jorge millas, filosofo de la acción, desde la conciencia

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CULTURA
JORGE MILLAS, FILOSOFO
DE LA ACCIÓN, DESDE LA
CONCIENCIA VIGILANTE
ANÍBAL EDWARDS ERRAZURIZ, S.J.
Este texto reproduce, en forma algo abreviada, una
conferencia de! autor, profesor de Filosofía en la Facultad de
Filosofía de la Universidad Católica de Chile, dictada en la
Sala Andrés Bello de la Biblioteca Nacional, en un acto de
homenaje de ¡a Sociedad Chilena de Filosofía, el 29 de
diciembre último. A la conferencia asistió S.E. el Cardenal
Silva Henriquez y numerosas personalidades y miembros de
dicha Sociedad, así como profesores y alumnos. Mensaje
adhiere a este homenaje al profesor Millas, fallecido el
año pasado.
Su idea de vocación
filosófica
La primera obra mayor de Millas -Idea de la Individualidad ' trae en una nota la siguiente confidencia:
"Ortega y Gasset, a quien mucho debo en el despertar de mi
vocación filosófica, dice en alguna parte, que la vida es siempre
un tener que hacerse el vivir de
cada cual a sí mismo, un programa, una tarea." (p. 136)
Encontramos aquí el enunciado programático de ia unidad que
vincula el movimiento de su filosofía, al concreto palpitar de la vida. El boceto magistral del maestro -Ortega y la responsabilidad de la inteligencia (1956)- lo
reafirma. Se trata del hombre, de
hacer ver que "su esencia consiste en la realización plena de su
sino racional" (Ortega... p. 32):
"En esto y no en otra cosa se
resuelve su vocación para la verdad. La verdad es para el hombre
lo que la luz del sol o el agua para
ciertos infusorios: puede faltarle
en ciertas dosis, pero se mueve
hacia ella con pertinacia, obstinadamente, impelido por una fuerza
que de puro enérgica, más que
espiritual, pudiera parecer orgánica." (Ibid.)
Vida humana cuya esencia
consiste en la realización plena
276
de su racionalidad -estas formulaciones encierran, bajo su significación universal, un sentido nada abstracto. Es vida concreta
del hombre de carne y hueso,
que no sólo es. sino que existe:
"Ser y existir son para mi dos
términos diferentes: se es para
otro, para el amigo, la amada, el
vecino...; en cambio se existe
para si mismo, para el yo propio,
que no se contempla, sino que se
vive, y que tiene la conciencia inmediata... de su íntima realidad.
Decimos, por eso. una mesa es,
porque la constatamos como objeto de nuestra experiencia, pero
no podemos decir que existe, en
el sentido en que nosotros existimos, por estar sintiéndonos ser a
nosotros mismos." (Indiv., p.
113)
A la pregunta acerca de la contextura de ese ser dinámico de la
vida humana, Millas responde,
que ella consiste en el diálogo.
Pero inmediatamente precisa
con su acostumbrada claridad
gentil:
"Pero este diálogo con los
hombres en que el ser del hombre consiste, es el camino de la
soledad, el medio como la individualidad se consolida día a dia."
{O. cit. p. 179)
llas -aún no había cumplido veinte años- lleva el titulo significativo de Soledad humana y expresión estética.
Su obra entera lleva el lúcido
propósito de hacer ver la necesidad de la soledad para la plena
realización de la racionalidad humana. Pero ahí donde nuestro
gran vate Pablo Neruda no distingue entre soledad y aislamiento, el fino láser diferenciador de
Millas deslinda un abismo tan
irreductible entre ambos, como el
que media entre individualidad e
individualismo:
"El individualismo, en sus diversas modalidades, y, sobre to
do, en sus manifestaciones prácticas, supone el aislamiento de la
persona del hombre, su reducción a lo propio, su empequeñecimiento moral, histórico y metafísico." (Indiv. p. 221)
Verdadera vocación filosófica
Una vocación filosófica -sostiene Millas- es más que el alarde de curiosidad de "estudiosos y
lectores de la Filosofía" (Individ.
p. 13). Y contmúa: "El curioso de
la Filosofía, el pedagogo de ella,
la busca como un pretexta para
el ejercicio de su virtuosidad intelectual. La aprende o' la enseña
en lo que ella tiene de periférico y
sobrepuesto, mientras se le escapa lo que hay en ella de decisivo: el descubrimiento del misterio
y la experiencia de la sorpresa y
angustia consiguiente." (Indiv. p
25)
1
Prensas de Ja Universidad de Chiie.
2
Revista Nueva, Santiago (I) aqosio
1935. pp- 5-11
Soledad
La primera publicación de Mi-
MENSAJE NP319. JUNIO (963
CULTURA
Jorge Millas: la primera obra de arte para cada hombre es su propia vida
Por eso, la "Filosofía, que es el
estadio más elevado del pensamiento, no es... un mero ejercicio
del intelecto." (O. Cit. p. 24 s)
¿Qué hace verdaderamente filósofo al hombre? Millas responde: "El filósofo antes de pensar
ha lenido que vivir sus ideas; tiene, pues, para él plena vigencia
el proverbio latino 'primum vivere
deinde philosophare1, aplicación
ésta mucho más justa que la que
suele dársele por ahí, con ánimo
ligero." (Indlv. p. 25)
A este nivel de introversión
profunda, la experiencia de! filósofo desborda los limites proselilistas y funcionales de una "ideologia". Desde sus primeras publicaciones tiene Millas buen curdado en diferenciar netamente el
•acto de originaria intuición de
esencias" (Indiv. P. 26) -fundante del pensar filosófico en la experiencia vivida- de lo que suele
llamarse ideología.3
Intuición viviente y pensar racional
Otro motivo que impregna su
concepción entera es la relación
'/ENSA.IF N°319 JUNIO 193.3
entre intuición viviente y pensar
racional, o si se quiere, esa plenitud del pensamiento, que lo torna
en sustituto de la experiencia, por
cuanto es un "llamado a ella".
Millas desarrolla este motivo,
guiado por el Fausto de Goethe.
Este motivo es la idea central de
sus dos ensayos publicados con
el título del primero: Goethe y el
espíritu del Fausto (Ed. Universít. Puerto Rico 1949).
Millas recoge la visión de
Goethe acerca de la relación
pensamiento-acción. Goethe no
piensa en una alternativa excluyente de uno u otro término de
esta polaridad: "El hastío del conocimiento racional que atormenta a Fausto en la primera parte
del poema previene, no contra el
pensamiento como tal, sino contra la esterilidad del pensador pedante, y se origina más que en el
ansia de prescindir de la razón,
en el anhelo de aprehender por la
experiencia existencial los objetos universales hacia los cuales
se orienta la inteligencia humana." (Fausto p. 56)
"Devuelto Fausto a las fuentes
vivificantes de la realidad... restablece la armónica integración de
acción y pensamiento, de razón y
vida, de experiencia e intelección
de la experiencia. El desenlace
del drama no puede ser en este
sentido más elocuente. El momento que Mefistófeles tanto ansia, ese en que Fausto habrá de
perder el alma reclamando la
perduración del instante de máxima dicha, llega por fin; pero tal
momento no es el det ímpetu irracional, sino el de la acción iluminada por la inteligencia... La acción que le justifica es la acción
racional -que supone la visión de
unos fines, la comprensión de
unos medios, la intelección de
unos planes. Y el júbilo que le
embarga arranca de la conciencia de una obra que, así planificada, hará posible la vida creadora
para toda una sociedad de hombres." (Fausto p. 59)
Estos textos patentizan la capacidad sintética de Millas, para
cifrar en un apretado compendio
su intuición fundamental, sin violentar la comprensión de Goethe,
con quien se encuentra en diálogo. El ensayo titulado La filosofía de la acción en el Fausto,
concluye con el siguiente párrafo:
"Emoción, acción y pensamiento
componen de este modo, para
Fausto, el momento de suprema
plenitud. Bien entendida, pues, la
filosofía de la acción en el Fausto
es la superación de toda antitesis
enlre racionalismo e irracionalismo." (Fausto, p. 59)
Historia espiritual
Anos más tarde, ¡a unidad entre acción y pensamiento, razón y
vida, experiencia e intelección de
la experiencia -que en el libhto
de Goethe habia obtenido su formulación, en plástica sintonía
dialogal con el gran poeta alemán- adquiere su formulación fi-
C1 Indtvid. p 26. también, diferencia
entre lo espiritual y lo meramente ideo
lógico, en Indi vid. p. 11I: ver
el índice de materias en Ensayos sobre la historia espiritual de Occidente [Ed.t Uruvers Santiag
I960)yso
bre iodo, La violencia y sus mascaras
(Ed Aconcagua Santiago 1978)
277
CULTURA
losófica explícita, en el trabajo El
pensamiento racional como
sustituto de la experiencia
(Rev. de Fil. 1957 pp. 14-27;
más tarde integrado en Idea de
la Filosofía).
El librito acerca de Goethe,
anuncia también la idea especialísima que tiene Millas de la historia espiritual, como continuo
empírico racional" (Fausto p. 46
nota 1): "El continuo es, a decir
verdad, mucho más rico que lo
que la dicotomía experiencia-razón sugieren a primera vista. La
noción de experiencia encubre,
desde luego, la contemplación intuitiva de objetos, la acción en
sus diversos modos y la conciencia de existencia, formas que son
otros tantos grados de aproximación al ser. La razón misma, por
su parte, completa este continuo
278
en una serie de modalidades que
pasan del análisis racional de aspectos particulares de la realidad
a las más generales teorías físicas y metafisicas. Y asi. el ser se
da fásicamente al hombre en un
progreso de matices que van de
la abstracta representación simbólica de lo no oculto, no visible,
a la aprehensión intuitiva, concreta de la existencia." (Fausto
p. 46)
En 1960 publica Millas el primer volumen de sus Ensayos
sobre la Historia Espiritual de
Occidente (Ed. Univ. Stgo.
1960), explayando esta concepción del continuo empírico racional. Sólo alcanzó a publicar en vida hasta Dante y el espíritu de
su tiempo, el último de estos
nueve ensayos.
Precupación metafísica sin
olvido de si
El librito de Goethe también
nos permite ver el principio de
esa rigurosa coherencia, que
tan fuerte impacto produce al lector de Millas. Puede él desplazarse por los períodos, temas y problemas más heterogéneos de la
historia cultural -desde la remota
poesía de Hesiodo4 hasta Ortega, Marcuse, Pierce y Wittgensteín- sin dejar al garete en momento alguno al lector. Este, en
todo momento, siente a Millas
absorto en su propia concepción,
. ' Las primeras formas de filosofar
en la poesía de Hesiodo de Beocia.
Anales i- i U de Chile I9Í 5 pp •'
CULTURA
guiándolo y ordenando el material expositivo para hacérsela ver.
Esta dote para hacer justicia con
enorme ecuanimidad a la materia
expuesta y al autor comentado,
sin ceder en lo más mínimo a la
fuerza selectiva soberana de su
propia concepción, es ei "ángel"
distintivo del gran maestro, del filósofo que, además, tiene genio.
Es asi como reactualiza en un
par de líneas sintéticas de su
Goethe, la quintaesencia configuradora de Idea de la Individualidad.
Existir -escribe Millas- es para
el hombre "afirmación... aunque
no siempre comprensión, de la
continuidad, necesidad, legitimidad de la existencia y, junio con
eso, aspiración a la unidad existendal de todos los existentes."
(Fausto p. 49)
Inmediatamente el matiz dilerenciador precisa sucintamente,
aquello cuya expiícitación habia
requerido seis capítulos del primer libro: "Pero tal unidad implica, obviamente, la disolución de
la conciencia individual en su modalidad originaria de existente
humano tal y cual, limitado, precario, empírico, anhelante de universalidad. Es decir, que no es
dado di hombre ser él, siéndolo
todo al mismo tiempo; que no
puede hacerse existencia universal sin perder su propia existencia, esa que consiste, precisamente, en la aspiración a afirmarse singularmente y a identificarse
con la totalidad de lo real y lo posible. Verdaderamente no cabe
al hombre sino una experiencia
de participación en la totalidad,
una experiencia tal que él, como
individuo, sea miembro de una
unidad suprema que en él y por
él se realice. Tal experiencia es
la acción, que viene de este modo a representar la confluencia
del existir individual y del cósmico." (Fausto p. 49)
Teoría como acción
Tan coherente es la dinámica
explicativa de Millas, que el lector
de su obra entiende cada vez
mejor la soledad del hombre, a
la que él se refiere: soledad de la
experiencia interior, de su estatuMENSAJE ••!'
US.,
to especial ísimo de cogito personal, También entiende el lector, el que esta experiencia humana de hondura metafísica este
en permanente conflicto y resistencia frente a los "ismos" de un
racionalismo o irracionalismo
cualquiera. Escribe Millas, refiriéndose al sentido auténtico de
teoría: 'Por eso el juego algebraico de las ideas puras, mecánica racionalisla del pensamiento, sólo lleva a una pseudoteoría,
jamas a una teoría verdadera."
(Indiv. p. 94)
"Atribuir al cultivo de lo teórico
la inacción, es no saber en qué
consiste la teoría ni la acción."
(Ibid.)
En páginas de inspiración elevadísima, Millas sostiene que lo
"teórico es, más que ciencia, religiosidad; más que acción, magia"
(Indiv. p. 94) y explícita: "Lo teórico es una manera de acción universal; como su magia consiste
en la dilatación del ser, en el
acrecentamiento de su riqueza
representativa, es el instrumento
mismo que permite a la vida proliferar en la conciencia y en la conducta del hombre.' (Indiv. p. 95)
Su visión trasunta aquí una intima comunicación con Platón,
que por cierto rebasa los moldes
estereotipados de ¡os intérpretes
de segunda mano: "Sin embargo,
el llamado platónico no fue para
mirar, sino para contemplar, y
contemplando, admirar; quien
contempla y admira, no se inmoviliza: ama..." (Indiv. p. 96)
Según este sentido etimológico, teoría es "contemplación" (1ndiv. p. 91), y es "la experiencia
que sigue a la extrañeza y el hecho que antecede al amor" (Indiv. p. 91). Tal contemplación
consta de dos etapas "no siempre sucesivas" (Ibid.), explica Millas. En la primera, buscamos "de
las cosas la sustentación genenca, universal, su necesidad misma, despojándolas de su contingencia." (Ibid.)
"En la segunda etapa la contemplación teórica pone en las
cosas esa suprarrealidad que es
el valor; percibe en ellas un modo
de ser capaz de suscitar el amor.
La teoría hace entonces de las
cosas un eje de la actividad de la
vida, les da un sentido con respecto al ser del hombre." (Indiv.
p. 92)
El juicio de valor
Entiéndese ya desde esta toma de posición profunda el eje
que articula su Curso sobre Filosofía de los Valores -dictado en
invierno de 1962- del que publica
un sumario punteo titulado Problemas iniciales de una teoría
del juicio de valor (Rev. de Fil..
Stgo. 11 (1-2) 1964).
En trazos precisos, su Curso
complementa la otra faceta "verificadora" de ese círculo hermenéutico abierto, que es la experiencia Ya en Idea de la Individualidad Millas habia determinado con claridad:
"Llamamos experiencia a todo
cuanto encontramos como producido o en acto de producirse
en la conciencia. ¿Por qué ha de
ser menos experimental nuestra
intuición del valor moral, que la
comprobación de los pesos moleculares?" (Indiv. p. 215) Ahora
escribe en su Curso:
"Todo juicio es, así, una suerte
de promesa de vivencia, de
anuncio de experiencia, en el
amplio sentido en que ha de tomarse esta palabra para devolverle la rica connotación de recepción de lo dado. El cumplimiento de esta promesa... es,
justo, lo que llamamos verificación del juicio. La verificación pone a la vista la verdad del juicio,
al convertir la pro-posición en
posición del ente mentado"
(Problemas iniciales de una
teoría del juicio de valor, p.
117)
Esbozo del itinerario de su pensar
Para sintetizar, hagamos un
encuadre panorámico de las etapas en que la intuición fundamental de poderoso impulso melafisico va adquiriendo gradualmente forma de sistema filosófico
más explícito, en las publicaciones de Míllas.
1. Idea de la Individualidad
(1943) es la primera etapa. Millas
se sirve de su propia versión del
procedimiento
fenomenotógico
para exponer su intuición funda279
CULTURA
mental. Conscientemente incursiona en el territorio psicológico y
metafisico. zonas evitadas en
principio por Husserl. Su tema es
el existir humano, desarrolfado
con una "predominante dirección
humanista" (Indiv. p. 101) y en
sentido histórico-dinámico: "Una
filosofía que no está animada por
una verdadera pasión frente al
destino del hombre, no es en propiedad verdadera filosofía." (Indiv. p. 101)
2. Goethe y el espíritu del
Fausto (1949) traza un retrato intuitivo de esta concepción del
existir humano, en diálogo con
el gran poeta alemán. Queda enfáticamente acentuada la interna
vinculación entre teoría y acción,
y el peso gravitacional de esta última.
3. Ensayos sobre la historia
espiritual de Occidente (1960)
representa un corte diacrónico
de la historia, como proceso espiritual expansivo de la conciencia;
proceso de conquista intelectual
de los datos de experiencia. El
designio de este corte diacrónico
no es otro que hacer ver su intuición fundamental, cuya fuerza es
un verdadero golpetazo en las
aguas estancadas de los esplritualismos:
"Nada ha sido tan fatal para el
esplritualismo como esta falta de
atención a su propia impotencia.
Una idea que no se hace cuestión de su capacidad operante en
la vida humana y en el mundo de
sucesos y cosas en que ésla se
inserta, y que da vuelta las espaldas a las realidades 'inferiores' a
pretexto de atender a lo 'superior', es una idea que por principio se declara vencida como
idea. Porque una idea es un órgano que está destinado a funcionar en la realidad plenaria.
que no es 'superior' ni 'inferior',
sino simplemente realidad. Marginándose de esta función, la
idea ya no es idea: es puro deliquio, ensueño más o menos
irresponsable." (O. cit. p. 15).
4. El desafio espiritual de la
sociedad de masas (1962) opera un corte sincrónico magistral,
tendiente a exponer su intuición
fundamental a la luz de la compleja situación contemporánea
280
de sociedad de masas. Puede
considerársela la obra maestra
madura de Millas. Su posición es
clara:
"Según la tesis de esta obra...
toda situación es para el hombre
una tarea y. por tanto, ta incompatibilidad a que alude nuestra
pregunta no es sino un problema
de reacomodación y de creación,
en ningún caso un callejón sin
salida." (O. cit. p. 47).
La sociedad de masas no es,
en efecto, según Millas, un hecho
incompatible con la salvación de
lo humano en cada hombre. Esa
es la tesis, y a partir de esta época se acentúan la importancia y
frecuencia con que aparece la
palabra salvación en su obra.
5. Idea de la Filosofía (1969)
da, por último, los pasos iniciales
en la exposición sistemáticamente ordenada de su intuición
fundamental. Ya el Prólogo sitúa
al conocedor de Millas en un contexto familiar: "La verdadera índole de la Filosofía sólo se revela
a quien logra avizorar y vivir a través de su ejercicio, la naturaleza
experimental del pensamiento.
Es, por eso, muy difícil que se
sientan a gusto en ella quienes
conciben el saber como hartazgo
final de la inteligencia y como
arribo a la fórmula definitiva de la
acción. Todo filosofar es dialogante, tanto por imperativo ético
y técnico, como por esencia..."
(O. cil. p. 15).
La persona de Millas,
a la luz de su obra
Al llegar al término de Idea de
la Individualidad, leemos en sus
Conclusiones:
"Como ya lo mostramos en el
capitulo VI, la esencia de lo que
somos no se realiza únicamente
en la soledad aceptada, sino
también en la soledad resistida;
no sólo en el verse el individuo a
si mismo, sino en el confrontarse
con los demás, No exclusivamente, pues, en la soledad, sino
en la compañia; no sólo en la
búsqueda de la propia plenitud.
sino en el amor; no sólo en el pedir, sino en el dar. En suma, en la
experiencia de lo propio conjugado con lo extraño, se da la indivi•JlO 1983
CULTURA
dualidad perfecta." (O. cit. p
222)
Con prontitud advierte el lector
asiduo de Millas la radiación poética -en el sentido elimológico de
esta palabra- que desprenden
sus escritos. Cuando Millas sostiene, por ejemplo, que lo teórico
es magia (Indiv. p. 94) y entiende por tal ;'una manera de acción
universal" consistente en "la dilatación del ser" (Indiv. p. 95), el
lector siente que eso precisamente está sucediendo mientras lee. Como si la prosa de Millas emanara de un circulo mágico, desde donde sus proposiciones comunican realidades vividas, colmadas de impulso a recobrar nuevamente ese estatuto en
el lector.
Para acceder a ia individualidad de Millas, la experiencia conducente es su propia conjugación personal en compañía de
su prójimo.
Resulta enormemente significativa la Introducción de su primer libro, Idea de la Individualidad. Ella está dedicada a una
consideración del espíritu chileno. El retrato muestra un pueblo
extrovertido, es decir, con "la
modalidad de un pueblo joven"
(Indiv. p. 15), con una mente colectiva que no ha alcanzado todavía su plena madurez" (Ibid). Somos un pueblo de jurisconsultos
e historiógrafos -dice Millas, y
explica:
"Nuestra vocación jurídica,
mas que de juristas es de legisladores, y más que de creación es
de práctica. Carecemos aún de la
espiritualidad profunda que impete a una obra histórica en virtud
de una instintiva fuerza, comparable a la que mueve a las distintas especies vivas a una conducta en cada caso tipica. Por eso
también, más que historiadores,
somos los curiosos, eruditos de
la historia. Historiografía y derecho son formas a través de las
cuales realizamos el imperativo
práctico de toda cultura emergente que, como el niño y el joven, vive extrovertida y llena la
conciencia de percepciones actuales, que la mantienen adherida al mundo..." (Indiv. p. 16)
Millas ve otra confirmación de
MENSAJE N " 3 - í JI.NI
I9B
esta diagnosis en "el rango privilegiado que la política tiene entre
las grandes tareas nacionales"
(Ibíd): "Todo concurre... a confirmar la adolescencia de nuestra
mentalidad histórica, adolescencia que no es sólo nuestra, sino
en general, americana." (Indiv. p.
18)
El rasgo chileno, al interior del
contexto americano, es la sobriedad: "Chile es un pueblo sobrio" (Ibid.) -sostiene Millas-, Por
eso "el espíritu nacional es metódico, equilibrado, sereno, contrano a todo exceso, como que el
exceso no sea algún accidente
desventurado, provocado por la
atrabilis particular de alguien,
que nada expresa desde el punto
de vista general." (Indiv. p, 19)
El chileno no es proclive al frenesí, a la alegría frenética, pero
existe entre nosotros "el humorismo, que va desde el ánimo de la
calle hasta ta más alta literatura."
(Indiv. p. 20)
Esia introducción entrega el
encuadre programático de la tarea que Millas encuentra ante si.
a la luz de su visión del espíritu
chileno. Por cierto que ta diagnosis se orienta por el designio de
situar la Filosofía ante la mentalidad chilena de ese presente histórico de 1943. En tanto Introducción, ella no es un preámbulo exterior a la exposición misma.
El lector podrá comprobar que la
materia expositiva de los seis capítulos está internamente trabado con esta Introducción, según
la relación de programa o tarea y
realización o desempeño.
Esta constatación se hace todavía más notoria en las demás
publicaciones de Millas, sobre todo las últimas. Tratando de sintetizar tentativamente su interna
contextura dialogante, habría
que decir que no es sólo el yo individual aislado de Millas quien
dialoga con individualidades aisladas de grandes pensadores.
Desde su primer libro, el yo de
Millas aparece inserto y conjugado por internos vasos capilares,
a) orbe más amplío del espíritu
chileno, inserto a su vez en el
americano, y así en el universal.
La acción universalísima que él
emprende -su teoría- tiene presente en todo momento, no me281
CULTURA
ramente a su individualidad aislada, sino al espíritu chileno concreto, en cuya red de relaciones
existe No olvidarse de su propio
ser significa para Millas precisamente reconocer la propia pertenencia a la constelación de prójimos concretos. No obstante.
lambién signilica que tal pertenencia e inserción solo puede
realizarse verdaderamente, desde la propia experiencia personal
interior. Él filosofar tiene, asi, sólo un camino verdadero hacia su
realización auténtica: aquel en el
que ei hombre se asume desde
su propia experiencia interna,
personal: al asumirse, recoge todos los elementos de su propia
realidad; esto es, también recoge
y asume los elementos dispersos
de la conciencia y mentalidad
histórica de su propio pueblo, para elevarlos a la unidad, pasándolos por el tarpiz crítico de la
propia conciencia vigilante.
Es, a no dudarlo, esta conciencia vigilante la que puso la obra
entera de Millas en esa situación
dramática, entre "todas las sillas"
y todos los trentes sectariamente
cerrados.
Ya su ensayo Teoría del pacifismo (Revista Universitaria.
Stgo., agosto 1939) hace patente
esa resistencia viril y clarividente
de este chileno, que en una atmósfera bélica resiste incluso a
maestros suyos venerados, que
orientaran su vocación filosófica,
para elaborar un programa eficaz, consistente en "la creación
de una nueva ética social, de
nuevos supuestos morales en la
acción colectiva" (O. cit. p. 19), a
fin de sustituir la guerra:
"Hay guerras porque a tos conflictos suscitados no se les dio
otra solución que la guerrera, y
no precisamente porque un determinado conflicto apareciese.
Creer esto último signilicaria que
la guerra es la única solución a
que ciertas controversias llevan,
lo que, dicho en otra forma, implicaría el reconocimiento de la fatalidad lógica e histórica del fenómeno bélico". (O. cit. p. 22)
Esta coherencia especial ¡sima
de su intuición fundamental se
prolonga y explícita en su posición frente a la visión historicis282
ta de la historia (Sobre la visión historicista de la historia
de ia filosofía. Rev. de Fil. Stgo.
1955 pp. 3-14), y a la violentista
(La violencia y sus máscaras.
Ed. Aconcagua Stgo. 1978) Filosofar es para esta síntesis auténticamente chilena de QuijoteSancho, un momento imprescindible para la salvación de lo humano en el hombre. De ahí que
no vea jamás en el orden sistemático por lo demás imprescindible -según reconoce-, que alguna filosofía proponga, la enseña de hartazgo consumado, de
estación terminal del saber, sino
siempre simultáneamente, el
nuevo punto de partida para
abordar problemas futuros. Saber es importante -parece decir
"El rasgo chileno,
al interior del
contexto
americano, es la
sobriedad"
Millas-, pero imprescindible para
el vivir humano es sólo la comprensión. La historia humana es
un testimonio palmario de cosas
que el hombre no sabia y llega a
saber. Pero la historia de las verdaderas catástrofes no se identifica con el rubro de cosas que el
hombre no sabe. Ella ha de adscribirse más bien a la incomprensión entre los hambres y a
su barbarie consiguiente de lobos rapaces entre si.
El primer libro de Millas termina con una exhortación a la resistencia: "Resistir a los acontecimientos que parecen fatales, si
ellos disgustan, hacer la historia
con la vida, no dejarse hacer la
vida por la historia, ha de ser la
norma de conducta. Individualidad, por eso, creadora, no fatalis-
ta; soberbia aun ante (a adversidad. En eso puede traducirse un
personalismo filosófico que se
sienta, no como doctrina, sino como fuerza espiritual." {Indiv. p
224)
Y es que por resistencia. Millas
entiende una instancia imprescindible para el diálogo auténtico:
resistir en la introversión, en la
apertura dialogal siempre vigilante, tensionada hacía la asimilación interior crítica.
Jorge Millas reconoció que la
primera obra de arte para cada
hombre es su propia vida, y por
eso no se contentó con entregar
su pensamiento en un estilo que
es una verdadera joya de esplendor armónico. Millas hizo vida en
sí mismo, esa fuerza espiritual de
la que estaba tan altamente dotado. Ningún retrato más real y
más cargado de profecía, para
retratar plásticamente esta faceta
de su existencia, que las palabras de su elogio a don José Ortega y Gasset en 1956:
'Pero no sólo eso: a las gentes
les cuesta mucho reconocer los
derechos de la inteligencia,.. Ortega no rindió, sin embargo, jamás este derecho ni ante el halago ni ante el vituperio. En las horas en que todos quisieron tenerlo a su lado supo cumplir con el
deber que cumple el intelectual
de guardar silencio, si no ve claras las cosas o si su voz no ha de
ser escuchada en servicio de la
verdad y de la cordura. En esto
fue consistente también con !a
responsabilidad superior de su
magisterio, y quizás hoy, mejor
que hace algunos años, podamos aquilatar la bravura de ánimo que se requiere para conservar la cabeza fría en horas de
confusión y no hacer el daño de
ser infiel a la verdad, por evitar el
riesgo de perder la general simpatía. No sólo el martirio fisico
rinde testimonio de nuestra adhe
sión al bien y a la verdad; el martirio moral suele ser mucho más
intolerable todavía; pero si el intelectual no puede afrontarlo, no
está realmente a la altura de su
responsabilidad." (Ortega y la
responsabilidad de la inteligencia. Anales de la Universi
dad de Chile, 1956 p. 34)u
Ib N"31D J IN
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