raquel benatar sheli petersen

Anuncio
LEYENDAS DE LAS AMÉRICAS
R A Q U E L B E N AT A R
ILUSTRACIONES DE
SHELI PETERSEN
Los días eran fríos y secos en la pequeña aldea situada
en el altiplano de Bolivia. Todos los días, sus habitantes
amanecían con el sol y se encaminaban a sus tareas. Eran
hábiles trabajadores y vivían en armonía.
2
Al atardecer, las familias regresaban a sus casas y se reunían en círculo. Los
padres contaban a sus hijos extrañas historias de seres sobrenaturales y cuando
caía la noche, se dormían cubiertos con las mantas de lana que ellos mismos
habían tejido.
3
En la aldea, cada familia realizaba una tarea
diferente. Unas se ocupaban de cultivar la papa
y el maíz. Otras familias preparaban los
alimentos y amasaban pan para todo el
poblado. Y otras cuidaban del ganado, que se
componía de llamas y alpacas. Pero sobre
todo, las familias de la aldea eran conocidas
por lo bien que trabajaban la lana.
4
5
El trabajo requerido para conseguir la lana
era largo y laborioso. Las familias se pasaban
días enteros esquilando a los animales y con el
huso, hacían el hilo. Los niños ayudaban a formar
las enormes madejas de hilo que sus padres teñían
después con hermosos colores.
6
Entonces hombres y mujeres tejían hermosos
ponchos, gorros y mantas multicolores que los
protegían de los fríos y de los fuertes vientos que
soplaban durante el invierno.
7
En la aldea, había una familia de tintoreros
que se destacaba de las demás por lo bien que
teñía la lana. Los tintoreros empapaban la lana
en unas tinturas que ellos mismos preparaban
y conseguían unos colores hermosos y
brillantes. Los hijos aprendían de sus padres el
secreto de las tinturas y trabajaban mucho
para obtener colores cada vez más bonitos.
8
9
Los aldeanos cuentan todavía que hace
muchos años ocurrió algo extraordinario en el
poblado. Dicen que como de costumbre, la
familia de tintoreros trabajó todo el día tiñendo
las lanas. Al atardecer, los tintoreros dejaron
preparadas las mezclas para el día siguiente y
se fueron a su casa a dormir.
Sin embargo, cuando entraron al día
siguiente a la sala de tintes vieron con
sorpresa que las lanas se habían teñido con
unos nuevos colores tornasolados.
—¿Qué ha pasado? ¿Qué ha sucedido con
las lanas durante la noche? —se preguntaban.
10
11
12
Así transcurrieron varios días hasta que una noche,
decidida a descubrir el misterio de los colores, la familia de
tintoreros se escondió en la sala de tintes.
De pronto, la sala se iluminó con unos reflejos brillantes.
Aparecieron unos pequeños seres multicolores que sin
pérdida de tiempo, tiñeron las lanas con nuevos colores.
Dejaron listas las mezclas y desaparecieron. La sala de tintes
quedó sumida de nuevo en la oscuridad de la noche.
13
Los tintoreros salieron de sus escondites y
comprendieron que aquellos seres eran los
Genios de la Montaña. Los padres explicaron a
sus hijos que los Genios habían premiado sus
esfuerzos regalándoles los nuevos colores.
Durante días, los tintoreros tiñeron el resto
de las lanas con las nuevas mezclas y cuando
terminaron, decidieron compartir su secreto con
el resto del poblado.
14
15
Entonces el padre tintorero convocó a los
aldeanos. Cuando todos estuvieron reunidos,
les dijo:
—Ustedes saben que durante generaciones
nuestro trabajo con la lana ha sido la
admiración de las aldeas vecinas. No somos
ricos pero nunca nos ha faltado alimento ni
abrigo. Gracias a nuestro trabajo, hemos
logrado mejorar los colores de la lana. Pero
últimamente ha ocurrido algo muy extraño...
16
17
Y ante el asombro de los aldeanos, el tintorero
relató lo que habían visto.
—Les contaré el secreto —les dijo—. Nos han
visitado los Genios de la Montaña y nos han
enseñado a hacer mezclas para conseguir nuevos
colores.
18
19
—Los Genios de la Montaña han recompensado
nuestros esfuerzos con los nuevos colores —continuó—.
Ahora podremos hacer tejidos más bellos y venderlos
mejor. Los Genios nos están anunciando que se acercan
tiempos nuevos que serán buenos para toda la aldea.
20
Los aldeanos no lograban creer lo que estaban
escuchando. Algunos se quejaron de que los Genios de la
Montaña no los hubieran visitado.
—¡Queremos que nos muestres los nuevos colores! —
dijeron los más incrédulos.
21
El sabio de la aldea se acercó al tintorero y
tras pedir silencio, anunció:
—Esperaremos hasta el atardecer para ver
los nuevos colores. Entonces daremos las
gracias al Sol y a la Madre Tierra por su ayuda.
Somos sus hijos y ellos nos han premiado a
todos nosotros enviándonos a los Genios de la
Montaña. Y ahora, márchense a sus casas.
22
23
Al escuchar estas palabras, los aldeanos se
calmaron y comprendieron que algo muy
importante les estaba sucediendo. Se fueron a
sus casas, se bañaron y se vistieron con sus
mejores ropas.
24
25
Cuando cayó la tarde, los aldeanos se
reunieron de nuevo. Ante la admiración de
todos, los tintoreros mostraron por primera vez
los colores tornasolados que los Genios de la
Montaña les habían traído: ¡había rojos,
azules, amarillos maravillosos!
Entonces, el pueblo supo que se acercaban
tiempos prósperos y dieron gracias al Sol y a la
Madre Tierra por los nuevos colores.
26
27
Esa misma noche, los Genios de la Montaña
salieron de sus escondites. Dieron vueltas y
bailaron alrededor del pueblo, pues dicen que
estos duendes son muy juguetones. Finalmente
se marcharon y no volvieron a aparecer.
28
29
Al día siguiente, las familias de la aldea prepararon los mejores alimentos y se
los ofrecieron al Sol y a la Madre Tierra. Niños y mayores cantaron y bailaron
hasta el amanecer.
30
Para no olvidarse nunca de dar las gracias al Sol y a la Madre Tierra, los
aldeanos contaron a sus hijos y a los hijos de sus hijos la leyenda de los
colores. Y así lo vienen haciendo desde entonces y de generación en
generación.
31
Se agradece la valiosa colaboración de Celia Moyano y Ana Silvente.
Copyright 2004 Laredo Publishing Company Inc.
All rights reserved. No part of this book may be reproduced or transmitted in any form or by any means,
electronic or mechanical, including photocopying, recording, or by any information storage and retrieval
sytem, without permission in writing from the publisher.
Laredo Publishing Company, Inc.
9400 Lloydcrest Dr.
Beverly Hills, CA 90210
32
ISBN 1-56492-317-7
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Descargar