Relatoria Taller de Mayra Montero

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La ilusión verdadera está en el humo de los desencuentros
Taller de Periodismo Literario, Cartagena 13 al 17 2004
Danilo Moreno Hernández
Universidad Nacional de Colombia
El arte de escribir es suprimir
Kafka
La relación entre periodismo y literatura pasa, en muchos casos, por una línea
fronteriza, imperceptible, que abre una constante temática de reflexión para
periodistas,
académicos y literatos.
La Fundación
Nuevo
Periodismo
Iberoamericano, desde hace cuatro años y en memoria del periodista y escritor
Eligio García, realiza un taller en torno a dicha temática, con el objetivo de
propiciar el encuentro de jóvenes periodistas de toda América Latina con un
escritor consagrado, en este caso la escritora cubano puertorriqueña Mayra
Montero. La búsqueda se centra en hallar pistas y rastros que orienten la
creación de textos periodísticos en los que se evidencien algunos recursos
literarios.
Esta memoria estará compuesta por tres escenarios: el primero una casa
colonial ubicada en la calle San Juan de Dios de la ciudad amurallada en
donde se realizó el taller; el segundo, el espacio de la tertulia, el taller después
del taller: la bohemia literaria; y el tercer escenario el espacio virtual que
permitió seguir intercambiando opiniones a través de Internet, utilizando
correos, foros y esa herramienta que agota las distancias y permite “hablar” a
través de una pantalla: el Chat.
Como lo dijo Mayra Montero durante el encuentro, el humo infiel de la memoria,
tratará de capturar las frases dichas, las no dichas y los espacios en blanco
que fueron significativos durante el taller. Como toda noción de memoria tendrá
la idea de olvido, de infidelidad, sobre lo que ocurrió durante los cinco días del
encuentro. Tendrá, además, un carácter fragmentado que sólo permite
reproducir algunos episodios, algunas ideas. Tendrá, también, la nostalgia, que
es la única nube que nos mece en la tierra 1, porque luego de un encuentro
lleno de calidez, de afectos, en medio del paisaje de Cartagena de Indias,
queda siempre la nostalgia.
Déjense llevar por el instinto
“La crónica tiene la técnica del cuento con la
diferencia de que los hechos son ciertos”.
Gabriel García Márquez
Retomar el evento desde el viernes, último día del taller, quizás nos ayude a
recuperar una de las ideas más sólidas que se transmitió a lo largo de la
semana, porque la madurez de los encuentros siempre se produce con el paso
del tiempo. La escritora Mayra Montero leyó un documento en el que suministró
las reglas de oro para producir un texto que evidencie el híbrido entre el
periodismo y la literatura. Citando a Sydney Burn, de Pittsburgh University, uno
de los especialistas en el tema, la maestra leyó los tres elementos básicos para
lograr dicho cometido. Al finalizar su intervención confesó que tanto el autor
como las reglas eran un invento: - “Las reglas no existen, déjense llevar por
el instinto”, insistió. Desde esta perspectiva, creer que existe un manual sobre
cómo hacer periodismo literario es un error. Cada texto debe lograr su propio
ritmo, su propio tono. Uno de los hallazgos más significativos en el ejercicio de
escribir es poder encontrar el ritmo particular de cada crónica, de cada
producción periodística, porque sin duda todo texto tiene un compás, una
música, un tiempo, un equilibrio, una voz, un murmullo, cuyo objetivo es seducir
al lector.
Por eso el ejercicio de escribir no puede depender de una bitácora que señale
el paso uno, el dos, el tres y los demás. Las bitácoras quizás funcionen muy
bien para otros oficios, como pilotear aviones, pero en este caso es mejor que
el texto logre su propia estética. No se puede meter en una camisa de fuerza
otorgada por unas reglas que no existen. Las fórmulas fijas o mágicas para
1
Montero, Mayra. En su intervención durante el cuarto Taller de Periodismo Literario organizado por la
FNPI. Cartagena del 13 al 17 de Diciembre de 2004.
espantar la angustia de la página en blanco, desde cualquier punto de vista,
suelen ser un intento fallido, una búsqueda errática. Los parámetros estáticos
se derrumban ante el nacimiento de cada nuevo ser: el texto, que como ser
vivo genera su propio devenir.
Sin reglas, la brújula indica que el instinto es un elemento indispensable para
encontrar el tono narrativo, es éste el que sirve para desarrollar la historia.
Desarrollar el instinto, creerle a esa voz interior que indica cómo armar la
historia, no se aprende en ninguna parte. Se trata de una habilidad que se
adquiere con la práctica y que se consolida con la lectura permanente. Todo
instinto está cargado de subjetividades, a las que no se le puede temer, porque
como lo argumentó Alfredo Bryce Echenique “sólo puede llegarse a la
objetividad total, mediante una subjetividad bien intencionada". El instinto
estará atado, con un hilo invisible, a la forma de ver el mundo: esa capacidad
de asombro que se encuentra en las grandes obras literarias y periodísticas.
Asombro y sencillez, para lograr un enfoque sensato, o como lo dijo uno de los
talleristas: - “creo en el periodismo humano, creo en la observación emotiva de
la realidad, el instinto deviene en maldad literaria, maldad periodística”.
Del último día podemos saltar a la mañana en la que se inició el taller, porque
el primer momento casi siempre deja huella. Como un buen augurio de lo que
se debatió durante la semana, el taller se inició con la lectura del texto: Las
nostalgias que no se acaban2, escrito por Jaime García quien recordó que
estos talleres de periodismo narrativo se hacen en honor a un cultor del género
en Colombia, que poco antes de su muerte, en junio de 2001, a la edad de 54
años, firmó por primera vez un texto incluyendo el apellido de su madre: Eligio
García Márquez, un hombre cuyo trabajo se convirtió en un buen ejemplo tanto
del oficio periodístico, como el de escritor. Un hombre que, sin duda, trabajó sin
reglas y construyó su propio camino.
2
García, Jaime. Nostalgias que no se acaban. Texto con el que se inició el cuarto Taller de Periodismo
Literario organizado por la FNPI. Cartagena del 13 al 17 de diciembre 2004.
La lectura abre las puertas de otros mundos
Durante el taller se dijo, y es necesario volverlo a repetir todas las veces que
sea necesario, que una de las actividades indispensables que debe, y se
subraya el debe, realizar un periodista es leer y releer. Por eso quizás el
maestro Augusto Roa Bastos, en una de sus últimas entrevista, que concedió a
una de las talleristas, días antes del encuentro, utilizó frases como: Yo leo las
veinticuatro horas del día y después sigo3, y ante preguntas como: - ¿Cuál es
el mejor libro que ha leído? el maestro contestó, - todos los libros son los
mejores.
Ese deber y esa constante búsqueda a través de los libros nos permiten
recordar a Borges, otro de los maestros, quien en una de sus conferencias
señaló que “de los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin
duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo… pero el libro es otra
cosa, es la extensión de la memoria y de la imaginación…. ¿Qué diferencia
puede haber entre recordar sueños y recordar el pasado? Esa es la función
que realiza el libro4”. Por eso para escribir es necesario pasar por el oficio de
lector, del que devorar libros, del que los ama, del que los lee una y otra vez,
para hallar en ellos las pistas de un camino sin mapas.
Sin duda alguna la lectura abre las puertas de otros mundos y espacios, abre
las ventanas para poder ver otros horizontes. La lectura otorga la posibilidad
del viaje, puesto que los libros nos llevan por otros territorios. El viaje de Marco
Polo, en Las Ciudades Invisibles5, de Italo Calvino es una prueba de esto. Los
relatos de viaje que Marco Polo hace a Jublai Kan, no siempre son creídos por
el emperador, pero él lo escucha con más curiosidad y atención que a ningún
otro de sus mensajeros o exploradores. La condición del viajero permanente es
3
Declaraciones del maestro Roa Bastos, en entrevista concedida a Marta Escurra (2004), periodista
paraguaya. El material de dicha entrevista, inédito, se trabajó durante el taller.
4
Borges, Jorge Luis. Borges Oral. Editorial Bruguera. Barcelona 1985.
5
Calvino, Italo. Las Ciudades Invisibles, Colección Millenium. Una colección publicada por El Mundo.
Madrid 1999.
una de las características que se repite en muchos de los escritores
consagrados.
Claro que la lectura, por lo menos en términos periodísticos, no se puede referir
solo a los libros. El periodista debe leer de su entorno, de su contexto, de su
historia, a través de los personajes que lo rodean y de los acontecimientos, sin
perder la capacidad de asombro. - “Todos somos libros solo que nos hacen
falta lectores”, como lo dijo el maestro Roa en la citada entrevista. Leer el
entorno, los libros, el contexto, supone una actitud de sospecha, que busca
desarrollar eso que se llama olfato periodístico.
También se debe hacer la lectura de otras estéticas, una de ellas la de la
imagen, fija o en movimiento, como se propuso y discutió por largas horas
durante el taller, momento en el que muchos de los asistentes pudieron evocar
esas películas que les dejaron huella, porque, sin duda, cine es un escenario
que nutre al escritor, lo alimenta, nos muestra el mundo de quienes tienen la
capacidad de pensar en imágenes. El cine como una ventana en la que se
representan formas de ver la vida, que van desde la historia de la humanidad,
hasta las historias de lo cotidiano. Así, en el cine encontramos otras estructuras
narrativas que, sin duda, pueden enriquecer el oficio del escritor.
El otro ejercicio de lectura es la relectura, volver sobre los textos. En Si una
noche de invierno un viajero6, Italo Calvino recrea las diferentes clases de
lector, entre ellas, el que se dedica a releer: También yo siento la necesidad de
releer los libros que ya he leído, pero en cada relectura me parece leer por
primera vez un libro nuevo. Esta actividad de relectura tiene que pasar por los
textos que se escriben, porque al releer se rehacen los párrafos una y otra vez.
En la reconstrucción se da un camino hacia la consolidación del texto. Rehacer,
releer, repensar, quitar, aprender a suprimir como lo sugiere la cita de Kafka
que hizo Mayra Montero al inicio del taller. Soltar las palabras que están
demás, que sobran. Tener la capacidad de suprimir esas frases que en el
6
Calvino, Italo. Si una noche de invierno un viajero. Editorial Siruela. Madrid 1990.
proceso de escritura se consideraron necesarias es parte del aprendizaje, allí
empieza el arte del oficio.
Atrapar las historia mínimas
“Yo creo que el periodismo es una magnífica escuela de
vida, es una magnífica manera de estar en contacto con el
suceso diario, con lo que ocurre, con la historia
contemporánea, y sin esos contactos no creo que pueda
hacerse en este siglo novela válida ni duradera”
Alejo Carpentier
El periodismo literario permite indagar por las historias mínimas, por aquellos
temas centrados en personajes anónimos; ofrece la posibilidad de alejarse de
temas comunes como el de la violencia, tan atractivo para las industrias
editoriales. Permite huir de las notas periodísticas que se escriben con la
intención de especular sobre los hechos. La búsqueda por las historias
mínimas se convierte, entonces, en un reto periodístico y en una
responsabilidad social orientada a construir otros imaginarios sociales desde la
cultura mediática, responsable de la construcción de dichos imaginarios.
Rescatar las historias mínimas, volver sobre lo cotidiano, implica un desafío
que supone invención, como se propuso desde la primera sesión del taller. Y
es que sin duda, en los hechos cotidianos existen escenarios y personajes
sobre los que se pueden contar historias desde diferentes ángulos. Los temas
que se vuelven invisibles, porque no encajan con las lógicas de los monopolios
de la información, necesitan ser contados, narrados. Temas con los que
también se pueden representar los otros rostros de América Latina. El reto
está, entonces, en lograr que con el oficio periodístico se haga visible lo
invisible. Dedicarse a los temas espectaculares o narrar todos los hechos como
si se tratara de eventos extraordinarios, fortalece una cultura en la que el
periodista evidencia la falta de creatividad. Como se manifestó durante el taller:
- “Es necesario huirle a la narrativa de lo espectacular”.
Un ejemplo claro, que encontramos en el cine, aparece en Suit Habana (2001)
del director Fernando Pérez, película que a partir de una composición de
imágenes, sin diálogos, nos recrea la cotidianidad de ocho personajes
anónimos, con los que se construye ese tejido de la ciudad que no se ve en
una primera mirada. Una obra que con sutileza logra construir la necesaria
tensión con los espectadores sin acudir a temas estereotipados con los que, en
muchas producciones, se representa La Habana.
En la literatura, el uruguayo Felisberto Hernández (1902-1964), uno de los
observadores de esas historias mínimas, fue referenciado así por Calvino: las
aventuras de un pianista paupérrimo, en quien el sentido de lo cómico
transfigura el amargor de una vida amasada con derrotas, son el primer apunte
del que parten los cuentos de este escritor. Basta con que se ponga a narrar
las pequeñas miserias de una existencia, para que en las páginas se acumulen
alucinaciones y metáforas con las que los objetos cobran vida7.
Sobre la estructura
El
clavecín, el piano y la celesta. Imposible concebir un ángel más
completo. Alejandrina Sanromá llegó a mi vida –más bien pasó por mi
vida– en uno de esos momentos de sequía en que creí que ya jamás me
volvería loco de pasión. Me obsesioné con esa idea del mismo modo en
que algunos escritores se obsesionan con la página en blanco. Yo estaba
en blanco, el mundo frente a mí también lo estaba. Llegué a pensar que
mi relación anterior, un horrorizado romance con la violinista Manuela
Suggia, me había incapacitado para sentir de nuevo. El último descenso a
los infiernos que emprendimos juntos había sido a principios de junio. De
pronto estábamos en noviembre, llevaba meses de fidelidad forzada, y
ante mi tristeza y ese vagar como alma en pena por la casa, mi mujer se
atemorizó: pensó que estaba planeando abandonarla. Por primera vez,
noté que desconfiaba de mis salidas; registraba mis bolsillos, me espiaba
cuando hablaba por teléfono. ¿Cómo explicarle que nunca le había sido
fiel por tanto tiempo ni con tanta intensidad?
Fragmento de la novela Púrpura profundo de Mayra Montero
En este párrafo la maestra Montero nos muestra la solidez de la estructura que
se reafirma en cada uno de los párrafos de un buen texto. ¿Cuántas imágenes
se nos presentan en tan solo un fragmento? Muchas y de una forma precisa, la
voz narrativa, en primera persona, nos relata su momento de sequía antes de
7
Calvino, Italo. Felisberto Hernández, un Escritor Distinto. En
www.lainsignia.org/2003/marzo/cul_010.htm
la llegada de Alejandrina Sanromá, ese ángel adornado de clavecín, piano y
celesta, que le devolvió la idea de sentir la pasión que creía perdida. En un solo
párrafo se nos cuenta una historia en tres sonidos, se caracteriza un personaje,
se nos retrata un conflicto entre una pareja, se crea atmósfera. Por eso cada
palabra ayuda a la precisión del texto.
El ejemplo del párrafo de la maestra Montero, nos permite reflexionar, como se
hizo durante el taller, en torno a la estructura narrativa del texto, que permitirá,
durante el oficio periodístico, utilizar algunas técnicas literarias. Para armar
dicha estructura es necesario analizar cómo se consolida su coherencia, a
partir de tres aspectos fundamentales: personajes, tiempo y escenarios. Una
vez seleccionados los personajes – debemos tomarlos y llevarlos, de la mano,
hasta el final, como lo sugiere Horacio Quiroga. Personajes redondos, “porque
es preciso admitir que los personajes planos en sí no son un logro tan grande
como los redondos… Un personaje plano, sea serio o trágico, puede resultar
un aburrimiento”8. Así, podemos señalar que los personajes planos carecen de
fuerza y por lo tanto lograr una caracterización de los mismos es complicado y,
sobre todo, genera poco interés en el lector. Ejemplos de personajes redondos
se encuentran en los libros de Dostoievski o en la Madame Bovary, de
Flaubert. El mayor logro de un personaje redondo es que convence al lector de
manera sorprendente.
Así, los personajes redondos se mueven mejor sobre escenarios bien
retratados con las palabras, escenarios que el lector pueda ver, sentir, oler. Un
escenario con estas condiciones está atado al tiempo, en esa relación tiempo y
espacio o lo que se conoce como cronotopio, que dentro de la estructura de la
narración juega un papel vital, en tanto la suma de los dos elementos
contribuyen de manera definitiva en la consolidación del ritmo y permite
focalizar la historia para mantener el hilo conductor.
Es necesario estar atento a la lógica de los acontecimientos dentro de la
estructura narrativa, buscar, por ejemplo, que las acciones no queden a
8
Forster, Edgard. Personajes planos y personajes redondos, en Teoría de la Novela. Grijalbo Mondadori.
Barcelona 1996.
medias. Las estructuras sólidas permiten jugar con giros sintácticos y
gramaticales con los que se puede apelar al humor y otras estrategias, para
ganar mayor tensión con el lector. La estructura está atada a los desenlaces
con los que se buscan hacer revelaciones periodísticas asociadas al ángulo
desde donde se mira el hecho noticioso. Toda estructura narrativa, que
experimenta un clímax, también debe buscar un final, un cierre, porque como
todo ser, un texto debe morir, en este caso, con la dignidad que dan los buenos
finales: - los que tienen gracia, como lo afirmó Mayra durante el encuentro. Así,
y siguiendo a Quiroga, “las tres primeras líneas tienen casi la importancia de
las tres últimas”9.
A la sombra de cada estructura narrativa aguarda el lector implícito o lector
modelo. Aquel que ha sido soñado previamente por el autor y quien es capaz
de completar el sentido del texto “porque el texto está plagado de espacios en
blanco, de intersticios que hay que rellenar, quien lo emitió preveía que se los
rellenarían y los dejó en blanco por dos razones. Ante todo, porque un texto es
un mecanismo perezoso (o económico) que vive de la plusvalía… En segundo
lugar, porque, a medida que pasa de la función didáctica a la estética, un texto
quiere dejar al lector la iniciativa interpretativa… Un texto quiere que alguien lo
ayude a funcionar”10. Si logramos encontrar esos lectores modelos, habremos
hallado cómplices de nuestro trabajo, porque como se ha dicho muchas veces:
hay que escribir pensando en el lector.
Sin duda alguna, la estructura empieza a develarse desde el primer párrafo.
Pero ¿cómo podemos enganchar al lector desde el principio, para que no nos
suelte, para que sea nuestro lector implícito? Quizás esta es una de las
preguntas más difíciles de resolver, ante todo por la premisa con la que inició
esta memoria: no existen las reglas. Tal vez podamos establecer algunos
consensos en señalar características generales, como por ejemplo, que el
primer párrafo debe ser conciso, que logre anticipar y sorprender al lector.
Debe usar un lenguaje directo, sin sobrecargos, sin excesivas metáforas o
9
Quiroga, Horacio. Decálogo del perfecto cuentista, en
www.analitica.com/bitblioteca/hquiroga/decalogo.asp
10
Eco, Umberto. Lector in fabula. Lumen. Barcelona 1981.
frases ingeniosas. Es mejor evitar palabras que sobran. - “No lo podemos dejar
zombi…
tampoco
podemos
buscar
estructuras
exageradamente
melodramáticas, esta forma de narrar afecta el oficio periodístico”, como lo
afirmó Mayra Montero.
Antes del primer párrafo está el título que encierra la misma dificultad. ¿Cómo
lograr un título que atraiga sin caer en sensacionalismos inútiles? La respuesta
concreta no existe, como tampoco existen las reglas. Podemos mirar algunos
de los ejemplos que fueron el resultado del taller: Amarga vida de dulceras,
trabajo centrado en las dulceras de la ciudad amurallada. Faulkner se perdió en
Cartagena, nota que narra la desaparición de las maletas –incluido un libro del
maestro- de uno de los asistentes al taller. Historia de una estrella, crónica
sobre la vida de una prostituta que llegó a Cartagena con la idea de cumplir sus
sueños y “que, según promete, por cien mil pesos te lleva al cielo”. El otro
García Márquez, Guía en las calles del amor, texto que muestra los otros
rincones de El Amor en los Tiempos del Cólera.
Una estructura narrativa sólida hace uso de la sutileza y la puntualidad, maneja
la creatividad narrativa, habla de las cosas significativas sin necesidad de
nombrarlas todas: lo importante no es decir Carlos está triste, lo importante
está en que el lector sienta la tristeza de Carlos. En una discusión sobre el
tema, uno de los talleristas ofreció el siguiente ejemplo: Ripley11, en un
recorrido por el metro de Nueva York encontró un ciego pidiendo limosna, con
una pizarra amarrada al pecho que decía: SOY CIEGO. Ripley le dijo: -¿quiere
usted conseguir mucho más? – Desde luego, dijo el ciego. Entonces volteó la
tabla y escribió una nueva frase. Días después buscó al ciego quien
sorprendido le preguntó qué había escrito, a lo que Ripley contestó: ES
PRIMAVERA Y NO PUEDO VER LAS FLORES.
Las estructuras sólidas están atadas a la idea de crear atmósferas. Mayra
Montero es una maestra en la creación de atmósferas, para crear ambiente
11
Ferres, Joan, en Video y educación. Ediciones Paidós. Barcelona 1994. Ferres se refiere al psicólogo
americano Ripley.
utiliza la música y los cuerpos, como lo sostiene José Luis de la Fuente12 sobre
la novela Púrpura profundo: “la música incita al cuerpo y ambos se mueven al
ritmo pero en compañías diversas... la música siempre es un instrumento
apreciable y rico en la obra de Mayra Montero y que utiliza para resolver la
estructura narrativa… La música que trae su Púrpura profundo puede aparecer
con sordina, pero la escritora logra el afianzamiento de una estructura narrativa
que buscaba y parecía no hallar de forma definitiva como sí resulta en esta
novela… a la escritora le sobran armas para atrapar al lector y ensalmarlo
(hechizarlo) con los olores caribeños, las músicas de los cuerpos y una
escritura tan cautivadora como las sacerdotisas de algunas de sus novelas”.
Una estructura narrativa consistente se arma con la utilización adecuada del
lenguaje. Es sensato huir de la exagerada adjetivación. Es necesario evitar las
frases hechas que nos muestran la poca capacidad creativa de algunos
periodistas, que empobrecen el lenguaje. Se ha demostrado que en la
actualidad la jerga de muchos periodistas, quizás de la mayoría, no supera las
tres mil palabras, en las que se señalan frases hechas como: asistimos a la
boda del siglo, al juicio del siglo (que apenas empieza), nunca antes visto, todo
el mundo, poner un grano de arena, el drama de las mulas, niños en el límite
del peligro, etc. Esa pobreza nos conduce a pensar que el ejercicio periodístico,
y en particular el que se quiere acercar a lo literario, requiere de muchas
exigencias, de una búsqueda por un lenguaje más elaborado, menos mediático
y que logre transgredir los lugares comunes para mostrar la riqueza de nuestro
idioma.
La búsqueda de un lenguaje poético está influida por el periodismo o como lo
sostuvo Octavio Paz al referirse a la intensión de su obra: “solo he querido
dejar unos pocos poemas con la ligereza, el magnetismo y el poder de
convicción de un buen artículo de periódico... y un puñado de artículos con la
espontaneidad, la concisión y la transparencia de un poema”. Búsqueda
interminable que se reafirma cuando Gabriel García Márquez considera que la
poesía debería ser cada vez más informativa y el periodismo cada vez más
12
Luis de la Fuente, José. UN SENTIDO MUSICAL DE LA VIDA. Universidad de Valladolid. 2001.
poético. El taller sirvió, entonces, para explorar esas búsquedas, para concluir
que el periodismo es otro género literario: literatura sin ficción. Una búsqueda
por una brújula inexistente, un camino que debemos seguir de una manera
instintiva, una poética que aparece en la cotidianidad y que tenemos que
descubrir, una poética que también se hizo presente varias veces durante el
taller en frases de la maestra Montero como: - La ilusión verdadera está en el
humo de los desencuentros.
Danilo Moreno Hernández
Candidato a doctor en Literatura Iberoamericana y del Caribe, Universidad de la
Habana. Magister en Comunicación de la Pontificia Universidad Javeriana.
Comunicador Social y Periodista de la Universidad Central. Profesor de la cátedra:
Comunicación y narrativas de ciudad y de la Maestría en Estudios Culturales, en la
Universidad Nacional de Colombia. Profesor Invitado a la Universidad Autónoma de
Yucatán, México (2004) Becado para el seminario taller Periodismo Narrativo con
Francisco Goldman, Fundación Nuevo Periodismo, Cartagena (2002). Ponente en XI
Encuentro Latinoamericano de Facultades de Comunicación Social, Universidad de
Puerto Rico, San Juan (2003). Ponente en el VI Encuentro de Ciudades y Culturas
Contemporáneas, Universidad Iberoamericana, Ciudad de México (2003).
Conferencista invitado por la Universidad Autónoma de Barcelona (2002) y a varias
Universidades en Colombia. Coautor con Juan Carlos Pérgolia y Luis Fernanado Orduz
de los libros: La ciudad de los milagros y las fiestas Tercer Mundo Editores (1998);
Reflejos, fantasmas, desarraigos, Bogotá recorrida Arango Editores (1999), Relatos de
Ciudad Posibles, Ciudad educadora y escuela Idep y Fundaurbana (2000). Fundador de
la revista La Esquina Regional, (www.laesquinaregional.com) en donde aparecen
varias de sus crónicas urbanas. Tiene artículos en revistas especializadas como: Barrio
Taller, Nómadas, Magazín Dominical de El Espectador, Aula Urbana.

Con la novela Bajo la Piel de Channel, finalista del Concurso Nacional de
Novela Ciudad de Bogotá, Instituto Distrital de Cultura y Turismo 2004.
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