En el panel izquierdo se muestran imágenes representativas de retinas de animales con 6, 10 ó 15 semanas de tratamiento con vehículo o CSU y en el panel derecho, la cuantificación del número de células Brn3a(+). Este parámetro disminuyó significativamente a las 10 y 15 (pero no a las 6) semanas de tratamiento con CSU. Se representan las medias ± EE (n = 5 retinas/grupo), ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,01 y b: p < 0,05 vs. CSU durante 6 semanas, test de Tukey. Por una limitación en la disponibilidad de animales, en los experimentos cuyos resultados se describirán a continuación se evaluaron dos intervalos de hipertensión ocular crónica: una etapa temprana, es decir a las 6 semanas de tratamiento (en forma previa a la caída en el número de CGRs) y una etapa avanzada de glaucoma experimental, es decir a las 15 semanas de tratamiento con CSU (a posteriori de la caída en este parámetro). En la siguiente serie de experimentos, se examinó el transporte axonal anterógrado desde la retina al CS y al NGL, a través de la inyección intravítrea de CTB. En una primera instancia, se examinaron las retinas de ojos inyectados con CTB para corroborar la incorporación de la toxina en las CGRs de los grupos experimentales. En ambos intervalos, se observó cualitativamente que las CGRs mantuvieron la capacidad de captación de la toxina (Figura 45). 90 Resultados Figura 45. Incorporación de CTB en las CGRs de animales inyectados con vehículo o CSU por 6 ó 15 semanas. En secciones transversales de retina se observó marca para CTB, particularmente en los cuerpos y los axones de las CGRs (detalle). Barras de escala: 50 m. Sin embargo, se observó una disminución en el transporte de CTB ya a las 6 semanas de hipertensión ocular en la porción del NO proximal a la retina (Figura 46). Figura 46. Transporte de CTB en animales inyectados con vehículo o CSU por 6 semanas. En el panel izquierdo se muestran cortes longitudinales representativos de 4 NOs/grupo y en el derecho se representa el % de marca de CTB en función de la distancia a la retina. En el NO de ojos inyectados con vehículo, se observó acumulación de la toxina en la porción más cercana a la retina (0 - 400 m, región amielínica), que decayó progresivamente al alcanzar la zona de transición (400 - 600 m) y la región mielinizada del NO. En el NO de ojos inyectados con CSU por 6 semanas se observó un perfil de decaimiento similar de CTB en función de la distancia a la retina, aunque la marca fue notablemente menor en toda su extensión. En cuanto a los núcleos cerebrales, el transporte de CTB disminuyó en el CS contralateral a ojos hipertensos ya a partir de las 6 semanas de tratamiento con CSU. A las 15 semanas de tratamiento, se observó ausencia casi completa de marca de CTB en el CS, como se muestra en 91 Resultados la Figura 47. Resultados similares se obtuvieron en cuanto al transporte de CTB al NGL, como se muestra en la Figura 48. intacto Figura 47. Transporte anterógrado de CTB en animales con ojos intactos o inyectados semanalmente con vehículo en un ojo y CSU en el ojo contralateral durante 6 ó 15 semanas. Microfotografías representativas de 5 animales/grupo que muestran el patrón de transporte de CTB hacia las capas superficiales (SZ y SGS) del CS en cortes coronales. En el CS contralateral al ojo inyectado con vehículo (Veh), no se observaron signos de alteración con respecto a los controles no inyectados, en tanto que en el CS contralateral a ojos inyectados con CSU, se observó una marcada reducción de las áreas marcadas con CTB, tanto a las 6 como a las 15 semanas de tratamiento. Nótese la representación del disco óptico en el CS, indicada por las flechas blancas. 92 Resultados Figura 48. Transporte anterógrado de CTB al NGL. Microfotografías representativas de 5 animales/grupo del patrón de transporte de CTB al intergeniculado (IG), NGL dorsal (NGLd) y ventral (NGLv) en cortes coronales. En el NGL contralateral a ojos inyectados con CSU, se observó una marcada reducción en la marca de CTB, tanto a las 6 como a las 15 semanas de tratamiento. A continuación se evaluó el estado de los terminales presinápticos de las CGRs, a través de la inmunodetección de VgluT-2 en el CS. Este parámetro no se modificó en forma evidente ni a las 6 ni a las 15 semanas de hipertensión ocular, como se muestran en la Figura 49. Figura 49. Análisis de la inmunorreactividad para VgluT-2 en el CS de animales inyectados con vehículo en un ojo y CSU en el ojo contralateral. En el panel izquierdo se muestran imágenes representativas de la inmunorreactividad para VgluT-2. En el panel derecho se muestra la cuantificación del % de área inmunopositiva para VgluT-2, que no difirió significativamente entre los grupos experimentales en ninguno de los intervalos estudiados. Se representan las medias ± EE (n = 5 CS/grupo). 93 Resultados 2.1.1. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel del nervio óptico En la siguiente serie de experimentos se analizó la morfología y ultraestructura del NO de ojos inyectados con vehículo o CSU. En cortes semifinos de NO proximal, se cuantificó el área transversal y el número total de axones y se determinó la distribución del número de axones en función del área axonal. El glaucoma experimental indujo una disminución moderada pero significativa del número total de axones a las 6 semanas, que progresó a las 15 semanas de hipertensión ocular, mientras que el área del NO disminuyó significativamente sólo a las 15 semanas (Figura 50). Figura 50. Efecto del glaucoma experimental sobre el área transversal del NO y el número de axones a las 6 ó 15 semanas de tratamiento. En el panel superior se muestran imágenes representativas de cortes semifinos transversales de la porción proximal del NO (azul de toluidina). En el panel inferior se muestra la cuantificación del área transversal del NO y del número de axones. El CSU indujo una reducción significativa del número de axones tanto a las 6 como a las 15 semanas de tratamiento, en tanto que el área del NO disminuyó significativamente sólo a las 15 semanas. Se representan las medias ± EE (n = 5 nervios/grupo), * p < 0,01 y ** p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con CSU por 6 semanas, test de Tukey. 94 Resultados Con el fin de determinar la susceptibilidad diferencial a los efectos deletéreos del glaucoma en términos del tamaño de los axones, se analizó la distribución de los axones en función del área axonal (Figura 51). A las 6 semanas, sólo los axones de mayor área (> 1,5 m2) fueron afectados significativamente por la hipertensión ocular crónica, en tanto que a las 15 semanas se redujo significativamente el número de axones de todos los rangos de área evaluados. Figura 51. Distribución del número de axones en función del área axonal. A las 6 semanas de hipertensión ocular, se redujo significativamente el número de axones grandes (entre 1,5 - 2,5 m2 y > 2,5 m2), en tanto que a las 15 semanas disminuyó significativamente el número de axones de todos los tamaños analizados. Se representan las medias ± EE (n = 5 nervios/grupo), * p < 0,01 y ** p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con vehículo, test de Student. En la Figura 52 se muestran microfotografías representativas de NOs de ojos control o con 6 ó 15 semanas de hipertensión ocular. Los axones del NO de los ojos inyectados con vehículo por 6 ó 15 semanas presentaron una forma uniforme (redondeada/oval) y un tamaño variable, con niveles moderados de glía perivascular y del neuropilo. En el NO de los ojos tratados con CSU durante 6 semanas, se observaron algunos axones degenerados (áreas densas de mielina), axones con distensiones y distorsiones que se apartaron de la morfología característica de axones normales, así como signos de gliosis, evidenciados por un aumento en la distancia entre los haces de axones del nervio. A las 15 semanas de hipertensión ocular, los 95 Resultados efectos fueron más marcados y se evidenciaron por una pérdida global de la uniformidad e integridad axonal (menor número total de axones, mayor número de axones degenerados) y claros signos de gliosis reactiva (Figura 52). Figura 52. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre la estructura del NO. Se muestran microfotografías representativas de cortes transversales del NO proximal, luego de 6 ó 15 semanas de tratamiento con CSU o vehículo (azul de toluidina). Nótese la distribución homogénea de los axones en todo el campo, con contenido glial moderado, que se corresponde con un nervio sano. Luego de 6 semanas de hipertensión ocular, se observó una menor densidad de axones, algunas fibras en degeneración y procesos gliales más numerosos y de mayor tamaño. A las 15 semanas, el efecto del glaucoma fue más marcado, con evidentes signos de gliosis reactiva. En estos nervios, la mayoría de los axones presentaron degeneración axonal, siendo escasos los axones con apariencia normal. Imágenes representativas de 5 NOs/grupo. Barra de escala: 25 m. A nivel ultraestructural, se observó que los NOs de ojos inyectados con vehículo por 6 ó 15 semanas presentaron una estructura conservada, en la que haces de axones se encontraron delimitados por finos procesos astrocitarios de citoplasma electrón-lúcido. A mayor aumento, las 96 Resultados vainas de mielina presentaron una apariencia normal, compacta y muy electrón-densas, rodeando el axoplasma sin alteraciones evidentes, con fibras del citoesqueleto (microtúbulos y neurofilamentos) y organelas (principalmente mitocondrias). A las 6 semanas de hipertensión ocular, la arquitectura global del NO fue similar a la de los NOs de ojos inyectados con vehículo, con fibras en apariencia normales a bajo aumento. A mayor magnificación, entre fibras normales se encontraron algunos axones con mielina fragmentada, axones con áreas de mielina distorsionada y vacuolizada, en las que las lamelas de las vainas se observaron descompactadas. En baja proporción, se observaron axones completamente degenerados sin axoplasma, en los que la mielina formó una masa electrón-densa y redondeada. A las 15 semanas de hipertensión ocular, las alteraciones ultraestructurales fueron más marcadas: el NO presentó una estructura desorganizada, gruesos procesos astrocitarios intercalados entre los haces de fibras nerviosas con distinto grado de degeneración y fue frecuente distinguir células microgliales en las proximidades de axones degenerados. Las células microgliales se reconocieron por poseer núcleos con forma arriñonada o con una leve escotadura, heterocromatina perinuclear y citoplasma moderadamente electrón-denso, con vacuolas, lisosomas y áreas de debris, y se distinguieron de los oligodendrocitos, con núcleos de forma circular u ovoide de gran tamaño con escaso citoplasma perinuclear levemente electrón-denso, y de los astrocitos, con núcleos ovoides eucromáticos (Figura 53 y 54). En este estadío, prevalecieron las fibras con mielina descompactada y axones con degeneración densa de dos tipos: acúmulos de mielina condensada (como se observó a las 6 semanas) y otros en los que el axoplasma aparentemente fue reemplazado por un material granular indefinido y electrón-denso. En menor proporción, se identificaron axones con mielina fragmentada con exposición del axoplasma al medio extracelular y axones con degeneración laxa (watery degeneration), en el que el contenido axoplásmico (citoesqueleto y organelas) fue reemplazado por un material amorfo y en apariencia laxo y claro. 97 Resultados Figura 53. Análisis ultraestructural del NO proximal. Se muestras imágenes representativas a distintos aumentos de los NOs de ojos inyectados con vehículo o CSU durante 6 ó 15 semanas. A las 6 semanas de hipertensión ocular, la estructura general del NO fue similar a la de los NOs correspondientes a ojos inyectados con vehículo. Sin embargo, intercalados entre axones con apariencia normal, se observaron axones con áreas de mielina descompactada (flechas negras), axones con ruptura de las vainas (flechas blancas) y algunos axones completamente degenerados (estrellas blancas). A las 15 semanas, se observaron procesos astrocitarios (A) más gruesos, así como células microgliales (Mi) y axones con distinto grado de degeneración. Además, se observaron axones cuyo axoplasma fue reemplazado por una masa homogénea granular y electrón-densa (asteriscos blancos) y minoritariamente, algunas fibras con contenido axoplásmico alterado, ausencia del citoesqueleto y organelas (estrellas negras). Ol: oligodendrocito. Imágenes representativas de 4 NOs/grupo. Barras de escala: 6 m, 1,5 m y 400 nm para la primera, segunda y tercera fila, respectivamente. 98 Resultados A B C Figura 54. Detalles al MET de células microgliales en NOs de animales con 15 semanas de hipertensión ocular. Paneles A y B: Se muestran dos células microgliales en diferentes estados de activación, con axones degenerados en su interior (estrellas blancas y negras), localizados en las proximidades de axones con degeneración densa (asteriscos blancos) y laxa (Ad). Nótese la diferencia de contrastes entre el citoplasma microglial (electrón-denso) y el neuropilo (electrón-lúcido), que facilitó la identificación de los límites celulares. Panel C: Se muestra un detalle del área señalada en (B) en la que se observan dos axones degenerados (estrellas negras) en el interior de citoplasma microglial, delimitado por su membrana plasmática (mp). Nótese en B-C la presencia de múltiples vacuolas (v) y otras organelas electrón-densas (posiblemente lisosomas), indicativas de un estado microglial fagocítico. f: filamentos intermedios de astrocitos; Nu: núcleos. Barras de escala: 1 m (A-B) y 0,4 m (C). Los resultados de la distribución de frecuencias de las líneas intraperiódicas (Li) de los NOs de animales con 6 ó 15 semanas de tratamiento con vehículo o CSU, se muestran en la Figura 55. Debido a la presencia de axones degenerados en los animales con hipertensión ocular, sólo fue posible analizar en estos grupos los axones normales remanentes y los axones con degeneración leve, que intercalaron focos de mielina descompactada y mielina compacta, en los que las Li fueron claramente identificadas. El glaucoma experimental a las 15 (pero no a las 6) semanas indujo un corrimiento de la distribución de frecuencias hacia la izquierda, es decir, hacia axones con vainas de mielina más delgadas. 99 Resultados Figura 55. Efecto del glaucoma experimental sobre la distribución de frecuencias del número de líneas intraperiódicas de los axones del NO proximal. En el panel superior se muestran fotografías representativas utilizadas para la cuantificación manual del número de líneas intraperiódicas (Li) de las vainas de mielina (VM) de axones normales a levemente degenerados (con algunos focos de mielina descompactada en los que aún pueden contarse las Li). En el panel inferior se muestran histogramas representativos de la distribución de frecuencias del número de Li de los axones de los NOs en animales con 6 ó 15 semanas de CSU en un ojo y vehículo en el ojo contralateral. La hipertensión ocular por 15 (pero no 6) semanas indujo el corrimiento de la distribución de frecuencias hacia la izquierda. Al: axolema; Ap: axoplasma; M: mitocondria: Nf: neurofilamentos; Np: neuropilo. Barras de escala: 200 nm. En la Figura 56 se muestra la inmunorreactividad para Iba-1 y ED1 (un marcador de células fagocíticas) en cortes transversales de NO proximal y la cuantificación de los resultados obtenidos. Los animales tratados con vehículo por 6 ó 15 semanas, presentaron niveles prácticamente indetectables de ED1. El glaucoma crónico indujo un aumento significativo en ambos parámetros, tanto a las 6 como a las 15 semanas. En cuanto a la inmunomarcación para ED1, el efecto de la hipertensión ocular fue significativamente mayor a las 15 que a las 6 semanas. 100 Resultados Figura 56. Efecto del glaucoma crónico sobre la inmunorreactividad para Iba-1 y ED1 en cortes transversales de NO proximal. En el panel superior se muestran imágenes representativas de la inmunomarcación para Iba-1, ED1 y núcleos coloreados por DAPI en NOs de ojos con 6 ó 15 semanas de hipertensión ocular. En el panel inferior se muestra la cuantificación del área Iba-1(+) y ED1(+). Los NOs de los ojos inyectados con CSU durante 6 ó 15 semanas presentaron niveles de Iba-1 y ED1 significativamente mayores que los observados en los nervios de los ojos inyectados con vehículo. El efecto de la hipertensión ocular sobre el área ED1(+) a las 15 semanas fue mayor que a las 6, en tanto que el área Iba-1(+) se redujo leve, pero significativamente a las 15 respecto de las 6 semanas de tratamiento. Se representan las medias ± EE (n = 5 nervios/grupo), * p < 0,01 y ** p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con vehículo, a: p < 0.01 vs. NOs de ojos inyectados con CSU por 6 semanas, test de Tukey. 101 Resultados En estos mismos nervios se analizó la expresión de GFAP y de la cadena pesada del neurofilamento fosforilado (pNF-H) (Figura 57). Los nervios control presentaron niveles moderados de GFAP con un perfil filamentoso y un área positiva para pNF-H en forma de puncta, con distribución homogénea. En contraste, los nervios de animales con 6 y 15 semanas de hipertensión ocular, presentaron un área GFAP(+) significativamente mayor y un área pNF-H (+) significativamente menor que la observada en NOs de ojos inyectados con vehículo. Figura 57. Efecto del glaucoma crónico sobre la inmunorreactividad para GFAP y pNF-H. En el panel superior se muestran NOs representativos a las 6 ó 15 semanas de tratamiento con vehículo o CSU. En el panel inferior se muestra la cuantificación del área GFAP(+) y pNF-H(+). Tanto a las 6 como a las 15 semanas de tratamiento se observó un aumento significativo en la inmunoreactividad para GFAP y una disminución significativa en el área pNF-H(+). Se representan las medias ± EE (n = 5 nervios/grupo), ** p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con vehículo, test de Tukey. 102 Resultados 2.1.2. Efecto del glaucoma crónico experimental sobre la estructura axoglial del colículo superior La siguiente serie de experimentos tuvo por objeto analizar las consecuencias del glaucoma experimental crónico sobre distintas poblaciones gliales (microglía, astrocitos, oligodendrocitos), axones y neuronas del CS. El estado de la microglía se evaluó a través de los marcadores moleculares: Iba-1 e isolectina GSA (Figura 58 y 59). A las 6 y 15 semanas de hipertensión ocular se observó un aumento en el número de células Iba-1(+), pero no en la relación contenido de Iba-1/célula. El aumento en el número de células microgliales a las 15 semanas de hipertensión ocular fue significativamente mayor que a las 6 semanas de tratamiento con CSU, lo que se reflejó en un aumento en la inmunorreactividad para Iba-1, que sólo resultó significativo a las 15 semanas de hipertensión ocular (Figura 58). 103 Resultados A B C D Figura 58. Estudio de la inmunorreactividad para Iba-1 en el CS. Panel A: Se muestran imágenes representativas de los sectores medial, medio-lateral y lateral del CS. Nótese la hipertrofia microglial, más evidente a las 15 semanas de hipertensión ocular. Barra de escala: 50 µm. Paneles B, C y D: Se muestran los resultados de la cuantificación de la inmunorreactividad para Iba-1 (% del total), del número de células Iba-1(+) y la inmunorreactividad para Iba-1/célula, respectivamente. A las 6 y 15 semanas de hipertensión ocular, se observó un aumento en el número de células Iba-1(+) coliculares, que se correspondió con un aumento en la expresión global de Iba-1, pero no con un aumento en la expresión de este marcador/célula. En todos los casos se promediaron los resultados obtenidos en los tres sectores. Se representan las medias ± EE (n = 6 animales /grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con CSU durante 6 semanas, test de Tukey. 104 Resultados En concordancia con estos resultados, se observó un aumento en la tinción para GSA en el CS contralateral a ojos hipertensos, como se observa en la Figura 59. Figura 59. Análisis histoquímico para isolectina GSA en el CS. Se muestran imágenes representativas en los sectores medial, medio-lateral y lateral del CS. A las 6 y 15 semanas de hipertensión ocular se observó una marcada respuesta microglial en el CS contralateral al ojo con hipertensión ocular crónica. Nótese el fenotipo “en reposo” de la microglía quiescente en el grupo con vehículo, comparado con la morfología hipertrofiada típica de células microgliales activadas en el CS que recibió aferencias del ojo glaucomatoso. Imágenes representativas de 6 animales /grupo. Barra de escala: 50 µm. Utilizando el programa IMARIS®, se realizó un análisis detallado de la morfología microglial en dos áreas retinorreceptivas del CS: el CS medial, que recibe aferencias de la retina superior, y el CS lateral, que recibe aferencias de la retina inferior. Para ello fue necesario realizar una reconstrucción tridimensional (como se describió en Materiales y Métodos), con el fin de incluir las prolongaciones características de las células gliales. En la Figura 60 se muestran las reconstrucciones tridimensionales en dos planos (z-stacks) obtenidas a partir de CS inmunomarcados para Iba-1. Este procedimiento, que suprime la luz fuera de foco, se traduce en 105 Resultados imágenes más nítidas que las que se obtienen por microscopía de fluorescencia convencional. Este análisis indicó que a las 6 semanas de hipertensión, la activación microglial comenzó en la porción lateral del CS y luego de 15 semanas, progresó y se extendió hacia la región medial. El análisis cuantitativo de los distintos parámetros se muestra en la Figura 61. Figura 60. Estudio de la complejidad morfológica de células inmunomarcadas para Iba-1. Se muestran imágenes representativas del CS medial y lateral a las 6 ó 15 semanas de tratamiento. En los cuatro cuadrantes de la Figura, la primera columna representa los z-stack de las imágenes confocales, la tercera (en fondo gris) el análisis de los filamentos microgliales (en azul) con el software IMARIS y la del medio, la superposición de las dos columnas antes mencionadas. A las 6 semanas de tratamiento con CSU, se observó una marcada activación microglial en la región lateral del CS que progresó hacia la porción medial a las 15 semanas de hipertensión. Nótese la hipertrofia celular y la detección de mayor número de ramificaciones en el CS contralateral a ojos glaucomatosos. Barra de escala: 50 µm. 106 Resultados Figura 61. Análisis cuantitativo de la complejidad microglial. Se tomaron en cuenta la suma del largo (A), área (B) y volumen (C) de los procesos microgliales Iba1(+) de las imágenes confocales z-stack, así como el número total de los puntos de ramificación (D), de los segmentos de los filamentos (E) y puntos terminales de los mismos (F). A las 6 semanas de hipertensión ocular, se observó un aumento significativo de todos los parámetros analizados en la porción lateral del CS, que se extendió a la región medial del CS a las 15 semanas de tratamiento con CSU. Se representan las medias ± EE (n = 6 CS/grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,05 y b: p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con CSU durante 6 semanas, test de Tukey. En la siguiente serie de experimentos, se evaluó la inmunorreactividad colicular para ED1. Sólo luego de 15 semanas de hipertensión ocular se observaron células microgliales ED1(+) en el CS contralateral a ojos hipertensos (Figura 62) 107 Resultados Figura 62. Inmunodetección de células ED1(+) en el CS. En el panel superior se muestran microfotografías representativas de la inmunorreactividad para ED1 en el CS de un animal con 6 ó 15 semanas de tratamiento con vehículo o CSU. Las flechas blancas indican la presencia de células ED1(+). En el panel inferior se muestran detalles de los sectores medial y lateral del CS contralateral a ojos inyectados con CSU o vehículo durante 15 semanas. Sólo en este período se observó la presencia de células ED1(+) en el CS contralateral al ojo glaucomatoso. Imágenes representativas de 4 animales /grupo. En la Figura 63 se muestran imágenes representativas de la inmunomarcación para GFAP en el CS de animales con ojos intactos, o de animales que recibieron vehículo en un ojo y CSU en el ojo contralateral durante 6 ó 15 semanas. Los resultados obtenidos demostraron una marcada respuesta astroglial a las 15 semanas de hipertensión ocular, que ocupó toda la extensión del CS en sentido medio-lateral, las capas superficiales (visuales) y la capa SGI del CS en sentido dorso-ventral. Dada la presencia de astrocitos perivasculares y con el objeto de minimizar las diferencias entre animales y entre experimentos, todas las comparaciones se normalizaron al CS contralateral, por lo que se incluyeron dos grupos adicionales: animales con ambos ojos intactos (control) y animales con un ojo intacto y otro inyectado con vehículo por 6 ó 15 semanas (vehículo). A las 15 semanas de hipertensión ocular se observó un aumento 108 Resultados significativo en el área GFAP(+), respecto al grupo intacto y al grupo inyectado con vehículo, que no difirieron estadísticamente entre sí (Figura 63). C: Control/ Control V: Vehículo/ Control G: CSU/ Vehículo Figura 63. Análisis de la inmunorreactividad para GFAP en el CS. En el panel izquierdo se muestran imágenes representativas en secciones coronales. A las 15 semanas de hipertensión ocular, se observó una marcada respuesta astroglial en el CS contralateral al ojo glaucomatoso, localizada principalmente en el límite entre el CS superficial y profundo. En el panel derecho se muestra la cuantificación de la inmunomarcación para GFAP respecto del área total del CS, relativa a la marca del CS contralateral. La hipertensión ocular crónica indujo un aumento significativo en este parámetro a las 15 semanas de tratamiento con CSU. Se representan las medias ± EE (n = 5 CS/grupo), ** p < 0,01 vs. grupo control (C), a: p < 0,01 vs. vehículo (V)), test de Tukey. La complejidad astroglial en imágenes confocales se analizó con el programa IMARIS, como ya se describió. En la Figura 64 se muestran imágenes representativas y en la Figura 65, el análisis cuantitativo de los resultados obtenidos. Este estudio permitió detectar una activación astrocitaria temprana, moderada en la porción lateral y mayor en la región medial del CS. A las 15 semanas de hipertensión ocular, se observó una marcada gliosis reactiva. 109 Resultados Figura 64. Estudio de la complejidad celular de astrocitos GFAP(+). Se muestran imágenes representativas del CS medial y lateral a las 6 ó 15 semanas de tratamiento: z-stacks, análisis de los filamentos (en azul con fondo gris) y la superposición de ambos. A las 6 semanas de hipertensión ocular, se observó una marcada respuesta astroglial en la porción medial del CS y más moderada en el sector lateral, mientras que a las 15 semanas se observó una gliosis reactiva astrocitaria manifiesta en ambas regiones. Barra de escala: 100 µm. 110 Resultados Figura 65. Análisis cuantitativo de la complejidad celular astrocitaria. Se analizaron los mismos parámetros que en la Figura 61. A las 6 semanas de hipertensión ocular, se observó una marcada respuesta astrocitaria en la porción medial del CS (evidenciado por un aumento significativo de todos los parámetros analizados) y una respuesta astrocitaria más leve en la porción lateral (evidenciada sólo por el aumento en la suma promedio del largo de los filamentos). A las 15 semanas de hipertensión ocular, se observó un aumento mayor de todos los parámetros analizados, que se extendió hacia la porción lateral del CS. Se representan las medias ± EE (n = 6 CS/grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,05 vs. CS contralateral a ojos inyectados con CSU durante 6 semanas, test de Tukey. Con el objeto de analizar el efecto de la hipertensión ocular sobre las sub-poblaciones de oligodendrocitos coliculares, se realizaron estudios inmunohistoquímicos utilizando marcadores de estadios diferenciales de este tipo celular. El estudio inmunohistoquímico para NG2 (que permite identificar CPOs y preMOs (polidendrocitos)), reveló un aumento marcado de este parámetro con una cinética y un perfil espacial similar al observado para Iba1 (Figura 66). Las cuantificaciones de los diferentes parámetros analizado por IMARIS se muestran en la Figura 67. Los niveles de NG2 aumentaron significativamente en la porción lateral del CS a las 6 semanas, y en la porción medial y lateral a las 15 semanas de glaucoma experimental. 111 Resultados Figura 66. Estudio de la complejidad celular de los polidendrocitos coliculares. Se muestran imágenes representativas del análisis por IMARIS de la inmunomarcación para NG2 en el CS contralateral a ojos inyectados con vehículo o CSU durante 6 ó 15 semanas. La inmunorreactividad para NG2 aumentó en el CS lateral en un estadío temprano de hipertensión ocular y en el CS medial y lateral, luego de 15 semanas de glaucoma experimental. Barra de escala: 50 m. 112 Resultados Figura 67. Análisis cuantitativo de la complejidad celular de los polidendrocitos. Se analizaron los mismos parámetros que en la Figura 61. A las 6 semanas de hipertensión ocular se observó una marcada respuesta NG2(+) en la porción lateral del CS, a excepción de la suma del volumen de los filamentos que no resultó significativa. A las 15 semanas, se observó un aumento significativo en todos los parámetros, tanto en la porción medial como en la porción lateral del CS, con excepción del área y el volumen de los filamentos del sector medial del CS que no difirieron significativamente del vehículo. Se representan las medias ± EE (n = 6 CS/grupo), ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,05 y b: p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con CSU durante 6 semanas, test de Tukey. Los resultados de la inmunorreactividad para O1 en los distintos sectores y capas de mayor densidad axonal del CS se muestran en las Figuras 68 y 69. A las 6 semanas de hipertensión ocular, se observó un aumento de este parámetro en la región medial y lateral del CS que se localizó en el SO superficial y en el SGI que persistió a las 15 semanas de hipertensión ocular y se extendió desde sus extremos hacia el sector medio-lateral del colículo. 113 Resultados Figura 68. Análisis inmunohistoquímico para O1. En el panel superior se muestran imágenes topográficas representativas del CS de animales que recibieron vehículo o CSU en el ojo contralateral por 6 ó 15 semanas. En el panel inferior se muestran detalles de los sectores y capas analizados. Se observó un claro aumento en la inmunorreactividad para O1 en el sector medial y lateral del CS a las 6 semanas de hipertensión ocular, que se extendió medio-lateralmente en etapas más tardías de glaucoma experimental. Barras de escala: 1mm (panel superior) y 50 m (panel inferior). 114 Resultados Figura 69. Análisis cuantitativo de la inmunomarcación para O1 en el CS. Se determinó el área O1(+) en las porciones medial, medio-lateral y lateral de las capas SO y SGI. El glaucoma experimental por 6 ó 15 semanas indujo un aumento significativo de este parámetro en casi todas las capas y sectores analizados, con excepción del sector medio-lateral, en el que la inmunomarca para O1 aumentó significativamente en e1 SO sólo a las 15 semanas de hipertensión ocular. Se representan las medias ± EE (n = 8 CS/grupo), * p < 0, 05 y ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, test de Student. La superposición de estas microfotografías con las del transporte de CTB, indicó que las capas intermedias adyacentes a las regiones del CS con pérdida de marca de la toxina coincidieron con aquellas en las que se observó sobreexpresión de O1 (Figura 70). 115 Resultados Figura 70. Superposición de la marca de CTB con la marca para O1 en el CS de animales con 6 ó 15 semanas de tratamiento. Las fechas denotan las áreas O1(+), adyacentes a las capas coliculares retinorreceptivas con ausencia de marca para CTB, tanto en animales con 6 como con 15 semanas de hipertensión ocular. Barra de escala: 400 µm. A continuación, se analizaron los niveles coliculares de MBP. Como se muestra en la Figura 71A, no se observaron diferencias en la inmunorreactividad para MBP entre los grupos experimentales en ninguno de los intervalos analizados. Estos resultados fueron confirmados por un estudio de Western blot para dos isoformas (21 y 18,5 kDa) de la proteína (Figura 71B). 116 Resultados A B Figura 71. Análisis de los niveles de MBP en el CS por inmunofluorescencia y Western blot. Panel A: Se muestran imágenes representativas de las capas coliculares con mayor densidad de axones mielinizados. No se observaron diferencias en la inmunorreactividad para MBP entre los grupos experimentales en ninguna de las capas analizadas. Panel B: Determinación de los niveles de las isoformas de MBP de 21 y 18,5 kDa por Western blot. En el panel inferior se muestran geles representativos. En el panel superior se muestra la cuantificación de la densidad óptica de cada una de las isoformas en relación a los niveles de -actina. No se observaron diferencias significativas entre los grupos experimentales, en ninguno de los intervalos analizados para ninguna isoforma. Se representan las medias ± EE (n = 5 CS/grupo). 117 Resultados En la siguiente serie de experimentos, se analizó el contenido lipídico en las capas de mayor densidad axonal del CS a través de la marcación con Red Oil. En la Figura 72 se muestran detalles de los sectores y capas analizados con un procedimiento análogo al de la Figura 68. A B Figura 72. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre el contenido lipídico del CS. Panel A: A la izquierda, se muestra un corte coronal de cerebro coloreado con Red Oil (Barra: 1 mm) y a la derecha, una magnificación de la imagen a nivel del CS. Los recuadros indican las áreas de las capas SO y SGI analizadas (Barra de escala: 400 µm). Panel B: Se muestran detalles de las capas y sectores luego de 6 ó 15 semanas de tratamiento con vehículo o CSU. La hipertensión ocular indujo una reducción del contenido lipídico del SGI en todos los sectores analizados del CS, tanto a las 6 como a las 15 semanas de tratamiento. En el SO este efecto fue más moderado y restringido a la porción lateral del CS para ambos períodos. Barra de escala: 50 µm. 118 Resultados Los resultados obtenidos indicaron una pérdida del contenido lipídico principalmente en el SGI, tanto a las 6 como a las 15 semanas de hipertensión ocular crónica. El SO resultó la capa menos afectada y sólo se observó una disminución significativa del contenido lipídico en la porción lateral del CS en ambos intervalos (Figura 73). Figura 73. Cuantificación de la tinción con Red-Oil a nivel del CS. En el SO, el tratamiento con CSU durante 6 ó 15 semanas indujo una reducción significativa de la marca de Red Oil en la porción lateral. Esta disminución fue más extendida en el SGI, y a las 6 semanas abarcó las áreas medial, medio-lateral y lateral, pero sólo las dos últimas a las 15 semanas de glaucoma experimental. Se representan las medias ± EE (n = 6 CS/grupo), * p < 0, 05 y ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, test de Student. 119 Resultados A continuación, se analizó la ultraestructura de los axones de las CGRs que ingresan por el tracto óptico a nivel de la porción lateral del CS. A las 15 semanas de hipertensión ocular se observó una profunda desorganización de la ultraestructura de la región lateral del CS a nivel del neuropilo y de los axones, que presentaron formas irregulares, frecuentes sectores de mielina descompactada, con separación de las lamelas de las vainas. En otros casos, se observaron acúmulos de mielina (Figura 74). A B Figura 74. Estudio ultraestructural de la porción lateral del CS. Panel A: Se muestran imágenes representativas de CS que recibieron aferencias del ojo tratado con vehículo o CSU por 15 semanas. Barras de escala (de izquierda a derecha): 4µm; 1 µm; 0,4µm y 0,4µm. Panel B: Se esquematiza el plano de corte parasagital utilizado para obtener cortes ultrafinos de axones que ingresan a este nivel al CS desde el tracto óptico. Nótese la cantidad de axones mielinizados y el escaso neuropilo en el CS contralateral al ojo inyectado con vehículo (A: fila superior). A mayor aumento, se observaron axones principalmente en corte transversal (redondeados/ovoides) y algunos en corte longitudinal, en los que la mielina presentó una estructura compacta y el interior del axón se encontró preservado, observándose en el axoplasma neurofilamentos, microtúbulos y mitocondrias (M). La porción lateral del CS con aferencias del ojo hipertenso (B: fila inferior), presentó una menor densidad de axones a expensas de una mayor extensión del neuropilo, que en muchos casos presentó espacios que no resultaron electrón-densos (asteriscos). En algunos casos, los axones presentaron formas irregulares con mielina descompactada (puntas de flecha negras) y en otros casos, se observaron acúmulos de mielina en axones degenerados o en degeneración (puntas de flecha blancas). Imágenes representativas de 4 CS/grupo. 120 Resultados A continuación, se determinó el estado axonal y neuronal en diversos sectores del CS, a través de un estudio de inmunofluorescencia para pNF-H y NeuN, respectivamente. En la Figura 75 se muestran microfotografías representativas de la inmunorreactividad para pNF-H en imágenes topográficas del CS y por sectores, en las dos capas de mayor densidad axonal. La cuantificación de los resultados se muestra en la Figura 76. La inmunorreactividad para pNF-H, se redujo significativamente a las 15 (pero no 6) semanas de glaucoma crónico en casi todos los sectores de las dos capas analizadas, con excepción del sector medial en el SGI, en donde la reducción del área pNF-H(+) no resultó significativa. Figura 75. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre la inmunorreactividad para pNF-H en el CS. En el panel superior se muestran imágenes topográficas representativas de animales que recibieron vehículo o CSU en el ojo contralateral por 6 ó 15 semanas. En el panel inferior se muestran detalles del SO y SGI en todos los sectores (medial, medio-lateral y lateral). A las 6 semanas de hipertensión ocular, la inmunorreactividad para pNF-H no difirió entre los grupos experimentales, en ninguno de los sectores y 121 Resultados en ninguna de las capas, en tanto que las 15 semanas, este parámetro se redujo en todas las áreas analizadas. Barra de escala: 50 m. Figura 76. Cuantificación de la inmunorreactividad para pNF-H en el CS. El área pNF-H(+) se redujo significativamente a las 15 (pero no 6) semanas de glaucoma crónico en todos los sectores analizados del SO y en el sector medio-lateral y lateral del SGI. Se representan las medias ± EE (n = 6 CS/grupo). ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, test de Student. A las 15 semanas de hipertensión ocular, el número de células NeuN(+) no se modificó significativamente en ninguna de las áreas evaluadas (Figura 77). Sin embargo, en la porción lateral del CS se observó cualitativamente el encogimiento de algunas neuronas. 122 Resultados Figura 77. Estudio de la inmunorreactividad para NeuN en el CS de animales con 15 semanas hipertensión ocular. En el panel izquierdo se muestran imágenes representativas en la porción medial y lateral del CS (Barra de escala: 50 m). En el panel derecho se muestra la cuantificación del número de células NeuN(+). No se observaron diferencias significativas en este parámetro entre los grupos experimentales, en ninguno de los sectores analizados. Se representan las medias ± EE (n = 5 CS/grupo). 2.1.3. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel retiniano En la siguiente serie de experimentos, se analizó la expresión de diferentes marcadores gliales en la retina de ojos hipertensos. Los estudios que se describirán a continuación se realizaron luego de 3 y 6 semanas de glaucoma experimental. Se determinó la inmunorreactividad para Iba1, ED1, GFAP y nestina en cortes transversales de retinas. En la Figuras 78 se muestran imágenes representativas de la inmunorreactividad para Iba1 y ED1 y la cuantificación de los resultados obtenidos. En la retina interna (CCG y CPI) de animales que recibieron vehículo o CSU en el ojo contralateral por 3 semanas, se observó inmunorreactividad para Iba-1 en un número moderado de células microgliales con finos 123 Resultados procesos, en tanto que a las 6 semanas de hipertensión ocular, aumentó el número de células Iba1(+) con citoplasma hipertrofiado. No se observaron niveles apreciables de ED1 en las retinas que recibieron vehículo o CSU por 3 semanas, en tanto que luego de 6 semanas de hipertensión ocular, los niveles de ED1 aumentaron en forma ubicua, principalmente en la CCG, CPI, CPE y EP. A las 6 (pero no 3) semanas, la hipertensión ocular indujo un aumento significativo del área Iba1(+) y ED1(+), que fue significativamente mayor a las 6 que a las 3 semanas de administración de CSU (Figura 78). Iba-1 Figura 78. Efecto de la hipertensión ocular sobre la expresión de Iba-1 y ED1 retinianos a las 3 ó 6 semanas de tratamiento con vehículo o CSU. En el panel superior se muestran imágenes representativas de cortes transversales de retinas. La hipertensión ocular por 6 (pero no 3) semanas indujo un aumento marcado en la inmunorreactividad de Iba-1 en la retina interna y de ED1 con distribución ubicua. En el 124 Resultados panel inferior se muestra la cuantificación del área Iba-1(+) y ED1(+). La hipertensión ocular por 6 (pero no 3) semanas aumentó significativamente los niveles de Iba-1 y ED1. Se representan las medias ± EE (n = 5 retinas/grupo). ** p < 0,01 vs. retinas de animales inyectados con vehículo y a: p < 0,01 vs. retinas de animales inyectados con CSU por 3 semanas, test de Tukey. A continuación, se analizaron los niveles retinianos de GFAP y nestina. Los resultados se muestran en las Figuras 79 y 80, respectivamente. En los animales tratados con vehículo, la inmunorreactividad para GFAP se restringió a los astrocitos de la capa de fibras. En cambio, tanto a las 3 como a las 6 semanas de hipertensión ocular, se observó un aumento en la inmunorreactividad para GFAP en los procesos de las células de Müller, que se extendieron desde la capa de fibras a la CPE (Figura 79). Figura 79. Efecto del glaucoma experimental sobre la expresión retiniana de GFAP. En las retinas de ojos inyectados con vehículo, se observó la presencia de GFAP en los astrocitos de la capa de fibras, en tanto que en las retinas de ojos con 3 y 6 semanas de hipertensión ocular, se observó inmunorreactividad para GFAP en los procesos de las células de Müller. Imágenes representativas de 4 retinas/grupo. Se observó expresión de nestina en la capa de fibras en las retinas de todos los grupos experimentales, en tanto que en animales con 6 semanas de hipertensión ocular, se observó inmunorreactividad para nestina también en procesos de células de Müller (Figura 80). 125 Resultados Figura 80. Efecto del glaucoma experimental sobre la expresión de nestina en retinas de ojos con 3 ó 6 semanas de hipertensión ocular. Se muestran imágenes representativas de cortes transversales. En todos los grupos, la inmunorreactividad para nestina se localizó en la capa de fibras y la CCG, en tanto que en retinas con 6 semanas de hipertensión ocular también se observaron procesos de células de Müller nestina(+). Imágenes representativas de 4 retinas/grupo. 2.1.4. Tratamiento con minociclina Los resultados presentados hasta aquí demuestran una marcada respuesta microglial a nivel de la retina, el NO proximal y el CS en etapas tempranas de hipertensión ocular. Sobre la base de estos resultados, en la siguiente serie de experimentos se administró minociclina (MINO) o vehículo (solución salina, (SS)), en forma intraperitoneal, a partir de la cuarta semana de hipertensión ocular, diariamente, durante dos semanas. En la Figura 81 se muestra el efecto de la MINO sobre la PIO. El tratamiento con MINO no afectó este parámetro tanto en ojos normotensos como hipertensos. Figura 81. Efecto de la MINO sobre la PIO. La administración de MINO no modificó la PIO de los ojos tratados con vehículo (veh) o CSU. SS: solución salina. Se representan las medias ± EE (n = 5 126 Resultados ojos/grupo). ** p < 0,01 vs. ojos de animales inyectados con vehículo, test de Tukey. A continuación, se analizó el efecto de la MINO sobre la inmunorreactividad para Iba-1 y ED1 en retinas de ojos hipertensos y se cuantificó el área Iba-1(+) y ED1(+) (Figura 82). La MINO no previno el aumento en los niveles retinianos de Iba-1, pero evitó completamente el aumento en los niveles retinianos de ED1 inducido por la hipertensión ocular. A B Figura 82. Efecto de la MINO sobre la inmunorreactividad para Iba-1 y ED1. Panel A: Se muestran microfotografias representativas de retinas para cada grupo experimental. Panel B: Se muestra la cuantificación del área Iba-1(+) y ED1(+). La MINO previno el aumento en la inmunorreactividad para ED1 inducido por la hipertensión ocular, pero no afectó la inmunorreactividad para Iba-1. Se representan las medias ± EE (n = 4 retinas/grupo), * p < 0,05 vs. ojos de animales inyectados con vehículo, a: p < 0,05 vs. ojos inyectados con CSU en animales que recibieron SS i.p, test de Tukey. 127 Resultados El efecto de la MINO sobre las alteraciones inducidas por el glaucoma experimental en el NO proximal se muestran en las Figuras 83 y 84. La MINO previno parcial, pero significativamente el aumento del área Iba-1(+) y ED1(+) en el NO inducido por la hipertensión ocular (Figuras 83). A B Figura 83. Efecto de la MINO sobre la inmunorreactividad para Iba-1 y ED1 en el NO proximal. Panel A: Se muestran microfotografías representativas del NO en corte transversal. Panel B: Se muestra la cuantificación del área Iba-1(+) y ED1(+). La MINO redujo significativamente el aumento en la inmunorreactividad para Iba-1 y ED1 inducido por la hipertensión ocular. Se representan las medias ± EE (n = 4 nervios/grupo), ** p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con CSU en animales tratados con solución salina (SS) i.p., test de Tukey. 128 Resultados Asimismo, la MINO previno el aumento en el área GFAP(+) y la disminución de la inmunorreactividad para pNF-H inducidos por la hipertensión ocular (Figura 84). A B Figura 84. Efecto de la MINO sobre la inmunorreactividad para GFAP y pNF-H en el NO. Panel A: Se muestran imágenes representativas. Panel B: Se muestra la cuantificación del área GFAP(+) y pNF-H (+). La minociclina per se redujo significativamente la inmunorreactividad para GFAP en NOs de ojos inyectados con vehículo y previno completamente el aumento de este parámetro en NOs de ojos hipertensos. La MINO previno completamente la disminución en la inmunorreactividad para pNF-H inducida por hipertensión ocular. Se representan las medias ± EE (n = 4 nervios/grupo), ## p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con vehículo de animales tratados con SS, ** p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con vehículo de animales tratados con SS o MINO, a: p < 0,01 vs. NOs de ojos inyectados con CSU de animales tratados con SS, test de Tukey. 129 Resultados A continuación, se determinó el efecto de la MINO sobre las células microgliales y astrocitos del CS. Como se muestra en la Figura 85, la MINO previno el aumento en la inmunorreactividad para Iba-1 inducido por la hipertensión ocular en el sector lateral del CS. En la Figura 86 se muestra la cuantificación por IMARIS. La MINO previno completamente el aumento en todos los parámetros analizados, a excepción de la suma del volumen de los filamentos Iba-1(+), en la que el efecto de la MINO fue parcial. Figura 85. Efecto de la MINO sobre la complejidad de la microglía del CS. Se muestran imágenes representativas de la porción medial y lateral del CS de animales tratados con vehículo o minociclina. En los cuatro cuadrantes de la Figura, la primera columna representa los z-stack de las imágenes confocales, la tercera (en fondo gris) el análisis de los filamentos microgliales (en azul) con el software IMARIS y la del medio, la superposición de las dos columnas antes mencionadas. La MINO previno la activación microglial inducida por CSU en la región lateral del CS. Barra de escala: 50 µm. 130 Resultados Figura 86. Análisis cuantitativo de la complejidad microglial. Se analizaron los mismos parámetros que los descriptos en las Figura 61. La MINO previno el aumento inducido por la hipertensión ocular de todos los parámetros. Se representan las medias ± EE (n = 5 CS/grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,05 y b: p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con CSU de animales tratados con SS, test de Tukey. En las Figuras 87 y 88 se muestra el efecto de la MINO sobre la reactividad astrocitaria inducida por 6 semanas de hipertensión ocular en el CS. La MINO previno el aumento en la inmunorreactividad para GFAP en la porción medial y lateral del CS y el aumento de todos los parámetros evaluados en ambos sectores del CS. En el sector lateral del CS, la MINO previno parcialmente el aumento inducido por la hipertensión ocular de todos los parámetros evaluados. En el sector medial, la MINO previno completamente el aumento de la suma de la longitud de los filamentos, el número de puntos de ramificación, el número total de segmentos y de puntos terminales. La suma del área y el volumen disminuyeron parcialmente con el tratamiento con MINO en este sector. 131 Resultados Figura 87. Estudio de la complejidad de la morfología celular en astrocitos inmunomarcados para GFAP. Se muestran imágenes representativas de la porción medial y lateral del CS de animales tratados con o vehículo o MINO: z-stacks, análisis de los filamentos (en azul con fondo gris) y la superposición de ambos. La MINO previno la activación astrocitaria inducida por CSU en la región medial y lateral del CS. Barra de escala: 50 µm. 132 Resultados Figura 88. Análisis cuantitativo de la complejidad celular astrocitaria. Se analizaron los mismos parámetros que en la Figura 61. La MINO previno parcialmente el aumento de todos los parámetros a nivel de la porción lateral del CS y del aumento de la suma del área y el volumen de los procesos GFAP(+) de la porción medial del CS y evitó completamente el aumento en el número total de los puntos de ramificación, de los segmentos de los filamentos y los puntos terminales GFAP(+) de la porción medial del CS. Se representan las medias ± EE (n = 5 CS/grupo), * p < 0,05 y ** p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con vehículo, a: p < 0,01 vs. CS contralateral a ojos inyectados con CSU de animales tratados con SS, test de Tukey. Finalmente, se determinó el transporte anterógrado de CTB a las 6 semanas de hipertensión ocular en animales tratados con MINO. La minocilina previno las alteraciones en el transporte axonal inducidas por la hipertensión ocular (Figura 89). 133 Resultados Figura 89. Efecto de la MINO sobre el transporte anterógrado al CS. Se muestra la reconstrucción del CS de animales inyectados bilateralmente con CTB de un animal intacto, un animal con 6 semanas de hipertensión unilateral y un animal con hipertensión ocular unilateral tratado con MINO. La MINO previno la caída del transporte inducida por la hipertensión ocular. 2.2. Sistema visual no formador de imagen Con el objeto de analizar la función del sistema visual no formador de imagen en el modelo de glaucoma experimental inducido por CSU, en la primera serie de experimentos se evaluó el número de células melanopsina(+) en retinas de ojos con 15 semanas de hipertensión ocular. En la Figura 90 se muestran imágenes representativas de retinas en montaje plano inmunomarcadas para melanopsina. A las 15 semanas, la hipertensión ocular crónica indujo una disminución significativa del número total de CGRsm (1374 ± 74 y 763 ± 146 células melanopsina(+) en ojos inyectados con vehículo o CSU, respectivamente; ** p < 0,01, test de Student, n = 4 ojos/ grupo). Estos resultados fueron confirmados por Western blot, como se 134 Resultados muestra en la Figura 91. Luego de 15 semanas de hipertensión ocular, se observó una disminución significativa y comparable en los niveles retinianos de Brn3a y melanopsina. Figura 90. Estudio de la inmunorreactividad para melanopsina en retinas de ratas inyectadas con vehículo o CSU durante 15 semanas. En el panel superior se muestra un esquema de la distribución de células melanopsina(+) en retinas de ojos inyectados con vehículo (A) o CSU (B) y las áreas de las que se tomaron los detalles (C) y (D) del panel inferior, respectivamente. La melanopsina se localizó en el soma celular, en axones y dendritas. Luego de 15 semanas de tratamiento con CSU (B, D) se observó un menor número de CGRs melanopsina(+) respecto a los ojos inyectados con vehículo (A, C). S: superior, I: inferior, N: nasal, T: temporal. Figura 91. Análisis de los niveles proteicos de melanopsina y Brn3a en retinas con hipertensión ocular crónica unilateral por 6 ó 15 semanas. En el panel de la derecha se muestran las medias ± EE de los 135 Resultados niveles de estas proteínas relativos a los niveles de -actina, y en el de la izquierda se muestran Western blots representativos (n = 5 retinas/grupo). A las 15 (pero no a las 6) semanas de tratamiento con CSU, tanto los niveles de melanopsina como los de Brn3a disminuyeron significativamente, respecto del grupo inyectado con vehículo, ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo, test de Tukey. Con el objeto de evaluar las proyecciones de las CGRsm, se evaluó el transporte anterógrado de CTB a los NSQ y el NPO. Los resultados obtenidos indicaron un déficit en el transporte anterógrado de CTB desde la retina a los NSQ luego de 6 ó 15 semanas de hipertensión ocular (Figura 92). Un perfil similar se observó a nivel del NPO, como se muestra en la Figura 93. Figura 92. Transporte anterógrado de CTB a los NSQ. Se muestran secciones coronales a nivel de los NSQ enmarcados con línea punteada de un animal representativo de cada grupo (4 animales/grupo). El transporte de CTB fue menor en los NSQ de animales con 6 ó 15 semanas de hipertensión ocular. Figura 93. Transporte anterógrado de CTB al NPO luego de 6 ó 15 semanas de glaucoma experimental. Se muestran imágenes representativas (4 animales/grupo) en cortes coronales para cada grupo experimental. La hipertensión ocular crónica indujo una reducción del transporte de CTB, tanto a las 6 como a las 15 semanas de tratamiento con CSU. 136 Resultados Finalmente, se evaluó el reflejo pupilar consensual en animales que fueron inyectados con CSU o vehículo durante 15 semanas, en tanto que en ambos casos, el ojo contralateral permaneció intacto. Como se muestra en la Figura 94, un estímulo de 1200 lux, indujo una disminución en la contracción de la pupila de ojos contralaterales a ojos hipertensos. Figura 94. Efecto de la hipertensión ocular crónica sobre el reflejo pupilar. El tratamiento con CSU por 6 ó 15 semanas indujo una reducción significativa en el porcentaje de contracción pupilar inducido por un estímulo de 1200 lux. Se muestran las medias ± EE (n = 5 ojos/grupo), ** p < 0,01 vs. ojos inyectados con vehículo, test de Tukey. 137 Discusión DISCUSIÓN En este trabajo de Tesis se examinaron los efectos del glaucoma experimental agudo y crónico sobre el sistema visual consciente y las áreas de proyección retinianas, así como sobre el sistema visual no formador de imagen. Se discutirán a continuación los resultados obtenidos en función de los objetivos planteados. 1. Modelo experimental de glaucoma agudo El glaucoma agudo, una forma menos frecuente de la enfermedad que el glaucoma de ángulo abierto, es consecuencia de una elevación abrupta y pronunciada en la PIO, que causa dolor ocular intenso, su desarrollo es mucho más rápido, sus consecuencias suelen ser más devastadoras sobre la visión y por lo tanto, requiere atención médica de urgencia. El aumento de PIO en la cámara anterior es un modelo frecuentemente utilizado para la investigación de la isquemia retiniana (Fernandez y col., 2009; Rosenbaum y col., 2001), pero también ha sido utilizado como modelo experimental de glaucoma agudo, cuya etiología es esencialmente de naturaleza isquémica. Esta última hipótesis se basa en la observación de que en animales en los que se induce un aumento pronunciado de la PIO, incluso por intervalos relativamente breves (en el rango horas), se produce un daño retiniano similar al que se observa en el glaucoma agudo humano. En este contexto, con el fin de inducir un glaucoma agudo experimental, se aumentó la PIO a 70 mm de Hg durante 90 min. La elección de estas condiciones experimentales se basó en trabajos de otros autores (Bui y col., 2005; Fortune y col., 2011; Kong y col., 2009; Yang y col., 2011). Los resultados obtenidos avalan la hipótesis de que en estas condiciones experimentales, la HOA reproduce características centrales del glaucoma agudo humano, particularmente una pérdida irreversible de la visión, como lo demuestran los resultados obtenidos en cuanto a la estructura y función retiniana, similares a los obtenidos por otros autores (Kim y col., 2013). En nuestras condiciones experimentales, la HOA provocó una caída significativa en la amplitud de las ondas a y b del ERG y de los POs junto con marcadas alteraciones histológicas, que 138 Discusión persistieron sin cambios evidentes incluso luego de 2 semanas de esta maniobra. Según Lafuente y colaboradores (2002), la muerte de las CGRs luego de 45 min de un aumento agudo en la PIO es máxima entre los 7 y 14 días post-HOA. Si bien las otras capas retinianas también fueron susceptibles a la HOA, el estudio inmunohistoquímico contra la proteína Brn3a (un marcador específico de CGRs) (Nadal-Nicolás y col., 2009), demostró que este tipo celular resultó el más vulnerable, como se confirmó por la detección de células apoptóticas (TUNEL(+)) únicamente en la CCG. El daño inducido por la HOA también se manifestó a nivel del transporte axonal, como lo evidenció una alteración notable en la marca de CTB en el CS contralateral al ojo expuesto al aumento agudo de la PIO. La HOA impactó significativamente sobre la estructura del CS, donde se observaron alteraciones micro- y macrogliales evidentes ya a los 7 días posttratamiento, con resultados similares luego de 2 ó 4 semanas post-aumento de la PIO. Estudios previos han demostrado que la transección del NO, la enucleación o la inyección intravítrea de NMDA provocan astrogliosis en el CS (McLoon, 1986; Rao y Lund, 1989; Schmidt-Kastner y col.,1993; Tanaka y col., 2009), junto con la sobre-expresión de antígenos microgliales, como el complejo mayor de histocompatibilidad II (Rao y Lund, 1989) y la integrina -M/-2 (OX-42/CD11b) (Hernandes y Britto, 2014). Si bien aún quedan por evaluar los cambios a nivel de las neuronas coliculares, los resultados obtenidos confirman una de las hipótesis centrales de este trabajo, que es el impacto del glaucoma sobre las áreas de proyección retiniana, en particular en las áreas retinorreceptivas del CS. Como ya se mencionó, el glaucoma agudo desencadena una pérdida brusca e irreversible de la visión y por lo tanto, considerando la clara afectación de la retina, las alteraciones a nivel cerebral podrían resultar “menos significativas” en cuanto a convertirse en un blanco terapéutico necesario. Sobre la base de los resultados obtenidos, es factible que los efectos de la HOA sobre las áreas de proyección retiniana sean una consecuencia de un déficit en el input sináptico, ya evidenciado a los 7 días de tratamiento, aunque no se puede descartar formalmente un efecto directo de la HOA sobre los 139 Discusión centros cerebrales visuales. En este sentido, el conjunto de alteraciones observadas en el modelo de glaucoma agudo ocurrieron en una forma “demasiado acelerada” y sincrónica (al menos en la ventana temporal analizada), como para discriminar exhaustivamente la secuencia espaciotemporal de los eventos. De acuerdo a estos resultados, es tentador especular que en la ceguera producida por este tipo de afección, probablemente contribuyan todas las estructuras involucradas (la retina, el NO y el CS), aspecto que no había sido previamente examinado. Considerando la velocidad y magnitud de estos cambios, no resultó pertinente una evaluación más detallada en estas condiciones experimentales. En cambio, se obtuvieron resultados inesperados en cuanto a la evaluación del sistema visual no formador de imagen, como se discutirá más adelante. 2. Modelo experimental de glaucoma crónico En una primera serie de experimentos, se desarrolló un modelo de glaucoma crónico experimental a través de la inyección de CSU en la cámara anterior. Los resultados obtenidos indican que una única inyección de CSU en la cámara anterior del ojo de rata aumentó significativamente la PIO en comparación con los ojos inyectados con vehículo, en forma dependiente de la dosis. Una inyección única de una solución de CSU al 40% indujo una hipertensión ocular que persistió durante 7 días, alcanzando valores similares al control en el 8vo día post-inyección. Aunque el destino intraocular del CSU es aún desconocido, el lento descenso de la PIO observado después de una inyección única, sugiere que el CSU podría salir de la cámara anterior a través del flujo de humor acuoso y/o ser degradado por una actividad de condroitinasa local. Con el fin de mantener un aumento sostenido de la PIO, característico del glaucoma crónico de ángulo abierto humano, se realizaron inyecciones semanales de CSU. La PIO de los ojos tratados semanalmente con CSU alcanzó un nivel de estado estacionario similar al provocado por una inyección única de CSU, que fue significativamente mayor que la PIO de los 140 Discusión ojos inyectados con vehículo y se prolongó a lo largo de toda la duración del estudio. Se ha demostrado que inyecciones repetidas de CSU (9 mg/ojo) en la cámara anterior de ojos de gato aumentan la PIO en 4 a 7 mm de Hg por encima de la de los ojos control (Fei y col., 1984), en tanto que en ojos de ratas se observó un incremento de casi un 100% (~ 10 mm de Hg) en ojos inyectados con CSU al 40% (8 mg/ojo). Dado que la cámara anterior del ojo de rata es más estrecha, la mayor hipertensión ocular provocada por CSU en la rata que en el gato podría atribuirse al hecho de que las concentraciones intracamerales “reales” de CSU en el ojo de rata podrían ser superiores a las alcanzadas en el ojo de gato. Además, no puede descartarse una menor capacidad de remoción de CSU en la cámara anterior del ojo de la rata. La eficacia del CSU para aumentar la PIO en la rata fue similar a la obtenida a través de inyecciones de AH, como se describió previamente en nuestro laboratorio (Benozzi y col., 2002). Sin embargo, para alcanzar una hipertensión ocular similar, fue necesaria una mayor concentración de CSU (40%) que de AH (1%). El dominio de AH es dependiente de la concentración y forma una red polimérica continua a una concentración de 1 mg/ml. Por el contrario, el dominio de CSU es limitado y adquiere una configuración de “cepillo para botellas” sin formar una red polimérica. Además, numerosas moléculas de CSU se unen a una sola columna vertebral de AH para formar el agregado de un proteoglicano típico (Lau y col., 2013). Por lo tanto, es esperable que la dosis de CSU necesaria para aumentar la PIO sea mucho mayor que la de AH. Por otra parte, además de las diferencias estructurales, diferencias en el turnover de estos dos GAGs podrían explicar esta observación. A pesar de las concentraciones relativamente altas de CSU necesarias para inducir una hipertensión ocular sostenida, no se observaron signos de inflamación en la cámara anterior de los ojos inyectados crónicamente con CSU. Se ha sugerido que los GAGs pueden reducir el diámetro funcional de los canales de flujo a través de los espacios esclero-corneales inter-trabeculares profundos y/o regular el flujo a 141 Discusión través de la membrana basal juxtacanalicular. Por lo tanto, es posible que el CSU inyectado en forma intracameral actúe de manera similar al CSU endógeno (es decir, impidiendo el flujo normal de humor acuoso). En concordancia con estos resultados, se ha demostrado que la inhibición de la enzima que cataliza la biosíntesis de CSU induce un aumento en el flujo de salida de humor acuoso en ojos humanos y porcinos in vitro (Keller y col., 2011). La hipertensión ocular desempeña un rol causal, aunque no necesariamente exclusivo, en la pérdida visual glaucomatosa. De hecho, no todos los modelos experimentales de hipertensión ocular crónica causan las mismas alteraciones en el sistema visual. Por lo tanto, los siguientes experimentos se realizaron con el fin de evaluar las consecuencias de la hipertensión ocular crónica inducida por inyecciones semanales de CSU sobre la función e histología retiniana. Diversas evidencias indican que algunos componentes del ERG pueden ser afectados en modelos experimentales de glaucoma. En un modelo de glaucoma crónico inducido por oclusión de tres venas epiesclerales en ratas, se demostró una disminución significativa de la amplitud de las ondas a y b del ERG (Bayer y col., 2001a). Cambios similares en el ERG de flash se demostraron en el ratón DBA/2J (Bayer y col., 2001b) y en ojos inyectados crónicamente con AH en la cámara anterior (Moreno y col., 2005a). Por otra parte, Viswanathan y colaboradores (2000) demostraron cambios en el ERG que se correlacionan con las respuestas en el ERG pattern en un modelo de glaucoma en monos inducido por aplicación de láser en el trabeculado. Asimismo, se ha descripto una reducción significativa en la amplitud de la onda b del ERG escotópico en ratas Brown Norway con inyección de solución salina hipertónica en una vena epiescleral (Chauhan y col., 2002). En concordancia con estos resultados, inyecciones crónicas de CSU indujeron una disminución significativa en la amplitud de las ondas a y b del ERG escotópico, que fue evidente ya a las 6 semanas de tratamiento. Además, la reducción adicional de estos parámetros después de 10 y 15 inyecciones semanales de CSU, sugiere que la hipertensión ocular crónica provocó una disfunción retiniana progresiva, una característica 142 Discusión compatible con el glaucoma crónico humano. Un perfil similar se obtuvo en el registro de los POs en ojos con hipertensión ocular inducida por CSU. Si bien el origen de los POs no ha sido concluyentemente elucidado, es posible que esta señal se origine en las vías de feedback neuronal en la retina interna, especialmente en la CPI y principalmente a partir de las células amácrinas, aunque también podrían contribuir las CGRs y las células bipolares (Wachtmeister, 1998). En conjunto, los resultados obtenidos demuestran una alteración funcional retiniana significativa y progresiva, que resultó evidente en etapas tempranas de hipertensión ocular (es decir, a partir de las 6 semanas tratamiento con CSU). Los VEPs reflejan la actividad de todas las células de la vía óptica desde los fotorreceptores a la corteza visual, incluyendo a las CGRs y sus axones. En humanos se ha demostrado que el glaucoma crónico afecta los VEPs, provocando tanto reducciones en la amplitud (Papst y col., 1984), como aumentos en la latencia (Towle y col., 1983). Sin embargo, resultados más recientes indican sólo cambios muy sutiles en la latencia de los VEPs asociados al daño glaucomatoso (Grippo y col., 2006). Los resultados obtenidos en esta Tesis indican alteraciones significativas en la amplitud (pero no en la latencia) de los componentes P1-N2 y N2-P2 de los VEPs, que fueron evidentes a las 6 y 15 semanas de hipertensión ocular. En cuanto a la arquitectura de la retina, se observó un daño significativo limitado a la CCG en los ojos inyectados con CSU a partir de las 10 semanas de tratamiento. En este sentido, la diminución en la inmunorreactividad para Brn3a resultó evidente a las 10 y 15 (pero no 6) semanas de hipertensión ocular, de manera tal que en este modelo experimental y al menos con las herramientas utilizadas en este trabajo, las alteraciones funcionales (ERG y VEPs) precedieron a las alteraciones estructurales. En suma, estos resultados indican que inyecciones semanales de CSU indujeron una elevación moderada y sostenida de la PIO, que provocó alteraciones significativas sobre la función de la retina (ERG) y de la vía visual (VEPs), así como sobre la histología retiniana, que reproducen características centrales del glaucoma crónico 143 Discusión de ángulo abierto en humanos. Asimismo, junto con las evidencias que demuestran mayores niveles de CSU en la red trabecular de pacientes con glaucoma de ángulo abierto (Knepper y col., 1996), estos resultados sugieren que el aumento de los niveles de CSU podría desempeñar un papel clave en la desregulación de la PIO característica de esta forma de glaucoma. Aunque el glaucoma ha sido concebido como una enfermedad limitada al ojo, los axones de las CGRs son extraoculares, con componentes intraorbitales e intracraneales. En el sistema visual, como en otros sistemas cerebrales, la función y supervivencia neuronal depende de las conexiones con otras neuronas. En este sentido, se ha demostrado una reducción marcada en la densidad de fibras retinianas procedentes de ojos con glaucoma experimental en el NGLd y el CS (Drouyer y col., 2008). Si bien la caída en los VEPs a las 15 semanas de hipertensión ocular podría claramente asociarse a la disminución en el número de CGRs observadas en este período, la alteración de este parámetro a las 6 semanas de hipertensión ocular, podría atribuirse a una alteración post-retiniana y/o a una alteración retiniana funcional (pero no histológica). Asimismo, sobre la base de los resultados obtenidos, es posible que las inyecciones crónicas de CSU, además de las CGRs, puedan afectar también la estructura y función del NO, como lo sugiere la alteración en el transporte anterógrado desde la retina al CS y al NGL que fue ya evidente a las 6 semanas de hipertensión ocular. Resultados similares se describieron en un trabajo relativamente reciente (Crish y col., 2010), en el que se analizó el transporte anterógrado de CTB al CS luego de 2 semanas de hipertensión ocular inducida por inyección intracameral de microesferas de poliestireno en ratas y en el modelo espontáneo de glaucoma (ratón DBA/2J). En ambos modelos se corroboró la captación activa de CTB en las CGRs. Sin embargo, luego de sólo dos semanas de hipertensión ocular, el transporte anterógrado en ratas se redujo en un 50 60%, en tanto que en ratones DBA/2J, se observó un déficit del transporte anterógrado al CS a partir de los 3 - 5 meses de edad en algunos animales y, a los 8 - 10 meses, la mayoría de ellos tuvieron un déficit significativo de este parámetro, que fue prácticamente completo a los 12 144 Discusión meses (Crish y col., 2010), con la particularidad de que en este modelo experimental, la pérdida de CGRs es un evento relativamente tardío que ocurre aproximadamente a los 12 meses de edad (Libby y col., 2005a, 2005b; Schlamp y col., 2006; Reichstein y col., 2007). La alteración del transporte axonal en el glaucoma fue descripta por primera vez en los años 70 (Anderson y Hendrickson, 1974; Minckler y col., 1976, 1977). Desde entonces, se ha prestado particular atención a la cabeza del NO, que según el “paradigma biomecánico del glaucoma” podría constituir un “cuello de botella” y ser el sitio más vulnerable a la obstrucción del flujo axoplásmico, debido a la compresión mecánica de los axones (Burgoyne y col., 2005; Chidlow y col., 2011; Holländer y col., 1995; Quigley y Addicks, 1980; Quigley y col., 1981). Sobre la base de esta hipótesis, algunos autores atribuyen la apoptosis de las CGRs a la pérdida de factores de neurotróficos (principalmente BDNF) derivados retrógradamente desde los núcleos de proyección central (Pease y col., 2000; Quigley y col., 2000). De hecho, los axones de las CGRs podrían ser efectivamente más vulnerables a efectos compresivos considerando que a nivel de la lámina cribosa (o lámina glial en roedores) son amielínicos (revisado por Whitmore y col., 2005). En algunos modelos experimentales de glaucoma (Bosco y col., 2011; Son y col., 2010), se han descripto cambios marcados en la reactividad glial a nivel de la cabeza del NO en etapas tempranas, así como en la ultraestructura de los astrocitos “fortificados” por densas fibras de filamentos del citoesqueleto, que podrían transducir la hipertensión ocular que opera a este nivel del NO en el glaucoma (Dai y col., 2011). Se ha postulado que la glía reactiva en la cabeza del NO altera la composición de la MEC de la lámina (Fuchshofer y col., 2005; Guo y col., 2005), posiblemente a través de la liberación de citoquinas inflamatorias desde los astrocitos y la microglía (Bosco y col., 2011; Hernandez, 2000; Tezel y col., 2001; Yuan y Neufeld, 2000), y por la muerte de oligodendrocitos post-laminares (Nakazawa y col., 2006) que proveerían un soporte trófico, además de la envoltura aislante en la porción mielinizada del NO (revisado por Nave, 2010). Aunque no permiten determinar fehacientemente el sitio primario de injuria axonal, 145 Discusión nuestros resultados demuestran que la disminución del transporte anterógrado es una manifestación temprana en la porción proximal del NO a la altura de la lámina glial y que consecuentemente, podría ser responsable de la reducción de la marca de CTB en el CS y el NGL. Concomitantemente con un déficit en el transporte anterógrado, las proyecciones de los terminales presinápticos de las CGRs se conservaron, como lo demostró la inmunomarcación para VgluT-2 en el CS, en forma similar a lo descripto en el modelo de ratones DBA/2J, incluso en etapas muy tardías de la enfermedad (15 - 22 meses de edad) (Calkins, 2012; Crish y Calkins 2011; Crish y col., 2010, 2013). Aunque el mecanismo patogénico involucrado en el modelo de glaucoma del ratón DBA/2J se asocia con la atrofia del iris, la dispersión de pigmento y el desarrollo de sinequias anteriores periféricas que provocan el cierre progresivo del ángulo irido-corneal (Bouhenni y col., 2012), lo que difiere marcadamente de los eventos inducidos por las inyecciones de CSU, la alteración en el transporte axonal desde la retina al CS parece ser una manifestación temprana de la enfermedad en ambos modelos experimentales. En este sentido, nuestros resultados suman evidencias a una concepción del glaucoma crónico según la cual, los axones de las CGRs son un sustrato temprano del daño glaucomatoso, eventualmente anterior a la disminución de los somas. En este paradigma, la alteración somática podría ser consecuencia (y no causa, como se supuso originalmente) de la lesión axonal, aunque aún no se dispone de evidencias contundentes respecto a los mecanismos involucrados en el daño axonal. Si bien como ya se señaló, la mencionada teoría biomecánica podría explicar la alteración axonal, esta concepción del glaucoma no provee una interpretación aceptable para la forma de glaucoma de presión normal, en la que el daño glaucomatoso es similar, pero cursa con una PIO normal, lo que probablemente sugiera la existencia de mecanismos adicionales y/o alternativos de daño axonal y somático. En todo caso, por ahora no es posible descartar formalmente que un deterioro subletal de la CGRs podría afectar la provisión del sustento necesario para sus axones, lo que resultaría en una muerte 146 Discusión progresiva desde el axón hacia el cuerpo celular; incluso no es posible descartar que las alteraciones somáticas y axonales inducidas por la hipertensión ocular crónica sean eventos independientes entre sí. Al presente, no se dispone de herramientas sólidas (específicamente, marcadores de daño somático) que permitan evaluar estas alternativas. Asimismo, como se discutirá más adelante, en este trabajo de Tesis hemos demostrado alteraciones gliales en la retina de ojos hipertensos, también en etapas tempranas de glaucoma experimental inducido por CSU, que podrían desempeñar un papel activo en la neuropatía glaucomatosa. Sin detrimento de estas consideraciones, los resultados presentados en este Tesis avalan al NO como un blanco temprano de daño en el glaucoma crónico experimental, como se discutirá con mayor detalle a continuación. 2.1. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel del nervio óptico El análisis histológico del NO demostró un correlato estructural con la disminución del transporte anterógrado de CTB en la porción proximal del NO. El glaucoma experimental indujo una disminución moderada pero significativa del número de axones a las 6 semanas, que progresó a las 15 semanas de hipertensión ocular. De hecho, es posible que la severidad del daño observado a las 15 semanas explique la reducción del área transversal del NO observada en este período. La distribución de los axones en función del área axonal permitió determinar la susceptibilidad diferencial de los axones más grandes (> 1,5 m2), que ya fueron afectados a las 6 semanas, en tanto que a las 15 semanas de hipertensión ocular se afectó el número de axones de todos los rangos de área evaluados. Parece poco probable que este resultado pueda atribuirse a un encogimiento del axoplasma, ya que no se observó un corrimiento hacia axones más pequeños en la distribución del área axonal. En concordancia con estos resultados, se ha demostrado una pérdida preferencial de los axones más grandes del NO en otros modelos de 147 Discusión glaucoma experimental en primates y ratas (Glovinsky y col., 1991; Levkovitch-Verbin y col., 2002; Moreno y col., 2005a). Resultados preliminares de la cuantificación de axones en la porción distal del NO que deben confirmarse con experimentos adicionales, indicaron una preservación de axones en esta porción del NO a las 6 semanas de hipertensión ocular (control: 3103 ± 84; CSU: 2920 ± 62, p = 0,12, test de Student), y una caída significativa de este parámetro a las 15 semanas de hipertensión ocular (control: 3192 ± 62; CSU: 2506 ± 151, p < 0,01, test de Student), lo que podría sugerir que el daño a nivel distal ocurre más lentamente que a nivel proximal. Estos resultados difieren de los obtenidos por el grupo de Crish y colaboradores, que postulan una progresión deletérea desde el axón hacia el cuerpo celular (mecanismo de dying-back) en el modelo de ratón DBA/2J (Crish y col., 2010; 2013; DenglerCrish y col., 2014) y en el modelo de hipertensión ocular inducido por la inyección de microesféras en la cámara anterior de ratas (Crish y col., 2010, 2013). Sin embargo, los estudios de estos autores han sido principalmente funcionales, pero no estructurales, lo que dificulta la comparación entre los resultados mencionados y los obtenidos en este trabajo de Tesis, sumado a las diferencias inherentes al modelo experimental utilizado en cada caso. El análisis ultraestructural permitió analizar el citoesqueleto de los axones, la presencia y estado de las organelas (principalmente mitocondrias), así como el grado de compactación de la mielina y los componentes gliales del NO. Las alteraciones ultraestructurales observadas en función del patrón de degeneración del axoplasma se clasificaron según la presencia de signos de desintegración focal del citoesqueleto, degeneración laxa (watery degeneration) o degeneración densa (dark degeneration). La degeneración laxa se caracterizó por una expansión del axolema, desintegración del citoesqueleto, pérdida de microtúbulos con preservación relativa de los neurofilamentos, ausencia total o parcial de organelas y reemplazo del axoplasma, en la mayoría de los casos, por un material amorfo y en apariencia laxo y claro. La degeneración densa se clasificó en dos subtipos, según se observaran axones en los que el axoplasma aparentemente fue 148 Discusión reemplazado por un material granular indefinido y electrón-denso, o según se encontraran completamente degenerados y sin axoplasma, en los que la mielina formó una masa electróndensa y redondeada. Estos tres patrones de degeneración se observaron simultáneamente en los dos intervalos analizados, aunque a las 15 semanas de hipertensión ocular, las alteraciones ultraestructurales fueron más marcadas y aparentemente prevaleció la forma de degeneración densa. Además de estos patrones de degeneración axonal, se observaron axones con alteraciones en la mielina de varios tipos (axones con mielina fragmentada con/sin exposición del axoplasma al medio extracelular, axones con áreas de mielina distorsionada y vacuolizada en las que las lamelas de las vainas se observaron descompactadas o la combinación de ellos). Estas alteraciones ultraestructurales comparten características con el proceso de degeneración Walleriana (Carbonell y col., 1991; Liu y Shen, 1985; Narciso y col., 2001; Saggu y col., 2010), que puede ser desencadenado por noxas de poder deletéreo moderado (lo que podría homologarse con la situación particular del glaucoma crónico (Salinas-Navarro y col., 2009), así como con modelos de daño más agresivo, tales como el pinzamiento (crush) (Narciso y col., 2001) o axotomía (Ma y col., 2013; Waller 1850) del NO. El daño en la mielina podría sugerir la contribución de componentes extra-axonales en la degeneración axonal inducida por la hipertensión ocular crónica. Una interpretación posible para la descompactación de la mielina (y el subsecuente aumento del espesor de la vaina), es la deslaminación leve debida a la ruptura de los enlaces estructurales entre proteínas de las láminas individuales, que fue evidente al examinar la mielina a mayor aumento. El número de Li de las vainas de mielina provee información acerca del grado de mielinización de los oligodendrocitos (Payne y col., 2012). Como ya se mencionó, en los grupos con hipertensión ocular sólo fue posible analizar los axones normales remanentes y los axones con degeneración leve, que intercalaron focos de mielina descompactada y mielina compacta en los que las Li fueron claramente identificadas. Sin embargo, exceptuando estas salvedades, a las 149 Discusión 15 semanas de glaucoma experimental se observó un corrimiento de la distribución de frecuencias de las Li hacia axones con vainas de mielina más delgadas. La ausencia de un corrimiento en la distribución de frecuencias a las 6 semanas de hipertensión ocular probablemente indique que pocos axones (los más grandes y menos numerosos) fueron sujetos a fenómenos desmielinizantes en relación al total, como lo demostró la distribución de los axones en función del área axonal. En términos gliales, la ultraestructura del NO de ojos hipertensos presentó un arreglo desorganizado, con gruesos procesos astrocitarios intercalados entre los haces de fibras nerviosas con distinto grado de degeneración. Fue frecuente distinguir células microgliales en las proximidades de axones degenerados y en algunos casos se observaron en su interior debris y axones en degeneración. Estos resultados son compatibles con un aumento en el número de células fagocíticas en modelos de degeneración Walleriana (Saggu y col., 2010), en los que se observa la presencia de astrocitos y células microgliales invadiendo la vaina de mielina a nivel de las Li, así como la fagocitosis de las lamelas debilitadas por la ruptura de los enlaces que las mantienen compactadas (Liu y Shen, 1985; Narciso y col., 2001). Las observaciones al microscopio electrónico se corroboraron con estudios de inmunomarcación para Iba-1, ED1 y GFAP, cuyos niveles aumentaron significativamente en el NO proximal, tanto a las 6 como a las 15 semanas de hipertensión ocular. En particular, la inmunorreactividad para ED1 aumentó entre 12 y 20 veces respecto al grupo control, en tanto que los niveles de Iba-1 resultaron 3 ó 2 veces mayores al control a las 6 y 15 semanas de tratamiento, respectivamente. Por otra parte, la inmunorreactividad para GFAP aumentó 1,6 veces a las 6 semanas y permaneció elevada hasta las 15 semanas de hipertensión ocular. La reducción significativa de la inmunorreactividad para pNF-H inducida por la hipertensión ocular es consistente con las observaciones de la pérdida de transporte anterógrado a las áreas de proyección y con el daño estructural del citoesqueleto axonal. 150 Discusión Se ha demostrado un aumento en la reactividad astrocitaria junto con alteraciones en otras poblaciones gliales tanto en NOs de ratones DBA/2J, como en ratas con hipertensión ocular crónica (Son y col., 2010). Son y colaboradores (2010) demostraron un aumento en la expresión del ARNm para vimentina (una proteína característica de astrocitos), ya desde etapas tempranas de la enfermedad (3 meses) y un aumento en la actividad microglial fagocítica (que coincidió con una disminución tardía en el número de oligodendrocitos PLP(+), a los 10 meses de edad. En ratas con hipertensión ocular inducida por fotocoagulación con láser de la red trabecular, se observó un aumento temprano del ARNm para vimentina en el NO ya a los 10 días del tratamiento, que se mantuvo elevado hasta los 29 días post-cirugía. En ambos modelos experimentales se observó una disminución en la inmunorreactividad para pNF-H, que en el ratón DBA/2J fue aproximadamente de un 80% a los 10 meses de edad y en las ratas, cercano al 100% a los 29 días post-cirugía (Son y col., 2010). Asimismo, en un estudio post-mortem del NO de un paciente con glaucoma primario de ángulo abierto y pérdida significativa del campo visual en ambos ojos, se demostró una marcada disminución en la inmunorreactividad para pNF-H en comparación con NOs de cuatro individuos control (Gupta y col., 2006). En concordancia con estos resultados, en el modelo de glaucoma utilizado en esta Tesis se demostró una reducción de ~ 50% y ~ 60% en la inmunorreactividad de pNF-H a las 6 y 15 semanas de hipertensión ocular crónica, respectivamente. En suma, estos resultados avalan el concepto de que la estructura axoglial del NO constituye un blanco temprano de daño glaucomatoso. 2.2. Efecto del glaucoma crónico experimental sobre la estructura axoglial del colículo superior Se ha demostrado que una lesión unilateral del NO induce cambios en la población de células gliales del CS contralateral (Rao y Lund, 1989; Schmidt-Kastner y col., 1993). En concordancia, los resultados obtenidos en este trabajo de Tesis indican que el glaucoma experimental inducido por CSU indujo alteraciones microgliales, macrogliales y oligodendrogliales significativas en el CS contralateral a ojos con hipertensión ocular. La 151 Discusión respuesta de la microglía en el área retinorreceptiva del CS (evaluada por tinción para GSA e inmunorreactividad para Iba-1), fue un evento temprano que precedió a la pérdida de CGRs. Ya a las 6 semanas de la hipertensión ocular, se observaron numerosas células microgliales con somas y procesos hipertrofiados en el CS contralateral a ojos hipertensos. Análogamente, en un modelo experimental de glaucoma en monos, se ha descripto activación microglial en las capas del NGL que reciben aferencias de ojos hipertensos (Imamura y col., 2009). Las células microgliales constituyen la “primera línea de defensa” que responden rápidamente frente a una lesión cerebral (Hanisch y Kettenmann, 2007; Kreutzberg, 1996; Streit, 2002; Van Rossum y Hanisch, 2004). En base a hallazgos morfológicos, la activación microglial fue originalmente descripta como un proceso estereotipado y gradual (Kreutzberg, 1996; Streit, 2002). Sin embargo, esta concepción ha sido cuestionada en los últimos años (Hanisch y Kettenmann, 2007). Varios estudios han demostrado que la microglía ramificada no se encuentra necesariamente en estado de reposo, como se asumió originalmente, sino que éstas son células mótiles que mueven constantemente sus procesos y de esta forma, actúan como “centinelas” del microambiente que las rodea (Davalos y col., 2005; Haynes y col., 2006; Nimmerjahn y col., 2005; Vinet y col., 2012). Por lo tanto, esta nueva concepción asume que la microglía es activa aún en condiciones normales, pero puede cambiar su morfología y función en respuesta a un determinado estímulo (Vinet y col., 2012). En una primera etapa, las células microgliales dirigen sus procesos hacia la lesión, antes de la retracción de sus procesos y su conversión en células móviles, capaces de migrar al sitio de la lesión (Davalos y col., 2005; Haynes y col., 2006; Nimmerjahn y col., 2005). La respuesta microglial a una noxa también puede involucrar proliferación celular (Hailer y col., 1999; O’Donnell y col., β00β). A las 6 semanas de hipertensión ocular, los resultados obtenidos podrían sugerir que las células microgliales proliferaron/migraron en el CS contralateral a ojos hipertensos, como lo demuestra el aumento en el número de células Iba-1(+), sin cambios en la relación del contenido de Iba-1/célula. Si 152 Discusión bien el análisis de la complejidad celular por IMARIS reveló un aumento en el número total de puntos de ramificación, número de segmentos de los filamentos y puntos terminales de los filamentos, este resultado no necesariamente debe interpretarse en detrimento del concepto clásico de activación microglial (hipertrofia y retracción de procesos), sino que también podría reflejar la mayor cantidad de células Iba-1(+). En este sentido, resulta esperable que un mayor número de células correlacione con una mayor cantidad de procesos/filamentos gliales. Si bien en el análisis convencional, el porcentaje de área inmunorreactiva para Iba-1 sólo aumentó significativamente a las 15 semanas de hipertensión ocular, el análisis de IMARIS indicó alteraciones significativas en la morfología microglial aun en etapas más tempranas de hipertensión ocular. Es posible que esta discrepancia se deba a que las imágenes obtenidas por microscopía de fluorescencia convencional procesadas por ImageJ captaran principalmente los somas y procesos primarios, excluyendo los procesos secundarios de ramificación, más fácilmente identificables a las 15 semanas de glaucoma experimental, etapa en la cual la hipertrofia de los cuerpos y los procesos fue más marcada y los niveles de Iba-1 fueron significativamente mayores que a las 6 semanas de tratamiento. El análisis de la complejidad celular reveló que la respuesta microglial estuvo definida espacio-temporalmente; se inició en la porción lateral del CS (a las 6 semanas de hipertensión ocular) y progresó hacia la porción medial a las 15 semanas de tratamiento. Dado que la microglía activada puede polarizarse en distintos fenotipos (pro-inflamatoria, M1) o antiinflamatoria, M2), la activación microglial asociada a procesos neurodegenerativos puede resultar beneficiosa en una respuesta aguda o deletérea en un estado crónicamente activado, capaz de promover y exacerbar procesos neurodegenerativos (Anthony y Pitossi, 2013; Mosser y Edwards, 2008). Durante el desarrollo de la presente Tesis, se intentó tipificar a la microglía mediante el uso de marcadores específicos de cada estado de polarización, utilizando condiciones que fueron exitosamente utilizadas por la Dra. Laura A. Pasquini (IQUIFIB, Dpto. 153 Discusión de Química Biológica, FFyB, UBA/CONICET) en otras áreas cerebrales. Sin embargo, en nuestras condiciones experimentales, no fue posible obtener una inmunomarcación reproducible para los antígenos iNOS (característico del fenotipo M1) y arginasa o receptor de manosa (característicos del fenotipo M2) a nivel del CS. ED1 es una proteína de membrana predominantemente presente en lisosomas y fagolisomas y correlaciona con la capacidad fagocítica de las células microgliales activadas (Damoiseaux y col., 1994). Esta proteína también se localiza en la superficie celular, donde interviene en el reconocimiento célula-célula, debido a que en la síntesis de proteínas lisosomales de membrana, algunas de las vacuolas del complejo de Golgi se fusionan con la membrana plasmática y luego son recicladas por endocitosis. La actividad fagocítica de las células microgliales sólo fue evidente en el período más avanzado de glaucoma crónico, en el que presumiblemente estas células podrían estar involucradas en la fagocitosis de debris celulares, evento que precede a la diferenciación celular de oligodendrocitos, que proliferan en respuesta a procesos inflamatorios (Greenwood y Butt, 2003; Lytle y col., 2009; Miron y col., 2013; Zai y Wrathall, 2005). Se ha demostrado que la microglía ED1(+) es más numerosa en cultivos neuronales sometidos a desmielinización inducida por anticuerpos anti-glicoproteína de la mielina (Defaux y col., 2009). Además, se ha descripto la presencia conjunta de células ED1(+) e iNOS(+) en focos de lesión inflamatoria inducido por la administración in vivo de LPS (Felts y col., 2005) o por el tratamiento de células microgliales en cultivo incubadas con mielina de rata (Pinteaux-Jones y col., 2008). En suma, los resultados de estos trabajos avalan la asociación de la respuesta fagocítica con una respuesta inflamatoria, es decir, típicamente M1. Los astrocitos constituyen otra de las poblaciones gliales que se activan frente a distintas formas de daño del SNC. La activación astroglial se caracteriza principalmente por la sobreexpresión de GFAP. De hecho, el aumento en los niveles de GFAP es un sello distintivo en lesiones del SNC tales como la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob 154 Discusión (Eng y col., 2000), entre otras. Estudios previos han demostrado que la enucleación (Hernandes y Britto, 2014; McLoon, 1986; Rao y Lund, 1989) o la inyección intravítrea de NMDA (Tanaka y col., 2009) provocan astrogliosis en el CS. Análogamente a lo descripto en el modelo de glaucoma agudo ya discutido, una hipertensión ocular aguda de 110 mm de Hg durante 75 min induce un aumento temprano (3 días) en la expresión de GFAP, tanto en el NGL como en el CS de ratas (Zhang y col., 2009), y se ha demostrado que en primates, la transección del NO o la hipertensión ocular moderada durante 14 a 58 días provoca un aumento robusto en la expresión de GFAP en las láminas del NGL del ojo tratado y una moderada activación astrocitaria en las columnas de dominancia del ojo tratado en la CV1 (Lam y col., 2009). Sin embargo, los efectos de la hipertensión ocular crónica sobre los niveles coliculares de GFAP no habían sido previamente examinados. En este trabajo de Tesis, se demostró una marcada respuesta astroglial a las 15 semanas de hipertensión ocular, que ocupó toda la extensión del CS en sentido mediolateral, las capas superficiales y la capa SGI del CS en sentido dorso-ventral. Esta distribución fue similar a la descripta en nuestro y otro modelo de HOA (Zhang y col., 2009), así como en modelos de enucleación y transección del NO (Hernandes y Britto, 2014; McLoon, 1986; Zhang y col., 2009). Comparando la respuesta microglial con la respuesta astroglial del CS, nuestros resultados parecen indicar que la microglía podría ser una de las primeras poblaciones celulares en detectar un déficit en el input sensorial en esta estructura. En este sentido, además de una gran plasticidad funcional, las células microgliales se caracterizan por un bajo umbral de activación (Graeber, 2010) y son capaces de responder incluso a estresores de baja intensidad que afectan al SNC, ya sea de forma directa o indirecta (Kreutzberg, 1996). Si bien no se observaron diferencias significativas globales en la inmunorreactividad para GFAP a las 6 semanas de hipertensión ocular, el estudio sectorial del CS a través del análisis de imágenes confocales, permitió detectar una activación astrocitaria significativa en la región medial y más moderada en la porción lateral del CS en este período. Un estudio similar a las 15 155 Discusión semanas de hipertensión ocular, confirmó los resultados obtenidos previamente por microscopía de fluorescencia convencional. Además, este análisis aportó información respecto a la complejidad morfológica de los astrocitos coliculares, que progresó con el tiempo de hipertensión ocular. Las diferencias en la magnitud de la respuesta a las 6 y a las 15 semanas de glaucoma crónico podrían interpretarse como diferentes estadíos de un mismo proceso o bien a dos respuestas astrocitarias diferentes. Trabajos de otros autores (Pekny y col., 2007; Valamanesh y col., 2013) coinciden en la descripción de dos estadíos de gliosis, con funciones bien definidas. En las primeras etapas de la lesión, los astrocitos reactivos pueden participar en procesos de neuroprotección (liberando factores neurotróficos y moléculas antioxidantes) y en una etapa posterior, la desregulación en la homeostasis de iones y agua, así como la incapacidad para remover neurotransmisores podría contribuir a la muerte neuronal. Además, la formación de la cicatriz glial podría delimitar la inflamación al epicentro de la lesión, proteger las redes neuronales aledañas (Faulkner y col., 2004; Herrmann y col., 2008; Okada y col., 2006; Wanner y col., 2013) e inhibir fenómenos de plasticidad en el SNC, como el crecimiento de nuevas neuritas o la reconexión de vías afectadas (Wanner y col., 2013). Cualitativamente, la morfología de los astrocitos coliculares luego de 15 semanas de hipertensión ocular presentó signos típicos de una cicatriz glial que comprendió astrocitos hipertrofiados, procesos filamentosos entrelazados y territorios celulares individuales relativamente más pequeños. Además de astrocitos, la cicatriz glial se compone de un core de células proinflamatorias CD16/32(+) o ED1(+) (Horn y col., 2008; Kigerl y col., 2009) y una población grande y heterogénea de células inmaduras que expresan marcadores comúnmente asociados a progenitores (incluidos nestina, vimentina, y NG2) (Busch y col., 2010; Lytle y col., 2006; Zai y Wrathall, 2005) y se considera que la polarización dinámica de diferentes poblaciones celulares en diferentes etapas post-lesión, “orquesta” la formación de una cicatriz estructuralmente en capas (Hughes y col., 2013). En este sentido, considerando que la inflamación es una característica central en varios desórdenes 156 Discusión neurodegenerativos caracterizados por desmielinización y dada la participación de las células NG2(+) en la formación de la cicatriz glial y también en fenómenos de remielinización, se analizó el efecto de la hipertensión ocular sobre las sub-poblaciones de oligodendrocitos coliculares, un aspecto que no había sido previamente explorado en el glaucoma experimental. Como se mencionó en la Introducción, los oligodendrocitos coliculares se encuentran en diferentes estadíos de diferenciación: células precursoras de oligodendrocitos (CPO), oligodendrocitos premielinizantes, oligodendrocitos mielinizantes inmaduros (OMi) y oligodendrocitos mielinizantes maduros (OMm), que pueden ser caracterizados por la expresión diferencial de marcadores específicos. Los resultados obtenidos indicaron alteraciones significativas de los oligodendrocitos coliculares, tanto en etapas tempranas como tardías de glaucoma crónico experimental. En particular, se observó un aumento en la inmunorreactividad para NG2 en la porción lateral del CS a las 6 semanas de hipertensión ocular y en la porción medial y lateral a las 15 semanas de glaucoma experimental, que resultó en un perfil espaciotemporal similar al observado para Iba-1. La glía de tipo NG2(+) (polidendrocitos) forma parte de la población de CPO, debido a su capacidad de dar origen a oligondendrocitos mielinizantes y no mielinizantes. Sin embargo no todas las células NG2(+) se diferencian a oligodendrocitos; por ejemplo, en las primeras etapas post-natales, algunas de estas células se diferencian a astrocitos, capacidad que pierden gradualmente en etapas post-natales más avanzadas (revisado por Nishiyama y col., 2014). Los polidendrocitos proliferan y sufren cambios morfológicos en respuesta a una amplia variedad de estresores del SNC, que además de procesos desmielinizantes incluyen lesión de la médula espinal (Jones y col., 2002; McTigue y col., 2001), isquemia (Zhang y col., 2013), lesión por excitotoxicidad (Bu y col., 2001; Wennström y col., 2004) o infección viral (Levine y col., 1998). El curso temporal de su activación y su morfología reactiva o el grado de proliferación varía dependiendo de la naturaleza del daño. Si bien aún no se conoce la relevancia funcional de estos cambios morfológicos y proliferativos, los cambios observados 157 Discusión en la morfología de las células coliculares NG2(+) en respuesta a la hipertensión ocular descriptos en la presente Tesis, podrían participar como causa o consecuencia de la progresión del daño glaucomatoso a nivel central. Las células NG2(+) exhiben una relación espacial muy cercana a la de los procesos de astrocitos y el soma microglial, que se vuelve más pronunciada en respuesta a una lesión. En lesiones agudas, la respuesta de las células NG2(+) ocurre tempranamente (alrededor de las 24 h) (Horky y col., 2006; Simon y col, 2011; Watanabe y col., 2002), con un curso temporal similar al de la respuesta microglial y en forma previa a la astrogliosis reactiva (revisado por Nishiyama y col., 2014). Los resultados obtenidos en cuanto al curso temporal de la respuesta de los polidendrocitos en relación a la activación micro y astroglial del CS inducida por la hipertensión ocular, son compatibles con estos antecedentes. Al presente, se desconoce de qué manera los tres tipos de glía reactiva se comunican entre sí y conforman eventualmente una respuesta concertada, específicamente adaptada a cada tipo de lesión. La proliferación de los polidendrocitos depende de diversos factores como la edad, la localización en el SNC y el nicho germinal del que provienen. Asimismo, se ha sugerido que el microambiente induce una proliferación diferencial de los polidendrocitos, que es mayor en la sustancia blanca del cuerpo calloso y el cerebelo comparado con la sustancia gris adyacente (Hill y col., 2013). Se ha sugerido que un ambiente “más oxidante” de la sustancia blanca proveería de una mayor concentración de Ca2+ intracelular a las células NG2(+), que están más despolarizadas. Además, se ha postulado que el comportamiento proliferativo diferencial en diferentes regiones del SNC podría reflejar diferencias en la funcionalidad de los astrocitos, diferencias en el estado rédox del microambiente celular ante condiciones fisiológicas, como un aumento en la respiración celular por aumento en la actividad neuronal, o ante condiciones patológicas como la hipoxia y la inflamación, que inducen daño oxidativo (revisado por Hill y Nishiyama, 2014). Evidencia reciente ha demostrado que la actividad neuronal promueve la 158 Discusión proliferación y diferenciación de las CPO y el remodelamiento de la microestructura de la mielina, y sugiere que cambios adaptativos en las células formadoras de la mielina representan un tipo de plasticidad neuronal (Gibson y col., 2014). Paradójicamente, se ha demostrado que la pérdida de axones y oligodendrocitos en modelos de daño axonal o de desmielinización también promueven la proliferación de CPO, que en algunos casos generan nuevos oligodendrocitos (Greenwood y Butt, 2003; Lytle y col., 2009; Zai y Wrathall, 2005) y se ha asociado la activación microglial en procesos inflamatorios con la proliferación y diferenciación de CPO (Miron y col., 2013). En este sentido, se analizó el comportamiento de otras poblaciones oligodendrogliales, a través del estudio de la inmunorreactividad para O1 (característico de OMi y OMm) y para MBP (característico del último estadío de diferenciación oligodendroglial (OMm)). El OMi es una célula de morfología multipolar compleja, post-mitótica que carece de las moléculas presentes en las vainas de mielina. La inmunorreactividad para O1 aumentó en la porción medial y lateral a las 6 y 15 semanas de hipertensión ocular en las dos capas de mayor densidad axonal del CS, el SO y el SGI. Las capas SO y SGI adyacentes a las regiones del CS con pérdida del transporte de CTB coincidieron con aquellas en las que se observó sobreexpresión de O1, tanto a las 6 como a las 15 semanas de tratamiento. Al presente, la mayoría de los trabajos que investigaron las consecuencias de un déficit en el input retiniano sobre núcleos cerebrales visuales (por enucleación o lesiones del NO) se han enfocado en los astrocitos o en la microglía, y hasta la realización de este trabajo, no se habían examinado las consecuencias de la hipertensión ocular crónica sobre las poblaciones de oligodendrocitos. Una interpretación posible de nuestros resultados es que la deprivación del input retiniano afecte en forma directa componentes de la mielina de las capas del CS de mayor densidad axonal, o de forma indirecta a través de la activación microglial y que a su vez, constituya una señal para la proliferación de CPO y diferenciación a oligodendrocitos mielinizantes. En anomalías de la mielina o en procesos de desmielinización del SNC, es esperable un proceso de remielinización 159 Discusión que involucra cambios en las poblaciones de oligodendrocitos. La remielinización que ocurre en respuesta a un proceso desmielinizante se produce a través de la activación de progenitores de oligodendrocitos en la lesión, que forman nuevos oligodendrocitos y permiten recuperar la función de aislamiento de la mielina. Sin embargo, el proceso de remielinización se vuelve progresivamente limitado. Células progenitoras de oligodendrocitos en la lesión, por razones desconocidas, pierden gradualmente la capacidad de formar oligodendrocitos mielinizantes (Fernandez y col., 2012). En el CS contralateral a ojos hipertensos, las células precursoras NG2(+) mostraron una apariencia morfológica alterada, con somas hipertróficos y múltiples procesos, que se acompañaron por un aumento en la inmunorreactividad para O1, característico de OM, que podrían quedar arrestados en el estadío OMi. Si bien las consecuencias de la alteración morfológica de estas células en la progresión de la enfermedad debe ser examinado más exhaustivamente, es posible que estas células reactivas contribuyen a un estado de remielinización, pero que la pérdida concomitante de la función y estructura axonal, así como el aumento en la reactividad microglial podrían provocar una falla para completar la diferenciación a OMm, lo que resulta en células aberrantes que se acumulan en sitios adyacentes a la lesión, una situación similar a la observada en modelos crónicos de lesión de la sustancia blanca. En este contexto, se evaluaron tanto los niveles proteicos como la inmunorreactividad para MBP, como el contenido lipídico del CS, a fin de determinar el estado de los OMm y de las proteínas y lípidos de la mielina. Llamativamente, los niveles proteicos y la inmunorreactividad para MBP no se afectaron significativamente en los períodos estudiados. Aún no disponemos de una interpretación clara para estos resultados; sin embargo se ha sugerido que durante la desmielinización, una mayor exposición de epitopes podría aumentar la inmunorreactividad para antígenos de la mielina, compensando “artificialmente” una caída en los niveles de esta proteína. Por otra parte, la ausencia de cambios en los niveles proteicos de dos de las isoformas de MPB probablemente se deba al hecho de haber utilizado homogenatos de toda la estructura del CS, 160 Discusión con lo que podrían enmascararse fenómenos locales. En contraste, la tinción con Red Oil indicó una pérdida del contenido lipídico en el sector lateral del SO, tanto a las 6 como a las 15 semanas de hipertensión ocular crónica, que fue más extendida en el SGI, pues a las 6 semanas y 15 semanas de glaucoma experimental abarcó todos los sectores del CS analizados, exceptuando la porción medial del SGI a las 15 semanas. La tinción con Red Oil ha sido ampliamente validada para la determinación de gotas lipídicas en músculo esquelético, corazón e hígado (Mehlem y col., 2013) y aunque es menos utilizada para el estudio de enfermedades desmielinizantes del SNC (Prins y col., 2013; Tsiperson y col., 2010), ha permitido detectar un aumento en el volumen de desmielinización en el estriado de ratas a las que se les administró un adenovirus que expresa Il-1 (Murta y col., 2012), y se ha demostrado una disminución en el contenido lipídico tanto en la corteza, el hipocampo y tallo encefálico a los 28 días de un daño axonal traumático difuso (Wen y col., 2014). En este sentido, a pesar de los resultados obtenidos respecto a los niveles de MBP, las alteraciones observadas a través de la tinción con Red Oil, podrían considerarse un indicio (indirecto) de desmielinización o al menos de alteraciones sutiles de la mielina inducidas por la hipertensión ocular crónica. Las alteraciones en la mielina en la porción lateral del CS (por donde las fibras retinianas ingresan al CS desde el tracto óptico) fueron confirmadas por MET. La hipertensión ocular indujo una desorganización evidente de la ultraestructura del CS lateral a las 15 semanas de hipertensión ocular, que se evidenció a nivel del neuropilo y de los axones. Estos últimos presentaron formas irregulares, muchas veces con sectores de mielina laxa y separación de las lamelas de las vainas. En otros casos, se observaron acúmulos de mielina que correspondieron a axones en degeneración. A nivel del neuropilo, las alteraciones adquirieron la forma de ampollas (blebs), que no parecerían un artefacto de técnica porque alrededor de ellas se observaron axones y porque muchas de ellas presentaron un contenido amorfo electrón-lúcido, que podrían corresponder a áreas del parénquima más 161 Discusión debilitadas y edematosas. En un futuro próximo, se planea realizar un estudio similar en períodos más tempranos de hipertensión ocular. El estado axonal y neuronal en diversos sectores del CS se analizó a través de un estudio de inmunofluorescencia para pNF-H y NeuN (un marcador específico de neuronas), respectivamente. La inmunorreactividad para pNF-H se redujo significativamente a las 15 (pero no 6) semanas de glaucoma crónico en casi todos los sectores analizados, con excepción del sector medial en el SGI. Sin embargo, el número de neuronas NeuN(+) se preservó aún a las 15 semanas de tratamiento, aunque la evidencia cualitativa de reducción del diámetro neuronal podría considerarse un índice de atrofia neuronal, que deberá ser confirmada en estudios cuantitativos complementarios. Diversos estudios han demostrado que la pérdida de neuronas coliculares frente a noxas retinianas es un evento relativamente tardío y muy posterior a la caída de los somas de las CGRs. En un modelo de lesión retiniana inducida por inyección intravítrea de NMDA en ratones, que provoca una reducción significativa en el número de células en la CCG a partir del día 1 postinyección (Ito y col., 2008), se detectó una pérdida neuronal significativa recién a los 90 días en el CS (Tanaka y col., 2009). En un modelo de HOA en ratas, 4 semanas post-tratamiento no fueron suficientes para inducir pérdida neuronal en el dNGL o el CS (Zhang y col., 2009). En modelos de glaucoma en primates, la disminución de la densidad celular en el NGL es también un evento muy tardío (Ito y col., 2009; Sasaoka y col., 2008; Yücel y col., 2000, 2001, 2003). En este contexto, es posible que la pérdida de neuronas coliculares ocurra en períodos aún más prolongados de hipertensión ocular que los analizados en este trabajo. Si bien las alteraciones a nivel neuronal fueron claramente menores (al menos con las técnicas utilizadas), cabe señalar que aproximadamente el 90% de células del SNC son células gliales, que mantienen una relación íntima con las neuronas y desempeñan un papel crucial en la regulación del entorno que las rodea. Disfunciones gliales, especialmente de astrocitos y 162 Discusión microglía han adquirido una relevancia creciente como “actores clave” en la patogenia de diversos trastornos del SNC (De Keyser y col., 2008), como la epilepsia (Binder y Steinhauser, 2006; Tian y col., 2005), la esquizofrenia (Matute y col., 2005) y la enfermedad de Alzheimer (Kuchibhotla y col., 2009; Mrak y Griffinbc, 2001), entre otras. En este contexto, las alteraciones gliales en el CS descriptas en este trabajo de Tesis podrían extender las consecuencias conceptuales de una disfunción glial central también al glaucoma. Sin embargo, aún no resulta posible establecer si las alteraciones axogliales del CS, son consecuencia de cambios subletales en las CGRs o de la glía y los axones del NO (en períodos tempranos), de la pérdida de CGRs y sus axones (en etapas avanzadas de glaucoma), o son consecuencia directa del aumento de la PIO, transducido al CS a través de mecanismos aún desconocidos. El hecho de que la mayoría de los cambios tempranos hayan ocurrido prevalentemente en la porción lateral del CS, fue un hallazgo sorprendente. Si bien en este trabajo de Tesis no se realizó un análisis espacial detallado y cuantitativo del déficit del transporte a las áreas retinorreceptivas del CS, en el modelo de axonopatía distal en el ratón DBA/2J y en ratas adultas con dos semanas de hipertensión ocular, se demostró que la reducción del transporte activo sigue un patrón retinotópico que se asemeja a la pérdida de la visión en el glaucoma crónico humano, es decir, desde la periferia al centro, y hacia la representación del disco óptico en el CS de roedores (Crish y col., 2010). Aunque en nuestras condiciones experimentales no fue posible elucidar el perfil de avance de la pérdida del transporte anterógrado, dado que ya a las 6 semanas de hipertensión ocular la caída fue aproximadamente de un 80 - 95%, resultó llamativa la preservación de la marca para CTB en la región rostro-medial del CS. De hecho, en los animales con HOA a los 7 días de tratamiento, el transporte también se preservó en esta pequeña región. Por distintos métodos y en distintas especies de roedores se ha demostrado que la porción rostromedial recibe proyecciones ipsilaterales (Isenmann y col., 1999; Lund, 1965; Rao y Lund, 1989; Rodger y col., 2005). En este contexto, la respuesta glial diferencial del sector lateral del CS 163 Discusión podría tener un sustento anatómico. Es posible especular que la porción medial del CS contralateral al ojo con glaucoma crónico que recibe escasas aferencias del ojo control, tenga un ambiente menos nocivo que la porción lateral, y por lo tanto sea menos susceptible al estrés inducido por la hipertensión ocular en etapas tempranas. En este sentido, Drouyer y colaboradores (2008) han descripto una pérdida del transporte de CTB en la porción lateral del CS en ratas con 17 semanas de hipertensión ocular inducida por cauterización de venas epiesclerales, y sugieren que las proyecciones de la retina inferior están más afectadas que las de la retina superior (Siminoff y col., 1966). Queda pendiente realizar un análisis de estas características en el modelo de glaucoma crónico inducido por CSU. 2.3. Efecto del glaucoma crónico experimental a nivel retiniano Habiendo demostrado cambios gliales tempranos a nivel del NO y el CS, se analizaron los efectos de la hipertensión ocular crónica sobre las diferentes poblaciones gliales de la retina. La inmunorreactividad para Iba-1 y ED1 aumentó significativamente a las 6 pero no a las 3 semanas de hipertensión ocular. Este resultado sugiere una marcada activación microglial que se extendió a todas las capas de la retina y presentó características fagocíticas, en forma previa a la caída de los somas de las CGRs. Estos resultados concuerdan con los de otros autores, que a través del estudio de perfiles de expresión génica, asocian las alteraciones retinianas de ratones DBA/2J a una respuesta inmune innata (Steele et al., 2006), e incluso sugieren su participación en el inicio de la enfermedad (Fan et al., 2010). En este sentido, Bosco y colaboradores (2011) demostraron que los niveles proteicos y del ARNm de Iba-1 aumentan significativamente ya a los tres meses de edad en el ratón DBA/2J, siendo máximos en la retina central y en el NO proximal, en tanto que en etapas más tardías, estos parámetros se encuentran aumentados en la retina periférica. Asimismo, Levkovitch-Verbin y colaboradores (2014) demostraron que a los 14 días de hipertensión ocular inducida por cauterización con láser de la red trabecular, aumenta el número de células Iba-1(+) y ED1(+) en la retina de ratas. Sin embargo, en contraste con lo 164 Discusión observado en nuestro modelo de glaucoma crónico experimental, el grupo de Bosco (2011) demostró un rol marginal para ED1 en las retinas de los ratones DBA/2J. Probablemente, estas diferencias podrían atribuirse a las diferencias entre los modelos experimentales, que incluyen la magnitud de la hipertensión ocular (que en el modelo DBA/2J es más variable entre animales e incluso entre los ojos de un mismo animal), a la diferencia entre especies e incluso a la edad de los animales, entre otros factores. A las 3 semanas de hipertensión ocular se observó un aumento en la inmunorreactividad para GFAP en los procesos de las células de Müller, que cualitativamente fue mayor a las 6 semanas de tratamiento. Las células de Müller atraviesan todo el espesor de la retina y contactan con células bipolares, horizontales, amácrinas, fotorreceptores, células microgliales y astrocitos. Sobre la base de esta distribución particular, se ha sugerido que las células de Müller se encuentran topográficamente “bien posicionadas” para monitorear la homeostasis retiniana y contribuir a la estructura y función de la retina (Goldman, 2014). Es posible que esta disposición les provea la capacidad de constituir blancos propicios para responder rápidamente ante distintas noxas, como la hipertensión ocular (Inman y Horner, 2007). En este sentido, no resulta sorprendente que en nuestro modelo de glaucoma experimental, el aumento en los niveles de GFAP en las células de Müller (un reconocido indicador de daño retiniano), haya sido uno de los primeros eventos en respuesta a la hipertensión ocular crónica, incluso anterior a los cambios en la reactividad microglial. En concordancia con estos resultados, en la retina del ratón DBA/2J se ha descripto un aumento temprano en la reactividad astrocitaria y de las células de Müller seguidos por una activación microglial más lenta (Buckingham y col., 2008; Crish y col., 2010; Howell y col., 2007; Inman y Horner, 2007; Jakobs y col., 2005; Libby y col., 2005; Schlamp y col., 2006; Son y col., 2010; Stevens y col., 2007). Asimismo, se ha demostrado que la HOA induce un aumento en la expresión de GFAP en las células de Müller (Woldemussie y col., 2004; Xue y col., 2006a; Zhang y col., 2009) y nestina (Xue y col., 2006a). 165 Discusión La nestina es una proteína que forma parte de la familia de filamentos intermedios y fue originalmente descripta como un marcador de células progenitoras neurales durante el desarrollo (Lendhal y col., 1990). Evidencias más recientes indican que esta proteína también se expresa en células progenitoras en el adulto en diversos tejidos en condiciones normales o patológicas (Fröjdman y col., 1997; Hoffman, 2007; Sejersen y Lendhak, 1993; Yamada y col., 2009). A diferencia de lo que ocurre en la retina de mamíferos, las células de Müller de los peces poseen la capacidad de regenerar íntegramente la retina luego de un daño (tóxico, mecánico o por radiación) y restaurar la visión (Goldman, 2014). Sin embargo, las células de Müller de mamíferos conservan la capacidad de responder ante diferentes situaciones de daño como el glaucoma (Xue y col., 2006a), la transección del NO (Xue y col., 2006b), el daño por láser Kohno y col., 2006), o el desprendimiento de retina (Luna y col., 2010), a través de la expresión de nestina. En el modelo de hipertensión ocular crónica inducido por CSU, la expresión de nestina en células de Müller fue evidente a las 6 (pero no 3) semanas de tratamiento Estos resultados avalan el concepto de que la activación glial retiniana podría ser también un evento temprano, que antecede a la pérdida de CGRs. En conjunto, los resultados obtenidos en esta Tesis indican que el glaucoma experimental indujo una activación microglial temprana y consistente en todas las áreas visuales estudiadas (retina, NO y CS). Sobre la base de estos resultados, los experimentos que se discutirán a continuación tuvieron por objetivo analizar el efecto de la inhibición de la reactividad microglial sobre las alteraciones inducidas por el glaucoma experimental crónico. 2.4. Tratamiento con minociclina La minociclina (MINO) es una tetraciclina de segunda generación con potentes efectos antimicrobianos y anti-inflamatorios. Diversas dosis y vías de administración de MINO han sido utilizadas en modelos experimentales de neurodegeneración. En este trabajo de Tesis, se optó por 166 Discusión el protocolo utilizado por Guasti y colaboradores (2009) en un modelo de lesión del nervio espinal en el que la MINO fue eficaz en reducir la respuesta microglial. La MINO administrada a partir de la cuarta semana de hipertensión ocular crónica, no modificó la PIO, análogamente a lo descripto en el modelo DBA/2J (Bosco y col., 2008) y en un modelo de hipertensión ocular inducido por cauterización con láser de la red trabecular en ratas (Levkovitch-Verbin y col., 2006; 2014). Sin embargo, aunque no afectó los niveles retinianos de Iba-1, la MINO previno completamente el aumento en los niveles retinianos de ED1 inducido por el inyecciones crónicas de CSU. En concordancia con nuestros resultados, LevkovitchVerbin y colaboradores (2014) demostraron que la MINO administrada diariamente a partir de 3 días antes de la fotocoagulación con láser, previene el aumento en el número de células fagocíticas, pero no el aumento en el número total de células microgliales. Resultados preliminares que deben ser confirmados, parecen indicar que el tratamiento con MINO reduce la expresión de nestina (pero no de GFAP) en los procesos de las células de Müller. Se ha descripto un comportamiento similar en las células de Müller de ratones DBA/2J tratados con MINO durante 25 semanas (a partir de 1,5 meses de edad, en forma previa a la activación microglial, que ocurre a los 3 meses) (Bosco y col., 2008). En este modelo experimental, la MINO no modificó la activación astrocitaria y de las células de Müller (evaluada a través de los niveles proteicos y de ARNm de GFAP), pero redujo significativamente la activación microglial. A nivel del NO, la MINO previno parcial, pero significativamente el aumento en el área Iba-1(+) y ED1(+) y evitó completamente el aumento en el área GFAP(+) y la disminución de la inmunorreactividad para pNF-H inducidos por la hipertensión ocular, un aspecto que no había sido previamente examinado. Nuestros resultados sugieren que la MINO a nivel del NO previene el daño glaucomatoso sobre los axones de las CGRs a través de un mecanismo que inhibe tanto la reactividad microglial y la actividad fagocítica como la astrogliosis reactiva, eventos que podrían estar causalmente vinculados entre sí. Los efectos de la MINO sobre la preservación de 167 Discusión la inmunorreactividad para pNF-H avalan el efecto neuroprotector de la MINO sobre los axones de las CGRs. A nivel del CS, la MINO evitó la respuesta microglial inducida por la hipertensión ocular en la porción lateral del CS a las 6 semanas de tratamiento, a excepción de la suma del volumen de los filamentos Iba-1(+), en la que el efecto de la MINO fue parcial. Asimismo, la MINO previno el aumento en la inmunorreactividad para GFAP en la porción medial y lateral del CS y el aumento de todos los parámetros evaluados en ambos sectores del CS. Finalmente, la MINO previno la reducción del transporte axonal al CS inducida por la hipertensión ocular, efecto que no había sido previamente demostrado, y que a la luz de los resultados obtenidos podría ser interpretado sobre la base de los efectos de la MINO a nivel retiniano y del NO. A nivel del CS, los resultados sugieren que la MINO podría tener un efecto directo, indirecto o la combinación de ambos. Por un lado, debido a que fue administrada sistémicamente y es capaz de atravesar la barrera hemato-encefálica, la MINO podría ejercer efectos anti-inflamatorios directos sobre el CS; por otro, la reducción de las alteraciones en los axones de las CGRs y de la respuesta microglial en el NO podría prevenir el déficit en el input visual al CS e indirectamente, la respuesta glial inducida por la hipertensión ocular observada en esta estructura a las 6 semanas de tratamiento. Dado que la microglía puede regular la mielinización, los oligodendrocitos o ambos, no es posible descartar que la MINO afecte positivamente a los polidendrocitos y la mielina, aspectos que se analizarán en un futuro próximo. En suma, estos resultados sugieren que la MINO administrada en forma intraperitoneal durante 2 semanas, fue efectiva en prevenir algunas de las alteraciones sobre la vía visual inducidas por la hipertensión ocular crónica. En este contexto, aunque aún queda pendiente el análisis del número de CGRs en respuesta a la MINO en ojos glaucomatosos, es posible postular que la respuesta microglial temprana en las estructuras visuales analizadas, podría participar activamente en la patogénesis del glaucoma. En 168 Discusión este sentido, estos resultados podrían sugerir el uso de MINO como una nueva estrategia terapéutica para el tratamiento del glaucoma. 3. Sistema visual no formador de imagen en el glaucoma agudo y crónico Los resultados obtenidos en el modelo de glaucoma agudo indican que las CGRsm resultaron funcional y estructuralmente protegidas, incluso en un contexto de un extensivo daño retiniano, como el observado a las 4 semanas post-HOA. En esta serie de experimentos, se optó por un período de 4 semanas después de la HOA con el fin de maximizar el daño funcional e histológico de la retina, y descartar la posibilidad de una protección transitoria (o una muerte retardada) de las CGRsm. A las 4 semanas post-HOA, se confirmó una disfunción retiniana altamente significativa y marcadas alteraciones de la estructura de la retina. Aunque la proteína Brn3a fue considerada un marcador para toda población de CGRs, recientemente se ha demostrado que la subpoblación de CGRsm no expresan esta proteína (Jain y col., 2012). A las 4 semanas post-HOA, se observó una disminución significativa en el número de células Brn3a(+), en tanto que no se observaron cambios en el número de células melanopsina(+). Este resultado fue avalado a través de la determinación de los niveles proteicos de Brn3a y melanopsina retinianos por Western blot, que demostró una disminución significativa en los niveles de Brn3a, y la persistencia en los niveles de melanopsina. En concordancia con estos resultados, se ha demostrado un aumento en la supervivencia de CGRsm en comparación con el resto de las CGRs luego de la transección del NO (Li y col., 2008; Robinson y Madison, 2004). Por otra parte, en trabajos recientes de nuestro laboratorio se demostró que, concomitantemente con una disminución significativa en el número de células Brn3a(+), el número de CGRsm y los niveles de melanopsina no se alteran en etapas avanzadas de retinopatía diabética experimental (Fernandez y col., 2013). Otras evidencias de la robustez de las CGRsm proviene de estudios sobre toxicidad inducida por el tratamiento con ácido kaínico (Sakamoto y col., 2005) o NMDA (DeParis y col., 2012). Además, se ha demostrado una preservación relativa de las CGRsm en 169 Discusión dos trastornos mitocondriales hereditarios que causan ceguera: la neuropatía óptica hereditaria de Leber y la atrofia óptica dominante (La Morgia y col., 2010). En contraposición con estos resultados, se ha demostrado una degeneración progresiva de las CGRsm en un modelo de retinitis pigmentosa autosómica dominante (ratas P23H) (Esquiva y col., 2013) y en ratas distróficas del Royal College of Surgeons (Vugler y col., 2008), y se demostró una reducción comparable de CGRsm y de las CGRs convencionales con el envejecimiento en retinas humanas (La Morgia y col., 2010) y modelos animales (Semo y col., 2003). En suma, estos resultados junto a resultados obtenidos en el modelo de glaucoma crónico inducido por CSU (como se discutirá más adelante) indican que la robustez de las CGRsm no parecería un fenómeno general, sino que depende de la naturaleza del daño. Con algunas excepciones, la mayoría de los trabajos mencionados han evaluado la preservación de las CGRsm por Western blot y/o inmunohistoquímica, pero relativamente pocos estudios han investigado la preservación de la capacidad funcional del sistema visual no formador de imagen en enfermedades retinianas. En este contexto, estudios conductuales demuestran que la función del reloj circadiano es normal en ratones con degeneración avanzada de los fotorreceptores clásicos (Freedman y col., 1999), y en algunos seres humanos ciegos (Klerman y col., 2002). Análogamente a los resultados discutidos más arriba, a las 4 semanas post-HOA se observó un déficit casi total en el transporte anterógrado de CTB al CS y al NGL contralaterales, en tanto que no se observaron cambios evidentes en el transporte de CTB desde la retina de ojos sometidos a HOA a los NSQ o al NPO. Considerando que la mayoría de células que proyectan a los NSQ y al NPO son melanopsina(+) (Gooley y col., 2003; Hattar y col., 2006), estos resultados avalan la preservación de los axones de las CGRsm frente al daño inducido por HOA. Además de la preservación del soma y los axones de las CGRsm, los resultados obtenidos demuestran que la funcionalidad de las CGRsm también se preservó en retinas de ojos sometidos 170 Discusión a HOA. El reflejo pupilar difiere en función de la intensidad de luz y su longitud de onda, de manera tal que las condiciones de estimulación utilizadas pueden producir respuestas pupilares que reflejan la fototransducción mediada principalmente por bastones, conos, o melanopsina. En ese sentido, existe consenso en que las respuestas desencadenadas por melanopsina se producen en niveles de iluminación elevados, y que a menor intensidad de luz, los conos y los bastones regulan la contracción pupilar (Grozdanic y col., 2007; Lucas y col., 2003). Cuando los ojos se estimularon con luz de alta intensidad, el reflejo pupilar consensual a ojos sometidos a HOA, se conservó en su totalidad, lo que es compatible con la preservación del transporte anterógrado de CTB desde las retinas de ojos sometidos a HOA al NPO, que proyecta al núcleo de EdingerWestphal y controla la contracción de la pupila (Young y Lund, 1998). En contraste, con una luz de baja intensidad, la HOA indujo una disminución significativa en el reflejo pupilar consensual, consistente con la disminución de la onda a del ERG escotópico inducida por la HOA, que refleja la respuesta de los fotorreceptores. Asimismo, los resultados obtenidos sugieren que los circuitos neuronales en los que participan las CGRsm resultaron considerablemente “insensibles” al glaucoma agudo aun en etapas tardías post-HOA. Estos resultados difirieron marcadamente de las observaciones obtenidas en el modelo de glaucoma crónico inducido por CSU. La hipertensión ocular crónica indujo una disminución significativa en el número de CGRsm (~ 45%) y en los niveles de melanopsina (~ 50%) que fue similar a la observada para el número de CGRs Brn3a(+) (~ 35%) y los niveles de Brn3a (~ 45%), respectivamente, lo que sugiere que las CGRsm fueron similarmente vulnerables a los efectos deletéreos de la hipertensión ocular crónica que el resto de las CGRs. Estos resultados fueron avalados por el estudio del transporte anterógrado retiniano, que demostró una disminución evidente en la marca de CTB, tanto en las áreas formadoras de imagen, como en el IG, los NSQ y el NPO. Análogamente, Drouyer y col. (2008) demostraron una reducción en el transporte de CTB a estas estructuras, y una disminución comparable en los niveles de ARNm de melanopsina (~25%) y de Thy-1 (~20%) 171 Discusión (otro marcador específico de CGRs) a las 17 semanas de hipertensión ocular inducida por fotocoagulación con láser de las venas epiesclerales. Asimismo, en concordancia con estos resultados, se demostró una pérdida significativa de CGRsm y una reducción significativa en los niveles de ARNm de melanopsina en ratas Wistar en el mismo modelo de glaucoma (Wang HZ y col., 2008). En contraste con estos resultados, Li y colaboradores (2006), utilizando un modelo experimental de glaucoma inducido por la fotocoagulación de las venas epiesclerales y límbicas en ratas Sprague-Dawley demostraron que las CGRsm son resistentes incluso después de 12 semanas de hipertensión ocular. Por lo tanto, parece posible que el modelo experimental, así como la cepa de rata o el intervalo de hipertensión analizado, podría explicar esta discrepancia. Diversas líneas de evidencia demuestran defectos en el reflejo pupilar en pacientes con glaucoma crónico de ángulo abierto (Kaback y col., 1976; Kohn y col., 1979; Prywes, 1976). Sin embargo, un número muy reducido de estudios han examinado el reflejo pupilar en modelos experimentales de glaucoma crónico en ratas. En ese sentido, se demostró un déficit significativo del reflejo pupilar que se correlaciona con los valores de PIO en ratas Brown Norway con glaucoma experimental crónico inducido por la cauterización de 3 venas vorticosas y 2 venas epiesclerales (Grozdanic y col., 2003). En ratas con 6 ó 15 semanas de glaucoma crónico experimental inducido por inyecciones semanales de CSU se observó una disminución del reflejo pupilar inducido por luz de alta intensidad, una observación que es compatible con la disminución de la marca de CTB en el NPO, observada en ambos períodos de hipertensión ocular. Cabe señalar que si bien no se observaron cambios en los niveles de melanopsina y en el número de CGRsm en ojos inyectados con CSU durante 6 semanas, la disminución significativa del reflejo pupilar fue evidente incluso en este período de hipertensión ocular. Estos resultados sugieren que el reflejo pupilar podría ser un indicador no invasivo y sensible de la disfunción del sistema visual no formador de imagen, dado que este parámetro reveló una alteración en un momento en el que los niveles de melanopsina no se modificaron. En suma, estos resultados 172 Discusión indican una alteración significativa del sustrato neuronal en particular y del sistema visual no formador de imagen en general, en el glaucoma crónico experimental. Aún queda por analizar las diferencias entre ambos modelos de glaucoma con respecto al sistema visual no formador de imagen. Al respecto, cabe señalar que los resultados obtenidos en el estudio del efecto de la HOA sobre el sistema visual no formador de imagen, fueron sorprendentes. Considerando la magnitud del daño retiniano observado en estas condiciones experimentales, el resultado más previsible hubiera sido una afectación significativa de las CGRsm en particular y del sistema visual no formador de imagen en general. Si bien no puede descartarse que estos cambios puedan ocurrir en etapas aún más avanzadas post-HOA, los resultados obtenidos sugieren que las CGRsm resultaron considerablemente “insensibles” a la HOA, incluso en un intervalo en el que ya tuvieron lugar alteraciones muy notables de la estructura y función visual. Sobre la base de este estudio experimental, se podría predecir que a pesar de una baja visión, pacientes con glaucoma agudo, podrían retener el sustrato neuronal y la funcionalidad del sistema visual no formador de imagen, lo que les permitiría evitar las consecuencias de la desincronización de su sistema circadiano. En este sentido, los resultados obtenidos en el modelo de glaucoma agudo apoyan el concepto de que las CGRsm son funcional y morfológicamente diferentes de la CGRs “tradicionales” y que pueden disponer de una resistencia intrínseca para sobrevivir después de una HOA y deletérea. Algunos mecanismos han sido implicados en la robustez de las CGRsm, particularmente, el polipéptido hipofisario activador de la adenilato ciclasa (PACAP) que se expresa en las CGRsm (Hannibal y col., 2006) y la enzima fosfatidilinositol-3-quinasa (PI3K) (Li y col., 2008), aunque existe evidencia que desafía la participación de estas señales (DeParis y col., 2012; Perganta y col., 2013). En todo caso, es evidente que los mecanismos que contribuyen a la robustez de las CGRsm en el glaucoma agudo no son similarmente eficientes en el modelo de glaucoma crónico, por razones aún elusivas. Sin embargo, si bien en términos generales, las formas aguda y crónica del 173 Discusión glaucoma comparten los mismos blancos celulares en el sistema visual, es posible que los mecanismos patogénicos involucrados en cada caso difieran de manera significativa. Mientras el glaucoma agudo es una disfunción esencialmente isquémica, el componente isquémico en el modelo crónico parecería menos relevante o al menos sólo un aspecto patogénico parcial de la enfermedad. En este sentido, es posible postular que las CGRsm podrían ser resistentes a la isquemia retiniana, como lo avala su robustez frente a la retinopatía diabética (Fernandez y col., 2013), pero no a los otros mecanismos de daño (mecánico, neuroquímico, etc.) involucrados en la forma crónica de la enfermedad. También en este sentido, es necesario considerar el curso temporal que difiere marcadamente entre ambos modelos, es decir, es posible que las CGRsm sean capaces de resistir frente a una noxa intensa pero aguda, y sean susceptibles frente a un daño moderado, pero persistente. La robustez de las CGRsm frente a la HOA también podría ser también interpretada en términos evolutivos. Los mecanismos del reloj circadiano y la vía de sincronización desde la retina en vertebrados representan un sistema que ha conferido ventajas adaptativas a sus portadores, permitiéndoles adaptarse a las fluctuaciones ambientales periódicas (luz y temperatura, por ejemplo) y coordinar procesos fisiológicos en momentos ambientales óptimos. Además, el sistema circadiano es capaz de amortiguar cambios sutiles o extremos y persistir en ausencia de señales ambientales (Bell-Pedersen y col., 2005; Duguay y Cermakian, 2009; Hotta y col., 2007; Peirson y col., 2009). Considerando el rol central de las CGRsm en la fisiología circadiana, parecería probable que la presión evolutiva haya contribuido a la preservación de este sistema fotosensible proporcionándole a través de años de selección natural, la capacidad para resistir a distintas presiones de selección (pero no necesariamente a todas, como al glaucoma crónico). En todo caso, resulta particularmente atractiva la posibilidad de identificar los mecanismos involucrados en la resistencia de las CGRsm frente al daño inducido por glaucoma agudo, considerando que a partir de la manipulación de estos mecanismos podría 174 Discusión ser posible proveer nuevos enfoques terapéuticos para la protección de estas células, así como de las CGRs en su conjunto, particularmente en el glaucoma crónico. Como ya se mencionó, el “escenario” fue notablemente diferente en el glaucoma crónico experimental con respecto al glaucoma agudo, en el que se observó una afectación significativa de las CGRsm y sus axones. Como se muestra en este trabajo de Tesis, el glaucoma crónico podría provocar alteraciones no sólo visuales, sino también en funciones visuales no formadoras de imagen. Trastornos del sistema circadiano pueden provocar falta de concentración, menor rendimiento, disminución de habilidades cognitivas, coordinación psicomotora pobre y dolores de cabeza, entre muchos otros. Existen diversas estrategias terapéuticas para restablecer el equilibrio circadiano. Por lo tanto, a través de la identificación de los trastornos circadianos en el glaucoma crónico, estos resultados podrían contribuir a mejorar la calidad de vida de los pacientes con esta enfermedad ocular. 4. Consecuencias conceptuales de los resultados obtenidos y perspectivas futuras El objetivo central de este trabajo fue examinar las consecuencias del glaucoma sobre el sistema visual en general, más allá de los reconocidos efectos a nivel retiniano (específicamente la pérdida de CGRs) y las comparativamente menos exploradas consecuencias a nivel del NO. Para ello, en una primera instancia se utilizó un modelo experimental que remeda la situación clínica del glaucoma agudo humano, que como ya se mencionó, no resultó una herramienta adecuada para la descripción de la secuencia temporal de eventos deletéreos en la retina, el NO y el CS por su rápida evolución. En cambio, en el modelo de glaucoma crónico utilizado en este trabajo, que tiene ventajas comparativas con otros modelos de glaucoma crónico de ángulo abierto, se obtuvieron indicios de significación respecto al efecto de la hipertensión ocular sobre estructuras visuales post-retinianas. En este sentido, en el curso de esta Tesis se han demostrado alteraciones axo-gliales significativas en la retina, el NO y el CS, algunas de las cuales incluso precedieron a la muerte de las CGRs, que es considerado el signo patognomónico de la 175 Discusión enfermedad. Es muy probable que una lesión del SNC no consista en cambios independientes en las diferentes clases de células que lo componen, sino más bien, es plausible que las interacciones entre las neuronas, los axones y las células gliales también se alteren en detrimento de las demandas fisiológicas y las funciones del sistema nervioso. En este sentido, aunque aún no estamos en condiciones de establecer si el daño glaucomatoso ocurre inicialmente en los somas de las CGRs, sus axones o en los componentes gliales de la retina, el NO o el CS, nuestros resultados podrían sugerir que la comunicación multidireccional entre todos estos “actores del sistema visual” puede ser negativamente afectada por la enfermedad. Esta concepción más holística del glaucoma podría tener consecuencias de transferencia clínica, de manera tal que las terapias de nueva generación deberían tener en cuenta las alteraciones en las distintas estaciones de relevo del procesado visual al momento de elegir un tratamiento exitoso. A partir de estos resultados (a pesar de estar en una etapa experimental), resulta evidente que un tratamiento será efectivo si y sólo si permite evitar o al menos reducir la progresión del daño glaucomatoso a nivel de la vía visual en su conjunto. También desde esta nueva perspectiva, es posible predecir que una terapéutica anti-glaucomatosa eficiente debería involucrar una estrategia compleja, dada la multiplicidad de los eventos deletéreos y de los componentes celulares afectados. Como ya se mencionó, al presente, la principal estrategia terapéutica para el glaucoma está dirigida a disminuir farmacológica o quirúrgicamente la PIO. Los resultados obtenidos en esta Tesis podrían proveer una interpretación racional a la evidencia de que el éxito del tratamiento (en términos de protección de la función visual) sea por ahora muy limitado, como lo sustenta el hecho de que el glaucoma sigue siendo una de las principales causas de ceguera irreversible, a pesar de los constantes esfuerzos invertidos en mejorar las estrategias para reducir la hipertensión ocular. Desde una perspectiva terapéutica y considerando que la activación microglial fue un aspecto consistente en todas las áreas visuales evaluadas, se analizó el efecto de la minociclina. 176 Discusión El efecto de la minociclina sobre la activación microglial (un evento central en las enfermedades neurodegenerativas en general y eventualmente también en el glaucoma), así como su efecto beneficioso en distintos modelos de enfermedad neurológica y su buena tolerancia para su uso en humanos, acredita la potencialidad terapéutica de la minociclina para su consideración en el tratamiento del glaucoma. En este sentido, si bien aún quedan diversos aspectos por analizar, los resultados obtenidos avalan el uso de minociclina, (eventualmente en conjunto con hipotensores oculares y compuestos neuroprotectores) para el tratamiento de esta enfermedad, pero además, estos resultados aportan evidencias sobre la participación microglial en el daño glaucomatoso, análogamente a lo descripto en otros procesos neurodegenerativos. Otro de los aspectos analizados en esta Tesis fue el estudio del sistema visual no formador de imagen en ambas formas de glaucoma experimental. También en este sentido, quedan aún muchos interrogantes por contestar, como las causas de la resistencia de las CGRsm al glaucoma agudo y de su susceptibilidad al glaucoma crónico, así como los mecanismos involucrados en la protección y el daño de estas células, respectivamente. Sin embargo, estos resultados avalan la importancia de incluir al sistema visual no formador de imagen en el marco del estudio de enfermedades oftalmológicas en general y del glaucoma en particular. El papel central de la retina en el sistema generador de ritmos circadianos y las consecuencias considerables de las alteraciones circadianas sobre la salud humana, acreditan la importancia de evaluar este sistema y desarrollar estrategias terapéuticas para el tratamiento frente a un mal funcionamiento o pérdida de las CGRsm. En suma, si bien en el intento de incorporar nuevos conceptos sobre la neuropatía glaucomatosa, esta Tesis muy probablemente haya generado más preguntas que respuestas (como corresponde a cualquier trabajo científico), los hallazgos de este trabajo generan genuinas expectativas de que las nuevas respuestas que surjan de los nuevos interrogantes contribuyan en forma significativa a mejorar la calidad de vida de los pacientes con glaucoma. 177 Bibliografía BIBLIOGRAFÍA Aarum J, Sandberg K, Haeberlein SL, Persson MA. Migration and differentiation of neural precursor cells can be directed by microglia. Proc Natl Acad Sci USA. 2003; 100(26):15983-8. Abrahamson EE, Moore RY. Suprachiasmatic nucleus in the mouse: retinal innervation, intrinsic organization and efferent projections. Brain Res. 2001; 916(1-2):172-91. Acott TS, Kelley MJ. Extracellular matrix in the trabecular meshwork. Exp Eye Res. 2008; 86(4):543-61. Aihara M, Lindsey JD, Weinreb RN. Aqueous humor dynamics in mice. 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