AÑO X V I . ITOVIEMBEK DB 1 9 1 0 NÚM. 1 9 1 . REVISTA CATÓLICA DE CUESTIONES SOCIALES (Con e a n s u r a a e l e s i á s t i e a . ) LA INSTRUCCIÓN PRIMARIA Y LA CRIMINALIDAD II Testimonios Irrecusables y datos estadísticos que demuestran es la mera instrucción un remedio completamente ineficaz contra la criminalidad.—Necesidad de dar carácter educativo á la Instrucción primaria.—Sentido moral y religioso que ha de tener toda acción educadora y, por lo tanto, la instrucción primaria,— Dañosas consecuencias del laicismo,—Virtualidad morallzadora y anticriminal de la enseñanza religiosa.—La reconocen las m¿s prestigiosas autoridades del racionalismo y del positivismo que la proclaman antidoto contra la delincuencia. Ofrecí en mi aaterior artículo exponer testimonios de doctos imparciales y datos estadísticos en corroboración de que es ineficaz la mera instrucción para combatir la criminalidad, y cumpliendo mi oferta diré que, según el Director del presidio de Tolón, «los incorregibles son los ilustrados», cuyo testimonio coincide con el de Moreau Christophe que dice: «En nuestras cárceles los más perversos bribones son los que han culrivado en las escuelas su inteligencia... Los directores de cárceles, añade, están casi contestes en atestiguarlo: sin la educación, la instrucción no es más que una causa de ruina» (1). En Italia, dice Garófalo (2), donde la instrucción ha comenzado á estar muy extendida desde 1860 en adelante, precisamente desde esta época han aumentado las cifras de (1) Lo cita Nioolay en «Los niños mal educados». (2) «La criminología». Pag. 164 de la Trad, esp, por Dorado Montero, 334 LEÓN LEAL RAMOS la criminalidad de una manera aterradora. He aquí, por lo que toca á Francia, las conclusiones que se deducen de las últimas estadísticas, según M. D' Haussonville: «En 1826, de cada 100 acusados, 61 eran iletrados y 39 habían recibido una instrucción mayor ó menor. Hoy se ha invertido la proporción: 70 letrados (en el sentido más modesto de la palabra) contra 38 iletrados. Esta inversión de la proporción se explica perfectamente por el hecho de hallarse muy difundida la instrucción primaria; pero como el número de delitos no ha disminuido, sino al contrario, resulta que la instrucción no ha producido otro efecto sino aumentar la proporción de los criminales en la clase letrada, sin disminuir la criminalidad». El mismo escritor observa enseguida que los departamentos que dan mayor número de acusados son aquéllos én los cuales se halla más extendida la instrucción. En España, dice M. Tarde, donde la proporción de los iletrados en la cifra de la población total del país es de dos tercios, aquéllos no participan en la criminalidad sino en una mitad próximamente. Estos datos sugieren al autor de quien los tomamos, que tampoco es ningún oscurantista, ningún neo, sino un criminólogo positivista, las siguientes consideraciones: «He aquí de qué manera el arma inocente del alfabeto, de la cual se esperaban resultados maravillosos, viene á ser rota en pedazos por la estadística; por tanto, la idea de que «por cada escuela que se abre se cierra una prisión» es sencillamente un absurdo. Sería ocioso y superfino detenerse en hacer más consideraciones sobre este problema, porque, aun suponiendo que no dispusiéramos de cifras que confirmen nuestra tesis, ¿no nos dice el simple buen sentido que no hay relación alguna entre la gramática y la moralidad? ¿Es posible imaginar, v. gr.: que una pasión cualquiera, ó aún un prejuicio de honor, pueda desvanecerlo el conocimiento del alfabeto?» Coincidiendo en estas apreciaciones, con la vista fija en las enseñanzas de la experiencia, y reconociendo que el número de ciertos criminales es más considerable, con relación á los hombres instruidos, que el de los que no lo son, dice el positivista inglés Spencer: «La confianza eu los efectos moralizadores de la cultura intelectual, contradicha tan categóricamente por los hechos, es absurda á priori. ¿Qué relación puede haber entre aprender que ciertos grupos de signos representan ciertas palabras, y adquirir una noción más elevada del deber? ¿Cómo podrá Jfortificar la voluntad de hacer el bien la aptitud para formar signos que representan sonidos? ¿Cómo el conocimiento de la tabla de multiplicación ó la práctica de sumar y dividir podrán desarrollar los senti- LA INSTETTOOIÓN PEIMAEIA... 335 mientos de simpatía hasta el punto de reprimir las tendencias que perjudiquen al prójimo?... El que^ pretendiese enseñar la geometría dando lecciones de latín, ó el que dibujando creyese enseñar á tocar el piano, sería reputado como loco. No sería, sin embargo, menos razonable que los que esperan producir mejores sentimientos por medio del desarrollo y de la disciplina de las facultades intelectuales» (1). Téugase en cuenta que las experiencias realizadas han sido hechas únicamente sobre los hechos criminales penados que, ni con mucho, representan la criminalidad total del país, pues á esos hechos penados hay que agregar, quizas, otros tantos que, aun teniendo señalado castigo en los códigos, escapan á la acción de la justicia por falta de prueba ó por verdaderas prevaricaciones de los jueces, á propósito de lo cual hay que tener presente que la mayoría de esos hechos impunes deben atribuirse á los delincuentes ilustrados que, por serlo, han de burlarse más fácilmente de la acción investigadora de la justicia, y también de la acción ejecutiva, sobre todo en los países que cuentan entre sus tribunales con el del jurado, indulgente en extremo con aquellos reos que disponen de alguna influencia ó de dinero, los cuales rarísima vez pertenecen al grupo de los analfabetos. Ea decir, que los instruidos dan un mayor contingente á la criminalidad, no obstante ser los que disponen de mayores elementos para eludir las responsabilidades criminales. Y si á todo esto se añade que no todos los hechos injustos, que no todos los hechos antijurídicos y antisociales, están previstos y penados como delitos, ni pueden ser, por tanto, objeto de procedimiento criminal, y que son muchos más los hechos inmorales no delictuosos, en todos los cuales, la proporción entre los realizados por personas iletradas y los imputables & personas instruidas ha de ser la misma que en los delitos de que unas y otras son responsables, podrá calcularse el sinniimero de hechos malos, para luchar contra los cuales es impotente la instrucción al uso que hoy tanto se recomienda. Es más, creo que si las clases instruidas dan mayor contingente proporcional á la criminalidad, la proporción es mucho mayor en lo que respecta á esos otros hechos no penados, pues el que es capaz de lo más lo es sin duda de lo menos, el que comete una estafa de las castigadas por la ley, realiza, sin duda, muchas más de esas otras que escapan por entre las mallas de los códigos penales y que la opinión extrade ¿^rectt^?;¿VSg^^^^^^^^^ » S a . " ^'^ °'^^ • ^ ^ « - " ^ - 336 LEÓN LEAL RAMOS viada, lejos de execrar, aplaude, considerándolas como manifestación del ingenio y del talento. Esto aparte de que, según hace notar Garófalo, desarrollando la instrucción los conocimientos y las aptitudes, puede determinar ciertas especialidades criminales. Todo ello nos obliga a pensar en los medios de salvar estos peligros, en la manera de completar la instrucción, en rectificar la orientación que modernamente se le ha dado, con grave daño algunas veces y con inminente riesgo siempre de hacerla nociva. No nos contentemos con entregar el arma, enseñemos su manejo, preveamos sus inconvenientes y remediémoslos. Para ello bastan, según enseñan los datos y la experiencia, completar la instrucción con la educación, que forma el carácter é inclina al hombre por la senda del bien y de la virtud. Se prepara, sin duda alguna, la educación mediante la instrucciói), mediante el cultivo de la inteligencia, que es antorcha que ilumina la marcha, la conducta del hombre. La educación supone instrucción, supone enseñanza y aprendizaje de las nociones especiales que han de servir de norma de conducta y de los fundamentos de ellas; pero, como muy bien observa Borea y Lledó (1): «no es sólo el desarrollo del entendimiento y de la memoria á lo que hay que acudir, sino al de la voluntad, formando los caracteres de que tan necesitados nos encontramos. Y esto no se consigue limitándose el maestro á someter á sus discípulos á ejercicios más ó menos violentos de retentiva, obligándoles a repetir letra por letra la lección del manual, recitada sin entenderla, sino despertando en sus almas por la explicación y por el ejemplo, las ideas de dignidad y las virtudes, que son como el fuego á que las voluntades se templan, adquiriendo la constancia necesaria para las luchas de la vida.» Ahora bien, esa educación que se lleva á cabo, enseñando con la palabra y con el ejemplo, por modos directos é indirectos, ha de tener un fundamento moral y religioso, pues «no es la instrucción lo que moraliza, decía Cousin, sino la educación y, sobre todo, la educación religiosa». Es necesaria, por tanto, afirma Nicolay, una enseñanza fortificante, que no hable sólo á la inteligencia, sino á los sentimientos, á la voluntad, al corazón; uua enseñanza que levante, que regenere, que se atreva francamente, sin perífrasis ni reticencias, á hablar de un Dios remnnerador ó vengador y de un alma responsable: ¡en una palabra, la eduoacióul Sobre este punto no se insistirá nunca lo bastante, dada (1) «Algunos aspectos de la cuestión social». Pág. 239. LA INSTBTJCOIÓN PBIMAEIA... 337 la importancia fundamental que tiene el aspecto religioso de la educación, y lo combatido que es modernamente, en nombre de un laicismo cien veces más funesto que la ignorancia. El odio sectario que inspira el anticlericalismo, la secularización de la vida y el laicismo en la enseñanza, y que concluirá por encarnar en la guerra franca y declarada á Cristo Jesús, no puede tolerar que á la infancia se la eduque en un ambiente de religiosidad y pugna por desterrar el catecismo de las escuelas, la enseñanza de la religión fuera del templo, bien seguro y conocedor de que, cuantos incapaces de educarse por sí mismos, si dejan pasar los primeros años de su vida sin sentir la acción educadora de la religión, han de ser carne de la revolución social que se prepara. Las tendencias laicistas van ganando terreno desde que las patrocinan personas investidas de la función del gobierno y son, como queda demostrado en estos artículos, un verdadero peligro, incluso se juzgue la cuestión con criterio social puramente humano, desde el solo punto de vista de la conciencia. A este propósito conviene distinguir, antes de pasar más adelante, como distingue el P. Ruiz Amado (1), dos clases de laicismo: uno positivo, impío, blasfemo, que educa á los niños en el odio á los ministros del Señor, en el escarnio de las cosas santas, en el desprecio satánico del mismo Criador, y otro negativo que no enseña á aborrecer á Dios, pero tampoco enseña á amarle, que no predica el odio al sacerdote, pero no le infunde la veneración debida; que no reniega manifiestamente del cristianismo, pero no se preocupa por formar en el corazón del educando los sentimientos cristianos. Aquel representa la escuela contra Dios y este la escuela sin Dios. Ambas clases de laicismo en la primera enseñanza significan la proscripción del más sólido, del único estable y duradero fundamento de cualquier acción educativa, pues como dijo Rousseau (2), cuyo testimonio no se atreverá á tachar ningún enamorado del programa sin Dios: «En vano te esfuerzas en establecer y consolidar la virtud con sólo el au:xiliar de la razón, porque ¿en qué fundamento te vas á apoyar? Bellas son, filósofo mío, tus leyes morales: pero ¿y su (1) En su precioso libro «Los peligros de la fe en los actuales tiempos». Pág. 137. (2) «Emilio». Lib. III —Lo cita D. Constante Amor y Neveiro en Memoria premiada con accésit por la Real Academia de Ciencias Morales V Políticas, titulada «Examen critico de las nuevas Escuelas da Derecho Penal». Pág. 298. 338 LEÓN LEAL BAMOS sanción? No andemos con rodeos. ¿Qué quieres poner en lagar de las penas eternas del infierno?» No cabe duda, el fundamento religioso de la moral popular es insustituible. Prescindamos por un momento de los motivos de creencias y consideremos las cosas cual si no tuviéramos por cierta verdad alguna en el orden religioso. Así considerada la cuestión, con verdadera imparcialidad hay que reconocer la posibilidad de que haya hombres pensadores, según el criterio del moderno racionalismo, que oigan la voz del imperativo categórico de la razón práctica, que cumplan el deber por el deber mismo y sean capaces de sacrificarse en aras de una moral que ellos comprenden por exigencia de su razón y que no creen les venga impuesta de fuera y mucho menos de arriba y menos aún de Dios. Raros, rarísimos son y serán siempre estos hombres excepcionales que de todo, menos de creyentes, pueden ser modelo, hombres intachables. No hay que esperar que la humanidad sea como ellos, ni aún que se multipliquen los ejemplares; pero, sobre todo, las gentes del pueblo, serán siempre incapaces de elevarse á las exigencias del imperativo categórico y de encontrar en sí mismas el freno para sus concupiscencias. Por eso, como observa Millot (1), desde el momento en que se les dice, en todos los tonos, que no hay Dios ni infierno, infieren ellos que no tienen por qué apurarse, y no se apuran ya; y, en el fondo, tienen razón. Véase, pues, cómo, juzgada la cuestión con criterio utilitario y hasta egoísta, la sociedad que quiera continuar siendo, tiene que reconocer la necesidad de la educación religiosa que nosotros los católicos proclamamos, no sólo como la más conveniente, sino como la necesaria y debida. Eso explica que no sólo los fieles hijos de la Iglesia, sino muchos que no comulgan en su seno, reconozcan la conveniencia y utilidad de la educación religiosa y la recomienden. La fuerza moralizadora y educadora de la Religión ha sido reconocida explícitamente por escritores de las más distintas escuelas y que nadie podrá tachar de reaccionarios y clericales. «La instrucción primaria para ser útil debe ser profundamente religiosa, dice Guizot. Si el profesor no es el auxiliar del sacerdote, la moral de la escuela está en peligro.» «¡El hombre sin Dios, dijo Bonaparte, yo lo he visto en la obra del 03... ¡De este hombre sé cuanto necesito saber! Para formar al hombre es necesario infiltrarle la idea de Dios... No hay sociedad posible sin moral y la moral implica la existencia de creencias» (2). (1) «¿Qué debe hacerse por el pueblo?» Ver. esp. pág. 345. (2) Los cita Nicolay. LÍL INSTRUCCIÓN P B I M A B I A . . . 339 «Es éste (dice el positivista T a i n e refiriéndose al orisiianismo) el g r a n par de alas indispensables para levantar al hombre por encima de él mismo, por encima de su vida rastrera y de sus horizontes limitados para conducirle á través de le paciencia, la resignación y la esperanza hasta la serenidad; para elevarle, é través de la templanza, la pureza y la bondad, hasta la abnegación y el sacrificio. Siempre y en todas partes, desde hace 1.800 años, tan luego como éstas desfallecen ó se rompen, las costumbres públicas y privadas se degradan. E n Italia durante el renacimiento, en I n g l a t e r r a bajo la restauración, en F r a n c i a bajo la Convención y el Directorio, hemos visto al hombre volverse pagano como en el primer siglo; de un golpe volvía á encontrarse tal como en tiempo de Augusto y Tiberio, es decir, voluptuoso y duro; abusaba de los otros y de sí mismo; el egoísmo brutal ó calculador había reconquistado su ascendiente; la crueldad y la sensualidad se extendían; la sociedad se convertía en u n a guarida de criminales y en un burdel. Cuando se lia presenciado de cerca este espectáculo, se puede evaluar la aportación del cristianismo á nuestras modernas sociedades; lo que introduce en ellas de pudor, dulzura y humanidad; lo que mantiene en ellas de honradez, buena fe y justicia. Ni la razón filosófica, ni la cultura artística y literaria, ni aún el honor feudal, militar y caballeresco, ningún código, ninguna administración, ningún gobierno bastan á suplirle en este servicio» (1). E l tan alabado por los racionalistas y en verdad talentudo tratadista de Derecho Natural, Enrique Ahrens (2), se expresa en los siguientes términos: «La Sociedad necesita nombres y la instrucción debe procurar en primer lugar poner á los que deben aprender en posesión consciente de la plenitud de sus facultades hurttanas y dar á estas facultades una dirección ideal hacia el origen divino de toda verdad y de todo bien. Como las fuerzas eminentemente ideales de toda instrucción son la religión y la filosofía, susceptibles de ser combinadas de distinta manera para todos los grados de la enseñanza, la religión formará, pues, la base de la instrucción primaria.» Spencer reconoce que el prejuicio irreligioso ó antiteológico ejerce un influjo nocivo, y contestando á los que creen que la sociedad puede amoldarse sencillamente á los princi(1) «Origines de laFranceContemporaine»: Le régime moderne. Tom. II. pág. 118. Cit. por D. Rafael Rodríguez de Cepeda. Op. cit. página 519. (2) «Curso de Derecho Katural». S."* ed. e%). pág. 644. 340 LBÓN LEAIÍ BiMos píos de la moral, les dice: «¿De qué manera es posible calcular la dosis de espíritu de conducta necesaria para que, sin reglas recibidas hereditariamente y que forman autoridad, se obligue á los hombres á comprender por qué, dada la naturaleza de las cosas, un cierto modo de obrar es provechoso y otro perjudicial, para forzarles á ver más allá del resultado inmediato y á discernir con claridad los resultados lejanos é indirectos, con su diferente eficacia sobre ellos mismos, sobre los demás y sobre la sociedad?» (I). Otro autor racionalista de g r a n renombre, M. A. Pouillée, de quien también se ocupa Cepeda, en un artículo publicado en la Revue des Deux Mondes^ en Enero de 1897, con el título «Les jeunes criminéis, Vécole et la presse», consideraba el aumento de la criminalidad que en Francia s» ha triplicado en los últimos cincuenta años y anotando elocuentes enseñanzas de la experiencia, decía: «Ea París entre KX) jóvenes procesados se encuentran apenas 2 que hayan salido de escuelas religiosas. E n t r e 100 jóvenes presos en la cárcel de la Roquette, 11 procedían de escuelas religiosas y 87 de las laicas. Por lo que aun cuando se tenga en cuenta que éstas tienen un número mayor de alumnos, hay que concluir que aun cuando quiera sostenerse que la escuela laica no ha creado la criminalidad, h a y que admitir forzosamente que no la ha impedido, mientras que en Inglaterra la escuela religiosa Ka conseguido disminuirla. Por eso, añade, sea cualquiera la opinión que se tenga sobre los dogmas religiosos, hay que reconocer esta verdad elemental de sociología: que la religión es un freno moral de primer orden, y más aún un resorte moral. E l cristianismo en particular ha sido definido, como un sistema completo de represión para todas las malas tendencias. E l cristianismo además, dice, tiene otro mérito particular, por el que puede oponerse á las religiones antiguas, el de prevenir la mala determinación de la voluntad en BU primer germen, en el deseo y aun la idea, de donde la expresión «pecado de pensamiento», expresión que sólo podrá hacer sonreír i u n a psicología superficial». E s necesario admitir, declara el positivista Garófalo (2), «que dentro de los mismo» limites en que puede ser eficaz la educación, es la religión un auxiliar de la misma, por cuanto puede desarrollar gérmenes buenos y reforzar caracteres débiles. P o r tanto un gobierno previsor debe favorecer esta fuerza moralizadora ó, por lo menos, no poner trabas d su acción». (1) Así lo cita Garófalo en la pág. 166 de su «Criminología». Traduooión esp. (2) Op. clt. páff. 168. LA INSTETTCCIÓIÍ PBIMAKIA... 341 Esto mismo recomendaba nuestro célebre Saavedra Fajardo, tan distante, por ideas, nacionalidad y tiempo en que vivió, del positivista y modernísimo profesor italiano. «Aunque la justicia, decía el insigne Saavedra Fajardo en la Empresa 24 de su notable obra Idea de un principe pO' Utico cristiano, armada con las leyes, con el premio y el castigo, es la columna que sustenta el edificio de la república, sería columna en el aire si no asentase sobre la base de la religión, la cual es el vínculo de las leyes; porque la jurisdicción de la justicia solamente comprende los actos externos legítimamente probados, pero no se extiende á los ocultos é internos. Tiene autoridad sobre los cuerpos, no sobre los ánimos; y así poco temiera la malicia al castigo, si ejercitándose ocultamente en la injuria, en el adulterio y en la rapiña, consiguiese sus intentos y dejase burladas las leyes, no teniendo otra invisible ley que le estuviese amenazando internamente... El pueblo se dividirá en opiniones, la diversidad de ellas desunirá los ánimos, de donde nacerán las sediciones y conspiraciones, y de ellas las mudanzas de repúblicas y dominios. San Isidoro pronosticó en su muerte á la nación española que si se apartaba de la verdadera religión, sería oprimida; pero que si la observara, sería levantada su grandeza sobre las demás naciones... Siendo, pues, el arma de las repúblicas la religión, procure el príncipe conservarla» . La sabiduría y prudencia que encierran estos discretísimos consejos tenemos que reconocerla y afirmarla hoy, al cabo de tantos años, pues «la historia y la observación, como enseña el sabio catedrático valenciano Sr. Cepeda (1), nos demuestran que ¡as sociedades políticas en las que esta pública religiosidad desaparece, pierden también su pública moralidad y con ella el vigor, viniendo á sucumbir ante el impulso de enemigos interiores ó exteriores», (Continuará). LEÓN LEAL EAMOS. Doctor en Derecho. (1) Loe. cit. pSg. 615. lLr.A.S S"CrBSISTB3lTOILA-S Es el de su incesante carestía un problema vitalísimo, no tan sólo para la sucesión de^ los hechos, sino para el buen caminar de las ideas. En treinta años ascendió un treinta por ciento el coste de los elementos necesarios á la vida material en nuestra nación; y ello sin que en su pos viniera el aumento de sueldos y jornales, la riqueza industrial, el poderío mercantil, la superabundancia productora del suelo, todo el río de oro que portea fértiles encarecimientos por la superficie de otros afortunados países, haciendo desear á notables economistas ^ue nosotros veamos cara la vida para que la notemos rica, como si aquello fuera madre de esto, y no un fenómeno independiente, hijo de causas y concausas retorcidas en maraña inextricable. Entendemos y creemos con arraigada fe, que tal problema de la vida barata ha de ser resuelto antes que ningáu otro, para lograr firme roqueño sobre el que levantar templos al ideal y al progreso; mientras no se consigii, las bases de toda obra social oprimirían suelos arenosos y movedizos, y carecerán de la consistencia que habría de hacerlas perdurables. Con hambre no discurren ni los individuos ni las muchedumbres; mientras no se les sacie, no creen; y la bestia que cada hombre cierra en su alma se apodera de ella y salta brutalmente rompiendo, destrozando, en seguimiento de unos medios de vida que exige su cuerpo y el cuerpo de los suyos. La necesidad que inquieta, que martiriza, teniendo flaca la carne y dolorosamente agitado al espíritu, es el fermento revolucionario que anida en las fábricas, en el campo, y en las ciudades. En tal estado de ceguera, de ofuscación, quien muestre á la multitud un pedazo de pan, aunque sea fingido, aunque sea pintado, la domina y lleva adonde se propone, llámese demócrata ó irreligioso, socialista ó librepensador, anarquista ó ateo. Hoy no se pelea por ideales, sino por trigo. Las masas baja y media son materia de indisciplina, porque las labra el gusano de la privación, de la vida difícil, y de ahí la inquietud, la desobediencia que reina en toda esfera, en toda profesión, en todo , campo político, de ahí la falta de fijeza, de orientaciones definitivas en el pueblo. LAS SUBSISTENCIAS 343 Hay que atacar el problema de las subsistencias baratas para traer paz á los espíritus y recluir después, con doctrinas sanas, en el rincón oscuro, que debe tener por cubil, á la bestia humana, harta ya de alimento, y mansa en plena y laboriosa digestión. El asunto es complejo y por ello difícil y enredoso; precisa del concurso de todos, y el nuestro, pequeño insignificante, nos proponemos allegarle señalando en diversos artículos, cuáles causas económicas le trajeron á nuestra patria, y qu6 medios han de ponerse en obra para irlas empequeñeciendo y cercenando hasta su extrañamiento definitivo. Han de ser combatidas por los individuos algunas de ellas, por las autoridades, otras, por unos y otras, de común acuerdo, las demás. Impuesto de consumos.—La opinión pública—que cuando se manifiesta unánime nunca se equivoca—que se compone de muchas cabezas mediocres que cuando se conglomeran forman una cabeza de sabio, señala con insistencia al impuesto de coasumos, delatando su influjo en la carestía de las subsistencias; y en todas partes brota el afán de substituirlo entre otras lógicas razones por la económica consignada. La retribución de consumos grava precisamente los artículos de comer, beber y arder, y como es natural, los encarece, siendo las primeras materias sustentadoras las únicas que soportan su peso. Pero sobre esto levántase más poderoso 6 irritante otro hecho. España paga por consumos quinientos millones de pesetas, y al Tesoro no llegan anualmente más que de setenta á ochenta piillones. No contemos exclusivamente lo que se queda á disjtosición de la Hacienda Djunicipal; para explicarnos esta diferencia hay que cargar una buena suma de millones á la nube de arrendatarios del impuesto que en alta ó baja esfera se han enriquecido durante años y años á costa de la progresión ascendente de los precios que boy nos ahogan. Era cosa corriente en todas partes que, de arriendo en arriendo, fuera bajando el tipo de adjudicación, con merma para la administración pública, pero sin ventajas para el censumidor que continuaba abonando lo mismo ó más, pues el consumo aumenta, y así, con cada descenso de subasta, acrecía á costa de todos lo's fondos públicos y particulares el peculio del arrendatario. Es muy cierto que el impuesto de consumo es hoy igual al que existía en 1895, y sin embargo, el precio de los artículos de primera necesidad era entonces mucho más módico que en nuestros días; pero ello solamente demuestra que el aludido gravamen no es una causa única de encarecimiento, pero sí una fuerza coadyuvante á él. Si la desgravación de los trigos y harinas produjo una mer- 344 JBSÚS R . COLOMA nía de 12 millones de pesetas al Erario, y una notable desnivelación en los presupuestos municipales sin que el pan haya abaratado, no por ello hemos de culpar á la medida en su esencia, aunque sí en su forma y procedimiento complementario de que aun carece; y por otra parte, ya estudiaremos al detalle otros elementos que integran la carestía de los trigos que, si se mantienen elevados sin consumos, estarían lo bastante más si el impuesto perdurase. Ejemplo de esto nos lo proporciona la desgravación de los vinos, que en Madrid se vendían á 30 reales arroba, y hoy se compran á 16 ó 20. Es innegable que la sustitución de este impuesto ó su modificación abarataría la vida de los pequefíos y necesitados. Si no es posible suplantarle, enderécesele por este camino y corríjanse deficiencias de esta naturaleza; eltip» de gravamen para los garbanzos y otras legumbres, granos, féculas, etc., etc, es el mismo así para los que se venden en el mercado á dos pesetas kilo y son consumidos por las clases ricas, como para los que se venden á media peseta kilo y constituyen la base alimenticia del pobre, del obrero, del empleado modesto, del militar, del necesitado en suma. Si en lugar de tributar por consumo, es decir, por cabeza ó por boca, se tributara por riqueza, las subsistencias sentirían efectos desgravadores. Así lo ha entendido luglaterra, que en pocos afíos aminoró en un 20 por 100 las cargas que pesaban sobre los productos alimenticios descendiendo éstas desde el C7 al 43 por 100. Comenzó lentamente tal sistema en 1863, cargando á las clases acomodadas lo que perdonaba á las empobrecidas. En cambio, nosotros solamente hemos conseguido modificar tal tributación en Cáceres y Tarragona, cuyos pueblos merecen sinceros parabienes y son una acusación de ineptitud ó pereza para el resto de Espafia. Contribuciones. —Todas las naciones han ido aumentando sus presupuestos de ingresos á medida que los menesteres de la vida moderna se lo exigían, y el robustecimiento del Ejército y de la Marina, y el aumento de las obras públicas y los cuidados de justicia y de instrucción lograron que Francia, Alemania y los Etados Unidos y otros grandes países elevaran sus gastos y por ende sus ingresos en nn 50 por 100 durante el último decenio. También España, desde su época de 1878 y 1898, con presupuestos de 700 á 800 millones, que los Coa-Gayón, Camacho, Pelayo, Puigcerver, Castañeda y Garaazo confeccionaron,' á hoy que pasan de 1.000 millones, ha levantado en un 35 por 100 sus egresos é ingresos. Claro es que estos millones acrecentados los pagan los es- LAS SUBSISTENCIAS 345 pañoles y encarecen con ello su vida, sin que bajan disfrutado la fortuna de esos pueblos antes nombrados, que con un recto y acertado uso del presupuesto de gastos llevaron riqueza á donde iban sacando contribuciones. Ni mejoraron entre nosotros las condiciones do trabajo, ni la tierra madre, soberana de subsistencias, produjo más fruto ó menos caro, ni el comercio ó la industria aportaron insuperables ganancias; imitamos á los demás en la exacción, más no en sus consecuencias. Y es de notar que no fueron flojos los aumentos en periodo tan corto, pues las contribuciones directas subieron desde 230 á 457 millones y las indirectas desde 277 á 375. Nótase, en efecto, que á medida que el tipo contributivo asciende para cubrir esos ingresos, elévase el coste de las subsistencias. Así en 1891 á 92 el tipo de la tributación de la riqueza rústica ascendía al 15'3345 por 100 y el precio de la unidad alimenticia en los 218 mercados principales de la nación, representada dicha unidad por un kilo de cada una de las especies: vaca, carnero, cerdo, trigo, judías, garbanzos, arroz, patatas y un litro de aceite y vino, era de 7'07. En 1906-907 se elevó el tipo tributario á 15'50 por 100 y los alimentos costaron 7'58 pesetas por unidad. En 1899 se recargó el tributo con un 10 por 100 y subieron los alimentos á 7'79 y más tarde á 8'91, y en fin, hoy pasan largamente de tal cifra respetable. Hoy recauda el Tesoro: Por contribuciones directas Por contribuciones indirectas Por monopolios y servicios Por rentas Por ventas Por recursos del Tesoro . . . . . TOTAL PKSBTAS pesetas » » » » » . . 462.098.0G8 364.152.000 176.771.001 19.809.004 1.715.000 19.153.301 1.043.698.434 Dicho se está, como evidente, que no es posible á los Estados modernos carecer de aquellos medios adelantados que el concierto de nacionalidades les exige, los cuales aspiran el relatado cuantioso capital; pero pueden, sí, ordenar con aptitud y moralidad aquel empleo de fondos que al fomento de la cultura y riqueza pública se destinan, de modo que sean rápidamente reproductivos; pueden también amortizar el coste fabuloso de prebendas, cargos, compras y mautenimientos, nacidos al calorcillo del afecto político ó familiar de los grandes gobernadores, procurando que sus deudos y patrocinados ganen 346 JESÚS B . GOLOMA el diario sustento por medio de un trabajo meritorio y útil, dejando el oficio de parásito público en merma del presupuesto general de gastos; y ello hecho con valentía produciría un ahorro de muchos millones; pueden y deben buscar un tipo fijo de contribución territorial, urbana, rústica y pecuaria, favorecieudo la rústica con más pequeño gravamen, dando plazo á las declaraciones por parte de los contribuyentes; eximiendo de responsabilidad por anteriores ocultaciones; perfeccionando y llevando á cabo los registros fiscales á fin de que se tribute por cuota y no por cupo, imponiendo el tipo de 18 por 100 á la urbana y de 14'50 por 100 á la rústica y pecuaria—graduando el impuesto de derechos reales y de cédulas, y en fin, rebajando la contribución industrial á base de una rigurosa y recta inspección, que saque íí flor de impuesto la industria de contrabando. En artículos sucesivos iremos viendo cómo poniendo todos lo que les corresponda en la solución de este magno problema, será posible, si no fácil, enmendar sus torceduras, orientando la vida económica del productor y del consumidor á horizontes más lisonjeros y á medios más practicables. JESÚS E. COLOMA. DOCUMENTOS EPISCOPALES SOBRE LA SECULARIZACIÓN DEL ESTADO DEL limo, y Rvmo. Sr. Dr. D. Remigio Gandásegnl GorrocMtegnl Obispo-Prior de las Órdenes Militares (CONCLUSIÓN) IX La unión de los Católicos y las elecciones Pero, como no basta probar de modo evidentísimo el derecho y la obligación que tienen los católicos de ejercer todas las funciones propias del ciudadano para defender los derechos de la Religión de los ataques políticos de que con desgraciada frecuencia suele ser objeto, porque la actividad política, encarnada principalmente en las elecciones, no podría conseguir su finalidad de enviar á las Asambleas legislativas hombres de religión sincera y probada virtud (1), personas en quienes al amor del bien público se uniera un acreditado celo por la Religión (2), sino mediante la estrecha unión de todos los católicos, ya que los triunfos electorales hállanse vinculados á la mayoría de sufragios depositados en las urnas, hemos juzgado conveniente sentar algunos principios que faciliten la deseada y suspirada concordia. Si en cosas meramente políticas, sobre la mejor clase de gobierno, sobre tal ó cual forma de constituir los Estados, puede haber honesta diversidad de opiniones (3); si no se ha de exigir de nadie, por lo mismo, como obligación de conciencia, la filiación á un partido político determinado, ni pretender que nadie renuncie á sus añciones políticas honestas, como deber (1) León XIII, Ene. Constanti Hungarorum. (2) Carta á loa Obispos del Brasil, Litteras a vohis. (3) León XIII, Ene. Immortale Del. 348 O B I S F O F B I O B D E LAB O . M . ineludible (1), claro está que la unión de los católicos, taatas veces aconsejada y ordenada por la Iglesia, no es la unión de los partidos en el terreno jpoííí/co, porque esto envolvería la disolución de alguno de ellos, cosa que á nadie se debe exigir (2), sino la concentración de fuerzas en un terreno común que forme el vínculo de la unidad, y (¡ue no puede ser otro sino el campo religioso, especificado y determinado por el objeto que se persigue, por el fin que se busca mediante la unión de los católicos; fin que no es la celebración de cultos religiosos, por lo cual esta unión no es una asociación católica ni una cofradía (3); fin que tampoco es una mera profesión de la fe cristiana, pues, en esto, todo católico debe estar unido con los demás católicos, y todos ellos sujetos y obedientes á la Iglesia y á sus enseñanzas (4); fin que no es otro sino rechazar los proyectos astutos con que se persigue á la Religión y se pretende excluir á la Iglesia, obra de Dios, de la vida social, de las le,yes, de la educación de la juventud y de la familia (5); ña que consiste en infundir en todas las venas del Estado, á manera de jugo y sangre vigorosísima, la sabiduría y eficacia de la Religión católica (6); en trabajar con denuedo por la Religión y la Patria evitando coa todo cuidado el peligro de que hombres que se esfuerzau por destruir la Religióa ó la Sociedad se apoderea de la administración pública y sean nombrados para los cuerpos legisladores (7); en procurar el bien del pueblo y reformar las leyes en sentido favorable á la Religión y oponerse á que contra ella se consumen nuevos atentados legales (8). Y como obra tan hermosa y fecunda no se puede realizar, ni siquiera intentar, dadas las presentes circunstancias, si todos los ciudadanos unidos ya por la comunidad de pensamiento en la cuestión religiosa no apelan, decididos, resueltos y compactos, á los medios legales empleados por los enemigos para combatir lo que nosotros defeudemos, resulta que la unión de los católicos es por su naturaleza (9) una acción 'práctica necesariamente vinculada á efectos del orden religioso y social, circunstancia que viene á conciliar las divergencias, (1) (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) paña. (9) Normas político-religiosas, autorizadas por la Santa Sede. Id. id. Id. id. Id. id. León XIII, Ene. Immortale Dti. Id. id, Pío X, ínter catholicos Hispaniae. Cardenal Aguirre, Normas de Acción Católica y Social en EsNormas político-religiosas, autorizadas por la Santa Sede. DOCUMENTOS EPISOOPALKS 349 más de nombre que de fondo, dibujadas acerca de este punto concreto en dos de los principales periódicos católicos de nuestra Patria. Aproximándose ya, Venerables Hfl. y amados HH., el tiempo en que vuestra conciencia se ba de impulsar á esta acción práctica, á realizar la unióu de los católicos per modum aetus, y debiendo procurar siempre el que salgan elegidos el mayor número posible de personas dignas (1), deben aunar sus esfuerzos todos los hombres que rechazan la política sectaria y anticristiana, de manera que en los distritos donde no cuenten l)robab¡l¡dade8 de éxito los candidatos cuyo programa electoral acepta siu discusión todo el cuerpo de principios cristianos en materia política y condena la legislación que apruel>a como un derecho del ciudadano la libertad ilimitada de pensar y la de manifestar públ¡carnéate sus opiniones, todos deben apoyar con sinceridad y resolución en las presentes circunstaHcias á las personas que se propongan: 1.°—Defender con su palabra y voto en el Parlamento el reconocimiento de la Beligión Católica como la única oficial del Estado, y la restricción, por consiguiente, de la tolerancia religiosa, á lo que taxativamente permite la ley fundamental del Justado. 2."—La enseñanza religiosa en las escuelas oficiales, extensiva también á los Institutos, con carácter obligatorio, y la prohibición de las escuelas laicas en cuanto contrarias al dogma Católico. 3.°—La efectividad de las atribuciones concedidas por el Concordato á los Prelados en esta interesante materia. 4.°—Combatir todo proyecto sobre cuestiones mixtas ó reglamentación de Ordenes Religiosas, que no haya sido consultado á la Santa Sede y aprobado por la suprema potestad del Romano Pontífice; y en todo ello no os ha de preocupar la procedencia de las personas, ni el partido á que ellas pertenezcan, «porque la política de los católicjos será de penetración, saneamiento, de sumar voluntades, no de restar y mermar fuerzas, veugan de donde vinieren» (2), ya que nosotros á nadie preguntamos de dónde viene, sino adonde va. Si los Prelados no hemos de ocuparnos en organizar elecciones, y el báculo y la mitra se hallan demasiado altos para que cubran con su sombra los trabajos de un agente electoral; si Nuestra elevada representación no está vinculada á ningún partido, porque se halla muy por encima de todos ellos, no puede siu embargo negarse que Nos asiste el derecho y pesa sobre Nuestra conciencia la obligación de exponer los principios generales que han de guiar vuestra conducta en materia tan íntimamente relacionada con la defensa de la Beligión, el (1) Normas político-religiosas, autorizadas por la Santa Sede. (2) Id. id. 350 OBISPO-PBIOB DE LAS O. M. porvenir de la Patria y la eterna salvación de vuestras almas. Lo que se permite, se practica y aprueba en Alemania, Inglaterra, los Estados Unidos y Bélgica, ¿se ha de prohibir á los Obispos de la católica Espai5a? A vosotros. Venerables HH., y amados HH., en quienes la ley reconoce la suficiente competencia para el uso del sufragio, corresponde aplicar, ya por juicio propio, bien tomando consejo de personas discretas, la doctrina que hemos explicado á un caso concreto, á una persona particular, para seguir luego, sin dudas ni vacilaciones, el consiguiente juicio x)ráctico, favoreciendo con vuestro voto á quien ofrezca seguridades de atemperar su conducta política á los puntos arriba expresados, y evitando con el mayor empeño toda cooperación ó complicidad en la funesta obra de secularizar la vida nacional, ó lo que es lo mismo, de expulsar á Cristo de la sociedad. Los Católicos, el Poder civil y las leyes antirreligiosas. Somos los primeros en ofrecer nuestro incondicional concurso á los gobernantes, sin distinción de colores, á blancos y negros, á los de la izquierda y derecha, á liberales, demócratas y conservedores, para todo lo que se relacione con el bien público y la prosperidad del país; hacemos fervientes votos por que el acierto les guíe en sus determinaciones por el entrañable amor que profesamos á nuestra patria querida, y dirigiéndonos con el debido respeto al Gobierno de Su Majestad, y en especial á su digno señor Presidente, queremos consignar aquí estas palabras de nuestra Carta Pastoral del año próximo pasado: «aun abrigamos la confianza de que los hombres llamados á formar Gobierno el día de mañana desistirán de sus propósitos antirreligiosos y escacharán la voz de la verdad, que, por medio del último y más indigno de los Prelados españoles, por medio del Obispo Prior de las Ordenes Militares, de esas instituciones gloriosas que, llevando juntas la espada y la cruz, servicios tan eminentes prestaron á la Iglesia y al Estado, les dice que la Eeligión católica, el bien de la Patria, la paz y la tranquilidad de las conciencias, y el florecimiento de los intereses morales y materiales del país reclaman el abandono de un programa fundado en la secularización, y mncho más tratándose de un partido de orden, de un partido gubernamental.* Si naestras esperanzas quedaran defraudadas y se iniciara ana política hostil á la Beligióa católica, á la autoridad del DOCUMENTOS EPISOOPAJÚBS 351 Romano Pontífice, amargamente lo deploraríamos por la gravedad del hecho y por los males que del mismo se derivarían; pero, aun sobreponiéndonos al deseo de fortalecer con el ejemplo el principio de autoridad en todos los órdenes, ahora sobre todo que un espíritu anárquico flota sobre el ambiente y quebranta loa vínculos más fuertes de la sociedad, sabríamos cumplir nuestro deber y seguir los dictados de nuestra conciencia, teniendo en cuenta «que es impiedad por agradar á los hombres dejar el servicio de Dios; ilícito quebrantar las leyes de Jesucristo por obedecer á los Magistrados, 6 so color de conservar un derecho civil, infringir los derechos de la Iglesia. Conviene obedecer á Dios antea que á los hombres (1), y lo que en otro tiempo San Pedro y los demás Apóstoles respondían á los Magistrados cuando les mandaban cosas ilícitas, eso mismo en igualdad de circunstancias se ha de responder sin vacilar.» «No hay, así en la paz como en la guerra, quien aventaje al cristiano solícito de sus deberes, pero todo debe arrostrarlo y preferir hasta la muerte antes que desertar de la causa de Dios y de la Iglesia.» «Sagrado es para los cristianos el nombre del poder público, en el cual reconocen cierta imagen y representación de la Majestad divina; justa es y obligatoria la reverencia á las leyes, no por fuerza ó amenazas, sino por la persuación de que se cumple con un deber, porque el Señor nos ha dado espiritu de temor (2); pero si las leyes de los Estados están en abierta oposición con el derecho divino, si se ofende con ellas á la Iglesia ó contradicen á los deberes religiosos y violan la autoridad de Jesucristo en el Pontífice supremo, entonces la resistencia es un deber, la obediencia un crimen, que por otra parte envuelve una ofensa á la misma sociedad, puesto que pecar contra la Eeligión es delinquir también contra el Estado. No se niega la obediencia debida á los legisladores, sino que se apartan de su voluntad únicamente en aquellos preceptos para los cuales no tienen autoridad ninguna, porque las leyes hechas con ofensa de Dios son injustas, y cualquiera otra cosa podrán ser, menos leyes (3). Y los hijos de la Iglesia, los católicos plenamente convencidos de la verdad de nuestra Eeligióu santa, de la necesidad de su profesión y práctica para obtener la eterna felicidad, de 8U influencia en la vida moral del individuo, en las virtudes del ciudadano y en el régimen de los pueblos, ¿cómo han de to(1) Afít.,\.29. (2| 11 Timoth, I, 7. (8) LeóK XIII, Eno. Sapientiae christianae. 352 OBISPO-PBIOB DK LAS O. M. lerar, de consentir f de sufrir que sus hijos sean privados de ese beneficio y colocados en el camino de perdición temporal y eterna por hombres empeiSados en confundir los atributos de la libertad con las negaciones de la impiedad? ¿No basta la tolerancia del Estado para los espíritus extraviados que por su ateísmo y errores monstruosos se colocan fuera de las condiciones necesarias de la existencia social, ó se ha de exigir que los elementos esenciales de la vida humana, los efectos de nna obligación fundamental anterior á toda organización política, los intereses d« la Nación y la conciencia i)ública sean sacrificados á los disidentes de la razón, convirtiéndose el gobernante que así lo hiciera en defensor de la impiedad, de la revolución y de! anarquismo? Si es motivo suficiente el que una verdad sea negada por mayor ó menor numero de ciudadanos para que el Estado deje de mantenerla y profesarla, sobre todo cuando aquélla no i)uede ser ojicialmente ignorada sin grave lesión del derecho natural y notorio perjuicio del interés público, ¿cómo no se deciden los gobernantes á derogar el Código civil y el Código penal, á suprimir las garantías de la familia, de la propiedad y de la Patria, á renunciar su propia autoridad, en vista de las protestas formuladas contra esas instituciones por níícleos poderosos de colectivistas y anarquistas, con la especial circunstancia de que la doctrina de éstos, al parecer, ni es falsa, ni se opone al bien público, si consideramos que su propaganda es autorizada por los leyes? Habéis visto. Venerables HET. y amados HH., la signiflcación anticatólica, el carácter impío, las tendencias ateas de las escuelas neutras 6 laicas, y los efectos perniciosos para la Eeligión, la Patria y el Ejército, de la enseñanza sin Dios ni moral. Ya el Episcopado español, siempre vigilante para mantener incólumes los derechos de la Iglesia y evitar los daños enormes que el olvido 6 desprecio de las, doctrinas de Cristo trae á las conciencias y á la nación, ha levantado su autorizada voz para solicitar de los Poderes públicos permanecieran clausuradas las escuelas laicas de Cataluña, cuyos frutos hemos podido apreciar á la siniestra luz de las llamas que envolvían Iglesias, Conventos, Escuelas, Asilos y Bibliotecas, mientras á nosotros llegaba la proclamación del ateísmo, envuelta en el rumor de espantosas blasfemias, y en el eco de Ips golpes con que manos sacrilegas rompieron el tabernáculo del Dios Omnipotente, profanaron el Cuerpo adorable del divino Salvador, del mayor amigo del pueblo, del único Bedentor de todas las miserias que afligen á la humanidad, destrozaron las imágenes de los santos y hasta el signo bendito de nuestra sacrosanta Religión. Por eso, «na y otra vez os exhortamos á que, penetrados de la maldad que D00XJH£I«TOS BPISOOPÁLES 353 encierra todo sistema educativo que hace abstracción de Dios, OM halléis preparados á combatir, por todos los medios lícitos, exóticas innovaciones traducidas en proyectos de secularizar la enseñanza y atentar contra los derechos de la Iglesia. lío tenemos necesidad de reiterar Nuestra consideración muy afectuosa al Magisterio en general y especialmente á los celosos Profesores de Instrucción primaria, quienes conocen la paternal solicitud de que Nos hallamos animado para todo cuanto se relaciona con la enseñanza, el entusiasta concurso que hemos ofrecido siempre para recabar los elementos que garanticen el éxito de las funciones de su importante ministerio, y el especial interés que Nos inspira la respetable, ilustrada y sufrida clase á la que los padres de familia han encomendado la formación de las futuras generaciones, no dudando que apoyarán toda la enseñanza sobre los principios de la Beligión, de modo admirable condensados en el pequeño catecismo. Vosotros, Venerables Hermanos y Cooperadores nuestros muy amados, trabajad sin descanso en la gran obra de la regeneración cristiana; todos hemos de predicar con el ejemplo • más todavía que con la palabra; nuestra vida entera debe llevar grabado el sello sacerdotal, que ante los fieles pregone el hermoso propósito de buscar sobro todo la gloria de Dios, la salvación de los almas, el bien del prójimo y de la sociedad, sentándonos á hora oportuna y con asiduidad en el confesionario, explicando el Santo Evangelio todos los domingos y días de fiesta, teniendo la catcquesis durante alguna misa rezada para les adultos (1), y en acto distinto para los niños (2), obra que debéis considerar como una de las más importantes del ministerio parroquial; visitando por lo menos mensualmente las escuelas públicas y privadas, no sólo por los grandes bienes que de ello se derivan, sino también por ejercer un derecho, cuya supresión alguien pudiera reclamar bajo el pretexto de que no se practica; llevando á los pobres enfermos con la mayor solicitud y cariño el auxilio del Cielo y el consuelo de la tierra; acudiendo á remediar la triste situación del pobre y del obrero mediante instituciones cuya significación y finalidad sean verdad^amenie católicas', fundando obras de preservación jaostescolar, escuelas dominicales y nocturnas; buscando fuera del templo á las ovejas que por ignorancia, desidia ó malicia hayan olvidado el cumplimiento de los deberes para con Dios; desempeñando en los pueblos el oficio de ministros de la paz, y (1) Nuestro Mandamiento Episcopal sobre la enseñanza catequística. (2) Id., id. 354 OBISPO-PBIOB DE LAS O. M. procurando comunicar á todos el fuego de la caridad, que siempre debe arder en el fondo de nuestros ct)razone8. Los padres de familia deben tener especial esmero en cumplir la obligación gravísima de formar á sus hijos en el santo temor de Dios con el auxilio de los medios que la Iglesia pone á su alcance para el desempeño de una misión cuya transcendencia no es necesario encarecer, pues toda negligencia ó descuido en tan importante materia se traduce en daños enormes para la Religión y la Patria, de los cuales habrán de resiwnder ante el tribunal de su propia conciencia, y lo que es más terrible, en la yM-esencia del Supremo Juez, que les ha impuesto aquel sagrado deber. Y todos. Venerables HH. y amados HH., habéis de probar con vuestras obras qne sois buenos bijoa de 1» Iglesia, nuestra Madre amantísima, practicando la doctrina católica en la vida privada y en los cargos públicos, en el bogar y en la calle, en la familia y en la política, no sólo rehusando vuestra cooperación á los enemigos de Cristo, eupecialmente á la prensa que se avergüenza de aceptar y defender las verdades de nuestra Santa Religión, sino trabajando con todo empeño por llevar el espíritu cristiano á los organismos, leyes y costumbres de nuestra querida España. Unidos así por el vínculo de la misma fe y acción común, tendréis el consuelo de contribuir á que la sociedad reconozca como base fundamental de su actividad el hermoso precepto del Divino Salvador «amavs los unos á loí otros», y mereceréis por ello el aplauso de los honrados ciudadanos, y sobro todo la recompensa que Dios tiene reservada en el Cielo á los fieles que en la tierra, delante de los homl)res, confiesan á Cristo con su palabra y su conducta. Eu prenda de Nuestros vehementes deseos de que así suceda, y al mismo tiempo que, postrados con profunda reverencia aute el Rey de loa Reyes, pedimos toda clase de bendicionea para Nuestros amados diocesanos, con el mayor afecto os damos la Nuestra en el nombre del Padre t y del Hijo t y del Espíritu Santo t Amén. Dada en Nuestro Palacio Episcopal de Ciudad Real, firmada de Nuestra mano, sellada con el mayor de Nuestras armas y refrendada por Nuestro Secretario de Cámara y Gobierno á trece de Febrero de mil novecientos diez, Dom. 1.* de Cuaresma. •^ REMIGIO, Obispo de Dora. Prior de laB Órdenes Multares. LA BIBLIOTECA "CIEHCIA Y ACCIÓN,, La ultima faceta, la más luminosa quizá del diamante precioso que va pacienzudamente labrando en España el espíritu católico-social, «8 la biblioteca «Ciencia y Acción» que el experto é infatigable sociólogo Severino Aznar publica apoyándose en los medios singulares de un buen editor, D. Saturnino Calleja. Y damos más importancia á este suceso que á los demás actos sociales del catolicismo, porque su eficacia amplísima y orientadora ha de ser verdaderamente universal dentro de la nación, á diferencia de aquellos hechos en igual campo realizados con irradiaciones locales ó regionales con poder educativo tan sólo para una masa humana recortada, para una clase social. «Ciencia y Acción* va á dirigir, á encauzar, á fortalecer, á dar elementos y materiales de construcción á los espíritus cultos que aniden en las levantadas regiones de la teoría especulativa, á los medianamente instruidos en estas novísimas disciplinas que anhelen más amplio campo de ilustración, á los caracteres prácticos que deseen alimentar con obras su celo apostolizador, á los poderosos que busquen maneras útiles para derramar la riqueza entre los humildes merecedores de ella, á los obreros que necesiten orientarse en esta tromba huracanada de doctrinas y pasiones condenables, á todos, altos y bajos, ignorantes y sabios, hombres de ciencia y hombres de acción. Cuando brillantes escritores, alimentados con el jugo de una filosofía anticristiana, enfilaban la intelectualidad católica con las aparatosas baterías de la ciencia erudita, gemíamos á veces en el dolor de la impotencia y buceábamos con trabajo inaudito en los mares insondables de una literatura más amplia que el océano, buscando armas de defensa, hechos, razonamientos de las grandes capacidades... Hoy nos da «Ciencia y Acción» un parque perfectamente municionado y organizado, donde sin fatiga encontrará cada cual el arma que conviene á sus fuerzas y á su zona de tiro. Hay allí obras para el maestro que enseña, para el polemista que discute, para el apóstol que predica, para el creador que opera, para el continuador que rige, para el pequeño que obedece. 356 EUlZ DB TUDANOA En veinte afios, unas cuantas figuras españolas, que alzaron su voz entre los católicos llamándoles á la obra social, rodeáronse de fervorosos é incontables discípulos. La venerable personalidad del padre Vicent se ha desdoblado en cien y cien continuadores; pero para ilustrarse, para regirse, éstos no tenían más medios que los deficientes de revistas y monografías, de discursos y conferencias, y así surcaban por todas partes las interrogaciones sobre el caso concreto, sobre laa bases doctrinales, sobre el espíritu de una obra. Faltaba «Ciencia y Acción». Por el esfuerzo de dos hombres dignos de aplauso y ayuda estimulante, vienen á decirnos en castellano sus grandiosos pensamientos los Ketteler, Vogelsang, Manning, Perin, Le Play, Toniolo, Mun, etc., etc., y ello escogido en evitación del más fatigoso trabajo y garantizado por la dirección de Severino Aznar y tamizado por la censura eclesiástica y ponderado por respetabilísimos Prelados, y cedido, en fin, á precios asequibles á toda fortuna. Todo lo relacionado con los grandes problemas sociales tiene en esta biblioteca las más prestigiosas plumas del mundo, dándonoslo á conocer. Y puedo deciros que una, la primera obra que leí, tan á lo hondo llegó de mi alma, que la arrojó, acuciándola con ansias redentoras, con tiernísimos afectos para una desdichada clase social, por sonda quejamás había recorrido, ni quizá pisara sin el impulso de este libro. Leed «Un cáncer social». Mejor dicho, leed todos los Tolúmenes, porque no sé cuál es más útil. EÜIZ DE TÜDANCA. Abogado. INSTITUCIONES Y HOMBRES (CONTINUACIÓN) BANCO DE LAS C00PERATIYA8 INTEGRALES Y POPULARES En todas laa poblaciones que el señor Sala visitaba, presentaba su obra como la panacea de todos los agricultores y el único medio que tenían para sacar á íiote sus empresas, prometiendo fundar á diestro y siniestro Cooperativas, ofreciéndolas un préstamo inicial del «Banco», como en Bell vis 25.000 pesetas, en Anglesola 25.000, en BelJpuigde 25 á 30.000, y en Golmós lo que él mismo consignó en la siguiente crónica: Gol mes «El día 16, á las once de la mañana, tuvimos una reunión en la casa rectoral de Golmós, siendo muy concurrida. Después que les hice una breve explicación sobre la necesidad de la Cooperativa, no menos que la de la federación de todas las Cooperativas, por la gran economía que reporta y otras ventajas, ya en el cultivo, ya en la producción, tomó la palabra el señor Comandante retirado don Juan Arnaldo Visa, diciendo que estaba identificado conmigo respecto á lo atrasado que se vivo en este país en la agricultura, que se han de mejorar las razas, el cultivo, etc., pero que era poco menos que imposible reducir á la práctica los puntos expuestos por el señor Sala, atendida la rutina que existe en este país en la forma de cultivos, etc., á lo que le contesté uno por uno todos los puntos que el referido Sr. Arnaldo encontraba de difícil solución, dejando en la mayor evidencia la necesidad de la cooperación integral y la facilidad de obtenerla; y prometiendo al mismo tiempo que en gracia al señor Párroco, por los muchos trabajos que tiene hechos en favor de esta institución, intercedería con el Banco para que dicha población obtuviera de aquella entidad una protección especial.» Con ocasión de este segundo viaje del Sr. Sala, vinierou 358 A L E J O PIEBA, PBBO. á visitarle dos señores sacerdotes do la Diócesis de TJrgel, uno entusiasta propagandista de la Cooperación integral, y el otro un poco más receloso. Los citados sacerdotes dijeron que se había recibido una carta de D. Severino Aznar, Director de «La Paz Social», de Madrid, en la que, por toda contestación para evacuar una consulta que se le había hecho respecto á la confianza que debía merecer el Sr. Sala en sus propagandas, decía «que el P. Vícerit estaba divorciado del Sr. Sala por el riesgo que corrían sus empresas»; mas ¡qué casualidad! mientras se estaba comentando el contenido de dicha carta, el Sr. Sala recibió por correo una carta del Rdo. P. Vicent en la que, después de tratarle con verdadera amistad y singular familiaridad, le encargaba la constitución de una Cooperativa en Valencia, alentándole en su incansable celo por la propaganda de su obra. Entusiasmado cuanto cabe el Sr. Sala por el feliz éxito de su segundo viaje á esta comarca, como él mismo lo confiesa en la ya expuesta crónica, se volvió á la corte con la promesa de volver cada mes en automóvil, no sin haber encargado antes al P. Perelló de los Paules de Bellpuig la confección de unos Estatutos para las Cooperativas que ya todo el mundo juzgaba fundadas, toda vez que se le había indicado que los Estatutos de Tobarra no se acomodaban del todo á las exigencias de Urgel. El Sr. Perelló redactó unos Estatutos que envió al señor Sala para su revisión: todos los pueblos adheridos aguardaban con verdadera ansia la contestación favorable para la respectiva implantación de las diferentes Cooperativas, y esta contestación jamás llegaba. A medida que iba transcurriendo el tiempo, iba aumentando el entusiasmo y anhelo de poder constituir las Cooperativas. Todos los días el señor Reñé, el P. Perelló y el que suscribe, Párroco de Golmés, se veían acosados de individuos, ya de sus respectivas poblaciones, ya de los pueblos circunvecinos preguntándoles por el estado de las Cooperativas, á los que no podían contestar más que con nuevas esperanzas, alegando la excusa del excesivo trabajo que pesaba sobre el Sr. Sala, que le abrumaba y le impedía acudir con la puntualidad que nosotros le exigíamos. Así las cosas, á primero de Enero llegó á nosotros la noticia de que el Sr. Sala estaba atacado de una pleuresía. ¡Gran Dios! ¡Qué ansiedad en este país anhelando su pronta curación! A todas horas se nos preguntaba por la salud del Sr. Sala. Así fueron transcurriendo los meses de Enero, Febrero y Marzo, cuando á últimos del último de los calendados meses, el Sr. Reñé recibió una carta del Sr. Sala en que le decía que podía llegarse á Madrid, pues ya se en- INSTITUCIONES r HOHBBES 359 contraba en disposición de poderle recibir. Coincidió con que el firmante, Párroco de Golmés, tuvo necesidad de hacer también un viaje á la Corte y nos fuimos los dos juntos á dicha capital. Poco rato pudimos hablar con el Sr. Sala; pero éste pronto dejó caer el velo que nos ocultaba la morosidad en implantar definitivamente una Cooperativa en cada uno de los pueblos que Jo tenían solicitado; pues dijo que la causa era la glacial indiferencia con que su idea había sido acogida en este país, que hasta le había colocado en ridículo delante de los señores consejeros del Banco. ¡Compárase ahora esta excusa con las crónicas de Setiembre! A esta declaración, suplicaron los señores visitantes que no era entusiasmo lo que faltaba, sino obras prácticas, conviniendo en tener otra entrevista para el día siguiente, en la que se trataría de la fundación de una Coojierativa Central en Golmés para antes de la siega, á fin de poder ya disfrutar para dicha operación de los beneficios del Banco concediendo un préstamo. Se habló de la fundación de dicha Cooperativa, diciendo el Sr. Sala que, por más que ya consideraba que los Estatutos de Tobarra no eran una obra perfecta, no obstante se debían adoptar, salvo pequeños detalles que no afectasen á la esencia, con sólo la diferencia que, en el art. 14. se había de permitir la entrada, no sólo á los habitantes de Golmés, sino también á los de los pueblos comarcanos; y que, una vez copiados, se los enviasen para su revisión. Se copió el Reglamento en la forma convenida, y fué firmado por ocho asociados. Como la época de la siega se acercaba á pasos agigantados, para no perder tiempo, en vez de enviarlos á la revisión del Sr. Sala, toda vez que se copiaron los de Tobarra exactamente, se presentó al Gobierno civil copia del acta de constitución, de la que se envió también copia al Sr. Sala juntamente con los Estatutos con la nota de presentación al Gobierno civil y otra copia para que se archivara. Que todo esto es exacto, lo pone de relieve la adjunta carta del firmante que el Sr. Sala insertó en el «Obrero» de Abril, precedida de su retrato, pues se hicieron retratar con el Sr. Reñé en la fotografía «Yo», por habérselo insinuado é insistido el mismo Sr. Sala, sin duda para poder coger así más incautos con la dichosa propaganda de la provincia de Lérida. 360 AI.BJO PiEBA, PBEO. Sr. D. Luis Sala y Espiell. Golmés (Lérida). Muy señor mío y distinguido amigo: ¡Con qué ansia aguardábamos el completo restablecimiento de su quebrantada salud! Pero gracias á Dios han llegado á mis oídos buenas noticias, ya que usted se ha entregado de nuevo á sus adorados y salvadores ideales. Como los amigos y socios de esta población desean que se convierta lo antes posible en hechos la fundación definitiva de la Cooperativa Integral de Golmés en proyecto, y viendo al mismo tiempo el que suscribe que la expresada Cooperativa es de verdadera necesidad en esta población, no puedo menos de dirigirme á usted, aunque sea prematuro por razón de su delicado estado de convalecencia, á fín de que estudie de una vez el modo y forma de fundar lo antes posible la expresada Cooperativa Integral, dotándola no sólo de lo indispensable, para su funcionamiento normal, sino, de un modo especial, de una acertada dirección digna de sus excepcionales y privilegiados conocimientos. Si para ello encuentra alguna dificultad, la solventaremos. ¿Que quizás comparando usted el entusiasmo despertado en otros pueblos con el de éste, lo considera usted débil para lo mucho que pretendemos? No haga caso de ello: una vez constituida la Cooperativa lloverán solicitudes de títulos, porque estos vecinos no podrán menos de ver sus incalificables ventajas. Yo, sólo puedo decir que en ésta se desea de veras una Cooperativa. Muohas sou las necesidades del pobre labrador y nadie se acerca á remediarlas. Este año se presenta una cosecha de cereales por demás lozana y en buena perspectiva (¡qué tal habría sido si hubiésemos podido aprovecharnos ya de las ventajas de la Cooperativa!), pero esta cosecha que todos los días se nos presenta á la vista y que cada día va aumentando en lozanía, semejase á la manera que un viajante descubre á lo lejos un pequeño bulto, cuyas dimensiones le van describiendo la forma de un árbol y a medida que va acercándose va creciendo pausadamente á su vista, y una vez al pie del mismo, observa que aquel árbol está repleto de sabrosa y bien sazonada fruta; mas al pobre le falta una escalera ó andamio para alcanzar tan sabroso fruto, y busca por todas partes alguna piedra ó palo para dar á dicha fruta y apagar de este modo la sed producida INSTITUCIONES Y HOKBBES 361 por el cansancio del viaje, y si por suerte tropieza con uno de estos objetos de percusión, se apodera de él para arrojar la fruta al suelo, ya que no puede alcanzarla con su mano. Mas ¿qué sucede? Lo del refrán: que «á buen hambre no hay pan duro, ni falta salsa á, ninguno.» Al pobre viajante, ya que no le es dado escoger la fruta que más halaga á sus ojos, sino que se ha de contentar con la que le cae en suerte, y aun ésta deshecha por el porrazo que recibe de resultas de la caída, no le queda ni la satisfacción de poderse llevar buen repuesto de ellas, pues á causa de los golpes no habría medio de conservarlas. Así sucederá á muchos de esta población con la presente cosecha: á medida que vamos acercándonos al tiempo de su recolección, vérnosla crecer en lozanía, y cuando llegue el deseado día, cuando el propietario se vea al pie de la finca y contemple las espigas vueltas hacia el suelo por su peso, que no podrá sostener la caña de la planta, á falta de escala ó andamio, esto es, á falta de medios para proceder á su recolección, hará esfuerzos sobrehumanos para recoger dicho fruto para que no se pierdan unos sudores bendecidos por la Divina Providencia. Estas operaciones de la siega y de la trilla resultan al labrador bastante caras, y al pobre que no tiene capital, carísimas. Este se encuentra en el caso del ejemplo: no pndiendo coger el fruto en su integridad, tiene que maltratarlo, sin poderlo guardar para las necesidades de todo el afio, pues una vez pagados los enormes gastos de la siega y de la trilla, los que suben de punto si han de ser al fiado, pasada dicha temporada, se encuentra de nuevo con las manos vacias. Seftor Director, esa Federación, redentora de la Agricultura, ha de ser la escala ó andamio que ha de facilitar á estos labradores la recolección del fruto de sus sudores, y ésta que sea íntegra, que no se haya de estropear habiendo de apelar á medios para él desastrosos. Venga á esta población un préstamo que facilite la recolección del fruto de cereales á todo labrador honrado, jamás al jugador y vicioso, ya que éste es un suicida; venga, pues, la definitiva fundación de la Cooperativa Integral de Golmés, díctenos usted la norma que dicha Cooperativa ha de seguir; déjenos disfrutar ya este año de los beneficios de la Federación para la siega y la trilla y nos adelante lo que sea necesario en abonos, animales de fuerza y de recría, semillas y aperos de labranza, no manos que una acertada dirección, y yo me prometo que no ha de ser lejano el día en que este pueblo, haciendo coro con el de Tobarra, y tantos otros, bendecirá eternamente su nombre. 362 ALBJO PIBBA, PBBO. Que el periodo de franca convalecencia en que se encuentra, adelante rápidamente borrando toda huella de enfermedad, le desea este su affmo. s. s. y capellán, q. b. s. m., ALEJO FIERA. Párroco. ¿Qué opinará el público al leer esta memoria respecto de la Cooperativa de Golmés? ¿No es verdad que á estas horas creerá que ya aventaja á la de Tobarra? Pues no, señores. En 1." de Mayo le remitió el Sr. Párroco, como presidente de la Cooperativa, los Estatutos, como queda ya indicado, acompañados de una carta en la que le explicaba la constitución de la Cooperativa, anunciándole que el Sr. Reñé le enviaría solicitudes para más de 200 títulos de socio, como así lo hizo, encareciéndole que viniera lo antes posible para poner la Cooperativa en marcha. Llegamos á 1.° de Junio y, viendo el Sr. Párroco que el Sr. Sala no contestaba, insistió con otra misiva, diciéndole que, si bien ya consideraba que su obra no era perfecta, no obstante, jamás había soñado no ser merecedor de una ú otra contestación; el día 5 de Junio recibió la siguiente carta, contestación de la primera, haciendo caso omiso de la segunda. Madrid, 2 de Junio de 1910. Sr. D. Alejo Piera. Golmés (Lérida). Muy señor nuestro y distinguido amigo: Correspondemos á BU carta de 1.° de Mayo último y por paquete aparte, certi&cado, devolvemos á usted los Estatutos que nos remitió para visarlos; por cierto que contienen los errores que nuestro Director señaló á usted personalmente refiriéndose á los de la Cooperativa de Tobarra, entre ellos el llamar Obligaciones Populares á los «Títulos de Socio». Como los Estatutos han sido ya aprobados por el Gobierno Civil de la provincia, no cabe ya reforma alguna; así es que no hemos tenido ocasión de visarlos para hacer las observaciones á que hnbiere lugar. El resto de su carta será atendida por nuestro Director al regreso del viaje á la provincia de Toledo, donde se han de constituir varias Cooperativas. Con este motivo nos reiteramos sus afectísimos amigos y atentos y SS. SS, Q. B. S. M., Fadoración Nacional de Cooperativa* Integrales y Populare* P.P. LUIS SALA Y ESPIELL. INSTITU0IONK8 Y HOMBRES 363 A esta carta contestó el que suscribe dioiéndole que ni él ni el Sr. ReQé recordaban que se les hubiese hecho la más )equeña indicación respecto á llamar «Títulos de Socio» á o que en los Estatutos de Tobarra llama «Obligaciones Populares», á más de que este error, caso de que existiera, podría haberse subsanado, toda vez que la Junta general está facultada para reformar los Estatutos; decíale, además, que lo que interesaba era el pronto funcionamiento de la Cooperativa en Golmés, y por más que ya hemos terminado la siega, aun no se ha recibido contestación. Ahora tiene la palabra el público, ¿No es esto dar largas al asunto? /jNo es esto un parecido á aquella pregunta capciosa que los judíos hicieron á Jesucristo acerca de si era ó no justo pagar el tributo al César? Si en el Reglamento hubiesen llamado «Títulos de Socio», habría contestado que se habían desviado del texto; y ahora que se ha copiado exactamente el texto, dice que se han equivocado. He aquí todo lo que el Sr. Sala ha hecho en la provincia de Lérida, y no más, diga lo que diga en otras provincias. He aquí cómo ha pagado al Sr. Reñó y al Párroco de Golmés, sus desvelos y todos los trabajos hechos en pro de dicha institución. Ahora ei Sr. Sala ya tiene con qué alentar las demás provincias de España, con el entusiasmo de la provincia de Lérida. ¡Cómo aprovecha infinidad de adhesiones, insertas en El Obrero Agrícola, cuyos textos parecen entresacados de los escritos del Sr. Párroco de Golmés! Alerta, pues: tanto bombo, tanto entusiasmo, tanta promesa en esta provincia no ha conducido más que á un bochornoso fracaso y las consiguientes burlas y calumnias á sus portaestandartes: nunca falta quien mira estas novedades con prevención y, una vez realizados sus pronósticos, se ceban sobre la víctima ó sea sobre quien ha tomado por su cuenta tamañas propagandas; así ha sucedido en esta provincia á los que tomaron á su cargo la propagación de los embustes del Sr. Sala, dejándoles éste en medio de las burlas del pueblo: así paga el diablo á quien le sirve. ¡Alerta, pues, alerta, y escarmentar en cabeza ajena! f ALEJO PIERA, Presbítero. (Un burlado). * 364 L A ABHimSTBACIÓN Un Incidente relativo á nuestra "HeVisia,, Con motivo de la inserción en esta RBVISTA de los a n t e riores documentos que para su publicación nos remitiera el dignísimo Párroco de Golmés y basándose en que ignorantes de todo lo ocurrido publicamos en el número de J u n i o último un reclamo, que nos facilitó el mismo Banco de las Cooperativas Integrales, por el cual no cobramos ni un céntimo, dice El Obrero Agrícola, órgano del Sr. Sala Espiell, en su número del 30 de Setiembre próximo pasado, página 285, lo que sigue: «La Asamblea social agraria en Astorga y las Cooperativas Integrales y Populares. Ajustado este número, regresa de Astorga nuestro Director. Fué allí invitado por el Excmo. Sr. D. Julián de Diego Alcolea, Obispo de aquella Diócesis, con el expreso fin, según el programa, de implantar, más que de dar á conocer á la Asamblea, nuestras Cooperativas y su Federación, limitándose por falta de tiempo á dar sólo dos conferencias. El numerosísimo público que concurrió á dicha Asamblea no» dispensó en la persona de nuestro Director el honor de rogarle que aplazara unos días su regreso á Madrid, con el fln de continuar explicando en sucesivas conferencias el mecanismo y alcance do nuestras instituciones, ya que su propósito era traducir en hechos lo que había oído, única manera de hacer que resulten prácticas estas Asambleas convocadas con el objeto de producir obras útiles y no erudiciones funestas. Excusado es decir que nuestro Director aceptó tan honrosa súplica para dentro de unos días, en que sus ocupaciones se lo consentirán, cosa que no ocurría en aquellos momentos. Detalle de transcendencia para nuestras obras, fué el de haber accedido el Excmo. Sr. Obispo al nombramiento de una Comisión de sociólogos de su absoluta confianza para el examen de los autógrafos y documentos de que fué acompañado nuestro Director, para someter al juicio de la Asamblea la conducta de cierta revista de cuestiones sociales que había atacado nuestras Cooperativas después de haberlas alabado. Los documentos de que se valió el Sr. Sala consistieron en cartas y recibos suscritos por las personas á quienes está conñada dicha publicación. Tal efecto produjeron en la Comisión los referidos documentos, que autorizó al Sr. Sala para que expusiera, antes de hablar de sus obras, á lo que se negaba sin hat)erse antes sincerado en público, el convencimiento que había llevado á su ánimo la vista de los referí- INSTITÜOIONBS T H O M B E B S 365 dos recibos y autógrafos, que hablaban muy claramente del carácter metálico y no confesional del ataque. Agradecidísimo nuestro Director á la justicia que lo hizo la Comisión de Sociólogos y la Asamblea on pleno al juzgar esta cuestión y á la vez á las demostraciones da afecto é identificación con que le honró el Excmo. Sr. D. Juan de Diego Alcolea, en el próximo número se ocupará con la extensión necesaria de la transcendental Asamblea Social Agraria de Astorga. LA REDACCIÓN.» Contestaremos por partes el anterior suelto, de cuya veracidad formarán juicio nuestros lectores al conocer lo ocurrido ea Astorga, segiía autorizadísima comunicación que obra en nuestro poder. Con efecto, el Sr. Sala Espiell fué llamado por Ja J u p t a organizadora de Ja AsambJea Social y A g r a r i a de A s t o r g a , p a r a tomar parte en Ja misma, antes de que los individuos de dicha J u n t a tuvieran noticia de la publicación de los documentos que D. Alejo P i e r a , Cura de Golmés, nos envió para su inserción, bajo el pseudónimo Un burlado. Conocido por Ja J u n t a el liecbo, no pudo, dada la más elemental prudencia, d i c t a m i r a r ni á favor ni en contra de Ja obra del Sr. Sala y hubo de acudir al Excelentísimo é linstrísimo Sr. Obispo, quien inspirándose en el mismo criterio de prudencia, y en vista de los autógrafos y recibos que presentó el Sr. Sala EspielJ, se limitó á nombrar, no u n a comü sión de sociólogos, como ridiculamente dice El Obrero Agrícola—pues uo era u n a cuestión social la que se dilucidaba— sino sencillamente tres personas respetables, las cuales <ino pudieron emitir juicio acerca del fondo de la cuestión, porque para ello hubiera sido menester oír á ambas partes». Esto es, lo que lógicamente tenía que suceder y sucedió en Astorga, y lo que no puede contradecir el Sr. Sala E s piell sin exponerse á quedar aplastado por el peso del t e s t i monio irrecusable que opondríamos á su contradicción. ¿Cómo, pues, se ha atrevido el Sr. Sala á afirmar que la respetable comisión nombrada por el Sr. Obispo de A s t o r g a habia quedado convencida de que los autógrafos cruzados entre la Administración de esta REVISTA y el Banco, de que él es Presidente y Director en una pieza, «hablaban muy claramente del carácter económico y no confesional del ataque?» ¿No comprende el Sr. Sala que para a t a c a r en su honra, como lo h a hecho, á un» publicación tan respetable como la. nuestra, acusándola entre líneas de chantagista, necesitaba presentar pruebas concluyentes que no existen ni pueden existir? L a Administración de la E B V I S T A CATÓLICA DE 366 L A ADMNISTEAOIÓN SooiAtBs ha cobrado escasamente los gastos del aumento de lineas en la Sección Instituciones y hombres, los de aumento de páginas, de franqueo, etc., etc., causados por el inmenso reclamo favorable al Banco de las Cooperativas, reclamo que publicó gratuitamente (1) por creerle una entidad seria y de carácter verdaderamente social. Es éste el único documento de esta clase que ha publicado la REVISTA CATÓLICA DE CUESTIONES SOCIALES, en su larga existencia, y conste que pudo en muchas ocasiones cobrar lícitamente un tanto alzado por línea, como lo hacen muchas publicaciones católicas, pero jamás lo hizo. Consideramos cuestión de honor para el Sr. Sala Espiell dar publicidad á esta réplica en El Obrero Agricola,oomo nosotros publicaremos, sépalo desde ahora, todo ataque que nos dirija en su citado órgano, dándole la oportuna respuesta. CUESTIONES L A ADMINISTRACIÓN. (1) El «Banco de las Cooperativas Integrales» adquirió 500 ejemplares del número que le interesaba circular, al precio que quiso— SOoéntimosejemplar—cuyos ejemplares intentamos recoger ouando nos llegaron los documentos de Un burlado', pero ya era tarde: ¡estaban repartidos!—^, de la A. CRÓNICA DEL nOVIA\IENTO CATÓLICO FEniNISTA Consejo Internacional de la Asociación Católico-Internacional de Obras parala protección de las jóvenes en Basilea Jamás había asistido á un espectáculo tan hermoso, tan interesante, tan digno de ser conocido y admirado. Y para que las lectoras, y también los lectores, pues que á todos les ha de gustar, sepan lo que ha sido este Consejo Internacional, voy á. transcribir en unas cuartillas mis impresiones. Buego, sin embargo, á todos los que me lean, no se fijen si no van escritas con las reglas gramaticales exactas, pues hay que tener en cuenta, que son las once de la noche, que hemos estado ocho horas trabajando en el Congreso, y que,' si realizo este esfuerzo, es por el cariño que le tengo á la EKVISTA CATÓLICA BK C U E S T I O N E S SOOTALES. Antes de trazar la semblanza del Congreso, quiero decir lo que es esta Asociación que Su Santidad ha declarado santa y hermosa, y á la que, al finalizar este Consejo Internacional, ha vuelto á bendecir con tanto cariño. Ya me parece que he hablado de ella en estas páginas: diré, pues, únicamente, que se trata de una Asociación de obras, no de una obra nueva: en ella encajan perfectamente las Hospederías, los Sindicatos, Escuelas Dominicales, Clases nocturnas, etc.; en suma cuanto tiende é, proteger, á. preservar á las jóvenes, y dejando á cada una de las obras su autonomía propia, las enlaza k todas, colocando sobre ellas los colores blanco y amarillo, los de Su Santidad, que son también de tan hermosísima Asociación. Una de las obras principales que tiene es la llamada de las estaciones, que tanto y tanto bien produce, evitando las horribles explotaciones que se cometen con las desdichadas muchachas, que llegan á las ciudades, sin saber nada de nada, y son presa fácil y segura para los criminales que concluyen con su honor. Esta Obra de las estaciones la tenemos instalada en España y justo es declarar que las autoridades nos han dado todo género de facilidades para que podamos funcionar con entera libertad. En las estaciones principales habrá siempre dos señoras 368 MASÍA DE ECHABBI para el servicio de dia, y dos para el de noclie, que se darán á conocer por la insignia blanca y amarilla, que es la de la Asociación Católico Internacional. Porque no hay que confundirla con la Manca y roja de las protestantes. A la llegada de los barcos, la Asociación enviará señoras que aguarden el desembarco de las jóvenes, y éste es un medio útilísimo y único de salvarlas de los peligros que las rodean en dicho instante. Téngase entendido, sin embargo, que la Asociación no es como algunos la llaman, una especie de agencia de viajeg; muy por el contrario, su afán es evitar la emigración de las jóvenes que abandonan sus pueblos para ir á la ciudad, y para conseguir esto lucha en todos sentidos y trabaja lo indecible, con el íin do que se enteren los padres de los espantosos males que suelen acarrear las ciudades á sus hijas. Así vemos que en Francia, Bélgica y Suiza, en todas las Iglesias ha colocado la Asociación unos carteles en los que, además de explicar la obra y decir las ventajas que proporciona á las jóvenes, advierte á los padres de éstas no las permitan salir del pueblo para ir á la capital, en la que alrededor del pajarillo inocente revoleteauna bandada de horribles gavilanes para destrozarlo y manchar con el lodo de la caída sus plumas. Y esto mismo pensamos hacer en España, para que de día en día sea conocida y querida la Asociación Católico-Internacional cuya misión dulcísima de 2ire8ervar, de proteger, es ya más que suficiente para captarse la estimación, la simpatía de todos. En segundo lugar, hago la advertencia de que esta Asociación no tiene nada que ver con la Obra de la represión tie la trata de blancas. Suele comfundirse con suma facilidad y no debe suceder esto. La nuestra es de preservación, la otra es para levantar, Y sí es urgente, y es hermosa la unión internacional para ayudar á la de la Wata de blancas, mucho más urgente y hermoso es, creo yo, ayudar y favorecer á las que evitan y salvan á tiempo el alma y la honra de la mujer. Como decía perfectamente, y con la elocuencia que la caracteriza, la Baronesa de .Montenach, vicepresidenta general nuestra, es preferible dar la mano al niño para que no se caiga y se lastime, que levantarle después de caído. Tratemos ahora del aspecto del Congreso. Kecaerdo que en cierta ocasión nuestro secretario de redacción el señor Coloma, me dijo: «Cuando asista usted á una ÜEÓNIOA. DEL MOVIMIBNTO CATÓLICO... 369 de estas reuniones, procure sacar unas á manera de instantáneas de las personas con quienes se encuentre.» He obedecido y después de dedicar unas líneas á decir lo admirablemente dispuesto que estaba todo para celebrar el Consejo internacional de la obra, por el Comité Central de Friburgo, y de una manera especial por la Baronesa de Montenaeh que acabamos de conocer en Madrid, y que es una mujer con todas las dotes de inteligencia, corazón, alma de temple, elocuencia que no desmerece de la de los grandes oradores, que para presidente de Congreso no tenía precio, pues dirige, encauza prodigiosamente los debates y trabaja y hace trabajar á cuantos la rodean, paso á describir las diferentes representaciones de los distintos países que han acudido al Consejo. La representante de Colonia, por ejemplo, no se parecía en nada á la de Italia. Para la primera be anotado estas i)alabra8: enérgica, viva, dispuesta siempre á hablar. Pero á hablar, no para pasar el rato, sino para decirnos á todas cuíinto trabaja en su país, y lo muy al tanto que se halla de lo que se relaciona con la Asociación. Aseguro á mis lectoras que causó en mí profunda admiración el oír á esta señora expresarse con el fuego, con la inteligencia que lo ha hecho mientras ha durado el Consejo, Es pequeña, de mirada penetrante, se explica en francés con cierta premiosidad, pero vence todas estas dificultades merced á su talento y á su labor; Italia ha enviado una representante, finísima, elegante, artista en el decir y cuyas palabras semejan una música, la cual consigue interesar hondamente á la asistencia con los datos que proporciona respecto á las italianas que emigran de su país. La Condesa de Perozzi ha dejado excelente recuerdo entre todas, y ella á su vez ha tenido la bondad de decir que nos esperaba en Turín ea el próximo Congreso. Francia tenía diez representantes: su presidenta general, la Condesa de Caraman, es una mujer decidida, tranchante que dicen en su tierra, pero que dio un ejemplo muy bonito el primer día del Consejo, pues habiéndose mostrado parte opuesta respecto de la Baronesa de Montenaeh en cierto asunto, al final rectificó con una franqueza, con una humildad que resultó de un buenisimo efecto. Polonia—porqne hay que advertir que todos los países estaban en el Consejo representados, y por cierto que en punto á distancia, España estaba en primera fila, y á su lado la Polonia cuya representante, una señora fina en extremo, tiene una mirada un i)oco triste, diríase que refleja en esa misma mirada toda la amargura de su país y toda la angustia con que el yu- 370 M Á B Í A D E EOHARBI go odioso de Busia oprime á la nación polaca. Materia para otro artículo será toda esta cuestión. Eu el Consejo nos dio datos interesantes sobre la situación de las polacas que emigran, y que resulta tan grave que el Consejo ha creado una comisión encargada exclusivamente de entender en ello. A Inglaterra represéntala—nótese aquí, que cuando digo Fulana de Tal representaba á tal ó cual país, no me refiero á la representación oficial del país, sino a l a Asociación CatólieoInteruacional—un Padre benedictino, el P . Blondel, cuya memoria, dicha con una ingenuidad y un cariño hacia la obra grande, nos dio á conocer cómo eu Inglaterra ha sabido— á pesar de las muchísimas dificultades que existen para ellos por tener que luchar con la influencia protestante—establecer, y muy bien por cierto, la obra católico-internacional, Bílgica, Lnxemburgo, Ginebra, Basilea, Friburgo, todos tenían voz y voto en el Consejo, y entre las si'ñoras que los representaban, para Strasburgo el re])resentaiite era un sacerdote, Mr. Muller Simonis, quien acaba de regresar de un viaje al Canadá y á los Estados Unidos en donde La implantado la obra de la protección de las jóvenes, y que es un sacerdote inteligente, instruidísimo, que se expresa con facilidad y elegancia y que es extremadamente celoso en el desempeño de su cargo y eu el desarrollo de Ja acción social, tan importante hoy día para el sacerdote. Mr. Éalffer, cura párroco de Basilea, posee idénticas cualidades, y esto ha producido en mí excelente impresión. El fin, el motivo, la causa, como cada cual quiera llamarlo, del Congreso, no podía ser más magnífico... ¡Hay que tener eu cuenta que el pensamiento de ayudar cada vez inásá salvar el alma du las pobres muchachas abandonadas á sus propias fuerzas, era el móvil por el cual todos nos habíamos movido y trasladado á Basilea!... ¡El mundo entero católico femenino estaba eu el Consejo, llevado del afán que cousumía á Cristo en la cruz cuando decía Sed tengo, el afán de salvar almas y evitarles la corrupción! Y para conseguirlo acudían Polonia, Francia, Inglaterra, Bélgica, España, eto„ etc., sin parar mientes en molestias de toda especie... Por eso decía al principio que jamás había yo encontrada un espectáculo igual. Hubiera yo deseado que nuestros diputados hubiesen asistido á estas sesiones, en las que no se ha perdido el tiempo ni un minuto, en las que se ha trabajado de~ un modo admirable, emitiéndose objeciones prácticas, solucionando dificultades, ideando nuevos medios de protección, y todo esto durante horas y horas, sin que nadie hablase más que de los asuntos CRÓNICA DEL MOVIMIENTO CATÓLICO... 371 del Consejo, sin que nadie abandonase la sala de las conferencias, con una disciplina ejemplar, con un entusianmo sin límites, con un sentido católico absoluto, excluyendo del seno de nuestro Consejo los interconfesionales, que tan malos ratos me han hecho pasar recientemente en Madrid, durante el Congreso para la represión de la trata de blancas, en el que, y por no citar más que un caso, hube de escuchar, y como yo todos, media hora lo que decía una muchacha de New-York, judía de religión, y la cual realizó una propaganda muy regular en favor de esa misma religión. En nuestro Consejo no ba ocurrido esto: la única religión admitida era la católica; las demás quedaban excluidas... Nosotras inauguramos el Consejo con un telegraum de adhesión á Su Santidad y terminamos con la lectura del que envió Pío X á la Asociación... ¡Somos los nuevos zuavos pontificios, que ostentamos los colores del Papa, y que servimos su causa al propagar esta Asociación. Se han examinado cuestiones sumamente importantes, tales como la federación de las Sociedades sindicales, las federaciones de institutrices, del affichage (los carteles) en estaciones, iglesias, etc.; y muy especialmente en las fronteras de Port-Bou—Cerbera y Hendaya—Irún, las Ligas Católicas femeninas y la situación ya claramente definida de nuestra Asociación en ellas, y otros muchos puntos interesantes para los miembros del Consejo Internacional. Eepíto que ha sido un espectáculo nuevo para mi compañera María Luisa del Arco, Secretaria del Comité Central Español, y para mí; además de nuevo, hermosísimo y, además de hermosísimo, de una utilidad inmensa. Los que creen que en el extranjero no hay nada bueno se equivocan por completo: lo que ocurre es que no sabemos ni buscarlo, ni aplicarlo en nuestra nación. He * * Dejo para último lugar la acogida verdaderamente entusiasta y cariñosa hecha á España en este Consejo. El Rey diputó oficialmenie para representar á España al Conde de Santa María de Pooiés: todos sabemos que es un soldado valiente de la causa católica por la que lucha y se sacrifica sin cesar. Esta atención del Rey de España causó la mejor y más viva impresión en el Consejo y el telegrama de agradecimiento y saludo que le expidieron los miembros todos del Consejo, fué escuchado de pie, resultando para nosotros españoles un momento de emoción muy grande. 372 MABÍA DE EoHAltBl Tocóme leer mi Memoria ó Bapport, el segundo día del Consejo, y puedo asegurar que jamás puse mayor cuidado en lo que hacía y leía, porque pesaba sobre mí la representación toda de la España católica femenina, y era un cargo que me honraba mucho, pero pesaba demasiado... Di lectura á la Memoria nombrando las diferentes obras católico-sociales de la mujer en España, y los aplausos de mis oyentes mientras la leía y las enumeraba, y la ovación que recibí al final y que engarcé en la bandera roja y gualda, pues todo lo hacía por ella, me demostraron que había sabido interesarles y conmoverles... ¿Qué mejor recompensa para mí, española y católica, ó mejor aiin, católica y española? Nos cabe además la satisfacción, bien grande, do haber dado á conocer á cuantos nos han rodeado durante estos días, lo que es España, lo que vale, lo que trabaja, alejando del espíritu del extranjero la idea falsa que tienen de nuestra Patria... ¿Dirán luego los sectarios que somos oscurantistas? Oreo yo que es una labor meritoria aquélla que se realiza con objeto de dar á conocer lo que vale la nación que nos vio nacer. Esa labor, lo proclamo muy alto, al terminar, ha sido la nuestra... y todas estas señoras que han batido palmas cuando España les ha dicho lo que trabaja, conservarán de España muy otro recuerdo que el que tenían hasta la fecha, y de unas á otras pasará por el mundo entero la noticia exacta d^ lo que es y representa nuestra nación. ¿Qué vale más, denigrar á su patria y ponerla en evidencia á los ojos de las demás, ó procurar que se la conozca y so la ame? Los anticlericales tienen la palabra. Los clericales han sabido cumplir coa su obligación. MAHÍA DE E C H A R R I . Basilea, 8—10-1910. CORRESPONDENCIA ROMANA ROMA, 1.° NOVIEMBRE 1910. La Romana ha sido durante mucho tiempo campo acotado por los partidos avanzados. Primero se ha visto invadida por los viejos carbonari y los mazzinianoa clásicos; ahora son los socialistas, con sus tendencias anarquizantes, quienes tratan de sentar allí su dominación, originando con ello terribles contiendas. Así, en la provincia de Kavenna surgió, hace algún tiempo, un conflicto entre los trabajadores agrícolas, divididos en dos bandos enemigos. Había dos cámaras del trabajo, una socialista, lii más antigua, y otra, más reciente, creada por los republicanos. Estos pactaron con la Asociación de propietarios, también republicana, denominada «Agraria». Los socialistas se apellidan aquí los «rojos», y los republicanos (burgueses), los «amarillos». Los republicanos predominan en la comarca y puede decirse que casi toda la provincia está en sus manos. Se han apoderado del municipio de la ciudad, y siempre que ha habido que ejecutar labores de cultivo en tierras comunales, las han encomendado á los «amarillos», excitando así las iras de los «rojos». Esto no tardó en provocar la guerra social, y á pesar de la intervención prudente del gobierno, no se han podido evitar escenas sangrientas. A partir del 16 de Octubre los «rojos» se han propuesto invadir por la fuerza las tierras del Municipio. Así lo han realizado en grupos considerables de 800 ó más individuos, uniéndose para la ejecución de las labores. Los «amarillos», á los cuales el Municipio había encomendado esos trabajos, se aprestaron á defender lo que ellos creían su exclusivo derecho, y la fuerza armada pudo apenas y con gran dificultad evitar el inminente choque entre ambos bandos. Así y todo, ha habido acá y allá enconadas escaramuzas en que ée esgrimieron azadones y demás utensilios. En estas reyertas se distinguieron principalmente las mujeres por su odio salvaje. La «Cámara del trabajo» socialista lanzó provocaciones y afirmó, subrayando, que el Muuiciiño no tiene el derecho de 374 T. DE BUSH favorecer sólo á los ciudadanos adictos á la asociación de que forman parte los miembros del Consejo municipal. «Agraria», en cuanto «Agraria», todavía puede disculpar su animosidad con razones de carácter económico; ])tíro el Municipio no tiene derecho á excusarse en la misma forma y es culpable por lo tanto de haberse coligado con una jtarte do los ciudadanos en perjuicio de los demás, máxime si se tiene en cuenta que ni el Alcalde ni los ediles son propietarios de los bienes comunales, sino meros administradores de los mismos y mandatarios de la colectividad de los ciudadanos. Con estos sucesos coincidió la reunión de los socialistas en Milán para la celebración de su XI Congreso nacional. Se hacía, pues,indispensable,costase loque costase dejar resuelto de una vez el problema de Ravenna, para que no continuasen las disensiones entre los elementos anticlericales, porque dicho se está que tanto los «rojos» como los «amarillos» son enemigos de la Iglesia. Había que hacer las paces, porque, además, los socialistas llevaban al Congreso la aspiración hacia un poder más grande que el suyo: hacia la Francmasonería. Se ha dado, en consecuencia, á la Sra. Argentina Altobelli,jefe del movimiento agrario de los socialistas reformistas italianos, autorización para negociar la conciliación entre los dos partidos disidentes. Frato de estas gestiones fué la reunión de tres representantes de la «Cámara del Trabajo» republicana con otros tres representantes de la socialista para llegar á un pacto. Se resolvió en dicha reunión respetar los contratos existentes, trabajar de acuerdo en lo sucesivo y hasta solidarizarse contra «Agraria». Este pacto fué luego sancionado por las asambleas generales de ambos partidos. Así, la Sociedad de propietarios «Agraria» ha venido á menos, y en adelante tendrá en frente á todos los trabajadores. El conflicto entre obreros se ha convertido de golpe en lucha de clases. Los socialistas italianos se dividen en socialistas reformistas y socialistas revolucionarios. La supremacía se va pronunciando cada vez más escuetamente á favor de los primeros, quienes han logrado oponer 11.838 votos contra 6,510 de los revolucionarios. El Congreso autorizará probablemente á los reformistas á entrar, llegado el caso, á formar parte de un gabinete y ponerse en inteligencia con los elementos que estén en el poder. La Dirección del partido socialista ha hecho cuanto en su mano estaba desde la inauguración del Congreso de Milán para llegar al referido acuerdo, y hasta se ha traslucido de tal modo el deseo de manifestarse en ese sentido, que hay motivos para preguntarse si el pacto de concordia debido á la mediación de la Sra. Argentina Altobelli será duradero. COEEKSPONDBNOIA ROMANA 375 El Congreso ha querido establecer de una vez para siempre la posición de los socialistas con respecto á la Francmasonería. Las dos fuerzas son internacionales, las dos son anticlericales, y eso es lo que las une. Esto no obstante, siguen siendo dos organizaciones distintas y ambas tienen sus respectivos centros y jefes. Sucede, pues, con frecuencia, que los miembros reciben órdenes contradictorias, y los socialistas han querido, en fin, tamizar á los suyos para no dejar dentro de la organización sino aquéllos que no son almismo tiempo sectarios. Es ésta una característica de nuestra época. líii todos los campos han reinado durante mucho tiempo las mezclas híbridas. Por flu se ha llegado á.comprender que cada doctrina, cada organización, siempre que quiera conservarse como organismo distinto de los demás, debe excluir de su seno todos aquellos elementos que no estén comjdetamente identificados con su espíritu informador. Sin embargo, esto ocurre ahora por primera vez en la Francmasonería. Hasta el momento actual siempre han caminado los revolucionarios al unísono con ella. Era un acuerdo tácito con que ella contaba y que se ponía de manifiesto con motivo, por ejemplo, de las batallas contra la Santa Sede y contra el catolicismo en general. La Francmasonería desemiteñaba siempre en tales casos el papel de elemento agitador, que convertía en un solo bloque los distintos partidos políticos. Bn el Congreso de Milán el delegado Monici pidió sin ro déos que ningún socialista formase parte de la Francmasonería; el Sr. Bergamasco propuso á su vez que ningún francmasón fuese nombrado para la presidencia, j el Sr. Galvani se adhirió á esta proposición. «Es fácil decir que ningún francmasón forme parte de la presidencia. Pero ¿cómo reconocerlos?—exclamó Bergamasco. »Muy sencillo: ¡que los compañeros propuestos empeñen su palabra de honor de que no pertenecen á la Francmasonería!» Siguió á estas palabra una acalorada discusión. Uno de los elegidos declaró que si se votaba la proposición, él no podría aceptar ningún cargo. «Entonces confiesa usted que es francmasón.* Bergamasco resume así sus ideas: «La Francmasonería, cu cuanto sociedad secreta que opera en la sombra y con sigilo; sn anticlericalismo sin objeto preciso, que muy á menudo no es más que el arte por el arte; sus estatutos antidemocráticos, que hacen abstracción casi completa del mejoramiento de las condiciones económicas del pueblo; sus ritos ridículos y arcaicos, todo eso ha concluido por granjear á la Francmasonería la antipatía de los socialistas. El dualismo de ideas y de 376 T. DB BusH intereses existente entre los socialistas francmasones resulta igualmente intolerable para los demás socialistas.» Otro leader, el ciudadano Labriola, se ha expresado en la siguiente forma: «Nosotros nos encontramos siempre en grave aprieto cada vez que en nuestras reuniones se concede la palabra á un miembro notoriamente francmasón. »Se apodera de todos un malestar muy natural, porque no siempre logramos distinguir si el orador habla en pro de nuestros intereses socialistas, ó si, por el contrario, se inspira en los intereses de la Francmasonería. Con esto es con lo que principalmente hay que acabar, pues ante todo nos es indispensable la sinceridad». En nombre de esta sinceridad los socialistas antisectarios han librado Analmente la batalla. Sin embargo, después de una larga discusión, el Congreso ha optado por no excluir, por ahora, á, los francmasones, pero se ha acordado que éstos dimitan sus cargos en caso que el Congreso se pronuncie definitivamente contra la Francmasonería. Se ha aplazado el problema para otra ocasión. El Congreso de Milán ha servido para hacer ver que los socialistas están divididos por corrientes de ideas muy divergentes y que su decadencia comienza á manifestarse por la multiplicación de las fracciones; pues hay .socialistas reformistas y socialistas revolucionarios, socialistas de pura raza y socialistas mestizos de francmasones, socialistas reformistas disidentes, etc., etc. ^ Como todos los sectarios, los socialistas son aficionados á las arengas. Todo el mundo quiere hablar, y hablar horas y horas. Se ha advertido que la lista de oradores es interminable, y que conceder la palabra á todos sería exponerse á no acabar nunca. Ha habido, pues, que proceder á la agrupación de las diversas tendencias, dejando sólo hablar á un delegado en representación de cada una de ellas. * * * « Ya 08 he anunciado que tendremos del 9 al 13 de Noviembre eu Módena el XX Congreso católico italiano. Este Congreso reflejará en su programa la forma dada por la autoridad superior á la organización católica de Italia en la Unión Popular, en la Unión Económica y Social, en la Unión Electoral, en la Sociedad de la Juventud Católica y en la Unión de las Mujeres Católicas; organización que responde' á necesidades verdaderas y sentidas, y permite á todos desenvolver su acción personal, de conformidad con las exigencias de los actuales tiempos, para la defensa de la religión, para COEEESPONDENOIA EOMANA 377 el verdadero bien de la sociedad y para la prosperidad y grandeza de la patria. Cada una de estas Uniones—libre en su propio campo de acción—tratará ep sesiones especiales y distintas las cuestiones que la afectan é interesan. En sesión plena, abierta A todos los miembros del Congreso, se tratará, discutirá y deliberará acerca de los problemas de interés general para todos los católicos en lo que se refiere á la acción católica. Entre todas estas cuestiones despertará seguramente especial interés la siguiente: «De la necesiílad de un Centro de cultura y de vida cristiana y civil de la Nación.» Este tema se descompone en los siguientes problemas parciales: 1.» Es necesario mantener viva en Italia la conciencia de su misión. 2.° Con este fin es necesario elevar y extender en la Nación la cultura inspirada en esta conciencia. 3.» Prácticamente, para que la solución de todos los problemas de la vida nacional se imponga de modo evidente y seguro siguiendo esta orientación fundamental, ^es menester que sea presentada sin tardanza y con autoridad por un Centro adecuado. 4.° La Unión Popular no ba sido de hecho ese Centro, pero debió serlo en la intención de sus fundadores. 5.° A este fin deben tender: a) las inscripciones en la grande Asociación y la organización de los inscritos, y b) la actividad de su oficina central. Los enemigos de la Iglesia se mofan rabiosamente del Congreso de Módena y de su programa, tratando de ponerlos en ridículo. La organización de la Italia católica no deja dormir á nadie: los buenos católicos adictos al Papa ven en ella un modelo; los católicos liberales la conceptúan como un reproche y una amenaza, que los obligará un día á abandonar el falso camino que siguen y á reformar su conducta, adaptándola á las reglas y postulados que sirven de norma á dicha organización, y, finalmente, los no católicos descubren en ella un gran peligro, un adversario terrible que de día en día adquiere mayores proporciones y que acabará por obtener contra ellos el triunfo definitivo. T. DE BUSH. SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA RELIQUIAS LITKBABIAS DK BALMES.—Becogidas y publicadas por el P . Ignacio Gasanovas, S. J.—(Eugenio Subirana, Editor.—ün volumen en 8.° de XIV^-llü páginas.—Barcelona, 1910.—3 pesetas.) Bajo la rúbrica «Recuerdos del Centenario» y con el título que antecede ha formado el P. (Jasanoras un libro sugestivo por varios títulos: en primer lugar porque sirve de relicario á un buen golpe de artículos y estudios inéditos del insigne apologista viceuse, y no es de escasa valía el que se hayan exhumado más do 120 páginas que aSadir á la inmarcesible corona que con sus escritos se tegiera el mismo Balmes; aunque parecía agotado el filón de la producción balmesiana después de editados sus escritos postumos, el P. Gasanovas ha tenido la feliz fortuna de encontrar vetas de la misma cantera, es decir, trabajos de todos los géneros en que se ejercitó la pluma del insigne apologista; en segundo lugar, porque con el libro del P. Casaaovas se puede penetrar en el fondo psicológico del mismo Balmes, tal y como se presentaba en la intimidad al escribir á sus amigos, ó ahondar en la génesis de sus obras (p. ej. el Protestantismo), examinando (fotograbado) el primitivo plan concebido por Balmes; mientras en el extranjero es muy corriente la publicación de la correspondencia de personas notables en cualquier respecto, en España se cultiva poco este género de literatura, y aunque es cierta la frase de que ningún personaje es grande para su ayuda de cámara, no reza el aforismo con Balmes, cuya personalidad se acrecienta conociéndolo íntimamente, aun en aquellas nimiedades, como son las cuentas de sus gastos particulares, cuyas partidas más considerables se dedican á libros y á limosnas; y en fin, porque en la tercera y última parte del libro, destinada á cartas dirigidas á Balmes, se ve el aprecio extraordinario que merocjió en su tiempo á las eminentes personalidades de la política y de las letras, tanto nacionales como extranjeras, y las sinceras amistades que conquistó merced á su bondad y talentos. El libro editado primorosamente honra á los talleres del editor, y su adquisición se recomienda, lo mismo á los biblióttlos que á los estudiosos. SBOOIÓN BIBLIOOBIFIOA 379 C B N T B V A B I O 0 K B A L M B S . — R E P B B T O B I O BIBLIOaBÁFICO DB APOLOGÉTICA.—Un voIumen en 8.° de 47 páginas.—(Eugenio Subirana.—Barcelona, 1910). La misma casa editorial de Subirana ha publicado este folleto, en el que juntamente con la cita de todas las obras de Balmes y de los más principales trabajos escritos con ocasión del centenario de éste, se reseHan más de 250 obras de apologética de autores espaSoles y extranjeros. Es, por lo tanto, una bibliografía especial necesaria á cuantos se dediquen hoy día á la apologética en sus múltiples manifestaciones. Se envía gratis á cuantos suscriptores de EEVISTA CATÓLICA manifiesten al editor deseos de adquirirla. Huelga su recomendación, y su simple lectura, aún sin adquirir ninguna de las obras citadas, orientará á muchos acerca del modo de plantearse muchas cuestiones de la apologética contemporánea. BAtMBP.—ENSEÑANZAS POLÍTICAS, recopiladas por M. Alvaree Moran, Doctor en Derecho.—Con las debidas licencias, (Valladolid, Casa editorial de Cuesta, 1910).—Un volumen en 4." do XV-j-296 páginas, 3 pesetas. Para hablar sobre el alcance, oportunidad y transcendencia de esta obra necesitaría íntegro el espacio de la sección bibliográfica. Su contenido está juzgado con sólo decir que pertenece en su totalidad á Balmes. Es una obra de ciencia política escrita por Balmes, sin adición de ningún género, sin ninguna clase de comentarios. El autor no ha puesto más que el plan y el título de Jos capítulos y el de los párrafos en que se dividen los XVI capítulos de la obra que son: Criterio general. Criterio vKilítico, Naturaleza y origen del poder, De la resistencia al poder. De la libertad, Del despotismo. Tolerancia ó intolerancia, Las formas políticas. La Monarquía, Aristocracia y De' mocracia, Elecciones y elegidos, Del gobierno. El partido carlista, Partidos y alianzas. Oportunismo necesario y la Acción política. Éstos capítulos van subdivididos en párrafos rotulados, y para ejemplo copiaré los del VIII (que es el más corto), desarrollado del siguiente modo: Las formas poUtioas: 1) Su accidentalidad. 2) Las formas políticas, simples medios ó instrumentos. 3) Lo sucedido en torno á la cuestión dinástica prueba esta doctrina. 4) Bazón psicológica del fenómeno. 5) Que la revolución no procede de las formas políticas más latas, sino de la impiedad. G) Hoy despiertan poco interés las cuestiones referentes á las formas políticas. 7) Cuál sea la mejor forma de gobierno. 380 AMANDO OASTEOVIBJO Si el libro del P. Oasanova nos presenta de un lado lo todavía incógnito de Balmes y su interior psicológico, éste del Dr, Aivarez Moran muestra las ideas políticas de Balmes de manera que puedan ser consultadas con facilidad por cuantos lo deseen y de modo que su divulgación sea rápida entre quienes ansian conocer el pensamiento del insigne autor de El Criterio. Aunque el libro no dice nada nuevo, tiene la novedad de reunir en un cuerpo de doctrina ¡deas esparcidas en múltiples obras, algunas de difícil adquisición por no baber sido reeditadas (Escritos políticos, p. ej.) y todas coherentemente expuestas de modo que puedan servir de guía en nuestros tiempos, ya que, á causa de no baber seguido sus contemporáneos las acertadas normas de conducta que les diera y de no haberse inspirado en sus criterios, tocamos desgraciadamente el cumplimiento de sus predicciones y todavía estamos á tiempo de no empeorar nuestros males. Alguien pudiera creer tiene el libro objeto de esta nota, un interés meramente de documentación erudita y debo prevenir al lector contra tal suposición, pues aparte de estudiarse por Balmes muchas de las cuestiones políticas, desde el punto racional positivo y por ende con criterios de filosofía y de hecho únicos puntos de vista para enfocar debidamente las cuestiones políticas, aquellas otras que entrañan variabilidad circunstancial en vez de haber perdido su interés para los católicos españoles de hoy, lo encuentran acrecentado por haber venido los hechos á comprobar los pensamientos del egregio publicista y tener sus razones el contraste de la experiencia. Parecen escritos hoy los juicios que emite acerca de los diversos partidos políticos españoles y de su significación en la mecánica de la política; algunas veces es su pincelada tan fiel que delinean el retrato de un hombre y de una situación. ¿Acaso no nos hubiéramos ahorrado muchas estú|)idas y por ello mismo estériles discusiones si el criterio balmesiano se hubiera infiltrado en los medios católicos? La obra «Balmes, Enseñanzas políticas» trasciende en ocasiones del campo político al social, ya que ambos mutuamente se integran y completan, y aunque en éste último también pue^de presentarse á Balmes como un precursor glorioso de todo el movimiento social contemporáneo (nótese que Balmes murió al darse á conocer la figura de Ketteler), el libro se ocupa exclusivamente de sus enseñanzas políticas, qne Balmes ya reputaba indispensablemente aliadas á un programa social (V. cap. Partido» y alianzoí, § 19 Cómo deben unirse y proceder las derechas (p. 255) Atisbos semejantes me sería fácil notar en otras muchas partes, y ya dejé concluyentemente demostrado (Le Moavement social, aoftt Áe 1910) la exactitud de mi afirmación de ser Balmes el glorioso pre- SBOOIÓN BIBLIOOBÁFIOA 381 cursor del catolicismo social en Espa&a. Y si aun en este punto, en donde la confluencia de todos había de ser más rápida, se han olvidado las enseñanzas de Bulines, ¿cómo no había de ocurrir con respecto á los criterios políticos que más dividen y enconan? De aquí la oportunidad de la obra, cuya objetividad es absoluta y escrita bajo la inspiración de unir á todos y con el deseo de procurar la paz. Para que los lectores puedan por sí mismos compulsar las citas, van expresadas la obra y edición de donde se tomaron; con ello, además de facilitarse la consulta, se podrá ver el antecedente y consiguiente de la cita al efecto de patentizar que no se desfigura la obra del maestro. Ko obstante ser un libro hecho de retazos, no hay entro ellos solución de continuidad, y para conseguir este propósito ha tenido que derrochar el autor tesoros de paciencia, eu verdad no perdidos, pues su labor puede compararse á la de esos orfebres que tras de combinar tamaños y asientos engarzan primoroso collar do perlas. La obra está de venta en las principales librerías, y particularmente en la de D. Gregorio del Amo, Paz 6, Madrid. ¡Ojalá consiga la difusión que merece en razón á los frutos que está llamada á producir! LAS K8CUBLA8 LAICAS, por Andrés Manjón^ Presbítero.— (Barcelona.—Herederos de Juan Gili.—1910).—Un volumen en 8." de 63 páginas. El nombre de don Andrés Manjón al frente de una obra basta para encarecer su importancia y alejar todo elogio por innecesario. Mas como entre los buenos recuerdos de mi vida guardo el de los años que tuve la dicha de convivir con él, y entonces aprendí que su grandeza es sólo comparable á su modestia, me guardaré muy bien de hacer aquí ahora nada que trascienda á apología. Ya ha rodado su sistema pedagógico por el mundo entero, y nadie medianamente culto ignora sus ideas madres desarrolladas en múltiples obras, garantizadas por el éxito de sus aplicaciones en las Escuelas del Ave María, multiplicadas en España, aunque no tanto como fuera de desear. Con motivo del movimiento de protesta contra las escuelas laicas, escribió en La Independencia de Almería unos cincuenta artículos acerca de las escuelas laicas, que ahora recoge en áureo opúsculo la Casa editorial Gili, de Barcelona, facilitando la difusión de tan saludables enseñanzas. La tesis manjonianaesla 382 AlCANDO O A S T E O V I B J O de qne las escuelas laicas, por hacer ateos deshacen hombres, concretada en la conclusión de que tal escuela, en cuanto atea y materialista, rebaja al hombre, le embrutece y le desmoraliza; pretende hacer hombres y, & lo más, hace bestias, y cuanto más y más avanza, hace ñeras; trata de restar hijos á Dios y resta hombres á la humanidad. Esta tesis se encuentra demostrada con todo género de argumentos y corroborada por los hechos, y hace de ella aplicaciones profundas á todas las relaciones sociales, de tal modo que cuantos deseen tener un arsenal para «combatir tan perniciosos focos de perversión, deberán consultar tan útilísimo folleto, en el que se alquitara completamente la copiosa labor pedagógica de D. Andrés Manjón. En un jugoso apéndice se insertan las autoridades contra la escuela laica, no de Santos Padres de la Iglesia, que esto fuera contraproducente, sino de librepensadores y materialistas contemporáneos. Cierra el folleto la preciosa carta del insigne polígrafo—hoy la más alta mentalidad española y aun quizá mundial—D, Marcelino Menéndez y Pelayo, dirigida al Sr. Obispo de Madrid-Alcalá, adhiriéndose al mitin madrileño contra las escuelas laicas, documento admirable, siempre de actualidad y digno remate de la obra de D. Andrés Manjón. L* ATTITUDE SociAtK DES CATHOLIQÜBS FHANQAIS AU X I X " siíciiK. LES PKEUIEBS ESSAIS DE STNTÉSE, par 1' abbó Ch. Calippe. Préface du comte Alhert de Mun. (Bloud et Compagnie, Editeurs, Place de Saint Sulpice.—París (VI), 1910).—En 8.", VIII -{-272 páginas, 3'50 pesetas. Pertenece este volumen á la colección de estadios de moral y sociología, editados por la casa Bloud, de París. El abate Carlos Calíppe es uno de los cultivadores más ilustres de las ciencias sociales del catolicismo social francés, y sus estudios arrancan de la teología escolástica y principalmente de Santo Tomás. Antiguo colaborador de la gloriosa revista La Démocratie Ckretienne, hoy fundida en Chronique aociale de France, es en la actualidad maestro acreditadísimo de las semanas sociales francesas, consecuente en inculcar qne el catolicismo social no es una doctrina nueva; en este volumen prueba que sus tendencias han ocupado á los pensadores franceses más eminentes á través del siglo XIX. Este movimiento de ideas forma la trama de la obra, exponiéndose en este primer volumen las doctrinas de los intransigentes—José de Maistre y Bouald—; de Jos liberales—Cha- SECCIÓN nvBhioan&FicA. 383 teaubriand y Tocqueville—; de los independientes colocados en loa coQñnes de la ortodo:xia—Ballanche, Bucher y los discípulos de este último: Bordas-Demoulins y Francisco Huet—. El capitulo final se dedica á Lamenais, en el que se bailan las tendencias de sus predecesores. El conde de Mun, en una hermosa carta-prólogo recomienda calurosamente al lector la obra, cuyo segundo volumen es de desear vea pronto la luz pública. E L DBSPEBTAB DB ITALIA CATÓLICA.—LA UILICIA DE LOS CATÓLICOS ITALIANOS, por el P. Ántonio Pavisiich, de la CompaQía de Jesús. Traducida y acrecentada por el P. Salvador Ledo de la misma compañía, con un prólogo por el Dr. Sarda y Salvany, Pbro.—Valencia, 1910.—Tip. Moderna. Un volumen en 8° de IX+391 páginas, 2 pesetas. Hé aquí un libro para el que todo enóarecimiento es poco. Ko basta tener altos y regeneradores ideales; ni tampoco concretarlos en uu programa de accióu práctica; precisa actuarlos, hacerlos vivos. En una palabra, á la teoría hay que añadir la ejecución. Sin ella el triunfo es una palabra vacía. ¿Y cómo se triunfa? A esta pregunta contesta el ilustre autor, asiduo colaborador de la magna revista italiana Civiltá Cattolica, en la presente obra, recopilación de una larga y documentada serie de artículos publicados en la misma revista y en los cuales presenta el testamento político de Windthorst al pueblo alemán, el carácter político del centro tudesco y los medios que empleó para el triunfo ó sea conseguir ía popularidad por un programa de acción social actuado por medios legales ó constitucionales. Esta acción gira en torno del Volksverein 6 unión popular y se corrobora con los ejemplos análogos de Bélgica y Austria, haciendo aplicaciones á Italia para crear una organización semejante á la tudesca—no idéntica—según vino á indicarlo el Papa con la Encíclica Jl Fermo proposito, transcendental documento con que se pone remate á la primera parte, dedicándose la segunda á historiar la ejecución del plan pontificio describiendo la organización y funciones de la Unión popular italiana en sus varias secciones, la Unión de las Señoras Católicas de Italia y la marcha progresiva de la Nueva Milicia propugnadora de la civilización cristiana. El libro, que encierra alta y provechosa doctrina, resume los resultados de numerosas obras y llega á su hora á España, nación á la cual el celo de S. S. Pío X también ha organizado para la acción católica, política y económica con las sabias normas promulgadas por el Excmo. Cardenal Aguirre, Arzobispo de Toledo, feliz adap- 384 AMANDO GASTROVIBJO tación en forma distinta pero con el mismo ñn de las uniones populares de otros países, que entre nosotros no podían surgir desde un centro, por múltiples causas, dándoles base diocesana. Los consejos diocesanos de acción social y católica integrados por el Central cumplirán entre nosotros la misión de la Unión popular italiana y para penetrarse de su espíritu, sin perjuicio de lo que aquí determinen los prelados en cuyas manos, ahora más que nunca, está el porvenir de la acción católica, es conveuientísima la lectura del libro El despertar de Italia, cuyo traductor ha prestado un seDaladísimo servicio á la causa de la acción social católica. Aun sin la organización preconizada por el Excmo, Cardenal Aguirre, pero más con ella, la obra tiene directa aplicación entre nosotros por la existencia de una institución análoga al Volksverein germánico, no obstante no contar entre nosotros con la misión de integrar la acción católica española. El P. Ledo, que ya antes de ahora, con la traducción del hermoso libro del ilustre profesor José Toniolo «Orientaciones y conceptos sociales, etc.», mereció plácemes de esta acción, las recogerá ahora de nuevo, pues la obra del P. Pavissich ha de dar á la misma extraordinario empuje, ba de llevar luz á muchas almas y confortar no pocos corazones. Contribuirá á ello la extraordinaria baratura de El despertar de Italia católica, debiendo felicitarnos todos los amantes de España de como empiezan á multiplicarse y á hacerse accesibles los buenos libros, ya que de ellos depende máximamente la regeneración patria. AMANDO CASTROVIEJO. (Profesor de la universidad de Santiago). Los OBfOKNKS DEL CBISTIANISMO, por Mons. Le Camus, Obispo de la Rochela.—Traducción de la 7 . ' edición francesa por el Dr. D. Juan B.* Codina Formosa, Pbro.—Segunda parte: La obra de los Apóstoles, irolumen tercero.—Herederos de Juan Gili, Cortes, 681, Barcelona, 1910.—En 4.°, 514 páginas, 6 pesetas. Se ha publicado el tomo VI de esta magna obra, la más gallarda demostración de la divinidad de Jesucristo y de la Iglesia, la más documentada, la más seria y completa que sobre la materia se ha escrito en nuestra época, como también la'más amena, por la elevación y grandilocuencia del lenguaje SEOOIÓN BIBLIOGKÁPICA 385 y del estilo, la vivacidad de las descripciones y la oportunidad de las citas, referencias y consideraciones, que indican en el autor un caudal asombroso de ciencia eclesiástica y profana. Estas cualidades hacen de Los Orígenes del Cristianismo un trabajo único en su género, un verdadero monumento de sabiduría, de crítica y de buen gusto literario. Con el tomo VI, que termina la segunda parte, se regala un magnífico mapa del Imperio Romano, á tres tinta». Para completar la obra, que el insigne autor dejó por terminar, la casa editorial ha encargado á los Dres. D. Juan B . ' Codina Formosa y D. Modesto H. Villaescusa, la redacción del tomo VII y último, en el que se describirá el periodo de consoUdación de la Iglesia. Con esto la obra quedará completa, siguiendo el plan del autor, y será un magnífico homenaje tributado á la divinidad de Jesucristo y de Su Iglesia Santa en los difíciles tiempos que corremos.—R. C. HlSTOBIA DB LA. FILOSOFÍA Y TEHMINOLOGÍA FILOSÓFICA, COU un discurso acerca de la ciencia católica y la filosofía tomista, por el Pbro. Dr, D. Jesús ilí.* Beyes liuiz, profesor de la asignatura en el Seminario Pontificio de Granada.—Segunda edición. Granada, 1910.—En 4.°, 250 páginas, 5 pesetas.—(Depositario, Gregorio del Amo, Paz, 6, Madrid.) Cuando tan escasa atención se presta á los estudios filosóficos, arguye mucho en pro de la obra el hecho de haberse agotado la primera edición, muy usada de texto en varios seminarios y escuelas católicas, porque su método, criterio y fondo es. puramente tomista. Encierra gran suma de conocimientos, sus fuentes de consulta son las más autorizadas y el estilo es claro y accesible, cosa muy de tener en cuenta en estos estudios. Divídese la obra en tres partes: en la primera se compren•de toda la historia de la filosofía, incluyendo la biografía de los principales filósofos, sus obras y la crítica de su sistema; en la segunda, se explican más de cuatrocientos términos usado» •en la Teología, Filosofía y Ciencias; y la tercera se dedica á un discurso, en el que con visión comprensiva se desenvuelve la idea de Dios tal como la proclama el teísmo cristiano frente Á las escuelas opuestas. La obra ha sido recomendada por varios prelados espaSoles y extranjeros, y muy celebrada por la crítica, tanto en la primera como en esta segunda edición, escrupulosamente corregida y muy aumentada.—R. C. 386 R. O. !\ÍS libros y folletos recibidos en nuestra Bedaoción (1). Explicación de la Iglesia material y de la Santa Misa, por D. Elias Fernández Lander, presbítero.—Imprenta y librería de «El Biojano».—Logroño. Deu i Patria, poesías de Juan Üompta i Vicens.—Imprenta de Octavi Viader, Sant Feliu de Guisols. Delicadas y sentidas poesías inspiradas en los amores 4 Dios y Patria que recuerdan la levantada lira de nuestros escritores místicos. La ciencia del cristiano, por D. Fernando Acin, cura párroco de Sariñena.—Huesca, tipografía de Leandro Pérez.—Un volumen.—Precio 3 pesetas. Hoy quizá como nunca es necesaria la lectura de esta obra que puede ser rememoradora de santas creencias para el cristiano y dique contra los ataques duros é incansables de los detractores de la Iglesia. San Frailan de Lugo, por D. Antolín López Peláez, Obispo de Jaca.—Madrid, Imprenta de Hijos de Gómez Fueutenebro, —Un volumen.—Precio 3'50 pesetas. El incansable escritor que en todos los campos de las disciplinas católicas muestra su asombrosa fecundidad, presenta en esta obrita ejemplos de virtud que confortan y animan al espíritu cristiano. Catecismo del ciudadano español, por el Dr. A. Sancho Armengod.—Un folleto en 8.°.—Madrid, Tipografía del Sagrad» Corazón.—Precio una pesetai El Año Eclesiástico y las Fiestas de los Santos, por el Doctor K. A. Enrique Kellner, Profesor de Teología católica en la Universidad de Bona.^Traducción de la 2.* edición alemana,, por el Dr. Modesto H. Yillaescusa, Bector y Gatedrático que ha sido de la Universidad de ODate. Un hermoso volumen en é.° menor, de 500 págs.—En rústica, pesetas 5; en tela, ptas. 6, —Herederos de Juan Gili, Cortes, 581.—Barcelona, 1910, Hacía mucha falta en Espafia un libro de esta especie. £1 conocimiento histórico del origen, vicisitudes y desenvolvimiento de las tiestas del Señor, de las fiestas de la Santísima Virgen y de las fiestas de los Santos, que tal es el conjunto del «Año Eclesiástico», no puede menos de interesar poderosamente á todo buen cristiano, lo mismo al sacerdote que al levita, así á las personas piadosas como á los que aspiran á descifrar los secretos de la historia. Claro está, sin embargo, que tiene utilidad especialísima para los seminaristas, i>or cuanta (i) De todas estas obras daremos cuenta, Dios mediante, en númO' roa saoesivos. SECCIÓN BIBLIOOBIFICA 387 la materia qne en él se expone es complemento necesario de los estudios de liturgia. Manual de Agricultura tropical, por H. A, Alford Nicholls, traducido del inglés, con autorización del autor, por H. Pittier, Ex-director del Instituto Físico-Geográfico de Costa Rica.— Segunda edición castellana, revisada y considerablemente aumentada, con 43 grabados.—En 8." (XVI y 314 págs). Encuadernado en tela fuerte.—Fr. 6'50.—B. Herder, librero editor, Friburgo de Brisgovia (Alemania). Esta traducción espafiola viene á llenar un vacío qne hace tiempo notan los agricultores latino-americanos, porque no había un tratado completo lo snficientemente extenso y práctico que pudiera servir de guia á los que quieren romper con la rntina á fin de obtener mejor rendimiento en cantidad y calidad con menores gastos. La Difeaa del Cristianesimo, per Uunione delle Chiese.—Boma.—M. Bretschneider Libraio.—Via del Tritone, 60. —Precio Liras 2'50.—Escrito por el Sacerdote de Bito Griego Vicola Franco. Manual de Pedagogía Eclesiástica,—Un volumen en 4.° escrito por D. Pedro Valls Tarrago.—Imprenta de D. Eugenio Snbirana,—Barcelona. Útilísima es esta obra para los centros docentes del Clero, alguno de los cuales la ha aceptado como guía y orientador. No desmiente el autor la práctica ganada en sus años de profesor en prestigiosos Seminarios. Guía de los devotos y esclavos del Santísimo Sacramento, compuesto por el V. P. M. Antonio de Alvarado, Abad de la Orden de San Benito, anotada y añadida por el P. Faasto Curiel Monje de la misma Orden.—Herederos de Juan Gilí, Editores, Barcelona, 1910.—Un volumen en 8.*, en tela, 2 pesetas. Una vida, por D. Joseph M.* Foích y Torres.—Imprenta de Borras y Mestres.—Un volumen, dos pesetas. Tratado elemental de Filosofía, Tomo, II.—Teodicea y Lógica, por D. Mercier; Filosofía moral, por A. Arendt; Historia de la Filosofía, por M. De Wulf; Vocabulario filosófico, por G. Simón; Besumende las tesis del Tratado.—Precio de la obra completa que consta de dos tomos, de 12 ^ X 20 centímetros, de nutridísima lectura, en rústica, ptas. 11; sólida y elegantemente encnadernados en tela inglesa, rótulos y adornos en oro fino en el lomo, ptas. 13. (Por correo, certificado, pesetas 0'65 más).—Imprenta de Lais Gili, Barcelona. La Iglesia Católica.—8a constítnción interna y relaciones externas por D. Femando Acin, Cura Párroco de Sarifíena.— Boesca, tipografía de D. Leandro Pérez, precio 3 pesetas. La Liberté de VEnseignement. Discour» de Charle» Chesne- 388 B. C. long.—TJa volumen, en 8.°, de 632 páginas, precio, 6 fr.—Bloud et O. éditeurs. 7, place, SaintSulpice, Paris (VI). Diceionario Salvat.—Se han publicado los cuadernos 256 á 260 del Diccionario Salvat, enciclopédico, popular é ilustrado, que edita la casa Salvat y Compa&ía (S. en C.), de Barcelona. Justifícase el éxito obtenido por esta publicación, que tanto por sus inmejorables condiciones editoriales como por su baratura (50 céntimos de peseta el cuaderno), no superada por ninguna otra en su género, resulta cada día más interesante y de verdadera utilidad. Jesucristo y la mujer, por la Condesa Ernestina de Tremaudan, Canonesa de Santa Ana de Munich.—Traducción de Josefina Blanco de Valle Inclán, ilustrada con 12 reproducciones de cuadros famosos tomadas de fotografías de la Casa Alinari de Florencia.—Un tomo en 8.« En rústica, pesetas 2; en tela, pesetas 3.—Herederos de Juan Gili, Cortes, 581, Barcelona, 1910. Cuando se publicó este precioso libro en Francia llamó poderosamente la atención de las personas piadosas ilustradas, y obtuvo numerosas cartas laudatorias del Episcopado francés. El libro cautiva desde luego por la felicísima manera con que sabe enlazar la exposición histórica con la significación recóndita de las mujeres del Evangelio. La traducción castellana, hecha con verdadero cariño, conserva el aroma purísimo del original, el sentido poético y místico que respiran todas sus páginas, las sorprendentes y delicadas filigranas literarias que avaloran su fondo y realzan por modo envidiable las eximias condiciones de la obra. El Libro de la Educadora, por Pablo Combes; traducción de María de Echarri.—Herederos de Juan Gili, Editores, Barcelona, 1910.—Un volumen, en rústica, 2 pesetas, y ricamente encuadernado en tela, 3 pesetas. El Libro de la Educadora es el último de «Los Cuatro Libros de la Mujer», es el coronamiento de la hermosa obra de Pablo Combes, sencilla, original y práctica, rebosante de gracia, de observación y de ternura, como también de sentido profundamente religioso y de buen gusto literario. «Los Cuatro Libros de la Mujer» constituyen, pues, un todo orgánico, una unidad armoniosa y completa, un tesoro de observación y experiencia, on guía segurísimo de la familia cristiana, un consejo incomparable de la esposa y de la madre celosas del cumplimiento de su deber, amante de la felicidad de sus hijos, de la dicha del hogar doméstico, del santuario d« la familia. £1 elemento religioso, que alguien echó de menos en alguno de los libros anteriores, tiene amplia y oportuna exposición en el Libro de la Educadora, con lo cual quedan satisfeehísi- SECCIÓN BIBLIOGRÁFICA. 389 mos los justos anhelos de cuantos vea en la familia la piedra fundamental de la sociedad cristiana. Minúsculas, por Emilio A. Villelga Bodrignez, prólogo de Antonio Rey Soto.—Herederos de Juan Gili, Editores, Barcelona, 1910.—Un volumen en 8.», 1 peseta. Es esta obrita un encantador ramillete, una colección primorosa y variadísima de temas de toda especie. «Posee el señor Villelga, como escritor de altura que es—dice el ilustrado prologuista—, una manera sui generis de hacer, que presta & su personalidad un relieve de fuerza prodigiosa. Su decir fluye cristalino y manso, como agua de fontana montaflesa, y sin esfuerzo nos cuenta sus impresiones, siempre variadas, siempre originalísimas, siempre polícromas.» La elección de una bibliotecaj Ouia de la lectura, por Joel de Lyris (Pablo Combes),—Traducida y adaptada á España por Manuel Sánchez de Castro, Catedrático de la Universidad de Sevilla.—Un volumen en 8.°. En rústica, pesetas 2; en tela, pesetas 3.—Herederos de Juan Gili, Cortes, 681, Barcelona, 1910. La difusión que de día en día va adquiriendo la lectura, hace indispensable un libro como éste, cuyo principal objeto consiste en guiar á los maestros, á los padres de familia y, en general, á toda persona amante del saber, en la elección de libros y en la formación de una biblioteca. Por su parte, el ilustrado traductor Sr. Sánchez de Castro ha hecho una versión esmeradísima, propia de su vasta cultura y de su esclarecido talento, y ha sustituido la bibliografía francesa por la española, con lo cual el libro, acomodado además á nuestro carácter nacional, resulta indicadísimo para los lectores españoles é hispano-americanos. Catcquesis sobre la doctrina de la fe, por Enrique Stieglitz, Predicador parroquial de Munich; traducción déla 5.* edición alemana, por D. Luis M.* Brugada, Presbítero, Oatedrático de alemán en el Instituto General y Técnico de Barcelona.— Volumen I do la «Colección de Obras Catequísticas»,—Herederos de Juan Gili, Editores, Barcelona, 1910.—Un volumen en 8.», en rústica, 3 pesetas, y en tela inglesa, cou plancha especial y rótulos en oro, 4 pesetas. Seguros estamos de que la obra de Stieglitz será una verdadera revelación en España, como lo ha sido en Alemania, y no tardará en convertirse en libro favorito del sacerdote, del catequista, del discípulo, del padre de familia. Historia de España y de la civilización española, por D. Rafael Altamira. Tomo 4.°. Un vol. en 8.° con 98 fotograbados. Herederos de Juan Gili, Editores. Barcelona. Antología latina, por D. Canelo Erasmo, profesor de Humanidades en el Seminario Conciliar de Astorga, obra decía- 390 R. O. rada de texto único en el referido centro.—Imprenta artística de Fidalgo Astorga. Esta obrita, que forma nn elegante ejemplar en 8.°, tiene por fln la propaganda social y patriótica encaminada & despertar y arraigar en la niBez seutituientos de espafiolismo y de civismo, por lo cual merece ser recomendada especialmente á los colegios y círculos católicos de obreros, que encontrarán en ella grandes elementos de forma;ción moral é intelectual. La obra cuesta seis pesetas. Los Oapuohinos de Andalucía en la guerra de la Independencia, por el R. P. Fr. Ambrosio de Valenciria, provincial de los PP. de Andalucía.—Un volumen.—Establecimiento tipográfico de «El Adalid Seráfico».—Sevilla. Elogio de Fr. Martin Sarmiento, por el Iltmo. Sr. D. AntoJín López Peláez, Obispo de Jaca, discurso leído por su autor en la solemne velada literaria que en 14 de Agosto de 19Í0 celebró en honor suyo la Real Academia Gallega.—Un folleto en 8.'. Imprenta de Ferrer.—La Coruña. Los Orígenes del Cristianismo.—Tomo V, 2.* parte de la Obra de los Apóstoles.—Vol. 2.°, por Monseñor Le Oamus, Obispo de La Rochela y Saintes.—Traducción de la 4.' edición francesa, por el Dr. D. Juan B." Codina y Formosa, presbítero.—Herederos de Juan Gili, Editores, Barcelona. La Santísima Virgen del Refugio, por D. José M.* de Jesús Portugal, Obispo de Agnascalientes (Méjico).—Un volumen.— Editor, Eugenio Subirana.—Barcelona. Constituciones sinodales de la diócesis de JHálaga qne hizo y ordenó su Obispo el Excmo. é Iltmo Sr. D. Juan Muñoz Herrera.—Un volumen.—Imprenta de José Trascastro. REVISTA SOCIAL INTERNACIONAL TARlS. 16 NOVIEMBRE 1910. Congreso «oclallsta de Milán.—Resumen de lo» diez Congresos anteriores.—Completa ruptura entre sindicalistas y reformistas.—Abstención de los primeros.—Contra la francmasonería.—Congreso católico de ferroviarios en Florencia.—Catolicismo é interconfeslonalismo en Alemania.—La escuela del Oeste y la de Berlín. Los socialistas italianos acaban de celebrar, en Milán, su undécimo Congreso. En él se ha puesto de manifiesto la plena crisis intelectual que está atravesando el socialismo en Italia, y que, dividiéndole en dos campos, cada vez más irreconciliables, el de los reformistas y el de los revolucionarios de 1» acción directa, esteriliza y hace infecundos los progresos materiales que el partido va haciendo en las masas, lo mismo que sucede en todos los otros países, y singularmente en Alemania. La historia del socialismo italiano se condensa en la historia de sus Congresos, y éstos se reducen á otras tantas batallas campales libradas .entre los dos elementos. En el primero de todos, el de Genova (1892), se inició el antagonismo, que continuamente se ha ido agravando. En aquel Congreso ya salieron los socialistas partidos por la mitad, el bando anarquista, capitaneado por Gallean! y Gori, y el de los trabajadores italianos, calcado sobre la C. G. T. Francesa, y huevo de donde salió después el P. 8. I. En el segundo Congreso, el de Regió-Emilia (1893), se trató de echar las bases de un programa común; pero al discntirle volvieron á tirarse los trastos á la cabeza Turati y Ferri (que allf hizo sus primeras armas), y no fué posible llegar á un acuerdo. El tercero, de Imola (lS9i), lo disolvió Crispi antes de nacer, y sólo pudo celebrarse al año siguiente (1895) en Parma, puede decirse que clandestinamente y con escaso número de delegados. Caído Crispi á consecuencia de la desastrosa campaOa de Abisinia, volvieron & autorizarse los Congresos, y se reunió el coarto (1896) en Florencia. Aquel fué el único en que reinó paz relativa, celebrándose la accesión del partido al parlamento, con diez diputados, qne representaban á más de 70.000 electo- 392 F . M. MELOAB res, primer triunfo parlamentario que hizo acallar por un momento las discordias intestinas. Estas se renovaron en el quinto Congreso (1897) de Bolonia, y más fuertemente en el sexto (1900) de Roma, donde empezaron las excomuniones mayores, siendo expulsado del partido el diputado de Marinis, como exagerado reformista, por haberse, momentáneamente, impuesto los revolucionarios. Los vencidos no tardaron en tomar la revancha en el séptimo Congreso (1902), de Imola, donde rompieron lanzas por espacio de tres días consecutivos Turati, Treves y Pietro Chiesa, en nombre de los reformistas, contra Ferri, Labriola y Rigola, campeones de los revolucionarios, Los primeros abogaban por la autonomía de las secciones en sus tratos con los partidos afines. Los segundos exigían la más completa intransigencia, sin permiso de pactar en ningiin caso con los partidos burgueses. El Congreso dio razón á los reformistas, que obtuvieron 417 votos contra 275 alcanzados por sus rivales. De cuya derrota tomaron los últimos inmediata revancha fuera del Congreso, consiguiendo arrebatar el jAvantü, órgano del partido, al reformista Bissolatí, para ponerlo en manos del revolucionario Ferri. La confusión so acentúa en el octavo Congreso, de Bolonia (1904), verdadera reproducción de la torre de Babel, en el que, á fuerza de votos contradictorios, no se supo en resumidas cuentas por quién quedó la victoria. La primera batalla la ganó lo que pudiera llamarse la derecha, capitaneada por Bisaolati, Turati y Chiesa, que obtuvo 12.500 votos, contra 7.400 reunidos por Labriola y Mocchi, jefes do la izquierda. Pero en las últimas sesiones Ferri volvió á la carga, y obtuvo 16.304 votos contra 14.844 dados á sus contrarios. Verdad es que Ferri, secundado por Morgari, empezaba ya á reformar sus exageraciones, y se había evadido del partido revolucionario puro, fundando el integralismo, en el que se fundían todas las tendencias medias, y que sirvió de puente para unirse al reformismo, contra el sindicalismo. Este libró su gran batalla en el noveno Congreso (190G), de Roma, dando furibundos asaltos á Ferri por su benevolencia hacia el primer ministerio Sonnino, pero sufriendo ignominiosa derrota, pues Ferri, defendido juntamente por integralistas y reformistas, fué apoyado por 26,000 votos de mayoría, contra 500 que á duras penas reunieron los sindicalistas. Humillados éstos por la extensión de su fracaso, se negaron á asistir al décimo Congreso (1908), de Florencia, celebrado durante la ausencia de Ferri, que había abandonado la dirección del ¡Avanti! (que volvió á recoger Bissolati) para irse á dar conferencias á América. B E Y I S T A S O C I A L INTEBNAOIONÁIi 393 En Florencia triunfó el reformismo por completo, agregando 18.000 votos, contra 5 300 dados á Morgari, jefe de los integralistas disidentes, y 6.000 á Constantino Lnzzatti, caudillo de los revolucionarios. En aquel Congreso las fuerzas del partido ascendían á 42.000 asociados, reunidos en cerca de 2,000 secciones, contingente que no basta á dar idea exacta de la fuerza numérica del socialismo italiano, pues en él figuran sólo los que pagan cotización, mientras que en las últimas elecciones anteriores los socialistas habían sacado 32 diputados, con 175.000 sufrar gios. En el reciente Congreso de Milán, por la ausencia de los sindicalistas, y varias defecciones ocurridas en los dos últimos años, el contingente ha sido menos numeroso que en Florencia: 835 secciones, con 27.000 asociados solamente. Sólo dos cuestiones se presentaban á la orden del día, la cuestión de principios, y la de hechos. La que llamaban de principios la formulaban así: el comité director del partido, su órgano oficial el ¡Avantil y los diputados socialistas, ¿deben, en lo por venir practicar la política de colaboración ministerial y apoyar, eventualmente, á un gabinete burgués? La cuestión de hechos se concretaba de este modo: el comité, el periódico y los diputados, ¿se han extralimitado del mandato socialista, anticipándose á las decisiones del Congreso, y apoyando, por iniciativa propia y sin previa autorización, á un ministerio burgués, el gabinete Luzzatti? Después de enojosas disensiones, que es inútil detallar, el Congreso dio carta blanca á los reformistas, aprobando, por 13.000 votos, la táctica seguida, y dejando en libertad á los diputados, al periódico y al comité, de apoyar ó combatir los gobiernos constituidos, según juzgasen más conveniente para los intereses del socialismo. Al sentirse desahuciados, y en vísperas del escrutinio definitivo, los revolucionarios, con gran habilidad, suscitaron una cuestión incidental, que pudo ser una estocada de muerte para los reformistas, presentando una moción según la cual se recordaba que por un referendum votado aíios atrás, la cualidad de socialista era incompatible con la de francmasón. El golpe iba bien asestado, pues si la masa socialista es refractaria á las logias, los Jefes reformistas pertenecen, casi todos, á ellas. Los «hijos de la viuda* trataron de parar el golpe con la astucia y la cobardía que los caracteriza. Ninguno de ellos se atrevió á dar la cara abiertamente. Basta Podrecca, el director del inmundo A%ino, negó pertenecer & la secta, si bien la defendió con todas sus fuerzas. «No soy francmasón—dijo impúdicamen- 394 F. M. MBLGAB te, caando es de notoriedad pública lo contrarío—, pero debo confesar qne para la labor anticlerical, esencialísima en nuestro programa, no contamos con aliados más útiles y celosos que los masones, y sería altamente impolítico indisponernos con tan preciosos auxiliares.» 6n el mismo sentido abundaron los oradores más influyentes, pero como se comprendía, instintivamente, que la gran mayoría era hostil á las logias, el presidente escamoteó la cuestión, negándose á provocar un escrutinio, caliñcando el asunto de «odioso», y decidiendo que aquello no era de competencia del Congreso. Tfa estaba el problema zanjado por un referendum anterior. Los que no se quisieran someter á éste, podían promover otro nuevo sobre la misma materia. El reformismo ha triunfado, por lo tanto, en toda la línea, y el socialismo italiano, que empezó en Genova, aceptando el programa marxista, reniega de sus orígenes, entra en pactos abiertos con el capitalismo, y hasta prepara la vía á un ministerio Luzzati-Sachi-Bissolati-Turati, en el que se repartan las carteras empedernidos burgueses y seúdoproletarios. Sin embargo, es tal la incoherencia y el desconcierto moral en los centros socialistas, que al mismo tiempo que el Congreso de Milán empujabaá sus prohombres á entrar en combinaciones parlamentarias y á consolidar el bloc sectario, daba á éste un golpe terrible, votando una moción de censura contra los republicanos, por sus actos despóticos contra los socialistas romanólos, y declaraba que nada había de común entre el socialismo y la república, malamente confundidos por muchos. Inútil es decir que en un solo punto estuvieron de acuerdo los congresistas, en el de competir en alardes de impiedad, condensando perfectamente el pensamiento dominante en todos el nuevo director del ¡Avantil, Treves, cuando exclamaba: «el primero de nuestros deberes es arrancar del alma popular hasta las últimas raíces del cristianismo.» * * * Mientras en la industriosa Milán se entregaban los socialistas á estériles disputas, en la artística Florencia se celebraba otro Congreso obrero, pero obrero de verdad, el primero de los ferroviarios {cheminoU) católicos italianos. Ya cuenta con 3.000 adherentes esta benemérita asociación, calcada sobre la que existe en Francia, y suscitada por su ejemplo, pues la ida á Boma, en peregrinación, dos años há, de 800 oheminott católicos franceses, fué lo qae dio la idea de imitarlos á sus colegas transalpinos. BETISTA SOCIAL INTESNAOIOITAL 395 Afirmando, ante todo, su fe religiosa, los ferroviarios italianos se proponen en su sindicato procurar el mejoramiento moral y material de la clase á que pertenecen, repudiando enérgicamente las utopias revolucionarias de los otros dos sindicatos ya existentes, que reclaman: el uno la entrega á los cheminots del material de las empresas, y el otro la explotación directa de los ferrocarriles por los obreros. Rechazando esas aberraciones insensatas, los sindicatos católicos aspiran á obtener un mínimum de ventajas para sus diferentes categorías de empleados, y un mínimum de reforma del contrato de trabajo y de las horas de jornal, formulando nn programa totalmente distinto del revolucionario, sin que esto les impida acuerdos pasajeros y momentáneos con otras asociaciones, para objetos determinados. Desdeüosos de los espejismos ilusorios y deseosos únicamente de realidades prácticas, han creado ya en Florencia cursos nocturnos de enseñanza profesional, divididos en secciones, de las cuales, unas preparan para los exámenes de admisión y otras para los de ascenso á una categoría superior. En Treviso han creado además una cooperativa de construeciones para casas obreras, y en Boma una caja de préstamos y socorros mutuos. El Congreso de Florencia ha adoptado definitivamente para la asociación el título de Sindicato nacional de ferroviarios católicos, ha resuelto la publicación de un órgano profesional, II Direttiasimo y ha decidido adherirse á la «Unión económica» de loa católicos italianos. En las deliberaciones han tomado parte activa é importante, invitados como socios de honor y miembros protectores de la obra, el Doctor Eoselli, Secretario general de la Unión Popular y el diputado Longinotti, el activo promovedor del movimiento profesional de Brescia. * * Hace ya algunos años, desde fines del pasado siglo, que hay en el seno del catolicismo alemán dos tendencias, ó dos escuelas, si se quiere, que se disputan la dirección de las obras sociales, la escuela que ha dado en llamarse del Oeste, porque su centro de acción está en Oolonia,y la escuela de Berlín. La primera, que tiene por órgano en la prensa la Kolnische VolJc»zeitung, tiende á acordarse con los protestantes en el terreno de la acción práctica para luchar contra el socialismo materialista; y la segunda, cuyo órgano es la Oermania, desea conservar al catolicismo su eficacia particular, sin debilitarla con alianzas de ninguna clase. 396 F. M. MxhaAR Quiere esto decir que la escuela del Oeste preconiza la creación de sindicatos interconfesionales, mientras que la de Berlín es partidaria de la formación de sindicatos exclusivamente católicos. Una y otra invocan en favor de su tesis respectiva razones de tanto peso, que Boma no ha querido, basta ahora, desautorizar á ninguna de las dos, dejando la cuestión libre. Los sindicatos interconfesionales llevan, á los otros, dos ventajas: la de la antigüedad y la del número. Fueron, efectivamente, los primeros en fundarse (1898) como un valladar contra el socialismo, y tanto es asi, que el nombre que se les dio al nacer y q ue debieron haber conservado siempre para evitar confusiones, fué el de Sindicatos antisocialistas. Su objeto era proteger al obrero contra los abusos de los sindicatos patronales, y preservarle al mismo tiempo del peligro de dejarse absorber por los poderosos sindicatos obreros socialistas. En ellos se agruparon, indistintamente, protestantes y católicos, y no tardaron en crecer como la espuma. Hoy mismo reúnen 300.000 miembros, 260.000 católicos y 40.000 protestantes. Vienen, pues, por orden de importancia numérica, en el primer puesto detrás de los sindicatos socialistas, muy por delante de los sindicatos liberales, de los independientes y de los católicos, que son los últimos, pues no reúnen entre todos arriba de 15.000 miembros. A lo cual hay que aSadir que cuentan con las simpatías, y casi pudiera decirse con la protección del pujantísimo Volksverein. Estas ventajas indiscutibles están contrabalanceadas por la consideración de que los dos insignes purpurados, gloria de Alemania, el Cardenal Fischer, Arzobispo de Colonia, y el Cardenal Kopp, de Breslau, son opuestos al intercoufesionalismo, contra el cual se han expresado ambos, singularmente el último, en términos altamente severos. Severidad que ciertamente justifican los peligrosos caminos en que principian á aventurarse los interconfesionales. Cuando dos confesiones distintas quieren agruparse para una acción común, lo natural y lo indicado es que busquen el mayor número de dogmas posible admitidos por ambas, y que las diferencien de las otras. Siendo esas dos confesiones la católica y la protestante, deberían, por ejemplo, baberse puesto de acuerdo sobre todas aquellas verdades que las dos admiten como indiscutibles: la divinidad de Jesucristo, la redención, la vida eterna, el pecado original. En tal caso esos sindicatos hubieran merecido con justicia el nombre que se dan de interconfesionales omítanos. Lejos de eso, la única profesión de fe que exigen de sus EEVISTA SOCIAL INTEENACIONAL 397 adherentes es ésta, cuya vaguedad alarma desde luego: creencia en Dios y reconocimiento de im orden natural de justicia y de moralidad, ¿Qué liay aquí de cristianismo, qué de revelación, qué de dogma? Esa no es profesión de fe cristiana, sino deísta, y la mayor parte de los librepensadores espiritualistas la suscribirían sin dificultad de ninguna ciase. Esta consideración es la que ha decidido al Cardenal Fischer á protestar contra esos sindicatos, á los cuales es posible que hubiese prestado hasta mejor acogida si concretan y precisan más 8u carácter cristiano. Pero no podían hacerlo por la tendencia, cada vez más marcada, del protestantismo alemán á diluirse en el deísmo ó en el indiferentismo, siendo hoy numerosos los luteranos que niegan, ó desconocen, la misión divina del Eedentor. Los interesados alegan en su defensa que ya se dilucidó esta cuestión el año 1899 en el Congreso católico de Maguncia, al que se adhirió todo el Episcopado alemán,y en el que se especificó que los sindicatos, para producir mayores frutos, debían ser interconfesionales, es decir, admitir indistintamente miembros de una y otra confesión. Y es verdad, sólo que aquel congreso añadió sabia y previsoramente: «á condición de que esos miembros permanezcan en el terreno del cristianismo.» De cuyo terreno se salen ahora al contentarse con la mera profesión de creer en Dios, un Dios impersonal, indeterminado, que lo mismo puede ser el Ser Supremo de los terroristas, que el Arquitecto del Universo de los francmasones. Dados estos antecedentes, se comprende la apostólica indignación con que se expresa el Cardenal Kopp en su última carta á los Industriales (sindicato femenino) de Berlín, i>rohibiéndoies organizarse interconfesionalmente, y exigiéndoles que su agrupación sea exclnsivamente católica. Dicha carta está escrita en tonos tanto más vivos cuanto qne era confidencial y reservada, y nunca pudo su ilustre autor sospechar que viera la luz pública. Pero el Berliner Tagehlatt pudo procurarse un texto y se apresuró á divulgarlo, con fruición, adornándolo con comentarios pérfidos en los que pretendía poner en contradicción al Cardenal Kopp con el Cardenal Arzobispo de Colonia, «uno de los inspiradores de la mentalidad del Oeste». Así pensó el órgano protestante sembrar cizaña en el campo católico, crear divergencias entre los dos venerables purpurados y desconcertar á los buenos. Su cálculo ha salido fallido, pues esa indiscreción suya ha obligado al Cardenal Fischer á salir de su silencio para proclamar su identificación absoluta con el Cardenal Kopp y coa todo el Episcopado alemán en masa. 398 F. H. MELGAR «No nos avergoncemos nunca del dictado de católicos, dice el Arzobispo de Colonia; no le disimulemos nunca y prefirámosle & todos». Y á renglón seguido protesta «con indignación y con energía» contra todos los que le supongan inspirador ni protector del interconfesionalismo. Este, efectivamente, á pesar de sus grandes progresos materiales, va siendo cada vez más insostenible, y todo induce á creer que ya se habrían adoptado, por quien puede hacerlo, medidas severas contra él, si no fuera por consideración á las almas de esos 40.000 protestantes de buena fe, englobados entre los católicos y que estarían expuestos, casi inevitablemente, á caer en las garras de la Social Democracia, si los separaran de su lado los católicos. Lo que parece más indicado es la táctica prudentísima aconsejada por el Osservatore Romano en el magistral estudio que á esta difícil cuestión acaba de consagrar eu uno de sus últimos números. Que sigan paralelamente, dice el órgano pontificio, los sindicatos católicos y los interconfesionales cristianos, procurando vivir fraternalmente y sin combatirse, pero cou tendencia á favorecer todo lo más que se pueda los desprendimientos de los segundos en favor de los primeros, que coustituyeu una base de reorganización social más sólida y más seria. Es decir, que los sindicatos interconfesionales sean á manera de un vivero donde se planten los árboles débiles y pequeños, que no están formados todavía, y á medida que se robustezcan y se les asegure la vida, que se les traslade á los sindicatos católicos, que es donde pueden prosperar y dar mejores frutos. Esta ha sido siempre la visible tendencia del Episcopado alemán, que va acentuándose más y más cada día, y que la carta del Cardenal Kopp pone de manifiesto con un vigor de expresión que difícilmente puede ser sobrepujado, ni aun igualado, por lo mismo que el sabio Príncipe de la Iglesia creía hablar en familia y poder expresarse con paternal libertad. La indiscreción del Berliner Tageblatt es, en este sentido, providencial, pues gracias á ella pueden los católicos alemanes sorprender el pensamiento íntimo de sus más celosos Pastores. F. M. MELGAR. CRÓNICA SOCIAL ESPAÑOLA 15 OCTUBRE-15 nOVlEflBRE El IV Congreso internacional contra la «trata de blancas».—Una conferencia Interesante.—El I Congreso español antituberculoso.— Datos de un Dispensario. — La cuestión de la mendicidad: una idea.— La V Semana Social de España.—Sobre el derecho á la huelga; el «boycott» y el «lock-out»: discurso parlamentario del Sr. Presidente del Consejo.—Las subsistencias y la Asociación general de Ganaderos.— La Asamblea Regional Católica de Galicia. En los últimos días del pasado mes de Octubre se reunió en Madrid el «IV Congreso contra la trata de blancas». No tenemos espacio para reseñar cual quisiéramos las interesantes discusiones habidas en este Congreso de tantísima importancia social y hemos de limitarnos á reproducir sus «conclusiones» que fueron aprobadas por unanimidad, y dicen así: 1." Que los Comités nacionales propongan las modificaciones de sus legislaciones respectivas en el sentido de que sea castigada como traficante toda persona que con fin de lucro haya entregado una mujer á la trata. 2." El Congreso internacional, reconociendo los progresos realizados en los distintos países, en la legislación referente á la represión, entiende que las disposiciones aplicables á los que trafican con menores de edad, deben ser aplicadas también á los que se dediquen al tráfico de mayores de edad; por consecuencia cree que la palabra «mujer» debe sustituir á la de «menores» en todas las definiciones del delito de la trata. 3.* Solicitar de los Gobiernos firmantes del acuerdo diplomático del 18 de Mayo de 1904 que armonicen en sus respectivos países las disposiciones sobre emigración que se relacionen con la trata de blancas. 4.* Se acuerda que, previo concierto entre las naciones interesadas, loa individuos culpables de actos relativos á la trata en Egipto sean juzgados, cualquiera que sea su nacionalidad, por los Tribunales mixtos egipcios. 6.* Acordar que los Comités nacionales consignen contra la trata de blancas en Egipto, recursos, que entregarán en la oficina internaoioQal de Londres. 400 MANUEL S . ASENSIO 6.* Invitar á los Gobiernos á sostener en sus relaciones internacionales el principio de que toda mujer víctima de la trata debe ser repatriada, sin que se tenga en cuenta su edad. 7." Acordar que las autoridades restrinj'an el número de oficinas de colocación que como industria se establecen y, por el contrario, faciliten, subvencionándolas, las organizadas filantrópicamente que funcionen con completo desinterés. Procurar que se estimule la creación de oficinas de esta última clase. Que se fije un mínimum de edad para que una menor pueda ser colocada sin la intervención de una oficina de esta última naturaleza, dando lugar todas las colocaciones á un contrato escrito entre el empleado y el contratante, cuyo formulario se establecerá por las autoridades. Que éstas ejerzan vigilancia, tanto sobre las operaciones de colocación, como sobre Ja ejecución de los contratos. Que la dirección de esta vigilancia no se conceda sino á funcionarios cuya jerarquía aleje toda sospecha de tentativa de corrupción. Que los Comités nacionales presten apoyo cerca de las autoridades de sus países á las oficinas de colocaciones dirigidas por Asociaciones filantrópicas ó profesionales. 8." Acordar que para los auxilios pecuniarios incluidos en los presupuestos de cada país soliciten los Comités que se lleve á efecto un Convenio internacional, por virtud del cual adquieran este compromiso todos los Gobiernos firmantes del acuerdo de 18 de Mayo de 1904. Y 9.* Conceder un voto de gracias al Comité español por la proposición hecha referente á la recopilación de las leyes y disposiciones administrativas acerca de la trata de blancas, significando á los Comités nacionales la conveniencia de remitir con urgencia los documentos al Comité español. Cou motivo de esto Congreso ha dado en el Ateneo la Sra. Avril de Sainte Croix una conferencia explicando el objeto de la acción moralizadora internacional de represión de la «trata». Protestando contra lo que cree y llamó prejuicio, tan general y extendido, de ser una necesidad la prostitución (no es necesidad, sino un mal que se tolera para evitar malea peores), recordó que «hace algunos años se supo, cou hoiTor, en el mundo civilizado, que por el Canal de Suez habían pa- CEÓNICA SOCIAL ESPAÑOLA 401 sado más de 3.000 jóvenes, llevadas por mercaderes de carne humana á los mercados de América del Sur para venderlas y explotarlas. Atribuyendo esta llaga social de la prostitución á la situación económica que en sus varias manifestaciones condena á un gran número de infelices mujeres á comerciar con su cuerpo para poder vivir, dijo la señora conferenciante que según estadísticas oficiales, y por efecto de la industrialización del trabajo, el 60 por 100 de las mujeres se ven obligadas á subvenir á su existencia, y de esas, sólo el 3B por 100 logran ganar apenas lo suficiente para mantener la vida. Terminó la conferencia rechazando enérgicamente la reglamentación y optando, en absoluto, por el sistema abolicionista. Casi por los mismos días que se celebraba en Madrid el Congreso contra la trata de blancas, se celebraba en Barcelona otro Congreso de no menos importancia social. Nos referimos al I Congreso espailol contra la tuberculosis, que el Dr. Guerra y Estapó considera como uno de los más sobresalientes que se han organizado después del de París de 1888. Son muy atendibles las consideraciones que hace este ilustrado profesor. «No sabemos—dice—si la tisis es ahora más frecuente que antaño, pero sí estamos seguros que es diagnosticada mejor; examinados los enfermos con el auxilio de medios desconocidos ayer, la tuberculosis es frecuente, frecuentísima, hasta el punto de que los mismos módicos, acostumbrados todos los días á tener ante la vista toda clase de males que apesadumbran á la Humanidad, y la desmoronan, nos sentimos aterrados ante la frecuencia de la enfermedad más terrible que hoy nos diezma, sobre todo en las grandes poblaciones. La rapidez de comunicaciones, la vida activísima á que la sociedad moderna se somete, las aglomeraciones humanas, los vicios unas veces, la escasez de alimentación otras, la falta de aclimatación del labriego, que busca la gran ciudad, y el contagio, siempre llenan á los individuos de sufrimientos y congojas, á las familias de dolor y á las Naciones de pérdidas enormes. Al fin, los estudios modernos han descubierto al enemigo: conocemos en dónde se cobija, vamos conociendo cómo nos ataca, y aunque el descubrimiento ha sido muy tardío, él ha de servirnos para resolver este problema social. 402 MANUEL S . ASBNSIO Social hemos dicho, y lo és de los mayores. La estadística nos da la cifra escueta en millares ó en millones: el número de víctimas y el número de muertos; pero lo que la estadística no nos da, es el número de infelices que, ya desde casi al nacer, llevan la semilla en el cuerpo; lo que la estadística no nos dice, es el número de infelices que se sienten débiles para toda clase de trabajo, flojos para todo cuanto es actividad; de lo que la estadística no nos informa, y probablemente no lo hará jamás, es del número de millones de hermanos nuestros que sufren del mal, y van siguiendo el camino de una vida lánguida y penosa, hasta que llegan á dar su contingente individual á la cifra de tres millones cada año. Basta que se medite por un momento la cifra anterior de mortalidad anual y la larga duración que la enfermedad suele tener antes de llegar al desenlace, para comprender el número incalculable de enfermos tuberculosos que pisan actualmente la tierra. Es imposible que ante un desastre de tal cuantía no se apresten á la defensa los individuos y los pueblos, las colectividades y los Gobiernos, y en primer lugar los médicos, quienes por nuestros estudios somos los llamados á dar los consejos necesarios para precavernos todos del mal y curarlo cuando la precaución no ha servido». Por lo que pueda interesar al sociólogo, he aquí algunos datos recogidos en un Dispensario antituberculoso por otro distinguido profesor, el Dr. Villegas y Bermúdez de Castro, y que se relacionan con la edad, el trabajo y el jornal de los tuberculosos. Del centenar de casos observados—dice el Dr. Villegas —tan sólo 13 individuos comenzaron á trabajar después de los quince años de edad; todos los demás empezaron antes. En dicho centenar de casos, 41 trabajan en la actualidad más de diez horas; y 32 no descansan ni siquiera el tiempo mínimo de seis horas diarias. Las observaciones hechas acerca del jornal, dan por resultado que el 27 por 100 no alcanzan un jornal de dos pesetas; y el ingreso total de la familia representado por la suma de lo que ganan todos los individuos de ella no llega tampoco á dos pesetas diarias en un 37 por 100 de los casos; ingreso que al relacionarlo con el número de individuos, entre los cuales ha de repartirse, resulta inferior á una peseta por individuo en 68 por 100 de los referidos casos. Y descontando' de los ingresos (jornales) de los enfermos observados, que só- CEómcA SOCIAL ESPAÑOLA 403 lo cuentan con un jornal inferior á dos pesetas para toda la familia, las quince que como mínimun pagan por alquiler de la vivienda, he podido demostrar—dice el Dr. Villegas—que hay un gran número de tuberculosos que en realidad no tienen más de cuarenta y cinco pesetas mensuales para atender á todas las necesidades de ellos y sus familias. Esto, aparta de las pésimas condiciones de sus viviendas, insuficientes siempre, sin ventilación y sin luz, donde los pobres se amontonan y reina la más extrema incuria á favor de esta miseria que ha sido ponderada muchas veces, pero que es preciso verla para poderla apreciar en toda su profundidad y negrura. Una vez más se trata de reglamentar la mendicidad y aun de extirparla, localizándola, esto es, impidiendo su ejercicio a los que no sean naturales de la localidad, y aún á éstos también, puesto que se les ha de atender en asilos ó refugios. No pocas veces hemos tratado de este asunto en estas páginas (artículos y crónicas) y sabido tienen nuestros habituales lectores cuál es el criterio católico con que juzgar de esta cuestión ó problema social; y si ahora tratamos de este asunto, es por la originalidad de una idea que hace pocos días ha expuesto un diario católico madrileño. A lo que parece, serán necesarias en Madrid de 15 á 25.000 pesetas mensuales para resolver el problema, las cuales han de pesar, al fin, sobre el contribuyente, si la liberalidad ó desprendimiento de los compasivos no llega á cubrir esa cantidad que se calcula suficiente. Pues bien: el diario á que nos referimos, cree que se podrán reunir cada mes 40.000 pesetas, sin gravar á nadie. Hé aquí como: «Calculando—dice—en 600.000 habitantes el censo de la población madrileña, es evidente que se requieren 126.000 pisos para alojar sus familias, suponiendo que conste de cinco individuos cada una. Ahora bien, calculando que el promedio de lo que cuesta cada piso sea cien pesetas mensuales, tendremos un capital con sólo la fianza (el alquiler de un mes) que exigen los caseros, por valor de doce millones y medio de pesetas que al 4 por ciento serán 500.000 de producto al año. »La idea—dice el diario madrileño—bien merece meditarse.» En toda la prensa católica ha sido anunciada la «V. Se- 404 MANUEL S . ASENSIO mana Social de España que se celebrará en Barcelona durante los días comprendidos entre el 27 del corriente mes y el 4 del próximo Diciembre y tendrá el mismo carácter y tendencia que las cuatro anteriormente celebradas en otras capitales; es decir, que se mantendrá dentro del espíritu católico social de tan hermosa y fecunda institución, dedicada exclusivamente á la enseñanza teórico-práctica de las cuestiones sociales. Las lecciones en esta quinta semana social versan sobre los siguientes temas: 1." Las grandes líneas del catolicismo social. 2.° El catolicismo social y los problemas obreros. 3." Intervención del Estado y del Municipio en las cuestiones obreras. 4.° El descanso dominical y su bienhechora influencia, ó." Las instituciones de previsión y los obreros. 6.° Instituciones y remedios contra el paro involuntario. 7." Necesidad de una ley para las uniones profesionales obreras; y 8.° La acción social de los Volksverein. Además, conferencias generales para todos los inscritos, y especiales para los patronos, las señoras, los jóvenes, los sacerdotes, los obreros y operarios. Son profesores y conferenciantes los señores Castroviejo, Guallar, Jiménez, López Núñez, Lugán, los P P . Más, Moragas, Palau, y Plá, Pont, Ripoll, Rodríguez de Cepeda, Euiz Castellá, Ros de Olano y Trias. En la crónica próxima podremos—Dios mediante—dar más noticias de esta semana social. Sólo á título de información, y por lo que se refiere á las cuestiones sociales, recogemos en estas páginas las manifestaciones del Presidente del Consejo de Ministros, señor Canalejas, en el Congreso de los Diputados durante la sesión celebrada el viernes 11, del presente mes, según las ha publicado la prensa periódica, y señaladamente iJZ Imparcial, del que las copiamos. Acerca de la invitación pacífica á la huelga, dijo así: «No hay ninguna ley ni jurisprudencia en ningún país culto, en que la invitación al paro, cuando no va acompañada de amenazas, de coacciones y de violencias, se considere ilícita. »Habíase planteado ese problema en el Parlamento británico, en las dos Cámaras, y no faltaron algunos patronos importantes del Reino Unido que—coincidiendo con el criterio que aquí sustentó, puesto que se desprendía ese criterio de sus censuras al gobernador civil de Barcelona, el señor Bertrán y Musitu—mantuvieron lá doctrina, á mi juicio, an- CRÓNICA SOCIAL ESPAÑOLA 405 tijurídica, de que la mera invitación á la huelga constituye delito, y el asunto se falló por las dos Cámaras; la de los Lores y la de los Comunes, y son autoridades del partido conservador inicies las que sentaron la doctrina consignada en la ley de 1906, y que después resplandece en las múltiples sentencias que tejen la Jurisprudencia británica, de que tal invitación es perfectamente legal. Claro está que en esas sentencias y en esa ley no puede confundirse la invitación á la huelga con la imposición desenfrenada, brutal, por agitadores que apelan á la coacción y á la violencia; porque eso es ilegítimo, porque eso está penado en el Código español y en todos los Códigos del mundo.» Y afirmando el derecho de huelga, añadió el orador: «Derecho de huelga, sí; ¿quién ha pretendido aquí la limitación del derecho de huelga? La huelga está admitida por la ley que todos hemos votado; la huelga puede ser, es muchas veces legítima; la huelga puede llegar á ser santa; pero ¿qué tiene que ver el ejercicio del derecho de huelga con asesinar á los esquiroles, con oponer aquellas limitaciones al derecho y á la libertad humana que supone el «boycott», que suponen todas las formas de coacción de que voy á hablar enseguida? »Sobre este problema del «boycott», no para reformas legislativas, sino para orientaciones de la política, para determinaciones de un criterio que, expresado aquí, trascienda á los Tribunales de justicia, solicitó en la otra Cámara, y aun me permití insinuar en ésta, la conveniencia de escuchar opiniones, y las que me salieron al paso coincidieron en que el «boycott» es lícito. Ya luego en este debate de ahora hemos distinguido entre el «boycott» de materias, el «boycott» de personas, el «boycotl» en que interviene la violencia y aquél en que no interviene la coacción material. •»Son estos conceptos jurídicos muy sutiles, y son aun más sutiles, más incoercibles, se escapan más á la comprensión de la realidad de los que han de aplicarlas, las sanciones que derivan de esos conceptos jurídicos. Y ¡pregunto: ¿es que vamos á convenir ya en que en el mundo no hay más coacción y violencia que la coacción y la violencia físicas? ¿Es que cuando se declara la ilicitud del «boycott», se ha de atender tan sólo á una expresión genérica, discretándola artificialmente de su finalidad, ó hay que tomar en cuenta á qué fines se dirige el «boycott»? »R6conozco que cuando el «boycott» en las personas y en las materias se dirige á los fines de afirmar una finalidad relacionada con el conflicto de la huelga, hay ahí penumbras muy difíciles en las que apenas si se puede distinguir 406 MANUEL 8. ASBNSIO la responsabilidad civil y la criminal; pero cuando aparece el intento de perjudicar, de inferir daño, no hay ni una sola jurisprudencia en el mundo, ni una sola, á pesar d© las transformaciones ocurridas en la jurisprudencia alemana, á pesar de la transformación que supone la última sentencia de la Corte Suprema de Washington, á pesar déla desviación de los antiguos cauces que se ha producido en las últimas sentencias de los tribunales ingleses, que no defina tal propósito como delito. Puede escudarse una pretensión agresiva personal, un odio personal, un fin político con la máscara de la huelga, con la máscara del conflicto obrero. De manera que la finalidad para la cual se emplee el «boycott», además de los medios de violencia que se ejerciten, son expresiones que debemos matizar bien cuando tratamos de definir la licitud ó ilicitud del «boycott». »Me dice el Sr. Iglesias (D, Pablo), y me dice con perfecta razón, ya lo ha advertido el Sr. D. Emiliano Iglesias, y me parece que el propio señor Oorominas, en su magnífico inolvidable discurso de ayer, que yo hubiera querido contestar inmediatamente, porque le hubiera tributado los modestos honores de mi impugnación, me dicen estos señores: pero ¿es que no hay actos de «boycott* más que en los obreros? Y yo he dicho siempre, en la alta Cámara el otro día, y he repetido aquí en más de una circunstancia, que aplico la propia responsabilidad á aquellas formas de «boycott» que se desprenden del ejercicio de los que se suponen derechos de los patronos; porque es evidente que cuando quiere un patrono, ó cuando quieren varios patronos, desintegrar la Corporación ó la Asociación que han constituido los obreros, porque ven allí un arma para las reivindicaciones lícitas con procedimientos legítimos, los patronos violan la ley; la ley moral, desde luego, los principios de derecho desde luego; la ley escrita, eso es lo que ya ofrece algunas más dudas y vacilaciones, sobre todo desde que he escuchado á elementos conservadores, económicos, sociales y políticos, sobre este particular. »E1 «lock-out», el despido intempestivo, ¡ah! eso me parece altamente censurable y aun punible. Pero note el señor Iglesias que como en el mundo todas las cosas, sobre todo en el orden de la dialéctica, se combinan en términos que no admiten distinciones artificiosas, cuando nosotros impugnamos, S. S. y yo, los dos juntos, los dos conformes en una misma doctrina, el ejercicio ilícito del «boycott» de los patronos en forma de «lock-out», nos ha de salir á las mientes aquello que S. S. ve como esencial en la huelga, que es la sorpresa; porque la forma más áspera que tiene el «lock-out» CRÓNICA SOCIAL ESPAÑOLA 407 es la sorpresa, es la interrupción del trabajo, del género de vida del obrero, de la Asociación obrera, en un momento dado, por agresión del patrono, colocándole en la situación de que, como no se puede emigrar en un día, como no se puede encontrar sustitución al trabajo en un día, habrá de rendirse, de avasallarse, aceptando un jornal ínfimo por un trabajo enorme. Pero eso lo tiene también la sorpresa de la huelga; porque la sorpresa acrecienta la agresión del obrero ó de la Corporación obrera en un momento dado, cuando el pedido es mayor, cuando la necesidad es más apremiante, cuando, por no servir el pedido, puede venir la pérdida de una clientela, ó cuando puede ser mayor el resarcimiento de daños y perjuicios al suspender su labor el patrono. De modo que habría que proceder, sería bien proceder, en un Parlamento sobre todo, con gran espíritu de equidad, con aquella disposición de ajustar los ánimos al imperio inflexible del raciocinio, que es señor y soberano al cual todos tenemos que reconocer y guardar respeto como subditos; porque el que no se somete al imperio del raciocinio, no es un ser racional para formar una educación pública. »No quiero dejar de decir algunas palabras, porque van á terminar las horas dedicadas á este debate, sobre el procedimiento del «sabotaje», que, afortunadamente, no ha aparecido por España, y que ya se predica, contra el cual ha habido aquí execraciones, pero no sé que haya habido la execración de don Pablo Iglesias, que era la que más interesaba á la Cámara. El «sabotaje», que viene de «sabot», palabra francesa del «argot» de ciertos barrios extremos de la población de París, que por primera vez se lanzó á los aires de la publicidad, como receta de las huelgas, en un cierto Congreso, en un pequeño Congreso obrero, se deriva del «gocaunog» de Inglaterra, y es, como el «boycotaje», un concepto muy genérico, que reviste muchas modalidades. Es )a primera de ellas la de-la resistencia pasiva; resistencia pasiva recomendada en el Congreso de los huelguistas de ferrocarriles en Italia; es otra modalidad la disminución de la productividad de la máquina; es otra modalidad la suspensión temporal de la máquina; es otra modalidad la destrucción de la máquina; es otra modalidad la imperfección del trabajo; es otra modalidad el descrédito de la producción; en fin, hay una larga serie, una indefinida serie, por lo menos de diez y ocho ó veinte formas, por medio de las cuales se ha venido ejercitando el «sabotaje», fingiendo, para cohonestar con apariencia jurídica este procedimiento, muchas otras, hasta aquélla de «á mal pago, peor trabajo»; traducida á 408 MANUEL S. ASENSIO varios idiomas, porque lo fué del inglés al francés, siguió luego al alemán y ha venido á traducirse con esta expresión al español. ¿Qué es eso? Eso es Ja intoxicación moral del proletariado. Así es que la primera vez que se celebró un Congreso obrero, presidido por un hombre muy radical, del mismo socialismo revolucionario, al oír estas fórmulas, dijo al presidente: «Protesto; porque antes de educar al obrero par a la huelga y para la defensa, hay que educarlo para la moralidad, y es una inmoralidad que el obrero que recibe en depósito una máquina, que representa un capital, lo desacredite y rompa la máquina; es un descrédito técnico y moral»; y en aquel Congreso prevaleció, por muy pocos votos, la fórmula del «sabotaje». »¿E3 lícito ó es ilícito el «sabotaje»? ¿Está dentro del articulo 2.° de la ley de huelgas? ¿Pide otras definiciones jurídicas? Problemas son éstos que yo no puedo ahora plantear, pero sobre los cuales os invito á que, en otro momento, cuando queráis, meditemos, para buscar una solución jurídica, que yo no quiero una solución arbitraria. »Y ahora, para terminar, permitidme una consideración que á mí me parece fundamental y que demuestra cuánto estimo yo la necesidad de vigorizar la Asociación obrera. No h a y para tales excesos más que una de estas tres actitudes: ó la indiferencia y la impunidad, que, filtrando estos gérmenes ponzoñosos en la conciencia del obrero le llevará á los mayores extremos, apartando al capital de la industria y haciendo imposible la vida social, ó el castigo penal, ó la responsabilidad civil. Pero ¿por qué esa tendencia, á mi juicio morbosa, de muchos elementos políticos y patronales españoles á la sanción punitiva, porque si no hay sanción punitiva no hay sanción? »Cuando se constituye la sociedad obrera con patrimonio propio, con personalidad jurídica propia, entonces surge la teoría del cuasi delito, la teoría de la culpa, establecida en nuestro Código civil, procedimiento por el cual se puede indemnizar al perjudicado; pero cuando no tiene vitalidad la asociación obrera, cuando no es más que un aparato de asociación y se reúne un día para estimular huelgas y otro para producir escándalos, cuando no tiene sustancia y jugo propios, cuando no tiene vida económica (y yo deseo que la tenga y que la tenga m u y próspera y fecunda, sin que me asuste esa especie de mano muerta proletaria, que viene á sustituir á la mano muerta tradicional), mientras carezca de eso, la sociedad obrera no puede responder, y como no puede respander, el ánimo se inclina, teniendo que optar entre la responsabilidad punitiva y la criminal, á buscar CRÓNICA SOCIAL ESPAÍKOLA 409 fórmulas de responsabilidad criminal. Por eso será una gran obra de educación social el que nosotros realicemos eso, y ahora veréis en el reciente movimiento que está promoviendo Inglaterra cómo penetrando en las fuerzas revolucionarias proletarias la noción de que para llegar á liquidar este pasado glorioso de las Trade-Unions hay que poner la fuerza del Estado frente á la fuerza física ó material de los revolucionarios, quiere dar de mano (que á eso aludía yo al hablar al Sr. Iglesias de otros que pueden ó quieren sustituirlo) á todo ese elemento rico, prospero, para someterlo al elemento anárquico, revolucionario, sin responsabilidad, sin coerción posible.» Terminó el discurso con estas palabras: «¿Queréis ejercitar en la economía nacional, en la historia nacional, socialistas cultos, socialistas directores de masas, con conciencia de que cumplís una gran función moralizadora, queréis ejercitar la altísima función histórica, gloria de Inglaterra y de las Trade Unions? Pues capacitaos al efecto; es nuestro deber, al menos el de los elementos democráticos, ayudaros, y ayudaros con interés patriótico, con entusiasmo, á constituir personalidades fecundas, fuertes y poderosas. Entonces ejercitaréis una gran función; mirad el pasado, mirad las Trade-Unions y ved lo que han engrandecido á Inglaterra. »A)go hemos hecho; alguna labor hemos realizado, y estamos dispuestos á realizar más; pero no nos pongáis ahí como un valladar entre nuestro anhelo, entre la acción de las clases directoras y las clases dirigidas, el espectro de la revolución, porque nosotros no llamamos á esos elementos á la sumisión, á la humillación, á la postergación; los llamamos á la fraternidad, á la convivencia, á la coparticipación del Poder público con el sufragio universal, con el Jurado, y á toda influencia económica, social y educadora. Y vosotros, los hombres que dirigís algunos de esos elementos—que otros muchos ya están apercibidos y desconfían de vuestros consejos—, vosotros que influís en ellos, traedlos á la vida del derecho, al amor de la legalidad, no á que sean diputados de la mayoría, ni electores de los monárquicos, sino al ambiente de la paz, porque en la paz y en la legalidad todos nosotros, los elementos directores, la nación entera, ansiamos el mejoramiento de las clases proletarias, la paz, el bienestar y el progreso de todos los españoles.» Con motivo de la información pública para el abasteci- 410 M A N O B L 8 . ASENSIO miento económico de las poblaciones, la Asociación General de Ganaderos, que presidió el Duque de Veragua hasta su fallecimiento, y hoy preside el Duque de Baüén, ha elevado al Sr. Ministro de Hacienda un notabilísimo informe. En dicho documento se demuestra que la carestía en el precio de las carnes de consumo, no tiene su causa ni en la disminución de la ganadería, ni en la protección arancelaria, sino en el actual sistema de abastos y en los intermediarios. La prueba de que la ganadería no ha disminuido, sino que, por el contrario, va paulatinamente en aumento (además del sobrante que siempre queda en las ferias y mercados), la tenemos en las últimas estadísticas oficiales: El avance pecuario de 1891, en cuanto al ganado dedicado al consumo (vacuno, lanar, cabrío y de cerda), da un total de 20.039.215 cabezas; la estadística de 1907 da un total de 20.778.803, y la de 1908, un total de 24.046.829. El aumento es general en todas las especies. «Esas estadísticas—dice la Asociación—arrojarían aun cifras mayores si se formaran más minuciosamente y no hubiese la ocultación que el temor al Fisco impone á nuestros Municipios y agricultores.» No será en España tan escaso el ganado y tan cara su producción cuando, recargado con los gastos de transportes y derechos arancelarios de las naciones á que se destina, puede venderse en los mercados extranjeros en competencia con las reses que tanto empeño hay en traer aquí, y para las que se solicitan beneficios y facilidades que nuestros ganados no encuentran en otras fronteras. Por nuestro arancel de importación, el ganado vacuno mayor paga 35 pesetas; las terneras, 11; el ganado de cerda, 11 también; el lanar, 3, y el cabrío 2. De la tabla oficial de valores aparecen en 1909, valorados: las vacas, toros y bueyes en 376 pesetas; las terneras, en 8o; el ganado de cerda, en 90; lanares, en 23, y el ganado cabrío, en 20 pesetas; resultando por consiguiente el ganado lanar gravado con el 13 por 100 de su valor, el cabrío con el 10; el de cerda y las terneras, con el 12, y el vacuno mayor, con el 9 por 100, tipos inferiores al 15 por 100 á que puede llegar el gravamen según la ley de 20 de Marzo de 1906. ¡Esta es toda la protección que tiene nuestra ganadería... mientras otros productos pasan del 40 y 60 por 100, sin que sea mayor la conveniencia de que sus artículos se obtengan en el país. En cambio, si comparamos nuestros derechos arancelarios con los de otras naciones de Europa, encontraremos que los de España son inferiores. En Alemania paga el vacuno CEÓNICA SOCIAL ESPASTOLA 411 18 marcos los 100 kilos de peso en vivo, y calculando, término medio, 600 kilos, resulta un derecho arancelario de 90 marcos (ó sean 111 francos); en Francia paga 10 francos por 100 kilos; en Italia, 38 liras; en Suiza, 37 francos. De estos datos, infiere la Asociación que nuestros derechos arancelarios de importación sobre ganado extranjero, no sólo no son prohibitivos ni elevados, sino que son inferiores á los establecidos en otros países, y dentro del nuestro no protegen á nuestra ganadería tanto como protegen á otros artículos, también de uso general cual la carne, pues si fuera posible (económicamente, esto es, teniendo en cuenta los gastos de producción y transportes) que vinieran del extranjero reses para el consumo en competencia con las aquí producidas, el derecho arancelario no gravaría el precio de esas reses introducidas en nuestros mercados más que en diez céntimos de peseta por kilogramo. El resto del informe de la Asociación general de (31-anaderos se ocupa en determinar las causas de la carestía de las carnes que ajuicio de esta respetable corporación, son: I.** El vicioso régimen de los mercados y mataderos. '2.* La intervención de intermediarios. 3." Los impuestos y gabelas que pesan sobre el consumo de las carnes. 4." La lentitud y carestía en los transportes; y 5.* La escasa protección de los intereses agrícolas y pecuarios del país. Y termina el documento proponiendo los medios de fomentar la riqueza pecuaria y de organizar convenientemente los mercados y mataderos de reses para el consumo. Al tiempo de terminar esta crónica recibimos noticias de la Asamblea católica regional que se está celebrando en Santiago de Compostela, y que por el concurso de ilustres asambleístas, el interés de su cuestionario de temas y el trabajo de sus secciones, promete ser de las más importantes de las hasta ahora celebradas en España. De las «conclusiones» y de lo más saliente de esta Asamblea daremos amplia noticia—Dios mediante—en la inmediata crónica. MANUEL S. ASENSIO. Abogado. nOViniENTO PE m PlBLIOTECflJJ PñRROQUIflLEj; (CONTINUACIÓN) ' ' ' RECTIFICACIÓN IMPORTANTE A partir del niimero correspondiente al mes de Agosto de 1909 se ha deslizado un error de suma en la partida de egresos, que rectificamos del modo siguiente: Año PáRS. 1909 » » » 1910 » » » 15G 158 319 » 317 » 250 252 Donde dice tomo o o » » » » » » » » » » Ptas. » » » 1.0 )i> » 2" » >> » » • * * Debe decir 49.G57'76 51.490'35 53.525'4l 55.5S6'21 55.586'21 57.321*71 51.490'35 53.G21'05 Ptas. 53.525'41 » » » » » » » 55.358'ÜO 55.358'ÜO 57.118'80 57.418*^80 59.154'30 59.154'30 61.285'00 ResHman de g a s t o s d e s d e A b r i l 910 á f i n Sepbre. 910 (2) EGRESOS PE8KTA8 Suma anterior de los egresos. . 61.285'00 Correspondencia, certificados y propaganda. , Sueldo y gastos de oficina (Administración). . Quebranto por negociación de letras y cobro de recibos 511*30 615*10 Total de egresos hasta el dia, . . 103*60 62.515*00 (Continuará). (1) Véanse los números que se refieren á este movimiento á partir de Noviembre de 1906. (2) Realizada ya la propaganda inicial de esta Obra, hemos creído prudente disminuir los gastos de la misma, como observarán los lectores al comparar las cifras que aquí figuran con las de los primeros semestres. NOTA. En los próximos números seguiremos dando cuenta de los libros remitidos á las Bibliotecas constituidas é iniciadas. Tipografía de la REVISTA CATÓLICA DE CUESTIONES SOCIALES.