Historia - De La Urbe - Universidad de Antioquia

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MEDELLÍN, DICIEMBRE DE 2013 ISSN16572556
P E R I O D I S M O U N I V E R S I TA R I O PA R A L A C I U D A D
Historia
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#
67
FAC U LTA D D E C O M U N I C AC I O N E S / U N I V E R S I D A D D E A N T I O Q U I A
2 Cine
Ilustración: Natalia Avendaño
Óscar Montoya
[email protected]
A
todos, en mayor o en menor medida, nos gusta el cine, y son muy pocos los que reconocen
que no les atrae, sin siquiera sonrojarse un
poco. El cine es un goce abrasivo, tan adictivo como
la droga más enganchadora o la pasión amorosa más
desaforada. La cinefilia es una especie de manía, una
labor de obsesos, una enfermedad secreta e incurable,
un virus no identificable.
A pesar de que la mayoría son solitarios, los cinéfilos forman sectas, coleccionan fetiches, acumulan datos
inútiles a la manera de los hombrecillos de Bouvard y
Pécuchet, la novela de Flaubert, tienen su propia jerigonza, arman polémicas bizantinas, les encantan los
listados, las fantasmagorías, las prestidigitaciones, los
trucos de ilusionismo, pero detestan las películas con
“contenidos” o “mensajes”, y a las personas que se van
a parlotear a cine.
Los cinéfilos desconocen el aire libre y la continuidad en los parques, y solo se sienten a sus anchas en
sitios cerrados y oscuros, como enormes catafalcos. Son
maniáticos del asiento personal, fieles de su sala favorita y devotos de su panteón personal. Ser cinéfilo es
como ser adicto a las sesiones de espiritismo de Madame Blavatsky o al libro tibetano de los muertos.
No obstante, es raro que se escuche el término en
el simple sentido de aficionado o amante del cine; también se agrega allí la connotación de buen gusto, coleccionista o conocedor. El meollo del asunto, el gran desliz, es adjudicarse la exclusividad del término cinéfilo.
Porque hay quienes se la adjudican. Son los que
dictaminan lo que hay que ver y lo que no se puede ver.
Quienes aseguran rotundos: “Esto es cine, esto no es
cine”. Quienes desdeñan casi todo, y, desde lo alto de
sus imponderables conocimientos, solo aceptan a unos
pocos directores y a unos escasos iniciados, que entienden cómo y de qué manera hay que ver el cine.
Al extremo del cinéfilo especialista, para el que nada
es suficiente, está el cinéfilo todoterreno, para quien todas las películas son difrutables, ya sean fantásticas o
realistas, barrocas o minimalistas, del Oeste o de romanos, comprometidas o escapistas, trágicas o ligeras,
modernas o anticuadas, de karatecas o de Tarkovski,
en color o en blanco y negro, ambiciosas o modestas, en
35 milímetros o en video, de porno o de Walt Disney,
de Jairo Pinilla o de Woody Allen, con Laurence Oliver
o con Bud Spencer.
No. 67 Diciembre de 2013
Cada uno
con su cine
“Cada cine tiene su fauna especial porque en el fondo una sala de cine es
una jaula de sueños, penumbras, besos, palomitas de maíz y calles asesinas”,
escribió Rafael Chaparro Madiedo en Zoológicos urbanos. Una fauna que,
como lo vemos en esta crónica, va de lo más refinado a lo más silvestre.
Para esta clase de cinéfilo, cada cinta que ve es la
mejor película de la historia del cine. Es poco selectivo, apenas un poco exigente, tal vez porque le sobra la
imaginación y cualquier historia es capaz de ponerlo a
vibrar. Es, en definitiva, un cinéfilo fácil de complacer.
En cualquier bestiario sobre los cinéfilos que se
respete, no podía faltar el espectador amante de los killermetrajes, el que anidaba en las abandonadas salas
de los barrios y en algunas del centro de la ciudad, de
preferencia, en las que presentaban cine de acción y
aventuras. Son los que odian las películas que son “muy
habladas”, y que si no tienen bala desde los créditos,
son películas “muy malas”.
Son el tipo de espectadores que aman observar
cómo sus héroes son baleados, acuchillados, quemados,
golpeados. Adoran ver cómo sangran la mitad de la
película y, finalmente, salvan al barrio, pueblo, ciudad,
país, continente o el mundo entero —dependiendo del
ego del protagonista o del presupuesto— de los villanos, los comunistas, los traficantes de armas o drogas,
de genios malvados, secuestradores y perversos líderes
militares.
Su fantasía es muy sencilla: poder ser como Charles Bronson, Clint Eastwood o Bruce Lee, y en los tiempos modernos, Chuck Norris, Bruce Willis, Jean Claude Van Damme, o el más grande entre los grandes,
Sylvester Stallone en el papel de Rambo.
Un poco más arriba en el escalafón de los cinéfilos,
estaría el espectador medio, que, según Andrés Caicedo,
es de formación pequeñoburguesa, va normalmente dos
veces por semana a cine, siempre acompañado. Solo le
interesan los productos elaborados en Hollywood, en
especial aquellas películas en donde pueda identificarse con el guapo protagonista, un Richard Gere en los
ochenta, o un Ben Afleck en los noventa.
Son los que detestan las películas europeas por lentas, pretenciosas y trasnochadas, y prefieren las made in
Hollywood, donde hay espectáculo, luz, tetas, color, musicalidad, coños, balaceras, traseros, movimientos compulsivos de la cámara. Giros y más giros de la trama.
Para los que el happy end es un requisito indispensable.
Es la clase de público que no conoce ni le interesan
conceptos como puesta en escena o continuidad narrativa, que ubican, por encima de cualquier criterio a la
hora de juzgar un producto, la procedencia de la película. Si es gringa, es de lo mejor; si es latinoamericana, es
inmamable; si es europea, es el colmo del aburrimiento.
Siguiendo en línea ascendente con el bestiario de
los cinéfilos, es posible que uno de los espectadores más
difíciles de clasificar sea el cinéfilo intelectual, el que
llegado el momento selecciona siempre una película de
Ingmar Bergman, Michelangelo Antonioni o Andrei
Tarkovski, por encima de cualquier otra propuesta.
Es una suerte de cinéfilo monumental, que solo se
interesa por las obras maestras y los grandes cineastas,
y que desprecia todo lo demás, aunque no se caracteriza por su coherencia, pues un día quema lo que el día
anterior adoró, y de incondicional de un autor, puede
pasar, sin transiciones, a ser su peor enemigo.
Es uno de los espectadores de cine más latosos.
Ama el cine pero odia las películas. Misterios de la
vida y el cine, odia a Chaplin, a Hitchcock, a Murnau,
3
a Renoir, a Kurosawa, a Godard, a Fellini, a Scorsese, a
Kubrick, a Paul Thomas Anderson y a Wong Kar Wai.
De la mejor película de Buñuel, dirá que es floja en su
concepción, que los actores están mal dirigidos, y que
el final está muy mal redondeado. Por supuesto, todos
los directores se han vendido y ahora son comerciales.
Es el especimen cuyo vocabulario está poblado de
travellings, planos secuencias y profundidades de campo. Tiene memoria de elefante, sabe todo, desde anécdotas de filmación, costo total del proyecto, gusto sexual del elenco, cuándo se estrenó la película, duración
y salas en las que se presentó.
forma de sabiduría
Son los que siempre tienen la última palabra.
que incluso te perEs la clase de espectador que no puede esperar hasmite relacionar
ta el final de la película para comenzar a emitir sus
las películas con
brillantes conceptos, que parlotea y parlotea durante
la vida. Pero a
toda la proyección haciendo alarde de sus descomunaveces la cinefilia
les conocimientos, mientras no deja ver ni escuchar la
puede ser pelipelícula al resto del teatro.
grosa, porque se
Paralelo al cinéfilo monumentalista, existe el especonvierte en una
cimen más extravagante de la extraña fauna cinéfila,
serie de citas que
que es una radicalización de los anteriores y su hijo
no te permite ver
bastardo: el cinéfilo patológico, el empeliculado, el pelicula vida”. [3]
lero, el armador de videos, el personaje que solo existe
Finalmente, enen función del cine.
tre todas las clases
Es el que se enamora de las divas del cine y las perde espectadores —con
sigue por los cines de estreno y de sesión continua, el
su particular colección
que justifica sus peores actuaciones, el que respira ende manías, afectos y retre directores y fichas técnicas, el que aplica las reglas
pulsiones—, también existe
básicas de la dramaturgia cinematográfica a su vida,
el cinéfilo genuino, aquel que
para que esta cobre interés y, por supuesto, obtenga
no funciona por exclusión, esbeneficios en la taquilla.
trategia que consiste en definir a
Solo se sienten a gusto dentro de un cine y alejados
unos contra otros. Tampoco se monta
de todo el mundo, como el hombrecito del cuento de
en rollos raros, ni se cree Drácula o un
Andrés Caicedo. Huyen de la luz del sol y exhiben en
personaje de Woody Allen o Fassbinder.
todo momento un bronceado de cantina.
Es el espectador que presta atención a las cualidades
La única explicación posible para estos casos es que
visuales o sonoras de un film, pero no se regodea o pieren la oscuridad de los teatros se opera una extraña alde en los detalles. Sabe ver una obra en su globalidad.
quimia, que es propiciadora de desbarajustes mentales,
No persigue un cine de culto. Su criterio es más
de actitudes locas, de imitaciones de comportamiento
amplio y no patalea como un preescolar cuando alque rayan en lo patológico: “Se va convirtiendo en lo
guien cuestiona a sus admirados directores. Lo más
que llaman un cinéfilo. Ya no entiende a las personas,
seguro, es que le gusten las películas de Bergman, Anya no necesita enamorarse de mujeres reales: para qué,
tonioni o Win Wenders, pero son capaces de discernir
si en la pantalla las tiene mejores y más inteligentes; se
entre las que son logradas y fallidas, sin ningún tipo de
aparta de las actividades colectivas; va todos los días a
exaltación. Es un cinéfilo atemperado, lejos del clasismo
cine; repite películas; empalidece; llega a extremos tao la pedantería de los anteriores.
les como autoconvencerse de que solo respira bien en la
Le gusta hablar de cine, pero sin fundamentalismos.
soledad de un cine, y que afuera lo persiguen; busca, insNo se conforma con el visionado de la película, y
tintivamente el lugar de la sala que corresponde al lado
busca datos en libros, revistas y biografías. Compara
del cual sueña; se va volviendo huraño y tosco y torpe;
las producciones de un autor con sus contemporáneos
tartamudea; no le hace caso sino a su propio juicio”. [1]
o predecesores. Sabe de historia y literatura. Se desLos cinéfilos enfermos son aquellos que cambian de
entiende de posiciones políticas, mensajes ocultos o el
estado de ánimo según la última película que vieron, y
vedetismo de los actores.
toman las decisiones más importantes de su vida bajo
Trata de ver el cine como lo que realmente es: el
el influjo del actor, la actriz o el director que más admiespectáculo más completo que haya inventado el ingeran. Si algún conocido u honesto analista de cine dice
nio del hombre.
alguna cosa mala de su dios del momento, actuarán de
No son monoteístas, porque en su Paraíso particuigual forma que los cristianos fundamentalistas cuando
lar caben muchos cineastas, actores, guionistas, direcse les recuerda las lindezas de la Inquisición, o que Jesús
tores de fotografía, y se relaciona de manera saludable
tenía hermanos y, muy posiblemente, esposa. Reaccionacon ellos. Es decir, no los
rán como si les hubieran atavenera con los ojos cerracado directamente a ellos, y
La única explicación posible para estos
dos, sino que aspira a comresponderán furibundos.
prenderlos y conocer los
Son, de verdad, los que
casos es que en la oscuridad de los teatros
resortes más profundos de
confunden la realidad con
sus obras, sin intentar desla ficción. Los que declaran
se opera una extraña alquimia, que es proarmarlos con las burdas
a los cuatro vientos ser perherramientas del psicoasonajes de Fassbinder, Woopiciadora de desbarajustes mentales, de
nálisis, del estructuralisdy Allen o, en el peor de los
mo o del marxismo.
casos, de Erich Rohmer. Los
actitudes locas, de imitaciones de comporEs el cinéfilo equilique toman prestados situabrado, el que sabe enconciones y diálogos de las pelítamiento que rayan en lo patológico.
trar el justo valor en las
culas para enredar y enturpelículas más vituperadas,
biar sus vidas.
el que sabe lo que cuesta
Los que definitivamen—artística y financieramente— poner a rodar un prote se empeliculan, o se blockbusterizan, como se diría
yecto, por más humilde que sea.
en el lenguaje moderno, y pierden el cable a tierra. Los
Es una raza en vías de extinción.
que adscriben totalmente las palabras Gonzalo García
Para esta clase de cinéfilo, una sala de cine es la
Velasco, autor de El sendero peliculero: “Lo peliculero,
caverna de la que hablaba Platón en La República, la
no lo olvide, es el filtro por el que deban pasar todos los
piedra filosofal que buscaron los alquimistas medievaestímulos de la realidad circundante, ya sean olfativos,
les, el nirvana que persiguieron los sabios orientales, la
visuales, auditivos, táctiles, gustativos o paranormales,
máquina del tiempo de H. G. Wells, la fuente de la jupara que usted pueda decodificar el mundo en térmiventud de Ponce de León, la biblioteca de Borges, la
nos cinematográficos”. [2]
lámpara de Aladino, la alfombra voladora que llevaron
En la mayoría de las ocasiones, son insoportables,
los gitanos a Macondo, la pócima del doctor Jekyll, El
egocéntricos, presas de su cambiante estado de ánimo,
Dorado que trasegaron los tercios de Lope de Aguirre,
siempre dependientes de la última producción que los
la cueva en donde Alí Babá guardaba sus tesoros, el
haya impactado. Si asisten a una de Emir Kusturica, se
Santo Grial que custodiaron los templarios, el Paraíso
reconcilian con el ser humano, son multiénicos y aman la
que recorrió el poeta Dante. Así lo plantea Fernando
música de los Balcanes. Si, por el contrario, acuden a una
Vallejo en Los caminos a Roma: “Y entramos, deslumde Lars von Trier, salen odiando al ser humano, el entorbrados, encandilados, hechizados, salvando la cortina
no es insoportable y el cine pasado y actual una mierda.
envolvente, a la luz, a la oscuridad. El chorro de luz
No saben delimitar sus opiniones de las sensaciones
prodigioso viniendo del más allá, del otro mundo, iba a
recibidas en una sala de cine. Son los que desnaturaliromperse contra la pantalla en un alud de figuras de
zan la cinefilia y la convierten en algo enfermizo, como
colores, turbantes, camellos, fugas, gritos, cimitarras, y
lo plantea el director José Luis Güerín: “La cinefilia es
entre el vocerío del zoco árabe, atrás de mí, de nosoun arma de doble filo porque por un lado puede ser una
(
)
Fotografías: Óscar Montoya
tros, repercutiéndome en el corazón, contando su maravilla cuadro a cuadro, a veinticuatro por segundo, el
traqueteo diligente del proyector, dios y señor de lo
alto, en su trono, contador de historias, María Móntez,
Sabú, Sherezada, dueño del Universo, desde su cabina
encerrada hablándonos por una ventanita de luz. No
soy Don Quijote con sus libros de caballería, no soy
Madame Bovary con sus amantes de bisutería, no soy
Chucho Lopera con sus muchachos. Soy, por sobre cualquier miseria que haya sido, el amor al cine”. [4]
[1] Andrés Caicedo, Ojo al cine, Bogotá, Norma, 1999, p. 32.
[2] Gonzalo García Velasco, El sendero peliculero, Madrid,
Ediciones Nowtilus, 2005, p. 11.
[3] Citado en Longi Gil Puértolas, Guía para ver y analizar En
construcción, Barcelona, Octaedro, 2001, p. 99.
[4] Fernando Vallejo, Los caminos a Roma, Bogotá, Alfaguara,
2005, p. 111.
Este texto hace parte del trabajo de grado
Butacas en el paraíso. Esplendor, decadencia
y caída de los cines del centro de Medellín,
1980-1999, asesorado por el profesor Alejandro
Cock Peláez Sastre.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
4 Editorial
Comité editorial: Patricia Nieto Nieto, Jorge Alonso Sierra, Luis Carlos Hincapié, Raúl Osorio Vargas, Jaime
Andrés Peralta Agudelo, Elvia Elena Acevedo Moreno,
Gonzalo Medina Pérez.
Dirección: Juan Camilo Jaramillo Acevedo.
Coordinación editorial: Yonatan Rodríguez Álvarez, Juliana Echavarría Restrepo, Estefanía Carvajal Restrepo, Andrea Uribe Yepes.
Redacción: Óscar Montoya, Yonatan Rodríguez
Álvarez, Diana Sofía Villa, Jaime Flórez, Estefanía Carvajal Restrepo, Maria del Mar Giraldo Rendón, María Clara Calle Aguirre, Daniela Gómez Saldarriaga,
Juliana Echavarría Restrepo, Edna Liliana Guerrero,
Javier Bergaño Arenas, Yeison Medina Medina, Juan
David Ortiz Franco, Sandra Milena Ramírez, Andrea
Uribe Yepes.
Corrección de estilo: Alba Rocío Rojas.
Colaboración: Édgar Picón Jácome,
Diseño: Julieta Duque H.
Fotografía: Juliana Echavarría Restrepo, Óscar
Montoya, Estefanía Carvajal Restrepo, Alberto Aguirre, Juan David Ortiz Franco.
Ilustración: Natalia Avendaño, Lina Moreno
Restrepo, Manuela Vanegas Valencia, Jesús David
Montoya, Ricardo Ramírez Giraldo.
Caricatura: Mateo Montaño Jaramillo.
Portada: Estefanía Carvajal Restrepo.
Impresión: La Patria, Manizales.
Circulación: 10.000 ejemplares.
Director TV: Jorge Alonso Sierra. Director Radio:
Luis Carlos Hincapié. Director Digital: Wálter Arias. Director Especiales: David Santos Gómez.
Universidad de Antioquia. Rector:
Alberto Uribe Correa.
Decano Facultad de Comunicaciones:
David Hernández García.
Jefa Departamento de Comunicación Social:
Deisy García Franco.
Un padre irresponsable
H
ace algunas semanas, los estudiantes de Medicina de la Universidad Nacional, sede Bogotá, enviaron una carta abierta al presidente
Juan Manuel Santos y a la ministra de educación María Fernanda Campo. En sus líneas se manifestaba el
deterioro del campus universitario y se esgrimían las
razones por las cuales el óptimo funcionamiento de la
universidad era un asunto de interés nacional. Todo
esto, motivado por la profunda desfinanciación por la
que pasa la UN, al igual que las demás universidades
públicas del país.
Es inevitable ver esta carta abierta como una suerte de demanda de alimentos contra el Estado, un Estado que ha intentado ser paternalista, y lo ha logrado
sin mucha fortuna: un padre irresponsable, no proveedor. Es una desventura ver a las universidades públicas pasar por arduos momentos financieros, mientras
las diferentes administraciones políticas tienen como
estandarte el bienestar de la educación. Las necesidades económicas de una entidad que alberga a casi 30
mil estudiantes van por encima del Índice de Precios al
Consumidor, que es el aumento
El incumplimiento de las obligaciones con la educación y los demás sectores que están abandonados por
la cartera de este padre díscolo es preocupante, no por
una crisis presupuestal como siempre se ha gritado,
sino por un inminente debilitamiento de las instituciones que representan al Estado.
La universidad pública no se puede entender como
un privilegio para los ciudadanos, sino como un deber
del Estado -más de un Estado Social de Derecho como
el nuestro-, con miras a garantizar la movilidad social
y reducir la brecha entre clases. Eso está muy claro en
la configuración del país e incluso consignado en su
constitución. Quienes no entienden del todo bien su
contenido son los gobiernos, que parecen haber jurado
en su posesión con la mano derecha sobre el código de
comercio y no sobre la carta magna.
Opinión
Las opiniones expresadas por los autores no
comprometen a la Universidad de Antioquia.
Universidad de Antioquia, Bloque 12, oficina 122.
delaurbe.udea.edu.co, [email protected],
[email protected],
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Teléfono: 219 59 12
FACULTAD DE COMUNICACIONES
Ciudad Universitaria-Calle 67 N° 53-108
Medellín - Colombia
Número 67
Diciembre de 2013
No. 67 Diciembre de 2013
Los gobernantes
que se merecen
Diana Sofía Villa
[email protected]
R
Es un craso error decir, como lo hizo la ministra de
Educación María Fernanda Campo, que la deuda de los
11.3 billones de pesos a las universidades públicas no es
del gobierno, sino de las entidades territoriales. La ministra, al parecer, está pensando en la política chiquita
de las administraciones tradicionales. La deuda es del
Estado, y el Estado es esa máquina que se conduce desde el gobierno; la separación territorial es una forma de
hacer más fácil la administración y no una manera de
eludir las responsabilidades.
En la misiva de los estudiantes se hace énfasis en
lo que representa la universidad para la nación: “Un
pueblo que no sólo merece, sino que necesita de la educación como el mejor cimiento para edificar la ciencia,
la tecnología y la cultura para el desarrollo, la igualdad,
la soberanía, la democracia, la solidaridad y la paz”. Es
inaudito tener que invocar principios de público conocimiento para reclamar el sostenimiento de una entidad
que beneficia tanto al país.
Para solucionar los problemas que acarrea el desfinanciamiento, las eminencias de la administración
pública, en las que recaen este tipo de decisiones, planean vender predios de propiedad de la Universidad
Nacional, dentro de los que se encontraría el Hospital
Universitario Clínica Santa Rosa, por medio del Plan
de Renovación Urbana del Centro Administrativo Nacional, que faculta al gobierno para la expropiación de
terrenos adjudicados a instituciones públicas. Todo ello
con el fin de devengar recursos para el sostenimiento de
la Universidad, y tal vez así darle un soplo de vida más,
mientras la resumen a su mínima expresión.
Es así, con una posible expropiación paulatina,
como se cercenaría el icónico campus en forma de búho
de la UN, devastada por apetitos burocráticos y flanqueada por intereses de poderosos grupos corporativos,
que buscan fundar una guardería para adultos donde
en algún momento se elevó –majestuosa– la universidad
pública.
ecientemente fue revelada la calificación del
Índice de Percepción de Corrupción presentada por la institución Transparencia Internacional. Colombia, como era de esperarse, obtuvo una
calificación vergonzosa.
Fueron evaluadas 177 naciones y nuestro país tricolor obtuvo el puesto 97 con una calificación de 36 puntos.
El puntaje se distribuye en una escala del cero al cien,
donde cien representa transparencia y cero representa
corrupción salvaje, según el análisis de empresarios y
analistas de cada país evaluado. Esta encuesta refleja claramente que de tantos males que sufre nuestro enfermo
Estado, la corrupción es prácticamente su cáncer.
Lo triste es que la corrupción es un legado ancestral, ha estado tan impregnado al modus operandi de
nuestros políticos que se puede decir que ha crecido y
se ha desarrollado a la par de la violencia, a la cual le
debemos más de cien años de tragedias. Por eso es claro
que Colombia está ávida de castigos ejemplarizantes y
de ciudadanos que reclamen sus derechos y repudien las
actuaciones de aquellos que guiados por un pensamiento
enteramente individual y egoísta, han sabido escarbar en
el erario para llevarse un buen saco con billetes.
Precisamente, la impunidad es el tema que más preocupa a Trasparencia Internacional, pues en el comunicado del estudio se afirma que “aunque el Estado colombiano ya cuenta con buenas herramientas para luchar contra la corrupción, como el Estatuto Anticorrupción, no se
percibe que estas medidas sean efectivas. Estos avances
normativos contrastan con los numerosos escándalos de
corrupción que muchas veces terminan impunes”.
Súbitamente se me vienen las palabras de un ‘gran
pensador’ parido en estas tierras, quien sentenció que
“La corrupción es inherente al ser humano”. Este aforis-
mo no es más que un reflejo del viejo dicho popular que
señala que cada pueblo tiene el gobernante que se merece. Y esto lo ratifica la encuesta, donde a nivel mundial
encabezan la lista Finlandia y Nueva Zelanda, y a nivel
latinoamericano están Uruguay y Chile.
En Uruguay se entiende, pues tienen a Pepe Mujica,
ese viejito simpático, símbolo de la austeridad, que eclipsa con sus discursos inspiradores. Tienen a un presidente
que renunció a la residencia presidencial para vivir en su
casita a las afueras de Montevideo a donde llega en su
escarabajo azul modelo 1987.
Por su parte, la buena calificación de Chile sí genera
consternación, pues bien es sabido que es un país que
aún no se recupera de la dictadura de Pinochet y que,
al igual que Colombia, es gobernado por la aristocracia.
Sebastián Piñera, presidente desde 2010, posee una fortuna estimada en 2.500 millones de dólares, es el undécimo chileno más millonario y ocupa el puesto 589 en el
ranking global de la revista Forbes. El patrimonio del
mandatario creció en 100 millones de dólares respecto al
listado mundial de 2012.
Parece ser que el aumento de la fortuna de Piñera no
genera cuestionamientos ni sensación de corrupción en
los analistas y empresarios chilenos a quienes se les hizo
la encuesta.
Volviendo a Colombia, vale la pena decir que esto
tiene que ser un jalón de orejas, pues sépase que la corrupción le cuesta al país 4,2 billones de pesos al año.
Plata que debería estar al servicio de la equidad social, de
la educación y de la justicia, y en este momento está en
manos de los directivos de Saludcoopo de los ‘genios’ de
Interbolsa. Es por esto que en los hombros de los colombianos pesa un gran reto; la lucha contra la corrupción
tiene que ser una prioridad de los ciudadanos, pues si esperamos a que el Estado resuelva este mal probablemente
nunca veremos florecer en nuestro país la justicia y la
transparencia.
5
Humor
ZONA DE
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N
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Destitución de Petro
Algo huele mal cuando una sola persona puede modelar a su antojo el panorama político de un país. Algo huele mal cuando un vacío de la ley pervierte la
democracia y deja a un lado a los votantes. Algo huele mal cuando quien destituye deslegitima el poder de la mayoría porque está muy ocupado pensando en el
poder de dios. Algo huele mal cuando la parapolítica, el carrusel de contrataciones y hacer añicos las calles de Bogotá son problemas nimios para el procurador
pero dos días con la basura en la calle provoca 15 años fuera de la política. Algo
huele mal y no es basura.
Menos bibliotecas
No basta con que las cifras del DANE arrojen que los colombianos leyeron
durante el 2012, en promedio, 1,9 libros, mientras que el año anterior la cifra fue
de 2,23 libros. No basta con que en Colombia solo el 37 por ciento de las personas
afirman haber leído al menos un libro en toda su vida, mientras que en Suecia
esta misma cifra es del 80 por ciento, según los datos de la Asociación Nacional
de la Educación de Estados Unidos (NEA). No basta con haber sacado resultados
vergonzosos en las pruebas PISA. En 2013 se cerraron en Medellín dos Bibliotecas
Populares: Biblioteca Popular Tejelo, en la Comuna 5, y Biblioteca Parroquial Beato Tito Brandsma, en la Seis, y una más se sumará a la lista desde el próximo 20
de diciembre: Biblioteca Vicentina Una Luz Hacia el Futuro, en el barrio Caicedo,
que la Fundación San Vicente de Paúl dejará de financiar. Nada basta para que la
voluntad de los políticos se ponga del lado de la educación y la cultura. Será que
están entre el 63 por ciento de colombianos que nunca han leído un libro, porque
los libros, hasta donde se sabe, no pagan favores burocráticos.
Opinión
No dé papaya
Por qué perderá la
izquierda colombiana
las elecciones
presidenciales
de 2014
Este fin de año ¡celebre tranquilo! La Secretaría de Seguridad de Medellín pareciera lanzar recién una campaña navideña llamada “No dé papaya”. Si está de
compras en el centro, ¡no dé papaya!, deje su celular en casa y escóndase la plata
entre la ropa interior. Si está atrapado en un trancón, ¡no dé papaya!, cierre herméticamente las ventanillas del carro aunque esté bajo un sol de treinta grados.
Si le suena el celular en la calle, ¡no dé papaya!, no lo conteste y haga de cuenta
que el teléfono que está sonando es de la mujer de al lado. En estas navidades
¡celebre tranquilo! La Secretaría de Seguridad le garantiza inmunidad a los atracos siempre y cuando usted ¡No dé papaya! Porque eso sí, si le robaron, según el
Secretario de Seguridad, es porque usted dio papaya. O sea que la culpa es suya.
Pum, taque, tas
Las campañas se han hecho, no se puede negar. Pero, de alguna manera, no
basta con la concientización del uso de la pólvora, también son fundamentales la
vigilancia e incautación por parte de la fuerza pública, que recibe en sus propias
narices la alborada llena de fuegos pirotécnicos, sin ser manipulados por personal
idóneo y mucho menos fabricados de manera legal. Cuidado se mata, pero tírela,
parece ser el aviso de las autoridades.
A pesar de esta alternativa liderada por Petro, el Movimiento Progresista decidió
aliarse con el Partido Verde. Otro partido que ya venía sufriendo la fragmentación
de sus líderes y el retiro de Antanas Mockus. Ahora estas dos propuestas forman la
María Daiana González Navas Alianza Verde, que aún no se decide entre sus precandidatos presidenciales Camilo
Romero, John Sudarsky, Antonio Navarro, Enrique Peñalosa, Feliciano Valencia y, la
[email protected]
recién inscrita, Ingrid Betancourt.
Tal como lo revela la encuesta de la corporación Nuevo Arco Iris, los colombianos
están listos para explorar nuevas propuestas, pero para eso debe existir una unión
egún una encuesta realizada a mediados del 2012 por la empresa Cifras y
entre partidos, lo que implica liberarse, si es preciso, de viejas ataduras ideológicas
Conceptos, contratada por la Corporación Nuevo Arco Iris, el 30 por ciento
para poder trabajar juntos. Ya Aida Avella, candidata de la Unión Patriótica, y Clara
de los colombianos estarían dispuestos a votar por la izquierda colombiana
López, del Polo Democrático, aseguraron estar abiertas a la unidad, incluso si esto
en las elecciones presidenciales del 2014. Esta encuesta, que fue puesta a la luz por
sugiere un cambio de candidato presidencial. Pero mientras la Alianza Verde piensa
León Valencia a inicios de este año, especificaba, además, que ese 30 por ciento bussi unirse o no a estos dos partidos, Santos y Óscar Iván Zuluaga cada vez tienen más
caba un candidato novedoso, un candidato distinto a los líderes que hoy encabezan los
seguidores, incluyendo Cambio Radical y el Partido Liberal, que ya han manifestado
grupos de izquierda. La encuesta era clara: solamente uno.
en varias ocasiones su respaldo a uno de los
Hoy, la izquierda tiene una enorme posibilidad de pacandidatos presidenciales. Mientras, al no
sar a la segunda vuelta pero, tal y como lo dice el artículo
Los colombianos están listos para explorar nuevas
ver una verdadera opción en la izquierda, el
de Semana La izquierda desunida siempre será vencida:
colombiano ha reducido su espectro de elecpropuestas, pero para eso debe existir una unión entre
“entre ellos, en muchos casos, no pueden ni verse”. En vez
ción en “los que están con el proceso de paz
de que los partidos de izquierda sean cada vez más sólidos,
con Santos” y “los que están en contra de
partidos, lo que implica liberarse, si es preciso, de vieestos se fragmentan y terminan engendrando otro nuevo.
este, apoyando a Uribe”.
Tal es el caso de que, ad portas de unas elecciones prePero bueno, imaginemos que la izquierjas ataduras ideológicas para poder trabajar juntos.
sidenciales, miembros del Polo Democrático decidan reda se une, que el candidato que los represennunciar a este partido y crear otro nuevo: el Movimiento
tará será Navarro Wolf o Clara López. Esto
Progresista, que no es otra cosa que la unión de seguidoclaramente no garantiza que puedan ganar
res de Gustavo Petro. ¿Qué es lo que distingue a este partido de otros de izquierda?
las elecciones y que realmente el que se elija sea capaz de generar reacciones positivas
Según Petro, sus principios de “cero corrupción y justicia social”. ¿No es acaso esa la
en la opinión pública de tal forma que pueda alcanzar a los que ya tienen públicabandera que han enarbolado todos los partidos políticos en diferentes oportunidades?
mente medio camino avanzado.
S
(
)
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
Fotografías: Estefanía Carvajal
6 Crónica
Historia
bajo el asfalto
Mientras el Metro adelantaba las obras del Tranvía de Ayacucho, en el centro de Medellín, un
descubrimiento sorprendió a todos: túneles en curvas con bóvedas y obras hidráulicas, vestigios del
siglo XIX. Una construcción que permaneció enterrada por largos años. Aquí les contamos la historia que hay detrás de lo que será la Plaza del Agua.
Estefanía Carvajal Restrepo
lacocinadeolivia @gmail.com
E
l día anterior, los estudiantes habían estado en
la misma casa de la esquina de Mon y Velarde
con Ayacucho tomando las fotos que alertaron
al profesor Luis Fernando González. Su misión era observar las obras del tranvía que conectará al centro de
la ciudad con la Comuna 8, para un taller del pregrado
de Arquitectura de la Universidad Nacional. Cuando
los cuatro jóvenes pasaban por la casa de dos pisos,
cuyos últimos inquilinos fueron la fábrica de arepas
de chócolo “La exquisita”, en la primera planta, y un
jardín de niños en la segunda, un señor les dijo que
ahí debajo habían encontrado unos túneles pero que
nadie quería decir. Los estudiantes entraron al sótano
de la casa y tomaron las fotos que le mostraron al otro
día al profesor Luis Fernando González, arquitecto e
investigador.
En las fotos se veía, además de escombros, toda
una estructura de túneles y bóvedas en ladrillo macizo,
con un gran espacio central circundado por un arco de
medio punto. La luz provenía en su mayor parte del
flash de la cámara, porque en el sótano solo se filtraban
unas pocas luces cenitales, producto de la demolición
que empezaba a acabar también con parte de la losa
de la casa. Las paredes de los túneles más estrechos,
construidos como “bóveda de cañón”, estaban recubiertas por una costra grisácea, y los ladrillos, unidos por
argamasa de arena y cal, elemento que se manifiesta en
el color blanco del mortero.
“Esto vale mucho más de lo que ustedes piensan”,
le atinó a decir Luis Fernando a los estudiantes una
vez hubo examinado las fotos. Sabía que era una construcción del último cuarto del siglo XIX por la similitud arquitectónica con estructuras como el puente de
Guayaquil y la Catedral Metropolitana, que datan de
la misma época. También por el ladrillo macizo unido
con la argamasa, propio de la transición entre la tapia
del siglo XIX y el concreto del siglo XX. Sin embargo,
estaba perdido. No se le ocurría ninguna respuesta a la
insistente pregunta de los universitarios: ¿Qué es eso?
A las once de la mañana de ese viernes 8 de febrero
de 2013, tres estudiantes de arquitectura y el profesor
No. 67 Diciembre de 2013
Luis Fernando González estaban por la Placita de FlóLa hipótesis de los trabajadores de la obra era que
rez, en el centro de Medellín, en el negocio del papá de
los túneles que encontraron conectaban con otros pasauno de los jóvenes, armándose con linternas, agua y cádizos subterráneos que, según los rumores de la gente,
maras dispuestas a obturar en la oscuridad. González
se encuentran enterrados en las inmediaciones de la
estaba seguro de que la entrada no iba a ser nada fácil
Placita de Flórez. Los supuestos túneles habrían serviporque, generalmente, a los que están en el negocio de
do a los combatientes para escapar de Medellín durante
la demolición no les interesa que se sepa que se halló
la Guerra de los Mil Días, pues hacia finales del siglo
algo. Empero, se llevó una sorpresa. Una mujer que
XIX y principios del XX, la ciudad terminaba justo ahí:
cuidaba la entrada a la obra reconoció a los muchachos
en Ayacucho (calle 49) con Mon y Velarde (carrera 41).
que habían estado allí el día anterior y, de manera inEsta hipótesis se echó a perder cuando los obreros limpiagenua, les preguntó: “¿Quieren entrar?”. Se miraron:
ron los túneles y caminaron en círculos a través de ellos,
“¡Pues claro!”. Entonces, entre susurros, les advirtió a
en un desventurado intento por buscar alguna salida.
los estudiantes que tenían que recorrer el lugar “a mil”
En el mismo orden, otra teoría sugirió que el emporque probablemente no tendrían más de veinte minuplazamiento habría sido un depósito de armas durante
tos antes de que los sacaran.
las tantas guerras civiles que aquejaron a la naciente ReEntraron al sótano. El desplazamiento se hacía
pública en el siglo XIX. Pero a no ser que las piedras y
muy difícil por los escombros, la falta de luz y la lama
escombros se consideren armas, no había ningún resto
que recubría el suelo.
de material bélico.
En las paredes camiLa hipótesis de los
naban las cucarachas,
Las habladurías de los crédulos dieron pie a que en
supersticiosos apuntay el olor a putrefacba a que la estructura
las primeras noches después del descubrimiento,
ción, que el profesor
de ladrillo macizo y
había ignorado al ver
arcos al estilo romano
cuando aún no había vigilancia permanente, muchos
las fotografías, era
era todo un sistema
casi insoportable. Disde catacumbas, galeentraran a los túneles a buscar guacas.
pararon la cámara a
rías subterráneas que
diestra y siniestra analgunas civilizaciones
tes de que, tal como
de la Europa antigua,
había previsto el profesor, los sacaran de la demolición.
entre ellas la romana, utilizaron como lugares de enLuis Fernando advirtió del hallazgo a integrantes
terramiento. Las habladurías de los crédulos dieron
del Consejo Departamental de Patrimonio. A partir de
pie a que en las primeras noches después del descuahí y por diferentes vías, otras organizaciones, como
brimiento, cuando aún no había vigilancia permanenel Instituto Colombiano de Antropología e Historia
te, muchos entraran a los túneles a buscar guacas. La
(ICANH), se enteraron de la noticia. A las cuatro y
especulación se cayó por el simple hecho de que en el
media de aquel día, el profesor estaba en la Universilugar no se encontraron ni huesos ni cráneos ni tesoros
dad Nacional ante las cámaras del noticiero de Teleni cadenas ni vestigios de rituales paganos.
medellín, junto con los cuatro estudiantes; y a las siete
La hipótesis del arquitecto urbanista Luis Fernany treinta en las pantallas de las familias antioqueñas
do Arbeláez era que el armazón habría sido alguna vez
y en los muros de decenas de usuarios de Facebook.
la cava de la Cervecería Tamayo y que después el siPero Luis Fernando seguía igual de perdido. No podía
tio fue vendido a la empresa de energía, la cual ubicó
hacer otra cosa que repetir la única información de la
allí las instalaciones para la primera planta a vapor de
que tenía certeza: que los misteriosos túneles fueron
energía de Medellín. Estas conjeturas las dedujo Arbeconstruidos a fines del siglo XIX.
láez a partir de los archivos del historiador Rafael Ortiz
Arango. Sin embargo, las coordenadas no correspon-
(
)
7
dían a los rastros de las primeras actividades industriales en la capital antioqueña.
El misterio alentó ensoñaciones y fantasías, “y eso
fue lindo”, concluye Luis Fernando González.
Entonces, ¿qué era?
En este punto de la historia podemos oprimir el
botón de doble velocidad para saltarnos hasta el próximo descubrimiento. El historiador Jorge Márquez Valderrama, miembro del equipo contratado por el Metro
a partir del hallazgo, encontró en el Archivo Histórico
de Medellín varios documentos que consiguieron finalmente dar respuesta a la pregunta que suscitó tantas
divagaciones: los misteriosos túneles de Ayacucho con
Mon y Velarde eran un Desarenadero o depósito de decantación: la primera Planta de Tratamiento de Agua
de la ciudad.
“A finales de agosto de 1891, representantes de la
gobernación y del municipio firmaron un preacuerdo
que luego se convertiría en acuerdo municipal y más
tarde en escritura pública, para municipalizar las
aguas y cañerías de propiedad de la gobernación, garantizar el suministro de agua para la Escuela de Artes
y Oficios y comprometerse en la apertura de una nueva
calle”, cuenta el informe de Jorge Márquez Historia del
‘desarenadero’ de Medellín, de agosto de 2013.
El 27 de febrero de 1892, el notario autenticó un
documento en el que el señor Federico Vásquez cede al
gobierno la mitad de un terreno en Ayacucho con Mon
y Velarde y recibe a cambio el derecho a usar las canalizaciones del acueducto del Municipio en sus terrenos.
Cuatro años después, el 4 de enero de 1896, el
Concejo de Medellín aprobó el contrato para iniciar la
construcción del nuevo Desarenadero del Acueducto
Municipal. El ingeniero Antonio José Duque, de solo
A partir del hallazgo, el Metro de Medellín contrató los
estudios necesarios: levantamientos planimétricos, explicaciones hidráulicas, simulaciones, dibujos a mano, digitales,
renders; de los que se ha encargado un grupo multidisciplinario de quince personas entre los que hay arqueólogos,
arquitectos, ingenieros, artistas e historiadores.
25 años, fue el encargado del diseño y los planos de la
obra, que comenzó a ejecutarse ese mismo año y finalizó en 1897.
“Las condiciones técnicas fueron explícitas en tanto era un gran depósito de decantación con varios tanques o compartimentos (entre 7 y 9 en el contrato inicial), separados entre ellos por tabiques de 40 centímetros de espesor. Los muros perimetrales generales, los
tabiques, los canales de alimentación, de distribución y
los canales laterales de descarga, todo ello, era una obra
construida en cal y canto. Toda la parte técnico constructiva tenía un hecho adicional, en la medida que
todas las partes que estarían en contacto con el agua
serían recubiertas con cemento romano o hidráulico”,
cuenta Luis Fernando González en el informe Historia
urbana y arquitectónica en la Calle Ayacucho.
Según Luis Fernando González, a pesar de la mala
calidad del ladrillo macizo con el que está construido
el Desarenadero, que si se observa con atención está
bien cocido en los bordes pero crudo en el centro, la
obra se conserva prácticamente intacta, salvo por algunas losas que habían arrancado para venderlas antes
de que los túneles vieran la luz del día. Por un lado, la
casa que construyeron en 1934 impidió que los tanques
de decantación fueran demolidos y protegió la obra del
paso del tiempo. Por otro, la solidez de la estructura
se explica en su diseño mismo y en el profesionalismo
tanto del ingeniero Duque como del maestro de obra.
Sorprende, sobre todo, el valor estético que le dieron a
una planta de tratamiento de agua.
“La arquitectura civil del siglo XIX tenía una dimensión estética, no solo funcional”, precisa González
y nos pone un ejemplo: “El valor de la técnica constructiva en esa época puesta en su máxima exaltación funcional y estética es el Puente de Occidente. Jose María
Villa no solo calcula ese puente de tirantes, colgante,
sino que la obra de ladrillo que sostiene gran parte de
los tirantes es una obra arquitectónica de gran valor,
portadas, todo eso. No solo son funcionales: son estéticas.” El esplendor de las bóvedas y túneles del Desarenadero es también muestra de ello.
“Usted ve el puente de Barranquilla y es una porquería. No tiene zonas peatonales. Y ahora apenas se
está tratando de descubrir la dimensión estética de la
obra civil. Por eso al puente de la Aguacatala se le intentó introducir una estética, porque antes ¿qué hacían los
ingenieros? Una obra absolutamente funcional. Puente Colombia, Puente San Juan, Puente Barranquilla,
¿qué es? Un puente para que pasen carros. Ni siquiera
tenían andenes peatonales. Los peatonales se le agregaron posteriormente”, dice, indignado, el arquitecto.
Así, el cambio en la relación estética-funcionalidad
no se puede separar de las transformaciones en los materiales y técnicas de construcción. Mientras que con la
tapia se podían construir un máximo de tres pisos, con
El desarenadero y el puente de La Palencia, se suman a otro
hallazgos recientes en la ciudad, en lugares como el Parque Arví,
los Guayabos (en El Poblado) y la Plazoleta de Zea, en el Centro.
el concreto armado del siglo XX se han llegado hasta
los 60 pisos, y con el hormigón del siglo XXI se ha logrado una altura de 828 metros (el edificio BurjKhalifa
en Dubai), o 163 pisos.
No obstante, el ladrillo siempre ha sido y será el
elemento universal de la construcción. “Desde las primeras ciudades en Mesopotamia, los grandes centros
urbanos se hicieron en ladrillo. Y muchas de esas obras
todavía se mantienen. Mientras que muchas obras de
concreto armado, por las mismas características, desaparecen muy fácilmente. Entonces estas son técnicas
muy buenas pero que no están pensadas para permanecer infinitamente”, ilustra González.
Y a pesar de que Medellín es una ciudad de ladrillo, se ha dedicado a desaparecer su pasado enterrándolo y demoliéndolo. De ahí la importancia de los planes
de arqueología preventiva, incluso dentro del casco urbano, porque como nos ha demostrado el descubrimiento del Desarenadero y la exhaustiva investigación del
equipo contratado por el Metro, la historia de Medellín
se esconde bajo el asfalto.
El puente de La Palencia:
lo que por progreso se va,
por progreso vuelve
Maria del Mar Giraldo Rendón
[email protected]
C
on palustre en mano, el equipo de arqueología
dirigido por Pablo Aristizábal y contratado
por el Metro excava ruinas del acueducto de
agua que funcionó en el siglo XIX. Hay que ser muy
cautelosos, todas las piezas deben registrarse detalladamente para poder restaurar de manera fidedigna las
cajas y atanores hechos de arcilla cocida y unidas con
argamasa (mezcla de cal y arena).
El proyecto, aprobado por el Instituto de Antropología e Historia (ICANH) para los trabajos de exploración, se realiza entre la carrera 43 (Girardot) y la calle
40 (Ayacucho). Se permite que se excaven seis secciones o cortes -seleccionados previamente- para observar
cómo era el acueducto. Veinticinco metros cuadrados
mide cada sección. Las retroexcavadoras inician el movimiento de la capa asfáltica para remover las toneladas
de material que cubren las ruinas, posteriormente se estudian por capas, un arquitecto dibuja los planos, se procede a retirar el material y finalmente se almacena cada
elemento en donde estará ubicada la Plaza del Agua.
El museo que albergará los vestigios arqueológicos
estará ubicado donde fue hallado el desarenadero de
1897, y contará con los fragmentos rescatados de la calle Ayacucho, que posteriormente serán restaurados, así
como las ruinas del desarenadero donde se decantaba el
agua proveniente de la quebrada Santa Elena. A pesar
de que la remoción de los escombros de las antiguas
casonas que ocultaban la planta tardó cuatro meses, el
lugar aún está en proceso de organización y su futura
restauración.
Examinar cada sección puede tardar entre una semana y hasta un mes, caso de la sección número 1, donde encontraron el hallazgo más importante: el puente
de La Palencia.
Las poblaciones se construyen entorno el agua y a
esta deben adaptarse, por eso los antiguos habitantes
del Tambo de Aná (hoy en día Parque Berrío) estaban
asentados en terrazas naturales cerca de los deltas de
las quebradas. El resto de la historia es conocida: cuando los españoles llegaron, desplazaron y exterminaron
a los aborígenes, dando paso a su momento de poder.
Fue en esos tiempos en los que los conocimientos sobre
estructuras de los sistemas europeos fueron implementándose, y así inició la canalización de las aguas que
nutrían la ciudad.
El hombre cree que domina el agua y que puede
restar su poder construyendo ciudades sobre ella. Fue
así como la quebrada Santa Elena fue encerrada bajo el
paseo La Playa, y tras ella la quebrada La Palencia, una
pequeña fuente fluvial que baja diagonal desde la zona
oriental de la ciudad y desemboca en la Santa Elena.
Fue encauzada en 1875 bajo una cobertura o puente en
forma de arco.
Cuando los poderes políticos y económicos empezaron a manejar la ciudad, aparecieron personajes como
Carlos Coroliano Amador, propietario de la Hacienda
Miraflores (hoy Institución Educativa Gonzalo Restrepo) y de otra casa ubicada cerca a la plaza de San Félix
(donde hoy cruza Ayacucho con la Avenida Oriental).
El trayecto entre ambas haciendas pasaba por la Calle
de la Amargura (hoy Ayacucho), fue esta una de las
razones que dio inicio a la pavimentación de esta calle,
provocando el confinamiento del puente de La Palencia.
Aunque la mayoría de las aguas de la ciudad ya
están desviadas y obligadas a correr en diferentes sentidos, bajo el puente aún funciona la quebrada. Según el
equipo arqueológico, mide 74 metros de largo y tiene 3
metros de alto por 3.5 de ancho. La solución que se dará
para que no se fracture debido al tranvía que pasará
sobre esta, es construir a un metro y medio de profundidad un cárcamo o puente protector en concreto. Y para
que la población recuerde la historia de la ciudad se
contempla la posibilidad de poner unos vidrios blindados peatonales para observar un sector de la estructura
patrimonial.
Reconocer el pasado de la ciudad ayuda a construir
memoria. El hallazgo del puente de La Palencia es otra
excusa más para rememorar la historia del agua, de la
ciudad y del desarrollo. No se sabe si en algunas décadas o siglos volverá a correr libre, sin concreto que la
esconda.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
Alberto Aguirre,
fotógrafo, crítico de cine,
librero, abogado, editor y
comentarista deportivo,
contribuyó enormemente
a la apertura cultural de
la ciudad. A casi un año
de su muerte, este relato,
escrito por su nieta, muestra
también el lado cálido y
humano de un columnista
tildado de huraño.
Fotografía: Archivo familia Aguirre López
8 Perfil
Alberto Aguirre nació el 19 de diciembre de 1926 en Girardota, Antioquia. Hijo de Pedro
Claver Aguirre (gobernador de Antioquia 1942–1944) e Isabel Ceballos.
María Clara Calle Aguirre
[email protected]
E
ras mi abuelo. No el más tierno ni el más especial pues esa condición no se da mucho en
nuestra familia Pero aun así sabías acercarte
a una persona.
Por otro lado, eras el columnista Alberto Aguirre,
el que llamaba a España como la madre puta, el que
aseguró una y mil veces que Medellín era una ciudad
de traficantes, el mismo que analizó el daño que le hacían las familias poderosas a este país al heredar el
trono por apellido y no por potestad.
Eras ese a quien paraban en la calle para hablarle
de libros, de columnas de opinión o de cualquier tema.
Ese columnista, fotógrafo, librero, abogado, crítico de
cine, editor, comentarista deportivo. Ese era otro personaje distinto al que yo conocí.
En nuestra familia, siempre ha sido común reunirse a comer, usualmente donde la abuela. Allí fue donde
te vi siempre como mi abuelo.
Cuando hablabas, todos callábamos. Los niños
poco podíamos decir. De hecho, no decíamos nada.
Nos sentábamos a comer pasantes mientras ustedes, los
grandes, discutían. Un yerno tuyo siempre te llevaba
la contraria sólo para ver cómo reaccionabas y para
generar polémica.
Uno de los capítulos de las fotografías que Aguirre
tomó es el de los oficios de las personas en los pueblos y en Medellín.
No. 67 Diciembre de 2013
Alberto Aguirre,
columnista punzante
y abuelo
Por tu parte, siempre argumentabas con vehemen“En fin, no me siento capaz de seguir escribiendo la cocia por qué sí, por qué no, por qué esto, por qué lo otro,
lumna bajo el yugo de aquella restricción. O de ninguna”.
con un tono seco, contundente y una mirada fija. LueNo podría decir que fue una reacción diferente a la
go, reían y se pasaba a otro tema en el que se mantenía
que tomaste al momento de contarnos. Siempre fuiste
el mismo estilo de decir, contradecir, argumentar, reír.
coherente con tus palabras, tus actos o pensamientos;
Los temas eran diversos: medios de comunicación, polípero sin dejar tu vehemencia, había un momento en el
ticos, películas, libros, casos judiciales, etc.
que mostrabas un lado más dócil.
Una vez llegaste iracundo porque en El Colombiano
Empezaste a relatar qué había pasado. Los ojos teles habían pedido a los columnistas que no escribieran
nían una mirada fija, las cejas se ciñeron un poco, la
sobre unas elecciones a la alfrente se arrugó, subiste una
caldía de Medellín.
de las manos hasta la cara y
Ese personaje público que
Aguirre: Por tu parte, siempre arguempezaste a argumentar en un
eras escribió una dura carta
tono seco. Aseguraste que era
mentabas con vehemencia por qué
a Ana Mercedes Gómez, la
el colmo esa exigencia por parentones directora de El Colomte del periódico local. Que era
sí, por qué no, por qué esto, por qué
biano. El 19 de agosto de 2003
ridículo limitar a los columnisle explicaste que renunciabas
tas de opinión de esa manera.
lo otro. Con un tono seco, contunal medio en el que trabajabas
Que en ningún caso, nadie pocomo columnista desde hace
dría pedir que se no hablara de
dente y una mirada fija. Luego, reían
once años porque “el hecho
sexo, política o religión. Que si
de no poder emitir juicio críno se hablaba de eso, ¿entonces
y se pasaba a otro tema en el que se
tico sobre asunto de interés
para qué hablar?
público, y ni siquiera hacer
Pero una vez pasó el tema,
mantenía el mismo estilo de decir,
referencia, entraña en sí, y
comenzaron las risas de nuevo,
sin más consideraciones, una
como era costumbre. La cara
contradecir, argumentar, reír.
censura”.
se te alegraba, ya no fruncías
Concluiste
arguyendo:
el ceño y empezaban las sonri-
( )
9
sas con unos ojos más cálidos, más vivos. Y allí, en la
alegría, de nuevo eras el centro de atención.
Para los muchos que no te conocieron, suena extraño que el ogro, el huraño y el agrio por el que te creían
pudiera reír a carcajadas o contar un buen chiste. Incluso para mí era difícil de creer por la imponencia con la
que llegabas a cualquier lugar, por los silencios que inspirabas y por el temor que daba hablarte de cualquier
tema al preocuparse por caer en el error. Pero contigo
se aprendía y se conversaba de todos los temas, así uno
no supiera de ninguno.
Ese humor corrosivo que tenías en familia o con los
amigos se reflejaba en tus columnas y, de paso, demostraba tu coherencia. “Cuando un político, que además
funge como presidente, se pone a hacer literatura, hay
que mandar doblar. Siempre sale un texto que es puro
ripio: ‘Al llegar al salón donde finalmente lo encontré,
sus pequeños ojos azules me contactaron a distancia.
Su penetrante mirada emanaba bengalas de espiritualidad’. Qué caso: Uribe flechó al Papa” (Aguirre, 2005).
De igual manera, nunca te tembló la mano para escribir lo que pensabas, así eso te ocasionara pasar como
una persona odiosa. “Es propio del oficio de cacharreros ocultar sus lacras. El engaño. Medellín es diestra en
ocultar las suyas” (Aguirre, 2005).
Por estos comentarios, fueron más los que se creyeron el cuento de que odiabas a Medellín y a Colombia.
Incluso, durante tu exilio en España a principios de los
90 hubo diversos comentarios que apuntaron a que siquiera te habías ido a un país que sí te gustara, cuando
en realidad extrañabas los fríjoles, el aguardiente y a
Colombia más que a nada.
Precisamente era ese amor por la ciudad el que
hacía enfilar tu pluma contra quien lo mereciera, sin
tapujos, sin eufemismos y sin peros. “Es otro vicio de
que el ogro, el uraño y el agrio por el que te creían pudiera reir a carcajadas o contar un chiste.
traficantes la pompa. Gastaron 30 mil millones de pesos en un esperpento: ponerle techo a la Plaza de Toros.
Una ofensa en medio de la miseria. Y el otro estigma es
el estraperlo. El presupuesto inicial del Metro de Medellín fue de 650 millones de dólares, pero salió costando
finalmente 10.500 millones de dólares. A esto le dicen,
pudorosamente, sobrecostos” (Alberto bue chisteAguirre, 2005).
A veces costaba pensar que ese mismo columnista
era el que lloraba por la muerte de mi mamá, tu hija
mayor. Pero una vez iniciaban las conversaciones, se
entendía que nunca fuiste dos personas: un personaje
público y otro familiar. Por el contrario, manejaste una
coherencia tal que hasta en eso se reflejaba.
Mi mamá, Ana María, podría ser tu hija más querida, pero si llegaba dos minutos después de lo pactado
serías lo suficientemente severo con ella como para demostrarle que las reglas están hechas para cumplirse.
Así, igual, eras al momento de escribir. Las cosas en su
lugar y lo que no estuviera donde corresponde había
que mostrarlo y denunciarlo.
“Los partidos políticos son pura mecánica. La política, aritmética. El sistema económico queda liberado a su ejercicio voraz, dentro de un orden salvaje. El
plan económico es nuda voz onomatopéyica (PIN) para
)
promoción publicitaria. Concebido en secreto, como
ciencia ficción, no representa la voluntad política de
la nación, no galvaniza el espíritu de los colombianos.
Pasada la alharaca, cae en el olvido: es inocuo. El estado, llamado teóricamente a ordenar la vida social,
es mero gendarme de los poderosos, para despejarles
el terreno de todo peligro. Lo único potente hoy en
Colombia, desde el estado, es la represión: el gobierno
es tibio para los opulentos y feroz para los humildes”
(Aguirre, 1980).
Sin abandonar esa misma línea de pensamiento
que tenías trazada, y que seguías férreamente, podrías
ser cálido, dar consejos personales y profesionales, contar infidencias y revelar algunos de tus pensamientos
más secretos.
No se trata de vanagloriarte después de tu muerte,
pues nunca te gustó en vida. No hay que olvidar una de
tus tantas frases: “Esta sociedad padece de necrofilia,
le encantan los muertos y las ceremonias funerarias”.
Y para seguirte recordando como ese columnista,
pero más como ese abuelo, ese papá de mi mamá, lo
mejor es citarte otra vez y decir: “Dejen de llorarme,
país funerario” (Aguirre, 2006).
Siempre fuiste coherente con tus palabras, tus actos o pensamientos; pero sin
)
dejar tu vehemencia, había un momento en el que mostrabas un lado más dócil.
Fotografía: Alberto Aguirre
Fotografía: Archivo familia Aguirre López
(
(
Para los muchos que no te conocieron, suena extraño
Una de las principales características de las fotografías que Aguirre le tomaba a los niños era que estos, la mayoría de las veces, estaban trabajando.
En la madrugada del lunes 3 de septiembre del 2012, murió Alberto
Aguirre a causa de un derrame cerebral, que le dio dos días antes.
Este texto hace parte del trabajo de grado Cuadros de Aguirre (multimedia),
asesorado por la profesora Ximena Forero Arango.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
10 Ensayo
La revista Letras y encajes nació en agosto de 1926
y se convirtió en la primera publicación escrita por
mujeres en Antioquia. En Colombia, la pionera
había sido la revista bogotana La Mujer, creada
50 años antes y dirigida por la escritora Soledad
Acosta de Samper. Sin embargo, mientras La Mujer
se publicó solo por cuatro años, Letras y encajes fue
editada mensualmente durante 33 años, hasta 1959.
Una aventura de estas pareciera ser un ejemplo
de emancipación femenina, pero, al revisar la
publicación, es fácil encontrarse con una postura
conservadora que, con todo, da cuenta de cómo se
entendía a la mujer a principios del siglo XX.
Daniela Gómez Saldarriaga [email protected]
E
n Londres de finales del siglo XVIII, a la escride conocimiento podía propiciar la situación indeseable
tora Elizabeth Montagu se le ocurrió reunirse
de hacer sentir inferior al hombre, y tal incidente valerperiódicamente con sus amigas para hablar
le su futuro social. En el editorial de marzo de 1931, se
sobre arte. A los encuentros empezaron a asistir tamasegura que existen muy pocas señoritas bachilleras, y
bién algunos de sus amigos, entre ellos, el intelectual
se une a este acontecimiento —no como causa y efecto,
Benjamin Stillingfleet. Por las medias azules que usaba
pero sin duda lo es—, el hecho de que la mujer que esStillingfleet, prueba de la informalidad de las sesiones,
cribe ya no es una “excentricidad”.
el grupo recibió el mote de The Blue Stockings Society.
Las también llamadas “ridículas” eran temidas
El término se trasladó a varios idiomas para referirse
porque presagiaban una mujer familiarizada con aca las mujeres intelectuales, las blue-stockingers, una
tividades que le restaban atractivos femeninos. En
especie recién aparecida. Al menos en Francia, la traseptiembre de 1928 se las relaciona con mujeres “un
ducción bas-bleus solía usarse con sorna para nombrar
poco masculinizadas”, las también llamadas “marimaa estas mujeres que, sin falta, eran catalogadas de pechos” —nótese que el tronco común de estos apodos es
dantes, egoístas y vanidosas.
María, el nombre de la mujer paradigmática que es deEn Medellín, las mujeres que estudiaban y hablagenerado por la violación a los códigos establecidos—,
ban sobre lo que sabían eran llamadas bachilleras o
y se achaca su afectación patética a la ignorancia en
marisabidillas. Sofía Ospina de Navarro, en un comenla cual habían vivido. “Por eso cuando alguna mujer
tario social titulado “La mujer en el hogar”, la define:
llega, por su propia cuenta, a aprender algo, quiere
“Sobradamente antipática es la mujer bachillera que
decirlo en altavoz, tanto a hombres como a mujeres,
vive solo para leer, y que tiene en la punta de la lengua
para mostrar su saber a los primeros y humillar a las
quince o veinte nombres de escritores notables para
segundas”, escribe Teresa Santamaría, una de la direclanzarlos al primer infortunado que se atraviese”.
toras de la revista.
El desprecio por la bachillera es recurrente en LeQuienes se oponían al acceso universal a la educatras y encajes. La relación de las mujeres con el conocición, aducían ver en la apertura de ese nuevo espacio
miento siempre fue conflictiva porque no estaban edula grieta perfecta para que se escaparan a la sociedad
cadas para acercarse a este de una manera natural. Y
una buena cantidad de mujeres deformadas por el coaunque se diera el afortunado accidente
de contar con tiempo y libros, el hábito
era visto como un gesto mezquino. Había sido así durante buena parte de la
historia de la sociedad occidental, en la
que había quedado de manifiesto que
las mujeres que alcanzaban un dominio respetable de las artes, los saberes
médicos o filosóficos, eran sancionadas,
en algunas épocas, hasta con la muerte.
Más que el hecho de que la mujer fuera
incapaz de entender lo que leía —problema que finalmente debía sortear la interesada, no la sociedad—, la inquietud
general se refería al objetivo que impulsaba la obtención de ese conocimiento.
¿Qué podrían querer hacer con él? La
bachillera resulta tan odiosa porque su
ilustración acelerada era vista como
una pretensión ilegítima de ascenso
y una estratagema para seducir a los
hombres. No solo estaba mal visto, por
impúdico, que la mujer se dejara llevar
por la galantería, sino que su derroche
Tercera, de izquierda a derecha, Teresa Santamaría de González, y Sofía Ospina de Navarro, de quinta, también fundadora.
No. 67 Diciembre de 2013
cómo ser
mujer en
Medellín
a principios
del siglo XX
nocimiento; porque ésta era una esfera hostil, al igual
que la política, donde se mancillaba la ingenuidad virginal que era el principal patrimonio de la mujer joven.
Aunque los detractores no lo relacionan con la pérdida
del deseo por parte de los hombres, indican que el saber se amalgama con el preciosismo de las mujeres, por
nombrar de otra forma su frivolidad, y se convierte en
un ornamento intrascendente que resulta chocante.
Otras referencias a la existencia de la “marimacho” aclaran su perfil. Es la mujer que se viste de
hombre —usa pantalón—, “(…) perora en las plazuelas
y pretende superar al sexo fuerte”, se explica en el editorial de agosto de 1931. Habita en el exterior, no en
el interior como la mayoría de las mujeres, y utiliza
Este texto hace parte
del trabajo de grado
La peligrosidad de las
mujeres. Un ensayo sobre
el pensamiento editorial
de la primera publicación
femenina en Medellín,
revista Letras y Encajes
(1926-1959), asesorado por
la profesora Paloma Pérez
Sastre.
ropa desenvuelta, puede moverse y trabajar. La
mayoría de discursos que se escribieron para solicitar la aprobación de la educación de las mujeres contienen la promesa de mantenerlas alejadas de esa figura monstruosa. Las formas de
ese tipo de mujer resultan repugnantes a la luz
de un pasado que ensalza la leyenda del porte, la
distinción y el refinamiento, características que
purifican las cualidades de la raza y le dan un
tono de solemnidad a la historia del pueblo antioqueño. En octubre de 1946 todavía se recuerda
con nostalgia que “(…) el trato, agradable orgullo
de nuestros antepasados” heredado a las mujeres,
hubiera sido reemplazado por “(…) movimientos
bruscos, afectaciones extravagantes, risas inoportunas y estruendosas y gritos destemplados”.
El supuesto arrepentimiento
Fotografías: cortesía familia Botero Vélez
11
Para no tener que ceder el poder, los hombres se valían de versiones sobre los acontecimientos que saboteaban las pretensiones de las
mujeres. Se afirmaba que las ideas feministas
eran impopulares aunque fueran popularísimas,
pero el hecho de asegurarlo y escribirlo creaba
un precedente y alimentaba la imagen de un fracaso anticipado. También, echando mano de la
derrota, se sostenía que las mujeres que habían
experimentado la libertad anhelaban el regreso
a sus hogares, pues se habían dado cuenta de que
la promesa de una vida mejor lejos de lo doméstico no era cierta.
En una etapa avanzada de Letras y encajes
y del movimiento feminista, estando en curso
el año 1958, se publica un editorial que anuncia que las mujeres de Norteamérica deseaban revertir los
cambios y retomar las viejas costumbres.
Quien lo escribe es el columnista más importante y
leído de ese momento, Enrique Santos Montejo, quien
firmaba como Calibán. Cita una encuesta realizada por
reporteros del Chicago Daily Tribune que recolectó la opinión de muchas mujeres estadounidenses y concluyó que
su nuevo ideal era volver a una vida más sencilla, como
la de sus abuelas. El autor dice que esto no le sorprende:
“Las muchachas no sacaban de la libertad exagerada ninguna ventaja”, afirma. “Por el contrario, cuando perdían
la juventud y sus atractivos, se encontraban desamparadas,
sin seguridad, sin ideales, sin estímulos y sin moral”. Para
Calibán, que la mujer estuviera en una oficina, su marido
en otra y los niños a cargo de la niñera, era el detonante
seguro de la separación de los esposos y de la delincuencia infantil. La reacción más sana era deshacer los pasos
y volver a los tiempos cuando ella se quedaba en la casa
cuidando de su familia.
Pero si en algo atina el columnista es que la llamada
liberación femenina multiplicó las horas de trabajo de las
mujeres. Una doble, triple jornada, que se divide entre la
casa y el trabajo, haciendo más esquiva la posibilidad de dedicarse a una profesión creativa o disfrutar la independencia económica. Por el estado de las cosas, la discusión no incorporó la necesidad de que los hombres compartieran las
responsabilidades domésticas, especialmente involucrarse
a otro nivel en la crianza de los hijos, sino que se determinó
que las mujeres se habían equivocado al ambicionar esa libertad. Tampoco había culpa para el capitalismo. “Las conquistas libertarias de la mujer son simple engaño”, insiste
Calibán, “porque no era la libertad lo que lograban, sino la
sumisión a un trabajo ingrato, que las entregaba molidas y
convertidas, como decimos aquí, en bagazo”.
La liberación local
Las mujeres de Medellín acudieron a las fábricas cuando solicitaron personal para sus plantas y no importaban
ni el sexo ni la edad. Las primeras obreras fueron niñas
desde los 10 años, algunas habitantes de la ciudad, la mayoría recién llegadas de otros municipios. En 1916, el 40
por ciento de las obreras provenían de zonas rurales antioqueñas, y para 1923, representaban el 73 por ciento de empleadas en las fábricas. Este desplazamiento iniciado por lo
llamativo del desarrollo y después por la violencia, hizo las
veces de acicate social para la liberación de la mujer, lo que
en otros países estuvo producido por un genuino interés
político, dirimido por la vía del derecho o del hecho, pero a
la cabeza del cual se encontraban mujeres convencidas de
que merecían ciudadanía y voto. A nivel local, la necesidad
económica aceleró la concesión de todas esas peticiones sin
que la conciencia política se arraigara.
En el editorial de mayo de 1937, se describe la desorientación de la mujer colombiana debido a la rapidez de
los cambios. No se pide tiempo ni ayuda, sino que se la
Teresa Santamaría de González, la mujer más importante para la revista.
acusa por su falta de claridad, producto de una educación
inadecuada que hará que cada día haya más asilos, hospitales y orfanatos “(…) que no darán abasto porque las
miserias y enfermedades irán en aumento”. Esta es otra
forma de proyectar apocalípticamente la emancipación de
la mujer. La responsabilidad que le cabe es que al no estar
vigilante —concentrada en su hogar, con sus oídos puestos
en la cadencia de la respiración de sus hijos—, permite que
la sociedad pierda su cauce hacia territorios oscuros de enfermedad, vicio y locura.
A mediados de los años veinte, en Medellín existían
varias instituciones donde se enclaustraba lo patológico y
lo decadente. Existía el Instituto Profiláctico, el asilo, el
orfelinato, la casa para mendigos, el manicomio, la casa de
corrección para ambos sexos, y cada vez aparecían más instituciones de beneficencia fundadas por mujeres, dedicadas a auxiliar a las personas que iban quedando al margen
de la ferocidad del sistema económico.
No eran pocos los trastornos que sufría el reflejo de
las acciones de las mujeres sobre la superficie del juicio
social. La demanda moral era alta y parecía no satisfacerse
con nada. Cuando quisieron participar políticamente fueron criticadas por egoístas y por pensar solo en sí mismas.
Sin embargo, la tradición había celebrado su frivolidad y
tendencia a la vanidad, a ese ensimismamiento que les
permitía cultivar su belleza para ofrecérsela a otros. Esas
licencias solo se convirtieron en un problema cuando el
mundo se aceleró, y las conversaciones por sí mismas empezaron a parecer fútiles y la quietud algo que atrofiaba.
Los deportes, por ejemplo, se apropiaron como “conquistas de trascendencia moral” porque sacaban a la mujer del
encierro y hacían desaparecer a la de tipo “neurasténica,
parlanchina y ociosa”. Su potencia de cura psicológica llegó
a las mujeres que empezaron a nadar, a jugar baloncesto,
tenis y golf. En un principio fueron prácticas exclusivas de
la élite, lujo de su ocio, pero al fin y al cabo una liberación
lúdica que revolucionó el sistema de valores sin provocar
mucho estruendo.
Para romper la inercia del silencio, además de la del
espacio y del vestido, las reclamaciones y propuestas de las
mujeres llegaron a los medios de comunicación, por entonces impresos. Todos los contenidos se validaban por la
creencia de que ninguna mujer podría escribir algo contra
la moral. “No serían mujeres si así lo hicieran”, declaran
en los comienzos de la revista. Siendo inconcebible la mala
voluntad en la mujer, buena parte de su fuerza se encaminaba a enfrentarse con los prejuicios de la opinión pública que son “(…) peligrosísimos y le impiden a veces, no
sólo expresar sus pensamientos, sino hasta el derecho de
concebirlos”. Esta declaración inusual dentro del tono de
la revista, va acompañada de una especie de confesión de
quienes se vencían ante el armatoste de dramas, críticas y
desprecios: “Muchas escritoras inteligentes, llenas a veces
de desencanto, callan disgustadas porque son víctimas de
la intolerancia”.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
12 Reportaje gráfico
La posibilidad de un techo
Ser voluntario. Ayudar a otros. Construir viviendas. Aportar para que muchas
familias salgan de la pobreza extrema. Eso es lo que hacen muchos jóvenes de
Medellín a través de una ONG presente en varios países de Latinoamérica.
Voluntarios, que son en su mayoría jóvenes universitarios, pegan las costaneras
donde se apoya el techo.
Los diez voluntarios ub
rán el piso y las parede
meable en el terreno qu
Juliana Echavarría Restrepo [email protected]
P
ara llegar a la vereda Granizales del municipio de Bello los habitantes y voluntarios se
transportan en metro Cable hasta la Biblioteca España. Allí caminan por una calle pavimentada,
cada vez más estrecha, y al cruzar una cañada dejan
Medellín y llegan al municipio vecino.
Doce pilotes, diez paneles de madera que formarán
el piso y las paredes, dos ventanas, una puerta, poco
más de seis metros de aislante térmico y tres tejas de
zinc son acomodadas milimétricamente por diez voluntarios y los beneficiarios de la casa durante dos días de
construcción.
Están allí en otra de las jornadas de construcción
masivas de Techo –antes conocida como Un Techo para
mi País– en el Valle de Aburrá. Están allí para la construcción de estas viviendas de emergencia que son la
primera etapa de intervención comunitaria de la ONG.
La vereda Granizales del municipio de Bello es
constituida por tres barrios: Manantiales de Paz, Altos
de Oriente y Portal de Oriente, en su mayoría habitadas por campesinos desplazados.
Manantiales de Paz es el primer barrio que se transita al llegar a la vereda. Sus coloridas casas evocan, de
cierta forma, la tradicional calle “Caminito” en Buenos
Aires. Se diferencia de aquella por el terreno pendiente, pero sus vías también son empedradas (o de arena)
como las del tradicional lugar bonaerense. Pocas calles han logrado ser trazadas por el concreto, que no
siempre es pavimento, mucho menos tienen acueducto
o alcantarillado.
Hacia la parte más alta de la montaña se encuentra
Altos de Oriente, barrio que todavía tiene algunos ves-
No. 67 Diciembre de 2013
Manantiales de Paz es el primer barrio al que se llega cuando se deja Medellín.
tigios de vereda de antaño, próximos a desaparecer, y
un poco más allá, en sentido norte podemos encontrar
a Portal de Oriente. En Altos de Oriente vive Liliam
del Socorro Isaza, una de las beneficiadas para la construcción de vivienda de emergencia en las jornadas de
construcciones masivas emprendidas por Techo. Ella,
gracias a la donación de la señora donde trabaja en
labores domésticas, pagó el 6 por ciento del valor de
la casa que asciende a $3´600.000; es decir, $230.000.
Este año, la organización inició habilitación social en Manantiales de Paz. Esta es la segunda etapa
de intervención dentro del proceso comunitario que
propone la ONG, que tiene oficina permanente desde
2011 en Medellín. Techo busca con estas asambleas,
escuchar las necesidades de quienes se apropiaron del
territorio y viven en él, lo transforman y lo identifican
como propio. A partir de esas voces se plantean las acciones para que, una vez cumplidas, la ONG deje de
hacer presencia permanente y la comunidad logre el
desarrollo sustentable –que es la tercera y última etapa
de intervención–, y así superar la extrema pobreza, el
objetivo con el que se fundó de la ONG.
13
Los voluntarios inician la excavación de los doce huecos
donde se ubican los pilotes que sirven de base a la casa
en un área de tres metros de ancho por seis de largo.
Los beneficiarios de las casa de emergencia también se
convierten en voluntarios y ayudan en la construcción de
la casa. Kevin, un vecino de Liliam, ayuda en la pintada
e impermeabilizada de los paneles.
Manantiales de Paz es un asentamiento ilegal
constante receptor de población, especialmente
desplazada. Allí también hace presencia Techo.
bican los doce pilotes, los diez paneles de madera que formaes, las dos ventanas, la puerta, las tejas de zinc y el imperue fueron descargados ocho días antes.
Ubicación de las paredes de la casa. Los beneficiarios
pueden decidir de qué lado se ubican los paneles que
tienen las ventanas.
Camilo es un niño del barrio que ayuda en las
jornadas y es un voluntario más.
Voluntarios y Liliam del
Socorro Isaza felices por la
vivienda terminada.
Fotografías: Juliana Echavarría Restrepo
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
14 Crónica
La maldición de Monaikudu
La historia de una especie mítica que está al borde de la
extinción en el Parque Nacional Natural La Paya, Putumayo.
Edna Liliana Guerrero
[email protected]
Ilustración: Lina Moreno
U
na mujer indígena del Amazonas le contó a
un biólogo que hace muchos años arribó a
un pequeño pueblo un hombre con bigotes,
a quien los pobladores llamaron Monaikudu. Cuando
Monaikudu y la hija del cacique de ese pueblo se conocieron, se enamoraron. Pero el forastero era artesano
y, en ese lugar, los hombres más admirados eran los
que sobresalían en las artes de la pesca, la agricultura
o la cacería. Así que cuando el cacique supo sobre las
intenciones de Monaikudu, lo invitó a dar un paseo
cerca a una laguna y le hizo un conjuro para convertirlo en pez.
Cuando la hija del cacique llegó a la laguna, su
hombre estaba luchando para no hundirse. No alcanzó
a tomarlo de las manos, entonces lo agarró de los bigotes y finalmente lo soltó.
Monaikudu se convirtió en arawana y nadaba a ras
de agua para poder ver a la muchacha que cada día iba
a llorar a la orilla de la laguna. Al enterarse de esto, su
padre la convirtió en pájaro.
Un día, desde un árbol, la hija del cacique vio que
Monaikudu ya tenía una nueva pareja y le echó una
maldición:
– Cargarás a tus crías en la boca, le dijo.
Y así fue.
***
Las arawanas plateadas son finas y voraces. Contonean sus cuerpos como damas engreídas. Sus escamas
No. 67 Diciembre de 2013
son grandes lentejuelas con brillo tornasol. Cuando
tienen hambre, salen volando desde el agua dulce y
atrapan escarabajos, arañas o cigarras. Su lengua no
es un músculo blando sino un hueso rígido, áspero y
puntiagudo. Los ojos vivos y la boca profundamente
inclinada, casi vertical, les da un aspecto de peces malhumorados. Todas las arawanas tienen en su labio inferior dos bigotes erectos.
Los biólogos las llaman fósiles vivos porque las evidencias dicen que existieron desde hace mucho tiempo,
antes de los dinosaurios, cuando la tierra era una sola
isla gigante, llamada Pangea, y que cuando esta se fragmentó, las arawanas quedaron en África, Suramérica,
Australia, Madagascar e India, separadas por grandes
fronteras de agua salada.
***
Leguízamo, Putumayo.
En marzo, el río Putumayo aumenta su caudal y
las aguas de la cuenca del Caucaya penetran en la selva en su parte más baja, que hace parte del Parque
Nacional Natural La Paya. Entonces se arruinan las
madrigueras, los troncos de los árboles se mojan, las
ramas acarician la corriente y las aguas traen al suelo
sus hojarascas subacuáticas. En marzo, el universo de
los peces se expande y tienen la oportunidad única de
conquistar la tierra sin dejar el agua.
Para esta época, las arawanas machos y hembras
ya han fecundado sus huevos. Lo hacen en enero y
febrero, cuando las aguas son bajas. Ella esparce sus
óvulos anaranjados, que pueden ser entre 100 y 300;
entonces, él los fecunda y los recoge serenamente con
su boca. La arawana macho dejará de comer por lo menos dos meses mientras protege los huevos.
De los huevos anaranjados, que más bien parecen
yemas, surgirán unos bichos acuosos con ojos y cola,
que se llaman alevinos. Los bichos acuosos, pegados al
huevo anaranjado, se convertirán en pececitos con barbilloncitos, aletitas transparentes y escamitas todavía
no tan tornasoladas. Flotarán torpemente conectados
con el huevo -cada vez menos redondo y menos pesado-.
Y cuando queden libres de este, cuando lo hayan absorbido todo, su padre los dejará salir un rato a recoger
alimento del agua. A los 15 centímetros de longitud,
con los ojos vivos, la boca profundamente inclinada,
los bigotes erectos, las aletas grises y las escamitas tornasoladas, se dispersarán en todas las direcciones para
nunca volver.
Explorarán la selva en temporada de aguas altas,
comerán de todo, emergerán del agua para atrapar bichos, devorarán otros peces, algas y pequeños crustáceos. Sus escamas se endurecerán y sus cuerpos aumentarán de tamaño hasta alcanzar casi un metro.
15
taba, y al que no, para vestirse, ¿quién le
***
iba a prohibir?
Tukunare es el nombre de un pez colorido y el de
***
Sabe que las arawanas que tienen
un resguardo remoto, con casas de madera y techos
Harold Magno ahora tiene 42 años.
de zinc dispersas entre la amplitud de la noche y la
las crías en la boca son de cabeza
Empezó a pescar arawanas desde los once
intimidad de la selva del Putumayo. La mayoría de las
años y, mirando a los grandes, aprendió
personas en este resguardo tienen una identidad y un
grande, ojos brotados y quijada
cómo coger la bolsa, la nasa, el arpón.
pasado común: son indígenas Murui y sus parientes
Sabe que las arawanas que tienen las crías
lejanos huyeron para sobrevivir. Aquí, esto, a nadie se
inflada. Las observó durante años
en la boca son de cabeza grande, ojos brole olvida.
tados y quijada inflada. Las observó duranHace un poco más de cien años los Murui perdieflotando a ras de agua.
te años flotando a ras de agua.
ron la inocencia. Tal vez, los taitas de ese tiempo lo vie–Todos se dedicaban a esa pesca busron llegar. Reunidos en la penumbra, presintieron su
cando la plata y, al mismo tiempo la despaso por el río, escucharon su risotada, olieron su avatrucción de la especie porque no era solo
ricia. En 1903, mientras Colombia perdía a Panamá en
uno, eran 40 o 50 pescadores echándoles plomo, dánel norte, al sur, el peruano Julio César Arana instalaba
doles chuzo, encerrándolas con malla. En el apogeo de
arawanas y ellos, los naturalistas, las bautizaron y las
su casa en La Chorrera y empezaba a oscurecer el desla arawana, sagradamente, toda la gente de Cecilia Codescribieron. En los últimos tiempos, alemanes, japotino de los indígenas Murui, Bora, Okaina, Muinane,
cha, de aquí, más los del pueblo, más los peruanos, suneses, brasileños y estadounidenses se han fijado en su
Andoque, Nonuya, Miraña, Yukuna y Matapí.
bíamos a darle candela a esa especie. Por toda la orilla
alimentación, en el cuidado que se le debe dar en cautiLa extracción de caucho convirtió en un infierno
del río se encontraba campamentos y en las chambas,
verio, en su distribución en el mundo y en su forma de
parte de lo que hoy se conoce como Amazonas y Putu40 o 50 arawanas rebalsadas, podridas, atrancadas.
saltar para alimentarse. En Colombia, organizaciones
mayo. En El Libro Rojo del Putumayo, Norman ThompPero a uno no le interesaba eso. A veces, los que no
como el Sinchi, Tropenbos, la WWF, Fundación Natuson cuenta que, inicialmente, este negocio estaba a carconocían iban y mataban a las que no tenían crías. Las
ra y Parques Nacionales han hecho estudios sobre sus
go de colonos colombianos, quienes fueron capturados
mataban, las revisaban, las botaban y listo.
características biológicas como también sobre su entorno
y asesinados por comerciantes de la Peruvian Amazon
Una vez terminaba la temporada de alevinos, los
social, su comercialización y su estado de conservación.
Co. Arana, dueño de esta compañía, consiguió el control
pescadores seguían buscando las arawanas juveniles.
En 2010, el Instituto de Investigación en Recursos
total del territorio y con la complicidad de las autoridaPero un día de marzo, cuando el río Putumayo auBiológicos Alexander von Humboldt publicó el libro
des de Perú erigió su monopolio y esclavizó indígenas
mentaba su caudal y las aguas de la cuenca del Caucarojo de los peces dulceacuícolas de Colombia: un listapara extraer el caucho: los que torturó, persiguió y mató.
ya penetraban en la selva, los pescadores se prepararon
do de peces que se encuentran en riesgo. En esa lista,
Los más afortunados corrieron por la selva, cruzapara arawaniar. Empezaron la lenta navegación por las
aparece la arawana como una especie vulnerable desde
ron ríos, huyeron y tuvieron suerte de no ser alcanzacurvas del Caucaya; extendieron carpas, alistaron ma2002, a pesar de la implementación que prohíbe que en
dos. A Tukunare llegaron unos y se quedaron; pero ya no
llas, nasa, arpón y escopeta; se pasearon con las lintertiempo de veda se capture y se comercialice este pez.
eran inocentes: conocieron el dinero y más adelante se
nas en la noche, buscaron..., y nada. Entonces se ima***
lo ganaron en los aserríos, luego quitándole la piel a los
ginaron muchas cosas, por ejemplo, que los perros de
El salto más grande de una arawana es de un contigres, y después en los cocales y capturando arawanas.
agua las devoraron o que los taitas kichwas utilizaron
tinente a otro, especialmente a Asia, donde son relacio***
el yagé, para hacerlas desaparecer.
nadas con el mítico dragón por sus grandes escamas y
Hace un tiempo, marzo era un mes importante
***
sus dos barbillones; desde Bogotá, las arawanas son expara los pescadores de Tukunare. Cuando el río PutuSobre arawanas, Gregorio Rey sabe muchas cosas,
portadas. En 2013, Tropenbos reportó que, entre 2001
mayo aumentaba su caudal y las aguas de la cuenca del
pero la principal ahora es una: que ya no hay. Gregoy 2011, habían salido a 80 países y que los que más las
Caucaya penetraban en la selva, era la época de arawario es acopiador, es decir,
importan eran China, Estados Unidos, Taiwán, Japón
niar. Es decir, atrapar al
es quien recibe los peces
y Alemania. Entre 1994 y 2011, se exportaron casi cinmacho arawana y sacarle
Antes se sacaban 200 o 300 mil alevinos, pero el
y los envía al centro del
co millones de estos peces, de los cuales alrededor de
las crías de la boca.
país; también, se encarga
600 mil salieron de Puerto Leguízamo.
Los hombres llenaban
año pasado sacamos, por mucho, unos 1500.
de proveer a algunos pesEl negocio de sacar arawanas del río para manlas quillas con carpas, plácadores de las cosas necedarlas a los acuarios extranjeros deja ganancias, caltano, yuca, casabe, panesarias para ir a pescar. A
culadas por el Instituto Amazónico de Investigaciones
la, arroz, sal, café, cigarrisu casa, que está a orillas
Científicas, SINCHI, así: en promedio, en una tempollos; además, con el chuzo,
del río Putumayo, los hombres llegan a buscar lo que
rada un pescador vende cada alevino a 1.500 pesos y
la escopeta, los cartuchos, las ligas, las bolsas plásticas,
necesitan y, a su regreso, él les compra las arawanas y
gana casi dos millones; el acopiador en Puerto Leguíla malla y la linterna. Salían de sus casas por uno o
recibe lo invertido. Gregorio dice que ahora tiene pérzamo lo vende a 2.100 y gana cerca de 25 millones; los
dos meses. Se iban felices. Entonces empezaban la lenta
didas en el negocio, que los pescadores ya no traen lo
acopiadores en Bogotá lo venden en entre 25 mil y 30
navegación por las curvas del Caucaya hacia las cochas
que traían en otros tiempos.
mil pesos y ganan más de 700 millones; y, finalmente,
o lagunas: Limón Cocha,
Viviano Cocha,
– Antes se sacaban 200 o 300 mil alevinos, pero el
los vendedores en el extranjero lo venden a 193.000
Cocha Zuleta, Mamanzoaño pasado sacamos, por mucho, unos 1500.
mil pesos y podrían ganar hasta 8 mil millones.
llá. Una vez allí, buscaban
Toda la gente que se fue un mes, llegó
***
las arawanas a ras de agua
sin nada. La verdad, no se
La maldición de Monaikudu no solo fue cargar con
y las guardaban en la memoria
sabe
por
sus crías en la boca. A pesar de encontrarse en un área
para volver en la oscuridad.
protegida, las arawanas llegaron al borde de la
Cuando caía la noche, los
extinción local en la cuenca del Caucaya.
pescadores procuraban el silenActualmente, siguen siendo captucio y eran como luciérnagas sobre
radas y exportadas.
el agua. En ese entonces, el rayo de
luz de la linterna les mostraba muchas
arawanas, y ellos escogían las del cuerpo alargado y flaco, las que tenían los ojos
brotados, aquellas con la boca brillante como el
oro. Después agarraban con cautela el arpón, lo
levantaban, apuntaban y lo lanzaban sin perder
el equilibrio en la quilla.
El asecho se volvió desesperado. Cuando las
arawanas buscaron perderse en los laberintos del
bosque inundado, los pescadores penetraron con
sus quillas en esos laberintos, y para capturarlas se
treparon a los árboles, desde donde esperaron con
qué se acabaron.
Indiscutiun silencio sepulcral para disparar.
blemente, los pescadores las han matado, pero ellos van
Después de herida, la arawana demostraba una
cerca, no van lejos; ellas tienen un enemigo peor que
resistencia inútil, se revolcaba hasta el cansancio hasta
nosotros. La gente les echa la culpa a los lobos de agua
que el mismo peso de sus crías le abría la boca. Entony también a que la secan mucho para consumo. Pónces, el pescador tenía lista la bolsa plástica para colectargale que en temporada larga haya 100 pescadores que
las y contarlas.
maten 500; eso no sería tanto impacto. En cambio, una
En marzo, en las cochas del Caucaya, los machos arawaarawana seca pesa un kilo y de aquí salen diez, cinco,
nas quedaban heridos o muertos y con sus bocas vacías.
seis toneladas de arawanas adultas, ¿cuántas son?
***
En todo caso, él, que es el único acopiador de cuaPróspero Cobette es Murui. Su piel es cobriza y su
tro o cinco que había, sigue recibiendo arawanas, que
cuerpo parece liviano. Tiene 45 años y más o menos desno vienen del Caucaya sino de Perú. Y las sigue mande los 17 salía a arawaniar en la cuenca del Caucaya. Es
dando por avión desde el único aeropuerto de Puerto
marzo y él no está buscando alevinos en las cochas.
Leguízamo, o por carro, desde la única vía que llega
Arawana dibujada por Alfred Russel Wallace en su viaje por
–Digamos que desde el 10 de marzo hasta finales
Río Negro, Brasil. Este es uno de los pocos dibujosque fueron
hasta La Tagua, Caquetá; desde ahí hasta Villavicencio
de abril nos quedábamos pescando y ‘acampamentansalvados después de que su barco se incendiara en el regreso a
y desde Villavicencio hacia Bogotá.
do’ en combo. No había descanso porque ahí estaba la
Europa en 1852
***
plata. Caño arriba subían los compradores y pregunOsteo: hueso; glossum: lengua; bi: dos; cirrhosum:
taban: “¿Cuántas tiene?”. “No, pues yo tengo 300, yo
barbillones. Osteoglossum bicirrhosum (Cuvier, 1829)
tengo 400, yo tengo 500...”, respondíamos. Entonces saes el nombre científico de la arawana plateada.
Este texto hace parte del trabajo de grado Historias
caban la cuenta y tome su plata. Y listo, ellos se traían
Desde el siglo XIX, los naturalistas europeos rede una virgen violada; un dragón, una bella y
los bichitos y uno se quedaba con la plata. Cuando ya
corrieron el Nuevo Mundo buscando especies para
los sesenta y cinco expulsados (Parque Natural
uno salía de pescar, bajaba con su buen billete. Y buenombrarlas y hallarles un lugar en el orden de la cienNacional La Paya, Putumayo), asesorado por las
no, nos gustaba tomar, como se dice, la pochola. La
cia. En sus recorridos los indígenas les mostraron las
profesoras Patricia Nieto Nieto y Rocío Polanco.
mayoría de la pesca se hacía para tomar, al que le gus-
(
(
)
)
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
Tantas veces
me mataron
Fotografía: Cortesía familia Restrepo.
16 Crónica
Constanza Restrepo narra con voz propia el drama
que vive su familia desde la Masacre de Segovia.
Un relato descarnado que refleja las dificultades de
la reparación integral y el desprecio a las víctimas
en Colombia. Su historia hace parte del genocidio
contra el partido político Unión Patriótica.
Javier Bergaño Arenas
[email protected]
P
Fotografía: Cortesía familia Restrepo.
Gildardo Restrepo, uno de los hijos asesinados.
ara los Restrepo Cadavid el olvido es impoA pesar de todo sigue en pie haciendo honor a su
sible. A Emilse sus heridas no le sanan desnombre. Su voz es denuncia y memoria.
***
pués de veinticinco años. Las esquirlas que le
Segovia ha sido de los pueblos más ricos en
dejaron las balas y las granadas siguen saliendo, una
oro. Algunos trabajaban en la empresa Frontino
tras otra, de sus pies lacerados. La inflamación es perGold Mines, que ahora se llama Colombia Gold.
sistente, pero, aun así, ella camina. Camina aunque se
No era que a todo el mundo lo emplearan; el que
hayan llevado, además de sus dedos, a su padre y a dos
tenía rosca lo colocaban. De mi casa el único que
hermanos en un mismo día.
trabajó fue mi papá, estuvo muchos años en la
La señora Ana Rosa Cadavid, la madre, tampoco
mina y después lo pensionaron hasta el día que
olvida. Tres años después de la Masacre de Segovia perlo mataron. El sueño de muchos era trabajar en la
dió a Walter, su hijo menor, asesinado cuando pedía
empresa porque le pagaban bien a la gente y sacajusticia. También se fue una de sus hijas, víctima de
las enfermedades que se engendraron en ella desde el
ban “hueveros”, como decir este poquito de oro al
día en que su pueblo se convirtió en símbolo nacional
escondido, y lo vendían.
del horror.
Eran muy poquitas las casas bonitas viendo
Los Restrepo o “Carlos E”, como eran conocidos en
que la gente trabajaba en las minas. No se supo
Segovia, Antioquia, fueron protagonistas de un episoquién administraba. Por ejemplo, en Segovia no
dio tristemente célebre de la historia de Colombia. El
se ve el agua, llega cada cuatro o cinco días a las
11 de noviembre de 1988 tres camperos con paramilidos de la mañana. La gente no duerme porque
tares llegaron al municipio para vengar la derrota del
así éramos nosotros, “acuérdese que hoy viene el
Partido Liberal y el triunfo de la Unión Patriótica (UP)
agua”. Así es todavía.
en las elecciones del 13 de marzo de ese año. Además de
En Segovia, los conservadores quedaban por
la alcaldía municipal, gobernada por Rita Tobón, la UP
el piso, podía poner usted mil personas pero el que
había conseguido la mayoría en el Concejo Municipal.
los liberales ponían ganaba las elecciones. Todo el
Los paramilitares del grupo Muerte a Revolucionamundo apoyaba las urnas y a los Restrepo era a
rios del Nordeste, MRN, liderados por Fidel Castaño,
los primeros que nos llamaban a las votaciones.
alias Rambo, llenaron de dolor a todo un pueblo con el
Como éramos muchos, todos decían “venga, voasesinato de cuarenta y seis personas, incluidas diez
ten por este”, arrastrábamos muchos votos, pero
mujeres y cuatro menores de edad. Otras sesenta resulpensamos en cambiarnos porque los liberales en
taron heridas.
tantos años no nos dieron un empleo ni nada.
Más de veinticuatro años
César Pérez, del Partido
después, el expresidente de la
Liberal, era muy de la casa y
Cámara y exdiputado de Antiosiempre que iba a Segovia nos
quia, César Pérez García, fue
Empezaron a poner escritos
visitaba. En mi casa, nos procapturado en Medellín y condemetió de todo pero no nos dio
en las paredes del pueblo que
nado a treinta años de prisión
nada. Todo el mundo decía que
por la Sala Penal de la Corte
a nosotros nos debió apoyar
decían: “Ya llegamos, estamos
Suprema de Justicia, tras conmás por ser los que más votos
siderar que su influencia fue el
aportábamos, aun así mi papá
acá, vamos a acabar con la
“determinador” de la matanza.
siempre decía: “Nunca se van
Para la familia de los Restrepo
a ‘voltear’, aquí todo el mundo
guerrilla, con los de la UP”,
Cadavid la medida es un gran
tiene que ser liberal”. Nosotros
avance en la lucha contra la imcrecimos fue con eso, todo el
firmados por el MRN.
punidad, pero no es suficiente.
tiempo apoyamos al doctor PéLa reparación que esperan solo
rez, hasta que llegó la Unión
llegará cuando se castigue a toPatriótica.
dos los culpables y cuando las
Los de la UP llegaron con
víctimas reciban atención en salud, acompañamiento
cosas nuevas. Yo digo que todo el mundo cambió de
psicosocial, indemnización económica y garantía de no
color político porque los de la UP eran como del misrepetición de los hechos.
mo pueblo, empezando que la alcaldesa, Rita Tobón,
Constanza Restrepo, la hija menor de la familia,
era también muy conocida de los de la casa y el papá
sobrevivió a la Masacre de su pueblo. Ese día sus ojos
de ella era muy amigo del mío. Llevaron propuestas
fueron testigos de un horror que vivió en carne propia.
nuevas, “nosotros ganamos y le damos empleo al que
No ha olvidado, desde entonces, una serie de imágenes
necesite”, “al que quiera estudiar le vamos a ayudar”,
que exhiben la intolerancia, el horror y el desarraigo.
“en el municipio vamos a colocar mucha gente”… Todo
( )
No. 67 Diciembre de 2013
Carlos Enrique Restrepo, el padre de la familia.
el mundo optó por irse para la UP. Les dolió mucho a
los liberales que los Restrepo, tan conocidos y famosos
en Segovia, nos hubiéramos volteado, pero eso no era
‘voltearse´’, yo digo que este país es libre para uno hacer lo que quiera.
No es como dicen que la UP era guerrilla. Votamos
por las propuestas que eran muy buenas, pero no dejaron cumplir a nadie porque, cuando ganó la UP, empezaron a haber muertes selectivas y sabíamos que a los
que estaban matando eran del partido, pero tampoco
nos imaginábamos que iban para la casa de nosotros.
Empezaron a poner escritos en las paredes del
pueblo que decían “Ya llegamos, estamos acá, vamos a
acabar con la guerrilla, con los de la UP”, firmados por
el MRN. Jurábamos que se iba a entrar la guerrilla a
darse plomo con los del Ejército, pero no sabíamos qué
querían decir esas frases.
Pasó el 31 y llegó el 1 de noviembre, el 2, el 3,
¡ah, ya no va pasar nada!, eso era como para hacernos
dar miedo, ya la gente empezó a salir más. Después de
eso también mataron, pero todo el mundo estaba como
tranquilo. En el pueblo había mucha gente que no era
del pueblo, gente desconocida. Iban vendiendo sombre-
17
ros, ponchos…, aparecieron venteros de toda clase.
El viernes 11 me levanté con un pálpito, como si tuviera una tristeza. El día estuvo gris. Incluso me invitaron al parque y yo dije que no. Mi papá nos había dicho
que le celebráramos los grados a mi hermano Walter, el
menor, y a pesar de que para nosotros todo era un motivo de fiesta dijimos no, por los que trabajan, lo hacemos
mañana sábado. ¿Se imagina que hubiéramos hecho un
baile? No estábamos contando el cuento.
Ese día mi hermano Carlos Enrique se quedó en
la casa. Él estaba caviloso porque había gente rara en
el pueblo. Le gustaba mucho el Reinado Nacional de la
Belleza y nos sentamos a verlo en la acera. Cuando el
Nissan verde pasó faltaban veinte minutos para las 7:00
p.m. Me dio como nervios porque iba muy despacio. Nos
quedamos ahí sentados y el carro se siguió, ellos como
que iban a empezar por La Madre, otra calle.
Mi papá estaba sentado en un silla que le decíamos
la perezosa. Él tenía setenta y cinco años y sufría de
derrame cerebral; entonces, mi hermano Carlos Enrique y yo lo cogimos, “papá éntrese que están dando
bala pa’ La Madre” y él dijo: “No, a mí qué me van a
hacer yo tan viejito”, siempre lo logramos parar de la
silla. Cerramos la puerta y las ventanas. Mi hermano
Gildardo, el mayor, había acabado de llegar porque estaba echando una plancha, desde las dos de la mañana.
Estábamos en la sala cuando empezaron a disparar. También tiraron granadas y con una hirieron a
mi hermano Carlos Enrique, en toda la pierna derecha
estaban esperando que saliéramos todos, pero cuando
semáforos con una coquita. Hicimos todo el proceso.
entró mi mamá yo me tiré y bajé a las niñas. Mi mamá
Uno tiene derecho a cuatro ayudas al año pero si nos
fue la que me dio ánimo. Ella se había escondido en el
dan dos es mucho, yo creo que en la Personería todo el
solar. Yo no sabía que habían matado a mi hermano
mundo me conoce, me mantengo haciendo derechos de
mayor, Gildardo. Él era muy alto y se fue a meter depetición, como pidiéndoles limosna.
bajo de una cama y no alcanzó. Una mitad del cuerpo
Se nos han muerto dos hermanas esperando justicia. Yo le pido a Dios que me dé vida para ver eso, pero
quedó en el comedor y la otra parte en una pieza cercaigual nunca se va a hacer justicia. Son tan culpables
na, le tiraron muchas granadas.
los que apretaron el gatillo como el que piensa el criMi hermana Emilse, de veintiocho años, salió hemen. El dolor no se cura ni con la pastilla más cara del
rida de debajo de la cama. Cuando le vimos los pies
mundo. Lo difícil de habernos venido para Medellín
eran unos huecos impresionantes, y era como… (Llofue dejar el hogar de
ra). Salió con los pies
toda la vida. Yo hace
destrozados, me dio
como diez años no
mucho dolor porque
Mi hermano Carlos Enrique salió y se arrodilló con
voy a Segovia y eso
los deditos le quedaque fui porque queron pegados como de
las manos en alto y les dijo: “Ya no le den más
ría llevar a mi hijo
un hilo, donde se los
a conocer el pueblo.
tocara se le caían.
bala, ¿ya no lo mataron?”
Las veces que he ido
No bajaron came he querido venir
rros, policías ni Ejérahí mismo.
cito, ellos vinieron a
A nosotros nos rechazó mucho la gente. No recibibajar como a las once de la noche. Dijeron que pasaron
mos ayuda moral o económica, ni del Gobierno ni de la
las ambulancias preguntando por los heridos; que yo
familia; esta es la hora en que todavía nos hacen a un
me acuerde, no bajaron. Toda la noche mi hermana
lado, nos rechazan. Todavía les da miedo y nos dan la
botó sangre, no la sacamos porque a mí me daba teespalda. La alegría sí se nos acabó. Es que como éramos
mor de que si salíamos a buscar auxilio nos mataran
nosotros…, hacíamos una fiesta y no teníamos que invia todos.
tar a nadie porque estábamos todos.
La casa era un sangrerío, el olor era fastidioso, muy
fuerte. Sesos por aquí, los deditos y los dientes por allá.
le hicieron un hueco grande, se le abrió la piel y a mí
sí me impresionó porque yo nunca había llegado a ver
algo así, como el pueblo era sano...
Nos gritaban: “Salgan, guerrilleros hijueputas, que
ustedes son muchos”. Nos dañaron todo lo de la sala: televisor, equipo, muebles. Tiraron muchas granadas. En
ese momento a mí se me borró el casete, no me acuerdo
si mi hermano me haló. Tiramos a mi papá en la cama
del cuarto más escondido de la casa.
En la pieza estábamos mi papá, Carlos Enrique,
dos sobrinas y yo, ah, y mi hermana Emilse que no sabíamos que estaba debajo de la cama. Ellos se entraron,
nos violentaron la puerta, dispararon mucho, yo veía la
chispa de la bala. Mi hermano Carlos Enrique me subió
a un sitio alto con las dos niñas y me recosté, las cogí
de la mano y ellas me miraban como diciendo: “¿Qué
es esto?, ¡qué miedo!”. La cara de ellas me impresionó
mucho porque no hablaban, ni lloraron, ni gritaron, solo
me miraban. “Salgan, guerrilleros hijueputas. Ahí sí les
da miedo. Nosotros sabemos que ustedes son de la UP”.
En mi papá se enzañaron, lo volvieron trizas, tanto
que el corazón en vez de estar adentro le quedó como
una flor. Le dieron mucha, mucha, mucha bala. Él
quedó con los ojos abiertos y pensando que no lo iban
a matar. Era como si mi papá les debiera mucho. Mi
hermano Carlos Enrique salió y se arrodilló con las
manos en alto y les dijo: “ya no le den más bala, ¿ya
no lo mataron?”, a él le dolió tanto que se les arrodilló
pidiéndoles clamor y ellos no tuvieron compasión. Es
duro ver a un hombre que se arrodille. Nosotras los
queríamos como si fueran lo máximo. Un Día del Padre les dábamos regalos a los hermanos sin ser papás,
los adorábamos.
“Vos estás ahí gran hijueputa”. Le tiraron una granada y le botaron toda la cara, los dientes quedaron en
el piso. A mí me cayeron los sesos y la sangre. Ellos no
me veían porque yo estaba como recostada en una parte alta. Dispararon mucho. En mi casa había un perro
muy bravo, se llamaba Cónsul y era de mi hermano
Carlos Enrique. Fue tanto el miedo del mismo perro
que no ladraba.
Ellos (los paramilitares) salieron y cerraron la
puerta y yo no me atreví a bajarme porque de pronto
Mi hermana Graciela dijo: “Yo pago, ¿quién me ayuda a lavar esto? No soy capaz”. Ella llorando y nadie
nos ayudó. Mi hermana, con media de aguardiente en
mano, era arrodillada y con la sangre en todo el cuerpo, buscando los huesos de mis hermanos y limpiando.
Se fueron al hospital y mucha gente, los muertos
tirados en las mangas. Eso fue impresionante, tirados
como animales y cada cual decía: “Este es el muerto
mío”. Los muertos de la casa se los llevaron a arreglarlos, lo que se podía porque ya estaban muy dañados. Mi
hermano Gildardo botó sangre toda la noche, le tuvimos que poner una ponchera debajo de la caja porque
no sé de dónde le salía tanta, él estilaba y estilaba; la
gente decía que era pidiendo justicia.
Al velorio fue muy poquita gente, yo respeto eso,
uno sabe que tenían mucho miedo. Mientras nosotros
llevábamos el dolor, el parque era caminos de sangre
porque de un bar hubo muchos muertos. No nos dieron
ni una flor. Llorábamos más por el dolor de que nadie
nos ayudara a llevarlos. ¿Qué le hicimos al pueblo para
que nos desprecie de esa manera?
Vinimos a Medellín obligados porque días después
nos metieron volantes debajo de la puerta, que si no
nos veníamos nos mataban como habían matado a los
otros. Yo me fui el domingo que los enterramos, pero
mi mamá dijo que ella no se venía hasta que no apareciera Walter, el menor, que estaba desaparecido.
Él apareció en Zaragoza, se fue para allá cuando
se dio cuenta de lo que pasó en la casa. Quedó en un
pánico tan horrible que lo llevaron al hospital y el médico dijo que si no lo veía un sicólogo se enloquecía, él
mismo se iba a matar. Nosotros nos centramos en él y
en Emilse. Le decíamos “Walter, la comida”, y él cogía
la cuchara y se quedaba horas enteras para mandársela a la boca, le caían lágrimas al plato. Él empezó a
estudiar, se fue cuadrando un poquito y bajó a los tres
años a Segovia. Él dijo: “Yo voy a ir a hablar porque
esto no puede quedar impune”. Habló en el parque con
un megáfono, se reunió mucha gente. Lo siguieron y en
Medellín lo mataron.
Estamos registrados como víctimas. Una doctora
nos dijo que somos desplazados y nosotros pensábamos que los desplazados eran los que se paraban en los
(
)
Dos candidatos presidenciales, los abogados Jaime Pardo Leal
y Bernardo Jaramillo Ossa, 8 congresistas, 13 diputados, 70
concejales, 11 alcaldes y alrededor de 5.000 militantes de la
UP fueron asesinados por grupos paramilitares, miembros de
las fuerzas de seguridad del Estado (Ejército, Policía secreta,
inteligencia y Policía regular) y narcotraficantes. Muchos de los
sobrevivientes al exterminio abandonaron el país.
Este texto hace parte del trabajo de grado Continuidad
de la persecución, la impunidad y el proyecto político
en la historia de la Unión Patriótica luego de la
pérdida de la personería jurídica del partido en
2002, asesorado por la profesora Patricia Nieto Nieto.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
18 Letras
Jaime Espinel,
alias “Barquillo”
Para muchos, el mejor cuentista de su
generación, el nadaísta más radical.
Un escritor que narró el hampa de
Medellín mucho antes de que se
convirtiera en tema de moda.
Yeison Medina Medina
[email protected]
J
aime Espinel, alias “Barquillo”, quien hereda
este mote por su figura alargada, delgada y
quijotesca, si se quiere y eso he escuchado de
personas de cuyo nombre no es que no quiera sino que no
me acuerdo, no se puede resumir en una sola palabra
ni su vida ni su obra que son las mismas o, al menos,
son la fusión para un cuento tanto vivencial como narrativo. La ciudad, que no es otra que Medellín con
todas sus calles y callejuelas, bares de mala muerte y
cafés de vida buena, el Centro con su Junín y La Playa,
Manrique el barrio que lo vio nacer en la periferia nororiental cuando apenas despuntaba el sol de la década
del 40 y un Nueva York que simbiotiza una ciudad cosmopolita con cocaleros y cocainómanos colombianos y
bien guapos al caminar y al compás del jazz, la salsa o
el tango, es esa vida y es esa obra.
Gateo por la Calle Calibre 45
Jaime Antonio Espinel Arenas, primera y última
vez que lo llamaré así, nace el 29 de abril de 1940, bajo
el signo zodiacal del toro –el mismo toro del viajero de
Otraparte, Fernando González Ochoa–. Nace dentro de
una familia de clase media y conservadora, como la
mayoría de las familias de la Antioquia paisa, al nororiente de Medellín, Comuna 3, específicamente en el
barrio Manrique. Para más detalles, los cuales son de
gran gusto para Jaime Espinel, su casa se ubica en la
Calle 70 entre las carreras AK-47 y Calibre 45 larga y
pendiente.
El niño, Jaime, cachetón como nunca volverá a ser
–“comiéndose toda la sopita”–, crece al lado de sus padres, doña Gilma Arenas Puerta y don Eduardo Espinel Piedrahíta, hasta los 9 años, edad en la que Jaime
pierde a su madre, a quien amaba con amor inmensurable de hijo consentido y de quien aprendió a cantar
y a escuchar música e historias cuando se reunían las
tías y tíos maternos y la misma doña Gilma en la sala
de su casa a cantar bambucos y tangos de Libertad Lamarque, a rasgar el tiple y la guitarra.
Cantante ella, sembró en Jaime, antes que cualquier encuentro con los nadaístas o antes de cualquier
poema publicado en 1963, el germen artístico y la musicalidad siempre presente en su modo de narrar y de
llevar la vida. Sus personajes, por su parte, calentones
y calenturientos de barriada, aparecen desde el mismo
momento en que el gran atisbador que es Jaime observa
por la ventana o desde la puerta de su casa el caminar
altivo y donjuanesco de los bandidos de nombre que
No. 67 Diciembre de 2013
viven en un barrio que muta, paulatinamente, de clase
lo que pensaba
media a popular con el arribo de los primeros desplazaFernando González, “¡Morir!
dos por la mal llamada época de “La Violencia” en CoDigan lo que
lombia, pues ¿cuándo no ha sido violento este puto país?
dijeren, uno
Jaime Espinel en la entrevista hecha por Víctor
vive para moBustamante para la edición número 7 de la revista Barir, uno vive
bel, dedicada en profundidad al escritor, decía sobre su
muriendo
Manrique:
con una
Cuando recrudeció la Violencia empezaron las migramezcla
ciones de Manrique y el barrio principió a cambiar […]
de plaEstaban los bandidos: el Pote Zapata que se movía entre
cer y de
Manrique y Campo Valdés, el Mono Trejos que está en
angusruina en este momento […] Antonio “Toñilas” era otro y
tia, y al final, va quedando sólo ésta”, donde ésta es
había otro que mataron en Pereira y era de aquí: “Pistola ambientación densa y reinante en una ciudad homicho”; había otro al que le ordenaron capturar a Tartarín
cida, en una ciudad donde la muerte y sus gamberros
Moreira. ¿Cómo se llamaba ese bandido que vivía en Resacechan a los viandantes.
trepo Isaza?
“El almuerzo sangriento que comía el país era neNo lo sé y él no se acuerda en aquella entrevista
cesario pero doloroso y fácil”, sentencia uno de los perdel 2005. Lo que sí es que alias “Barquillo” encuentra
sonajes de alias “Barquillo” en el cuento “En el velorio”
atracción en las vidas azarosas del hampa. Los bandide Manuel Punción.
dos y su evolución en
Almuerzo que
el delinquir, inmeraún se sirve caliensos en una ciudad
“De este modo, Jaime Espinel, aún, se va de su
tico por estas mesas
que se va sumiendo
antioqueñas y coy articulando en fecasa a vivir con sus abuelos maternales. Empieza a
lombianas. Además,
nómenos delictivos
con la sobremesa
más graves, como
fumar Piel Roja a sus 14 años y andar la calle desde
que Jaime Espinel
los que ahora conollama “doloroso y
cemos y llenan las
el oriente manriqueño hasta el sur itagüisense”.
fácil”, pues la época
páginas amarillas no
homicida de la que
telefónicas de los pehabla alias “Barquiriódicos y las novelas
llo”, y que aún se
y telenovelas sicaresvive por este asfalto y por ese campo, se acompaña con
cas, son en Jaime el referente de lo que realmente es
sevicia e impunidad nacionales. Y es éste, precisamenMedellín, una ciudad bajo el alba negra que se desmiemte, uno de los frentes, sólo uno, en el que la obra de
bra día a día sin importarle –o parece no importarle– a
Jaime Espinel cobra mayor relevancia para Medellín
nadie, pintoreteada con trajes de oropel y con maquillaje
y para la literatura de este país de bananeras paramiLuz Verde.
litarizadas y cafeteros en ostracismo; es decir, la obra
En el prólogo redactado para el libro Ogost (2005),
de Jaime Espinel construye memoria desde el solo hedel pintor ocañero Augusto Peinado, Jaime Espinel decía:
cho de que su ciudad, Metrallín, es una ciudad real no
La buena fe se encuentra cuando uno excava entre
ficcionada (no es redundancia), es una ciudad que es
los canjilones del alma para exponerse con su obra ante
nombrada desde sus barrios, calles y callejuelas; bares,
los demás y, al publicarse, recaba el creador sobre el único
cafés y cantinas; seres reales, de carne y hueso en el
infinito que nos duele a todos y es cómo pintar un país
papel, que extienden su vida a través del cuento, que su
en el que todo ocurre y nada pasa, en el que todo pasa y
vida es Vida que trasciende la anécdota y su Muerte la
nada ocurre?
nota de una crónica roja. Sus malandrines son amantes
En alias “Barquillo”, la muerte que es natural,
del amor y de la música. Van al estadio a alentar al
que es un momento más en la vida, es, a la par de
(
)
19
Verde o al DIM. Hijueputean o gustan ver culitos tongoneadores por Junín, Juanambú, La Playa, La Oriental, Ayacucho, Pichincha o Maracaibo porque no son
ningunos “señoritos”. Beben aguardiente, fornican,
fuman, bailan tango y escuchan jazz pues la vida hay
que pasarla en algo. Piensan. Juegan billar y sí que son
ruidosos como las carambolas de Gonzalo Arango a las
dos de la madrugada. [1] Sus seres, noctámbulos en su
mayoría, no dejan dormir a esta Medellín en el letargo
y el olvido por el simple hecho de que son la misma
ciudad, son el espíritu de la fachada del progreso.
“No fueron farras, fue una sola farra continua desde septiembre hasta principios de diciembre, días de
tener dos y tres mil pesos entre los bolsillos, días de
sentar a seis amigos con sus putas para que se divirtieran y bebieran y picharan de
cuenta mía, de bolsillo mío porque yo siempre he dicho que la
“No hubo un solo día en el que no
plata no se hizo para que dure”,
me pegaran ni una pela y sin motidice Jay Jimmy Jara, el personaje
principal del cuento “Esta semavo. A mi hermano lo castigaban y lo
na me halará la mano”, quien se
divierte en una ciudad pacata
a casa de Magola Giralmontaban al tejado”.
que brilla por su asepsia o, en
do y su papel siempre
palabras de “Barquillo”, en una
asustador en cualquier
ciudad “… tan limpia como Mecuento infantil: la madellín o una tacita de plata: no
drastra. Asimismo, la
huellas, no nothing”, que no pasa nada de nada.
llegada de “un par de tías sádicas paternales” traídas
de San Jerónimo, que después de cada rosario matinal
Los cachetes rosados de Jaime
no perdonan la pela diaria, sin maldad alguna cometiDespués de morir doña Gilma, la mamá de Jaime,
da, sobre las nalgas del niño Jaime que durante cinco
del niño cachetón y rozagante, don Eduardo, corredor
años ve cómo su cara ha enflaquecido y su nalga ha
de bolsa, toma las riendas de la familia Espinel Arenas.
tomado el color de sus cachetes de antaño.
Jaime, Luis Eduardo y Cecilia, los niños de la casa,
Al respecto de esta historia, Jaime Espinel le contalos hermanitos esba a Víctor Bustamante:
pinelilludos, ven
[…] Todavía están vivas. Esas tías vivieron cinco
cómo
algunas
años con nosotros. No hubo un solo día en el que no me
cosas cambian
pegaran ni una pela y sin motivo. A mi hermano lo castien su hogar, engaban y lo montaban al tejado. Por eso me fui para donde
tre ellas, la
mis abuelos que ya están muertos. Ellos vivían en Manentrada
rique y en Itagüí.
…Y sobre la relación con su madrastra:
“A mi hermano menor no le tocó una relación
tan dura con mi madrastra; yo sí sabía lo que era. Se
llamaba Magola Giraldo. Con mi padre adoptaron
una muchacha a quien no conozco, ni recuerdo cómo
se llama pero no tuvieron hijos”.
De este modo, Jaime Espinel, aún, se va de su
casa a vivir con sus abuelos maternales. Empieza a
fumar Pielroja a sus 14 años y andar la calle desde el
oriente manriqueño hasta el sur itagüicense. Estudia
en el bachillerato de la Universidad de Antioquia,
al frente de la Plaza de Flórez, en el centro de la
ciudad, es Boy Scout, escribe obras de teatro para el
grupo de niños excursionistas, ve jugar al Deportivo
Independiente Medellín en la cancha de San Fernando, frontera Medellín-Itagüí. Y, a veces, en sus ratos
libres, se le pasa por su cabeza una cantidad abrumadora de ideas que en años poblarán sus cuentos,
tanto orales como escritosñ. Entre estas, por qué mi
papá me quitó el verraco violín, ¿será que soy un
loco o un demasiado cuerdo? (que sería una locura
mayor), por qué mi mamá era tan bella, qué es ser
un paisa, por qué las rolas son tan feas, si mataron a
Gaitán en este anquilosado país es por algo, ¿o no?,
y por qué no dejo de mirar ese par de tetas, ¡qué
atisbador soy!, mientras fumo.
Jaime, larguirucho ya, manilargo, huesudo y con
una mirada de hombre lunático que busca las palabras en el aire, encontrándolas y volviéndolas chicuca, camina erguido y como danzante sobre cada una
de las soberanas carreras que componen este Valle
de Lágrimas: Palacé y Ayacucho, Carabobo y Boyacá, Pichincha y su amado Junín son tintiadas, fumadas y leídas por alias “Barquillo”, son espacios vitales de la ciudad, piensa Esquinel en una esquina,
ignorados por la monótona vivencia del ser común,
fuma, toma un tinto, pero no por un adolescente
que huyó de un par de ñolas con enaguas y de una
Ilustraciones: Manuela Vanegas Valencia
(
)
Dibujo a lápiz: Jesús David Montoya
enfermedad que pareciese que también hubiese venido
desde San Jerónimo con sus tías: Hebefrenia.
Yo era un estudiante adelantado de violín en Bellas
Artes […]. Cuando mi mamá se murió, mi papá me cayó
encima y me dijo que esos eran unos bohemios y me pidió
el violín y esto me causó problemas en la infancia.
El doctor Eduardo Vasco, que tenía el consultorio en
Maracaibo, era mi médico. Estuve por ahí un año, como
entre los doce y los trece, completamente perdido. En esa
época se llamaba Hebefrenia, que es locura precoz. Perdí
la memoria y estuve en el sanatorio de Vasco, en La Estrella, durante seis u ocho meses. [2]
En ese lugar, más al sur de donde jugaba su DIM,
más al sur de donde vivían sus abuelos, Jaime “el señorito”, en medio de perros, patos, caballos, toboganes,
jueguitos infantiles, una laguna mental más grande
que el Titicaca, un violín en la inconsciencia y el cielo
roto de La Estrella –nunca tan roto como el Caldas de
Ciro Mendía, eso sí–, se acerca a lo que podrían ser sus
primeras lecturas. De la mano del doctor Vasco Gutiérrez, un loco que hacía parte del grupo de Los Panidas,
conformado por los siempre odiados y guayaquileros de
la época Fernando González, León de Greiff, Ricardo
Rendón, Pepe Mexía, Jorge Villa Carrasquilla, Tartarín Moreira, entre otros, Jaime lee El conde de Montecristo y La trágica noche del Cerro Negro, que es, según
el mismo Jaime, una novela de chicos scouts, y así uno
entiende el porqué de su reclutamiento en la compañía
de soldaditos de Robert Baden-Powell.
Ya Jaime afuera, dejando a Hebefrenia al cuidado
del doctor Vasco, se sumerge en su nueva locura, la literatura. Hambre, del escritor noruego Knut Hamsun –
prestado por su vecino José Posada, en Manrique–, y las
novelas de Balzac, de Proust y de Montherlant, prestadas también con carácter devolutivo por uno de sus
tíos, son las patadas y brazadas iniciales de Jaime por
las profundidades de la literatura y, en especial, de la
narrativa; llevándolo hasta las honduras de su Metrallín y del innombrable grupo por la gente bonita y la
iglesia medellinense, el Nadaísmo.
1. Gonzalo Arango, en su Manifiesto de los Camisas Rojas,
decía: “[El Camisa-roja es] ruidoso como una carambola
a las 2 de la mañana […]”.
2. Espinel, Jaime. Entrevista realizada por Víctor Bustamante. Revista Babel, número 7. pág. 9, 2006.
Este texto hace parte del trabajo de grado
Jaime Espinel: la tinta cortante que canta
desde el hampa, asesorado por el profesor
Gonzalo Medina Pérez.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
20 Efeméride
En esta tercera y última
entrega, revivimos los
minutos después del
asesinato de JFK, y
cómo el vicepresidente,
Lyndon B. Johnson, se
vio obligado a asumir el
mando. Momentos que
cambiaron la historia de
los Estados Unidos.
Una traducción
realizada por el profesor
Édgar Picón, de la
Escuela de Idiomas
de la Universidad de
Antioquia, basada en el
libro de Robert A. Caro,
publicado originalmente
en la revista The New
Yorker. Un homenaje
tras los 50 años de la
muerte de Kennedy.
El día en fue asesinado
John F. Kennedy (III)
Existen varias teorías sobre el asesinato de Kennedy. Una de ellas involucra al mismo vicepresidente, pues se rumoraba que Kennedy estaba considerando despedir a
LBJ como vice-presidente para las elecciones de 1964.
( )
Lady Bird, empujada detrás
J
ohnson todavía no podía ver lo que Youngblood
estaba mirando. En el momento en que el tercer disparo se escuchó, algo gris parecía haber
salido de la cabeza de Jack Kennedy. Luego su esposa,
con su sombrero y su traje rosado, que parecía de pronto tener parches de algo oscuro, trataba de treparse sobre el baúl de la limusina, y regresaba gateando dentro
del auto donde su cabeza se inclinaba sobre algo que
Youngblood no podía ver. Unos instantes después del
primer disparo, uno de los agentes que iba en el Queen
Mary, Clint Hill, había saltado sobre el baúl de la limusina en el momento en que esta aceleraba agarrándose
de uno de sus mangos. Ahora estaba tendido en cruz a
lo largo de la cajuela sobre el vehículo en marcha, pero
alcanzó a levantar la cabeza y miró dentro del asiento
trasero. Volteándose hacía el carro que lo seguía, hizo
un gesto con el pulgar hacia abajo.
Tendido en el piso del asiento trasero con Youngblood aún sobre él, Johnson preguntó qué había pasado. Youngblood dijo que “el Presidente debe haber sido
herido”, que iban para el hospital, que no sabía nada, y
que quería que todos se mantuvieran agachados, hasta
que él averiguara. “Está bien, Rufus”, dijo Johnson. Un
reportero que le pidió a Youngblood después describir
el tono de la voz de Johnson resumió la respuesta del
agente en una sola palabra: “Calmado.” Un momento después, la voz en el radio de onda corta le dijo a
Youngblood que se dirigían al Hospital Parkland Memorial y el agente, levantando la voz sobre el ruido
del viento y las sirenas de la policía, le dijo a Johnson
qué hacer al llegar: tenía que salir del auto y entrar
en un área que el Servicio Secreto pudiera mantener
segura, sin parar por ninguna razón, ni siquiera para
averiguar qué le había pasado al Presidente. “Quiero
que usted y la Señora Johnson se mantengan tan cerca
como puedan de mí y de los otros agentes,” dijo. “Vamos
a entrar al hospital y no nos vamos a detener por nada
ni nadie, ¿entienden?”. “O.K., socio, entiendo”, dijo Lyndon Johnson.
Hubo otro chirrido al cruzar a la izquierda sobre
la rampa de entrada de la Sala de Emergencias del
No. 67 Diciembre de 2013
Parkland, y luego los frenos fueron pisados tan
fuerte que Johnson y Youngblood fueron lanzados contra el espaldar del asiento delantero.
Youngblood se levantó: tomando a Johnson por
los brazos lo haló con fuerza sacándolo del auto.
Había hombres del Servicio Secreto por todas
partes, policías por doquier, armas dondequiera. Johnson dijo luego que había sido empujado
dentro del hospital tan rápido, con los hombres
a su alrededor bloqueando su vista, que ni siquiera había visto el auto del Presidente ni lo
que había dentro de él. Lady Bird, empujada
detrás de él por su propio cordón de agentes,
había visto “un bulto rosado, igual que una pila
de flores, tendido sobre el asiento trasero. Creo
que era la Señora Kennedy tendida sobre el
cuerpo del Presidente”.
Johnson era llevado apresuradamente, las manos
de los agentes sobre sus brazos, a lo largo de los pasillos
del hospital, volteando a derecha e izquierda; sus protectores buscaban un cuarto seguro. Luego él y Lady
Bird se encontraron contra una pared vacía sin cortinas, en la parte de atrás de un cubículo lejos de la puerta de una habitación. Alguien trajo dos sillas plegables
al cubículo, y Lady Bird se sentó en una de ellas. Lyndon Johnson permaneció de pie con su espalda contra
la pared. Él sabía que los congresistas tejanos que habían estado en la caravana debían estar cerca y le pidió
a Youngblood que los encontrara. Homer Thornberry
fue traído y luego Jack Brooks. El asistente de Johnson
Cliff Carter entró y le entregó un recipiente con café.
Y luego, durante largos minutos nadie entró. Johnson
permaneció calmado todo el tiempo, según Thornberry, cuando se le pidió describirlo en el hospital: “Muy
calmado. Todo el tiempo estuvo igual de calmado”.
Emory Roberts, subalterno de Roy Kellerman, el
jefe interino del Servicio Secreto de la Casa Blanca,
entró y dijo que había visto a Kennedy y que “no creía
que el Presidente pudiera lograrlo” —y que Johnson
debería dejar el hospital, ir al Air Force One, y partir hacia Washington. Youngblood estuvo de acuerdo.
de él por su propio cordón de
agentes, había visto “un bulto
rosado, igual que una pila de
flores, tendido sobre el asiento trasero. Creo que era la
Señora Kennedy tendida sobre
el cuerpo del presidente”.
“Deberíamos irnos inmediatamente,” dijo. La palabra
“conspiración” flotaba en el aire. El Servicio Secreto
quería llevar a Johnson fuera de Dallas, o al menos al
avión, el cual, a su manera de ver, sería el lugar más seguro en la ciudad. Pero Johnson no estuvo de acuerdo.
Nadie le había dado todavía ninguna noticia definitiva
sobre la condición del Presidente; nadie había hecho
aún, en aquella pequeña habitación, ninguna declaración explícita. No partiría sin el permiso del personal
del Presidente, dijo, preferiblemente del miembro del
personal en Dallas que era más cercano al Presidente:
Ken O’Donnell.
Y no hubo todavía, durante minutos que parecieron
demasiado largos, ninguna palabra definitiva. Lyndon
Johnson todavía permaneció contra la pared de aquella
pequeña habitación, su esposa sentada a su lado, dos
o tres hombres a cierta distancia, de pie, en silencio
u ocasionalmente susurrando entre ellos, “siempre allí
estuvo Rufe,” dijo la Señora Johnson. Luego, a la 1:20
p.m., O’Donnell apareció en la puerta y atravesó el
cuarto hacia Lydon Johnson, y, al ver la “cara afligida
de O’Donnell, que lo quería tanto,” Lady Bird lo supo.
“Se ha ido”, dijo O’Donnell, al trigésimo sexto Presidente de los Estados Unidos.
21
que Lyndon Johnson hizo durante la
comunicación telefónica.
Razones objetivas y racionales
pueden explicar por qué Lyndon Johnson llamó a Robert Kennedy. Uno
de los propósitos era obtener una
opinión legal sobre un asunto de la
política de gobierno y Kennedy era
el oficial legal en jefe del país. Y, habiendo sido tomada la decisión de
tomar el juramento, la redacción de
éste era necesaria, y estaba también
el asunto de quién estaba legalmente
empoderado para administrarlo, y estas informaciones se podrían obtener
de la misma fuente. Y había razones
John F. Kennedy fue asesinado en Dallas, Estados Unidos, a las
estratégicas para llamar a Bobby.
12:30 p.m. del 22 de noviembre de 1963.
Aun en esta primera hora después de
la muerte de John F. Kennedy, Lyndon Johnson parece
haber tenido sentimientos que lo atormentarían por el
resto de su vida —sentimientos entendibles en cualquier
hombre que hubiera sido puesto en la Presidencia, no
“Se ha ido”, Ken O’Donnell dijo. Y “justo en ese
que hubiera visto”—Air Force One-. Las escaleras de
a través de una elección sino de una bala asesina, y
instante”, Homer Thornberry diría luego de Johnson,
entrada a la puerta trasera y a los alojamientos presisentimientos exacerbados, en su caso, por el contraste,
“él tomó el mando”. Lo que pasó por la mente de Jodenciales estaba colocada, y él y Lyndon Johnson prácy lo que él sentía era la visión del mundo sobre el conhnson mientras estaba allí parado nunca lo sabrá la
ticamente subieron corriendo.
traste entre él y el presidente que iba a reemplazar. Rehistoria. Lo único claro es que si, durante esos largos
Si la frialdad y la decisión bajo presión eran comcordando sus sentimientos años después, dijo que, aun
instantes de espera, estaba tomando decisiones —este
ponentes del carácter de Lyndon Johnson, sin embargo,
después de haber tomado el juramento, “para millones
hombre con el instinto para decidir, el deseo de decihabía, como siempre con Johnson, otros componentes
de americanos yo seguía siendo todavía ilegítimo, un
dir— para cuando O’Donnell habló y la espera terminó,
contratantes. Aunque consciente de las consideraciones
hombre desnudo sin cubierta presidencial, un pretenlas decisiones ya se habían tomado.
establecidas contra cualquiera que entrara al cuarto
diente al trono, un usurpador ilegal”.
O’Donnell y los agentes del Servicio Secreto insisPresidencial, que debería permanecer “estrictamente
Él quería algo más de los Kennedy y también lo
tían en que debía dejar el hospital y volar de regreso
para el uso de la Señora Kennedy”, como le había insobtuvo. Ningún otro gesto haría más para legitimar
a Washington inmediatamente. La posibilidad de una
truido a Youngblood, había surgido otra consideración.
la transición a los ojos del
“conspiración” era inminente, porque Johnson se enteTenía llamadas telefónicas
mundo que la asistencia a la
ró, seis miembros del gabinete —incluyendo el Secretapor hacer incluyendo una
ceremonia de su juramento
rio de Estado, Dean Rusk, y el Secretario del Tesoro,
de naturaleza particular“Para millones de americanos yo seguía
de la viuda del Presidente
Dougas Dillon— junto al secretario de prensa de la
mente delicada, y él quería
anterior. Esto demostraría
Casa Blanca, Pierre Salinger, no estaban en Washingprivacidad mientras las
siendo todavía ilegítimo, un hombre destambién continuidad y eston sino en un avión, en ruta a una conferencia en
hacía. Caminando frente
tabilidad. Sus esfuerzos fueJapón. Los tiros al Presidente se habían disparado en
a Marie Fehmer, secretaria
nudo sin cubierta presidencial, un pretenron casi arruinados al inicio
un momento en que el gobierno de los Estados Unidos
de su asistente ejecutiva
por un momento de incoestaba inusualmente vulnerable. Pero Johnson tomó
Liz Carpenter, y a Youngdiente al trono, un usurpador ilegal”.
modidad. Mientras él hacía
una decisión diferente —y la anunció tan rápido como
blood —quien había dicho
llamadas, no sólo a Bobby
si ya hubiera pensado en todas las opciones. Mientras
que no se separaría de él
Kennedy sino también a sus
O’Donnell lo presionaba para dejar Dallas, le pregunhasta que el avión estuvieasistentes administrativos, se escucharon martilleos en
tó: “¿Bueno, y qué hay de la Señora Kennedy?”, y cuanra en el aire— entró al cuarto de los Kennedy, cerró la
el compartimiento del lado. Cuando Fehmer salió al
do O’Donnell le dijo que ella estaba decidida a no dejar
puerta, se quitó el saco de su traje, y se tendió sobre
corredor preguntó lo que era, un miembro de la tripuel cuerpo de su esposo (en ese momento ella estaba de
una de la camas. Y estos otros componentes fueron delación le dijo que estaban removiendo seis sillas para
pie, horrorizada y en silencio, en un corredor fuera del
mostrados también por la identidad de la persona a
hacer espacio al ataúd de bronce de Kennedy que estacuarto en el cual el cuerpo estaba tendido), y que Joquien la delicada llamada se hizo y por las preguntas
ba a punto de ser llevado a bordo por la puerta trasera,
hnson debía volar de regreso sin ella, mientras ella y
seguido de Jackie y de los asistentes de Kennedy.
los asistentes de su esposo lo seguían en otro avión,
Cuando la Señora Kennedy abrió el compartimienJohnson dijo que él no iba a hacer eso —que la llevato, encontró a Lyndon Johnson. “Fue un momento
ría con él de regreso en el mismo avión.
muy embarazoso”, recordaría Fehmer.
Un momento después otra decisión tenía que
Más tarde, cuando Johnson hubo hecho totomarse. Malcom Kilduff, el secretario de prensa
dos los arreglos necesarios para ser juramentado
del viaje a Texas, entró al cuarto para pedirle a Joallí mismo, todavía faltaba una testigo, la más
hnson permiso de anunciar la muerte de Kennedy
importante. Como recordará la Juez Hughes, él
a los corresponsales de prensa que esperaban en el
le dijo que “la Señora Kennedy deseaba estar preaula de clases de las enfermeras. “Él reacciono de
sente y la esperarían. A O’Donnell y O’Brien les
inmediato”, Kilduff recordaría. “No”, dijo, “creo
dijo: ¿Quieren preguntarle a la Señora Kennedy
que es mejor que yo salga de aquí y regrese al avión
si quisiera estar con nosotros?’”. Al no obtener
antes de que usted lo anuncie. No sabemos si esto
respuesta de ellos, la mirada que les lanzó era su
es una conspiración mundial, si están tras de mí
vieja mirada, los ojos ardiendo de impaciencia y
también…. Simplemente no sabemos”.
rabia. “Ella dijo que deseaba estar aquí cuando yo
Apresuradamente —sin correr, puesto que esto
tomara el juramento”, le dijo a O’Donnell, “¿por
llamaría la atención sobre ellos, más bien caminanqué no va a ver qué la está reteniendo?”. Cuando
do tan rápido como podían— abandonaron el hosO’Donnell, obedeciendo su sus órdenes, fue a la
pital. Mientras avanzaban por las calles de Dallas,
habitación de la Señora Kennedy y le preguntó si
Lady Bird, quien seguía a Johnson en un segundo
quería estar presente en el juramento, ella dijo:
carro, vio en lo alto de un edificio una bandera a
“Creo que tengo que hacerlo. A la luz de la histomedia asta: “Creo que fue la primera vez que la
ria, sería mejor si estuviera allí”.
inmensidad de lo que había ocurrido me golpeó”.
El juramento estaba hecho. Bajó su mano.
Y luego estaban sobre el pavimento de Love Field y
Lyndon Johnson asumió el cargo de Presidente, después del asesinato de
“Viajemos ahora”, dijo Lyndon Johnson.
Youngblood recordaría, “de improviso, allí frente a
John F. Kennedy, en el avión que trasladaba los restos de éste desde Dallas.
nosotros estaba el más grande aviso de bienvenida
(
)
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
22 Perfil
La crónica del revolucionario
Arquitecto, urbanista, escultor, pero ante todo muralista, el maestro Pedro Nel Gómez
sigue siendo una referencia fundamental para la plástica colombiana. Un artista que
entendía su obra como un compromiso social.
Juan David Ortiz Franco
[email protected]
E
l 28 de enero de 1935 se desprendió sobre la
concurrencia y en plena inauguración una
parte del techo del Teatro Alcázar. Ocho personas murieron, entre ellas, Jaime Barrera Parra, jefe
de redacción del periódico El Tiempo en Medellín, considerado entonces uno de los cronistas más destacados
del periodismo colombiano.
Había llegado a la ciudad apenas un año atrás y
en pocos meses se las arregló para meterse en las casas
de las personalidades más reconocidas de la sociedad
antioqueña de la época. Se relacionó con los círculos
intelectuales de la región y junto a ellos recogió en sus
relatos las miradas que construyen un cuadro de costumbres que, como homenaje póstumo, fue publicado
por el gobierno departamental en 1936 con el título de
Panorama Antioqueño.
Una de esas casas era la de un hombre que, según
decía el mismo Barrera Parra, era León Trotsky pero se
llamaba Pedro Nel Gómez.
“La personalidad del Trotsky antioqueño, que se
complementa dentro de él con el hombre íntimo, el del
hogar, el del café, el del charladero, es uno de los más
bellos casos de mística que se pueden registrar en Colombia”, escribió el cronista en uno de sus relatos.
Producto de sus conversaciones en el lugar que es
en la actualidad la Casa Museo Pedro Nel Gómez, en
Aranjuez, el periodista describía al artista como “uno
de los pocos revolucionarios de verdad que hay en este
país de patriarcas”.
No. 67 Diciembre de 2013
El fresco
El panorama del país de patriarcas y de pocos revolucionarios fue el que Pedro Nel Gómez encontró
intacto en 1930, cuando regresó de Europa luego de
un viaje de estudios que inició con unos pocos dólares y el relativo reconocimiento que ganó con algunas
exposiciones durante su primera etapa de formación
después de terminar su carrera de ingeniería civil. Regresó gracias a un préstamo que le ofreció el Instituto
de Bellas Artes a cambio de vincularse como profesor
de la Escuela de Pintura.
Era la época en que, con Enrique Olaya Herrera, se
daba inicio a la República Liberal, un momento de transición pero marcado por la herencia del país fundado
en la Constitución de 1886 y por las ideas de la Hegemonía Conservadora que gobernó a Colombia durante
más de 40 años. Fue la década en la que surgieron
muchas de las figuras que serían determinantes en la
confrontación bipartidista que se desencadenó en los
años 40 e influenció el mapa político y social del país
hasta el Frente Nacional.
Finalmente fue un periodo de retos, transformaciones y cuestionamientos para el arte colombiano. Cambios en los que Pedro Nel Gómez tomó parte. Así lo explicaba en sus propias palabras, según Carlos Jiménez
Gómez en el libro Pedro Nel Gómez habla de sí mismo:
Toda la primera época de mi regreso a Colombia fue
muy difícil para mí. Estaba necesitando muros que pintar
y el país no tenía la sensibilidad que requería esta clase
de audacias. La sociedad colombiana empezaba a agitarse
al impulso de una serie muy compleja de conflictos hasta
entonces latentes, pero que fueron, uno a uno, aflorando,
para desencadenar una crisis generalizada de grandes proporciones.
En 1937, el edificio donde se encuentra hoy el
Museo de Antioquia fue inaugurado como el Palacio
Municipal de Medellín. Pedro Nel Gómez fue el encargado de la decoración interior del edificio, incluyendo
el despacho del alcalde en donde pintó cuatro frescos
que, según dijo en una entrevista para el periódico El
Correo, en agosto de 1950, “representan, en unidad, la
vida del pueblo antioqueño”.
A principios de la década de 1950, un nuevo inquilino del Palacio Municipal, el alcalde conservador
José María Bernal, decidió enfrentar las licencias que
se habían tomado los liberales que habían ordenado la
construcción del edificio y mandó a cubrir los frescos
para garantizar la comodidad moral de las visitas que
llegaban a su despacho.
El corresponsal en Medellín del periódico Vanguardia Liberal de Bucaramanga, en su edición del dos de
septiembre de 1950, registró así la noticia:
El alcalde manifestó a este corresponsal que aducía
para ello tres razones: que el detonante colorido de los cuadros perturbaba constantemente el trabajo en su oficina,
distrayendo la atención de sus subalternos y por lo tanto
quitando rendimiento; que el tipo de desnudo que ofrecen
los frescos no agrada a todo el mundo y por último que
son desnudos demasiado bruscos. Además, dijo, a la alcaldía va toda clase de personas: señoras, señoritas, niños y
sacerdotes, quienes se sienten heridos ante tales pinturas.
Agregó el burgomaestre: ‘hasta para la conveniencia de
los murales es oportuno taparlos’.
23
Pero en 1958, para confirmar el vaivén de la políEl trabajo meticuloso en los disetica nacional y sus efectos locales, otro alcalde, Rafael
ños de Pedro Nel Gómez, el arquitecto,
Betacourt Vélez, decidió destapar definitivamente los
fue la primera etapa del proyecto que
murales y archivar las cortinas de Bernal, argumentantardó más de cuatro años. Después de
do que la obra debía estar expuesta al público por su
terminados los bloques, fue el mismo
valor artístico.
Pedro Nel Gómez, el pintor, el encargaSegún Álvaro Medina, en el libro El arte colombiado de los frescos de la cúpula en el Aula
no de los años veinte y treinta, las pinturas murales al
Máxima del bloque M5 y de los que cufresco de Pedro Nel Gómez en el Palacio Municipal de
bren el interior del pórtico que mira de
Medellín demuestran que durante ese periodo surgía
frente a la ciudad, en el M3.
lentamente en Colombia un ambiente político propiEsa fue razón suficiente para que
cio para la pintura mural. Ese momento, que llegó de
Carlos Correa asegurara incluso que
forma tardía en comparación con lo ocurrido en otros
Pedro Nel Gómez merecía ser considepaíses de América Latina, fue un escenario fértil para
rado “renacentista” pese a estar ya bien
una expresión artística que, según el mismo Medina,
entrado el siglo XX.
“evoca dos ideas inseparables: por un lado, un moviPedro Nel es un humanista: una cúmiento político y social de raigambre popular; por el
pula decorada con 200 metros cuadrados
otro, agitación revolucionaria”.
de pintura al buon fresco, como HomeCon el mural, se expresaron los temas más agudos
naje al Hombre, es título suficiente para
de protesta social en América Latina y se aportaron
llamarlo humanista; y si dicha cúpula
elementos a la creciente discusión sobre los alcances poha sido construida por el mismo hombre,
líticos del arte y el compromiso social que para algunos
y las esculturas pétreas que la precede
sectores debía asumir con su entorno.
fueron talladas por el mismo artista,
Según Medina, México, en medio del clima de la
entonces podemos también denominarlo
Revolución, le había separado un espacio al creciente
renacentista (…) Pero si la obra de Diego
movimiento de la pintura mural. Alfonso López PumaRivera es pictórica, la de Pedro Nel en
rejo, en calidad de presidente electo de Colombia, visitó
cambio es arquitectónica, escultórica y
ese país y destacó “el potencial creador del ciudadano
pictórica, realizando así el milagro de la
mexicano común y corriente”.
integración plástica que con tanto ahínco buscamos y que
Jorge Zalamea, citado también por Medina, exalya habían logrado los renacentistas.
taba la obra de Diego Rivera, que además de sus temáticas y su desarrollo estético constituye una muestra
Humanismo urbano
del interés institucional que surgía en México por inteLa Facultad de Minas fue entonces el lugar que
grar la arquitectura y las artes en los edificios públicos:
conjugó, en un primer momento, la obra de Pedro Nel
“Tres días después de nuestro arribo a México –escriGómez en distintos frentes; pero, al mismo tiempo, fue
bió–, el pasmo nos detenía al pie de los frescos de la Seel antecedente de una preocupación por la forma de
cretaría de Educación Pública. Un mundo nuevo y una
asumir el territorio de la ciudad y su relación con la canueva pintura se nos ofrecía sobre aquellas paredes,
lidad de vida de quienes la habitaban. Tal vez una idea
en las que comprendió el pintor para el futuro toda la
que sonaba bastante paquidérmica para una ciudad
historia de una raza y toda la psicología de un pueblo”.
que se transformaba en una carrera contra el tiempo.
Esa nueva pintura fue la misma que llegó en maLa idea de “humanismo urbano” recoge su concepnos de Pedro Nel Gómez a los edificios públicos de Meción de ciudad. Como lo afirma el profesor Luis Fernandellín. Se experimentaba por primera vez en Colombia
do González, se trataba de “una estética que se volcaba
con la posibilidad de que los
a lo público, al servicio de
temas de la pintura mural
la ciudad y sus habitantes,
se integraran al espacio arlo cual partía de su misma
Finalmente fue un periodo de retos, transquitectónico en medio de las
condición ideológica que lo
preocupaciones encontradas
llevó a militar en la izquierformaciones y cuestionamientos para
da liberal; de esta manera
que despertaba esa posibilise pueden entender desde
dad en algunos sectores de
el arte colombiano. Cambios en los que
sus proyectos murales hasta
la vida política e intelectual
sus propuestas urbanísticas,
del país.
Pedro Nel Gómez tomó parte.
pasando por la arquitectura
Sin embargo, la acogida
urbana”.
por la técnica que expresaFernando Viviescas, arron los liberales contrastó
quitecto de la Universidad Nacional, retoma esa idea
con el rechazo recalcitrante hacia el muralismo y en
y dice que “El Maestro, como pocos, entendió que una
especial hacia la obra de Pedro Nel Gómez por los secnueva sociedad siempre se merece un espacio bello y
tores más tradicionalistas del arte y la política colomamable para poder conformarse completamente. Es debiana. Esa postura, que se expresaba con escándalo por
cir, vio que la arquitectura era necesaria para dignificar
las temáticas y las características estéticas del muralisesa existencia y su convencimiento de la capacidad humo, tuvo mucho más eco.
mana e inteligencia de nuestro pueblo”.
Laureano Gómez, entonces director del periódico
Esas ideas se materializaron en las ciudadelas para
El Siglo, según un extracto que hace parte del libro de
empleados, Laureles y San Javier, barrios construidos deMedina, se refirió así a los frescos del Palacio Municijando a un lado la idea del vecindario como un lugar para
pal y de paso dejó en firme sus consideraciones sobre
pasar la noche después del trabajo y asumiendo el espala pintura mural:
cio público como escenario de encuentro y socialización.
Un pintor colombiano ha embadurnado los muros de
El 12 de enero de 1992, el periódico El Colombiano,
un edificio público de Medellín con una copia y servil imitación de la manera y procedimientos del mexicano [Diego Rivera]. Igual falta de composición.
Igual carencia de perspectiva y proporcionalidad
en las figuras. Sin duda, mayor desconocimiento
del dibujo y más garrafales adefesios de los miembros humanos. Una ignorancia casi total de las
leyes fundamentales del diseño y una gran vulgaridad en los temas, que ni por un momento
intentan producir en el espectador una impresión
noble y delicada.
(
)
Pedro Nel Gómez Agudelo (Anorí, 4 de julio de 1899 - Medellín,
6 de junio de 1984) fue también ingeniero y filósofo, y uno de
los más importantes muralistas latinoamericanos del siglo XX,
junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
en su Suplemento Dominical, publicó un reportaje con
un recuento de algunos de los aspectos más representativos de la obra urbanística y arquitectónica de Pedro
Nel Gómez, acompañada por algunas ideas que expuso
el artista en una publicación de 1945.
Esas palabras son un diagnóstico de la ciudad de la
época, incluso de la ciudad actual. Son una expresión
de ese “humanismo urbano” surgido desde las inquietudes sociales y políticas. Son, además un llamado a
explorar soluciones y a pensar la ciudad sin “las imposiciones de la economía”, pero también son el ejemplo
del idealismo que algunos calificaron de ingenuidad:
La ciudad monstruosa que ha creado la economía ha
olvidado a la entidad humana y ha descuidado todas aquellas razones estéticas que viven en el alma de todo hombre en forma permanente. La construcción trata apenas
de crear un refugio cuando debiera aspirar a formar una
ventana al mundo.
Medellín, por ejemplo, de acuerdo con los decires de la
gente sapiente, está habitada por ciudadanos coléricos a
los que hace falta el aire de las montañas, el verde de los
prados, el pulmón vegetal que ahora lleva todo conglomerado urbano. Es posible entender que si continúan primando
sobre estos factores trascendentales, las pasadas imposiciones de la economía nunca tendremos la ciudad perfecta que
deseamos, mejor para los extraños que para nosotros.
Pero el problema esencial radica en que quienes se
destinan a la urbanización no pueden perder dineros en
la construcción de parques, prados, jardincillos o fuentes,
pues el valor de la tierra es superior a toda idea estética. Naturalmente tendremos una ciudad congestionada,
en donde la falta de luz, de aire, la abundancia de gases
tóxicos, el empobrecimiento de la ventilación darán sus
resultados en la miseria fisiológica de quienes padecen la
habitación oscura y el pan escaso.
Este texto hace parte del trabajo de grado Medellín,
ciudad real y ciudad imaginada. Aportes de Pedro
Nel Gómez en urbanismo y arquitectura, asesorado
por la profesora Ximena Forero Arango.
Los relatos de Jaime Barrera Parra sobre
Pedro Nel Gómez descubren al pintor y escultor ilustrado, formado y ególatra, al fresquista
criticado. Pero no abarcan una dimensión que
se hace evidente a finales de los años 30 y que,
con algo de fanatismo, su alumno, el también
artista Carlos Correa, en su libro Conversaciones con Pedro Nel lo describe como “el fenómeno del artista universal”.
Aunque había participado en otros proyectos arquitectónicos, incluyendo la reforma de
su propia casa, la construcción de la Facultad
de Minas en Robledo puede considerarse la incursión definitiva del artista en proyectos que
contaban con su participación en todas las etapas de su ejecución.
Fotografía: Juan David Ortiz
El fenómeno del artista universal
Casa Museo Pedro Nel Gómez.
Facultad de Comunicaciones Universidad de Antioquia
24 Crónica
De la nada a la asonada mujeril
El Nadaísmo, movimiento de vanguardia artística que sacudió a Colombia desde finales de la
década del 50 hasta principios de los 70, no fue solo cosa de hombres. Este texto, con voz de
manifiesto, revive en presente aquella época convulsa en la que las mujeres, con su irreverencia, su
sensibilidad y su arte, también marcaron su huella.
Sandra Milena Ramírez
[email protected]
Una nadaísta
no es una puta
O,
por lo menos,
no es más puta
que las otras mujeres.
Las putas
también pueden ser
nadaístas
si quieren.
Rosa Girasol
D
ina Merlini pinta mares, enrola otras vidas;
Patricia Ariza imagina historias, encarna
personajes; Helenita Restrepo esconde un
diamante e inventa islas verdaderas que se pierden con
la marea; Rosa Girasol gira entre barro, nada-poemas
y amores; Dora Franco irrumpe con su cuerpo en fotografías de eternidad desnuda… Carmen, Rosita, Fanny,
Rubiela, Blanca, Regina, Consuelo y yo –el Nadaísmo–
vamos rompiendo, de manera irreparable, la falsa esencia de estas ciudades que nos putean, nos crucifican y
nos rezan.
Tongonear, tongoneo, tongoneadoras. Allí y allá,
en la tierra y el mar, irreverentes jovenzuelas de faldas
y medias negras, de pantalones y boina roja, de tinto y
cigarro en boca, nos vamos dando paso entre las greñas, la poesía, la decisión, el sexo y el amor; nos vamos
sintiendo mujeres sin tener que rezar, criar hijos o formar un hogar… Nos vamos alando.
Los trajes colegiales los hemos dejado en valijas
roídas y nos hemos puesto la piel como abrigo. Músicas, Fotógrafas, Poetisas, Teatreras, Ceramistas y Pintoras; nos vamos transformando. Entre twist, colillas
ahumadas y rock psicodélico; con largas cabelleras, de
trajes oscuros y labios pálidos, vamos caminando y:
“¡BRUJAS, BRUJAS!”, nos gritan las emperifolladas de
Junín mientras los ensombrerados apenas nos miran.
Un grupo de jóvenes disímiles somos, replanteando la
identidad inexistente, compartiendo besos, fumando
Pielroja, tomando un tinto negro y cargando, entre el
cabello, algún puñal para defendernos.
[…] En esa época nos ponían pereque en todas partes y decidimos armarnos… un día llegó Cachifo, abrió
su maletín de corredor de seguros y dijo, para que estos
hijueputistas no nos sigan molestando y, para que nos
hagamos respetar, sacó y puso una pistola sobre la mesa
y a todos nos regaló navajas. Y ahí actuábamos como una
barra porque los hijueputistas que eran Chano Arroyave,
el hijo de un casa-teniente muy importante y nuestro querido exministro de defensa Luis Alberto Uribe, formaban
un grupito de unos muchachos muy ricos, muy boyantes,
muy toma tragos que nos ponían pereque: nadaístas hijueputas. Decidimos que había que enfrentarlos. Una vez
estábamos en el Metropol y empezaron a tirarnos con
monedas y no recuerdo a quién le partieron una ceja y
nosotros seguimos tomando trago tranquilos y decían: nadaístas hijueputas, ¿es que no hay un hombre ahí que
saque la cara?, y se paró Dina y los cogió a los cuatro y
los metió debajo de la mesa y les dio duro y vino y se sentó
con nosotros. Eso fue el primer caso; ya cuando veían a
Dina no decían nada. [1]
El profesor de Urbanidad llega perfumado al colegio de las Santísimas Madres de la no tan cierta Cari-
No. 66 Noviembre de 2013
dad. La pulcritud, puntualidad y elegancia debe
sobresalir entre las señoritas. El arrepentimiento
de lo no hecho, del pecado no cometido, se confisca entre rosarios. Sin embargo, y aunque entre
el hormiguero devoto todas parecemos fervorosas
damas de enagua y futuros promisorios –es decir,
hogareño, dócil y ejemplar–, algunas bajo el traje
escolar y entre líneas en la parte trasera de los
cuadernos escondemos los deseos de existencia.
Es 1958: los escapularios, las enaguas, el Frente Nacional y los reinados nos ahuyentan de las
iglesias, las familias y los pueblos; quienes nos condenan, sin haber nacido siquiera, a un infierno de
otro mundo, aunque lo tengamos en estas tierras.
En los cuerpos joviales de fondos inciertos, la norma no calza, el rezo no libera… ¡queremos muerto
a Carreño y a su Manual de urbanidad y buenas
maneras para uso de la juventud de ambos sexos!
En el Metropol, las tertulias prevertianas y
camusianas, el rostro de Brigitte Bardot y el ritmo
de Billy May con Glenn Miller ambientan un aire
de existencialismo surrealsuicida y criollo sobrellevado con un perro caliente de salchicha grande
y una partida de billar pool, póker o ajedrez.
Allí el humo ebrio de inconformidades sale de
las líneas de Gonzalo, de la risa de Espinel, de los labios
de Dina y de Patricia, la Bardot paisa y la Piaff santandereana… De un Wurlitzer que entona Come afterday.
[…] Yo entré con mi pelo a la cintura y allí estaban
ellos, espléndidos, Amílkar-U, Eduardo Escobar, Darío Lemus, Dina Merliny, Elenita Restrepo, “Cachifo” y el más
bello de todos Héctor Escobar […] Ahí me volví nadaísta,
cambié la pinta y me empecé a vestir como Dina, toda de
negro y con los labios pálidos; éramos tan misteriosas que
la gente se agolpaba y corría para vernos. Por supuesto
empecé a vivir en forma las exclusiones de grupo y de género. Alguna vez salió un pasquín que las mujeres nadaístas teníamos pacto con el Diablo y que la pinta nuestra,
era la vestimenta de las brujas. [2]
A lo largo y ancho de Junín, es ritual hacer una
condena a las hadas y a los corceles, nosotras vemos en
las calles de Medellín –la de corazón de máquina, la de
pulmón de acero, la de tisis de industria y susurro de
santo rosario [3]– un asalto de la mirada, un aturdimiento de los oídos, unas falsas alegrías santificadas, que se
transforman en un grotesco tono de irónica nostalgia.
Del Miami vemos pasar a las señoras que madrugan para misa porque creen que todo lo que han hecho
durante la noche es pecado. Ese café empinado y de vidriera atisbadora mira de reojo a la Plaza Bolívar y a su
imponente Metropolitana que no solo aguarda a las señoras arrepentidas sino que con ellas madrugan los criminales, como devotos de una extraña religión en la que
alternan con la misma furia la oración y el asesinato.
Esa mezcla de santidad asesina es la misma de la
que queremos vengarnos por la tortura teológica y el
temor del demonio implantado por años. Del Miami y
del Metropol germinan algunos manifiestos y conspiraciones, de estos salimos hacia el Congreso de Escribanos en el que detonamos un pedo literal, y en estos,
incluyendo al Versalles, el Donald y el Capri, nos refugiamos de los cristos puñaleros.
[…] Algún día los conventuales tuvieron que hacer
una misa de desagravio en el Estadio para reparar el supuesto daño que los nadaístas sacrílegos le habían hecho a
Ilustraciones: Ricardo Ramírez Giraldo
la ciudad. Es que llegaron una mañana a la iglesia Metropolitana, en plena Santa Misión, a comulgar para después
escribir en las hostias poemas de amor. La persecución
fue tan feroz, que algunos estuvieron presos y otros, como
Alberto, tuvieron que salir del país. [4]
Entre conspiraciones, burlas e impotencias, los
años 60 en Medellín nos llegan con la necesidad inquieta de partir. En Versalles, los tintos de don Leonardo
quedarán aplazados para un arribo sin fecha fija; el Ástor y sus pizpirijainas de clase esperarán sin ansias el
regreso de los piojosos y las brujas; el Capri, el Miami,
el Metropol y el Santa Clara aguardarán los poemas de
servilleta que se pierden en las noches de luna vieja, en
las cenizas de cigarro barato. En cada trozo manchado
de esta partida se construyen nuevos amores, se conspira con y en contra del mundo… se ES.
Un encuentro en La Bastilla confirma la misión
de regar el Nadaísmo por el mundo: “Si queremos ser
hombres nuevos, distintos a los seres que produce en
serie esta ciudad como bultos de tela o botellas de ron,
tenemos que dejarla con sus templos, sus fábricas y sus
calles” [5]. Con las maletas en el Parque Berrío comienza la búsqueda de nuevos infiernos.
1. Espinel, Jaime. Entrevista realizada por Víctor Bustamante.
Revista Babel, número 7. pág. 29, 2006.
2. ARIZA, Patricia, “Una mujer en el Metropol”, Bodas sin Oro:
50 años del Nadaísmo –Elmo Valencia Compilador–, Taller de
Edición ROCCA, Bogotá -Colombia, 2009. Pág. 217.
3. ARANGO, Gonzalo, “Medellín a solas contigo”, Obra negra.
Santa Fe de Bogotá, Plaza & Janés, primera edición en Colombia,
abril de 1993.
4. Ibíd ARIZA. 218.
5. Ibíd ARANGO. 219.
Este texto hace parte del trabajo de grado De la nada
a la asonada mujeril. Entre mujeres nadaístas y los
estropicios de una cultura puritana (multimedia),
asesorado por el profesor Ramón Pineda Cardona.
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