RUTA: Valdearenas – Hita y vuelta

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RUTA: Valdearenas – Hita y vuelta
Distancia: 13 Km.
Dificultad: Baja
Hita
Valdearenas
A las nueve de la mañana estábamos en Vadearenas dispuestos a tomar un
café antes de comenzar nuestra ruta. Una conmovedora quietud invadía este
pueblo y como otros del valle del Badiel tenía los bares cerrados. En la Plaza
del Padre Diego de Valdearenas se encuentran el Frontón, el Ayuntamiento y la
Nave-Salón que hace de Iglesia. Al padre Diego, que fue un misionero
franciscano que pasó más de treinta años en Venezuela, se debe la humilde
Iglesia de que dispone hoy el pueblo.
Delante del Ayuntamiento nos hicimos la foto de grupo. En su fachada luce el
escudo de la villa, un campo de oro atravesado por una rama de olivo en color
sinople.
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El pueblo se alza sobre una pequeña colina a una altitud próxima a los 800
metros. Conserva viejas viviendas construidas en adobe y dispone de un
número importante de casas solariegas con variados aleros y buena verjería en
forja dando la impresión de haber sido un pueblo rico en cultivos de secano y
también de huertas por estar situado en la amplia vega del Badiel.
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Dicen en el pueblo, que Valdearenas llegó a tener
seis molinos de aceite. Los vecinos dejaron el
pueblo y el campo y numerosas viviendas con
paredes descarnadas de tierra y paja quedaron
abandonadas.
En la Guerra Civil, Valdearenas, fue frente en la
famosa Batalla de Guadalajara entre las tropas
italianas del General Mancini y las republicanas
de Coronel Rojo, quedando el pueblo arrasado
por los bombardeos ocasionándole pérdidas tan
irreparables como la de su vieja Iglesia con el
viejo cementerio al lado.
Cuando estas tierras fueron conquistadas en la antigüedad a los moros, la
aldea de Valdearenas quedo incluida en el Alfoz de Hita, pero en 1630, con el
rey Felipe III, alcanzó el privilegio de villazgo previo pago de 450 ducados.
Salimos caminando desde la plaza del Padre Diego, por la calle de las
Procesiones y llegamos a la plaza de las Fuente del los Cuatro Caños que
tiene un pilón octogonal que recuerda a la de Pastrana. Observamos que en el
pueblo hay varias plazas, pero en ninguna juegan niños.
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Desde la plaza del Olivar una calle
nos saca del pueblo por un carril que
toma dirección Oeste, dejando el
cementerio nuevo, algo apartado, a
la izquierda.
Enseguida comenzamos a divisar
Hita entre la bruma de la mañana
que parece amenazarnos con agua,
cosa que tanto nos gustaría, pues
estamos cansados de la inmovilidad
que acompaña al paisaje este año
por la falta de lluvia.
Los campos que nos rodean hoy en nuestro trayecto siguen secos. Vamos los
caminantes sufriendo la pesadilla que es seguir viendo semana tras semana la
Naturaleza llorando por el agua que no llega.
El camino que llevamos paralelo al
río Badiel se llama de la Juncadilla.
Cruzamos primero el arroyo de los
Mimbrales, después el de los Lirios y
otros más que descienden desde las
pequeñas lomas hacia el río Badiel
completamente secos. A derecha e
izquierda van saliendo caminos pero
nosotros continuamos siempre de
frente viendo a lo lejos el cerro de
Hita que con la bruma en su cima
semeja un volcán.
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Giramos a la derecha en una finca agrícola y pasamos por delante del molino
de Pinilla. Cruzamos el Badiel por un puente y nos encontramos con una
carretera en la que giramos a la izquierda y seguimos por ella unos 200 metros
para abandonarla y continuar por un camino que sale a la derecha y que va
ascendiendo poco a poco.
Pronto se nos cruza un carril que tomamos a la izquierda y cruzando el arroyo
del Carrizal nos lleva hasta la carretera que va a Jadraque; la cruzamos y
entramos en Hita pasando por el Palenque hasta llegar a la Plaza.
Después de tomar un café, vamos a visitar la Casa Museo del Arcipreste que
guarda en su interior una colección de carteles de las diferentes fiestas
medievales que se han celebrado desde 1961 y una colección de máscaras
que intervienen cada año en la representación entre Don Carnal y Doña
Cuaresma y otras de botargas.
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A las doce, la campana de la Iglesia de San Juan llamaba a misa. Nos
dirigimos hacia la parroquia que ha sido reconstruida y guarda dos artesonados
mudéjares interesantes, uno sobre el altar mayor y otro sobre la capilla de la
Virgen de la Cuesta, patrona de Hita.
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Desde la Iglesia, emprendemos la vuelta por el mismo camino y sobre las
huellas de nuestros pasos llegamos a Valdearenas cuando varios vecinos ya
estaban reunidos en el bar a donde pasamos a tomar una cerveza.
Hoy hemos caminado por las tres rutas conjuntas: GR 10, GR 160 Camino del
Cid y por el Camino de Santiago Alcarreño.
HASTA LA PRÓXIMA
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