Núm. 370 - Publicaciones de Defensa

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ejército
REVISTA
DE LAS
ARMAS Y SERVICIOS
MADRID, NOVIEMBRE 1970
-
AÑO XXXI
-
NUM. 370
“Depósito 1egal” M. 1633-1958.
Director. El General Jefe del Servicio de Publicaciones del E. M. C.
General de Brigada de Infantería, Diplomado de E. M., Excmo. Sr. D. Luis Cano Portal
JEFE DE COLABORACIONES
Coronel de Infantería, Ilmo. Sr. D. Eduardo Gotarredona López
CONSEJO CONSULTIVO DE COLABORACIONES
General
General
General
Coronel
Coronel
Coronel
Coronel
de División, Excmo. Sr. D. Enrique Gallego Velasco.
de División, Excmo. Sr. D. Gaspar Salcedo Ortega.
de División, Excmo. Sr. D. Narciso Ariza García.
de Intendencia, Ilmo. Sr. D. José Rey de Pablo-Blanco.
de Art.a del Sv. de E. M., Ilmo. Sr. D. Fernando Soteras Casamayor.
de Infantería del Sv. de E. M., Ilmo. Sr. D. Luis Sáez Larrumbe.
de Infantería del Sv. de E. M., Ilmo. Sr. D. Sergio Gómez Alba.
Y por los Jefes que designen como representantes los Centros de Instrucción y ense
ñanza siguientes: Escuela Superior del Ejército y todas las Escuelas de Aplicación del
Ejército.
PUBLICACION
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Redacción y Administración: Alcalá, 18, 4.° MADRID (14)
Teléfono 222 52 54 :-: Correspondencia Apartado de Correos 317
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Para militares en suscripción colectiva por intermedio de los cuerpos
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Número suelto35
20ptas. ejem.
135
Correspondencia
para trabajos técnicos, al Coronel Jefe de Coloboraciones
Correspondencia para suscripciones, al Administrador
Las ideas contenidas en los trabajos de esta Revista representan únicamente la opinión
del respectivo firmante, y no la doctrina de los Organismos oficiales, y, por tanto, los ar
tículos que se publiquen con la firma de su autor solamente reflejan las opiniones e ideas
personales del mismo.
De los artículos no firmados, se hace responsable la Dirección del Servicio.
Ejército
-
Revista de las Armas
Noviembre 1970
-
y
sumario
Servicios
año XXXI número 370
-
Nuestra portada
Política Exterior:
Calidoscopio internacional
Temas Generales:
Arte rupestre en la provincia
de Segovia
La Legión 1936
Hacia las relaciones públicas
en el Ejército
Temas profesionales:
La precipicitación radiactiva
procedente
de explosiones
nucleares
Influencia de la rotación terrestre en las trayectorias.
Efecto Coriolis
Guerra subversiva. Problemas de táctica y logística Sanitaria
informaciones diversas:
“La responsabilidad del subordinado militar en la ejecución de órdenes notoriamen
te antijurídicas o constituti
vas de delito”
Los principales sistemas de
armas tierra-aire
De la ayuda Naval Americana a España
Carta a un joven amigo
España
hacia el Mercado
Común
La Intendencia francesa
La democratización del Ejército en el pensamiento de
Mao-Tse-Tung
Desarrollo
española
de la actividad
Información bibliográfica
GeneralSalcedo
Comandante de ArtilleFrancisco
ría,
Gozalo
Quintanilla
Teniente
Coronel de In
fantería, Gárate Córdoba 10
Capitán de Caballería,
Pitarch
José
Bartolomé 19
Carlos Lorenzo Becco,
Capitán de Artillería
5
26
Enrique Alvarez del
Canto, Teniente Coronel
Artillería
de
Coronel Médico, Ervigio
Escudero Sáiz
Julio Catalán Chillerón,
Licenciado en Derecho
Coronel Orrand. (Tra
ducción
de la Redacción
de “Ejército”.)
CarlosBarcón, del Cuer
General
po Administra
tivo de la Armada
José
Corts Grau
Por el Gral. Gallego Velasco
RicardoSalazar Andú
jar, Capitán de Intenden
cia, del Centro Técnico
de Intendencia
Capitán de Ingenieros,
diplamo de Estado MaRamón
yor,
Martín-Ci
fuentes y Miró
Coronel de Intendencia
M. José
Rey de PabloBlanco
31
35
43
45
51
54
55
64
68
7
CAUDOSCOPIO
INT[RNAC1
Por
Son tantos los sucesos internacionales—alguno
de ellos de índole criminal—acaecidos durante el
mes de octubre, al que los poetas llaman, ignoro el
porqué, el mes de las añoranzas, que de mencionar
los todos y cada uno, nuestro comentario interna
cional quedaría reducido—en razón a lo limitado de
su espacio—a una mera y larga enumeración de to
dos ellos, sin apostillas o juicios más o menos per
sonales, acerca de sus causas y efectos, que en opi
nión del comentarista viene a ser algo así como el
aderezo de las noticias que sin ellos se sirven cru
das.
Por esta razón he pensado, de acuerdo con el Di
rector de la Revista EJERCITO, que por esta vez
al menos, es preferible escoger los mejores platos
del menú informativo internacional, y entre ellos los
que tienen relación con nuestra Patria, seleccionan
do así para presentarla a nuestros lectores una car
ta de noticias calientes y sabrosas, pero repito, de
la cocina española.
Entonces: la primera noticia en orden cronoló
gico y también por su importancia que podemos re
gistrar; ha sido la llegada a Madrid, el día 2 del
pasado mes de octubre, del Presidente de los Esta
dos Unidos de Norteamérica, Míster Nixon, el cual
cerraba con su visita a la capital de España, el corto
pero intenso periplo mediterráneo que ha sido mo
tivo de su viaje a Europa, y cuyas etapas anteriores
fueron Roma, capital de Italia, Nápoles, como Sede
del Mando Suboccidental de la O. T. A. N.; y Bel
grado y Zagreb, ciudades ambas de Yugoslavia. Al
gunos maliciosos comentarias atribuyenron en su
día al señor Nixon el doble objetivo que el dicho
popular adjudica a aquel ciudadano que fue por
atún en ocasión de ver al duque (en este caso el
duque es el Mediterráneo y el atún tiene algo que
ver con las próximas elecciones Norteamericanas).
El recibimiento que el pueblo de Madrid, en nom
bre del de España, tributó al ilustre inquilino de la
Casa Blanca, al que acompañaba el Generalísimo
Franco, ha sido caluroso y entusiasta. En el corto
lapso de veinticuatro horas que el Presidente Nor
teamericano estuvo en Madrid celebró entrevistas,
la primera de ellas de alto nivel con el Generalí
simo Franco, visitó al Príncipe de España y recibió
posteriormente al Vicepresidente del Gobierno, Al
mirante Carrero y a nuestro Ministro de Asuntos
Exteriores, señor López Bravo.
Con esta visita a España y con las entrevistas ce
lebradas, el Presidente Nixon ratificaba oficial y
personalmente el Tratado de Amistad y Cooperación
entre España y Norteamérica, recientemente firma
do por los Ministros de Asuntos Exteriores de am
bos países, al mismo tiempo que ponía de mani
fiesto de una manera explícita el papel importante
que en la Geo-política y Geo-estrategia Norteameri
cana juega nuestra Patria dada la situación privile
el General
SALCEDO
guiada que ocupa en Europa y en el Mediterráneo,
Mar que fue cuna de la civilización occidental y
que, mientras dure la actual situación internacional
en Europa y en el Mediterráneo, será guardado ce
losamente por la Sexta Flota Norteamericana, amén
de por los Ejércitos—en sus tres dimensiones—de
los países ribereños de este Mar y amigos de Nor
teamérica, para impedir a toda costa que, como pa
rece desear el bloque Oriental, pudiera convertirse
en su tumba.
A fuer de sincero, este comentarista debe reco
nocer que la visita del Presidente Nixon a España,
no ha tenido excesivo eco en la prensa europea
e internacional—salvo, naturalmente, en la de Es
paña y Norteamérica—como se sabe siempre dis
puesta a hablar de nuestra Patria cuando las cosas
no marchan bien y muda y silenciosa, cuando las
noticias que tienen que dar acerca de nuestro país
son gratas o aceptables. Pero, como diría un castizo
madrileño de los muchos que recibió con aplausos a
Míster Nixon, se trata: «de celos mal reprimidos».
Durante este mes de octubre la Organización de
las Naciones Unidas en su ya tradicional reunión de
otoño, ha celebrado el 25 aniversario de su fun
dación, que tuvo lugar el 24 de este mes del año
de 1945. Para esta ceremonia se han trasladado a
su sede, en Nueva York, numerosos Jefes de Estado
de Gobierno y Ministros de Asuntos Exteriores de
los 127 países que actualmente pertenecen a la’
O. N. U., que todavía no es mundial ni universal,
porque son varios los países que no pertenecen a ella,
destacando entre ellos la China Continental, cuya
población supera la cuarta parte de la del Mun
do. En sus sucesivas intervenciones en la Asamblea
General Extraordinaria, la mayor parte de los re
presentantes nacionales—por no decir todos—de las
Potencias medianas y pequeñas, entre ellos el de’
España, precedidos por el propio Secretario General
de las Naciones Unidas Utahn, se han lamentado de’
la impotencia—que el derecho al veto de los gran
des hizo congénita—que esta Organización ha veni
do poniendo de manifiesto a lo largo de sus veinti
cinco años de vida, al no poder resolver las gra
ves amenazas para la Paz y sus complejos y peligro
sos problemas que en este lapso ha vivido el mun
do. Todos o la mayor parte de los oradores, han
insistido en la necesidad de reformar la Carta y sus
procedimientos, si es que se quiere que en el futuro
su intervención sea más decisiva y resolutoria (1).
(1) Un simple recuento, no exhaustivo de lo sucedido
en el mundo durante estos últimos veinticinco años, nos
permite anotar en el debe de la pretendida y prometida
paz mundial: trece conflictos bélicos—enel contexto in
ternacional—; un número no menor de guerras inter o
nacionales; amén de una serie de intervenciones—armadas o no—, pero nunca pacifistas, en la política interna
de una serie de Naciones, realizadas directamente o por
medios de elementos no determinados, pero siempre adje
3
Quizás los únicos que no se han referido a la im
potencia de la O. N. U. han sido los representantes
de los dos supergrandes, la U. R. S. S. y los Esta
dos Unidos de Norteamérica. El primero en interve
nir fue el Ministro de Asuntos Exteriores de la
U. R. S. S., señor Gromiko, ya que a última hora
el Jefe de Gobierno, señor Kosigin, decidió no asis
tir a estas ceremonias. Dado el tono y las palabras
enérgicas que el orador ruso utilizó, para criticar
vívasnente a los Estados Unidos y a su política, se
llegó a temer que la U. R. S. S. se disponía a des
tapar de nuevo la caja ‘de la guerra fría. Parece que
no ha sido así. Por su parte el señor Nixon pronun
ció un discurso en el que pedía a Moscú que se de
cidiera de una vez para siempre, a seguir conjunta
mente con su país el camino de una cooperación pri
vilegiada, única forma, a su entender, de mantener
la paz. En esta ocasión el Presidente Norteamerica
no ha hablado sin ambajes, afirmando que por en
cima de la O. N. U. las dos únicas Naciones capa
ces de mantener la paz o desencadenar la guerra to
tal son las dos superpotencias nucleares. Como es
natural esta declaración no ha caído bien entre las
medianas y pequeñas potencias, y por esta vez no
parece que el Presidente Nixon ha sabido elegir con
oportunidad el momento de hacer su declaración y
el auditorio al que ésta iba dirigida.
Por otra parte, y en opinión del comentarista, el
Presidente Norteamericano—seguramente con pre
meditación y pleno conocimiento de causa—ha elu
dido tratar de la China comunista que, si hoy por
hoy, no es supergrande en el orden nuclear, está
claro que lo ha de ser en la decena de los años 70.
Entiendo que el planteamiento bipolar está ya re
basado y sobre él no se puede edificar la ecuación
geopolítica del futuro.
En estas sesiones conmemorativas España y sus
representantes han jugado un papel especialmente
importante, dado que en este lapso le ha corres
pondido a nuestra Patria el puesto de Presidente
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Gracias a la habilidad y a la pericia de nuestros re
presentantes, señores López Bravo y Pinies, y a la
posición sin compromisos que España ocupa en el
cánevas de la política internacional, ha sido posible
que por primera vez en la historia ‘de la O. N. U.
su Consejo de Seguridad haya celebrado una reunión
extraordinaria a nivel de Ministros de Asuntos Ex
teriores, cosa que por cierto ha reconocido el señor
Uthan.
Durante este mes de octubre la Marina Española
ha efectuado maniobras conjuntas con las de Por
tugal y de Francia, estrechando así en el contexto
castrense, nuestras buenas relaciones políticas. A la
última de estas maniobras ha asistido S. A. Real el
Príncipe de España, que a continuación de ellas ha
sido huésped en París del Presidente, señor Pom
pidou, y del Gobierno Francés.
El 12 de octubre fue la Fiesta de la Hispanidad.
Día en que las Naciones de estirpe hispana se unen
y congregan para celebrar sus orígenes y últiniamen
te también para designar sus objetivos comunes.
tivados con colaboradores oficiales u oficiosos de las dos
superpotencias.
4
Pocos días después y con ocasión de inaugurar el
Monumento que Madrid dedica a Simón Bolívar, se
ha celebrado un homenaje al Libertador de la Amé
rica Hispana, al que han asistido delegaciones ofi
ciales de los seis países bolivarianos—Venezuela, Co
lombia, Perú, Ecuador, Panamá y Bolivia—. De esta
manera España y los países sudamericanos no sólo
se ponen de acuerdo en todo aquello que les une
y les es común, sino que celebran conjunta y ju
bilosamente aquello que antaño les desunió.
Y ya que de América se trata, terminaremos nues
tro comentario haciendo una rápida y sucinta re
lación de los sucesos más importantes que en ella
han acaecido durante el mes de octubre. En Boli
via es destituido el General Ovando por el General
Rogelio Miranda, el cual a su vez es depuesto por
el General Torres—presidente revolucionario—que se
ha hecho cargo del Gobierno a los tres años justos
de la muerte del Che Guevara. En Canadá los sepa
ratistas de Quebec detienen y matan al Ministro se
ñor Laborde y secuentran al mismo tiempo al Jefe
de la Misión Británica Comercial en Montreal, mís
ter James Cross. En Estados Unidos los movimien
tos raciales se agudizan, culminando con el poco
cordial recibimiento que en el Estado de California
dedicaron al Presidente Nixon un millar de pacifis
tas. En Chile es elegido Presidente el Doctor Allen
de, y es asesinado el General Jefe del Ejército Chi
leno, sefior Schneider. En Ecuador es secuestrado el
General en Jefe del Ejército del Aire de este país,
señor Rohou Sandoval. En Bolivia la Central Obrera
declara un huelga indefinida en Santa Cruz. En Co
lombia es secuestrado el líder campesino Urbano
Pérez. En la República Argentina son continuas las
huelgas con las que el Peronismo demuestra su opo
sición al Gobierno, mientras que en el Brasil se pro
ducen roces entre el Gobierno y la Jerarquía Ecle
siástica.
Como se ve ya no se trata sólo de los países sud
americanos, es América entera la que ha entrado en
convulsión durante este mes de octubre, en el que
han fallecido: En Francia el ex Presidente francés
señor Eduardo Daladier, último superviviente del
Pacto de Münich que él y Mr. Chamberlain firmaron
junto con Hitler en el año 1938 y el cual, según al
gunos, fue la causa de la segunda Guerra Mundial.
En Polonia muere el señor Adam Rapachi, autor del
plan de neutralización de la Europa Central, que
nunca fue llevado a cabo; y en México muere el
ex Presidente General Lázaro Cárdenas, que tan de
cidido apoyo prestó, durante los años 1939 y 1940, al
Gobierno español rojo en el exilio.
El día 1 de este mes de octubre la China co
munista de Mao-Tse-Tung celebró el XXI aniversario
del establecimiento de su régimen. Doce días des
pués Canadá reconocía oficialmente al régimen co
munista, rompiendo sus relaciones diplomáticas con
Taipeh.
En este mes y en sus primeros días, quizá para ce
lebrar el XXV aniversario de la O. N. U., los Es
tados Unidos y la U. R. 5. 5. produjeron dos explo
siones nucleares megatónicas. Pocos días después
Moscú y Washington registraban el eco de una gran
explosión atómica producida en China, que con este
aldabonazo, se dispone a entrar—con permiso o sin
él—en el Club Nuclear.
Arte rupestre
en la Provincia de Segovia
Comandante de Artillería, FRANCISCO GO
ZALO QUINTANILLA
Son abundantísimas las muestras de ARTE
RUPESTRE en la Península en tres de sus
modalidades, grabados, pinturas e insculturas.
Las hasta ahora descubiertas, están localiza
das en las regiones que bordean la Meseta
Central, siendo muy escasas en el centro.
Con todas estas manifestaciones, los espe
cialistas suelen hacer cuatro grandes grupos
que corresponden a los distintos estilos y épo
cas de las sucesivas razas y pueblos que, en
el transcurso de muchos milenios, se sucedie
ron como habitantes de nuestro suelo:
mente, en las paredes y techos de las caver
nas. El núcleo principal está localizado en las
regiones Cantábrica y Pirenaica, desde Astu
rias a Cataluña; destacándose en Asturias las
cuevas de Pindal, Buxu, San Román de Car
damo, Tito Bustillo (en Ribadesella), etc.; en
Santander, las de Altamira, Pasiega, Castillo
y otras más; la de Santimamiñe, en Vizcaya;
Barcina, Atapuerca y Ojo de Guareña en Bur
gos. Ramificaciones de este grupo llegan a
otras zonas; Saelices (Guadalajara), Pileta
(Málaga) y provincias levantinas.
CANTABRICO
LEVANTINO
Pertenecen a este grupo, pinturas y graba
dos de estilo naturalista, con representaciones
de animales y alguna figura humana con dis
fraces zoomorfos, están realizadas, general-
Pinturas estilizadas, menos naturalistas que
las anteriores, realizadas en refugios al aire
libre, donde se mezclan las representaciones
de animales con numerosas figuras humanas
Figuri
4
ESTIONfSLOC4L/ZÁD4’
IRTE CÁNTÁ8RICO
IRTE LEVÁNTINO
IRTE E$4’UEM4T/CO
/NSCUITURIJ’ G411E664
,IRTE RUPESTREEN 14
PROV/NC/A DE SEGOVIA
POS/BIES INFLUENCIAS
..i-
•e.e4
)
Ea el Paleo/it/co
Ea el Neohtxx,
En tiewYpos h,s’/óricos
5
J’UPE1’PON/B1(Át MM 1. 1/200.000
730
720
110
ZON4$’PR/NC/PILES
en escenas de caza y guerra en actitudes de
gran movilidad. Se encuentran localizadas en
las provincias de Castellón (Vailtorta), Valencia
(Parpalló), Murcia (Cantos de Visera), Alme
ría y en las más interiores de Lérida (Coguli),
Teruel (Calapatá), Albacete (Alpera y Mina
teda).
ARTE
.,
ESQUEMATICO
Pertenecen a este grupo las numerosas pin
turas esquemáticas, realizadas en refugios al
aire libre, la mayoría, algunas en las piedras
de los megalitos, representan tanto la figura
humana como las de animales extremadamen
te esquematizadas y tanto las escenas como las
figuras aisladas, al contrario del grupo ante
rior, carecen de movilidad, son rígidas.
Ocupa el grupo una gran extensión, todo el
S. de la Península, llegando por el N. a las
provincias de Ciudad Real, Albacete y Mur
cia, Extremadura y centro de Portugal, Sala-
6
manca (Las Batuecas) en que las pinturas son
muy abundantes. En este grupo se pueden in
cluir la mayor parte de las de Segovia, objeto
del artículo, aunque no se trata de pinturas,
sino de grabados muy semejantes a las inscul
turas gallegas.
5
—...
•
•
—.4
‘•
Figura B
9
1
INSCULTURAS GALLEGAS
En toda Galicia y N. de Portugal, se en
cuentran, grabados en las rocas, unos bajorelieves esquemáticos de figuras humanas y de
animales, una muestra la encontramos en la
Roca del Polvorín, cerca de La Coruña.
Los límites de estos grupos no están bien
definidos, hay inscrustaciones de unos en
otros, haciendo difícil enmarcarlos por sepa
rado, como se ve en el mapa (fig. A), en el
cual se aprecia el gran claro que hay en el
centro.
Dar a conocer la existencia en el centro del
claro, de muestras de ARTE RUPESTRE, e
interesar a los técnicos en su estudio, es mi
propósito.
Se trata de unos bajorrelieves, de poca pro
fundidad, hechos posiblemente con instrumen
tos de piedra puntiagudos, golpeando repetida
mente toda la superficie de la figura, quedan
do, en la roca, un vaciado de bordes poco de-
7
finidos. Observadas, las figuras, desde unos
pocos metros, dan la impresión de ser pintu
ras. Están realizadas sobre las partes lisas de
las rocas pizarrosas, en las rocas calizas tam
bién existen, pero son más difíciles de apre
ciar, todas están al aire libre.
Situados en el centro de la provincia de Se
govia, en tres zonas principales y otras secun
darias que comprenden varios términos muni
cipales, Armuña, Carbonero el Mayor, Yan
guas de Eresma, Bernardos, Migueláflez,Do-
±
*
3’
n
LrifA
mingo García, Ochando, y otros. Ver super
ponible al M. M. 1. 1/200.000.
La mayor parte son representaciones de la
figura humana, en distintos grados de esque
matización, aisladas en unos casos y forman
do escenas en otros. Las escenas son de caza
y guerra, algunas tan abigarradas que es casi
imposible su interpretación.
No faltan las representaciones de animales,
équidos en gran número, cérvidos, cánidos y
aves; todos ellos, con excepción del caballo de
II
la fig. B, de fauna actual. Los cánidos, unas
veces parecen acompañar al hombre en la caza
y otras ser el objeto de ella. Los équidos, ca
ballos y mulos, con su jinete la mayoría.
Hay otras figuras y signos de aspecto geo
métrico, cruces, cuadros, círculos, grupos de
puntos, escaleras, etc.
En las láminas, presento una pequeña mues
tra para dar idea de la gran variedad de for
mas y estilos, sin tener en cuenta el tamaño,
que oscila entre los cinco y treinta centíme
tros.
En el cerro de San Isidro, término de Do
mingo García, destaca un gran caballo de las
estepas (fauna desaparecida), estilo naturalis
ta, grabado por puntos profundos y separados
que marcan sólo el contorno, de poco más de
un metro, la grupa queda oculta por el mus
go. Pudiera ser magdaleniense, por su seme
janza con los de Altamira, Buxu y otros de esa
época (fig,. B).
En el mismo lugar se encuentran gran can
tidad de figuras, en distintos grados de esque
matización, distinta pátina y muchas de ellas
superpuestas, con lo que pueden ser cataloga
das como pertenecientes a distintas épocas,
desde el Neolítico hasta tiempos históricos
(Lámina 1). No faltan añadidos muy recientes,
que en algunos casos deterioran los grabados
más antiguos.
De las mismas características y épocas exis
ten en el término de Ochando, en ambas ori
has del Arroyo Bausa (Lámina II). En el lecho
del arroyo, en una roca plana y bastante pu
lida (Foto 1), se aprecia una mezcla de signos
y figuras que, vistos a distancia, dan impre
Sión de ser una inscripción alfabética. Al estar
parcialmente cubierta por el suelo actual, el
estudio de la estratigrafía, pudiera dar la fecha
aproximada de los grabados.
La tercera zona comprende las dos márge
nes del río Eresma, en una longitud de 15
kilómetros y anchura variable. Los grabados
están más dispersos, son de las mismas carac
terísticas que los de las zonas anteriores, al
gunos parecen estelas que marcan enterra
mientos próximos.
Con el fin de interesar más a los aficiona
dos, diré que, en la primera zona, muy cerca
de los grabados, se encuentran tumbas antro
pomorfas; al sur de la última zona, en una
meseta de bordes rocosos, llamada Tormejón
(término de Armuña), hay cuevas naturales
(sin explorar) en cuyas inmediaciones se re
piten los grabados y a pocos metros de la en
trada de la principal, hay una como inscrip
ción alfabética y muestra de haber sido ha
bitada desde la Prehistoria. En lo alto de la
meseta debió estar situada una ciudad ibérica
de cierta importancia, a juzgar por la abun
dancia de cerámica decorada, estilo ibérico, es
parcida en pequeños fragmentos por toda la
meseta y sus laderas.
La relación de estas manifestaciones de arte
con todos los grupos anteriores parece induda
ble; el estudio de las mismas podría aclarar
en parte el camino que siguieron las distintas
culturas en su expansión.
Con los conocimientos de simple aficionado,
no soy quién para juzgar de la importancia de
estos descubrimientos, por lo cual dejo a otros
más capeces la tarea de hacerlo.
OBRAS
CONSULTADAS
Historia
de España, de don Antonio Ballesteros
Beretta. Segunda edición, reimpresión de 1953. Sal
vat Editores, 5. A.
El hombre prehistórico y los orígenes de la hu
manidad,
de Hugo Obermaier y Antonio
García
Billido. Segunda edición, 1941. «Revista de Occiden
te>). Madrid.
a Legión
1
Teniente
Coronel
CORDOBA,
(Continuación, del artículo del mismo autor
de Infantería,
del Servicio Histórico
GARATE
Militar.
ballero, cuando el 13 de agosto sucumbía el
((El alma de 1a Legión», pubricad0 en el núme portaguión con un ¡viva la muerte!, y sólo al
ro 369 de nuestra Revista, el pasado octubre.) fin, en el último intento, reuniendo los esca
sos restos, pasó la brecha el capitán y un cabo,
desangrándose, y aquel parte estoico, embe
bido en “espíritu de la muerte”: “Atravesé la
EL ASALTO A BADAJOZ
brecha. Tengo 14 hombres. No necesito re
fuerzos”. Yagüe, al revistarlos más tarde, diría:
Si de la Legión de Marruecos fueron los “Caballeros legionarios de la 16. Compañía,
momentos iniciales de nuestra Guerra de Li ¡qué pocos habéis quedado y qué orgulloso me
beración en aquella tarde del 17 de julio, cuan
siento de vosotros!
do, encarnando el filosófico pelotón de Spen
Pocos días después, el 17 de agosto., la Segun
gler, otro pelotón legionario respondió al grito da Bandera pasaba por Valladolid para ir a
de guerra del teniente Latorre, también fue Somosierra. Allí, en Valladolid la revistaba el
de puro estilo marroquí el asalto a la Puerta de general Mola y su secretario, José María Iri
la Trinidad en Badajoz, cayendo pelotón a pe barren, un joven abogado, que había oído mu
lotón la 16. Compañía del capitán Pérez Ca- cho de la Legión, pero nunca hasta entonces
lo
vio a los legionarios, nos dejó esta estampa de
su desfile ante el general:
Pasó primero la tronada de los tam
bores, las cornetas dibujando ringorran
gos de oro en el aire, la bandera, el car
nero de largos toisones. Luego una riada
impetuosa de banderines alzados al pa
sar, de soldados de rostros duros, fero
ches, que dan un grito seco como una
descarga y tuercen el cuello en el ¡vista
a la derecha!, con garbo eléctrico de una
gallardía insolente. Trajes pardos, cue
llos abiertos, brazos tatuados, paso re
suelto. Así una sección, y otra, y otra...
Tan aprisa, que no da tiempo a ver los granada de mano el Hospital de Carabanchel,
rostros ni a admirar el esfuerzo de los
pabellón por pabellón, la Cuarta y Quinta asal
que portan sobre sus hombros los recios tan a la bayoneta la Casa de Campo y se en
trípodes, las pesadísimas ametralladoras.
durece la lucha por Madrid.
La Legión pasa como un alud verdoso
y sus hombres levantan el brazo hasta
la oreja con enérgico brío. Dura Legión Las minas de la Universitaria.
de caras foscas que sonríen a su propia
calavera agujereada de balazos...
El Hospital Clínico ocupado por la Cuarta
Detrás de las secciones trotan chicue
los, hijos de legionarios, y a zancadas de Bandera el 18 de noviembre, sólo en parte, es
escenario de lucha hasta fin de mes y cuesta
pantorrilla al aire la cantinera, renegri
da y feroz como una loba. Se les adivina a la Bandera 250 bajas. El 1 de diciembre se
el cuchillo apretado en los dientes, arro produce la primera voladura y quedan sepul
jando al correr la serpentina de las bom tados 39 defensores. La 10.a Compañía llega a
las 98 bajas. Legionarios de otras unidades
bas en la locura del asalto.
Cuando terminan de pasar me quedo acuden al fuego y ocupan las ruinas de cada
uno de los siete pisos. El 13 de enero hace ex
unos minutos entontencido. ¿Qué ha si plosión
la gran mina. En el bloque central han
do esto? A mí me queda la sensación de
quedado 30 hombres entre escombros. Pistola
que he visto pasar un huracán.
en mano surge de ellos el alférez Menacho,
Las Banderas Primera y Quinta combaten herido en la boca, con 14 legionarios, heridos
en Oropesa, con brigadas rojas de nombres so también, y gritando: “A mí la Legión!” hace
frente a los asaltantes. Cuando el 17 de enero
noros: “Brigada de la Victoria”, “La Brigada se produce la tercera voladura hay que ins
Fantasma”, de las Columnas de Mangada y
Riquelme. En Talavera de la Reina hay tres talar un puesto de socorro en la rotonda por
combates diarios frente a muchos miles de mi la impaciencia de los heridos para reintegrarse
licianos. En Maqueda, la Quinta Bandera en a sus puestos. El padre Huidobro va a dar la
desde fuera a varios que han que
cuentra una nueva guerra ante nidos de ce absolución
mento y carros de combate rusos. Con ella va dado enterrados vivos y en el camino caen los
el capitán Tiede, el que fue ayudante de Franco dos legionarios que le acompañan.
La Novena Bandera dejó bajo los escombros
en Marruecos y surge la caza del carro; ¿quién
sería el primer legionario que lanzó contra 54 muertos y 253 heridos durante su perma
ellos la botella de gasolina? Las 17 y 18 Com nencia en el Hospital Clínico y su nombre
pañías ocupan en Toledo el cementerio y la quedó unido para siempre a la defensa. Entró
plaza de Toros, entran cuerpo a cuerpo en el en turno la Primera Bandera que en Toledo
Colegio de Huérfanos, el Hospital de Afuera, había quedado reducida a un tercio de su
en los Maristas, pero sobre todo se hace épica fuerza y el 27 de agosto soportó numerosas
la lucha en la Puerta del Cambrón, con su pa voladuras que destruyeron casi por completo
el hospital. Era el día de las doce minas.
sillo de la muerte defendido por un infran
La Sexta Bandera tuvo el 23 de noviembre
queable fuego ametrallador.
El 10 de noviembre, la Octava Bandera tie del 36 el día más duro de combate hasta en
ne cien bajas en los combates de Basurero, lue tonces. Hubo momentos en que los legionarios
go la Primera Bandera ocupa a golpes de no contaban más que con el cuchillo-bayoneta
11
para defender las ruinas de un edificio total
mente destruido. Así consiguen la Laureada
colectiva la
6.
Banderas.
Así va la guerra diezmando las Banderas,
con golpes de cien y doscientas bajas en una
quincena, en una semana o en un día. Así se
reproducen los episodios heroicos como el del
alférez Nacarino en la Cuesta de las Perdices,
rodeado por todas partes, metiéndose entre el
enemigo a la desesperada, o el legionario An
gel García que, con otros cuatro o cinco, se
meten entre los asaltantes, siempre muy su
periores, y rompe varios cercos sucesivos y
los legionarios han de ayudar al enemigo a
enterrar sus cadáveres porque no se soporta
el hedor.
El socorro a Oviedo.
En Asturias actúa la Tercera Bandera, que
ha acudido desde Toledo. Lucha a lo largo del
pasillo de socorro a Oviedo, estrecho como
una manga de treinta kilómetros de longitud
y pierde el ochenta por ciento de sus efectivos
con las ametralladoras avanzando en las gue
rrillas, dominada por todas partes, en el bos
que, con lluvias y continuos contraataques, al
gunos a la bayoneta, luego en la defensa de
Oviedo, durante los ataques de febrero, llegan
a quedar sólo cuatro oficiales con el coman
dante y el ayudante y su compañía se refuerza
con soldados voluntarios de Oviedo.
La Segunda Bandera actúa en la conquista
de Irún el 2 de septiembre de 1936, luchando
caserío por caserío y ocupando el monte de
Los olivares del Jarama.
San Marcial en un golpe de mano y Behovia
en una lucha a la bayoneta por filas sucesi
vas. Luego se encuadra en la Columna Móvil
Luego la batalla del Jarama.Después del de Aragón y acude motorizada allí donde el
asalto al puente de Pindoque, la Primera Ban peligro la reclama, multiplicándose en carre
dera corre a entrar en línea tras la caballería, ras de heroísmo. El 15 de septiembre se hace
iniciando la ocupación de posiciones. La Quin famosa combatiendo en el manicomio de Hues
ta Bandera entra a la bayoneta en los olivares ca; el día 20 en la ermita de Santa Quiteria,
de Morata y Escuela de Radio, con 194 bajas, después en Celadas y en Caudé. Por dos veces
cuando su compañía de ametralladoras no pue sufre sabotaje el tren que transporta a los le
de usar las máquinas por la proximidad del gionarios y más de un vagón salta en astillas
enemigo y los sirvientes tiran con los fusiles con muertos y heridos. Cuando los ataques
de los caídos y el humo denso obliga a abrir la enemigos a Fuentes de Ebro, acuden al com
torreta de los carros y los combatientes se bate la Primera y Segunda Banderas. Al llegar
mezclan y confunden. La Séptima Bandera la Trece ya se defiende la Cuarta en Zuera y
tiene 126 bajas en Vaciamadrid el 17 de febre la Quince tiene 78 bajas en su bautismo de
ro. La defensa es toda una epopeya con episo fuego en Aragón.
dios aislados como el del sargento Hidalgo que,
La Sexta Bandera defiende Toledo desde la
en una salida a la bayoneta, se queda solo en
tre un grupo enemigo y luego persigue a los
carros y continúa luchando, herido en las dos
piernas. Los olivares de Nevares, de Marcial
Lalanda, de Arganda, se hacen letra de ro
mance heroico, los embudos de explosiones
que sirven de pozos son batidos desde la copa
de los olivos y los legionarios recurren a lan
zar sus granadas Laffitte sin cinta de seguri
dad, porque éstas se enredan en los árboles y
las granadas, colgando de ellas, caen sobre
quienes la lanzan. En el Pingarrón, el 17 y 18
de febrero, los legionarios se protegen con los
muertos, entre fango y sangre, defendiéndose
hasta el último cartucho y la última granada
y queda un alférez al mando de la Sexta Ban
dera. En el olivar de su ladera, el padre Ca
ballero va a atender a dos heridos de la Dé
cima Bandera, cuya retirada es imposible por
el fuego enemigo, cae herido junto a ellos des
pués de atenderlos y no quiere dejarse eva
cuar hasta que se cumple el objetivo.
12
posición número 7, una posición clave y se
premia su heroísmo con la Cruz Laureada de
San Fernando. Allí soporta tres ataques ene
migos en 10 de mayo de 1937 y siete más al
día siguiente, triturada de metralla, invadida
por masas de carros y oleadas de infantería,
que muchas veces llegan a diez metros de las
trincheras cuando los carros ya las han pa
sado. Allí gana su Laureada el alférez Provi
sional Juan José Orozco.
El cementerio de Belchite.
La ofensiva de Belchite es una maniobra de
diversión de los rojos, que quieren descon
gestionar el frente Norte, pero los de Aragón
se bastan a sí mismos. También antes que na
die acude la Primera Bandera que está cerca
y se distingue su médico Ginés, atendiendo a
los heridos, estándolo él también, en lo más
avanzado de la guerrilla. El 11 de octubre de
1937, la Segunda y Cuarta Banderas comba
ten en el cementerio de Fuentes de Ebro y
dos días después, la Trece defiende el pue
La batalla de Brunete.
blo, atacado con más de cincuenta carros ru
A Brunete acudió inmediatamente la Pri sos que llevan encima siete u ocho granaderos
mera Bandera. El 6 de julio de 1937 se enfren cada uno, cuando éstos se apean, ya dentro de
taba con unos 7.000 enemigos con lujo de ma las calles, los legionarios les impiden desple
terial y carros, en campo abierto, rebasadas las gar y mantienen la línea,
líneas nacionales. Completamente aislada se
organizó a la defensiva y la lucha fue cons La batalla de Teruel.
tante y brutal, sin pausa, día y noche, Recha
En la batalla de Teruel intervienen ya gran
zan a los carros el teniente alumno Rodríguez
Santiago y el sargento Vaz, a costa de su vida número de Banderas. En la Tercera hay un
2.
y el sargento López Romero entabla una caza cabo, Nazarino, de la 15.a Compañía que, el
muy personal y audaz con otro de ellos, yendo 30 de diciembre, agotadas sus municiones, lu
tranquilamente por más granadas cuando se cha a puñetazos y puntapiés, con el fusil en
le han acabado las que lleva. En el incendio bandolera, mientras en otros puntos, por la
del castillo de Villafranca son baja buen nú proximidad del enemigo, los fusiles ametralla
mero de los legionarios de la 30,a 31a Com dores se disparan al brazo. Así el cuerpo a
pañías y se distinguen todos de tal modo que cuerpo llega a ser tan brutal que los rojos
en el parte no se puede citar a nadie en es preguntan quiénes son aquella especie de de
pecial. La Primera Bandera lucha entre las monios inconcecibles, que avanzan sin reparar
tumbas del cementerio de Brunete dos días en el fuego que les rodea, y cae prisionero un
seguidos. Han intervenido la Octava y la Tre jefe de Brigada y otro de Estado Mayor. En
ce Banderas, pero la Primera es la que más la Trece Bandera, el comandante Carreño lu
cha pistola en mano, sangrando del pecho, hassoporta el peso de la batalla.
13
ta que la hemorragia le priva del conocimien
El ataque de Lérida, el 3 de abril de 1938,
to. Entonces, el capitán Serra, que va en van es otro de los episodios típicamente legiona
guardia con su compañía, reúne a los que rios. Al conquistar la ciudad cae muerto al
quedan, les hace dejar la impedimenta y avan frente de la Sexta Bandera, su jefe, Lorenzo
za con ellos, sustituyendo al jefe, hasta caer Ramírez, de quien dijo Yagüe que con él per
herido también.
día España uno de sus mejores comandantes,
En los altos de Caudé, el capitán Maciá Se un perfecto oficial de la Legión. Sus hombres
rrano, desaloja las trincheras enemigas con su defienden luego el Castillo contrataacado cada
57•a Compañía y los carros rusos se le echan
noche por los rojos con tesón incansable.
encima, cuando se soportan 13 grados bajo
cero, la temperatura más baja desde hacía mu
cho tiempo. En Celadas, la Cuarta Bandera Hasta Levante.
presenta repetidos episodios de uno contra
Con la Tercera Bandera lucha en Levante
muchos, en gestas individuales de estilo clá
sico y tiene 117 bajas. La Quinta, en el paso el alférez Zarandona, que con su sección bate
del Alfambra, lleva en vanguardia un alférez a un batallón rojo por las alturas de Jorces
provisional, Jesús Andújar, que es el primero y luego se infiltra hacia el vértice Pefíarroya
en terreno adversario, rodeado de nieve y de
en atravesar el río, las alambradas y las trin
cheras enemigas, mientras que algunos legio enemigos, en un golpe de mano de audacia
narios mueren congelados y al día siguiente típicamente legionaria. Hoy es teniente coro
asalta la posición número 11 estableciendo la nel, Medalla Militar y sacerdote misionero en
cabeza de puente con su unidad. La Séptima la selva ecuatoriana. Por aquel verano de 1938
Bandera combate en el cementerio viejo y la acudía la Dieciséis Bandera a la defensa de
Trece en Cerro Gordo. La Sexta Bandera se Tremp; la Quince luchaba en Peñas de Aholo
distingue una vez más junto a las otras cinco y con ella se distingue el comandante Ramí
que intervienen en la batalla. Su compañía de rez de Cartagena en Baladreros, donde sufre
franceses “Juana de Arco” conquista Las Lo- 172 bajas. Allí gana la Laureada el comandan
sillas el 6 de febrero de 1938, afianzando una te Montero, a quien se había dado el mando
cabeza de puente que poco después quedaba de la Bandera por su incansable empeño en
solicitarlo, pese a pertenecer al Cuerpo de In
aislada por la nieve.
válidos. En el Valle de Bielsa, a 2.000 y 3.000
metros de altitud, combaten la Quince y Die
ciséis Banderas en la hostilidad del clima, la
La campaña de Aragón.
geografía y un enemigo obstinado.
En el avance por Castellón, la Quinta Ban
En la campaña de Aragón, la 16. Compa
ñía de la Cuarta Bandera gana la Laureada dera asalta el castillo de Onda al modo me
colectiva al pasar el Ebro por Quinto, en una dieval, con pértigas y cuerdas, realizando una
arriesgada operación nocturna, en pontones de las más raras hazañas. La Tercera Ban
con las palas de los remos entrapadas para dera se encuentra en Campos de Arenoso,
extremar el sigilo. Sorprenden al enemigo y cerca del Mijares, con una Brigada roja en
desde el primer momento la lucha es cuerpo marcha, a la que ataca por sorpresa, cuerpo
a cuerpo en condiciones desfavorables por a cuerpo, pese a su inferioridad. Un coman
el terreno, la inferioridad numérica y de ma dante enemigo combate contra dos legiona
terial. Por tres veces se lanzan al asalto. Des rios, abatiéndolos, y el teniente Vidarte, ya
de las trincheras les gritan: “Si vosotros sois famoso, esgrime contra él una bayoneta y lo
legionarios, nosotros somos de la FAI!” Las ensarta en un golpe mortal.
avanzadas rojas se repliegan a la posición de
resistencia en la Casa de los Catalanes y allí
se suceden los ataques y contrataques du La batalla del Ebro.
rante toda la noche. Sólo en un último esfuer
La batalla del Ebro atrae al teatro de ope
zo, reuniendo los pocos legionarios que que
daban de la Compañía, reducida a menos del raciones a catorce Banderas de las dieciocho
cuarenta por ciento de su gente, se ocupó el que ya existen. Quedan en el frente de Ma
objetivo final, hazaña que costó la vida al drid la Octava, Novena, Décima y Doce. El
capitán don Mariano Navarro y cerca de dos 24 de julio de 1938 acude a Gandesa la Die
cientas bajas a la Cuarta Bandera, mandada ciséis Bandera; el día 25, la Cuarta y la Ter
por el comandante Iniesta. Con ello se cons
cera. Esta tiene menos de 300 hombres, y
tituía una importante cabeza de puente sobre defiende con ellos unos pequeños parapetos
de piedra que en un día ha logrado improvi
el Ebro.
14
sar. En plena noche del 26 de julio se su
ceden dieciséis asaltos rojos, los legionarios
defienden el terreno palmo a palmo y varias
veces se produce la mezcla y la confusi6n de
modo que no se distinguen legionarios y mi
licianos. El día 27 los legionarios enardeci
dos piden nuevos ataques al grito de “lOtro
toro!”. Más tarde, defendiendo el cemente
rio de Villalba, se acaban las municiones cuan
do llegan los carros enemigos y el municio
namiento de vanguardia se realiza a costa de
muchas bajas, cuando parecía imposible.
La Sexta Bandera consigue defender Puig
de Aliaga, pero sufre unas trescientas bajas
en aquellos combates. Es una de las más du
ras defensas de la historia de la Legión, porque continuamente entran en combate nue
vos batallones enemigos. La Dieciséis Bande
ra ataca en la Sierra de Pabdols el 15 de agos
to de 1938; la cota 666 está dominada y el
contraataque enemigo la deja en una cuarta
parte de sus efectivos que ya eran escasos.
Han caído 222 hombres. Sólo quedan un ofi
cial, cuatro sargentos y 110 legionarios, con.
tando los numerosos heridos que no quieren
evacuarse.
La Tercera Bandera sostiene combates en
carnizados al sur del cementerio de Villalba,
pero también se producen los heroísmos per
sonales. El teniente Del Rosal, compañero en
prestigio de Vidarte, resulta muerto en un
duelo de fusil, a unos cincuenta metros, con
un oficial rojo que también muere entonces.
El 9 de septiembre actúan en “La Aguja”,
por la Sierra de Lavail de la Torre, la Sépti
ma y Cuarta Banderas. Con la 11.a Compañía
el alférez Cantalapiedra atraviesa la zona ba
tida por ametralladoras y carros, asalta la posión y la fortifica, sin atender al fuego denso
que recibe por ambos flancos. También está
batido por los costados el alférez Mazzoli,
de la Cuarta Bandera. A punto de asaltar la
posición, pese a ello, observa un contraata
que a las fuerzas de su flanco, con carros,
artillería y morteros. Parte de su fuerza acu
de al fuego, como manda su Credo, y Mazzo
Ii, en pie, anima al grupo que reserva consigo
para hacer un cambio de frente que beneficie
a la situación común, cayendo muerto por el
disparo del cañón de un carro enemigo.
La epopeya legionaria del Ebro está aún
por escribir. Terminaré con episodios de la
Quinta Bandera: El 10 de septiembre, cuando
un sargento y un cabo llegan solos a las po
siciones del objetivo, metidos literalmente en
tre estallidos de la propia artillería. Con la
primer guerrilla avanza el médico, hasta el
punto de que va a caer prisionero, obsesio
nado por atender a los heridos. Allí tiene la
Bandera más de 300 bajas. El 19 de septiem
bre, en el ataque a la Venta de Camposines,
gana la Laureada el alférez Borghesse de Bor
bón. Ha cogido un fusil ametrallador al ene
migo al asaltar en cabeza la posición; con él
protege el asalto de su Compañía y luego otra
vez es el primero en pasar las alambradas del
segundo objetivo, donde se defiende junto a
unas cajas de granadas de mano, donde mue
re luchando personalmente.
El balance de la Liberación.
De nuevo interviene el grueso de las Ban
deras en la campaña de Cataluña, explotación
del éxito del Ebro, donde el tormento de la
sed multiplicó los padecimientos de la gue
rra, esa dureza de la que el legionario nunca
se quejaría por prescripción expresa de su Cre
do, como tampoco del frío de Teruel. Des
plegaron las Banderas en la ofensiva final, en
16 de marzo de 1939, y desfilaron desafian
tes, engalanadas, en el desfile de la Victoria,
junto a sus camaradas de lucha, los de los
Cuerpos marroquíes de choque y los de los
soldados de reemplazo, émulos tantas veces
de la Legión, como los falangistas y requetés
de unidades laureadas.
Por las dieciocho Banderas de la Legión
pasaron entonces varias plantillas de seiscien
tos hombres cada una, porque varias veces
se repusieron al completo. Extranjeros hubo
pocos en ellas. Pero simbólicamente fueron
muy expresivos los “Viriatos” portugueses, la
Compañía francesa “luana de Arco” y la “Ban
dera Católica Irlandesa”, de breve actuación
en las operaciones.
Sus acciones de guerra en estas campañas
de la Liberación fueron 3.042. En ella se con-
15
en Uad Caraim, en Tagragra, en Bugadir
y en Bugacifen. La Cuarta, en la posición N.,
en Edchera y en Saguía el Hamra. La Trece,
en Edchera.
Y allí hubo también hechos heroicos, pre
miados con dos Laureadas individuales en la
Trece Bandera. El brigada don Federico Fa
drique Castromonte, el 13 de enero de 1958,
sacrificó su vida por salvar a sus hombres, lo
mismo que el legionario Juan Maderal Olea
Las bajas fueron estas:
ga, el otro laureado. Era un avance de la se
gunda Compañía, flanqueado por la primera,
cuya tercera sección iba al mando del briga
Bajas de la Legión en la Guerra
da Fadrique. Atacó un enemigo tres veces
de Liberación
superior emboscado en la orilla del lecho seco
de la Saguía el Hamra y trató de envolver la
sección por el frente y el flanco. La sección
Desapa
Muertos Heridos recidos Total
frenó al enemigo, se mantuvo a la defensiva
y fue perdiendo gente. Fadrique, herido, se
24
Jefes
6
18
negó a curarse. Dispuso el repliegue, en vista
145
1
186
Capitanes
40
de las bajas sufridas en un ataque cuerpo a
Oficiales subal
cuerpo. Con dos nuevas heridas continuó en
1.119
ternos
335
779
5
su puesto, dirigiendo el fuego de los suyos
1.231
9
1.643
Suboficiales
403
para proteger la evacuación. Disparaba por sí
2
10
12
CASE
mismo con fusil ametrallador, con pistola y
34.439
Tropa
6.859
26.789 761
granadas. Al fin le alcanzó un tiro en la ca
beza que le causó la muerte. Había estado
37.423 disparando con cuatro heridas, una de ellas
Totales
7.675
28.972 776
en el estómago. Con él murió el legionario
Maderal, proveedor del fusil ametrallador, úni
co que le acompañó cuando había ordenado
La última campaña.
replegarse incluso a los dos cabos, que has
ta el último momento le acompañaban. De
En la campaña de Rusia no participó nin los 31 hombres de la sección habían muerto
guna unidad de la Legión porque sólo actua
veinte, incluyendo al jefe de la sección y a
ba una unidad de voluntarios formando la los tres de los pelotones.
“División Azul”, pero el espíritu legionario
Las bajas de la campaña fueron estas:
brillaba en muchos aspectos y actitudes, in
fundido por los numerosos jefes y oficiales que
se habían formado en las filas de la Legión,
Bajas de la Legión en la campaña
durante cualquiera de las dos guerras, o en
de Ifni-Sahara
ambas. Basta señalar que los oficiales eran
seleccionados por sus jefes entre los abundan
tes voluntarios y que el general Muñoz Gran
Desapa
des eligió para mandar sus regimientos a los
Muertos Heridos recidos Total
coroneles legionarios Esparza, Pimentel y Vier
nam, llevando como segundo jefe al laureado Oficiales
13
5
8
coronel Rodrigo. Es un índice expresivo.
9
Suboficiales
6
3
123
44
74
5
Volvieron a la lucha las Banderas de la Le Tropa
gión en la campaña de Ifni y Sahara. En ellas
actuaron, con el ardor de siempre, con su es
55
85
5
145
Totales
píritu y su Credo legionario, la Cuarta, la Sex
ta y la Trece Banderas.
Su historia está por escribir y pronto se
leerá en el segundo tomo, próximo a publi Cincuenta años después.
carse, de “La Legión Española”. Fueron 56
La Legión vive en paz, en esa paz esforza
acciones de guerra las que contaron con su
intervención entre el 27 de noviembre de 1957 da, impulsiva, activa, de su continuo entre
y el 19 de abril de 1958: La Sexta Bandera namiento, manteniendo tenso y ágil el cuer
cedieron seis Laureadas colectivas a las Ban
deras Primera, Cuarta, Once y Quince, y dos
a la Sexta. Las Medallas Militares colectivas
fueron 22, de las cuales correspondieron cua
tro a la Primera Bandera y reunieron tres
cada una: la Segunda, Cuarta y Quinta Ban
deras. Alcanzaron la Laureada individual 21
de los componentes de la Legión y sumaron
146 las Medallas Militares.
—
.
.
.
.
.
.
.
.
.
—
.
.
.
.
16
.
.
—
.
.
—
...
po, más tenso y más ágil aún el espíritu, por
que cada día se repiten “los espíritus” de su
Credo y se practican sus virtudes del honor,
el compañerismo y el sacrificio. El sacrificio
está expresado en la estadística de sangre que
refleja la suma de sus bajas a lo largo de las
cuatro campañas:
Bajas de Ja Legión desde 1920 a 1938
Muertos
Campaña de Ma
rruecos
Revolución
de
Asturias .
Guerra de Libe
ración
Campaña de If
ni-Sahara
Totales
.
...
Heridos
Desapa
recidos
8.381
2.000
6.096
10
38
7.675
28.972
776
37.423
55
85
5
145
9.740
295
Total
59
—
35.191 1.076
46.008
Otros datos estadísticos elocuentes son los
6.000 mutilados que ha tenido la Legión en
sus cincuenta años de historia. Pero sobre to
do sus acciones de guerra:
Acciones de guerra de la Legión 1920-1938
Campaña de Marruecos
Revolución de Asturias
Guerra de Liberación
Campaña de Ifni-Sahara
.
. .
.
.
899
.
.
.
—
. . .
.
3.042
56
En esas acciones de guerra, y en otras in
advertidas estadísticamente, hubo héroes can
tados en romances, héroes oficiales, reconoci
dos en disposiciones ministeriales, con las má
ximas recompensas, y hubo otros, muchos
más, y acaso no menos heroicos ignorados,
desconocidos para todos menos para aquellos
compañeros por quienes ofrendaron su vida
y que no pudieron hacerles la justicia de de
clarar su mérito porque ellos cayeron tam
bién, anónimos en la misma acción, poco
tiempo después. Pero hemos de atenernos al
reconocimiento oficial para dar una idea, sim
ple índice, de un heroísmo que no admite peso
ni medida con patrones humanos, pero que al
menos nos puede hacer reflexionar:
Recompensas
de la Legión 1920-1938
Individuales
Laureada s de San Fernando
Medallas Militares147
22
Colectivas
6
22
.
Monumento
al General Millán Astray,
fundador de la Legión,
mente
inaugurado en La Coruña, su tierra natal
reciente
17
Las Bodas de Oro con la muerte.
Cincuenta años después, aquellos viejos le
gionarios que un día fueron inspiración de
Milán Astray, y los otros, los de “La Le
gión 1936”, recibían los máximos honores en
un homenaje nacional presidido por el Prín
cipe de España, con la adhesión y la emo
ción íntima del Caudillo, su primer lugarte
niente, hermano de guerra del Fundador. Era
el homenaje a unos hombres fieros y senti
mentales curtidos por el sol y la nieve, ator
mentados por la sed y desgarrados por las
heridas, pero con el ideal más encendido de
entregar a la Patria una vida que acaso em
pezó mal y se regeneraba cauterizada al duro
fuego del Credo Legionario, cumplido limpia
mente hasta hacerles indiscutible su título de
caballero. En esas Bodas de Oro con la muer
te, entre la calígine del sol africano, parecían
oírse unos versos, tan sólo en susurro nebli
noso también, como un espejismo lírico del
desierto:
.al que ha desafiado, ceñido el acero y el
[arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte,
por ser por la Patria inmortal,
saludan con voces de bronce
las trompas de guerra que tocan la marcha
{triun fa!...
En la mente de muchos estaban los rojos
rayos de Igueriben y Cudia Tahar, los de Bru
nete y el Ebro, los helados muertos de Te
ruel y los miembros amputados por congela
ción. Los traía a la memoria ese vago recuer
do de una marcha triunfal rubeniana, que lle
gaba al oído del alma como un rumor de olas
nacidas al otro lado del Océano.
NUEVAS NORMAS DE COLABORAC
ION
EJERCITO considera colaboradores a todos los Oficiales de las Armas y Servicios,
cualquiera que sea su Escala y Situación, como Tribuna donde pueden exponer sus tra
bajos y estudios.
También admitiremos aquellos otros de escritores civiles, que por su tema y des
arrollo se consideren de interés a los fines de nuestra Revista.
La Redacción, que acusará siempre recibo de los trabajos que se le envíen, se re
serva plenamente el derecho de su publicación, así como suprimir o corregir cuanto de
ella estime equivocado, inoportuno u ocioso.
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BLE ESPACIO entre ellos.
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do en este caso, remuerados conforme a las normas que se insertan en esta última.
18
Hacía
las
relaciones
pOblicas
en
elEjércit
Capitán de Caballería JOSE PITARCH
BARTOLOME, Técnico en Relaciones
Públicas, Vicesecretario del Capítulo de
Levante del Centro Español de R. P.
I
En anterior comentario, aparecido en el
número 366 de esta revista, hicimos una “pre
sentación” de las Relaciones Públicas, dirigi
da a quienes no tuvieran una idea clara de
la esencia y alcances de este fenómeno de
carácter universal, seguida de una breve ini
ciación al estudio de las R. P. dentro del es
pecífico campo castrense.
Así, decíamos que las R. P. eran una fun
ción tendente a mantener e incrementar el
prestigio o “nombre” de una empresa, enti
dad, institución o persona física por medio
de la comunicación con el público en ambos
sentidos, informándole leal y verazmente y
concediendo todo su valor a la opinión públi
ca; que eran distintas a la Publicidad; que
requerían personal preparado y especializado;
que funcionaban internamente a base del tra
bajo en equipo del personal de R. P., planifi
cando “campañas”; que gozaban ya de ma
yoría de edad en numerosos países, con re-
1
J
traso de España en este terreno, y que otro
tanto ocurría en cuanto a las R. P. en las
Fuerzas Armadas, las cuales tenían más que
contrastada, en muchos Ejércitos extranjeros,
su importancia y horizonte.
El propósito de las presentes líneas estriba,
como continuación lógica, en la profundiza
ción del tema “R. P. en el Ejército”, alenta
dos en el empeño, ante todo, por los que han
juzgado de interés aquél; mas también espo
leados, en segunda instancia, por los que se
han encogido de hombros. Esta última pos
tura, en efecto, nos ratifica en la creencia de
que las R. P. son aún algo incomprendido,
por desconocido, para muchos—lo cual viene
a ser como no saber las inmensas posibilida
des de la cibernética o de los electrogramas
de partes vitales del cuerpo humano—y que,
por lo mismo, precisan divulgación insistente
al objeto de eliminar el retraso en este cam
po respecto a los países de Occidente. A la-
19
mentar, desde luego, la modestia en persona
lidad y recursos de quien esto escribe, como
impedimento congénito al intento.
En España, por supuesto, no existe doctri
na de R. P. para las Fuerzas Armadas, y aún
escasea en los otros campos del relacionismo.
En consecuencia, lo que aquí se expone es,
muy a grandes rasgos, una teoría de las R. P.
castrenses, elaborada, según nuestro criterio,
como resultante de dos factores: la idiosin
cracia y características socio-culturales, histó
ricas y atávicas de nuestro particular y com
plejo país; y la experiencia de R. P. en las
Fuerzas Armadas de numerosas naciones, par
ticularmente las americanas, poseyendo casi
todas ellás Departamentos militares de R. P.
(Como simple dato, digamos que la primera
Oficina militar de R. P. en las Fuerzas Armadas estadounidenses data de 1907. Y, ya que
citamos a este país, añadiremos que sus ór
ganos de R. P. castrenses han depurado la
nominación hasta llamarse Departamentos u
Oficinas de “Información”, lo que nos ofrece
una idea de su cometido cara al público y su
no carácter propagandístico.)
Permítasenos, por fin, desde aquí, felicitar
a la Asociación Paraguaya de Profesionales
de R. P.. en la persona de su presidente, el
Capitán de Navío don Héctor Oxilia, Jefe del
Departamento de R. P. de la Armada de su
país, por la Ponencia presentada en la últi
ma Conferencia Interamericana de R. P. por
la Delegación paraguaya acerca de las “R. P.
en las Fuerzas Armadas”, cuya copia fue en
viada a quien abajo firma por el doctor Oxi
ha, habiendo servido, en parte, de platafor
ma a este comentario.
Organizaremos estas reflexiones estudiando
por separado, y sucesivamente, las Relaciones
con los públicos externos al Ejército y las
“Relaciones Humanas” o R. P. de la Institu
ción con sus componentes o público interno;
precediendo a ambas, se esbozan unas consi
‘deraciones generales válidas para dichas dos
vertientes del relacionismo castrense.
equivalen al principio civil según el cual la
actuación de las R. P. en las empresas es a
nivel de gerencia), se deduce que cada esca
lón de los mandos superiores—a estudiar has
ta qué nivel más bajo—deberá tener su Ofi
cina de R. P. y cada uno de los tres Ejérci
tos (Tierra, Mar y Aire) su Departamento
de R. P. Si hubiese un Ministerio conjunto
de Defensa, otro tanto; mientras no exista,
hará falta un organismo coordinador para las
R. P. de todas las Fuerzas Armadas.
4. Como se infiere, a su vez, de los tres
números precedentes, la función de R. P. pue
de encajarse dentro, de los, cometidos del Es
tado Mayor, a condición de que se organice
una sección especial con este fin, cuyo per
sonal sea especialista ‘o técnico en R. P., sin
que parezca condición indispensable (aunque
siempre fuera mejor) estar diplomado en E. M.
para pertenecer a la misma. Sí será necesario
que dicho personal sea destinado para tal co
metido específico y único, no siendo intercam
biable con otras actividades.
Desde luego, los órganos de R. P. estarán
incluidos en los Cuarteles Generales, pudien
do tener una independencia de funcionamien
to, enlace e intercambio, con otros organis
mos del C. G., similares a los de una Jefa
tura del Servicio A. B. Q.
5. La información de R. P. debe tener ac
ceso inmediato al mando, para poder hacer
frente a cualquier contingencia, con la má
xima rapidez.
6. Es preciso crear, dentro de las Fuerzas
Armadas, ambiente de Relaciones Públicas;
hacer conocer a sus componentes lo que ellas
son y pueden; infundirles respeto a la opi
nión pública y enseñarles a valorar Ja misma.
(Estas pueden ser ya misiones de los propios
órganos de R. P.)
7. Es muy necesario el apoyo moral de los
altos mandos, por lo que les resulta de espe
cial aplicación el apartado anterior.
8. Siendo pilar esencial de las Relaciones
Públicas la comunicación en ambas direccio
nes empresa-público, habrá que cuidar con
atención sus canales, de modo a conseguir
fluidez comunicativa hacia fuera y dentro del
CONSIDERACIONES DE TIPO
Ejército e incluso establecer unos conductos
GENERAL
regulares y flexibles para que nunca deje de
haber este intercambio.
1. La función de R. P. es, fundamental
mente, asesora del mando y a éste compete,
9. El éxito de cualquier plan o progra
pues, la responsabilidad de las R. P.
ma depende, en última instancia, de su eje
2. También es una función ejecutiva en cución. Las R. P. no escapan a esta regla;
cuanto, mediante el trabajo en equipo y la por tanto, para lograr sus objetivos, precisan,
planificación, transforma en programa de ac a más de las condiciones morales citadas en
ciones o “cómpaña” una idea, orden o direc 6 y 7, el apoyo de recursos materiales de
diversa índole y la eliminación de plantea
tiva del mando.
3. De los dos apartados anteriores (que mientos económicos austeros.
.20
10. El hombre de R. P. militar no tendrá
autoridad sino sobre los miembros de su pro
pia Oficina.
11. Es precisa una rigurosa selección del
personal de R. P. y que sea cuantitativamente
suficiente. Podrá haber civiles entre el mis
mo, aunque nunca deberán ser mayoría, por
peligro de distanciamiento de la problemática
castrense. Por otra parte, habrá que lograr
la continuidad en sus funciones de dicho per
sonal, con permanencia mínima en el desti
no superior a la que normalmente se exige.
12. El relacionista militar deberá poseer
la titulación civil correspondiente; tener una
mínima formación cultural en gran número
de materias, particularmente en las relacio
nadas con los medios de comunicación y si
cología individual y colectiva; estar «up to
date” en todo momento respecto a las últi
mas conquistas técnicas humanas y a los acon
tecimientos mundiales de toda índole; y ha
brá de reunir aceptables condiciones perso
nales.
13. Los relacionistas militares deben con
currir a las Conferencias, Asambleas, etc., de
R. P. que se celebren en el país, como medio
de intercambio y ósmosis con el sector civil
de la sociedad, así como al objeto de la con
tinua actualización y perfeccionamiento de la
doctrina de R. P. castrense.
Otro tanto debe decirse respecto a las re-
uniones internacionales referentes a las R. P.
dentro de las Fuerzas Armadas.
14. Las tareas de R. P. exigen un escalo
namiento que, prácticamente, llega a todos
los peldaños del mando; con lo que se subraya
la importancia de la asimilación universal del
fenómeno relacionista entre los componentes
del Ejército.
15. Finalmente, las R. P. son necesarias
tanto en paz como en guerra. En ambas si
tuaciones tienen una importante misión que
cumplir. Con ser más importantes, quizá, en
el segundo caso, gozan de más implicaciones
y sutileza en tiempo de paz.
RELACIONES
PUBLICAS EXTERNAS
1. Hay que distinguir dos sectores exter
nos, con los cuales se relaciona el Ejército:
el constituido por la totalidad de la nación,
cuyo estudio y formulación de programas será
objeto, lógicamente, de los Organos más ele
vados de R. P., y el integrado por el elemen
to civil cercano o vecino a las entidades mi
litares, o público local, de la incumbencia de
las Oficinas de R. P. de los diferentes mandos.
2. El primero de dichos públicos—el na
ciona1—ve influida su opinión, principalmen
te, por lo que oye y lee acerca de las Fuer-
21
zas Armadas; el segundo, sobre todo, las juz
ga por lo que ve y oye.
tenta conservar sus privilegios a la sombra del
poder, como un excelente “modus vivendi”.
5.6. Que las Fuerzas Armadas son, sobre
3. Las R. P. de los tres Ejércitos deben todo, una organización burocrática y adminis
estar coordinadas de forma que no se susci
ten jamás problemas entre ellos, según ya se trativa.
5.7. Que el militar es un neurótico del
mencionó antes. Precisamente, el prevenir y mando.
resolver las diferencias que puedan surgir en
5.8. Que la sicología y la estructuración
tre los respectivos Ministerios militares, es
militar
son opuestas y perseguidoras del in
una de las misiones características de las R. P. tento individual,
de la realización de la per
sonalidad
humana,
a la que ahogan.
4. Las R. P. externas deben fomentar y
5.9.
Que
el
mando
reposa en la fuerza.
convencer de las siguientes ideas:
4.1. El militar es, simplemente, y por en
6. Consecuentemente, a los apartados 4 y 5
cima de toda otra consideración, el ciudada
se
deducen una serie de puntos que, seguida
no armado al servicio de la nación, de las
mente,
se exponen:
leyes y del Estado.
Los militares representan al pueblo y de
6.1. Es misión fundamental de las R. P.
él nutren sus filas, teniendo en el mismo ori
externas el ayudar a conseguir la integración
gen y sustancia.
4.2. La Defensa nacional incumbe a to
dos y cada uno de los grupos en que se
articula el país, así como a cada ciudadano.
Solamente es la responsabilidad inmediata la
que queda delegada en las Fuerzas Armadas.
4.3. Las incomprensiones entre militares y
civiles derivan, principalmente, del mutuo
desconocimiento y de la falta de comunica
ción entre ambos sectores.
4.4. El desarrollo integral está directamen
te vinculado a la Defensa nacional.
4.5. Todas las actuaciones del Ejército,
dentro y hacia fuera, son (salvo el humano
margen de imperfección o error) estrictamen
te con arreglo a Derecho; es decir, siempre
con base en las Leyes y Reglamentos.
4.6. Las Fuerzas Armadas son conscien
tes, colectivamente y en cada uno de sus
miembros, de su responsabilidad respecto a
la nación y a sus componentes.
5. Las R. P. externas deben combatir has
ta destruir las siguientes ideas:
5.1. Que el presupuesto dedicado a las
Fuerzas Armadas es “dinero tirado”.
5.2. Que el Ejército sólo tiene razón de
ser en caso de guerra.
5.3. Que las ‘Fuerzas Armadas son un gru.
po de presión o que lucha por situarse en el
poder.
5.4. Que las Fuerzas Armadas son un “sec
tor aparte” del resto de la nación. (Por el
contrario, habrá que hacer ver cómo sólo
constituye un sector desde el punto de vista
de la división del trabajo en grupos sociales,
al igual que los médicos o abogados.)
5.5. Que, con la excusa del eventual peli
gro exterior y la seguridad interna, no cons
tituyen sino un grupo bien situado, que in
22
total de las Fuerzas Armadas con el pueblo,
enseñando a quienes lo ignoran el sentimien
to de lo que es Patria y consiguiendo la sim
patía, aceptación y confianza de la nación.
6.2. Para el cumplimiento de sus fines, las
R. P. elaboran y modifican, con sentido de
la continuidad y por medio del trabajo en
equipo, programas o planes de R. P.
6.3. El trabajo de R. P. debe descansar
sobre dos pilares fundamentales: la lealtad
hacia el público, con información siempre ve
raz, y la oportunidad en la información y en
la actuación, todo ello a fin de lograr que
nos conozcan mejor, acreditando una hones
tidad pública y privada.
6.4. Un medio que se revela muy útil para
el mejor entendimiento por el militar de la
mentalidad civil, y viceversa, es el trato del
militar con sus familiares y amigos que no
lo son. Esta mutua relación debe ser sopesa
da y ponderada por las R. P.
6.5. En la ejecución de sus programas, y
en particular al informar el país de las acti
vidades de las Fuerzas Armadas, habrá que
cuidar no se traspasen los límites de lo que
constituye la seguridad nacional.
6.6. Procedimiento indirecto, pero muy
eficaz, de prestigiar a las Fuerzas Armadas
propias es el resaltar la gran labor realizada
en algunas naciones por sus Ejércitos respec
tivos, en las que constituyen herramienta im
portantísima para el mejoramiento del país
en diversos órdenes y factor decisivo para
cimentar el futuro; destruyendo, al propio
tiempo, la leyenda negra que pueda pesar so
bre esos Ejércitos.
6.7. Con respecto a los detractores de la
Institución, las R. P. deberán tratar de per
suadir, encaminada a convencerles, mientras
que lo fueran de buena fe; pero si de mala,
entonces desenmascararles.
6.8. Es preciso tener en cuenta que suele
existir un antagonismo popular respecto a los
grandes negocios, empresas o grupos, particu
larmente cuando los mismos, apreciablemen
te, ejercen un poder o mando. Si a ello se
añade la postura de través frecuente en el
español frente al sentimiento de autoridad, ha
brá que cuidar no se exacerben estas actitu
des, sino apaciguarlas.
6.9. Como, a menudo, el público no co
noce la misión del Ejército en la paz, hay
que llenar este vacío, haciéndole comprender,
de una parte, el significado de la célebre fra
se “si vis pacem para bellum”, y, de otra, lle
vando a su conocimiento la enorme labor edu
cativa, social de preparación y estudio que la
Institución realiza y a la que, por su impor
tancia y trascendencia,
te apartado.
dedicamos el siguien
LA ACCION CIVICA
Bajo este nombre se conocen aquellas ac
tividades que ejecutan las Fuerzas Armadas
como contribución al desarrollo cultural, so
cial y económico del país en tiempo de paz,
sin detrimento de su misión fundamental y
específica.
Los profesionales de la milicia conocemos
bien todas estas realizaciones, pero no así,
muchas veces, el resto del país. A llenar tal
hueco vienen también las Relaciones Públicas.
Esta acción se lleva a cabo en muchos paí
ses y entre ellos destacan las naciones herma
nas de Sudamérica, hasta el punto de que la
VI Conferencia de Ejércitos Americanos, ce
lebrada en Lima el año 1965, con asistencia de
las más altas autoridades militares de 18 paí
ses, exhortó a éstos a “Incrementar la parti
cipación de las Fuerzas Armadas en los pro
gramas cívicos y de desarrollo nacional”, como
abjetivo irrenunciable. En dichas naciones, en
efecto, el Ejército construye carreteras y aeró
dromos, tiende teléfonos e instala todo tipo de
transmisiones, lleva la luz y el agua a los más
apartados rincones, levanta escuelas, contri
buye decisivamente a la salud nacional, etc.,
etcétera.
En España, afortunadamente, gozamos de
un nivel que hace innecesarias la mayor de
tales tareas, pero no ocurre así con otras, de
todos conocidas, que llevan actualmente a
cabo nuestras Fuerzas Armadas. Entre ellas,
la lucha contra el analfabetismo, la Formación
Profesional, la defensa del patrimonio forestal
contra los incendios, etc., etc. Pero no es mi
sión de este trabajo el referirlas, sino subrayar
cómo la ejecución de las mismas con hones
tidad, oportunidad y modestia prestigia gran-.
demente al Ejército siempre que se ejecuten
en conjunción armónica con los Organismos
civiles, sin usurpación de funciones, y siempre
que lleguen, sin deformación, al conocimiento
de todos los ciudadanos.
RELACIONES
PUBLICAS INTERNAS
1. Consideramos como primera misión de
las R. P, Internas o Relaciones Humanas el
“remachar” entre los componentes del Ejército
todos los extremos citados en las R. P. Exter
nas; y, especialmente—en una primera fase de
23
la
ser
la
tua
concepción de que los intelectuales suelen
siempre peligrosos extremistas y agentes de
subversión, como paso previo para la mu
comprensión entre ambos sectores.
6. La experiencia ha demostrado la utili
dad de promover el espíritu de cuerpo, como
aglutinante eficaz del personal militar, siem
pre que, al mismo tiempo que se le promueve,
se le encauce.
7. La relación con los civiles que trabajan
en establecimientos militares se revela de es
pecial interés y casi trasciende al campo de
las Relaciones Externas. En buena parte, se
rán mensajeros cara al resto de la nación,
y siempre críticos, de los modos de actuar,
espíritu y honestidad de los cuadros profesio
nales.
Ja eventual implantación, dentro de la Institu
ción, de las R. P.—, el convencer de su bon
dad y eficacia a los reacios y desconocedores,
insistiendo en especial sobre aquellas ideas
que, tanto a priori como empíricamente, se
consideren de mayor dificultad para su asimi
lación por los miembros del Ejército.
2. Misión fundamental de las Relaciones
Humanas es también el informar al público de
dentro de los modos de actuación internos,
de los programas en ejecución, etc., dentro de
los límites que permiten la seguridad y la je
rarquización.
8. Respecto a los que ingresan en las Fuer
zas Armadas, debe procurarse que la transi
ción no sea muy brusca; informarles de por
qué y para qué son necesarios sus servicios;
convencerles de que no es un tiempo perdido
en sus vidas, un paréntesis estéril.
9. En el mismo sentido, hay que tener muy
en cuenta a los familiares de los soldados. Tam
bién, tener presente que éstos les transmiten
sus impresiones. Finalmente, considerar que
no es difícil captar su simpatía, pero igual lo
contrario. De la atención que se dedique a
cuanto se atañe en este apartado y en el an
terior, depende, en gran parte, el prestigio del
Ejército entre la población rural del país y
buena parte de la urbana.
3. Las R. P. deben inculcar al personal mi
litar la necesidad de la autocrítica, sincera y
profunda, en aras del perfeccionamiento en
10. En la planificación de la política de
R. ‘P. Internas, hay que considerar por se
todo sentido. Otra forma de crítica es, natural
mente, incompatible con la disciplina, pero es parado, y al propio tiempo coordinar, los di
posible, en cambio, disponer de canales—no ferentes campos constituidos por oficiales,
solamente formales, sino sobre todo, reales— suboficiales y tropa, con formación y mentali
dad diferentes.
para hacer llegar a los superiores las sugeren
cias constructivas de todo tipo, siendo éste
uno de los puntos que más influye en la co
11. No debe olvidarse, igualmente, planifi
hesión interna de las Fuerzas Armadas.
car una política de R. P. dirigida a los mi
litares retirados, a veces un poco olvidados.
4. Hay que convencer a todo el cuerpo so (Este punto es otro de los que incumben a
ambas vertientes del relacionismo, interna y
cial castrense de la necesidad de la comunica
ción, dentro de los límites de la seguridad na externa.)
cional, con el elemento civil, así como de la
bondad y eficacia de la Acción Cívica; puntos
que se subrayan de entre los ya citados en las
R. P. externas,
Hasta aquí, la somera exposición de un es
bozo de doctrina para las Relaciones Públicas
5. En analogía con la necesidad de elimi castrenses en España; plasmada, además, muy
nar la idea del militar como neurótico del esquemáticamente,
entre otras razones por
mando, se hace preciso destruir entre nosotros menoscabar la impresión de aridez siempre
24
aneja a cualquier formulación teorética. Sin
embargo, cada uno de los puntos o apartados
en que hemos articulado, según costumbre en
la explicación militar, todas estas ideas ofrece
campo abierto para digresión y desarrollo ca
paces de llenar páginas. La puesta en prácti
ca, sobre todo, o traslado al terreno de la apli
cación pragmática y casuística, de Ja normativa
expuesta ha sido motivo de publicaciones en
teras referidas al tema.
Tal faceta es, claro, más amena y, como en
cualquier materia, la que en definitiva im
porta. Ha habido, por otra parte, muchos que
se han convertido en excelentes relacionistas
sin estudios ni conocimiento previo de la teo
ría de R. P. Mas ello no es sino similar a lo
acontecido con la Publicidad o el Marketing
antes de que se concretasen en disciplinas sis
tematizas a nivel científico, adquiriendo enti
dad tal—y demostrando encerrar tantas posi
bilidades—que el Estado llegó, como en el
caso de aquélla, a trasladar bajo su control la
actividad publicitaria: enseñanza oficial, pro
mulgación de un Estatuto especial, etc., etc.
De todo esto—que ya había ocurrido antes,
igualmente, con Ja Prensa—pronto le ha de lle
gar el turno, a su vez, a las R. P. La nueva
Ley de Educación, sin ir más lejos, prevé el
pase a la Universidad de la enseñanza de
R. P. Pero, en resumen, lo que señalamos es
cómo, una vez finiquitada la “etapa heroica”
del relacionismo, establecido su aprendizaje a
nivel superior y compendiado en sistema teó
rico-científico su trasunto, se habrá liquidado
la fase del amateurismo y de la formación
como “hombre de R. P.” solamente a base de
experiencia, de manera que los futuros profe
sionales poseerán todo el rigor y solidez que
confieren varios años de estudios serios y pro
fundos a escala universitaria.
Otras disquisiciones cabría añadir, conse
cuencia de que las R. P. sean arte al tiempo
que ciencia—y, por tanto, imposibles de ajus
tar a moldes estrictos—, así como debidas a
la propia dinámica, siempre en evolución, de
la actividad que contempla el relacionismo,
que no es otra sino la propia conducta huma
na en una de sus muchas facetas. En esto, les
ocurre a las R. P. lo que a la Economía, so
bre la que tan difícil resulta dogmatizar y cu
yos patrones se ven embestidos continuamente
por los avances y descubrimientos en todos los
campos, a los que debe amoldarse al tiempo
que le permiten perfeccionarse.
Así, actualmente, muchas empresas civiles
han cambiado la denominación de “Human
Relations” (Relaciones Humanas) por “Employ
Relations” (Relaciones de Empleo) y es fre
cuente también oírlas llamar “Relaciones In
dustriales”. Del mismo modo, hay quien pien
sa que todo lo relativo a R. P. Internas es de
la sola incumbencia del Departamento de Per
sonal, olvidando que malamente podrá la em
presa ofrecer buena imagen hacia afuera si las
aguas marchan revueltas en su interior. El
resumen quizá se encontrara en la coordina
ción del Departamento de R. P. con los de
más, sin perjuicio de la labor de aquél a nivel
de gerencia.
De igual manera, podríamos aún continuar
con otras muchas ponderaciones, las cuales,
bien que comiencen a escapar del marco, vo
luntariamente restringido, del intento que guía
al presente comentario, son, sin duda, muy
ilustrativas de la esencia del fenómeno relacio
nista y habrían de ser tenidas en cuenta cara
a su aplicación al Ejército. Mas habiendo ya
expuesto—repetimos,
sin exhaustividad—lo
que a las Fuerzas Armadas concierne, cerra
mos, sin ulteriores posdatas ni más barroquis
mos, las presentes líneas.
25
LAPHECIPITACION
RADIACTIVA
PROCEDENTE
DE
EXPLOSIONES
NUCLEA
CARLOS LORENZO BECCO, Capitán
Artillería, Ingeniero Industrial.
de
Si bien la duración de una explosión nu (escisión) o fusión del material activo se rea
clear es brevísima, sus efectos radiactivos se liza en menos de una millonésima de segundo;
extienden largamente en el tiempo. La fisión la bola de fuego que se origina, en cuyo inte
rior la temperatura es de millones de grados
y la presión cientos de miles de atmósferas,
se disipa en menos de un minuto, mientras
asciende a velocidad superior a 100 metros
por segundo a la vez que se expansiona y en
fría, dando lugar primeramente a una nube de
color rojizo (debido a vapores nitrosos) que
aún sigue subi.endo con velocidad decreciente
y que, al continuar el enfriamiento, se torna
blanca por la condensación del vapor de agua.
El tiempo de un minuto marca el límite o
divisoria entre la radiactividad “inicial” y la
“residual”. Precisamente de esta radiactividad
residual, originada por los productos activos
formados en la explosión, vamos a dar algunas
ideas a continuación.
Productos originados en las explosiones
cleares
¡iii-
Dintinguiremos según el tipo de proceso nu
clear:
a)
b)
c)
Fisión;
Fusión;
Fisión-fusión-fisión (FFF),
y según la posición:
A)
B)
C)
D)
En el aire;
En la superficie: terrestre o marina;
Subterránea, y
Submarina.
a) En la fisión los núcleos atómicos del ma
terial fisible (uranio 235 o plutonio 239) se es
cinden o rompen aproximadamente por la mi
tad; se ha podido comprobar que esta esci
sión tiene lugar de unas 40 formas distintas,
originándose por tanto 80 tipos distintos de
26
núcleos (cada tipo de núcleo con un número
definido de protones y neutrones se demomina
núclido), cuyos pesos atómicos varían alrede
dor de la mitad del de los núcleos originales,
es decir, de 120 (por lo general entre 80 y 160).
La mayoría de estos productos de la fisión
son inestables, es decir, radiactivos, desinte
grándose espontáneamente a su vez por la emi
Sión en la mayor parte de los casos de una
partícula beta (electrón) y no siempre (apro
ximadamente el 50 por 100) de un fotón gam
ma radiación gamma). Hay unos pocos casos
en que sólo se emite radiación gamma, sin ra
diación beta.
Los productos iniciales de la fisión, sus
“descendientes”, los descendientes de los des
cendientes, etc. forman “familias”, que por
término medio abarcan tres generaciones has
ta llegar a tipos de núcleos estables, es decir,
no radiactivos. En conjunto se obtienen final
mente unos 200 núclidos distintos que son isó
topos de aproximadamente 35 elementos quí
micos.
Por otro lado, no todo el material fisible se
escinde ya que el rendimiento de una arma
nuclear nunca es del 100 por 100, por lo que a
los productos originados en la explosión hay
que añadir el uranio o plutonio no desintegra
do (90 a 95 por 100 del inicial). Por cierto que
ambos elementos ofrecen la particularidad de
que su radiactividad consiste precisamente en
la emisión de partículas alfa,
Se conoce perfectamente la cantidad de ura
nio o plutonio que ha de fisionarse por cada
kilotón de trilita (TNTI) equivalente. Para ello
se ha tomado como base (algo arbitrariamen
te) el que un kilotón (1.000 Tm.) d.c trilita (1)
produce una energía de mil millones de kilo
calorías, lo cual equivale a definir el kilotón
con esta última equivalencia y el megatón co
mo un billón de kilocalorías, Puesto que en la
desintegración de un kilogramo de uranio o
plutonio se producen 18 mil millones de kilo
calorías (bajo diversas formas de energía), o
sea, 18 kilotones, resulta que la fisión de 56
gramos produce una energía equivalente a un
kilotón.
La enormemente compleja mezcla de pro
ductos radiactivos (cambiante continuamen
te con el tiempo), incluidos algunos proceden
tes de la estructura metálica propia del arma
(1)
Aclaremos de paso que el ton americano
equivale a 907 kilogramos
ó 0,907 toneladas mé
tricas;
no debe confundise con el ton inglés, que
equivale a 1.016 kilogramos;
el primero, también
denominado
short ton, comprende
2.000 libras,
mientras que el segundo (long ton) comprende 2.240
libras.
o, como luego veremos, de la tierra o el agua
(cuya radiactividad es inducida por las radiacio
nes iniciales) está, repetimos, en continua evolu
ción debido a las sucesivas transformaciones.
Aunque es muy difícil conocer con detalles este
proceso, se ha comprobado que la radiactivi
dad global sigue aproximadamente una ley
sencilla (ley de Way-Wigner):
k
Radiactividad (en curios)
=
1,2
Generalmente, se toma como base de refe
rencia la actividad existente una hora después
de la explosión. El coeficiente k es entonces
ese mismo valor (k1) de referencia y el tiem
po t viene expresado en horas. La actividad
total de radiación gamma a la hora de haber
ocurrido una explosión de un kilotón es de
300 megacurios (300.000.000 de curios). A las
siete horas será:
300
300
=
71,2
=
30 megacurios.
10
Como regla práctica se puede establecer que
a tiempos (contados desde el momento de la
explosión) 7 veces superiores, coresponden
actividades 10 veces inferiores.
b) El proceso nuclear de fusión (del ver
bo fusionar) consiste en la unión de 2 núcleos
de hidrógeno pesado (isótopo del hidrógeno
normal, que pu.ede s.er deuterio o tritio según
el peso molecular sea 2 ó 3) para formar un
núcleo de helio (esta es la razón de la denomi
nación de bombas de hidrógeno o bombas H).
Dicha reacción nuclear produce una gran can
tidad de energía un kilotón por cada 17 gra
mos de deuterio fusionado; el rendimiento re
ferido al peso es pues 3 veces superior al de
la fisión de urani.o o plutonio.
El único producto radiactivo que aparece en
un proceso puro de fusión es el tritio (2); de
bido a ello y al mejor rendimiento, las bom
bas de hidrógeno son mucho más “limpias”
(es decir, producen menos contaminación ra
diactiva) que las de fisión.
Para que se inicie la reacción nuclear de fu
sión es necesario obtener previamente una tem
peratura de millones de grados (de aquí la de
nominación también empleada de procesos
termonucleares), que solamente puede ser pro
(2)
Se producen 10 megacurios de tritio por cada
megatón
termonuclear.
Este núcleo tiene un pe
ríodo de semidesintegración
de doce años y pro
duce sólo radiación beta.
27
porcionada por un “detonador” que sea a su
vez una bomba de fisión, por lo que entre los
productos radiactivos originados hay que in
cluir los de fisión de uranió o plutonio, así co
mo la cantidad no desintegrada de estos mis
mos. Dado que la energía liberada en los pro
cesos de fusión o termonucleares es del orden
de megatones, la proporción de los productos
de fisión es muy pequeña.
(millonésima de curio). La actividad de un me
gacurio es, pues, equivalente a una tonelada de
radio.
Influencia de la posición y energía de la explo
Sión
La posición de una explosión nuclear con res
pecto a la superficie viene definida por el ra
c) En la escala de potencia de las armas dio de la bola de fuego, cuyo valor máximo
nucleares, que empieza en las bombas de fi depende de la energía E, expresada en kilo
Sión (potencia del orden de kilotones) y sigue tones según la siguiente fórmula:
con las de fusión (varios megatones de poten
cia), se llega a las armas de fisión-fusión-fisión
R = 54 E°’
(FFF) las que como su denominación indica
constan de un detonador de fisión, un elemen Por ejemplo: si E = 20 kilotones, R = 180 ms
to de fusión (hidrógeno pesado) y nuevamente
y si E = 1 megatón, R = 870 ms.
otro elemento de fisión que envuelve al con
junto anterior; este último elemento ofrece la
A) Se denomina explosiones en el aire
particularidad de ser de uranio 238, mucho
aquellas en que la bola de fuego no toca la su
más barato que el uranio 235 por ser el com perficie, basta pues que, por ejemplo, la altura
ponente principal del uranio natural, constitui de explosión de una bomba de 20 kilotones sea
do como se sabe por 99,3 por 100 del primero superior a 180 metros. Las dos armas de esta
y 0,7 por 100 del segundo. El uranio 238 es
que hicieron explosión sobre Hiroshi
capaz de ‘escindirse con los neutrones rápidos energía
ma y Nagasaki en la segunda Guerra Mundial
que surgen en las explosiones nucleares, cosa actuaron a una altura sobre ‘el suelo de 550 me
que no hace el uranio 235, proporcionando un tros.
método muy económico de obtener bombas de
En las explosiones en el aire los productos
gran potencia sin límite (20 y hasta 50 mega radiactivos, muy finamente divididos, suben a
tones).
gran altura y su precipitación sobre la superfi
Se puede suponer que una gran parte de la cie tiene lugar muy lentamente, como veremos
energía producida por este tipo de bombas más adelante. La peligrosidad de esta precipi
(probablemente 50 por 100 o más) es debido al tación es muy pequeña.
proceso de fisión, por lo que la cantidad de
B) En las explosiones que tienen lugar en
productos radiactivos originados será enorme
la
superficie o tan próximas a ella que la bola
dado que se trata de megatones. Así, una bom
ba de 20 megatones, por ejemplo, en cuya ex de fuego la toca, debido al intenso calor, se va
plosión el 50 por 100 de la energía sea debi porizan grandes cantidades de materiales. Si se
da a fisión producirá según ya hemos visto trata de superficie terrestre se calcula que una
bomba de un megatón es capaz de vaporizar
en a):
20.000 toneladas de tierra y rocas en el su
puesto de que sólo el 5 por 100 de su energía
0,5 x 20.000 x 50 = 500.000 gr.
500 kg.
se invierta en ello. Además, las fuertes corrien
tes de aire originadas cooperan a añadir más
de productos de fisión.
La única diferencia con las bombas de sim materiales a la nube “nuclear” que se forma.
ple fisión consiste en que en este caso la frac La composición de esta nube dependerá de la
ción de uranio 238 que no se desintegra, rio es naturaleza del suelo.
Esta ingente cantidad de materiales arrastra
radiactiva.
en
su precipitación hacia la superficie los pro
La actividad gamma total de estos produc
ductos
radiactivos, produciendo una conside
tos de fisión a la hora de haber hecho explo
sión la citada bomba de 20 megatones es de rable contaminación local, además de otra de
índole mundial mucho más atenuada.
En las explosiones s’obre la superficie ma
¡ 3.000.000 megacurios!!
rina los efectos son aún más acusados, com
Para hacerse idea de esta cifra basta tener probándose que una bomba de un megatón es
presente que en los primeros tiempos se defi capaz de vaporizar 100.000 toneladas de agua.
Tanto en las explosiones terrestres como en
nía el curio como la actividad de un gramo de
radio, siendo una unidad usual el microcurio las marinas, además de los productos radiacti
28
vos provenientes de la explosión, se forman
otros debido a actuar la radiación sobre ciertos
elementos presentes en el suelo o en el agua,
por ejemplo, el sodio (presente en el agua de
mar y en el suelo), el manganeso, el aluminio
y sobre todo el silicio, constituyente principal
de los terrenos.
C) En las explosiones subterráneas, si la
profundidad de la explosión no es suficiente
mente grande se produce la rotura de la su
perficie, y entonces la cantidad de materiales
contaminados lanzados a la atmósfera es enor
me. Una bomba de un megatón que haga ex
plosión en terreno de consistencia normal, a
una profundidad de 15 metros levanta 10 mi
llones de toneladas de materiales, formando un
cráter de medio kilómetro de diámetro y 60
metros de profundidad.
D) Con respecto a las explosiones subma
rinas cabe hacer consideraciones similares al
apartado anterior.
La precipitación tiene lugar en forma de llu
via intensamente radiactiva, que comienza in
mediatamente de producida la explosión. La
contaminación del agua disminuye rápidamen
te debido a la difusión y precipitación de los
residuos hacia el fondo del mar.
siendo d el diámetro en micras (milésimas de
milímetro).
Se puede considerar que la precipitación lo
cal está formada por partículas de diámetro
superior a 75 micras, las cuales descenderán se
gún la fórmula anterior con una velocidad su
perior a 1.500 m/hora.
Si suponemos que, por ejemplo, la máxima
altura alcanzada por los productos radiactivos
(cresta de la nube nuclear) es de 15 kilómetros
y la velocidad efectiva del viento 20 km/hora,
el tiempo teórico (despreciando ciertas correc
ciones) de caída será de diez horas y la distan
cia horizontal recorrida 10 x 20 = 200 km. (3).
Los reconocimientos radiactivos realizados
sobre el terreno por personal especializado, do
tado de aparatos detectores, permiten localizar
el contorno topográfico de la precipitación ra
diactiva local, cuyo límite externo se puede
fijar en la línea de isointensidad 10 roentgen/
hora (valor referido a una hora después de
la explosión); a las veinticuatro horas la in
tensidad de esta línea se habrá reducido apro
ximadamente a 0,2 roentgen/hora. Una perso
na situada al descubierto fuera de este contor
no, a partir de las veinticuatro horas de la ex
plosión, recibirá una dosis máxima de:
3,5 roentgenen
el primer día.
8
en
la primera semana.
el primer mes.
La precipitación o caída sobre la superficie 12en
de los productos radiactivos originados en las 26hasta
tiempo infinito.
explosiones nucleares tiene lugar en dos formas
que denominaremos precipitación “local” y
Estas dosis son perfectamente soportables.
precipitación “mundial”.
La precipitación mundial está formada por
La precipitación local está formada por las partículas de tamaño inferior a 25 micras, que
partículas que llegan al suelo como máximo en permanecen suspendidas en la atmósfera du
las primeras veinticuatro horas; su dispersión rante un tiempo que va desde varios días a va
sobre la superficie depende de la altura a que rios años, antes de depositarse sobre la super
hayan subido los productos de la explosión, ficie terrestre. Es interesante distinguir según
de la velocidad del viento y de las dimensiones que los productos radiactivos hayan subido a
de las partículas. Generalmente se puede afir la estratosfera o se hayan quedado en la tro
mar que en las explosiones superficiales o cer posfera. En este último caso la permanencia en
ca de la superficie (únicos casos en que tiene esta parte de la atmósfera es de pocas semanas
importancia la precipitación local) los produc o meses, dispersándose sobre la superficie si
tos suben hasta la estratosfera a partir de los guiendo una rutura de Oeste a Este, dando una
100 6 200 kilotones, tanto más alto cuanto vuelta completa a la Tierra en uno o dos me
mayor sea la energía explosiva. Para energías ses.
inferiores, estos productos no llegan a salir de
la troposfera (capa inferior de la atmósfera que
(3)
En las ((Orientaciones sobre la protección de
llega hasta 10 6 15 kilómetros de altura).
las
Unidades
nuclear)) (EMC 1961), se pue
La velocidad de caída de las partículas es de encontrar enunguerra
procedimiento
simplificado
para
función de su tamaño. Suponiéndolas esféricas predecir la trayectoria de la precipitación radiac
y de densidad 2,6 (correspondiente a terreno tiva (págs. 116 y ss.), basado en la división de la
arenoso), esta velocidad sigue la ley de Stokes, atmósfera en capas de 1.800 metros (distancia teó
rica recorrida en una hora por partículas de diáme
valiendo en una atmósfera normal:
tro ligeramente superior a 75 micras, en atmósfera
La precipitación radiactiva
“
y
=
0,27 d2 metros/hora
normal), corrigiéndose
el efecto de la densidad
riable de las capas mediante unos factores.
va
29
Si los productos han subido a la estratosfe
ra (caso de explosiones de gran energía, como
ya hemos visto, o bien de explosiones muy al
tas en el aire) las partículas finas permanecen
allí durante años, perdiendo gran parte de su
radiactividad; se calcula que cada año cae a
la superficie sólo el 10 por 100 de estas par
tículas. Mientras tanto permanece un verdade
ro “almacén” de radiactividad en la estratosfe
ra, cuyas cantidades y actividad se conocen hoy
día perfectamente, con el detalle de sus com
ponentes.
tiene un período de semidesintegración de
treinta años (es decir, su radiactividad propia
se reduce a la mitad en treinta años) y empie
za a aparecer entre los productos de fisión al
cabo de un año, aproximadamente. Se acumula
especialmente en los tejidos musculares, que
resultan dañados por su radiactividad gam
ma; su tiempo de semipermanencia en el
cuerpo humano (concepto similar al de período
de semidesintegración) es de ciento cuarenta
días. Por cada megatón de fisión nuclear se
produce 0,1.6 megacurio de cesio 137.
El estroncio 90 (emisor beta) es mucho más
peligroso; tiene un período de semidesintegra
ción de veintiocho años y empieza a aparecer
Efectos inmediatos y diferidos
a los varios años de haberse producido la fi
Los efectos sobre el ser humano de la preci Sión nuclear; por cada megatón de fisión se
pitación radiactiva pueden ser de carácter in produce 0,1 megacurio de estroncio 90. Este
mediato debido a dosis masivas de radiactivi núclido se acumula en los hu.esos, principal
dad, los cuales se delatan a los pocos días, mente de los niños y jóvenes; su tiempo de
o bien de carácter diferido (apareciendo al ca semipermanencia en el esqueleto es de diez
bo de años), ya sean producidos por la preci años, produciendo necrosis, cáncer y leucemia.
pitación local, o por la mundial con dosis mu La vía de penetración en el cuerpo humano es
cho menores, pero continuadas. Los principales a través de las verduras y leche de vaca; el
productos responsables de los efectos diferidos contenido máximo admisible en huesos es sólo
son el cesio 137 y el estroncio 90; el primero de 0,1 microcurio.
30
Influencia de la rotación terrestre
en las trayectorias. EFECTO CORIOLIS
ENRIQUE ALVAREZ DEL CANTO,
Teniente Coronel de Artillería
GENERALIDADES
Se sabe que cada objeto que se mueve en el
hemisferio Norte tiene la tendencia a derivar
hacia la derecha de la dirección de su movi
miento, ya se trate de vehículos en contacto
con la superficie terrestre, como de aeronaves.
En el hemisfero Sur, se verifica el mismo fenó
F19_1 Ve/ocidddesde rotc,ii, a,orox»zadas
depon/os d/tedec/or tiel Eje’ ferres/re.
-.
meno, pero tendiendo a derivar hacia la izquier
da de su dirección inicial. Estas tendencias a
movimientos laterales, o derivaciones, se de
ben a la rotación de la Tierra, y toman el nom
bre de efecto Coriolis, de su descubridor, el
matemático y físico francés G. G. Coriolis.
También se sabe que el aire, compuesto de
partículas móviles, en el movimiento de tras
lación de sus masas, también tiende a den
varse hacia la derecha en el hemisferio Norte
y a la izquierda en el Sur.
El efecto de Coriolis es proporcional a la
velocidad del objeto. No existe este efecto en
el Ecuador, pero desde éste a los Polos va cre
ciendo constantemente, por lo que también es
proporcional a la latitud en que se encuentra
el objeto.
Los pilotos de buques o aeronaves introdu
cen en sus rutas una corrección general que
depende de su velocidad y de la latitud en que
navegan. En el Ecuador, dicha corrección es
despreciable, pero cerca de los Polos han de
introducirla si quieren alcanzar su punto de
destino.
El efecto de Coriolis ejerce una influencia
muy marcada en la trayectoria de los misiles
porque éstos vuelan a velocidades mucho ma
yores que las aeronaves normales. Esta influen
cia es mayor cuando se trata de los de gran al
cance, ya que su trayectoria está más tiempo
sometida a dicho efecto. Si un misil no guiado
se lanzara desde La Coruña hacia Valencia a
una velocidad de 965 kilómetros-hora, sin in
troducir en su trayectoria la corrección nece
saria, caería muchos kilómetros a la derecha
del blanco.
En los misiles guiados, su sistema de guía
compensa generalmente el efecto Coriolis, ya
que aparecerá, en los radares seguidores o sis
tema empleado, una señal de error en la ruta,
que hará que se le envíen las correcciones ne
cesarias para volverlos a la trayectoria co
rrecta.
Los cañones de largo alcance introducen an
tes del disparo correcciones por este efecto, ya
que, una vez que el proyectil ha salido de la
?
f,.
2- Error e,, el /rnzamitita
boca de la pieza, no es posible modificar su
trayectoria como en los misiles guiados. El
cañón Berta alemán en la primera Guerra Mun
dial, al bombardear París a unos 115 kilómetros
de distancia, con una duración de trayecto de
tres minutos, antes de corregirlo por este efecto,
sufrió una desviación de casi un kilómetro y
medio. Se ve que en los misiles balísticos es ne
cesario introducir la corrección, en la fase en
que están propulsados y segón el sistema de
guía empleado.
Este efecto parece contradecirse con la pri
mera ley del movimiento de Newton, que esta
blece que un objeto se mueve en línea recta y
con una velocidad constante a menos que sea
afectado por una fuerza exterior. Realmente, el
efecto de Coriolis confirma esta ley. Un objeto
parece seguir una ruta curvada porque el obser
vador tampoco está inmóvil, sino que se ve
arrastrado por la rotación de la Tierra y esta
rotación hace que se vea el objeto moverse hacia
un lado. El efecto de Colioris se define como
una aceleración lateral aparente originada por
una fuerza también aparente.
Esta fuerza aparente es causada por la impo
sibilidad de desviación de un objeto móvil que
marcha en línea recta, para seguir el movimien
to de la Tierra. La intensidad y dirección del
•efecto Coriolis no depende de la dirección del
movimiento, si un objeto vuela alrededor de la
Tierra hacia el Norte o hacia el Este (u otra di
rección) la fuerza siempre tenderá a moverlo
hacia la derecha si su ruta. está en el hemisfe
rio Norte.
32
en //‘rea ,ycfa
FUERZAS CORIOLIS EN VUELOS
NORTE-SUR
El efecto de esta fuerza puede verse conside
rando las diferentes velocidades de los puntos
de la Tierra situados a diferentes latitudes. Aun
que todos los puntos tienen la misma velocidad
angular (una revolución en 24 horas), no tienen
la misma velocidad lineal (en kilómetros por
hora).
La velocidad lineal de un punto alrededor de
un eje de rotación dependerá de la velocidad
angular y de la distancia del punto al eje de
rotación (el eje de rotación de la Tierra sigue la
línea que une sus polos). Un punto en el Ecua
dor se traslada a 1.680 kilómetros por hora
(fig. 1-A), mientras que cualquier punto situado
entre éste y los polos, lo hace a velocidades me
nores, y exactamente en el Polo, es sólo un pun
to de rotación con velocidad igual a cero.
La diferencia de velocidad lineal de un punto
se muestra en la fig. 1-B. La mano representa
un punto en el eje de rotación y la bola está si
tuada a cierta distancia—r-—-deleje. Si se aumen
ta la distancia—r—por medio de la cuerda, y
se mantiene la misma velocidad angular en
r. p. m., la bola se moverá a una velocidad li
neal mayor, puesto que lo hace en un círculo
mayor y en el mismo período de tiempo. Si se
cambia la longitud—r-----dela cuerda, es decir,
se cambia la latitud de la bola hacia el Norte o
hacia el Sur, se puede comparar este hecho con
las distintas velocidades a los puntos de la Tie
rra de latitud diferente, que se mueven a distin
este último, cuya cinta se mueve más despacio
(figura 2).
A causa de la diferencia de velocidad lineal
entre el punto de lanzamiento y el blanco, la
traza de la trayectoria del misil está a la de
recha de la dirección inicial. En este caso no
se hizo corrección por efecto Coriolis.
FUERZAS CORIOLIS EN VUELOS
ESTE-OESTE
[/9.
3- Ei’ror eo /ryec/or/
causd
por
io ,>,frodtx’i la COrr9CV/0f7
(coi’,W’&)
tas velocidades lineales, pero todos los puntos
situados en la misma latitud tienen la misma
velocidad.
Supóngase (fig,. 2) que las cintas móviles se
mueven a diferentes velocidades, la del hombre
que lleva el guante se desplaza a una velocidad
de 225 metros-segundo, y la del que arroja la
bola lo hace a 275 metros-segundo. Si este ill
timo tira la bola sobre el primero, falla y obser
va que se le fue a la derecha, debido a que él
se traslada 50 metros-segundo más rápidamente
que el del guante, y éste aprecia qu.e la bola se
mueve formando un arco que se abre y se se
para. Para un observador en reposo, aparecería
la bola moviéndose en línea recta (sin conside
rar la gravedad terrestre ni la resistencia del
aire).
Si se sustituye la bola por un misil y se su
pone que el cambio entre las velocidades de las
cintas es equivalente al cambio de latitudes del
mismo en su vuelo, existirá una diferencia ma
yor entre las velocidades, y por tanto mayor el
error, a medida que se separan los puntos de
lanzamiento y caída, y más aún en los polos.
En la fig. 1-A se ve que la velocidad lineal a
45° de latitud es de 1.188 kilómetros-hora, que
naturalmente no es la mitad de los 1.680 (840
kilómetros-hora), siendo los cambios de velo
cidad mayores cerca de los polos.
Al lanzar el misil hacia el Norte, desde un
punto cercano al Ecuador (fig.. 3), el lugar de
lanzamiento puede compararse, por analogía, al
del lanzador de la bola, que se mueve más rá
pidamente que el encargado de recogerla, y el
misil, ya más cerca del polo Norte, representa
El efecto de Coriolis en esta dirección se basa
en la diferencia entre la fuerza centrífuga del
objetivo moviéndose y la similar correspondien
te a un punto en la superficie de la Tierra. Como
la fuerza centrífuga depende de la velocidad li
neal, la ejercida sobre una partícula en el Ecua
dor es mucho mayor que en los polos (fig. 4) y
siempre es perpendicular a su eje de rotación.
Se sabe que un objeto en reposo sobre la su
perficie de la Tierra está sometido a la acción
de fuerzas que se equilibran. Supóngase que es
una bola metálica; las fuerzas principales que
actúan se muestran en la fig. 5 (A). La atrac
ción de la gravedad verdadera se ejerce hacia
el centro de la masa de la Tierra. La dirección
de la gravedad aparente (GA) que es el vector
suma de la atracción de la masa y de la fuerza
centrífuga, no se dirige hacia el centro de la
masa terrestre, pero es perpendicular a la su
perficie, puesto que la Tierra es más bien un
elipsoide que una esfera perfecta.
Cuando la resultante de la fuerza de la gra
vedad aparente es perpendicular a la superficie
de la Tierra, no existe fuerza que tire hacia
abajo de la bola, ya que ésta se está moviendo
a la misma velocidad que la Tierra en esa lati
POLO IJORTE
fi,9. 4 la fuerza cei’fr,fuga variál
ve/o c/Q’cp’c’
/,»ea/ de u,, pc/mt
g/J? dlP6’(kQ1ÇG* la Ti’ra.
Ja
de la Tierra de la misma latitud, y como se ha
dicho, esto cambiará la fuerza centrífuga y la
BOLA
dirección de la gravedad aparente. Cuando se
cambia ésta, una componente de la fuerza em
pujará al misil hacia el Norte o hacia el Sur, de
pendiendo esto del hemisferio en que esté vo
lando.
La fuerza de Coriolis actuará sobre cualquier
objeto móvil, en todas las latitudes, excepto en
el Ecuador donde su valor es cero, independien
temente de la dirección de la horizontal sobre la
que se mueve el objeto.
Debido a que los vehículos espaciales pueden
volar a cientos de kilómetros por encima de la
Tierra (fig. 6), el radio de rotación—r’—será
mayor que el—r—de un punto situado en la su
perficie. La circunferencia descrita por un ve
hículo espacial cuando vuele a grandes alturas
alrededor de la Tierra, será mayor que si yo
(c
lase cercano a ella, y como resultado, tendrá
que volar más rápido para recorrer una distan
cia dada entre dos puntos de la superficie terres
tre que si lo hiciera a pequeña altura.
Si se moviera paralelamente a la superficie.
manteniendo constante su altura, la fuerza cen
trífuga sería mayor que si estuviese moviéndo
se a la misma velocidad angular muy cerca del
B
suelo. El efecto producido sería mayor en el
f4. 5- fue,zó’sra/es y epate/l/eS
Ecuador, donde la altura es perpendicular al eje
so6re un cuerpo /m7ds-?X
de rotación de la Tierra (fig. 6) y habrá de tener
se en cuenta por la gran influencia que ejerce
tud. En este caso, el término hacia abajo no sobre las trayectorias de los vehículos espa
quiere decir que sea dirigiéndose al centro de la ciales.
masa terrestre, sino hacia el Escuador, hacia el
BIBLIOGRAFIA
Sur.
En la fig. 5 (B) los vectores—fc y fc’—repre
Extensión Course Institute USA E. Air Uni
sentan las fuerzas producidas por el movimiento
relativo de la bola con relación a la Tierra y por versity. McDonald. Scientific Americam (USA).
el movimiento de la misma Tierra, respectiva
mente. Si la bola rueda hacia el Este, a una ve
locidad mayor que la de la Tierra, la gravedad
POLO
aparente resultante ejercerá su acción en una di
NORTE
rección que no será exactamente perpendicular
a la superficie de la Tierra. Es decir, que ahora
dicha resultante ejercerá su acción hacia abajo,
tendiendo a empujarle hacia el Ecuador, que en
EJE
DE
este caso sería hacia la derecha de la bola, en
ROTACION
movimiento.
Si la bola se mueve hacia el Oeste, la fuerza
centrífuga se reducirá. Otra vez la dirección de
la fuerza de la gravedad aparente no será per
pendicular a la superficie de la Tierra y la bola
será empujada hacia el Norte, o sea, hacia la
derecha también. Mientras mayor es la veloci
dad, mayor será la diferencia entre las fuerzas
centrífugas y mayor también su movimiento la
f,. 6- /iif/ueoc,a de/auizientr, Q€’/Pat*o
teral.
de ro/acÁ,» 806re una aeronave
Un misil, moviéndose de Este a Oeste, puede
en veje/o.
volar a mayor o menor velocidad que un punto
-
34
GUERRA
SUBVERSIVA
Problemas
defáctico
y logística
sanitaria
Coronel Médico, ERVIGIO ESCUDERO SAIZ,
de la Escuela de Aplicación de Sanidad Militar.
Consideraciones Generales
El interés por conocer estos problemas viene
determinado por los siguientes hechos:
A) El número de guerras subversivas a par
tir de la Segunda Guerra Mundial ha sido ma
yor que el de guerras convencionales, recordando
en tal sentido las guerras subversivas de Yu
goslavia, Argelia, Indochina, Malaya, Cuba,
Congo, territorios portugueses de Ultramar, las
del Vietcong en el Vietnam, así como también
y con manifestación de aspectos parciales, los
actos de terrorismo, secuestros, etc., que se es
tán perpetrando actualmente en diversas nacio
nes de nuestro planeta.
B) Es presumible que en un futuro, este tipo
de guerra acompañe a la guerra convencional o
clásica si ésta llega a producirse, y también en
el caso de guerra de disuasión, represalia, ter
monuclear o, si se quiere por armas ABQ.
No hace mucho hemos leído cómo los países
del Este disponen en su potencial bélico de un
30 por 100 de armas químicas.
C) Nuestros Mandos, que valoran en su ver
dadera dimensión esta modalidad de guerra, la
han incluido en los Apuntes provisionales para
un proyecto de doctrina de las F. A. S., publi
cado por el CESEDEN y, por otro lado, en la
Escuela Superior del Ejército se han dado du
rante el Curso actual (1969-1970) por prestigio
sos generales y personalidades civiles conferen
cias sobre la misma, a más de los numerosos
trabajos publicados al respecto, nacionales y ex
tranjeros.
Las dificultades de orden doctrinal y la re
glamentación que en todos los aspectos tiene
esta guerra, y muy concretamente en el sanitario,
explican el hecho de que nuestro Reglamento del
Servicio de Sanidad en Campaña del año 1969
no tenga ningún capítulo dedicado a ella, aunque
sí en estudio.
Todos los reglamentos en los momentos ac
tuales han de tener carácter provisional, por ser
susceptibles de modificaciones en plazos breves
de tiempo, como consecuencia de los nuevos
agentes bélicos que vienen a enriquecer constan
temente el arte militar, determinando modifica
ciones en la organización táctica y logística de
las Fuerzas Armadas, que es preciso reflejarlos
en ello actualizándolos.
D) Esta clase de guerra está en íntima rela.
ción con la psicológica, siendo su base más im
portante, y sobre la que también se está am
pliando cada día sus doctrinas y métodos de
acción.
De una manera general, los problemas táctico
y logístico pueden ser esbozados en dos ver
tientes
1.a Cuando las operaciones de fuerzas irre
gulares (entiéndese subversivas) se realiza en zo
nas geográficas donde actúan fuerzas regulares
empeñadas en operaciones convencionales u
otras.
2.
Cuando las acciones de estas fuerzas
irregulades actúan en zonas geográficas en que
las fuerzas regulares no se encuentren implica
das en acciones de guerra.
En ambos supuestos, los problemas tácticologísticos sanitarios han de proyectarse, bien a
la organización y acciones de la subversión, o
bien a la organización y acciones de las fuer
zas regulares que luchan contra aquéllas.
En este trabajo tratamos sólo del primer pun
to, dejando para otro el estudio de los referidos
problemas a las fuerzas regulares que actúan
contra las fuerzas subversivas, y que en la orga
nización actual de nuestro Ejército corresponde
a las Fuerzas de la Defensa Operativa del Te
rritorio (D. O. T.) y Fuerzas de Orden Público.
35
CUADRO1
Medicina
?reventiva e Higiene
primeros
Asistencia
Médica
Logística
Sanitaria
auxilios
y tratamiento
Clasi±’icación
extremas
urgencias
Asistencias Medico
Cirugíainicial (i)
Quirurgica
Cirugía
inicial reparadora
Tratamiento bajas ABQ
jratamiento mddico
(Terrestre
Evacuaciones
THe1ic60teo5
.
Aviones
Fluvial y Marítima
Aerea
(
Abastecimiento
Material Sani
tario
l’arque Sanidad (Centro Logístico)
Dep6sitos avanzados T.O. (Centro Logístico)
Unidades de abaste—
Grupos de
cimiento material
Sanidad
sanitario y fama—
Compabie.
ceutico
Sanidad
tiCo
[
Y
Unidades
Armas y
Logística
_____
_____
Servicios
(1) Empleamos la terminologia universal
Queremos destacar antes de hacer el estudio
de los problemas sanitarios, los éxitos consegui
dos por las fuerzas subversivas de los partisanos
yugoeslavos, gracias al buen apoyo sanitario que
tuvieron, llegando a prestar los auxilios a los
enfermos y heridos con gran eficacia, haciéndolo
posible la buena organización del Servicio, ya
que negaron a contar con formaciones quirúrgi
cas en las zonas geográficas donde actuaban, y
que estaban convenientemente escondidas o ca
mufladas, recibiendo también el apoyo de los
elementos sanitarios civiles que tan importante
es conseguir. El grado de organización y fun
cionamiento de ese Servicio de Sanidad viene
citándose como modelo en guerra subversiva,
sin desconocer que en otras guerras también el
Servicio de Sanidad ha sido eficiente.
En otro orden de ideas es preciso indicar
cómo se cuida la organización de los Servicios
de Sanidad en las Fuerzas Especiales para la
subversión, y así podemos citar las unidades de
Fuerzas Especiales que tienen las Fuerzas Ar
madas de la nación americana en el Vietnam,
destinadas a las acciones de guerra subversiva
(1967). El sostén médico en éstas es cuidado en
todos sus aspectos y para conseguir la adecuada
preparación se llevan a cabo ejercicios constan
tes en campaña, con una duración que en al
guno de los casos ha sido de 40 días, tiempo
que permite la preparación especial exigida.
Vamos a recordar en un cuadro cuáles son
las misiones de logística sanitaria en general,
porque así nos será más fácil el conocer las
particularidades propias en guerra subversiva.
36
ORGANIZACION Y MISIONES DEL
SERVICIO DE SANIDAD
Estimamos que debe hacerse la clasificación
siguiente:
A) Cuando las guerrillas se organizan en am
biente de clandestinidad.
a) Al iniciarse
cleos subversivos.
b) Cuando las
han adquirido gran
zadas en pequeñas
la formación de los nú
fuerzas de la subversión
desarrollo y están organi
o grandes unidades.
B) Cuando se organizan en ambiente favo
rable: con reclutamiento de los factores huma
nos y otros medios que han de integrar las uni
dades de la subversión.
A) Con relación al apartado a), y prescin
ciendo de las motivaciones políticas sociológicas
y económicas, etc., que dan origen a la creación
de los primeros núcleos humanos, que han de
constituir los Organos de Mando y que son los
que van a preparar el clima apropiado a tra
vés de una adecuada acción psicológica, con
una bien planificada red de información, huel
gas, atentados, sabotajes, etc., con el fin de con
seguir reclutar adictos activos que se sumen a
los primeros incrementando el número de gue
rrilleros.
Ya desde este primer momento hay que con
seguir y encontrar en el ámbito civil los apoyos
necesarios para la acción subversiva.
Creemos que en esta fase habrá de conseguirse
que por ello ha de conseguir a través de la apli
cación de sus preceptos, conservar a los guerri
lleros en perfecto estado psicofísico, evitando a
su vez bajas por enfermedades transmisibles, y
para ello estableçerá las medidas de inmuniza
ciones y vacunaciones, teniendo en cuenta las
enfermedades endémicas que existan en las zo
nas geográficas donde actúan.
Por cuanto se refiere a la alimentación, dadas
las especiales características en que ésta tiene
que realizarse, establecerá las normas conve
nientes para evitar la presentación de avitami
nosis y otros estados carenciales. Las medidas
de higiene individual serán establecidas para
que puedan efectuarse en forma más adecuada.
Dada la facilidad de disponer de los insectici
das de contacto, se tendrá el stohk preciso para
aplicar las desinsectaciones periódicas del per
sonal. Quimioprofilaxis. Medios, potabilización
individual de agua.
Asesorará también sobre el equipo de los gue
rrilleros para hacer frente a los factores adver
sos, climatológicos, etc., que puedan condicio
narlos.
Hay dos facetas muy singulares que deben
tener presentes los médicos de la fuerza subver
siva: Una, el conocimiento de las característi
cas psicológicas de la personalidad humana, así
como sus perturbaciones psicopatológicas, sin
olvidar conocimientos de orden psiquiátrico, ya
que por las modalidades de vida pueden apa
recer alteraciones de muy diverso orden. Se dice
que con bastante frecuencia los guerrilleros pro
penden a desfallecimientos psíquicos y menta
les, y que si éstos se producen en determinadas
personalidades esquizoides o de psiquismo dé
bil, van a determinar unas veces actitudes nega
tivas, otras a perpetrar atrocidades y brutalida
des, e incluso a deserciones que en nada favo
recen a la acción subversiva. Una profilaxis psi
cológica y eficiente, y un tratamiento adecuado
de los trastornos psicológicos y enfermedades
psiquiátricas, si éstas llegan a producirse, serán
un quehacer de los Servicios sanitarios.
II ideal sería tener un perfil lo más completo
posible de la constitución psicofísica de los gue
rrilleros (no desconocemos la dificultad que esto
entraña) para hacer el despistage precoz y situar-.
los en puestos y misiones adecuadas.
Otra: Importantísima del Servicio de Sani
dad de las fuerzas subversivas, al igual que lo es
en fuerzas regulares, es la referida a la prepa
ración tanto de los mandos como de los efec
tivos de una adecuada instrucción sanitaria.
MEDICINA PREVENTIVA E HIGIENE
Insistimos una vez más que la preparación
Esta es en todo tipo de guerra de una impor médica en las fuerzas regulares, tanto en las na
tancia capital, al fin y al cabo se trata de una ciones del bloque Oeste como del Este o de los
colectividad que tiene un “habitat” especial y no alineados, y al igual que en las subversivas,
la integración del personal sanitario, tanto de
médicos como auxiliares de ellos, y hay que su
poner que no será difícil su incorporación, y
que lo harán por convicciones políticas, socioló
gicas, etc., que es fácil en esta profesión, como
ha quedado demostrado en las diversas guerras
subversivas.
El personal sanitario surgido de forma es
pontánea, por simpatías ideológicas, tendrá gran
personalidad, dotes de mando, de organización
y al igual que los Jefes guerrilleros deben ser
grandes psicólogos con facilidad de persuasión,
etcétera.
Esta llegada precoz a las fuerzas de la sub
versión proporcionará grandes beneficios en
cuanto a la asistencia sanitaria que sea precisa,
pero más importante que la faceta asistencial,
será la de colaborar con los mandos en la plani
ficación de lo que debe ser el Servicio de Sa
nidad, atendiendo a los factores geográficos,
climatológicos, número de guerrilleros, acciones,
etcétera, etc., y también cumplirán la de estable
cer los contactos precisos con elementos sanita
rios de la población civil, privados e incluso si
son propicios los paraestatales y estatales, para
de esta forma tener en todo momento prevista
la conveniente asistencia médico-quirúrgica de
las bajas que se produzcan en unas formaciones
hospitalarias adecuadas, como complemento de
las que se instalen en la zona de acción de los
guerrilleros.
Conviene subrayar que todo el personal sani
tario debe estar identificado con la caracterís
tica esencial de la profesión médica, como es la
humanitaria, para que así y en todo momento
considere tanto al adicto como al adversario
como un ser humano al que se le deben aplicar
los preceptos de una asistencia médica adecuada
sin discriminación.
Debe tener la obligación incluso hacer llegar
al Mando los principios deontológicos apunta
dos, y hacerles saber que los actos inhumanos
en definitiva no hacen más que engendrar odio
y crear factores negativos a la acción subversiva.
Con estas ideas, y a medida que los elemen
tos subversivos vayan aumentando la planifica
ción del Servicio de Sanidad en las guerrillas se
irá haciendo más difícil, y habrá de actuar con
visión clara de las misiones de logística sanita
ria que vimos en el cuadro número 1 con sus
matices específicos.
37
CUADRO
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CIPO DE GUERR%LLA
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38
rio SE OECA LA ORSAMIZACIOD
1 MODOS
11
es conseguir que todo combatiente sea un so
corrista, por consecuencia quedan comprendidos
como hemos dicho, los mandos y guerrilleros.
Las acciones que las fuerzas subversivas ejer
cen en pequeños grupos, nocturnidad, etc., al
no poder contar con personal médico que asista
en ellas a las bajas, el poder auxiliarse a uno
mismo o al compañero es de una importancia
capital.
La preparación de socorrista es fácil, ya que
las unidades de guerrilleros se encuentran con
bastante frecuencia en fases inactivas, en gru
pos pequeños, aunque no será factible disponer
de medios audiovisuales tan valiosos en este
tipo de enseñanza.
ASISTENCIA MEDICO-QUIRURGICA
A LAS BAJAS
a prueba para no violar o dejar al descubierto
los propósitos, y ello ha de ser factor negativo
para la asistencia a las bajas, y por eso se ali
viará la misión si previamente han recibido la
instrucción sanitaria a que antes hemos aludido.
D) LAS UNIDADES GUERRILLERAS
ACTUAN DE UNA MANERA OFENSIVA.—
(En realidad en guerra convencional también
este tipo de acciones es la dominante.) En ge
neral son actos de sabotaje, emboscadas, etc., y
ello obligará a un apoyo sanitario o confiar en
el que también puedan prestarse los propios gue
rrilleros con el fin de evitar que las bajas cai
gan en poder de las fuerzas regulares.
Las características apuntadas son por sí de
mostrativas de las muchas dificultades que han
de tener las misiones del Servicio de Sanidad,
por ello debo significar la imperiosa necesidad
de contar con los apoyos convenientes sanita
rios dentro de la población civil.
El funcionamiento del Servicio de Sanidad, el
despliegue de los órganos ejecutivos de que se ¿CUAL DEBE SER EL ESCALONAMIEN
disponga, guardará, como en guerra convencio TO DEL SERVICIO DE SANIDAD EN GUE
nal, estrecha relación con los factores tácticos RRA SUBVERSIVA PARA LA ASISTENCIA
que son la base de las acciones, y entre los que MEDICO-QUIRURGICA A LAS BAJAS?
debemos citar:
A) CLANDESTINIDAD.—La acción sub
versiva debe realizarse en el más absoluto se
creto, tanto en las fases activas como en los
períodos de inactividad. Ello obliga a que el
Servicio de Sanidad se despliegue, instalándose
en los accidentes del terreno, cuevas, grutas,
etcétera.
La dotación de las formaciones sanitarias po
drá llegar, como ya sucedió en la guerra sub
versiva de los partisanos yugoeslavos, a tener
formaciones quirúrgicas en la zona de acción de
los guerrilleros.
B) FACTOR DE DISPERSION Y DIS
CONTINUIDAD EN LAS ACCIONES.—Esto
nos hace recordar las características tácticas en
guerra convencional, cuando éstas se desarrollan
en terrenos montañosos, si bien haya algunas
diferencias esenciales que vienen dadas, por
nocturnidad, acciones de pequeños grupos, me
nor número de órganos del Servicio de Sanidad,
más escondidos o camuflados, etc.
C) FACTOR DE INSEGURIDAD.—En
guerra subversiva este factor es interesante, ya
que no podrá disponerse de una conveniente y
completa organización de enlace, transmisiones,
etcétera, como en una guerra convencional, y es
aquí donde la pericia de los comandos se pone
Si volvemos a tener en cuenta lo expresado
en el cuadro número 1, vemos que en guerra
convencional, recogida de bajas y primeros auxi
lios corresponde al primer escalón funcional del
Servicio, Clasificación y tratamiento de las ex
tremas urgencias al segundo.
En guerra subversiva estos dos escalones que
dan integrados en cuanto a sus funciones en uno
solo, bajo la siguiente denominación: recogida,
primeros auxilios y clasificación. Para lograrlo
habrá que establecer y dispersar los equipos
de asistencia médica, dotarlos de medios técni
cos adecuados y asignarles zonas de responsabi
lidad. En todo momento ha de mantenerse el
contacto con el Mando, y de otra parte adies
trar convenientemente a estos equipos para que
pu.edan sobrevivir, al igual que se hace con las
fuerzas irregulares que ejecutan las acciones sub
versivas.
Hasta aquí hemos visto los factores negati
vos para el buen funcionamiento del Servicio
de Sanidad, e interesa destacar los que podemos
considerar como positivos, y que vienen dados
por la categoría de las bajas que en las acciones
subversivas se producen (se puede emplear tam
bién otros términos que vienen a tener el mis
mo significado y que es denominado en algunos
Servicios de Sanidad de fuerzas regulares, como
son: codificación, selección o catalogación de
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bajas). En general los agentes productores en es
ta guerra lo son en mayoría por armas ligeras,
lo que les da una menor gravedad y hace más
posible una conveniente asistencia técnica a ni
vel de este escalón.
La actuación de los pelotones sanitarios si
tuados a distintos niveles de la organización sub
versiva, como se expresa en los cuadros núme
ro 2 y 3, habrá de comprender las terapéuticas
de profilaxis antishock y profilaxis de la infec
ción, teniendo presente que por las especiales ca
racterísticas de las acciones, las bajas no podrán
situarse en los períodos de tiempo ideales en las
formaciones sanitarias de tratamiento.
Habrá que pensar también en el mayor núme
ro de bajas que por enfermedad puedan produ
cirse con relación a guerra convencional, y al
fin de prestarles el adecuado tratamiento, será
preciso instalar enfermerías a nivel de Batallón
o a nivel Regimental, convenientemente situa
das y dotadas.
EVACUACION
DE LAS BAJAS
Al igual que en guerra convencional constitu
ye el problema más importante y difícil de lo
gística sanitaria, debiendo destacarse que ella
ha de hacerse frecuentemente durante la no
che; sobre itinerarios que estén bien vigilados
por los elementos propios, que no podrán ser
en ocasiones las carreteras más importantes.
Por sufrir retrasos en la evacuación será tarea
del personal asignado a los medios de evacua
ción la de su capacitación para practicar las me
didas apropiadas de reanimación en ruta.
Los medios de evacuación que se dispongan
estarán muy dispersos y camuflados para no ser
vistos por el enemigo. Su número será lo más re
ducido posible, y el determinar los que. se pre
cisan constituirá un problema, ya que no se dis
pone como en guerra convencional con unos
porcentajes de bajas conocidos, que son los con
dicionantes del número de medios de evacua
ción, y será necesario en cada momento el ha
cer el estudio de ellos.
La evacuación será tanto más fácil cuanto me
jores vías de comunicación existan dentro de
la zona de acción y mayor sea el dominio de
ellas por las fuerzas subversivas.
Debemos hacer constar que a más de los me
dios terrestres de evacuación, cuando las fuer
zas de la subversión han adquirido una organi
zación hasta constituir una Gran Unidad, podrá
disponerse de helicópteros que cumplan estos fi
nes. Los medios fluviales pueden ser también
utilizados y en general serán improvisados.
¿DONDE SE SITUARAN LAS BAJAS A
QUE NOS HEMOS REFERIDO?
Por lo que se refiere a las quirúrgicas y se
gún la categoría de ellas, podrán, en su mayor
parte, ser situadas en las formaciones quirúrgi
cas de que se disponga en la zona geográfica
donde actúan las fuerzas subversivas, asistencia
que viene simplificada por poder disponer a más
del personal y del material quirúrgico, el de
cura perfectamente esterilizado y colocado en
sacos de plástico que permiten conservarlos en
buenas condiciones.
En los casos de que por tratarse de lesiones
en zonas cavitarias (craneal, torácica, vientre,
grandes shockados, grandes vasos, etc.) se con
sidere que no pueden ser convenientemente
atendidas, se situarán en las formaciones sanita
rias con que se cuente dentro de la población
civil y que nos ofrezcan toda garantía de segu
ridad y técnica adecuadas.
En la planificación del Servicio de Sanidad
en relación con estas formaciones sanitarias de
la población civil, debe contarse, a ser posible,
con el mayor número de hospitales, clínicas,
dispensarios, gabinetes médicos, etc., con ob
jeto de saber su rendimiento y la facilidad de
llegar a ellos.
En todo momento los guerrilleros heridos si
tuados en estas formaciones sanitarias amigas
habrá de contarse de que vayan desprovistos de
elementos que los identifiquen, y a ser posible
con falsas piezas de identidad. Es fundamental
una vigilancia sobre estos establecimientos sa
nitarios, ro vacilando en sancionar toda falta
o traición del personal.
Las bajas por enfermedad, dadas las eficaces
armas que la terapéutica actual nos proporciona,
en su mayoría podrán ser atendidas en las en
fermerías que se instalen, pero en el caso de que
algunas de ellas se considere conveniente su hos
pitalización en las formaciones sanitarias que
ya antes mencionamos de la población civil, se
rán evacuadas con las mismas precauciones se
fialadas para las quirúrgicas.
ABASTECIMIENTO Y SUMINISTRO DE
MATERIAL SANITARIO Y FARMACEU
TICO
Este será planificado por el Jefa de •Sanidad
con arreglo a tres escalones fundamentales
A) Los centros civiles amigos, pueden ser
también militares, que apoyen a la subversión
(Instituciones Sanitarias, Comercios, Parques, et
cétera).
41
B) Depósitos de reserva móviles convenien
temente distribuidos, de donde partirán por dis
tintas vías el suministro hacia las unidades sub
versivas, Compañía, Batallón, Regimiento.
C) La dotación siempre al completo, pero
de pequeño volumen en las distintas unidades.
Debe destacarse la simplificación de los trá
mites administrativos para estas acciones de
abastecimiento, pero bajo una vigilancia muy ri
gurosa en el empleo del material sanitario y far
macéutico, así como de la conservación conve
niente de los stock.
Si se compara esta organización con la seña
lada en el cuadro número 1, ta ven las diferen
ciar que afectan más que a los centros de apro
visionamiento, al despliegue de los órganos de
distribución y dotaciones de las unidades gue
rrilleras, y creemos que basta para tener una
idea exacta dal problema, el reflexionar ligera
mente sobre las dos modalidades de despliegue
logístico cii el abastecimiento sanitario.
COORDINACION
DEL SERVICIO
A. Los Jefes médicos de guerrillas ejercen su
misión no sometida a preceptos reglamentario,
las instrucciones en notas escritas deberán redu
cirse al mínimo, por lo cual tienen menos docu
mentos que normalmente, para que dada la clan
destinidad en que se lleva su actuación, haga
posible desplazarse con facilidad sin dejar nin
gún documento orientador a las fuerzas que lu
chan contra la subversión.
El conocimiento de la Propuesta de Empleo
del Servicio de Sanidad (segunda parte de la Or
den de Operaciones) que es obligado para todo
Jefe de Sanidad de una Gran Unidad en guerra
convencional, en guerra subversiva no será for
mulada, pero sí deberá, conocerla y tenerla pre
sente en la asignación de misiones y despliegues
de los órganos del Servicio propios de las accio
nes subversivas.
B. Organización y misiones del Servicio de
Sanidad cuando se organizan en ambiente fa
vorable: En esta situación el Servicio de Sani
dad actúa sin agobios de ninguna clase, y se
podrán ir cumpliendo con precisión las misio
nes propias del Servicio de Sanidad.
Destacamos en primer término la de selec
ción, esta se realizará teniendo presente las ca
racterísticas psicofísicas que este tipo de fuer
zas exige, y que se refieren tanto a los Mandos
como a los soldados.
La dotación de personal y de medios se es
tablecerá con arreglo al número de unidades
que integran estas fuerzas especiales, y según
las :espia1es características de las acciones tác
tico-logísticas sanitarias. La instrucción sanita
ria de todo el personal podrá hacerse con la pre
cisión debida, llevándose a efecto, incluso con
ejercicios en el campo, tal y como lo realizan
las fuerzas especiales para guerra subversiva,
que tiene el Ejército americano en el Vietnam.
BIBLIOGRAFIA
l.° Apuntes Provisionales para un Proyecto
de Doctrina de las Fuerzas Armadas (CESEDEN).
2.° Sostén Médico en la Fuerzas de Guerri
llas, Revista Military Medicine.
3.° El Servicio de Sanidad del Ejército, Doc
tor Gillyboeuf.
4.° Documento iniormativo del E. M. C. 118.
©U2U©J
MIQef(ecz’*64r
o]
“La responsabilidad del subordinado Militar
en la ejecución de órdenes notoriamente
antijuridicas ó,constitutivas de delito”
JULIO CATALAN CHILLERON, Licenciado
en Derecho.
Es interesante reflexionar que vivimos envuel
tos en un mundo de imposiciones, mandatos y
prohibiciones de todo género, así en el aspecto
económico, jurídico, político o social. Dado que
el hombre no es perfecto podemos vernos impli
cados fácilmente en actuaciones criminales de
otros de los que podemos ser de una forma más
o menos consciente cómplices o meros ejecuto
res. Ello puede ocurrir en el estamento militar
como en el llamado civil. Pero adquiere especial
relieve el caso en cuanto a lo militar atañe.
Vamos a tratar de enmarcar el problema des
de un aspecto estrictamente jurídico sin perder
de vista que la realidad es la base sobre la que
tiene que construirse el Derecho, el punto de
partida para toda teoría ya sea sobre esta ma
teria como sobre cualquier otra que pudiera lle
var el calificativo de pragmática y no de simple
elucubración.
Ante todo hay que decir que las órdenes mi
litares no se dan a capricho, sino en virtud de
Ley. Se trata de atribuciones legales concedidas
a los cuadros de mando del Ejército, que no pue
den ser rebasadas o de lo contrario habrá una
reacción contra el agresor del precepto estable
cido.
Por supuesto, las leyes y reglamentos admiten
una interpretación; las circulares quedan exclui
das porque no forman parte del bloque legisla
tivo, no pueden reconocer, crear o extinguir de
rechos, aunque en la práctica pueden darse ca
sos de extralimitación. Pero esta interpretación
ha de ser adecuada y cualquier persona de coe
ficiente mental normal sabe si una determinada
interpretación es abusiva o extensiva a casos
que nunca fueron contemplados por el legisla
dor. Puede haber excepciones. Precisamente en
los casos oscuros es donde deben jugar su papel
las circulares igual el interpretativo o indicativo.
El artículo 8, número 12 del Código Penal Co
mún declara exento de responsabilidad criminal
al que obra en virtud de obediciencia debida.
Según criterio jurisprudencial del más Alto Tri
bunal de la Nación está amparado en esta exi
mente el que obra en la creencia fundada de que
lo ordenado era justo, pero no aquél que supo
del vicio o injusticia notorios de la orden. Esto
es lo que ocurre en el plano de la jerarquía civil.
Todos los tratadistas se paran a contemplar
de un modo especial el problema de la obedien
cia debida en Derecho Militar. ¿Tiene una na
turaleza distinta la orden dada por un jefe ci
vil (privado o público) de la que un Oficial da
a su inmediato inferior para su rápido y per
fecto cumplimiento?
Lo primero que se nos ocurre es que la distin
ción radica en la rigidez de la subordinación mi
litar. Por decirlo de una manera plástica el jefe
civil solamente ordena y no siempre, sino que a
veces solicita o pide simplemente en todo lo
que excede de sus estrictos derechos reconoci
dos por el estatuto profesional o contrato de
trabajo correspondiente. Mientras que el jefe mi
litar, entendido en sentido amplio, no sólo OR
DENA sino que MANDA. No sólo emite una
simple declaración de voluntad, sino también
una manifestación de voluntad. Todas sus deci
siones legítimas se traducen en auténticos man
damientos con una efectividad ejecutoria y ejecu
tiva fulminantes. Y ello porque así lo han que
rido las leyes constitutivas del Ejército revelan
do uno de sus caracteres esenciales. El Ejército,
43
no lo olvidemos, es ante todo fuerza que se dis
tribuye de manera desigual entre todos sus com
ponentes. Ello es así porque así está escrito, y
pretender explicarlo con razones profundas y
metajurídicas sería preguntarse por las razones
que el Creador ha tenido para hacer a los hom
bres desiguales, lo cual ni siquiera vamos a in
tentar.
El Código de Justicia Militar en su artícu
lo 185, circunstancia 12 dice: está exento de
responsabilidad criminal “el que obra en vir
tud de obediencia debida. Esta eximente la to
marán o no en cuenta los tribunales, según las
circunstancias de cada caso y teniendo presente
si tratándose de un hecho penado en este Códi
go se prestó obediencia con malicia o sin ella”.
Es decir, que se deja una gran amplitud al Tri
bunal para apreciar la eximente.
Se trata del problema de interpretación a que
aludíamos al principio. La ambigua redacción
de esta circunstancia del artículo 185 del Códi
go de Justicia Militar tomada del antiguo Có
digo de la Marina de Guerra exige una inme
diata puntualización, máxime teniendo en cuen
ta la importancia de esta eximente en relación
con la jerarquía y disciplina militares y de que
no es preciso esperar a una acción de guerra
para que el problema se presente. Las opiniones
de los autores de Derecho no son unánimes y
a veces resultan contradictorias. Cabría esperar
de lege ferenda una nueva redacción del texto
legal sobre esta circunstancia al objeto de con
seguir una claridad sin lugar a dudas en tal
punto.
Como regla general cabe sentar la exención
total de responsabilidad al subordinado mili
tar por hechos ejecutados en cumplimiento de
órdenes de sus superiores, ya sean éstas delicti
vas, contravencionales o simplemente improce
dentes. Sin embargo, el Tribunal aliado de Nü
renberg consideró que en los crímenes atroces
no era justificativo el haberlos realizado bajo
orden y mandato militar, esto sólo podría cons
tituir una atenuamente según el Estatuto del
citado Tribunal. En igual sentido se pronunció
el Acuerdo de Londres de 1945. Rittler (citado
por Cuello Calón) es contrario a tales ideas y
refiriéndose a un caso que puede presentarse en
Derecho internacional militar dice textualmen
te (1): “es conforme a Derecho aquella conduc
ta que está de acuerdo con el Derecho del Es
tado al que pertenece el agente en el momento
del hecho. Conforme a la actual estructura po
lítica del mundo que se funda en la soberanía
del Estado particular, sólo aquel Derecho es
norma y medida para la conducta del indivi
duo”. Es interesante esta opinión autorizada
porque los ejércitos en guerra suelen operar fue
ra de su propio territorio nacional y pueden sur
gir dudas de cuál ordenamiento será el aplicable
para un tribunal internacional que tuviera que
conocer de responsabilidades postbélicas por
crímenes de guerra o contra la Humanidad.
Visto todo lo expuesto podemos llegar a unas
simples conclusiones como resumen caracterís
tico:
—
—
—
Plantearse el problema cuando la orden
sea de cierta trascendencia y no en las ru
tinarias, por lo menos en aquellas en las
que la posibilidad de vulneración de la
norma jurídica sea mínima.
No dejar nunca de cumplir el objetivo
bajo pretexto de que la orden es mera
mente ilegal.
Para no caer de lleno en la tesis maquia
vélica hay que proclamar la no exención
de responsabilidad en el subordinado que
cumpla una orden cuando ésta infrinja de
una manera clara y rotuda no sólo la ley
positiva, sino aquellos principios de la Ley
Natural y Eterna que son conocidos aun
por las inteligencias menos cultivadas sal
vo aquellos casos patológicos de locura
moral, esto es, de aquellos que tienen una
ceguera total y absoluta para la distinción
entre el bien y el mal, lo cual debe ser
puesto de manifiesto mediante un dicta
men psiquiátrico-forense.
Estas conclusiones no atentan en absoluto
contra la obediencia instantánea a que todo
subordinado militar está obligado, pues están
pensadas con vistas a un examen de la cuestión
debatida ex post facto, puesto bajo ningún pre
texto se admitirá que un superior discuta su or
den con un inferior en grado. Creo, por otra
parte, que para evitar mal entendidos que irían
en perjuicio de la buena fama del Ejército y de
sus normas es preciso declarar de vez en cuan
do que aunque rígidas y estrictas no por eso de
jan de tener su fundamento en la Ley Natural
y Eterna grabada por Dios en la conciencia de
todos los hombres.
BIBLIOGRAFIA
CONSULTADA
Derecho Penal, de Cuello Calón; Código Pe
(1) Dar Kampf gegen das politische Verbrechen
en Schweizerische Zeitschrift für Strafrecht, 1949, nal Común, texto revisado de 1963, y Código
de Justicia Militar.
página 148.
14
Los principales sistemas de armas tierra aire
-
Coronel ORRAND, publicado en “L’Armée”,
revista del ejército de tierra francés, en noviem
bre de 1969. (Traducción de la Redacción de
“Ejército”.)
Este artículo es un estudio de los sistemas
de armas tierra-aire, desde el punto de vista de
su empleo, dando por supuesto, de antemano,
que el lector ya conoce las características técni
cas de dichos materiales, y no vamos a tratar
en él del armamento mar-aire.
Los sistemas de armas tierra-aire, se caracte
rizan, esencialmente, por una gran rapidez de
reacción y por la precisión de su tiro. Su nú
mero se multiplica gracias a los avances de la
técnica, que va aumentando su eficacia con gas
tos mínimos. Se dividen en dos grupos princi
pales que, en realidad, son dos generaciones,
sucesivas, surgidas de cada uno de los dos úl
timos conflictos mundiales.
En los años 1914-18, apareció el cañón de
D.C.A., que padeció el handicap del obús de
trayectoria rígida contra aviones en vuelo libre.
Le sucede el cohete dirigido tierra-aire, que es
el resultado de los espectaculares progresos rea
lizados en cohetes y electrónica a partir de 1939.
La superioridad del misil sobre el cañón estri
ba en que en lugar de dirigirse ciegamente so
bre una predicción del avión en vuelo (de acuer
do con un cálculo de tiro previo al disparo), el
cohete es guiado en toda su trayectoria hacia
el blanco y consigue interceptarlo, cualesquiera
que sean las evoluciones del blanco móvil.
Esta diferencia esencial ha constituido el tér
mino de comparación entre las armas de tiro
tierra-aire y los misiles, ya cuando éstos comen
zaron a ser empleados.
La aviación, la artillería tierra-tierra y tierraaire, la infantería, los blindados, los ingenieros,
etcétera, participan en las maniobras aeroterres
tres. De su acción conjunta y coordinada depen
de el resultado del combate y es imposible valo
rar por separado la eficacia de cada una de es
tas armas, dada la diversidad de sus cometidos.
A lo sumo cabría preguntar cuál de ellas tendría
el principal papel a representar, dentro de un
marco geográfico, estratégico, táctico y opera
cional. Lo mismo sucede con los diferentes sis
temas de armas tierra-aire capaces de intenve
nir en una situación determinada. La lucha an
tiaérea sólo puede realizarse por un conjunto
de medios cuyas características de movilidad,
alcance, altitud, rapidez de reacción, factor de
carga y velocidad de proyectil, se combinen para
lograr el resultado que se persiga. Sería difícil
establecer una comparación en orden de la efi
cacia entre estas diferentes clases de materiales
o evaluar la protección ofrecida por cada uno
solo de ellos.
Por otra parte, un estudio comparativo sólo
podría establecerse entre sistemas de armas ca
paces de cumplir una determinada misión en
idénticas circunstancias geográficas, frente a un
enemigo aéreo bien definido y con un armamen
to A. A. fijado de antemano en cuanto a la
clase, número y emplazamiento de sus mate
riales.
Después de haber definido sumariamente el
peligro aéreo y los actuales principios de la lu
cha antiaérea en el curso de los próximos diez
años haremos un balance conciso de los princi
pales sistemas de armas tierra-aire, proyectados
para cumplir una misión idéntica en un deter
minado teatro de operaciones.
LA AMENAZA AEREA
Las posibilidades de los misiles y cohetes tie
rra-tierra, mar-tierra o aire-tierra, las de los
aviones con o sin piloto y las de los helicópte
ros, son muy diferentes unas de otras, por lo
cual, es indispensable definir las características
de cada uno de estos ingenios, antes de hacer
comparaciones entre los sistemas de armas un
tiaéreas, susceptible de prevalecer en un fu
turo próximo.
Los misiles y los cohetes
No parece que en la década del 70 vayan a
sufrir modificaciones esenciales las concepcio
nes operacionales basadas en el empleo de ar
mas de destrucción masiva. Por lo tanto, se fo
mentará el desarrollo de los misiles y cohetes
tierra-tierra, con preferencia al de los vectores
pilotados.
45
Evolución técnica.—Estos materiales, cuyo al
cance varía entre los 10 y los 10.000 kilómetros,
se caracterizan por su precisión cada vez ma
yor, debida a los sistemas de guiado o de es
tabilización, cada ve mejor fabricados; por su
posibilidad cada vez mayor de localizar los ob
jetivos y su capacidad de penetración a baja al
tura, siempre en aumento. Su número crecerá
en la misma medida que aumente la necesidad
de poder desencadenar ataques masivos en todo
momento y en todos los escalones —estratégico
y táctico—a, tratando de asegurar la superviven
cia del mayor número posible de rampas de
lanzamiento, en caso de respuesta o de iniciativa
adversaria.
El estado actual de evolución de los misiles
y cohetes tierra-tierra, permite estimar que el
peligro más serio para un ejército son y serán,
durante algún tiempo todavía, los misiles y los
cohetes con alcances alrededor de los 300 kiló
metros, con flecha de unos 60 kilómetros y du
ración de trayectoria de trescientos segundos,
aproximadamente. Estas armas, por la potencia
de su ojivá, representan un riesgo mortal para
tropas de maniobra. Al mismo tiempo, los mi
siles estratégicos constituyen una amenaza para
la retaguardia próxima y lejana.
Con estos sistemas de armas puede dispararse una gama completa de cargas nucleares, cu
yas potencias, dependiendo de la precisión del
tiro y del efecto buscado, se extienden desde un
kilotón hasta varios megatones.
Exigencias estratégicas y tácticas. Sin em
bargo, el empleo de tales armas, combinado
eventualmente con las clásicas, sólo es conce
bible a nivel de guerra nuclear, que abarca des
de algún disparo de amenaza hasta el paroxismo
atómico.
De otra parte, está comprobado que un sis
tema ofensivo eficaz, estratégico o táctico, ha
de emplear lo mismo aviones que misiles. En
efecto: una fuerza mixta obligará al agresor a
tratar de limitar los daños de la respuesta ene
miga y a defenderse simultáneamente contra
aviones y misiles, sin poder prescindir ni con
fiar únicamente en unos o en otros. El elevado
costo de esta doble defensa es un argumento a
favor de la disuasión. Será preciso después
calcular el número de aviones que alcanzarán
su objetivo, teniendo en cuenta los cuatro fac
tores principales que determinan las posibilida
des de éxito de un sistema: la alerta, la super
vivencia, la seguridad y el poder de penetración.
Finalmente, también habrá que tener en cuenta
la eventualidad de escalada en conflictos limita
dos, que excluyan el empleo NBC sustituyéndo
46
lo por los vectores tierra-tierra. Las guerras de
Corea y del Vietnam han enseñado que siguen
siendo posibles los conflictos a nivel clásico,
con empleo de aeronaves tácticas y estratégicas
de capacidad NBC, aun cuando los contendien
tes sean Estados uno de los cuales sea potencia
nuclear. En cuanto a la guerra árabe-israelí de
1967, constituye el prototipo de la guerra clási
ca, rica en enseñanzas operacionales.
Por este motivo, la “amenaza de los misiles”
exclusivamente nucleares, se completará y pro
longará con la amenaza de aeronaves cuyo ar
mamento puede ser indistintamente nuclear o
clásico.
Las aeronaves
El material de aviación tiene un período de
gestación aproximado de diez años, cinco de los
cuales transcurren en los gabinetes de estudio
antes de convertirse en prototipo. Una vez pues
tos en servicio, su vida media es equivalente,
pudiendo consisderárseles periclitados o cadu
cados al cabo de diez años de su entrada en ser
vicio.
Por lo tanto, la amenaza a tener en cuenta
en los próximos diez años, está constituida por
los aviones recientemente puestos en servicio y
por los que están en vías de estudio o iniciada
su fabricación. Sobre esta materia se posee bas
tante información, toda vez que todos los paí
ses desarrollados realizan sus progresos técnicos
casi simultáneamente.
Esta amenaza la constituyen los aviones de
intercepción, estratégicos, tácticos y de transpor
te, así como los helicópteros.
Los aviones de intercepción.—Cada vez más
perfeccionados y aumentando continuamente su
precio, existe la tendencia de limitar su empleo
a la vigilancia de los cielos, en cuya misión su
rendimiento mejora de continuo, por lo que las
otras misiones defensivas serán asumidas pro
gresivamente por los misiles tierra-aire de me
diano y de largo alcance, cuyo número y calidad
aumentan sin cesar.
Los aviones estratégicos.—Medios y pesados
van sustituyéndose en sus misiones de represa
lia por los misiles balísticos tierra-tierra de me
dio y largo alcance. Podrían ser empleados en
el futuro con fines tácticos, como los B-52 en el
Vietnam.
Los aviones tácticos destinados únicamente a
empleo ofensivo, de reconocimiento y de trans
porte, conservan sus misiones tradicionales.
El período de transición que marca el “giro
de los ingenios” o cambio de material, parece
que va a ser mayor de lo que en principio se
previó, pero de todos modos el avión seguirá
siendo el responsable de muchas misiones que el
misil es incapaz de realizar, tales como el ataque
a objetivos inesperados, vigilancia de los cielos,
reconocimiento, transporte, etc.
Para ampliar la capacidad de despegue y de
aterrizaje a cortas distancias (STOL) e incluso
en vertical (VTOL), los aviones tácticos de caza
y de bombardeo y los transportes ligeros y me
dianos, se beneficiarán de un despliegue más
avanzado y, sobre todo, con mayor dispersión,
así como con radios de acción y capacidad de
transporte sensiblemente mayores en vuelo sub
sónico, y sus acciones podrán ejercerse más
profundamente en el campo adversario.
Gracias a los radares de detección de obstácu
los reforzados por pilotos automáticos, los avio
nes biplaza pueden actualmente sobrepasar los
1.000 Km/h, y eludir o evitar obstáculos, descu
biertos, a menos de 200 metros de distancia.
Así, la aptitud “todo tiempo” libera progresi
vamente a los aparatos de su dependencia de las
condiciones meteorológicas para atacar o reco
nocer cualquier objetivo fijo o de dimensiones
suficiente, al mismo tiempo que gana en rapidez
el aprovechamiento de la transmisión de infor
mes y su explotación. Sin embargo, el empleo de
sistemas de vuelo elaborados con central de
inercia Doppler y de “recalage” (?) y el reco
nocimiento en todo tiempo por radar de antena
lateral, siguen excluyendo todavía la posibilidad
de identificar objetivos pequeños, aislados o muy
móviles, característicos de los teatros de opera
ciones que, por lo tanto, continúan siendo poco
vulnerables de noche o con malas condiciones
de visibilidad.
Hay que tener también en cuenta que la pro
pulsión y la geometría variable proporcionan en
la actualidad velocidades del orden Mach 3 a
15.000 m.; pero en las bajas alturas la velocidad
de penetración no excederá de Mach 1 y el ata
que se realizará probablemente en vuelo subsó
nico.
Por último, los progresos de la miñiaturiza
ción de materiales ‘electrónicos, permitirá equi
par a los aviones de caza con material de con
tramedidas completísimo, y de ellos dependerá
la ‘eficacia de nuestro material tierra-aire, aun
con malas condiciones atmosféricas, cualesquie
ra que sean los otros perfeccionamientos de que
se les dote.
Los helicópteros.—Constituyen un excelente
medio de combate, capaz de intervenir en todas
las fases de la batalla; sus principales ventajas
son su movilidad, su rapidez, su autonomía, po-
sibilidad de vuelo estacionario y capacidad para
el transporte.
Además, la vulnerabilidad de estos complejos
y costosos aparatos no es mayor que la de los
otros sistemas de armamento, según está de
mostrado su empleo intensivo en la guerra del
Vietnam.
Cuando lleguen a alcanzar los 350 6 500 ki
lómetros/hora, lo que se espera conseguir en el
actual decenio, con propulsor auxiliar de trasla
ción, podrán ser equipados con tres tipos de ar
mamento:
—
Ametralladora de gran consumo de dis
paros y gran velocidad inicial, con alcance
hasta 600 m.
Lanzagranadas con proyectil de metralla
contra personal, de unos 1.200 m. de al
cance máximo.
Misiles capaces de alcanzar sus objetivos
a 5 km. en menos de 12 segundos.
La amenaza aérea se caracteriza, ante todo,
por su diversidad o variedad, puesto que alcanza
desde el misil intercontinental hasta el helicóp
tero.
Es, además, permanente, ya que siempre será
posible el ataque por sorpresa, con un período
de alerta extremadamente corto que, con los
medios usuales de detección, no se podrá con
trolar al atacante en velocidades supersónicas y
a grandes alturas, cuando prácticamente no haya
tiempo para organizar la defensa A. A.
Esta movilidad confiere a su amenaza un ca
rácter de ubicuidad, pues todos los objetivos po
drán ser atacados, si no simultáneamente, sí a
intervalos mínimos de tiempo y con intensidad
variable, según la clase y número de vectores
susceptibles de ser empleados.
DOCTRINA DE EMPLEO DE LOS DIFE
RENTES SISTEMAS DE ARMAS TIERRAAIRE
La disuasión, a medias y grandes alturas
La defensa A. A. asume la misión de com
batir al enemigo en el ámbito nacional o en el
interaliado.
Para cumplir estos fines, dispone de sus pro
pios medios y, eventualmente, de la artillería
A. A. de las fuerzas terrestres, cuyo empleo se
coordina con el de las eronaves del Ejército del
Aire.
Gracias a sus centros de detección y control,
descubre al adversario lejano por encima del ho
rizonte radar y a la mayor brevedad posible
47
lanza sus misiles anti-misil. cazas supersónicos
y tierra-aire, de gran alcance.
Este conjunto, de gran eficacia, disuade al ene
migo de volar a grandes y medias alturas y le
obliga a aproxiinarse a la tierra para buscar su
seguridad a menor altura.
Ventajas en las bajas alturas por el mayor nú
mero de erinas defensivas
de armas tierra-aire actuales, la intervención si
multánea de la defensa aérea y terrestre, podrán
interferirse mutuamente, dando como resultado
un menor rendimiento por culpa de las accio
nes restrictivas de seguridad que impondría su
acción simultánea.
Una defensa A. A. moderna consiste en la vi
gilancia general de un amplio espacio por en
cima de las bajas altitudes, capaz de asegurar
una protección eficaz sobre determinadas zonas.
La total cobertura de un territorio, ni siquiera
la del teatro de operaciones en su totalidad, es
imposible.
La zona de acción de un Cuerpo de batalla
será el lugar del preferente empleo a fondo de la
defensa A. A. Fuera de ella, la defensa A. A.
procurará impedir la penetración del adversa
rio, mientras que la artillería A. A. asegurará la
libertad de acción de las fuerzas terrestres pro
pias frente al enemigo en vuelo, destruyéndolo
o, al menos, neutralizándolo. Para cumplir esta
misión, las unidades A. A. actuarán conjunta
mente para cubrir, lo mejor posible, las zonas
de acción de las Gs. Us., dando preferencia a
las zonas o lugares en que las necesidades del
combate así lo requieran.
Queda totalmente excluida la posibilidad de
que un solo sistema de armas tome a su cargo
esta protección de conjunto e incluso realizar
él solo una protección eficaz, por lo cual sólo
pueden establecerse comparaciones entre siste
mas tierra-aire capaces de efectuar una misma
misión en un dispositivo de lucha A. A., ya sea
estática o dinámica.
Los diferentes sistemas de armas tierra-aire
exigen un techo mínimo de intervención, limi
tado esencialmente por los efectos de pantalla,
lo que originará retrasos en la reacción, tanto
más cortos cuanto menores sean las distancias
de detección.
En una acción determinada, el armamento
para bajas alturas compieta la eficacia del ma
terial para alturas superiores, tomando a su
cargo, en cada compartimento del terreno, a las
aeronaves que busquen la protección volando
a poca altura.
A medida que el enemigo se aproxima a la
tierra, irá entrando en el radio de acción de ar
mas cada vez más numerosas, desde los misiles
y cohetes tierra-aire, hasta los cañones y ame
tralladoras de la D. C. A. e incluso de otros ar
mamentos de tiro terrestre. Como estas últimas
armas tienen débil alcance y del corto plazo dis
ponible entre la detección del objetivo y el tiro,
su eficacia dependerá de su número.
De todos modos, su existencia obligará a los
aviones enemigos a buscar la seguridad pene
trando en las zonas de tiro, en vuelo rasante y
a máxima velocidad, lo que unido a su vulne SISTEMAS DE ARMAS TIERRA-AIRE EN
rabilidad hará disminuir sus posibilidades de
ESTUDIO O EX;PERIMENTACION
observación y de asalto.
En principio, los sistemas de misiles fueron
estudiados para responder a todas las exigen
Reparto de misiones
cias de la defensa, frente a la eventualidad de la
amenaza que acabamos de considerar, ante la
Dada la poca eficacia de los interceptores en cual el cañón se estimaba ya anticuado. Las en
detección y ataques a baja altura, se deberá señanzas de los conflictos de Corea, árabe-israelí
asignar a las armas A. A., siempre que se dis y vietnamita y las múltiples servidumbres a que
ponga de un número suficiente de ellas, la mi están sujetos los misiles, han demostrado que,
sión de lucha defensiva contra el enemigo en lejos de excluirse el uno al otro, el cañón y el
vuelo. Con ello se podrán utilizar los demás me misil se complementan mutuamente en el dis
dios aéreos en misiones ofensivas de intercep positivo geiural de la defensa.
ción lejana, de reconocimiento y de asalto, ex
La aparición en 1914 de los aviones milita
cluyendo la cobertura de la zona.
res trajo consigo la del primer cañón A. A. que
Este reparto de misiones está tanto más jus se perfeccionó rápidamente en el curso de la
tificado cuanto que los medios aéreos y A. A. G. M. II. En 1945 la eficacia de este arma era
disponibles nunca serán suficientes para ase ya dieciséis veces superior a la de los primeros
guras una defensa total del territorio, pero per modelos de 1918, y la D. C. A., a su vez, dos
mitirán, al menos, proteger los puntos sensibles veces más ¡eficaz que los aviones de caza, en
en algunas zonas.
cuanto a protección A. A. Pero el Cañón A. A.
Además, dado el gran alcance de los sistemas de gran calibre ha llegado al límite de sus posi
48
bilidades. Su alcance eficaz es inferior a la al
tura a que operan las aeronaves modernas y su
movilidad continúa siendo insuficiente. Más aún,
la hipótesis fundamental de la D. C. A., base
del tiro A. A., no permite ya la suficiente apro
ximación de los parámetros de un objetivo mo
derno (1).
El cañón ha sido progresivamente desplazado,
en la década del 60, por el misil tierra-aire, des
arrollado sobre los primeros cohetes inventados
por los técnicos alemanes durante la G. M. II.
Este sistema de armas, con cabeza nuclear o
clásica, ha alcanzado tal eficacia, que el avión,
que •en 1945 necesitaba para ser abatido 230
disparos de varias baterías, tiene en la actuali
dad un 96 por 100 de posibilidades de ser al
canzado por sólo dos misiles “Hawk”, dispara
dos por una misma rampa de lanzamiento. Esto
ha hecho que los raids masivos de bombarderos
en formación compacta hayan quedado anticua
dos. Igualmente, los vuelos de reconocimiento
y de ataque a media y gran altura, ofrecen de
masiados riesgos, dada la imposibilidad de cal
cular actualmente las pérdidas que una misión
cualquiera puede causar.
Por ello, el atacante sólo puede escapar de los
misiles volando debajo de la zona detectada por
el radar. Actuando a poca altura con dos o cua
tro aparatos que surjan de múltiples direcciones
y con distintos métodos de ataque, para impe
dir que el adversario pueda concentrar su tiro
A. A. y procurará aprovechar la noche o las
condiciones atmosféricas desfavorables, para
eludir las defensas de tierra.
Una defensa sólida necesita disponer, por tan
to, además de una verdadera disuasión para al
turas grandes y medias, de sistemas lo sufi
cientemente eficaces para poder destruir al ene
migo aéreo también a poca altura.
Interdicción a cotas altas y medias
A altas y medias cotas, las armas apropiadas
para la defensa son los misiles antimisiles y tie
rra-aire y los aviones de intercepción.
Los misiles antimisi1es.—Los misiles tierratierra son muy caros y la eficacia de su empleo
en masa está aún muy discutida. Sólo los ame
ricanos y los rusos han efectuado experiencias
con este material.
(1) En esta hipótesis simplificadora se admi
te que, durante la trayectoria del proyectil, el
desplazamiento del objetivo se sigue con pará
metros idénticos a los que, antes inmediatamente
de la salida del proyectil, sirvieron para calcular
la corrección del tiro.
El sistema soviético se compone del cohete
Galosh (código OTAN), cuya trayectoria es
oblicua, característica probablemente muy im
portante y tiene un techo límite de 100 millas.
Su cabeza magatónica haría inoperantes a dis
tancia a las armas del enemigo, mediante el
efecto de choque o de ionización de los cir
cuitos.
El Anti Ballistic Missile (ABM) americano,
Nike X, accionado por un sistema radar muy
complejo, procede de los misiles tierra-aire. Está
compuesto de dos misiles. El Spartan, que pue
de interceptar los cuerpos de reentrada hasta
una distancia oblicua de 650 kilómetros y una
altura de 520 kilómetros y el Sprint, que es ca
paz de interceptar bajo un techo de 30.000
metros, a una distancia máxima de 40 kiló
metros.
El Nike X parece ser muy eficaz contra el
misil intercontinental disparado a 10.000 kiló
metros de su objetivo, a velocidad de 8 kilóme
tros/segundo en una trayectoria cuya flecha de
2.000 kilómetros permite la localización del ene
migo a mitad de trayecto, con un cuarto de hora
de antelación al impacto. Cón su carga megató
nica, el Spartan tiene posibilidades de éxito, in
cluso fuera de la atmósfera terrestre.
El misil a 3.000 kilómetros, lanzado desde un
submarino o desde un silo subterráneo, tiene
una trayectoria lo bastante baja para asegurarse
una relativa inmunidad en las zonas muertas del
radar. En óptimas condiciones, el Sprint, cuyas
reacciones son muy rápidas, dispondría de 3 ó 4
minutos para reaccionar.
En un combate a alturas inferiores a los 30
kilómetros presentaría, además, el enorme ries
go de hacer explosionar una potente carga nu
clear, porque la radiación térmica de una ex
plosión a gran altura dentro de la atmósfera,
tendría efecto muy superior a la o.nda de choque
de una explosión baja. En ese caso, a la defensa
se le presentaría un dilema: contraatacar, en
cuyo caso la explosión nuclear se realizaría en
las peores condiciones, o renunciar a la inter
cepción, con todas las consecuencias que esta
decisión acarrearía.
Arma de doble filo, el Sprint sería precisa
mente el causante de los destrozos que con él
se trata de impedir, a no ser que se construyan
refugios en número suficiente y convenientemen
te repartidos.
Por último, señalaremos que el ataque ma
sivo con misiles antibalísticos, es posible y se ha
iniciado ya su estudio.
Ya en 1962-63, en el transcurso de unas ma
niobras americanas con misiles no armados, so
lamente el 71 por 100 de las tentativas de in
tercepción dio resultado favorable. Desde esa
49
:5:
/44
1. Gálosh
.5
(u:R.S.S.). 2.
Ni/ce (US
3. Ni/ce (U.5L4.). 4. flawk
(U.S.A.).
5. Redeye (U.S.A1)
fecha, no parece que haya mejorado mucho su
precisión.
Además, el blindaje y las contramedidas pue
den entorpercer las investigaciones. La cabeza
del misil ofensivo está revestida de una materia
que absorbe las detecciones electromagnéticas y
retarda así la acción del radar.
Además, las añagazas constituidas por glo
bos, antenas o simples trozos o virutas metáli
cas liberados con la ojiva nuclear, producirán
ecos radioeléctricos que complicarán la detec
ción a distancia.
Finalmente, las cargas múltiples o la trayec
toria variable de los misiles ofensivos podrá sa
turar por su número o sorprender desprevenidas
a las redes A. B. M. Así, los Minuteman III y
Poseidon, van dotados de una decena de bom
bas lanzadas en racimos e incidiría brutalmente
sobre el objetivo.
Por todas estas razones, subrayan algunos so
bre:
la necesidad de construir refugios atómi
cos muy costosos, antes de establecer una
defensa antimisil, que resultaría todavía
más onerosa;
—
la permeabilidad de toda defensa antimi
sil contra un ataque masivo;
la inutilidad de establecer una defensa an
timisil si ésta va a producir automática
mente, como consecuencia, el aumento de
las fuerzas estratégicas del adversario.
Fieles a la teoría de que la mejor defensa es el
ataque, se preconiza el empleo de los A. B. M.
para la protección de las áreas de tiro nucleares,
a fin de conservar una capacidad de respuesta,
más bien que emplazar estas armas y sus pues
tos de abastecimiento en las zonas pobladas,
que cada vez son más difíciles de preservar.
Los misiles tierra-aire y los aviones de inter
cepción.—Al parecer, hasta la mitad del pró
ximo decenio, la defensa A. A. a grandes altu
ras se enfrentará, principalmente, con los avio
nes contra los cuales interceptores y misiles tie
nen gran eficacia en esta zona del espacio aéreo.
Este cometido esencial está ya encomendado
a ios sistemas armas tierra-aire de un alcance
suficiente.
(Continuará.)
DelaAyuda
Naval
Americana
aEspalla
CARLOS BARCON, del Cuerpo General Ad
ministrativo de la Armada.
•
LA ENTREGA A NUESTRA MARINA
DE GUERRA, DE CINCO DESTRUC
TORES, DOS SUBMARINOS, CUATRO
DRAGAMINAS,
TRES BUQUES DE
DESEMBARCO,
UN BUQUE
DE TRANSPORTE, UN PETROLERO Y
HELICOPTEROS
ANTISUBMARINOS
clase “Guppy 1-A y II-A”; cuatro dragaminas
oceánicos de la clase “Agressive”; dos buques
de desembarco, clase “Chelan” County”; un
transporte de municiones-auxliar, clase “Wran
geil”, un petrolero del tipo “Cimarrón”, y heli
cópteros antisubmarinos.
Nuevas unidades que engrosarán nuestra Fuer
za Naval, mientras no entran en servicio todas
las unidades en construcción actualmente en:
La noticia ya ha sido dada. La relación de la nuestrás factorías de la Empresa Nacional Ba
ayuda militar americana a nuestro país ha sido zán, que nos permitirán disponer de unos me
determinada. Concretándonos a la ayuda naval dios adecuados para la defensa de nuestros in
norteamericana, esta nación entregará a nuestra tereses.
Armada los siguientes buques: cinco destructo
Como complemento a Ja escueta noticia sobre
res de diferentes clases; dos submarinos de la esta entrega, damos una breve descripción de-
51
Tipo
-
de destructores americanos, entre los cuales están los que se entreguen a nuestra Marina. Todos
ellos con plataforma.
estas unidades navales que en fecha próxima principal: dos turbinas engranadas; potencia
se incorporarán a la Marina de Guerra española. de 60.000 H. P., a dos hélices, cuatro calderas
y da una velocidad de 35 nudos. Su dotación
está compuesta por 249 hombres, de éstos 14
DESTRUCTORES
oficiales.
Los DD “Lloyd Thomas” fueron construidos
Los cinco destructores pertenecerán a una de
las clases de los “English”, “Sumner”, “La en los famosos astilleros americanos de Beth
lehem (San Francisco), siendo botados en 1945
Valette” y “Lloyd Thomas”.
Los DD del tipo “English” fueron botados y y entregados a la Armada en 1947. Sus carac
entregados a la Marina USA en 1944. Sus ca teríticas: 3.500 toneladas de desplazamiento to
racterísticas principales son: Desplazamientoto tal; Eslora, 119 metros; Manga, 12,4 metros;
tal, 3.320 toneladas; Eslora, 114,8 metros!; Puntal, 5,8 metros; Artillería: 4 cañones de
Manga, 12,4 metros; Puntal, 5,8 metros; Arma 127 milímetros; Armas antisubmarinas: cargas
mento: 6 cañones de 127 milímetros, 4 de 76 de profundidad, dos montajes triples de torpe
milímetros, siendo ambos de torres dobles. Ar dos; Máquinas principales: dos turbinas en
mas submarinas: cargas de profundidad y dos granadas; Potencia, 60.000 H. P. a dos hélices;
montajes triples de lanza-torpedos; máquinas cuatro calderas y da una velocidad de 34 nudos.
principales: 2 turbinas engranadas con 60.000 Su dotación la componen 265 hombres, de ellos
H. P. a dos hélices; 4 calderas; siendo su velo 15 oficiales.
cidad de 34 millas. Su dotación está compuesta Este tipo de DD fueron modernizadospor el
por 274 hombres (14 oficiales y 260 entre sub Programa ASW en los años 1949-50,siendo cla
sificados como DD de caza (DDK) y posterior
oficiales y marinería).
El DD de los tipo “Allen M Sumner” fueron mente como DD de Escolta (DDE), en 1950.
botados sobre los años 1944-45.Tienen las mis
mas características que los descritos anterior
SUBMARINOS
mente.
Los destructores tipo “La Valette” fueron
Actualmente tenemos en nuestros astillerosde
lanzados entre los años 1942-44. Tienen un des
la
E. N. Bazán, de Cartagena, algunos subma
plazamiento de 3.050 toneladas; Eslora, 114,7
metros; Manga, 11,9 metros; Puntal, 5,5 me rinos del tipo “Daphne”, en construcción, con
tros; siendo su armamento principal de cinco licencia francesa.
La entrega de los submarinos que se hará a
cañones de 127 milímetros, 6 de 40 milíme
tros a/a, en montajes dobles. Dispone de arma- nuestro país, corresponde a los del tipo GUP
meato antisubmarino, cargas de profundidad y PY XX 1-A y II-A. Las siglas GUPPY signifi
dos montajes triples lanza-torpedos. Máquina can: Greater Underwater Propulsión Program
52
ma (Programa y Modernización de Grandes
Submarinos de Propulsión), los cuales están ba
sados en los submarinos alemanes del tipo XXI
que fueron producidos masivamente en los años
1944-45. Estos submarinos alemanes, tipo XXI,
incluyen entre sus características “snorkel” y ba
terías eléctricas de una capacidad mayor de la
hasta entonces conocida. Sus características prin
cipales son: Desplazamiento total sumergido,
2.445 toneladas; Eslora, 93,2 metros; Manga,
8,2 metros; Puntal, 5,2 metros; Armamento
principal: diez tubos lanza-torpedos de 533 mi
límetros. Máquina: tres motores Diesel con
4.800 H. P. y dos motores eléctricos con 5.400
H. P. a dos hélices. Velocidad en superficie, 18
nudos; sumergidos, 15. Su dotación la compo
nen 84 hombres, aproximadamente.
DRAGAMINAS
OCEANICOS
Cuatro dragaminas oceánicos de la clase
AGRESSIVE engrosarán las filas de nuestras
Escuadrillas de Dragaminas de la clase A, B y
modernizados. Los que nos entreguen pertene
cerán al tipo AGILE. Fueron entregados en los
años 1952-56. Sus características: Eslora, 55
metros; Manga, 12 metros; Puntal; 4,5 metros;
Artillería: un cañón de 40 milímetros a/a y dos
ametralladoras, también antiaéreas. Máquina
principal: cuatro motores Diesel “Packard”, a
dos hélices de paso variable; Potencia, 2.280
H. P. y velocidad, 15,5 nudos. Su dotación la
Tipo
de helicópteros
«HUEYCOBRA»
componen 75 hombres. Estos dragaminas tie
nen su casco de madera y todo su equipo es
antimagnético; sus motores están hechos con
aceros de aleación antimagnética. Han sido mo
dernizados, habiéndose cambiado el equipo pro
pulsor, montándoles cuatro motores Diesel
“Waukesha”, aparte de otras instalaciones, en
tre las que son de destacar el moderno equipo
SONAR, para buscar minas, y el armamento.
Como su nombre indica, el desplazamiento y
características de estos barcos, les permite ope
rar en alta mar, alejados de sus bases.
BUQUES DE DESEMBARCO
Tres buques de desembarco, tipo “Chelan
County”, pasarán a nuestra Marina. Estos bar
cos son de la serie 511-1152, siendo sus carac
terísticas: Desplazamiento total, 4.080 tonela
das; Eslora, 105,3 metros; manga, 16,6 metros;
Puntal, 4,6 metros; Armamento principal: ocho
cañones de 40 milímetros a/a en montajes do
bles. Su máquina principal es de dos motores
Diesel “General Motors”, a dos hélices. Tiene
una potencia de 1.700 H. P. Una velocidad de
11,6 nudos y su dotación la forman 119 hom
bres.
Barcos de esta serie han sido modernizados,
mejorando las instalaciones de carga, escotillas
y en algunos se ha dispuesto una plataforma
para helicópteros.
antisubmarino,
Guerra.
que
serán
entregados
a nuestra
Marina
de
.53
BUQUE DE TRANSPORTE
RRON, estimándose que el petrolero PLUTON,
de 7.550 toneladas de desplazamiento, causará
A nuestros Transportes de Ataque y de Gue baja, en la lista general de buques.
rra, les .va a salir un compañero. Se trata de un
El petrolero que se entregará a nuestra flota
Transporte d Municiones-Auxiliar, de la clase es del mismo tipo que el CIMARRON AO-22,
“WrangelP’ (Ex-Midnight) AE-12, del 1944, y que fue cedido a Portugal en octubre de 1968.
construidos en los astilleros de North Carolina Sus dimensiones son: Desplazamiento total,
SB Co. Wilmington.
25.525 toneladas; Eslora, 214,6 metros; Man
Sus características principales son: Desplaza ga, 25 metros; Puntal, 10,5 metros; siendo su
miento total,. 15.295 toneladas; Eslora, 153 me armamento de un cañón de 127 milímetros,
tros; Manga, 21 metros; Puntal, 9,3 metros; cuatro de 76 milímetros. Máquina principal:
Artillería: cuatro cañones de 76 milímetros a/a; turbinas engranadas a dos hélices; potencia to
Máquina principal: turbinas engranadas; Po tal, 13.500 H. P., cuatro calderas, velocidad 18
tencia, 6.000 H. P. con dos calderas y 16,4 nu nudos y su dotación la forman 64 hombres.
dos de velocidad. Su dotación la componen 267
hombres. Algunos de estos transportes fueron
equipados con una plataforma en popa para he AERONAUTICA NAVAL
licópteros.
No podía faltar la aeronáutica naval. Se en
tregaron tres aviones antisubmarinos P-3,
PETROLERO DE 25.525 TN.
ORION, para el Ejército del Aire, cuatro heli
cópteros H-3D, antisubmarinos y cuatro heli
Y ya por último, a los petroleros de nuestra cópteros HUEYCOBRA, con cohetes de aire y
Marina se les unirá uno de la clase CIMA- superficie.
Carta a un joven amigo
JOSE CORTS GRAU. (Artículo publicado en
el diario valenciano “Las Provincias”, el 16 de
agosto de 1970.)
Con toda la comprensión de que aún soy
capaz—es duro que el esfuerzo por comprender
hayamos de hacerlo únicamente nosotros—qui
siera, amigo mío, hablarte de algo muy noble
y delicado. Bien sabe Dios que no intento for
zar tu conciencia: trato tan sólo de aliviar la
mía de un silencio que resultaría culpable, y de
ponerte en guardia frente a ideas que pueden pa
receros grandes hallazgos, que en muchos de
vosotros responden a una generosidad y a un
idealismo vírgenes de experiencia, pero que, tal
como circulan por ciertos corrillos, rio pasan de
trasnochado resentimiento que algunos viejos,
cobardes para esgrimirlo ellos, intentan inocu
lároslo a vosotros.
Quizá ésta podría formar parte de una pro
yectada colección de cartas póstumas. Porque a
veces el desaliento me ahoga las palabras cuan
do más urg.en; porque, tras aguardar la ocasión
de hablar sin herir, la prudencia o la pusilani
54
midad me retrae porque la acritud con que al
guna vez zanjo las discusiones es pura efusión
desarbolada, pienso en esas cartas que podría
escribir buenamente, aunque no me decido. Si
escuchar a los vivos ya es difícil y desusado,
¿qué será leer a los muertos? Pero vamos a
nuestro tema.
Me llegan desde donde menos podía imaginar
—porque no acabo de comprender la ingrati
tud—los más extraños comentarios, insinuacio
nes, reticencias prefabricadas, murmuraciones y
calumnias, que apuntan sin discriminación al
guna, unas veces al pacifismo en general,
otras a tal o cual guerra concreta, otras a
la violencia, otras al militarismo, otras lisa y
llanamente al Ejército. ¿No crees que conviene
poner orden en todo esto? De pacifismo ando
tan bien como podáis andar vosotros. De repug
nancia a la violencia y a la agresividad, bastan
te mejor, a juzgar por lo que veo y oigo en este
mundo nuestro donde parece cundir un mato
nismo larvado. De espíritu militar, muy al mar
gen, porque mi vida tomó otros rumbos y por
que—más por apocamiento que por magnanimi
dad seguramente—tiendo a ceder el terreno en
vez de mantenerlo o revindicarlo.
Pero precisamente porque mi vida y mi voca
ción de hombre civil me la salvaron los milita
res, y porque en más de un trance comprobé que
el mero hecho de desfilar ellos a banderas des
plegadas devolvía la tranquilidad a las gentes
de bien, y porque no me merecen menos con
fianza los centros de formación militar que los
de formación civil, ni hallé más caballerosidad
en el sector civil que en el militar, por todo eso
y mucho más te digo que estáis confundiendo
demasiadas cosas en vuestros coloquios, vos
otros y vuestros improvisados mentores.
Podéis recoger todos los chistes y anécdotas
que queráis en torno a la disciplina militar;
¿qué disciplina, ni qué institución no ofrece ese
blanco? ¿Ni cuál resistirá mejor la embestida?
Y en todo caso, no es desde la indisciplina caó
tica ni desde la utopía ingenua desde donde ha
brá que hacer la crítica, sino desde un patrio
tismo claro de cabeza y de corazón. Sólo gracias
al Ejército se puede renegar del Ejército sin que
nos vayamos a pique, como gracias al médico
que nos mantiene vivos podemos reírnos de la
medicina, o como nos permitimos desdeñar hoy
la llamada del cura, sabedores de que ese cura
acudirá mañana solícito a nuestra perentoria
llamada.
Fallos, incongruencias, abusos: ¿dónde vais
a ir, que no los encontréis? ¿Acaso necesitamos
alejarnos mucho de nosotros, cada cual, para en
contrarlos? ¿Exceso de simbolismo? Ni la me
tafísica puede pasarse sin él. Para saber que la
bandera es un trozo de tela basta tener ojos,
por averiados que estén. Para sentir que es infi
nitamente más, se necesita eso que les falta a
quienes tratan de abriros los ojos secándoos el
alma.
Más que vuestra crítica, que no dejará de te
ner su parte aprovechable, duele el tono y el
poso que en ella dejáis. Una cosa es abominar
de la guerra y anhelar la paz, y otra la ineludi
ble, la tremenda responsabilidad de no dejar in
defenso a un pueblo. Tú, de momento, procura
ser pacífico, pregúntate si a tu paso siembras
paz o guerra, concordia o discordia, y piensa
que, por ahora, gracias a quienes velan con las
armas por la paz, podemos nosotros profesar
nuestro pacifismo... El pacifismo que también
ellos, créeme, profesan y mantienen cuando
ciertos pacifistas no les obligan a guardarlo pa
ra mejor ocasión.
España hacia el Mercado Común
Por el Gral. GALLEGO VELASCO
Ahora que nuestra nación ha conseguido un
Tratado preferencial con el Mercado Común
europeo, que entró en vigor el primero de oc
tubre, conviene recordar los antecedentes que
desde hace más de veinte años condujeron a la
creación de la Comunidad Económica Europea
o Mercado Común, mediante el llamado Trata
do de Roma, firmado entre Francia, Italia y
Alemania, con los tres países del BENELUX
(Bélgica, Holanda y Luxemburgo).
En mayo de 1950, se iniciaron las primeras
negociaciones con el llamado Plan Schuman,
tendentes al desmantelamiento de las grandes
instalaciones industriales alemanas en la Cuen
ca del Ruhr con el previo control de las indus
trias carboníferas y siderúrgicas incluidas en
el denominado “pool del carbón y del acero”,
que de este modo quedaban sometidas a un ré
gimen determinado y a una autoridad única.
La inicial idea del desmantelamiento surgida
al terminar la segunda guerra mundial con la
derrota alemana, fue después suavizada por la
intervención y control de la gran industria ger
mana para precaverse del posible resurgimiento
de una nueva Alemania. El procedimiento o sis
tema adoptado por las potencias vencedoras,
estaba fundado en la igualdad de derechos de
los países aliados, evitando toda discrimina
ción.
El citado plan del político francés Schuman,
condujo a la firma en París, el 18 de abril de
1951, del Tratado creador de la “Comunidad
55
del Carbón y del Acero”, entre los seis países
europeos antes indicados (C. E. C. A.). Dicho
Tratado, preveía la constitución de un Consejo
de Ministros de los Estados miembros, una
Asamblea parlamentaria y una Corte de Justicia
común.
A este primer paso de integración económi
ca, siguió el intento de crear una Comunidad
Europea de Defensa (C. E. D.), verdadera inte
gración de las fuerzas armadas de los países
de esa pequeña Europa, dotada de un Ejército
Europeo, en el que por inspiración de Norte
américa, deberían quedar también integrados los
futuros efectivos militares de una nueva Ale
mania, mediante su rearme visiblemente con
trolado por las potencias vencedoras.
Dicho proyecto—quizá un poco prematuro,
dada la reciente terminación de la guerra- fue
bruscamente rechazado por Francia en la sesión
del 30 de agosto de 1954, de su Asamblea Na
cional, en que los entonces partidarios del Ge
neral De Gaulle, unieron sus votos al de los
comunistas.
Fracasado el intento del encuadramiento de
Alemania en una organización defensiva de la
Europa Occidental, se recurrió a una alterna
tiva que no rozaba tanto con las susceptibili
dades de algunos países celosos de su soberanía
e independencia de sus Ejércitos, naciendo la
denominada “Unión Europea Occidental” por
el Tratado firmado el 23 de octubre de 1954 y
en el que se incluía a la Gran Bretaña, contra
peso indispensable de la República Federal Ale
mana, pero las suspicacias inglesas la hicieron
retirarse pronto de las negociaciones, que ini
ciadas por los países del Benelux en 1955 con
dujeron al cabo del tiempo a la firma en Roma,
el 25 de marzo de 1957, del Tratado que creó
la “Comunidad Económica Europea” de una
parte, y del “Euratom” de otra (empleo de la
energía atómica para fines pacíficos).
Pero la integración europea no debe ser sólo
de índole económica y de mercados e intercam
bios comerciales, engendrados en los Tratados
de París y de Roma, sino de una plena federa
ción política, inspirada por los gandes paladi
56
nes europeos de aquella época, los democris
tianos De Gasperi (italiano), Schuman (francés)
y Adenauer (alemán), partidarios de la unión
en lo exterior y de la defensa de los derechos
humanos en el interior, dentro del amplio con
cepto del pensamiento cristiano sobre el Esta
do. Con ello se trataba de vencer o superar las
tensiones nacionalistas, en beneficio de una su
pernacionalidad. Tal es la raíz política del Mer
cado Común o Comunidad Económica Europea
(C. E. E.) nacida en el Tratado de Roma.
La realidad fue algo distinta, pues desapare
cidos dos de los estadistas citados y a pesar de
los intentos esbozados en el plan Fouchet, se
presentó la oposición de Holanda, deseosa de
la participación inglesa a todo intento de inte
gración política.
Lo que no pudieron lograr entonces los seis
países firmantes del Tratado de 1957 se consi
guió, al menos, entre los dos principales de la
Comunidad, gracias a los esfuerzos del general
De Gaulle y del canciller Adenauer, mediante
el Tratado de Cooperación franco-alemán de
23 de enero de 1963, que simbolizó la reconci
liación de las dos naciones francesa y alemana,
sin la que toda tentativa de unión europea, apa
recía como muy difícil, si no imposible de con
seguir.
Ha sido, por tanto, sólo en el terreno econó
mico donde los seis países miembros de la Co
munidad Económica o Mercado Común han he
cho verdaderos progresos desde su creación en
1957 hasta nuestros días, y uno de los más des
tacables acontecimientos ha de ser este primer
contacto de España con la Comunidad, al con
certarse el Tratado preferencial, en un claro pro
ceso de vinculación económica con los países
del Mercado Común. La adhesión o participa
ción económica llevará consigo, al cabo del
tiempo, a una completa integración de índole
política que sea la base de una futura integra
ción europea de más amplio contenido polí
tico, como meta final y ponderada para la
creación de los Estados Unidos de Europa o
Federación Europea de naciones.
La Intendencia Francesa
RICARDO SALAZAR ANDUJAR, Capitán de
Intendencia, del Centro Técnico de Intendencia.
Diplomado en la Escuela Superior de Intenden
cia de París.
En estos tiempos en que la idea de europeis
mo gana terreno en todas las mentes y nuestra
Nación camina con paso firme hacia su inte
gración con el resto del continente, considero
que es de suma importancia el que nuestra
mentalidad se abra, ensanchando su campo vi
sual, de forma que pueda familiarizarnos con
costumbres e ideas diferentes, sin que exista el
peligro de la pérdida de nuestra propia perso
nalidad, ni la oposción a ultranza.
Elio comporta una evolución, que en su pri
mer estadio impone el perfecto conocimiento
de los usos, costumbres, instituciones, etc., de
los países a los cuales pretendemos acercarnos.
Francia ocupa el primer puesto en este interés,
ya que es el camino natural de España hacia
Europa y con la cual se han estrechado los la
zos de amistad, especialmente entre nuestros res
pectivos Ejércitos.
Por todo lo dicho, creo que será interesante
para nosotros saber algo sobre su Ejército. En
este caso y por ser lo que mejor conozco voy a
tratar de una de sus partes constitutivas, el Ser
vicio de Intendencia.
LA ACCION DE PROVEER
En primer lugar tenemos:
LA ORDENACION DE PAGOS, que
aunque técnica administrativa, la incluyo
aquí por ser en esencia un aspecto del acto
de proveer, en este caso dinero.
Los beneficiarios, a los que se provee de fon.
dos para hacer frente a sus gastos son:
—
Hay que destacar como particularidades de
esta misión el que son ordenadores todos los
Intendentes, siendo los Directores Regionales
Ordenadores Secundarios que efectúan el repar
to de créditos entre los Intendentes Jefes de
Servicios, los cuales reciben el nombre de Orde
nadores Subdelegados y son los que expiden los
libramientos a favor de los Servicios y Cuerpos
que de ellos dependen.
SUMINISTRO DE ARTICULOS,
TOS Y MATERIALES.
—
1.
el Servicio de Intendencia;
los Cuerpos, y
cualquier otro servicio no ordenador.
MISIONES:
EFEC
Además del dinero, el Intendente tiene que
En la Intendencia francesa existe una duali
hacer
llegar a los Cuerpos otros medios mate
dad de funciones, difícil de delimitar, entre las
que corresponden al Cuerpo, como servicio ad riales encuadrados en las distintas ramas del
ministrativo, y las propias de los Intendentes. Servicio:
Ello nos obliga al hablar de misiones, a consi
SUBSISTENCIAS.
derar las unas englobadas por las otras y exami
nar las de los Intendentes, que como pertene
Que debe obtener y distribuir:
cientes al servicio tendrán a su cargo las fun
los víveres;
ciones que se derivan de la misión de éste, ade
el tabaco;
más de las suyas propias.
pienso para el ganado;
Para su estudio las relacionaremos a los pun
material de cocina y de comedor norma
tos esenciales siguientes:
lizado;
combustible y material para la calefacción
la acción de proveer;
y
alumbrado,
la administración pura, y
y medios frigoríficos y de acondiciona
la instrucción de especialistas ajenos a In
miento de aire.
tendencia.
—
—
—
—
—
—
—
57
Además debe asegurar el funcionamiento del
Economato del Ejército.
VESTUARIO, CAMPAMENTO, ACUAR
TELAMIENTO Y MOBILIARIO.
—
Debe obtener o hacer confeccionar y distri
buir las prendas y efectos de vestuario, así como
los materiales de campamento, acuartelamiento
y mobiliario, este último de todas las dependen
cias militares.
En esta rama se incluye también la prestación
de servicios, como lavandería, limpieza en seco
de prendas y colchonería.
LA ADMINISTRACION
—
—
Control de los derechos que estas colec
tividades pueden alegar.
Verificación de sus cuentas, excepto de los
materiales suministrados por otros Ser
vicios, y
Vigilancia administrativa por delegación
del comandante General de la Región.
En el segundo aspecto tiene las siguientes:
—
58
—
—
—
—
—
Participación en el servicio de pensiones
militares (de retiro, de invalidez), los In
tendentes locales verifican y cierran los
expedientes de demanda de pensión.
Son comisarios representantes del Go
bierno en los tribunales que juzgan la in
validez.
De la liquidación y reglamentación se
encarga un organismo único para los tres
Ejércitos, en el cual Intendencia está re
presentada.
Participación en el Servicio de Requisicio
nes, como Consejero, preparando la legis
lación y liquidando las prestaciones de
bidas.
Reglamentación y pago de los sueldos.
Gestión administrativa de los transportes
cuando no se utilizan medios militares.
Presencia en las juntas de adquisiciones y
enajenaciones (función interventora).
Participación a título de experto en las di
ferentes comisiones que lo requieren.
Control en tiempo de guerra de los servi
cios de: Correos y Tesorería.
Mediación con la Hacienda pública en re
lación con la venta de propiedades del Es
tado o la vigilancia de las presas y con
tribuciones de guerra.
Participación al funcionamiento de la Jus
ticia Militar como Comisarios del Go
bierno.
Consejero económico del Mando.
Notario militar, encargado de dar auten
ticidad a los actos que interesan al Ejército
o a aquellos que lo integran.
Así proceden:
al sellado notarial;
a realizar los contratos de enganche y
reenganche en nombre del Estado, y
elevación de actas de autencidad.
—
Dirección de la administración exterior
(abarca el abastecimiento al Cuerpo de los
medios necesarios, tanto financieros co
mo materiales).
Control de la administración interior del
Cuerpo (empleo de los medios puestos a
su disposición).
Realizado por medio de:
—
—
PURA.
Hemos de distinguir dos aspectos:
La Administración de los Cuerpos, conside
rando también como tales otros organismos:
Escuelas, Centros Moviliz.adores, •etc., y la ad
ministración externa.
En el primero el Intendente tiene las misio
nesde:
—
•
—
Tienen también capacidad para certificar
defunciones, nacimientos y efectuar matri
monios, en tiempo de guerra o circunstan
cias especiales.
LA INSTRUCCION DEL PERSONAL AJE
NO A INTENDENCIA.
Al no existir en los Cuerpos personal de In
tendencia que se encargue de las tareas admi
nistrativas, éstas son desempeñadas por el propio
personal de la Unidad, que previamente recibe
una formación técnico-contable por parte de
Servicio.
Así Intendencia tiene a su cargo:
—
—
—
—
La formación de Secretarios y Suboficia
les Contables de los Cuerpos.
La formación y perfeccionamiento de los
Mayores, Auxiliares de mayoría y Ofi
ciales de cocina.
La formación de cocineros militares.
La instrucción dé los Oficiales de Com.
plemento de las Armas que para movili
zación han sido afectados a empleos ad
ministrativos.
Y la formación de los Suboficiales ge
rentes de casinos militares y restauran
tes de Oficiales o Suboficiales.
MINISTERIO DE DEFENSA
SECCION
TIERRA
C.D. Es
D.P.M.E.T.
-
--.------
SERVICIOSCOMUNES
SANIDAD
CO M BUSTI ELES
o
O)
o
‘o
o
o
01
o.
o
E M.E .T.
M.de
As.
ALE
T.
F.T.A.A.
R. E.
F. T.1.
de Las As (Infant., ABC, Tren, Art
Técnicas (Persona de Reservo)
e Jnfant. de Marina).
D T.A.)
Gv Ss
Intendencia
ngenieros
Ss. especiaLes
Organismos
(D. CI)
Materiot y Transmisiones
RecLutamiento y Estadística.
5. T.A.I.ET.
de enseEanzo
GRÁFICO NS
O T. INTENDENCIA.
SECCION DISEÑOSY PIANTILLAJE
59
Igualmente forma al personal civil para el reza, por lo que supone un nivel de selección
ascenso a la categoría de Secretarios Admi
elevado.
nistrativos (equivalente a Jefe de Negociado)
Los candidatos que han obtenido plaza rea
y en algunas especialidades administrativas.
lizan unos estudios de dos años en la Escuela
Superior de Intendencia, órgano de enseñanza
Militar superior, radicada junto con las Escue
II. PERSONAL
las de E. M., de Guerra, de Guerra Naval y
Aérea e Instituto de Altos Estudios de la De
El Cuerpo de Intedencia está formado por fensa Nacional, entre los añejos muros, car
dos categorías de personal: el de dirección, gados de historia de “l’Ecole Militaire”, en el
integrado por los Intedentes Militares y el de corazón de París.
gestión o ejecución constituido por los Oficia
El ascenso entre los diferentes empleos se
les de Administración, Oficiales del Cuadro
realiza
por elección, salvo para el de Inten
Especial, Suboficiales de Administración y la
dente
Militar
de
clase, al que pasa auto
Tropa.
máticamente a los dos años de Intendente Mi
litar Adjunto.
Los Intendentes Generales ocupan los pues
EL CUERPO DE DIRECCION
tos de Directores Regionales, de Inspector del
Servicio y de Jefes de los servicios centrales
Se articula en las siguientes categorías:
(5. C. E. R. S. y S. C. E. R. y.).
Los Intendentes Militares de todas clases
Intendente Militar Adjunto.
ocupan
los puestos de dirección en los diferen
Intendente Militar de
clase.
tes servicios. Generalmente son designados,
Intendente Militar de 2.a clase.
para ocupar los de más importancia, los más
Intendente Militar de 1.a clase.
antiguos y de empleo más elevado, pero no
Intendente General de 2a clase.
siempre ocurre así, como ya tenemos dicho,
Intendente General de 1a clase.
ya que todos los destinos son por elección
Equivalentes a los empleos de Capitán Ge sin que haya petición previa por parte del in
neral de División en orden ascendente.
teresado.
Sin embargo, no es esta clasificación por re
Normalmente los Intendentes no están es
gla general la que determina la amplitud de pecializados, pudiendo ocupar indistintamente
sus atribuciones, ya que la ley de 1882 precisa cualquier clase de destinos; sin embargo, es
textualmente
que: “LA F1JNCION ES LA necesario un cierto tecnicismo en las ramas
QUE DA A LOS MIEMBROS DE INTEN
técnicas del Servicio, Subsistencias y Vestua
DENCIA MILITAR, CUALQUIERA QUE rio.
SEA SU GRADO, TODA AUTORIDAD PA
Por ello algunos reciben una formación téc
RA EL EJERCICIO DE LAS MISIONES QUE nica complementaria en Centros de Enseñan
LE SON CONFIADAS”.
za civiles, como el Instituto Textil de Fran
Así podemos encontrar al frente de un orga cia, en París, la Escuela de Ingenieros Textiles
nismo a un Intendente más moderno que el de Lille, la Escuela de Tenería de Lyon, las
de un órgano dependiente de él.
Escuelas del Frío y de Molinería en París, re
La misma ley determina que los Intendentes
cibiendo el diploma técnico correspondiente.
del grado de adjunto, en tiempo de paz, sean
Además, otros Intendentes reciben una for
empleados sólo en trabajos de despacho, auxi mación
militar superior complementaria, en la
liando al Jefe del Servicio, no reconociéndo
Escuela
de E. M. (los Intendentes adjuntos),
les la facultad ordenadora de pagos, ni pu
en
la
Escuela
Superior de Guerra (los Inten
diendo en ninguna circunstancia ocupar el
dentes de 3. y 2. clase) o en el Instituto de
puesto de Jefe de Servicios.
Altos Estudios de la Defensa Nacional (los
Los Intendentes Militares Adjuntos se re Intendentes de 1•a clase).
clutan por concurso-oposición entre los capi
El diploma de estudios administrativos su
tanes de las diferentes Armas y Cuerpos (in
cluidos los capitanes de Administración), que periores les da derecho a la prima de califica
ción en su tarifa máxima, cifrada en 20 por
reúnan determinadas condiciones. En la actua
lidad estas condiciones son: Mínimo de un ciento del sueldo.
año de antigüedad. en el empleo, edad mínima
Esto, junto con la posibilidad de una mejor
de treinta años y dos años de las carreras de carrera por la rapidez en el ascenso, superior
Derecho o Ciencias Económicas.
a la de las Armas, constituye el principal mo
Este concurso-oposición es de bastante du tivo de atracción para los candidatos.
—
—
—
—
—
—
60
ORGANÍZACION
DEL SERVICIO DE INTENDENCIA
MIN(STRCH
Lj
ENET
1
o
()
______
_______
EÇ R
jERSTRANS
E
DC
—
1
JTCOICNES
OM.Á
-
±
L
SUELDO
-
O
SHV
t
______
_____
_____1
Sj
T
J
-.---
r—-
) IC.GRALF
de 1
E&ICN
1
-J
o
De1egocn
Enanciero
-
—
Dependenc)c
técnico
(1)
(2
3)
Impcntodo en ESTRA5URGOImpLontado en BERLN.
Serv reqono(eSde empleo reservode.
GRAF(CO N5 2
C. T INTENDENCIA.
-
SECCION DISEÑOSY PIANTILLAJE
61
LOS OFICIALES DE ADMINISTRACION
—
Los Jefes de Unidades de Tropa.
Mandos de los Centros de Instrucción.
Se dividen en tres especialidades:
—
—
—
Administración.
Subsistencia.
Vestuario.
Al alcanzar el empleo de Capitán se les pre
sentan dos salidas que les permiten mejorar
en su carrera, si reúnen condiciones para ello:
El ingreso en la Escuela Superior de In
No obstante, para evitar desigualdades en el
tendencia, y
ascenso figuran en un solo escalafón, pudien
El pase a la “Sección Intendencia” del
do a veces ocupar destinos que no corres
Cuadro Especial.
ponden a: su especialidad.
El orden jerárquico va de Alférez a Tte. Co
ronel.
LOS OFICIALES DE LA SECCION DE IN
El reclútamiento se realiza:
TENDENCIA DEL CUADRO ESPECIAL
—
—
—
—
—
Por los 4/5 entre los suboficiales de todas
las Armas y Servicios que, reuniendo
ciertas condiciones de edad, antigüedad
y de estudios (se le exigen ciertos diplo
mas), hayan obtenido plaza en el llama
do “Concurso único de Servicios”.
El programa de dicho concurso es del
nivel del bachillerato.
Por 1/5 entre los Brigadas y Subteniente
de Administración que reúnan condicio
nes de edad y de competencia.
Y a veces entre los Oficiales de com
plemento, que reúnan también ciertas
condiciones de edad y antigüedad.
Después del concurso, siguen sus estudios
en la Escuela Militar de Administración de
Montpellier, donde realizan durante once me
ses un curso común, que les procura la forma
ción general, al término del cual son nombra
dos alféreces.
A continuación, durante cuatro meses, re
ciben la formación correspondiente a la es
pecialidad que han elegido.
A lo largo de su carrera aquellos Oficiales
que presentan aptitudes particulares son en
viados a diversas escuelas o establecimientos
técnicos civiles, donde reciben una especiali
zación más completa.
Los destinos que pueden ocupar son de los
siguientes tipos:
—
—
—
De ejecución: Jefe de Sección en una
Intendencia, o Jefe de Negociado en una
Subdirección de la D. C
De gestión: Llevan cuentas de caudales,
de efectos o de explotación.
De mando:
Como
—
62
son:
El Subdirector de la Escuela Militar de
Administración.
La existencia de este Cuadro Especial obe
dece a una política de mejora de la condición
militar.
En relación con otras carreras civiles, la ca
rrera militar ofrece ciertos inconvenientes por
la existencia de un gran número de Oficiales,
por la lentitud en el ascenso y la imposibilidad
para muchos de llegar a los empleos superiores
que ofrecen la satisfacción de mando, un suel
do y un retiro convenientes, así como una du
ración normal de los servicios activos.
Para paliar en lo posible dichos inconvenien
tes se da todos los años, a los Oficiales que por
la edad tienen un dudoso porvenir dentro de
su Arma, la posibilidad de pasar a esta espe
cie de escala, que les permite alcanzar un gra
do más alto en la jerarquía militar, por elevarles la edad de retiro, si bien en lo sucesivo
no ocuparán más que los puestos de adminis
tración o burocráticos en su Arma o Cuerpo
respectivo.
III.
ORGANIZACION
La organización del Servicio de Intendencia
está basada en los principios de:
—
—
—
Unidad de Mando.
División del trabajo, y
Capacidad de adaptación.
La Unidad de Mando, realizada por la Di
rección Central del Conjuiito del Servicio y
por los Directores Regionales por lo que res
pecta a sus órganos constitutivos.
La División del trabajo, no sólo por la sepa
ración de las funciones de dirección y efecu
ción, sino también por la repartición de las
distintas misiones entre los órganos especiali
zados de cada servicio.
En cuanto a la capacidad de adaptación,
está siempre en disposición de aceptar las re
formas periódicas que le impone la evolución
del Ejército.
En primer lugar hemos de situar al Servi
cio de Intendencia dentro del marco general
de la organización del Ministerio de Defensa,
lo que nos permitirá establecer cuáles son sus
relaciones externas.
Para ello utilizaremos el gráfico núm. 1 (1).
Representa el organigrama de la Sección
Tierra del Ministerio de Defensa, más algunos
organismos que comparte con los otros ejér
citos.
De él se deduce que existen, por lo que res
pecta a la Dirección Central de Intendencia,
dos tipos de dependencias, una del Jefe de
E. M. del E. T., en cuanto se refiere al empleo
y funcionamiento del Servicio, y otra directa
del Ministro, de carácter financiero.
En consecuencia, toda orden del Jefe del
E. M. al Director Central que tenga inciden
cia financiera debe ser forzosamente comuni
cada por escrito y éste debe dar cuenta direc
tamente al Ministro de todas las circunstan
cias que puedan alterar el ejercicio de la dele
gación consentida.
El Director Central es responsable, en el
plano técnico, ante el Jefe de E. M. de la eje
cución de sus decisiones.
Gráfico núm. 2
En la cumbre del servicio encontramos dos
categorías de órganos:
—
Los órganos de la administración cen
tral, constituidos por la Dirección Cen
tral de Intendencia y los Servicios
Centrales que de ella dependen, y
La Inspección del Servicio de Inten
dencia.
Es importante hacer la distinción entre los
dos; en efecto, la D. C. 1., con sus servicios
(1)
Ver cuadro explicativo de siglas.
centrales, dirige y administra, mientras que la
Inspección no es más que un órgano a dispo
sición del Director Central, que le permite es
tar informado sobre el funcionamiento del Ser
vicio para poder así informar al Jefe del E. M.
del E. T. y al Ministro.
(1)
Cuadro explicativo de siglas.
C. G. E. S.
ControlGeneral de los Tres
Ejércitos.
D. P. M. E. T.
Dirección del personal Mi
litar del Ejército de Tie
rra.
J. E. M. Es. = Jefe del Estado Mayor de
los Tres Ejércitos.
J. E. M. E. T = Jefe de Estado Mayor del
Ejército de Tierra.
E. M. E. T.
Estado Mayor del Ejército
de Tierra.
M. de As.
=
Mandos de Armas.
A. L. E. T.
= Aviación Ligera del Ejército
de Tierra.
F. T. A. A. = Fuerzas Terrestres Antiaé
reas.
R. E.
= Reservas Estratégicas.
E. T. 1.
= Fuerzas Terrestres
de inter
vención.
Is.
Inspecciones.
D. T. A. 1.
DirecciónTécnica de las Ar
mas y la Instrucción.
Ds. Ss.
= Direcciones
de Servicios.
S. T. A. 1. E. T.= Servicio
de Tratamiento
Automático de la Informa
ción del Ejército de Tie.
rra.
F. F. A.
= Fuerzas
Francesas en Ale
mania.
G. L.
=Grupo Logístico.
C. M. 1.
= Compañía
Mixta de Inten
dencia.
C. 1. G. L. = Compañía de Intendencia de
Grupo Logístico.
Parque Mixto de Vestuario
P. M. y. S.
y Subsistencias.
63
La democratización del Ejército
en el pensamiento de Mao Tse Tung
Capitán de Ingenieros, diplomado de Estado
Mayor, RAMON MARTIN-CIFUENTES
Y
MIRO, del E. M. C.
Introducción
de mercenario y feudal tenga”, son palabras
de Mao-Tse-Tung. Se abren, así, a nuestra
consideración una serie de interrogantes. ¿Qué
Si hay una institución refractaria a la demo
cracia, ésta es—sin duda—la de las Fuerzas alcance tienen estas palabras de Mao? ¿Se
Armadas; y ello cualquiera que sea el país o trata sólo de una afirmación hecha con fines
la época histórica considerada. Naturalmente
propagandísticos
u oculta, por el contrario,
que una afirmación así exige una cierta expli algo más profundo? ¿En qué se traduce en
cación. Ante todo, ¿de qué clase de democra
la práctica esta aseveración? ¿Se refiere a la
cia estamos hablando? Vaya por delante que formación política de sus componentes o a
no sugerimos, en modo alguno, que el Ejército la conducta que entre sí deben observar?
como institución—u otra rama cualquiera de A intentar responder a estos y parecidos in
las Fuerzas Armadas—sea más o menos par terrogantes
van encaminadas las líneas si
tidario de los sistemas de gobierno absolutos guientes. Adelantemos que, a falta de otros
o dictatoriales—como opuestos a los democrá
datos, nos dedicaremos sobre todo a comenticos—en lo que atañe a la dirección de la
cosa pública de su respectivo país; tampoco
pretendemos dar a la palabra democracia el
simple sentido de una cierta bonhomía en lo
referente al trato del superior con el inferior.
Nos referimos a que el Ejército, como tal,
constituye una institución altamente jerarqui
zada en la cual las órdenes se desgranan de
arriba hacia abajo, sin que haya apenas par
ticipación del inferior en la gestación de las
decisiones del superior; en la que no existe
intervención de la mayoría para adoptar un
acuerdo; en la que—en suma—no hay demo
cracia porque en el gobierno de ella el su
perior manda y el inferior obedece, simple
mente. Si democracia es la participación del
pueblo en el gobierno—no importa ahora a
través de qué medios, más o menos perfec
tos—no creemos sea difícil de aceptar por to
dos que, efectivamente, el Ejército no es “de
mocrático”; su “pueblo”—sus inferiores—, y
en especial la gran masa de los soldados, no
interviene en la dirección del mismo. Y una
panorámica a lo largo de la Historia, contem
plando naciones y períodos diferentes, no ha
ría más que confirmar tal aserto.
Mas he aquí que hoy surge un pretendido
ejemplo de lo contrario: el Ejército popular
de la Chifia roja. “La democracia es necesa
ria al Ejército para destruir en él todo lo que
.64
tar el pensamiento de Mao contenido en la
obra que hoy constituye el “best-seller” chi
no: el “Libro de los •guardias rojos”, donde
se recogen pensamientos seleccionados del di
rigente comunista chino.
Como, por otro lado, también de este libro
han bebido su inspiración los actuales movi
mientos subversivos que por el mundo bro
tan, sus Ejércitos “democráticos y populares”
quieren ser un reflejo de lo que el chino sea.
La actualidad del tema se acentúa así nota
blemente.
El Ejército, instrumento
hacer la Revolución.
del pueblo para
De la lectura atenta de los pensamientos
de Mao contenidos en tal libro (1), se pue
den deducir algunas conclusiones bastante
definidas acerca de la forma en que él entien
de la democratización del Ejército. Mas qui
zá sea necesario resaltar antes de nada que
Mao vio en el Ejército un instrumento, y nada
más que eso, indispensable para la difusión
de la idea comunista a lo largo y a lo ancho
de un país que iba siendo rescatado del do
minio japonés y conquistado, después, al Kuo
mintang de Chang-Kai-Check. Y para que el
Ejército cumpliera tal misión con eficacia, de
bía estar profundamente formado en el as
pecto político; perfectamente imbuido de su
papel difusor de una idea. No olvidemos que
aquel libro contiene gran profusión de máxi
mas, ideas y pensamientos surgidos con mo
tivo de tales luchas; que incluye citas de mo
mentos muy diversos de la vida china y que
muchas de estas ideas sólo pueden ser ade
cuadamente valoradas en íntima conexión con
la circunstancia histórica en que se formu
laron.
“La línea de conducta a seguir en nuestra
labor en el Ejército trata de conseguir un
alto grado de unidad política”. “En el co
mienzo de los programas de instrucción in
teresa dar primacía al aspecto político, em
peñándose sobre todo en mejorar las relacio
nes entre oficiales y soldados, reforzar la uni
dad interna y utilizar el extremo ardor de
105 cuadros y la masa de los combatientes;
después se podrá actuar sin dificultad y con
mejores resultados en la instrucción y con
solidamiento de enseñanzas en el plano mi
litar”. Estas, y otras parecidas, son las ex
presiones a través de las cuales Mao subraya
(1)
Citazioni del Presidente Mao-Tse-Tung. Ji
guardie rosse. Feltrinelli, Editore Mi
lano, 1967.
libro
delle
la importancia de esta identidad de pensa
miento; la trascendencia de la formación doc
trinal de sus hombres. Y ni que decir tiene
que tal formación ideológica es la marxistaleninista, de conformidad con cuyos dieta
dos los soldados adquieren conciencia revo
lucionaria para llevar a cabo la guerra.
No es nuestro propósito entrar ahora en
la formación ideológica del soldado chino,
pero consideramos indispensable convencer al
lector del alto grado de formación ideológi
ca comunista que para aquél se propugna, por
que este estar impregnado de marxismo es lo
que puede explicar algunas de las prácticas
“democráticas” que a continuación examina
remos, ya que ellas—en gran parte—son la
consecuencia de la estructura jerárquica del
comunismo y de su praxis.
Las tres democracias.
Para que un Ejército sea “popular”, en él
deben coexistir tres tipos de democracia: la
política, la militar y la económica (1).
La primera se apoya en la idea básica de
que oficiales y soldados son iguales políticamente hablando; o, dicho de otro modo, que
cualquier
combatiente revolucionario—cual
quiera que sea su graduación—tiene derecho
a opinar sobre los grandes problemas del par
tido, del país y del Ejército, pues todos tie
nen iguales obligaciones e idénticos deberes
políticos. El exponente más notable de esta
forma de entender la democracia política lo
constituye, posiblemente, la práctica de la au
tocrítica—de clara significación marxista—que
se realiza en asamblea mixta de oficiales y sol
dados, para comunicarse mutuamente sus in
suficiencias y errores; y corregirlos después,
claro está. La finalidad de esta práctica no
se reduce a subsanar los desaciertos tan sólo;
trata de fomentar la unidad entre los diver
sos estamentos del Ejército desarrollando la
cortesía en el trato mutuo, y fomentando la
preocupación recíproca por protegerse, ayu
darse y facilitarse, unos a otros, la respectiva
labor. Las reglas de oro de la autocrítica
—“a condición de no ser un elemento hos
til”—, y siguiendo a Mao siempre, a quien
pertenece el entrecomillado anterior, son: “no
callar nada de lo que se sabe” y “nadie es
culpable por haber hablado”. Todos tienen,
pues, el derecho de opinar, aunque se equi
voquen; y todos el deber de prestar atención.
Naturalmente que su práctica exigirá un “fair
(1) Según el «Curso de Subversión de la Aca
demia Superior político-militar de Nanquim».
65
play” algo difícil de asegurar a priori; difi
cultad que ya apunta Mao, por otra parte,
cuando afirma que “ciertos compañeros que
trabajan en el Ejército se han dejado conta
minar de una cierta arrogancia, se compor
tan de modo intolerable hacia el combatien
te, la población, el Gobierno y el Partido. In
culpan a los compañeros de lo que va mal;
ven sus éxitos pero no sus defectos...” (1).
Los oficiales, por tanto, tienen que oír con
frecuencia las críticas y opiniones de los sol
dados con respecto a ellos. Deben, asimismo,
escuchar pacientemente las opiniones de los
soldados acerca de los puntos más diversos;
y aceptarlas, si fueran correctas. Si no lo son,
tienen que esclarecer adecuadamente el asun
to debatido. Como consecuencia de tal pro
ceder, el respeto a la dignidad del soldado
se cultiva al máximo; la práctica “feudal” del
castigo corporal y de la injuria es abolida. En
el trato del superior con el inferior debe
utilizarse el método democrático de la per
suasión, sin recurrir al autoritarismo o a la
coacción. “La coacción puede someter, no
convencer”—advierte Mao en su discurso a
la Conferencia del Partido comunista chino,
al hablar acerca de la labor de Propaganda—.
Y añade, “este método tal vez pueda aplicarse
al enemigo, pero no al amigo o al camarada”.
Por otro lado, oficiales y soldados pasan a
gozar de igual trato; las formalidades y cere
monias inútiles son suprimidas. Los soldados,
por su parte, pueden reunirse y expresarse li
bremente.
La democracia económica se traduce en que
oficiales y soldados deben participar conjun
tamente en la gestión administrativa de su
Unidad. Las cuentas son hechas a la luz del
día y la administración interna puede ser con
trolada por cualquiera que lo desee y en todo
instante. Los representantes elegidos por los
soldados tienen el derecho de ocuparse de la
compra de los artículos de primera necesidad
y del aprovisionamiento alimenticio, siempre
como asesores del Jefe de la Unidad y sin
sustraerse de su mando.
La democracia en el plano militar existe
(1) En la filosofía marxista, y más concreta
mente dentro de su teoría del conocimiento, la
práctica—praxis—confirma la veracidad de una teo
ría (la acción como criterio de la verdad), a la
vez que actúa como correctivo de conocimientos
falsos. Si la teoría es errada, sus fallos se reve
larán inevitablemente en la esfera de la acción.
De ahí la transcendencia de la autocrítica. Por otro
lado, la teoría, a su vez, condiciona la acción por
que el hombre actúa de acuerdo con su filosofía:
de aquí la extrema importancia que se atribuye
a la pureza ideológica y a la adoctrinación teóri
ca. La teoría y la acción forman, pues, una unidad.
66
“cuando todos los oficiales y soldados expre
san sus opiniones para encontrar así la mejor
solución para resolver el combate” (1). Deben
realizarse reuniones siempre que pueda ha
cerse, y los soldados—bajo la dirección de su
comandante—son estimulados a discutir para
encontrar el mejor modo de atacar las po
siciones enemigas; de conquistarlas; de cum
plir su misión, en suma. Se trata de fomen
tar, como siempre, la unidad entre las filas
del Ejército y de desarrollar la iniciativa.
También en el período de instrucción la
democracia aparece por cuanto se propugna
que el método a seguir es el de la enseñanza
recíproca entre oficiales y soldados, que de
ben transmitirse mutuamente sus conocimien
tos y experiencias. No perdamos de vista, sin
embargo, que esta idea se expresa en una
época en que engrosaban las filas del Ejérci
to rojo gran número de combatientes experi
mentados ya en la lucha en curso contra el
Japón. La práctica en sí, no obstante, sigue
siendo válida. También los soldados deben
instruirse entre ellos. A título informativo
indicaremos que los puntos de atención pre
ferente son el tiro individual, el ataque a la
bayoneta y con granadas de mano, el com
bate nocturno, etc., y que sólo en un segundo
orden de preferencia se atiende al nivel tác
tico de la Unidad como un todo.
Aunque no es nuestro propósito entrar aho
ra en el análisis de las dos jerarquías parale
las—la politica y la militar—que a todo lo
largo y lo ancho de la orgánica aparecen, no
queremos cerrar este párrafo sin recordar su
existencia y la consiguiente yuxtaposición de
escalones de mando que originan: el órgano
político y el cuartel general en el seno de una
gran Unidad, o el comandante y el comisa
rio político en una pequeña, son ejemplos de
lo que decimos. Comandante y comisario po
lítico son, ambos, jefes de la Unidad militar
y los dos, solidariamente, responsables por
ellas. Al mismo tiempo, además, recordemos
que son los Comités—de los diferentes esca
lones—los encargados de adoptar las decisio
nes importantes, aunque en operaciones—y
cuando las circunstancias así lo exijan—el jefe
responsable puede adoptar las más urgentes.
Hacemos mención a vuela pluma de esta or
ganización y conducta para resaltar que el
proceder colegial—una forma más de demo
cracia—es aplicable al Ejército a la hora de
conducirlo. “Antes de dar órdenes, consultar
a los mandos inferiores”, advierte Mao.
(1) Curso citado anteriormente
de Nanquim.
de la Academia
A modo de conclusiones.
Una pregunta que salta ya inmediatamen
te a la consideración de cualquiera, tras l.a
lectura de lo que llevamos expuesto, sería,
¿y la disciplina?, ¿cómo es posible mantener
la, al menos en su concepción tradicional, des
pués de un proceder como el apuntado? La
respuesta nos la da Mao cuando afirma que
la democracia interna del partido debe ser
vir para reforzar la disciplina en el Ejército
y no para abolirla. No caer en el “ultrademo
cratismo”—señala Mao—que “nacido de la in
disciplina individualista destruiría y disgrega
ría todo”. “Todos los oficiales y soldados de
nuestro Ejército deben reforzar el espíritu de
disciplina y seguir resueltamente las órdenes,
aplicar nuestra política, poner en práctica las
tres grandes reglas de disciplina y las ocho
recomendaciones (1), realizar la unidad entre
el Ejército y el pueblo, entre el Ejército y el
Gobierno, entre oficiales y soldados y, en ge
neral, la unidad de todo el Ejército; no será
tolerada ninguna infracción a la disciplina”.
(Manifiesto del Ejército popular chino de li
beración, octubre de 1947.) Cómo se pueda
conseguir esto en la realidad, es algo que ve
mos factible si admitimos que la formación
ideológica del combatiente resulta tan profun
da que se convierta en el cruzado de una idea,
más que en el mercenario de una causa. Pos
tura o situación ésta que, por otra parte, no
es nueva ni mucho menos en la Historia.
Esta disciplina—disciplina consciente, pues—
estará basada más en el convencimiento que
en otra cosa. En el respeto y preocupación de
los superiores por los inferiores y viceversa;
en compartir día a día, oficiales y soldados,
sus alegrías y penas. Disciplina que no pue
de ser otra cosa que la manifestación clara
de la fuerza con que se vive una idea; y que
(1) Las reglas aludidas son:
—
—
obedecer las órdenes recibidas, en to
dos nuestros actos;
no robar los bienes del pueblo;
devolver todo el botín a la autoridad.
Las ocho recomendaciones son:
—
hablar educadamente;
pagar honradamente lo que se compra;
—
devolver todo lo que se toma prestado;
—
pagar o sustituir lo deteriorado;
——
no injuriar a la gente;
—
no dañar las cosechas;
—
no tomar libertades con las mujeres;
no maltratar a los prisioneros.
(De la Instrucción del Mando Supremo del Ejér
cito popular de liberación. Octubre de 1947.)
-
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Ii,
siempre será, en el Ejército, el reflejo de la
intensidad con que tal idea política—el mar
xismo—impregna la vida toda de China.
La “participación” del inferior en el “go
bierno” de la Unidad a que pertenece se ex
tiende, por tanto, a diferentes campos: ins
trucción, régimen interior, administración e,
incluso, dirección de las operaciones. Cual
sea el valor real de esta intervención es di
fícil de precisar por nosotros, En cualquier
caso, siempre será algo más cabal que el mero
obedecer,
El alcance de esta participación, de esta
democratización del Ejército, quizá sea me
nor de lo que en un principio pudimos dar
a entender, pues no existe verdaderamente
en el gobierno, en la dirección del Ejército
o de sus operaciones una voluntad democrá
tica de la mayoría que, sin más, se impone
al resto de sus componentes. Esta hipótesis,
por otra parte, sería descabellada. Pero hay
un indudable cuidado por acrecentar la co
munión entre cuadros y soldados a fin de
que todos constituyan un bloque consciente
y adecuadamente mentalizado para llevar ade
lante una tarea común, que se ha hecho acep
tar a cada uno de los componentes del Ejér
67
cito como necesaria, como indispensable. Na
turalmente que la experiencia se integra más
en el campo de la adoctrinación comunista
de los hombres que en la propia dinámina
del Ejército como tal organización; es la idea
comunista que se difunde y llega a todas las
Unidades haciendo que sus componentes,
como ya señalamos, se vuelvan apóstoles de
una idea. Sólo así pueden explicarse algunas
de las prácticas señaladas. La eventual rebe
lión del Ejército ante esta primacía de la
formación política fue ya prevista por Mao,
cuando señala los peligros de lo que él llama
“mentalidad militarista”. Despreciar la labor
política en el Ejército supone para Mao rea
lizar un trabajo de “mera conservación de la
efectividad militar de las Unidades”.
Desarrollo
Bibliografía consultada:
—
Citazioni del Presidente Mao-Tse-Tung, Ii li
delle guardia rosse. Feltrinelli Editore;
Milano, 1967.
Guerrilhas e Revoluçóes. Coronel Gabriel .Bon
net; Editora Civilizaçáo brasileira; Río de
Janeiro, 1963.
China, hoje. Cadernos D. Quixote, núm. 15;
Lisboa, 1969.
Vietnam. Mary McCarthy; Seix y Barral; Bar
celona, 1968.
Em cima da hora. Suzanne Labin. Distribui
dora Record de Serviços de imprensa; Río
de Janeiro, 1964.
O Exercito na guerra subversiva. (Reglamen
to del Ejército portugués.) Lisboa, 1966.
Documentos varios del curso de Estado Ma
yor del Ejército portugués.
bro
—
—
—
—
—
—
de la actividad española
Breve resumen de noticias recogidas durante el
mes pasado en distintas publicaciones. Coronel
de Intendencia. JOSE M.a REY DE PABLO-
BLANCO.
1. La economía del trasvase Tajo-Segura.
II. La Cóncentración parcelaria.
Producción y consumo de cemento.
“
IV. El campo se mecaniza.
y.
La RENFE en 1969.
-
LA ECONOMIA DEL TRASVASE
TAJO-SEGURA
La inversión de 6.500 millones de pesetas, ci
frada para la realización del trasvase TajoSegura, representa una gran economicidad res
pecto a la alternativa de una planta potabiliza
dora de agua de mar apuntada como solución
para remediar la falta de agua del sureste es
pañol, empresa esta última que supondría un
presupuesto de 50.000 millones, de pesetas y la
entrada en servicio de la planta en 1990, según
datos recogidos de un estudio económico sobre
el proyecto elaborado en los últimos meses por
un grupo de especialistas en cuestiones técnicosocio-económicas.
Muy en lineas generales, el problema plantea
do en orden al desequilibrio hidráulico de Es
paña responde a estos datos: de los 332 mil
hectómetros. cúbicos de agua que en forma de
lluvia caen al año en España, el 30 por 100 de
ella, es decir, 97.Q0Q hectómetros cúbicos, van
a parar a los ríos, y de ellos un 74 por 100 se
vierte en el Atlántico y sólo un 26 por 100 va a
68
parar al Mediterráneo. Sin embargo, del agua
que desemboca en el Mediterráneo, un 18 por
100 corresponde a la cuenca del Ebro y sólo un
8 por 100 se distribuye en las cuencas de Le
vante. No obstante, la vertiente mediterránea,
exceptuada la cuenca del Ebro, alberga hoy el
31 por 100 de la población de la Península.
Si el litoral mediterráneo es el más escaso en
recursos hidrográficos—según el informe a que
hacemos referencia—, la cuenca del Segura es,
dentro de este litoral, la más deficitaria. Dicha
cuenca se ha señalado, desde siempre, por dos
características contradictorias: los extraordina
rios rendimientos económicos que el riego de su
tierra lleva consigo y las grandes dificultades que
se plantean para onseguir el agua que deman
da la elevada productividad de los regadíos de la
cuenca.
El desarrollo completo del Plan llevará a unas
producciones finales brutas de 9.700 millones
de pesetas la agraria, 376 la de abastecimientos
y 772 la hidroeléctrica, a las que corresponden
unos beneficios agrarios de 5.550 millones de
pesetas anuales, de abastecimientos 365 millo
nes, e hidroeléctricos de 316 millones.
De la construcción de. este proyecto de tras
vase Tajo-Segura se seguirán beneficios indirec
tos, beneficios generales y beneficios imponde
rables.
Entre los beneficios indirectos, el estudio se
ñala: incremento de beneficios anuales del co
mercio e industria nacional en las operaciones
que originan las nuevas producciones o el in
cremento de las existentes, bien se consuman
interiormente o se exporten; incremento de be
neficios anuales de las empresas productoras de
bienes y servicios para la producción, que serán
necesarios en las zonas transformadas, como
resultado de la realización del plan e incremen
tos de beneficios en las empresas suministrado
ras de bienes y servicios de consumo, derivado
por una mayor demanda de ellos, al amparo de
la elevación del nivel de vida que genera esta
realización.
Los beneficios generales presentan una valo
ración más precisa que los indirectos: incremen
to de contribuciones e impuestos directos, de
bido a la nueva actividad económica de la zona
transformada por el plan, y que permitirían
atender necesidades generales del país, así co
mo de la comarca o municipio de la zona afec
tada por la transformación.
Por su parte, los beneficios imponderables
más destacados son los siguientes: seguridad en
las producciones agrícolas sin grandes oscila
ciones debidas a anomalías pluviométricas; ma
yor rendimiento productivo en terrenos de buena
calidad, actualmente limitados por falta de llu
vias; posibilidad de realizar un programa de
mejora técnica, así como profesional, en la
zona; disminución del paro encubierto; aumen
to de ocupación al amparo del desarrollo indus
trial que genera la nueva producción; incre
mento considerable de puestos de trabajo, trans
formación de un número de puestos agrícolas
no calificados; desarrollo de una amplia red
de pequeñas industrias mecánicas; aumento de
las disponibilidades de agua potable, con su re
percusión higiénica; desarrollo de vías de comu
nicación; reducción de empleo de divisas en la
importación de productos alimenticios; contri
bución acusada enla mejora dietética del país
al amparo de producciones tan importantes
como frutas, hortalizas y carnes; efecto multi
plicador en la actividad económica nacional y,
contribución clara en la nivelación económica de
las diversas regiones del país.
LA CONCENTRACION
PARCELARIA
La concentración parcelaria en España tiene
amplia resonancia por ser notorio su fuerte ritmo
de avance que ha situado a nuestro país, en
cuanto a superficie total concentrada, por de
lante de cualquier otro de Europa occidental,
donde se viene trabajando, con el mismo fin,
desde el pasado siglo.
Con frecuencia se registra la llegada de Dele
gaciones extranjeras para estudiar sobre el te
rreno el funcionamiento de dicho servicio espa
ñol.
Concretándonos a la concentración parcelaria
podemos presentar a la consideración general un
balance que justifica la expectación del mundo
exterior que también tiene necesidad de modif i
car sus estructuras agrícolas. Desde 1954, en que
prácticamente dio comienzo aquélla, quedó con
cluida, al terminar el año 1969, 2.555.350hectá
reas. En la última anualidad citada la super
ficie concentrada ha sido de 350.221, ligeramente
superior a la prevista en el II Plan de Des
arrollo, que fija la de 350.000 por año. Y según
referencias que hemos conseguido al respecto, los
proyectos para 1970 se refieren a unas 462.000,
cifra que podría ser válida también para 1971,
última anualidad de la vigencia del II Plan ci
tado. Por ser ello factible, consideramos que al
terminar el año 1971 el total de superficie con
centrada será de unos 3.400.000 hectáreas, casi
el 50 por 100 de los ocho millones que en prin
cipio se consideraron como necesitadas de con
centración.
La evolución de esos trabajos queda reflejada
en el gráfico estadístico que se inserta a con
tinuación:
N11e3 de
40-0
—
00
1 1 1 1 11 11 11 12 11
-
200
—
/
1.00
z
/
-
-
-
-
—
—
—
—
—
—
—
—
—
—
—
—
i
k1oe L954
¶5
—
6
57
—
56
=
—
59
0
=
61
62
63
6
6
66
67
63
6)
Si desglosamos, por años, las zonas y la su
perficie concentrada, tenemos el siguiente cua
dro:
Años
1954
1955
1956
1957
1958
1959
1960
1961
1962
1963
1964
1965
1966
1967
1968
1969
TOTALES
Número Superficie
de zonas
Has
3
7
6
18
36
57
60
65
95
129
176
248
255
296
276
241
1.968
7.961
12.265
10.642
21.753
50.524
71.150
89.429
101.144
144.193
206.452
301.944
351.171
403.869
363.965
350.221
2.555.350
Hay que consignar que, también en 1969, fue
ron promulgados 251 decretos declarando de
utilidad pública la concentración parcelaria en
igual número de zonas, con una superficie total
de 421.350 hectáreas.
Como en años anteriores, la región más im
portante en las actividades de Concentración
Parcelaria ha seguido siendo la de Castilla la
Vieja-León. Dentro de la total actuación del
servicio durante 1969, el 69,4 por 100de la su
perficie total concentrada en toda España co
rresponde a dicho espacio castellano-leonés, que
figura con 243.249 hectáreas. Le sigue Castilla
la Nueva, con 63.890; Albacete y Valencia, con
16.590; Galicia, con 8.380; Logroño y Nava
rra, con 6.404; Vascongadas, con 4.743; Ara
gón, con 4.580; Asturias-Santander, con 1.945;
y Andalucía, con 440.
PRODIJCCION Y CONSUMO DE CEMENTO
El consumo de cemento es en España muy
fuerte y aún lo será más en el futuro. Concu
rren en nuestro país diversas circunstancias que
obligan a incrementar el consumo del indicado
producto, pues, además de lo que absorben deter
minadas actividades comunes a todos los paí
ses, como la edificación en general y la cons
trucción de viviendas, nuestras peculiares con
diciones de suelo y clima obligan a la ejecu
ción de grandes obras hidráulicas (presas, con-
70
ducciones para riegos, etc.) que son verdaderas
“devoradoras de cemento”. De otro lado están
las necesidades, también muy fuertes, dé los
puertos marítimos y las también importantes
referidas a aeropuertos.
Existe,
por económico
tanto, una yrelación
estrechadeentre
el desarrollo
los consumos
ce
mento.
No queremos alejarnos demasiado en nuestro
análisis de la industria del cemento porque los
años anteriores a 1960 pertenecen a un pasado
ya histórico y con muy escasa influencia sobre
la situación actual. Si algún influjo queda es de
alguna aislada fábrica mal utillada y en trance
de renovarse rápidamente, o cerrar.
Todavía en 1963, es decir, con anterioridad al
1 Plan de Desarrollo, la producción de las ce
menterías nacionales era sólo de 7,15 millones
de toneladas. Hasta 1965, las cifras crecieron
con cierta parsimonia; pero, a partir de enton
ces, el incremento adquirió una mayor celeridad.
En 1968 se llegaba a los 14,90 millones de to
neladas y en 1969 se alcanzaron los 16,20 mi
llones. Ha una previsión: antes de que termine
el II Plan de Desarrollo (en 1971) se deben al
canzar los 20 millones de toneladas.
Hasta 1963, y sin duda en los anteriores, la
producción, aunque baja, bastaba para satisfacer
las necesidades del mercado. Pero ya en 1964, el
consumo comenzó a despegarse con fuerza de
la producción, siendo necesario llenar el hueco
con fuertes importaciones.
En 1965, año en el que el consumo fue de
11,8 millones de toneladas, fue necesario com
prar en el exterior, con el consiguiente gasto de
divisas muy cerca de dos millones de toneladas
del indicado producto. A partir de esta fecha y
a pesar de que las necesidades del mercado se
incrementaron con gran rapidez, llegando a
13,70 millones de toneladas en 1967 y a 16,21
millones en 1969, las importaciones decrecie
ron en razón del ya señalado desarrollo de las
producciones. Pero en realidad, y como vemos
en el cuadro adjunto, la autosuficiencia no se
ha logrado hasta 1969. Se importaron en dicho
año poco más de 100.000 toneladas de cemen
to, casi en su totalidad referidas a cementos es
peciales todavía no obtenidos en nuestro país en
suficiente cantidad.
De todos modos, cabe afirmar que el cemento
ha sido literalmente barrido de nuestras listas de
adquisiciones en los mercados extranjeros y se
espera que tal situación se convierta en normal,
dado que no existe escasez de materia prima que
limite estas obtenciones, y de otro la maquina
ria de las cementerías se fabrica ya en muy
elevado porcentaje por nuestra propia indus
tria de bienes de equipo.
t
EVOLUCION
DE LA PRODUCCION Y CONSUMO DE CEMENTO
MILLONES
A ños
DE TONELADAS
Consumo
porhabitante
Producción
Importación
1963
7,15
0,29
7,44
266
1964
8,11
1,17
9,28
393
1965
9,84
1,96
11,80
400
1966
11,81
1,12
12,93
417
1967
13,10
0,60
13,70
423
1968
14,90
0,30
14,93
461
1969
16,20
0,10
16,21
506
En relación con las importaciones del pro
ducto que nos ocupa, debemos señalar que no
existe un verdadero mercado mundial del ce
mento, dado que la inmensa mayoría de los
países tienden a producir lo que necesitan. El
hecho parece obedecer no sólo a que se trata
de un producto de bajo coste en relación con
su peso y que, por tanto, eleva fuertemente su
precio con los transportes, sino también por
que el cemento es fácilmente deteriorable, so
bre todo en los viajes por mar, que es el medio
más barato para transportarle.
Precisamente la apuntada circunstancia de
costo bajo relativo y gran peso influye incluso
en la radicación de las cementerías en el terri
torio nacional, ya que se erigen en todas las re
giones con el fin de que el producto no tenga
que realizar grandes viajes para llegar a los
centros de consumo.
En los siete años que van de 1963 a 1969 la
producción española d.c cemento pasó de 7,15
a 16,20 millones de toneladas, registrando, por
consiguiente, más que una duplicación. El con
sumo experimentó una trayectoria casi parale
la, pero fue necesario recurir a fuertes importa
ciones, que culminaron en 1965. A partir de en
tonces comienzan a descender las compras en el
exterior y hoy nos encontramos en una situa
ción de absoluto equilibrio.
Se ha alcanzado la autosuficiencia del ce
mento, pero es necesario que esta posición, conconseguida sin duda con esfuerzo y merced a
una buena proporción de empresarios dinámi
cos, no se pierda. Para ello se hace preciso con
tinuar con la implantación de nuevas fábricas
y con la ampliación de las que ya existen. Para
este año de 1970 se estima que el consumo ha
de ascender a 18,84 millones de toneladas, y
Consumo
KG.
para 1972 se espera que llegue a los 22,34 millo
nes.
Para el indicado año, el consumo de cemento
por habitante será del orden de los 700 kilogra
mos. En 1969 quedó en 506 kilos, y en 1963
era sólo de 266 kilogramos. Así, en el curso de
una década, el consumo de cemento por habi
tan.te quedará, prácticamente, multiplicado por
tres.
Las perspectivas de la industria son, por con
siguiente, de continuada expansión. Durante los
cuatro años de este II Plan de Desarrollo que
ahora transcurre, las inversiones de la industria
cementera serán superiores a los 11.000 millo
nes de pesetas.
EL CAMPO SE MECANIZA
El parque de tractores inscritos a finales de
19:69 ha experimentado un incremento del 12,5
por 100 en relación con los matriculados en
1968. El valor absoluto de este incremento, que
se cifra en 26.701 tractores, es superior al pre
visto por el II Plan de Desarrollo Económico
y Social. En total, el parque de tractores as
ciende a 240.000 a finales de 1969. En valor ab
soluto, el aumento más importante se registró
en ambas Castillas, con un total de 6.847 trac
tores, ligeramente inferior al registrado en el
año pasado.
El parque de cosechadoras se eleva a finales
de 1969 a 30.000 unidades, lo que representa un
incremento anual de 3.470 respecto a 1968. Al
igual que sucedió en el año 1968, en el pre
sente año son Castilla la Vieja y Castilla la
Nueva las regiones en donde se matriculó el ma
yor número de cosechadoras, alrededor del 50
por 100 del total de este año.
71
Estos aumentos son satisfactorios y revelan el trabajo de estas grandes máquinas, los agri
que el agricultor está convencido que no hay cultores han podido conocer más de setenta má
otra solución que mecanizarse, aunque esto no quinas de diferentes tipos.
Tales demostraciones tuvieron lugar en To
quiera decir que todo el mundo tenga que te
ner tractores. Los parques de maquinaria coo rrijo.s-Barciense (Toledo), a sólo un centenar de
perativos serían buena solución, y ya existe kilómetros de Madrid, y en Córdoba.
algo de esto. Porque puede darse luego el ex
tremo contrario de infrautilización de la maqui LA RENFE EN 1969
naria existente. En los momentos actuales, con
Mucho se ha hablado de la crisis del ferro
esos 240.000 tractores, frente a 19.981.000 hec
táreas de superficie productiva labrada, repre carril. En las últimas décadas se han dedicado
senta un tractor por cada 83 hectáreas de dicha muchas páginas a este problema de carácter
mundial. El interés que ha suscitado el ferroca
superficie labrada.
rril ha sido tanto en el sector público, que tiene
La Dirección General de Agricultura viene grandes intereses en este medio de transporte,
organizando desd:e hace unos años concursos y como por el sector privado. Las razones de cri
demostraciones de mecanización, que este año sis se centran en la fantástica competencia que
van a llegar a su máxima expresión con 20 de durante estas décadas han presentado los de
mostracion.es, que cada vez despiertan mayor in más medios de transporte (carretera, aire, ríos y
terés en el agricultor: sobre remolacha, viñedo, canales navegables) al ferrocarril, tanto en el
riegos por aspersión, transporte agrícola, veza transporte de mercancías como en el de pasa
forraje, patata, frutales, maíz forrajero, aceitu jeros.
na, etcétera.
Afortunadamente, para el ferrocarril y para
La progresiva mecanización de nuestra agri el sistema de transporte, parece ser que la crisis
cultura hace cada día más necesario difundir está despertando al ferrocarril. La competencia
entre los medios agrícolas toda la variedad de va a estar en el mercado y cada día más fuerte.
elementos mecánicos que la moderna técnica y Ya se perciben manifestaciones claras de que
la industria han diseñado para tal fin.
el ferrocarril está dispuesto a presentar batalla
Base fundamental en el desarrollo de todo para atacar las causas intrínsecas de la crisis
cultivo es la preparación previa del terreno so citada. El ferrocarril se ha decidido al fin a to
bre el que éste se va a realizar. Es imprescin mar ventaja de los nuevos adelantos técnicos.
dible dedicar las máximas atenciones el levan
El despertar del ferrocarril es prometedor y
tamiento e incorporación de los rastrojos, así se espera que vuelva a colocarse este centenario
como a las labores posteriores que completan medio de transporte en el rango que le corres
el ciclo de barbecho preparatorio de la siembra. ponde, para bien del sistema de transporte y de
Sin embargo, no hay una labor única adaptada a sus usuarios.
todos los fines. Las circunstancias de estación,
En el plan decenal de modernización de la
clima y tipo de suelo determinan unas labores Renfe, 1964-1973, se preveía para 1968 un trá
muy diferentes, incluso dentro de un mismo cul fico de viajeros de 11.100 millones (viajeros
tivo. Conocidos estos factores, es fundamental kilómetro), arrancando en 1963 de 10.090 mi
elegir un apero adecuado que pueda cumplir los llones de viajeros-kilómetro. Sin embargo, aque
fines que le exigimos y para ello es necesario lla cifra quedó ampliamente rebasada, y se lle
un conocimiento de las máquinas dedicadas al gó a los 11.835 millones de kilómetros-viajero.
laboreo y de su funcionamiento y características. En el plan, se aspiraba para 1969 alcanzar
Teniendo en cuenta lo que antecede, la Di 12.210 millones de kilómetros-viajero. En 1969
rección General de Agricultura ha organizado se llegó a los 12.710 millones.
las 1 y II Demostraciones Internacionales de
Es decir, que se va convirtiendo en realidad
Laboreo Mecanizado, que permite a los agricul el comentario que precede a estas cifras.
tores, técnicos y constructores comprobar las ca
Pero hemos de resaltar que una de las obras
racterísticas, adecuación y rendimientos de las más importantes realizadas en los últimos años
máquinas, aperos y utensilios disponibles actual ha sido precisámente la del ferrocarril Madridmente para tal fin.
Burgos.
Consideren ustedes que la construcción de este
Intervinieron en estas demostraciones los úl
timos modelos de tractores, desde aquellos de ferrocarril comenzó en junio de 1928, figuran
pequeña potencia para trabajos complementarios do entre las líneas incluidas en el plan preferente
y superficiales hasta los enormes tractores que de urgente construcción de ferrocarriles, apro
se necesitan para arrastrar los subsoladores o los bado •por real Decreto-Ley de 5 de marzo de
1926. En 1968, 18 de julio, Su Excelencia el
arados de desfonde.
Al margen de la novedad que puede constituir Jefe del Estado inauguró la nueva línea de 276
72
kilómetros. Cuarenta años después de iniciarse
las obras.
La traza del ferrocarril es una gran variante
de la línea Madrid-Irún, que produce un acor
tamiento de importancia entre sus estaciones ter
minales, y por sus características técnicas es uno
de los mejores ferrocarriles españoles y se pue
de afirmar que el más seguro de Europa.
Otra de las importantes realizaciones ha sido
el servicio de Talgo entre Madrid y París y el
de Barcelona-Ginebra. El primero pone la ca
pital de Francia a pocas horas de la de España.
Y esto ha sido posible por la instalación de
cambio automático de separación de ruedas para
los trenes de esta clase en Port-Bou.
La mayor preocupación, sin embargo, ha sido
en todo momento la vía, la seguridad del via
jero.
Durante el pasado año 1969 fueron renovados
530 kilómetros de vía, en su mayoría con carril
de 54 kilogramos por metro lineal, y traviesas
de hormigón.
Respecto a las obras de refuerzo y sustitu
ción de puentes, resaltan las realizadas en las
líneas de Linares-Almería (Arroyo Bedmar),
Mérida a Sevilla (río Guadiana), La EncinaValencia (río Júcar), puente de Vimalopo, Los
Arcos y Barbacena, de la línea Alicante-Murcia;
río Seco, de Burriana; puente del Mar, Chinchi
lla y paso inferior de Tortosa, de la línea Valen
cia-Tarrago.na. Fueron saneados numerosos tú
neles de la línea Zamora-La Coruña, Betanzos
El Ferrol y Palencia-La Coruña.
Se construyeron nuevos puentes entre Mont
melo y Breda para la instalación de doble vía.
Otras mejoras del pasado año son:
Extensión de la reserva electrónica de plazas
y venta de billetes a las capitales de Madrid,
Barcelona, Valencia y Zaragoza, e inclusión en
el sistema de 112 trenes.
La reestructuración del tráfico de detalle, con
cierre al mínimo de mil estaciones y modifica
ción de servicios de otras 200. Estudio y pro
gramación del tráfico de “containers” e inicia
ción de esta modalidad de transporte en la ex
portación de naranjas.
Para obras en las vías fueron adquiridas las
siguientes máquinas: siete tractores y 42 re
molques especiales para la formación de trenes
de trabajo; un grupo de desguarnecedora-criba
dora-machacadora de balasto; diez bateadoras
niveladoras-ripadoras de vía; siete perfiladoras
de balasto y siete compáctadoras de balasto.
En relación con el plan general de moderni
zación y mejora de estaciones, durante el año
1969 se mejoraron 97 edificios de estaciones y
se modernizaron treinta estaciones.
Respecto al material motor y remolcado, se
incorporaron al servicio nacional del ferrocarril:
tres locomotoras diesel para maniobras de 400
caballos, 16 locomotoras diesel de 850 caballos,
seis locomotoras diesel de línea de 1.970 caba
llos y otras 10 de 2.180 caballos, también die
sel; dos de Talgo de 3.000 caballos; dos de
línea de 4.000 caballos; 15 locomotoras bitensión de 3.000 kilovatios y siete coches motores
ferrobús s/400.
Respecto al material remolcado, fue incor
porado el siguiente:
Treinta y seis remolques unidades de tren,
36 remolques de Talgo, 44 de Tálgo de ancho
variable, 25 coches de viajeros de segunda cla
se, 500 cerrados de dos ejes, 295 plataformas de
bogies, 185 de cuatro ejes, 150 vagones tolva
bogies y 68 vagones tolva de cuatro ejes.
La seguridad del viajero es la mayor preocu
pación en el servicio ferroviario. Entre las ins
talaciones de seguridad consignemos los siguien
tes enclavamientos mecánicos con señalización
luminosa en:
Diez estaciones de la línea Palazuelo-As
torga, cinco estaciones de la línea Madrid-Va
lencia de Alcántara, dos de la de Venta de Ba
ños-Santander, cuatro de Bobadilla-Málaga, una
en la de Madrid-Irún, diez en la de MadridBarcelona y una en la de Barcelona-Port-Bou.
Respecto a enclavamientos eléctricos: siete
estaciones en la línea Madrid-Barcelona, una de
las de Córdoba-Málaga, cuatro de los enlaces
de Madrid, el triángulo de bifurcación de los
enlaces de Zaragoza, estación de Pueblo Nuevo
y enlace paseo de Gracia-Sagrera, de los enla
ces de Barcelona, cuatro estaciones de la línea
Tudela Veguín-Lugo de Llanera.
Consignemos finalmente el bloque manual en
los trayectos de Fuente Piedra-Málaga, AlarTorrelavega, Baídes-Arcos y la instalación de
C. T. C. en la de Tudela Vegufn-Lugo de Lla
nera.
Durante el año pasado quedaron electrifica
dos los 33,3 kilómetros de la segunda vía de
Miranda-Vitoria; y finalizaron las de las sub
estaciones de Cobetoría, Pajares, Plánolas y el
telemando de las subestaciones de Medina del
Campo, Venta de Baños, Avila y Segovia.
Anotaremos como otras realizaciones la de
16,4 kilómetros terminados de infraestructura y
superestructura y puestos en servicio. En enla
ces ferroviarios, 26,2 kilómetros de infraestruc
tura y superestructura y en servicio también;
12 kilómetros de vía con electrificación total
mente terminada; otros 12 con los enclavamien
tos terminados.
73
Información bibliográfica
cieron afectos a la sombra imaginaria de la
República.
La técnica de narrador de Carr es brillan
La misteriosa España de siempre se ha vuel te, atractiva y no cansa nunca, aun ante la
to enormemente atractiva a partir de 1936. exposición oscura o desordenada.
Historiadores, políticos y periodistas se acer
can a ella y tratan, en ocasiones, de compren
derla con rigor. Pero si para nosotros mis KENNETH MUNSON. Bombarderos 1939-45,
mos muchas cosas propias son casi un enig
y Cazas 1939-45.San Martín, 1969, 146 y
ma, no debe extrañarnos que a los extraños
149 páginas, numerosas láminas en color.
les resulte más difícil aún aquí el juicio exacto.
Meterse de lleno en la Historia de Espa
Hacia mitad de los años “treinta” de este siglo
ña, aun parcelada a su época contemporánea, comienza el ascenso vertiginoso de la curva
no es cosa sencilla. Tanto se ha escrito, ade aeronáutica en el mundo. La Luftwaffe ad
más, sobre nosotros que resulta enojosamen
quiere creciente potencia y los demás países
te laborioso hacer una buena selección de comprenden, con más o menos rapidez, que
fuentes. Ahora bien, uno de los problemas no pueden quedarse atrás. La Segunda Gue
más peliagudos para el extranjero que “hace” rra Mundial continuaría de modo frenético
historia española es saber separar el polvo de este proceso, que ya no se interrumpiría.
la paja bibliográfica, pues el término medio
El profesor Kenneth Munson ha cataloga
que se obtiene aceptando por igual a unos y do de modo perfecto los más característicos
otros rara vez garantiza el acierto.
Raymond Carr arranca de aquel año de aviones de bombardeo y caza de la gran con
Una serie admirable de láminas
1808, en el que indudablemente se dejó atrás flagración.
en color y una reseña muy apretada permi
un pasado, seguro si se quiere, pero inútil ya, ten al lector tener una visión panorámica de
para adentrarse en el futuro preñado de in lo que fueron los bombarderos y los cazas
terrogaciones, dado el contraste entre nuestro
viejo modo de ser y los aires nuevos que ba desde 1936 a 1945.
RAYMOND CARR. España 1808-1939.Ariel,
Barcelona 1969, 734 pág., fotografías.
tían el mundo.
Como preámbulo, Carr estudia la estructu
ra económica del “antiguo régimen”. Como
colofón, el autor nos presenta, acabada ya
nuestra guerra de 1936, cara a un futuro lleno
de peligros por dentro y por fuera.
Este rápido estudio de la Guerra de Libe
ración, condensado en un epílogo, pone a flor
de piel las virtudes y los defectos del libro.
Aciertos indudables__»el entusiasmo fue lo
más característico de la vida en los primeros
días de la guerra civil”—junto a claros erro
res, derivados casi siempre de la aceptación
como veraz de una fuente apasionada. Así,
al acatar las palabras del “internacionalista”
Gustav Regler, cuando afirma que la esencia
del Madrid de los días siguientes al Alzamien
to era, nada menos, que “una confianza fre
nética en la libertad”.
Los tópicos abundan, y al efecto señalare
mos el de llamar “revolución de los genera
les” a dicho Alzamiento, cuando ya se sabe
bien que fueron bastantes menos los genera
les que se sublevaron que los que permane
74
JOSE MANUEL MART1INEZ BANDE. La
invasión de Aragón y el desembarco en
Mallorca. Servicio Histórico Militar y Edi
torial San Martín, Madrid 1970, 320 pági
nas, gráficos y fotos.
Aquí está el escenario de Levante en nues
tra guerra. “Como en tiempos de la Recon
quista—dice el autor de ese libro—el pedazo
de territorio situado al este del meridiano que
pasa, aproximadamente, por Zaragoza repre
sentó un gigantesco campo de batalla, aisla
do en cierto modo del resto de España.”
En este escenario van a tener lugar dos
acontecimientos capitales: uno será breve, la
invasión de Mallorca; otro no se interrum
pirá desde el 19 de julio, la lucha en los cam
pos aragoneses. La fuerza expansiva de am
bos episodios radicará en Valencia, y más to
davía, en Cataluña. De allí saldrán las colum
nas innumerables que, animadas de una total
seguridad en la próxima victoria, tratarán de
ocupar fácilmente Mallorca, Zaragoza, Hues
ca, Teruel y hasta la Rioja y Navarra. Frente
a esa fuerza se alzarán la sobriedad de me
dios, la serenidad en resistir, el heroísmo:
Siétamo, Huesca, Belchite (que ya vislumbra
su futuro trágico destino), Porto Cristo...
Y detrás, la lucha en la retaguardia, entre
anarcosindicalistas y marxistas. Lucha enco
nada, igualmente trágica y que culminará en
los “sucesos de mayo” de Barcelona. Tanto
como el escenario del frente atrae de este li
bro la visión de la retaguardia roja, principal
mente la barcelonesa, lección eterna de po
lítica, e incluso de política revolucionaria.
INGRESO
ENACADEMIAS
MILITARES
Y ESCUELA
NAVAL
TEMU
DE
hEOMETIfl
llflfi[ITICU
YREPK[EIITIICIO
DE
EllffCIllE
Por el Teniente Coronel de Artillería, Antonio HERNÁNDEZ LOPEZ
que responde al Programa que sobre dichas materias está actualmente en
vigor para el ingreso en los citados Centros.
Este texto ha sido oficialmente incluido entre los recomendados para
contestar al referido Programa de Ingreso, según órdenes insertas en:
B.
D.
D.
B.
O. del E. núm. 13 de 16 de enero de 1967.
D. del M. del Ejército núm. 14 de 18 de enero de 1967.
O. del M. de Marina núm. 14 de 17 de enero de 1967.
O. del M. del Aire
núm. 7 de 17 de enero de 1967.
190 páginas
125 ptas.
Precio:
Pedidos a Ediciones EJERCITO. Alcalá, 18, 4.°. Madrid (14)
75
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