dos alminares malagueños: archez y salares

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DOS ALMINARES MALAGUEÑOS:
ARCHEZ
Alminar de Archez
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Y
SALARES
Alminar de Salares
Extracto de la Revista Jábega nº 3, año 1973. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
Uno de los lugares más bellos de la provincia de Málaga,
es el valle del Algarrobo; a través de su curso, los regadíos costeros penetran en el interior escalonándose en
pequeñas vegas hilvanadas por bancales: Algarrobo, Sayalonga, Competa, Archez y Canillas de Albaida que es
su cuna (1).
Archez está junto al río, y hay que descender hasta su
lecho para ver entre el laberinto de su urbanismo tan
musulmán, este alminar que fue de su mezquita.
Es de ladrillo rojo. Su primer cuerpo aparece encalado.
El segundo ostenta en sus cuatro frentes decoración de
ladrillo recortado formando rombos mixtilíneos. En la
parte superior termina en piezas circulares, en la inferior se remataría por columnillas desaparecidas.
Por el lado norte conserva policromía en tono rojo, con
motivos decorativos vegetales en la parte de los rombos
de ladrillo, que ocupa todo el frente de las cuatro fachadas, dejando las esquinas lisas.
Encima de este cuerpo, una cinta de azulejos azules sobre fondo blanco formando rombos.
Sobre ella, un cuerpo más pequeño limitado por impostas de ladrillo, ocupado por arcos apuntados de herradura entrelazados, con policromía de tipo geométrico:
rombos, cuadrados y dameros.
Encima, el cuerpo de campanas cubierto por tejado a cuatro aguas en el lugar en que estaría la terraza.
Su planta, es un cuadro de 3,64 m. con un pilar central
cuadrado de 1,07 m. Alrededor sube la escalera cubierta
por bóvedas escalonadas de medio cañón. Algunas presentan aristas en los ángulos y otras se unen por una
diagonal común. Su altura total es alrededor de los 15
m. tomados al nivel actual de la calle que es de suponer
no será el mismo que el primitivo. Su relación con respecto al lado es de 1/4.
La entrada actual no es la primitiva, ya que a la misma
altura de la entrada, hay una bóveda tapada que indica
que se prolonga hacia abajo la escalera.
Cinco veces al día subiría el almuédano a esta torre:
al rayar el alba, al declinar el sol después de mediodía,
a media tarde, después de la puesta del sol, y al anochecer. Sus voces llegarían a confundirse con las de
otro almuédano próximo en la distancia pero lejano en
su medio geográfico: el de Salares.
Salares no tiene río. Aquí el agua no puede hacer el milagro del verdor de las vegas. El secano mediterráneo,
olive, cereales, viñedos, es su medio de riqueza (2).
Su paisaje es agreste, colgado en la falda de Sierra Tejeda. En sus pendientes y bien iluminadas solanas, se
endulza la pasa. Ya en el pueblo, la vista se ciega por
la blancura de la cal que se derrama hasta los suelos.
Sus calles son vericuetos, curvas y contracurvas cruzadas a veces por arquillos o algorfas que son como un
refugio de ardiente sol para el caminante. Entre su apretado caserío de auténtico perfil morisco, se levanta el
alminar de su mezquita.
La similitud con el de Archez es manifiesta. Aunque no
hay comunicación directa entre los dos pueblos, siempre hay pasos por las montañas que son conocidos por
las gentes del lugar y que pondrían en contacto a los artífices de ambas obras.
Es de ladrillo rojo, encalada su parte baja, deja al descubierto parte de mampostería cruzada por verdugadas de
ladrillo. Más arriba se limita solo a este material adornado por un pequeño rectángulo de azulejos con dos filas
de rombos azules sobre blanco. El ladrillo se utiliza como
elemento decorativo al disponerlo en diferentes posturas.
La zona decorada tiene los mismos rombos mixtilíneos
descritos en Archez faltándole los remates circulares
superiores. Si tuvo pintura nada conserva de ella.
Como el de Archez estuvo encalado, pero la lluvia y el
viento se han encargado de devolverle su primitiva belleza. Sobre esta zona decorada, y a partir de una imposta de ladrillo, el cuerpo de campanas, adición cristiana,
que quebró para siempre la voz del almuédano. Obra mudejar, lleva alfices cobijando los arcos de sus campanas.
Las dimensiones de este alminar son 3,05 m. de lado y
el pilar central cuadrado de 0,90. La altura, unos 12 m.,
es decir, cuatro veces la longitud del lado.
El interior presenta bóvedas escalonadas de medio cañón y de arista en los ángulos. La entrada actual muestra que se han tapado otras bóvedas que prolongarían
más el recorrido por el interior, y situarían la entrada
original más baja. La armadura del tejado es de vigas y
tablazón, y está hundido el suelo del cuerpo de campanas, lo que ha hecho más difícil la medición de la altura.
El distinto material y la peor calidad de la obra diferencian claramente esta obra mudéjar.
Las relaciones de estos alminares hay que buscarlas en
principio en la arquitectura granadina en la que el alminar de San Juan de los Reyes presenta entrelazos marcando una época posterior a los almohades en que la
decoración se hace más sencilla y uniforme.
Dentro de la provincia de Málaga, el alminar de San Sebastián de Ronda presenta restos de arquillos de ladrillo recortado, que según Torres Balbás ocuparían la totalidad de las fachadas de la torre, como éstos que nos
ocupan, separándose del tipo granadino de San Juan de
los Reyes que sólo se decora el centro de la fachada (3).
Esta circunstancia lo hace acercarse más a modelos
africanos que de Al-Andalus, como son el alminar de la
mezquita de Sidi-Bu-Medina (1339) en Tremecen (4), el de
la alcazaba de Túnez (1233) (5), el de Sidi-L'alwi (1253)
(6), y el de Sidi Lahssen en Tremecen (7), que presentan
una red de rombos idéntica en su decoración.
En lo que se refiere a pintura, el de Archez puede relacionarse con el alminar de Sidi-Bu-Medina de Tremecen
(1339) y el de Abull-Hassan en Chella (mediados del siglo XV), de los que Torres Balbás opina es contemporáneo (8), todos ellos pintados en el consabido color almagra.
Los puntos de contacto con modelos africanos son indudables. Nada extraño para estas regiones malagueñas
tantas veces visitadas por gentes del otro lado del estrecho y para quienes tampoco era desconocido el éxodo
de andaluces a África. Pero ¿qué momento puede ser
este que produce monumentos idénticos en ambas orillas del estrecho?
A la caída del imperio almohade, los Meriníes de Marruecos serán los herederos de su imperio. Está documentada la llegada a Málaga de su rey Abu-Yusuf poco
después de 1227, y la entrega que se le hace de la ciu
dad por parte de su reyezuelo Muhamad ante el temor de
perderla por la fuerza (9). Luego, Málaga pasa a los nazaríes, porque su gobernador Yahya Ben Umar-ben-Muhalli se la entregó a cambio de la fortaleza de Salobreña.
Málaga fue presa siempre codiciada por los Meriníes
que no renuncian a poseerla hasta que el hijo de AbuYusuf, Yacub, renuncia a sus pretensiones en una entrevista amigable con el rey nazarí. Todavía conservarían
Algeciras, Ronda y Estepona. La batalla del Salado pondría fin a la estancia de los Meriníes en Al-Andalus.
Pero sus correrías por el norte de África no terminan
entonces, ya que privados de su expansión en España,
la extienden por los dominios de sus vecinos Hafsidas de
Túnez y Ziyanidas de Tremecen, poblaciones que caen en
sus manos hacia 1347 (10).
Extracto de la Revista Jábega nº 3, año 1973. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
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Los alminares citados de Túnez y Tremecen son posteriores a la estancia de los Meriníes en Málaga ¿Sería
aventurado pensar en la mayor antigüedad de las torres
malagueñas y que emigrantes andaluces llevarían estos
modelos con los Meriníes al norte de África?
En apoyo de esta hipótesis, está la opinión de Saladín
(11) que dice que la exuberante decoración de los monumentos del Mogreb, se debe al éxodo de andaluces que
llegan constantemente a África desde la conquista de
Sevilla. A partir de entonces el arte mogrebino, severo
y sin adornos se complica y adorna cada vez más. En otro
lugar (12), dice que los monumentos de Túnez, donde
los Hafsidas protegen las artes, están embellecidos por
artistas andaluces.
Mas tajante es Pijoan (13) que afirma que el arte del Mogreb es de importación por su inferior calidad y su clara
imitación, lo que demuestra que si bien «en tiempos de
la Alhambra los Meriníes tenían más fuerza que los re-
yezuelos granadinos, de África sólo vinieron mesnadas,
pero de España partieron artistas».
Siguiendo esta idea, de dar prioridad al arte de A!-Andalus, podríamos situar la construcción de estos alminares entre el siglo XIII y XIV. Artífices malagueños pasarían con los Meriníes a África, y a la hora de la paz,
plasmarían en las recién conquistadas poblaciones lo
que ya tenían aprendido de su tierra: tradiciones evolucionadas del buen arte andaluz que tantas joyas había
producido.
El alminar de Archez, más monumental y completo por
su decoración pictórica, puede suponerse anterior al de
Salares que se haría por imitación. Ambos, muestra de
ese arte almohade evolucionado que tanta huella dejó en
el arte posterior. Ambos también, retazos de islamismo
en ese inmenso ámbito musulmán que va del Atlántico
al Pacífico.
M,a Dolores AGUILAR
NOTAS
( 1)
( 2)
( 3)
( 4)
( 5)
( 6)
( 7)
( 8)
( 9)
(10)
(11)
(12)
(13)
Terán, M. Geografía... pág. 426.
Terán, M. Geografía... pág. 426.
Alminares... pág. 87.
Marçais. Manuel d'art... pág. 429 y Torres Balbas, L. Alminares... pág. 49-90.
Marçais. Manuel d'art... pág. 525 fig 281. Y Torres Balbas. L. Alminares... pág. 59-90.
Saladin. Manuel d'art... pág. 269 fig. 204. Vol. 2.°.
Saladin. Manuel d'art... pág. 268 fig. 203. Vol. 2.°.
Ars Hispaniae, T. IV, pág. 184.
Guillén Robles, F. Málaga... págs. 98 y 55
Rolf Reichert, Atlas... pág. 105.
Saladin. Manuel d'art... pág. 257.
Saladin. Manuel d'art... pág. 192.
Pijoan, Historia General... T. XII, pág. 583.
BIBLIOGRAFÍA
Guillén Robles, F. Málaga Musulmana.
Edición cuidada y puesta al día por la Escuela de Estudios Árabes de Granada.
Málaga, 1957.
Marçais. Manuel d'art Musulmán. París 1927. 2 vols.
Pijoan. J. Historia General del arte: Summa Artis. Vol. XII.
Espasa Calpe. Madrid 1966.
Rolf Reichert. Atlas histórico regional del mundo árabe.
Universidad Federal de Bahía. Centro de Estudios Afro-oriental. Salvador. Río de Janeiro. Brasil. 1969.
Saladin. H. Manuel d'art musulmán. 2 vols. París 1907.
Terán, M., Sole Sabaris, Bosque, J. Geografía Regional de España.—Editorial Ariel. Barcelona 1968.
Torres Balbás, L. Ars Hispaniae, T. IV. Editorial Plus Ultra. 1949. Alminares hispano-musulmanes. «Cuadernos de ArteUniversidad de Granada. 1939-1941. Pág. 59-90.
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ALMINAR DE SALARES
ALZADO-SECCIÓN
ALZADO-SECCIÓN
nivel actual del
suelo
PLANTA
PLANTA
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