La Avalancha : revista ilustrada. Año 48, n. 1107 [i.e. 1147] (24

Pamplona 24 de diciembre de 1942
AfioXLVIII
Núm. 1.107
Aval
ÓRGANO DE LA «BIBLIOTECA
ADMINISTRACIÓN: ESTAFETA, 31
SONRISAS DEL CIELO
puede estar triste la naturaleza, con sus
días cortos, con sus nubes y nieblas, con sus
hielos, escarchas y lluvias, con todo, en fin,
lo que a los ojos del observador puede parecer lúgubre sudario que envuelve inmenso cadáver. ¿Qué
si quieres? Todo eso cierto es; pero lo es también que en
cuanto señalan los almanaques el 25 de diciembre, y aun
unos días antes, todo eso se transfigura, se idealiza, y...
resulta al fin que no hay primavera que iguale ni se ase*
meje, en lo de poética y risueña, a ese hermosísimo paréntesis de la estación invernal.
Estudíese como se quiera el fenómeno, no se le hallará
en definitiva más que una explicación. Es el recuerdo y
celebración de una gran fecha retí*
gíosa, única en los anales del mundo, lo que fe hace vibrar con tan
desacostumbrados regocijos; lo que
así por unos momentos ¡ay! le
transforma y le hace parecer lo
que no es en realidad; lo que con
tan rosados colores tiñe y embellece las negruras de nuestra vida
presente, haciéndonos vislumbrar
lo que podría ser siempre ella, si
en ella dominasen siempre las consoladoras influencias de la Religión.
Porque lo cierto es que esa extraña alegría de Navidad que los
creyentes experimentamos, y que
en tal día experimentan, hasta cierto punto, aun los corazones más
fríos e indiferentes, es la influencia
de la Religión en las almas, que
trasciende y se hace sentir a todas,
como el sol en el orden físico alegra y consuela a los mismos, si alguno hubiere, que se empeñe foco
en negar su existencia y en maldecir sus bienhechoras irradiacionesLa Religión, sol y excelso luminar
JIEN
y alentador calorífero de los espíritus, como el otro lo es
de los cuerpos, consuela y beneficia, aun a pesar de ellos,
a los que de ella maldicen, y el universal ambiente de re'
gocijo y fiesta que por todos se respira durante estos días,
no es más que un reflejo al exterior de lo que siente palpitar cada uno dentro de su propio corazón.
Bendigamos y agradezcamos esa sonrisa de amor con
que el Divino Infante parece sonreír cada ano al mundo
descanecido e ingrato, desde aquel su humilde portal y
pajiza cuna, donde por extraño contraste solicita y alcan-
CATÓLICO-PROPAGANDISTA»
DIRECCIÓN: NAVAS DE TOLOSA, 21, 2.° izq.
za el reconocimiento y las adoraciones de la humanidad
entera. Llegue al fondo de todos los hogares esa sonrisa
de pureza y de paz, a través del muro densísimo que le
oponen el orgullo y la sensualidad, falsos y malhumora*
dos dioses del siglo, a quienes éste, con horrible frecuencia, rinde culto y adoración. Gocémonos y sonriamos con
quien tan amorosamente nos sonríe y llena de gozo desde
su primera entrada en el mundo, a donde no viene más
que a padecer y morir, y por El, alegrémonos de vivir y
morir, si preciso fuere, en justa correspondencia al amor
y fina voluntad que del cielo le trajeron a compartir núes*
tras aflicciones y miserias y a endulzarlas con los encantos de su divina sonrisa, ¡Oh! ¡A cuántos hermanos núes*
tros o indiferentes para la fe o sistemáticamente hostiles a
ella hemos de desear les gane el corazón y les cautive el
afecto y les rinda la voluntad y les fuerce a postrarse dóciles y humildes esta su atractiva forma de Niño, ya que
regatean orgullosos acatar y obedecer su autoridad de Maestro,
Legislador y soberano Juez!
Por éstos deben ser nuestras más
fervorosas súplicas en tales días, y
es éste el homenaje de más precio
que podemos ofrecer a la memoria
de su bendito Nacimiento. ¡Llevémosle almas al recién nacido Rey
de las almas! ¡Traigámosle corazones al dulce y amoroso Dominador, que desea serlo de rodos los
corazones! ¡y sea ésta, entre las
inefables alegrías y conmovedoras
felicitaciones de Navidad, la alegría más pura, la felicitación más
sincera, la celebración de Navidad
más gloriosa!
Un cielo tornóse la miserable
covacha de Belén, pues el Eterno
Padre envía allá toda su corte de
Angeles, a hacérsela al Niño recién nacido. Con encendidos afectos de amor rodean la pajiza cuna,
y forman sobre ella con sus alas
invisible dosel, y hacen oír dentro
y fuera del establo cánticos de parabién a los cielos y a
la tierra, a Dios glorificado y a la humanidad que va a
ser redimida.
Como ellos y con parecidas congratulaciones nos acercamos a Vos, Sacramentado Señor, y como ellos nos gozamos en cantar, a la puerta de vuestro tabernáculo, el
himno de gloría que se os debe, y a pediros la paz que
desde él ofrecéis a todos los corazones de buena voluntad.
F. S . y S .
LA
AVALANCHA
Villancico de Sta. Teresa
A encantadora ingenuidad del villancico subyugaba a las masas
(populares del suelo patrio, puesto
que del seno mismo del pueblo ha=
bía nacido sin mayor preocupación la idea sencilla, unas veces de
afirmación religiosa y.otras de simple narración alusiva a hechos vulgares con eí matiz de un hondo
afecto o quizá con (a salpicadura
de una mueca picaresca, y ai llegar a la edad de oro de nuestra li=
teratura, adquiere también el villancico su forma señorial adhirién*
dose con mayor cohesión y pujanza a la idea religiosa y calando
más en la entraña de la devoción,
para seguir el curso marcado por
nuestros príncipes y santos de la
literatura hispánica. Por ello la maravillosa ingenuidad del
villancico aun en sus formas más simples palpita en el corazón y en los escritos de nuestros místicos. Porque los
Santos también cantaron y sintieron como nadie los motivos de expansión cristiana del pueblo, sublimada a las. alturas teológicas de la contemplación. Una prueba entre
mil es el villancicode Santa Teresa, compuesto para sus
Hijas del Carmelo en el palomarcico de Toledo.
¿Cómo no había de sentir en lo más vivo los encantos
del divino Niño Jesús, estando tan dentro del Amor, la
que «en sublimidades de ciencia mística no cede a nadie
la primacía»?
«Anoche, estando con todas (sus.Religiosas) dijeron un
cantarcillo de cómo era recto vivii sin ver a Dios. Como
yo estaba con pena, fue tanta la operación que me hizo,
que se me comenzaron a entumecer las manos, y no bastó resistencia». Es decir, qu^dó, como muchas veces, en
prolongado arrobamiento ante la pena que sentiría sin el
goce de Dios.
Clásico fue el delicioso deliquio que la sumió en Sala=
manca en un inefable éxtasis, según nos cuenta su más
documentado biógrafo, el P. Siíverio de Santa Teresa,
por habérmele ocurrido cantar a la novicia Isabel de Jesús
esta coplílla:
'• Véante mis ojos.
•• , . •
'
'*- .
;_-"• ••' dufee
Jesús
Bueno',
véante mis ojos,
muera me yo fuego.
No podía vivir sin su Amado la seráfica Madre. De
aquí sus ansias de dejar esta vida, o pasarla sufriendo, y
aquellos esfuerzos inauditos para dar salida al amor que
ardía en su corazón, rasgándole con saetas rimadas, llenas de fuego, que iban directas a clavarse en el Corazón
divino:
Vivo sin vivir en mt,
' • :
:
., : _( . ,
y tan afta vida espero
•
"
'
que muero porgue no muero.
Del villancico de que trato, nos hablará la misma Santa, según el testimonio auténtico de «Obras de Santa Teresa de Jesús* <P, Silverio de Santa Teresa, Burgos 1919.)
Escribió la Santa Reformadora una carta dirigida a su
hermano Lorenzo de Cepeda el 2 de enero de 1577. Y e n
una postdata dice textualmente:
«Pensé que nos enviara vuestra merced el villancico
suyo, porque estos ni tienen píes ni cabeza, y todo lo
cantan.» Aludía a sus Hijas Carmelitas que tan encantaduramente pasaban junto a la Madre las recreaciones na«
vídeñas entonando villancicos que envolvían en las más
sencillos formas los entrañables afectos de unos corazones encendidos en el divino amor.
«Ahora se me ocurre uno, prosigue la Santa, que hice
una vez, estando con harta oración, y parecía que descansaba más. Eran, ya no sé si eran así, y porque vea
que desde acá le quiero dar recreación.»
.
/Oh hermosura, que excedéis
a todas ías hermosuras!
,'
, /
Sin herir, doíor hacéis;
y sin doíor deshacéis
ef omor de fas criaturas,
•.'.".'_.,'
,
/Oh nudo que ansí juntáis
• d o sc o s a s t a n d e s í g u a f e s l
•••'•'
No sé por qué os desatáis;
pues atado fuerza dais
a tener por bien ios mafes.
Quien no tiene ser, juntáis
con ef ser que no se acaba.
Sin acabar, acabáis;
,
sin tener que amar, amáis.
Kngrandecéis nuestra nada. '
'•
>
•
Y aun pone la Santa con simpatía encantadora y rasgo
personal un colofón a sus versos. «No se me acuerda
más. jQyé seso de fundadora!»
Anialogistas pusieron esta poesía en capítulo de alta
mística. Para villancico la escribió Santa Teresa. ¿Oye
se rompen las formas y características tradicionales del
villancico? Diremos mejor que la emoción e ingenuidad
populares del medio ambiente se han ennoblecido con el
rico oro de la fe y de la expresión castellana en aquel san»
to retiro carmelitano donde se acrisolan los modos del
pueblo cristiano al fuego del amor más íntimo con el del
Divino Amado.
Otros villancicos suyos llevaban estribillo para ser co=
reados por las monjitas guardando la manera clásica de la
tradicional letrilla, Pero aquí estamos en 1577 y este es
un vuelo sin descanso de su corazón al Corazón divino.
Cinco años más tarde acaecía su feliz tránsito al Cielo, y
olvidada ahora de las formas exteriores que aquí no le
aprisionan, logra obtener la plenitud de dichas para su
ardiente corazón transverberado.
No han sabido decirnos los documentos ni la tradición
cómo cantaban el villancico las Carmelitas del palomarcico de Toledo. A falta de esta emoción, el archivo musí*
cal de nuestra Catedral de Pamplona nos descubre esta
letra del villancico de la Santa, entre polvorientos papeles
del siglo XVIII, con música de autor anónimo. Despréndese de la melodía el regusto popular de la época dieciochesca. Hecha la adaptación a la manera de hoy, este es
el villancico que, merced a la simpática organización de
la fiesta navideña de Diario de Navarra, cantarán alegres nuestros niños en santa emulación; enlazando los prú
mores de nuestro clasicismo español con las notas delicadas de nuestras viejas canciones.
LEOCADIO HERNÁNDEZ ASCUUCE
FIN
DE
ANO
31, día del gloriosísimo Papa y Mártir
San Silvestre; último día del año, y al toque
de las avemarias, infinitas iglesias y basílicas
de la Ciudad Eterna nos enseñan a ejercitarnos en la práctica de una devoción de las más
santas y, por tanto, de las más razonables: en el cántico
fervoroso, en el rezó devotísimo del Te Deum en acción
de gracias por los innumerables beneficios (por nosotros
mismos no sospechados siquiera) que la infinita misericordia del Señor nos ha otorgado durante los días y las horas y los minutos y segundos de los trescientos sesenta y
cinco días del año que hoy acaba. Por lo cual, en muchísimas casas religiosas y en muchas casas seglares de legítima cepa cristiana, se suele cerrar el día, y aun la última noche del año, no empleándose en la majaderísíma
faena de ir tragando, al son de las campanadas, las consabidas doce uvas, sino en rendir infinitas gracias a Dios
Nuestro Señor por tantos beneficios y mercedes innume*
LA
AVALANCHA
rabies que tan bizarrísimamente nos ha otorgado su misericordia durante el año que fenece.
Atención, pues, ahora, lectores de mi alma. Oíd y escuchad, sin perder una mínima, algo de lo que a cuento y
al propósito de materia tan principal como esta del nacimiento de gracias, nos enseñan magistralmente los sapientísimos y santos Doctores de la Iglesia, tal y como lo trae
la enciclopedia o selva ascética más amena y gustosa, copiosa y variada, y al mismo tiempo casera y sapientísima,
de nuestra incomparable literatura ascética española.
DICE SAN AGUSTÍN
¿Qué cosa mejor—dice San Agustín—podemos traer
en el corazón, pronunciar con la boca, escribir con la plu»
ma, que estas palabras: Gracias a Dios? No hay cosa
que se pueda decir con más brevedad, ni oír con más alegría, ni sentir con mayor alteza, ni hacer con mayor utilidad. Estima Dios tanto este agradecimiento y nacimiento
de gracias que en haciendo El algún señalado beneficio a
su pueblo, luego quería que le cantas^ un cántico de alabanza: Inmoía Deo sacrificium faudis: «Sacrifica a
Dios sacrificio de alabanza.» y tenemos llena la Escritura de cánticos que hacían los Santos y los hijos de Israel
en nacimiento de gracias por los beneficios que recibían
de la mano del Señor.
ESCRIBE SAN JERÓNIMO
San Jerónimo dice que era tradición de los hebreos que
aquella enfermedad que tuvo el rey Ezequías, que le puso
a punto de muerte, fue porque después de aquella tan insigne y milagrosa victoria que Dios le había dado contra
los asiríos, matando el Ángel del Señor en una noche
180.000 de ellos, no había cantado a Dios cántico de alabanzas, como solían hacer los demás en semejantes beneficios.
- .
\
.
ENSEÑA SANTO TOMÁS
Santo Tomás, tratando de la gratitud, dice que de tres
maneras puede ser el nacimiento de gracias: la primera,
interiormente, con el corazón, reconociendo y estimando
la grandeza del beneficio y teniéndose por muy obligado
a tal Bienhechor; la segunda, alabándole y dándole gracias con palabras; la tercera, recompensando con obras
el beneficio.
COMPARACIÓN DE SAN BERNARDO
Añaden los Santos que el pedirnos Dios que le hagamos gracias por sus beneficios, no es porque El haya menester que se lo agradezcamos, sino que todo es para mayor bien y provecho nuestro, para que de esa manera
nos hagamos dignos de nuevos beneficios.
Dice San Bernardo que así como la ingratitud y olvido
de los beneficios recibidos es causa de que Dios vaya despojando al hombre de ellos, así como la ingratitud es un
viento abrasador que todo lo seca y consume y detiene y
cierra la fuente de la divina misericordia, así la gratitud,
ai dar gracias a Dios por los beneficios, es causa de que
Dios los vaya conservando y acrecentando. Como los
ríos corren a la mar, que es como fuente de ellos para
volver a salir de elia, así cuando volvemos a Dios los beneficios recibidos con nacimiento de gracias, vuelven a
manar en nosotros nuevos dones y beneficios.
Hasta aquí son palabras que se leen en el capítulo sexto del tratado séptimo de la segunda parte de aquella obra
inmortal <úníca y sola en su línea) que se llama Ejercicio
de perfección y virtudes cristianas, del venerable Padre
Alonso Rodríguez, que es el Cervantes de la Ascética.
¿Queréis, pues, nuevos dones y beneficios en el año entrante de 1943? Pues ejercitaos, con fervor de corazón bien
nacido, en tan santo nacimiento de gracias, por la mañana y por la tarde y aun por la noche del año saliente
de 1942.
Oye ninguno de los nuestros falte a la cita que aquí damos a todos los piadosos lectores de esta revista, y que
187
el último cuarto de hora del mes de diciembre y los primeros minutos del año nuevo nos halle a todos (como hijos amantes y agradecidos de Nuestro Padre que está en
los cielos) alabando y bendiciendo su Santo Nombre, como corresponde <dentro siempre de nuestra pequenez y
miseria) a su infinita grandeza y a sus misericordias inefables.
Que en todos prenda entonces una centella de! cántico
del Magníficat, que fue el Te Deum y el éxtasis solemne de la humildad y del agradecimiento de Nuestra Señora la Santísima Virgen María, y que este dulcísimo Nombre, finalmente, sea corno lucero vespertino del año que
acaba, y estrella matutina, alba y aurora del año entrante.
.'
CHAFAROTE
Año viejo—Año nuevo
ADA hay fijo en el orbe sino el
imóvil devenir que anima todas
lias cosas, que está siendo y de=
jando de ser a un tiempo mismo.
En esta danza universal, las figuras del movimiento de la vida están previstas por un Director insuperable; nunca podremos conocerlas, y sin advertir la inexorable mudanza, la Humanidad se
apasiona por conservar el gesto
del día. La danza de la actualidad,
la investigación humana es una
curva tendida a! infinito, abierta
siempre, sin que al ser humano le
sea dado cerrarla con el conocimiento del Supremo secreto. Seguirá pesando sobre la humanidad la tremenda
sentencia del Ecfesiastés, y al añadir ciencia y progreso
añadiremos dolor; y nuestras pobres vidas, sedientas de
luz, marcharán siempre hacia el bien o hacia el mal, cie^
gas, como ías moléculas del agua que van a ser manantial y río, vórtice y remanso, espuma y nube, fontana y
charca.
El contacto con la Naturaleza es un excelente factor
educativo; por eso, los pueblos son filósofos sin saberlo
ni pensarlo, porque ven con sencillez las cosas, y acaso
así son más felices, sin que los turbe la obsesión de una
norma intuida a través de la especulación científica.
Todo cambio de años, como todo cambio de horizontes, lleva consigo una renovación de ideas, y por ende,
de sentimientos. Los sentimientos sufren la presión de la
línea, del límite. Acaso la sociedad de hoy es tan voluble
porque las ideas viven presas en mezquinos horizontes,
asaz terrenos, olvidando la vida del alma, que es la verdadera vida, y que, como tal, no admite plegarse a la rotación del almanaque.
Es el calendario un viejo concepto de tiempo y de espacio, que forma el gran volante regulador de la actividad
en la vida. En él coinciden el instinto de los humildes y
la filosofía de los pensadores; y los grandes directores de
pueblos graban en sus efemérides la ley social de respeto
a los fastos gloriosos de la Patria, que cuando es incumplida, atrae sobre los vivos la ira de los cielos y la degeneración de las sociedades.
En la ncche vieja fluye de los poros de la tierra como
una voz misteriosa de cautiverio que envuelve la conciencia del hombre, vo¿ confusa, múltiple, de identificación
de su vida pretérita. En la mañana del año nuevo el mundo vuelve a su juventud; el sol, como una gran flor, da al
viento sus pétalos de luz, y el campo se ilumina como sí
Dios mismo mirase a la tierra desde el firmamento.
En-enero damos tc/dos la medida de nuestra aspiración
y capacidad al buscar la vida nueva. Es vulgar la sentencia «Año nuevo, vida nueva». Reconocemos en ella que
nuestra vida está deteriorada y que necesitamos una nue«
iS8
LA
AVALANCHA
va- La única vida que no tiene cambio, ni vuelta, ni quiebra, es la eterna. Es la única que no se deteriora; por algo es eterna. Pero hay que morirse para pasar a mejor vida. Mientras andamos por aquí, todas se deterioran. Entramos por la vida en enero con el optimismo en el alma
y con la esperanza de doce meses que han de regenerarnos y volver nuevos.
Reduplicar el esfuerzo para el bien, avanzar diariamente un poco en el camino de la propia perfección. ¡Qué
bello y qué bueno para el hombre y para la sociedad!
Animo, y a cumplir la resolución que, con admirable
sobriedad, enuncia el proverbio. Nunca perdamos la es»
peranza, porque años, dineros y días componen villas y
vidas. Pidamos a Dios que en el año nuevo de 1943 nos
dé bienes morales y materiales, y pidámosle en procesiones, porque dicen que año de procesiones es año de bendiciones.
MIGUEL ANCIL.
Villafeliz
o El paraíso perdido
por
Francisco García Cuevas
XXVI
Muy disparatados te parecerán, juiciosísimo lector, los
acontecimientos que voy historiando con fidelidad exenta
de toda parcialidad y de todo apasionamiento; mas no
creo debas maravillarte, al conocerlos, de que los hombres desvaríen y disparaten, pues desvariar y disparatar
es condición humana, sobre todo cuando ellos se desvían
*y desentienden de las sanas doctrinas de la Religión y de
las leyes de la moral umversalmente reconocidas.
AI apartamiento de ta'es leyes divinas y humanas que
enfrenan la fiereza de nuestras pasiones, nos conducen de
una manera directa las falsas teorías liberalescas que, destruyendo el equilibrio social, nos convierten en seres
egoístas y desconsiderados, no permitiéndonos que sepamos guardar respeto a los derechos y a los intereses de
nuestros prójimos, aunque parezca que aquellas doctrinas
tienden a elaborar una armonía y una felicidad general.
Los hechos consignados en nuestro relato con referencia al poblado de Villafeliz, no son inverosímiles ni tampoco nuevos, pues en forma muy semejantes los vemos
reproducidos todos los días en las modernas nacionalidades, y son, enfin,la natural consecuencia de desenfrenadas enseñanzas, que, por el vehículo de la Prensa, se propagan por todo el mundo y que el mundo acoge con fruición, ya que estimulan y despiertan sus apetitos y concupiscencias.
Ya has visto cómo fueron llevados a Villafeliz los ideales de una libertad mal entendida y peor interpretada, y
ya habrás podido observar la transformación que se ha
operado en aquella localidad. Antes era una Arcadia en
donde las gentes vivían en paz y sometidas, sin violencia,
a sus costumbres santas y racionales; en el período a que
ha llegado mi narración es ya verdadero infierno, y no
hay allí absurdo que no tenga resonancia n¡ aspiración
egoísta que no tenga prosélitos.
Declarada una huelga, planteado el falso principio de
la Igualdad, provocada una algarada feminista, desconocido el principio de autoridad y abandonado el pueblo a
sus dañados instintos, la lógica derivación de tan disolventes elementos avanza a pasos agigantados a una finalidad fatal y desastrosa.
Mas como todo cuanto nos ocurre en la vida tiene su
lado cómico y risible, yo, que no quiero que mi pintura
te ponga, lector, de mal talante, al seguir el curso de mi
relato, te prometo, por mi parte, que no he de tomar de
mí paleta los colores que sean duros y sombríos, siendo mi
deseo que tú, por la tuya, leas (o que falta de mi narración con la impasibilidad y ¡a frescura de los que asisten
a las corridas de toros. Haz tú lo que hacen ellos, que no
se alteran ni se horrorizan al ver bárbaramente despanzurrados a dóciles caballos, ni se angustian al presenciar
que algún diestro, bañado en su propia sangre, se despide
de este mundo sin que sus postrimerías muevan a compasión a los endurecidos corazones que en el circo taurino
solo anhelan impresiones de alegrías, de libertades y de
desenfados.
y perdona, lector, la digresión.
XXVII
Mesábanse las barbas, llenos de coraje, los propietarios
de Villafeliz al ver que sus propios criados y sirvientes,
cediendo a los consejos del Curda, se negaban en absoluto a ayudarles en las perentorias faenas de la recolección,
y como era urgente recoger la cosecha, no tuvieron más
remedio que emprender ellos mismos, y sus mujeres y sus
hijos, unas rudas y penosas labores a que estaban poco
acostumbrados. Lo malo era que la siega, el acarreo, la
trilla, la monda o bielda del grano y la custodia de las hacinas exigía más gente de la que ellos empleaban, y esto
daba lugar a la frecuente desaparición y escamoteo de
haces y aun de algún costal ya lleno del trigo recolectado.
La imposible vigilancia de los propietarios contrastaba con
la maldad y astucia de los huelguistas ladronzuelos que,
aprovechando los menores descuidos de los que no podían estar en todas partes, encontraban la ocasión para
hacer su negocio. El labrador que podía conseguir que
no le faltaran gavillas en las hacinas que tenía en la era,
echaba de menos las gallinas de su corral y las verduras
y frutas de su huerta. No sucediendo así, ¡cómo podrían
vivir los pobres huelguistas!
Pero, ¿no había justicia ni quién la administrase en Villafeliz?
Esto puede que pregunte algún curioso lector,
y yo,,, le contestaré: En Villafeliz había un ejemplar
del Código Penal en poder de un ciudadano conocido por
el tío Candongo, que era a la sazón juez municipal. Este
ciudadano ejercía su cargo a medias con el tío Veneno,
que también era secretario del Juzgado y que cuando lo
tenía por conveniente, acudía al despacho o a la cocina
del Candongo a llenar de garrapatos algunos pliegos de
oficio, con sus borrones correspondientes. Ni el uno
ni el otro se habían descuidado dejando de dar parte al
Juez de Instrucción de las cosazas que venían ocurriendo
en la villa; mas como éste les contestara ordenándoles que
instruyeran diligencias para poner en claro los muy turbios sucesos denunciados, ellos, en cumplimiento de su
deber, incoaron sumarios y diariamente recibían declaraciones a los unos y a los otros, y de todas ellas resultaba
que ningún testigo sabía nada, y que nadie había tenido
conocimiento de cuanto se trataba de averiguar.
Tres días llevaban los obreros del campo sin ganar su
jornal, y su situación no podía prolongarse, pues con lindas esperanzas no se satisfacen los estómagos, por lo que
algunos tenían vivos deseos de volver al trabajo, aunque
no se atrevían a declararlos. Mortificados al mismo tiempo
los patronos por los escandalosos hurtos y por los perjuicios de que venían siendo víctimas, creyeron que aumentando la tasa de los jornales resolverían el problema, y así
lo anunciaron; más los braceros, bien instruidos por el
Curda, después de varias conferencias, formaron sociedad
de resistencia, a base de una solidaridad incontrastable, y
contestaron a los propietarios que darían por terminada la
huelga si, además del aumento del jornal, eran admitidos
todos ellos al trabajo, manifestando que o trabajaban todos o ninguno.
Por duras y por imposibles que fueran las exigencias
de los obreros, los labradores tuvieron que aceptarlas,
consintiendo en un sacrificio enorme antes que perder una
gran parte de la cosecha.
y terminó la huelga, y obtuvo un nuevo triunfo la libertad de asociación.
(Continuará)
LA
TIERRA
DE
Tierra bendecida,
tierra de Navarra,
tierra de Ribera,
tierra de Montaña,
de ios pueblos todos
que el Solar abraza,
pues de todos ellos
fueron a las armas
de robustos mozos
grandes avalanchas
a luchar por Cristo
y la Patria amada.
tierra de este suelo.
tierra noble y santa,
tierra buena y pura
para el Santo Papa,
como dulce ofrenda
de la fe cristiana
de este antiguo Reino,
siempre en la vanguardia
y en defensa siempre
de la Cruz y España...
Tierra de mi tierra,
tierra perfumada
de altos heroísmos
y virtudes magnas;
tierra que en arqueta
de ébano y de piala
A V A L A N C H A
189
NAVARRA
al
tía sido entregada
con amor profundo
y adhesión gallarda,
anhelando el triunfo
de la paz sagrada
en el mundo entero
que feroz se mata...
Mas yo quiero-tierra
de mi limpia r a z a verte siempre pura,
¡nunca profanada
por los nuevos vientos
de costumbres malas!
Que antes quiero verte
otra vez en armas
y en la lucha envuelta
de otra gran Cruzada
que perder la gloria
de tu honrosa fama
y esas tradiciones
con que te engalanas.
¡Que también tú tienes,
fierra mía, un alma
que por tu buen nombre
debes de guardarla
en arqueta bella
de ébano y de plata!
ROMEDOBAL
NA VAQRA
vanguardia de España
TimBre magnificó de nuestros queridos paisanos fos
navarros es su amor a España, ante eí cuaf se
estreífaron fos minúscufos brotes de separatismo
que quisieron apuntar en nuestro suefo. Navarra,
con ampfió espíritu nacionaf, buscó no sofo ef
bien propio, sino ef engrandecimiento de España,
poniendo a su servicio esfuerzos heroicos.
Nuestros montes y vaffes fueron, en realidad, inex*
pugnaBfes para fa repúbfica, que nunca, de hecho,
pudo adentrarse en effos; y cuando fue ífegado ef
momento y se dio fa voz de a fa fucha por Dios y
por España, fos navarros nos afzamos como un
sofo hombre en pos de fa Cruzada que por (as
cuatro partes de fa Patria se iniciaba. Y no coi*
gamos fas armas hasta que fue abatido y derro*
fado ef úftimo reducto de fa revofución.
Entonces fos navarros, vitoreando a Cristo Rey y a
España, como hicimos af safir a fos campos, re*
gresamos a nuestras tierras, a nuestros caseríos
y también a nuestras casas señoriafes, pues de
todas fas esferas de fa sociedad safieron vofun*
tarios.
Ahora, cuando fa amorosa Providencia de Nuestro
Señor fibra a fa Patria *def azote de fa guerra
mundiaí, fos navarros tenemos otro gesto magní'
fico de fe, de paz, de esperanza. Ponemos fa vista
en fa Piedra inconmoviBíe que Dios puso en este
mundo, en ef Taro espfendoroso cuyos desfeffos,
que durarán hasta fa consumación de fos sigfos,
ifuminan a todos fos hombres de buena vofuntad,
y removiendo fa tierra en fa que nacieron santos
y mártires, que fue regada con fa sangre de éstos,
fa guardamos cuidadosos en un arca de rica madera repujada de pfata, y fa efevamos, hasta cru*
zar fos aires y ponería, como homenaje de fifiaf
respeto e inquebrantabfe adhesión, en fas manos
augustas def Soberano Pontífice,
Así fue, en efecto: nuestra Diputación Toro f y Pro*
vinciaf reunió tierra de todas fas Merindades y
tierra de Javier, en fa que naciera aquef gran
navarro, gran españoly gran santo, que con su
espíritu evangefizador, no sofamente safio de Navarra, sino de Lspaña, y cruzando mares, fue en
Busca de más aímas que ffevar a Cristo Rey,
muriendo con ansias de apostofados, mientras
miraba al dilatado horizonte tras ef cuaf se pro*
ponía predicar ef Evangefio, cuando Dios, compfacido por fa feaftad de tan buen servidor, fe
ffamaba a Sí para darfe fa recompensa eterna; y
confiamos tan rico tesoro a un navarro—Isidro
Arraiza—qne guardándofo cuidadosamente, se
fue con éfa las pían tas de fa Virgen def Pifar—
affí donde nuestro Santiago recibió fa visita y fos
consuefos de fa misma Inmacufada Señora —, y
fuego de besar fa Cofumna Bendita, cruzó más
tierras de España, hasta remontar ef vuefo en
Barcefona y flegar hasta fas gradas mismas def
Sumo Pontífice; y ffeno de emoción, difatado ef
corazón por fa merced recibida y fa hondura de
fa empresa, sintiendo entonces ef anhefo de Na»
varra—anhefo de España—puso en fas manos
ungidas def Representante de Cristo en fa tierra,
ef arca, y fe feyó fas pafabras siguientes:
SANTÍSIMO PADRE:
'
La Diputación Toraf y Provinciaf de Navarra, re»
presentación fa más genuina de este antiguo Rei*
no, se postra humifde y reverente a fos Pies de
Vuestra Santidad, rogándofe se sirva aceptar esta arqueta que contiene tierra de Navarra.
Esta tierra, recogida junto a fos muros def Cas tifio
de Javier, sófar y cuna de nuestro Santo Patrc*
no, orguffo de Navarra y honra de fa Santa Igfe*
sia, y recogida también de fa tumba de nuestros
mártires, quisiéramos representase ante Vuestra
LA AVALANCHA
190
Santidad ef espíritu misionero y guerrero de núestro pueBfo.
Recibid con ella, Santísimo
Padre, ios sentimientos
. más tiernos y fifia íes de Navarra y ía adBesión
;
más firme e inconmovibfe a nuestra Santa Madre
.
ía Jgíesia Catóíica, como corresponde a puebfo
•'. -. que además de contar tan extraordinario
número
- ' de Bijos sacerdotes y refigiosos, pefeando fas bataíías del Señor, se íevantó todo él como un soíó
Hombre el19 de juíio de 1936, para defender con
fas armas en fa mano ios derechos de Dios y de
fa Jgfesia, bóffados por ía revofución
demagógi• ca y anticristiana: peleando y muriendo
durante
, . tres años, con ef grito de Viva Cristo Rey en ios
íabios como síntesis suprema de nuestros
sentimientos e ideafes.
' ..''.•- • • . .- :
••,. . ,
Quisiéramos también compensar con estas manifestó'
dones fas amarguras que ef paternal corazón de
• ,. Vuestra Santidad sufre en fa Bora presente: for1
' mu (ando fervorosos votos porgue fas naciones
Boy en guerra no rehusen ef supremo consuefo
de íevantar ef corazón y sus ojos a Dios y a su
J
- Vicario en fa tierra. ' " " - . . - •
• /
.
SANTÍSIMO
PADRE:
:
V-."^\ V:"';
La Diputación Toraf y Provinciaf de Navarra, besa
reverentemente fas pfantas de Vuestra Santidad,
•
Ef Conde de Rodezno.—Javier M. de Morentin. — Santiago Terrer. — "Francisco
Uranga.—JufiánPozuetd,— CesáreoSanz
Orrio. — Amadeo Marco.— Constancio
Marcifía, Secretario interino.
Su misión habíd terminado. Una súpfica ferviente pa»
ra que Dios siga Obrando a fa Patria de fa Bo'
güera que arrasa a fa Bumanidad, y ía aíegría
inmensa de BaBer oído de ios faéios def Sumo
Pontífice excfamaciones de admiración para el
••;. catoficismo y fa heroicidad de nuestro puebfo.
Más aún; una bendición dada con toda fa autoridad de Pío XII, Papa Rey.
Y esto acurrió ef 13 de noviembre, a ios seis años de
aquel otro día, también fuminoso, en que en Navarra nos afzamos por Dios y por España. Ahora hacemos una nueva confesión, pacífica pero
. Bermosísima, de nuestro sentir, que es ef de fa
. Patria toda.
MESA REVUELTA
El General de los Jesuítas
'•, . \
.: - Padre Wlodomiro Ledochowski
" E l domingo, 13 del con ¡ente, falleció santamente en Roma el R, P. Ledochowski, general de la Compañía de Je*
sus. Había nacido en Loosdorf del Austria inferior, el 7
ide octubre de 1866, de padre polaco y dé madre suiza. La
familia de los Condes de Halka de Ledochowski constituía una de las más nobles de Polonia.
En Viena cursó los estudios humanísticos- El Emperador de Austria llamó a su Corte como paje al joven aristócrata pclaco. Cursó Derecho tn la capital del imperio
austro-húngaro. Después hizo sus estudios sacerdotales
en Rama, en el Colegio Germánico y en la Pontificia Universidad Gregoriana. El 24 de septiembre de 1889 ingresó
en el Noviciado de la Compañía, en Polonia. Había sido
Rector del Colegio de Cracovia, y más tarde Asistente
del Prepósito Padre Vernz. En el Capítulo General de la
Orden, celebrado en febrero de 1915, fue nombrado General de los Jesuítas. Al empezar su Generalato, la Companía contaba 17.946 miembros repartidos en 27 provincias;
hoy son más de 27.000 los Hijos de la Compañía, en mil
doscientas casas. El P. Ledcchowski dio gran impulso a
las obras misionales y a la magnífica empresa del clero
indígena.
De su último viaje a España en 1925 publicamos en
nuestra revista una fotografía del P. Lédochowski, acompañado de los PP. y HH. de las residencias de Madrid.
Los Padres Jesuítas de nuestra residencia de Pamplona
celebraron el jueves último, día 17 del actual, ccn asistencia del Excmo. Sr. Obispo, Gobernadores Civil y Mililar, Excma. Diputación Foral, Alcalde de la Ciudad y
numerosos fieles, solemnísimos funerales por el alma de su
Rvdmo. P. General, por cuyo eterno descanso rogamos a
nuestros amigos no le olviden en sus oraciones.
Ya saben los ínclitos Hijos de San Ignacio de Loyola
cuan de veras nos asociamos al sentimiento que en estos
momentos experimentan.
•••'.
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R . 1 P .
' .
.
'.
Las fiestas de Navidad.—¡Con qué gozo íntimo recibe el alma cristiana las fiestas de Navidad!...
Fiestas sosegadas, de remanso suave, sin el estrépito y
el escándalo de otras fiestas profanas que van degenerando en repulsiva paganía...
Fiestas del Niño Jesús, con «belenes» y villancicos...
Fiestas encantadoras, de bellísimas evocaciones infantiles, con la tradicional «Ncvenica», con los regalos de los
Reyes, con la adoración de los Santos Monarcas en los
claustros de la Catedral...
Fiestas benditas, de piedades hondas, de amorosas reuniones familiares, de unión cordial y estrecha... ¡Fiestas
de hogar, impregnadas de queridos recuerdos!...
Dispongámonos nosotros, los Hombres de Acción Católica, y todos los católicos pamploneses, a celebrar las
fiestas navideñas con regocijado espíritu religioso, sin excesos en el comer y en el beber, sin otras armonías que las
clásicas de las panderetas y de los hierrillos, de las zambombas y de las castañuelas, acompañando a las dulces
e ingenuas canciones de pastores y zagalas...
y en esta Nochebuena, con mayor fervor que en otras,
unámonos, en la Misa del Gallo, al Himno de la Iglesia, y
entonemos con los Ministros del Señor el «¡Gloria a Dios
en las alturas y paz en la tíeira a los hombres de buena
voluntad!»
El queso de Gruyere recibe ía bendición. — Estamos acostumbrados a asociar el recuerdo del queso de
Gruyere con la gula, les banquetes bien servidos, la gastronomía refinada, el savarinismo y otros sibaritismos más,
que nada tienen que ver con la piedad y menos con la
templanza. Pero en honor de la verdad hemos de confesar
que el queso de Gruyere y el'de otras marcas suizas recibe su bendición.
Trece millones de litros de feche emplea Suiza en elaborar sus quesos, y aunque la industria se moderniza industrializándose a máquina y procedimientos químicos, no
por c-s-o decae la fe de aquella raza campesina.
Cada año los jefes de majada se presentan en la iglesia
con grandes ruedas de queso para recibir la bendición de
sus productos, y cada año en las aldeas los productoresofrendar, sus primicias alPátrcco.
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