La política social del Estado costarricense

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LA POLÍTICA SOCIAL DEL ESTADO COSTARRICENSE¡Error! Marcador no
definido.
PROBLEMAS TEORICO-METODOLOGICOS.
Jorge Mario Salazar1
1. El estudio de la problemática social
El campo de la historia social y particularmente de las
políticas sociales, ha estado descuidado en nuestro país,
tanto en investigaciones, como en el debate dentro de las
Ciencias Sociales; esto, quizás, por el predominio de la
historia política y, recientemente, de la historia económica,
en el quehacer historiográfico contemporáneo del país. Pero es
necesario investigar, estudiar y debatir sobre la problemática
social de América Latina y particularmente de Costa Rica; es
decir, analizar la situación de nuestras sociedades con sus
problemas, su desarrollo, sus contradicciones, etc., pero
aplicando el concepto de la historia social de manera global,
en el cual todos los hechos y fenómenos (económicos,
políticos, etc.), son hechos sociales.
Esto es importante porque la tendencia reciente de las
Ciencias Sociales busca, entre otras cosas, la cientificidad
frente al empirismo, el trabajo interdisciplinario frente al
fragmentismo de disciplinas, y el compromiso social frente a
la apatía e individualismo del científico social. También es
importante la investigación y el debate académico y político
de nuestra problemática social, porque los hechos históricos,
más que acontecimientos aislados, son hechos sociales, que se
explican en el contexto de las diferentes formaciones socioeconómicas, y que adquieren un carácter dinámico debido a las
contradicciones sociales existentes. En este sentido es
imperativo estudiar nuestra historia reciente, caracterizada
por una agudización de la crisis económica, en el marco de un
capitalismo dependiente y subdesarrollado, con serios efectos
sociales y políticos, que la presentan como una crisis
estructural.
Por
lo
tanto,
existe
un
importante
e
ineludible
compromiso
de
las
Ciencias
Sociales,
de
difundir
los
resultados de las investigaciones y debates, que ayuden a
nuestro pueblo a conocer mejor el desarrollo histórico-social
1
Ph. D. en Historia. Profesor de la Escuela de Historia y
Geografía
e
Investigador
del
Centro
de
Investigaciones Históricas, Universidad de Costa
Rica.
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1
del país, y a comprender la naturaleza de las condiciones
actuales. Esto es básico para que, por medio del estudio y de
la organización, se luche por defender las conquistas sociales
y políticas y, sobre todo, por cambiar las condiciones que
obstaculizan
el
logro
de
una
sociedad
verdaderamente
democrática. O sea, evolucionar de una "ideología de crisis",
en la cual nos encontramos, a una "ideología de cambio", que
es precisamente lo que quiere nuestro país.
Ahora bien, estudiar la problemática social de nuestro
país es muy amplio y complejo, pues abarca diferentes aspectos
como:
salud,
vivienda,
tierra,
educación,
condiciones
laborales, alimentación, recreación, etc.; a la vez que atañe
a diversos sectores sociales, instituciones, al Estado, a las
organizaciones de trabajadores, al sector empresarial, etc.
Todos estos aspectos considerados en conjunto, constituyen lo
que lo que entendemos por un "sistema de seguridad social", en
el cual inciden una serie de variables como: el sistema
económico, el sistema educativo, lo jurídico, el marco
ideológico, las relaciones obrero-patronales, la naturaleza
del poder político, etc. En este sentido, esta investigación
privilegia el análisis de las políticas de seguridad social,
que se han implementado en nuestro país, de acuerdo con las
coyunturas de crisis económica, según estudiaremos en los
próximos capítulos.
Es interesante que, a pesar de la trascendencia y
actualidad del tema, poco se ha investigado y aún menos
publicado, sobre las políticas sociales y laborales en Costa
Rica y, en general, sobre la cuestión social. En realidad, la
cuestión social ha sido vista, históricamente, como la
existencia de una serie de problemas laborales derivados de
las relaciones sociales de producción que, en el marco del
desarrollo capitalista, han producido injusticia y marginación
para los trabajadores. En el contexto contemporáneo de América
Latina, la cuestión social, inicialmente planteada por las
ideas socialistas y por la doctrina social de la Iglesia
Católica,
ante
los
serios
efectos
del
desarrollo
del
liberalismo y del capitalismo industrial, ha sido incluida por
los Estados, como parte de su agenda en las tibias políticas
intervencionistas, en respuesta a las presiones de los
sectores populares y a los efectos de las crisis económicas en
la región.
Esta cuestión social en nuestro país, generalmente ha
sido estudiada separada del contexto económico y político, en
sus diversas etapas históricas; o bien, ha sido analizada de
manera fragmentada, según se trata del problema de salud,
educación, trabajo, etc., lo cual ha limitado la comprensión
real
y
global
de
esta
problemática
social.
Nuestra
investigación plantea el análisis de las políticas sociales en
Costa Rica, en su etapa contemporánea, pero ubicadas en el
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2
desarrollo del capitalismo costarricense y relacionadas con la
naturaleza del poder político y la estructura de clases
sociales del país. Esto nos parece fundamental en nuestro
objeto central de estudio, porque la cuestión social es el
resultado directo de una sociedad que, como la costarricense,
no ha distribuido entre todos sus sectores sociales la riqueza
producida, el poder de decisión política, ni el disfrute de la
educación, la recreación, ni la cultura.
Debido a que en Costa Rica los principales logros en
materia social se refieren, sobre todo, a la previsión social
y a la protección y regulación del trabajo y de la mano de
obra, los pocos estudios que existen son relativos a estos
aspectos. Así, por ejemplo, tenemos un pequeño estudio
realizado por don Enrique Muñoz Fonseca, denominado: "El
seguro social en Costa Rica" (San José, 1944); también, el
estudio del Lic. Armando Arauz Aguilar y otros: "Apuntes sobre
seguridad social costarricense (San José, 1957). Respecto al
tema de del origen e inconstitucionalización de los seguros,
en las primeras décadas del XX, es muy importante la
investigación del Profesor Carlos Monge Alfaro: "Nuestra
historia y los seguros" (San José, 1974); además de la
investigación que hizo el Dr. Mark Rosenberg: "Las luchas por
el seguro en Costa Rica" (San José, 1980), especialmente en la
etapa de 1940 a 1970.
Otro aspecto relativamente estudiado en nuestro país es
sobre los movimientos sociales, sobre todo el movimiento
obrero-sindical. Así, tenemos el estudio del Lic. Vladimir De
la Cruz: "Las luchas sociales en Costa Rica" (San José, 1980),
que comprende el desarrollo del movimiento obrero-sindical en
la etapa de 1870-1930. También, está la investigación del Lic.
Mario
Oliva:
"El
movimiento
artesano-obrero
urbano
costarricense, 1880 - 1914" (San José, 1984) y el estudio del
Lic. Carlos Luis Fallas Monge: "El movimiento obrero en Costa
Rica, 1880-1902" (San José, 1983). Véase, entonces, lo
limitado de las investigaciones sobre la cuestión social en
nuestro país, lo cual refleja la necesidad de profundizar el
análisis histórico sobre esta problemática. En este sentido,
la presente investigación busca caracterizar las políticas
sociales y laborales que se han dado en nuestro país, en el
contexto del desarrollo capitalista, de la naturaleza del
Estado y de las contradicciones sociales existentes. Con ello
se propone, a la vez, brindar un aporte a la historiografía
contemporánea de Costa Rica, concretamente en el campo de la
historia social y la historia del poder.
2. Problemas teóricos y metodológicos
NO existe uniformidad respecto a los conceptos utilizados
en materia social, por lo que generalmente encontramos
designaciones disímiles y a menudo contradictorias sobre estos
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3
aspectos, lo cual dificulta el estudio de la problemática
social en nuestro país. En este sentido, nos interesa señalar
algunos de los conceptos que se utilizan, para luego precisar
el
significado
que
le
daremos
en
nuestro trabajo (1).
Generalmente
se
usan
conceptos
como:
cuestión
social,
problemática social, planificación social, políticas sociales,
políticas sociales, previsión social, asistencia social,
servicios
sociales,
programas
sociales,
instituciones
sociales, seguridad social, etc.; pero a pesar de que todos
atañen el campo social, no siempre el significado que se les
asigna es el mismo.
Concretamente, en materia social, se utilizan conceptos
amplios y conceptos restringidos. Los conceptos amplios se
refieren, por ejemplo, a: cuestión social, problemática social
y seguridad social; en tanto que, dentro de los conceptos
restringidos tenemos: previsión social, asistencia social,
políticas sociales, servicios sociales, etc. Entonces, en el
presente estudio utilizaremos tanto conceptos amplios como
conceptos restringidos, porque la política social del Estado
costarricense, en la etapa contemporánea, se ha orientado a
políticas de seguridad social. Veamos primero algunos de estos
conceptos, para luego comprender mejor esta problemática sobre
la seguridad social en nuestro país, la cual es, en
definitiva, objeto central de nuestro estudio.
Un primer concepto es el de prevención social, que
comprende aquellas instituciones públicas o privadas, mediante
las cuales distintos sectores de la comunidad tratan de
protegerse de los riesgos de invalidez, pérdida de capacidad
de trabajo por edad avanzada y muerte prematura. También
comprende las situaciones de urgencia creadas por enfermedades
graves o los accidentes, cuyo costo extraordinario el
trabajador no puede afrontar con sus recursos. La previsión
social
tiene
un
carácter contributivo, pues se otorga
únicamente a los afiliados que han abonado sus aportes;
asimismo, se diferencia del seguro privado por el hecho de ser
obligatorio, de costearse con los aportes de terceros o del
Estado y porque no siempre otorga beneficios estrictamente
proporcionales a los aportes abonados por el afiliado.
En realidad, una de las principales instituciones de
previsión social la constituye el seguro social, que se
financia con cotizaciones de los trabajadores, de patronos y
del Estado. El seguro social generalmente administra riesgos a
corto plazo, como las prestaciones por enfermedad, maternidad,
accidentes de trabajo, asignaciones familiares y desempleo;
así como riesgos a largo plazo, o sea, las prestaciones por
vejez, invalidez, muerte e indemnizaciones a los deudos por
fallecimiento de los asegurados directos; aunque también
existen
otras
instituciones
de
previsión
social,
que
administran regímenes de jubilaciones y pensiones de tipo
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4
profesional (2). Según analizaremos en esta investigación, la
previsión social ha sido, quizás, la más aplicada como
política social del Estado costarricense, tanto a nivel de
seguros sociales, como en los regímenes de jubilaciones y
pensiones.
Otro importante concepto restringido es el de asistencia
social, que es un tipo de servicio que reconoce a los
ciudadanos el derecho legal de obtener prestaciones a cargo de
los fondos públicos, en ciertos casos de necesidad, cuya razón
de ser no es imputable al interesado. En este servicio los
pagos efectuados se destinan a personas de bajos ingresos, por
lo que el Estado y las autoridades locales tienen a su cargo
todo el costo. Aunque este tipo de asistencia generalmente ha
sido absorbido por el seguro social, en algunos países se
mantiene este servicio, a veces como forma complementaria de
protección, a personas que todavía no están cubiertas por los
seguros, o bien, que la protección que reciben es insuficiente
(3)
.
Los servicios sociales, por su parte, son considerados
como una extensión del régimen de seguridad social, pues
contribuyen un conjunto de instituciones y de acciones que
tienen por objeto completar las prestaciones individuales, en
especies o en dinero, de la seguridad social y, en general, de
la vida social. Entonces algunos de los servicios que se
prestan, o que podrían prestarse son: orientación profesional,
promoción educativa y de formación profesional, de empleo y
colocación, de prevención y bienestar en el trabajo, de
atención e integración de las personas ancianas y de préstamos
monetarios;
así
como
la
participación
en
actividades
culturales
y
recreativas,
servicio
para
el
desarrollo
comunitario y una serie de servicios en favor de los niños (4).
En nuestro país, aunque no han sido predominantes, si se han
puesto en práctica programas de asistencia social y programas
de servicios sociales, como forma de protección a la mano de
obra y a ciertos sectores marginados del país, sobre todo en
la etapa reciente del siglo XX, aunque, según se analiza en
nuestro estudio, todavía falta mucho por realizar.
Ahora bien, respecto a los conceptos amplios en materia
social, ya definimos la problemática social y la cuestión
social, por lo que ahora caracterizaremos la seguridad social,
que es precisamente lo que más se ha aplicado en América
Latina y, por tanto, en Costa Rica. Se puede afirmar que la
seguridad social en cuanto al hombre es un derecho, en cuanto
al Estado es una política, en cuanto a la ciencia jurídica ya
es una disciplina, respecto a la filosofía es una expresión de
justicia, en cuanto a la sociedad es un factor de solidaridad,
respecto a la administración es un servicio público, relativo
al desarrollo es un factor integrante de la política general
y, en cuanto a la economía es un factor de redistribución de
la riqueza (5).
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5
La seguridad social abarca los derechos y postulados de
la previsión social, los regímenes especiales que protegen al
trabajador y su familia de contingencias como la enfermedad,
el desempleo y los riesgos de trabajo; así como los beneficios
de los seguros sociales, de la asistencia social y de los
denominados servicios sociales. Es decir, la seguridad aparece
como el conjunto de esfuerzos organizados por la sociedad,
para mejorar en lo físico, moral y espiritual sus medios de
vida; así como para prever y contrarrestar las consecuencias
de los riesgos sociales a que se encuentran expuestos sus
componentes.
La seguridad social ha sido estudiada y conceptualizada
por una serie de organizaciones internacionales, como la
Organización de Naciones Unidas (O.N.U.), la Organización
Internacional
del
Trabajo
(O.I.T)
y
la
Asociación
Internacional de Seguridad Social. Estas organizaciones han
definido los principios fundamentales de la seguridad social,
le han dado el carácter de derecho del hombre, y han señalado
la necesidad de su cumplimiento en los diferentes países. Por
ejemplo, en la "Declaración Universal de los Derechos del
Hombre", la Asamblea General de la O.N.U. (1948), reconoció la
seguridad social como un derecho del hombre. Es decir, se
estableció que toda persona, como miembro de la sociedad,
tiene derecho a la seguridad social y a obtener, mediante el
esfuerzo
nacional
y
la
cooperación
internacional,
la
satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales
indispensables de su dignidad y al libre desarrollo de su
personalidad (6).
A la vez, la declaración de la O.N.U. afirmó que toda
persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le
asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y, en
especial, la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia
médica
y
los
servicios
sociales
necesarios.
Igualmente afirmó el derecho a los seguros en caso de
desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez, u otros casos
de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad. Luego de la declaración de la
O.N.U.,
distintas
conferencias
y
congresos
regionales
ratificaron el derecho a la seguridad social, a la vez que
ampliaron sus principios, en una permanente lucha por su
aplicación en América Latina (7). Esto es importante, porque se
proclamó universalmente el derecho a la seguridad social, al
igual que el derecho a la vida o a la libertad; con lo cual se
superó el concepto de seguridad social para ciertos sectores
de la sociedad; o bien como una simple concesión de las élites
dominantes.
Entonces, desde el punto de vista teórico-metodológico,
nuestro trabajo se basa en la concepción explicada de
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6
seguridad social, porque consideramos que corresponde a las
típicas políticas sociales del Estado costarricense. Es decir,
nuestro objeto central de estudio es el análisis de la
seguridad social en Costa Rica, en los diferentes períodos de
su historia contemporánea. Esto es así porque, en realidad, en
nuestro país las luchas sociales han planteado, sobre todo,
reivindicaciones laborales y sociales que corresponden a
luchas por la seguridad social (previsión social, seguros
sociales, asistencia social, protección contra riesgos del
trabajo y de enfermedad, condiciones laborales, etc.).
Por otro lado, las políticas sociales predominantes del
Estado costarricense se han mantenido en los marcos de la
seguridad
social,
porque
no
han
superado
el
esquema
reformista, que busca mantener las condiciones de seguridad
social, y con ello garantizar la reproducción de las
relaciones sociales capitalistas; a la vez que un relativo
clima de estabilidad social e institucional. También, aunque
la aplicación de los principios de seguridad social en nuestro
país, refleja que se ha superado la etapa de las políticas
sociales aisladas y de caridad pública, definitivamente no se
ha llegado a constituir un verdadero sistema de seguridad
social, que, según explicamos, abarque de manera integral las
diferentes necesidades de las personas, como alimentación,
salud, vivienda, empleo, educación, tierra, recreación, etc.
Nuestra investigación se ubica en el campo de la historia
del poder, pues estudia el desarrollo histórico de las
políticas sociales en Costa Rica, concretamente las políticas
de seguridad social, pero ligado al desarrollo económico
capitalista y sus crisis, a la estructura de clases sociales,
a las luchas populares del país, y a la naturaleza del Estado
costarricense. Es decir, nuestro análisis teórico-metodológico
está basado en la concepción de una historia social, global,
dinámica y de contradicciones, en la que los hechos históricos
se estudia como hechos sociales. Entonces, las políticas de
seguridad social las ubicamos, para su mejor comprensión, en
el desarrollo del capitalismo, en la naturaleza del poder
político y en el desarrollo de las luchas sociales. Esto es
fundamental porque la problemática social, particularmente la
seguridad social, no puede estudiarse aislada del contexto
económico, político y social.
Así, nuestra propuesta metodológica plantea que todas
estas políticas sociales son el resultado de una compleja
interacción
entre
las
exigencias
del
capitalismo
contemporáneo, la situación de las contradicciones de clases y
la estrategia política del Estado capitalista, particularmente
en la etapa histórica del "Estado Benefactor", o del "Estado
Reformista",
posterior
a
la
década
de
1930.
Por
eso
consideramos fundamental ubicar las políticas de seguridad
social, dentro de las funciones y actividades del Estado
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7
capitalista contemporáneo, que busca asegurar la reproducción
general de las relaciones sociales de producción, y de
mantener mecanismos de legitimación, que permitan un relativo
clima de "armonía social". Por eso, parte del gasto público es
destinado a contribuir a la reproducción de la fuerza de
trabajo, mediante la provisión de servicios de consumo
colectivo para la población económicamente activa y sus
familiares.
Entonces, en el análisis metodológico de este estudio,
manejaremos estas tres variables: desarrollo del capitalismo,
naturaleza del poder político y desarrollo de las luchas
sociales, para explicar y comparar las políticas sociales que
se han aplicado en Costa Rica, en los diferentes períodos
históricos de su etapa contemporánea. Así podemos señalar un
primer período, de 1870 a 1940, con predominio de un Estado
Liberal oligárquico, un desarrollo capitalista dependiente y
subdesarrollado; así como bajo un nivel en la organización y
lucha de los sectores populares; por lo cual corresponde al
origen de las políticas sociales en el país. Un segundo
período, de la década de 1940 a 1970's, que corresponde al
Estado reformista, a una etapa de expansión de nuestro
capitalismo dependiente y a un significativo avance en la
organización y luchas de los sectores populares. Por ello, en
esta etapa se dio una expansión y consolidación de las
políticas sociales, especialmente las de seguridad social.
Finalmente, podemos señalar en nuestro estudio un tercer
período, de mediados de la década de 1970 y lo que va de la
década de 1980. Esta etapa, en general, refleja una crisis
económica, el cuestionamiento del Estado reformista como
solución ante la crisis, así como una agudización de las
contradicciones sociales en el país, lo cual ha llevado a
nuevas formas de organización y de lucha de los sectores
populares.
Esta
etapa
corresponde,
entonces,
a
un
debilitamiento en la aplicación de políticas sociales, debido
a los límites estructurales que presenta nuestro capitalismo
dependiente y endeudado; así como a la ausencia de decisiones
políticas para enfrentar la crisis y atenuar los efectos
sociales de la misma. En esta coyuntura de crisis actual, se
enmarcan los proyectos político-electorales, que orientarán la
política gubernamental en lo que resta de la presente década.
Ahora bien, la gestación y ejecución de las políticas
sociales en nuestro país, no ha sido un proceso mecánico ni
ordenado; por el contrario, las políticas sociales se han
venido conformando en una compleja interacción de factores.
Desde el punto de vista económico, ha incidido la expansión
capitalista, así como las coyunturas de crisis económicas. La
naturaleza del poder político ha sido un factor clave, sobre
todo, la composición social del Estado costarricense, el
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contenido ideológico de los distintos partidos políticos que
han tenido acceso al poder, la preocupación de las élites por
prevenir la agudización de las luchas sociales, etc. Por otro
lado, la naturaleza de los movimientos sociales ha incidido en
la consecución de políticas sociales, especialmente por las
presiones realizadas por grupos organizados, tanto a nivel
obrero-sindical, como de sectores medios y campesinos, al
calor
de
partidos
políticos;
o
bien,
de
movimientos
cooperativos, gremiales, etc.
Así, nuestra investigación se ubica en el contexto de la
historia social y de la historia del poder, con el claro
objetivo de analizar, en los períodos históricos señalados, la
evolución de las políticas de seguridad social en nuestro
país. Esto implica demostrar como a una etapa de capitalismo
dependiente, de Estado liberal, oligárquico y de bajo nivel de
organización y de lucha social (1870-1940), corresponde al
origen de las políticas sociales en nuestro país. También,
demostrar como a un período de expansión capitalista, de
Estado
interventor
y
de
significativo
avance
en
la
organización y luchas de los movimientos sociales (19401970's), corresponde a la expansión y consolidación de las
políticas sociales, especialmente de seguridad social, en
nuestro país. A la vez analizar como a una etapa de crisis
económica, de agudización de las contradicciones sociales y de
cuestionamiento
del
Estado
reformista
(1970-1980's),
corresponde un período de debilitamiento en la aplicación de
políticas sociales.
En
nuestra
investigación
hemos
tenido
varias
limitaciones. En general, de nuestra propuesta metodológica
para el análisis del tema central, el manejo de las variables
económicas (desarrollo del capitalismo dependiente) y político
(naturaleza del poder) no ha sido tan difícil. Sin embargo, en
la variable social hemos encontrado limitaciones, porque no
existen suficientes estudios sobre temas básicos como la
estructura de clases sociales, la naturaleza y lucha de los
movimientos sociales, etc.; por lo que la disponibilidad de
fuentes ha sido poca. Por otro lado, debido a que nuestro
período de estudio es amplio, el análisis de casos o de
coyunturas concretas no se ha realizado como desearíamos. Sin
embargo, consideramos que esta investigación, además de
brindar un aporte a la historiografía contemporánea, ha de
estimular nuevos estudios y debates, que apoyen o que
cuestionen nuestra propuesta teórico-metodológica y nuestras
ideas centrales sobre el caso de Costa Rica.
Respecto a las fuentes, nuestra investigación se basa en
fuentes primarias; por tanto, las secundarias solo se utilizan
como apoyo para presentar el marco histórico general y como
recomendaciones de lectura para algunos aspectos citados.
Aunque las fuentes utilizadas aparecen al final, en la
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9
bibliografía,
interesa
señalar
las
medulares
de
esta
investigación.
Así,
tenemos
los
diferentes
Informes
Presidenciales, la Colección de Leyes y Decretos de la
República de Costa Rica y las diferentes leyes que crearon
instituciones públicas relativas a la seguridad social. Muy
importantes han sido las Memorias de la Caja Costarricense de
Seguro Social, las Actas de su Junta Directiva y varios
documentos
oficiales
relativos
a
sus
programas,
vida
institucional y realizaciones. Así mismo, básicas han sido las
Memorias del Ministerio de Trabajo y Previsión Social y el
Código de Trabajo que nos rige.
También, fuentes primarias fundamentales en nuestro
estudio
han
sido
una
serie
de
investigaciones
y
de
publicaciones oficiales del Gobierno Central y de diferentes
instituciones públicas del país, relativas a las políticas del
Estado costarricense en cuanto al gasto público y a los
efectos sociales de las crisis económicas. Muy valiosa ha sido
la información obtenida de los periódicos del país, tanto de
la primera mitad de este siglo, como de la etapa reciente; así
como varias entrevistas realizadas a algunos funcionarios
encargados de las políticas de seguridad social del Estado
costarricense. Además, muy importante han sido una serie de
fuentes primarias, relativas a documentos de los diferentes
partidos políticos y organizaciones de los trabajadores; así
como de congresos y conferencias sobre los problemas sociales,
que reflejan la naturaleza del problema de la seguridad social
en el país.
3. La seguridad social en América Latina
Antes de entrar al análisis de la seguridad social en
Costa
Rica,
nos
parece
necesario
señalar
algunas
características sobre el rumbo de las políticas sociales en
América
Latina.
Esto
es
importante
para
el
análisis
comparativo, pero también para demostrar que si bien Costa
Rica
refleja
algunos
rasgos
propios,
producto
de
su
especificidad histórica, en general manifiesta las mismas
tendencias en cuanto a políticas sociales. Esto resulta
significativo,
porque
parte
de
la
historiografía
costarricense, avalada por estudiosos extranjeros, insiste en
la tesis sobre la excepción del caso de nuestro país en el
ámbito latinoamericano. Por tanto, para contribuir a este
debate y aclarar algunos aspectos, nos proponemos ubicar a
Costa Rica en el desarrollo histórico latinoamericano, para
comprobar
las
semejanzas
existentes
y,
particularmente,
demostrar que en políticas sociales los períodos que manejamos
para Costa Rica, corresponden a etapas similares en el resto
de América Latina. Veamos.
América Latina definió su emancipación política en las
primeras décadas del siglo XIX y luego pasó a la etapa de
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formación de los Estados nacionales, en la cual se manifestó
la anarquía política, la que requirió prácticamente de dicho
siglo para superarla y entrar en un relativo período de
modernización y desarrollo económico. Pero la independencia
política no estuvo acompañada de la economía, pues los nuevos
Estados nacionales al incorporarse al mercado capitalista
internacional,
definieron
su
independencia
comercial
y
financiera respecto a Inglaterra, la cual atravesaba por la
fase del capitalismo industrial, y aprovechó muy bien las
condiciones de América Latina para afianzar sus intereses en
el área.
Centroamérica reflejó una situación similar durante el
siglo XIX, pues fue una difícil época en que el imperialismo
retó
a
los
nuevos
Estados;
continuaron
los
intereses
extranjeros en la construcción de un canal interoceánico, y en
general el Caribe fue motivo de competencia en la expansión
neo-colonialista inglesa y norteamericana, además de la
permanencia de los intereses coloniales españoles. También se
dio
un
amplio
proceso
de
construcción
de
obras
de
infraestructura,
que
correspondió
a
las
políticas
del
liberalismo positivista en el poder; las economías se basaron
en
monocultivos
dependientes
del
mercado
capitalista
internacional, predominantemente inglés, y el caudillismo
militar, con pocas excepciones, dominó el panorama político.
En el período de 1880 a 1930, que corresponde a la
primera etapa de expansión del capitalismo norteamericano en
América Latina, se dio en el área un relativo desarrollo, sin
una amplia modernización, aunque si hubo cambios en la
infraestructura por nuevas construcciones y se dio un aumento
en las exportaciones. También se dio una relativa expansión
del sistema educativo, llegaron nuevas ideas por el contacto
externo y, como producto de las luchas sociales, surgieron
agrupaciones sindicales y partidos políticos. El aumento
poblacional y urbanístico y las nuevas formas de comunicación
junto al intervencionismo económico y político norteamericano,
produjeron actitudes nacionalistas; aunque, en definitiva, se
mantuvieron los Estados liberal-oligárquicos, las sociedades
clasistas y de privilegios y el modelo de economías agroexportadoras, con tendencias a la concentración latifundaria
de la tierra.
En Centroamérica en las primeras décadas del siglo XX, se
amplió la vinculación de las economías al mercado mundial,
especialmente en el monocultivo del café y del banano, por lo
que estas economías fueron apéndices agrarias de las economías
centrales. Así, la región dividida y dependiente de Estados
Unidos, limitó sus posibilidades para un desarrollo económico
autónomo, por lo que las oligarquías agro-exportadoras fueron
hegemónicas en el plano interno, pero dependientes de los
intereses extranjeros.
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11
En el contexto de este desarrollo histórico de América
Latina, en esta etapa anterior a 1930, no hubo políticas
sociales ni de seguridad social en el área, porque el Estado
liberal-oligárquico no se las planteó. Esto se explica porque
el aparato del Estado era poco diferenciado, por tanto,
inadecuado para realizar acciones gubernamentales consecuentes
en el campo social; porque la cuestión social era encarada por
la sociedad en términos asistenciales, y porque la ideología
liberal, de alguna forma justificaba el retraimiento del
Estado
frente
a
nuevas
funciones
no
reguladoras
de
actividades, y justificaba también, en el plano del mercado,
la
acción
meramente
individual
y
correctiva
ante
los
"eventuales" desajustes generados por la economía (desempleo,
accidentes de trabajo, etc.), o por la sociedad (el menor
abandonado, la vejez, alcoholismo, etc.)(8).
Así, en esta etapa previa a 1930, las aisladas y
limitadas políticas sociales se dieron fuera del ámbito
estatal o empresarial, por lo que se ubicaron en el ámbito de
la sociedad civil, con instituciones salidas de acciones
voluntarias como las "Cajas de Socorro Mutuo", o bien,
instituciones de caridad religiosa o cívico-fraternal como los
asilos, guarderías, reformatorios y hospitales. En las décadas
de 1910 y 1920, aunque hubo presiones sociales y políticas
para que el Estado interviniera, en realidad los logros
sociales fueron pocos, pues todavía el Estado oligárquico
mantenía su hegemonía, y no fue sino hasta la crisis
capitalista de 1929-1930 en que empezó a variar esta actitud
de no atender la cuestión social y laboral.
En el caso de Costa Rica se dio una situación similar al
resto de América Latina, pues durante el siglo XIX y las
primeras
décadas
del
siglo
XX,
se
dio
el
origen
y
consolidación del Estado nacional en una clara naturaleza
liberal-oligárquica; se vio la incorporación del país al nuevo
mercado
capitalista
internacional,
en
una
condición
de
economía
monoproductora
y
monoexportadora;
así
como
el
surgimiento de diversas agrupaciones sindicales y políticas,
producto de las contradicciones sociales de la época. En
general, este período, al igual que en América Latina,
prácticamente no hubo en Costa Rica políticas de seguridad
social; sino más bien algunas acciones del ámbito de la
sociedad civil, y pocas intervenciones del Estado en materia
social, las cuales fueron aisladas y como respuestas a las
presiones populares y a las crisis financieras de principios
del Siglo XX. Esta problemática corresponde al primer período
(1870-1940), que analizamos en el capítulo primero de nuestro
estudio.
A partir de 1930 América Latina entró en un nuevo estadio
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12
de modernización, en el que se inició un relativo proceso de
industrialización, se dio un significativo cambio demográfico
por el aumento poblacional y hubo una importante tendencia a
la urbanización; todo esto en el ámbito de un capitalismo
dependiente y subdesarrollado, con un significativo incremento
de las inversiones y actividades norteamericanas en el área.
También, como consecuencia de estos cambios, se dio una
relativa participación de los ascendentes sectores medios (9),
los
que
propugnaron
por
políticas
reformistas
con
intervencionismo estatal, con el fin de elevar su estatus
social y participar en las decisiones políticas, lo cual fue
un importante factor en el origen de los movimientos
populistas en la primera mitad del siglo XX, y de los
posteriores proyectos reformistas de la región.
Sin embargo, ni las primeras revoluciones del siglo XX,
ni los reformismos posteriores se decidieron a intentar un
cambio histórico definitivo, que liquidara todo residuo de
liberalismo; lo cual refleja una importante estabilidad de la
estructura del poder en estas décadas de cambio, y la
capacidad de las oligarquías agrarias y de los "nuevos ricos"
para acomodarse entre ellos y mantener así estructuras
elitistas,
comprometidas
con
la
clase
dominante.
Lo
interesante es que la transición de Estados oligárquicos de
base agraria hacia Estados en crisis económica, aunque no
estimuló el intervencionismo estatal con algunas políticas
sociales, reflejó una clara tendencia a fortalecer el Estado,
por medio de gobiernos fuertes de corte militar, con el apoyo
de los Estados Unidos, lo cual limitó las posibilidades de
democratización de las sociedades latinoamericanas.
La crisis de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la
crisis económica del capitalismo de 1929-1930, produjeron
importantes efectos en América Latina, como el desempleo,
debilidad del mundo empresarial, caída de las exportaciones,
restricción en la llegada de empréstitos, etc., debido al
carácter dependiente de las economías locales. Pero también
demostró a los funcionarios públicos y a los grupos civiles
que no bastaba con esfuerzos individuales, con la creencia en
el liberalismo y con el remedio de la caridad para resolver
las cuestiones sociales. Por eso la condición de crisis
económica, junto con las presiones de los sectores más
afectados, agrupaciones sindicales, partidos políticos, etc.,
hicieron que los Estados incorporaran la cuestión social en
las agendas de la acción gubernamental.
En realidad, las élites dominantes, con economías agroexportadoras, se habían acostumbrado a actuar bajo el supuesto
de la existencia de una "reserva inagotable" de mano de obra,
por eso lo que importaba era que hubiese un crecimiento
vegetativo de la población. Pero al incorporar la cuestión
social lo que hizo fue reconocer que había un mercado de
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13
trabajo y que su libre regulación, de acuerdo con los
principios del "laissez-faire", apenas aumentaba la situación
de penuria de la masa de la población (10). Es decir, fue a
partir del ángulo del trabajo que el Estado atacó el problema
de las políticas sociales, pues lo que se dio fue una
regulación de las condiciones de venta de la fuerza de
trabajo; aunque luego se sumaron preocupaciones respecto a la
preservación
de
la
salud,
alimentación
adiestramiento,
preservación de su uso, etc.
Luego de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Estados
Unidos consolidó su condición de potencial mundial y líder del
mundo capitalista, por lo que, al ampliar su esfera de acción
sobre Europa Occidental, mantuvo su dominación sobre América
Latina, cuyos países continuaron dependientes, tanto a nivel
económico (comercial y financieramente), como en el aspecto
cultural (tecnología, costumbres, etc.), además del control
interno de las clases dominantes. También, siguiendo los
postulados de la C.E.P.A.L. (Congreso Económico para América
Latina),
se
agilizó
la
política
de
sustitución
de
importaciones, que respondía al "modelo de desarrollo hacia
adentro", por lo que se implementaron políticas que buscaban
la industrialización y la integración regional, las cuales
correspondían muy bien con la etapa de expansión que
experimentaba el capitalismo norteamericano, el cual, en
definitiva, controló la integración y la industrialización.
En fin, después de la Segunda Guerra Mundial, con el
inicio de la industrialización y con el debate sobre las
orientaciones centrales del desarrollo económico, hubo una
redefinición del concepto de políticas sociales, debido a la
diferenciación funcional del aparato estatal, con la creación
de ministerios de trabajo, de previsión social, de salud
pública, etc., y por la difusión de la "política de masas",
por intermedio de los campos sociales de la administración. O
sea, el "Estado Benefactor" o "Estado Reformista", asumió en
el plano burocrático algunas de las funciones asistenciales
que antes se mantenían al nivel de la sociedad civil; además
que expandía el gasto público en las esferas sociales, por
medio de la transferencia de servicios del sector privado al
público,
y
luego
por
su
ampliación
gracias
a
nuevos
instrumentos fiscales (11). Esto reflejó el paso a una
"ideología
intervencionista",
con
desarrollismo,
industrialización inducida por la acción estatal y la
modernización de la sociedad y del aparato estatal; a la vez
que se continuó con la política de regulación de las
relaciones de trabajo, por medio de leyes concretas al
respecto.
En la década de 1960, como reflejo de la dependencia
económica y la influencia cultural respecto a Estados Unidos,
las agencias internacionales de desarrollo (B.I.D, A.I.D.,
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14
Banco
Mundial,
etc.),
sin
aceptar
las
tesis
estataldesarrollistas, incorporaron a su ideología y a sus prácticas,
una visión diferente tanto de las políticas sociales, como de
las políticas más aptas para enfrentarlas. Así, las agencias
gubernamentales definieron la agenda de cuestiones sociales
"legítimas", o sea, las que podrían y debían ser enfrentadas
por los gobiernos con apoyo financiero externo; también
definieron la forma mediante la cual se daría soporte a estas
políticas, así como las esferas de actuación política.
Véase, entonces, como esta nueva política consistió en
desplazar el eje de la cuestión social de la línea de
regulación de las relaciones de trabajo (salario mínimo,
jubilación, sindicatos, etc.), hacia la línea de atención de
las necesidades básicas del consumidor en general, como agua,
habitación,
educación,
salud
y
previsión
social.
Esto
planteaba la necesidad de reformas fiscales, para dotar al
Estado de los recursos para financiar los ambiciosos proyectos
sociales; pero también la necesidad de una activa política de
endeudamiento externo, para realizar proyectos de contenido
social (12).
En el caso de Costa Rica se dio una situación parecida al
resto de América Latina. Es decir, desde la década de 1930
hasta la década de 1960 inclusive, hubo un significativo
cambio demográfico por el aumento poblacional, una importante
tendencia a la urbanización y un incremento de las inversiones
y actividades norteamericanas en el país. También, en la
coyuntura de cambios por los efectos de las crisis económicas,
hubo una importante participación de los ascendentes sectores
medios, los que favorecieron el intervencionismo estatal en
pro de políticas reformistas; aunque, en definitiva, predominó
el Estado burgués, el caudillismo civil en la política y la
concentración de la riqueza. Debido a los serios efectos de
las crisis económicas, a las presiones sociales y a las luchas
del movimiento sindical y de agrupaciones políticas, la
cuestión social fue incorporada en la acción gubernamental del
país, principalmente a través de la regulación de las
condiciones
de
venta
de
la
fuerza
de
trabajo
y,
posteriormente, con políticas dirigidas a la preservación de
la
fuerza
de
trabajo,
como
la
salud,
alimentación,
adiestramiento, etc.
De igual manera, durante las décadas de 1950 y 1960,
sobre todo bajo el impulso del proyecto desarrollista social
demócrata del Partido Liberación Nacional, en Costa Rica se
implementaron políticas de intervención estatal, que buscaron
la industrialización y la integración regional. También, se
realizó la diferenciación funcional del aparato estatal, con
la creación de ministerios como el de salud pública, de
trabajo y de previsión social; se dio una expansión del plano
burocrático con la descentralización administrativa, con la
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creación de importantes instituciones; así como la expansión
del gasto público en el campo social, sobre todo con la
implementación de instrumentos fiscales y el endeudamiento
externo. Al igual que el resto de América Latina, como
resultado
de
los
condicionamientos
de
las
agencias
internacionales y de la dependencia financiera respecto a los
Estados Unidos, se dio una tendencia a la atención de las
necesidades básicas, como el agua, salud, vivienda, educación,
tierra y previsión social, lo cual se reflejó en la creación
de algunas instituciones autónomas que atenderían dichos
aspectos sociales.
Luego
de
la
Segunda
Guerra
Mundial,
nuestro
país
experimentó una expansión capitalista, con una relativa
permanencia de buenos precios del café en el mercado
internacional; a la vez que no hubo en este período crisis
económicas como las producidas por las guerras mundiales, o
similar
a
la
crisis
actual.
Esta
etapa
de
expansión
capitalista del país coincide con el segundo período de
nuestro estudio, de fines de 1940 a finales de la década de
1970, en el cual se dio un proceso de expansión y
consolidación de las políticas sociales, concretamente de
seguridad social. Esta problemática, de acuerdo con nuestra
propuesta metodológica, es lo que analizamos en los capítulos
tercero, cuarto y quinto de la presente investigación.
Además de que la expansión de la seguridad social en este
período está directamente relacionada con el crecimiento
económico del país, hay otros factores que incidieron. Es
decir, este fenómeno de expansión de la seguridad social, a
través
del
intervencionismo
estatal,
se
dio
porque
a
diferencia del resto, de Centroamérica, en Costa Rica no se
presentó la contradicción entre una filosofía progresista y un
Estado autoritario y militarista. También, debido a la
coyuntura
internacional
(Revolución
Cubana,
política
de
Alianza para el Progreso, etc.), hubo condiciones para la
expansión de las esferas de acción del Estado, con proyectos
intervencionistas en materia social. Además, en estas décadas
de 1950, 1960 y 1970, hubo un relativo nivel de organización y
de luchas de los sectores populares, que presionaron por
reformas sociales.
Esto explica, en gran medida, la implementación de un
proyecto reformista en estas décadas, sobre todo, de parte de
los partidos políticos que tuvieron el control directo del
poder político. Obviamente, este proyecto reformista de la
burguesía nacional, lo que buscaba era modernizar el sistema
capitalista y atenuar las contradicciones sociales existentes
en el país. Ubicamos en este contexto, el proyecto reformista
social demócrata (Figueres, Orlich y Oduber), el cual
predominó en el control de las diferentes ramas del Estado, a
partir de la década de 1950. También ubicamos en esta etapa,
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el limitado intervencionismo de los partidos opuestos a
Liberación Nacional (Ulate, Echandi y Trejos), que tuvieron
acceso al poder político.
A finales de la década de 1970 y lo que va de la presente
década
de
1980,
América
Latina
ha
experimentado
una
agudización de la crisis económica; crisis que no es
coyuntural, sino más bien el resultado histórico de una
relación
de
dependencia
que
ha
generado
subdesarrollo,
explotación y limitaciones al desarrollo democrático. Esta
crisis estructural que afecta a la región se agudiza
actualmente ante el compromiso de una deuda externa agobiante
e inducida por los grandes centros financieros mundiales, lo
que acentuará la explotación y las contradicciones sociales.
Históricamente nuestros países se han caracterizado por
ser productores de materias primas y de monocultivos, cuyo
destino final lo constituyen los mercados de las economías
centrales, según fue definido por la división internacional
del trabajo. Debido a esto, nuestras sociedades han tenido que
soportar problemas muy serios como la desocupación, la
concentración y mala distribución de la tierra, altas tasas de
inflación, procesos industriales de crecimiento dependiente,
problemas de salud en la población, escasas oportunidades de
educación, regímenes políticos autoritarios, etc., todo lo
cual ha limitado las posibilidades de intervención estatal y
por ende, ha generado más problemas sociales.
En términos concretos en el campo social, esta crisis
económica ha producido un deterioro sistemático de los
salarios reales, del desempleo y del su desempleo; el recorte
de los gastos fiscales en salud, educación, vivienda,
servicios básicos en los programas de nutrición y en los
programas de apoyo a las organizaciones populares; la
permanencia de bajos niveles de alfabetización, salud y
nutrición, así como la marginación cultural de importantes
grupos de la sociedad. Pero también ha producido limitaciones
en los niveles de participación y toma de decisiones de los
sectores más afectados por la crisis; a la vez restricciones a
las libertades civiles y políticas, y a la permanencia de
regímenes autoritarios y militarizados; todo, lo cual plantea
la necesidad de redefinir un nuevo modelo de sociedad
participativo, con un sistema político democrático y con una
economía democrática, que tienda a la más justa distribución
de la riqueza(13).
Toda esta crisis económica afectó la definición de
políticas sociales, pues aunque se generalizó la preocupación
por la planeación en el campo social y se incluyó la dimensión
social en las esferas de estudio de América Latina, la
incorporación de la cuestión social se dio mediante la
"racionalidad formal". O sea, la educación entre los medios y
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fines, sin que se discutiese el fin en sí, el carácter del
desarrollo económico y sin que se difundiese la idea de que la
propia
economía
es
social.
Así,
prevaleció
la
agenda
establecida por las agencias gubernamentales para encarar los
problemas sociales, y no fue posible, en el orden capitalista,
desvincular las políticas sociales de la relación costobeneficio; ni fue posible evitar la contradicción entre una
"filosofía progresista" con respecto a los problemas sociales,
y
Estados
crecientemente
autoritarios;
por
lo
que
se
privilegiaron los intereses de las minorías y el papel del
sector asalariado en la definición de políticas sociales fue
muy restringido(14).
En el caso de Centroamérica se ha dado en esta etapa un
importante avance de la organización popular, lo que ha
determinado un incremento en las presiones sobre el Estado en
favor de políticas económicas y sociales, que favorezcan a
sectores más amplios de la población, en aspectos como la
tierra, vivienda, educación, salud, seguridad social, etc. Sin
embargo, en una época de crisis como la que vive la región, se
da una intensificación de las contradicciones entre las luchas
sociales en pro de reivindicaciones democráticas y las medidas
estatales para intentar controlar la inflación y mantener las
condiciones requeridas por el capital para su continuada
reproducción. Esto refleja la importante influencia que han
tenido los distintos grupos de presión sobre el Estado, en
favor de políticas sociales. Sobre todo, han incidido grupos
organizados como el movimiento obrero-sindicalizado y los
sectores medios, estos últimos favorecidos por la ampliación
del sector público; los cuales han presionado para el
establecimiento de políticas sociales.
Este fenómeno de contradicciones sociales en la región,
corresponde a una etapa de readaptación de las economías y
sociedades locales a la nueva división internacional de
trabajo
y
a
la
internacionalización
de
la
producción
capitalista. En este proceso las empresas, principalmente
empresas multinacionales, y el Estado se interpenetran una vez
más, lo cual limita la presencia del "Estado Benefactor" en la
continuidad de políticas sociales. Así, el relativo proceso de
expansión de la seguridad social, que en general venía
experimentando América Latina en la décadas anteriores, se vio
mediatizado por las crisis económicas, sobre todo porque las
políticas de los Estados privilegian el control de la
inflación, mantienen las condiciones para la reproducción del
capital y siguen los requerimientos de los centros financieros
internacionales, entre los cuales el pago de la deuda externa
y
la
aplicación
de
medidas
impopulares
tienen
orden
prioritario.
En el caso de Costa Rica, desde finales de 1970 y en lo
que
va
de
la
década
de
1980,
se
han
manifestado
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18
características a las señaladas para América Latina, aunque
con algunas diferencias, producto estas de la especificidad
histórica del país. Por su condición de economía dependiente,
Costa Rica ha experimentado una agudización de la crisis
económica que, al igual que el resto de América Latina, es el
resultado
de
una
relación
histórica
dependiente
y
subdesarrollante, la cual llega a un punto culminante debido a
las presiones y requisitos que establecen los centros
financieros mundiales, para el pago de la deuda externa y el
ordenamiento
fiscal
interno,
lo
cual
acentúa
las
contradicciones sociales en el país.
Esta coyuntura de crisis económica corresponde al tercer
período de nuestro estudio, de 1978 a 1985, en el cual nos
interesa demostrar el proceso de debilitamiento en la
aplicación
de
políticas
sociales
de
parte
del
Estado
costarricense. Es decir, a una etapa de crisis económica en
nuestro desarrollo capitalista, corresponde una etapa de
contracción en el proceso intervencionista que el Estado
costarricense venía implantando en las últimas tres décadas.
Por otro lado, como consecuencia de la coyuntura de crisis, se
ha dado un significativo aumento en la organización y lucha de
los trabajadores, los que han presionado de diversas maneras,
en pro de soluciones a sus problemas fundamentales.
Es interesante que, a pesar de los logros sociales de
nuestro país en la segunda mitad de este siglo, la coyuntura
actual de crisis económica ha agudizado las contradicciones
sociales
existentes.
Esto
se
debe,
sobre
todo,
a
La
permanencia de serios problemas sociales, entre los que
sobresalen: la concentración de la tierra, la desigual
distribución de la riqueza producida, la escasez de viviendas,
el desempleo y subempleo; así como problemas de nutrición,
deserción escolar, marginación educativa en las zonas rurales,
deterioro
sistemático
de
los
salarios,
corrupción
administrativa, etc.
Esto nos permite afirmar que las políticas de seguridad
social han entrado en crisis, como efecto inmediato de la
crisis
económica
de
nuestro
capitalismo
dependiente
y
endeudado. O sea que, desde 1978 hasta la actualidad el
aspecto social aunque prioritario, ha sido relegado a un
segundo plano, porque no ha existido voluntad política de
responder estructuralmente a la naturaleza de una crisis que
no es simplemente coyuntural. Es decir, no ha existido un
equilibrio entre la política económica y la política social en
los últimos gobiernos.
Esto
se
debe,
fundamentalmente,
a
los
límites
estructurales que el proyecto reformista interventor de la
burguesía nacional, ligado a los partidos Unidad y Liberación
Nacional, ha encontrado en la situación de crisis económica.
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19
Así, ante la alternativa de responder a las demandas sociales
de los sectores más afectados por la crisis (obreros, sectores
medios y campesinos), el Estado ha optado por implementar
medidas de control de la inflación, por mantener las
condiciones requeridas por el capital para su reproducción y
cumplir las peticiones del Fondo Monetario Internacional.
Entonces, toda esta problemática social y económica de Costa
Rica en el período de 1978 a 1985, y las alternativas de
solución son los tópicos centrales de estudio en los capítulos
sexto y sétimo de nuestra investigación.
En conclusión, esta problemática sobre las políticas
sociales en Costa Rica, es el objeto central de nuestro
estudio, el cual analizamos de manera comparativa en el
contexto
latinoamericano,
basados
en
nuestra
propuesta
metodológica de relacionarlo con las variables del desarrollo
capitalista,
las
estructuras
del
poder
político
y
la
naturaleza de los movimientos sociales. En realidad, es una
tarea difícil, sobre todo por lo contemporáneo de la temática.
Sin embargo, es fundamental investigar y debatir sobre el
desarrollo histórico y social de Costa Rica, para conocer
mejor nuestra realidad, y para tener conciencia de la
necesidad de realizar cambios en el país, para transitar a una
verdadera democracia. A pesar de las limitaciones que presenta
esta
investigación.
creemos
que
nuestra
propuesta
metodológica, y las ideas centrales que analizamos en las
próximas páginas, van a estimular otros estudios y un debate
más
dinámico
sobre
la
realidad
de
nuestro
país
y,
especialmente, sobre el modelo de sociedad que debemos
construir.
NOTAS
(1)
Al
respecto
consúltese:
Francisco
de
Ferrari,
Los
principios
de
la
seguridad
social
(Buenos
Aires,
Ediciones Depalma, 1972), y José Manuel Almansa Pastor,
Derecho de la seguridad social (Madrid, Editorial Tecnos,
1973).
(2)
Julia Ester Elvir, Fundamentos para una estrategia de
desarrollo de la previsión social en Honduras, 1982 1986, San José, Tesis de Maestría en Administración
Pública, Universidad de Costa Rica, 1983, pp. 16-17.
(3)
Oficina Internacional del
Ginebra, 1970, pp. 14-15.
(4)
Efrén Borrajo Bruz, "Los servicios sociales", Revista
Iberoamericana de Seguridad Social, Madrid, Instituto
Nacional de Previsión, Año 21, Nº 3, (mayo - junio de
1972), pp. 484-485.
www.ts.ucr.ac.cr
Trabajo,
Seguridad
Social,
20
(5)
Enrique Mut Remolé, "La seguridad social en el derecho de
Gentes", Revista Iberoamericana de Seguridad Social,
Madrid, Instituto Nacional de Previsión, Año 25, Nº 1,
(enero - febrero de 1976), p. 64.
(6)
Elvir, Óp. Cit., p. 3.
(7)
Por ejemplo: la "Declaración Contentiva de los Principios
de la Seguridad Social Americana" (1960): la "Conferencia
de los Estados Mienbros de la O.I.T." (Otawa, 1966); el V
Congreso Ideroamericano de Seguridad Social" (Buenos
Aires, 1972); el "VI Congreso Iberoamericano de Seguridad
Social" (Panamá, 1976); y la "Conferencia Interamericana
de Seguridad Social" (Santo Domingo, 1980).
(8)
Fernando Enrique Cardoso, "Las políticas sociales en la
década de los años ochenta: ¿Nuevas opciones?", CEPAL,
Materiales de Trabajo, Madrid, Gráficas Oviedo, 1984, p.
169.
(9)
Sobre este tema consúltese: Jorge Graciarena, Poder
político y clases sociales en América Latina (Buenos
Aires, 1972); L. Ratinoff, Los nuevos grupos urbanos: las
clases medias (Buenos Aires, 1966), y J. Johnson, La
transformación política de América Latina, Surgimiento de
los sectores medios (Buenos Aires, 1961).
(10) Cardoso, Óp. Cit., pp. 171-172.
(11) Idid., pp. 172-173.
(12) Ibíd., pp. 174-175.
(13) CEDAL, Documento Final: Seminario Internacional sobre los
efectos
sociales
de
la
crisis
económica
y
las
consecuencias para la política social, Santa Bárbara de
Heredia, Costa Rica, 1984, pp. 1-3.
(14) Cardoso, Óp. Cit., pp. 176-178.
www.ts.ucr.ac.cr
21
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