I. Introducción

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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
FACULTAD DE MEDICINA
DEPARTAMENTO DE DERMATOLOGÍA Y OTORRINOLARINGOLOGÍA
CÁTEDRA DE DERMATOLOGÍA MÉDICO-QUIRÚRGICA Y VENEREOLOGÍA
TESIS DOCTORAL
EFICACIA TERAPÉUTICA DEL BAÑO−PUVA EN PSORIASIS:
PRIMER ESTUDIO EN LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE GALICIA
María Teresa Rodríguez Granados
Curso Académico
2006-2007
EFICACIA TERAPÉUTICA DEL BAÑO−PUVA EN PSORIASIS:
PRIMER ESTUDIO EN LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE
GALICIA
Memoria presentada por María Teresa Rodríguez Granados, para optar al grado de Doctor
en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago de Compostela, realizada bajo la
dirección de Prof. Doña Virginia Fernández Redondo
Certificado
En 1 copia el original y en las siguientes fotocopias en color sin firma
AGRADECIMIENTOS
Mi primera y especial manifestación de agradecimiento quiero dirigirla a Prof. Dra. Dña
Virginia Fernández Redondo, quién ha dirigido este trabajo, manifestando en todo momento una
dedicación completa y un apoyo incondicional.
Mi más sincero agradecimiento al Prof. Dr. D. Jaime Toribio Pérez, Catedrático de
Dermatología de la Facultad de Medicina de Santiago, por el apoyo demostrado para que fuera
posible la realización del mismo.
Por supuesto en mi ánimo está el agradecimiento que públicamente quiero expresar a mi
compañero y amigo, Dr. D. Carlos De la Torre Fraga, por transmitirme a lo largo de estos 25 años su
notable capacidad de trabajo, y por el ánimo que día a día me ha manifestado para la consecución de
la tesis.
Quiero además ensalzar con especial énfasis a mis compañeros del Servicio de Medicina
Preventiva por el tiempo que me han dedicado, traducido en tardes enteras a lo largo de estos tres
últimos años, para ser capaz de interpretar los resultados: Francisco Luis Vázquez Vizoso, médico
del Servicio de Medicina Preventiva del Complejo Hospitalario de Pontevedra (CHOP) y María José
Pereira Rodríguez, adscrita al Servicio de Medicina Preventiva del Complejo Universitario Juan
Canalejo de A Coruña.
Quiero agradecer también a Aurora Aragón Vázquez, de la unidad de Investigación del
CHOP, su inestimable ayuda.
A la Facultad de Medicina de Santiago y a su Departamento de Dermatología
A mis padres, VICTOR Y ANA.
A ANTONIO, mi marido.
A MARÍA, DAVID Y SOFÍA, mis hijos.
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN
13
I. A. PSORIASIS
13
I. A. 1. Concepto
13
I. A. 2. Etiopatogenia
13
I. A. 3. Formas clínicas
16
I. B. FOTOBIOLOGÍA
22
I. B. 1. Fototipo
23
I. B. 2. Dosis Eritematógena Mínima (DEM)
24
I. B. 3. Dosis Fototóxica Mínima (DFM)
25
I. C. TERAPÉUTICA EN PSORIASIS
28
I. C. 1. Tópicos
29
I. C. 2. Sistémicos
30
I. C. 3. Fototerapia
32
I. C. 4. Fotoquimioterapia
35
I. D. FACTORES MODIFICADORES DE LA RESPUESTA EN EL
BAÑO−PUVA
42
I. D. 1. Correlación entre Fototipo, DEM y DFM
42
I. D. 2. Conveniencia de DFM en la terapia PUVA oral
43
I. D. 3. Conveniencia de DFM en la terapia baño−PUVA
44
I. D. 4. Correlación DFM y concentración plasmática de los psoralenos en la terapia
PUVA oral
45
I. D. 5. Correlación DFM y concentración tisular de los psoralenos en el
baño−PUVA
46
I. D. 6. Concentración de los psoralenos en el agua del baño
47
I. D. 7. Temperatura del agua del baño
48
I. D. 8. Duración del baño
48
I. D. 9. Intervalo entre finalización baño e irradiación
49
I. D. 10. Número de sesiones a la semana
50
I. E. VALORACIÓN DE RESPUESTA ANTE ESTA TÉCNICA
TERAPÉUTICA
50
I. E. 1. Blanqueamiento
51
I. E. 2. Efectos secundarios
53
I. E. 3. Recidiva
60
II. OBJETIVOS
62
III. MATERIAL Y MÉTODOS
64
III. A. DISEÑO
64
III. B. SUJETOS Y ÁMBITO DE ESTUDIO
64
III. C. PROCEDIMIENTO TERAPÉUTICO
65
III. C. 1. Determinación de DFM
65
III. C. 2. Preparación del baño
66
III. C. 3. Sesión de fototerapia
67
III. C. 4. Dosis inicial e incrementos
67
III. D. FUENTES DE INFORMACIÓN
68
III. E. RECURSOS MATERIALES
69
III. F. BAÑO CON EL PSORALENO
69
III. G. SEGUIMIENTO DE LOS PACIENTES
70
III. G. 1. Actitud en el caso de pérdida de sesiones
70
III. G. 2. Estrategias de prevención de los efectos secundarios
70
III. G. 3. Modificación del protocolo por la aparición de efectos secundarios
70
III. H. VARIABLES DE ESTUDIO
71
III. I. MÉTODOS ESTADÍSTICOS
73
IV. RESULTADOS
75
IV. A. CARACTERÍSTICAS PERSONALES
75
IV. B. CARACTERÍSTICAS DEL TRATAMIENTO
77
IV. C. RESULTADOS DEL TRATAMIENTO
79
IV. D. REACCIONES SECUNDARIAS
80
IV. D. 1. Análisis bivariado con variables personales cuantitativas y variables del
tratamiento
82
IV. D. 2. Análisis bivariado con variables cualitativas
83
IV. D. 3. Análisis bivariado con Fototipo y DFM
88
IV. E. RELACIÓN CARACTERÍSTICAS PERSONALES Y
RESULTADOS DEL TRATAMIENTO CON DFM
92
IV. F. RELACIÓN RESULTADOS DEL TRATAMIENTO CON LA
CONCENTRACIÓN DEL PSORALENO
94
IV. G. RESPUESTA TERAPÉUTICA
96
IV. G. 1. Análisis bivariado con variables personales y del tratamiento
97
IV. G. 2. Análisis bivariado con variables cualitativas
99
IV. G. 3. Análisis bivariado con las reacciones secundarias
105
IV. H. ANÁLISIS DE SUPERVIVENCIA
109
IV. I. REGRESIÓN DE COX
115
V. DISCUSIÓN
117
V. A. CARACTERÍSTICAS PERSONALES DEL GRUPO DE ESTUDIO
117
V. B. CARACTERÍSTICAS RELATIVAS AL TRATAMIENTO
119
V. B. 1. Determinación de DFM en el baño−PUVA
119
V. B. 2. Valoración de la concentración de 8-metoxipsoraleno
(8-MOP): 3,75 mg/L, 0,5 mg/L
121
V. B. 3. Dosis Total Acumulada de UVA (DTA)
123
V. C. CARACTERÍSTICAS RESPUESTA TERAPÉUTICA
123
V. C. 1. Variables de tratamiento
124
V. C. 2. Reacciones secundarias
126
V. D. CARACTERÍSTICAS EN RELACIÓN CON EL PERÍODO DE
SEGUIMIENTO
128
VI. RESUMEN
132
VII. CONCLUSIONES
134
VIII. BIBLIOGRAFÍA
136
IX. GLOSARIO
161
JUSTIFICACIÓN PERSONAL
El interés por esta especialización me llevó a iniciar un período de formación específica en la
Sección de Fotobiología del Servicio de Dermatología del Hospital General de Valencia en 1990, uno
de los Centros de Referencia en España para los dermatólogos que quieran iniciar sus primeros
pasos en este capítulo tan apasionante.
Desde entonces y hasta el año 2000 me fue asignada, por indicación del Jefe de Servicio, la
unidad de Fotobiología/ Fototerapia del Servicio de Dermatología del actual Complejo Hospitalario de
Pontevedra. La unidad se componía de los apartados de Fotodiagnóstico (Fototest y Fotoparche),
Fototerapia y Fotoquimioterapia, siendo la responsable de todas las técnicas. En 1994 se inicia en
nuestro Servicio esta nueva modalidad terapéutica conocida como baño-PUVA.
En estos 6 años (1994-2000) de dedicación, tuve la oportunidad de tratar un importante
número de pacientes afectos de psoriasis con baño−PUVA. En el transcurso de estos años se ha
visto y reconocido la gran aplicabilidad que tiene en una enfermedad tan frecuente como es el
psoriasis. El Servicio de Dermatología del Complexo Hospitalario de Pontevedra junto con el Servicio
de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid fueron los primeros hospitales públicos en
España, dónde el baño−PUVA se realizaba.
La ausencia de estudios similares en nuestro país, a diferencia del norte de Europa donde el
baño−PUVA se viene realizando desde la década de los setenta, hace interesante nuestra
aportación. Sin embargo, presenta interrogantes peculiares a esta modalidad. En la literatura se
describen una serie de factores que pueden influir en la respuesta que además de: género, edad,
fototipo, existencia de antecedentes familiares y, severidad de las lesiones, están las condiciones
técnicas del procedimiento; sin embargo, también nos interesó hasta que punto la exposición laboral
o en horas de ocio al aire libre y, las condiciones climáticas del lugar donde vive el paciente, pueden
ser determinantes en el período libre de lesiones.
Los resultados de este trabajo en relación con el baño−PUVA intentan responder ciertas
preguntas acerca de la eficacia, seguridad y, fundamentalmente de la duración del período de
remisión y, establecer que factores se deben tener en cuenta para el diseño del protocolo más
adecuado, en un intento de ampliar la oferta terapéutica a este colectivo de pacientes, y con ello
mejorar su calidad de vida.
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
_________________________________________________________________________________
I
Introducción
I.
Introducción
13
I. INTRODUCCIÓN
I. A. PSORIASIS
I. A. 1. Concepto
El psoriasis es una enfermedad inflamatoria cutánea crónica, recidivante que afecta del 0,5 al
2,5% de la población mundial (1). En España la incidencia del psoriasis es de 1,17-1,43% y permite
estimar que 470.000-570.000 españoles de un total de 40 millones de habitantes tienen psoriasis (2).
La enfermedad está caracterizada por hiperproliferación epidérmica e inflamación que, lleva a una
morfología clínica de placas eritematosas, elevadas y descamativas (3). El modo de herencia no se
conoce y la mayoría de los autores sugieren que es multifactorial (4). La evidente predisposición
genética lo apoyan una serie de acontecimientos como la marcada agregación familiar, con parientes
afectos de primer o segundo grado en el 30-50% de los casos (5, 6). Existe una fuerte asociación con
determinados HLA y, en concreto con el alelo HLA-Cw6, expresado en el 75% de los pacientes con
respecto al 10-15%de la población general (7). Los pacientes portadores de este alelo tienen unas
características clínicas especiales: la presencia de historia familiar de psoriasis e inicio de la
enfermedad en edades más tempranas (5), placas más extensas y mayor incidencia de fenómeno de
Koebner y, desencadenamiento por faringoamigdalitis estreptocócica; en cambio los pacientes Cw6
negativos tienen con mayor frecuencia alteraciones de las uñas y artritis psoriásica (8).
Por lo tanto, según la edad de inicio se reconocen dos tipos de psoriasis vulgar: tipo I, que
comienza antes de los 40 años, es más severo y tiene clara influencia genética y, tipo II con inicio a
la edad de 40 años o por encima de ella (9).
I. A. 2. Etiopatogenia
En los últimos 15 años han surgido múltiples teorías. Se había considerado un trastorno
primario de los queratinocitos con inflamación secundaria y, el tratamiento estaba enfocado en
fármacos con actividad antiproliferativa como los corticoides, antralina, alquitrán, análogos de la
vitamina D3 y, retinoides (10). La observación de que la ciclosporina, un inmunosupresor de células T,
podría blanquear el psoriasis sugiere que las células T están involucradas en la enfermedad (11). En
esta misma línea de investigación se ha visto que también los psoralenos en conjunción con
radiación ultravioleta de onda larga (UVA), es capaz de inducir apoptosis de los linfocitos T (12).
I.
Introducción
14
En la actualidad, el conocimiento del psoriasis como una enfermedad autoinmune mediada
por células T nos ofrece otras estrategias terapéuticas más específicas. Parece que las células
presentadoras de antígeno (CPA), como las células de Langerhans, macrófagos y, células
dendríticas detectan un antígeno aún no identificado. Entonces se activan, maduran y, se dirigen por
los vasos linfáticos aferentes a los ganglios de drenaje regional, dónde un linfocito no sensibilizado
interactúa con ellas y reconoce al antígeno unido al complejo mayor de histocompatibilidad (CMH),
activándose en un linfocito efector. Estos linfocitos T entran en la circulación para emigrar a la piel,
dónde se reencuentran con el antígeno y, condiciona la reactivación de los linfocitos y, secreción de
citocinas (13). En el cuadro histológico se observan alteraciones dérmicas y epidérmicas, siendo
característica la hiperplasia epidérmica con alargamiento regular de las crestas interpapilares. En las
papilas dérmicas hay dilatación capilar con edema e infiltrado inflamatorio perivascular de linfocitos.
La epidermis es normal excepto leve espongiosis de las capas basales con exocitosis de algunos
linfocitos (Fig. 1).
Fig. 1. Características histológicas distintivas de una placa de psoriasis
I.
Introducción
15
A continuación desaparece focalmente la capa granulosa, formándose por encima pequeños
montículos de paraqueratosis (14).
Existe evidencia de que el sistema inmune está involucrado incluyendo linfocitos CD4+
colaboradores (TH), CD8+ citotóxicos (TC), células dendríticas, monocitos/macrófagos, células natural
killer (NK) y, natural killer T (NK-T) (15).
La diferenciación de las células CD4+ TH y CD8+ TC puede ser clasificada en dos fenotipos
principales que, los caracterizan las citocinas que producen. Así un tipo 1 (TH1, TC1) con producción
de IFN-γ, TNF-α, IL-2 e IL-18, estimulan la inmunidad celular y la citotoxicidad de células T.
Las respuestas mediadas por IgE son generadas por el tipo 2 (TH2, TC2) con la creación de
IL-4 e IL-5, IL-10 e IL-13 (16).
El resumen de la producción de citocinas queda como se indica:
TH1, TC1 ⇒ IFN-γ, TNF-α, IL-2, IL-18
TH2, TC2 ⇒ IL-4 e IL-5, IL-10, IL-13
Las citocinas liberadas por las reacciones tipo 1 inhiben las reacciones tipo 2 y, viceversa
(17).
La piel lesional en comparación con la piel no afecta, tiene incrementada el TNF-α y, la IL-2
exacerba el psoriasis (18). Además, en los linfocitos T circulantes de pacientes con psoriasis es
mayor el cociente IFN-γ ⁄ IL-4 (19).
Estos datos ayudan a demostrar que la respuesta en psoriasis de los linfocitos T es
fundamentalmente tipo 1; en ellas hay una activación y proliferación de CD4+ y CD8+ y, los linfocitos
responsables son tipo 1 (20).
Una comprensión de la patogénesis del psoriasis es crucial para el desarrollo de nuevas
estrategias en terapia. Varias claves en la cascada de eventos que ocurren en psoriasis deben
tenerse en cuenta para la selección terapéutica. En 2004, Kormeili y cols (21) revisan este tema y
llaman la atención en que pasos se debe intervenir, así:
a. La inhibición de la interacción con las CPA y, subsiguiente activación y proliferación de
linfocitos T.
b. La supresión de la emigración de linfocitos T activados de las células endoteliales a
epidermis y dermis.
c. El control en la producción y liberación de citocinas TH1 siguiendo a la activación de
linfocitos T.
d. La interacción con las respuestas de las citocinas TH1.
e. El incremento de los efectos de las citocinas TH2.
I.
Introducción
16
I. A. 3. Formas clínicas
La manifestación clínica más común es la de una dermatosis eritematosa, descamativa,
simétrica.
El psoriasis en placas es la variante morfológica más frecuente y se le conoce como
psoriasis vulgar. Son placas redondas u ovales, eritematosas, bien delimitadas, que miden 1 cm o
más de diámetro, cubiertas por unas escamas blanquecinas plateadas (Fig. 2) y, localizadas sobre
todo en prominencias óseas; la mayoría de los pacientes presentan placas en codos, rodillas, región
lumbar y, cuero cabelludo (22).
El leve rascado de una lesión -raspado metódico de Brocq- revela la presencia de puntos
hemorrágicos en su interior -signo de Auspitz-. A veces aparecen rodeadas por un anillo
hipopigmentado que, se denomina anillo de Woronoff y, expresa la tendencia a la resolución de la
lesión.
Fig. 2. Clínica característica del psoriasis en placas.
I.
17
Introducción
El psoriasis guttata tiene la apariencia de una salpicadura de agua sobre el cuerpo y, ″en
cada gota de agua que se posa sobre la piel surge una lesión″. Las lesiones clínicas alcanzan un
diámetro entre 0,1 a 1 cm y no están tan engrosadas y descamativas como las lesiones tipo placa.
Predominan en tronco y áreas proximales de miembros, pudiendo afectar la región facial (22). Otras
formas clínicas incluyen: psoriasis pustuloso con las variantes clínicas expuestas en tabla 1 (23),
eritrodermia psoriásica, psoriasis ungueal y, psoriasis artropático.
TABLA 1. VARIANTES DEL PSORIASIS PUSTULOSO
1. Localizado
2. Generalizado
Una o más placas con pústulas
Pustulosis palmo plantar
Tipo von Zumbusch
Acropustulosis
Impétigo herpetiforme
(acrodermatitis continua de Hallopeau)
Psoriasis pustuloso anular
En el psoriasis pustuloso la infiltración de neutrófilos domina el cuadro clínico-patológico en
que aparecen las pústulas estériles macroscópicas (Fig. 3- 4).
Fig. 3. Clínica del psoriasis pustuloso.
I.
Introducción
18
Fig. 4. Detalle de pustulización intracorneana característica de la fase incipiente
del psoriasis pustuloso.
Baker y Ryan describieron en 1968 cuatro patrones distintivos del psoriasis pustuloso: tipo
von Zumbusch, anular, exantemático y, localizado (24).
El tipo von Zumbusch es una erupción generalizada que comienza con eritema y
pustulización, el paciente está febril y, la piel permanece dolorosa.
El patrón anular con pústulas en el borde de avance, las lesiones se agrandan con extensión
centrífuga en un período de horas a días.
El tipo exantemático se presenta como una erupción aguda con pústulas, que se puede
superponer a las erupciones pustulosas por fármacos denominadas pustulosis exantemática aguda
generalizada.
El patrón localizado, con la superposición de pústulas dentro de placas de psoriasis
preexistente. Estos mismos autores consideran el psoriasis generalizado tipo von Zumbusch como el
denominador común de todas las variantes pustulosas, sobre todo si los pacientes son tratados con
corticoides sistémicos (25). De todas las variantes pustulosas, la pustulosis palmo plantar es la más
frecuente (Fig. 5A y 5B).
I.
Introducción
Fig. 5A. Pustulosis palmo plantar. Detalle de la mano.
Fig. 5B. Pustulosis palmo plantar. Detalle del pie.
19
I.
20
Introducción
La eritrodermia psoriásica representa el 1-2% de todas las formas de psoriasis. Es un
proceso inflamatorio, eritematoso y, pruriginoso que, afecta toda la superficie corporal (Fig. 6).
El psoriasis es responsable de que requieran ingreso hospitalario y, atención especializada.
Representa el 24% de todas las eritrodermias. Puede presentarse como una exacerbación del
psoriasis vulgar que, es lo más frecuente o, ser la manifestación inicial (22).
Fig. 6. Eritrodermia psoriásica.
El psoriasis frecuentemente afecta las uñas hasta en un 50% (Fig. 7).
I.
Introducción
21
Fig. 7. Psoriasis ungueal
La prevalencia del psoriasis ungueal es mucho más alta en pacientes con artritis psoriásica y,
se presenta en el 80% de este grupo de pacientes; la afectación de las uñas como única
manifestación o, como precursor de las lesiones cutáneas representa tan sólo un 5% (26). La
afectación involucra a la matriz ungueal y al lecho.
La afectación de la matriz se representa como un cambio en la textura de la lámina; el
psoriasis de la matriz distal puede dar lugar a pequeñas manchas eritematosas en la lúnula; los
pequeños focos de paraqueratosis de la porción proximal de la matriz conducen a lesiones
piqueteadas (pitting); la leuconiquia y la pérdida de transparencia (entre sus hallazgos menos
frecuentes) se deben a la afectación de la porción media de la matriz; las hendiduras transversales o
líneas de Beau pueden representar bien una interrupción transitoria de la matriz o la confluencia de
paraqueratosis de la matriz proximal (línea horizontal del pitting). Las ondulaciones longitudinales y
elevaciones simulando gotas de cera fundida, son el resultado de la afectación focal o a intervalos
regulares de la matriz intermedia y distal, dando lugar a la secuencia de engrosamiento y
adelgazamiento de la lámina ungueal.
El psoriasis guttata del lecho desencadena el fenómeno de la mancha de aceite debido al
depósito de glicoproteínas del suero que se acumula en y debajo de la lámina ungueal; la
hiperqueratosis subungueal del lecho distal e hiponiquio provoca una separación de la lámina con el
I.
Introducción
22
lecho, dando lugar a la onicolisis; las hemorragias en astilla son el resultado del sangrado de
capilares dilatados superficiales del lecho ungueal debido a trauma. La afectación se correlaciona con
una artritis interfalángica adyacente, tipo pitting en las uñas de manos e hiperqueatosis subungueal
en las de los pies (27). El tratamiento es difícil.
La artritis psoriásica es una artropatía inflamatoria asociada concomitantemente con psoriasis
moderado-severo en el 6% al 10%. Cinco formas clásicas de artritis psoriásica se han descrito (28):
a. Artritis oligoarticular y asimética, con mínima afectación en el número de articulaciones,
incluyendo a menudo articulaciones interfalángicas distales de los dedos de las manos y
de los pies (dedo en salchicha).
b. Poliartritis simétrica de pequeñas articulaciones de las manos.
c. Afectación asimétrica ″clásica″ de las articulaciones interfalángicas distales. Ocurre en el
5% de los casos.
d. Osteolisis proximal de pequeñas articulaciones de las manos, abocando a una artritis
mutilante. Afortunadamente tan sólo se presenta en el 1-2% de los pacientes con artritis
psoriásica.
e. Cambios asimétricos consistentes con espondilitis anquilosante.
En el 70% de los pacientes las lesiones cutáneas preceden a las articulares. La elevada
prevalencia de las manifestaciones axiales en el psoriasis llevó a clasificar a la artritis psoriásica
dentro del grupo de espondiloartropatías, sin embargo son notables las diferencias que mantiene con
la espondilitis anquilosante idiopática. En la espondilits psoriásica un elevado número de pacientes
carecen de sintomatología, además puede presentarse sin sacroileítis radiológica, criterio
imprescindible en el diagnóstico de la espondilitis anquilosante. La prevalencia del HLA B27 en la
espondilitis anquilosante es del 95%, en cambio en la espondilitis psoriásica no llega al 50% (29).
I. B. FOTOBIOLOGÍA
La fotobiología es la ciencia que estudia los efectos de la radiación no ionizante sobre los
sistemas vivos, reflejando todos los tipos de interacción de la luz solar con microorganismos, plantas
y, animales. La fotomedicina concierne al diagnóstico y a la fotobiología terapéutica. La
fotodermatología es el estudio de los efectos que tienen las longitudes de onda (λ), en regiones
seleccionadas del espectro solar con la piel humana (30). El interés de su conocimiento radica en
saber que efectos carcinogénicos provocan y, por otra parte, reconocer la importancia que poseen en
su calidad de fundamentar la base de los tratamientos dermatológicos.
I.
23
Introducción
I. B. 1. Fototipo
La interpretación de las respuestas cutáneas agudas a la radiación actínica define el fototipo
que clasifica, a las personas de piel blanca, según una entrevista personal acerca de lo que le sucede
tras una exposición solar inicial en los primeros días de verano. Es definido por Fitzpatrick en 1975 en
un intento de clasificar los individuos de acuerdo a la respuesta cutánea que presentan después de
una determinada exposición solar (31). Se reconocen cuatro fototipos, del I al IV (tabla 2)
TABLA 2. FOTOTIPOS BASADOS EN LA RESPUESTA VERBAL SOBRE LO QUE ACONTECE EN UNA
PRIMERA EXPOSICIÓN SOLAR MODERADA (3 DEM)*
Color piel no
expuesta
blanca
Fototipo
Quemadura
Pigmentación
I
sí
no
II
sí
mínima
III
sí
sí
IV
no
sí
DEM: Dosis Eritematógena Mínima. * 3 DEM = 45-60 minutos
Las formas intermedias II-III constituyen la mayoría de la población europea. Años después el
propio Fitzpatrick, en 1986, incluye en la clasificación otros dos fototipos, V-VI que, representan los
individuos de piel morena o negra, respectivamente (32).
El fototipo establece que dosis inicial de radiación ultravioleta de onda larga (UVA) se le debe
administrar a un paciente en fotoquimioterapia (33, 34). También es de utilidad en la determinación
de la dosis inicial de radiación ultravioleta de onda corta (UVB) en fototerapia (35, 36). En ambas
situaciones el fototipo representaría la respuesta aguda a la radiación ultravioleta (UV)
En ausencia de medidas cuantitativas para reconocer que tipo de pacientes son susceptibles
a presentar carcinomas cutáneos, el fototipo constituye un adecuado parámetro, superando al color
de ojos o cabello de los pacientes y, son los fototipos más bajos con ojos claros los que tienen mayor
I.
24
Introducción
riesgo (37). En la actualidad se utiliza hasta en programas de divulgación sobre el riesgo de
carcinogénesis.
I. B. 2. Dosis Eritematógena Mínima (DEM)
La Dosis Eritematógena Mínima es definida por Wucherpfennig en 1931 (38), citado por
Willis en 1969 (39), como la aparición de un eritema uniforme con bordes claramente definidos
después de la exposición a UV. En el espectro solar la longitud de onda que es capaz de provocar
este eritema está en 306 nanómetros (nm) ya que, por debajo de 295 nm no alcanza la superficie
terrestre; aparece a las 4 horas y, su máxima reacción sucede entre 8 y 24 horas (40). La lectura se
hace 24 horas después (41-43) y, para la consecución de este test pueden ser irradiadas pequeñas
áreas porque la respuesta no está influida por el tamaño (39). Sin embargo, la localización idónea es
la espalda, porque el antebrazo registra una DEM superior. Estudios de Coven en 1997 (44) y, Das
en el 2001 (45) sugieren que, las características del eritema provocado por UVB de banda ancha
(UVB-BA) y, UVB de banda estrecha (UVB-BE), son similares. Sin embargo, en el trabajo de Man y
cols en el año 2003, al estudiar las características del eritema por UVB evidencian que, las lámparas
UVB-BE exhiben un eritema a las 4 horas y, la máxima reacción ocurre entre 12 y 15 horas; sólo el
45% lo presentan a las 24 horas (46).
En la tabla 3 se representa la clasificación de los fototipos con respecto a la DEM (47), según
la recomendación dada por la Cooperation in Science and Technology of the European Commission
(COST-713)
TABLA 3. VALORES DE LA DEM
Fototipo
DEM
(mJ/cm²)
I
20
II
25
III
35
IV
45
A la vista de los resultados incluidos en esta tabla Martínez-Lozano y cols, miembros del
Grupo Español de Fotobiología (GEF), con la finalidad de definir un valor DEM para pacientes con
I.
Introducción
25
formas intermedias en el fototipo (II-III) que representan a individuos del entorno mediterráneo, optan
por dar un valor DEM igual a 30 mJ/cm² (48).
La DEM es el mejor criterio para estimar la sensibilidad a la luz solar (49) y puede favorecer
la existencia de las cuatro categorías, I a IV de Fitzpatrick. Con la entrevista personal tan sólo se
pueden clasificar dos subtipos correspondientes a los fototipos I-III y, IV de Fitzpatrick (50).
I. B. 3. Dosis Fototóxica Mínima (DFM)
La radiación ultravioleta de onda larga (UVA) penetra más profundamente que UVB, llegando
un 50% a dermis papilar (51); esto explica por qué la morfología, el curso y la magnitud del eritema
son diferentes. Aparece a partir de una dosis que oscila entre 15-100 J/cm², es inmediato y, la
máxima respuesta fluctúa de 0 a 6 horas, siendo reemplazado por pigmentación. Se puede apreciar
una pigmentación inmediata, Immediate Pigment Darkening (IPD) cuyo mecanismo es a través de la
fotooxidación de la melanina tanto con UVA como con luz visible; se desvanece en horas y sucede en
los fototipos III-IV. La pigmentación retardada se presenta en un intervalo que va de 18 a 24 horas;
aparece con una dosis suberitema ( ¼-1 DEM) en los fototipos III-IV (32).
En 1955 Fitzpatrick estudia las respuestas cutáneas a la exposición solar aguda (eritema y
pigmentación), que dependen tanto del fototipo como la dosis y espectro de la RUV. Estas
respuestas se ven incrementadas mediante la administración oral de los psoralenos (52): 8metoxipsoraleno (8-MOP) y 5-metoxipsoraleno (5-MOP). Los psoralenos y UVA condicionan un
mecanismo de fotosensibilidad (fototoxicidad), siendo el pilar de la fotoquimioterapia (53): psoraleno
+ UVA (PUVA). El eritema de PUVA es el único criterio clínico que permite una valoración cualitativa
de la magnitud de esta reacción fotoquímica inducida por la fotoquimioterapia.
El umbral de la reacción fototóxica individual (DFM) es la menor dosis de UVA que induce
una eritema perceptible, es decir, mínimo eritema uniforme con bordes claramente definidos (54),
según se aprecia en la figura 8.
I.
Introducción
26
Fig. 8. Resultado del test de fototoxicidad cutánea
Es propuesto por primera vez por Wolff en 1977 para decidir la dosis inicial de UVA (55) y,
según el trabajo de Gupta la máxima reacción se alcanza cuando el paciente se expone a UVA 2-3
horas después de su administración oral (56). El paciente recibe una única dosis y a las 2 horas,
áreas de 2×2 cm son irradiadas con UVA permaneciendo el resto del cuerpo cubierto; se realiza en
piel sana no expuesta. La dosis viene dada en unidades radiométricas (57), julios por centímetro
cuadrado (J/ cm²). Para realizar el test, se utilizan fuentes de luz de intensidad y distribución espectral
conocida (340-365 nm). La intensidad adecuada es entre 8-12 mW/ cm² y, de ese modo se consigue
acortar la duración de la exposición (58). La respuesta es retardada y no aparece antes de las
primeras 24 horas. Históricamente la lectura se realizaba a las 48 horas (52) y, 72 horas (55, 59).
En la modalidad terapéutica del baño−PUVA, Koulu y Jansén en 1983 han visto que la
máxima fotosensibilidad del 8-MOP se alcanza en el día 2 y declina después, lo que explica que en
un principio se realizara la lectura a las 48 horas (60). En cambio Calzavara-Pinton y cols en 1994
aconsejan la lectura a las 96 horas, ya que consideran que es el día en que se obtiene la máxima
respuesta (61). Otros autores como Cooper y cols en el 2000, realizan la lectura a las 72 horas (62).
Hay datos suficientes para aseverar que el eritema máximo se consigue a las 72 horas siempre que
los pacientes se irradien inmediatamente después del baño (63, 64).
Estudios sobre el mecanismo de acción realizados más recientemente en la terapia PUVA,
indistintamente de la administración utilizada (oral o en baño con 8-MOP) demuestran que, el
I.
Introducción
27
psoraleno exhibe una curva con una meseta amplia de eritema y, la mayoría de los pacientes
presentan la máxima reacción eritematógena a las 96-120 horas (65, 66). Snellman y cols en el 2001
observan como los valores más bajos de la DFM se consiguen si la lectura se realiza a las 96 horas
(67). Man y cols en el 2003 la determinan en pacientes con fototipo I y II, mediante la lectura a
intervalos de 24 horas y durante 7 días. Con la dosis inicial del 40% de la DFM obtenida comprueban
que, si la lectura se hace a las 96 horas, sólo un 10% de los pacientes tienen un riesgo de presentar
eritema a diferencia de si se lee a las 72 horas, dónde el porcentaje se incrementa hasta un 30%
(46).
En el mismo año se publica un estudio comparativo del eritema inducido con ambos
psoralenos utilizados en el baño−PUVA [4,5´, 8- trimetilpsoraleno (TMP), 8-MOP] y el resultado es
similar, o sea, aparece a las 72 horas y alcanza la máxima respuesta a las 96 horas. Sin embargo, lo
que parece distinto es la curva del eritema que, en el caso del TMP, disminuye abruptamente y obliga
a incrementos de UVA menores (68); este psoraleno también produce una hiperpigmentación más
acentuada, siendo aconsejable la lectura a las 96 horas ya que, a partir de ese día la pigmentación
que desarrolla puede confundirnos, sobre todo en los fototipos altos (66).
Por lo tanto, parece que una única lectura a las 72 horas no es apropiada ya que puede
subestimar la DFM de un paciente. Además el incremento de fotosensibilidad en la fase precoz del
baño–PUVA no está relacionado con el acúmulo de psoralenos libres en la piel (69, 70), sino más
bien se debe a respuestas fototóxicas retardadas y aditivas por tratamientos repetidos (3 veces) en
una semana (63), explicando la facilidad con que aparece el eritema en las primeras 4-5 sesiones
(69-71).
Con todo lo expuesto parece conveniente que la lectura se haga en 2 momentos (72 y 96
horas), teniendo en consideración que el día de la lectura es fundamental para un buen diseño del
protocolo (72).
Esta determinación del test de fotoxicidad cutánea no implica que haya una garantía de
desarrollar tolerancia por parte del paciente en posteriores exposiciones, dependiendo mas bien de
su capacidad para pigmentarse, es decir, un paciente puede tener una DFM alta y reaccionar con
fototoxicidad a los incrementos de UVA porque desarrolle pigmentación lentamente y, al revés, puede
tener una DFM baja pero desarrollar una pigmentación tan precozmente que se haga tolerante a los
incrementos de UVA. Tan sólo unas pocas sesiones producen una pigmentación de mayor intensidad
que la inducida por el espectro de la radiación solar: UVA y luz visible; no aparece antes del 4º-5º día,
y es máxima a los 7 días, pudiendo persistir de semanas a meses (32).
La determinación del Índice Fotosensibilidad / Fotopigmentación (IFF) nos ayuda a la hora de
medir la capacidad que tiene el paciente a desarrollar esta tolerancia. Está basado en la lectura del
I.
28
Introducción
eritema y pigmentación a las 72 y 120 horas, en las áreas del fototest, según la escala representada
en la tabla 4 y con el cálculo del índice, según la fórmula propuesta en la tabla 5 (55).
TABLA 4.
1
fototoxicidad
eritema
pigmentación
marrón claro
2
3
4
intenso
eritema
eritema vívido
sin edema
con edema
edema vesículas
marrón
marrón oscuro
marrón negruzco
Se expresa numéricamente: +=1, ++=2, +++=3, ++++=4
TABLA 5.
IFF = Σ E 72 + Σ E 120 / Σ P 72+ Σ P 120
E 72, E 120: eritema 72 y 120 horas; P 72 y P 120: pigmentación 72 y 120 horas
Si un paciente excede de 1 la tendencia es a presentar eritema; si el IFF está por debajo de 1
su capacidad para desarrollar tolerancia a subsiguientes exposiciones es mayor (73). El IFF sirve
para adecuar los incrementos de las dosis durante la terapia PUVA (55). También es de utilidad en el
manejo de la erupción lumínica polimorfa con la fotoquimioterapia (74-76).
I.
C. TERAPÉUTICA EN PSORIASIS
Una amplia variedad de tratamientos se emplea en el psoriasis. La terapia tópica es de
elección en la mayoría de los pacientes con las formas localizadas. Si bien un 25%
aproximadamente, requieren fototerapia y tratamiento sistémico (77-79).
Sólo en las enfermedades severas se puede justificar la administración de fármacos con un
perfil de reacción adversa significativa. Generalmente hay consenso en que formas de presentación
del psoriasis como: la artritis psoriásica, el psoriasis pustuloso, la eritrodermia, el psoriasis palmo
plantar y, el psoriasis flexural, se consideran formas severas de psoriasis (80). La terapia sistémica y
fototerapia son a menudo necesarias para las formas más extensas y severas del psoriasis bien por
la propia gravedad, o porque suelen tener una respuesta poco favorable a tratamientos tópicos (81,
82).
I.
29
Introducción
Para realizar el cálculo de la superficie corporal afectada así como la localización, además de
la intensidad de las lesiones (eritema, escamas e infiltración) tenemos el Psoriasis Area and Severity
Index (PASI) que fue definido por Fredriksson y Pettersson en 1978 para valorar el efecto del
etretinato en el psoriasis en placas (83). Desde entonces ha pasado a ser el sistema de medición
más empleado. La intensidad y la extensión son calculadas separadamente por cuatro regiones
anatómicas (cabeza, tronco, extremidades superiores y extremidades inferiores) La intensidad del
eritema, descamación e infiltración se miden en una escala de 0 a 4, siendo 0 la ausencia de la
afectación, 1 leve, 2 moderada, 3 intensa y 4 afectación máxima. Al porcentaje de afectación de las 4
regiones anatómicas se le asigna un número de 1 al 6 que representa el grado de afectación de la
superficie corporal: 1: <10%; 2: 10 - 29%; 3: 30 - 49%; 4: 50 - 69%; 5: 70 - 89%; 6: 90 - 100% (84). El
área de una mano del paciente representa el 1% del total de la superficie corporal (85). El PASI tiene
un valor entre 0 y 72, y carece de unidad. La severidad del psoriasis en placas está caracterizado por
la magnitud y la extensión de las placas. El PASI es el índice estandarizado más adecuado para
medir las características mencionadas (86, 87) y, recientemente, se ha propuesto una definición de la
severidad de esta forma clínica (tabla 6) que, es de hecho la manifestación más frecuente, en función
del PASI (80).
TABLA 6. SEVERIDAD DEL PSORIASIS EN PLACAS
Leve
Moderado
Severo
PASI < 7
PASI 7-12
PASI > 12
I. C. 1. Tópicos
Constituyen la primera línea del tratamiento e incluyen los corticoides tópicos, alquitranes,
antralina, análogos de la vitamina D3, retinoides, tacrolimus y pimecrolimus (88, 89).
La utilización de los corticoides tópicos se mantiene a pesar de la existencia de terapias
seguras con menos efectos secundarios; la eficacia depende de su potencia y de su capacidad de
absorción. En la clasificación de Stoughton-Cornell, la potencia de los corticoides está en función de
la vasoconstricción que provocan una vez que se aplican (90). Hay corticoides desde clase 1(los más
potentes) a clase 7. Todos reducen la inflamación pero la diferencia estriba en la potencia y efectos
secundarios.
La antralina o ditranol (1,8-dihidroxi-9-antrona) ha sido sintetizada por Gallewsky (91), citado
en (92) y, Unna (93) citado en (92), es el primer especialista en reconocer su eficacia en el psoriasis;
I.
Introducción
30
este fármaco es adecuado a concentraciones que varían entre 0,1-5%. Desde hace unos años se
comprueba que la mayor parte de la antralina se absorbe en el transcurso de la primera hora, dando
lugar a la instauración del tratamiento ″corto″ (94). Esta pauta consiste en la aplicación del fármaco a
concentraciones del 0,5-2%, durante un determinado tiempo (10 minutos) que se va alargando hasta
los 30 minutos si el paciente lo tolera; se elimina transcurrido este tiempo, y es adecuado para
pacientes ambulatorios (95).
Los alquitranes que se consiguen de la destilación de la madera (abedul, pino, haya) y de la
hulla han sido utilizados como tratamiento del psoriasis. Están formados por numerosos
componentes no bien definidos. Poco se conoce del mecanismo de acción. Los preparados al 2-5%
son eficaces y, no se han observado efectos secundarios carcinogénicos en pacientes con psoriasis
incluso durante largos períodos de tratamiento (96).
El calcipotriol es un derivado de la vitamina D3 introducido en Europa en la década de los
noventa del siglo pasado. Se une al receptor de la vitamina D que se encuentra en los queratinocitos,
con efectos en la proliferación y diferenciación de los mismos (97). También se ha demostrado que la
hormona activa 1,25-dihidroxivitamina D3 (calcitriol) es eficaz a través de un mecanismo de acción
similar (98). Posteriormente aparece otro análogo, el tacalcitol, con efectos similares sobre el
queratinocito (99).
El tazaroteno es un retinoide sintético que ha demostrado su eficacia normalizando la
proliferación y diferenciación del queratinocito y reduciendo la inflamación a través de la unión a los
subtipos β y γ del receptor del ácido retinoico (100, 101).
Recientemente se ha comprobado que el tacrolimus en pomada es eficaz en el psoriasis de
la cara y psoriasis de los pliegues (102), con pocos efectos secundarios. También, el pimecrolimus en
crema ha conseguido buenos resultados (103).
I. C. 2. Sistémicos
Las terapias sistémicas clásicas tienen una indicación expresa para el psoriasis moderadograve. El metotrexato, la acitretina y la ciclosporina han sido considerados como los pilares básicos
del tratamiento sistémico, antes de la introducción de la terapia biológica.
El metotrexato posee el privilegio de ser el primer fármaco sistémico empleado con eficacia
en psoriasis severo que no responde a otras terapias, y en particular en la artritis psoriásica (104).
Sus propiedades inmunosupresoras hacen que tanto los macrófagos como los linfocitos T
proliferantes sean mil veces más susceptibles a los efectos citotóxicos que los queratinocitos. El
I.
Introducción
31
efecto antimitótico se produce mediante la inhibición de la enzima dehidrofolato reductasa,
deteniendo la síntesis del ADN (105).
La acitretina es un retinoide sistémico que modula la diferenciación celular epidérmica
disminuyendo el eritema, descamación e infiltración de las placas. Reduce además, el grosor del
estrato córneo y la inflamación epidérmica y dérmica asociada con la enfermedad (105-107).
La ciclosporina es un inmunosupresor que bloquea la síntesis de citocinas proinflamatorias,
sobre todo IL-2, en los linfocitos T activados. La IL-2 juega un papel crucial en la activación y
proliferación de otras células T (108).
En el Congreso Europeo de Psoriasis celebrado en París en 2004, el Dr Finlay propuso la
″regla del 10″ para valorar que pacientes son tributarios del tratamiento sistémico: los pacientes que
presentan un PASI 10 o superior a 10, con una extensión mayor del 10% de la superficie corporal
cuando el PASI no es aplicable como, por ejemplo, en el psoriasis pustuloso y, con una puntuación
por encima de 10 (0-30) en el Índice de Calidad de Vida Dermatológica, Dermatology Life Quality
Index (DLQI), reseñan una correlación tanto con la extensión e intensidad de la enfermedad como
con la repercusión en la vida del paciente (109). Estos criterios son apoyados por la British
Association Of Dermatologists, considerándolos como una medición correcta de la severidad del
psoriasis (110).
En la literatura se han descrito otros fármacos con una eficacia comparable a la de la terapia
sistémica estándar: el tacrolimus (111), el micofenolato mofetilo (112), la hidroxiurea, la tioguanina y
los ésteres del ácido fumárico (113). De ellos el tacrolimus oral (FK506) es un potente
inmunosupresor y, como inhibidor de la calcineurina tiene un mecanismo de acción similar a la
ciclosporina (114).
La comprensión incrementada de las interacciones moleculares en la respuesta inmune
conlleva el desarrollo de nuevos fármacos que intervienen específicamente en dianas claves sin
inmunosupresión global. Se conocen como terapias biológicas, esta nueva familia de fármacos,
principalmente proteínas de fusión, citocinas recombinantes o anticuerpos monoclonales que van
dirigidos a bloquear de forma selectiva mecanismos moleculares específicos, en particular aquellos
que intervienen en la patogenia del psoriasis, de modo que tengan una menor repercusión sobre el
sistema inmune global (10). Algunos incluso parecen ofrecer más seguridad que las terapias
tradicionales (115).
El objetivo de la terapia biológica es bloquear o modular la activación de células T que tiene
lugar tras su interacción con las CPA; esta función puede ser desglosada de dos maneras: a través
de la inhibición en la proliferación de células T, ó en el bloqueo de las citocinas efectoras (116). Los
linfocitos T de las placas de psoriasis son tipo 1 y producen citocinas tipo 1 como IL-2, IL-6, IL-8, IFN-
I.
Introducción
32
γ y TNF-α. Muchos de los cambios fenotípicos y patológicos del psoriasis están relacionados con las
citocinas secretadas por las células T, células dendríticas, monocitos y los queratinocitos locales. Las
citocinas son responsables de los cambios del queratinocito, de la angiogénesis y del incremento en
la respuesta inmunitaria (13). El equilibrio puede ser restablecido por el bloqueo de estas citocinas
efectoras (inmunosupresión): infliximab, etanercept, onercept, adalimumab (10). También se puede
influir en la desviación inmunológica de citocinas 1 a citocinas 2 (inmunoestimulación): IL-4, IL-10, e
IL-11, son citocinas de los linfocitos T2; reducen la activación de los linfocitos T1 y, estimulan, a su
vez, la diferenciación endógena de linfocitos T2 (117). Otro mecanismo es la inhibición de la
interacción de los linfocitos T CD4+ con células endoteliales y queratinocitos (118), impidiendo la
emigración de los linfocitos T a dermis y epidermis (efalizumab). Los primeros fármacos biológicos
aprobados por la Agencia Europea de Evaluación de Medicamentos (EMEA) en el psoriasis vulgar
moderado a severo son: etanercept y efalizumab (119).
Tanto el infliximab como el etanercept son inhibidores del TNF-α y ya han sido aprobados
para el tratamiento de la artritis reumatoide (120) y, posteriormente en artritis psoriásica (121).
Los objetivos de la terapia biológica consisten en (118):
a. El lograr una eficacia y rapidez de acción en el tratamiento de las formas moderadasseveras de la enfermedad.
b. El aportar unas remisiones prolongadas.
c. Mantenimiento de una seguridad con mínimo riesgo de toxicidad sistémica.
d. El conseguir una mayor facilidad en el cumplimiento terapéutico.
También la British Association Of Dermatologists enumera que criterios deben cumplir los
pacientes candidatos a la terapia biológica, proponiendo una base de datos en el ámbito nacional
(110).
I. C. 3. Fototerapia
Por definición la fototerapia consiste en el empleo de la radiación electromagnética como
tratamiento. El espectro electromagnético se extiende desde longitudes de onda (λ) muy cortas,
radiación cósmica, gamma, X, ultravioleta (UV), visible, infrarrojos, a las λ más largas como las
radiaciones microondas y ondas radio. Estos distintos tipos difieren con respecto a la λ Por definición
la luz es la radiación electromagnética dentro del rango de luz visible.
I.
33
Introducción
El rango UV ha sido clasificado en subtipos, siendo la más frecuente la que ha adoptado la
Internacional Comisión on Illumination (Comisión Internationale de l´Eclairage, CIE), así:
a. UVA: 315− 400 nm.
b. UVB: 280− 315 nm.
c. UVC: 100− 280 nm.
Algunos autores determinan la λ de 320 nm como el límite entre UVA y UVB.
A su vez la UVA se subdivide en:
a. UVA 1: 340− 400 nm.
b. UVA 2: 315− 340 nm.
La λ por debajo de 200 nm tiene poco valor biológico porque no llega a la superficie terrestre
(122). Sin embargo, estas bandas no delimitan el efecto fotobiológico que les define, son meramente
una subdivisión numérica (30). Es más importante reconocer que λ se están utilizando cuando se lee
un artículo.
El sol es la fuente más importante de la radiación electromagnética. En la tabla 7 se describe
su espectro.
TABLA 7. DISTRIBUCIÓN DE LA RADIACIÓN SOLAR POR LONGITUD DE ONDA (Λ) ANTES DE LA
ATENUACIÓN POR LA ATMÓSFERA*
Porcentaje del total
λ
Irradiancia (nm)
UVC ( < 280)
< 0,1
<1
UVB (280- 320)
2,1
2
UVA (320- 400)
8,6
6
Visible (400- 700)
53,2
39
Infrarrojo ( > 700)
72,2
53
(mW/cm2)
*Datos adaptados de Frederick y cols (123). UVA: banda utilizada en la fotoquimioterapia (124)
Estas propiedades del sol se le reconocen desde la antigüedad y siempre en relación con las
deidades; el sol es adorado como un dios todopoderoso en Egipto, o como uno de los dioses más
poderosos en Grecia, Persia y las tribus de Centro Europa. En la mitología de la Antigua Grecia
recibe el nombre de Helios, un titán que conduce cada día su carro de luz a través del cielo para
I.
Introducción
34
iluminar la tierra. El término helioterapia describe una forma de fototerapia que utiliza el sol como
fuente de radiación (125).
Sin embargo, como antes se ha mencionado, la atmósfera reduce el aumento de radiación
solar a través de varios mecanismos conocidos como son la absorción, reflexión y, dispersión de
fotones (126). La fotobiología cutánea está esencialmente relacionada con el espectro que abarca
desde 290 nm a 800 nm y, este rango es el responsable del efecto fotobiológico que nos ayuda tanto
al fotodiagnóstico como a su aplicación en terapéutica.
Dado que el control de la radiación solar es dificultoso o imposible de obtener en muchas
partes del mundo, se tiene que recurrir a fuentes de luz artificial para la consecución del beneficio que
nos ofrece como utillaje en la fototerapia.
La fototerapia se utiliza en una amplia variedad de enfermedades cutáneas. En la actualidad
se reconocen dos formas fundamentales, así:
La fototerapia con el uso de UVB, sea UVB-BE (311-313 nm) o lámparas emitiendo todo el
espectro de UVB (UVB-BA).
La fotoquimioterapia emplea UVA y un químico fotosensibilizante como son los psoralenos,
administrados por vía oral o tópica.
Los inicios de la fototerapia nos llevan al año 1925 cuando Goeckermann introduce la terapia
combinada con alquitrán de hulla y UVB-BA. Esta técnica es denominada régimen de Goeckermann.
Sin embargo, en la actualidad ya no se tiene en cuenta como terapia estándar (127). El tradicional
uso de la antralina más UVB-BA es desarrollado por Ingram en 1953: consiste en un baño de 15-30
minutos con solución de alquitrán seguido por dosis suberitema de UVB, comenzando con 30-50% de
la DEM e incrementando en cada sesión el 30-50%; a continuación se aplica la pasta de antralina a
bajas concentraciones (0,05−0,1%), permaneciendo el contacto con la piel afecta entre 6-24 horas
(128), citado en (129).
La fototerapia UVB de banda estrecha (UVB-BE) es una variante de radiación UVB cuyas
características físicas de emisión a 311 nm han sido admitidas como la λ óptima para el tratamiento
del psoriasis (79, 130-134), fundamentalmente en las formas clínicas de psoriasis moderado-extenso
(135-139). Hoy en día es la forma de fototerapia más utilizada (140-142), como defienden en sus
guías de tratamiento los grupos especializados. El GBF y el GEF consideran que la UVB-BE es la
modalidad de fototerapia más adecuada, reemplazando a las fuentes de UVB-BA que son menos
eficaces (34, 143, 144).
I.
Introducción
35
I. C. 4. Fotoquimioterapia
En contraste a la fototerapia, la fotoquimioterapia define el tratamiento que se fundamenta en
la interacción de UVA con un compuesto químico (molécula que absobe luz, cromóforo) dentro del
tejido, consiguiendo un resultado terapéutico beneficioso. En este caso el psoraleno es el cromóforo,
que administrado tópicamente o, a través de la vía sistémica llega a la piel. Es entonces cuando unas
longitudes de onda apropiadas son absorbidas por el psoraleno y, provocan un determinado efecto
fotobiológico (espectro de absorción para el cromóforo, espectro de acción). Antes de que se
evidencie esta respuesta ocurre una reacción fotoquímica (58, 79, 145). Este concepto, que es básico
en fotoquímica, fue propuesto por Grotthus en 1818 y, subsiguientemente por Draper en 1839: ″sólo
las radiaciones que son absorbidas son eficaces en promover cambios fotoquímicos″ (125).
En 1938 Oppenheim (146), citado por Fischer (130), fue el primero en utilizar la
fotosensibilidad sistémica en el tratamiento del psoriasis, siendo la triptaflavina el cromóforo utilizado.
Tulipan en 1941, también citado en (130), comprueba como la sulfanilamida oral consigue el
blanqueamiento del psoriasis a través de un mecanismo de fotosensibilidad (147), aunque Epstein
considera a este fármaco demasiado tóxico para ser aceptado como un cromóforo terapéutico (148).
En la década de los cuarenta del siglo pasado se identifican los psoralenos, compuestos
químicos que pertenecen a un grupo denominados furocumarinas, que se encuentran en
determinadas plantas y, se caracterizan químicamente por un núcleo benzo-2-pirona (cumarina),
unido a un anillo de furano. Sus beneficios en sinergia con el sol se conocen desde la antigüedad en
la terapia del vitíligo. Referencias históricas citadas por Fitzpatrick and Pathak indican que ya se han
utilizado en India (1400 años a. d. C.), extraídos de la planta denominada Psoralea corylifolia (149).
En el s. XIII los egipcios los obtienen de otra planta, Ammi majus, que crece en el valle del Nilo;
estos químicos ingeridos o aplicados en piel apigmentada y expuesta a luz solar, consiguen la
pigmentación.
Actualmente el 8-MOP es el más utilizado cuando se administra por vía oral, aunque también
puede recurrirse al 5-MOP en formulación magistral. El TMP siempre se emplea tópicamente ya que
carece de propiedades fotosensibilizantes por vía sistémica (150, 151).
El 8-MOP y el 5-MOP son adecuados bien como cristales micronizados o en solución; las
preparaciones líquidas inducen niveles plasmáticos más elevados y más precoces que las formas
cristalinas, que son las empleadas en Europa. Se excretan por orina entre 12-24 horas después
(152). La máxima fotosensibilidad del 8-MOP ocurre entre 2-3 horas después de su ingestión (153).
I.
Introducción
36
Los protocolos clásicos utilizan una posología en función del peso corporal: 0,6 mg/Kg para
el 8-MOP y, 1,2 mg/Kg para el 5-MOP (154). Sakuntabhai y cols defienden la determinación de la
dosis del 8-MOP en función de la superficie corporal (155).
El espectro de acción de los psoralenos oscila entre 313-380 nm (156, 157). En un estudio de
Cripps y cols evidencian como el espectro de acción se extiende desde 313 nm hasta 365 nm y, el
espectro de acción máxima (λ asociadas a cambios biológicos con una respuesta máxima) es, 330
nm para el 8-MOP y, 335 nm para el TMP (158). Estos resultados confirman los obtenidos en
estudios experimentales con 8-MOP oral (159) y, con 8-MOP y TMP tópicos (160). Esta
fotosensibilidad origina la respuesta terapéutica, con eficacia probada en enfermedades como el
psoriasis (161). además parece que, el espectro de acción del eritema (330- 335 nm) y la actividad
terapéutica llevan un curso paralelo (141, 162, 163).
Desde el reconocimiento de los psoralenos como los fotosensibilizantes empleados en la
fotoquimioterapia, aparecen a este respecto trabajos como el de Allyn en 1962, citado por Fischer
(130), que revela la eficacia de los psoralenos tópicos e irradiación con UVA (164). En los años
setenta se evidencian unos resultados exitosos tanto en Europa (165) como en Estados Unidos
(166). No obstante, la mayor permeabilidad del estrato córneo en las placas psoriásicas con respecto
a la piel sana (167) hace que, esta modalidad tópica sea más susceptible de provocar fototoxicidad
(168) y, consecuentemente hiperpigmentación (169).
En 1967 Oddoze y cols utilizan por primera vez, en pacientes con psoriasis severo, los
psoralenos orales y exposición subsiguiente con luz solar, destacando una importante eficacia
terapéutica (170).
Como momento crucial hay que destacar la década de los setenta del siglo XX, cuando la
fotoquimioterapia sistémica con 8-MOP e irradiación UVA, suministrada por fuentes de emisión de
alta intensidad y definida con el acrónimo PUVA (171), inicia una novedosa etapa en el tratamiento
del psoriasis (172). Los resultados conseguidos en esa época son alentadores y, son similares tanto
en Europa como en Estados Unidos (173-177). A partir de ese momento la historia de la
fotoquimioterapia en las enfermedades cutáneas es, esencialmente, la historia de la terapia PUVA
(178, 179).
En 1989 Averbeck reconoce que, las reacciones fotoquímicas entre los psoralenos y ADN
son altamente relevantes en los cambios fotobiológicos que se producen (180). Estas reacciones
fotoquímicas son dependientes del oxígeno: dañan la membrana celular por peroxidación lipídica y,
activan las vías metabólicas del ácido araquidónico y de la ciclooxigenasa (181).
La secuencia de reacciones que ocurren se describe a continuación: el psoraleno se intercala
dentro del doble enlace del ADN en ausencia de UVA, formando un complejo molecular de ligaduras
I.
Introducción
37
débiles. Con la irradiación de un primer fotón se genera una fotoconjugación de los psoralenos con
bases de pirimidinas y, así aparecen los aductos (3,4-ciclobutano, 4´,5´-ciclobutano); estos aductos
monofuncionales no son eritematógenos, aunque tienen una actividad fotoquimioterapéutica en
enfermedades proliferativas (182); además son removidos más lentamente que los psoralenos libres
e incluso pueden permanecer en piel humana in vivo más de 2 semanas (183).
Al absorber un segundo fotón en una subsiguiente exposición, no superior a 72 horas
después, se forman aductos bifuncionales con un doble enlace 5,6 con las bases pirimidínicas de la
cadena opuesta y, generando la fototoxicidad (184, 185) que, se manifiesta clínicamente por el
eritema PUVA (186, 187) y, se les adjudica la responsabilidad de su actividad terapéutica (188).
Diez años más tarde del interés acontecido por el enlace psoraleno-ADN, se confirma la
importancia que tiene la fotobiología del psoraleno sobre la función celular, a través de la formación
de estos fotoaductos (189).
En esta década también se demuestra que los queratinocitos son muy resistentes a los
efectos de la terapia PUVA mientras que, los linfocitos y las CPA que residen en epidermis de
pacientes con psoriasis, son más sensibles (12, 190). El mecanismo de acción subyacente es la
inhibición de la activación inmune y reclutamiento de células T (191). La terapia PUVA es además,
más potente en inducir apoptosis en linfocitos que en queratinocitos (191-193); los infiltrados
linfocíticos son fuertemente suprimidos por la fotoquimioterapia, con efectos variables sobre
diferentes subtipos de células T. Esta específica respuesta explica su eficacia en el Linfoma Cutáneo
de Células T (LCCT), tipo Micosis Fungoide (194, 195). También puede revertir la diferenciación
alterada del queratinocito y reducir el número de células epidérmicas en proliferación, de ahí su
capacidad en inducir y mantener remisiones clínicas en psoriasis, hecho documentado ampliamente
(33, 196).
La terapia PUVA está ampliamente extendida en Dermatología y desde su inicio se investiga
la efectividad que tiene en un gran espectro de enfermedades cutáneas, influyendo profundamente
en el concepto terapéutico (197-199). La eficacia depende fundamentalmente de la distribución
espectral de las lámparas (163). Hoy día permanece siendo uno de los tratamientos más eficaces en
formas clínicas del psoriasis vulgar en placas (200-202).
En el documento de consenso publicado por el GEF, se confirma que la terapia PUVA oral es
una alternativa de primera elección en el tratamiento del psoriasis en placas graves (PASI > 20) y, en
aquellas formas de extensión moderada (PASI 10-20), que no responden al tratamiento tópico o a la
terapia UVB-BE (34).
La absorción gastrointestinal del 8-MOP está asociada con efectos sistémicos
como
nauseas, vómitos, vértigos, cefaleas y diarreas que en algunos casos obliga a suprimir el tratamiento
I.
Introducción
38
(203-205); además, los pacientes tienen que portar gafas de sol en el día de la sesión para evitar
daño ocular y, la experiencia demuestra que esta limitación la soportan mal (206).
Como alternativa a la terapia PUVA oral, se inicia en 1976 y, concretamente en los países
nórdicos, una nueva modalidad de fotoquimioterapia tópica denominada baño−PUVA (130), en la que
la irradiación UVA se sigue tras un baño que contiene psoralenos diluidos en el agua a temperatura
confortable para el paciente, permitiendo que, la aplicación sea homogénea con una pigmentación
uniforme y, la posibilidad de tratar grandes superficies afectas. Desde entonces y hasta la actualidad
se le reconoce la importancia que tiene como instrumento terapéutico en psoriasis (207, 208).
El TMP y el 8-MOP son los psoralenos recomendados por el GBF (209). En cambio, existen
escasas publicaciones del uso del 5-MOP en esta modalidad (210).
Con respecto al TMP se conoce que su capacidad fotosensibilizante es 30 veces superior a
la del 8-MOP y, la persistencia de fotosensibilidad puede extenderse desde el día 2 al 5 tras su
aplicación a través del baño (60); incluso hay otro trabajo publicado en el 2000 que confirma esta
fotosensibilidad persistente de 2 a 3 días después de su inmersión, en condiciones reales (211).
Además, los pacientes requieren una dosis menor de UVA para conseguir una respuesta eficaz
(212); esta superior fototoxicidad, quizás por su propiedad lipofílica e incremento de la absorción
percutánea (213, 214), añade una importante limitación para ser empleado en el baño−PUVA (215).
Originariamente fue el psoraleno utilizado con lámparas que emitían UVA (130) y, desde entonces es
el psoraleno de elección en los países escandinavos (207, 212, 216, 217) mientras que el 8-MOP es
más común en el resto de Europa.
La utilidad del baño−PUVA es reconocida en las formas clínicas de psoriasis en placas con
un PASI ≥ 10 (218) así como, en formas localizadas como el psoriasis palmo plantar (219, 220).
Otras patologías en las que ha sido empleado son los eccemas hiperqueratósicos palmo plantares,
considerándolo en este caso de primera elección (221). Pueden encontrarse trabajos en los que
refieren buena respuesta: dermatitis atópica (222), liquen plano (223, 224), esclerodermia localizada
y esclerodermia localizada lineal (225-227), urticaria pigmentosa (228, 229), Micosis Fungoide (195,
230), enfermedad del injerto contra el huésped (231), y erupción lumínica polimorfa (76) aunque ni los
protocolos están bien establecidos ni las indicaciones están expresadas con nitidez en estos casos.
Recientemente aparece un trabajo de la conveniencia de su empleo en niños con esclerodermia
localizada, en edades comprendidas entre 9 y 16 años, sin presentar efectos secundarios (227).
La indicación en edades pediátricas está limitada por la edad de los niños, de este modo no
se recomienda hacer terapia PUVA oral a niños con una edad inferior a los 10 años (232); sí se
acepta un límite de edad ligeramente inferior cuando el psoraleno es administrado tópicamente (233).
I.
Introducción
39
En general, la fototerapia es reservada a condiciones especiales de rápida progresión del psoriasis.
Es importante recordar que, aquellos pacientes que han recibido en la infancia múltiples tratamientos
con fotoquimioterapia, deben ser revisados periódicamente y, tienen que ser contabilizadas las dosis
acumuladas de UVA.
El uso tópico (crema, gel y loción) de los psoralenos también se han descrito (234, 235) e,
incluso su administración a través de la ducha (236); por este motivo se están evaluando nuevas
formulaciones galénicas que conlleven un buen cumplimiento del tratamiento por parte del paciente
(237). Con la modalidad tópica se obtienen buenos resultados clínicos en formas localizadas de
psoriasis en placas, dermatosis palmo plantar (221, 238), esclerodermia localizada (239, 240) y,
granuloma anular (241). En un estudio reciente se confirma que, la concentración de 8-MOP
requerida para producir fotosensibilidad es 0,001%, debe mantenerse su aplicación durante 30
minutos y, la irradiación con UVA tiene que realizarse de 0 a 30 minutos después de la remoción del
8-MOP (242).
En estudios comparativos de terapia PUVA oral versus crema/loción versus baño−PUVA se
consiguen unos resultados similares en dermatosis palmo plantar (eccema, psoriasis, pustulosis
localizada), logrando períodos de remisión entre 1 y 6 meses (219, 243, 244).
En psoriasis en placas hay dos estudios que comparan ambos psoralenos, habitualmente
empleados en el baño−PUVA (60, 69). Con respecto a estudios comparativos entre la terapia PUVA
oral versus baño−PUVA, se han publicado varios trabajos bien con el TMP (245) o, con el empleo del
8-MOP (71, 246).
Recientemente Karrer y cols revisan y comparan en pacientes con psoriasis terapia PUVA
oral, baño−PUVA y fototerapia con UVB-BA, no apreciando diferencias significativas en el número de
sesiones, ni en la dosis total acumulada de UVA (DTA); la eficacia en porcentaje de blanqueamiento
es similar y, los períodos de remisión sin grandes diferencias en número de días (247). Tahir en el
2004 compara terapia PUVA oral y UVB-BE en pacientes con psoriasis en placas y, determinan que
la terapia PUVA oral es más eficaz en el porcentaje de blanqueamiento con menor DTA y, menor
número de sesiones (248). En el 2005 nuestro Servicio publica un estudio comparativo entre
baño−PUVA y UVB-BE con porcentajes similares en la respuesta (249). Sin embargo, el GBF sugiere
que la UVB-BE es ligeramente inferior en eficacia a la terapia PUVA (Strength of recommendation A;
Quality of evidencie I), para el tratamiento del psoriasis en pacientes con fototipos I-III (144).
Con respecto a la existencia de publicaciones en que se determine DFM aparece el primer
estudio comparativo entre baño−PUVA y terapia PUVA oral (61), con un protocolo similar (4 veces /
semana) al de la terapia PUVA oral (196). Estos autores corroboran que con el uso de DFM para
I.
Introducción
40
determinar la dosis inicial, mantienen mínimas respuestas eritematosas y consiguen el
blanqueamiento antes de que la pigmentación se desarrolle. Confirman que la eficacia es afín en
porcentaje de blanqueamiento entre ambas modalidades, pero consiguen una disminución de la DTA,
menor número de sesiones y, ausencia de efectos adversos sistémicos en la modalidad del
baño−PUVA (61).
El segundo estudio comparativo aparece en el año 2000 y, obtienen un número de sesiones
similar aunque menos dosis totales acumuladas, resultado que es estadísticamente significativo si el
número total de sesiones es menor de 20 (62). En este mismo año se publica un estudio prospectivo
durante 2 años y se aprecia que, los pacientes que reciben baño−PUVA con TMP acumulan menos
DTA con respecto a la terapia PUVA oral con 8-MOP (250).
El único trabajo comparativo en lo que se refiere a la determinación de la dosis inicial de UVA
en función del fototipo versus DFM en el baño−PUVA data del 2001 y los autores defienden, sin duda
alguna, el empleo de la DFM (251).
La terapia combinada consiste en el empleo de dos o más fármacos que presentan una
acción sinérgica o complementaria, lo que permite utilizar bajas dosis minimizando los efectos
secundarios de cada uno de ellos (252). Desde hace años se viene utilizando la forma combinada
retinoides orales con baño−PUVA (208, 253-256). La adhesión de los retinoides permite mejorar los
resultados terapéuticos de esta modalidad (208, 253, 254); la acitretina puede prescribirse de forma
previa al inicio de la fotoquimioterapia a dosis de 0,5 mg/kg/día y mantenerse durante 4-5 semanas
(256). Se han descrito buenos resultados mediante el empleo del calcipotriol, debiéndose recordar la
conveniencia de aplicar el fármaco después (dilación de 8 horas) y no de forma previa a las sesiones
(257).
Recientemente se publican estudios novedosos sobre la terapia combinada, utilizando crema
de 8-MOP y UVB-BE (258), así como TMP en baño y UVB-BE (259).
Con respecto a la carcinogénesis existe cierta controversia en las distintas modalidades: el
cáncer cutáneo no-melanoma es motivo de estudio y en 30 años de experiencia con la terapia PUVA
oral se confirma un riesgo incrementado, sobre todo en pacientes con fototipos bajos, que han
recibido más de 250 tratamientos (260, 261) y, una DTA de 1200 J/cm2 (262, 263). Se sugiere que la
terapia PUVA tópica puede ser tan carcinogénica como la terapia PUVA oral, tanto en humanos (264)
como en ratones (265). Sin embargo, respecto al baño−PUVA, hay estudios retrospectivos que
evalúan el riesgo carcinogénico y no parece que lo incremente (266-269). Recientemente aparecen
sendos estudios que valoran el bajo riesgo que supone la utilización de los psoralenos en el
I.
Introducción
41
baño−PUVA, no apreciando asociación con una mayor incidencia de cáncer cutáneo no-melanoma
(270, 271).
Aunque se ha propuesto que la terapia baño−PUVA presenta un menor riesgo de
carcinogénesis, los efectos terapéuticos surgen de las mismas reacciones fotoquímicas que, a su vez
provocan las reacciones adversas a largo plazo. Sobre esta base se puede concluir que todas las
formas de fotoquimioterapia, independientemente de la administración del psoraleno, contribuyen a
un incremento pequeño pero dosis dependiente del cáncer cutáneo no-melanoma (272). Las
estrategias de prevención, por lo tanto, deben converger a las descritas en el caso de la terapia
PUVA oral (34).
Con respecto a la eficacia terapéutica en términos de blanqueamiento, distintos autores han
coincidido en el aserto que tanto la terapia PUVA oral como el baño−PUVA consiguen este objetivo
(81, 247, 273-275).
Sin embargo, el baño−PUVA ofrece cinco importantes ventajas respecto a la terapia PUVA
oral:
a. Una menor irradiación en cara ya que la dosis de UVA es 15-20 veces menos potente que
la interacción con 8-MOP (266).
b. Las elevadas concentraciones cutáneas requieren baja irradiación (61, 276) con
incrementos menores de UVA reduciendo, por lo tanto, el tiempo de permanencia en la
cabina.
c. Ausencia de efectos adversos sistémicos porque hay mínima absorción de los psoralenos
a través del baño (213, 217, 277-279).
d. Reducción de la DTA (61, 62, 71, 245, 246).
e. Un mejor seguimiento del paciente (276).
Su efecto terapéutico puede ser explicado a través de reacciones fotoquímicas epidérmicas y
la liberación de mediadores que controlan la proliferación epidérmica y la inflamación (12, 280, 281),
como se ha expuesto previamente.
Desde 1994, el Servicio de Dermatología del Hospital Provincial de Pontevedra, actualmente
integrado en el Complejo Hospitalario de Pontevedra, viene realizando tratamientos con baño−PUVA.
Sin embargo es una modalidad escasamente empleada en España. Quizás entre las razones que se
pueden argumentar hay dos especialmente importantes: la exigencia de recursos de infraestructura
(bañeras y espacio para situarlas cercanas a la sala de cabinas de fototerapia) así como, un
incremento en la demanda de personal sanitario y auxiliar de limpieza.
I.
Introducción
42
Esta situación contrasta fuertemente con lo que sucede en otros países de Europa. Durante
una década (1976-1985) esta modalidad terapéutica es exclusivamente utilizada en Escandinava. Sin
embargo, en años recientes el empleo del baño−PUVA se extiende a otros países europeos (61, 218,
246) y Estados Unidos (71). A lo largo de estos años en Alemania y otros países de Centro Europa
(Austria y Suiza) se ha incrementado. Así, en 1992 en el 15% de los Departamentos de
Dermatología, en 1995 aumentaba al 25% y, en el 2000 se estimaba que se realizaría en el 65% de
los Departamentos (274).
El tiempo que el paciente permanece libre de lesiones tras la terapia PUVA oral es conocido,
oscilando entre 3-6 meses (54, 247, 282). Con el baño−PUVA es cuanto menos similar (207).
Pese a existir un amplio consenso sobre la idoneidad del baño−PUVA como alternativa a la
terapia PUVA oral, incluso en los pacientes que no responden eficazmente a esta última (62, 218,
274, 283), existen determinados aspectos importantes como el test de fototoxicidad cutánea, la
concentración del psoraleno, la duración del baño, la temperatura del agua del baño y, el intervalo
que debe transcurrir entre el baño y la irradiación con UVA, que no están protocolizados; hay
además, determinadas asunciones en su realización práctica que tampoco están demostradas.
I. D. FACTORES MODIFICADORES DE LA RESPUESTA EN EL
BAÑO−PUVA
La fotosensibilidad y por tanto la eficacia terapéutica del baño−PUVA depende de una
variedad de factores ya descritos antes y que son peculiares a esta modalidad.
I. D. 1. Correlación entre Fototipo, DEM y DFM
Existe una amplia variabilidad interindividual de los valores DEM y DFM, incluso en individuos
con el mismo fototipo (284).
El fototipo originariamente no se desarrolla para predecir la reactividad cutánea aguda
(eritema) a UVB; en oposición a esto si parece que 3xDEM es una medida para valorar esta
respuesta y, desde luego no tiene correlación alguna con su capacidad para conseguir la
pigmentación. Rampen y cols ven que sólo el 41% de 790 individuos estudiados pueden clasificarse
según el esquema de Fitzpatrick, cuestionando por lo tanto la clasificación dada por él (285). En
todos estos años distintos autores como Kaidbey (286), Hannuksela (276), Grundmann-Kollmann
I.
Introducción
43
(219) y Behrens (220), creen que Fototipo/DEM no tienen relación entre sí, hasta el punto de poder
afirmar que el fototipo no predice la DEM de un individuo (287); incluso, los pacientes con el mismo
fototipo presentan distintos valores en la DEM (288). No obstante, la correlación se encuentra en los
diferentes fototipos, o sea, los fototipos más altos tienen una DEM más elevada (289).
Con respecto a la relación que puedan tener Fototipo/DFM ésta es ya cuestionada en los
comienzos de la terapia PUVA oral, en que la dosis inicial se ajustaba al fototipo argumentándose
que, éste no predice la dosis inicial de UVA (290). Aunque Tegner y cols en 1983 (203) y, Stern en
1984, consideran la existencia de una correlación entre fototipo y DFM, sin embargo, un determinado
fototipo puede tener resultados discrepantes en el test de fototoxicidad (37). De todas formas sí se ha
visto que la DFM es mayor en los fototipos más altos, sin distinción de género (291). Por otra parte, la
DFM en un paciente en particular puede tener distinto valor por estar influenciada por otros factores
como la historia previa de haber recibido terapia PUVA o, la dosis de 8-MOP administrada al paciente
(292). Con respecto a la existencia de antecedentes de haber recibido terapia PUVA oral
previamente, hay que tener en cuenta que los cambios fotoinducidos como el incremento de la
pigmentación y grosor cutáneo pueden persistir durante meses. En relación con este tema, se publica
un estudio acerca de 251 pacientes en el que el 64% de los mismos que antes habían recibido
terapia PUVA oral, no consiguen ningún resultado en el test de fototoxicidad al no responder a la
dosis más alta del mismo (291).
I. D. 2. Conveniencia de DFM en la terapia PUVA oral
Los protocolos clásicos se diferencian esencialmente en la determinación de la dosis inicial
en función de estas dos variables (Fototipo/DFM). El cálculo de la dosis inicial en la terapia PUVA
oral se establece habitualmente en función del fototipo (176, 290, 293), aunque también se puede
obtener a través de la determinación de DFM (294, 295). Sin embargo, con la modalidad del fototipo
se puede llegar a la administración de dosis demasiado bajas y provocar entonces una pigmentación
difusa, la denominada pigmentación del PUVA (32) que, en el caso de las fotodermatosis representan
el efecto terapéutico deseado (73) pero, en otras patologías que se ven beneficiadas por la
fotoquimioterapia como el psoriasis, reduce la absorción de la radiación UVA y, de este modo limita
su eficacia, especialmente en los fototipos altos.
Dos protocolos han sido realizados para establecer que dosis inicial de UVA debe recibir un
paciente en un programa de terapia PUVA oral; uno americano publicado por Melski y cols en 1977,
en función del fototipo y con 2-3 sesiones a la semana (33); otro europeo en 1981, determinando la
DFM en el 50% de los pacientes y, ajustando en el otro 50% la dosis según fototipo, realizando 4
I.
Introducción
44
sesiones a la semana (196). En el estudio de Melski se ha visto como se requieren más número de
sesiones y se alcanzan unas dosis acumuladas más elevadas en la fase de blanqueamiento. A la luz
de estos resultados, Wolff en 1981 sugiere que dado el riesgo de que se desarrolle la pigmentación
por la utilización de dosis bajas, la absorción de UVA puede resultar ineficaz. Por ello defiende la
realización del test de fototoxicidad ya que las dosis iniciales individualizadas están en el umbral
suberitema y el riesgo de la pigmentación es menor (58); los pacientes llegan a tolerar una dosis
inicial más alta que la estimada por el fototipo (296).
No obstante, hay estudios con resultados discrepantes, así hay trabajos que corroboran una
reducción significativa de la DTA con la determinación de DFM (196, 297-299); otros no confirman
este hecho, así como tampoco la reducción del número de sesiones (300, 301). En 1996 Collins y
cols publican un estudio comparativo para saber si es menester la determinación de DFM. Los
resultados son similares en eficacia, pero la DTA es mayor en aquellos en que se determina el test
(54). En relación con la DTA, Gibbs y cols señalan que para las mismas dosis totales, el riesgo de
carcinogénesis es menor si se utilizan grandes dosis individuales de UVA con pocas sesiones, que si
se dan muchas sesiones con dosis bajas (302). En un estudio prospectivo randomizado, Tanew y
cols demuestran una eficacia parecida en los protocolos que utilizan dosis suberitematógenas con
respecto a dosis eritemátogenas (303), consiguiendo DTA inferiores (304-306). La Sociedad
Francesa de Fotodermatología, a la vista de estos resultados recomienda el empleo de dosis
suberitematógenas, ya que consiguen también el blanqueamiento en psoriasis (307).
En el 2005 se publica en nuestro país, un documento de consenso sobre la terapia PUVA
oral, como resultado de una encuesta realizada entre los miembros del GEF responsables de las
unidades de fototerapia y, parece que la dosis inicial se selecciona tomando como referencia los
fototipos de Fitzpatrick (34). Pese a ser escasamente empleado en nuestro ámbito nacional, el GBF
defiende la idoneidad de su realización para establecer que dosis inicial de UVA se debe administrar
a los pacientes (233). Es más, en el resto de Europa se considera al test de fototoxicidad como una
alternativa preferible al fototipo en la selección de la dosis inicial de UVA (297, 308, 309). Sin
embargo, en los fototipos I-II, algunos autores no lo recomiendan porque alcanzan una DTA alta e
insignificante reducción en el número de sesiones (310).
I. D. 3. Conveniencia de DFM en la terapia baño−PUVA
Dada la experiencia con la terapia PUVA oral, los primeros trabajos de esta modalidad
establecen la dosis inicial en función del fototipo (71, 205, 218, 311), siendo el parámetro
recomendado sobre todo en los fototipos bajos (312).
I.
45
Introducción
También en estos años aparecen los primeros trabajos comparativos entre las modalidades
terapia PUVA oral y baño−PUVA realizando la DFM; ellos aprecian una amplia variabilidad
interindividual del test no relacionada con el fototipo (61).
Recientemente Schiener y cols han publicado en el 2001 el primer trabajo que determina la
posible relación entre fototipo y DFM en la modalidad baño−PUVA. En la discusión sugieren, a la
vista de los resultados, que la DFM no tiene relación con los fototipos II-III y, por lo tanto, el fototipo
no es un indicador adecuado para establecer la dosis inicial en esta modalidad (251).
Actualmente se sugiere que la DFM es clave en el procedimiento del baño−PUVA por la
severa fotosensibilidad peculiar que resulta con esta modalidad y, no se puede vaticinar ni por el
fototipo ni tampoco las demás características fenotípicas del paciente (139, 313).
I. D. 4. Correlación DFM y concentración plasmática de los psoralenos en la terapia PUVA
oral
Con la administración sistémica del 8-MOP los porcentajes de absorción son muy variables
(314, 315), puede suceder que haya niveles mínimos cuando la dosis se da en función del peso
corporal (278, 316). Con una dosis calculada en función de la superficie corporal, calculando peso y
altura, sólo dosis de 40 y 50 mg son utilizadas en adultos y, no se encuentran diferencias en la
concentración plasmática (155).
Para Wolff, el conseguir un resultado terapéutico óptimo pasa por la absorción y,
mantenimiento de los niveles plasmáticos de 8-MOP constantes (55), pero hay grandes variaciones
interindividuales (317, 318). En el primer estudio realizado en 1979 se observa como, en el momento
en que se alcanza la máxima concentración sérica se obtiene la mayor fotosensibilidad y, esto
sucede entre 30-120 minutos (319); algunos creen, sin embargo, que esta concentración no depende
de la dosis de 8-MOP administrada (320). De todas formas se puede aseverar que si se irradia con
UVA justo en el momento en que se alcanza la máxima concentración del 8-MOP, se consigue una
respuesta terapéutica eficaz (246, 321). La fórmula galénica también influye, tanto entre distintos
pacientes como intraindividualmente (322, 323).
El umbral de la concentración plasmática del 8-MOP para lograr la fotosensibilidad es 44
ng/ml (324); el no conseguir esta cifra puede explicar la ineficacia de la terapia PUVA oral (65).
Recientemente, hay un acuerdo general en la importancia que tiene la concentración tisular
de 8-MOP para obtener fotosensibilidad. Se sabe que, la concentración tisular de 8-MOP alcanzada
con la terapia PUVA oral es mínima y, por lo tanto, se obtiene una DFM más elevada; esto explica
que se estén dando menos dosis de UVA y, que haya más fracaso terapéutico (279, 325).
I.
Introducción
46
I. D. 5. Correlación DFM y concentración tisular de los psoralenos en el baño−PUVA
Existen una serie de factores que influyen en la absorción percutánea de los psoralenos: la
concentración del fármaco, la superficie expuesta, el excipiente y, la duración de la exposición (326,
327); hay que tener en cuenta la mayor permeabilidad a través de las placas psoriásicas con
respecto a la piel sana donde la fototoxicidad es visualizada durante el tratamiento (328). Es además
aceptada la relación existente entre la concentración tisular y, los niveles plasmáticos (329).
En los primeros estudios la cuantificación del 8-MOP tisular se realiza en ampollas de
succión, porque simula el espacio extracelular (330). Neild en 1982 publica un estudio sobre la
primera determinación plasmática de 8-MOP después de la aplicación tópica. Este autor encuentra
altos niveles, no garantizando la reducción de los efectos secundarios sistémicos (331). La
concentración de 8-MOP en pacientes tratados con la modalidad del baño−PUVA muestra altos
niveles en epidermis (332); no obstante, la concentración sérica, aunque mínima, sí existe (278, 333).
Un incremento del PASI implica una mayor absorción sistémica del psoraleno, incrementando la
posibilidad de reacciones adversas (334); éste hecho ha de ser recordado en aquellos pacientes con
una afectación moderada-severa. En conclusión se debe recordar que, la absorción sistémica de los
psoralenos administrados a través del baño−PUVA no debe ser subestimada y, los pacientes deben
recibir información sobre las medidas a tomar con respecto a la fotoprotección cutánea y ocular(206).
No obstante y en general, se acepta la baja toxicidad que la administración tópica tiene (281),
corroborando lo que recientemente Tegeder y cols comprueban mediante una técnica que se utiliza
en el estudio de absorción de fármacos (335) y, es que, a dosis estándar de 8-MOP en las distintas
formas de fotoquimioterapia (terapia PUVA oral, baño−PUVA y PUVA en crema), la concentración
tisular es más alta con las dos modalidades tópicas; la máxima concentración conseguida con el
baño−PUVA ocurre transcurridos 20 minutos (279). Después de 20-30 minutos la fotosensibilidad
disminuye bruscamente (336, 337), y confirma unas de las grandes ventajas que nos ofrece el
baño−PUVA (338).
Estos resultados son espectaculares porque explican una nítida relación entre la
concentración tisular que se consigue con 8-MOP en baño y una DFM disminuida con respecto al
resultado que se alcanza en el mismo paciente pero en un programa de terapia PUVA oral y,
corrobora los resultados de estudios previos que ven que la irradiación UVA puede ser reducida
cuando el 8-MOP es empleado tópicamente (180, 337, 339); además, despeja incógnitas asumiendo
que, el grado de fotosensibilidad se correlaciona directamente con la concentración tisular del 8-MOP
I.
Introducción
47
tópico, siendo válida esta afirmación tanto para otras dermatosis (224, 226) como para cualquier
localización de las lesiones (221, 340)
Con respecto al TMP se ha observado que, la fotosensibilidad que se consigue con el baño
es mayor que con la aplicación tópica (277), quizás debido a que con el baño se puede mejorar la
penetración de UVA por el calor e hidratación (341). Aunque se ha determinado cuantitativamente la
concentración plasmática del TMP después del baño (342), la absorción es mínima (343), y esto
determina la ausencia de eventos adversos sistémicos (217).
El GBF aspira a un protocolo que tenga la cualidad de suministrar altas concentraciones en
tejido y bajas en sangre del psoraleno (209) y, esto se consigue con el baño−PUVA, empleando el 8MOP, y no con la terapia PUVA oral (274, 344, 345).
I. D. 6. Concentración de los psoralenos en el agua del baño
El TMP fue aprobado en Finlandia en 1984 para ser utilizado en baño y su concentración
varía entre 0,25-0,33 mg/L. Revisando la literatura, el TMP se utiliza a concentraciones que oscilan
entre 0,2 mg/L (60, 250), 0,33 mg/L (211, 346), y 0,5 mg/L (67, 145, 216, 217).
Sin embargo el 8-MOP, siendo de uso más extendido, se utiliza a unas concentraciones
bastante arbitrarias al carecer de un protocolo común, oscilando entre 0,4 mg/L (306), y 4,6 mg/L
(205). Hay autores que defienden bajas concentraciones (0,5-1 mg/L) (247, 345, 347); otros grupos
utilizan concentraciones de 8-MOP más elevadas, entre 2,5-10 mg/L (62, 70, 141, 218, 278); en este
rango, es a 3,75 mg/L la concentración elegida por la mayoría de los estudios publicados sobre esta
modalidad del baño−PUVA (71, 218, 246, 311). En ausencia de un protocolo, el GBF recomienda
basándose en la práctica de los expertos que lo componen, que la concentración de 8-MOP sea de
2,6 mg/L (209). Está pendiente de ser publicado en este sentido, el documento de consenso del GEF,
que determina la concentración en 2,5 mg/L.
Tanew y cols en el 2001, comparan distintas concentraciones de 8-MOP (0,5, 1, 2,5, y 5
mg/L) en relación con la fotosensibilidad y, ven que existe una correlación lineal entre ambos
parámetros, aunque no se incrementan proporcionalmente: un incremento por 10 en la concentración
equivale a un aumento por 3 en la fotosensibilidad (348).
I.
Introducción
48
I. D. 7. Temperatura del agua del baño
Autores como Youn en 1987 y Jansén en 1988, han sido los primeros en estudiar la
influencia que la temperatura del agua del baño tiene en la absorción de 8-MOP, con incremento de
la fotosensibilidad (287, 349)
En 1998 Gruss y cols confirman que, la máxima fotosensibilidad se consigue a una
temperatura que oscila entre 37–42º C, una cifra que por otra parte es confortable para el paciente,
sin existir en este intervalo y, esto es importante, una diferencia significativa en la DFM (350). Por
tanto, es importante resaltar que la temperatura y DFM exhiben una relación inversa (351).
Esto sugiere que, en orden a minimizar el riesgo de reacciones fototóxicas severas en el
baño−PUVA, conviene mantener constante la temperatura del agua; la posibilidad de que disminuya
durante el baño, puede llegar a provocar ciertos cambios en la fotosensibilidad.
I. D. 8. Duración del baño
La duración del baño es un parámetro crucial en el baño−PUVA y tiene influencia directa
sobre la dosis de UVA. Se realizan diferentes tiempos de inmersión entre 5 minutos (278) a 30
minutos (61); normalmente la duración del baño no supera los 20 minutos.
Anigbogu y cols estudian la absorción de 8-MOP después de una inmersión de 15 minutos y
aprecian que es más intensa a través de las lesiones que a través de piel sana (352). Lo que queda
por determinar es si prolongando la duración del baño más allá de 15 minutos, incrementaríamos
esta proporción y por tanto podríamos añadir mayor eficacia.
Dolezal y cols publican en el 2000, un estudio utilizando inmersiones de 5, 10, 15 y 30
minutos, a una concentración de 5 mg/L de 8-MOP; ellos comprueban la existencia de una diferencia
significativa en el promedio del resultado de DFM entre los distintos tiempos, excepto entre 10 y 15
minutos (353). Azurdia y cols en ese mismo año, comparan inmersiones de 5 y 15 minutos a una
concentración de 2,6 mg/L y, aunque con 15 minutos hay una mayor tendencia a la fototoxicidad, no
encuentran diferencias significativas en los resultados de la DFM (354).
Murphy y cols publican en el 2000, basando la dosis inicial en función del fototipo, un estudio
de 104 pacientes afectos de psoriasis; comparan la eficacia del baño−PUVA en porcentaje de
blanqueamiento, realizando inmersiones de 5 y 10 minutos, a una concentración de 2,6 mg/L de 8MOP, con una temperatura del agua de baño a 37º C. Observan que una inmersión de 5 minutos es
igual de eficaz, sin mostrar diferencias notables en la DTA y número de sesiones (355).
I.
Introducción
49
Más recientemente Schiener y cols en el 2002 analizan como puede influir el período de
inmersión en la fototoxicidad; la duración del baño la delimitan a 5, 10 y 20 minutos, con una
concentración de 8-MOP de 1 mg/L y, a 37º C la temperatura del agua del baño. Resaltan en sus
resultados una diferencia significativa de DFM entre 10 y 20 minutos. La duración del baño reduce
significativamente la respuesta a UVA. No obstante, en la discusión comentan su preferencia por los
10 minutos ya que consideran que es un tiempo adecuado para aquellos pacientes con patología
cardiaca además de que se puede minimizar el riesgo añadido que supone un probable incremento
de la fototoxicidad (356).
I. D. 9. Intervalo entre finalización baño e irradiación
En la terapia PUVA oral el intervalo está establecido y es de 1-3 horas, persistiendo la
fotosensibilidad de 12 a 24 horas, lo que obliga al paciente a una fotoprotección cutánea y, ocular con
cristales adecuados (357, 358).
En 1976 Fischer compara la fotosensibilidad que se consigue con el TMP en baño con
respecto al tópico y evidencia que ésta es inmediata tras el baño (130). Además, años después,
Väätäinen confirma una reducción notable de la fotosensibilidad 2 horas después (343). Con respecto
al 8-MOP los resultados son idénticos (60). No obstante, independientemente del intervalo, la
fotosensibilizad para ambos psoralenos tiende a incrementarse en cada siguiente exposición en las
cinco primeras sesiones, incluso si los tratamientos se hacen a intervalos de 4 días (60, 69, 213).
En 1996 Schempp y cols irradian a intervalos de tiempo que oscilan entre una exposición
inmediata tras el baño, a unos espacios que se prolongan a 15, 30, 60, 180 y 360 minutos. Aprecian
como la actividad biológica declina 60 minutos después del baño, considerando, por lo tanto, que la
irradiación ha de ser inmediata o en los primeros 30 minutos (63). Neumann observa que a partir de
2-3 horas la DFM se incrementa bruscamente (337). Degitz en ese mismo año confirma que, la
fotosensibilidad disminuye significativamente a partir de 1 hora; un mínimo retraso en la irradiación
con UVA conlleva una reducción en la eficacia terapéutica, que puede ser evitada con la proximidad
de las bañeras y las fuentes de emisión (336). En 1997 Reuther y Kerscher en sendos estudios
aconsejan que, el intervalo oscile entre 0 y 30 minutos ya que la fotosensibilidad se desvanece en 3
horas (313, 359). Simultáneamente Neumann y cols consideran que el intervalo pertinente es entre 0
y 20 minutos, con una pérdida brusca de la fotosensibilidad a los 40 minutos (64).
Consecutivamente distintos estudios determinan de manera reiterada que, el intervalo
adecuado es en los primeros 10 minutos, en que DFM tiene el umbral más bajo, consiguiendo la
máxima fotosensibilidad (313, 345, 360); el límite para que los pacientes puedan realizar una vida
I.
Introducción
50
normal en el día del tratamiento es 4 horas, momento en que la fotosensibilidad está ausente (360).
No obstante y en contradicción con lo expuesto, Man y cols evidencian una persistencia de la
fotosensibilidad en condiciones normales de la práctica clínica una vez que, el paciente recibe la
dosis inicial; una nueva sesión antes de 72 horas provoca una disminución de DFM, y además esta
fotosensibilidad persiste hasta 2-3 días (211). En trabajos experimentales se ha visto como la
persistencia de la fotosensibilidad sucede si antes de la exposición al 8-MOP, el paciente es irradiado
con dosis suberitematosas de UVA (183, 184).
Por ello, como los pacientes reciben 2 a 3 sesiones semanales, se les debe avisar de no
exponerse a fuentes de luz ambiental y, evitar la exposición solar, durante el tiempo (días) que dure
el tratamiento (211, 361).
I.
D. 10. Número de sesiones a la semana
La frecuencia semanal del tratamiento es un factor importante y controvertido en la terapia
PUVA. Revisando la literatura sólo encontramos estudios en relación con la terapia PUVA oral. Con
respecto al baño−PUVA, la guía del GBF recomienda una frecuencia semanal entre 2 y 4 veces a la
semana si el 8-MOP es el psoraleno seleccionado. En cambio con la terapia PUVA oral el mismo
grupo de trabajo sugiere 2 sesiones (233).
La eficacia de esta frecuencia (2 veces) ocurre si concomitantemente se utiliza el test de
fototoxicidad. Sakuntabhai y cols del Reino Unido realizan un estudio en 100 pacientes con psoriasis
y tratados con terapia PUVA oral, determinando la DFM y con una frecuencia semanal de 2
sesiones; consiguen el blanqueamiento en el 92% de los casos (299), resultados comparables a otro
estudio previo (297). Legat y cols en 2004 aseguran que la reducción a 2 sesiones por semana no
compromete la eficacia terapéutica de la terapia PUVA (362). En nuestro estudio los pacientes
realizan 2 o 3 sesiones a la semana, fundamentalmente, en función de la disponibilidad de huecos en
la unidad de fototerapia y apoyados por previos estudios en que no se ve diferencia en el grado de
respuesta (218).
I. E. VALORACIÓN DE RESPUESTA ANTE ESTA TÉCNICA TERAPÉUTICA
La valoración de una buena respuesta se mide cuantitativamente por el porcentaje de
reducción del valor PASI al inicio del tratamiento y, la concurrencia de reacciones secundarias. De
I.
51
Introducción
otra manera, una respuesta inadecuada viene definida por un empeoramiento o una ausencia de
mejoría en el transcurso del tratamiento (363).
I. E. 1. Blanqueamiento
El blanqueamiento expresa un completo aplanamiento de las placas, incluyendo bordes
(Fig. 9-12)
Fig. 9. Previo al baño−PUVA
Fig. 10. Mismo paciente al finalizar el baño−PUVA
I.
Introducción
Fig. 11. Psoriasis previo
Fig. 12. Al finalizar el tratamiento
52
I.
53
Introducción
La fase de blanqueamiento se extiende hasta que se consigue un PASI con un valor 0 o una
reducción del PASI previo en un 90% (61). Los pacientes consiguen una respuesta máxima cuando
no se evidencia una posterior mejoría o se presenta una recaída en la semana (364-366), o en las
dos semanas siguientes de tratamiento continuado (367). La ineficacia del tratamiento se plantea
cuando no ocurre el blanqueamiento a las 20 sesiones o el paciente lo abandona (205).
La eficacia terapéutica responde al valor del PASI diferencial, medido como la sustracción
entre PASI final y PASI inicial. Se destacan cuatro categorías de respuesta según se exponen en la
tabla 8.
TABLA 8. REDUCCIÓN DEL PASI AL FINAL DEL TRATAMIENTO. CORRELACIÓN CON LA RESPUESTA *
< 30%
30-60%
60-90%
90-100%
mala respuesta
moderada
buena
excelente
*Según Gómez y cols (218)
En años recientes la FDA y las compañías farmacéuticas emplean una reducción del PASI
del 75%, denominado PASI 75, como criterio de blanqueamiento en el psoriasis para la aprobación
de nuevos fármacos (121, 368, 369), pero la verdadera efectividad debe ser valorada por el
especialista y el propio paciente (370). El concepto de calidad de vida (CV) abarca tanto aspectos
físicos como psicológicos, intelectuales o sociales (371). El psoriasis puede producir tanto deterioro
físico como alteraciones en el estado emocional. Parece que el cambio en la CV de los pacientes con
un PASI 75 es el de un paciente que ha conseguido el blanqueamiento y, la pregunta que se plantea
es qué porcentaje de reducción del PASI es imprescindible para que esto suceda. El PASI 50, o lo
que es lo mismo, una reducción del PASI del 50%, representa un punto final adecuado ya que, los
pacientes con este resultado no demandan tratamiento. No obstante, el PASI no refleja
fidedignamente la severidad y puede subestimar la mejoría (372-374).
I. E. 2. Efectos secundarios
Los efectos secundarios de la terapia PUVA están relacionados bien por una dosis excesiva
de UVA o por intolerancia al psoraleno (204). La incidencia de efectos secundarios locales asociados
con la terapia PUVA oral se recoge de un estudio multicéntrico europeo: 32,4% eritema; 25,6%
prurito; 13,5% nausea; 2% cefalea; y 2% reacción de Koebner (196).
I.
Introducción
54
En el baño−PUVA las reacciones adversas son fundamentalmente locales, como las
respuestas isomórficas (Fig.13), o las reacciones fototóxicas (Fig.14) en toda su magnitud (71, 245,
375). La mínima concentración del psoraleno en sangre utilizando esta modalidad terapéutica explica
la ausencia de efectos sistémicos (217, 277).
Fig. 13. Reacción isomórfica en zona del test de fototoxicidad cutánea
(DFM)
Fig. 14. Fototoxicidad
I.
Introducción
55
A continuación enumeramos las reacciones adversas más asiduas:
a. El eritema es habitual observarlo al 4º día de tratamiento cuando la DFM disminuye al
50% (69). El contacto fortuito de áreas no tratadas (Fig. 15) en la fase final del
tratamiento, puede provocar unas reacciones severas (70).
Fig. 15. Eritema Fototóxico
b. El prurito puede ser tan intenso que obligue a la interrupción temporal del tratamiento
(376); la causa más común es por xerosis y responde de forma favorable a la aplicación
de emolientes (377, 378).
c. El dolor cutáneo descrito en 1979 en 8 de 210 pacientes como una sensación urente muy
distinta al prurito; su primera descripción está inducida por terapia PUVA oral (379), pero
también se ha publicado con baño−PUVA (380). Aparece en brotes que duran de 15
minutos a varias horas, espontáneo o provocado por rascado y, puede alterar el sueño.
En todos los pacientes tiene relación con el prurito, que puede ocurrir antes, después o
simultáneamente con el dolor; aunque los pacientes distinguen estos dos síntomas (379).
Suele localizarse en piel normal no relacionada a lesiones cutáneas. Usualmente
comienza 4-8 semanas del inicio de la terapia PUVA, y dura entre 1-2 meses (246). No
existe correlación en su aparición con el fototipo o la DFM.
I.
56
Introducción
d. Las lentiginosis profusas en relación con el baño–PUVA han sido descritas como
manchas moteadas en zonas expuestas (255, 266). La existencia de las mismas está en
relación con la DTA y número de tratamientos (381). Hay una menor incidencia en los
fototipos altos (382). Pueden persistir de 1 a 2 años del cese del tratamiento (Fig 16)
Fig. 16. Lentiginosis post PUVA
I.
Introducción
57
e. Las reacciones alérgicas o fotoalérgicas al 8-MOP son raras, quizás porque se pueden
confundir con la erupción lumínica polimorfa (383). También hay que considerar que se
trate de un psoriasis fotosensible (384, 385) o sea, exacerbación del psoriasis provocado
por exposición UVA (Fig. 17)
Fig. 17. Psoriasis fotosensible
I.
58
Introducción
f. La hiperpigmentación lesional no se considera una reacción secundaria, tan sólo es la
consecuencia del blanqueamiento de las placas psoriásicas (Fig. 18A y 18B)
Fig. 18A. Hiperpigmentación lesional
Fig. 18B. Hiperpigmentación lesional
I.
Introducción
59
No obstante, en la fase inicial del tratamiento algunos pacientes presentan el anillo
hipopigmentado de Woronoff (Fig. 19), que se va sustituyendo en sucesivas sesiones por un halo
hiperpigmentado (Fig. 20)
Fig. 19. Halo hipopigmentado
Fig. 20. Halo hiperpigmentado
I.
Introducción
60
El riesgo de cáncer cutáneo no-melanoma en el baño-PUVA se debe asumir. Una buena
práctica médica es la revisión anual de todos aquellos pacientes que exceden de 300 sesiones de
UVB y 150-200 sesiones de terapia PUVA (386, 387).
I. E. 3. Recidiva
La recidiva se perfila en cualquier momento de la fase de seguimiento como la aparición en
los pacientes de nuevas lesiones, que alcanzan un PASI superior o igual al 50% del PASI que estos
pacientes presentaron al inicio del tratamiento (388, 389).
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
_________________________________________________________________________________
II
Objetivos
II.
Objetivos
62
II. OBJETIVOS
Evaluación de la efectividad del tratamiento con baño−PUVA en pacientes afectos de
psoriasis. Nos proponemos:
a. Realizar la comparación de dos protocolos que se diferencian fundamentalmente, en el
empleo de dos concentraciones del psoraleno y, en el cálculo de la dosis inicial en función
del Fototipo o de la determinación previa del test de fototoxicidad cutánea, Dosis
Fototóxica Mínima (DFM), con el propósito de reconocer aquel protocolo que logre un
buen resultado terapéutico.
b. Valorar la repercusión que tiene esta terapia en la presencia de reacciones secundarias
locales.
c. Determinar los factores endógenos de los propios pacientes que han de influir en la buena
respuesta terapéutica.
d. Conocer el tiempo libre de enfermedad tras la finalización del tratamiento.
e. Dilucidar las variables que vaticinan un incremento en la recidiva.
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
_________________________________________________________________________________
III
Material y Métodos
III.
Material y Métodos
64
III. MATERIAL Y MÉTODOS
III.
A. DISEÑO
Se trata de un estudio descriptivo y de supervivencia sobre 230 tratamientos con
baño−PUVA que se realizaron a pacientes afectos de psoriasis.
El estudio descriptivo analiza las características más relevantes de los pacientes y de los
resultados obtenidos en el tratamiento utilizado.
Con el estudio de supervivencia se valora el tiempo libre de enfermedad que presentan los
pacientes tras una buena respuesta al tratamiento inicial. El análisis de riesgos proporcionales
permite evaluar que factores influyen de forma significativa en el tiempo libre de enfermedad.
III.
B. SUJETOS Y ÁMBITO DEL ESTUDIO
Se incluye en el estudio a todos los pacientes afectos de psoriasis en placas, guttata y una
variante en que se ven formas de psoriasis vulgar con pequeñas placas (mixta), que reciben
tratamiento con baño−PUVA sin combinar con otras terapias antipsoriásicas en el momento de iniciar
este protocolo, según se expone a continuación:
Fecha de tratamiento: el período de tratamiento comprende setenta y dos meses (del 1 de
mayo de 1994 al 15 de abril del 2000) En este margen de tiempo se realizan 247 tratamientos en la
unidad de Fototerapia del Servicio de Dermatología del Hospital Provincial de Pontevedra,
actualmente integrado en el Complejo Hospitalario de Pontevedra. Los pacientes dermatológicos que
son atendidos por los servicios sanitarios públicos del área sanitaria de Pontevedra norte (285.693
habitantes), tienen a éste como Servicio de Referencia.
Período de seguimiento: una vez finalizado el tratamiento, se siguen en consulta con
periodicidad mensual durante 1 año. A partir de entonces los pacientes son aleccionados para que
nos consulten en el momento en que reaparezcan las lesiones. Hay pacientes perdidos en su
seguimiento por fallecimiento o por cambio de domicilio y es imposible el contacto. En ese caso la
fecha de cierre es la de la última consulta realizada, si hasta entonces no hay recidiva.
Fecha de seguimiento: la fecha límite en que finaliza el seguimiento es el 1 de julio del
2002. Hasta ese momento se les revisa en consulta y, para aquellos pacientes que no vuelven, se
hace una entrevista dirigida telefónicamente para conocer su evolución.
III.
Material y Métodos
65
Criterios de inclusión fundamentales: no se han modificado desde 1994 y son el PASI y la
interrupción de otros tratamientos. El PASI se determina previamente a la instauración de la terapia y
debe tener un valor superior a 7. Los pacientes que están realizando otros tratamientos, deben
interrumpirlos al inicio del baño−PUVA: 15 días antes los que estaban a tratamiento tópico con
corticoides, derivados de la vitamina D y retinoides (71); 30 días en el caso de tratamiento con
metotrexato o retinoides orales (301); 3 meses los que han recibido terapia PUVA oral, ciclosporina
(61), o fototerapia con UVB (301). Los pacientes que previamente han sido tratados con baño−PUVA
y no están dentro de los criterios de exclusión reseñados, se incluyen también, repitiéndose por tanto
en la base de datos.
Criterios de exclusión: se aplican a los pacientes que toman concomitantemente
medicación inmunosupresora o retinoides orales. Tampoco entran a formar parte del estudio los
pacientes afectos de otras variantes clínicas como la eritrodermia psoriásica, el psoriasis pustuloso y
las formas localizadas palmo plantares. En total, 17 pacientes no entran en el estudio.
Período de seguimiento: es el tiempo transcurrido (días) entre la fecha de finalización del
tratamiento y la fecha de la recidiva.
III.
C. PROCEDIMIENTO TERAPÉUTICO
III.
C. 1. Determinación de DFM
Para llevar a cabo su realización el paciente debe tomar un baño con 8-MOP a la
concentración recomendada, de 15 minutos de duración, procediéndose a continuación a irradiar de
forma inmediata con lámparas de UVA suministradas por el PUVA 180L (Fig. 21), cinco áreas de 2 ×
2cm de una zona no expuesta de las nalgas. La 1ª área recibe una dosis de 1J/cm², incrementándose
esta dosis en 1 J/cm² en cada una de las 4 áreas restantes. La DFM será la dosis mínima de UVA
que condiciona un eritema perceptible de contornos bien definidos.
III.
Material y Métodos
66
Fig. 21. Fuente de UVA utilizada para la determinación de DFM
III.
C. 2. Preparación del baño
La temperatura del agua del baño (120 L) es constante a 37º C y, la duración es de 15
minutos. Como psoraleno se ha utilizado el 8-MOP cristalino (Metoxsaleno USP), suministrado por
Roic Farma, S.A., debido a sus propiedades de lipofilia y penetrabilidad a través de la piel
demostrada mediante cantidad acumulada en ng /cm² en 24 horas. Se prepara en el Servicio de
Farmacia una solución de 8-MOP al 1%: se establece una solución de alcohol 96º y propilenglicol, en
la siguiente proporción: 90% de alcohol y 10% de propilenglicol. Se utilizan dos modalidades de baño:
a. Desde el inicio de esta modalidad en 1994 y durante 60 meses se disuelven 45 mililitros
de 8-MOP al 1% en solución en 120 litros de agua en bañera, consiguiendo que la
concentración final del psoraleno sea de 3,75 mg/L.
b. Durante 12 meses la concentración final utilizada es 0,5 mg/L, obtenida mediante dilución
de 6 mililitros de 8-MOP al 1% en solución en 120 litros de agua.
En la tabla 9 se expone que pacientes realizan el baño a una u otra concentración; así 169
pacientes se tratan empleando una concentración final de 8-MOP de 3,75 mg/L, de ellos 128
pacientes reciben una dosis inicial basada en el fototipo, a 41 pacientes se les determina DFM para
establecer la dosis inicial de UVA porque se habían incorporado al tratamiento con posterioridad,
concretamente a partir del mes de mayo de 1998, año en el que comienza a realizarse el test en el
III.
67
Material y Métodos
Servicio. El otro grupo lo componen 61 pacientes que reciben el tratamiento empleando una
concentración final de 0,5 mg/L, en 52 pacientes la dosis inicial se determina con DFM, 9 pacientes
reciben una dosis inicial en función del fototipo: 2 pacientes entran en tratamiento cuando aún no se
determina DFM (casos 43 y 61); los restantes 7: 3 en 1998 (casos 54, 112 y 157) y, 3 en el año 1999
(casos 13, 62, 108 y, 149)
TABLA 9.
3,75 mg/L
Pacientes
Fototipo
0,5 mg/L
DFM
128
41
Fototipo
9
DFM
52
C. 3. Sesión de fototerapia
III.
Una vez que recibe el baño, el paciente es irradiado inmediatamente o en un intervalo
máximo de 10 minutos, utilizando una cabina de fototerapia convencional. El paciente utiliza gafas de
protección ultravioleta (UV) mientras está en la cabina de UVA y, protección de la región genital con
ropa interior negra si es varón.
C. 4. Dosis inicial e incrementos
III.
La dosis inicial de UVA es el 20% (en los fototipos II) y el 30% (en los fototipos III-IV) de la
dosis fototóxica mínima, con incrementos por sesión del 20-30% de la dosis previa en ausencia de
eritema, si éste se presenta los incrementos se hacen cada 2-3 sesiones (345).
En los pacientes que no se determina DFM, se calcula la dosis inicial en función del fototipo
(tabla 10) Este protocolo se realiza sobre la base de lo que se hace en el único Servicio (Servicio de
Dermatología del Hospital Ramón y Cajal) donde esta modalidad se practica en esa fecha (218) y,
que es similar a lo descrito por otros autores (71, 205).
TABLA 10.
Fototipo
Dosis inicial
Incrementos × sesión o cada dos
(J/cm²)
sesiones
II-III
0,25
50% dosis previa
IV
0,5
50% dosis previa
III.
Material y Métodos
III.
68
D. FUENTES DE INFORMACIÓN
La fuente de información primaria es la historia clínica, en la que figura información sobre
todas las variables del estudio.
La revisión de las historias clínicas y, las fichas del baño−PUVA, adaptadas de las hojas
diseñadas por la Sección de Fotobiología del Servicio de Dermatología del Hospital General de
Valencia (Fig. 22), nos permite recabar información de las variables del estudio en un cuestionario
específicamente diseñado para ello. Este cuestionario escrito tiene la misma estructura que la Base
de Datos en la que finalmente se deposita la información.
Fig. 22. Ficha del baño−PUVA
III.
Material y Métodos
III.
69
E. RECURSOS MATERIALES
a. Una bañera de porcelana con capacidad para 120 litros de agua.
b. Fuentes de emisión UVA:
i)
PUVA-180L (Waldmann, Germany), con tubos F15 / T8 PUVA, con un espectro de
emisión que va desde 315 nm hasta 400 nm, con un espectro máximo en 365 nm. La
irradiancia es 10 mW/cm². Se emplea para el cálculo de DFM.
ii) Cabina PUVA-6001 (Waldmann, Germany), equipado con 62 tubos Sylvania FR74 T12/
PUVA, con un espectro continuo entre 320 y 390 nm, con un espectro de emisión
máxima en 365 nm. La irradiancia oscila entre 12-14 mW/cm².
iii) Radiómetro, UV-Meter (Waldmann, Germany) nos mide la irradiancia (mW/cm²) tanto
del PUVA-180L como del PUVA-6001.
III.
F. BAÑO CON EL PSORALENO
Previamente a la irradiación con UVA, los pacientes realizan el baño que contiene el
psoraleno a una concentración determinada. Se emplea el 8-MOP cristalino, Metoxsaleno USP
(C12H8O4) suministrado por Roic Farma, S.A. Barcelona, debido a sus propiedades de lipofilia y
penetrabilidad a través de la piel demostrada mediante cantidad acumulada en ng/cm² en 24 horas
(214).
Con la finalidad de proveer a la solución de 8-MOP de unas características específicas de
solubilidad, se prepara en el Servicio de Farmacia una solución de 8-MOP al 1%, considerando las
propiedades físico-químicas del 8-MOP (insoluble en agua fría; ligeramente soluble en agua a 100º
C, éter y petróleo; soluble en alcohol de 100º, acetona, ácido acético, propilenglicol y benceno, muy
soluble en cloroformo) En función de sus propiedades, se establece una solución de alcohol 96º y
propilenglicol, en la siguiente proporción: 90% de alcohol y 10% de propilenglicol. La solubilidad del
8-MOP en la solución se determina por espectrofotometría a 300 nm.
III.
Material y Métodos
III.
70
G. SEGUIMIENTO DE LOS PACIENTES
Una vez iniciado el tratamiento, el paciente recibe 2 ó 3 sesiones a la semana (martes y
jueves; lunes, miércoles y viernes, respectivamente) Los pacientes son revisados clínicamente una
vez a la semana y en el momento en que presentan alguna reacción secundaria.
Los pacientes con afectación del cuero cabelludo, reciben tratamiento con aceite salicílico. Al
finalizar se dan una ducha y, se aplican vaselina líquida en toda la superficie corporal (390).
III.
G. 1. Actitud en el caso de pérdida de sesiones
Si el paciente pierde una sesión, se repite la dosis previa. Si pierde 2 ó 3 sesiones la dosis de
UVA debe ser el 25-50% con respecto de la última, respectivamente. Si falla 4 sesiones, se comienza
con la dosis inicial (71)
III.
G. 2. Estrategias de prevención de los efectos secundarios
En la prevención del eritema resulta fundamental asegurar que las condiciones técnicas del
procedimiento tales como la temperatura del agua, la concentración del psoraleno o el tiempo de
espera hasta la irradiación se cumplen de forma estricta. También conviene asegurarse de que el
paciente entiende el objetivo de la ducha posterior al tratamiento, que es eliminar la presencia de
psoraleno sobre la superficie cutánea.
III.
G. 3. Modificación del protocolo por la aparición de efectos secundarios
En función de la severidad del eritema, según la descripción de Collins y cols: si presentan
eritema con edema, doloroso y, que persiste más de 24 horas (grado 3), se recomienda aplazar el
tratamiento hasta que se resuelva. Si es evidente pero no le provoca molestias (grado 2) se pospone
el tratamiento hasta que remita (54). En el caso de objetivarse un eritema apenas perceptible (grado
1), se repite la dosis previa, no debiéndose incrementar la dosis hasta transcurridas 96 horas (310,
391).
III.
Material y Métodos
III.
71
H. VARIABLES DE ESTUDIO
Edad (años): variable cuantitativa contínua y, resulta de la diferencia entre la fecha de inicio
de tratamiento y la fecha de nacimiento.
Género: variable cualitativa con dos categorías (varón, mujer)
Fototipo: variable cualitativa con tres categorías (II, III y IV)
Edad al diagnóstico: variable cuantitativa continua; es la diferencia entre la fecha del
diagnóstico y fecha de nacimiento.
Tipo de psoriasis: variable cualitativa con tres categorías. Se consideran tres formas
clínicas, en placas, guttata y, mixta que representa a los pacientes que coinciden placas grandes y
pequeñas.
Antecedentes familiares: variable cualitativa que se recoge como una variable dicotómica si
/ no. Se interroga al paciente sobre la presencia de psoriasis entre sus parientes de primer grado, es
decir, padres, hermanos, e hijos.
Tratamientos previos con terapia PUVA oral: variable cualitativa con dos categorías si /
no.
Tratamientos previos con baño−PUVA: variable cuantitativa no continúa. Señala el número
de tratamientos con baño−PUVA que un paciente ha realizado previamente.
Localización de las lesiones: variable cualitativa con cuatro categorías medida en una
escala analógica con un rango que va desde 0 (lesiones sólo en zona cubierta), 1 (lesiones sobre
todo en zona no expuesta), 2 (en zona expuesta y no expuesta), 3 (sobre todo en zona expuesta) y, 4
(lesiones sólo en zona expuesta)
Realización de DFM: variable cualitativa con dos categorías si / no.
Dosis de DFM: variable cuantitativa no continúa que se define como la menor dosis de
irradiación UVA que induce mínimo eritema perceptible (uniforme y con bordes claramente definidos);
la lectura es a las 72 horas.
Concentración de 8-MOP: variable cualitativa con dos categorías (3,75 mg/L y 0,5 mg/L)
PASI inicial: variable cuantitativa que carece de unidad. Se determina previo al tratamiento.
Dosis inicial: variable cuantitativa continúa; es la primera dosis de UVA (J/cm²)
Dosis total acumulada (DTA): variable cuantitativa continúa; es la dosis total de UVA,
medida en J/cm² que, los pacientes reciben en un tratamiento.
III.
Material y Métodos
72
Dosis máxima: variable cuantitativa continúa; es la dosis de UVA que se alcanza en la última
sesión.
Frecuencia: variable cualitativa con dos categorías; representa el número semanal de
tratamientos realizados (2 y 3)
Número de sesiones totales: variable cuantitativa no continúa.
PASI final: variable cuantitativa; señala PASI al finalizar el tratamiento. Permite objetivar el
grado de respuesta al tratamiento y, establecer la presencia de recidiva.
Duración del tratamiento: variable cuantitativa continúa. Es la diferencia entre la fecha fin
de tratamiento y la fecha de inicio.
Reacción secundaria: variable cualitativa con dos categorías sí / no. Se describen cada una
de ellas: eritema, prurito, xerosis, dolor cutáneo, edema, y léntigos. Todas son variables cualitativas
con dos categorías sí / no; además, en la base de datos se establece que dosis (J/cm²) y, en que
sesión aparecen tanto el eritema como el prurito.
Estado al cierre: variable cualitativa con cuatro categorías y, define el estado de cada
paciente del estudio en el momento en que este se cierra (01-julio-2002) Así:
a. Recidiva de las lesiones.
b. Ausencia de recidiva al cierre del estudio.
c. Perdido para el estudio por otras causas (no acude a la consulta)
d. Éxitus por causas ajenas al objeto del estudio.
Las tres últimas categorías van a definir los tiempos censurados o incompletos: los pacientes
que llegan al final del periodo de estudio sin haber presentado recidiva, los sujetos ″perdidos″ que por
diversos motivos se ignora la evolución o, los que han fallecido por causas ajenas al estudio.
Variable de inicio de seguimiento: define la entrada del sujeto en el estudio; es la fecha en
la que el individuo recibe la última sesión de tratamiento.
Variable recidiva: variable cualitativa con dos categorías sí / no; indica el final del período de
supervivencia en los pacientes con tiempos completos, es decir en los que existe constancia del
momento de la recidiva.
Variable fin de seguimiento: es la fecha de la última consulta en pacientes ″perdidos″ o
fallecidos. En los pacientes que no tienen recidiva es la fecha del cierre del estudio.
Duración libre de lesiones: define el número de días que el paciente permanece libre de
lesiones. Es una variable cuantitativa que expresa la diferencia entre la fecha de recidiva (en el caso
de los ″tiempos completos″) o, la fecha de la última consulta y, la fecha de entrada en el estudio
(fecha fin del tratamiento con baño−PUVA)
III.
Material y Métodos
III.
73
I. MÉTODOS ESTADÍSTICOS
Se realiza el análisis descriptivo de las variables incluidas en el estudio, utilizando el Test de
Kolmogorov-Smirnov para valorar la normalidad de las variables cuantitativas.
Para el análisis bivariado se utiliza la T de Student en la comparación de medias y, el Test
de Chi cuadrado y Test Exacto de Fisher para las variables cualitativas.
Se realiza el análisis de supervivencia mediante el método de Kaplan- Meyer. Para las
variables cualitativas con dos categorías se realizó la comparación de curvas de supervivencia
mediante test de Mantel-Haenszel (Longrank).
Para valorar los riesgos ajustados se utiliza el método de riesgos proporcionales de Cox.
La variable dependiente es el tiempo libre de enfermedad desde la finalización del tratamiento y,
como variables independientes las que tienen significación estadística en el análisis bivariado o, con
relevancia clínica.
Para la realización de las mismas se utiliza el paquete estadístico SPSS 12.0.
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
_________________________________________________________________________________
IV
Resultados
IV.
75
Resultados
IV. RESULTADOS
La unidad de estudio es el tratamiento con baño−PUVA. En total han sido 230 pacientes
incluidos de los 247 tratamientos realizados, en un período de 72 meses. De los 230 pacientes, 150
(65,2%) son pacientes que no se repiten en la base de datos: 148 pacientes reciben por primera vez
el baño−PUVA y 2 pacientes que, aunque antes han hecho baño–PUVA, sólo se integran en el
estudio en una ocasión. 80 pacientes (34,8%) repiten a lo largo de este período de tiempo.
IV.
A. CARACTERÍSTICAS PERSONALES
Un total de 129 varones (56,09%) y 101 mujeres (43,91%) realizan tratamiento con la
modalidad baño−PUVA. De ellos 83 varones y 67 mujeres se integran en el estudio una única vez.
El PASI inicial es de media 25,27 (DS = 8,54), indicando que los pacientes que realizan esta
modalidad terapéutica están afectados de un psoriasis severo.
La edad de los pacientes al inicio del tratamiento es 42,68 años (DS =15,81); el paciente más
joven tiene 8,69 años y, el mayor 83,89 años.
La edad media en el momento de ser diagnosticados es 25,37 años (DS =15,54)
La evolución del psoriasis es de promedio 17,30 años (DS = 11,45), datos que se reflejan en
la tabla 11.
TABLA 11.
Edad del
paciente
Edad al
diagnóstico
Años de
enfermedad
N
Mínimo
Máximo
Media
Desviación típica (DS)
230
8,69
83,89
42,6824
15,81385
230
4,71
69,16
25,3767
15,54022
230
0,09
60,19
17,3057
11,45128
Con respecto a los fototipos que participan del estudio hay 139 pacientes con fototipo III de
Fitzpatrick (60,4%), 50 pacientes con fototipo II (21,7%) y, 41 pacientes con fototipo IV (17,8%) Con
respecto a los pacientes que entran una única vez en la base de datos (150 pacientes) observamos
que 86 pacientes (57,3%) son fototipo III, 36 pacientes (24%) fototipo II y, 28 pacientes (18,7%) con
fototipo IV. Ningún paciente con fototipo I realiza tratamiento.
IV.
76
Resultados
Los pacientes con psoriasis en placas representan el
82,
82%. Las formas mixtas y psoriasis guttata corresponden al
Formas clínicas
18%; en los pacientes con psoriasis guttata el baño−PUVA
gutatta
placas
mixta
8,3
9,6
se justifica porque la evolución del brote es mayor a 3 meses
(Fig. 23). Después, en el análisis bivariado, se describen dos
categorías: la forma en placas-mixta (91,7%) y, la guttata
(8,3%) con el fin de obtener más potencia estadística.
82,2
Fig.23
Localización de las lesiones
no
expuesta
mixta
expuesta
Con respecto a la localización de las lesiones
observamos que 151 pacientes (65,7%) presentan una
25,2
9,1
localización mixta, 58 pacientes (25,2%) lo tienen localizado
sobre todo en áreas expuestas y, 21 pacientes (9,1%)
presentan una localización no expuesta (Fig. 24)
65,7
Fig. 24
Baño-PUVA previos
En la anamnesis se evidencia la existencia de
5,7
0
1
2
7,4
>2
22,6
64,3
antecedentes familiares de psoriasis en 93 pacientes (62%)
mientras que, 57 (38%) carecen de ellos.
Con respecto al baño−PUVA, la figura 25 representa el
porcentaje de pacientes que han realizado anteriormente este
tratamiento, con un número máximo de 4 tratamientos en 4
Fig.25
pacientes (1,7%)
IV.
77
Resultados
43 pacientes (28,7%) sí habían hecho terapia PUVA oral mientras que no lo realizaron
107 pacientes (71,3%), 2 de ellos es la primera vez que entran en la base de datos, 105
pacientes es la primera vez que hacen baño−PUVA (Fig. 26)
Sí
71,3
28,7
Terapia PUVA oral
Fig. 26
IV.
B. CARACTERÍSTICAS DEL TRATAMIENTO
La DFM se determina en 93 pacientes que representan el 40,4%. En 137 pacientes (59,6%)
no se realiza (Fig. 27)
DFM
No
Sí
40,43
59,57
Fig. 27
Desglosado por fototipos vemos que, la DFM la realizan el 43,9% de los pacientes con
fototipo III, el 39% con fototipo IV y, el 32% de los pacientes con fototipo II (tabla 12), no teniendo
significación estadística (p = 0,33)
No
IV.
78
Resultados
TABLA 12.
DFM
Fototipo
II
III
IV
Total
Total
sí
no
recuento
16
34
50
% fototipo
32,0%
68,0%
100,0%
recuento
61
78
139
% fototipo
43,9%
56,1%
100,0%
recuento
16
25
41
% fototipo
39,0%
61,0%
100,0%
recuento
93
137
230
% fototipo
40,4%
59,6%
100,0%
Concentración de 8-MOP
0,5 mg/L
Con respecto a la concentración del psoraleno se
observa que a 169 pacientes se emplea 3,75 mg/L (73,5%),
3,75 mg/L
73,5
26,5
mientras que en 61 pacientes (26,5%), la concentración de 8MOP utilizada es 0,5 mg/L (Fig. 28)
Fig.28
En la tabla 13 se puede apreciar que la DFM se determina en el 85,2% de los que hacen el
baño a la concentración de 0,5 mg/L y, en el 24,3% de los reciben el baño a la máxima concentración
(3,75 mg/L)
IV.
79
Resultados
TABLA 13.
DFM
Total
Concentración 8-MOP
3,75 mg/L
0,5 mg/L
Total
sí
no
recuento
41
128
169
%[psolareno]
24,3%
75,7%
100,0%
recuento
52
9
61
%[psolareno]
85,2%
14,8%
100,0%
recuento
93
137
230
%[psolareno]
40,4%
59,6%
100,0%
p
0,00
Sesión semanal
70,4
29,6
2 sesiones
162 pacientes (70,4%) hacen el tratamiento 3 veces
3 sesiones
a la semana, 2 sesiones/semanal son las que reciben 68
pacientes (29,6%), tal como se describe en la Fig. 29.
Fig.29
IV.
C. RESULTADOS DEL TRATAMIENTO
La dosis inicial de UVA es de promedio 0,46 J/cm² (DS = 0,37) Los pacientes consiguen una
dosis máxima de UVA de 6,83 J/cm² (DS = 4,39)
Con respecto a las sesiones totales recibidas la media es 17,98 (DS = 7,01)
Los pacientes alcanzan una DTA de promedio 65,45 J/cm² (DS = 51,85)
La diferencia de PASI entre el PASI basal y el que presentan al finalizar tratamiento es 21,01
(DS = 11,71) y, equivale una media de reducción del PASI del 84,41% (DS = 37,85)
IV.
80
Resultados
El PASI final conseguido es 4,25 (DS = 10,88) El 52,17 % consiguen un PASI final = 0 (Fig.
30)
PASI final
=0
>0
47,83
52,17
Fig.30
IV.
D. REACCIONES SECUNDARIAS
En cuanto a las reacciones secundarias (2as) locales que describimos en la tabla 14, hemos
observado que el 55,7% han presentado alguna de ellas, a diferencia del 44,3% que no sufren
ninguna reacción (tabla 15)
TABLA 14. FRECUENCIA DE LAS REACCIONES LOCALES
Reacción 2a
N (%)
Mujeres (%)
Varones (%)
Eritema
77 (34,7)
29 (37,7)
48 (62,3)
Prurito
69 (30)
32 (46,4)
37 (53,6)
Xerosis
34 (14,8)
17 (50)
17 (50)
Léntigos
15 (6,5)
7 (46,7)
8 (53,3)
Edema
10 (4,5)
1 (10)
9 (90)
Dolor cutáneo
7 (3)
6 (85,7)
1 (14,3)
IV.
81
Resultados
TABLA 15.
Reacción 2a
N (%)
Mujeres (%)
Varones (%)
Sí
128 (55,7)
59 (46,1)
69 (53,9)
No
102 (44,3)
42 (41,2)
60 (58,8)
En nuestro estudio la aparición del eritema, signo clínico importante por la repercusión que
tiene en el baño−PUVA, aparece con más frecuencia en la 4ª-5ª sesión (Fig. 31)
sesión en que aparece el eritema
25
22,2
N = 90
20
Media = 5,5
(DS = 4,83)
15,6
15
%
10
5
0
0
2
3
4
5
6
7
8
9
10 11 13 14 16 19 32
Fig .31
De otra parte, el prurito tiene dos máximas, al inicio del tratamiento en relación con el
psoriasis y, además aparece en la 4ª sesión (Fig. 32)
sesión en que aparece el prurito
20
17,28
N = 80
Media = 6,31
(DS = 4,66)
15
%
10
5
0
0
1
2
3
4
5
6
7
9
Fig. 32
10 11 12 13 14 15 17
IV.
82
Resultados
IV. D. 1. Análisis bivariado con variables personales cuantitativas y variables del tratamiento
En el análisis bivariado de las reacciones secundarias con variables personales cuantitativas
se destaca como:
Edad: los pacientes con reacciones secundarias tienen una edad media de 45,07 años,
frente a 39,68 años de los pacientes sin ningún efecto adverso; la diferencia de medias es -5,39 (p =
0,01; IC al 95% es -9,47 y -1,30)
Edad al diagnóstico: aquellos pacientes con reacciones adversas tienen una media de
27,65 años comparado con los 22,52 años de los pacientes que no presentan ninguna de las
reacciones locales; la diferencia de medias es -5,13 (p = 0,01; IC al 95% es -9,01 y -1,24)
PASI inicial: la media del PASI en pacientes que tienen reacciones adversas es 26,44
mientras que, los que carecen de efectos adversos la media es 23,80; la diferencia de medias de 2,63 (p = 0,02; IC al 95% es -4,84 y -0,42)
Años de enfermedad: no tiene significación; la media es similar entre ambos grupos de
pacientes, aquellos que tienen reacciones secundarias y los que no presentan ningún tipo de
reacción: 17,42 años frente a 17,16 años, respectivamente; la diferencia de medias es -0,25 (p =
0,86; IC al 95% es -3,18 y -2,66)
Estos datos se resumen en la tabla 16, que a continuación se expone.
TABLA 16.
Edad del paciente
Edad al diagnóstico
PASI inicial
Años de enfermedad
Reacción 2a
N
Media
Desviación típica
no
102
39,6824
14,76082
sí
128
45,0730
16,26846
no
102
22,5213
12,62682
sí
128
27,6520
17,23067
no
102
23,8088
7,53818
sí
128
26,4422
9,12706
no
102
17,1610
10,01601
sí
128
17,4210
12,51550
p
0,01
0,01
0,02
0,86
En el análisis bivariado con variables del tratamiento y, mediante el T-test vemos que las
únicas variables que tienen significación estadística son la dosis inicial y el PASI final, de tal manera
que:
IV.
83
Resultados
UVA inicial: los pacientes que comienzan el tratamiento con una dosis inicial de 0,52 J/cm²
de media, tienen más reacciones adversas que aquellos que lo inician con 0,40 J/cm²; la diferencia
de las medias es -0,12 (p = 0,01; IC al 95% es -0,21 y -0,02).
PASI final: la media es 5,99 en los pacientes que presentan reacciones secundarias, frente a
2,07 los que no refieren ninguna reacción; la diferencia de medias es -3,92 (p = 0,00; IC 95% -6,49 y 1,35).
Las demás variables (dosis DFM, UVA máxima, DTA y sesiones totales) no tienen
significación estadística, según vemos en tabla 17.
TABLA 17.
Reacción 2a
N
Media
Desviación típica
no
102
0,4015
0,27090
sí
128
0,5219
0,43116
no
33
2,91
1,284
sí
60
3,35
1,325
no
102
6,72
4,109
sí
128
6,92
4,621
no
102
64,4427
49,89090
sí
128
66,2695
53,54439
Sesiones
no
102
18,17
6,402
totales
sí
128
17,83
7,483
PASI final
no
102
2,0717
4,61014
sí
128
5,9948
13,78222
UVA inicial
Dosis DFM
UVA máxima
DTA
IV.
D. 2. Análisis bivariado con variables cualitativas
Se realiza mediante las tablas de contingencia y observamos que:
p
0,01
0,12
0,73
0,79
0,71
0,00
IV.
84
Resultados
Género: el 53,5% de los varones tienen reacciones y el 46,5% no. Con respecto a las
mujeres el 58,4% tienen reacciones locales y, el 41,6% no (tabla 18)
TABLA 18. RR 0,92 (0,73-1,15)
Reacción 2a
Total
Género
Varón
Mujer
Total
sí
no
recuento
69
60
129
% género
53,5%
46,5%
100,0%
recuento
59
42
101
% género
58,4%
41,6%
100,0%
recuento
128
102
230
% género
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,45
Antecedentes familiares: los pacientes con antecedentes familiares de psoriasis tienen
reacciones adversas en un 54,2% y no las tienen en un 45,8%. Los pacientes que relatan ausencia
de historia familiar de psoriasis, el porcentaje es 58% para los que presentan efectos secundarios y,
42% para los pacientes que no los refieren (tabla 19).
TABLA 19. RR 0,94 (0,74-1,18)
Reacción 2a
Total
Antecedentes
Sí
familiares
No
Total
sí
no
recuento
77
65
142
% antecedentes
54,2%
45,8%
100,0%
recuento
51
37
88
% antecedentes
58,0%
42,0%
100,0%
recuento
128
102
230
% antecedentes
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,58
Terapia PUVA oral: los pacientes que habían hecho previamente PUVA oral, el 56,6% tienen
reacciones y el 43,4% no. Asimismo, los pacientes que no recibieron PUVA oral, el 55,1% tienen
reacciones secundarias y, el 44,9% no (tabla 20)
IV.
85
Resultados
TABLA 20. RR 1,03 (0,81-1,30)
Reacción 2a
Total
Terapia PUVA oral
Sí
No
Total
sí
no
recuento
47
36
83
% PUVA oral
56,6%
43,4%
100,0%
recuento
81
66
147
% PUVA oral
55,1%
44,9%
100,0%
recuento
128
102
230
% PUVA oral
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,82
Baño−PUVA: los pacientes que previamente han realizado el baño−PUVA, 53,7% tienen
reacciones locales y, 46,3% no. De los que no lo han hecho, el 56,8% tienen reacciones locales y, el
43,2% no (tabla 21)
TABLA 21. RR 0,95 (0,74-1,21)
Reacción 2a
Total
Baño−PUVA
Sí
No
Total
sí
no
recuento
44
38
82
% baño-PUVA
53,7%
46,3%
100,0%
recuento
84
64
148
% baño-PUVA
56,8%
43,2%
100,0%
recuento
128
102
230
% baño-PUVA
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,65
IV.
86
Resultados
Formas clínicas: el 56,9% de los pacientes con psoriasis en placas o mixta tienen
reacciones secundarias. El 43,1% no presentan efectos adversos. En las formas guttata el 42,1%
refieren reacciones locales y, en cambio no están recogidas en el 57,9% de los pacientes (tabla 22)
TABLA 22. RR 1,35 (0,79-2,32)
Reacción 2a
Total
Placas o Mixta
Clínica
Guttata
Total
p
sí
no
recuento
120
91
211
% tipo
56,9%
43,1%
100,0%
recuento
8
11
19
% tipo
42,1%
57,9%
100,0%
recuento
128
102
230
% tipo
55,7%
44,3%
100,0%
0,21
Localización: los pacientes con psoriasis de localización expuesta presentan reacciones
locales el 55,2% y, no las refieren un 44,8%. El 55,8% de los que tienen psoriasis en zona no
expuesta o mixta tienen reacciones secundarias frente al 44,2% que no las presenta (tabla 23)
TABLA 23. RR 0,99 (0,76-1,29)
Reacción 2a
Total
Expuesta
Localización
Mixta
Total
sí
no
recuento
32
26
58
%
55,2%
44,8%
100,0%
recuento
96
76
172
%
55,8%
44,2%
100,0%
recuento
128
102
230
%
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,93
IV.
87
Resultados
Sesión semanal: en la tabla 24 se aprecia que el grupo de pacientes que realizan
tratamiento tres veces a la semana presentan reacciones locales el 58,6% y, no lo hacen el 41,4%.
De manera similar, el grupo que efectúa dos sesiones a la semana, presentan reacciones el 48,5% y
no en el 51,5%.
TABLA 24. RR 1,21 (0,92-1,59)
Reacción 2a
Total
Sesión
3 sesiones
semanal
2 sesiones
Total
sí
no
recuento
95
67
162
% sesión semanal
58,6%
41,4%
100,0%
recuento
33
35
68
% sesión semanal
48,5%
51,5%
100,0%
recuento
128
102
230
% de sesión semanal
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,15
Concentración del psoraleno: los pacientes que hacen el baño a la concentración 3,75
mg/L tienen reacciones locales un 53,8% y, no tienen el 46,2%. De los pacientes que reciben el baño
a 0,5 mg/L tienen reacciones un 60,7% y, no un 39,3% (tabla 25)
TABLA 25. RR 0,89 (0,69-1,13)
Reacción 2a
Total
Concentración
3,75 mg/L
8-MOP
0,5 mg/L
Total
sí
no
recuento
91
78
169
% [psoraleno]
53,8%
46,2%
100,0%
recuento
37
24
61
% [psoraleno]
60,7%
39,3%
100,0%
recuento
128
102
230
% [psoraleno]
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,35
IV.
88
Resultados
IV.
D. 3. Análisis bivariado con Fototipo y DFM
En el análisis de contingencia realizado con dos variables fundamentales como el fototipo y,
la determinación de DFM vemos que:
Los pacientes con fototipo II tienen reacciones locales el 70,0% y, el 30,0% no; con fototipo III
presentan reacciones secundarias el 48,9% y 51,1% no; los fototipos IV presentan efectos
secundarios el 61,0% y el 39,0% no. El Riesgo Relativo (RR) de los fototipos II-III es 1,43 (IC 1,121,83); el RR del II-IV es 1,15 (IC 0,85-1,56); el RR de III-IV es 0,80 (IC 0,60-1,08). El fototipo II
representa un riesgo en la concurrencia de reacciones secundarias con respecto al fototipo III. El
fototipo III protege de la presencia de reacciones adversas sobre el fototipo IV. Este resultado se
justifica por el pequeño número de pacientes con fototipo IV (tabla 26)
TABLA 26.
Reacción 2a
Total
Fototipo
II
III
IV
Total
sí
no
recuento
35
15
50
%
70,0%
30,0%
100,0%
recuento
68
71
139
%
48,9%
51,1%
100,0%
recuento
25
16
41
%
61,0%
39,0%
100,0%
recuento
128
102
230
%
55,7%
44,3%
100,0%
p
RR
II-III 1,43
(1,12-1,83)
0,02
II-IV 1,15
(0,85-1,56)
III-IV 0,80
(0,60-1,08)
Con respecto a la realización de DFM vemos que, el 64,5% de los que la hacen tienen
reacciones adversas frente al 35,5% que no; a los pacientes que no se les determina la DFM, el
50,4% no tienen reacciones secundarias y el 49,6% sí. El RR es 1,30 (1,04-1,63) y, supone un factor
de riesgo hasta 1,30 veces más en la aparición de reacciones secundarias, con significación
estadística (tabla 27)
IV.
89
Resultados
TABLA 27.
Reacción 2a
Total
DFM
Sí
No
Total
sí
no
recuento
60
33
93
% DFM
64,5%
35,5%
100,0%
recuento
68
69
137
% DFM
49,6%
50,4%
100,0%
recuento
128
102
230
% DFM
55,7%
44,3%
100,0%
p
0,02
RR
1,30
(1.04- 1,63)
Y, analizando cada una de las reacciones descritas por separado comprobamos que:
La DFM tiene significación estadística e implica un riesgo en el prurito, la xerosis y, los
léntigos. Así, se aprecia como el 43% tienen prurito de los pacientes que realizan el protocolo con
DFM, frente al 21,2% que no lo tienen y, no han hecho el test de fototoxicidad. El RR es 2,03 y esto
significa que, DFM supone un factor de riesgo hasta 2 veces más en la presentación del mismo (tabla
28)
TABLA 28.
Prurito
Total
DFM
Sí
No
Total
sí
no
recuento
40
53
93
% DFM
43,0%
57,0%
100,0%
recuento
29
108
137
% DFM
21,2%
78,8%
100,0%
recuento
69
161
230
% DFM
30,0%
70,0%
100,0%
p
0,00
RR
2,03
(1,36-3,03)
IV.
90
Resultados
En lo que concierne a la xerosis el 25,8% lo tienen y han realizado la DFM, mientras que sólo
el 7,3% de los pacientes a los que no se ha determinado el test. El RR es 3,54 sugiriendo que, el
riesgo se eleva hasta 3,54 veces más en los pacientes que han realizado el test (tabla 29)
TABLA 29.
Xerosis
Total
DFM
Sí
No
Total
sí
no
recuento
24
69
93
% DFM
25,8%
74,2%
100,0%
recuento
10
127
137
% DFM
7,3%
92,7%
100,0%
recuento
34
196
230
% DFM
14,8%
85,2%
100,0%
p
0,00
RR
3,54
(1,77-7,04)
Las lentiginosis se presentan en el 12,9% de los que hacen el test y, sólo el 2,2% de los que
no. El RR es superior a 1; el factor de riesgo de que aparezcan es 5,89 veces más en los pacientes
que reciben el tratamiento en función de DFM (tabla 30)
TABLA 30.
Léntigo
Total
DFM
Sí
No
Total
sí
no
recuento
12
81
93
% DFM
12,9%
87,1%
100,0%
recuento
3
134
137
% DFM
2,2%
97,8%
100,0%
recuento
15
215
230
% DFM
6,5%
93,5%
100,0%
p
0,00
RR
5,89
(1,71-20,31)
En las tablas 31-33 se exponen los resultados de la valoración de DFM como factor de riesgo
en la presencia de eritema, edema y, dolor cutáneo.
IV.
91
Resultados
El eritema (tabla 31) no es significativamente más elevado en los pacientes que hacen el test
y, no representa por lo tanto un factor de riesgo [RR 0,94 (0,65-1,37)]
TABLA 31. RR 0,94 (0,65-1,37)
Eritema
Total
DFM
Sí
No
Total
sí
no
recuento
30
63
93
% DFM
32,3%
67,7%
100,0%
recuento
47
90
137
% DFM
34,3%
65,7%
100,0%
recuento
77
153
230
% DFM
33,5%
66,5%
100,0%
p
0,74
Tampoco las reacciones adversas, edema y dolor aparecen más frecuentemente en los que
reciben el tratamiento en función del test de fototoxicidad. RR: 3,44 (0,91-12,95) y 1,10 (0,25-4,82),
respectivamente (tabla 32-33)
TABLA 32. RR 3,44 (0,91-12,95)
Edema
Total
DFM
Sí
No
Total
sí
no
recuento
7
86
93
% DFM
7,5%
92,5%
100,0%
recuento
3
134
137
% DFM
2,2%
97,8%
100,0%
recuento
10
220
230
% DFM
4,3%
95,7%
100,0%
p
0,09
IV.
92
Resultados
TABLA 33. RR 1,10 (0,25-4,82)
Dolor
Total
DFM
Sí
No
Total
sí
no
recuento
3
90
93
% DFM
3,2%
96,8%
100,0%
recuento
4
133
137
% DFM
2,9%
97,1%
100,0%
recuento
7
223
230
% DFM
3,0%
97,0%
100,0%
p
1,00
IV. E. RELACIÓN CARACTERÍSTICAS PERSONALES Y RESULTADOS
DEL TRATAMIENTO CON DFM
En el análisis de DFM con las variables personales: edad de los pacientes, edad del
diagnóstico, PASI inicial, años de enfermedad, observamos que:
Edad: la edad media es 43,32 años en los que hacen el test y 42,24 años en los que no lo
hacen; la diferencia de medias es -1,07 (p = 0,61; IC al 95% de la diferencia es -5,27 y 3,11)
Edad al diagnóstico: aquellos pacientes que realizan la DFM tienen una media de 23,88
años y 26,38 los que no la hacen; la diferencia de medias es 2,50 (p = 0,21; IC al 95% de la
diferencia es -1,46 y 6,47)
PASI inicial: en los pacientes que hacen la DFM es 28,82 frente a 22,86, siendo la diferencia
de medias -5,96 (p = 0,00; IC al 95% de la diferencia es -8,22 y -3,70)
Años de enfermedad: los que hacen la DFM tiene una evolución de la enfermedad más
larga (19,43 años frente a 15,85 años); la diferencia de medias es -3,57 años (p = 0,02; IC al 95% de
la diferencia es -6,58 y -0,57)
Todos estos resultados se resumen en la tabla 34.
IV.
93
Resultados
TABLA 34.
Edad del paciente
Edad al diagnóstico
PASI inicial
Años enfermedad
DFM
N
Media
Desviación típica
No
137
42,2464
16,19033
Sí
93
43,3246
15,30634
No
137
26,3879
16,58856
Sí
93
23,8869
13,80459
No
137
22,8620
6,96329
Sí
93
28,8280
9,41002
No
137
15,8584
11,37232
Sí
93
19,4377
11,29192
p
0,61
0,21
0,00
0,02
En el análisis bivariado con las variables cuantitativas del tratamiento, utilizando el
T-test,
se obtienen los resultados expuestos en la tabla 35.
UVA inicial: es inferior si no se determina DFM con respecto a los pacientes que sí (0,31
J/cm² y 0,68 J/cm², respectivamente); la diferencia de medias es -0,36 (p = 0,00; IC al 95% de la
diferencia es -0,45 y -0,27)
UVA máxima: los que no hacen el test consiguen una menor dosis (4,52 J/cm²) y, 10,24
J/cm² los que sí, la diferencia de medias es -5,71 (p = 0,00; IC al 95% de la diferencia es -6,71 y 4,72)
DTA: una media de 50,21 J/cm² reciben los pacientes que no lo hacen frente a la que se
alcanza en los que sí (87,91 J/cm²); la diferencia de medias es -37,70 (p = 0,00; IC al 95% de la
diferencia es -51,59 y -23,80)
En cambio, ni las sesiones totales ni el PASI final tienen significación estadística:
Sesiones totales: el número total de sesiones es similar en ambos grupos; la diferencia de
medias es 0,39 (p = 0,66; IC al 95% de la diferencia es -1,39 y 2,18)
PASI final: el resultado es similar; la diferencia de medias es -2,90 (p = 0,07; IC al 95% de la
diferencia es -6,05 y 0,24)
IV.
94
Resultados
TABLA 35.
UVA inicial
UVA máxima
DTA
Sesiones
totales
PASI final
DFM
N
Media
Desviación típica
No
137
0,3197
0,28169
Sí
93
0,6876
0,38382
No
137
4,52
2,472
Sí
93
10,24
4,395
No
137
50,2149
39,36315
Sí
93
87,9163
59,54833
No
137
18,14
7,558
Sí
93
17,74
6,152
No
137
3,0813
8,22854
Sí
93
5,9839
13,77962
p
0,00
0,00
0,00
0,66
0,07
IV. F. RELACIÓN RESULTADOS DEL TRATAMIENTO CON LA
CONCENTRACIÓN DEL PSORALENO
En el análisis de la concentración del 8-MOP con las variables cuantitativas se utiliza el T-test
para muestras independientes y, se aprecia que tienen significación estadística las variables que se
describen a continuación.
Dosis DFM: la media es 3,42 J/cm² en los pacientes que utilizan la concentración 0,5 mg/L, y
2,90 J/cm² los que utilizan la concentración 3,75 mg/L; la diferencia de medias es 0,52 (p = 0,04; IC al
95% de la diferencia es 0,00 y 1,04)
PASI inicial: los pacientes que realizan el baño a 0,5 mg/L, tienen un PASI de 27,78 con
respecto a, los que realizan el baño a la concentración 3,75 mg/L (24,36); la diferencia de medias es
3,41 (p = 0,00; IC al 95% de la diferencia es -8,22 y -3,70)
UVA inicial: la dosis de inicio es 0,73 J/cm² con la menor concentración y, 0,37 J/cm² si es
3,75 mg/L; la diferencia de medias es 0,35 (p = 0,00; IC al 95% de la diferencia es 0,23 y 0,48)
IV.
95
Resultados
DTA: si se emplea 0,5 mg/L, el promedio es 83,93 J/cm²; con la concentración 3,75 mg/L la
media es 58,79 J/cm²; la diferencia de medias es 25,14 (p = 0,00; IC al 95% de la diferencia es 7,19 y
43,09)
UVA máxima: los pacientes que realizan el baño a 0,5 mg/L alcanzan una dosis máxima de
9,75 J/cm², frente a los que utilizan la concentración de 3,75 mg/L (5,77 J/cm²); la diferencia de
medias es 3,97 (p = 0,00; IC al 95% de la diferencia es 2,60 y 5,35)
PASI final: Es 7,11 en los que emplean la concentración de 0,5 mg/L y, 3,22 en los han
hecho el baño a la concentración de 3,75 mg/L; la diferencia de medias es 3,89 (p = 0,05; IC al 95%
de la diferencia es 0,01 y 7,81)
El resumen de estos resultados se refleja en la tabla 36 que, exponemos a continuación.
TABLA 36.
Dosis DFM
PASI inicial
UVA inicial
DTA
UVA máxima
PASI final
Concentración 8-MOP
N
Media
Desviación típica
0,5 mg/L
52
3,42
1,473
3,75 mg/L
41
2,90
1,044
0,5 mg/L
61
27,7820
9,02222
3,75 mg/L
169
24,3692
8,20364
0,5 mg/L
61
0,7303
0,45664
3,75 mg/L
169
0,3740
0,28494
0,5 mg/L
61
83,9325
65,19463
3,75 mg/L
169
58,7916
44,47762
0,5 mg/L
61
9,75
4,924
3,75 mg/L
169
5,77
3,664
0,5 mg/L
61
7,1197
14,32437
3,75 mg/L
169
3,2209
9,17791
p
0,04
0,00
0,00
0,00
0,00
0,05
Sin embargo, en la tabla 37 vemos como el número de sesiones no se ve influido por la
concentración final de psoraleno utilizada (0,5 mg/L o 3,75 mg/L) La diferencia de medias es -1,42
(p = 0,17; IC al 95% de la diferencia es -3,48 y 0,63)
IV.
96
Resultados
TABLA 37.
Sesiones
Concentración 8-MOP
N
Media
Desviación típica
0,5 mg/L
61
16,93
5,873
3,75 mg/L
169
18,36
7,359
totales
IV.
G. RESPUESTA TERAPÉUTICA
La variable respuesta expresa el resultado terapéutico obtenido por los pacientes que han
finalizado el tratamiento, medido en función de la reducción del PASI (Fig. 33): los pacientes que no
obtienen mejoría, o sea la reducción del PASI es inferior al 30%, se consideran que han tenido mala
respuesta; la reducción del PASI igual o superior al
30% son pacientes con buena respuesta.
Respuesta terapéutica
reducción
PASI < 30
reducción
PASI > 30
abandono
tratamiento
6,6
De los 214 pacientes (93,4%) que obtienen
buena respuesta, 140 pacientes entran una vez en la
base de datos, de ellos 138 pacientes es la primera
vez que hacen baño−PUVA.
15
93,4
pacientes
(6,6%)
consiguen
una
reducción del PASI menor al 30%, no mejoran o
incluso empeoran; 10 pacientes es la primera vez
Fig.33
que reciben baño−PUVA: 6 varones y 4 mujeres, con
fototipo III (6), fototipo II (3) y, fototipo IV (1); 1
paciente abandona el tratamiento.
En los pacientes que consiguen llegar a un PASI final ≤ 3,5 presentan una hiperpigmentación
lesional residual en el 49,6%, hipopigmentación en el 17% y, no se aprecia cambios en la
pigmentación en el 10% (tabla 38)
IV.
97
Resultados
TABLA 38.
IV.
PASI final ≤ 3,5
N (%)
Hiperpigmentación
114 (49,6)
Hipopigmentación
39 (17)
Normal pigmentación
23 (10)
G. 1. Análisis bivariado con variables personales y del tratamiento
En el análisis bivariado de la variable respuesta y variables cuantitativas, con el T-test para
muestras independientes observamos que:
Edad al diagnóstico: los pacientes con buena respuesta tienen una edad media de 24,57
años, inferior a la que presentan aquellos pacientes con mala respuesta (34,51 años); la diferencia de
medias es de 9,93 (IC al 95% de la diferencia es1,91 y 17,96). Estos datos se recogen en la tabla 39.
TABLA 39.
Edad al
diagnóstico
Mala respuesta (DS)
Buena respuesta (DS)
p
34,51 (19,97)
24,57 (14,88)
0,01
Dosis de DFM: con respecto al resultado obtenido vemos en la tabla 40 que, es menor en los
pacientes que obtienen buena respuesta, con una diferencia de medias de 1,03 (IC al 95% de la
diferencia es 0,01 y 2,05)
TABLA 40.
Dosis DFM
Mala respuesta (DS)
Buena respuesta (DS)
p
4,14 (1,95)
3,11 (1,24)
0,04
UVA máxima: es superior en los pacientes que consiguen buena respuesta (tabla 41), la
diferencia de medias -3,37 (IC al 95% de la diferencia es -5,65 y -1,10)
IV.
98
Resultados
TABLA 41.
UVA
Mala respuesta (DS)
Buena respuesta (DS)
p
3,69 (4,87)
7,07 (4,28)
0,00
máxima
Número total de sesiones: en la tabla 42 se expone como aquellos pacientes que
consiguen buena respuesta, el número de sesiones es más elevado con respecto a los que obtienen
una peor respuesta; la diferencia de medias es -8,09 (IC al 95% de la diferencia es -11,62 y -4,57)
TABLA 42.
Sesiones
Mala respuesta (DS)
Buena respuesta (DS)
p
10,47 (9,03)
18,57 (6,51)
0,00
totales
Sesión en que se presenta eritema: los pacientes con mala respuesta presentan eritema en
la sesión 3,78 de media mientras que, aquellos que logran buena respuesta el eritema les aparece en
la sesión 5,71 (tabla 43); la diferencia de medias es -1,93 (IC al 95% es -3,50 y -0,36)
TABLA 43.
Sesión en que se
presenta eritema
Mala respuesta (DS)
Buena respuesta (DS)
p
3,78 (1,56)
5,71 (5,06)
0,01
Sesión en que se presenta prurito: Los pacientes con prurito y que obtienen mala
respuesta, éste se presenta en la sesión 3,88, en cambio los pacientes que responden al tratamiento
presentan prurito en la sesión 6,57 de media (tabla 44); la diferencia de medias es -2,69 (IC al 95%
es -4,52 y -0,86)
TABLA 44.
Sesión en que se
presenta prurito
Mala respuesta (DS)
Buena respuesta (DS)
p
3,88 (1,88)
6,57 (4,82)
0,00
IV.
99
Resultados
Las otras variables carecen de significación estadística en la respuesta terapéutica, según se
aprecia en las tablas 45 y 46.
TABLA 45. VARIABLES PERSONALES
Edad del paciente
Años de enfermedad
PASI inicial
Respuesta
N
Media
Desviación típica
mala respuesta
15
48,5041
17,79526
buena respuesta
214
42,1709
15,59173
mala respuesta
15
13,9902
8,47352
buena respuesta
214
17,5940
11,60748
mala respuesta
15
27,5867
12,79011
buena respuesta
214
25,0766
8,18663
p
0,13
0,23
0,46
TABLA 46. VARIABLES DEL TRATAMIENTO
Respuesta
N
Media
UVA inicial
mala respuesta
buena respuesta
15
214
0,7400
0,4470
Desviación
típica
0,81683
0,31411
DTA
mala respuesta
15
60,8100
92,80465
buena respuesta
214
66,0115
48,07990
mala respuesta
9
3,8156
3,78540
buena respuesta
80
6,9142
14,73023
mala respuesta
8
4,0487
4,20468
buena respuesta
72
10,3179
14,74385
Dosis en que aparece
eritema
Dosis en que aparece
prurito
IV.
p
0,18
0,83
0,53
0,23
G. 2. Análisis bivariado con variables cualitativas
Las siguientes variables no influyen en la respuesta: género, fototipo, formas clínicas,
localización de las lesiones, antecedentes familiares, realización de DFM, concentración del
psoraleno y, sesiones semanales, según vemos en las siguientes tablas. En la tabla 47 se expone
como el género no tiene significación estadística en la respuesta.
IV.
100
Resultados
TABLA 47. RR 0,52 (0,19-1,40)
Respuesta
Total
Varón
Género
Mujer
Total
mala respuesta
buena respuesta
recuento
6
123
129
% género
4,7%
95,3%
100,0%
recuento
9
91
100
% género
9,0%
91,0%
100,0%
recuento
15
214
229
% género
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,18
En la tabla 48 tampoco hay significación estadística con el fototipo.
TABLA 48. RR 0,15 (0,03-0,86); el fototipo es codificado en dos categorías
Respuesta
Total
Fototipo
II -III
IV
Total
mala respuesta
buena respuesta
recuento
12
177
189
% fototipo
6,3%
93,7%
100,0%
recuento
3
37
40
% fototipo
7,5%
92,5%
100,0%
recuento
15
214
229
% fototipo
6,6%
93,4%
100,0%
En la siguiente tabla y, con respecto a las formas clínicas la p = 0,62.
p
0,73
IV.
101
Resultados
TABLA 49. RR no calculable; las formas clínicas están codificadas en dos categorías
Respuesta
Total
Placa-
Formas
mala respuesta
buena respuesta
recuento
15
195
210
%
7,1%
92,9%
100,0%
recuento
0
19
19
%
0,0%
100,0%
100,0%
recuento
15
214
229
%
6,6%
93,4%
100,0%
p
mixta
clínicas
Guttata
Total
0,62
En la tabla 50 se comprueba que, la localización de las lesiones no influye en la respuesta (p
= 0,12)
TABLA 50. RR 4,75 (0,64-35,33); la localización se codifica en dos categorías
Respuesta
buena
respuesta
respuesta
recuento
14
157
171
mixta
%
8,2%
91,8%
100,0%
expuesta
recuento
1
57
58
%
1,7%
98,3%
100,0%
recuento
15
214
229
%
6,6%
93,4%
100,0%
no
Localización
Total
Total
mala
p
expuesta
0,12
IV.
102
Resultados
En la tabla 51 se evidencia que, la existencia de antecedentes familiares carece de influencia
en la respuesta terapéutica (p = 0,33)
TABLA 51. RR 1,72 (0,56-5,22)
Respuesta
mala respuesta
Antecedentes
Sí
familiares
No
Total
buena
Total
p
respuesta
recuento
11
130
141
%
7,8%
92,2%
100,0%
recuento
4
84
88
%
4,5%
95,5%
100,0%
recuento
15
214
229
%
6,6%
93,4%
100,0%
0,33
Tampoco haber recibido previamente tratamiento con baño−PUVA influye en la respuesta
(tabla 52)
TABLA 52. RR 1,22 (0,45-3,30)
Respuesta
Total
Sí
Baño−PUVA
No
Total
mala respuesta
buena respuesta
recuento
6
75
81
% baño
7,4%
92,6%
100,0%
recuento
9
139
148
% baño
6,1%
93,9%
100,0%
recuento
15
214
229
% baño
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,69
IV.
103
Resultados
Las variables del tratamiento como son la determinación de DFM, la concentración del
psoraleno y, el número de sesiones a la semana, no repercuten en la respuesta (tablas 53-55)
TABLA 53. RR 1,30 (0,49-3,47)
Respuesta
Total
Sí
DFM
No
Total
p
mala respuesta
buena respuesta
recuento
7
85
92
% DFM
7,6%
92,4%
100,0%
recuento
8
129
137
% DFM
5,8%
94,2%
100,0%
recuento
15
214
229
% DFM
6,6%
93,4%
100,0%
0,59
TABLA 54. RR 0,71 (IC 0,25-1,99)
Respuesta
Total
3,75
Concentración
mg/L
8-MOP
0,5
mg/L
Total
mala respuesta
buena respuesta
recuento
10
159
169
% [3,75]
5,9%
94,1%
100,0%
recuento
5
55
60
% [0,5]
8,3%
91,7%
100,0%
recuento
15
214
229
%
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,54
IV.
104
Resultados
En la tabla 55 que, se expone a continuación, el RR de 0,47 viene a indicar que la
probabilidad de mala respuesta es la mitad para los pacientes que hacen tres sesiones con respecto
a los que reciben dos sesiones semanales, si bien este resultado no es estadísticamente significativo
(p = 0,14)
TABLA 55. RR 0,47 (0,18-1,25)
Respuesta
Sesión
3
recuento
sesiones
%
semanal
sesión
2
recuento
Total
mala
buena
respuesta
respuesta
8
154
162
4,9%
95,1%
100,0%
7
60
67
sesiones
%
sesión
Total
recuento
%
sesión
p
0,14
10,4%
89,6%
100,0%
15
214
229
6,6%
93,4%
100,0%
No obstante, el hacer previamente terapia PUVA oral implica que respondan peor al
tratamiento: 141 pacientes (96,6%) que no recibieron terapia PUVA oral tienen buena respuesta
frente a la que obtienen los que antes fueron tratados con esta terapia, 73 pacientes (88%) El RR de
3,52 expresan que, los pacientes que han recibido terapia PUVA oral tienen una probabilidad de mala
respuesta 3,52 veces superior que los pacientes que no han hecho esta terapia, con un rango entre
1,24 y 9,95 (tabla 56)
IV.
105
Resultados
TABLA 56.
Respuesta
Total
Sí
PUVA
oral
No
Total
IV.
mala respuesta
buena respuesta
recuento
10
73
83
% PUVA
12,0%
88,0%
100,0%
recuento
5
141
146
% PUVA
3,4%
96,6%
100,0%
recuento
15
214
229
% PUVA
6,6%
93,4%
100,0%
p
RR
0,01
3,52
(1,24-9,95)
G. 3. Análisis bivariado con las reacciones secundarias
Los pacientes con buena respuesta presentan reacciones en el 89,8% y no en el 98,0%. Las
reacciones locales las presentan el 10,2% de los que tienen mala respuesta y no las presentan en el
2,0% (tabla 57) El RR es 5,22 e indica que los pacientes que tienen reacciones adversas,
previsiblemente tendrán mala respuesta 5,22 veces más que los pacientes que no tienen reacciones
secundarias y, este resultado tiene significación estadística (p = 0,01)
TABLA 57.
Respuesta
Reacción 2a
Sí
No
Total
Total
mala
buena
recuento
13
114
127
% reacción
10,2%
89,8%
100,0%
recuento
2
100
102
% reacción
2,0%
98,0%
100,0%
recuento
15
214
229
% reacción
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,01
RR
5,22
(1,21-22,61)
IV.
106
Resultados
Analizando cada una de las reacciones con la respuesta terapéutica se observa como los
pacientes que consiguen buena respuesta, el 88,2% presentan eritema y el 96,1% no lo presentan.
Sin embargo, el eritema aparece en el 11,8% de los que tienen mala respuesta, y tan sólo el 3,9% no
lo presentan; el RR es 3,02 y, por lo tanto, nos indica que los pacientes que presentan eritema tienen
un riesgo 3,02 veces superior para obtener una peor respuesta con respecto a los pacientes que no
lo padecen, siendo este resultado estadísticamente significativo (tabla 58)
TABLA 58.
Respuesta
Total
Sí
Eritema
No
Total
mala
buena
recuento
9
67
76
% eritema
11,8%
88,2%
100,0%
recuento
6
147
153
% eritema
3,9%
96,1%
100,0%
recuento
15
214
229
% eritema
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,04
RR
3,02
(1,12-8,17)
Las siguientes tablas describen la influencia que cada una de las restantes reacciones
locales ejercen sobre la respuesta terapéutica y, se resalta la inexistencia de significación estadística
(tabla 59-63). Así en la tabla 59 observamos como el prurito no tiene significación estadística en su
influencia sobre la respuesta terapéutica.
IV.
107
Resultados
TABLA 59. RR 2,71 (1,02-7,17)
Respuesta
Sí
Prurito
No
Total
mala
buena
Total
recuento
8
60
68
% prurito
11,8%
88,2%
100,0%
recuento
7
154
161
% prurito
4,3%
95,7%
100,0%
recuento
15
214
229
% prurito
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,07
En la tabla 60 se evidencia como la xerosis no representa un riesgo para la consecución de
una buena respuesta (p = 0,47)
TABLA 60. RR 1,43 (0,43-4,82)
Respuesta
Sí
Xerosis
Total
No
mala
buena
Total
recuento
3
31
34
% xerosis
8,8%
91,2%
100,0%
recuento
12
183
195
% xerosis
6,2%
93,8%
100,0%
recuento
15
214
229
% xerosis
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,47
En la tabla 61 se observa como el edema no aporta influencia alguna en la respuesta (p =
0,13)
IV.
108
Resultados
TABLA 61. RR 3,37 (0,88-12,96)
Respuesta
Sí
Edema
No
Total
mala
buena
Total
recuento
2
8
10
% edema
20,0%
80,0%
100,0%
recuento
13
206
219
% edema
5,9%
94,1%
100,0%
recuento
15
214
229
% edema
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,13
En la tabla 62 se observa como el dolor cutáneo no representa un factor de riesgo en la
respuesta terapéutica (p = 1,00)
TABLA 62. RR no calculable
Respuesta
Dolor
Sí
cutáneo
No
Total
mala
buena
Total
recuento
0
7
7
% dolor
0,0%
100,0%
100,0%
recuento
15
207
222
% dolor
6,8%
93,2%
100,0%
recuento
15
214
229
% dolor
6,6%
93,4%
100,0%
p
1,00
En la tabla 63 se indica como la evidencia de léntigos no tiene implicación para que estos
pacientes obtengan una buena respuesta
IV.
109
Resultados
TABLA 63. RR 2,19 (0,54-8,84)
Respuesta
Sí
Léntigos
No
Total
IV.
mala
buena
Total
recuento
2
13
15
% léntigo
13,3%
86,7%
100,0%
recuento
13
201
214
% léntigo
6,1%
93,9%
100,0%
recuento
15
214
229
% léntigo
6,6%
93,4%
100,0%
p
0,25
H. ANÁLISIS DE SUPERVIVENCIA
Se incluyen en el seguimiento 207 pacientes, de los cuales 185 recidivan, 16 no lo hacen, y 4
se pierden.
Entre ellos hay 137 pacientes que no repiten en la base de datos: son 75 varones y 62
mujeres, con fototipo II (31 pacientes), III (81 pacientes) y, IV (25 pacientes)
De los 36 pacientes que sí han hecho terapia PUVA oral: 32 recidivan y 4 son los pacientes
perdidos.
En cuanto a los antecedentes familiares hay 85 pacientes con antecedentes familiares de
psoriasis y 52 que no refieren historia familiar positiva.
IV.
110
Resultados
La siguiente gráfica (Fig. 34) muestra la curva de supervivencia de los 207 pacientes en
seguimiento.
Función de supervivencia
1,0
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
2500
2400
2300
2200
2100
1900
2000
1800
1700
1600
1500
1400
1300
1200
1100
1000
900
800
700
600
500
400
300
200
100
0
Supervivencia acum
Función de supervivencia
Censurado
duración libre de enfermedad (días)
Fig. 34
La mediana del tiempo sin recidiva es 209 días (IC 95% 175-243)
El 75 % de los pacientes han estado libres de psoriasis al menos 80 días.
Sólo el 25% supera los 392 días.
IV.
111
Resultados
En la evolución de la supervivencia por género se evidencia como, los varones presentan
una menor supervivencia que las mujeres (Fig. 35), con diferencias estadísticamente significativas
(test de Log Rank p = 0,004)
Funciones de supervivencia
1,0
Género
Mujer
Varón
Mujercensurado
0,8
Supervivencia acum
Varóncensurado
0,6
0,4
0,2
0,0
0
500
1000
1500
2000
duración libre de enfermedad (días)
Fig. 35
2500
IV.
112
Resultados
Si analizamos la supervivencia en función de que los pacientes hayan recibido o no la
terapia PUVA oral previa comprobamos en la figura 36 que, el hecho de que lo hayan realizado les
determina un porcentaje mayor de recidiva y, menor duración del período en remisión
(Log Rank p = 0,0006)
Funciones de supervivencia
PUVA oral
1,0
No
Si
No-
Supervivencia acum
0,8
Si-
0,6
0,4
0,2
0,0
0
500
1000
1500
2000
duración libre de enfermedad (días)
Fig. 36
2500
IV.
113
Resultados
Si analizamos el período en remisión en función de la realización o no de DFM se demuestra
en la figura 37 como no existe diferencia, en cuanto a recidiva, entre ambos grupos
(Log Rank p = 0,1000)
Funciones de supervivencia
DFM
1,0
No
Si
NoSi-
Supervivencia acum
0,8
0,6
0,4
0,2
0,0
0
500
1000
1500
2000
2500
duración libre de enfermedad (días)
Fig. 37
IV.
114
Resultados
En el análisis del período en remisión en función de la concentración de 8-MOP utilizada
(3,75 mg/L y 0,5 mg/L) se observa, en la figura 38, como no existe diferencia en la supervivencia en
función de la misma (long Rank p = 0,0944)
Funciones de supervivencia
Concentración
1,0
0,5 mg/L
3,75 mg/L
0,5 mg/Lcensurado
0,8
Supervivencia acum
3,75 mg/Lcensurado
0,6
0,4
0,2
0,0
0
500
1000
1500
2000
duración libre de enfermedad(días)
Fig. 38
2500
IV.
115
Resultados
IV.
I. REGRESIÓN DE COX
En el análisis de riesgos proporcionales de Cox se incluyen las variables con resultado
significativo en el análisis bivariado como son: el género, tratamiento PUVA oral previo, UVA máxima,
PASI final, la realización de DFM, la concentración de psolareno, la presencia de reacciones
secundarias y entre ellas, el eritema y prurito.
Las variables que resultan predictoras del riesgo de recidiva han sido el género del paciente,
la terapia PUVA oral previa y, el valor del PASI al final del tratamiento. Los resultados se recogen
en tabla 64.
TABLA 64. VARIABLES DE LA ECUACIÓN
B
ET
Wald
gl
Exp(B)
95,0% IC para Exp(B)
Inferior
Superior
Sig.
Género
0,353
0,152
5,362
1
1,423
1,056
1,917
0,021
PASI final
0,114
0,028
16,450
1
1,121
1,061
1,185
0,000
Terapia PUVA oral
0,498
0,159
9,825
1
1,645
1,205
2,246
0,002
Comprobamos como los varones tienen un riesgo incrementado de recidiva, como media
1,423 más, con IC al 95% entre 1,056 a 1,917 (p = 0,02)
En el caso del PASI final, por cada incremento en una unidad del PASI final, el riesgo de
recidiva se multiplica por 1,121 (IC 95% 1,061-1,185)
El no haber realizado terapia PUVA oral determina un riesgo menor de recidiva, situándose
con un riesgo de recidiva de 1,645 más los pacientes que hicieron el tratamiento frente a los que no
lo hicieron (IC 95% 1,205 a 2,246)
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
_________________________________________________________________________________
V
Discusión
V.
117
Discusión
V.
DISCUSIÓN
En el tratamiento del psoriasis y, durante los últimos 10 años, el baño−PUVA ha sido
reconocido como una alternativa real a la terapia PUVA oral (274). En esta forma de
fotoquimioterapia tópica el 8-MOP es administrado a través de un baño y, de esta forma es
directamente aplicado a la piel (130). Desde sus inicios se considera una terapia eficaz en psoriasis
(207, 208) y, se asemeja a la eficacia obtenida con la terapia PUVA oral (247) llegando a confirmar el
GBF en el año 2000 que, todos los estudios comparativos del PUVA oral y baño−PUVA convergen
en los resultados con respecto a la eficacia terapéutica (209).
No obstante, determinados aspectos de procedimiento del baño−PUVA se siguen
investigando desde hace años tales como, la influencia de la concentración del 8-MOP en el agua del
baño, la temperatura del agua, la duración del baño, el intervalo de tiempo que debe transcurrir desde
que finaliza el baño hasta la exposición a UVA, o si es necesario la determinación de la DFM.
Hemos estudiado a 230 pacientes afectos de psoriasis que han sido tratados con
baño−PUVA. En este apartado queremos realizar algunos comentarios acerca de:
a. Características personales del grupo de estudio, en comparación con estudios previos.
b. Características relativas al tratamiento, teniendo en cuenta la realización de la DFM, la
concentración utilizada de 8-MOP, la frecuencia semanal de sesiones y, las dosis totales
acumuladas de UVA.
c. Características de la respuesta, en relación con la eficacia terapéutica y con la presencia
de reacciones adversas.
d. Características de las variables que influyen en el período de seguimiento.
V. A. CARACTERÍSTICAS PERSONALES DEL GRUPO DE ESTUDIO
El porcentaje en número de varones y mujeres que participan en el estudio es similar. La
edad media a la que inician este tratamiento es de 42 años y coincide con la edad media que tienen
los pacientes cuando acuden a una consulta especializada remitidos de asistencia primaria y tratados
con medicamentos tópicos en monoterapia y, también en terapia combinada, según se señala en un
estudio previo realizado en este país, acerca de una encuesta que se le hace a 634 dermatólogos
sobre las características que presentan los pacientes que acuden a la consulta (392). Vemos que la
V.
Discusión
118
mayoría de nuestros pacientes tienen un fototipo III de Fitzpatrick, como corresponde a nuestra área
geográfica.
La localización de las lesiones es fundamentalmente mixta, un 65,7%. Sin embargo, es
sorprendente que le siga en porcentaje los que tienen una localización expuesta, 25,2%, siendo esta
configuración de las lesiones debido, probablemente, al fenómeno de Koebner, reflejando la etiología
del traumatismo según expone Van de Kerkhof en una revisión del 2004 (393). Nos parece
interesante destacar esta variable ante la posibilidad de estudiar en un futuro la influencia que
puedan tener una vez finalizado el tratamiento, o sea, en el período de remisión, las horas que el
paciente pasa al aire libre tanto durante el trabajo como en el tiempo de ocio, ya que en nuestra
revisión no hemos encontrado estudios previos en el psoriasis.
Merece destacarse en nuestra muestra la gran incidencia de antecedentes familiares, que
representan el 62%. Según la literatura, la incidencia familiar oscila entre el 4,4% al 90,9% (394). Con
respecto a estudios hechos en España existe uno epidemiológico de Ferrándiz y cols acerca de 1774
pacientes, mostrando una incidencia del 40,7% (6).
El psoriasis puede manifestarse a cualquier edad, sin embargo, la valoración de la edad de
inicio es difícil ya que es la que el paciente “recuerda”. Puede ocurrir que la enfermedad comience
antes y pase desapercibida. La edad media resultante, en que los pacientes son diagnosticados, es
similar al estudio de Ferrándiz y cols; ellos la sitúan en 29,1 años, mientras que la media obtenida en
nuestros resultados es de 25,3 años (6). También hemos encontrado que los pacientes en el
momento en que requieren este tratamiento, llevan una media de 17 años con la enfermedad
presentando además, un psoriasis moderado−severo expresado en un PASI elevado. Ambos datos
son concordantes con lo que postulan varios autores como Henseler y cols que, comentan la
influencia que puede ejercer la edad de inicio del psoriasis a una edad temprana, con la expresión
severa de la enfermedad (5). Además, nuestros resultados están en consonancia con el estudio de
Ferrándiz que, confirma como un PASI elevado es observado en pacientes que han sido
diagnosticados de psoriasis antes de los 30 años de edad, siendo por lo tanto, portadores de una
enfermedad de larga evolución (6).
Un porcentaje de pacientes (28,7%) ha realizado previamente terapia PUVA oral ya que, en
los 10 años anteriores al inicio del baño−PUVA, el Servicio de Dermatología ofrecía esta modalidad
terapéutica, reduciendo de este modo los días de hospitalización, representando entonces el único
tratamiento de fotoquimioterapia capaz de conseguir remisiones prolongadas según lo describen
Parrish y cols en 1974 (171) y corroborado en estudios más recientes (200, 395).
V.
119
Discusión
V.
B. CARACTERÍSTICAS RELATIVAS AL TRATAMIENTO
V.
B. 1. Determinación de DFM en el baño−PUVA
La determinación de la DFM es fundamental en el procedimiento de esta modalidad
terapéutica (70) y, su empleo se va incrementando (62, 209). Demanda personal entrenado que lo
realice y, tiempo para que el especialista encargado de la unidad haga la lectura del test en dos días:
72 y 96 horas.
En nuestros resultados vemos como el 40,4 % de los pacientes se integran en el protocolo en
que se determina la DFM; el criterio para su consecución es únicamente cronológico porque no es
hasta el año 1998 cuando se comienza a determinar, cuatro años después del inicio de esta técnica
del baño−PUVA. El motivo fundamental es la escasez de publicaciones aparecidas en ese momento
que justifiquen su determinación; de hecho no es hasta 1998 cuando se publica un protocolo de
baño−PUVA con la realización de DFM, con el objetivo de conseguir resultados terapéuticos
satisfactorios (345). En contrapartida y, por los motivos mencionados, tenemos un porcentaje en
torno al 60% que se tratan iniciando la dosis de UVA en función del fototipo; en este sentido
comprobamos que no existe predilección en su ejecución un fototipo determinado; tampoco
determina el empleo del test la edad que tengan los pacientes así como, la edad en que han sido
diagnosticados. En cambio el grupo de pacientes con evolución más larga de la enfermedad es los
que realizan la DFM. Quizás este resultado se pueda explicar porque con el resurgimiento de nuevas
terapias tópicas, esta modalidad de fotoquimioterapia se indica en aquellos pacientes con psoriasis
vulgar extenso (396) y además, en la actualidad su uso es más generalizado, apoyándose en las
ventajas que exponen numerosos trabajos publicados en estos 12 años (61, 66, 72, 209, 313).
En nuestro estudio la dosis inicial así como, la dosis máxima de UVA es significativamente
superior si se ha determinado la DFM. Estos resultados tienen gran valor en el procedimiento de esta
modalidad y, nos confirma lo que se viene afirmando de forma reiterada: el protocolo que utiliza el
test logra una dosis de UVA más adecuada (46), justo en el umbral de no provocar una respuesta
fototóxica como ya comentan Calzavara y cols desde hace más de 10 años (61).
Donde existe una gran controversia es en la dosis total acumulada de UVA reflejada en
distintos trabajos. En nuestro estudio destacamos que, el grupo de pacientes a los que se les
determina DFM obtienen una DTA más elevada, lo mismo que ocurre en el estudio comparativo que
Collins y cols realizan con respecto a la terapia PUVA oral (54). Sin embargo, otros trabajos
comparativos y similares al de Collins, consiguen una misma cifra de DTA entre ambos grupos,
V.
Discusión
120
aquellos que realizan el protocolo en función del fototipo versus DFM (300, 301) o, incluso alcanzan
dosis totales acumuladas más bajas los pacientes del grupo que se determina la DFM (297). De
todas formas parece que, con respecto a la terapia PUVA oral, no existe una confirmación nítida
acerca de sí la determinación de la DFM reduce la DTA, sobre todo en pacientes con fototipos bajos
(397).
En el baño−PUVA hemos localizado con las técnicas de búsqueda del Medline un único
trabajo de Schiener y cols que data del 2001 y que, relacionan los dos protocolos, en función del
fototipo o DFM, en 46 pacientes con psoriasis y otras patologías. Sus resultados discrepan
claramente con respecto al nuestro, consiguen dosis acumuladas de UVA menores, observándose
además una ausencia de correlación entre ambas variables, sobre todo en los fototipos II y III que
son, por otra parte, los que prevalecen en la población de nuestra comunidad autónoma (251). La
discrepancia existente entre fototipo y el umbral del eritema para UVB, UVA y PUVA viene siendo
discutida desde hace años (296) y, está comprobado como el fototipo no es un indicador preciso de
la fotosensibilidad como para ser utilizado en la dosificación del baño−PUVA (61, 209, 313).
Sin embargo, el número de tratamientos no supone una diferencia entre los pacientes que
hacen el protocolo con la dosis inicial en función del fototipo, de aquellos otros cuya dosis inicial está
basada en la DFM. Nuestros resultados son similares a los trabajos publicados previamente
confirmándose que, el baño-PUVA con el fototipo consigue un número similar de sesiones totales
(218), que si se utiliza el valor DFM (62). No encontramos en la literatura estudios que sugieran que
número de sesiones totales es el correcto para conseguir el blanqueamiento, aunque Cooper y cols
abordan este tema y, comprueban como un número de sesiones superior a 20 posibilita un
incremento importante de la DTA (62); incluso cabe la posibilidad que un número superior a esta cifra
nos indique que un paciente en particular va a tener mala respuesta terapéutica, como ya en 1991
Collins y cols hacían referencia a esto (205).
Con respecto a la influencia que puede tener la utilización de DFM en la aparición de
reacciones secundarias observamos en nuestros resultados como se dan con más frecuencia en el
grupo de pacientes que realizan la DFM, por el aumento en estos pacientes del prurito, xerosis y
léntigos. En cambio, siendo este dato de gran trascendencia, no repercute en que los pacientes
tengan más reacciones fototóxicas. En este sentido corroboramos como el eritema fototóxico puede
dificultar el éxito de la respuesta terapéutica, siendo el único efecto secundario capaz de impedir la
finalización del tratamiento en el tiempo adecuado o que se tenga que suprimir sin la eficacia
esperada. Estas mismas dificultades en los pacientes que presentan fototoxicidad ya han sido
manifestadas por otros autores desde el inicio de esta modalidad (71, 245).
V.
Discusión
121
Partiendo de la base que, el eritema es la reacción secundaria más frecuente en el
baño−PUVA (69), se insiste en que su control es conseguido si se utiliza el test de fototoxicidad (46).
Dado que en nuestro estudio corroboramos como la DFM no incrementa la fototoxicidad y, a la vista
de los trabajos publicados, es menester sin ninguna duda su empleo en el baño–PUVA.
Como conclusión, podemos aseverar lo que con énfasis se viene defendiendo, la notable
importancia de la determinación de DFM en el baño-PUVA, indistintamente del fototipo que tenga el
paciente y ante cualquier patología candidata a ser tratada con esta forma tópica de fotoquimioterapia
(66, 209). Hoy día, autores como Bilsland y Dawe consideran que el baño–PUVA nunca se debe
iniciar sin ser determinada la DFM (139).
En nuestro Servicio se hace de rutina desde que se ha incorporado su determinación en
1998. Hoy día su uso está también protocolizado en el Servicio de Dermatología del Hospital
Universitario Central de Asturias.
La escasa incidencia del empleo de esta modalidad terapéutica se puede explicar por el
requerimiento de una unidad especializada con una infraestructura amplia en la que puedan tener
cabida 1 o 2 bañeras de dimensiones adecuadas y cercanas a la cabina de PUVA. También se
necesita una fuente de emisión UVA para la realización del test que, se tiene que ubicar cercana a
las bañeras; por supuesto se necesitan unas duchas para que los pacientes las utilicen antes de
abandonar el recinto y así, eliminar el resto del psoraleno que pueda quedar en la piel. Además, se
necesita personal de limpieza dispuesto a preparar todo para cada paciente.
V. B. 2. Valoración de la concentración de 8-metoxipsoraleno (8-MOP):
3,75 mg/L, 0,5 mg/L
En relación con la concentración de 8-MOP, la mayoría de nuestros pacientes realizan el
baño a la concentración de 3,75 mg/L que, también se justifica porque el período de tratamiento con
el protocolo a esta concentración ha sido más largo (1994-1998), coincidiendo además con la
empleada en nuestro país en ese momento (218) así como, en el Reino Unido (246, 311) y, Estados
Unidos (71); incluso el GBF recomienda esta concentración (3,75 mg/L) en la guía de consenso
publicada en 1994 (233). Seis años después el mismo grupo de trabajo, sobre la base de la práctica
de los expertos que la componen, recomienda la concentración de 2,6 mg/L, siendo levemente
inferior a la que nosotros hemos utilizado (209). Desde 1998 hemos realizado el protocolo con una
menor concentración del psoraleno (0,5 mg/L), concentración apoyada entonces por un número
importante de publicaciones, sobre todo grupos de trabajo alemanes, con la perspectiva de ser
suficiente para obtener una favorable respuesta con mínimos efectos secundarios (345, 347) y
V.
Discusión
122
siempre que, se determine conjuntamente la DFM. En los resultados obtenidos observamos como los
pacientes que se incorporan en ese momento, están afectos de un psoriasis con PASI inicial más
elevado. La única explicación posible puede ser la evolución natural de la enfermedad, o sea, la
tendencia del psoriasis a ser cada vez más extenso (398).
Queremos destacar que, de los resultados obtenidos en nuestro trabajo, observamos como la
dosis inicial de UVA es significativamente más elevada en los pacientes que utilizan la menor
concentración (0,5 mg/L), corroborando la correlación inversa que existe entre la concentración del
psoraleno y el grado de fotosensibilidad. Así, recientemente, Tanew y cols en el 2001 describen como
un incremento por 10 en la concentración supone un incremento de hasta 3 veces la fotosensibilidad
(348). En nuestro trabajo hay una diferencia en el valor hasta 7 veces superior en la concentración
más elevada, siendo entonces suficiente para conseguir esa diferencia en la fotosensibilidad.
Por otra parte es muy importante reconocer como la dosis total acumulada de UVA a la
concentración de 0,5 mg/L es significativamente mayor que la que se consigue con la concentración
3,75 mg/L. Esto implica que estamos ante un resultado que viene a confirmar una vez más, la
importancia de la utilización de una concentración adecuada que requiera pequeños incrementos de
UVA y, evite dosis acumuladas más elevadas (279, 311). Como conclusión y, a la vista de los
resultados, nos parece trascendente realizar estudios comparativos con distintas concentraciones de
8-MOP para estandarizar el procedimiento, debiendo ser idénticas las demás variables para el
manejo de protocolos homogéneos.
Hasta entonces, se puede admitir la utilización de una concentración no muy baja y que, en
la actualidad sea de uso más extendido (62, 209, 355); por ello y, con el aval del GEF consideramos
que la concentración 2,5 mg/L es la más adecuada, porque se consigue fácilmente con la dilución de
36 ml de una solución de 8-MOP al 1% en 140 litros de agua. La menor concentración del 8-MOP en
la solución que se prepara antes de ser diluida en el agua del baño, supone una importante reducción
del gasto en el consumo del psoraleno.
En nuestros resultados vemos como el número total de sesiones recibidas por el paciente en
un ciclo (17, 98), no se ve modificado por cualquiera de las dos concentraciones de 8-MOP. Estos
resultados coinciden con los que se publican en trabajos previos, que pese a utilizar distintas
concentraciones de psoraleno, oscilando entre 2,6 mg/L (62), y 3,75 mg/L (218, 246), la media de
sesiones es similar.
La frecuencia de sesiones que los pacientes reciben a la semana es mayoritariamente tres.
Sin embargo, hay una minoría de pacientes que realizan dos sesiones y nos ha interesado su
inclusión por la aportación que puede tener en la respuesta terapéutica y, en el período de remisión.
V.
123
Discusión
Tan sólo encontramos un estudio previo en que al compararlas no ven diferencias en la respuesta se
haga con la frecuencia de 2 o 3 sesiones a la semana (218).
V.
B. 3. Dosis Total Acumulada de UVA (DTA)
La dosis total acumulada de UVA (DTA) conseguida en nuestro estudio es más elevada si se
compara con estudios previos (62, 71, 246). Una posible explicación es que haya influido en la media
la DTA significativamente elevada en el grupo de pacientes que hacen el protocolo a 0,5 mg/L. Sin
embargo, encontramos otro estudio comparativo de Karrer y cols en el 2001, del baño−PUVA con la
terapia PUVA oral y UVA-BA, consiguiendo un resultado de DTA similar al nuestro, aunque es
difícilmente comparable porque el procedimiento empleado con respecto a la concentración del
psoraleno, dosis inicial y frecuencia semanal utilizada, es muy distinto (247).
V.
C. CARACTERÍSTICAS RESPUESTA TERAPÉUTICA
Con respecto a la respuesta terapéutica medida en porcentaje de mejoría del PASI
comparada con la extensión inicial y, basándonos en la literatura podemos admitir que, para
conseguir este objetivo, ambas (terapia PUVA oral versus baño-PUVA), son similares en eficacia (81,
247, 273-275).
En contrapartida se confirma que la ineficacia se manifiesta por resistencia al tratamiento o,
por intolerancia al mismo consecuentemente a la presencia de reacciones secundarias (301). En este
primer punto, hemos corroborado como la severidad del psoriasis al inicio del tratamiento, o sea PASI
basal, no ensombrece la respuesta terapéutica; tampoco hemos comprobado que variables
personales como el género y fototipo, carecen de cualquier influencia en la respuesta terapéutica así
como tampoco, la variedad clínica, localización de las lesiones o, la existencia de antecedentes
familiares. En lo que concierne al segundo apartado, el fracaso terapéutico observado en nuestros
pacientes ha sido fundamentalmente por la aparición de fototoxicidad que nos ha obligado a la
interrupción del mismo.
De la influencia que otras variables personales puedan tener en la respuesta al tratamiento
confirmamos que, los pacientes que han sido diagnosticados a una edad más temprana, van a tener
una respuesta terapéutica más favorable. Sin embargo, la edad que los pacientes tienen cuando se
integran en el tratamiento es indiferente en la consecución de una buena respuesta y, una larga
evolución de la enfermedad no viene a significar que estos pacienten vayan a tener peor respuesta.
V.
124
Discusión
Es interesante reseñar también como los pacientes que previamente han sido tratados con
terapia PUVA oral les supone un factor de riesgo e, influye negativamente en la respuesta. Este
resultado señala a estos pacientes como peores respondedores y, es en este grupo donde hay que
ajustar el programa del baño−PUVA. Nuestros resultados son similares al de Collins y cols que
observan como el tratamiento realizado en 18 pacientes, fracasa en 6 y, 5 de éstos han recibido en
numerosas ocasiones (8 veces de media), terapia PUVA oral (205). Estos resultados también
corroboran con nitidez los hallazgos de Sakuntabhai y cols que, en 1994 evidencian como los
pacientes con igual fototipo y, que previamente han hecho terapia PUVA oral, tienen una DFM más
elevada (291). Por este motivo queremos subrayar la importancia que tiene la determinación de DFM
en aquellos pacientes que previamente han hecho terapia PUVA oral.
En cambio, nuestros resultados con respecto al grupo de pacientes que han sido
tratados anteriormente con baño−PUVA, no aportan una mayor probabilidad de obtener respuestas
terapéuticas insatisfactorias. Revisando las publicaciones no encontramos referencia alguna sobre
este dato. Sin embargo, creemos que la afirmación dada para la terapia PUVA oral sobre la
necesidad de su determinación, también debe ser válida para los pacientes que repitan nuevo ciclo
de baño−PUVA.
V.
C. 1. Variables de tratamiento
En nuestros resultados se confirma que la DFM carece de cualquier influencia en la
respuesta terapéutica puesto que, el valor del PASI final es indiferente a la determinación o no de
DFM. Con la terapia PUVA oral los resultados terapéuticos del primer trabajo comparativo convergen
con los nuestros, indistintamente se determine o no (298); otros autores consideran sin embargo, que
sí puede mejorar la eficacia terapéutica (299). Lo que se ha visto en un estudio comparativo más
reciente con la terapia PUVA oral es que, sólo los pacientes con fototipos I-II son propensos a
presentar reacciones adversas de tipo eritema y prurito si realizan el tratamiento en función de la
DFM, llevándoles a una insatisfactoria respuesta terapéutica (310).
El único trabajo que hemos encontrado con respecto al baño−PUVA es de Schiener y cols
que, confirman claramente una mayor eficacia en la respuesta utilizando la DFM (251). Pese a
nuestros resultados creemos al igual que estos autores que la fotosensibilidad que se consigue con el
baño−PUVA es lo suficientemente destacable como para ser medida adecuadamente con el test de
fototoxicidad cutánea (69) y así, evitar una sobre exposición (66, 70).
V.
Discusión
125
La dosis inicial de UVA resultante en función de la DFM tiene significación estadística, de
esta manera, los pacientes que tienen DFM más baja reciben en porcentaje una dosis inicial menor y,
es este grupo de pacientes los que mejor responden al tratamiento. Este resultado sugiere que
aquellos pacientes que tienen una fotosensibilidad incrementada, medida por un valor pequeño de
DFM, van a responder mejor a la terapia. También explica el interés creciente y unánime, en los
últimos 10 años y representado por diversos grupos de trabajo, intentando conocer tanto el intervalo
requerido para que una vez finalizado el baño, los pacientes se irradien con UVA en el momento de
máxima fotosensibilidad (63, 337, 345, 359), como conocer que día es el más adecuado para leer la
DFM (313, 350). Estos dos factores son fundamentales en la fotosensibilidad ya que existe una
correlación directa entre fotosensibilidad y actividad terapéutica (64, 336).
Queremos destacar como la concentración de 8-MOP máxima utilizada (3,75 mg/L) con
respecto a 0,5 mg/L, consigue que los pacientes tengan una mejor respuesta terapéutica a través de
un valor PASI final significativamente más bajo. Este resultado nos parece extraordinario porque
hasta ahora y con la excepción de un trabajo publicado en este año, no se habían hecho estudios del
impacto que la concentración del 8-MOP tiene sobre la eficacia terapéutica del baño−PUVA (367).
La importancia de la concentración también nos viene a corroborar lo dicho por otros autores cuando
resaltan como influye de forma directa y proporcional en el incremento de la absorción percutánea del
psoraleno (279, 334). Se ha demostrado además, como la absorción del psoraleno en cuestión es el
doble en las placas de psoriasis con respecto a la piel sana (352). Este elevado nivel de absorción es
el que permite obtener un adecuado grado de fotosensibilidad con la subsiguiente exposición a UVA
y, por lo tanto, una buena respuesta al tratamiento (338). Una posible explicación de por qué
responden mejor a una mayor concentración podría ser que a mayor concentración tisular se acelera
la "normalización" de las placas durante el tratamiento, con una subsiguiente disminución de la
absorción, a medida que la piel blanquea. Si la concentración del 8-MOP es demasiado baja, esto
podría significar que la concentración tisular es menor y entonces supondría un retraso o ausencia
del blanqueamiento.
Según nuestros resultados, la variabilidad de la frecuencia (2-3 veces a la semana), no
guarda relación alguna con el resultado terapéutico, como también lo señalan Gómez y cols (218).
Incluso cabe la posibilidad de recibir la sesión cada 4-5 días para reducir el riesgo de eritema, si bien
en este caso se desconoce el efecto que puede tener en la eficacia clínica (72). De todas formas es
importante corroborar estos resultados con futuros estudios ya que, una reducción en la frecuencia
significa una mejor aceptación por parte del paciente y, el incremento de los recursos de la unidad.
Con respecto a las sesiones recibidas se confirma que, los pacientes que realizan más
número de sesiones son los que consiguen una buena respuesta terapéutica, teniendo en cuenta que
V.
126
Discusión
la media en nuestro estudio está por debajo de las 20 sesiones que, algunos autores establecen
como el límite para considerar si el paciente en cuestión es un respondedor (205).
En el estudio hemos observado como la dosis máxima de UVA tiene influencia directa en la
buena respuesta: responden mejor el grupo de pacientes que consiguen una dosis máxima más
elevada, siempre en consonancia con la mejor tolerancia al tratamiento. Los pacientes con
reacciones locales obligan a no incrementar la dosis, fijarla o incluso disminuirla.
En cambio hemos visto como la dosis inicial de UVA que se ha determinado en función del
fototipo carece de cualquier influencia en la respuesta terapéutica. Este resultado es verosímil,
porque son dosis más o menos fijas sin tanta variación interindividual.
Tampoco la cifra alcanzada en la dosis total acumulada de UVA (DTA) influye en la respuesta
al tratamiento.
V.
C. 2. Reacciones secundarias
La mitad de nuestros pacientes presentan reacciones locales adversas, siendo un resultado
esperado ya que siempre se ha evidenciado esta circunstancia con esta técnica (245). Nuestros
porcentajes son muy similares a trabajos previos publicados (71, 205). También el orden de
frecuencia en su aparición es similar: el eritema es el efecto adverso más frecuente (207, 216, 245),
seguido por el prurito y ya, con menor incidencia la xerosis.
Se constata que, los pacientes que se integran en el tratamiento y sufren psoriasis con un
valor elevado de PASI, tienen mayor propensión a padecer reacciones locales. Este resultado
converge con el estudio realizado por Gómez y cols en 1995 acerca de una mayor absorción del
psoraleno directamente relacionado con la extensión de la enfermedad, provocando más reacciones
adversas (334). Ya en 1988 Jansén había confirmado como la absorción incrementada provocaba un
alto nivel de fototoxicidad y, por lo tanto, una susceptibilidad a presentar efectos secundarios (349).
En trabajos más recientes se corrobora que la fotosensibilidad conseguida es un fiel reflejo de la
concentración tisular (279); a medida que ésta disminuye la fotosensibilidad se desvanece (338).
El eritema aparece con más frecuencia en la 4ª-5ª sesión, coincidiendo con lo publicado, o
sea, el reconocimiento de que en estas primeras 4-5 sesiones el umbral del eritema disminuye (6971).
En relación con el prurito se sabe que, los pacientes con psoriasis extenso lo presentan
como un síntoma frecuente. En un trabajo recientemente publicado supone el 64% de los pacientes
hospitalizados con psoriasis (399) y, en otros alcanza el 84% (400). Lo que sí es evidente es que al
prurito se le considera el síntoma principal en psoriasis, según afirman Van de Kerkhof y cols (401).
V.
Discusión
127
En nuestro estudio evidenciamos como el porcentaje es elevado al inicio del tratamiento en relación
con la enfermedad y que, aparece de nuevo en la 4ª sesión coincidiendo con el eritema.
Desconocemos el significado de esta correlación, aunque puede ser preludio de reacción fototóxica
(402).
Con respecto al fototipo se demuestra que tener un fototipo II implica un factor de riesgo
añadido para la concurrencia de reacciones locales, resultado que también ha sido reflejado
previamente por investigadores irlandeses, comentando que es el fototipo representativo de la
población que ellos tratan (205).
Los pacientes de mayor edad son los que sufren con más frecuencia
reacciones
secundarias, posiblemente porque desarrollen con más frecuencia xerosis. También los pacientes
diagnosticados a una edad tardía son los que tienden a tener más reacciones locales. Sin embargo,
los años que llevan con la enfermedad carecen de cualquier influencia en la incidencia de reacciones
locales.
En cambio, ninguna de las variables personales enumeradas a continuación evidencian una
mayor susceptibilidad para tener reacciones adversas como son el género, forma de presentación del
psoriasis, localización, existencia de antecedentes familiares, haber realizado terapia PUVA oral o,
baño–PUVA previo.
En los resultados obtenidos con respecto a que variables del tratamiento tienen relación con
la aparición de reacciones locales, vemos como la dosis inicial de UVA compromete al paciente para
una mayor propensión a presentar reacciones adversas.
Muy interesante es la evidencia que, la concentración 3,75mg/L no provoca más reacciones
secundarias locales que las que aparecen a la concentración 0,5mg/L. Ya comentamos que la
concentración final en el baño del psoraleno incrementa la fotosensibilidad pero en menor grado, no
existiendo amplias diferencias en la fotosensibilidad entre grandes márgenes de cifras en la
concentración, como sucede en publicaciones previas pese a que, utilizan concentraciones que
oscilan entre 0,4 mg/L y 10 mg/L (70, 141, 306, 348).
No obstante, observamos en nuestros resultados como la dosis máxima de UVA no está
implicada en el desarrollo de las reacciones adversas, que se puede explicar por la buena tolerancia
que el paciente va teniendo a lo largo del tratamiento y que, de este modo, se facilita el incremento
de la dosis en cada sesión. Tampoco el número de sesiones recibidas, ni la DTA han influido en la
presencia de más reacciones locales.
Nos parece muy interesante corroborar que las reacciones secundarias influyen
negativamente en la respuesta terapéutica. Los pacientes con PASI final mayor son los que
presentan reacciones secundarias. De ellos, el eritema es el que proporciona peores resultados; los
V.
Discusión
128
pacientes que no responden o empeoran presentan eritema con más frecuencia y, no es quimérico
considerarlo un factor de riesgo con nítida influencia en la respuesta terapéutica. Estos resultados
apoyan la importancia de la determinación de DFM en el baño−PUVA, ya que indica que dosis de
UVA se debe administrar individualmente, siempre por debajo del umbral del eritema. Ya se ha visto
que hay grandes diferencias en la DFM en pacientes con igual fototipo (37), considerando que la
dosis basada en el fototipo no es adecuada para lograr la fotosensibilidad, bien por defecto o por
exceso (251).
Hemos verificado en nuestro estudio como la hiperpigmentación residual es frecuente,
apareciendo en el 50% de los pacientes que consiguen alcanzar un PASI final ≤ 3,5. Revisando la
literatura, Vázquez-López y cols describen una hiperpigmentación de similares características pero
sólo cuando utilizan la terapia combinada calcipotriol y terapia PUVA oral (403); éstos y, otros autores
señalan que es rara la hiperpigmentación postinflamatoria en la terapia PUVA (404). Observaciones
similares publican Gläser y cols en relación con el tratamiento combinado calcipotriol y baño−PUVA
e, insisten en la rareza que la hiperpigmentación se presente como un signo postinflamatorio (405).
V. D. CARACTERÍSTICAS EN RELACIÓN CON EL PERÍODO DE
SEGUIMIENTO
Revisando la literatura, no hemos encontrado estudios acerca del período de remisión en el
baño-PUVA. El único trabajo data de 1981 y, lo describe a detalle. Los autores Väätäinen y cols
realizan el seguimiento a 57 de 158 pacientes afectos de psoriasis extensa y tratados con
baño−PUVA durante un período máximo de 13 meses. En este tiempo 52 pacientes recidivan,
permaneciendo en remisión de 2 semanas a 13 meses con una media de 4 meses (207). En nuestro
estudio, el 25% de los pacientes permanecen libres de lesiones durante 1 año, el 50% recidivan en 7
meses, y el 75% están en remisión un período próximo a 3 meses. Son resultados que se asemejan
al trabajo de Väätäinen, bastantes satisfactorios y, de notable relevancia en pacientes con una
enfermedad crónica, que requieren a lo largo de su vida la rotación de terapias sistémicas que, van
añadiendo efectos adversos acumulados.
Con la modalidad tópica sí se obtienen resultados clínicos aceptables en formas localizadas
de psoriasis en placas y, dermatosis palmo plantar (221, 238). La concentración de 8-MOP requerida
para producir fotosensibilidad es 0,001% en crema (242). En los estudios efectuados comparando
baño−PUVA con formulaciones tópicas: loción alcohólica de 8-MOP al 0,15% (243), y 8-MOP al
V.
Discusión
129
0,001% en crema (219) vemos como se consiguen períodos de remisión comprendidos entre 1 y 6
meses, muy semejantes a nuestros resultados.
En la terapia PUVA oral, los períodos de remisión, en líneas generales, oscilan entre 3 y 6
meses (247, 282). Como contrapunto, hay un estudio alemán (406), citado por Koo (395), acerca de
98 pacientes que consiguen estar en remisión un promedio de 16 meses. También Collins y cols en
1996 observan como el 42% de sus 33 pacientes tratados con terapia PUVA oral pemanecen en
remisión 12 meses, cifra muy superior a la nuestra.
Sin embargo, en estudios comparativos del baño–PUVA con la terapia PUVA oral (71, 246),
confirman que no hay diferencias en cuanto a recidiva. Así, el 61% de los que hacen baño–PUVA y,
el 58% de los pacientes tratados con PUVA oral recidivan al año (245). En cambio, sí existe una
importante discrepancia en la dosis total acumulada de UVA que, es significatimente más baja con el
baño−PUVA (71, 246), incluso si se determina el test de fototoxicidad cutánea (61). En el 2º estudio
comparativo utilizando el test de fototoxicidad data del año 2000 y, consigue unos resultados
similares tanto con 8-MOP (62) como con TMP (250). En estos trabajos no se realiza, sin embargo,
un período de seguimiento delimitando la eficacia de la terapia sólo a la reducción del PASI y,
ausencia de efectos secundarios locales. El único estudio que analiza el período de remisión, desde
el de Turjanmaa en 1985 (245), data del 2001; Karrer y cols comparan las tres modalidades
terapéuticas: terapia PUVA oral, baño−PUVA y, UVB-BA en 203 pacientes. En 67 pacientes
documentan el seguimiento, con una similitud en el período en remisión para las tres terapias; se
observa como los pacientes que se tratan con baño−PUVA la media es de 8 meses, en relación con
los pacientes tratados con terapia PUVA oral en que, la recidiva la presentan en los siguientes 6
meses o, con UVB-BA que es de 5 meses (247). Vemos que nuestros resultados tampoco discrepan
de los resultados obtenidos por Karrer.
Nuestro trabajo ha sido especialmente enfocado en conocer la posible influencia que en la
recidiva mantienen dos variables fundamentales como DFM y, concentración del psoraleno. Hemos
corroborado como, ninguna de las dos variables influye en el incremento del número de días en
remisión.
Con respecto al efecto que DFM puede tener en el período sin recidiva comprobamos que,
no aporta nada el hecho de que se determine o no. Este resultado coincide con el de Collins que, no
aprecia diferencias en días en remisión en función del protocolo (fototipo o DFM) realizado en la
terapia PUVA oral (54).
En el análisis de supervivencia hemos recogido tres factores desencadenantes de la recidiva
así: ser varón, la realización previa de terapia PUVA oral y, el valor elevado del PASI final, son
responsables de que los pacientes estén en remisión menos tiempo. Es importante identificar estas
V.
Discusión
130
variables como predictoras de la recidiva puesto que es un factor clave de insatisfacción en los
pacientes que la presentan más frecuentemente (363).
De las tres variables es el PASI final el que podemos modificar a través de un procedimiento
adecuado del baño−PUVA: es importante resaltar que, en nuestro estudio la concentración 3,75 mg/L
reduce el PASI final del grupo de pacientes que lo han utilizado; de ahí el interés de nuestros
resultados ofreciéndonos la identificación de aquellas variables que afectan la reducción del PASI,
siendo ya sugerida por Luft y cols en 1997, la búsqueda de factores determinantes en la obtención de
un PASI final próximo al blanqueamiento (274).
Como resumen, es importante comentar que la terapia PUVA oral es reconocida en la
actualidad como uno de los tratamientos más eficaces en las formas clínicas del psoriasis vulgar en
placas (200-202). En el 2005 el GEF publica un documento de consenso corroborando que, la
fotoquimioterapia oral es una alternativa de primera elección en el tratamiento del psoriasis en placas
grave (PASI > 20) y, en aquellas formas de extensión moderada (PASI 10-20) que, no responden al
tratamiento tópico o, a UVB-BE (34).
El GBF divulga un documento de consenso para el empleo de UVB-BE en el 2004 y,
sugieren que es ligeramente inferior en eficacia a la terapia PUVA oral en pacientes con psoriasis
fundamentalmente, aquellos con fototipos I-III (144). Ante todas estas cuestiones y, por similitud en la
eficacia de ambas terapias (209), estos mismos criterios se pueden aplicar al baño−PUVA. De hecho
hay que reseñar que, ya es de elección en las formas clínicas del psoriasis en placas con un PASI ≥
10 (218) así como, en psoriasis palmo plantar (209, 219, 220).
De todas las publicaciones revisadas y aparecidas en estos últimos treinta años sobre esta
modalidad y, en base de nuestras propias observaciones, estamos en disposición de aseverar lo que
muchos autores han ido comprobando en todo este tiempo y es que, el baño−PUVA tiene una
enorme ventaja ya que, permite tratar una amplia superficie cutánea de forma homogénea en
consonancia con una ausencia de efectos sistémicos adversos (nauseas, vómitos, vértigos, cefaleas
y diarreas) que, en algunos casos obligan a rescindir del tratamiento (203-205) y, que en esta
modalidad no suceden porque la absorción de los psoralenos a través del baño es mínima (213, 217,
277-279). Ofrece también otras notables prioridades con respecto a la terapia PUVA oral: una menor
irradiación en cara (266), baja irradiación global porque alcanza elevadas concentraciones cutáneas
(279) y, menores incrementos de UVA acortando, por lo tanto, el tiempo que el paciente debe estar
en la cabina (233).
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
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VI
Resumen
VI.
Resumen
132
VI. RESUMEN
Realizamos un estudio descriptivo y, de supervivencia en pacientes afectos de psoriasis
(n=230), que han sido tratados con la modalidad tópica baño−PUVA.
En el transcurso de seis años (1994-2000), los pacientes reciben el tratamiento con
modificaciones de dos factores esenciales como, la determinación de la dosis fototóxica mínima
(DFM) y, la concentración del psoraleno: 3,75 mg/L, 0,5 mg/L. Las discrepancias en el procedimiento
terapéutico a lo largo de estos años están en función de lo que se va publicando, tanto por expertos
en fototerapia como la divulgación de guías de consenso realizadas por grupos especializados.
En lo que concierne a la respuesta terapéutica evidenciamos como único factor de riesgo,
entre todas las variables cualitativas analizadas, la circunstancia de haber recibido previamente
terapia PUVA oral.
En nuestros resultados observamos que, los pacientes con una menor dosis en la DFM son
los que consiguen una mayor eficacia terapéutica con significación estadística (p=0,04) en
concomitancia con una fotosensibilidad incrementada y, no supone en absoluto que este grupo de
pacientes tengan más reacciones adversas, tipo eritema.
El hallazgo de significación ha sido que los pacientes tratados con la mayor concentración de
8-MOP (3,75 mg/L) consiguen alcanzar un PASI final próximo al blanqueamiento (p=0,05); en cambio
ésto no sucede en el grupo de pacientes que reciben el baño a la concentración 0,5 mg/L.
Aunque no se pueden establecer conclusiones definitivas, queremos dejar constancia que
hay tres variables fundamentales que disminuyen significativamente la supervivencia y, suponen un
riesgo incrementado en la presencia de recidiva: los varones, el grupo de pacientes que previamente
habían recibido terapia PUVA oral y, la imposibilidad de poder conseguir un valor pequeño en el PASI
final.
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
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VII
Conclusiones
VII.
Conclusiones
134
VII. CONCLUSIONES
1.
Nuestro estudio confirma que los pacientes afectos de una forma moderada-severa de
psoriasis vulgar son los candidatos a realizar el baño−PUVA.
2.
Los pacientes que han sido diagnosticados a una edad temprana responden mejor al
tratamiento.
3.
Los pacientes que previamente han hecho terapia PUVA oral, tienen peor pronóstico en
la respuesta terapéutica.
4.
La Dosis Fototóxica Mínima (DFM) ofrece la posibilidad de que los pacientes reciban
una dosis adecuada de UVA y, esto no incide en el incremento de fototoxicidad.
5.
Se confirma que, los pacientes con bajos valores en DFM responden mejor al
tratamiento.
6.
La máxima concentración utilizada en nuestro estudio (3,75 mg/L) favorece que, los
pacientes logren un PASI final menor.
7.
La dosis total acumulada de UVA es elevada: 65,45 J/cm2 y, ha de tenerse en cuenta
para posteriores tratamientos.
8.
Hemos observado como una ausencia de reacciones secundarias al tratamiento
propuesto, implica la obtención de una importante respuesta terapéutica.
9.
El período en remisión lo consideramos satisfactorio puesto que el 50% de los pacientes
no han recidivado en 7 meses.
10. Hay tres únicos factores determinantes del acortamiento en el período de remisión y, por
lo tanto, de la presencia de recidiva como: ser varón, haber realizado tratamiento previo
con terapia PUVA oral y, el no conseguir un valor mínimo de PASI final
(blanqueamiento)
11. La aceptación por parte del paciente es buena tanto durante la fase de tratamiento como
en el período de seguimiento; consiguen mantenerse meses sin requerir terapia tópica.
Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
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VIII
Bibliografía*
*La Bibliografía se ha presentado de acuerdo con las normas uniformes para las publicaciones biomédicas
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Eficacia Terapéutica del Baño-PUVA en Psoriasis:
Primer Estudio en la Comunidad Autónoma de Galicia
_________________________________________________________________________________
IX
Glosario
IX.
Glosario
161
IX. GLOSARIO
•
Ácido desoxirribonucleico (ADN)
•
Agencia Europea de Evaluación de Medicamentos (EMEA)
•
Antígeno de los linfocitos cutáneos (CLA): glucoproteína que caracteriza a un
subconjunto de células T de memoria que se dirigen a la piel
•
Área de la superficie corporal (Body Surface Area, BSA)
•
British Photodermatology Group (Grupo Británico de Fotodermatología, GBF)
•
Calidad de vida (CV)
•
Calidad de Vida Dermatológica (Dermatology Life Quality Index, DLQI)
•
Células T: linfocitos con capacidad para influir sobre otras células del sistema inmune
mediante la liberación de citocinas. Hay poblaciones de células T en la piel, identificadas
por determinantes de la superficie celular y por sus perfiles de citocinas: CD4+ y CD8+
•
Células T que producen IL-2 y IFN-γ (TH1)
•
Células T que producen IL-4, IL-5, e IL-10 (TH2)
•
Células presentadoras de antígeno (CPA)
•
Citocinas: mediadores polipeptídicos solubles que desempeñan papeles cruciales en la
comunicación entre las células del sistema hematopoyético y otras células corporales
•
Cooperation in Science and Technology of the European Commission, COST-713
•
Complejo mayor de histocompatibilidad (CMH)
•
Dosis eritematógena mínima (DEM)
•
Dosis fototóxica mínima (DFM)
•
Dosis total acumulada de Ultravioleta onda A (DTA)
•
Factor de necrosis tumoral α (TNF- α): citocina proinflamatoria que tiene un papel
relevante en psoriasis
•
Food and Drugs Administration (FDA)
•
Grupo Español de Fotobiología (GEF)
•
Interleucina (IL)
•
Índice de Fotosensibilidad / Fotopigmentación (IFF)
•
Immediate Pigment darkening (IPD)
•
Irradiancia: potencia incidente por unidad de superficie, es decir, la cantidad de energía
ultravioleta (medida en vatios) por unidad de superficie (m2) que se recibe de una fuente
•
Longitud de onda (λ)
IX.
Glosario
•
8-metoxipsoraleno (8-MOP)
•
5-metoxipsoraleno (5-MOP)
•
4,5´,8-trimetilpsoraleno (TMP)
•
Miligramos por litro (mg/L)
•
Miliwatios por centímetro cuadrado (mW/cm2)
•
Nanómetros (nm)
•
Nanogramos por centímetro cuadrado (ng/cm2)
•
Psoriasis Area and Severity Index (PASI)
•
Radiación Ultravioleta (UV)
•
Radiación Ultravioleta de longitud de onda C (UVC)
•
Radiación Ultravioleta de longitud de onda B (UVB)
•
Radiación Ultravioleta de longitud de onda A (UVA)
•
Radiación Ultravioleta de longitud de onda B de banda estrecha (UVB-BE)
•
Radiación Ultravioleta de longitud de onda B de banda ancha (UVB-BA)
•
Radiómetro: dosímetro que mide la irradiancia de la lámpara ultravioleta en mW/cm2
•
Terapia con psoraleno y radiación ultravioleta de longitud de onda A (PUVA)
162
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