El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Siglo XXI Escritores coahuilenses quinta serie El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Universidad Autónoma de Coahuila TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY Primera edición 2012 © Universidad Autónoma de Coahuila Blvd. Venustiano Carranza esq. González Lobo Col. República, Saltillo, Coahuila. CP 25000 [email protected] www.uadec.mx © Colección Siglo XXI. Escritores coahuilenses, quinta serie Universidad Autónoma de Coahuila por la presente edición. © D. R. Daniel Maldonado Diseño de la colección: Coordinación editorial/Coordinación General de Difusión y Patrimonio Cultural/Universidad Autónoma de Coahuila. Portada y formatación: Rosario Contreras/CGDPC/UAdeC. Ilustración de portada e interiores: Carlos Fabián Hernández. HECHO E IMPRESO EN MÉXICO ISBN del título: 978-607-506-092-7 Para Tania Verónica: Semilla quemadura del vidente Racimo de armonías Arrebato frutal de los labios celestes. (Arranco los jirones del abismo para emerger reconstruido). …volverse contra el lenguaje y sus fuentes bajamente utilitarias, podría decirse alimenticias, contra sus orígenes de bestia acosada… Antonin Artaud Tal vez no es el poema habitual; pero es, al menos. Los puntos cardinales se han perdido en el tumulto, como los cuatro ases de un naipe. La tierra gira al revés, el sol sale por occidente. Vicente Huidobro Y tú por fin cerebro descerébrate/ sin más… Gonzalo Rojas El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Eje del tiempo PPoema eje del tiempo qué dirás de mí de mi voz de esta sangre que atenaza y permanece en el latido del instante nutrición desgaje del tejido respiración del trueno 11 I El remedio casual El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado El remedio casual Sólo somos inmortales por irrepetibles Eduardo Lizalde ? ¿Será verdad o nos pronunciarán en otras hojas desvestidas en otros vasos de papel henchidos de humo (soberbia niebla del tiempo que germina en las hogueras) bebidos en su misma desmembranza¿ ?Será verdad que no estaremos entre el viento y sus espadas en esas tumbas que baten con sus alas mariposas agarradas a los fríos camposantos del aire y su tañido¿ ?Qué secreto estelar aguarda entonces si la vida es una lámpara de aceites salivados por el seso si no estaremos en la materia secreta precisa y esculpida bajo los pies de otros vagos sinsabores¿ ?Qué remedio casual es la esperanza de ser brisa escarbar los principados de un futuro aún no dispuesto ser la boca del viento en su silencio la gravedad tallada en nuevas bancas y maderas¿ 15 ?En dónde estaremos entonces en el recuerdo dormido de algún cráneo en planicies por donde espigan luces el trigo y otros buitres¿ ?Qué suerte es ésta de ser polvo sin ley en la basura¿ ?Qué rincón abierto nos reclama si estaremos presentes en la estaca que abreviará los latidos /de otra tierra¿ Habrá que deponer entonces nuestras jícaras beber agaves sostenidos por el sexo ser posición viajera entre caminos y humos entre mujeres con astas de placeres y materias. Habrá que desistir de agrietar posteridades. Habrá que ser molienda de los tiempos lamer desde otras grutas hormigueras el desliz conocimiento. Si el detrito no será fortuna en otras ostras bailemos la jovialidad irrepetible, el ballet de la desgracia calmemos a la rayada esfinge al gato insolente, silencioso de la ira. Si aún desconocemos la habitación silente propongo desmedidas cofradías. 16 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Que no se pierda nuestro canto… Que no se pierda nuestro canto Q que en el minuto la cortina se desgrane hay que vaciar pulcritudes inauditas lapidar al cáñamo ensoñado. Que no se pierdan nuestro canto y sus estrellas en los odiosos güijes zurramuerte hay que comernos la ruta que hace al fuego el místico viento en el oído. Que no se pierda nuestro canto que las orejas decapiten al silencio que no se pierdan nuestros cantos bailarines con sus pisadas de praderas fumarolas. 17 Sátrapa del desahucio A Artemio Cruz NNo te niegues pequeño sátrapa del desahucio no hagas de esta cama el arrecife de estertores coralinos manda a emborracharse entre intestinos y aires prisioneros en un manto del ocre desatino a esa gangrena enrejada. El lecho es tu península de orbes silenciosos lugar del desembarco de otras flemas hierba que se quema en la nívea playa soledad de tus respiros. Hay una voracidad secreta que secretas una alimaña ostra vengando las suturas de otros goces no te niegues el placer de derrocarla no le vendas su lujuria marinera con los gritos manantiales silenciosos de la linfa derrotada en desafío. 18 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Solicitud a la piedra PPequeño ónix panza fulgurante de la tierra detrito de la historia picoteada con los pasos fruto de un maizal terroso e inaudible ágata arrojada por los vientos trepidantes del guerrero pequeña ensoñación del cráneo que se agrieta con tu filo dime en qué casual rescoldo te han enterrado la voz y el sueño pronuncia con tu mudez de animal anidado en la paja de una gruta ese secreto canto embadurnado con sexuales geologías susurra la molécula del polvo cuyo cetro moverá nuestro reino /de esqueletos dame la respuesta en las costras de tu hacienda. Pequeño ónice fruto sagrado, crecido dentro de la búsqueda de las piedras y su filosofía hijo de un sol terregoso y lampiño con entrañas volcánicas fabricadas /por lo eterno díctanos el testamento en el que se tallará la hermandad secreta el futuro encierro que nos regresará a los márgenes de insomnio habla en tu argot de sombra sobre el rito germinal de nuevas tierras: nuestra piel y la materia transmutada en tu elemento. 19 La fosa AAbre la fosa que trunco un desvelo purifica con su antigüedad el olor del desconsuelo como un cedro vociférale la herida sin andarte colgando en los tendones acata la devastación crújele la mandíbula al rostro que pervierte. Abre la fosa y que un parentesco pedernal te proteja de las frondas, de los gallos, sus bautizos raspados los profetas que no previeron la inexistencia de la gloria a medio mar de orígenes desnudos. Como la lumbre reditúate camina en el afán tachuelado desenbodega el rito alcohol de duna bebe el calor que cedió bajo el ramaje. Abre la fosa y no te ocupes de adentrarte peste ahí sólo el reverso calcifica la jornada magia hipotética del don oscuro envidiada por quien lauda complacencia. 20 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Cuenta Cuenta C Sí, cuenta Tu miseria valuada en una putrefacción vivida Quién eres si no verificas el precio de tu honra Cuenta bebe monedas fraguadas al rojo blanco por tus ojos Mide el sabor de tu catástrofe La posesión es ley de tus cadenas Cuenta Que tus bienes glorifiquen tu valía desnuda en fétido mareo y el cantar de los metales porte gala de verdugo Cuenta el hogar ardiendo en la miseria y tus bolsillos poblados de ignominia espesa. Suena a montañas excavándose los vientres mientras perforas la ambición y lames los zumbidos Hay féretros que tragarán morralla y bocas contadoras como bóvedas depositarias de la posibilidad guardada. 21 II Sorbos de bar: Epígrafes del sinsentido El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Sorbos de Bar La palabra sumeria para templo es BAR Prólogo al Necronomicón EEl tequila se multiplica como ejército de vellocinos blancos /surgiendo desde las semillas limonadas Un alcohol vaporizado foguea la garganta con el oxígeno extinto /por los lanzallamas soldados de ardor semejante pero con la dirección /emergiendo gargantea contrariado asesinato de hígado calmo permitido hasta el goce /que se ampolla. La barra se finca terreno para confidencias confesionario apático aturdido por el rezo de los televisores: goles y goles zapping de pornografía WASP- UP my river jus Dawn¿ Who´s that pretty girl fucked by four¿ Un sujeto con tacuche de licencia se permite amistarse con el que /empolla asaderos y bollos en canasta sin llamarse martes ni estamparse islas. 25 Huele el polvo los eructos rebajados desde los manantiales con Brandi muchacha de calendario viejo y /manchado breve gastronomía caníbal para /la visión lasciva en este templo al que no entran las Bacantes del delirio. Para los ojos tras la barra el espejo descansado del hastío: desdicha calmada y floja, orines alados. Sobrevuelan la nariz en picada las dualidades de la memoria briaga desbragada por borracha. Las fichas se destapan imitando un vodevil de corcho El humo se espanta por las manos que lo ahuyentan Los ceniceros lavan en sus arenas pedregal marino, /humores de ambiente salado. Seguiremos bebiendo hasta el final de los dardos hasta que nos duela la Rockola con su infección de a dos por cinco y salgamos al reembolso de un aire que pega y duele más que un /sacaborrachos. 26 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Belceborrón y a la siguiente taberna a pedir el machaque de la uva el fervor de la cebada la rigidez espirituosa de la caña para violar las horas empedadas, seguir chupando o lo que salga o lo que salga. 27 The End´s revisited night Mi lengua de espada en las llamas pulverizando luciérnagas verbales Jim Morrison Me sigue el fin M el único amigo del gran Rey Lagarto El Rey Lagarto el que cruzaba con el movimiento de los aceites y la brujería por las paredes y los portones de lo percibido I´ll never look into your eyes again Me sigue el fin sus medios lo justifican Apocalipsis ahora tasajea en la pantalla becerros en /hecatombes a 24 gritos por segundo con la tribu en orgía de puertas Amigos indiferentes pasean la botella en la que un espíritu /destilado aguarda las posesiones Se justifica la invasión de la mota en los camiones y en los /caminos que nos llevaron hasta el venado azul a la carne del dios que enfocaba la permanencia y se agobiaba /y engotaba los ojos con visiones de le entré refractario 28 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado and all the children are insane since that daemon since that dead moon that lived in the sour of the night since that day of broken pier into the mushroom´s lair Salimos a desbalagar la prisión de la coartada De perrante el peligro se afiló en los suburbios las escenas doradas se puteaban lentejueleando los tacones las minifaldas se tallaron a damas antiguas en la delgadez de /las esquinas Don't you love them badly¿ Don't you need them madly¿ Fin¿ Al oeste en lo mejor del west is the best el ave azul que nos /está llamando agarra el raid de los padrotes y camina abajo por salones enmascarados de homicidio enlarvados de vestidas y orgullos con pinta de rajada 29 Después de esperarse a que dejemos de blanquear con orina /la banqueta el fin mira desde dentro de la cantina del crimen se cremea se pachuquea pide un güisqui y lo atrabancan días extraños en el pescuello las luces lo apapachan y el baile crece como el viento en los /agros del sudor del pecho de la viuda Fénix del fin se crema dale recio en las pistas del incesto y encima le baja lana para tejer canciones blancas que ahogan /a sus hijos enterrándolos en lechos secos luego salimos por la puerta a la apertura del reino This is the best part of the trip this is the trip the best part I really like En las madrugadas me sigue el fin trepando la noche los refrigerios /de la carnicería donde la carne de caballo se desamarra las visiones cabalgaduras del gancho que las bocabajea hanging in and holding fast moonlight drive 30 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Llegamos empapados de peste sangrante enfriada /por los cubos y las luces tañidas Hotel del alba sigue ardiendo tus enrojecimientos depilatorios de paredes hospeda al Fin como una lluvia gentil like a gentle rain like a gentle rain Si en el rostro en el espejo de la recepción sus amigos /internos no se detendrán si las ventanas corrieron a comprar el pánico de los /acosadores que espejean debajo de la puerta Al ver el Fin llegar ama dos veces a los huéspedes que huyen de rodillas one for tomorrow one just for today vuela al tiempo en que la ciudad duerme el ronco sueño /de los equipajes y no esperes del Fin propina Ya en el cuarto When the music is over turn off the light para que los criminales huyan con el travestismo /de los cerrojos encima y el Fin que me sigue se duerma mamado por la noche en su dicha de tripas derrochadas por bebidas 31 Morning Glory mix in the sudden root of day UUn gallo canta ramos de humo al amanecer El aceite brilla el vitral de sus reflexiones esperando en la psiquis /de una sartén mental Los sentidos se yerguen como lazaros lagartos Das la vuelta y lo primero son burbujas saliéndose el aire /del espacio Una estaqueada hacia la orilla del vacío su viaje alrevesado /de cruda efervescente Agarras y tragas el vaso donde la bilis sala los cerebros embebidos hipotálamos en tableta para alivianar la malilla y sedas el síndrome de abstinencia con colas de gallo rojo /zacatecano El aceite tardará en lubricar las sensaciones sobre la pista ciclista /de la media oreja La chora tardará en parir su fuego Mientras te alesbianas con nieve su acelere de avalancha se trepa de cabeza por las fosas /como una figura chagalante y popofona Sales a la calle con el buenos días de los reglamentos antidopaje /saludando desde los portafolios El aceite te prende como el llagado fuego azul de las cacerolas Morning glory mix in the sudden root of day Bienvenido a la mistificación de las aceras 32 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Del alcohol y otros tragos Pulsa tu lira carnal Ppulsa la espuma que la cebada ahuyenta en el trago el ramazo /en la garganta tañe la luz que ante el reflejo de la malta se fascina: Tragos que bailan nacidos bajo una mala señal señal de grietas que marean en el vaso la marea refrescante /de esa playa. Bébete el suero y el ardor de los mezcales crúzate perro con los vasos y la sal que al hígado su retumbón le canta y desencanta y exprime a los limones una agria procesión de olvido y labios de botellas que nos besan para beber no faltarán los desarraigos: Bebe para recordar lo ya olvidado “antes bebía para olvidar y ahora lo hago pa´ recordar lo que quería dejar de lado”. Pulsa tu lira carnal dale otro llegue a la dicha agria traigan las ostras, la tinita caderona y la botana empanzonada pa´ cotorrear el correteo de las fichas pa´ alivianarse la cruda con las piernas meseras cruz de barra. 33 Y si te cansas carnal de tanto en tanto deja la lira vencida por los sorbos échale un cinco a la rockola del engaño para brindar con unas rolas el apestoso eructo del corrido el mariachi con su ron divorciado la banda traqueteando el grito del tequila y la cumbia mareadota y otro trago otro y otro y otro trago. 34 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Perches 1932 En este bar la tauromaquia es bola negra charalazo del piano en la botana carne de puerco con arroz revisitado huevos de toro a diez por piocha, a doce varos y a veces una luna con guitarra. En este bar las armaduras piden doble ronda y la charla de los viejos la consagra a las cabezas de la res /y del berrendo y el ave que sobre el espejo caza la propina. El baño huele a soledad y sus paredes lloran como un ebrio fastidiado en una esquina buceador en el hielo del quebranto. En este bar la tradición ha mesereado noches blandas colores de aguardiente acuchillado por la risa güisquis de burbujas pretenciosas y amachadas: “somos más cabrones que bonitos”. 35 A este bar cuando se entra el azulejo nos da una reverencia y lo que bebas tradiciona los relámpagos un sano ambiente familiar desde el antaño. En este bar la sobriedad vende pistaches y asaderos y bollos pacompañar los chascos. 36 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Mesa 4 Abriendo la iluminación como quien abre chelas sirvo el abismo de la lluvia clara del llanto refrescante, transparente llamarada para enterrarnos en la devoción de los fermentos para brindar con un glu- glu- glú precipitoso el dominó guerrero sobre la mesa 4. Les traigo sus taquitos de machaca a parroquianos triple dosis, sed doceava en cuarta cruda para curársela con huevo y salsas perras más dispuestas que un sotol de quince pesos. 37 IV Sólo cuatro carmines tiene el vaso: el genital general y cadencioso de la mesera desnalgada el aromado por orines amargados tambaleándose en el baño el del gritón cuchillo bravucón manchado por la bulla y la mancha del beso del agravio por asistir al templo de los tragos. 38 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado En la sinceridad de las cantinas LLa poesía se desgaja en la permanencia un paraíso artificial y espumoso rebaja los lujos de la burocracia su ego diluye políticas borrachas vicios papelados decálogos ahumados. Trago tras trago con la prisa primaria de extraviarse en la charla pretendemos el viaje del mareo que se sala. Individuos desemplean la credulidad la desconfianza se tambalea se ensalzan las micheladas con tiempos bien desperdiciados los viajes al oriente de la barra exuberan el sabor de la botana. Barcaza en espiral la música templada en la ruidola y el tiempo sigue combebiendo mientras su desprecio reina y se corona tequileando la enseñanza borracha. 39 Yo, señor indistinto… YYo señor indistinto de la ebriedad solemne y desgarbada. Yo radical punitivo y fondo agreste de la loza trazo en la embriaguez la transición de un pulso que se vence ahogado por las frondas de un destierro. Yo el animal concreto de mi lápida furtiva el animal roñoso bebedor, materia del insomnio digo: en la ebriedad el pulso tembleque cautiva inanes precipitaciones calma el redoble como un grito en cruz mascado y arremete la densidad de un ebrio cojo a media suela pasando el lápiz de su paso ante la niebla. 40 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Derrochador de la ebriedad pulso una ira cancerbera de mi sueño. Yo duermo flamas que se vencen crepitaciones de algún pan con cruz guerrera boletinado cerbero de la niebla (mí tortuoso géiser sazonado por la prisa). Nadie entienda cegueras fofas despreciadas por el alba. Esto es mierda. 41 Elvia EElvia te quieren matar ya no vendas madrugadas deja de lavarte en las banquetas del indistinto anochecer labios ajenos para la jungla momentánea. Aroma afritangado el de tu blusa tanga en celo falsificado deja de jorobar tus nalgas ensangrentadas te quieren matar cambiarte de bolso a empaque negro a otra oscuridad para tu viaje de a dónde le seguimos cuidado con el Déjese y el ajás bichoro te quieren matar ?Ámonios no¿ ?O te agüitas de limón el domingo en la alameda¿ Déjese la mar. Cómo no. 42 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Quiero beber hogueras… 1 Quiero beber hogueras Transitar crepúsculos Abusar hasta el infinito del infinitivo Quiero arder en la voz de los escapularios que diluyen sus /cuentas su fanática pedrería Incluirme en las airosas desbandadas del que migra sumergido /en agua celeste en un mar paralelo entintado por humos que se mueven con la gracia de la huella del crustáceo. 2 Te ahúmas buscas la supuesta inspiración en la hierbabuena sabiendo que por más que hinches de verde tus pulmones como sopladores engordados por el lobo de la combustión a las puertas de la conciencia o inconciencia (puerca moral) no podrás dejar de oler tus fogatas internas. 43 Piensas que con expandir el pecho y exhalar la celebración de la /pira callejera lograrás anclarte a la materia y al aire. Te has fumado el hitter y su madera ardió totémica y alada otra aspiración para serruchar en el cielo nuevos agujeros /por donde caerás a la ligereza. Una mujer pasea a sus hijos a través de paredes rayadas la mujer y sus crías toman sombras de cebras y el pánico del prejuicio orgulloso se satiriza y viola un hombro y en la vista llama. Has revisado lo que la tarde conjuga y el atorón amenaza con bríos de tiburón hasta el filo del sueño que ondea y corta en el nado perpetuo /de la placa. Piensas en la prisa clavada en los tenis de los corredores Se te antoja volver de nuevo a la chispa de la humareda Empezar a ondear la cortina tiznada Empezar a canjearte en algodón ensuciado y vaporoso como señal impresa y transformada en el oxigenado mantel /de las hojas de los árboles. 44 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Te preguntas si un taxi ahumará creyentes. Fieles a la longevidad de la bocanada gritona en la trompeta /del doble semirremolque. Las bicicletas llevan el mandado en las bolsas y un carromato /revive leyendas infantiles de burros que apresuraban el látigo de su transformación /en condena de bramido aguardentoso. Te prendes otra combustión humo vocal para la oreja. 45 Escribo con una pluma explotada… EEscribo con una pluma explotada a modo de grabado reproducido en maquila con uñas que acariciaran pegadas a gubias en los dedos empleados máquinas sin voluntad con botones cosidos a la mirada. El papel hormiguea su materia en mis piernas hasta que mana oscuridad, tatuaje y fieras. La oscuridad se incendia convoca a todo el firmamento del fuego universos para contener un domado elemento: Aves de combustión espontánea celebración en la luz acalorada en el funeral avivando el azul /del espíritu que se retira a descanso con telón de canto alquímico Intromisión de moléculas que cambian con giro de trompo /danzando el rito interno de la madera y la carne diluida en el viaje del humo hacia paraísos que religarán /la esencia. 46 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Todo arde cuando la voz celebra su llamada cuando el teclado en tarantella es incinerado por la multiplicación /de manos y la garganta se prende con el sonido del cigarro sobre las cuerdas /del piano. Una guitarra tatúa estatuas alojadas en el pabellón del oído. El humo se persigue ejercitando las vueltas a la escuadra La densidad descompone los relojes se aloja bajo tierra y se exhala por fosas térmicas en la nariz /de la tierra sientes el combustible de cada célula podrías ser fénix si te lo propusieras sólo que no sabes si puedes pasar de ceniza a plumas a canto, a vuelo y fortaleza. Lo intentas Una marca en el pecho agolpa un rojo apretujando la multitud /de la energía Ardes en tu tierra ardes, en tu cal y en tu agua ardes en el ruido crepitante tu naturaleza. 47 Iluminaciones PPienso en luz Soy un curvado incidente Encuentro continentes en la edad grave de los limones Una pipa actúa símbolos de éxito en los sueños de la amada La noche rumora sus voces jóvenes Una música cristalizada oblonga su borde en el deseo El fuego líquido espera la ignición raspada Llegan los tentados por el nacimiento celeste Trinidad trismegista tres veces fruto tres veces bruto que cuelga en el amenazante filo de los elevadores para esperar los pies rebanados con jaqueca publicitado accidente. El erotismo se cuela por el traspatio del aroma Se juega a la botella ciega con las tentaciones Un can severo da paladas ladrando sobre el costillar de la suerte La gravedad se ahuma Una mujer vasta para morar la tierra tempestiva equiparando la tranquilidad de hablar hacia atrás Pasillo mudo hacia el corazón de la savia su encuentro. La noche continúa vaciándose su imagen. 48 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado En tres toques AAcontece que la calma vuelve roncos los rituales que la sazón de la sal se perturba y termina por volver /el torbellino fuga lo prepara constipando lúcido, perviviendo su animal. La luz no tiene manos para fatigar las horas crece una cruz indistinta en la ráfaga de los cuatro alientos el ímpetu se solaza en un solar quemándose las patas Judas de veinte pesos. Nadie presiente que la horca es un hueco de la hoz definitiva. 49 I Cruce de dientes, aspirando desde el pulmón ajeno: Recréate, animal precoz, continuemos con la menta /y el enebro. Volquemos nuestros pares en la relamida erección del ídolo que se entierra inmoderado a la mordida del presente. Quién dijo ayer y vomitó las ranas que se volvían y se alaban /para amar su cuenco (se alababan). Resulta, animal precoz, que nos tuvieron miedo por mentar /profetas rehenes inauditos de la saña. Resuelvo, tras el inmoderado idioma dejar de ser este reducto, este cabrón que indistinto no percute /su valía no sé hablar, ejercito truenos y agonizo porque latir presunta /el abolirse porque el recaudo da nobleza en la guarida nos pervierte la /mañana 50 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado y crecen tribus que se alienan, que se embarcan en maderos /creyéndose luna en trigo árbol del cruel conocimiento. Nada se sabe, jóvenes profetas, escucha animal precoz: La poesía arde en tiraderos, es el humus en las fosas /de vagos pepenadores pepenadotes, espulgados y vacíos, obviando linces /y linfas licenciosas. 51 II Crezco en el brote. Dicen que necesito la iluminación pero se me perdió el conecte. (Quién te viera con sus ojos al revés y desde el párpado bajando /hasta la tráquea a ti, que procuras la combustión y ardes en los bancos, /en la plaza, por calles gangrenadas te inmolas y resulta que tu crecido augurio sólo sirvió /para mendigar gargajos en ceniza). Andamos en el lado obtuso de la duna. Nos visitan vuelos nocturnos: Recuerdo, en los ladridos de un cuarteto la noche conversa de los gatos el papeleo tirado de sus patas. Negras nubes de adviento se colaban a rezar velorios a la tarde a biendormirla. Tronaba la luz y en un salto en el que la uña erraba la cornisa se perdían en aparatos de aire los gemidos, los maullidos idos. Barometraba la sensualidad en el puente de un paso /felatriz perfecta. Todo era un cúmulo y un estrato y nimbos obesos tragaban /tamales desvelados. Y por ahí en lo impreciso siguió el gato. 52 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado III La machaca Andamos de mal en peor hasta llegar al pésimo y aventarnos unas cheves al candor /de la violencia: No te juntes con aullidos que mamarán ataques. Date, date el que se forja se prende y we we wepa se hizo la machaca fueron con tu tía y te mando saludos acometió palomas y perturbó el rebote, tentadora. ?Qué te pasó, peón, que te veo sin esqueleto Se te durmió la mano y la tostaste al enrollarla en éxtasis fogoso. Se te volvió verdura fatigada en tanto arder¿ Aviéntese la ostra afrodisea Negra chela para que no se nos seque tanta pasta. Date Donevú dice el mesié y se prende se reprende: Pinches vicios Pero aspira con la fe del suicida en la catedral. 53 Su seguro tostador YYa llegó el que viene a arder el que se trajo el apestoso churrumáis con limoncito el ojirojo amanecer quemado su seguro tostador ya fui con Héctor y resulta que forjamos sacó las sábanas en combustión profana deshizo el veinte y como un seis enrolló pira saltó la laighta y le sorbió de lado fuego grifo. Véngache el veinte, palomina mina que ya se baila bien zumbado su seguro tostador. 54 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Cruzas las horas en tambos Cruzas las horas con horizontes siempre iguales Rockdrigo González EEmbotado, entambado como un hijo de dramaturgo que se cruza las venas y con diamantes corta el lazo tenso y sanguíneo de sus tripas me resisto a usar las entrañas para entrenar saltando cuerdas /locales generando dentro del zumbido dínamo este ruido de fibras sumidas en los agudos debo aterrizar los trenes despanto ocia mente anemisar sonemas fonemas grafemas gomemas gosaribaldomenas /al menos almenas entrar disfrazado de testigo de Jehová a la casa del juego y convencer el pastoreo de feligresas. Amo los epígrafes acunados por el sinsentido las dispersiones provocadas por encierros marca Diógenes las píldoras que saludan en los calendarios los caminos empedrados a los que llevan los días 19 el 23 fogoso en su brasa de octubre irrepetible. 55 A mi lado la ventana compromete el descanso de las moscas las armonías se visten de Mary la Bizca a tu lado qué en él qué en el que embotado juego con los dados y su golpeteo su violenta fortuna tan violenta como el choque del huracán contra /maderas primordiales en playas donde la sangre no renuncia su latido veraneo venereo /viene reo pero al llegar eructa la emisión de sus cadenas No se me olvida embotellar genios con envasado ISO9006 cumplir los estándares perpetrados por células amoniacales escritos con forma de máquinas barcaza´s owl. ?Cimbrará esto algún oído¿ a lo mucho un dubitativo gancho en el rostro aunque no se refiera a las glorias boxísticas de la sorpresa. Nada se entiende porque no estallan las emulsiones emparedadas. 56 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Segundo acto: hormigas ? ¿Cuándo empezó la obra¿ ya habían reposado las oberturas Otra juerga inconclusa dormidos en la barra de hielo Dos, cuatro, las diez patas del cansancio ?por dónde se suelta uno los pies¿ Sueño en el sueño de la luz relámpagos espirituales Espirituosa ignición del aire hasta ultimar los poros ?Cuál es el mensaje dentro del caparazón carapacho concha qué pachó huevo de ofidio sin oficio¿ ? ¿ (---Llame aquí 57 Un epígrafe, perdido… Para nosotros los caminos de topo, de alacrán. Henri Michaux (de nuevo) Un epígrafe, perdido en una hoja en blanco espera el disparo espera suplicas o quejas, luces desmedidas alguna sugerencia para entretenerse y cruzar del filo al filamento y encender los bulbos hasta que ardan calores de estrella. Espera sumergirse en la luz del rayo electrizar su origen con la acción continua en simulacro de regreso y presente /escarbado (scar vado, cicatriz terrena). Actúa hegemoniando, amoniacando andos para trozar las manecillas y decirte guacha (relojea): Escribo con el borde de un cabello agolpado en su agua huracanada con la tempestad mordiéndome la espalda y yo calmado me como los ojos de los gatos, le dejo las sobras al recato. Un epígrafe, perdido en una hoja en blanco esperando el fusilamiento, el disparo. 58 III El ejercicio de la tempestad El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Puro olvido PPara que no sea esto la brutal espina en el cuello del soldado. Para que la ceremonia nos cruce y cierre cierres laminados /por la baba. Para el resguardo innoble, emperifollado y turbio y la matraca ósea de las ostentaciones. Habrá que, simple y llana, llanura de la mente nublar en el silencio los candados. Porque ahora se estilan los punzones y el pellizco sobre la hoja y hay que ser breve como inhalación de colibríes y se exige que el ritmo escupa timbales viscerales sobre olvidos del día a día, esquineros ahuesados para canjear las épocas y desdoblar resentimientos del abuso en gritos inauditos, papelera del año rebosante en su ruina. Puro olvido. 61 El ejercicio de la tempestad Descree D de la luz y de la sombra en sus antípodas ardientes del árbol que te creció en el pecho por sólo nombrar relámpagos indemnes victimados por una ruina pasajera colgada en el vagón de /un luto. Piensa en la simpleza de la forma, apenas encuadre /y solaz repercusión de arenas. Escribe la ceguera que apenas roza el migajón en las alas /de la ninfa momentánea cómplice de una desolación que abarca y se desplaza /por apenas presentarse. Tenue palpitación en el tambor ígneo de los cálices secretos, /siempre secretos. Te encuadras y emerges, un pequeño aliento remarca la alunación /que siempre nos percute. Yo me escucho y callo, voy por los desdenes aboliendo la claridad, /especificando la ilusión del juicio. Aclárate, sé, me dice un espíritu remoto que no acabo de descreer por simple desnudez en su trato. Todo es una ilusión, descrean, vean su sangre moliendo la sazón /bien restaurada. 62 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado La iluminación llegó sólo para ahondarnos para pervertirse en egos tan sagrados que imitan la piel /en salamandra esquiva y cambio por mera relevancia del escucha: Porque tú te encuadras y retorna este magma vocifelino porque te digo augurio y de repente te encuentras obviando la certeza porque una vez que diga calle recordarás el calor que a tu pisada /ondeaban remendando la inmaculada polvareda de un tiempo libre de ansia y la asesina validez de un presente abriendo su pulcra gabardina. He allí el miembro noble engacelador de tratos. He allí al presente impúber, vistiendo falda a cuadros en la opresión lasciva que la vida presiente. Pequeño señor, idealizado cerdo. Jovial recluta del fango y el sabor. En cuya tierra el frío respaldo de una oscilación gusano /vibrando fuma Descree, descree, los ángeles de Rilke salieron en la nota roja /asesinados por pueriles resorteras. 63 Una noche de luna y clavel bebimos sin rumbo por el río, entre suspiros que la santa María al querer un andaluz… María en la alegría y en la agonía de todo el sur. Hablar lleva el gatillo y se percute cuando deslava su amenaza. Sangrientas riñas viven demudando la eterna sal indistinguible. Tabernarios ocultos cierran su ebriedad para desgraciar /el reptil garganta. Ah perfecto misterio. En tu deidad ocupada por la estatuilla benemérita de grietas. Cruzas la irradiación. Llevas pulgadas en las uñas escarbadas a pleno diente a plenilunio uña fundamental mordida. Oigo tu noche mudarse de maleza. Me llevo nada como recuerdo insomne. 64 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Caen los ángeles… CCaen los ángeles en el cieno con el sonido de la oblación inmediata suenan a trozo de escenario y mitología quebrado se tropiezan con fugas con una fe prostituta vendida en hostias y comulgaciones. Caen los ángeles frente a ojos con mirada de silencio En los paraísos ya no habrá vigías ni tensarán su aliento los frutos de un insomnio no se llamará del mismo modo el calor de un foso. Caen y la boca anuncia el corte de su comunión preñada. Corte de alas. Bate la angustia un girasol de trueno. Lodazales en las bocas les oprimen la pureza. Caen los ángeles ahogados en el limo salivar de huertos. 65 Llorar a la Girondo LLlorar con la tarde sumida en cloacas de tragedia llorar con los golpes de péndulos cabales llorar en las bolsas de los supermercados envinada la compra con ebriedad dolida agolparse los ojos y exprimirles su jugo su jerga de estropajo aguado y tosco su raspar de garganta desvestida de orgullo llorar en un edén acuoso como un abandonado incapaz del suicidio. Hervir en el llanto sagrado de los cirios informar los dolores con lamentos telegráficos llorar y seguir llorando hasta secarnos el sonido. 66 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Padecer las calles VVeamos si es que bajo el azar remoto el grafito no enloquece la sordera gorjeante en los poblados y en las secretas coces: Yo padezco las calles sus bordes, sus estelas me heredan la cordura y la extrañeza su fuga inalienable. Entre mis pasos la dimensión rinde su llanto ahora sustraído para vestirme de careta, de profusión rumiante deshilvanada en un golpe rutinario de un hemisferio a un poro sin alcanzar el hito el nervio que tensa la fortuna para aparcarme en las huidas negado a la gratitud del ahora transeúnte a lado Imposibilitado en la cordura, en el adiós al siempre con el andar vago de la estirpe muerto de luz y de materia ahogada en el padecer del cuerpo sobre aceras pisoteándome los lazos anidado en la calle irremediable. 67 La neura A Roberto Guzmán BBendita neurosis que envenena nuestro siglo con sus encierros retraídos como vagos presentimientos óctuples señores del martirizante suicidio siempre /a la vuelta esquinera ay pa lotra porque la cobardía en sí presiente que ausentarse será /mucho divague y el anclarse se desvena para fiestas ahorcadas /por el nulo movimiento y la soledad la soledad del témpano y la constelación cazadora el nutrirse hasta los vendavales o la lluvia que apresuraba /hasta entender el asombro y la limpieza como una dulce fatiga que inhalara repeticiones desde la cruz de su olvido martirizara el egoísmo en su placer la desnuda impaciencia que se entiende y acordona. Bendita neurosis del cántaro molido del cantar redoble y triple hasta arañarnos los departamentos la caja del cristal que redoma sus demostraciones y entierra bajo facturas la psicología probada. 68 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Por las aceras del trazo CCómo he de hablar, que voy a tatuarme entre las cuarteaduras /callejeras: Todo es tan fácil en la calle. En la caída tenue de los pasos, andando con las estelas fabricándonos los poros y los lunares hinchándose en constelaciones con la carne rota enganchada a las poleas entre ebriedades magnéticas pasarela de los autos a las diez p.m. Y la gente con sus nudos secretos, sus precisos hervores su cobardía o sadismo tamizado por la mascarada de las apetencias /humeantes entre tanta ruina rutinas empozadas con la prisa apurada cruzando hacia la otra acera con la paranoia irrigándole violaciones acecho a la figura esquiva sombra casi descarnada. 69 Todo es más sencillo caminando al pasar por la extranjería calzársela en la testa, darle bríos de paraguas envinarla con ramas y volver al tiempo de la siempre vida al paso soldado a los goznes de la hora abierta: recordar la mentira de la reconstrucción, alienarse con babas de /conejo televisar el nacimiento de nuestras clonaciones volverse yunta y ponerse ante los ojos la luminosa mascarada, /y ser feliz en la brutalidad y seguir la ruta del trueque innecesario con una compulsión /a lo catorce de febrero comprar el móvil juego de metafísicas bara-bara. Ver con los sentidos y la imaginación luminosa en su ceguera hacerle al Tiresias y profetizar milenarismos y empacarse de abusos infinitivos definitivos en el trueque de los sexos. Ahí palotra gata clara. Todo parece encallar en la hora del pasar testigo la insania nos retumba su vitalidad golpea los eslogans 70 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado arropa los semáforos les dice Verde se agolpa en las herencias que el pasado esquiva todo se nutre explota por la ruina entre olores volátiles /de gente retomada la voz común clava sus inmediaciones en el movimiento y yo persisto en la facilidad nutro el ahogo de la sencillez amagándola en graffiti en el olvido de mis cuestiones desdibujo mis ideas por las aceras del trazo. 71 Si los espacios eructan PPareciera que todo es ambientarse poner a Brubeck tintineando sus platinados acentos y como un segmento que se atrasa en sus pagos a la miel y a los sucesos desgastar la luz con la simpleza de quien abre un hilo que le sale enredadera sidra de las once voces: Podríamos comenzar con la duda, ?qué será de nos¿ ?otros¿ -—Simple apuntalar de necedades, demasiada simpleza—o amurallar a oráculos: ora, culos aviéntense de cascos al puro vaticinio, adivínenme ésta: ?Si lo espacios eructan será porque en sus grietas nos bebieron¿ Y nosotros cuestionando al azúcar, a la elevada carga del consenso que viaja en papeles anidando /el polvo de las burocracias, su transparente lentitud de ausencia, la mala luz hasta el vagón dormido de la indiferencia afectados por ritmos mañaneros de una antigüedad herida les preguntamos: 72 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado ?Si los espacios eructan a quiénes mascullaron: al jubilo, al frenesí de la máscara azulado en heroicidades atroces amarillas desde el jugo hasta el badajo¿ ?A quién cuestionaremos después de cercenarnos los vapores¿ Si los espacios eructan y en su desvenarse los temblores a /la historia petrifican, si a la multiplicada expansión de su agua muda siguen /repitiendo el frío del suceso. Si los espacios eructan cada mañana hasta apestar /la intensidad solar y mañanegra ?A qué este mal nutrir oloroso por guerra por redoble sanguíneo¿ Pinche Ceiba. Contesten. 73 Los ecos del retrato AA través del sensible lienzo con ojos de mortaja y de paisaje se esculpen con ganchos los grafitos de otra historia: en su jauría de hierro ha vivido la belleza en la luz de otras moradas de la leche caminante de los valles del sentido se amalgaman polimorfas pinceladas de otros sables la mujer está con brazos ignorándose la sangre la erosión ventisca en tallos milimétricos el fuego de tristeza anuda el pelo fulgores palpitantes le crepitan sus infiernos el arriesgado azul se trepa en otras series ahí en la cueva abierta proclama su misterio tras esta recreación baten las arpas los icebergs de un deshielo y en el sonar del cuadro absorben los ecos perpetuos. 74 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Definición SSomos el rapto luminoso de la aurora la acolchonada senectud del agua decimos cielo y nos vertemos en los huesos entre la estrella desvainamos la palabra damos un paso en el temblor del infinito y ahí gritamos el júbilo del sueño. Embaucadores de las hostias y las córneas paseamos por la divinidad del infierno sonriente perdido asco de nuestra necesidad en la tensión del músculo marino. 75 El muñón belicoso TTambién existe la acidez en nuestros miembros también la deserción de brazo se agiganta en un escape el crujir del músculo se mueve y un buscador de libertades sangrientas desplazado por su hambre adelgaza los tendones busca la amputación secreta. El relamido susurro en los dientes la idolatra le otorga nuevos filos de ballesta corta sus angustias lo separa. El miembro entonces navega en otros pisos una secreta suerte lo ampara en su partida pero el muñón no siembra ritos veniales de tragedias en su secreta lasitud la orgía vence hay movimiento escarbando nuevas tumbas en el hombro regimientos y retablos junto al tronco preparan la batalla contra el nuevo impedimento cabalgan por suturas apenas fallecidas visten las nuevas latitudes con órganos serenos e incompletos. En un secreto canto de batalla en el suicidio de lo inútil fusilan a su propio miedo. 76 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Tensión JJugo de flor que bailara en los sueños yergues los ríos con tu curva tersa ahogas almíbares de heridas haces del tiempo un mineral remoto un lance de labios en fronteras fugadas desde alientos. Tensión bajo tus filamentos los cristales se desnudan muestran las melladas cuarteaduras de los cuerpos la profusión solar bajo el ensueño. Tensión definitivo cardo constreñido ahógate en encierro. 77 Muero el tiempo EEl mortuorio el de la luz lamida por el trueno un vago ardor de fieras en la caza aquél que dominó la sed del lince sobre el ahogo de los néctares finitos. ?En dónde gime mi sombra su locura en dónde allana el padecer del juego manutención de horas rogando su alimento¿ Sólo me amagan la rumiante oscilación del silencio un témpano nevante de humedades hijas del ocio baladí copulador sobre la grupa fresca de memoria. Muero el tiempo. 78 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado En la palabra niebla EEn la palabra niebla no germinan los sonidos porque está densa de arbitrarias desazones vencida en su agotamiento, inasible por fuga siempre a un hervor poroso antes de invierno. En la palabra niebla nos hostiga la beldad indefinida la inabarcable búsqueda de su renuncia ronda de faro en su ocasión de fuente inasible como el temblor de un sueño. En la palabra niebla se respiran aires grises y se le lleva dentro en un bolsón de cáncer hasta que exhala inerte su candor y duerme. 79 Arrastrar la indigencia Cuando se tienen las rodillas en los ojos C y anda a rastras nuestra vista murmurando el ritual de ciegos condenamos al sentido a ser bandera. Las manos multiplican sus yemas en regimientos deshonestos pero conocedores de la irrigación agreste palpadoras del suelo que las lleva. En los albergues de la riña entrelazada dos rayos a mordidas se desdientan chocan sonidos resquebrajan sus truenos en olivos representan al oído enganchado en el arrastre y su certeza. Cuando se acerca el suelo a mendigar limosna y nos convida con su hedor hirviente de miseria le otorgamos nuestro beso descompuesto perdido entre la calle que nos duerme. 80 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Contradicción insulsa N No se debe hilvanar de cabeza los resortes y las series en preguntas se estremecen mecen su hilaridad agredida cojera desbordada en el tropiezo. No se debe electrificar espinas para conjugar auroras sólo la sangre en los abismos reverbera cuando se hilan los resuellos del cometa. Pero ante la prioridad del juego por ser memoria no se debe prohibir lo que se debe. 81 El paso cristalino LLibélula, pequeño clavo cristalino. Futura corrosión en vientre de ave mira tu magisterio enloquecido míranos con ese ojo de centuria embaucados por el cruel canibalismo. Somos la hiedra sin par que todo absorbe. Bate entre tus alas nuestra peste tritúrala en rocíos y plaquetas. Abandona nuestra especie transitada por la fuga malversada extinción de laberintos oscura reunión de lo inconexo. Apártate de gérmenes robustecidos en infamias asqueado cultivo en ignominia hirviendo. Arranca la ignorancia de tu vuelo y vete porque esta densa población de furia desata al mar que fermenta en su planicie sales de aluminio y se arroja deshecha de su piel acidulada por los hongos que trashuman en su sangre desteñida por tu paso macerado de ignorancia. 82 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado El destino triturado AAterrado, aterido envuelto en la calcinación del oro que fragmenta los horarios con un polvo de luz en la miseria me deshago abarco horizontes de ráfagas furtivas nebulosas henchidas de cristales anidados en los ojos. Marcho sobre crepitaciones taladradas por la lluvia ventilo la sal tortuosa desvainada en las visiones enumero la cantera y la carrera donde fugas indecisas minerean. Quizás esto es el juego inamovible el cavar estatuario persiguiendo mis temores la futura guillotina para mármoles tendidos boca a canto el destino triturado por las hambres que en malignas profecías me petrifican. 83 Pequeñeces veteranas HHe pisado murallas abanderadas por hormigas y trotado por los pastos que me dieron su blasfemia. He concebido el olor en la crepitación en la palabra y fornicado asfaltos con las suelas hechas lágrimas. He disfrutado el acorde del formol aventurado y esas gravitaciones del estío en la maraña. He publicado saetas en congresos desde el pecho para no andar con mi esófago hecho viento. Y entre estas veteranas nimiedades no he encontrado aún el polvo que a la noche vuelva calma. 84 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado A la manera de los malditos Me aconsejan poblaciones de baños lunares M rendirle culto a la energía intransmutable suprimir el goce enloquecido de la ira cargar con amuletos de colores influyentes prepotentes tonos embalsamadores de vida me dicen que debo danzar sobre llamas descosidas rezar el cántico de la etnia inexistente beberme el aroma desmembrado por las flores acallar al diablo de mis cuevas boca arriba todo enjalbegado con feroces tendencias a instituir /bondad, buena ventura. Buena es su aventura y sus creencias respetables yo forjaré mi magia de cuerpos en los vientres bailaré la danza del trastorno perfumado, cantaré el gemido e inmolaré los mares nadadores de la cólera en la fiebre sin par del desatino y la venganza. 85 Melancólico VVomitando poemas baudelerianos con el masoquismo nalgueando estatuas atenazado en la mitad de una cuerda violín que hurta la sagacidad y se destripa para lavarse de cualquier dolor a medio intestino lazando al modo de un metal minero —-interrumpido por la luz y el aire acondicionado por la sangre que se lastima cada día en los hijos acurrucadas crías en un ramar de estruendo—la escritura mineral guerrera. Melancólico sin la respuesta del símbolo en la solidaridad del juicio ahogado por la caída de un agua hosca perra encinta como para extenderle el embarazo hasta la banqueta deshago estas letras. 86 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Pendular de la venganza El cuerpo muerto no venga injurias. “Proverbios del Infierno” William Blake SSería tan fácil tomar un pez y demacrar con ese hierro al enemigo para que igualen su pestífera presencia los pútridos sabores para el viento. Sería tan fácil manchar y machacar los gritos vociferar las audiciones espejeadas en los ecos exterminio del lamento malherido. Sería tan fácil mutilar la risa de aquel profeta que anunció la saña acodada en el golpe de la pala. Sería tan fácil cosechar melaza marejando la venganza que más valen los péndulos de espera y no la fisión en desmembranza. 87 La evasión FFiscal que nombra y cita a quien da vuelta a su camino y escoge el cielo para rondar sus plazos mientras marcha de cabeza y el mundo se hace pato y cuaquea por los llanos del ocio y del olvido con su tridente y el redneckismo parasiteando fortalezas inconmovibles años sólidos en los que la piedad no rezaba ni iba a misa meses de baño trimestral evaporado en símbolos de oriente kanji en la tragedia del vientre hueco y la voz decapitada tranquilizando los bolsillos aterrados ya todo se papeó y se traspapeló hecho de cosas que amé y perdí. 88 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Crujir de la idea LLa carreta pajar de insomnio y furia asierra reflexiones luminosas en las ruedas toma un serial destiempo en geometría mientras el hombre incapaz del cielo, incapaz de su locura espera un enraizarse en el futuro con ramas que se quejan bajo el salivar del viento veladas por su transito ante el ojo con la oración rapaz visitando el esqueleto que aún duerme y lo golpea lo abre en virutas como a un cedro cojo reverbera el astillero y la apertura lija con destellos de poseso las sienes del paseante atornilla goznes entablados desde adentro se aloja en la madera de ese cuerpo taladrado por la feroz conjetura termita impía ciega adentro destellando su belleza en el barniz lacado del hombre presente en la carreta. 89 Todo en la vida existe… TTodo en la vida existe sin permiso allanamos el camino llegamos a una ruta desde el amor unido hasta el agobio del peso que hastía y desborda plenitudes. A veces con la rapidez de una barcaza arriba como quien siega los ríos del presente. La vida agobia con su luz de plenilunio las presencias nos arrincona nos rebasa insoportable clava sus saetas cazadora en bosque de fortuna o infortunio presiona con el afán de construir diamantes fragua que enciende la salvedad momentánea para rendir valores impresos en conciencia faros del sereno grita tiempos la noticia chismosa del ahora motivos que impulsan iluminaciones búsquedas caminos sedados por migajas en los porqués de un tránsito que corroe su máscara que esparce motivos 90 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado como búsquedas voceadas desde el /extravío hasta aislar la pérdida un día a día buscador de belleza acobardando sus remansos los restos de /los sueños la aridez terrestre intentando los frutos del gozo en el destello con logros obtenidos desde el ánimo continuo zafiros deshaciendo el brillo entre el fango el pantanoso ideario de nuestra conciencia de muerte. 91 La luminosidad nutricia TTodos los días se avecina una luz tentadora, la permanencia tenue se arremolina y en un rito abofetea con alquitrán y gloria y prende fuego mientras fuma la cadencia de un horario pleno. Todos los días la prisa se hace lumbre en un aullido manecilla que replica su maíz de honores y de asombros. Todos los días un rojo nos maltuerce y nos abona las reclusas del semáforo –—ESPERE—-. Todos los días un aguardiente solar nos tuesta la cabeza se agandalla la sed en el cogote y en la prisa de ser no comprendemos la cascada del momento que nos nutre. 92 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Escribir EEscribir en el sueño la necedad dentro de una charla /con sabor a empanada escribir con vertientes y cazuelas con olor a ensueño y /a pared mohosa escribir sin los filos del diamante con un vómito seco ahogado en los pulmones sostenidos por calles, por pólvoras diversas agobiados de juego y juergas de tendero y viciando en la luz que anuda el tendedero. 93 Hay que desandar palabras… HHay que desandar palabras llevar la infancia de la letra entre ignorancias (cuchillos de la oreja atravesada) decirle tonterías que se rían de la locura simples lámparas uniformes donde el faro adentrará su magia rimar sabiduría propensa a ser ladrillo embadurnarla con encierros cercenados por el hito la savia de mujer segregada desde el sexo. Hay que agitar la neurosis en el habla mezclarle bozales de cemento enrarecido enjarrar dos o tres nublados callamientos fraternales jornadas mercenarias de otras voces. Hay que escribir hacia atrás nuestra palabra desusarle miramientos de enajenación licuada para subir con ella a construcciones donde caminos de tinta se enrarecen hasta ser la pisada en la espalda del sonido. 94 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado A las puertas del sueño, unas despedidas I Que la noche devore tus nostalgias para que a través de la ceiba imaginante del reposo se afiebre el canto de sus aves inquietas; que la frescura fogosa naciente en sus raíces y la semilla de los sueños te nutran y germinen sabiamente hasta florecer íntegro el luminoso milagro con el que despierta tu portentosa belleza en el recinto del día. II El sueño es un cubil abierto a la intemperie un hogar fogoso donde las bestias galopan su cacería alada, un árbol en el que las enredaderas se enternecen y afiebran reptantes, /calando en el aliento del madero como cuarzos. El sueño es una jungla de sentidos estallando en cristales en cada astilla un territorio florece frutos, mundos alienados habitaciones húmedas en las que llueve un agua íntima y derrochada. . 95 El sueño es un vagón y el tren encauzado hacía el extrañamiento hacia la monstruosa naturaleza que concibe el territorio solar, /la noche despiadada, la universal vocación donde el milagro es fuente repentina. Que su paseo te colme de lucidez para habitarle a voluntad como el sabio soñador que despierta para explorar su ilimitado /afluente de explosión elemental, agua saturada, borbotón de misterio desnudado. III Que las crepitaciones del fuego nocturno en el deambular del sueño se ramifiquen en galaxias sensuales, a través de reinos donde la exploración es el milagro y la revelación súbita, ahí donde el descanso abre el telón de las pulsiones, seres habitantes en las grietas de la vigilia que despiertan para saciar el instinto cuyo albor destroza la más lumínica irradiación. IV La noche es una hiedra intensa sus brazos eléctricos escarban lo profundo. 96 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Ahí donde cae el chapuzón en el espejo la tierra no muerde mineral alguno las raíces celestes se entrelazan en la atmósfera y chupan. La noche se nutre de la humedad de la negrura alba enceguecidas revelaciones aullidos, rondas de la sangre coral de muerte un mar inverso en el que el nado reta al ojo, la conciencia del dominio. 21, marzo y 2012 97 Los animales que nos habitan U Un día amanecí pavorreal albino y al atardecer volvieron a mí los colores. Otro fui una manada de caballos cabalgando la herida de dios, de la luz, y en esa misma abertura me deslicé como un trueno de gaviotas en un juego de vaivenes calmos, froté mi habitación entre los minerales, ondulante. A veces traigo el rinoceronte que embiste la intranquilidad. Otras emerjo como las ballenas y me pongo a cantar oceánicas turbaciones que ciegan al plancton que recolectan mis barbas. Cuando habita la fauna el animal que emerge en su instinto, uno puede amanecer perico de feria o zopilote crudo; perro apaleado por las recesiones que se pudren en los tambos de basura; águila devaluada por el rencor al imperio que aprisiona en los metales, surcando a través del mismísimo ojo del valor de la moneda. En las filas de los bancos se desespera el gorila agitando sus cadenas; y se transita por túneles de hormigas donde la utopía no alcanzó para hacer circular rápido las colas, ni los toneles de culpa que se arrean sobre gibas de bueyes en una procesión callada. 98 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Qué fauna. La garra del búho y la vibración de los delfines. Los ojos a un costado del cuerpo nadando entre los falsos tesoros del agua profunda. La manada esquilmada, pastoreada por el vicio del albor azul, religión catódica. La cacofonía en las fauces estridentes de los cerdos. El atascadero donde las ratas se refugian para rumiar sus exhibiciones cínicas, la carnada del oro y su festín de injurias. Podrían fabricarse zoologías de nuestras animalidades íntimas. Hay demasiada bestia en uno mismo para dejarla atrincherada en el abismo. El hombre es bestia y la razón su cincho, instructor y arreo. 99 Necesito beber algo NNecesito beber algo: un té, agua, la necedad inquieta del insomnio, mis palabras a punto del deshielo, un aullido, los labios coronados de su sexo, el sudor íntegro en el caos del gemido, la hora cristalina en que se baten diamantinas tranquilidades, la despaciosa cólera sumergida en el alba. Necesito beber cementos, liviandades, sarcófagos enmohecidos durmiendo en las carrozas, tornados de pisadas al galope, aromas polvorientos que yacen en las hojas, el agua del Leteo, deletreos, fogosos alerones en reparo, sabores de sirenas, ojos vivos, porque esta sed se agrieta ultraterráquea. 100 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Que no te muerda una lluvia de piedras Q Que no se desbarate el gozo. Que sigamos fundados en el irrespetuoso ámbito de la /luminosa vida. Que nos oscurezcamos y le demos a la sombra su pulido brío en el /barro negro. Que nada nos agriete el desamparo. Que la penumbra sea una matriz de insomnios desbocados. Que nada falte en tu rumor dormido y que la sangre habite /incalculables llamaradas. Que nada te hiera, ni el ardor del cosmos. Que tempestades de dicha te cobijen y que la dicha sea en ti /los sortilegios. 101 En los minutos y los versos sin cabeza PPinto el primer trozo de fuego que me viene a la boca en esta tarde de minutos sin cabeza: Los veo tiempos abofeteados por hospicios con yugulares pariendo hojas en el ártico. (?Seré el bebedor que se embriaga con su sangre¿) La radio lleva ruedos capoteados en guitarras. Una risa que bien podría tener la espina dorsal rota llega a interceder fiscal de última sombra en el juicio donde el día se constriñe. Quizás saldré a montar muletas por la calle a ventilar silencios entre sabidurías empastadas. Quizás confunda a un árbol diciéndole pantano. Nada de caminatas acuchilladas por la luna ni unidades remitentes del disparo sólo este sonar de cacto en sus raíces mientras me entierro en multitudes y me largo. 102 Índice El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado Eje del tiempo 11 I. EL REMEDIO CASUAL El remedio casual 15 Que no se pierda nuestro canto 17 Sátrapa del desahucio 18 Solicitud a la piedra 19 La fosa 20 Cuenta 21 II. SORBOS DE BAR: EPÍGRAFES DEL SINSENTIDO Sorbos de bar 25 The End´s revisited night 28 Morning glory mix in the sudden root of day 32 Del alcohol y otros tragos 33 En la sinceridad de las cantinas 39 Yo, señor indistinto 40 Elvia 42 Quiero beber hogueras 43 Escribo con una pluma explotada… 46 Iluminaciones 48 En tres toques 49 Su seguro tostador 54 Cruzas las horas en tambos 55 Segundo acto: hormigas 57 Un epígrafe, perdido… 58 105 III. EL EJERCICIO DE LA TEMPESTAD Puro olvido 61 El ejercicio de la tempestad 62 Caen los ángeles… 65 Llorar a la Girondo 66 Padecer las calles 67 La neura 68 Por las aceras del trazo 69 Si los espacios eructan… 72 Los ecos del retrato 74 Definición 75 El muñón belicoso 76 Tensión 77 Muero el tiempo 78 En la palabra niebla 79 Arrastrar la indigencia 80 Contradicción insulsa 81 El paso cristalino 82 El destino triturado 83 Pequeñeces veteranas 84 A la manera de los malditos 85 Melancólico… 86 Pendular de la venganza 87 La evasión 88 Crujir de la idea 89 Todo en la vida existe… 90 106 El ejercicio de la tempestad Daniel Maldonado La luminosidad nutricia 92 Escribir 93 Hay que desandar palabras… 94 A las puertas del sueño, unas despedidas 95 Los animales que nos habitan 98 Necesito beber algo 100 Que no te muerda una lluvia de piedras 101 En los minutos y los versos sin cabeza 102 107 El ejercicio de la tempestad de Daniel Maldonado, se terminó de imprimir en xxxxxx , con domicilio en Noruega 266, Residencial Los Parques, Saltillo, Coahuila, C.P. 25279. Tel. 4 15 31 63, el día xx de xx de 2012. Para su composición se utilizaron tipos de la familia Schneidler. La impresión estuvo al cuidado de Claudia Berrueto y Rosario Contreras. La edición consta de 1000 ejemplares.