como una víctima de su súbito ataque. Caí enceguecido al suelo, el ruido se mezcló con funestos gritos de desesperanza, cuando logré ver otra vez, la luz no era un astro, eran dos disparos que fueron directo a mis ojos, solo veía luz, se había ido el ruido, el gris de mi entorno, y los seres amorfos. Entre ligeros sollozos y gritos, solo pude ver una luz blanca de un poste junto a mí, una luz que se desvanecía paulatinamente, y que sólo dejaba a su paso a las inertes siluetas que, paradas junto a mí, hicieron que el mundo se volviera oscuro y tenebroso, pero aún así, más vital de lo alguna vez fue. Matías Ignacio Riquelme Ríos 4° Medio Complejo Educacional Maipú Reseña: Me gusta escribir porque el mundo que me rodea tiene miles de historias interesantes que la gente ignora . Empleo mi perspectiva del mundo para plasmar eventos típicos y agregarles ese toque de fantasía, ficción o realismo que cada cuento debiera tener, ya que para motivar a los jóvenes no necesitas reglas literarias, necesitas historias sobre sus propias vidas, y ayudarles a vislumbrar la magia de la literatura por medio de estas historias, de esa forma, comprenden más fácilmente, y asimilan con más rapidez lo que cada lectura les plantea. 36 Premio Especial Más que una simple persona Tamara Pinto Álvarez Colegio Alcántara de Talagante Hadas vuelan en mis sueños, revoltosas y juguetonas; sobre mi cabeza, el cielo se oscurece, finas y frías gotas de lluvia acarician mi piel. El ave grita angustioso, derramo lágrimas de tristeza. Un manto silencioso se extiende. El ave anuncia un trágico suceso, mi inconsciente infantil percibe el mensaje, el motivo de tal angustia, pero también aquella incrédula razón de niño me exige conciliar el sueño nuevamente. Recuerdo, las hojas empezaban a caer de sus ramas, el viento traía aquel olor a otoño e invierno tan característico, el alba se cuela juguetonamente por entre las persianas, muy similar al brillo de las revoltosas hadas, que me hace confundir la realidad con el sueño. Pero el indicio de una sensación de calma sustituye al ave perturbada, no me acongojo a pesar de acertar lo que está ocurriendo. Aquel día, asistir y sentarme frente a un pizarrón no era necesario. Vagas horas, leche con tostadas, agua tibia, telas frías, vientos despeinadote y dulces aromas florares. La sala se había despejado, aquella en donde sólo unos días atrás estábamos reunidos, en donde convivíamos todas las semanas. Familia, amigos, conocidos y desconocidos; dentro y fuera de la morada de antigua y simple madera. Todos sufren en un aplastante silencio y por primera vez veo al hombre más fuerte llorar en los brazos de su mujer. Es extraño, nada es como me lo imaginaba, nadie viste de negro y llora ruidosamente. Me escabullo y alcanzo el baúl, se ha colocado en el centro, donde se encontraba la mesa familiar. Observo, un sereno hombre de avanzada edad, el mismo que nos daba dulces y Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ....• .., 37 nos divertía con sus bromas, con su inconfundible blusa cua drillé de pálido azul, ya desgastada por el uso y su inseparable chaleco color vino . La pelusa de su cabeza estaba bien espillada, su apariencia era serena, aparentando estar durmiendo, me dan ganas de sonreírle y tocar su rostro pálido, pero no me atrevo a tocar el fino cristal que nos separa, con el miedo a que pueda despertar de su sueño eterno. Escucho, una conversación murmurada a un costado, una conversación sobre tenebrosas cosas que hace el cuerpo luego de morir, cosa que me espanta y me obliga a alejarme del cajón. Salgo afuera, un grupo de niños conversa animadamente sin entender qué pasa a su alrededor y me uno, rápidamente, me contagio con su humor, olvidando el motivo de la visita. Vamos al enorme patio trasero de la casa, que se extiende hasta más allá del canal, llegando al río. Pasamos altos paltos con enormes frutos colgando de él, una perfumada plantación de rosales y un amarillo maizal. La enorme higuera, majestuosa como ningún otro árbol en toda la cuadra, nos obliga a rodear el camino; un manzano, de delgada apariencia se avergüenza al mirarlo y con ayuda de la brisa trata de esconderse entre sus pocas hojas y frutos que le van quedando. Nos detenemos frente a un irresistible terreno donde crece una alta, brillante y verde hierba, que incluso tocaba las nubes. Inmensos en nuestros juegos de escondites y aventuras en tupidas selvas e inmensos mares llenos de monstruos y barcos con valerosos tripulantes, no oímos los llamados preocupados de nuestros padres que nos reprochan por la actitud que tenemos frente a lo que está sucediendo en aquel momento. Pero ¿Qué culpa tenemos? Sólo éramos niños en un lugar de adultos, humanos inexpertos hasta ese momento. Y llega la hora, todos se amontonan fuera de la casa dejando el espacio para que pase el ataúd con su carga. Agitando pañuelos de fríos tonos blancos que aparentaban fútiles mariposas que en cualquier momento emprenderían el vuelo perdiéndose entre las nubes que empezaban a cubrir el cielo. Lo miro marchar hasta el negro carruaje que esperaba en frente a la casa. Curiosos transeúntes se paran a mirar y a dar sus respetos a la familia. 38 El ave angustioso nuevamente se apodera de mis sentimientos, me llena el alma y lloro, lloro como una magdalena, lloro como un recién nacido, lloro como nunca, hasta hoy, he logrado llorar nuevamente. El llanto no para y me asusto, lo que hace que llore con más ganas, siento que alguien toma mi mano y me arrastra por una vereda desigual. Luego de su muerte nada volvió a ser lo mismo, a pesar de aparentar que nada había cambiado en las actitudes de los más cercanos. Pero las onces del domingo se hicieron cada vez más raras, y aquellas juntas sin razones ni hablar, la unión que había fue desmoronándose cual edificio pierde sus cimientos, por estúpidos conflictos y malas decisiones. Pero aún quedan los recuerdos, preciosos recuerdos que demostraron los fuertes vínculos que poseíamos y poseemos a pesar de todo los tropiezos. Demostrando que aquella persona, fue más que una simple persona. Tamara Karolina Pinto Álvarez 3° Medio Colegio Alcántara de Talagante Reseña: es increíble cómo pueden cambiar las relaciones ante la ausencia de alguien, aquel pilar fundamental que sostiene todo en algún momento tiene que desaparecer y todo lo que sostenía se derrumba . Una foto inspiró esta historia, una foto que hizo recordar aquel triste momento hace algunos años, en donde solamente existía una mente infantil incrédula ante la cruda mirada adulta. Escribir me entrega esa sensación de plenitud pues mis personajes adquieren aquellas características y aspectos que yo no poseo y por un defecto de vanidad me gustaría poseer. Además, es una forma de dejar salir aquella vocecilla mo lesta para poder concentrarme en cosas no menos importante como es mi gusto por la escritura, pero que influencian notoriamente mi vida y mi futuro . Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ....• ..~~ 39 Premio Especial Setenta veces siete Raúl Ferrada Otero Colegio Pumahue de Peñalolén Para Claudia Ramírez D. Avanzábamos. Más adelante se veía una casa, de un piso, derruida, probablemente abandonada. Yo iba a la cabeza de mis compañeros. Llegamos a la parte más alta de la parcela, donde se ubicaba la casa. Les hice indicaciones a los soldados. Cargué mi arma. Nos adentramos en la edificación. Observaba todo a mi alrededor; no se veían rastros de vida. No recuerdo por qué estábamos ahí. No recuerdo que buscábamos. Pasé la mano por la cicatriz que tengo en mi cara. Me percaté de que ya no escuchaba los pasos de mis compañeros. Miré hacia atrás. Estaba solo. Me desperté sudando frío. Agucé el oído, juraría que escuché mi nombre ... " iRamón!"... ¿Alguien me llamaba? No, eso era imposible. Un hambre voraz me acosaba. Decidí ir en busca de algo de comer a la cocina . Me agradaba la casona. Aunque estuviera toda derruida, me sentía seguro en ella. Empero, a veces me gustaría tener a alguien con quien hablar. Pese al amor que le tengo a este lugar, la maldita cocina es un asco. Mientras buscaba algo que aún no estuviera en descomposición, sentí un sonido extraño, constante, como un zumbido. Fijé la mirada en la mesa y vi una suerte de abrelatas eléctrico, encendido. Tuve el impulso de apagarlo; en estos tiempos, la energía escasea, no es bueno desperdiciarla. Otro día en la "finca". Me levanté a mediodía. Salí a fumarme un cigarrillo. Siempre me ha gustado contemplar los terrenos de la parcela. Y la casona, con ese aspecto de haber sobrevivido una guerra. Los niños corrían y se escondían en los árboles. Los mayores, jóvenes de mi edad, seguramente, estaban debatiendo qué se comería hoy. Mientras contemplaba a los chiquillos corretear, sentí su presencia y su aroma; siempre me ha intrigado saber por qué huele tan bien, siendo que, si la comida ya es escasa, lo relacionado con aseo y perfumería era 40 literalmente imposible de conseguir. Me volteé y la vi, radiante como de costumbre; su cabellera dorada y enrulada brillaba a la luz del sol. Se acercó a mí; rozó con su mano, suavemente, la cicatriz de mi rostro. Sus labios se movían, pero yo no escuchaba lo que estaba diciendo, no podía. Solo miraba y me perdía en sus ojos. Súbitamente, se escuchó un estruendo y, a continuación, un grito. Corrí hacia donde provenía el escándalo. Me detuve en seco; unos hombres, no sé cuántos, estaban frente a mi. El más próximo tenía a una de las niñas atrapada en sus brazos y un cuchillo custodiando la inmaculada garganta. Los sujetos vociferaban, haciéndome señas. Yo no comprendía lo que intentaban decir. El hombre cada vez apretaba más la navaja contra el cuello de la niña . No sabía qué hacer. Intenté descifrar las miradas de aquellos invasores. No pude distinguir sus rasgos. Solo veía sus negras siluetas. Hombres de sombras. Hay dos jóvenes, en una habitación, muy limpia y bien decorada. La ventana abierta deja al viento otoñal internarse por los rincones del cuarto. Los jóvenes se hablan, se miran, se besan, se ven felices. Él, de pelo oscuro, tez morena, una Cicatriz en un costado de su rostro; ella, pálida, con una melena rubia indomable, llena de rulos, y una mirada llena de vida. Hablan. Al principio, es un diálogo alegre; pero va convirtiéndose, lentamente, en un murmullo nervioso. Hay una complicidad tácita en sus miradas. Sigo hablando con ella. Pero me cuesta concentrarme en sus palabras. Mi atención se la roban esos ojos de color miel. Sin embargo, escucho algo que no me gusta. Me concentro en sus palabras. Lo que escucho me deja helado. Su voz comienza a apagarse; la beso una vez más. Siento un sabor extraño en mi boca. Su rostro comenzó a oscurecerse, a demacrarse. Entonces, comprendí. Me escuché decir: "Mi amor, ya me di cuenta de lo que estoy haciendo". Mis ojos se abrieron; estaba en el patio delantero de la Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ........ 41 casona; para mi horror, veo que con mi mano izquierda estoy sosteniendo la cabeza del cadáver de una mujer. Me espanto y la lanzo hacia la fosa de donde la saqué, unos pasos frente a mí; dentro, hay tres cuerpos, vestidos de blanco, acostados uno al lado del otro, en posición vertical; el primero de ellos, de izquierda a derecha, está de espaldas al cielo, los otros, mirando al azul infinito. Siento que la cabeza me llama: "Ramón ... Ven ..." Miro esa piel arrugada y descompuesta, con rastros irregulares de cabello amarillo, y me dan arcadas. Veo mi mano derecha; está tiritando, sujetando con fuerza un abrelatas eléctrico. La sierra de éste está manchada con un líquido negruzco. Estoy corriendo por los terrenos de la parcela; unos cuantos chiquillos van delante de mí, también corriendo. Hay un charco de agua en el camino. Ellos lo evitan, saltando por encima. Me preparo para hacer lo mismo; salto. Miro el reflejo de los árboles en la inmóvil superficie del agua. El muchacho alto y gordo se levantó del sillón. La razón para hacer el gran esfuerzo de levantar su humanidad, era más que simple; sintió ganas de dar un paseo por la casa. Se paseaba mirando todos los detalles; los cuadros, el papel tapiz de cada sala, los jarrones, todo en materia de ornamentación. Detalles que, sin duda, ya se sabía de memoria. El muchacho entró al baño; se miró largo rato al espejo. No dejaba de ver la cicatriz que tenía en su cara; le intrigaba saber cómo se la había hecho. Su madre siempre le decía que, si no fuera por esa horrenda cicatriz y su trágica enfermedad, él sería un muchacho muy guapo. En mi casa viven cuatro personas, sin contarme; mis padres, que son buenos, pero nunca me prestan atención. Dicen que por mi enfermedad, no es necesario escuchar todo lo que digo, porque suelen ser solo tonterías. Es cierto que a veces me cuesta pensar, y más aún decir lo que pienso. Es verdad que no soy muy rápido para entender las cosas. Pero nada de esto quiere decir que yo sea un estúpido. Yo sé cosas que ellos se niegan a ver. El tercer habitante de esta casa tiene que ver con esto de lo que hablo; antes, mi hermana mayor vivía con nosotros. Pero ya se fue. El se encargó de que se fuera. El tercer habitante. Ese viejo malvado nunca me ha gustado. Siempre mira de manera extraña a la cuarta y última habitante, Dafne, mi hermana menor. 42 Un día, escuché unos ruidos extraños, provenientes del segundo piso. Mis padres no estaban en casa. Decidí subir. Mientras más me acercaba, diferenciaba mejor los sonidos. Eran golpes. Golpes en una puerta. Y una voz. Enojada. Subí por la escalera, y me encontré con el viejo malvado frente a la pieza de mi hermana Dafne; era él quien golpeaba. Le dije que se alejara de la puerta. El replicó, furioso: "iSólo quiero su número, que me dé el número!" No entendí lo que quiso decir. Dafne abrió la puerta y salió de su habitación; al instante, el viejo la atrapó, y de uno de sus bolsillos sacó una navaja, y la presionó contra el cuello de Dafne. Sentí horror e histeria. Pero también sentí algo más. Estoy en la antártica; o algo parecido a la antártica. Hay hielo por todas partes. Miro hacia el mar. Veo una ballena, colosal. Se dirige directamente hacia un muro de hielo, diez veces más grande que ella. Choca contra el muro; queda atrapada, clavada al hielo; el impacto genera un derrumbamiento; la ballena muere sepultada bajo el hielo. Comienzo a llorar. Sigo llorando. Cierro los ojos y me limpio las lágrimas; los abro de nuevo. Estoy sentado junto con mis padres, viendo una película en el televisor; alcanzo a mirar un muro de hielo en la pantalla, desaparece y comienzan los créditos. "iPero Ramón, hijo! No llores, es sólo una película", dice mi madre; "Déjalo, recién se dio cuenta, la esquizofrenia", replica mi padre. Raúl Ferrada Otero 1° Medio Colegio Pumahue de Peñalolén Reseña: Para mi, escribir representa la oportunidad de exteriorizar mi mente, poder entenderme mejor, y dar una instancia, también, para que me entiendan mejor; me expreso mejor con letras que con palabras. Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO 43 Premio Especial Danzando bajo la lluvia Osvaldo Castro Rodríguez Instituto Nacional General José Miguel Carrera de Santiago Javier miró a su alrededor buscando alguna salida, pero sólo vio las paredes opacas de aquella habitación sin ventanas. Se arrodilló, sintiéndose derrotado y comenzó a llorar. Escuchó atentamente cómo afuera llovía, el cielo había sido empático con él. Se tranquilizó, mientras su mente comenzó a vagar por lugares más acogedores. Se imaginó danzando con ella bajo la lluvia y sonrió. <<Debo salir de aquí>>, pensó. La puerta súbitamente se abrió. Javier miró su salida con una cara llena de felicidad . Su amigo había venido a rescatarlo. -Gracias - le dijo. -No hay nada que agradecer- le respondió sonriendo - hay que salir. pronto de aquí. Salieron de la bodega de aquel viejo edificio abandonado y corrieron bajo la lluvia. El joven miró hacia el cielo, recordando aquel bello rostro que iluminaba a su corazón.<< iEIIa es mía! Y no dejaré que me la quites>>, le había dicho aquel imbécil. Apretó los puños. No podía soportarlo, había sido arrastrado dentro de esa bodega tan sólo por amarla, por quererla, por desear estar con ella. Debía hablar. Debía contar a todos lo sucedido y pronto. -Todos estaban muy preocupados por ti. -Lo sé - dijo - estuve casi dos días encerrado. Ni si quiera podía llamarlos. Esos malditos me quitaron mi celular- apretó nuevamente los puños. - i Esos imbéciles! Espero que reciban su merecido cuando todos se enteren. 44 Los amigos siguieron el camino en dirección a sus casas, pero Javier se detuvo. -No quiero ír a mí casa, primero debo hablar con ella. -Entiendo cómo te sientes ... pero .. . es muy tarde y... en tu casa deben estar muy preocupados por tí. -Lo sé, pero no puedo evitarlo, algo me dice que debo ír con ella. - íNo! íNo debes ír con ella! Además, ella ní siquiera está en su casa ... - j¿Qué?! Wónde está? Su amigo miró hacía otra parte, evitando aquella mirada llena de angustia, pero no pudo soportarlo. Le dijo la información que requería y se quedó pasmado, mirando como Javier corría hacía el destino que él creía correcto. Sintió un escalofrío, presentía que algo malo iba a suceder. El cielo seguía llorando sin descanso sobre el cemento de la ciudad. De pronto, la vio y sintió como una llama se encendía en su interior y comenzaba a controlarlo. - íFernanda!- gritó hacía la banca de la plaza donde estaba sentada con él. Ella volteó sin poder creer lo que veía. Corrió y corrió sin detenerse ní sí quiera a pensar. Su corazón casi estallaba de alegría. Lo abrazó, mientras lágrimas caían por sus mejillas. - íNo sabes cuánto me alegro de que estés bien! ¿Dónde estabas? ¿qué te pasó? -Pasó que tu amiguito intentó matarme-dijo apuntando hacía la banca - me encerró en la bodega del edificio abandonado. - j¿Qué?! - Dijo con cara de incredulidad - Pero ... ¿Por qué haría una cosa así? Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ....... 45 -Porque yo .. . te amo - La joven se sonrojó al escuchar esas palabras - te amo, y a él. .. al parecer: .. no le agrada que yo tenga esos sentimientos hacia ti. Los jóvenes se miraron durante un prolongado momento. Luego se comenzaron a acercar. Cada vez más. Ya no podían resistirse a esa atracción que sentían desde hacía tiempo, pero que ninguno se había atrevido a confesar. Sintieron el roce de sus labios y al mismo tiempo, escucharon dos disparos, uno seguido del otro. No alcanzaron a entender nada. Ambos bultos cayeron sobre charcos manchados de rojo. Una risa nerviosa escapaba de la única persona cercana a ellos. Su mano tiritaba sosteniendo una pistola. -Yo ... la ... maté - dijo con voz temblorosa - maté a mi amor. Miró hacia adelante mientras surgía de su ser un grito de horror. Se arrodilló y se quedó paralizado, mientras un espectáculo comenzaba a desarrollarse ante sus ojos. Dos almas danzaban bajo la lluvia, expresando así su amor eterno. De pronto, un disparó interrumpió la melodía armoniosa de sus sentimientos y las almas observaron como un tercer charco rojo adornaba ahora la plaza. Osvaldo Javier Castro Rodríguez 3° Medio Instituto Nacional General José Miguel Carrera de Santiago Reseña : Me gusta escribir porque así me expreso, echo a volar mí imaginación y me sumerjo en mundos diferentes. Escapo de la realidad, de mis preocupaciones, me libero de todo lo malo que haya en mí interior, lo convierto en inspiración, en ideas, en historias. Me gusta escribir porque me entretiene, me distrae en mis tiempos de ocio, y me aleja del aburrimiento. Me gusta escribir porque me gusta, me gusta sentir cómo palabra a palabra, frase a frase, se va creando un nuevo mundo, una nueva historia, una nueva verdad. 46 Premio Especial Entre las paredes de la • memor1a Diana Aravena Galarce Colegio de la Providencia Carmela Larraín de Infante de Maipú Serían alrededor de las 4 de la mañana y Wladimir no logra quedarse dormido. Se sienta en su cama, molesto por las horas de sueño, perdidas; quizás por cansancio o pesadez, pero de pronto no logra visualizar su pieza con claridad y los sonidos, incluso, su propia voz, se escuchan con profundidad. -Esta no es mi pieza. No conozco este lugar- replica con voz alterada. Una escalera poco iluminada y paredes gastadas es el paisaje que tiene ahora frente a sí. Baja las escaleras en busca de una salida. Nota cómo en las paredes (las cuales observa detenidamente) hay curiosos mensajes como "una mesa llena a la hora de comer y yo sentado a la cabeza de ésta" o "desde ese día aprendí a no arriesgarme por una relación", Aquellas paredes lo perturban, una sensación familiar. Sigue bajando las escaleras de mármol que parecían interminables y rebotaban, en el eco, sus pasos. Finalmente, lo llevan a una puerta. Él abre la puerta y, al otro lado de ésta, en un pequeño cuarto pestilente y de luz tenue, había una joven de baja estatura y ojos marrones repletos en lágrimas y una expresión llena de rencor. Wladimir la reconoce, ella había sido su última pareja de hace ya, dos años. -¿Qué haces aquí, qué sucede?- le pregunta. -Yo debía ser parte de tu destino; tú me sacaste de él y con eso rompiste con todas las cosas como debían ser -responde ella. Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ........ 47 La puerta se cierra y él recuerda cómo ellos pensaban formar una familia y un día, él se alejó de todo lo que tenía pensado para su vida. ¿Por qué lo hizo? Ya ni siquiera lo recuerda. Sigue bajando las escaleras, buscando la forma de salir de lo que ahora parece ser una pesadilla. A los pies de ésta, aparece otro cuarto y al abrir la puerta, se encuentra con él de pequeño. Pareciera que se esconde de alguna cosa. -¿Qué te sucede?- pregunta Wladimir. El pequeño le responde, -¿En verdad no lo sabes, es que acaso no recuerdas cómo nos escondíamos de los problemas? Wladimir se mira las manos, asustado, entendiendo a que iba todo esto. Ve moretones en sus brazos, los siente y se da cuenta que son sus propios recuerdos, vívidas, evocaciones del pasado que no cesan de atormentarlo y que, ahora, culminan en esta situación. Corre, ya no piensa ·seguir pasando por esto. -Hay cosas que deben borrarse de la memoria para simplemente no volver- piensa. Logra ver otra puerta, es la última puerta que Wladimir va a soportar de este lugar; tras esta puerta, aparece él mismo, su cara está transfigurada, pareciera que ya no espera por nada ni nadie, se le acerca violentamente, lo empuja contra la pared y le arranca los ojos, se arranca los ojos con sus propias manos. -Te los devolveré cuando en verdad quieras usarlos- Fue lo último en escucharse. Mientras Wladimir arranca, va estrellándose contra las paredes, simplemente corre, ahora ciego, escapando de sí mismo. Se mete en una habitación y grita por ayuda, grita como un desesperado, grita con terror, grita con esas dos cosas que creyó nunca sentiría en la vida que hasta ahora llevaba alejada de todas las dificultades. 48 De pronto, abre los ojos y se encuentra acostado, reconoce su cama y los barrotes de su ventana. Se para, confundido, preguntándose qué lugar era ese donde había estado, segundos atrás. Quizás en sus sueños, camina hacia la puerta pero al tocar la manilla ésta se cierra por fuera. Diana Cristina Aravena Galarce 4° Medio Colegio de la Providencia Carmela Larraín de Infante de Maipú Reseña: Me gusta escribir porque es la mejor forma de autoconocimiento que he descubierto, dejo parte de mí en cada cosa que invento y a veces son cosas que ni yo misma me conocía . También, porque creo diferentes universos, personas con particularidades y trasfondos que forman una identidad, una identidad inventada por mí y son libres de hacer lo que quieran dentro de "su historia". Me gusta ver cosas diferentes de todos lados y unirlas y crear algo nuevo, describir y contextua/izar cosas que salen de mis pensamientos. Hacer que mis personajes conozcan lugares, personas, aprendan cosas o no hagan nada. Lo que más me motiva a escribir es tocar temas que quizás alguien más los pensó, los sintió, y poder embellecer la palabra para que tus sentimientos, miedos, experiencias y ocurrencias estén y existan siempre en un papel. Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO 49 Mención Honrosa Corazón presa de un ,.., engano Eduardo Crasa Astica Colegio Inglés Saint John de Rancagua Luego de vivir 17 años en un pueblo compuesto por casas maltrechas de adobe y pasajes de tierra con pasto protuberante que lo adornaba, encontrarse absorta en un árbol aislado del resto, en un bosque cercano, resultaba ilógico para lthren. Verse atraída por la majestuosidad del cuerpo firme y milenario del manzano fue como el vislumbre de un amor a primera vista . Le habían hablado de aquel claro, escena de hechos legendarios, siendo traspasada la información de generación en generación. A pesar de su ignorancia sobre el relato, la muchacha aseguraba, con cada ápice de su ser, que un vínculo insoslayable la ataba con el arbusto. En una de las cuántas celebraciones religiosas que el pueblo salvaje de Ithren realizaba, el sabio Ghrol comenzó a narrar el origen de los atributos inexplicables que se sostenían sobre aquella zona aislada. "Años atrás, en vista de la sequía incesante que afectaba a la región, reyes de alto poder hicieron llamar al más reconocido de los magos. Un joven hechicero de no más de 20 años se presentó a la Corte Real, ofreciendo la plantación de un árbol único y arcano que salvaría al reino del agostamiento que se expandía por las tierras. Enterrada la semilla, los jardineros de palacio velaron por el crecimiento de la prometedora planta. Una década entera tuvieron que esperar los granjeros y segadores para que la susodicha diera fin a su madurez, sin que los cultivos sufrieran cambio alguno como resultado. El mago, en el intento de sortear la degollación de su cuello por la farsa de su ofrecimiento, depositó una parte de su alma en el tronco del árbol. Pasados unos cuantos días, un bosque frondoso nació rápidamente en el terreno circundante y las granjas volvieron al trabajo, retornada la feracidad a la región. Del mago nunca 50 más se supo, incapaces los reyes de conseguir su localización para agradecerle monetariamente por sus servicios". Terminada la exposición de Ghrol, Ithren infirió que la fuerza que la atraía al árbol se trataba de las artes mágicas del mago, existiendo éste, terrenalmente, a través del trozo de su alma. Fue por esta razón que la niña optó por no dirigirse al claro, y a evitar que segundos tomaran curso hacia el anterior. Su fuerza de voluntad se vio quebrada, cuando un grupo invasor se asentó una noche en el bosque. Desde la ventana de su casa, pudo ver humo naciente de la floresta, consciente de que resultaba más certero que la procedencia de éste se ubicaba en la zona del árbol. Corrió fugazmente a su encuentro, viendo que lo único que quedaba del arbusto y la tierra que lo rodeaba era el tronco del primero, agravado profundamente por el fuego. -Todos me han olvidado. Un eco subyugante se introdujo en su rango de audición, era su voz, estaba segura de ello, no podía tratarse de otra persona. -¿A qué te refieres? ¿cómo es que sigues vivo si han quemado todo? -inquirió Ithren . -Un mago siempre sabe cómo salirse con la suya -explicó el mago. -¿Existe manera de que vuelvas? Es posible que necesitemos de tu ayuda otra vez, en vista de que el árbol ha muerto. -Ambos sabemos que esa no es la razón por la que deseas mi regreso a tu mundo. Y sí, Ithren, siento lo mismo. -¿Qué insinúas? -Tú me amas, por algo te viste tan decidida a saber de mí, también es la razón en gran parte por la que no dejaste que nadie más se me acercara, ¿o estoy equivocado? Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ........ 51 -No ... eso supongo .. .me parece raro sentir esto por alguien a quien ni siquiera conozco. -Conocer a alguien es una condición ínfima al lado del amor -declaró. -Es verdad, ¿entonces existe alguna forma de que puedas volver? -Sí, la hay, pero necesitaré tu ayuda. Ahora tu pueblo debe estar siendo saqueado por bárbaros y monstruos, no puedo aparecerme si en la región hay seres que no crean en mí. Te daré un atisbo de mi poder, eso te ayudará a matarlos. -¿Matarlos ... de ... de qué hablas? -No existe otra opción, querida. Lo lamento pero todos tus seres amados han muerto, si quieres vengarlos y vivir tu vida junto a mí, debes asesinar a los que acabaron con sus vidas. -Lo haré. Aceptó. Y, decidida, Ithren partió al pueblo. Ahora ya no lo moraba gente, sino monstruos insaciables que esperaban a su presa. Las caras de los vendedores eran ahora rostros execrables que escondían mentes inescrutables. El mago no mentía, el poder que le había implantado le había dotado de las habilidades para lograr una hecatombe en lo que antes llamaba hogar. Uno por uno, los bárbaros caían, víctimas de la mano de una Ithren exasperada. A medida que manchaba la hoja de la espada que empuñaba, se preguntaba si era eso lo que quería, si era esa la imagen que deseaba acarrear en su conciencia en el futuro, · si podría vivir con ello. El amor, el deseo, la felicidad, resultaban figuraciones demasiado utópicas como para ser creíbles, luego de contemplar lo que realizaba. Y justificarlo todo por una locura motivada por un enamoramiento la descomponía. Podía parangonar sus acciones actuales con las que estos animales habrían realizado en otras ocasiones, pero la llevaría a una excusa sin bases de compasión. No, definitivamente no era ella la que ahora degollaba a cada ser viviente que se le 52 cruzaba, no era ella la que se había dejado llevar por un ideal estúpido y engañoso. Debía poner fin a todo, su vida era nimia y el sentido de su razón se había descolocado por entero. Se detuvo, soltó su arma y esperó a que los gritos de las bestias que se acercaban a contraatacar fueran reemplazados por un silencio definitivo y final. Mientras tanto, en el claro ahora carbonizado, se podía oler el alucinógeno aroma de las amapolas, que habían sido plantadas junto al árbol por el joven mago años atrás. Eduardo Andrés Crasa Astica Colegio Inglés Saint John de Rancagua 3° Medio Reseña: Me es apasionante la posibilidad de ser un creador o un rupturista de mundos de distintos horizontes. Las dimensiones de la escritura no van más allá de una corriente, la cual a su vez puede transformarse en un tormentoso mar incontrolable. Uno puede terminar convirtiéndose en presa de su propia obra . Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ........ 53 Mención Honrosa Es un lindo día Diego Grez Cañete Colegio de la Preciosa Sangre de Pichilemu "iQué lindo atardecer! Deberíamos venir más a menudo, mi querido amiguito," -me dijo Carolina . Era la primera vez que aceptaba una de mis invitaciones para salir una tarde por Pichilemu a pasear y a presenciar un maravilloso atardecer. Solía ser así de indecisa. Conocí a Carolina, una chica morena de mediana estatura, hace poco más de un año. Llegó con sus padres desde el sur a una casa cerca de la mía, en el cerro La Cruz, el lugar más alto del pueblo. Siempre la veía cuando caminaba hacia el colegio en las mañanas, pero no me atrevía a hablarle hasta que me encontré, cara a cara, con ella en un supermercado . La saludé con un simple "hola", mientras sonreía nerviosamente. Saludó de vuelta y, algo inquieta, preguntó mi nombre, a lo que yo respondí: "Mi nombre es Santiago ." "Un gusto conocerte, San tiago." Después de eso comenzamos a hablar más seguido y, con el tiempo, nos volvimos buenos amigos. Pero, a medida que pasaba el tiempo, comencé a sentir algo raro por Carolina, algo que nunca había experimentado con nadie: me enamoré. Cuando me di cuenta de esto, sentí miedo de perder lo que había entablado con ella, e inseguridad de mis propios sentimientos. Busqué consejos en mis amigos más cercanos, pero solo lograron confundirme más. "No seai tonto Tiago, cómete luego a la güeona no más," Me dijo uno. "Debes ser cauteloso, cortés, y estar seguro de lo que sientes ." Me dijo otro. Pero preferí ocultar mis sentimientos con ella, al menos hasta que se me ocurriera idear la situación perfecta para declararme. Y bueno, fue justamente lo que hice . Era un lindo día de fines de febrero, de esos que de cierta forma te avisan que se acerca el regreso al colegio, y te invitan a salir al aire libre. Por primera vez desde que éramos amigos, Carolina aceptó salir conmigo. Llegó después de las dos de la tarde a mi casa, y nos dispusimos a pasear por el centro pichilemino. Entre tanto vitrineo por locales de ropa americana y artesanías, rápidamente se nos hizo tarde. Fue 54 entonces cuando le dije: "¿Vamos al mirador? El sol está por ponerse." "Claro," -me dijo ella. Embobados con la majestuosidad de la puesta de sol frente a nuestras pupilas, Carolina me comentó que debíamos venir más a menudo. Estaba siendo un día perfecto y, de alguna forma, debía decir lo que le estaba ocultando y que ya no podía seguir conteniendo. "Carolina, creo que debemos hablar algo muy importante para ambos," -le dije . Sorprendida, me preguntó qué pasaba. "He estado escondiéndote algo desde hace un tiempo, y no he sido lo suficientemente valiente como para decírtelo antes. Quería decirte que te amo y que no podría vivir alejado de ti. Puede que suene muy... ¿abrupto? Pero es lo que siento." Tal vez, con justa razón, Carolina se indignó . Con una mirada de odio y un andar despreciativo, se largó sin decir ni una sola palabra, dejándome, ridículamente, solo a la mirada de los que pasaban por el lugar. Reprimiéndome, sintiéndome como un idiota, me dirigí a mi casa. No suelo prender la radio, pero esta vez había algo en el aire que me lo pedía a gritos. Fue entonces cuando escuché lo más terrible que en la vida hubiera podido imaginar. "Una adolescente, identificada como Carolina Silva fue encontrada muerta, colgando de un árbol en las inmediaciones del bosque municipal. La adolescente, según reportes de cercanos, sufría de depresión." Quedé pasmado. Jamás la volvería a ver. Aunque ya han pasado tres meses desde aquello, me será imposible quitar de mi corazón el peso de que yo fui el culpable de tal desgracia. El arrepentimiento de haberle dicho que la amaba me carcome. iYo la maté! Creo que no podré confiar en mí ni en el amor nunca más. Diego Alberto Grez Cañete Colegio de la Preciosa Sangre de Pichilemu 4° Medio Reseña: Desde que era pequeño, una de las cosas que más me entretenían era leer, lo que hizo florecer en mí, el gusto por la escritura. Me motiva a hacerlo el hecho de poder liberar mis pensamientos, poner en el papel cualquier pensamiento que se me venga a la mente y transformarlo en una historia, dejando plasmado parte de mi en algo que perdurará en el tiempo .. . Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ....• ...~ 55 Mención Honrosa Andén Constanza Puebla Pérez Colegio Boston College de Maipú Recuerdo aquel día, cuando apagaste su cigarro en tu palma izquierda y lograste que su rabia reprimida, se convirtiese en una lágrima que se perdió entre la lluvia de otoño. Recuerdo gritos, alusiones a cosas pasadas y murmullos de odio que se intensificaron hasta lograr ganar la batalla. Y cómo olvidar que te hayan encontrado tres horas más tarde, a orillas del río, cuatro kilómetros al sur del puente de donde saltaste. Fue un encuentro como tantos otros, pero las discusiones, cada vez, se hacían más intensas. Desde que decidieron darse aquel tiempo hace dos meses, nada volvió a ser igual. Tal vez, si hubiesen mencionado algún aspecto de fidelidad, algo habría cambiado. Puede ser que no contabas con que se apareciera en aquella fiesta donde te ganó el instinto. Pero, ¿qué más se puede hacer cuando ves a tu pareja en brazos de cualquiera? Entiendo que tu rabia se haya canalizado en hacer algo para vengarte de lo que te hicieron sentir. Aunque, también debes estar consciente que aquello no iba a pasar desapercibido, luego de que todos los presentes fueron espectadores de tu escena dramática. Qué lástima que todo haya cambiado tan drásticamente. Si aquel fin de semana en la playa fue casi mágico. Una postal extraída de una película romántica que se iniciaba con un café y un beso en la mañana y continuaba, más allá de la puesta de sol. Las cartas, los poemas, las canciones, todo iba conformando lo que parecía ser la historia más maravillosa que pudo haber ocurrido en la vida real. Sólo quisiste escapar de la desilusión. Lo único que quisiste es no presenciar la decadencia de un 56 amor que prometía más de lo que pudo cumplir. Aquel amor que te hizo cambiar, que te hizo ver la vida desde otra perspectiva; aquel que te acompañó en el momento que creíste más difícil: la muerte de tu hermano; y aquel que planeó una vida a tu lado. Poseían tantas cosas en común. Las horas volaban y naufragaban en un mar de ideas, risas y una que otra mirada de complicidad que, ambos sabían, tenía un mensaje oculto. Como aquella vez cuando habían quedado de reunirse con un grupo de amigos en el centro, y en lugar de irse con ellos, se dieron un par de miradas y salieron corriendo perdiéndose entre la gente y ante la mirada de los que no entendían lo que sucedía. Luego se dedicaron a caminar y conversar hasta que los encontró la noche. Nada te haría olvidar lo que sucedió después. Era amor. No lo dudabas ni por un segundo. Pero todo lo que empieza tiene que terminar. Claro, eso no lo pensabas cuando recién se comenzaron a conocer. Cuando el silencio dejó de ser algo incómodo, porque siempre terminaba en un beso infinito y una sonrisa con rastros de vergüenza. Era gratificante saber que todo sentimiento fue reciproco desde el momento en que se vieron por primera vez, cuando se encontraron en la estación del metro que marcaría sus destinos para siempre. ¿cómo no poder hacer algo para que no estuviesen en el mismo lugar al mismo tiempo? Recurrir al tarot, a la adivinación, o incluso, a las hojas del té para saber de antemano que no debían encontrarse. Pero aquello no se podía impedir. No se podía evitar que cruzaran miradas en aquel andén y que, junto con intercambiar nombres, se comenzara a escribir tu fin. Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ...• ...~ 57 Constanza de la Luz Puebla Pérez 4° Medio Colegio Boston College de Maipú Reseña: El principal y, al parecer, el único motivo que tengo para escribir es querer plasmar en una hoja, todas las ideas que vienen a mi mente. Creo que la mejor manera para darle vida a un pensamiento, es expresarlo y explayarlo a través de un texto. Mediante la escritura puedo crear mundos que no existen, personajes salidos de mi imaginación, inventar historias que tal vez, en algún lugar de este mundo, sí se hacen reales aunque yo no lo sepa. Me gusta sentir ia libertad de pensar sin límite alguno, cuando estoy frente a una hoja en blanco, y luego involucrarme en las aventuras o desventuras de los protagonistas de mi historia. Las ideas que inspiran mis escritos provienen de diversas fuentes. Pueden ser sobre alguna noticia que me llamo la atención, historias que me han contado, sueños, o sólo fantasías que se van tornando reales a medida que las continúo. 58 Mención Honrosa Pierdo, ¿pierdo? Vicente Maldonado Leiva Colegio Tabancura de Vitacura ilistos!, iYa! Comenzó la carrera más importante que Diego correría en su vida, 400 metros de pura adrenalina, que empezó con una ferocidad que no se veía en años, y una potencia en las piernas que dejaba claro que estaba decidido a ganar. Los primeros 250 dio un claro reflejo de los meses entrenados, en los que tuvo que dejar fiestas, citas, y más de una vez, a los amigos, para poder sentirse por fin seguro que podría salir victorioso en aquella ansiada carrera. Se sentía confiado, y con harta razón, ya que en las clasificatorias quedó primero y, aunque no es correcto decirlo (porque nunca es bueno ser egocéntrico), todo aparentaba que los otros competidores no tenían posibilidad de vencerlo. La carrera continuó, pero por muy insólito que suene, no siguió el curso que Diego esperaba, debido a que alguien lo empezó a pasar en los siguientes 50 metros. Trató de acelerar y pasarlo de vuelta, pero sus piernas ya no respondían como su mente les ordenaba, se sintió cansado, y empezó a desesperarse cuando se percató que sólo le quedaban 70 metros de carrera. Quedando tan poca distancia, entendió muchas cosas: que era improbable ganar, que la vida es irónica, que no siempre el que gana es el que se lo merece, pero más que todo, entendió que nunca se había tomado la molestia de pensar qué pasaría si perdiese, por lo tanto, no se preparó para la derrota, sino únicamente, para ganar, y eso le jugó en contra . Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ....• ...~ 59 Pocos metros antes de perder, Diego pensó: "tal vez no gane mi carrera, pero, por lo menos, una lección para toda la vida". Moraleja: "Siempre hay que estar preparado para la derrota, ya que lo único cierto de la vida, es que es incierta". Vicente Maldonado Leiva 4° Medio Colegio Tabancura de Vitacura Reseña: "Me gusta escribir, ya que es satisfactorio que los demás lean las ideas que tengo en la cabeza, en forma de tinta y papel." 60 Mención Honrosa La búsqueda Elías Giacaman Valdés Colegio Pumahue de Peñalolén Y ahí estaba yo, frente a frente, con ese despiadado hombre que me hizo tan terrible este último mes. Al verlo, saqué mi arma y le apunté. Sus ojos se abrieron, reconociendo mi rostro y fue cuando iba a dispararle que ... Mi historia comienza así: yo era un hombre normal. Traba jaba todos los días en mi oficina. Los fines de semana los iba a pasar en mi casa, con mi esposa Érica . Todas las semanas eran parecidas. Pero este día fue distinto. A mi esposa le habían subido el sueldo. Eso fue motivo de celebración. Muy contentos, abrimos una botella de vino que tenía guardada hace mucho para celebrar o para momentos importantes como éste. Era mi vino preferido. Continuamos celebrando, cuando alguien toca la puerta. Me pareció un tanto extraño docar una puerta a las 2 de la mañana? Pero, con los efectos de vino, me dio igual, Fui a abrir la puerta sin mirar por la ventanilla. Al momento de abrir, sentí un golpe muy fuerte. Desde all í no me acuerdo de nada. Al otro día, recuerdo haber despertado en la clínica con un oficial preguntándome: ¿Qué pasó? ¿Qué estaban haciendo? ¿Recuerda su cara? ¿Le debe dinero a alguien? Yo no entendía nada . Al momento de preguntarle, se puso muy serio. Le costó un poco decirme. Pero al final, se armó de valor y dijo: esto es difícil de decir, pero su esposa ha fallecido. Yo me quedé mirándolo y me largué a llorar, no lo podía creer, pero era verdad, aunque no lo quisiera así. También me dijo que me habían golpeado la cabeza con un bate y que por eso, tal vez, no recordara nada de lo sucedido, pero que él, igual me tenía que preguntar. Lo único que pensé en ese momento fue: "Érica, juro que los que hicieron esto no se saldrán con la suya". Desde ese día no paré de buscar. Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ...• ...~ 61 Pasaron tres semanas después del incidente. Se descubren dos de los individuos que entraron a mi casa. Se les llevó a un juicio, el que no salió como esperaba. Los dos salieron inocentes. Eso no iba a dejar como si nada, yo sabía que fueron ellos, por lo que me puse en marcha. Salí y me puse un traje de taxista y me hice pasar como tal, en frente de los dos hombres. Ellos se subieron a mi auto, dándome su destino. Yo, amablemente, asentí y me puse en marcha. Me desvié, sutilmente, sin que los dos hombres se dieran cuenta. Cuando llegué al lugar que quería, les apunté con un arma y los golpeé fuertemente, para noquearlos. Los asesiné, cuidadosamente, sin dejar ni una sola huella ni arma, nada. Lo hice pasar como un accidente. ¿No es convincente un choque en auto?. Antes de morir me dieron un nombre, que no era un nombre muy común, era John Heder. Investigué por unas semanas más exhaustivamente, hasta que di con su ubicación exacta: su casa, número telefónico, de celular, todo. Fui a su casa, la vigilé unas largas tres horas, desde lejos, luego vi movimiento, un hombre saliendo de la casa: era moreno de, aproximadamente, un metro ochenta, de pelo negro, lo reconocí y aceleré mi auto hasta cerrarle el camino y quedar frente a frente con él. Y ahí estaba yo, frente a frente, con ese despiadado hombre, que me hizo tan terrible este último mes. Al verlo saqué mi arma y le apunté. Sus ojos se abrieron, reconociendo mi rostro y fue, cuando iba a dispararle, que él sacó su arma, disparamos al mismo tiempo, pero mi disparo le llegó justo en el corazón. Sentí un calor en el estomago. Cuando me vi estaba lleno de sangre luego me desmayé. Me desperté en el hospital con una venda en el estomago y, a mi lado, había un policía tomándome los datos. Le pregunté que había sucedido. El oficial me respondió, mataste a tres hombres inocentes, creyendo que eran culpables de un asesinato. Ellos no fueron Bob. 62 Desde ese día, cumplo mi cadena perpetua en la cárcel de Ámsterdam y eso, también, me enseñó a estar seguro antes de actuar. Hago esto para que la gente piense dos veces las cosas que hace y no se deje guiar siempre por el instinto. Elías Giacaman Valdés 2° Medio Colegio Pumahue de Peñalolén Reseña: Escribo para mejorar mi ortografía y mi letra además me ayuda a desahogar sentimientos. Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ........ 63 Viña del Mar Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO tel.. ... 65 Prim er Lugar Piel color canela Julie Boelken Eilers Colegio Alemán de Valparaíso Cuenta la leyenda que cuando los españoles se acercaban con sus carabelas a nuestro continente, los indígenas no pudieron verlos. Quizás en el viejo continente se jactaban de sus habilidades de camuflaje, pero la verdad es que las carabelas aparecían invisibles a los nativos, porque jamás habían visto algo como eso. El coloso de madera, con blancas velas que se extendían majestuosas al viento, fue sólo advertido, quizás, por algún ave perdida que peligró de chocar con él. Aparecieron a la vista de todos en cuanto apoyaron un pie en la orilla. Como dioses cubiertos de metal, se presentaron con sus trajes de muerte frente a los simples mortales. El reflejo del sol en todo su cuerpo los hacía brillar de manera sobrenatural Su estatura era monstruosa, y su idioma, ininteligible. Cuentan que un mortal se acercó a los hombres de acero, y les ofreció frutas como ofrenda. Otro se acercó con una vasija que contenía agua. El tercero se acercó con su hija, la más bella del poblado. Ésta joven tenía la piel color caramelo, el pelo negro como los porotos, grueso y ondulado, largo como los troncos de los árboles que el hombre aún no había osado abatir. Dicen que sus ojos eran tan oscuros que ni el resplandor de la luna lograba iluminarlos. Cuentan que era tan hermosa, que los pocos que habían logrado besarla habían muerto bajo circunstancias extrañas . Uno se perdió en el bosque, y luego de once días y once noches encontraron su cuerpo a medio descomponer. Otro sufrió un ataque y salió corriendo, corrió y corrió y murió de cansancio. Otro se volvió loco y murió aislado del resto. A otro se lo comieron las hormigas. Las almas de todos ellos la visitaban alternadamente; sólo ella las oía, pero toda persona que pusiera atención podía ver un resplandor a su alrededor, un aire espeso, casi líquido, que se agitaba levemente cuando ella reía. Uno de los valientes conquistadores quedó prendido de la mirada de la joven. Sin embargo, las ánimas de sus antiguos Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO ........ 67 pretendientes le advirtieron de la verdadera identidad de estos seres. No eran sino simples hombres, pero tenían algo que ellos no poseían. No eran sus afiladas armas, ni sus brillantes cascos, ni sus irrompibles escudos. La fuerza de los indígenas era más que suficiente para vencerlos, y ellos tenían de su lado a los espíritus de los antepasados. No, lo que los hombres blancos tenían se escondía en sus almas, en el rincón más profundo de su ser; unas criaturas casi con consciencia propia, que se alimentaban de sus pensamientos, de las inseguridades de sus enemigos, y que extendían sus tentáculos por las entrañas de éstos hombres. A veces, una punta del monstruo se asomaba por detrás de sus ojos con un brillo estremecedor. Cuando estas criaturas dormían, era posible ver el miedo y la inseguridad de sus portadores, pero esto sólo lograba despertarlos, como cuando los cantos de los espíritus despertaban a los animales. Estos monstruos no tenían nombre, y, sin embargo, tenían muchos significados: eran odio, avaricia, orgullo y ambición . La joven de manos trabajadoras recibió con hospitalidad a los recién llegados, pero advirtió a los suyos del peligro que significaban. Por la noche, los hombres de leche se fueron a dormir a sus barcos y los hombres de canela se fueron a dormir a sus chozas. No les mostraron su poblado a los gigantes, pues temían que los encontraran desprevenidos. Uno de los extraños soñó los ojos de la joven. Despertó súbitamente, a esa hora en que la luna está en lo más alto y ni los animales nocturnos hacen ruido, por miedo de despertar a la tierra. Sus ojos clavados en el cielo, el paso seguro, como si el bosque hubiese sido su cuna, como si el viento lo guiara. Pero era el monstruo, que sabía oler por dónde habían dejado su rastro los espíritus. Sus pies casi flotaban, sus manos se movían por sí solas. Entró a la choza de la joven de pelo espeso sin hacer el menor ruido y sus manos la destaparon. Fue el primero y el último en verla en su desnudez. Sus caderas parecían estar listas para dar frutos por toda la tierra, sus pechos rebosantes de vida, su piel lisa y de canela la envolvía como acariciándola, su pelo eran raíces a la madre tierra, su boca lista para cantar una melodía que liberaría miles de aves, encarceladas en otra eternidad. El monstruo se deleitó con esta imagen por un segundo, luego se precipitó a atacar. Ella despertó sangrando y su sangre era la de todo su pueblo, condenado a desaparecer entre horrores y miserias. Despertó con otra vida en su vida, otro vientre en su 68 vientre. Ni las aves podrían haber presagiado tanta desgracia. Eternas lágrimas manaron de sus ojos, como si de cataratas se tratara: espumosas, silenciosas, saladas, hora tras hora, durante los siete días y las siete noches en que su pueblo fue devastado. Y sus lágrimas formaron un río tan torrentoso, que lavó la sangre de los guerreros indígenas, y corrió por toda nuestra tierra, formando surcos y montañas con la fuerza de su caudal, desiertos con su sal y bosques impenetrables con su agua, para proteger a los otros hombres de piel caramelo de los insaciables hombres brillantes. Dicen que los hombres de piel azucena caminaron sin parar, destruyeron con sus manos lo que la tierra nos había dado. Hicieron de la fertilidad, muerte; de la naturaleza, máquina; de la libertad, trabajo. Cuenta la leyenda que cuando los españoles llegaron a estas aguas con sus carabelas, no vieron los árboles, ni la luna, ni los espíritus, ni a los indígenas, porque no conocían la bondad, la pureza, el equilibrio. En cuanto pusieron un pie en la arena, los hombres de piel canela aparecieron a su vista. Se dice que uno de ellos vio los ojos de una joven, y quedó prendido de ellos. Dicen que el monstruo lo guió hasta ellos y que sus manos descubrieron la desnudez de la inocencia. El resto es historia. Julie Boe/ken Eilers 4° Medio Colegio Alemán de Va/paraíso Reseña: Desde muy niña, leer fue mi gran placer. Me escondía detrás del sillón de mi casa, y acurrucada leía por horas; leí todos los libros de niños que tenía hasta que los memoricé, leía los frascos de mermelada y las cajas de leche mientras comía, y comencé a devorar los libros de mis papás. Y qué sensación tan maravillosa, el transportarse mágicamente sólo gracias a 27 símbolos impresos en el papel. Ahora intento combinar los mismos símbolos para crear algo mío, para vivir en el papel; porque quiero ser capaz de usar una pequeña parte de la magia que me atrapó desde que descubrí las palabras. Me gusta escribir por la simple razón de que traspasar lo que está en mi cabeza al papel me trae paz. La verdad es que normalmente escribo lo que pasa por mi mente, ideas, sentimientos, mi filosofía de vida. He escrito sólo un par de poemas, y como género narrativo propiamente tal, esto es lo primero que escribo. Interescolar de Cuentos UNIVERSIDAD ANDRES BELLO .... ...~ 69