la funcion del poder judicial en materia de defensa de la

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QUINTA CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS
ENCARGADA DE EXAMINAR TODOS LOS ASPECTOS
DEL CONJUNTO DE PRINCIPIOS Y NORMAS
EQUITATIVOS CONVENIDOS MULTILATERALMENTE
PARA EL CONTROL DE LAS PRACTICAS
COMERCIALES RESTRICTIVAS
Antalya (Turquía), 14 a 18 de noviembre de 2005
LA FUNCION DEL PODER JUDICIAL
EN MATERIA DE DEFENSA DE LA COMPETENCIA
Comunicatión presentada por CHILE
AYT.05-020
La Función del Poder Judicial
en materia de Defensa de la Competencia
La Experiencia Chilena
Santiago, Chile
9 de noviembre de 2005
Jaime Barahona∗
Las opiniones que puedan estar contenidas en esta presentación se emiten a título
personal del autor, y no representan necesariamente la opinión oficial del Tribunal
de Defensa de la Libre Competencia (en adelante TDLC) de Chile, ni de sus
integrantes.
1.- Introducción.
La institucionalidad de defensa de la libre competencia en Chile tiene más de 40
años, desde que la Ley 13.305, de 1959, creara la Comisión Antimonopolio y
luego se consolidara con la dictación del Decreto Ley 211, de 1973.
Con fecha 14 de noviembre de 2003, se publicó la Ley 19.911, que creó el
Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (www.tdlc.cl). Su establecimiento se
enmarca dentro de los proyectos del Ejecutivo de instituir tribunales económicos
especializados que ejerzan jurisdicciones específicas, en relación con el ejercicio
de las actividades económicas.
El Tribunal, luego de prestar juramento sus miembros, se constituyó formalmente
el día 13 de mayo de 2005.
2.- Descripción del Tribunal.
El TDLC está integrado por cinco jueces, que se denominan Ministros. El
Presidente del Tribunal, de profesión abogado, es designado por el Presidente de
la República de una nómina de cinco postulantes elaborada por la Corte Suprema
de Justicia reunida en pleno, previo concurso público de antecedentes.
Además, un abogado y un licenciado o con post grado en ciencias económicas
son designados por el Consejo del Banco Central, previo concurso público de
antecedentes.
∗
Secretario Abogado, Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, Santiago, Chile.
[email protected]
1
Los otros dos integrantes, también un abogado y un licenciado o con post grado
en ciencias económicas, son designados por el Presidente de la República de dos
ternas, una para cada designación, confeccionadas por el Consejo del Banco
Central, también mediante concurso público de antecedentes.
Cabe destacar, por consiguiente, que todas las designaciones de los Ministros
exigen previamente la realización de un concurso público de antecedentes, de
carácter objetivo y no discriminatorio. El primer proceso de designación de los
Ministros, antes de la instalación del Tribunal, tuvo una amplia participación de
destacados profesionales, de reconocida trayectoria.
Existen, además, cuatro Ministros suplentes, dos abogados y dos economistas,
que fueron designados de la misma forma descrita anteriormente, quienes
reemplazan a aquellos Ministros titulares que, por inhabilidad o ausencia, no
puedan integrar el Tribunal.
Los Ministros del Tribunal no pueden ser removidos sino por decisión de la Corte
Suprema de Justicia.
3.- La organización del Tribunal.
La reforma establecida por la Ley 19.911, de 2003, eliminó la Comisión Resolutiva
y las Comisiones Preventivas, entidades que, con el apoyo de la Fiscalía Nacional
Económica -la agencia de competencia de Chile- estaban encargadas de resolver
las contiendas en materia de competencia y absolver consultas, pasando a tener
como su sucesor legal al nuevo Tribunal.
Se crea una planta de 9 funcionarios de apoyo a la gestión del Tribunal, se le
otorga un patrimonio propio para su financiamiento, destinado a establecer su
organización, sede, etc., sin consulta a otra entidad, pero respetando las normas
legales que establecen sus atribuciones.
El propósito de estos cambios es, sin duda, otorgar independencia de gestión y
presupuestaria al Tribunal, y separar completamente sus funciones de aquellas
que corresponden a la Fiscalía Nacional Económica, puesto que ésta última
entidad, antes de la reforma, servía de apoyo técnico y administrativo a las ya
mencionadas Comisiones Resolutiva y Preventivas, no tenían independencia
económica ni estructura organizacional alguna.
2
4.- Procedimientos ante el Tribunal.
La Ley 19.911 dispuso que las causas que estuvieren bajo conocimiento de las
Comisiones, se seguirán tramitando sin solución de continuidad ante el Tribunal de
Defensa de la Libre Competencia. El Tribunal heredó un número importante de
causas contenciosas y no contenciosas (consultas), las cuales en su mayoría han
sido resueltas.
4.1.- Procedimiento Contencioso
Este es el procedimiento adversarial al cual se somete el conocimiento de las
infracciones o conductas restrictivas de la competencia. Este procedimiento
solamente puede ser incoado mediante demanda o acción interpuesta por un
particular, o por un requerimiento del Fiscal Nacional Económico, quien representa
el interés general de la colectividad en materias de libre competencia.
El Tribunal, en ejercicio de sus atribuciones, puede adoptar las siguientes
medidas: modificar o poner término a los actos, contratos, convenios, sistemas o
acuerdos que sean contrarios a las disposiciones de la ley de competencia;
ordenar la modificación o disolución de las sociedades o corporaciones que
hubieren intervenido en los actos, contratos, convenios, sistemas o acuerdos
declarados ilícitos; aplicar multas a beneficio fiscal hasta por una suma
equivalente a US $ 14 millones. Asimismo, los afectados pueden deducir acciones
civiles para obtener indemnizaciones.
Las multas podrán ser impuestas a la corporación correspondiente, a sus
directores, administradores y a toda persona que haya intervenido en la
realización del acto respectivo. En el caso de las multas aplicadas a
corporaciones, responderán solidariamente del pago de las mismas sus directores,
administradores y aquellas personas que se hayan beneficiado del acto
respectivo, siempre que hubieren participado en la realización del mismo.
Con todo, el Tribunal tiene facultades para aplicar todas aquellas medidas
correctivas o prohibitivas que respecto de los hechos, actos o convenciones que
se sancionen puedan disponerse en cada caso.
Sin perjuicio de lo anterior, la ley contempla algunas facultades para que el
Tribunal pueda actuar, de oficio, esto es, sin mediar petición de parte:
a) el Tribunal está obligado a impulsar de oficio el procedimiento hasta su
resolución definitiva. El legislador entrega al Tribunal la facultad y la carga de dar
curso progresivo al proceso, a fin de evitar dilaciones innecesarias en la resolución
de estas materias, que inciden en el desarrollo de los mercados;
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b) se pueden adoptar las medidas cautelares que sean necesarias para impedir
los efectos negativos de las conductas sometidas a su conocimiento y para
resguardar el interés común;
c) en materia probatoria, puede decretar la práctica de diligencias, en cualquier
estado de la causa y aún después de su vista -audiencia pública oral- cuando
resulten indispensables para aclarar aquellos hechos que parezcan obscuros o
dudosos;
4.2.- Procedimiento No Contencioso
Este es un procedimiento especial para el conocimiento de materias no
contenciosas y se da curso a él cuando los interesados pretenden el ejercicio de
las siguientes atribuciones del Tribunal, a saber:
a) La facultad de conocer, a solicitud de quien tenga interés legítimo, o del Fiscal
Nacional Económico, los asuntos de carácter no contencioso que puedan infringir
las disposiciones de la presente ley, sobre hechos, actos o contratos existentes,
así como aquellos que le presenten quienes se propongan ejecutarlos o
celebrarlos, para lo cual, en ambos casos, podrá fijar las condiciones que deberán
ser cumplidas en dichos hechos, actos o contratos.
Este es el procedimiento comúnmente denominado de “consulta”, por
medio del cual se han presentado solicitudes de aprobación de
determinados actos de concentración.
Es importante recalcar aquí que el Tribunal ha determinado, mediante
precedentes y resoluciones que ha dictado durante su labor, que en casos
en los que se ingrese una consulta presentada de conformidad con este
procedimiento no contencioso, relativa a hechos, actos o contratos que no
han sido celebrados, ejecutados o concluidos a la fecha de ingreso de dicha
consulta, no cabrá posteriormente la interposición de demanda o
requerimiento en relación a los mismos hechos. En consecuencia, quienes
pretendan oponerse a tales conductas deberán hacerlo en conformidad al
procedimiento no contencioso ya iniciado. Si igualmente se presentare
demanda o requerimiento por vía adversarial (ver 4.1.), ésta se mandará
agregar a los autos no contenciosos y se tendrá como antecedente para las
resoluciones que dicte el Tribunal en dicho proceso.
Este precedente adoptado, se basa fundamentalmente en la circunstancia
que un mismo hecho podría dar lugar a procedimientos paralelos y, por
consiguiente, a decisiones contradictorias, lo que afectaría la seguridad
jurídica en materia de operaciones de concentración entre empresas.
Cabe también destacar en esta parte que, en Chile, salvo respecto de las
transferencias de concesiones de radios y de canales de televisión, no
existe obligación de obtener la aprobación previa de los organismos de
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defensa de la libre competencia para la celebración de una operación de
concentración, por lo que este procedimiento de consulta ha adquirido
relevancia para los efectos del control preventivo de los fusiones y
adquisiciones.
b) La facultad de dictar instrucciones de carácter general de conformidad a la ley,
las cuales deberán considerarse por los particulares en los actos o contratos que
ejecuten o celebren y que tuvieren relación con la libre competencia o pudieren
atentar contra ella.
El Tribunal tiene las facultades normativas indicadas, para cuyo ejercicio es
necesario incoar el procedimiento no contencioso.
c) La facultad de emitir los informes que le sean encomendados en virtud de
disposiciones legales especiales.
El Tribunal debe intervenir en los procedimientos para la fijación de precios
en ciertos mercados, como el de las telecomunicaciones y la distribución de
gas, mediante la emisión de informes. Asimismo, como ya se adelantó, el
Tribunal debe emitir informes, sea aprobando o rechazando, las
transferencias de concesiones de radios y de canales de televisión, e
intervenir en la fijación de las condiciones para la operación de los puertos
por parte de privados.
5.- La valoración de la prueba por el TDLC.
El Tribunal puede admitir todos los medios de prueba indicados en las normas del
procedimiento civil y, además, es admisible todo indicio o antecedente que, en su
concepto, sea apto para establecer los hechos pertinentes.
Asimismo, el Tribunal podrá decretar, en cualquier estado de la causa y aun
después de su vista (audiencia pública oral), cuando resulte indispensable para
aclarar aquellos hechos que aún parezcan obscuros y dudosos, la práctica de las
diligencias probatorias que estime convenientes.
La razón de estas amplias facultades es que el Tribunal está obligado a apreciar la
prueba rendida en cada caso, de acuerdo a las reglas de la sana crítica. Esto es,
al sentenciar, el Tribunal está llamado a valorar la prueba rendida -también
compuesta, incluso, por indicios o antecedentes- de acuerdo a las razones
jurídicas, simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia.
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6.- La impugnación de las resoluciones del TDLC ante la Corte Suprema.
Tanto respecto del procedimiento contencioso como del procedimiento no
contencioso existen vías de impugnación que son conocidas directamente por la
Corte Suprema de Justicia, constituyendo la segunda instancia de conocimiento
por vía judicial de contiendas relacionadas con materias de libre competencia.
7.- Observaciones finales.
El TDLC en el ámbito internacional -junto, quizás con el Tribunal de la
Competencia de Sudáfrica y el de Canadá- forma parte de aquellas entidades que,
teniendo el carácter de órgano jurisdiccional o de integrante del poder judicial, se
dedican de manera exclusiva y excluyente al conocimiento de materias de
competencia.
El carácter de órgano jurisdiccional, así como su independencia y la inamovilidad
de sus miembros, importan atributos muy particulares, que revelan la importancia
que la legislación de Chile ha otorgado a la defensa de la libre competencia en los
mercados.
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