libro 2 - Valencia

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LIBRO 2
LA GLOBALIZACIÓN DE LA
ECONOMÍA
¿Una oportunidad o una nueva
frustración?
CONTENIDO DE LA OBRA COMPLETA
LIBRO 1
ÉTICA
La necesidad de una ética práctica para, llegar al
entendimiento de los seres humanos entre sí y de ellos con la
Naturaleza.
CAPÍTULO 1
PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA
1.1.0 El orden social del prehomínido. El orden social de la
manada
1.2.0 La “historia” de Adán y Eva es todavía una realidad vigente
1.1.1 La Razón, el nuevo ingrediente de la Creación
1,2.2 ¿Cuál es el papel de la razón en el ordenamiento de la Vida?
1.2.3 El dilema fundamental para el ser humano en relación con la
Naturaleza: ¿Relación d Poder o de liderazgo?
1.2 4 Síntoma de dominación del líder: El Carisma
1.2 5 Síntomas del efecto sinergético de la acción del líder: La fe
de sus seguidores
1.2 6 Consecuencias de la experiencia de la fe: La autoridad del
líder o, en caso contrario, su negación: El escepticismo
1.2.7 La autoridad del líder, consecuencia de la fe: Origen del
orden social eficaz, de la disciplina auténtica dentro del orden
establecido
1.2.8 ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos
órdenes, nueva cultura?
1.3.0 La Ética
1.3.1 El lenguaje, expresión del carácter, camino del
entendimiento
1.3.2 La solución verbal de los conflictos
2
1.3.3 La Cultura de la Vida: La liberación del espíritu humano de
las garras del primitivo animal prehomínido
1.3.4 La liberación del espíritu humano de la tiranía, de la
hegemonía, de la dependencia, del dominio indiscriminado de los
hombres poderosos.
1.3.5 La liberación del espíritu humano de los condicionamientos,
de los determinismos de la Cultura.
1.3.6 El pensamiento utópico, como herramienta para la
liberación del espíritu humano.
CAPÍTULO 2
DEL MITO A LA RAZON
2.1.0 El principio de la razón.
2.2.0 Respuesta humana a sus retos vitales.
2.3.0 La noción de deidad
2.3.1 la imagen de los dioses en la mente humana de la
modernidad.
2.3.2 La deificación de los fenómenos de la Naturaleza, y su
relación con la experiencia inmediata del hombre al entrar en
contacto con ellos
2.3.3 ¿Son razonables las luchas religiosas, desde el punto de
vista del presupuesto de la fe?
2.4.0 La sustitución en las sociedades secularizadas del
pensamiento religioso por el pensamiento ideológico.
2.5.0 ¿Es posible la construcción de una ética universal?
2.6.0 El trabajo de desarrollar las herramientas idóneas para la
interacción social justa.
2.7.0 El Estado moderno y sus compromisos humanos.
LIBRO 2
GLOBALIZACIÓN ECONOMICA
¿Oportunidad o frustración?
3
CAPÍTULO 3
TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA
CONTEMPORÁNEA
3.1.0 La política internacional.
3.2.0 El tema de la Globalización.
3.2.1 La globalización bipolar.
3.2.2 La globalización del Mundo en los tiempos finales del
Imperio Castellano.
3.2.3 La globalización anglosajona
3.2.4 La globalización mirada desde un ángulo moderno.
3.0.0 ¿Tiene o no tiene la Vida su propio sentido?
3.1.0 El eje de la respuesta: La propuesta del Amor
3.5.0 El proceso de la energía
3.6.0 La consciencia de la realidad actual
CAPÍTULO 4
LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO
4.1.0 Las preguntas fundamentales.
4.2.0 ¿Puede la Ciencia afrontar el reto de proponer las bases
físicas de una humanidad sostenible?
4.2.1. La navegación oceánica.
4.2.2 Otros horizontes de la Ciencia
4.2.3 La visión del conflicto.
4.3.0 ¿Podemos contar con el apoyo de la Ciencia en el esfuerzo
serio de prescindir de la Guerra?
4.3.1 Algunas consecuencias de los cambios en el
comportamiento de la Naturaleza Humana por acción del
Hombre.
4.3.2 La herencia de su vieja condición animal.
4.3.3 ¿Podría ser la globalización, como ha sido planteada, acaso
un enorme e impráctico absurdo?
4.3.4 El etiquetado de los hombres, ¿un sofisma de distracción?
4
4.3.5 La globalización al estilo propuesto por las grandes
potencias económicas del Planeta.
4.4.0 El inhóspito medio siberiano modela muchas de nuestras
viejas costumbres y tradiciones políticas.
4.4.1 Los tonguses
4.4.2 Los vogules, los ostiakos y los samoyedos, los mongoles,
los tchouktche, los koriakos. Los kamtchadalos.
4.4.3 Los turcómanos.
4.4.4 Los kirguishes.
CAPÍTULO 5
LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA
5.1.0 La Realidad
5.2.0 El conocimiento de la Realidad
5.3.0 El pensamiento científico
5.4.0 Derribando paradigmas científicos
5.5.0 El legado imperecedero de la cultura cristiana occidental a
los pueblos americanos.
5.6.0 De cara a un cambio de actitud frente a las propuestas éticas
de la civilización moderna occidental
5.7.0 Influencia del conflicto generado entre el mundo moderno y
la ciencia contemporánea en el desempeño del técnico y del
ingeniero
5.8.0 La crisis del ingeniero en Colombia
5.9.0 Consecuencias del rompimiento del eje cultural de
Occidente en la cultura contemporánea
5.10.0 Una consecuencia de los descubrimientos científicos de la
actualidad: La necesidad de un nuevo encuentro del Hombre con
la Naturaleza
5.11.0 El origen del comportamiento de los occidentales y su
forma de hacer cultura.
5.12.0 ¿Son o no una realidad, la madurez mental de la Ciencia,
de la Cultura Occidental?
5.13.0 ¿Qué podría significar todo aquello para el científico, el
técnico, el ingeniero actuales?
5
5.14.0 Cambios importantes en la mentalidad de Occidente
generados por la experiencia científica
5.15.0 Una mirada retrospectiva. Una mirada dentro de nosotros
mismos
5.16.0 Una utopía digna de realización
5.17.0 Una noción de ecología humana, consecuencias de su
aplicación a la vida humana
5.18.0 Avances científicos que abren nuevos horizontes en el
conocimiento de la Realidad.
LIBRO 3
EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO
OCCIDENTAL
CAPÍTULO 6
ORIGEN, APLICACIONES
6.1.0 Introducción al pensamiento científico
6.1.1 Qué es el pensamiento científico
6.1.2 La lógica científica
6.1.3 El lenguaje científico
6.1.4 La experimentación. Los modelos experimentales
6.1.5 El desarrollo y significación de los instrumentos de
observación
6.2.0 La dinámica del pensamiento científico. El rompimiento de
paradigmas del pensamiento científico.
6.2.1 El origen humilde de la Ciencia
6.2.2 El mundo que supera la Ciencia como disciplina reconocida
6.3.0 Empieza a romperse el eje de la Cultura
6.4.0 La Gran Controversia
6.5.0 El gran conflicto ético entre la Reforma y la Contrarreforma
6.6.0 La extraordinaria obra misional de los jesuitas en América y
Asia
6.7.0 Influencia del pensamiento científico en la vida cotidiana
6
CAPITULO 7
LA TECNOLOGÍA
7.1.0 La Técnica
7.2.0 La dinámica de la tecnología
7.3.0 El valor de la tecnología Obsolescencia de los modelos
científicos y tecnológicos. El rompimiento de paradigmas
7.4.0 El aporte de la técnica a la vida cotidiana
7.4.1 La Revolución Industrial
7.4.2 El espíritu de los hombres que lograron la Revolución
Industrial
7.4 3 El movimiento obrero. Antecedentes de la Revolución Rusa
de Octubre de 1917
7.4.4 La transformación de las sociedades tradicionales en
sociedades urbanas
CAPITULO 8
LA INGENIERIA
8.1.0 La solución práctica de los problemas humanos. Uso
racional de los recursos naturales.
8.2.0 Uso de los recursos naturales en la industria humana.
Instrumentación de la Industria. La reutilización y reciclaje de los
deshechos. El equilibrio Ecológico
8.3.0 El manejo de la Crisis por los Ingenieros. La crisis de la
Ingeniería
8.4.0 La influencia de la Ingeniería en la vida cotidiana
8.4.1 El proyecto de ingeniería más grande en 4.000 años desde
Keops, cambia la suerte de una nación
LIBRO 4
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
CAPÍTULO 9
7
DEL GENIO HUMANO
9.1.0 Las raíces del europeo que partió la Historia Universal en
dos con el descubrimiento de América.
9.2.00 De la economía primitiva a la economía conemporánea.
9.2.1 De la caza y la pesca.
9.2.2 La Rueda
9.2.3 El manejo de los metales
9.2.4 La Guerra
9.2.5 La Navegación
9.3.0 De Stonehengue al urbanismo actual. El desarrollo
industrial
9.3.1 En la Europa antigua
9.3.2 En la América primitiva
9.3.3 La evolución de las culturas americanas hasta su
reencuentro con el Viejo Mundo
9.4.0 El desafío que representa para el científico el medio social
actual
9.5.0 El establecimiento de estructuras sociales humanas para el
desarrollo de empresas colectivas
9.6.0 Reparos a la “ciencia ficción” como medio eficaz para la
ambientación de las mentes jóvenes al mundo moderno
9.7.0 El nuevo reto de las Ciencias: Darle las oportunidades al
Hombre, no quitárselas
9.8.0 El Hombre tiene habilidades para moverse en los espacios
del espíritu. Es esencialmente espiritual
LIBRO 5
EL HOMBRE EN AMERICA
CAPITULO 10
LAS CULTURAS DE MESOAMÉRICA
10.1.0 Los pueblos originarios
8
10.2.0
10.3.0
10.4.0
10.5.0
10.6.0
10.7.0
10.7.1
10.7.2
10.6.0
10.6.1
10.8.2
10.8.3
10.8.4
10.8.5
10.9.0
Los huastecos y otros pueblos inmigrantes
Las culturas superiores de Mesoamérica
Los Aztecas
Las culturas de Zacatenco y Ticomán
Las culturas de Coloma y Nayarit
El pueblo tarasco
El pueblo tarasco
La cerámica tarasca
La cultura olmeca
La cerámica olmeca
La escultura olmeca
El país olmeca
La arquitectura y el urbanismo
Los tesoros artísticos
La cultura teotihuacana
CAPÍTULO 11
EL IMPERIO AZTECA
11.1.0 El significado de la religión
11.2.0 Algunos aspectos de la vida material
11.3.0 Algunos aspectos de la vivienda y el urbanismo
11.4.0 La escultura azteca.
11.5.0 La pintura19.6.0 Aspectos de su estructura política
11.7.0 Aspectos de la industria artesanal
11.8.0 La metalurgia y los trabajos en plumas, piedra y otros
CAPITULO 12
LA CULTURA MAYA
12.1.0 El Medio Natural. La Economía. Su área de dispersión
12.2.0 La historia maya
12.2.1 El Viejo Imperio y su cultura
12.2.2 El urbanismo
12.2.3 La población y su legado cultural
12.2.4 El Clan, base de la organización social
9
12.2.5 Las demandas de su vida cotidiana tipifican su industria
12,2.6 La agricultura y el espacio para la civilización
12.2.7 Copán: El centro científico. La Meca del arte y la
civilización maya
12.8.0 La lectura de los jeroglíficos mayas
12.2.9 La decadencia del Viejo Imperio
12.2 10 El testimonio arqueológico
12.2.11 El testimonio documental
12.2.12 El Nuevo Imperio maya
12.2.13 Significado universal de la cultura maya
12.2.14 La religión de los mayas
CAPÍTULO 13
LAS ANTIGUAS CULTURAS DEL PERÚ
13.1.0 La era incipiente
13.1.1 El período pre – agrícola
13.1.2 El período agrícola antiguo
13.2.0 La era del desarrollo
13.2.1 El período formativo
13.2.2 El período cultista
13.2.3 El período experimental
13.3.0 La era floreciente
13.4.0 La era climática
13.4.1 El período expansionista
CAPÍTULO 14
EL IMPERIO INCA
14.1.0 La historia
14.2.0 La vida económica
14.2.1 La caza y la pesca
14.2.2 La cría de animales domésticos
14.2.3 La agricultura
14.2.4 La preparación de los alimentos
14.2 5 El vestido
10
14.2.6 El ciclo de la vida de las personas
14.2.7 La arquitectura y el urbanismo
14.2.8 Otras obras de ingeniería: Caminos, puentes y obras de
riego
14.2.9 El uso de los caminos. El transporte. Las comunicaciones.
14.2 10 La mayor expresión de plenitud artística peruana: Los
textiles
14.2.11 La cerámica. La metalurgia. Otras artes menores
14.3.0 La organización social
14.4.0 La organización política
14.5.0 La Religión
14.5.0 Algunos aspectos de la vida intelectual
CAPITULO 15
LOS PUEBLOS DE LA REGIÓN SEPTENTRIONAL
OCCIDENTAL DE SUR AMÉRICA
15.1.0 Panorama humano general
15.2.0 Las migraciones y las interacciones entre las poblaciones
aborígenes en Sur América septentrional
15.3.0 La arquitectura, La vivienda La agricultura
15.4.0 La Agricultura El transporte. Las vías. Las comunicaciones
15.5.0 El transporte, las vías, las comunicaciones La metalurgia
15.6.0 La Metalurgia.
15.7.0 Los hilados y tejidos. El Arte rupestre. La cerámica. La
Escultura. Otras artes
15.7.1 El arte rupestre
15.7.2 La cerámica.
15.6.3 La escultura.
15.8.0 La organización social. La familia. El parentesco
15.9.0 Algunos aspectos de la organización política
15.10.0 La visión religiosa y el culto
15.11.0 Similitudes con las culturas peruanas
15.12.0 Extensión de la memoria americana sobre su tradición.
Testimonios Sobre su vida cotidiana y acerca de su proyección
espiritual.
11
CAPÍTULO 16
EL CHOQUE DE DOS MUNDOS
16.1.0 ¿Acaso tienen alma los indios americanos?
16.2.0 A pesar de la oposición de los intereses creados las
misiones jesuitas demostraron que es posible el rescate del
Hombre; Todavía más, que debería ser considerado un proyecto
político inaplazable
16.3.0 El mundo feliz posible
16.4.0 Hacia la búsqueda de un sincretismo cultural
LIBRO 6
LA ENERGÍA; COMBUSTIBLE DE LA VIDA
CAPÍTULO 17
NUESTRO HOGAR UNIVERSAL
17.1 0 El impulso primigenio y la evolución del Universo.
17.1.1 El Big Bang
17.1.2. La formación del primer elemento de la Tabla Periódica:
El Hidrógeno
17.1 3 Las primeras generaciones de estrellas
17.1.4 La formación de los elementos más pesados. La formación
de los sistemas estelares de segunda generación
17.1.5 La Materia: ¿Una forma de “condensación” de la Energía?
El proceso de la Evolución.
17.1.6 El Universo: Colosal escenario de la Vida
17.1.7 La Vía Láctea: Nuestra galaxia
17.1.8 Nuestro sistema solar. Desarrollo local del proceso de la
Energía
17.2.0 El Ciclo del Carbón: El sistema fundamental de la
economía de la Vida.
17.2.1 El “Árbol” de la Vida, y la interacción de sus “ramas” en
cada hábitat. La ecología natural. Mantenimiento y regeneración
12
del Medio Ambiente. La Ecología Natural. Simbiosis con la
especie humana. Relaciones con su “liderazgo” interespecífico.
17.2.2 La Economía Humana vista como un capítulo de la
Economía Natural
17.2.3 El proceso de la evolución con rostro humano
17.3.0 Las Leyes de la Termodinámica. El concepto de Entropía.
17.3.1 Aplicaciones generales de las leyes de la Termodinámica
17.3.2 Aplicaciones de las leyes de la termodinámica a la
economía de la Vida y a la economía humana
CAPÍTULO 18
EL SIGNIFICADO CÓSMICO DEL TRABAJO HUMANO
18.1.0 La visión del Trabajo desde el punto de vista de la
Ergonomía
18.1.1 El funcionamiento del cuerpo como “instrumento” de
trabajo del sujeto humano.
18.1.2 El rendimiento en el trabajo y en el deporte. Los deportes
de alto rendimiento
18.1.3 La Ergonomía como materia interdisciplinaria de la
Ingeniería y la Medicina
18.1.4 La Energía, su obtención y disposición: Propósitos básicos
del Trabajo
18.1.5 La movilización y transformación de los recursos naturales
18.1.6 El Trabajo visto como una opción de “encuentros” <<no
fortuitos>> del Hombre con los demás seres de la Naturaleza.
18.2.0 Algunas categorías económicas expresadas en términos
ergonómicos. Aplicación del cálculo vectorial al estudio del
balance económico. Efectos a corregir, en las aplicaciones
perversas de la tecnología electrónica a los conceptos
desactualizados de la Economía Clásica: La deformación y el
empobrecimiento de la visión de la persona humana.
18.2.1 La unidad de medida del valor económico del Trabajo: El
Ergio.
18.2.2 Valor económico – social de la salud física y mental.
18.2 3 Especificaciones de las cargas de trabajo.
13
18.2.4 Los requerimientos nutricionales. Las condiciones
ambientales para los altos rendimientos
18.2.5 El cuerpo humano como “activo” básico para aprovechar
en el Trabajo.
18.3.0 La estructura social vista como un “supracuerpo”.l
18.3.1 El cálculo económico del valor de los riesgos.
18.4 0 La noción de Industria
18.4.1 Cálculo del costo.
18.4.2 Las líneas de abastecimiento
18.4.3 El “Mercado”. Estructura, dinámica, personalidad.
Tendencias, modas, relaciones con la Cultura
18.4.4 Los problemas que soluciona la Industria
18.4.5 El control ciudadano de la actividad pública, Una
“auditoría” muy singular.
18.4.6 Infraestructura Industrial, infraestructura de poblamiento.
Desarrollo urbanístico y de infraestructura
18.4 7 El manejo económico y el liderazgo de la gestión industrial
18.4 8 El apoyo estratégico del Trabajo y el desarrollo de la
consciencia del consumidor
CAPÍTULO 19
LA INDUSTRIA ALIMENTARIA: UN ENFOQUE
NOVEDOSO DEL TEMA
19.1.0 No hay una identidad clara ni una visión integral de la
Industria de Alimentos
19.1.1 Hay millones de empresas que ofrecen “comida” para
cubrir la “demanda” de alimentos
19.1.2 La noción del consumidor acerca de sus necesidades
nutricionales. Racionalización de la educación, desde el punto de
vista de la nutrición optima.
19.1.3 Las tendencias económicas en la evolución de la demanda.
La nueva consciencia del bienestar.
19.1.4 Necesidad para el empresario de conocer acerca de los
requerimientos nutricionales de su cliente
19.1.5 El ajuste de la oferta industrial de alimentos con los
requerimientos nutricionales del consumidor
14
19.2.0 La salud a partir de la buena nutrición
19.2.1 Presupuesto de vida, de rendimiento ocupacional,
requerimientos de servicios de salud y seguridad social
19.2.2 Optimización de la inversión en los recursos humanos, en
el aparato productivo y en la seguridad social
19.3.0 El desarrollo de un plan coherente de ofertas para una
industria de alimentos con visión global
19.3.1 Desarrollo de fuentes de abastecimiento primarias
confiables en la tierra y en el mar
19.3.2 Influencia de las formas de tenencia de la tierra en la
eficiencia de su uso como fuentes de recursos primarios para la
alimentación.
19.3.3 Requerimiento de la planificación integral vertical de los
empresarios a lo largo de toda la cadena de abastecimiento.
LIBRO 7
CAPÍTULO 20
DEL CAOS, DE LA ANARQUÍA AL ORDEN
20.1.0 El lenguaje que uso, por naturaleza, el que usa todo ser
humano, es un lenguaje simbólico
20.2.0 La implementación de una ética práctica
20.3.0 La “Psicología de la Forma” y la visión en profundidad de
la Realidad
20.4.0 El Enfoque técnico fundamental: El aprovechamiento de
las fuentes energéticas del Sistema Solar
APÉNDICE:
Encíclica “Caritas in Veritate” de Benedicto XVI. Ver:
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/do
cuments/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-inveritate_sp.html
15
CONTENIDO DE ESTE LIBRO
LIBRO 2
GLOBALIZACIÓN ECONOMICA
¿Oportunidad o frustración?
CAPÍTULO 3
TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA
CONTEMPORÁNEA
3.1.0 La política internacional.
3.2.0 El tema de la Globalización.
3.2.1 La globalización bipolar.
3.2.2 La globalización del Mundo en los tiempos finales del
Imperio Castellano.
3.2.5 La globalización anglosajona
3.2.6 La globalización mirada desde un ángulo moderno.
3.2.0 ¿Tiene o no tiene la Vida su propio sentido?
3.3.0 El eje de la respuesta: La propuesta del Amor
3.7.0 El proceso de la energía
3.8.0 La consciencia de la realidad actual
CAPÍTULO 4
LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO
4.1.0 Las preguntas fundamentales.
4.2.0 ¿Puede la Ciencia afrontar el reto de proponer las bases
físicas de una humanidad sostenible?
4.2.1. La navegación oceánica.
4.2.2 Otros horizontes de la Ciencia
4.2.3 La visión del conflicto.
16
4.3.0 ¿Podemos contar con el apoyo de la Ciencia en el esfuerzo
serio de prescindir de la Guerra?
4.3.1 Algunas consecuencias de los cambios en el
comportamiento de la Naturaleza Humana por acción del
Hombre.
4.3.2 La herencia de su vieja condición animal.
4.3.3 ¿Podría ser la globalización, como ha sido planteada, acaso
un enorme e imprático absurdo?
4.3.4 El etiquetado de los hombres, ¿un sofisma de distracción?
4.3.5 La globalización al estilo propuesto por las grandes
potencias económicas del Planeta.
4.4.0 El inhóspito medio siberiano modela muchas de nuestras
viejas costumbres y tradiciones políticas.
4.4.1 Los tonguses
4.4.2 Los vogules, los ostiakos y los samoyedos, los mongoles,
los tchouktche, los koriakos. Los kamtchadalos.
4.4.3 Los turcómanos.
4.4.4 Los kirguishes.
CAPÍTULO 5
LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA
5.1.0 La Realidad
5.2.0 El conocimiento de la Realidad
5.3.0 El pensamiento científico
5.4.0 Derribando paradigmas científicos
5.5.0 El legado imperecedero de la cultura cristiana occidental a
los pueblos americanos.
5.6.0 De cara a un cambio de actitud frente a las propuestas éticas
de la civilización moderna occidental
5.7.0 Influencia del conflicto generado entre el mundo moderno y
la ciencia contemporánea en el desempeño del técnico y del
ingeniero
5.8.0 La crisis del ingeniero en Colombia
5.9.0 Consecuencias del rompimiento del eje cultural de
Occidente en la cultura contemporánea
17
5.10.0 Una consecuencia de los descubrimientos científicos de la
actualidad: La necesidad de un nuevo encuentro del Hombre con
la Naturaleza
5.11.0 El origen del comportamiento de los occidentales y su
forma de hacer cultura.
5.12.0 ¿Son o no una realidad, la madurez mental de la Ciencia,
de la Cultura Occidental?
5.13.0 ¿Qué podría significar todo aquello para el científico, el
técnico, el ingeniero actuales?
5.14.0 Cambios importantes en la mentalidad de Occidente
generados por la experiencia científica
5.15.0 Una mirada retrospectiva. Una mirada dentro de nosotros
mismos
5.16.0 Una utopía digna de realización
5.17.0 Una noción de ecología humana, consecuencias de su
aplicación a la vida humana
5.18.0 Avances científicos que abren nuevos horizontes en el
conocimiento de la Realidad.
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CAPÍTULO 3
EL TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO
EN LA POLITICA CONTEMPORÁNEA
El proceso de “Globalización Económica”, se convirtió en el tema
de fondo de la política contemporánea. A la hora de la verdad,
podríamos pensar en muchas maneras diferentes de articular las
economías del Mundo, muchos ejes diferentes podrían ser las
referencias para avanzar hacia ese objetivo. Por eso, tenemos qué
aclarar, que, cuando nos estamos refiriendo al tema, en
mayúscula, lo estamos haciendo en relación a la reestructuración
de la economía mundial alrededor de los conglomerados
económicos más fuertes, en forma jerárquica, lo que se viene
dando, de manera particularmente dinámica desde cuando cayó el
Muro de Berlín.
¿En qué consiste esa globalización? Básicamente consiste, como
decíamos, en una <<reestructuración>> económica, no en una
articulación económica. Se trata, para aquellos que controlan el
poder económico mundial, desde su lugar, tras la fachada de las
grandes potencias industriales occidentales, básicamente, de
explotar la victoria virtual obtenida sobre la potencia soviética en
la Guerra Fría, último gran escollo para este proyecto estratégico.
Así se viene concretando el dominio de las diferentes economías
del Mundo, a través del control financiero y de la dependencia
jerárquico- administrativa de los grandes estructuras económicas
y financieras existentes en el Planeta, que debería ocurrir luego de
una ofensiva financiera y comercial, que en nuestro país duró
unos veinte años, y que penetró por doquier nuestras fronteras
territoriales con un fuerte apoyo del “lavado de activos” del
narcotráfico a través del contrabando de toda clase de mercancías,
con el objetivo, en esta etapa del Industrialismo, -el segundo y
quizás último capítulo de la Revolución Industrial-, de llevarlo a
la totalidad del Globo. Ello debía ocurrir, como realmente viene
ocurriendo, con un incentivo todopoderoso: obligar a ceder la
19
“plusvalía de la gran mayoría de sus ejercicios económicos”
globales, -la renta operativa de la Gran Industria del Planeta-, a
sus arcas económicas. La impresionante imagen del prestigio
ganado en más de cien años de despliegues militares, de victorias,
de “milagros” económicos, del poderío demostrado no sólo en el
campo militar, económico y técnico, sino en una bien
documentada campaña publicitaria de sus resultados, han
intimidado y paralizado toda resistencia en las naciones de
economía vacilante. Particularmente, cuando su economía había
sido hipotecada por generaciones, con motivo de los malos
manejos de autoridades indecisas o corruptas, y la falta de una
definición en las situaciones políticas internas, ello hacía
imposible, para las autoridades competentes una toma de control
suficientemente contundente de sus economías.
En Colombia, después de la famosa apertura económica del año
1994, y de los efectos de la ofensiva económica y comercial
iniciales, y del proceso de globalización emprendido, hasta el año
2005, las estadísticas no pueden ser más sombrías: El soporte
industrial de la economía colombiana, el PIB de Colombia, estaba
representado en un 95% en industrias medianas y pequeñas. De
ellas, solamente 25% estaban en capacidad de tributar al Estado.
Y desde entonces, parte sustancial de los ahorros de los
colombianos han sido captados por bancos extranjeros e
invertidos en reforzar la economía de sus regiones, a expensas del
desarrollo de la nuestra. En un artículo publicado en el
Colombiano de Medellín, este año de 2008, El Dr. Gabriel
Poveda Ramos, ingeniero muy destacado y uno de los últimos
promotores de empresa que quedan en Antioquia (Departamento
colombiano),
decía en su artículo “Reindustrialización y
estrategia”:
“La industria fabril y manufacturera llegó a ser un componente
muy importante de la economía colombiana y, en especial, de la
economía antioqueña. Al nivel del país, su aporte llegó a
representar, antes de 1990, hasta el 24% del PIB del país, y al
nivel del departamento llegó a generar más del 35% del PIB de
20
Antioquia. Pero las políticas aplicadas desde 1990 golpearon
duramente a este sector tan importante”….
“…A finales del año pasado apareció el que parece ser el informe
final del Plan Estratégico de Antioquia Planea… En él no se
menciona, para nada, que tenemos necesidad vital de seguir
construyendo un sector industrial vigoroso porque sin él no
tendremos empleo, ni ingreso, ni menos pobreza, ni adelanto
económico, ni mejoramiento social. Ni se alude para nada a los
fuertes y valiosos factores que tenemos para hacerlo: fuerza
laboral, “brain power”, energía eléctrica económica, tierra para
agroindustrias, recursos minerales metálicos y no-metálicos,
inventiva, ingenieros excelentes, materias primas etc.”…..
¡Menudo botín de Guerra aquel, dirían unos! ¿Quién nos ha
tapado los ojos de esa manera? ¿Hasta dónde ha caído nuestra
autoestima, Dios mío? Dirían otros. Pero ese no es el único
precio que han tenido que pagar Colombia y el Mundo y que
tendrán qué seguir pagando en el futuro, si no consiguen salir de
esa situación: La estructura empresarial de las naciones en
desarrollo está desarticulada, rota, por no decir que mucha parte
de su misma estructura social, y es rearmada alrededor del eje
financiero, que según ellos, prima sobre los demás aspectos
relacionados con sus actividades productivas y condiciona su
valor económico, el único a tener en cuenta; el haz de todos esos
ejes pasa por las instituciones centrales que ejercen su férreo
control.
Así, los saberes productivos, base de la producción artesanal y de
productos especiales de alta calidad, provenientes de tradiciones,
a menudo muy antiguas, en las diferentes naciones del Mundo
están perdiendo su “valor comercial”, se han vuelto obsoletos.
Los empresarios venden a precio de remate sus negocios, se
fusionan, a la fuerza, se liquidan o se quiebran, sin otra
oportunidad para sobrevivir. Ello está poniendo a la disposición
de la oferta productiva, sin competidores, dominada por la
industria, en gran escala, de las Grandes Potencias, los mercados
masificados del planeta, con el apoyo de un sistema de
21
propaganda e implementación de tecnología de punta, basada en
el control mayoritario de los medios publicitarios, en el “filtrado”
y manipulación de la información, encargados de transformar al
“Mercado” en un verdadero, crédulo, dócil y cautivo rebaño
humano de consumidores exclusivos de sus productos.
Si se considera que la Economía Globalizada se ha construido
sobre el fundamento de una actitud arrogante y autosuficiente del
hombre occidental frente a la realidad de su forzosa dependencia
de la Naturaleza, más que un bien, podemos estar en presencia de
uno de los mayores desatinos estratégicos de la Política en todos
los tiempos, si no, en presencia de uno de los proyectos
fraudulentos más ambiciosos y abusivos que conozca la Historia.
Instituciones valiosísimas como el Derecho de Propiedad y el
derecho reconocido a la Libre Empresa, concebidos en el contexto
ético calvinista del lucro han sido usados como <<bastiones
legales>>, donde se salva el producto de la usura, del
enriquecimiento ilícito, o de la riqueza mal habida. En las
posturas extremas ideológicas, que imperaban en la economía
globalizada, hasta hoy, en que se hizo evidente el desenlace de la
actual crisis económica (en el año 2008), y la responsabilidad de
algunos gerentes de instituciones financieras, que venían
especulado con títulos de propiedad raíz sin la solidez necesaria,
tras una jugosa ganancia personal, se rechazaba en todos los
medios económicos la intervención de las autoridades estatales,
representantes de los ordenes éticos de la Sociedad.
Esa coyuntura ha sido interpretada, por muchos, como la
causante del fin de la sociedad neoliberal, del Capitalismo. La
experiencia, ahora que las Grandes Potencias casi han cumplido
su cometido globalizador, es que los menores intentos de
desestabilización económica del Sistema y en lugares casi
inadvertidos, sensibilizan a toda la economía global, con la
consabida caída de la confianza pública, y las crisis se transmiten
como un “tsunami” por toda la red, generando daños antes
inconcebibles. Los constructores navales saben que los grandes
buques tanques petroleros, y otros líquidos, no se pueden
22
construir sin tabiques interiores, y dejar que las grandes masas del
material transportado estén juntas, y sean empujadas por las olas,
hacia delante, hacia atrás, hacia los costados, porque su impacto
puede desbaratar la estructura del barco y hundirlo. Así ocurre
con la Economía.
“Lo que más tristeza me da es que la Naturaleza nos habla, pero
el ser humano no quiere escucharla”: Víctor Hugo (cita expuesta
en un pasacalles en el Colegio de San Ignacio de Medellín, 20 de
noviembre del 2008).
Pero lamentablemente, el Hombre no sólo no ha sido amigable
con la Naturaleza; según lo ha demostrado, tampoco lo ha sido
consigo mismo. No hay qué dudar, que la forma de vida
económica que surge de las revoluciones burguesas representa un
avance real sobre las formas de vida económica anteriores. Este
avance, no hay qué dudarlo, al lado de los extraordinarios logros
de la Ciencia y los desarrollos tecnológicos que han permitido
llevar a las comunicaciones a ser líderes en las aplicaciones de la
tecnología en este principio del este siglo XXI, representan un
potencial de valor incalculable como herramientas para
implementar el auténtico progreso de la Humanidad.
A pesar de esa promesa, la experiencia muestra cómo un espíritu
primitivo, curtido en la guerra, modelado por ésta, incapaz de
visualizar el mundo de una manera diferente, que subyace bajo
nuestro consciente, sin valorarlas, en su real medida, aprovecha
aquellas magníficas herramientas con la totalidad del poder que le
otorgan, no en la exaltación de la Vida, como un todo, ignorante
de su significado, sino en tocar todo lo que con ellas pueda ser
tocado con el fin de postrarlo a sus pies, para su exclusivo y
arcaico goce. En la prensa se aprecia la excitación general, de
pobres y ricos, de todas las capas de la sociedad, frente a
fenómenos especulativos que ponen en ascuas al ser humano, ante
la ruina en un día, ante el asalto desmañado y ambicioso de
“caballeros” de todas las presentaciones, capaces de amenazar con
el derrumbe del Mundo entero por mejorar de manera fácil una
gabela no necesariamente flaca de que ya disponían, por poder
23
amasar una fortuna en pocos años y figurar en la lista pública de
los hombres más ricos del Planeta.
No es otro el motivo por el cual suceden muchas crisis
económicas planetarias como la que se está presentando ahora, en
la que la especulación con las inversiones en propiedad raíz, como
ocurrió en EE. UU., despierta la ambición de los inversionistas en
“papeles” que nadie sabe ciertamente cuanto valen, pero que se
acreditan con mentiras; o fenómenos como las “pirámides” que
captan el dinero ahorrado del público más indefenso con
promesas de beneficios fantásticos. Hoy es evidente, que aquella
herramienta avanzada, en manos de la sociedad burguesa, que
bien usada puede aplicarse en hacer un bien inmenso, mal usada
puede ser usada para hacer mucho mal, para empoderarse a sí
mismo y desempoderar a los demás, para generar inmensas
acumulaciones de fortuna sobre la base del fraude, de la estafa de
mucha gente, del fraude, de la estafa en contra de partes
sustanciales de las sociedades, generando la ruina por doquier, el
hambre, comiéndose en instantes el ahorro de muchos por mucho
tiempo, envileciendo la confianza pública, cerrando muchas
opciones de desarrollo y crecimiento justos y necesarios.
Ello denota, en el mundo superpoblado y secularizado de hoy, la
urgencia de que llegue a practicarse un orden ético, cuya
normatividad, con sus pautas, a la adaptación de la vida humana,
de su mentalidad, de su espíritu, a las condiciones de la Vida, tal
como el Medio Natural puede proporcionárnosla, tal como nuestra
inventiva puede ayudarnos. Ello denota la urgencia que tenemos
de cambiar nosotros mismos, de ganar en destreza para el manejo
de las herramientas que la tecnología nos proporciona cada día, de
cambiar unas herramientas obsoletas por otras más ventajosas,
con miras a la mejora en nuestra implementación para bien
general. Pero, además, denota la urgencia que tenemos de
entender cómo ellas influyen en la formación de nuestro carácter,
la urgencia que tenemos de <<actualizarnos nosotros>> conforme
avanza nuestra comprensión del Cosmos, de lo que somos
nosotros mismos, de cambiar nuestra manera de ser.
24
Este parece ser un nuevo horizonte de la Ciencia, que
compromete fundamentalmente a todas las actividades humanas,
a todas las disciplinas liberales y humanas pensables, entre ellas,
la disciplina que yo mismo practico: Ese compromiso nos exige,
con claridad, que le planteemos a la Humanidad una nueva
manera de contemplarse, de entenderse, de valorarse, de
proyectarse a sí misma, para que el producto de nuestro trabajo,
deje de tener el resultado oprobioso que hasta hoy ha tenido: que
los frutos del trabajo personal sean disfrutados por otros, que los
frutos del trabajo colectivo o compartido sean injustamente
repartidos, que el Trabajo justamente valorado, equitativamente
compensado en la interacción social no se desperdicie en
futilidades, que las energías cosechadas nos aseguren un futuro
cierto y más seguro, no sólo a nosotros sino a las futuras
generaciones que nos sucederán.
En el sentido religioso de las culturas orientales, entre ellas la
judeocristiana y la islámica, podemos encontrar la valiosa
herencia de un orden ético sembrado y establecido por sus
profetas y legisladores, antecesores nuestros, tales como
Zoroastro, Abraham, Moisés, Jesucristo, Mahoma, muchos de
ellos obrando conscientemente en nombre y por inspiración de
Dios y en comunión con El, han buscado la conversión de los
hombres, liberándonos de condicionamientos prejuicios y
paradigmas, que nos atan a viejas maneras de vivir, con el
propósito de alcanzar un nivel de vida superior. El que hayamos
dejado de lado la cara religiosa de nuestra cultura y nuestra
sociedad tienda actualmente al laicismo, no nos exime de pensar
seriamente en la necesidad de un orden ético que sirva de eje en la
consideración y valoración de los actos humanos en términos de
la consecución de un mundo mejor para todos, que inspire
eficazmente en la fe a los más escépticos, para que se
comprometan con la empresa de construir, en común, un mundo
mejor.
Este es el <<camino>> para salir del Caos, para que la sociedad
entera pueda entrar en la senda de las culturas superiores para
bien general, cuyo fundamento estructural es el Orden, en
25
oposición al Caos. Pero no un orden impuesto, sino un orden
comunitariamente reconocido. Ello le plantea a los educadores
modernos y a las instituciones formativas del ciudadano, muchos
de ellos ocupados hoy en gestiones educativas de manera
acartonada, producto convencional de
viejos objetivos y
propósitos, un singular e inédito reto: Generar la dinámica y la
sinergia necesarias para mover a la sociedad, como un todo, a ese
futuro propuesto, diferente y mejor, y evitar que el patrimonio
humano acumulado en miles de años de evolución económica y
cultural sea consumido en su totalidad, en unas cuantas
generaciones irresponsables, por un ser humano, por una sociedad
moderna absolutamente cerrados a la idea de tener en cuenta el
riesgo que aquella conducta les acarrea.
Ello exigirá que canalicemos gran parte de nuestras energías hacia
un desarrollo científico y técnico aplicables a la transformación
del hombre mismo en el sentido correcto, de acuerdo con lo que
vaya descubriendo, es su esencia, y cuál es su lugar en la
Naturaleza, en el Cosmos. Solamente así podrá cambiar la <<faz
de la Tierra>>, liberarla de los efectos aberrantes de la Guerra y la
violencia ancestrales, conductas típicas de su antigua condición de
animal de presa, las cuales han logrado mantenerse hasta hoy,
como herramientas de primer orden de la política y la diplomacia,
marcando y determinando contundentemente el carácter de la
humanidad de hoy y de sus instituciones. Si el disfrute del don
preciado de la Libertad, movió antaño, hace doscientos años, a los
hombres que alcanzaron nuestra emancipación de los regímenes
absolutistas de las viejas monarquías europeas y de sus
dogmatismos doctrinarios en un movimiento utópico destinado,
por la fe de sus gestores, a dar un paso definitivo en el desarrollo
de la cultura humana, el reto de hoy es consolidar esa conquista
para todos los hombres, preparándolos para que puedan
conscientemente defenderse a sí mismos, y evitar que se vuelvan
nuevamente en seres dependientes, dispuestos a dejarse explotar
inicuamente por las nuevas especies de tiranía que surgen en el
Mundo cada día.
26
Nos mueve en este trabajo un interés crítico. No nos anima, sin
embargo, una crítica a la visión estructural del capitalismo. En un
trabajo muy reconocido, y tergiversado, además, por los
empresarios de un proyecto político de violencia sin precedentes,
que asoló al Mundo durante el siglo XX, por fortuna hoy
transformado prácticamente en asunto histórico, Carlos Marx ya
lo ha hecho con derroche de lujo. Nos anima la crítica a la actitud
típica del Hombre mismo en la actualidad, viviendo en un mundo
urbano que está exaltando su individualismo, su aislamiento, su
autosuficiencia, su apego a la concepción de un mundo
tecnológico que se promueve como superior y a los mensajes
equívocos que sus medios publicitarios y de promoción propalan;
a un hombre que innumerables veces se cierra ingenuamente, en
sí mismo, a la sabiduría de su tradición de su cultura vernácula, la
que ha formado su mentalidad; una crítica al hombre que se
entrega derrotado, confundido, que se deja seducir por
<<baratijas>>, por promesas mentirosas y deleznables, sin luchar,
lleno de escepticismo frente al porvenir, incapaz de aportar nada a
su propia redención; la crítica a la notable desvalorización en su
concepto de sí mismo, de la noción de su dignidad tal como se
observa en su cotidianidad moderna; la crítica al hombre que le da
fundamento a su valor personal en la valoración aparente de sus
posesiones materiales, en su poder de hacer daño, que no duda en
construir la fortaleza de sus imperios sobre las bases efímeras de
la ignorancia, del engaño, de la incertidumbre ajenos; de los
“espejismos”, de las falacias que proyecta sobre un público
desconcertado y aturdido; sobre la base de la manipulación, de la
intimidación de que los hace objeto; de la crítica a su actitudes
cerradas, a su costumbre autosuficiente de excluir y descalificar la
opinión de los otros, a la altanería con que exhibe su ignorancia,
al olvido inflexible, utilitario, cómplice, de su poder de hacer
daño a la Naturaleza, de la cual, aún sin tener consciencia de ello,
depende; la crítica a la pobreza de su consciencia, hasta el punto
de permitir que sea tratado masivamente, sin respeto ninguno,
con desprecio y sin compasión, como si fuera simple mercancía,
como si él, en persona, fuera materia de intercambio, objeto de
uso, proveedor de fondos, como si tuviera precio, y no fuera el
sujeto natural de la Economía, del trabajo de quienes manejan sus
27
instituciones que deberían ser sus servidores, como si no tuviera
nada qué hacer frente a la amenaza de una nueva forma de
esclavitud que se cierne en el futuro inmediato. La crítica a una
actitud irresponsable, mortal, imperturbada aún por las llamadas
más dramáticas que nos hace el Medio Planetario para que no
persistamos en nuestra actividad depredadora, que puede
conducirnos a un final infeliz, fuera de toda posibilidad de
salvación.
Mi propósito es sacudir la consciencia humana actual sobre la
base de una experiencia asoladora que necesitamos cambiar
urgentemente. ¡Sacudir si, violentar de ninguna manera! En Física
existe una experiencia que ilustra perfectamente este propósito:
Cuando un gas contenido en un recipiente cerrado se calienta, se
incrementa la presión dentro del recipiente; igual ocurre si se
intenta meter más gas en él: se incrementa la presión. Cuando esto
ocurre en la proporción gigantesca en que se da en las estrellas
aparecen fusiones moleculares y nucleares donde se da un
gigantesco consumo de energía, o la posibilidad de irradiar la
energía sobrante, aliviándose un poco la presión, y de donde
surgen nuevas estructuras físicas, elementos más pesados, tales
como el hierro, el calcio, etc. En las sociedades humanas que se
mueven en un ambiente caótico, cuando más se saturan de
población tienden a volverse más violentas y si se invierte ese
potencial energético en la formación de nuevas estructuras
sociales y en el refuerzo de las existentes, en vez de hacer lo
contrario, de destruirlas, puede bajarse la “temperatura social” y
hacerse más cordial la controversia.
La globalización económica en la forma como se viene
consiguiendo, no es el producto estratégico de un esfuerzo justo y
equitativo de tipo colectivo. Es el resultado histórico, al final de
una gestión económica mutuamente hostil entre las partes
comprometidas, en un contexto competitivo “salvaje” destinado
por los contendores a tomarse para sí un botín económico
representado por un patrimonio que no puede ser siempre
eficazmente defendido por sus legítimos dueños. La negociación,
no es así un trato entre iguales; es un trato entre vencedores y
28
vencidos, en que los primeros son los que verdaderamente “han
logrado coger al toro por los cachos”. Al perdedor, igual que en
las contiendas militares, le toca pagar el precio de la derrota, a
menudo, con su propia ruina, su frustración, su postración,
cuando no con su propia vida. Gran parte de esa energía se queda
encajada en la consciencia humana y alimenta con renovada
fuerza el afán de venganza, de retaliación.
No se le había ocurrido a nadie, que fuera posible tener una visión
global o totalizada de la vida humana, en su conjunto, sin contar
con un beneficio extra para sí, por ejemplo, frente a un tributo
adicional, a un “mercado potencial”, y con la posibilidad de
superar todas las barreras, los escollos, las fronteras, los
paradigmas morales que lo impidieran. Pocos hombres
ambiciosos se detuvieron ante la posibilidad de superarlos para
disponer, en la Victoria, de plena libertad para disfrutarlos. La
Guerra, la Violencia, las intrigas, la mentira, el disimulo, se
transformaron, entonces en armas políticas al servicio de dichos
fines.
Desde tiempos inmemoriales, se tuvo la ilusión de que, cada
quien que tenía una visión del Universo, desde su propia posición
personal, pensaba que su dominio era también del dominio común
de todos los pueblos y de todas las culturas de la Tierra. Siempre
ha habido en cada rincón del espíritu humano una conciencia de la
Realidad, siempre las culturas humanas han poseído una visión
propia, conjunta del Mundo y de la Humanidad, expresada en sus
propios términos simbólicos, diferentes en las distintas culturas de
la Tierra, y por supuesto, mostrándose como el centro, el punto
focal, el punto de referencia, el punto de partida para todo
conocimiento universal. Es algo que en la jerga científica
moderna se llama actitud etnocéntrica.
La aparición del modo de vida típicamente urbano, en Occidente,
podría entenderse, seriamente, como la aparición de un mundo, en
principio, complejo y anárquico, punto de partida de un modo de
sociedad que puede ser la realización, por antonomasia, del
modelo de vida burgués. Allí, la abolición de la Religión y de la
29
disciplina del medio comunitario, le abren espacio, entre los
individuos desvinculados de su vieja comunidad, a la práctica de
la anarquía. Y ciertas circunstancias históricas han “liberado las
manos” de las grandes potencias occidentales, que se han ocupado
de aprovechar su poderío económico para extender poco a poco
su dominio de las diversas economías mundiales, con
consecuencias que todavía no son muy claras para muchos.
Hoy, parece que, como consecuencia de la victoria de la “Guerra
Fría” sobre las potencias orientales lideradas por la antigua
URSS, las potencias occidentales lideradas por los Estados
Unidos de Norte América se han sentido animados a capitalizar su
costosa “cosecha” política y así avanzar en un proceso de
globalización económica, que tiene el sentido de tomar las riendas
del manejo económico global, buscando su estructuración
alrededor de sus grandes empresas financieras industriales y de
servicio, dentro de un modelo básico de “sociedades de control”,
que sustituyen en el manejo económico a las decisiones soberanas
de los Estados más pequeños, realinean las lealtades de los
funcionarios privados a través de fusiones, compras, y alianzas
estratégicas, procedimientos mediante los cuales, se va enajenado
el Poder político, incluso, de sociedades reconocidas oficialmente.
Frente a esta realidad contundente que viene gestándose desde el
mismo advenimiento de las tres revoluciones burguesas:
Revolución Industrial en Inglaterra, la Revolución Política en
Francia y la Revolución Social en Norteamérica, veamos qué
viene sucediendo en Colombia mientras tanto:
Colombia es un país de regiones. Estas priman como modeladoras
del carácter de la nacionalidad más que la acción centralizadora
que ha sido llevada a cabo por los políticos colombianos, tal vez
menos con intenciones de desarrollar una identidad nacional
integral, que de la realizar las utopías políticas de los
movimientos políticos en que militan, y, finalmente, disponer de
mayor poder, mayor prestigio o, simplemente, satisfacer su afán
de lucro.
30
Esto indica que, de alguna manera, aunque la vida “provinciana”
de nuestras comunidades regionales, se ha dado bastante
replegada sobre sí misma, aislada, por lo tanto, de la evolución
cultural que ha venido sucediéndose en el mundo exterior, la
sociedad colombiana ha contado con vínculos, en cabeza de su
clase dirigente, que han venido influyendo de manera creciente en
la remodelación del carácter de los colombianos y de sus formas
de vida en ámbitos más y más amplios de su geografía territorial.
Ello se ha dado sin que los colombianos hayamos tenido tiempo
ni referencias adecuadas y suficientes para preguntarnos y darnos
cuenta, cuánto nos beneficia aquello, cuánto puede perjudicarnos,
y cómo podemos confrontarlo razonablemente, y todo
desenvolviéndose a una velocidad de vértigo que casi hace que
desborde, si es que ya no ha desbordado nuestros canales
institucionales
Los testimonios de ese proceso están muy claros. Se muestran sus
evidencias: En las presiones que generaron nuestra “apertura
económica”, en un solo sentido, de afuera hacia adentro, en el año
de 1994, en las discusiones del TLC (Tratado de Libre Comercio
con EE. UU. de Norteamérica), y no menos en la presencia de los
movimientos armados de corte revolucionario, que desde 1960
aproximadamente han conmovido a la estructura social
colombiana, pero que vinieron gestándose desde la segunda
década de ese siglo.
Nuestros mayores centros urbanos se han convertido,
particularmente a partir de mediados del siglo XX, en nuestras
ventanas al exterior, en los principales lugares de contacto, de
encuentro entre nuestras culturas locales con las culturas de otras
naciones y nuestra organización económica industrial y
comercial, se ha transformado en eje de las conexiones
comerciales con el exterior. Algo que cambia la perspectiva
anterior, en que las relaciones con el exterior se desarrollaban
principalmente en un plano nominal y diplomático de alto nivel
estatal, con pocas consecuencias prácticas, fuera de haber
producido los fermentos revolucionarios que condujeron a nuestra
emancipación de nuestra metrópoli española.
31
Esas “ventanas al exterior”, y esa organización industrial y
comercial, son susceptibles de convertirse, en el caso de nuestro
país (y de otros países del mundo), en puntos de acceso para la
acción de “penetración” de nuestras fronteras sociales,
económicas
y
políticas
en
una
sola
dirección,
institucionalizándose, no ya el intercambio equilibrado y
equitativo, sino el abuso del Poder, la ingerencia irrespetuosa en
los asuntos internos del país, el saboteo comercial y el “dumping”
para cambiar las reglas de intercambio comercial, la conspiración,
la introducción furtiva de pautas educativas interfiriendo en la
formación del carácter de la niñez y la juventud.
Por ejemplo en la oferta de diversiones, crecen ciertas industrias
de juegos infantiles que siembran en la consciencia de los niños
sentimientos, sueños y hábitos que permiten su futura
manipulación, o, simplemente, explotan, sin otra intención que el
lucro, el presupuesto de sus familias. Crece la industria de los
centros de diversión y entretenimiento, los espectáculos públicos,
movidos, en su mayor parte, por multimillonarias e influyentes
economías que controlan, no pocas veces desde las sombras, la
producción cinematográfica la de la televisión, y otros medios de
comunicación masiva que fomentan, por negocio, el consumo de
alcohol, de tabaco, de alucinógenos, los negocios de la
pornografía, de la prostitución, el juego, sin tener en cuenta su
efecto nocivo en las personas y en la Sociedad.
Los logros en el propósito, de configurar en nuestra población un
carácter de perfil nacional han sido escasos, aún cuando
tradicionalmente hemos contado con una lengua común, el
castellano, una religión tradicional, como es la Católica Romana y
un origen común, el cruce cultural y étnico de nuestras vertientes
triétnicas, europeas, americanas y africanas en troncos humanos
de gran vitalidad después del encuentro inicial que empezó a
darse después del Descubrimiento de América por Cristóbal
Colón en 1492.
32
Ello hace que pocos motivos convoquen hoy a los colombianos,
por ejemplo, alrededor de sus símbolos patrios, como lo hace el
balompié, deporte nacional por excelencia, cuyas estrellas son
auténticos héroes nacionales, son amados por grandes y chicos y
cumplen el papel de verdaderos representantes, de verdaderos
líderes, de ese pueblo de donde vienen. Todo aquello tiene sus
explicaciones históricas, no es fortuito, lo que tampoco significa
que haya sido buscado expresamente. La falta de una
convocatoria nutrida, ha hecho que la educación disperse más
bien que integrar el espíritu inquieto de nuestros jóvenes, que los
apegue a las novedosas propuestas que los retan desde el exterior
y se olviden del reto mayúsculo que representa el rescate de su
propio país y de sus propios compatriotas para bien de toda la
humanidad.
Como decíamos, en otras facetas diferentes del balompié, nuestro
proyecto de nación no es tan afortunado. Nacida poderosa de
manos de nuestros libertadores la Patria empezó su
desmembración física cuando apenas habían transcurrido once
años de firmada el acta de independencia de Colombia luego de la
victoria de Boyacá el 7 de agosto de 1819. La vida de las diversas
regiones de Colombia, en cabeza de su dirigencia educada, se
polarizó durante todo el siglo XIX y medio siglo XX, y se
enfrentó a muerte causando una inmensa frustración a la nación
colombiana, pues su confrontación no se dio siempre de cara a las
aspiraciones y sueños de nación, de su población, pero sí, en
forma muy decidida, en torno a los movimientos políticos
europeos que tuvieron acogida en América, de sus ideologías y
sus proyectos políticos.
Las grandes contiendas civiles, que se consumieron todos
nuestros recursos físicos y humanos en un desangre sin límites,
alcanzaron a amalgamar las mayores alianzas territoriales
conocidas entre nosotros, alrededor de caudillos civiles y
militares que, en la victoria, apoyados por sus copartidarios,
instalaban su poder hegemónico, impusieron una nueva
Constitución Nacional, y en la oposición conspiraron y se
33
prepararon para hacer la guerra a la menor oportunidad, como
acción típica de oposición.
A mediados del siglo XX la derrota en la Segunda Guerra
Mundial de las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) y el
“destape” al nivel político mundial del movimiento socialista
promovido desde 1917 por el partido político ruso de los
bolcheviques, -primer partido marxista-leninista de la historia, y
el colapso del Estado soviético a finales del siglo XX, van
cambiando, gradual pero radicalmente, el panorama estratégico de
dominio del escenario político internacional por parte de las
grandes potencias al nivel mundial y la conjugación de fuerzas
políticas que habrían de actuar a través de las instituciones
internacionales establecidas y promovidas por las grandes
potencias para difundir su influencia a lo largo y ancho del
planeta.
A partir de finales del siglo XX cesa, frente a la incredulidad del
mundo entero, la “Guerra Fría”. El. pugilato titánico entre las
grandes potencias “capitalistas” de Occidente con EE. UU. de
América a la cabeza y el Bloque Soviético del otro lado, se había
resuelto a favor de las potencias occidentales, sin necesidad de un
“holocausto” nuclear, que estuvo dos o tres veces por
desencadenarse. Entonces el poderío económico de la nueva gran
potencia anglosajona, EE. UU. de Note América, que fue el factor
decisivo en la derrota del Eje y que afrontó, en primera instancia,
el reto de vencer en la paz o en la guerra a la gran potencia
socialista, la URSS, quedó libre y disponible para penetrar muy
ventajosamente las “líneas defensivas” de las demás economías
del Mundo, poniendo, cuanto antes, manos a la obra.
Las luchas políticas partidistas en Colombia, entendibles
únicamente si consideramos su relación íntima con los conflictos
del exterior y potenciados a escala internacional por los resultados
de las diferentes escaramuzas políticas y militares en todo el
mundo, a la altura de mitad del siglo XX habían logrado penetrar
profundamente en el alma popular.
34
Desde entonces, el conflicto político, ha alcanzado entre nosotros
el carácter de verdaderos enfrentamientos entre facciones de la
población civil, llevando, por doquier, con las prácticas agresivas,
con el sabotaje mutuo constante a las actividades productivas del
“enemigo”, la pobreza y la miseria a toda la población, sin
distingos de raza, de oficio, de posición económica, de clase
social, con encono sin igual. Esa situación ha hecho que la
solución militar desborde, por completo, los límites de los campos
de batalla, para transformarse en un enfrentamiento doméstico
íntimo de proporciones, fuerza y crueldad inusitadas, y fácilmente
trasladable a todos los escenarios de la vida nacional, desde la
plaza pública, con discursos inflamados y ofensivos contra la
oposición, hasta el atentado personal, el asesinato, los
enfrentamientos en el seno de las familias y de las instituciones
públicas, terminando finalmente en los actos terroristas de mayor
impacto psicológico, y en los enfrentamientos de tipo militar,
localizados o generalizados, que conocemos hoy, cuyos límites
operativos no son los que indiquen la prudencia, el espíritu
sensato, el reconocimiento y el respeto mínimos de los derechos
humanos básicos, sino el encono, de los odios, la obsesión de los
deseos de vengar las ofensas y el daño causados, la codicia de sus
protagonistas frente a las oportunidades que ha ofrecido la
Violencia a muchos de sus empresarios para el enriquecimiento
fácil.
Colombia ha cambiado, aún en medio de conflictos políticos
irresolutos y sin fin, durante los últimos sesenta años. Sí. Sin
embargo la Guerra ha generado allí consecuencias singulares. Las
discordias, ahondadas por los resultados de las confrontaciones
ideológicas en los escenarios políticos y militares del exterior, han
hecho más duras y rígidas las posturas divergentes de las
facciones, de su clase dirigente haciendo más grandes las
distancias, más profundas las diferencias, y, con cada golpe
exitoso, con cada humillación, más refractario su ánimo al
encuentro y al diálogo, más recalcitrante más intolerante y
discriminatoria su actitud.
35
Así, no hemos recibido las generaciones actuales un país bien
articulado y dotado de los medios de trabajo que necesitamos para
disfrutar de una vida normal, una nación convencida de su propio
valor y significado en el conjunto de las demás naciones, que sólo
han aprendido a valorar la belleza de sus paisajes, el ardor de sus
mujeres, la riqueza de sus recursos naturales, el valor estratégico
de su posición geográfica desde el punto de vista militar, de su
estructura económica, para hacerla más fácilmente presa de sus
ambiciosos proyectos de dominación. Hemos recibido una nación
dividida, a medio conquistar por las fuerzas políticas más extrañas
sin que los ciudadanos nos hayamos percatado con claridad de
ello, parcelada según las áreas de influencia de los distintos
actores de nuestro conflicto, un complejo conflicto, de espaldas a
la voluntad de realización de sí misma, comprometida por una
parte, en cabeza de sus caudillos, de quienes quieren parecer sus
jefes naturales, con empresas extrañas destinadas a resolver
problemas ajenos, no los nuestros, y, por otra parte abandonada a
su suerte.
Es así cómo languidecen, poco a poco, nuestros campos, veredas
y ciudades medianas, abandonados por la población civil que
huye de las matanzas y de la destrucción de su patrimonio
económico, sus fuentes de vida, y busca refugio en las grandes
ciudades con la esperanza de volver a pelechar allí. Estrangulada
la economía formal aparecen nuevas formas de empresa informal,
fuera de todo control oficial, que se presentan como única opción
de grandes y crecientes sectores de la población para no perecer
de inanición con un agravante: Aprovechando el anonimato y la
informalidad, un nuevo cuño de empresarios mimetizados en
puestos de responsabilidad privados o disfrazados de
revolucionarios o defensores de diversos intereses comerciales
privados e internacionales ha invadido nuestro territorio ha
invirtiendo en negocios de juego, de “trata de blancas”, de tráfico
de alucinógenos y otras drogas sicoactivas, habiendo establecido
firmemente su presencia entre nosotros, y consolidando una
industria de explotación humana de grandes proporciones, con
cuyo producto, en parte, se financian la Guerra, la conspiración
contra el orden legítimo y se enriquecen colosalmente muchos de
36
sus actores. Todo ello, mientras las tierras productivas, la
propiedad raíz urbana, la gran industria del país, amenazadas y
arruinadas, van a parar a sus manos y a las de las grandes
compañías multinacionales interesadas en apropiarse de nuestro
patrimonio, tanto como le sea posible, y hacerse al control de la
economía colombiana para su exclusivo beneficio.
A pesar de todo, la Colombia de hoy, la Guerra y la Violencia que
se viven allí, que en sus diversas versiones sufre la población
colombiana, aún la crueldad de los inhumanos actos que allí se
practican, nunca podrían considerarse casos únicos, singulares en
la experiencia humana, producto exclusivo de la retorcida y
refinada perversión del carácter de sus gentes, aunque
injustamente sean escarnecidas y señaladas como culpables de la
reprobable conducta antisocial que exhiben ante la solapada
indignación de sus congéneres del Mundo entero. Somos los
colombianos, en toda su variedad etnológica, realmente, el
producto humano de rústicas prehistorias, de tradiciones
históricas cuestionadas hoy, como la medieval, y la renacentista
que nunca culminó plenamente sus reflexiones sobre el Hombre,
y de muchos otros viejos modelos culturales, todavía vivos, no
muy depurados y superados ni siquiera en nuestro hipertécnico
mundo de hoy, y que han influido, de manera semejante a como
ocurre en otras latitudes planetarias con muchas poblaciones
humanas diferentes, en la formación de nuestro carácter.
La influencia de esos modelos culturales, parte no sólo de
presupuestos políticos recientes, que se presentan en forma de
proyectos políticos racionalizados alrededor de ciertas ideologías
asumidas como realistas, sino a través de la influencia de culturas
ancestrales de pueblos que nos han precedido y que han dejado en
nosotros su huella cierta, en cuyos usos y costumbres se clavan
gran parte de las raíces de nuestra propia cultura actual, cuyo
contexto sirve como telón de fondo que le da sentido a la vida
cotidiana actual, como se da, por ejemplo, en relación a los
pueblos americanos actuales, cuyas costumbres están
determinadas por el “patrón” renacentista, en la vertiente europea,
que ha sido “injertado” a través del mestizaje en las vertientes
37
nativas americanas y en las vertientes africanas de la raza
humana.
En aquella multifacética, y no pocas veces contradictoria
experiencia milenaria, anida en sus fundamentos, gran parte de
nuestra memoria común proveniente de nuestras herencias de
“sangre”, que afecta nuestra forma de interpretar la Realidad,
nuestra forma de percibir el sentido de los retos de nuestra Vida.
Aquellas influencias son, igualmente, el producto de encuentros,
de choques entre culturas diferentes que no pudieron entenderse,
que no pudieron resolver, en paz, sus discordancias en épocas tan
lejanas y en lugares tan distantes de nosotros, como es el Asia
Central hace, algo así, como veinte mil años. Allí se asientan
también nuestras instituciones sociales, los modelos de nuestra
infraestructura física, los ámbitos y la visión de las gentes de
nuestras comunidades raizales, de allí provienen los moldes que
plasman la forma de nuestra mentalidad, lo cual se puede notar en
nuestros diversos lenguajes, en la forma de nuestra religiosidad,
en nuestra forma de hacer industria, de valorar las cosas, etc.
Aquellas culturas, rústicas, en posiciones contradictorias, a veces,
con las nuestras, más urbanas, más modernas, consideradas más
avanzadas a los ojos de las civilizaciones contemporáneas,
encierran, sin embargo, una sabiduría profunda en el
conocimiento de la Vida y de sus retos. Podrían compararse con
“preciosos diamantes en bruto”, sin tallar, o perfectamente
talladas, piezas de un gigantesco e infinitamente complejo
“rompecabezas” armado ya, pieza por pieza, a lo largo de sus
propias historias particulares, que suelen ser miradas de manera
simplista e irrespetuosa como un “mercado” masificado dispuesto
para la conquista, la reducción y penetración económicas, en
virtud del potencial de consumo (no del real que depende de su
formato cultural), sin otras opciones posibles, o como “rival” en
la contienda por el control de las decisiones que toma su propia
gente en el ámbito de lo económico. No es otra la finalidad que
persigue la manipulación descarada de que están siendo objeto
las diferentes culturas humanas del planeta, mediante el uso de
38
tecnología de punta en los medios de comunicación, y mediante la
penetración, “inocente”, en la intimidad del Hogar, en la de las
personas jóvenes, en el mundo de los niños, de la Televisión, del
Internet, metiendo, furtivamente, otros valores, otros enfoques de
la vida, sin que medie una discusión seria, sólo exponiendo
motivos baladíes, propagandísticos, lo que no hacen otra cosa que
sembrar la incertidumbre y el desconcierto, perturbar la
consciencia, corromper, dañar, destruir, desviar la atención de lo
sustancial a lo superfluo.
Ya desde tiempos inmemoriales, se calcula que hace unos
cincuenta mil años, con medios muy precarios, particularmente si
los comparamos con los medios técnicos de hoy, el hommo
sapiens, que no tenían a su disposición todavía un abanico muy
nutrido de opciones de vida, proveniente del África, halla una
manera de resolver sus problemas vitales, una manera de escapar
a la muerte por inanición cuando en el Medio escasean los
recursos: Aventurarse a migrar en busca de territorios más ricos,
menos difíciles, más seguros, con la determinación de no volver
atrás ante la resistencia denodada de otros pueblos, otras especies
competidoras, que puedan encontrar en su comino. Así llega a
poblar, por primera vez, todos los continentes. El continente
americano es el último, y sus primeros pobladores humanos
llegaron aproximadamente unos 30.000 años atrás.
Esa solución, puesta en práctica consuetudinariamente, genera, a
su vez, la extinción de gran número de especies animales
mayores, tremendos conflictos, grandes desplazamientos de
pueblos que se sienten impotentes para hacer frente exitosamente
a la agresión, so pena de correr el riesgo de ser aniquilados o
tomados como esclavos. En el centro del Asia, más o menos
desde hace unos veinte mil años, se llevan a cabo grandes
movimientos migratorios en que primitivos pueblos nómadas,
dedicados principalmente al pastoreo de animales, se abren paso,
con decisión, hacia otras comarcas, bajo la presión del hambre y
la escasez, producidos por acción de los cambios del clima en
39
medio de una naturaleza difícil e inhóspita. Muchos pueblos
vecinos que han cambiado la libertad del nomadismo por la vida
sedentaria dependiente de la agricultura, pagan un alto precio con
el pillaje, con el secuestro, con el exterminio y la esclavitud, por
la inferioridad de sus dispositivos defensivos o por la falta de
determinación para resistir a sus enemigos en su afán por
apoderarse de sus recursos vitales. En esos movimientos
migratorios se origina gran parte de la desestabilización que
sufren en la antigüedad las poblaciones humanas asentadas en
territorio europeo. La Guerra es entonces, sin duda alguna, un
medio extremo de supervivencia.
En aquellas lejanas épocas la opción de vida civilizada, de vida
pacífica, casi sin excepción, fue experimentada, formalmente
desde entonces, hasta el final de la Edad Media, como producto
de la sumisión, por imposición, de algún dominador más fuerte,
de algún Imperio que impone su orden, que imponen su disciplina
y que se beneficia con nuevas fuentes de tributación. Ello se da,
incluso, informalmente en las sociedades formalmente
democráticas de nuestro tiempo, con Estados republicanos,
desbordadas a menudo por fuerzas internas y externas privada,
tiránicas, más fuertes o decididas, incluso, que el mismo Estado,
cuyos regímenes políticos pueden
estar atrasados
hasta
doscientos a trescientos años en su capacidad de respuesta,
respecto de la que podrían tener si su evolución hubiera sido
pareja con el desarrollo que ha tenido, mientras tanto, el
conocimiento científico.
Las ideas del “equipo de trabajo”, de la “cadena de
abastecimiento”, de la solidaridad social, por ejemplo, no son
todavía de fácil comprensión popular, no son usadas como
recursos técnicamente y socialmente válidos, de lo cual seamos
generalmente conscientes, no han sido experimentadas, puestas en
operación, y plenamente implementadas al nivel técnico, sino
esporádicamente y en términos relativos, muy recientemente. Esas
ideas han sido aplicadas, apenas, fragmentaria y parcialmente,
como actividad cooperativa, modalidad de acción que tuvo su
origen el la Inglaterra industrial, en la ciudad de Manchester hace
40
apenas unos ciento cincuenta años, y dentro de una estructura
económica de negocios dedicada al lucro, como son las
compañías de los seguros, las instituciones privadas de servicios
obligatorios de salud, etc., que son empresas esencialmente de
solidaridad.
En muchas de aquellas naciones que nunca fueron totalmente
aniquiladas, la Guerra galvaniza su espíritu nacional, su sentido
de pertenencia, su reconocido espíritu de solidaridad, infunde en
sus pueblos la consciencia de su propio valor, del valor de su
cultura, del valor patrimonial de su experiencia. La Guerra se
constituye en una forma de vivir, en un modo de reafirmarse
como pueblos. Y sus motivaciones trascienden sus fronteras
culturales y las fronteras del tiempo, como motivos universales
que justifican la existencia de las virtudes guerreras del Hombre.
Su memoria, su preservación, su exaltación, y su desarrollo, se
constituyen en el máximo objeto de culto, la mayor gloria de los
héroes populares, el origen del mayor honor de los hombres
públicos, de los gobernantes.
El Cáucaso, el Centro del Asia, la Europa suroriental, se han
convertido en santuario de verdaderos mosaicos de pueblos otrora
fuertes y de nutrida población, conformados en aquel marco
cultural. Por razones históricas y naturales esos territorios, sus
montañas, sus valles, son refugio de nacionalidades muy diversas,
diezmadas y reducidas, quizás, a la impotencia y la dominación
extranjera, pero nunca vencidas, nunca doblegado su espíritu.
Allí, aún siendo inmensamente contradictorias, entre sí, sus
diversas costumbres, sobreviven plenas de vitalidad y de
esperanza y sus líderes están más cerca de sus pueblos que nunca.
Su expresiva aunque muchas veces violenta lección de
humanidad, su irreductible voluntad de defenderse, de
permanecer, y su constancia en su lucha por sobrevivir, son un
ejemplo para nosotros, merecen un espacio imperecedero en
nuestra memoria, aunque hayan sido estigmatizadas, aunque
hayan costado muchos “dolores de cabeza” a quienes han
pretendido reducirlas a meras e insignificantes referencias de la
historia humana en el pasado.
41
Si fuera posible reeditar aquella Historia sobre la base de los
cambios que podemos lograr en la perspectivas políticas del
futuro, a partir de la disponibilidad real de los recursos técnicos y
el conocimiento de la Realidad que nos aporta la ciencia
occidental hoy, podríamos situarnos en el punto de partida de
nuevos proyecto de cultura humana. Quizás, lograríamos sustituir
con éxito a la Guerra y a la Violencia como herramientas políticas
para forzar, para manipular las relaciones sociales a todos los
niveles de la organización humana, con proyectos estimulantes
destinados a abrir nuevos espacios de Trabajo y Producción que
convoquen, que arrastren tras de sí a multitud de seres humanos
de la inmensa variedad de especializaciones productivas de hoy,
empresarios de todas clases y condiciones, en tareas globales de
amplio y prometedor beneficio común. Una de las “maravillas”
del Mundo actual representa un valioso ejemplo de esos
proyectos: El Canal de Panamá, una colosal obra de ingeniería
construida a principios del siglo pasado, desafortunadamente para
nosotros, como corolario de la mayor mutilación de territorio que
nuestro país haya sufrido en su historia a manos de la oportunista
acción de una potencia extranjera; sin embargo, una inmensa obra
de ingeniería.
La aclimatación del espíritu de la gente a la proyección de
semejantes obras, generaría una visión del mundo más optimista,
mayor confianza en el Hombre con sus ideales, sus sueños y sus
posibilidades de realización, lo que nos brindaría la oportunidad
de rescatar y aprovechar eficaz y eficientemente el más precioso
recurso que la Naturaleza nos dispensa: El recurso Humano. Ese
logro podría ser un ambicioso propósito de la Ingeniería, que ya
ha cosechado resonante éxito en dos siglos de Revolución
Industrial, en la construcción de la infraestructura que le sirve de
soporte físico a las sociedades civilizadas modernas, en la
diversificación de la industria, en su adaptación al medio
ambiente, en el desarrollo organizacional de la Producción y el
Comercio de la sociedad burguesa actual y que podría apoyar la
iniciativa de los grandes constructores de naciones, de
civilizaciones, de culturas en el Porvenir.
42
La firme convicción de que ese reto se puede afrontar con éxito
ya, se apoya en experiencias insólitas en la historia humana de
todos los tiempos, que contradicen sus expectativas tradicionales,
sus presupuestos políticos convencionales, y que se dieron en
capítulos pasados de la historia de nuestra América como una
“avanzada” de las formas de vida humana que habrían de venir
siglos después, por desgracia casi olvidados entre los vericuetos
de la política de los cuatro últimos siglos, al principio de los
cuales, la metrópoli, del Imperio Español nuestra metrópoli
colonial, en cuyo seno se dieron, colapsó.
En aquel tiempo, entre los siglos XVI y XVII, nuestro país, entre
otros, era escenario de una controversia de carácter universal en
Occidente, que estableció las bases del “Derecho de Gentes”
sobre el que ya deberían haberse construido las relaciones entre
los hombres y entre las naciones de hoy. En aquel tiempo se llevó
a cabo también el mayor experimento de desarrollo de una
civilización humana moderna, ampliamente reconocido por sabios
y humanistas famosos en la Europa del la Ilustración del siglo
XVIII como Voltaire, y que se dio en el lapso de una generación,
a partir de pueblos nómadas primitivos de la edad de piedra,
pobladores de los bosques americanos Se trata en este caso de las
misiones jesuitas en lo que fue más tarde la República de
Colombia, principalmente, con los antiguos pobladores de sus
Llanos Orientales y con los antiguos guaraníes pobladores de las
hoy repúblicas de Paraguay y Uruguay. Son experiencias
inolvidables que habrán de servir de inspiración a los pioneros
constructores de la sociedad humana del mañana.
3.1.0 LA POLÍTICA INTERNACIONAL
Después de una interrupción de casi cien años, durante el siglo
XX, en los que la humanidad se desentiende de los asuntos
globales, por dedicar su atención, su espacio consciente, al
manejo de grandes conflictos específicos, como fueron los que
generaron las dos guerras mundiales, varias guerras regionales y
la revolución socialista de 1917, empieza a ocuparse nuevamente
43
de los asuntos globales, aparentemente cuando las grandes
potencias se plantean en Occidente temas como la globalización y
las relaciones comerciales con las naciones del Oriente Asiático,
particularmente con el Japón y la China.
Es esa, quizás, la razón por la que las autoridades líderes de
Occidente, particularmente de países que aportan su visión y su
poderío como avanzadas de la política de Occidente a nivel
mundial, dan pasos que no se explican fácilmente, o que son
percibidos por otras naciones como justificadas por posturas
independientes de naciones conscientes de sus propios intereses y
que han podido asumirlas individualmente, en ejercicio de su
soberanía y libre autodeterminación, aún sin sentirse responsables
de sus consecuencias a lo largo y ancho del Planeta. A veces, esas
posturas asumidas sin consultar otros motivos, son vistas como
errores protuberantes al nivel estratégico de la política global,
dados los perjuicios que pueden generar en la vida cotidiana de
otras naciones.
Da la impresión que la experiencia política marcada por esos cien
años de conflictos, cuyo desenlace ha generado cambios enormes
en el modo de vida humano y ha dado ocasión a la singular
formación de los líderes del mundo actual, hubiese sido lección
insuficiente para dirigir, con acierto, los destinos de un género
humano inmensamente y urgentemente necesitado de pautas
sensatas en el direccionamiento de su política general.
Con justa razón podría preguntarse uno: ¿Cuáles pudieron ser los
motivos reales para la invasión de Afganistán e Irak?¿Era o no la
reacción militar la respuesta adecuada al atentado del 11 de
Septiembre del 2001 en Nueva York y los demás atentados
ocurridos en distintas épocas y lugares del mundo, presuntamente
causados por ciertos movimientos fundamentalistas del Oriente, y
presumiblemente orientados al “cobro” de viejas deudas de
“honor” u otra naturaleza?
Pues no sólo que aquella respuesta puede ser francamente
inadecuada, desalentadora y disipadora de cualquier afán
44
conciliador que pudiera anidar en cualquier rincón del alma
oriental, sino que deberían despejarse todas las dudas, respecto a
la urgencia que tiene la clase dirigente del Planeta de restablecer
una visión política universal sostenible frente a todas las culturas
del Mundo, en orden al rumbo que deben imprimirle a su trabajo
político, de manera que llegue a optimizarse el uso de los recursos
naturales, de los recursos técnicos y de la industria disponible,
para bien de una humanidad sumida actualmente en la discordia,
los odios. la desconfianza, y cada vez más populosa y
congestionada.
¿Es válida la consideración de algunos líderes poderosos de
nuestra sociedad burguesa occidental actual, establecida sobre
principios exclusivamente individualistas, que sus intereses
comerciales pueden ser antepuestos, o sustituir simplemente sin
consecuencias graves, a los intereses sociales de la inmensa
mayoría de la Humanidad? ¿Sobre qué bases podría ser
establecida semejante pretensión, acaso, en la fuerza militar de
que disponen o pueden llegar a disponer algún día? ¿Es válido ese
presupuesto para sociedades vilmente golpeadas por la Violencia
y con amarga experiencia de la Guerra, como la colombiana, y,
por qué no, como tantas otras sociedades de Europa y de Asia
Central? ¿Qué perspectiva podría ofrecernos una asociación con
otras naciones tan desorientadas y manipuladas como la nuestra,
así fuera de carácter regional, en la búsqueda expresa, en
conjunto, de nuestro propio destino, y en conjugación con las
demás naciones del Mundo, del destino de la humanidad entera?
¡Esa no sería una solución descabellada!
Para encontrar el camino concreto correcto es preciso tener una
perspectiva histórica inusualmente amplia y profunda en la
mayoría de los proyectos políticos que se plantean en la
actualidad y una perspectiva social que apenas estamos en el
camino de conseguir. Su ruta nunca quedará definida
puntualmente, en general, lo que ocurre tal como lo conciben hoy
las disciplinas científicas, porque serán muchas, no una sola ruta,
que cubrirán muchos individuos, comunidades, instituciones en
plan de convergencia, de coherencia, así no sea de estricta
45
coincidencia, en la dirección asumida por el grueso del mundo
humano para que el andar sea más productivo para todos. Frente a
la vetustez de algunas sociedades asiáticas y europeas y el
primitivismo de muchas de las americanas, las nuestras, las que
llamamos civilizadas, parecen jóvenes e inmaduras. Eso es cierto.
Sin embargo su historia también ha afectado profundamente
nuestra vida, aún sin que seamos conscientes de ello. Esa historia
está registrada en documentos, a cuyas relaciones tenemos acceso
en la actualidad, gracias, principalmente, a los trabajos
arqueológicos adelantados los últimos cien años, y representan
una experiencia invaluable para los proyectistas políticos del
Porvenir.
El conocer mejor nuestro entorno físico, los recursos naturales de
que podemos disponer, la metodología más económica, efectiva y
eficiente para disponer de ellos, nuestros recursos humanos y el
nivel de su disponibilidad, en resumen, nuestra realidad física, nos
obliga a avanzar en el conocimiento de nuestras raíces, no cientos
sino miles de años atrás, a través de los diferentes “filum” de
nuestras tradiciones, en la búsqueda del hombre que somos, de los
factores ambientales que limitan nuestras posibilidades, de
nuestras propias limitaciones físicas y psicológicas, de lo que
significan para nosotros las fronteras físicas de nuestro hábitat.
También nos obliga a avanzar en el conocimiento del Hombre en
su mayor extensión a través de la Geografía y sus relaciones
sociales.
Nuestra cultura nos ofrece valiosas experiencias, como veíamos
atrás, que podemos retomar, rescatar del olvido, con pleno
derecho, ya que representan valores de fondo de nuestra cultura,
de inmenso valor para entender lo que debemos considerar al
momento de diseñar propuestas para la vida civilizada. Como
veremos adelante, de la Cultura Occidental solamente ha
trascendido a nuestro tiempo su “corteza técnica”, como lo
plantean muchos estudiosos de nuestra civilización moderna. El
marco ético dentro del cual se ha desarrollado esta cultura, el
mismo dentro del cual se han desarrollado las instituciones
jurídicas y administrativas de la Sociedad, el mismo Estado, el
46
régimen republicano y la democracia formal, aunque han
cambiado, y representan un buen avance en términos
institucionales, carecen de la universalidad que comúnmente se
les atribuye, no llenan las expectativas de libertad y democracia
de nuestros pueblos. Son el producto de concepciones filosóficas
de los siglo XVI, XVII y XVIII, nacidas, en especial, en Suiza,
Francia, Alemania e Inglaterra, en medio de grandes conflictos de
poder e intereses de tipo político y religioso, que generaron
cruentos enfrentamientos que conmovieron la sociedad europea
hasta sus cimientos, que dieron origen a una corriente masiva de
emigrantes a América septentrional y cuyo costo de vidas
humanas se acercó al 1/3 de la población continental, pero que
nunca fueron resueltos, nunca merecieron una discusión, una
controversia civilizada, que hubieran servido de fundamento a
sanas reformas institucionales.
En las naciones de Occidente, simplemente se fue instalando, con
leves variantes, el modelo propuesto por las tres “revoluciones
burguesas” que irrumpieron al final de ese período de tiempo, que
resolvió, por otra parte, el problema de la anarquía que surgió con
la caída del régimen monárquico como consecuencia de la
Revolución Francesa, que libró del hambre a Europa, y que sirve
de base a la organización del Estado moderno: Ellas son la
Revolución social, que se da en Norteamérica con la
emancipación de Inglaterra de Los EE. UU de Norteamérica en
1776, la Revolución Francesa de 1792, y la Revolución Industrial,
que tomó su rumbo definitivo en 1830. Desde este tiempo hasta
nuestros días, Occidente estuvo bajo la tutela, primero, del
Imperio Inglés hasta 1914 y luego de los EE. UU de
Norteamérica, particularmente a partir de 1945, cuando quedó
resuelto el conflicto de poder con el Eje, hasta nuestros días.
Podría pensarse que, como consecuencia de las consideraciones
que venimos haciendo, viene luego el rechazo total, de plano, de
aquel modelo cultural “oprobioso”. De ninguna manera. No se
trata de desandar el camino recorrido para tomar un atajo
diferente. Se trata de asumirlo seriamente, en concreto, con sus
serias limitaciones, de las cuales cada nación debe hacerse
47
plenamente consciente, según sus propias particularidades, pero
que puede hacerse más flexible, adaptarse mejor a los
requerimientos administrativos de cada pueblo y a sus diferentes
formas de asociación. El primer paso es tomar consciencia de esas
limitaciones. Este trabajo es un esfuerzo para avanzar en ese
propósito. El que se llegue a dar una gran controversia, una
amplia discusión sobre el tema, podría ser el segundo propósito.
El que se den nuevos pasos y que la Humanidad, como un todo,
asuma el protagonismo de su propia historia, sin imposiciones, y
crezca, sería nuestro sueño.
Este es un reto válido para todos los hombres, sin distingos de
raza, credo o cultura. El reto es especialmente comprometedor
para la gente educada, rica o con Poder. Es indeclinable para el
hombre que se considera con consciencia de serlo, que cultiva las
disciplinas del Espíritu. Es una demanda de su tiempo, de su
esfuerzo personal, para quienes practican en su vida profesional
disciplinas que trascienden, en su ejercicio, las fronteras del
interés personal, como pueden ser, la medicina, la jurisprudencia,
la Ingeniería, la Arquitectura, las Artes, las Ciencias puras y
aplicadas, la Técnica, el Deporte, etc. Por otra parte, se han
detectado problemas ambientales entre muchos otros, que
solamente pueden enfrentarse en forma colectiva y cooperativa.
Entre ellos pueden mencionarse, por ejemplo, el abastecimiento
de suficiente agua potable, el mantenimiento de una atmósfera
suficientemente respirable, el control de las plagas, el manejo de
las condiciones ambientales generales para una buena salud física
y mental, etc.
Dada la aplicación concreta e inmediata que se espera de este
trabajo, hemos elegido a la Ingeniería como eje de nuestras
reflexiones siendo conscientes que el producto de esa reflexión
será convergente y habrá de conjugarse con el producto de la
reflexión que se lleve a cabo teniendo como eje cualquiera otra de
las disciplinas. La experiencia obtenida en el uso de los recursos
técnicos, para el desarrollo de la infraestructura social, de su
desarrollo organizacional, en la optimización, en el uso de los
recursos naturales y humanos en la economía productiva, en el
48
Trabajo, proyectan a la Ingeniería decisivamente, hacia nuevos y
ambiciosos objetivos, como es el de enmarcar la Economía
Humana Global, tal como debe ser, en el contexto de la Economía
Natural. No puede concebirse la especie humana como una
entidad independiente del Mundo Natural, sino firmemente sujeta
a ella y determinada por sus condiciones.
3.2. 0 EL TEMA DE LA GLOBALIZACIÓN.
La idea de que el mundo se ha “empequeñecido” con el desarrollo
de los medios de comunicación, contemplada desde el punto de
vista de las grandes potencias, no se relaciona necesariamente con
el tema de la integración paulatina de la vida humana en los
términos de la visión macroscópica a través de la cual venimos
tratándola. Se refiere, más bien, a la idea de concebir la economía
humana, al nivel mundial articulada alrededor de las instituciones
económicas “multinacionales“, llamadas así no por su
constitución cosmopolita, sino por que pueden operar como
gigantescos y dóciles mecanismos de dominio e intervención, a la
disposición de los mayores poderes económicos del Planeta. Ello
no es utópico hoy, por la proyección que puede dársele a sus
actividades, por su dotación de medios informáticos de última
generación, por su acceso a información detallada de todas las
economías del mundo, de sus sociedades y de su manejo político,
entre otras cosas. Estas instituciones acrecientan su poder en la
medida que las economías independientes del planeta vayan
quedado sujetas a su tutela, como consecuencia de los negocios de
compra de las grandes empresas, de las grandes alianzas
estratégicas de empresas, de la fusión de instituciones, de
entidades financieras, entre otras cosas. Ello hace que los
empresarios del mundo entero, se vean inducidos a ceder a las
demandas, a cerrar, y a ser absorbidos, o a buscar posiciones
competitivas más seguras frente al poder excluyente de aquellos
“monstruos” financieros, industriales y comerciales, frente a su
poder disociador y destructivo, como frente a las posturas
observadas comunmente entre ellos, típicas de una sociedad
humana anarquizada a alto nivel, como son las de competir
49
salvajemente y sin contemplaciones, en lo que constituye, de
manera efectiva una guerra planteada en términos económicos.
Amparados en la inconsciencia, la indiferencia y aún la
complicidad de muchos funcionarios públicos y privados, de no
pocos empresarios, y de gran número de políticos indecisos, o por
la impotencia de los poderes Estatales que se mueven en medio de
un mundo dividido y determinado exclusivamente por los
intereses de las “grandes potencias”, sus tentáculos penetran hasta
el interior de sus territorios, invocando “inocentemente” el
principio de la “Libre Empresa”. Apoyándose en sus “puntos
fuertes” situados generalmente lejos de las miras de los rivales
locales, ponen su poderío económico al servicio de una
competencia desleal, destinada a socavar las economías locales,
obligando a sus empresarios a responder con movimientos
paralelos semejantes.
Igual que ocurre con la estrategia de los movimientos
revolucionarios que operan en Colombia, no les interesa,
definitivamente, la toma del Poder, por el costo financiero, por el
desgaste político, por el compromiso social que implican entre
otros motivos. Sólo tienen interés en llegar a un nivel de
influencia tal, que puedan interferir seriamente las decisiones de
la gente, de las instituciones, y de los Estados, provocar su
parálisis o generar otras consecuencias, cuando aquellas
decisiones no obedecen a sus intereses. Ello es posible,
principalmente, porque las condiciones poco equitativas del
intercambio económico de las pasadas décadas, el afán de mejorar
los niveles de vida, sin el soporte económico adecuado, la
desigual competencia en los “mercados” internacionales, la
corrupción interna, la falta de visión industrial y comercial, y
otros motivos, han obligado a la hipoteca masiva de las
economías nacionales, públicas y privadas, hasta el punto en que
sus “acreedores” están en capacidad de ejercer, así sea
extraoficialmente, el total dominio de ellas.
3.2.1 LA GLOBALIZACIÓN BIPOLAR
50
De la manera como la mentalidad del hombre de nuestro tiempo,
particularmente en el medio urbano, ha sido afectada por la
cuestión económica, donde el único motivo que merezca ser
tenido en cuenta, como vital para él, es el lucro, se deduce el valor
que le merece quien, por los azares de la vida ha perdido todo, o
siempre ha vivido en los sectores sociales llamados deprimidos.
Y si, el proceso de globalización económica ha generado altos
niveles de desempleo, y abandono, en la base social de nuestros
países, eso no sólo produce una crisis existencial en aquella
población, sino que su angustia los conduce directamente a las
redes del Crimen, la otra opción económica posible, en todas las
posturas que pueda permitir esa nueva dialéctica económica
bipolar donde se sitúa casi toda la población.
La militancia alrededor de cada uno de estos dos polos caracteriza
la vida íntima de los colombianos; el efecto de la globalización
económica sobre el aumento de la miseria, ha producido el auge
del crimen organizado como único camino de redención de las
clases menos favorecidas, y llega también a tipificarse, como
<<atractor>> económico, la forma de vida del sector básico de la
población. No es aventurado reconocer, que la influencia de estos
dos polos en la conformación estructural de la sociedad
colombiana, está afectando la mentalidad misma, las relaciones de
las clases sociales nuestras, el comportamiento íntimo de cada una
de ellas, haciendo, por ejemplo, que la Ley no sea más que una
característica de diferenciación entre dos mundos divorciados
entre sí, y conectados, a veces de manera accidental, incluso, ni
siquiera con relaciones duraderas de trabajo. El divorcio entre
nuestras clases sociales, “pudientes” y articuladas con el Estado, y
“menesterosas”, asimiladas al estado caótico de nuestra sociedad,
se da también a niveles éticos, haciendo casi imposible la
convivencia. Esta realidad ignorada por la generalidad de los
analistas políticos nuestros, es un factor determinante en nuestra
inestabilidad institucional, y debe ser urgentemente superada para
que en Colombia podamos superar la crisis social y la violencia
que sufrimos en la actualidad.
51
A propósito, hemos citado en este tema de la globalización dos
fuentes de poder internacional, sin tomar nota del crimen
organizado, que, como gigantesca “tenaza”, tiene amplia
capacidad de disimulo y mimetismo, capacidad estratégica de
penetración subrepticia de las fronteras nacionales, de control y
manipulación de sus economías, del soborno, de la intimidación,
de la distracción, de la parálisis en la acción política de las
autoridades legítimas.
Una de ellas, es lo que queda del viejo poder soviético, con su
patrocinio de los movimientos marxistas – leninistas, que luego
de la Revolución de Octubre de l917, monta una campaña, al
nivel mundial, de penetración, descrédito y conspiración política,
destinada a establecer firmemente la hegemonía “socialista”,
particularmente, sobre los regímenes de corte liberal – burgués,
que rigen en las repúblicas nacionales de Occidente.
La experiencia de la Guerra Fría, y de los movimientos
revolucionarios montados sobre los principios de la guerra
irregular, muestra las dificultades de completar una victoria
militar si no se logra neutralizar el apoyo que en el otro lado del
conflicto puede ser prestado por los líderes de la resistencia. Sin
embargo, a largo plazo, la victoria podría ser conseguida, si la
obtención de posiciones estratégicas geográficas y en los distintos
niveles de la estructura social, adecuadas para mantener la
posibilidad de interferir el normal desarrollo de la vida cotidiana
de las naciones, permite inducir la desmoralización de la
población, el desmedro en el ánimo de trabajo, el incremento de
los riesgos económicos de las empresas productivas, el
incremento de la inseguridad para quienes lideran las actividades
productivas, la lucha del movimiento sindical en la búsqueda de
reivindicaciones absurdas.
En Colombia, la preparación de esa tarea empezó en la década de
los años veinte del siglo pasado y prosiguió hasta la década de los
años sesenta en que se dio la movilización militar, para alcanzar
las posiciones estratégicas buscadas. El colapso del régimen
soviético en la década de los noventa y el fin de la Guerra Fría,
52
dejó huérfano de iniciativa y de apoyo ideológico y financiero al
movimiento revolucionario colombiano, que tuvo la suerte de
contar con el poder financiero del Crimen organizado en el
Mundo, para retomar su iniciativa. Ello le permitió sustituir el
patrocinio soviético por el patrocinio de la “Mafia” del
narcotráfico, obviamente, asegurando la financiación de sus
operaciones y manteniendo en la medida de lo posible, su
“independencia” intelectual.
La otra fuente de poder es la que intenta utilizar a las
organizaciones financieras líderes del Planeta, que ya han sido
suficientemente “globalizadas”, alrededor el Fondo Monetario
Internacional, como eje, para establecer su dominio de la
economía mundial. El hecho tozudo es que países como Colombia
y muchos otros países pequeños y medianos se ven agredidos,
desde dentro, por aquellas fuerzas extrañas que son, por otra
parte, más poderosas que las suyas, individualmente consideradas,
y se muestran decididas a asumir el control de sus recursos para
encausarlos en la consecución de sus propias metas económicas y
políticas.
Muchos de nuestros hombres de empresa y hombres públicos,
aceptan en acto irresponsable y de sumisión indigna, como,
“hechos cumplidos”, aquella pretensión y las acciones de poder
correspondientes, que encubiertas con la presentación de
inocentes recomendaciones técnicas económicas, llevan implícita
la intención de saltarse las más elementales normas de
convivencia internacional y del respeto debido a la dignidad de
los Estados legítimamente constituidos y plenamente reconocidos,
y a los derechos soberanos de las naciones, así, como decíamos:
“hechos cumplidos”, sin mediar diálogos y negociaciones de
ninguna especie, desconociendo plenamente y vulnerando
gravemente la dignidad de pueblos estructurados en sociedades
reconocidas por el Derecho Internacional, que merecen respeto,
que poseen patrimonios económicos y culturales de los que tienen
derecho de disfrutar. El hombre común, confundido, difícilmente
logra desentrañar el misterio de la coherencia de multitud de
hechos perturbadores aislados que son objeto de información
53
diaria en la Presa. A los malos manejos de nuestros
administradores públicos, inexpertos o mal intencionados, que
han hipotecado en contra de varias generaciones futuras de
compatriotas la economía de sus países, se suma uno de los
delitos que deberían ser castigados con duras penas por la
legislación penal de todas las naciones, uno de los actos más
abominables, destinado a poner la suerte de los “débiles” en
manos de los “fuertes”: La Usura. En el fondo, esto no es más que
una aplicación “al pie de la letra” de la ética calvinista, en el
campo de las relaciones internacionales, que aporta, nadie lo
duda, un ingrediente importante en el orden económico de las
sociedades humanas, pero que requiere ser balanceado con otras
consideraciones de orden cultural, a lo cual, en el mundo moderno
no se ha llegado. Para “muestra un botón”: ¿Dónde está el tratado
internacional que reglamente aquella práctica? ¿Es acaso una ley
del Imperio, de un Imperio que, igual que el buscado por el
totalitarismo marxista – leninista se va imponiendo
informalmente, solapadamente como hecho cumplido? ¿O ha
llegado nuestra hipoteca tan lejos, y nuestra dependencia es ya tan
firme, que nuestros pueblos deben considerarse ya
irremediablemente sometidos a la voluntad de nuestros
“acreedores”?
Los nuevos estilos de agresión, la llamada Guerra Revolucionaria
y el despojo, expropiación o destrucción de nuestro patrimonio
económico y humano, los más preciado de los cuales son nuestra
libertad y nuestra independencia, han generado, a su vez, un
movimiento defensivo, completamente independiente, sin
compromisos internacionales, que opera, por el momento, al nivel
nacional, que se justifica por la actitud asumida entre nosotros por
nuestras propias autoridades frente a aquellos dos nuevos estilos
de agresión disfrazada internacional. Se trata del movimiento de
autodefensas, patrocinado, en sus comienzos, por hombres de
empresa, del nuevo cuño moderno, y con intereses qué defender
generalmente en el Campo, o en territorios aislados fuera del
alcance efectivo de las autoridades legítimas, no muy éticos,
aunque económicamente poderosos. Desgraciadamente su
movimiento derivó, como tenía que suceder, hacia los objetivos
54
del Crimen organizado, del lucro, del enriquecimiento fácil, a
costa de un gran daño social. O sea, hacia el comercio de
alucinógenos, la toma de propiedades rurales, la extorsión, el
secuestro y el asesinato, el comercio de combustibles hurtados, el
asalto a mano armada y otras actividades ilícitas, única fuente
segura de financiación de empresas tan polémicas, tan arriesgadas
y, tal vez tan carentes de apoyo popular como las suyas.
Los nuevos estilos de agresión no representan mayores riesgos
directamente a sus autores intelectuales porque éstos no tienen
que enfrentar al enemigo directamente en el Campo de Batalla.
Solamente se parapetan en puestos de “prestigio” que inspiran
respetabilidad y autoridad, o en el anonimato. En la lucha
revolucionaria, el Campo de Batalla simplemente se sitúa donde
pueda afectar mejor la moral enemiga, o sea tan cerca como sea
posible de su lugar de trabajo, de su lugar de residencia. El
Campo de Batalla en la lucha por el dominio económico se sitúa
principalmente en los terrenos del Comercio, la Producción la
Ciencia y la Tecnología, y su apoyo logístico, entre los cuales
puede contarse el apoyo financiero.
Mientras por un lado, en los barrios, en las vecindades, en las
instituciones públicas, en las organizaciones productivas de todo
orden, otros actores del conflicto se infiltran y montan sus propios
dispositivos estratégicos de “batalla”, allí donde su amenaza sea
más contundente, mientras el “hilo” de las responsabilidades se
difumina, se disimula mejor, y mientras los medios de
comunicación, inocentes o vendidos, funcionan como “cajas de
resonancia” que aumentan varias veces el efecto terrorífico de sus
golpes de mano, se suceden en las capitales las alianzas
“estratégicas”, las fusiones empresariales, las ventas y compras de
grandes compañías, la liquidación de otras que han llegado a la
insolvencia financiera, dejando sin trabajo a legiones enteras de
gente bien formada y preparada para su oficio, en aras de rebajar
los costos fijos y aumentar la “competitividad” de nuestra
economía organizada,
55
Los países pequeños y medianos enfrentan un reto difícil de
resolver, que va a exigirle a sus ciudadanos mucha determinación
en su propósito de sobrevivir, mucha solidaridad, un gran espíritu
de entrega y de lucha, virtudes que, por desgracia, no son las que
más se cultivan hoy, para una recta formación del carácter.
Pero hay algo más que debe movernos a la reflexión. El juego de
las competencias estratégicas en el campo internacional se
complica. ¿Qué otro sentido puede tener la entrada de la China, de
lleno, al papel de gran competidor en la “arena económica” del
Planeta? ¿Qué otro significado tienen, ya para el caso de
Colombia, entre muchos otros casos, los coqueteos con este país y
otros países asiáticos de jefes de Estado vecinos? ¿Qué otro
sentido tienen sus esfuerzos armamentistas, sus ideas de impulsar
los movimientos “revolucionarios” y su apoyo financiero a países
vecinos con dificultades financieras? ¿Qué sentido tiene para
nosotros lo que parece ser el encubierto apoyo suyo a nuestros
movimientos subversivos, la salida, por fuera del país, de varios
de los jefes de las Farc en el aparente plan de duplicar su
movimiento guerrillero en otras naciones latinoamericanas? ¿Son
aquellos movimientos acaso, “movidas maestras” para instalar en
otras naciones del Continente la estrategia de lucha política
experimentada en Colombia y lograr, tal vez a favor de alguna
nueva “gran potencia”, el dominio político -estratégico de la
región latinoamericana, a mediano plazo? ¿Se plantea, acaso,
hacer a nuestras naciones sus “socias” forzadas en una incierta
contienda económica y política planetaria, es decir, una
asociación de naciones “indefensas”, marginadas, que no han
logrado superar sus diferencias para alcanzar un mínimo grado de
concertación en su política externa frente al resto del Mundo?
¿Acaso se prepara una fenomenal confrontación, eventualmente
de tipo militar, en el “patio trasero” de la “superpotencia
occidental” en América, para darle su “jaque mate”, ganarse el
monopolio del poder internacional, para instaurar un nuevo
imperio económico social y político a espaldas de nuestros
pueblos? ¿Quién se beneficiaría de todo esto realmente? Es acaso
el principio de la fase caliente de una Guerra Fría perdida por el
campo socialista en su primer “round”? ¿Qué papel juegan aquí
56
los intereses personales y políticos y la acción que desarrollan
actualmente los empresarios internacionales del crimen
organizado, los empresarios del narcotráfico, la “mafia rusa”, la
mafia italiana en Italia y en América, las mafias y los grupos
terroristas árabes, las pandillas de “terroristas” y los “carteles de
la droga” latinoamericanas? ¿Quién se está apoyando en quién, el
Crimen en las organizaciones otrora revolucionarias marxistas leninistas, o los revolucionarios marxistas - leninistas en el
Crimen? ¿Se trata acaso de una nueva confrontación política
inminente, con riesgos de volverse bélica, en un nuevo “campo de
batalla”, nuestros territorios, entre dos viejos poderes universales
de dimensiones ideológicas, o se trata de dos nuevos poderes
estratégicos - militares, de dos nuevos polos de la lucha dialéctica
en el Mundo, tipificados regularmente como “Capitalismo” y
Crimen, que se disputan agresivamente, su predominio en la
explotación del Hombre en su propio beneficio? ¡El sólo
considerar esa posibilidad, en una civilización humana, que se
supone técnicamente avanzada y que ha desarrollado armas
nucleares suficientes para aniquilarse a sí misma, lo pone a uno
con la “piel de gallina”!.
Solamente una clara consciencia de la Realidad, nuestra decidida
determinación de evitarlo, el compromiso sin desmayo en cumplir
nuestra tarea, y el esfuerzo heroico de nuestra parte de llevarla a
cabo, tienen posibilidades de disuadir a cualquier interesado en
hacer realidad aquellos propósitos, de alejar ese fantasma de
nosotros. Tenemos que demostrar, con éxito, que estamos
decididos a no dejarnos involucrar en semejante juego y en
semejante destino, como es llegar a ser el “campo de batalla”
económico, político, social, y eventualmente militar, de las
grandes superpotencias mundiales por el dominio universal.
Esa es una responsabilidad ineludible, que marcará con dureza el
desempeño estratégico de nuestra política, de nuestra nación, de
nuestro pueblo, de los pueblos americanos, de los demás pueblos
del mundo en las próximas décadas de este siglo. Si esa
confrontación se da, si los superpoderes del mundo no consienten
en conjugarse por el bien de la Humanidad, en participar con su
57
inteligencia y experiencia en el manejo tutelar de la economía
mundial, la competencia extranjera en contra de nuestra industria
vernácula y de la de otras culturas arreciará, sin duda,
dramáticamente y probablemente en las diversas naciones
tendremos que tomar medidas extremas para defendernos de su
política, como buscar la integración económica y política con los
países vecinos, y a otros niveles internacionales y cerrar
drásticamente nuestras fronteras al comercio exterior, tal como
tuvieron que hacerlo para defender su incipiente industria las
naciones que accedieron un poco más tarde a la Revolución
Industrial de lo que lo hizo Inglaterra, a finales del siglo XVIII y
principios del XIX. Una de ellas fue EE. UU de Norteamérica.
3.2.2. LA GLOBALIZACIÓN DEL MUNDO
EN LOS TIEMPOS FINALES
DEL IMPERIO CASTELLANO.
Muchos autores hablan del Imperio Español, aunque parece más
preciso y realista hablar del Imperio Castellano. La globalización
en aquel tiempo se da alrededor de la Institución Imperial, de la
Monarquía y sus derechos soberanos, y de sus intereses
económicos y políticos. Desde finales de la caída del Imperio
Romano, se da en medio de una sociedad militar rígidamente
jerárquica, de corte medieval, construida alrededor de una
interpretación muy europea de la ideología cristiana, finalmente
muy afectada por los valores surgidos de aquella “revolución
cultural” que significó el Renacimiento. La imagen que ha
trascendido hasta nosotros de sus efectos en el mundo americano,
como uno de los escenarios donde se dan las experiencias más
elocuentes de aquella “mezcla” cultural, es la de una explotación
despiadada de los pueblos aborígenes. Sin buscar quitarle piso a
esa realidad imposible de disimular, queremos considerar, hacer
relieve de otros efectos tan importantes como ese, cuya
trascendencia, de haberse consolidado, hubiera producido un
cambio diametral en el desarrollo de la civilización americana:
Tenemos testimonios muy sólidos para pensar que esa
explotación humana se dio, pero en medio de un conflicto de
58
poderes feudales entre el Monarca del Imperio y quienes se
comportaban como señores lejos de la metrópoli y colocados
frente a una oportunidad que no despreciaron, de hacerse ricos y
poderosos. La responsabilidad de Estado, de proteger a sus
súbditos de ultramar nunca fue desconocida por el Monarca,
aunque, por razones históricas que iremos revisando poco a poco,
su poder declinaba mientras que se radicalizaba el absolutismo del
el llamado “derecho divino de los reyes”, hasta colapsar a finales
del siglo XVII, para desgracia de América.
Particularmente, la memoria de sucesos de inmenso valor cultural
ocurridos durante el siglo XVI, y en que los pueblos de la antigua
América Española tuvieron no poco que ver, hace que hoy les
corresponda el derecho de demandar, de las demás naciones del
Planeta atención, claridad y aceptación de la gran responsabilidad
que se deduce de la pretensión de mirar hacia la humanidad con
esa visión globalizadora que se reclama insistentemente este
momento, como clave del éxito en el esfuerzo de crear las
condiciones en que ha de darse la supervivencia humana, para
bien de la humanidad de hoy y de mañana, papel que no puede ser
dejado de lado ni siquiera en el trato con pueblos que puedan ser
considerados emancipados de toda tutela extranjera.
Históricamente, nuestra Cultura Occidental estuvo colocada frente
a un reto semejante en el siglo XVI, tocando, a fondo, el
desarrollo del proceso de formación del espíritu nacional de los
pueblos que formaron parte de la antigua América Española. Tres
episodios memorables tienen ocurrencia entonces, dos de ellos
que tienen que ver directamente con la experiencia americana: La
gran controversia suscitada en la Europa de Carlos V Rey de
España y Emperador de Alemania por los derechos de los indios
americanos, las misiones jesuitas en Colombia, Paraguay y
Uruguay y la Misión de llevar el cristianismo a China. Más
adelante trataremos más detalladamente sobre ellos. Avancemos
un poco, sin embargo en algunos aspectos de interés, referidos al
tema que venimos tratando.
59
Uno de ellos tiene ocurrencia, cuando el gran genio misionero de
la Compañía de Jesús, Francisco Javier siguiendo instrucciones de
Ignacio de Loyola, “trazó en el terreno, después de recorrer India
y el Japón, las bases de esa empresa gigantesca, cuyo objetivo
central sería el de hacer católica a la China. En mensaje dirigido,
desde el Japón, a sus superiores, les decía: <<China tiene que ser
ganada, como antaño lo fue el Imperio Romano>> (Indalecio
Liébano Aguirre. Los Grandes Conflictos Sociales y Económicos
de Nuestra Historia. Ediciones Nueva Prensa Bogotá. P 62). Este
propósito se podría traducir hoy, considerando la forma como fue
puesto en marcha el proyecto: “Buscar los puntos de
identificación de la Cultura de Occidente con la Cultura China,
aproximarlas, ponerlas en contacto”. Ese podría ser el significado
del objetivo que se propuso la Compañía de Jesús en China, según
como fue concebida por ella en aquella época.
“Entre muchos atisbos geniales que aparecen en el pensamiento
de Ignacio de Loyola, figura, en plano eminente, su intuición de
que la gran batalla entre la democracia católica – La Plebe
Cristiana- y las burguesías calvinistas de Occidente, no se
decidiría en Europa sino en los llamados continentes atrasados, es
decir, el Asia, Africa y América. Así se explican las modalidades
revolucionarias de las Misiones Jesuitas, que los historiadores
más adversos a la Orden, reconocen como una de las mayores
hazañas de la cultura occidental”….” (Idem. P 62).
Por desgracia surgieron contradicciones internas, dentro de la
Iglesia, que fueron resueltas en decisión conciliar, a favor de
cancelar las misiones jesuitas en Asia. Ello ocurrió en el Concilio
reunido en la ciudad italiana de Trento, de 1545 a 1563. A partir
de ese momento, la experiencia que otras culturas asiáticas han
tenido, en sus diversos contactos con Occidente, particularmente
en Asia, han sido muy amargas aún cuando consideremos los
contactos más recientes. La arrogancia y el desdeño en el trato, de
que fueron objeto las culturas asiáticas por parte de la “corteza
técnica” de Occidente, como denominan los historiadores a la
civilización técnica que nació a partir del desarrollo científico
occidental, que se dio después del siglo XVII, no pudo ser más
60
eficaz en despertar profundos odios y resentimientos contra
Occidente. “La importancia del Oriente y en general de los
continentes despectivamente llamados “de color” por los
ideólogos de la burguesía protestante, la comprendieron después.
A Napoleón tampoco se le ocultó la importancia del Oriente en
los conflictos mundiales y ello explica su inclinación a rebasar las
fronteras occidentales y su conocida sentencia: <<Europa es una
ratonera>>. Pero quien comprendió mejor, por una intuición
semejante a San Ignacio, la influencia que tendría el Oriente en el
desenlace final del conflicto entre la democracia y las burguesías
calvinistas, fue Lenin: <<Los verdaderos pueblos avanzados –
decía- son los de Asia. Europa es un Continente atrasado…Moscú
debe ser un puente indestructible entre Oriente y el Occidente,
entre las cumbres del proletariado ruso y las masas profundas del
Asia y el Africa, destinadas a barrer el Universo” (Idem. P.63).
San Ignacio, gran artífice de la Iglesia Romana contra la Reforma,
“presintió, …que los llamados pueblos atrasados serían el
escenario … donde se ganaría o se perdería la batalla contra la
plutocracia calvinista y desde el momento en que formó el primer
núcleo de la Compañía, comenzó el planteamiento y desarrollo de
la grandiosa labor misional de la Orden, labor que tendría sus
eximios ejecutores en los jesuitas Francisco Javier, Mateo Ricci,
Adam Schall, Roberto Nobili, Verbiest, Da Costa, Pedro Claver,
Martini, Sandoval, etc. No se trataba ya de obtener
“conversiones”, ni de efectuar, en forma ligera, bautismos en
masa –como lo hacían las órdenes tradicionales -, sino de seguir
el principio ignaciano que vinculaba la propagación de la fe con el
aporte, a los pueblos convertidos, de aquellos elementos de la
civilización de Occidente –fueran ellos científicos, culturales o
económicos- que podían contribuir a mejorar su presente
condición, su acervo de conocimientos y su bienestar. Las
misiones, por ello, no fueron para los jesuitas una simple
avanzada del imperialismo de Occidente, sino que ellas
implicaron el más serio esfuerzo para contener ese imperialismo y
situar las relaciones entre el Este y el Oeste en el plano de un
nuevo tipo de entendimiento cultural “sin pueblos escogidos”, ni
“plutocracias predestinadas”. Cuando Francisco Javier llegó a la
61
India y conoció el tratamiento que recibían los nativos de las
colonias portuguesas, escribió altivamente al Monarca Portugués:
Si no amenazais a vuestros empleados con cadena, cárcel y
confiscación de bienes y aún poneis por obra la amenaza,
cualquier empeño para hacer que prospere el cristianismo en la
India será inútil”(Idem P 64).
Por último, reflexionemos sobre las dificultades que enfrenta la
integración de la vida humana en términos igualitarios, no en
asociaciones jerárquicas o bajo algún tipo de dominación.
3.2.3 LA GLOBALIZACIÓN ANGLOSAJONA.
Hasta ahora, la victoria en las confrontaciones políticas del siglo
XX coloca a las potencias anglosajonas, la Norteamericana, en
particular, a la cabeza, y sus directrices culturales de profundo
sentido religioso aunque no lo sea públicamente reconocido, en la
posición de liderazgo del llamado “Mundo Libre”. Ello es un
merecido honor pero también una irrenunciable responsabilidad,
que implica la aceptación de una visión universal de la vida
humana y de un mayúsculo esfuerzo en su preparación, con el
propósito de ejercerlo con propiedad, idoneidad y autoridad, si no
queremos una nueva y posiblemente última frustración de la
Especie Humana en su lucha por su supervivencia, por su
salvación de la extinción. No hay duda, que la responsabilidad en
esa colosal tarea es compartida por todos los hombres y debe
comprometer en su realización la gran mayoría de los recursos, de
todos los órdenes, de que disponemos.
3.2.4. LA GLOBALIZACIÓN
MIRADA DESDE UN ÁNGULO MODERNO.
La mirada globalizada del mundo moderno no puede darse por
fuera de alguna forma de consideración científica. Dentro de esa
consideración científica la antropología, entre otras disciplinas
científicas tiene una importancia vital. Ella puede ofrecernos
testimonios acerca de la manera de interpretar la Realidad, y sus
62
aplicaciones en el desenvolvimiento de la vida cotidiana, de los
diferentes pueblos humanos del Orbe, tanto antiguos y modernos.
Si la finalidad de esa mirada tiene el propósito de hacer viable una
vida humana civilizada, en común, la sola tarea de extirpar de la
Cultura humana las costumbres y los valores que han enfrentado a
los hombres en forma irracional, generando una experiencia
negativa, en términos de cooperación, merece ese gran esfuerzo.
La gran tarea de conjugar la vida humana de todas las naciones
del mundo en aras del Bien Común, es algo que exige la
comprensión, el descifrar correctamente, el interpretar
correctamente los signos en que fue y es expresado el
pensamiento humano dentro del contexto circunstancial e
histórico en que éste se ha producido. Pero no sólo eso: también
de entender y explicarse suficientemente la solución de los
problemas ambientales del medio planetario, que, en cada una de
esas circunstancia se ha dado, si es que el ser humano ha logrado
tener claridad de consciencia acerca de ellos. Ya en este momento
los cambios del clima, la violencia creciente de los elementos
climáticos, que golpean inclementemente a los menesterosos tanto
como a los poderosos, nos están diciendo con insistencia que es
preciso evitar y quizás, devolverse, en la generación de daños
ambientales que viene causando la civilización moderna en la
Tierra, como son la contaminación por medio de los combustibles
“fósiles”, y el consiguiente calentamiento global, la liberación del
carbón de la biomasa vegetal hacia la atmósfera, la destrucción de
los bosques y el daño a su poder de regulación de las
inundaciones, etc.
Quienes logran la visión global hoy y tienen poder para aplicarla
en el manejo político, lo hacen refiriendo su acción a los términos
estrictamente del concepto económico. Su visión, que es
esencialmente práctica, considera suficientemente explicada la
realidad productiva de las naciones del mundo, en términos de las
condiciones de la Economía.
En general, las posturas adoptadas por aquellas personas, son, en
parte, el producto del juego de los intereses económicos, de las
63
ideologías que se han impuesto, del juego de poderes que se ha
dado en Occidente en las distintas épocas de su historia. Los
conflictos suscitados han necesitado definiciones. Esas
definiciones se han dado como consecuencia de los eventos
históricos, pero, en común, podríamos plantear una cualidad
común: Consideran a la vida humana como definitivamente
emancipada de la Naturaleza. El mundo de lo “artificial” tiene sus
propias reglas. Quienes tienen el poder económico en la sociedad
burguesa moderna, comercial por excelencia, tienen “la sartén por
el mango”. El respeto a las leyes del derecho de libre tenencia de
medios económicos, de su uso y plena disposición, es esencial en
el orden ético de la actual democracia económica. Mucha parte
del esfuerzo coercitivo de los Estados en la protección de los
derechos ciudadanos está dirigido a la protección de esos bienes,
razón por la cual los logros efectivos en ese campo, se considera,
alcanzan los ideales de la paz y la equidad ciudadanas.
En el mundo actual, la lucha por la reivindicación frente a la
pobreza, frente a la abusiva intervención extranjera, por la
adquisición de bienes económicos ambicionados, etc., ha
trasladado al terreno económico el “campo de batalla” de las
luchas políticas, perdiendo el ser humano la necesaria proyección
que esas luchas tienen en las demás dimensiones no económicas
de la Realidad. El rescate para el ser humano, considerado
integralmente, de una visión más amplia, más realista que la que
ofrecen esas proyecciones económicas inadecuadamente simples,
le darían mayor seguridad a sus proyectos políticos. Ese es uno de
los fines de este trabajo, porque si no dispone de esa visión, sus
luchas reivindicatorias, se sumarán junto con la tarea de
explotación humana que muchos empresarios perversos se han
impuesto, para acelerar definitivamente los pasos de la humanidad
entera hacia el abismo.
El ser humano necesita hacerse consciente de la fragilidad de su
vida, de su obra, frente al Cosmos en su conjunto, frente a la
Realidad impuesta por su medio ambiente, frente a la Naturaleza.
Necesita hacerse consciente, cómo ésta influye en su salud, en sus
posibilidades como ser vivo, en sus opciones vitales, las cuales
64
necesita buscar y descubrir para cimentar su existencia. Y quizás
deberá abrirse al aprovechamiento de todos los recursos de que
dispone para sobrevivir. El desarrollo de las Ciencias, y la
perspectiva de la Realidad que éstas le ofrecen al Hombre, puede
darle las oportunidades que la humanidad necesita para hacer
girar ciento ochenta grados a sus prácticas acostumbradas por
siglos y milenios en la búsqueda de métodos para asegurar su
supervivencia. Y probablemente no tenga muchas oportunidades
más de hacerlo antes de que le haya asestado un golpe mortal
definitivo a la capacidad de hospitalidad de la vida humana que le
ofrece su medio ambiente. Esta consideración nos conduce a la
urgencia de buscar un orden ético que nos permita adaptar mejor
la vida humana a su medio natural. Y aquel, como consecuencia,
deberá ser coherente con las leyes de la Naturaleza. Desde ese
punto de vista, no hay duda que la Economía Humana no es más
que un capítulo de la Economía de la Naturaleza. En términos
modernos, pues, los conflictos sociales humanos exigen para su
solución su traslado del terreno eminentemente económico, en
gran parte, al terreno experimental donde se mueven las Ciencia,
la Tecnología y la Ingeniería, pero no en oposición a las demás
disciplinas humanas, sino en apoyo a su esfuerzo por desarrollar
una vida humana sostenible, en su conjunto, como tal.
Demos algunos pasos en el estudio de la significación
antropológica de la experiencia humana en pueblos que han
servido de raíces a nuestra cultura occidental.
En Occidente, el apellido o nombre de familia de las personas está
vinculado con una localidad, con una vecindad de origen, con un
oficio, es decir, con el gremio que lo practica, con alguna señal
particular que las identifica. Hoy los usamos sin conocer sus
significados. En todos ellos nos referimos a orígenes de linaje, a
comunidades de sangre. Esas comunidades son los clanes de las
sociedades patriarcales nómadas. Las comunidades de sangre,
incluso, poseen una heterogénea constitución interna en las
distintas nacionalidades que la componen. Cada cultura ha ideado
sus formas particulares de organización. Los griegos llaman la
suya “ethos”, de donde deriva a la palabra „etica. Etica se refiere
65
al orden interno del ethos. De allí que ordinariamente
reconocemos como éticas las acciones que están de acuerdo al
orden de la comunidad y antiéticas las que se oponen a él. Puede
decirse que no hay dos éticas iguales. En el mundo antiguo los
contrastes entre las éticas de los distintos pueblos y sus culturas
podían llegar a las más profundas contradicciones.
La calidad de la hospitalidad del medio natural incide y determina
en gran proporción el modo de vida. Indirectamente, su ética. Hay
en Asia, en nuestra América naciones que vivieron del pillaje. La
pobreza de su medio geográfico no dieron para más. La exogamia
que conserva el vigor de la raza se nutrió en gran parte del
secuestro. Es así como en períodos más modernos de nuestros
pueblos aborígenes aparece el ritual matrimonial llamado
“matrimonio por captura”. Ello se conoce concretamente en Asia
y América. Para ciertos pueblos nómadas guerreros el estar
“atados” a la tierra representaba casi una forma de esclavitud. La
agricultura no era digna de un guerrero. Era tarea de esclavos.
Algo parecido pensaban muchos pueblos pastores. Más adelante
nos detendremos en algunos casos que pueden servir de ejemplo
para ilustrar los valores humanos de la Cultura que emana de las
costumbres que van tomando forma con aquellas diversas
experiencias de la vida.
Teniendo en cuenta esa realidad es fácil entender el caos social de
los puertos, de los oasis, de las ciudades que funcionaron como
centros comerciales regionales, en cualquier parte del mundo,
donde se encontraban gentes de variado origen. Lo propio ocurre
en los grandes centros urbanos contemporáneos, que se
caracterizan por su cosmopolitismo. En el mundo antiguo, con
poblaciones continentales que difícilmente podrían superar los
diez o quince millones de personas en toda Eurasia, con una
sencilla organización social y con una población afectada por el
desorden muy baja, 5,10, 15 % de la población total, ello no
afectaba profundamente el orden de vida de las comunidades.
En nuestro país, particularmente en provincias como Antioquia,
hasta hace unos setenta u ochenta años, pudieron desarrollarse
66
muchas de nuestras comunidades andinas campesinas casi
totalmente aisladas del mundo exterior, únicamente orientadas por
los párrocos de la Iglesia Católica con que se contaba en todos los
poblados. Su ética estaba referida a las enseñanzas de la Iglesia.
No puede hablarse jamás de sociedades perfectas. Estaban llenas
también de conflictos sin resolver, de ambiciones desmesuradas,
se cometían abusos constantemente, se practicaba la “doble
moral”, pero las directrices éticas permitían claridad acerca del
sentido moral de los actos humanos. Los pueblos eran muy
pobres, era preciso trabajar muy duro para obtener el pan diario y
algo más. Por todas partes rondaba la ignorancia, pero no había
hambre, los niños, los ancianos y los enfermos eran ayudados
ampliamente y amorosamente por sus familiares y si no los
tenían, por la “caridad cristiana” de los vecinos. El nivel de vida
de estas gentes fue, por tal motivo bastante alto, de mutuo respeto,
llevada la vida con sencillez, con armonía, honestidad e ingenua
sinceridad. De hecho, la apertura de vías de comunicación era
mirada con suspicacia por los curas de los pueblos, porque por allí
iba a “entrar el demonio”. Y eso fue así. A medida que las
“novedades” de los medios de comunicación “burlaban” el
aislamiento impuesto por las “talanqueras” de la censura y de
nuestra arisca geografía, cundió más y más el desorden. El nivel
de vida (no medido en términos de renta) de la población, bajó
constantemente y sigue bajando todavía.
La referencia que hacemos a este tema tiene especial significado
con relación al problema de la globalización de nuestra economía
tal como se nos plantea en la actualidad. Plantea la nueva versión
de una experiencia vivida y de la cual es plenamente consciente
nuestra población. Es común oír dentro de alguna amonestación:
”Antes los negocios se cerraban con un apretón de manos; la
palabra empeñada era una “escritura”; hoy lo asesinan a uno para
no pagarle las deudas”. Antes el trato mutuo era respetuoso; hoy
es infame, lleno de insultos mayúsculos, que antes hubieran sido
considerados grave ofensa, en son de “charla confianzuda”, de
una ordinariez que ralla en la vulgaridad. Antes la autoridad de las
personas mayores, “la voz de la experiencia”, se reconocía
comúnmente; hoy la “tercera edad” es síntoma de
67
desactualización, en la información, en el conocimiento; en su
falta de “sintonía” con los “ideales” del mundo moderno.
La agresión política, que marca la calidad de las relaciones
políticas entre los seguidores de las distintas vertientes del
pensamiento ideológico importado, en nuestra clase dirigente
durante todo el siglo XIX, trasciende poco a poco las fronteras de
clase y empieza a ser el marco de relación política entre los
prosélitos populares de las distintas vertientes ideológicas. Podría
decirse que por allí empiezan a plantearse la realidad de una
nueva forma de dominación, obviamente diferente del dominio
colonial, pero que implica un recorte sustancial de las
expectativas de los pueblos liberados por Simón Bolívar.
Desde 1930, por motivos ideológicos ampliamente influidos por
pensamientos foráneos, incluso patrocinadas desde nuestro
gobierno central, las persecuciones políticas por motivos
ideológicos empiezan a ser parte integrante de la realidad nacional
en la vida cotidiana popular de provincias como Boyacá. La falta
de garantías en la seguridad personal, hace que en las elecciones
de presidente de aquel año, los partidarios de una de las vertientes
políticas no puedan acudir a las urnas. A partir de 1948 se
desencadena la anarquía, y la Violencia no ha dejado de ser el
principal motivo de destrucción de nuestras comunidades
campesinas, ahora ampliamente secundada por la corrupción
generalizada a través de la Televisión y otros medios de
comunicación. No obstante no todos los cambios han sido
perjudiciales. Antes los derechos que se le reconocían a la mujer
no estaban al mismo nivel de los derechos de los hombres. Hoy si
lo están. Por ejemplo, las mujeres tienen las mismas
oportunidades de trabajo que los hombres y dan testimonio,
incluso, de mayor responsabilidad en sus obligaciones laborales.
Estos efectos pueden atribuirse a la carencia de una consciencia
clara en nuestros dirigentes políticos del valor social, del
significado para el “pueblo raso” de sus diferentes comunidades
de diverso orden, sus familias, su vereda, su aldea. En acción
irracional, movida, no pocas veces, por las pasiones, por los odios
68
contra el contendor político, por las ambiciones de Poder, por la
codicia, por la soberbia desbordada, arremeten contra el “enemigo
político” sin medir las consecuencias sociales de sus actos. Si
Colombia ha visto casi desaparecer su tejido social y crecer sus
ciudades con la gran masa de desplazados, por lo menos de dos
procesos de violencias diferentes, no se debe solamente a la
acción destructiva originada en la intervención extranjera. Esta
solamente se mueve, terminando el proceso destructivo de nuestro
tejido social y “capitalizando el daño causado en su propio
beneficio.
¿Será acaso que esa falta de sensibilidad por la realidad social
inmediata, descubre una carencia fundamental en la concepción
ideológica del mundo burgués acerca del significado del Hombre
y su Mundo, su personalidad, su estructura social, sus
instituciones, su historia, su cultura, su lengua, sus expresiones
artísticas, sus sueños, su mentalidad, sus relaciones con su medio
físico, consigo mismo? ¿Será acaso que la semejanza en los
resultados de la práctica política que se da en nuestra clase
dirigente con los típicos resultados de la práctica política de la
burguesía calvinista, nos denuncia una grave falencia del contexto
ideológico, que afecta gravemente su cometido? ¿Es acaso su
ideal, el afán de lucro, y su consecuencia, la Usura, una mera
expresión de su pobreza ideológica en su perspectiva humana, una
simplificación inaceptable, desde esta perspectiva, de lo que son
sus presupuestos en la Política? ¡Si eso es así, es preciso hacer
rectificaciones de fondo en esas prácticas!
Al proyecto de globalización propuesto por las grandes potencias
occidentales, según su trayectoria y su dinámica actual, se le
adivinan ya varios de sus presupuestos a realizar en su ambiente
de plena “libertad”: El de masificar la demanda, estableciendo
una nueva reglamentación de la vida humana, introduciendo el
principio de la “moda”, destinada a uniformar la demanda de
bienes y servicios, lo que interesa para afirmar la capacidad
competitiva de la producción masiva de los mismos, para vivirla
según sus modelos, con exclusión de toda otra propuesta,
acreditados con las historias más inverosímiles ideadas por sus
69
especialistas en mercadotecnia y propaganda, con campañas
masivas, apoyados en los medios de comunicación disponibles;
llenando su mundo fantástico y vacío con nuevos rituales sociales.
Así, los “reinados de belleza” se han transformado en nuevos
motivos de convocatoria social, en escenario de una nueva
“religión” sembrada en nuestros medios sociales secularizados,
con su modelo femenino elevado a la categoría de nueva “deidad”
a quien se adora, además, en los “templos” de las pasarelas, de los
estadios, de los cafés – Bar donde se dan las concentraciones
humanas de la nueva “iglesia”. Esta iglesia tiene una nueva clase
“sacerdotal”, cuyos miembros practican nuevos rituales de
“oración”, nuevos géneros poéticos, que hacen la apología, la
promesa de su nuevo “cielo”: el orgasmo vivido con sus
“modelos” de la feminidad, de la masculinidad y la ambivalencia
de género, que se contorsionan, que gritan como “posesos del
demonio”, como si estuvieran en transe”, que ablandan la
consciencia de sus seguidores con sustancias sicoactivas, como el
alcohol, la marihuana, la cocaína la heroína, el bazucó, y su nuevo
redescubrimiento, el “ragé”, entre otros. ¿Puede considerare esa
nueva cultura una conquista real del genio humano? En parte sí y
en parte no. Más adelante veremos algunos pasajes históricos que
nos permitirán tomar posiciones para orientarnos, por nuestra
cuenta, en nuestra propia tarea de estudio, de profundización en el
tema.
Pero ¿Hay alternativa? ¿Hay forma de reducir la dinámica de
“penetración” cultural con la cual se desarrolla ese proceso de
“modernización” de la vida humana? Realmente sí la hay. Hay
muchas opciones. La globalización de la vida humana puede
perfectamente adelantarse sin la “castración” mental que implica
el proceso actual, sin la “amputación” de la parte más valiosa de
su personalidad: su espíritu, sin renunciar al patrimonio humano
representado en el valor de la experiencia acumulada en las
culturas humanas diversas que han podido documentarse, de todo
el Planeta y de todos los tiempos, y sin renunciar a los sueños que
cada pueblo ha acariciado según sus propias aspiraciones.
70
La contemplación de la idea de una vida globalizada, sin siquiera
introducir elementos extraños a la cultura de Occidente, nos
refiere, querámoslo o no, como tal vez lo puede sospechar ya el
lector, al gran conflicto religioso que surgió en la primera mitad
del siglo XVI en Europa, relacionado con ciertos movimientos
culturales europeos interesados en que se reconsiderara la
orientación doctrinal de la Iglesia Católica, dada la aparente
irregularidad en el comportamiento de muchos de sus jerarcas y la
posibilidad de que se estuviera dando una desviación de fondo en
su política. En el ambiente autoritario y caldeado de entonces no
pudo darse una controversia sana y constructiva. Rápidamente
otros intereses económicos y políticos se involucraron en el
conflicto y estallaron la Guerra y la Violencia, que costó una
mortandad inmensa y que forjó odios suspicacias, y
resentimientos incalculables mutuos.
Pero realmente no se resolvió ningún conflicto. Este y los odios,
las suspicacias y los resentimientos siguen larvados, anidando en
la memoria de los viejos contendores. Los actores se armaron, se
establecieron tras sus respectivas barricadas, se dieron los
enfrentamientos populares, las batallas militares, los grandes
choques ideológicos y políticos, grandes migraciones y
desplazamientos humanos comparables aunque a mayor escala
que los que acontecen entre nosotros, se mantuvo y se profundizó
la discordia, pero no se dio el diálogo desprevenido. No tuvo la
humanidad la suerte de ver nuevamente despejado su camino.
Pudieron más el orgullo, la Soberbia envalentonados que la
sensatez. ¿Tendría que soportar la humanidad otra vez aquella
terrible frustración?
Y esta pregunta tiene validez, porque los hombres no hemos
aprendido a despejar nuestro camino por otros medios diferentes a
la fuerza. Y esta costumbre es la que aquí esperamos poner en
“entredicho”. Podría decirse que con la experiencia del mundo
moderno hemos llegado a la convicción de que la suerte de todos
los hombres está en manos de todos. Todas las experiencias
vividas tienen valor humano incalculable, y no podemos dejarnos
lanzar “al abismo”, si podemos hallar la solución integrando los
71
aportes de cada uno en la construcción del gran “rompecabezas”
del gran “mapa del tesoro” que contenga las claves que
necesitamos para despejar nuestros respectivos futuros. No
podemos seguir viendo impasibles las grandes hambrunas
africanas y contemplar la posibilidad de su extensión por todo el
planeta, dada la tremenda depauperación que sufren este momento
casi todas las naciones del Mundo. Tampoco podemos aceptar
buenamente, que sea la rebelión general, la que estalle frente a la
injusticia, y se precipite la humanidad, por nuestra miopía, en una
catástrofe global de inusitadas proporciones.
Por último, reflexionemos sobre las dificultades que enfrenta la
integración de la vida humana en términos igualitarios, no en
asociaciones jerárquicas o bajo algún tipo de dominación.
3.3.0 ¿TIENE O NO TIENE LA VIDA
SU PROPIO SENTIDO?
Nos queremos referir aquí al hecho, comprobado por la Ciencia,
de que la Naturaleza posee su propio proceso de evolución
natural, sobre la cual los humanos poco tenemos qué hacer,
excepto, deteriorar el ambiente en que transcurre nuestra vida; y
de la especie humana, sabemos hoy, que ha tomado un camino
evolutivo diferente del de todas las especies vivas: Se está
desespecializando, para adaptarse física y mentalmente a una
nueva forma de evolución: su evolución cultural. Una de las
consecuencias, es su posibilidad de adoptar la posición erguida y
alcanzar, con este cambio en su posición corporal, las aptitudes
del habla, con los cambios que por ese motivo, se dieron en la
evolución de sus cuerdas vocales. Este es un tema que están
asumiendo, como muy importante, los pensadores científicos
modernos.
El ser humano, en sus diferentes estirpes, ha logrado desarrollar
sobre la base de experiencias muy particulares, sus diversas
nociones del mundo en que vive. A partir de allí ha despejado, a
su manera, los misterios de la Realidad, conforme, muy
concretamente, con las condiciones de su hábitat, que interfieren
72
su modo de vivir. Desde antiguo, particularmente en las regiones
centrales del Asia, el rigor del medio ambiente originó gran parte
de los movimientos migratorios que cambiaron la composición
étnica de los asentamientos de población de todo el continente
euroasiático. Esos movimientos de población están plenamente
documentados en la época histórica y desde tiempos más
antiguos, por la tradición de dichos pueblos.
De tiempos anteriores se investigan los vestigios que se han
hallado en el continente africano sobre verdaderas catástrofes
sufridas por pueblos anteriores al “homo sapiens” y que, quizás,
pudieron originar, desde allí, que se considera ahora la cuna de la
humanidad, hace aproximadamente unos 70.000 años, las
primeras migraciones humanas al Asia y a Europa, habiendo
logrado sobrevivir solamente algunas pocas estirpes. En el
desierto del Sahara hay evidencias, durante la última glaciación,
de un clima mucho más húmedo y acogedor que el actual. Todo
ello apoya la teoría que el choque entre diversas etnias humanas,
es en sus comienzos, el producto de una dura realidad. La Guerra,
es una continuación de la lucha por sobrevivir entre pueblos
cazadores, y más tarde de pueblos de pastores que se mueven en
su nomadismo según las manadas de sus “piezas” de caza y, más
tarde, de sus ganados. En éstos la disponibilidad de pastos es de
absoluta necesidad. Podríamos estar hablando, en estos casos, de
sucesos “muy recientes”, porque se calcula que hace unos
600.000 años ya se movían sobre la Tierra los primeros hombres,
después de un período de casi 10.000.000 de años que dura la
evolución de “filum” humano desde el eslabón que puede enlazar
nuestra especie con los demás primates.
Desde muy antiguo, pues, puede hablarse, de alguna manera de
globalidad. Una globalidad, sí, marcada primero por la
experiencia del hambre, de la muerte, por la tragedia humana y
luego por la Guerra. Es ésta entonces en aquella época una arte
tan necesaria para hacerse a espacio vital, como podría ser la
técnica del pastoreo y más tarde la agricultura. Los caudillos
guerreros son los que conducen entonces a los diferentes pueblos.
La victoria plantea ciertos criterios de superioridad del vencedor
73
sobre el vencido. Aquella se convierte en motivo poderoso para
elegir al jefe con mejores cualidades guerreras. Tal vez el valor de
la amenaza de pueblos vecinos supuestamente competidores por
los mismos recursos naturales, pasa sutilmente a un segundo
plano. Ahora es más importante el significado de la rivalidad
entre voluntades de poderío, aspirantes al “liderato universal” del
“más fuerte”. El botín de Guerra, la obtención de mujeres y de
mano de obra esclava, se transforman en acicate de inmenso
significado para el surgimiento de conflictos con pueblos menos
fuertes. La victoria, finalmente, le otorga el dominio total al más
fuerte. Y por añadidura, el patrimonio material y humano los
tesoros y el territorio del vencido. La Guerra y la Violencia se
convierten, entonces, en instrumentos de pillaje.
Dentro de ese contexto se mueve la historia humana hasta hoy.
Esos antecedentes explican con bastante claridad el origen de
muchos miedos, de muchos odios y deseos de venganza que
yacen larvados en la memoria consciente e inconsciente de
muchas naciones. Absurdamente, paradójicamente, la consciencia
humana de sí mismo, nace y sobrevive, hasta nosotros dentro del
contexto de lo que podríamos llamar la “Cultura de la Muerte”.
El que haya sido posible, en medio de toda aquella historia, para
unos pocos pueblos actuales, particularmente de “occidente
civilizado”, medrar exitosamente en un pequeño espacio del
Universo que les sirve de hogar, donde pueden moverse con
“plena libertad”, según su albedrío y usar de su iniciativa a
voluntad, les ha enceguecido no pocas veces de soberbia.
Menosprecian, a menudo, a las naciones “de color”. Por eso se
sienten soberanos, dueños y absolutos señores de los espacios que
“conquistan”. Creen doblegada a la Naturaleza porque han
logrado adaptarse, porque han logrado, con sus artes, con sus
técnicas, extender un poco las condiciones del hábitat que puede
soportarlos, porque han logrado implementar su vida con medios
que les permite sortear su suerte y aún vivir permanentemente en
medios extremos, casi inhospitalarios, dentro del estrecho rango
de las opciones de vida y posibilidades, que le depara su
estructura corporal; porque han logrado una simbiosis eficaz con
74
otras especies haciendo “equipo” con ellas a lo largo de sus
respectivas vidas; porque han logrado descifrar el misterio del
germen de la Vida y han alcanzando el poder propiciar su
reproducción y su “cultivo”; porque han aprendido a seleccionar y
mejorar el “tributo” a su esfuerzo de muchas de las especies con
las cuales conviven; porque han logrado “independizarse”,
“liberarse” del poder regulador del Clima, de la fuerza de los
elementos metereológicos con los riesgos que representan para su
vida, aprendiendo a generar riqueza en sus talleres industriales,
aprendiendo a vivir en ciudades, resguardados del rigor de la
intemperie.
Se les olvidó que el punto de partida de nuestra intervención
consciente en el Universo, fue el producto de un “trabajo” arduo,
de una “conquista” que no son suyos. Que los frutos de la
evolución de la Especie Humana son una donación de la
Naturaleza, de Dios, sea como sea que llamemos al autor de
nuestro “genoma”. Ello ha sido dado, aunque, como ocurre tantas
veces, percibamos apenas la “periferia” del proceso constructivo
del Universo, de nosotros mismos, percibamos apenas la parte
mecánica del fenómeno de su evolución ignorando su esencia, el
origen de su dinámica o, bien, carecemos de la sensibilidad
suficiente para que logremos percibir, esa realidad en mayor
profundidad, inclusive, lo que denominamos, quizás
impropiamente la esencia de su Principio Creador, de su Principio
Rector, del que es su Espíritu.
Para entender hoy la globalización, es preciso entender la vida
humana moderna dentro de su contexto histórico, los afanes de
poderío y dominación de unas naciones sobre otras, de unos
hombres sobre otros de un género sobre el otro. La idea de
abordar el tema, en sí, es algo que no debemos eludir. Es preciso
aproximarnos al fenómeno de la consciencia global, en todos los
pueblos, de manera razonable. Eventualmente tendremos que
afrontar el reto de depurar nuestras culturas singulares, limar
asperezas, encontrar dentro de un mundo amplio el sentido de
nuestras vidas singulares. Todos habremos de responder
75
coherentemente dentro del contexto global las siguientes
preguntas: ¿Quiénes somos? ¿Qué es el Universo que habitamos?
Para lograrlo de manera útil y práctica, según deducimos del
criterio aportado por los pensadores científicos de nuestro tiempo,
es preciso abordar el tema de manera diferente, ya que la Realidad
no es comprensible muy directamente, sino indirectamente, a
través de muchas experiencias: También es preciso hacerlo,
porque ningún ser humano, ninguna cultura humana, por sí
mismos, son dueños de toda la Verdad, del conocimiento de toda
la Realidad Esta solamente se va perfilando mejor, nunca
totalmente, cuando se la observa desde la mayor cantidad posible
de puntos de observación; es más sensato, apunta mejor a nuestro
objetivo formular las preguntas de otra manera: ¿Quiénes
pensamos que somos? ¿Cómo percibimos el Universo que
habitamos? Así nos referimos mejor al significado del
conocimiento humano de la Realidad, algo tan importante para la
especie humana, como la realidad misma.
¿Por qué afirmamos esto? Porque las diversas ideas a través de las
cuales vemos los humanos la Realidad, más que enriquecerse
cuando confrontan otras maneras de entenderla nos enfrentan en
conflictos interminables, son motivo, a menudo, para que se
trabaje arduamente en su “legitimación”, por encima y con
intención de excluir cualquier otro, o simplemente se hace la
Guerra o se practica la Violencia para definir su imperio.
¿Cambian esa actitud, esa postura inflexible e intolerante, la
Realidad? No realmente. El saber que la discusión no se refiere a
imponer una noción “verdadera” sobre una noción “falsa”,
errónea, de la Realidad, que no se trata de “probar” con
argumentos “convincentes” quién tiene la Razón o quien no la
posee, probablemente le quite piso a la tendencia de resolver esos
conflictos con la Guerra, a imponer el dominio propio sobre los
demás, teniendo en cuenta que hay todo un análisis que hacerle al
lenguaje y otras formas de expresión humana para “explicar” los
distintos aspectos de la Realidad tal como se contempla desde los
distintos puntos de vista, u observación que asumimos los
76
humanos, en nuestras distintas escuelas de pensamiento, en
nuestras distintas culturas, para hacerlo.
Hay otro motivo importante: La Prudencia. Si aplicamos una
actitud típica de los científicos, producto de su trabajo
rigurosamente sistemático, podríamos afirmar que es difícil
obtener la certeza plena para toda postura frente a la Realidad,
concretada en los planos filosófico, ideológico, aún científico, etc.
con el conocimiento relativo, con la información parcial con que
contamos ordinariamente para establecerla. Según veremos, más
adelante, siempre debemos estar abiertos a modificarla cuando la
convicción de que estamos equivocados es evidente. Veremos
también otros motivos para aceptar que cada conclusión,
normalmente, abre nuevos abanicos de caminos exploratorios que
conducen a nuevas y más profundas conclusiones acerca de ella.
Ese relativismo y aislamiento en que transcurre regularmente
nuestra vida real, hacen que la Fe pueda ser el <<puente>> entre
un presente sufrido y un futuro soñado, que sea una base segura
del conocimiento en un mundo dinámico, una base segura para
abordar el estudio de las posibilidades del mañana, obviamente, si
nos aplicamos en el esfuerzo necesario para hacerlas realidad. Si
hacemos un acto de Fe, si decidimos dar los pasos que conduzcan
a esa nueva realidad, es el camino que nos conducirá como
resultado de esa decisión, hacia la meta que hayamos elegido. Por
ello, en un mundo que puede evolucionar, en una consciencia
humana que puede crecer, desarrollarse, la Fe, como actitud,
puede ser sea una solución mucho más prometedora y fértil que el
dejarnos copar por la incertidumbre y el escepticismo. La Fe es
una actitud plausible, para cualquier persona que desee cambiar
su vida actual por una vida diferente proyectada para el futuro. La
Fe representa un avance en el conocimiento de la misma. Hacen
también que podamos entender que el asumir como “definitiva”,
como certeza, una conclusión que no tiene fundamento para serlo
sea precipitado. La Fe conlleva la consciencia de que se puede
estar equivocado, de que estamos dispuestos a afrontar el error, en
caso de percibirlo y rectificar nuestra postura. También nos
conduce a respetar las decisiones ajenas, la Fe ajena, en el
77
entendimiento de que son sinceras, responsables, que
corresponden a un acto, en el pleno ejercicio de la libertad. Desde
este punto de vista, toda imposición de posturas ajenas en virtud
de alguna forma de dominio, es un atropello a los derechos
fundamentales del ser humano, con el agravante, de que si se
descubre algún error en ellas, el no corregirlo oportunamente
puede hacernos un daño mayúsculo a todos.
La Guerra y la Violencia no solo consumen incontables recursos
naturales que se necesitan para construir la vida humana. También
sus consecuencias implican sufrimiento y frustraciones humanas
innecesarias, igual que la grave deformación del carácter y la
aparición de dolencias físicas y mentales que pueden hacer la vida
socializada algo mucho más inmanejable e insostenible.
El hacer el intento de mirar el mundo en que vivimos, de mirarnos
a nosotros mismos, desde un punto de vista macroscópico, o
“global”, como se diría hoy en día, no es tarea fácil. Hacerlo
dentro del contexto, dentro del marco de un pensamiento que
surge en momentos en que la Humanidad se considera
“emancipada de la Naturaleza”, es sumamente peligroso. Sin
embargo, hacerlo dentro del contexto de opiniones abiertas a la
rectificación, puede ser el principio del descubrir la Realidad tan
fielmente como es posible en un determinado contexto humano.
Hablar de la Realidad es más que hablar, muy concretamente, del
Universo y todo cuanto contiene. Hablar del Universo observable
es hablar de la Realidad Física. Puede decirse que el conocimiento
de la Realidad Física es, el objetivo fundamental de la Ciencia.
Sin embargo, no siendo el objetivo de la Ciencia el conocimiento
de la Realidad en su totalidad, sí nos ofrece indicios bastante
precisos acerca de su posible sentido, porque la Realidad Física,
en medio de todo, no es sino parte y tal vez consecuencia de toda
aquella Realidad Total, que a ratos intuimos de manera muy
parcial, y en otros, que nos esforzamos por observar con el rigor y
la disciplina de que somos capaces.
78
El escrutinio científico de la Realidad Física, que corresponde, ya
lo hemos visto, a una parte solamente de la Realidad Total, la cual
es imperceptible en la medida en que carecemos de medios para
percibirla, si es que hemos de lograrlo en cierta extensión, algún
día, nos muestra fundamentos de juicio que afectarán sin duda,
profundamente y decisivamente el concepto que tenemos ahora de
la vida humana.
La noción que nos ofrece el Cosmos hoy difiere radicalmente de
la que se había desarrollado en la época de Newton y mucho más
que la noción escolástica esencialmente intuitiva, que proviene
principalmente de las nociones aristotélicas (griegas) y
ptolomeicas (helénicas).
Edwin Hubble descubrió en 1927 que el Universo se expande.
Este hallazgo nos muestra una idea de Universo dinámico que se
opone diametralmente a la concepción anterior de un Universo en
perfecto equilibrio y completamente estático que le antecedió. Y,
desde entonces, la mayor tarea a la que se han comprometido los
astrónomos modernos, desde hace unos setenta años, es la de
afinar el cálculo de dos constantes contenidas en el sistema de
ecuaciones que describen ese efecto expansivo. Se trata de la
“Constante de Hubble y del “parámetro de desaceleración”
Si aquello ha sido confirmado, en su conjunto y a “grosso modo”
por las observaciones astronómicas y por innumerables cálculos
matemáticos, nos conduce a nuevas preguntas perfectamente
pertinentes: ¿Ese movimiento expansivo que, por otra parte, se ha
descubierto que es concéntrico, dónde y cómo pudo originarse?
¿Qué mueve a esa expansión? El peor enemigo de una respuesta
razonable a estas preguntas y a muchas otras que se hacen los
entendidos en la materia, sería la pretensión de hacerlo de manera
dogmática, tajante y definitiva. Por el momento, los científicos
están de acuerdo en un modelo de generación universal en el que
todo se inicia en un “huevo cósmico” en el que se genera una
colosal explosión, la Gran Explosión, que se calcula, se dio hace
unos 13.200 millones de años. Hay no obstante, diversas ideas del
proceso que antecede al Universo actual, tal como lo conocemos
79
hoy. También hay diversidad de opiniones en relación al origen
de las energías que mueven el universo actual. Al respecto, la
Física de Partículas, y otras disciplinas van desarrollando
experiencias y conocimientos que pueden despejar poco a poco
las incógnitas que tienen que resolver los astrónomos para
resolver, algún día el enigma del Universo. El descubrimiento de
la “antimateria”, como ingrediente del Universo, introduce el
factor de aniquilación de su encuentro con la “materia”, para
transformarse en energía radiada, que opera de manera similar a la
energía desencadenada por la Gran Explosión, como factor de la
dinámica en la expansión universal, en oposición al campo
gravitacional como factor de contracción, tal como lo propone el
doctor O. Klein, profesor de Física Teórica de la Universidad de
Estocolmo desde los años setenta (Hannes Alfven. Mundos
Antimundos. Editorial Universitaria. Santiago de Chile 1970).
La consideración de este fenómeno singular, de la Gran
Explosión, puede explicar muchos efectos que perduran hasta
nuestros días, y quizás, por varios miles de millones de años más,
que podemos enumerar en forma sucinta:
1- El desencadenamiento de un proceso de transformación del
inmenso caudal de “energía potencial” contenido en el “huevo
Cósmico”, en:
2- Una proyección inmediata de energía luminosa, -de fotones-,
3- Las primeras condensaciones de “energía” en materia, que se
da desde los primeros instantes, muy posiblemente hidrógeno,
que es la “materia prima” universal para la constitución de los
demás elementos de la Tabla Periódica de los Elementos. El
hidrogeno constituye todavía el 90% de la materia conocida
del Universa.
4- El impulso dado por aquella potente energía potencial a la
masa íntegra del Universo, imprimiéndole movimiento y una
energía cinética colosal, cuyo remanente actual impulsa
todavía al Universo hacia formas de movimiento
inmensamente complejas, por no decir que insólitas.
5- La aparición de un fenómeno nuevo, que, parece, determina
muchos de los caminos que seguirá el Universo en su
80
evolución, en su movimiento: Las interacciones entre los
“corpúsculos” de “materia” que se mueven, -fotones, átomos
de hidrógeno-.
6- Por razones todavía inexplicables, a los 100.000 años de la
Gran Explosión, empiezan a darse las primeras
“condensaciones” de materia estelar. Así, surgen las primeras
estrellas. Las estrellas de la “primera generación”.
7- En el seno de los cuerpos estelares empieza a darse un
complejo proceso de “fusión atómica”, producto en parte, del
desarrollo en aquellos ambientes de altísimas presiones y
temperaturas. Se forman así, por síntesis, elementos como el
calcio, el sílice, el fósforo, el hierro, el cobre, el estaño, el
carbón, etc. Cuando esas estrellas consumen su energía
disponible, “colapsan” y luego “explotan”. El rico “polvo
cósmico” producido sirve para la formación de nuevos
sistemas estelares o solares de segunda generación, como el
nuestro.
8- Así, en el ambiente “restringido” y vuelto “hacia sí mismo”, en
planetas como el nuestro, La Tierra, esos elementos
constitutivos ganan en oportunidades de interactuar, aunque
todavía las probabilidades de encuentro son todavía
insignificantes, en términos humanos y de su apreciación
estadística. El medio acuoso y las masas atmosféricas en
movimiento, dentro de las condiciones climáticas de ese
“reactor” en que se convierten los planetas como el nuestro,
son, entonces, vehículos ideales de movilidad. Esta movilidad
y los dilatados períodos de tiempo, son unos de los factores
que juega hacia la obtención de resultados concretos, entre
ellos:
9- La aparición de los compuestos químicos estables, de
estructuras cristalinas, de grandes y complejas moléculas,
incluso, las formas de vida inferior y luego superior que
conocemos.
10- Con la aparición de la Vida surgen formas de
comportamiento que representan verdaderas innovaciones
frente a las formas más simples de estructura u organización:
Las plantas son “fotosensibles, buscan la luz. Los animales se
mueven físicamente sobre el terreno en procura de alimentos.
81
El ser humano ha desarrollado un cerebro reflexivo que, entre
muchas otras cosas, le permite hacer “simulaciones” de
situaciones no presentes, que le permiten orientar su
movimiento hacia objetivos “soñados”. Ha aprendido, por ese
camino, el pastoreo, la agricultura, las manufacturas.
La Vida ha aumentado inmensamente las probabilidades de las
interacciones que necesita para perdurar. Los organismos vivos
superiores resultan de nuevas formas estables de asociaciones o
estructuras anteriores que se van especializando en sus funciones
y que sirven como “ladrillos” de un nuevo orden. Algunas
“construcciones” evolucionan en forma “tubular” dando origen en
antiguas generaciones de antepasados nuestros, a asociaciones
con seres diversos que aprenden a vivir dentro de aquellos tubos,
formando con ellos indisolubles asociaciones simbióticas de
“ayuda mutua” hasta llegar a conformaciones tan especializadas,
como la de nuestro tubo digestivo.
La sola contemplación del listado de consideraciones anterior nos
está mostrando un proceso evolutivo que parece tener un sentido
claro: De progresiva “complejización” de las estructuras y de la
organización de su funcionamiento, en los seres más
evolucionados. Ello no se da necesariamente en todo su cuerpo.
En los humanos aquella extraordinaria complejidad se da en su
cerebro y en el desarrollo de su sistema nervioso. Este proceso no
se da tampoco uniformemente en todo el Universo. Requiere de
condiciones ambientales muy especiales, dentro de rangos
bastante estrechos que sabemos concretamente se dan en muy
pocos cuerpos celestes, y sólo mientras esas condiciones
perduren. Además, la investigación biológica que se realiza
actualmente sobre las interacciones que se dan hoy día todavía,
entre formas simples de vida que son, al mismo tiempo
precursoras de formas más complejas, parece comprobar que los
procesos que se dieron hace miles de millones de años, y que
dieron origen a las formas actuales de vida superior se siguen
dando, lo que significa que esas dinámicas formativas siguen
funcionando.
82
En otras palabras, El Universo se mueve y evoluciona en una
dirección dada. Lo que podría significar que la Vida evoluciona
según su propio sentido. Ese sentido es preciso descubrirlo para
aprovechar la energía que la dinámica de la Naturaleza nos
proporciona, lo que se da en la medida que nuestra visión
económica reconozca el orden natural de las cosas, que es el que
esa dinámica genera. Esa realidad nos hace dudar de un “orden”
artificial, caprichoso, que nos condena a desaprovechar las
opciones de vida objetivas que nos ofrece el medio natural en que
vivimos.
La descripción de este proceso evolutivo que en forma simple y
elocuente ha logrado Carsten Bresch, científico germano
ampliamente conocido en el Mundo, en su obra “La Vida un
Estadio Intermedio”, un trabajo en el que avanza muy lejos con su
intuición, pero rigurosamente apoyado en la lógica del
pensamiento científico y en su experiencia como tal, nos muestra
cómo el trabajo serio y riguroso puede potenciar la intuición
humana y otorgarle mayor penetración a la visión del filósofo y
del pensador.
Los “amantes” de la Ciencia, sus “adoradores”, podrían
considerar sus conclusiones lógicas inamovibles frente a la “poco
segura y poco confiable” intuición. No pocos filósofos de los
siglos XIX y XX consideraron que la Ciencia, como disciplina,
sería tan fuerte y tantos confiarían en ella que llegaría a sustituir a
la Filosofía, a la Metafísica y a la Religión en el mundo
secularizado moderno. Vale la pena que tengamos en cuenta que
sus fundamentos intuitivos nada le quitan a la seriedad y rigor de
la lógica propios de aquellas disciplinas. Ni siquiera la estructura
lógica y matemática más rigurosas y sólidas son ajenas a la
intuición. Los postulados de la geometría euclidiana, que son los
principios axiomáticos, que le sirven a toda la estructura lógica de
la geometría euclidiana, son esencialmente intuitivos. Euclides,
fue un matemático griego que enseñó en Alejandría en el siglo III
antes de Cristo. Sus postulados son, básicamente, ocho principios
intuitivos fundamentales “evidentes” que se ha intentado muchas
veces demostrar pero con resultados negativos.
83
De aquella idea de la Realidad, que a pesar de toda su belleza y
armonía, la Ciencia está todavía lejos de confirmar, hemos de
pasar a la conjetura plausible, en vías de definir mejor su perfil de
realidad reconocible, o muchas, que es lo que ha ocurrido en la
Humanidad a través de los siglos, con sus culturas, con sus
religiones, con sus ideologías, con sus sociedades, procurando su
perpetuación, su supervivencia.
Efectivamente, lo más alejado de la “Verdad” es que basados en
una intuición, así sea apoyada en la evidencia experimental,
nosotros asumamos una postura dogmática única, que
descalifiquemos, a priori, las posturas ajenas, las opiniones
ajenas, basadas en experiencias e interpretaciones explicadas de
manera diferente. El mismo pensamiento científico busca abrir
sus horizontes explorando nuevos filones de conocimiento
aprovechando, en sus disquisiciones y aplicaciones el material
desarrollado últimamente en el pensamiento lógico. Hoy se
trabaja arduamente en campos matemáticos no convencionales,
que han permitido la explicación de fenómenos naturales cuya
investigación y conocimiento parecían inabordables por medio de
los procedimientos comunes. Podríamos mencionar como
ejemplo, la geometría no euclidiana y la geometría de fractales, de
las cuales hablaremos más adelante
Más dañina es todavía, más absurda y menos inteligente, por no
decir “animal”, es la postura inflexible e intolerante de quienes
pretenden imponer su “verdad”, de quienes matan por
conseguirlo, al nivel individual o al nivel colectivo, como ocurre
con los grandes ejércitos, con las grandes fuerzas de seguridad,
con los grandes movimientos militares, incluso revolucionarios,
terroristas, y criminales que explotan al hombre, lo intimidan, le
impiden el ejercicio de su libertad para asociarse como desea. Esa
falta de flexibilidad solamente da testimonio de una actividad
vital conducida a niveles inferiores de vida El hacerlo es una
conducta comparable a la típica acción por ejemplo, del “animal”,
que somos, quizás, especializado, por ejemplo, en la depredación,
pero evolutivamente de orden más simple, menos complejo, la
84
emoción imponiéndose sobre la razón, que definitivamente, no
corresponde a la condición humana, que atañe a un ser más
evolucionado, más complejo, con un cerebro reflexivo, y por lo
tanto más flexible, en capacidad de ofrecer muchas más opciones
para hacer de los encuentros relaciones efectivas mucho más
productivas.
Los científicos saben eso, y a pesar de que, como seres humanos
que son, sus controversias se pueden presentar cargadas de
animosidad, evitan pasar a la agresión y se mantienen abiertos a
los argumentos sólidos que puedan justificar algún cambio de
posición. Tienen la experiencia de que cuando más cerca estén de
las fronteras del conocimiento científico más difícil será asumir
posturas categóricas, acudiendo, más bien, a su capacidad de
reflexión para tomar una decisión, lo que les permite asumir una
postura provisional, en espera de argumentos más convincentes.
Esa decisión es una decisión de Fe.
La Fe implica, como lo veíamos atrás, el riesgo de estar
equivocado. Ya en el mundo cotidiano, diferentes personas,
personalidades políticas, ideologías, credos religiosos, culturas,
pueden basarse en posturas de Fe diferentes, todas implicando
diferentes riesgos de error. Eso es cierto. Sin embargo, del
intercambio inteligente puede esperarse un acopio de elementos
de verdad mayor y, eventualmente de decantación de los riesgos
de error conduciendo a estadios de Fe más sólidos, más firmes.
Si nos orientamos por los presupuestos de Carsten Bresch, y por
los presupuestos que arroja la consideración matemática, si no ha
habido encuentro, si no ha habido la menor posibilidad de
compartir los elementos de que están formadas las experiencias
comunes entre diversos seres humanos y sus sociedades, como
conjuntos diferentes (en su acepción matemática), es utópico, por
no decir imposible, que pueda haber algo en común entre quienes
carecen de puntos de referencia comunes en sus experiencias
vitales. El Planeta, en su casi infinita variedad de hábitats, de
ambientes ecológicos ofrece una variedad casi infinita de
“estructuras”, de seres de todo orden, incluso con vida, donde
85
diversas “selecciones” de ellos interactúan en sociedades
simbióticas, a veces no muy conectadas con otras “selecciones”
de otros hábitats diferentes.
Transfiriendo esa experiencia a la vida humana, nos damos cuenta
cómo dentro de la misma especie hay diferenciaciones originadas
en la adaptación de la vida humana a diferentes condiciones
ambientales, lo que significa, además, no sólo al clima, sino a la
flora, a la fauna, y a las relaciones respectivas que se generan. El
tiempo, en aquellos casos ha sido un factor que ahonda en la
diferenciación. Las migraciones con las formas de encuentro
humano que se han dado, y la Guerra y su destrucción como una
de sus grandes consecuencias, han impuesto en muchos países
condiciones de vida diferentes, a las desarrolladas por sus
costumbres, han desadaptado y aún, desarraigado a muchas
poblaciones humanas de su propio medio; de su propio país, han
hecho imposibles buenos niveles de interacción, y han sido rotos
los equilibrios ecológicos de muchos de los países donde viven
los seres humanos.
¿Y cómo no destacar el hecho real, de que la sociedad burguesa
moderna, pensándose a sí misma muy avanzada, ha permitido,
con su acento desmedido en el espíritu de lucro, que se deslice por
los enormes vacíos de su orden ético, las manos todopoderosas de
nuestro “animal humano”, que con su carga emocional, con sus
ambiciones, con su codicia, imperando inflexiblemente sobre su
razón, colocan la suerte de nuestra especie al mismo nivel del
juego y de la suerte de los demás especies animales?
En tiempos de Darwin, de la sociedad secularizada del siglo XIX
producto de la Ilustración, era difícil establecer en medios
vulgares, no científicos y, quizás, no religiosos, alguna diferencia
fundamental entre la vida humana y la vida animal. De allí, que
hubiera sido muy difícil entender que el cerebro humano y su
manera de comportarse, pudieran introducir un principio
absolutamente novedoso y nuevo en el juego de la Evolución de
las Especies. Muchos escritores posteriores entienden la
evolución humana como un producto de los mecanismos que no
86
superan las expectativas típicas de la competencia y supervivencia
propiamente animales. Un estudio a fondo, que se sale de los
propósitos de este trabajo arrojaría luces, acerca del motivo que
pudo darles Darwin a aquellos escritores en la formulación de
teorías absurdas relacionadas con la “voluntad de poderío” o la
“superioridad” de ciertas razas humanas y su valor como
“garantes” de perpetuación de la Especie Humana. Los conflictos
políticos que se “resolvieron“ en el gran enfrentamiento bélico de
1939, y que no se salen del marco de la definición del liderato
político en Occidente (y en el Mundo), pero son planteados y se
definen precisamente en el terreno de aquellas opiniones
absurdas.
Esa realidad hace caso omiso de la compleja evolución de la
consciencia humana, de su cerebro. ¡No se preguntan sus
promotores, por otro lado, si la lucha por la libertad, por la
emancipación de muchas naciones de las autocracias monárquicas
medievales y modernas, logradas a un alto precio, están siendo
usadas para escoger otro ruin destino para los hombres! ¿Qué
sentido tiene en la esfera de la Vida, en el proceso global del
movimiento universal, la actividad propia de la consciencia
reflexiva humana? ¿Qué nos quiere decir el hecho del desarrollo
singular de nuestro cerebro y de nuestro sistema nervioso?
Estamos, acaso dejando a la Naturaleza, a Dios, con “la mano
estirada, apenas “colgados de la brocha”? ¿Cómo estimamos,
realmente, un regalo colosal que les ha costado a sus creadores
millones de años de evolución y cantidades ingentes de energía,
en términos de nuestro propio pensar?
3.4.0 EL EJE DE LA RESPUESTA:
LA PROPUESTA DEL AMOR.
Vamos a referirnos ahora al Amor. Podría ser, como lo propone
Jesús de Nazareth la clave para lograr una transformación radical
y quizás definitiva, de la Cultura humana, de su conducta, en
contraste con lo que los hombres hemos logrado con el manejo
del Poder, la manipulación del conocimiento, y de las
87
oportunidades de acción, o la consideración del juego de los
simples intereses humanos tal como los hemos usado, con
exclusión de otras opciones aparentemente menos eficaces a
nuestros ojos, en la consecución de nuestras propias metas
“mundanas”.
Quizás, esas limitaciones autoimpuestas, y basadas en una pobre
consciencia sobre lo que es nuestra naturaleza y la naturaleza del
mundo en que vivimos, es el motivo de la pobreza de los logros
de hoy, y tal vez de los logros de mañana, si no corregimos
nuestras perspectivas de visión, sin contar que aquella situación es
probablemente el motivo de que el precio del conocimiento actual
y de la experiencia específicas que le sirven ahora de fundamento
a la Cultura, hayan sido conseguidos a un precio humano
demasiado costoso. Costoso en términos para muchos
incomprensibles y considerados necesarios: en pérdidas de vidas
humanas preciosas, de colosal dolor humano, de desorientación
en la acción política de incontables generaciones, inmensa
cantidad de opciones de vida no vistas y, por lo tanto
desaprovechadas, por no decir, finalmente, de la pérdida
definitiva de nuestro sentido de la Realidad, con la consecuencia
fatal de que nos veamos hoy proyectados, sin remedio, dentro de
un laberinto sin límites de contradicciones y violencia,
moviéndonos constantemente, sin control, hacia la catástrofe,
hacia el Abismo, hacia la evidencia, cada vez más inmediata, de
que estamos quedando aprisionados en una encrucijada de la que
puede ser, cada vez, más difícil salir.
En el mundo moderno hemos descubierto el valor de al libertad
humana, de la autonomía personal en la toma de decisiones, de la
reflexión auténtica para medir el alcance de las diferentes
opciones de acción según las metas que nos proponemos, del
conocimiento objetivo de la realidad en que cada uno de nosotros
se mueve, del lograr una visión amplia de las oportunidades con
que podemos contar, del alcanzar una visión objetiva de la utopía
que nos proponemos alcanzar para nuestro bien, para nuestra
realización personal; del poder soñar, de pasearnos por el mundo
de lo ideal, del espíritu, los cuales, no por estar abierta a sin
88
número de opciones de “materialidad” deja de ser otra parte de la
Realidad, en relación con la cual muchos son escépticos, o sea del
más allá del presente, del aquí, por donde tienen la fortuna de
moverse los artistas, los poetas, los filósofos, los místicos, y los
que tienen el poder de hacerlo; de poder pagar el precio de su
libertad.
Desgraciadamente cuando hemos alcanzado la Libertad, la
autonomía personal, cuando hemos logrado el reconocimiento del
derecho soberano de los hombres y de los pueblos a autodirigirse,
hemos inventado otros medios, otras técnicas, para limitárselos,
para quitárselos, para hacérselos impracticables, para
confundirlos, para reducirlos a la indefensión, a la impotencia, a
la condición de meros “animales” de pobres costumbres y
aspiraciones, de meros instrumentos en manos de otros para su
exclusivo beneficio, cuando no mediante la directa aplicación de
métodos como la imposición de los pensamientos dogmáticos, la
intimidación, el desconocimiento, la descalificación, la misma
fuerza bruta. La propuesta de Jesús no es una idea ilusoria con el
propósitos de enajenar la mente de los hombres para mantenerlos
al margen de las luchas por su propio poder, o para mantenerse
precariamente vivos sedándose para eludir con éxito relativo la
realidad de la tragedia cotidiana; tampoco se trata de montar una
imaginativa cultura esotérica sobre la base de la práctica de artes
mágicas rebuscadas. No es eso. Es la de abrir la opción de
construir una humanidad diferente, paso a paso, en la cual, cada
quién pueda vivir a plenitud su vida, en la cual cada quién pueda
tener las mayores posibilidades de realización posibles.
El que no hayamos logrado generar, hasta ahora, el Mundo Libre
soñado nos ha traído sus consecuencias: La Humanidad en cabeza
de todas las personas de todos los pueblos, no logra visualizar sus
opciones para el futuro, no ha podido explotar, ampliamente esos
descubrimientos en su beneficio; no ha podido aprovecharlos
eficazmente en su redención, carece de independencia suficiente
para decidir su futuro, su suerte no está en sus manos sino en las
de ciertos dueños del Poder. Está siendo aplastada por esos
poderes que desvalorizan al ser humano en todas sus expresiones,
89
que desconocen sus derechos soberanos, su propia estima,
problemas cuya superación mereció, en nuestra patria, una dura
lucha por la independencia de viejos poderes absolutos
extranjeros.
En el seno de la Humanidad sigue reinando el escepticismo, el
sentimiento de frustración, la desesperanza, la resignación, las
tinieblas, la depresión, en vez de la Fe, del entusiasmo por vivir,
de su iluminación, de su claridad de porvenir, de su confianza en
sí misma, del sentirse profundamente estimada, amada, por ser
fruto fértil y nutritivo proveniente de Aquel que le ha dado la
existencia. El Amor hará que la población humana del Orbe se
empodere, a sí misma suficientemente, para superar aquellas
lacras humanas. El Amor puede hacer en la especie humana lo
que el campo gravitacional hace sobre la materia: es el atractor
fundamental, es el que genera las grandes concreciones de materia
que forma los astros, cuya energía transforma sus masas, que
enciende las estrellas, que mueve a su rededor a los planetas, que
pone en movimiento los conjuntos de estrellas, galaxias, y grupos
de ellas es el origen de nueva vitalidad en la Cultura, es de allí, tal
vez, de donde sale la energía que puede impulsar la evolución
humana hasta llevarla al confín de sus posibilidades. El que
visualicemos aquello, el que lo entendamos cabalmente, es uno de
los propósitos de la propuesta de Jesús.
En la Edad Moderna, muy secularizada, la explicación que se da
en muchos medios sociales, del mensaje evangélico, como
tradicionalmente es transmitido, es asumido, hoy, como algo
lejano, extraño, inadaptado al modo de vida actual, a veces
ininteligible y tal vez intrascendente. Un día, el recuerdo de la
Inquisición, de la Hoguera, de las imposiciones dogmáticas, quiso
ser borrado de la faz de la Tierra en tiempos de la Ilustración, la
cual quiso simbolizarse como uno de los puntos de apoyo del
espíritu humano en su lucha por liberarse de la Opresión. Por eso
la Iglesia Católica Romana ha sufrido por centurias, el escarnio
público por sus abusos contra la humanidad, en contradicción,
incluso, con sus propios principios morales. Las propuestas de
Jesús de Nazareth son tomadas hoy como algo ya fuera de lugar,
90
muy a lo místico, como propuestas de carácter religioso caducas,
ya superadas, con pocas aplicaciones prácticas, dado lo “arcaico”
del pensamiento religioso.
Lo primero que se planteó, al nivel político, en la nueva sociedad
burguesa, para mantener su independencia, evitar la influencia y
el control de la Iglesia, para ganar terreno en el uso del Poder, fue
luchar por la separación de la Iglesia y el Estado y mantenerse en
el plan de hacer caso omiso, y aún de combatir duramente y
descalificar su doctrina. Ello da la medida del efecto devastador
en la confianza que le pudiera seguir mereciendo a nutridos
sectores modernos de la sociedad occidental, del precio que debió
pagar la Humanidad por el desenfoque de una gran institución en
el desarrollo de su trabajo proselitista. Ello le restó fuerza
sustancial, espacio precioso, piso, credibilidad, al pensamiento
escolástico cristiano, máximo en este momento, en que pareció
llegada la hora de capitalizar la situación para forjar el poder
necesario, para desafiar a la sociedad en decadencia y a sus
caudillos, para mantenerse independientes de toda tutela
eclesiástica.
Toda aquella es la situación adversa que afecta la fe de muchos
que buscan en otro lugar la seguridad para sus empresas de
supervivencia, de crecimiento, de progreso, pero que, llegadas al
final de su potencial, se verán irremediablemente perdidas,
amenazando, arrasando, quitándole piso a cualquier opción
diferente de que podamos disfrutar los hombres para
recuperarnos. Es por eso que si tratamos de rescatar lo esencial
del magnífico trabajo realizado, por hombres ilustres y bien
intencionados, al menos durante los últimos seis mil años, si
pensamos en la posibilidad de actualizar los lenguaje simbólicos
diversos en que, usualmente, se ha querido divulgar el mensaje de
Jesús a lo largo de los últimos dos mil años, lo que
verdaderamente ha requerido ya y sigue requiriendo de un trabajo
consagrado, de hermenéutica, muy vasto, muy profundo y muy
especializado, al nivel histórico, y antropológico, podríamos
contar con apreciarlo seriamente, en profundidad, y casi en su
valor real.
91
El Amor constituye, aunque muchos no lo creamos, una de las
experiencias existenciales universales más productivas del
Hombre. En el Amor hunde sus raíces la Vida. No hay duda que
la esencia de la Vida es el Amor. En la seguridad que nos inspira
el Amor fundamos nuestra confianza en el futuro. En la
consciencia de ser correspondido nace la plenitud de la felicidad,
de la seguridad, de la Paz. La propuesta de Jesús de Nazareth,
reconocido por tres de las principales culturas tradicionales del
Mundo, la judía, el Islam y la cristiana, mínimo como un gran
profeta, a quien los cristianos le atribuimos una dignidad
extraordinaria, como es, que comparte en su naturaleza la esencia
divina con Dios Padre y Dios Espíritu Santo, es la de cambiar la
vida humana mediante el Amor, transformando, con él nuestra
visión completa del Universo y su significado. Jesús no lo hace
como una propuesta mágica, como decíamos arriba, sino como el
punto de partida para construir una nueva cultura. Ello empieza
transformándonos nosotros mismos, convirtiéndonos y haciendo
de nuestra cultura una cultura basada en el Amor, donde los
odios, el miedo, y las demás de sus antítesis, si llegan a existir,
ocupen el último lugar y no el primero en la vida humana. Esa es,
por lo que hasta ahora sabemos, la esencia del mensaje
evangélico.
Jesús, para quien no lo tenga en esa estima, es un personaje que
surge en medio de una cultura milenaria, en el seno de una familia
de sangre real, de una nación oriental que comparte con otros
pueblos de la región unas de las culturas más ilustres de la historia
humana, todavía cuando nuestras estirpes de origen europeo
apenas se civilizaban por influencia del Imperio Romano. Ese
mensaje no ha llegado todavía a terreno suficientemente abonado
a pesar de que transformó la vida de todo Occidente actual desde
sus raíces populares. Ello se debe a motivos históricos, aunque se
debe también a motivos históricos el que hoy podamos sentirnos
más capaces de asimilarlo, de profundizar en el sentido de lo que
puede ser su influencia, porque la experiencia humana las últimas
centurias a conducido a la Cultura actual, al pensamiento humano
moderno, a aquel que se basa en el estudio concienzudo y
92
riguroso de las cosas de la Naturaleza, a pesar de las desviaciones
sufridas, a pesar de los contratiempos ocurridos en la transmisión
del mensaje, hacia una comprensión más madura del mismo,
hacia la posibilidad de una mejor implementación de su puesta en
práctica. Creemos que vale la pena entrar un poco en esos
motivos históricos para entender las distorsiones que afectan
nuestra consciencia actual acerca de las opciones que dicho
mensaje nos ofrece.
Por aquí parece prudente que empiece a darse el cambio
fundamental en las posturas propias de la Cultura humana
contemporánea. Ni siquiera la experiencia existencial del hombre
occidental, representada en la Historia de Occidente permite
apreciar la realización amplia, del auténtico ideal cristiano,
particularmente a los altos niveles jerárquicos de la vida
económica, social y política, tal como sucedió al menos en
grandes sectores al nivel popular. Es curioso que una tradición
que logró una profunda raigambre en el pueblo raso, obviamente
con no pocas influencias de diferente índole, desde las tradiciones
más primitivas de los pueblos bárbaros, hasta una gran variedad
de desviaciones del espíritu original, no hubiera logrado su
proyección política a la hora de constituirse las instituciones
Estatales que en el medio europeo surgieron, o apenas de manera
más definida, en el ritual y otras prácticas aparentemente
superficiales, que obviamente tenían un sólido contenido
doctrinal, habiéndose dedicado los dirigentes de aquellas
sociedades, al cabo de una época inmensamente turbulenta, a
labrar exclusivamente su suerte política, al ejercicio mundano del
Poder, a la realización de sus intereses, que podríamos llamar
egoístas, y a la ostentación de una vida de lujos, de privilegios, de
pompa material sin paralelo.
Es difícil pensar que la sociedad de Occidente hubiera derivado
hacia donde lo hizo si hubiesen sido aclimatados, y asimilados los
valores fundamentales del cristianismo, al menos, tal como fueron
interpretados y transmitidos por los padres y doctores de la Iglesia
Católica Romana, verdaderos pioneros de una cultura nueva cuyo
pensamiento culmina varios siglos después, en la obra de Tomás
93
de Aquino (1225-1279). Ello nunca fue posible por el curso que
fue tomando la Historia en tiempos del ocaso del Imperio
Romano Occidental, cuando los reinos “bárbaros” de Europa, en
vez de continuar la unidad del Imperio, ya penetrado por ellos y
en cuyo territorio se habían gestado varios de ellos, se deshizo
éste en medio de los conflictos internos y las invasiones que se
dieron, particularmente a partir del año 350 de nuestra Era.
Veinte o veinticinco años después de la muerte de Jesús de
Nazaret, más o menos en el año 30 de nuestra Era, el cristianismo
había tomado ya consciencia de sí mismo. Los primeros fieles
(del latín fides), formaban en Jerusalem una pequeña comunidad
de “hermanos” dirigidos por algunos ancianos y de hombres del
círculo de Jesús, a quienes llamaban “apóstoles”, es decir,
“enviados”. Quienes habían estado con Jesús, daban testimonio de
que Dios lo había resucitado al tercer día y lo condujo al Cielo, de
dónde debía regresar triunfalmente para inaugurar el Reino
esperado. (Charles Guignebert. Historia Universal. Traducción del
francés Horacio A Difrieri. Tomo I Editorial Codex S A. Buenos
Aires 1959 P 276).
Una ardiente actividad de promoción del mensaje de Jesús era
desplegada por todo el contorno del Mediterráneo oriental y luego
llevada a Roma y a todas las ciudades del Imperio donde la
diáspora judía y las religiones orientales de la salvación habían
preparado ya un terreno favorable. Era un esfuerzo individual de
cada persona, generalmente de las mujeres y de los esclavos,
hecho con celo y éxito. En un comienzo no hubo organización
alguna porque no había autoridad reconocida para hacerlo. Sólo
unos pocos de aquellos misioneros espontáneos quedaron en
contacto con los hermanos de Jerusalem. Los otros iban a predicar
a las sinagogas judías de donde eran expulsados, a veces incluso,
violentamente. También se dirigían a hablar a algunos prosélitos
que ya tenían y a los “paganos” –campesinos bárbaros-. Lo hacían
en pequeñas asambleas reunidas en casa de alguno de ellos, o
“iglesia”. En torno a las sinagogas donde se reunían los judíos de
la diáspora, se reunían también los extranjeros, paganos más o
menos convencidos por la religión y la moral judías; se los
94
llamaba “prosélitos” o los “temerosos de Dios”. La palabra
significa, en primer significado, el “extranjero domiciliado”, es
decir, el extranjero que busca su domicilio espiritual en el
judaísmo (Idem p 276).
Aquellos prosélitos pusieron más fácilmente su confianza en el
mensaje de Jesús a quien llegaron a conocer por intermedio de la
predicación entusiasta de hombres como Bernabé y Pablo de
Tarzo. Bajo el poder de convicción de aquellos predicadores y
ante el éxito logrado, principalmente entre los “temerosos de
Dios”, los jefes de la primera comunidad cristiana en fundarse,
que fue la de Jerusalem, Simón Pedro, Santiago y los ancianos,
decidieron aceptar que un “gentil” (un pagano) pudiese
convertirse al cristianismo sin ser antes judío. Esta concepción
capital, condujo a hacer de la fe y de la esperanza cristianas una
religión independiente del judaísmo (Idem p 276).
Sólo a finales del siglo II y en el siglo III se organizaron
verdaderas misiones por iniciativa de las comunidades más
prósperas: Así la Iglesia de Roma trabajó por la conquista
religiosa del Africa romana y las Galias. Al mismo tiempo,
muchos cristianos cultos pusieron su “pluma” al servicio de la
propagación de la nueva Fe: Los Apologístas, entre ellos figuran
San Justino, Minucios Félix y Tertuliano. En los tres primeros
siglos de vida, el cristianismo subsistió y se extendió
principalmente en las ciudades, en la mitad oriental del Imperio.
En la parte occidental del Imperio y en las Galias, los campesinos
no se adhirieron en masa a la nueva fe sino hasta el siglo IV, hasta
la época de San Martín, muerto en 396 de nuestra Era. Las gentes
humildes se convirtieron antes que los hombres cultos y ricos; los
aristócratas romanos se encuentran entre los últimos notables
refractarios en los siglos IV y V de nuestra Era (Idem p 276).
Aquella tarea debió ser realizada en medio de una época histórica
particularmente turbulenta. Ya nos damos cuenta, cómo un medio
natural difícil hace que los pueblos tengan que abrirse, por fuera
de su hogar un futuro mejor. Por fuerza de dos factores
combinados de los cuales podemos ser ahora más conscientes,
95
uno el medio que reta, el otro el hombre que se ingenia, en medio
de un sinnúmero de otros elementos que se conjugan con los
anteriores para producir resultados, llegamos a una realidad
humana que influye poderosamente en el mundo moderno.
Veamos los efectos de esa realidad sobre la civilización romana,
que vino posteriormente a desdoblarse en un grupo de reinos
europeos que sirven de origen a las naciones contemporáneas:
Al comienzo del siglo IV, después de muchos años de luchas
entre seis emperadores, dos príncipes, Constantino y Licinius, se
repartieron el Poder. Constantino (entre 270 y 288 – 337) fue
emperador del Imperio de Occidente y Licinius del de Oriente. De
acuerdo, pero por iniciativa suya Constantino junto con Licinius,
dio un paso trascendental para los cristianos y no menos para el
Imperio: Reconoció a los cristianos, en un proyecto político
opuesto al de Dioclesiano que los persiguió y quien gobernó entre
los años 284 al 305. El mal llamado Edicto de Milán en el año
313, por medio del cual se declaraba la libertad de culto y la
igualdad absoluta frente al Estado Romano de los cristianos y los
paganos.
Muy pronto lucharon entre sí y Licinius fue vencido y ejecutado.
Por razones estratégicas y políticas, pues la aristocracia romana
era demasiado conservadora y permanecía siendo pagana y por
los riesgos que engendraban para el Imperio sus fronteras del
Danubio y del Eufrates, erigió la nueva capital del Imperio en la
vieja ciudad de Bizancio, a orillas del Bósforo, engrandecida,
fortificada y embellecida con numerosas obras arquitectónicas.
Fue inaugurada el 11 de mayo del 330. Se la siguió llamando,
desde entonces, Constantinopla. Constantino se rodea en su nueva
sede imperial del fasto de las coronas orientales. La estructura
administrativa del Imperio descansa en una dilatada organización
jerárquica rigurosa, con títulos y escalones sucesivos y en la cual
clava sus raíces la organización militar - administrativa de la
Europa de la Edad Media. En todos los grados de la
administración local los funcionarios, incluso los prefectos del
pretorio, nombrados por un corto tiempo, carecen de autoridad
militar. Los comandos están confiados exclusivamente a los
96
oficiales de carrera; Los de graduación superior tienen el título de
condes o de duques. Obedecen a la autoridad suprema del maestre
de la infantería (magister peditum) y de un maestre de la
caballería (magister equitum), nombrados por el emperador.
Constantino conservó para sí el título de Sumo Pontífice y
empezó a influir cada vez más en el seno de la Iglesia, hacia la
cual se mostró protector y benevolente, pero tiránico y arrogante,
como “representante” de Dios, al ejercer el “derecho de intervenir
en los asuntos eclesiásticos y en teología. En Nicea hizo reunir a
todos los obispos del Imperio en el año 325 para condenar el
arrianismo (de Arrio, escritor griego y hereje, quien vivió entre
los años 256 y 286 hasta el año 336) una de las herejías iniciales
del cristianismo, quizás la más vasta de todas las que hubo en la
historia de la Iglesia (Idem p 283).
Todos los emperadores en lo sucesivo fueron cristianos.
Teodosio, emperador entre 379 y 395, consiguió que el
cristianismo triunfara sobre el paganismo romano. Derrotó
repetidas veces a los bárbaros. En 379 en tiempos de Graciano
(359-383), que fue emperador de Occidente y gobernó allí
directamente, confió el Oriente al general Teodosio, que unos
años más tarde se encontró dueño del Imperio entero. Teodosio
obró con menos miramientos que Graciano a los paganos. Les
prohibió sus sacrificios asimilados ahora a delitos de lesa
majestad y prohibió, bajo pena de confiscación, todos los actos de
idolatría. El cristianismo ortodoxo, único autorizado, religión del
emperador, se convertía, de esa manera en << religión oficial del
Estado romano>>. Los paganos se convirtieron en masa. La vieja
religión tuvo que refugiarse en los rincones rurales y no logró
sobrevivir por mucho tiempo (Idem p 284).
La victoria del cristianismo fue costosamente adquirida, pues al
unirse con el Imperio, la Iglesia, a pesar del esfuerzo de sus
doctores, sufrió su influencia. En lugar de transformar al Imperio
en sus costumbres y en sus instituciones, se “adaptó”, más bien a
él. No sólo la organización eclesiástica, con su jerarquía de
obispos, de metropolitanos, de patriarcas, fue calcada sobre la del
Imperio, sino también el espíritu mismo de la sociedad imperial,
97
el gusto de la vida mundana, y las intrigas de la corte penetraron
en la Iglesia. El Imperio se protegió en gran parte de los conflictos
internos, pero se fortificó muy poco, con su conversión, porque el
cristianismo seguía mirando hacia fuera y continuó dirigiendo su
mensaje allende las fronteras a todos los hombres y a todas las
naciones (Idem. P 284). Antes de morir, Teodosio dividió
nuevamente el imperio en dos. El de Oriente lo entregó a su hijo
Arcadio y a Honorio le entregó el de Occidente en el año de 395
(Idem p 286).
Como una espesa corteza, que rodea el fruto maduro, el mundo
bárbaro circundaba al mundo grecorromano. Atraídos por las
riquezas, el oro y el vino, el encanto y los placeres, el clima y
todos los demás atractivos de la vida mediterránea, los bárbaros
habían tratado de penetrar por la fuerza, durante un millar de
años, en estas regiones privilegiadas. Algunos de ellos que
regresaban describían, a su manera, todas las maravillas. Las
comparaban con el país en que ellos se encontraban: Suelo ingrato
o pantanoso, bosques inmensos, nieve o lluvia persistentes, cielo
gris y brumoso, cabañas y alimentación miserables.
Periódicamente los bárbaros sentían la tentación de hundir las
barreras que los separaban a ellos que no poseían casi nada, de
aquellos que poseían casi todo (Idem 294).
Los movimientos de población en todas las fronteras se suceden
constantemente. Los partos, por el oriente, los númidas de Africa,
y, sobre todo, a lo largo de toda la frontera europea los germanos
(Idem p 286). Durante los primeros dos siglos del Imperio
Romano una vigilante guardia pudo mantener intactas las
fronteras del Rin y del Danubio. (Idem p 287). Los jefes de los
germanos eran conscientes que sus tentativas solamente habían
conducido a triunfos momentáneos y a derrotar sangrientas. Tanto
que creían que el Imperio Romano estaba protegido por dioses
más poderosos que los suyos. Pareciéndoles la violencia
impotente y aún impía, muchos de ellos prefirieron deslizarse
aisladamente o con mujeres y niños a través de la frontera. Esta
era una “invasión” pacífica (Idem. p 294).
98
Al mismo tiempo que los intentos de fuerza, se daban, pues,
formas de “invasión” pacífica de bárbaros a través de las
provincias fronterizas. Unos, prisioneros de guerra, eran vendidos
como esclavos, instalándose individualmente o en grupos como
cultivadores en tierras baldías; otros, seducidos por la civilización
romana y la riqueza de las provincias, ofrecían espontáneamente
sus servicios como soldados o trabajadores, aunque con
frecuencia eran ambas cosas. La falta de mano de obra y la
incapacidad creciente de los ciudadanos para el servicio de las
armas hicieron que se recibiera de buena gana a los recién
venidos. Se ocupaban especialmente como peones, albañiles y
obreros y sobre todo como labradores para desmontar extensas
tierras abandonadas por falta de mano de obra. Aceptaban todos
los trabajos, aún aquellos que los esclavos no hacían. Si esta
infiltración pacífica hubiese continuado y crecido, el mundo
romano y el mundo bárbaro, puede ser que hubiesen terminado
por confundirse el uno con el otro (Idem. p 294).
Alistados desde la época de la República y de los primeros
emperadores en los cuerpos auxiliares, los bárbaros llegaron a
constituir en los siglos III y IV la parte esencial de los ejércitos.
Para ello, los emperadores comprometían tribus enteras y les
asignaban un territorio cerca de la frontera para cultivar y
defender. Un tratado (foedus), fijaba el contingente que debían
proporcionar esos federados. Los francos se instalaron así en la
región del Rin inferior. Estos pueblos eran leales. Al no existir un
sentido de nación, entre ellos todavía, el orgullo de ser romanos
los hacía luchar con valor contra sus hermanos. No obstante no
dejaban de constituir algún peligro, pues no eran muy
disciplinados y eran adictos al botín, saqueando a veces y
aterrorizando a los diferentes poblados. Sus ambiciosos jefes
aspiraban al Poder. Estilicón, un germano, fue designado regente
del reino durante la juventud de Honorio (hijo de Teodosio).
Imperfectamente asimilados, hicieron perder su pureza a la
cultura romana, contaminándola de elementos bárbaros. Cuando a
principios del siglo V una nueva oleada de invasores doblegó la
frontera, un ejército germanizado debió recibir el choque (Idem p
287).
99
Los godos, que habían sido recibidos por los emperadores en
Tracia se sublevaron por primera vez y al ser derrotados por
Teodosio, que los hizo nuevamente federados, se rebelaron
nuevamente a su muerte en el año 395 y saquearon Grecia y luego
Italia. En el año 410 su jefe Alarico, entró en Roma y saqueó la
ciudad. Finalmente, los godos, convertidos nuevamente en
federados se instalaron en Aquitania en el año 419 y allí
mantuvieron su lengua, sus costumbres y sus reyes. Era el
visigótico, el primer reino bárbaro surgido en el territorio Imperial
(Idem 287).
Pero ello solo constituía el preludio. Mientras Estilicón se
ocupaba en Italia con las tropas de la Galia en combatir contra la
horda de los ostrogodos, la desguarnecida frontera del Rin fue
perforada por las tribus suevos, vándalos y burgundios, que
iniciaron la gran invasión del año 406. Los francos federados
fueron aplastados y la Galia quedó arrasada. Después de algunos
años de saqueos y de terrible anarquía, los burgundios se
instalaron en Saboya, en el valle del Saona y del Ródano. Era un
nuevo reino bárbaro. Los vándalos pasaron a España, Andalucía
(que se llamaba Vandalucía) y luego bajo el mando de su jefe
Genesérico, conquistaron todo el norte del Africa y fundaron un
tercer reino (Idem 287).
Antes de aquellos sucesos, desde el año 350 un pueblo de raza
amarilla apareció en los confines orientales de Europa. Más
feroces que todos los demás bárbaros, sus hordas estaban
compuestas por jinetes infatigables y veloces que vivían a caballo.
Fueron el terror de los germanos de Europa Central y provocaron
las grandes invasiones bárbaras que mencionamos atrás. Los
hunos, dirigidos por el terrible Atila, <<el azote de Dios>>,
atacaron el Imperio Oriental, pero fueron rechazados y desviados
hacia el Occidente. Penetraron en la Galia y fueron detenidos
frente a Paris por una enérgica joven, Genoveva. El peligro
común hizo unir a los germanos y a los grecorromanos y Atila fue
derrotado cerca de Troyes, en Mauriacus Campue en el año 451.
Los hunos, dislocados, se dirigieron a Italia a la que sometieron al
100
saqueo; la intervención del papa León el Grande evitó que Atila
entrase a saco en Roma y después de la muerte de este jefe en el
año 453, los hunos refluyeron al Asia (Idem 287).
Durante el período de aquellas invasiones, cada uno de los dos
Imperios, el Oriental y el Occidental solamente pensaron, cada
uno, en su propia suerte. El Oriental, que había recibido el primer
golpe quedó casi intacto, logrando mantenerse hasta el año de
1453 hasta la toma de Constantinopla por los turcos. El Imperio
de Occidente, mal defendido y mal dirigido, debió acomodarse a
los designios de los bárbaros, cuyos reinos no dejaron del Imperio
sino el nombre. Después de un período de indescriptible anarquía,
de violencia y de miseria, una revuelta de mercenarios germanos
puso fin al Imperio. Su jefe Odoacro depuso al emperador
Romulus, llamado Augústulo, un niño, y envió las insignias
imperiales al emperador del Oriente exigiéndole que le delegase
el gobierno de Italia el año 476. Pero la relación de Oriente con
Occidente ya no tenía sentido. En realidad Occidente, en manos
de los bárbaros, escapaba a la autoridad lejana de Constantinopla
y vivió desde entonces su propia vida, su propia historia (Idem
288).
Finalmente el territorio del Imperio Romano de Occidente quedó
dividido en cinco reinos bárbaros, de los cuales, solamente uno
sobrevivió largo tiempo, el de los francos. Aquellos fueron: El
reino vándalo, que se extendía desde el sur de España, Andalucía,
hasta Marruecos, Argelia, Túnez y Tripolitania; el reino visigodo,
que se extendía del Loira hasta Andalucía; el reino ostrogodo, que
comprendía, además de Italia, Provenza, y los Alpes hasta
Hungría; el reino burgundio, fundado entre 445 y 457 en el valle
del Ródano y el reino franco con Clodoveo (Idem p 296). En
lugar de cinco reinos bárbaros, Atila había soñado hacer uno solo
conquistando a todo Occidente. Sin embargo murió bruscamente
sin alcanzar a realizarlo el año 453. Después de él, Teodorico el
Grande (488-526) rey de los ostrogodos concibió el mismo
proyecto pero debió abandonarlo. En efecto, los bárbaros se
celaban unos a otros de manera suspicaz y habrían rehusado
someterse por largo tiempo a un solo jefe.
101
Finalmente, todos no tenían respecto de los galoromanos (de las
Galias y de Roma) la misma opinión, ni frente a ellos la misma
conducta. Los visigodos, los ostrogodos, y los burgundios
conservaban por Roma y por Constantinopla un apego un poco
supersticioso: Cuando los desobedecían o combatían, se
excusaban. Los burgundios fueron los menos infieles. Teodorico
habría querido, por medio de casamientos, formar una sola nación
con los vencedores y vencidos y, quizás, rejuvenecer así la sangre
italiana. Genserico, rey de los vándalos, por el contrario, prohibía
todo casamiento entre vándalos y romanos. Eurico, rey de los
visigodos, despreciaba demasiado a los vencidos, como para
pensar en la fusión en un solo pueblo de los visigodos con los
romanos de España o de las Galias. Además, los visigodos y
ostrogodos eran mucho más numerosos que los vándalos, los
burgundios y los francos (Idem p 296).
El oriente de Europa, mucho más que el Occidente, se convirtió
posteriormente, durante la Edad Media, en el perturbado
recipiente de grandes invasiones. Estas comenzaron desde fines
del siglo IV con los godos de Alarico y no habían terminado en
1328 cuando los turcos otomanos las prolongaron hasta entrado el
siglo XVI (Idem p 303).
El teatro de las invasiones era una inmensa planicie cubierta de
bosques gigantescos y pantanos. Está ubicado entre Asia y la
región occidental de Europa. Su extensión abarca la mitad de la
extensión de la Europa actual, y es tan vasto como era el Imperio
de Teodosio. Se ubica entre la parte Occidental de Europa y Asia.
Los invasores de raza amarilla eran numerosos. De ellos no se
conoce más que su lengua, emparentada con las que se hablan hoy
en Finlandia y en Manchuria. Entre los invasores podemos
mencionar a los ávaros, vencidos por Carlomagno en 796 y
desaparecidos posteriormente, los húngaros, que acabaron por
ocupar el sitio de sus congéneres los ávaros; los búlgaros,
instalados al sur del Danubio inferior en ambas laderas de los
Balkanes en la antigua Mesis y Tracia romanas, lugares donde se
dejaron esclavizar; los tártaros, mogoles, sobre todo y a
102
continuación los turcos otomanos emparentados con ellos (Idem p
303).
Además de las invasiones amarillas, las de los eslavos y
escandinavos inundaron la actual llanura rusa.
Desde los siglos II y VIII se perfilan dos invasiones eslavas:
Hacia el oeste, llegan hacia el Elba y Saal y ocupan Bohemia.
Hacia el sur, llegan a las cercanías de Constantinopla, Salónica y
hasta la extremidad del Peloponeso, donde todavía hay algunas
ciudades que conservan su nombre eslavo. La lengua eslava le
hacía competencia en la Europa Oriental a la lengua griega. En
los tiempos de Carlos Martel, el grupo eslavo más compacto, se
extendía desde el Valdai al norte hasta el Dnieper en el sur y
desde el Volga medio al este hasta el Duina occidental en el oeste
(Idem p 304).
Los escandinavos, que probablemente procedían de Suecia, y eran
llamados los “varegos” o “varigios”, ya en el año 859 impusieron
tributo a los eslavos del lago Ilmen. Un canto con ribetes de
leyenda asegura que, hacia fines del siglo IX una banda de
varegos denominada “Rouss”, había sido llamada por los eslavos
instalándose parte en Novgorod y parte en Kiev. Así puede
decirse que el nombre de Rusia tiene ese origen. Estos varegos
atacaron Constantinopla, llegaron hasta el Cáucaso y en el año
944 lucharon contra los árabes (Idem p 304).
Con la caída del Imperio Romano de Occidente termina la historia
romana. Roma había marcado todas las tierras conquistadas con
una influencia profunda y durable y, aunque impuesta por la
fuerza, su dominación había logrado, gracias a la sabia y pacífica
autoridad de los emperadores, ser aceptada y finalmente recibida
por todos. Respetuosos de las costumbres y de las instituciones de
las provincias, el gobierno imperial, mediante la admisión
progresiva de los vencidos, había dilatado hasta los confines del
Imperio la <<ciudadanía romana>>. Roma había logrado, mejor
que Alejandro (desaparecido demasiado pronto) la unidad del
mundo <<civilizado>>: Después de saquearlo y explotarlo, le dio,
103
al menos en los primeros siglos del Imperio, la prosperidad y la
paz y mantuvo y fortificó una cultura donde se mezclan
armoniosamente los aportes de los diversos países en un complejo
realmente universal (Idem p 288).
En lo social, Roma no acertó en el logro, como resultado, de
condiciones de vida justas. La situación de las gentes humildes
dejó siempre mucho qué desear y la miseria impulsó muchas
veces a los campesinos a desgraciadas revueltas, particularmente
en los siglos III y IV durante las cuales la frecuencia de las
invasiones de los bárbaros volvió más difícil e insegura la vida en
los campos. La solidaridad social de los habitantes del Imperio
fue siempre insuficiente y la distancia entre pobres y ricos fue
invariablemente, desde todo punto de vista, demasiado grande.
(Idem p 289).
Como conquistadores, administradores y juristas, los romanos no
alcanzaron a igualar a los griegos en los niveles intelectual y
artístico. Pero, aunque no lo lograron, ni llegaron al recursivo y
grande genio creador de aquellos, sí recogieron, asimilaron,
enriquecieron y difundieron la herencia helénica. Es un acto de
estricta
justicia,
pues,
considerar
verdaderamente
<<grecoromana>> a esta cultura del mundo antiguo (Idem p 289).
La religión primitiva de los romanos había divinizado a Roma y
al Emperador que era su sumo sacerdote. A medida que el
cristianismo se expandía declinaba el Imperio. Empezaba a
sospecharse que el Imperio era obra de hombres y no de dioses.
Más tarde se extendió la idea de que eran los hombres quienes
habían creado a los dioses y no los dioses a éstos. La creencia en
un Dios único convenció a los romanos que los dioses romanos
eran falsos dioses. Por lo demás, para los bárbaros, los dioses de
Roma no debían proteger más que a los romanos. Por el contrario,
el Dios de los cristianos tomaba bajo su salvaguardia a todos los
hombres: “omnes gentes”. Los bárbaros podían confiar en El.
Tendrían en el Dios de los cristianos un defensor que acabaría por
vencer a los antiguos dioses. Cuando empezaban las grandes
invasiones del año 405, luego de dos siglos de luchas, el
104
cristianismo triunfaba sobre los paganos y entre los bárbaros sus
conquistas se multiplicaban tanto como entre los romanos. Por
desgracia, cuando el cristianismo no fue más perseguido, se hizo
perseguidor. Quería ser obedecido: Cualquiera que se separase de
la doctrina adoptada por la nueva Iglesia debía ser arrojado de la
misma (Idem p 296).
La influencia de aquella cultura pudo sobrevivir al
desmoronamiento de su estructura política y administrativa.
Occidente, entonces, quebrantado el Imperio, subsistió como un
arquetipo que los grandes soberanos trataron de hacer revivir. El
prestigio de Roma, convertida en capital de la cristiandad,
continuó imponiéndose en el transcurso de los tiempos futuros. La
lengua latina, lengua litúrgica de la Iglesia e idioma de la cultura,
por muchos años más (hasta el siglo XVIII), dio origen a las
lenguas nacionales modernas (italiano, francés y español) en los
países profundamente romanizados. Los manuscritos de los
autores antiguos fueron conservados y copiados, principalmente
en los recintos monacales que florecieron posteriormente en toda
Europa, transmitiendo a los siglos posteriores el pensamiento
antiguo. De la misma manera llegaron a nosotros los principios
lógicos del <<Derecho Romano>>, inspirando a los actuales
legisladores (Idem p 289).
La tradición grecorromana no se perdió, pues, completamente. El
renacimiento de la cultura, en diversos períodos, se ha inspirado
definitivamente en ella. Hoy, el término <<tradición clásica>>,
subsiste todavía en muchos espíritu como sinónimo de perfección.
A ella se vincula en gran medida a través de la Edad Media, la
Cultura Occidental.
A pesar de que la distancia en lo político y militar se ensancha
entre los poderes diversos y su historia en Occidente, el Imperio
de Oriente sigue influyendo decisivamente en la sociedad
occidental, en especial, a través de la Iglesia. La Iglesia de Roma
y las iglesias europeas, a través de sus obispos, buscan una
asesoría que consideran invaluable para orientar su ministerio
apostólico y la labor docente de las escuelas cristianas, por medio
105
de sus conexiones con la Iglesia de la ilustre ciudad de Alejandría,
importante centro cultural del Imperio de Oriente, también
llamado bizantino, que seguía siendo un faro de mayúscula
importancia al nivel doctrinal. A pesar de la inestabilidad política
de la vida europea, en que los territorios, el patrimonio económico
y los pueblos eran manejados por los jefes tribales primero, y
después por los monarcas, como patrimonio propio, la Iglesia, en
algunos aspectos, fue un lugar común de reflexión, de sensatez, de
esperanza.
En otros aspectos, su influencia no fue tan afortunada: El estar en
el juego político en igualdad de condiciones con las demás
cabezas monárquicas del Continente, le generó al papado no
pocos conflictos. Su poder temporal era temido, utilizado
combatido y apaciguado, hasta hoy como un poder
verdaderamente <<competidor>> de los poderes de los demás
“soberanos” y señores, y como lo consideran hoy políticos,
gobernantes y estrategas militares. En las alianzas con los
“príncipes de la Iglesia”, ya que así se comportaban muchos
obispos, no se miraban a menudo más que conveniencias políticas
y de Estado, para reforzarse militar y estratégicamente frente al
enemigo.
Todo ello erosionó muchas veces la autoridad de la Iglesia aún en
asuntos internos y su cultura, particularmente, en la modernidad,
en que, bajo la influencia de los pensamientos científico y liberal
de la Ilustración, interpretados conforme a las aparentes
“conveniencias” de la época a la Luz, y de los intereses
imperantes de los poderosos. Tal vez no muy sensatamente, sin
controversia visible, sin debate, sin reflexión, como consecuencia
de “hechos cumplidos” de tipo militar y político, se gesta y se
viene extendiendo sin cesar, en el mundo moderno un espíritu
secular inmediatista, mecanicista, materialista, ateo y muy cerrado
en sí mismo, que tiende a darle la espalda a la “Religión”, de la
que en Occidente se tiene una visión muy peculiar, y al
pensamiento tradicional y, como consecuencia, a fuentes no
despreciables de sabiduría, referencias de interpretación de la
experiencia histórica, cantera de madurez intelectual, verdadero
106
patrimonio cultural, de los pueblos occidentales, extendida, en
cierta medida, también a los pueblos occidentalizados.
Los bárbaros, después de las invasiones al Imperio quedaron
como verdaderos “bárbaros romanos”. Allí empezó a conformarse
la futura civilización de Europa. Primero, aquellos nunca
pensaron que el Imperio pudiera desaparecer. Cuando su
desaparición se dio en 476, no creyeron que lo haría
definitivamente. En efecto, sabían que se había trasladado a
Constantinopla y que de allí debía regresar. En efecto lo hizo en el
año 800 en provecho de Carlo Magno. Los bárbaros eran menos
numerosos que los pobladores romanos en medio de los cuales se
instalaron, y poco a poco se volvieron imitadores en sus
costumbres y usos: Para gobernarse, para recaudar impuestos,
para juzgar en los tribunales, para reclutar y comandar los
ejércitos. Procuraron copiar hasta los gestos y las maneras de los
romanos. Perdieron gran parte de sus lenguas germánicas
originales y se habituaron a hablar un lenguaje latino lleno de
<<barbarismos>>. Sus recopilaciones de códigos fueron
latinizadas, como ocurrió con la ley sálica de los francos, la ley
gombeta de los burgundios, el Breviario de Alarico de los
visigodos, etc. A estas leyes germánicas se mezclaron algunas
disposiciones de derecho romano.
Habiendo despojado a los romanos de gran porción de sus
fortunas, los bárbaros dejaron de vivir como nómadas. Se
arraigaron al suelo del que se habían convertido en propietarios.
Sobre este suelo tenían las casas de ladrillo y piedra que los
romanos habían construido o que ellos mismos habían construido,
siguiendo más o menos el estilo romano. Los bárbaros y los
romanos unieron su sangre y las antiguas razas se unieron en una
nueva, que se ha llamado “germanorromana”, que subsiste aún
hoy día en “la Galia”, en Italia y en España (Idem p 297).
Con la conversión al cristianismo, los bárbaros se encaminaron a
la civilización. El evangelio les fue predicado por Roma y
Bizancio. Además de los húngaros, el papado convirtió a los
polacos y a los checos de Bohemia, es decir, a los eslavos
107
occidentales. Los misioneros alemanes entendían que los
encaminaban al germanismo tanto como a Dios. Desde el año 834
hasta el año 968 fueron fundados con este designio los obispados
de Hamburgo, Merseburgo, Brandemburgo y luego Magdeburgo.
Bizancio, para ganarse para su fe a los bárbaros fue mucho menos
rudo que los germanos. En Bulgaria, el zar Boris padre de
Simeón, fue bautizado en el año 864. Desde el siglo VI hasta el X,
los eslavos “invadieron” los mercados, los ejércitos, y las más
altas funciones del Imperio Bizantino. En el año 957, la gran
princesa rusa Olga, recibió el bautismo. Treinta años más tarde, su
nieto Vladimiro lo recibió a su turno y, junto a él, su pueblo.
Servia se convirtió entre los años 870 y 880. Tuvo una iglesia
nacional y sus príncipes se rodearon de una corte griega. Antes
del año 1000 los bárbaros orientales se hallaban convertidos, la
mayor parte de ellos se habían civilizado, especialmente bajo la
influencia de Constantinopla, verdadera capital del Oriente (Idem
p 304).
Quizás, sin embargo, como una herencia de las actitudes
originales de los primeros reinos bárbaros que se fundaron luego
del derrumbe del Imperio Romano, y a pesar de la unidad de una
tradición cultural que se forja, poco a poco, en una fe,
probablemente ingenua, pero que ha aportado las bases
inconfundibles de una nueva y verdadera civilización, perdura el
espíritu de discordia, el cual reina en Occidente hasta nuestro
siglo XXI. La frustración, la impotencia sentida frente a los
poderosos elementos climáticos desencadenados, frente a un
hábitat inclemente y despiadado, el hambre, el dolor de presenciar
morir, sin ninguna opción de salvación, a los seres queridos,
pudieron ser algunas causas remotas. La codicia, los deseos de
venganza por la ofensa, el despojo, las violaciones, la muerte, las
ambiciones desbordadas, los resentimientos, los odios, el miedo,
pudieron ser causas más próximas.
El caso es que la cadena de acontecimientos, no importa que sea
concebida como relaciones sucesivas de causas y efectos o
miradas desde el punto de vista de la teoría del Caos, como el
resultado de un proceso histórico muy complejo, ha dejado un
108
amargo sabor en la memoria colectiva de los hombres modernos,
que explican las suspicacias que exhiben los encargados de
afrontar las relaciones humanas cotidianas a todos los niveles
sociales y las dificultades que se presentan para lograr acuerdos,
negociar relaciones duraderas y gratificantes para todas las partes.
La tragicomedia vivida en las relaciones políticas entre las
diversas naciones occidentales durante el siglo XX, por ejemplo,
no tiene otro significado que la culminación del proceso político
que aquel espíritu de discordias ancestrales produjo. Su terrible
expresión, en el mundo de la técnica más avanzada que haya
podido poseer el Hombre en toda su existencia, es nada menos
que las guerras más sangrientas, crueles y destructivas que ha
vivido la humanidad hasta el presente, como son la Primera
Guerra Mundial de 1914 y la Segunda Guerra Mundial de 1939.
El mundo moderno se mueve todavía dentro de ese marco y,
como si esto fuera poco, los ánimos no sólo no se aplacan sino
que se exacerban, particularmente cuando se dan todavía
pretensiones, se invierten esfuerzos “seriamente” o se acolitan o
apoyan iniciativas tan absurdas como revivir el Imperio Romano,
¡algo que, a la luz de la sociedad moderna parece inaudito y fuera
de lugar! Pues a la hora de la verdad, por desgracia, no todos lo
miran tan inaudito y fuera de lugar. Benito Musolini soñó con sus
“fascistas” semejante cosa nada menos que en 1922. Y la reacción
que provocó tal iniciativa, apoyada activamente nada menos que
por Adolfo Hitler, fue la oposición militar visceral, casi
demencial, de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial.
No se necesita un profundo estudio sociológico de la política para
entender qué resortes íntimos se pusieron en movimiento
entonces, resortes que se han movido también cuando se ha
tratado de desacreditar y devaluar el sentido del trabajo de
instituciones que, como la Iglesia Católica Romana, que, sin
haber renunciado todavía, expresamente, a beneficiarse de su
poder “temporal” se mueve con intenciones de cumplir su
ministerio apostólico en bien de los pueblos y las naciones
necesitadas de todo el Mundo. Para los Estados nacionales
actuales “El Estado Vaticano” no significa otra cosa que la
109
expresión institucional de un poder mundano real, capaz de
movilizar recursos económicos, población y de generar opinión,
como cualquier otro Estado del Planeta. Por ello se entiende la
urgencia que tiene la Iglesia Católica Romana de disipar toda
susceptibilidad para que sus actos reciban el apoyo sincero de las
naciones y pueblos del Planeta y su labor apostólica llegue a ser
eficaz como merecen que sea.
Si no se hace una reflexión, así sea sucinta sobre aquella historia,
sería difícil llegar a tener una consciencia clara del reto histórico
de nuestro tiempo, que se plantea como una salida de aquel
espíritu tan poco ecuménico. La visión macroscópica del mundo
moderno nos ofrece una perspectiva de globalidad muy diferente
a las propuestas vigentes, muy superficiales y mecánicas, de los
poderes mundiales actuales. Esa visión, si la interpretamos
correctamente, debería seducirnos, invitarnos a correr el riesgo de
salirnos de los marcos institucionales, sociales y políticos de
acción acostumbrados, entre los cuales se han movido nuestra
cultura y nuestra institucionalidad y que tienen una vigencia de
más de casi quince siglos de existencia.
Tal vez nunca hemos estado en capacidad de responder a aquel
reto como ahora, con el apoyo decidido de una de las disciplinas
de trabajo más rigurosas y exitosas de la Historia: Las Ciencias
con todos sus descubrimientos, con todas sus técnicas y
aplicaciones exitosas, frente a unos valores tradicionales
milenarios, a una experiencia humana de valor incalculable que es
preciso conocer, aprovechar, intercambiar y respecto de los cuales
es preciso para ha modernidad, tener una consciencia clara para
bien de la humanidad, como un todo. La confianza que nos
merece esa circunstancia, nos hace pensar sobre las posibilidades
de descontinuar la Guerra y la violencia encubierta o abierta,
como herramienta útil en las soluciones políticas viables en el
manejo de relaciones humanas, o como políticas de Estado en el
manejo de las relaciones internacionales, entre otras.
Esa confianza quedaría sin fundamento si, como promotores de la
cultura humana, tuviéramos serias dudas o nos sintiéramos
110
incapaces de responder afirmativamente a las siguientes
preguntas: ¿Poseen ya las sociedades humanas contemporáneas la
madurez y los recursos técnicos necesarios, para prevenir los
efectos devastadores de eventos naturales como los que incidieron
sobre las antiguos pobladores nómadas de las inhóspitas regiones
del centro del Asia? ¿Están las naciones del Planeta dispuestas a
afrontar seriamente el reto que implica el deterioro del Medio
Ambiente en un mundo superpoblado como el actual, cuyas
consecuencias apenas empezamos a experimentar? Estamos
dispuestos los hombres modernos a renunciar a nuestras
perspicacias y afrontar el reto, en conjunto como parece que se va
a tener que afrontar, para asegurar un espacio adecuado y justo
para la población humana actual?
Llegamos aquí al final de una exposición de hechos históricos que
es preciso conocer para entender la realidad humana del mundo
actual. La ignorancia y la imprevisión con que se manejan y
manipulan incluso a altos niveles de los Estados, los asuntos
públicos y de la Cultura, sin el más mínimo respeto al patrimonio
cultural de nuestros pueblos, de la humanidad entera, no se
compadecen con la seriedad de los problemas que ello le genera a
la sociedad humana. Sólo con conocer esa realidad será posible
entender que es preciso cambiar, de raíz, el comportamiento
recíproco de dirigentes y de pueblos, de naciones enteras, que
esperan y merecen una solución, sin contar que nunca ha estado la
humanidad tan preparada, como lo está ahora, con disponibilidad
de los medios necesarios para alcanzar su real redención. Hacen
falta solamente la voluntad de hacerlo y el compromiso de
pueblos y gobernantes en la Empresa.
La propuesta de mirar con ojo crítico, tan amplia y profundamente
como sea necesario muchas de nuestras actuales “prácticas
civilizadas” que han llevado en un momento dado a que se den
hábitos e instituciones sociales que nos estorban y nos deterioran,
más bien que favorecer, nuestro nivel de vida, podría parecer
trasnochada y fuera de lugar en el mundo del “Dejar “Hacer” del
siglo XXI. Otro tanto podrían parecer las acciones que se
empeñen en la promoción de hábitos y costumbres, en la
111
protección de instituciones que podrían ser nuevamente bastiones
y salvaguardias del nivel de vida de las generaciones humanas
futuras. Pero no solamente no es algo trasnochado, sino que
volver a considerar el valor de esas tradiciones, plantea la
contemplación de una realidad del mundo humano que nos ha
precedido, en que, de alguna manera se gestó la humanidad actual
y que ve revivido su significado frente al clamor de pueblos
sumidos en una pobreza creciente, que se sienten abandonados a
su suerte, en medio del torbellino político levantado por el intento
de forzarlos a una visión de vida global, que no solamente es
fantástica, sino que solamente podrá llevarse a la práctica con la
destrucción de las sociedades humanas del Planeta y sus
fundamentos, la masificación de su población y el establecimiento
de nuevas formas de dominación y esclavitud.
Nuestra tradición cristiana, reforzada por el testimonio
imperecedero, de miles de personas, inspiraron y siguen
inspirando a nuestros pueblos, aún en términos muy sencillos
acerca de valores trascendentales e inestimables de vida humana
que tienen, para ellos, sentido de redención. Pero en la práctica, la
presencia en nuestros medios sociales de acciones estratégicas
extrañas y de diverso origen, capaces de manipular la mente de
los hombres tergiversando su visión de la Realidad o
encubriéndola, con el fin de establecer e imponer su propia visión
de aquella y sus propias interpretaciones, hace casi imposible, que
el espíritu humano se pueda expresar libremente, auténticamente,
con entusiasmo, en su justa medida, y que su experiencia de vida
resulte verdaderamente edificante.
Tengamos en cuenta que, lo que la generalidad de los pueblos han
recibido en su educación conscientemente como <<valores
humanos>> para interpretar correctamente la calidad de sus actos,
tal como se ha practicado en las diferentes pedagogías culturales
conocidas, hasta ahora, si se ven en una perspectiva de mayor
amplitud y profundidad, podrían plantearse como <<verdaderos
requerimientos>> de acción humana, sin cumplir los cuales,
puede ser imposible lograr los objetivos de una vida civilizada
acogedora y estable.
112
La diferencia entre olvidar todo aquello o darles nueva vitalidad a
los valores humanos en los que se origina la concordia que sirve,
a su vez, como base, entre nosotros, de toda forma de vida
civilizada, significa precisamente la diferencia entre sufrir las
consecuencias de la “Cultura de la Muerte” en la forma como ha
sido introducida en nuestra vida cotidiana, en nuestras costumbres
sociales, en nuestra civilización, en nuestra estrategia política, o
asumir la responsabilidad de su neutralización por medio de una
nueva Cultura de la Vida, con su forma peculiar de plantearnos
nuestros retos vitales. Ello nos permitirá una visión global de la
vida humana enteramente diferente, nos permitirá la renovación
de nuestra vida social y le abrirá, realmente, horizontes nuevos y
prometedores a la evolución de la cultura humana.
Cuando se habla de globalidad en la vida humana, ha de hablarse
de una visión macroscópica de ella. Y esa visión macroscópica
encierra consecuencias diversas según la naturaleza de esa visión.
En la visión de globalidad que le presentan las “autoridades”
económicas del Globo a naciones como la nuestra este momento,
que reviste, por la forma como es presentada, algo que parece ser
absolutamente ineludible y fatal, significa que “tiene” que ser
acepta tal como ella sea impuesta o “tendremos” que perecer
aislados, de inanición. Pero la unidad de vida humana, la sociedad
humana auténticas, aunque no hayan sido vividas todavía como
una experiencia existencial, sino de manera muy imperfecta, por
no decir impropia, puede interpretarse de diversas otras maneras.
Y podemos tener la esperanza efectiva, porque ello es posible, de
poder construir formas de sociedades completamente nuevas, a
niveles superiores de organización y vida, sobre la base de
encuentros humanos y asociaciones de carácter holístico. Sabido
esto, entendemos que el desafío consiste en la búsqueda de
caminos que hagan posible la construcción de sociedades estables
y sostenibles de nivel de complejidad mayor que el actual de
conveniencia general
Pero ese paso, dado solamente por la dirigencia, en sociedades
donde el ciudadano ha alcanzado la consciencia de cómo se da el
113
enriquecimiento recíproco de la vida cuando, como sujeto,
participa activamente en la vida comunitaria, no es suficiente. Es
precisa la movilización popular. En las sociedades actuales si no
se transforma el carácter de la gente, si no son asumidas otras
actitudes si no se cultivan otros hábitos, aquella pretensión se
convierte en una empresa irrealizable. En otras palabras, no se
trata solamente de un desafío ético sino de formación de la
personalidad, de educación en su mayor extensión y profundidad,
de generar otras realidades, de crear otras formas de vida, de
avanzar en la evolución de la vida más allá de las fronteras de los
modos de vida actual. Y ese es el significado profundo de la tarea
de Jesús de Nazaret y de los que lo siguieron, entre nuestros
antepasados, entre nosotros, y entre los que nos sigan. Por eso
vale la pena considerar aquí el mensaje medular de Jesús,
importante no sólo desde el punto de vista de una religión, como
la cristiana, sino de la cultura humana en su conjunto,
considerados de igual manera otros aportes que la humanidad ha
adoptado en algún momento y en algún lugar del Globo,
incorporándolos o no a alguna forma de práctica religiosa.
“Al oír los fariseos que Jesús había dejado sin palabra a los
saduceos, se juntaron en un lugar, y uno de ellos, que era doctor
de la ley (judía), le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba”:
“Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?” El
les respondió: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más importante y el
primero de los mandamientos. Pero hay un segundo
mandamiento, que tiene la misma importancia: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se basan
la ley y los Profetas” (Mt 22,34-40).
Jesús de Nazaret es un reconocido maestro oriental, aparte de la
dignidad que le reconocen quienes lo han seguido desde antiguo.
Su testimonio ha sido recogido por la Iglesia Católica Romana,
como continuadora del trabajo proselitista de los apóstoles de
Jesús, partiendo de las enseñanzas del Antiguo Testamento, por la
consideración y la presunción de que en Jesús se han cumplido
114
ciertas profecías mesiánicas que constan en los Libros Sagrados
de los judíos, que conocemos por las enseñanzas de los discípulos
de Jesús, de Pablo de Tarso y de muchos otros. A esa tarea
contribuyó con su decidido apoyo y orientación la memorable
Iglesia de Alejandría, capital y meca de la Cultura Helénica, que
orientó los pasos iniciales en las actividades apostólicas de los
primeros obispos europeos, entre otros y muy particularmente,
para dirigir los primeros pasos, de las escuelas cristianas y las
primeras instituciones universitarias en su inicio. Sin contar los
territorios asiáticos influidos por el Islam, el origen de la vida
civilizada de casi toda el Asia Occidental, Europa y América, está
influido ampliamente por las ideas de Jesús. No es exagerar, de
acuerdo con los hechos históricos, que la Civilización Occidental,
en su esencia, es el producto de la labor evangelizadora de la
Iglesia, y sus misioneros, cuya realización tuvo lugar, no pocas
veces, con rasgos de extremado heroísmo. Ello no puede
explicarse satisfactoriamente sin considerar el Amor a Dios, una
faceta del Amor, como un verdadero “motor” que movió y sigue
moviendo a muchos seguidores a la acción, incluso, más allá del
umbral de la seguridad personal. La dificultad de manejar este
concepto es evidente cuando contamos con las contribuciones
serias de muchos estudiosos, y nos hacen caer en cuenta de los
cambios históricos que se dan en el uso de las palabras, entre
otros, y cuando se vuelven, en el uso vulgar, formas de
expresiones de ciertas frivolidades existenciales que riñen incluso
con el sentido original del término.
El filósofo moderno, de origen alemán, Joseph Pieper, en su
extraordinario tratado de Etica y Teología moral, “Las virtudes
fundamentales”, nos coloca frente a una obra maestra destinada a
ser piedra angular para la Antropología, la Sociología y la
Psicología. En ella trata de cuatro virtudes cardinales: La
Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza y tres virtudes
teologales: La Fe, la Esperanza y el Amor. Así nos introduce en
su tratado:
“La segunda parte de la Summa theologica del Doctor Común de
la Iglesia, que se refiere a la Teología moral, comienza con esta
115
frase:<<Puesto que el hombre fue creado a semejanza de Dios,
después de tratar de El, modelo originario, nos queda por hablar
de su imagen, el hombre>>. Sucede con esta frase lo que con
tantas otras de Santo Tomás: la evidencia con que la expresa, sin
darle gran relieve, oculta fácilmente el hecho de que su contenido
no es de ningún modo evidente. Esta primera proposición de la
Teología moral refleja un hecho del que los cristianos de hoy casi
han perdido la consciencia: que la moral es sobre todo y ante
todo, doctrina sobre el hombre, que tiene que hacer resaltar la idea
del hombre y que, por tanto, la moral cristiana tiene que tratar de
la imagen verdadera del mismo hombre. Esta realidad era algo
muy natural para la cristiandad de la Alta Edad Media. De esta
concepción básica, cuya evidencia ya se había puesto en duda,
como indica su formulación polémica, nació, dos siglos después
de Santo Tomás de Aquino, la frase de Eckhart: <<Las personas
no deben pensar tanto lo que han de hacer como lo que han de
ser>>. Sin embargo, la moral, y sobre todo su enseñanza,
perdieron después, en gran parte, estas perspectivas por causas
difíciles de comprender y aquilatar, hasta tal punto que incluso
aquellos textos de Teología moral que pretendían estar
expresamente escritos según el espíritu de Santo Tomás diferían
de él en este punto capital. Esto explica algunas causas del por
qué al cristiano medio de hoy apenas se le ocurre pensar que en
moral pueda conocerse algo sobre el verdadero ser del hombre,
sobre la idea del hombre. Al contrario, asociamos al concepto de
moral la idea de una doctrina del hacer y, sobre todo, del no
hacer, del poder y no poder, de lo mandado y lo prohibido. La
primera doctrina teológica del Doctor Común es ésta:<<La moral
trata de la idea verdadera del hombre>>. Naturalmente que
también ha de tratar del hacer, de obligaciones, mandamientos y
pecados; pero su objeto primordial, en que se basa todo lo demás,
es el verdadero ser del hombre, la idea del hombre bueno”(Joseph
Pieper “Las Virtudes Fundamentales” Segunda Edición.
Ediciones Rialp S. A. Madrid 1980 p 11).
Sobre el sentido de uso del término amor en la época moderna
dice Pieper: “Hay razones más que suficientes que le sugieren a
uno no ocuparse del tema del <amor>. A fin de cuentas, basta con
116
ir pasando las hojas de una revista ilustrada, mientras nos llega el
turno en la peluqueria, para que le vengan a uno ganas de no
volver a poner en sus labios la palabra <amor> ni siquiera en un
futuro lejano. Pero también nos da miedo esa otra actitud que, en
el extremo opuesto, se goza de provocar malentendidos al hacer
que la realidad del amor, transportada al terreno de lo irreal y
fantasmagórico, se evapore y no deje de sí misma otra cosa que la
pura <renunciación>” (Idem p 417).
Las diferentes experiencias que dan idea de la inmensa variedad
de las formas del Amor, las diferencias en las expresiones
idiomáticas de todos los tiempos, igual que el uso inadecuado del
término, pueden hacer inmensamente confuso el mensaje de Jesús
de Nazareth. Al tratar el tema Pieper resalta lo que para el lego
podría ser una verdadera novedad (Idem. páginas 417 a 422).
“Pero no se trata de aclarar si el conjunto de vocablos de que se
puede echar mano es pobre o rico; lo que importa es que uno se
dé cuenta, en la mayor medida posible, de la complejidad del
fenómeno que llamamos <amor>. Esto no puede conseguirse más
que mediante la interpretación del lenguaje, del propio y del
ajeno, supuesto que sepamos desentrañarlo, lo cual puede no ser
el caso, a pesar de que lo dominemos. Tal interpretación tendrá
que ser forzosamente fragmentaria y contingente, como es
natural, pero hay que hacerla. Ni siquiera lo que en la
conversación normal piensan y entienden todos y cada uno de los
que hablan la misma lengua puede ser traducido sin rastro de
incertidumbre a formulaciones de contenido reflejamente
consciente y claro. Resulta difícil percibir los segundos sentidos o
delicados matices que acompañan el manejo de las lenguas vivas
extrañas para nosotros. Y aún son mayores las dificultades si se
trata de lenguas muertas. Superfluo sería recordar, que cada uno
de nosotros sólo domina un escaso tanto por ciento de todas esas
lenguas que, de hecho, circulan sobre la superficie del planeta. Y,
sin embargo, aún siendo conscientes de la precariedad e
imperfección, no es poco ni mucho, ni mucho menos, lo que una
reflexión concienzuda sobre el acervo de palabras es capaz de
117
sacar a la luz y de dar nombre al fenómeno del amor” (Idem p
4525)
¿A qué se refiere Jesús cuando habla así del amor? Para ser
sucintos, ojalá no más de lo debido para ser suficientemente claro,
veamos una definición de San Agustín que menciona Pieper en su
tratado, cuando habla del amor como continuación y
perfeccionamiento de la <creatio>: “San Agustín dice que la
definición de la virtud es muy corta: <Virtus est ordo amoris>,
<La virtud es el orden en el amor>; entendiendo que <virtud> no
tiene otra significación que lo correcto en el hombre (Idem p
439).
“Se advierte en seguida que con esto hemos tocado un algo que va
incrustado en la estructuración misma de la propia existencia. Si
es cierto que el núcleo de todos los seres no es otro que el querer
y la voluntad, la más poderosa y dominadora fuerza de las almas,
también el punto de arranque y el centro de la existencia. Ahí se
decide lo que cada uno es: <Ex amore suo quisque vivit, sive bene
sive male>, todos viven de su amor, hacia el bien o hacia el mal>.
El amor y sólo el amor, es lo que tiene qué estar <en orden> para
que todo el hombre lo esté y sea bueno”…”Pero nosotros no
hablamos ahora de virtud o estar las cosas en orden, sino de que el
amor es un acto de la voluntad, el acto por excelencia. ¿Y qué es,
pues, lo que yo <quiero> cuando amo y digo a otra persona:<Qué
bien que tu existas>? Como ya hemos indicado, es evidente que
esa exclamación puede estar orquestada y sentida de muy diversas
maneras, y que en ella caben,<en cada caso> muchas variantes de
matiz en cuanto a la intensidad. Pero aún el grado más débil
contiene, por lo menos, el asentimiento a la simple existencia del
otro. Y no es poco (Idem p 439).
“En cuanto a la atrevida afirmación de Maurice Blondel de que
<L‟amour est par excellence ce qui fait etre>, el amor es ante todo
lo que <hace ser>, lo que causa que alguien o que algo exista,
solamente podemos aceptarla si se entiende como expresión de la
intención del amante. El traductor alemán de Blondel pensó que
era mejor mitigar un poco la frase y la vertió, diciendo que el
118
amor es <lo que hace ser>. Pero la formulación más extrema de
ese pensamiento que intenta salir en las palabras de Vladimir
Soloviev, en su ensayo <El sentido del amor sexual>, en el que
describe el amor como una fuerza que excluye la muerte, que
protesta contra ella, y la niega”... (Idem p 439)…”Desde esta
misma dimensión es como he sentido siempre la impresionante
frase de Gabriel Marcel: <Amar a una persona es decirle: tú no
morirás>” (Idem p 439).
En su primera carta a los corintios, Pablo de Tarso habla de la
caridad (del amor): “Si hablando lenguas de hombres y de ángeles
no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que
retiñe. Y si teniendo el don de profecía y conociendo todos los
misterios y toda la ciencia, y tanta fe que traslade los montes, si
no tengo caridad no soy nada. Y si repartiese toda mi hacienda y
entregare mi cuerpo al fuego, no teniendo caridad, nada me
aprovecha.”…”La caridad es longánime, es benigna; no es
envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha; no es descortés, no
busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal, no se alegra de la
injusticia, se complace en la verdad; todo lo excusa, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo tolera”…” La caridad jamás decae: Las
profecías desaparecen; las lenguas cesarán, la ciencia se
desvanecerá. Conocemos sólo en parte y profetizamos
parcialmente; pero cuando llegue lo perfecto, desaparecerá lo
parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como
niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser hombre, me
despojé de las niñerías. Ahora vemos por un espejo y
obscuramente, pero entonces veremos cara a cara. Al presente
conozco sólo parcialmente, pero entonces conoceré como soy
conocido. Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza y
la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad” (Primera
Carta de Pablo a los corintios. Los Hechos de los Apóstoles. Cap
13 versículos 1,a 13. “Nuevo Testamento”. Versión directa del
texto original griego por Eloino Nácar Fuster y Alberto Colunga
Cueto, O. P. Biblioteca de Autores Cristianos Madrid
MCMLXXV, p 515)
119
En su tema, Amar y ser Amado, en la sección “Confirmación en
el ser por el amor”, dice Pieper: “¿Es que acaso no existe la
persona –podría preguntarse- al margen completamente de que un
amante la encuentre o no maravillosa, que esté de acuerdo o
entusiasmado con ella? ¿Se consigue de verdad algo con decir:
<Qué maravilla que tú existas?> Con estas preguntas, traídas de la
más fría sensatez en son de escepticismo, es evidente que se está
interrogando, en el fondo, si el amor <hace> algo de verdad en el
total de la existencia; se intenta con ello saber cuál es su función y
si tiene alguna en el terreno del ser. Es exactamente el
planteamiento del caso concreto que ahora reclama nuestra
atención. Para contestar no basta analizar la intencionalidad del
amante ni lo que en esa inclinación hay <propiamente> como
pensado o querido por el que ama. En esto podríamos estar de
acuerdo. Será preciso que nos traslademos a la otra orilla, es
decir, hay que considerar el problema desde el punto en que está
situada la persona a quien sobreviene el amor del otro. ¿Qué
significa, visto con serenidad, para una persona el que otra la mire
y le diga, a la vez que lo siente y lo <vive>: <Maravilloso que tú
estés en el mundo>?” (Idem p 445).
“En este momento quiero, en primer lugar, -dice Pieper-,
conceder la palabra a Jean-Paul Sarte, un autor del que se habría
esperado una respuesta radicalmente opuesta a la que nos da
dentro de su <teoría> sistemáticamente desarrollada, toda persona
es en principio para otra, un extraño que, con solo verla, amenaza
con robarle el mundo; un verdugo potencial. Por fortuna, contra
esas tesis fríamente forjadas en el cerebro, se impone una y otra
vez el poeta Sartre, o simplemente el observador genial y narrador
de la realidad humana. Y este último, completamente de espaldas
a su propia filosofía, es el que dice cosas como éstas: <Este es el
núcleo de la alegría del amor: que en él sentimos justificado
nuestro ser>. Como podría apreciarse, lo que dice no está tan lejos
de aquellas ideas de <justificación de la existencia> y <concesión
del derecho a vivir>, sólo que ahora no se mira desde el punto de
vista del amante, sino de la persona amada. Por lo que se ve, no
nos basta con existir simplemente, lo que interesa es la
confirmación en el ser: <es bueno que tú existas; ¡qué maravilla
120
que estés aquí!>. Con estas palabras: lo que necesitamos además
de existir, es ser amados por otra persona. Un fenómeno
sorprendente, si se para uno a reflexionar. El haber sido creado
por Dios parece ahora que de verdad no basta; se precisa la
continuación, la consumación…. por la fuerza creadora del amor
humano” (Idem p 446).
“Y por muy sorprendente que parezca, esta realidad está
confirmada por la más elemental experiencia, por lo que cada día
experimenta y vive cada una de esas personas. Se oye decir: esa
persona <florece> cuando se siente querida. Sólo en ese momento
parece que está en su propio ser, empieza para él una nueva vida,
y otras expresiones análogas. Para el niño, y si pensamos, sobre
todo, en el que todavía está por nacer, el ser amado por su madre
es rigurosamente la condición indispensable de su crecimiento. Y
no es preciso siquiera que este amor maternal se <materialice>
forzosamente en determinados comportamientos de signo
benéfico; lo importante es siempre aquella inclinación y entrega
que brotan del centro existencial y vital mismo de la madre
amante; podemos tranquilamente decirlo: la que sale del corazón
y que se dirige también literalmente al corazón del niño: eso que
suele llamarse <amor> verdadero” (Idem p 446).
Conocidas son, al menos hasta cierto punto, las observaciones
realizadas por René Spitz, el cual se ha ocupado de estudiar los
casos de niños que nacieron en prisión, por tanto, en condiciones
materiales no precisamente confortables y que fueron criados por
sus madres entre rejas, y también, por otra parte, niños que
recibieron los cuidados alejados de las madres, aunque en asilos
para recién nacidos, y niños lactantes en medio de unas
condiciones higiénicas insuperables, con unas instalaciones de
ensueño como sólo las puede inventar la fantasía americana,
rodeados, además, de esas muchachas especialmente formadas
para la función educadora y protectora. El resultado de la
comparación entre unos y otros niños es asombrosa, pero en el
fondo no debería sorprender; por lo que se refiere a mortalidad,
proclividad a las distintas patologías y a la neurosis, los niños
nacidos en la prisión resultaron mejor protegidos que los otros. Y
121
esto no quiere decir que las jóvenes encargadas de esa delicada
tarea la realizaran con una <fría objetividad> o mera dedicación
rutinaria” (Idem. P 447).
“No es eso. Lo que ocurre es que, por lo visto, no es suficiente ser
bien alimentado, no tener frío tener un techo protector y todo lo
demás que se necesita para que la vida sea posible. Todo esto lo
tenían aquellos niños de los jardines de infancia en proporciones
sobradas. La <leche> la recibían también en cantidades más que
suficientes; pero lo que les faltaba era la <miel>. Esta alusión a la
metáfora de la Biblia, en que se dice de la <tierra prometida que
mana leche y miel> (Ex 3,8), se encuentra en un libro pequeño,
pero magistral, de Erich Fromm, un psicólogo y sociólogo alemán
emigrado a Norteamérica, titulado <El arte de amar>, que ha sido
un enorme éxito editorial, debido posiblemente a un malentendido
fomentado por una equivocada propaganda de la casa editora.
Dice allí Erich Fromm que con la expresión <leche> quiere darse
a entender todo aquello que se necesita para cubrir las
necesidades perentorias de la existencia; en cambio cuando se
habla de <miel> se está pensando en el símbolo de la dulzura de
la vida y de la felicidad. Y esto es lo que nos dan cuando nos
dicen <¡Qué maravilla que estás en el mundo!>, algo que los
niños del jardín de infancia americano no escucharon, por lo
visto, jamás” (Idem. P 449).
“También el libro de Erich Fromm habla de la creación del
hombre por Dios con ese glorioso desenfado al que, por lo visto,
no se siente animado el pensamiento europeo si no es al contacto
con la atmósfera intelectual del continente americano. Allí nos
cuenta que, según la narración bíblica, Dios no se contentó con
traer mundo y hombre a la existencia, también les dio al uno y al
otro, tras la <leche>, la <miel>, es decir, tras haberlos hecho, los
<confirmó> en su existencia. Sólo entonces dijo aquellas
palabras; <Bien, muy bien está>. Y uno se pone a pensar que no
debe ser tan poco importante para el hombre que arrastra su
existencia sobre el mundo el que tenga la posibilidad de sentirse
<aprobado>, consentido y confirmado de una forma absoluta,
como es la que sale de Dios” (Idem p 449).
122
“Claro que para esto es preciso que uno sea capaz de sentirse a sí
mismo y al mundo como “criatura”. Aquí no vamos a discutir
ahora si ha de ser una sensación o visión que uno fundamenta
únicamente por la fe o si se trata de una actitud básica que unos
argumentos de razón hacen creíble o, al menos, aceptable. En
todo caso, esa convicción de que el ser es creado, cuando no se
lleva en la cabeza como un teorema abstracto, sino que se siente
con la trágica enjundia que le corresponde, no puede aplicarse
sólo a un <sector> determinado de la experiencia, como sería el
que está fertilizado por una actitud religiosa. Cuando eso se
piensa y se lleva hasta el final, penetra exhaustivamente todo lo
que es sensación de vida y de existencia. Todo lo real, cosas,
personas, y yo mismo, se me presentan entonces no solo como
algo pensado, como idea o proyecto acabado sobre el que se
ciernen designios o aguardan finalidades, ya sabemos con qué ira
protesta Jean - Paul Sartre, sino que tengo qué aceptar de bueno o
mal grado la realidad, incluido yo mismo, ha de entenderse como
creadoramente querido y afirmado, como lo que existe
únicamente por virtud de este ser, afirmado y amado. Y solamente
dentro de este contexto manifiesta todo su vigor, dicho sea de
paso, aquella frase de <omne ens est bonum>, que habla de la
bondad ontológica de todo lo que tiene que ser y que, poco a
poco, ha ido degradándose hasta convertirse en otra frase estéril
de cualquier manual de introducción a la filosofía. Y cuando San
Agustín dice en el último capítulo de sus “Confesiones” que
<vemos las cosas porque existen, pero ellas son porque tu las
ves>, habrá de interpretarse de forma análoga: porque Dios quiere
y afirma las cosas, el hombre y la totalidad del mundo, y sólo por
eso son buenas, es decir, dignas de amor y de aceptación también
para nosotros” (Idem p 449).
“Fue Dios quien, en el acto de la creación, anticipándose a todo
amor humano imaginable, dijo: <Yo quiero que seas; es bueno,
muy bueno” que existas> (Gen 1, 31). Es Dios quien ha
introducido en todo lo que los hombres pueden amar o afirmar,
juntamente con el ser, el ser bueno; quien regaló todo lo que
puede ser digno de amor y de aprobación. Por tanto, en virtud de
123
su misma naturaleza y de una forma irreversible, el amor humano
no puede ser más que una “reproducción”, una especie de
repetición de ese amor de Dios, creador de la más perfecta manera
y en su propio sentido. Tal vez el amante en este estadio previo a
toda reflexión, entiende esto de alguna forma. ¿Cómo se explica
si no que ya en la primerísima conmoción amorosa haya un
componente de gratitud? Habrá que pensar más sobre este
fenómeno. Porque dar las gracias es siempre una respuesta, la
vivencia de quedar uno como vuelto de cara a algo que acaba de
descubrir, frente a algo que estaba ahí antes de que él lo viera
claro que en una especie de misteriosa armonía cósmica que
sobrepasa los paradigmas de una experiencia conmensurable”
(Idem p 443)
“Ahora bien, a este “sí” tiene que seguir el “pero”: <sí, pero…>.
Sí, es cierto que todo amor humano es reproducción, renovación
de la original y positiva afirmación creadora divina, en virtud de
la cual ha recibido a la vez existencia y bondad todo lo que existe,
y, por tanto, esa persona concreta que nosotros amamos. Pero lo
cierto es que si el amor humano es “verdad”, si se acierta con el
milagro, hay en él “algo más” que una simple repetición, más que
una imitación de lo que Dios hizo entonces: aún siendo una
reproducción, es también una continuación, un perfeccionamiento
de lo que se empezó en la creación” (Idem p 443).
Con esta reflexión tal vez queda claro que el libre querer humano
es el soporte de la durabilidad de toda asociación suya con otros
hombres y los demás seres del Mundo. Cuando se habla de
<Comunidad>, en este sentido, se encuentra una asociación cuyo
significado excede la suma de sus partes, de los individuos que las
componen, además que es una entidad diferente de ellos mismos.
Es una “totalidad” diferente. Su vida es diferente a la de sus partes
y el nivel en el cual esta transcurre, corresponde a un orden
superior al de la simple congregación de partes. Si contemplamos,
desde este punto de vista a los demás seres superiores de la
naturaleza, como árboles, animales, etc., se da uno cuenta de que
su constitución es, así mismo, una asociación holística de células.
La “Naturaleza” ha “encontrado” la forma de que aquellas formas
124
de vida permanezcan. De allí los diferentes procesos de
reproducción. Estos, la evolución de las diferentes especies de
seres complejos y la especialización de sus partes no son sino
consecuencias de la naturaleza de las nuevas asociaciones y
corresponden a las “tareas creativas” que se siguen dando en la
generación de formas holísticas más y más complejas de ser. No
es posible dudar, en adelante, del valor del Amor en la
construcción de la realidad humana, y en su proyección al futuro.
Tampoco de cuán productiva es la Virtud del Amor en el carácter
de los hombres, como fundamento de su capacidad creadora, en
relación con la apertura de nuevos espacios a nuevas y diversas
formas de existencia. La sola comparación entre dos parejas,
hombre y mujer, una unida como proyecto de acuerdo
permanente, derivado del profundo amor, con todas sus
consecuencias, hijos incluidos, generadoras de comunidades
familiares, y otra a la usanza moderna, en parejas inestables, sólo
destinada a mantenerse abiertos, a toda oportunidad de “apagar”
la pasión sexual sin compromiso alguno, verdaderamente estéril o
generadora de paternidades irresponsables, tal como se da en el
ejercicio de la prostitución, muestran la diferencia en los
resultados de los dos proyectos de vida.
Aquí puede plantearse algo, que sin haber tocado el tema que nos
ocupa, hubiera sido difícil y tal vez, injustificado. Hay una
diferencia muy tangible entre lo <<colectivo>> y lo
<<comunitario>>, en términos de experiencia humana,
interpretada desde el punto de vista de la sociología, como formas
de asociación, de la vida de los hombres.
El primer término, lo colectivo, se entiende en el uso técnico
moderno, como consecuencia de un hecho fortuito o
conscientemente buscado de concurrencia de vidas, sin intención
de asociarse, que se comporta como una <<masa>> amorfa. Ese
fenómeno es más conocido en el medio urbano, en los centros
cosmopolitas portuarios y comerciales. Es, en resumen, un
<<agregado humano>>, en que la totalidad es igual a la suma de
las partes. Allí se da la masa susceptible de ser excitada,
conmovida y manipulada a través de los medios de comunicación
125
masivos, por los grandes caudillos políticos, por las grandes
compañías comerciales o por quien quiera hacerlo. Es allí donde
puede “construirse” opinión, con base en la tecnología moderna
de la propaganda, de la producción y distribución en masa.
Lo comunitario es una asociación organizada, con vida propia
diferente de la vida particular de sus “partes”. En ella se entiende
la personalidad de la Comunidad y la de las partes, referidas
mutuamente. O sea que el espacio de cada una de las partes no
puede ser ocupado indistintamente por las otras y en él se da el
desarrollo de un carácter, de una personalidad específica, que no
se entienden sino referidos al conjunto comunitario. Igual el
carácter de la comunidad tampoco se entiende sino referido a la
personalidad de sus partes. En la Comunidad, se desarrollan
sentidos de pertenencia alrededor de los sentimientos recíprocos
de solidaridad, afecto, amor, luego de la experiencia existencial
de sus participantes, también sentimientos de autoestima, de
pertenencia al grupo, por lo tanto de recíproco reconocimiento,
luego de tener consciencia de lo que significa el aporte de cada
uno, con su esfuerzo, en bien de toda la comunidad.
La Comunidad implica un “valor agregado”, respecto de otras
formas de asociación, como la Colectividad, Ello puede
entenderse mejor si comparamos organismos superiores entre sí,
como una lombriz de tierra y un hombre. Para llegar a su nivel de
organización, la Naturaleza ha tenido que dar infinidad de pasos
preliminares para dar, finalmente con sus posibilidades de
existencia. La vida de dichos organismos superiores no puede ser
posible sino mediante la convergencia de formas de vida u
organización más simples, que van desde simples moléculas de
orden mineral como el hierro, el agua y ciertas sales minerales,
hasta compuestos orgánicos complejos como ciertas vitaminas,
proteínas, grasas y estructuras celulares completas como las que
forman sus tejidos. En esa comparación queda muy en relieve la
sencillez del organismo de la lombriz frente a la complejidad del
organismo humano. La “fórmula” de constitución de ambos está
regulada por una molécula gigante que está contenida en los
cromosomas de sus células, su <genoma>. La diferencia entre la
126
significación de la lombriz y la del hombre es obvia, pero más
obvia es la comparación entre las perspectivas de un ser vivo, en
plena actividad, y un cadáver. Estructuralmente parecen
semejantes, pero algo los diferencia: En el ser vivo superior su
significación es incomparable con la significación de la suma de
sus partes. Incluso comparando la de la lombriz y la del hombre,
pueden apreciarse diferencias sustanciales. Ese “valor agregado”
aunque puede ser difícil de calcular, es un patrimonio real del
conjunto de personas que se beneficia de él. Nadie puede discutir,
por ejemplo, la diferencia, en sus perspectivas de realización
personal entre niños nacidos en medios sociales acogedores, en
familias funcionales, con otros niños nacidos y criados en el
abandono, en medios hostiles y difíciles, sin haber tenido
experiencias suficientes en el Amor.
No sólo la violencia vivida en Colombia puede ofrecer un
ejemplo claro sobre esa significación. La reducción del nivel de
vida, la incertidumbre de futuro y la ingobernabilidad crecientes,
en nuestro país, nos dan a entender el grado de destrucción al que
ha llegado el tejido social en nuestro país, la pérdida patrimonial
de nuestra población, situación que puede ponderarse en términos
de categorías económicas, como es el cálculo de los riesgos
mayores que esa situación representa. La destrucción institucional
causada por la guerra en el mundo, particularmente deben
mencionarse las terribles guerras del siglo XX, cuyos daños no se
contabilizaron quizás, sino en muertos, más de 50.000.000 de
personas, sólo en los seis años que duró la segunda, y en el valor
monetario de sus pérdidas materiales. Poco se sabe realmente,
acerca de cuántas familias fueron destruidas, en cuántos grupos
familiares los infantes perdieron a papá, cuantos a mamá, y
cuántos a ambos; cuántos puestos de trabajo se cerraron, cuál fue
la verdadera escala de la parálisis económica de las naciones, que,
incluso perdieron su institución Estatal, como Alemania. La
invasión alemana de Rusia en 1942 le reportó a este país la
pérdida de 20,000.000 de sus habitantes en la sola región
occidental, donde se dieron los combates entre los ejércitos rusos
y alemanes. Del sabor amargo que queda en la boca de los que
lograron conservar sus vidas, luego de la pérdida de muchos seres
127
queridos, tampoco se sabe. La sensación de impotencia frente a
tragedias de semejantes dimensiones es impredecible. Todo eso
debe ser prevenido, todo eso debe llegar a su fin. Esa experiencia
merece que se le dedique tiempo de reflexión, porque de no
hacerlo, el Futuro no parece ser muy prometedor. Eso podrá
conducirnos a que esas pérdidas se multipliquen con creces.
Aún en nuestro tiempo, en que nos consideramos disfrutando de
un mundo avanzado, en términos de nuestros conceptos de
civilización, vemos la aparición de verdaderos monstruos cuya
obra grotesca de destrucción ha sido ejemplo de perversidad. El
encono de los odios, de la desaprobación, el estigma de la
culpabilidad, se cierne incuestionablemente sobre ellos. Los
medios de comunicación y sus fábricas de opinión se ponen en
marcha para cerrarles el paso, para negarles el derecho a la vida,
clausurar su espacio y cobrarles el daño causado, cumplido lo cual
todo vuelve a la “normalidad”. ¡Pero, realmente, eso no para ahí!
La violencia desatada entre los colombianos desde hace no pocos
años, produce una crisis social profunda que se manifiesta, en su
culminación, nada más y nada menos que en un ataque frontal y
supremamente cruento contra el Palacio de Justicia, la sede de
uno de los tres poderes que componen la institución básica del
Estado colombiano, en noviembre de l985. Ello conmueve a
Colombia, al menos tanto como conmovió al Mundo el
surgimiento de “seres abominables” que sumieron, casi todo el
siglo XX, al Mundo en la muerte, el horror. Algunos de ellos
fueron juzgados, “ajusticiados” y todo quedó allí. En Colombia
hay muchos personajes legendarios que fueron exterminados por
sus crímenes y la nación no reconoció la lección. Poco se ha
reflexionado sobre aquellas experiencias que tienen no poco en
común: Aunque no es tan fácil su análisis, tendremos que
reconocer que esos episodios no son más que la expresión de un
fenómeno, o mejor, de un proceso que se desarrolla
históricamente a lo largo de gran parte de la vida humana, sin que
hayamos logrado un <<estado de consciencia>> que nos permita
detenerlo en algún momento. ¿Acaso ha llegado ahora ese
momento? ¡Si ese es el caso, preparémonos para construir una
auténtica vida civilizada en bien de todos los hombres!
128
Y por último, veamos cómo el testimonio de una sabia sentencia
que estuvo escrita por largo tiempo en el muro de una escuela
rural contigua a la carretera que conduce de Medellín a San Pedro
de los Milagros, ampliamente visible desde ésta, y
lamentablemente desaparecida en alguna reforma locativa, da
razón del nivel de consciencia en ciertos medios sociales
populares nuestros, aún muy sencillos, acerca del significado de la
virtud del Amor. Dice esa sentencia: “El mundo está lleno de
belleza cuando el corazón está lleno de amor”. Es algo de que se
carece en no pocos de los más influyentes medios dirigentes en
los que se “cuece” el futuro de nuestra nación, por no decir del
Mundo. Es difícil esperar el compromiso serio, la solidaridad, el
respeto al orden ético, a los derechos de los demás, a la unidad
social estable y sostenible, sin que sean construidas sobre el
fundamento del Amor.
3.5.0 EL PROCESO DE LA ENERGÍA.
Nos referimos aquí a la fuente de vitalidad del Mundo de los
vivos, pero también a la fuente del único medio conocido de
movimiento para todos los seres y las estructuras estables, hasta
las más elementales en su organización, existentes en el Universo.
Podría decirse que la Historia de la modernidad, se desarrolla, en
parte, referida a los poderes que se derivan del triunfo de las
fuerzas humanas movilizadas por la Ilustración sobre los antiguos
poderes monárquicos con pretensiones absolutistas. Pero no solo
a aquello. Está referida también a la evolución de las industrias
artesanales en industrias complejas de alta producción, en
Occidente, al descubrimiento de nuevas formas de aprovechar las
fuentes energéticas disponibles y los demás recursos naturales
útiles para la vida humana en el planeta, relacionadas con la
revolución en el pensamiento científico que se inicia en tiempos
de Galileo Galilei, y que empieza a darse a partir de sus
observaciones astronómicas..
129
El “Ciclo de Carnot”, de Nicolás Carnot (1796-l832), representa
la primera descripción teórica de un proceso “artificial” de
extracción de energía mediante la manipulación de un gas
“perfecto” sobre el que se ha aplicado un “trabajo” determinado.
Cuando se inicia el ciclo por medios exteriores (por ejemplo un
motor de arranque), y el mecanismo del motor permite duplicar el
proceso que se describe técnicamente en un gráfico cartesiano de
Presiones vs. Volúmenes, dentro del gas contenido en un “motor”
ideal, en el que se cierra un “camino” entre cuatro puntos
conectados de dos en dos por curvas isotérmicas y curvas
isobáricas, resulta un rendimiento superior al trabajo aplicado. El
manejo de las temperaturas se hace por medio de combustibles
que calientan el gas. El manejo de las presiones se hace por medio
de la inercia de piezas puestas en movimiento por los medios
exteriores. El motor de Carnot es un motor ideal en el que se
puede calcular cuál puede ser el rendimiento máximo para un
motor de combustión interna (o de vapor) que dé el 100% de
eficiencia. Es sabido que la primera máquina de vapor, de doble
efecto, fue construida por James Watt, ingeniero escocés varios
años antes de que Carnot desarrollara el principio de su famoso
Ciclo.
Por primera vez en la historia humana, es posible contar con
fuentes energéticas mucho más poderosas, que las disponibles de
fuente humana en el trabajo “material” o en el trabajo animal. La
máquina de vapor es un dispositivo capaz de extraer energía de
una fuente, generalmente leña o carbón que al quemarse y
desprender energía sirve para expandir el aire que con esa energía
calórica, dentro de un recipiente o reactor, que hace presión sobre
un pistón, por medio del cual, la energía calórica se transforma en
energía cinética, -en movimiento-. Esta máquina de vapor
impulsó la Revolución Industrial en Europa particularmente
durante la primera mitad del siglo XIX. Cuando una nación quería
demostrar su nivel de industrialización, lo único que tenía que
hacer era mostrar la cantidad de máquinas de vapor que operaban
en su territorio. La máquina de vapor empezó a mover no sólo los
talleres industriales, sino que lo hizo con los ferrocarriles y el
transporte fluvial y oceánico. Las naciones en que escaseaban las
130
minas de hierro o carbón empezaron a rezagarse en términos
económicos. Y sobre la industria del acero y del carbón se
empezó a sustentar la vida económica general de los países. La
transformación conseguida por las máquinas de combustión
interna hicieron que se desplazasen los intereses sobre el carbón
hacia el petróleo, del cual se hallaron inmensos depósitos, a partir
del principio del siglo XX. A mediados del siglo, el indicador del
poderío industrial se medía todavía por el tonelaje de acero
producido al año, o por la cantidad de barriles de petróleo
consumidos al año. Hoy las cosas han cambiado, pero la inercia
de aquel proceso de industrialización no ha cesado del todo. Aún
las naciones que han llegado un poco tarde a la Revolución
Industrial, siguen buscando establecer en una alta disponibilidad
de combustibles y acero, su desarrollo industrial.
Pero aunque las cantidades de energía obtenidas por los hombres
para mover su economía y su industria son muchas veces mayores
que las que tenía a su disposición con el trabajo estrictamente
manual y el trabajo animal, palidecen frente a la obtenida de
fuentes posteriormente descubiertas, como la energía obtenida de
las caídas de agua o energía hidroeléctrica, y más aún todavía, que
la obtenida de la fisión nuclear de ciertos metales pesados y de la
fusión de los átomos de hidrógeno en átomos de helio, que
precisamente se ha descubierto, es de donde las estrellas obtienen
la energía que las calienta, por medio de cuya presión
contrarrestan la fuerza de la gravedad que las haría derrumbarse
hacia su centro, manteniéndose estables y en equilibrio, y la que
irradian al espacio interestelar.
El desarrollo de la Física y su descubrimiento de gran cantidad de
fenómenos naturales, ha servido de punto de partida para que los
especialistas en cosmología vayan descifrando algunos
fenómenos cósmicos, antes imposibles de explicar. Mediante ese
apoyo se puede avanzar en la formulación de teorías que permiten
entender, así sea remotamente, lo que es el Universo en que
habitamos, lo que somos, al menos físicamente, nosotros mismos,
y el sentido aproximado de nuestra evolución.
131
Las Ciencias Naturales, hoy día se interesan principalmente en
dos áreas de investigación: Lo macroscópico (representado, en
última instancia, por los fenómenos astronómicos) y lo
microscópico, ( representado también, en última instancia, por las
partículas elementales de la Naturaleza). A pesar de ello y de que
las técnicas utilizadas en la investigación en cada una de esas
áreas son diferentes, la investigación de los grandes fenómenos
cósmicos se apoya finalmente en las referencias que resultan del
estudio del comportamiento de las partículas elementales dentro
de diferentes condiciones físicas. Muchos fenómenos astrofísicos,
observados desde grandes distancias, solamente pueden llegar a
ser explicados, así sea teóricamente, cuando puede entenderse el
comportamiento de las partículas elementales en las condiciones
físicas imperantes en aquellos ambientes. La Astrofísica y la
Mecánica Cuántica, se apoyan pues mutuamente, para avanzar en
el entendimiento de nuestra realidad física. Y en la comprensión
de ésta, es muy importante y tiene consecuencias prácticas de
gran relevancia, el que se conozca si el Universo es o no un
mundo estático, y, tal vez armónico como lo entendieron los
antiguos o, por el contrario es inestable, se mueve y puede
detectarse alguna especie de dinámica en su movimiento.
Los avances en el estudio del Cosmos durante el siglo XX y lo
que va del XXI, han revelado lo segundo. Y teniendo en cuenta
los descubrimientos de Einstein que resume en su Teoría de la
Relatividad Especial, en la que establece el equivalente de la
<materia> en términos de <energía>, y viceversa, cuyo <estado>
es la consecuencia de que se den ciertas condiciones físicas,
podríamos considerar la materia de nuestro universo cercano, -de
nuestro Sistema Solar-, como una “condensación de energía”, que
a su vez evoluciona dentro de un proceso que podríamos llamar el
“Proceso de la Energía”, y que los físicos explican hasta hoy,
mediante unas leyes que se denominan las “Leyes de la
Termodinámica”.
Nuestro Sistema Solar, nuestro hogar, hogar de la Vida, sin que
podamos negar o afirmar su existencia en otros cuerpos celestes,
prácticamente es un punto insignificante, en el conjunto
132
impresionante en la variedad, en los tamaños, en la cantidad, en
las manifestaciones, en las asociaciones de los fenómenos celestes
conocidos o apenas observados. Sin embargo forma parte de este
universo e, incluso, sobre él actúan las fuerzas naturales que lo
mueven, de alguna manera, de la misma manera que actúan sobre
cualquiera de los demás cuerpos celestes del Universo.
Sobre la base del conocimiento de los antiguos, sobre las
observaciones de Galileo y sobre los postulados de la física
newtoniana, se reconocía ya en el siglo XVIII que los planetas
describían órbitas alrededor del Sol y que los satélites describían
órbitas alrededor de los planetas, aunque se pensaba que esto
ocurría a perpetuidad. Pero no consideremos, por el momento,
este movimiento aunque también participa del “juego”. Tengamos
en cuenta otras formas de “movimiento” que antes no se habían
percibido y que hoy, un poco mejor conocidas, permite establecer
la existencia de cierta dinámica evolutiva del Cosmos, que le
aporta al “tejido vivo” de nuestro planeta la “materia prima” de su
vigor y que le permite mantenerse vivo y vigoroso. Nos
referimos, en este caso, a los descubrimientos de Henry Becquerel
(1852-1908), en 1896, a los estudios de los esposos Pierre Curie
(1859-1906), Marie Curie (1867-1934) durante su vida activa
pero particularmente en 1898 y el descubrimiento de Edwin
Hubble (1889-1953) en 1927: Con ello solamente cumplimos con
puntualizar algún aspecto de la realidad del Universo, en su
mayor parte ignorada todavía, y mucho más compleja de lo que
pueda parecer con esta sola consideración.
Henry Becquerel descubrió en 1896 la radiactividad espontánea
de algunos minerales de uranio, que eran capaces de impresionar
láminas fotográficas cuidadosamente envueltas en papel negro.
Sucesivas observaciones de Marie Curie, demostraron que
ninguno de los agentes físicos conocidos influía en la propiedad
de emitir radiaciones. Siguiendo con sus observaciones, Marie
Curie encontró que entre los elementos conocidos, junto con el
uranio, el torio también era radiactivo. En algunos minerales de
uranio encontró que la radiactividad era muy fuerte y que,
incluso, superaba a la hallada para el uranio puro. La intuición de
133
Marie le insinuó que se trataba de otro elemento que era más
radiactivo que el uranio y en 1898 descubrió el radio y el polonio
(mientras que André-Louis Debierne descubrió el actinio en 1899.
Aquellas radiaciones eran radiaciones “alfa”, núcleos de helio,
radiaciones “beta”, electrones y radiaciones “gama”, fotones
(Enciclopedia Salvat para todos. Salvat S. A. de Ediciones.
Qarrierta, 25 Pamplona e Instituto Geográfico de AgostiniNovara. Italia, 1965. P 5094).
En 1927 Edwin Hubble, astrónomo norteamericano encontró,
observando algunas galaxias, cuya luz se corría hacia el rojo, es
decir, el efecto Doppler, en la luz. Nuevas y más cuidadosas
observaciones, le permitieron deducir que el Universo en conjunto
se expande. El 5 de Febrero de 1963 Maarten Schmidt descubrió
lo que creía era una estrella de la Vía Láctea. Luego de las
observaciones de varios astrónomos, preocupados por el mismo
fenómeno desde 1960 y no lograban identificar elementos
químicos en su espectro luminoso. Posteriormente se dedujo que
no era una estrella de la Vía Láctea. Aquel resultó ser un extraño
objeto situado a 2.000.000 de años luz de nosotros, y que se
alejaba de nosotros a una velocidad de 180.000.000 de
kilómetros/hora (Muy Interesante, vol. 17 No. 203 Agosto del
2002. Páginas 23-33).
Pero lo que acapara nuestro interés no son esos hechos aislados,
sino que muestran evidencias de que el Universo <<se mueve>>,
es activo de diversas maneras. Y dentro de esos movimientos se
ha dado la “condensación” de inmensas energías en nuestro
sistema solar, en nuestro mundo, en nuestro sol, en un momento
del pasado. Los científicos intentan explicar el origen de aquel
movimiento, las fuerzas que lo hayan causado, y han desarrollado
varios modelos teóricos del proceso que podrían explicarlo y a los
cuales nos referiremos varias veces en este trabajo. Sin embargo,
contemplando nuestro sistema solar, solamente, tenemos ya un
colosal objeto de observación: Nuestro sistema solar es un
gigantesco dispositivo termodinámico, que está a “media vida”, y
que puede dispensarnos una buena cantidad de energía por lo
menos durante 6.000 millones de años más.
134
La Vida en nuestro planeta, tal como la ven los científicos de hoy,
es el producto de un proceso creativo que surge a partir de las
interacciones que aprovechan todas las opciones que ofrece el
Medio Natural para concretar resultados. Ninguna especie y sus
formas de vida pueden explicarse independientemente de las
demás de su hábitat, En los desiertos africanos las gacelas
consumen pasto y ellas, a su vez, son “pasto” de sus
depredadores. Así, unas especies aportan la energía ”condensada”
en su propio cuerpo a otras que la necesitan para mantenerse
vivas, y, entre otros, a un sinnúmero de especies inferiores que se
nutren de sus excretas.
Aquella “cadena de la Vida” o “línea de abastecimiento” permite
el acceso a las fuentes de energía necesarias para la supervivencia
de los seres vivos. Dentro de ella se perfilan poco a poco diversas
formas de actividad especializada, dentro de las cuales se
destacan las típicas de los diversos reinos de la Naturaleza, en
especial, al nivel de los seres superiores: El Reino Vegetal, con su
capacidad característica de transformar directamente la energía
radiada del Sol en biomasa aprovechable por el Reino Animal.
Ese gran ciclo global de transferencias de energía se llama el
“Ciclo del Carbón”. Es, precisamente, allí donde se inserta la
economía humana en la economía de la naturaleza. Es a partir de
su “lugar” de inserción, en todos sus hábitats, que la especie
humana empieza a desarrollar su compleja estructura social
productiva, que, aunque no lo creamos, contiene infinidad de
seres relacionados simbióticamente con el ser humano. Es a partir
de su capacidad de influir inteligentemente en su Medio, que
logra modificar lo realizado por la Naturaleza, como lo hace con
las especies productoras de granos, de leche de carne.
La civilización moderna ha avanzado un gran trecho por el
camino de comprender mejor la forma de que se vale la
Naturaleza para alcanzar los niveles de evolución que ya ha
logrado. Vale decir que allí, en esas mimas fuentes energéticas
encontrará el ser humano los recursos energéticos que necesitará,
en el futuro, para su propia evolución cultural. En próximos
135
capítulos tendremos la oportunidad de entrar en el tema, con un
poco más detalle.
3.6.0 LA CONSCIENCIA
DE LA REALIDAD ACTUAL.
Nos queremos referir aquí a la calidad de la percepción de la
Realidad que podemos alcanzar, de la visión de nuestro entorno y
de las relaciones que con él podemos tener, de nuestras
perspectivas “objetivas” de supervivencia, tal cual las podemos
interpretar, considerando nuestra situación en el espacio social en
que vivimos y en el tiempo en que nos ha tocado vivir.
Efectivamente, de esa consciencia de la Realidad, de las actitudes
que nosotros asumimos frente a ella, de la manera como esa
consciencia afecta nuestras relaciones humanas y con los demás
seres con los que compartimos nuestro hábitat, depende
principalmente la eficacia de nuestra acción por supervivir y la
eficiencia en el aprovechamiento de los medios, uno de ellos, “la
materia prima fundamental”, que aprovecharemos transformada
con nuestro trabajo a partir de cualquiera de sus estados naturales
disponibles: la Energía.
Según la visión de muchos historiadores, nosotros podemos
afirmar, sin muchas opciones de error, que nuestra civilización
occidental moderna, de corte europeo y sus desarrollos, puede
enmarcarse, culturalmente, dentro de un modelo greco-romano,
engastado en la diversidad cultural de los antiguos pueblos
germanos que poblaron el continente europeo y parte del norte de
Africa. Muchas de nuestras actitudes están marcadas por este
origen, por la memoria de viejas experiencias que dejaron su
rastro en su inconsciente, por los hechos históricos que generaron
posteriormente, entre las cuales, están las actitudes asumidas en
sus relaciones con otros pueblos del Planeta. Solamente la
claridad sobre esa realidad, puede explicarnos la actitud recíproca
que, como respuesta, tenemos qué esperar de otros pueblos, hacia
136
nosotros, la cual, desgraciadamente, no siempre parece ser la más
favorable.
La visión de una supuesta superioridad de nuestra cultura sobre
otras que hemos llamado “de color”, no es extraña, como
experiencia humana universal, en cuanto a la manera de juzgar el
valor humano de otras culturas. De hecho, las relaciones
interculturales, en toda la historia humana, muestran la mutua
discriminación cultural, étnica, tomada a veces, de manera muy
simplificada, como “racial”. Esa discriminación, el fenómeno del
“etnocentrismo”, es el origen del poco respeto que en todas partes
se profesa a las formas “extrañas” de cultura, de lógica, de
experiencia humana. Y ha hecho que las relaciones humanas
hayan estado dominadas tradicionalmente por la Guerra, la
conspiración contra los poderes extraños, la dominación de unos
pueblos sobre otros, la esclavitud.
Efectivamente, nuestra cultura no parece estar muy emparentada
con otras culturas del Mundo, como las culturas del Asia Oriental,
las culturas primitivas de América, las diversas culturas africanas,
etc. La prepotencia de los “civilizados”, muy particularmente en
la experiencia de la colonización del mundo americano por el
europeo, plantea unas relaciones difíciles que genera
inconmensurable frustración humana, violencia, odios, deseos de
venganza que generan todo tipo de impedimento en el
establecimiento de relaciones calurosas, cordiales y duraderas
entre los pueblos.
De allí que sea bueno que alcancemos una consciencia más
amplia y profunda sobre el significado de nuestras actitudes
respecto a las diversas consideraciones de la vida humana
globalizada, dado que, de acuerdo a su dinámica de evolución
actual, parece ser algo irreversible e inexorable, dado el empeño
de los líderes de las grandes potencias mundiales que la han
adoptado como un objetivo político a alcanzar a corto plazo. El
hecho real, de que esa pretensión afecta fundamentalmente a los
seres humanos de otras culturas, que por esa razón, pueden no
estar convencidos de la conveniencia de que se fomente ese
137
espíritu de globalidad, hace que sea importante que aquel
proyecto avance con prudente tino, contando con la participación
de todos los pueblos del planeta, ya que todos ellos se verán
afectados por sus consecuencias.
Nunca, como ahora, se plantea la urgencia de que los seres
humanos estemos en capacidad de llegar a acuerdos positivos en
términos del apoyo mutuo para asegurarnos la sostenibilidad real
de las formas superiores de vida humana, partiendo de sus
diversas y diferenciadas estirpes y culturas humanas actuales que
medran sobre el planeta. No hay muchas dudas, entre los
occidentales, en general, sobre la bondad de los valores
fundamentales de nuestra cultura, de su arte, de su poesía, de su
expresión oral, de su literatura, de su música, de su filosofía, de
sus maestros. Eso está claro. Pero es evidente que el genio
humano no ha dejado de manifestarse también en otras culturas,
incluso a niveles de mucha más significación humana de lo que se
ha dado en la nuestra. Para muestra un botón: ¿Quién niega la
magnificencia de la arquitectura islámica? Miremos a la
Alhambra en España. ¿Qué tal el TAJ Mahal, de la India, una de
las maravillas del Mundo? Y ¿qué tal la filosofía de la vida
intuida por hombres de la talla de Lao tse en la antigua China? Y,
¿qué nos parecen las manifestaciones del genio humano, incluso
en las sociedades humanas más primitivas? Más adelante haremos
un repaso de las manifestaciones humanas en épocas prehistóricas
que nos han dejado testimonios invaluables del arte rupestre,
practicado por hombres cazadores del paleolítico, como son los
frescos de las cuevas de Altamira. La antropología moderna ha
avanzado bastante en la interpretación de muchos elementos
culturales diversos y ha llegado a la conclusión de que el Hombre
conoce la Realidad, luego de percibirla con sus sentidos, pero la
entiende solamente después de interpretarla según el código
simbólico en que está formada su mente. La obra artística del
Hombre está pues, emparentada con su lenguaje, como forma de
expresión de sus experiencias sentidas, la cual se representa,
como éste, con signos que denotan, solos o asociados unos con
otros, un cierto significado.
138
No nos sorprendamos ahora de que le demos valor trascendental,
en el presente tecnológico, a las manifestaciones de vida humana
que emanan de todo ser vivo humano, sea cualquiera que sea su
cultura. Muchos de los conflictos actuales se deben a la aparición
de muchas consciencias diversas de la Realidad que, en un
momento dado arrojan luces a los sujetos que las entienden de
diversa manera en todo el planeta, para percatarse de su situación
concreta frente a las diversas sociedades, al Mundo y al problema
que engendran sus relaciones con ellos.
Cuando los empresarios burgueses empiezan a manejar su poder
económico, el Poder total, en ese momento, no logran comprender
el problema de relaciones humanas que enfrentan. El movimiento
obrero que dio origen a la gigantesca movilización socialista del
siglo XX en contra de las sociedades capitalistas de Occidente, es
consecuencia de las condiciones lamentables, de los estragos
sociales causados en los trabajadores industriales y sus familias, a
comienzos de la Revolución Industrial, particularmente en las
ciudades de Inglaterra, situación que se generaliza en toda Europa
en las poblaciones industriales. Parecía como si se estuviera
planteando un modelo definitivo de relación entre el obrero
industrial británico y sus patronos, quienes se lanzaron a toda
costa, incluso, de grandes sacrificios personales, en pos de sus
fortunas. Así nació la consciencia de clase del proletario europeo
que, ya en el caso de China, plantea, en un principio, un modelo
de relación homóloga entre el campesino y el terrateniente, cuya
tenencia se basa en la tradición de su antigua sociedad feudal,
dándole una expresión diferente a este conflicto de clase.
Pero la consciencia de la Realidad no se da con la misma lucidez
en las diferentes capas de la Sociedad. Esa consciencia es
manejada en todas partes como herramienta de dominio, de
monopolio del poder. Siguiendo ese principio, al reto de la propia
supervivencia que tienen las clases dominantes, en las sociedades
individualistas modernas se responde, a menudo, utilizando todos
los medios de disfrazar la Verdad y darle a ésta un aspecto que
favorezca y sea coherente con los intereses propios de esa clase,
sobre los de sus supuestos competidores. La Publicidad, el
139
manejo de las noticias, la filtración que se hace en su
presentación, tiene por objeto desviar la atención de la opinión
pública del sentido profundo de la Verdad, “maquillan” la verdad,
siembran expectativas irreales, promueven <<nuevas formas de
consumo>>.
Esta práctica trasladada de lo cotidianamente comercial a la alta
política, a las relaciones sociales, acentúa las diferencias de clase
y su capacidad de interacción; transforman la noticia en una
información mediada, que sustenta una imagen de la Realidad,
amañada a los intereses de quienes fundamentan en esa imagen su
propia seguridad. La política de algunos emperadores romanos
para mantener alejado a su pueblo de temas álgidos que afectaban
la vida del Imperio, con intenciones de mantener el monopolio de
su dominio, se resumía en la idea de darle “pan y circo”. Después
de la Revolución Industrial, ni siquiera pan y circo se les dio a los
obreros industriales en Gran Bretaña y Europa. Pocas cosas
podrían hacerse por fuera de los miserables “gettos” en que vivían
con sus familias, dada la pobreza de oportunidades por fuera de
ese ambiente industrial original, ya que la Industria estaba
llamada a servir de redentora de una sociedad agrícola agonizante
y hambrienta que había pagado ya un alto precio de muerte por
inanición.
Hoy esa fórmula, dada la aguerrida actividad sindical, y la dura
lucha revolucionaria que emprendieron los seguidores de Marx
durante todo el siglo XX, en pos de recuperar las garantías que
requerían los sectores obreros y los sectores campesinos, para
llevar una vida digna, ha cambiado un poco la situación, pero se
practica entre nosotros a discreción, según las formas como ha
sido delegado el ejercicio del poder ciudadano, particularmente a
las organizaciones burocrático-administrativas de los Estados, o
como emana éste, del reconocimiento legal del principio de
“Libre Empresa” y de las organizaciones productivas dentro del
fuero del derecho de los particulares. La consecuencia no puede
ser más sombría: En Colombia, grandes sectores de la población
abandonada ha caído en manos de diversas organizaciones
criminales, los jóvenes, -la <<promesa de la sociedad>>-,
140
alimentan, de manera creciente, las filas de la delincuencia
organizada, se entrena en las actividades y los negocios
clandestinos, aprende a burlarse de la Ley, y cada vez más, el
poder del Crimen se coloca en posición de “redentor” de los
muchachos <<sin futuro>>, al paso que se transforma en una
fuerza de trascendencia política indiscutible, que entre nosotros ya
le hace frente a las pretensiones del Estado, con claras opciones
de triunfo.
Pagar un “buen” salario y ofrecer espectáculos que arroben a la
gente, que ofrezcan otras oportunidades de negocio, así sean
como juegos de azar, como son los espectáculos deportivos, a los
cuales somos muy aficionados, puede ser, a los ojos de muchos
dirigentes, una sabia fórmula. ¿Pero qué pasa cuando los años
mozos pasan, cuando vienen los compromisos de familia qué
mantener, prole qué educar? La vida toma un acentuado “color de
hormiga”, como se dice entre nosotros. Entonces, de esta manera
solamente se aplaza la solución definitiva, solamente se aplaza la
opción de la gente a aplicarse seriamente en la acción de su
búsqueda, y al nivel de la interacción social, de la oportunidad de
participación popular en la solución de los problemas que nos
afectan a todos. Aún en las sociedades “democráticas” la
aplicación de esta fórmula lo único que logra es descargar
solamente en unos pocos cerebros lúcidos la responsabilidad de
sacar adelante a toda la sociedad. Esa es una idea atrevida y
peligrosa.
La negligencia de los sectores más fuertes de la sociedad frente a
la postración general de los sectores más humildes, la ignorancia
calculada muy practicada entre nosotros en que se los mantiene,
con el fin de reducirlos a niveles “poco peligrosos” de
incompetencia, la falta de preocupación por mejorar la
educación, que solamente alcanza niveles “convencionales”
mediocres, apenas a la medida, por ejemplo, de las exigencias
mínimas del trabajo obrero de la Producción, entre otras prácticas,
ha limitado, hoy, el auténtico desarrollo de la vida humana en su
conjunto, es un factor de ansiedad general para los que ignoran el
origen de sus penalidades, paraliza la acción de muchos esfuerzos
141
en pequeña escala, en la búsqueda de soluciones a los problemas
que aquejan a las personas individuales o a sus pequeñas
asociaciones.
Pero la globalización, tal como la estamos experimentando, como
la manejan los dueños del poder económico mundial,
simplemente transfiere a ellos todo el poder de decisión,
obviamente, manteniendo paradigmas que les sirven de escudos
y que podrían ser saltados y superados por movimientos políticos
de suficiente magnitud y fuerza, dotados del poder necesario,
quizás el suficiente poder económico para lograrlo. Entre esos
paradigmas podríamos contar con el Derecho de Propiedad
Privada, el de la Libre Empresa, entre otros, con efectos políticos
inmensamente perjudiciales, por otro lado, en términos del
derecho al disfrute del producto del propio trabajo y del derecho
de disponer libremente de sí, de cada persona. En la puja por el
poder económico, llegan a manipularse en grande escala los
valores económicos de los bienes en disputa, así se manipula el
poder económico ajeno, se sobrevaloran empresas como las del
alcohol, la cocaína, y otros tóxicos; se subvaloran empresas y
producciones artesanales locales de alta calidad y alto valor
social, frente a empresas globalizadas y producciones masivas,
aún de baja calidad.
Allí fundamentan su expectativa, quizás, movimientos
revolucionarios como las Farc, en Colombia, que busca la
financiación creciente del crimen organizado internacional
aferrándose firmemente a los “mercados” que logran conquistar
sin reatos éticos, sobre la base de criterios malsanos de
aprovechamiento de los recursos naturales; igual ocurre con toda
clase de bandas y organizaciones criminales que se constituyen
entre nosotros, adquiriendo una dinámica impresionante, e
imprimiéndole una sinergia siniestra a la economía destructiva de
la salud física y mental del hombre, de su integridad general, en
conjugación con la Violencia a todos los niveles, llegando a
marcar profundamente el carácter de las partes en las divisiones
sociales entre nosotros, y a tipificar el tipo de sus relaciones y de
las actitudes mutuas que las animan; la discriminación que hace la
142
Ley del criminal, del delincuente, frente al ciudadano cumplidor,
a partir de ese momento, adquiere una dimensión diferente: Ya no
hay allí una relación entre un sujeto que cumple con la “ética” del
orden social, y el sujeto que no lo hace, sino una relación de clase.
Hay allí un conflicto ético de fondo, que afecta profundamente la
contradicción entre una clase “elegida” como justa y otra proscrita
como réproba, como “ilegal”.
De que se rompa ese modelo de acción económica social y
política miope, de que se cuiden los intereses básicos de la
especie humana en su conjunto, con justicia, como un todo, de
que exista en todos los medios humanos la consciencia de una
responsabilidad compartida por todos, de todas las sociedades
humanas, de todas las clases, y de que todos sientan el serio reto
que enfrentan en la búsqueda honesta de un propósito común,
depende que la humanidad entera logre empeñar exitosamente
todos los medios disponibles en responder al reto de su propia
supervivencia.
143
CAPITULO 4
LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO
4.1.0 LAS PREGUNTAS FUNDAMENTALES.
¿Quiénes somos? ¿Cómo es el Universo que habitamos? Dar
respuestas a esas preguntas es lo mismo que entender la realidad
física, la Realidad como un todo, en todas sus dimensiones. Sin
embargo, el ser humano al querer dar una respuesta se enfrenta a
una tarea de tamaño descomunal, en extensión y profundidad.
Podría decirse que apenas hoy ha madurado su consciencia como
para darse cuenta de cuán superficial, cuán elemental es la noción
que puede tener de sí mismo, del Universo. Y muy probablemente
lo que podemos percibir de esa realidad inconmensurable, hoy,
llegue a causar hilaridad a quien la contemple en un mundo muy
posterior a nosotros, dentro de unos cuarenta o cincuenta mil
años, tal como puede ocurrir, para el público vulgar con las
percepciones de nuestros primitivos predecesores, incapaces de
imaginar siquiera el valor documental, la magnificencia de la
Realidad a la que apuntan sus intuiciones, el significado de su
mensaje como testimonios de una experiencia vivida e
interpretada, imposible de apreciar en su justo valor.
Si pudiéramos llegar hipotéticamente, a una consciencia global de
la realidad de la vida humana, de su experiencia como un todo, de
su potencial, algo que nunca se puede asegurar ni descartar como
una posibilidad de ser, lo haríamos seguramente a través del
diálogo interhumano, de la expresión sincera de las visiones de
cada uno, de las infinitas interacciones que se darían
cotidianamente entre los hombres, de las diferentes formas de
interacción con los demás seres de la Naturaleza, y al mismo
tiempo, ello generaría, de hallar motivos para que arraigue la
voluntad de ser, de las formas de asociación correspondientes.
Refiriéndose a las asociaciones celulares que han producido los
cuerpos formidables de los seres animados superiores, y cuyo
grado de complejidad se centra en la constitución de su cerebro y
144
su sistema nervioso, y que los técnicos en inteligencia artificial
buscan homologar adecuadamente, Marvin Minsky, su “padre”,
en su obra “La Sociedad de la Mente”, trata el tema de las
capacidades de la mente humana como el producto de una
asociación de actividades de elementos orgánicos estructurales
básicos que llama “agentes”, y que en el transcurso de la
evolución han logrado elaborar estructuras neurológicas
superiores de inmensa complejidad, que le permiten al cerebro
avanzar de manera impresionante en la ejecución de diferentes
funciones mentales, entre ellas, ya al nivel del ser humano, la
consciencia de sí mismo.
“¿Cuáles son nuestras ideas acerca del yo?” Es una pregunta en la
dirección de las anteriores que hemos hecho arriba, y muestra su
aprehensión al evitar concretamente hacerse la pregunta: “¿Qué es
el yo?” Y respecto de esto, orientado por su vasta experiencia en
términos típicamente mecanicistas, de la elaboración de los
complejos mecanismos electrónicos capaces de elaborar,
comparativamente con el cerebro humano (y con los cerebros más
complejos, seguramente, de las especies más elaboradas del reino
animal), tareas simples, pero, de todas maneras que representan
grandes logros técnicos, saca algunas conclusiones que pueden ser
opiniones válidas, dentro de su enfoque técnico: “¿Sirve
verdaderamente de algo este concepto del yo? Por cierto que sí,
siempre que no lo pensemos como una entidad centralizadora y
todopoderosa, sino como una sociedad de ideas, que abarca a la
vez nuestras imágenes de lo que es la mente y nuestras ideas de lo
que debe ser” (Marvin Minsky. La Sociedad de la Mente.
Ediciones Galápago. Traducida al español por Lidia Espinoza de
Matheu. Argentina 1986. p 41)…Hablando del yo conservador
nuestro dice: ”Nos pasamos la vida en busca de técnicas de
autodominio”.…ese yo es una necesidad concreta. Parte de su
función es ocultar a nuestros ojos la naturaleza de nuestras ideas
del yo, las cadenas que nos forjamos para impedirnos desbaratar
todos los planes que hacemos (Idem. P 42). “No lograríamos
sobrevivir una jornada completa si cualquier agencia pudiera
obtener y conservar el dominio sobre todas las demás”. ….”Todas
las conexiones directas (entre el acto creador o la decisión
145
originales del sujeto que ha realizado ciertos acto la primera vez,
y su consciencia directriz) deben haber sido eliminadas en el
transcurso de la evolución” (Idem p 43 y 44). Cuando Minsky se
refiere a <agencia> igual que a <agente>, para colocar esos
<“cadenas que nos forjamos para impedirnos desbaratar todos los
planes que hacemos”> en el terreno de la programación de
ingenios electrónicos, y lo hace en su deseo de explicar los actos
<inteligentes> humanos como una combinación <<inteligente>>
de elementos más simples que conjugados producen en su actuar,
como sucede en los complejos dispositivos electrónicos,
constantemente el resultado esperado. Esa combinación de
elementos conjugados es, a la vez, una <<agencia>>, cuando
parece tener conciencia del por qué hace lo que hace, y ejerce un
cierto control sobre los resultados y un <<agente>> cuando
parece no tenerla y no ejerce control alguno (Idem. P 21). Sólo
que queda aparte el sujeto humano. –inteligente-, que es el origen
de los actos inteligentes.
“Sin ideales perdurables del yo, nuestra vida carecería de
coherencia” … ”En la niñez, nuestras agencias adquieren diversos
tipos de metas” … ”Fuera del individuo, procesos análogos tienen
lugar en toda comunidad humana” …. ”En tanto individuos,
nunca podríamos confiar en nosotros mismos para llevar a cabo
nuestros planes personales” … “En un grupo social, nadie sería
capaz de confiar en los demás” …. (Idem. Páginas. 46 y 47). …
Aquellos que verdaderamente buscan el sendero de la
iluminación, imponen condiciones a su mente. Luego avanzan
con firme determinación”. …. Muchos de los recursos que
usamos para lograr el autodominio son los mismos que usamos
para influir en otras personas" (Idem. P 46). ¿De qué manera
dominamos nuestra mente? Idealmente, elegimos primero lo que
deseamos hacer, y luego hacemos que nuestro ser lo ejecute. Pero
eso es más difícil de lo que parece: nos pasamos la vida en busca
de técnicas de autodominio. Cuando tenemos éxito lo celebramos,
y cuando fracasamos, nos disgustamos con nosotros mismos….”.
“Para entender lo que denominamos el yo, debemos comprender
antes para qué sirve”. …. “En una época, nadie comprendía el
corazón. Pero tan pronto como se descubrió que este órgano hace
146
circular la sangre, muchas otras cosas adquirieron
sentido”…..”Una de las funciones del yo es evitar que cambiemos
con demasiada rapidez”. Toda persona debe formular ciertos
planes de largo alcance, a fin de lograr un equilibrio entre la
persecución de un único objetivo y los intentos de hacerlo todo al
mismo tiempo. Pero no basta simplemente con indicar a una
agencia que comience a llevar a cabo nuestros planes. También
debemos encontrar alguna manera de restringir los cambios que
podríamos efectuar más adelante, ¡para impedir que nosotros
mismos volvamos a desactivar esos agentes del plan! Si
cambiáramos de idea en forma demasiado temeraria, podríamos
no saber nunca qué cosa querremos a continuación. Jamás
lograríamos realizar demasiado, porque no podríamos contar con
nosotros mismos” (Idem p 43).
Esas nociones del fundador de la “Inteligencia Artificial” nos
muestran algunas de las condiciones que se requieren para que el
individuo superior, los humanos incluidos muy en particular,
estemos “protegidos de nosotros mismos” para que podamos
actuar sin que nuestra voluntad entre en conflicto con algunos de
los mecanismos de nuestra mente y queden en un momento dado,
neutralizados y seamos incapaces de realizar meta o propósito
alguno.
Ello tiene que ver con el dispositivo con que la misma Naturaleza
ha “blindado” partes de nuestra compleja estructura mental para
que en su funcionamiento básico, no sean interferidas por
nosotros. En los ya complejos sistemas de Inteligencia Artificial
aplicados, ha sido necesario implementar ese blindaje de algunos
mecanismos programáticos, para que sus funciones no se vean, de
pronto, “bloqueadas” durante el uso cotidiano de los programas.
“Es errada esa noción común que sostiene que el Yo es un lujo
mágico y placentero que permite que nuestra mente rompa los
lazos de la causalidad y las leyes de la Naturaleza. En lugar de
ello, ese Yo es una necesidad concreta. Los mitos que afirman que
el Yo encarna tipos especiales de libertad no son más que una
farsa. Parte de su función es ocultar a nuestros ojos la naturaleza
147
de nuestros ideales del yo, las cadenas que nos forjamos para
impedirnos desbaratar todos los planes que hacemos (Idem. p 43)
Mas lo que ocurre, según lo que ha sido aprendido a través de la
experiencia de la programación de la sistematización electrónica
de datos, todavía a niveles muy sencillos de la organización, si los
comparamos con la compleja estructura del cerebro en las
especies superiores, en trabajo orientado a la solución muy
específica de problemas técnicos operativos, podría homologarse
con lo que podría ocurrir en los organismos formados por
individuos, como son las diferentes formas de organización
comunitaria. La vida del Estado, por ejemplo, institución social
que supone concreta la voluntad de permanencia de esa sociedad,
plantea con relación a la vida de los individuos que constituyen la
Nación, si se trata de un Estado nacional, algo similar a lo que la
vida de un ser superior, de una persona, en términos humanos,
plantea con relación a la vida de las células que componen su
cuerpo. En realidad se refieren a esferas de vida diferentes a las de
aquellos que los componen. Representa en valor mucho más que
la suma de las vidas de sus partes. Es en realidad lo que explica la
diferencia entre un simple conglomerado y un organismo vivo.
Son los organismos, si se constituyen rigurosamente, el producto
de la unión holística de sus partes.
Dentro de ese contexto, las inquietudes de Marvin Minsky
parecen ir más lejos: Cuando se refiere a preguntas de la
naturaleza que nosotros nos hemos hecho desde el principio de
este capítulo, habla de una cualidad común a todas ellas, aunque
parecen completamente distintas, que hace que sea imposible
responderlas de una sola y definitiva manera, en las que “no es
posible hallar una causa final”, en las que “jamás puede
encontrarse un fin último”. Todas ellas son “circulares”. “¿Cómo
se originó el Universo, y por qué? ¿Cuál es el fin de la Vida?
¿Cómo puede establecerse qué creencias son verdaderas? ¿Cómo
determinar qué es lo bueno? Son las preguntas que el mismo se
hace para ilustrar su idea. “Estos círculos viciosos sólo nos hacen
perder tiempo”….”Pero cuando la reflexión regresa una y otra vez
a su punto de partida, esto no siempre significa que algo anda
148
mal. Pues el pensamiento circular puede traducirse en crecimiento
si, en cada retorno, produce ideas más profundas y más potentes”.
“…Todas las culturas humanas desarrollan instituciones de
derecho, religión, filosofía y estas instituciones a la vez adoptan
respuestas específicas a las preguntas circulares, y establecen
pautas de autoridad para adoctrinar a la gente en esas creencias.
Uno podría quejarse de que el establecimiento de tales pautas
sustituye la razón y la verdad por el dogma. Pero a cambio de
ello, evitan que poblaciones enteras desperdicien su tiempo en
estériles círculos de razonamiento” (Idem. P 51).
Esas inteligentes observaciones nos conducen a la consideración
de que la consciencia humana de la Realidad no abarca, de
ninguna manera, la totalidad de ella; así, esa totalidad esta fuera
de su intención y su conocimiento, avanza, sí, y más todavía por
las consecuencias de la fe cuando esta se da, desde las
experiencias más próximas hasta las más remotas, o hasta la
realización de las utopías que nos proponemos como metas, dado
el progreso de sus medios.
Cabe anotar aquí el gran valor de la Ciencia y su método
experimental, adicionados al derecho, a la filosofía, a la religión,
etc., como instrumentos humanos de esa consciencia y, de igual
manera, el valor de la interacción constructiva, del intercambio
ideológico, de la controversia y su significado refrescante y
renovador, de la decantación de las opiniones, entre las diversas
culturas humanas, dado que vivimos en un universo dinámico,
dado que en nosotros y en todos los seres del Universo se da un
proceso evolutivo que hace que cambien constantemente nuestra
situación concreta y nuestras relaciones, algo que apenas
empezamos a entender. Casi es obvio que el logro de ese sublime
propósito requiere que desandemos el camino recorrido en
milenios de discordia, guerra, de destrucción demente, de odios,
de explotación irracional del ser humano y de los demás seres de
la Naturaleza, con los afanes de libertad, de gloria, pero de
irresponsabilidad paralela que ha caracterizado la actividad
humana.
149
La visión de futuro, la visión de la Política, planteada muy
concretamente hacia el desarrollo de la utopía de la realidad
global, no puede apuntar solamente hacia la realización de unos
organismos empresariales fuertes y competitivos cuyo poder les
dé acceso a una autosuficiencia integral, a una capacidad de
dominio total sobre el ambiente en que se desenvuelve la “vida”,
o mejor, la “miseria”, del resto olvidado, excluido de la
humanidad. Su valor es muy significativo en la economía
universal humana globalizada, en grande escala, particularmente,
la que integrará, las vidas de los principales centros urbanos del
Planeta y, digamos, la estructura del comercio global mundial, en
gran medida, ya, de carácter urbano. Es preciso cubrir el espacio
de los “olvidados” con los cuidados que exige la <<protección>>
de la vida superior en las diversas comunidades humanas de los
diferentes tipos, tal como se hace irónicamente con el mayor celo,
para evitar la extinción de animales salvajes como el gorila
africano, como las poblaciones de jirafas, de leones, guepardos,
orangutanes y una lista casi interminable de otros animales en
todas las latitudes terrestres, en las diferentes etnias humanas del
planeta, de manera que se encuentren firmemente acopladas a su
respectivo hábitat, con el debido apoyo estratégico de las
instituciones sociales globales, en la reconstrucción de las
comunidades destruidas, en la construcción de otras nuevas en los
diversos órdenes de vida, como organismos que tienen que ser
fuertes y competitivos también, con sus economías locales, de
menor escala, artesanales, si se quiere, pero que tienen que ser
sostenibles y correctamente insertadas en al economía global.
Muchas de esas comunidades como es el caso de las diversas
comunidades nacionales, tienen larga trayectoria histórica. En el
seno de cada una de ellas tiene sentido peculiar la cultura humana.
La cultura está adaptada (o desadaptada) de manera particular al
medio natural y encara amenazas futuras concretas propias de su
existencia. Su defensa y su implementación adecuada, representa
para los líderes y los estadistas de todo el mundo, un reto, al
menos tan grande, como lo representa para los directivos de las
grandes compañías industriales y comerciales del mundo. Ello
150
requiere, para tener éxito, un cambio radical en las actitudes de
aquellos dirigentes.
Para empezar, es preciso que tengamos consciencia de que
vivimos en un mundo extremadamente secularizado, en el proceso
de olvidarse de las raíces de nuestras costumbres, incapaz de
entender el motivo de fondo de nuestras actitudes. En ese afán,
para asumir nuestra posición de críticos frente al tema de nuestra
esencia cultural, de lo que ha hecho lo que somos realmente, del
que es nuestro carácter, lo etiquetamos de <<religión>>, tema
tabú en el mundo de hoy, y metemos en su contexto todo lo que
sea discordante con la idea que cada quién tiene sobre lo que es el
“progreso”, la modernidad, lo pertinente a considerar cuando se
trata de trabajos como éste, y más si son académicos y tienen
carácter didáctico.
Sin embargo, como puede apreciarlo el lector, aún sin ser tan
profundo como podría ser el trabajo de un filósofo, no elude la
responsabilidad de afrontar el tratamiento del tema propuesto de
manera integral. Así pues, hemos abordado temas que son
tratados usualmente por autores religiosos, lo que hemos
procurado hacer con pleno respeto por los temas y por sus autores
y con total frescura, con la convicción de que, tratar sobre nuestra
cultura dejando los temas religiosos de lado, sólo nos permitiría
realizar una deformación capital de su significado.
Todas las culturas humanas, sin excepción, dan su respuesta a
esas preguntas, en términos que el pensamiento occidental serio
actual, con el apoyo de la Ciencia, y demás disciplinas humanas
propias intentan descifrar. En las prácticas culturales de las
diversas culturas humanas, muchas de las cuales hemos optado
los occidentales por clasificar como religiosas, conocemos del
culto a los muertos, como una forma amorosa de reconocer la
paternidad de los abuelos de sus formas de vida, y conocemos
otras prácticas que han fomentado la institución sacerdotal, punto
de partida de la integración de las vidas dispersas de los antiguos,
primer paso hacia la vida civilizada, forma de materialización de
151
los esfuerzos por comprender los misterios del mundo en que les
ha tocado vivir.
Cuando Minsky habla de las que nosotros podríamos llamar las
preguntas fundamentales, las preguntas que inquietan a más de
una persona, cuyo tema ha sido tratado de diferentes maneras
desde épocas inmemoriales, ya en texto escrito, en diferentes
mitos e historias referidas en las varias tradiciones habladas, en
diferentes manifestaciones artísticas, en las que han recibido
alguna respuesta de manera diversa, las “preguntas circulares”,
como él las llama, plantea un efecto que se da en el ser humano
que no esta nunca plenamente satisfecho, a seguir en sus
indagaciones: Su crecimiento de consciencia. Un ejemplo
dramático de ese crecimiento de consciencia puede apreciarse en
el desarrollo que la Ciencia ha logrado en el conocimiento de la
“composición”, si así puede decirse propiamente, de la estructura
física del Universo; más exactamente de la “materia” de nuestro
universo más cercano.
Partiendo de la experiencia más inmediata, los griegos
consideraban que los elementos fundamentales que entraban en su
composición eran el aire, la tierra, el agua y el fuego. Con esos
elementos los químicos modernos no tienen mucho qué hacer.
Ahora la química está poblada de metales, metaloides, sales,
compuestos complejos orgánicos, cadenas de polímeros con una
variedad casi infinita de propiedades y posibilidades de uso. Pero
durante todo el siglo XX se fueron acumulando descubrimientos,
se hicieron nuevas preguntas, se hicieron nuevas investigaciones
hasta el punto de que el mundo de la química contemporánea
apoyada en los desarrollos de la física cuántica, permite la
percepción del Universo de manera completamente diferente. El
mundo del átomo, de lo “infinitamente pequeño”, la réplica del
universo de lo “infinitamente grande” que miramos a nuestro
rededor, con su conjunto de partículas que nadie hubiera
imaginado siquiera hace cien años, puede contemplarse en el
pequeño “microcosmos” en el que se sitúan los átomos y las
partículas de que están formados. Y hoy, sorprendentemente,
penetramos hasta lo que puede considerarse, es el elemento
152
constitutivo de todo aquel micromundo: Las cuerdas, que se
piensa, son el elemento fundamental de la materia. ¿Pero es cierto
aquello? ¿Qué hay detrás de todo eso? ¿Es práctico ese
conocimiento? Aunque con algún atraso respecto de la
investigación de punta, lo cierto es que para responder las
preguntas fundamentales que nos hacíamos atrás, podemos
hacerlo sobre bases más profundas.
Sin embargo quizás nuestras respuestas, aunque no pueden ser
categóricas, aunque traen nuevos interrogantes que abren nuevos
horizontes de estudio y reflexión, pueden aportar una orientación
válida para nosotros. Una orientación que nuestros descendientes
bien pueden rectificar, plantear en otros términos. Lo importante
es que nos demos cuenta que nuestra existencia forma parte de un
proceso gigantesco y continuo, que no se descubre en su totalidad
a nosotros, por lo cual desconocemos por completo, su principio y
su fin, sus límites y su entorno. Solamente tenemos una visión de
los eventos más próximos y eso, superficialmente, no
íntimamente. Así y todo, hoy estamos mucho mejor preparados
que nuestros antepasados para resolver nuestros interrogantes y
los problemas prácticos de nuestra vida y tenemos motivos, más
que suficientes, para respetar las decisiones y las posturas ajenas,
para respetar su fe, sin que nuestra actitud tenga que ser
amenazante, excluyente, dominante.
Sabedores de las dificultades crecientes de esta humanidad
superpoblada en su tarea de sortear exitosamente elementos
naturales como los huracanes, las inundaciones, la sequía, etc.,
que, por razón, en parte, de nuestra ignorancia, del daño que le
hemos causado al medio ecológico, se presentan cada vez más
duros e implacables, sin contar daños tan graves como la
destrucción y contaminación de las fuentes de agua potable, la
destrucción de la capa de ozono que nos protege de la violencia
de la radiación ultravioleta del Sol, la emisión de grandes
cantidades de anhídrido carbónico hacia la atmósfera respirable,
todo lo cual está afectando sustancialmente, el clima del Planeta,
hemos optado por tratar también esos temas en nuestro trabajo.
Tan importante como la Realidad misma, a la cual probablemente
153
nunca lleguemos a aproximarnos como quisiéramos, es la imagen
que tengamos de ella, como afirmábamos atrás. Y en el plan de
iniciar una discusión sobre el tema, con el fin de avanzar, al
menos, hacia una sana interacción entre las diferentes culturas
humanas, tal vez hacia algunos acuerdos básicos, parece más
sensato plantear las preguntas de otra manera: ¿Quiénes pensamos
nosotros que somos? ¿Cómo vemos al Universo en que
habitamos? Mientras tanto podemos preocuparnos por despejar
poco a poco la incertidumbre partiendo del conocimiento que
emana de la investigación científica y del desarrollo tecnológico,
de la interacción de las diferentes mentes y culturas humanas, de
la reflexión. Lo primero que nos corresponde a quienes nos
consideramos seres libres y plenamente conscientes de nuestra
individualidad, es la tremenda responsabilidad que se deriva de
esos actos libres que aspiramos a realizar.
En ese aspecto, el año de 1968 podría considerarse clave en un
cambio fundamental de las actitudes típicas de la población joven
europea. Esas expectativas de cambio surgen de dos experiencias
fundamentales del siglo XX:
La una surge de la reclamación del estudiantado de algunas
universidades de París, que consideran ridículo y oprobioso el
reglamento de los dormitorios universitarios que son separados
por sexos. Los estudiantes reclaman el derecho a ser dueños de su
propio cuerpo y como tal, disponer de él a su arbitrio, algo que
pertenece al fuero privado de la persona y no tiene que ver, en
absoluto, con la esfera de los asuntos académicos. Ese
movimiento paraliza a Francia durante un mes, el mes de mayo y
reafirma un valor humano que hacía doscientos años había sido
reivindicado por la burguesía francesa frente a la nobleza y sus
conceptos de monarquía absoluta, que movilizó a la lucha
revolucionaria de muchos pueblos en Occidente, entre ellos el
nuestro, contra la tiranía colonial: El principio de la Libertad, el
derecho de la persona humana, de sus sociedades políticas, a
decidir su vida por sí mismas.
154
La otra experiencia se da en Praga, la capital de la antigua
Checoeslovaquia. Este proceso toma el nombre de la “Primavera
de Praga” y busca un socialismo “de rostro humano”. Entonces el
régimen socialista de la URSS, a cuya órbita pertenece el país, se
compromete al abastecimiento de recursos de vida materiales para
la población, pero no le permite pensar, disentir, replicar
libremente. La Primavera de Praga, que es aplastada por el peso
de las fuerzas blindadas del Pacto de Varsovia, anuncia algo que
habría de ocurrir debajo de la pesada carga de la tiranía absoluta
del régimen imperante: La caída estrepitosa, bajo su propio peso,
de todo el aparato político y administrativo del Estado soviético,
corrupto y vencido por la oposición de aquellas naciones que
formaron parte de aquella formidable federación y que habían
sufrido los duros efectos del despotismo central.
Esos dos acontecimientos, que pasaron relativamente
desapercibidos, son tenidos en cuenta solamente dentro de la
crónica social y política de su tiempo, como muchos otros sucesos
cotidianos. La proyección de esos acontecimientos en el tiempo
nos muestra, sin embargo, su trascendencia.
En el primer caso, el conflicto se presenta entre una autoridad
universitaria que no se percata de la existencia de un fenómeno
nuevo: de un estudiantado que ha caído en cuenta de su derecho a
mantener el control de su vida íntima, separada de los elementos
de la actividad académica, respecto de los cuales reconoce que
están bajo el fuero de la autoridad académica Por otro lado
reconoce la invasión de su propio fuero, y exige respeto por él. En
el segundo caso una nación, no obstante su madurez cultural y
avanzada civilización, sometida a un orden al que,
voluntariamente, sus autoridades contribuyeron a constituir, ve
pisoteada su dignidad al intentar moverse con independencia para
darle una expresión propia a su socialismo. En el caso de los
estudiantes franceses, la reglamentación de los dormitorios que
imponen desde fuera, un orden al fuero personal del estudiante,
sienten cuartada su libertad. En el caso de la movilización checa
por un socialismo de rostro humano, su consciencia choca con la
renuencia del régimen imperante, a aceptar la participación de una
155
nación madura y educada en la planificación de una política
conjunta, que, por fuerza va a afectar fundamentalmente su
futuro. La consciencia de sí mismos no es algo que se da
espontáneamente. Es el producto de la experiencia, del
aprendizaje, de la evolución de la mente humana.
Esas experiencias nos muestran, en el fondo, aún en el mundo
moderno que consideramos tan “desarrollado” y tan
“democrático” cuán lejos puede encontrarse, generalmente, cuán
atrasada, la posición de quienes administran la Sociedad de las
posiciones de los miembros de la sociedad misma. ¿Qué ha
pasado entonces con la evolución de aquella primitiva casta
sacerdotal, de aquella nobleza de donde salían los monarcas, en
las diferentes regiones del planeta, incluso desde la antigüedad?
En algunos casos se volvieron una camisa de fuerza que le quitó
movilidad a la sociedad entera, anclándola en el pasado. Los
eventos históricos que señalan el colapso de las diferentes
dinastías, muestran la necesidad de la renovación de las
autoridades gobernantes, particularmente cuando aquellas pierden
su consciencia de la identidad de la Sociedad, mirada en su
conjunto, literalmente, cuando su “cabeza” pierde el sentido de
identidad de la misma. El caso de Occidente, cuando las
monarquías pretenden tener una autoridad absoluta.
Y ya desde tiempos del dominio español en América, se conocen
los principios del “gobierno justo” con visión universal,
planteados por juristas sabios como Francisco de Vitoria (14861546), cuya extraordinaria obra bien pudiera ser considerada el
fundamento del “Derecho de Gentes”, o la base fundamental del
actual Derecho Internacional. ¿Y qué significa eso? Que haríamos
mucho bien si solamente miráramos a estos precedentes para
considerar la idea de que los problemas de relaciones humanas, a
todos los niveles han tenido, hasta hoy, solamente una solución a
la cual se llega forzosamente siempre, porque los conflictos que
se presentan no son resueltos sino cuando sus consecuencias han
producido daños extremos y quizás irreparables: Esa solución es
la Guerra. El que los pueblos descendientes de aquella América
Española miremos con seriedad aquellos acontecimientos que en
156
su tiempo generaron cultura, y en los cuales, nuestros pueblos
llegaron a ser verdaderamente protagonistas, nos conduce a
reconocernos a nosotros mismos en ellos. Ello nos hace
conscientes de nuestra propia identidad.
Aún hoy, el Imperio como institución, es una instancia común
para el Estado, elemento esencial del cuadro administrativo de la
Sociedad, aunque no pocas veces todavía con la pretensión de ser
todo ella. Los Imperios de la antigüedad, incluido el imperio
romano, se construían sobre la base del trabajo esclavo, salvo el
imperio Han (en China) que fue construido sobre la base del
trabajo de campesinos libres. En la sociedad medieval occidental
se construyeron sobre el vasallaje y la servidumbre. En la
sociedad moderna se construyen sobre la base del trabajo obrero y
campesino “libres” aunque mal pagados, sobre la base del trabajo
de las clases “proletarias” y campesinas. Es ese el motivo por el
cual, la idea de rescatar y recuperar el recurso humano, el más
importante de todos los recursos conocidos, debe tener como
mira, entre otras cosas, cambiar radicalmente la relación
económica y social de las clases sociales en la tarea productiva.
Dentro de las sociedades modernas, como producto de la
evolución de las antiguas castas sacerdotales y de la nobleza que
surge, en parte como producto de la guerra, de la riqueza que
produce el comercio, etc., surge la “clase dirigente”, que
usualmente se segrega a sí misma de la sociedad en general,
mediante lo cual queda la otra gran clase social tradicional: la
clase popular. Ambas clases sociales, tienen “consciencia de
clase”, particularmente a partir del momento en que la población
obrera urbana tuviera en Europa su propia consciencia de clase,
como producto de su experiencia en la Revolución Industrial y
con el trabajo de conscientización de los movimientos socialistas
del mundo entero.
La conflictiva <<consciencia de clase>>, surgida de la identidad
sentida en aspectos vitales, que se diferencian generalmente por
razones de cultura, históricamente originadas en las múltiples
invasiones y migraciones, algunos de cuyos aspectos ya hemos
157
estudiado atrás, han hecho que la clase dirigente, en general, bien
llamada por muchos “clase dominante”, no se comporte como el
cuadro administrativo de la Sociedad, que, al nivel de la Nación,
asume usualmente la forma del Estado. Asume en cambio el papel
de <<competidora>> de las demás “minorías nacionales” por el
predominio en el manejo de lo social, manteniendo sus propias
pautas éticas, en la medida de lo posible, sin intentar el desarrollo
de un organismo social propiamente dicho.
Realmente, el Estado en las complejas sociedades modernas que
convencionalmente es el que maneja los asuntos públicos, éste se
ha convertido en un objeto de dominio político, donde las esferas
privadas se desbordan ocupando el espacio de la esfera pública,
dado el desconocimiento y la pobreza de la ética en la práctica
política. Entre nosotros se han olvidado los alcances de la mira
política de viejos tiempos que nos llevó, un día, a colocar en el
foco de interés mundial, los conflictos humanos que se gestaron
en nuestro incipiente medio social y que generaron valiosas
conquistas en el campo del Derecho y de la Jurisprudencia, por
desgracia ya olvidadas. En dicha práctica política se confunden
los requerimientos objetivos de la población, en común, con toda
clase de motivos privados que puedan mover a la clase dirigente,
cuyos miembros detentan de alguna manera el Poder, esté
compacta ésta, o esté dividida en <<partidos>>, generalmente
cada uno tras sus propios caudillos, intereses sectoriales y aún
personales.
En los ejercicios políticos al nivel estratégico, por ejemplo en
períodos preelectorales, los caudillos, quienes hacen la práctica
política en la búsqueda de pospuestos como altos dignatarios del
Estado, no pocas veces utilizan en ella toda clase de medios de
presión,
de
seducción,
sobre
funcionarios
públicos
independientes, sobre ciudadanos independientes y, aún sobre
comunidades enteras, en el plan de limitar su libertad de
movimiento, de acaparar su atención en su favor, de colocarlos en
sus manos, según su conveniencia, como “adeptos”, como
“copartidarios”, como “feudos”, etc. Al momento de la “victoria”
final, de la “derrota” del enemigo, de la “toma” del poder, los
158
objetivos de esos actos de presión, de seducción, se tornan en
objetivos “innecesarios”, pero en el ejercicio del Poder, aquellas
malas mañas generan inmenso desgaste en el uso del mismo: Las
promesas fuera de lugar, inalcanzables no pueden cumplirse.
Igual, el gran desmedro en el patrimonio económico público por
el acopio y la movilización de los grandes y costosos medios
económicos que exigen el esfuerzo de las campañas electorales,
de conservación de la imagen pública de los “altos” personajes,
para el encubrimiento contra daños posibles futuros en sus
“adquisiciones” materiales y morales muchas veces fraudulentas,
pero lo más grave, el “pago” de los “servicios prestados” que se
hace a los electores, en forma de incorporación indiscriminada a
la nómina en el presupuesto público, o en su “maquinaria” de
acción política, que tienen el peligro de exponerse, a la acción de
vigilancia de las autoridades legítimas. En este caso los “amigos”
se vuelven fácilmente cómplices, encubridores del Delito; sus
organizaciones se vuelven “bandas”, a menudo poderosas,
carteles con trascendencia política, con intereses propios qué
realizar.
En naciones como Colombia, esa práctica política, con la
deslealtad a los compromisos que conlleva, ha degenerado
finalmente en alianzas secretas particulares con las actividades
criminales, especialmente si son muy lucrativas, y en alianzas con
movimientos que conspiran clandestinas contra la integridad de la
Sociedad, y del Estado, siendo hoy esas situaciones, pujantes
como nunca lo fueron en el pasado. En estos días de noviembre
del 2008, las autoridades fiscales están comprometidas en el
esclarecimiento detallado de algo que se sabía a gritos: Porciones
sustanciales de funcionarios públicos, representantes de los
órganos legislativos central y regionales de Colombia, son
“agentes dobles”, oficiales y vinculados al Crimen y a la
conspiración clandestina de grupos armados. Se han prestado para
usurpar el Poder del Pueblo, de la Nación, para hacerse al control
de algo que no les pertenece: El Estado, para ejercerlo
autoritariamente en su beneficio. Y ese no es el caso sólo de
Colombia. Vale la pena conocer la historia de países como
Birmania, manejado por déspotas interesados en mantener y
159
desarrollar la economía del opio y de países como Afganistán, y
Pakistán, donde la Delincuencia y sus organizaciones, con las
terribles secuelas que producen, balancean su poderío militar y de
intimidación, cuando no superan a los del mismo Estado.
En tales circunstancias, la naturaleza humana modelada
culturalmente por los distintos sistemas simbólicos en que se
expresan el pensamiento y las actitudes comunes generalmente de
intransigencia, de poca apertura al diálogo, movidas por lo
general, por ánimos exaltados, hacen que el esquema de lo que
podría definirse como la función de servicio de un cuadro
administrativo, del Estado en este caso, suela ser insuficiente,
diluirse, y aún, desaparecer de la escena, como medio eficaz, en
medio de los conflictos y las dificultades en las relaciones
sociales, haciendo que instituciones como el Congreso,
instrumento básico del Poder Legislativo, se acartone hasta
convertirse en un formal lugar de reuniones donde se discute la
Ley, y por votación se establezcan las mayorías que la imponen.
No hay, hasta ahora, institución segura, dónde hacer discusiones
amplias para solucionar conflictos, transformándose la Sociedad
en un campo de batalla de facciones que se enfrentan y a menudo
se agreden de palabras y de hechos, donde el derecho y la
jurisprudencia los imponen los más fuertes, sin opción de réplica,
sin reversa.
La paz social suele volverse insostenible y a falta de suficientes
medios de protección institucionales, particularmente donde el
Estado es débil, con relación a otros protagonistas de la lucha
política, vacilante, sin un soporte popular claro, quienes se sienten
utilizados y explotados, optan por buscar su reivindicación por los
propios medios, generalmente en términos violentos. Si lo que ve
Fernando Sabater, filósofo vasco, cuando se refiere al uso de la
institución parlamentaria en los regímenes democráticos es cierto,
entonces ésta no es más que el lugar donde se negocia y mantiene
la “tregua” en la “guerra civil” permanente en que vivimos.
Esta situación, en la práctica, definiría de manera muy singular el
sentido de la Política. Quizás, sin embargo, sería preciso
160
establecer quiénes se enfrentan en cada uno del sin número de
casos de conflicto que se da en la vida real, en esa supuesta
“guerras civiles”, y si esa situación en el funcionamiento de los
diferentes cuadros administrativos de las diferentes comunidades
del Planeta, en el Estado tal como lo conocemos, o en otras
instituciones públicas, podamos esperar que se den otras opciones
de funcionamiento capaces de producir otros resultados. Se puede
dejar por descontado que las peores consecuencias las sufre el
pueblo, que ve estorbada su labor cotidiana productiva, que ve
cómo son enajenados los frutos de su trabajo para parar en otros
beneficiarios de mil maneras diferentes, que termina por perder el
control hasta de sus ahorros y de su patrimonio ante la codicia de
quienes se los conculcan.
Quienes miramos con seriedad los efectos de la globalización de
las diferentes economía del Mundo, alrededor de los intereses de
los grupos económicos que dirigen las grandes empresas
económicas del Planeta, que en conjunto, tienen el poder material
de afectar, el funcionamiento de las sociedades humanas de todo
el planeta, entre otros medios, manipulando sus disponibilidades
de medios económicos de vida, por encima de todos aquellos
inconvenientes que venimos discutiendo, creo, puedan estar de
acuerdo conmigo, que, más que solucionar esos problemas
humanos, que no los resuelven, los están complicando más, están
quitándonos de las manos el poder de decisión de los pocos
medios institucionales de que disponemos para hacerlo nosotros
mismos.
Nuestros derechos soberanos, tan duramente obtenidos, caen poco
a poco en el olvido, dando paso a un nuevo tipo de estructura
social, económica y política que manejan los nuevos centros de
Poder: Me estoy refiriendo al surgimiento de un nuevo modelo de
sociedad, de un nuevo orden, más acartonado, más inflexible, más
inamovible, más conservador y absolutista, más insensible a las
demandas del Hombre y de sus necesidades espirituales: Las
actuales “sociedades de control”, apoyadas indudablemente en el
prodigioso desarrollo científico y técnico, especialmente en el
manejo de la información y de las comunicaciones.
161
Sin tapujos, puede decirse que hemos llegado, a las posibilidades
de “fabricar” el pensamiento, de darle la forma que queramos a la
consciencia humana, y de esclavizar 6.000.000.000 millones de
seres humanos para que produzcan los patrimonios económicos y
la renta que demandan unos cuantos “príncipes”, embriagados de
codicia, y enfocados en su desbordado afán de lucro.
El desarrollo de la sociedad industrial moderna en Occidente
produce un fenómeno nuevo que tiene un significado novedoso en
el contexto de la estructura social y posiblemente en el de la
especialización del trabajo en los siglos XIX, XX y siguientes.
Ese fenómeno desconocido antes, se nutre, en su acervo espiritual
y en su mentalidad, en primer lugar, de lo que fueran las
responsabilidades y funciones tradicionales típicas de las castas
sacerdotales y la nobleza portadoras de las diferentes sabidurías
tradicionales en las sociedades primitivas y de lo que han
aportado las experiencias de las clases sociales “plebeyas”,
formadas por las heterogéneas poblaciones de base formadas por
campesinos, artesanos, comerciantes, en general: Surge la clase
media, una solución de continuidad, un punto de “encuentro”
social, que ha crecido ampliamente con la ayuda de la Educación
pública, con la Universidad pública, una manera diferente,
”sintética” de ver la vida social.
¡Puede decirse que es la clase “educada”, el “pueblo culto”,
depositario precisamente del pensamiento científico y técnico que
han producido y desarrollada la civilización moderna, pero que,
por arte del destino (¿?) no ha podido disfrutar plenamente del
fruto de su trabajo! ¡Es una nueva clase social que todavía no
tiene consciencia de su propia valía, que ha sabido servir, pero
que, hasta ahora, nunca ha hecho el intento, aunque haya
desempeñado altos puestos administrativos, de desarrollar su
propia iniciativa empresarial, su propia iniciativa política, de
liderar una nueva cultura, una nueva civilización, sobre la base de
desarrollar, en sí misma, sus propias habilidades de liderazgo!
162
El desarrollo subsiguiente de la Industria genera nuevas formas de
acceso al Poder, nuevas formas de dominación, nuevos motivos
de lucha política, pero también el desarrollo de las diferentes
disciplinas del saber humano que abren un horizonte desconocido
y fértil que, con el desarrollo del pensamiento científico, parecen
ofrecer propuestas enteramente diferentes que nos llenan de
esperanzas y nos conducen a interrogantes cuyas repuestas
pueden abrirnos más los ojos frente a la realidad actual, y dar
origen a un mundo humano enteramente diferente al que hemos
vivido hasta la actualidad.
Para ello es preciso que los científicos, los técnicos, y los
ingenieros, de un lado, y los estadistas, y cultores de las demás
disciplinas humanas, accedan ellos y le permitan acceder a la
generalidad de los seres humanos, ¿por qué no a todos? a un nivel
de consciencia tal, que sea posible el rescate y la adecuada
implementación de las instituciones sociales necesarias para una
coordinación eficaz y eficiente de la vida humana. Entre ellos
podrían tener capital importancia estos interrogantes:
1- ¿Están la Ciencia y la Cultura actuales, maduras, en capacidad
de afrontar el reto de proponer fundamentos objetivos
suficientemente sólidos para sentar las bases de una vida
humanidad auténticamente sostenible?
2- ¿Podemos contar los seres humanos con el apoyo de la
Ciencia, de la Cultura, en el esfuerzo serio de prescindir de la
Guerra y sus intrigas, desplazarla como factor relevante en el
manejo de las relaciones humanas, en la solución de conflictos
en el manejo del Poder?
A lo largo de una vida entera de trabajo, pude observar cómo se
reconoce, entre nosotros, con admiración, respeto y hasta
reverencia a los personajes sabios que se destacan sobre sus
congéneres en distintas áreas de la actividad humana, entre ellas
la actividad productiva, cómo se construye liderazgo con trabajo
honesto, con esfuerzo, con paciencia, y con entrega digna a los
deberes reconocidos. En mi vida productiva yo mismo
experimenté, cuando era empresario exitoso, cómo mi opinión era
163
respetada y tenida en cuenta, hasta ser asumida como eje
orientador, por encima de muchas otras (tal vez más autorizadas
que la mía según mi opinión), para hacer presupuestos de trabajo,
para asumir posiciones prácticas frente a los retos que plantea la
vida cotidiana de trabajo, etc. Era un asunto de fe, de confianza.
Porque nunca di ordenes secas, cerradas. Mi mando nunca fue
categórico. Siempre esperé y valoré tan justamente como podía, el
aporte personal, leal, oportuno, responsable, decidido de mis
hombres. Todos estaban enterados de cuán importante era su
acción en el éxito o el fracaso de nuestra empresa. Cada cual,
mientras trabajábamos juntos, aprendió a cuidar celosamente de
sus propios detalles.
Por ello me sorprende y me preocupa que muchos que se dedican
al cultivo de las ciencias, asumen pocas veces posturas claras,
compromisos políticos serios y decididos frente a los retos vitales
de la Humanidad, incluso cuando tengan qué enfrentarse, de
plano, con opiniones de personajes poderosos y de relieve, que
imponen las suyas sin fundamento razonable. Es común que
cuando aparecen artículos científicos que pueden generar
polémica de diferente especie, la opinión de los científicos es
generalmente cautelosa, no muy decidida, máximo cuando genera
conflictos y controversias en terrenos diferentes a aquellos en que
ellos actúan. ¿No sería mejor una actitud más firme, menos
dependiente, aunque siga siendo respetuosa de la ajena, lo que
necesitan los seres humanos para creer en la Ciencia y en los
científicos, como un nuevo motivo de esperanza, como un factor
de seguridad global frente a otros procedimientos extremos como
son la Guerra y la Violencia, aún en sus consecuencias menos
malignas como son la disuasión y la intimidación, que hacen que
quienes decidan se inclinen en aquella dirección en la que sus
actores se interesan?
Ese cambio en la conducta del científico, que lo haga, incluso,
jugarse la vida con heroísmo a pesar de los riesgos que su actitud
le impliquen, quizás, logre que la Ciencia, por sí misma, sea
verdaderamente protagonista de la Historia, represente para la
Humanidad una alternativa real de redención. En este caso, al
164
científico moderno le tocará, seguramente, la tarea titánica de
orientar sus esfuerzos a reintegrar el “cuadro administrativo” de la
Sociedad, recuperar su capacidad de prestarle un servicio eficaz a
aquella, y evitar que se consolide como una subsociedad
autosuficiente dentro del conglomerado humano, dejando al resto
de los humanos sometidos a la peor suerte.
En todas las culturas humanas, sin excepción, el despegue hacia
formas superiores de vida, podríamos decir, de formas civilizadas
de vida, está precedida de la aparición de una casta sacerdotal,
capaz de visión a mayor distancia en el tiempo, decidida algunas
veces al usufructo, para sí, de su posición social privilegiada o
decidida a cumplir su misión civilizadora, mesiánica con su
pueblo. Los caminos elegidos son muchos. Luego de los pueblos
emanan los diferentes poderes que la fe popular otorga, no pocas
veces apoyada en el éxito con que ha sido llevada a cabo la tarea
desarrollada por los líderes.
En los pueblos de pastores nómadas más primitivos de Eurasia,
por ejemplo, donde nacen muchas de nuestras costumbres
políticas, la Ley de la Guerra impera y es impuesta a otras
naciones. De la presión de un medio natural duro e implacable,
nacen el pillaje, el secuestro, y el fraude en las transacciones
comerciales, entre otras costumbres, que, trasladadas a nuestro
medio, hacen inflexibles las posturas de caudillos políticos, como
ocurre con los nuestros, más guerreros y emotivos que racionales
y estadistas, quienes han introducido esa modalidad a nuestro
mundo “provinciano” y campesino en sus proyectos políticos de
corte “liberal” y revolucionario.
De esa manera han llegado hasta nosotros los efectos de las
costumbres política ancestrales, pasando por nuestras culturas
“madres” que nos antecedieron: En Roma y más tarde en la
Sociedad Medieval europea, aunque el Emperador romano sigue
siendo el Sumo Sacerdote, la autoridad civil y religiosa del
Imperio, el Papa “hereda” su autoridad, al menos a los ojos de las
diferentes noblezas europeas, manteniendo su autoridad suprema
y su capacidad de arbitraje secular y religioso. Sirve entonces de
165
soporte de legitimidad a varias coronas europeas por mucho
tiempo, una de ellas la corona de Carlo Magno, en el año 800 de
nuestra Era. Muchos nobles son al mismo tiempo obispos,
arzobispos y príncipes, aunque la función política se va
escindiendo de la función religiosa. El aspecto militar del
gobierno determina la extensión de la nobleza sobre la base de
algunas instituciones romanas y la monarquía encargada de la
misión profana del Estado; entonces surgen las diferentes
instituciones de la sociedad feudal. Entre nosotros, como
consecuencia del ascenso al Poder de la burguesía desde la
Revolución Francesa, incluso, se separa la misión del Estado
burgués, al nivel institucional en contradicción con la Iglesia que
conserva la mayor parte de sus tradiciones institucionales,
asumiendo “totalmente” la iniciativa política en el mundo
secularizado de hoy.
Hablar de aquello puede parecer sorprendente para la gente joven
occidental, acostumbrada a ver cómo la política, en su conjunto,
es manejada por el Estado, una institución tan profana y secular
como la que más, absolutamente separada e independiente de la
autoridad religiosa. Puede parecer sorprendente, además, cómo el
reconocimiento de aquellos poderes de carácter político y
religioso, al final de la Edad Media, tengan el significado en la
época de las monarquías absolutas, de la Iglesia de la Inquisición,
de sometimiento real, leal e incondicional a esos poderes, que sus
conflictos fueran un problema de consciencia a resolver para las
gentes del pueblo, sin poderse desentender de él, para asumir sus
propias empresas, como lo hacen los ciudadanos de hoy.
Ese derecho de libertad fue lo que se conquistó en nuestro suelo
colombiano con las luchas por la Independencia. Entonces eran
éstas, súbditos, vasallos, sin el menor derecho a la réplica, sin el
menor derecho soberano, máximo cuando el monarca ha dejado
de ser real servidor de su Pueblo, según el orden ético de su
Comunidad, cuando la Monarquía proclama el “Derecho Divino
de Los Reyes” cuando aquella ha cimentado su autoridad en
negocios de “Estado”, hecho práctico que confunde las prácticas
comerciales con el gobierno; cuando ha acuñado nuevas formas
166
de institución Imperial, y diluye a favor del Emperador la
soberanía del Pueblo. En términos marxistas podría decirse que,
en su época, los pueblos, junto con su patrimonio territorial, en
virtud de su capacidad de tributación, se habían vuelto
“mercancía” de los Emperadores.
Eso es realmente sorprendente, sin embargo, lo que ocurre hoy es
una de las consecuencias de que el uso del poder haya
evolucionado como evolucionó: de que el “cuadro administrativo”
formado por la nobleza y por los miembros de la institución
eclesial se haya dislocado en medio de los conflictos entre la
Iglesia y los diferentes Estados; que hayan surgido cismas, y
nuevas herejías, enemistades políticas, movidas por intereses
económicos y políticos diversos, de que la nueva sociedad
burguesa, típicamente secular, se haya tomado el Poder y se haya
reestructurado alrededor del eje de su actividad típica, la
económica – productiva, sobre la base de una sociedad de
ciudadanos libres.
A la formación de una sociedad de ciudadanos libres, con
intereses divergentes, ocurre, como consecuencia, la aparición de
innumerables conflictos individuales, la personalidad de la
Sociedad se desintegra como tal, requiriendo el establecimiento
de un contrato social formal, que la mantenga aglutinada, el cual,
si no logra el objetivo de establecer un orden legal claro, permite
que ésta se transforme en una sociedad, esquizofrénica, hasta el
punto de que se separen, en la consciencia de los ciudadanos, en
la de los individuos, radicalmente, sus propios mundos, y de que
se abran a la pretensión de que sus personalidades han de
evolucionar, en lo sucesivo, por separado, por un sendero propio.
Ocurre con la vida de las personas, que muchas veces, y a duras
penas, es compartida conscientemente con otros; con la pareja,
con la familia. Al mismo tiempo se transforma en una sociedad
paranoica, donde las diferencias en la manera de pensar, generan,
por sí mismas la agresión, y la agresión cotidiana le abre abismos
de discordia al entendimiento, y su personalidad se vuelve
neurótica, en todas las expresiones de esta patología, que se
167
resume en severas alteraciones de la consciencia, del juicio y del
equilibrio mental.
Finalmente, las sociedades urbanas de nuestro tiempo,
fundamentalmente enfermas, se están transformando en un
mercado inmenso, de alcohol y estupefacientes y otras sustancias
diversas tóxicas, donde la gente puede evadir la dura realidad,
donde cree que puede comprar su redención, “disfrutar” la vida,
sin comprometerse con nada y con nadie o sin pagar el precio,
donde sólo consigue destruirse a sí misma, alejar la opción de una
vida sana y productiva, por arte de la seducción de “espejismos”
como la pornografía, los juegos de azar, la prostitución,
“industrias” a las que son tan adictos los empresarios criminales,
que se vuelven especialistas en explotar sin piedad al débil, al
deprimido, al confundido, al abandonado, al que ha perdido su
autoestima.
La “división del trabajo” entre esas dos instituciones, la Iglesia y
el Estado, algunas veces en lucha entre sí, algunas veces, con la
Iglesia dominada o exterminada, como se da en las naciones
dominadas por el régimen socialista de corte marxista, o bien,
olvidada, vilipendiada y desacreditada, como ocurre en las
naciones con régimen de corte “liberal”, se da, no como el
producto de una separación racional y respetuosa de
competencias, sino como consecuencia del inconveniente, si no
abusivo uso del Poder.
Como resultado de una interpretación del Mundo como se hace en
el medio burgués, de acuerdo a su tradición, y luego de la
descalificación que se hace de manera ordinariamente práctica,
aunque no protocolaria, de los logros alcanzados por una
milenaria cultura como la nuestra, la sociedad moderna se sigue
construyendo sobre una visión muy parcial de su experiencia real,
apenas sobre su “corteza técnica”, solamente sobre sus
presupuestos económicos, tal como lo reconocen algunos autores.
Y la globalización, como ha sido diseñada por los poderes
económicos del Planeta, avanza sobre ruedas, apoyada en esa
168
orientación, devaluando en el hombre lo que no merezca, a sus
ojos, ser valorizado en términos de su valor de cambio.
Los científicos actuales han descubierto que los recursos de vida
tienen su límite en el Planeta, que los medios humanos muy
avanzados técnicamente como los actuales, aunque pueden
producir mucho bien, mal usados ya producen mucho mal,
generan mucha incertidumbre, y cambios en el Medio Ambiente
planetario que empiezan a alarmar justificadamente a algunas
autoridades que tienen responsabilidad en el manejo del ambiente.
Además, de ello, el desorden, la anarquía, la falta de
responsabilidad y de solidaridad entre los hombres de hoy, entre
las sociedades de hoy, pueden hacer casi inmanejable el problema
de alimentar a la gente, asegurar su salud y bienestar, asegurarle
suficientes fuentes de trabajo, etc. Aquello hace pensar,
particularmente a los científicos, a los técnicos y a los ingenieros.
La constitución y evolución de las distintas formas de asociación
humana que conocemos no son otra cosa que soluciones al
problema fundamental de supervivencia de los hombres en todas
las latitudes del Planeta. Los hombres, solos, son la criatura más
indefensa de la Tierra. Considerando que la evolución del
hombre, en un proceso, ya reconocido científicamente de
desespecialización de su cuerpo, lo hace más versátil, más
flexible, en términos de una nueva forma de evolución, la
evolución de su cultura. El perder sus garras, el desarrollar un pié
que le soporta parado en el suelo pero que carece de las pezuñas
para afincarse en el suelo y correr, lo hacen más apto para la
fabricación de herramientas, que evolucionan ellas con la cultura
humana, con su aplicación en la caza, en la labor artesana, en el
laboreo de la tierra etc. “El Hombre hace la Técnica, pero la
técnica, luego hace al Hombre”. Es decir, le modela la “materia
prima” de su espíritu y le da forma a su manera de ser y de
pensar. Su gregarismo, salido de su sentido de conservación, y las
diferentes técnicas de asociación desarrolladas para utilizarlo en
bien común, como en la caza, impulsan al Hombre a constituir sus
sociedades bajo el efecto de una intencionalidad, que es, en el
fondo, entonces, una herramienta. Hoy, en la congestión del
169
Mundo actual, donde la Sociedad Humana no es más que un
manojo de instituciones en conflicto que conforman una
verdadera “Torre de Babel” se mantiene en pié la misma cuestión:
Si hemos heredado aquellas formas de asociación como
herramientas de supervivencia: ¿Es válido que se piense
seriamente en soluciones asociativas para hacer viable la vida
humana, en su conjunto, para hacer viable su estructuración
social, dentro de los términos que impone el medio natural,?
Creo, sinceramente, que esa pregunta no solamente es válida, sino
que tenemos que confrontarnos a nosotros mismos y reconocer
que es urgente, que tenemos que hacerlo, o tenemos graves
riesgos de perecer.
La experiencia de la vida moderna urbana ya nos indica, las
pérdidas humanas incalculables, de seres humanos que sucumben
bajo la seducción de los tóxicos como el alcohol, de toda clase de
vicios, aberraciones y perversiones; vemos allí, cómo caen
víctimas de enfermedades, de conductas patológicas, originadas
en el estrés que causa la vida acosada y sin sentido de las urbes. Y
sucumbimos indefensos frente a problemas desconocidos, a los
que nos enfrentamos solos, inermes, como nunca lo hicimos
antes. Nos hemos convertido en nuestras ciudades, en verdaderos
“agregados humanos”, apenas, el punto de partida, la “materia
prima” inicial para constituir nuevos organismos sociales que
puedan permitirnos presupuestos de vida más seguros y
competitivos..
¿Y cuáles son los requerimientos básicos, las condiciones que le
permiten un presupuesto de vida más seguro y competitivo a un
organismo vivo? Por analogía con otros organismos vivos, con
nuestro propio organismo, podemos llegar a conclusiones
suficientemente convincentes.
Se sabe ahora que los organismos estables, lo son dentro de
rangos determinados en cuanto a condiciones físicas y
ambientales. Cada organismo es, internamente, el equivalente a
un “Reactor” de laboratorio, destinado a mantener sus
170
condiciones internas dentro de esos rangos, bajo control; y en
equilibrio.
Algunos de los recursos con que cuenta un organismo estable para
mantenerse, son entre otros:
Un sistema “inmune”, de defensa, para contrarrestar las
agresiones de los factores externos que se oponen a su vida, y que
se presentan entremezclados con otros que pueden serle
favorables a ella, como son los principios nutritivos.
Disponibilidad de energía suficiente para su sustentación. Y
Autonomía y autocefalia, para permitirle mantener una vida
independiente, para darle el control de su propio acontecer dentro
de las posibilidades de intercambio que el medio le proporciona.
La idea de una globalización en lo económico, riñe con dos, al
menos, de esos principios tal como se propone. Se salta en medio
de un mundo que ha surgido de la <<desintegración de la
personalidad de nuestra cultura básica>> - de su esquizofrenia -,
de la paranoia desatada por la violencia que se genera en su seno,
por la neurosis que provienen de las malas condiciones de vida,
no solamente en el orden interno de muchas comunidades
humanas, sino en la misma estructura de su cuerpo físico, y el
sujeto humano, moralmente vencido, deja de luchar para
sobrevivir.
Cuando nos referimos a los organismos normales estables, que
nos están sirviendo de ejemplo comparativo, estables dentro de
ciertos rangos, determinados por sus condiciones físicas y
ambientales, no tenemos de otra que reconocer que su
“construcción” por parte de la Naturaleza, no ha sido una tarea ni
fácil, ni simple, ni corta o inmediata. Parece ser que las diversas
líneas evolutivas representaran algo así como “iniciativas
creadoras”, verdaderas “decisiones”, destinadas a aprovechar
opciones concretas existentes dentro de la conjugación de factores
naturales que convergen en un lugar y en un momento dado, en el
171
escenario de la Vida. En esta labor de fijación de caracteres
propios para el organismo se tarda bastante tiempo, a veces
millones de años, y los resultados no son mecánicamente rígidos,
inflexibles, sino que son maleables al ambiente, partiendo de sus
esquemas originales.
Así a partir de incipientes estructuras, con órganos muy simples,
como empezó a darse hace unos 4.500 millones de años, como
ocurrió con los tunicados, con un sistema nervioso que apenas les
permite reaccionar con un movimiento espasmódico cuando un
“enemigo” los asalta, llegamos al sistema nervioso complejísimo
de los animales superiores modernos y del sistema nervioso
nuestro. Si se observan algunos seres primitivos, como los
“gatos” “dientes de sable” y otras especies de gatos,
originalmente ajustada a un ambiente ecológico dado, vemos
cómo los cambios ambientales han alcanzado a “pulir” la Especie,
“depurando” conjuntos de diversos caracteres que muestran
diferentes líneas evolutivas, en que quedan determinados
diferentes tamaños, anatomías, índole de comportamiento en la
caza etc.
La acción estabilizadora de los organismos conocidos, exige la
acción concertada e integrada de los diversos sistemas y órganos
especializados de su cuerpo. Sin embargo, esa acción tiene un
sentido dado, que lo aporta un centro de “conciencia” de sí
mismo, del que dispone todo organismo, y que determina
detalladamente las características físicas de cada uno de ellos, y
sus opciones evolutivas: Los científicos lo denominan “genoma”.
El ser humano posee su propio genoma rector. Es por eso que,
aunque no lo perciba, depende, en un todo y por todo, de su
propia naturaleza, que determina el alcance real de su
independencia de pensamiento, el de sus opciones físicas reales
frente a las limitaciones propias de su estructura orgánica, en el
entendimiento de que aún así, su ser es muchísimo más que la
simple suma de sus partes. Es por eso que si dirige su vida,
haciendo caso omiso de la acción de que es capaz el medio
natural y los factores naturales que convergen con su propia
172
existencia, cuando solamente piensa en uno de tantos aspectos de
su economía, como es su aspecto financiero, y pretende regirse
exclusivamente por sus principios, él y sus sociedades corren gran
peligro de sucumbir. No agotan, en absoluto, aunque creyeran que
sí, la totalidad de las opciones de vida con que cuentan. El
hombre moderno, la sociedad moderna, están reduciendo
peligrosamente su espacio de maniobra, con el hecho de orientar
su acción global, solamente hacia propósitos, como el lucro,
propuestos por una cultura que pretende que ha conquistado, que
ha doblegado, que ha dominado a la Naturaleza. Todavía más:
hay quién piense seriamente en poner bajo un solo poder, el
control total de la economía humana. ¡Nada más inocente, nada
más arrogante, nada más absurdo, nada más insensato, nada más
grotesco que eso!
Y ahora un último punto: El atrevimiento de confundir el todo de
la Cultura humana con una de sus partes, es una simplificación
inaceptable, sin presentación posible. Para entender esto demos
un ejemplo: Una cámara de televisión a color, corresponde a tres
cámaras de blanco y negro en una: Mediante filtros, cada una
capta de la escena, de la Realidad, un color diferente, tal cual está
presente: Una el rojo, otra el azul y otra el amarillo. En el aparato
receptor de televisión los tres colores se integran, percibiéndose la
escena casi en sus colores reales. Muchos hemos experimentado
lo que ocurre cuando uno de tales colores falla. La percepción del
televidente es entonces no sólo muy incompleta sino muy
incómoda, muy poco fiel a los colores de la realidad.
Así, La Realidad no la percibe cada uno en su totalidad. La idea
de ella es más bien el resultado de muchas realidades particulares,
que, en conjunto, se superponen, se conjugan entre sí, ganando el
resultado de la percepción, inmensamente en profundidad, en
exactitud, en belleza, en riqueza de detalles y color.
No hay dos personas por semejantes que parezcan, cuyos ojos
perciban los mismos elementos de un paisaje. Su consciencia,
codificada según la forma determinada por el sistema simbólico
que ha actuado sobre ella, los cataloga según el “valor” que les
173
asigna, haciendo así su registro y asumiendo una postura concreta
frente a lo que considera es la Realidad. Igual ocurre con los
recuerdos y con las experiencias. De suerte que tampoco hay dos
personas, por cercanas y parecidas que parezcan, que miren la
Vida de idéntica manera. Por lo tanto, su aporte en una posible
interacción, ofrece una visión mucho más rica a los dos que cada
una sola de ellas.
Allí reside verdaderamente el valor de nuestras prácticas
democráticas basadas en el principio de colaboración y no en el
de competencia, con intenciones orientadas hacia una articulación
social de vidas, de sueños, de aspiraciones; de una cultura basada
en una rica interacción de experiencias, de visiones, de sueños, de
aspiraciones, de donde puede surgir una visión del futuro
deseado, la mejor ilustrada posible, cuyo uso debería ser
aprovechado para buscar la materialización de nuestros proyectos
utópicos más queridos.
La Cultura, así entendida, puede conducir, en su evolución, a
sociedades holísticas, que reproducen en las instituciones sociales
las cualidades de sus componentes individuales. Como
“inteligente” que aquella debe ser, puede permitirnos, entre
muchas otras cosas, la depuración de nuestras costumbres, algo
que en nuestra “Torre de Babel” actual es casi imposible. Quizás,
si no nos encaminamos hacia este tipo de cultura, sea muy difícil
luchar contra el flagelo de la farmacodependencia. No importa
que hayamos heredado motivos poderosos para que hayamos
desarrollado una actitud inadecuada frente a los retos a los que
nos enfrenta la Vida, los hombres hemos hecho nuestras
“herramientas”, nuestra técnica; y ahora, ellas tendrán que ser
nuestra referencia, nos cambiarán, seremos también hechura de
nuestras herramientas, de nuestra técnica y hemos de
acomodarnos física y psicológicamente a ellas, algo que no puede
acabar con nuestro espíritu creativo, con nuestro sentido de la
libertad.
4.2.0 ¿PUEDE LA CIENCIA
AFRONTAR EL RETO
174
DE PROPONER LAS BASES FÍSCAS
DE UNA HUMANIDAD SOSTENIBLE?
Esta respuesta implica que contemos con los aportes del método
científico experimental en el estudio de la Realidad en general y
de la realidad humana en particular. También en la actitud de los
científicos frente a semejante reto. Los técnicos y los ingenieros,
que son la “primera línea” de la Ciencia en la aplicación del
conocimiento científico de la realidad física para estar en
capacidad de usar los recursos naturales en la solución de los
problemas prácticos humanos, tienen el compromiso de tomar
consciencia de su responsabilidad y, si es preciso, asumir su papel
de liderazgo como profesionales, como empresarios, como
estadistas.
Tan inmenso ha sido el aporte de la Ciencia que sin ella, sin el
desarrollo que han logrado el pensamiento científico, la
tecnología, la ingeniería, por no hablar de disciplinas tan
necesarias para la vida humana como la medicina y otras, hubiera
sido imposible siquiera concebir el mundo humano cuya realidad
es inocultable hoy. Veíamos cómo los científicos empiezan a
pisar ya los mismos terrenos donde se mueven los místicos,
particularmente cuando estudian fenómenos propios de la
astrofísica, de las ciencias naturales como la Física y las
disciplinas para el dominio del mundo de lo pequeño, como es la
Física cuántica.
Ya puede establecerse técnicamente, entre muchas otras cosas, a
partir de la observación del entorno universal, el requerimiento de
un orden ético global que garantice la vida de todos los hombres.
Si la Ciencia, igual que muchas otras de las disciplinas del
conocimiento han visto limitado su desarrollo y crecimiento al
apoyo interesado y limitado de sus mecenas, la consciencia
humana llega ya al convencimiento de que ha llegado el momento
en que se logren ese desarrollo y ese crecimiento en aras del
interés universal de la Especie humana, como un todo. Solamente
así logrará el ser humano superar las dificultades que él mismo
está creando y que le impiden, en su conjunto, movilizarse
175
adecuadamente para aprovechar el incalculable caudal de recursos
que le regala la Naturaleza para asegurar su supervivencia. La
idea perversa y oportunista de un orden que cifre sus expectativas
de control en la fuerza del engaño, de los escondites, de la
proyección de ideas falsas y equívocas de la Realidad, de vanas
ilusiones, del encubrimiento de sus propuestas capciosas, de
envidias, de odios, de deseos de venganza, de ambiciones
egoístas, no van con el espíritu de la Ciencia y las disciplinas que
de ella se derivan.
La utopía política vista desde el punto de vista de la Ciencia no
puede ser un objetivo temerario, de incalculable e incontrolable
riesgo. Estos no pueden ser el pretexto para que, inocentemente, y
acosados por las necesidades, especialmente los pequeños
empresarios, angustiados por sus necesidades tengan que lancen
al “abismo” sin medir las consecuencias de sus actos, sin la
solidaridad de la Sociedad, supuestamente el beneficiario final de
sus esfuerzos, sin el respaldo financiero y logístico necesario,
muchas veces, sin poder contar con un nivel mínimo de respeto a
su vida y a sus bienes, como ocurre en Colombia, donde se
espera, que, así solitarios sean competitivos en el concierto de la
economía internacional globalizada. De allí vienen los altos
índices de pobreza, la desnutrición y toda la secuela de males que
padece la sociedad colombiana, entre otras.
La utopía científica, que es mirada de manera peculiar por el
público común, en forma de innovaciones técnicas concretas,
como puede ser la televisión, la sistematización electrónica de
datos, las mejoras concretas en el transporte, etc., que son los
términos en que aprecia el “progreso”, en que hace sus conjeturas,
se ha vuelto tema de los autores de Ciencias –Ficción. Respecto
de ello Isaac Asimov afirma: “Es misión de los escritores de
novelas científicas, aparte de ganarse la vida y divertir a los
lectores, hacer conjeturas; y eso les conviene, a mi juicio, es ser
los más importantes servidores que hoy tiene la humanidad”
(Isaac Asimov. “El Electrón es Zurdo y otros Ensayos
Científicos”. Alianza Editorial Madrid 1981. P 24).
176
Sin embargo, esta forma de tomar consciencia de la realidad
futura conlleva una gran responsabilidad, porque eleva a este tipo
de novelista a la categoría de un verdadero educador, sembrador
de futuro. Y la responsabilidad aumenta cuando esos temas se
llevan a la Pantalla. El mismo autor menciona cómo ciertos temas
favoritos de esos autores son muy difíciles de manejar en
términos científicos coherentes con la Realidad. Para que la
taquilla sea muy buena no se requiere que aquellas historias sean
muy realistas sino que produzcan un gran impacto en el
espectador. Entonces se corre el riesgo de crear imágenes ficticias
de la Realidad como se hace con los niños, incluso menores de
siete años, en que las deformaciones de la consciencia pueden
dejar rastro permanente, en que se generan emociones que siguen
influyendo desde el inconsciente de por vida, como odios, miedos
y halagos, sin justificación real.
La Psicología, una de las más valiosas disciplinas científicas que
avanza en su estudio del “alma humana”, ha hecho aportes al
conocimiento del hombre de valor inmenso. Particularmente, los
trabajos de Sigmund Freud (1856-1939) y Carlos Gustavo Jung
(1875-1961), que crearon el sicoanálisis. Ellos se refieren a los
motivos de la acción humana que yacen bajo la capa de la
consciencia en el inconsciente y el subconsciente de la “memoria”
humana. Sin embargo, su altísimo valor como herramienta para
entender la mente humana, son usados también perversamente
para manipular la mente, con efectos secundarios principalmente
en la tergiversación de la inclinación vocacional, en la formación
del carácter en la dirección conveniente con los intereses de quien
lo hace. La industria del “marketing” motiva no pocas veces al
comprador potencial con sugerencias que intentan moverlo
emocionalmente, principalmente de tipo sexual. Lo que parecen
casos individuales y aislados, como puede verse en la propaganda
de cigarrillos, en múltiples carteles de servicio en talleres
automotores, en la promoción de mercaderías de toda índole, se
ha vuelto una presión constante de este tipo sobre los clientes,
estableciendo una modalidad manipuladora general, capaz de
crear un clima típico en los medios comerciales y de generar
cambios en las costumbres de consumo.
177
Si la promoción a base de la manipulación emocional no fuera tan
general, si hubieran, notoriamente, otras muchas formas
motivacionales para la compra, en el medio comercial, sería muy
difícil hacer una crítica. Sin embargo, la forma como se insiste en
la generalidad de los anuncios publicitarios este tipo de estímulos,
permite observar, cuán alejadas de un propósito cultural son esas
campañas, cuán lejos de una verdadera consideración del ser
humano integral están, cuán extrañas al respeto debido a nuestra
dignidad es su visión, recordándonos siempre el animal que
somos, sin preocuparse de buscar motivaciones que promuevan el
uso de las partes del cerebro, como es su corteza, que ha
evolucionado hasta abrirnos un horizonte de la vida que puede
decirse, hace de nuestra especie una verdadera novedad entre
todos los seres vivos del Planeta.
Una novedad que comienza a mostrarnos una ruta de
especialización en nuestras formas de “movimiento”, que, con
una visión suficientemente aguda, podríamos comparar con la
evolución de las células cerebrales de los seres vivos superiores,
en este caso aplicada a futuros “seres” supraindividuales, cuya
existencia, y estabilidad vital podría ser previsible dentro de un
plazo razonable. Seres supraindividuales, verdaderos complejos
organizados en que los humanos podríamos estar reservados para
una actividad “nerviosa”, “superior” en complejidad de
consciencia, que nos permita ser los depositarios de la
<<consciencia de sí mismos>> de los seres formados por
múltiples integrantes de la más variada naturaleza, como
hombres, animales, plantas, seres unicelulares y otra infinita
variedad de seres “inferiores”. Podríamos ser, probablemente, la
especie <<líder>> que nos permitiría conducir la actividad de
aquellos seres, profundamente anclados en su hábitat, siendo al
mismo tiempo ágiles y flexibles, con amplias habilidades para
adaptarse a su medio. Eso podrían ser las comunidades humanas,
las naciones, la humanidad entera, integradas en un tejido vital, en
un mecanismo de importancia capital en la transferencia de
energía y recursos vitales de unas de sus partes hacia otras, de sus
partes a los conjuntos, de los conjuntos a sus partes.
178
En efecto, entre muchas de nuestras funciones cerebrales esta el
poder de simulación, que nos permite figurarnos situaciones
hipotéticas que no son todavía reales, que pueden ser planteadas
en su conjunto y presentadas a posibles públicos, discutidas,
depuradas, antes de que sean realidades físicas, solo ideales. La
responsabilidad de hacer reales los movimientos que esos
presupuestos implican, debería ser de todos, pero significar un
reto diferente y particular para cada cual, según su lugar en la
organización y según su naturaleza específica. Ni más ni menos,
esa es una aplicación de muchas de nuestra capacidad reflexiva.
Menospreciar el potencial del ser humano en pleno, no solamente
es una omisión imperdonable sino dejar de lado las bases de lo
que podría ser el <<plan maestro>> de la Naturaleza, de Dios
para el empleo del recurso humano en la evolución posterior de la
Vida. Es desperdiciar una oportunidad grandiosa que nos “libera”
de los motivos que atan a las demás especies a los estadios
paradigmáticos de la Vida anterior, de la conciencia anterior. Más
todavía, es adelantarse por esas vías del Espíritu, de la realidad
ideal, para bloquear toda posibilidad de “movimiento” ajeno en la
realidad física, para evitar su crecimiento personal y mantenerlo
en condiciones de incompetencia crónica, o despreocuparse de la
correcta nutrición para su desarrollo pleno y más aún, mantener a
sabiendas, industrias destructoras de su integridad física y mental,
como lo son el alcohol, los estupefacientes, e industrias de comida
y muchas otras, que en vez de alimentar, de nutrir, enferman y
matan “antes de tiempo”, que son un verdadero atentado contra la
humanidad en su conjunto, o un acto de mayúscula
irresponsabilidad, ya que priva a los hombres y a las demás
especies de un patrimonio humano invaluable para el
aseguramiento de su sostenibilidad.
El solo hecho de tener claridad de consciencia en estos tópicos,
puede significar un extraordinario aporte de la Ciencia a la Vida,
a la Humanidad. Si tenemos en cuenta que los <<medios>>, como
es la Ciencia, no son, en sí mismos, buenos o malos, sino, quizás,
bien o mal usados, puede concluirse que en la medida en que sea
179
mal usada no contribuye al bien sino al mal de la humanidad.
Albert Einstein el más aventajado científico de nuestro tiempo,
sufrió en carne propia el golpe mortal de ver la bomba atómica
destruir dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki, estando
ya derrotado el Japón en la II Guerra, luego de que el se prestara
para desarrollar la bomba para EE. UU. de América, antes que
Hitler estuviera en capacidad de chantajear al mundo con la suya.
Una de las aplicaciones del novedoso pensamiento científico en el
mundo, permite desarrollar una de las industrias humanas más
importantes: La navegación oceánica a partir de finales del siglo
XV.
4.2.1 LA NAVEGACIÓN OCEÁNICA.
Una de las experiencias más extraordinarias en la aplicación del
modelo sistemático del pensamiento científico, que se fundamenta
en las matemáticas y en las técnicas de navegación desarrolladas
por las culturas de Oriente, representa un punto de apoyo
fundamental en el conocimiento del Mundo, que empezó a crecer
con las posibilidades de exploración puestas a disposición de las
naciones europeas con los viajes oceánicos. Y si nos referimos a
pueblos con una proyección territorial en el contrafuerte del
Continente como lo fue Portugal, y aún España, la perspectiva de
avanzar hacia el océano abierto, más allá de las “Columnas de
Hércules” aún contando con los peligros que popularmente se le
atribuían a la perspectiva de lo desconocido en esa mar virgen, era
algo que podía ser posible con coraje.
Los viejos conceptos de la navegación tal como los conocieron
los navegantes portugueses y españoles del siglo XV, no tienen
nada que ver con sus connotaciones filosóficas y metafísicas que
les asignan los Padres de la Iglesia a sus concepciones
ptoloméicas del Universo, ni a ellos les importa, que es como
decir, los que le asigna la consciencia cristiana de la época que se
considera dueña de toda la verdad.
180
El conocimiento astronómico que se tiene entonces, requerido
para la navegación en alta mar, no implica en el problema de la
navegación consideraciones más profundas que las que surgen de
la observación directa del medio terrestre y su composición,
según los griegos: Agua, tierra, fuego y aire. A ellos les interesa
trazar el rumbo para sus viajes, calcular la fecha ideal para
zarpar, calcular el bastimento para las travesías, el agua, ante
todo, y encontrar la manera de mantenerse vivos, de no
arriesgarse a pasar el umbral de lo que pueda significar la
diferencia entre la vida y la muerte.
El progreso logrado en el conocimiento de la forma del planeta y
de la geografía es grande ya. Ya se reconoce la forma
aproximadamente esférica del planeta y han sido desarrollados
varios instrumentos de navegación y toda una unidad de
pensamiento relacionada internamente con rigor lógico –
científico, todo lo cual es de excepcional utilidad para la
navegación hasta la segunda mitad del siglo XX, en que se
pusieron en órbita los primeros satélites artificiales de
navegación.
El sistema astronómico al que se refieren los sistemas de
navegación tradicional fue introducido hace miles de años por los
astrónomos caldeos y egipcios, siendo ampliado posteriormente
por los griegos. Ellos seleccionaron ciertos conjuntos de estrellas
en el firmamento y los asociaron a figuras de su mitología,
tejiendo sobre ellas leyendas y tradiciones. Ciertas constelaciones
representan fielmente las figuras a las que se relacionan sus
nombres. Otras exigen gran esfuerzo para su identificación. La
mayoría de las constelaciones ubicadas por los antiguos se pueden
ver en el hemisferio norte. Esto tiene su lógica porque ese fue el
hemisferio terrestre donde vivieron. En 1603 un astrónomo de
nombre Bayer dibujó una carta del hemisferio sur y le dio nombre
a trece nuevas constelaciones. Lacaille amplió la lista en 1763
añadiendo catorce más (Enciclopedia Salvat de Ediciones
Pamplona. España 1970 Tomo 4 p 1599). Ptolomeo, astrónomo
alejandrino (ciudad helénica situada en Egipto), había registrado
cuarenta y ocho constelaciones, entre las cuales podemos
181
mencionar Acuario, Andrómeda, la Osa Mayor, la Osa menor, el
Cangrejo, Capricornio, Casiopea, Escorpión, La hidra, Picis,
Pegaso, Perseo, Sagitario, El Toro.
La observación de la esfera celeste por los navegantes implica una
condición: Su diámetro es suficientemente grande como para que
el diámetro de la esfera terrestre sea poco significativo en la
práctica y sobre la superficie de esa esfera celeste se proyectan las
luces que vienen de las diferentes estrellas. La esfera celeste tiene
dos polos, el polo norte es el zénit; su centro es la Tierra, y se
divide en dos hemisferios, en el hemisferio norte y el hemisferio
sur. La estrella de referencia para las diferentes observaciones se
escoge. Se mide en grados el arco, o altura que marca la estrella
sobre la línea del horizonte, que es en la que el plano ecuatorial
corta la superficie esférica. Ese ángulo está demarcado en el plano
vertical formado por la vertical zenital, que une el centro de la
esfera celeste con el zénit y la visual a la estrella. Cuando hay un
movimiento con componente horizontal y se hace una
observación, el plano formado por la línea zenital y la nueva
visual, con el plano original, se llama azimut y determina, la
posición del navegante respecto de su posición inicial en grados.
Transfiriendo esa información a una esfera terrestre, en la que el
plano ecuatorial del Planeta coincide con el plano ecuatorial de la
esfera celeste, y en la que la vertical polar terrestre coincide con la
vertical zenital de la esfera celeste, conocido el radio terrestre, es
posible conocer la longitud del arco recorrido por el navegante, en
grados y en kilómetros.
Los cursos de Cosmografía que se dictaban en la Escuela de
Minas de Medellín a mediados del siglo XX estaban destinados a
entrenar al estudiante en el arte de determinar la posición de las
localidades terrestres respecto de la ubicación de ciertas
referencias, que en la época moderna son dos ejes geodésicos
fundamentales. Uno de los ejes de referencia es la línea ecuatorial
que divide la Tierra en dos hemisferios. El otro es la línea
geodésica que pasando por ambos polos pasa por la población
inglesa de Greenwich. El lugar donde el meridiano de Greenwich
se corta con el Ecuador terrestre es el lugar de longitud 0 grados.
182
y latitud 0 grados. Aquellos cursos se basaban en las
concepciones ptolomeicas del Universo.
Al trabajar con líneas geodésicas sobre la superficie planetaria,
tienen como datos básicos, la longitud media de las
circunferencias máximas que es de 40.000 kms., y su extensión en
grados, que es de 360 grados, lo que da una distancia en metros,
por cada grado de longitud o latitud de unos 111.111 mts. Salvo la
Luna, el Sol los cometas y los planetas, que se mueven en la
esfera celeste, los demás astros, se consideran, en la práctica, fijos
en la esfera celeste (“Curs de Cosmografie” de una Réunion de
Profeseurs Ligel 77, rue de Va Girard, París VI Imprimé par
Taffín – Lefort. A Lille (France) 14 febr. 1954 pag. 6).
Unos cuatrocientos cincuenta años antes un joven italiano
renacentista imaginativo, culto, ambicioso, que había nacido
pobre y en un puerto, cartógrafo de oficio, que conoce los mapas
de Becaria, de Brianco, de Pareto, de mediados del siglo XV, y la
carta de Pizzigano, de 1367, y la de Benincasa, de 1482, pobladas
de “islas presentidas como Antilias”, llamado Cristóbal Colón,
busca afanosamente patrocinio para hacerse a la mar. Ya ha
navegado para grandes comerciantes como los Centurioni y
“conoce la “capacidad remuneradora de los sueños”. Es un
“alquimista mental”, que cree saber cómo convertir en doblones
la alucinación. Esa alucinación consiste en un camino oceánico
hacia el Oriente. El se propone evitar las caravanas que conducen
las mercancías indias hacia el Golfo Pérsico, que las ponen en
manos de los beduinos árabes, que las llevan a su turno, a la
desembocadura del Nilo para ser repartidas a través del
Mediterráneo. Pero además, se sabe poseedor de un secreto. Si
Fernando Colón, en su célebre “Vida del Almirante don Cristóbal
Colón, dice que si éste no quiso nunca describir todos los detalles
de su plan, fue porque se calló el más sustancial, relacionado con
cuál sería la corriente de viento propicia para empujar las naves
de vela y permitirles atravesar el Atlántico. Por alguna razón
solamente él poseía idea de su itinerario. No seguir esa ruta,
llevaba por fuerza al naufragio. Según Björn Landström, uno de
sus más documentados biógrafos, muestra el hecho de que Colón,
183
en todos sus viajes a las Indias Occidentales navegó con los
Alisios del Nordeste y regresó por el cinturón de vientos del
Oeste, siendo éstas las derrotas seguidas por todos los barcos que
viajaron siempre entre España y las Indias. América surge
entonces como un obstáculo mayúsculo. No es buscada
realmente. En sus cálculos, Colón comete un error enorme:
Calcula la “cintura del planeta en 30.192 kilómetros cuando tiene
realmente 40.077, que son 20.400 millas. No advierte que la milla
española es de 1480 metros y la legua española de 5.920 metros.
Su error es de nada menos que 9.885 kilómetros. El estaba
convencido que las costas de India estaban muy cerca de las
costas portuguesas y españolas. El tener indicios de la inmensidad
oceánica que sabemos hoy, media entre ambos litorales, hubiera
inhibido, probablemente, a Colón de emprender semejante
empresa. Si no hubiera estado allí América, simplemente Colón
hubiera perecido con toda su tripulación de inanición en medio
del Océano. (Enrique Caballero Escobar. “América una
Equivocación” Editorial Pluma Ltda. Bogotá Junio de 1980
Páginas 31 a 35).
4.2.2 OTROS HORIZONTES DE LA CIENCIA.
La cultura aimará, que se desarrolla en los andes bolivianos
piensa que la madre tierra debe proveer al ser humano de todo
cuanto necesita. ¿Es esta concepción, acaso una reminisencia de
la mentalidad propia de los recolectores de frutos? Algunos
ancianos esperan pacientemente su socorro y llegan a morir en esa
espera. Sin embargo no están en el error. La madre tierra lo hace.
Solamente que el ser humano recibe muchas especies de recursos
que tienen que ser transformados para que le sean verdaderamente
útiles. La compleja vida moderna lo exige así. Si siguiéramos
viviendo tan simplemente como lo hacían nuestros más primitivos
antepasados el planeta sería capaz de sostener solamente una
fracción de los más de seis mil millones de pobladores que tiene
el planeta en la actualidad, aunque podrían vivir, seguramente de
la recolección de frutos, de la caza y la pesca solamente.
184
El reto del presente para el Hombre es más complejo todavía Su
industria de transformación debe estar en condiciones de cerrar,
por completo el ciclo de la economía humana sin deteriorar
sustancialmente las condiciones de su medio ambiente. Ello le
exige ampliar su atención, su consciencia, a lo que le ocurre a
otras especies que pueden brindarle su invaluable apoyo en el
logro de objetivos que son por fuerza de interés común. Ello nos
lleva a considerar lo que ocurre, no solamente a otras especies,
sino, dentro de la nuestra a poblaciones enteras de seres humanos
que representan un recurso inmenso para la sociedad humana y
que nunca hemos pensado en aprovechar de manera eficiente.
La Historia señala varios momentos de crisis en culturas
prósperas que pueden ser causadas por pérdidas sustanciales de la
base de población. América perdió en sus primeros diez años de
conquista y colonización española dos tercios de su población.
Ello se debe, no solamente al maltrato de los aborígenes por los
peninsulares, sino en mayor medida a enfermedades como la
viruela, desconocida antes en América pero transmitida por la
población europea. Ello obligó a la administración colonial a
pensar en traer población negra africana, dada su mayor
resistencia al medio tropical. Con ellos se importó otro germen
más nefasto todavía, el de la fiebre amarilla, que ayudo, más
todavía, a completar la despoblación de las tierras ardientes de
nuestro continente, las cuales fueron poco a poco colonizadas,
como lo atestigua la experiencia colombiana, trabajosamente y
con grandes bajas en vidas, por el campesino negro, mulato,
mestizo y europeo apenas a mediados del siglo XIX. En su éxito,
muy particularmente a finales del siglo XX, ha contribuido
sustancialmente la medicina con el desarrollo de procedimientos
eficaces en el control de dolencias y patologías como la malaria,
la fiebre amarilla, el parasitismo, cuando no en la erradicación de
enfermedades, como son los casos del sarampión y la viruela
La incursión de la administración científica en el campo de la
evaluación y manejo del recurso humano y su integración a otros
recursos naturales para el mejor aprovechamiento de las ofertas de
los diferentes hábitats, con esa mira, es todavía algo novedoso. A
185
principios del siglo XX Federico Taylor realizó los primeros
intentos de analizar el trabajo industrial para racionalizar el pago
de salarios. Su trabajo dio origen a un vasto movimiento técnico,
que condujo al desarrollo de nuevas disciplinas destinadas a
optimizar el uso de los recursos disponibles por diversas empresas
productivas, lo que ha permitido encontrar no pocas fallas y
formas de despilfarro de recursos en la manera de operar de
muchas empresas, ello orientado, básicamente, a mejorar los
resultados financieros de las gestiones empresariales, lo cual va
en beneficio expreso de sus propietarios.
Ello puede ir en beneficio también de la Sociedad, pero no
forzosamente. El conflicto clásico con los trabajadores de planta
industriales, muestra cuán distante puede estar de sus intereses ese
esfuerzo de racionalización, mal visto no pocas veces, porque ha
llevado a revaluar ciertas costumbres en las relaciones laborales
precariamente establecidas sobre la base de un pobre
conocimiento de sus consecuencias, particularmente, con relación
a la justa distribución de los frutos del trabajo.
¿Y qué ocurre si aquello que ha sido aplicado parcialmente, en
beneficio de la gestión empresarial de los hombres de negocios se
aplica al análisis de las sociedades humanas, en términos de la
gestión y de manejo de sus líderes, en beneficio integral de los
hombres que las componen? ¿Puede, desde este punto de vista,
asumirse una noción de <<cultura>> que permita explicar el
esfuerzo constante por alcanzar objetivos organizacionales
adecuados a los altos desempeños en términos de alto rendimiento
social? Lograr aquello implica la superación de inmensos escollos
generados por las dificultades de todo tipo, a lo largo de la
Historia, en las relaciones humanas. Quizás, el primer paso, sea
eliminar el motivos más evidente de ese resultado: La Guerra, la
Violencia, el intento de dominación del espíritu de otros hombres
para asegurar la propia suerte.
Esto último, el intento de dominación del espíritu humano para
asegurar la propia suerte, ha conducido al esfuerzo de control del
cuadro administrativo de las sociedades humanas. En Occidente,
186
en la Edad Media, la nobleza asumió la tarea del Estado como una
empresa propia. El patrimonio social no lo era sino de la
autoridad monárquica quien lo manejaba todo como cosa propia.
En la república la confrontación política por el Poder ha
conducido a la posesión del mismo asumiendo los partidos el
derecho a imponer la hegemonía de su pensamiento e ideología en
la dirección del rumbo de la Sociedad, como consecuencia de la
victoria electoral de las mayorías, como expresión de “voluntad
popular”.
¿Pero qué efecto tienen las expectativas de cada persona en el
conjunto de la vida social? La planificación científica de las
relaciones del cuadro administrativo con las personas y de las
personas entre sí, sin considerar el conjunto de caracteres que
convergen en un momento dado en la vida social, no pasaría de
ser un imaginativo plan de sueños, tal vez de utopías más o menos
realista por realizar, por no decir que un imposible. En el mundo
de hoy, de las personalidades más diversas y contradictorias
imaginables, la concurrencia en la vida social produce los más
discímiles resultados, desde las mayores satisfacciones hasta
profundas heridas que afectan las buenas relaciones humanas.
Caracteres como la astucia, la belicosidad, la arrogancia, el
egoísmo, la hipocresía, la codicia, la intransigencia, la
intolerancia, la ambición, la laboriosidad, el ahorro, el
perfeccionismo, la humildad, la credulidad, la fidelidad, entre
muchos
cientos
de
actitudes
posibles,
mezclados
indiscriminadamente en un medio social sin la menor orientación,
sin la menor consciencia de las respuestas que pueden esperarse
de los demás, solamente conducen a resultados anárquicos a todos
los niveles sociales, desde las relaciones de pareja hasta las
relaciones de vecindad y ciudadanía. La experiencia de una
globalización indiscriminada ya la hemos tenido en las grandes
ciudades con su población cosmopolita masificada. Aquí es donde
resultan evidentes el valor de la misión pedagógica que cumplen
las religiones en las diferentes culturas, la urgencia de la
educación para cambiar la manera de ser, y hacer aptas a las
personas para vidas sociales específicas, y la importancia de una
diplomacia capaz de hacer coherentes esas vidas, y como
187
consecuencia de todo ello, el desarrollo, entre muchas otras cosas,
de formas peculiares, diferentes, de especialización en trabajo.
Hoy, el conocimiento antropológico de nuestras raíces, parece
mostrar cómo la personalidad de nuestros antepasados fue labrada
por la Naturaleza misma. La Cultura, asumida como el resultado
fortuito de su “presión” es el producto, fundamentalmente, de la
conjugación de factores externos al Hombre y de su genio
creativo aplicado a las diferentes soluciones de sus problemas
vitales. El caso de las lecciones de moral del “catecismo católico
romano” cuando menciona los “siete pecados capitales” y sugiere
con qué virtudes combatirlos, plantea un sentido más avanzado de
cultura: “Contra soberbia humildad, contra avaricia largueza,
contra lujuria castidad, contra ira paciencia, contra gula
templanza, contra envidia caridad y contra pereza diligencia”
según se ve en el Catecismo Astete. Intenta algo homólogo al
cultivo de plantas que abre en la agricultura un horizonte
revolucionario para los pueblos nómadas y simplemente
recolectores de frutos silvestres, lo que aseguraría por miles de
años la vida de muchas de las estirpes del Hommo Sapiens. Es un
intento por buscar la armonía en las relaciones humanas, es buscar
una “conversión” de la personalidad humana de tal manera que
sea posible construir una nueva relación social en que las
personalidades de las partes encajen. Ello puede hacer que tenga
más probabilidades de permanecer, realizando en la especie
humana avances sustanciales en la capitalización y
aprovechamiento positivo de las oportunidades de encuentro
interhumano en nuestra propia vía de la Evolución del Mundo,
que no es otra cosa que el camino evolutivo de la Cultura. En ese
proceso evolutivo, en cada una de sus etapas, el primer paso es ser
consciente de la meta común, dentro de la cual han de tener
cabida las metas de las personas, en los diversos aspectos de la
vida cotidiana; el segundo paso debería ser la elección del camino
a seguir, según la disponibilidad de los recursos científicos y
técnicos, físicos, según las consideraciones legales y éticas que es
preciso tener en cuenta, dentro de la condición de una vida común
llevada con armonía; el tercer paso es transitarlo. Y para que la
vida de un organismo social pueda ser viable, se requiere que sus
188
órganos de dirección funcionen con la necesaria eficacia para
mantenerlo en equilibrio dentro de los cambios que genera su
evolución cultural. Y podría decirse, sin ninguna duda, que ese, si
no es el único camino posible, sería el camino más viable e
inmediato: Hacer que las instituciones sociales, principalmente las
que cumplen la misión de <cuadro administrativo> cumplan
efectivamente su misión social. Si queremos ser conscientes del
camino a seguir, debemos entender primero algo que para muchos
es muy difícil: Nuestro conocimiento del mundo real es indirecto.
Nuestros sentidos no nos dan una percepción inmediata de él.
Nuestro conocimiento es expresado en caracteres simbólicos,
luego de un proceso interpretativo que se da en nuestra mente,
que dejan una huella de la Realidad en nuestra consciencia, que
no es otra cosa que la <idea que tenemos del mundo real>.
La preocupación de la gente pensante y con responsabilidades en
nuestro medio, una nación que no se cuenta dentro del grupo de
aquellas que se consideran líderes en el proceso de globalización
económica, como es Colombia, ronda alrededor del problema de
hacer competitivos a sus dirigentes y a sus organizaciones
empresariales. Estos hacen sus movidas estratégicas buscando no
perder sus opciones de supervivencia y en todas partes se percibe
el frenesí del esfuerzo del acondicionamiento: Cierres
estratégicos, fusiones, alianzas estratégicas, ventas y compras
estratégicas Pero en el transfondo de todo ese movimiento se
percibe algo que puede significar el principio de un conflicto de
grandes proporciones que enfrentará al Mundo, que abarca no
solo el aspecto económico sino, incluso valores mucho más
amplios, como son los valores ideológicos y religiosos, que se
expresan en caracteres simbólicos que no son universalmente
comprendidos. Ese conflicto se ahonda porque quienes creen
tener la sartén por el mango se mueven para librar su batalla en un
frente de dimensiones culturales amplio, y los tentáculos de su
organización de dominio se mueven, generalmente, sin que su
movimiento sea muy notorio, en todo ese ámbito, con el fin de
tomar, de hecho, posiciones estratégicamente ventajosas y hacer
factible una solución “negociada” en el terreno planteado por
ellos y en sus propios términos.
189
¿Y cómo se va haciendo posible esa alternativa de dominación
política y estratégica? Como se ha dado en Colombia, uno de los
medios es la transferencia de las lealtades que la gente preparada
en las escuelas financieras, y en las tecnologías actuales, que los
propietarios y los dirigentes empresariales y otros líderes
profesaban hacia la patria, hacia sus antiguas comunidades de
origen, para que se oriente ahora hacia el de empresas foráneas ya
dominadas que ofrezcan seguras fuentes de empleo y magnífica
remuneración, opciones de promoción incluso por fuera del país,
que, en el proceso de reorganización actual, se orientan
generalmente por directivas que provienen de fuera del ámbito de
las autoridades nacionales nuestras, y que obedecen a intereses, a
menudo extraños a los nuestros.
En nuestro país, la escasez de medios organizacionales propios,
cuyo dominio hemos perdido en virtud de la globalización, ese
proceso tiene su asidero, en la solución inmediata que le ofrece a
la precaria economía nacional la inversión extranjera masiva,
mediante un nuevo equilibrio económico, cuya solidez no reside
en nuestro territorio, sino en que nuestros estímulos logren los
efectos esperados en aquellos inversionistas extranjeros, opción
que está ofreciendo, al lado de las políticas militares de control
militar del Estado, la oportunidades singulares de enfrentar el
desarraigo y el desplazamiento forzado de las poblaciones
campesinas de sus respectivas comunidades, de reducir la marea
de gentes angustiadas que recargan las ciudades con vasta y
heterogénea población, con demandas muy difíciles de resolver,
sin contar con el lamentable abandono de la niñez y su inadecuada
educación tradicionales entre nosotros, todo ello caracterizado por
la clase y la brutalidad de la Violencia que ha sufrido el pueblo
colombiano en sus doscientos años de vida independiente. Nadie
puede negar que aquel fenómeno, no muy entendido por la gente
del común, no es otra cosa que una consecuencia de la política de
guerra adoptada por las directivas de los partidos políticos
operantes, antaño, y por no pocos movimientos subversivos y
bandas criminales poderosos que hacen de las suyas entre
nosotros.
190
Otro de los medios de dominación extranjera es la siembra del
desconcierto religioso mediante la penetración religiosa de
iglesias extrañas a nuestra tradición popular, como si el carácter
se pudiera cambiar como se cambia uno de ropa, mediante la
siembra de otras expectativas de carácter religioso, de lo cual
solamente se habla de manera reservada. En el país ya se han
constituido movimientos religiosos de este origen con interés de
intervenir en política. Dicha penetración se ha logrado sobre la
base de grandes inversiones de magnates extranjeros destinada a
“sembrar” la división de las iniciativas populares en función de la
ideología religiosa, aprovechándose de nuestras carencias
institucionales y de la falta de consciencia de nuestras dirigencias
civil y religiosa acerca de los alcances de esa misión.
Los riesgos de que ese conflicto se transforme en una cruenta
confrontación violenta son muy altos, máximo que está
enmarcado en un conflicto religioso que data de, por lo menos,
cuatrocientos años, que conmovió los cimientos de la sociedad
europea, aunque, como algo religioso, se supondría que se va
“desvaneciendo” hasta perder totalmente su significado
estratégico- político en la sociedad “secularizada” moderna.
Este momento se da un movimiento estratégico, en todo el
mundo, en la búsqueda de mayor estabilidad económica social y
política, de todas las gentes que pueden hacerlo, de sociedades, de
empresas productivas, de naciones en el Mundo, que favorece a
las potencias capitalistas, al beneficiarse, paradojicamente, de la
desestabilización económica social y política producida por la
actividad de los movimientos revolucionarios marxistas durante
todo el siglo XX, de la evidente ignorancia de nuestro pueblo
respecto de los alcances de la política económica internacional de
los poderes económicos que la producen y de la incapacidad de
nuestra dirigencia en ver y en enfrentar eficazmente el problema.
Obviamente la tarea de corregir el efecto de aquellos gigantescos
desajustes en nuestra vida cotidiana y en las de las otras naciones
del Orbe es colosal. Pero, sin duda, es una tarea que ha de
191
comprometer a todas ellas, y requiere el respaldo de todas las
distintas disciplinas humanas, del conocimiento más fiel de la
Realidad en que la Humanidad se mueve, de los retos en el
cambio de la conducta humana, en lo que a su capacidad
reflexiva, a su capacidad de discernimiento de su consciencia, les
toca jugar como papel clave.
Particularmente el reto tendrá que ser definido, materialmente al
menos, en términos científicos y le tocará hacerlo, sin complejos
ni limitaciones irracionales a los científicos, a los técnicos, a los
ingenieros, dentro de las más amplias consideraciones culturales,
para lo cual están especialmente capacitados y respaldados por
sus métodos rigurosos de estudio y experimentación, por el valor
documental de su acervo de conocimientos. Además, el avance
del pensamiento científico supera en doscientos o trescientos años
los postulados sobre los que se asientan las consideraciones más
avanzadas de la técnica económica y de los intereses que
pretenden regular la economía global de la Tierra. Y eso no da
mucho tiempo de espera, porque en el mundo entero hay intereses
demasiado poderosos como para desear encender cuanto antes la
mecha capaz de una conflagración armada de proporciones
planetarias.
4.2.3 LA VISIÓN DEL CONFLICTO.
En países como el nuestro, se ven, síntomas de un problema de
fondo que afecta a la sociedad colombiana, como un todo, en su
desempeño como sociedad autónoma, independiente, sostenible,
enfrentándola en “competencia salvaje” a una estructura
económica internacional, de corte totalitario, interesada en
disponer, como en todo el mundo ocurre, del control estratégico
de todas las economías nacionales en beneficio de quienes dicen
liderarla. En Colombia, particularmente, el riesgo de que el
Estado no esté en capacidad de superar las exigencias de su
defensa frente al desafío de la subversión marxista – leninista, con
su política de guerra psicológica destinada a su primer esfuerzo de
control sobre la población civil, es mucho mayor, en esas
192
circunstancias. La descomposición social generada, además, es un
aliado de la ofensiva que, por otro lado emprende el Crimen con
el comercio de estupefacientes y otros negocios ilícitos, que, sin
enfocarse en el interés del poder para su beneficio, al estilo de la
revolución marxista – leninista, sí lo hace para consolidar sus
imperios económicos al estilo de los intereses que promueven la
globalización económica.
Las consecuencias de las acciones encaminadas a lograr ese
control son una amenaza para el sostenimiento de un nivel de vida
humano general digno. El dramático ascenso de los niveles de
pobreza en Colombia durante los últimos diez años da un
testimonio claro de esas amenazas. Las opciones frente a la
situación de las autoridades en las naciones de la Tierra que no
pertenecen al club de los poderosos pueden sintetizarse en tres:
Una, “entregarse” y obrar según las pautas “recomendadas” por
los poderes económicos internacionales para hacer “menos dura”
la operación de dominio, caso en el cual tendríamos que asistir
impasibles a las consecuencias que se deriven del acto.
Dos, resistir y oponer a la presión y al “convencimiento” que
esperan lograr en la población, por medio de su esfuerzo
promocional a través de los medios de comunicación de que ya
disponen, la acción decisiva de pueblos organizados, en función
de la supervivencia de su propias cultura
Tres, en el caso más extremo, el cierre de la economía al exterior,
la resistencia total, incluso armada, destinada a alcanzar el control
estratégico de su propia vida, sea cual fuere la expectativa de
quienes pretenden dominarlos.
Los síntomas mencionados tienen un elocuente valor testimonial;
puede cada uno, por sí solo, capaz de mostrar la degradación
institucional de lo que había sido construido en Colombia en un
siglo con gran trabajo, y permiten ver profundamente, cómo se ha
afectado la vida cotidiana del pueblo colombiano en ese tiempo,
su autonomía en el tema económico, y el poder efectivo de las
193
autoridades colombianas para controlar el destino del país. Ellos
son:
1- La desaparición de gran parte de la infraestructura industrial
autóctona luego de la “Apertura Económica” de l994,
conseguida con grande esfuerzo social a partir de la llegada de
la Revolución industrial a nuestro país a principios del siglo
XX.
2- La compra de la organización financiera, de la estructura de
distribución al menudeo y de grandes empresas productivas y
de transporte por parte de grandes empresas extranjeras, como
parte del ajuste de nuestros empresarios para “diversificar” la
ubicación de parte de su patrimonio (para repatriarlo) y
enfrentar la competencia que engendrará la globalización
económica.
3- La repatriación masiva del ahorro de los colombianos
destinados a inversiones “más seguras” en el exterior y a
reforzar la fortaleza competitiva de las organizaciones
productivas externas, en contra de las nuestras; ello hará que
las nuestras tengan que financiarse con medios intermediados
por intereses extranjeros o con capitales flotantes muy
inestables.
4- La globalización, bajo iniciativa foránea, producirá una
especialización del trabajo, para nuestro país, que ha de
obedecer a intereses extraños. Este momento, como ejemplo,
frente al cierre y compra de nuestras empresas, vemos florecer,
por un lado, la industria foránea de las telecomunicaciones y
de la informática, que permite consolidar día a día su control y
por otro lado, actividades de dudoso valor humano como el
narcotráfico, la prostitución, la pornografía, el juego, etc.
5- La centralización de las funciones de las sedes decisorias de
las instituciones financieras privadas en la capital del país, de
las direcciones de las grandes compañías comerciales, de los
gremios, lo significa un <<alejamiento>> del cliente que
podría servirse de ellas, en un país de regiones muy diversas.
Ello consulta más el interés de las instituciones y su
vinculación global que las necesidades de la demanda de sus
servicios en la población.
194
6- La exagerada dependencia de la economía nacional de la
economía globalizada (empresa privada y empresa oficial
extranjera), fuera de todo control nacional nuestro, ello ha
producido y producirá una depauperación general de la
población y la pérdida progresiva, en amplios sectores, de su
conocimiento industrial, de su poder de compra relativo.
Esa realidad, a medida que se recrudezca, enfrentará a los sectores
de población organizados, con empleo y en plan de “trepar” por la
pirámide ocupacional internacional, integrados al sistema
económico de producción y consumo masivos, dueños de un buen
poder de compra asegurado, con medios de expresión, de
información y de educación a su alcance, dueños de todas las
opciones de demanda local de servicios, como seguros, seguridad
social de alta calidad, con los otros sectores de población
marginada o no, independientes con escasos medios de ocupación
y subsistencia, con mercados inseguros y a veces deprimidos por
la miseria, sin apoyo logístico, financiero o de seguridad social.
La consecuencia es que se parte en dos sectores el país:
Uno que se repliega poco a poco sobre sí mismo, sin el menor
sentido de solidaridad social, con una visión restringida, afectada
únicamente por sus fines utilitarios y el espíritu de lucro,
constituido por grandes instituciones, manejadas por gente
generalmente de la alta sociedad, y todo el conjunto de asesores
profesionales de “alto nivel y desempeño” con currículum alto y
títulos sobresalientes, bien conectada y bien capacitada en su
oficio, que componen una estructura orgánica autosuficiente
frente al resto del país, pero de escasa iniciativa frente a sus
nuevos amos, todo ello en virtud de sus derechos reconocidos de
propiedad y del buen manejo de sus acreencias, dueño de la
iniciativa empresarial – productiva financiera y estratégica;
inserto lo mejor que puede en la estructura financiera – industrial
que se teje poco a poco en el Mundo con el proceso de
“globalización” puesto hoy en marcha por sus promotores, con los
órganos institucionales que puede permitirse, según su iniciativa y
que le exige su funcionamiento; se mueve necesariamente en los
195
términos “éticos” y operacionales impuestos principalmente por
las autoridades financieras locales, bien sujetas al control
financiero de los poderes centrales foráneos en una suerte de
conveniencia mutua, de hecho, iniciada desde los tiempos de las
financiaciones negociadas de los programas de desarrollo, al nivel
estatal, durante el siglo XX, que comprometieron seriamente el
manejo público de nuestro país al pago de su deuda externa, mal
contratada y mal invertida; además del intercambio comercial
clásico; intercambia fundamentalmente oportunidades de
inversión “seguras”, que sirven de atractor, para fuentes de
trabajo; capitales frescos, y crédito financiero, con una dinámica
tal, que satisfaga las expectativas de crecimiento de las economías
más fuertes. Está poniendo en marcha la constitución de la
<<nueva sociedad urbana>>, dirigida por una “clase media”
dependiente, y construida, aunque parezca muy atrevida la
afirmación, en el marco de una ideología extraña a la tradicional
nuestra, indudablemente de corte religioso - calvinista, reñido con
el eje católico – romano que, supuestamente, debió “regir” el
orden de la vida en nuestra cultura tradicional, y cerrado, como es
costumbre en toda ideología política o religiosa fundamentalistas,
a otras consideraciones distintas de las suyas.
El otro sector, con mayoría numérica, está compuesto por el
conjunto de comunidades campesinas y de vecindad “urbana”
congregadas en barrios marginados, indigentes, conjuntos de
gentes desplazadas por la Violencia, artesanos, profesionales
independientes,
pequeños
y
medianos
empresarios
independientes, cooperativas e instituciones solidarias de alto
compromiso social etc., víctimas del viejo abandono del Estado y
la “Sociedad” en todos los aspectos de la vida, fundamentalmente
en su educación y en su articulación étnica, social, económica y
política, viviendo angustiosamente de una economía destruida por
la Guerra y la Violencia, dirigida al aprovechamiento de
oportunidades volátiles, misérrimas, que caen lenta pero
inexorablemente en manos más codiciosas, como es el caso de
ciudades como Medellín; el aparcamiento de vehículos en los
espacios públicos se ha vuelto un monopolio de empresas
organizadas por políticos, cuyos propietarios tienen influencias y
196
pueden contratar con la municipalidad su aprovechamiento
económico, en abierta competencia con la oferta de pequeños
“cuidanderos” que han invadido los espacios públicos en busca de
un magro e insuficiente ingreso, con un trabajo mal pagado, poco
reconocido, que coloca a los jóvenes que aspiran a un futuro
menos incierto frente al incentivo de las ofertas del Crimen
organizado, inconscientes de los riesgos que enfrentan o
sometidos a las condiciones de una vida corta “vivida
intensamente”; liderado formado, educado, de manera
fragmentaria, incoherente, negligente y por métodos que hace rato
están divorciados de los retos del mundo actual, del lenguaje
moderno, de la realidad objetiva, por instituciones que no han
hecho mucho esfuerzo en su actualización; atacado cruelmente
por movimientos armados interesados en desestabilizarle, generar
escepticismo en él, generarle problemas económicos y de manejo
a los sector dirigentes.
¿Y qué opción le queda a este último sectores de población, que
no sea eventualmente alimentar la delincuencia, el terrorismo
internacional la revuelta armada o la muerte por inanición?
Colombia ha tenido una experiencia, quizás no repetida por país
moderno alguno, sobre lo que significa en resultados, oponer a la
Guerra, a la Violencia, sus propios métodos, tal vez más
“eficaces” de Guerra y Violencia. No otra cosa son las irregulares
“Autodefensas Unidas de Colombia”, infortunada solución
proveniente de la “iniciativa privada”, frente la acción indolente
del Estado, y junto, con la guerrilla marxista, origen de la peor
corrupción que haya azotado a la sociedad colombiana en toda su
historia.
Nosotros hemos aprendido a “rotular” a nuestros “enemigos” con
epítetos que pretenden describirlos “objetivamente” como son,
para señalarlos, aislarlos y combatirlos con la esperanza de
dominar la situación. Así hablamos de los “terroristas”, de los
“narcotraficantes”, de los “milicianos”, de los sicarios o asesinos
a sueldo, etc., para encontrarnos con una génesis de lo antisocial,
que surge y se desarrolla en circunstancias que le niegan al ser
humano otras opciones de vida. A esa realidad nos conduce la
197
idea de las autoridades legítimas de ejercer el control estratégico
de la sociedad en general por métodos intimidatorios buscando
una sincera postura de acatamiento de la Ley por parte del
ciudadano que no siempre se da, y que sólo se da cuando el
ciudadano es consciente de su conveniencia, algo inusual, entre
nosotros, en la política en términos locales.
Ello está lejos de la búsqueda de la solución pedagógica para el
desarrollo armónico del carácter de la gente, mediante la
educación, de suerte que le permita adaptarse a la vida en
sociedad, en libertad pero con responsabilidad. En concreto, hay
muchas cosas qué hacer. Nunca más que ahora es necesaria la
presencia de un <<cuadro administrativo>> de la Sociedad, de un
Estado eficaz para nuestra sociedad con plena consciencia del
desafío histórico que le corresponde. Nunca ha sido más necesaria
su labor, entre otras cosas, hacer menos irracional, respecto de sus
fines que le son propios, a la acción económica, social y política
de la Nación . Ello iría, inmediatamente, en beneficio global de
nuestro país, de la Humanidad.
Entre otras opciones, en política interna, queda la opción de
fortalecer la estructura comunitaria, la solidaridad social, el
trabajo honesto, el esfuerzo propio, el ahorro, el compromiso
ciudadano con su país, con su patria chica, con su familia, con sus
vecinos, con sus colegas, con sus compañeros de trabajo, etc.,
para adaptarlo mejor a sus responsabilidades sociales, para
hacerlo más competente al enfrentar la miseria, la dominación
extranjera, el acoso psicológico, que regularmente se da en los
términos más viles, más crueles, más indignos, generalmente a
través de medios de comunicaciones, información y propaganda
que se halla más allá de todo control ciudadano.
Resumiendo, una solución para mantenernos como sociedad
sostenible, debería darnos la opción de:
1- Formar, partiendo de los principios del esfuerzo propio y la
ayuda mutua, una oferta de bienes y servicios de alcance local
de carácter cooperativo, destinado a mejorar y sostener el
198
mejoramiento en el cubrimiento de la mayoría de los
requerimientos básicos de la población asociada, y luego total.
2- Apoyar con seguros, logística, financieramente, de seguridad,
y con una seguridad social de alto compromiso, el trabajo
productivo de las diferentes comunidades que haga sostenible
las ofertas y las fuentes de empleo locales.
3- Reforzar con educación adecuada al desarrollo de altas
virtudes de convivencia social y humana, instituciones de gran
beneficio social interno, como la Familia, las cooperativas
productivas, de seguridad social, etc.
4- Desarrollar las destrezas de trabajo de la población mediante
la formación en actividades artesanales, con el fin de
desarrollar una nueva y competitiva base industrial, comercial
y de servicios al nivel nacional.
5- Institucionalizar la especialización del trabajo social en
empresas productivas de sectores que puedan ser competitivos
al nivel internacional.
6- Establecer amplios programas de formación en la solidaridad
social, de manera que puedan ponerse en práctica normas
éticas de defensa de las comunidades frente a la posible
competencia desleal entre ellas mismas o frente a la de las
grandes empresas internacionales.
7- Desarrollar una base de datos actuarial para la evaluación de
los distintos riesgos en el área productiva, para la seguridad
social, para las finanzas, para los seguros de todo tipo.
Establecer sobre esta base los costos de la solidaridad social,
en particular en esas áreas.
8- Desestimular la explotación abusiva del ser humano. Prevenir
el control estratégico de las actividades cotidianas ciudadanas
por parte de las grandes organizaciones internacionales y del
crimen organizado.
9- Estimular el trabajo honesto, responsable, solidario, el ahorro,
prevenir el derroche, los gastos suntuarios, las obras inútiles.
10- Movilizar la fuerza de trabajo nacional en la realización de
grandes proyectos de desarrollo de interés general.
11- Desarrollar nuevas políticas de poblamiento, de
aprovechamiento de los recursos naturales y humanos en las
regiones de fronteras naturales. Montar una estrategia
199
destinada a evitar la destrucción de los recursos naturales y la
explotación de las poblaciones nativas en las fronteras
naturales por parte de bandas armadas como se da hoy en la
amazonía.
12- Avanzar en alianzas estratégicas con otras naciones
sometidas a los mismos riesgos que la nuestra, con el fin de
aunar esfuerzos en pro de la supervivencia de sus pueblos.
13- Lograr la aclimatación en los medios sociales interno y
externo, lograr, en esos mismos medios, el reconocimiento, la
legitimidad y la aceptación de las instituciones activas en la
protección de la vida ciudadana, tanto públicas como privadas,
y sus objetivos, particularmente del Estado y sus actividades
de apoyo ciudadano.
14- Establecer las bases institucionales para el control efectivo
de parte del ciudadano, de las diferentes estructuras sociales,
encargadas de prestarle sus servicios, en vez de servirse, de
alguna manera, de él.
15- Desarrollar, por canales institucionales bien establecidos,
las actividades complementarias de una cultura integral del
Hombre, simplificada tan inadmisiblemente y reducida a su
simple “corteza económica y técnica”, como ha sucedido en
virtud de la ética calvinista, que regula a la sociedad burguesa,
negándole el pleno desarrollo de su naturaleza, de su condición
humana íntegra, limitándolo, condicionándolo físicamente sólo
a opciones vitales que le conviene a sus dominadores y
amputándole su alma, su espíritu y toda proyección de él en la
constitución de una humanidad en la plenitud de su totalidad
natural.
La solución práctica del problema del funcionamiento de un
cuadro administrativo eficaz y eficiente para la Sociedad, ha
dejado de ser un asunto solamente de los gerentes de empresa, de
los estadistas, de los filósofos, de los poetas, de los pensadores,
para ser un asunto de los científicos, de los técnicos, de los
ingenieros, sin dejar de ser de los diferentes pueblos de la Tierra,
de sus diferentes culturas.
200
Es innegable el papel de lo que llamamos la Religión en el
desarrollo de las diferentes culturas de la Tierra, lo mismo que de
sus clases sacerdotales y, eventualmente de sus cuadros
administrativos que les siguieron, conformados, además, por las
dinastías reales y la nobleza, los caudillos militares, etc.,
protagonistas principales de sus historias particulares. Sin
excepción de la nuestra, la postura religiosa formaba parte
integral de la visión general e integral de la comunidad de su
propio mundo. Ello es una condición de la realidad humana, a
pesar de lo que se opina en los medios sociales de esta sociedad
secularizada de hoy, y de lo que quisieran muchos escépticos
poco familiarizados con la Cultura. En aquellos contextos
culturales diversos y ampliamente afectados por una visión mítica
de las condiciones del hábitat y del medio humano que los
rodeaban, es de entender el valor humano de caracteres de la
personalidad, que los enfocaba, según era entendido, en el
reconocimiento y la lealtad a poderes cósmicos superiores y sus
designios, desarrollados como un medio de acceso a una
razonable manipulación del Medio, con el fin de alcanzar el éxito
en la lucha por la vida. La astucia, además, la constancia, la
belicosidad,
indudablemente,
pero
principalmente
la
complacencia de los “deseos” de sus deidades cósmicas, sirvieron
para encausar muchas energías humanas hacia el logro aquellos
propósitos.
En el siglo pasado se desvela el testimonio de una sociedad
humana que logra en América niveles de desarrollo cultural
superiores a sus contemporáneas coterráneas, habiendo alcanzado
en su arte “alturas estéticas jamás igualadas por ningún otro
pueblo de la América precolombina”: Se trata de la sociedad
maya del Viejo Imperio ubicada en la península de Yucatán entre
los años 317 y 987 de nuestra Era. La fuente documental es
esencialmente arqueológica y fechada por los procedimientos
técnicos propios de esta disciplina científica (Sylvanus G. Morley.
La Civilización Maya. Fondo de Cultura Económica. México
l961. P 68).
201
Formada por varias ciudades estados políticamente
independientes, a la manera de las viejas ciudades griegas, y
protegida por sus fronteras naturales que frenan toda invasión
extranjera, su clase sacerdotal desarrolla las matemáticas y la
observación astronómica en su afán de establecer el ciclo anual
del cultivo del maíz, producto básico en la alimentación de ese
pueblo, en el plan de apoyar al campesino en su tarea productiva.
La Ciudad de Copán era el centro científico del Viejo Imperio. En
el fechado inicial se ha tomado como principio del proceso
cultural los primeros testimonios esculturales en piedra, aunque se
sabe que mucho antes esculpían en madera, que obviamente,
desaparecen o no tienen tanta duración.
Lo que nosotros llamamos <<Religión>>, era en nuestros pueblos
raizales de origen indoeuropeo, un tema cotidiano popular no
identificado como tal. Se aprecia, entre otras cosas, en su culto, un
lenguaje simbólico típico, entre los pueblos del Cercano Oriente
en que se expresan las relaciones humanas de las tribus y clanes
con los dioses que pueblan su Cosmos, según éste tiene focos
diversos de interés según los aspectos de interés popular de las
diversas formas de vida cotidiana. Entre esas relaciones figura la
relación, desde épocas muy primitivas (entre el año 7.000 y el año
3.500 antes de Cristo), entre las figuras regias, primero femeninas
y luego masculinas, entre los dioses y estas, como sus
representantes en la Tierra, sus intermediarios en la relación de las
naciones con sus dioses. En el desarrollo de las sociedades
occidentales, puede verse cómo esa imagen de los reyes cambia,
cómo se establece un nuevo principio de soberanía popular, a la
que están sujetos los reyes, para llegar, en el presente a la
adopción de explicaciones científicas, principalmente de carácter
funcional, para los principios de la Autoridad dentro de las
grandes organizaciones operativas, aplicadas, en especial, a la
industria productiva, al comercio, el Estado, etc.
Esos enfoques no son contradictorios en sí mismos, pero
muestran cómo es preciso abordar una conciliación de
pensamientos, destinada a hacer más coherencia entre el ser
202
humano actual y el destino que pueda forjarse para sí mismo, sea
la que fuere su propia cultura.
Esas conciliaciones apenas las estamos aprendiendo a concretar
hoy, que hemos descubierto con Casirer el carácter simbólico de
la cultura humana. Y como consecuencia, que tenemos que
encontrar las coincidencias, en el sentido de los caracteres
simbólicos aplicados en el registro de la experiencia histórica y en
la expresión del pensamiento humano.
Los cambios en nuestra cultura occidental se dan como
consecuencia del colapso de los viejos órdenes en Europa
Occidental. El hundimiento del orden medieval al colapsar el
imperio español en el siglo XVII, el advenimiento del monopolio
de poderes nuevos en el Mundo como el de Inglaterra, determinan
en la Sociedad Occidental el imperio de valores humanos nuevos
que buscan su realización a través de nuevas y diferentes
concepciones acerca del Hombre. Aquella situación se presenta,
quizás, como consecuencia del rompimiento definitivo de la
unidad en lo que podríamos llamar el “cuadro administrativo” de
la sociedad occidental, cuya unidad empieza a resquebrajarse en
el Renacimiento, que es fundamentalmente un movimiento de
reivindicación del Hombre frente a la vida represiva de la
Sociedad Medieval, y termina en el rompimiento del eje religioso,
que produce, en consecuencia, el movimiento protestante.
Esos cambios se dan en medio de la incertidumbre política, y una
guerra religiosa que produce inmensos movimientos migratorios a
Norteamérica, donde se ubican sendas colonias europeas que
huyen de la persecución religiosa. Allí se hacen fuertes y logran,
con éxito evadir los efectos de la inestabilidad política que
conmueve a Europa. Mientras tanto, ya a finales del siglo XVIII
gran parte de esas colonias logran emanciparse de los poderes
dominantes europeos, lo que ha sido considerado una verdadera
revolución social, se cuaja la Revolución política en Francia, y
empieza la Revolución Industrial en Inglaterra, haciendo,
aparentemente, más crítico el caos general.
203
De ese caos surge la figura de Napoleón que logra unificar bajo
su bandera a casi toda Europa, y también produce la escalada de
guerras de emancipación americanas de los regímenes inglés y
español, particularmente. Sólo el territorio del Brasil se libra de
semejante remezón. A mediados del siglo XIX los atropellos de la
clase obrera en Inglaterra durante la Revolución Industrial
provoca el surgimiento de la consciencia de una nueva clase
social, de la clase obrera, destinada a la provocación de profundos
y cruentos conflictos sociales en el mundo entero, a generalizar
grandes movimientos revolucionarios que logran, en un momento
del siglo XX el control de más de la mitad de la población
mundial.
Antes de ese movimiento caótico, surge en la América Española,
durante el siglo XVI en tiempos del Imperio español, una
controversia de dimensión universal, que pone en entredicho el
derecho de Europa, alegado por muchos juristas europeos, a
conquistar y a tratar a los pueblos americanos, no como súbditos
de la Metrópoli sino como pueblos conquistados. Esa controversia
se resuelve a favor de los pueblos americanos, pero esa resolución
es desconocida, en la práctica, por la sociedad feudal establecida
por los europeos venidos allende el mar. Allí nace el Derecho de
Gentes, que bien pudo ser el principio regulador de las relaciones
internacionales pacíficas entre los pueblos de la actualidad, pero
aunque representa un patrimonio humano universal invaluable,
yace enterrado en el olvido, gracias a la forma como los imperios
europeos capitalizan sus victorias y a su evolución, cuyo modo de
acción política dura hasta la actualidad.
Por debajo de una superestructura de poderes cuyo equilibrio está
determinado, a veces precariamente, por la relación de poderíos
entre las pocas grandes potencias universales que quedan,
apoyados en la más sofisticada industria de armamentos, que se
pueda soñar, indudablemente nuestro Mundo Civilizado es una
Torre de Babel. Pero una Torre de Babel en que la confusión se
amplía y ahonda a medida que, por causa de las tensiones internas
crece su enfermedad, se desequilibran las personalidades de la
persona humana, donde quiera que se ubica socialmente: La
204
desintegración de su identidad: su esquizofrenia; su intolerancia y
agresividad: su paranoia; la alteración del equilibrio en su juicio:
la neurosis en todas sus manifestaciones.
Los conflictos no se resuelven con la controversia y el debate,
sino que se ahondan más con la Guerra, con la Violencia o con las
amenazas de su ocurrencia, en un mundo que posee los medios
para autoeliminarse varias veces, y en que, paradojicamente, los
hombres generan los diferentes enfoques de la Vida originados,
obviamente, en las formas simbólicas adoptadas en las diferentes
culturas, siendo que, finalmente, son las culturas las depositarias
y las que aportan los recursos que ha acuñado el ser humano para
entender su mundo exterior, para expresar sus ideas y
comunicarlas.
Con ocasión de la Segunda Guerra Mundial, la experiencia
destructora más pavorosa que ha vivido la Humanidad, hubo un
acuerdo general para fundar la gran Organización de las Naciones
Unidas. A medida que se han venido enfriando los “rescoldos” de
aquel gran incendio, la ONU ha ido siendo dejada de lado. No se
la toma en serio. En un viaje a las islas del Pacífico donde se libró
la gran batalla de Midwey donde se encontraron los antiguos
rivales de ambos bandos, el japonés y el norteamericano, todos
grandes guerreros, grandes comandantes, ya entrados en años,
siendo patrocinado por la conocida revista científica National
Geographic, en un “mea culpa” compartido y de profundo
sentimiento, hicieron un sentido homenaje a sus compañeros de
armas caídos hace sesenta años e hicieron votos porque ese tipo
de sucesos nunca vuelva a suceder. ¿Son tan insignificantes esas
manifestaciones de viejos y aguerridos comandantes y almirantes,
todos ellos ilustres guerreros, para que las autoridades de las
naciones del Mundo no las tenga en cuenta?
4.3.0 ¿PODEMOS CONTAR
CON EL APOYO DE LA CIENCIA
EN EL ESFUERZO SERIO
DE PRESCINDIR DE LA GUERRA?
205
La respuesta positiva de esa pregunta representa un reto para los
científicos, los técnicos y los ingenieros, quienes con los médicos,
los juristas, y quienes practican toda la gama, casi infinita, de
disciplinas humanas que representan el saber humano de hoy,
tienen una singular y formidable tarea en beneficio humano qué
cumplir. Es un reto formidable para la Humanidad, desde el nivel
individual de las personas hasta los organismos humanos de todos
los niveles.
4.3.1 ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LOS CAMBIOS
EN EL COMPORTAMIENTO DE LA NATURTALEZA
POR ACCIÓN DEL HOMBRE.
Si aceptamos que el comportamiento de la Naturaleza es la
respuesta rígida, “irracional”, tajante, inmediata, a la acción de
una Humanidad que todavía no ha sabido asimilar el regalo de la
evolución natural, y el sentido trascendental de su cultura, de su
extraordinario cerebro con corteza racional, comportándose con la
misma rigidez de la naturaleza animal, “tronco” en que está
“injertada” su naturaleza humana, quizás podría mejorar nuestro
“diálogo” con ella, tratar de entenderla mejor y reconocer mejor
las opciones que le ofrece.
Los cambios climáticos perjudiciales, por ejemplo, deberán ser
considerados como consecuencias de pasos humanos que es
preciso rectificar. El calentamiento global que sabemos, en parte,
de dónde proviene, no ha generado lo peor. Por ahora son fuertes
nevadas en algunas regiones del Planeta, calores infernales e
incendios forestales espontáneos en otras, inundaciones en otras.
Observamos que, si seguimos como vamos, los casquetes polares
se van a derretir progresivamente; que las aguas del mar subirán
de nivel y van a inundar importantes regiones productivas
costeras. ¿Pero qué podemos esperar de la cantidad de agua que
puede absorber la atmósfera recalentada? Cuáles serán los efectos
del aumento de la nubosidad? Una atmósfera más caliente
absorberá más agua. ¿Florecerán acaso muchos desiertos? ¿Y qué
puede ocurrir con la población vegetal en otras regiones del
206
Mundo, particularmente con plantas de cultivo intenso
ampliamente necesitadas de radiación solar, con regiones de
bosque tropical, apenas ahora en proceso de colonización? ¿Qué
ocurrirá con la salud humana en hábitats mucho más riguroso que
el actual? Seguramente el hombre actual se aproxima a una
situación que puede ser mucho más seria que la que enfrentaron a
los pueblos pastores nómadas, antepasados nuestros, por ejemplo,
en el Asia Central, y que dio origen a muchas de las costumbres
que modelaron su carácter y como consecuencia, el nuestro, caso
concreto, el espíritu guerrero.
Ello obligará necesariamente a revisar la rigidez de instituciones
como por ejemplo, la manera de operar el Estado, el uso del
derecho de propiedad, el uso comunal de la tierra, la sedentaridad
y el nomadismo como conceptos de fijación, de afincamiento en
el hábitat, etc., que deberán ser según las exigencias concretas de
ciertas costumbres, de las industrias, del Medio. En el Africa, en
Mozambique, el control de las inundaciones del río Sambesi, por
medio de grandes embalses tomó un giro inesperado: La pesca
empezó a escasear y dejó de ser una fuente de recursos
alimenticios confiables para la población ribereña; las estaciones
de lluvia en que se inundaban y abonaban los terrenos, dejaron de
producir su efecto vivificador. La población, acostumbrada a las
migraciones estacionales a los territorios secos tras sus piezas de
caza en el tiempo de lluvias vieron bajar dramáticamente su
disponibilidad. Las plagas y las enfermedades tomaron una fuerza
inusitada que fue casi imposible de neutralizar.
Los cambios en el comportamiento del clima pueden modificar
radicalmente los valores económicos estimados de la tierra con
base en su aplicación y su productividad, los valores relativos de
las diferentes industrias, de los diferentes fuentes de medios de
vida. Afectará la vida sedentaria en muchos lugares, el tipo de los
asentamientos humanos, incluso los mapas políticos de las
naciones. Es posible que muchas economías dejarán de ser
sostenibles y deberá cambiar radicalmente la organización
productiva moderna de gran escala. Para todo eso y mucho más
debe estar preparada la especie humana en lo sucesivo.
207
4.3.2 LA HERENCIA
DE SU VIEJA CONDICIÓN ANIMAL
Uno de los grandes problemas que tiene que ser superado es el
tratamiento que le dan los hombres a su propio “territorio” y al
“territorio” ajeno. Nuestro animal humano es profundamente
territorial como lo son numerosas especies no sólo del territorio
físico, geográfico, sino de los “territorios” propios que él mismo
se ha forjado en otras dimensiones de la vida humana, como es la
del Espíritu, ya negándose a sí mismo su consideración para
afianzarse en los “terrenos” materiales que le conviene” o
desconociéndoselos a otros para invalidar cualquier argumento en
su defensa.
Un “territorio” celosamente guardado por los hombres es el del
propio fuero, el fuero de sus asociaciones, de su patrimonio
material y cultural, de su conocimiento y experiencia. En sus
relaciones con los demás, en el intercambio social el territorio
propio juega un papel preponderante. Las expectativas en los
resultados de los diferentes encuentros humanos están muy
relacionadas con la experiencia en el trato de que es objeto el
territorio de cada cual en su ejercicio vital. En la vida cotidiana
ocurre, muy a menudo, la “invasión” del territorio ajeno. Esa
invasión plantea en la consciencia del afectado el sentimiento de
ser agredido. Ello conduce a la pérdida de la autoestima, al
retraimiento, a los resentimientos, al rencor, al odio, al deseo de
venganza, cuando no a la confrontación violenta, a la abierta
acción defensiva.
Esas invasiones pueden tener infinidad de formas además de las
clásicas: Puede ser la del adulto que manosea, para su propio
goce, los órganos sexuales de un menor; la del varón que requiere
los servicios sexuales de una dama inocente o indefensa; la del
ladrón que se apodera furtivamente del bien ajeno, la del cónyuge
que dispone, de mano poderosa, de un bien común de la pareja
para bien propio; la del funcionario público que se extralimita en
208
el ejercicio de sus atribuciones legales; la de los socios que se
apoderan del patrimonio social de sus contrapartes; la de los
particulares que usufructúan en beneficio propio el patrimonio
público. A veces las invasiones se dan en situaciones confusas, en
situaciones desesperadas, de manera fortuita, pueden ser producto
de la improvisación, del descuido, sin que hubiese existido la
intensión de hacerlo.
Sin embargo otras veces se dan intencionadamente, a sabiendas
del daño producido y aún, con intención de hacerlo, con engaños,
con mentiras, con intimidación. Puede ser el producto de “serios”
proyectos políticos. Es allí donde pone en marcha el germen de la
violencia, donde se incuba el germen de la Guerra.
En la sociedad humana del futuro se impone el respeto del fuerte
para con el débil, del rico para con el pobre, del sabio para con el
ignorante, el respeto por los mutuos derechos. Los unos van a
tener que ser un recurso vital para los otros, y aquel
comportamiento es algo recíproco.
Más adelante veremos cómo en el pasado, por ejemplo la obra del
Descubrimiento genera una empresa de tremenda improvisación,
por no decir de inocente e insuficiente preparación, el desprecio
del conquistador por el americano, su intención de construir en
América una nueva sociedad feudal, explotadora, por medio de la
servidumbre del indígena. Ello produjo en América el colapso de
la economía del Nuevo Mundo durante los primeros diez años de
conquista durante el siglo XVI. En ese corto tiempo pereció por la
afección de enfermedades desconocidas como la viruela, y no
sólo por las penalidades y el mal trato, dos terceras partes de la
población aborigen. Es esta y no otras argumentaciones, la que
señala el motivo de la venida de los africanos a América. De la
misma manera, veremos cómo el colapso del Estado español en
tiempos de Carlos III rey de España (Carlos V emperador de
Alemania), se desencadena en el siglo XVII, como consecuencia
del manejo que le dio el monarca a la economía española, a pesar
de que España era entonces la región europea donde se había
desarrollado más la actividad comercial y manufacturera.
209
El que no se repitan en el mundo esas catástrofes, el que se
obtengan frutos positivos de los intentos hechos de encuentro
humano para asegurar la supervivencia, para lograr mejoras
sustanciales en el nivel de vida general, debe ser el motivo por el
cual sea respetado el espacio de cada cual, <<su “territorio”>>; se
dialogue, se lleven a cabo labores diplomáticas, de arbitraje
honesto, se consulte la jurisprudencia y se apliquen en la
administración de la cosa pública, de la justicia, las enseñanzas de
la experiencia, de la Historia; se suscriban compromisos y
tratados serios y duraderos, de estricto cumplimiento.
4.3.3 PODRÍA SER LA GLOBALIZACIÓN,
COMO HA SIDO PLANTEADA,
ACASO UN ENORME E IMPRÁCTICO ABSURDO?
¿Tiene sentido que el mundo entero, “como un todo”, lo que no
parece muy realista, dedique un gran esfuerzo a un proyecto de
integración económica, que puede ser un enorme absurdo?
La experiencia muestra hoy, cómo la “cultura” económica que se
gesta este momento en todo el mundo urbano, “globalizado”
alrededor de la gestión económica y financiera de las grandes
potencias, cava la sepultura de los ideales democráticos, cava su
propia sepultura, generando el “mercado” de una sociedad
desadaptada, enferma y ansiosa, para el disfrute de su más
aguerrido, ambicioso e incondicional contendor que pueda
imaginarse, el Crimen. Ignorando su actitud suicida, despreciando
lo que no le interesa inmediatamente, pone poco a poco, empuja
poco a poco a la Humanidad, en manos de gente sin escrúpulos,
egoístas, sin compromisos con la Vida, menos con la vida
humana, sin un mínimo de conocimiento con relación al sentido y
al valor del trabajo productivo, sin un sentido claro de la
existencia humana, de la Vida, sin clara visión de sus
responsabilidades, sin el menor compromiso con el ser humano y
la Sociedad; de gente que ignora las consecuencias finales de lo
que hace.
210
¿Y cuáles son los medios que opone a toda desviación de sus
designios semejante cultura globalizadora basada en lo
económico? Con ello no hace sino “honrar” el uso ancestral de la
metodología de la Guerra, con todas sus consecuencias: Engañar,
mentir, y maquillar la mentira, hostigar, desorientar, interferir la
aplicación de la Justicia, la acción armada, la acción coercitiva de
la Ley, la cárcel, la alianza estratégica de fuerzas, todas ellas
represivas, con la esperanza de un escarmiento, que se ve cada
vez más lejano con la corruptela de las autoridades civiles, con la
venalidad de los jueces, con la impresionante renta de la
economía “subterránea” que sus secuaces manejan, en medio de
la confusión que reina por doquier, todo lo cual ha contribuido a
la construcción de un imperio económico de las “sombras”, la
cara oscura de semejante adefesio. No es un misterio, luego, que
los sectores no “controlados”, de las economías pequeñas
relativamente, de las naciones del planeta, caigan en las garras de
éste adefesio, haciendo casi imposible la vida institucional
normal. Es la experiencia que hemos tenido en Colombia por
muchos años, particularmente desde finales del siglo XX.
El hecho de que, movidos por la ambición, por la codicia, unos
pocos magnates pretendan un proyecto de economía globalizada,
como cosa propia, en un plan utilitario de gran envergadura, que
obedece solamente a sus códigos éticos, que afecta no sólo su
sociedad, su cultura, su espacio privado, sino los de los hombres
del mundo entero aunque no tengan consciencia de lo que está
ocurriendo, planteándola como una realidad inexorable,
respaldada por una dinámica de acción que ellos “pueden”
controlar (aunque solamente en los términos en que ellos se lo
plantean a sí mismos y se lo plantean al Mundo), pisoteándole los
derechos a miles de millones de hombres, embarcando a la
humanidad en un proyecto descabellado de producción en gran
escala insostenible al nivel universal, debe alertar al mundo
entero.
Si una sociedad como la norteamericana, en donde no escasea la
pobreza, con el 5% de la población mundial, consume el 30% de
los recursos energéticos actuales del Planeta, sería preciso que la
211
disponibilidad de recursos energéticos se incrementara veinte
veces, si se quiere que el mundo entero “disfrute” del mismo nivel
del gasto de vida. Sin embargo ello no es posible. ¿Cuál sería el
costo de toda esa energía? Se sabe que debería ser mucho más
costosa que la obtenida de las fuentes actuales. Además, la
aceleración del calentamiento atmosférico producido por la
emisión de gases subproducto de la combustión en miles de
factorías y millones de vehículos, lo mismo que la acumulación
de basura, entre otras cosas de los temibles desperdicios
radiactivos, producirían consecuencias ambientales devastadoras
Es absurdo pensar en una economía en indefinido crecimiento, en
una sociedad dedicada únicamente a la producción en grande
escala esperanzada en colocar su excedente en un mercado cuya
demanda es sólo una fracción de la oferta total. Finalmente la puja
será indescriptiblemente frenética, loca, demencial y grandes
cantidades de empresarios terminarán arruinados, sin esperanzas.
Los que sobrevivan saldrán del “juego” derrotados y deprimidos o
transformados en verdaderas fieras de presa. dispuestos al
desquite a cualquier precio y por cualquier medio: Otra vez el
Crimen, la Violencia y la Guerra en sus versiones más crueles,
despiadadas y destructivas conocidas, generando una arrolladora
espiral de caída del nivel de vida humano que no cesará de
decrecer y arrastrará consigo al mundo entero.
En fin. Es una idea impracticable. Una alternativa es la armónica
combinación de algunas economías en grande escala produciendo
volúmenes de producto a bajo precio destinadas al consumo
masivo, que indudablemente existe y de economías artesanales
dedicadas a la pequeña escala de productos de alta calidad y
variedad, para mercados locales altamente diferenciados y
personalizados. Pero ello nunca será posible si la “libertad” de los
grandes empresarios que promueven el desarrollismo actual
carecen de talanqueras éticas y morales, de reatos de conciencia
acerca de su responsabilidades sociales, si no tienen respeto por el
patrimonio ajeno, no solo en el orden económico, sino en toda la
extensión de costumbres, cultura, sentimientos vitales, sueños
íntimos de todos los pueblos, forjado con trabajo tan legítimo
212
como el suyo propio, extraído de experiencias tan valiosas como
las suyas y todo ello en un mundo que pretende ser “civilizado”,
“culto”, altamente desarrollado, respetuoso del Derecho y de la
Ley. Nunca será posible si su “pensamiento práctico”, sus
intereses personales, mediante el abuso de su poder, se impone,
de hecho, sin debate, sin discusión, solapadamente, poco a poco
para “no herir susceptibilidades”.
4.3.4 EL ETIQUETADO DE LOS HOMBRES:
¿UN SOFISMA DE DISTRACCIÓN?
En el mundo de la publicidad hay un concepto de capital
importancia estratégica al nivel comercial: La <<”Imagen
Corporativa”>>. Es una proyección, sobre el público, del
estereotipo caracterológico que, la empresa comercial interesada,
desea proyectar. Su propósito es, que sea conocida así, y en esos
términos. De esa manera establece lo que su clientela puede
esperar de ella. En la publicidad moderna esa imagen se busca dar
a conocer mediante el uso de símbolos válidos para que el público
pueda entender su proyección, pero, a menudo, hoy, ese mensaje
se da mediante procedimientos subliminales, de tal manera que el
sujeto no tenga consciencia de cómo llegó a su consciencia, y, en
la mayoría de los casos no pueda defenderse de su influjo.
Pero hay una aplicación que podríamos calificar de perversa:
Diseñar una imagen corporativa espantosa para asustar a la gente
y, justificar, no solamente una opinión adversa, sino, justificar el
ponerle un nombre asustador y evocador de aquella imagen,
promover la agresión, y aún hacer señalamientos acusadores y
mover a otros a la acción. ¿En qué medida, estamos asistiendo,
cuando se habla de <<Terrorismo>> por ejemplo, al intento de
hacer sensible al público, frente a un fenómeno, que, por otro
lado, no es más que la consecuencia de lo que nosotros mismos
estamos haciendo? ¿Es correcta esta apreciación? Es posible que
el estereotipo de conducta que describe esa imagen corporativa no
sea más que una “cortina de humo” que encubre de nuestra vista a
la verdadera Realidad; que el sujeto cuya imagen se pretende
proyectar, nunca esté dispuesto a seguir los presupuestos y
213
lineamientos de esa imagen. Es posible que esa imagen, entonces,
no nos permita visualizar y juzgar correctamente la dinámica de la
auténtica realidad, que sea, entonces, solamente una forma de
manipulación de la información que el público merece tener, pero
de manera veraz. Dentro del contexto de las relaciones humanas
debe ser una práctica manejada con suma prudencia.
Empecemos nuestra reflexión:
Aún en los grupos familiares más unidos se perfilan los contrastes
entre los perfiles de la personalidad de sus miembros. De allí que
al nivel práctico la armonía no será nunca perfecta. Obviamente
hay confrontaciones, choques, pero en el juego de la Vida hay
espacio reservado para lo personal, los proyectos propios, la
posibilidad de labrarse su propia suerte de vida. Por lo general,
hay respeto mutuo que “lubrica“ las diferencias, Hay afinidades
que unen, sigue habiendo solidaridad y su influencia se abre como
las ramas de un árbol. En común quedan un consenso general de
buena voluntad mutua, de sincero e incondicional interés en
apoyarse, de buenos deseos para que el éxito que se propone cada
cual en sus tareas sea una realidad.
En el transcurso de la Vida, de la Historia, ese espíritu se
desarrolla también. El clan, la tribu, la nación no son otra cosa
que extensiones de aquellos vínculos de parentesco que se
desarrollan de diferentes formas, según el contexto cultural,
producto además de la experiencia vivida en el medio natural. Los
usos exitosos hacen costumbres exitosas, leyes exitosas y, por
supuesto, personalidades exitosas que encajan dentro de ciertas
condiciones de vida.
Sin embargo, hay un problema no resuelto enteramente todavía:
¿Cómo conciliar las diferencias en la manera de ver la misma
Realidad, cuando esos grupos humanos se encuentran con otros
grupos diferentes? La Ciencia nos plantea ya que los estadios de
vida estables, dentro del contexto de la Evolución de las Especies,
son el resultado logrado del encuentro de algunas formas de vida
inferior. Para el caso que nos ocupa, podríamos decir que la
realidad de las comunidades humanas como la familia, el clan, la
214
tribu, la nación, son el resultado del encuentro exitoso de la pareja
que les dio origen, de los miembros que se integran exitosamente
en formas de vida de un orden superior. ¡El entender que cada
cultura de todas las que existen, es en el fondo, una expresión
vital codificada, expresada en símbolos que es preciso
comprender para saber qué significa, puede ser el primer gran
paso en aquella dirección!
Dentro de aquellas organizaciones, que son verdaderos
organismos vivos, tengamos o no, consciencia de ello, hay en su
estructura principios de orden que no funcionan en otras. Por
ejemplo, Entre los pueblos americanos y los más antiguos pueblos
del Medio Oriente, la línea de parentesco reconocida era la línea
matrilineal. Con la invasión de los pueblos arios desde sus
territorios de origen al norte del territorio Indio, aproximadamente
unos 4.500 años antes de nuestra Era, vino la línea de parentesco
patrilineal. Ello implicó una revolución en términos de la
estructuración de sus sociedades, de su misma visión de la
Realidad. Quedaban marcadas diferencias muy grandes, entre
muchas cosas, en la forma de interpretar a sus deidades. En el
primer caso a sus deidades se les reconocían atributos propios de
la feminidad y en el segundo, se les reconocían atributos propios
de la masculinidad. Grandes conflictos de carácter religioso, entre
otros, se desataron entre las concepciones de los pueblos más
primitivos de la región y las de los más modernos, muchos de los
cuales han llegado hasta nosotros a través de la tradición hablada
registrada en los antiguos Libros Sagrados, referida
particularmente en este caso a los pueblos de origen judío.
Indudablemente, esas situaciones debieron conducir a odios
imperecederos, deseos de venganza viscerales, sentimientos de
frustración
inconmensurables,
ambiciones
y
codicia
inimaginables.
Desde épocas prehistóricas, principalmente entre pueblos pastores
nómadas de la región eurasiática, en el proceso de buscar
alimento para sus ganados, se dieron encuentros, muchas veces
desafortunados, principalmente en el evento de sufrir el rigor de
climas demasiado inhospitalarios. Las relaciones entre pueblos
215
que competían en cierto momento por las mejores fuentes de
alimentos y sin conocer forma de vida alguna dentro de fronteras
bien establecidas, tuvieron que desarrollar sus actitudes guerreras
para alcanzar, en el mejor de los casos, un espacio propio apoyado
en un equilibrio de fuerzas entre vecinos. Esporádicamente, ese
equilibrio era superado, como ocurre hoy en día entre nosotros,
por algún invasor más fuerte, o por una innovación técnica, para
cambiar por completo el mapa político y cultural de la región. De
esa manera en un prolongado período de la historia, Rusia llegó a
asimilar varios pueblos de aquellos, otros se fueron extinguiendo
y entonces se fue haciendo dueña de Siberia. Históricamente
sabemos que otros pueblos de la región fueron a parar
comprimidos y en permanente estado de convulsión, a una
pequeña faja de terreno, en la región del Cáucaso entre el Mar
Negro y el Mar Caspio.
Más adelante le dedicaremos un espacio al planteamiento de
testimonios que pueden arrojarnos luz sobre la naturaleza de
aquellos conflictos, sobre los caracteres de la personalidad que
esos conflictos han plasmado en aquellos pueblos, de los cuales se
derivan gran variedad de formas de comportamiento humano, que
en el mundo de hoy sirven para describir clichés de hombres, de
países, de naciones, de diferentes grupos humanos, de
organizaciones
políticas,
para
hacer
discriminaciones,
señalamientos, culpabilidades, reprobaciones, para alinear y
movilizar pueblos y naciones como aliados o enemigos, para
desacreditarlos o exaltarlos, para escarnecerlos, estigmatizarlos
enfrentarlos, abrirles o cerrarles su espacio político, combatirlos
cruentamente, etc.
Para quienes desconocemos la Historia, incluso la historia
reciente de no más de doscientos años atrás, de algunos de esos
pueblos asiáticos, no entendemos cómo la economía campesina
de países como Birmania, como Paquistán y Afganistán se basa
en gran proporción en la industria del opio, un estupefaciente que
asola a las sociedades asiáticas, a la juventud rusa y europea
principalmente. Muy probablemente el proyecto de penetración y
lucha política y militar de los movimientos marxistas leninistas
216
con que hemos estado en contacto nosotros, con toda la crueldad
que revisten a nuestros ingenuos ojos, pueden haber sido
consideradas muy razonables a los ojos de sus proyectistas.
Solamente la experiencia que hemos vivido, podía mostrarnos
cuánto podía bajar nuestro nivel de vida, cómo podrían
degradarse las costumbres en nuestra población, con la
introducción de prácticas como el secuestro, la extorsión, el
chantaje, la mentira, el engaño, el disimulo, la amenaza,
justificadas por ejemplo, como implementos de lucha política
irregular, no convencional, destinada a “redimir” al Pueblo de sus
explotadores”, en una nación que se preciaba de vivir en un
ambiente sano, de cientos de años de adoctrinamiento cristiano.
La apertura al exterior de nuestro mundo, si hablamos de las
comunidades humanas que viven en el territorio de Colombia, sin
lugar a dudas, les han reportado grandes beneficios; sin embargo,
las enfrenta también a un reto: a confrontar obligatoriamente la
influencia de nuevas costumbres, quizás, imposiciones
indeseables de nuevas prácticas de vida social. En el continente
asiático se han dado culturas milenarias ilustres de donde han
llegado a nosotros nuestras mejores prácticas en la vida cotidiana
y en el intercambio social; pero también hemos heredado
prácticas de pueblos muy primitivos, cuyo ambiente demasiado
difícil, les negó las requeridas oportunidades de desarrollo.
Más aún, la conspiración de hoy, las amenazas y la intimidación
en la práctica política, son el producto de la afinación en su más
perversa aplicación de la Violencia a favor de su principal
finalidad: el dominio absoluto del enemigo. Son armas que han
sido “importadas” por diversos movimientos políticos, como
decíamos, a nuestro ambiente, con aceptación, por ser recursos
eficaces de competencia política, como fieles expresiones de
aquellas primitivas culturas, que estorban, realmente, nuestra
evolución social. Una de aquellas armas es la llamada “guerra de
guerrillas” y todo el andamiaje institucional que la apoya, cuya
eficacia puede estar asegurada en el seno de sociedades afectadas
217
por grave deterioro institucional, por la acción de la corrupción,
por efecto de los gobiernos tiránicos, etc.
En nuestro tiempo está plenamente vigente el uso de clichés para
identificar y descalificar al enemigo. Stalin y Hitler hace setenta
años usaron la estrategia de la propaganda política para justificar
frente a amigos y enemigos sus regímenes de terror empleando
este artificio para manipular la mente de sus amigos y enemigos,
para construir opinión a su favor y desprestigiar a sus enemigos.
Si bien es cierto que en el mundo contemporáneo conviven
trabajosamente pueblos modernos y primitivos, donde se da toda
clase de prácticas económicas, sociales y políticas, incluso las
más viles, es preciso reconocer que la Cultura en Occidente ha ido
evolucionando aún con sus dificultades, hasta cambiar por
completo las expectativas de muchos de sus pueblos, enfrentados
hasta hace poco en las guerras más sangrientas vividas por el
Hombre, para comprometerse en un ambicioso proyecto de
unidad política, tras el propósito de convivencia pacífica.
La experiencia de los Estados de la Comunidad Económica
Europea, la forma como se va desarrollando su modelo, con pleno
respeto de las nacionalidades y de las pequeñas comunidades de
población, es inmensamente estimulante para nosotros y nos abre
un horizonte muy prometedor en cuanto a la solución de muchos
de nuestros grandes y viejos conflictos.
Teniendo bajo nuestra mira aquella monumental tarea, y teniendo
en consideración sus logros, vale la pena tener en cuenta la
depuración de que han sido objeto las costumbres políticas en
Occidente, destinadas a generar apoyo en la población; la
madurez alcanzada en muy pocos años por el modelo socio –
político adoptado, por acuerdos generales, para iniciar la
consolidación de bloques de intercambio comercial regional, con
miras a la integración política, y la depuración ética de las
costumbres en el manejo de los asuntos públicos como objetivos
deseables de la política, todo ello desarrollada a partir del Estado
218
y de la Empresa Privada, en todo el Mundo, pero particularmente
con resonante éxito en Europa.
Obviamente, nada de aquello es perfecto, y allí también hace su
agosto la “ola globalizadora” desencadenada con particular furia
luego de la caída del “Muro de Berlín” en 1991, lo mismo que la
“invasión” del Crimen Organizado, que succiona de ellos
inmensos recursos financieros a través del comercio de
estupefacientes, la trata de blancas, el juego, entre muchos otros
negocios, para financiar la conspiración y su prepotente influencia
sobre las sociedades menos desarrolladas del Planeta..
Desafortunadamente, frente a aquella experiencia casi insólita, los
estadistas y los empresarios de la Política y la Economía, en
nuestro hemisferio, han sido menos capaces de superar los sendos
paradigmas de “malas costumbres”, diría mejor, “usos primitivos”
en la vida, cotidiana, y en la política, que mantienen vivos
conflictos que amenazan constantemente la convivencia de
pueblos y Estados. Me atrevo a plantear que el problema generado
por la intervención unilateral de los EE. UU. de Norteamérica en
Afganistán e Irak, luego de sufrir duros golpes propinados por la
acción de terroristas fundamentalistas árabes, en aquel famoso 11
de septiembre de 2001, y el conflicto político que vive Colombia
con las Farc, que pretende ser capitalizado por el gobierno
izquierdista de la vecina República de Venezuela, con ambición
de extender su área de influencia, en beneficio de su proyecto
“bolivariano”, de llevar el socialismo de corte chavista a las cinco
repúblicas bolivarianas, aprovechando estratégicamente algunas
coyunturas económicas y políticas actuales, encajan
perfectamente en el contexto del tema que tratamos aquí.
En ambos casos, la adopción del epíteto de “Terroristas” para
identificar y descalificar a movimientos políticos como Al Qaeda
y Farc, comprometidos en una “guerra irregular”, que realmente
no se salen del marco de las viejas costumbres guerreras típicas
para enfrentar fuerzas más poderosas que las propias, puede
encubrir la esencia del problema: Se busca acaso estigmatizar el
procedimiento de hacer la guerra para que ésta sea, menos
219
inhumana? O por el contrario, se busca adoptar un argumento
jurídico para mantener el privilegio político de que algunos
sectores sociales mantengan el control total de la Sociedad, sin la
participación de todos?
Cuando aparentemente se tiene el poder en la mano, puede servir
semejante tratamiento para justificar posturas a las que no se está
dispuesto a renunciar, para alejar de todo crédito público, de toda
ayuda local o extranjera a los protagonistas de rebelión, o
simplemente sirve para tender una cortina de humo sobre
intenciones que quieren mantenerse a cubierto del conocimiento
público.
Pero como ha ocurrido siempre, aunque el estigma y el descrédito
llegan a desvalorizar ciertas opiniones, a desestimar ciertos
argumentos, ciertas posturas, a cerrar todo cause de diálogo
creíble, toda posibilidad de clamor, de comunicación, ello
solamente logra contener energías que no tienen cómo disiparse, y
menos cómo invertirse positivamente; esa forma de enfrentar los
conflictos termina siempre en guerra o en violencia. Por ello, a
alguien habrá de tocarle paga el precio; y eso le sucederá,
generalmente a la parte más débil: la población civil, la gente que
vive en las zonas donde se desarrolla el conflicto, la población
más vulnerable e indefensa por su estado de pobreza, por su edad,
en los casos de la niñez y la ancianidad, por su estado de
dependencia, como el de los limitados físicos y mentales etc. Así,
sobre la injusticia, se han construido muchos imperios en el
Mundo.
En el mundo moderno acostumbramos descalificar las actitudes
de las personas y de la política con las que no convenimos, los
usos y costumbres que riñen con nuestros principios éticos y
morales; hemos inventado las cárceles para castigar a los
culpables de delitos que contravienen el orden jurídico de nuestras
sociedades, de nuestros Estados; hemos inventado el ostracismo
para quienes consideramos réprobos. ¿Qué buscamos con ello?
¿Mantener nuestro dominio o refinar nuestra cultura política? Y
además de eso queremos construir personalidades ideales,
220
sociedades ideales, mundos ideales sobre las bases endebles,
sobre los fundamentos ilusorios de estados de consciencia, de
memorias, de culturas humanas que, dando todo cuanto pueden,
no satisfacen, ni en lo más mínimo, el exigente, el mojigato, el
escrupuloso “paladar” de los que dicen ser los hombres, de las
que dicen ser las sociedades “avanzados” de hoy. Y sobre esos
presupuestos ideales hemos querido construir mundos de ensueño,
felicidades “totales” de “hombres”, por completo, salidas de la
esfera de lo real.
Desde luego que esas utopías pueden ser propósitos de
extraordinaria significación humana, pero el trabajo para hacerlas
realidad, su implementación, no tienen otro remedio que partir del
estado en que nos encontramos, del Presente, tal como es, sea
vergonzoso o brillante, sea el producto de inmensos errores de
perspectiva histórica o de aciertos ejemplares en el trabajo de la
Cultura. Esté o no representada por muy diversos estadios de
evolución cultural.
En ninguna sociedad del planeta, en ninguna nación del planeta,
se han podido hacer ilusiones los pueblos como no se lo ha
podido hacer el nuestro, de que cuando abren sus fronteras al
comercio, al turismo, a la influencia externa, todo lo que pueden
recibir son estímulo para el “progreso”, riqueza, control de la
corrupción interna, hacernos a nosotros mismos más capaces, más
competitivos, ampliar nuestros horizontes de vida; con ellos
recibirán también motivos de frustración, de dolor, intentos de
dominio de fuerzas externas poderosas, manejadas con más
sagacidad que las propias, etc. Tampoco podemos esperar que se
pueda “blindar” la seguridad propia con normas de
comportamiento impuestas a la fuerza, y menos aún, en un mundo
superpoblado y congestionado como el actual, en que los medios
de transporte, los medios de comunicación, la necesidad de
desarrollo económico, las posibilidades del desarrollo científico y
técnico ejercen sobre las consciencias, sobre las estructuras
sociales tradicionales, una presión que supera, generalmente, toda
posibilidades de control, y que está generando cambios
221
impresionantes y casi impredecibles, en el modo de vida, en la
mentalidad de la gente, de una generación a otra.
Frente a esta realidad sólo cabe buscar la transformación del
Hombre, como tal, enriquecer positivamente, abundantemente su
consciencia de bien, abrir la sociedad a un intercambio abierto, a
una interacción de beneficio común, a la colaboración más amplia
posible en la búsqueda de opciones para construir un mundo
mejor, un mundo aceptable para todos, construido por todos y en
que todos seamos bienvenidos. ¡Esa transformación empieza con
la transformación tuya y mía, no con la transformación del otro!
Desde luego, esta postura en ninguna forma pretende descalificar
el esfuerzo de personas independientes y de sociedades enteras
por mejorar sus condiciones de vida, por salir del deplorable
estado de miseria en que se encuentran a lo largo y ancho del
planeta importantes contingentes de su población. Tampoco
pretende descalificar el esfuerzo por depurar la cultura de vicios y
endemias de orden ético y moral en el comportamiento de la
gente, en general. La evolución de la Cultura, como queremos
hacer notar en este trabajo, tiene un sentido claro y muestra logros
indiscutibles que es importante recordar. ¡Cuánta falta nos hacen
otros legisladores como Moisés, y como muchos otros visionarios
de la antigüedad, con sus “tablas de la Ley”, una imagen renovada
de Dios expresada en el lenguaje que entendemos hoy, que inspire
mejor nuestra fe en el Porvenir, de una Ley que recoja más
integralmente nuestras aspiraciones de bien humano, las
posibilidades que nos ofrece nuestra naturaleza y el contexto
natural en que nos movemos, y un plan de vida más coherente con
el plan evolutivo del Universo!
La Educación, incluso la educación pública, no ha sido
suficientemente masiva, y de la calidad requerida, ni siquiera en
los países más avanzados, como para preservar a la juventud,
como para sacarla del marasmo en que viven muchos de sus
padres, “hijos legítimos” de una civilización burguesa excluyente
y enferma, cuya pobreza de miras promete bien poco: sólo mucho
222
dinero y las mercancías que éste puede pagar en su “Sociedad de
Consumo”; como expresiones de toda aspiración a satisfacer.
Es importante que tengamos en cuenta, que el Estado y la
Sociedad Burguesa no son inventos arbitrarios de genios humanos
superdotados o iluminados, bondadosos o maléficos. Ambas
instituciones son el producto, la cosecha resultante de milenarias
experiencias de vida social en medios naturales muy diversos,
decantadas luego de múltiples errores y aciertos a lo largo de
largas historias de retos, fracasos y éxitos. Por lo mismo, no
podemos hacer caso omiso de aquellas instituciones sin renunciar
a recursos que remozados y bien estructurados pueden tener un
valor extraordinario en adelante, sin excluirse, aceptándose y
conjugándose.
La primera institución a la que quiero referirme, el Estado,
aunque en el presente no puede equipararse exactamente con el
“cuadro administrativo” de una sociedad, o institución rectora, ya
que parte de la dirección está en manos, también. de lo que se
llama la Economía Privada, directamente relacionada con los
negocios, con las empresas productivas, sí puede considerarse la
cabeza de la sociedad. Y en ésta, en la sociedad, se ha gestado ese
“cuadro administrativo” como entidad directiva y le corresponde
al Estado, como cuadro administrativo central, ser custodio del
patrimonio común de los asociados, de la integridad de sus
valores, etc.
la segunda institución lo que es la personalidad burguesa,
elemento que le da contenido a la sociedad burguesa, es una
consecuencia de la victoria de la revolución de los plebeyos en
contra de los poderes de las últimas monarquías absolutas
gobernantes en Europa. Se fundamenta en el trabajo artesanal
destinado a la producción de bienes de consumo y artesanías de
todas clases, desde objetos metálicos, de madera, de vidrio, hasta
tejidos, de todas clases, construcción, mobiliario, herramientas,
armamento, ciertos productos de la minería, joyería, etc., en el
Comercio, lo que le dio vida a muchas ciudades del desierto, y lo
que le dio vida a Occidente después del bloqueo de Oriente
223
levantado por acción de las Cruzadas, antes del Renacimiento. De
allí el carácter de su óptica ética. Ello fue el origen de muchas
fortunas, que financiaron, a su vez, reinos, campañas militares,
construcciones de nuevos imperios, etc., lo que empezó a darles a
sus empresarios gran poder. Sin embargo deja profundos vacíos
sin llenar en el abanico de posibilidades de las diversas y posibles
actividades humanas, todas necesarias para el pleno disfrute de la
vida por los hombres.
Lo que fue el producto de una experiencia milenaria, ya vuelto
ideología en los pueblos urbanos modernos, se enfrentó a muerte,
en guerra total, en la Guerra Fría durante todo el siglo XX con
otras concepciones, también ideológicas, de la Sociedad. Y en ese
enfrentamiento fue adoptada, en tiempos de Stalin, como política
de Estado de las potencias orientales, con amplia experiencia
social, e ideología socialista, la guerra por todos los medios
disponibles, la conspiración en grande escala al nivel
internacional contra todas las sociedades burguesas, lo que
conllevó al desarrollo de la guerra revolucionaria de guerrillas. A
la Guerra, con todos los aportes de crueldad de la experiencia
oriental, sumados a nuestra propia experiencia de degradación
bélica. Esa se volvió su manera típica de hacer política. Apenas
quienes hayan conocido la violencia vivida en Colombia durante
los últimos cien años, pueden entender la crueldad de los métodos
de lucha escogidos por sus actores, y la difícil tarea estratégica y
militar a la que se enfrentan las autoridades del país, responsables
de desarticular y hacer inviables sus organizaciones.
La refinación de estos procedimientos bélicos, tal como son
usados por los movimientos subversivos que han llegado al siglo
XXI, y calificados por las organizaciones supranacionales del
planeta, como “Terrorismo” los acreditan como propios de una
estrategia de Guerra Psicológica destinada a amedrentar, en gran
escala a la población civil para restarle respaldo, para quitarle piso
al Estado Liberal, hacerle muy difícil operar eficientemente, y
finalmente lograr su colapso a mediano o largo plazo.
224
En este caso muy concreto, en el conflicto colombiano, el uso del
epíteto de “Terroristas” contra grupos subversivos de las Farc,
mientras no sea evidente lo contrario, parece tener el objeto de
aislar políticamente a los actores que como ellos usan métodos
terroristas en sus conflictos políticos, dado el perjuicio humano
que producen, e, igualmente, busca desalentar todo apoyo que
sociedades legítimamente constituidas puedan aportarle a aquellas
políticas agresiva.
El manejo de este tipo de conflictos, hoy día, en que la idea es la
de defender, ante todo, la opción democrática, en la cual, lo que
importa es defender al ser humano con sus libertades
fundamentales, y sus derechos, el que se consoliden la existencia
y funcionamiento de sociedades pluralistas, en donde se respetan
las opiniones de todos y éstas se conjugan eficazmente para
conformar las decisiones del conjunto, el hacer descalificaciones,
segregar sectores de la población simpatizantes con las distintas
formas de oposición, así sean las más violentas, se considera, en
general, más ajustado al bien común que cualquier estructura de
poder forjada en la persecución hegemónica por el descrédito del
“enemigo”. En este caso, el conocimiento de la calidad de los
actores hace ya que el apoyo popular se incline del lado que
ofrezca más garantías, y no del lado de la parte, aparentemente
más fuerte, digamos, militarmente.
Es cierto que al nivel global hay fuerzas hegemónicas totalitarias,
autoritarias, que pretenden el control de la economía del Planeta.
Es posible llegar a pensar que solidarizarse, confiar en
movimientos internacionales que buscan canalizar las energías
humanas en forma constructiva puede ser algo utópico, tal vez no
muy realista. Pero institucionalmente hay también una
consciencia humana, e instituciones que buscan un futuro mejor
para el ser humano y esto es un sueño compartido por mucha
gente deseosa de que se convierta en realidad.
Así no funcionen perfectamente, así sean subestimadas por
algunos movimientos políticos, así el Estado burgués sea muy
poco sensible a ciertas formas de expresión de la vida humana, así
225
no se aparte de lo que son estrictamente los negocios, es decir,
que adolezca de una ópica demasiado estrecha de la vida humana,
olvidándose o dando la espalda a todo lo demás, la verdad es que
ha evolucionado y la experiencia política y las instituciones a que
ya hemos llegado, como la Organización de las Naciones Unidas
y la Corte Internacional de Justicia son una verdadera promesa
como expresiones de una sociedad libre y benefactora. Y el que
su plenitud se alcance para bien de toda la Humanidad depende
solamente del empeño de las diferentes sociedades humanas de
hoy en lograrla. En la visión política de los líderes, respecto del
cómo construir la Realidad del mañana, en su capacidad de
conducir a los pueblos y a las naciones hacia el objetivo soñado y
en la voluntad decidida de éstos, está el que la tarea emprendida
produzca los frutos buscados.
Estos días, principios del año 2008, asistimos, precisamente a
tremendos alborotos en las relaciones de Colombia con el país
hermano de Venezuela, en que se vislumbra un proyecto político
de su presidente, destinado a establecer un régimen socialista de
corte cubano, léase, de corte soviético, en el área de los países
bolivarianos (liberados por Simón Bolívar). Hace unos treinta
años, era tal el poder de los grupos insurgentes marxistas –
leninistas, era tal el esfuerzo invertido en adoctrinamiento de la
juventud en universidades y colegios de secundaria realizado por
el Partido Comunista Colombiano en las doctrinas marxistas
leninistas, y las demostraciones de fuerza ante, la población civil
colombiana, de movimientos sindicales, de instituciones
profundamente penetradas por esa ideología, como “Fecode”,
organización gremial que asociaba a los maestros, que al decir de
personas que entraban por esos años al mercado laboral, se
esperaba, con plena seguridad, el advenimiento de un régimen
revolucionario en Colombia, de esa tendencia, para la década de
los ochenta.
Sin embargo aquello nunca se dio. Entonces las ciudades no eran
tan pobladas, los campos colombianos poseían cantidades
mayoritarias de población, los medios de publicidad y
comunicación no se habían desarrollado tanto y la penetración
226
ideológica nunca superó mucho las áreas urbanas y algunas
regiones campesinas. Particularmente en la región central de
Colombia, en el Magdalena Medio, que había sufrido con mayor
rigor el efecto de la violencia guerrillera de las Farc y del ELN,
entre otros, como armas extremas favoritas que eran, de acción
política importadas en su totalidad de detrás de la “Cortina de
Hierro”, ocurrió que sectores importantes de población, liderados
por jefes resueltos a todo, se rebelaron contra un orden arbitrario
impuesto, en desafío del poder estatal débil, manejado por una
dirigencia acartonada, narcisista, ineficaz, ciega y oportunista.
¡El grueso de la población local no se dejó intimidar! Entonces, lo
que sucedió es inconcebible en aquella época, en que el Estado
colombiano se encontraba cercado, en manos de gente corrupta e
inepta para defenderlo y la población civil pagaba un alto precio
en pérdidas materiales, en vidas, en secuestros y en extorsiones:
Por el contrario, generó su reacción defensiva, en lo que puede ser
el origen de los movimientos colombianos de “autodefensas
campesinas” actuales, desafortunadamente, posteriormente
dominados por el narcotráfico el cual en los ochenta, culminaba
su máximo proyecto político de toma del Poder, y tuvo la osadía,
además de asesinar a un Ministro de Justicia, de usar el sistema
electoral colombiano y llevar, hasta las máximas instituciones del
Poder, la Cámara de Representantes, a uno de sus máximos
líderes: Pablo Escobar, igual que, como se ha comprobado
últimamente, con el apoyo de una facción guerrillera ya extinta, el
M-19, se tomó en un golpe de mano insólito y humillante para el
colombiano común, el Palacio de Justicia en 1995.
¡La guerrilla fue desalojada de aquel territorio, del Magdalena
Medio, por la fuerza, y nunca más logro asentarse allí!¡ Fue aquel,
también, el principio del final de un proyecto político
hegemónico, ambicioso, que sólo se entiende en el marco de la
Guerra Fría, que se montó sobre los esquemas de la “guerra
irregular” y que empezaba a ser derrotado con sus mismas armas,
con sus mismos esquema de acción militar!
227
La realidad actual de Colombia, su evolución política y las
realizaciones de las autoridades del Estado colombiano los
últimos seis años, sólo pueden entenderse desde esa perspectiva.
De hecho, una nueva generación de líderes políticos demuestra un
perfil de gestión política nunca superado antes. Es cierto que el
Crimen Organizado ha penetrado a la sociedad colombiana, en
todos los estratos sociales, desde los populares hasta la alta clase
dirigente. Es indudable que los negocios de narcóticos dejan
demasiado dinero fácil; pero en los niveles sociales populares ese
negocio marca la diferencia entre morir de hambre o tener alguna
comodidad. No es gratuito decir, y es la experiencia en Colombia,
que el proceso de globalización le ha dejado el terreno social
abonado con los suficientes resentimientos, frustración, y
desesperanza, y disimulado o confundido, entre expectativas de
otras opciones ideológicas, al Crimen organizado.
Muchos sectores de nuestros barrios populares urbanos se han
transformado en nidos de pandillas juveniles dedicadas al
sicariato y al negocio de la “droga”, lo mismo que se da la
actividad, abierta o encubierta en los sectores más exclusivos de
la Ciudad. El narcotráfico se ha vuelto un medio de realizarse
dentro del ideal calvinista del lucro y, en este sentido, para la
gente que se muere de hambre en medio del abandono de la
sociedad globalizada, la “única” alternativa que le queda a mucha
gente para alinearse a una economía fuerte, con opciones de
sobrevivir a corto plazo, es, en este caso, la alianza con el Crimen.
Desde esa perspectiva, igualmente, puede entenderse la dura labor
del Estado colombiano a todos los niveles, de “enderezar el
barco”, de cambiar las perspectivas de una sociedad que pudo
estar muy cerca del colapso; sólo desde allí puede entenderse la
difícil labor de desarticular bandas poderosas y bien financiadas
de las “autodefensas”, que se convirtieron en verdaderos ejércitos
privados al servicio de los “capos” del narcotráfico y sus
perversas empresas y derrotar los montajes gerrilleros apoyados
antes por la “solidaridad” de las naciones del otrora “Bloque
Socialista”, en oposición al “Mundo Libre”, con el que se
denominaban a sí mismos los países de la Alianza Occidental, y
228
hoy financiados por la misma industria de la cocaína, y hacer el
intento de ganar nuevamente el dominio territorial del país y el
“terreno” del espíritu humano y mantenerlo para la democracia.
El Estado colombiano no obstante, sin haber completado la
derrota de lo que queda de aquella iniciativa inhumana de un
movimiento político supuestamente dirigido a la redención de una
clase social vilipendiada y explotada como la clase obrera y
campesina colombianas, cosa absurda realmente, empeñado en
aterrorizar, en destruir el soporte físico y social de ese mismo
pueblo, se enfrenta a un nuevo reto estratégico – político, también
explicable solamente dentro del contexto de un nuevo capítulo;
quizás caliente de la Guerra Fría, y que puede representar, una
amenaza muy real a nuestra suerte como pueblo libre. Hablo de lo
que parece ser una nueva aplicación estratégica de los principios
de la guerra irregular con posibilidades de volverse guerra frontal
y abierta, con proyecciones abiertas a la conquista territorial, a la
desmembración territorial, a la enajenación patrimonial, a la
conspiración en contra de las instituciones establecidas, al control,
político de nuestra nación, a la apropiación de las energías de
nuestro pueblo, para nutrir con nuestros recursos naturales y
nuestros recursos humanos proyectos políticos con los que no
estamos espiritualmente comprometidos; para sustentar poderes
extraños dispuestos a poner en práctica cualquier forma de
despotismo, de tiranía, para llevar a cabo sus fines.
Esa aplicación de la teoría de la “política por otros medios” como
denomina Clauswitz a la Guerra, está ya en marcha dispuesta a
socavar y quebrantar nuestra fe en nosotros mismos, en nuestras
posibilidades como sociedad autónoma, independiente, libre.
Probablemente se trate de una nueva arremetida con la intención
de doblegar nuestra cerviz, de quitarle a nuestro pueblo la
voluntad de resistir, de quitarle todo piso a la legitimidad del
orden que nos rige, con lo cual, los enemigos del pueblo
colombiano lograrían descontar, en poco tiempo, la victoria que
poco a poco ha ido ganando a su favor la legitimidad del Estado
colombiano.
229
¡Ahora resulta que el jefe de Estado de un país hermano, elegido
legítimamente, movido por intereses concertados, nadie sabe con
quién, esgrime un proyecto nuevo, lo que es más absurdo todavía,
cuyo propósito es el de capitalizar la imagen de Simón Bolívar,
del “Padre de la Patria” (incluidas Venezuela, Colombia, Ecuador,
Perú y Bolivia), y justificar en su mito, un modelo político de
Estado que dista “años luz” del real ideario político bolivariano, y
más increíble todavía, que se plantea seriamente la idea de
alinearse al lado de lo que queda de aquella fuerza armada
hegemónica, despótica, tiránica, ya diezmada y desarticulada, sin
comprender, quizás, que el terciar en la deslegitimación de
nuestro Estado y nuestras instituciones políticas representa un
atentado, un acto de sabotaje, un acto fratricida en contra de
nuestra sociedad, empeñada en su consolidación dentro de las
normas occidentales del Estado Democrático de Derecho, con la
excusa de supuestas alianzas nuestras con Imperios económicos
extraños para atacarlo, desconociendo nuestra tradición jurídica,
respetuosa del derecho de los demás pueblos a su
autodeterminación, desconociendo nuestra disposición a evitar la
implementación de nuestras fuerzas armadas con equipo militar
ofensivo, por encima de sus requerimientos de orden interno.
¿Por qué lo hace? Tal vez quiera poner en entredicho la
consolidación de nuestra democracia, para reconocérsela a
nuestros verdugos de turno, lo que le quita soporte, en territorio
colombiano, a su voluntad de imponer en la región su iniciativa,
entre otras cosas intentando “comprarle” su soberanía, su libertad,
su alianza a otras naciones vecinas, transformando en
“mercancía”, objeto de intercambio económico, algo que no tiene
precio para el Hombre, la Independencia, la Libertad, a cambio de
favores, pagados con ingresos petroleros que deberían ser
respetados y considerados sagrados porque son patrimonio del
pueblo de aquella nación!
¡Simón Bolívar luchó contra el despotismo, contra la tiranía!
Luchó por la libertad de nuestros pueblos, sometidos a un
régimen de gobierno monárquico que ya no reconocía los
derechos soberanos del Pueblo y se había transformado en
230
monarquía absoluta; contra un sistema autoritario arrogante y
dogmático que se resquebrajaba y se hundía bajo el peso de su
propia ineficacia y bajo la acción eficaz de los ejércitos de
Napoleón!
Su propuesta es trasnochada y está superada ampliamente por la
evolución de la Cultura moderna, entre otros aspectos, la
experiencia de las sociedades civiles de composición plural, la
concepción actual del Estado, eje del “cuadro administrativo de la
misma”, la aparición de nuevas formas de estructura
organizacional que superan ampliamente el desempeño de las
primitivas, la evolución de la Ciencia y la Tecnología y su visión
del mundo y de nosotros mismos y el suministro de nuevas
herramientas que han revolucionado los medios de comunicación
entre los hombres.
¿Qué presentación tiene, el proyecto de un régimen político como
el de la URSS, que dice ser el modelo de las Farc, que
difícilmente duró setenta años, que se hundió bajo su propio peso,
que se estructuró rígidamente alrededor de principios
organizacionales infuncionales y ya desuetos, que generaron la
corrupción por doquier, que se cerraba a toda réplica, que
conspiró en grande escala al nivel internacional contra los
derechos de muchos pueblos del Mundo, que se apoyó en la
práctica del terror, y el desconocimiento de todos los derechos
humanos confiado en el poder intimidatorio de su poder militar,
que propició setenta años de atrocidades, la deportación en masa
de pueblos enteros de su lugar de origen para quebrantar su
resistencia, que estableció el sistema carcelario más inhumano y
más poblado del mundo, un tercio de la población muerta y otro
tercio esclavizado y destinado a los “trabajos forzados”,
solamente en la época de Stalin?
Todo aquello fue denunciado entre otros, hace años, por el
novelista ruso Alekzander Soltsenisin, en su novela documental
“Archipiélago Gulag” y casi olvidado, desgraciadamente, por las
generaciones actuales. Se documenta en distintas fuentes
231
detalladamente, pero aporta el testimonio de sus propias
experiencias.
¿No es suficiente aquella horrorosa historia para anonadarnos ante
ella, para perder toda confianza en el destino que ese tipo de
proyectos políticos nos depara? ¡Pues eso, justamente, por
experiencia propia, es lo que le ha ocurrido al pueblo colombiano,
que casi llegó a naufragar en el pasado cercano, por causa de las
luchas políticas internas entre los llamados partidos tradicionales,
y una de sus conquistas sociales más preciadas es el sentirse
entrando definitivamente en la senda de la convivencia pacífica!
Sin duda, uno de los mayores logros, es el de haber conseguido,
en una apertura y un acuerdo sin precedentes de su clase política,
que se concretara, como una realidad prometedora la Constitución
política de 1991, con el reconocimiento de la pluralidad de
pensamiento de los colombianos y el establecimiento como norma
básica los derechos fundamentales de la Persona Humana
Vale la pena aquí, para una mayor comprensión del lector, que
abordemos una reflexión respecto de lo que es la práctica del
terror y de lo que es el socialismo como sistema social; además
hagamos una consideración sucinta de la genealogía de los
regímenes políticos que hemos conocido en Occidente,
particularmente a partir de la Edad Media. Con ello me propongo
explicar someramente mi postura al discutir este tema:
La marcha popular masiva del 4 de febrero de 2008, algo nunca
imaginado, en que unos 5 millones de colombianos se botaron a
las calles incontenibles en ciudades y pueblos colombianos y en
muchas ciudades del exterior, unas 140 o 150 de ellas, para gritar
sus consignas contra el terrorismo y contra las prácticas de las
Farc de arremeter contra la sociedad civil, poner en práctica la
ejecución de toda clase de crímenes atroces como el secuestro, el
ataque a poblados indefensos, etc., en su “guerra por todos los
medios”, que deslegitima definitivamente a la organización y a
los métodos inhumanos practicados por ella.
232
En términos muy generales, los siguientes conceptos fueron
expresados por el Dr. Jorge Ignacio Castaño Giraldo en el
“Seminario Tríptico para pensar al Hombre en Conflicto”
Universidad EAFIT, en Julio 26 del 2007: La evolución del
Estado colombiano no es arbitraria. ¡La institución estatal en
Occidente evoluciona hacia la democracia, no hacia el
totalitarismo! El Estado colombiano lo hace en el marco del
desarrollo de esa Institución en Occidente y del Derecho
Internacional Humanitario, en que se tipifica, en orden a la
opinión de las mayores autoridades en materia jurídica, el
concepto del terrorismo, partiendo de la experiencia y las
consecuencias del derrumbe de las torres gemelas de Nueva York.
Es un concepto nuevo. En la práctica, si la guerrilla de las Farc
dejara de comportarse como terrorista, le permitiría ser
interlocutora en una negociación. Si los poderes del Estado, si las
Cortes se dividen, si no son coherentes, si le siguen el juego a las
Farc y llegan a sacrificar las instituciones, los intereses de la
Nación, por aproximar lo que piensan de la realidad a lo que
aspira un actor armado, tal como ellas, así sea por lograr un
acuerdo humanitario, es darle nuevas opciones, es perder lo que
se ha ganado en términos políticos, en los que la guerrilla ya ha
sido derrotada.
La gente tiene sus derechos y eso no se puede cambiar. Sin
embargo, el Estado tiene sus intereses muy concretos, dentro de la
cultura en que se mueve y respecto del contexto en que se da el
costo humano de su realización. ¿Puede pensar el Estado,
entonces, en aceptar que la amenaza para la suerte de cuarenta
millones de personas, que pueden caer en las manos de una
hegemonía demoníaca como aquella, es un precio justo a pagar
por la liberación de 700 o más secuestrados “canjeables”, que son
“fichas” con valor político para presionar a cambios en su estatus
legal, y de varios miles, cuya vida ha sido convertida en
“mercancía” y solamente se les devuelve a sus seres queridos
previa cancelación de su “valor de mercado”? ¡La respuesta se la
dejo al lector!
233
Pasemos a la consideración del Socialismo. Como ideología es
una cosa y como experiencia existencial es otra. Max Weber, en
su “Economía y Sociedad”, Fondo de Cultura Económica México
1964, plantea diferencias muy grandes entre lo que él llama
“comunidad” y lo que llama “colectividad”, términos, que como
muchos otros, se usan en la retórica política muy impropiamente.
Lo que conocimos en el socialismo de la URSS y en otras
experiencias nacionales, no es la experiencia de un “Contrato
Social”, sino que es el producto de una imposición total, del uso
del Poder de manera “totalitaria”, sobre una población que, se
considera, por encima de cualquier realidad, que la “autoridad” no
está dispuesta a respetarla. Masificada totalmente, su situación es
el producto de la coacción masiva, a la fuerza, de una población
despojada de todo derecho, y en este caso concreto, de todo
derecho de propiedad entre otros; que pierde, además, toda
iniciativa y que tiene que plegarse a las órdenes del Estado o
sufrir su acción sobre sí. Eso se refiere al comportamiento de una
colectividad, aunque no anárquica sino bajo control total del
poder dominante, en el que va desapareciendo o
empobreciéndose, por completo, la personalidad, la consciencia
de cualquier identidad, toda responsabilidad del sujeto.
Históricamente los “jefes” de esas colectividades son déspotas,
caudillos, y tiranos que coaccionan a la gente indefensa e
impotente, generalmente mediante la intimidación en todas sus
formas, mediante el “Terror”, como ocurre hoy entre nosotros.
Como experiencia existencial, conocemos muchas categorías,
incluso, de comunidades humanas, cada una con su propio fuero,
en las cuales se inscriben los fueros de otras de orden inferior,
hasta llegar a los sujetos humanos, cuya personalidad e identidad
se entienden precisamente en referencia a la comunidad en que
están inscritos. Podría hablarse de familia, de vecindad, de vereda,
de municipalidad, de provincia, de clase social, de gremio
artesano, de nación, etc. En una sociedad bien estructurada y bien
armonizada, las relaciones entre todos esos conjuntos, y entre
ellos y las personas obedecen a normas de carácter ético que
comprometen a todos y deben ser respetadas para bien de todos.
En este caso concreto, la población no está masificada, tiene una
234
estructura orgánica. La gente no ha perdido su identidad, no ha
perdido la consciencia de su posición respecto de los otros, de su
historia, del juego que le corresponde para el porvenir.
De la comparación de estas realidades, definidas aquí de una
manera muy sucinta, podemos deducir, que el socialismo como
ideario teórico puede tener infinitas variaciones, según la
personalidad y experiencias de quien lo elabora o lo “vive”, pero
en referencia a un conjunto real de población, representa, en el
fondo, una simplificación de la realidad. La experiencia de la vida
urbana, en la ciudad poblada de personas de diverso origen, con
su comportamiento típico, tal como se da desde finales del siglo
XX, concretamente desde 1968, inicia su influencia a primar
sobre las culturas en general, aún por encima del influjo de las
diversas formas de asociación comunitaria tradicional, como
escenario importante de la cotidianidad que es la Ciudad, y nos
muestra la tendencia a la masificación, a la anarquización de la
población que ocurre en el medio urbano.
Entonces, en la Ciudad, aparecen las personas, cada una de ellas
con la personalidad forjada en su “lugar” de origen, como
“materia prima”, como masa “maleable” en manos del artista, del
filósofo, del pedagogo, del sacerdote, del conductor político, del
estadista, del constructor de civilizaciones, …. o del tirano; ya
para construir, a partir de ella al hombre del mañana, a la sociedad
del Porvenir, o para frustrarlos.
¿No es cierto que allí es visible una tremenda responsabilidad de
quienes manejan los distintos poderes en la sociedad de hoy?
¡Cada personalidad contiene en su consciencia, los caracteres de
su cultura concreta, y ésta sirve de base a una posible sociedad
holística en que se manifiesten esos caracteres, u, ojalá no llegue a
ocurrir, con su desaparición, o si persistimos en nuestras luchas
por imponer nuestros valores hegemónicos, a la creación de una
manada de esclavos! ¡La Naturaleza nos enseña que no construye
la evolución necesariamente sobre la “ruina” de los logros
anteriores. El avance se da sobre lo ya construido.
235
Y veamos ahora una perspectiva, sucinta también, de la
genealogía de las ideologías y usos políticos modernos:
A pesar del imperio de la Iglesia Católica Romana en Europa,
hasta finales de la Edad Media, tiempo en el cual se desarrolla el
pensamiento escolástico, hasta culminar en el pensamiento de
Tomás de Aquino, expresado magistralmente en su “Suma
Teológica”, no logra ésta, ni siquiera con su política del Terror,
que no es otra cosa que su “Inquisición”, cambiarle
sustancialmente su manera de ser a la mayoría de la población
europea; logra hacerlo, en sustancia, solamente con la nobleza y
con la aristocracia, las capas altas de la Sociedad que cuentan,
entonces, como soportes casi exclusivos de la Cultura.
En los vericuetos de la Política, en el laberinto de los intereses de
los señores de la sociedad feudal, y en los postulados de la
doctrina cristiana, expuesta en los términos más dogmáticos,
queda enredada la hebra del mensaje de Jesús, una de las
vertientes de la sabiduría oriental que había logrado transformar
sustancialmente el espíritu del Pueblo Romano. El movimiento
renacentista, que cuestiona profundamente el sentido del hombre
según era considerado en la sociedad medieval europea,
básicamente, luego de asimilar las enseñanzas de otra vertiente de
la sabiduría oriental proveniente de la experiencia comercial, que
dan algún fruto en el desarrollo de la actividad artesanal e
incipientemente industrial, produce nuevas actitudes frente a la
realidad del Mundo:
Los forjadores de grandes fortunas obtenidas en la actividad
mercantil se convierten en los poderes detrás del Poder de las
realezas, financiando sus empresas de conquista, sus imperios y la
consecución de privilegios y de nuevas coronas. Las cabezas
visibles de la Iglesia se relajan y asumen conductas libertinas. Se
hace manifiesta, en forma incipiente, la consciencia de la clase
burguesa, que se va desarrollando a través de la institución de los
gremios y aparecen, entonces, las primeras fisuras que distancian
el profundo espíritu teutón del laxo y superficial de los latinos. Es
el principio del fin de la Cultura Occidental, tal como se conoció a
236
finales de la Edad Media, es el rompimiento del eje de la Cultura,
con la aparición del cisma Protestante, cuyo epílogo se cumple
con el nacimiento de la República Francesa luego de la famosa
Revolución burguesa de l782, al mismo tiempo con el nacimiento
de la Nación norteamericana con su modelo de revolución social
en 1776, y con los primeros pasos en Inglaterra de la famosa
Revolución Industrial, que ya es un hecho en 1830.
Allí quedan definitivamente separados además, los asuntos
relativos a la espiritualidad de la Religión y los asuntos profanos,
relativos al Estado burgués, ya secularizado, que se mueve
alrededor de los principios de lucro de Calvino, o establecido
claramente el conflicto entre los poderes de la Iglesia Romana,
como Poder Temporal y el Estado, ya secular como en Francia o
ya integrado a iglesias disidentes, cismáticas, como es el caso de
Inglaterra, a la Iglesia Anglicana, en que la jefatura de ambos
reside en el Monarca.
En medio de aquella situación surge la consciencia de clase
obrera, que es, obviamente, posterior a la consciencia burguesa.
Engels y Marx son testigos y se aterran con la dura experiencia
del trabajo de los niños y las mujeres en las primeras ciudades
industriales como Manchester y Londres y las condiciones
inhumanas de vida en los primeros barrios obreros conocidos allí.
Es como si los empresarios de nuevo cuño burgués, inconscientes
de otras aspiraciones humanas, hubiesen actuado exclusivamente
movidos por los resortes de su codicia, de su afán de lucro, de su
afán de capitalizar, para sí, toda la plusvalía generada en el trabajo
de todos los asociados en él.
La “mano de obra” de los talleres miserablemente compensada,
provenía de miles y miles de campesinos desplazados del Campo,
a quienes una nueva clase de ricos comerciantes de tierras que se
habían enriquecido, muchos de ellos, con los negocios del opio en
Asia, y compraban masivamente sus propiedades. Otros se
enriquecían con los negocios navieros, apoyando al Imperio
Inglés en el disfrute del monopolio comercial en los mares, y
otros montaban explotaciones mineras de carbón y acero para
237
construir máquinas de vapor y telares para los talleres textileros,
líneas férreas, locomotoras y trenes, y disponer de energía para
moverlos. Mientras tanto, otros se ocupaban del comercio de
esclavos negros y otros de las plantaciones de algodón de
Norteamérica, en especial antes de su independencia.
Con algunos intentos fallidos, como el de 1848, la rebelión obrera
contra aquel trato tuvo su “disparador” en 1905, cuando, como
consecuencia de la Guerra ruso – japonesa-, que perdió Rusia, el
Estado, en cabeza del Zar, se vio imposibilitado de aportar
alimentos suficientes para abastecer a la población que se moría
de hambre, y tuvo la atroz idea de enfrentar la rebelión popular
con el ejército, “formado por los hijos del mismo pueblo”. El
resto de la historia es ya bastante conocida. La Revolución estalló
en octubre de l917, durante la Primera Guerra Mundial, y de allí
se expandieron por el Mundo las perversidades y las aberraciones
de la Guerra y la Política que yacían en el fondo del alma de los
hombres nacidos y afectados por las aciagas tradiciones culturales
de la región central del Asia, habiendo sido aquella, y el régimen
político que de allí emanó, uno de los más sangrientos que haya
conocido la Humanidad.
De la misma manera, la dureza del corazón del espíritu burgués,
nos recuerda la dureza de la vida humana marcada por las
enormes limitaciones del medio desértico, con el asalto constante
de las caravanas por “salteadores” que viven de su botín, y la
visceral competencia, que exigen al mercader el desarrollo de
habilidades de negociante que implican la conjugación
inverosímil de “virtudes”, como la exageración, la astucia, la
mentira, la dura disciplina del ahorro, el imperativo de lograr el
mayor lucro posible, etc.
Muchos personajes adquieren la categoría y sobrepasan a los
nobles, a los mismos monarcas en su poder financiero, logrando
que su poder económico influya de manera creciente, en los
poderes políticos del Continente. Solamente aquella circunstancia
se repite, en mucha mayor proporción, en el mundo urbano
moderno, dándole origen a la característica “individualista” de
238
algunas sociedades de la actualidad. Allí reside, muy
específicamente, el enfrentamiento ideológico de los regímenes
políticos que se fundamentan en los valores “colectivos de la
clase obrera”, y por extensión, de la campesina, y los regímenes
políticos que se apoyan en el carácter individualista de su
población.
Como vemos, este conflicto tiene raíces culturales muy profundas
y es preciso comprenderlo si queremos que la Sociedad sea viable
mediante un Contrato Social que contemple la realidad y
establezca un orden social justo y equitativo. Es perfectamente
claro y encomiable el ideal de que las costumbres se vayan
decantando, dejando atrás tanta perversidad como sea posible,
aunque este debe ser un propósito común y requiere mucho
trabajo educativo. Para mí, el despeje de aquel horizonte
halagador requiere que se atemperen la agresividad y la Violencia
y se establezcan claras referencias mutuas en el desarrollo de las
relaciones entre los hombres cuyas vidas se conjugan en esa
magna empresa.
Sin embargo, a pesar de todas esas consideraciones, quizás no
queda suficientemente ilustrado el problema. No queda nada
resuelto con ponerle a tal o cual movimiento, a tal o cual líder de
los enfrentamientos armados “etiquetas” que los estigmatizan para
que su culpabilidad sea obvia, como “Terroristas”, y tengan que
recibir sobre ellos toda la carga de rechazo y de desaprobación
ciudadanos, sean o no Frarc, sean o no Autodefensas, sean o no
Crimen organizado, sean o no izquierdas sean o no derechas, para
quitarle todo piso a sus pretensiones políticas, por ejemplo,
porque en sus nombres se han cometido crímenes, incluso los más
atroces.
Tampoco es suficiente escarnecerlos frontalmente, fustigarlos,
señalarlos, descalificarlos, con el resultado de que se empecinan
más en sus actitudes. En nuestro caso colombiano, el señor Hugo
Chávez, jefe del Estado venezolano y las Farc, reclaman que las
últimas sean retiradas de la fatídica lista de “terroristas, adoptada
por los países occidentales para orientar su acción política común
239
contra el flagelo del Terrorismo, ya que todos sus actos son
políticos, -justificados por el Derecho Político que califica,
explica y trata el “delito político”, un código legal desconocido ya
por casi todas las legislaciones del mundo occidental-.
En realidad, ningún país del planeta, particularmente los de la
Comunidad Económica Europea, y los grandes de América Latina
como Argentina Brasil y México, se sentirían muy estimulado
para adoptar la idea, lo que significaría para ellos renunciar a la
ayuda financiera, al apoyo estratégico militar, a los beneficios de
un intenso intercambio comercial, entre muchos otros beneficios,
siendo desobedientes a ese orden. Todavía más, esa política
antiterrorista fue construida sobre las cenizas calientes todavía de
las derruidas torres gemelas de Nueva York y la mortandad
producida por el atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001.
En reunión del Consejo de Seguridad de la ONU reunido en su
sede el 28 de septiembre del mismo año, se tomó la Resolución
No. 1373, de obligatorio cumplimiento para todos los Estados
nacionales del Mundo, para cumplimiento de la cual, fue
elaborada una lista de organizaciones que aplican
sistemáticamente el Terrorismo en su acción política.
En la práctica, esa posición, a pesar de todo, no es unánime
todavía, además, las decisiones políticas tomadas en los diferentes
Estados, sobre la base legal proveniente de lo acordado en el
máximo foro mundial con posterioridad al atentado del 11 de
septiembre del 2001, pueden ser aparentemente justificadas.
Pero es posible que los poderes que se apoyan en esas referencias
para su acción, se radicalicen también y den origen al abuso del
Poder; el uso abusivo de ese poder es una tentación muy fuerte,
hoy todavía, cuando no se confía en el otro, o cuando éste carece
de una consciencia clara de sus retos vitales, o si es, de cierta
manera, débil y no tiene posibilidades de interponer sus derechos
entre los poderosos y sus objetivos.
Allí se originan muchas de las hegemonías en la lucha política, a
cambio de una sana interacción social. Tales pueden ser los casos
240
siguientes: La renuencia de organizaciones como las Farc de
renunciar a sus métodos terroristas, la estructuración de grupos de
acción cerrados como los de los narcotraficantes y otros
empresarios del Crimen aunque sus negocios legales sean muy
importantes, con el fin de proteger la integridad de la totalidad de
sus empresas, y la decisión de EE. UU. de invadir a Irak.
¿Por qué incluyo aquí la invasión a Irak? Por lo siguiente: Ya
sabemos que los móviles originales que la causaron no resultaron
ser válidos. Además, al cabo de casi siete años de ella, se dan
hechos que el columnista de “El Mundo” de Medellín, Carlos
Mauricio Jaramillo Galvis denuncia: en un artículo que llama
“Transferencia de Soberanía” afirma: “Actualmente las semillas
que los campesinos [de Irak] tienen permitido plantar son
variedades “protegidas” por corporaciones transnacionales en
nombre de la reconstrucción de la agricultura y que tienen su
origen en Norteamérica (Mansanto, Sygenta, Bayer y Dow
Chemical), otorgándoles una patente o derecho de monopolio
exclusivo, utilizando una estrategia denominada Protección de
Variedades de Plantas (PVP), que exige, además, que las
variedades vegetales deben acatar los estándares de la
Convención UPOV (Unión Internacional para la Protección de
variedades Vegetales), la cual requiere que sean nuevas, distintas,
uniformes y estables” (El Mundo 13 de febrero del 2008, P. 2).
Irak, por tradición, es la despensa agrícolas del cercano Oriente, y
si entendemos que la antigua Mesopotamia que se situó en su
territorio, fue desde la antigüedad, un emporio agrícola y allí
floreció una de las primeras civilizaciones de agricultores de
nuestro ancestro cultural, de allí que semejante cosa suena extraña
y podría producir hilaridad, si no fuera porque parece una de las
prácticas precursoras de la globalización económica que empieza
a regar sus tentáculos por el Mundo.
Pues bien, ¡las prácticas agrícolas tradicionales de Irak se han
vuelto ilegales! En virtud de una nueva ley promulgada por el
administrador de la Autoridad de la Coalición CPA), Paul Bremen
III y conocida como la Orden 81 sobre “Patentes, Diseño
Industrial, Información Confidencial, Circuitos Integrados y
241
Variedades de Plantas”, contradiciendo la histórica constitución
iraquí que prohibía la propiedad privada de los recursos
biológicos, y además, por miles de generaciones de campesinos,
los frutos del campo eran obtenidos de semillas adquiridas por los
agricultores en el mercado informal sin controles de ninguna
especie. ¿Podrá haber mayor absurdo? ¡Los hechos hablan por sí
solos!
Sobre las que venimos reflexionando son tres actitudes típicas
acerca de las cuales me permito asumir una postura sin
ambigüedades. Para explicarla mejor quisiera hacer sinceramente
unas pocas preguntas: ¿Puede realmente asignársele a cualquiera
de aquellos, actores que hemos mencionado, por dura que haya
sido la experiencia, la totalidad de la culpa en los efectos de su
acción? ¿Es preciso que tengamos que mantenernos apegados a la
“letra” de la Ley, a una costumbre jurídica, por lúcida que
parezca, que nos saque del paso, que nos quite el peso de resolver
un problema real aunque nuestro punto de referencia usual no
llegue a descubrírnoslo o nos enfrente a otras consecuencias,
como es tener que reconocer legalmente a unos interlocutores que
no dejan de ser reales, aunque a su opinión no se le haya
reconocido espacio, peso político suficiente, dignidad humana
para exponer su opinión? A mi manera de ver las cosas, ese
asunto exige una reflexión más profunda.
Puede decirse, con mucha seguridad, que toda posible
culpabilidad se reparte en un sinnúmero de causas, de las cuales
hemos revisado muy puntualmente algunas. La historia humana
está cargada de infinitos crímenes, de prácticas aberrantes de
escarmiento como la tortura y otras prácticas inhumanas. El dolor
y el sufrimiento de seres queridos son experiencias dolorosas que
han trascendido hasta ellos, como consecuencia del dolor causado
a millones y millones de víctimas, muchas de ellas inocentes;
todo aquello ha dejado su huella, y en esa huella se clavan las
raíces de las experiencias más duras que le ha tocado sufrir a la
humanidad de hoy, y en ella, a la nuestra. Pero lo más importante
no es siquiera eso, muchos de quienes actúan así, ni siquiera son
conscientes de los “resortes” que los impulsan, porque éstos
242
actúan desde su mismo inconsciente y pueden tener, de verdad, un
origen o varios orígenes muy remotos.
Cuando usamos etiquetas como “terrorista”, como “Imperio” tal o
cual, con ánimo polémico o de provocar una alineación de
opiniones, no se puede olvidar que con ello se está tipificando
simbólicamente una conducta de alguien. Esa etiqueta, pues, se
convierte en el símbolo de un hecho real que es escondido tras él,
de una personalidad que puede sentirse afectada por un acto
arbitrario y desconsiderado. Y ese símbolo puede describir, pero
también encubrir, la realidad de las diversas culpabilidades de los
hechos de terror de las acciones imperiales que deberían ser
señaladas, quizás, más objetivamente, para que se hagan
conscientes en la mente de sus actores y puedan ser modificadas.
Si continuamos mirándonos hoy a nosotros mismos y en nuestro
rededor a quienes con su conducta nos afectan, como lo estamos
haciendo, solamente vamos a perpetuar la infelicidad humana, su
frustración, su desgracia, para mañana. ¡No vamos a alcanzar el
ideal de vivir en un mundo mejor! ¿Cuál es la actitud básica para
lograrlo entonces? Solamente una: Hemos de practicar la caridad
cristiana por doquier, perdonar, lo que parecería imperdonable, y
darle la mano a nuestros “enemigos”, para caminar juntos hasta el
fin. Jesús nos ha trazado el camino de nuestra salvación y nos dio
muchas lecciones de humildad necesarias para ponernos a
caminar en pos de esa nuestra utopía política. Tal cosa no tienen,
ni mucho menos, un significado meramente místico. Tiene
además, un sentido y una aplicación plenamente mundanos.
Hay diversas maneras de caminar hacia el mañana. Algunos no
visualizan su futuro sino que se contentan con lo que les depare la
suerte aleatoriamente; otros visualizan el futuro desde su presente
y calculan si pueden dar los pasos necesarios para realizar lo que
desean; otros, que practican lo que se llama el pensamiento
positivo. ¿Cómo funciona el pensamiento positivo? Veamos:
¿Haz entrado alguna vez, con hambre a una heladería? ¡Lo
primero que imaginas es un suculento helado que hace que se te
haga agua la boca! Entonces buscas en tus bolsillos el dinero
243
necesario para comprarlo; lo compras y lo comes y lo disfrutas de
lo lindo hasta el último bocado. ¡Nada más sencillo para
explicarnos del don de la “iluminación” que nos descubre
nuestros sueños, y nada más complejo y difícil que vivir la fe
necesaria para implementar la acción necesaria para realizarlos!
¡Es importante tomar la decisión de volverlos metas de nuestra
vida y ser suficientemente decididos, después, para emprender el
camino y llegar hasta ellas! Ese es, ni más ni menos, el reto de
toda vida humana.
Aquí es igual: nos situamos mentalmente en el futuro, escogemos
en él el objetivo que deseamos alcanzar, miramos el presente
retrospectivamente y nos empeñamos en trabajar, para desarrollar
y obtener los medios necesarios para llegar a tal objetivo, y luego
nos aplicamos, disfrutando en todo momento con profunda
emoción, en la tarea de conseguirlo. En otras palabras, quienes
logramos comportarnos así podemos convertirnos en verdaderos
padres de nuestros hijos, de los que nos siguen, los “padres” de la
Cultura, los seres verdaderamente creadores de civilización, los
conductores de pueblos, somos los que creamos la técnica y los
que la empleamos para buscar la transformación de nosotros
mismos, y de nuestro entorno humano.
El Doctor Rodolfo Llinás, neurocientífico colombiano famoso,
director de la Escuela de Medicina de neurocirugía de Nueva
York, afirmó en una conferencia en la Universidad Eafit en el mes
de octubre del 2007: “Sólo hay dos formas de reacción a la
percepción de estímulos externos: el movimiento y las
secreciones [de las hormona de las diferentes glándulas]. La
verdad es que el “temperamento” de las personas, en un momento
dado, está determinados por las hormonas presentes, en ese
momento en su organismo, por lo cual, los cambios en el
temperamento pueden ser inducidos por medio de la
manipulación del sistema endocrino. Esa es una valiosa
conclusión de los endocrinólogos desde hace años; y ese
mecanismo de las secreciones internas es lo que “mueve” a todo
el complejo organismo humano para encontrar una nueva
situación de equilibrio. Los científicos han descubierto,
244
igualmente, que las diferentes “fórmulas“ hormonales, también
pueden ser inducidas voluntariamente, partiendo de la
manipulación de las emociones. Esos estados emocionales que
afectan a la Cultura, generan secreciones endocrinas, que afectan
y generan, a la vez si persisten, cambios definitivos o sostenidos
en la naturaleza de los seres humanos. De allí resulta, pues, que el
mantenerse en cierto estado emocional, nos permite mantenernos
en una pauta, también, de nuestra evolución biológica.
Es nuestro sistema endocrino el responsable del efecto en uno o
muchos organismos humanos de los estímulos provenientes del
exterior. Así, si sembramos o alguien siembra en nosotros amor,
confianza, esperanza, ternura, concordia, solidaridad, ese será el
tenor de nuestra “cosecha”; si sembramos o alguien siembra en
nosotros odio, miedo, recelo, desconfianza, escepticismo,
angustia, desesperanza, indiferencia, discordia, habrá de ocurrir lo
mismo. Hace muy poco tiempo se sabe eso; de suerte que era
difícil entender la dinámica de la conducta humana; también era
difícil entender la forma como la evolución biológica tomaba sus
propios atajos, y por qué no, la evolución de nuestra cultura. Esto
nos ha descubierto el mecanismo por medio del cual la
experiencia externa influye en el ser humano, sobre su cuerpo y
sobre su mente o su espíritu.
Esa situación es de interés, entre otros, de quienes se mueven y
ejercen algún liderazgo en los campos social, económico y
político. Manipulando o influyendo en las emociones de la gente
es posible, no solo afectar la Cultura sino la naturaleza humana.
Eso hacen la propaganda comercial y la acción estimulante o
intimidatoria sobre el Pueblo, sobre el “mercado”, sobre la
ciudadanía.
Podemos decir algo de importancia capital en la evolución
individual o personal y social del Hombre: Este no es el mismo
una vez se ha sentido frente a cambios básicos en el estímulo, por
acción de otros. Y aplicada al ejercicio del Poder, puede
indicarnos, cómo los seres humanos que viven hoy sobre la Tierra
y con los que interactuamos, son en gran parte el producto del
245
trato soportado por ellos y sus antepasados a lo largo de miles de
años de su existencia y de las emociones que animaron su vida.
La pregunta sería entonces: ¿Estamos o no dispuestos a modificar
nuestra conducta, a modificar ese trato, para ser capaces de
modificar esta naturaleza humana, las culturas actuales, con el fin
de modificar nuestras perspectivas de futuro, con el fin de que
podamos vivir todos en un mundo mucho más armonioso y feliz?
No nos olvidemos que somos parte de una de las especies más
inteligentes y evolucionadas entre las especies vivas conocidas, y
que podemos movernos, si queremos, hacia una sociedad capaz de
fundar su poder, no en la consciencia de que estamos ante la
inminencia destructora de alguien que aspira a dominarnos, a
someternos a su albedrío, a su voluntad, sino en la confianza de la
multifacética, multidisciplinaria, ubicua, integrada y especializada
opción que nos ofrecen la unión, el equipo, la mancomunidad.
No tenemos que escandalizarnos por la barbarie que se manifiesta
en muchos de nuestros procesos económicos, sociales y políticos.
La sociedad violenta de hoy no es más que una reproducción
holográfica del carácter de sus humanos componentes.
Uno de los motivos centrales para que, en este trabajo, hubiera ido
muy lejos en las consideraciones de la Historia, para buscar
entender el origen de muchas de nuestras conductas, es porque
fijar responsabilidades totales, señalar, acusar a una persona o
conjunto de ellas, como plenamente culpables de algo, en un
mundo en que los actos de las personas no se originan
necesariamente en motivaciones conscientes propias, en
decisiones maduras y plenamente responsables, es casi imposible
que pueda hacerse objetivamente; igual, el pretender aislar los
actos personales, individuales de cualquier influencia exterior.
Dada nuestra miopía, nuestro aislamiento psicológico, nuestro
estado patológico porque nuestro juicio está afectado de
esquizofrenia y de paranoia, nos queda difícil explicarnos,
fácilmente y a fondo, la Realidad global en el presente, solamente
con mirar una perspectiva histórica de unos cientos de años atrás
246
en nuestro pasado. Requerimos de una perspectiva hacia el
pasado, hasta de millones de años. Es preciso entender que el
fenómeno humano es el producto de factores naturales
conjugados. Es un producto inmensamente complejo. Ya hemos
visto cómo las glándulas endocrinas regulan con sus secreciones
el temperamento de las personas; hemos visto muy someramente,
cómo en su acción se originan cambios de importancia en la
misma naturaleza humana.
La complejidad de su actividad cerebral tal vez no podría
entenderse sin considerare la complejidad del sistema endocrino
humano tampoco. Es muy posible que el desarrollo de nuestro
cerebro obedezca, no a una motricidad simple de la Evolución,
como es la consecuencia de adoptar la postura erguida solamente,
sino a un complejo proceso glandular que estimuló su paulatino
desarrollo, junto con los efectos sentidos de su medio ambiente.
Hablar, pues, de nuestro desarrollo cultural sin tener en cuenta
esas consideraciones puede llevarnos a conclusiones erróneas.
La Guerra y la Violencia, las diversas formas de agresividad, el
Terror, a la hora de la verdad, no son más que expresiones de una
vida humana basada en principios de conducta muy primitivos. El
estado de barbarie nos presenta una consciencia apenas salida de
nuestra animalidad, empeñada en una evolución cultural que se
acelera, con el tiempo, pero que en sus estadios iniciales es casi
incapaz de pensar en proyectos de vida colectivos y de largo
plazo.
Sus móviles iniciales siguen siendo la caza, aunque sus técnicas
avanzan. Desde un principio, no obstante, el sentido gregario
permite a seres débiles, físicamente, formar sus comunidades de
sangre, sus clanes, sus tribus, para aplicarse a sus fines utilitarios
y crecerse ante presas mucho más fuertes, y aprende las ventajas
de la vida asociativa. Las formas de vida civilizadas tienden en
nuestra época, a reemplazar las formas bárbaras de vida humana,
aunque ello no se da parejo en toda la humanidad; puede sí servir
de un estímulo adicional.
247
Todavía más, el desarrollo tecnológico, algo que algunos
historiadores mencionan como la “corteza técnica” de nuestra
cultura, se está dando más aprisa que la evolución psíquica de la
Especie Humana, que debería ser el producto de una evolución
integral de su cultura, llevando, paradójicamente, a la
descomposición social por doquier. De allí que, el atemperar los
conflictos, el reducir la Violencia, la Guerra, la agresividad en las
relaciones humanas, puede ser una contribución de gran
trascendencia para conducir al ser humano, a sus sociedades, a sus
naciones, en la senda definitiva de la Paz. Obviamente no es un
proceso de corto plazo, pero hoy la Ciencia, nos permite
formarnos ideas de los propósitos que podemos asumir, de las
metas concretas que podemos fijarnos, para mejorar, día por día,
nuestro nivel de vida.
Algo que podría inspirarnos, sería la idea de establecer, como
uso común, la regulación, en todos y cada uno de los diferentes
frentes de la vida humana comunitaria, como la familia, las
comunidades de vecindad, las comunidades de trabajo, los
barrios, los sectores gremiales productivos, los sectores
especializados de la Cultura, como el de la lengua (Academias de
la Lengua), la música, las artes como el de la pintura y la
escultura, por medio de diversas especies de “Contrato Social”,
que le anuncien al Común sueños, quereres, empresas en
conjunto, apoyo a los iniciados, proyectos retadores, así sean
abiertos a nuevas influencias, para inducir sinergias,
compromisos, voluntad de acción, semejantes a los que se
establecen con las constituciones políticas de los Estados, o los
estatutos de constitución de diferentes tipos de asociaciones para
la realización de proyectos de emprendimiento, establecer una
ética particular en su ejercicio, hacerla coherente con el querer
público.
Esos contratos les permitiría a los seres humanos, entre otras
cosas, a tomar consciencia del juego y del valor de su vida en el
concierto social, les permitiría seguir soñando y conjugar sus
sueños hasta volverlos objetivos políticos de toda la Sociedad;
generar sinergias de tipo social, evitar las restricciones de
248
“espacio” que generan las hegemonías en beneficio exclusivo de
sus gestores, evitar la acción arbitraria, anárquica, que en las
sociedades urbanas modernas desarrollan los poderosos con plena
independencia de cualquier tipo de compromiso humanitario, que
no sean sus propios intereses; les permitiría abrirse paso a las
sociedades de tipo plural, verdadera razón de ser de la
Democracia, como sistema de gestión política, fuente, a su vez, de
la “cosa pública”, en contraste de lo individual y personal, cuyas
raíces se hunden, como las raíces de un árbol frondoso en todas
las vertientes humanas que le dan origen y sentido vital.
Tal vez queda en este momento una pregunta en el tintero sobre
este tema. Me la hago yo y se la haría, con la mano en el corazón
a todos y cada uno de los seres humanos que pueblan en este
momento, 28 de febrero del 2008, el Planeta, sean cuales sean sus
objetivos actuales, sea cual sea el país en que habite, sea cual sea
el oficio o el trabajo que desempeñan, sea cual sea su posición
social desde la más humilde hasta la más encumbrada: ¿Podemos
estar satisfechos con el mundo que hemos creado hasta hoy, con
el perfil de las personalidades humanas a las que hemos dado a
luz, con la experiencia que le hemos deparado a los seres
humanos que viven actualmente, con la promesa a la que pueden
aspirar nuestros hijos, nuestros nietos y demás descendientes, de
un mundo mejor y más justo? ¡Yo me inclino a pensar que, con
muchas dificultades, apenas podremos calificar la respuesta, con
un 4 ó 5, a lo sumo, sobre 10!
¡Cuando mi hija Sylvia María me decía, por allá a finales de los
años ochenta siendo ya adulta y profesional, y casi en vísperas de
radicarse en Alemania, que no estaba satisfecha con la educación
que mi esposa y yo le habíamos podido proporcionar, mi
respuesta interna fue de estupor, de desconcierto, que difícilmente
pude disimular! Sin embargo su sinceridad, su honestidad, su
valor, evidentes en una respuesta contundente como la suya,
frontal, pero serena, respetuosa y expresada con profundo amor,
hicieron que yo reconociera y me convenciera del valor de esa
opinión salida del fondo de una alma que no era la mía, y que yo,
como padre, había incubado y amado por siempre. Entendí cómo
249
su respuesta podría haber sido la mía propia, asumida frente a lo
que yo había vivido íntimamente como experiencia existencial
desde niño, por lo cual me dejó desarmado por completo, y urgido
de una profunda reflexión, incluso, sobre mi propia experiencia.
¡Ella tenía toda la razón!
En una carta en que da la bienvenida a sus nuevos distribuidores
independientes la doctora María Victoria Mejía, mi segunda
patrocinadora ascendente en la organización “en red” a la que
pertenezco junto con mi esposa, dedicada a la comercialización de
programas nutricionales de una gran compañía californiana, dice
unas muy sabias palabras:
“Todos tenemos un ser humano adentro que es único y capaz de
cambiar el mundo. El sistema educativo [en que nos hemos
formado] ha hecho que la mayoría de las personas permita que ese
ser formidable, creador, empujador, trabajador, se encuentre en un
estado
deplorable.
Está
adormilado,
narcotizado,
somnoliento,…anulado. La sociedad ha opacado sus sueños. La
gran mayoría tiene a su genio apagado”. …”Vamos a despertar a
tu genio y tú estarás en control. Tú y ese genio son una sola
persona. Esa es la persona que tú quieres ser, mereces ser y vas a
ser. Este mundo solo tiene una copia de ti. Eres única. Eres
formidable”…”Empieza por crear la visión de tu futuro. Prepara
un cuaderno o un diario en donde, de ahora en adelante, escribirás
tus metas y el progreso hacia ellas”…”Deja volar tu imaginación.
Sueña libremente. Date todos los gustos que puedas….. Escribe
todo. Eso hará que tu cerebro se sintonice y se alinee con tus
sueños. Comenzará a gestar ideas que luego podrás convertir en
acciones concretas, en planes, en pasión creativa”….”Vamos a
sacar a la luz toda tu capacidad creadora. Tu creatividad.
Descubrirás qué cosas te apasionan… qué hay dentro de ti que
hará que te pongas en acción con fortaleza, decisión y energía
arrolladora”.
Como puede verse, esta metodología establece una dinámica
totalmente diferente, diametralmente opuesta a la manera
tradicional de hacer política, de buscar la realización de utopías,
250
así sean de carácter personal o colectivas. Es diametralmente
opuesta a la que genera una visión borrosa de un objetivo a lograr
en un futuro incierto, fácilmente frustrable, aplazable, arrebatable,
hacerlo más confuso y lejano; es diametralmente opuesta a
metodologías que no han retado nunca al ser humano a invertir
sus esfuerzos en la consecución de metas que justifiquen el
trabajo de planificación de tareas, de presupuesto de esfuerzos,
implementación de acciones, de desarrollo de infraestructura y
estructura social, de industrias adecuados a ese logro; pero en
cambio que sí han justificado el “trabajo” de apropiarse de los
frutos del trabajo ajeno, del espacio que corresponde a otros, de
“allanar” sus propios caminos con el uso indiscriminado de la
fuerza, del engaño, de la intimidación, como armas políticas, por
encima del “sentido común”, de toda sensatez, arroyando a
personas, a pueblos, a naciones enteras, o esclavizándolos,
enajenando sus energías para invertirlas en empresas, no pocas
veces de locos, con el pretexto peregrino de estar llevando a cabo
una “revolución”, de estar ejerciendo un derecho a la “Libertad de
Empresa”, etc.
¡Cómo no apreciar la profundidad de ese sencillo mensaje, las
dimensiones de la promesa que se encierra en esas pocas
palabras! ¡Merece que lo enmarquemos en un “marco de oro” y lo
guardemos en el corazón! Yo sé que debo cambiar, que tengo
mucho qué crecer, sé que quiero liberarme de las ataduras del
pasado y sus perspectivas y lo haré, y esas palabras me han
animado, desde el fondo de mi propia alma, así sea a mis setenta
años de edad, a asumir mi propio reto en esos mismos términos.
4.3.5 LA “GLOBALIZACIÓN”
AL ESTILO PROPUESTO
POR LAS GRANDES POTENCIAS ECONÓMICAS
DEL PLANETA
¿Es acaso la globalización, tal como nos la presentan las grandes
potencias occidentales, pues, sólo el producto de una visión poco
comprehensiva, que desconoce los alcances, incluso, de su propia
realidad y del legado de las mayores y más ilustres civilizaciones
251
de que ha disfrutado la humanidad en el pasado? ¿Es acaso una
propuesta acomodada, engañosa, por no decir una imposición
escueta de poderes económicos dispuestos a imponer las
condiciones de sus intereses, algo así, como una “Pax Romana”,
por encima de cualquier otra aspiración humana?
¡Si eso pudiera ser así, efectivamente el tema ha merecido nuestra
reflexión! No convocar a todas las fuerzas vivas, excluir, entre
otros, a la institución Religiosa desconociendo su papel
orientador, así sea históricamente, reducir al Estado a la condición
de simple observador, de simple reglamentador de la “Libre
Empresa”, y simple juez para juzgar y castigar a los transgresores
de la Ley, excluirlo de sus responsabilidades como empresario de
la Cultura, de sus posibilidades como facilitador cotidiano de la
vida en sociedad, podría ser un error que le costaría muy caro a la
humanidad, si persistimos en él. Tal vez la globalización, tal cual
nos la plantean las potencias anglosajonas, sea el más genuino
producto de la anarquía moderna, “hermana menor” de aquella
anarquía en que se justificó durante todo el siglo XX la rebelión
de los movimientos socialistas contra el régimen capitalista
impuesto por la Revolución Industrial y los regímenes políticos
burgueses, anarquía que proviene del empoderamiento, fuera de
toda disciplina social, que, a los ojos humanos, otorgan, “con
justicia”, las abundantes posesiones materiales que propicia el
dinero sin importar cómo es obtenido, muestra palpable, por
antonomasia, de “buen juicio”, de “sabiduría humana”, de valor
capital, por su influencia en el manejo de los recursos naturales
disponibles en el planeta para desarrollar la vida humana.
La estirpe de nuestras instituciones republicanas básicas, de
nuestro sistema jurídico y legal, nacidos de la Revolución
Francesa, parece tener, en su concepción, un acento
decididamente calvinista, al decir de algunos reconocidos
constitucionalistas nuestros, con las implicaciones que esto pueda
tener en la realización de un mundo con proyecciones
auténticamente humanas. Escritores y críticos de aquella
orientación, entre otros, Indalecio Liévano Aguirre, escritor y
hombre público colombiano, opinan que la cultura moderna se ha
252
desarrollado exclusivamente a partir de la “corteza” técnica de
nuestra Cultura. Y, quizás, en el fondo de esa opinión yace la
esencia del remedio: ¿Por qué no hacer de nuestra cultura
burguesa, que esa es su esencia, una cultura más comprehensiva?
La oportunidad para que se dé aquello no creo que esté en parte
diferente al intercambio social, a la interacción de todas las
personas, al diálogo abierto, pacífico, sincero y honesto, que
podrían señalar la llegada de la democracia en toda su plenitud.
Hoy, la gran bola de nieve del Industrialismo basada en la
economía de gran escala, y en la producción masiva, sólo con
fines utilitaristas, con afán de lucro, echada a rodar desde tiempos
de la Revolución Industrial, lanzó a las naciones desarrolladas del
Mundo, muy particularmente Inglaterra hasta mediados del siglo
XX y EE. UU. de Norteamérica, a partir de principios del mismo
siglo, a una compulsiva búsqueda de recursos naturales,
particularmente fuentes de energía, con el fin de nutrir la
dinámica “imparable” en el crecimiento y acumulación de una
economía ya opulenta, incapaz de llenar todas las ambiciones y
satisfacciones esperadas por sus más caros beneficiarios, y
destinada, desde el principio, a la “conquista” de los mercados
externos para su producción industrial, sabedores de que sus
precios bajos podrían “competir” muy favorablemente con la
producción foránea de tipo artesanal. En el caso de Gran Bretaña,
particularmente, el haberse dado el proceso en el interior de una
estructura imperial capaz militarmente de ejercer un control
decidido sobre la navegación marítima en el Globo y de mantener
su influencia en las prácticas comerciales, alrededor del mundo
entero, era claro que su capacidad competitiva no tenía rival. Es
así cómo, a pesare de sus riquezas, las demás naciones quedan
colocadas en la misma posición “menesterosa” de los antiguos
pueblos pastores y nómadas, que forzados por la escasez y el
hambre conmovieron con sus migraciones a las antiguas
sociedades eurasiáticas, desestabilizando la vida humana en todo
el mundo conocido.
Con ello, más bien que avanzar en el establecimiento de una vida
pacífica sin angustias e incertidumbres, en el refuerzo, dados los
253
recursos técnicos de la vida moderna, de una auténtica “Cultura
de la Vida”, se le agregan nuevos ingredientes a la angustiosa
lucha por la vida de pueblos que creían estar seguros dentro de
sus fronteras establecidas no sin grandes esfuerzos jurídicos, una
independencia y unos derechos soberanos reconocidos y
alcanzados en cruentas gestas guerreras como la nuestra.
Ya hoy aquellos principios de soberanía respetados en principio
por las cartas constitutivas de las sociedades republicanas, se
agrietan, dejando pasar nuevas formas de sociedad, basadas en un
concepto diferente: Las llamadas “sociedades de control”, en que
la soberanía del ser humano va cediendo, en la práctica, a favor
del derecho de los propietarios de los grandes centros de poder en
que se ha convertido la gran empresa privada en el Mundo.
Logrado el estado de confusión necesario en la consciencia de sus
legítimos custodios, sobre la base de la intimidación estratégica
de poderes que pueden ser usados eventualmente para llegar al
control de las naciones a la viva fuerza, se ejercen sobre ellos
presiones, se imponen situaciones, de hecho indebidamente,
gracias a la adopción unilateral de motivos “prácticos”, de
principios doctrinales subjetivos y acomodaticios, destinados a
servir como justificación legal de sus actos contra el Derecho.
Para quienes conozcan la historia moderna, no es un misterio que
el bloqueo económico y comercial del Japón, una nación insular
casi sin materias primas para su industria, en la década de los años
treinta del siglo pasado, impuesto por Estados Unidos de
Norteamérica, determino muy seriamente la entrada de Japón en
la Segunda Guerra Mundial y, previamente, a invadir en 1936 el
territorio asiático para asegurar su abastecimiento, a sabiendas de
que este mayúsculo y extremo esfuerzo no podía sostenerlo
indefinidamente.
Antes, en un proceso que culmino en el famoso Tratado de
Versalles en 1919, en el cual se firmaron las condiciones para la
terminación de la Primera Guerra Mundial, entre las naciones
Aliadas y Alemania, criticadas acérrimamente por el gran
economista inglés John Maynard Keines, uno de los miembros de
254
la delegación de su país, quien se retiró de la misma dada la nula
atención que se le puso a sus reparos, fueron sembradas, con las
reparaciones de guerra impuestas a Alemania, después de una
década de miseria, las bases que dispusieron políticamente al país
a la retaliación, que se dio en la Segunda Guerra Mundial. Pero no
sólo aquello, se generó y se incubó, dado el estrangulamiento
económico que produjo en la economía mundial, la Gran crisis
Económica de l930, que golpeó en todo el Mundo, sin distingos
de bandera nacional.
Son dos antecedentes cuya magnitud anticiparía, queramos o no,
lo que habría de sobrevenir, cuando la hegemonía de las potencias
anglosajonas fuera indiscutible en el ámbito de las relaciones
internacionales, una vez ocurrido el colapso de la potencia
soviética en 1991, luego de la Guerra Fría. Ello no podía ocurrir
mientras el Imperio Español, el Imperio Francés, el Imperio
Austrohúngaro, y el Imperio Inglés, entre otros, en otras épocas,
lograban presidir la cultura de sus naciones, mientras lograban
mantener seguro su dominio sobre ellas sin sometimientos a
poderes extraños hegemónicos más fuertes, como pudo ser, por
un tiempo, durante la Edad Media, el poder temporal de la Iglesia
Católica Romana.
Otras consecuencias igualmente catastróficas se producen, cuando
en 1973, estimuladas mediante la acción política de una gran
potencia hegemónica mundial, dentro del contexto propio de la
Guerra Fría, las naciones de la Opep, resuelven cuadruplicar
unilateralmente el precio de su oferta petrolífera. Esa gran
potencia era la URSS, según Francios Revel, conocido
diplomático francés, de gran trayectoria en el manejo de las
relaciones de su país con la órbita socialista.
Aquella medida colocó inmediatamente en estado de insolvencia
a la economía, principalmente, de las naciones europeas, de Japón
y de los Estados Unidos de Norteamérica. Sus consecuencias
fueron también inmediatas: La desestabilización de la balanza
comercial tuvo que ser compensada en una gran medida con la
transferencia, a favor de gran número de magnates petroleros del
255
Medio Oriente del control estratégico de importantes empresas
europeas, japonesas y norteamericanas. Los precios de sus
mercaderías fueron reajustados varias veces su valor, acto con el
cual, la crisis fue definitivamente transferida a las naciones no
industriales del planeta, las cuales no podían prescindir de esos
servicios. Es notable el incremento de la deuda internacional de
América Latina en aquella época, pues se elevó a la no
despreciable suma de $US 30.000.000.000.
En los países en desarrollo como Colombia, en una acción que
nadie duda que sea conforme a la influencia estratégica de
derechas (¿?), aceptada por las autoridades colombianas desde
hace bastantes años, y originada en la política de las grandes
potencias económicas del planeta, ha llegado a ser profundamente
afectada la actitud de los empresarios colombianos, lo mismo que
la de sus funcionarios, y la de los profesionales que les sirven en
sus asesorías, los que proveen los servicios de finanzas, de
seguros y demás servicios de apoyo a la Empresa. En sus miras ya
no cabe el bien global del país.
Obviamente, en el trasfondo ético en que esa actitud se basa,
persiste la esperanza de que el bien de la empresa resulta en bien
de la gente que en ella trabaja y el bien del país, aunque no sea
necesariamente así. Su postura está orientada a modificar las
condiciones de sostenibilidad y competitividad de las empresas
productivas, de manera que su oferta sea ampliamente
competitiva. ¿Pero qué pasa con la gente que va quedando
desplazada de sus operaciones de ajuste, o con la gente que no
tiene acceso a sus oportunidades privilegiadas? No está en sus
manos resolver aquel problema y su alineación definitiva se
inclina del lado de quienes están al frente de las instituciones
empresariales que han logrado reforzar sus posiciones defensivas
para responder, de igual a igual, a la competencia del Imperio
Económico con las armas que sus contendores han elegido. Sin
embargo no hay duda, son ”hombres de armas”, son guerreros de
otro cuño.
256
Entre nosotros, con la ingenuidad característica de la gente que
ignora el verdadero sentido de la “gesta guerrera” cuyas primeras
escaramuzas se están llevando a cabo en estos días, muchas
personas se refieren a la entrada a Colombia de bancos
extranjeros, a las alianzas estratégicas de empresas nuestras con
otras extranjeras, a la compra de los medios de
telecomunicaciones, cadenas de radio y televisión, de nuestras
empresas aéreas, como la nueva “reconquista de América” por las
potencias extranjeras comprometidas.
Muchos se preguntan: ¿Es un hecho cumplido? ¿Cuál es el precio
estratégico pagado por nuestra colectividad nacional? ¿Es un acto
necesario en la “alineación de fuerzas mundiales” para librar la
verdadera contienda económica que está por darse, o es
simplemente la oportunidad lograda por entidades foráneas
dedicadas a beneficiarse del trabajo ajeno cuando las
circunstancias les son favorables? La revolución socialista le ha
servido en “bandeja de plata” su producto al capitalismo para que
éste lo aproveche y a su vez, lo haga también con las “migajas
que caen de la mesa” que suelen ser la mayor parte del “ponqué,
que se lo recoge el crimen organizado.
No hay duda que el país y su gente, igual que incontables pueblos
de la Tierra, están “pagando el pato” a un alto precio, sin que sus
líderes hayan caído en cuenta del destino fatal que le deparan esas
“movidas estratégicas”, que recetan nuestros “expertos” o los
“expertos” internacionales, sin haber desarrollado un debate
técnico de fondo, sin haber explorado otras opciones, sin haber
convocado a la Nación para desarrollar un debate general abierto,
para desarrollar una política coherente de defensa, e invocar la
necesidad de la solidaridad nacional como algo urgente para el
bien general.
Es imposible desconocer con inquietud, por otra parte, dentro de
esta situación que nuestras autoridades venían sorteando hace
años con demasiada timidez, el papel que están desempeñando la
economías ilícitas para aportar el sostén económico que ha
disipado, al menos momentáneamente, el fantasma de nuestro
257
colapso económico, y como corolario, el incremento de la
actividad criminal que les sirve de apoyo, y su juego en el
establecimiento, en nuestro territorio, de amplios espacios
controlados estratégicamente por el Crimen internacional
organizado.
La realidad de la vida humana en países como el nuestro, no ha
cambiado en nuestro tiempo, en absoluto, ni han cambiado sus
expectativas, a no ser por ocasionales y pasajeros éxitos
económicos, en lo que respecta al reto que le depara al Hombre la
lucha por su supervivencia. Ha sucedido algo que le quita
capacidad de movimiento: Está perdiendo su iniciativa, está
perdiendo el control sobre su propia vida, y depende cada vez más
de designios externos. Se sigue repitiendo la Historia. Se sigue
perturbando profundamente la vida humana a todos los niveles
sociales. ¡La diferencia es que las perturbaciones que antaño eran
generadas por factores naturales hoy se generan artificialmente
por medio de la manipulación como herramienta de uso del
“legítimo” derecho al propio lucro¡ ¿Podemos aceptar que ese
“juego”, que esa agresión solapada continúe? Si no se para, las
consecuencias a largo plazo serán lamentables. No se trata, en el
fondo, de un asunto de derechas o izquierdas, al menos en el
sentido clásico. Se trata de un asunto que nos compromete
directamente a todos. La Ciencia nos está poniendo ya sobre
aviso, de problemas globales cuya solución requiere de una
respuesta colectiva de todos los hombres.
Una visión verdaderamente global del tema nos ofrece una
imagen muy diferente de la que nos presenta la prensa oficial y
las fuentes de información de la mal llamada “globalidad”, que
solamente se preocupan por su propia versión de la Realidad, y
que, en el fondo no son más que un conjunto de patrimonios
económicos, de alianzas estratégicas, de gestiones económicas,
destinados a eliminar para sus propietarios y beneficiarios los
riesgos que les impiden cumplir su propósito de asegurar su
suerte, tal cual la entienden.
258
En ese plan es para ellos indispensable adueñarse del Poder, de la
iniciativa económica en el Mundo entero, es la “única forma” de
lograrlo. Faltan en ese planteamiento aspectos tan relevantes
como es el crecimiento del Crimen, la opción que le han ofrecido,
abiertamente, o en la clandestinidad, sus empresarios a gentes
enfrentadas a una vida miserable e incierta, no pocas veces
abandonadas por completo de la Sociedad y sus afanes, aún en el
territorio norteamericano y europeo. Para muchos representan la
única posibilidad de supervivencia, dentro de un mundo que no
les ofrece la menor esperanza de una vida digna.
Pero la miseria de los pueblos más vulnerables del Planeta tiene
su contraparte, en gran medida aunque no únicamente, situada en
las áreas de dominio estratégico de las Grandes Potencias: El
vicio y la adicción a diferentes tipos de estupefacientes, de
tóxicos, destruye lo que han dejado enfermedades que se han
vuelto endémicas, como la depresión colectiva, las neurosis, etc.
El alcohol, la marihuana, la cocaína, el crack y muchos otros
fármacos destruyen y hacen imposible el desempeño normal de la
vida en multitud creciente de personas; dañan la relación
interpersonal en familias enteras, llevan la incertidumbre a
poblaciones enteras, a los empresarios, a los gobiernos y hace
enormemente costosa la seguridad social.
El que en los principales centros del “reino” del capitalismo
mundial se plantee solamente parte del problema, pasando por
alto el resto, y que los gobiernos de muchas naciones lo asuman
de la misma manera, convirtiéndose en subalternos de esa línea de
pensamiento, se dediquen a ponerle etiquetas de “terroristas”, de
“narcotraficantes” de delincuentes, a personas, pandillas o
movimientos o grupos de diferente índole, que violan, sin saber
en qué circunstancias, el orden legal establecido, para
combatirlos, para hacerles la Guerra como única opción de
control o de sometimiento, es un acto de irresponsabilidad.
La Guerra, el Terror, no necesariamente se originan donde
creemos. Muchas de sus causas pueden ser remotas y pueden estar
justificadas por la intransigencia de nuestras propias posturas
259
políticas. Ello puede ocurrir con el impulso de emociones que se
despiertan desde muy profundo, por el hecho de que los sujetos
afectados constatan su real estado de indefensión, su incapacidad
de prevenir, de prepararse para hacerle frente a la posibilidad de
golpes demoledores que puedan provocar su colapso total. Esta
expectativa en una sociedad democrática puede ser mirada como
algo invisible e inmensamente injusto.
Causa espanto el ver que las respuestas a aquellos actos no sean
menos emocionales, que sus venganzas sean no menos
demoledoras, no menos reprobables e injustas, como si aquellos
problemas de relación afectaran solamente las más bajas capas de
la condición humana, por no decir meramente sus capas de vida
animal, aún en los máximos dirigentes de nuestro mundo
moderno.
¿Es razonable, en el mundo desarrollado, semejante degradación
en el manejo económico social y político de los asuntos humanos?
Esas respuestas, en su mayoría, intimidatorias, represivas,
vengativas, no van, generalmente dirigidas a la raíz de los
problemas para su solución definitiva, y superan, muchas veces,
la violencia de las acciones de fuera que las mueven. El obrar, por
otra parte, de manera unilateral, indica que los regímenes de esos
gobiernos que las llevan a cabo no son objetivos en términos del
carácter democrático del comportamiento que dicen tener, sino
que pasan por encima y aún intentan manipular y condicionar en
orden a sus propios intereses, a las autoridades internacionales,
como ocurre en momentos cruciales de la historia reciente,
aunque fueran instaladas por ellos mismos, como es el caso de la
Liga de las Naciones, y de la Organización de las Naciones
Unidas, para resolver los conflictos entre las naciones del Mundo,
antes de que degenerasen en las cruentas confrontaciones armadas
que conocimos el siglo XX.
¿Qué hay, realmente, detrás de las guerras de Afganistán y de
Irak? ¿Son realmente una contribución a la justicia internacional,
a la paz mundial o simplemente el producto de una de aquellas
incontenibles y desorbitadas reacciones emocionales comunes en
260
nuestro tiempo, como represalias, inmensamente costosas y
desgastantes políticamente, aunque carentes, en la práctica, de
toda eficacia política? ¿Es razonable, humano, cobrar el precio de
una afrenta, por injusta que sea, con otra afrenta mayor, y echarse
encima la responsabilidad del inicuo cúmulo de bajas humanas
inocentes que está costando, sin contar el costo material, y un
porvenir, tal vez frustrado para todos? ¿Acaso esa reacción, según
se dice, encubre otra intensión de fondo, como es la de contener
militarmente toda oposición de la población local, permitiéndose,
según se dice, la oportunidad del paso por esos territorios de un
nuevo oleoducto para tener a su disposición nuevas fuentes de
energía? ¿Qué significa en términos sensatos Bin Laden? ¿Es
acaso el terrorista cuya imagen se ha buscado generalizar, como
chivo expiatorio, como punto de referencia de una revancha
infame, o uno de tantos dirigentes orientales, antiguo aliado de
E.E. U.U. de América, en actitud vengativa, profundamente
ofendido, desengañado y resentido con el trato indelicado e
insensible al mal ajeno causado, de las autoridades de esa nación,
en experiencias anteriores? ¿Ocurre, acaso, que el gobierno de
aquella gran potencia se ha dado cuenta que el verdadero y más
formidable, despiadado, atrevido, e inescrupuloso, contendor y
competidor internacional de su poder es el Crimen, una de cuyas
discretas cabezas visibles podría ser precisamente Bin Laden?
Nunca se sabe cuál es el alcance de los métodos terroristas. Hoy,
la legalidad de la sociedad colombiana está amenazada por una
facción terrorista, las Farc, empeñada en una cruenta guerra
psicológica en gran escala para imponerse al Estado de Derecho
con su proyecto político totalitario. ¡Al Qaeda, según sus propios
comunicados, ha dado golpes en España, para reivindicar para el
Islam la provincia española de Al Andaluz! Y la respuesta del
Estado Español ha sido más sabia: No dejarse intimidar, no perder
la paciencia, no perder el juicio, mantener la dignidad aún en la
hora de su peor contrariedad. ¡No era aceptable que la calidad de
la diplomacia y de la política en las relaciones internacionales de
nuestro tiempo se hubiera rebajado hasta el extremo, tal vez a la
altura de los métodos de hacer política de este poderoso nuevo
protagonista político, como lo es el Crimen, o tal vez sí, si acaso
261
porque en amplios espacios del Planeta, asistimos al
establecimiento y consolidación de su feroz dominación
estratégica! ¡Si es así, aquel comportamiento merece una
profunda revisión y a las Grandes Potencias les corresponde
respecto de ello una grave responsabilidad!
De la misma manera que el conocimiento científico ha
revolucionado al Mundo, con el desarrollo de las ciencias
naturales, de los medios y del trabajo experimental, de un
pensamiento científico con consciencia de su identidad, de la
tecnología habiendo mejorado sustancialmente, entre otras cosas,
las posibilidades materiales de comunicación entre los hombres,
haciendo más pequeño el Planeta, acercando más íntimamente a
las personas, mejorando sustancialmente la implementación de la
vida civilizada, abriéndole las puertas a nuevas e increíbles
visiones de la Realidad, dándole acceso a la utilización de nuevos
recursos naturales, deberá dar los pasos necesarios para apoyar al
género humano en su esfuerzo de adaptación a ese estado de
civilización material, aparentemente ideal, que ha alcanzado.
Esos pasos deben conducir a la corrección del efecto destructivo
generado por la ideología de los conductores de la sociedad
burguesa occidental, sobre la personalidad del ser humano como
individuo, en general, sobre las distintas formas de vida humana
comunitaria y su respectivo nivel de vida en todo el Mundo.
Deben evitar, por todos los medios posibles, que el Hombre caiga
en las garras del Crimen, como verdugo suyo despiadado que es;
deben buscar el rescate del recurso humano perdido por la
irracional explotación humana y la optimización de su inversión y
aprovechamiento en beneficio de toda la humanidad y de su
medio natural, como un todo. Si emprendemos esa tarea con plena
responsabilidad, las generaciones venideras nos lo agradecerán.
4.4.0. EL INHÓSPITO MEDIO SIBERIANO, MODELA
MUCHAS DE NUESTRAS
VIEJAS COSTUMBRES Y
TRADICIONES POLÍTICAS
262
Vamos a ver aquí el drama que viven muchos pueblos de Asia
Central en la antigüedad, desde unos 20.000 años atrás hasta los
tiempos de las primeras civilizaciones de agricultores, no todavía
avanzados en la civilización, donde la experiencia de una lucha
por la vida, casi animal, ha sido superada. Ya son pueblos
pastores, pero todavía son salvajes. Allí se inician nuestras
costumbres guerreras y violentas, en sucesos que se dan bajo la
presión de un medio inhóspito.
El rigor del clima causa estragos entre la población nómada
dedicada al pastoreo en el centro del Asia. Las estepas sin límite
son el escenario que nutre de un espíritu de libertad indómito en
poblaciones enteras que miran en la vida sedentaria, y en la
agricultura, particularmente, formas de vida inaceptables, que
atan al ser humano al suelo ”como lo están las plantas”. Pero la
lección del Medio es desoladora: Cuando la población de ganados
y renos se incrementa, cuando las poblaciones humanas crecen
cuando las estaciones son más frías y el viento del norte no cesa,
cuando las tempestades de nieve cubren los pastizales que
deberían sustentar los ganados, aparece la secuela del hambre y la
necesidad de soluciones desesperadas.
En regiones más hospitalarias se ha exacerbado el instinto de
territorialidad de algunos pueblos, cuando logran encontrar
recursos que les permiten una vida más fácil y asumen una vida
sedentaria. En el Viejo Continente la aparición de la agricultura
varias decenas de miles de años atrás, en plena prehistoria, se
sitúa en ese escenario, donde ha sido aceptada la renuncia de un
valor humano muy importante, el de la libertad, para poder
disponer, con mayor seguridad, de recursos necesarios para la
supervivencia. Los persas, los asirocaldeos, los babilonios los
indios, los chinos, y los pueblos que se asientan en el “Próximo
Oriente” viven nuevas experiencias, desarrollan economías
sedentarias basadas en el aprovechamiento de los suelos, y
desarrollan las técnicas del regadío. Allí florecen las primeras
grandes civilizaciones de la antigüedad que nos anteceden.
263
Sin embargo un conflicto de proporciones inconmensurables está
por desencadenarse y sus consecuencias son catastróficas para
aquellas naciones que han logrado establecer una relación más
firme con el Medio: Las “hordas de hombres rudos como son los
hombres de la estepa quieren resolver sus problemas de
supervivencia y arremeten contra sus víctimas, que no son otros
que sus vecinos inmediatos. Ponen en práctica industrias que no
son coherentes con la vida más civilizada de los pueblos
sedentarios y provocan una oleada masiva de migraciones que se
constituyen en el origen de unas dramáticas relaciones entre
pueblos forzados por las circunstancias, a buscar protección en
otra parte para evitar ser destruidos: Esas industrias son la Guerra
y el pillaje, fundamentalmente, y varios tipos nuevos de artes
reconocidas y respetadas socialmente: Las artes militares, el
asalto a mano armada, el secuestro y las profesiones de guerrero,
asaltante y secuestrador.
Mediante esos procedimientos se va consolidando también el
dominio de ciertos pueblos sobre otros. Así se forma el Imperio
Russo que subsiste hasta principios del siglo pasado hasta la
conocida Revolución Rusa de octubre 1917, logrando someter
muchos pueblos de la estepa siberiana que se convierten en
tributarios de la Economía Imperial y empiezan a converger los
factores formativos del futuro Imperio Turco Otomano que
subsiste hasta el fin de la Primera Guerra Mundial.
Dentro de ese clima de violencia se teje la historia sucesiva de los
pueblos eurasiáticos, y particularmente la historia europea. Los
pueblos más mal librados quedan comprimidos, sin desaparecer
del todo, en la región caucasiana que se transforma hasta hoy en
una “olla de presión” gigantesca, dispuesta a desestabilizar al
vecino mejor consolidado. Los demás, logran mantener un
equilibrio inestable entre regímenes militares y sus alianzas, que
forcejean por retener territorios que consideran ricos, o tomárselos
por asalto a los vecinos.
264
Las luchas de Clodoveo para hacer una integración europea de
todos los reinos “bárbaros”, bajo su propia espada a la caída del
Imperio Romano y el esfuerzo de unificación europea que realiza
Carlomagno en su reinado que se inicia en el año 800 de nuestra
era, serían difíciles de entender si no se inscriben dentro de aquel
contexto histórico.
Aquellas prácticas le van dando forma a un cierto orden jurídico
ético y de honor que regulan más tarde durante la Edad Media, las
relaciones entre los monarcas europeos que consolida cierta
estabilidad territorial de sus dominios. En tiempos del Imperio
Romano, llegan a Europa las tribus germánicas que van a ser en el
futuro los “patrones” en que va a ser injertada nuestra civilización
occidental.
El intento de globalización tal como se ha formulado en nuestro
mundo actual, es otra consecuencia de las definiciones de la
Guerra en nuestro Mundo Occidental. De una guerra todavía sin
fin, que marca los designios del porvenir, mirado desde el siglo
XVII con el hundimiento definitivo del Imperio Español y el
surgimiento, hasta hoy, del predominio de las potencias
occidentales anglosajonas.
Tal predominio se da, esta vez, sin el reconocimiento debido a los
avances en el Derecho de Gentes, tal como se planteó hace unos
cuatrocientos años, cuando el derecho de los indios americanos,
frente a los conquistadores españoles, tuvo la debida respuesta de
las autoridades Imperiales de España. La “globalización” se da,
justamente, en un plan de imposición, desconociendo la realidad
de diversos pueblos del mundo que se ven incapacitados para
defenderse, y se ven sometidos a valores y principios que
desconocen.
Onésimo y Eliseo Reclus en su “Novísima Geografía Universal”,
de la Editorial Española Americana de Madrid, en su Tomo II
relativa al Asia. Publicada no se sabe en qué fecha, pero parece
ser que durante la primera década del siglo XX, hacen una reseña
de las realidades íntimas de diferentes culturas originarias del
265
Asia Central: y de sus relaciones. De esa reseña sacamos los
siguientes apartes que nos dan a entender el clima humano en que
se daban aquellas primitivas relaciones, que, sin darnos cuenta,
van a determinar, en gran medida, nuestro destino y nuestro
comportamiento presente
“Consideradas de un modo general, las regiones mejor pobladas
del Sur y del Este, corresponden a las naciones asiáticas más
civilizadas, mientras que las regiones relativamente desiertas de
Norte estaban hasta hace poco habitadas solamente por tribus
salvajes. Pueblos nómadas que se hallaban en ese estado
transitorio de civilización llamado barbarie, recorrían las mesetas
y llanuras del Asia Central.” (Idem p 16).
“Aislados unos de otros por las mesetas frías, las altas montañas y
las regiones sin agua los pueblos asiáticos han vivido más
distintos, y con menos comunicación entre sí que los pueblos de
Europa. Sean cuales sean los orígenes de los europeos, sus
rivalidades, y sus odios de nación a nación, no por eso han dejado
de tener plena conciencia de que pertenecen a una misma
humanidad, y de raza a raza, de iberos a celtas, de eslavos a
fineses y de turcos a albaneses, las mezclas y cruzamientos se han
verificado en muchas regiones europeas, haciendo desaparecer las
diferencias primitivas. En Asia los cruzamientos no han
conseguido aproximar y fundir las diversas razas. Es verdad que
al Norte se ha verificado la transición etnológica en diversas
tribus, entre turcos y mongoles, y entre rusos y fineses. Al Oeste,
semitas e iranianos se han fundido en Persia y en otros lugares,
formando naciones cuyos elementos originarios no se pueden
discernir con claridad. Indudablemente no quedan en Asia razas
que sean completamente homogéneas, y exceptuando las islas de
Andaman, no se encuentran individuos que pertenezcan a un
tronco étnico puro desde hace millares de años. ¡Pero cuantos
contrastes ofrece todavía las poblaciones en la parte más grande
del continente asiático! Los diversos pueblos reunidos, por unos
bajo el nombre general de turanianos, y por otros bajo el de tino –
tártaros, forman generalmente grupos distintos, separados
266
completamente de otros pueblos por su manera de pensar y su
género de vida” (Idem p17).
“Al Norte del Antiguo Mundo, los samoyedos, los ostiakos y
otras tribus siberianas forman una de las subrazas más difíciles de
reconocer” (Idem. P 17).
“Al Este los mandchures y los tonguses, y al Oeste los Kirghises
y los tártaros, representan el tronco turco. Los mongoles y los
buriatas, en el centro del continente, son considerados como el
tipo por excelencia de la raza mongólica, a la cual se le da el
nombre de <amarilla>, a falta de mejor designación” (Idem. P
18).
“En las altas mesetas del interior, los tibetanos forman igualmente
un tronco aparte, mientras en las cuencas de los ríos del Oriente
asiático domina la gran nación china, más o menos mezclada,
superior aún por el número a los pueblos más grandes de la tierra
y distinta por las costumbres y las ideas de todos los demás tipos
humanos. Al Sudeste los malayos constituyen igualmente una de
las mayores divisiones entre las razas. En algunas de las islas de
la Sonda, así como en la península de Malaca, muestran éstos un
carácter que contrasta con el de los demás asiáticos. Hasta el
interior de su península, donde no han podido mezclarse con sus
vecinos los árabes, que constituyen con los judíos la raza llamada
semítica, guardan los malayos con toda pureza su tipo primitivo.
En cuanto a las razas de la India, puede decirse que se han
superpuesto. Viviendo en el mismo país, las diversas familias que
pueblan este territorio, divididas en castas enemigas, han
subsistido las unas sobre las otras, sin mezclar jamás su sangre y
sus ideas. Los poemas sagrados de los indos nos cuentan cómo las
razas llamadas nobles tuvieron que luchar con razas llamadas
inferiores, gentes de piel negra y nariz aplastada y también con
otros llamados “Anasikas”(hombres sin nariz), como igualmente
con genios perversos, y con monos. La lucha cesó hace miles de
años, pero la ley de castas sigue levantando entre los antiguos
combatientes su muro de bronce” (Idem p 18).
267
“A fines del siglo XVI, Rusia, apenas liberada de los tártaros,
tuvo su Francisco Pizarro ó su Hernán Cortés, como cincuenta
años antes los había tenido España apenas libre de los moros.”
(Idem .p 33).
“Un cosaco del Don, una especie de jefe de bandidos llamado
Yermak Timoleief, arrojado del Volga por el emperador Iván el
Terrible, se escapó a los montes del Ural con 840 aventureros, y
caminando luego al Este tomó á Isker, ciudad tártara y
musulmana. Entonces, para volver a la gracia de su czar, le
ofreció su conquista por todo el tiempo que á Dios le plazca dejar
vivir á este bajo mundo” (Idem. P 33).
“Resultó que el país conquistado por Yermak Timaleief se parecía
a Rusia por sus estepas infinitas y por sus grandes y tranquilos
ríos. Allí se movieron á su gusto los cosacos cien años después,
buscando las minas del oro o cazando las pieles cada vez más
lustrosas cuanto más tierra adentro las buscaban, y así tropezaron
con el Amour, afluente del Pacífico y río de los chinos, pueblo
entonces casi fabuloso” (Idem p. 33).
“Estas inmensidades aumentadas luego, tienen por nombre
Siberia, y este nombre viene de Sibir ó Sever. Sibir era la
designación rusa de la ciudad tártara conquistada por Yermak á
orillas probablemente del Irtych, 17 kilómetros más arriba del
emplazamiento de Tobolsk. Sever es la palabra rusa que significa
Norte, y la Siberia bien merece ser tratada de tierra del Norte, no
tanto porque traspasa el círculo polar cuanto por sus fríos
inauditos, sobre todo al Este, desde Irkoutsk y los montes del
Lena” (Idem p. 33).
De la montaña a la tundra, la tierra extendida en magníficos
aluviones no ofrece, por falta de humedad, la exuberancia que era
de esperar. Separada casi toda ella del pacífico por altas
montañas, alejada del mar de la India por el abultamiento del Asia
Central, y del Atlántico por el relieve de Europa, y teniendo
cercano solamente el Océano Glacial que casi nunca está líquido,
Siberia recibe poca humedad (de 20 a 50 centímetros, según el
268
sitio por año), cada vez menos, y se va secando. Ríos que antes
alcanzaban al Irtych, al Ob, al Yenisei, no llegan ya a ellos y se
detienen lánguidos en cualquier paraje de la Estepa.” (Idem p 34)
“Así el bosque, aunque prodigiosamente vasto, está falto de
fuerza, de brillo, de frondosidad. No tiene matorrales, lianas,
entrelianas, céspedes, insectos, ni aves casi lo arrullen. Durante el
estío que es tórrido, durante los largos días que duran veinte y
más horas, este bosque, falto de savia, las hierbas de la estepa y
los céspedes, todo se seca y está pronto a arder;”…”Se han visto
incendios correr cien kilómetros devorando hasta doscientos
hombres, millares de ganados y toda clase de fieras,”….(Idem p.
34).
“Si a la taiga (nombre del bosque siberiano), le falta vigor y
amplitud, ¿qué decir de los árboles que se prolongan al Norte en
dirección a la tundra, cada vez más flacos, más bajos, más
escasos? La tierra, endurecida por el frío, no les deja ahondar las
raíces; el viento Norte retiene sus brotes en la corteza; la nieve de
ocho meses los encorva y los hace arrastrarse. A los enfermizos y
míseros suceden los enanos, y al fin no queda más que las matas,
la pálida hierba de la tundra, alumbrada por un sol oblicuo ú
oculto por largas y lúgubres noches. En el extremo Norte,
singularmente hacia el Este, reina la muerte con el frío. En el Ob,
y el Yenisei, en la Chatanga, la Anabara y el Olenek, más aún en
el bajo Lena, y sobre todo á lo largo del Jana, el Indighireca, el
Kolyma y el Anadyr, ríos costeros que pequeños en Siberia,
serían entre nosotros Loiras ó Dueros cuando menos, son
frecuentes los hielos” (Idem. P 35)
.”En algunas ciudades, digamos mejor aldeas, pues ciudades no
las hay bajo tales cielos, el frío llega a 60 grados bajo cero, con
temperaturas medias anuales de 11 grados bajo cero, como en
Jacoutsk; 15 bajo cero, como en Ustié – Jansk; 16, como en
Verkho – Jansk, donde se ha visto el mercurio bajare a 63 grados
bajo cero, y donde los rusos y salvajes, que se defienden contra la
naturaleza, pueden ver el termómetro variar 100 grados en los
269
doce meses, ó sea de más de 60 bajo cero á cerca de 40 sobre
cero”…(Idem p 35).
Entre las reseñas más novedosas de pueblos están las siguientes:
4.4.1 LOS TONGUSES.
“De todos los pueblos del Asia rusa el más original y terrible es el
de los tonguses. Tribus nómadas de pastores y bandidos que
habitan la Siberia oriental, extendiéndose por la Mandchuria, y
que en la reciente guerra ruso – japonesa (1905) dieron mucho
que hacer á los rusos por sus expediciones de pillaje. Los rusos
han diferenciado y clasificado a los tunguses con los nombres de
tunguses <de caballos> ó <de ganados>, tongusers <de renos ó
<de perros>, tonguses <de las estepas> y tonguses <de los
bosques>. Algunas familias sedentarias han tomado las
costumbres de los rusos, especialmente las que cultivan la tierra;
pero la mayoría de su nación se compone de cazadores que
forman tribus nómadas. Un trineo y una tienda de pieles
constituyen toda su fortuna, y así van desde las fronteras de la
China a las riberas del mar Glacial, teniendo por suya una
extensión de muchos millares de kilómetros. A pesar de estos
viajes por una inmensa extensión, el tongas sabe volver, a través
de montañas y soledades, así que llega la buena época, á los
parajes de caza donde dejó sus redes y sus trampas,
escrupulosamente respetadas por todos. El más leve indicio
dejado por el cazador en el bosque salvaje basta para que le
reconozcan los hombres de su raza. Un golpe sobre un tronco, una
rama rota, indican la dirección que siguió; un pedazo de madera
en medio del sendero, avisa que no hay que seguir más allá en ese
sentido; flechas suspendidas en distintas posiciones, equivalen a
un lenguaje que entienden todos los tonguses, pues es su escritura.
La naturaleza les habla también con una multitud de signos que
no entienden los europeos. En ciertos indicios invisibles para los
demás, adivinan la presencia de la caza, la proximidad de una
fuente, la proximidad de frutos ocultos entre el follaje”….”Entre
ellos no se encuentran hombres obesos como entre los mongoles.
Sus continuos viajes y su extremada sobriedad no les dejan
270
engordar. Delgados y ligeros hasta en su edad más avanzada, se
deslizan rápidamente con sus rústicos patines y pasan como un
relámpago sobre delgadas costras de hielo, en las cuales no
osarían aventurarse otros siberianos más pesados; los ostiakos por
ejemplo”…(Idem p 50).
”Desde que Brand visitó la Siberia á finales del siglo XVII, todos
los viajeros celebran las cualidades de los tonguses. Vivos de
genio, exuberantes de iniciativa y fogosidad, siempre alegres, aún
en medio de la mayor miseria, respetuoso de la propia persona y
de la de los otros, gentiles de maneras, y poéticos en el lenguaje,
serviciales sin humildad, altivos sin ostentación, despreciando la
mentira, el sufrimiento y la muerte, los tunguses son,
simplemente, un pueblo heroico. No exigen la pena del Talión ni
ejercen la venganza como casi todos los pueblos bárbaros; pero
viven aún en la edad caballeresca y las ofensas se ventilan en
duelos, ajustando los encuentros con el adversario á las reglas de
un ceremonial riguroso. Los tonguses no se han sometido a los
rusos con el servilismo de las demás razas de Siberia. Cristianos
aparentemente, han guardado sus antiguas creencias, sus
costumbres y su libertad. <Nuestra fe –dicen- nos manda vivir y
morir en el bosque.> Contentos con poco, sobrios
extremadamente, saben sufrir el hambre y la sed durante días
enteros sin quejarse jamás, sin perder su buen humor, arrostrando
las privaciones de un largísimo invierno. Un solo animal, el reno,
y un árbol de dúctil corteza bastan para sus necesidades. El reno
les da su carne, que los mantiene; su piel, que emplean como
vestidura; sus tendones, que sirven de hilos; sus huesos, en los
que tallan diversas herramientas; y la corteza del árbol la emplean
en hacer cajas, espuertas, cunas y tiendas. En otros tiempos no
existían entre ellos ricos y pobres. Hoy, cada familia tiene su
rebaño de renos, más o menos numerosos, y sus deudas en el libro
de cuentas del mercader ruso de la vecina factoría” (Idem p 50).
“A pesar de la elasticidad de su carácter y su fuerza de resistencia,
disminuye considerablemente este pueblo. Tienen los tonguses
muchos hijos y los cuidan cariñosamente; pero las epidemias se
ceban en ellos. El hambre mata aún más gente que las
271
enfermedades, y los tonguses, resignados con su suerte, hablan
dulcemente de la posibilidad de morir de inanición” …(Idem p
51).
4.4.2 LOS VOGULES, LOS OSTIAKOS,
LOS SAMOYEDOS, LOS MONGOLES,
LOS TCHOUKTCHE, LOS KORIAKOS,
LOS KAMTCHADALOS
“Los bógales, ur alíanos por excelencia, -pues los montes Urales
son su patria, después que los rusos los han empujado con
dirección al Este, aproximándolos a Europa, guardan de su origen
finés los pequeños ojos oblicuos y el antiguo idioma, más o
menos corrompido. Son cazadores en su mayoría y vestidos con
gruesas pieles, rematadas por un capuchón ornado á derecha e
izquierda con orejas de animales, parecen de lejos bestias feroces
de la selva. Pero de cerca su fisonomía es tímida y revela cierto
miedo.”…”No hay ejemplo de que los vogules hayan
desobedecido al mercader ruso que los explota y que, con sus
exigencias, hace de ellos verdaderos siervos. Ellos mismos van
personalmente á entregar su tributo á las autoridades de las
poblaciones y se obligan á todo lo que les quiere exigir” (Idem p
51).
“Lo mismo que otras poblaciones de origen finés, los vogules se
tatúan varias partes del cuerpo y la cara con diversas figuras. A
pesar de estos tatuajes que representan el pasado de la familia y
sus relaciones de parentesco, y a pesar también de su humildad
cobarde ante los dominadores rusos, los vogules son los menos
sociables de los habitantes de Siberia. Durante el verano viven en
familias aisladas persiguiendo la caza en el bosque. En invierno
establecen sus cabañas á una gran distancia unas de otras, sin
llegar nunca a aproximarse tomando el aspecto de una aldea. El
espíritu de familia está igualmente poco desarrollado entre ellos.
El cazador puede tener una o varias esposas según su riqueza;
pero la menor disputa rompe el matrimonio y el hombre vive
entonces completamente solo, sin otros amigos que sus renos y su
272
perro. La mayoría de los viejos, abandonados por los suyos,
mueren en el aislamiento, de frío o de hambre. Por eso entre los
vogules los entierros se realizan sin ninguna solemnidad. Se
limitan a abrir una fosa allí mismo donde ha caído el cadáver;
pero más generosos que en vida del muerto no dejan los vogules
de depositar sobre la tumba, junto con las armas del difunto, una
provisión de tabaco y aguardiente, los dos grandes regalos de este
pueblo (Idem p 52).
“La principal nación del Nordeste de Siberia, es la que los rusos y
otros europeos designan con el nombre de ostiakos”…..”El
nombre de ostiakos procede del tártaro Ouchtiak que significa
<extranjeros>”….”Los ostiakos ocupan la mayor parte de Siberia,
o sea un territorio de más de un millón de kilómetros (cuadrados),
y en esta soledad inmensa están esparcidos sus campamentos. En
tan colosal extensión no son más que unos 25.000 individuos,
según los últimos censos” (Idem p 53). .
“Cuando los cosacos emprendieron la conquista de Siberia, los
ostiakos, mucho más numerosos que ahora, les opusieron
verdaderos ejércitos, pues tenían una relativa organización
nacional y habitaban poblaciones construidas regularmente. En
sólo una expedición, á mediados del siglo XVI, los rusos
destruyeron 41 de esas poblaciones fortificadas, cuyos restos aún
subsisten. Actualmente los ostiakos, cazadores y pescadores,
viven en cabañas y cavernas, humildemente sometidos a sus
amos los rusos y se apr3estan á pagar el impuesto cuando lo
permite su extremada pobreza. Entre ellos basta que se enseñe al
hijo un nudo de cuerdas que representa las deudas que contrajo el
padre, para que aquel las pague sin objeción alguna. La
disminución de la raza es tan rápida en algunos distritos, que se
atribuye, no solamente al hombre, sino a la infecundidad de las
hembras ostiakas. (Idem p 53).
“La práctica de la poligamia por una parte y por otra el celibato
obligado de los más pobres, contribuyen á esta despoblación.”…”
La embriaguez es otra de las causas del exterminio de la raza. Los
ostiakos se sumen en un estado de embriaguez tan completo y tan
273
largo, que la más estupenda borrachera de los europeos es
considerada por ellos como una turbación insignificante. La
situación actual de algunas tribus ostiakas es tan lamentable, y su
muerte por inanición es tan segura, que se ha propuesto varias
veces a las autoridades el apoderarse de los niños de estos
indígenas y repartirlos entre las familias rusas para que
sobrevivan, abandonando a su triste destino a los viejos y los
hombres ya formados” (Idem p 54).
La servidumbre y la usura han hecho olvidar a los ostiakos la
antigua organización nacional, pero el espíritu de solidaridad es
todavía muy fuerte entre ellos, y aunque ya no viven en
poblaciones, acampan juntos por centenares y hasta por millares
de individuos. Los miembros de esta federación familiar se
consideran parientes y se ayudan como si fueran hermanos.
Aunque entre ellos existe la propiedad, pues cada cual se reserva
un puesto de caza, los más afortunados comparten esta caza con
los que vuelven con las manos vacías.” (Idem p 54).
“La mujer ostiaka es comprada como una bestia y considerada
eternamente impura. Ni siquiera tiene un nombre, y no puede
penetrar en el rincón de la tienda donde se guardan los víveres.
Hasta en algunas tribus el marido y los hijos, purifican con
fumigación el lugar donde se ha sentado. La mujer no hereda
jamás, pues forma parte de la herencia, en compañía de los renos
y las ovejas. A pesar de este desprecio tradicional, la dulzura de
las costumbres ostiakas la ponen á cubierto de toda violencia, y el
marido la trata la más de las veces con buen humor y cordialidad”
(Idem p 57).
Los samoyedos del Norte de Asia son hermanos de los del Norte
de Europa, y viven en torno a los estuarios del Ob y del Tar, y en
los bordes del Yenisei. Son como los samoyedos de Europa,
pequeños tímidos, melancólicos hospitalarios y dulces”…..”Estos
samoyedos se mantienen a distancia de los mercaderes rusos, de
los popes y de sus empleados; pero en su marcha hacia el Norte
por huir de estos representantes de la civilización, á los que temen
como a una plaga, no avanzan nunca hasta la orilla del mar.
274
Consideran la región del litoral como perteneciente, por derecho
al <pueblo> de los osos blancos,”…(Idem p 58).
“Los mongoles, divididos en diversas tribus, pueblan toda la
vertiente meridional del Altai. Los principales representantes de la
raza mongola en esta parte de Siberia, son los kalmucos, que se
evalúan en unos 20.000 individuos, y, como ellos dicen, forman
<una sola familia de hermanos>. Eso que llamamos <civilización
colonizadora>, acabará por hacerlos desaparecer como nación
distinta, a pesar de ser tan respetable ó más que sus civilizadores,
por su simplicidad, su rectitud y la generosidad de sus
costumbres. Los kalmucos han sido llamados por muchos viajeros
<los más honrados de los habitantes de Asia” (Idem p 58).
“Los tchouktches fueron en otros tiempos un pueblo belicoso y
conquistador. Durante muchos años se defendieron tenazmente
contra los rusos, oponiéndose a sus avances, y cuando al fin
entraron en relaciones comerciales con ellos, les ofrecían las
pieles y demás mercancías en las puntas de sus lanzas. Los
mercaderes rusos, deseosos de estar bien con ellos y cansados de
una guerra tenaz, no se ofendieron por ese trato hostil. Todavía
recientemente, la tribu de los onkilon, ha sido expulsada de sus
territorios en el cabo Norte por los belicosos tchouktches”…”Pero
la época guerrera de los tchouktches ha pasado ya, y actualmente
son los hombres más pacíficos del mundo, prontos al sacrificio
unos por otros, llenos de bondad, con un buen humor inalterable
que desafía á la desgracia y de una extrema dulzura en todas las
relaciones de familia. Ya no matan ahora a sus viejos, como la
piedad filial les aconsejaba en otros tiempos, a fin de evitar á
estos desgraciados la lucha con el frío y el hambre”….”Gracias al
trabajo de sus esposas que levantan las tiendas, preparan la
comida, cosen y adornan los vestidos, cuidan los trineos y
enganchan los renos, no tienen los tchouktches otras ocupaciones
que la pesca, la caza, y el comercio. Las mujeres parecen esclavas
aparentemente; pero en realidad son ellas las que mandan y los
hombres las obedecen” (Idem p 61).
275
“Como los tchouktches son los principales intermediarios del
comercio más septentrional entre Asia y América, reciben de los
pueblos civilizados, especialmente de los yankis, a cambio de sus
servicios, instrumentos de pesca y otros útiles con todas las
perfecciones modernas, así como armas de repetición. También
reciben el veneno más terrible de los pueblos, el fatal aguardiente,
y muchos tchouktches, cuando han bebido varias copas, se
apresuran a entregar á los comerciantes extranjeros todo el
producto de su pesca” (Idem p 62).
“Al borde del mar de Okhostsk se encuentra otro pueblo no
menos interesante: los koriakos, descendientes de nómadas
arruinados que, al ver perdidos sus rebaños de renos, se han
dedicado á la pesca y al tráfico con los marinos extranjeros y los
comerciantes rusos” (Idem p 62).
“Los navegantes les han enseñado a emborracharse y los
mercaderes á robar y a mentir. Viven corroídos por la miseria y
los vicios, y no se conoce en la tierra siberiana otro pueblo más
degradado que éste. Sin embargo, algunos koriakos que viven
lejos de la costa poseen aún sus rebaños de renos y viven una
existencia relativamente independiente. Las familias se asocian
generalmente en número de seis o siete, formando una pequeña
república en la que todos son iguales, El jefe, ó sea el “tayon”,
que generalmente es el más rico del grupo, dirige a los demás para
escoger el sitio del campamento ó dar la orden de marcha, pero
aparte de estos consejos de su experiencia, no ejerce ningún
poder. Sin amos y sin servidumbre, estos koriakos del interior son
los hombres más hospitalarios y serviciales de Siberia, y en el
seno de la familia se portan como excelentes padres y maridos.
Aman tanto a los renos que se niegan á venderlos, y solo por una
necesidad urgente se deciden á matar uno, disminuyendo su
rebaño”….”Lo mismo que otras tribus están obligados los
koriakos á conquistar á sus esposas, trabajando uno o más años
gratuitamente en la casa de su futuro suegro. Hasta el día del
matrimonio, que consiste en un simulacro de rapto, la joven vive
guardada por vigilantes ancianas que se sirven de cuerdas, látigos,
y garrotes para alejar al pretendiente apenas intenta éste hablar á
276
su prometida. También es tradicional entre los koriakos matar a
los viejos y a los enfermos para evitarles los sufrimientos de una
larga agonía” (Idem p 63).
“Muchos koriakos conservan una independencia absoluta y no
pagan el “yassak” o tributo a los empleados rusos. Bien es verdad
que ningún pueblo siberiano ha luchado con mayor entereza
contra la dominación rusa. En las diversas guerras que los
koriakos mantuvieron con los cosacos, aquellos se mostraron
siempre irresistibles é indomables, <como si hubieran hecho un
pacto con la muerte>. Cuando se veían rodeados de enemigos,
más numerosos y bien armados que ellos, y era imposible su
victoria, juraban <perder el sol>: degollaban á sus mujeres é hijos
para evitarles la esclavitud y las torturas; quemaban todo lo que
poseían y después se precipitaban sobre los contrarios para morir
matando. Ninguno huía, aunque encontrara franco el camino<,
todos caían rodeados de cadáveres de enemigos” (Idem p 64).
“Los kamtchadalos, habitantes de la península de Kamtchaska,
pertenecen a otro tronco étnico que los koriakos y son más
pequeños que éstos, aunque se les asemejan por su cara redonda y
ancha, los pómulos salientes, los ojos diminutos y hundidos, la
nariz aplastada, la cabellera negrea y la tez cobriza. Su lengua
característica se pierde con tanta rapidez como disminuye su
raza.”…”Ascienden á unos 3.000 los habitantes de Kamtchaska, y
son, por lo general, hombres de dulces costumbres y muy
honrados, excepto en las poblaciones donde los mercaderes rusos
les han enseñado la astucia y la mentira en fuerza de engañarles.
Sus casas invernales están abiertas siempre para el extranjero;
jamás se fatigan de prestar servicios y olvidan con facilidad las
injurias. A pesar de su miseria y de los malos tratos que los
dominadores les hacen sufrir, jamás pierden su buen
humor”…Conservadores por excelencia, no abandonan en sus
viajes un sendero trazado por sus padres hasta que viene a cortarlo
un accidente de la Naturaleza. Nada tienen del carácter heroico de
los koriakos, y sus cantos quejumbrosos, que parecen haber
comenzado por una imitación de los gritos d las aves marinas, no
celebran el recuerdo de antiguos combates. El amor, el trabajo, los
277
viajes en trineo, la caza, y la pesca, son los únicos temas de esta
poesía popular” (Idem p 65).
“Otra tribu del bajo Amour son los giliakos, que parecen
hermanos de los que pueblan la isla de Sakhalina y parientes de
los misteriosos aínos (que viven en las islas del Norte de Japón).
Los giliacos no tienen la cara abierta y franca de la mayoría de los
tonguses, y sus pequeños ojos brillan con fulgor sombrío”….”Son
más salvajes que los tonguses, aunque cuando entre ellos se
encuentran forjadores de hierro, mecánicos, y hasta escultores.
Los viajeros que los han estudiado de cerca, dicen que son falsos,
ladrones y vengativos. Aparte de esto, muestran un gran amor por
la libertad; no reconocen amos y se gobiernan por las
costumbres”….”Las novias, compradas al padre desde que tienen
cuatro ó cinco años, son mantenidas y educadas á costa del
prometido hasta que llegan á la mayor edad” (Idem p 68).
“En la isla de Sakhalina, la población indígena, compuesta de
giliakos, casi ha desaparecido ó vive esclava de los pescadores
japoneses. Los 15.000 habitantes de la isla son japoneses ó rusos.
Estos, que son casi todos empleados militares ó deportados, viven
contra su voluntad en una isla de lluvias, de nieves y de nieblas,
que apenas produce para su subsistencia, teniendo que recibirlo
todo de afuera” (Idem p 70).
4.4.3 LOS TURCÓMANOS.
Difícilmente se encuentra entre los geógrafos una descripción más
sombría de un hábitat humano como la que hacen Onésimo y
Eliseo Reclus, a principios del siglo XX cuando hablan del
Turkestán Ruso, su descripción de Siberia y de esta región del
Asia Central muestran sus terribles contrastes con la verdura, el
clima soleado y húmedo de nuestro país, verdadero <paraíso
natural>, del cual nunca han tenido consciencia, que nunca ha
sido suficientemente valorado, estimado y amado por sus
mentalmente perturbados habitantes:
278
“El Turkestán ruso, con todas sus dependencias, tiene una
extensión de 3450 millones de hectáreas (ó tal vez un poco más)
con cinco ó seis millones de almas. Es cinco veces más grande
que Francia y siete veces menos populoso” (Idem p 72).
“El Turkestán siberiano se extiende hacia el Irtych y el verdadero
Turkestán se apoya en los montes Celestes y en el Pamir” (Idem p
73).
“Los Montes Celestes, ó Thian – Chan, están cubiertos de nieve, á
pesar de la sequedad de su zona, porque se elevan á las enormes
alturas de 5.000. 6.000, 7000 y 7.500 metros, mereciendo el
nombre de Celestes por destacarse en el azul del cielo con sus
cumbres siempre blancas” (Idem p 73).
<<el macizo llamado de Thian – Chan que hasta hace pocos años
se creyó volcánico, avanza sobre vastas mesetas que son una
provincia turcófona de lengua monosilábica. Domina la
Ozoungaria y la comarca de los Seis Ríos o Kachgarias, por otro
nombre llamada el Alto Turkestán ó Turkestán del Este, que se
puede llamar <el Turkestán amenazado>, porque á pesar de la
elevación “celeste” de los Thian – Chan estos no le defienden de
la intrusión de los eslavos” (Idem p 73).
El Pamir, llamado Bam – i - dunya ó Cumbre de la Tierra, tiene
4.000 metros de altura media. Sobre esta cima del Universo
soplan todos los vientos fríos, afluye la nieve en torbellino de los
cuatro puntos del horizonte, y los ríos descienden por sus faldas
para verterse al Occidente y Oriente en inmensos lagos. ¿Quién
creerá que esta sublime meseta, tan cerca de los astros, este
enorme depósito de nieve, este país de los lagos, se va secando
visiblemente, como toda el Asia, mal llamada Central, puesto que
al Oeste confina con Europa? Así es, sin embargo: muchas
cuencas carecen de líquidos caudales; muchos lagos han
desaparecido para siempre. El Pamir, muy poblado de bosque, se
divide en varios montes de nombres turcos” (Idem p 74).
279
Mucho más secas que los Montes Celestes y el Pamir, las llanuras
(del Turán) se extienden a los pies de éstos hacia el Occidente,
llegando al mar Caspio, en forma de campos que tienen un clima
terrible é inhospitalario. Las estepas de lago Balkach y las del
Turán, que llevan hasta el mar de Aral dos ríos gemelos, conocen
fríos de 30 y 35 grados bajo cero, y calores de 40 á 44. El año
tiene los climas del Polo y del Trópico, pero este último, por
desgracia, sin las lluvias tropicales. Llueve muy poco en el Turán,
y lentamente las lluvias son cada vez más raras” (Idem p 75).
El desierto se extiende desolado, esperando tal vez que una
potente labor de irrigación lo reduzca, pero sin que sea posible
hacerlo desaparecer nunca. Aún en los distritos en que el riego es
más abundante, apenas una onceava parte del suelo puede
transformarse en tierra hospitalaria, y no llega á la centésima,
acaso á la milésima parte la porción donde por medio de diques se
puede retener algún torrente de nieve líquida u practicar un pozo
siempre expuesto a cegarse. Solo dos ríos y algunos arroyos
logran sembrar de verdura el campo hasta la línea del horizonte”
(Idem p 75)
Al presente, el desierto, en su extensión más estéril, ocupa la gran
mitad del país bajo que separa la cuenca del Irtych – Ob, al pie de
los montes del Irán, llamándose <Estepas del Hambre>, AK –
AUM ó <Arenas blancas>, Ixil – AUM ó <Arenas Rojas>, Kara –
AUM ó <Arenas Negras>, todas desnudas, grises ó negras, rojas y
blancas. Estos desiertos tristes podrían ya que no fertilizarse,
perder al menos un poco de su desolación. Bastaría con que allí,
donde la arena es movediza el hombre plantase árboles pequeños
y espinos, ya que no el bosque compacto que resiste al cielo sin
lluvia, a la tierra sin agua, al aire tempestuoso, al paso brusco de
lo tórrido á lo polar y de lo polar a lo tórrido.” (Idem p 75).
Pero en vez de dejar trabajar a la Naturaleza inmortal, en lugar de
dejarle tiempo para que cree bosques de saksaoul, que es un árbol
de resistencia heroica, abaten los hombres cuanto la llanura trata
de producir, lo que da la duna, y cada vez se extiende más el
yermo y se seca la tierra” (Idem p 76)
280
“No se ven allí praderas, cultivos, jardines, ni vida, sino á orillas
de los ríos y de los escasos canales de riego que los sangra.
Cuando el Sir y el Amon corren entre orillas demasiado elevadas
para poder sacar de ellas un canal, aparece la tierra tan yerma y
maldita a cien metros del río, como si es5tuviera á veinte leguas”
(Idem p 76).
“En el Turán el viento azota arenas saladas y rojas arcillas, silba
en los arroyos y las lagunas, pero no ahuyenta los mosquitos,
tormento de las noches de verano, y á veces trae en sus alas
escuadrones de saltamontes. No se ven árboles. Del mar de Aral
al río Ural no se encuentra más que uno. Y la distancia entre
ambos es de 500 kilómetros” (Idem p 76).
“De tiempo inmemorial iranios y turianos se encontraron en el
Turán” (Idem p 80).
“A los turianos pertenece la mayoría. Supónese que son dos por
uno en el conjunto del país, superioridad que les quitará con el
tiempo <la avalancha rusa>” (estas palabras eran escritas en la
primera década del siglo XX) (Idem p 80).
“Entre ellas hay además 360.000 turcómanos (De 1.200.000
aproximadamente en que se estima toda la nación turcómana en
Asia rusa, en Persia, y en los Khanatos de Bokhara y de Khiva) o
más exactamente turcomenos, turcos de nombre y turcos de
lengua, pero que no lo son de origen.” (Idem p 80).
“Como durante muchos siglos han matado, incendiado, robado y
violado en tierras de Irán, la sangre irania no ha cesado de
comunicárseles por medio de las esclavas persas. Desde el Caspio
al pié del Hindo – Kousch, el espacio por donde erraban antes
tenía la extensión de Francia. Ahora, son más sedentarios y viven
menos del merodeo y el asesinato. Rusia los mantiene quietos,
pacíficos, prudentes y buenos. La toma de Goek – Tépé, que era
su ciudadela, y la ocupación de Mero, han quebrantado su ímpetu
de bandoleros. Obligados a convertirse de nómadas en
281
sedentarios, comienzan á apacentar rebaños y á distribuir el agua
vital en los jardines de los oasis, en vez de degollar campesinos,
raptar iranias t correr á rienda suelta contra las caravanas” (Idem p
80).
“Todos los turcómanos figuran como mahometanos; pero los más
fanáticos son los de la frontera persa, que encuentran el su celo
religioso un pretexto para sus incursiones de pillaje y la dura
servidumbre que imponen á sus cautivos. Hace medio siglo aún se
aventuraban en ruines barcas sobre el mar Caspio capturando
esclavos en la costra de Bakou, y para evitar estas excursiones
fundaron los rusos su estación naval de Achourade. Algunos
distritos persas han sido casi despoblados por los turcómanos, y
los habitantes que aún permanecen en ellos se encierran en
poblados que parecen fortalezas al amparo de centinelas que velan
toda la noche y día para dar el grito de alarma.” (Idem p 85).
En algunos campos avanzados las torres de madera de los vigías
se elevaban cada cien pasos. Se evalúa en más de un millón el
número de individuos capturados en Persia por los turcómanos
durante un siglo, llegando a vivir á la vez 200.000 esclavos en el
Turkestán. ¡Ay del pastor persa que osara aventurarse en los
terrenos inmediatos á los turcómanos! Estos bandidos que estaban
al asecho en cualquier repliegue del terreno le cortaban la retirada,
empujándolo hacia el Turkestán cargado de cadenas. Hordas
enteras de nómadas de nómadas no tenían otra ocupación que el
bandidaje, el tráfico de hermosas persas á las que hacían esclavas,
y la guerra con otras tribus turcómanas. Para librarse de este
bandolerismo hereditario, los pueblos del Sur tuvieron que
levantar en otros tiempos una muralla de muchos centenares de
kilómetros, se ven aún en el ángulo Sud – oriental del mare
Caspio. <¿Dónde está tu alma?> preguntaba una mujer a un héroe
turcomán. Y este respondió: < Mi alma está en mi espada; mi
alma está en una flecha de oro” (Idem p 86).
“El saqueador de profesión, el turcomán, <negro> no se digna
hacer más que un trabajo: amaestrar su caballo, que es su
compañero de fatigas y peligros, desde lo alto del cual <no
282
conoce padre ni madre>, según una frase del país. Sus manos las
considera deshonradas si las emplea en el cultivo de la tierra.
Esto, según él, es faena de mujeres y esclavos. Cuando los jinetes
parten en medio de la noche para un “Alauzan” ó correría de
pillaje (porque estos caballeros del robo aman las tinieblas como
las bestias feroces), un “icham” o derviche vagabundo los bendice
implorando los favores del cielo sobre su noble empresa. Los
cautivos enfermos y los viejos son degollados, no solamente
porque carecen de valor, sino por que su sangre place al dios de
los ejércitos. Cuanto a los sacerdotes que caen prisioneros, los
turkómanos les perdonan la vida porque podrían lanzar un
maleficio que influyese fatalmente en sus expediciones” (Idem p
86).
…”los turcómanos se enorgullecen <de no dormir a la sombra de
árboles ni de reyes>. Hay entre ellos individuos que toman el
título de “ak – sakal (barba blanca), de bay ó bey y hasta dee
khan, suprema dignidad de príncipe; pero esto no pasa de ser una
simple vanidad, pues nadie piensa en tributar homenaje a estos
guerreros si no se distinguen por una bravura especial por una
riqueza que les permita prestar granos a los otros… “Las ofensas
se vengan personalmente cuando se puede y las guerras se
perpetúan entre familia y familia, á menos que una compensación
monetaria no repare el delito primitivo”…”Agrupándose unos con
otros libremente, se separan cuando les parece bien, sin
responsabilidad alguna ni obedecer otras leyes que las reglas de
conducta transmitidas de generación en generación, desde un
tiempo inmemorial. La vida en las estepas consagrada por el
deber ó la costumbre, ha forjado verdaderos hombres libres. Los
turcómanos se distinguen de sus vecinos los persas y los afganos
por su honradez más severa y costumbres memos impuras.
Unicamente en la guerra, que convierte en fieras á los hombres,
dan libre curso á su violencia y su crueldad; pero en las relaciones
ordinarias de la vida son de una honradez notable”… (Idem p 84).
Los Kara – Kalpaks ó <Bonetes Negros>, igualmente turcos, han
cesado hace mucho de galopar sobre el país. Buenos campesinos,
en número de 50.000 (De los 300.000 que hay en el imperio de
283
todas las Rusias), tienen sus pacíficas aldeas en las márgenes del
Bajo Amou y en las riberas orientales del Aral, entre el turbulento
turcómano y el kirghis obeso y apático” (Idem p 80).
4.4.5 LOS KIRGUISES
Los kirghises ó kazaks, en número de dos millones, amigos del
caballo, bebedores de leche de camella y de burra, se dividen en
cuatro hordas, lo que, según la etimología, significa cuatro
campos, de la palabra mongola “ordou” campo, ejército, séquito
del príncipe”…..”Sus antepasados formaron parte de la multitud
furiosa de gentes mongolas que Jengis Khan llevaba á la
conquista del mundo” (Idem p 80).
“Con sus dos millones de población, sus caballos de mala facha,
pero de fuerte y resistente naturaleza, los kighises, que tienen las
piernas arqueadas de oprimir el lomo de las yeguas, forman la
masa mayor de caballistas pastores que hay en el mundo.
Demasiado dislocados como pueblo para ser ahora peligrosos,
blandos e indolentes de espíritu, no inspiran ya temor a los rusos
que los envuelven y penetran”…(Idem p 81).
“Careciendo de jefes, todos los kirghises creen pertenecer á la
nobleza. Su orgullo aristocrático no tiene límites. Cuando dos
kirghises se encuentran, la primera pregunta que se dirigen es
ésta: <¿Cuáles fueron tus siete abuelos?> Y todos, hasta el niño
de ocho años, saben contestar citando la genealogía hasta el
séptimo ascendiente. Los que cuentan algún Khan entre sus
antecesores (y hay algunos kirghises que descienden directamente
del temido Jengis – Khan), tienen buen cuidado en distinguir los
que fueron <Huesos blancos>, de la muchedumbre popular de los
<Huesos Negros>”…(Idem p 88).
..”La obesidad es muy común entre los kirghises, y los nobles de
la nación la consideran como u n privilegio de su majestad. Están,
por regla general, dotados de una gran fuerza física, pero son
per4esozos, muelles, sin habilidad y sin gracia. Su marcha es
pesada por su gran volumen y porque la mitad de su vida la pasan
284
sobre el caballo, lo que hace que tengan todos las piernas muy
arqueadas”…..“Los kirghises tienen el aire triste. Rara vez se
encuentran entre ellos hombres que tengan el buen humor de sus
vecinos los bachkires y la mirada audaz de los turcómanos. <los
más son de una pereza inaudita: no hacer nada constituye su
alegría y su gloria. En las canciones kirghises las mujeres
celebran su propio trabajo y la pereza señorial de los hombres.
Habituadas á una labor regular, la hembras son más graciosas que
sus maridos y les sobrepujan en condiciones morales” (Idem p
89).
“Los kirghises de las grandes estepas son pastores armados y
asombrosos jinetes. Un suceso cualquiera les hace cambiar de
patria, emprendiendo lejanas expediciones. No hay suelo9 que los
retenga. En vano el gobierno ruso, para fijar su residencia, ha
construido casas para los <sultanes>, queriendo convertirlos en
personajes. Aunque muy satisfechos de ese honor, los <Huesos
blancos> han seguido viviendo bajo la tienda, dejando en estas
casas los objetos que atestiguan su riqueza y su civilización.
Solamente los más miserables, los que se ven obligados por el
hambre á vivir como siervos en loas colonias de cosacos, se
resignan a vivir en casas de madera. Los kirghises presienten que
una vida sedentaria en el interior de edificios será el signo de la
pérdida de su libertad”…(Idem p 90).
Los kirghises no tienen las aficiones batalladoras de sus vecinos
los turcómanos. Sin embargo, resistieron mucho tiempo á los
invasores rusos, hasta el punto de hacer durar la guerra más de
cien años, con intermitencias de paz armada. Su última
insurrección fue en 1870, en la cual destruyeron varias colonias
rusas y sitiaron el fuerte de Alexandrovsk. Sin embargo, los
kirghises son pacíficos por naturaleza. Sólo por vengar insultos,
satisfacer antiguos rencores ó aprovechar una ocasión propicia al
pillaje, emprenden de tarde en tarde sus ”barantas” ó expediciones
armadas, en las cuales se limitan a robar caballos”….(Idem 91).
“De todas las prácticas mahometanas, la poligamia es la que más
se ha aceptado con mayor entusiasmo, no por la muchedumbre de
285
kirghises pobres, incapaces de pagar más de una vez el “kalim” ó
precio de a esposa, sino por los ricos que poseen centenares o
millares de animales. Así como el rapto de la mujer es una ficción
y una ceremonia entre los pueblos semibárbaros, en los kirghises
es una realidad, pues son muchos los que roban de veras á las
jóvenes como botín de guerra. Casi siempre van a raptarlas en las
tribus kalmucas de Thian – Chan, satisfaciendo así la antigua
costumbre, según la cual debe tomarse la mujer á viva fuerza en
una nación enemiga” (Idem p 91).
“Los kirghises, como buenos caballistas nómadas, desaprecian la
agricultura. El que de ellos cultiva la tierra, es un hombre
degradado, que renuncia a las alegrías de la vida y la libertad.
Algunos kirghises, que son agricultores cerca de los
acantonamientos de cosacos, pierden el título y el traje de tales á
la segunda generación, y se visten a la rusa, llamándose cristianos.
La ganadería es la verdadera industria de los kirghises puros. El
caballo es su más preciado tesoro, y en verdad que merece este
entusiasmo, pues, aunque de fea apariencia, es fuerte y sobrio,
corre 80 kilómetros todos los días, sin esfuerzo alguno, come lo
que encuentra y se acuesta en la arena, sufriendo pacientemente el
calor y el frío. Muchos jinetes kirghises, en caso de necesidad,
hacen 300 kilómetros en 31 horas, cambiando de caballos” (Idem
p 93).
El repaso de estas referencias ofrece la posibilidad de revisar
nuestra percepción de la Realidad Humana con mayor amplitud y
profundidad de lo que es posible en nuestro país cotidianamente,
dada la posición casi insular, casi marginada de los grandes
dramas que se viven en el Mundo, y dado que se desenvuelven
normalmente, fuera de toda posibilidad de nuestra eficaz
participación. Si consideramos la experiencia de nuestro propio
país, podemos entender que en el último medio siglo, a pesar de
un relativo crecimiento en ciertos parámetros económicos, como
el ingreso medio por persona, nacional asistimos a una reducción
importante de nuestro nivel de vida por la inseguridad, a un
incremento de los niveles de criminalidad, de desorden general,
de ingobernabilidad, de falta de respeto por los derechos de los
286
demás, a un proceso de desindustrialización, de incremento de la
población colocada por debajo de los niveles reconocidos de
pobreza, etc.
Esa experiencia no es algo fortuito, no es algo que tengamos que
contemplar, simplemente, cómo algo que nos sucede por vivir en
el Mundo en que vivimos. No. La realidad es que este Mundo de
los humanos tiene sus protagonistas, así sean anónimos, que
logran conmover a la sociedad humana con sus millares de
actividades diferentes, así sean consideradas privadas, de
importancia solamente al nivel íntimo, quizás con escasa
influencia al nivel de alguna localidad específica del Planeta. Sin
embargo la Historia muestra cómo ciertas realidades humanas
extienden su influencia mucho más lejos de lo que nadie se
imagina. En el caso que nos ocupa, podría ser el caso del
desarrollo de las aptitudes guerreras como solución a cierta
coyuntura humana generada por un golpe desusadamente hostil
del clima. La víctima, un pueblo vecino, se siente ultrajado,
violado su fuero, por la irrupción “descarada”, léase desesperada,
de una tribu, de una familia en busca de su supervivencia en aquel
territorio. ¿Qué ocurre con el tiempo? Si aquello se repite surgen
los odios tradicionales, las rivalidades, y hasta la Guerra.
La experiencia pues nos da sus lecciones: Nosotros, los
Colombianos de hoy, hemos recibido, como herencia, una
situación específica en el contexto de la sociedad humana actual;
un patrimonio cultural particular y concreto; una heredad
territorial en la cual vivimos varios pueblos distintos, varias
naciones de muy variado origen, que hemos de compartirlo; una
historia concreta, de encuentros fallidos, de búsquedas, de éxitos,
de sueños realizados, de deseos frustrados, de proyectos
mezquinos y ambiciosos de intervenciones extrañas sanas unas
perversas y abusivas otras, de errores e imprevisiones nuestras
muy concretas, etc. Y ahora simplemente cosechamos lo que
muchos antes que nosotros y nosotros mismos hemos sembrado.
Lo que hemos visto inmediatamente atrás nos muestra, que el
drama de la vida cotidiana de la gente de nuestro país no es ni
287
peor ni mejor de lo que pudiera ser en otra parte. Sin embargo,
puede apreciarse cómo con el trabajo de la Cultura, la educación,
es posible mejorar el nivel de viuda de la gente, aunque subsistan
serias limitaciones de “pobreza”. Hemos visto que la civilización
no siempre trae consigo el progreso y mejoras en el nivel de vida
humano. La adaptación a nuevas condiciones de vida plantea
desarrollar nuevas aptitudes humanas que favorezcan una sólida
implantación en el Medio, tanto natural como humano, lo mismo
que prescindir de las que lo estorben. Y la tarea de lograr una
adecuada implantación de la sociedad humana a ese Medio puede
mejorar sus probabilidades de éxito si mejora el grado de
objetividad en su conocimiento. La Ciencia, la tecnología y la
ingeniería, como disciplinas anexas tienen mucho qué aportar al
Hombre al respecto. Tradicionalmente, a la Religión, en las
distintas culturas humanas le ha tocado enfrentar sola ,o casi, sola
aquella delicada e importante tarea. Es la razón por la cual, vale la
pena pensar si, como sucede en nuestra sociedad secularizada,
estamos cometiendo un gran error si seguimos desconociendo el
aporte que nuestro pensamiento religioso, sea cualquiera que él
sea, en la formación de la personalidad que necesitamos para
generar en nuestros seres humanos las aptitudes que hemos de
buscar.
De alguna manera, vamos a tener que revaluar el significado que
le atribuimos en la sociedad moderna a la Religión, muy
particularmente si le damos crédito a las observaciones de la
región cuyas tradiciones hemos mirado, y cuyo aporte en la
formación de nuestro carácter puede haber sido decisivo. Sus
religiones llamadas proféticas, principalmente el Judaísmo, el
Cristianismo y el Islam, tal vez el pensamiento de muchos
grandes legisladores e iluminados como Laotzé, Confusio,
Zoroastro entre muchos y muy ilustres espíritus, que lograron la
introducción de sus pueblos en la senda de la Cultura, de la
Civilización, pueden ser materia de enriquecedores debates, más
bien que la práctica de rituales estúpidos del rechazo público, de
protestas, de paros, de ultrajes, de ofensas, de amenazas, de
enfrentamientos cruentos o no. Podríamos hablar de la misma
manera de lo que llamaríamos modernamente <cuadros
288
administrativos de las sociedades>, conformados antiguamente
por sus sacerdotes y monarcas y dependientes, empeñados en el
papel de conductores sabios de pueblos, de cultivadores del alma
humana, de reformadores de su carácter, en un plan de facilitar,
para su bien, una vida social duradera. Y hoy conformados
generalmente solamente por funcionarios con preparación técnica
universitaria, llenos de egoísmo y ambiciones de poder, por
empresarios ambiciosos y estadistas y políticos ahítos de
soberbia.
Ello, significaría un avance de valor universal en el esfuerzo de
adaptar la personalidad humana rústica, indómita, a una forma de
vida diferente. La sedentarización de sus vidas, que es precedida
por el nacimiento de la consciencia de pertenencia a un cierto
territorio, el establecimiento de fronteras concretas, pudieron ser
pasos cruciales en hacer concretos derechos de disposición de
espacios y de recursos que antes podían parecer muy vagos. Pero
en la tarea de la <Cultura de la Vida Humana>, hay una tarea de
importancia decisiva ampliamente cumplida: Aquí lo importante
no es eliminar las vidas que obstaculicen el paso de los poderosos
y sus descabellados proyectos políticos; lo importante es hacer a
la personalidad humana adaptable a la vida social, a la
participación en sus grandes proyectos de Vida, no mutilándola,
sino dirigiendo su desarrollo y crecimiento hacia los atributos más
adecuados a las vidas sociales posibles, a la especialización del
trabajo tal como cada Medio lo exige, al desarrollo de una rica
industria para el bien humano, de las diferentes expresiones
artísticas, por ejemplo.
Ello contrasta, como el día y la noche, con los peligrosos
presupuestos industriales del presente, con la contaminación que
generan, con la producción irracional de productos tóxicos de
todo orden, de las grandes empresas que pululan entre nosotros
(en Occidente) de explotación sexual de la mujer, de la infancia,
del débil, de quien no tiene medios de expresar su dolor, su
inconformidad, su oposición, con el sólo objeto del lucro; las
propuestas insólitas y escandalosas que se dan en nuestro medio
urbanizado y secularizado moderno de la eutanasia y el aborto
289
legalizados para evitar la carga de quien ya no puede “producir”,
para lograr la gratificación del placer sexual sin el peso de la
maternidad y de la responsabilidad paterna, para <destruir> el
fruto de una violación; la aceptación social de métodos de
competencia desleal como la mentira, el engaño, el chantaje, la
extorsión, la traición, las amenazas, la intimidación, como
herramientas legítimas en las gestiones sociales económicas y
políticas, entre muchas cosas más. Ello, con razón debe darle fe a
otros del sentido demoníaco de nuestra cultura. De lo cual no
somos muy conscientes es que venimos desarrollando, desde hace
unos doscientos años una nueva cultura cada vez más profana,
más materialista e inmediatista, basada en la “corteza” de una
tradición cultural original, profundamente humana y rica,
producto de una visión insuficiente e incompleta, acerca del
sentido que debía dársele, en su tiempo a la emancipación de los
poderes monárquicos que nos manejaban. Como consecuencia de
ese error de perspectiva y de la actitud que en su tiempo fue
asumida en contra de una sabiduría que era impuesta, por
desgracia, sobre la base de una pedagogía dogmática que ya no
era aceptable. Se concretó el rompimiento y sectores muy
importantes de la “dirigencia” política de nuestra cultura, se
enfrentaron en “guerra civil” y en vez de la concordia sobrevino
la más terrible contradicción. Así fue olvidado el núcleo
fundamental de nuestra cultura, y más tarde, fue rechazado con
desprecio, porque no consideraba los intereses inmediatos de
quienes, desde entonces, manejan los destinos de nuestra
civilización..
En la sociedad moderna se desconoce olímpicamente la función
de ser referencia reconocida y acreditada de orientación, de
conducción, de educación, que ha cumplido tradicionalmente la
Religión, entre nosotros. Los valores humanos, la virtud, tienen
para esa sociedad moderna, por lo tanto, el mismo significado, la
misma legitimidad que todos los vicios y pecados de la conducta
humana que se oponen al pleno disfrute de la vida superior en que
pueden participar todos los seres humanos. Así, sin darnos cuenta,
en la medida de que nuestros pueblos ven cerrados los caminos
por un lado, la experiencia nos ha enseñado que se le abren otros,
290
en virtud de otro polo de actividad humana cuya presencia no es
muy visible. De esa manera se están introduciendo, entre
nosotros, se están estableciendo y se están consolidando
firmemente nuevos poderes no comprometidos con el Hombre,
como el Crimen, que ocasionalmente se comporta como serio
competidor, pero otras veces puede intercambiar complicidades
con los caudillos de nuestra economía, cuyos presupuestos sirven
de eje al manejo de la Política dentro de nuestra cultura, lo que le
permite asegurar las mayores opciones de beneficio propio.
Si hacemos una mirada retrospectiva, ahora, a aquella época de
los años veinte y treinta del siglo pasado en que los ingenieros
apenas empezaban a horadar el territorio patrio con sus vías
carreteables, ya que tenemos una idea más clara sobre lo que es el
proceso de “globalización”, apreciamos que la búsqueda de
nuevas opciones de salida de la producción local a los mercados
externos no era toda la realidad implicada en esos procesos de
<conexión>, que se iniciaban entonces. Ello significó mucho más.
Significó entre otras cosas, el inicio de conexiones sociales que en
nuestro tiempo han permitido llegar a la intimidad de nuestra
alma todo un “universo” de mensajes, de sugerencias, de
propuestas, de exigencias, de información, a través de las
carreteras, de la radio, de la televisión, y ahora a través de las
redes de informática más complejas imaginables. Significó el
acceso popular a realidades diferentes a las suyas, sin cortapisas.
En muchos casos ha significado que aquellos canales de
comunicación pueden ser usados, y de hecho lo son, en el intento
de manipular al ser humano, penetrando, incluso, aquellos
“santuarios” donde debería formarse su consciencia básica
infantil, conforme a la cultura paterna, haciéndolos vulnerables,
de por vida, a posteriores intentos de realineación y de
explotación de la vida humana, según el interés de quien pretende
esa manipulación.
Esa realidad plantea, como algo importante, que el primer paso en
el progreso real, es la “liberación de una concepción sectaria, de
la Vida”. Es preciso que avancemos en la integración humana del
Mundo, que busquemos la fuente de la sabiduría universal, pero
291
con plena consciencia de lo que ello significa. En otras palabras, y
referidos a aquella experiencia pretérita nuestra, la solución no
debía ser, simplemente, interrumpir los planes de construcción de
vías. Debió ser, tal vez, la de adelantar un programa de educación
para adaptar sicológicamente a las poblaciones afectadas a su
nueva realidad.
292
CAPITULO 5
LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA
El mayor reto para todas las disciplinas humanas de
todos los tiempos.
Las condiciones civilizadas de vida deberían ser <<la
cosecha a recoger>> como producto muy preciado del
entendimiento entre los humanos. Los sociólogos hablan
del “estado de guerra permanente” cuando se refieren al
espíritu de las relaciones humanas en las formas de vida
bárbaras, salvajes, indómitas. Ello se contrapone al
concepto del Estado de Derecho en que se ambienta la
vida civilizada.
En el mundo moderno, los seres humanos hemos logrado
avanzar bastante en el desarrollo de las opciones del
Estado de Derecho con las mejores prácticas democráticas,
igual que contamos ya con una experiencia y un
instrumento de expresión del conocimiento y su
comunicación, de valores singulares, dados los logros
humanos por medio de ellos, en el conocimiento del
Mundo en que vivimos: El método científico y el lenguaje
matemático.
De allí que nunca pudimos estar mejor preparados los seres
humanos para responder al reto de enfocarnos substancialmente
en el Porvenir, al logro y al mantenimiento de formas de vida
civilizadas, que son de valiosa proyección hacia el Futuro, en
oposición al << salvajismo ilustrado que practicamos hoy >>.
Ese reto se presenta hoy con una nitidez desacostumbrada,
señalado por el recrudecimiento de la Violencia en el mundo
293
entero en general y muy particularmente en nuestro continente
americano, el incremento dramático de la pobreza y la extensión
de la Guerra, paradójicamente, como medio bien impropio para
resolver conflictos. Los cambios económicos presentados en
momentos como el del año 2008, con una potencia como EE.
UU., actual beneficiario de su vecindad con nosotros, con su
modelo social capitalista, que parece empezar su declinación, y la
invitación que hace un caudillo de estirpe americana, a nuestro
continente de otra gran potencia, destinada a respaldar o a liderar
un movimiento estratégico continental, definitivamente orientado
a consolidar un nuevo proyecto político con ideología importada,
y, ojala que no, por medios militares, nos obligan a la reflexión
profunda, ya que esos acontecimientos nos oscurece, todavía más,
el Porvenir ya bastante enredado, distraen nuestra atención de
problemas sustantivos, y acentúan más la sensación de que
tenemos que movernos apresuradamente para prepararnos y
acopiar medios para enfrentar la Realidad Geopolítica Global que
se nos presenta, con la consciencia requerida y los medios de
que disponemos.
¿Por qué no nos hemos atrevido nosotros, a enfrentar, con
nuestras propias soluciones estratégicas y en beneficio de nuestra
región, los problemas geopolíticos que enfrenta nuestro mundo?
¿Puede más nuestro complejo de inferioridad, nuestro miedo a
enfrentar retos decisivos, que la determinación de resanar las
heridas que hemos causado nosotros mismos entre nosotros, de
restablecer nuestra unidad política continental y enfrentar
dignamente el Porvenir?
Ese reto conduce a la humanidad, como un todo, y a nosotros, en
particular, a idear, diseñar, construir y poner en marcha,
herramientas eficaces destinadas al desarrollo de una sociedad
humana más justa, a la reconstrucción de la fe perdida que le
devuelva las esperanzas a una población humana cada vez más
escéptica, resentida y desconfiada. El primer paso, es una toma de
consciencia de la Realidad tal cual es. Diría también, el segundo
paso podría ser el aprovechamiento de la herramienta científica,
quizás la más novedosa y prometedora con que cuenta el mundo
294
moderno para encontrar y rectificar muchos de los errores
cometidos en el pasado y cuyas consecuencias nos golpean hoy
despiadadamente. El tercer paso podría ser una revisión
desprevenida de la Historia, para entender la “cosecha humana“
que recogemos hoy, de todo lo sembrado en nuestra alma
colectiva, por todos aquellos que nos precedieron, y cuya herencia
heredamos, los enaltezca o los condene.
Obviamente, el fin didáctico y las limitaciones en extensión de
este trabajo no nos permiten el trato extenso y exhaustivo de los
complejos y densos temas históricos que potencialmente
deberíamos considerar. Solamente hemos de hacerlo de manera
puntual, al menos para iniciar un debate que no debe terminarse
jamás y que debe constituir el eje en la metodología para que las
nuevas generaciones aprendan a vivir mejor, a formular mejor su
futuro, sobre la base de la consideración, tanto de los aciertos
como de las equivocaciones del pasado.
Este trabajo busca cumplir una tarea de iniciación específica para
el ingeniero. Pretende plantearle un contexto realista económico,
social y político, principalmente en relación con los temas que,
consideramos, le tocará abordar cuando tenga que reflexionar
acerca de sus compromisos de servicio. En este sentido del
servicio, no obstante, bien podría aplicarse esta reflexión a las
demás disciplinas humanas con igual validez. Este enfoque
plantea, sin embargo, una interpretación no convencional de la
disciplina de la ingeniería, considerada desde el punto de vista de
la ciencia experimental contemporánea. Nuestro interés no es
polémico. Es básicamente didáctico y crítico. Pero también
buscamos alentar el debate, la controversia como “nutrientes” de
la interacción social. Obviamente tendremos que esforzarnos en
sustentar nuestras posturas, las que procuramos asumir con
seriedad y responsabilidad.
Si hay una disciplina dinámica es la Ingeniería y ha avanzado, con
éxito indiscutible, hacia esferas de la vida humana como la
economía y la política, algo que, hace apenas cincuenta años,
295
hubiera parecido, en no pocos círculos de la alta dirección de la
Industria y del Estado, demasiado ambicioso, utópico, temerario.
A pesar de ello, la Ingeniería sigue siendo esencialmente un
ejercicio del ingenio creativo humano apoyado en los recursos
que le ofrece la Técnica para resolver problemas humanos,
prácticos y concretos, con el aprovechamiento de los recursos
naturales. Pero, al igual que de esos recursos, la Ingeniería
depende también, y fundamentalmente, en su orientación y en su
dinámica, del aporte al conocimiento que hace la Ciencia y,
dentro del conjunto de las disciplinas científicas, son de
importancia capital las ciencias experimentales, o sea, las
disciplinas desarrolladas para hacer de los datos observables una
fuente confiable de información. Dentro del trabajo del científico,
el verdadero avance en el conocimiento de la Realidad, solamente
se considera consolidado cuando las conclusiones a las que se
llega con base en el cálculo teórico se confirman de manera
experimental.
Pese a los cuidados del científico, en términos de vida humana, de
conocimiento del ser humano, jamás podrá descartarse el valor de
toda la experiencia que pueda discernirse, de todos los tiempos,
así parezca contradictoria, que permita reconsiderar, consolidar
más aún o desechar conclusiones ya adoptadas como verdaderas.
Se dice que la historia la escriben quienes están, en un momento
dado, en el Poder. O sea, significaría esto, que muchos datos
históricos no reflejan toda la realidad tal como ella es. Por otro
lado, mucha información se ha perdido, o ha sido deliberadamente
escondida o tergiversada. Ello hace que los temas humanos sean
un terreno blando para el científico, que éste deba tener una clara
consciencia de la relatividad de su opinión, por rigurosa que
parezca la argumentación que le sirve de base, lo mismo que deba
tener mucha claridad acerca del verdadero sentido y fuerza de sus
conclusiones; que deba estar constantemente abierto al diálogo, al
debate, a la controversia, con el propósito de completar su
información, de definir mejor el perfil de su visión de la Realidad;
que deba estar abierto a las rectificaciones, así sean en lo
fundamental, en honor a la Verdad, al respeto que le debe merecer
296
el derecho de su prójimo a tener unas bases ciertas para el
ejercicio de sus libertades fundamentales, de su soberanía, al
respeto que le debe merecer su derecho a un mundo cada vez más
justo, al que deben merecerle las personas que acuden, de buena
fe, a su conocimiento para crecer en su consciencia, para orientar
mejor su accionar en la vida.
Tengo la consciencia de ser yo y de dirigirme a seres humanos, en
gran medida, afectados patológicamente por la sociedad enferma
en que nos ha tocado vivir. Enferma por efectos secundarios de un
protagonismo humano inconsciente de las consecuencias finales
de un manejo irracional y arbitrario del Poder desde épocas casi
inmemoriales.
Hay resentimientos generados desde la más remota antigüedad
que perpetúan, hasta hoy, desde nuestro inconsciente o
subconsciente, actitudes de enemistad y sentimientos de rivalidad
prácticamente inexplicables, no solo al nivel individual sino
colectivo. Las guerras ocurridas en todo el territorio eurasiático,
por no hablar de las demás, después de la última glaciación,
muchas de ellas ya documentadas por la Historia, originaron el
exterminio, no solo de las culturas sino de estirpes enteras de
pueblos que no pudieron legar casi ni su sangre, a no ser en las
condiciones de la esclavitud o la servidumbre.
En la época post - romana, en la Edad Media, en la modernidad,
la situación no es menos dramática. Basta mencionar algunas
experiencias más relevantes: La experiencia de los pueblos del
continente europeo, en medio del forcejeo de poderes entre sus
señores y soberanos, muy particularmente, para nuestro interés, en
la península ibérica, donde hoy subsisten conflictos no resueltos
entre los poderes estatales centrales establecidos y no pocas
nacionalidades con vida propia, que se consideran sometidas a
poderes extraños; la de los pueblos americanos sometidos a la
servidumbre por sus conquistadores, por encima de la autoridad
del Soberano, de la Metrópoli; la de los pueblos africanos
sometidos, por medio del secuestro masivo e ignominioso de sus
gentes, para destinarlas a su explotación económica en un
297
comercio europeo, inescrupuloso, infame, pero aceptado y legal;
de mano de obra esclava en grande escala, que sirvió de base a las
economías colonial y parte de la base poblacional republicana
americanas; la de los pueblos y naciones teóricamente libres y
soberanas de la sociedad industrial moderna, sometidos al
servicio de una clase social burguesa, en términos de sus propias
condiciones de relación y en pro de su propio lucro. Una
consecuencia muy importante de esa realidad, es nuestra
dificultad para nuestra interacción social, para superar nuestro
recelo mutuo, para adoptar conductas sanas, dentro de esquemas
de comportamientos patológicos que pueden ser descritos
médicamente, entre otras enfermedades, dentro de la esfera de las
neurosis. Por ello pido comprensión y disculpas por mis errores
de expresión que puedan causar algún malestar y la ofrezco para
todos aquellos cuyas expresiones puedan diferir de las mías y
causarme algún malestar también.
5.1.0 LA REALIDAD.
Todo conocimiento consolidado que se tenga de la Realidad sirve
al ingeniero, al técnico y al científico para fundar firmemente, en
lo sucesivo, sus respectivas proyecciones de trabajo. Pero ¿Qué es
la Realidad? La Realidad, tal como la entendemos hoy, tiene que
ver con tres aspectos en la forma de idear su manifestación: Su
grado de permanencia, su trasfondo de permanencia, que
buscaban los griegos; su estado de cosa concreta, distinta del
pensamiento, que buscaban los romanos; sus efectos, en nuestra
forma de asumirla hoy, muy particularmente en la Ciencia (H.
Margena, La Naturaleza de la Realidad Física p 13). ¿Qué otros
aspectos pueden ser importantes? No es fácil de saber. Dejemos la
inquietud abierta al futuro, cuando la evolución del conocimiento
humano haga necesario rectificaciones o complementaciones.
Queda clara sí, una cosa: En alguna forma, la noción que
tengamos de ella está condicionada por nuestra naturaleza, por su
carácter, por nuestros medios de observación, por la estructura
simbólica de nuestra manera de pensar y su efecto en la manera
298
de codificar nuestra experiencia e interpretarla, entre otros
motivos. De suerte, que cada uno de nosotros, como observador,
obtiene de sus percepciones una idea de la Realidad
completamente singular, única, diferente.
El estudio de la Realidad es por tal motivo, más un problema
metafísico que un problema físico. Aunque los temas de que se
ocupa la Ciencia nunca dejan de tener que ver en alguna medida
con la Metafísica, la cara profunda, más allá de lo percibible por
los sentidos ordinarios, se orienta al estudio de la Física, la cara
sensible para el humano de la Realidad, de su mundo físico. Más
precisamente, se adentra en su estudio y la va descubriendo,
diciéndonos qué cosas son reales, mas se rehúsa, paradójicamente
a decirnos qué es la Realidad (H Margena, p 23), como un todo.
El reconocer los límites de sus horizontes es una condición de
objetividad fundamental en el trabajo del científico, del técnico,
del ingeniero. Sin embargo sabemos que el pensamiento
científico, “considerado como un sistema metodológico vivo, ha
de proporcionar la clave (algún día), para resolver el enigma de la
Realidad” (H Margenau p 26). De hecho, su método nos da una
imagen, si se quiere parcial y progresivamente más y más
completa, a medida que profundizamos más, pero de todas
maneras es una forma peculiar de conocer, del pensamiento
científico actual, todo lo cual es de presumir, que merecerá en el
futuro alguna modificación.
La Realidad, como tal, dentro del ámbito del Mundo Humano,
puede ser, enmascarada, construida, destruida, modificada. La
infraestructura de la Ciudad, la Industria fabril, las vías y
vehículos, lo artificial, en general, son construcciones humanas
Su imagen puede ser manipulada, también enmascarada. En la
propaganda comercial, por ejemplo, ciertas asociaciones de
imágenes expresan lo que se quiere decir: Una marca de
cigarrillos puede asociar la imagen de sus cigarrillos con la
imagen de una joven bella, sensual, sugerente, complacida
recibiendo un cigarrillo, para venderle cigarrillos a clientes
jóvenes deseosos de esa experiencia. Cierto interés político puede
299
inducir a un caudillo a callar respecto de realidades que
perjudiquen algún proyecto de su interés.
Todavía las posibilidades de conocer al Hombre, como un todo,
desbordan, en gigantesca proporción, la capacidad de
comprensión de la Ciencia, aunque es apenas uno, y el más
importante de los fenómenos que se da dentro de la Realidad.
Incluso, la Metafísica, que representa la mayor ambición de
amplitud y profundidad de conocimiento humano alguno, con las
concepciones religiosas y su visión cósmica, propia de todas las
culturas, están mucho más acá de la entidad objetiva que
llamamos Realidad. Sólo que su genio ha dotado al ser humano
de medios e instrumentos que le permiten avanzar como
observador de aspectos de la Realidad que no estaban al alcance
de sus primitivos medios y de sus sentidos.
5.2 0 EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD.
Históricamente, la labor de explorar la Realidad despega con
ímpetu desconocido cuando Galileo Galilei (1564-1642) logra
mejoras sustanciales en el telescopio e inventa el microscopio.
Para el científico, antes de ello, era absolutamente riesgoso
aventurarse más allá de lo “inmediatamente dado” y perceptible a
través de los sentidos, algo que, ya hoy, es considerado
insuficiente, endeble, inseguro. El desarrollo de los primeros
instrumentos se da con el fin de observar dos mundos de interés
inmediato: El mundo de lo muy grande, de los astros, la realidad
extraterrestre y el mundo de lo muy pequeño, el mundo de los
microorganismos de las moléculas, del átomo de las partículas
subatómicas. Ello genera un vuelco en la opinión tradicional
acerca de ellos y plantea, de entrada, agrias controversias respecto
de valores doctrinales del pensamiento escolástico –tradicional-,
considerados antes inamovibles.
5.3.0 EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO.
A partir de entonces puede hablarse de pensamiento científico
como se entiende hoy, habiéndose dado, particularmente en los
300
últimos cien años una transformación total respecto de nuestra
idea de la realidad cósmica de tiempos de Galileo Galilei, Juan
Kepler (1571-1630) e Isaac Newton (1642-1727).
Una de las muchas consecuencias de los éxitos logrados por la
Ciencia es su influencia en el pensamiento de muchos filósofos,
que ignoraban la extensión del tema de investigación científica,
considerando seriamente la idea de que cuando la Ciencia hubiera
investigado la totalidad de los fenómenos físicos existentes,
habría forma de formular, con conocimiento de causa, una nueva
Metafísica.
Se avanzó en el sentido de reconocer, solamente como real, todo
aquello que resistiera la crítica de la Ciencia, el escrutinio de la
razón. Así, con esa base, empezó a construirse, en gran parte el
mundo moderno. Un mundo que descubre la importancia de
“liberar” al Hombre de las ataduras del régimen absolutista de la
Monarquía, pero cuya mente positivista y racionalista no satisface
las aspiraciones del hombre actual y menos las nociones sobre la
realidad humana en que nuestra cultura tradicional europea hubo
de formar la consciencia de la base de nuestra población, muy
particularmente, en las naciones americanas donde el maltrato de
la población aborigen por los conquistadores españoles mereció la
más grande controversia jurídica y ética de todos los tiempos, no
solo dentro del imperio español sino en el mundo entero y donde,
además, se llevó a cabo uno de los grandiosos y exitosos
experimentos misioneros y civilizadores de la Compañía de Jesús.
5.4.0 DERRIBANDO PARADIGMAS CIENTÍFICOS.
La metodología y las conclusiones de la ciencia tradicional están
siendo objeto también, continuamente, del escrutinio de las
ciencias más actualizadas, poniendo en evidencia, muy a menudo
fallas fundamentales en la concepción e interpretación de la
Realidad. Sin embargo, sobre los postulados de las ciencias
tradicionales, cuyos logros iniciales llenan de entusiasmo a los
pensadores posrenacentistas y a los filósofos de la Ilustración, del
Positivismo, del Racionalismo, en medio una cultura medieval
301
que se hunde en la crisis de la sociedad feudal, de la autoridad
monárquica, venida a menos, y en la corrupción de sus cuadros
dirigentes, es construido el andamiaje, -estructural material- de
una nueva civilización de carácter burgués, cuyo peso afecta la
manera de ser de una nueva cultura, a la cual le dan su sentido los
postulados y valores inculcados por una nueva ética, la ética de
Calvino, habiendo sido extendida, de hecho, a través de la
práctica de las actividades industriales y comerciales, y en la
medida de su influencia, determinando hoy, el sentido de la vida
económica y política de gran parte, si no de todos los pueblos del
mundo.
Las consecuencias de esa civilización son evidentes ya en el
contexto de la vida humana actual, y determina la situación de
miseria creciente en parte muy importante de la población
humana del orbe, sin haber merecido la menor crítica en
controversia abierta, cuya trascendencia en la vida cotidiana de la
gente del común, de la reflexión económica, social y política, ha
influido en ahondar la discordia social, en enconar los conflictos a
todos los niveles a partir de los individuos, en alejar las
posibilidades de la unidad social y la solidaridad, en minimizar la
consciencia individual de la Realidad, la visión estratégica social,
económica y política de los sectores sociales, de los partidos, en
que se ha subdividido la sociedad, reduciéndolas, la generalidad
de las veces, al ámbito de la mera esfera de su experiencia directa,
de la vida privada, lo cual no parece haber sido reconocido
plenamente en los medios que tienen su responsabilidad directa
en el manejo de los destinos de los diferentes Estados modernos,
o, quizás, perversamente, para asegurar el monopolio del Poder y
mantener sus condiciones de dominio político en el manejo de los
mismos.
Ahora, frente a los ojos incrédulos de una humanidad encarnada
en la vida de las generaciones jóvenes del siglo XXI, poco
conocedoras de nuestra historia, pero viviendo en un enrarecido
medio social, que mantiene un precario equilibrio fundado en el
uso de la fuerza, dominado, desde la Revolución Francesa, por la
Violencia, por una cruel persecución del lucro que encubre, a
302
menudo, la más vil de las explotaciones humana conocida sobre
la Tierra, por convulsiones sociales sin cuento, por revoluciones
cruentas, por un malestar social, y un escepticismo generales, que
conducen a un vórtice de crimen, de terror y muerte generalizados
e indiscriminados, parece contemplarse la faz del Caos. Y en
medio de ese caos parece desplegarse una vasta empresa
“cultural” nada democrática, impulsada por la aristocracia surgida
de una nueva clase de hombres que han amasado su poder
personal a través de la obtención de grandes fortunas, y que se
consideran con el derecho y el poder de imponer sus condiciones
a todas las sociedades del Mundo, con la manipulación del poder
electoral de las mayorías, con el poder de seducción del dinero, y
finalmente con las armas. Ello es visto por sus mayores como
males necesarios del “progreso” y del ejercicio de la Libertad
dentro de la sociedad “libre” en que vivimos.
Así, Occidente se viene abriendo al Mundo, con la llamada
“corteza técnica de su civilización” como carta de presentación,
cerrando sus ojos a la realidad cuando no originando en el medio
humano de todas las culturas del planeta tremendos conflictos,
entre la consciencia que cada persona ha logrado de sí misma y la
personalidad que quieren imponer quienes la dirigen, algo que
merecer una profunda autocrítica y quizás una radical revisión.
Esa autocrítica se justifica más, en la medida en que los
fundamentos ideológicos de los procesos actuales de evolución
social, económica y política se vuelven obsoletos y podría
decirse, esa revisión llega con casi doscientos años de atraso, aún,
si la consideramos respecto de la visión que el conocimiento
científico moderno puede mostrarnos sobre la Realidad, su
significado, y quizás, del significado que los científicos actuales
hayan logrado dilucidar acerca de lo que es el fenómeno humano.
Tal crítica no se refiere simplemente a un supuesto criterio, tal
vez etéreo, vago, fantástico, quizás de carácter religioso, que
muchos, que se tienen como avanzados, consideran poco menos
que enterrado. No. Se refiere a la mezquina consideración del
hombre como ha sido concebido dentro de la visión mecanicista,
materialista, utilitarista, atea, de la Realidad, asumida por los
303
ideólogos modernos y los amos de la sociedad burguesa actual,
que contrasta con las manifestaciones del Espíritu en el producto
más acabado de su cosecha de vida, la humana, tal como se ha
mostrado en todas partes, desde las manifestaciones más
primitivas hasta las más modernas, y que en el fondo representan
la noción de sí mismo, obviamente limitadas por el conocimiento
de los medios de expresión, por una consciencia que evoluciona,
que se desarrolla, que logra percepciones diferentes cada vez más
perfectas de una realidad humana exterior e interior que se va
concretando a través de su día a día cotidiano, que conforman sus
maneras de laborar, de vestir, de alimentarse, su arquitectura, su
arte, su poesía, su manera de concebir sus relaciones con otros,
que le permite filosofar, concebir la realidad de Dios, algo de
cuya esencia íntima hemos descubierto aún en las más primitivas
pinturas rupestres como las de Altamira, pero también en
personajes como Aristóteles, Abraham, Moisés, Jesús de
Nazareth, Agustín, Tomás de Aquino, Fray Antonio de
Montesinos, Fray Bartolomé de las Casas, Teresa del Niño Jesús,
Ignacio de Loyola, Pedro Claver, Leonardo Da Vinci, Miguel
Ángel, Goethe, van Gogh, Dalí, Miró, Gaudí, Einstein, para
mencionar sólo muy pocos.
En una tarea nunca suficientemente ponderada, y más bien
olvidada por efecto de la labor de descrédito y propaganda
desencadenada en medio de los conflictos entre los imperios
inglés y español contra España (Cita de Mariano Ospina
Hernández en el Colombiano del 20-10-1988: Philip W. Powel en
“Tree of Hate”, publicada en español por Ediciones José Porrúa,
de Madrid, con el título “Arbol de Odio”), que hace palidecer el
trabajo de Goebels el jefe de propaganda nazi, como si fuera el
propio de un aprendiz, se proponen los “hijos de Loyola” de la
“Compañía de Jesús” inspirados en los principios de la ética
ignaciana, fundamento de su lucha intelectual contra los
principios éticos calvinistas que inspiraron la Reforma, el
desarrollo en la América Española del gran experimento misional
que atrae la envidia de los beneficiarios del régimen colonial
español y el amor de los naturales, por una tarea civilizadora, sin
par, cuyos éxitos económicos, sociales y humanos, pueden
304
apreciarse en la obra gigantesca que logra transformar, entre otras
cosas, la vida de pueblos cazadores de los Llanos Orientales de la
actual Colombia, del Paraguay y del Uruguay, al sur del
continente americano, en el término de unos ochenta años, y una o
dos generaciones, en la de pueblos sedentarizados y cultores de
las artesanías y las artes occidentales, principalmente la música de
la que son muy amantes, con el virtuosismo de los mejores de su
época en el continente europeo.
Puede no ser la más refinada experiencia antropológica a la luz de
las modernas técnicas científicas, pero en su tiempo, los jesuitas
de Ignacio de Loyola (1491-1521), tienen en sus misiones del
Asia la oportunidad de confrontar los valores cristianos de la
cultura europea con los valores de religiones orientales como el
taoismo y el budismo entre otras, encontrando un transfondo de
extraordinarias semejanzas. Sobre esa base empiezan su trabajo
misional logrando resultados igualmente extraordinarios, pero
desgraciadamente, sin haber coronado nunca.
Sin tener una clara visión de los motivos de fondo, es difícil hacer
una crítica objetiva y que dé frutos positivos, acerca de las
razones por las cuales la Iglesia Católica Romana dejó de
respaldar aquel trabajo misional, algo que, por otra parte, se sale
del propósito de este ensayo. El hecho tozudo es que, además de
cualquier razón, en la cruenta lucha armada por el dominio del
mundo que se dio en tiempos del Imperio Español, último imperio
medieval, por otro lado, de alcance oceánico, y los demás
imperios europeos, con iguales ambiciones, como Inglaterra,
Francia y los Países Bajos, entre los siglos XVII y XVIII, España
se llevó la peor parte.
Se acostumbra a hablar, entonces, de España, como referencia al
territorio ibérico donde hoy existe un Estado Español, pero en el
cual, realmente antes de la Reconquista, había siete reinos con
personalidad propia, lengua propia y legislación propia, Asturias,
León, Castilla, Aragón, Navarra, Cataluña y Portugal, sin contar
la región andaluza que se hallaba en manos del Islam. Como
ocurre en toda Europa, no es posible hablar de identidades
305
nacionales a la manera como se interpretan hoy. Los dominios de
las casas reinantes cambian a menudo de jefe de Estado y están
constituidos, la mayoría de las veces, por conjuntos de reinos
pequeños o grandes con identidad propia, ya anexados, ya
sometidos a la fuerza o aceptando los pueblos a los señores
locales, según las circunstancias políticas de cada momento, la
soberanía del monarca imperial que los domina, etc. Entre 1137 y
1479 los reinos ibéricos se integran y se separan sucesivamente,
por efecto de los azares de la política, y las relaciones
matrimoniales entre las casas reinantes.
Luego de la toma de Granada en 1492, último valuarte del Islam
en la Península, por los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y
Fernando de Aragón, líderes de un esfuerzo en que participan
todos los reinos, se convierten en símbolos de la unidad española
e intentan, sin lograrlo plenamente y, aún generando no pocos
resentimientos, reunir bajo su Corona, los reinos de la Península
ibérica. Más que Imperio Español, por tal motivo, cuando nos
referimos a las relaciones con el mundo americano, debería
hablarse con mayor propiedad de Imperio Castellano, cuya lengua
es la que se extiende en el territorio americano descubierto por
Cristóbal Colón, salvo en el territorio del Brasil en que se habla el
portugués, lengua del reino que lo colonizó.
Se dan entonces las condiciones estratégicas y políticas para que
trascienda otro espíritu. Dentro de los motivos doctrinales se ha
argumentado que los reparos de la Iglesia a la obra misional
mencionada se refieren a elementos de cultura que tienen que ver
con las costumbres locales europeas que no son válidos por fuera
de su ámbito y que fueron tomados como fundamentales por las
autoridades eclesiásticas. Cualquiera que sea la conclusión, lo
cierto es que aquella experiencia nos abre los ojos, respecto de la
perspectiva de una concepción de humanidad mucho más amplia
y profunda de lo que aparecía, no sólo en la visión de los tiempos
medievales sino de los tiempos modernos, una visión que, en el
fondo, sobrepasa todo lo que pudo ser concebido en Occidente
como Humanidad, solamente desde el punto de vista de la óptica
europea, aunque su filosofía hunde sus raíces, obviamente, en su
306
tradición evangélica, y es estructurada, armonizada en admirable
síntesis con la sabiduría del mundo helénico y oriental, y
sólidamente apoyada en la famosa Escuela de Alejandría (ciudad
fundada en Egipto por Alejandro Magno en 331 a. de C.), punto
de partida, a su vez, del eje doctrinal del pensamiento católico.
Esa escuela fue fundada por San Panteno en 180 d. de C., y es
faro que alumbra y en que se asientan las bases de la escuela de
Milán, con San Ambrosio, la de Hipona con San Agustín, la de
Jerusalén, la de Antioquía, la de Nisibia, la de Bizancio y las de la
misma Roma. Además los obispos y el cristianismo, en general,
miraban hacia las primeras órdenes monásticas de la cristiandad,
en Egipto, para crear y organizar en sus respectivas sedes las
escuelas primarias y secundarias de donde salieron las primeras
universidades durante la Edad Media. “Por esta razón nadie
remite a duda que en Alejandría surgió la más alta cultura católica
que sirvió de norma a los primeros concilios de la cristiandad y
sobre la cuál todavía hoy día está basada la Iglesia. Fue allí donde
surgió el primer verdadero humanismo, un movimiento cultural y
científico que trata de armonizar lo divino y lo humano”.(Versión
de Marco Tulio Zuluaga de “De “Kirche und Weldt” en su
columna “Al Compás de los Días” El Colombiano 26-10-1988).
5.5.0 EL LEGADO IMPERECEDERO
DE LA CULTURA CRISTIANA OCCIDENTAL
A LOS PUEBLOS AMERICANOS.
En los últimos años, algunos autores se han cuestionado
seriamente acerca del verdadero valor, dentro de la Cultura, de
nuestra herencia religiosa de origen cristiano, de temas como las
líneas de pensamiento no ortodoxas aparentemente originadas en
tradiciones muy antiguas probablemente en acciones apostólicas
de personajes diversos de la diáspora, después de la muerte de
Jesús, probablemente no muy bien documentadas o que han sido
documentadas en obras no reconocidas como auténticas en su
valor doctrinal por la jerarquía de la Iglesia Católicas Romana.
Siendo este un campo de estudio de indiscutible significado
científico - antropológico y religioso, no tenemos, ciertamente,
307
interés, en involucrarnos, propiamente, en semejante polémica, ni
en alinearnos en alguno de los “partidos”, que puedan surgir de
estas discusiones, que deberían estar orientadas antes que a
cualquier otro fin al rescate de valores humanos auténticos que
pudieran perderse u olvidarse, y que pudieran derivarse de las
enseñanzas de Jesús, de la experiencia de la vida del Jesús
histórico, de las circunstancias que la rodearon, de la
interpretación que muchos le dan a su acontecer, dentro del
contexto de las tradiciones de la cultura judía, en que nació, vivió
y se desarrolló su ministerio, en relación a la dignidad Divina, que
el pensamiento teológico de la ortodoxia cristiana romana
reconoce en Jesús, entre otras cosas.
De todo ello, se deriva todo un cuerpo de doctrina cristiana
unitaria que en tiempos del Descubrimiento de América llevaba
varios siglos desarrollándose y aplicándose en el ejercicio de la
Cultura en Occidente, y ya había producido en Europa una
civilización de contenido muy propio aunque, en relación a lo
general, de características muy singulares .
Como algo que se deriva directamente de la acción de los
imperios portugués y castellano en el territorio americano, los
pueblos de la antigua América española igual que de los dominios
de Portugal, podemos considerarnos legítimamente y, justamente,
herederos directos de los valores más preciados de la tradición
cultural de la Europea cristiana en general y de la tradición
cultural de la España y el Portugal cristianos, en particular. Más
importante que cualquier suerte de armas, son las consecuencias
de la mayor controversia jurídica y ética que se haya desarrollado
en Occidente en este caso concreto, sobre el comportamiento de
un Imperio como el Imperio Español, con una población,
“conquistada” <<de hecho>>, por los “señores” <<de hecho>>,
de la Conquista, pero reconocida su calidad de súbditos de la
Corona, al mismo nivel de la población metropolitana española.
Allí se enfrenta lo más puro de los valores cristianos con la
endeble y acomodaticia interpretación del Mundo Americano y de
su realidad humana, que anida en lo profundo de la erudición de
308
una cultura que se va secularizando y, sin bases ciertas, juzga
inadecuadamente la Realidad de un mundo que merece, para ser
conocido más objetivamente, la visita escrutadora de científicos
como Alexander von Humboldt a finales del siglo XVIII y la
fundación, un poco antes, de sendas Expediciones Botánicas, en
toda América, como la que dirigió sabiamente en la Nueva
Granada José Celestino Mutis.
Por la misma época, vive Francisco de Vitoria (1486-1569),
dominico, jurista y teólogo español, a quien se le atribuye el
planteamiento, por primera vez, de los principios del Derecho
Internacional, que, supuestamente, deberían regir las relaciones
entre naciones, en el plan de institucionalizar su realidad, no sobre
la suerte de las armas, sino sobre la base del respeto mutuo de los
derechos de los distintos pueblos a vivir y desarrollarse.
Sin embargo, muy tardíamente, a mediados del siglo XX,
movidos por el horror, luego de la más pavorosa guerra
experimentada por el ser humano, la Segunda Guerra Mundial, es
fundada por las potencias vencedoras la ONU, Organización de
las Naciones Unidas, y más tardíamente, a principios del siglo
XXI, es fundado el Tribunal Internacional de Justicia, incipientes
y vapuleadas, aunque valiosísimas instituciones universales de
cara al Porvenir.
La suerte militar, pues, consolida un cambio estratégico
fundamental en el eje del pensamiento occidental que determina
la dirección de la Cultura y que ya se daba en los niveles ético y
religioso, con Calvino y el movimiento protestante. Para bien, que
desde luego lo hubo, y para mal que también se dio, ese cambio
pone en nuevas manos la suerte de las sociedades occidentales,
que a ratos derivan peligrosamente hacia el caos y a ratos se
alejan un poco de él, hasta nuestros días, con los resultados
finales que palpamos en el desenvolvimiento de la vida humana
contemporánea.
309
5.6.0 DE CARA A UN CAMBIO DE ACTITUD FRENTE A
LAS PROPUESTAS ÉTICAS
DE LA CIVILIZACIÓN MODERNA OCCIDENTAL.
El aceptar, sin discusión, esta concepción del Hombre, sin más
argumento que el dominio de hecho del calvinismo sobre el
ámbito protagónico de la sociedad humana contemporánea, de la
manera como se viene haciendo, constituye, muy particularmente
para los pueblos de la antigua América Española, pero también
para muchos seres humanos de las más diversas culturas, nada
más y nada menos que su castración mental, en aras de una nueva
forma de dominio económico y la prosperidad exclusiva de una
minoría de afortunados privilegiados. Allí está la raíz de muchos
conflictos contemporáneos que se han desencadenado en forma de
guerras, rebeliones, violencia y terrorismo, cuya prevención
debería ser un propósito claramente asumido por las distintas
disciplinas del saber humano, entre ellas la Ciencia, la Técnica y
la Ingeniería.
La naturaleza de la civilización moderna, especialmente su
enfoque económico, sus objetivos políticos y diplomáticos, su
cruda visión humanística son los parámetros motrices de la vida
cotidiana de hoy, de la Sociedad como un conjunto. Tiene su
origen en los tiempos de Carlomagno (año 800 de nuestra era), en
el medio propio de una clase social emergente que nace proscrita
por la clase dominante de aquel entonces, la Nobleza, la casta
militar y la clerical. Es una prometedora clase nueva, la clase
burguesa, de burgo, ciudad, la clase plebeya urbana; situada por
fuera de la clase campesina que representa, en aquella época, la
mayor población de todos los países. Ella está marginada de la
Universidad donde se forman los aristócratas y donde se estudian
la jurisprudencia, la medicina, la filosofía y la teología
principalmente. La Universidad congrega en ella a los sabios, a la
elite de los hombres cultos, por la alta consideración que se tiene
en los medios aristocráticos de su visión. Pero entonces la cultura
no trasciende los límites de tales castas. A la jurisprudencia no le
interesa tampoco registrar la tradición de las costumbres
populares, como sí las tesis de los grandes filósofos, que aportan
310
doctrinas que soportan las decisiones del Derecho, como los
antecedentes de los conflictos políticos que enfrentan los
monarcas y todos los eslabones de la sociedad feudal, como son
los señores, y que cada cual maneja como cosa propia, igual que
las soluciones que acuerdan para sustentar el precario equilibrio,
estratégico político y militar, de los reinos, las provincias, que
finalmente descansa sólo en la posibilidad de la respuesta militar.
De allí que la burguesía sea otro mundo que comparte con el
primero el espacio que ocupa. La práctica de ciertas disciplinas de
cálculo, en la actividad comercial, como la aritmética, el álgebra,
entre otras, que vienen del mundo árabe, sirven originalmente de
fundamento a otras disciplinas que son aplicadas eventualmente
en cálculos más complicados, a medida que se dan las primeras
observaciones, que son, a su vez, los primeros pasos de la
Ciencia.
Sin embargo esa ciencia evoluciona a pasos agigantados. La
civilización es implementada de manera magnífica, cuando la
sociedad burguesa va tomando la iniciativa y agrandando su
espacio vital, logra transformar el género de vida, se percibe que
no ha logrado captar la esencia humana de la Cultura como un
todo, asume la aventura de adoptar posturas éticas, que reducen
toda expectativa humana al afán de lucro, muy en la línea de su
que hacer cotidiano, no solo arbitrariamente sino divorciándose
del espíritu de esa esencia, haciendo que la nueva civilización
burguesa permanezca anclada a una concepción cósmica mucho
más estrecha, que se da, ante la novedad de los hallazgos
tempranos de la Ciencia, interpretados por las nuevas ideas de la
Ilustración, en el Mundo de aquel tiempo.
5.7.0 INFLUENCIA DEL CONFLICTO GENERADO
ENTRE LA VIDA COTIDIANA
Y LA CIENCIA CONTEMPORÁNEA
EN EL DESEMPEÑO DEL TÉCNICO Y DEL INGENIERO.
El técnico y el ingeniero no son ajenos a la influencia de esa
realidad cultural que riñe con lo que, tal vez debería ser el eje de
311
su formación. Particularmente en las naciones de la antigua
América Española, la lucha de la independencia representa, para
nuestros dirigentes criollos, una oportunidad de congraciarse con
los nuevos dueños del poder mundial, y el entusiasmo con que
son vistos los éxitos militares de Napoleón en Francia y los
inicios de la Revolución Industrial en Inglaterra, hace que su
gestión se oriente a cortar todo tipo de relaciones con el “pasado”
colonial español, haciendo caso omiso de su invaluable aporte al
patrimonio cultural y humanístico de las que serían las futuras
repúblicas latinoamericanas.
En forma similar podría hablarse de las otras naciones de
Occidente. Sin embargo, disponen de un conocimiento de la
Realidad invaluable, el más actual que pueda tenerse, que supera,
en su esfera de actividad, el lastre que ha representado el desfase
del medio social en que se mueve. Ese conocimiento ya es, en
nuestro tiempo, un magnífico cuerpo de conocimientos que
representa un patrimonio común de la Humanidad, pero del que
solamente se benefician unos pocos, por razones de medios
materiales, de consciencia, de cultura, de Estado, de ética.
Por ello el ingeniero necesita entender que su labor de servicio
está situada en un medio humano que lo determina en cierta
medida, pero que es susceptible de ser modificado, y en un medio
natural que le sirve de hábitat y el cual debe ser correcta y
rigurosamente interpretado. Debe comprender que los desajustes
en la adaptación de ese medio humano con el medio natural
pueden producir, igualmente, desajustes en la adaptación de la
labor del ingeniero en el medio humano en que trabaja, o bien,
una pérdida de la eficacia del ingeniero en su esfuerzo por
conseguir los objetivos que él íntimamente se propone.
En la actualidad, no es aventurado afirmar que la integración del
patrimonio cultural tradicional y el inmenso patrimonio científico
del presente, representan para el científico, el técnico y el
ingeniero modernos en Occidente, por no decir de sus pueblos,
sus empresarios, sus estadistas y sus pensadores, una plataforma
sin igual para su lanzamiento hacia el futuro, capaz de llevarlos
312
hacia la redención más genuina, incluso, de la totalidad de la
especie humana.
5.8.0 LA CRISIS DEL INGENIERO EN COLOMBIA.
En Colombia, nuestro país, según la opinión de los ingenieros
más destacados del país, uno de ellos, el Dr. Darío Valencia
Restrepo, la ingeniería está en crisis. La demanda del servicio de
los ingenieros se ha reducido a niveles críticos. En otras regiones
del Planeta, trabajan principalmente bajo dirección extraña y en
proyectos ideados y diseñados sin su concurso, conforme a otros
propósitos. A pesar del prestigio y de los logros efectivos
comprobables de la Ciencia, la Técnica y la misma Ingeniería, en
nuestro país se sigue discriminando y menospreciando, al nivel de
los altos destinos de la Industria y del Estado, el aporte de los
“técnicos”. Surge aquí una pregunta: ¿Es ésta, efectivamente, una
crisis de la ingeniería u ocurre más bien la desadaptación política
del medio social, dedicando los esfuerzos, generalmente de
manera irracional a otros afanes?
Entre nosotros son comunes la búsqueda solapada del lucro a
toda costa y del poderío sobre sectores importantes de población,
por razones electorales o derivadas de ellas, perseguidos por
caudillos en
muchos medios empresariales y políticos,
desconectada de toda racionalidad que no sea sino el bien privado
de ellos y de espaldas a las aspiraciones populares, siendo las
necesidades materiales y espirituales de la población, las que
aportan la “materia prima” esencial para el trabajo del científico,
del técnico y del ingeniero, igual que son la materia prima que
justifica la transformación de los recursos naturales en productos
humanamente útiles, fuente de sustento de toda la Sociedad.
Parece ser que la sociedad occidental, las diversas sociedades del
mundo, poseen sectores poco abiertos al desarrollo y al
dinamismo del Progreso; eso ocurre no sólo nuestro país, dirigido
centralmente en lo político, al amaño de la dinámica y del sentido
de la Vida de dirigentes poco interesados en el valor de la
tecnología, por lo que se rezagan cada vez más de las aplicaciones
313
del avance científico en sus gestiones administrativas y de
manejo, regidas, la mayoría de las veces, no por el interés
popular, sino por cerrados modelos ideológicos.
Puede ser pertinente plantear una hipótesis que merece una
profunda reflexión, incluso por fuera de este trabajo inductivo,
que tiene sin embargo, hondas consecuencias pedagógicas y
culturales: Los pasos de la cultura humana en el porvenir, en el
diseño de su tarea pedagógica y en la tarea de formar las próximas
generaciones, como un todo, merece la confrontación de todas sus
tradiciones, de sus principios, con la visión de la Realidad que la
Ciencia nos ha descubierto y nos descubrirá en el futuro. No
porque la Ciencia tenga toda la razón; sino porque el valor de sus
postulados tiene tal importancia en el desarrollo de la consciencia
humana de la Realidad, de lo que es el mundo en que vive y de lo
que es el mismo hombre, al menos en la proporción en la que le
es posible hacerlo, que solamente confrontando sus
descubrimientos con los postulados del pensamiento universal,
podrá mitigar el efecto negativo de la multitud de posturas
ideológicas, éticas y culturales, diversas, unas utópicas, otras
ilusorias y fantásticas, asumidas en forma de partidos de
movimientos políticos, de escuelas de pensamiento diverso,
dedicadas a fomentar la discordia, a generar conflictos, a excitar
las pasiones, como se da hoy con irresponsabilidad olímpica, y,
obviamente, con desastrosos resultados para el desarrollo de la
vida humana.
La especulación filosófica y metafísica a lo largo de la Historia ha
abierto horizontes inmensos al deambular, por el Mundo
Espiritual, de muchos seres humanos especialmente dotados. La
riqueza de la creatividad del Espíritu representado aquí por la
esencia de la vida humana en las diferentes vertientes de su
cultura, en respuesta vital a la percepción que ha logrado de su
destino y a las ofertas y demandas de los distintos hábitats, físicos
y naturales, en su afán de permanecer y crecer, es indudablemente
una fuente de inspiración a la juiciosa, y metódica consideración
del hombre actual.
314
No es sensato que el hombre occidental, deje en el olvido
nociones tan significativas como las que le han dado origen a su
opinión sobre lo que es, para él el ser humano y lo que
representan para él, en conjunto, la Creación como acción eficaz,
y su Cosmos, al cual está integrado esencialmente. Algo
semejante podría decirse de todas y cada una de las otras culturas
humanas, con relación a la esencia de sus propios contenidos, que
son, en el fondo, verdaderas cosechas del espíritu humano
La referencia al hombre occidental se plantea, no bajo la
consideración de una identidad que deba pretenderse, es propia de
todos los pueblos que habitan en el territorio que perteneció al
antiguo Imperio Romano Occidental. Se refiere, más que todo, al
conjunto de pueblos que se han desarrollado bajo la influencia
decisiva de la ética y de la doctrina practicadas por la Iglesia
Católica Romana y su singular interpretación de las doctrinas de
Cristo, para luego verse enfrentados a la influencia de nuevas
formas de pensamiento de discutible universalidad, como son el
pensamiento y la ética calvinista, que han transformado su vida y
que hoy lo enfrentan a él y a la humanidad a una verdadera
encrucijada histórica.
5.9.0 CONSECUENCIA DEL ROMPIMIENTO
DEL EJE CULTURAL DE OCCIDENTE
EN LA CULTURA CONTEMPORÁNEA.
El rompimiento del eje cultural de Occidente que empieza a darse
en las postrimerías de la Alta Edad Media y que al cabo de los
procesos revolucionarios de los siglos XVIII, XIX y XX, en una
época que podríamos llamar posrevolucionaria, principios de este
siglo XXI, parece consumado y ha producido en Occidente la
pérdida del rumbo de su cultura. Los Occidentales hemos
adoptado, como consecuencia de nuestro propio proceso
histórico, una ética y una cultura que desdicen de la profundidad
de nuestros valores humanos. Hemos causado muchos daños a
nuestra población y en el exterior, con nuestra acción económica
y política hemos generado grandes dolores y odios abismales.
315
Pero no solo esto: En una concepción del Hombre individualista a
ultranzas, no solo los individuos, sino las instituciones sociales,
como los partidos políticos, la Religión, la Industria, el Estado,
logran una visión microscópica de su propia esfera de vida. Una
visión relativa, parcial y absurdamente independiente de la
Realidad, a la luz del conocimiento científico actual.
Por ese camino ha llegado nuestra civilización a la concepción
materialista de la vida, a una concepción mecanicista de la
Realidad, a una cultura sin raíces, divorciada de su historia, a una
lucha salvaje, egoísta, encarnizada, sectaria por hacer fortuna, por
fama, por el dominio hegemónico, como símbolos de voluntad de
poderío, en sustituto a la lucha por medios adecuados para
sobrevivir y desarrollarse. Sus gestores han creado un mundo
inhumano, artificial, mundano, arrogante, sin Dios, con aparente
poder de dominio sobre la Naturaleza, amenazante, destructivo,
excluyente, despiadado, explotador, mentiroso, traicionero,
hedonista, ostentoso, sobre la “corteza técnica” de su cultura. Pero
un mundo desadaptado profundamente de la Naturaleza, su medio
vital, que genera en ella profundos desequilibrios capaces de
producir cambios decisivos en las condiciones físicas del planeta,
que amenaza, sin saberlo, su propia existencia y la existencia de
otros pueblos que caen inocentemente bajo su garra rapaz.
5.10.0 UNA CONSECUENCIA
DE LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS
DE LA ACTUALIDAD:
LA NECESIDAD DE UN NUEVO ENCUENTRO DEL
HOMBRE CON LA NATURALEZA.
Este encuentro se entiende como una apertura de la consciencia y
de la voluntad de los seres humanos hacia las demás dimensiones
de la vida humana, por fuera de esa unidimensionalidad de los
negocios, de lo económico, de lo financiero en la mentalidad
típica de la sociedad moderna, del burgués, que limita
sustancialmente sus presupuestos, sus expectativas porque
pretende encasillar el valor de toda actividad humana dentro de su
316
exclusivo espacio e interés, porque pretende teñir con su propio
color lo que desde su punto de vista es relevante y menospreciar
los demás aspectos de la Realidad haciendo una simplificación
empobrecedora, castrante, del sentido, del valor de la proyección
de su experiencia.
Para la ciencia moderna es suficientemente clara la absoluta
dependencia de la raza humana de la Naturaleza. De una
naturaleza llena de singularidades, como lo son, al nivel de lo
mayúsculo, nuestro hogar terrestre con su novedosa capa viva; el
gran motor termodinámico que lo enriquece, nuestro Sol; nuestro
colosal y terrorífico centro galáctico “laboratorio” y lugar de
congestión de materia, de masas estelares apretujadas a
temperaturas y presiones nunca imaginadas por ser humano
alguno, generador de estrellas y de multitud de moléculas
pesadas, que algún día inspirará a la industria humana para bien
de nuestros descendientes, la Vía Láctea; e innumerables
singularidades más unidas en sistemas solares y planetarios,
sistemas estelares, sistemas de galaxias, masas gigantescas de
galaxias que se mueven ordenadamente, que chocan y se
destruyen, que se recrean incesantemente, que evolucionan, en un
proceso que, al cabo de miles de millones de años desborda, en
sus consecuencias, todo pronóstico probabilístico, a escala de las
categorías propias de la mente humana, tal cual lo podemos
constatar hoy.
En efecto, hablamos del azar, de interacción de cuerpos
minúsculos y mayúsculos cuya probabilidad de encuentro es
prácticamente nula. Pero nos encontramos con la grandiosa
experiencia de mundos, como el nuestro, donde se ha dado lo
insólito, casi lo imposible, la asociación y la organización de un
variado y complejo conjunto de seres diversos, integrados en un
abigarrado sistema vital que ha sabido dotarse de todos los
medios necesarios para mantenerse, dándonos a entender la
estrechez de nuestra visión, la precariedad de nuestros juicios en
el actual estado evolutivo de nuestra mente y, al mismo tiempo, la
inconmensurable grandeza del Espíritu, en cuya esfera se sitúa, en
cuyas profundidades se encuentra su explicación y del cual toma
317
su dinámica todo aquel fenómeno gigantesco y minucioso hasta el
infinito, que se ha desencadenado y del cual hacemos parte.
5.11.0 ORIGEN DEL COMPORTAMIENTO
DE LOS OCCIDENTALES
Y SU FORMA DE HACER CULTURA
Nace de presupuestos provenientes de una mentalidad financiera,
de negocios, que reduce la amplitud de miras del hombre
occidental, de lo que fueron como prototipo burgués dentro del
contexto de la Cultura Occidental hasta finales de la Edad Media,
como un todo, a lo que representan en una sociedad liderada por
esa burguesía, según su visión civilizada, en su sola proyección
económica, de negocios, que desprecia la relevancia de los demás
aspectos de la vida humana, o los valora sólo como medios de
manipulación. Dentro de ese contexto, hay que considerar el valor
central, dentro de esa filosofía de la Vida, de la ética calvinista
con el <<lucro>> como eje motivador fundamental,-si no el
único-, de toda actividad humana.
Esa postura humana, con evidentes limitaciones, que ser
generalizó en doscientos años de imperio de la manera de pensar
típica del burgués, a través de la influencia política y el liderazgo
de la cultura anglosajona, todavía vigente, involucra algunos
capítulos del desarrollo científico y técnico en áreas de estudio y
conocimiento coherentes con esa visión, como es el desarrollo de
la <<superimplementación>> de la vida cotidiana moderna, de su
industria, de sus comunicaciones, de su infraestructura urbana,
entre otras cosas, por ejemplo, propalando en la publicidad
mensajes mentirosos, sesgados, exagerados; sobredimensionando
la producción de gran escala al tiempo que menospreciando a la
industria artesanal; desplazando el concepto de calidad artística y
funcional de los productos como primera motivación de compra, a
cambio del precio, fomentando abierta o soterradamente la
concentración del poder en pocas manos, el control los grandes
monopolios sobre la Economía con lo cual se generan grandes
problemas, entre otros, el descuido de la ocupación plena, el
318
surgimiento de grandes contingentes de población ordinariamente
desocupada, indigente, miserable, etc.; afectando la calidad de
vida del mundo humano en que vivimos, falseando la visión que
tenemos acerca de las posibilidades reales de redención;
sembrando por doquier angustias, desesperanza, resentimientos,
envidias, odios, deseos de venganza; haciendo que olvidemos
quiénes somos como humanos, desvalorizando nuestro
patrimonio cultural interponiendo primero el suyo ,destruyendo
los fundamentos de las relaciones humanas, haciendo cada vez
más injustas nuestras relaciones de intercambio, haciendo
imposible una espontánea amplia y profunda interacción social,
predisponiendo a los seres humanos a la exclusión, a la
descalificación, a las divisiones de clase, de casta para incluir en
las inferiores al que carece de poder, de “riquezas”, entre muchos
otros problemas.
Miremos ahora aspectos relevantes del medio burgués occidental
que afectan definitivamente la perspectiva universal de la Ciencia,
de la Técnica y de la Ingeniería, limitando los horizontes de su
visión, sus expectativas y finalmente su desempeño.
Para tener un poco de comprensión, tengamos en cuenta, que, el
desarrollo del medio burgués es algo demasiado tardío en el
contexto de la modernidad. Ello puede apreciarse, si comparamos
los cuatrocientos años escasos que han pasado desde Galileo
Galilei a nuestros días, con los doscientos años escasos que ha
necesitado el medio burgués para lograr cierta madurez. Pero si lo
comparamos con los veinte millones de años registrados por la
paleontología para fechar el encuentro de los primeros vestigios
de presencia prehumana o humana sobre la Tierra, ello puede
darnos una idea, también, de la magnitud del esfuerzo que ha
tenido que invertir la humanidad y del plazo que ha requerido, en
la tarea de transformar los factores irracionales de su conducta
que han modelado su carácter, y que han impreso en su cultura la
personalidad que ostenta hoy.
La ingeniería se conoce desde unos cuatro mil años antes de
Cristo, con ese nombre. Los primeros ingenieros se dedican en el
319
Medio Oriente, principalmente a construir fortificaciones,
murallas, equipos mecánicos ofensivos y defensivos, como
catapultas, escaleras, puentes, etc., lo que se asimila hoy con la
ingeniería militar. De entrada se ve, ya, cómo la actividad del
ingeniero está condicionada por el comportamiento típico de una
sociedad guerrera, que funda su subsistencia en unos dispositivos
militares, movidos por los regímenes políticos de la época, como
instrumentos claves en el uso del poder militar.
La ingeniería, como se la conoce hoy, es más moderna. Nace con
la Ciencia y la Técnica en el seno de la sociedad burguesa
renacentista, casi como una consecuencia directa del desarrollo
científico. El éxito logrado a través de los años por los ingenieros
les ha asegurado su propio puesto de honor en la historia humana,
a pesar de su humilde origen.
Ya hemos visto cómo se gestó el poblamiento europeo y cómo
muchos factores naturales y humanos del Medio Oriente afectan
el genio posterior de nuestra cultura. Enfoquémonos un poco en
los hechos posteriores, que podrían dar testimonio de lo que
podrían ser consecuencias claras de aquella historia remota:
Partiendo de lo que es Occidente, luego de la caída del Imperio
Romano, más o menos en el siglo V de nuestra era, puede
apreciarse cómo la sociedad que se establece, dejando poco a
poco atrás el caos, es una sociedad militar, sin otra alternativa y
con todas sus consecuencias, en un equilibrio precario, que se
rompe fácilmente con la muerte de un monarca, con una invasión
inesperada, con un éxito o un fracaso militar. El cristianismo
avanza en toda Europa a filo de espada, conquistando caudillos
bárbaros, que abrazan la fe en un Dios que dice ser de todos y no
solo de los romanos. Para ellos es extraño, pero al mismo tiempo
halagador sentirse cobijados y amados por un Dios que no es el
suyo. Es así como Clodoveo (485-511) rey de los francos, abraza
la fe después del triunfo en una de sus batallas decisivas contra
los germanos, luego de haber orado por el triunfo y por
insinuación de su esposa Cleotilde, ya cristiana. El cristianismo se
consolida en Europa en medio de aquella sociedad militar, casi
320
salvaje, trayendo en gran medida la civilización, un modelo muy
singular de civilización cristiana, romántico, caballeresco,
situación que se prolonga hasta la declinación del Imperio
Español a finales del siglo XVII, cuando Inglaterra y sus aliados
logran imponer su hegemonía en la política y la diplomacia
mundiales, lo que dura hasta el inicio de la I Guerra mundial en
1914. Ello se da en un momento en que el sistema monárquico se
vuelve más y más absolutista, sin percatarse que bajo sus pies se
gesta un remezón, donde la rigidez propia de la mentalidad que
domina a la nobleza, la casta dirigente, le impide ver la realidad
de las cosas, hasta llegar a la crisis de autoridad que desemboca
finalmente, a finales del siglo XVIII, en la Revolución Francesa.
Desde los viajes del veneciano Marco Polo (1254-1324) al
Oriente y a China donde permanece dieciséis años al servicio del
Gran Kan Kublai, cuya relación abarca el período desde 1271
hasta 1295, empieza a desarrollarse el comercio con el Oriente,
que comienza a producir un significativo cambio en las
costumbres y en el espíritu de los europeos, explicable en una
sociedad “pobre” y austera. Dicho comercio, y el Renacimiento,
gran movimiento cultural, artístico, científico y literario que se da
entre los siglos XV y XVI, junto con el descubrimiento de
América, convergen en un momento histórico singular de la
historia de Occidente sobre la manera de ser y la dirección de la
Cultura. Es cuando el eje de la cultura se rompe en menudos
pedazos, el liderazgo de la casta militar se acaba y otra clase
social, la burguesía, asume el Poder en medio de una revolución
social, económica y política, sin precedentes, por no llamarla, un
caos desenfrenado.
El oro y principalmente la plata americana, paradójicamente, no
benefician al Imperio que emprende la descomunal e improvisada
tarea de culturizar, de cristianizar a América, de construir allí una
sociedad política, una provincia del Imperio que debía darle a sus
pobladores la misma dignidad de los súbditos europeos, tarea que
degenera en una vulgar conquista, en una despiadada expoliación
del indio americano, por razón de la pérdida de poder del Imperio
Español, ante cuya bandera, en cierto momento no se ocultaba el
321
sol, más bien empieza a decaer. La burguesía europea formada
principalmente por una clase mercantil y artesanal profundamente
influida ya por el espíritu voraz de los comerciantes del desierto,
se enriquece. Ello sucede con el apoyo de los errores estratégicos
del Estado español que asume la costumbre de financiar sus
déficits comerciales con la plata americana, que establece un
régimen impositivo tan pesado que obliga a los campesinos y
artesanos a abandonar sus actividades y a emigrar, usando luego
la plata americana para comprar sus importaciones a los artesanos
del exterior, y que sucumbe así, bajo el peso de los privilegios de
la nobleza y el costo de la burocracia imposibles de solventar.
El pueblo español termina olvidando el arte de navegar que le
había dado tanta gloria, la producción y el comercio artesanales
que le permitían antaño mantener un nivel de vida decoroso. Y el
golpe de gracia lo recibe en el mar, al ser destruida su “flota
invencible” por los ingleses y los elementos naturales, y, en gran
parte, por la acción de los corsarios y piratas patrocinados por los
gobiernos de Inglaterra, Francia y Holanda, en América, y de sus
flotas navales en el Oriente, cuando ya no puede financiar una
gran armada que garantice su seguridad. Con la caída del Imperio
Español se consuma la quiebra de un sistema político voraz
imposible, el desastre militar de una fortaleza indefendible, y en
América y en Asia, se concreta el fin de un proyecto misional
fundamental, de una dimensión y una proyección humana
colosales, fundado en lo esencial de la cultura cristiana de
Occidente.
Cuando sobreviene, el desenlace revolucionario por la crisis de
autoridad de la monarquía francesa, sólo el régimen de terror
impuesto por la burguesía de Paris, al lado de una acertada
gestión militar, alcanza a recuperar a la nación francesa –primera
en su género en el Mundo-, de la anarquía, del caos, con más de la
mitad de sus provincias en rebeldía y en medio del asedio militar
de los ejércitos de sus vecinos. La gloria de esa epopeya le
corresponde al genio estratégico-militar de Napoleón, quien no
sólo lo logra, sino que pasea victorioso, durante veinte años más,
a los ejércitos franceses por Europa, dándole soporte militar a su
322
república imperial. Desde entonces, ese modelo ha intentado ser
copiado por las revoluciones socialistas del siglo XX, algunas ya
superadas y otras todavía vigentes.
Cuando la influencia del Occidente, que surge de aquellos eventos
históricos, llega a nosotros y se desborda por el orbe entero,
incluida la Revolución Industrial, otra de las grandes revoluciones
burguesas que se gestaba y que despega decididamente, con
motivo de la invención de la máquina de vapor, al decir de no
pocos historiadores, llega verdaderamente la “corteza técnica” de
nuestra civilización, liderada al principio por la sociedad burguesa
europea y principalmente hoy, por el poderío económico y
político de la cultura anglosajona. Una “corteza técnica” que
asumen en tiempos de Martín Lutero (1483-1543), Ulrico
Zwinglio (1484-15331) y Juan Calvino (1509-1564) sus
principales gestores y luego en tiempos de la Revolución
Industrial, con el aporte filosófico de Jeremy Bentham (17481832), el del economista y antiguo pastor protestante Adam Smith
(1723-1790) y otros, una ética singular utilitarista, que ha pasado
a nuestra historia como sustituto de la ética universal occidental
que le ha dado soporte doctrinal a las nociones de su realidad
cósmica y su sentido del fenómeno humano.
Ello no se da sin tremendos y cruentos conflictos de carácter
religioso. La guerra se desencadena como consecuencia de la
Reforma Protestante a partir de la segunda mitad del siglo XV y
la persecución religiosa se extiende por toda Europa,
particularmente en Suiza, Alemania, Francia y los Países Bajos.
Esos enfrentamientos producen grandes bajas en la población y
grandes contingentes de emigrantes se embarcan con destino,
principalmente a Norteamérica.
Aquellas guerras, las revoluciones burguesas que se producen en
Francia en 1789, en Inglaterra en 1830, y las revoluciones
socialistas europeas, la de 1848 fracasada y la rusa de 1917
triunfante, dan una idea de la forma violenta en que se dan las
relaciones humanas en la sociedad secular de nuestro tiempo, del
extremo sectarismo de las distintas corrientes políticas,
323
ideológicas y religiosas, de la arrogancia ostentosa de los que
alcanzan el éxito en conseguir fortuna en una sociedad que ha
regresado y asume con seriedad el valor de la “Predestinación”,
en contraste con el “Libre Albedrío”, como principio rector de la
realidad vital del Hombre, en la cual la tenencia de fortuna se
convierte en símbolo de salvación, y en que los afortunados
asumen el papel de “santos visibles” que creen ser, en medio del
fragor de la lucha enconada del pobre por reivindicar sus derechos
o salir de su condición de “condenado en vida”, que no quiere
aceptar.
En ese medio conflictivo surge la Ciencia, tal vez encarnando una
nueva esperanza para el Hombre, que enfrenta la urgencia de
paliar el hambre que la agricultura, movida por la fuerza animal
en medio de la violencia generalizada en el Campo, no logra
satisfacer. Quizás el taller industrial ofrezca mejores
oportunidades.
Las hambrunas por las malas cosechas que se producen en la
primera mitad del siglo XIX hacen que el mundo europeo dé
decididos pasos hacia el industrialismo burgués de Inglaterra, y
logre aliviar el hambre de ciertas comarcas, especialmente
golpeadas, con los nuevos modelos de comercio y producción
industrial. Sin embargo el prestigio por los logros científicos y
técnicos es aprovechado para el afianzamiento de una nueva
forma de poder, descubierta anteriormente por los mercaderes
ricos que aprendieron a manipular a los monarcas con sus
fortunas, esta vez representado en un poder económico llevado a
la categoría de asunto de Estado, junto a los asuntos relacionados
con la Guerra, condicionando de esta manera a la Ciencia, a la
Técnica y a la Ingeniería durante todo el siglo XIX y el siglo XX
a desarrollarse conforme a sus conveniencias estratégicas
económicas y políticas para la defensa y el ataque militares, tal
cual venimos experimentando hasta nuestros días.
El afán de poderío, el afán de imperio de la cúpula de la sociedad
occidental presionan al mundo entero con la imposición de sus
propias condiciones económicas y políticas y de sus propias
324
demandas para mantener y acrecentar sus posiciones de dominio
ya ganadas. Es así como se ha generado a su rededor una aureola
negativa de prestigio que le gana poco a poco la enemistad
profunda de otros pueblos, y el resentimiento de pueblos
esquilmados como el nuestro, que no pocas veces se ha sentido
traicionado por sus propios dirigentes.
Aún dentro de las circunstancias descritas, la Ciencia, la Técnica
y la Ingeniería presumen de ser disciplinas de carácter universal
sin compromisos con intereses egoístas y a veces inhumanos y
reñidos con el Bien Común, el cual, para no ser una vana ilusión,
igual que la “cosa pública”, requieren de un espacio de mutuo
disfrute y, generalmente, respetado por el espécimen humano
individual.
Esa presunción debería mover a quienes hemos sido formados en
tales disciplinas a enriquecernos nosotros y enriquecer el medio
humano en el que trabajamos con la investigación rigurosa, con la
controversia y la discusión respetuosa, con la reflexión y el
esfuerzo sincero de discernimiento y toma de decisiones que nos
permitan mantener nuestra independencia de pensamiento, de
consciencia, por encima de las presiones hostiles del medio
humano. De hecho, ha movido a no pocos científicos de
reconocimiento mundial, que han encontrado contradicciones
fundamentales entre sus compromisos humanos y las autoridades
gubernamentales con las cuales han trabajado, particularmente en
el caso del desarrollo de las tecnologías nuclear y termonuclear,
destinadas a lograr sistemas de armas nucleares para disuasión o
empleo real en condiciones de guerra y no para su uso pacífico.
Un caso clásico es el de Albert Einstein (1879-1955), físico
alemán naturalizado en Estados Unidos de Norteamérica en 1940.
Salió de Alemania por su incompatibilidad con el régimen
nacionalsocialista de Adolfo Hitler y el riesgo de ser tomado
prisionero por su ancestro judío. Sólo, se entregó a la
construcción de la bomba atómica americana, al confrontar la
seriedad del peligro que se cernía, ya que Alemania iba en camino
seguro de tenerla muy pronto. Nunca miró con buenos ojos su
empleo en Hiroshima y Nagasaki en Japón en 1945, y dedicó los
325
últimos diez años de su vida a los usos pacíficos de esa
tecnología.
5.12.0 ¿PUEDEN O NO CONSIDERARSE
SUFICIENTEMENTE MADURAS,
NUESTRA CIENCIA Y NUESTRA CULTURA
OCCIDENTAL?
El rigor del pensamiento científico, los logros en el conocimiento
de aspectos de la Realidad a los que no hubiéramos llegado por
otros caminos, diferentes de la observación y una adecuada
experimentación, son testimonios suficientes. Si en relación a la
Cultura, retomamos la consideración de sectores olvidados y los
rescatamos, asumimos, así sea para discutirlas, las propuestas de
las diferentes escuelas de nuestro pensamiento filosófico
tradicional, si asumimos las lecciones de nuestra historia, si
aplicamos la disciplina científica para indagar, tan precisamente
como nos sea posible hacerlo, sobre nuestra evolución cultural,
sobre nuestro pasado, sobre las raíces de nuestro presente, sobre
el significado real y el valor de la dinámica de nuestra evolución
cultural, y muchísimos temas más, podríamos decir que, no
desconociendo el gigantesco aporte técnico y científico, la
notabilidad de la experiencia que hemos tenido oportunidad de
vivir en nuestra sociedad burguesa, reconocemos que nuestra
cultura, en su totalidad es madura, y es muy rica, y que, aún
teniendo en cuenta los aportes de la cultura burguesa, es preciso
apreciar que tiene mucho más qué ofrecer, de lo que en los
doscientos años de cultura burguesa hemos recibido.
El mundo moderno no es de manera ninguna homogéneo. Si la
cultura occidental ha avanzado notablemente hacia la mayoría de
las regiones del planeta y hacia otros mundos humanos, no ha
sido tan notable como para que su influencia alcance a influir
demasiado en la vida cotidiana de muchísimos pueblos, por
ejemplo. En el planeta la mayoría de las sociedades no occidental
y sus etnias respectivas poseen generalmente una vida íntima muy
rica. Dentro de ellas podemos considerar en primer lugar los
326
chinos, los indios, los árabes, y casi toda la población africana.
Sin embargo, aún teniendo en cuenta esta realidad, el
conocimiento científico occidental, en casi todas sus ramas, está
presente en ellos, de alguna manera influyendo cada vez más en la
iniciativa y el comportamiento de muchas de aquellas
poblaciones.
Y dentro de sus circunstancias, los científicos han abierto ya
horizontes suficientes que liberan sus criterios del
condicionamiento, incluso, de los programas de la Empresa
Privada y de los Estados que definían antes cuál era el campo que
debían cubrir con su trabajo, para aportar, por ejemplo, el
desarrollo de nuevos materiales para innovar sus ofertas de
mercancías de consumo, materiales para la fabricación de
elementos bélicos más eficaces más confiables y certeros, etc.,
pasando cada vez con más acentuación a incursionar en
investigación de interés libre, trabajar en programas de
investigación de las instituciones universitarias, o, quizás, como
hoy ya se ve con cierta claridad, como ocurre con el gran
acelerador de partículas subatómicas europeo, para inaugurar
campos de estudio futuro que le reportan a sus impulsores una
ventaja estratégica innegable de su visión del Futuro, en
comparación con los grupos humanos y naciones marginados de
ellos.
Pero entre todo quiero referirme a un aspecto central de este
trabajo, que me ha movido a realizarlo:
El trabajo de muchos hombres de todos los tiempos, incluso
nuestros padres que desarrollaron, cuando vivían en África, las
sociedades de cazadores, ha hecho posible lo que sabemos en el
campo científico hoy. Sus contribuciones son invaluables; así que
el disfrute de los beneficios de todo ese patrimonio obtenido a
través de los milenios, es justo que sea compartido colectivamente
por toda la Humanidad. Todavía más, no sólo en justicia, esto es
cierto, sino que es imperativo desde el punto de vista práctico.
327
La fuente más considerable y aprovechable inmediatamente de
energía, vital para la manutención de la especie humana, es la que
aporta el Ciclo del Carbón. El entendimiento de esta realidad no
era tan inmediato para la mayoría de los líderes de nuestro
mundo, hace apenas cincuenta años. Y para lograr el
sostenimiento de un mundo humano, incluso más poblado que el
actual, tendremos que desarrollar la sociedad humana global, y su
interacción con el mundo natural, con la vida, de manera integral,
<<como un gigantesco equipo de trabajo>>. Hacerlo de manera
que funcione como un colosal mecanismo de aprovechamiento de
las fuentes de energía que el Ciclo del Carbón puede
proporcionarnos, es una tarea colosal, representando, quizás, el
mayor reto que la humanidad pueda tener, frente a sí, desde
siempre.
Y la visión de ese colosal mecanismo de
aprovechamiento de las mayores fuentes de energía disponibles
hoy para el beneficio de los pobladores de este planeta no hubiera
sido posible, si la disciplina científica careciera de la madurez que
requiere para concebirlo siquiera como una hipótesis de trabajo.
La Ciencia, pues, ha llegado a su mayoría de edad; a la Técnica
y la Ingeniería, como disciplinas científicas derivadas de la
Ciencia, les ha ocurrido lo mismo y como uno de sus campos de
estudio específicos, están en condiciones de poner sus miras en la
aplicación de sus conocimientos de la realidad física y de su
método experimental para la mejora del nivel de vida humano,
mejorar las relaciones humanas, y para aclarar las perspectivas
objetivas que el medio natural le ofrece al hombre como un todo
para mantenerse y desarrollarse.
Sin embargo la noción burguesa de lo que somos y de lo que es
nuestro destino, no satisface, para nada, las ricas aspiraciones que
nacen, ya en el caso de nuestras naciones americanas de las
Antiguas América Española y Portuguesa, del contenido ético de
una rica tradición cristiana nunca completamente olvidada, que
nos antecede, y que, por derecho propio, podemos y debemos
reencontrar para contribuir a la recreación, a partir de nuestra
experiencia “latina” multiétnica, una nueva vertiente de la
civilización occidental, en nuestro territorio, que se proyecte al
328
resto del Planeta, que un día estuvo en marcha, cuya construcción
se quedó trunca en gran parte de América luego de la caída del
Imperio Español, y que, con el apoyo de la Ciencia, la Tecnología
y la Ingeniería modernas puede renovar, en términos
contemporáneos, y legarnos a los americanos y al mundo entero,
la esperanza, muy bien fundada, de un mundo mejor.
Una de las novedades más prometedoras de la experiencia
científica de nuestro tiempo, es la consecuencia práctica del
hallazgo de limitaciones serias en los métodos adoptados por los
físicos clásicos para la explicación y medida de fenómenos físicos
cotidianos, basados en el “llamado sentido común” o en la
percepción sensorial ordinaria, en épocas en que se ignoraba que
la naturaleza de las percepciones de la Realidad, estaban
seriamente limitadas y aún condicionadas por los medios de
observación disponibles y por nuestra mentalidad y los recursos
que nos ofrecía para la interpretación de la misma. En otras
palabras, que la percepción de los fenómenos de la Realidad
estaba, definitivamente afectada por el mismo observador. Es algo
que, de cierta manera, tiene también qué ver con el carácter
simbólico de éste conocimiento.
Las características del olor, del color, de la dureza entre otras
características de los seres y los cuerpos del mundo físico, en
términos de las categorías científicas modernas, no son tan
simples como las perciben nuestros sentidos. Son conjuntos de
fenómenos muy complejos que los percibimos así, como olores,
colores, etc. ¿Y qué puede sacarse en claro de aquí? Simplemente
que la idea de lo que es, para cada cual la Realidad, resulta de la
convergencia de dos factores:
El objeto observado, en sí, con sus características objetivas, y
El sujeto observador, con su naturaleza y las limitaciones que su
manera de ser y los instrumentos de observación representan para
el acto de la percepción lograda.
La observación de fenómenos y realidades cada vez más lejanos
a nosotros y más complejos, como los que se dan por ejemplo, en
329
los campo de la Astrofísica y la Física Cuántica, por ejemplo,
hacen que la ciencia contemporánea haya encontrado tropiezos
difíciles de superar y que exigen, incluso, como solución
provisional, la adopción de soluciones alternativas que aclaran, en
cierta medida, no por completo, lo que es la realidad física.
La dificultad, se refiere, particularmente, según Henry Margenau
a la imposibilidad de constatar con precisión, experimentalmente,
las conclusiones a las que se ha llegado con el cálculo teórico. El
compara, para el efecto de la comprensión del problema, un
problema clásico, como es la ubicación en su trayectoria circular
de un guijarro que un muchacho hace girar, y que se encuentra
atado a su mano por medio de una cuerda, y un problema
contemporáneo de la física cuántica, como es ubicar en su
trayectoria circular a un electrón que gira alrededor de su núcleo
atómico.
En el caso del guijarro, para hacerlo, basta con aplicar las leyes
clásicas del movimiento circular. ¿Pero cómo ubicar en su órbita,
en un momento dado, a un electrón que gira a la fantástica
velocidad de 1016 revoluciones por segundo? Este problema
carece de solución en términos de la física clásica. La Física
Cuántica la define en términos de probabilidades de estar situado
en uno de los sectores en que se ha dividido la órbita del electrón,
en un momento dado.
Esa experiencia describe un fenómeno desconocido hace sólo
cincuenta años, que demuestra, cómo la percepción de la
naturaleza del objeto percibido por el sujeto observador, está
íntimamente interferida por la naturaleza del sujeto observador y
limitada, en este caso, por los instrumentos o medios de
observación, que afectan su consciencia del objeto observado.
Esta dificultad ya había sido contemplada por los filósofos desde
antiguo, pero considerada por los científicos clásicos como algo
irrelevante. Ahora los físicos que trabajan en la física cuántica le
dan al tema el crédito que realmente tiene.
330
¿Por qué referirnos a este tema en este momento? Porque se
aplica al fenómeno social de actualidad de una sociedad dividida
cuyas partes se enfrentan y compiten por su supremacía, como
algo natural, que afecta profundamente el conocimiento de la
realidad objetiva, en términos, no sólo de la forma como se
percibe nuestro mundo físico, sino de lo que pensamos que somos
nosotros mismos, ya por la forma como los humanos nos
observamos mutuamente, como nos interpretamos, de acuerdo
con la postura relativa asumida por cada uno según su ideología,
sus propios intereses, sus propios miedos y suspicacias, sus
propias experiencias, sus principios éticos o religiosos; desde su
propia sabiduría o desde su propia ignorancia.
Esta observación no puede menos que producir imágenes
diferentes de la Realidad, reñidas entre sí, que se descalifican
unas a otras, que impiden todo tipo de comunicación, sin un piso
adecuado para el diálogo, la negociación, la conciliación; sin un
espacio adecuado para formular la menor idea de Bien Común.
En la sociedad actual, fallamos por dos motivos fundamentales en
la interpretación de nuestra realidad humana, de nuestro destino:
Hemos olvidado, quizás no nos fueron comunicadas
adecuadamente, la referencia de nuestras raíces culturales. Nos
hemos aventurado a observar el Mundo, el Universo, la Realidad,
sin entender, cómo nuestra presencia incluida nuestra manera de
percibirlos, afecta la imagen que tenemos de ellos, como si
nosotros, con nuestras limitaciones para acceder al conocimiento
objetivo de nuestro entorno, careciéramos de significación en la
clase de conocimiento que hemos logrado. Por eso nuestra
civilización es, en cierto modo un engendro grotesco, monstruoso,
que solamente tiene sentido en el mundo materialista en que ha
sido imaginada, expresada, explicada por los más osados, por los
que consideraban poseer la autoridad necesaria para hacerlo, pero
no en relación a la <<sustancia, en genera>>, de la que está
hecha>> la que desconocemos, por completo, sino a aquella
forma cuya presentación nos es más familiar: la “materia” de la
que aparentemente está hecho nuestro planeta, de la que estamos
hechos nosotros y nuestro mundo humano, la que podemos
331
percibir con nuestros sentidos, con los instrumentos más simples,
con los medios de observación de que disponemos, la que
representa para un observador desprevenido de la naturaleza de su
entorno, y armado de sus sentidos, lo que es “lo inmediatamente
dado” para él.
Por eso sólo hemos percibido superficialmente la forma de
nuestro Mundo, su forma estructural, con la profundidad y
trascendencia que nos permite esa visión, no hemos logrado
vislumbrar lo que hay detrás de los datos recogidos, y sólo hemos
logrado darle una explicación muy incompleta a la relación
mecánica de sus partes,
Dice Henry Margenau hablando del problema de las
observaciones de los fenómenos físicos, que venimos aplicando
aquí en la crítica de nuestra civilización:
“El desarrollo de la doctrina del espectador (del sujeto que
observa) ha corrido pareja con el auge de una rama de la física, la
mecánica, y es de hecho su correlato lógico” (Henry Margenau.
La Naturaleza de la Realidad Física, p 42).
“La ciencia tradicional se ha mostrado demasiado generosa
invistiendo de muchas y significativas cualidades a las
impresiones transmitidas por los sentidos, cualidades que, según
la imagen moderna, no poseen en sí mismas y que la física
cuántica ha tenido que rechazar” (idem P 42).
Werner Heisemberg (1901 – 1976), físico alemán, descubrió a
través de su trabajo con la física cuántica, un principio que
observan todos los científicos a la hora de avanzar en su labor
investigativa en cualquiera de los campos de la física: El
<<“Principio de Incertidumbre”>>. Mediante éste principio, que
se aplica meticulosamente, cuando se intenta ubicar, por ejemplo
una partícula subatómica, -el caso de un electrón-, que gira
alrededor del núcleo atómico en su órbita, problema que se
analiza un poco más a fondo en otra parte de este trabajo. Para el
efecto, se hace la aplicación del principio rigurosamente,
332
mediante desarrollos matemáticos, y se verifica la información,
que es posible concretarla, para este caso, en términos de las
probabilidades, de que el electrón se encuentre, efectivamente en
una de las regiones en que se ha dividido la órbita para efectos del
cálculo.
La consciencia del científico, de la necesidad del riguroso
escrutinio y revisión de los diferentes métodos científicos de
estudio y experimentación, para conocer la Realidad y los
diferentes fenómenos que en ella se dan, han hecho que baje,
necesariamente, sus niveles de arrogancia, ha incrementado su sus
niveles de humildad, cuidado y ponderación en sus posturas, al
momento de lanzar cualquier afirmación, sabiendo que, a
menudo, la verdad es demasiado esquiva, está demasiado
encubierta, llegando, muchas veces, a reforzar su fe, su confianza
en que ha descubierto evidencias que refuerzan hipótesis de
trabajo, pero muy pocas veces se aventura a definir certidumbres.
El Principio de Incertidumbre tan trillado en los trabajos en
materia investigativa del campo científico, y con el cual, el
científico se ha familiarizado definitivamente el día de hoy, no
afecta solamente a la Ciencia; afecta de la misma manera a la
Economía, a la Política y a los demás campos del saber humano
que se ocupan del conocimiento de la Realidad.
En otras palabras, un principio que, sin duda, ha conducido al
científico a adoptar posturas de apertura, de curiosidad, de
cautela, de diálogo con sus colegas, de auténtico trabajo en
equipo, para rodear sus objetos de estudio con observaciones,
desde tantos puntos de vista como sea posible, en aras de
encontrar datos suficientemente confiables que le permitan
concluir, con ciertas probabilidades de error, no conduce a los
cultores de muchas otras disciplinas humanas a una labor
igualmente cuidadosa y cautelosa, por no ser considerada
seriamente por ellos esa urgencia, en aras de un conocimiento más
objetivo de la Realidad.
333
Encontramos, por lo contrario, un comportamiento diferente de
sus cultores, que a menudo, desbordan los límites de la prudencia,
generan
actitudes
arrogantes,
confianza
injustificada,
contradictores decididos, conflictos innecesarios, violencia, y por
que no, hasta guerra.
En la década de los setenta, el equipo de dirección de los vuelos
espaciales de la Nasa se vio sorpresivamente enfrentado a un reto
mayúsculo en el programa Apolo, cuando los tripulantes de la
nave Apolo XIII se dirigía hacia la Luna, para poner en práctica
un descenso controlado en el satélite terrestre, cumplir su misión
y regresar a la Tierra.
Cuando apenas cumplían el viaje de ida, sufrieron algunos
accidentes, en virtud de los cuales, perdieron casi toda su dotación
de combustible precioso. Todos, tripulantes y directores del vuelo
asentados en la Tierra, enfrentaban el terrible riesgo de ver
fracasada por completo la misión, pero algo más dramático: Ver,
por primera vez en la historia, una tripulación humana condenada
a perderse en la profundidad del espacio, sin la menor posibilidad
de recibir auxilio.
Un miembro del equipo propuso algo descabellado, pero que
había sido probado experimentalmente una y otra vez, en la
investigación astrofísica, habiéndose logrado una precisión
extraordinaria, al calcular la rotación de unos astros alrededor de
otros, como nuestra luna alrededor de nosotros, de nosotros
alrededor del Sol, etc., o sea la Ley de la Gravitación Universal,
descubierta por Kepler hace varios cientos de años. Sólo, que esta
vez, estaba, de por medio la vida humana.
Su propuesta fue más o menos la siguiente: Hacer un inventario
del combustible disponible; verificar si era posible ajustar el
vuelo de la nave para que incidiera en una órbita alrededor de la
Luna, y ésta, con su campo gravitacional haría que ésta circundara
la Luna y tomara luego su viaje hacia la Tierra. Si esto era
posible, la decisión sería abortar la misión lunar y concentrar
todos los esfuerzos en traer de regreso a salvo a la tripulación.
334
El inventario de combustible resulto ser suficiente, todo el equipo
asumió el reto y ante el peligro de que pudiera perderse sin ser
usado, se dio la orden de ejecutar la maniobra. El resultado fue
feliz. ¡La tripulación de la nave Apolo XIII llegó sana y salva a la
Tierra!
Este relato tiene un solo objeto aquí: Mostrar cómo el trabajo
serio, en conjunto, de toda una nómina de hombres calificados y
con buena voluntad, como ha ocurrido con la Ciencia, contribuye,
aún después de muertos, a la construcción de un patrimonio de
conocimientos capaz de ofrecer suficientes garantías a la
Humanidad para lograr su redención.
Me atrevo a afirmar, que, las consideraciones anteriores
representan una seria amonestación en relación a muchas de
nuestras costumbres económicas, sociales y políticas que han
gozado de licencia en nuestra sociedad burguesa actual,
costumbres que derivan de unos principios éticos muy pobres, que
no definen claramente en muchos aspectos, los compromisos
mutuos implicados en las relaciones entre los ciudadanos y entre
éstos y la sociedad, y que van formando en los seres humanos de
la actualidad un carácter que no los dota adecuadamente para la
convivencia.
Lo mismo podría decirse de ciertas instituciones que, dentro de
tales circunstancias, se prestan para manipular la democracia, para
sortear la entrega del mando y el manejo los presupuestos
económicos al postor mas acreditado, a quien lidera “las
mayorías” como es, por ejemplo, el sistema electoral. La lucha
electoral es una competencia de poderes. Define poderes y
derechos de dominio entre rivales; da opciones de mando pero no
demuestra quien posee la verdad, o quien está más capacitado
para darle sentido a la vida de la comunidad. Nuestra Ley es una
superestructura de códigos infinitamente congestionados, digamos
con gran coherencia lógica, extraídos, a menudo, y aún copiados
de experiencias foráneas, y manejados por una dirigencia que se
forma en una de las instituciones más representativas de nuestra
335
clase dirigente: El Congreso. Pero es impuesta, es coercitiva, es
rígida. No nace en la costumbre popular. Ello indica, según la
legislación actual de Colombia, sólo para tomar un ejemplo, que
el pueblo es soberano para nombrar a sus alcaldes, a sus
gobernadores, a su presidente, es decir, a las personas que lo
gobiernan inmediatamente, pero en él no reside directamente la
soberanía del código que regula sus relaciones sociales íntimas en
su comunidad, cuyo orden interno es autocéfalo pero no
autónomo, sólo reside esa soberanía, eficazmente, en sus
“representantes”, que tienen que hacer cumplir, con rigor,
internamente, por ejemplo, el Código de Policía general, figura
jurídica que puede distorsionar la opción de aspiraciones
populares más amplias y menos reglamentadas, que hipoteca su
patrimonio económico y social, por generaciones, a favor de
quienes votan por los presupuestos públicos, y que suplanta
fácilmente, en el mundo confuso de hoy día, la voluntad popular,
cuando el fuero público es invadido por los fueros privados, con
su propia voluntad.
Esta podría ser tomada como una amonestación seria para
aquellos que en lo económico, en lo social y en lo político, en la
vida humana en general, siguen construyendo imperios,
desconociendo, irrespetando, maltratando, defraudando, a quienes
no tienen los medios para defenderse adecuadamente, pensando
que aquello no se devolverá de alguna manera. Ese tipo de
costumbres políticas tiene que cambiar. Si no cambia, será
imposible soñar, para la mayoría de los hombres, un día con una
sociedad equitativa, justa, estable, que se base en el respeto mutuo
de los derechos y deberes ciudadanos; en la posibilidad de vida
sostenible para todos.
Seguir pretendiendo que se puede construir humanidad sobre la
base del imperio egoísta de unos sectores sociales sobre otros,
como se da hoy día entre la Ciudad y el Campo, entre los barrios
mas ricos y los más pobres entre nosotros, de unas naciones
aparentemente más poderosas sobre otras aparentemente más
débiles, o como se da en la división del trabajo internacional
propuesta y practicada desde la misma Revolución Industrial, es
336
aceptar que la División del Trabajo en general, tenga que ser la
consecuencia de relaciones de dominio, de condiciones de
dependencia no aceptadas voluntariamente, nunca negociadas, de
oportunidades de vida que se encuentran manejadas por otros,
determinadas por otros, para el bien particular de otros. Como
caso concreto, es imposible mantener un medio natural adecuado
para la vida humana, frente al cual quienes están directamente
relacionados, como los campesinos, que aparte de sus
ignorancias,
tienen
pocas
oportunidades
de
decidir
adecuadamente, al no poder prescindir de las presiones externas, o
al no poder contar con una mejor alternativa que la resultante de
su enfrentamiento solitario con una sociedad mezquina, o con una
naturaleza en vías de extinción.
La degradación del medio ambiente colombiano, uno de los
países mas ricos de agua en el planeta se enfrenta a una situación
dramática a mediano plazo, por este motivo: Entre 1994 y 2003,
Colombia pasó de una cobertura boscosa de 56 millones 280.000
hectáreas a 55 millones 612.000 hectáreas. La pérdida boscosa es
de unas 667.285 hectáreas de bosque, con una pérdida anual de
alrededor de 101.000 hectáreas por año. En el año 2004, la tasa de
deforestación sube de 101.000 hectáreas por año a 104.000
hectáreas por año, lo que significa que el proceso deforestador se
acelera. El origen de esta dinámica no es solamente el campesino
pobre y olvidado que, en un país donde la distribución de la tierra
es inmensamente desequilibrada, busca sobrevivir con sus escasos
medios. Es también la destrucción de bosque que cede su espacio
para cultivos ilícitos como la coca y la amapola, en una extensión
que se calcula hoy en unas 102.420 hectáreas. Eso tendrá graves
consecuencias:
El grosor de la nieve de nuestros nevados disminuye, la capa de
nieve retrocede unos 10 metros por año. Los glaciares del
Quindío y del Puracé ya no existen. Hay un ostensible
calentamiento del clima. Cantidades crecientes de fuentes de
aguas selváticas están siendo contaminadas con el desecho de los
laboratorios clandestinos para la obtención de cocaína, y engrosar
así el gran caudal de agua dulce perdido en las ciudades como
337
desagües de alcantarillados urbanos, inútiles ya como fuentes de
agua potable. Un no despreciable porcentaje del territorio
nacional, el 17% es cada vez mas susceptible de transformarse en
desierto y más o menos alrededor del año 2.029, un 70% de la
población nacional estará en riesgo de no contar con el agua
necesaria para su vida si se presentan años secos. (Instituto de
Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM de
Colombia publicado en el Colombiano de julio 14 del 2004).
La Naturaleza, de manera misteriosa para nosotros pero como
producto de un proceso evolutivo de millones de años, que apenas
empezamos a comprender, nos ha dotado de una corteza cerebral
que nos da opciones diferentes a las de los demás seres vivos para
movernos hacia posiciones en el espacio físico y en el tiempo,
más favorables y más seguras. Las plantas buscan la luz pero no
tienen opciones de locomoción. Los animales tienen opciones de
locomoción y se mueven de acuerdo a modelos de acción
registrados en su cerebro, obtenidos de su experiencia inmediata.
Pero nosotros tenemos ventajas sobre todos: Nosotros podemos
reflexionar, discernir, escoger conscientemente alternativas,
dándonos cuenta de ello. Podemos diferenciarnos de los otros,
nuestro lugar de otros lugares, nuestro presente, nuestro pasado y
nuestro futuro. Esto es, podemos movernos virtualmente
voluntariamente a otros espacios, a otro tiempo y contemplar el
efecto en nosotros de esa experiencia virtual, de nuestros propios
sueños de los proyectos de vida propios y de los proyectos ajenos.
Por eso somos un “animal político”, previsor. Podemos movernos
en el mundo de las ideas para preparar nuestro movimiento en el
mundo físico y hacerlo con mayor certidumbre, con mayor
seguridad.
Quizás la convicción de que estamos percibiendo nuestra
superioridad respecto de los demás seres vivos nos conduce a
creer que nuestro papel específico es el de establecer nuestro
dominio sobre las demás especies. Sin embargo, somos
inconscientes de que nuestra aparente superioridad funcional,
depende del equilibrio funcional de un sistema simbiótico de
seres vivos especializados, integrados orgánicamente en el ser
338
multicelular que somos, y de multitud de seres independientes que
se asocian a nosotros y que ponen en marcha nuestras funciones
vitales, nuestra digestión de alimentos, por ejemplo. Nuestra
psiquis, por poderosa que sea, no puede ser un mecanismo de
dominio. Ella misma no funciona bien si nuestro cuerpo sufre un
desequilibrio. Surge entonces el dolor físico o emocional como un
sistema de alarma por enfermedad, que nos impulsa al
movimiento para alejarnos de la causa del mal. A pesar de que
sabemos eso, nuestros métodos para relacionarnos a todos los
niveles asumen de hecho que esas relaciones son esencialmente
de dominio, ya sobre el ser humano que consideramos inferior, ya
sobre los demás seres de la Naturaleza con quienes ni siquiera nos
podemos comunicar. Realmente, nosotros todavía no entendemos
de convivencia.
Decíamos atrás que nos movemos en el mundo de las ideas para
preparar nuestro movimiento con mayor certidumbre y seguridad
en el mundo físico. Ello debería conducirnos a debatir nuestras
posturas, nuestros propósitos, a compararlos con otros, a sacar
conclusiones que nos abran espacios de acuerdo y beneficio
común. Pero en nuestra sociedad individualista y competitiva a
morir, pocos somos leales a nuestra propia comunidad, a nuestra
propia nación, a nuestra especie: Nos movemos en el campo de
las ideas, no para facilitar las relaciones humanas en el mundo
físico, para orientar, incluso, la acción personal por caminos de
beneficio común alcanzando la conciliación de fondo de la tarea
que desempeñan las partes, sino, con cierta perversidad, para
estorbar a otros, para bloquear la reflexión, el movimiento virtual
de otros, para salirles al paso e imponer nuestras condiciones,
hacer más difícil su movimiento físico, hacer lo posible para
generar en los otros incertidumbre, para enmascararles la
Realidad, abrirles caminos para que se precipiten en el error y en
el fracaso, monopolizando y enajenando así sus opciones de vida.
Cabe preguntar: ¿En qué medida la inferioridad del débil en su
carácter, en la inmadurez de su mente, es acaso la consecuencia
de nuestra acción irresponsable? ¿En que medida nuestra
civilización con los propósitos éticos que ha adoptado con la
339
infraestructura y la estructura social que ha construido, para hacer
de aquella algo real, algo práctico, no ha hecho más que
condicionar la suerte de los humanos a los que afecta,
condenándolos a vivir en malas condiciones de salud, a una
situación de hambre constante, a un desarrollo precario físico y
espiritual, incapacitándolos para un adecuado rendimiento
productivo, haciéndolos incompetentes e incapaces de sobrevivir
por su propia cuenta?, ¿No es absurda una cultura excluyente, que
condena al abandono, a la ignorancia, a la muerte, a importantes
sectores de su población humana, que podrían representar para
ella un recurso precioso para su desarrollo? Los ingenieros no
podemos ser indiferentes a esas consideraciones.
Por último, otra consideración de las ciencias contemporáneas que
se refieren a postulados a priori de las ciencias clásicas que
conducen a graves errores en interpretaciones de la Realidad que
afectan gravemente la comprensión que tenemos acerca de las
relaciones humanas de nuestro tiempo. Se trata en este caso de la
interferencia del sujeto observador sobre la percepción del objeto
observado, efecto no tenido en cuenta al establecer el
comportamiento de las interrelaciones entre partículas cargadas
eléctricamente, por un motivo inocente, aparentemente
irrelevante: Todas ellas se mueven en torno a una que,
arbitrariamente se considera productora de campo. Sigamos el
texto de Henry Margenau:
“La imagen de un espectador (o acaso una mente) inserto en un
universo objetivo guarda una extraña analogía con una teoría de la
física moderna, la electrodinámica. El físico ha intentado durante
largo tiempo comprender la interacción de dos cargas dejando que
la primera de ellas produzca una fuerza que obligue a la segunda a
moverse: análisis que implica una separación ideal entre una
carga productora de campo y una carga móvil. Ahora sabemos
que esta distinción es falsa, y que, en el mejor de los casos
constituyó sólo una aproximación”.
“No insinuamos que la relación entre espectador-universo sea
algo más que una analogía formal de la relación entre dos cargas:
340
lo único que afirmamos es que tenemos aquí dos situaciones, en
cada una de las cuales se ha trazado una arbitraria distinción entre
dos partes. En la situación filosófica topamos con dificultades,
pero estas son de origen incierto; en la situación física
encontramos dificultades que son en todo semejantes
formalmente, y vemos de dónde proceden, pues aquí cabe
remontarse desde las dificultades que surgen hasta la distinción
originaria. Y esto lleva a preguntarnos si no debería impugnarse,
igualmente, por ventura, la relación espectador-universo antes de
que la filosofía pueda seguir adelante”.
“Veamos detalles de esta analogía”:
“En electrodinámica, se dice que una partícula cargada se
encuentra en interrelación con otras partículas cargadas a través
de un campo. Más específicamente, la fuerza de una sobre la otra
es igual a c/r2, siendo c una constante para cargas dadas y r la
distancia entre las partículas; esta función que le asigna un valor a
todos los puntos del espacio excepto aquel en que r =0 y, por lo
tanto, en el que las dos partículas coinciden, es una singularidad,
porque en él la fuerza se hace infinita. Pues bien, toda la
electrodinámica clásica se desarrolló dando por sentado la validez
del campo de Coulomb; y fue sumamente fructífera siempre que
se respetaran dos condiciones: (a) es preciso evitar el punto
singular y (b) una de las partículas tiene que permanecer fija. La
condición (a) significa que la carga móvil debe mantenerse a una
distancia finita de la carga fija, o carga productora de campo; la
segunda condición, veda toda pregunta respecto al destino de ésta
última carga: la singularidad matemática sella el misterio de la
entidad que determina el movimiento de la otra entidad, en forma
muy semejante a como lo mental oculta dentro de sí la fuente de
su propia determinación. La electrodinámica coulombiana
imprimió sobre las cargas de interacción una artificial distinción
sujeto-objeto; logró con ello explicar los fenómenos en los que la
carga sujeto era fija y la carga objeto móvil, pero rodeó a la carga
sujeto de una barrera impenetrable para la comprensión”.
341
“La persistencia de ese enigma se ha hecho intolerable en la
física. Investigadores recientes sobre electrodinámica cuántica
imponen de modo imperativo que se elimine la singularidad del
campo de Coulomb, y así han intentado hacerlo algunos de los
más capacitados investigadores, aunque sin haberlo logrado
plenamente todavía. Un resultado aparece claro: jamás se
comprenderá la interacción eléctrica de varias cargas mientras no
se las trate a todas sobre un mismo pié de igualdad, mientras que
no se conseguirá nada manteniendo fija una de ellas, pues la
ignorancia respecto a una carga suscita incertidumbre en lo que se
refiere a la conducta de todas las demás. Ahora resalta claramente
la analogía con la distinción espectador-espectáculo: el espectador
puede ser comparado con la carga productora de campo, el
espectáculo con la carga móvil” (H. Margenau. La Naturaleza de
la Realidad Física p 44).
Un simple artificio de la ciencia clásica tomado
inconscientemente quizás, inocentemente, como parte de un
esquema práctico que permite entender en forma válida, en aquel
momento, la interrelación de cargas eléctricas, o en orden a la
costumbre practicada inconscientemente en todos los aspectos de
la Cultura, referida a una sociedad rígidamente jerarquizada, nos
descubre, indirectamente, lo que ocurre cuando dicho esquema se
aplica al conocimiento de las interrelaciones humanas, cuando los
sujetos observadores se contemplan mutuamente como objetos
observados, implicando que cada cual es un misterio insondable
para los demás, y que, además, uno o varios han asumido
intenciones preconcebidas que entran en conflicto y que mediante
el supuesto peso de las altas jerarquías, asumen actitudes, ya de
dominio, de un lado, ya de sumisión, del otro lado, definiendo
también una categoría del conocimiento entre los sujetos humanos
que se relacionan y en que se define, ya la seguridad de retener el
control sobre grandes opciones vitales, sobre la base de criterios
“mas pesados”, ya la pérdida de control sobre muchas de ellas,
debido al menor “valor” de ellos..
La experiencia nos muestra una civilización que ha asumido
muchas de sus actitudes provenientes de las propuestas científicas
342
que se dieron en su infancia. La sociedad occidental de hoy,
quizás como consecuencia, de ello, no solo siguiendo el ejemplo
de Roma y otras culturas de la antigüedad, gira desde entonces
alrededor de los centros de poder, que no son los centros de las
comunidades sino donde se concentran las directrices inamovibles
de los poderosos, donde se centran las grandes decisiones que
hacen historia, donde se concentran las cortes de los nuevos
príncipes, lugares por donde pasa ahora el eje de la nueva Cultura,
lugares donde se han construido los “templos” donde se les rinde
culto a los nuevos ídolos, donde se construyen los monumentos
que conmemoran sus importantes onomásticos.
Así hemos llegado a gigantescas megápolis casi imposibles, que
se han convertido en una carga social, y por fuera con inmensas
porciones humanas marginadas de toda decisión trascendental,
víctimas de toda clase de manipulaciones, cuya suerte ha ido a
parar a manos ajenas, que, como en Colombia, han producido
3.000.000 de desplazados forzados del Campo, 5.000.000 de
emigrantes al exterior, un poco menos del 20% de su población
actual, o que, por otro lado, logra condicionar sus relaciones
comerciales en términos de absoluta dependencia, donde quienes
deciden efectivamente, aseguran que se imponga su propia visión
del desarrollo económico y social, se consoliden primero sus
propias probabilidades de subsistencia, sus propias probabilidades
de permanencia, su propia visión de la Realidad, sus
probabilidades de dominación, en un plan de arrastrar, tras de sí a
todos los demás. No es un buscar en común, la suerte de todos,
algo que haría sentir efectivamente a cada uno como verdadero
protagonista de su propia vida. Es otra actitud para cambiar, que
se identifica con el “caudillo” comúnmente conocido entre
nosotros, que riñe con la idea de la convivencia, con la idea de un
liderazgo efectivo de la Comunidad.
5.13.0 ¿QUÉ PODRÍA SIGNIFICAR TODO AQUELLO
PARA EL CIENTÍFICO, EL TÉCNICO, EL INGENIERO
ACTUALES?
343
Podría significar que su actividad se mueve todavía en un medio
humano afectado gravemente por unos esquemas de la Realidad
concebidos en la vida cotidiana, en parte referidos a una
influencia nociva del pensamiento científico, ya superado a nivel
de la ciencia contemporánea. Un medio humano que permanece,
por decirlo así, anclado a una época ya pasada y empeñado en
cumplir una tarea que le impone el engranaje de una mecánica
económica programada y montada para moverlo y explotarlo,
como única alternativa de una muerte segura por inanición.
El repudio que le mereció a nuestros antepasados, hijos del
Renacimiento, los defectos pedagógicos de una cultura como la
medieval, manejada de antiguo, más para mantenerse en el Poder,
para mantener el equilibrio estratégico-militar que garantizara la
libre determinación de los poderosos, que para construir un
mundo conforme a la ética cristiana que debió ser su propósito, es
el repudio que le debe merecer a nuestros contemporáneos, la
cultura actual que prescinde de una noción riquísima del Hombre,
cuyo inmenso valor fue demostrado con creces en Asia, con el
trabajo misional de Mateo Ricci (1552-1610) y sus jesuitas, y en
América Española, con la larga tarea iniciada en Santa Fe de
Bogotá (en el caso de la Nueva Granada), por el padre Dadey
(ILA. P 90), Alonso de Sandoval en Cartagena y los suyos (entre
ellos Pedro Claver, el “esclavo de los negros”), y las misiones
jesuitas en el Paraguay y el Uruguay, con el pueblo guaraní,
lugares todos donde floreció, a partir de un mundo salvaje, en
poco más de una generación con esplendor casi imposible de
creer, la más pura civilización cristiana, en medio de una
prosperidad infinitamente superior a la de la economía colonial de
su entorno, y unos logros en las artesanías y en la asimilación de
las artes y la cultura europeos, que emulan con la mayor
perfección de sus homólogos europeos. Todo sobre las bases
éticas de la ética ignaciana, dispuesta para oponerse a la ética
calvinista y sus propósitos exclusivamente utilitarios y para
asentar en ella su vasta tarea misional.
Es un precedente singular y de enormes proporciones e
importancia económica, social y política para América Latina y
344
para el Mundo, avalado por los pensadores más ilustres de la
Europa ilustrada, que se ha intentado opacar; esconder, hacer
olvidar. Un precedente que merece, no solo ser desenterrado,
recordado, sino meticulosamente estudiado, que puede ser tomado
como referencia para nuevas empresas de desarrollo social en el
futuro nuestro y en el del mundo entero.
Ya muchos científicos miran con temor los daños casi irreparables
causados en los “pulmones verdes” del planeta, en la capa de
ozono protectora de la radiación ultravioleta del Sol, en la calidad
de la atmósfera respirable; principalmente en ciertas vecindades
de gran concentración de población y de industrias, miran con
temor el efecto de invernadero que recalienta el Planeta, lenta
pero inexorablemente, producto de las emisiones de gas de los
vehículos automotores y grandes industrias, la destrucción, por la
colonización desenfrenada de la cobertura boscosa que suaviza
muchos microclimas, que controla las aguas de escorrentía, entre
muchos procesos humanos que están deprimiendo el medio
ambiente natural. Podríamos decir, si ya fuera un tema de estudio,
que se preocuparían también por la forma cómo el gran
“condensador humano” acumula en nuestro tiempo energías, en
virtud de las acciones sociales económicas y políticas
irresponsables que se llevan a cabo, y que en algún momento
serán liberadas, obviamente en una explosión de violencia. En esa
perspectiva se aprecia una humanidad, cada día en una posición
ambiental más precaria y cada día más difícil de gobernar.
Eso es ya un inmenso problema humano por resolver. De allí el
propósito de desarrollar el tema para los ingenieros. Para trabajar
en el mundo de hoy es preciso tener una idea del reto que cada
persona enfrenta según el sitio que ocupa en la Sociedad y la
forma como su entorno facilita o dificulta, no solo su visión, sino
su confrontación con la Realidad. Es importante que los
científicos, los técnicos los ingenieros, tengamos consciencia de
la necesidad de que nuestro aporte sea hecho con generosidad y
con responsabilidad a la causa común de la Humanidad. Así, en
conjunto con las demás disciplinas humanas, podremos construir
humanidad, con bases firmes, sólidas y prometedoras, que le
345
permitan adaptarse a la Naturaleza, que también cambia. Diríase
que su obra debe ser una alternativa a la Guerra, a la Anarquía, al
Caos, que nos van cercando poco a poco, y que representan
esencialmente acciones destructivas, frustrantes, aniquiladoras de
la vida humana. La misión del ingeniero, dentro de tales
perspectivas, tiene proporciones universales.
5.14. 0 CAMBIOS IMPORTANTES
EN LA MENTALIDAD DE OCCIDENTE GENERADOS
POR LA EXPERIENCIA CIENTÍFICA.
Aún después de finales de la Edad Media, en tiempos
posrenacentistas, de nuestra ciencia tradicional, excepto hasta
hace unos diez años dentro de un estrecho círculo científico,
quienes han manejado a la sociedad humana, lo han hecho
pensando que el Mundo físico se mueve bajo el impulso
inexorable de fuerzas determinísticas naturales, dentro de las
cuales pueden contarse sus propios actos de dominio, coherentes
con la realidad de la condición humana, tal como intuitivamente
había sido concebida hasta entonces, que, obedecían
supuestamente a leyes.
Esas fuerzas, según ellos, llenan una necesidad: Evitar el desorden
y el caos, encaminan a la sociedad humana por una senda segura
hacia su destino. Hasta la Edad Media la aceptación de esos
factores o fuerzas deterministas de la vida humana, expresados,
principalmente, en forma de leyes naturales y Divinas cuya
administración se constituía entre otras cosas, en la razón de ser
de las instituciones religiosas, y que establecían las condiciones
éticas a la conducta humana, era impuesta, entonces, de manera
dogmática.
Para entender el concepto, hablemos, en concreto, de algunas de
ellas:
Por ejemplo, de la Guerra como instrumento de la Política, de la
Cultura: La institución de la Inquisición es un instrumento para
imposición de su doctrina. Pero no era el único. La estructura
346
social feudal de la época, de carácter definitivamente militar, se
sostenía en un equilibrio de fuerzas entre los poderíos de los
monarcas subsistentes luego de una época de guerra y violencia,
sin par, en que muchos pueblos fueron exterminados o reducidos
a la servidumbre. Hoy todavía, el potencial uso de la fuerza es el
soporte fundamental en el ejercicio del poder político. En nuestra
sociedad burguesa, el poder económico se apoya indirectamente,
también en él.
La violencia de este país, la Guerra en del Mundo, han golpeado
duramente, a muchos pueblos y naciones, a muchos seres
humanos en su persona, en su familia y a malogrado en gran parte
su suerte. A no pocos les ha tocado pagare con su vida deudas
propias y ajenas, sin llegar siquiera a explicarse, a entender la
magnitud de su tragedia.
El general prusiano Karl von Clausewitz (1780-1831), gran
teórico de la Guerra, decía, por primera vez, en una época en que
se pensaba que la Guerra era algo ajeno a la política de los
gobiernos y de las clases interesadas: “La guerra es la
continuación de la política por otros medios”. Al respecto dice
Lenin: “Todas las guerras son inseparables del régimen político
que las engendra” (Clausewitz. Glucksmann. De la Guerra. Libro
I. P 7. Editorial Zeta Ltda. Medellín 1972). “La Guerra no es más
que un duelo en una escala amplia. Si concibiéramos a un mismo
tiempo los innumerables duelos aislados que la forman,
podríamos representárnosla bajo la forma de dos luchadores, cada
uno de los cuales trata de imponer al otro su voluntad por medio
de la fuerza física” (Idem, P 11)
La Guerra es uno de los más devastadores instrumentos de
dominio, de imperio utilizados a lo largo de nuestra cultura.
¡Surge, entonces la pregunta, si el mundo de quienes la practican
podría sostenerse, sobrevivir sin ella, si quienes la provocan
teniendo esa visión de la Guerra, esa consciencia de ella, estarían
dispuestos a aceptar las consecuencias de su cambio como
“técnica” de acción, para que la política no siga su curso por esos
“otros medios”. Si ello fuera posible la humanidad entera
347
obtendría incontables beneficios. Pero, tal vez, aquellos
protagonistas de la política requerirían de motivos
suficientemente fuertes para convencerse de las bondades de su
renuncia. Creo que la Ciencia, la Técnica, la Ingeniería, pueden
aportar esos motivos suficientes, junto con las demás disciplinas
del saber humano, y tienen en este campo un reto universal, del
cual urge que tomemos consciencia. Un reto que debe significar
alternativas de orden social, de realización humana, distintas de la
dominación, de la opresión, de la Guerra y de las amenazas típicas
de la violencia, un reto que significa el aprovechamiento óptimo
en bien de la Humanidad, como un todo, del más precioso recurso
de la Naturaleza: el Recurso Humano.
En nuestro tiempo, parece que hemos llegado a dos umbrales de
la Historia que son argumentos poderosos en ese propósito: Las
“armas absolutas”, de llegar a usarse, harían tanto daño a los
enemigos como a los amigos, perdiendo todas las ventajas el
poderoso que intenta imponer su voluntad. Las fórmulas de
nuevas maneras no convencionales de hacer la Guerra, como el
terrorismo, tienden a equilibrar substancialmente la ventaja
estratégica del poderoso frente al “débil”. Nada vale la fortuna
ingente acumulada de los más ricos, cuando la ruina humana hace
que desaparezca el valor real de las inversiones, mediante la
consunción del poder de compra de los hombres, que forman los
“mercados” de sus industrias. Nada valen las fortunas mal habidas
frente al asedio de nuevas formas de codicia, grande y pequeña,
de gente dispuesta a usar de los métodos más inverosímiles de
fraude, de engaño para hacerse a ellas. Ya al inicio de la
Revolución Industrial anotaba Hobsbawm, en nota que
expondremos adelante, que la “modestia” de la clase media
alemana es uno de los obstáculos del desarrollo industrial de esa
sociedad europea entre finales del siglo XVIII y principios del
siglo XIX.
Ese mismo obstáculo se presenta en las sociedades pobres de
nuestro tiempo, dando así origen al círculo vicioso del hambre y
la miseria. ¡Una consideración, en conjunto, de todo aquel drama
humano, desde el punto de vista de la Física, del principio de la
348
Termodinámica, nos lleva a comprender a los científicos, técnicos
e ingenieros, el significado y el valor cuantitativo del desperdicio
energético que la sociedad desordenada genera, dejando que se
formen consciencias humanas criminales, irreductibles,
amenazadoras, en cerebros, que, bien formados, representarían el
más valioso y más fácilmente recuperable valor de cuantos
puedan invertirse!
El otro ejemplo que quería mencionar consiste en el dominio que
las emociones, expresión vital de nuestra naturaleza animal
original, ejercen sobre la persona humana, la cual, al cabo de
millones de años de evolución, ha desarrollado otros principios de
conducta cuyo asiento es la compleja corteza cerebral: Su
conducta racional, reflexiva. En el dominio de muchas de esas
emociones, el odio, la codicia, la envidia, la vanidad, se inspiran
muchos hombres para desarrollar sus industrias de exploración
humana, originándose así el círculo vicioso del hambre y la
miseria. Las emociones residen en una de los tres cerebros que
posee la anatomía humana, “la amígdala cerebral, del tamaño de
una almendra, o cerebro mamífero. En la historia de Adán y Eva
en el Paraíso, el autor bíblico describe hermosamente el drama
vivido por ellos en el proceso de adquisición, en fecha
inmemorial, de su consciencia racional. En el fondo, Adán y Eva
tienen la experiencia de la “liberación” de su condición de animal,
aún cuando se extralimitan rebelándose contra Dios. Ese proceso
de transformación del hombre se da en la intimidad de cada
individuo, precisamente donde se dan la consciencia de lo
individual y la consciencia de lo colectivo, a partir de la evolución
de la corteza cerebral, donde reside la consciencia racional,
reflexiva del ser humano. Es en su interior donde cada persona
vive su propio conflicto entre su consciencia emocional y su
consciencia racional y reflexiva frente a su idea de la Realidad,
que depende de cómo es su experiencia y cómo es interpretada, lo
que a su vez, depende de los registros de su memoria, consciente,
subconsciente e inconsciente respecto de experiencias pasadas y
datos e información recibidos en el pasado. En la vida real, ese
conflicto es resuelto de cuatro maneras diferentes: Con
perplejidad, - cuando no se soluciona -; en ese caso el sujeto se
349
deja llevar por el impulso mayor; haciendo caso solamente a sus
impulsos emocionales, cuando sus emociones le dominan,
reprimiendo sus emociones por razones diversas, cuando su
voluntad racional se impone. Y por último, cuando asume una
solución armónica, de compromiso mutuo interior, y sobre ese
compromiso asume la responsabilidad de su acción.
Son dos factores, los anteriores, La Guerra, y el dominio de las
emociones, en que históricamente se manifiesta la opresión del
Hombre, por otros hombres y por el animal que somos. El
Hombre y la realidad de su espíritu son el producto de la
evolución, en este caso de su cerebro. La Naturaleza ha cambiado;
y la expresión de ese cambio es la transformación de ese
homínido en humano propiamente dicho. En el mundo real, físico,
ese conflicto ha producido sus efectos también en el Medio: Una
especie en proceso evolutivo que no utiliza plenamente su
potencial, amenaza a ese medio con su “desarrollo” desordenado,
sin un sentido razonable. No logra movilizarse integralmente para
trabajar por su supervivencia. Se enreda en disputas por el Poder,
en conflictos ideológicos, en diferencias de interpretación de la
Realidad, de lo que es él mismo, todo, completamente
circunstancial, frente a ese problema real e inmediato: Sobrevivir.
El planeta entero se ve afectado por la polución, y toneladas de
basura y no parecen dispararse las “alarmas” de una humanidad
atomizada y dividida en sectores privilegiados y olvidados, en que
los primeros disfrutan de sus privilegios encerrados en sí mismos,
sin mirar a su rededor, mientras los otros sufren su miseria
impotentes. La población crece sin medida y la pobreza creciente
de amplios sectores humanos los hace inmensamente sensibles a
los efectos del deterioro ambiental y a los cambios de clima que
se van dando con el proceso de desertización, y progresivo
calentamiento de la Tierra, al recrudecimiento de las sequías, de
las épocas de lluvias, a la fuerza incontenible de las tempestades y
otros meteoros.
El desarrollo de la Ciencia como disciplina del conocimiento, de
la Técnica, en cuanto metodología eficaz y de la Ingeniería, en
350
cuanto su aplicación a la solución de problemas prácticos
humanos, por medio de la utilización eficiente de los recursos
naturales disponibles, pueden cambiar y efectivamente, han
cambiado radicalmente la visión moderna, acerca de las
posibilidades que tiene la política por medios pacíficos. Es
importante que los protagonistas de la Política, al nivel privado y
al nivel público, tengan consciencia de la Realidad, en esos
términos, estén en capacidad de visualizar el futuro, resolver los
conflictos e idear sus proyectos políticos dentro del marco de esa
concepción. La experiencia en que se apoyan esas esperanzas no
es nada nueva y sus resultados son muy halagadores.
El desarrollo de la tecnología, de las ciencias experimentales,
particularmente de la informática, en términos, no sólo de la
metodología usada sino de la infraestructura de enlace y
comunicaciones a que ha dado lugar, señala nuevos rumbos a las
demás disciplinas humanas, incluidas las ciencias naturales, la
física, la química, la medicina, las llamadas ciencias
humanísticas, como la sociología, la economía y otras, la filosofía
y la metafísica, entre otras, y sus respectivas aplicaciones. El
desarrollo de los “sistemas expertos” o de “inteligencia artificial”,
han mostrado su utilidad, primero, en la exploración del espacio
cercano y en el control de vuelos tripulados y no tripulados. Se
usan para planificar campañas militares, para planificar la
producción industrial y distribución sectoriales, que implican
factores diferentes combinados de manera compleja. Ya se usan
para el desarrollo de modelos experimentales, para la predicción
del comportamiento de procesos climáticos integrados, para
entender los efectos a largo plazo de los pequeños cambios que se
observan en los factores climáticos y muchas aplicaciones más.
Su desarrollo parte aproximadamente de mediados del siglo
pasado, y se refiere a la alimentación de memorias de gran
capacidad, con miles de millones de datos que describen diversas
experiencias, que se combinan de manera realista, para proyectar
sus combinaciones hacia el futuro y encontrar resultados
comprensibles. En las ciencias humanísticas, se aplican, por
ejemplo, para hacer simulaciones de procesos históricos que se
351
combinan en forma compleja y permiten verificar sus
proyecciones en el tiempo. El principio de funcionamiento de la
“inteligencia artificial”, o “sistemas expertos”, es semejante al
que usa nuestro propio cerebro para encontrar conclusiones a
partir del registro en la memoria de la información que aporta la
experiencia cotidiana y su combinación con viejos conocimientos
o deducciones anteriores. Con ello la tecnología ha pasado al plan
de manejar, no ya la sistematización de la información, sino del
mismo conocimiento.
“El acontecimiento conceptual más importante de la física del
siglo XIX fue el descubrimiento de que el mundo no está sujeto al
determinismo. La causalidad, durante mucho tiempo el bastión de
la metafísica, quedó derribada o por lo menos inclinada y en
suspenso: el pasado no determina exactamente lo que ocurrirá
luego” Ian Hacking. La Domesticación del Azar. La Erosión del
determinismo y el nacimiento de las Ciencias del Caos.
Traducción de Alberto L Bixio. Editorial Gedisa, S. A. Barcelona
1991).
Dos cambios de pensamiento del mayor relieve se dieron casi
simultáneamente en el mundo actual: Primero, “El determinismo
sufrió un proceso de erosión durante el siglo XIX y así quedó un
espacio para dar cabida a las leyes autónomas del azar. Segundo:
La idea de la naturaleza humana fue desplazada por el modelo de
persona normal y leyes de dispersión. Estas dos transformaciones
se dieron en forma paralela y se alimentaron recíprocamente. El
Azar hizo que el mundo pareciera menos caprichoso: el azar
estaba legitimado porque aportaba orden al Caos. Cuanto mayor
era el indeterminismo en nuestra concepción del mundo y del
hombre, más elevado era el nivel de control que se esperaba”…
Esos fenómenos comenzaron con un alud de números impresos
que se dio al término de la era napoleónica. Muchas clases de
conducta humana, especialmente conducta perversa como el
crimen y el suicidio, fueron objeto de recuento. Se manifestaban
pasmosamente regulares año tras año”.…”En 1800 se decía que el
“azar” era una mera palabra que no significaba nada o bien que se
trataba de una idea del vulgo que designaba la suerte o hasta la
352
falta de ley, de manera que debía quedar excluida del pensamiento
de la gente ilustrada” (Idem. P. 9).
”Durante toda la era de la razón, el azar se había considerado
superstición del vulgo. Azar, superstición, vulgo, desatino eran
cosas que estaban en el mismo plano. El hombre racional, al
apartar sus ojos de semejantes cosas, podía cubrir el caos con un
velo de leyes inexorables. Se decía que el mundo podía parecer a
menudo fortuito pero sólo porque no conocíamos el inevitable
operar de sus resortes internos. En cuanto a las probabilidades cuya matemática se llamaba la doctrina de las probabilidades-,
eran tan solo los instrumentos defectuosos pero necesarios de
personas que saben demasiado poco”.
“En aquellos días había muchos que se mostraban escépticos
respecto del determinismo; eran aquellos que necesitaban espacio
para el libre albedrío o aquellos que insistían en el carácter
individual de los procesos orgánicos y vivos. A ninguno de ellos
se les ocurriría pensar por un instante que las leyes del azar
podrían suministrar una alternativa de las leyes estrictamente
causales. Sin embargo, alrededor del 1900, ésta era una
posibilidad real erigida en hecho por unos pocos espíritus
intrépidos”…”No se trataba de que se hubiera producido una
especie de decadencia del conocimiento o de su manejo. La
erosión del determinismo no significaba la producción de
desorden e ignorancia; todo lo contrario. En 1889 Francis Galton,
fundador de la escuela biométrica de investigación estadística,
para no mencionar la investigación de la eugenesia, declaró que la
ley principal de las probabilidades “reina con serenidad y
completamente inadvertida en medio de la más profunda
confusión” (Idem. P. 18). Al terminar el siglo el azar había
alcanzado gran respetabilidad, y sus leyes eran ampliamente
aplicadas al servicio de las ciencias naturales, biológicas y
sociales.
Es importante entender la noción de la causalidad, la noción del
azar, como opiniones acerca de la manera como se manifiesta
materialmente la dinámica de la sociedad humana, de la
353
Naturaleza. En cierta forma, la manera de pensar, al respecto,
legitima la iniciativa en el tipo de acción, tanto de las personas
poderosas como de las que se consideran débiles. Podría
deducirse, entonces, que el nivel de empoderamiento para la
acción fundado en ese criterio, puede poner en marcha a
voluntades decididas a la acción de dominio en busca de su
realización personal, lo mismo que las acciones de aceptación de
sometimiento, sin lucha, de quienes piensan que su suerte está
determinada desde fuera, por fuerzas más poderosas que las
suyas. En el fondo, históricamente, el reconocimiento de la
existencia de fuerzas deterministas ha servido como fundamento a
un férreo dominio de la sociedad humana por quienes creen que
tienen en sus manos la clave del orden y la fuerza necesaria para
imponerlo. Se da desde entonces pues, una visión de la Realidad,
que, según veremos adelante, no descarta ni descalifica ninguno
de los aspectos en que se da la dinámica evolutiva del Universo.
En su conjunto, el ser humano, en su medio ambiente planetario
tiene cierto dominio de su propia suerte, ha aprendido a manejar
las leyes del azar. Investiga y se adentra, con su apoyo en el
conocimiento de su entorno universal. Sin embargo, no es menos
cierto, que al nivel cósmico, es todavía un ser bastante indefenso,
pues los fenómenos que allí ocurren están fuera de todas sus
posibilidades de control.
“Las transformaciones que he de describir, -dice Hacking-,
guardan estrecha relación con un hecho tan general que rara vez
lo advertimos: un alud de números impresos”….”Antes de la era
napoleónica, la mayor parte de las cuentas oficiales permanecían
en la esfera secreta y en manos de los administradores. Después
de esa era, grandes cantidades de esas cuentas se imprimieron y se
publicaron” (Idem. P 19)….”Los funcionarios del siglo XVIII
reunían datos estadísticos para fijar impuestos, para organizar el
reclutamiento militar y para determinar el poderío del Estado”
(Idem. P. 10). ”La impresión de cifras fue un efecto superficial.
Detrás de este fenómeno estaban las nuevas técnicas de clasificar
y de enumerar y estaban las nuevas burocracias con la autoridad y
la continuidad necesarias para instrumentar la tecnología…. “La
recolección sistemática de datos sobre las personas afectó no solo
354
las maneras en que concebimos una sociedad, sino también las
maneras en que describimos a nuestros semejantes. Esa
circunstancia transformó profundamente lo que decidimos hacer,
quiénes tratamos de ser y qué pensamos de nosotros mismos.
Marx interpretaba los mínimos detalles de las estadísticas
oficiales, de los informes de los inspectores de fábricas, etc.
Puede uno preguntarse: ¿Quién tuvo mayor efecto sobre la
consciencia de clase, Marx o los autores de los informes oficiales
que crearon las clasificaciones en las que las personas llegaban a
reconocerse a sí mismas? (Idem. P. 20).
En cuatro áreas del saber humano se dan los mayores triunfos por
el manejo masivo de las cifras estadísticas: En la Metafísica, en la
Epistemología, en la Lógica y en la Ética.
“La Metafísica es la ciencia de los estados últimos del universo.
Aquí las probabilidades de la mecánica cuántica desplazaron la
causalidad universal cartesiana”.
“La Epistemología es la teoría del conocimiento y de las
creencias. Hoy en día empleamos pruebas, datos de análisis,
experimentos, y estimamos la credibilidad atendiendo a las
probabilidades”
“La Lógica es la teoría de la inferencia y la argumentación. Con
este fin empleamos la aclaración deductiva y a menudo
tautológica de axiomas suministrados por la matemática pura,
pero también, en el caso de las cuestiones más prácticas,
empleamos,-a veces con precisión, a veces informalmente- la
lógica de la inferencia estadística”.
“La Ética es en parte el estudio de lo que debemos hacer. Aquí la
probabilidad no puede dictar valores, pero la probabilidad está en
la base de todas las decisiones razonables que toman los
funcionarios. Ninguna decisión pública, ningún análisis de
riesgos, ningún impacto ambiental, ninguna estrategia militar
puede llevarse a cabo sin una teoría de la decisión expresada en
función de probabilidades. Al cubrir la opinión con una capa de
355
objetividad, reemplazamos el juicio por la computación” (Idem. P
22)
“La probabilidad es pues el triunfo filosófico de la primera mitad
del siglo XX (Idem. P 22). Y en la segunda mitad del siglo XX, el
desarrollo de la Informática, con la inmensidad de recursos
electrónicos puestos a su disposición, con su capacidad de
convocatoria y movilización humana, ha puesto en marcha una
verdadera revolución técnica, de cuyo auxilio no podremos
prescindir sin amenazar gravemente nuestras posibilidades de
control sobre nuestra propia supervivencia. Si usamos
correctamente aquellos recursos, tenemos en la mano la
materialización de nuevas oportunidad para la manifestación del
auténtico espíritu humano, en todas sus manifestaciones culturales
y su más genuina realización.
Teniendo en cuenta las posibilidades de los medios científicos
modernos en el conocimiento objetivo de nuestra realidad, y
estando en la búsqueda de nuevas oportunidades para nosotros y
la sociedad a la que pertenecemos, invito al estudiante a que
abordemos el estudio de nosotros mismos. Tendremos que hurgar
decididamente bajo aquella capa de estigmas que nos cubre y nos
llena de complejos, de sociedad subdesarrollada, algunos
justificados, pero la mayor parte producto de la calumnia y de una
visión inmensamente pobre de nuestra realidad. Ya, para empezar,
se encuentra uno no pocas sorpresas:
5.15.0 UNA MIRADA RETROSPECTIVA DENTRO DE
NOSOTROS MISMOS.
Pareciera ser que en mi vida, muchos de sus resortes, muchas de
las emociones que la han afectado, que me han movido a asumir
ciertas actitudes, a tomar decisiones, muchas de ellas demasiado
trascendentes en la definición de mi suerte posterior, provienen
de experiencias vividas en un contexto social íntimo que influyó
en mí, pero que ignoraba en mi juventud, estaba afectado
profundamente por acontecimientos, sucesos y hechos históricos
356
que interfirieron contundentemente en él, desde el exterior, a
pesar de que, suponía, era un momento en que mi país había
dejado atrás otros tiempos de gloria, de protagonismo, que su
aislamiento había hecho que, como le ocurría muchos otros
compatriotas, viviera en un “espacio” nacional, ya que no en una
sociedad nacional plenamente vigente y estable, delimitado y
reconocido convencionalmente, al nivel internacional, con unas
instituciones democráticas clásicas y acartonadas poco operativas,
cuya orden era conocido y era vigente, y cuya acción se extendía,
si acaso, a las grandes capitales, a las capas superiores de la
sociedad. En un espacio nacional rústico virgen, pero
profundamente codiciado, en un espacio nacional, como decía,
convulsionado y disputado por fuerzas extrañas poderosas
capaces de disolver todo intento integrador. Habiendo sido
dividido casi en su origen, habiendo sido asaltado y
desmembrado, por “razones estratégicas” y económicas, por una
gran potencia mundial, siendo unas veces un Estado conservador
y otras un Estado liberal, y ahora pretendiendo serlo “socialista”,
o patrimonio “privado” de los grandes imperios del Crimen, su
realidad, inestable y vacilante, pudo ser considerada, algo casi
como insignificante, provinciano, marginal, intrascendente, en
relación a las grandes corrientes de la cultura universal… Y, por
qué no, la indeclinable oportunidad de “disfrutar” un platillo
fuerte, <<nuestro patrimonio>>, sin contar con nosotros, dada
nuestra situación estratégica en el Continente, su gran potencial
comercial, y una inmensa riqueza en recursos naturales, que se
hace ciertamente disponible para quien quiera aprovecharse de los
dividendos que << produce>> la impunidad que se deriva de la
corrupción, de la ignorancia de la mayoría y de la impotencia de
un pequeño grupo de soñadores que intentan mantener vivo el
espíritu de un proyecto extraordinario, referido a la vida de una
sociedad humana integral, próspera y poderosa, dentro del
contexto de una interacción justa con el resto de la humanidad.
Les parecería a algunos, seguramente, que el proceso de
globalización económica llega como decía, a un “territorio”
virgen e indefenso, sin líderes, sumido en la anarquía, la
corrupción y la barbarie, pero pródigo, propicio para las
357
incursiones industriales comerciales y, aún políticas, y
plenamente disponible a la explotación de sus recursos, por
encima y a espaldas de los derechos de sus ciudadanos, de su
voluntad evidente y efectiva de resistir, de un pueblo que a sido
envilecido, ignorado, desorientado, y sometido a una inicua
manipulación. Ese es el sabor amargo que me queda, luego de ese
acto de introspección, pero además, que existe una salida que es
posible, que nos reta, y que tenemos qué emprender cuanto antes.
Hago una invitación sincera a los lectores que hagan el mismo
ejercicio que he hecho para mí y encontrarán cómo la ignorancia
sobre la experiencia de cualquiera de nosotros, la frescura con la
que es juzgada nuestra historia, el desdén que rodea nuestra
suerte, la poca consideración que les merecen a otros nuestros
proyectos, no son otra cosa que la ausencia de nosotros mismos
en el protagonismo serio de nuestra propia vida, que ha sido
asumido por otros, a quienes anima el espíritu del egoísmo, de la
codicia, de la usurpación, de la tiranía, del abuso de nuestros
derechos, de nuestro patrimonio económico y cultural,
Para el efecto, trato de mirar sinceramente dentro de mí,
escudriño mi mundo interior como lo podría hacer cualquier ser
humano de los seis mil seiscientos millones que pueblan el
Planeta hoy. Escudriño en mi memoria los rastros dejados por
eventos ocurridos, la historia de mi mundo, sus relaciones con
otros mundos humanos, otros espíritus, con el mundo físico que
me rodea, en mi propio caso, que cada ser humano percibe de
manera tan diferente. Un mundo diferente, singular seguramente,
entre seis mil seiscientos millones de otros mundos humanos, y
parangonable con ellos, producto de una experiencia juzgada y
asimilada por mí, según mis propios medios, según mi propia
consciencia, formada dentro de una cultura que ha modelado a la
sociedad en que vivo, sus instituciones, su visión de futuro, mi
mentalidad y todo nuestro espíritu. Más que un logro, con el
tratamiento de este tema busco hacer una invitación a la
respetuosa apertura, en busca de un intercambio sano,
entendiendo que ésta puede ser una forma de ser accesible a otros
358
y de acceder a ellos, sin que ello tenga que implicar el riesgo de
caer en alguna forma de dominio ajeno, de descrédito, de
descalificación, de discriminación, todo lo contrario, más bien,
una forma de mostrar, que, de ninguna manera los humanos
somos plenamente autosuficientes, que la complementación,
nuestra solidaridad, nuestra asociación, pueden ser soluciones
mucho más sólidas que las acciones de fuerza, para buscar nuestra
prevalencia sobre los demás.
La posición de nuestra nación colombiana, en términos de
importancia, en el contexto de las naciones civilizadas de nuestro
tiempo, es valorada subjetivamente como mediana; hemos
retrocedido en términos de actividad y de autosuficiencia
industrial a pesar que somos un país rico en recursos naturales;
nuestro Producto Interno Bruto es mediano. No tenemos finanzas
fuertes ni fuerzas armadas poderosas. Fuimos provincia (¿?) del
Imperio Español, y somos juzgados por un Mundo liderado por
las potencias anglosajonas, sobre la base de sus propios criterios
culturales, no de los nuestros. Multitud de argumentos y
denominaciones de nuestro estado se dan para catalogarnos, para
discriminarnos: Somos nación “subdesarrollada”, somos “tercer
mundo”, somos nación en “desarrollo”, somos una nación muy
joven, etc. Todos ellos son eufemismos para colocarnos en el
lugar en que ellos quieren colocarnos, para reconocer el valor de
los aportes que, según ellos, podemos darle a la humanidad. Con
ello solamente logran una respuesta sicológica como <<pueblos
dependientes>>, por un lado, y de rebeldía con aquellas posturas
entreguistas, por otro.
La verdad es que nuestro pueblo no es un pueblo joven,
argumento que se asume con mucha frecuencia para justificar su
aparente inexperiencia, su actitud ingenua frente a la vida, como
siempre nos lo han hecho saber, incluso desde la Escuela y el
Colegio, quizás, para disculparnos. Algo que suena más bien
como un pretexto para que no nos ocupemos, sin complejos, en
perseguir nuestro destino siguiendo nuestro propio camino
civilizado. Como consecuencia, hemos llegado carecer de una
clara consciencia del valor de nuestro propio patrimonio cultural,
359
el que heredamos de nuestros mayores, europeos y aborígenes,
que representa la síntesis de una experiencia y un trabajo
intelectual del que carece la cultura burguesa moderna.
Hechos históricos de los que trataremos más a fondo adelante,
hicieron que el proceso evolutivo de nuestra civilización
autóctona, que no, por serlo, fuera menos universal, se
interrumpiera, para mal nuestro y de la humanidad entera. En el
siglo XIX Miguel Antonio Caro se percata de ello y en su
pensamiento, no menos enraizado en las doctrinas liberales de la
Ilustración, se plantea la idea de la necesidad que tiene nuestro
país, de considerar nuestra herencia cultural, consiguiendo
solamente establecer la ideología que luego con otros aportes,
conduce a la formación del pensamiento propio de nuestro partido
conservador, en vez de un giro en la política integral de la Cultura
del espíritu humano en nuestro país, coherente con nuestro
patrimonio histórico, con la personalidad de nuestra población
(Jaime Jaramillo Uribe. El Pensamiento Colombiano en el Siglo
XIX. Editora Temis Bogotá 1964).
Nuestro patrimonio cultural es inmenso y está esperando que lo
aprovechemos. Hemos heredado una gran experiencia civilizada y
hemos recibido, como herencia, de nuestros padres, sin entenderlo
cabalmente, unas instituciones sociales de indiscutible valor
universal, como la familia, que, junto con muchas otras, deberían
despertar la admiración y el respeto de propios y extraños. En un
momento de nuestra historia, el eje de la vida civilizada del
Mundo Occidental se paseó por nuestros campos y ciudades.
Nuestros países fueron celebridades e hicieron tan inmensos
aportes a sus finanzas y a su cultura, que casi puede asegurarse
con certeza, las raíces del gran patrimonio económico del mundo
industrial moderno no sería el que es sin la inyección de plata, oro
y nuevas industrias, que llegó a Europa de nuestra América
durante los siglos de oro del Imperio Español del cual
formábamos parte. Parece pretencioso pero es la pura verdad. La
defensa de los derechos del indio americano mereció tal
consideración de la disciplina jurídica universal, que allí nació
para el Mundo el Derecho de Gentes. Esas riquezas patrimoniales
360
de la humanidad, junto con muchas otras de que da cuenta la
Historia Universal, representan realmente una inmensa deuda de
la civilización actual para con nuestro estigmatizado y
desestimado mundo americano, muy particularmente de las
generaciones actuales de las poblaciones que habitan estos países
con sus antepasados.
Sin embargo, luego de la caída del Imperio Español, a finales del
siglo XVII, fue tejida una “Leyenda negra” propagandística, por
sus enemigos, particularmente por los que asumían entonces la
nueva hegemonía imperial del Mundo, como Inglaterra, y una
campaña de olvido de los logros en el desarrollo de nuestra
cultura, cubriéndonos a los españoles y a nosotros de un estigma
de incapacidad, de impotencia, de inferioridad, de atraso, que ha
llegado a acomplejar, ya en la época independiente, a nuestra
dirigencia política, a nuestra gente, como para dejar de confiar en
sí misma, en la creatividad de su espíritu y en el éxito de sus
gestiones económica social y política, si no cuenta con la ayuda
de los nuevos “amos”, de su “avanzada” tecnología.
Deslumbrados por el éxito de su ciencia y logros técnicos,
pasando por alto las consecuencias humanas del proceso de
industrialización, particularmente en sus primeros tiempos, y
movidos por el afán de búsqueda de oportunidades a través de la
imitación, nosotros, divididos, renegamos de nuestra cultura y
abandonamos nuestro propio camino para alcanzar, luego de
doscientos años de guerra, violencia y experimentos fallidos unos
resultados bien magros: Un pueblo confuso y desubicado, sumido
en la angustia y en la miseria; un vacilante proceso de
industrialización; una clase media que se abre paso
trabajosamente en medio de las dificultades; y una dirigencia
celosa de su posición social, de sus privilegios, como expresión
tardía de un rezago seudofeudal, y entregada a los mezquinos
propósitos que le ha señalado la ética de la nueva sociedad
industrial a sus leales seguidores: La promesa del éxito, el poder y
la felicidad a través del lucro, elevado a la categoría de fin último
de la Cultura, de la vida humana.
361
Nuestro advenimiento al conjunto de las naciones libres del
Mundo es un acontecimiento muy importante. No se sabe
exactamente, si porque nuestra dirigencia carece de visión política
adecuada, si porque la decapitación, en plena juventud, de la flor
y nata de nuestra juventud formada en nuestra primera
“Universidad”, la Expedición Botánica por Pablo Morillo nos
causa un trauma insuperable, o porque la carga emocional que
trasciende a través de nuestra historia, bien turbulenta por cierto,
de las relaciones entre los distintos sectores de la sociedad
colonial, no nos ha permitido mejor suerte, lo cierto es que nunca
pudimos entender y aprovechar verdaderamente el privilegio de
ser otro pueblo libre.
Durante los once años de la Gran Colombia, que se disuelve en
1831, era quizás, más poderoso nuestro país que la Unión de los
Estados del Norte, formada por el núcleo de las primeras trece
colonias que se independizan de Inglaterra el 4 de julio de 1776.
Esta en cambio, sigue tras su propia ley, durante los años en que
nosotros luchábamos apenas por nuestra independencia, ya ella
emprendía decididamente el proceso de industrialización, le abría
las puertas a una valiosa y bien entrenada inmigración en las
nuevas artes industriales. En 1861 emprende, y gana cuatro años
después, la Guerra de Secesión contra la sociedad agraria y
aristocrática de la Confederación de los Estados del Sur, que no
acepta que le impongan la liberación de los esclavos, base y
soporte de su economía. Hoy, sin discusión, es la primera
potencia industrial del planeta y ejerce, en el Mundo su
hegemonía económica política y militar.
La guerra por la independencia de los nuevos Estados de la
antigua América Española, que es declarada en la Nueva Granada,
el nuestro, el 20 de julio de 1810, y luchada militarmente con
decisión por nuestro ejército libertador a partir de l815 contra las
fuerzas imperiales comandadas por don Pablo Morillo jefe de la
Reconquista, no reviste el mismo significado en los diferentes
medios sociales de nuestros países. Salvo líderes, como José
María Carbonell, y Antonio Nariño en Santafé de Bogotá y Simón
Bolívar en las cinco repúblicas que liberó, que logran, en su vida
362
pública convencer al pueblo, particularmente en el medio en que
son más conocidos, la confianza popular que inspira la empresa
emancipadora no puede ser más dudosa. Queda, por ejemplo, en
la atmósfera de la época, un sabor amargo frente a la experiencia
que proporcionó la institución de la Encomienda y el cambio
radical de régimen y de política que trae el cambio en la regencia
de la Casa de Austria por el de la Casa de Francia, que acaece
como consecuencia de la suerte de armas en el área de las
relaciones entre los imperios de entonces.
Aunque posteriormente logra el éxito definitivo en su empresa,
después de su “Campaña Admirable” realizada en 1813, cuando
Simón Bolívar logra fundar la efímera Segunda República
Venezolana, es derrotado por la contraofensiva realista de José
Tomás Boves y sus llaneros en septiembre de 1814. Cosa extraña:
Un americano al frente de un ejército de americanos partidarios
de la monarquía lucha denodadamente contra su independencia.
Por la misma época, el 11 de mayo de 1814, se da uno de los más
lamentables sucesos de la Patria Boba: Antonio Nariño, no muy
bien acogido por los notables de Santa Fe de Bogotá, aún siendo
precursor de la lucha por la independencia, culminaba triunfante
la batalla por Pasto, luego de encarnizados combates, y se dirige a
altas horas de la noche hacia el Páramo de Tacines a buscar sus
reservas para asegurar en la madrugada siguiente la cosecha de su
triunfo logrado esa tarde. Se da cuenta Nariño que el Coronel
Rodríguez, comandante del batallón Cauca jefe de las reservas del
ejército patriota ubicado en Tacines muy allegado a la Junta de
Notables capitalinos donde había participado en intrigas y
actividades contrarias a su causa, y el coronel Monsalve, jefe del
batallón del Socorro, han abandonado el campo, sin confirmar
siquiera el resultado de los combates, después de una junta de
oficiales, imponiendo el primero su rango y ordenando la retirada
de Tacines, incluso contra la opinión de algunos de sus
subordinados. Había incumplido además la orden de llevar a
Pasto el 10 de mayo esas reservas de fuerzas y su artillería para
comprometerlas en los combates. Empieza a ser evidente para
Nariño la falta de lealtad y de compromiso con su campaña, de
363
este oficial patriota. Rodeado de terreno enemigo, de población
hostil, el contar con sus reservas le habría brindado la única
oportunidad con que podía contar Nariño para asegurar su triunfo.
En ese momento sólo le quedaba una pequeña fuerza, no más de
doscientos hombres sin munición. La fuga de Rodríguez y
Monsalve se inicia a las 5 am. del día 11 y a las 7 am. llega
Nariño jubiloso, con su pequeña fuerza para referir la buena
nueva y reunirse con el grueso de la tropa para proseguir
inmediatamente la ofensiva. Al encontrar el campamento vacío, la
artillería clavada y la munición regada en el suelo, ordena al
coronel Cabal, con su pequeña tropa, alcanzarlos, reagruparse con
ellos e iniciar la ofensiva. Ello nunca es posible dada la celeridad
de la retirada de Rodríguez y Monsalve. Nariño se queda solo y
cae en manos de las avanzadas realistas que se dirigen a Tacines
para librar allí la segunda parte de la batalla de Pasto. Es tomado
prisionero y enviado a las mazmorras de Cádiz. ¡Una traición
aparta a nuestro insigne prócer de ser libertador de nuestro país y,
por qué no, de otros países de América Española! (Indalecio
Liévano Aguirre, Conflictos sociales y económicos de nuestra
historia libro III página123)..
Pero hay otro episodio aciago: El 25 de septiembre de 1830, en la
–“noche septembrina”-, casi es sacrificado Simón Bolívar, el
Libertador de cinco repúblicas americanas y líder popular de
todas ellas, por una conspiración de notables. Desconcertado y
abatido, logra escapar y toma el camino a Honda, para dirigirse a
Santa Marta, a San Pedro Alejandrino, donde muere solo, víctima,
según parece de la tuberculosis el 17 de diciembre de ese año.
Estos episodios le dan una lección a la posteridad de Colombia:
¿Cuál es la profundidad de la discordia entre los empresarios de
nuestra independencia y el pueblo del país, hasta el punto de
primar sus intereses, aún en momentos claves de la Historia, por
encima de los de la nación entera? Nuestra lucha emancipadora
tiene sus raíces en los ideales de la Revolución Francesa, y los
ideales de la Ilustración. Estos mensajes trascienden solamente a
los niveles sociales educados, precisamente aquellos formados, en
364
gran parte, por los criollos, con cierta experiencia en vida
independiente, dentro del contexto de la sociedad seudofeudal de
entonces, herederos de la tradición institucional, la Encomienda,
en especial, que les permitió a sus padres mantenerse, desde la
época de la Conquista, en las posiciones de poder e influencia
social que detentaban.
Es pues la Independencia un proyecto elitista, en medio de una
sociedad popular inmersa todavía en la tradición española pero
duramente golpeada por los regímenes monárquicos que vinieron
después de la Casa de Austria, en que España había dejado de ser
una potencia militar y tiene que someterse, en gran medida, al
arbitrio de sus antiguos enemigos, entre ellos Francia, y, para
pagar deudas políticas, tiene que abrirse a la influencia de las
grandes casas comerciales europeas que arruinan el comercio
artesanal americano y terminan cediendo ante las presiones
internas de los potentados que requieren mano de obra barata para
sus haciendas cerrando grandes resguardos indígenas cuya
población tiene que encontrar empleo a cualquier precio.
En gran medida la población base de la Nueva Granada, de
Venezuela, de Ecuador del Perú y de Bolivia, salvo algunas
regiones, no toman parte activa en la lucha revolucionaria o ven
sospechosa una lucha liderada, en gran medida, por los hijos de
sus antiguos explotadores en las encomiendas. Mientras la casa
reinante de España, aún por encima de la rebelión encubierta de
los conquistadores y sus descendientes, alcanza resultados
profundos en su amplia tarea evangelizadora y civilizadora en una
difícil y riesgosa tarea de casi tres siglos, que se interrumpe
cuando la suerte política no le favorece en la intrincada y
conflictiva relación con los demás imperios europeos, consigue
forjar la confianza y alinear, en su favor, a la mayoría de la
población americana.
¿Cuál sería en adelante la forma de manejar la política de los
países independientes? Cambia, por completo, el estilo de la
jurisprudencia. La genial estructura lógica que integra la conducta
ciudadana a los altos propósitos de la Ley, según se proponen los
365
legisladores romanos y franceses, reemplazan la compleja e
ingenua jurisprudencia casuística de origen español. En la
intimidad del Poder, no se renuncia al uso de las armas para
resolver las disputas de todo orden, entre ellas las ideológicas,
para tomarse el Poder e imponer la propia voluntad: la traición, la
mentira y el engaño, la conspiración, la intimidación como
herramientas políticas.
Las facciones partidistas someten a Colombia a una sucesión de
poderes hegemónicos que se combaten con suma crueldad todo el
siglo XIX. Como consecuencia de los malos entendimientos, se
deshace la Gran Colombia en 1831, se separan Venezuela y
Ecuador. Cada uno de los partidos se compromete en la lucha por
el poder político. Se toma el poder y proclama nueva constitución.
La Guerra de los Mil Días que estalla en las postrimerías del siglo
XIX y termina a principios del XX, postra al país de tal manera,
que se le hace imposible afrontar dignamente la defensa del Istmo
de Panamá en el año de l903 en que ocurre su secesión.
La última fase de nuestras luchas políticas e ideológicas se inicia
en la década de los veinte del siglo XX, en medio de un mundo
que acaba de salir de la Primera Guerra Mundial; que ha vivido la
revolución bolchevique de octubre de l917 y la instauración en
Rusia del primer Estado socialista del Planeta; que contempla la
fundación del régimen fascista en Italia en 1922; que presencia la
debacle que producen en Alemania las condiciones impuestas por
las potencias aliadas que ganan la Primera Guerra Mundial, una
de cuyas consecuencias es la gran crisis económica mundial de
l928; que presencia el ascenso al Poder, en Alemania, de Adolfo
Hitler, quien funda en 1934 el Tercer Reich que debería durar mil
años; y que sufre los efectos terribles de la Segunda Guerra
Mundial, entre 1939 y 1945 que conmueve entonces los
fundamentos del establecimiento político de todo el mundo.
En esas luchas políticas nuestras empieza, entonces, una
transformación de fondo. La lucha política penetra en el ambiente
popular y se polariza ideológicamente, las pasiones y el odio se
encarnizan y se recrudece el conflicto. Aparecen en Colombia
366
movimientos políticos e ideológicos que pretenden monopolizar
el país para su causa. Las expectativas de lo que sucede en Europa
marcan la opinión de las diferentes tendencias. Todavía a
principios de la década de los cuarenta se desconoce el desenlace
de la Segunda Guerra y en Colombia todas las tendencias
ideológicas tienen fundadas esperanzas de que su “equipo”
termine imponiéndose y dándoles la “razón”.
Durante el siglo XIX la base de la población ponía la tropa y los
muertos, pero no participaba espiritualmente de los conflictos que
se hallaban, para ella, fuera del alcance de toda comprensión. Pero
para finales de la década de los veinte se dan en el departamento
de Boyacá las primeras escaramuzas de intimidación de las
fuerzas de seguridad del Estado Colombiano, encaminadas a
inclinar, ese año, la balanza electoral a favor del partido
gobernante. Con ello se empieza a comprometer a la población en
un activismo político sin precedentes. La filiación política hace
merecedor al ciudadano de su plena libertad de acción o de la
persecución de las fuerzas de seguridad del Estado. Pero no solo
eso: Clandestinamente, se desliza “por debajo del escenario”, una
fuerza de tendencia socialista animada por los acontecimientos
revolucionarios de octubre de 1917 en Rusia, e intenta socavar el
poder de la oligarquía al tiempo que siembra en el medio obrero,
al lado de los métodos revolucionarios que han demostrado su
éxito en el campo político ruso, la consciencia de la
reivindicación de las clases obrera y campesina que,
históricamente, ya al nivel del Planeta, habían sufrido toda clase
de atropellos propinados por las clases dominantes muy
particularmente, por los dueños del poder económico, a los cuales
era preciso combatir y arrebatarles su poder. Pero en la época del
régimen estalinista de la U.R.S.S. se acuñan conceptos políticos
maquiavélicos y desestabilizadores que tienden a dividir las
lealtades de los ciudadanos frente a la Patria, tienden a fomentar
la traición, a sembrar las raíces internacionales de su propio
Imperio y a quebrantar la voluntad popular de resistir a la
propaganda y a la acción revolucionaria proveniente desde esas
lejanas directivas políticas… ¡pero aún siendo absurdas y
367
abusivas hallaron cabida entre nosotros, anidaron y nos amenazan
desde el interior y el exterior.
Todo aquello hace que en el escenario político colombiano no se
enfrenten ya meros intereses locales y movimientos ponderables a
través de una juiciosa observación del entorno político local.
Entonces, empiezan a activarse procesos políticos que
comprometen peligrosamente la autenticidad de muchas
aspiraciones presentadas por los voceros de los distintos
movimientos políticos como reales expresiones de la voluntad
popular. Lo mismo que, con cierta razón, se piensa en los riesgos
de que se vea amenazada la soberanía de la nación colombiana
por actividades encaminadas a invertir subrepticiamente los
esfuerzos de los ciudadanos colombianos en empresas políticas
extrañas, a través de alianzas y otros medios.
Después de una actividad política marcada por la violencia
partidista, el año de 1948 es el de la rotura franca de hostilidades.
A las elecciones de l946, llega dividido el partido liberal, con dos
candidatos, uno, de su ala oligárquica: Gabriel Turbay; otro, de su
ala popular: con Jorge Eliécer Gaitán. El partido conservador se
presenta con un candidato: Mariano Ospina Pérez. Gana las
elecciones Mariano Ospina Pérez, cambiando la hegemonía
liberal por la conservadora. Quiere gobernar en el plan de unión
nacional pero no lo consigue.
El 9 de abril de 1948 es asesinado Jorge Eliécer Gaitán. Es difícil
entender las consecuencias políticas de este hecho sin considerar
los niveles de excitación en que se encuentran las pasiones
políticas, entonces, tanto de partidarios como de opositores. Se
produce la asonada general y el Estado central colombiano
colapsa en muchas localidades patrias por algunas horas y en
algunos municipios, como es el caso de Viotá, Cundinamarca,
nunca se logra recuperar la autoridad, por completo. Sectores muy
importantes del pueblo colombiano se sienten traicionados por la
clase dirigente colombiana, a pesar de que nunca ha podido
esclarecerse la autoría intelectual o material del crimen. Cunde el
escepticismo en muchas regiones de Colombia.
368
Cuando las fuerzas de seguridad seleccionadas, ex profeso, para
tener garantías de lealtad, dentro del partido de gobierno, se
empieza una tarea sistemática, en cada municipio, para tomar
férreamente el control político y militar. Las familias de la
“oposición ideológica solo tienen un refugio para salvar la vida:
El monte. Y sólo un camino para enfrentar la persecución, la
lucha armada solidaria. Y así lo hacen. En 1953 al General
Gustavo Rojas Pinilla le corresponde la desmovilización de más
de 30.000 guerrilleros liberales que con un poco de tiempo
hubieran estado preparados para marchar sobre la Capital, como,
según se decía entonces, era su próximo paso y repetir así los
ciclos de la guerra civil tal cual se daban en el siglo XIX, pero con
una diferencia: El pueblo colombiano aprendió la lección de sus
líderes, que siempre se lograron entender sólo en el plano militar
y obedecer solamente los designios del campo de batalla.
Aquel hecho, el asesinato de Gaitán, es el que marca el punto de
partida de la rotura de hostilidades de la guerra civil no declarada,
entre los afiliados a los dos partidos, liberal y conservador,
desarrollada en un frente totalmente popular, como nunca se había
librado una guerra civil en Colombia. Especialmente a partir de
1949 cada municipio, cada poblado, es escenario de la Guerra. No
solo se presentan enfrentamientos armados entre fuerza pública y
grupos armados de enemigos políticos del régimen, sino que la
persecución, en cada localidad, se orienta colectivamente contra
la población de la oposición. En pueblos de mayoría
conservadora, los liberales tienen que huir y dejar todas sus
pertenencias. En pueblos de mayoría liberal, pasa lo propio con la
población del partido contrario. La Guerra degenera en una rapiña
de definido interés económico y quien se resista paga con su
propia vida. El sentido que cobran las matanzas es el de lograr el
exterminio de la oposición política y el escarmiento consiguiente
de los más decididos o los más rebeldes. El golpe de Estado del
General Gustavo Rojas Pinilla el 13 de junio de l953 logra
restablecer, por un tiempo, el ambiente político de
desmovilización de los grupos armados, y la paz se consolida con
el tratado de Sitges (España), entre Alberto Lleras Camargo por el
369
partido liberal y Laureano Gómez por el partido conservador, que
da origen al Frente Nacional que garantizaría, por doce años, la
alternación en el Poder, de cada uno de esos partidos, para darle
tiempo a una nueva generación de colombianos de superar los
odios y los resentimientos.
Sin embargo, hay algunos grupos armados, principalmente de
campesinos, que no se desmovilizan. Allí se originan las
guerrillas de corte socialista - marxista que habrán de
transformarse, más adelante, en las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia Farc, el más antiguo movimiento
guerrillero socialista marxista de América Latina.
Muchos ensayos se han escrito sobre el tema, que logran explicar,
a cierta profundidad, la mecánica del proceso. Uno muy serio, “La
Violencia en Colombia” de Monseñor Germán Guzmán, Orlando
Fals Borda, Eduardo Umaña Luna, que aparece editado en 1962
por Ediciones Tercer Mundo y como Monografías Sociológicas
No. 12 de la Universidad Nacional de Colombia, intenta explicar
el fenómeno desde el punto sociológico.
¿Qué ocurre si abordamos ese fenómeno de la violencia
colombiana, con una perspectiva histórica y social más amplia, en
relación con otros fenómenos de nuestra sociedad que se
relacionan estrechamente con su proceso evolutivo y con la
dinámica que este proceso asume? Sin demeritar el anterior y
muchos otros esfuerzos de reflexión orientados al despeje de
muchas de las incógnitas que buscan despejar, aportamos el
nuestro, que no tiene otro propósito que el de avanzar en la
profundidad y amplitud de la perspectiva histórica y social de los
acontecimientos
seguramente
sin
ser
extremadamente
exhaustivos, pero tal vez sí incisivos, en la consideración de
hechos puntuales que podrían resultar de singular valor en la
interpretación de nuestra realidad, frente a la intención que nos
mueve, que no es otra que hacernos más conscientes del proceso
evolutivo del mundo en que vivimos y su dinámica de hoy, en
este caso, con fines didácticos, a corto plazo, pero, a largo plazo,
obviamente, con el interés puesto en que la sociedad humana, a la
370
que pertenecemos, en el plan de que logre rectificar
convenientemente, por sí misma, el rumbo que ha de asumir,
según su querer, el proceso político.
5.16.0 UNA UTOPÍA DIGNA DE REALIZACIÓN.
Uno de los mayores logros de la cultura actual sería la superación
de la Guerra y la Violencia, y sus instrumentos y estrategias
propias de la dominación del ser humano. “Es tiempo para el
Hombre”. Por eso, decíamos, hemos querido darle este título a
nuestro trabajo, como queriendo participar en un diálogo con
nuestro ilustre ensayista William Ospina, quien en su ensayo “Es
tarde para el Hombre” se muestra pesimista frente a la ceguera
acostumbrada de las inteligencias humanas más fuertes respecto
de los valores humanos de la gente del común, de las sociedades
menos esplendorosas, asumiendo entonces posturas de dioses,
aunque sin su visión beatífica y salvífica, sino, más bien perversa
de la Realidad.
La historia de Adán y Eva, a la que nos referíamos atrás, una de
las historias más bellas de nuestra mitología aparte del el aspecto
histórico que en ella pueda haber, es interpretada, en no pocas
medios antropológicos como un relato del autor del despertar del
alma humana, de la consciencia de ser de los primeros seres
humanos, propiamente dichos. Un acto íntimo de la consciencia
de sí mismos. El primer acto reflexivo de la historia de la Vida en
nuestro planeta. ¿Cuándo pudo suceder? Muy difícil de saber la
respuesta. Sabemos de manifestaciones del espíritu humano desde
tiempos del paleolítico, unos cientos de miles de años antes de
nosotros; del logro de las formas aerodinámicas de ciertas
herramientas de piedra que nos expresan la creación de formas
armónicas imposibles, si no es por el espíritu artístico de los
artesanos con una intención definitivamente diferente a la de su
aspecto utilitario; de las pinturas rupestres de la cueva de
Altamira, que se repiten en muchas otras cavernas de Europa, y
muestran el rasgo distintivo de la fuerza expresiva y la
sensibilidad de un espíritu que mueve a su ejecutor, en una
371
recreación que trasciende el mero relato de las experiencias
vividas que le sirven de motivo. Estas pinturas datan de la última
glaciación, unos 15.000 años antes de nosotros.
Sin su consciencia de sí mismo sería imposible para el ser
humano aprender a gobernar su vida, aprender a dirigirla en el
sentido de su querer. La experiencia de la razón produce un
sentimiento liberador de las ataduras que representan el estar
atado a un mundo de emociones sin que pueda saber cómo
eludirlas, si son dolorosas o cómo procurarlas si son placenteras.
La razón hace libre al Hombre para ser dueño de sí mismo. Sin
embargo, Adán se deja tentar: Tal vez su Creador le ha prohibido
comer la fruta del árbol del bien y del mal para que no llegase a
ser como Él. Entonces en un acto suicida se rebela contra su
Creador y come la fruta prohibida en un acto perverso que se
repite constantemente en la vida humana hasta hoy: De
“dominado”, el hombre se convierte en Emperador. Es el pecado
capital de la Soberbia, que conduce a estados alterados de la
Consciencia, que ha atentado contra la Humanidad desde Adán,
estorbando gravemente un proceso evolutivo del alma humana
que, se supone, debería ser liberador. Es así como vivimos en el
presente, sin darnos cuenta, aún en nuestro mundo democrático,
menos libres que nunca, en medio de una humanidad que marcha
decididamente hacia el Caos, que cree, con arrogancia, que ha
logrado emanciparse, más aún, que cree estar en proceso de
dominar, por completo a la Naturaleza, que conoce,
verdaderamente la “ciencia del bien y del mal”.
Es tiempo para el Hombre. El Creador de nuestra especie ha
obrado situándonos en un medio natural extraordinario que nos
provee de todo cuanto necesitamos. En un medio natural que
todavía desconocemos en gran proporción, capaz de sustentar
nuestra vida, pero con unos límites que hoy apenas empezamos a
conocer. Tal vez sea el momento de entender que ha llegado la
hora de luchar contra nuestra soberbia, contra nuestras ambiciones
desbordadas, contra nuestra codicia, que nos han llevado al afán
desordenado de poder para alimentar el ego de muy pocos seres
humanos sobre el Planeta, con un gigantesco desperdicio de
372
recursos para la Vida, quedando el resto sometido a unas
condiciones durísimas, quizás, a un verdadero proceso de
involución de la Especie.
El gran desarrollo actual del conocimiento científico y las
evidencias de la ciencia experimental, nos muestran ya una
realidad bien distinta de aquella con la cual está familiarizada la
generalidad de la gente. Nos muestran cuán insensato es el ser
humano cuando piensa a la Naturaleza arrodillada a sus pies,
cuando desconfía del hombre como artífice de su vida y cree
poder reemplazarlo con robots aún en tareas no repetitivas para
evitar su carga laboral, cuando le obliga a producir con total
renuncia al derecho de disfrute de los frutos de su trabajo, cuando
desconoce que no hay recurso más precioso para la economía
humana que el mismo hombre y después que él, que la Naturaleza
misma. Por eso hay qué cuidarlos, por eso hay que cultivarlos.
Esa debería ser la consecuencia de una visión diferente a la
actual, de la cultura intencionada del espíritu humano, de un
cambio fundamental en la conducta de los hombres, lo que
solamente se logra con la conversión, con la transformación
substancial, con el propósito de lograrlo, del carácter de la actual
naturaleza humana. Es un proceso que se debe dar al nivel
personal íntimo y al nivel de lo colectivo, personalizado. Para
hacer de tal utopía una realidad, para llegar al uso práctico,
generalizado, del conocimiento de la ciencia moderna, con ese
propósito transformador, no solamente es preciso “transportar”, a
todos los hombres hacia la consciencia actualizada de la Realidad;
es decir, no solamente a los pueblos “atrasados”, a los pueblos
primitivos, sino al mundo moderno de la cotidianidad. Su
dirigencia, incluso, la que se considera mas avanzada, posee unos
intereses propios y maneja unos valores con los que conduce y
regula la vida social económica y política de sus sociedades, en
orden directamente a sus propios objetivos.
Por ello, aquel conocimiento no trasciende socialmente y el
mundo moderno se ha rezagado ya entre doscientos y trescientos
años respecto de la que debería ser su forma de vida cotidiana, en
373
el supuesto de que ésta fuera coherente con la consciencia
científica actual.
Nadie discute el valor de la implementación de la vida moderna.
Esa sí que representa una revolución técnica en muy poco tiempo.
Lo discutible es, que si el conocimiento científico hubiese sido
utilizado también para cambiar la conducta humana enfocándola
en su bien total, otra, muy diferente sería la realidad del mundo
moderno, otra muy diferente y mucho más robusta sería la
dinámica evolutiva de la especie humana. Vale la pena hacer
notar, que ya los científicos, los técnicos y los ingenieros, tienen
esos problemas en sus miras de trabajo.
La Realidad, tal como la ven los científicos hoy, le plantea a la
Humanidad, como un todo, algunas consideraciones que no
representan meros valores como aquellos que estamos
acostumbrados a acoger o desechar, según nuestro capricho o
nuestra voluntad. Son imperativos, entre muchos otros de la
Naturaleza, que tenemos que reconocer, aceptar y obedecer si
queremos sobrevivir, situación que se vuelve más crítica a medida
que la vida humana es más compleja, a medida que la población
crece, a medida que pasan los años, los siglos, sin que logremos
plasmar y poner en marcha un proyecto de solución factible. Para
el hombre moderno, con su pensamiento demasiado dependiente
de las teorías económica y financiera vigentes, que datan de la
época de Adam Smith (1723-1790), uno de los padres de la teoría
económica liberal, estos planteamientos más bien extraños a la
teoría económica no son muy comprensibles.
Nuestro planeta contiene los elementos vitales necesarios para la
vida, y hasta ahora, tiene reservas, definitivamente limitadas, para
un futuro relativamente ponderable. Su disponibilidad depende de
fuentes cada vez más inaccesibles y de tecnología más compleja.
Su manufactura y distribución representan tareas más y más
complejas, que requieren un trabajo en equipo más y más
comprometido y exigente, más especializado, más minucioso.
Tareas, que, por su naturaleza, exigen una participación más
consciente del trabajador en la consecución de sus propósitos.
374
No obstante parece ser, que, salvo algunas fuentes que se van
agotando, hay otro elemento que mueve la Vida en el planeta y,
sin el cual, ella es imposible: La Energía. La inmensa mayoría,
por no decir que absolutamente todos los procesos naturales son
movidos por una energía que proviene de fuera de la Tierra: Del
Sol. Todavía más, existe todo un dispositivo natural, sumamente
intrincado, que tiene como base la actividad propia del Reino
Vegetal, cuyas especies tienen la habilidad de utilizar
directamente la energía solar para crecer y multiplicarse, cuya
biomasa nutre, a su vez, directa o indirectamente, a la totalidad de
las especies del Reino Animal y a la especie humana. Los
científicos denominan ese ciclo de intercambio energético, como
Ciclo del Carbono.
La energía solar fluye hacia nosotros, por radiación. Nuestro
planeta la captura interfiriendo su trayectoria radial. Y la
fotosíntesis de las plantas invierte la energía que recibe del Sol,
primero en descomponer las moléculas de agua en oxígeno que
sale libre a la atmósfera e hidrógeno, y luego, en sintetizar, dentro
del tejido de las plantas, con base en el hidrógeno ya obtenido y el
gas carbónico del aire y algunos minerales del suelo, una gran
variedad de moléculas diferentes, que, como la sacarosa,
representan, precisamente una extraordinaria variedad de
sustancias disponibles para el uso animal y humano.
Esa visión global de la economía natural, nos muestra cómo la
visión humana, a medida que supera la visión propia de su
naturaleza animal, le da luces para aprender a cultivar la tierra, a
criar animales, a servirse de ellos de diversas maneras, a disponer
de sus frutos para beneficio propio; aprende a utilizar ciertos
minerales para sus herramientas, como la piedra, el bronce, el
hierro, en épocas ya muy primitivas. Desarrolla así una industria
humana que se vuelve compleja y muy técnica en la actualidad.
Una industria que se justifica en una tarea fundamental: Proveer
los recursos necesarios para la vida humana, hacerlos útiles al ser
humano, ponerlos a la disposición del Hombre allí donde él vive y
375
los necesita. Eso significa, en términos modernos, agregarles
valor.
El hacer aquello eficientemente, el desarrollar implementos para
hacerlo factible de esa manera, ha constituido uno de los
propósitos de la ingeniería hasta ahora. El desarrollar
procedimientos de trabajo mejores, el lograr una adaptación
óptima del hombre al medio natural y humano y a las condiciones
requeridas para cumplir sus tareas específicas, el identificar los
escollos físicos y humanos para sus propósitos productivos, y el
diseñar las soluciones, constituirán otros de sus grandes
propósitos en el futuro. Esos objetivos van a requerir
investigaciones sobre nuevas formas de organización de la vida
humana, nuevos requerimientos de comportamiento del hombre
en el Trabajo, el desarrollo de procedimientos de trabajo
cooperativo, trabajo en equipo, entre muchos otros aspectos de la
vida humana, entre otras cosas, para lograr mejoras sostenidas en
el nivel de vida y la seguridad.
Por primera vez va a ser evidente que el nivel de vida, el nivel de
salud física y mental de unos afecta la suerte del Conjunto. Por
primera vez podrá concebirse la economía humana, no como una
“colcha de retazos” sino como un todo coherente, referida a
principios confiables, universales y unívocos. Por primera vez va
a ser comprensible, por qué es preciso el desarrollo de unos
principios éticos amplios y justos, de común reconocimiento, que
sirvan de fundamento a unas relaciones humanas sanas, lo cual
significa tanto o más que la solidez del soporte físico e
institucional para brindarle seguridad a la Civilización, al
Hombre.
Un Estado, por ejemplo, una sociedad estable, no se pueden
afincar firmemente en el abuso del poderoso y del sabio con
perjuicio del débil y del ignorante. Aún cuando en la democracia
es necesario apelar muchas veces para tomar decisiones, a los
criterios de la mayoría, ninguna decisión es segura si las fronteras
entre las esferas de los asuntos privados y de la esfera de los
asuntos públicos, es nebulosa, confusa, en la consciencia de los
376
ciudadanos, si el elector y el administrador público se sienten
eximidos de mantenerse en el terreno de la equidad y la justicia
distributiva, si se vuelve costumbre la usurpación del derecho
público por el privado y viceversa.
Más adelante le dedicaremos un espacio suficientemente amplio
al análisis del sistema solar como eje físico de la economía
humana. Es un tema que tienen necesariamente que abordar, ya,
quienes planean seriamente el establecimiento de colonias por
fuera del Planeta, pero quizás, a un nivel más modesto, quienes
quieran hacerlo solamente al nivel de una economía nacional.
Seguramente no vamos ha ser nosotros, los únicos que vayamos a
tener que enfrentarnos a un reto semejante.
En el siglo XV, los conquistadores españoles que vinieron a
América después de Colón, tuvieron que enfrentar su reto
solamente a base de la improvisación. Luego de una verdadera
aventura en su viaje por mar de varios meses con unos medios de
navegación bastante precarios, se vieron enfrentados a un mundo
desconocido, por completo, con medios absolutamente
insuficientes y a una distancia de la fuente de sus recursos tal, que
se vieron urgidos de improvisar, de tomar, como fuera, medidas
desesperadas para sobrevivir. Medidas que hoy nos los muestran
crueles y despiadados. Un poco más tarde, los jesuitas, en uno de
los más exitosos experimentos evangelizadores y civilizadores de
todos los tiempos reconocido por la más alta intelectualidad
europea de la época, en sus misiones en los Llanos Orientales de
Colombia, en Paraguay y en Uruguay, consiguieron, sin contar
con los recursos técnicos con los que se contaría hoy en el
término de una o dos generaciones, transformar unos pueblos
indígenas de cazadores y guerreros en sociedades sedentarias, de
artesanos y agricultores, que rivalizaban en destreza con los
mejores artesanos europeos, por ejemplo, para elaborar
instrumentos musicales de diferentes tipos.
En un proceso de toma de consciencia del ser humano, acerca de
sí mismo, del cual queda la extraordinaria evidencia que
conocemos en los testimonios científicos, artísticos,
377
arquitectónicos y actividades de todo género que descubren la
sensibilidad del alma humana y sus posibilidades de
comunicación, que se hace muy evidente en el Renacimiento, en
un proceso que afecta profundamente a toda la población del
Orbe, aunque no llega a estar, en todas partes, particularmente
entre el vulgo al nivel de un auténtico proceso de autoconsciencia,
entramos al siglo XXI con la urgencia de recoger la cosecha
sembrada y a sembrar nuevas cosechas semejantes para bien de la
posteridad, con otra condición:
Tenemos qué aprender a beneficiarnos de otro de los atributos de
la personalidad humana, no solamente de nuestra sensibilidad
emocional, también de nuestra capacidad de reflexión,
principalmente ahora que el futuro nos reta a ser conscientes de
cómo depende nuestro porvenir de las condiciones de vida que
nosotros mismos estemos en capacidad de procurarnos, dada la
forma como los recursos vitales que necesitamos para sobrevivir
y multiplicarnos están a nuestra disposición, dadas las
condiciones que debe revestir el ser humano para asociarse en una
tarea tal, para la cual no se ha preparado históricamente y dadas
las condiciones del medio ambiente, esencialmente sensible a la
presencia humana y a su inconsciente influencia. De hecho, ese
aprendizaje ya lo estamos realizando. Solamente que el esfuerzo
de hacerlo no es el mismo en todo el Mundo, requiere a menudo
inversiones de tipo financiero y tiempo que no son productivas a
corto plazo, y ello resulta difícil para sociedades que no son ricas
y poderosas.
La Ciencia, disciplina que se ha desarrollado en medio de
nosotros a partir de las actividades propias de los artesanos y
comerciantes plebeyos de las ciudades de finales de la Edad
Media y principios del Renacimiento, puede considerarse la clave
para el desarrollo económico y técnico de la sociedad occidental,
digamos, su infraestructura física. Su humilde origen, entre
nosotros, no nos dice nada del extraordinario prestigio social de
quienes la cultivaron, como disciplina, en otras sociedades
antiguas. Sin embargo, a partir de Galileo Galilei, Juan Kepler e
Isaac Newton, su evolución es prácticamente explosiva,
378
permitiendo que la industria fabril del siglo XVIII y XIX lograran
relevar a la actividad agraria y pastoril, base del sustento de la
población de entonces, cuando ya se presentaban las primeras
crisis productivas y hambrunas de una época técnica que
declinaba y que ere incapaz de mantener los niveles de población
de la época.
La Ciencia es la clave para proyectar una sociedad humana
sostenible en su soporte físico. Su manera de acceder al
conocimiento de la Realidad ofrece garantías suficientes para
justificar la confianza que se ha granjeado y el ser humano posee
ya un cuerpo de conocimiento que le permite enfrentarse a la
incertidumbre del mañana con su positivo apoyo. La Ciencia es la
clave para ello, pero no es el único recurso del Hombre para
enfrentarse al reto de su supervivencia y desarrollo. Ella,
conjugada con las demás disciplinas humanas actuales y las que
vengan tiene que cargar con una pesada responsabilidad. La
Ciencia ha permitido, por ejemplo, el desarrollo extraordinario de
la Medicina y mediante ella se han desarrollado los servicios de la
Seguridad Social. La Ciencia ha sido un auxiliar de
inconmensurable valor en el desarrollo de la industria productiva,
de los servicios de información y telecomunicaciones, de la
industria del transporte, en el desarrollo de los distintos tipos de
industria energética, en el desarrollo del Comercio, de las técnicas
organizacionales, en la Educación, entre muchas otras. Por ella se
han desarrollado la Técnica y la Ingeniería como disciplinas de
primer orden de importancia en la vida humana del presente.
La Ciencia ha acelerado el conocimiento del medio físico y aún el
humano en que se desenvuelve la humanidad actual. Ha penetrado
misterios, indescifrables de otra manera, aclarándonos con gran
seguridad, aspectos de la vida de nuestros antepasados humanos,
entre otras cosas, por medio de la paleontología y la antropología,
dándole piso a mucha de la información tradicional y escrita
existente. Ha revelando, incluso, datos importantes sobre la
historia de la Vida, de nuestro mundo, del Universo, de su origen,
ha ayudado a desentrañar detalles importantes del mundo natural,
de su naturaleza física, de las interrelaciones que se dan entre sus
379
elementos constitutivos, que le permiten más fácilmente al
hombre presupuestar su vida, y sus medios de subsistencia, que le
ha arrojado nuevas luces acerca de lo que son la naturaleza de la
Realidad, del mundo físico, de lo que es él mismo, incursionando
así en campos que se consideraban sólo del dominio de la
Filosofía y la Metafísica, aportando su metodología experimental
como un camino más del Conocimiento..
Pero la Ciencia no ha logrado cambiar, aún, al Hombre y su
carácter. Su reflexión ha avanzado mucho al nivel externo, pero,
muy particularmente en nuestro tiempo, se ha orientado a
revolucionar la implementación del Hombre, no de adecuar sus
aptitudes de adaptación a un mundo humano cada vez más
populoso y congestionado, a una vida civilizada cada vez más
compleja, a unas fuentes de recursos vitales más variadas, más
dispersas, a una sociedad aún muy difícil de articular, dada su
experiencia histórica. Todo ello tiene un sentido fundamental: Ser
capaz de sobrevivir y desarrollarse. No se trata aquí, de algo así,
como construir hombres solitarios, capaces de vivir en sus
respectivos “estuches”, de por vida, “acoplados” a sistemas
automáticos e impersonales que, mediante alguna señal, les
dispensan todo lo necesario para vivir con seguridad en medios
absolutamente inhospitalarios. Tampoco hacer de la Sociedad una
maquinaria infernal capaz de hacer arrodillar a quien no cumpla
sus condiciones mediante la intimidación y el chantaje.
Se trata de establecer sociedades humanas dinámicas, no
necesariamente una sola, movidas por la demanda y la oferta de
todas sus partes y retroalimentando el sistema con el aporte de
todas ellas. Se trata de superar los efectos de la sociedad feudal,
cuyos rezagos se manifiestan en las sociedades de mentalidad
aristocrática rígidamente clasistas y marcadamente jerarquizadas,
que si no viven de la esclavitud, de la servidumbre formales, sí lo
hacen reduciendo a condiciones lamentables de vida a la base de
su población productiva, cerrándole muchas de sus oportunidades
vitales, como campesinos y obreros, quienes con los trabajadores
independientes de bajos ingresos y los indigentes, forman una
clase “inferior” de ciudadanos a quienes se les niega, de hecho, la
380
igualdad de derechos a una vida digna, a disfrutar de las
oportunidades existentes, en pié de igualdad con todos, a disfrutar
de una justa compensación por su trabajo.
Se trata de aprovechar eficientemente el recurso humano, el más
precioso de cuantos posee nuestro Mundo, la más compleja
refinada y perfecta estructura física desarrollada por la
Naturaleza, por Dios, si preferimos decirlo así. Se trata de
cambiar radicalmente la costumbre de desaprovecharlo, de
desconocerlo, de menospreciarlo, o de dominarlo, esclavizarlo,
frenar su crecimiento, manipular su consciencia, mantenerlo en la
condición de vida del animal del que nos originamos, de
sustituirlo en su trabajo artesanal, personalizado, diversificado
según su diversidad cultural, por el trabajo en serie de los robot,
uniforme, justificado en las labores repetitivas, en los mercados
masificados, uniformados.
Se trata, no solamente de completar la “obra negra” a la que ha
sido reducido, grotescamente, el ser humano, por la cultura
inequitativa en que vivimos, para justificar su explotación, para
aceptar, sin protestar, la satisfacción incompleta e insuficiente que
permite la oferta de servicios “baratos” y despersonalizados de la
producción en serie. Se trata de generar un cambio en el carácter,
que haga viable la cooperación. Ello es posible solamente si
logramos superar definitivamente los efectos de la Guerra y la
Violencia, como fundamento de las técnicas de socialización, la
huella que ha dejado en la consciencia del ser humano moderno
su uso ancestral para resolver sus conflictos, para darle respuesta
a la codicia, al afán de poder y dominio de los poderosos, para
vengar las ofensas, para construir imperios. ¿Por qué en nuestra
cultura se cuidan las mascotas -de compañía-, perros y gatos,
entre ellas, con amor humano, para procurarse satisfacción
emocional, por qué se protegen las vacas de alto rendimiento en
producción de leche, para mantener la alta producción del entable
lechero, por qué se tiene suficiente claridad para entender que es
necesario alimentar cuidadosamente un lote de pollos de ceba,
mantener la densidad poblacional adecuada, cuidar la temperatura
ambiental del plantel avícola, su sanidad óptimas, etc. si se quiere
381
conseguir la sostenibilidad de la actividad, los resultados de
productividad propuestos, y no se aplica la misma política
productiva al trato del ser humano?
Es evidente que, entre nosotros se respetan muy precariamente los
derechos del trabajador. Pero también, los términos en que se da
su lucha reivindicatoria hacen evidente, que éstos tampoco están
muy dispuestos a reconocer los derechos del empresario, lo que,
en el fondo, define en términos fundamentales el conflicto mayor
de nuestra vida social, económica y política, como origen de las
principales amenazas, no sólo de la sostenibilidad de puestos
suficientes de trabajo sino de la misma Sociedad en términos
civilizados.
El ser humano, asumido como es reconocido en la civilización
burguesa actual, como individuo, en términos absolutos, está en
medio de la sociedad humana en estado de verdadera “obra
negra”. La personalidad es la consecuencia del proceso
espontáneo o deliberado de su elaboración, la cual se da por la
acción conjugada del querer propio, del medio natural y el medio
humano que, sean o no reconocidos, interactúan con el individuo.
La ignorancia, la miseria, múltiples presiones humanas, ofertas y
demandas de toda índole, el abuso de los dueños del Poder, no
sólo de dentro sino de fuera, a nivel histórico, han generado en
nuestro país, en Colombia, en diversos grados, personalidades
ciudadanas “deformadas”, con rasgos de conducta claramente
enmarcados en patologías identificadas por la siquiatría,
desadaptadas, por completo de un devenir histórico que no
pueden, en forma alguna, controlar, que a sus ojos se desarrolla en
forma aleatoria, que no puede ser explicado sino en cuanto logren
ser comprendidos los intereses de quienes detentan el dominio de
la sociedad, o los valores que los rigen.
La iniciativa humana, no obstante, ha encontrado el camino para
equilibrar sus fuerzas frente a un enemigo más fuerte: El
encubrimiento por medio del anonimato, la acción clandestina.
Supuestamente fundadas en diversas épocas y siguen una técnica
382
tradicional que se tipifica, con claridad, en su práctica al interior
de las logias de artesanos, en tiempos de los gremios medievales
para fijar precios y protegerse de la competencia desleal,
particularmente entre ellos los albañiles londinenses. En Europa y
América, se fundan al amparo de las nuevas ideas de la
Ilustración, diversas logias masónicas, en el plan de
<<resguardar>>, entre otras cosas, la actividad conspiradora de
sus miembros a favor de la emancipación de América, de la vista
imprudente de sus enemigos, las cuales se orientaron, por otra
parte, a colaborar en allanar los escollos prácticos que se
interponen en la tarea de llevarla a cabo.
La leyenda atribuye a Hiram arquitecto de Salomón, hijo de
David y quien gobernó a Israel entre 970 y 931 a. de C. En
tiempos medievales los conocimientos arquitectónicos y las artes
de la construcción eran conservados por medio de la discreción y
el secreto, del gremio de los constructores. A ellos se deben las
magníficas obras de arte que se aprecian en las grandes catedrales
europeas, aunque las autoridades de la Iglesia no lo reconozcan en
sus registros.
En la Logia masónica de Cádiz, en las postrimerías de 1811, se
fragua el proyecto de la liberación del continente americano,
cuyos miembros, se reúnen luego en la Logia Americana, en casa
de Francisco de Miranda en Londres, con un nutrido grupo de
patriotas argentinos, donde se dan a la tarea de preparar la
campaña del cono sur de América. Las logias se prestan
maravillosamente para un eficaz servicio de comunicación y
enlace con las organizaciones militares operativas que la
consiguen, permitiéndoles acceso a las fuentes de apoyo material
y espiritual que la impulsan en el Viejo Mundo (Guillermo Ruiz
Rivas, Simón Bolívar Más Allá del Mito. Ediciones Tercer
Mundo. Tomo 1 pág. 367 Bogotá 1967).
En esos casos se trata de estructuras humanas muy relevante en
nuestro mundo occidental, y podríamos agregarle otros modernos
de todas las culturas, como Al Qaeda, Hammas, las Farc, Eta, el
Ejército Republicano Irlandés y miríadas de sociedades secretas,
383
partidos, movimientos, de todos los tamaños, colores, ideales,
propósitos imaginables, reunidos alrededor de los más variados
temas y motivos. Hay algunos aparentemente menos visibles al
nivel cotidiano nuestro, pero no menos importantes en sus
regiones, como las facciones islamitas chiítas y sunitas, que hay
en los países árabes, la multitud de sectas religiosas, de castas, de
grupos familiares –de sangre-, de clanes, de tribus, como los hay
en la India, la estructura social familiar de Sicilia y el sur de Italia,
las “mafias” japonesas, árabes, los gremios y las órdenes
religiosas nuestros de la Edad Media, las pandillas juveniles
actuales de los barrios citadinos, y multitud de otros movimientos
animados por los más disímiles motivos y muy activos en todas
las sociedades, que promueven ciertos códigos de honor, ciertos
valores, ciertos objetivos, o intentan evitar y combaten a ciertos
otros.
Su actividad puede tener una cantidad interminable de
explicaciones, se nutre de multitud de fuentes de financiación y
formas de ella, por colaboración de sus sujetos activos, por el
pago de servicios prestados, por su actitud intimidante, etc.;
tienen multifacéticas maneras de ser lideradas, sus técnicas de
acción son casi infinitas, sus efectos sobre los seres humanos muy
variados; por ellos pueden ser estimadas, temidas odiadas, o
generar multitud de otros sentimientos entre quienes están dentro
la esfera de su influencia. Su existencia da testimonio que los
caminos elegidos por cada una de ellas ha tenido éxito, sea cual
fuere su color ideológico, la moral de su actuar, u otra
característica relevante de su modo de ser, y sus promotores no
cederán fácilmente en su decisiones por motivos fútiles. Pueden
mirarse desde diferentes puntos de vista y valorarse de muchos
modos diferentes. El hecho cierto es que de éste contexto, han
surgido y han logrado florecer las estructuras sociales más
relevantes, Estados e Imperios diferentes, culturas y
civilizaciones, para perdurar o sucumbir y regresar al lugar de
donde vinieron.
Frente a este punto, cabe hacerse una pregunta: ¿Contribuyen a la
exaltación del ser humano, a su promoción a su defensa en alguna
384
esfera, en alguna escala, o no se preocupan de él, lo
menosprecian, lo explotan, lo perjudican? El hecho tozudo es su
existencia, el testimonio de que para alguien tienen razón de ser.
Aquí, sin embargo, se está formulando ya un sentido ético
general. Un sentido ético que, querámoslo o no, nos muestra
cómo contribuye aquella maya compleja de estructuras a la
dinámica evolutiva de las sociedades humanas donde éstas se
sitúan.
Si miramos este fenómeno con ojos de científico, es posible
comprender, cómo en la mayor parte de las sociedades
tradicionales del Mundo, no sólo concurren como factores
humanos y culturales, personas en diversos grados de
independencia, en diversas medidas con consciencia de sí
mismas, con una impresión del mundo afectada, condicionada de
alguna manera, inducida por la acción de aquellas diferentes
estructuras humanas de que estamos hablando, sino que concurren
todas aquellas, estructuras que actúan en los diferentes escenarios
de la vida humana, interactuando unas con las otras, manteniendo,
alimentando o resolviendo conflictos, <<complicando>>
realmente más la vida, o bien, contribuyendo a allanar los
procesos de interacción de las personas.
Hoy día podemos hablar del ideal de un orden social holístico,
como un medio de rescatar, recoger y aprovechar los valores y el
patrimonio humano forjados en centurias, milenios y aún cientos
de miles de años de experiencia, de “fogueo”, de conocimiento;
podemos hablar del ideal de la democracia, de construir una
genuina opinión pública; podemos hablar de realidades objetivas
del ahora, de las infinitas contradicciones, del desconcierto que
reinan en la “Torre de Babel”, en el Caos de Mundo en que nos
ha tocado vivir; pero no es posible improvisar la ejecución de un
proyecto de la magnitud que tendría el desarrollo de una
humanidad integral articulada socialmente. Ello implicaría la
construcción de confianza suficiente, de un liderazgo
suficientemente influyente, de un carisma fuerte que acredite ante
los pueblos la autoridad de los líderes. Ese carisma no tiene qué
ser el fusil, como fuente de Poder; tampoco la posesión de bienes
385
materiales, de capital. Puede el testimonio de la Virtud, ejercitada
en bien del servicio del ser humano y practicada con rigor. ¡No
hay que destruir el orden establecido tradicionalmente, las
estructuras que ya funcionan, reducir al olvido, a cenizas, lo que
amplios sectores de la humanidad han aprendido, nos han legado!
Son los referentes históricos, que son muy valiosos, los referentes
sociales actuales que ya tienen alguna dinámica evolutiva. Pero es
necesario que nos demos referentes utópicos que hagan crecer a la
Humanidad hacia el Cielo, como un gigantesco árbol que se
yergue, apoyado en innumerables raíces que se clavan
profundamente en el suelo fértil de su Historia. Quien conozca los
efectos del magnetismo terrestre sobre la <<orientación>> de las
partículas de magnetita en una porción del mineral, haciendo de
cualquier trozo de mineral un “imán”, entiende a qué me refiero.
Para que se de esa orientación, es preciso tener sobre quién actuar.
Ello nos dice que el fenómeno notable de de nuestra sociedad
urbana, como la individualización extrema de las personas, su
aislamiento mutuo, su masificación, su manejo al nivel colectivo,
el sentimiento de paranoia que se da allí, el sentimiento de
soledad, en medio de las multitudes, el abandono total del
desvalido, no son cosa común entre los hombres en general y
tampoco puede ser, dentro de un sistema de libertades
responsable, el ideal de vida humana a perpetuar. Es el caso
particular, es la práctica del manejo de la Vida que se le da en
Occidente a la vida humana, quizás también, puede ser uno de los
efectos generados por la práctica masificadora y uniformadora del
autoritario régimen “socialista” soviético, la pérdida masiva de los
caracteres de la personalidad en parte considerable de la
población, en los países que lo sufrieron durante setenta años
semejante flagelo. Los acontecimientos que hacen noticia en la
prensa occidental originados en algún acto “terrorista”, en algún
enfrentamiento, en una asonada o cualquier suceso notable
provocado por alguno de ellos en el Oriente, no hacen referencia
sino a <<actos aislados>> de su contexto real, dando una
impresión falsa de la Realidad. Con dificultad alguien puede
considerar que se trata solamente de la punta de un “Iceberg” de
todo lo que se mueve a un nivel social más profundo, más
386
privado, más particular, más íntimo, más discreto, no sólo en
Oriente sino en las sociedades occidentales. En, verdad no
necesariamente hay un caos en las sociedades tradicionales, hay
un germen de orden que empieza, que ya se eleva sobre el caos
original, al menos, a un nivel estructural superior.
Esa realidad hace que, desde la perspectiva de nuestra
civilización burguesa occidental, esa realidad desborde toda
nuestra capacidad de conversión, porque nuestros criterios están
establecidos sobre la base únicamente de valores económicos,
donde se les da valor solamente a las estructuras que tienen
significación económica, todavía más, cuando a esa significación
se les atribuye únicamente en función del negocio: ¿Son o no son
rentables? ¿El esfuerzo invertido representa o no un valor de
capital dado? Porque nuestra civilización, entre otras cosas, es
materialista, y no valora nuestra dimensión espiritual, que no es
comprensible desde ese punto de vista, y sólo en la medida en que
sea comprendida en términos económicos. Hay virtudes humanas
que pueden referirse a esos términos, como la laboriosidad, la
austeridad, la constancia, la honestidad, etc.
En nuestros fundamentos filosóficos, el “Laizes Faire” (dejar
hacer), en que se basa nuestro orden legal, urbano por
antonomasia, y cuando se habla del Ciudadano, entendemos
personas independientes, individualizadas, aisladas, pero en el
extremo, <<abandonadas a su suerte>>, en un medio anárquico,
sin forma, sin estructura. De la misma manera que nuestra
consciencia, que nuestra experiencia, que nuestros juicios, son
pobres nuestras relaciones con las otras naciones, nuestra
diplomacia, nuestras relaciones culturales, nuestra visión técnica,
nuestra visión social, y, en general nuestra visión política, porque
están profundamente afectadas por nuestra visión unidimensional
del Mundo.
Ello nos permite explicarnos la torpeza de la desconcertada
intervención de las naciones notables de Occidente en Afganistán
y en Irak, como un acto desmañado de venganza, absolutamente
salido de cualquier razonable criterio estratégico global. De una
387
globalidad que se queda evidentemente corta para sus
presupuestos. De la misma manera ocurre con las doctrinas sobre
cuya base se ha elaborado el concepto de “Terrorismo”, que se ha
puesto en práctica en las relaciones internacionales por nuestras
grandes potencias; un concepto poco propicio para establecer una
respuesta útil, después de una acción de “guerra irregular”, un
verdadero “guante”, destinado a <<retar al duelo>>, reto
ciertamente irresponsable, al “duelo”, para hacer estallar una
guerra de grandes proporciones, en un mundo lleno de armas
atómicas, para provocar un conflicto de largo alcance de
consecuencias imprevisibles y lograr el desgaste de aquellas
grandes potencias incautas que caigan en la trampa, el
envilecimiento de una gestión de liderazgo que ha dejado de lado
los valores más profundos del alma humana universal, -quemar su
crédito-, y mantener las divisiones en Occidente, sus discordias,
ahondarlas, agudizarlas, con el fin de facilitar alianzas militares,
el arma tradicional para agredir a las naciones indefensas, más
débiles.
¿De qué sirve entonces el trabajo que hemos invertido en la gran
idea de la Organización de las Naciones Unidas, de la Corte
Internacional de Justicia, elementos importantes en el
establecimiento de un orden institucional internacional? ¿Cómo
pueden valorarse semejantes instituciones, si carecemos de los
valores, o no aplicamos los criterios adecuados para darles el
valor que merecen? ¿De qué sirvieron el “mea culpa” aliado, el
juicio de Nuremberg contra el vencido, frente a los efectos
espantosos de una terrible conflagración como fue la Segunda
Guerra Mundial, entre cuyos rescoldos se cocinó la Institución?
Podemos estar seguros que, los procesos sociales y políticos que
Occidente está provocado en Asia con sus invasiones militares, en
el fondo tontas y sin sentido, el avance en los niveles de
confrontación con instituciones sociales que no comprendemos,
nos están llevando poco a poco a revivir los patrones de relación
política que regularon las relaciones políticas entre El Mundo
Occidente el Mundo Oriental en los tiempos de las cruzadas. Esas
provocaciones van a hacer que, quizás, nuestros hijos y nietos
388
tengan que vivir en un mundo amenazado por la Guerra, de una
guerra que nada bueno tiene para ofrecerle al Hombre, esté éste
situado en el bando que sea.
El problema es que los tentáculos del Crimen organizado están
penetrando nuestro mundo dividido, está destruyendo nuestro
principal tesoro, nuestros muchachos, destruyendo lo que queda
de nuestra cultura, aprovechándose de la pobreza de nuestro
juicio, que nos hace incapaces de entender su responsabilidad, de
adoptar e implementar políticas eficaces de defensa, y evitar que
lleguemos a un estado más deplorable todavía de debilidad. El
Crimen hecha mano de la misma estrategia que usan los
impulsadores de la globalización económica para evitar la certera
acción de la Justicia y para hacer que prevalezcan sus designios.
En las sociedades abiertas, como nuestra sociedad nacional, es
posible percibir las grandes manipulaciones que se ponen en
práctica para tergiversar la acción de las autoridades públicas,
cómo desde el reino de la oscuridad se articulan y orquestan
acciones de sabotaje contra las acciones del Estado que no le
interesan a sus promotores, así sean de absoluta necesidad
pública. El comercio de estupefacientes, el de sexo, la trata de
“blancas” el juego ilegal, el robo y comercio de combustibles y
muchas otras actividades son encubiertas así por sus
organizaciones para evitar, entre otras, las acciones
gubernamentales.
El encubrimiento en mimetismo y la acción clandestina, cuando
no la intimidación destapada, han llegado a ser técnicas usadas
ya, en medio de nosotros, contra nosotros, pues, no solamente en
bien de supuestas causas justas, sino en la manipulación para
llegar al control de muchas inermes e indefensas sociedades
humanas abiertas, como está ocurriendo en los pueblos y ciudades
con las pirámides financieras, con el condicionamiento electoral
de los candidatos políticos, en el manejo y filtrado de la
información con su efecto en la consciencia de las personas,
prácticas con las cuales se proyectan imágenes falsas o
tergiversadas de la Realidad. El mal ha penetrado profundamente
389
en el seno de las sociedades occidentales especialmente. Haciendo
más difícil su situación y haciendo más difícil, cada vez, mantener
niveles aceptables de seguridad, para que las actividades de
trabajo se mantengan a niveles adecuados. La nación colombiana
es apenas uno de los escenarios humanos afectados. Es una
víctima propiciatoria sometida al escarnio público universal.
¿Significa esto que nosotros, sus ciudadanos, somos indignos de
confianza y que nuestra presencia es indeseable y llena de
oprobios a la sociedad que nos acoja? Sin embargo, nosotros no
somos más que el producto de una situación histórica de la cual
nadie puede considerarse ajeno o marginado en este planeta. El
caso colombiano nos interesa porque lo conocemos mejor, desde
dentro; de ninguna manera en su totalidad. Este caso tal vez sea
una consecuencia fortuita, secundaria, de una empresa criminal
inconsistente, puesta en práctica con el sólo propósito de
enriquecerse. ¡Pero las redes internacionales por donde circula el
tráfico de estupefacientes parece decirnos otra cosa! Las
facilidades con las que los criminales se mueven
internacionalmente, la manera como pueden hacerse a
documentos de identificación, como encuentran apoyo, como los
funcionarios públicos se hacen los de la vista gorda, como se
mueve el contrabando, el lavado de activos, el comercio de
insumos químicos, como se sobornan y se comprometen altos
funcionarios públicos, los fondos inmensos que se manejan, más
bien nos están anunciando que se trata de una gigantesca
conspiración mundial que tiene otras miras que el sólo
enriquecimiento de los criminales. ¿Apunta, acaso, al control final
de la Sociedad, a la paralización, a la ruina de una civilización
impreparada para defenderse, y que está a años luz de la
consciencia necesaria para entender dónde están los verdaderos
retos de su supervivencia?
Tampoco es un caso único ni singular. Valdría la pena que, con el
interés de conocer la situación real de otras sociedades humanas
del Mundo, muy particularmente en las naciones desarrolladas
que se han constituido en mercado obligado de los negocios del
Crimen, la gente pudiera penetrar a la intimidad de muchos
ambientes sórdidos, sólo para enterarse de lo que allí ocurre. El
390
Cine resuelve tal problema. Trae constantemente a las pantallas
chica y grande temas que tienen que ver con esa realidad. ¿Qué
pasa en la intimidad de los barrios deprimidos de las grandes
ciudades de Norteamérica, que constituyen uno de los dos ejes de
la demanda mundial de droga y vicio de las redes mundiales de
productores y distribuidores? ¿Qué hay tras las vitrinas que
ofrecen públicamente en la ciudad de Amsterdam el servicio
sexual de prostitutas? ¿Qué hay detrás de los grandes negocios de
la pornografía que saturan a Internet y llenan al mundo entero de
publicaciones y películas que exhiben las peores aberraciones
sexuales y de todo orden que pueda concebir la mente humana
para “solaz” de su clientela? ¿Cómo ha llegado la gran población
asiática, de Afganistán, Paquistán, Birmania y gran parte del Asia
Sudoriental a depender, en la forma como lo hacen, del cultivo de
la amapola, del comercio del opio y otros estupefacientes?
Parece como si la situación se les hubiera salido de las manos a
las autoridades en el mundo entero. A pesar de que muchas
“vacas sagradas” puedan salir salpicadas, tal vez aquello merezca
la más profunda de las investigaciones, incluso al nivel histórico.
Solamente, por ahora, queda algo suficientemente claro: A
menudo, en un medio de la mayor miseria humana que pueda
imaginarse uno, las gentes se mueven como bestias humanas, para
sacarle un magro sustento, con gran desmedro, a veces
mayúsculo, de su nivel de vida, a industrias infames manejadas,
por lo alto, con grandes ganancias para sus empresarios. Y esos
negocios ganan terreno y generan, apoyadas en la corrupción de la
juventud, una nueva y despiadada tiranía, una nueva sociedad
clandestina afincada en la más cruel de las explotaciones
humanas, cuya miseria anida no sólo en las estériles dunas del
desierto, sino entre las ruinas urbanas, muchas veces, con la
complacencia de autoridades venales, que tienen un valor clave
tanto en la consecución de nuevas y enormes fortunas, como en el
desvío de la atención de la Ley, para que no sean descubiertas
jamás. ¿Puede seguir dándose la humanidad tal “lujo” de
desperdicio humano, de oportunidades de vida?
391
Sin Estados fuertes, sin sociedades despiertas, decididas, con ojos
y oídos abiertos, y poblaciones avisadas y comprometidas con su
futuro, es difícil la lucha contra aquellos flagelos, contra la
terrible opción de ser atacados, invadidos o dominados dentro de
un conflicto universal que nuestras autoridades han sido incapaces
de visualizar en su justa dimensión. Más aún, aquello no es
suficiente. De allí la urgencia de generar la convicción de que el
costo de aquel proceso corruptor será pagado a un alto precio por
la humanidad entera; de que tenemos qué revisar los valores
éticos que le han dado origen y comprometernos, cuanto antes, a
abordar y buscarle solución a este problema y a la pobreza
cultural de nuestra visión política y cultural.
Consideramos que es preciso un debate abierto, amplio,
respetuoso, honesto, sin mentiras, que nos permita llegar a
conclusiones más objetivas acerca de la Realidad, y cuyos frutos
puedan trascender al dominio público en general. Creemos que
esa convicción, si se sustenta correctamente, está en capacidad de
penetrar todas las fronteras humanas, de superar todos los escollos
que se interpongan para llegar a su destino, de ser aceptada, de
transformar desde dentro, sin imposiciones, el carácter de los
hombres y su conducta; de superar la desconfianza que nos ha
conducido a resolver nuestros conflictos solamente con el uso de
medios de fuerza.
Es preciso acudir entonces a un esfuerzo pedagógico ambicioso, a
la ayuda de todas las disciplinas humanas para conseguirlo. Y,
dentro de ellas, muy especialmente, preocuparnos por la adopción
de muchos de los modelos de investigación de las ciencias
experimentales, cuyo éxito en las mejoras del conocimiento
humano de la Realidad ha sido plenamente comprobado,
adaptándolos, si es preciso, a la mentalidad de la gente sencilla
para su uso cotidiano. Permitiría ello dotar a los seres humanos de
medios más idóneos para mejorar su consciencia de la Realidad
por sus propios medios.
No nos hemos contentado para la realización de este trabajo con
la visión histórica de unos cuantas decenas de años o de algunos
392
cientos de ellos. Una visión amplia de la historia nos obliga a ser
mucho más ambiciosos en la perspectiva histórica a elegir si
queremos entender mejor el mundo de hoy. Aunque sería casi
imposible realizar una síntesis de los factores históricos más
relevantes que han influido sobre nosotros y encontrar la
explicación de todo cuanto acontece en el mundo de hoy, sí se
puede hacerse referencia a muchos sucesos puntuales que han
influido en la realidad humana de hoy. Después de leer el tema
pueden quedar muchas lagunas e hilos por hilvanar. Esto es más
que natural. Solamente se trata del trabajo de un hombre, en la
medida en que ha logrado recopilar datos y testimonios para
sustentar su opinión. Pero tal no es sino el principio. El debate
apenas empieza y apenas….”es tiempo para el hombre”.
Sí. Es tiempo para el Hombre. No solamente para aquellos
nacidos en las etnias que se desarrollaron en la zona templada de
la Tierra, bajo el influjo de una naturaleza con estaciones, que le
depara opciones de vida a un menor caudal de especies vegetales
y animales y a una especie humana que tuvo qué ingeniarse la
forma de adaptarse y superar los fríos del invierno. No solamente
para los nacidos en el seno de culturas que cifran su supervivencia
en su capacidad de competencia solamente con otros humanos,
que han depurado sus tipos humanos deseables según los
parámetros de la Guerra, de la competencia económica, del lucro.
Sin embargo, no tienen qué enfrentarse con el rigor de las
constantes y sofocantes temperaturas y humedades, con los climas
malsanos, con la tremenda competencia con otras especies que se
da en un medio difícil como el medio tropical. No tienen qué
enfrentar a enemigos poderosos y multifacéticos como, por
ejemplo, la malaria, la fiebre amarilla, la lesmoniasis, la
salmonella, los parásitos intestinales de todo tipo.
Contra todos los presupuestos de la política tradicional, sin
embargo, es tiempo para el Hombre Universal, encarnado en
todas las razas, de todas las latitudes y longitudes de la Tierra, de
todas las culturas. Es tiempo de una humanidad con adaptaciones
múltiples, con un contacto inmediato y complejo con la
Naturaleza y una dotación genética adecuados para responder a
393
los más variados, y quizás inusitados desafíos del medio natural y
a sus condiciones para el aprovechamiento de los recursos vitales
que en todos sus hábitats ofrece.
Ya ha sido el tiempo del anglosajón, que sacó de la hambruna a la
humanidad entera con su Revolución Industrial. Con ella cambió
la cara de Europa y, poco a poco cambia la del mundo entero. El
creó, esencialmente, el mundo actual. Sin embargo sus propuestas
de vida se quedan cortas para la complejidad de la vida humana
alrededor de todo el Planeta. Avanza en la tarea de explorar el
universo cercano y proyecta la colonización en los cuerpos
celestes inmediatos, como la Luna y Marte, pero no domina ni
está genéticamente dotado para medrar, por su cuenta, por
ejemplo, en el trópico, como lo han hecho los africanos e
indígenas americanos.
El imperio en el Planeta de su manera típica de ver la Realidad ha
sido benéfico pero ha causado también mucho mal. Es cierto que
demostró, en la práctica, que es posible en el Mundo
superpoblado de hoy generar recursos en gran volumen para
alcanzar niveles de vida nunca experimentados antes. No
obstante, ha generado, por doquier también la pobreza y la
miseria. Ha usado su poder económico, como lo han usado
muchos pequeños y grandes poderes locales para establecer
injustos términos de intercambio, que le favorecen. Su dominio
económico conjugado les ha permitido imponer condiciones
ruinosas a pueblos, cuya economía se vuelve insostenible.
Su cultura ha introducido entre nosotros sus métodos, muy
singulares, para interpretar el éxito o fracaso de nuestra gestión
social económica o política y nuestros dirigentes los utilizan para
evaluar el desempeño de su gestión. Por ello no logran percibir
cuán necesario es ampliar la visión del panorama que muestra la
aparente inferioridad en el desempeño productivo de nuestras
gentes de color. La Ciencia, particularmente en una de sus ramas,
la antropología, nos descubre algunas sorpresas que riñen con las
expectativas de muchos de nuestros políticos tradicionales. No es
de extrañar, por ejemplo, la forma como el trabajo de Gilberto
394
Freyre (1900-1987) sociólogo y científico brasileño, uno de los
más importantes escritores y científicos de Latinoamérica del
siglo XX, promueve con sus conclusiones tremendo alboroto en el
mundo ilustrado de su tiempo. “Casa grande y senzala”, aparecida
en 1930 y traducida al español por Benjamín de Garay,
“Nordeste” y “Sobrados y Mucambos”, son tres obras en que
Freyre estudia la formación social del pueblo brasileño.
“Cuando Freyre comenzó a elaborar su obra de historiador y
sociólogo predominaban en Brasil y en América Latina las
doctrinas positivistas que trataban de explicar los hechos
históricos y sociales en términos de factores naturales como la
raza o el medio geográfico. Las ideas del conde de Gobineau
sobre la mezcla de razas como factor depresor de las culturas
tuvieron entonces gran predicamento. Esa era la posición que
representaron en el Brasil el médico y antropólogo Nina
Rodríguez; en Argentina Sarmiento y en términos más
asordinados y barrocos, entre nosotros Luis López de Mesa.
Contra estos criterios Freyre se presenta como el reivindicador de
la mezcla de razas, de mestizos y mulatos, de la herencia
amerindia, y africana en la formación de la cultura brasileña y en
general de la historia social de Latinoamérica”…...
“Basándose en un profundo conocimiento de las culturas
africanas y americanas, en sus amplísimos conocimientos de la
nueva ecología social, ciencia que él contribuyó a enriquecer y
formar, y con múltiples evidencias científicas, Freyre sostuvo que
sin la contribución negra e india, sin sus culturas adaptadas a
través de un proceso secular a la naturaleza tropical,
Latinoamérica hubiera sido un imposible histórico”…(Jaime
Jaramillo Uribe, Travesías por la historia. P 412. Biblioteca
Familiar. Presidencia de la República Bogotá. 1997).
Esas y muchas razones que han expuesto en sus obras múltiples
autores nuestros, extraordinarias experiencias de desarrollo social
y económico en el territorio de la antigua América Española,
como las que nos procuró la Compañía de Jesús en época de la
Colonia, nos dicen que nuestras naciones mestizas y de color
395
tienen otras perspectivas de cultura, civilización y esplendor
diferentes a las pesimistas que nos muestran un desempeño
firmemente ajustado a los presupuestos y objetivos del modelo
anglosajón, que nos hacen desistir de la lucha por una vida mejor.
Son una luz al extremo del túnel que representa la esperanza en
medio de la época aciaga que nos ha tocado vivir. Y será a una
nueva clase de ingenieros, de empresarios, de estadistas, a quienes
les tocará emprender la grandiosa tarea de redimir nuestros
pueblos, de liberarlos definitivamente de la dependencia
extranjera, de asumir directamente el protagonismo de su propia
historia.
La historia de nuestra violencia, de nuestra corrupción, de nuestra
entrega a industrias infames como la famosa de nuestro tráfico de
estupefacientes, no es tanto la rebelión, o el forcejeo de ánimos
codiciosos en búsqueda de un futuro más promisorio para sus
empresarios al precio de la ruina moral y física del resto de los
humanos. Debe enmarcarse en una lucha global por sacudir el
yugo de poderes seculares que les hacen sentir sumidos, a la
fuerza, en un mundo falaz y fracasado. Ello es posible, como
actitud, frente a una dirigencia incapaz, que ha defraudado la fe
ciudadana, frente a una sociedad afincada en la mentira, en la
imagen, en el qué dirán, cuyo devenir se da en un medio humano
sin expresos compromisos éticos de unos con otros, o que vive
dentro de un marco ético pobrísimo, como se va imponiendo entre
nosotros sobre las bases éticas de la sociedad burguesa.
No pocas veces la personalidad, forma de ser del hombre, de su
carácter, es la expresión, de malformaciones generadas en
condiciones de dependencia que le han “adaptado” a un mundo
que le niega, que le impone, sin razón aparente, la servidumbre a
favor de otros, o que lo enferma, al tenerlo que hacer contra su
propio querer. No, como debería de ser, la expresión de respuestas
eficaces frente a un medio natural y humano objetivos, que le
plantean problemas reales para resolver.
Esta situación es intuida por muchos movimientos anarquistas de
todo el mundo, cuya ideología le da dinamismo, entre muchos
396
otros, al proyecto político socialista marxista, que animó, al
menos en un momento dado, su lucha política en nuestro país. En
términos generales los anarquistas asumen su doctrina como algo
utópico. Sitúan su realización como algo que se ha de dar algún
día o que ocurrió en el pasado, quizás, a principios de la
humanidad. El desarrollo de la persona humana, en la posesión
plena de su perfección, debe conducirla a asumir, con plena
responsabilidad todas sus actitudes, de suerte que sean
precisamente las que le corresponde asumir para vivir en armonía
con la sociedad (Mijail Bakunin. Escritos de Filosofía Política.
Compilación de G: P: Maximoff. Alianza Editorial S.A. Madrid
1978).
Saliéndonos del ideal y llegando al mundo concreto real, puede
verse, por ejemplo, cómo aún en la Gran Bretaña de hoy, no hay
constitución escrita. Su orden se rige por la Costumbre. Ello
contrasta con el uso legal de los países latinos que se rigen por
códigos jurídicos, basados generalmente en las definiciones y
disposiciones de los códigos romanos. La conducta humana
referida al conjunto de la Sociedad, se da, en la práctica, en el
seno de la Comunidad, como institución social espontánea. En su
seno se genera, además, el orden interno u orden ético (de la
palabra griega éthos, familia).
Además, hay algunas categorías sociológicas que cumplen ese
ideal y se dan en la comunidad: La <<autoridad>>, que la
gobierna es el producto de la existencia del <<carisma>> que le
merece a quien la tiene, una confianza muy especial de los
miembros de esa comunidad. La <<disciplina>> y la <<lealtad>>
que esos miembros asumen, es una actitud libre. Hay una
diferencia radical, de fondo, entre la forma de gobierno que allí se
da, el auténtico liderazgo, y el gobierno impuesto, aún el de las
mayorías, que se da en nuestras democracias formales.
Reconociendo que, aunque no se dan de manera perfecta, la
experiencia humana occidental, igual que la de las demás culturas,
han experimentado formas de organización comunitarias diversas.
397
Probablemente, por razones históricas, la población de la parte
oriental de Europa es más afín a las formas de consciencia
comunitaria, colectiva, que la de la parte occidental, más atomista
e individualista. No es difícil pensar que, por aquella razón, fue
allí donde logró establecerse, por más de setenta años, el régimen
furibundamente colectivista de la URSS.
Entre nosotros, particularmente entre el campesinado, se han
dado comunidades muy bien estructuradas, caracterizadas,
muchas veces, por la naturaleza de su constitución étnica, dentro
de las cuales se ha formado claramente el carácter de nuestra
población regional, su folklore y sus costumbres cotidianas, su
alimentación, etc., estructura que ha sido destruida, en gran parte
por la Violencia. Este tipo de instituciones, igual que la
consciencia individual, es auténtico patrimonio de la humanidad
que es preciso recuperar, reconstruir para legar a nuestra
posteridad. Ello representa una de las soluciones de fondo a
adoptar por nuestro proyecto político en la búsqueda de un mundo
mejor. Adelante nos ocuparemos en más detalle del tema, que
tiene una prioridad de primer orden en este trabajo.
5.17.0 LA NOCIÓN DE ECOLOGÍA HUMANA.
CONSECUENCIAS DE SU APLICACIÓN
A LA VIDA HUMANA.
La Ecología es una disciplina específica de la Biología que
explica las relaciones de los seres vivos con la Naturaleza.
Podríamos afirmar, entonces, que la Ecología Humana explica la
relación de la especie humana con la Naturaleza. Podría ser, esta
disciplina, un punto de vínculo entre las ciencias humanas y las
ciencias naturales. Además, desde su punto de vista puede verse
algo que parece un determinante fundamental de la Naturaleza
para nuestra vida y que no es inmediatamente perceptible desde
otras disciplinas, asumidas como lugares de observación.
La especie humana ha cobrado bastante espacio en su capacidad
de ejercer, para su beneficio, su libre albedrío. Ello se debe, en
gran parte, a los logros científicos en el conocimiento del Mundo,
398
de la Realidad. Por ese camino, siguiendo el impulso de la
ambición, de la codicia, de la soberbia, quienes controlan el Poder
en los distintos medios humanos occidentales, asumen no pocas
veces con bastante arrogancia, que el Hombre ha conquistado a la
Naturaleza, cuando en realidad, apenas ha logrado establecer su
autonomía en un espacio modesto del Planeta, en medio de una
consciencia fragmentaria de su entorno. En esa medida ha logrado
ganar terreno en términos de su capacidad de sobrevivir con los
recursos que le ofrece el Medio y que él está en capacidad de
usar.
Casi cada comunidad campesina, particularmente cuando ésta
proviene de culturas que llevan establecidas mucho tiempo en un
determinado ecosistema, posee metodologías tradicionales,
desarrolladas a lo largo de muchas experiencias, por ejemplo, para
aprovechar el suelo, el clima, y las especies locales para hacer sus
cosechas, para elaborar sus productos, conservarlos y
consumirlos. Son notorias las condiciones difíciles de las
montañas de los Andes, donde en alturas que llegan a los 4.500
mts., medran perfectamente, aunque pobremente, muchas
poblaciones de origen quechua y aimará. Lo propio sucede con
muchos pueblos, todavía bastante aislados que viven en África y
en la región polar del Norte. Las formas de asociación para
trabajar, para convivir, para procrear, las formas de autoridad, y
las instituciones sociales están íntimamente relacionadas con las
condiciones de vida posibles en esos medios, ha veces inhóspitos.
Más bien la sociedad moderna, con su actitud despótica,
desconoce esos logros y trata de imponer en todas partes sus
formas de producción masiva y comercial, con la búsqueda de una
competitividad que, mirada globalmente no es tan ventajosa como
parece para toda la Especie en su conjunto.
Podría decirse que nuestro hogar planetario forma, en su relación
con nuestro Astro Rey, un colosal sistema termodinámico, cuyas
condiciones se expresan a través de los diferentes ecosistemas
secundarios de todo el planeta. El hombre moderno, creyéndose
completamente libre y autosuficiente, se comporta como si la
Naturaleza se estuviera doblegando a sus pies. Sin saberlo,
399
modifica algunas condiciones ambientales, sin tener en cuenta la
consecuencia que, con el tiempo, ya en nuestro tiempo, encierra
un dramatismo, una contundencia, una fuerza que nunca
hubiéramos podido imaginar siquiera. Cuando de esta actitud se
trata, puede hablarse de la generalidad cotidiana del hombre
moderno No de la totalidad. Los medios científicos y quienes
viven en contacto con el desarrollo del conocimiento científico
son conscientes de que es preciso cambiar tal actitud. Desde hace
unos veinte años o menos, el estudio de temas como la teoría del
Caos ha permitido avanzar en un nuevo horizonte científico: Uno
de ellos, la teoría de los sistemas dinámicos. No solamente se han
descubierto nuevas formas de interpretar a la Naturaleza, muchos
fenómenos físicos desconocidos, como el movimiento turbulento
de los fluidos, la intimidad de ciertas reacciones químicas antes de
llegar a su punto de equilibrio, sino muchos fenómenos de tipo
social. La actitud que prima en la cotidianidad del mundo
moderno actual, es hija, muy probablemente, del entusiasmo y del
optimismo que despertaron inicialmente los descubrimientos
científicos, y el cómo éstos le permitieron a la especie humana a
finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, con el desarrollo
de la primera generación de la Industria, en la famosa Revolución
Industrial, el cruce del umbral de la miseria y del hambre, entre la
sociedad agraria europea incapaz de mantener la población, y una
sociedad industrial capaz, incluso, de generar capital. Sin
embargo el pensamiento científico supera constantemente sus
propios paradigmas, sus propias posiciones y hoy su manera de
ver la Realidad dista años luz de la práctica actual en disciplinas
como la Economía, la Sociología, y muchas otras.
El funcionamiento detallado de aquel colosal sistema
termodinámico todavía no se conoce en su plenitud. Sin embargo,
entre muchas otras cosas se sabe que cada especie de planta, cada
animal, cada ser unicelular, cada molécula, cada cristal, cada
átomo, para estar, con los niveles de estabilidad que conocemos,
necesita de la existencia de los más elementales entre los estadios
de organización. El “edificio”, la infraestructura de este módulo
planetario ha sido “construido” pacientemente durante miles de
millones de años, partiendo de sus “ladrillos” originales, de su
400
“argamasa” original, para llegar poco a poco a sus partes más
complejas, cuyo mayor logro conocido es el mismo Hombre, ni
siquiera visto como estamos acostumbrados a verlo en su realidad
física: Una débil y explotable forma de expresión animal de vida.
No, sino como un extraordinariamente complejo sistema
nervioso, unido a su cerebro central, rodeado de órganos,
apéndices, huesos de soporte y músculos. Un “complejísimo
sistema nervioso”, que sirve como asiento a la consciencia que la
Naturaleza posee de sí misma, que le permitirá, en forma
creciente, su autogestión.
Toda posibilidad de cada lugar en todo hábitat tiene “clientes”
para aprovechar la riqueza que allí llega. En el bosque tropical
húmedo las copas de los grandes árboles de 70 y de 80 metros de
altura, forman un hábitat específico que recibe directamente
grandes cantidades de radiación solar en forma de calor y de luz.
Bajo su cubierta una inmensa variedad de plantas está adaptada a
las tasas de luz que allí llegan y puede decirse que cada
frecuencia, del haz de radiación tiene su aplicación específica. Las
letales radiaciones de energía ultravioleta más difíciles de
aprovechar, son frenadas en la alta capa de la atmósfera haciendo
que el oxígeno absorba esa energía con formación de ozono y
abriendo un espacio libre de riesgos a innumerables especies, que,
de otra manera, no lograrían sobrevivir. El lugar de la atmósfera
terrestre donde se da esa reacción se llama comúnmente la “capa
de ozono” o tropopausa, u ozonosfera, situada a entre los 12.000 y
18.000 mts. de altura aproximadamente.
Las distintas especies tienen un “trabajo” especializado: Aunque
la vida, en su origen, se dio en el agua de los pantanos, en los
océanos inicialmente, poco a poco colonizó la tierra seca. Hoy
ocupa prácticamente el planeta entero. En las regiones más frías y
más altas hay menos especies adaptadas. En las más cálidas,
como la zona tropical, la vida pulula apretadamente. En los
desiertos hay menos vida, pero, desde luego la hay.
Todo el proceso se da en medio de un fenómeno de intercambio
de energía, por medio del cual, las especies que no están dotadas
401
de medios para aprovechar la energía solar directamente pueden
tener acceso a ella para desarrollar sus procesos metabólicos. En
términos globales la energía que fluye hacia el Reino Animal,
precisamente aquel conjunto de seres que no poseen los medios a
que aludíamos es intermediada por el Reino Vegetal. Mediante un
proceso casi mágico, las plantas pueden aprovechar en el tejido de
sus hojas la energía radiada del sol, en su forma luminosa, para
romper, por ejemplo, las moléculas de agua de sus tejidos, soltar
el oxígeno al aire y sintetizar, el hidrógeno que queda con las
moléculas de gas carbónico del aire para formar moléculas de
glucosa o sacarosa, entre otras casas. El agua, pues, y el gas
carbónico del aire son las materias primas básicas de la biomasa
vegetal del Planeta.
Ese intercambio energético se realiza a través de lo que los
biólogos llaman la “cadena alimentaria” que se concreta por
medio de la actividad depredadora, en que entran en juego todas
las habilidades de las diferentes especies, en plan de protegerse y
en plan de atacar y alimentarse de otras. La pérdida de grandes
espacios vegetales de las tierras firmes continentales, su
conversión en desiertos y los cambios climáticos que conducen a
la extinción de la vida del microplancton vegetal de los océanos,
son una gran amenaza, hoy, que se cierne sobre la Vida, en su
conjunto.
Esa situación es más cruel, si nos damos cuenta que se da en el
Mundo como efecto, en gran medida, de la acción de hombres
inteligentes. De los 1.280.000.000 de kilómetros cúbicos de agua
uno de los más importantes recursos naturales que tiene el
Planeta, solamente unos 645.000 kilómetros cúbicos, 1/20 del
total, es agua potable. Gran parte de ella es lanzada cada año al
mar por los ríos. El río Amazonas, el más grande del Mundo,
lanza al mar el agua suficiente para abastecer a cada habitante
humano del Planeta con 1.800 metros cúbicos de agua, bastante
más que los requerimientos medios por habitante por año para la
totalidad de su población, calculados en 1.500 metros cúbicos por
año. Por ello, con el desperdicio y la contaminación de
importantes fuentes de agua regionales, aún en países ricos en
402
agua estamos llegando al límite de la disponibilidad de agua
potable, generándose gran escasez de ella en muchos lugares. Las
lluvias son muy desiguales en su repartición en los continentes.
En nuestro tiempo, el agua potable es ya un limitante muy serio
para la extensión de la vida humana. La demanda de agua y de
estructuras complejas vivas, por parte del ser humano, como
hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, biomasa vegetal
comestible, carne, huevos y leche, entre muchas otras, las que
procura obtener de alguna manera, particularmente, como
alimento, en forma análoga a como lo hacen otras especies, nos
está expresando, lo que los biólogos ya conocen y que
mencionábamos atrás: Que la existencia de las estructuras más
simples es el soporte necesario para la existencia de las más
complejas. El hambre y la sed, crónicas pues, van a determinar
entonces disfunciones serias en el comportamiento del ser
humano igual que en los animales. Los que explotan empresas
avícolas, cerdos, ganaderías de leche, plantaciones de maíz, de
café de frutales, de caña de azúcar, entre muchísimas otras,
conocen las radicales mermas de los rendimientos, con el
insuficiente abastecimiento de recursos naturales básicos para sus
planteles productivos vegetales o animales.
En ese gran sistema termodinámico del que formamos parte, se
dan fenómenos que, mientras no se tenga una clara percepción
global de él, no podemos comprender verdaderamente. En la
actualidad se hacen ya conexiones, increíbles antes, entre brotes
de virus infecciosos hemorrágicos graves que se dan en Asia, en
África y en América, con gran cantidad de defunciones y los leves
cambios de temperatura que se dan en aguas del Océano Pacífico
y el Indico, que provocan fenómenos como “el Niño o la Niña.
Resulta que con la Niña se producen lluvias más abundantes de lo
normal, produciendo un incremento inusual de alimentos para la
fauna y haciendo que proliferen más de lo normal ciertas
poblaciones de roedores que son portadoras resistentes de virus
como el del Ébola y el del Hantal, y cuyos organismos han
evolucionado durante cientos de miles de años en los organismos
de los roedores, siendo liberados en las heces de los mismos. Se
403
cree que el virus de esas infecciones mortales pasaron a América
de Mongolia donde los brotes son más antiguos, aunque en las
tradiciones indígenas de Norteamérica se hacen alusiones muy
concretas a esas enfermedades. Se piensa que esa migración se
dio desde épocas en que ambos continentes estaban unidos por el
estrecho de Bering, cuando los roedores se expandieron, a su vez,
hacia territorio americano. Hasta hace muy poco se daban los
brotes, se identificaba el virus, pero se ignoraba la fuente de
contagio.
Pero los grandes enemigos de la humanidad siguen entre nosotros,
sin que les merezca una atención especial a las autoridades del
mundo entero, ocupadas en menesteres menos prosaicos y más
ostentosos, como los asuntos de la Política, la Economía, la
Guerra, que es “la política por otros medios”. El bacilo de koch,
que produce la tuberculosis y que llevó a la muerte a muchos
trabajadores que vivían hacinados en sus covachas de los barrios
urbanos de la Revolución Industrial, fue combatido con eficacia a
partir del descubrimiento de la penicilina en 1928, por Alexander
Fleming (1881-|955) médico inglés ganador del premio Nóbel en
1945, con Chan y Florey y combatido también con otros
magníficos antibióticos, como la estreptomicina. Hoy uno de cada
tres humanos lo porta sin que sea detectado, para salir a la luz del
día cuando aparecen síntomas de desnutrición y otros motivos que
debilitan el organismo humano o lo vuelven indefenso contra el
ataque de toda clase de enemigos, como es el síndrome de
inmunodeficiencia adquirido, SIDA. Casi todos los enfermos de
SIDA terminan su vida víctimas de la tuberculosis.
Ahora, en una ofensiva general que podría ser sustentada con una
inversión adecuada de esfuerzos y dinero, el bacilo de Koch
irrumpe de nuevo modificado y reforzado con la práctica de
tratamientos incompletos, cuidados deficientes a los enfermos,
etc., partiendo del sistema carcelario soviético, donde la
congestión de enfermos y gente sana ha generado un foco de
contaminación inmenso y formidable, cuyo efecto ha desbordado,
por completo, las fronteras de dicho sistema carcelario, y de las
naciones de la antigua Unión Soviética. Esa forma de tuberculosis
404
se extiende ahora por el mundo entero y se le da el nombre de
Tuberculosis Resistente a Todos los Medicamentos. El combate
eficaz de todos aquellos males se sale, por completo, de toda
posibilidad individual. Tiene que ser enfrentado en común por la
sociedad humana.
En una sociedad humana, en una economía movida por individuos
cuya consciencia ignora seriamente todo aquello que se salga de
cualquier perspectiva individualista, la mayoría de la gente ignora
que el hambre y la miseria no sólo se dan por eventos locales de
diverso orden, sino que pueden ser inducidas desde sectores muy
lejanos, quizás, situados en el otro lado del Orbe, a miles de
kilómetros de distancia, a través de problemas que se transmiten a
través de las relaciones económicas de intercambio.
Curiosamente, por ejemplo, los seres humanos somos poco
sensibles al hecho de que, la acumulación de riqueza en
sociedades cuya sostenibilidad ha sido soportada sobre las
espaldas de los esclavos, de los siervos, o de un campesinado o un
proletariado empobrecido, hambriento, sediento y sin esperanzas,
se sigue dando en nuestro tiempo, en nuestras sociedades
“democráticas” apoyada en el trabajo injustamente remunerado,
que se retroalimenta con la merma en las capacidades productivas
de quienes están ubicados en la base de la sociedad. Es el círculo
vicioso de la miseria. Pero no solo eso: También ello socava las
mismas bases de sustentación de las estructuras sociales humanas.
Una de las consecuencias de la llegada del europeo a América fue
la despoblación rápida del continente americano por causa de la
viruela, frente a la cual la población aborigen carecía de defensas.
La importación de grandes masas de esclavos africanos a América
se explica en mayor proporción por la disminución apreciable de
la mano de obra aborigen. Sería ampliamente deseable que
quienes manejan las energías sociales de las naciones, en vez de
consumirlas en inútiles luchas intestinas, dejaran de mirar el cieno
de la violencia rastrera y de la Guerra, levantaran su mirada a
otros horizontes, y consideraran al menos, que valdría la pena
desviarlas, más bien, hacia los enemigos naturales de la Especie y
que orientaran también la consciencia de la gente hacia la
405
prevención oportuna de sus ataques, hacia la prevención del
hambre y la miseria.
Mientras tanto, como si se hiciera caso omiso de las amenazas
que se ciernen constantemente sobre la vida humana, en esas
mismas sociedades “democráticas” se generan actividades
enormemente contaminantes, se talan cantidades ingentes de
bosques, se contaminan fuentes de agua dulce cada vez más
imprescindibles, se permite la degradación de muchos ambientes
urbanos como ciertos centros urbanos, ciertos barrios de suburbio,
o el establecimiento de medios inhumanos de trabajo, como en
algunas explotaciones mineras, ciertos ambientes industriales,
ciertos barrios de vivienda inadecuada, reduciendo el espacio
aprovechable para la vida humana. La acumulación de capital que
allí se genera no tiene propiamente el significado de un ahorro, de
una reserva prudente de recursos para disponer positivamente de
ella en caso eventual de ser necesitada. Se trata, en no pocas
ocasiones, de quitarle el pan de la boca a quien lo necesita, de
quitarle la salud a gente que la necesita, de urgencia, para generar
recursos básicos de vida, de sacar apreciables torrentes de medios
de pago de donde son urgentes y cumplen una clara función
social, para pagar gastos completamente suntuarios e
innecesarios. Se trata, incluso, del aprovechamiento de
instituciones valiosas, como la de la Propiedad para amparar y
asegurar, con fines egoístas, la disponibilidad de riqueza, no
solamente propia sino ajena, expropiada de mil maneras
engañosas, intimidatorias o a viva fuerza a sus legítimos dueños,
como se da, entre nosotros, en nuestra descompuesta estructura
social, en medio de la violencia imperante, en medio de sus
angustiosas y crecientes carencia.
La visión integral de ese sistema termodinámico, exige el
planteamiento de que es necesario su eficaz aprovechamiento,
para bien de la humanidad entera, tarea en la cual corresponde el
empleo a fondo de todas las disciplinas humanas de que sea capaz
su ingenio. El planteamiento de que esa tarea compromete a la
Especie como un todo, cuya realización hace preciso la
conjugación de todos sus recursos y sus energías, se le debe a la
406
visión actual de la ciencia contemporánea. La tecnología y la
ingeniería deben ser puestas al servicio del hombre, en la medida
en que la consciencia de esa realidad sea más patente. Sin su
apoyo, será casi imposible convocar, movilizar, formar la
personalidad y adiestrar en las labores que le tocará emprender, al
hombre del mañana. Es preciso, en primer lugar, considerar que
en cualquier mecanismo práctico construido por el ser humano
para el manejo eficaz y eficiente de ese recurso colosal de la Vida
que es nuestro sistema termodinámico Sol-Tierra, hay que contar
con el Hombre, sus sociedades, sus culturas, sus experiencias, sus
logros, en su gran conjunto. Para lograrlo, es preciso cambiar la
visión actual de prioridades en la Política, anteponiendo la de la
supervivencia de la Especie en primer lugar. Frente a esta
prioridad, cualquier otro propósito político, cualquier interés
económico, cualquier objetivo ideológico carecen de importancia,
a no ser, en la medida de sus efectos en otros sectores del sistema
social. El papel de un código moral, de una visión ética de alta
calidad, que regulen la práctica de la Virtud, la relación entre los
hombres, entre éstos y la Naturaleza, entre estos y Dios, o entre
estos y la utopía del porvenir, del mañana, es algo crucial.
Tenemos que esforzarnos en que esa utopía esté más cerca de la
realidad cuando nuestros hijos, nuestros nietos sean hombres
maduros, de lo que está entre nosotros. Definitivamente, no es
una tarea para realizar en una sola generación. No es de corto
plazo. Es una tarea que ha de empezar, cuanto antes, pero cuyo
desarrollo empezará a dar nutridos frutos a largo plazo.
La infraestructura necesaria para el proceso inteligente de la
información disponible y por disponer, de extraordinario valor en
nuestras comunicaciones humanas actuales, en el establecimiento,
entre otros, del intercambio comercial, se encuentra en proceso de
desarrollo. Algo que promete ser una industria tan determinante
para la redención humana, si es bien proyectada, bien construida y
bien utilizada, como lo fueron el acero, el carbón, los
ferrocarriles, la máquina de vapor, para la Revolución Industrial
del siglo XIX. Los motivos que nos dividen sicológicamente, que
hacen diferente, tal vez contradictoria nuestra manera de pensar,
como los motivos étnicos, los de nacionalidad, los de ideología,
407
los que hacen que nuestros intereses sean divergentes y tal vez
incompatibles, como los de la Política, tendrán que ser
confrontados escuetamente, honradamente, abiertamente,
conciliados y superados.
En la época moderna se nos presentan extraordinarias
herramientas de integración. Una de ellas es el estudio y
profundización de la lógica del lenguaje en todas las lenguas
vivas y muertas del Planeta como medio, sin igual, de
comunicación. Allí se puede aplicar todo lo que se ha avanzado
en la Lógica, hasta llegar a la lógica científica actual. Ello hará
posible un extraordinario desarrollo de la Antropología y sus
aplicaciones prácticas. Permitirá comprender mejor el origen de
muchas de las costumbres en los pueblos actuales, de muchas
discordias, de allí podrán deducirse muchas oportunidades de
catarsis, de sanar viejas heridas, de perdón, de encuentro, con un
sentido: Acercar más las sociedades humanas del mañana, pensar
más en el bien de nuestros niños, ahora, más que en el de nosotros
mismos.
5.18.0 AVANCES CIENTÍFICOS
QUE ABREN NUEVOS HORIZONTES
EN EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD
Que es lo mismo que decir, del Universo, de nosotros
mismos.
Desde la última década del siglo pasado, del siglo XX, se engrosa
dramáticamente el caudal de mentes que se dedican a repensar, el
Mundo, incluso muchos aspectos de la ciencia tradicional que
habían llegado a ser insuficientemente elocuentes para explicar la
realidad física. Herramientas tradicionales como las curvas de
perfil suave que se usan, para establecer modelos teóricos para
explicar eficazmente el comportamiento general de datos
experimentales referidos a gran cantidad de fenómenos naturales,
son ineficaces o insuficientes.
408
Tradicionalmente se acostumbraba aislar los objetos del estudio
científico, con la obtención de resultados irreales y fuera de
contexto. Los estudios en conjunto, con el apoyo de la estadística
llegaban no pocas veces a resultados sin sentido práctico. Para
tener algunos ejemplos de los interrogantes científicos actuales,
preguntémonos: ¿A quién se le ocurriría buscar el modelo teórico
del movimiento de un sismógrafo o la de la oscilación de un
electrocardiograma, por los procedimientos tradicionales? ¿Por
dónde podría acaso trazarse, al menos, una tangente a estas
curvas, para hacer su análisis mediante el cálculo infinitesimal
tradicional? ¿Cómo entender el resultado de un proceso complejo
en el cual no se controlan todos los factores que en él intervienen?
La ciencia contemporánea está dándole ya respuesta a estos
interrogantes, está encontrando una utilización práctica para ellas,
pero ha encontrado también otras consecuencias que sacan al
pensamiento científico de los terrenos convencionales y
ortodoxos del pasado, para encontrar muy fértiles las experiencias
heterodoxas en este campo, abriendo, entre otros, nuevos espacios
de estudio, como la Teoría del Caos, o el relativo a los Fractales.
El primero se refiere al comportamiento de los sistemas
dinámicos, el segundo, al estudio de procesos no lineales, que se
expresan en curvas quebradas, cuando el análisis de las mismas se
lleva al límite, de manera similar a los procedimientos
tradicionales. Antes estos límites y sus infinitos eran considerados
entes homogéneos, y esa consideración no era de utilidad. Ahora
que se analizan éstos con otras expectativas, se has encontrado
aplicaciones prácticas y útiles a la consideración de sus diversas
categorías. Todo ello ha exigido el desarrollo de nuevas nociones
matemáticas y nos está conduciendo a nuevas formas de entender
y abordar el conocimiento de las Realidad lo mismo, que nos ha
conducido a explicarnos fenómenos naturales detallada y
profundamente, a enfrentar nuestras tradiciones culturales y a
proyectar nuestro Mundo de manera completamente fuera de los
viejos marcos conceptuales.
Esta gran revolución epistemológica empieza a cuajarse a finales
del siglo XIX. Ya desde principios del siglo XX, muchos
409
científicos habían logrado darle un vuelco total a la comprensión
de la realidad física, particularmente en el campo de la
Astronomía y de la observación del mundo subatómico,
incluyendo muchos fenómenos que se perciben desde regiones
situadas a millones de años luz de nosotros y otros que se dan en
el seno del pequeñísimo mundo del átomo. Uno de ellos, Albert
Einstein (1879-1955) físico Alemán, habían desarrollado su
“Teoría de la Relatividad”, y había descubierto que muchas
observaciones hechas en ciertos fenómenos físicos a escala de las
magnitudes terrestres, trasladadas a las colosales magnitudes del
Universo, aun el más cercano, o a las magnitudes pequeñísimas
del mundo atómico, exigían correcciones substanciales para
acercarse razonablemente a la Realidad. La velocidad de la luz
que recorre 300.000 kilómetros en un segundo, apenas permitía
conocer la situación de los fenómenos físicos observados a
grandes distancias, en el tiempo, según el tiempo transcurrido,
mientras aquella luz, que hería el ocular de los telescopios,
lograba salvar los abismos estelares desde el sitio en que aquellos
ocurrían.
Se había observado que la trayectoria de la luz se curva por
efecto de la fuerza gravitacional de los astros y se había calculado
que el tiempo se “comprime”, en el seno de un móvil que viaja a
la velocidad de la luz. Todos estos fenómenos son sorprendentes
para el ojo del ciudadano común, aunque le plantea la necesidad
de acomodar su pensamiento a una realidad más universal pero
que es difícil de conciliar con opiniones generadas en su realidad
cotidiana o que desbordan por completo esa realidad.
Uno de los procesos en que se observa que el conocimiento
científico clásico “pasa por las ramas” respecto de muchos
fenómenos naturales, puede observarse en una de las reacciones
más “simples” de la química inorgánica: La reacción del
hidrógeno con el oxígeno para la producción de agua. De esta
reacción falta mucho por entender. La existencia de fenómenos de
oscilación (entre el estado inicial de los ingredientes de la
reacción y el estado final de la misma con la presencia del
componente final del proceso) y más aún la presencia de
410
comportamientos caóticos potenciales, según factores del “medio”
físico o químico en que se da las reacciones que se llevan a cabo
entre gases, es algo todavía poco estudiado. En otras palabras, la
reacción no se da de la misma manera, sean cualesquiera sean las
condiciones en que se supone que se da, definitivamente y
espontáneamente. Todavía más, en el seno del reactor, si se
inyectan los dos gases en la proporción de dos moles de
hidrógeno por una mole de oxígeno, las reacciones se llevan a
cabo en el instante en que los gases acceden al reactor y de ellas
son, entre 44 y 62 tipos de reacciones diferentes y se forman ocho
o más compuestos intermedios inestables.
La reacción se grafica así en la forma clásica:
2H2 + O2 = 2H2O + energía
De esta reacción se sabe que es una reacción exotérmica en que
por 36 gramos de agua que se forman en estado líquido se liberan
136.6 kilocalorías.
Experimentalmente, cruzando en un gráfico cartesiano dos
factores, presiones y temperaturas, en el reactor donde se da la
reacción, colocando las presiones en el eje Y, las temperaturas en
el eje X, y variando, a partir de cero ambos factores, se ha visto
cómo hay tres áreas en el gráfico separadas por líneas sinuosas
que señalan, un lugar en el gráfico donde la reacción de ignición
se da constante aunque lentamente, un lugar, en la cual de la
reacción es explosiva y un tercero donde oscila cuando varían la
temperatura y la concentración de los componentes. El proceso no
se da de una, sino en varias fases. (Isaac Schifter. La Ciencia del
Caos. Fondo de Cultura Económica. México D. F: 1996 P
74,75,76)
Muchas disoluciones de metales en medio ácido oscilan, avanzan
y se devuelven cuando se dan ciertas condiciones. M. Basset y J.
Hudson, investigadores estaduinenses, informaron en 1987 de
ciertas experiencias con un electrodo de cobre en medio ácido.
Cuando los investigadores aumentaron sistemáticamente el
411
voltaje (en el eje X), con el tiempo, el gráfico osciló un tiempo y
midieron la cantidad de corriente que pasaba (en el eje Y), resulta
un cierto período en que la corriente oscila, se da luego una
dinámica caótica, antes de regularizarse (Idem p 76).
En 1970, Zaikin y Shabotinski biofísicos rusos, hicieron una
referencia en una publicación suya, a un modelo teórico que
podría servir para explicar la forma como se comporta el músculo
cardíaco y la forma como se propagan los impulsos del mismo. Se
trata de una curiosa experiencia de laboratorio que tuvieron B: P:
Belousov, biofísico ruso del Ministerio de Salud de su país tuvo
en 1959, de la cual se ha podido extraer un modelo experimental
que, parece, puede tener aplicación para interpretar muchos
fenómenos naturales diferentes, entre ellos el ritmo cardíaco.
Años después, Shabotinski, también biofísico ruso, le hizo
algunos ajustes y adiciones para hacer más patente el resultado.
Belousov estudiaba en su laboratorio una reacción de oxidación
de un compuesto orgánico, el ácido cítrico, el cual se trataba con
una sal de bromo y la conversión se catalizaba con una sal de
serio que sirve para aumentar la velocidad de la transformación.
El cerio en solución acuosa inicialmente tiñe el líquido de color
amarillo y una vez que cataliza la reacción se vuelve incoloro.
Para asombro de Belousov, la solución perdía la coloración
amarilla, mas para recobrarla al poco rato, y dichas oscilaciones
se observaban por mucho tiempo, o sea que el cerio que se había
transformado volvía al punto de partida. Los cambios que hizo
fueron, reemplazar el ácido cítrico por el ácido malónico y
agregar un compuesto de hierro que permitía acentuar las etapas
de oxidación y reducción que se llevaban a cabo.
La reacción Belousov-Shabotinski, como se la llama, ha venido
tomando cada vez más relieve como modelo de comportamiento
de otros fenómenos naturales. De acuerdo con las modificaciones
de Shabotinski a lo descubierto por Belousov
La lista de ingredientes que participan en el experimento es:
Acido malónico (CH2(COOH)2
Una sal que aporta los iones de cerio (Ce++++)
412
Acido inorgánico (H2SO4)
Una sal que aporte iones bromato (Br03-)
Una sal que aporte iones bromuro (Br-)
Una sal de hierro (Fe++) ,
Todo en solución acuosa.
El Fe++ tiene una coloración roja. Si se oxida en Fe+++ su
coloración es azul. Shabotinski observó que no solamente la
solución en su conjunto asumía cambios oscilatorios en la
coloración con el tiempo, sino en el espacio, en que, a partir y
alrededor de ciertos lugares de la caja cilíndrica donde se efectúan
las reacciones, se forman frentes circulares o en forma de arco,
sucesivamente de colores rojo y azul, como las ondas que genera
una piedra al caer al agua, que se interfieren. Ello dura bastante
tiempo, luego de lo cual la reacción se estabilizaba, cuando
alcanzaba el equilibrio dictado por las leyes de la termodinámica.
Algunos autores afirman que las ondas se propagan a una
velocidad de 6 mm. /minuto y van emergiendo a intervalos más o
menos iguales
En ese intervalo de inestabilidad se dan esas oscilaciones, no
como el producto de la reacción global, sino de las
transformaciones intermedias que van ocurriendo. El trabajo
monumental de armar el rompecabezas de esta compleja reacción
ha sido realizado con la colaboración ardua de muchos
investigadores alrededor del Mundo, llegándose a identificar 18
reacciones elementales, en la que intervienen 21 especies
químicas diferentes, contando con los compuestos intermedios
inestables.
Para observar el desarrollo indefinido de las condiciones de
inestabilidad en el fenómeno anterior, ser realizó el experimento
en condiciones abiertas, es decir,
Manteniendo la alimentación continua e independientemente de
los diferentes reactivos iniciales y extrayendo constantemente los
productos finales de la transformación química. Podía, además,
cambiarse la velocidad de suministro de los distintos reactivos.
413
Ello hace que los reactivos, si es deseado, estén menos tiempo en
contacto entre sí, dándose cambios en el resultado experimental.
K. Graziani, J. Hudson y R. Schmitzde la Universidad de Illinois
E. U. A., trabajaron con dos flujos diferentes de reactivos: 1
ml/por minuto y 4 ml/minuto, habiendo salido los resultados de su
experimento en una publicación aparecida en 1977. En el primer
caso, el gráfico cartesiano con componente Tiempo el eje X y la
medida del potencial de óxido-reducción de la reacción (en que el
cambio en la forma continua del mismo se midió por medio de un
electrodo de platino). En el primer caso se observa una oscilación
quebrada muy regular que va entre 0.83 y 0.91 voltios
aproximadamente, más o menos una por minuto. En el segundo
caso, las oscilaciones se muestran en series muy regulares, pero
de contextura muy compleja, entre 0.91 y 0.99 voltios por minuto
máximo, una serie más o menos cada 10 minutos.
Muchos experimentos demostraron la extrema sensibilidad del
comportamiento de la reacción a las condiciones iniciales,
viéndose que pequeñas modificaciones en las mismas producían
cambios cada vez más substanciales en la forma de las
oscilaciones. Graziani y sus colaboradores no dudaban de la
presencia paulatina del caos en los resultados finales del
experimento. La prueba final se dio, cuando en una computadora
se hizo la simulación del experimento, y se comprobó, en un
gráfico tridimensional de un diagrama de fases donde se colocan
los valores, en escala logarítmica de tres de los componentes del
sistema: El ácido bromalónico, el ion cerio y el ión bromuro y se
vio que hay un factor extraño que hace que en el límite la gráfica
tienda a un punto determinado, o “atractor”, señal clara de
presentarse una situación de caos (Idem págs. 65, 66, 67 68, 69,
70, 71, 72, 73).
La propuesta de Zaikin y Shabotiski de aplicar un modelo muy
parecido al de la reacción de Belousov y Shabatinski para explicar
los impulsos del músculo cardíaco, se apoya en la referencia
aportada por un artículo aparecido en los archivos del Instituto de
414
Cardiología de México, firmado por N. Weiner y A. Rosenblueth
en 1946.
Se puede hacer una analogía entre la reacción química aludida y
lo que ocurre en el músculo cardíaco. Las especies que se
propagan son en ambos casos una diferencia de potencial
eléctrico, y el “catalizador” está constituido en el corazón por un
conjunto de proteínas diseminadas en células especializadas. La
contracción de las aurículas, que precede a la de los ventrículos es
provocada por la activación automática de un grupo de células
anatómicamente diferentes de las células contráctiles situadas en
la parte alta de la aurícula derecha. De allí parte una corriente
eléctrica que provoca la activación de las células vecinas de las
dos aurículas, pero que es trasmitida a los ventrículos al poco
tiempo mediante otro grupo de células especializadas que forman
una red “transmisora” de energía que se reparte en los ventrículos
que permite la conexión con las células propiamente contráctiles.
L. Glass y colaboradores llevaron a cabo en Canadá un estudio
experimental que ha revelado datos muy interesantes relacionados
con el comportamiento de las células cardíacas. Los
investigadores aislaron un grupo de ese tipo de células en
embriones de pollo y fueron colocadas en un medio de cultivo
apropiado. Observaron que laten espontáneamente con un ritmo
regular que se puede registrar con la ayuda de diminutos
electrodos. Esos electrodos sirven también para enviar impulsos
de sus latidos de sus latidos. .corrientes que interfieran el ritmo
normal.
Si se asume que la dinámica del movimiento del corazón puede
ser representado por una ecuación diferencial que describe la
evolución de esos impulsos eléctricos en el tiempo, la
representación del oscilador cardíaco en un diagrama de fases,
describirá un atractor de ciclo limitado. Cualquier estímulo
eléctrico desplazará el oscilador hacia un nuevo punto del espacio
de fases, distancia que puede ser medida experimentalmente.
Glass y sus colaboradores observaron que al aplicar un campo
eléctrico fuerte, el latido siguiente ocurría más pronto o más
415
Tarde de lo norma. Si se aplicaban impulsos periódicos al
agregado celular, éste queda bajo presión de dos fuerzas de
períodos diferentes, una, correspondiente al ritmo intrínseco de
las células y otra correspondiente al ritmo inducido externamente.
Entonces el latido cardíaco que se produce efectivamente,
depende de la relación existente entre los dos períodos. En ciertos
casos las células laten una, dos, tres veces seguidas por cada
impulso externo, pero en otros la contracción es aparentemente
azarosa, produciendo formas irregulares, caóticas.
Con esa experiencia se ha visto que es posible inducir caos en un
sistema artificial que simula los procesos cardíacos. La dinámica
observada en el experimento y la que aparece en
electrocardiogramas típicos de pacientes cardíacos, se observa
una notable similitud. Glass ha llegado a la conclusión de que
muchos problemas patológicos de los humanos son producto de lo
que él ha llamado “enfermedades dinámicas”.Este tipo de
enfermedades cardíacas, resultan de cambios en las variables
fisiológicas que normalmente se responsabilizan de los procesos
rítmicos (Idem págs. 91, 92, 93, 94).
Ha sido preciso entrar un poco en detalle en las anteriores
consideraciones para hacer una ilustración de la forma como
influye el Caos en el comportamiento de los sistemas dinámicos
cerrados cuando de alguna manera se abren a influencias extrañas.
Hemos ilustrado también una aplicación concreta a los aspectos
de salud humanos, concretamente, en este caso a algunas
enfermedades del corazón. Sirve también esta ilustración, por
medio de la analogía, para comprender la dinámica de otros tipos
de sistemas dinámicos, entre ellos de tipo sociológico.
Las posibilidades de manejo de gran cantidad de datos y la
disponibilidad de ordenadores de gran capacidad, permiten la
aplicación de métodos de simulación para el análisis de diversos
procesos sociales muy complejos. La tecnología que se va
desarrollando sobre tales bases científicas permitirá el
conocimiento de muchos procesos naturales y artificiales, dentro
de su propio contexto, es decir, no observándolos aisladamente.
416
La geometría fractal ofrece, en la multiplicidad de formas y
estructuras de la población vegetal y animal, ejemplos de la
aplicación práctica de múltiples soluciones a los desafíos en sus
requerimientos estructurales que la vida de esos organismos
enfrenta. Es así como observamos plantas minúsculas de tallo
carnoso, con sus ramificaciones delicadas que se dividen casi
hasta el infinito, hasta formar una estructura física que soporta el
contenido celular de manera relativamente estable. Observamos
grandes árboles, algunos de 60 y 80 metros de altura, con troncos
inmensos, que se subdividen hasta llegar a la estructura de las
nervaduras de sus propias hojas.
Entre los animales observamos algo curioso pero que también
tiene su explicación. Aunque la Ciencia Ficción (que a la hora de
la verdad debería ser menos ficción para ser útil, al menos en la
educación de la niñez) nos habla de seres monstruosos
gigantescos y temibles, con formas inverosímiles; nos habla de
hombres que se transforman en insectos horribles todos con
fuerza descomunal. La realidad es que el desarrollo estructural del
cuerpo, para poder producir organismos competentes en su medio,
respeta una ley de proporciones expuesta por primera vez por
Galileo Galilei hace trescientos cincuenta años: La Ley
“Cuadrado-Cúbica”. En esa ley se basa el resultado del ejercicio
teórico de incrementar la masa de los cuerpos vivos, y ver las
consecuencias en términos del incremento de su volumen y de su
área superficial.
Obviamente en un mundo esencialmente dinámico, los diferentes
modelos estructurales tienen sus dimensiones óptimas, que son,
según los dispositivos orgánicos de que disponen, los que les
permite mantener el equilibrio termodinámico. Pero también esa
condición está limitada por otra: Las posibilidades reales que
ofrece el desarrollo de estructuras de sustentación como la
caparazón externa de los insectos, el esqueleto de los animales
superiores, lo mismo que la firmeza del tejido vivo, de los
músculos para apoyar la fuerza de su contracción, no pueden
superar las fuerzas electromagnéticas subatómicas y otras, que
417
mantienen unidos los átomos, las moléculas y obviamente las
partes estructurales que los forman. En cierta forma, esto hace que
la “materia prima” de los tejidos estructurales vivos se sitúe
dentro de un rango de resistencias relativamente estrecho, dado
que se mantiene casi invariable su densidad cuando se llega a
incrementar la dimensión del cuerpo.
Para usar una referencia sencilla, usemos un cubo y aumentemos
la longitud de sus aristas y veamos cómo se incrementan el área
superficial y el volumen. Si su arista es de 1 cm. de longitud, su
área superficial tendrá 6 cms. cuadrados de área. Su volumen, será
de 1 cm. cúbico. La relación de área superficial a volumen es de 6
a 1. Si se duplica la arista a 2 cms. su área superficial será de 24
cms. cuadrados y su volumen de 8 cms. cúbicos. La relación entre
su área superficial y su volumen será de 3 a 1. Si la arista sube a 3
cms. de longitud, el área superficial será de 54 cms. cuadrados y
su volumen de 27 cms. cúbicos. La relación del área superficial a
volumen será de 2 a 1. Con ello se ve que con el aumento de
tamaño, el peso, dentro de densidades del tejido semejantes,
aumenta más que proporcionalmente al área superficial y a las
fuerzas que sustenta la “materia” en su lugar.
Y, como consecuencia, por ejemplo, para los insectos, no hay la
menor posibilidad de vivir en rangos de masa como los nuestros.
Las grandes masas de las ballenas son factibles en el medio
acuático. Por fuera del agua no son factibles. Vemos cómo se
varan en las playas cuando se aventuran a ellas antes de la
bajamar. Generalmente perecen aplastadas por su propio peso.
Las pulgas, capaces de dar saltos mortales gigantescos dentro de
su tamaño, en el nuestro apenas podría moverse y una mosca sería
incapaz de sostenerse en sus delgadas patas en pié.
En otras palabras, lo que absurdamente se hace en la Ciencia
Ficción, de lo cual se queja Isaac Asimov, como es entre otras
cosas, interpolar cualidades y capacidades, por ejemplo, de sus
insectos, para volverlos monstruos de nuestro tamaño
inmensamente poderosos, o hacerlo con sus historietas de
gigantones capaces de desbaratar un edificio con su fuerza, es
418
simplemente fantástico. Por la misma razón aunque mediante la
selección natural y otros procedimientos, ha sido posible obtener
frutos y raíces más grandes de lo normal, probablemente nunca
conoceremos árboles de 500 mts, de altura, ni conejos de 2.000
kilos de peso. Realmente, la Naturaleza le saca el partido óptimo a
todas sus creaciones. Todas ellas tienen el tamaño justo. Además,
si echamos una mirada a las poblaciones de vegetales y animales
primitivas y las modernas, podemos darnos cuenta de cómo esas
soluciones se modifican con el tiempo, al ejercer presión unas
sobre otras, en un contexto dinámico, para terminar los
individuos, muchos conjuntos de ellos y muchas especies
sucumbiendo finalmente frente al Caos: Simplemente se
desgastan, mueren, se extinguen, no logran adaptarse a algunos
radicales cambios del Medio Ambiente. La Naturaleza ha
inventado, sin embargo, una salida al problema: Ha inventado las
diversas formas de reproducción. A través de ese camino pueden
renovarse, reforzarse, hacer heterogénea su dotación genética para
tener disponible mayor variedad de alternativas y combinaciones
de ellas como respuesta.
Nosotros, como humanos, pertenecemos a ese contexto natural.
De la misma manera ocurre con nuestras asociaciones diversas.
Nuestro comportamiento obedece a la más compleja estructura de
cuantos sistemas dinámicos se conozcan, y pertenecemos a un
mundo planetario que se conecta con la estrella que aporta la
mayor parte de la energía con que se mueve, conformando, como
veíamos atrás, un inmenso y magnífico sistema termodinámico
global que nos sirve de hogar. Nuestra peculiar manera de
movernos (en el mundo de las ideas, antes que en el mundo
físico), de proyectar nuestra vida, “simulando idealmente la
realidad física dentro de la cual nos movemos” para entender
mejor nuestras interacciones con ella antes de comprometernos
con la acción, no es tarea fácil ni sencilla. Es mucho más
compleja de lo que nos habíamos dado cuenta hasta hoy. No
puede basarse solamente en el conocimiento ortodoxo y quizás,
extremadamente simplificado del Mundo, de la Realidad, con los
que nos contentamos hoy. El mundo del conocimiento
contemporáneo es ante todo enormemente heterodoxo y
419
consecuencia de esfuerzos más y más especializados. Nadie tiene
en su propio saber la clave del saber completo. En vez de agotarse
prontamente como lo esperaban los científicos de principios del
siglo XIX, la materia de investigación se hace cada vez más
amplia y compleja. De allí la importancia del intercambio de
conocimientos, del debate amplio y profundo, de la discusión
constructiva. Nuestra expectativas, nuestra actitud deben ser, por
lo tanto, consecuentes con aquello. Nuestros proyectos políticos,
tengan expresamente la consideración o no de esa realidad,
pueden tener expresamente establecidos, desde el principio, sus
perspectivas, su potencial, sus posibilidades, algo que, en un
momento dado, puede llegar a formularse, incluso, teóricamente,
dentro de las posibilidades y amplitud que les confiera el azar, y
obviamente, la presencia eventual de factores extraños no
contemplados
inicialmente.
Estos
aspectos
técnicos,
indudablemente llegarán a ser, en el futuro, si son desarrolladas
las técnicas correspondientes, elementos indispensables para la
prospectación de los ingenieros del soporte físico de los mismos,
y servirán para complementar las proyecciones financieras de
conceptos aislados como se hace hoy, con programas de
aseguramiento y otros, para que los proyectos no sean algo ideal o
utópico, sino sostenible y realista.
Las posibilidades de manejo de gran cantidad de datos y la
disponibilidad de ordenadores de gran capacidad, permiten la
aplicación de métodos de simulación para el análisis de diversos
procesos sociales muy complejos. La tecnología que se va
desarrollando sobre tales bases científicas permitirá el
conocimiento de muchos procesos naturales y artificiales, dentro
de su propio contexto, es decir, no observándolos aisladamente.
Pedro Simón de Laplace (1749-1827) matemático y astrónomo
francés decía en su época: “Si en un instante determinado
conociésemos la situación y velocidad de todas las partículas del
Universo, podríamos deducir por cálculos todo lo pasado y lo
fututo del mismo” (Isaac Asimov. El Electrón es zurdo y otros
ensayos científicos”. Alianza Editorial S. A. Madrid 1981.p. 159).
No imaginaba Laplace la tamaña desproporción de sus
420
expectativas. Entonces, se creía que el conocimiento del Universo
sería cosa de pocos años. Este se reducía, prácticamente, a nuestro
Sistema Solar; no se tenía la menor idea de cómo estaba
constituida la materia; se ignoraba la complejidad de los efectos
del clima y la meteorología, de los fenómenos sociales. Entonces
los presupuestos políticos se hacían sobre la base de los
inventarios del Poder, ya de origen militar, como era tradicional, y
luego económico, combinados. Sus logros, para tener significado
claro y concreto tenían que ser expresados en términos de
población sometida o de valor del presupuesto financiero anual.
La gran confrontación económica, social y política del siglo XX
entre el Capitalismo y el Socialismo, se dio de esa manera como
gigantescos complejos militares con claros objetivos de conquista,
y defensa, en aras de asegurar la victoria, la supremacía en el
Mundo. Demandó todos los recursos financieros disponibles del
planeta en aras de la garantía de victoria y supremacía de cada
bloque sobre el otro. En el fondo, se enfrentaban dos visiones del
mundo de compleja composición: El mundo occidental
individualista y el mundo oriental colectivista. Dos tradiciones,
dos culturas diferentes que se enfrentan alrededor de unos cuantos
conceptos esquemáticos, fueron sostenidos como valores
máximos de sendas ideologías, duramente defendidos o
combatidos por los llamados partidos políticos, como si sus
propuestas se trataran de simples giros de la política del Estado.
Esa gran confrontación, llevada casi hasta las últimas
consecuencias militares, pues en varias ocasiones el Mundo
entero estuvo al borde del holocausto nuclear, se llevó con pleno
desconocimiento de la tragedia humana subyacente, del derecho
de los ciudadanos a vivir dentro de un régimen social coherente
con sus propias tradiciones culturales y aspiraciones. Luego de la
caída del muro de Berlín y el colapso del Estado Soviético, los
asuntos políticos en Occidente se siguieron manejando como si
aquel colapso fuera el fruto de una victoria, económica-militar, en
el seno de la Guerra Fría, que le otorgaba “plenos poderes” al
vencedor para ejercer la hegemonía estratégica sobre el diseño de
la política que debía ser establecida al nivel Mundial. En otras
421
palabras ese manejo tendría que ir “por las ramas”. No estaba, en
general, orientado a la solución de problemas humanos efectivos,
sino a consolidar el poder del sistema económico “victorioso”, a
destacar el relieve de las responsabilidades de los indisciplinados
potenciales, a disfrazar las realidades generadas por el nuevo
orden político, a descalificar unas instituciones sociales o a
revaluar otras, a proyectar imágenes falsas de la Realidad, entre
muchos otros objetivos, asumidos por los políticos corruptos de
turno para competir por las oportunidades de disfrutar
exclusivamente de los presupuestos públicos y de los bienes
privados que pudieran enajenar.
Lo anterior sirve para mencionar un ejemplo protuberante de la
manera tradicional de manejar los grandes asuntos humanos, algo
que hoy, de acuerdo con los avances en el conocimiento de la
Realidad, podría estar profundamente desfasado de ella y reñido
con
un
manejo
sensato
de
la
Política.
422
423
RESUMEN Y EPÍLOGO LIBRO 2
El ataque de Al Qaeda a las torres gemelas de Nueva York el 11
de Septiembre del 2003, las dos guerras de Irak y la guerra de
Afganistán, representan las tres más desafortunadas y menos
constructivas gestiones interactivas que las culturas oriental y
occidental hayan podido adoptar en la historia moderna.
Oriente reta como un maestro en el arte de la Guerra, uno de sus
artes milenarios; Occidente responde emocionalmente,
impulsivamente, disonantemente, torpemente, como un loco,
como un principiante en estrategia, en las artes comerciales,
políticas, diplomáticas y militares, y triplica, cuadruplica, o
multiplica cientos de veces, con víctimas inocentes, las pérdidas
humanas del holocausto de Nueva York, considerando las
pérdidas de las poblaciones locales asiáticas y la pérdida de lo
mejor de sus hombres, en un campo de batalla del que nadie sabe
qué significa, dónde y cómo se va a encontrar la Victoria.
He ahí un claro ejemplo de las consecuencias de una visión del
Mundo sin contar con el cuerpo entero de una cultura, sólo con su
corteza económica y técnica, cuya sabiduría hasta hace quinientos
años, aunque no pudiera equipararse, por completo, con la
sabiduría oriental, le hubiera permitido establecer un diálogo muy
productivo, enriquecerse, aún más, con su contribución, aportar la
propia, restablecer el equilibrio y la unidad y, quizás, sumado a
su demás aporte cultural, un elemento inédito complementario de
primer orden: Su sentido de la vida, su experiencia ya vivida, con
sus logros y fracasos; su visión científica del Mundo y de
nosotros mismos; su riguroso método experimental y de
observación de la Realidad, la probabilidad de implementar un
efecto sinergético capaz de liderar, con la máxima eficacia, la
movilización de toda la población del Planeta hacia unas
condiciones de vida, posibles hoy, pero apenas soñadas por el
grueso de la población humana viviente.
424
Esas malsanas gestiones tienden ya, sumadas al desarrollo de toda
una estrategia política de globalización, alrededor de los ejes
económicos, que son controlados desde ciertas posiciones
dominantes situadas tras “la cortina” de las Grandes Potencias
económicas occidentales, a comprometer a muchas naciones
occidentales u occidentalizadas, de “segundo orden”, como la
nuestra, con un cuadro desolador de responsabilidades que no
parece corresponder a nuestro interés, pero, que de no ser
asumido como nuestro, puede conducirnos a la quiebra, al olvido,
al colapso. Sin que nos demos cuenta, nosotros mismos hemos
permitido que sean creados y montados poco a poco los
mecanismos necesarios para que desde el exterior se nos pueda
imponer un férreo control sobre nuestras decisiones estratégicas, y
ya no sólo para el propósito de establecer una colosal maquinaria
de enriquecimiento global, sino para servir de respaldo a una
política de expansión militar, con indiscutibles fines económicos
y comerciales.
Eso representa de cara al futuro el origen de de un problema
estratégico de profundidad incalculable. Una gestión trágica que
ha de ser tomada con seriedad por ambos actores: Oriente y
Occidente; una gestión que, inocentemente, quizás sin estar bien
advertidos, sin llegar a medir claramente las consecuencias, o
bien, jugando a los riesgos, es apoyada por un sector empresarial
privado, muy nutrido, simplemente tras la oportunidad de hacer
nuevos y más jugosos contratos, y para la principal potencia
comprometida, EE. UU. de Norteamérica, quizás, tras la
oportunidad de alcanzar a disfrutar de nuevas fuentes de
combustibles para mover y nutrir, aún más sólidamente, su
crecimiento económico.
Como sea que ocurra, Occidente se ha situado, lamentablemente,
por decisión propia, en virtud de su inexperta decisión de
responder al <<desafío a duelo>> con la Guerra, en el primer
plano de un escenario político que no se mueve dentro de los
parámetros estratégicos ni de los presupuestos políticos de
Occidente, en un clima que difícilmente podría ser más
contradictorio con sus ideales, en pleno siglo XXI, dentro de
425
condiciones estratégicas de tirantez y desconfianza muy
semejantes a las vividas hasta hace 500 años, en la época de las
confrontaciones llevadas a cabo por las Cruzadas.
Situación que poco promete en el intento de la consecución de
una relación de mutuo entendimiento, que ha radicalizado la
postura de muchos líderes orientales haciéndola mucho más
intransigente y excluyente, los cuales miran en nosotros una real
amenaza para su seguridad, lo que amerita su férrea resistencia a
nuestro poder de corrupción, y que hace que nos caractericen
ahora como sus reales enemigos, “infieles” a sus credos religiosos
y seguidores del “Demonio”.
Esos acontecimientos hacen que los occidentales hayamos sido
conducidos, sin la menor consciencia de ello, en el tiempo, más
de un millar de años atrás, por nuestros estadistas, en la esfera de
las relaciones interculturales, no sólo internacionales,
improvisadamente, divididos, con enormes conflictos sin resolver,
sin la menor preparación para hacerlo decorosamente,
responsablemente, constructivamente, y nos colocan, en nuestra
relación con Oriente, en medio de un contexto humano, de una
historia que apenas entendemos, si es que no la considerábamos
ya superada, o apenas de interés para nuestros antropólogos, y
nuestros eruditos, tal vez al nivel académico.
Esos acontecimientos nos ponen en contacto directo,
sorpresivamente, con las raíces de nuestras civilizaciones madres,
de su pensamiento, en un entorno todavía muy confuso, con el
encono que caracterizaban los enfrentamientos de los postulados
religiosos de la época, con las mentalidades más primitivas de los
pueblos nómadas, y las luchas que se daban todavía allí, entre
las primeras civilizaciones y los últimos pueblos “salvajes”, desde
los seis a diez mil años atrás, cuando sus culturas sedentarias
apenas se consolidaban con inmenso esfuerzo no siempre exitoso
y a veces, inmensas pérdidas materiales y de población. En
medio de un mundo hostil, plagado de amenazas, muchos pueblos
agricultores sucumbieron pagando un duro precio por su osadía;
sin embargo, las sociedades sedentarias que a pesar de las
426
pérdidas y los fracasos, lograron sobreponerse a las dificultades,
experimentaban, por primera vez en la historia, en un nuevo y
prometedor horizonte de la vida humana, en la Agricultura,
jugándose su suerte, expuestas a las constantes incursiones de los
duros y aguerridos pueblos de pastores nómadas, e implantando,
paso a paso, y a duras penas, para bien de la posteridad, una
nueva manera de vivir.
En ese contexto, la Guerra, practicada en el plan defensivo, el
primer grado de racionalización, menos calamitosa que la
violencia primitiva mucho más emocional, y derivada, a su vez,
de la agresividad animal de nuestras vertientes humanoides, se
constituye en la única opción de sobrevivir, frente a la
emboscada, al asalto con fines de pillaje y secuestro que
afectaron, entre otras, más de cerca a la cultura persa en sus
raíces, caracterizando una dilatada época de nuestra historia e
influyendo, en lo sucesivo, en nuestra manera de pensar y en
nuestra manera de hacer política.
Por desgracia, la Guerra cambia su significación con el tiempo, y
se transforma en la herramienta más contundente de la Política. El
Poder corrompe, y la debilidad relativa, en un mundo en que los
monarcas pueden hacer uso de su influencia sobre sus pueblos
para alimentar su codicia y su ambición de poderío, llega a ser
demasiado riesgosa. La Guerra es entonces, la herramienta
favorita para la dominación, para imponer voluntades, para
construir Imperios, para asaltar ciudades, para apropiarse de los
tesoros de otros, para dotarse de mano de obra esclava, todo lo
cual justifica esa “forma de hacer política por otros medios”, tal
como lo plantea Causwitz.
En esa vieja historia de civilización contada a través de miles de
años de incertidumbre, hunde sus raíces la cultura persa. Allí
surgen, en medio de la oscuridad ancestral, los primeros esbozos
de lo que serían la razón, y las demás potencias de la mente
humana, marcando sobre ese fondo una línea luminosa de
pensamiento ético, que sirve para valorar las experiencias de la
revolución agrícola en marcha, en contraste con el mundo
427
tradicional del pastor nómada y marcando el derrotero a esa otra
nueva civilización que nace, cuyo destino es despejar un poco
mejor la incertidumbre y asegurar mejor los medios de
supervivencia de los hombres. Su consecución se logra pagando
un alto precio: El de la Libertad, porque la vida sedentaria ata al
hombre a la tierra; pero con su laboreo ella le devuelve, con
creces, el fruto de su trabajo; y es cuando el espíritu del hombre
encuentra allí un nuevo espacio para crecer, que le reporta,
también sus compensaciones: La población puede crecer y
desarrollarse mejor, las épocas de hambruna se alejan más y más.
En aquella historia la cultura persa, de los parsis, antiguo pueblo
de donde preceden las tribus indoeuropeas que nos precedieron,
se enfrenta al pasado con una actitud nueva, en que se plasman,
por primera vez, la experiencia explicada de las nuevas culturas
sedentarias, en unos principios que difieren del viejo orden
nómada, que se perfilaba a partir de las tradicionales técnicas de
la recolección de pastos y de frutos, en el cual primaba la
influencia del clima y sus ciclos, tal cual se dan espontáneamente
en la Naturaleza. Ello da origen a una escuela de pensamiento
utópico, que recoge y proyecta experiencias novedosas de toda la
región asiática, en los principios doctrinales del zoroastrismo que
influyen, a su vez sobre el pensamiento de otras culturas. Aparece
Zoroastro o Zaratustra (¿660 a 583 antes de Cristo?), gran
reformador de la religión, o más propiamente, de la cultura persa.
Su influencia llega a nosotros en los principios del Bien y del
Mal, a través del judaísmo, y parecen hacer alusión a esa historia,
en que el Bien se asocia con la vida de los pueblos agricultores y
el Mal con la vida de los pueblos pastores nómadas. La historia de
Caín y Abel, ésta de origen judío, nos ofrece también una visión
parecida, donde Caín, que mata a su hermano Abel, es pastor y
Abel labra la tierra.
Así se transmite aquella revolucionaria actitud humana que
emana de un sentido subjetivo de lo que es la evolución cultural,
cuya consciencia se nutre con nuevas experiencias, y que se
extiende a medida que nuevos pueblos se disponen a vivir la
428
Experiencia y a medida que las culturas se hacen más
experimentadas.
No sólo porque en nuestro tiempo se da la Revolución Industrial,
homóloga a la revolución en la vida humana que representaba la
Agricultura en su tiempo, sino porque se da en un contexto
secularizado, materialista, que viene sin duda, en gran parte, de
los excesos de nuestra institución religiosa, rotos los ejes de la
Cultura, ésta se rompe en pedazos y pierde su identidad, y va
desapareciendo el vínculo de la población con la dimensión
religiosa de la cultura, entonces el Hombre Occidental termina
renegando de su tradición, asumiendo una posición cada vez más
arrogante, excluyente, autosuficiente, desafiante frente a la
Naturaleza, frente a Dios, y asume, ni siquiera como valores
máximos, sino únicos, el lucro y los valores materiales como
principios éticos fundamentales de su Cultura.
Sin haber culminado su reflexión sobre sí mismo, en el
Renacimiento, perdiendo cada vez más si identidad en un mundo,
así mismo cada vez más dividido, especializado, sin haber
concluido su tarea de evangelización en América, en tiempos de
su descubrimiento, sin haber alcanzado a manejar correctamente
el problema de sus relaciones con su población aborigen y con la
población africana que vino a América en condiciones
deplorables de esclavitud, el Occidente moderno empieza a
afrontar, bajo el liderazgo y la hegemonía de los anglosajones y
con una fracción de su dotación cultural, una realidad más
compleja de lo que nunca imaginó. Una realidad que la mayoría
de los tratadistas consideraban obviamente muy importante pero
que pertenecía definitivamente a fases históricas de nuestro
pasado lejano, …¡y no algo práctico para la vida cotidiana
contemporánea!
Esa visión podría parecer atrevida, exagerada; más no creo que
sea fruto de una imaginación desbocada, capaz de crecer la
expectativa de dificultades, frente a un porvenir que parece
cubrirse de nubarrones. Es una inquietud que debería movernos a
una controversia generalizada sobre nuestro papel en la Cultura
429
humana, como un todo, destinada a actualizar fundamentalmente
y en primer lugar, nuestra consciencia de nosotros mismos, del
Mundo que nos rodea, lo que nos permitirá identificar mejor la
naturaleza de nuestros retos específicos, visualizar mejor la que
debe ser nuestra contribución a la construcción de la vida que
viene.
Esa visión estaría destinada también a modificar nuestra actitud
frente a nuestras responsabilidades, a subsanar en nosotros las
carencias de nuestro carácter, las cuales nos impiden contribuir
con nuestro apoyo real efectiva y proactivamente, con respuestas
contundentes, al desafío de la construcción de una cultura que nos
cobije ventajosamente a todos los humanos, en general, y que nos
permita nuestra adaptación y la de nuestras industrias a las
condiciones y a los recursos que el Planeta nos aporta para
mejorar nuestras condiciones de vida.
Todo aquello nos permitiría salir, definitivamente, de la
mediocridad que ha caracterizado la vida civilizada de Occidente,
particularmente, los últimos doscientos años de nuestra
existencia, superar los escollos de las civilizaciones de Oriente,
donde, como secuelas de la Guerra, los conflictos entre las
culturas le han cerrado el camino y mantienen en el ostracismo y
el sometimiento, en forma de las relaciones de clase, de casta,
etc., a muchos espíritus humanos, cuyo aporte puede ser vital
para el futuro de la Humanidad; nos permitirá la apertura a
nuevas propuestas de civilización y de convivencia
interespecífica, con pleno reconocimiento, de que todos los
eventos de la Vida en el sistema casi cerrado del Planeta, se dan
dentro de un contexto dinámico sistémico de interacciones, casi
perfecto, con lo cual se identifica un pensador griego cuando dice
“Una hoja que caiga de un árbol perturba todo el Universo” , o un
pensador posmoderno: “Cuando una mariposa mueve sus alas
para volar en África provoca un huracán en el Caribe americano”.
En verdad, el contacto entre Oriente y Occidente no tiene qué ser
hostil, discriminatorio, humillante, negativo, en un sentido u en
otro; puede ser edificante, abierto y muy prometedor. No
430
podemos olvidarnos de que nuestras culturas, así sean las más
apegadas a las relaciones con Dios, están viciadas de
imperfección humana. De allí que los afanes de dogmatismo
puedan ser menos sanos y más paralizantes que una apertura a
todas la fuentes de iluminación posibles.
En cuanto a los pueblos de habla hispana, naciones emancipadas
del antiguo imperio español, no es cosa nueva el desafío que le
plantean a Occidente, el contacto en el presente, en pleno siglo
XXI, con realidades humanas primitivas,
que pudieran
presionarlo para que desista de pretender pasar sobre ellas, y
lograr una realización más llana y simple, de sus propios
presupuestos. Probablemente ello no sea justo, no sea fácil, y
represente un riesgo demasiado peligroso para toda la
Humanidad.
Efectivamente, los pueblos latinoamericanos tenemos la
experiencia de un proceso de interactivo, que parece
superficialmente triétnico, pero que compromete, realmente, una
compleja relación entre múltiples etnias, tanto americanas como
africanas, en distintos niveles de evolución cultural y de éstas con
otras tantas de origen europeo, cuya mentalidad estaba muy
afectada por el renacimiento comercial de Europa entre los siglos
XI y XIII, y por la controversia renacentista respecto de sus
cuestionamientos del hombre medieval, una controversia que
nunca llegó a agotar los temas de discusión.
Si nos anima la idea de manifestar que esa experiencia interactiva
entre la Europa renacentista y la América indígena y africanizada
fue plenamente afortunada, estaríamos mintiendo. Incluso nuestra
historia, desde principios de la Conquista, hasta finales de la
Colonia plantea el suceso de relaciones catastróficas entre
aquellos grupos étnicos, donde el europeo trata de defender su
postura dominante y de superioridad sobre los demás pueblos, y
se reproducen, generación tras generación, actitudes y se generan
instituciones como la Encomienda y una jurisprudencia, no
formal, que consolidan semejante postura, sobre cualquier otra
consideración civilizada.
431
Sin embargo, la falta de consenso, entre los criterios de los
pobladores europeos de América y la Corona Española, precipita
un hecho y marginalmente se da otro, ambos de importancia
capital a nivel estratégico y cultural, que hoy, casi permanecen en
el olvido, por arte de la Guerra, en que el imperio español se lleva
la peor parte, a favor del Imperio Inglés:
La Gran Controversia, en el plano jurídico, en el cual la sociedad
europea en general y la sociedad española, en particular, y en
cabeza de sus más encumbrados intelectuales y juristas, definen
su posición frente a los derechos humanos de los americanos,
reconociéndolos súbditos del Imperio, con la misma dignidad que
los súbditos de la Metrópoli, estatus muy cuestionado, y de hecho,
no tenido en cuenta, por los líderes peninsulares del Nuevo
Mundo.
El otro hecho protuberante de nuestra tradición histórica, se
refiere a la exitosa labor misionera adelantada por la Compañía de
Jesús, no sólo en América, sino en Asia, con una visión universal
digna de los más altos honores, en la cual, logra en Asia una
interacción cultural tan eficaz con las sociedades china, e india,
que todavía hoy son reconocidas, que dista inmensamente de la
experiencia que han tenido esos pueblos en el día de hoy, en sus
contactos con la cultura occidental modernizada; y la labor
misional en Colombia y Paraguay, donde logró la increíble tarea
de civilizar, en el transcurso de dos generaciones, pueblos
nómadas y completamente salvajes que poblaban las llanuras y
las selvas suramericanas de esos países.
Esas experiencias, bien documentadas por la investigación
histórica y antropológica, sumadas al invaluable aporte del trabajo
científico, de la Sociedad Plural, de la Institución Democrática, de
la Opinión Publica, conceptos de vida, desarrollados en
Occidente, a partir de las ideas originales heredadas de la antigua
Grecia, y algunos de ellos puestos en práctica después de la
Revolución Social que se dio en Norteamérica, luego de la
emancipación de Inglaterra de la Unión de los Estados del Norte,
432
-principio institucional del Estado en EE. UU. de América-, y aún
de conceptos envilecidos por su aplicación perversa como el ideal
de la “Libre Empresa”, como el de la “Propiedad Privada”, nos
pueden servir, si son bien usadas, de suculento aporte no
solamente para transformar, aún más, nuestra vida, sino para
ayudarle a las demás sociedades del planeta a transformar la
suya, y mejorar considerablemente su nivel de vida.
La Técnica y las diferentes herramientas que aquella ha
producido, condicionan las expresiones de la mente humanas
según sus propias limitaciones específicas, como suele suceder,
por ejemplo, con la lógica de un cierto lenguaje específico, tal
como el español, el inglés, el árabe; sin embargo, solucionan
también problemas específicos, como podría ser, reducir las
distancias geográficas en las comunicaciones humanas, poner al
alcance de los hombres la disponibilidad de alimentos que en su
localidad no se pueden producir. Esas técnicas y esas
herramientas pueden ser menos útiles, menos eficaces, menos
eficientes, menos económicas, entre otras cosas, frente a otras que
representan mejoras respecto de ellas. Sin embargo no son, en sí
mismas buenas o malas. Su bondad o su maldad están en la mente
de quien las usa.
En la crisis económica actual, acentuada especialmente desde
septiembre y octubre del 2008, entran como protagonistas dos
fenómenos muy específicos:
El primer protagonista, que, parece ser el disparador de la crisis,
es el de las negociaciones fraudulentas que se dieron entre
algunos directores financieros, con “prestigio garantizado” con
otras empresas financieras, encubriendo <<la realidad de la
insolvencia>> de sus propios clientes, responsables de títulos de
deuda
hipotecaria,
para
<<repartir
sus
riesgos>>,
irresponsablemente asumidos, y cuando ésta insolvencia fue
manifiesta, en la práctica, todo el sistema financiero de EE. UU.
empezó a colapsar y su crisis ha empezado a propagarse por el
mundo entero; hasta ahora, el intento de restablecer el equilibrio
le costará a la Sociedad de ese país, la no despreciable suma de
433
US$ 700.000.000.000, según el presupuesto de ayuda apoyado
por el Congreso de ese país. Pero la magnitud del fraude y la
pérdida de confianza del público que invierte sus ahorros, hacen
que las pérdidas reales de valor, en todo el establecimiento
económico del Planeta sean mucho mayores, y quizás,
incalculables.
El otro es la estafa que viene realizándose por medio del montaje
de varias “pirámides” financieras fundadas por
hombres
competentes y de visión poco común, indudablemente, pero con
el fin perverso de acrecentar su poderío económico sobre la base
de los aportes de miles, de millones de personas que tienen una
pobre perspectiva en su visión económica del sistema económico
globalizado, por lo cual ignoran en dónde pueden emboscarse sus
victimarios, y actúan ante el espejismo de una renta usurera
deslumbrante. David Murcia Guzmán, en Colombia, detenido
estos días por la policía colombiana, cerebro de un emporio
financiero, llegó a prometer intereses hasta del 10 % al mes, y
sobre esa oferta ha logrado recoger en unos cuantos años
cantidades incalculables de pesos (cientos de millares de
millones), destinados a las arcas del Crimen Organizado nacional
e internacional y de los movimientos subversivos, Farc entre
ellos, apropiándose del ahorro, del crédito y del capital de ingente
cantidad de ciudadanos ingenuos. Ahora, al finalizar el año 2008
empezó a desmoronarse ese imperio, y la gente empieza a culpar
al Estado por su negligencia (y por la corrupción de funcionarios
públicos claves comprometidos) y a invocar su apoyo. Ello
supera con creces el producto del chantaje, la intimidación y
cualquier campaña de secuestros anterior. Bernard Madoff,
detenido estos días también por el FBI y la policía
norteamericana, también, de gran prestigio, ganado en décadas de
actividades en Wall Streat y quien llegó a presidir el mercado del
Nasdaq, llegó a reunir US$ 50.000 millones, en otro imperio que
empieza a derrumbarse. En un medio en el cual los intereses
comerciales llegan al 7% anual llegó a ofrecer 10% y así estimuló
la inversión en sus títulos, de dirigentes de diferentes instituciones
financieras del Mundo.
434
Un conocido comentarista financiero e ingeniero antioqueño,
Hernán González Rodríguez dice en su columna de El
Colombiano de diciembre 8 del 2008, refiriéndose al discurso del
presidente de Francia en Toulon, y tomando, para su columna
algunos apartes del mismo:
“La generación que venció al comunismo había soñado con un
mundo donde la democracia y el mercado resolverían todos los
problemas de la humanidad.
Había soñado con una globalización feliz que acabaría con la
pobreza y la guerra.
Pero el sueño se ha interrumpido con el resurgimiento de los
fundamentalismos religiosos y económicos, la especulación, los
riesgos ecológicos, el terrorismo y el agotamiento de los recursos
naturales.
Acaba de fallecer determinada idea de la globalización, la que
preconizaba la omnipotencia del mercado que no podía ser
inalterado por ninguna regla, por ninguna intervención pública.
Se ha fingido creer que los riesgos desaparecen uniéndolos.
Se ha permitido que los bancos especularan en los mercados en
lugar de hacer su trabajo de invertir el ahorro y analizar el riesgo
de crédito. Se ha financiado al especulador y no al emprendedor.
Pero este sistema no es la economía de mercado, no es el
capitalismo.
La economía de mercado es el mercado regulado, el mercado al
servicio del desarrollo, al servicio de la sociedad, al servicio de
todos. No es la ley de la jungla, no son los beneficios exorbitantes
para unos y el sacrificio para todos los demás. La economía de
mercado es la competencia que reduce los precios y que beneficia
a todos los consumidores
435
La crisis actual es la crisis de un sistema que se ha alejado de los
valores fundamentales del capitalismo, que ha traicionado su
espíritu. Pero el anticapitalismo y el colectivismo, que tantos
desastres provocaron, nada ofrecen en las circunstancias actuales.
El reto estriba en salir fortalecidos de esta crisis.
La remuneración de los dirigentes debe estar unida a su
responsabilidad. Ellos no pueden ganar cuando todos pierden.
Las agencias de calificación de riesgos han presentado grandes
fallas y tampoco pueden escapar a la regulación.
La moneda está en el centro de la crisis financiera y de las
distorsiones que afectan los intercambios mundiales.
Si no somos cuidadosos, las competencias desleales con las tasas
de cambio acabarán por engendrar las violentas guerras
comerciales que le darían vía libre al peor proteccionismo.
Un productor francés puede elevar su eficiencia hasta donde
quiera o pueda. Puede incluso competir con los salarios exiguos
de los obreros chinos, pero jamás podrá competir contra o
compensar la infravaloración de la moneda china.
Urge renovar todo el sistema financiero y monetario mundial,
como en Bretton Woods después de la Segunda Guerra mundial,
Con el fin de crear las herramientas necesarias para la
globalización de los intercambios comerciales.
No podemos concebir el mundo de mañana con las ideas de ayer”
Las consideraciones que hace Nicolás Sarkozy, no hacen otra
cosa que colocarnos, de nuevo, frente a la urgencia de ampliar el
abanico de referencias éticas de nuestra gestión económica. La
ética del lucro no es suficiente para armonizar las relaciones
económicas entre los hombres. Lo que es bueno para algunas de
sus partes no es bueno, necesariamente, para todas, como
pensaban los fundadores del sistema capitalista hace unos
436
doscientos años. Me atrevo todavía a más: A pensar que nos
llevan a revaluar el significado de la normatividad, de los valores
morales de la vida cotidiana que heredamos de los legisladores a
través de las religiones en todas las culturas, a pesar de los
excesos y de los abusos, que, no se puede dudar, los hubo, o los
hay. La práctica de la normatividad ética debe ser capaz de
mantener la armonía en la vida social de los hombres, debe
permitir una distribución social justa de los frutos del trabajo de
todos, debe abrir los caminos, a los niveles económicos sociales y
políticos, de los objetivos propuestos por la Cultura, de las metas
que cumplan las aspiraciones colectivas; para que el “trabajo” de
unos no anule el de otros, para que el trabajo mancomunado de
todos tenga <<sinergia suficiente>> en sus realizaciones, y
alcance a superar, con creces, el efecto dañoso producido por las
actividades antisociales. Y obviamente, deben ser inculcadas por
todos los medios de formación y educación, públicos y privados.
Aquellos legisladores fueron precisamente quienes le abrieron
horizontes promisorios al Orden, en oposición al Caos, a las
civilizaciones; quienes allanaron los obstáculos al entendimiento
humano, quienes lograron que la visión utópica de una realidad
muy diferente, que la <<promesa de la Salvación>>, anidaran en
todas las capas de las diferentes Sociedades humanas y
condujeran a los pueblos del mundo a vivir con esperanzas de
alcanzar, por medio de la práctica de la virtud, una vida mejor, de
merecer el premio de la Gloria, que es descrita de manera muy
singular en las diferentes culturas humanas. El pensamiento
utópico maestro de nuestra cultura cristiana, se basa en la idea que
de Dios venimos y a Dios regresamos, El es <<α y Ω>> el
Principio y el Fin de todas las cosas. El pensamiento cristiano se
abre a esa utopía; la Naturaleza es obediente a Dios, por lo cual la
Naturaleza es una buena maestra.
Una experiencia singular, es vivida por un mercader de la ciudad
de la Meca, situada en el desierto arábigo, en el siglo VI de
nuestra Era, e ilustra el mismo drama que vivimos hoy en
Occidente, y que venimos describiendo. Este mercader, de
nombre Mahoma, vivía descontento con la corrupción imperante
437
en la sociedad a la cual pertenecía, y en la cual se adoraban una
gran diversidad de deidades, y, por “inspiración divina” se dedicó
durante quince años a elaborar una <<reforma moral>> de su
pueblo, que le ganó muchos seguidores, aunque también muchos
enemigos. De su propuesta surgió el Islam, que en árabe significa
“Sumisos a Dios”, cuyo nombre es Aláh en árabe. El Islam,
transformó al pueblo árabe, se volvió una institución de carácter
no sólo religioso sino militar y formó un gran Imperio que llegó a
extenderse por todo el Oriente, por el Norte de África y por el
Occidente hasta España. El Islam significó un verdadero
renacimiento de la cultura árabe, que se nutrió de los aportes y
que enriqueció e impulsó la Civilización en todos los pueblos que
lo conformaron. Se desarrollaron las artes, las ciencias, parte
cuyos conocimientos ingresaron a Occidente a través de España,
la arquitectura con testimonios de belleza incomparable, y, por
intermedio de ellos llegamos a conocer gran parte de las obras de
los pensadores griegos que hoy nos son familiares, y las bases
matemáticas, como la aritmética y el álgebra, bases, no solamente
para la contaduría comercial, sino para los desarrollos científicos
que vendrían posteriormente.
Ver esto es muy difícil en un mundo pesimista, ateo, materialista,
en donde cada individuo se ha vuelto cada vez más solitario,
neurótico, esquizofrénico, paranoico arrogante y autosuficiente
que nunca, con una visión objetiva cada vez más reducida a sus
propia esfera de vida individualizada, a su propia experiencia, sin
conexiones confiables con la Cultura, en donde ésta, se percibe
que está cada vez más al servicio del lucro del “más fuerte” y de
la ruina del resto, que ha renunciado a tener en cuenta la
dimensión espiritual de la vida humana, que no sólo pondera más
de la cuenta la ética del lucro sobre cualesquier otros valores
humanos, sino que pretende sustituirlos, por completo por los
suyos, ignorándolos. Pero no se quedan las cosas allí solamente:
Urge también la formación del elemento clave, del soporte básico
de la vida social: una <<opinión pública auténtica>> de los
ciudadanos, no producto de la imposición, de la manipulación de
la información, del maquillaje de la experiencia, de los
438
condicionamientos en la formación de la personalidad, en la
perspectiva de su realización, sino de de una sana interacción con
otras experiencias, de un amplio y profundo diálogo, de
información idónea, de juiciosa reflexión, de la búsqueda, del
descubrimiento del sentido real de la Vida en el contexto
universal.
La tarea de <<conducir>> al Ser Humano de su estado de vida
caótico a estados de cultura más evolucionados es una tarea
colosal. Esa tarea será muy difícil si el lugar de los “cuadros
administrativos de la Sociedad”, instituciones eminentemente
públicas, es ocupado por poderes privados como los de las altas
clases sociales, que las manejan, de alguna manera, según los
exclusivos criterios de aquellas, o si éstas han sido penetradas por
poderes criminales o subversivos, con el fin de desviar sus
objetivos de los propuestos estatutariamente o por las cartas
constitucionales de las naciones, entre otros, para colocarlos al
servicio de sus propios intereses privados..
La Sociedad Urbana puede ser el punto de partida de semejante
empresa; la Universidad pública es un instrumento formador,
incomparable, para extender la consciencia que debería tener la
ciudadanía acerca de su potencial; ese potencial debería ser la
base para proyectar la construcción de una sociedad urbana que
sirva efectivamente de <<polo de desarrollo>>, como un
<<atractor>>, en la evolución de la cultura humana, como un
todo, alrededor de su área de influencia.
Si no procuramos la formación de una auténtica opinión pública,
nos quedaremos sin el soporte fundamental de una democracia
operativa, práctica, en el ámbito de la vida urbana, que apalanque,
que sirva de referencia para los trabajos de crecimiento espiritual
de las poblaciones más primitivas, nos quedaremos sin la fuerza
capaz de transformar la vida humana en particular, y la Vida
toda, en general, exaltándola; entonces no lograremos “despegar”
del Caos en que a duras penas nos mantenemos, gracias a la más
vil de las servidumbres que al ser humano se le haya ocurrido
inventar, no ya en los medios sociales más primitivos, donde es
439
obvio que reinan todas las formas imaginables de violencia y
explotación humana, de perversidad, sino, justamente, en las
sociedades de avanzada –exponentes del “Progreso”-, donde el
modelo económico, bajo el manejo perverso de hombres sin la
visión ética adecuada, no sólo <<no construye>> la vida social,
sino que ha abierto las más profundas “brechas” de miseria,
pobreza e incertidumbre que se conozcan en toda la historia
humana, entre las formas de vida de los sectores “pudientes” de
la sociedad y los sectores de base menos favorecidos. No sólo
<<no se preocupa>> por el crecimiento, el desarrollo del carácter
del ciudadano, sino que envilece a la naturaleza humana, no está
comprometida con la evolución de la Cultura en la dirección
coherente con el devenir de la Historia: Suyo es el producto del
espécimen humano que llamamos peyorativamente “desechable”,
suyo es el producto humano que resulta de la profunda
intoxicación por el alcohol, y otros fármacos, que resulta de una
vida desordenada y desenfocada de las propuestas altruistas de la
Cultura, que se muestra indiferente con la práctica del Vicio con
sus catastróficas secuelas, para <<descalificar ese producto>> y
luego destinarlo a engrosar los ejércitos de personas abandonadas
con su cerebro hecho añicos, de indigentes, de incapaces, de
moribundos, que inundan las calles el mundo nocturno de las
grandes ciudades y que representan una carga considerable para la
sociedad y una fuente de dolor constante para sus seres queridos.
Si miramos la Economía Humana, no desde el punto de la
economía clásica sino de la Ergonomía, puede visualizarse un
mundo muy diferente del que nos presenta la perspectiva
moderna actual: Esa visión nos muestra que es posible lograr esa
deseada mejora del nivel de vida en todos los pueblos del Planeta
si logramos desarrollar una sociedad holística, no sólo entre los
hombres, sino contando incluso con la sólida alianza entre todos
los reinos de la Naturaleza. La domesticación de plantas y
animales es una experiencia que nos muestra, todavía de manera
muy incipiente, el largo camino que hemos de recorrer. Es preciso
que los hombres nos “bajemos de esa nube” de superioridad, de
Soberbia que está animando actualmente nuestra vida. Es preciso
que dejemos de asumir un papel de amos sobre nuestros
440
semejantes y hermanos, sobre los otros seres vivos, de dioses, que
cumplimos de manera grotesca,
ridícula, e infinitamente
destructiva, que no nos corresponde.
Es preciso que entendamos que nuestra especie está dependiendo,
para su existencia, en todas sus culturas, y todavía hoy en día, de
presupuestos de limitada efectividad, basados en interpretaciones
de la Realidad no siempre suficientemente objetivas y amplias,
razón por la cual no los podemos manejar adecuadamente y
somos incapaces de obtener de ellos los resultados que
desearíamos. La visión cosmológica moderna no solamente nos
permite destacar los cambios que se han dado al nivel del eje
científico de nuestra cultura, a la luz de las observaciones del
Cosmos, de la parte de la Naturaleza que ha estado al nuestro
alcance, en los últimos cuatrocientos años, respecto de las
visiones tradicionales, sino lo radical de las diferencias de visión
en comparación con otras culturas. Eso explica las diferencias que
pueden darse en cuanto a conceptos éticos a todo lo ancho del
Planeta, pero así y todo, hay coincidencias y unidad de fondo en
sus sentidos. Podría decirse que, más que nunca, aún, en el mundo
actual, la prudencia y la sensatez, nos aconsejan reconocer que la
Naturaleza, por no decir finalmente que Dios, son definitivamente
nuestros soberanos, han sido hasta hoy y lo serán quizás por
siempre, nuestros maestros y de ellos depende en un todo y por
todo nuestra suerte.
Esa actitud nos plantea una nueva opción ética, que nos permitirá
hacer posible mejorar sustancialmente el aprovechamiento de
nuestras posibilidades energéticas disponibles y de las demás
riquezas naturales que nos ha sido imposible disfrutar debido a
nuestras discordias y constantes enfrentamientos. No alcanzamos
a imaginar siquiera el significado del sistema termodinámico que
representa la relación Sol - Tierra, origen de una mayor fuente de
energía para la vida, más grandiosa que cualquiera otra de la que
podamos disponer. Nuestro planeta posee unas condiciones
singulares comparadas con las de los demás planetas de nuestro
sistema solar: Su movimiento combinado con la radiación solar,
genera diferentes corrientes de aire que llevan frescura a los
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climas ardientes y calor a los fríos, que transportan las aguas del
océano a los territorios continentales haciendo posible allí la vida.
Nuestro planeta gira en una órbita alrededor del Sol que le
permite recibir unos rangos de radiación solar, que nutren y
fertilizan todas las formas de vida que conocemos; tiene su
corteza dividida en placas que “flotan” en su magma, cuya
dinámica de movimiento genera las corrientes marinas, impregna
de nutrientes las aguas del mar haciendo posible allí la vida
vegetal y animal.
Sin que hayamos tendido consciencia de ello, sin que hayamos
trabajado por ello arduamente, este hogar nuestro nos sirvió de
cuna, nos cobijó con amor, les dio la comida y vistió a nuestros
antepasados, y nosotros, ciegamente, vivimos en actitud de
<<arrebatarle>> los medios necesarios para implementar nuestras
desaveniencias, para destruirnos, desconociendo, sin siguiera
agradecer, la magnitud de los regalos recibidos.
Porque se impregnan de sus humores, porque el sudor corre por
su frente, porque semana tras semana se congracian con su blando
cuerpo, con la tierra que carga la semilla, despreciamos a los
pueblos agricultores más sencillos que nosotros, despreciamos a
nuestro campesino que nos brinda el sustento, despreciamos a los
que lanzan las redes al agua, a los que lidian con los ganados tras
nuestro sustento proteínico, los despreciamos a todos aquellos que
luchan denodadamente por nuestra subsistencia, y que entiende
mejor que nosotros la razón de ser de sus apegos, el motivo de
fondo de sus quereres. Por desgracia, hasta su ambiente hogareño,
hasta su ambiente comunitario, ha accedido con el <<progreso de
los medios de comunicación>>, la ola destructiva, la indisciplina
social, generadas por la corrupción que se propaga, en beneficio
de la Sociedad urbana de Consumo; igual ocurre con la perversa
influencia de las empresas del crimen, de los disparatados y
radicales proyectos políticos de los movimientos subversivos. Su
degradación cultural marcha pareja con la que se da en los más
hostiles y agresivos ambientes citadinos.
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Mientras tanto, nosotros, en las grandes ciudades, hemos
aprendido a desconocer la realidad del aporte, del valor del
Trabajo, y mediante subterfugios eludimos pagar su precio;
hemos aprendido a delinquir, a agredir al prójimo a todos los
niveles; hemos ideado las más disímiles formas de estafa para
aplicarla en defraudar al prójimo, a las instituciones sociales;
seguimos practicando las artes del disimulo, del engaño, de la
mentira, seguimos aprovechando las posiciones de relativo poder
para tenderle celadas y hacer caer en ellas a quien se abre, al
confiado, al inocente; hemos generado estructuras criminales cada
vez más fuertes, arrogantes, despiadadas, y temerarias, destinadas
a apoderarse de, a controlar las instituciones del Estado para
ponerlo a nuestro servicio, para ayudarnos impunemente a usurpar
los derechos de los demás ciudadanos, para hacerlo parte de
nuestros negocios particulares, para lucrarnos del patrimonio
económico público y privado ajeno, queremos el dinero fácil, a la
vez que se reduce nuestra inventiva productiva, nuestra capacidad
creadora, y sin saber que un día, nosotros, con toda nuestra
sabiduría, con toda nuestra civilización, con todo nuestro poderío,
tendremos que emprender ese mismo camino, el de los
campesinos que producen nuestros recursos vitales, seguramente,
en el plan de <<”ganarnos el pan con el sudor de nuestra
frente”>>, y tal vez con una actitud menos abnegada y digna que
la de ellos……o perecer; y sólo para comprender que llegaremos
a descubrir, que allí, en el trabajo honesto, eficaz, eficiente y
solidario para aprovechar los recursos que nos regala la
Naturaleza, está escondida nuestra formidable promesa: La fuente
inagotable de la Vida.
Eso representa un desafío para el Hombre en general, para la
Sociedad Humana, para los humanistas, que tendrán que
establecer, cuál ha de ser, concretamente el genuino querer
humano; pero hoy es más apremiante, todavía, para el científico,
para el estadista, para el técnico y para el ingeniero, a quienes les
corresponde traducir y expresar ese querer en el lenguaje que
“entiende” la Naturaleza, construir los caminos para encontrar esa
promesa de manera práctica, económica y efectiva. Para ello han
de contribuir a la construcción de una sociedad suficientemente
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fuerte, el instrumento colectivo, por excelencia, para hacerla
realidad, a la edificación de los caracteres humano con la visión
adecuada para usar eficazmente de ella, con la disposición de
ponerse en acción diligentemente, al servicio de la Humanidad.
“No basta querer: Hay qué saber el camino” dice sabiamente R
Tagore. Y cuanto más pronto asumamos el reto y emprendamos
la marcha será mejor.
Pero ¿qué significa la construcción de una sociedad
suficientemente fuerte, desde el punto de vista de la Ergonomía,
una de las disciplinas humanas que habla más fielmente el
lenguaje de la Naturaleza? Nuestro trabajo se orienta,
básicamente, a una reflexión con fines didácticos, a crear
consciencia en las personas de muchos factores interactivos,
naturales y culturales, que, generan las actitudes básicas
irracionales de nuestro actuar, y que permanecen en la oscuridad
de nuestro inconsciente, de nuestro subconsciente, lejos de
nuestras posibilidades de control.
Dentro de esos factores hay muchos que nos inducen o que nos
inhiben a ciertas formas de gestión o de acción, sin que éstas sean,
necesariamente, concordantes con nuestro carácter, con nuestro
propósito de ser diferentes, mejores, según nuestro propio criterio
ético. El sistema social capitalista actual, surgido de las tres
grandes revoluciones burguesas, los movimientos de reacción
que generó y que sigue generando, igual que todo el movimiento
espontáneo burgués, particularmente en las actividades de los
negocios, en términos generales anárquico, y que surge como
consecuencia de la aplicación amplia de principios como el de la
“Libre Empresa”, y otros muchos principios cuya aplicación se ha
vuelto hoy muy polémica, explican una parte muy importante de
la hostilidad y agresividad del contexto en que vive cada uno de
los seres humanos, hoy, en todo el Planeta, que está llegando,
finalmente, a producir comportamientos patológicos, a afectar su
salud, a afectar su juicio, entre muchos otros efectos. Y no sólo
eso: Ejercen una presión enorme, casi abrumadora, sobre su poder
de decisión, incluso en el nivel de las decisiones más simples.
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La Ergonomía es ya una disciplina madura que se aplica al nivel
Industrial, en particular, para optimizar las condiciones del
Trabajo, para diseñar los puestos de trabajo, las tareas y oficios,
no sólo del obrero, sino de quien cumple tareas administrativas. Y
yo me he venido haciendo la pregunta: ¿Por qué no hacerlo con
las actividades propias de los negocios, del ocio que describe el
trabajo de dirección, el trabajo diplomático, el trabajo
protocolario de las comunicaciones, el trabajo relacionado con las
artes, el lenguaje, la música, etc., en resumen, todo aquel trabajo
con significado estratégico, y que tiene qué ver, en general, con la
Cultura, como un todo?
El enfoque ergonómico del problema, que nos sirve de referencia,
nos plantea una reflexión que nos conduce forzosamente, a la
consideración de su aplicación a la realización del Hombre en el
contexto de su Medio Ambiente, tanto social como natural. Desde
el punto de vista ergonómico la Sociedad debería ser una
herramienta humana que asegure, al menos, entre muchas otras
cosas, una conexión eficaz del Hombre con sus fuentes de
recursos vitales, una conexión de su presente con sus expectativas
de futuro, una fuente de apoyo y solidaridad para enfrentar con
mayor seguridad los retos de la vida, un lugar adecuado para su
vida y evolución; no una fuente de sufrimiento, de incertidumbre,
de frustraciones, de muerte.
Esta crítica no tiene el sentido de exaltar los ánimos, la discordia;
no se trata aquí de repetir el error histórico de propiciar más
rebelión, más caos, más presión, más muerte, más destrucción,
que sólo incrementan el resentimiento, las tensiones, los odios, los
deseos de venganza en las relaciones humanas, el estrés, la
enfermedad, tal como los vivimos hoy.
Su sentido es el de crear una consciencia en el hombre actual, tan
fiel como sea posible de la realidad que está condicionando su
situación presente. Pero también es el de buscar la generalización
de un debate que empezó un día en el Renacimiento, acerca del
Hombre, y que hoy se requiere urgentemente continuar, para que
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pueda estar en condiciones de retomar efectivamente la iniciativa
de su cultura, <<por un mundo mejor>>. Tiene el sentido de
propiciar el diseño y estructuración de una sociedad hospitalaria y
acogedora, estimulante de la vida y la creación, de una empresa
humana global, con proyección utópica, de beneficio común, lo
que generará obviamente un trabajo de desarrollo tecnológico en
particular, y cultural, en general, sin precedentes en la Historia.
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