Comisión Colombiana del Océano - Biblioteca Virtual Minambiente

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“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
V
i c e m i n i s t e r i o
d e
A
m b i e n t e
Comisión Colombiana del Océano
Libertad y Orden
COMISIÓN COLOMBIANA
DEL OCÉANO
Ministerio de Ambiente,
Vivienda y Desarrollo Territorial
República de Colombia
Libertad y Orden
República de Colombia
MINISTERIO DE AMBIENTE, VIVIENDA Y
DESARROLLO TERRITORIAL
Presidente de la República de Colombia
Álvaro Uribe Vélez
Ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial
Carlos Costa Posada
Viceministra de Ambiente
Claudia Mora Pineda
Directora de Ecosistemas
Xiomara Sanclemente M.
Dirección de Licencias, Permisos y Trámites Ambientales
Diana marcela Zapata Pérez
Grupo Mares y Costas - Ecosistemas
Claudia V. González H.
Diseño y diagramación
Grupo de Comunicaciones - MAVDT
José Roberto Arango R.
Wilson Garzón M.
Vicepresidente de la República - Presidente CCO
Francisco Santos Calderón
Secretario Ejecutivo CCO
CN. Julián Augusto Reyna Moreno
Catalogación en la fuente
Cítese como:
Toda la obra: Comisión Colombiana del Océano, 40 años comprometida
con los mares y costas del País. Bogotá D.C. Colombia, Ministerio de
Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial. 2009.
128 p.
1.Comisión Colombaina del Océano - CCO
2.Medio ambiente marino
3.Derecho a un ambiente sano
4.Manejo integrado de zonas costeras
5.Política ambiental
Por capítulo: Arias-Isaza, Francisco A., Sierra-Correa, Paula Cristina. La
Gestión Ambiental Marina y Costera en Colombia: Un reto institucional. 2024 p. En: Comisión Colombiana del Océano, 40 años comprometida con
los mares y costas del País. Bogotá D.C. Colombia, Ministerio de Ambiente,
Vivienda y Desarrollo Territorial. 2009.
128 p.
Contenido
Editorial.................................................................................................................................................4
Saludo del Comandante de la Armada Nacional . ..............................................................................7
40 años de la Comisión Colombiana del Océano..............................................................................10
La Institucionalidad y la Politica Frente a las Areas Marinas y Costeras .......................................17
La Gestión Ambiental Marina y Costera en Colombia: Un reto institucional................................22
Políticas públicas y otros asuntos claves para la gestión integrada de la zona costera...................27
colombiana: un análisis temporal de metas y desafíos
Sector portuario Colombiano Actividades y Tráfico Portuario/ Ministerio de Transporte.............35
La pesca en Colombia un recurso en permanente riesgo..................................................................41
La Comisión Colombiana del Océano y el desarrollo nacional........................................................43
Mapeo tridimensional de las costas colombianas.............................................................................49
Cartografiando Los Litorales Colombianos.......................................................................................53
Ingeniería de puertos y costas en Colombia......................................................................................55
La oceanografía biológica en Colombia, un crucero por zarpar.......................................................58
Evaluación de la peligrosidad de la inundación de las zonas costeras colombianas debido . .........65
a la acción de dinámicas marinas
Peligrosidad debido a tsunamis en el litoral Pacífico colombiano (Bahía de Tumaco) y..................78
análisis de una alternativa para mitigar su impacto
Influencia del índice de oscilación del sur y de la oscilación decadal del Pacífico en la...................90
estabilidad termohalina de las aguas superficiales de la cuenca del Pacífico colombiano
Bioconstrucción y Biodestrucción en el mar.....................................................................................97
La investigación científica marina y el Programa Argos.................................................................108
Cooperación en Meteorología y Oceanografía................................................................................115
Editorial
Francisco Santos Calderón
Vicepresidente de la República
Presidente de la Comisión Colombiana del Océano
C
olombia es el segundo país más biodiverso del planeta y el Pacífico chocoano
es la zona más biodiversa en términos de especies de plantas del mundo. En cuanto a flora,
se estima que el país tiene entre 45 y 55 mil especies. Asimismo, Colombia alberga al 18% de
las especies de aves en el mundo, al 10% de los peces de agua dulce, al 9% de los mamíferos,
al 6% de los reptiles, y es el país más rico en anfibios.
La biodiversidad es esencial para mantener niveles de calidad altos en los suelos y tierras
en nuestro planeta; ayuda a regular la composición de la atmósfera; y ayuda a purificar y a
mantener los niveles de PH en la gran variedad de ecosistemas acuáticos. Alrededor del 99%
de todas las pestes de cultivos son controladas por otros organismos, cuya supervivencia
depende de la biodiversidad. Además es crucial para mantener la estabilidad climática.
Por lo tanto, contar con este recurso invaluable significa asumir una inmensa responsabilidad.
No solamente responsabilidad en cuanto al diseño de políticas para preservar y proteger la
biodiversidad, sino para tomar medidas para mitigar los efectos perversos del cambio climático en este recurso único de Colombia. Como país megadiverso somos especialmente
vulnerables a este fenómeno global que nos relaciona a todos los seres vivos, así queramos
reconocerlo o no.
Nuestros océanos son fuente fundamental de la riqueza de la biodiversidad colombiana. Por
lo tanto, debemos convertir nuestras costas en zonas seguras y a la vez desarrolladas para
generar bienestar social y económico para todos los colombianos. En la medida en que desarrollemos de forma sostenible nuestras costas y océanos podremos acceder y ser competitivos
frente al mundo. Este reto implica un cambio total de mentalidad que nos permita tener una
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“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
visión más amplia de nuestro potencial y de nuestros intereses en la inserción a los diferentes
flujos internacionales.
Para fortalecer el diseño de nuevas políticas producto de una mentalidad renovada, audaz y
visionaria, la Comisión Colombiana del Océano – CCO, ha trabajado durante 40 años y hoy
celebramos su creación y su ardua labor de 4 décadas. Así como debemos seguir fomentando la
investigación científica debemos darle los recursos y los mecanismos para que adquiera mayor
conocimiento sobre asuntos marítimos y costeros tendientes a profundizar las capacidades
nacionales para la generación de desarrollo y prosperidad para todos los colombianos.
Colombia son todas sus regiones y sus culturas ricas en tradiciones culturales y diversidad
étnica y racial. Este reconocimiento es fundamental para continuar consolidando nuestra
unidad nacional en medio de la gran diversidad. Volcarnos hacia nuestras costas e islas del
Pacífico y del Caribe nos permite profundizar en esta convicción para el fortalecimiento de
nuestra gran Nación colombiana. San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Malpelo, Gorgona
y todos los cayos, bajos y bancos son nichos de riqueza que debemos proteger, conservar y,
por supuesto, reafirmar nuestra soberanía.
Y en este sentido, Colombia es un país pionero gracias a la Política Nacional del Océano y los
Espacios Costeros – PNOEC, una de las 10 políticas de este tipo en el mundo. A nivel nacional
este documento reconoce la importancia del cambio climático y sus efectos en el país.
Para atender este desafío, la CCO creó el Comité de Cambio Climático el cual trabaja por
concientizar a los colombianos sobre sus efectos en el país y minimizar su impacto en las
regiones costeras, consideradas unas de las más vulnerables debido al aumento del nivel
medio del mar, la erosión costera y los efectos del incremento en la periodicidad y potencia
de los huracanes y ciclones. Este esfuerzo de la CCO se ha visto fortalecido con la Política de
Cambio Climático que desarrollan el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio
de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial que se beneficiará de un CONPES, en los
próximos meses.
El compromiso de las autoridades nacionales, departamentales y municipales es fundamental para educar a la población colombiana sobre la necesidad de ser responsables frente a la
protección del medio ambiente y frente a la necesidad de tener asentamientos humanos
sostenibles y dignos. Este reto no implica únicamente contar con políticas públicas coherentes y eficaces, significa una concientización de toda la ciudadanía sobre su propio futuro y
su responsabilidad individual para contribuir con la protección de su entorno y así poner su
grano de arena en los esfuerzos nacionales y mundiales por mitigar los efectos perversos del
cambio climático.
Ya la comunidad internacional a través de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio
Climático reconoció en 1992 que el problema del cambio climático y sus efectos adversos
afectan a toda la humanidad y que las concentraciones de gases de efecto invernadero en
la atmósfera son una consecuencia de las actividades humanas, especialmente en los países
industrializados.
Asimismo, el Protocolo de Kyoto de 1997 estableció dos grupos de países de acuerdo con sus
propias responsabilidades en cuanto al deterioro del medio ambiente como resultado de su
actividad industrial. Por un lado, las economías industrializadas y por otro las economías en
transición y países en vía de desarrollo. Si bien hay obligaciones explícitas para unos y menores
para otros, el estado del mundo hoy por hoy, implica que todos asumamos compromisos, si
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Comisión Colombiana del Océano
bien onerosos, con el desarrollo de tecnologías limpias, entre otros, que nos permitan a nivel
global disminuir la emisión de gases perversos para el medio ambiente.
Una acción decidida mundial redundará en beneficio de la productividad y sostenibilidad de
las tierras que permitirá cumplir con los objetivos de erradicación de la pobreza y del hambre, por dar tan solo dos ejemplos. La protección de los glaciares significará tener agua para
consumo humano, agrícola e hidroeléctrico, que sobra decir es fundamental para la existencia
de la raza humana.
No hacerlo significa que tendremos costas e islas enfrentadas a graves peligros como, - en
algunos casos - la desaparición, y - en otros - las inundaciones, las mareas de tempestad, la
erosión y la disminución de playas, la afectación de lagunas costeras, la trasformación de
las formaciones costeras, la salinización de las fuentes de agua dulce, entre otros. Asimismo,
los corales y manglares se volverán más vulnerables, así como los peces, mamíferos y aves
marinas que componen la rica biodiversidad marina de Colombia.
Así como la Comisión ha trabajado con visión durante los primeros 40 años, espero que todos
los colombianos la acompañemos y apoyemos durante las próximas décadas para enfrentar
los retos que tiene la humanidad para conservar sus océanos, sus aguas, sus tierras, su biodiversidad y por ende su supervivencia.
6
Saludo del Comandante de
la Armada Nacional
Almirante Guillermo Barrera Hurtado
E
n el océano se encuentran el pasado y el futuro de la humanidad. Hace millones
de años, según los recientes estudios científicos, de ese inmenso caldo de elementos químicos nació la primera forma de vida compuesta,
que fue evolucionando hasta la multiplicidad
de seres que hoy habitan la Tierra. Con el
paso de los siglos, sus aguas sirvieron como
medio de comunicación entre los pueblos, que
se aventuraban en primitivas embarcaciones
para alcanzar horizontes desconocidos, y
como fuente de recursos de alimentación.
Hoy sabemos que el océano cumple un papel
fundamental en el mantenimiento del equilibrio de nuestro planeta y que hace posible la
subsistencia del género humano.
Sin embargo, por mucho tiempo el océano fue
un gran desconocido. Lo navegábamos con
profundo respeto, inclinados ante su poder y
su inmensidad, pero ignorábamos las riquezas
y posibilidades que escondía en su interior. No
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Comisión Colombiana del Océano
era una porción pequeña del mundo la que nos faltaba por explorar. ¡Nada menos que el 71
por ciento de la superficie terrestre!
La Armada Nacional de Colombia, por su propia vocación marina, ha sido abanderada en el
tema del estudio de los mares. Con sus buques ha hecho soberanía en el insondable Pacífico
que bordea nuestra frontera sur y en el mar Caribe, que toca nuestras costas y rodea nuestras
islas, como abrebocas del inmenso Atlántico que nos trajo, hace más de cinco siglos, el primer
contacto con la cultura occidental.
Pero no sólo se trata de soberanía y defensa. Dentro de su amplio campo de acción, la Armada
fue pionera en los estudios oceanográficos que antecedieron a la creación, hace 40 años, de
la llamada Comisión Colombiana de Oceanografía, hoy Comisión Colombiana del Océano.
Desde 1965, oficiales de la Armada Nacional de Colombia, a bordo del ARC “Bocas de Ceniza”, participaron en cuatro cruceros oceanográficos llamados Acento, programados por la
Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) en la ecoregión marina del Panamá Bight.
Tres años después, la Armada celebró un contrato con la Universidad Jorge Tadeo Lozano
–que había creado desde comienzos de los sesentas una facultad de Ciencias del Mar– para
establecer un ciclo completo de estudios sobre Biología Marina; creó la facultad de Oceanografía Física en la Escuela Naval de Cadetes “Almirante Padilla”, e inició un ambicioso
programa de levantamientos hidrográficos, a bordo del buque hidrográfico ARC “Quindío”,
para actualizar nuestra cartografía.
Al año siguiente, 1969, la Armada adquirió su primer buque de investigación oceanográfica, el
ARC “San Andrés”, y realizó su primer crucero de investigación en el Caribe. Fue en este año
cuando un grupo de investigadores nacionales vinculados a la Armada, al INDERENA y a la
Universidad Jorge Tadeo Lozano, entusiasmados por los avances hasta entonces logrados en el
campo de las ciencias del mar, propusieron al gobierno del presidente Carlos Lleras Restrepo la
creación de un organismo permanente que ordenara la actividad científica marina y la incorporara al desarrollo del país. El Gobierno entendió la importancia de esta iniciativa, y nació,
mediante decreto del 14 de mayo de 1969, la Comisión Colombiana de Oceanografía.
En estas cuatro décadas de existencia, la Comisión, que es un órgano permanente asesor
y consultivo del Gobierno nacional en materia oceanográfica y sus diferentes disciplinas
científicas y técnicas, ha ido evolucionando con el desarrollo mismo de la humanidad y ha
producido importantes aportes, muchos de ellos vinculados a programas de cooperación
internacional.
Para la Armada Nacional –en forma directa y a través de la Dirección General Marítima
(DIMAR) – ha sido muy satisfactorio hacer parte activa de esta Comisión que hoy encabeza
el Vicepresidente de la República y que cuenta con la participación de ocho ministerios –incluyendo el de Defensa Nacional–, el Departamento Nacional de Planeación, Colciencias y la
Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), así como delegados del sector productivo
marino y las ONG ambientales marinas.
Hoy contamos con una Política Nacional del Océano y de los Espacios Costeros (PNOEC)
aprobada en el año 2007, gracias a la cual nuestro país tiene el marco político requerido para
planear e impulsar el desarrollo de la Nación a partir de sus áreas marítimas. El progreso de
Colombia en estos cuarenta años ha sido tal que somos uno de los 10 países en el mundo con
políticas de esta clase, de acuerdo con la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI),
un organismo de la Unesco con el que trabajamos en armónica coordinación.
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“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Es bueno constatar que la Comisión Colombiana del Océano avanza con los tiempos y ha
incorporado temas adicionales a los de la investigación marina, como la contaminación
marina, los fenómenos naturales, la zona costera y la cultura marítima, además de un tema
que resulta fundamental para nuestra viabilidad como planeta y como especie, como lo es el
del cambio climático, evaluando los efectos del mismo en nuestro país.
Colombia, un país con jurisdicción sobre más de 928 mil kilómetros cuadrados de área marítima, en el Pacífico y el Caribe, y con 2.900 kilómetros de costa, no puede dar la espalda al
mar, con las inmensas posibilidades que alberga.
Hace 40 años se dio un paso fundamental para estudiar y conocer las riquezas de nuestros
océanos, que hoy celebramos, y la Armada Nacional de Colombia se siente orgullosa por su
participación en tan destacado esfuerzo.
Seguiremos adelante, consolidando a nuestro país como lo que es: una potencia en recursos
marítimos que mira hacia el futuro y lo construye, con capacidad científica y voluntad política, desde el presente.
Almirante
Guillermo Enrique Barrera Hurtado
Comandante de la Armada Nacional
9
40 Años de la Comisión
Colombiana del Océano
Capitán de Navío Julián A. Reyna Moreno
Secretario Ejecutivo Comisión Colombiana del Océano
L
a Comisión nació el 14 de mayo de 1969, bajo el Decreto 763 del mismo
año, como una organización de carácter permanente del Gobierno Nacional para su asesoría
en materia de investigación científica marina y coordinación del esfuerzo de la comunidad
científica nacional en torno a los asuntos marinos, de tal maneara que se integraran también
los programas de desarrollo nacional y la cooperación internacional.
Se efectuaron varias reestructuraciones como las realizadas por el Decreto 413 de 1981, que
permitió ampliar su composición y determinó la institución de su Presidencia, Vicepresidencia
y Secretaría General; así como la realizada por el Decreto 415 de 1983 mediante el cual se creó
el Consejo Nacional de Oceanografía (CNO).
Tras 31 años de maduración institucional, la Comisión Colombiana de Oceanografía buscó
una nueva reestructuración, esta vez, con la idea de realizar un cambio sustancial y acorde
con el incremento en el nivel de conciencia marítima nacional, especialmente impulsados por
los asuntos ambientales y organizativos del Estado contemplados en documentos tales como
la Constitución Política de Colombia (1991) o la Cumbre de Río, Agenda 21 (1992) y con el
actual desarrollo del país en asuntos marítimos, por ejemplo el fortalecimiento de la Armada
Nacional, de la Dirección General Marítima y la sanción de la Ley de Puertos (1991).
Es así como la CCO tomó un nuevo rumbo que la llevaría de la orientación científica marina hacia la oceanopolítica, esta visión fue establecida mediante el Decreto 347 de 2000 y
contempla la integración de los diversos sectores del Gobierno nacional en torno al mar,
buscando el cumplimiento de dos objetivos principales que son: primero: responsabilizar a
las instituciones del Gobierno nacional de aquello que por ley les compete, pero que no les
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“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
resulta tan obvio cuando se trata de asuntos marino-costeros y segundo: elevar el nivel de la
institucionalidad nacional con una Comisión encabezada por el señor Vicepresidente de la
República, para que a través de políticas nacionales coadyuve en el desarrollo nacional y haga
claramente visible para todo el Estado su responsabilidad hacia el medio marino.
Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros – PNOEC
A partir del año 2000, con la modificación de la CCO, adquirió la función principal de proponer
al Gobierno nacional la Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros –PNOEC, para
su administración y desarrollo sostenible (artículo 2°, literal a).
Así las cosas, desde este momento, la Comisión estuvo dispuesta para la construcción de una
política que propendiera por el desarrollo integral de los espacios oceánicos, costeros e insulares
del país, en la que se incluyeran tanto las orientaciones, los contenidos, los instrumentos, los
mecanismos, las definiciones, las modificaciones institucionales y la previsión de resultados,
mediante una acción de coordinación, integración y articulación de las distintas entidades,
tanto miembros como asesoras, involucradas en el proceso de elaboración de la Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros, liderada por la Secretaría Ejecutiva de ésta.
La Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros – PNOEC fue aprobada en reunión
ordinaria el 1 de julio de 2007 por los miembros de la Comisión Colombiana del Océano –
CCO. Desde este momento, el país cuenta con una herramienta de largo plazo que responde
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Comisión Colombiana del Océano
a la necesidad de asumir el océano desde una visión integral que reconozca su carácter de
totalidad organizada, de unidad en la diversidad y de integración en la fragmentación.
De esta forma, la PNOEC, entendida como política integral de Estado, abrió un amplio campo
de oportunidades para promover el desarrollo oceánico acorde con los intereses y las necesidades del país, al mismo tiempo que ofreció el marco en el cual se inscribieron las distintas
acciones de todos los sectores de la sociedad en procura del reconocimiento del mar, las costas
y las zonas insulares como parte constitutiva del Estado colombiano.
Reconociendo la importancia de ver de manera integral los temas oceánicos y costeros del
país, la PNOEC está compuesta por tres aspectos transversales y cinco áreas temáticas.
Aspectos transversales
Asuntos Internacionales: busca promover el desarrollo marítimo y costero nacional en su más
amplia concepción, desde los puntos de vista político, social, territorial, económico, cultural
y ambiental, fortaleciendo un trabajo multidisciplinario e interinstitucional, con el propósito
de obtener resultados nacionales e internacionales, que faciliten e incentiven el desarrollo
marítimo y costero del país. Se establecen como objetivos estratégicos internacionales el apego
a los principios y normas del derecho internacional ratificados por Colombia; la defensa de la
soberanía nacional y el desarrollo integral de sus fronteras terrestres y marítimas; la defensa y
promoción de los intereses marítimos nacionales en el escenario multilateral; la consolidación
de las relaciones estratégicas internacionales; la negociación, la suscripción y el seguimiento de
los tratados internacionales; la cooperación internacional, y el apoyo a los ciudadanos, todo
esto en los ámbitos marítimos y costeros, en virtud del mandato constitucional de servicio
a la comunidad como fin esencial del Estado, y por último, el fortalecimiento institucional
del Ministerio de Relaciones Exteriores para los mismos asuntos.
Asuntos Científicos Tecnológicos y de Innovación: busca contribuir a la organización, desarrollo, fortalecimiento y consolidación de las ciencias y tecnologías del mar en Colombia,
con el fin de que el país cuente con bases científicas y técnicas sólidas que permitan efectuar
un manejo integral y adecuado de sus zonas y recursos costeros y marinos, de tal manera
que se logre un balance entre su conservación y desarrollo productivo (aprovechamiento
sostenible).
Asuntos Interinstitucionales: busca lograr que la gestión política valore la influencia del mar
en el ciclo vital del Estado, a través de un actuar coordinado y un compromiso real de cada
una de las instituciones y entidades involucradas para lograr un engranaje en cada una de las
acciones emprendidas, y reconociendo que el tema marítimo recorre la estructura institucional
del país, desde lo nacional a lo local (niveles territoriales y niveles nacionales desconcentrados).
Todo esto, a través del fortalecimiento de la CCO.
Áreas Temáticas
Desarrollo Institucional: En esta área convergen dos componentes, el poder naval y el poder
marítimo, como elementos vitales para el desarrollo del Estado, a través del ejercicio del control
del mar en aguas jurisdiccionales colombianas y la proyección el poder naval nacional, con
el propósito de mantener la soberanía nacional, conservando la vigencia de las instituciones,
garantizando el orden interno, la integridad territorial, el desarrollo del poder marítimo y la
protección de los intereses de la Nación.
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“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Desarrollo Económico: busca integrar los sectores que convergen el tema oceánico y costero, además de modernizar y optimizar la infraestructura pública, fomentando la inversión
privada y la libre competencia, en procura de alcanzar un desarrollo equilibrado, sostenible
y competitivo. Puertos e infraestructura portuaria, transporte marítimo, marina mercante e
industria naval, pesca y acuicultura, industria turística, minerales, hidrocarburos y fuentes
de energía no convencionales, alternas o renovables, son los temas que integran esta área.
Desarrollo Territorial: el manejo de los espacios oceánicos y las zonas costeras de la Nación,
cobran renovada preponderancia al constituirse en uno de los principales renglones de desarrollo, por lo que su implementación debe seguir un enfoque integral en consideración a
los múltiples factores y elementos que lo componen. El manejo integrado de zona costera,
la atención y la prevención de desastres y las áreas marinas y costeras protegidas son las
temáticas que se abordan.
Desarrollo del Ambiente Oceánico y Costero: busca continuar garantizando el derecho general
a gozar de un medio ambiente sano, la protección del patrimonio natural y la soberanía de la
Nación, enfocados en los espacios oceánicos y costeros. La biodiversidad marina, la calidad
ambiental marina y el cambio climático son las temáticas específicas tratadas.
Desarrollo Sociocultural: se busca permitir a los colombianos conocer y entender el océano y
los espacios costeros de manera positiva, para poder aprovechar sosteniblemente sus beneficios
y lograr, de esta manera, mayor preocupación por su preservación y salvaguarda. Para ello se
requiere contar con un mayor número de profesionales especializados en temas marítimos y
costeros, igualmente se requiere identificar y preservar los recursos y las expresiones culturales
ancestrales y contemporáneas de los espacios marinos y costeros. La cultura marítima, la
educación marítima y el patrimonio cultural son los tres temas abordados.
Cultura Marítima
La gestión cultural que desarrolla la CCO es difundir la PNOEC y buscar el reconocimiento de
la cultura marítima en Colombia a través de estrategias culturales y educativas que faciliten
13
Comisión Colombiana del Océano
el acceso al conocimiento de los temas marítimos y que permitan reconocer la existencia de
dicha cultura y la importancia de los mares en el desarrollo sostenible de Colombia.
Dentro de los proyectos de educación marítima realizados, se destaca, en el 2007, la participación de la CCO en el debate público del Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016
por medio del cual se logró introducir el tema marítimo dentro de todos los niveles de la
educación del país.
La CCO, en convenio con la Fundación Terra Firme, diseñó un proyecto marco de cultura marítima, para que sea apropiada por los colombianos, como parte de su identidad nacional.
Desde el 2006, la CCO, junto con el Instituto para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología - COLCIENCIAS y las Universidades de Antioquia, Cartagena, Magdalena y Nacional
unificaron sus esfuerzos para la realización de un Programa Interuniversitario de Maestría
en Ciencias del Mar, con la Universidad de Cádiz, con el objetivo de formar a profesionales
para desarrollar idóneamente investigaciones en el territorio marítimo y costero colombiano
y contará con cuatro énfasis: Gestión Integrada de Zonas Costeras; Ingeniería de Costas y
Saneamiento del Litoral; Pesquerías y Oceanografía.
Igualmente, la CCO junto con las universidades del Valle, Antioquia, Jorge Tadeo Lozano,
Magdalena, Nacional, la Dirección General Marítima, el Instituto de Investigaciones Marinas
y Costeras “José Benito Vives de Andreis” – INVEMAR y el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi, están desarrollando una propuesta de Doctorado Interinstitucional en Ciencias del
Mar que complemente la formación de la maestrías y que permita una mayor integración de
los océanos al ordenamiento territorial y al desarrollo del país, así como una mayor presencia
internacional en el ámbito de formación académica.
Manejo Integrado de Zona Costera
En la Política Nacional Ambiental para el Desarrollo Sostenible de los Espacios Oceánicos y
las Zonas Costeras e Insulares de Colombia se define el el manejo integrado costero MIZC
como un proceso de planificación especial dirigido hacia un área compleja y dinámica, que se
enfoca en la interfase mar - tierra y que considera los siguientes aspectos: algunos conceptos
fijos y otros flexibles que la demarcan, una ética de conservación de los ecosistemas, metas
socioeconómicas, un estilo de manejo activo participativo y de solución de problemas y una
fuerte base científica.
De esta manera, un programa exitoso debe basarse en un proceso de planificación completo e
integrado tendiente a armonizar los valores culturales, económicos y ambientales, y a equilibrar
la protección ambiental y el desarrollo económico, con un mínimo de normas. El manejo sin
un proceso integrado de planificación tiende a ser incompleto y desintegrado, a ser más bien
una actividad sectorial. La planificación integrada de las zonas costeras debe aceptarse como
una parte ampliada e integral de la planificación y el ordenamiento físico territorial.
La Comisión Colombiana del Océano, en conjunto con el Ministerio de Ambiente, Vivienda
y Desarrollo Territorial, coordinan el Comité Nacional de Manejo Integrado de Zona Costera,
el cual tiene capacidad para establecer políticas y estrategias de manejo marítimo y costero
de carácter nacional y lograr la concurrencia para llegar a consensos en la adopción de esas
políticas. El Comité es el ámbito nacional de presentación, concertación y armonización de
14
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
las políticas y programas relacionados con el desarrollo de los espacios oceánicos y zonas
costeras, al tiempo que busca asegurar el respaldo político y administrativo del Gobierno
central, para resolver conflictos y promover la cooperación entre las entidades.
La Comisión Colombiana del Océano trabaja actualmente en el Plan Nacional de Manejo
Integrado de Zonas Costeras – PNMIZC, instrumento que contribuye a la regulación y
normalización de los planes y procesos adelantados de MIZC en las Unidades Ambientales
Costeras (UAC) y las Unidades de Manejo Integrado (UMI), teniendo en cuenta las directrices
y normas determinantes para los Planes de Ordenamiento Territorial – POT, de los municipios
y distritos costeros, así como a la articulación interinstitucional administrativa de los actores
involucrados en las diferentes actividades desarrolladas en las zonas costeras colombianas.
Este documento se enmarca tanto en la Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros – PNOEC, como en la Política Nacional para el Desarrollo Sostenible de los Espacios
Oceánicos y las Zonas Costeras e Insulares de Colombia – PNAOCI- (MAVDT, 2001), según
los adelantos que en el tema se han realizado en el país por parte del Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial – MAVDT y el Instituto de Investigaciones Marinas y
Costeras “José Benito Vives de Andreis” – INVEMAR y demás instituciones competentes
en el tema, a través de los avances del Sistema Nacional Ambiental – SINA, siguiendo los
compromisos que Colombia asumió al convertirse en miembro signatario del Convenio de
Diversidad Biológica – CDB (Ley 165 de 1994), con el Mandato de Jakarta.
Asuntos Internacionales
La Comisión Colombiana del Océano – CCO es el punto focal técnico de la Comisión
Oceanográfica Intergubernamental, que a su vez es el organismo de las Naciones Unidas
– UNESCO responsable por el estudio de los océanos a escala mundial y tiene a su cargo
el manejo de los temas marinos y oceánicos relacionados principalmente con la ciencia, la
cultura, la tecnología y la investigación.
La Comisión Oceanográfica Intergubernamental – COI, es la encargada de “estudiar los
océanos a escala mundial” y fue creada en 1960 como órgano de las Naciones Unidas, a través
de la UNESCO, sobre la base del Comité Consultivo Internacional de Ciencias del Mar de la
UNESCO, el cual fue fundado en 1955.
Colombia es miembro activo de la COI desde 1969, constituyéndose así como uno de los más
antiguos integrantes de dicha Organización; esta relación ha sido vital para la obtención de
importantes logros nacionales a través de la cooperación internacional, relación que se ha
visto fortalecida a través del tiempo, gracias a que el país ha tenido un destacado desempeño
en el desarrollo de la investigación científica marina y en el desarrollo de políticas nacionales
oceánicas y costeras.
Uno de los logros más importantes del último año en el que se contó con un gran apoyo de
la Comisión Oceanográfica Intergubernamental es el diseño, revisión y puesta en operación
del Sistema Nacional de Alerta de Tsunami, este proyecto recibió no solo el impulso político
internacional para su creación a través de la UNESCO, sino que también fue apoyado con
financiación de la COI para facilitar la capacitación del grupo humano en modelación matemática y en gestión del riesgo, permitiendo la integración del sistema nacional a las redes
15
Comisión Colombiana del Océano
mundiales de alerta de tsunami a partir de lo cual Colombia puede gozar de mayor seguridad
para mitigar los riesgos de este fenómeno sobre los habitantes de sus dos costas.
En la actualidad Colombia ostenta el título de Vicepresidente de la COI para la Región III
de Naciones Unidas (Latinoamérica y el Caribe), en cabeza del Secretario Ejecutivo de la
CCO.
Igualmente la CCO actúa cómo punto focal técnico de la Comisión Permanente del Pacífico
Sudoriental asesorando al Ministerio de Relaciones Exteriores en los temas que maneja esta
Comisión conformada por Ecuador, Chile, Colombia y Perú, como son el estudio regional
del fenómeno de El Niño, contaminación marina, pesca regional y últimamente tsunami y
cambio climático, entre otros.
El cambio climático se ha convertido en un asunto que alcanza la máxima importancia para
la Comisión y ha venido siendo liderado directamente por el señor Presidente de la Comisión
Colombiana del Océano y Vicepresidente de la República Dr. Francisco Santos Calderón, este
tema se introduce como asunto internacional, con fuerte impacto nacional. Igualmente se
vienen reactivando trabajos internacionales de relevancia nacional tales como la inclusión
de asuntos antárticos y valoración ambiental marino costera.
16
P rograma N acional
para la
Conservación del Cóndor Andino en
Bibliografía
Colombia
La Institucionalidad y la
Politica frente a las Areas
Marinas y Costeras
Dirección de Ecosistemas, Viceministerio de
Ambiente, Ministerio de Ambiente, Vivienda y
Desarrollo Territorial
C
on la expedición de la Ley 99 de 1993, por la cual se creó el Ministerio del Medio
Ambiente, se reordena el Sector Público encargado de la gestión y conservación del medio
ambiente y los recursos naturales renovables, se organiza el Sistema Nacional Ambiental,
SINA, creó el Ministerio del Medio Ambiente y organizó el Sistema Nacional Ambiental
-SINA, se abrieron un sinnúmero de oportunidades para las entidades públicas y privadas que
fijaron sus metas y objetivos en torno al conocimiento, conservación y uso de la biodiversidad
como principal valor y riqueza de nuestro país.
El Ministerio, desde su creación, ha contribuido al cumplimiento de los objetivos nacionales
promoviendo la gestión integral del territorio de manera que se garantice el desarrollo sostenible, protegiendo la diversidad e integridad del ambiente y promocionando su conocimiento,
planificando el manejo y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales.1
Uno de los objetivos es el manejo de algunos espacios geográficos comprendidos dentro del
territorio marino-costero de la Nación, como espacios legalmente reconocidos, especialmente
las áreas marinas2 y litorales3, bajo la competencia de diversas instituciones del orden nacional,
entre las que se encuentran principalmente los ministerios de Relaciones Exteriores; Defensa;
Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial; Minas y Energía; Agricultura y Desarrollo Rural;
1 Informe Gestión 2006-2007
2 Aguas interiores, incluyendo canales intercostales y de tráfico marítimo; todos aquellos sistemas marinos y fluviomarinos;
mar territorial, zona contigua, zona económica exclusiva, lecho y subsuelo marinos, aguas suprayacentes.
3 Playas, terrenos de bajamar.
17
Comisión Colombiana del Océano
Comercio, Industria y Turismo; Transporte; y la Dirección General Marítima4 que, con respecto
al mar territorial y zona económica, ejercen sus actividades en coordinación con los planes y
programas del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial -MAVDT.
Entre 1996 y 1999 el hoy Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, formuló
y concertó con el SINA, las entidades territoriales, centros de investigación y universidades,
la Política Nacional Ambiental para el Desarrollo Sostenible de los Espacios Oceánicos y las
Zonas Costeras e Insulares de Colombia (PNAOCI), la cual fue presentada al Consejo Nacional
Ambiental y acogida por el Consejo Nacional de política Económica y social -CONPES en
su documento 3164 en el año 2002. El objetivo general de esta política es propender por el
desarrollo sostenible de los espacios oceánicos y las zonas costeras, contribuir al mejoramiento
de la calidad de vida de la población colombiana, al desarrollo armónico de las actividades
productivas, y a la conservación y preservación de los ecosistemas y recursos marinos y
costeros, mediante su manejo integrado.
La Política Nacional Ambiental para el Desarrollo Sostenible de los Espacios Oceánicos y las
Zonas Costeras e Insulares de Colombia y la Política Nacional para Humedales Interiores de
Colombia5 son dos instrumentos articulados y coordinados para el desarrollo de las acciones
encaminadas al uso sostenible, manejo y conservación de ecosistemas como los bosques
de manglar. La primera de ellas contempla la rehabilitación y restauración de ecosistemas
marinos y costeros degradados, propone formular, concertar y operar programas de estas
características que atiendan los aspectos que ponen en riesgo su calidad ambiental, concentrándose en lugares concretos, con enfoque integrado e interdisciplinario. La segunda, establece
dentro del programa de Ordenamiento Ambiental acciones orientadas hacia el inventario,
zonificación y formulación de los planes de manejo de humedales continentales con el fin de
generar medidas para su manejo, conservación y rehabilitación, las cuales deberán repercutir
directamente en los ecosistemas ubicados en las desembocaduras de las cuencas hidrográficas,
dada la relación funcional existente, especialmente los manglares.
El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial en cumplimiento del objetivo de
la Política de Zonas Costeras, se propone incluir los ecosistemas marinos y costeros dentro
del ordenamiento territorial de la Nación, con el apoyo de las entidades del SINA, y avanzó
en el ordenamiento de las unidades ambientales costeras -UAC, definidas en la PNAOCI,
como unidades ambientales y geográficas continuas con ecosistemas claramente definidos
que requieren manejo unificado. Para desarrollar este trabajo, el Instituto de Investigaciones
Marinas y Costeras -INVEMAR en el 2003, estableció una guía metodológica para el manejo
integrado de zonas costeras a fin de estandarizar los procesos de preparación, caracterización
y diagnóstico de cada una de estas unidades.
Los procesos en mención cuentan con la activa participación de los principales actores vinculados con el desarrollo del territorio marino-costero nacional como son el Departamento
Nacional de Planeación -DNP, Ministerios y sus entidades adscritas, Armada Nacional de
4 DIMAR ejerce su jurisdicción hasta el límite exterior de la zona político-económica exclusiva en las siguientes áreas: aguas
interiores marítimas, incluyendo canales intercostales y de tráfico marítimo, y todos aquellos sistemas marinos y fluviomarinos; mar territorial, zona contigua, zona económica exclusiva, lecho y subsuelo marinos, aguas suprayacentes, litorales
incluyendo playas y terrenos de bajamar, puertos del país situados en su jurisdicción; islas, islotes, cayos y sobre los ríos
limítrofes del país. (D.L 2324/84).
5 Aprobadas por el Consejo Nacional Ambiental, en año 2000 y 2001, respectivamente.
18
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Colombia -Dirección General Marítima-DIMAR, COLCIENCIAS, centros e institutos de
investigación, universidades, corporaciones autónomas regionales -CAR y de desarrollo sostenible -CDS, entidades territoriales y organizaciones no gubernamentales.
De esta forma, se han adelantado acciones de manejo integrado de zonas costeras, en 8 de
las 10 unidades ambientales costeras definidas en la Política: a) la Llanura Aluvial del Sur en
el Pacífico; b) Unidad Ambiental Costera y Estuarina del río Sinú y Golfo de Morrosquillo; c)
Caribe Insular; d) Darién; e) Alta Guajira; f) Magdalena; g) Málaga-Buenaventura; h) Vertiente
Norte de la Sierra Nevada de Santa Marta. Estos estudios, han generado información base
para definir estrategias de manejo, diagnósticos de la situación ambiental marino-costera,
problemáticas específicas y la determinación de áreas de manejo con propósitos de protección,
recuperación, uso y producción sostenible.
Fueron elaborados también los lineamientos para una Política Nacional de Cambio Climático
los cuales fueron adoptados por el Consejo Nacional Ambiental en el 2002 cuyo objetivo
es identificar las estrategias requeridas para consolidar la capacidad nacional necesaria que
permita responder a las posibles amenazas del cambio climático; responder a las disposiciones de la Convención de Nueva York sobre Cambio Climático, en términos de potencializar
las oportunidades derivadas de los mecanismos financieros y cumplir con los compromisos
establecidos. En materia de zonas costeras busca mejorar la capacidad de adaptación de
zonas costeras e insulares a un posible aumento del nivel del mar. Así los lineamientos junto con el documento CONPES 3242 de 2003 que establece políticas para la mitigación del
cambio climático, son instrumentos de política nacional que coinciden directamente con
los compromisos y responsabilidades adquiridos por Colombia en el marco de los acuerdos
internacionales suscritos.
Es así como el Gobierno colombiano a través de las entidades del Sistema Nacional Ambiental
como el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial, IDEAM, INVEMAR y la
Corporación para el Desarrollo sostenible del Archipiélago de San andrés, Providencia y Santa
Catalina -Coralina así como del Ministerio de la Protección Social y el Instituto Nacional de
Salud, formuló el proyecto Programa Nacional Integrado de Adaptación al Cambio Climático
(vulnerabilidad y adaptación al cambio climático en ecosistemas de alta montaña, áreas insulares del Caribe colombiano y salud) por 5.4 millones de dólares, co-financiado por el Fondo
para el Medio Ambiente Mundial. Este proyecto, cuyo objetivo es definir e implementar
medidas de adaptación piloto y opciones de política que preparen al país para resolver anticipadamente los efectos negativos del cambio climático, busca: garantizar el suministro de agua
dulce en el Archipiélago de San Andrés y Providencia donde se prevén cambios en el régimen
hidrológico; proteger los corales del Rosario, San Bernardo e Isla Fuerte que serían afectados
por el incremento del nivel del mar; preparación para la reducción de la oferta hídrica en el
páramo de Las Hermosas (Tolima y Valle del Cauca); y controlar el potencial incremento de
morbilidad y mortalidad por dengue y malaria debido al incremento de la temperatura y la
humedad en algunas regiones del país.
Adicionalmente se busca incluir el tema del cambio climático en las agendas sectoriales a
través de la elaboración de la Segunda Comunicación Nacional de Colombia ante la Convención Marco de las Naciones Unidas Sobre Cambio Climático -CMNUCC, a partir de las
mesas sectoriales, el proyecto pretende entre otros, junto con el Departamento Nacional
de Planeación la elaboración del documento CONPES sobre la Política Nacional de Cambio
Climático. En términos de investigación, el IDEAM lidera el proyecto Piloto Nacional Inte-
19
Comisión Colombiana del Océano
grado de Adaptación INAP – cuyo componente marino costero es trabajado por el INVEMAR
junto con CORALINA.
En materia de calidad de aguas marinas, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras
-INVEMAR a través de la Red de Calidad Ambiental Marina -REDCAM realiza el seguimiento a las condiciones de la calidad de las aguas marino-costeras del país, identificando las
principales fuentes de contaminación como son los vertimientos domésticos, los efluentes
industriales, las actividades agropecuarias y las actividades portuarias.
Así mismo, las Direcciones de Desarrollo Territorial, de Ecosistemas y el grupo de Recurso
Hídrico del Ministerio junto con INVEMAR y las respectivas CAR, trabajan en la armonización de los planes de manejo y ordenación del recurso hídrico con los planes de ordenamiento
del territorio atendiendo además, el manejo integrado de zonas costeras.
Respecto a las medidas de conservación, rehabilitación y/o restauración de los ecosistemas
marinos y costeros, para preservar la diversidad biológica y garantizar la sostenibilidad de
bienes y servicios ambientales, mediante un memorando de entendimiento suscrito entre
la Unidad Administrativa Especial del sistema de Parques Nacionales Naturales, Conservation International –CI, The natural Conservancy –TNC, World Wide Fund for Nature
–WWF, INVEMAR, Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von
Humboldt,Dirección Nacional de Planeación, Fundación Natura, Comité Colombiano de la
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN, -Wildlife Conservation
Society –WCS, Patrimonio Natural y las seis instancias regionales Sistema Regional de Áreas
Protegidas (Caribe, Andes nororiental, Amazonia Orinoquia, Pacífico suroccidental, Pacífico
noroccidental), se formuló de forma participativa el Plan de Acción del Sistema Nacional de
Áreas Protegidas SINAP que tiene como objetivos específicos la representatividad, articulación
y armonización de los procesos de planificación, fortalecimiento de capacidades, sostenibilidad financiera, participación, relacionamiento intersectorial, conocimiento y educación
y comunicación; se desarrollan diferentes procesos de declaratoria nuevas áreas marinas
protegidas, específicamente para Bahía Portete, Playona-Acandí y Bahía Málaga, entre otros.
Se han concertado para cada uno de los procesos planes de trabajo interinstitucionales, la
identificación y priorización de áreas para conservación continentales en escala 1:500.000
cruzando la información contra procesos sectoriales por parte de Parques Nacionales Naturales
y prioridades de conservación para áreas marino-costeras por parte de INVEMAR en asocio
con The Nature Conservancy.
Las áreas protegidas, con zonas costeras y marinas, actualmente cuentan en sus respectivos
planes de manejo con líneas de investigación para el conocimiento y la protección de los
ecosistemas. Las áreas protegidas con líneas de investigación en marcha son: Corales del
Rosario y de San Bernardo, Los Flamencos, El Corchal, Old Providence, Tayrona, Ensenada
de Utría, Gorgona y Malpelo. De otra parte la Unidad de Parques Nacionales en el marco del
Programa de Monitoreo adelanta estudios sobre la presión de los recursos hidrobiológicos en
Old Providence, Los Flamencos, Tayrona, Isla de Salamanca, Corales del Rosario y de San
Bernardo, Ensenada de Utria y Sanquianga.
Con relación a la protección de especies se trabaja en la formulación de distintos planes como:
el Plan de Monitoreo y Seguimiento de las Poblaciones Naturales de las Tortugas Marinas en
el Caribe y el Pacífico Colombiano; el Plan Nacional para la Conservación y Protección de las
Especies Migratorias de la Biodiversidad Colombiana, el Plan de Acción Nacional de Tiburo-
20
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
nes, en proceso se encuentra la formulación del Plan de Acción Nacional para Mamíferos
Acuáticos y se trabaja activamente en la regulación del Caracol Pala, especie CITES.
El Ministerio con miras a facilitar el desarrollo de las actividades productivas que se realizan
en los espacios oceánicos y las zonas costeras ha elaborado lineamientos ambientales; es así
como en el Sector Transporte, se determinaron las competencias tanto del MAVDT como
de las CAR (Decreto 1220 de 2005) para expedir las licencias ambientales incluyendo actividades en zonas costeras, además se participa en la expedición del documento CONPES de
expansión portuaria cada dos años.
Para el sector de minas y energía, se elaboró la “Guía Ambiental para Exploración Sísmica
Marina en Aguas Oceánicas Colombianas” y los términos de referencia para la elaboración
de los estudios ambientales para la exploración y explotación de hidrocarburos en aguas
marinas colombianas.
En el sector de la pesca, el Ministerio hace parte del Comité Ejecutivo para la Pesca, junto
con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural y el Instituto Colombiano Agropecuario
-ICA, en el cual se sugieren las cuotas de aprovechamiento de los recursos pesqueros. Para
este análisis las entidades adscritas y vinculadas al Ministerio con la Unidad Administrativa
Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales, el Instituto de Investigaciones Marinas
y Costeras -INVEMAR y el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas Sinchi proveen
de la información técnico-cientifica necesaria para la toma de decisiones. En la protección
de los recursos hidrobiologicos, el Ministerio trabaja en la reglamentación que definirá los
requisitos y criterios para que un recurso hidrobiológico pueda ser considerado pesquero.
Es así como el Ministerio ha venido trabajando incansablemente para proporcionar un ambiente marino y costero sano y de esta manera contribuir al mejoramiento de la calidad de
vida de la población costera.
A estos esfuerzos tan importantes la Comisión Colombiana del Océano -CCO de la cual
hace parte el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial adoptó la Política Nacional del Océano y los Espacios Costeros (PNOEC), cuyo objetivo es promover el desarrollo
sostenible del océano y los espacios costeros, así como de los intereses marítimos de la Nación,
mediante la estructuración concertada y la puesta en marcha de estrategias que permitan garantizar la cabal administración, aprovechamiento económico, beneficio público, conservación
del ambiente, desarrollo sociocultural, vigilancia y control de dichos espacios jurisdiccionales,
en la cual el Ministerio participó como miembro de la CCO y trabajó en la integración de
objetivos y estrategias de la Política Nacional Ambiental para el Desarrollo Sostenible de los
Espacios Oceánicos y las Zonas Costeras e Insulares de Colombia (PNAOCI).
De esta forma, en Colombia se ha venido construyendo un escenario político y de planificación
con miras al manejo integrado de zonas oceánicas, costeras e insulares, a lo largo de estos
40 años de gestión de la Comisión Colombiana del Oceáno, antes Comisión Colombiana
de Oceanografía, todas las instituciones del Estado han participado en la construcción de la
institucionalidad, las políticas y estrategias de desarrollo marinas y costeras.
21
La Gestión Ambiental Marina
y Costera en Colombia:
Un reto institucional
C.N. Francisco A. Arias-Isaza y
Paula Cristina Sierra-Correa
I
ntroducción
La zona costera cubre alrededor del 15% de la superficie de la Tierra y es allí donde las 2/3
partes de la población del mundo vive y desarrolla sus actividades; además contiene una
alta cantidad de ecosistemas de importancia por los recursos que proveen, la protección que
ofrecen y la riqueza que representa para los países que los poseen.
Uno de los factores más importantes en el incremento de los procesos de cambio en la zona
costera es el rápido crecimiento demográfico, la concentración de población y el desarrollo
industrial y de infraestructura, lo que genera una necesidad de desarrollo socioeconómico,
que a su vez constituye un factor de presión ambiental.
En Colombia, aunque sus zonas costeras están ocupadas por menos de la cuarta parte de la
población total del país (9,58%) (DANE, 1993), en los últimos años, se ha visto acelerado
el crecimiento industrial, turístico y los desplazamientos de población debido a problemas
de orden público. Cabe mencionar además, que en el área del Archipiélago de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina (52.5 Km2) actualmente la densidad poblacional es de 2.272
habitantes / km2, constituyéndose en una de las áreas insulares más pobladas del mundo,
con una tasa anual de crecimiento promedio de 2.8 habitantes (PDM San Andrés, 1997).
Los primeros reconocimientos internacionales de la necesidad de un modelo de gestión
ambiental para evitar los problemas que toman lugar en la zona costera se hicieron en la
Convención de Estocolmo Sobre el Hombre y el Medio Ambiente (1972), pero fue durante
la Conferencia Sobre Medio Ambiente y Desarrollo realizada en Río de Janeiro (1992) que el
22
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
tema fue explícitamente incorporado en el documento Agenda 21 capítulo 17 y en los convenios de Cambio Climático (UNFCCC, 1992) y de Diversidad Biológica (CBD, 1992), éste
último con el Mandato de Yakarta (CBD, 1995) como consenso global sobre la importancia de
la biodiversidad marina y costera y la adopción e implementación de un modelo de gestión,
denominado manejo integrado de zonas costeras (MIZC).
Conscientes de la importancia de las zonas costeras y sus recursos y de las necesidades de
implementar medidas para su manejo y protección, Colombia, a través del Ministerio del
Medio Ambiente adoptó los convenios de biodiversidad y cambio climático (Ley 65 de 1994
y Ley 64 1995 respectivamente) y a partir de 1996 con asesoría del Departamento Nacional
de Planeación –DNP, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras –INVEMAR y otras
entidades del SINA, comenzó a elaborar la Política Nacional Ambiental para el Desarrollo
Sostenible de los Espacios Oceánicos y las Zonas Costeras e Insulares de Colombia, cuyos
lineamientos fueron aprobados en 1998 por el Consejo Nacional Ambiental , su adopción
formal tuvo lugar en diciembre de 2000 y su implementación está en curso.
Antecedentes de la Gestión Ambiental Marina y
Costera
A pesar de contar con costas sobre el Océano Pacífico y el Mar Caribe, de tener el reconocimiento internacional de la importancia de éstos y de las primeras aproximaciones al ejercicio
de la soberanía sobre ellos, Colombia ha prestado poca atención a sus mares y por lo tanto
ha tenido un pobre acercamiento a ellos y a sus recursos (Steer et al., 1997).
El aprovechamiento de los recursos marinos ha tenido un desarrollo pequeño proporcionalmente con los recursos terrestres. El evidente retardo del aprovechamiento de los mares
en Colombia se debe a la falta de su conocimiento, a los insuficientes recursos humanos
capacitados y a la falta de capital para llevar a cabo grandes inversiones, lo que ha impedido
que el país se haya lanzado en forma decidida a explorar y explotar los mares y sus recursos
(Steer et al., 1997).
En sus inicios la política marina en Colombia estaba dominada por asuntos de orientación
internacional relacionados con la delimitación de su jurisdicción marítima y con las disputas
legales internacionales. Las primeras acciones importantes en el reconocimiento del mar y las
zonas costeras como un recurso importante para el país empezaron en los años 60, cuando
surgió la necesidad de establecer una Facultad de Ciencias del Mar (1962) y crear la Comisión
Colombiana de Oceanografía -CCO (1969).
A principio de 1970, en la medida que los asuntos de delimitación se hacían más conspicuos,
el papel de liderazgo fue asumido por la Armada Nacional y su Dirección General Marítima y
Portuaria -DIMAR, la cual había sido creada en 1954 y reestructurada durante el año de 1971.
Durante esta década la DIMAR junto con instituciones como la CCO, La Universidad Jorge
Tadeo Lozano y el Fondo Colombiano de Investigaciones Científicas y Proyectos Especiales
“Francisco José de Caldas” –COLCIENCIAS, auspiciaron una serie de seminarios nacionales
sobre el desarrollo de las ciencias y tecnologías del mar en Colombia (1971, 1973, 1977).
En la década de los 80 se llevó a cabo el primer plan de desarrollo de las ciencias y las tecnologías
del mar (1980), el plan maestro de desarrollo marítimo (1984) y el proyecto de desarrollo y
23
Comisión Colombiana del Océano
administración de la zona costera colombiana en el mar Caribe (1984), presentándose en esta
década un pico promisorio en el tema de manejo integrado de zonas costeras en Colombia,
solo que proveniente de instituciones independientes y aislado de los intereses de desarrollo
nacional.
La década de los años noventa constituye un marco cronológico de referencia indispensable
para comprender los cambios que están sucediendo en la gestión costera en Colombia. En
este periodo, se reconocen como trascendentales tres hechos:
Un replanteamiento de la acción y la gestión del Estado de manera que oriente sus políticas
hacia la conservación y manejo sostenible del medio ambiente, evidente a partir de la promulgación de la Constitución de 1991. La Constitución le otorga al Estado la obligación
de involucrar el componente ambiental en su gestión, al señalar que el Estado planificará el
manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, para garantizar su desarrollo sostenible,
su conservación, restauración o sustitución, además de prevenir y controlar los factores del
deterioro ambiental e intervenir en la economía para la preservación de un ambiente sano
(Artículo 79, 80 y 334 de la Constitución de 1991). Aunque hasta la fecha, no se contempla
particularmente la gestión marina y costera, constituye un gran avance para la Nación, que
el tema ambiental cobre vida a través de la Carta Magna.
A finales de 1993, con la creación del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) (Ley 99 de
1993) como ente rector de la gestión ambiental del país y regulador de acciones referentes a
la recuperación, conservación, protección, ordenamiento, manejo, uso y aprovechamiento
de los recursos naturales renovables y del ambiente de la Nación, se establece el Sistema
Nacional Ambiental –SINA, integrado por las Corporaciones Autónomas Regionales y de
Desarrollo Sostenible –CAR, autoridades ambientales encargadas del seguimiento y control
de las políticas emitidas por el MMA y los Institutos de Investigación (INVEMAR IIAP,
IDEAM, SINCHI y Alexander von Humboltd), encargados de brindar asesoría al Ministerio
y las CAR en materia técnico-científica. En este momento histórico, sigue siendo notoria
la falta de una definición clara relacionada con la gestión de la zona costera, sin embargo,
tácitamente, el esquema institucional adoptado para el tema es el mismo SINA, solo que
teniendo en cuenta, exclusivamente las entidades con injerencia en las zonas costeras. Cabe
resaltar, que por primera vez se adopta como soporte para la toma de decisiones el conocimiento científico, reflejado en la relevancia que se le da al INVEMAR como generador de
información útil a la gestión.
La preparación entre 1996 y 1999 de un escenario nacional y un instrumento de gestión
ambiental marina y costera, denominado “lineamientos de política” de la que hoy se titula
Política Nacional Ambiental para el Desarrollo Sostenible de los Espacios Oceánicos y las
Zonas Costeras e Insulares de Colombia (en adelante se mencionará como Política Ambiental
de Zonas Costeras). El proceso contó con la activa y decisoria participación de los principales
actores vinculados con el desarrollo costero nacional (DNP, Ministerios y entidades adscritas,
Armada Nacional, COLCIENCIAS, INVEMAR y otros Centros e Institutos de Investigación,
Universidades, Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible, entidades
territoriales y organizaciones no gubernamentales). La Política se formuló en el marco conceptual de la gestión integrada de los ecosistemas. Esto implica reconocer la integración
que existe entre la naturaleza y la cultura, siendo los seres humanos parte integrante de los
ecosistemas. El enfoque por ecosistemas exige una gestión adaptable por tratar con la índole
compleja y dinámica de los ecosistemas y con la esencia de una comprensión completa de su
24
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
funcionamiento. El propósito de esta estrategia es producir lo más pronto posible, ejemplos
exitosos, concretos, dentro de las tres regiones costeras del país, por lo cual el énfasis debe
hacerse en unas pocas zonas especiales de escala pequeña y en tiempo real (Minambiente,
2001).
Iniciando el siglo XXI, Colombia define por primera vez su Política Ambiental de Zonas
Costeras (Diciembre de 2000), en la que establece el modelo de gestión que deberá ser adoptado para la puesta en marcha del modelo de MIZC como estrategia de intervención en los
espacios oceánicos y las zonas costeras e insulares colombianas.
Situación Actual de la Gestión Ambiental Marina y
Costera
La gestión ambiental marina y costera vigente, es incipiente, tiene su primera expresión real
a través de la Política Ambiental de Zonas Costeras y se espera que se desarrolle durante el
siglo XXI. Sin embargo, desde 1998, ha tenido avances puntuales, tales como la implementación de los lineamientos de la política con la puesta en marcha de proyectos piloto para el
desarrollo del MIZC en Colombia, con una destacada articulación del Ministerio del Medio
Ambiente, las CAR costeras (CRC, CORPONARIÑO, CVC, CVS, CARSUCRE), La Unidad
Administrativa Especial de Parques Nacionales Naturales -UAESPNN y los Institutos de
Investigación (IIAP e INVEMAR).
A nivel local se destaca el caso de estudio en la Unidad de Manejo Integrado –UMI GuapiIscuandé puesta en marcha a mediados de 1999; en lo regional, el de la Unidad Ambiental
Costera –UAC Golfo de Morrosquillo - Río Sinú, iniciada a principios de 2000; y la declaratoria de San Andrés, Providencia y Santa Catalina como Reserva de Biosfera en noviembre
de 2000. Estas experiencias piloto, han permitido la generación por primera vez en el país de
una metodología común para abordar el tema de caracterización y diagnóstico de las zonas
costeras colombianas en el esquema del MIZC.
Así mismo y reflejado en dicha declaratoria y en la de la Ciénaga Grande de Santa Marta
también como Reserva de Biosfera (noviembre de 2000), cobra vigencia para el país la integralidad en la definición de áreas marinas y costeras protegidas, dejando atrás el viejo esquema
de protección única sobre ecosistemas y recursos marinos (por ejemplo, el Parque Nacional
Natural Islas del Rosario) o solamente sobre el patrimonio biológico terrestre en la costa (caso
Parque Nacional Natural Sanquianga).
De otra parte, la iniciativa sobre la creación de la Comisión MIZC del Valle del Cauca vigente desde 1999, el proceso de fortalecimiento del SINA en el tema de MIZC, así como la
articulación del MIZC con algunos planes de ordenamiento territorial reflejan las primeras
experiencias tangibles de gestión costera.
Finalmente, la generación y estimulo a la capacidad científica nacional, tanto en ciencias
naturales como en ciencias socioeconómicas, para efectuar la investigación apropiada de
base para la gestión costera, insta al INVEMAR a constituir el grupo interdisciplinario de
investigación en MIZC, reconocido por COLCIENCIAS, y a la consolidación de alianzas
estratégicas que pretenden incluir también profesionales de otros institutos de investigación
25
Comisión Colombiana del Océano
(Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, Instituto de Investigaciones Alexander
von Humboldt, Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas y el Centro de
Control y Contaminación del Pacífico) y de la academia (Universidad EAFIT, Universidad
del Norte, Universidad Javeriana, Universidad Nacional), así como planificadores de las
CAR y otras entidades del SINA costero, al grupo de investigación en mención. Lo anterior,
pretende contribuir con el establecimiento de la Red de Investigación Marino-Costera como
escenario para la coordinación interinstitucional, compatibilización y optimización de la
investigación y el desarrollo del sistema de información oceánico y costero, de acuerdo con
la Política Ambiental de Zonas Costeras.
Colombia es un país donde existen iniciativas de interés en la gestión costera a escala nacional,
regional y local, con unos principios normativos generales y otros básicos, con una definición
de instrumentos y un esquema preliminar de planificación plasmado en la Política Ambiental
de Zonas Costeras; pero aún le hace falta ganar trascendencia institucional, afianzar el conocimiento científico de base para la toma de decisiones y estar suficientemente arraigadas
en el tiempo, del mismo modo, que le es inminente consolidar las estructuras organizativas
y administrativas específicas para desarrollar el tema.
26
P rograma N acional
para la
Conservación del Cóndor Andino en
Bibliografía
Colombia
Políticas Públicas y otros asuntos
claves para la gestión integrada
de la Zona Costera Colombiana:
Un análisis temporal de Metas y Desafíos
Arenas-Granados, P.
R
esumen
Se presenta y analiza de manera sintética el proceso en Colombia de construcción de políticas públicas, y otros asuntos estructurales relacionados con el manejo integrado de su zona
costera durante el periodo 1968 - 2008. Se hace énfasis en las metas cumplidas, en su impacto
en el territorio costero e insular nacional y, en especial, en los desafíos pendientes. Se constata
que la existencia de una política explícita orientada a la sustentabilidad del singular y valioso
territorio costero colombiano y de arreglos específicos de coordinación interinstitucional son
logros relevantes. No obstante, aún quedan pendientes importantes retos: de carácter normativo, de fortalecimiento institucional, de clarificación de competencias, de formación de
gestores públicos, de mayor apoyo para la investigación y el conocimiento interdisciplinario
del litoral, entre otros. Finalmente se concluye que el logro de los Objetivos de Desarrollo del
Milenio en Colombia está también íntimamente relacionado con la utilización respetuosa y
responsable del territorio costero nacional, en el marco de los principios y asuntos estratégicos
de la Política Nacional del Océano y Espacios Costeros, y de la visión colectiva, prospectiva
y de largo plazo de 2019 Visión Colombia Segundo Centenario.
Palabras clave: Manejo integrado de zona costera, sustentabilidad, desarrollo, territorio,
política pública, Colombia.
En el aislamiento retratado en el pueblo costeño de Macondo en Cien años de soledad, Gabriel García Márquez señalaba un aspecto fundamental de la geografía colombiana: Las tres
cadenas septentrionales de los Andes se constituyeron en barreras históricas formidables a
27
Comisión Colombiana del Océano
la comunicación entre las diversas regiones naturales del país; entre las altiplanicies andinas,
con climas moderados en una continua y fría primavera, y el permanente calor sofocante
y húmedo de más de 35 grados centígrados en las planicies, llanuras y selvas amazónicas,
orinocenses, del Caribe y del Pacífico. Los Andes han dominado la topografía colombiana y
las condiciones de vida de sus gentes. Un 9% del territorio se localiza entre los 1.000 y los
2.000 metros, en vertientes y valles interandinos de clima templado y confortable, y un 6%
por encima de 2.000 metros en un constante clima primaveral5. Hasta hace solo sesenta años
la sociedad colombiana prácticamente habitaba este 15% del territorio; dos terceras partes
de la población en la década de los 60. El Macondo literario de García Márquez, como las poblaciones y sus gentes que en verdad han habitado cerca del mar, han estado históricamente
aisladas de la nación andina, del centro de poder y decisión. Y ese aislamiento llegó a extremos:
En 1903 el istmo colombiano, el territorio cálido y distante entre el Mar Caribe y el Océano
Pacífico, se separó en la República de Panamá a instancias de Estados Unidos; noticia que,
por el mismo aislamiento, llegó a la sociedad colombiana en los valles interandinos mucho
tiempo después. La sabana del río Bogotá, el valle de Aburrá y el valle del Cauca, a más de
400 kilómetros del litoral, separados del mar por agrestes cumbres, abrigaron a Santa Fé de
Bogotá, a Medellín y a Cali, las principales ciudades que han concentrado la vida política y
económica nacional.
Este carácter tropical y andino de Colombia, es una de las primeras razones que explican cómo
su territorio costero y marítimo fue redescubierto también como un espacio de oportunidad
y aprovechamiento, no solo vía de comunicación y campo de batallas, hasta prácticamente
la década de los 70. La creación de la Comisión Colombiana de Oceanografía por el Gobierno
de Lleras Restrepo en 1969 fue el primer paso visionario de este redescubrimiento. Tres días
antes de vencer su mandato presidencial, y después de delimitar con los países vecinos buena
parte de las áreas marinas y submarinas nacionales, el Presidente Alfonso López Michelsen
logró en 1978 que el Congreso aprobase su iniciativa gubernamental para definir la jurisdicción marítima colombiana (La Ley 10 de 1978). Un logro sin duda muy significativo, porque
así el único país suramericano con dos océanos, pero olvidado del mar, se adelantaba a las
regulaciones marítimas internacionales que emanaron de la Convención sobre el Derecho
del Mar de la ONU adoptadas en Jamaica en 1982. Un año después Turbay Ayala, entonces
Presidente, de la mano de Diego Uribe Vargas, su Ministro de Relaciones Exteriores, un experto
internacionalista sobre el Derecho del Mar, estableció mediante cuatro decretos firmados el
mismo día (el 2 de agosto de 1979), el marco político y normativo para poder ejercer la soberanía, el control de la contaminación marina y el aprovechamiento de los recursos naturales
sobre la redescubierta Colombia costera y marítima.
A continuación se tratará de mostrar, siguiendo la metodología de Barragán (2003)6, cómo la
administración pública colombiana ha dado pasos muy significativos en el proceso de apropiación del litoral nacional, y por qué queda aún un largo camino para alcanzar su verdadera
articulación que permita brindar oportunidades duraderas de bienestar con equidad a todos
los nacionales, y en especial a las comunidades costeras tradicionalmente allí asentadas.
5 PALACIOS, M. y SAFFORD, F. 2002. Colombia. País fragmentado, Sociedad dividida. Grupo Editorial Norma. Colección
Vitral. Bogotá. D.C. 413 p.
6 BARRAGÁN, J.M. 2003. Medio ambiente y desarrollo en áreas litorales. Introducción a la Planificación y Gestión Integradas.
Servicio de publicaciones de la Universidad de Cádiz. Cádiz. 306 p.
28
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Ya hay claras señales de la insostenibilidad de las formas de uso que se le vienen dando a este
complejo espacio geográfico que se expresa tanto por los procesos de deterioro creciente de su
base ecológica, como por los recurrentes conflictos entre sectores productivos y la diferencia
en la distribución de la pobreza entre departamentos costeros y del interior. El paradigma
del Desarrollo, que se inauguró precisamente en Colombia a finales de la década de los 507,
la práctica de su teoría del constante crecimiento económico como el único fin a alcanzar
y de sus supuestamente universales referentes de bienestar, ha dejado también su huella en
los litorales de la nación.
Costas y mares constituyen un mosaico de ecosistemas, complejos, muy diversos y especialmente frágiles. Colombia es uno de los países con mayor diversidad biológica, ya que
con sólo el 0.7% de la superficie continental posee cerca del 15% de la diversidad biológica
mundial8. Los arrecifes coralinos, los bosques de manglar, las lagunas costeras y deltas, las
praderas de pastos marinos, los sistemas de playas y acantilados y los fondos blandos sedimentarios de la plataforma continental y sus recursos, son una manifestación exuberante
de su biodiversidad en el medio marino y costero. Ello es posible cuando se suma a un clima
y una geología contrastados entre dos océanos, en la esquina septentrional y tropical de Suramérica, el cálido Caribe rico en especies, con la fría corriente de Humboldt en el Pacífico,
rica en nutrientes. Pero su millón de kilómetros cuadrados de territorio marítimo y costero,
incluyendo los municipios litorales -con y sin frente marítimo acusan críticos problemas. El
Desarrollo ha dejado su huella.
Los últimos cincuenta años de aplicación del discurso y práctica del Desarrollo en el espacio
litoral han marcado la última fase histórica en la relación entre la Sociedad colombiana y su
Naturaleza también marítima. Esta etapa se caracteriza por un creciente proceso de urbanización, de poblamiento avanzado y de enclaves industriales, acompañados por una drástica
y rápida disminución en calidad y cantidad de la oferta de bienes y servicios ambientales,
tanto del mismo espacio litoral como del marino. La función fuente de sus ecosistemas,
como aparente despensa inagotable de recursos para alimentar el Desarrollo de esas olvidadas
tierras, ha sido substancialmente acentuada. Igualmente esos ecosistemas costeros son de
forma intensiva, el sumidero del cúmulo de desechos que el progreso genera. Ahora la escasez
incremental de recursos naturales (agua, maderas, pesca, etc.), en muchas áreas, a más de su
pérdida de calidad, es su aspecto más característico. Adicional a ello la apropiación excluyente
del espacio costero terrestre en unas pocas manos, ya común desde la Colonia, se acentúa. La
escasez estructural se afianza. La inequidad se expresa con fuerza. Unos pocos concentran
las tierras, sus recursos naturales, y por tanto el poder en el área. La exclusión social se hace
evidente. Los mayores niveles de pobreza y marginación de los colombianos están allí, en los
litorales. El Desarrollo no es para todos.
Más del 10% por ciento de los prácticamente cuarenta y tres millones de colombianos están
asentados en los litorales, la mayor parte en ciudades costeras del Caribe. Su variedad de grupos
étnicos: blancos, mestizos, afrocolombianos, indígenas y gitanos están entre la población más
pobre. Cada vez más separados por la brecha creciente de los pocos muy ricos. La mayoría de
7 CARRIZOSA, J. 2003. Colombia de lo imaginario a lo complejo. Reflexiones y notas acerca de ambiente, desarrollo y paz.
IDEA Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. D.C. 201 p.
8 INVEMAR. 2000. Programa Nacional de Investigación en Biodiversidad Marina y Costera PNIBM. Editado por J.M. Díaz
Merlano y D.I. Gómez López. Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras. Santa Marta, FONADE, MMA. 80 p.
29
Comisión Colombiana del Océano
los habitantes costeros, especialmente en las áreas rurales de Chocó, Córdoba, Nariño, Sucre,
Magdalena, Cauca y Guajira presentaban en el censo de 2005 niveles de pobreza e indigencia
similares a los que existían en los años sesenta. El cuerno de la abundancia del Desarrollo no
ha llegado hasta ellos. A esta realidad se suma, que todavía, aún los no pocos esfuerzos, la
corrupción en la administración pública no ha sido totalmente erradicada, además de una
violencia cotidiana con profundas raíces históricas, y de una insurrección armada permanente
de izquierdas y de derechas.
Pero en este difícil contexto, y ante no pocos desafíos, se diseñaron y pusieron en funcionamiento normas, instituciones e instrumentos públicos de orden nacional para apropiar
y gestionar mejor el territorio costero y marítimo nacional. Sin duda la reorganización en
1984 de la Dirección General Marítima y Portuaria - DIMAR- durante la Administración del
Presidente Belisario Betancourt fue un importante hito. Igualmente inspirada en los principios y compromisos de Rio 92, la Ley Ambiental de 1993, impulsada por la Administración
Gaviria, sentó las bases para la organización institucional pública del sector ambiental
colombiano.
Pero fue desde el mismo comienzo de este siglo XXI cuando el país empezó a contar con
políticas explícitas e integrales también para la Media Colombia Marítima. Políticas que por
su existencia colocan a la Nación en un lugar privilegiado en el contexto internacional para la
gobernanza costera y oceánica. El proceso iniciado en 1996 por el entonces Ministerio de Medio
Ambiente durante la administración del Presidente Samper Pizano, llevó a que el país contase
con la política expresa para el manejo integrado de su territorio costero y marino (aprobada en
diciembre del 2000 durante el Gobierno de Pastrana Arango): La Política Nacional Ambiental
para el Desarrollo Sostenible de los Espacios Oceánicos y las Zonas Costeras e Insulares de
Colombia –PNAOCI-9. La reestructuración de la Comisión Colombiana de Oceanografía
(Decreto 347 de 2000) desembocó, por el interés de la administración de Pastrana Arango, y
posteriormente por el empeño del actual Gobierno de Uribe Vélez, en que Colombia contase
en el año 2007 con la Política Nacional del Océano y Espacios Costeros -PNOEC-10. Sin duda
dos instrumentos de política, mutuamente complementarios, que deben con su apropiada
implementación reorientar las formas de uso de las costas y el mar en el país, propendiendo
por un mayor aprovechamiento, pero siempre tras las sendas de mayor equidad social y de
una explotación ecológicamente más duradera.
Sin embargo la PNAOCI, la política ambiental del territorio costero y marítimo, no ha sido
suficientemente asumida por la administración pública nacional para su implementación,
seguimiento, ajuste y evaluación. El Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial,
como entidad también responsable de su promoción y seguimiento, no tuvo, al menos en el
periodo 2002-2006, a la PNAOCI en un lugar relevante en su agenda política. Esto ha generado
también su débil apropiación entre las otras autoridades ambientales regionales y distritales,
así como entre los municipios costeros. Urge que el Ministerio incremente sus capacidades
para asumir de nuevo su papel para impulsar una mirada integrada y espacial para la gestión
ambiental de la Colombia costera y oceánica. Ello solo será posible, si a su vez se hacen
9 MMA, 2000. Política Nacional Ambiental para el desarrollo sostenible de los espacios oceánicos y las zonas costeras e insulares
de Colombia. Dirección General de Ecosistemas. Ministerio del Medio Ambiente. 114 p.
10 CCO. 2007. Política Nacional del Océano y Espacios Costeros PNOEC. Documento oficial. Comisión Colombiana del
Océano. Bogotá. D.C. INVEMAR. Serie Documentos Generales No. 19. 56 p.
30
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
más permeables las fronteras sectoriales al interior de la misma estructura orgánica de esta
autoridad, elevando este estratégico territorio para su gestión ambiental y territorial, a una
instancia de coordinación por encima de las direcciones administrativas hoy existentes.
Durante el actual Gobierno, la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Colombiana del Océano,
logró después de casi una década de proyectos y lineamientos, que Colombia contase con una
política del océano y de sus espacios costeros. La PNOEC atendió la recomendación del Documento CONPES 3164 de 200211, asumiendo algunos objetivos, metas y acciones previstas en
la PNAOCI. El Plan de Acción de esta política, que debe aún formularse, constatará o no esta
aseveración. No obstante la PNOEC constituye un hito tan importante para el país, como el
redescubrimiento de este territorio en los años 60 y 70, que además de su delimitación, sentó
las bases para su aprovechamiento, más allá del ejercicio de la soberanía.
Pero los procesos de formulación y consulta de las políticas antes citadas, no solo brindó al
país como productos finales las dos políticas explícitas. Sino también confirmó a su vez que
su test de implementación solo será posible cuando, tras una profunda revisión de la compleja y desarticulada normativa existente, el país se aboque a la construcción de un nuevo
marco legal para la gestión integrada de este territorio. Un nuevo modelo en sintonía con
los desafíos ecológicos, sociales y económicos que hoy se imponen de cara al siglo XXI, que
unifique y articule las dispersas normas, que derogue las no pocas obsoletas, y sobre todo, que
llene el crítico vacío legal sobre jurisdicción y competencias. La superación de este problema,
como el de la muy frecuente superposición de competencias entre autoridades, es un paso
clave para que el proceso de formulación de políticas, no lleguen solo a la aprobación del
documento, mientras que las realidades ecológicas y socioeconómicas en las costas y el mar
acrecientan su cruda problemática. Es esperanzador que en los últimos años se hayan hecho
varios esfuerzos para que Colombia cuente con una normativa mejorada para administrar
con eficiencia y equidad su territorio costero y marino. La confianza está puesta en que el
proyecto presentado al Congreso de la República, a comienzos del 2009, por la Procuraduría
General de la Nación, no siga la senda que frustraron otros intentos previos.
La institucionalidad pública para la gestión ambiental, y por lo tanto integrada, del territorio
marino y costero es un asunto también de especial importancia. Ya a comienzos de los 90, en
el marco de las reuniones nacionales preparatorias de la posición de Colombia ante la Cumbre de Río 92, se evidenció que los cambios que se veían venir, tanto a escala nacional como
internacional, hacían urgente una reestructuración de la institucionalidad ambiental pública
colombiana. La creación del Ministerio de Medio Ambiente y la organización del Sistema Nacional Ambiental fueron, un año después de la Cumbre, la respuesta del gobierno nacional. La
Ley 99 de 1993 brindó esa demandada reestructuración, pero con una protuberante omisión,
no clarificó las competencias de las autoridades ambientales costeras y marinas, a todas las
escalas, no solo para la formulación de políticas, sino para de manera fundamental, ejecutarlas. La razón de ello estriba de nuevo en la tradicional visión mediterránea de impulsores y
legisladores. En los primeros artículos de la Ley Ambiental, el mar y las costas colombianas
solo se consideran como adyacentes al territorio de la nación (Numeral 1, Articulo 5to. Ley
99/1993). Esta situación no hace difícil comprender después como la institucionalidad pú11 DNP-CONPES. 2002. Política Nacional Ambiental para el Desarrollo Sostenible de los Espacios Oceánicos y las Zonas Costeras
e Insulares de Colombia. Plan de Acción 2002 - 2004. Documento Conpes, 3164. Consejo Nacional de Política Económica y
Social. República de Colombia. Departamento Nacional de Planeación – Ministerio de Medio Ambiente. Bogotá, D.C. 29 p.
31
Comisión Colombiana del Océano
blica ambiental, especialmente las CAR12 litorales, no tienen en su gran mayoría una clara
jurisdicción y competencia en el territorio costero. Algunas excepciones se evidencian no
obstante entre las instituciones reorganizadas y creadas por esta Ley, relacionadas con la costa
y el mar. El Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras –INVEMAR se ha convertido
en el bastión para apoyar con conocimiento oportuno, las decisiones que deberían tomarse
para la aplicación de la PNAOCI. Y la autoridad ambiental del Archipiélago de San Andrés,
Providencia y Santa Catalina (CORALINA), por contar con jurisdicción y competencias
también en Mar Territorial y Zona Económica Exclusiva, se ha convertido en actor clave para
la aplicación exitosa de esta política en el estratégico Archipiélago.
Pero más allá del importante rol del Ministerio de Ambiente y de la DIMAR, en Colombia
hay otras instancias con compromisos explícitos y relevantes para el también país marítimo.
Aquí se debe insistir en el estratégico papel que viene desempeñando la Comisión Colombiana del Océano como instancia de asesoría, consulta, y de formulación y seguimiento de
la política oceánica y costera nacional. La CCO aglutina a los principales actores nacionales
vinculados directamente con el mar y las costas del país. La PNOEC, la reciente Política
Nacional del Océano y de los Espacios Costeros, es el mejor ejemplo. Pero no faltan problemas. La CCO adolece de estar soportada principalmente por un solo sector público estatal
vinculado a este estratégico territorio: la Armada Nacional en el Ministerio de Defensa
Nacional. Además del Ministerio y la Armada, que han asumido desde sus inicios un papel
vital para la Comisión, urge que los otros ministerios miembros e instituciones de carácter
nacional, comprometan también recursos de personal y económicos para fortalecer este
marco de coordinación, asesoría y de armonización de la política de la Colombia costera y
oceánica. De ello dependerá sin duda que la PNOEC se ejecute, se evalúe, se ajuste, y que
finalmente sea útil en el corto y largo plazo para los colombianos que viven y dependen
del mar y del litoral.
La visión a largo plazo es estratégica para dejar de lado el recurrente olvido histórico cuatrienal,
el desafortunado ejercicio de reinventar el país que parcialmente se hace al instaurarse cada
cuatro años un nuevo gobierno nacional. Este enfoque está en la base de la principal estrategia
actual para el territorio marino y costero en Colombia. El Plan Visión Colombia: Segundo
Centenario (conocido como Visión 2019), y su componente sobre el territorio marítimo y
costero13 impulsado por la Administración Uribe desde el año 2005, intentan plasmar y poner a consideración de todos los actores políticos y sociales, una visión de futuro realizable.
Visión también orientada a la protección y restauración de la Naturaleza singular costera y
marítima, como a afrontar y superar los críticos problemas de equidad social y de pobreza,
en el marco de las metas y estrategias de Colombia para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio – 2015 (Documento CONPES 91 de 200514). Visión 2019 deberá entonces
cimentar el proceso también actual de construcción colectiva de las dos principales estrategias
12 Corporaciones Autónomas Regionales y las de Desarrollo Sostenible.
13 DNP. 2007. Aprovechar el territorio marino-costero en forma eficiente y sostenible. Propuesta para discusión. 2019 Visión
Colombia II Centenario. Dir. Desarrollo Territorial Sostenible – Subd. Ordenamiento y Desarrollo Territorial. Departamento
Nacional de Planeación. Bogotá, D.C. 124 p.
14 DNP-CONPES. 2005. Metas y estrategias de Colombia para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio - 2015.
Documento Conpes Social, 91. Consejo Nacional de Política Económica y Social. República de Colombia. Departamento
Nacional de Planeación. Bogotá, D.C. 70 p.
32
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
específicas para la Colombia costera y oceánica: El Plan Nacional de Manejo Integrado de
Zonas Costeras y el Plan de Acción de la PNOEC.
Y de las grandes líneas de acción deben derivarse instrumentos. Ellos son el puente para convertir las políticas públicas en hechos. Sobre los instrumentos estratégicos y operativos para
el Manejo Costero Integrado en Colombia, es claro que el país tiene pocos de los primeros y
varios de los segundos. Se carece aún de un instrumento estratégico para aplicar la política
de gestión costera. Sin embargo el valor y legitimidad logrado en el proceso de formulación y
validación social de los Planes MIZC15, a escala subregional y local, impulsados por el INVEMAR, con el apoyo de las autoridades ambientales costeras, es de por sí ya un gran avance.
Estos planes ya formulados, y otros en trance de serlos, para algunas Unidades Ambientales
Costeras y Unidades de Manejo Integrado, en sintonía con la política PNAOCI, son en esencia
el instrumento estratégico para encontrar y llevar a cabo colectivamente respuestas concretas
a la problemática ambiental, y por lo tanto la social también, de algunas áreas costeras del
litoral colombiano. La Metodología COLMIZC16 utilizada para formular estos planes ha
probado su validez. Ahora el asunto es que estos instrumentos puedan ser también debidamente aprovechados por las varias autoridades con alguna competencia en el área. Aquí de
nuevo los vacíos legales, la duplicidad de competencias y los problemas de jurisdicción entre
instituciones implicadas, dificultan su puesta en práctica.
Pero hay otro aspecto clave que determina frecuentemente si la administración pública tiene
o no una perspectiva integrada para la gestión de su litoral. Colombia tiene grandes fortalezas
para la formación superior de todos los niveles en biología y ecología marina. Lo ha hecho
bien. Pero esta área del conocimiento aún siendo relevante, no es suficiente para comprender a
cabalidad la realidad compleja de los litorales y mares tropicales colombianos. El país manifiesta
una seria debilidad estructural en el campo de las ciencias del mar, en las ciencias sociales y
jurídicas, en las ciencias aplicadas, que son indispensables también para que los nacionales
avancen efectivamente en la apropiación integral del territorio costero y marino. Urge por
ello fortalecer tanto los programas de grado en otras disciplinas, como los escasos programas
formales de postgrado existentes sobre manejo costero integrado. Al mismo tiempo se debe
fortalecer la actualización, así como la interdisciplinariedad y el enfoque integrado, entre
los gestores vinculados a la gestión pública de este territorio, que en la mayoría de los casos
cuentan tan solo con una formación disciplinada en biología o en oceanografía física.
Sin embargo el llevar a cabo estas tareas, siempre requiere recursos. En la administración pública por lo general el monto de las inversiones para un asunto, es la medida cierta sobre la real
importancia de ese asunto en la agenda política. Y por ello puede aquí afirmarse, a partir de
investigaciones previas17, que hasta ahora en Colombia la aplicación de la política ambiental
de gestión integrada de su territorio costero y marítimo no ha sido una prioridad. Se evidencia
una profunda asimetría entre el monto de las inversiones realizadas para el Desarrollo por
ejemplo de los planes de expansión portuaria o del turismo en el litoral, y los dineros públicos asignados para resolver los conflictos, desde una perspectiva espacial e integrada, entre
15 Planes de Manejo Integrado de la Zona Costera.
16 Metodología colombiana para el Manejo Integrado de la Zona Costera.
17 ARENAS-GRANADOS, P. (en prensa). Análisis de los asuntos estructurales para el Manejo Costero Integrado en la República
de Colombia. Univ. de Cádiz. Cádiz (España). 116 p.
33
Comisión Colombiana del Océano
esos mismos sectores que comparten una misma porción del litoral. Los recursos efímeros
asignados para la ejecución del Plan de Acción de la PNAOCI en el 2002, y el desbalance en
la captación de las rentas propias entre las autoridades ambientales costeras, por carecer
comparativamente el país de grandes núcleos urbanos en el litoral, no han favorecido ni en
el pasado ni en el presente los medios para trascender al documento de política.
Para terminar deben mencionarse dos asuntos claves para la gestión integrada del litoral no
menos importantes: La información y la participación. El primer asunto relacionado con la
investigación y el conocimiento previo requerido para que los gestores públicos del territorio
de interés tomen buenas decisiones, y el segundo para garantizar un marco democrático en
las decisiones que afectan a todos los usuarios costeros. Colombia cuenta con una adecuada
plataforma para la investigación costera y marina, y con una cultura de la participación ya
establecida. Pero hay problemas. Esta plataforma adolece de un fuerte sesgo hacia áreas del
conocimiento biológicas y ecológicas, insuficientes para la toma de buenas decisiones de
gestión. La complejidad del sistema litoral obliga a la interdisciplinariedad para su cabal comprensión. Por el otro lado, la participación ya es un hecho en el seno del Comité de Manejo
Integrado de Zona Costera de la CCO. Sin embargo parece necesaria la creación al interior
de la máxima autoridad ambiental, el Ministerio de Ambiente, de una comisión o instancia
interinstitucional responsable de la coordinación y seguimiento de la aplicación de la política
de manejo costero integrado. Esta cartera carece actualmente de órgano colegiado alguno para
tomar decisiones apropiadas relacionadas con la aplicación de la PNAOCI.
Finalmente del breve análisis aquí presentado podemos confirmar la evidencia que creemos más
importante. Ya la sociedad colombiana mira sin duda por encima de sus cordilleras andinas.
En los empeños comunes de los distintos gobiernos nacionales en las últimas cuatro décadas,
se ha quedado atrás aquel dicho: vivimos de espaldas al mar. Existe ya el reconocimiento
político expreso, y de buena parte de la sociedad, que el país también limita con Costa Rica,
Honduras, Nicaragua, Jamaica, Haití y República Dominicana. Que más de la mitad del territorio nacional está constituido por municipios costeros, aguas interiores marítimas, Mar
Territorial y Zona Económica Exclusiva. Ahora nos cabe a todos los colombianos, incorporar
este vasto territorio al bienestar duradero de su Sociedad. Se cuenta ya con políticas legítimas
y específicas expresas que apuestan por su sustentabilidad. También con una visión a largo
plazo. Los grandes desafíos están fijados y ya existe la decisión política para abordarlos. Acometer ahora su implementación es pertinente. Pueblos costeros como Bocas de Aracataca en
el Caribe, o Togoromá en el Pacífico, son ahora también el centro de la Nación.
34
P rograma N acional
para la
Conservación del Cóndor Andino en
Bibliografía
Colombia
Sector Portuario
Colombiano
Actividades tráfico portuario
Grupo Asuntos Portuarios – Ministerio de
Transporte
A
ntecedentes y Generalidades
El Ministerio de Transporte de acuerdo a lo establecido en el Artículo 1° del Decreto 2053
de 2003, tiene como objetivo entre otros, la formulación y adopción de las políticas, planes,
programas, proyectos y regulación económica en materia de transporte, tránsito e infraestructura de los modos de transporte carretero, marítimo, fluvial, férreo y aéreo, así como la
regulación técnica en materia de transporte y tránsito de todos los modos de transporte;
en consecuencia y como ente rector del sector, formula entonces la política en materia de
infraestructura de Transporte a nivel nacional, establece los planes, programas y proyectos
y realiza el seguimiento que el Gobierno Nacional debe desarrollar a través de las entidades
que forman parte del sector: Instituto Nacional de Vías - INVIAS, Instituto Nacional de
Concesiones - INCO, Corporación Autónoma Regional del Río Grande de la Magdalena –
CORMAGDALENA, Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil, Superintendencia
de Puertos y Transporte y sus organismos de Asesoría y Coordinación del Sector: Consejo
Consultivo de Transporte y la Dirección General Marítima - DIMAR, quien está sujeta a
una relación de coordinación con el Ministerio de Transporte, en los términos establecidos
por la Ley 105 de 1993.
El Decreto 2053 de 2003, en su Artículo 18 previó la creación de la Dirección de Infraestructura,
asignándole funciones de asesoría, planificación, coordinación y seguimiento a proyectos de
infraestructura de transporte a cargo de la Nación para los diferentes modos de transporte,
entre ellos los temas relacionados con el sector portuario, con acatamiento de las disposiciones
que regulan sus actividades de acuerdo a lo normado en la Ley 1ª de 1991 “Estatuto de Puertos
35
Comisión Colombiana del Océano
Marítimos”, para la creación, mantenimiento y funcionamiento continuo y eficiente de los
puertos al ser de interés público.
Es así como dependiente de la Dirección de Infraestructura, se creó el Grupo Interno de Asuntos
Portuarios al que le fueron asignadas competencias y funciones en materia portuaria, tales
como: Elaboración para la presentación ante el CONPES del Documento Plan de Expansión
Portuaria; Marco General de la reglamentación de condiciones técnicas de operación para
los puertos colombianos; Habilitación de puertos para comercio exterior; Autorización a las
Sociedades Portuarias de Servicio Privado para que movilicen “Carga de Terceros”, Asesorar
y acompañar en temas técnicos, jurídicos y financieros y en los demás relacionados con la
actividad portuaria, a las entidades que recibieron las competencias y funciones en materia
de permisos y concesiones portuarias, así como preparar los conceptos sobre conveniencia y
legalidad de las solicitudes de concesión portuaria.
El Ministerio de Transporte es miembro de la Comisión Colombiana del Océano – CCO
y participa en los siguientes comités: 1) Comité Nacional Interinstitucional de la Política
Nacional del Océano y los Espacios Costeros – CNI PNOEC en la implementación de la política adoptada en el año 2007, 2) Comité Técnico Nacional de Manejo Integrado de Zonas
Costeras - CTN MIZC en la estructuración del Plan Nacional de Manejo integrado de Zonas
Costeras – PNMIZC y 3) Comité Técnico Nacional ERFEN.
SOCIEDAD PORTUARIA REGIONAL DE SANTA MARTA
Principales actividades desarrolladas en materia
portuaria año 2008-2009
En cumplimiento a lo establecido en el artículo 2º de la Ley 1ª de 1991, donde se consagró la
función de orientación, dirección, planificación y racionalización de las actividades portuarias
y dado que es el Ministerio de Transporte quien debe presentar al CONPES para su aprobación
cada dos años, los planes de expansión portuaria, conjuntamente con las diferentes entidades
del sector portuario y en coordinación con el Departamento Nacional de Planeación – DNP,
ha venido trabajando en la formulación del nuevo plan denominado: “PLAN DE EXPAN-
36
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
SIÓN PORTUARIA 2009 – 2011: PUERTOS PARA LA COMPETITIVIDAD Y EL MEDIO
AMBIENTE”, con el fin de que sea aprobado en el primer semestre del año 2009 por el Consejo
Nacional de Política Económica y Social con la expedición del Documento Conpes respectivo,
el cual dará continuidad a la política portuaria del Gobierno Nacional.
Participación activa en las Mesas de Trabajo que se conformaron en el COMITE NACIONAL
DE SANIDAD PORTUARIA, Coordinado por el Ministerio de la Protección Social, dentro de
un grupo interdisciplinario conformado por representantes de las diferentes entidades comprometidas en el control sanitario y funcionamiento de los terminales portuarios a niveles
nacional, seccional, regional, distrital, metropolitano y municipal respectivamente. Se trabajó
durante el año 2008 en el proyecto de decreto sobre sanidad portuaria, que tiene por objeto
reglamentar la vigilancia y control sanitario y en salud pública en los puntos de entrada y
terminales, movilización internacional de viajeros, mercancías y medios de transporte.
Con la consultoría desarrollada por la firma INCOPLAN S.A. se recibió en julio de 2008 el
Informe Final de la Actualización del Estudio de Ordenamiento Físico, Portuario y Ambiental
de los Litorales Colombianos, con el fin de implementar el Plan Integral de Ordenamiento
Portuario - PIOP, acogiendo la recomendación del Documento Conpes 3342 de 2005.
Se llevaron a cabo las negociaciones con las Sociedades Portuarias Regionales de Santa Marta,
Barranquilla y Buenaventura para las modificaciones a las condiciones de los contratos de
concesión portuaria y ampliación del plazo de los mismos, suscribiéndose los otrosís respectivos a través del INCO y CORMAGDALENA. Se resalta que las inversiones que harán estas
sociedades portuarias ascienden a un monto de 757 millones de dólares.
SOCIEDAD PORTUARIA REGIONAL DE CARTAGENA
Se realizó el seguimiento a los compromisos establecidos con la Sociedad Portuaria Regional
de Buenaventura y firmados en presencia del señor Presidente de la República, entre representantes de la Nación y la Sociedad Portuaria, con ocasión de la situación de emergencia vivida
en Buenaventura en el año 2007 y la congestión del Terminal Marítimo.
Se divulgó el nuevo Código Nacional de Navegación y Actividades Portuarias Fluviales – Ley
No. 1242 de 2008 y participación en las diferentes mesas de trabajo con el Invías y Cormagdalena para la reglamentación de dicha ley.
37
Comisión Colombiana del Océano
Participación en mesas de trabajo sobre el proyecto de ley “Responsabilidad Social Empresarial –
RSE” lideradas por la Fundación Iberoamericana para el Transporte Sostenible, Responsabilidad
Social y Ambiental - FITS, Congresistas ponentes del proyecto, Dimar y sector privado.
Participación en mesas de trabajo conjuntas con Presidencia de la República para la elaboración y revisión del proyecto de decreto que determinará los límites de las competencias para
la administración y vigilancia de las Zonas de Uso Público entre la Dimar, los Municipios y
los Distritos, donde se ubican estas zonas, al igual, que la defensa y protección de los bienes
de uso público en litorales, playas y terrenos de bajamar, como un manejo integrado de la
zona costera.
Participación activa en las mesas de trabajo relativas a la definición de las políticas sobre
los scaners en los puertos marítimos. En desarrollo del Documento CONPES 3469 de 2007
“Lineamientos para el control de la mercancía y la seguridad en los nodos de transferencia de
comercio exterior”, el Comité de Logística coordinado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo concertó un Plan de Acción para la implementación del modelo de inspección
simultánea donde participan además de esa Cartera Ministerial, el Ministerio de Transporte,
DIAN, INVIMA, ICA y la Policía Antinarcóticos.
Participación en las mesas de discusión y búsqueda de soluciones a la problemática laboral de
los trabajadores portuarios de Buenaventura: En el año 2008 se realizaron diferentes reuniones
en Bogotá, Cali y Buenaventura con participación del Ministerio de Transporte, Superintendencia de Puertos y Transporte, Ministerio de Protección Social, Operadores Portuarios,
Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura y Sindicalistas representantes de Trabajadores
Portuarios para tratar problemática de condiciones laborales y salariales de estos trabajadores.
Luego de un proceso que había tomado varios años se logró, conjurar un paro de trabajadores
portuarios en Buenaventura, se demostró que los ingresos de los trabajadores eran superiores
a los devengados por trabajadores portuarios del Caribe, se mejoraron los ingresos en un 5% a
partir del mes de diciembre de 2008 y se logró un incremento anual equivalente al IPC, a partir
del mes de enero de cada año empezando en el 2009. Con estos resultados se beneficiaron
1.500 trabajadores y representa un incremento anual por valor de $2.500 millones. Lo anterior
quedó plasmado en un acuerdo suscrito el día 28 de noviembre de 2008 con funcionarios del
Ministerio de Protección Social, Ministerio de Transporte, Sociedad Portuaria Regional de
Buenaventura, Alcaldía Municipal de Buenaventura y Sindicalista de Buenaventura.
SOCIEDAD PORTUARIA REGIONAL DE BUENAVENTURA
38
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Tráfico Portuario y su evolución
En cuanto al tráfico portuario efectuado en el año 2008, se movilizaron en el país a través
de las diferentes zonas portuarias un total de 120 millones de toneladas, de las cuales 112
millones (93,6%) correspondieron a comercio exterior, en donde se destacan las zonas portuarias de Santa Marta – Ciénaga y la Guajira con cerca del 57% del total de movilización; así
mismo, la carga de trasbordo y tránsito internacional representó un 5,9%, en donde la región
portuaria de Cartagena registra la mayor participación con la Sociedad Portuaria Regional de
Cartagena, tal y como se muestra en la tabla a continuación:
Tráfico portuario por Zona Portuaria - Año 2008 (toneladas)
Zona Portuaria
C. Exterior
Fluvial
Tránsito
Santa Marta - Ciénaga
35.460.013
598
-
9.837
35.470.448
29,6%
Guajira
32.402.295
-
-
-
32.402.295
27,0%
Cartagena
13.803.553
155.673
78.509
5.567.507
19.605.241
16,3%
Golfo de Morrosquillo
14.444.240
1.789
-
-
14.446.029
12,0%
Buenaventura
9.252.491
2.829
-
1.440.050
10.695.371
8,9%
Barranquilla
6.013.607
109.499
134.630
4.504
6.262.240
5,2%
Tumaco
Total
Participación
884.134
9.462
-
-
893.596
0,7%
57.409
92.922
-
-
150.330
0,1%
112.317.742
372.772
213.138
7.021.898 119.925.551
100,0%
93,6%
0,3%
0,2%
San Andrés Islas
Total
Cabotaje
Participación
5,9%
100,0%
Fuente: Supertransporte
En cuanto al tipo de carga movilizada por los puertos colombianos, se observa la predominancia
histórica que el carbón tiene en el comercio exterior colombiano, movilizado principalmente
por las zonas portuarias de la Guajira y Santa Marta – Ciénaga, que representa cerca del 60%
del total del comercio exterior; seguido por las exportaciones de granel líquido, representado
en su mayoría por petróleo y sus derivados, los cuales se manejan principalmente por la región
portuaria del Golfo de Morrosquillo.
Evolución del tráfico portuario de comercio exterior por tipo de carga (tons.)
Tipo de Carga
2006
Participación 2007
2006
Participación
2008
2007
Participación
2008
Carbón al granel 57.652.776 58,1%
63.350.398 59,2%
64.972.553 57,8%
Granel líquido 18.586.578 18,7%
18.471.222 17,3%
22.365.905 19,9%
Contenedores 9.156.370 9,2%
10.104.906 9,4%
10.303.133 9,2%
Granel sólido 8.664.049 8,7%
8.148.310 7,6%
8.408.636 7,5%
General 5.159.437 5,2%
6.883.366 6,4%
6.267.515 5,6%
99.219.210 100%
106.958.203 100%
112.317.742 100%
Total
Fuente: Supertransporte
39
Comisión Colombiana del Océano
Por otra parte, las Sociedades Portuarias Regionales – SPR movilizaron 30 millones de toneladas en 2008, de las cuales 23 millones de toneladas (77%) corresponden a comercio
exterior, representando el 26,8% del total del comercio exterior colombiano movilizado por
transporte marítimo. Se destaca la SPR de Buenaventura movilizando el 33 % del total del
tráfico portuario de las SPR de servicio público y el 36,7% del comercio exterior por este
grupo de puertos.
Tráfico Portuario por Sociedades Portuarias Regionales – 2008 (tons)
Sociedad C. Exterior Cabotaje
Tránsito
Total
Portuaria Regional
Participación Participación
SPR
Total
Buenaventura
8.523.775
- 1.440.050
9.963.826
33,1%
29,6%
Cartagena
3.683.294
- 5.414.303
9.097.598
30,2%
27,0%
Santa Marta
7.175.683
598
9.837
7.186.118
23,9%
21,3%
Barranquilla
3.785.783
32.697
4.504
3.822.984
12,7%
11,3%
30.872
9.462
40.334
0,1%
0,1%
23.199.408
42.757
30.110.859
100,0%
89,3%
Tumaco
Subtotal SPR
- 6.868.695
Fuente: Supertransporte
Este documento ha sido preparado para ser publicado con ocasión de la conmemoración de
los 40 años de la CCO.
40
P rograma N acional
para la
Conservación del Cóndor Andino en
Bibliografía
Colombia
La Pesca en Colombia
Un Recurso en Permanente Riesgo
Subgerencia de Pesca y Acuicultura
Instituto Colombiano Agropecuario- ICA
L
a República de Colombia tiene 1.141.748 Km2 de superficie, 880.376 Km2 de
áreas marítimas jurisdiccionales (que incluyen 12 millas náuticas de Mar Territorial y 200
mn de Zona Económica Exclusiva - ZEE), 3.208 Km de línea costera de las cuales 1.760 Km
corresponden al mar Caribe y 1.480 Km al océano Pacífico, 20.000 km de ríos y más de 700.000
ha. de ciénagas y lagos.
Tradicionalmente la pesca se ha ejercido con limitadas consideraciones de orden técnico, social,
económico y ambiental. En tal sentido el desarrollo de la actividad pesquera en el país aún no
ha alcanzado en su totalidad los objetivos esperados como es el contribuir al mejoramiento
de las condiciones socioeconómicas de las comunidades y la sostenibilidad de los recursos, lo
anterior teniendo en cuenta la dinámica de los recursos .
La pesca ha sido la base de seguridad alimentaria en los asentamientos humanos principalmente en las zonas costeras de todo el mundo y en el país. Esta actividad es la fuente principal
de abastecimiento de productos pesqueros en el mercado interno de los países de América
Latina y se estima que más de la mitad del pescado y los mariscos que se consumen provienen
de los pescadores artesanales; por otra parte en algunas zonas costeras y continentales del
país, la pesca de subsistencia y artesanal es la principal y a veces la única fuente de empleo
y de subsistencia para la población y ha pasando de una actividad netamente de subsistencia
a una actividad comercial.
El Subsector pesquero tiene una amplia participación en los Indicadores económicos del país
como son: La generación de empleo, contribución al Producto Interno Bruto, balanza comercial, comercio interno y oportunidades de comercio exterior, que han permitido demostrar
41
Comisión Colombiana del Océano
el crecimiento y posicionamiento que tiene el subsector en la economía regional y nacional.
Como actividad productiva, ésta se desarrolla de manera artesanal e industrial. El mayor
número de especies capturadas es aportado por la pesca artesanal (cerca de 80 especies) mientras que en el ámbito industrial están concentrados a cinco grupos de especies principalmente
(camarón, atún, carduma, caracol y langosta). En los últimos diez años, el atún ha sostenido
la producción pesquera. Durante este período, aportó un promedio porcentual del 56 % en
el Pacífico y 23 % en el Atlántico al volumen total de los principales recursos pesqueros de
importancia comercial.
Los volúmenes de los recursos explotados a escala industrial, responden a las exigencias
de la demanda y al precio del mercado del producto. La historia ha demostrado que estas
circunstancias originan una mayor presión sobre los stocks, reflejándose una disminución
paulatina en las capturas como es el caso del camarón pasando de 5419 ton., en 1972 a 2031
ton., en el año 2008. Esta situación ha ocasionado que para las especies de este recurso se
implementen de manera integral medidas para su ordenamiento.
No obstante, la pesquería artesanal marítima como continental, genera volúmenes a menor
escala, son de igual importancia debido a que son una fuente de trabajo, abastecen el consumo
local y nacional, y por otra parte los recursos que sustentan las pesquerías han disminuido
drásticamente principalmente las especies de importancia comercial. A pesar de la riqueza
en biodiversidad de las costas y mares colombianos, ésta sólo ha servido para la extracción
de recursos alimenticios, ignorando otros posibles usos como la explotación de productos
químicos y médicos de gran importancia comercial
El ordenamiento de la pesca artesanal es mucho más complejo con relación a la pesca industrial lo cual no ha permitido la implementación de medidas de manejo oportunas, debido a
la dispersión de sus actores (los pescadores artesanales) dentro de una misma zona extractiva,
la degradación ambiental del ecosistema, más los limitantes financieros y técnicos, por otra
parte esta que esta actividad involucra una población socialmente vulnerada por los efectos
de la pobreza, violencia y el desplazamiento forzoso, causas que influyen directamente en
la debilidad de la organización comunitaria y dificulta el acceso a los bienes y servicios del
Estado y se constituye en el eje sobre el cual se desarrollan varias culturas (afrodescendientes, indígenas y colonos), y es la base de la seguridad alimentaria e ingresos económicos de
aproximadamente 150.000 familias.
Como cualquier pesquería, aquella que se sustenta en la extracción de recursos hidrobiológico,
presenta un proceso dinámico que involucra varios estados de desarrollo. Proceso dependiente
de la respuesta del recurso a los cambios del ambiente, al esfuerzo ejercido por la pesca y a su
naturaleza biológica (crecimiento, reproducción, etc), factores que intrínsecamente pueden
variar en el tiempo, lo que ha obligado a que la autoridad pesquera realice permanentemente
monitoreo para evaluar el estado de los recursos mediante la aplicación de diversos modelos
de tipo matemáticos estadístico y pesqueros arrojando resultados que permiten proponer las
cuotas de aprovechamiento como una medida de manejo y que son que son aprobadas en
el por el Ministerio Agricultura y Desarrollo Rural.
42
P rograma N acional
para la
Conservación del Cóndor Andino en
Bibliografía
Colombia
La Comisión Colombiana del
Océano y el Desarrollo Nacional
Jaime Sánchez Cortes M.Sc
C
olombia inició el estudio sistemático de sus áreas marítimas simultáneamente
con el nacimiento de la CCO hace cuarenta años. Su génesis tuvo como protagonistas dos
hechos providenciales: Uno de ellos fue de naturaleza externa y se produjo cuando la Comisión
Oceanográfica Intergubernamental de UNESCO, una vez terminado el ambicioso “Programa
de Investigaciones Cooperativas para el Océano Índico” y en razón del gran éxito por éste
alcanzado, decidió llevar a cabo un proyecto similar en el Caribe y para el efecto convocó
para el mes de noviembre de 1968, un conversatorio en la isla de Curazao, al cual fueron
invitados representantes de los países ribereños. Durante éste, brillantes científicos de todos
los países desarrollados del mundo, presentaron a la audiencia todo lo que, en ese momento,
la comunidad científica sabía sobre el Caribe y las regiones adyacentes, vale decir el Caribe,
el Golfo de Méjico y las costas del Brasil.
Quienes tuvimos la fortuna de asistir a este encuentro científico de alto nivel, quedamos
asombrados de lo poco que los países ribereños sabían de este mar cuasi cerrado, tantas veces
recorrido y tan pocas observado. Al término de las presentaciones magistrales, se identificaron los objetivos y las pautas de planeamiento para el programa, que a partir de entonces se
denominó CICAR, por las siglas en inglés de “Investigaciones Cooperativas para el Caribe
y Regiones Adyacentes”.
En ese tiempo la relación tradicional entre países con alta capacidad científica y otros con
muy poca o ninguna, consistía en que los científicos de los primeros, con el apoyo logístico
de sus países tomaban todas las muestras necesarias y realizaban sus observaciones con sofisticados equipos y técnicas depuradas y al término de los trabajos de campo se retiraban a sus
43
Comisión Colombiana del Océano
cómodos laboratorios a evaluar los resultados y preparar las publicaciones para alimentar las
bibliotecas del primer mundo. Los países ribereños, como había ocurrido en las investigaciones cooperativas del Océano Índico, serían simples observadores o invitados de piedra, cuya
participación se limitaría a prestar sus áreas marítimas para ser estudiadas y sus puertos para
la recalada de las naves de investigación. Para lograr una participación más equilibrada con
los demás países, era evidente que Colombia debería utilizar toda su, en ese tiempo, precaria
capacidad científica y logística para desarrollar habilidades de investigación marina y lograr
el mayor conocimiento científico posible del Caribe.
El segundo hecho había ocurrido unos meses antes cuando el entonces comandante de la
Armada Colombiana, Almirante Jaime Parra Ramírez, promulgó, para que sirviera como base
del planeamiento naval, el documento “Política Naval Colombiana” que creó muchas inquietudes en los, en ese entonces, jóvenes oficiales navales, porque planteaba el hecho indiscutible
de que la soberanía es el ejercicio pleno de todos los derechos económicos sobre el territorio
marítimo de la nación y que por tanto, la misión de la Armada no era el de simple centinela
de unas áreas marítimas, sino que debía extenderse al de ser catalizador para su inclusión en
el desarrollo económico del país.
Era evidente la necesidad de unir toda la capacidad científica del país con los recursos de la
Armada, para intentar la conquista pacífica del mar y el ejercicio real de la soberanía sobre
su territorio marítimo. Para lograr este objetivo era indispensable crear un mecanismo eficaz
de coordinación en el ámbito nacional, con el fin de ejecutar un “Plan de investigación y
desarrollo del mar” acorde con los intereses nacionales. La inminencia del programa CICAR
era una situación coyuntural afortunada, que volvía urgente y prioritaria, la existencia de
dicho mecanismo para coordinar la actividad investigativa en ambos escenarios y lograr el
máximo provecho con los escasos medios disponibles.
La idea del mecanismo coordinador fue recibida con entusiasmo por la Armada, la comunidad
científica nacional y los entes públicos y privados, vinculados en una u otra forma con el
mar y, bajo el patrocinio de la Armada Nacional, se creó hace ya cuarenta años, la Comisión
Colombiana de Oceanografía.
Por primera vez Colombia se adelantó a los acontecimientos exógenos y es así como a principios de 1969, casi un año antes de que se iniciara el programa multinacional CICAR, inició las
investigaciones de sus aguas jurisdiccionales sobre el Caribe, con el crucero de investigación
Océano I. Esto permitió que cuando se definieron las estaciones de observación para CICAR,
enero de 1970, se incorporaran las definidas en el Plan “Océano” de Colombia. Con este
procedimiento se amplió la capacidad propia por cuanto todos los buques de investigación
que pasaran por los puntos de observación fijados por Colombia debían tomar muestras y
ponerlas al servicio del país, por conducto del Centro Colombiano de Datos Oceanográficos
y el Centro de Calibración, para la homologación de instrumentos, métodos y protocolos;
creados como dependencias de la Dirección de Marina Mercante del Comando de la Armada.
Por primera vez en un programa multinacional de investigación, Colombia dijo qué quería
hacer y porqué, en lugar de esperar a que le asignaran tareas.
El primer lustro de la década de los setentas fue muy prolífico en realizaciones, como nunca en
la historia marítima del país. En el campo de formación de personal científico, la universidad
Jorge Tadeo Lozano formó los primeros biólogos marinos, la Armada preparó oceanógrafos
a nivel de maestría en Estados Unidos y la Universidad Nacional los geólogos marinos en
44
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
el Instituto Lamont de Estados Unidos, a nivel de doctorado. Para la formación y perfeccionamiento de personal se logró que dentro del programas CICAR se introdujera un componente llamado TEMA- por sus siglas en inglés para entrenamiento, educación y asistencia
mutua- después extendido a todos los programas patrocinados por la COI; el cual permitió
obtener becas de posgrado y especializaciones en diversos países del mundo, entrenamiento
en buques de investigación de países desarrollados y asistencia a seminarios, conferencias,
etcétera. Se desarrollaron programas conjuntos de investigación con universidades extranjeras,
con financiación de la “National Science Foundation” de Estados Unidos y el programa de la
OEA para ciencias del mar y se firmaron convenios entre la Escuela Naval y las Universidades Jorge Tadeo Lozano, Nacional y los Andes, para la formación de personal en las distintas
disciplinas de la Oceanografía
En materia de infraestructura hubo importantes avances y es así como, en cumplimiento
de lo determinado en la “Apreciación de Situación” para el Plan de investigación y desarrollo
del mar, la Armada Nacional adquirió, adaptó y equipó el buque ARC San Andrés para hacer
trabajo de campo en oceanografía física, química, biológica y muestreo del fondo marino.
Se coordinó el trabajo de investigación con el proyecto de pesca FAO-INDERENA, que se
iniciaba en esos días, y con todos los cruceros de investigación programados en desarrollo
del CICAR, en los cuales participaron profesionales y estudiantes colombianos para adquirir
experiencia en el trabajo de campo. Se crearon el Centro Nacional de datos Oceanográficos,
el Centro de Información Oceanográfica, como primer módulo del Sistema Nacional de Información, el Centro Nacional de Calibración, el Centro de Investigaciones oceanográficas e
hidrográficas de la Armada en Cartagena; se estableció la red de centros de investigación, el
Congreso Nacional creó la Dirección General Marítima y Portuaria como ambicioso ejecutor
de la Política Marítima del País, en reemplazo de la modesta Dirección de Marina Mercante;
la Armada Nacional adquirió los modernos buques de investigación: “ARC Malpelo y “ARC
Providencia”, etcétera; con lo cual se logró establecer un eje de infraestructura que sirviera
de apoyo a los programas internacionales tanto en el Caribe como en el Pacífico - la COI, por
iniciativa colombiana, había lanzado el programa multinacional ERFEN para el estudio del
fenómeno del Niño en el Pacífico, en 1975- por ser Colombia el único país de la región con
participación efectiva en las dos áreas. Se puede afirmar que todos los miembros de la CCO
adquirieron durante este lustro la capacidad humana y material para adelantar sus propias
investigaciones en forma autónoma.
Si bien el CICAR fue un esfuerzo internacional para lograr un mejor conocimiento del Caribe,
Colombia adelantó simultáneamente la investigación de sus áreas marítimas sobre el mar de
Balboa con los cruceros anuales “Pacífico” y los de prospección pesquera FAO- INDERENA
y obtuvo el apoyo internacional con su propuesta a la COI para adelantar el programa multinacional ERFEN para el estudio del fenómeno del “Niño”.
La posición destacada que se logró en el CICAR dentro de los países del área y la necesidad
de ser actores y no simples espectadores, llevaron a la CCO a adelantar una intensa labor de
promoción y coordinación de esfuerzos entre todas las instituciones y es así como durante la
década de los setenta se ingresó a la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de UNESCO
y casi simultáneamente se llegó por elección al Consejo Ejecutivo de este organismo, en reconocimiento a la intensa labor que el país estaba desarrollando en la investigación marina.
A la terminación del CICAR en 1975, la CCO propuso, por intermedio de la delegación de
Colombia a la Asamblea General de la COI en UNESCO, que se creara un organismo coordi-
45
Comisión Colombiana del Océano
nador para la totalidad del Caribe y esta Asamblea aprobó la creación de IOC-CARIBE para
continuar la labor de apoyo a la investigación científica de los países de la región.
Además de los programas CICAR y ERFEN, durante esta maravillosa época para la oceanografía universal, se participó en mayor o menor medida en todos los proyectos y programas
de la Década Internacional para la Exploración Oceánica (IDOE), tales como el “Marine
Pollution Monitoring System” , cuyas conclusiones condujeron a MARPOL, el “Coastal
Upwelling Ecosystem Analysis”, con participación activa de campo tanto en la costa de
California y Oregón como en la Guajira colombiana, por la similitud del fenómeno de
surgencias estudiado; la observación y análisis de la interacción océano-atmósfera para
la predicción de la trayectoria de los huracanes; el monitoreo sinóptico de los cambios en
la temperatura superficial del mar, que permitió formular la hipótesis del calentamiento
global y muchos más. La CCO participó, así mismo, en la redacción de la Convención de
las Naciones Unidas para el Derecho del Mar, ejemplo de la capacidad de consenso entre
los humanos y eficaz instrumento para reglamentar el uso de los recursos marinos, que
infortunadamente el país no ratificó.
La CCO también discutió a fondo el Código de Conducta para las Conferencias Marítimas
y junto con DIMAR pidió su ratificación, pero las navieras lograron bloquear este proyecto
en la UNCTAD con el argumento de que la fórmula 40-40-20, para la reserva de carga, era
inaceptable frente a la tradicional 50-50 y con su inflexibilidad lograron que las que no estaban preparadas para competir en el mercado abierto de fletes cavaran su propia sepultura,
por cuanto al final la reserva de carga simplemente desapareció y con ella tales empresas.
Naturalmente, las herramientas de investigación básica no son las mismas que se necesitan
para la aplicada y para convertir el conocimiento en bienes y servicios que son en últimas, los
que contribuyen al bienestar de la comunidad mediante la integración de las áreas marítimas
al desarrollo nacional. Por esta razón, el Gobierno nacional resolvió reorientar la actividad de
la Comisión Colombiana de Oceanografía de ente coordinador de la actividad científica, a
organismo capaz de formular las políticas de desarrollo marítimo.
Es así como, mediante el Decreto 347 del primero de marzo del 2000, el Gobierno Nacional
reestructuró al Comisión Colombiana de Oceanografía, que ya había desdibujado su función a partir de la década de los ochenta debido a que la mayoría de las instituciones que
la conformaban habían adquirido la capacidad investigativa autónoma, y en buena hora
la convirtió en una especie de CONPES para el desarrollo económico y social de las áreas
marítimas colombianas, al darle la función de “Proponer al Gobierno Nacional, la Política
Nacional del Océano y Espacios Costeros, para su administración y desarrollo sostenible”.
Desde el punto de vista conceptual, se puede considerar como la acción gubernamental más
importante desde la Ley 10 de 1978, para crear un escenario adecuado para la discusión y
formulación de una verdadera Política que le permita al país tomar el rumbo correcto hacia el
desarrollo sostenible y mejoramiento de la calidad de vida del pueblo colombiano, utilizando
los recursos del océano y los espacios costeros.
Después de cuarenta años de titánica lucha para conocer nuestros mares, ha llegado el
momento de convertir el conocimiento en estrategias de desarrollo. La recesión económica
que vive el mundo hace mucho más urgente impulsar las actividades marítimas para crear
riqueza, empleo y bienestar para el pueblo colombiano. El papel de la Comisión Colombiana
del Océano se vuelve crucial para afrontar la crisis y aprovechar las oportunidades que ésta
46
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
nos depara. Es el momento apropiado para diseñar y desarrollar una agresiva estrategia para
competir en los mercados globales haciendo más eficiente y menos costosa la logística en vez
de pensar únicamente en los salarios de los trabajadores y el desempleo como herramientas
competitivas. Nuestra geografía visceralmente marítima, la marina mercante, el transporte
fluvial y los puertos son verdaderas ventajas competitivas que hemos ignorado sistemáticamente. A pesar del esfuerzo indiscutible en la investigación marítima y en la preparación
de personal altamente capacitado en las diversas disciplinas de la oceanografía, no se ha
podido dar el salto requerido en la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos para
el desarrollo y fortalecimiento de las actividades productivas en el mar.
Colombia sigue siendo un país paradójico: con aproximadamente tres mil kilómetros de costa
sobre los dos océanos más grandes de la tierra, áreas marítimas casi iguales a su territorio
continental y a pesar de transportar por mar alrededor del 90% de la carga de su comercio
exterior, carece de marina mercante y cada día se aleja más de las grandes rutas del transporte marítimo globalizado18; la pesca marítima industrial en sus aguas jurisdiccionales, está a
cargo de pesqueros extranjeros y sus pescadores artesanales conforman el grupo humano con
más necesidades básicas insatisfechas en el país.19 Sigue teniendo plena vigencia el aforismo:
“Colombia, en medio de dos océanos, vive de espaldas al mar”
En la década de los noventa, Colombia perdió su marina mercante por falta de una Política
Marítima previsora y visionaria. Se dijo entonces, ingenuamente, que este país no necesitaba
marina mercante por cuanto la competencia internacional le garantizaba fletes bajos y un
servicio óptimo. Se le cercenó a la Dirección General Marítima y Portuaria, única entidad
gubernamental con vocación marítima, su facultad de planeación y regulación de la actividad
portuaria, con el argumento de que el transporte multimodal obligaba a una visión global de
éste factor básico de la competitividad comercial. Pero los puertos colombianos de servicios
público se quedaron estancados en el tiempo y cuando el resto del mundo hacía esfuerzos
sobrehumanos para atraer inversión privada para la construcción de los modernos puertos
pivote y de transbordo, capaces de recibir los buques diseñados para el nuevo paradigma del
transporte marítimo: la competencia con base en las economías de escala, con el contenedor como elemento fundamental de la logística, buques portacontenedores de ocho mil,
diez mil, catorce mil TEUs, los buques Cape Size de 140.000 toneladas, cargados a ratas de
10.000 toneladas por hora, para el transporte de productos básicos como el carbón, columna vertebral de nuestras exportaciones, Colombia se conformaba con maquillar sus viejos
puertos y proteger curiosos monopolios privados en lugar de abrir su sistema portuario de
servicio público a la inversión extranjera, como lo estaba haciendo el resto del mundo. La
consecuencia lógica de tales visiones miopes, es que el comercio internacional de Colombia
paga los fletes marítimos más caros del continente y las grandes rutas de transporte se alejan
cada vez más de sus puertos. La concepción multimodal del transporte del resto del mundo,
la convertimos en simple transporte carretero, el modo más costoso después del aéreo y el
que más contamina y los ríos se transformaron de fuentes de riqueza e ideales modos de
transporte, en causa de calamidades públicas anuales. Parece ser el momento adecuado para
18 Sanchez C. Jaime EL COMERCIO MARÍTIMO Y LOS PUERTOS. El caso colombiano desde la perspectiva global. Editorial
Libros en Red. Abril 2009.
19 Sánchez C. Jaime COLOMBIA Y EL OCÉANO. Una visión prospectiva de cara al tercer milenio. Editorial Armada Nacional.
Bogotá, 2001.
47
Comisión Colombiana del Océano
limpiar la casa y prepararnos para afrontar el futuro con toda la capacidad de una nación
geográfica y mentalmente marítima.
El mar y nuestra situación geográfica, en posición central entre el norte y el sur, nos pusieron
en una situación privilegiada para competir con ventaja en los mercadeos internacionales,
con crisis o sin ella, pero nuestros errores en materia marítima y portuaria nos han colocado
en situación de inferioridad frente a países geográficamente peor situados, como es el caso
de Chile. Es el momento propicio para que la Comisión Colombiana del Océano proponga al
Gobierno, en cumplimiento de sus funciones legales, el “Plan de Acción” que nos reconcilie
con nuestros mares y los ponga al servicio del desarrollo y bienestar de todos los colombianos.
No es difícil ni demasiado oneroso para el Estado desprenderse del síndrome de Macondo y
modernizar sus estructuras marítimas. A manera de ejemplo se puede afirmar, que para tener
nuevamente una pujante marina mercante que nos permita tener fletes competitivos, no
es indispensable reserva de carga ni subsidios estatales, basta con un Política Marítima moderna y audaz y un marco jurídico estable y facilitador. La empresa privada estaría entonces
en condiciones de proveer la capacidad empresarial y los capitales necesarios, acordes con la
realidad del transporte marítimo global, sus rutas de distribución y canales logísticos. Algo
similar puede hacerse con los puertos y demás actividades marítimas productivas.
Escolio:
“Esta nación, pequeña en sus principios como todas las obras de los hombres, está
destinada a ocupar un lugar distinguido entre las potencias de la tierra. Y nada
puede retardar tanto su progreso como los errores de sus gobernantes”
Cajicá, abril 2009.
48
Mapeo tridimensional de las
Costas Colombianas
Contralmirante Jairo Javier Peña Gómez, Director
General Marítima
Alvaro Martínez Sanabria, Ingeniero Catastral y
Geodesta, Especialista en Sistemas de Información
Geográfica. División de Litorales y Áreas Marinas,
Dirección General Marítima.
L
os litorales son áreas estratégicas como elementos de seguridad y defensa
nacional y a la vez son espacios geográficos complejos y frágiles, donde existe gran variedad
de ecosistemas que conviven en equilibrio dinámico, el cual puede ser fácilmente alterado por
la intervención del hombre, quién históricamente es atraído por sus paisajes y por el deseo de
explotar económicamente sus potenciales a través del desarrollo de actividades portuarias,
turísticas, acuícolas, industriales, entre otras.
49
Comisión Colombiana del Océano
Este equilibrio dinámico genera formas en planta y perfil de la costa, como resultado de la interacción directa de oleaje, mareas y corrientes que en conjunto con los sedimentos que aportan las
desembocaduras de ríos y ciénagas, modifican permanentemente las estructuras geomorfológicas
y, por ende, modifican la línea de costa. El equilibrio natural que caracteriza los litorales, no es en
ocasiones compatible con ciertos usos que el hombre quiere dar a las costas, más aún cuando el
uso al que son destinados, requiere que el equilibrio dinámico se convierta en estático, generando
un alto riesgo para la preservación de la vida de sus habitantes, las permanencia en el tiempo e
integridad de las inversiones realizadas así como la preservación ambiental del entorno.
Las características equilibrio dinámico, alta presión de uso y riesgo asociado, hacen necesario el
establecimiento de normas especiales que regulen el uso adecuado de los espacios costeros y es
por esta razón, que el Estado colombiano le da la connotación de bienes de uso público a las
playas, terrenos de bajamar y aguas marítimas, y delega a la Dirección General Marítima para
velar por su protección, administración y destinación de usos que minimicen las consecuencias
nefastas para sus habitantes y a la vez garantice el uso y goce de estos bienes por parte de todos
los colombianos.
La no existencia de cartografía temática de detalle, que muestre el límite intangible entre los
bienes de uso público y la propiedad privada a lo largo de la costas de Colombia, ha propiciado
a través del tiempo la existencia de diversidad de criterios técnicos al momento de interpretar
conceptos asociados al límite interno de la playa marítima, tales como: Línea de más alta
y baja marea, material consolidado, forma fisiográfica, límite de vegetación permanente y
límite efectivo de olas de temporal.
DIMAR, en cumplimiento de la tarea de gobierno asociada a la administración de los bienes
de uso público costeros, ha iniciado las gestiones institucionales tendientes a encontrar una
solución que evite equivocaciones en la interpretación de las variables técnicas citadas. Ésta es
la principal motivación que le ha permitido, implementar tecnologías de punta relacionadas
con sensoramiento remoto para la adquisición de información geoespacial tridimensional
de alta precisión, como insumo base para espacializar los elementos técnicos que definen los
bienes de uso público costeros, a la luz del Decreto Ley 2324 de 1.984.
Por esta razón, la Dirección General Marítima en el 2.005 inició el proyecto de mapeo de las
costas colombianas usando tecnología LIDAR, previa exploración y evaluación de las diversas
alternativas comerciales de sensoramiento remoto disponibles en el mercado, la cual le permite obtener ágilmente información planimétrica y altimétrica de alta exactitud posicional,
indispensable para realizar el trazado técnico de los bienes de uso público costeros.
50
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
(LIgth Detection And Raking) LIDAR es un sensor remoto activo, instalado al interior de una
plataforma aérea, que opera bajo el principio del “laser”, debidamente integrado con otros
subsistemas complementarios como: un sistema de posicionamiento satelital, una unidad
de movimiento inercial, una cámara métrica digital y otros componentes informáticos, que
en su conjunto, permiten obtener información de la superficie terrestre en tres dimensiones,
con exactitudes submétricas.
DIMAR prioriza las áreas sobre las cuales se realizan las misiones de recolección de la información, de acuerdo a un plan de vuelo previamente establecido, el cual requiere de una
milimétrica logística operativa que involucra desde la identificación de vértices geodésicos de
referencia, pistas de aterrizaje, movimiento de combustible, desplazamiento de topógrafos por
tierra hasta el análisis histórico de las condiciones meteorológicas de un área específica, con
el fin de identificar las ventanas de tiempo más probables para ejecutar las misiones aéreas,
que definitivamente no son una tarea fácil.
Una vez colectada la información, se inician las actividades de procesamiento e integración de
los datos colectados por cada instrumento, realizando los ajustes geométricos que garantizan
la precisión de los geodatos, obteniendo como resultados ortofotografías y modelos digitales del
terreno como insumo para las actividades propias que adelantan los científicos de los Centros de
Investigación de DIMAR (Centro Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas en Cartagena
de Indias y Centro Control Contaminación del Pacífico en San Andrés de Tumaco), quienes
avanzan en la elaboración de propuestas de trazado de los bienes de uso público costeros
Como resultados del proyecto de mapeo de los espacios costeros, se disponen de miles de
aerofotografías aéreas, miles de ortofotos distribuidas por planchas a escala 1:2000, igual
número de planchas LIDAR debidamente filtradas, correspondientes al 98% del litoral Caribe
y al 14% del litoral Pacífico. Actualmente se avanza en el mapeo de las Islas de San Andrés,
Procidencia y Santa Catalina, atendiendo la preocupación del gobierno nacional por los riesgos
costeros que ya empiezan a materializarse en dicha áreas.
Las gestiones de la Dirección General Marítima relacionadas con la problemática nacional
de bienes de uso público costeros, no han pasado inadvertidas, logrando el acompañamiento
decidido de otras entidades del orden nacional que también comparten y entienden la importancia de las zonas costeras, como la Vicepresidencia de la República y la Procuraduría
General de la Nación quién en Octubre de 2008, gestionó la firma del primer “Protocolo de
Intención” que materializa la “Alianza por los bienes de uso público y el mar en los litorales
colombianos” firmado por el señor Procurador General de la Nación, los señores Ministros de
Interior y Justicia, Defensa, Agricultura, Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial, el señor
Viceministro de Turismo, el Director General Marítimo, entre otros.
De esta manera se suman esfuerzos institucionales tendientes a definir y consolidar una política pública que permita a los actores involucrados, precisar las medidas y buenas prácticas
que han de desarrollarse e implementarse, para lograr prontas soluciones en salvaguarda de
los bienes que a todos nos pertenecen.
Sin duda alguna, la información geográfica de precisión colectada por DIMAR y los productos básicos y temáticos, son insumos fundamentales para la toma de decisiones a nivel país,
bien sean en el marco del “Protocolo de Intensión Interministerial” ó en la cotidiana tarea
de la Autoridad Marítima Nacional, que permanentemente elabora conceptos técnicos de
viabilidad de uso de proyectos a desarrollarse en los espacios costeros.
51
Comisión Colombiana del Océano
Así mismo, gracias a la gestión de profesionales de diversas disciplinas que interactúan al
interior de la entidad con la información geográfica colectada, se han inferido otros usos
potenciales, en áreas de interés nacional, como: ordenamiento del territorio, gestión del
riesgo, cambio climático (recreación de escenarios de ascenso del nivel del mar), cartografía
operacional con fines militares, construcciones de obras de ingeniería costeras, monitoreo de
ecosistemas costeros, catastros temáticos, estudios de dinámica costera, entre otros. De la
misma manera, la información aporta a la producción de datos fundamentales del territorio
Nacional, apoyando a la consolidación de la Infraestructura Colombiana de Datos Espaciales
ICDE, en el marco de la Comisión Colombiana del Espacio (CCE).
La calidad técnica de éste proyecto institucional, se ve reflejado en los múltiples reconocimientos que la comunidad geomática internacional y nacional le ha hecho a la Dirección
General Marítima, por sus aportes a la sociedad y al profesionalismo del personal técnico
participe del proyecto, entre los cuales se citan:
a.) Premio de Excelencia en Ingeniería, por el primer lugar en la categoría “Survey and Mapping Division” otorgado por American Consulting Enginneering Companies (ACEC),
Noviembre de 2006, Denver, Colorado. Posteriormente recibió el reconocimiento como
finalista nacional en la misma categoría de la ACEC, en mayo de 2007 en Washington,
D.C.
b.) Premio de Excelencia Geospatial, Proyecto del año, otorgado por Management Association of Private Photogrammetric Surveyors (MAPPS) julio de 2007 en Washinton, D.C.
Posteriormente recibió el reconocimiento por el primer lugar en la categoría “Adquisición
Aérea y Satelital” otorgada por el mismo organismo internacional.
c.) Reconocimiento Nacional a la Dirección General Marítima, por los aportes en el área de
“Sensores Remotos”, junio de 2007, por utilizar tecnología LIDAR en el mapeo de los
litorales colombianos, otorgado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y la Unión
Europea, en el marco del evento “Semana Geomática 2007”.
d.) Reconocimiento Nacional del Señor Presidente de la República y la Directora del Departamento Administrativo de la Función Pública, por hacerse merecedor a la inscripción del
proyecto en el Banco de Éxitos de la Administración Pública. Diciembre de 2008.
Los retos y desafíos que DIMAR enfrentará en el futuro inmediato, marcarán un hito en la
historia de los litorales del país, el cual requiere del concurso diligente de los diferentes actores involucrados. Solo de ésta manera, los recursos invertidos y gestiones actuales tendrán
sentido y su efectividad garantizará su uso sostenible en el tiempo y la protección de la vida
de muchos colombianos.
52
Cartografiando los Litorales Colombianos
Álvaro Martínez Sanabria
Dirección General Marítima
I
niciativa de la Dirección General Marítima que se enmarca en el desarrollo de la Agenda
Científica, Programa de Manejo Integrado de Zona Costera, que busca generar información
geográfica de precisión, como punto de partida para la elaboración de la cartografía temática
que muestre los Bienes de Uso Público Costeros.
Resumen
Los litorales son espacios geográficos complejos y frágiles, donde existe gran variedad de
ecosistemas, que conviven en equilibrio dinámico, el cual puede ser fácilmente alterado
por la intervención del hombre, quién es atraído por sus paisajes y la necesidad de explotar
económicamente sus potenciales a través del desarrollo de actividades portuarias, turísticas,
acuícolas, entre otras.
El equilibrio dinámico en el que se encuentran los litorales, genera formas en planta y perfil
de la costa, como respuesta a la interacción del oleaje, las mareas y las corrientes con las
estructuras que conforman la costa. Por lo anterior, la forma de la costa puede cambiar significativamente, más aún si en ella se encuentra la desembocadura de un río, con el aporte de
sus sedimentos. El anterior panorama, no es en ocasiones compatible con algunos usos que
el hombre le quiere dar a la costa, donde requiere que ese equilibrio dinámico se convierta en
estático, generándose un alto riesgo para esas actividades humanas.
Las anteriores características (equilibrio dinámico, alta presión de uso y el riesgo asociado)
hacen necesario establecer normas especiales para el uso adecuado de esos espacios y es así,
53
Comisión Colombiana del Océano
como las leyes colombianas le dan a las playas, terrenos de bajamar y aguas marítimas el
carácter de bien de uso público y con ello sacan estos territorios del comercio y la propiedad
privada, restringiendo su uso y requiriendo solicitar a la Autoridad Marítima Nacional, la
autorización de permisos especiales que solo se conceden previa verificación de las iniciativas,
garantizando que éstas no traerán consecuencias negativas.
Para poder espacializar los elementos técnicos citados por el Decreto Ley 2324/84, y por ende
identificar con certeza los bienes de uso público costeros, se requiere de una base cartográfica
planimétrica y altimétrica de precisión, que en las difíciles condiciones presentes en los litorales, sólo se obtiene con técnicas de sensoramiento remoto. Por tal motivo, la DIMAR inició
la exploración de más de 16 alternativas tecnológicas y comerciales que permitieran generar
una base cartográfica de acuerdo a los exigentes requerimientos de la entidad, concluyendo
que la forma más ágil y precisa para su obtención, era la utilización de tecnología LIDAR
combinada con aerofotografías métricas digitales.
A partir de la base cartográfica y la espacialización de las variables definidas en el Decreto Ley
2324 de 1.984, se elaborará la cartografía temática relacionada con los bienes de uso público
bajo la jurisdicción de la Dirección General Marítima, y la vez apoya la producción de datos
fundamentales del País, necesarios para el desarrollo de procesos transversales como Ordenamiento Territorial, Gestión del Riesgo, Cambio Climático, Defensa Nacional, construcción
de obras de protección costeras, entre otras.
Palabras Clave: Bienes de Uso Público, Litorales, SIG, LIDAR.
54
Ingeniería de Puertos y Costas
en Colombia
Profesor Universidad Nacional de Colombia
Grupo de Investigación en Oceanografía e Ingeniería
Costera - OCEANICOS
D
esde siempre, el hombre ha explotado algunos de los recursos del mar desde el
lado terrestre, y muy pronto logró desarrollar técnicas para hacerlo desde el lado del mar. Fue
así como el desarrollo de la navegación jugó un papel de vital importancia para el comercio
y la pesca. Posteriormente se comenzaron a utilizar las zonas costeras abrigadas como los
mejores puertos naturales, pero allí donde la naturaleza no ofrecía un puerto natural o un
puerto interior, fue necesario construir obras exteriores para crear áreas abrigadas, dársenas,
muelles, etc. De esta forma surge la necesidad de utilizar los conocimientos en astronomía,
navegación, física, mecánica, entre otros, para comprender las dinámicas marinas y poder dar
soluciones a los problemas de la época. Sin embargo, estas ciencias no fueron suficientes y
áreas como la oceanografía y la hidráulica, realizan importantes avances, sofisticando modelos
que permiten entender los procesos y el comportamiento de la naturaleza. Finalmente cabe
destacar que con el auge de la era tecnológica se establecen redes de medida, como boyas,
mareógrafos, técnicas de satelite, etc, que ayudan ha estudiar los procesos morfodinámicos
que ocurren en la franja litoral y su interacción con las necesidades del hombre.
Todos estos desarrollos marcan el camino de la INGENIERÍA DE PUERTOS Y COSTAS aumentando la fiabilidad de las respuestas que el hombre da a sus necesidades. En la actualidad
esta joven rama de la ingeniería aborda problemas en el campo de la protección costera, la
ingeniería marítima y portuaria y la ingeniería litoral. Este rápido desarrollo y las necesidades
que en esta área se plantean nos hace pensar la importancia de la misma.
El ejercicio de la ingeniería en un país y en un momento determinado está condicionado por
dos factores: el nivel de desarrollo tecnológico y la situación socioeconómica del país. Es por
55
Comisión Colombiana del Océano
eso que la Universidad y las Facultades de Ingeniería son responsables de la preparación de
profesionales aptos para servir a las necesidades que la sociedad plantea. Se debe establecer
un plan de formación de las nuevas generaciones con capacidad de enfrentarse a estos nuevos
retos y por otro lado ofrecer la posibilidad de actualizar los conocimientos de los ingenieros
en ejercicio de la profesión.
Se puede definir INGENIERÍA DE PUERTOS Y COSTAS como aquella actividad en la cual
se combinan el conocimiento del Océano, Tierra y la Ingeniería con el fin de utilizar la franja
de interfase tierra-océano para el logro de los objetivos humanos.
La Ingeniería de puertos y costas tiene un sentido bastante amplio si se considera que abarca
áreas tales como: 1) la Ingeniería offshore, encaminada al proyecto y construcción de estructuras en mar abierto; 2) la ingeniería marítima y portuaria, destinada al diseño y construcción
de puertos; los cuales son de gran importancia en el desarrollo del comercio y explotación de
los recursos de una región; y 3) la ingeniería litoral, cuyo fin último es la gestión y protección
del litoral (acantilados, playas, manglares, marismas, rías, etc.).
Es sin duda, la Ingeniería de puertos y costas una de las especialidades que puede potenciar el
desarrollo económico y social de nuestro país. Por tanto, puede concluirse que se encuentra
en un momento de gran ebullición que precisa de ingenieros con una buena formación así
como del desarrollo de metodologías y herramientas que garanticen la calidad del trabajo
realizado.
La COMISIÓN COLOMBIANA DEL OCÉANO (CCO) en su ardua labor desde el direccionamiento a nivel de políticas enmarcadas en una visión de país ha logrado identificar y definir
claramente cuales deben ser los frentes de acción acordes a los estándares mundiales y las
necesidades de nuestro país. En ese sentido, las problemáticas relacionadas con LA GESTIÓN
COSTERA EN COLOMBIA presentan gran relevancia, debido a los diversos usos que pueden
tener, tales como defensa de costa, uso turístico, protección de ecosistemas naturales y/o
usos portuarios, entre otros. Debido a las posibilidad de desarrollo de las costas colombianas,
es claro que estas actividades pueden generar impactos ambientales, como la degradación
de ecosistemas, por la inadecuada planificación de los mismos y por el desconocimiento de
los procesos naturales que ocurren en ellos, generando alteraciones de la línea de costa por
fenómenos de erosión y sedimentación; afectación de la calidad del agua, desaparición de
especies, entre otros.
Además, el sistema climático tal como lo entendemos hoy en día consiste en una serie de
interacciones entre componentes (atmósfera, océano, geosfera, criosfera y biosfera) en distintas escalas de tiempo. El efecto del cambio climático ha sido evidente sobre los elementos
de la zona costera y se viene estudiando por diversos grupos de investigación de manera
seria y profunda en el mundo. En el caso del Caribe y el Pacífico conocemos algunas de estas
interacciones de una forma general, pero hay muchas preguntas abiertas sobre componentes
particulares, variabilidad espacio temporal, conexión con el clima global y efectos sobre la
zona costera y continental.
Evidentemente, la respuesta a esta adecuada gestión se ha llevado acabo mediante el entendimiento de los procesos y actuaciones medioambientales sobre la costa, las cuales demandan
grandes inversiones económicas. Razón por la cual se requiere de herramientas numéricas
que permitan simular de forma fiable el comportamiento de la dinámica costera y como
esta dinámica afecta la biodiversidad marina, se debe contar con herramientas que permitan
56
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
monitorizar el buen funcionamiento de las actuaciones previstas y con normativas claras y
sólidas que ayuden a soportar las actuaciones propuestas.
La investigación en los últimos 50 años en el mundo ha permitido un desarrollo acelerado de
nuevas técnicas y tecnologías marinas en el mundo, así como la formación de una masa crítica
científica y técnica que ha permitido entender mejor los procesos costeros. Sin embargo en
Colombia se debe continuar apuntando a: 1) el desarrollo de nuevos sistemas de adquisición
de datos y redes de medición, los cuales permiten llevar acabo un monitoreo marino costero,
con la recolección puntual y sistemática de parámetros marinos a una alta resolución espacial y temporal (oleajes, corrientes, niveles, vientos, parámetros físico-químicos, morfología
mediante imágenes de video, etc.); 2) el desarrollo de nuevas técnicas de procesamiento sistemático de los datos recolectados a diferentes escalas espaciales y temporales, permitiendo
a técnicos y científicos costeros utilizar dicha información y entender el funcionamiento de
los sistemas; 3) el desarrollo de nuevas metodologías y herramientas numéricas que permiten
predecir el comportamiento costero; y 4) la gestación de nuevos grupos de investigación y
laboratorios de ensayos en universidades y centros de investigación que permitan nuevas
generaciones de investigadores y técnicos.
Acorde con las iniciativas políticas lideradas desde COMISIÓN COLOMBIANA DEL OCÉANO (CCO), el grupo de investigación en Oceanografía e Ingeniería Costera, OCEÁNICOS
(http://oceanicos.unalmed.edu.co) de la Universidad Nacional de Colombia en consorcio
con grupos de investigación nacionales (Universidad del Norte, Centro de Investigaciones
Oceanográficas e Hidrográficas, Universidad de Antioquia, Universidad del Magdalena, Universidad de Cartagena, entre otros) e internacionales (España, USA, México, Brasil, Italia,
Inglaterra, entre otros) adelanta actualmente varios proyectos que pretenden explicar algunas
de estas interacciones climáticas en la escala estacional e interanual. Se está estudiando la
variabilidad espacio-temporal de variables oceanográficas en el Caribe a través de series de
tiempo medidas y modeladas para explicar el papel de las condiciones climáticas en la distribución de las masas de agua, las piscinas costeras cálida y fría, el campo espacial del nivel
del mar y la conexión de estos procesos con el ENSO. Por otro lado, se estudia el fenómeno
del oleaje, un ejemplo claro de interacción atmósfera-océano-tierra, para definir mejor los
regímenes de clima marítimo de oleaje medio y extremal en el Pacífico y el Caribe Colombiano, esto permite entender mejor la variabilidad espacio-temporal del oleaje y aumentar la
fiabilidad en las intervenciones costeras. Finalmente, las investigaciones tratan de entender
cual es el impacto de estos procesos sobre el nivel del mar en la zona costera continental y
definir así riesgos de inundación. Las metodologías utilizadas para estudiar la variabilidad
climática y oceanográfica en el caribe y el pacífico Colombiano, se consideran muy valiosas,
están a la vanguardia de las investigaciones mundiales y son totalmente en otros lugares de
Latinoamérica.
Finalmente se resalta la experiencia adquirida en el país en diversas investigaciones y desarrollos de punta a nivel internacional en proyectos Europeos, Iberoamericanos y en conjunto
con las Agencias Atmosféricas y Oceanográficas Internacionales, tales como la NOAA, COI,
entre otros. Donde se pueden nombrar los siguientes frentes: la modelación numérica de
los procesos hidro-mofodinámicos, el desarrollo de técnicas relacionadas con el monitoreo
de los procesos costeros y la formulación de normativas y políticas sólidas para la gestión
sostenible de la costa.
57
La Oceanografía biológica en Colombia, un crucero por zarpar
Andrés Franco Herrera, Ph.D.
L
a Comisión Colombiana del Océano cumple 40 años de labores continuas. Todos los académicos, científicos o productores del país relacionados con el campo
de las ciencias marinas, permanentemente han vivido en estrecha relación con este órgano
de la Armada Nacional, bien sea por su función orientadora, reglamentadora o administrativa de los espacios marinos y costeros. Y como todo aniversario obliga a una reflexión
profunda sobre las actividades hechas y aquellas por realizarse en el futuro inmediato, se
constituye en un tiempo ideal para analizar que ha pasado con la Oceanografía biológica
en Colombia.
La historia sobre los estudios modernos de la biología de los océanos a nivel mundial, tiene
sus raíces hacia la segunda mitad del siglo XIX. Como lo indica el profesor Emérito de la
University of British Columbia en Canadá, Doctor Timothy R. Parsons, uno de los principales alcances en aquel entonces de naturalistas, zoólogos, botánicos como Edward Forbes,
Charles Wyville Thomson, Henry N. Mosely, John Murray, acompañados por Ernst Haeckel,
Alexander Agassiz e incluso Charles Darwin, fue el de dar un contexto riguroso, metódico
y científico a la investigación de la biología de los océanos. Así la Oceanografía biológica a
nivel mundial, cursará a la fecha una edad cercana a los 160 años, es decir, es una ciencia
muy joven. El desarrollo del conocimiento de los ecosistemas marinos colombianos, se
podría remontar a más de 60 años atrás, más o menos 100 años después de que europeos y
americanos adelantaran las ya muy famosas expediciones del Challenger y Blake, o cerca de
45 años después de haberse iniciado los cruceros del Meteor, Michael Sars y Discovery I y II.
Los inicios registrados de las ciencias marinas en Colombia son contemporáneos a cuando
soviéticos, suizos y americanos adelantaban los cruceros del Trieste ó el Alvin, que buscaban
58
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
conocer la vida en los océanos profundos. Estos inicios patrios, tienen fundamentados orígenes
en 1958 dentro del marco del Año Geofísico Internacional, donde se resaltaba la importancia
potencial de los recursos del mar, llamado de atención pertinente para Colombia, un país con
cerca de 2900 km de costa. Así, en esta perspectiva, si la oceanografía biológica es una ciencia
joven a nivel mundial, en el país se puede considerar como una ciencia naciente, pero eso sí,
con mucho vigor y saludable.
El esfuerzo de diferentes científicos, académicos e instituciones a través de estos 60 años, ha
llevado a que pausadamente las ciencias marinas en Colombia – incluyendo todas sus áreas
del conocimiento – se fuera gestando y creciendo. Desde la I Semana del Mar celebrada en
1961, pasando por el I Seminario Nacional sobre Ciencias del Mar adelantado en Cartagena
en 1972 hasta el XIII Seminario Nacional de Ciencia y Tecnología del Mar realizado en la Isla
de San Andrés en el 2008, el país ha ido descubriendo las riquezas de especies, los recursos
marinos con importancia comercial, los avances en acuicultura, en derecho del mar, educación
ambiental, contaminación y polución marina, geomorfología costera y submarina, y más
recientemente la biología molecular marina, por mencionar solo algunos de los diferentes
campos explorados.
Barco oceanográfico Atlantis del Woods Hole Institute, liberando el sumergible Alvin
para estudios en océanos profundos. Tomado de http://www.whoi.edu/cms/images/.
Dentro de estas ramas del saber, la Oceanografía fue y es uno de los pilares fundamentales en el
crecimiento cognoscitivo de los mares. Con sus cuatro amplias ramas -física, química, biológica
y geológica-, hay que reconocer que el padre de la oceanografía nacional ha sido la Oceanografía
física y es allí donde se han dado los mayores avances en la historia de Colombia. Esto se debe
en gran medida al continuado esfuerzo que al respecto ha hecho la Armada Nacional, con la
Escuela Naval Almirante Padilla, el Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas
y más recientemente con el Centro de Control y Contaminación del Pacífico y sus dos más
actuales plataformas, el ARC Providencia y el ARC Malpelo, sin olvidar obviamente al ARC
Quindío. Algunos planes de operaciones oceanográficos de la Armada Nacional como OCÉANO I y II, dan cuenta en la década de los 70’s de los primeros aportes sobre comunidades
59
Comisión Colombiana del Océano
biológicas oceánicas como fitoplancton y zooplancton. Sin embargo, como lo menciona el
Biólogo Marino, Doctor Iván Rey Carrasco, Decano del Programa de Biología Marina de
la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano (UJTL) en su escrito sobre la Historia de
la Facultad de Biología Marina (2002), en los año 80 hubo una importante migración de
Biólogos Marinos hacia la Armada Nacional, con el fin de prestar su servicios profesionales
en este estamento del Estado, iniciado por el Biólogo Marino Francisco Arias Isaza, como
igualmente algunos oficiales y suboficiales ya habían ingresado a la que en ese momento
se llamaba la Facultad de Biología Marina. Esto sin duda alguna, constituyó la gestación o
puesta en marcha de un nuevo hijo: la Oceanografía biológica. Biólogos Marinos inmersos
en la meca nacional de la Oceanografía física, permitió ampliar los horizontes del saber
desde la Armada Nacional. Sumado a esto, el conocimiento que los Biólogos Marinos de
la Tadeo siempre han tenido en sus programas curriculares sobre todas las ramas de la
Oceanografía a lo largo de sus 46 años de vida académica y que les permite tener una visión
holística de esta ciencia, no podía derivar en nada más que en esa explosión de investigaciones en este campo, que desde un punto de vista personal, se desarrollan realmente a
partir de la década de los 90’s. Solamente hay que revisar las Memorias de los Seminarios
Nacionales del Mar de aquel entonces para ver el crecimiento de investigaciones en esta
rama; en 1990 en Cali, se presentaron 5 investigaciones para sistemas oceánicos, la mayoría
de ellos con enfoque hacia comunidades biológicas, mientras que ya en 1992 en la ciudad
de Santa Marta, se presentaban 9 trabajos de investigación, dos de ellos en sesión plenaria;
en Medellín en 1994, este número de presentaciones se mantenían pero se empezaba a
producir investigaciones soportadas en imágenes satelitales e hidroacústica. Así, muchos
de estos trabajos fueron muy vanguardistas y muy importantes para la comunidad académica en formación que vio en la Oceanografía biológica un área en donde profundizar y
de suma importancia para el crecimiento científico, cultural y social del país. Para ponerlo
en un contexto académico, solamente entre 1995 y 2000, migraron al exterior más de 10
Biólogos o Biólogos Marinos provenientes de la UJTL ó la Universidad del Valle, a realizar
estudios de doctorado en Oceanografía o Pesquerías en Chile, Estados Unidos o Europa,
con el ánimo de afianzar y ampliar el conocimiento en este ramo, que permitiría -como
se detallará más adelante-, retornar al país y darle una visión a los procesos biológicos de
nuestros mares en una escala oceanográfica real, más allá de aquella que si acaso superaba
con gran esfuerzo el borde de la plataforma continental.
Ahora bien, la Oceanografía biológica requiere ineludiblemente de su padre la Oceanografía física y de su hermana la Oceanografía química, quienes en conjunto dan las bases
ambientales para poder entender la dinámica de las comunidades marinas a lo largo de
la columna de agua ó en el sedimento, donde además la Oceanografía geológica hace su
aparición. Y esto ha sido siempre así, por ejemplo, los estudios pesqueros en mar abierto, enfocados a establecer la dinámica del ictioplancton, como indicador de potenciales
caladeros de pesca, necesariamente requieren del conocimiento de los patrones de corrientes, del acoplamiento océano-atmósfera, de la presencia de afloramientos de aguas
profundas, de la oferta de nutrientes que permitan sostener al fitoplancton y este ser
fuente parcial del fitoplancton. Así fue la destacada investigación desarrollada entre 1997
y 1998, denominada Programa de Pesca UE-INPA/VECEP en el Caribe norte y centro
colombiano liderado en su momento por la Doctora Guerly Avila de Tabares, el Doctor
Luis Manjarres, acompañados por un staff e Ingenieros Pesqueros y Biólogos Marinos
destacados y visionarios y cuyo fin fue la evaluación de peces pelágicos pequeños. De allí,
60
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
se desprendieron sendos trabajos de grado, tesis de Maestrías y bases para disertaciones
doctorales, que mostraban ese matrimonio entre al menos tres ramas de la oceanografía
y que daban respuesta consistente a la dinámica de los peces en esta región del país. Otro
ejemplo muy diciente dentro del contexto histórico es el siguiente, para muchos Biólogos
Marinos u Oceanógrafos formados a finales de los 80 e inicios de los 90, el conocimiento
del concepto de surgencia surgía de un artículo del Doctor Germán Bula-Meyer de 1985,
donde daba indicios de un foco de afloramiento de aguas en las costas del Magdalena,
basado en la dinámica macroalgal, su principal área de investigación. Vaya artículo!!!, un
intento maravilloso de explicar el comportamiento de una comunidad biológica, a partir
de un evento que entre otras cubre muy bien la integración dinámica de las cuatro ramas
oceanografía, y que tiene un impacto que va desde soportar las principales áreas de pesca
en el mundo hasta ser protagonista en la problemática de cambio climático global por su
potencial eyección de CO2 a la atmósfera. Claro, después de esto, son muchas las investigaciones desde 1990 hasta la fecha, tanto en el Pacífico como en el Caribe colombiano,
que han profundizado en el estudio de estos ecosistemas mosaicos, como los denominó
Ramón Margalef al considerarlos sistemas con diferentes procesos en escalas de espacio y
de tiempo diferentes. Y así se ha tratado de explicar, cual es la capacidad de estos sistemas
en ofertar biomasa fitoplanctónica, de generar carbono orgánico y de transmitirse esa
energía a la red trófica marina y sustentar peces ubicados en la parte alta de la red que
son de alta importancia comercial. Pero para llegar a esto y generar modelos en paquetes
tipo ECOPATH ó STELLA, sin duda, se requiere profundizar en la fricción el viento, en
los conceptos de transporte de Ekman, efecto de Coriolis, flujo de nutrientes, es decir en
bases físicas y químicas, que dan soporte a esta dinámica biológica entre plancton marino
y sus pastoreadores y predadores.
Bien, pero una retrospectiva moderna de la Oceanografía biológica del país, no se puede
dejar afuera el impacto que la globalización ha tenido en ella. Este concepto de carácter más político y comercial, también tiene raíces en la academia y la investigación. La
Oceanografía biológica se ha globalizado y es lógico, los océanos están intercomunicados,
son un todo, las barreras continentales no son aisladores, por el contrario, las costas y
la topografía submarina no son más que moldeadores de esa interconectividad oceánica
mundial, que tiene su máxima expresión en el patrón de circulación global de los océanos,
explicado por Wallace Smith Broecker, a quien sin duda las futuras generaciones llamarán
el padre de la oceanografía moderna, o postmoderna o del nuevo milenio, en fin, como
mejor se quiera. Gracias a la globalización, los científicos del campo de la biología, tienen un acceso más fácil e incluso gratis a imágenes satelitales de adecuada resolución, a
sistemas de patrones de corrientes en mesoescala o macroescala, como por ejemplo, los
portales de la University of South Florida, de la University of Wisconsin-Madison, o los
Programas de la NOAA (OSCAR, Ocean Surface Current Analyses – Real Time), ó a nivel
nacional el Programa SARPAR del CIOH., herramientas muy útiles, porque dan información en tiempo real o histórica, de la temperatura superficial del mar, la concentración de
clorofila-a ó la dirección y velocidad de las corrientes, bases informáticas que constituyen
los cimientos para poder interpretar la dinámica de peces, mamíferos, reptiles marinos
como los delfines, las ballenas, las tortugas, el fitoplancton ó zooplancton, reitero, desde
ese contexto oceanográfico amplio.
61
Comisión Colombiana del Océano
Imagen satelital procesada de agua total precipitable para el mar Caribe colombiano y
el océano Pacífico, proveniente del Programa CIMSS de la University of Wisconsin at
Madison. 24 de Abril de 2009
Imagen satelital procesada de patrones de corrientes superficiales para el mar Caribe
colombiano, provenientes del Programa SARPAR del CIOH. 22 de Febrero de 2009
Todo esto se traduce a que a finales del siglo XX y en la ya casi consumida primera década del
siglo XXI, se estén fortaleciendo y creando programas de postgrados en Ciencias Marinas, con
un fuerte componente oceanográfico, obviamente con la parte biológica como médula espinal.
Un conjunto de universidades públicas y privadas coordinadas por la Universidad Nacional
de Colombia, así como Institutos y centros de investigación, están formulando un programa
de Doctorado en Ciencias del Mar, donde la Oceanografía hace parte de su fuerte estructura
curricular, un programa que por lo demás cuenta con el apoyo del Sistema de Intercambio
Académico Alemán (DAAD, Agencia de Noticias, Universidad Nacional de Colombia, Febrero
27 de 2009). La Universidad Jorge Tadeo Lozano, también trae como propuesta académica una
Maestría en Ciencias del Mar, donde dentro de las fundamentación básica, la Oceanografía
constituye un pilar importante, para posteriormente profundizar en conceptos de biodiversidad, conservación e incluso biotecnología. También vale indicar cruceros realizados a lo largo
del Caribe y Pacífico colombiano con alto contenido biológico, resumiendo desde 1997 hasta
la fecha, se cuentan con un buen número de campañas, al menos una al año, entre ellas se
62
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
destacan los cruceros CIOH-INVEMAR-Smithsonian, MACROFAUNA I, II y III, MARCORAL, CORPOGUAJIRA, ANH-INVEMAR I y II, más los cruceros ERFEN dentro del programa
integrado de los países con ventana hacia el Pacífico tropical y sur. Campañas oceanográficas
que han dado clara y amplia información sobre comunidades pelágicas y bentónicas de la
plataforma continental, talud superior del Caribe y Pacífico colombiano, además de una
amplia información fisicoquímica que han permitido evaluar los cambios de las comunidades
fito-zooplanctónicas bajo eventos Niño-Niña y definir bioindicadores de estado. A esto se
suma, que bajo la plataforma Scienti de COLCIENCIAS, ya se destacan diferentes Grupos
de Investigación en el área de la Oceanografía biológica, muy probablemente no lleven este
adjetivo como parte de su nombre, pero si hacen fuerte investigación al respecto, muchos
de ellos con sus centros de operaciones en la Universidad del Valle, Universidad Nacional de
Colombia, UJTL, Universidad de Antioquia, ENAP, CIOH, EAFIT. ¿Cuando se veía ese crecimiento de cruceros y de grupos de investigación en oceanografía en el país 15 años atrás?? Y si
con lo anterior no bastara para destacar esta rama de la Oceanografía en el contexto nacional,
el Plan Nacional del Océano y de los Espacios Costeros (PNOEC), promulgado en el 2007,
trae inmerso la importancia de la Oceanográfica biológica en el desarrollo del país. Solo falta
ver las áreas temáticas que determina dicho plan en lo concerniente a desarrollo económico,
territorial ó del ambiente oceánico costero, para comprender que el fortalecimiento de conceptos en aspectos de minerales, hidrocarburos, fuentes de energía, en el manejo integrado
de las zonas costeras, en el establecimiento y evaluación de áreas marinas protegidas, o en la
generación de información sobre la problemática de cambio climático global, biodiversidad
o calidad ambiental marina, requiere de la Oceanografía biológica como uno de los pilares
fundamentales para avanzar en cada una de estas áreas.
Ahora, es claro que la Oceanografía biológica y en general, todas ellas no tienen un crecimiento acelerado como se desearía, talvés por dos motivos básicos: uno, aún falta tener mayor
personal capacitado a nivel de postgrado, a finales del año 2008, COLCIENCIAS informaba
que Colombia tiene una baja proporción de Doctores (9,3 por 100.000 habitantes, Diario El
Espectador, 21 de Diciembre de 2008), y dos, los costos operativos y de equipos de la oceanografía aún son muy altos para el país, problema que muy seguramente permea a otras o a
todas las áreas de la ciencias nacionales.
Antes de finalizar, es obligación hacer una mención, así sea muy corta al campo de la Oceanografía geológica del país, cuyo soporte primario se ha centrado en el EAFIT, el INVEMAR
y el IGAC. El desarrollo de este campo es inmenso, donde el Doctor Juan D. Restrepo y su
equipo en el último Seminario Nacional del Mar, mostró avances destacables para el conocimiento de la geología nacional, pero sin duda alguna el proyecto “Mejora de los sistemas de
cartografía del Territorio Colombiano” (COL/B7 – 3100/IB/98/0257) y su publicación Ecosistemas continentales, costeros y marinos de Colombia en el año 2008, es el mejor ejemplo
de los avances de esta ciencia, entregándole a la comunidad nacional 18 mapas cartográficos
del océano Pacífico y mar Caribe colombiano no solo destacando la batimetría, sino el tipo
de sedimento, base fundamental para el futuro inmediato de los oceanógrafos biológicos, que
empiezan a dirigir sus miradas a los océanos profundos, tal como lo hicieran en los años 60
y 70 los investigadores del Trieste y el Alvin.
Es gratificante saber que la Comisión Colombiana del Océano cumple 40 años de gestión,
ente anteriormente llamado Comisión Colombiana de Oceanografía y que para todos los
científicos de las ciencias marinas del país tiene un permanente recordatorio porque entre
63
Comisión Colombiana del Océano
otras, han apoyado continuamente a través de sus diferentes Secretarios Ejecutivos la realización de Seminarios del Mar, han sido fundamentales referentes en las políticas y legislación marítima, han motivado mesas de trabajo en áreas incluso al día de hoy desconocidas
o poco estudiadas en el país, como por ejemplo, las referidas a blooms algales nocivos, o en
aspectos a veces olvidados por todos como el papel de Colombia en la Antártica. En fin, si las
ciencias marinas en esta rápida remembranza enfocada a la Oceanografía biológica, tienen
en promedio una edad de 50 años, pues la CCO, tiene 40, es decir, ha participado directamente o indirectamente en esta dinámica académica, política, investigativa, legislativa, casi
en un 100 %. A ellos, las más profundas felicitaciones, como a toda la Armada Nacional de
Colombia. Es optimista así decir, que en un mediano plazo se podrá decir que en esos cerca
de 1’000.000 km2 que constituyen los océanos patrios, junto con la CCO, la Universidades,
los Institutos y Centros de Investigación y su Grupos de Investigación, se logrará ampliar a
niveles aceptables el conocimiento oceanográfico del país, enfilado eso si, al sostenimiento y
mejoramiento de la calidad de vida de la sociedad.
Bahía de Santa Marta, mar Caribe colombiano. Tomado de http://www.invemar.org.
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64
Evaluación de la peligrosidad de
inundación de zonas costeras colombianas debido a la acción
de dinámicas marinas
Mauricio González, Luis Otero, Pablo Agudelo, Raúl Medina y Fernando Méndez
R
esumen
En el presente artículo se analiza el impacto de eventos extremos de la dinámica marina en
zonas costeras, y en particular, la evaluación de la peligrosidad por inundación en las costas
colombianas. Se analiza eventos de temporales de oleaje asociados a tormentas y huracanes,
los cuales combinan la acción conjunta de dinámicas como el del oleaje, la marea astronómica,
y la marea meteorológica, siendo el tiempo de actuación de las dinámicas extremas en la costa
en la escala de horas a días. Se plantea en este documento una metodología para evaluar la
peligrosidad por inundación y su aplicación a la costa colombiana, dando como resultado el
denominado “Atlas de cota de inundación del litoral Pacífico Colombiano”.
Introducción
Las excepcionales condiciones del litoral para el desarrollo de múltiples actividades humanas
han propiciado una continua migración de habitantes, industrias y servicios a las zonas
costeras. Los motivos de dicha migración han evolucionado en el tiempo siendo históricamente el comercio, la actividad portuaria y los asentamientos agrícolas en los fértiles deltas
y llanuras aluviales las causas de dicha migración, mientras que en la actualidad lo son el
turismo asociado al ocio y el disfrute del litoral.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) cerca de un 50%
de la población mundial vive en la zona costera. Todos estos habitantes y bienes materiales
65
Comisión Colombiana del Océano
se encuentran amenazados por la inundación costera debida a la dinámica marina. Según
las predicciones del IPCC, el riesgo de inundación aumenta cada año para infraestructuras
urbanas, turísticas e industriales, tierras de cultivo, áreas de recreo y habitats naturales. Dicho
Panel Intergubernamental estima que el número anual de victimas debido a la inundación
costera alcanzará las 158.000 en 2020 y que más de la mitad de los humedales desaparecerán
como consecuencia de dicha inundación.
El coste económico de las acciones de mitigación de los efectos frente a la inundación costera,
íntimamente relacionados con la erosión litoral, va en aumento. De acuerdo con los resultados
del proyecto Eurosion, en 2001 los fondos dedicados a la protección de las costas en Europa
ascendió a 3.200 millones de Euros, un 30% más que en 1986. Es importante señalar que dicho
coste solo reflejan las inversiones realizadas para proteger los bienes expuestos a un riesgo
inminente, pero no los costes inducidos en las actividades humanas. Según estudios previos
del IPCC dichos gastos tiene una media anual de unos 5.400 millones de Euros.
El nivel del mar sufre continuas variaciones en respuesta a los diferentes forzamientos atmosféricos, marinos, tectónicos y planetarios, siendo habitual clasificar dichas oscilaciones por la escala
temporal de la oscilación. Las oscilaciones más relevantes en términos de inundación cotera
son: el oleaje que genera sobre elevaciones al romper en la costa, las ondas infragravitatorias
(ondas con períodos de pocos minutos generadas generalmente por el mismo oleaje), la marea
meteorológica que genera sobre elevaciones debido al efecto del arrastre del viento, sumando a
esto variaciones de la presión atmosférica sobre la superficie del mar (generadas por tormentas
marinas, huracanes, el Niño y la Niña), la marea astronómica, y la variación del nivel del mar
de largo periodo (cambio climático). A esto hay que añadir eventos puntuales de gran violencia
como los tsunamis, los cuales se analizan en otro artículo de la presente edición.
Los grandes temporales de oleaje asociados a tormentas, incluidos los huracanes, además de
generar grandes vientos y lluvias, generan importantes inundaciones de zonas costeras denominadas en el caso de huracanes marejadas ciclónicas (ascenso nivel del mar por cambios
rápidos de la presión atmosférica), a lo cual hay que sumar importantes alturas del oleaje
rompiendo en la costa. El huracán Katrina fue uno de los ciclones tropicales más mortíferos,
destructivos y costosos que haya impactado a Estados Unidos en décadas. Katrina formó parte
de la temporada de huracanes en el Atlántico de 2005. Se estima que el Katrina causó daños
materiales por 75 mil millones de dólares estadounidenses, convirtiéndose en el huracán más
costoso en la historia de los Estados Unidos; la tormenta causó la muerte a 1.836 personas,
235.000 evacuados, con un área inundada de unos 234.000 Km2, convirtiéndose en el huracán
más mortífero de Estados Unidos desde el Huracán Okeechobee de 1928. Las costas colombianas se han visto afectadas en los últimos 30 años por el paso de varios huracanes y tormentas
tropicales en el Caribe, como son: Irene en 1971, Joan en 1988, la tormenta tropical Bret en
1993, Leni en 1999 y Juan en 2004 entre otros. Las tormentas tropicales anualmente generan
importantes oleajes en las costas, provocando muchas veces graves problemas de inundación
en zonas bajas de la costa, además de problemas de erosión de playas y destrucción de infraestructura costera (puertos, paseos marítimos, servicios públicos, edificaciones, etc.).
Es indudable que los avances en el conocimiento y pronóstico del impacto de huracanes y temporales marinos sobre las zonas costeras, inciden profundamente en el desarrollo de estrategias
de mitigación que reducen el riesgo de inundación. El desarrollo de estas estrategias depende del
conocimiento que se tenga del fenómeno que da origen a la amenaza. Es por ello que el principal
objetivo de la evaluación de la peligrosidad o amenaza por dichas dinámicas, debe ser el predecir
66
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
o pronosticar su comportamiento, sobre todo en cuanto a la capacidad de destruir y/o causar
daños, por lo tanto, la evaluación dependerá de su magnitud, intensidad y extensión espacial.
La capacidad para identificar zonas en riesgo por inundación proporciona a las comunidades
costeras la principal herramienta para prepararse ante esta amenaza, ya que una vez la comunidad ha identificado las zonas en riesgo, se pueden desarrollar planes de prevención
A continuación se presenta una breve descripción del fenómeno anteriormente expuesto, la
forma de evaluar su peligrosidad en cuanto a la inundación de zonas costeras, y su aplicación
en el litoral colombiano.
Inundación debido a temporales de oleaje y huracanes
Descripción del fenómeno
El oleaje es, sin lugar a dudas, la oscilación del mar más comúnmente conocida y también la
más relevante en términos de erosión litoral e inundación costera. El oleaje, generado por la
acción del viento sobre la superficie del mar, es una oscilación del nivel del mar con periodos
entre 3-30 segundos cuya magnitud, en un periodo de retorno de 50 años, supera los 5 metros
de altura de ola significante en las costas atlánticas colombianas.
Figura 1, Imágenes del temporal de 28 de Octubre de 1997 afectando al puerto y playa
de Llançá, Gerona (Fotos cortesía de J. Hugas)
En la figura 1 se muestra un ejemplo de los efectos de los temporales de oleaje en las infraestructuras portuarias. La figura muestra el puerto pesquero-deportivo de Llançá (España),
el cual estuvo sometido a un temporal de dirección Este-Nordeste – llevantada - en Octubre
de 1997. La virulencia del temporal (altura de ola significante de 5.4 m en la boya de Rosas)
se aprecia en la fotografía A, donde se muestra el rebase de la ola por encima del espaldón
del puerto afectando a la lonja. Por otro lado, como puede apreciarse en la fotografía B, la
playa de la Gola fue completamente inundada por la lámina de agua. En este caso particular
la sobreelevación por marea meteorológica no fue de gran importancia, debiéndose la inundación casi en exclusiva a la magnitud del oleaje (la sobreelevación por marea meteorológica
fue inferior a los 10 cm.).
67
Comisión Colombiana del Océano
Las ondas infragravitatorias son oscilaciones del nivel del mar con periodos entre 50-500
segundos. El origen de esta oscilación es la modulación del oleaje de viento en paquetes de
olas grandes olas pequeñas producida por la propagación del mismo en la plataforma continental. Esta modulación del tren de oleaje incidente origina perturbaciones en el equilibrio
de fuerzas dinámicas de la masa de agua generándose variaciones en el nivel del mar que
tienden a equilibrar el sistema. Estas oscilaciones, conocidas como ondas infragravitatorias
o como ondas largas asociadas a los grupos de olas, tienen una magnitud de centímetros o
escasos decímetros en aguas profundas pero, como los tsunamis, se amplifican a medida que
alcanzan la costa. Este tipo de oscilación muestra su relevancia en los puertos, donde puede
acoplarse con los modos propios de oscilación de las dársenas dando lugar a fenómenos de
resonancia portuaria, y en las playas, donde la rotura del oleaje libera las ondas largas atrapadas en los grupos y la suave pendiente del talud de las playas amplifica la magnitud de las
mismas llegando a superar el metro en condiciones de temporal.
La marea meteorológica es una oscilación del nivel del mar debido a la acción conjunta de la
presión atmosférica y al arrastre del viento, y su periodo puede ser desde varios minutos a
días. Las bajas presiones atmosféricas asociadas al paso de las borrascas tropicales y huracanes
generan un ascenso del nivel del mar asociado a la depresión barométrica de la misma. Las
grandes borrascas tropicales que afectan al litoral caribe colombiano generan, de modo habitual, sobreelevaciones del orden de 30-40 cm. y pueden llegar a generar sobreelevaciones del
orden del metro. El viento, por su capacidad de arrastrar agua, es otro factor que puede dar
lugar a la sobreelevación del nivel del mar en la costa. Para que la acción del viento genere una
elevación del nivel del mar de entidad es necesario que la magnitud del viento sea importante,
por encima de los 20 m/s, y, fundamentalmente, que se den determinadas condiciones de
geometría de la costa y de poco calado. En algunos lugares del mundo, bien por la magnitud
de las borrascas (huracanes) bien por las características geométricas de la costa (Países bajos,
Venecia...) los efectos de la marea meteorológica pueden llegar a ser, combinados con la presencia de oleaje, devastadores.
En Colombia, y particularmente en el Atlántico, se producen eventos de marea meteorológica
importantes, con la consiguiente inundación costera. El paso del huracán Leni a lo largo de
la costa Colombiana, en Noviembre de 1999, provocó graves destrozos, erosión e inundación
en las zonas litorales, afectando de manera importante a una gran parte de la población y de
las infraestructuras turísticas de Cartagena y zonas adyacentes. Una imagen de lo acontecido
se muestra en la figura 2.
Figura 2, Impacto del huracán Leni en la costa de Cartagena, (A) erosión de la playa
en Mansanillo del Mar, y (B) impacto en edificaciones en la zona de Crespo.
68
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
A la vista de estos resultados se concluye que el fenómeno de inundación costera es un fenómeno en el cual es necesario tener en cuenta no sólo el oleaje y la marea meteorológica de
manera independiente sino que hay que modelar la correlación entre ambos.
Con respecto a la marea astronómica, ésta es una oscilación del nivel del mar de carácter
determinista cuyo periodo de oscilación oscila entre las 12 horas y los 19 años. La magnitud
de la misma a lo largo del litoral colombiano es muy variable con mayores carreras de marea
en la costa Pacífica, donde se superan los 4 metros, y un mínimo en la costa Atlántica donde
en algunas zonas apenas si se alcanzan los 40 cm. en las mareas vivas equinocciales. Contrariamente a lo que pudiera parecer, la marea astronómica juega un papel de “laminación” de
los eventos extraordinarios de inundación costera puesto que la coincidencia de un evento
de oleaje y marea meteorológica extremos coincidiendo con una marea viva equinoccial tiene
una frecuencia de ocurrencia menor. Lo habitual es que dichos eventos extremos sucedan con
mareas medias y, por tanto, se atenúen los efectos de la sobreelevación meteorológica.
Finalmente, se conoce como Fenómeno Cálido del Pacífico o Fenómeno de El Niño-Oscilación
del Sur, ENOS, a la aparición de aguas superficiales relativamente más cálidas que lo normal,
desde el centro del Pacífico tropical hasta las costas del norte del Perú, Ecuador y sur de Colombia. Normalmente, las aguas del Pacífico occidental (Australia, Oceanía y sudeste asiático)
se caracterizan por aguas cálidas de entre 29 y 30ºC, en contraste con el sector oriental (costa
de Suramérica) donde se concentran aguas de características antárticas, con temperaturas
que varían entre 22 y 24ºC. Por contraste, la fase fría de este proceso, recurrente pero no
periódico, es conocida como “La Niña”. Este calentamiento, observado durante los fenómenos
cálidos del Pacífico, tiene un promedio de duración de 12 meses, pero se han registrado fenómenos de siete meses en 1951 y de 18 meses entre 1982-1983. Pero este fenómeno también
está asociado al desplazamiento de la Zona de Convergencia Intertropical, ZCIT. La ZCIT
se desplaza más al sur cuando se presenta “El Niño”, lo que significa una disminución de la
presión atmosférica en el litoral Pacífico colombiano y, por consiguiente, un aumento en el
nivel medio del mar.
2.2 Régimen de cota de inundación
De todo lo anterior se deduce que la inundación costera es un fenómeno aleatorio fruto de
la combinación de diferentes procesos de la dinámica marina. De una manera simplificada el
fenómeno de inundación costera puede ser representado de acuerdo al siguiente esquema,
figura 3. En un instante determinado, un punto del litoral está caracterizado por un nivel de
marea (NM) compuesto por la marea astronómica y la marea meteorológica (MA+MM) y
una batimetría, estando incluidas dentro de la MM las sobre elevaciones debido a huracanes y
el efecto del Niño y la Niña (ENOS). Sobre este nivel se encuentra el oleaje que, en función de
sus características y de la batimetría de la playa, se propaga hacia la costa. Al alcanzar la costa,
el oleaje rompe (en la playa, dique o tajamar de escollera, paseo maritimo…) produciéndose
un movimiento de ascenso de la masa de agua a lo largo del perfil de la costa, run-up (RU).
Todos estos factores están relacionados entre sí. Además de la interacción entre los elementos
(oleaje-batimetría-nivel de marea-ascenso), el fenómeno de la inundación presenta la complicación añadida de que algunos de los factores (oleaje, viento...) son variables aleatorias y,
por tanto, su presentación está sujeta a una determinada probabilidad. La cota de inundación
solo incluye variables marinas, no incluye efectos como las inundaciones de ríos.
69
Comisión Colombiana del Océano
Figura 3. Esquema de los factores que inciden en la cota de inundación en un punto
del litoral
Por consiguiente, la determinación de la cota de inundación es un problema estocástico de
extremos. Una de las consecuencias de que sea un problema estocástico, es que no existe
un “límite determinista al que llegan las olas durante el peor temporal”, sino que cada nivel
tendrá “una probabilidad de ser sobrepasado en un temporal determinado”.
Los métodos existentes para estimar la distribución de la cota de inundación en una determinada localización, usando datos de campo, pueden dividirse en: (1) métodos directos en
los que se analizan los extremos de los niveles de agua observados y (2) métodos indirectos
en los que los factores (marea astronómica, marea meteorológica y oleaje) se analizan por
separado y el nivel extremo se deduce a partir de ellos. Dentro de estos últimos, a su vez,
puede distinguirse entre métodos indirectos teóricos en los que los factores son combinados
de manera teórica a través de sus funciones de distribución y los métodos indirectos de simulación numérica. Dado que la disponibilidad de datos medidos se circunscribe a un número
limitado de ubicaciones son los métodos indirectos los únicos realmente viables para estimar
la cota de inundación a lo largo del litoral colombiano.
2.3 Atlas de cota de inundación del pacífico colombiano: Metodología
de cálculo
Debido a la importancia que tiene el conocimiento de la inundación del litoral, es necesario
que los países realicen una evaluación preliminar del riesgo de inundación en sus costas, siendo
necesario disponer de una herramienta que permita predecir, desde una óptica estadística, el
nivel de marea (marea astronómica + marea meteorológica que incluye el Niño y la Niña) y
la cota de inundación en playas (nivel de marea + run-up).
El método estadístico utilizado se basó en una simulación temporal de las variables que
intervienen en el proceso de inundación. Dicho método tiene la ventaja de que se modela
temporalmente los procesos físicos tal y como ocurren en la naturaleza. Las funciones de dis-
70
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
tribución de las variables aleatorias, la correlación entre las mismas y su distribución temporal
se obtuvieron a partir de datos instrumentales disponibles en la costa pacífica colombiana
(Datos de estaciones mareográficas del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM y de oleaje de la boya NOAA 32301 para la calibración de datos obtenidos
por retro análisis numérico). El desarrollo detallado del método de simulación así como el
tratamiento estadístico de los datos utilizados se presenta en los “Documentos Temático y
Complementario de Cota de Inundación” (GIOC, 1998), indicándose, a continuación, las
líneas básicas de la metodología aplicada.
Proceso de cálculo
El proceso general del cálculo del régimen de cota de inundación en un punto del litoral fue el
siguiente: 1) estudio de la dependencia estadística entre las variables involucradas; 2) estudio
de la dependencia temporal entre datos sucesivos de una variable; 3) obtención de las funciones
de distribución de las diferentes variables; 4) establecimiento de formulaciones para factores
de los que no hay información directa (por ejemplo oleaje a pie de playa en función de oleaje
en boya, run-up en función de oleaje a pie de playa); 5) simulación temporal por medio de
Monte Carlo; y 6) determinación de los regímenes de cota de inundación.
Para todas las zonas analizadas se determinó la cota de inundación en dos supuestos diferentes que se denominaron: mar abierto (en el que se consideraba que los únicos factores que
generan variación del nivel del mar son la marea astronómica y la marea meteorológica; al
nivel del mar obtenido como suma de estos dos factores se le denomina nivel de marea) y
playas (en el que se consideraba que el nivel del mar está gobernado por la marea astronómica
y meteorológica, así como por el run-up del oleaje; al nivel del mar obtenido como suma de
estos tres factores se le denomina cota de inundación).
Simulación del nivel del mar en mar abierto (nivel de marea)
Para la realización de la simulación se consideró que la marea astronómica es un fenómeno
determinista que en un instante dado viene dada por una suma de componentes armónicas
conocidas. Los datos de marea meteorológica (que incluyen el efecto del Niño y la Niña),
obtenidos a partir de los residuos de las series medidas por los mareógrafos, fueron analizados
estadísticamente.
Simulación del nivel del mar en playas (cota de inundación)
La determinación del régimen de niveles de mar en una playa requiere el conocimiento de la
distribución del run-up debido al oleaje. Dado que, en general, no existen datos medidos de
dicha variable, la estima de dicho fenómeno se realizó a partir de la formulación de Nielsen
y Hanslow (1991). Esta formulación exige el conocimiento de la altura de ola significante
y el período de pico del oleaje a pie de playa, así como el talud medio de la zona de ascenso
descenso de la misma.
Con objeto de confeccionar un Atlas de Inundación válido para todas las playas abiertas, se
procedió a realizar varias simplificaciones en la determinación del oleaje a pie de playa en
cualquier punto del litoral del pacífico colombiano (batimetría recta y paralela para distintas
orientaciones significativas de las playas). El proceso de simulación consistió en la generación
numérica de niveles de mar en la playa (cota de inundación) como suma del nivel de la marea
astronómica más el nivel producido por la marea meteorológica más el nivel generado por el
run-up del oleaje, figura 4
71
Comisión Colombiana del Océano
Figura 4. Esquema del proceso de simulación
2.4 Atlas de cota de inundación del pacífico colombiano: Resultados
Con base en la metodología anteriormente descrita se confeccionaron una serie de gráficos
en los que se presentan los regímenes de niveles en mar abierto y playas del litoral pacífico
colombiano. Detalles de este trabajo se recogen en Agudelo et al (2004) y DIMAR (2004).
Información Utilizada
A efectos de caracterización del régimen de niveles del litoral se estableció una zonificación
del mismo en “áreas homogéneas” de acuerdo con sus características de oleaje, marea astronómica y marea meteorológica, configuración de la costa y el emplazamiento de las fuentes
de información disponible. En el análisis efectuado se asume que el régimen de inundación
dentro de un “área homogénea” es idéntico en todos los puntos del litoral de dicha zona. De
acuerdo a esto se ha dividido el Pacífico colombiano en cuatro zonas: I. Tumaco, II. Buenaventura, III. San Juan y IV. Bahía Solano. La figura 5 muestra la localización de las estaciones
de nivel del mar y oleaje y la zonificación realizada para el cálculo de la cota de inundación.
Figura 5. Zonificación del litoral Pacífico colombiano a efectos de la cota de inundación
72
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Se utilizaron loa registros horarios de nivel del mar de las estaciones del IDEAM de Tumaco,
Buenaventura y Bahía Solano (véase figura 5), con datos horarios desde noviembre de 1951
hasta diciembre de 2001. Los regímenes de oleaje se construyeron con los resultados obtenidos
del modelo Wavewatch III, calibrados con los registros de la boya NOAA 32301 localizada
en el punto de coordenadas 09.9º S y 105.20º W (frente a la costa de Perú). Wavewatch III
es un modelo de oleaje de tercera generación que simula las condiciones del mar a partir de
datos de un retroanálisis de variables atmosféricas. Se obtuvieron así las series de oleaje en 4
puntos diferentes del Pacífico colombiano (puntos WW-III), localizados como se muestra en
la figura 5. La información consta de valores, cada 3 horas, de altura de ola significante, Hs,
período de pico, Tp, y dirección dominante, Dp, entre enero de 1979 y diciembre de 2000.
Resultados
Aplicando entonces la metodología anteriormente descrita a las cuatro zonas mostradas en
la figura 5 se calculó el nivel de inundación para playas de pendiente infinita con orientaciones características al Oeste, divididas cada 22.5º desde el SSW hasta el NNW (véase rosas de
orientación de playas en cada zona en figura 5). Se han supuesto dos casos típicos: playas
disipativas con pendientes medias (tan  0.1 y tamaños de arena finos) y playas reflejantes
con pendientes medias (tan 0.15 con tamaños de arena gruesos), para las cuales se ha
estimado tanto el régimen medio como el extremal; para este último se ha utilizado la serie
de niveles máximos anuales. El régimen medio se ha representado en función del número de
olas al año que superan cierta cota de inundación (Figura 6), mientras que el extremal se ha
graficado en un papel probabilístico Gumbel de máximos para diferentes períodos de retorno
en años (Figura 7).
Por ejemplo, en una playa disipativa localizada en la zona I de Tumaco, orientada al NW
(como las playas de la ciudad de Tumaco), hablando en términos medios anuales (Figura 6,
línea continua verde), se espera que la cota de inundación que es superada 1 hora al año, esté
alrededor de la cota 6.4 m con respecto al cero del puerto (bajamar viva equinoccial), lo cual
quiere decir que si tenemos un rango de marea viva equinoccial de 4 m en la zona, se espera
que anualmente en términos medios el nivel del mar en las playas de Tumaco sobrepase la
pleamar viva equinoccial en 2.4m, aspecto relevante para las viviendas en palafitos de la zona.
Si la playa es reflejante, se espera que la cota llegue hasta 8.2 m (línea verde discontinua), lo
cual equivale a 4.2 m por encima de la marea viva equinoccial en la zona. Por otro lado, en
el régimen extremal (Figura 7), se espera que en un período de retorno de 50 años la playa
disipativa alcance una cota de inundación de unos 7.2 m (3.2 m por encima de la marea viva)
y en el caso de una playa reflejante en la zona, la cota de inundación alcanza 8.5 m (4.5 m
por encima de la pleamar). Vemos que en el análisis de muchos años la cota de inundación
se incrementa más en la playa disipativa que en la reflejante.
Con objeto de utilizar una única referencia para todas las zonas, todos los resultados de nivel
de mar se han referenciado al nivel medio del mar. No obstante, y dado que en los trabajos de
ingeniería marítima suele ser usual utilizar otras referencias como el cero del Puerto, en el Atlas
de cota de inundación se presenta un pequeño croquis, tomado de la información facilitada
por los puertos, en el que se señala la posición relativa de las diferentes referencias.
Los resultados del estudio de cota de inundación del pacífico de Agudelo et al. (2004) han sido
incluidos en el Sistema de Modelado Costero Colombiano (SMC-Col), el cual es un sistema
informático que incluye modelos numéricos, bases de datos de la costa y metodologías de
73
Comisión Colombiana del Océano
estudio que permiten analizar problemas costeros en diferentes escalas espaciales y temporales,
permitiendo proponer alternativas de solución. Además de los datos de cota de inundación
del pacífico, el sistema incluye otra información de la costa Atlántica y Pacífica colombiana,
como son: batimetrías de las cartas náuticas y oleajes a lo largo de la costa. En la figura 8
se muestran algunas pantallas del Atlas de inundación. Este Sistema ha sido desarrollado
con base en el SMC español González et al. (2007) (ver detalles en www.smc.unican.es),
desarrollado originalmente por el Ministerio de Medio Ambiente español y el Instituto de
Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHC). La versión colombiana ha sido
desarrollada en colaboración de la DIMAR y el IHC.
Figura 6. Regímenes medios de cota de inundación para la Zona I. de Tumaco. Cota
inundación referida al cero del puerto, para diferentes orientaciones de playa en la
zona, y dos tipos de playa: reflejantes y disipativas.
Figura 7. Regímenes extremales de cota de inundación para la Zona I. de Tumaco.
Cota inundación referida al cero del puerto, para una playa orientada al NW, y dos
tipos de playa: reflejantes y disipativas.
74
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Figura 8. Sistema de Modelado Costero Colombiano (SMC-Col).
Pantallas del Atlas de Inundación del Pacífico colombiano
2.5 Tendencias a largo plazo del régimen de cota de inundación
Como ya se ha comentado con anterioridad, la inundación costera presenta ciclos de variabilidad de muy largo plazo asociados a los ciclos climáticos de variación de las diferentes
variables que dan lugar a dicha inundación. Es importante señalar que no solo la variación
del nivel medio del mar es relevante a efectos de tendencias en el régimen de inundación, sino
también la variación que el cambio climático esta teniendo en el número de temporales, la
intensidad de los temporales y características de los mismos (trayectoria de las borrascas y
huracanes, velocidad de movimiento de las borrascas y huracanes, alturas de ola y períodos).
A esto hay que añadir la variabilidad inducida por otros fenómenos como el Niño o la Niña.
Las variaciones en el régimen de oleaje, marea meteorológica y nivel medio del mar conllevarán
importantes efectos en la inundación costera tanto en lo que se refiere a las playas como lo
que se refiere a las estructuras de defensa portuarias y protección costera.
En concreto, los efectos más importantes que el cambio climático puede suponer en las playas
se manifestarán básicamente en la variación en la cota de inundación y en el retroceso de la
línea de costa. En el caso de la cota de inundación, este parámetro viene determinado por la
probabilidad conjunta de la marea astronómica, de la marea meteorológica, del run- up en la
playa, el aumento del nivel medio del mar y variaciones debido al Niño y la Niña. En cuanto
al retroceso de la línea de costa, que traerá parejo un aumento de la inundación costera, este
retroceso estará inducido por un aumento en el nivel medio del mar, que hace que el perfil
activo de la playa tenga que ascender para llegar al equilibrio dinámico con esta nueva condición de nivel medio. Para ello, es necesario cubrir el déficit de arena que se produce en el perfil
activo y este se hará a expensas de la arena de la playa seca y de la berma, produciendo un
retroceso de la línea de pleamar. Otro parámetro que puede contribuir a un retroceso adicional
de las playas es la variación en la dirección del flujo medio de energía, debido a cambios en la
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Comisión Colombiana del Océano
dirección de las borrascas y/o cambios en los períodos de las olas, los cuales inducen al basculamiento en planta de las playas, y por tanto en algunos casos a pérdidas de arena por los
contornos laterales, conduciendo finalmente al retroceso de la línea de costa. Dicho retroceso
es altamente dependiente del tipo de playa que se considere, así como de la propagación que
el oleaje sufra desde profundidades indefinidas hasta la playa en concreto.
Con respecto a los posibles efectos en obras marítimas, los cambios de largo plazo debidos
al cambio climático puede suponer importantes cambios en el rebase de las obras, tanto en
estructuras en talud así como en estructuras verticales. Como también en la inestabilidad
de los mantos de enrocado si hay aumentos en la altura de ola, pudiendo llevar a algunos
diques o tajamares a su colapso.
Conclusiones
El nivel del mar sufre continuas variaciones en respuesta a los diferentes forzamientos atmosféricos, marinos, tectónicos y planetarios. Las oscilaciones más relevantes en términos de
inundación cotera son: el oleaje, las ondas infragravitatorias, la marea meteorológica (generadas por tormentas marinas, huracanes, el efecto del Niño y la Niña), la marea astronómica,
y la variación del nivel del mar de largo periodo (cambio climático). A esto hay que añadir
eventos puntuales de gran violencia como los tsunamis.
El principal objetivo de la evaluación de la peligrosidad o amenaza por dichas dinámicas,
debe ser el predecir o pronosticar su comportamiento, sobre todo en cuanto a la capacidad de
destruir y/o causar daños, por lo tanto, la evaluación dependerá de su magnitud, intensidad
y extensión espacial.
El método propuesto proporciona una herramienta para la determinación de la cota máxima de
inundación de la costa Pacífica colombiana, basándose en registros de las variables, aplicación
de métodos estadísticos y simulaciones por métodos de Montecarlo con modelos numéricos.
Esta estimación ha considerado todas las posibles variables que intervienen en el proceso.
Con base en una metodología que combina estadísticamente datos medidos de las variables
involucradas y modelos numéricos, se confeccionaron una serie de gráficos en los que se
presentan los regímenes de inundación de niveles en mar abierto y playas del litoral pacífico
colombiano. Los cuales han sido incorporados en el Sistema de Modelado Costero Colombiano, herramienta numérica desarrollada en colaboración de la DIMAR y el Instituto de
Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (España).
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77
Peligrosidad debido a tsunamis
en el litoral pacífico colombiano y
análisis de una alternativa para mitigar su impacto
Luis Otero, Mauricio González e Iñigo Losada
R
esumen
El Bloque Norte de los Andes, es una región de intensa actividad sismológica, en particular,
la franja sísmica ubicada frente a litoral pacifico sur de Colombia y norte de Ecuador. En esta
zona, durante el pasado siglo XX, se produjeron seis grandes terremotos con Mw> 7.7. A
estos terremotos, estuvieron asociados la generación de tsunamis, que causaron graves daños
y perdidas de vidas humanas en la región costera del litoral pacifico colombo-ecuatoriano, en
particular el evento de 1979 que afectó a gran parte de los habitantes de la Bahía de Tumaco.
La alta sismicidad de la región es producto de la subducción de la Placa de Nazca bajo la
placa Suramericana, especialmente en donde la dorsal Carnegie subduce debajo de Ecuador.
Por lo anterior, el presente trabajo tiene como objetivos evaluar el riesgo al que se encuentran expuestos los 120.000 habitantes de Tumaco frente a la acción de tsunamis y, a su vez,
analizar la alternativa de regenerar la antigua Isla del Guano, cordón litoral de arena frente
a la ciudad de Tumaco, la cual desapareció durante el tsunami de 1979, y que precisamente
durante dicho evento, se “cree” desempeñó un papel protector reduciendo sustancialmente
la magnitud del desastre.
Descriptores
Tsunami, Inundación zonas costeras, Maremotos del pacífico colombiano, medidas de mitigación, Isla del Guano.
78
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Introducción
Los tsunamis son fenómenos que ocurren con poca frecuencia, pero representan una mayor
amenaza que los terremotos, huracanes y tornados, (Synolakis y Bernard, 2006). En los
últimos cien años se ha presentado un promedio de 10 eventos/año ( <1 m), 1 evento/año
(1< <5 m) y un evento en 17 años ( >5 m), los cuales, desde 1850, han causado, alrededor
del mundo, la pérdida de más de 420 mil vidas humanas y cuantiosos daños sobre las infraestructuras costeras (Bernard et al, 2006). Recientemente, el 26 de diciembre de 2004, en la
región costera de Indonesia el movimiento del lecho marino generó un tsunami que alcanzó
más de 30 metros de amplitud a lo largo de la zona costera adyacente, provocando pérdidas
superiores a 168.000 vidas (Bernard et al, 2006). Este mismo evento, a las 2 horas de haberse
generado, ya había cobrado la vida de otras 63.000 personas en Tailandia, Sri Lanka e India.
En la costa Pacífica Colombiana los tsunamis históricamente han generado estragos al sur
del país, con un gran impacto en la ciudad de Tumaco. Un sismo importante de magnitud
7,9 ocurrió el 12 de diciembre de 1979 a lo largo de la costa pacífica de Colombia y Ecuador.
El terremoto y el tsunami asociado fueron responsables de la destrucción de por lo menos
seis aldeas de pescadores y de la muerte de centenares de personas en la costa Sur del Pacífico Colombino. El tsunami generado causó gran destrucción en la ciudad de Tumaco y las
poblaciones de El Charco, San Juan, Mosquera y Salahonda en el Pacífico Colombiano. El
número total de víctimas de esta tragedia fue 259 muertos, 798 heridos y 95 desaparecidos.
(Otero y González, 2004).
La capacidad para identificar zonas en riesgo por inundación proporciona a las comunidades costeras la principal herramienta para prepararse ante esta amenaza, ya que una vez la
comunidad ha identificado las zonas en riesgo, se pueden desarrollar planes de prevención
como sistemas de alerta que permitan a los residentes una evacuación segura, medidas de
mitigación como planes de ordenamiento territorial que evite el asentamiento de poblaciones
en zonas expuestas o la construcción de infraestructuras especiales (hospitales, estaciones de
bomberos, centrales eléctricas, industrias de alto riesgo como la petro-química, etc), pero sí
podría ser empleada para algún tipo de uso industrial, explotación agrícola o ganadera de bajo
impacto ambiental, social y económico. Otras medidas de prevención son el planteamiento
de normas y guías estructurales para la edificación en zonas de riesgo, la construcción de
obras de protección para infraestructuras localizadas en zonas de riesgo como puertos, industrias, comunidades, etc., campañas de educación orientadas a la población, que les permita
entender la naturaleza del peligro, informarles y prepararles de cómo responder frente a un
eventual peligro.
A continuación se presenta una breve descripción del fenómeno, la forma de evaluar su peligrosidad en cuanto a la inundación de zonas costeras, y su aplicación en el litoral colombiano.
Inundación costera debido a tsunamis
Descripción del fenómeno
Los tsunamis son ondas oceánicas generadas a causa de movimientos sísmicos, deslizamientos de tierra, erupciones volcánicas, impactos de meteoritos o explosiones submarinas. Esta
79
Comisión Colombiana del Océano
perturbación repentina en el océano, causa una deformación prácticamente inmediata en
la superficie del agua. La energía potencial transmitida al volumen de agua es convertida en
energía cinética por la fuerza gravitacional, la cual trabaja como fuerza restauradora del sistema. Como resultado, se genera un grupo de ondas de período muy largo (5 a 100 minutos),
donde la onda inicial o líder del grupo tiene una gran longitud de onda, con respecto a la
profundidad de la fuente de generación (3 a 10 km), usualmente del orden de O ~ (100 km).
Dicha onda líder se propaga con una velocidad de donde h es la profundidad del agua. Por
ejemplo, la profundidad media en el Océano Pacífico es del orden de 4 km, por lo que la onda
líder de un tsunami viaja, aproximadamente, a una velocidad de 700 km/h. Sin embargo, la
amplitud de la onda típica de un tsunami en aguas profundas es usualmente muy pequeña,
del orden de los centímetros a 5 metros.
La velocidad orbital de las partículas del fluido y el flujo de momento asociado, son pequeños
en el océano. Sin embargo, cuando el tsunami alcanza la región costera, donde se reduce la
profundidad del agua, la longitud de la onda disminuye y la amplitud de éste se incrementa.
A partir de la fuente de generación y en aguas profundas, la energía del tsunami se dirige
radialmente hacia la costa que, dependiendo de su configuración batimétrica, en unos casos
provoca el aumento y en otros la disminución de la energía en la zona costera. Un tsunami
puede llegar a viajar grandes distancias y causar graves daños materiales y pérdidas de vidas
humanas en zonas costeras.
Debido a la estrecha relación existente entre los movimientos sísmicos y los tsunamis, las
principales zonas generadoras de este fenómeno coinciden con las áreas sísmicas oceánicas
y costeras más activas. A nivel mundial se distinguen cuatro zonas generadoras de tsunamis
que son: (1) la pacífica, (2) la índica, (3) la atlántica y (4) la mediterránea, figura 1.
Figura 1. Placas tectónicas y principales zonas de generación de tsunamis alrededor
del mundo (elipsoides blancos).
Medidas de mitigación frente al riesgo por tsunami
En el caso de los riesgos naturales, como el debido a tsunamis, al ser imposible intervenir sobre
la amenaza, es comprensible que los trabajos científicos y técnicos se centren en estudiar la
vulnerabilidad y las técnicas de prevención-mitigación para reducirla, ya que el objetivo final
es conseguir así la reducción del riesgo. Cualquier acción preventiva tomada antes, durante
80
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
o después de la ocurrencia de un fenómeno natural destructivo intentando reducir sus consecuencias, se denomina mitigación. Como ejemplos de acciones mitigadoras tenemos: (1)
Implementación de sistemas de alarma frente a tsunamis; (2) medidas de protección y (3)
medidas de adaptación.
Implementación de sistemas de alarma
La implementación de sistemas de alarma requiere de 4 elementos fundamentales: una red
sísmica, un sistema de observación oceanográfica, una base de datos de simulaciones numéricas y un sistema de alerta.
En primer lugar, es necesario contar con una red sísmica dimensionada adecuadamente para
poder evaluar en tiempos relativamente cortos la localización del sismo y la posibilidad de
que un determinado evento sísmico pueda dar lugar o no a un tsunami. En este sentido es
necesario recalcar que no todos los eventos sísmicos tienen la capacidad de generar un tsunami, y precisamente en la determinación de dicha capacidad es donde reside la mayor fuente
de error a la hora de emitir alertas.
Esta es la razón principal por la que el segundo elemento con el que debería contar el sistema
de alerta es un sistema de observación oceanográfico, con el objeto de ratificar si realmente
se ha producido o no el tsunami. En la actualidad, se utilizan sistemas DART compuestos
por un sensor de presión en el fondo, que detecta el paso del tsunami, y una boya receptora
y emisora. Este equipo es ampliamente utilizado en el sistema de alerta del Pacifico. La gran
profundidad a la que pueden instalarse estos equipos permite tener el tiempo suficiente
para tomar medidas de evacuación en muchos países potencialmente en riesgo frente a un
tsunami en el pacifico.
El tercer elemento necesario para la red de alerta sería una extensa base de datos generada
mediante modelos numéricos. Esta base de datos cubriría un gran número de eventos posibles, definidos una vez determinadas las potenciales fuentes de generación de tsunamis y los
mecanismos de generación correspondientes, y permitiría obtener la localización de las zonas
con más probabilidad de ser afectadas, los tiempos de arribo, mapas de inundación, etc. Este
tercer elemento es hoy por hoy necesario, dado que al no ser posible ejecutar los modelos en
tiempo real, se demoraría considerablemente la capacidad de respuesta frente al tsunami.
La red sísmica, la base de datos numérica y el sistema de observación oceanográfico deben
estar integrados dentro de un sistema de comunicación altamente eficiente y seguro que, una
vez detectado el tsunami en el sistema de observación, permita enviar toda la información
requerida al último eslabón de la cadena, al sistema de transmisión de la alerta. Este debe
contar con la infraestructura y protocolos necesarios para garantizar que las instituciones
involucradas en los comités locales de atención de desastres tomen las medidas necesarias
para la evacuación, protección, etc.
Protección
La segunda posibilidad para reducir el riesgo frente a tsunamis es la introducción de medidas
de protección, entendiendo como tales estructuras o elementos que contribuyan a disminuir la posible incidencia de un tsunami. Evidentemente, el hecho de que los tsunamis, aun
tratándose de tsunamis relativamente cercanos, actúen sobre una gran longitud de costa,
descarta realizar actuaciones encaminadas a la construcción de grandes longitudes de diques
que “blinden” la costa. Es decir, la construcción de este tipo de estructuras, muy utilizadas
81
Comisión Colombiana del Océano
especialmente en Japón, es solo aplicable a zonas de alta vulnerabilidad, especialmente en
puertos o zonas urbanas.
Sin embargo, la experiencia del tsunami de Indonesia ha puesto una vez mas de manifiesto
que existen “estructuras naturales” como playas, dunas, manglares, campos coralinos o arboledas que ayudan considerablemente a mitigar los efectos de los tsunamis conjuntamente
con estructuras fijas o móviles (diques verticales y de escollera, barreras móviles, etc.) que
sirvan para dar cobertura a las zonas de mayor vulnerabilidad.
Adaptación
La adaptación intenta reducir de manera importante una de las componentes del riesgo, la
vulnerabilidad, a través de una planificación del territorio costero que tenga en cuenta las
consecuencias que podría tener un tsunami. Reducir la ocupación de las zonas bajas del litoral, planificar las infraestructuras y edificaciones en zonas afectadas e inundables teniendo
en cuenta las características de los tsunamis potenciales, etc., son medidas que reducirían
considerablemente el riesgo derivado de los tsunamis.
Evaluación de la peligrosidad debido a tsunamis en Colombia
La base de cualquier programa de mitigación estriba en la valoración de la amenaza, y en
el caso de los tsunamis, su valoración incluye algunos elementos tales como: frecuencia de
ocurrencia, extensión, fuerza y duración de la inundación; el impacto de la inundación sobre
estructuras y la población, y una valoración del uso de las áreas costeras que potencialmente
podrían ser afectadas (Bernard et al., 2006).
De forma general, la evaluación correcta de la peligrosidad que es generada por fenómenos
naturales, como es el caso de los tsunamis, requiere al menos, la realización de una serie de
pasos, que se pueden resumir en los siguientes puntos: (1)Identificación de las fuentes o
potenciales fuentes que la originan; (2) Identificación y caracterización de los mecanismos
generadores del fenómeno; (3) Conocimiento de la magnitud, intensidad y nivel de energía del
fenómeno, sobre todo en cuanto a su capacidad y poder de destrucción; (4) Establecimiento
de los periodos de recurrencia, es decir, con qué frecuencia ocurre, e (5) Identificación de factores ambientales que podrían afectar el impacto de la amenaza, sobre todo para determinar
cuáles pueden agravar su impacto.
En Colombia, los esfuerzos para la implementación de medidas de mitigación se han centrado en la zona más expuesta: la región del Pacifico Sur, específicamente el área de la Bahía
de Tumaco. En Colombia la franja sísmica ubicada frente al litoral pacifico sur, en límites
con el norte de Ecuador, es una región de intensa actividad sismológica. La alta sismicidad
de la región es producto de la subducción de la Placa de Nazca bajo la placa Suramericana,
especialmente en donde la dorsal Carnegie subduce debajo de Ecuador, figura 2. En esta zona,
durante el pasado siglo XX, se produjeron seis grandes terremotos con Mw> 7.7. El más
grande, el 31 de enero de 1906 (Mw> 8.6), tuvo una longitud de ruptura estimada de 500
km, parcialmente reactivada en secuencia de sur a norte en los eventos del 14 de mayo de
1942 (Mw > 7.9), 19 de enero de 1958 (Mw >7.8) y el 12 de diciembre de 1979 (Mw >7.9)
(Mendoza y Dewey, 1984). A estos terremotos, estuvo asociada la generación de tsunamis,
que causaron graves daños y pérdidas de vidas humanas en la región costera del litoral pacífico colombo-ecuatoriano, en particular el evento de 1979 que afectó a gran parte de los
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“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
habitantes de Tumaco y de las poblaciones de El Charco, San Juan, Mosquera y Salahonda,
(Otero y González, 2004).
A raíz del tsunami de 1979, se han orientado esfuerzos, sin mucho éxito, para implementar
soluciones que minimicen los riesgos a que se encuentran expuestos los 120.000 habitantes
que conforman la población de Tumaco. Es por ello, que una alternativa que se ha es la regeneración de la antigua Isla Barrera del Guano, figura 3, la cual desapareció durante el tsunami
de 1979, y que precisamente durante dicho evento, se cree desempeñó un papel protector
reduciendo sustancialmente la magnitud del desastre, (Otero y González, 2004).
Figura 2. Movimiento relativo de las placas y zona de subducción. El círculo rojo indica la ubicación de Tumaco (Fuente: Gutsher, et al, 1999).
Figura 3. Localización de la Isla barrera El Guano antes del tsunami de 1979 (imagen
de la izquierda) y situación actual (imagen de la derecha).
83
Comisión Colombiana del Océano
La colisión de la dorsal Carnegie parece haber afectado el acople entre la placa de Nazca y
la suramericana, figura 2. Cuatro grandes terremotos han ocurrido en el flanco norte de la
colisión (1906, 1942, 1958 y 1979). En la región donde se encuentra ubicada la Ciudad de
Tumaco, la actividad sísmica se concentra en profundidades entre 20 y 40 km., y las fallas son
de tipo inverso (dip-slip), Gutsher et al (1999), por ello, esta zona se ha identificado como un
área importante de generación de tsunamis, de hecho cada uno de los eventos mencionados
produjeron un episodio tsunamigénico.
El parámetro de la fuente sísmica que más estrechamente se relaciona con su potencial tsunamigénico es el momento sísmico M0 (Kanamori y Anderson, 1975), que cuantifica la energía
sísmica liberada. Para el caso del tsunami de 1979, cuya magnitud de momento Mw = 7.9,
el momento sísmico fue de 9.02 x 1020 Newton-mts, (Engdahl y Villaseñor, 2002), con una
longitud de ruptura L de 180 km, (Beck y Ruff, 1984). Estos mismos autores proponen que
el desplazamiento vertical promedio de la falla fue de 5 metros.
En cuanto a los mecanismos focales, Engdahl et al. (1998) encontraron que el sismo de 1979
tuvo como características focales: Rumbo (
30o), Echado (
16o), Buzamiento
(
118o) y Profundidad (ho = 26.6 km). Estos mecanismos focales son similares a los
sismos que generaron los tsunamis de 1906, 1942 y 1958, Mendoza y Dewey (1984), Beck y
Ruff (1984) y Swenson y Beck (1996). Mendoza y Dewey (1984) y Collot et al. (2002) muestran, según la figura 4a, que existen dos segmentos en la zona de subducción, entre las placas
tectónicas Nazca y Pacifico, paralelos entre si, en donde se concentra la mayor actividad
sísmica de la franja colombo-ecuatoriana, siguiendo un mismo patrón en dirección NE, zona
donde también se han generado los epicentros de los tsunamis históricos.
Con base en los modelos geodinámicos, mecanismos focales y sismicidad de la zona, y la
liberación de energía en la zona de subducción que ha ido generando terremotos y tsunamis
desde el SW al NE, se han identificado siete potenciales fuentes generadoras de tsunamis en
cercanía de Tumaco, figura 4b.
(a)
(b)
Figura 4. (a) Distribución espacial sismológica. (b) Potenciales zonas de generación y
epicentros de tsunamis históricos.
84
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
En cada una de las anteriores fuentes fue definido el peor escenario creíble que corresponde al
sismo Mw 8.6 de 1906. Los mecanismos focales seleccionados fueron los mismos establecidos
para el sismo de 1979 por Engdahl et al. (1998) y el área de ruptura fue calculada mediante las
relaciones propuestas por Wells y Coppersmith (1994) que relaciona la magnitud de momento
Mw con el Área de ruptura Ar (km) y el desplazamiento D (en m). Se obtuvo que un sismo
de Mw 8.6 presenta un área de ruptura (Ar = 68000 km2, con L = 412 Km.), y dislocación
vertical (D = 10 m). Para cada uno de los anteriores escenarios se consideró un nivel del mar
correspondiente al 5% de excedencia (cota = + 3.6), Agudelo et al. (2004). Lo anterior, con
el propósito de evaluar bajo condiciones extremas, la viabilidad de regenerar la Isla del Guano
como elemento protector de la población asentada en Tumaco.
La simulación numérica de los anteriores escenarios fue realizada con el modelo el modelo
COMCOT (COrnell Multi-grid COupled Tsunami model), Liu et al. (1994), el cual esta basado
en las ecuaciones de Shuto et al. (1990). El modelo COMCOT adopta un esquema “leapfrog” en diferencias finitas para resolver las ecuaciones de aguas someras, tanto en su forma
lineal como no lineal. Este modelo ha sido aplicado en el estudio de varios casos de tsunamis
históricos, tales como los de Tumaco (Colombia) de 1906 y 1979 (Otero y González, 2004),
Argelia de 2003 (Wang y Liu, 2005) y de Asia 2004 (Wang y Liu, 2006). La figura 5 muestra
en las islas donde se ubica la ciudad de Tumaco, los puntos que han sido seleccionados para
el registro temporal de la altura de ola simulada y su análisis comparativo.
Figura 5. Puntos de registro, los círculos rojos indican las zonas mas pobladas.
Las simulaciones contemplaron dos situaciones: sin Isla Barrera y con Isla Barrera. En la figura 6 se presenta la relación entre las fuentes generadoras de tsunamis y los flujos de energía
(con Isla y sin Isla) asociados a la celeridad y a la altura de la onda alcanzada en los puntos
de comparación contiguos a las áreas habitadas (2, 3, 6 y 7, véase localización figura 5). En la
misma grafica se muestra que la Isla Barrera del Guano funciona como un elemento disipador
del flujo de energía de las ondas de tsunami que alcanzan a Tumaco, especialmente en los
puntos 3 y 7 que son las zonas más pobladas. Así mismo, puede observarse que los eventos
generados en las Zonas IV, VI y VII no serían los que causarían el mayor impacto en las circunstancias actuales. La mayor cota de inundación ocurre cuando el evento tsunamigénico
se genera en las Zonas I, II, III y V.
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Comisión Colombiana del Océano
(a)
(b)
Figura. 6 (a) Cota de inundación en la situación actual sin Isla del Guano. (b) Cota de
inundación en la situación actual con Isla del Guano.
Como ya ha sido visto, la Isla del Guano permite mitigar en gran parte el efecto de los tsunamis
en las Islas de Tumaco, sin embargo, no es suficiente dicha protección para el sector ubicado
cerca del punto 6. Es por ello que se proponen dos variaciones geométricas de la antigua Isla del
Guano, con el propósito de estimar cual es su efecto como elemento disipador de los tsunamis,
figura 7. Para la simulación numérica con ambas geometrías de Isla Barrera, se seleccionó la
Zona II como fuente generadora de tsunamis, bajo la condición mas desfavorable, es decir
un sismo de magnitud Mw = 8.6 y el nivel del mar (cota +3.6 m).
Figura 7. Isla Barrera del Guano alargada y dividida en tres tramos.
En la figura 8, se presenta la relación entre los flujos de energía para cada geometría modificada de la Isla (Fei), y el flujo de energía con la Isla del Guano original (Fe1979), asociados
a la altura máxima de la ola alcanzada en los puntos de comparación contiguos a las áreas
habitadas (2, 3, 6 y 7). En esta grafica se demuestra que la mayor reducción del flujo energía de
las ondas de tsunami, con respecto a la geometría original de la Isla del Guano, para el sector
cercano al punto 6, ocurre cuando se colocan tres Islas de similares características frente a
Tumaco. La reducción del flujo de energía es de 30% para este sector. Para los puntos 2, 3 y 7,
prácticamente el efecto disipador es el mismo con respecto a la Isla del Guano original. Para
la alternativa de tres Islas Barreras, la cota de inundación no supera los 6 metros (figura 8b),
86
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
en los puntos 2 y 3. El punto 6 a pesar de seguir por encima de la cota +6.0, la inundación
se reduce, con esta alternativa, en 1.5 metros. El punto 7 mantiene el nivel de inundación
igual, con respecto a la alternativa de Isla del Guano Original.
(a)
(b)
Figura 8. (a) Relación entre los flujos de energía Fei (diferentes geometrías) y Fe (Isla
del Guano 1979). (b) Cota de inundación en las zonas mas pobladas de Tumaco.
De los resultados anteriores se tiene que, la forma alargada de la Isla del Guano y la colocación
de un sistema de tres Islas barreras de similares características, reducen el flujo de energía de
las ondas de tsunami. De las dos geometrías alternas a la original, la de tres Islas disipa una
mayor cantidad de energía en el punto 6.
Conclusiones
En la situación actual, el municipio de Tumaco es una zona vulnerable al impacto e inundación
por tsunamis de fuente cercana. Se identificó la zona II como la fuente que genera tsunamis
con el mayor flujo de energía y cota de inundación en las islas de Tumaco. Además de ser una
fuente potencial con alta probabilidad de generar tsunamis en el futuro.
La Isla del Guano se desempeñó como un elemento protector de Tumaco durante los
eventos históricos de 1906 y 1979, comprobándose con la simulación de eventos futuros
que, desde el punto de vista de protección ante tsunamis, es viable su regeneración con
ese propósito.
En las simulaciones, bajo la situación actual con la antigua Isla Barrera del Guano, en las
condiciones extremas de un evento de tsunami (Mw = 8.6, Nivel del mar = 3.6 m), existe
una reducción importante en la altura de la lamina de agua. Sin embargo, resulta insuficiente
para evitar la inundación de las áreas urbanas, debido a las características de costa baja en
donde se encuentra asentada la población de Tumaco. No obstante, se registran reducciones
del flujo de energía hasta del 60% en algunos puntos, debido a la presencia de la Isla, situación que mitiga el impacto del tsunami, por lo que se considera viable su regeneración con
ese propósito.
87
Comisión Colombiana del Océano
La Isla del Guano como tal, protege gran parte de Tumaco, sin embargo debido a sus dimensiones y localización, existen zonas que quedan sin proteger. Dentro del análisis de sensibilidad
se determina que la Isla del Guano debe extenderse hacia el norte, con el fin de brindar una
mejor protección.
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89
Influencia del índice de oscilación
del sur y decadal del pacífico en
la estabilidad termohalina del
Pacífico Colombiano
Ángela Rodríguez, Nancy Villegas y Málikov Igor
R
esumen
Se analiza la influencia de los procesos regionales de largo período presentados en el océano
Pacífico en los procesos locales que representan la dinámica de las aguas superficiales de la
Cuenca del Pacífico Colombiano (CPC). Las series de tiempo del período 1971-2000 de la
estabilidad termohalina (E) de cuatro estaciones hidrometeorológicas representativas de la
CPC se analizan espectralmente y por medio de correlación cruzada. Se relacionan estas series
locales con el Índice de Oscilación del Sur (IOS) y la Oscilación Decadal del Pacífico (ODP)
del mismo período. Se determina que el mayor aporte en el comportamiento oscilatorio de E
está dado por un proceso de período de ~5 años en las cuatro estaciones hidrometeorológicas,
obteniendo mejor correlación con el IOS sin presentar rezagos. Las series de E de estaciones
localizadas en el sector central de la CPC presentan una buena correlación entre el IOS y procesos de períodos de ~2-3 años, también sin presentar rezagos. Las series de E de la estación
localizada en el centro de la CPC y de la estación alejada de la costa presentan una buena
correlación entre la ODP y procesos de períodos de ~2-3 años con un rezago de 0 a 2 meses.
Estas mismas estaciones tienen buena correlación entre oscilaciones de procesos de ~15 años
presentes tanto en la IOS con rezagos de 0 a 10 meses, como en la ODP con rezagos de 18 a
24 meses. En general, las correlaciones encontradas son mayores entre las componentes determinadas dentro de las series analizadas, que la correlación entre las mismas series iniciales.
Se concluye que existe una fuerte influencia de los procesos regionales analizados de largo
período del océano Pacífico en la dinámica de las aguas superficiales de la CPC.
PALABRAS CLAVE: Estabilidad, Análisis espectral, Índice de Oscilación del Sur, Oscilación
Decadal del Pacífico, Cuenca del Pacífico Colombiano.
90
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Introducción
Con motivo de la celebración de los 40 años de la Comisión Colombiana del Océano
(CCO), el grupo de investigación CENIT de la Universidad Nacional de Colombia presenta un avance de las investigaciones adelantadas sobre la dinámica las aguas de la CPC,
conciente de que éste se unirá a los esfuerzos que la CCO realiza para la contribución al
entendimiento de las áreas marítimas y costeras a través de los Comités Técnicos Nacionales (CTN) presididos por la Secretaría Ejecutiva. Uno de los CTN que está relacionado
con el tema presentado a continuación es el CTN para el Estudio Regional del Fenómeno
El Niño (ERFEN), dentro del cual se discute la posible incidencia que este fenómeno de
carácter regional y global tiene en las condiciones de la dinámica de la CPC a través de las
anomalías de la Temperatura Superficial del Mar (TSM), Nivel Medio del Mar (NMM) y
el IOS, entre otras variables meteorológicas y oceanográficas. En trabajos recientes se han
obtenido relaciones entre procesos ocurridos en las regiones Niño 1+2, Niño 3.4, Niño 4,
el IOS y las zonas homogéneas de la CPC (Málikov y Villegas, 2005), se ha corroborado la
presencia de El Niño Oscilación del Sur (ENOS) en la CPC (Hernández et al, 2006; 2008)
y se han encontrado teleconexiones entre el ENOS y las anomalías de TSM de diferentes
estaciones hidrometeorológicas del litoral colombo ecuatoriano (Villegas et al., 2007). En
cuanto a la dinámica de las aguas de la CPC a través del conocimiento de E, anteriormente
se ha estudiado con la finalidad de identificar el aporte térmico y salino en los procesos
de mezcla durante mayo del 2000 (Villegas, 2003) y de determinar los mecanismos de
generación de estructura fina (Villegas, 2004), pero aún no se ha investigado la posible
influencia de los procesos océano-atmosféricos del océano Pacífico en el comportamiento
local de E. Por medio de datos de E mes a mes durante 1971-2000, se puede aportar nuevos
conocimientos sobre el comportamiento de la dinámica de las aguas de la CPC y aclarar
interrogantes sobre la respuesta del área de estudio ante procesos regionales. La meta del
presente trabajo es presentar los resultados del estudio de la influencia de los procesos
regionales de largo período presentados en el océano Pacífico a través de las series de IOS,
con periodicidad que varía entre 2 y 7 años (Trenberth, 1991), y del ODP, con periodicidad
que varía entre 15 y 25 años (Minobe, 1999), en los procesos dinámicos locales de las aguas
superficiales de la CPC representados en las series de E. El análisis logra encontrar que existe
una fuerte influencia de los procesos de largo período de carácter regional en los procesos
termodinámicos locales.
Materiales y Métodos
La CPC se localiza entre los 1°30’N y 7°10’N, y entre los 77°40’W y 84°00’W. La información
utilizada son series de anomalías mensuales durante 1971-2000 de la E calculada con información inicial de Villegas y Málikov (2009) teniendo en cuenta el criterio de Helsselberg-Sverdrup
(Konayev y Sabinin, 1992) a través del software EVA.V1. (Malikov y Villegas, 2008) en los
puntos geográficos 77°30’W y 6°30’N (A), 79°W y 4°N (B), 81°30’W y 1°30’N (C) y, 84°W y
5°N (D), (Fig. 1) y de series de IOS y ODP. Los datos del IOS se obtuvieron de la Organización
Meteorológica de Australia http://www.bom.gov.au/climate/current/soihtm1.shtml y los
datos del ODP de Joint Institute for the Study of the Atmosphere and Ocean http://jisao.
washington.edu/pdo/.
91
Comisión Colombiana del Océano
Figura 1. Localización de los puntos de observación sobre la
Cuenca del Pacífico Colombiano
Las series se estudiaron por medio del análisis espectral para identificar periodicidades características (Emery y Thomson, 2001). El cálculo de la densidad espectral se realizó con el método
de Furier, la extracción de componentes de cada serie se llevó a cabo con el filtro de pasa banda
y la correlación cruzada se efectuó, tanto entre series iniciales como entre sus componentes,
con rezagos en meses utilizando el software STATISTICA (StatSoft Inc., 2001).
Resultados y Discusión
Las series temporales que presentan procesos naturales se caracterizan por tener variaciones
multi-cíclicas causadas por diversos fenómenos de diferentes escalas y para su investigación
es necesario realizar un análisis de la estructura interna de las series de tiempo, lo cual se
efectúa por medio del análisis espectral (Emery y Thomson, 2001). La densidad espectral de las
series analizadas muestra que las estructuras internas de las series iniciales están compuestas
por oscilaciones que representan fenómenos naturales con diferentes periodicidades como
se observa en la Tabla 1, donde las series de E de cada punto geográfico se diferencian con el
respectivo subíndice. Los números de las filas, que representan diferentes cuasi periodos de
cada serie, están en orden del mayor aporte que éstas dan a la variabilidad de la serie inicial.
Se aprecia (Tabla 1) que en todas las series la componente cíclica que mayor aporte da a las
oscilaciones es la de ~4-5 años, a excepción de la serie ODP, donde la componente que más
aporta es ~15 años. En este orden, siguen las periodicidades de ~2-3 años, presentes en todas
las series y, finalmente se aprecian fenómenos naturales de periodicidades alrededor de 1 año,
dando menor aporte a las oscilaciones de las series analizadas. Esto muestra que los procesos
de largo período son los que más influyen en la variabilidad anómala del comportamiento
de E en la CPC.
En las series y se destaca además que el aporte a sus oscilaciones en segundo lugar, está
dado por un fenómeno natural con periodicidad de ~15 años, lo cual no se aprecia en las
estaciones y . Se puede mencionar que, debido a que el mayor aporte en la serie IOS lo da
el período ~5 años, el cual está relacionado con la periodicidad característica promedio del
fenómeno ENOS, es precisamente este fenómeno el que se observa como predominante en
92
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
las series de E de la CPC. Por otro lado, el ciclo predominante del ODP es de ~15 años, período característico de dicha oscilación, el cual también aparece en las series del IOS, y . En
Villegas et al. (2007) estos mismos ciclos se observaron en las anomalías de TSM del litoral
colombo ecuatoriano usando información in situ de cruceros oceanográficos.
Tabla 1. Cuasi periodos encontrados en las series por medio del análisis espectral.
Cada uno de los ciclos mencionados, o componentes de las series, son en sí manifestaciones
de procesos, por lo cual, cada componente puede ser extraída de las series iniciales representando a un fenómeno natural con su respectiva periodicidad de ocurrencia. En general,
la combinación de las amplitudes de las oscilaciones de las componentes presentes en una
serie inicial analizada, conforman el comportamiento oscilatorio total de la serie inicial. Por
lo tanto, el aumento y disminución de las amplitudes de las componentes pueden mostrar
el aumento y disminución del aporte de sus oscilaciones en las oscilaciones de la serie inicial
o, dependiendo de la superposición de las fases de las oscilaciones de las componentes, puede
llevar a neutralizar el comportamiento oscilatorio de la serie analizada. Teniendo en cuenta lo
anterior, luego del cálculo de la densidad espectral, se filtraron las componentes determinadas
de las series iniciales con ayuda del filtro de pasa banda. La separación de las componentes
espectrales con el filtro permite ver en forma más clara su comportamiento al compararlas
entre sí y con la serie inicial. En la Figura 1, se observa a las series iniciales de ODP e IOS en
comparación con las componentes determinadas en ellas.
a) ODP y componentes
15, 5, 3.3, 2.1, 1 y 1.3 años
b) IOS y componentes
5, 15, 2.5 y 1.7 años
Figura 1. Comparación de series iniciales ODP e IOS y sus componentes
93
Comisión Colombiana del Océano
El comportamiento de la componente ~15 años de ODP (Fig. 1a), se presenta en fase con
las oscilaciones de la ODP, lo cual permite decir que este ciclo es el que más influye en el
comportamiento de la serie inicial. En cuanto a la componente de ~5 años, se puede observar, que su amplitud es menor que la de ~15 años, mostrando así menos influencia en
las oscilaciones de la serie de ODP y además, en algunas épocas se encuentra en fase con las
oscilaciones de la de ~15 años, y en otras en desfase. Estas dos componentes en conjunto
forman el comportamiento de la serie inicial, sin tomar en cuenta las componentes que dan
un menor aporte.
El comportamiento oscilatorio de las componentes del IOS (Fig. 1b) muestra que, por ejemplo,
durante la ocurrencia de El Niño 1982-83, todas las componentes extraídas tenían el mismo
comportamiento, es decir, las componentes ~5, 15, 2.5 y 1.7 años se encontraban en la misma
fase cuando las anomalías de IOS eran negativas. En El Niño 1997-98, también las posiciones
de las componentes coincidían con las anomalías negativas, excepto la componente de ~15
años, la cual tenía una oscilación cercana a cero, impidiendo que el comportamiento anómalo
de la serie IOS sea tan fuerte como en el caso anterior. Esto demuestra que el comportamiento
de las componentes influye en el comportamiento total de una serie inicial.
Así mismo se analizaron las oscilaciones de las componentes de E, buscando las relaciones
espacio-temporales entre las series investigadas y entre sus componentes a través de correlación
cruzada. Los resultados se presentan en la Tabla 2, donde el valor entre paréntesis muestra
el rezago en meses y los signos “+” y “–“ determinan el adelanto o el retraso de la primera
serie con respecto a la segunda.
Tabla 2. Coeficientes de correlación entre las series estudiadas
En la Tabla 2, los coeficientes de correlación entre las series iniciales presentan valores menores
que 0.5, en cambio los coeficientes de correlación entre las componentes determinadas en
cada serie presentan una mejor correlación. Entre las componentes de ~5 años se observan
buenas correlaciones entre la IOS y las series de E con coeficientes desde -0.69 hasta -0.80,
lo que muestra la predominancia de fenómenos con esta periodicidad en las series de las
estaciones de la CPC. La componente de ~15 años muestra buena correlación sin rezagos
entre y ODP (0.82) y entre e IOS (-0.95) lo que hace suponer que el fenómeno natural de
periodicidad ~15 años influye en las series , ODP e IOS al mismo tiempo; con rezagos de
18 meses en y ODP (0.78) y con rezago de 10 meses en e IOS (-0.77). Se observa buena
94
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
correlación entre la ODP e IOS con un valor de -0.80 sin rezago. También se ve una influencia
de los cuasi períodos de ~2 años en algunas series investigadas dadas por el buen coeficiente
correlación entre ellas: la correlación entre y ODP es de 0.46 con un mes de retraso en ; e
IOS con -0.78 al mismo tiempo; y ODP con una correlación de 0.82 con una tardanza en de
dos meses; la correlación con el IOS es de -0.48 mostrando que primero afecta a y después
de un mes aparece en IOS; entre y ODP la correlación es de 0.80 y ocurre al mismo tiempo;
y la correlación de e IOS es de -0.50 siendo que el fenómeno con esta periodicidad primero
se ve en y después de dos meses aparece en el IOS.
Conclusiones
Las correlaciones entre las componentes determinadas en cada serie presentan una mejor
relación que entre las series iniciales.
El IOS está representado con un mayor aporte por dos procesos, uno de periodicidad de ~5
años y otro de ~2-3 y el ODP por un proceso de periodicidad de ~15 años, los cuales muestran
su influencia en los procesos termodinámicos de la CPC.
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96
Bioconstrucción y
Biodestrucción en el mar
Jaime Ricardo Cantera Kintz
I
ntroducción
Muchas estructuras sólidas que existen en el mar son originadas por organismos. Estas
estructuras son las llamadas bioconstrucciones, aunque son más conocidas como arrecifes.
En términos amplios, un arrecife es “una estructura construida principalmente por organismos vivos, que modifica sustancialmente la topografía del lecho marino y cuya dimensión
es tal, que influencia las propiedades físicas y ecológicas del medio circundante. Tiene una
consistencia lo suficientemente compacta para resistir las fuerzas hidrodinámicas y por lo
tanto, está en la capacidad de conformar un hábitat duradero, estable y característicamente
estructurado para albergar organismos adaptados a esta condición (Schuhmacher 1982, en
Díaz et al. 2000). Si bien los arrecifes coralinos son los más citados en todo tipo de literatura,
también existen arrecifes de algas calcáreas (rodófitas, Corallinaceae), de anélidos poliquetos
(serpúlidos y sabeláridos), de gasterópodos (vermétidos), de crustáceos (Cirripedios o balanos)
de conchas muertas y finalmente arrecifes fósiles. Los arrecifes, a pesar de su origen orgánico, llegan a constituir un conjunto de masas inorgánicas o rocas, en equilibrio dinámico
entre su construcción y su destrucción. Estas construcciones son de gran importancia para
el ecosistema marino.
Al igual que hay organismos capaces de construir arrecifes, también existen muchos organismos capaces de destruir estas estructuras, tanto los arrecifes, como las rocas que quedan de
ellos, material rocoso inorgánico y también material vegetal (madera). A estos organismos los
denominamos bioerosionadores o biodeterioradores, dependiendo si destruyen arrecifes o rocas,
los primeros y madera, los segundos. El medio marino es rico en ambos tipos de organismos
97
Comisión Colombiana del Océano
y su conocimiento es clave, tanto para entender los balances que existen entre la bioconstrucción y la biodestrucción, como para comprender y prevenir los efectos de las actividades
humanas sobre los ecosistemas en que los organismos destructores son fundamentales. El
objetivo del presente documento es describir las principales formas de bioconstrucción y
biodestrucción que existen en el mar, los mecanismos en que son realizados ambos procesos
y los organismos que intervienen en ellos.
La Bioconstrucción: Formación de arrecifes
El depósito de carbonato de calcio por los organismos formadores de arrecifes, como los
corales, es el principal factor que determina la formación de los arrecifes, pero muchos otros
organismos participan y ayudan a su consolidación, particularmente algunos organismos como
las algas calcáreas o los moluscos vermétidos que también liberan sustancias que permiten
la consolidación formando un andamio complejo casi un pavimento. Los restos calcáreos
de otros organismos (como equinodermos, moluscos, algas, vermes, etc.) y los sedimentos
ayudan a llenar los espacios que hay entre las colonias coralinas y son consolidados por los
biocementos (materiales calcáreos con materiales orgánicos) producidos por las algas rojas,
constituyendo la masa dura, sólida y consistente que son los arrecifes.
El proceso de formación de arrecifes consta de tres partes: El primer proceso se denomina
Calcificación, es decir la producción de carbonato de calcio por los organismos. Se calcula
que en los arrecifes del Caribe, la calcificación es realizada en un 20-35 % por corales, 10-23
% por algas coralinas, 2-40 % por algas verdes, 2-12 % por foraminíferos y 6-22 % por moluscos; el segundo proceso es la producción de fragmentos en el arrecife como consecuencia de
la condiciones ambientales y de organismos que hacen abrasión y bioerosión (peces, erizos,
esponjas, moluscos). La fragmentación puede ocurrir en grandes pedazos denominados
bloques, que son formados por procesos catastróficos (ej.: huracanes, oleaje muy fuerte), en
fragmentos esqueléticos pequeños formados por la acción del oleaje o de algunos peces y,
finalmente sedimentos finos formados por abrasión y perforación química o mecánica de
esqueletos coralinos por organismos bioerosionadores. El tercer proceso es la Cementación,
que produce estructuras por procesos químicos disolución y precipitación o agentes biológicos
como microorganismos e invertebrados (esponjas, foraminíferos, moluscos, equinodermos)
y el principal agente cimentador que son las algas calcáreas.
De acuerdo con los organismos que los producen, los principales tipos de arrecifes existentes son:
Arrecifes coralinos:
Éstos son los más abundantes, conocidos y notables. Están formados por Cnidarios scleractiniarios, conocidos como corales hermatípicos. Se encuentran en aguas tropicales claras, con
temperaturas y salinidades altas (mayores a 25 ºC y entre 30 a 36 respectivamente). Viven
en asociación con algas microscópicas (Zooxanthelas), y por tal razón se encuentran sólo
en las profundidades donde alcanza a penetrar la cantidad de luz necesaria para que dichas
algas puedan existir. Los arrecifes coralinos se forman en largos procesos que pueden durar
centenas a miles de años. Después de la fijación de las larvas planctónicas (conocidas como
plánulas) en un sustrato duro bien iluminado, con poca sedimentación, se forman colonias
aisladas que empiezan a crecer hacia arriba y hacia los lados produciendo, gracias a los tres
procesos mencionados anteriormente, fusión de las colonias y compactación que forma el
andamio o pavimento coralino. De acuerdo con la forma y su origen, los arrecifes coralinos
98
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
pueden clasificarse en cuatro tipos (Díaz et al. 2000): de franja que crecen al lado del borde
de la costa con una anchura hasta de 1 km, de barrera desarrollados paralelamente a la línea
de la costa, están separados por una laguna amplia, atolones que tienen forma circular, se
levantan desde aguas profundas oceánicas y encierran una laguna relativamente profunda y
finalmente, los arrecifes de plataforma que se levantan de manera aislada sobre la plataforma
continental. Pueden existir otros tipos menores de formaciones coralinas y también pueden
existir desarrollos diversificados y estructuras que reúnen varios de los tipos citados anteriormente, que se denominan complejo arrecifal. Los arrecifes coralinos forman un ecosistema
caracterizado por alta biodiversidad, y gran importancia ecológica y económica, sirviendo
como fuente de bienes y servicios para las comunidades humanas que habitan cerca a ellos.
En Colombia existen áreas coralinas en ambos océanos, pero son mucho más abundantes en
el Caribe, donde existen 21 áreas coralinas, con 61 especies, que ocupan cerca de 3000 Km2
repartidas tanto el borde costero como en las áreas insulares de San Andrés, Providencia y
Santa Catalina. En el Pacifico, sumando las 2 áreas que se encuentran bordeando la zona continental (donde existen unas muy pocas y pequeñas áreas coralinas), y las Islas de Gorgona
y Malpelo, donde se encuentran las formaciones coralinas más desarrolladas, no se alcanzan
a sumar más de 15 Km2 de extensión con 21 especies citadas y posiblemente, sólo 18 válidas
o aceptadas (Zapata y Vargas 2001).
Arrecifes de gusanos poliquetos
Estos organismos que viven en tubos pueden llegar a reunir millones de individuos, dando
lugar a arrecifes que pueden quedar expuestos al aire en la superficie del agua, durante la
marea baja. Las especies más frecuentes en estos arrecifes son los gusanos tubícolas de las
familias Sabellaridae (género Sabellaria), y Serpulidae (género: Ficopomatus). Estos arrecifes
son frecuentes en las aguas europeas tanto en el Océano Atlántico, como en el Mar del Norte
y el Mediterráneo. Han sido registrados también en zonas de América tanto Pacifico (México)
como Atlántico (Argentina). No hay registro de estos arrecifes en Colombia aunque en algunas
áreas se encuentran individuos del género en la base de acantilados y enclaves rocosos.
Arrecifes de moluscos
Se forman cuando algunos bivalvos, como los mejillones o las ostras, se concentran en algunos
fondos marinos en colonias de alta densidad, que dan lugar a una rica comunidad de fauna
y flora. Existen también algunas especies cuyos arrecifes pueden formar terrazas costeras en
zonas de marea, como los vermétidos del género Dendropoma, muy abundantes en el mar
Mediterráneo. Finalmente también puede haber arrecifes de conchas. Algunas de estas formaciones son muy antiguas. Todos estos arrecifes son habitantes de la zona intermareal (zona
situada entre los límites superior e inferior de las mareas), aunque algunos de ellos pueden
llegar a alcanzar mayores profundidades. Por ejemplo, algunos arrecifes de moluscos pueden
estar a más de 20-30 metros por debajo del nivel del mar. Aunque no hay registros específicos
de estos arrecifes en Colombia, se sabe que hay acumulaciones de ostras que modifican el
fondo marino en algunas áreas (Ciénaga Grande de Santa Marta).
Arrecifes de Crustáceos
Algunos crustáceos que viven adheridos al sustrato, especialmente en zonas rocosas constituyen un hábitat de importancia para otras especies. Los más característicos de estos crustáceos
son los cirrípedios, al que pertenecen los balanos. Existen agrupaciones importantes de balanos
en ambas costas colombianas sin llegar a constituir verdaderos arrecifes.
99
Comisión Colombiana del Océano
Arrecifes profundos
Algunas especies de fondos abisales como algunos mejillones (Bathymodiolus) o balanos de
aguas profundas (Megabalanus), que habitan asociadas a fuentes hidrotermales o a montañas
submarinas también pueden formar arrecifes. No hay registros de estos arrecifes en los mares
y océanos colombianos.
Arrecifes fósiles
Son arrecifes formados durante el último periodo interglaciar (hace 125.000 años), que en la
actualidad constituyen terrazas marinas que no superan los 20 m de altura y un espesor entre
1 y 7 m. Están compuestos por fósiles de corales, principalmente masivos, o de conchas de
moluscos, junto con otros organismos como algas y moluscos. En Colombia los principales
arrecifes fósiles se encuentran en el Caribe, por ejemplo en la Isla de San Andrés (Prahl y
Erhardt 1985).
Todos los arrecifes se caracterizan por alcanzar alta biodiversidad como consecuencia de la
estructura cavitaria protectora y la alta productividad biológica que permiten la reproducción
y crecimiento juvenil de muchas especies, brindándole refugio y alimentación. En estas estructuras se encuentran numerosas especies de organismos sésiles (algas, esponjas, cnidarios,
briozoos, hidrozoos, bivalvos) y móviles (crustáceos, gasterópodos, equinodermos y peces)
y pueden llegar a tener un gran valor económico para multitud de comunidades costeras
(Prahl 1988).
Muchos de estos arrecifes están entre los ecosistemas más amenazados del mundo en los
últimos años como consecuencia de procesos naturales o influidos indirectamente por acciones humanas como huracanes, tsunamis, exceso de exposición al aire durante mareas bajas
extremas, altas temperaturas por el Fenómeno del Niño, enfermedades, plagas, y también
por causa de procesos antropogénicos directos como la sedimentación y la contaminación
originadas en fuentes terrestres, la utilización de artes de pesca no responsables y sin control
como el arrastre de fondo y la pesca con dinamita, y el turismo mal aplicado. En el mar de
Wadden, por ejemplo, han desaparecido los arrecifes de poliquetos y los de ostras se dan casi
por extinguidos, algunos arrecifes de moluscos se están viendo amenazados por las especies
exóticas. Por otro lado, el cambio climático está modificando la altura a la cual llega el agua
durante las mareas altas ocasionado cambios en los organismos que habitan estas zonas como
ocurre con la presencia de cirrípedos en muchas costas europeas. Sea cualquiera la naturaleza
de los arrecifes: cumplen un papel muy importante en el mantenimiento de las estructura y
productividad biológicas del mar y para las comunidades humanas y por lo tanto deben ser
protegidos para mantener la biodiversidad y preservar la riqueza marina.
Algunos autores incluyen como bioconstrucciones en sentido más amplio, los ambientes
marinos construidos por organismos que, aunque no constituyan estructuras sólidas, (manglares, praderas de fanerógamas marinas o las alteraciones temporales del ambiente por
algunos cangrejos que modifican lugares fangosos) permitiendo la existencia de poblaciones
de otros organismos.
Biodestrucción o Bioerosión: Un fenómeno de destrucción natural por seres vivos
Al igual que hay organismos capaces de formar estructuras sólidas como parte de su actividad
biológica, otros organismos destruyen el material formado. Estos organismos son los biodestructores, más conocidos como bioerosionadores. Muchos bioerosionadores pueden destruir
100
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
material de origen diferente al biológico. La palabra bioerosión significa la destrucción de
material inorgánico por organismos vivientes. Los substratos calcáreos o de rocas son atacados
permanentemente por muchos organismos abrasionadores y perforadores (cianobacterias,
peces, moluscos, esponjas, crustáceos, equinodermos). El oleaje, los cambios mareales y las
condiciones del agua ocasionan también presiones que complementan la acción de organismos,
ocasionando el desprendimiento y transporte del material arrecifal (sea cual sea su origen) o
rocoso, (generalmente sedimentario formado por procesos geológicos).
Hay dos tipos de destructores básicos: Bioerosionadores (que pueden actuar sobre coral y
rocas) y biodeterioradores (en madera).
Bioerosión coralina
Inmediatamente después de la muerte de los corales, son colonizados por microalgas filamentosas, generalmente cianobacterias de color verde claro, recubriéndolos totalmente y
causando microperforaciones gracias a la acción química de sus metabolitos. Estos organismos son llamados epilíticos (que viven sobre el sustrato coralino). Algunos peces (peces
loros, balístidos, tamboreros) y erizos (Diadema, Centrostephanus), devoran poco a poco el
material algal arrastrando consigo una parte de la matriz calcárea y aumentando el grado
de destrucción superficial iniciada con la acción microperforadora de las algas. Una vez que
estos organismos realizan la abrasión superficial, los corales son taladrados por los organismos perforadores que hacen agujeros importantes en las bases de las colonias debilitándolos
de manera importante. Existe toda una sucesión de organismos en el proceso, los primeros
son crustáceos cirripedios y en la parte final actúan los moluscos del genero Lithophaga
(Cantera et al. 2003; Londoño-Cruz et al. 2003). En la parte final del proceso, el esqueleto
coralino se degrada poco a poco y va formando pedazos que se van liberando. Este material
calcáreo es puesto nuevamente en suspensión y disolución en el agua circundante y puede
ser re-asimilado por los corales vivientes para reconstruir el arrecife o puede formar las playas de arena gruesa y blanca tan deseadas por los turistas en ambientes cálidos tropicales.
Este proceso bastante complejo de degradación puede entonces favorecer el crecimiento o la
bioacreción de los corales vivientes.
La bioerosión tiene mucha relación con las explosiones poblacionales de algunos de los organismos que se presentan en los arrecifes. A pesar de la imagen de ambiente armónico, bello
y organizado que muchas personas tienen de los arrecifes coralinos, este ecosistema sufre
procesos de descompensación muy importantes y todavía poco conocidos. Entre los organismos que causan bioerosión, los equinodermos presentan las más importantes explosiones. Un
explosión poblacional con importantes efectos sobre la destrucción de esqueletos coralinos, es
la de la estrella corona de espinas, Acanthaster planci, que se alimenta de corales vivientes y
puede producir millones de huevos. A partir de densidades normales de 2 o 3 individuos por
Km2 puede explotar hasta 14.000 ind/Km², descubriendo hectáreas de esqueletos coralinos
y dejándolos pelados. Varias invasiones de esta especie, han ocurrido cerca de asentamientos
humanos, causando alarma y aunque se conoce poco sobre las causas es muy probable que
la explotación masiva de la concha tritón gigante Charonia tritonis, predador natural de
la estrella rompa un equilibrio que favorezca el crecimiento poblacional de la estrella y en
consecuencia, la destrucción masiva de los arrecifes. A. planci se ha registrado en Colombia
en la Isla de Malpelo, pero han sido muy pocos individuos. En algunas épocas, en la isla de
Gorgona, posiblemente con el calentamiento de las aguas, el blanqueamiento coralino y el
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Comisión Colombiana del Océano
exceso de exposición al aire durante mareas bajas extremas relacionadas con el fenómeno del
Niño (Oscilación del Sur) que han ocasionado un crecimiento exagerado de algas filamentosas
se presentó una invasión con abundancias inusuales de erizos que también hacen bioerosión,
como Diadema y Centrostephanus ocasionando un aumento de la erosión superficial (Cantera et al. 2001). En el Caribe, el erizo Diadema antillarum se alimenta raspando las algas en
la superficie de los corales y juega un importante papel en la bioerosión, En 1983, un agente
patógeno provocó mortalidad en masa del erizo en toda la región, llegando a arrasar las poblaciones del erizo. Las consecuencias afectaron todo el ecosistema: las algas aumentaron en
biomasa y se presentó un cambio en la composición de los predadores especializados (balistidos y otros peces) que se tuvieron que adaptar a otras presas y los herbívoros competidores
aumentaron (cirujanos, peces loros).
Bioerosión de acantilados y otros ecosistemas rocosos
La mayor parte de los acantilados sedimentarios presentan una composición de rocas
constituidas por antiguos lodos y limos (lodolitas y limolitas), con intercalaciones de
rocas duras (areniscas, losas y conglomerados) que presentan una distribución en forma
de capas de diferentes tipos de los sedimentos que los forman. Salvo algunas excepciones,
las etapas de bioerosión y los procesos físicos que determinan la caída de las grandes masas rocosas que forman los acantilados, son parecidas a la erosión de arrecifes coralinos,
existiendo una relación entre la capacidad perforadora de los organismos y las condiciones
ambientales
El proceso de destrucción de acantilados se inicia con la colonización por algas verdes
(Clorofíceas) y rojas (Rodofíceas) que producen micro-bioerosión penetrando dentro de
las rocas hasta una profundidad compatible con la necesidad de energía lumínica para su
supervivencia. En las porciones bajas del acantilado donde el agua marina llega durante
las mareas altas, estas algas son consumidas por organismos raspadores (moluscos gasterópodos y crustáceos) con subsecuente acción abrasiva sobre la superficie de la roca. Esta
acción permite la fijación, posteriormente, de los organismos perforadores, especialmente
moluscos de las familias Pholadidae y Petricolidae en la franja de rocas blandas y del género del mejillón Lithophaga en las rocas duras (Cantera et al. 1998). Las perforaciones
realizadas por estos organismos debilitan la franja más baja del acantilado y por acción
de las mareas y el oleaje, se va formando una caverna de abrasión. El proceso abrasivo se
hace más fuerte, al ser canalizada el agua y la energía del oleaje en la base de la caverna de
abrasión. Cuando las salientes por rocas caídas canalizan el agua en partes más elevadas
que el borde superior de las cavernas, la repetición del choque de las olas sobre el mismo
punto y su viaje sobre la pared rocosa a la misma altura va produciendo una “cortada” recta
que forma grietas en el acantilado. Este efecto hace que el techo se desplome y la caverna
se vaya agrandando. Cuando esta caverna de abrasión alcanza determinada profundidad
y deja de existir un soporte para la pared superior del acantilado, ésta se desprende y se
cae, desapareciendo temporalmente la caverna de abrasión. La pared desprendida queda
expuesta, en su totalidad, sobre el suelo a la acción de la marea y por lo consiguiente a
la degradación por el oleaje y al ataque permanente de los moluscos perforadores y de
todos los otros grupos como crustáceos y sipuncúlidos que taladran las capas blandas de
lodolita, hasta erosionarlas completamente dejando al descubierto las rocas duras. Estas
acumulaciones de rocas juegan un papel ecológico muy importante, porque son nuevos
substratos duros donde se fija una gran diversidad de organismos sésiles (octocorales,
102
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
esponjas, briozoarios y corales ahermatípicos). Además, debajo de estas piedras, se crean
condiciones microclimáticas especiales y substratos de protección para una gran variedad
de organismos (crustáceos, moluscos, equinodermos y a veces peces bentónicos). Una vez
desprendida y alterada la pared del acantilado, se forma sobre la nueva pared otra zona de
perforación, la cual se transforma lentamente en una caverna dg abrasión, iniciándose todo
el proceso, que se repite continuamente y que termina por ocasionar una sensible alteración
en la geomorfología costera del Pacífico colombiano. Muchas de las islas que se encuentran
cerca al borde de la costa Pacífica como la Isla Palma, los Morros de Juan de Dios, la isla de
Curichiche en la bahía de Málaga, la Isla Cangrejo en la bahía de Buenaventura y la Isla del
Gallo en la Ensenada de Tumaco, muestran evidencias de que fueron separadas de la región
continental por el proceso, quedando entre ellas y el continente una plataforma submarina
de abrasión, donde todavía ocurren procesos erosivos.
Biodeterioración de madera y materia vegetal
Los principales sustratos orgánicos donde habitan los biodeterioradores son las maderas,
principalmente troncos y raíces muertos de mangles u otras especies vegetales leñosas que se
encuentran de los estuarios o bordes costeros. Estas especies contribuyen en la degradación
de la madera como parte de sus actividades fisiológicas, realizando une acción ecológica
directa e importante en la transformación de este material para que quede disponible de
nuevo para formar parte de las redes tróficas del ambiente marino. Igualmente, algunos de
estos organismos degradan la madera utilizada por el hombre en algunas construcciones
como muelles, viviendas palafíticas y embarcaciones: lanchas y barcos, a tal punto que
constituyen un importante problema económico al obligar a sacarlas del agua para cubrir
los agujeros y galerías que dejan. El daño causado por estos organismos se conoce como
popularmente “broma”.
Los bivalvos biodeterioradores pueden realizar la degradación de la madera mediante la
acción mecánica de estructuras morfológicas especializadas como en el género Teredo
que posee un vértice dentado en la concha (Turner 1984) o por acción química como
Bankia que secreta enzimas para ablandar el sustrato, facilitando la penetración lo que
le permite perforar también otros sustratos duros (Popham and Dickson 1973). Todos
los bivalvos biodeterioradores empiezan la excavación a continuación del asentamiento de la larva veliger y van agrandando y profundizando la cueva a medida que crecen
(Turner 1984). Los moluscos bivalvos que actúan como biodeterioradores de madera
son ampliamente conocidos como plagas de muelles, pilotes y otras estructuras civiles
construidas en madera (Turner 1984). Muchas de sus especies utilizan la madera como
alimento y presentan asociaciones simbióticas con microorganismos capaces de degradar celulosa en algo conocido desde hace ya bastante tiempo. Los bivalvos aprovechan
algunos subproductos de la degradación de esta sustancia realizada por estos microorganismos para su nutrición.
Los bivalvos biodeterioradores de madera pertenecen a dos familias Pholadidae (géneros:
Barnea, Martesia, Xilophaga) y Teredinidae (géneros; Teredo, Bankia, Lyrodus, Psiloteredo.
Sobre los bivalvos perforadores de madera se conoce poco en las costas colombianas y en el
Pacifico Oriental Tropical. En el Pacifico colombiano específicamente existen solo los trabajos
de Escallón y Cantera 1989, Cantera 1991, para bahía Málaga y Sandoval et al. 1995 para
bahìa Buenaventura.
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Fotos 1 y 2. Los arrecifes coralinos constituyen la más importante forma de bioconstrucción. Es un
ecosistema fundamental en el medio ambiente marino tropical y su alta productividad
y estructura cavitaria permite la existencia de una alta biodiversidad de peces e invertebrados.
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Fotos 3
bioconstrucción del gusano poliqueto formador de arrecifes Ficopomatus.
Foto 4: cangrejo Chasmagntahus que también se considera bioconstructor al modificar el sustrato
lodoso y permitir la existencia de comunidades bentónicas marinas, sobre una aglomeración del poliqueto Ficopomatus, que además es considerado como especie invasora
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Foto 5. Acumulación de tubos de poliquetos de la familia Sabellidae en acantilados el Pacifico
colombiano.
Foto 6. Algas calcáreas en áreas rocosas de la isla Malpelo. Algas de este grupo pueden formar
arrecifes y cumplen un papel muy importante en la cementación de otros arrecifes como
los coralinos.
Foto 7. Cresta arrecifal constituida por algas rojas en arrecife del Brasil
Foto 8. Arrecife de ostras en Florida
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Foto 9. Arrecife coralino de la isla de Gorgona expuesto al aire durante una marea baja extrema,
presentando un exagerado crecimiento de algas verdes.
Foto 10 Diadema mexicanum.
Foto 11: Destrucción coralina por abrasión ocasionada por una alta abundancia del erizo Centrostephanus coronatus
Foto 12. Abrasión superficial de colonias coralinas masivas como consecuencia de la acción de peces
que hacen bioerosión, las marcas blancas son mordeduras de peces en las colonias.
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Foto 13. Abrasión superficial por moluscos gasterópodos al alimentarse de algas o líquenes que
crecen sobre la roca, se puede observar las huellas dejadas por la acción de la lapa Lottia
mesoleuca.
Foto 14. Cyrtopleura crucigera, molusco de la familia de los Pholadidae, organismo perforador
de rocas blandas sedimentarias,
Foto 15. Lithophaga molusco perforador de rocas duras,
Foto 16. El fuerte oleaje que golpea algunos acantilados contribuye a la remoción del material
después de la acción de los organismos.
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Foto 17. Acantilado rocoso del Pacifico colombiano constituido por lodolitas y limolitas con rocas
duras. La parte inferior es la región afectada por la acción de lo bioerosionadores.
Foto 18. Caverna de abrasión formada en la parte inferior del acantilado rocoso,
Foto 19. Desprendimiento de rocas del acantilado debido al peso al agrandarse la caverna de
abrasión en la base del acantilado,
Foto 20. Playa rocosa y formas geológicas resultantes del proceso de erosión.
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Fotos 21 y 22. Trozos de madera perforados por la acción de moluscos biodeterioradores del género
Teredo.
Referencias bibliográficas
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milieu et les perturbations anthropiques. These d’Etat Sciences. Université d’Aix-Marseille
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106
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
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Neira, R., Orozco, C. A., Toro-Farmer, G. 2001. Organismos bioerosionadores en Arrecifes de Isla Gorgona. pp: 51-64 In: INVEMAR (Ed.) “Gorgona marina: Contribución al
conocimiento de una isla única”.
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• Escallón, S. y J.R. Cantera. 1989. Moluscos marinos de la bahía de Málaga, Costa Pacífica
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Ovulidae) en la costa Pacifica colombiana. Actualidades Biológicas 18 (65): 61-64
• Londoño–Cruz, E., Cantera J.R., Toro–Farmer, G., & Orozco, C.A. 2003. Internal bioerosion by macroborers in the Tropical Eastern Pacific. Marine Ecology Progress Series
265:289-295
• Popham, J.D. y M.R. Dickson. 1973. Bacterial associations in the Teredo, Bankia australis
(Lamellibranchia: Mollusca). Marine Biology, 19: 308-310.
• Prahl, H. von. 1988. Arrecifes del Caribe Colombiano. Villegas Editores. 206p.
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Editorial Presencia Ltda., Bogotá. 295p.
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• Zapata, F.A. y B. Vargas-Ángel. 2003. Corals and coral reefs of the Pacific coast of Colombia. En: J. Cortés (ed.). Coral reefs of Latin America and the Caribbean. Elsevier Science,
Amsterdam
107
La investigación científica marina
y el Programa Argos
Antonio J. Rengifo Lozano
L
a vasta extensión de los espacios oceánicos y el considerable número de
países que son bañados por sus aguas, junto con los derechos de los países enclavados,
son factores que imponen, necesariamente, la cooperación entre todos los Estados. Un
factor adicional que se añade a la necesidad de cooperación entre todos los Estados
radica en la complejidad de los problemas oceánicos. Es por ello que el preámbulo de la
Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS, por su sigla
en inglés), ha incluido como principio, hoy ampliamente admitido, que “los problemas
de los espacios marinos están estrechamente relacionados entre sí y han de considerarse
en su conjunto”.
Si la cooperación entre todos los Estados en materia de océanos es imperativa, también
es imperativa la organización de esa cooperación en instituciones internacionales que
sirvan de foro a los Estados para tratar problemas comunes, atender a las especificidades
de todos, para canalizar esfuerzos y recursos humanos, técnicos, financieros y científicos,
como también para servir de centros de intercambio de información.
La celebración de los cuarenta años de la Comisión Colombiana del Océano (CCO), que
coincide con otra próxima celebración, la de los cincuenta años de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI), órgano de la Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), invitan a una reflexión, aunque
sea breve, sobe el rol de esas dos instituciones, tan estrechamente vinculadas en lo que
se refiere a la investigación científica marina.
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“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
La investigación científica marina: marco general
Con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial, la investigación científica marina ha realizado
avances sorprendentes, facilitados en parte por las potencialidades abiertas por los desarrollos
tecnológicos para la exploración de los fondos oceánicos. Desde los desarrollos de la escafandra
por Cousteau y Gagnan, hasta la exploración al sitio del naufragio del Titanic y el descenso a
las grandes profundidades de la Fosa Mariana en el Océano Pacífico, la investigación marina
ha abierto amplios horizontes para la ciencia, en particular en lo que respecta tratamientos
para el alzahimer, algunas formas de cáncer y otras enfermedades, lo mismo que para la
comprensión de un problema civilizacional, como es el cambio climático.
Para la ciencia, los océanos son, por sobre todo, espacios de diversidad genética y bioquímica
que constituyen un mundo por explorar: nuevos invertebrados, nuevos organismos planctónicos, nuevos microorganismos, nuevas bacterias sobre todo en los sedimentos, nuevas
formas de vida, asombrosas, como el fitoplancton, son periódicamente clasificadas en las
escalas de la taxonomía.
Los espacios marinos contienen decenas de millones de especies y 20.000 sustancias, gran
parte de ellas aún desconocidas, haciendo de los mares, en algún grado, una especie de reserva
farmacéutica, lo cual explica que la investigación científica marina presente también complejos
problemas jurídicos, principalmente en materia de patentes, con evidentes incidencias para
la industria farmacéutica.
Pero si los horizontes para la ciencia son amplios en lo que respecta la diversidad de los océanos,
el conocimiento sobre los procesos de calentamiento global del planeta constituye prioridad
inmediata para los científicos. Los mares, como se sabe, son pieza vertebral del proceso climático del planeta, transportando masas de calor hacia el hemisferio norte y devolviendo, a
través de los cinturones oceánicos, considerados como uno de los grandes descubrimientos
científicos del siglo XX, masas de frio hacia los mares calientes.
La investigación científica en diversas disciplinas, ecología, economía, geografía, ciencias de la
cultura, derecho, política, han puesto de presente los servicios prestados por los ecosistemas
oceánicos en abastecimiento (alimentos, agua, combustibles, materiales y recursos energéticos); regulación del clima, de las enfermedades, inundaciones, purificación del agua; y la
contribución cultural (estética, diversión) y las interrelaciones que se producen, tanto entre
los Estados como entre los individuos y las empresas, en la utilización de esos servicios.
El economista Robert Costanza y un grupo de investigadores, en 1997, estimaron en 33.000
millardos de dólares la totalidad de los servicios prestados a la humanidad, al año, por los
ecosistemas del planeta, entre los cuales, los mares ocupan un sitio de privilegio, habida cuenta
de la extensión del planeta cubierta por los océanos. El Informe de Nicholas Stern, presentado
en 2006 al gobierno británico, ha estimado en 5.500 millardos de euros lo que podría costar a
la economía mundial, en los próximos años, el calentamiento global del planeta. El Programa
de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, por su parte, ha calculado en un monto que
va entre 200.000 y 900.000 dólares por kilómetro cuadrado, según las regiones, los servicios
prestados a la humanidad por manglares y arrecifes coralinos.
La investigación científica marina ha contribuido eficazmente a documentar la comprensión
de las alteraciones de las temperaturas del planeta, realidad discutida y debatida en los años 90
por algunos científicos, pero hoy admitida por los gobiernos, sobre la cual existe conciencia, en
109
Comisión Colombiana del Océano
consolidación, en las opiniones públicas de los países. Las respuestas a los desafíos que presenta
el cambio climático constituyen una prioridad de la investigación científica marina y una
preocupación mayor de las organizaciones internacionales con competencias en esa materia.
El marco jurídico internacional para la investigación científica marina está contenido en
la Parte XIII de UNCLOS. Ese marco jurídico es hoy ampliamente aceptado en el mundo.
Aunque Colombia y unos pocos países no han ratificado ese instrumento jurídico internacional, muchas de sus normas rigen por vía del derecho consuetudinario y de la práctica de los
Estados, constatación que debe convocar, en nuestro país, a una reflexión actualizada sobre
la necesidad de ratificar la Convención sobre el Derecho del Mar, determinando con claridad
cuáles son las normas que perjudicarían a Colombia, en caso de que las hubiere.
La Parte XIII de UNCLOS establece, entre sus disposiciones generales, que todos los Estados,
cualquiera sea su situación geográfica, como también las organizaciones internacionales, tienen derecho a efectuar investigaciones científicas marinas, en conformidad con los derechos
y deberes de otros Estados, según lo dispuesto en la misma Convención. Tanto los Estados
como las organizaciones internacionales, deben fomentar y facilitar la realización de la investigación científica marina.
La misma Convención establece los principios generales que rigen la realización de investigación científica marina, a saber: la investigación científica marina se realizará exclusivamente
con fines pacíficos y siguiendo métodos y medios científicos adecuados que sean compatibles
con la misma Convención. Señala además la Convención que la investigación científica marina
no podrá interferir injustificadamente con otros usos del mar y será debidamente respetada,
debiendo también respetar todos los reglamentos pertinentes adoptados de conformidad
con la Convención, incluyendo obviamente los reglamentos destinados a la protección y
preservación del medio marino.
Finalmente, la Convención establece entre sus disposiciones generales, que las actividades de
investigación científica marina no podrán servir como fundamento jurídico para reclamaciones
o reivindicaciones sobre parte alguna del medio marino o sus recursos.
Se observa pues que UNCLOS establece un sabio equilibrio entre, por una parte, el derecho de
los Estados y de las organizaciones internacionales a realizar investigación científica marina
y, por otra parte, el derecho de los Estados ribereños a adoptar reglamentos para la práctica
de esa investigación, que en ningún caso, podrán ser contrarios a las normas contenidas en
la misma Convención.
Las reglas establecidas por UNCLOS para regir la investigación científica marina carecerían
de eficacia sin instituciones que sirvan de foro para su implementación, como es la Comisión
Oceanográfica Internacional y su correspondiente en nuestro país, la Comisión Colombiana
del Océano.
La cooperación científica a través de la Comisión
Oceanográfica Internacional – COI
A pesar del impacto de la globalización, que ha contribuido a relativizar el concepto de soberanía política, el Estado-Nación continúa siendo pieza fundamental en el tablero de las
110
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
relaciones internacionales. Sin embargo, las organizaciones internacionales han alcanzado
influencia y preeminencia, al favor de la intensificación de las interdependencias entre los
Estados y los pueblos y en la medida en que tales organizaciones contribuyen eficazmente a
las posibilidades internacionales de cooperación y unidad para realizar objetivos comunes.
En materia de mares y océanos, la Organización Marítima Internacional, en Londres, es la
organización del sistema de Naciones Unidas con competencias en materia de seguridad
en los océanos. A ella se suma el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA), en particular con el Programa de Mares Regionales. En una segunda esfera, otras
organizaciones del sistema ejercen competencias indirectas sobre los mares y la gente del
mar, como la FAO, en materia de pesca y acuicultura y la OIT en materia de trabajo en mar
y seguridad laboral. En una perspectiva más amplia, puede afirmarse que todas las agencias
del sistema de Naciones Unidas, en el ejercicio de sus competencias, tienen relación, directa
o indirecta, con los problemas de los espacios oceánicos.
La Comisión Oceanográfica Internacional, como ya se indicó, fue creada por la UNESCO,
mediante Resolución 2.31 de 1.960, con el fin de promover la cooperación internacional y
coordinar programas de investigación, desarrollo sostenible, protección del medio marino,
desarrollar capacidades de los Estados para mejorar la gestión y los procesos de toma de
decisiones y asistir a los países en desarrollo para fortalecer sus instituciones con el fin de
alcanzar su propia sostenibilidad en ciencias del mar.
La COI tiene su sede en la UNESCO en París, donde se reunió por primera vez en 1961, con
40 Estados. En la actualidad tiene 136 Estados miembros, entre los cuales, obviamente, se
encuentra Colombia, con una activa participación. Está conformada por una Asamblea, un
Consejo Ejecutivo y un Secretariado en el cual, actualmente, tiene representación el Capitán
Julián Reyna, Secretario Ejecutivo de la Comisión Colombiana del Océano.
En 1961, la COI creó el Sistema Internacional de Intercambio de Datos e Información (The
International Oceanographic Data and Information Exchange-IODE). La COI contribuye
actualmente a mejorar las previsiones de la oceanografía operacional y el clima, apoyando las
disposiciones creadas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático,
a través de The Global Ocean Observing System (GOOS), que es el componente oceánico de
The Global Ocean Observing System (GCOS). Además, colabora con el PNUMA en la conformación de un proceso de informes globales de evaluación del estado del medio marino.
La COI ha adoptado una Estrategia de Mediano Plazo 2008-2013 y está ejecutando actualmente su Estrategia Bienal 2008-2009.
Con ocasión de la entrada en vigor de UNCLOS el 16 de Noviembre de 1994, la COI convocó
en 1996 un Grupo de Trabajo para analizar los efectos de la Convención respecto de la COI
y de la investigación científica marina. De ese Grupo de Trabajo surgieron las bases para la
creación, mediante la Resolución XIX-19 de 1997 adoptada por la COI, del Órgano Consejero
de Expertos en Derecho del Mar, más conocido como ABELOS, sigla en inglés de Advisory
Body of Experts of the Law of the Sea, que tiene por objeto aportar conocimientos a la COI
sobre el rol de la Comisión en relación con UNCLOS y la implementación de normas relativas
a la investigación científica marina y a la transferencia de tecnología marina.
ABELOS es un órgano intergubernamental conformado por dos expertos designados por
cada Estado miembro de la COI: un experto en derecho internacional del mar y un exper-
111
Comisión Colombiana del Océano
to en ciencias del mar u oceanografía, que realizan reuniones periódicas sobre problemas
específicos. ABELOS ha trabajado en la práctica de los Estados miembros de la COI en la
aplicación de la Parte XIII de UNCLOS sobre investigación científica marina y de la Parte
XIV sobre transferencia de tecnología marina; Criterios y Guías sobre transferencia de
tecnología marina; Procedimientos para la aplicación del artículo 247 de UNCLOS sobre
proyectos de investigación científica marina realizados por organizaciones internacionales
o bajo sus auspicios; y un Marco Legal, conforme con UNCLOS, aplicable a la recolección
de datos oceanográficos.
Por su función de órgano subsidiario de asesoría, ABELOS adopta recomendaciones que son
discutidas en la Asamblea General de la COI. Sin embargo, en tratándose de materias oceánicas y complejas, ABELOS ha venido tomando una importancia reciente, con la participación
nutrida de expertos de muchos países, en particular de países en desarrollo.
Para sus programas y proyectos, la COI tiene en Colombia, en la Comisión Colombiana del
Océano, el Punto Focal Técnico Nacional.
La Comisión Colombiana del Océano, que sucedió a la Comisión Colombiana de Oceanografía, tiene entre sus funciones, asignadas por Decreto 347 de 2001, proponer al Gobierno
Nacional la Política Nacional del Océano y de los Espacios Costeros, adoptada recientemente,
como también la asesoría al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en la definición de
prioridades de investigación y desarrollo tecnológico en nuestro país.
La Comisión Colombiana del Océano, en sus cuarenta años de existencia, ha prestado
invaluables servicios al país, en la adopción de la Política Nacional del Océano y de los
Espacios Costeros y en el trabajo dedicado y eficaz en materia de contaminación marina,
fenómenos naturales, cultura marítima, zona costera y relaciones internacionales en estrecha
cooperación con la COI pero atendiendo a las especificidades de Colombia. Además, la CCO
desarrolló recientemente el área de cambio climático entre sus trabajos de investigación
científica marina.
El Programa Argos de investigación científica marina
La comprensión y la predicción de los cambios que operan tanto en la atmosfera como en los
océanos han pasado a ser una prioridad científica en el mundo, para encausar la acción de los
gobiernos y de la comunidad internacional, en materia de cambio climático.
Los océanos ejercen una influencia fundamental en el clima y en las temperaturas del planeta, las cuales pueden sufrir alteraciones producidas por las corrientes oceánicas y el calor
contenido y transportado por ellas a través de los grandes cinturones oceánicos.
Argos, cuyo nombre se inspira del personaje de la mitología griega que poseía cien ojos, de los
cuales la mitad permanecían siempre abiertos, ha sido concebido como un sistema único de
observación in situ para monitorear el transporte y acumulación del calor y la salinidad de
los océanos, la circulación oceánica y los cambios globales drásticos en los océanos, lo mismo
que la comprensión de la capacidad oceánica para absorber los gases C02.
El Programa Argos es desarrollado mediante el despliegue en los océanos del globo de varios
cientos de flotantes de alta tecnología, con dispositivos para comunicación satelital, con
capacidad de desplazamiento horizontal y vertical, cuya instalación requiere necesariamente
112
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
de la cooperación de todos los Estados, del respeto a normas de derecho internacional del mar,
lo mismo que coordinación y gestión internacionales.
De alguna pertinencia para el presente análisis, conviene señalar que la Unión Europea ha
diseñado EURO-ARGO, una nueva estructura para la investigación científica marina europea,
como contribución a la observación de los océanos globales, coordinado por el IFREMER
(Instituto Francés para la Investigación en el Mar), del cual forman parte organizaciones y
consorcios de 12 países: Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, España, Italia, Irlanda,
Noruega, Portugal, Grecia, Polonia y Bulgaria).
El Programa Argos, junto con otra información satelital adicional, es parte esencial del
Programa Kopernikus de Servicios Marinos de la Unión Europea (Kopernikus Marine Core
Service) para la información sistemática de referencia sobre el estado de los principales mares
europeos y del océano en general.
Además de lo anterior, el Programa Argos puede tener utilizaciones prácticas en otros campos,
de interés para el sector industrial mar adentro.
El marco jurídico internacional actual es insuficiente para enfrentar los desafíos que a todos
los países presentan los desarrollos científicos requeridos por el sistema Argos y que, en consecuencia, es necesaria la implementación de un nuevo régimen jurídico para los flotantes y
los deslizantes marinos en los cuales se apoya ese sistema.
Para contextualizar en Colombia los trabajos del Grupo ABE-LOS sobre el Programa Argos, se
debe tener presente que no se trata de desarrollar un conjunto de normas jurídicas internacionales aisladas para permitir el desarrollo de dicho programa, sino de la consolidación de un
régimen internacional para los océanos que complemente el ya existente derivado de la Parte
XIII de la Convención y que incluye, como componentes, consensos científicos y diplomáticos,
principios generales, organizaciones internacionales globales y regionales, procedimientos de
toma de decisiones y mecanismos de cumplimiento e implementación.
Por ahora la solución propuesta por ABELOS en la sesión de Marzo-Abril de 2009, para la
instalación de flotantes Argos en la ZEE está en los acuerdos bilaterales a ser adoptados entre los Estados instalador y receptor, que deberán seguir de cerca la filosofía de UNCLOS en
materia de investigación científica marina. De esa práctica de los Estados saldrán las normas
que conformarán un régimen internacional en la materia. La solución no deja de presentar
algunos inconvenientes. Los Estados costeros están atentos a responder a los problemas y
soluciones jurídicas que se presentarán en el futuro.
Conclusión
Frente al enorme potencial que ofrecen los océanos para la ciencia, ha sonado la hora para
incrementar esfuerzos para la investigación por parte de los Estados, individualmente considerados y también en el contexto internacional, para asumir los desafíos científicos que
representa esa “última frontera”, que permitan ampliar nuestro conocimiento de los mares,
la explotación sostenible de nuevos recursos y la protección del medio ambiente marino, cada
vez más amenazado. Para Colombia, país megadiverso, esa necesidad es aún más acuciante,
en la medida en que, como algunas hipótesis científicas lo sustentan, la riqueza biológica de
los espacios emergidos o ‘terrestres’, se extiende también a sus espacios marinos.
113
Comisión Colombiana del Océano
Para Colombia, como para los países en desarrollo, la participación de la CCO en los proyectos
de la COI se ha convertido en condición indispensable para el desarrollo de la investigación
científica marina en materia de mares y océanos. El Programa Argos y la comprensión de la
implementación práctica de ese programa, ofrecen una oportunidad única para continuar
avanzando en esa dirección.
La CCO tiene ante sí una parte alta responsabilidad en el avance de la investigación científica
marina en Colombia, en particular en la comprensión del fenómeno del cambio climático y las
formas de enfrentarlo, que no pueden ser deslindadas de la cooperación internacional. Mucho
ha sido realizado en el pasado, pero hay mucho por realizar, como mensaje de optimismo
hacia el futuro. En estos días de celebración, no queda más que desearle otros cuarenta años de
trabajos y realizaciones en bien del mar y el océano de Colombia, que al final, son uno sólo en
el planeta. De esa comprensión surge con claridad la necesidad de la cooperación internacional
en materia de mares y océanos y en materia de investigación científica marina.
114
Cooperación en Meteorología y
Oceanografía
Edgard Cabrera
E
ste artículo resume el estado actual de la cooperación entre oceanógrafos y meteorólogos para observar el medio ambiente marino y para transformar estas observaciones
en productos útiles con beneficios sociales y económicos, tangibles e inmediatos. Se describe
el trabajo adelantado a través de la Comisión Técnica Mixta de Oceanografía y Meteorología Marina (CMOMM) de la OMM y de la COI – UNESCO, que ofrece el mecanismo
internacional e intergubernamental de coordinación, regulación y gestión para un sistema
operativo de observación, gestión de datos y servicios oceanográficos y de meteorología
marina. Se presenta igualmente, el estado actual del Información de Seguridad Marítima
(ISM) mediante la coordinación de la Organización Marítima Internacional (OMI) y de la
Organización Hidrográfica Internacional (OHI).
Desafíos para la observación del medio ambiente
marino
Los océanos son extensos y abarcan el 70 por ciento de la superficie terrestre y la mayor parte
de esta superficie, fuera de las rutas marítimas y allende de las zonas costeras. Para que los
datos sean útiles para la predicción meteorológica y oceánica, deben ser transmitidos, en
tiempo real, a los centros de datos especializados, lo que implica desafíos adicionales para
establecer las comunicaciones de satélites necesarias. En las últimas décadas, los satélites que
observan los océanos han mejorado nuestra capacidad de observación de manera global y
115
Comisión Colombiana del Océano
simultánea— de la temperatura de la superficie del mar, el color del océano, y la estimación
de la vida marina en la superficie. Un inconveniente de las observaciones por satélite es la
poca penetración de la radiación electromagnética en los océanos, lo que hace que el océano
sub-superficial sea invisible desde el espacio. En algunas aplicaciones de predicción meteorológica y climatológica los datos de sub-superficie son críticos.
Estos desafíos observacionales han forzado a los científicos y responsables de las observaciones
marinas y oceánicas a desarrollar soluciones creativas para observar los océanos. Muchos de
los datos in situ de la superficie marina y del océano superior son recogidos por buques de
observación voluntaria, con gran frecuencia buques mercantes dotados con instrumentos
meteorológicos y oceanográficos que transmiten sus datos varias veces al día mediante comunicaciones por satélite (www.jcommops.org/sot/)
Otro tipo de tecnología innovadora para observar el océano subsuperficial, desplegada mundialmente en los últimos años, son los flotadores perfiladores de Argo (www.argo.jcommops.
org). Estos flotadores tienen una altura aproximada de un metro y están cuidadosamente
lastrados para tener la misma densidad que el agua en su profundidad de estacionamiento,
generalmente 2.000 m o la mitad de la profundidad media del océano. Se quedan en esta
profundidad de estacionamiento durante 10 días, subiendo luego hacia la superficie. En el
camino hacia la superficie, miden la temperatura y la salinidad y, una vez en la superficie,
transmite los datos vía satélite antes de volver a su profundidad de estacionamiento. Estos
datos están disponibles para todo el mundo en el Sistema Mundial de Telecomunicaciones
(SMT) de la OMM y a través de un centro de datos dedicado. En la actualidad (Mayo, 2009),
más de 3.000 flotadores se encuentran operativos de acuerdo con un cubrimiento global en
una red de observación diseñada de 3o (300 km). En muchas partes del océano mundial, en
muy pocos años, Argo ya ha suministrado más información sobre la estructura de la temperatura y la salinidad del océano que la que se encuentra disponible en toda la base de datos
histórica.
Fuente:JCOMM, Ocenography and Marine Meteorology. http://www.jcommops.org/sot
Grafico cubrimiento Argo / Buques de Observación
116
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Foto Perfilador Argo
Figura 1 cubrimiento Argo Y figura 2, estadística cubrimiento
Cooperación formal en el ámbito internacional
Los Servicios y sociedades meteorológicas tienen una larga trayectoria que se remonta al
siglo XIX, cuando estudios relacionados a la variabilidad del tiempo y del clima fomentaron
el interés por mejorar la meteorología y las ciencias afines. Las agencias oceanográficas son
mas recientes, haciendo su aparición después de la Segunda Guerra Mundial, a menudo por
motivos de seguridad nacional. En muchos países, la responsabilidad de las observaciones y
de las predicciones del océano recae en el Servicio Meteorológico Nacional. La Organización
Meteorológica Mundial (OMM) y la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de
la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)
unieron sus fuerzas en 1999 creando la Comisión Técnica Mixta de Oceanografía y Meteorología Marina (CMOMM) de la OMM y la COI. El objetivo de la Comisión es coordinar y
gestionar un sistema mundial completamente integrado de observación, gestión de datos y
servicios marinos, construido a base de esfuerzos nacionales.
Cómo transformar las observaciones en productos
útiles
La transformación de las observaciones oceánicas y marinas en herramientas de ayuda a la
decisión y de información, requiere de infraestructura y de modelos que transformen los
datos brutos, y de pericia humana que interprete los resultados. En los últimos años, han
empezado a dar frutos los numerosos esfuerzos realizados para crear modelos operativos de
predicción oceánica. El Experimento Mundial de Asimilación de Datos Oceánicos (GODAE),
www.bom.gov.au/bmrc/ocean/GODAE/, es un proyecto piloto, que finalizo en 2008 y que
contribuyó a coordinar una infraestructura común de toma y difusión de datos a partir de la
cual se han emprendido un gran número de esfuerzos nacionales y regionales. Estos productos
117
Comisión Colombiana del Océano
de predicción oceánica están disponibles de manera gratuita. Los productos pueden utilizarse
en diversos tipos de aplicaciones, que van desde las predicciones y las simulaciones de derrames
de petróleo a la predicción de localizaciones de frentes oceánicos para la industria pesquera, y
a la predicción de corrientes oceánicas para la programación de rutas optimas para navegación
o para la investigación científica. Los sistemas de predicción acoplados de atmósfera y océano
están empezando a surgir de los centros de investigación para su uso operativo.
Figura 3. GODAE
Fuente:Experimento Mundial de Asimilación de Datos Oceánicos (GODAE)
http://www.godae.org/Observational-data.html
Figura 3 : Gráfico GODAE
El conocimiento del contenido térmico del océano superior ha mejorado las predicciones
de la intensidad de los ciclones tropicales, por ejemplo. La OMM ha lanzado un programa
internacional de investigación, el THORPEX (www.wmo.int/thorpex/), que se centra en la
predicción a largo plazo de situaciones de tiempo adverso y los beneficios sociales y económicos
consiguientes. A medida que se desarrolle el programa, los meteorólogos y los oceanógrafos
incrementarán las interacciones de su trabajo. También se han llevado a cabo esfuerzos concretos para transformar las predicciones climatológicas estaciónales de magnitudes físicas en
información útil para sectores económicos y sociales particulares.
Muchos son esfuerzos nacionales o regionales. Un ejemplo, en el que la OMM y la COI,
entre otras agencias, ya están cooperando, es un centro regional dedicado a la aplicación de
118
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
predicciones de El Niño: el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El
Niño (CIIFEN, www.ciifen-int.org), con sede en Guayaquil, en Ecuador, aunado al fortalecimiento del Grupo Mixto COI/OMM/CPPS para las Investigaciones del Niño Oscilación
del Sur y sus Impactos, cuyos términos de referencia fueron revisados en el año 2007 (www.
cpps-int.org). El sustento de las personas que viven en la costa occidental de Sudamérica y
las economías de sus países están inextricablemente unidos a los cambios en las condiciones oceánicas y en la precipitación ocasionados por la oscilación acoplada entre el océano
y la atmósfera del Pacífico tropical de El Niño. Los investigadores del Centro están creando
modelos y herramientas que tienen aplicación directa en la agricultura y las pesquerías y en
la reducción de desastres. Estos esfuerzos se basan en una gran infraestructura existente de
observaciones en el Pacífico tropical, y sobre el mismo, y de sistemas de gestión de datos y
predicción del acoplamiento océano-atmósfera que se aplican en un ámbito con beneficios
sociales y económicos tangibles e inmediatos.
Caso Práctico: Información para la seguridad marítima (ISM)
Los fenómenos meteorológicos y marítimos peligrosos (vientos fuertes, mar fuerte, visibilidad restringida, etc.), así como otras amenazas que pueden verse afectadas por el tiempo
o por las condiciones del mar (por ejemplo, objetos peligrosos flotando o sumergidos, tales
como contenedores perdidos) suponen un riesgo para la seguridad de todas las embarcaciones
independientemente de su tipo.
El servicio de Información de Seguridad Marítima (ISM) para navegantes
La legislación y convenios actuales relativos a la navegación segura, la salvaguardia de las
vidas humanas, el transporte de mercancías peligrosas y las operaciones de deslastre tienen
su origen en el Convenio Internacional sobre la Seguridad de la Vida Humana en el Mar
(SOLAS), una consecuencia del hundimiento del Titanic en el año 1912.
Actualmente, SOLAS contiene una serie de normativas fundamentales relacionadas con los
servicios meteorológicos, las cuales suponen algunas obligaciones para los gobiernos contratantes. En concreto, estas normativas hacen referencia a los siguientes puntos:
• Alertar a los barcos de fuertes vientos, tormentas y tormentas tropicales;
• Emitir dos veces al día y por radio boletines meteorológicos que se ajusten al tráfico
marítimo;
• Facilitar que los barcos seleccionados estén equipados con instrumentos calibrados y
efectuar observaciones meteorológicas;
• Facilitar la recepción y la transmisión de mensajes meteorológicos;
• Ajustarse a las normas y recomendaciones técnicas efectuadas por la Organización Meteorológica Mundial.
Estas normativas son una manifestación concreta de la interdependencia existente entre la
meteorología y la comunidad marítima, así como un compromiso sólido por parte de los
119
Comisión Colombiana del Océano
Servicios Meteorológicos Nacionales en los países marítimos de cara a que éstos contribuyan
en la medida de lo posible a la seguridad de la vida y de los bienes en el mar.
El Sistema Mundial de Socorro y Seguridad Marítimos (SMSSM)
La creación del Sistema Internacional de Satélites Marítimos (INMARSAT) en el año 1982
por parte de la OMI anunció el inicio de una nueva era en las telecomunicaciones marítimas
y consecuentemente de un sistema nuevo de seguridad marítima, incorporado en el SOLAS,
cuyas modificaciones entraron en vigor en 1992 y su aplicación plena debería haberse producido el 1 de febrero de 1999.
Durante los años 80, la OMM, trabajando estrechamente con la OMI, la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) desarrolló un nuevo sistema de radiodifusión marítima de
la OMM para el SMSSM. Este sistema se adoptó con carácter provisional en 1989 y en su
formato definitivo en 1993, y ahora forma parte integrante de las normativas técnicas de la
OMM.
Según este sistema, las áreas océanicas del mundo están divididos en una red de metáreas, idénticas a las naváreas de la OHI, en cada una de las cuales deberá garantizarse la radiodifusión,
por parte de un Servicio Meteorológico Nacional concreto y a través del sistema INMARSAT,
de alertas meteorológicas y pronósticos de cara al tráfico marítimo con arreglo a un programa
de radiodifusión publicado. En el año 2003 se desarrolló una nueva página web por parte del
Servicio Meteorológico Francés Météo France, que muestra los pronósticos y alertas de la
totalidad de las 16 metáreas originales http://weather.gmdss.org . Recientemente (2008), la
OMI y la OMM acordaron el desarrollo de cinco nuevas metáreas en aguas del Ártico.
Fuente: Global Maritime Distress and Safety System. http://weather.gmdss.org
Figura 4 Metareas
120
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
La difusión de alertas y predicciones meteorológicas forman parte integrante del sistema
SMSSM, cuyas comunicaciones permiten la recepción automática de todas las informaciones
meteorológicas y de navegación mediante comunicaciones satelitales a través del sistema INMARSAT, radiotelefonía y radiotélex (NAVTEX). Las predicciones programadas regularmente
de carácter meteorológico, sobre el estado de la mar y en relación con el hielo, junto con las
alertas de ciclones tropicales, fuertes vientos, tormentas u otros peligros, se transmiten a los
buques a través de los sistemas de radiodifusión INMARSAT y NAVTEX.
Actualmente, las alertas meteorológicas y las informaciones de pronóstico suelen presentarse
en formato texto; no obstante, los avances tecnológicos en el sistema electrónico de presentación de cartas de navegación, desarrollado bajo los auspicios de la OHI con la intención de
mostrar los riesgos para la navegación a bordo, en formato de carta de navegación electrónica,
permitirán que la información de las alertas meteorológicas e informaciones relacionadas
con el hielo marino sean presentadas en este formato. Este enfoque también facilitará la
sustitución de la transmisión tradicional de las cartas de navegación meteorológicas por las
nuevas formas de difusión y presentación digital gráfica.
Las publicaciones Manual de Servicios Meteorológicos Marinos (OMM, n.° 558) y Guía de
los Servicios Meteorológicos Marinos (OMM, n.° 471) recogen, entre ambas, la normativa y
recomendaciones de la OMM al respecto.
¿Qué sucede con las embarcaciones no sujetas al convenio SOLAS?
En el caso de las embarcaciones no sujetas al convenio SOLAS, que podría decirse son las más
vulnerables a las condiciones meteorológicas y oceánicas imperantes, puede que la legislación
local y los servicios que reciben de los organismos meteorológicos nacionales o similares sean
suficientes y puede que no. Los mensajes ISM que se preparan para las grandes embarcaciones
sujetas al convenio SOLAS no suelen ser apropiados para las embarcaciones ligeras y frágiles.
Los gobiernos nacionales deben tener presente también, que es probable que tengan que proporcionar datos ISM locales a barcos extranjeros no sujetos al convenio SOLAS. Asimismo se
debería preparar material formativo para los navegantes a fin de garantizar que, en la medida
de lo posible, conozcan a qué riesgos se exponen y también que sepan cómo recibir las alertas
y las previsiones de estos riesgos.
Futuro de la cooperación Oceanográfica y Meteorológica
La tercera sesión de la Comisión Técnica Mixta de Oceanografía y Meteorología Marina
(CMOMM) de la OMM y la COI, se llevara a cabo en Marrakech, Marruecos del 4-11 Noviembre, 2009 y se presentará a consideración de sus miembros, cinco esferas temáticas
como programa de trabajo durante el periodo 2010-2013:
• Sistemas y servicios de predicción para la meteorología marina, incluyendo los peligros
marinos costeros y aspectos sobre la adaptación al cambio climático en zonas costeras;
• Marco de gestión de la calidad de la meteorología marina, incluyendo el catálogo sobre
mejores prácticas y normas, así como el desarrollo de un sistema de gestión de la calidad
para la provisión de servicios de meteorología oceánica para la navegación internacional,
en colaboración con organizaciones internacionales que representan a la comunidad de
121
Comisión Colombiana del Océano
usuarios, tales como la OMI y la Organización Hidrográfica Internacional (OHI);
• Mantenimiento a largo plazo y una implementación mejorada de sistemas de observación
de los océanos y de teledetección;
• Modernización de las actividades de gestión de datos sobre meteorología marina, incluida
la interoperabilidad entre los sistemas de gestión de datos oceánicos y el Sistema de información de la OMM y su interoperabilidad con el Sistema de Información Oceanográfica
IODE;
• Transferencia de tecnología y el apoyo a la ejecución, con especial atención a los Países
menos adelantados y los Pequeños Estados Insulares.
Referencias
• OMI, 1992: SOLAS Edición consolidada. Publicación OMI-110E y modificaciones posteriores de 1992, 1994, …
• OMM, 2005: Manual de Servicios Meteorológicos Marinos (anexo VI a las normativas
técnicas de la OMM. OMM, Nº 551.
• OMM, 2007: Pagina web; programa marino: http://www.wmo.int/pages/themes/oceans/
index_en.html
• SAVINA, H., 2004: Página web para la seguridad en el mar: http://weather.gmdss.org.
Boletín de la OMM, 55 (2), 96-103, Abril 2006.
122
Autores
Editorial
Francisco Santos Calderón
Vicepresidente de la República
Presidente de la Comisión Colombiana del Océano
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Saludo del Comandante de la Armada Nacional
Almirante Guillermo Enrique Barrera Hurtado
Comandante de la Armada Nacional
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40 años de la Comisión Colombiana del Océano
Capitán de Navío Julián Augusto Reyna Moreno
Secretario Ejecutivo Comisión Colombiana del Océano
.....................................................................................................................................
La Institucionalidad y la Politica Frente a las Areas Marinas y Costeras
Dirección de Ecosistemas, Viceministerio de Ambiente
Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial
.....................................................................................................................................
La Gestión Ambiental Marina y Costera en Colombia: Un reto institucional
C.N. Francisco A. Arias-Isaza
Director General INVEMAR. [email protected]
Paula Cristina Sierra-Correa
Coordinadora Unidad de Zonas Costeras, Programa SINAM, [email protected]
.....................................................................................................................................
123
Comisión Colombiana del Océano
Políticas públicas y otros asuntos claves para la gestión integrada de la zona
costera colombiana: un análisis temporal de metas y desafíos
Arenas-Granados
Profesor-Investigador. Coordinador Adjunto Red Iberoamericana de Manejo Costero
Integrado -IBERMAR-. Grupo Gestión Integrada de Áreas Litorales. Centro Andaluz
Superior de Estudios Marinos -CASEM-. Universidad de Cádiz. Web: www.gestioncostera.es. Email: [email protected]. Dirección Postal: Apdo. no 40. 11510 Puerto
Real (Cádiz), España.
.....................................................................................................................................
Sector portuario Colombiano Actividades y Tráfico Portuario
Grupo Asuntos Portuarios
Ministerio de Transporte
.....................................................................................................................................
La pesca en Colombia un recurso en permanente riesgo
Subgerencia de Pesca y Acuicultura
Instituto Colombiano Agropecuario- ICA
.....................................................................................................................................
La Comisión Colombiana del Océano y el Desarrollo Nacional
Jaime Sánchez Cortes M.Sc.
.....................................................................................................................................
Mapeo tridimensional de las Costas Colombianas
Contralmirante Jairo Javier Peña Gómez
Director General Marítima
Alvaro Martínez Sanabria
Ingeniero Catastral y Geodesta, Especialista en Sistemas de Información Geográfica.
División de Litorales y Áreas Marinas, Dirección General Marítima. Email: [email protected]
.....................................................................................................................................
Cartografiando Los Litorales Colombianos
Álvaro Martínez Sanabria
Dirección General Marítima
.....................................................................................................................................
124
“40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Ingeniería de puertos y costas en Colombia
Andrés Fernando Osorio Arias
Profesor Universidad Nacional de Colombia
Grupo de Investigación en Oceanografía e Ingeniería Costera - OCEANICOS
web: http://oceanicos.unalmed.edu.co
http://www.docentes.unal.edu.co/afosorioar
*email: [email protected]
.....................................................................................................................................
La oceanografía biológica en Colombia, un crucero por zarpar
Andrés Franco Herrera, Ph.D.
.....................................................................................................................................
Evaluación de la peligrosidad de la inundación de las zonas costeras colombianas debido a la acción de dinámicas marinas
Mauricio González
Grupo de Ingeniería Oceanográfica y de Costas, Instituto de Hidráulica Ambiental de
Cantabria, IH Cantabria, Universidad de Cantabria. E.T.S.I. Caminos, Canales y
Puertos, Avd. Los Castros s/n. 39005 Santander, Spain. E-mail: [email protected]
Luis Otero
Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas - C I O H. Barrio Bosque,
Sector Manzanillo Escuela Naval, Cartagena – Colombia. Dirección General Marítima. E-mail: [email protected]
Pablo Agudelo
AQUA&TERRA Consultores Asociados S.A. Calle 7 sur #42 – 70, Ed. Forum La
Francia - Of. 1403. Medellín.
Raúl Medina
Grupo de Ingeniería Oceanográfica y de Costas, Instituto de Hidráulica Ambiental de
Cantabria, IH Cantabria, Universidad de Cantabria. E.T.S.I. Caminos, Canales y
Puertos, Avd. Los Castros s/n. 39005 Santander, Spain. E-mail: [email protected]
Fernando Méndez
Grupo de Ingeniería Oceanográfica y de Costas, Instituto de Hidráulica Ambiental de
Cantabria, IH Cantabria, Universidad de Cantabria. E.T.S.I. Caminos, Canales y
Puertos, Avd. Los Castros s/n. 39005 Santander, Spain. E-mail: [email protected]
.....................................................................................................................................
Peligrosidad debido a tsunamis en el litoral Pacífico colombiano (Bahía de Tumaco) y análisis de una alternativa para mitigar su impacto
Luis Otero
Dirección General Marítima. Ministerio de Defensa Nacional, Armada Nacional. Av.
125
Comisión Colombiana del Océano
El Dorado CAN, Bogota, Colombia. E-mail: [email protected]
Mauricio González
Grupo de Ingeniería Oceanográfica y de Costas, Instituto de Hidráulica Ambiental de
Cantabria, IH Cantabria, Universidad de Cantabria. E.T.S.I. Caminos, Canales y
Puertos, Avd. Los Castros s/n. 39005 Santander, Spain. E-mail: [email protected];
[email protected]
Iñigo Losada
Grupo de Ingeniería Oceanográfica y de Costas, Instituto de Hidráulica Ambiental de
Cantabria, IH Cantabria, Universidad de Cantabria. E.T.S.I. Caminos, Canales y
Puertos, Avd. Los Castros s/n. 39005 Santander, Spain. E-mail: [email protected];
[email protected]
.....................................................................................................................................
Influencia del índice de oscilación del sur y de la oscilación decadal del Pacífico
en la estabilidad termohalina de las aguas superficiales de la cuenca del Pacífico
colombiano
Rodríguez Ángela; Villegas Nancy y Málikov Igor
Grupo de Investigación CENIT. Departamento de Geociencias. Facultad de Ciencias.
Universidad Nacional de Colombia. Ciudad Universitaria. Edificio Manuel Ancízar.
Oficina 203. Bogotá D.C. Colombia. Tel: 3165000 Ext. 16523. e-mail: nlvillegasb@
unal.edu.co
.....................................................................................................................................
Bioconstrucción y Biodestrucción en el mar
Jaime Ricardo Cantera Kintz
Profesor de Biología Marina, Decano de la Facultad de
Ciencias Naturales y Exactas, Universidad del Valle
.....................................................................................................................................
La investigación científica marina y el Programa Argos
Antonio J. Rengifo Lozano
.....................................................................................................................................
Cooperación en meteorología y oceanografía
Edgard Cabrera
Jefe División Meteorología Marina y Asuntos Oceánicos de la Organización Meteorológica Mundial. 7 Bis Avenue de la Paix. CP 2300 Ginebra, CH1211. Suiza
126
Comisión Colombiana del Océano “40 años comprometida con los Mares y Costas del País”
Libertad y Orden
Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial
República de Colombia
Dirección General de Ecosistemas • Diciembre de 2009
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