Comunicado de AMEDI 22 de marzo 2013

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Comunicado de AMEDI 22 de marzo 2013
Celebramos la aprobación de las reformas para
telecomunicaciones en la Cámara de Diputados
Exigimos congruencia con esa decisión y seriedad en
el Senado
Tras una ardua espera producto de las reuniones entre los
coordinadores parlamentarios para lograr acuerdos y una
acalorada discusión en la cual se desecharon todas las
reservas planteadas por los legisladores, finalmente la
Cámara de Diputados aprobó en lo general y en lo
particular el dictamen de reforma constitucional en materia
de telecomunicaciones. Con 414 votos a favor y 50 en
contra quedó avalada la propuesta que busca reformar el
régimen de la radiodifusión y las telecomunicaciones en un
entorno más competitivo, plural y convergente.
Durante la deliberación se reconoció que desde que el
Congreso de la Unión alcanzó pluralidad política en 1997,
las legislaturas habían abdicado de su responsabilidad de
aprobar reformas en la materia, siempre sometidas por las
presiones de los poderes fácticos de la comunicación.
Desde la acción de inconstitucionalidad que promovió en
2006 un conjunto de senadores comprometidos con la
causa de la democratización de los medios de comunicación
en contra de la llamada Ley Televisa, la sentencia de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y la discusión en
contra de las reglas y los resultados de la licitación 21, las
organizaciones de la sociedad civil interesadas en estos
temas fueron ganando batallas que ahora se afianzan con
la aprobación en la Cámara Baja de un dictamen que
fortalece y amplía el derecho a la información, potenciado
por el acceso a las Tecnologías de la Información y la
Comunicación.
Salvo algunos detalles que preocupan, como el hecho de
que la contraprestación por la autorización para prestar
servicios adicionales y el acceso a la multiprogramación no
sea obligatoria, las modificaciones de la Comisión de Puntos
Constitucionales incorporadas de última hora al dictamen,
previo a su presentación ante el Pleno de la Cámara de
Diputados, son consistentes con la propuesta original
anunciada por el Ejecutivo Federal y el Consejo Rector del
Pacto por México. En otros casos, se aprecian añadidos que
resultaban innecesarios.
La AMEDI saluda que haya salido adelante la reforma,
sobre todo porque se habían hecho públicas las presiones
de las televisoras a través de legisladores que buscaban
condicionar la gratuidad de las señales radiodifundidas.
En ese sentido, se preserva el carácter de servicio público
de interés general de la radiodifusión y las
telecomunicaciones y se incorpora un párrafo que mandata
a la ley secundaria a establecer los términos que garanticen
los derechos de los usuarios de telecomunicaciones.
El dictamen final erradicó la opinión del Ejecutivo Federal
en el otorgamiento y revocación de concesiones y la
transfirió al secretario del ramo, es decir, la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes, igualmente no vinculante
pero con carácter técnico. Así, se aminora aún más la
discrecionalidad política en el concesionamiento de bandas
del espectro radioeléctrico. Sin embargo, se introdujo la
opinión previa de la Secretaría de Hacienda para
determinar montos de las contraprestaciones que deberá
fijar el nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones
(Ifetel).
En la iniciativa del Pacto por México se decía que los nuevos
comisionados del Ifetel tendrían un salario similar al de los
ministros de la Suprema Corte. Ahora sus remuneraciones
no podrán ser superiores a las del Presidente de la
República.
Los puntos que vuelven a merecer especial atención se
refieren a la radiodifusión. Por una parte, se extiende, de
120 a 180 días, el plazo para emitir la convocatoria para
licitar frecuencias que permitan desplegar dos nuevas
cadenas nacionales de televisión, una vez que quede
instalado el Ifetel. Además, se abrió la discrecionalidad para
que los concesionarios que quieran utilizar la
multiprogramación de las señales digitales no tengan que
pagar forzosamente una contraprestación, lo cual
constituye un retroceso en función de la redacción original
que sí obligaba al pago.
En materia de inversión extranjera directa, se preservó el
100 por ciento en telecomunicaciones y el 49 por ciento en
radiodifusión. Sin embargo, en este último caso se
introdujo la cláusula de reciprocidad, es decir, empresas
extranjeras podrán invertir en la radio y la televisión
mexicanas siempre y cuando sus gobiernos de origen
también lo permitan.
No prosperaron las presiones por condicionar la gratuidad
de las señales radiodifundidas y excluir de la retransmisión
de las mismas a los sistemas de televisión satelital. Ahora
se menciona que los concesionarios de televisión
restringida vía satélite (que hoy en día son Sky de Televisa
y Dish de MVS Comunicaciones) sólo deberán retransmitir
obligatoriamente las señales radiodifundidas que tengan
una cobertura nacional superior a 50 por ciento. Para
efectos prácticos, será opcional para dichas empresas de
televisión vía satélite retransmitir las señales cuando no
alcancen la cuota de 50 por ciento de cobertura nacional.
Este apartado constituye un obstáculo a la competencia de
las dos nuevas cadenas de televisión abierta las cuales,
mientras no desplieguen la infraestructura consistente en
estaciones repetidoras que les permita alcanzar más de la
mitad de la cobertura en el territorio nacional, no tendrán
derecho de formar parte de las programaciones de las
empresas de televisión satelital. En todo caso, la AMEDI
reitera, conforme al régimen de servicio público de interés
general, que las señales radiodifundidas son abiertas y
gratuitas para todos los sistemas de televisión codificada.
En el tema de declaración de agentes económicos
preponderantes, que en la iniciativa presidencial sólo se
aludía a criterios exclusivos de las telecomunicaciones, con
las modificaciones al dictamen se introduce como criterio de
dominancia en el mercado la causal de “audiencias”, que
impacta directamente en la concentración televisiva.
Aunque insuficiente por existir otros criterios como
cobertura, publicidad, producción y distribución de
contenidos, en este punto la reforma también avanza
parcialmente hacia un régimen más competitivo. La
televisión queda claramente incluida entre las actividades
en las cuales la autoridad podrá establecer cuándo existen
agentes preponderantes y tomar medidas regulatorias al
respecto.
Preocupa la modificación final al apartado referente al
Sistema Nacional de Planeación Democrática y
administración del espectro, donde se hablaba de disminuir
la separación entre estaciones de radio y televisión
conforme a la práctica internacional. Ahora sólo se
menciona que el programa de trabajo de dicho Sistema
Nacional reorganizará el espectro, cuando técnicamente se
ha demostrado que es posible reducir el espacio (intervalo
de guarda) entre estaciones de radio y televisión para
hacer un uso más eficiente del espectro e incorporar otras
señales que pudieran asignarse para concesiones de uso
público y social.
La reforma aprobada este viernes 22 de marzo (y la noche
anterior, en lo particular) por la Cámara de Diputados,
modificará radicalmente el escenario de las
telecomunicaciones y la radiodifusión en México. La
creación de un organismo regulador con autonomía, así
como con atribuciones claras y suficientes, el desarrollo de
medios públicos, el establecimiento de criterios para acotar
a las empresas hegemónicas son, entre otras, medidas que
atienden los desafíos más relevantes que la sociedad y el
Estado han enfrentado en ese campo.
Es necesario que esa reforma sea aprobada en el Senado,
que concluya el proceso para incorporar esas disposiciones
a la Constitución y, de inmediato, que sea elaborada una
ley reglamentaria congruente con tales principios. Ante
esos avances, resulta indispensable que no nos
confundamos. La reforma es perfectible; en la revisión que
experimentó en los días recientes hubo cambios positivos y
otros que fueron resultado de la insistencia o las amenazas
de las empresas televisoras. Pero las enmiendas aprobadas
en la Cámara de Diputados, con excepciones muy
específicas, nos parecen reivindicables.
Estaremos muy atentos al desarrollo de ese proceso
legislativo. Nos preocupa la excesiva retórica, las
descalificaciones sin sustento y los intentos para hacer de
esta reforma un nuevo tema de litigio entre distintas
facciones, fuerzas políticas e incluso concesionarios.
Tenemos motivos de sobra para congratularnos con la
decisión que tomaron los diputados. Los tenemos, también,
para estar preocupados ante la posibilidad de que la
reforma sea desfigurada en caso de recibir un tratamiento
irresponsable en el Senado. Celebramos este paso
adelante. Pero estamos alertas.
22 de marzo de 2013.
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