Descartes Contexto histórico: En el siglo XVII los intelectuales inquietos vivían una experiencia de confusión, de malestar y hasta de fracaso. Las causas fueron: La revolución científica: En el ámbito de la astronomía se negaba el geocentrismo, y se rechazaba que todos los movimientos celestes eran circulares. En el ámbito de la física, se discutía todo lo que se defendía el sentido común y la física milenaria de Aristóteles. En el ámbito de la metodología, se consideraban ineficaces para alcanzar conocimientos verdaderos los métodos escolásticos. Destrucción de la unidad religiosa: Se produce una gran división de la Europa cristiana occidental en tres iglesias: católica, protestante y anglicana. Mutuas acusaciones y conflictos llevaron a la guerra de los Treinta Años, entre católicos y protestantes. Diferentes intelectuales con intereses científicos iniciaron una nueva filosofía que tenían en cuenta el método y los descubrimientos de una nueva ciencia. Fue en Francia, Holanda y parte de Alemania donde se realizaron las innovaciones. La monarquía de Luis XIV en Francia a sido el prototipo de monarquía absoluta, donde el rey acapara todos los poderes. Con la paz de Westfalia se reconoció la independencia (respecto al Imperio español) de Holanda, que durante el siglo XVII se convierto en un país tolerante, donde reinaba la libertad de pensamiento y la especulación intelectual, siendo el refugio de numerosos filósofos como Descartes, Espinoza, Hobbes, Locke… Contexto filosófico: La filosofía quería alcanzar la seguridad matemática que es posible en la ciencia. Fue tarea de los filósofos entusiastas de la nueva ciencia crear una filosofía que diera a esta ciencia garantía y fundamentación. El racionalismo (Descartes) y el empirismo (Hobbes) fueron las dos corrientes filosóficas que intentaron satisfacer los anteriores objetivos. Ambas concedían importancia al método matemático y a la observación, la razón y la experiencia. Ahora bien, para los racionalistas, la última palabra la tenía la razón, para los empiristas, la experiencia. El modelo de saber racionalista es el sistema deductivo de la matemática. René Descartes nació en una ciudad francesa en 1956. Fue enviado a un colegio donde se recibía una educación clásica y científica orientada según los principios de la filosofía escolástica. Cursó Derecho, pero lo abandono cautivado por la geometría. Con 22 años decidió dedicarse a la carrera militar, participando en la guerra de los Treinta Años. En 1628 escribió “las Reglas para la dirección del espíritu”, y cuando se produjo la condena de Galileo, Descartes renuncio a la publicación del tratado de física que estaba escribiendo, porque no se ajustaba a la doctrina de la física oficial aceptada por la iglesia. Con 40 años, publico tres ensayos científicos precedidos por el famoso “Discurso del método”, en el que expone su teoría sobre cómo alcanzar el conocimiento y, los conocimientos filosóficos que este método le ha permitido alcanzar (metafísica). Las “Meditaciones metafísicas” (1641), contenían seis series diferentes de objeciones junto a las respuestas del mismo Descartes. El libro sufrió ataques, pues sus ideales eran peligrosos y conducían al ateismo. Tras la muerte de su hija de 5 años, Descartes dejó la lectura prácticamente a un lado. En 1649, comenzó a impartirle clases a la reina, a principio de febrero de 1650 enfermo de pulmonía y el día 11 del mismo mes murió con 54 años. Su gran contribución matemática fue la invención de la geometría analítica. En el ámbito del pensamiento, creo una nueva filosofía en la cual sus mismos errores se convirtieron en fuente de inspiración para los filósofos posteriores. Contexto cultural: Desde un punto de vista artístico y cultural, la Europa de los racionalistas se caracteriza por una corriente que se llama el Barroco y que rechaza la simetría, el orden y el equilibrio del Renacimiento. El estilo barroco es un arte exuberante pero pesimista ante la fugacidad de la vida. La pintura barroca destaca por los contrastes de luz y de sombras, por los temas y por su intensidad emotiva. En cuanto al teatro muchos autores del siglo XVII, como Calderón de la Barca, en “La vida es sueño”, quieren mostrar que todo es apariencia y sueño. Filosofía: Conocimiento: El método: la ciencia tiene un método que le permite la seguridad en el conocimiento, pero la filosofía le falta un método adecuado. Para ello Descartes propone el método utilizado por los geómetras. Introduce un método matemático en la filosofía, para dotar a la razón humana de un criterio de verdad definitivo e inapelable. Ve la matemática como la ciencia racional que pone orden en el caos de datos que nos proporciona la experiencia. En el “Discurso del método” de 1637, Descartes establece las cuatro reglas fundamentales de su método: la de la evidencia, la del análisis, la de la síntesis y la de la enumeración. 1º) No aceptar nunca nada como verdadero sin conocerlo, es decir como evitar la precipitación y los perjuicios; e incluir solo lo que esta claro, sin duda alguna. 2º) Dividir los problemas en partes para así resolverlos mejor. 3º) Ordenar los pensamientos, de los mas simples y fáciles de conocer, hasta el conocimiento de los mas complejos. 4ª) Revisarlo todo hasta estar seguro de no omitir nada. La duda y la primera verdad: Su famosa duda universal y metódica se fundamenta en tres razones: - La incertidumbre de razonamiento: Los sentidos nos han engañado muchas veces; por esta razón, Descarte duda de todos los datos que se originan en los sentidos, duda de toda la realidad material del mundo. - Los errores de razonamiento: Es valido dudar de todos los razonamientos que se han tenido por demostrativos. - La dificultada de distinguir el sueño de la vigilia: Existe la posibilidad de que todos los pensamientos del estado de vigilia sean en realidad sueños que no reconozcamos como tales. - La hipótesis del genio maligno: Para que su duda sea universal supone de la existencia de un “genio maligno, astuto y engañador” que le lleva a considerar como evidente cosas que no lo son. La duda cartesiana lleva mas allá de la duda: Se auto supera, puesto que cuando dudo, pienso, y esto implica la existencia de un ser que piensa. Si yo estoy pensando, entonces también estoy existiendo; “Pienso, luego existo”. Esto cumple dos funciones: a) Justifica la existencia de un yo pensante diferenciado del cuerpo. b) Se convierte en un principio modélico. Las tres sustancias: Mediante su método, Descartes llego a distinguir cuales son las tres sustancias que componen la totalidad de lo que es real: El yo pensante; Dios y el mundo. a) El yo pensante: La duda metódica y universal nos ha llevado a una realidad incuestionable: La existencia de un yo pensante. Puedo dudar de la existencia de mi cuerpo y del mundo que me rodea, porque tengo información a través de los sentidos que no son fiables, pero no puedo dudar de mis pensamientos, de mis ideas, de mi subjetividad, que es el conjunto de pensamientos, ideas, representaciones… que están en mi, pero no tenemos la seguridad de que estas representaciones subjetivas se correspondan con hechos del mundo exterior. Descartes estudia y clasifica las ideas ordenándolas de la siguiente forma: - Advertencias o adquiridas: Provienen de fuera, de la experiencia sensible, de mi percepción del mundo o de la enseñanza, y pueden resultar erróneas, ya que muchas veces tenemos ideas diferentes sobre un mismo objeto externo. - Facticias o artificiales: Son las que inventamos o fabricamos nosotros mismos. - Innatas o naturales: Son las que surgen de la facultad de pensar. Nuestra mente las capta y las acepta sin poder modificar nada. b) Dios: El yo pensante no es perfecto, pero posee la idea de perfección. La idea de perfección innata en nosotros es la idea de un ser perfecto: Es la idea de Dios, que tiene que haber sido una realidad divina la que la hecho surgir en nuestras mentes. Dios es la realidad que permite superar mi subjetividad. Ahora ya se que fuera de mi yo hay otra realidad, la sustancia perfecta, un ser que no puede permitir que mis ideas claras y distintas sean un engaño. Dios se convierte en garantía del conocimiento. La esencia de Dios es inseparable de su gran propiedad, la existencia. c) El mundo: Del yo pensante no puedo dudar; del cuerpo, si. Pero si yo tengo una idea clara y distinta de mi cuerpo extenso y existe un Dios perfecto y veraz, este Dios no puede permitir que me engañe mi razón. Así, la bondad de Dios me garantiza que la existencia de las cosas extensas no es engañadora. Además existe otro tipo de sustancia finita y creada: la de los cuerpos, todos ellos con la extensión. La materia (cualquier realidad material, incluido mi propio cuerpo) constituye la tercera sustancia de la metafísica cartesiana. El yo pensante y la materia son dos realidades o sustancias independientes, pero que se comunican entre sí gracias a la glándula pineal, que se encuentra en medio del cerebro, y en la que se aloja el alma; desde allí conecta con el cuerpo y modifica los movimientos de éste. Filosofía: Ética El cuerpo está gobernado por leyes mecánicas que lo determinan. Si el yo pensante no fuera una sustancia del cuerpo, no habría lugar para la libertad. La libertad es un bien que Descartes proclamó, sólo porque era libre ha podido dudar de todo. El alma es una sustancia que de ninguna manera se puede someter a las leyes mecánicas y deterministas que rigen el cuerpo. El mecanismo del dualismo antropológico, por un lado, estimuló la búsqueda biológica, fisiológica y médica; y por otro lado, si toda la materia y toda la naturaleza son consideradas una máquina, entonces, la naturaleza queda al servicio del hombre. Influencias: a) Pascal: Para Pascal el espíritu geométrico cartesiano es la expresión más potente de la racionalidad humana, pero es insuficiente para acceder al conocimiento del hombre y a sus vicisitudes. Contrapone al espíritu geométrico un espíritu de finura, capaz de captar aspectos y matices del ser humano y de la vida que escapan a la razón. El corazón nos lleva a intuir conocimientos que la razón desconoce. Para Pascal, el ser humano es la nada comparado con el infinito, pero también es un todo si lo comparamos con la nada. El Dios cartesiano de los filósofos es un Dios racional y frío; es Dios de la fe es el Dios del corazón, aunque según la razón, respecto a la existencia de Dios, se dan dos posibilidades inciertas: “Dios existe” y “Dios no existe”. No pueden demostrarse, pero es una realidad identificada con la naturaleza y contiene infinitos atributos. Spinoza distingue entre: - La natura naturans, que es la naturaleza creadora (Dios). - La natura naturata, que es la naturaleza creada, conjunto de todas las realidades individuales, que son modalidades de Dios.