Órgano oficial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. SEPAR. Volumen 17, Número 4, Julio-Agosto 1981 sumario Introducción 143 J. Villamor León I. Hipertensión pulmonar Consideraciones generales y clasificación J. Villamor León El autor repasa las últimas innovaciones en el conocimiento de la hipertensión arterial pulmonar, proponiendo una clasificación que sirva de pauta para el número monográfico. 144 Semiología radiológica de la hipertensión pulmonar B. P. Villacastín Se recogen los datos expuestos en la literatura sobre la representación radiológica de la hipertensión pulmonar en sus diferentes formas hemodinámicas y que son de utilidad en el diagnóstico diferencial etiológico. 150 Diagnóstico fonocardiográfíco, electrocardiográfíco y ecocardiográfíco S. Pascual y Marcos Breve repaso a los datos diagnósticos que aportan los diferentes métodos complementarios cardiológicos para el estudio de la hipertensión pulmonar. Se analizan los pros y contras de los tres procederes más empleados actualmente. 154 Consideraciones hemodinámicas de la hipertensión pulmonar J. F. Sotillo Martí El interés de la hemodinámica en el diagnóstico etiológico obliga a considerar los métodos de realización, las indicaciones y datos que aporta en el estudio de la hipertensión pulmonar. 159 Hipertensión pulmonar primaria J. A. Serrano, B. Ortega y J. Villamor Repaso de los datos clínicos, radiológicos y hemodinámicos de esta peculiar forma de hipertensión arterial pulmonar. 165 Órgano oficial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. SEPAR. Volumen 17, Número 4, Julio-Agosto 1981 I. Hipertensión pulmonar Hipertensión pulmonar hipóxica. Consideraciones etiopatogénicas J. Villamor, J. A. Serrano y M.a A. Juretschke Los autores repasan los diferentes mecanismos de producción de hipertensión pulmonar a raíz de la hipoxia arterial producida especialmente en las bronconeumopatías crónicas. 167 II. Tromboembolismo pulmonar Incidencia, etiología y físiopatología J. Villasante, M. Yoldi y F. González Huix Análisis y discusión de los tres aspectos más debatídosi en el desarrollo del tromboembolismo pulmonar. ; 174 Problemas diagnósticos y pronóstico del tromboembolismo pulmonar C. Villasante, F. Sáez y B. Ortega Se analizan las vicisitudes del diagnóstico de la embolia pulmonar en el contexto de las enfermedades médicas y quirúrgicas y especialmente en los sujetos con neumopatía crónica. A su vez se analizan los problemas pronósticos. 180 Tratamiento médico de la embolia pulmonar y profilaxis de la enfermedad tromboembólica A. Fernández Pavón El autor repasa los diferentes medicamentos en uso en el tratamiento de esta enfermedad. El análisis de la profilaxis de la enfermedad tromboembólica es especialmente interesante en enfermos con patología crónica o extrapulmonar. 191 INTRODUCCIÓN J. VILLAMOR LEÓN Servicio de Neumología. Departamento de Medicina Interna. Ciudad Sanitaria «La Paz». Universidad Autónoma. Madrid El capítulo de la patología vascular pulmonar es uno de los más amplios y complejos de la neumología por varias razones: /. El pulmón dispone de tres tipos de circulación bien definidos: a) Una circulación específica, con rasgos anatómicos diferentes a los de otros tejidos, con una función preferentemente metabólica, aunque, en parte, también nutricia, y que corre a cargo de las arterias y venas pulmonares. b) Una circulación de tipo sistémico, la circulación bronquial, con función exclusivamente nutricia. c) Una circulación linfática encargada, en parte, de la depuración pulmonar, de la vehiculación de lipoproteínas, de intervenir en los sistemas de defensa específicos e inespecífícos, etc. 2. Con mucha frecuencia, ante procesos inflamatorios, inmunológicos, degenerativos, etc., se establecen comunicaciones no sólo entre los dos tipos de circulación sanguínea pulmonar, sino, incluso, entre éstos y la sistémica de pared torácica, diafragma, mediastino, etc., que actúan como fístulas arteriovenosas o arterioarteriales adquiridas. 3. La gran relación anatómica y embriológica entre los sistemas respiratorio y circulatorio hace que gran número de cardiopatías, tanto congénitas como adquiridas, repercutan intensamente sobre la circulación y función pulmonar y viceversa. 4. Si a todo esto añadimos el amplio capítulo de las malformaciones pulmonares congénitas, el espectro de la patología vascular pulmonar es de una extensión tal que desborda con mucho los límites de esta monografía. A continuación exponemos una clasificación resumida y modificada de Wagenwoort, bajo un criterio fundamentalmente anatomopatológico. 17 Clasificación de la patología vascular pulmonar 7. Malformaciones vasculares congénitas. 2. Arteriopatía plexogénica. 3. Hipertensión pulmonar tromboembólica. 4. Alteraciones vasculares por estasis venosa crónica. 5. Enfermedad venooclusiva. 6. Hipertensión pulmonar hipóxica. 7. Cambios vasculares secundarios a enfermedades pulmonares localizadas. 8. Cambios vasculares por descenso del flujo sanguíneo. 9. Vasculitis. Por las razones expuestas, y teniendo en cuenta que en el XII Congreso de la SEPAR tratamos en detalle algunos capítulos de la patología vascular pulmonar, el objeto fundamental de la orientación de esta monografía ha sido que fuese un complemento de aquél; de esta forma entre ambas publicaciones hemos podido incluir casi todos los aspectos fundamentales de la patología que nos ocupa y que compete a la práctica neumológica habitual. En el libro de Ponencias del Congreso se expone en detalle lo concerniente a anomalías vasculares congénitas, hipertensión pulmonar primaria, tanto desde el punto de vista clínico como anatomopatológico, y diagnóstico del embolismo pulmonar. Aquí dedicamos un primer capítulo a los aspectos generales de la hipertensión pulmonar y a la metodología diagnóstica, tanto radiológica, como cardiológica y hemodinámica. Al mismo tiempo, hacemos un resumen de las facetas más importantes de la hipertensión pulmonar primaria y un análisis de la etiopatogenia de la hipertensión pulmonar hipóxica. El segundo capítulo lo dedicamos al embolismo pulmonar, con especial referencia al tratamiento médico, y el tercer capítulo está dedicado a un completo y actualizado análisis de aquellas vasculitis que afectan al aparato respiratorio. 143 I. HIPERTENSIÓN PULMONAR CONSIDERACIONES GENERALES Y CLASIFICACIÓN J. VILLAMOR LEÓN Servicio de Neumología. Departamento de Medicina Interna. Ciudad Sanitaria «La Paz». Universidad Autónoma. Madrid. Como es conocido, la circulación pulmonar, excluida la bronquial, funciona a muy baja presión, la menor del organismo, a tal punto que la arteriesclerosis a este nivel no es un proceso fisiológico involutivo, sino que se presenta únicamente en unos pocos casos de marcada hipertensión pulmonar de larga evolución. Sin embargo, está sometida a la influencia de una serie de factores que con facilidad determinan cambios hemodinámicos y morfológicos, responsables directos de un incremento de presión, unas veces transitorio y fácilmente reversible, otras permanente o poco reversible. Si bien tales factores en su mayoría, salvo en el caso de la hipertensión pulmonar primaria, están perfectamente determinados (alteración en la composición de los gases alveolares, alteraciones cardiovasculares congénitas o adquiridas, procesos inmunológicos o tóxicos que afectan primariamente a los vasos pulmonares, alteraciones hemodinámicas secundarias a enfermedades extrapulmonares ), y los mecanismos generales de la hipertensión pulmonar (HP) son conocidos (aumento de resistencias vasculares pulmonares por vasoconstricción, cambios histológicos de las paredes vasculares, incrementos en el flujo sanguíneo pulmonar, aumento de viscosidad sanguínea, modificaciones del gasto cardíaco, estasis venoso crónico), los mecanismos íntimos por los que la HP se establece en cada caso no están tan aclarados, y en su mayor parte sólo son presumibles. Especial referencia en este sentido merece la hipertensión pulmonar hipóxica, cuya etiopatogenia será discutida con más detalle. Cualquiera que sea el mecanismo, una vez establecida la hipertensión pulmonar, ésta va a determinar una serie de alteraciones cardiocirculatorias y pulmonares responsable del cuadro clínico de la enfermedad vascular pulmonar hipertensiva, el cual raras veces se manifiesta en 144 forma pura, como acaece en la HP primaria, sino que en la mayoría de las ocasiones estará asociado al cuadro de la enfermedad pulmonar, cardíaca o sistémica que la originó. Pero, incluso prescindiendo de las manifestaciones debidas a la enfermedad responsable o asociada, la enfermedad pulmonar hipertensiva, por sí misma, presenta una pluralidad de expresión, tanto desde el punto de vista clínico como anatomopatológico, dependiendo del mecanismo por el que se originó y del momento en el desarrollo de la circulación en que dicha hipertensión se estableció. Así, desde el punto de vista anatomopatológico podemos establecer cinco tipos de hipertensión pulmonar, correspondientes a los puntos 2 a 6 de la clasificación general de las enfermedades vasculares pulmonares 1-3. 1. Hipertensión pulmonar plexogénica Corresponde al cuadro morfológico de la arteriopatía pulmonar plexogénica y aparece tanto en los shunts cardíacos congénitos izquierdaderecha como en la hipertensión pulmonar primaria en su forma clásica, en la hipertensión pulmonar que complica algunos casos de cirrosis hepática con hipertensión portal y en ciertas parasitosis pulmonares. Asimismo, se ha descrito algún caso de arteriopatía plexogénica asociada de forma inexplicable a fibrosis pulmonar 4. El hecho de que diferentes procesos, sin conexión etiológica entre sí, sean capaces de originar alteraciones anatómicas similares, complica aun más la comprensión patogénica de este tipo de patología de causa aún no explicada. Se caracteriza anatomopatológicamente por la aparición de una hipertrofia difusa y progresiva de la capa media de arterias musculares, a la que sigue una fibrosis de la íntima, menos difusa que aquella, que adopta una típica disposición en 18 J. VILLAMOR LEÓN.—CONSIDERACIONES GENERALES Y CLASIFICACIÓN TABLA I Hipertensión pulmonar plexogénica ALTERACIONES ANATOMOPATOLOGICAS CAUSAS Hipertrofia de la media arterial Proliferación de la íntima y fibrosis laminar concéntrica Arteritis y necrosis fibrinoide (secundaria a la hipertensión) Lesiones plexiformes y dilataciones arteriales H. Pulmonar Primaria Clásica Cardiopatía congénita con shunt izquierda-derecha: — CÍA — CIV — Ductus arteriosus amplio. — Tronco arterial persistente — Canal atrio-ventricular común Hipertensión pulmonar secundaria a cirrosis o fibrosis hepática Parasitosis pulmonares: W. Bancrofti Schistosomiasis TABLA II Hipertensión pulmonar por estasis venoso crónico ALTERACIONES ANATOMOPATOLOGICAS CAUSAS Marcada hipertrofia de la media arterial Muscularización de arteriolas (< que en la hipoxia) Fibrosis concéntrica de la íntima (no laminar) En venas: Hipertrofia de la media, fibrosis de la íntima y arterialización Hemosiderosis y fibrosis intersticial Insuficiencia cardíaca izquierda: — Valvulopatías mitrales — Mixoma y trombo auricular — Valvulopatías aórticas — Miocardiopatías en general — Hipertensión arterial — Otras causas de fracaso de VI — Pericarditis constrictiva Estenosis pulmonares congénitas Compresión y estenosis de venas pulmonares secundaria a procesos mediastínicos. Otras anomalías cardíacas congénitas: — Cor trialriatum — Atresia aórtica — Drenaje venoso anómalo total capas concéntricas como capas de cebolla. Ambos procesos conducen a una obliteración de la luz vascular, en grados variables de unos vasos a otros, y responsable quizás de la disminución del número de arterias pulmonares pequeñas, cuantifícado en algunos casos s . Posteriormente se producen fenómenos de arteritis y necrosis fibrinoide en la pared de dichas arterias, con trombosis secundaria, para finalmente aparecer las típicas lesiones plexiformes en el interior de la luz vascular, de significación discutida y aun no aclarada, que se combinan con dilataciones localizadas de algunos segmentos arteriales (tabla I). En el caso de la hipertensión pulmonar secundaria a cirrosis hepática, las alteraciones evidenciadas precozmente en venas periféricas pulmonares sugieren que la hipervolemia, subsiguiente al desarrollo de anastomosis porto-pulmonares directas, desempeña un papel primordial en la patogenia de la HP en estos casos. No existe evidencia del papel patogénico de sustancias vasoconstrictivas o lesivas vasculares, aunque algunos presuponen su existencia en el sujeto normal; en el cirrótico no serían destruidas por el hígado ya que escaparían a su acción a través 19 de los shunts portosistémicos, alcanzando directamente la circulación pulmonar 6. Lo que sí parece es que no influye en el desarrollo de la HP el grado de afectación funcional hepática, pues hipertensiones pulmonares similares a las que acaecen en cirro ticos se han demostrado en la fibrosis hepática congénita y asimismo en algunos casos de simple trombosis portal con función hepática conservada 7. 2. Hipertensión pulmonar por estasis venoso crónico Aun cuando se produce por mecanismos patogénicos en parte similares a la anterior, ya que su presentación está condicionada a la existencia de afecciones cardiovasculares congénitas o adquiridas con dificultad al drenaje de las venas pulmonares, tales como el cor triatrium, la atresia aórtica, el drenaje venoso anómalo total, la estenosis de venas pulmonares (tabla II), las diferencias histológicas son bien manifiestas, quizás condicionadas por una menor intensidad y gravedad de la hipertensión pulmonar en estos casos. Anatómicamente siempre está ausente la lesión plexiforme y, aunque se produce una fi145 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 TABLA III Hipertensión pulmonar hipóxica ALTERACIONES ANATOMOPATOLOG1CAS CAUSAS Muscularización de arteriolas, a veces de vénulas Hipertrofia de la media de arterias musculares y arteriolas Grandes alturas Enfermedades pulmonares con insuficiencia respiratoria crónica: — EPOC — Cifoescoliosis — Obst. crónica de vías superiores — Enfermedades neuromusculares — Síndrome de Pickwick — Fibrosis difusas — Amplias resecciones — Obesidad..., etc. Escasa fibrosis de la íntima TABLA IV Hipertensión pulmonar tromboembólica ALTERACIONES ANATOMOPATOLOG1CAS Trombos arteriales en distintos estadios Fibrosis excéntrica, parcheada, de la íntima Septos fibrosis intraarteriales (recanalización de trombos) Hipertrofia variable de la media arterial brosis concéntrica de la íntima, ésta nunca adopta la disposición laminar en capas. Sí existe una marcada hipertrofia de la capa media arterial con patente muscularización de arteriolas y en ocasiones hipertrofia de la media y fibrosis de la íntima de venas pulmonares. Junto a ello son patentes los signos de estasis venoso crónico, con dilatación de vasos linfáticos, edema, fibrosis intersticial y hemosiderosis pulmonar secundaria. 3. Hipertensión pulmonar hipóxica Sin duda es, junto con el anterior, el cuadro de hipertensión pulmonar, más frecuente en nuestro medio e indudablemente el de más interés para el neumólogo, no sólo por abarcar un amplio espectro de la patología pulmonar, sino además por las implicaciones fisiopatológicas y terapéuticas que conlleva. Aparece más o menos precozmente en el curso de todas aquellas enfermedades pulmonares que cursan con insuficiencia respiratoria crónica, especialmente en la EPOC, en las alteraciones de la mecánica respiratoria secundaria a afecciones neuromusculares u óseas de la caja torácica, en el síndrome de apnea periódica durante el sueño, síndrome de Pickwick, estadios avanzados de las fibrosis pulmonares, y en aquellos sujetos que viven a grandes alturas con la consiguiente disminución de la presión parcial de oxígeno en el aire inspirado . El cuadro anatomopatológico es mucho más 146 CAUSAS Tromboembolismo recurrente: — Trombos hematógenos — Embolias grasas — Embolias yatrogénicas — Émbolos de líquido amniótico. simple que en las formas anteriores y está presidido por la muscularización de las arteriolas (a veces y mucho menos expresiva también en vénulas), fenómeno que, aunque puede presentarse en las demás formas de hipertensión pulmonar, no es ni mucho menos tan manifiesto como en ésta. Junto a ello existe hipertrofia de la media de arteriolas y arterias musculares próximas a la zona de intercambio gaseoso. La fibrosis de la íntima es por el contrario muy discreta, en contraposición a las de otros tipos de hipertensión pulmonar, y puede verse desarrollo de músculo liso longitudinal en el espesor de esta capa (tabla III). Es precisamente el carácter fundamentalmente muscular de las alteraciones anatomopatológicas con casi ausencia de fibrosis de la íntima la que condiciona la posible reversibilidad de las mismas bajo terapéutica con Oz o tras el cambio de habitat en los sujetos que padecen mal de las alturas. 4. Hipertensión pulmonar tromboembólica Es el resultado de la restricción del lecho vascular pulmonar secundario a la embolización arterial y en menor frecuencia a la trombosis autóctona. El cuadro morfológico está presidido precisamente por la demostración de tales trombos arteriales en distinto estadio evolutivo, algunos incluso ya recanalizados y manifiestos por septos fibrinosos intraarteriales, otros reducidos a zonas de fibrosis excéntrica de la íntima. Los efec20 J. VILLAMOR LEÓN—CONSIDERACIONES GENERALES Y CLASIFICACIÓN tos secundarios de la hipertensión arterial por ellos producidas se traduce en una hipertrofia de la media arterial, variable de unos casos a otros (tabla IV). 5. Hipertensión pulmonar en la enfermedad venooclusiva Esta entidad, que forma parte del grupo de la hipertensión pulmonar primaria de causa desconocida (véase más adelante), presenta un patrón morfológico parecido en algunos aspectos al de la hipertensión pulmonar por estasis venoso crónico, con el correspondiente edema y fíbrosis intersticial junto a áreas de hemosiderosis pulmonar, a lo que se añade la hipertrofia de la capa media arterial, como en toda hipertensión, y, hecho diagnóstico, la existencia de obstrucciones venosas con trombos en distinta fase evolutiva, mostrando un cuadro morfológico en las venas similar al del tromboembolismo pulmonar; en ocasiones pueden encontrarse también algunos trombos arteriales (tabla V). Hipertensión pulmonar puede producirse también en algunos casos por vasculitis pulmonares que serán objeto de análisis en otro capítulo de esta monografía. En todos los casos de hipertensión pulmonar tendrá lugar una hipertrofia del ventrículo dereTABLA V Enfermedad venoclusiva A LTERACIONES ANAT(OMOPATOLOGI CAS CAUSAS Obstrucciones venosas por tro mbos con fíbrosis de la íntima y septos in travascu lares Áreas de hemosiderosis focal y fíbrosis i ntersticial Hipertrofia de la media arterial + trombos Desconocidas cho, directamente relacionada con el grado y duración de la hipertensión pulmonar, y en la hipertensión pulmonar hipóxica se podrá evidenciar además una hipertrofia de los cuerpos carotídeos, como respuesta al estímulo hipóxico sostenido. Un aspecto de gran interés es que anatomopatológicamente puede saberse si una hipertensión pulmonar existe desde el nacimiento o se ha adquirido después. Normalmente la textura histológica del tronco pulmonar, al nacer, es similar a la de la aorta, para en el curso de los dos primeros años de la vida" manifestar una serie de cambios, consistentes en una fragmentación de las fibras elásticas (que adoptan primero un aspecto bacilar después reticular) y en un adelgazamiento del espesor de la pared arterial, hasta adquirir el patrón estructural definitivo del adulto. Pues bien, cuando existe hipertensión pulmonar desde el momento del nacimiento, como sucede en algunas formas de hipertensión pulmonar plexogénica, el tronco pulmonar no sufre transformación alguna y permanece para siempre con su esüuctura aórtica inicial; en los sujetos que viven a grandes alturas, debido al efecto vasconstrictor de la hipoxia desde el nacimiento, se producen sólo transformaciones parciales hacia el patrón adulto, que acaba perfilándose muy tardíamente, tanto más cuanto mayor es la altitud. Así los que viven entre 34403840 metros de altitud presentan una configuración aórtica fetal hasta los tres años; a partir de entonces se producen fenómenos de transición hacia el patrón adulto, pasando por un estadio intermedio considerado como patrón persistente de la altitud (fibras elásticas fragmentadas), que se mantiene hasta los 55 años. En los que viven a más de 4000 metros la transición hacia el patrón adulto no se inicia hasta los nueve años de la vida y no llega a completarse, mostrando el referido patrón persistente de las grandes alturas durante toda la vida 2'3'8. Todos estos patrones anatomopatológicos referidos sólo tienen tres formas de manifestación clínica: /) la hipertensión precapilar, 2) hiper- TABLA VI Clínica de la hipertensión pulmonar SÍNTOMAS Disnea progresiva Dolores seudoangoroides Crisis sincópales al esfuerzo Palpitaciones Hemoptisis Ronquera (signo de Ortner) Cianosis: — Central (en casos avanzados) — Periférica (si hay fracaso V.I.) 21 SIGNOS EXPLORATORIOS De hipertensión pulmonar: — Clic protosistólico y refuerzo o desdoblamiento del 2.° tono en foco pulmonar — Soplo pansistólico de regurgitación tricuspídea — Soplo de Graham Stell en 3.1'' espacio intercostal izquierdo De insuficiencia cardiaca congestiva: Estasis yugular Aumento de la onda a del pulso venoso Hepatomega con reflujo hepatoyugular Latido visible y palpable en epigastrio Edemas de extremidades inferiores hasta anasarca 147 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 tensión postcapilar y 3) hipertensión mixta, pre y postcapilar . La primera sucede en todos aquellos procesos en que el aumento de resistencias pulmonares tienen lugar a nivel de arteriolas, permaneciendo normal la circulación capilar venosa; en estos casos el cuadro clínico está presidido por las manifestaciones de sobrecarga ventricular derecha e insuficiencia cardíaca congestiva. La segunda forma clínica de hipertensión pulmonar se presenta en todas aquellas circunstancias en que está dificultado el retorno venoso pulmonar; el cuadro clínico está presidido por las manifestaciones de la insuficiencia cardíaca izquierda, aunque como es lógico existen signos de sobrecarga derecha. En la forma mixta existen signos de ambos. Esta forma de hipertensión pulmonar, que conceptualmente es fundamentalmente radiológica, se presenta con todas sus manifestaciones en estadios muy evolucionados de hipertensión postcapilar y una enfermedad pulmonar hipertensiva, y de forma incompleta en la enfermedad venooclusiva y en las estenosis congénitas o adquiridas de las venas pulmonares. A este respecto, como veremos más adelante, hay que tener siempre in mente que los criterios diagnósticos de hipertensión pre y postcapilar, difieren en cierta forma para el radiólogo y para el hemodinamista. El primero basa la diferenciación entre una y otra forma en la presencia o ausencia de signos derivados del estasis venoso; por esta razón incluirá entre los diagnósticos radiológicos de hipertensión postcapilar tanto a la enfermedad venooclusiva como a las estenosis pulmonares. El hemodinamista funda la diferenciación en primer lugar en la existencia o no de una presión pulmonar de enclavamiento aumentada y en definitiva en la existencia o no de una presión elevada de aurícula izquierda; bajo este criterio los dos procesos referidos se incluirán hemodinámicamente entre las hipertensiones precapilares. Indudablemente y valorando el sustrato anatómico, el criterio radiológico nos parece el más realista. En cualquier caso, dado que el cuadro clínico de la hipertensión pulmonar, sobre todo la precapilar, es bastante inespecífico, estando presidido por una disnea de esfuerzo progresiva, junto a los signos de sobrecarga o insuficiencia de ventrículo derecho (tabla VI), el diagnóstico de ésta ha de fundamentarse junto a un cuadro clínico y fisiopatológico sugerente en exploraciones complementarias, unas incruentas, como la radiológica, ECG, fono y ecocardiograma, otras cruentas como el cateterismo cardíaco, que serán analizadas en detalle más adelante. De todas ellas, es, sin duda, el cateterismo derecho, combinado o no con el izquierdo en caso de dudas, el método idóneo, por cuanto no sólo 148 nos tipifica la hipertensión desde el punto de vista fisiopatológico, sino que nos permite además cuantifícarla, valorar la situación hemodinámica del ventrículo derecho, detectar hipertensiones en estadios iniciales y valorar la capacidad hemodinámica o funcional del enfermo mediante pruebas de esfuerzo. No obstante, es un método cruento y no exento de riesgo en situaciones de grave hipertensión pulmonar con insuficiencia ventricular derecha, y por otro lado a la hora de hacer valoraciones siempre debe tenerse en cuenta que las alteraciones hemodinámicas, especialmente en la EPOC, varían según la situación clínica en el momento de realizar la exploración, por lo que un solo valor aislado de presión arterial pulmonar no es suficiente, por sí solo, para establecer un juicio diagnóstico o pronóstico de un caso dado si no se tienen en cuenta el resto de datos clínico-evolutivos, radiológicos, funcionales y cardiológicos '°. Es por estas razones que han sido numerosos los intentos realizados para intentar correlacionar el tipo y grado de manifestaciones detectadas por métodos incruentos, con el grado de hipertensión pulmonar medido simultáneamente 22 J. VILLAMOR LEÓN.—CONSIDERACIONES GENERALES Y CLASIFICACIÓN mediante cateterismo, a fin de establecer fórmulas o datos de predicción del grado de hipertensión pulmonar sin tener que recurrir a la toma directa de presión arterial pulmonar. A este respecto hemos de decir: 1 ) Que no se ha encontrado una correlación estrecha entre el grado de hipertensión pulmonar y las alteraciones radiológicas. Es sabido que, ante hipertensiones pulmonares moderadas la radiología torácica puede ser completamente normal, y que en hipertensiones severas el grado de dilatación de las cavidades derechas es muy variable de unos enfermos a otros. Esto se debe a que la tolerancia del ventrículo derecho depende de diversos factores, tales como respuesta individual, rapidez con que se establece la hipertensión pulmonar, coexistencia de otras patologías que modifiquen la capacidad de resistencia del corazón, etc. De entre los numerosos índices radiológicos utilizados para deducir el grado de hipertensión pulmonar contenidos y analizados en conjunto en los trabajos de Lupi y cois. " (fig. 1), y de modo parcial en muy numerosos trabajos, sólo han podido obtenerse muy escasas correlaciones, válidas sólo para decir que existe una hipertensión pulmonar severa o un grado importante de dilatación de ventrículo derecho, pero no para establecer una graduación de hipertensión pulmonar, así: a) Respecto a individuos normales resultan significativos los aumentos del cono pulmonar, del diámetro de la rama derecha descendente de la arteria pulmonar, del diámetro pulmonar lobar y de la relación cardiotorácica en tanto por ciento para decir en gran número de casos que existe hipertensión pulmonar, sin más especificación, con los dos primeros datos e insuficiencia cardíaca para la relación cardiotorácica 12. b) Relacionando estos índices en sujetos con hipertensión pulmonar, con los valores de presión obtenidos en arteria pulmonar, se ha visto que no existe correlación significativa entre ellos y el diámetro de la rama descendente de la arteria pulmonar derecha y son poco significativos en lo que respecta al grado de protrusión de la AP y al diámetro pulmonar lobar. La amplitud o margen de variabilidad entre la PAP obtenida por cateterismo y l'os métodos no invasivos es tan amplio que, para un caso dado, es imposible predecir por estos últimos los valores de PAP . 2) Respecto a los hallazgos ecocardiográficos tampoco se ha podido obtener una buena correlación con el, grado de hipertensión pulmonar. En este sentido parece ser que únicamente la presencia o ausencia de la depresión a podría tener un cierto valor predictivo: normalmente la contracción auricular que se produce en la fase lelediastólica, por tener lugar en la fase de menor presión del ventrículo derecho se transmite 23 a éste, dando lugar a la depresión a del ecocardiograma. En la hipertensión pulmonar, al estar aumentada la presión telediastólica del ventrículo derecho, la contracción auricular no se refleja en éste y no aparece, por consiguiente, dicha depresión. Pues bien, según Nanda y cois. ls , cuando tal sucede la presión media en la arteria pulmonar supera los 40 mm Hg; hasta estos valores de presión arterial pulmonar, la contracción auricular se transmitirá al ventrículo derecho. Según esto, depresión a presente significa una PAP media menor de 40 mm Hg y una depresión a ausente una PAP de 40 mm Hg o superior. Experiencias de otros autores, aun confirmando que la ausencia de depresión a significa hipertensión pulmonar, no evidencian correlación con el grado de hipertensión. 3) Recientemente Roti y cois., comunican a partir de sus estudios en sujetos con cor pulmonale crónico la posibilidad de seguir el curso evolutivo de la PAP mediante estudios policardiográficos, aunque al mismo tiempo señalan las grandes dificultades que la técnica conlleva, lo que limita extraordinariamente su aplicación como exploración de rutina 16. BIBLIOGRAFÍA 1. WAGENVOORT, C. A.: Classifying pulmonary vascular disease. Chest, 4: 503, 1973. 2. 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Es aquella hipertensión pulmonar que cursa con presión de enclavamiento normal. Los signos radiológicos, valorados sobre radiografía posteroante150 rior de tórax obtenida en bipedestación, y 1,8 m de distancia entre tubo y película son: /) Cuando el aumento de presión es pequeño, de 30 a 40 mm Hg de sistólica, apenas hay signos radiológicos en la radiografía de tórax. 2) Cuando el aumento de presión es moderado, entre 40 a 70 mm Hg se aprecia: 24 B. P. VILLACASTIN— SEMIOLOGÍA RADIOLÓGICA DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR TABLA I Patrones radiológicos - niveles vasculares pulmonares 1 NIVELES PATRONES Plétora TRONCO DE LA A.PULMONAR AN 2 VS. BILIARES ÁNGULOS BILIARES HP mixta (Plétora-HP precapilar) A o A (++) Cóncavos o convexos Cóncavos ( + + ) Hipertensión pulmonar precapilar (arterial) A Cóncavos HP mixta (HP postcapilarHP precapilar) Hipertensión pulmonar postcapilar (venosa) Oligohemia pulmonar A (++) A o N N o D * Cóncavos ( + + ) Cóncavo (Der) * Convexos 3 VS. PARAHI LIARES 0 LOBARES A Bien definidos A (++) Bien definidos A o D Bien definidos * A Mal definidos A Mal definidos D (++) Bien definidos 4 VASOS INTRAPULMONARES A (uniformemente) A (Desigualmente) D A+R R * D (++) * Consultar texto. HP: Hipertensión pulmonar, Vs: Vasos, A: Aumentado, N: Norma], D: Disminuido, + + : Muy, R: Redistribución vascular. — Disminución de la vascularización periférica (fig. 1), manifiesta por vasos periféricos pequeños y tortuosos. — Vasos biliares y parahiliares aumentados de diámetro, prominentes, bien delimitados, invirtiéndose la convexidad hiliar por concavidad hacia el pulmón (fig. 1 flecha hueca). Por tanto, la relación aa. centrales/aa. periféricas estará aumentada, pero con menor calibre que las aa. lobares que lo habitual. 25 — Venas pulmonares disminuidas y ventrículo derecho ligeramente aumentado de tamaño. 3) Cuando el aumento de presión sistólica es notable, más de 70 mm Hg, se cumplen todo lo anterior, siendo la relación aa. centrales/aa. periféricas mucho mayor, pero en este caso existe aumento de calibre de las arterias lobares, haciéndose evidente: El signo del gemelo positivo (fig. 1, flecha negra grande) que consiste en que el cociente entre 151 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 venas, de los campos superiores son de tamaño igual o superior a los vasos de los lóbulos inferiores. Se produce una vasoconstricción compensadora de los vasos inferiores y un aumento de flujo en los superiores; este signo es más precoz que los síntomas clínicos y por tanto de una gran importancia diagnóstica. b) El ángulo hiliar, formado por la vena superior derecha y la arteria lobar inferior derecha, pierde su convexidad y se hace cóncavo hacia el pulmón (fig. 3). Figura 4 el diámetro de bronquio (negro) y arteria (blanco) es de 1 a 2. El aumento de tamaño de la arteria lobar inferior derecha (fig. 1, flechas negras pequeñas) por encima de 1,6 cm de diámetro. Se aprecia asimismo prominencia acusada del tronco de la arteria pulmonar (fig. 2 flechas) y aumento del ventrículo derecho. Se mantiene la relación normal entre las venas de la zona superior e inferior del pulmón, globalmente disminuidas de calibre (figs. 1 y 2). B) Hipertensión pulmonar postcapilar. Es debida al aumento de la presión venosa pulmonar, cualquiera que se su causa, con lo que la presión de enclavamiento estará asimismo elevada (presión capilar). Se pueden distinguir dos tipos: a) Aguda: ejemplo tipo el fallo ventricular izquierdo y b) Crónica: estenosis mitral por ejemplo. Para conseguir una valoración más adecuada, hemos correlacionado nuestras observaciones radiológicas con las obtenidas por otros compañeros en fisiopatología y hemodinámica cardiopulmonar. Así se han descrito unos parámetros correlativos entre las presiones en aurícula izquierda y la secuencia en la aparición de los signos radiológicos en la radiografía standar de tórax 4'5. Son estos: /) Cuando el aumento de presión en aurícula izquierda es pequeño, de 10 a 18 mm Hg se evidencia: a) Patrón de redistribución pulmonar (fig. 3, flecha hueca). Los vasos pulmonares, arterias y 152 2) Cuando el aumento de presión auricular es moderado, de 18 a 25 mm Hg aparece: a ) Borrosidad de los vasos biliares y parahiliares, que traduce la existencia de un edema intersticial peribroncovascular. También es evidente un ligero aumento de densidad radiológica, como el descrito en las bases pulmonares, debido a la acumulación de líquido intersticial. b) Líneas de Kerley. Las líneas B son líneas cortas, periféricas y generalmente básales (figs. 3 y 4, flechas negras) que traducen el edema de los linfáticos septales o subpleurales. Hoy en día se sabe que son debidas al engrosamiento del tejido interlobular del pulmón (líquido más linfáticos) en este espacio pulmonar. Las líneas A, son líneas más largas, pero más difíciles de visualizar, que se incurvan hacia el hilio y que corresponden a los linfáticos peribroncovasculares; a veces se ven mejor en la radiografía lateral. En cuanto a las líneas C se describen como un patrón reticular basal (¿son linfáticos supericiales?). Nosotros nunca las hemos visto y dudamos de su existencia. c) Pequeños derrames pleurales (fig. 4, flecha hueca). 3) Cuando el aumento de presión en aurícula izquierda es notable, superior a 25 mm Hg, aparece: a) Un patrón intersticial, alveolar o alveolointersticial con distribución peribroncovascular en «alas de mariposa». Cuando la hipertensión pulmonar es brusca, como sucede en el fallo ventricular izquierdo postinfarto, en el taponamiento mitral por mixoma o coágulo intraauricular, en el taponamiento de las venas pulmonares etc., pueden observarse sólo los signos radiológicos descritos anteriormente, sin patrón de redistribución, con cavidad del ángulo hiliar ni derrame pleural. b) Derrame pleural derecho o bilateral de importante cuantía. O Hipertensión pulmonar mixta. Puede ser el resultado de un patrón de plétora pulmonar más hipertensión pulmonar precapilar o un patrón de hipertensión pulmonar postcapilar más hipertensión pulmonar precapilar (tabla I) 6'7. 26 B. P. VILLA CASTIN.— SEMIOLOGÍA RADIOLÓGICA DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR ///. Oligohemia pulmonar Se manifiesta por una reducción en el calibre de los vasos biliares de intrapulmonares con aparente hiperclaridad pulmonar (tabla I). BIBLIOGRAFÍA 1. ERIC, N. C. y MILNE, M. B.: Pulmonary venous hypertension and pulmonary edema mechanics for the chest radiologist. Syllahus Radiology of the Chest, 509A, 1978. 2. FRASER, R. G. y PARE, J. A. P.: Diagnóstico de las enfermedades del tórax. Hipertensión pulmonar y afecciones 27 pulmonares de origen cardíaco (págs. 790-822). Salvat Editores (Barcelona), 1973. 3. KURTMAN, R. S.: Lesiones adquiridas de la valvulopatía mitral: Análisis en radiografía simple. Sem. de Roentg., 14: 194, 1979. 4. MILNE, M. B.: Correlation of physiological findings and chest roentgenology. Radial. Clinics N . Amer., 11: 128, 1973. 5. ROBLEDO, A. G. y VILLACASTIN, B. P.: Patrones radiológicos pulmonares. Arch. Bronconeumol; 14: 184, 1978. 6. SIMÓN, M., SASAHARA, A. A. y CANNILLA, J. E.: Radiología de la hipertensión pulmonar. Sem. de Roentff-, 2: 384, 1967. 7. STEINER, R. E.: Radiological appearances of the pulmonary veseis in pulmonary hypertension. Br. J . Radial., 31: 188, 1968. 153 DIAGNOSTICO FONOCARDIOGRAFICO, ELECTROCARDIOGRAFICO Y ECOCARDIOGRAFICO DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR S. PASCUAL Y MARCOS Servicio de Cardiología. Residencia Sanitaria «La Paz». Universidad Autónoma. Madrid. Fonocardiograma La hipertensión pulmonar da lugar a unos signos acústicos, que reflejan la elevación de la presión en la arteria pulmonar. Son varios los datos, tanto sistólicos como diastólicos, que tienen lugar y que seguidamente vamos a exponer 1'2. Soplo de regurgitación (insuficiencia) trie us pide a La hipertensión pulmonar conlleva un forzamiento del ventrículo derecho, dando lugar a Chasquido eyectivo pulmonar Este ruido se atribuye a un brusco movimiento de la válvula pulmonar hacia arriba. Se localiza mejor en los espacios intercostales segundo y tercero y presenta como característica la atenuación durante la inspiración y el aumento durante la espiración. La separación de este chasquido desde el primer ruido guarda relación con la presión diastólica pulmonar, y así cuanto más elevada sea ésta, más tardío resultará el comienzo de la eyección ventricular derecha y más tardío también el inicio del chasquido de eyección (fig. 1). Soplo de eyección pulmonar La dilatación de la arteria pulmonar, que se da en la hipertensión pulmonar, da origen al soplo sistólico de eyección. La localización suele ser en el segundo espacio intercostal izquierdo, de forma creciente-decreciente, y no raramente precedidos por un chasquido de eyección pulmonar (fig. 1). 154 28 S. PASCUAL Y MARCOS—DIAGNOSTICO FONOCARDIOGRAFICO, ELECTROCARDIOGRAFICO Y ECOCARDIOGRAFICO DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR una insuficiencia funcional tricuspídea. Este soplo se recoge mejor en borde esternal inferior izquierdo. Es un soplo pansistólico sin llegar a cubrir el segundo ruido. Se puede aumentar con la inspiración (signo de River o-Carvallo), reflejando la capacidad del ventrículo derecho para convertir el aumento del retorno venoso tras inspiración, en aumento del volumen sistólico y del flujo de regurgitación, razón por la cual ante un agravamiento de la insuficiencia ventricular derecha desaparece aquella capacidad, y por tanto no se da el fenómeno de Rivero-Carvallo. El incremento de retorno venoso que ocasiona la inhalación de nitrito de amilo, aumenta la insuficiencia tricuspídea haciendo más notorio el soplo (figs. 2 y 3). Segundo ruido cardiaco La hipertensión del círculo menor, al influir sobre el cierre de la válvula pulmonar, hace que el segundo ruido se recoja reforzado o acentuado. Cuando existe claro desdoblamiento del segundo ruido, puede ser un signo útil de evidencia de un ventrículo derecho anormal. Generalmente un segundo ruido desdoblado recogido en la punta o apex, es muy sugestivo de hipertensión pulmonar (figs. 2 y 3). Soplo de insuficiencia pulmonar Generalmente se recoge mejor en segundo y tercero espacio intercostal izquierdo en zona paraesternal. Su configuración es de un soplo en decreciente. El aumento de la presión diastólica en la arteria pulmonar origina una mayor velocidad de flujo regurgitante; de ahí la elevada frecuencia y carácter soplante del referido soplo. Como existe una notable diferencia entre presiones diastólicas del ventrículo derecho y arteria pulmonar, el fenómeno se va a producir durante toda la diástole, de modo tal que, el soplo que se origina por esta diferencia de presión tendrá tendencia a ser más bien largo. Los soplos suaves de tipo Graham-Steel se auscultan mejor que se recogen con el fonocardiógrafo. Ruido auricular En la hipertensión pulmonar, el ventrículo derecho tenso va a necesitar de una fuerte contracción auricular (así pueden verse grandes ondas A en el pulso yugular, se puede palpar la distensión presistólica del ventrículo derecho), dando origen a un ruido auricular que puede acompañar aquella distensión presistólica. Estos ruidos se recogen mejor en el borde esternal inferior izquierdo. El ruido auricular es un fenómeno de baja frecuencia, que aumnta con la campana del estetoscopio apoyada ligeramente 29 sobre el pecho y se atenúa al apretar con fuerza la campana (figs. 1 y 3). Tercer ruido cardíaco Es un signo de insuficiencia ventricular o de un aumento de la cuantía del flujo auriculoven155 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 cuando la insuficiencia tricuspídea aumenta el flujo de llenado rápido ventricular. Es un fenómeno acústico de baja frecuencia que se recoge mejor en la punta, y al igual que el ruido auricular, se oye mejor apretando ligeramente la campana del estetoscopio. Puede aumentar de intensidad tras el esfuerzo o elevando las extremidades inferiores. Soplo presistólico, mesodiastólico Se han atribuido estos soplos a una estenosis tricuspídea relativa como consecuencia de la excesiva dilatación de ventrículo derecho. Los soplos mesodiastólicos pueden aparecer en la insuficiencia tricuspídea y estarían relacionados con un aumento del flujo auriculoventricular (mecanismo que puede intervenir en la hipertensión pulmonar en el caso de que la válvula tricúspide fuese insuficiente). También se ha invocado al fenómeno derecho de Austin-Flint como explicación del soplo mesodiastólico, que ocurre en algunos casos de hipertensión pulmonar. Chasquido de apertura Parece ser que se originaría en la válvula tricúspide en algunos casos de hipertensión pulmonar. La rareza de este hallazgo hace que la verificación del fenómeno y su naturaleza quede fuera de comentario. Electrocardiograma 3'4 tricular. Un tercer ruido puede producirse si la hipertensión pulmonar da lugar a una insuficiencia ventricular y el ruido puede ampliarse 156 La hipertensión pulmonar origina una sobrecarga sistólica del ventrículo derecho de la denominada tipo barrera, ya que el ventrículo debe luchar contra el obstáculo que significa la hipertensión pulmonar. El ECG mostrará onda R dominante en derivaciones precordiales derechas V, a Vi, e incluso V4-V-, y V(, si se enfrentan la zona hipertrofiada (fig. 4). Cuando la hipertensión en ventrículo derecho es superior a la sistémica, en V, se pueden recoger complejos de tipo R sola con muescas en la cima o del tipo qR o qRs. La onda T es negativa en V i con desnivel negativo del segmento ST. Si la presión sistólica del ventrículo derecho es superior a la sistémica puede aparecer una onda T de tipo isquémico con ramas simétricas. Es muy frecuente, la posición vertical del eje del corazón y no raramente un patrón de Si, S¡, Si en las derivaciones de los miembros (fig. 4). A veces, con la adquisición de un corazón muy vertical, los electrodos de V, no exploran cavidad ventricular sino auricular, con lo que pueden aparecer morfologías tipo qR llevando a un diagnóstico equívoco de infarto de miocardio. 30 S. PASCUAL Y MARCOS—DIAGNOSTICO FONOCARDIOGRAFICO, ELECTROCARDIOGRAFICO Y ECOCARDIOGRAF1CO DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR El ritmo sinusal es lo más frecuente excepto en los casos terminales (fig. 4). Se puede ver, a veces, un patrón de hipertrofia auricular derecha con ondas P altas y agudas en derivaciones II-III y aVF. El eje eléctrico de la onda P se halla entre +75° y +90°, excediendo raramente de esa posición (fig. 4). Ecocardiograma 5A Válvula pulmonar 1. Disminución o desaparición de la onda a. La hipertensión pulmonar, dando lugar a un notable aumento de la presión arterial diastólica pulmonar, conduciría a un impedimento en el abombamiento normal de las valvas pulmonares, como consecuencia de la contracción auricular derecha. De acuerdo con estas características, la hipertensión pulmonar originaría una marcada disminución o abolición de la onda a (fig. 5). Cuando no existe bloqueo A-V de primer grado y la frecuencia es menor de 150 pm, la ausencia de onda a generalmente indica una presión arterial pulmonar por encima de 40 mm Hg. 2. Muesca o temblor en mesosístole. En la hipertensión pulmonar se ha descrito la presencia de una melladura o temblor de la valva posterior pulmonar en mesosístole, cuya etiología no es bien conocida. 3. Aumento de la pendiente h-c. La pendiente de apertura de la válvula pulmonar (b-c) se ha tomado como signo de hipertensión pulmonar cuando es mayor de 350 mm/seg (en los normales es menor de 300 mm/seg.). No obstante para varios autores no es un signo altamente recomendable (fig. 5). 4. Disminución de la pendiente e-f. Se ha utilizado como signo de hipertensión pulmonar, cuando es sólo la traducción de los acontecimientos en la aurícula izquierda (reducida velocidad de vaciamiento de la aurícula izquierda). Actualmente para la mayoría de los autores no debe tomarse este valor como signo de hipertensión pulmonar (fig. 5). 5. Intervalos sistólicos de ventrículo derecho 7'8. El período de pre-eyección ventricular derecho, transcurre desde el inicio del QRS hasta el punto b o iniciación de la apertura de la válvula pulmonar. Una relación período de preeyección ventricular derecho/tiempo de eyección del ventrículo, que exceda de 0,30 seg., se ha relacionado con una hipertensión pulmonar diastólica superior a los 30 mm Hg. Otras alteraciones En casos de hipertensión pulmonar se ha recogido un aumento del ventrículo derecho (fig. 6), acompañado a veces de movimiento plano o 31 paradójico del septum interventricular. Puede estar reducida la pendiente diastólica mitral E-F en la hipertensión pulmonar (fig. 6). Algunos pacientes han presentado hipertrofia septal asimétrica y/o movimiento sistólico anterior de la válvula mitral, lo que debe tenerse en cuenta para no hacer un diagnóstico ecocardiográfico erróneo de miocardiopatía hipertrófica obstructiva. Caso clínico Como caso ilustrativo de hipertensión pulmonar exponemos brevemente su historia y las gráficas relativas a lafonocardiografía, electrocardiografía y ecocardiografía. Paciente A.Q.M. de 38 años de edad que vive bajo régimen especial por su retraso mental. La familia relata que desde hace varios años tiene aspecto cianótico y cierta limitación a los esfuerzos físicos. Se ha encontrado subjetivamente en estado aceptable hasta julio de 1980, que comienza con disnea, cianosis, edemas y ascitis. Por agravamiento del cuadro ingresa en el Servicio de Cardiología de la Ciudad Sanitaria La Paz. A la exploración cabe destacar: bien nutrida, corta talla, cianosis central y periférica, presión venosa elevada a 5 cm del ángulo de Louis. La auscultación pulmonar era normal y la cardíaca se puede ver en las figuras 1, 2 y 3. Hepatomegalia de tres cm, no dolorosa. No explenomegalia. Edemas en tercio inferior de ambas piernas. Pulsos conservados. Uñas en vidrio de reloj. Tensión arterial 11/7. Analítica: Poliglobulia de 6.370.000 hematíes, resto normal. ECG: véase la figura 4. Radiografía de tórax: cardiomegalia a expensas de cavidades derecha y arterias pulmonares. Pobre vascularización pulmonar periférica. 157 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 Ecocardiogramu: VD 41 mm, tabique 11 mm tipo B, ventrículo izquierdo en diástole 40 mm. Aurícula izquierda 22. Válvula mitral con descenso de pendiente diastólica mitral. Válvula tricúspide normal. Válvula pulmonar con pendiente diastólica aplanada y disminución de onda A (fig. 5). Hemodinámica: Presión capilar normal (9). Tronco pulmonar 124 sistólica, 74 diastólica y 100 de media. Ventrículo derecho 122 sistólica, 14 de telediastólica. Aurícula derecha 9. Aorta 114 sistólica, 80 diastólica, 94 media. VI 120 sistólica, 8 telediastólica. Presiones pulmonares a nivel sistémico. Saturación en aorta 97 %. Saturación entronco pulmonar 63%. índice cardíaco 1,39. Se practica inyección manual en capilar enclavado, observándose imagen de relleno capilar en forma de árbol podado o de invierno. Diíif;n<ístic't): hipertensión pulmonar primaria severa. Insuficiencia tricuspídea. Fracaso ventricular derecho. Bajo gasto. Nota: La enferma fue dada de alta con la pobre ayuda farmacológica de estos casos, con un pronóstico quod vitam funesto. AGRADECIMIENTO A los doctores García Gallego y Sotillo por la ayuda prestada en los estudios de esta paciente. 158 BIBLIOGRAFÍA 1. PERLOFF, J. K.: Manifestaciones auscultatorias y fonocardiográficas de la hipertensión pulmonar. Prog. Enf. Cardiovasculares Vol. I I I , 321-360. Editorial Científico Médica. Barcelona, 1968. 2. GATEWOOD, R. P. y YU, P. N.: Primary pulmonary hypertension. Progress in Cardiology 8, pág. 305-349. Editorial Lea-Febiger. Chicago, 1979. 3. TRILLO, E.: Curso de Electrocardiografía, pág. 225245. Editorial Científico Médica. Barcelona, 1975. 4. LIPMAN, B. S.: Electrocardiografía Clínica, pág. 247. Editorial Interamericana, S. A. Madrid, 1965. 5. MARTÍNEZ ELBAL, L. y BAÑUELOS, C.: El ecocardiograma. Medicine, 36: 2199, 1979. 6. SHAH, P. M.: Ecocardiograma de las válvulas aórtica y pulmonar. Prog. Enf. Cardiovasc., 18: 700, 1978. 7. DE MARÍA. A. N.: Applications of the pulmonary valve echogram in the diagnosis of congenital and acquired cardiac disorders. Advances in Heart Disease 1, pág. 377389. Editorial Grune-Stratton. New York, 1977. 8. SHAH, P. M.: Echocardiography of the pulmonary valve: physiological correlates and clinical usefulness. Progress in Cardiology 8, pág. 85-94. Editorial Lea-Febiger. Chicago, 1979. CONSIDERACIONES HEMODINAMICAS EN LA HIPERTENSIÓN PULMONAR J. F. SOTILLO MARTÍ Unidad de Cardiología y Hemodinámica Ciudad Sanitaria La Paz. Madrid. INTRODUCCIÓN Determinación del flujo sanguíneo pulmonar La circulación en el lecho vascular pulmonar se caracteriza por manejar un gran volumen de sangre a relativamente baja presión. Con las primeras inspiraciones del recién nacido se produce la expansión del parénquima pulmonar y el cambio de la circulación fetal al tipo adulto, con el cierre progresivo en las primeras semanas del ductus arterioso y posteriormente el foramen ovale, acompañándose de cambios morfológicos en las paredes de los vasos pulmonares. En el adulto normal, el flujo sanguíneo pulmonar, es decir el volumen de sangre por unidad de tiempo que circula desde la arteria pulmonar a través de los capilares hasta las venas pulmonares, debe ser similar al flujo sanguíneo sistémico. No obstante, los pulmones reciben sangre arterial para su nutrición a través de la circulación bronquial, constituyendo un cortocircuito anatómico derecha-izquierda, que en condiciones normales no supera el 1 % del gasto cardíaco. Hay que hacer notar, que el flujo sanguíneo pulmonar tiene carácter pulsátil y que puede variar desde 8 a 18 litros por minuto, durante la sístole hasta 1 a 3 litros por minuto durante la diástole \ Por ello, la presión sistólica de la arteria pulmonar excederá a la presión alveolar, consiguiendo que la mayoría de los vasos estén perfundidos, mientras que en diástole cuando la velocidad del flujo y la presión disminuyan, el grado de perfusión sea menor en los vértices y vaya aumentando hacia las bases pulmonares. En la actualidad disponemos de varios métodos, aunque de forma práctica dos de ellos sean los más usuales. 35 /. Método de FICK Se basa en determinar la cantidad de oxígeno extraído del aire inspirado por los pulmones y la diferencia arterio-venosa existente entre el círculo pulmonar, asumiendo un pequeño error al incluir la circulación bronquial. Esquematizando en sucesivos pasos sería: a) Determinar la capacidad de Oz en mi %. Capacidad Oí = 1,36 x Hb (gr %) b) Determinar el contenido de Oí en vol % Contenido Oa = cap. Oí x saturación : 100. c) Diferencia arterio-venosa pulmonar, en vol. %. Diferencia A-V pulmonar = contenido de Oí en venas pulmonares - contenido de Oí en arteria pulmonar. Así pues, en ausencia de cortocircuitos tendríamos: Qp Qs ___consumo de 02 Dif. A-V pulmonar x 10 Qp = flujo pulmonar. consumo de Oz Dif. A-V sistémica x 10 Qs = flujo sistémico. 159 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 En presencia de cortocircuitos es necesario precisar el flujo pulmonar efectivo (Qpe), es decir, la cantidad de sangre venosa que pasa por los pulmones para oxigenarse: Qpe= consumo de 0-¡ Dif. A-V vena pulmonar - promedio de venas cavas x 10 La determinación del consumo de oxígeno por el individuo en reposo se puede determinar directamente mediante el análisis del contenido de oxígeno del aire ambiente y el expirado por el sujeto estableciéndose la diferencia. Menos exacto es su estimación mediante las tablas de La Farge según sexo, edad, y frecuencia cardíaca. 2. Método de dilución de colorantes Basado en la posibilidad de cuantifícar el volumen de un líquido si añadimos una cantidad conocida de un indicador y medimos su concentración una vez efectuada la mezcla. Así utilizando la fórmula: Como indicador, el más utilizado es el verde indocianina. En la figura 1-A podemos apreciar una curva normal de dilución de colorantes, trasladando dicha curva sobre papel semilogarítmico (figura 1-B) y extrapolando la pendiente de la curva inicial a cero, podremos cuantifícar por planimetría del área por debajo de la curva el flujo a determinar. La constante de 60 segundos se introduce para expresar el resultado en un minuto. 3. Método de termodilución Basado en el mismo principio de la dilución de colorantes; es el más usado en la clínica y consiste en la inyección de suero salino o dextrosa al 5 % a través de catéteres de Swan-Ganz 2 conectados a computadores de reducido tamaño obteniéndose mediciones adecuada, en ausencia de cortocircuitos, del flujo pulmonar y asumir su igualdad al flujo sistémico. La mayor ventaja de dicho método reside en su capacidad de repetición con mínima molestia para el paciente. 4. Método de radionúclidos donde Q = flujo, I = cantidad del indicador en mg, c = cantidad promedio del indicador y t = intervalo en segundos entre la aparición y desaparición del indicador en el lugar de la muestra. Generalmente se efectúa la inyección del indicador en la arteria pulmonar y la toma de muestras en la arteria braquial. Inyectado una cantidad conocida de un radionúclido en el aparato circulatorio es fácil determinar su concentración una vez distribuido y por tanto los flujos. Con el uso de los más modernos y sofisticados estudios isotópicos unidos a computadores, es posible conocer no sólo los diversos volúmenes sistémico y pulmonar, sino también la función sistólica de ambos ventrículos, así como la detección y cuantificación de cortocircuitos 3'4. Fig. 1-A. Curva normal de dilución de colorantes, efectuada la inyección en la arteria pulmonar y la toma de muestras en la arteria braquial. a = curva de aparición inicial del colorante, b = curva de recirculación del colorante. Ta = tiempo de aparición del colorante en la arteria braquial. Fig. 1-B. Curva de dilución de colorantes resituada sobre papel semilogarítmico. La línea de puntas extrapola la curva a separando el período de recirculación. Td = tiempo de concentración residual insignificante del colorante. El área planimetrada por debajo de dicha curva sera el flujo sanguíneo a determinar. Q (1/min) = \ \60 ^ 160 36 J. F. SOTILLO MARTÍ.—CONSIDERACIONES HEMODINAMICAS DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR 5. Métodos angiocardiográficos Precisan de un estudio angiográfico invasivo y por tanto de una selección de los pacientes, estando contraindicado en pacientes con manifestaciones de alergia a los contrastes yodados, insuficiencia renal, etc. Basados en los trabajos iniciales de Sandier y Dodge s para ventrículo izquierdo y determinar el flujo sistémico, determinando por planimetría las áreas ventriculares y posteriormente los volúmenes ventriculares telediastólico y telesistólico, obteniendo el volumen de eyección de la diferencia de ambos. Asimismo diversos modelos geométricos han servido para la determinación de los volúmenes ventriculares derechos 6, y de ellos el flujo pulmonar. Existe una buena correlación con los obtenidos por los métodos de Fick o de termodilución. Como hemos mencionado previamente, en el sujeto normal en posición ortostática, el flujo pulmonar se incrementa desde vértices a bases pulmonares. Así pues, la relación entre ventilación y perfusión (VA/Q) no es homogénea en toda el área pulmonar. Este hecho se ha referido en su efecto sobre los gradientes alveolo-arterial de oxígeno y dióxido de carbono. Así, elevando la concentración de 02 inspirado se ha demostrado que el gradiente alveolo-arterial de Oí está relacionado con: — Las características de la difusión en la interfase alveolo-capilar. — Las alteraciones o desigualdades VA/Q a tensiones de Oz normales en el aire inspirado. — La verdadera mezcla venosa a altas tensiones de 02 inspirado. Esta última detectaría el cortocircuito anatómico derecha-izquierda de la circulación bronquial, su aplicación en la práctica dependerá del uso de la fórmula: Qv C cap. 02 - C art. Oz Qp C cap. 02 - C ven. 0-¿ en la que Qv = mezcla venosa, Qp = flujo pulmonar, C cap. 02 = contenido de 02 en sangre capilar o vena pulmonar, C art. O-z = contenido de Ü2 en sangre arterial, C ven. Oí = contenido de 02 en sangre venosa mezclada. Si dichos cálculos se efectúan con aire ambiente, el valor Qv/Qp representa el cortocircuito debido a alteraciones de la relación VA/Q más el cortocircuito de sangre venosa que no pasa por el lecho capilar pulmonar. Si dichos cálculos se repiten con aire de alto contenido de Oz (70-100 %), se elimina el componente debido a los defectos en la relación VA/Q permaneciendo el cortocircuito anatómico. Sin embargo, la validez de este método se ha puesto en duda, dado que el Ü2 per se puede alterar la relación VA/Q especialmente en la insuficiencia respiratoria 7. 37 Presiones y resistencias en el lecho vascular pulmonar Los valores normales de presiones pueden verse en la tabla I 8. Definiendo la hipertensión pulmonar (HP) cuando la presión sistólica y la presión media de la arteria pulmonar exceden a 30 y 20 mm Hg respectivamente. El cálculo de las resistencias pulmonares se efectúa por analogía con la ley de Ohm; como la relación entre la diferencia de presión con respecto al flujo a lo largo del circuito vascular. Así: R = Dif. presión Q Aplicándolo al circuito pulmonar tendremos: pp^ _ A P mm Hg . KF1 Qp 1/min ' RPA A P - A I (o P C P) mm Hg Qp 1/min En donde: RPT = resistencias pulmonares totales, RPA = resistencias pulmonares arteriolares, AP = presión media de arteria pulmonar, AI o PCP = presión media de aurícula izquierda o capilar pulmonar, Qp = flujo pulmonar total. Las unidades de resistencia se expresan en unidades híbridas (UHR) o multiplicando por 80 en dinas x seg x cm -5. Siendo sus valores normales 9: RPT = 205-51 din x seg x cm ~ 5 ; y RPA = 67-23 din x seg x crn"5. Considerando las relaciones entre presiones y flujos, debemos considerar las resistencias vasculares pulmonares como susceptibles de cambios por diversos factores como puede verse en la tabla II. Diversos estudios han intentado demostrar la reversibilidad (vasoconstricción) de la hipertensión pulmonar; uno de los más empleados consiste en la infusión de tolazolina (priscol) directamente en la arteria pulmonar a la dosis de 1 mg/kg/min y después de diez minutos se vuelve a obtener los datos de flujo pulmonar, presiones en AP, CAP y se calculan las resistencias pulmonares totales y arteriolares, observándose en caso de positividad un marcado descenso de las mismas 10. En pacientes con cardiopatías congénitas con flujo pulmonar aumentado e hipertensión pulmonar, se ha sugerido que la relación de las resistencias pulmonares y las resistencias sistémicas (Rp/Rs) puede ser usado como criterio de operabilidad de la cardiopatía n. Así, siendo el valor normal de 0,25 o menor, valores entre 0,25-0,45 indicarían ligera alteración vascular pulmonar; valores entre 0,45-0,75 moderada y 161 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 TABLA I similar a la elevación de las presiones de la aurícula izquierda. Si dicha presión alcanza los 2Valores normales de las presiones en el árbol 5-30 mm Hg de forma crónica, la presión pulvascular pulmonar y cavidades cardíacas 8 monar se elevaría de forma desproporcionada, indicando en parte un fenómeno de vasoconsRANGO PRESIONES rvxnn51 tricción. También se sabe, que la elevación de la (mm Hg) presión venosa pulmonar podría estenosar o ceAurícula derecha Media 1-5 rrar las pequeñas vías aéreas, disminuyendo la Ventrículo derecho Sistólica 17-32 ventilación (hipoxia), provocando un mayor auDiastólica 1-7 mento de la presión pulmonar. Finalmente el Arteria pulmonar Sistólica 17-32 Diastólica 4-13 edema de la pared vascular provocaría una maMedia 9-19 yor reducción en su luz. Capilar pulmonar Media 4-13 Los cambios morfológicos en las arterias pulAurícula izquierda Media 2-12 monares van a depender si la hipertensión venosa pulmonar es el resultado de una malformación congénita o adquirida. En el primer caso el TABLA II tejido elástico de las arterias pulmonares mantiene el patrón fetal, es decir fibras elásticas larFactores que pueden alterar las resistencias gas, uniformes, no ramificadas y paralelas. Si la vasculares pulmonares 9 hipertensión pulmonar es adquirida al tejido I. Mecánicos: elástico de las principales arterias pulmonares es Alteraciones en la presión venosa pulmonar de tipo adulto, es decir con fibras elásticas corAlteraciones en el flujo pulmonar tas, irregulares y ramificadas formando una Alteraciones en el volumen sanguíneo pulmonar trama laxa. Alteraciones en las pequeñas arteAlteraciones en las presiones alveolares Cambios en la presión intratorácica rias y arteriolas incluyen la hipertrofia de la meCambios en el tamaño del lecho vascular pulmonar dia y fíbrosis de la íntima y raramente arteritis Edema pericapilar necrotizante, sin embargo, vasodilatación y leII. Neurales: siones plexiformes no son observadas. Sistema nervioso autónomo Quimiorreceptores intravasculares En el caso de la enfermedad venooclusiva Mecanorreceptores intravasculares pulmonar, histológicamente se demuestra fíbroCambios en la neurorregulación de la ventilación sis de la íntima de las venas, pareciéndose a la III. Bioquímicos; fase de organización del trombo. La afectación Catecolaminas Acetilcolina suele ser difusa, pero puede ser focal y no Tolazolina igualmente distribuida. Se ha propuesto una Serotonina etiología vírica que actuaría deplecionando el Suero salino hipertónico endotelio venoso de plasminógeno activado y Alteraciones de la tensión de oxígeno provocaría la trombosis in situ. La presión capiHipercapnia Acidosis lar pulmonar estará elevada en los casos de afectación de las grandes venas, pero puede no reflejar la verdadera presión o incluso ser normal, si superior a 0,75 severa. Cuando la relación Rp/ la afectación es de pequeñas venas. En el caso de la estenosis mitral, muchos paRs-1,0 la corrección quirúrgica de la cardiopatía cientes presentan inicialmente hipertensión pulse considera contraindicada. Finalmente comentaremos algunos aspectos monar meramente pasiva y posterior reactiviconcretos de los síndromes de hipertensión pul- dad, creándose una obstrucción proximal a nivel monar 12, dado que el estudio detallado estaría de arteriolas y pequeñas arterias musculares (la fuera del propósito de este artículo (tabla III). segunda estenosis). Ciertos mecanismos operan en los pacientes con elevaciones crónicas de la I. Dificultad al drenaje venoso pulmonar. La magnitud de la hipertensión pulmonar, va a presión venosa pulmonar, generalmente mayor depender en parte de la función del ventrículo de- de 25 mm Hg, y son: el aumento del drenaje linrecho, dado que presiones sistólicas elevadas fático, la disminución de la permeabilidad capisólo pueden mantenerse con un ventrículo hiper- lar por engrosamiento de la luz capilar y espacio trofiado y con una perfusión coronaria normal. alveolar, y la vasoconstricción reactiva de las La elevación de la presión auricular izquierda pequeñas arterias. Datos fácilmente identifícadesde valores subnormales hasta los 6-8 mmHg bles en una radiografía postero-anterior de tóproducen una caída en el gradiente a través de rax. La hipertensión pulmonar en el fracaso venlos vasos pulmonares y una caída en sus resistencias, reflejando una mayor distensión vascu- tricular izquierdo, disminución de la compliance lar y/o el reclutamiento de nuevos vasos, poste- ventricular y pericarditis constrictiva, tienen en riormente la presión pulmonar se eleva de forma común el ser de ligera a moderada con cifras de 162 38 J. F. SOTILLO MARTÍ—CONSIDERACIONES HEMODINAMICAS DE LA HIPERTENSIÓN PULMONAR 60 mm Hg (sistólica) y 40 mm Hg de media, así como una moderada elevación de sus resistencias del orden de las 200-300 din x seg x cm~5. II. Dificultad al flujo a través del lecho vascular pulmonar. En el caso de las enfermedades del parénquima pulmonar, la hipoxia juega el papel más importante en el mecanismo de este tipo de hipertensión pulmonar, provocando vasoconstricción potenciada en muchos casos por la acción de los hidrogeniones (acidosis). También la elevación del volumen sanguíneo y la elevación del hematocrito juegan un importante papel, incrementando la viscosidad de la sangre. En la entidad denominada persistencia del patrón vascular fetal, se ha demostrado como causa de hipertensión pulmonar en el recién nacido cuya sintomatología clínica viene dada por cianosis, taquipnea y acidosis con patrón radiológico vascular pulmonar normal y corazones anatómicamente normales. Se cree debida a la persistencia de arterias pulmonares musculares, a disminución en el número absoluto de esos vasos de resistencia o a la combinación de ambas causas 13. III. Dificultad al flujo a través de las grandes arterias pulmonares. En el caso del tromboembolismo pulmonar, la oclusión aguda del lecho vascular pulmonar provoca una brusca elevación de la presión sistólica de la arteria pulmonar en el rango de los 45-55 mm Hg (en los casos de ventrículo derecho no hipertrofiado) aunque presiones superiores a los 70 mm Hg de sistólica son frecuentes con la repetición de los episodios tromboembólicos. Un factor inicial es la vasoconstricción refleja a la hipoxia aguda. Muchos autores encausan a los repetidos episodios de tromboembolismo pulmonar ser el origen de la hipertensión pulmonar primaria, aunque por otra parte si el episodio único se resuelve con el tratamiento, los estudios posteriores revelan unas presiones y unos vasos pulmonares normales 14. IV. Flujo pulmonar aumentado: Cortocircuitos izquierda-derecha. Comúnmente la hipertensión pulmonar suele ser a causa del flujo aumentado aunque todos los autores coinciden en que el incremento en las resistencias vasculares pulmonares tiene un comportamiento funcional (vasoconstricción) y uno anatómico. En las cardiopatías congénitas con cortocircuito izquierdaderecha, suelen distinguirse aquellos que tienen mayor incidencia de HP severa e irreversible (post-tricuspídeos), dado que desde el nacimiento las resistencias pulmonares no disminueron; como en aquellos pretricuspídeos, en los cuales las resistencias pulmonares caen en el período neonatal y sólo tardíamente desarrollaran la hipertensión pulmonar. El 39 TABLA III Clasificación de la hipertensión pulmonar I. Dificultad al drenaje venoso pulmonar A) Obstrucción venosa pulmonar Estenosis congénita de las venas pulmonares Drenaje venoso anómalo pulmonar con obstrucción Enfermedad venooclusiva pulmonar B) Hipertensión auricular izquierda Estenosis mitral Cor triatiatum Mixoma auricular izquierdo C) Aumento de la presión telediastólica de ventrículo izquierdo Insuficiencia ventricular izquierda Disminución de la compliance de ventrículo izquierdo • Pericarditis constrictiva II. Dificultad al flujo a través del lecho vascular pulmonar A) Disminución del área vascular secundaria a enfermedades parenquimatosas pulmonares Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Enfermedades pulmonares supurativas crónicas Enfermedades pulmonares restrictivas Enfermedades colágeno-vasculares Reacciones fibróticas Sarcoidosis Neoplasias Neumonías Estados post-resección pulmonar B) Disminución del área vascular secundaria a alteraciones vasculares arteriales pulmonares Síndrome de Eisenmenger Hipertensión pulmonar primaria Cirrosis hepática y/o trombosis portal Inducidos por agentes químicos: fumarato de aminorex, crotalaria Persistencia de la circulación fetal Hipoplasia pulmonar Agenesia pulmonar III. Dificultad al flujo a través de las grandes arterias pulmonares Tromboembolismo pulmonar Estenosis pulmonar periférica Ausencia o estenosis unilateral de una arteria pulmonar IV. Flujo pulmonar aumentado: Cortocircuitos izquierda-derecha Pretricuspídeos Post-tricuspídeos V. Síndromes de hipo ventilación Obesidad (Pickwick) Obstrucción faringo-traqueal Edema pulmonar de las alturas Enfermedad crónica de las montañas Enfermedades neuro-musculares Alteraciones de la pared torácica Enfermedades parenquimatosas pulmonares asociadas a hipoventilación ejemplo más demostrativo es el llamado síndrome de Eisenmenger; descrito por P. Wood, refiriéndose a aquellas cardiopatías congénitas con cortocircuito izquierda-derecha que desarrollan HP severa e inversión del cortocircuito, correlacionándose morfológicamente con los grados15IV a VI de la clasificación de Heath y Edwards . 163 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 V. Síndromes de hipoventilación. Incluimos en dicho apartado diversos mecanismos fisiopatológicos que llevan al desarrollo de hipertensión pulmonar. Así como la hipoxia, alteraciones en la mecánica respiratoria, etc., que confluyen en un círculo vicioso, estableciéndose la hipertensión pulmonar. BIBLIOGRAFÍA 1. DU BOIS, A. B. y MARSHALL, R.: Measurements of pulmonary capillary blood flow and gas exchange throughout the respiratory cycle in man. J . Clin. Invest., 36: 1.566, 1957. 2. GANZ, W., DONOSO, R., MARCUS, H. S., FORRESTER, J. S. y SWAN, H. J. C.: A new technique for measurement of cardiac outpout by thermodilution in man. Aw. J . Cardiol., 27: 392, 1971. 3. RAHINOVITCH, M., ROSENTHAL, A., AHNBERG, D. S., NADAS, A. y TREVES, L.: Cardiac output determination by radionuclide angiocardiography in patients with congenital heart disease. Am. J . Cardiol., 39: 309, 1977. 4. ASKENAZI, J., AHNBERG, D. S., KORNGOLD, E., LA FARGE, C. G., MALTZ, D. L. y TREVES, S.: Quantitative radionuclide angiocardiography. Detection and quantitation ofieft to right shunts. Am. J . Cardiol., 37: 382, 1976. 5. SANDLER, H. y DODGE, H. T.: The use of single plañe angiocardiograms for the calculation of left ventricular volume in man. Am. Heart J . , 75: 325, 1968. 164 6. FERLINZ, J.: Measurements of right ventricular volume in man from single plañe cineangiograms. A eomparision to the biplanes approach. Am. Heart J . , 94 87, 1977. 7. WAGNER, P. D., LARAVUSO, R. B., UHL, R. R. y WEST, J. B.: Distribution of ventilation-perfüsion ratios in accurate respiratory failure. Chest (Supp. I), 65: 32, 1974. 8. YANG, S. S., BENTIVOGLIO, L. G., MARANHAO, V., y GOLDBERG, H.: From eardiac catheterization data to hemodynamic parameters. 2.a Edición F. A. Davis Co., 1978. 9. McLAURIN, L. P.: En Cardiac catheterization and angiography, pág. 85. Editado por William Grossman, Lea y Febiger, 1974. 10. BRAMMEL, H. L., VOGEL, J. H. K., PRYOR, R. y BLOUNT, S. G. Jr.: The Eisenmenger syndrome. Am. J . Cardiol., 28: 679, 1971. 11. KIRKLIN.J.W. yWALLACE,R.B.:Surgicaltreatment of congenital heart disease. En Hurst, J. W., Logue, R. B. (Eds). The Heart. McGraw-Hill N.Y. 4.a Ed. 1978. 12. GROSSMAN, W. y BRAUNWALD, E.: In Heart disease, pág. 836. Braunwaid E. Editor. Philadelphia. WB Saunders Company, 1980. 13. HAWORTH, J. G., y REÍD, L.: Persistent fetal circulation: Newly recognized structural features. J . Pediat., 88: 614, 1976. 14. PARASKOS, J. A., ADELSTEIN, S. J., SMITH, R. E., RICKMAN, F. D., GROSSMAN, W., DEXTER, L., y DALEN, J. E.: Late prognosis of acute pulmonary embolism. New Engí J . Med.. 289- 55. 1973. 15. HEATH, D., v EDWARDS, J. E.: The pathology of hypertensive pulmonary vascular disease. A descnption of six grades of structural changes in the pulmonary arteries with special reference to congenital cardiac septal defects. Circulation, 18: 533, 1958. 40 HIPERTENSIÓN PULMONAR PRIMARIA J. A. SERRANO, B. ORTEGA y J. VILLAMOR Servicio de Neumología. Departamento de Medicina Interna. Ciudad Sanitaria «La Paz». Universidad Autónoma. Madrid. Introducción En la actualidad es fácil diagnosticar una hipertensión pulmonar (HP) basándose en criterios clínicos y hemodinámieos. La mayor parte de las veces encontraremos una de las muchas causas de aumento persistente de la presión arterial pulmonar. Sin embargo, en algunos pocos casos, no puede encontrarse ninguna de ellas. Estos casos deben diagnosticarse clínicamente de hipertensión pulmonar inexplicable o de origen desconocido, o también de hipertensión pulmonar primaria (HPP) '. Clínicamente estos enfermos presentan en común un cuadro insidioso, dominado por una disnea de esfuerzo progresiva, y desde el punto de vista hemodinámico nos encontramos con una presión arterial pulmonar y resistencias vasculares pulmonares elevadas, una presión de enclavamiento normal y un gasto cardíaco casi normal. Sin embargo desde el punto anatomopatológico se encuentran tres tipos de patrones distintos: 2 1) La arteriopatía pulmonar plexogénica. (base histológica de la HPP clásica). 2) La enfermedad venooclusiva pulmonar (EVOP). 3) El tromboembolismo pulmonar recidivante. No obstante, esto que parece tan claro, deja de serlo porque no todos los autores que usan el término de HPP lo aplican de la misma forma. Así tenemos que ante un enfermo con una clínica de disnea progresiva, con una HP precapi43 lar y que tras un estudio exhaustivo se excluye una causa conocida, si el patrón histológico es el de un tromboembolismo pulmonar recidivante, ya no le conceptúan como HPP 3. Otro ejemplo, quizás el más extendido, es el de considerar exclusivamente como HPP la enfermedad vascular de origen desconocido, cuyo patrón histológico es el de la arteriopatía pulmonar plexogénica. Por ello suele añadirse el adjetivo de clásica a la HPP con lesiones plexiformes, para evitar la confusión. En resumen podemos decir que la HPP es un síndrome que engloba a diversos procesos de etiología desconocida y posiblemente diferente, igual que la patogenia, dada la diversidad de patrones histológicos, pero que tienen en común una serie de datos como son la sintomatología, ECG, radiología y cateterismo cardíaco. Diagnóstico de la HPP Para hacer un diagnóstico correcto hemos de seguir los siguientes pasos: I ) Demostrar la existencia de una HP precapilar. //) Excluir una causa responsable. ///) Tipificación histológica. /. El cuadro clínico está presidido por la disnea de esfuerzo progresiva de comienzo insidioso. Otros síntomas frecuentes son los dolores torácicos, síncopes al esfuerzo, hemoptisis y a veces cianosis. No es rara la muerte súbita 4. En la evolución aparecerá el cortejo sintomático de la insuficiencia cardíaca derecha. La exploración clínica recogerá los diferentes 165 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 signos dependientes del grado de hipertensión pulmonar y que no vamos a detallar aquí. Radiológicamente se comporta como una HP precapilar, aunque no existe una correlación entre las alteraciones radiológicas, valorando por ejemplo los índices de Lupi, y el grado de HP. Sin embargo, hemos de señalar que en la EVOP el patrón radiológico es mixto, ya que la enfermedad vascular está en territorio venoso 3. Los cambios de ECG y ecocardiograma son comunes a toda HP y son tratados en otro lugar. En cuanto al cateterismo, ya mencionamos los hallazgos aunque, conviene tener en cuenta que en la EVOP puede encontrarse una presión de enclavamiento moderadamente elevada 3. //. El segundo punto es excluir por todos los medios las causas conocidas de HP. (Ver cuadro etiológico de la HP). El estudio debe incluir lógicamente una valoración funcional respiratoria: En los casos de HPP los datos espirométricos son normales, existiendo una discreta hipoxemia, atribuida a un desequilibrio V/Q e hipocapnia 5. Llegado a este punto podemos decir que estamos en presencia de una HPP o para evitar confusiones una HPP clínica. ///. Por supuesto, para la correcta tipificación histológica, aunque no siempre fácil, es necesaria una amplia biopsia pulmonar valorada por un experto anatomopatólogo. (La descripción de los tres patrones de HPP se hace en otro lugar de esta monografía). Etiología 1'5'6 Aunque por definición la etiología es desconocida, se han propuesto una serie de teorías para explicar los diferentes datos clínicos (edad de comienzo, incidencia familiar, predominio de uno u otro sexo, patología asociada, etc.) y anatomopatológicos. Estas teorías resumidas son: a) Trastornos hereditarios: Se basa en la incidencia familiar observada en casos de HPP clásica. b) En los casos de aparición en recién nacidos se atribuye a persistencia de circulación fetal. c) Factores hormonales tratan de explicar la mayor incidencia de HPP clásica en mujeres después de la pubertad y el efecto adverso que produce el embarazo. En animales de experimentación se ha producido HP por la ingestión de sustancias de origen vegetal (alcaloides de pirrolizidina). No obstante la histología no es la misma que la que produce el aminorex en el hombre. 166 f) Trastornos de coagulación han tratado de explicar la HPP de la EVOP y del tromboembolismo recidivante. g) Una etiología infecciosa se ha invocado en algunos casos de EVOP (virus preferentemente). d) Mecanismo autoinmune por la asociación relativamente frecuente de fenómeno de Raynaud e HPP clásica. e ) Sustancias ingeridas, como el conocido brote epidémico en tres países europeos entre 1966-68 coincidiendo con la comercialización del anorexígeno Aminorex. El patrón histológico de esta HP era el de la arteriopatía plexogénica. Pronóstico y tratamiento Desde la descripción por Dresdale en 1951 de la HPP se ha considerado de fatal pronóstico, sobre todo cuando afecta a mujeres jóvenes y de mediana edad con HP avanzada. Menos malo es el tratarse de niños o varones, incluso se han descrito casos reversibles en los producidos por el Aminorex. El tratamiento en general ha ido dirigido a producir vasodilatación por diversas modalidades terapéuticas, hasta hace poco con escaso éxito. En los últimos años están apareciendo numerosas publicaciones sobre tratamientos con sustancias vasodilatadoras de administración oral para uso prolongado: hidralazina, diazóxido, fentolamina e isoprotenerol (éste último sublingual) 7. Aunque los primeros resultados son esperanzadores, tenemos que dejar pasar el tiempo para sacar conclusiones válidas y más tratándose de una enfermedad rara, de curso variable y sobre todo por carecer de un método fiable no invasivo de medir la presión arterial pulmonar. BIBLIOGRAFÍA 1. SERRANO, J. A., VILLASANTE, C. y VILLAMOR, J.: Hipertensión pulmonar primaria. Libro de ponencias del XII Congreso de la SEPAR. Valladolid, 1980. 2. EDWARDS, W. D. y MEATH, D.: Clinical Primary Pulmonary Hypertensión. Three Pathologic Types. Circulation, 5: 884, 1977. 3. WAGENWOORT, C. A.: Pulmonary veno-ocelusive disease. Entity or Syndrome? Chest, 69: 82, 1976. 4. KANEMOTO, N.: Sudden Death in primary pulmonary hypertension. J . Exp. Clin. Med., 4: 181, 1979. 5. VOELKEL, N. y REEVES, J. T.: Primary Pulmonary Hypertension. Pulmonary Vascular Diseases. Moser. K. M. 573-628 Márcel Decker, Inc., New York, 1979. 6. FISHMAN, A. P. y PIETRA, G. G.: Primary Pulmonary Hypertension. Ann. Rev. Med., 31: 421, 1980. 7. REEVES, J. T.: Hope in Primary Pulmonary Hypertension? N . Engl. J . Med., 302: 112, 1980. 44 HIPERTENSIÓN PULMONAR HIPOXICA. CONSIDERACIONES ETIOPATOGENICAS J. VILLAMOR, J. A. SERRANO y M.a A. JURETSCHKE Servicio de Neumología. Departamento de Medicina Interna. Ciudad Sanitaria «La Paz». Universidad Autónoma. Madrid Introducción Está suficientemente demostrado, tanto clínica como experimentalmente, que en toda situación en que disminuye la presión parcial de 0-i a nivel alveolar (pAC>2) se produce una hipertensión pulmonar, que en la hipoxia crónica es evolutiva y tiene como característica anatómica principal la muscularización de arterias pulmonares. Es asimismo un hecho incuestionable que, tanto la hipertensión pulmonar como las alteraciones anatómicas secundarias, son en gran medida reversibles al mejorar la situación hipóxica que la condicionó; reversibilidad que es tanto más acusada cuanto menos evolucionada esté la enfermedad vascular hipertensiva. Tal sucede en los sujetos afectos de hipertensión pulmonar que viven en grandes altitudes y en aquellas enfermedades pulmonares que cursan con hipoxia alveolar crónica, más concretamente en la EPOC, por ser en esta entidad en la que la vasoconstricción desempeña un más importante papel patogénico. Papel de la presión parcial del 02 alveolar Que el estímulo vasconstrictor de la hipoxia alveolar está determinado localmente, lo demuestran las experiencias realizadas mediante broncoespirometría sometiendo a un solo pulmón a ventilación con diferentes mezclas hipóxicas; sin que varíe sustancialmente la pC>2 arterial se produce, únicamente en el pulmón hipóxico, una disminución del flujo sanguíneo, por vasoconstricción, con la consiguiente derivación de gran parte de la circulación hacia el pulmón bien ventilado. 47 Este efecto es moderado ante pequeñas variaciones de la pA02 para alcanzar los valores máximos cuando dicha pAC>2 está próxima a la presión parcial de 02 de la sangre venosa mezclada (p0¡), es decir, alrededor de los 40 mm Hg. Quiere esto decir que el pulmón mantiene un flujo relativamente constante aun con amplias variaciones de la pAC>2, pero ante grandes desequilibrios de la relación V/Q responde enérgicamente redistribuyendo la circulación pulmonar a fin de evitar en lo posible la aparición o agravación de la hipoxemia arterial1. Parece, por tanto, que a nivel local o regional en el pulmón normal, el efecto regulador continuo sobre la circulación pulmonar de las variaciones de la pAC>2 (igual sucede para la pAC02), no está tan claro, pero es perfectamente admisible para condiciones patológicas donde las variaciones de ambos parámetros pueden ser amplias. Papel de la presión parcial del CO.; alveolar Aunque son fundamentalmente las variaciones de la pA02 las que determinan la respuesta vascular, estudios similares realizados con mezclas enriquecidas en COi han demostrado que los incrementos en la pACO¡ también inducen, aunque más débil, una respuesta vasoconstrictora pulmonar. Ahora bien, tal respuesta se produce de modo fundamental a través de las variaciones que aquella infiere al pH local y general, variando la concentración de hidrogeniones (H"*"). Esto parece avalado por el hecho de que variaciones similares de la pCC>2, con pH compensando, no tienen efecto hipertensor pulmonar y en sujetos con EPOC los mayores valores de 167 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 presión arterial pulmonar coinciden con los mayores descensos del pH en similares condiciones de hipoxia 2 . Ambas alteraciones, descenso de la pAC>2 e incremento de la pAC02 se potencian para producir la respuesta vasoconstrictora, local o difusa, según la naturaleza del trastorno ventilatorio. Papel de la p0z y pC02 arterial Las variaciones de la pA02 y paC02 en pulmones perfundidos con distintas concentraciones de gases sanguíneos y al mismo tiempo ventilados con dispositivos que regulan la concentración de gases alveolares, determinan también respuestas vasoconstrictoras pulmonares (no evidenciadas en todas las experiencias dirigidas en este sentido), al mismo tiempo que la hipoxemia produce evidentes cambios estructurales en los cuerpos carotídeos. Es más, el hecho de que la vasoconstricción máxima en la hipoxia alveolar se produzca cuando la pAO-i alcanza unos valores próximos a la pVC>2, ha hecho suponer que las variaciones de ésta puedan condicionar, por sí mismas, la respuesta presora pulmonar. Sin embargo, durante el ejercicio intenso, la pVOz cae sustancialmente en sujetos normales y ello no conlleva 168 un aumento de la PAP media 3. Quizás esta ausencia de respuesta en el sujeto normal pueda estar determinada por el reclutamiento de lecho vascular durante el ejercicio, lo que lógicamente disminuye las resistencias vasculares pulmonares. En conclusión, la regulación de la PA y de las resistencias vasculares pulmonares se hace por las variaciones en los niveles de Oa y de H"^ de su medio inmediato, medio que puede alterarse en lo que repecta al Oí tanto por la hipoxia alveolar como por una mezcla venosa pobre en Oí y para los tí+ tanto por la acidosis sanguínea como por alteración del balance entre pC02 alveolar y pC02 sanguínea 2. Hasta ahora nos hemos referido al componente vasoactivo de la PAP, mecanismo principal de HP junto al aumento del flujo sanguíneo en la hipoxia aguda. En la hipoxia crónica hemos de tener en cuenta que el aumento de la PAP está determinado por este mecanismo pero de modo importante también por otros factores, tales como el aumento de la viscosidad sanguínea por la policitemia, la lesión vascular secundaria a la patología pulmonar existente, y la posible afectación cardíaca concomitante (fig. 1). Hasta aquí la patogenia de la vasoconstricción pulmonar hipóxica parece clara, ya que los efectos de las variaciones locales de la pA02 y 48 VILLAMOR Y COLS.—HIPERTENSIÓN PULMONAR H1POXICA. CONSIDERACIONES ETIOPATOGENICAS pACO¡, los más reproducibles experimentalmente, en principio son lógicamente extrapoladles a las variaciones globales que afectan simultáneamente a ambos pulmones. Efectivamente, las experiencias de Daum y cois. han podido comprobar esta presunción al someter a sujetos con diferente patología pulmonar, que incluía EPOC, HP primaria, embolismo recurrente, sarcoidosis y alveolitis fibrosante criptogenética, a los efectos de mezclas gaseosas hipóxicas (pOa en el aire inspirado del 16 y 11 %). Comprobaron mediante cateterismo derecho simultáneo que la presión media de la AP y las resistencias vasculares pulmonares aumentaban significativamente3 cuando la p02 arterial era inferior a 50 mm Hg . Nos quedan otros tres puntos importantes a dilucidar que son: 1) Dónde se localiza el receptor del estímulo hipóxico e hipercápnico? 2) ¿En qué segmento del árbol vascular pulmonar se produce la respuesta vasoconstrictora? 3) ¿Cuál es el mecanismo íntimo por el que estos estímulos desencadenan la respuesta del músculo arterial? /. Dónde se localiza el receptor del estimulo hipóxico e hipercápnico Las diferentes experiencias realizadas parecen excluir una participación extrapulmonar tanto nerviosa como humoral, ya que la vasoconstricción con mezclas hipóxicas se produce en pulmones aislados, tiene lugar sólo en el pulmón hipóxico en las experiencias referidas con broncoespirometría, y son reproducibles tanto después de extensas simpatectomías como tras bloquear las fibras simpáticas postganglionares con guanetidina. No obstante, no puede excluirse totalmente que existan receptores periféricos capaces de desempeñar un cierto papel en condiciones fisiológicas, pues por ejemplo la estimulación de los ganglios cervicales desencadena una respuesta presera pulmonar. De todas formas es unánimemente admitido que los receptores principales están localizados en el pulmón. 2. Dónde se produce la respuesta presara Tanto los estudios experimentales como las alteraciones histológicas evidenciadas en pulmones de sujetos que habitan a grandes alturas revelan que las variaciones en la composición de los gases alveolares inducen una respuesta vasoactiva en el segmento arterial pulmonar, concretamente en las arterias cuyo diámetro oscila entre 100-500 mieras. Es posible que concomitantemente exista una respuesta venosa para conseguir una más correcta relación V/Q. Sin 49 embargo, ésta, a juzgar por las oscilaciones apreciadas en la presión de enclavamiento pulmonar, no parece en modo alguno importante. Se ha demostrado, asimismo, que mientras el sitio electivo de la vasoconstricción hipóxica son los segmentos arteriales menores de 200 mieras de diámetro, en la hipercapnia y acidosis el segmento que responde a este estímulo comprende arterias de hasta 500 mieras de diámetro; el hecho de que estos últimos estímulos afecten a un sector arterial más amplio tiende a indicar que el mecanismo por el que se produce la vasoconstricción sea diferente al mecanismo hipóxico. Lo que resulta también muy significativo es que sean precisamente las arterias de menor calibre, las más próximas a la zona de intercambio gaseoso, las que responden a dichos estímulos. Dado que lógicamente son el capilar pulmonar y las venas pulmonares las que primero se ven influidas por las variaciones en la composición de los gases alveolares (cambios en la presión parcial de Os, COz e hidrogeniones) se pensó que la respuesta arterial se debería a un reflujo alveolo-arterial o veno-arterial, pero esto no ha podido ser demostrado. Por el contrario, sí se ha evidenciado que los segmentos arteriales más pequeños, por razón de proximidad a los alvéolos, se muestran influidos directamente por la composición de los gases alveolares, de tal forma que su composición gaseosa es más parecida a la de éstos que a la de la sangre venosa mezclada, demostrándose así que los supuestos reflejos antes referidos no son en modo alguno necesarios (fig. 2). 3. Cuál es el mecanismo por el que el estímulo hipóxico desencadena la respuesta presara Hemos dicho, por un lado, que el tiempo que media entre la alteración de los gases alveolares y la aparición de la respuesta presora es sólo de uno a dos segundos y, por otro, que esta respuesta tiene lugar en el segmento arterial más pequeño (de 100-500 mieras), el que está más en contacto con los alveolos. Ambos hechos hacen suponer que tanto el receptor del estímulo (nos referimos al hipóxico ya que es el mejor conocido) como el mediador de la reacción vascular deban estar situados y almacenados respectivamente muy próximos al vaso que se contrae. Esto limita la localización de ambos a un reducido número de células, capaces por su situación anatómica y su capacidad funcional, de recibir estímulos y segregar sustancias vasoactivas, la posibilidad de ser responsables de la respuesta vascular. Son éstas: 169 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 1. 2. 3. 4. 5. 6. Terminaciones nerviosas autónomas. Células epiteliales secretoras. Cuerpos neuroepiteliales. Macrófagos migratorios. Mastocitos. Plaquetas. Respecto al papel del sistema nervioso autónomo, no hay evidencia de que el parasimpático actúe en el control de la circulación pulmonar, ya que no tiene una localización anatómica precisa en dicha circulación y las experiencias realizadas con bloqueo parasimpático o con acetilcolina sólo han evidenciado que ésta tiene una acción vasodilatadora in vitro. Tampoco se conoce la interrelación simpático-parasimpático. Por el contrario, el simpático (sistema adrenérgico) está ampliamente representado a todo lo largo del sistema vascular pulmonar y es evidente su intervención en el mismo, como lo revelan las experiencias realizadas, tanto con estimulante alfa o beta como mediante su bloqueo. Sin embargo, su papel en la regulación continua de la circulación pulmonar no parece importante, ya que el efecto de los estímulos hipóxicos alveolares persisten aun en el pulmón denervado, tras bloqueo químico del simpático, e incluso en pulmones aislados de toda conexión nerviosa o sanguínea. 170 Por otro lado, aunque a nivel pulmonar existen diferentes estructuras glómicas con capacidad de quimiorreceptores, tales como el glomus pulmonar descrito por Krahí y confirmado por otros autores, y los quimiorreceptores venosos pulmonares (tejido glómico junto a pequeñas venas), parece ser que el efecto de la disminución de la presión parcial de Os en el aire contenido en las vías respiratorias se ejerce exclusivamente sobre las células de Feyrter y los cuerpos neuroepiteliales; ambas serían las únicas estructuras de este tipo que podrían estimularse y responder frente al estímulo hipóxico. Las primeras son células no ciliadas, argirófilas, con características de células Apud, situadas entre las células de la mucosa respiratoria. Los cuerpos neuroepiteliales son acumules de aquellas que se sitúan a modo de corpúsculos intramucosos. En ambos los granulos intraprotoplasmáticos que contienen varían en situación de hipoxia alveolar. Finalmente, se piensa que la hipoxia induce la liberación, por parte de determinadas células, de sustancias vasoactivas con acción exclusivamente local y que no pasarían a la circulación sistémica, como lo demuestra el hecho de que la perfusión de un pulmón normal con sangre de otro sometido a hipoxia no produce efecto vascular alguno en aquél. 50 J. VILLAMOR Y COLS—HIPERTENSIÓN PULMONAR HIPOXICA. CONSIDERACIONES ETIOPATOGENICAS De todas las células próximas al alveolo y a la luz vascular capaces de liberar y almacenar estas sustancias mediadoras, se ha pensado en primer lugar en los mastocitos (sin excluir que otras células también intervienen). La razón de ello es que: 1) son células situadas muy próximas a los vasos y a los alvéolos, 2) están ampliamente diseminadas por todo el pulmón y en número tan considerable (1 cel/16 mieras de longitud vascular) que su masa total es similar a la de los cuerpos carotídeos, 3) tienen una gran capacidad de almacenar y segregar sustancias vasoactivas ante diferentes estímulos nerviosos humorales, antigénicos... Se ha calculado que la masa total de mastocitos pulmonares es capaz de producir 0,1 mg de histamina, cantidad que inyectada en el pulmón izquierdo perfundido puede producir una respuesta presora igual a la obtenida mediante una hipoxia alveolar de 20 minutos. 4) Se ha visto que en la hipoxia crónica se produce una notable proliferación de mastocitos pulmonares, y en situaciones experimentales de hipoxia alveolar aguda se produce, bien una disminución del número de granulos (Haas y Bergofsky) o bien una disminución del número de mastocitos situados alrededor de los bronquios (Kay) 2 . 5) Finalmente en algunas experiencias, no en otras similares, la vasoconstricción hipóxica ha podido prevenirse mediante la administración previa de cromoglicato disódico, que bloquea la degranulación de los mastocitos. Respecto a la naturaleza de la amina responsable no está aún determinado. La problemática principal está centrada alrededor del papel de la histamina. La experimentación al respecto es controvertida, con resultados opuestos, si bien hay que tener en cuenta que las técnicas empleadas son distintas y no comparables en muchos casos. En gran número de trabajos produce un efecto vasoconstrictor sobre la circulación pulmonar y un efecto vasodilatador sobre la circulación sistémica (éste no discutible). En otros, por el contrario, produce un efecto vasodilatador pulmonar, concretamente en recién nacidos y en sujetos que viven a grandes alturas (sujetos que tienen ya un tono vascular pulmonar elevado previamente a la administración de la amina). Es más, Shaw encuentra que la histamina hace desaparecer la vasoconstricción experimental inducida en perros y gatos. Por otro lado, diversos estudios han observado que la hipertrofia del ventrículo derecho en la hipertensión pulmonar hipóxica precede al aumento de los mastocitos y al incremento en la liberación de histamina, como si éstos fueran más una consecuencia que una causa de la hipertensión pulmonar, en cuyo caso su misión sería precisamente lo contrario, modular en lo posible la respuesta presora a la hipoxia crónica. 51 Experiencias recientes parecen demostrar que la histamina se produce continuamente en concentraciones suficientemente bajas para no ser detectada en la circulación venosa pulmonar, pero suficientes para mantener un determinado tono pulmonar. La disparidad en las diferentes investigaciones encaminadas a demostrar su acción sobre la circulación pulmonar tratan de explicarse por una acción simultánea sobre receptores alfa y beta y sobre receptores H, constrictores, y H¡, dilatadores; dependiendo de la proporción numérica entre unos y otros en el tejido en cuestión se obtendrían efectos vasoconstrictores o vasodilatadores. Si problemático es el papel de la histamina, mucho más y menos conocido lo es el de los demás mediadores. De ellos tres, la bradiquinina, vasopresina, y acetilcolina son casi siempre vasodilatadores. Los demás son vasoconstrictores, unos como la serotonina y norepinefrina son, al igual que la histamina, almacenados en el pulmón; otros se activan o sintetizan en él (angiotensina I I , prostaglandina F^u y sustancias de reacción lenta). De estos cinco, las experiencias realizadas mediante bloqueo simpático alfa o beta, previo a su administración, parecen excluir a la angiotensina II y a la prostaglandina ¥-¿0. como responsables de la respuesta hipóxica; concretamente para las prostaglandinas se ha visto que la inhibición de su síntesis mediante indometacina no modifica la respuesta hipóxica. Tampoco se ha comprobado variación en la tasa de prostaglandinas en las venas eferentes pulmonares, tras episodios de hipertensión y/o edema pulmonar 4 . Por su parte la serotonina, que es uno de los constrictores vasculares pulmonares más potentes, con un 75 % de actividad más que la histamina a iguales dosis, no modifica su efecto tras el bloqueo alfa beta o H (receptores de histamina), por lo que se presume que tenga receptores propios o bien actúe sobre el músculo liso arterial por otro mecanismo, diferente al de las restantes aminas preseras. Sin embargo, es una sustancia que puede estar ausente en los mastocitos humanos, por lo que no se la considera como importante en la regulación del tono vascular pulmonar; al menos así se acepta casi unánimemente a taita de más estudios. Con la SRSA no hay tampoco experiencias suficientes e igualmente sucede con otros componentes del mastocito. La bradiquinina merece que le dediquemos unas líneas a la luz de las últimas investigaciones. Aunque en las experiencias en ratas se muestra como vasoconstrictora pulmonar, en las restantes su efecto sobre la circulación pulmonar es claramente vasodilatador. Una dosis única de bradiquinina o de un inhibidor de la 171 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. N U M . 4. 1981 TPA co, + li H ) ¡PAO, - Terminaciones n autónomas - Células de Feyrter y cuerpos neuroepiteliales Mastocitos; quiñi ñas Sistema renina-arigiotensina Estimulo directo sobre el músculo liso arterial \^ ^ ' Vasoconstricción arterial localizada- Regulación circulatoria local o regional Hipertensión pulmonar precapilar Vasoconstricción art \ / ^" Variaciones sanguineas de la P0¡ PCO; y pH Fig. 3. Efectos sobre la circulación pulmonar de las variaciones en la composición de gases alveolares, gases sanguíneos y pH. Posibles mecanismos de la vasoconstricción arterial pulmonar hipóxica. bradiquinasa reduce considerablemente la vasoconstricción pulmonar hipóxica en el hombre y causa vasodilatación pulmonar en pulmones no ventilados de cordero y cabra. Por otro lado, parece comprobado que durante la hipoxia alveolar hay una disminución del enzima convertor de la angiotensina y una inhibición en la inactivación de la bradiquinina; ambos efectos conducirán a una vasodilatación arterial. Weir 3 sugiere: 1) que la tensión normal de 0¡ en los alveolos estimula la producción de una sustancia vasodilatadora (la bradiquinina) que relajaría los vasos pulmonares, haciéndoles perder su tono normal. En situación de hipoxia se reduciría su síntesis y los vasos pulmonares volverían a tener un tono más de acuerdo con el que presenta la vascularización arterial sistémica. 2) Que es muy probable que exista un mecanismo competitivo potencial de interacción entre hipoxia, bradiquinina y sistema renina-angiotensina. Según esta teoría la hipoxia y la hipercapnia alveolar producirían vasoconstricción pulmonar por mecanismos diferentes: la pAC02 y el pH local actuarían reduciendo la velocidad de inactivación de la bradiquinina mediante la formación de carbamina-aductos, muy sensibles a las variaciones del pH, mientras que la pA02 gobernaría directamente la síntesis de bradiquinina. La broncoconstricción que aparece en zonas hipoperfundidas se explicaría asimismo por una reducida inactivación de esta quinina, que como es sabido también es broncoconstrictora. Finalmente intentando explicar el mecanismo íntimo de la vasoconstricción pulmonar hipó172 xica, algunos autores piensan en un efecto directo de la hipoxia alveolar sobre la musculatura lisa de los vasos pulmonares, sin necesidad de mediador químico. Sería un mecanismo de estimulación similar al de los quimiorreceptores arteriales sistémicos (cambios en el potencial de membrana?, ¿alteración en el transporte de Ca iónico?, ¿activación del sistema ATP?...). En la figura 3 se esquematizan las acciones de las variaciones de los gases alveolares y sanguíneos, así como los posibles mecanismos por el que aquellas lo producen. Reversibilidad de la hipertensión pulmonar hipóxica Uno de los problemas más interesantes, desde el punto de vista práctico, que plantea la hipertensión pulmonar hipóxica es la posibilidad de regresión tanto de la hipertensión pulmonar como de las lesiones anatómicas, bajo un tratamiento adecuado. En este sentido: /. La experimentación animal es concluyente. La situación de hipoxia crónica, por ejemplo en ratas sometidas a una presión atmosférica de 380 mm Hg, equivalente a una altitud de 5.500 m, produce alteraciones anatómicas vasculares pulmonares idénticas a las descritas en el mal de las altura, junto a hipertensión pulmonar con hipertrofia del ventrículo derecho, alteraciones que revierten totalmente, en el curso de pocas semanas, cuando vuelven a respirar aire ambiente. Igual sucede con las alteraciones hemodinámicas y anatómicas de sujetos y animales que viven a grandes alturas; cuando bajan a nivel del 52 J. VILLAMOR Y COLS—HIPERTENSIÓN PULMONAR HIPOX1CA. CONSIDERACIONES ETIOPATOGEN1CAS mar se produce un rápido descenso inicial de la PAP para alcanzar valores normales en el curso de pocas semanas; simultáneamente se va produciendo involución del músculo liso arterial. Por otro lado se ha comprobado que la respiración de mezclas ricas en Oa producen un efecto vasodilatador pulmonar con descenso de la PAP, escasamente evidente en el sujeto sano, pero ostensible en los que padecen hipertensión pulmonar. 2. En sujetos con enfermedad pulmonar crónica e hipertensión pulmonar hipóxica, el efecto hipotensor de la oxigenoterapia depende del tipo de patología y del grado de evolución de las lesiones anatómicas *'. Es indudable que la hipoxia no es la única causa de hipertensión pulmonar en estos enfermos; otros muchos factores están directamente implicados en el aumento de las resistencias vasculares pulmonares, tales como la obstrucción embotica o trombótica, y la obliteración vascular por fibrosis, distorsión, compresión, etc. Así, en las experiencias ya referidas de Daum 3 , al comparar por un lado la respuesta vasoconstrictora de mezclas hipóxicas y por otro lado la respuesta vasodilatadora de la respiración con oxígeno al 100 %, concluyen que la vasoconstricción arteriolar sólo contribuye en un 30 % a la hipotensión pulmonar de sujetos con EPOC. Este porcentaje de responsabilidad se reduce ostensiblemente en otras patologías y así, en la enfermedad tromboembólica y en la hipertensión pulmonar primaria sólo representa el 5 %. En estos hechos se basa la oxigenoterapia continua prolongada a bajo/lujo, con la que se están consiguiendo excelentes resultados en cuanto a vida y función en sujetos con EPOC y cor pulmonale avanzados. El efecto beneficioso de esta terapéutica se ejercería a través de la disminución de resistencias pulmonares vasculares e indirectamente sobre la dinámica cardíaca, pero indudablemente también actuando directamente sobre el miocardio. Se ha comprobado por ejemplo, que un gran número de sujetos con EPOC presentan episodios de desaturación nocturna con aparición de significativas arritmias cardíacas, las cuales mejoran al administrar 0¡ continuo a baja concentración 7 . Para algunos autores precisamente esos episodios de desaturación durante el sueño serían uno de ios factores condicionantes de la aparición del cor pulmón al e crónico 8 . 53 Por otro lado, independientemente de la alteración de la compliance del ventrículo izquierdo, que el movimiento paradójico del septo interventricular pueda producir, con la consiguiente dificultad en el relleno y gasto cardíaco, ha sido demostrada una disfunción ventricular izquierda con bajos índices de contractilidad en la EPOC evolucionada; incluso se ha evidenciado una ligera hipertrofia ventricular izquierda, achacable exclusivamente a la hipoxia t ) . Otra interesante perspectiva terapéutica en la hipertensión pulmonar hipóxica se ha abierto últimamente a partir de los favorables resultados obtenidos en la hipertensión pulmonar primaria mediante el uso de vasodilatadores arteriales sistémicos. Asi Danay y cois. encuentran una más rápida e intensa respuesta, en cuanto a descenso de la PAP de sujetos con cor pulmonale crónico tras la administración oral de dinitrito de isosorbide, que la obtenida mediante oxigenoterapia a bajo flujo '". Queda aun mucho que investigar y mucha experiencia que recoger para poder establecer conclusiones definitivas con ambos tipos de terapéutica. BIBLIOGRAFÍA 1. HARRIS, P. y HEATH, D.: The human pulmonary cilful.ilion. C h u r c h i l l Livingstone. hdinhurg 2.'' ed. 1977. 2. K E N N E T H , M.: Pulmonary vascular disease. Marcel Dekker, 1NC. New York 1979. 3. DAUM S.. y cois.: The importance of the vasoconstrictive reflex in precapillary pulmonary hipertensión. ATEMWEGS - LUNGER KRANKH, 5: 253. 1979. (Resumen: Excerpta 37. 10, 1980). 4. SCOTT, E. y cois.: Lack of reléase of prostaglendins from isolated perfused lungs during pulmonary hypertension and oedema. Br. J . Pharmacol., 65: 197, 1979. 5. WIE. E. 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Universidad Autónoma. Madrid. Introducción Por varias razones, el tromboembolismo pulmonar (TEP) sigue siendo un tema de gran interés: afecta a múltiples ramas de la medicina (neumólogos, internistas, cirujanos, cardiólogos, radiólogos, hematólogos y especialistas en Medicina Nuclear), existen grandes áreas de duda (etiología, fisiopatología, diagnóstico y tratamiento) y su frecuencia y mortalidad son altas. Incidencia Es difícil establecerla en la población general, ya que la mayoría de las muertes tienen lugar en la primeras hora sin que dé tiempo a establecer el diagnóstico. Dalen y Alpert ' calculan la incidencia anual del TEP en Estados Unidos en 630.000 casos cuya evolución se resume en la figura 1. A nivel hospitalario, el TEP es una de las principales causas de muerte y dado que rara vez ocurre en personas sanas, sino que con frecuencia sucede como complicación de otras enfermedades potencialmente mortales, es difícil valorar el número de muertes producidas por esta causa en las series autópsicas. Morrell y Dunnill 2 y Goldberg y Uhiand 3 , encuentran que el TEP es la única causa de muerte en el 7 % de las autopsias de adultos en un hospital general y si se suman los casos en los que el TEP no es la causa única, pero sí un factor contribuyente importante, el porcentaje es del 15 %. Etiología La gran mayoría de los accidentes embólicos y pulmonares están producidos por émbolos 174 hemáticos que provienen de las venas de las extremidades inferiores o de la pelvis. Otras fuentes de émbolos pueden ser venas de extremidades superior o cervicales en relación con instalación de sondas y catéteres, así como la aurícula o ventrículo derecho, si bien la aparición en la autopsia de un trombo mural en ventrículo derecho no establece una relación directa causaefecto, y es posible que el origen del émbolo pulmonar esté en el sistema venoso profundo trombosado de una extremidad inferior 4. En la anemia de células falciformes los trombos se pueden originar de novo en las arterias pulmonares 5. Además de los émbolos hemáticos hay otras sustancias que pueden dar lugar a un TEP, como son grasa, células tumorales, líquido amniótico, médula ósea, parásitos, trofoblastos y cuerpos extrañosc(frecuente en drogadictos). Los procesos que predisponen para la trombosis venosa profunda (TVP), y por tanto para el TEP, son edad avanzada, postoperatorio traumatismos, insuficiencia cardíaca congestiva, accidente cerebrovascular, trombocitosis, eritrocitosis, anemia de células falciformes, anticonceptivos orales, embarazos, reposo prolongado en cama, viajes largos, neoplasias y homocistinuria 6. Patogenia Dada la estrecha relación existente entre el TEP y la trombosis venosa, conocer los factores que intervienen en la formación de estas últimas es fundamental para comprender la patogenia del TEP. Virchow 7 enunció, hace más de un siglo, los tres factores principales en el desarrollo de la trombosis vascular, los cuales permanecen 54 C. VILLASANTE Y COLS.—TROMBOEMBOL1SMO PULMONAR: INCIDENCIA, ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGIA Incidencia total (630.000) Sobreviven la 1," hora 563.000: 89 % Fallecen en la 1. a hora 67.000: 1 1 % No diagnosticados 40Ü.ÜÜO: /I % Diagnosticados y tratados 163.000: 2 9 % Sobreviven 280.000: 7 0 % Fallecen 120.000: 3 0 % Sobreviven 150.000: 92% Fallecen 13.000: 8 % Fig. 1. Incidencia anual dd TEP en USA según Dalen y Alpert '. inmodificados en la actualidad: lesión de la pared vascular, estasis sanguíneo y alteraciones de la coagulación. Lesión de la pared vascular Juega un papel importante en situaciones de reposo prolongado en cama, traumatismos, infecciones, insuficiencia cardíaca congestiva, puerperio, etc. Además de las lesiones demostrables macroscópica o histológicamente, simplemente la alteración de ciertos factores como el grado de humedad o de oxigenación del endotelio 8 pueden ser suficientes para desencadenar la formación de un trombo vascular. La lesión de las células endoteliales del vaso da lugar a la activación del factor XII de la coagulación (factor Hageman), el cual pone en marcha el mecanismo de la coagulación 9. Al mismo tiempo, se forma agregados de plaquetas que desencadenan por sí mismos la secuencia de la coagulación . Tal agregación plaquetaria se induce por una gran cantidad de agentes, siendo de especial importancia en la trombosis la trombina y el colágeno, cuyas acciones se amplifican por la síntesis plaquetaria de sustancias como prostaglandinas PGG¡ y PGH2 y tromboxano A n . Estasis sanguíneo . Si se produce en una venasana,la trombina es rápidamente inactivada por las antitrombinas y no se llega a producir la coagulación. Por lo tanto, este factor ha de actuar unido a algunos de los otros dos para ser efectivo. 55 Alteraciones de la coagulación De la misma manera que un déficit o una alteración en los factores de la coagulación produce hemorragia, es lógico pensar que una hiperactividad en tales mecanismos producirá trombosis. Aunque esta hipótesis está confirmada experimentalmente, en el momento actual es difícil definir la relación exacta que existe, entre la enfermedad trombótica y la alteración de los mecanismos de coagulación 12. La fibrina que contiene el trombo se forma por la acción de la trombina sobre el fibrinógeno. En presencia de pequeñas cantidades de trombina se pueden formar monómeros de fibrina sin necesidad de activación del factor XII. Estos monómeros se pueden polimerizar con otros monómeros o con el mismo fibrinógeno y forman los complejos solubles de fibrina 12. En algunos estados trombóticos y pretrombóticos se acelera la formación de monómeros de fibrina, y la demostración de un aumento de los complejos solubles de fibrina indica una activación patológica del mecanismo de la coagulación, aunque hay que tener en cuenta que estos complejos solubles de fibrina pueden aumentar asimismo en procesos tales como tumores, sepsis o reparación tisular sin que exista trombosis concomitante, lo cual disminuye su valor diagnóstico en muchos casos. Al transformarse el fibrinógeno en fibrina por medio de la trombina, se libera de una forma rápida el fibrinopéptido A y más lentamente el fibrinopéptido B. Son los denominados productos de degradación del fibrinógeno, que están aumentados no sólo en presencia de trombosis y en el TEP, sino tam175 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 Trombosis Fig. 2. Explicación en el texto. bien en el lupus eritematoso activo y en enfermos trasplantados que están haciendo rechazo. Un esquema de cómo los factores mencionados anteriormente interaccionan entre sí se presenta en la figura 2. Se ha descrito también una predisposición trombótica en pacientes con anomalías de los factores de la coagulación: déficit del factor VII y del factor XII ", aumento del factor V y del factor VIII-C y anomalías en la molécula del fibrinógeno 14. Durante el embarazo y el parto se produce una mayor tendencia trombótica, no sólo por el estasis sanguíneo en las extremidades inferiores, sino también porque se producen alteraciones en los factores de la coagulación, cuyo efecto fisiológico sería el de proteger a la circulación materna de una hemorragia placentaria 15. En distintas series de la literatura 16-21, queda demostrada la relación que existe entre los anticonceptivos orales, la trombosis venosa y el TEP. Las acciones más importantes de los estrógenos sobre la coagulación son las siguien176 tes 16: 1) Aumento de la tasa de triglicéridos sanguíneos. 2) Acción sobre las plaquetas: existe acuerdo acerca del aumento del número de plaquetas que se produce, pero hay desacuerdo sobre si se altera o no la función plaquetaria, de manera que para unos está aumentada la adhesividad y la agregación, mientras que para otros es normal. 3) Acción sobre los factores de la coagulación: aumento de los productos de degradación del fíbrinógeno y de los factores VII y X. 4) Disminución de la antitrombina III, que neutraliza la trombina. Este parece ser el efecto más importante de los estrógenos sobre la coagulación. Fisiopatología La idea de que las alteraciones fisiopatológicas secundarias al TEP se producen únicamente por la obstrucción del lecho vascular pulmonar no es válida en la actualidad 22 . Vamos a revisar a continuación los temas que en relación con la 56 C. VILLASANTE Y COLS.—TROMBOEMBOLISMO PULMONAR: INCIDENCIA, ETIOLOGÍA Y FIS10PATOLOGIA Disminución compliance frecuencia. dependiente Aumento de Raw Disminución compliance estática Fig. 3. Factores que intervienen en la constricción de las vías aéreas en el TEP y sus inhibidores. Según Strin y Levy " físiopatología han despertado más interés últimamente. 7. Alteraciones de la función pulmonar El aumento de la frecuencia respiratoria que se produce en el embolismo pulmonar agudo es debido en una parte importante a un reflejo medido por el vago. La demostración experimental a esta hipótesis viene dada por la prevención de la taquipnea en el animal vagotomizado previamente al embolismo pulmonar ". Katz y Horres 24 demostraron que después del embolismo pulmonar las neuronas medulares inspiratorias y espiratorias tardan menos en alcanzar el punto crítico de descarga, y la duración de su efecto es menor, lo que hace que se acorte la respiración (respiración superficial) y que aumente la frecuencia respiratoria. Este mecanismo reflejo posiblemente se origina en los receptores periféricos del pulmón y se conduce por vías vagales aferentes. La importancia de dichos receptores ha sido puesta de manifiesto por varios trabajos 25"27. De un lado los receptores J , que se piensa están situados en la pared alveolar, se estimularían por aumento del líquido intersticial y 57 en caso del embolismo pulmonar por la serotonina y la histamina, produciendo una respiración rápida y superficial. Los receptores de irritantes, situados entre las células epiteliales de las vías aéreas y que producen una respuesta vagal, a nivel experimental se ha comprobado que también participan cuando se emboliza el pulmón con sulfato de bario. Los receptores de distensión pulmonar, situados en la musculatura lisa de las vías aéreas, también producen una respiración rápida y superficial aunque en el embolismo pulmonar parece que se estimulan de modo pasivo por las alteraciones postembólicas de la mecánica pulmonar. La explicación fisiopatológica de la disnea en el TEP sería por la estimulación de receptores periféricos secundarias a liberación de agentes humorales, alteraciones de la mecánica pulmonar o aumento local del líquido intersticial ". En el TEP experimental en el perro, se produce disminución de la compliance y aumento de la resistencia de vías aéreas por constricción de la vía aérea a dos niveles diferentes 28. La disminución de la compliance tiene lugar 14 segundos después de la embolización, y se atri177 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 buye a la liberación de serotonina de los agregados plaquetarios, la cual actúa en las vías aéreas periféricas perfundidas por arteriolas pulmonares 28. La contracción de estas vías aéreas periféricas da lugar a una disminución del volumen de gas intratoráeico y elevación diafragmática. 60 segundos después de la embolización hay una mayor disminución de la compliance y un aumento de las resistencias por afectación de vías aéreas centrales. Esta respuesta no parece mediada por agentes humorales, sino por el sistema nervioso autónomo 29. El mecanismo por el que se producen tales alteraciones en la mecánica pulmonar se explica en figura 3. Otras sustancias humorales, además de la serotonina, implicadas en la broncoconstricción aparecida tras el TEP, son la histamina, prostaglandina PGF^ alfa, sustancia de reacción lenta, polipéptidos A y B y anhídrido carbónico 23. La alteración más frecuente del intercambio gaseoso en el TEP es la hipoxemia arterial sistémica que se presenta en el 90 % de los casos. Para explicar este descenso en la pOa, se han propuesto diversos mecanismos que incluyen shunt derecha-izquierda a través de un foramen oval permeable, shunt a través de vasos pleurales y reducción del gasto cardíaco. En la actualidad se admite de forma concluyente que la hipoxemia se debe a una alteración en la relación ventilación/perfusión, secundaria a la constricción de pequeñas vías aéreas, que no se limita únicamente al área no perfundida 30"32. Aunque la respuesta habitual es la normo o hipocapnia secundaria a la hiperventilación, en pacientes con enfermedad pulmonar previa puede existir hipercapnia. 2. Alteraciones cardiovasculares La respuesta cardiovascular al TEP está determinada por tres hechos fundamentales: magnitud de Is obstrucción, situación cardiopulmonar previa 33'34 y tiempo transcurrido entre el fenómeno embólico y su valoración 35. Por esta razón estudiaremos por separado la respuesta hemodinámica en pacientes con y sin enfermedad cardiopulmonar previa. Respuesta hemodinámica al TEP sin enfermedad previa. Mdntyre y Sasahara 36 estudiaron un grupo de 20 pacientes valorados antes de la 36 horas siguientes a un episodio de TEP. En un 70 % de los casos se produjo hipertensión arterial pulmonar, que mostró una buena correlación con el grado de obstrucción demostrado por angiografía. La hipertensión arterial pulmonar sólo se presentó, cuando el grado de obstrucción era mayor del 25-30 % del lecho vascular pulmonar. En ninguno de los 20 pacientes la presión media en arteria pulmonar superó los 40 mm Hg. Por esta razón se cree que una presión media en ar178 teria pulmonar de 30-40 mm Hg es una hipertensión pulmonar severa en aquellos enfermos sin patología cardiopulmonar previa. Cuando la presión media en arteria pulmonar es mayor de 40 mm Hg hay que pensar en un embolismo crónico recidivante. Para que la simple obstrucción mecánica produzca hipertensión arterial pulmonar, es necesaria una considerable reducción del lecho vascular pulmonar (mayor del 25-30 %). Otros factores como la hipoxemia 33'37, la liberación de sustancias vasoactivas de los agregados plaquetarios 38 y la disminución del volumen pulmonar por compresión de los vasos pulmonares parecen jugar un papel. El mecanismo reflejo a partir del sistema nervioso autónomo no está claro y no parece tener mayor importancia 39. En el artículo previamente citado 36, la presión media en aurícula derecha aumentó sólo en la mitad de los pacientes. Este aumento ocurrió siempre con presión en arteria pulmonar superior a 30 mm Hg. Por tanto el aumento de la presión venosa central indica una hipertensión pulmonar severa, pero sólo aparece en el 50 % de los casos, precisamente en aquellos en que dicha presión pulmonar supera la capacidad de reserva del ventrículo derecho. Rara vez disminuye el índice cardíaco a consecuencia del TEP siendo en la mayoría de los estudios normal o aumentado36'40'41. El aumento del volumen minuto puede ser debido a la hipoxemia arterial sistémica, bien por aumento del retorno venoso por vasoconstricción periférica. Es posible que ambos mecanismos intervengan simultáneamente a fin de mantener un gasto cardíaco adecuado. Cuando hay disminución del índice cardíaco, casi siempre se asocia a una obstrucción masiva con fracaso ventricular derecho. Si disminuye el gasto cardíaco sin elevación concomitante de la presión media en aurícula derecha o de la presión venosa central, hay que pensar que existe una alteración cardiovascular añadida. Respuesta hemodinámica al TEP con enfermedad previa. En estos casos con una obstrucción menor del árbol vascular pulmonar se produce una hipertensión pulmonar mayor que en los pacientes previamente sanos, existiendo una evidente desproporción entre el grado de obstrucción embólica y el nivel de hipertensión pulmonar. El límite de presión pulmonar media de 40 mm Hg, que se daba para los individuos sanos se encuentra aquí con frecuencia desbordado 43. La hipoxemia que se puede encontrar en este tipo de pacientes no se puede atribuir al accidente embólico per se, ya que puede estar causada también por la enfermedad cardiopulmonar previa y por lo tanto no sirve como elemento de diagnóstico. Tampoco son buenos indicadores de la severidad del TEP ni el aumento de la presión media en aurícula derecha ni la 58 C. VILLASANTE Y COLS.—TROMBOEMBOLISMO PULMONAR: INCIDENCIA, ETIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGIA elevación de la presión venosa central. Incluso con grados menores de obstrucción vascular, el descenso del índice cardíaco es la regla en los pacientes con enfermedad cardiopulmonar previa que sufren un episodio de TEP. BIBLIOGRAFÍA 1. DALEN, J. E. y ALPERT, S. A.: Historia natural del embolismo pulmonar. Prog. Cardiovasc. Dis. (Edición española), 15: 348, 1975. 2. MORRELL, M. T. y DUNNILL, M. S.: The postmortem incidence of pulmonary embolism in a hospital population. Br. J . Surg., 55: 347, 1968. 3. UHLAND, H. y GOLDBERG, L. M.: Pulmonary embolism: A commonly missed clinical entity. Dis. Chest., 45: 533, 1964. 4. COON, W. W.: The spectrum of pulmonary embolism. Twenty years later. Arch. Surg., 11.1: 398, 1976. 5. STEIN, M.: Pulmonary embolism. Current Pulmonology, pág. 125. 6. BELENKIE, I.: Pulmonary vascular disease, en Guenter, C. A. y Weich, M. H.: Pulmonary Medicine, pág. 389. J. B. Lippincott Company. Filadelfia, 1977. 7. VIRCHOW, R.: Weitere Untersuchungen über die Verstopfung der Lungenarterie und ihre Folgen. 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Diagnóstico de la trombosis venosa periférica Únicamente una tercera parte de los enfermos con TVP presentan clínicas que haga sospechar el diagnóstico. Los síntomas y signos derivan tanto a la obstrucción venosa como de los cambios inflamatorios que rodean al trombo '. Cuando la trombosis tiene lugar en las extremidades inferiores, la obstrucción venosa produce hinchazón de la pierna, dilatación de las venas superficies, hipertermia local y en los casos severos coloración violácea de la piel. La inflamación provoca dolor e hipersensibilidad. En la tabla 1 señalamos las exploraciones complementarias necesarias para llegar al diagnóstico que detallamos a continuación: 7. Ultrasonidos: utilizan el efecto Doppler y pueden detectar cambios del flujo a lo largo de una vena que traducen su obstrucción. Se han publicado un 15-20 % de falsos negativos ' que se atribuyen a trombos demasiados pequeños, 180 que no producen obstrucción significativa, o al desarrollo de una importante vena colateral. 2. La pletismografía imperancia mide el cambio de volumen que se produce en una extremidad tras la obstrucción venosa. Igual que los ultrasonidos, esta técnica no puede detectar las trombosis que no producen obstrucción significativa del flujo venoso, situándose los falsos negativos en un 25-35 %. 3. La termografía explora el aumento de temperatura que provoca la obstrucción venosa. Al igual que las técnicas anteriores, no detecta las trombosis que no producen una obstrucción completa. 4. Las técnicas isotópicas incluyen el test del fibrinógeno marcado y la venografía isotópica. El primero se basa en la incorporación a un trombo, que se está formando o se acaba de formar, de fibrinógeno radioactivo que se ha inyectado en el torrente circulatorio unas horas antes. La seguridad diagnóstica es del 95 % por debajo de la mitad del muslo ;. Por encima del muslo y cuando el trombo tiene más de cinco días, el número de falsos negativos es elevado. La Sección de Neumología de la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre, ha presentado en la primera ponencia del último congreso de la SEPAR \ un trabajo en el que se analiza la rentabilidad de la flebografía isotópica mediante la inyección de albúmina marcada con Tecnecio99. En dicho trabajo se cita una seguridad diagnóstica superior al 90 % y se propone como un método que en el futuro puede ser diagnóstico en ciertos casos. 60 C. VILLASANTE Y COLS.— PROBLEMAS DIAGNÓSTICOS Y PRONOSTICO DEL TROMBORMBOI.ISMO Plii.MONAR 61 181 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. N U M . 4. 1981 5. La flebografía es la técnica de diagnóstico más segura y sirve de referencia para comparar el resto de las exploraciones complementarias (fíg. 1). Los principales factores de riesgo para el desarrollo de la TVP 4 son traumatismos, cirugía, neoplasias, insuficiencia cardíaca congestiva, episodios trombóticos previos, venas varicosas, obesidad, embarazo y tratamiento con anticonceptivos orales. La edad es un factor importante que se sobreañade a todos los mencionados. La frecuencia de aparición de TVP en distintas situaciones clínicas viene expresada en la tabla II. TABLA I Técnicas para el diagnóstico de la TVP Ultrasonidos Pletismografía Termografía Isótopos Flebografía TABLA II Frecuencia (en porcentaje) de asociación de la TVP con varias situaciones clínicas Fractura de cadera (ancianos) Colocación de prótesis de cadera Prostatectomía abierta Cirugía general (mayores de 40 años) Insuficiencia cardíaca Arritmias cardíacas Histerectomía no tu moral 70 50 50 35 30 30 15 Según Clagett y Saizman 4 . TABLA III Frecuencia (%) de los síntomas y signos en el TEP Síntomas Dolor torácico Disnea Malestar Tos Hemoptisis Sudoración Síncope 88 84 59 53 30 27 13 Signos Taquipnea Crepitantes Desdoblamiento del segundo ruido Taquicardia Fiebre Flebitis Ritmo de galope Edemas Soplos Cianosis 92 58 53 44 43 32 34 24 23 19 Modificado de Bell y cois. 182 Clínica del TEO Del estudio cooperativo multicéntrico para el tratamiento del TEP con uroquinasa 5 se han obtenido datos clínicos muy valiosos h. Las conclusiones más importantes son que la mayoría de los síntomas y signos clásicos no se observan con la frecuencia que se pensaba, y que no hay un síntomas o grupo de síntomas específicamente diagnóstico. La incidencia de síntomas y signos la indicamos en la tabla III, donde se observa cómo la frecuencia de presentación es diferente según el embolismo sea masivo (obstrucción de dos o más arterias lobares o su equivalente) o submasivo (obstrucción de menos de dos arterias lobares o su equivalente). En el primero es más frecuente el síncope, la cianosis, el desdoblamiento del segundo ruido con refuerzo de su componente pulmonar y la auscultación de soplo o ritmo de galope; en el embolismo submasivo es el dolor torácico de características pleurales. Recientemente Stein 7 propone cinco formas clínicas de presentación: a) Asintomático. b) Embolismo pulmonar sin infarto: se puede acompañar de disnea, taquipnea y ansiedad. c) Embolismo pulmonar con alteración hemodinámica: sucede en obstrucciones mayores del 30-50 % del lecho vascular, pudiendo haber opresión precordial, taquicardia, desdoblamiento del segundo ruido, galope y soplos, además de disnea y taquipnea. En casos muy severos puede existir hipotensión, cianosis y síncope. d) Embolismo pulmonar con infarto: se produce en una tercera parte de los casos según unos autores y en el 10 % según otros ". e} Embolismo pulmonar asociado a enfermedad cardiopulmonar: los síntomas clínicos pueden variar y ser atribuidos a la enfermedad subyacente. Otra forma clínica del TEP puede presentarse por obstrucción de pequeñas arterias y arteriolas debida a múltiples émbolos de pequeño tamaño. Si dicha embolización es recurrente, la clínica puede manifestarse por episodios recidivantes de disnea o arritmias cardíacas. Estos casos pueden llegar a desarrollar un cor pulmonale crónico sin que se sospeche la causa, ya que el diagnóstico suele ser difícil. Radiografía de tórax La mayoría de los episodios de TEP no producen cambios valorables en la radiografía simple de tórax. Haremos la descripción de las Iteraciones radiológicas según el esquema de Fraser 9: TEP sin infarto y con infarto. 62 C. V1LLASANTE Y COLS.—PROBLEMAS DIAGNÓSTICOS Y PRONOSTICO DEL TROMBOEMBOLISMO PULMONAR 63 183 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOG1A. VOL. 17. NUM. 4. 1981 frecuente cuando se acompaña de infarto. En el apartado de fisiopatología hemos explicado que la pérdida de volumen se debe a constricción de vías aéreas periféricas. La pérdida de surfactante en los casos con infarto puede asimismo jugar un papel. TEP con infarto TEP sin infarto. Los cambios radiológicos, cuando se producen, son de cuatro categorías distintas: hipovascularización, cambios en el calibre de los vasos, alteraciones de la silueta cardíaca y pérdida de volumen. El déficit en la vascularización periférica puede ser local, por obstrucción de una arteria lobar o segmentaria, o general, por obstrucción difusa de pequeños vasos. El signo de Westermark, oligohemia local, las raras veces que se presenta es bastante específico, si bien hay que hacer el diagnóstico diferencial con otras hipertransparencias localizadas '"•". La tomografía pulmonar total puede ser de gran ayuda en la valoración de este signo. La oligohemia generalizada suele acompañarse de signos de hipertensión pulmonar precapilar y recimiento de cavidades cardíacas derechas. El aumento de tamaño de una arteria pulmonar, con todas sus limitaciones, valorado a nivel hiliar, es un signo importante de TEP fundamentalmente cuando se comparan radiografías seriadas. Este aumento es más fácil de apreciar en el lado derecho, ya que el contorno cardíaco puede enmascarar la visualización de las ramas izquierdas de la arteria pulmonar. En pocos días, al producirse la lisis y fragmentación del trombo, la arteria pulmonar dilatada vuelve a su diámetro original. Los cambios en la silueta cardíaca ponen de manifiesto una dilatación aguda del ventrículo derecho, que es reversible en pocos días. Esta cardiomegalia a expensas de cavidades derechas persiste únicamente en caso de embolismos de repetición, que producen un cor pulmonale crónico. La pérdida de volumen se manifiesta radiológicamente por elevación del diafragma y es más 184 Quizás debería denominarse más correctamente TEP con condensación parenquimatosa, ya que en el trabajo citado y . no se hace distinción entre infarto pulmonar verdadero y hemorragia. Los cambios radiológicos son los mismos que en el TEP sin infarto, excepto que en este caso, el déficit de vascularización está sustituido por una condensación parenquimatosa, siendo la pérdida de volumen mas frecuente e importante. El intervalo entre el episodio embólico y la aparición de la condensación varía de horas a días. Su localización suele ser subpleural, aunque este dato ayuda poco en el diagnóstico diferencial ya que muchas neumonías tienen la misma localización. La imagen periférica en forma de tronco de cono con el vértice dirigido hacia el hilio (joroba de Hampton) es poco frecuente, si bien cuando aparece es bastante sugestiva de TEP. En el 2.7 % de los casos existe cavitación en el infarto pulmonar, asociado casi siempre a émbolos sépticos. La resolución radiológica la conlleva desde unos días. cuando se produce por hemorragia o edema, a varias cuando existe necrosis pulmonar (fig. 2). Los cambios radiológicos más frecuentes, aunque más inespecíficos de TEP, son las sombras lineales y la afectación pleural 12 " 13 . Las primeras se han visto en el 21,6% de los casos 14 y pueden ser debidas a atelectasias laminares, cicatrices parenqui matosas, arterias o venas trombosadas, o engrosamientos pleurales. El derrame pleural suele asociarse a infarto, aunque éste puede quedar enmascarado por el líquido pleural. La cuantía del derrame es variable, suele ser escasa y en ocasiones bilateral (figs. 3 y 4). Analítica Una leucocitosis superior a 15.000 elementos por milímetro cúbico es rara en el TEP y cuando existe hay que sospechar, o bien un embolismo séptico o bien otra causa que la justifique. No se han detectado variaciones significativas en la serie roja y en las plaquetas. La LDH se encuentra elevada en la mayoría de los enfermos a expensas fundamentalmente de su fracción isoenzimática 3 15. La tríada clásica de aumento de la LDH y bilirrubina con GOT normal )6 ha perdido en la actualidad todo su valor diagnóstico. Desde el punto de vista gasométrico, la hipoxemia se presenta en el 90 % de los casos y 64 C. VILLASANTE Y COLS.—PROBLEMAS DIAGNÓSTICOS Y PRONOSTICO DEL TROMBOEMBOLISMO PULMONAR puede relacionarse directamente con el episodio embólico, únicamente en los pacientes sin enfermedad cardiopulmonar previa. En estos enfermos la pC02 puede estar normal o disminuida por hiperventilación. Se ha dado más importancia al valor del gradiente alveolo-arterial de 65 CO^ 17; en enfermos sin patología cardiopulmonar previa, el aumento de este gradiente apoya el diagnóstico de TEP, ya que la hiperventilación hace que se elimine el COz alveolar sin que esto se acompañe de una disminución del COs arterial, por el efecto espacio muerto que pro185 ARCHIVOS DE BRONCONEÜMOLOGIA. VOL. 17. N U M . 4. 1981 duce la obstrucción. Este test no es válido en los casos en que se produce una broncoconstricción significativa o cuando coexiste una enfermedad cardiopulmonar, que dificultan la eliminación del C0¡ alveolar. Electrocardiograma El electrocardiograma (fig. 5) tras un episodio de TEP, generalmente es inespecífico. Los cambios más sugestivos son los que corresponden a cor pulmonale agudo: patrón S-l, Q-3, T-3, desviación del eje a la derecha, onda P alta y picuda, bloqueo de rama derecha, rotación horaria y patrón de infarto de cara diafragmática. Desgraciadamente, aunque estos cambios son los que tienen mayor valor diagnóstico, no son los más frecuentes. En la revisión de las conclusiones del estudio cooperativo multicéntrico uroquinasa-embolismo pulmonar 18, se resumen las alteraciones electrocardiográficas de 90 pacientes con embolismo pulmonar agudo y sin enfermedad cardiopulmonar previa. La frecuencia de tales alteraciones se expresa en la tabla IV. Los cambios más frecuentes son los más inespecíficos. El electrocardiograma fue normal en el 6 % de los casos de TEP masivo (3 de 50) y en el 23 % de TEP submasivo (9 de 40). Debido a que los números no son suficientemente altos, los autores no dan significación estadística a esta diferencia. Comparando los cambios electrocardiográficos con las alteraciones hemodinámicas, se demuestra que los enfermos con presiones medias elevadas en arteria pulmonar son los que con más frecuencia presentan alteraciones electrocardiográficas, mientras que no existe una correlación significativa entre la disminución de la p0¡ y las anomalías electrocardiográficas. El trazado electrocardiográfico se modifica con el tiempo 18. Las alteraciones de la onda P desaparecen en el 80 % de los casos cuatro o cinco días después de haberse diagnosticado el embolismo. En ese tiempo la inversión de la onda T ha desaparecido sólo en el 22 % de los casos, mientras a los 14 días el 49 % de los enfermos tienen la onda T normal. La depresión del segmento ST desaparece algo más rápidamente. Las anomalías de la despolarización revierten antes que las de la repolarización, y en más de la mitad de los pacientes con patrón de pseudoinfarto, patrón de S-l, Q-3, T-3, hipertrofia de ventrículo derecho o bloqueo de rama derecha, estas alteraciones desaparecen a los cuatro o cinco días de establecerse el diagnóstico. El cor pulmonale crónico es muy raro y si aparece en ausencia de enfermedad cardiopulmonar previa indica un TEP recidivante. Isótopos TABLA IV Alteraciones electrocardiográficas: frecuencia (%) Taquicardia Inversión de la onda T Depresión del segmento ST Elevación del segmento ST Patrón S-l, Q-3, T-3 Patrón de infarto inferior Bloqueo de rama derecha P pulmonar Bajo voltaje generalizado 44 42 26 16 12 11 9 6 6 Modificado de Stein y cois. TABLA V Arteriografía pulmonar: hallazgos En cuanto al émbolo en sí: a. Obstrucción arterial: material de contraste ausente distal a la anomalía b. Defectos de replección: obstrucción parcial con flujo periférico c. Anomalías no específicas: retraso de relleno, dilatación arterial proximal, tortuosidad arterial periférica y obstrucción subsegmentaria En cuanto a la localización anatómica: a. Tronco de la arteria pulmonar b. Arteria pulmonar principal c. Arteria lobar d. Arteria segmentaria 186 La introducción de la gammagrafía (figuras 6 y 7) pulmonar de perfusión supuso un gran avance en el diagnóstico del TEP. A medida que se han realizado estudios rigurosos, comparando los resultados de la gammagrafía pulmonar de perfusión con los hallazgos arteriográficos, se han desvanecido muchas de las esperanzas que en un principio se depositaron en esta técnica. En el momento actual, puede excluirse el diagnóstico de TEP cuando la gammagrafía pulmonar es rigurosamente normal en las proyecciones, anterior, posterior y laterales . La presencia de otras enfermedades pulmonares no primitivamente vasculares produce un gran número de falsos positivos: infecciones 2", neoplasias y EPOC, que pueden originar alteraciones secundarias en el lecho vascular pulmonar con los subsiguientes defectos de perfusión en la gammagrafía. Debido a esta circunstancia se han clasificado las gammagrafías de perfusión como de baja probabilidad (cuando el déficit de perfusión se produce en una zona en la que existe una anomalía visible en la radiografía simple de tórax), de alta probabilidad (cuando existen defectos de perfusión lobares o segmentarios siendo normal la radiografía torácica) e intermedias (cuando los defectos de perfusión no tienen una distribución lobar o segmentaria, aunque no 66 C. VILLASANTE Y COLS.—PROBLEMAS DIAGNÓSTICOS Y PRONOSTICO DEL TROMBOEMBOLISMO PULMONAR puedan explicarse por anomalías radiológicas), En resumen, la gammagrafía de perfusión nos dice si existe un defecto regional del flujo sanguineo, pero no nos dice si ese defecto es por 67 una alteración primaria del lecho vascular o secundaria a una lesión parenquimatosa. Sólo podremos decir que un defecto regional de perfusión es debido a una alteración primiti187 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOG1A. VOL. 17. N U M . 4. 1981 vamente vascular si la ventilación en esa zona es adecuada. Esto es lo que se pretende averiguar con la gammagrafía de ventilación-perfusión (V/Q) 2 1 ' 2 2 . Para su realización se han utilizado diferentes isótopos inhalados, siendo el más común el Xenón-133. Los escintigramas se realizan en tres fases: después de una respiración única de Xe-133, tras varias respiraciones en un circuito cerrado una vez conseguido un estado estable y durante la fase de lavado del Xe-133. Mediante la gammagrafía V/Q se llega a dos patrones diagnósticos ": /. Defecto de perfusión con ventilación normal: este patrón diagnostica una alteración congénita o adquirida de la vascularización pulmonar. En el caso del TEP siempre se cumple este patrón, excepto cuando se acompaña de infarto, hemorragia, atelectasia o broncoconstricción intensa. 2. Defecto de perfusión con alteraciones de la ventilación: indica una alteración primitivamente parenquimatosa. Podemos encontrar dos subpatrones diferentes: a) no hay ventilación tras la ventilación inicial de Xenón en la zona correspondiente al defecto de perfusión, pero el Xenón va entrando en las siguientes respiraciones y la fase de lavado es lenta. Este patrón se ha visto en el enfisema hulloso y en la obstrucción parcial de un bronquio importante, b. Hay una anulación absoluta de la ventilación en la misma zona del defecto de perfusión. Esto sucede cuando el espacio alveolar está lleno de líquido o infiltrado, cuando existe una obstrucción bronquial completa y cuando hay una bulla o quiste que no está en contacto con la vía aérea. Para facilitar el diagnóstico diferencial con la 188 neumonía cuanto el TEP se acompaña de atelectasia, infarto o hemorragia, se ha desarrollado la gammagrafía pulmonar con Galio-67 24. El galio se acumula en las células del sistema de defensa: leucocitos, macrófagos y células reticuloendoteliales. En el caso de que la condensación esté producida por infarto o hemorragia no existe un componente inflamatorio tan importante como en el caso de la neumonía, y la acumulación de galio será menor. Arteriografía pulmonar Es el método definitivo en el diagnóstico del TEP (figs. 8 y 9) y con el que se confrontan todos los demás para valorar sus rentabilidades respectivas. Por medio de la arteriografía no sólo obtenemos el diagnóstico de certeza, sino que también se puede estimar la cantidad de material embólico presente, se indica la actitud terapéutica más correcta y se puede establecer un índice de severidad 2S. Las anomalías que se pueden encontrar en la arteriografía vienen indicadas en la tabla V. La arteriografía estándar puede no ser válida cuando el TEP se produce en ramas arteriales distales a las segmentarias. En estos casos son necesarias técnicas de magnificación e inyecciones selectivas de contraste, pero incluso con ellas puede no diagnosticarse un TEP diseminado que afecte a pequeños vasos. Las complicaciones que se describen son pocas y en una serie de 367 procedimientos han supuesto el 4 % 26. Se relacionan con el cateterismo (perforación cardíaca, reacción a pirógenos y arritmias) y con el medio de contraste (reacciones alérgicas). A pesar de estas compli68 C. V1LLASANTE Y COLS.— PROBLEMAS DIAGNÓSTICOS Y PRONOSTICO DEL TROMBOEMBOLISMO PULMONAR caciones, hay que apoyar fuertemente la indicación de la arteriografía cuando se desea confirmar el diagnóstico de TEP, ya que las complicaciones derivadas del tratamiento anticoagulante pueden ser aún mayores. Otra indicación de la arteriografía sería la necesidad de cirugía de urgencia, bien sobre, vena cava o bien sobre arterias pulmonares (embolectomía). Problemas pronóstico Como ya comentamos al hablar de la incidencia, la mayoría de las muertes por TEP suceden en la primera hora que sigue al accidente embólico. Una vez pasada esta primera hora, fallecen solamente el 8 % de los enfermos diagnosticados y tratados y el 30 % de los no diagnosticados. El buen pronóstico de los enfermos que superan esta primera hora depende de dos factores: cambios mecánicos en la localización del trombo y fibrinólisis espontánea 27 . Ligeras variaciones en la localización del émbolo en las horas inmediatas al episodio embólico, pueden provocar modificaciones importantes en el grado de obstrucción vascular debido a que el área de sección vascular aumenta progresivamente en dirección periférica. Posteriormente la fibrinólisis es el principal mecanismo que conduce in vivo a la resolución de la obstrucción vascular. Pronóstico a corto plazo En el estudio cooperativo multicéntrico uroquinasa-embolismo pulmonar 28 se realizaron estudios angiográficos seriados en enfermos sometidos a tratamiento con heparina, demostrándose que 24 horas después del diagnóstico ya hay un porcentaje de disminución de la obstrucción en un 10-20 %. A los 14 días se observa una resolución completa en algunos casos 29. Si la valoración se hace con gammagrafía en lugar de la arteriografía, son necesarios unos 60 días para observar las primeras resoluciones completas. Esta diferencia de tiempo parece debida a que la gammagrafía es capaz de detectar émbolos periféricos que no son visibles en la arteriografía. En resumen, el pronóstico a corto plazo de los enfermos diagnosticados y tratados correctamente se puede expresar de la siguiente forma: La muerte por TEP no es frecuente cuando los pacientes están sometidos a tratamiento preventivo de nuevos episodios. El pronóstico a corto plazo está claramente determinado por la existencia de enfermedades cardiopulmonares asociadas. Pocos días después del diagnóstico se puede demostrar en la gammagrafía o arteriografía una reducción parcial de la obstrucción vascular. A los 14 días puede ocurrir una resolución total aunque generalmente es necesario más tiempo. 69 El grado de resolución de la obstrucción va estrechamente relacionado con la solución de las alteraciones hemodinámicas. Pronóstico a largo plazo El porcentaje de regresión observado por gammagrafía en un grupo de 67 pacientes diagnosticados de TEP 27 fue del 74,5 % a los 3 meses y del 77,2 % a los 6 meses y un año. En este mismo trabajo se siguieron 43 enfermos durante un período de uno a siete años, observándose una resolución completa en el 65 % de los casos, una resolución parcial en el 23 % y persistencia del TEP sin resolución en el 12 %. Este último porcentaje corresponde a cinco pacientes de los cuales solamente uno desarrolló un cor pulmonale crónico. Como ya hemos mencionado anteriormente, esta complicación sólo se presenta en aquellos pacientes sometidos a episodios repetidos de TEP sin diagnosticar. Este hecho se comprueba en las autopsias, en las que se ven émbolos pulmonares de diferentes edades. Para evitar estas recidivas se debe someter al paciente a tratamiento anticoagulante mientras persistan los factores de riesgo. En resumen el pronóstico a largo plazo es el siguiente: La resolución de la obstrucción acontece habitualmente dentro de los tres primeros meses. El cor pulmonale crónico es una complicación muy rara en los pacientes tratados, pero frecuente en los que sufren episodios embólicos repetidos no diagnosticados. Es raro, que se produzcan nuevos episodios sintomáticos en los pacientes con tratamiento anticoagulante correcto. En los enfermos tratados correctamente, el pronóstico está en relación directa con las enfermedades asociadas. BIBLIOGRAFÍA 1. BROWSE, N.: Diagnosis ofdeep-vein thrombosis. Br. Med. Btill.. 34: 163, 1978. 2. MORR1S, G. K. y MITCHELL, J. R. A.: Br. Med. J . . \. 264, 1977. 3. POZO, F. y BARBOSA, C.: Embolismo pulmonar. Problemas diagnósticos. Primera Ponencia al XII Congreso de la S.E.P.A.R. Valladolid, 1980. 4. CLAGETT, G. P. y SALZMAN, E. W.: Profilaxis del tromboembolismo venoso. Prog. Cardiovasc. Dis. (Edición española) 15: 474. 1975. 5. 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S., BROOKS, H. L., EVANS, G. L., PARASKOS, J. A. y DEXTER, L.: Resolution rate of acute pulmonary embolism in man. Engl. J . Med., 280: 1194, 1969. 70 TRATAMIENTO MEDICO DE LA EMBOLIA PULMONAR Y PROFILAXIS DE LA ENFERMEDAD TROMBOEMBOLICA A . F E R N A N D E Z PAVÓN Servicio de Hematología Analítica. Departamento de Laboratorio. Ciudad Sanitaria «La Paz». Madrid. Introducción El tratamiento médico de la embolia pulmonar ha sufrido en los últimos años un avance esperanzador, paralelo a la aparición de drogas nuevas con capacidad trombolítica, capaces en teoría de disolver trombos ya formados. Las drogas útiles son iguales en cualquiera de las manifestaciones de la enfermedad tromboembólica (ETE), y los diferentes esquemas terapéuticos lo que pretenden es adaptar lo más posible la droga empleada a la patogenia del trombo en los distintos lechos vasculares. Así, el objeto del tratamiento en la trombosis venosa profunda (TVP) será minimizar la expansión del trombo y prevenir su embolización pulmonar. En la embolia pulmonar (EP) se tratará igualmente de minimizar la expansión del trombo ya formado, tratando además bloquear la liberación por parte de las plaquetas de sustancias con capacidad vasoactiva y broncoconstrictora. En nuestras manos disponemos hoy de tres tipos de drogas: 1. Aquellas que de algún modo inhiben la formación de fibrina, conocidas con el nombre genérico de anticoagulantes. 2. Drogas que interfieren la adhesión y la agregación plaquetaria al endotelio vascular, conocidas como antiagregantes. 3. Drogas capaces de digerir la fibrina ya formada; son los fíbrinolíticos o trombolíticos. Anticoagulantes Están siendo usados en el tratamiento de la ETE desde hace aproximadamente 30 años, ha71 biendo conseguido carta de naturaleza, ya sea como colaborador de la cirugía o como sustítutivo en los casos en que existe dificultad quirúrgica. Se consideran como tales dos tipos de drogas de uso clínico: heparina y antivitaminas K. Heparina Ha sido durante mucho tiempo, y sigue siendo, un agente de elección en el tratamiento médico de la EP, debido a su acción inmediata. Existe evidencia experimental y clínica de que administrada precozmente respecto al accidente embólico, reduce considerablemente tanto el porcentaje de mortalidad como la recurrencia de los episodios embólicos 112. Para entender mejor su acción y su uso, quiero recordar en unos breves cuadros algunas de sus características metabólicas (tabla I). En la figura 1 tratamos de representar esquemáticamente, su inactivación en el hígado al quedarse la molécula de heparina sin algunos de sus grupos sulfato, eliminándose así en forma muy poco activa por el riñon. Por esto la vida media de la heparina va a estar muy ligada a estos dos órganos, cuya alteración puede aumentarla en determinados pacientes. Sus acciones son múltiples, y las más importantes desde nuestro punto de vista, las recogemos la tabla II. a) La acción anticoagulante ha sido objeto de numerosos estudios en los últimos años y los resultados de los mismos han potenciado de modo extraordinario la profilaxis de la ETE (a la que nos referiremos después). La acción anticoagulante de la heparina no está ligada exclusivamente a su molécula, sino que requiere de la existencia en 191 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 TABLA 1 Propiedades metabólicas de la heparina Peso molecular de 5.000 a 50.000 daltons Vida media una hora No se absorbe por vía gástrica Efecto inmediato por vía venosa TABLA II Acciones de la heparina Antieoagulante Lipolitica Plaquetas Endotelio Viscosidad plasma del llamado hasta ahora cofactor de la heparina, que no es sino el inhibidor natural del a trombina, la antitrombina III (AT-III), en ausencia del cual aquélla carece de eficacia. Al unirse heparina y AT-III, molécula a molécula, se produce en este inhibidor un cambio de forma tal, que da lugar a la exposición en su molécula de los centros activos de unión para con las proteínas activadas de la coagulación (fig. 2). Se une así irreversiblemente con la trombina y subsiguientemente van uniéndose en forma progresiva otros factores que inmediatamente son inactivados, bloqueándose el proceso de la coagulación. El complejo heparina-AT-III es capaz 192 de inactivar por orden de afinidad: trombina, factor X activado, factor IX activado, factor XI activado y factor XII activado (fig. 3). La heparina tiene además otras acciones interesantes en el tratamiento de la trombosis, aunque de menor importancia (tabla II). b) La acción lipolítica que hasta ahora sólo ha podido evidenciarse in vivo. Su administración conduce a la liberación de dos enzimas lipolíticas, la lipoproteinlipasa y la fosfolipasa, cuyas accione, parecen ser el disminuir la agregación plaquetaria. c) Sobre las plaquetas se han descrito una inhibición de su función, sobre todo a pequeñas dosis, aunque se desconoce el mecanismo de acción. d) Sobre el endotelio se ha podido demostrar experimentalmente que a los cinco minutos de la administración de heparina marcada, su concentración en el endotelio es 75 a 100 veces mayor que en sangre, sobre todo si la administración de la heparina se hace a pequeñas dosis. e ) Se ha demostrado también, que reduce la viscosidad de la sangre, mejorando el flujo sanguíneo. Vías de administración. La vía de administración de la heparina (fig. 4), debe ser siempre parenteral, ya que no se dispone por el momento de ninguna heparina que conserve su actividad al ser administrada por vía gastrointestinal. Sin embargo, no debe utilizarse la vía intramuscular debido al riesgo de formación de grandes hematomas que la hacen inaceptable. El efecto terapéutico conseguido mediante la administración por vía venosa continua, en principio la ideal, queda expresado en la figura 5. Los controles analíticos pueden hacerse en cualquier momento después de las seis primeras horas de administración. Los inconvenientes de esta pauta terapéutica son la inmovilidad del en72 A. FERNANDEZ PAVÓN—TRATAMIENTO MEDICO DE LA EMBOLIA PULMONAR Y PROFILAXIS DE LA ENFERMEDAD TROMBOEMBOLICA fermo en un tratamiento a largo plazo y el control exacto del goteo. La administración por vía venosa discontinua, que sería más cómoda para el enfermo, produce una anticoagulación no homogénea, con fases de hipocoagulabilidad e hipercoagulabilidad (fig. 6). Los períodos entre dos inyecciones no deben ser mayores de cuatro horas sobretodo teniendo en cuenta la vida media de la heparina. Períodos de 6 horas o mayores producen fases de hipercoagulabilidad peligrosos de retrombosis. El control analítico de este sistema de heparinización debe hacerse media hora antes de una administración. La vía subcutánea, por las razones ya expuestas, será necesaria en casos de tratamientos de larga duración, aun sabiendo que la absorción de la heparina por esta vía es difícilmente controlable. Kakkar y colaboradores, en comunicación personal han presentado tratamiento de embolia pulmonar y de trombosis venosa profunda con heparinización subcutánea en dos dosis diarias. Estos resultados no han sido todavía contrastados suficientemente con la heparinización por otra vía. La forma de anticoagulación conseguida por esta vía la representamos en la figura 7. En estos casos el control analítico deberá hacerse en la zona media entre dos dosis. Tratando de encontrar la vía ideal de administración, Salzrnan y colaboradores han realizado diversos estudios en grupos similares de pacientes, administrando heparina por distintas vías. En sus resultados tuvieron igual número de retrombosis (un paciente con embolias pulmonares de repetición), aunque en todos los casos dicho cuadro de retrombosis (un paciente con embolias pulmonares de repetición), aunque en todos los casos dicho cuadro de retrombosis fue leve. En cambio, pudieron reseñar que los pacientes tratados con heparina por vía venosa continua necesitaron un 25 % menos de heparina y tuvieron siete veces menos riesgo de hemorragia. Dosis. Para una buena anticoagulación deberá ser individualizada inclusive día a día en el mismo paciente. De todos modos, iniciando la terapéutica con 300 mg. de heparina en 24 horas en infusión vía venosa continua, el 60 % de los pacientes habrán adquirido la necesaria hipocoagulabilidad. El ideal será calcular la dosis inicial de heparina por Kg de peso del enfermo a dosis de cinco mg. de heparina/kg de peso/día. La sensibilidad para la heparina varía, no sólo individualmente, sino con la enfermedad. Esto explica que la correlación entre el efecto anticoagulante de le heparina y la concentración de la misma no sea tan bueno en enfermos como en normales. Control de laboratorio. Si tenemos en cuenta que el efecto clínico de la heparina depende de su actividad y no de su concentración, el test elegido no deberá ser cuantitativo de heparina 73 Fig. 3. Factores de la coagulación que son inactivados por el complejo heparina-antitrombina III, según orden de afinidad. Administración de heparina Subcutánea Fig. 4. Vías de administración de heparina. sino que traduzca su actividad. El utilizado en la actualidad es el test de cefalina+kaolin o PTT (tiempo parcial de tromboplastina). Se considera una adecuada anticoagulación cuando dicho test está alargado una vez y media a dos veces y media con respecto al control. Las complicaciones de la heparina pueden ser: hemorragias, alergias, alopecias y trombocitopenia de causa no bien conocida, aunque parece inmunológica. Contraindicaciones absolutas de la heparina pueden ser: cirugía intracraneal reciente, cirugía infraocular, cirugía espinal, hemorragia retroperitoneal. En otros casos, las contraindicaciones de la heparina pueden ser relativas. Serán estas situaciones por ejemplo: estados de hipertensión, cirugía reciente de localizaciones que no sean las 193 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 Fig. 5. Actividad terapéutica de la heparina administrada por vía intravenosa continua. Fig. 6. Actividad terapéutica de la heparina administrada por vía venosa discontinua. Obsérvense las amplias variaciones en los niveles hematfcos y consiguientemente en la actividad terapéutica. mencionadas en las contraindicaciones absolutas, historia de úlcera gastrointestinal, enfermedad hepática o renal, historia de trastornos hemostáticos. En estos casos la decisión del tratamiento deberá tomarse valorando el beneficio del tratamiento por una parte y el riesgo de la hemorragia por otra, así como la posibilidad o no de aplicar otro tipo de tratamiento. Fig. 7. Actividad terapéutica, irregular, de la heparina administrada por vía subcutánea. agudo de la enfermedad, sometemos al paciente a una anticoagulación profiláctica de posible retrombosis con antivitamina K (generalmente utilizamos Sintrom), que nos permite una anticoagulación oral mantenibles a más largo plazo. Esta anticoagulación la vamos a mantener un mínimo de 6 meses, a no ser que el agente causal de la embolia pulmonar esté aún presente y requiera una anticoagulación a más largo plazo. En la figura 8 tratamos de representar la inhibición que los anticoagulantes orales ejercen sobre los factores que se producen en el hígado y que necesitan la vitamina K para su producción. Al contrario que la heparina, las antivitaminas K no son de acción inmediata, sino que ésta se obtiene al cabo de 48 a 72 horas después de la primera administración del anti coagulante. Es importante en la administración de anticoagulantes orales la potenciación o la inhibición que sobre la acción de la droga es capaz de ejercer otra droga u otra situación. En la tabla III presentamos las situaciones y drogas más importantes que potencian la acción de los antiintestino Plasma Hígado Vil X XI Anticoagulantes orales En nuestro medio hospitalario, una vez hecho el diagnóstico de embolia pulmonar, si se instaura un tratamiento con heparina, se mantiene éste un mínimo de 15 días y si la clínica no indica lo contrario, una vez pasado el período 194 Fig. 8. Acción de los anticoagulantes orales sobre la síntesis de aquellas factores de la coagulación sintetizados en el hígado y que precisa de la vitamina K para ello. 74 A. FERNANDEZ PAVÓN.—TRATAMIENTO MEDICO DE LA EMBOLIA PULMONAR Y PROFILAXIS DE LA ENFERMEDAD TROMBOEMBOLICA Antitripsinas «¡-macroglobulina Antitrombina Fig. 9. Lugar de actuación de la estreptokinasa y urokinasa en el sistema fibrinolitico humano (tomado de Rutilan! Bañeres, 1976). coagulantes y en la tabla IV presentamos las más importantes situaciones que inhiben la anticoagulación. Las contraindicaciones son iguales a la heparina y el control de su acción se hace mediante la actividad protrombínica; se considera un nivel terapéutico adecuado cuando ésta se mantiene entre el 20 y 35 %. Fibrinolíticos o trombolíticos Las posibilidades de tratamiento médico expuestas hasta el momento tenían como objeto fundamental evitar la formación del trombo y la retrombosis; pero su capaciad de acción sobre la fibrina ya formada, es nula. La aparición en el mercado de un tipo de sustancias capaces de lisar, teóricamente, la fibrina ya formada, han hecho que se abran nuevas perspectivas en el tratamiento de la trombosis. Son dos las sustancias comercializadas en las actualidad con capacidad fibrinolítica: estreptoquinasa (SK), obtenida de cultivos de estreptococos beta hemolíticos y urokinasa (UK), obtenida de orina humana. Ambas sustancias son activadoras del plasminógeno y su lugar de acción en el sistema fibrinolitico humano (fig. 9). El mecanismo de activación del plasminógeno es, sin embargo, distinto para ambas sustancias, pues así como la UK lo hace de modo directo, la SK tiene un mecanismo más complejo (fig. 10). Este mecanismo hace que su dosificación cara al tratamiento sea más dificultosa; un mol de SK ha de unirse a un mol de plasminógeno, constituyendo esta unión una molécula de activador que es capaz de pasar nueve moléculas de plasminógeno a plasmina. Consecuentemente: 7. Aumentará en sangre la concentración del activador. 2. El plasminógeno circulante disminuirá de modo violento, siendo esto un hecho importante en la dosificación, 77 puesto que si no existe plasminógeno en circulación por bloqueo o por agotamiento, existirá un fracaso de la terapéutica. Será necesario, por tanto, conseguir y mantener un equilibrio. 3. Aumenta la plasmina libre. En la tabla V resumimos algunas de las ventajas e inconvenientes de ambas sustancias y en la tabla VI resumimos las contraindicaciones absolutas de la terapéutica fibrinolítica. Tanto la SK como la UK han sido valoradas en amplios protocolos para el tratamiento de la embolia pulmonar con buenos resultados en ambas sustancias. En nuestro hospital elaboramos un protocolo (ver apéndice) de tratamiento del embolismo pulmonar con fibrinolíticos en colaboración con el Servicio de Cirugía Vascular TABLA III Potencian los anticoagulantes orales Drogas Salicilatos Fenilbutazonas Sulfonamidas Antiagregantes plaquetarios Antidiabéticos orales Hormonas tiroideas Diarreas Alcohol en exceso Hepatitis Cambios de dieta TABLA IV Inhiben los anticoagulantes orales Drogas Barbitúricos Anticonceptivos Cambios de dieta Resistencia individual hereditaria Enfermedad maligna 195 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 1 mol plasminógeno + 1 mol SK Plasmina Fig. 10. Mecanismo de acción de la estreptokinasa (tomado de Rutlland Bañeres, 1976). (Dr. Jiménez Cossío) y con el Servicio de Hematología Hemoterapia del Centro «Ramón y Cajal» (Dr. Navarro). Profilaxis de la enfermedad tromboembólica Uno de los grandes avances dentro del estudio de la enfermedad tromboembólica en los últimos años, ha sido, desde nuestro punto de vista, la posibilidad de profilaxis de la misma. Si en situaciones hipercoagulantes, en sujetos con factores de riesgo trombóticos conocidos, tenemos la posibilidad de utilizar, de modo sencillo y con poco riesgo, una droga que sea capaz de impedir la formación de fibrina, las perspec- tivas de disminución en la incidencia de la embolia pulmonar son optimistas. Uno de los hechos clave dentro de la profilaxis se ha producido al conocer más exactamente la acción anticoagulante de la heparina. La unión de la heparina-ATIII (mol/mol) es capaz de inactivar no sólo a la trombina ya formada (fíg. 3) sino a factores activados en la coagulación y de manera específica al factor Xa que constituye la llave de la cascada de la coagulación y el paso directo a la formación de fibrina como queremos recordar en el siguiente esquema (fíg. 11). Además hay dos hechos más que decidieron el uso de la heparina como profilaxis, y es que pequeñísimas cantidades de heparina en plasma (0,02 unidades/mi de plasma) son capaces de acelerar considerablemente la neutralización que la AT III realiza sobre los factores activados de la coagulación. Por otro lado, se ha comprobado que preparados de heparina de bajo peso molecular (menor de 6.000) tienen muy poca acción sobre la neutralización de la trombina pero gran actividad para la neutralización del factor X activado; ocurre lo opuesto en el caso de preparados de heparina de alto peso molecular. Así, por tanto: heparinas de bajo peso molecular = profilaxis, y heparinas de alto peso molecular = curativas. Coagulación Fibrinólisis |Exógena Endógena Lesión tisular Contacto XII —L— XII a Activador sanguíneo XI —L»- Xl. a Activador tisular Tromboplastina tisular IX —L». ix.a VIH —L»..Villa Factor 3 plaquetar. ++ Xa + V Vil.' Plasminógeno Vil Ca Tromboplastina Protrombina Trombina Fibrinógeno Plasmina F XIII í Fibrina t PDF Fig. 11. Mecanismo de la coagulación y fibrinólisis. 196 78 A. FERNANDEZ PAVÓN.—TRATAMIENTO MEDICO DE LA EMBOLIA PULMONAR Y PROFILAXIS DE LA ENFERMEDAD TROMBOEMBOLICA No parece necesario insistir sobre la necesiTABLA V dad de la profilaxis de la ETE cuando las estadísVentajas e inconvenientes de la estreptokinasa y ticas de todos los países la muestran como una de urokinasa las patologías más frecuentes, con su grave complicación, la embolia pulmonar. VENTAJAS INCONVENIENTES Kakkar en 1974 propugna que un agente profiSK FibrinoKtico Antigenicidad . láctico de ETE debe cumplir presupuestos Más hemorragipara Anticoagulantes ideales que serían: Control biológico imMenos costosa — Ser bien tolerado por el paciente. Dosificación precisa prescindible — No tener efectos colaterales. Fibrinolítica sólo UK No antigénica — No necesitar controles. Menos hemorragípara Muy costosa — No producir hemorragias en situaciones Dosificación standard Control biológico no imprescindible clínicas en que el paciente es sometido a un trauma como puede ser el quirúrgico. Es decir, debe prevenir una tendencia a la coagulación inTABLA VI travascular sin interferir en la hemostasia normal del paciente. Terapéutica fibrinolítica. Contraindicaciones La heparina a bajas dosis cumple estas condiabsolutas ciones, y existen gran cantidad de estudios mulUlcus sangrante en fase activa ticéntricos que confirman la efectividad de la Accidente cerebrovascular reciente profilaxis con heparina calcica a bajas dosis. El Hepáticos con alteraciones graves de coagulación realizado internacional mente es reconocido Hepáticos con varices esofágicas 8 como uno de los mejores . En nuestro hospital Punción lumbar de menos de 24 horas Aortografía de menos de 8 días elaboramos un protocolo de profilaxis en colaPunción intratorácica o intraabdominal menos 7 días boración con el Servicio de Cirugía Vascular (Dr. Jiménez Cossío) y el Servicio de Hematología-Hemoterapia del Centro «Ramón y Cajal» tantes hasta por lo menos diez días después de (Dr. Navarro), que incluimos. la intervención. Sus contraindicaciones estarán Nuestra experiencia ha sido», hasta el mo- ligadas a la sobrecarga de líquido que puede sumento, fundamentalmente en cirugía digestiva, poner su administración para un paciente con neurología en intervenciones de meningiomas y insuficiencia cardíaca. en traumatología, con buenos resultados y sin Como problemas tiene: su administración inaccidentes. travenosa y que es relativamente caro, por lo Como consideración práctica queremos decir que no es un agente profiláctico ideal. Sigue que en la profilaxis realizadas en parapléjicos no siendo la heparina calcica subcutánea a bajas debe ser empleada la heparina calcica en dosis dosis este agente ideal, y habrá que reservar el cada 12 horas, sino que es imprescindible reali- dextrano para aquellos casos en que ésta se ha zar inyección cada ocho horas porque con sólo mostrado inefectiva. dos dosis hemos tenido episodios trombóticos. Conviene recordar también que los medios físicos son un complemento importante en la profilaxis. En la literatura mundial existe un importante campo quirúrgico lleno de controversias res- BIBLIOGRAFÍA pecto a la efectividad de la profilaxis tromboem1. SALZMAN, E. W., DEYKIN, D. y SHAPIRO, R. M.: bólica y es la cirugía de cadera. En nuestro me- Management of heparintherapy. New Engl. J . Med., 292: dio hospitalario se emplea como profilaxis en 1.046-1.050, 1975. este campo el dextrano. 2. BARRITT, D. W. y JORDÁN, S. C.: Anticoagulant La acción antitrombótica del dextrano se atri- drugs in the treatment ofpulmonary embolism: a controlled trial. Lancet, 1: 1.309, 1960. buye a la suma de varios factores: 3. HEINRICH JOIST, J. y SEHERMAN, L. A.: Ve— Disminución de la viscosidad sanguínea. nous and Arterial Thrombosis. Pathogenesis, Diagnosis, — Disminuye la adhesividad plaquetaria a la Prevention and Therapy. Gruñe y Stratton, N. York 1979. 5. HIRSH, J., McDONALD, J. G. y HALE, G. S.: SK pared del vaso. in the treatment of major pulmonary embolism. Experience — Disminuye la agregación plaquetaria. woth 25 patientes. Aust. Ann. Med., 19 Suppl 1: 54, 1970. — Aumenta la susceptibilidad de la fibrina 6. UK pulmonary Embolism Trial. Fhase I. Results. A formada bajo su administración a las sustancias cooperative study. JAMA, 214: 2.163, 1970. 7. UK SK Pulmonary Embolism Trial. Pjase 2. Results. fibrinolíticas fisiológicas. Study. JAMA, 229: 1.636, 1974. Su administración es preoperatoria y poste- A 8.cooperative International Multicentre Trial Prevention of Fatal riormente diaria durante los tres primeros días Post-operative pulmonary embolism by low doses of hepadel postoperatorio, alterna durante los días res- rin. Lancet, 2: 45-51, 1975. 79 197 ARCHIVOS DE B}RC5NCONEUMOLO)GI A. VOL. 17. NUM. 4. 1981 APÉNDICE PRUEBAS DIAGNOSTICAS.Angio pulmonar RITERIOS DE INCLUSIÓN EN EL PROT oc OLO DE RATAMIENTO DE EMBOLISMO PU LMON AR CON FlBRINOLITICOS 1 Gammagrflfia pulmonar - NORMAL E. C. G. 2 - PATOLÓGICO Rx Tórax Aquellos pacientes que no esté n inclu dos en las contraindicaciones absolutas. Aquellos que presenten en la angi o pulmona r o en la gammagrafia más del 40 % de a mputa cióri pulmonar. Aquellos que aunque presenten en la ang10 1 aulmonar o en la gammagrafia menos del 40 %de am putación pulmonar, se acompañen de insu f¡ cieñe ¡a cardaca. Fleboorafi» 3 - DUDOSO ElUirna* GUM RESULTADOS.Anaío pulmonar 1 - NORMAL GamtMgraffa pulmonar Rx Tórax 2 - PATOLÓGICO Flebografia Ga«a 3 - DUDOSO PROTOCOLO DE TRATAMIENTO DEL EMBOLISMO PULMONA R CON FifiRIÑO ITICOS EniwM Ap«41«l Nombra: Oomic lio Ttlífono No P otocolo: Z MEt A 1 - SI B M. C. «o F«chl de iniciación del tratamiento . Estnptoquinau 2 Uroquinaca FKhl de terminación del Uatemiwito COMP LICAC IONES.- Ed*d. anoi cumplido* HMnorrtQicaí . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Sexo 1 1 - vfón. 2 - hombre ) | Alergicu Pe*o, . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ANTECEDENTES. 0 - Dudólo 1 - SI 2 - NO Infarto reckenie DE RESUMEN InuJficunci* cariliece congottiv EVOLUCION.- 0 - dudo*. EmbTBO VllM* 1 SI Neopinil NMimeni» 2- NO Tromboui «mow prolurKie Cunciófl Traumatjtmol . . . . Faltacifnmito . . . . . . . . . . . . ... 1 - SI CONTRAINDICACIONES ABSOLUTAS NKfOptf Hepático» con varíen nofIgicK ó em hnnor fgi» IntTrupción del Tratamiento H*pitfcoi con Itefciofm grevt de co*«ul*c ón 2 - NO 1 - SI ¿Por qué f . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ulcuf tangrante 6 en fau activa Accidente cerebrowaicular racrnte 2 - NO Punción lumbar de meno* da 24 horM FIN DEL PROTOCOLO-Alta dd efrfenno Aortografia de mano* oe 4 díu Frilocimwnto COM1ENZO.i\.yl-SO | hMU 24 ho>M | - < Jug•tMJdo | de 24 hort) 1 4 df» I 2 - NO TAMIENTO TROMBOLITICO DE EMB OLÍA MONAR TRA1 Crónico I mil de 4 diu ) TRO PUL- MBOLITICO UTILIZADO: estreptokina sa DOS FICACION SI NTOMATOLOG 1 A. Cianotil Taquicardia 1 - SI H«fnoptiii* Dosi s Inicial - Ajustada individualmente3 con Test de Resiste ncia a la SEK. Dosi s de Mantenimiento- 1.500/U/Kg/ -lora mientras los dato s biológicos no indiquen lo contrcario. DUR ACIÓN TOTAL DEL TRATAMIEN1TO Dolor pleuní To* 2 - NO Dmw 1 2 horas. MED ICACION ASOCIADA AL USO DE SK Fiebm 0 - DUTOSO Shcok Cor pulmonale 198 Corti coides - a dosis habituales junto c;on la dosis inicial de S K. e - a minocaproico (4 gs) al finalizar el trcata mi esnto con SK. 80 A. FERNANDEZ PAVÓN.—TRATAMIENTO MEDICO DE LA EMBOLIA PULMONAR Y PROFILAXIS DE LA ENFERMEDAD TROMBOEMBOL1CA HEPARINIZACION PROGRESIVA Empezando 2 horas después de finalizado el trombolitico. DOSIS - 2,5 mg/Kg/día, v.v. continua. Modificar después según controles. Duración de Heparinización - mínimo de una semana. Pasar posteriormente a SINTROM. Flebografía por impedancia: Se indicará en las fracturas y opcional en los otros casos. Se practicará el día antes de iniciar la profilaxis y cada día durante 7 días. Doppler: Dada su poca fiabilidad será opcional. Flebografía convencional: Cuando exista sospecha con el Fibrinógeno marcado o con la flebografía por impedancia de TVP. TRATAMIENTO CON UK ¿QUE ENFERMOS? Los que tengan de Tasa de Fibrinógeno basal menos de 150 mgs %. CRITERIOS DE INCLUSIÓN EN EL PROTOCOLO DE PROFILAXIS DE ENFERMEDAD TROMBOEMBOL1CA POSTOPERATORIA DOSIFICACIÓN Entraran en el protocolo los pacientes con 9 puntos de la siguiente claudcacion . Dosis Inicial - 2.000 UP/Kg de peso Dosis de Mantenimiento — 2.000 UP/Kg/hora Factores etiologicos. DURACIÓN TOTAL DEL TRATAMIENTO 1 2 horas. HEPARINIZACION PROGRESIVA Empezando 2 horas después de finalizado el trombolitico. DOSIS - 2.5000 mgs/Kg/Dia v.v. continua. Modificar dosis después según controles. Duración de Heparinización - mínimo de 1 semana. Pasar posteriormente a Dicumarinicos. Edad entre 30 y 60 años 1 Edad de más de 60 arios 3 Obesidad 2 Antecedentes iromboflebiticoi 4 Varices 2 Intervenciones repetidas Cardiopatias 2 ' Encarnamiento preoperatorio 1 2 Neoplasias i Anowlatoriot 2 CONTROL DE LABORATORIO Localizador» ce la Iniervencio" CONTROLES BASAL 4 HORAS 8 HORAS * 12 HORAS Tórax Pelvis Aboomei: Tasa de fibrinógeno (mgs. %) Otras tocalizaciones Factores operatorio Duración de 3 ó mas horas de interyer PDF Shock operatorio T. de trombina Operación séptica T. de reptilase Inmóvil ¡zación da mal de 1 0 días Postoperatorio anormal TOTAL DE PUNTUACIÓN : Von Kaulla N.° de plaquetas Protrombina (%) APTT Plasminógeno * XX xx xx xX Modificar dosis solamente en caso de que la cifra de Fibnnógeno esté por debajo de 50 mgs/%. PROTOCOLO DE PROFILAXIS DE ENFERMEDAD TROMBOEMBOL1CA POSTOPERATORIA Apallido* . Domicilio . H. C. No, Protocolo; X Fecha d* foración del pacenté : Fecha di iniciación d« la profilaxia: NORMAS 1. 2. 3. 81 Entrarán en el protocolo aquellos pacientes que sumen 9 puntos de la clasificación. La profilaxsis consistirá en 75 U/Kg de peso, dos horas antes de la intervención, prosiguiéndose esta dosis cada 8 horas durante 7 días. Fibrinógeno marcado: Se practicará a todos los pacientes menos a las fracturas. La primera exploración se realizará el día anterior a la intervención y luego cada día durante 7 días. Facha da terminación da la profilaxis Edad. año* cumplidos Saxo ( 1 - varón; 2 - hambra) Grupo sanguínao ( 1 - 0 ; 2 - A ; 9 - B ; * - tí P«*o ANTECEDENTES.- • D Oiatosis hwnorragtci ( 1 - si: 2 - n o ) ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 17. NUM. 4. 1981 DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO QUIRURGICO.Enfflrmo procedente d«< Servicio de : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 ( 1 - 1 11 Doppler Valoración a lo* 7 días : Q MÉTODOS DIAG NÓSTICOS. - Exploración funcional ( 1 - Dopplar; 2 - Fibrinooeno marcado: 3 - Fleboorafia <ni()t!darKia : 4 - Flabografia 10 ( 2 - , Fibrinóoano marcado Complicación tromboembólica I 3 - ) Rebografía por <mpedancia 12 ( 4 - 1 Plebografia CofflplicaciMl hamorragica convención «i, a COMPLICACIONES. - Fallacimianto Accidentes tromboem bol icos : Alta Trombosil venosa profunda 1 1 - 1 •i , 2 - no , 3 - MMpKhoso ). a irlica Expnoración funcional D OTROS COMENTARIOS: . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Em boliB pulmonar ( 1 - ti . Clíi>ica 2 - t Ki ; 3 - dudólo , . , - . . . , . , , . Excíloración comcl ementaría CONTROLES DE LABORATORIO TIEMPOS POSTOPERATORIOS CONTROLES BASAL 24 HORAS 72 HORAS 7.° DÍA Infarto de miocardio ' 1 - tí . 2 — no , 3 - dudoso ) E. C.G. .. .... ... . , , . . . . . . . . . . . . . . N o de plaquetas Labofatorio Accidente cerifbrovaicular agudo I 1 - tí , 2 - no 3 — dudoío ) Clínica . . . . . . . . . . . . Arteríografia Scanner Eco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . E. E. G. ... . . . . . , - . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .... . . . . . . . . . . . . Tasa de fibrinógeno (mg %) . . . Muerte súbita ( 1 - Confirmación con necroptia: 2 - Confirmación sin necropsia ) Protrombina (%) APTT (segundos) Hematóchto Hemoglobina EN CASO DE POSIBILIDAD DE EXISTENCIA DE CID (CARCINOMA, BRONQUITIS, ETC.) AÑADIR: Accidentes hemofrágicos : Hemorragia intraoperatona ( 1 - habitual. 2 - aumentada; 3 - tíxct Transfusión ( 1 - 0 Unidades. 2 - hasta dos unidades. 3 - hasta ci PDF 4-hasta seis unidades. 5 - rna» de «eis unidades i. Hemorragia poflopwatoria ( 1 - Sr, 2 - no I Hematomas ( 1 — si; 2 Sulfato de protamina no I. Transfusiones postoperatorias Etanol 82