UNA SAGA FAMILIAR DE MARINOS EN CUATRO CONTINENTES José María HURTADO PÉREZ (RR) Cañonero Magallanes. Fondeadero de Río Muni (Guinea Ecuatorial), 4 de agosto de 1901 ON las 0830 de la mañana. Gallardete a medio mastelero y bandera a media asta. El calor, la humedad y una gran excitación envuelven a una dotación que forma en cubierta y contempla con perplejidad el sencillo féretro cubierto por la bandera española que el carpintero del vapor Rabat, fondeado a corta distancia, ha preparado durante la noche para el que fuera comandante del Magallanes hasta hace pocas horas. Una salva de cuatro cañonazos devuelve a la realidad a un puñado de hombres ensimismados y atrapados en sabe Dios qué pensamientos y sensaciones. Una gran actividad ha envuelto al buque desde el día anterior recibiendo a la comisión franco-española como resultado del Tratado de París. En la noche clara y tranquila del 3 de agosto el teniente de navío de 1.ª clase Vicente Pérez Andújar se encontraba en la toldilla conversando con sus oficiales y miembros de la comisión. Pocos minutos después, postrado en su camarote y asistido por el médico de la comisión española, señor Osorio, partiría hacia la eternidad. Había sobrevivido a múltiples peripecias, largos viajes y combates navales, pero el paludismo ganaría finalmente la batalla apagando fulminantemente su corazón. Sus restos emprenden ahora un viaje inusual a bordo de una chalupa que es remolcada por un bote de vapor del Rabat, enfilando la pequeña isla de Elobey Chico y dejando por la popa la silueta de su entrañable buque, compañero de tantas millas navegadas con sabor de Antillas y aguas gaditanas. 2012] 843 TEMaS GENERaLES Isla de Elobey Chico. (Fondo Claretiano). Ya en tierra firme, rodeados de altísimas palmeras de aceite y árboTeniente de navío de 1.ª clase les seculares, pisando un suelo don Vicente Pérez Andújar. virgen donde extrañas raíces serpentean por entre la hierba verde alfombrada de hojas húmedas, la comitiva llega al umbrío y recoleto cementerio. Al mando del grupo proveniente del Magallanes se encuentra el nuevo comandante, alférez de navío José Pérez Ojeda. A este grupo se ha unido el subgobernador de las islas y los padres claretianos de la misión de Elobey, que ya han preparado la fosa. Miembros de las mencionadas legaciones y dos representantes de sendas factorías extranjeras se encuentran también presentes. Tras el responso, unas breves palabras de despedida a cargo del nuevo comandante, quien a continuación ordena se proceda a rendir los últimos honores militares. El capitán de Infantería de Marina Albarracín dio la orden, y una cerrada descarga provoca el estallido sonoro de una fauna tropical hasta ahora oculta y silenciosa. Cientos de aves de todas formas y colores huyen de las altísimas copas de los árboles, Hemeroteca de La vanguardia, 1968. (F1). mientras otras criaturas buscan refu844 [Junio TEMaS GENERaLES gio entre la maleza. Luego, poco a poco se va imponiendo el silencio, y con él, la lenta llegada del olvido. Semanas más tarde, gracias a la solicitud efectuada por el nuevo comandante del Magallanes, los claretianos cubrirían la fosa con un sencillo mausoleo de mármol, en cuyo extremo superior figuraba una gran cruz blanca y bajo ella la inscripción que el tiempo aún no ha podido borrar. Muy lejos de allí, en la isleña parroquia castrense de San Francisco, la viuda de Vicente Pérez Andújar, Concepción Baturone y Gener, rezaba frente a la imagen de la Inmaculada, llamada ya «La Repatriada», imagen que tantos años fue venerada en la capilla del Arsenal de La Habana y que su esposo transportara en el Magallanes tras la pérdida de la ciudad. Dos de sus hijos allí presentes darían lugar a varias generaciones de marinos pertenecientes a las ramas Pérez Gener y Pérez Antelo. Sur de Afganistán, marzo de 2012, FOB (Forward Operating Base) XXX (Traducido del diario personal del teniente Thomas allen Hurtado, perteneciente al Servicio Médico de la armada de los Estados Unidos). «Un ambiente sombrío parece envolver al STP (Shock Trauma Platoon). Como profesionales médicos en guerra convivimos con la muerte regularmente: algunas veces, talibanes; otras, civiles afganos; y desgraciadamente soldados de nuestro Ejército. Sin embargo, ninguno de nosotros está preparado para ver a alguien de nuestro equipo tendido en una mesa, con sus ojos distantes y tan vacíos como el desierto que nos rodea. Algo parecido a una tonelada de ladrillos te golpea el corazón mientras lo preparas para su evacuación, pero tienes que seguir trabajando a pesar de la rabia y desesperación que te llenan por comple2012] Thomas Allen Hurtado. 845 TEMaS GENERaLES to. La gente se pregunta cómo soldados e infantes de marina pueden respirar la despiadada sinceridad de la guerra, cómo a veces pueden matar sin remordimiento, cómo es posible que vuelvan a casa y sus vidas se vean envueltas en violencia. Creo que en esta guerra, como en tantas otras, asumes cierta clase de insensibilidad para sobrevivir. Cuando el enemigo se lleva a uno de los tuyos, absorbes tu cólera silenciosamente, preguntándote el porqué de todo lo que está ocurriendo. Al anochecer oímos el zumbido familiar de los rotores del Osprey acercándose al FOB. Una oscuridad total nos envuelve, hasta que repentinamente se rompe cuando ante la ambulancia se abre la puerta trasera de carga del helicóptero, dejándonos ver dos grandes banderas norteamericanas que cuelgan de las mamparas. Dos miembros del STP acompañan a nuestro héroe hasta la base principal. Desde allí partirá en su último viaje hacia la tierra que le vio nacer. A la mañana siguiente, en el centro de un estrado preparado para la ceremonia, una bandera norteamericana frente a un par de botas enlazadas y, entre medio de ellas, clavado en la arena, su rifle coronado por el kevlar (casco). Afganistán FOB XXX, 2012. 846 [Junio TEMaS GENERaLES Tras las palabras del capellán fue anunciado el roll-call: nuestros nombres fueron pronunciados lentamente, al tiempo que, con un nudo en la garganta, íbamos contestando con un ¡Presente! Finalmente su nombre, el último en ser llamado, sonó como un trallazo en alguna parte de mi interior. Se podía notar el temblor de los cuerpos y oír el llanto de algunos soldados. Dos veces más se repitió su nombre hasta que una voz contestó: ¡ausente! Un piquete de soldados de Infantería de Marina cerró la ceremonia con una descarga cerrada de veintiún disparos. Tras el sobresalto, muchas imágenes vinieron a mi mente. Pensé en nuestras primeras acciones meses atrás, dibujé mentalmente los rostros imaginarios de sus familiares y acabé pensando en los míos. Recordé alguna de las historias que mi padre nos contaba de sus antepasados, marinos de guerra. Luego, mientras el sonido de los rotores se iba apagando en la distancia, volvimos a nuestras tiendas. Al amanecer todos hemos muerto un poco y nuestros trabajos diarios parecen tener menos sentido. Pronto volveremos a nuestra rutina tratando de dejar atrás esta sensación y confortarnos con la idea de volver a reunirnos con los nuestros. Hoy quisiera que nuestro compañero tuviese la certeza de que haremos todo lo posible para que sus últimos días en esta lejana tierra no hayan sido en vano.» Milwaukee (Wisconsin) y San Fernando (Cádiz), marzo de 2012 El anterior fragmento del diario personal de mi hijo, tataranieto de Vicente Pé-rez Andújar, y un contacto inesperado con un amigo de juventud y compañero en la Armada, nada ajeno a esta REVISTA, hicieron que releyese algunas de las páginas del libro Crónica de la Familia Baturone, del que son coautores el historiador Fernando Mósig Pérez, primo hermano mío y biznieto de Vicente Pérez Andújar, y el capitán de navío Manuel E. Baturone Santiago, con el que también nos unen lazos familiares. Ambas lecturas aumentaron mi curiosidad por adivinar los últimos momentos de 2012] Enrique Bejarano y Norberto Baturone Colombo. (F2). 847 TEMaS GENERaLES mi bisabuelo en 1901 a bordo del buque de la Armada española que mandaba y que estaba fondeado frente a las costas de Río Muni. Tras un intercambio de e-mails con FOB XXX, mis hermanos y primos, llegaron regalos inesperados que nos abrirían un poco más la puerta de acceso a la memoria de nuestro común bisabuelo. A la fotografía (F1) inserta en el libro mencionado y que corresponde a un editorial de La vanguardia Española de 1968, se unió la Hoja de Servicios de José Pérez Ojeda, 2.º comandante del cañonero Oficiales del Pizarro visitando la tumba. (Archivo Claretiano) (F3). Magallanes, y su parte de campaña comunicando los hechos ocurridos en aquel verano de 1901. Poco sospecharía el alférez de navío Pérez Ojeda que sus descendientes y los de su anterior comandante se verían unidos por lazos familiares. Así, una generación de marinos, los hermanos Pérez-Ojeda y Pérez, están en deuda con el cañonero Magallanes, ya que tienen como bisabuelo materno a Vicente Pérez Andújar, y a José Pérez Ojeda como abuelo paterno. Algunas nuevas fotografías han conseguido romper parte de la neblina que envuelve esta fascinante historia familiar. La tumba sería visitada al menos dos veces más mientras España mantuvo la soberanía de Guinea. La foto familiar (F2) nos muestra a Enrique Bejarano y a Norberto Baturone Colombo frente a la tumba. Por el archivo fotográfico de los padres claretianos sabemos que en los años 60 oficiales del cañonero Pizarro la visitaron también (F3). En la fotografía puede observarse cómo un árbol cercano muestra una gran inclinación sobre la lápida. Un golpe de suerte hizo que rebuscando en páginas de Internet tropezase con una información perteneciente al Instituto de Ciencias del Patrimonio, dependiente del CSIC. Un grupo de investigación arqueológica estuvo en el 2011 realizando trabajos en Elobey Chico. Las fotografías F4 y F5 me fueron facilitadas por Alfredo González Ruibal, quien amablemente autorizó su difusión y uso. La tumba sigue prácticamente intacta, salvo por un gran árbol caído sobre ella; puede que fuera el mismo bajo el que un día se encontraban los oficiales del Pizarro que antes mencioné. Desde el más profundo respeto a las creencias de nuestros lectores, una 848 [Junio TEMaS GENERaLES Croquis del cementerio de Elobey Chico levantado por el Incipit-CSIC en 2011. opinión muy personal es que Dios nos envía sutiles signos que podemos reconocer e interpretar si vivimos en un permanente estado de alerta sensorial y espiritual. Del mismo modo que un animal conoce la tormenta por una suave ráfaga de viento a la que acompaña un repentino cambio en la música y el olor de la maleza; una conversación, una descarga de fusilería en un lugar distante presidido por los colores de una bandera antaño enemiga pueden reabrirnos las puertas de habitaciones donde se guarda la memoria singular de aquellos que nos precedieron; laberinto de puertas que se intercomunican hasta completar ese puzzle 2012] «Vicente Pérez y Andújar, teniente de navío de 1.ª clase, comandante que fue del cañonero Magallanes, 3 de agosto de 1901. La dotación de su buque.» 849 TEMaS GENERaLES que es la Historia. No sé si mi relato puede defraudar a los lectores de nuestra REVISTA GENERAL DE MARINA; se trataba de narrar mis vivencias y lazos con la Armada desde la perspectiva que da el retiro de la profesión y la vida en un nuevo continente; pero he acabado vinculando puertas entre el presente y pasado, siguiendo esas señales de las que antes hablé. Aun llevando la sangre de dos hombres que han experimentado la tragedia y grandeza que es la guerra, yo solo puedo aportar mi arrojo en aquellas cargas matinales en el salón de estudios de nuestra añorada Escuela Naval Militar; sin olvidar aquellas batallas navales entre snipes y balleneras enredadas en fieros abordajes sobre las frías aguas de la ría de Marín, mientras nuestros brigadieres hacían que miraban la columna de humo perfumada de la «Celulosa». Al menos he querido servir de enlace entre dos generaciones distantes para asegurar que el olvido no es irremediable. Que dos descargas separadas por más de cien años y ejecutadas por soldados de Infantería de Marina honrando distintas banderas son capaces de abrir nuevamente lo que el olvido parecía cerrar al arriarse por última vez nuestra bandera, volviendo a dejar en silencio los restos del teniente de navío de 1.ª Vicente Pérez Andújar. BIBLIOGRAFÍA MÓSIG PÉREZ, Fernando; BATURONE SANTIAGO, Manuel E.: Crónica de la familia Baturone, 1990. http://www.incipit.csic.es/es/ Instituto de Ciencias del Patrimonio. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. http://bioko.net/claret/index.php (F3). Archivo fotográfico del Fondo Claretiano (F5-F4). http://www.lavanguardia.com/hemeroteca/ Hemeroteca de La vanguardia (10 de diciembre 1968, p. 47). 850 [Junio