HARTOS DE TODO, LLENOS DE NADA. Vacio, libertad y vida en la perspectiva de una psicoterapeuta posmoderna. “La necesidad es un mal, no hay necesidad de vivir bajo el imperio de la necesidad.” Epicuro de Samos (341 AC-270 AC) Filósofo griego. En teoría, alrededor de 1861 la Iglesia dejó, paulatinamente, de solicitar castrati en su coro Sixtino. Nueve años más tarde, en 1870, los ejércitos italianos terminaron con la soberanía temporal de la Iglesia y la castración de niños con fines artísticos se hizo oficialmente ilegal en Italia. En 1902, el papa León XIII prohibió definitivamente que los castrati cantasen en el coro, último bastión de tales voces en ese momento. Aún con esa prohibición, Alessandro Moretti, quien fuera director del coro de la Capilla Sixtina y el último de los castrados, cantó por última vez en el año 1913. A casi 100 años de distancia de esos hechos, la castración, no de varones para convertirlos en sopranos; sino la que hoy nos tiene esta noche departiendo, la “vivencia de nuestra carencia”, parece ser un tema de lo más actual: los hombres de la posmodernidad nos acostumbramos a vivir con la nada, sin garantías ni certezas, disueltos del ser y nostálgicos de la totalidad perdida, sin referentes para vivir, experimentar y dotar de sentido nuestra existencia. En una palabra: castrados. Que palabra tan fuerte esta, tan llena de significado y significante, tan llena de sentido, de eco, de resonancia. Que palabra tan disímbola y discordante, tan poco generadora de acuerdos, tan traída y tan llevada. Una palabra sobre la cual ni siquiera el mismo Freud traza una línea franca, clara o única. Por eso, quizá, la confusión al oírla. María Sanz se encarga, en el libro cuya presentación hoy nos convoca, de aclararla, de matizarla, de recomponerla. Falta y castración son en el ser humano, nos dice, motivo de dolor y satisfacción, de angustia y plenitud. La nada y lo total al mismo tiempo. Separación de la madre, añoranza de la madre que satisface las necesidades, resguardarnos de la insatisfacción, aumentar nuestra tensión de necesidad ante la que estamos impotentes. Angustia separación. de castración, angustia de Nuestra autora hace una propuesta desde la observación y la pregunta. Pregunta sobre el origen del malestar y observación sobre las respuestas, sobre la salida a ese incremento de las patologías de corte emocional que se vive en la posmodernidad. Parece, dice María, que vivimos más desesperanzados. Hartos de todo, llenos de nada. Esa me parece una expresión muy a modo para describir la mayor virtud que he encontrado, casi como un oasis o un hallazgo inesperado en este libro: poner a disposición del sujeto la castración, significada como la pérdida de una completitud preexistente. Esta angustia de castración que —dice nuestra autora— comienza desde el nacimiento y no a partir, como se ha venido extendiendo, desde el complejo de Edipo, es puesta a nuestra disposición en este libro. No para generar más angustia; sino, como dice María, para que el sujeto, por sí mismo, busque satisfactores gratificantes y congruentes con su situación de carencia y tolere la frustración que la sociedad posmoderna le impone. Castración y posmodernidad. De Freud a Vattimo, del vacío a la sobreoferta de elecciones y satisfactores, de necesidades no imaginadas, de necesidades creadas. Dice María: “Se consume pues a toda costa y de manera indiscriminada todo aquello que los demás dicen que el individuo desea, sin que éste realmente contacte consigo mismo y con su deseo. Así entonces, lo consumido no gratifica y no satisface, dejando una sensación de vacío que también requiere ser, sistemáticamente, negado.” Es esta paradoja entre vacio y sobreoferta de elecciones el eje central de este libro. Es el punto medular de la propuesta de María: conjugar la vivencia de la carencia del psicoanálisis, con la situación del ser humano de este tiempo, con la desesperanza y la desesperación de un individuo que anhela volver al estado de homeóstasis originario, al equilibrio; pero que, a la vez, no está en contacto con su verdadero deseo, porque el ruido externo, la saturación de información, de propuestas, de satisfactores, le nublan el entendimiento y merman su voluntad de decidir lo que verdaderamente quiere. Le impiden llenar su vacio con lo que verdaderamente debe llenarlo, con aquello que es congruente consigo mismo y no con lo que el grupo social o los medios le dictan. Adicciones, masificación, carencia de referentes, son los medios que este individuo posmoderno tiene a mano para cancelar la carencia, para obturar el vacio, para volver a la “completud”. Todas las perturbaciones a que estamos expuestos, todas nuestras reacciones de defensa ante ellas, todos los medios que implementamos para defendernos son, en conjunto, materiales cuya línea de investigación apunta hacia el complejo de castración, parafraseando a Freud. Dice María que este libro nace de la observación en el consultorio y de las preguntas que surgen de sus múltiples lecturas (sobre las que bien podría, sugiero, ahondarse en una segunda edición). Pero Yo pienso que este esfuerzo editorial surge de la pasión de ella por el conocimiento y de su disposición a poner ese conocimiento en provecho de los demás. Es ese quizá, el aspecto que más se puede valorar de este libro: conciliar lo aprendido con lo vivido, con lo escuchado, con lo padecido. Poner a disposición de todos este conocimiento y compartirnos su conclusión personal sobre uno de los males que más aqueja al ser humano de este tiempo: la salud mental. Observar y preguntar. Y Yo agregaría algo que, tal vez por mi formación ajena totalmente al psicoanálisis, me llamó poderosamente la atención de las páginas que hoy nos son presentadas. En este texto, en la página 23, aparece un párrafo que en sí mismo encierra tema para el próximo libro de María. Cito: “Freud no argumenta de manera clásica, sino dando giros y utilizando metáforas, a través de las cuales nos descubre enigmas, abre vacíos y oscuridades, hace preguntas que nos llevan a una profunda conmoción, creando un desafío que compromete más allá del intelecto, terminando entonces por reinventar la forma de ver al individuo, haciendo contribuciones al pensamiento, contribuciones que, ciertamente, producen quiebres en la certidumbre en cuanto al concepto del hombre” Me parece que este párrafo encierra todo un sistema nuevo de acercarse a los temas que nos plantean estos tiempos, En este párrafo, María propone una manera diferente de acercarse a los problemas. Como ella misma lo ha hecho con la castración debiéramos y la posmodernidad. hacerlo todos, Como porque los problemas a los que nos enfrentamos, hablo desde mi propia persona y perdón por este ejemplo, son cada vez más complejos. Los problemas de la justicia (y en general todos los problemas que enfrentamos hoy en este México nuestro) exigen de nosotros una forma nueva de argumentar, con giros y metáforas que hagan evidentes y descubran enigmas, que abran vacíos y oscuridades, que hagan preguntas que nos lleven a una profunda conmoción, que creen desafíos que nos comprometan más allá del intelecto, que nos lleven a ofrecer respuestas adecuadas a estos problemas. Este libro es un ejemplo de ello y por eso celebro y agradezco a la autora y a Ustedes la oportunidad reflexiones de Quiero compartir felicitar a estas María y felicitarnos a todos, por estar departiendo esta noche estos trascendentales y, temas que son tan paradójicamente, tan poco atendidos. Me parece que es ya tiempo de comenzar a estar menos hartos de todo y llenos de nada. Gracias, María, por hacernos esta propuesta. Muchas gracias.