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CONGRESO NACIONAL
CAMARA DE SENADORES
SESIONES ORDINARIAS DE 2006
ORDEN DEL DIA N° 248
Impreso el día 28 de abril de 2006
SUMARIO
COMISION DE DERECHOS Y GARANTIAS
Dictamen en distintos proyectos de varios señores senadores
adhiriendo a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación
de la discriminación Racial. SE ACONSEJA APROBAR UN
PROYECTO DE DECLARACIÓN. (S-4168, 4169, 4119/05; 456, 28 y
319/06)
Dictamen de comisión
Honorable Senado:
Vuestra Comisión de Derechos y Garantías ha
considerado los Proyectos de Declaración de la Señora Senadora
Mabel Caparrós (S-4168/05, S-4169/05), del Señor Senador Carlos
Rossi (S-4119/05), de la Señora Senadora Miriam Curletti (S-456/06) y
del Señor Senador Ramón Saadi (S-28/06), y el Proyecto de
Resolución de la Señora Senadora Silvia Giusti (S-319/06) adhiriendo
a la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la
Discriminación Racial que se celebra el día 21 de marzo, y, por las
razones que el miembro informante dará os aconseja la aprobación del
siguiente:
Proyecto de declaración
El Senado de la Nación
DECLARA
1. Su adhesión a la conmemoración del Día Internacional de la
Eliminación Racial celebrado el día 21 de marzo
2. Ratifica su firme decisión institucional de sostener y defender el
principio de igualdad entre los seres humanos como fundamento
de la libertad y la convivencia social, repudiando toda actitud que
atente contra la dignidad humana por causas de raza, sexo,
nacionalidad o religión.
De acuerdo con las disposiciones pertinentes del Reglamento de
este Honorable Senado, este dictamen pasa directamente al orden
del día.
Sala de la Comisión, 20 de abril de 2006
Luis P. Naidenoff - Vilma L. Ibarra.- María L. Leguizamón – María D.
Sánchez – Ricardo Gómez Diez – Ricardo C. Taffarel – Marina R.
Riofrío – María C. Perceval.ANTECEDENTES
I
Proyecto de declaración
El Senado de la Nación
DECLARA:
1°) Su adhesión a la “Semana de la Solidaridad con los Pueblos que
Luchan contra el Racismo y la Discriminación Racial” a celebrarse
entre el 21 y el 27 de marzo del corriente año.
2°) Ratifica su firme decisión institucional de sostener y defender el
principio de igualdad entre los seres humanos como fundamento de la
libertad y la convivencia social, repudiando toda actitud que atente
contra la dignidad humana por causas de raza, sexo, nacionalidad o
religión.
Mabel L. Caparrós.FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El presente proyecto adhiere a la “Semana de la Solidaridad con los
Pueblos que Luchan contra el Racismo y la Discriminación Racial” a
celebrarse entre el 21 y el 27 de marzo del corriente año. Esta
convocatoria fue instituida en 1979 por la Asamblea General de
Naciones Unidas como jornadas de renovada dedicación a los ideales
de igualdad y libertad humanas y a la promoción de campañas
internacionales contra el apartheid durante el decenio 1990/2000. Los
objetivos fijados por la comunidad internacional son tanto más
ambiciosos en tiempos en que la discriminación contra las minorías,
las poblaciones indígenas y los inmigrantes ha aumentado al compás
de teorías y culturas supuestamente universalistas que postulan la
desigualdad y las diferencias entre los hombres por causa de sexo,
nacionalidad, raza o religión.
En cumplimiento de los principios que informan nuestra identidad
nacional e imbuídos de los preceptos consagrados en el Preámbulo de
la Constitución Argentina, es deber insoslayable reafirmar nuestra más
tenaz decisión institucional de luchar por conductas sociales que
enaltezcan al ser humano en un espíritu de solidaridad y tolerancia en
la convivencia, como el trayecto más corto contra los
fundamentalismos raciales y los prejuicios xenófobos.
El racismo como teoría se fundamenta en el prejuicio según el cual
existen razas humanas que presentan diferencias biológicas que
justifican relaciones de dominio entre ellas, así como comportamientos
de rechazo o agresión. El término se aplica tanto a la doctrina como al
comportamiento en ella inspirado y se relaciona frecuentemente con la
xenofobia y la segregación social, que son sus manifestaciones más
comunes y evidentes. A principios del siglo XX tuvo lugar una toma de
conciencia internacional del fenómeno y los procesos de Nuremberg a
los criminales de guerra nazis crearon una situación psicológica y
política decisiva en la voluntad de las naciones civilizadas para
erradicar el racismo de la faz de la tierra.
Y aunque el desafío perdure y debamos lamentar la existencia de
brotes racistas aún en países culturalmente evolucionados, la
ideología en que se basa ha sido sometida a una crítica radical en la
segunda mitad del siglo XX. La ciencia ha rechazado el concepto de
raza poniendo en evidencia su carácter subjetivo y basado en
prejuicios psicológicos y morales. Antropólogos, biólogos, genetistas y
sociólogos han demostrado que la noción de raza carece de sentido
en un contexto en que el género humano debe ser considerado como
uno e indivisible.
Hacia las postrimerías del último gran conflicto bélico mundial, se
arraigó en la opinión internacional la convicción generalizada de que la
cuestión relativa al amparo de los derechos humanos trascendía los
confines nacionales y se había convertido en un deber de todo el
concierto de naciones. Las tristes experiencias de violaciones
emblemáticas a los derechos humanos acaecidas en el siglo XX puso
de relieve que no bastan las instituciones nacionales para garantizar y
defender estos derechos esenciales del hombre y exigir el
cumplimiento de los deberes que le son correlativos, sino que la
comunidad internacional toda debe proteger, garantizar y exigir el
cumplimiento de estos derechos.
Es en este contexto que la Organización de Naciones Unidas
reconoció entre los fines de su Carta fundacional “Realizar la
cooperación internacional ...en el desarrollo y estímulo del respeto a
los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin
hacer distinción por motivos de raza, de sexo, de lengua o de religión.”
(Artículo 1° párrafo 3ro. de la Carta de las Naciones Unidas).
Desde ese memorable 26 de junio de 1945 en que el concierto de
naciones adopta estos principios rectores supranacionales, ríos de
tinta y de sangre han corrido por igual en la defensa y el desprecio por
los derechos humanos, las libertades fundamentales y la igualdad de
las personas. Innumerables son los Pactos y Tratados en la materia
suscriptos por los Estados Partes y lo son asimismo las matanzas,
xenofobias, racismos y brotes discriminatorios por motivo de raza,
religión o sexo que vulneran los derechos humanos de millones de
personas en todo el mundo.
Hace 46 años un 21 de marzo, una sangrienta y brutal represión
policial en Sudáfrica se cobraba 69 vidas humanas, como método para
afianzar y afirmar el régimen discriminatorio institucional más violento
del siglo, conocido mundialmente como “apartheid”, en ocasión de una
pacífica manifestación de ciudadanos de la ciudad de Sharpeville. Las
naciones civilizadas repudiaron este exterminio y en 1966 la Asamblea
General de Naciones Unidas proclamó que se recuerde cada 21 de
marzo el triste acontecimiento como “Día Internacional para la
eliminación de la Discriminación Racial” rindiendo así un justo
homenaje a las víctimas de la persecución y el racismo. Pese a ello,
en un nuevo siglo de esperanzadoras señales, debemos lamentar aún
la existencia de situaciones de intolerancia y discriminación que deben
resolverse.
Si bien el continente africano fue históricamente uno de los más
afectados del mundo por las muestras de intolerancia de las clases
dirigentes que sometieron a sus pueblos a verdaderas depuraciones
étnicas para sostener su poder económico y político, no es menos
cierto que Europa, Asia y América siguen siendo sacudidos
esporádicamente por brotes xenófobos y racistas, que acosan a
distintos sectores populares, ya sea por causa de nacionalidad, sexo,
religión, orientación sexual, convicciones políticas o discapacidad.
La política de segregación racial practicada por la República de
Sudáfrica hasta 1994, la masacre de la minoría tutsi en Ruanda en
1993 y la “limpieza étnica” emprendida por los serbios en la antigua
Yugoslavia a partir de 1991, constituyen flagrantes violaciones de
acuerdos internacionales y son claros ejemplos de la complejidad del
fenómeno y de la dificultad de resolverlo y combatirlo desde el plano
internacional. Pese a los claros postulados consagrados en la Carta de
Naciones Unidas, en la “Declaración Universal de los Derechos
Humanos”, en el “Acuerdo sobre Derechos Civiles y Políticos”, en la
“Convención para la Prevención y lucha contra el Genocidio” o en la
“Convención sobre la Eliminación de cualquier forma de Discriminación
Racial”, aún existen legislaciones internas de algunos países que
alientan, fomentan o permiten, por acción u omisión, este tipo de
practicas discriminatorias, xenófobas o racistas.
Pese a ello y como una contracara de los progresos alcanzados por la
humanidad, el siglo XXI muestra al hombre repitiendo una y otra vez el
sangriento recorrido hacia su propia destrucción en luchas
segregacionistas y xenófobas, repercutiendo las matanzas en todos
los rincones del planeta. Las naciones del mundo debemos recordar el
clamor de los mártires, reivindicar la lucha de Richard Wright, Nelson
Mandela, Oliver Tambo, Joe Slovo, Martin Luther King, Gloria Steinem
y tantos otros y fortalecer una conciencia internacional prospectiva
hacia una sociedad universal más justa, digna e igualitaria.
Por ello este Senado considera necesario reafirmar los más altos
valores de la igualdad sin discriminaciones y del respeto irrestricto a
los derechos humanos, posición históricamente sostenida por el
cuerpo en la tarea de construir cotidianamente una democracia que
sea emblema de libertad y respeto para quienes habiten el suelo
argentino. Pero ese compromiso podría verse malogrado si no
mantenemos alertas a las instituciones en el repudio incondicional a
las actitudes que atenten contra los derechos humanos y contra la
dignidad de todos los seres humanos basados en consideraciones de
raza, religión o color.
Por los motivos expuestos, solicito de mis pares la aprobación del
presente Proyecto de Declaración.
Mabel L. Caparrós.II
Proyecto de declaración
El Senado de la Nación
DECLARA:
1°) Su adhesión a la conmemoración del Trigésimo Sexto Aniversario
de la Proclamación del “Día Internacional de la Eliminación de la
Discriminación Racial” instituido por la Organización de las Naciones
Unidas en memoria de las víctimas del apartheid.
2°) Ratifica su firme decisión institucional de sostener y defender el
principio de igualdad entre los seres humanos como fundamento de la
libertad y la convivencia social, repudiando toda actitud que atente
contra la dignidad humana por causas de raza, sexo, nacionalidad o
religión.
Mabel L. Caparrós.FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Hacia las postrimerías del último gran conflicto bélico mundial, se
arraigó en la opinión internacional la convicción generalizada de que la
cuestión relativa al amparo de los derechos humanos trascendía los
confines nacionales y se había convertido en un deber de todo el
concierto de naciones. Las tristes experiencias de violaciones
emblemáticas a los derechos humanos acaecidas en el siglo XX puso
de relieve que no bastan las instituciones nacionales para garantizar y
defender estos derechos esenciales del hombre y exigir el
cumplimiento de los deberes que le son correlativos, sino que la
comunidad internacional toda debe proteger, garantizar y exigir el
cumplimiento de estos derechos.
Es en este contexto que la Organización de Naciones Unidas
reconoció entre los fines de su Carta fundacional “Realizar la
cooperación internacional ...en el desarrollo y estímulo del respeto a
los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin
hacer distinción por motivos de raza, de sexo, de lengua o de religión.”
(Artículo 1° párrafo 3ro. de la Carta de las Naciones Unidas).
Desde ese memorable 26 de junio de 1945 en que el concierto de
naciones adopta estos principios rectores supranacionales, ríos de
tinta y de sangre han corrido por igual en la defensa y el desprecio por
los derechos humanos, las libertades fundamentales y la igualdad de
las personas. Innumerables son los Pactos y Tratados en la materia
suscriptos por los Estados Partes y lo son asimismo las matanzas,
xenofobias, racismos y brotes discriminatorios por motivo de raza,
religión o sexo que vulneran los derechos humanos de millones de
personas en todo el mundo.
Hace 46 años un 21 de marzo, una sangrienta y brutal represión
policial en Sudáfrica se cobraba 69 vidas humanas, como método para
afianzar y afirmar el régimen discriminatorio institucional más violento
del siglo, conocido mundialmente como “apartheid”, en ocasión de una
pacífica manifestación de ciudadanos de la ciudad de Sharpeville. Las
naciones civilizadas repudiaron este exterminio y en 1966 la Asamblea
General de Naciones Unidas proclamó que se recuerde cada 21 de
marzo el triste acontecimiento como “Día Internacional para la
eliminación de la Discriminación Racial” rindiendo así un justo
homenaje a las víctimas de la persecución y el racismo. Pese a ello,
en un nuevo siglo de esperanzadoras señales, debemos lamentar aún
la existencia de situaciones de intolerancia y discriminación que deben
resolverse.
Si bien el continente africano fue históricamente uno de los más
afectados del mundo por las muestras de intolerancia de las clases
dirigentes que sometieron a sus pueblos a verdaderas depuraciones
étnicas para sostener su poder económico y político, no es menos
cierto que Europa, Asia y América siguen siendo sacudidos
esporádicamente por brotes xenófobos y racistas, que acosan a
distintos sectores populares, ya sea por causa de nacionalidad, sexo,
religión, orientación sexual, convicciones políticas o discapacidad.
La política de segregación racial practicada por la República de
Sudáfrica hasta 1994, la masacre de la minoría tutsi en Ruanda en
1993 y la “limpieza étnica” emprendida por los serbios en la antigua
Yugoslavia a partir de 1991, constituyen flagrantes violaciones de
acuerdos internacionales y son claros ejemplos de la complejidad del
fenómeno y de la dificultad de resolverlo y combatirlo desde el plano
internacional. Pese a los claros postulados consagrados en la Carta de
Naciones Unidas, en la “Declaración Universal de los Derechos
Humanos”, en el “Acuerdo sobre Derechos Civiles y Políticos”, en la
“Convención para la Prevención y lucha contra el Genocidio” o en la
“Convención sobre la Eliminación de cualquier forma de Discriminación
Racial”, aún existen legislaciones internas de algunos países que
alientan, fomentan o permiten, por acción u omisión, este tipo de
practicas discriminatorias, xenófobas o racistas.
El racismo como teoría se fundamenta en el prejuicio según el cual
existen razas humanas que presentan diferencias biológicas que
justifican relaciones de dominio entre ellas, así como comportamientos
de rechazo o agresión. El término se aplica tanto a la doctrina como al
comportamiento en ella inspirado y se relaciona frecuentemente con la
xenofobia y la segregación social, que son sus manifestaciones más
comunes y evidentes. A principios del siglo XX tuvo lugar una toma de
conciencia internacional del fenómeno y los procesos de Nuremberg a
los criminales de guerra nazis crearon una situación psicológica y
política decisiva en la voluntad de las naciones civilizadas para
erradicar el racismo de la faz de la tierra.
Y aunque el desafío perdure y debamos lamentar la existencia de
brotes racistas aún en países culturalmente evolucionados, la
ideología en que se basa ha sido sometida a una crítica radical en la
segunda mitad del siglo XX. La ciencia ha rechazado el concepto de
raza poniendo en evidencia su carácter subjetivo y basado en
prejuicios psicológicos y morales. Antropólogos, biólogos, genetistas y
sociólogos han demostrado que la noción de raza carece de sentido
en un contexto en que el género humano debe ser considerado como
uno e indivisible.
Pese a ello y como una contracara de los progresos alcanzados por la
humanidad, el siglo XXI muestra al hombre repitiendo una y otra vez el
sangriento recorrido hacia su propia destrucción en luchas
segregacionistas y xenófobas, repercutiendo las matanzas en todos
los rincones del planeta. Las naciones del mundo debemos recordar el
clamor de los mártires, reivindicar la lucha de Richard Wright, Nelson
Mandela, Oliver Tambo, Joe Slovo, Martin Luther King, Gloria Steinem
y tantos otros y fortalecer una conciencia internacional prospectiva
hacia una sociedad universal más justa, digna e igualitaria.
Por ello este Senado considera necesario reafirmar los más altos
valores de la igualdad sin discriminaciones y del respeto irrestricto a
los derechos humanos, posición históricamente sostenida por el
cuerpo en la tarea de construir cotidianamente una democracia que
sea emblema de libertad y respeto para quienes habiten el suelo
argentino. Pero ese compromiso podría verse malogrado si no
mantenemos alertas a las instituciones en el repudio incondicional a
las actitudes que atenten contra los derechos humanos y contra la
dignidad de todos los seres humanos basados en consideraciones de
raza, religión o color.
En cumplimiento de los principios que informan nuestra identidad
nacional e imbuídos de los preceptos consagrados en el Preámbulo de
la Constitución Argentina, es deber insoslayable reafirmar nuestra más
tenaz decisión institucional de luchar por conductas sociales que
enaltezcan al ser humano en un espíritu de solidaridad y tolerancia en
la convivencia, como el trayecto más corto contra los
fundamentalismos raciales y los prejuicios xenófobos.
Por los motivos expuestos, solicito de mis pares la aprobación del
presente Proyecto de Declaración.
Mabel L. Caparrós.III
Proyecto de declaración
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su adhesión a la conmemoración del “Día Internacional para la
eliminación de la Discriminación Racial” que se celebra el día 21 de
Marzo.
Carlos A. Rossi.FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El día 21 de Marzo de 1960 en Sharpeville, Sudáfrica, cientos de
personas que reclamaban pacíficamente contra la ley de pases
impuesta por el apartheid, fueron baleadas por la policía del Gobierno
racista y xenófobo que imperaba en ese país, costando la vida a
sesenta y nueve de los manifestantes.
La Organización de las Naciones Unidas, comprometida en su labor
contra el racismo, tomó como antecedente lo acontecido en ese
nefasto día para instituir “El Día Internacional para la Eliminación de la
Discriminación Racial”, imbuido por el convencimiento de que “Todas
aquellas acciones, conductas o actitudes que tengan por objeto la
discriminación, distinción, exclusión o restricción a que toda persona
se desarrolle en condiciones de igualdad de los derechos humanos, es
un acto de racismo.”
Actualmente, gran parte de la población occidental considera que el
racismo es un fenómeno del pasado. Si bien es cierto que las formas
más explícitas y agresivas de racismo son hechos puntuales y
unánimemente rechazados, es también cierto que persiste en forma
más sutil e imperceptible. La marginación en el trabajo o la escuela, en
los sistemas de salud y cualquier otro tipo de segregación y exclusión
social a las que se ven frecuentemente sometidas las minorías,
reflejan una sociedad que aún ejerce y practica ciertas formas de
racismo más difíciles de percibir y , por ello, más difíciles de combatir.
Por ello es que a través del presente proyecto nos hacemos eco de la
propuesta de Naciones Unidas en su compromiso en la lucha contra
toda forma de discriminación, y solicitamos al H. Cuerpo preste su
aprobación al presente Proyecto.
Carlos A. Rossi.IV
Proyecto de declaración
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su adhesión a la celebración del “Día Internacional para la Eliminación
de la Discriminación Racial”, que se conmemora por la Organización
de Naciones Unidas a nivel mundial el día 21 de marzo de cada año,
con el objetivo de renovar el compromiso de trabajar de manera ardua
y continúa contra el racismo.
Mirian Curletti.FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La Organización de Naciones Unidas, con el objetivo de renovar su
compromiso de trabajar contra el racismo, celebra cada 21 de marzo el
“Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial”, fecha
que se instaura ante un hecho acaecido en 1960 cuando la policía
disparó contra una manifestación pacífica que realizada en
Sharpeville, Sudáfrica para protestar contra las leyes de pases del
apartheid.
La ONU pretende que este día recupere la voluntad de combatir y
erradicar el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y todas las
formas relacionadas de intolerancia que se llevan a cabo en diferentes
lugares del mundo.
Se considera discriminación: “todas aquellas acciones, conductas,
actitudes que tengan por objeto la discriminación, distinción, exclusión
o restricción a que toda persona se desarrolle en condiciones de
igualdad de los derechos humanos, es un acto de racismo” (ONU).
El mundo da cuenta de numerosas formas de racismo, de intolerancia
y de odio entre los seres humanos. El racismo constituye una violación
tanto de los derechos humanos como de la dignidad humana.
Nadie tiene el derecho a discriminar a nadie, ya sea por el color de su
piel, por su lengua o por su acento, por su lugar de nacimiento, por sus
hábitos de vida, por sus orígenes y tradiciones o por su pobreza.
La discriminación racial constituye un problema que nos aqueja a
todos, y está en nosotros ponerle término final. Es por ello, Señor
Presidente, que solicitamos la aprobación del presente proyecto.
Mirian Curletti.-
V
Proyecto de declaración
El Senado de la Nación
DECLARA
Su adhesión al "Día Internacional de la Eliminación de la
Discriminación Racial" a conmemorarse el día 21 de marzo,
manifestando su deseo de que se superen los problemas de
desigualdad, intolerancia y otras formas de discriminación que se
encuentran en el mundo actual.
Ramón Saadi.FUNDAMENTOS
Señor presidente
Desde el año 1966, se conmemora el 21 de marzo como el "Día
Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial
estipulándose ese día en recuerdo de la Masacre de Sharpeville,
donde murieron 69 manifestantes anti apartheid.
La Declaración Universal de Derechos Humanos establece el principio
de la no discriminación proclamando que "todos los seres humanos
nacen libres e iguales en dignidad y derechos" pudiendo cualquier
persona invocar esos derechos sin distinción alguna.
La discriminación es desgraciadamente un elemento negativo
presente en todas las sociedades del mundo y que es muy difícil de
desarraigar.
Podemos encontrar que hay varias clases de discriminación todas
ellas perjudiciales, por ejemplo hacia personas con capacidades
reducidas, enfermos de SIDA, u otras enfermedades de transmisión
sexual, personas con preferencias sexuales diferentes, hacia
comunidades indígenas, y hacia extranjeros , que estigmatizan y
marginan a miles de personas.
La ley 24.515 creó un organismo contra la discriminación la xenofobia
y el racismo, otorgándole la potestad de investigar y representar a las
personas que denuncien actos discriminatorios.
Con el aumento de la migraciones mundiales observamos una
creciente discriminación contra los inmigrantes, trabajadores
irregulares, refugiados y los distintos tipos de personas desplazadas
de su ámbito nacional.
Eliminar todas estas diferencias es una meta primordial que debemos
obligarnos a lograr, y es por ello que solicito a los señores senadores
me acompañen en la aprobación del presente proyecto
Ramón Saadi.-
VI
Proyecto de resolución
El Senado de la Nación
RESUELVE
Expresar su adhesión a la conmemoración del Día Internacional de la
Eliminación de la Discriminación Racial, proclamado por las Naciones
Unidas cada 21 de marzo en homenaje a las victimas de la masacre
de Sharpeville, en Sudáfrica
Silvia E. Giusti.FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El 21 de marzo de 1960 la policía de Sudáfrica disparó a
manifestantes que reclamaban en contra del apartheid y mató a 69
personas. En 1966, las Naciones Unidas establecieron, por medio de
la resolución 2142, a esa fecha como el Día Internacional de la
Eliminación de la Discriminación Racial, como una manera de recordar
a la comunidad mundial la necesidad de redoblar esfuerzos para
eliminar todas las formas de discriminación.
Con igual finalidad pretendo expresar a través de este proyecto mi
más ferviente adhesión a los esfuerzos conjuntos por impedir y
condenar, cuando asi corresponda, todo acto o manifestación que
implique, aun de manera simulada, cualquier clase de discriminación.
En los términos de la Convención para la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación Racial, celebrada en Nueva York el 13 de
julio de 1967 y aprobada por la República Argentina según la ley
17.722, "discriminación racial" es "toda distinción, exclusión, restricción
o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen
nacional o étnico, que tenga por objeto o por resultado anular o
menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de
igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las
esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera
de la vida pública".
Para sorpresa de muchos, la discriminación no resulta extraña a
nuestro país, ejemplo de ello son las denuncias que, provenientes de
todo el territorio nacional, son recibidas por el INADI –Instituto
Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo-, y de las
cuales surge que los hechos discriminatorios motivados en razones
político-ideológicas representan un 20 por ciento del total, en tanto que
los relacionados con enfermedades (HIV, epilepsia y otras
enfermedades estigmatizadas) suman un 17 por ciento. Les siguen en
orden decreciente las siguientes causales: etnicidad (14%),
discapacidad (13%), diversidad sexual (6%), antisemitismo (5%),
económico-social (3%), edad (3%), género (1%). El 18 por ciento
restante corresponde a “otros motivos”. (Datos de 2004).
Si bien es cierto que desde la adopción en 1948 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos la comunidad internacional ha
alcanzado importantes avances en su lucha contra la discriminación,
todavía el anhelo de un mundo exento de diferenciación por motivos
de raza, color, linaje u origen nacional o étnico se encuentra lejos de
cumplirse. Pues increíblemente aun existen en la actualidad quienes
creen ilusoriamente en un falso derecho de restringir el ámbito de
acción y participación política, social y cultural de otros en condiciones
de igualdad.
Sin duda la eliminación de este mal requiere del esfuerzo y
compromiso, tanto del Estado como de los ciudadanos, en inculcar,
comenzando por nuestros niños y jóvenes, la convicción de que todos
los seres humanos son miembros de una misma familia, además de la
imperiosa necesidad de censurar y condenar cualquier acto que
signifique un menoscabo a la igualdad.
Por todo lo expuesto, Señor Presidente, es que solicito a mis pares la
aprobación del presente proyecto de declaración.
Silvia E. Giusti.-
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