CONGRESO NACIONAL CAMARA DE SENADORES SESIONES ORDINARIAS DE 2006 ORDEN DEL DIA N° 248 Impreso el día 28 de abril de 2006 SUMARIO COMISION DE DERECHOS Y GARANTIAS Dictamen en distintos proyectos de varios señores senadores adhiriendo a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la discriminación Racial. SE ACONSEJA APROBAR UN PROYECTO DE DECLARACIÓN. (S-4168, 4169, 4119/05; 456, 28 y 319/06) Dictamen de comisión Honorable Senado: Vuestra Comisión de Derechos y Garantías ha considerado los Proyectos de Declaración de la Señora Senadora Mabel Caparrós (S-4168/05, S-4169/05), del Señor Senador Carlos Rossi (S-4119/05), de la Señora Senadora Miriam Curletti (S-456/06) y del Señor Senador Ramón Saadi (S-28/06), y el Proyecto de Resolución de la Señora Senadora Silvia Giusti (S-319/06) adhiriendo a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial que se celebra el día 21 de marzo, y, por las razones que el miembro informante dará os aconseja la aprobación del siguiente: Proyecto de declaración El Senado de la Nación DECLARA 1. Su adhesión a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación Racial celebrado el día 21 de marzo 2. Ratifica su firme decisión institucional de sostener y defender el principio de igualdad entre los seres humanos como fundamento de la libertad y la convivencia social, repudiando toda actitud que atente contra la dignidad humana por causas de raza, sexo, nacionalidad o religión. De acuerdo con las disposiciones pertinentes del Reglamento de este Honorable Senado, este dictamen pasa directamente al orden del día. Sala de la Comisión, 20 de abril de 2006 Luis P. Naidenoff - Vilma L. Ibarra.- María L. Leguizamón – María D. Sánchez – Ricardo Gómez Diez – Ricardo C. Taffarel – Marina R. Riofrío – María C. Perceval.ANTECEDENTES I Proyecto de declaración El Senado de la Nación DECLARA: 1°) Su adhesión a la “Semana de la Solidaridad con los Pueblos que Luchan contra el Racismo y la Discriminación Racial” a celebrarse entre el 21 y el 27 de marzo del corriente año. 2°) Ratifica su firme decisión institucional de sostener y defender el principio de igualdad entre los seres humanos como fundamento de la libertad y la convivencia social, repudiando toda actitud que atente contra la dignidad humana por causas de raza, sexo, nacionalidad o religión. Mabel L. Caparrós.FUNDAMENTOS Señor presidente: El presente proyecto adhiere a la “Semana de la Solidaridad con los Pueblos que Luchan contra el Racismo y la Discriminación Racial” a celebrarse entre el 21 y el 27 de marzo del corriente año. Esta convocatoria fue instituida en 1979 por la Asamblea General de Naciones Unidas como jornadas de renovada dedicación a los ideales de igualdad y libertad humanas y a la promoción de campañas internacionales contra el apartheid durante el decenio 1990/2000. Los objetivos fijados por la comunidad internacional son tanto más ambiciosos en tiempos en que la discriminación contra las minorías, las poblaciones indígenas y los inmigrantes ha aumentado al compás de teorías y culturas supuestamente universalistas que postulan la desigualdad y las diferencias entre los hombres por causa de sexo, nacionalidad, raza o religión. En cumplimiento de los principios que informan nuestra identidad nacional e imbuídos de los preceptos consagrados en el Preámbulo de la Constitución Argentina, es deber insoslayable reafirmar nuestra más tenaz decisión institucional de luchar por conductas sociales que enaltezcan al ser humano en un espíritu de solidaridad y tolerancia en la convivencia, como el trayecto más corto contra los fundamentalismos raciales y los prejuicios xenófobos. El racismo como teoría se fundamenta en el prejuicio según el cual existen razas humanas que presentan diferencias biológicas que justifican relaciones de dominio entre ellas, así como comportamientos de rechazo o agresión. El término se aplica tanto a la doctrina como al comportamiento en ella inspirado y se relaciona frecuentemente con la xenofobia y la segregación social, que son sus manifestaciones más comunes y evidentes. A principios del siglo XX tuvo lugar una toma de conciencia internacional del fenómeno y los procesos de Nuremberg a los criminales de guerra nazis crearon una situación psicológica y política decisiva en la voluntad de las naciones civilizadas para erradicar el racismo de la faz de la tierra. Y aunque el desafío perdure y debamos lamentar la existencia de brotes racistas aún en países culturalmente evolucionados, la ideología en que se basa ha sido sometida a una crítica radical en la segunda mitad del siglo XX. La ciencia ha rechazado el concepto de raza poniendo en evidencia su carácter subjetivo y basado en prejuicios psicológicos y morales. Antropólogos, biólogos, genetistas y sociólogos han demostrado que la noción de raza carece de sentido en un contexto en que el género humano debe ser considerado como uno e indivisible. Hacia las postrimerías del último gran conflicto bélico mundial, se arraigó en la opinión internacional la convicción generalizada de que la cuestión relativa al amparo de los derechos humanos trascendía los confines nacionales y se había convertido en un deber de todo el concierto de naciones. Las tristes experiencias de violaciones emblemáticas a los derechos humanos acaecidas en el siglo XX puso de relieve que no bastan las instituciones nacionales para garantizar y defender estos derechos esenciales del hombre y exigir el cumplimiento de los deberes que le son correlativos, sino que la comunidad internacional toda debe proteger, garantizar y exigir el cumplimiento de estos derechos. Es en este contexto que la Organización de Naciones Unidas reconoció entre los fines de su Carta fundacional “Realizar la cooperación internacional ...en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, de sexo, de lengua o de religión.” (Artículo 1° párrafo 3ro. de la Carta de las Naciones Unidas). Desde ese memorable 26 de junio de 1945 en que el concierto de naciones adopta estos principios rectores supranacionales, ríos de tinta y de sangre han corrido por igual en la defensa y el desprecio por los derechos humanos, las libertades fundamentales y la igualdad de las personas. Innumerables son los Pactos y Tratados en la materia suscriptos por los Estados Partes y lo son asimismo las matanzas, xenofobias, racismos y brotes discriminatorios por motivo de raza, religión o sexo que vulneran los derechos humanos de millones de personas en todo el mundo. Hace 46 años un 21 de marzo, una sangrienta y brutal represión policial en Sudáfrica se cobraba 69 vidas humanas, como método para afianzar y afirmar el régimen discriminatorio institucional más violento del siglo, conocido mundialmente como “apartheid”, en ocasión de una pacífica manifestación de ciudadanos de la ciudad de Sharpeville. Las naciones civilizadas repudiaron este exterminio y en 1966 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó que se recuerde cada 21 de marzo el triste acontecimiento como “Día Internacional para la eliminación de la Discriminación Racial” rindiendo así un justo homenaje a las víctimas de la persecución y el racismo. Pese a ello, en un nuevo siglo de esperanzadoras señales, debemos lamentar aún la existencia de situaciones de intolerancia y discriminación que deben resolverse. Si bien el continente africano fue históricamente uno de los más afectados del mundo por las muestras de intolerancia de las clases dirigentes que sometieron a sus pueblos a verdaderas depuraciones étnicas para sostener su poder económico y político, no es menos cierto que Europa, Asia y América siguen siendo sacudidos esporádicamente por brotes xenófobos y racistas, que acosan a distintos sectores populares, ya sea por causa de nacionalidad, sexo, religión, orientación sexual, convicciones políticas o discapacidad. La política de segregación racial practicada por la República de Sudáfrica hasta 1994, la masacre de la minoría tutsi en Ruanda en 1993 y la “limpieza étnica” emprendida por los serbios en la antigua Yugoslavia a partir de 1991, constituyen flagrantes violaciones de acuerdos internacionales y son claros ejemplos de la complejidad del fenómeno y de la dificultad de resolverlo y combatirlo desde el plano internacional. Pese a los claros postulados consagrados en la Carta de Naciones Unidas, en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, en el “Acuerdo sobre Derechos Civiles y Políticos”, en la “Convención para la Prevención y lucha contra el Genocidio” o en la “Convención sobre la Eliminación de cualquier forma de Discriminación Racial”, aún existen legislaciones internas de algunos países que alientan, fomentan o permiten, por acción u omisión, este tipo de practicas discriminatorias, xenófobas o racistas. Pese a ello y como una contracara de los progresos alcanzados por la humanidad, el siglo XXI muestra al hombre repitiendo una y otra vez el sangriento recorrido hacia su propia destrucción en luchas segregacionistas y xenófobas, repercutiendo las matanzas en todos los rincones del planeta. Las naciones del mundo debemos recordar el clamor de los mártires, reivindicar la lucha de Richard Wright, Nelson Mandela, Oliver Tambo, Joe Slovo, Martin Luther King, Gloria Steinem y tantos otros y fortalecer una conciencia internacional prospectiva hacia una sociedad universal más justa, digna e igualitaria. Por ello este Senado considera necesario reafirmar los más altos valores de la igualdad sin discriminaciones y del respeto irrestricto a los derechos humanos, posición históricamente sostenida por el cuerpo en la tarea de construir cotidianamente una democracia que sea emblema de libertad y respeto para quienes habiten el suelo argentino. Pero ese compromiso podría verse malogrado si no mantenemos alertas a las instituciones en el repudio incondicional a las actitudes que atenten contra los derechos humanos y contra la dignidad de todos los seres humanos basados en consideraciones de raza, religión o color. Por los motivos expuestos, solicito de mis pares la aprobación del presente Proyecto de Declaración. Mabel L. Caparrós.II Proyecto de declaración El Senado de la Nación DECLARA: 1°) Su adhesión a la conmemoración del Trigésimo Sexto Aniversario de la Proclamación del “Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial” instituido por la Organización de las Naciones Unidas en memoria de las víctimas del apartheid. 2°) Ratifica su firme decisión institucional de sostener y defender el principio de igualdad entre los seres humanos como fundamento de la libertad y la convivencia social, repudiando toda actitud que atente contra la dignidad humana por causas de raza, sexo, nacionalidad o religión. Mabel L. Caparrós.FUNDAMENTOS Señor presidente: Hacia las postrimerías del último gran conflicto bélico mundial, se arraigó en la opinión internacional la convicción generalizada de que la cuestión relativa al amparo de los derechos humanos trascendía los confines nacionales y se había convertido en un deber de todo el concierto de naciones. Las tristes experiencias de violaciones emblemáticas a los derechos humanos acaecidas en el siglo XX puso de relieve que no bastan las instituciones nacionales para garantizar y defender estos derechos esenciales del hombre y exigir el cumplimiento de los deberes que le son correlativos, sino que la comunidad internacional toda debe proteger, garantizar y exigir el cumplimiento de estos derechos. Es en este contexto que la Organización de Naciones Unidas reconoció entre los fines de su Carta fundacional “Realizar la cooperación internacional ...en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, de sexo, de lengua o de religión.” (Artículo 1° párrafo 3ro. de la Carta de las Naciones Unidas). Desde ese memorable 26 de junio de 1945 en que el concierto de naciones adopta estos principios rectores supranacionales, ríos de tinta y de sangre han corrido por igual en la defensa y el desprecio por los derechos humanos, las libertades fundamentales y la igualdad de las personas. Innumerables son los Pactos y Tratados en la materia suscriptos por los Estados Partes y lo son asimismo las matanzas, xenofobias, racismos y brotes discriminatorios por motivo de raza, religión o sexo que vulneran los derechos humanos de millones de personas en todo el mundo. Hace 46 años un 21 de marzo, una sangrienta y brutal represión policial en Sudáfrica se cobraba 69 vidas humanas, como método para afianzar y afirmar el régimen discriminatorio institucional más violento del siglo, conocido mundialmente como “apartheid”, en ocasión de una pacífica manifestación de ciudadanos de la ciudad de Sharpeville. Las naciones civilizadas repudiaron este exterminio y en 1966 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó que se recuerde cada 21 de marzo el triste acontecimiento como “Día Internacional para la eliminación de la Discriminación Racial” rindiendo así un justo homenaje a las víctimas de la persecución y el racismo. Pese a ello, en un nuevo siglo de esperanzadoras señales, debemos lamentar aún la existencia de situaciones de intolerancia y discriminación que deben resolverse. Si bien el continente africano fue históricamente uno de los más afectados del mundo por las muestras de intolerancia de las clases dirigentes que sometieron a sus pueblos a verdaderas depuraciones étnicas para sostener su poder económico y político, no es menos cierto que Europa, Asia y América siguen siendo sacudidos esporádicamente por brotes xenófobos y racistas, que acosan a distintos sectores populares, ya sea por causa de nacionalidad, sexo, religión, orientación sexual, convicciones políticas o discapacidad. La política de segregación racial practicada por la República de Sudáfrica hasta 1994, la masacre de la minoría tutsi en Ruanda en 1993 y la “limpieza étnica” emprendida por los serbios en la antigua Yugoslavia a partir de 1991, constituyen flagrantes violaciones de acuerdos internacionales y son claros ejemplos de la complejidad del fenómeno y de la dificultad de resolverlo y combatirlo desde el plano internacional. Pese a los claros postulados consagrados en la Carta de Naciones Unidas, en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, en el “Acuerdo sobre Derechos Civiles y Políticos”, en la “Convención para la Prevención y lucha contra el Genocidio” o en la “Convención sobre la Eliminación de cualquier forma de Discriminación Racial”, aún existen legislaciones internas de algunos países que alientan, fomentan o permiten, por acción u omisión, este tipo de practicas discriminatorias, xenófobas o racistas. El racismo como teoría se fundamenta en el prejuicio según el cual existen razas humanas que presentan diferencias biológicas que justifican relaciones de dominio entre ellas, así como comportamientos de rechazo o agresión. El término se aplica tanto a la doctrina como al comportamiento en ella inspirado y se relaciona frecuentemente con la xenofobia y la segregación social, que son sus manifestaciones más comunes y evidentes. A principios del siglo XX tuvo lugar una toma de conciencia internacional del fenómeno y los procesos de Nuremberg a los criminales de guerra nazis crearon una situación psicológica y política decisiva en la voluntad de las naciones civilizadas para erradicar el racismo de la faz de la tierra. Y aunque el desafío perdure y debamos lamentar la existencia de brotes racistas aún en países culturalmente evolucionados, la ideología en que se basa ha sido sometida a una crítica radical en la segunda mitad del siglo XX. La ciencia ha rechazado el concepto de raza poniendo en evidencia su carácter subjetivo y basado en prejuicios psicológicos y morales. Antropólogos, biólogos, genetistas y sociólogos han demostrado que la noción de raza carece de sentido en un contexto en que el género humano debe ser considerado como uno e indivisible. Pese a ello y como una contracara de los progresos alcanzados por la humanidad, el siglo XXI muestra al hombre repitiendo una y otra vez el sangriento recorrido hacia su propia destrucción en luchas segregacionistas y xenófobas, repercutiendo las matanzas en todos los rincones del planeta. Las naciones del mundo debemos recordar el clamor de los mártires, reivindicar la lucha de Richard Wright, Nelson Mandela, Oliver Tambo, Joe Slovo, Martin Luther King, Gloria Steinem y tantos otros y fortalecer una conciencia internacional prospectiva hacia una sociedad universal más justa, digna e igualitaria. Por ello este Senado considera necesario reafirmar los más altos valores de la igualdad sin discriminaciones y del respeto irrestricto a los derechos humanos, posición históricamente sostenida por el cuerpo en la tarea de construir cotidianamente una democracia que sea emblema de libertad y respeto para quienes habiten el suelo argentino. Pero ese compromiso podría verse malogrado si no mantenemos alertas a las instituciones en el repudio incondicional a las actitudes que atenten contra los derechos humanos y contra la dignidad de todos los seres humanos basados en consideraciones de raza, religión o color. En cumplimiento de los principios que informan nuestra identidad nacional e imbuídos de los preceptos consagrados en el Preámbulo de la Constitución Argentina, es deber insoslayable reafirmar nuestra más tenaz decisión institucional de luchar por conductas sociales que enaltezcan al ser humano en un espíritu de solidaridad y tolerancia en la convivencia, como el trayecto más corto contra los fundamentalismos raciales y los prejuicios xenófobos. Por los motivos expuestos, solicito de mis pares la aprobación del presente Proyecto de Declaración. Mabel L. Caparrós.III Proyecto de declaración El Senado de la Nación DECLARA: Su adhesión a la conmemoración del “Día Internacional para la eliminación de la Discriminación Racial” que se celebra el día 21 de Marzo. Carlos A. Rossi.FUNDAMENTOS Señor presidente: El día 21 de Marzo de 1960 en Sharpeville, Sudáfrica, cientos de personas que reclamaban pacíficamente contra la ley de pases impuesta por el apartheid, fueron baleadas por la policía del Gobierno racista y xenófobo que imperaba en ese país, costando la vida a sesenta y nueve de los manifestantes. La Organización de las Naciones Unidas, comprometida en su labor contra el racismo, tomó como antecedente lo acontecido en ese nefasto día para instituir “El Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial”, imbuido por el convencimiento de que “Todas aquellas acciones, conductas o actitudes que tengan por objeto la discriminación, distinción, exclusión o restricción a que toda persona se desarrolle en condiciones de igualdad de los derechos humanos, es un acto de racismo.” Actualmente, gran parte de la población occidental considera que el racismo es un fenómeno del pasado. Si bien es cierto que las formas más explícitas y agresivas de racismo son hechos puntuales y unánimemente rechazados, es también cierto que persiste en forma más sutil e imperceptible. La marginación en el trabajo o la escuela, en los sistemas de salud y cualquier otro tipo de segregación y exclusión social a las que se ven frecuentemente sometidas las minorías, reflejan una sociedad que aún ejerce y practica ciertas formas de racismo más difíciles de percibir y , por ello, más difíciles de combatir. Por ello es que a través del presente proyecto nos hacemos eco de la propuesta de Naciones Unidas en su compromiso en la lucha contra toda forma de discriminación, y solicitamos al H. Cuerpo preste su aprobación al presente Proyecto. Carlos A. Rossi.IV Proyecto de declaración El Senado de la Nación DECLARA: Su adhesión a la celebración del “Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial”, que se conmemora por la Organización de Naciones Unidas a nivel mundial el día 21 de marzo de cada año, con el objetivo de renovar el compromiso de trabajar de manera ardua y continúa contra el racismo. Mirian Curletti.FUNDAMENTOS Señor presidente: La Organización de Naciones Unidas, con el objetivo de renovar su compromiso de trabajar contra el racismo, celebra cada 21 de marzo el “Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial”, fecha que se instaura ante un hecho acaecido en 1960 cuando la policía disparó contra una manifestación pacífica que realizada en Sharpeville, Sudáfrica para protestar contra las leyes de pases del apartheid. La ONU pretende que este día recupere la voluntad de combatir y erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y todas las formas relacionadas de intolerancia que se llevan a cabo en diferentes lugares del mundo. Se considera discriminación: “todas aquellas acciones, conductas, actitudes que tengan por objeto la discriminación, distinción, exclusión o restricción a que toda persona se desarrolle en condiciones de igualdad de los derechos humanos, es un acto de racismo” (ONU). El mundo da cuenta de numerosas formas de racismo, de intolerancia y de odio entre los seres humanos. El racismo constituye una violación tanto de los derechos humanos como de la dignidad humana. Nadie tiene el derecho a discriminar a nadie, ya sea por el color de su piel, por su lengua o por su acento, por su lugar de nacimiento, por sus hábitos de vida, por sus orígenes y tradiciones o por su pobreza. La discriminación racial constituye un problema que nos aqueja a todos, y está en nosotros ponerle término final. Es por ello, Señor Presidente, que solicitamos la aprobación del presente proyecto. Mirian Curletti.- V Proyecto de declaración El Senado de la Nación DECLARA Su adhesión al "Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial" a conmemorarse el día 21 de marzo, manifestando su deseo de que se superen los problemas de desigualdad, intolerancia y otras formas de discriminación que se encuentran en el mundo actual. Ramón Saadi.FUNDAMENTOS Señor presidente Desde el año 1966, se conmemora el 21 de marzo como el "Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial estipulándose ese día en recuerdo de la Masacre de Sharpeville, donde murieron 69 manifestantes anti apartheid. La Declaración Universal de Derechos Humanos establece el principio de la no discriminación proclamando que "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos" pudiendo cualquier persona invocar esos derechos sin distinción alguna. La discriminación es desgraciadamente un elemento negativo presente en todas las sociedades del mundo y que es muy difícil de desarraigar. Podemos encontrar que hay varias clases de discriminación todas ellas perjudiciales, por ejemplo hacia personas con capacidades reducidas, enfermos de SIDA, u otras enfermedades de transmisión sexual, personas con preferencias sexuales diferentes, hacia comunidades indígenas, y hacia extranjeros , que estigmatizan y marginan a miles de personas. La ley 24.515 creó un organismo contra la discriminación la xenofobia y el racismo, otorgándole la potestad de investigar y representar a las personas que denuncien actos discriminatorios. Con el aumento de la migraciones mundiales observamos una creciente discriminación contra los inmigrantes, trabajadores irregulares, refugiados y los distintos tipos de personas desplazadas de su ámbito nacional. Eliminar todas estas diferencias es una meta primordial que debemos obligarnos a lograr, y es por ello que solicito a los señores senadores me acompañen en la aprobación del presente proyecto Ramón Saadi.- VI Proyecto de resolución El Senado de la Nación RESUELVE Expresar su adhesión a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, proclamado por las Naciones Unidas cada 21 de marzo en homenaje a las victimas de la masacre de Sharpeville, en Sudáfrica Silvia E. Giusti.FUNDAMENTOS Señor presidente: El 21 de marzo de 1960 la policía de Sudáfrica disparó a manifestantes que reclamaban en contra del apartheid y mató a 69 personas. En 1966, las Naciones Unidas establecieron, por medio de la resolución 2142, a esa fecha como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial, como una manera de recordar a la comunidad mundial la necesidad de redoblar esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación. Con igual finalidad pretendo expresar a través de este proyecto mi más ferviente adhesión a los esfuerzos conjuntos por impedir y condenar, cuando asi corresponda, todo acto o manifestación que implique, aun de manera simulada, cualquier clase de discriminación. En los términos de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, celebrada en Nueva York el 13 de julio de 1967 y aprobada por la República Argentina según la ley 17.722, "discriminación racial" es "toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico, que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública". Para sorpresa de muchos, la discriminación no resulta extraña a nuestro país, ejemplo de ello son las denuncias que, provenientes de todo el territorio nacional, son recibidas por el INADI –Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo-, y de las cuales surge que los hechos discriminatorios motivados en razones político-ideológicas representan un 20 por ciento del total, en tanto que los relacionados con enfermedades (HIV, epilepsia y otras enfermedades estigmatizadas) suman un 17 por ciento. Les siguen en orden decreciente las siguientes causales: etnicidad (14%), discapacidad (13%), diversidad sexual (6%), antisemitismo (5%), económico-social (3%), edad (3%), género (1%). El 18 por ciento restante corresponde a “otros motivos”. (Datos de 2004). Si bien es cierto que desde la adopción en 1948 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos la comunidad internacional ha alcanzado importantes avances en su lucha contra la discriminación, todavía el anhelo de un mundo exento de diferenciación por motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico se encuentra lejos de cumplirse. Pues increíblemente aun existen en la actualidad quienes creen ilusoriamente en un falso derecho de restringir el ámbito de acción y participación política, social y cultural de otros en condiciones de igualdad. Sin duda la eliminación de este mal requiere del esfuerzo y compromiso, tanto del Estado como de los ciudadanos, en inculcar, comenzando por nuestros niños y jóvenes, la convicción de que todos los seres humanos son miembros de una misma familia, además de la imperiosa necesidad de censurar y condenar cualquier acto que signifique un menoscabo a la igualdad. Por todo lo expuesto, Señor Presidente, es que solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de declaración. Silvia E. Giusti.-