LIBRO 2 LA GLOBALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA ¿Una oportunidad o una nueva frustración? CONTENIDO DE LA OBRA COMPLETA LIBRO 1 ÉTICA La necesidad de una ética práctica para, llegar al entendimiento de los seres humanos entre sí y de ellos con la Naturaleza. CAPÍTULO 1 PROYECCIONES DE LA NATURALEZA HUMANA 1.1.0 El orden social del prehomínido. El orden social de la manada 1.2.0 La “historia” de Adán y Eva es todavía una realidad vigente 1.1.1 La Razón, el nuevo ingrediente de la Creación 1,2.2 ¿Cuál es el papel de la razón en el ordenamiento de la Vida? 1.2.3 El dilema fundamental para el ser humano en relación con la Naturaleza: ¿Relación d Poder o de liderazgo? 1.2 4 Síntoma de dominación del líder: El Carisma 1.2 5 Síntomas del efecto sinergético de la acción del líder: La fe de sus seguidores 1.2 6 Consecuencias de la experiencia de la fe: La autoridad del líder o, en caso contrario, su negación: El escepticismo 1.2.7 La autoridad del líder, consecuencia de la fe: Origen del orden social eficaz, de la disciplina auténtica dentro del orden establecido 1.2.8 ¿Es posible forjar nuevos usos, nuevas costumbres, nuevos órdenes, nueva cultura? 1.3.0 La Ética 1.3.1 El lenguaje, expresión del carácter, camino del entendimiento 1.3.2 La solución verbal de los conflictos 2 1.3.3 La Cultura de la Vida: La liberación del espíritu humano de las garras del primitivo animal prehomínido 1.3.4 La liberación del espíritu humano de la tiranía, de la hegemonía, de la dependencia, del dominio indiscriminado de los hombres poderosos. 1.3.5 La liberación del espíritu humano de los condicionamientos, de los determinismos de la Cultura. 1.3.6 El pensamiento utópico, como herramienta para la liberación del espíritu humano. CAPÍTULO 2 DEL MITO A LA RAZON 2.1.0 El principio de la razón. 2.2.0 Respuesta humana a sus retos vitales. 2.3.0 La noción de deidad 2.3.1 la imagen de los dioses en la mente humana de la modernidad. 2.3.2 La deificación de los fenómenos de la Naturaleza, y su relación con la experiencia inmediata del hombre al entrar en contacto con ellos 2.3.3 ¿Son razonables las luchas religiosas, desde el punto de vista del presupuesto de la fe? 2.4.0 La sustitución en las sociedades secularizadas del pensamiento religioso por el pensamiento ideológico. 2.5.0 ¿Es posible la construcción de una ética universal? 2.6.0 El trabajo de desarrollar las herramientas idóneas para la interacción social justa. 2.7.0 El Estado moderno y sus compromisos humanos. LIBRO 2 GLOBALIZACIÓN ECONOMICA ¿Oportunidad o frustración? 3 CAPÍTULO 3 TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA CONTEMPORÁNEA 3.1.0 La política internacional. 3.2.0 El tema de la Globalización. 3.2.1 La globalización bipolar. 3.2.2 La globalización del Mundo en los tiempos finales del Imperio Castellano. 3.2.3 La globalización anglosajona 3.2.4 La globalización mirada desde un ángulo moderno. 3.0.0 ¿Tiene o no tiene la Vida su propio sentido? 3.1.0 El eje de la respuesta: La propuesta del Amor 3.5.0 El proceso de la energía 3.6.0 La consciencia de la realidad actual CAPÍTULO 4 LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO 4.1.0 Las preguntas fundamentales. 4.2.0 ¿Puede la Ciencia afrontar el reto de proponer las bases físicas de una humanidad sostenible? 4.2.1. La navegación oceánica. 4.2.2 Otros horizontes de la Ciencia 4.2.3 La visión del conflicto. 4.3.0 ¿Podemos contar con el apoyo de la Ciencia en el esfuerzo serio de prescindir de la Guerra? 4.3.1 Algunas consecuencias de los cambios en el comportamiento de la Naturaleza Humana por acción del Hombre. 4.3.2 La herencia de su vieja condición animal. 4.3.3 ¿Podría ser la globalización, como ha sido planteada, acaso un enorme e impráctico absurdo? 4.3.4 El etiquetado de los hombres, ¿un sofisma de distracción? 4 4.3.5 La globalización al estilo propuesto por las grandes potencias económicas del Planeta. 4.4.0 El inhóspito medio siberiano modela muchas de nuestras viejas costumbres y tradiciones políticas. 4.4.1 Los tonguses 4.4.2 Los vogules, los ostiakos y los samoyedos, los mongoles, los tchouktche, los koriakos. Los kamtchadalos. 4.4.3 Los turcómanos. 4.4.4 Los kirguishes. CAPÍTULO 5 LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA 5.1.0 La Realidad 5.2.0 El conocimiento de la Realidad 5.3.0 El pensamiento científico 5.4.0 Derribando paradigmas científicos 5.5.0 El legado imperecedero de la cultura cristiana occidental a los pueblos americanos. 5.6.0 De cara a un cambio de actitud frente a las propuestas éticas de la civilización moderna occidental 5.7.0 Influencia del conflicto generado entre el mundo moderno y la ciencia contemporánea en el desempeño del técnico y del ingeniero 5.8.0 La crisis del ingeniero en Colombia 5.9.0 Consecuencias del rompimiento del eje cultural de Occidente en la cultura contemporánea 5.10.0 Una consecuencia de los descubrimientos científicos de la actualidad: La necesidad de un nuevo encuentro del Hombre con la Naturaleza 5.11.0 El origen del comportamiento de los occidentales y su forma de hacer cultura. 5.12.0 ¿Son o no una realidad, la madurez mental de la Ciencia, de la Cultura Occidental? 5.13.0 ¿Qué podría significar todo aquello para el científico, el técnico, el ingeniero actuales? 5 5.14.0 Cambios importantes en la mentalidad de Occidente generados por la experiencia científica 5.15.0 Una mirada retrospectiva. Una mirada dentro de nosotros mismos 5.16.0 Una utopía digna de realización 5.17.0 Una noción de ecología humana, consecuencias de su aplicación a la vida humana 5.18.0 Avances científicos que abren nuevos horizontes en el conocimiento de la Realidad. LIBRO 3 EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO OCCIDENTAL CAPÍTULO 6 ORIGEN, APLICACIONES 6.1.0 Introducción al pensamiento científico 6.1.1 Qué es el pensamiento científico 6.1.2 La lógica científica 6.1.3 El lenguaje científico 6.1.4 La experimentación. Los modelos experimentales 6.1.5 El desarrollo y significación de los instrumentos de observación 6.2.0 La dinámica del pensamiento científico. El rompimiento de paradigmas del pensamiento científico. 6.2.1 El origen humilde de la Ciencia 6.2.2 El mundo que supera la Ciencia como disciplina reconocida 6.3.0 Empieza a romperse el eje de la Cultura 6.4.0 La Gran Controversia 6.5.0 El gran conflicto ético entre la Reforma y la Contrarreforma 6.6.0 La extraordinaria obra misional de los jesuitas en América y Asia 6.7.0 Influencia del pensamiento científico en la vida cotidiana 6 CAPITULO 7 LA TECNOLOGÍA 7.1.0 La Técnica 7.2.0 La dinámica de la tecnología 7.3.0 El valor de la tecnología Obsolescencia de los modelos científicos y tecnológicos. El rompimiento de paradigmas 7.4.0 El aporte de la técnica a la vida cotidiana 7.4.1 La Revolución Industrial 7.4.2 El espíritu de los hombres que lograron la Revolución Industrial 7.4 3 El movimiento obrero. Antecedentes de la Revolución Rusa de Octubre de 1917 7.4.4 La transformación de las sociedades tradicionales en sociedades urbanas CAPITULO 8 LA INGENIERIA 8.1.0 La solución práctica de los problemas humanos. Uso racional de los recursos naturales. 8.2.0 Uso de los recursos naturales en la industria humana. Instrumentación de la Industria. La reutilización y reciclaje de los deshechos. El equilibrio Ecológico 8.3.0 El manejo de la Crisis por los Ingenieros. La crisis de la Ingeniería 8.4.0 La influencia de la Ingeniería en la vida cotidiana 8.4.1 El proyecto de ingeniería más grande en 4.000 años desde Keops, cambia la suerte de una nación LIBRO 4 ANTECEDENTES HISTÓRICOS CAPÍTULO 9 7 DEL GENIO HUMANO 9.1.0 Las raíces del europeo que partió la Historia Universal en dos con el descubrimiento de América. 9.2.00 De la economía primitiva a la economía conemporánea. 9.2.1 De la caza y la pesca. 9.2.2 La Rueda 9.2.3 El manejo de los metales 9.2.4 La Guerra 9.2.5 La Navegación 9.3.0 De Stonehengue al urbanismo actual. El desarrollo industrial 9.3.1 En la Europa antigua 9.3.2 En la América primitiva 9.3.3 La evolución de las culturas americanas hasta su reencuentro con el Viejo Mundo 9.4.0 El desafío que representa para el científico el medio social actual 9.5.0 El establecimiento de estructuras sociales humanas para el desarrollo de empresas colectivas 9.6.0 Reparos a la “ciencia ficción” como medio eficaz para la ambientación de las mentes jóvenes al mundo moderno 9.7.0 El nuevo reto de las Ciencias: Darle las oportunidades al Hombre, no quitárselas 9.8.0 El Hombre tiene habilidades para moverse en los espacios del espíritu. Es esencialmente espiritual LIBRO 5 EL HOMBRE EN AMERICA CAPITULO 10 LAS CULTURAS DE MESOAMÉRICA 10.1.0 Los pueblos originarios 8 10.2.0 10.3.0 10.4.0 10.5.0 10.6.0 10.7.0 10.7.1 10.7.2 10.6.0 10.6.1 10.8.2 10.8.3 10.8.4 10.8.5 10.9.0 Los huastecos y otros pueblos inmigrantes Las culturas superiores de Mesoamérica Los Aztecas Las culturas de Zacatenco y Ticomán Las culturas de Coloma y Nayarit El pueblo tarasco El pueblo tarasco La cerámica tarasca La cultura olmeca La cerámica olmeca La escultura olmeca El país olmeca La arquitectura y el urbanismo Los tesoros artísticos La cultura teotihuacana CAPÍTULO 11 EL IMPERIO AZTECA 11.1.0 El significado de la religión 11.2.0 Algunos aspectos de la vida material 11.3.0 Algunos aspectos de la vivienda y el urbanismo 11.4.0 La escultura azteca. 11.5.0 La pintura19.6.0 Aspectos de su estructura política 11.7.0 Aspectos de la industria artesanal 11.8.0 La metalurgia y los trabajos en plumas, piedra y otros CAPITULO 12 LA CULTURA MAYA 12.1.0 El Medio Natural. La Economía. Su área de dispersión 12.2.0 La historia maya 12.2.1 El Viejo Imperio y su cultura 12.2.2 El urbanismo 12.2.3 La población y su legado cultural 12.2.4 El Clan, base de la organización social 9 12.2.5 Las demandas de su vida cotidiana tipifican su industria 12,2.6 La agricultura y el espacio para la civilización 12.2.7 Copán: El centro científico. La Meca del arte y la civilización maya 12.8.0 La lectura de los jeroglíficos mayas 12.2.9 La decadencia del Viejo Imperio 12.2 10 El testimonio arqueológico 12.2.11 El testimonio documental 12.2.12 El Nuevo Imperio maya 12.2.13 Significado universal de la cultura maya 12.2.14 La religión de los mayas CAPÍTULO 13 LAS ANTIGUAS CULTURAS DEL PERÚ 13.1.0 La era incipiente 13.1.1 El período pre – agrícola 13.1.2 El período agrícola antiguo 13.2.0 La era del desarrollo 13.2.1 El período formativo 13.2.2 El período cultista 13.2.3 El período experimental 13.3.0 La era floreciente 13.4.0 La era climática 13.4.1 El período expansionista CAPÍTULO 14 EL IMPERIO INCA 14.1.0 La historia 14.2.0 La vida económica 14.2.1 La caza y la pesca 14.2.2 La cría de animales domésticos 14.2.3 La agricultura 14.2.4 La preparación de los alimentos 14.2 5 El vestido 10 14.2.6 El ciclo de la vida de las personas 14.2.7 La arquitectura y el urbanismo 14.2.8 Otras obras de ingeniería: Caminos, puentes y obras de riego 14.2.9 El uso de los caminos. El transporte. Las comunicaciones. 14.2 10 La mayor expresión de plenitud artística peruana: Los textiles 14.2.11 La cerámica. La metalurgia. Otras artes menores 14.3.0 La organización social 14.4.0 La organización política 14.5.0 La Religión 14.5.0 Algunos aspectos de la vida intelectual CAPITULO 15 LOS PUEBLOS DE LA REGIÓN SEPTENTRIONAL OCCIDENTAL DE SUR AMÉRICA 15.1.0 Panorama humano general 15.2.0 Las migraciones y las interacciones entre las poblaciones aborígenes en Sur América septentrional 15.3.0 La arquitectura, La vivienda La agricultura 15.4.0 La Agricultura El transporte. Las vías. Las comunicaciones 15.5.0 El transporte, las vías, las comunicaciones La metalurgia 15.6.0 La Metalurgia. 15.7.0 Los hilados y tejidos. El Arte rupestre. La cerámica. La Escultura. Otras artes 15.7.1 El arte rupestre 15.7.2 La cerámica. 15.6.3 La escultura. 15.8.0 La organización social. La familia. El parentesco 15.9.0 Algunos aspectos de la organización política 15.10.0 La visión religiosa y el culto 15.11.0 Similitudes con las culturas peruanas 15.12.0 Extensión de la memoria americana sobre su tradición. Testimonios Sobre su vida cotidiana y acerca de su proyección espiritual. 11 CAPÍTULO 16 EL CHOQUE DE DOS MUNDOS 16.1.0 ¿Acaso tienen alma los indios americanos? 16.2.0 A pesar de la oposición de los intereses creados las misiones jesuitas demostraron que es posible el rescate del Hombre; Todavía más, que debería ser considerado un proyecto político inaplazable 16.3.0 El mundo feliz posible 16.4.0 Hacia la búsqueda de un sincretismo cultural LIBRO 6 LA ENERGÍA; COMBUSTIBLE DE LA VIDA CAPÍTULO 17 NUESTRO HOGAR UNIVERSAL 17.1 0 El impulso primigenio y la evolución del Universo. 17.1.1 El Big Bang 17.1.2. La formación del primer elemento de la Tabla Periódica: El Hidrógeno 17.1 3 Las primeras generaciones de estrellas 17.1.4 La formación de los elementos más pesados. La formación de los sistemas estelares de segunda generación 17.1.5 La Materia: ¿Una forma de “condensación” de la Energía? El proceso de la Evolución. 17.1.6 El Universo: Colosal escenario de la Vida 17.1.7 La Vía Láctea: Nuestra galaxia 17.1.8 Nuestro sistema solar. Desarrollo local del proceso de la Energía 17.2.0 El Ciclo del Carbón: El sistema fundamental de la economía de la Vida. 17.2.1 El “Árbol” de la Vida, y la interacción de sus “ramas” en cada hábitat. La ecología natural. Mantenimiento y regeneración 12 del Medio Ambiente. La Ecología Natural. Simbiosis con la especie humana. Relaciones con su “liderazgo” interespecífico. 17.2.2 La Economía Humana vista como un capítulo de la Economía Natural 17.2.3 El proceso de la evolución con rostro humano 17.3.0 Las Leyes de la Termodinámica. El concepto de Entropía. 17.3.1 Aplicaciones generales de las leyes de la Termodinámica 17.3.2 Aplicaciones de las leyes de la termodinámica a la economía de la Vida y a la economía humana CAPÍTULO 18 EL SIGNIFICADO CÓSMICO DEL TRABAJO HUMANO 18.1.0 La visión del Trabajo desde el punto de vista de la Ergonomía 18.1.1 El funcionamiento del cuerpo como “instrumento” de trabajo del sujeto humano. 18.1.2 El rendimiento en el trabajo y en el deporte. Los deportes de alto rendimiento 18.1.3 La Ergonomía como materia interdisciplinaria de la Ingeniería y la Medicina 18.1.4 La Energía, su obtención y disposición: Propósitos básicos del Trabajo 18.1.5 La movilización y transformación de los recursos naturales 18.1.6 El Trabajo visto como una opción de “encuentros” <<no fortuitos>> del Hombre con los demás seres de la Naturaleza. 18.2.0 Algunas categorías económicas expresadas en términos ergonómicos. Aplicación del cálculo vectorial al estudio del balance económico. Efectos a corregir, en las aplicaciones perversas de la tecnología electrónica a los conceptos desactualizados de la Economía Clásica: La deformación y el empobrecimiento de la visión de la persona humana. 18.2.1 La unidad de medida del valor económico del Trabajo: El Ergio. 18.2.2 Valor económico – social de la salud física y mental. 18.2 3 Especificaciones de las cargas de trabajo. 13 18.2.4 Los requerimientos nutricionales. Las condiciones ambientales para los altos rendimientos 18.2.5 El cuerpo humano como “activo” básico para aprovechar en el Trabajo. 18.3.0 La estructura social vista como un “supracuerpo”.l 18.3.1 El cálculo económico del valor de los riesgos. 18.4 0 La noción de Industria 18.4.1 Cálculo del costo. 18.4.2 Las líneas de abastecimiento 18.4.3 El “Mercado”. Estructura, dinámica, personalidad. Tendencias, modas, relaciones con la Cultura 18.4.4 Los problemas que soluciona la Industria 18.4.5 El control ciudadano de la actividad pública, Una “auditoría” muy singular. 18.4.6 Infraestructura Industrial, infraestructura de poblamiento. Desarrollo urbanístico y de infraestructura 18.4 7 El manejo económico y el liderazgo de la gestión industrial 18.4 8 El apoyo estratégico del Trabajo y el desarrollo de la consciencia del consumidor CAPÍTULO 19 LA INDUSTRIA ALIMENTARIA: UN ENFOQUE NOVEDOSO DEL TEMA 19.1.0 No hay una identidad clara ni una visión integral de la Industria de Alimentos 19.1.1 Hay millones de empresas que ofrecen “comida” para cubrir la “demanda” de alimentos 19.1.2 La noción del consumidor acerca de sus necesidades nutricionales. Racionalización de la educación, desde el punto de vista de la nutrición optima. 19.1.3 Las tendencias económicas en la evolución de la demanda. La nueva consciencia del bienestar. 19.1.4 Necesidad para el empresario de conocer acerca de los requerimientos nutricionales de su cliente 19.1.5 El ajuste de la oferta industrial de alimentos con los requerimientos nutricionales del consumidor 14 19.2.0 La salud a partir de la buena nutrición 19.2.1 Presupuesto de vida, de rendimiento ocupacional, requerimientos de servicios de salud y seguridad social 19.2.2 Optimización de la inversión en los recursos humanos, en el aparato productivo y en la seguridad social 19.3.0 El desarrollo de un plan coherente de ofertas para una industria de alimentos con visión global 19.3.1 Desarrollo de fuentes de abastecimiento primarias confiables en la tierra y en el mar 19.3.2 Influencia de las formas de tenencia de la tierra en la eficiencia de su uso como fuentes de recursos primarios para la alimentación. 19.3.3 Requerimiento de la planificación integral vertical de los empresarios a lo largo de toda la cadena de abastecimiento. LIBRO 7 CAPÍTULO 20 DEL CAOS, DE LA ANARQUÍA AL ORDEN 20.1.0 El lenguaje que uso, por naturaleza, el que usa todo ser humano, es un lenguaje simbólico 20.2.0 La implementación de una ética práctica 20.3.0 La “Psicología de la Forma” y la visión en profundidad de la Realidad 20.4.0 El Enfoque técnico fundamental: El aprovechamiento de las fuentes energéticas del Sistema Solar APÉNDICE: Encíclica “Caritas in Veritate” de Benedicto XVI. Ver: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/do cuments/hf_ben-xvi_enc_20090629_caritas-inveritate_sp.html 15 CONTENIDO DE ESTE LIBRO LIBRO 2 GLOBALIZACIÓN ECONOMICA ¿Oportunidad o frustración? CAPÍTULO 3 TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA CONTEMPORÁNEA 3.1.0 La política internacional. 3.2.0 El tema de la Globalización. 3.2.1 La globalización bipolar. 3.2.2 La globalización del Mundo en los tiempos finales del Imperio Castellano. 3.2.5 La globalización anglosajona 3.2.6 La globalización mirada desde un ángulo moderno. 3.2.0 ¿Tiene o no tiene la Vida su propio sentido? 3.3.0 El eje de la respuesta: La propuesta del Amor 3.7.0 El proceso de la energía 3.8.0 La consciencia de la realidad actual CAPÍTULO 4 LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO 4.1.0 Las preguntas fundamentales. 4.2.0 ¿Puede la Ciencia afrontar el reto de proponer las bases físicas de una humanidad sostenible? 4.2.1. La navegación oceánica. 4.2.2 Otros horizontes de la Ciencia 4.2.3 La visión del conflicto. 16 4.3.0 ¿Podemos contar con el apoyo de la Ciencia en el esfuerzo serio de prescindir de la Guerra? 4.3.1 Algunas consecuencias de los cambios en el comportamiento de la Naturaleza Humana por acción del Hombre. 4.3.2 La herencia de su vieja condición animal. 4.3.3 ¿Podría ser la globalización, como ha sido planteada, acaso un enorme e imprático absurdo? 4.3.4 El etiquetado de los hombres, ¿un sofisma de distracción? 4.3.5 La globalización al estilo propuesto por las grandes potencias económicas del Planeta. 4.4.0 El inhóspito medio siberiano modela muchas de nuestras viejas costumbres y tradiciones políticas. 4.4.1 Los tonguses 4.4.2 Los vogules, los ostiakos y los samoyedos, los mongoles, los tchouktche, los koriakos. Los kamtchadalos. 4.4.3 Los turcómanos. 4.4.4 Los kirguishes. CAPÍTULO 5 LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA 5.1.0 La Realidad 5.2.0 El conocimiento de la Realidad 5.3.0 El pensamiento científico 5.4.0 Derribando paradigmas científicos 5.5.0 El legado imperecedero de la cultura cristiana occidental a los pueblos americanos. 5.6.0 De cara a un cambio de actitud frente a las propuestas éticas de la civilización moderna occidental 5.7.0 Influencia del conflicto generado entre el mundo moderno y la ciencia contemporánea en el desempeño del técnico y del ingeniero 5.8.0 La crisis del ingeniero en Colombia 5.9.0 Consecuencias del rompimiento del eje cultural de Occidente en la cultura contemporánea 17 5.10.0 Una consecuencia de los descubrimientos científicos de la actualidad: La necesidad de un nuevo encuentro del Hombre con la Naturaleza 5.11.0 El origen del comportamiento de los occidentales y su forma de hacer cultura. 5.12.0 ¿Son o no una realidad, la madurez mental de la Ciencia, de la Cultura Occidental? 5.13.0 ¿Qué podría significar todo aquello para el científico, el técnico, el ingeniero actuales? 5.14.0 Cambios importantes en la mentalidad de Occidente generados por la experiencia científica 5.15.0 Una mirada retrospectiva. Una mirada dentro de nosotros mismos 5.16.0 Una utopía digna de realización 5.17.0 Una noción de ecología humana, consecuencias de su aplicación a la vida humana 5.18.0 Avances científicos que abren nuevos horizontes en el conocimiento de la Realidad. 18 CAPÍTULO 3 EL TEMA ESTRATÉGICO DE FONDO EN LA POLITICA CONTEMPORÁNEA El proceso de “Globalización Económica”, se convirtió en el tema de fondo de la política contemporánea. A la hora de la verdad, podríamos pensar en muchas maneras diferentes de articular las economías del Mundo, muchos ejes diferentes podrían ser las referencias para avanzar hacia ese objetivo. Por eso, tenemos qué aclarar, que, cuando nos estamos refiriendo al tema, en mayúscula, lo estamos haciendo en relación a la reestructuración de la economía mundial alrededor de los conglomerados económicos más fuertes, en forma jerárquica, lo que se viene dando, de manera particularmente dinámica desde cuando cayó el Muro de Berlín. ¿En qué consiste esa globalización? Básicamente consiste, como decíamos, en una <<reestructuración>> económica, no en una articulación económica. Se trata, para aquellos que controlan el poder económico mundial, desde su lugar, tras la fachada de las grandes potencias industriales occidentales, básicamente, de explotar la victoria virtual obtenida sobre la potencia soviética en la Guerra Fría, último gran escollo para este proyecto estratégico. Así se viene concretando el dominio de las diferentes economías del Mundo, a través del control financiero y de la dependencia jerárquico- administrativa de los grandes estructuras económicas y financieras existentes en el Planeta, que debería ocurrir luego de una ofensiva financiera y comercial, que en nuestro país duró unos veinte años, y que penetró por doquier nuestras fronteras territoriales con un fuerte apoyo del “lavado de activos” del narcotráfico a través del contrabando de toda clase de mercancías, con el objetivo, en esta etapa del Industrialismo, -el segundo y quizás último capítulo de la Revolución Industrial-, de llevarlo a la totalidad del Globo. Ello debía ocurrir, como realmente viene ocurriendo, con un incentivo todopoderoso: obligar a ceder la 19 “plusvalía de la gran mayoría de sus ejercicios económicos” globales, -la renta operativa de la Gran Industria del Planeta-, a sus arcas económicas. La impresionante imagen del prestigio ganado en más de cien años de despliegues militares, de victorias, de “milagros” económicos, del poderío demostrado no sólo en el campo militar, económico y técnico, sino en una bien documentada campaña publicitaria de sus resultados, han intimidado y paralizado toda resistencia en las naciones de economía vacilante. Particularmente, cuando su economía había sido hipotecada por generaciones, con motivo de los malos manejos de autoridades indecisas o corruptas, y la falta de una definición en las situaciones políticas internas, ello hacía imposible, para las autoridades competentes una toma de control suficientemente contundente de sus economías. En Colombia, después de la famosa apertura económica del año 1994, y de los efectos de la ofensiva económica y comercial iniciales, y del proceso de globalización emprendido, hasta el año 2005, las estadísticas no pueden ser más sombrías: El soporte industrial de la economía colombiana, el PIB de Colombia, estaba representado en un 95% en industrias medianas y pequeñas. De ellas, solamente 25% estaban en capacidad de tributar al Estado. Y desde entonces, parte sustancial de los ahorros de los colombianos han sido captados por bancos extranjeros e invertidos en reforzar la economía de sus regiones, a expensas del desarrollo de la nuestra. En un artículo publicado en el Colombiano de Medellín, este año de 2008, El Dr. Gabriel Poveda Ramos, ingeniero muy destacado y uno de los últimos promotores de empresa que quedan en Antioquia (Departamento colombiano), decía en su artículo “Reindustrialización y estrategia”: “La industria fabril y manufacturera llegó a ser un componente muy importante de la economía colombiana y, en especial, de la economía antioqueña. Al nivel del país, su aporte llegó a representar, antes de 1990, hasta el 24% del PIB del país, y al nivel del departamento llegó a generar más del 35% del PIB de 20 Antioquia. Pero las políticas aplicadas desde 1990 golpearon duramente a este sector tan importante”…. “…A finales del año pasado apareció el que parece ser el informe final del Plan Estratégico de Antioquia Planea… En él no se menciona, para nada, que tenemos necesidad vital de seguir construyendo un sector industrial vigoroso porque sin él no tendremos empleo, ni ingreso, ni menos pobreza, ni adelanto económico, ni mejoramiento social. Ni se alude para nada a los fuertes y valiosos factores que tenemos para hacerlo: fuerza laboral, “brain power”, energía eléctrica económica, tierra para agroindustrias, recursos minerales metálicos y no-metálicos, inventiva, ingenieros excelentes, materias primas etc.”….. ¡Menudo botín de Guerra aquel, dirían unos! ¿Quién nos ha tapado los ojos de esa manera? ¿Hasta dónde ha caído nuestra autoestima, Dios mío? Dirían otros. Pero ese no es el único precio que han tenido que pagar Colombia y el Mundo y que tendrán qué seguir pagando en el futuro, si no consiguen salir de esa situación: La estructura empresarial de las naciones en desarrollo está desarticulada, rota, por no decir que mucha parte de su misma estructura social, y es rearmada alrededor del eje financiero, que según ellos, prima sobre los demás aspectos relacionados con sus actividades productivas y condiciona su valor económico, el único a tener en cuenta; el haz de todos esos ejes pasa por las instituciones centrales que ejercen su férreo control. Así, los saberes productivos, base de la producción artesanal y de productos especiales de alta calidad, provenientes de tradiciones, a menudo muy antiguas, en las diferentes naciones del Mundo están perdiendo su “valor comercial”, se han vuelto obsoletos. Los empresarios venden a precio de remate sus negocios, se fusionan, a la fuerza, se liquidan o se quiebran, sin otra oportunidad para sobrevivir. Ello está poniendo a la disposición de la oferta productiva, sin competidores, dominada por la industria, en gran escala, de las Grandes Potencias, los mercados masificados del planeta, con el apoyo de un sistema de 21 propaganda e implementación de tecnología de punta, basada en el control mayoritario de los medios publicitarios, en el “filtrado” y manipulación de la información, encargados de transformar al “Mercado” en un verdadero, crédulo, dócil y cautivo rebaño humano de consumidores exclusivos de sus productos. Si se considera que la Economía Globalizada se ha construido sobre el fundamento de una actitud arrogante y autosuficiente del hombre occidental frente a la realidad de su forzosa dependencia de la Naturaleza, más que un bien, podemos estar en presencia de uno de los mayores desatinos estratégicos de la Política en todos los tiempos, si no, en presencia de uno de los proyectos fraudulentos más ambiciosos y abusivos que conozca la Historia. Instituciones valiosísimas como el Derecho de Propiedad y el derecho reconocido a la Libre Empresa, concebidos en el contexto ético calvinista del lucro han sido usados como <<bastiones legales>>, donde se salva el producto de la usura, del enriquecimiento ilícito, o de la riqueza mal habida. En las posturas extremas ideológicas, que imperaban en la economía globalizada, hasta hoy, en que se hizo evidente el desenlace de la actual crisis económica (en el año 2008), y la responsabilidad de algunos gerentes de instituciones financieras, que venían especulado con títulos de propiedad raíz sin la solidez necesaria, tras una jugosa ganancia personal, se rechazaba en todos los medios económicos la intervención de las autoridades estatales, representantes de los ordenes éticos de la Sociedad. Esa coyuntura ha sido interpretada, por muchos, como la causante del fin de la sociedad neoliberal, del Capitalismo. La experiencia, ahora que las Grandes Potencias casi han cumplido su cometido globalizador, es que los menores intentos de desestabilización económica del Sistema y en lugares casi inadvertidos, sensibilizan a toda la economía global, con la consabida caída de la confianza pública, y las crisis se transmiten como un “tsunami” por toda la red, generando daños antes inconcebibles. Los constructores navales saben que los grandes buques tanques petroleros, y otros líquidos, no se pueden 22 construir sin tabiques interiores, y dejar que las grandes masas del material transportado estén juntas, y sean empujadas por las olas, hacia delante, hacia atrás, hacia los costados, porque su impacto puede desbaratar la estructura del barco y hundirlo. Así ocurre con la Economía. “Lo que más tristeza me da es que la Naturaleza nos habla, pero el ser humano no quiere escucharla”: Víctor Hugo (cita expuesta en un pasacalles en el Colegio de San Ignacio de Medellín, 20 de noviembre del 2008). Pero lamentablemente, el Hombre no sólo no ha sido amigable con la Naturaleza; según lo ha demostrado, tampoco lo ha sido consigo mismo. No hay qué dudar, que la forma de vida económica que surge de las revoluciones burguesas representa un avance real sobre las formas de vida económica anteriores. Este avance, no hay qué dudarlo, al lado de los extraordinarios logros de la Ciencia y los desarrollos tecnológicos que han permitido llevar a las comunicaciones a ser líderes en las aplicaciones de la tecnología en este principio del este siglo XXI, representan un potencial de valor incalculable como herramientas para implementar el auténtico progreso de la Humanidad. A pesar de esa promesa, la experiencia muestra cómo un espíritu primitivo, curtido en la guerra, modelado por ésta, incapaz de visualizar el mundo de una manera diferente, que subyace bajo nuestro consciente, sin valorarlas, en su real medida, aprovecha aquellas magníficas herramientas con la totalidad del poder que le otorgan, no en la exaltación de la Vida, como un todo, ignorante de su significado, sino en tocar todo lo que con ellas pueda ser tocado con el fin de postrarlo a sus pies, para su exclusivo y arcaico goce. En la prensa se aprecia la excitación general, de pobres y ricos, de todas las capas de la sociedad, frente a fenómenos especulativos que ponen en ascuas al ser humano, ante la ruina en un día, ante el asalto desmañado y ambicioso de “caballeros” de todas las presentaciones, capaces de amenazar con el derrumbe del Mundo entero por mejorar de manera fácil una gabela no necesariamente flaca de que ya disponían, por poder 23 amasar una fortuna en pocos años y figurar en la lista pública de los hombres más ricos del Planeta. No es otro el motivo por el cual suceden muchas crisis económicas planetarias como la que se está presentando ahora, en la que la especulación con las inversiones en propiedad raíz, como ocurrió en EE. UU., despierta la ambición de los inversionistas en “papeles” que nadie sabe ciertamente cuanto valen, pero que se acreditan con mentiras; o fenómenos como las “pirámides” que captan el dinero ahorrado del público más indefenso con promesas de beneficios fantásticos. Hoy es evidente, que aquella herramienta avanzada, en manos de la sociedad burguesa, que bien usada puede aplicarse en hacer un bien inmenso, mal usada puede ser usada para hacer mucho mal, para empoderarse a sí mismo y desempoderar a los demás, para generar inmensas acumulaciones de fortuna sobre la base del fraude, de la estafa de mucha gente, del fraude, de la estafa en contra de partes sustanciales de las sociedades, generando la ruina por doquier, el hambre, comiéndose en instantes el ahorro de muchos por mucho tiempo, envileciendo la confianza pública, cerrando muchas opciones de desarrollo y crecimiento justos y necesarios. Ello denota, en el mundo superpoblado y secularizado de hoy, la urgencia de que llegue a practicarse un orden ético, cuya normatividad, con sus pautas, a la adaptación de la vida humana, de su mentalidad, de su espíritu, a las condiciones de la Vida, tal como el Medio Natural puede proporcionárnosla, tal como nuestra inventiva puede ayudarnos. Ello denota la urgencia que tenemos de cambiar nosotros mismos, de ganar en destreza para el manejo de las herramientas que la tecnología nos proporciona cada día, de cambiar unas herramientas obsoletas por otras más ventajosas, con miras a la mejora en nuestra implementación para bien general. Pero, además, denota la urgencia que tenemos de entender cómo ellas influyen en la formación de nuestro carácter, la urgencia que tenemos de <<actualizarnos nosotros>> conforme avanza nuestra comprensión del Cosmos, de lo que somos nosotros mismos, de cambiar nuestra manera de ser. 24 Este parece ser un nuevo horizonte de la Ciencia, que compromete fundamentalmente a todas las actividades humanas, a todas las disciplinas liberales y humanas pensables, entre ellas, la disciplina que yo mismo practico: Ese compromiso nos exige, con claridad, que le planteemos a la Humanidad una nueva manera de contemplarse, de entenderse, de valorarse, de proyectarse a sí misma, para que el producto de nuestro trabajo, deje de tener el resultado oprobioso que hasta hoy ha tenido: que los frutos del trabajo personal sean disfrutados por otros, que los frutos del trabajo colectivo o compartido sean injustamente repartidos, que el Trabajo justamente valorado, equitativamente compensado en la interacción social no se desperdicie en futilidades, que las energías cosechadas nos aseguren un futuro cierto y más seguro, no sólo a nosotros sino a las futuras generaciones que nos sucederán. En el sentido religioso de las culturas orientales, entre ellas la judeocristiana y la islámica, podemos encontrar la valiosa herencia de un orden ético sembrado y establecido por sus profetas y legisladores, antecesores nuestros, tales como Zoroastro, Abraham, Moisés, Jesucristo, Mahoma, muchos de ellos obrando conscientemente en nombre y por inspiración de Dios y en comunión con El, han buscado la conversión de los hombres, liberándonos de condicionamientos prejuicios y paradigmas, que nos atan a viejas maneras de vivir, con el propósito de alcanzar un nivel de vida superior. El que hayamos dejado de lado la cara religiosa de nuestra cultura y nuestra sociedad tienda actualmente al laicismo, no nos exime de pensar seriamente en la necesidad de un orden ético que sirva de eje en la consideración y valoración de los actos humanos en términos de la consecución de un mundo mejor para todos, que inspire eficazmente en la fe a los más escépticos, para que se comprometan con la empresa de construir, en común, un mundo mejor. Este es el <<camino>> para salir del Caos, para que la sociedad entera pueda entrar en la senda de las culturas superiores para bien general, cuyo fundamento estructural es el Orden, en 25 oposición al Caos. Pero no un orden impuesto, sino un orden comunitariamente reconocido. Ello le plantea a los educadores modernos y a las instituciones formativas del ciudadano, muchos de ellos ocupados hoy en gestiones educativas de manera acartonada, producto convencional de viejos objetivos y propósitos, un singular e inédito reto: Generar la dinámica y la sinergia necesarias para mover a la sociedad, como un todo, a ese futuro propuesto, diferente y mejor, y evitar que el patrimonio humano acumulado en miles de años de evolución económica y cultural sea consumido en su totalidad, en unas cuantas generaciones irresponsables, por un ser humano, por una sociedad moderna absolutamente cerrados a la idea de tener en cuenta el riesgo que aquella conducta les acarrea. Ello exigirá que canalicemos gran parte de nuestras energías hacia un desarrollo científico y técnico aplicables a la transformación del hombre mismo en el sentido correcto, de acuerdo con lo que vaya descubriendo, es su esencia, y cuál es su lugar en la Naturaleza, en el Cosmos. Solamente así podrá cambiar la <<faz de la Tierra>>, liberarla de los efectos aberrantes de la Guerra y la violencia ancestrales, conductas típicas de su antigua condición de animal de presa, las cuales han logrado mantenerse hasta hoy, como herramientas de primer orden de la política y la diplomacia, marcando y determinando contundentemente el carácter de la humanidad de hoy y de sus instituciones. Si el disfrute del don preciado de la Libertad, movió antaño, hace doscientos años, a los hombres que alcanzaron nuestra emancipación de los regímenes absolutistas de las viejas monarquías europeas y de sus dogmatismos doctrinarios en un movimiento utópico destinado, por la fe de sus gestores, a dar un paso definitivo en el desarrollo de la cultura humana, el reto de hoy es consolidar esa conquista para todos los hombres, preparándolos para que puedan conscientemente defenderse a sí mismos, y evitar que se vuelvan nuevamente en seres dependientes, dispuestos a dejarse explotar inicuamente por las nuevas especies de tiranía que surgen en el Mundo cada día. 26 Nos mueve en este trabajo un interés crítico. No nos anima, sin embargo, una crítica a la visión estructural del capitalismo. En un trabajo muy reconocido, y tergiversado, además, por los empresarios de un proyecto político de violencia sin precedentes, que asoló al Mundo durante el siglo XX, por fortuna hoy transformado prácticamente en asunto histórico, Carlos Marx ya lo ha hecho con derroche de lujo. Nos anima la crítica a la actitud típica del Hombre mismo en la actualidad, viviendo en un mundo urbano que está exaltando su individualismo, su aislamiento, su autosuficiencia, su apego a la concepción de un mundo tecnológico que se promueve como superior y a los mensajes equívocos que sus medios publicitarios y de promoción propalan; a un hombre que innumerables veces se cierra ingenuamente, en sí mismo, a la sabiduría de su tradición de su cultura vernácula, la que ha formado su mentalidad; una crítica al hombre que se entrega derrotado, confundido, que se deja seducir por <<baratijas>>, por promesas mentirosas y deleznables, sin luchar, lleno de escepticismo frente al porvenir, incapaz de aportar nada a su propia redención; la crítica a la notable desvalorización en su concepto de sí mismo, de la noción de su dignidad tal como se observa en su cotidianidad moderna; la crítica al hombre que le da fundamento a su valor personal en la valoración aparente de sus posesiones materiales, en su poder de hacer daño, que no duda en construir la fortaleza de sus imperios sobre las bases efímeras de la ignorancia, del engaño, de la incertidumbre ajenos; de los “espejismos”, de las falacias que proyecta sobre un público desconcertado y aturdido; sobre la base de la manipulación, de la intimidación de que los hace objeto; de la crítica a su actitudes cerradas, a su costumbre autosuficiente de excluir y descalificar la opinión de los otros, a la altanería con que exhibe su ignorancia, al olvido inflexible, utilitario, cómplice, de su poder de hacer daño a la Naturaleza, de la cual, aún sin tener consciencia de ello, depende; la crítica a la pobreza de su consciencia, hasta el punto de permitir que sea tratado masivamente, sin respeto ninguno, con desprecio y sin compasión, como si fuera simple mercancía, como si él, en persona, fuera materia de intercambio, objeto de uso, proveedor de fondos, como si tuviera precio, y no fuera el sujeto natural de la Economía, del trabajo de quienes manejan sus 27 instituciones que deberían ser sus servidores, como si no tuviera nada qué hacer frente a la amenaza de una nueva forma de esclavitud que se cierne en el futuro inmediato. La crítica a una actitud irresponsable, mortal, imperturbada aún por las llamadas más dramáticas que nos hace el Medio Planetario para que no persistamos en nuestra actividad depredadora, que puede conducirnos a un final infeliz, fuera de toda posibilidad de salvación. Mi propósito es sacudir la consciencia humana actual sobre la base de una experiencia asoladora que necesitamos cambiar urgentemente. ¡Sacudir si, violentar de ninguna manera! En Física existe una experiencia que ilustra perfectamente este propósito: Cuando un gas contenido en un recipiente cerrado se calienta, se incrementa la presión dentro del recipiente; igual ocurre si se intenta meter más gas en él: se incrementa la presión. Cuando esto ocurre en la proporción gigantesca en que se da en las estrellas aparecen fusiones moleculares y nucleares donde se da un gigantesco consumo de energía, o la posibilidad de irradiar la energía sobrante, aliviándose un poco la presión, y de donde surgen nuevas estructuras físicas, elementos más pesados, tales como el hierro, el calcio, etc. En las sociedades humanas que se mueven en un ambiente caótico, cuando más se saturan de población tienden a volverse más violentas y si se invierte ese potencial energético en la formación de nuevas estructuras sociales y en el refuerzo de las existentes, en vez de hacer lo contrario, de destruirlas, puede bajarse la “temperatura social” y hacerse más cordial la controversia. La globalización económica en la forma como se viene consiguiendo, no es el producto estratégico de un esfuerzo justo y equitativo de tipo colectivo. Es el resultado histórico, al final de una gestión económica mutuamente hostil entre las partes comprometidas, en un contexto competitivo “salvaje” destinado por los contendores a tomarse para sí un botín económico representado por un patrimonio que no puede ser siempre eficazmente defendido por sus legítimos dueños. La negociación, no es así un trato entre iguales; es un trato entre vencedores y 28 vencidos, en que los primeros son los que verdaderamente “han logrado coger al toro por los cachos”. Al perdedor, igual que en las contiendas militares, le toca pagar el precio de la derrota, a menudo, con su propia ruina, su frustración, su postración, cuando no con su propia vida. Gran parte de esa energía se queda encajada en la consciencia humana y alimenta con renovada fuerza el afán de venganza, de retaliación. No se le había ocurrido a nadie, que fuera posible tener una visión global o totalizada de la vida humana, en su conjunto, sin contar con un beneficio extra para sí, por ejemplo, frente a un tributo adicional, a un “mercado potencial”, y con la posibilidad de superar todas las barreras, los escollos, las fronteras, los paradigmas morales que lo impidieran. Pocos hombres ambiciosos se detuvieron ante la posibilidad de superarlos para disponer, en la Victoria, de plena libertad para disfrutarlos. La Guerra, la Violencia, las intrigas, la mentira, el disimulo, se transformaron, entonces en armas políticas al servicio de dichos fines. Desde tiempos inmemoriales, se tuvo la ilusión de que, cada quien que tenía una visión del Universo, desde su propia posición personal, pensaba que su dominio era también del dominio común de todos los pueblos y de todas las culturas de la Tierra. Siempre ha habido en cada rincón del espíritu humano una conciencia de la Realidad, siempre las culturas humanas han poseído una visión propia, conjunta del Mundo y de la Humanidad, expresada en sus propios términos simbólicos, diferentes en las distintas culturas de la Tierra, y por supuesto, mostrándose como el centro, el punto focal, el punto de referencia, el punto de partida para todo conocimiento universal. Es algo que en la jerga científica moderna se llama actitud etnocéntrica. La aparición del modo de vida típicamente urbano, en Occidente, podría entenderse, seriamente, como la aparición de un mundo, en principio, complejo y anárquico, punto de partida de un modo de sociedad que puede ser la realización, por antonomasia, del modelo de vida burgués. Allí, la abolición de la Religión y de la 29 disciplina del medio comunitario, le abren espacio, entre los individuos desvinculados de su vieja comunidad, a la práctica de la anarquía. Y ciertas circunstancias históricas han “liberado las manos” de las grandes potencias occidentales, que se han ocupado de aprovechar su poderío económico para extender poco a poco su dominio de las diversas economías mundiales, con consecuencias que todavía no son muy claras para muchos. Hoy, parece que, como consecuencia de la victoria de la “Guerra Fría” sobre las potencias orientales lideradas por la antigua URSS, las potencias occidentales lideradas por los Estados Unidos de Norte América se han sentido animados a capitalizar su costosa “cosecha” política y así avanzar en un proceso de globalización económica, que tiene el sentido de tomar las riendas del manejo económico global, buscando su estructuración alrededor de sus grandes empresas financieras industriales y de servicio, dentro de un modelo básico de “sociedades de control”, que sustituyen en el manejo económico a las decisiones soberanas de los Estados más pequeños, realinean las lealtades de los funcionarios privados a través de fusiones, compras, y alianzas estratégicas, procedimientos mediante los cuales, se va enajenado el Poder político, incluso, de sociedades reconocidas oficialmente. Frente a esta realidad contundente que viene gestándose desde el mismo advenimiento de las tres revoluciones burguesas: Revolución Industrial en Inglaterra, la Revolución Política en Francia y la Revolución Social en Norteamérica, veamos qué viene sucediendo en Colombia mientras tanto: Colombia es un país de regiones. Estas priman como modeladoras del carácter de la nacionalidad más que la acción centralizadora que ha sido llevada a cabo por los políticos colombianos, tal vez menos con intenciones de desarrollar una identidad nacional integral, que de la realizar las utopías políticas de los movimientos políticos en que militan, y, finalmente, disponer de mayor poder, mayor prestigio o, simplemente, satisfacer su afán de lucro. 30 Esto indica que, de alguna manera, aunque la vida “provinciana” de nuestras comunidades regionales, se ha dado bastante replegada sobre sí misma, aislada, por lo tanto, de la evolución cultural que ha venido sucediéndose en el mundo exterior, la sociedad colombiana ha contado con vínculos, en cabeza de su clase dirigente, que han venido influyendo de manera creciente en la remodelación del carácter de los colombianos y de sus formas de vida en ámbitos más y más amplios de su geografía territorial. Ello se ha dado sin que los colombianos hayamos tenido tiempo ni referencias adecuadas y suficientes para preguntarnos y darnos cuenta, cuánto nos beneficia aquello, cuánto puede perjudicarnos, y cómo podemos confrontarlo razonablemente, y todo desenvolviéndose a una velocidad de vértigo que casi hace que desborde, si es que ya no ha desbordado nuestros canales institucionales Los testimonios de ese proceso están muy claros. Se muestran sus evidencias: En las presiones que generaron nuestra “apertura económica”, en un solo sentido, de afuera hacia adentro, en el año de 1994, en las discusiones del TLC (Tratado de Libre Comercio con EE. UU. de Norteamérica), y no menos en la presencia de los movimientos armados de corte revolucionario, que desde 1960 aproximadamente han conmovido a la estructura social colombiana, pero que vinieron gestándose desde la segunda década de ese siglo. Nuestros mayores centros urbanos se han convertido, particularmente a partir de mediados del siglo XX, en nuestras ventanas al exterior, en los principales lugares de contacto, de encuentro entre nuestras culturas locales con las culturas de otras naciones y nuestra organización económica industrial y comercial, se ha transformado en eje de las conexiones comerciales con el exterior. Algo que cambia la perspectiva anterior, en que las relaciones con el exterior se desarrollaban principalmente en un plano nominal y diplomático de alto nivel estatal, con pocas consecuencias prácticas, fuera de haber producido los fermentos revolucionarios que condujeron a nuestra emancipación de nuestra metrópoli española. 31 Esas “ventanas al exterior”, y esa organización industrial y comercial, son susceptibles de convertirse, en el caso de nuestro país (y de otros países del mundo), en puntos de acceso para la acción de “penetración” de nuestras fronteras sociales, económicas y políticas en una sola dirección, institucionalizándose, no ya el intercambio equilibrado y equitativo, sino el abuso del Poder, la ingerencia irrespetuosa en los asuntos internos del país, el saboteo comercial y el “dumping” para cambiar las reglas de intercambio comercial, la conspiración, la introducción furtiva de pautas educativas interfiriendo en la formación del carácter de la niñez y la juventud. Por ejemplo en la oferta de diversiones, crecen ciertas industrias de juegos infantiles que siembran en la consciencia de los niños sentimientos, sueños y hábitos que permiten su futura manipulación, o, simplemente, explotan, sin otra intención que el lucro, el presupuesto de sus familias. Crece la industria de los centros de diversión y entretenimiento, los espectáculos públicos, movidos, en su mayor parte, por multimillonarias e influyentes economías que controlan, no pocas veces desde las sombras, la producción cinematográfica la de la televisión, y otros medios de comunicación masiva que fomentan, por negocio, el consumo de alcohol, de tabaco, de alucinógenos, los negocios de la pornografía, de la prostitución, el juego, sin tener en cuenta su efecto nocivo en las personas y en la Sociedad. Los logros en el propósito, de configurar en nuestra población un carácter de perfil nacional han sido escasos, aún cuando tradicionalmente hemos contado con una lengua común, el castellano, una religión tradicional, como es la Católica Romana y un origen común, el cruce cultural y étnico de nuestras vertientes triétnicas, europeas, americanas y africanas en troncos humanos de gran vitalidad después del encuentro inicial que empezó a darse después del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. 32 Ello hace que pocos motivos convoquen hoy a los colombianos, por ejemplo, alrededor de sus símbolos patrios, como lo hace el balompié, deporte nacional por excelencia, cuyas estrellas son auténticos héroes nacionales, son amados por grandes y chicos y cumplen el papel de verdaderos representantes, de verdaderos líderes, de ese pueblo de donde vienen. Todo aquello tiene sus explicaciones históricas, no es fortuito, lo que tampoco significa que haya sido buscado expresamente. La falta de una convocatoria nutrida, ha hecho que la educación disperse más bien que integrar el espíritu inquieto de nuestros jóvenes, que los apegue a las novedosas propuestas que los retan desde el exterior y se olviden del reto mayúsculo que representa el rescate de su propio país y de sus propios compatriotas para bien de toda la humanidad. Como decíamos, en otras facetas diferentes del balompié, nuestro proyecto de nación no es tan afortunado. Nacida poderosa de manos de nuestros libertadores la Patria empezó su desmembración física cuando apenas habían transcurrido once años de firmada el acta de independencia de Colombia luego de la victoria de Boyacá el 7 de agosto de 1819. La vida de las diversas regiones de Colombia, en cabeza de su dirigencia educada, se polarizó durante todo el siglo XIX y medio siglo XX, y se enfrentó a muerte causando una inmensa frustración a la nación colombiana, pues su confrontación no se dio siempre de cara a las aspiraciones y sueños de nación, de su población, pero sí, en forma muy decidida, en torno a los movimientos políticos europeos que tuvieron acogida en América, de sus ideologías y sus proyectos políticos. Las grandes contiendas civiles, que se consumieron todos nuestros recursos físicos y humanos en un desangre sin límites, alcanzaron a amalgamar las mayores alianzas territoriales conocidas entre nosotros, alrededor de caudillos civiles y militares que, en la victoria, apoyados por sus copartidarios, instalaban su poder hegemónico, impusieron una nueva Constitución Nacional, y en la oposición conspiraron y se 33 prepararon para hacer la guerra a la menor oportunidad, como acción típica de oposición. A mediados del siglo XX la derrota en la Segunda Guerra Mundial de las potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) y el “destape” al nivel político mundial del movimiento socialista promovido desde 1917 por el partido político ruso de los bolcheviques, -primer partido marxista-leninista de la historia, y el colapso del Estado soviético a finales del siglo XX, van cambiando, gradual pero radicalmente, el panorama estratégico de dominio del escenario político internacional por parte de las grandes potencias al nivel mundial y la conjugación de fuerzas políticas que habrían de actuar a través de las instituciones internacionales establecidas y promovidas por las grandes potencias para difundir su influencia a lo largo y ancho del planeta. A partir de finales del siglo XX cesa, frente a la incredulidad del mundo entero, la “Guerra Fría”. El. pugilato titánico entre las grandes potencias “capitalistas” de Occidente con EE. UU. de América a la cabeza y el Bloque Soviético del otro lado, se había resuelto a favor de las potencias occidentales, sin necesidad de un “holocausto” nuclear, que estuvo dos o tres veces por desencadenarse. Entonces el poderío económico de la nueva gran potencia anglosajona, EE. UU. de Note América, que fue el factor decisivo en la derrota del Eje y que afrontó, en primera instancia, el reto de vencer en la paz o en la guerra a la gran potencia socialista, la URSS, quedó libre y disponible para penetrar muy ventajosamente las “líneas defensivas” de las demás economías del Mundo, poniendo, cuanto antes, manos a la obra. Las luchas políticas partidistas en Colombia, entendibles únicamente si consideramos su relación íntima con los conflictos del exterior y potenciados a escala internacional por los resultados de las diferentes escaramuzas políticas y militares en todo el mundo, a la altura de mitad del siglo XX habían logrado penetrar profundamente en el alma popular. 34 Desde entonces, el conflicto político, ha alcanzado entre nosotros el carácter de verdaderos enfrentamientos entre facciones de la población civil, llevando, por doquier, con las prácticas agresivas, con el sabotaje mutuo constante a las actividades productivas del “enemigo”, la pobreza y la miseria a toda la población, sin distingos de raza, de oficio, de posición económica, de clase social, con encono sin igual. Esa situación ha hecho que la solución militar desborde, por completo, los límites de los campos de batalla, para transformarse en un enfrentamiento doméstico íntimo de proporciones, fuerza y crueldad inusitadas, y fácilmente trasladable a todos los escenarios de la vida nacional, desde la plaza pública, con discursos inflamados y ofensivos contra la oposición, hasta el atentado personal, el asesinato, los enfrentamientos en el seno de las familias y de las instituciones públicas, terminando finalmente en los actos terroristas de mayor impacto psicológico, y en los enfrentamientos de tipo militar, localizados o generalizados, que conocemos hoy, cuyos límites operativos no son los que indiquen la prudencia, el espíritu sensato, el reconocimiento y el respeto mínimos de los derechos humanos básicos, sino el encono, de los odios, la obsesión de los deseos de vengar las ofensas y el daño causados, la codicia de sus protagonistas frente a las oportunidades que ha ofrecido la Violencia a muchos de sus empresarios para el enriquecimiento fácil. Colombia ha cambiado, aún en medio de conflictos políticos irresolutos y sin fin, durante los últimos sesenta años. Sí. Sin embargo la Guerra ha generado allí consecuencias singulares. Las discordias, ahondadas por los resultados de las confrontaciones ideológicas en los escenarios políticos y militares del exterior, han hecho más duras y rígidas las posturas divergentes de las facciones, de su clase dirigente haciendo más grandes las distancias, más profundas las diferencias, y, con cada golpe exitoso, con cada humillación, más refractario su ánimo al encuentro y al diálogo, más recalcitrante más intolerante y discriminatoria su actitud. 35 Así, no hemos recibido las generaciones actuales un país bien articulado y dotado de los medios de trabajo que necesitamos para disfrutar de una vida normal, una nación convencida de su propio valor y significado en el conjunto de las demás naciones, que sólo han aprendido a valorar la belleza de sus paisajes, el ardor de sus mujeres, la riqueza de sus recursos naturales, el valor estratégico de su posición geográfica desde el punto de vista militar, de su estructura económica, para hacerla más fácilmente presa de sus ambiciosos proyectos de dominación. Hemos recibido una nación dividida, a medio conquistar por las fuerzas políticas más extrañas sin que los ciudadanos nos hayamos percatado con claridad de ello, parcelada según las áreas de influencia de los distintos actores de nuestro conflicto, un complejo conflicto, de espaldas a la voluntad de realización de sí misma, comprometida por una parte, en cabeza de sus caudillos, de quienes quieren parecer sus jefes naturales, con empresas extrañas destinadas a resolver problemas ajenos, no los nuestros, y, por otra parte abandonada a su suerte. Es así cómo languidecen, poco a poco, nuestros campos, veredas y ciudades medianas, abandonados por la población civil que huye de las matanzas y de la destrucción de su patrimonio económico, sus fuentes de vida, y busca refugio en las grandes ciudades con la esperanza de volver a pelechar allí. Estrangulada la economía formal aparecen nuevas formas de empresa informal, fuera de todo control oficial, que se presentan como única opción de grandes y crecientes sectores de la población para no perecer de inanición con un agravante: Aprovechando el anonimato y la informalidad, un nuevo cuño de empresarios mimetizados en puestos de responsabilidad privados o disfrazados de revolucionarios o defensores de diversos intereses comerciales privados e internacionales ha invadido nuestro territorio ha invirtiendo en negocios de juego, de “trata de blancas”, de tráfico de alucinógenos y otras drogas sicoactivas, habiendo establecido firmemente su presencia entre nosotros, y consolidando una industria de explotación humana de grandes proporciones, con cuyo producto, en parte, se financian la Guerra, la conspiración contra el orden legítimo y se enriquecen colosalmente muchos de 36 sus actores. Todo ello, mientras las tierras productivas, la propiedad raíz urbana, la gran industria del país, amenazadas y arruinadas, van a parar a sus manos y a las de las grandes compañías multinacionales interesadas en apropiarse de nuestro patrimonio, tanto como le sea posible, y hacerse al control de la economía colombiana para su exclusivo beneficio. A pesar de todo, la Colombia de hoy, la Guerra y la Violencia que se viven allí, que en sus diversas versiones sufre la población colombiana, aún la crueldad de los inhumanos actos que allí se practican, nunca podrían considerarse casos únicos, singulares en la experiencia humana, producto exclusivo de la retorcida y refinada perversión del carácter de sus gentes, aunque injustamente sean escarnecidas y señaladas como culpables de la reprobable conducta antisocial que exhiben ante la solapada indignación de sus congéneres del Mundo entero. Somos los colombianos, en toda su variedad etnológica, realmente, el producto humano de rústicas prehistorias, de tradiciones históricas cuestionadas hoy, como la medieval, y la renacentista que nunca culminó plenamente sus reflexiones sobre el Hombre, y de muchos otros viejos modelos culturales, todavía vivos, no muy depurados y superados ni siquiera en nuestro hipertécnico mundo de hoy, y que han influido, de manera semejante a como ocurre en otras latitudes planetarias con muchas poblaciones humanas diferentes, en la formación de nuestro carácter. La influencia de esos modelos culturales, parte no sólo de presupuestos políticos recientes, que se presentan en forma de proyectos políticos racionalizados alrededor de ciertas ideologías asumidas como realistas, sino a través de la influencia de culturas ancestrales de pueblos que nos han precedido y que han dejado en nosotros su huella cierta, en cuyos usos y costumbres se clavan gran parte de las raíces de nuestra propia cultura actual, cuyo contexto sirve como telón de fondo que le da sentido a la vida cotidiana actual, como se da, por ejemplo, en relación a los pueblos americanos actuales, cuyas costumbres están determinadas por el “patrón” renacentista, en la vertiente europea, que ha sido “injertado” a través del mestizaje en las vertientes 37 nativas americanas y en las vertientes africanas de la raza humana. En aquella multifacética, y no pocas veces contradictoria experiencia milenaria, anida en sus fundamentos, gran parte de nuestra memoria común proveniente de nuestras herencias de “sangre”, que afecta nuestra forma de interpretar la Realidad, nuestra forma de percibir el sentido de los retos de nuestra Vida. Aquellas influencias son, igualmente, el producto de encuentros, de choques entre culturas diferentes que no pudieron entenderse, que no pudieron resolver, en paz, sus discordancias en épocas tan lejanas y en lugares tan distantes de nosotros, como es el Asia Central hace, algo así, como veinte mil años. Allí se asientan también nuestras instituciones sociales, los modelos de nuestra infraestructura física, los ámbitos y la visión de las gentes de nuestras comunidades raizales, de allí provienen los moldes que plasman la forma de nuestra mentalidad, lo cual se puede notar en nuestros diversos lenguajes, en la forma de nuestra religiosidad, en nuestra forma de hacer industria, de valorar las cosas, etc. Aquellas culturas, rústicas, en posiciones contradictorias, a veces, con las nuestras, más urbanas, más modernas, consideradas más avanzadas a los ojos de las civilizaciones contemporáneas, encierran, sin embargo, una sabiduría profunda en el conocimiento de la Vida y de sus retos. Podrían compararse con “preciosos diamantes en bruto”, sin tallar, o perfectamente talladas, piezas de un gigantesco e infinitamente complejo “rompecabezas” armado ya, pieza por pieza, a lo largo de sus propias historias particulares, que suelen ser miradas de manera simplista e irrespetuosa como un “mercado” masificado dispuesto para la conquista, la reducción y penetración económicas, en virtud del potencial de consumo (no del real que depende de su formato cultural), sin otras opciones posibles, o como “rival” en la contienda por el control de las decisiones que toma su propia gente en el ámbito de lo económico. No es otra la finalidad que persigue la manipulación descarada de que están siendo objeto las diferentes culturas humanas del planeta, mediante el uso de 38 tecnología de punta en los medios de comunicación, y mediante la penetración, “inocente”, en la intimidad del Hogar, en la de las personas jóvenes, en el mundo de los niños, de la Televisión, del Internet, metiendo, furtivamente, otros valores, otros enfoques de la vida, sin que medie una discusión seria, sólo exponiendo motivos baladíes, propagandísticos, lo que no hacen otra cosa que sembrar la incertidumbre y el desconcierto, perturbar la consciencia, corromper, dañar, destruir, desviar la atención de lo sustancial a lo superfluo. Ya desde tiempos inmemoriales, se calcula que hace unos cincuenta mil años, con medios muy precarios, particularmente si los comparamos con los medios técnicos de hoy, el hommo sapiens, que no tenían a su disposición todavía un abanico muy nutrido de opciones de vida, proveniente del África, halla una manera de resolver sus problemas vitales, una manera de escapar a la muerte por inanición cuando en el Medio escasean los recursos: Aventurarse a migrar en busca de territorios más ricos, menos difíciles, más seguros, con la determinación de no volver atrás ante la resistencia denodada de otros pueblos, otras especies competidoras, que puedan encontrar en su comino. Así llega a poblar, por primera vez, todos los continentes. El continente americano es el último, y sus primeros pobladores humanos llegaron aproximadamente unos 30.000 años atrás. Esa solución, puesta en práctica consuetudinariamente, genera, a su vez, la extinción de gran número de especies animales mayores, tremendos conflictos, grandes desplazamientos de pueblos que se sienten impotentes para hacer frente exitosamente a la agresión, so pena de correr el riesgo de ser aniquilados o tomados como esclavos. En el centro del Asia, más o menos desde hace unos veinte mil años, se llevan a cabo grandes movimientos migratorios en que primitivos pueblos nómadas, dedicados principalmente al pastoreo de animales, se abren paso, con decisión, hacia otras comarcas, bajo la presión del hambre y la escasez, producidos por acción de los cambios del clima en 39 medio de una naturaleza difícil e inhóspita. Muchos pueblos vecinos que han cambiado la libertad del nomadismo por la vida sedentaria dependiente de la agricultura, pagan un alto precio con el pillaje, con el secuestro, con el exterminio y la esclavitud, por la inferioridad de sus dispositivos defensivos o por la falta de determinación para resistir a sus enemigos en su afán por apoderarse de sus recursos vitales. En esos movimientos migratorios se origina gran parte de la desestabilización que sufren en la antigüedad las poblaciones humanas asentadas en territorio europeo. La Guerra es entonces, sin duda alguna, un medio extremo de supervivencia. En aquellas lejanas épocas la opción de vida civilizada, de vida pacífica, casi sin excepción, fue experimentada, formalmente desde entonces, hasta el final de la Edad Media, como producto de la sumisión, por imposición, de algún dominador más fuerte, de algún Imperio que impone su orden, que imponen su disciplina y que se beneficia con nuevas fuentes de tributación. Ello se da, incluso, informalmente en las sociedades formalmente democráticas de nuestro tiempo, con Estados republicanos, desbordadas a menudo por fuerzas internas y externas privada, tiránicas, más fuertes o decididas, incluso, que el mismo Estado, cuyos regímenes políticos pueden estar atrasados hasta doscientos a trescientos años en su capacidad de respuesta, respecto de la que podrían tener si su evolución hubiera sido pareja con el desarrollo que ha tenido, mientras tanto, el conocimiento científico. Las ideas del “equipo de trabajo”, de la “cadena de abastecimiento”, de la solidaridad social, por ejemplo, no son todavía de fácil comprensión popular, no son usadas como recursos técnicamente y socialmente válidos, de lo cual seamos generalmente conscientes, no han sido experimentadas, puestas en operación, y plenamente implementadas al nivel técnico, sino esporádicamente y en términos relativos, muy recientemente. Esas ideas han sido aplicadas, apenas, fragmentaria y parcialmente, como actividad cooperativa, modalidad de acción que tuvo su origen el la Inglaterra industrial, en la ciudad de Manchester hace 40 apenas unos ciento cincuenta años, y dentro de una estructura económica de negocios dedicada al lucro, como son las compañías de los seguros, las instituciones privadas de servicios obligatorios de salud, etc., que son empresas esencialmente de solidaridad. En muchas de aquellas naciones que nunca fueron totalmente aniquiladas, la Guerra galvaniza su espíritu nacional, su sentido de pertenencia, su reconocido espíritu de solidaridad, infunde en sus pueblos la consciencia de su propio valor, del valor de su cultura, del valor patrimonial de su experiencia. La Guerra se constituye en una forma de vivir, en un modo de reafirmarse como pueblos. Y sus motivaciones trascienden sus fronteras culturales y las fronteras del tiempo, como motivos universales que justifican la existencia de las virtudes guerreras del Hombre. Su memoria, su preservación, su exaltación, y su desarrollo, se constituyen en el máximo objeto de culto, la mayor gloria de los héroes populares, el origen del mayor honor de los hombres públicos, de los gobernantes. El Cáucaso, el Centro del Asia, la Europa suroriental, se han convertido en santuario de verdaderos mosaicos de pueblos otrora fuertes y de nutrida población, conformados en aquel marco cultural. Por razones históricas y naturales esos territorios, sus montañas, sus valles, son refugio de nacionalidades muy diversas, diezmadas y reducidas, quizás, a la impotencia y la dominación extranjera, pero nunca vencidas, nunca doblegado su espíritu. Allí, aún siendo inmensamente contradictorias, entre sí, sus diversas costumbres, sobreviven plenas de vitalidad y de esperanza y sus líderes están más cerca de sus pueblos que nunca. Su expresiva aunque muchas veces violenta lección de humanidad, su irreductible voluntad de defenderse, de permanecer, y su constancia en su lucha por sobrevivir, son un ejemplo para nosotros, merecen un espacio imperecedero en nuestra memoria, aunque hayan sido estigmatizadas, aunque hayan costado muchos “dolores de cabeza” a quienes han pretendido reducirlas a meras e insignificantes referencias de la historia humana en el pasado. 41 Si fuera posible reeditar aquella Historia sobre la base de los cambios que podemos lograr en la perspectivas políticas del futuro, a partir de la disponibilidad real de los recursos técnicos y el conocimiento de la Realidad que nos aporta la ciencia occidental hoy, podríamos situarnos en el punto de partida de nuevos proyecto de cultura humana. Quizás, lograríamos sustituir con éxito a la Guerra y a la Violencia como herramientas políticas para forzar, para manipular las relaciones sociales a todos los niveles de la organización humana, con proyectos estimulantes destinados a abrir nuevos espacios de Trabajo y Producción que convoquen, que arrastren tras de sí a multitud de seres humanos de la inmensa variedad de especializaciones productivas de hoy, empresarios de todas clases y condiciones, en tareas globales de amplio y prometedor beneficio común. Una de las “maravillas” del Mundo actual representa un valioso ejemplo de esos proyectos: El Canal de Panamá, una colosal obra de ingeniería construida a principios del siglo pasado, desafortunadamente para nosotros, como corolario de la mayor mutilación de territorio que nuestro país haya sufrido en su historia a manos de la oportunista acción de una potencia extranjera; sin embargo, una inmensa obra de ingeniería. La aclimatación del espíritu de la gente a la proyección de semejantes obras, generaría una visión del mundo más optimista, mayor confianza en el Hombre con sus ideales, sus sueños y sus posibilidades de realización, lo que nos brindaría la oportunidad de rescatar y aprovechar eficaz y eficientemente el más precioso recurso que la Naturaleza nos dispensa: El recurso Humano. Ese logro podría ser un ambicioso propósito de la Ingeniería, que ya ha cosechado resonante éxito en dos siglos de Revolución Industrial, en la construcción de la infraestructura que le sirve de soporte físico a las sociedades civilizadas modernas, en la diversificación de la industria, en su adaptación al medio ambiente, en el desarrollo organizacional de la Producción y el Comercio de la sociedad burguesa actual y que podría apoyar la iniciativa de los grandes constructores de naciones, de civilizaciones, de culturas en el Porvenir. 42 La firme convicción de que ese reto se puede afrontar con éxito ya, se apoya en experiencias insólitas en la historia humana de todos los tiempos, que contradicen sus expectativas tradicionales, sus presupuestos políticos convencionales, y que se dieron en capítulos pasados de la historia de nuestra América como una “avanzada” de las formas de vida humana que habrían de venir siglos después, por desgracia casi olvidados entre los vericuetos de la política de los cuatro últimos siglos, al principio de los cuales, la metrópoli, del Imperio Español nuestra metrópoli colonial, en cuyo seno se dieron, colapsó. En aquel tiempo, entre los siglos XVI y XVII, nuestro país, entre otros, era escenario de una controversia de carácter universal en Occidente, que estableció las bases del “Derecho de Gentes” sobre el que ya deberían haberse construido las relaciones entre los hombres y entre las naciones de hoy. En aquel tiempo se llevó a cabo también el mayor experimento de desarrollo de una civilización humana moderna, ampliamente reconocido por sabios y humanistas famosos en la Europa del la Ilustración del siglo XVIII como Voltaire, y que se dio en el lapso de una generación, a partir de pueblos nómadas primitivos de la edad de piedra, pobladores de los bosques americanos Se trata en este caso de las misiones jesuitas en lo que fue más tarde la República de Colombia, principalmente, con los antiguos pobladores de sus Llanos Orientales y con los antiguos guaraníes pobladores de las hoy repúblicas de Paraguay y Uruguay. Son experiencias inolvidables que habrán de servir de inspiración a los pioneros constructores de la sociedad humana del mañana. 3.1.0 LA POLÍTICA INTERNACIONAL Después de una interrupción de casi cien años, durante el siglo XX, en los que la humanidad se desentiende de los asuntos globales, por dedicar su atención, su espacio consciente, al manejo de grandes conflictos específicos, como fueron los que generaron las dos guerras mundiales, varias guerras regionales y la revolución socialista de 1917, empieza a ocuparse nuevamente 43 de los asuntos globales, aparentemente cuando las grandes potencias se plantean en Occidente temas como la globalización y las relaciones comerciales con las naciones del Oriente Asiático, particularmente con el Japón y la China. Es esa, quizás, la razón por la que las autoridades líderes de Occidente, particularmente de países que aportan su visión y su poderío como avanzadas de la política de Occidente a nivel mundial, dan pasos que no se explican fácilmente, o que son percibidos por otras naciones como justificadas por posturas independientes de naciones conscientes de sus propios intereses y que han podido asumirlas individualmente, en ejercicio de su soberanía y libre autodeterminación, aún sin sentirse responsables de sus consecuencias a lo largo y ancho del Planeta. A veces, esas posturas asumidas sin consultar otros motivos, son vistas como errores protuberantes al nivel estratégico de la política global, dados los perjuicios que pueden generar en la vida cotidiana de otras naciones. Da la impresión que la experiencia política marcada por esos cien años de conflictos, cuyo desenlace ha generado cambios enormes en el modo de vida humano y ha dado ocasión a la singular formación de los líderes del mundo actual, hubiese sido lección insuficiente para dirigir, con acierto, los destinos de un género humano inmensamente y urgentemente necesitado de pautas sensatas en el direccionamiento de su política general. Con justa razón podría preguntarse uno: ¿Cuáles pudieron ser los motivos reales para la invasión de Afganistán e Irak?¿Era o no la reacción militar la respuesta adecuada al atentado del 11 de Septiembre del 2001 en Nueva York y los demás atentados ocurridos en distintas épocas y lugares del mundo, presuntamente causados por ciertos movimientos fundamentalistas del Oriente, y presumiblemente orientados al “cobro” de viejas deudas de “honor” u otra naturaleza? Pues no sólo que aquella respuesta puede ser francamente inadecuada, desalentadora y disipadora de cualquier afán 44 conciliador que pudiera anidar en cualquier rincón del alma oriental, sino que deberían despejarse todas las dudas, respecto a la urgencia que tiene la clase dirigente del Planeta de restablecer una visión política universal sostenible frente a todas las culturas del Mundo, en orden al rumbo que deben imprimirle a su trabajo político, de manera que llegue a optimizarse el uso de los recursos naturales, de los recursos técnicos y de la industria disponible, para bien de una humanidad sumida actualmente en la discordia, los odios. la desconfianza, y cada vez más populosa y congestionada. ¿Es válida la consideración de algunos líderes poderosos de nuestra sociedad burguesa occidental actual, establecida sobre principios exclusivamente individualistas, que sus intereses comerciales pueden ser antepuestos, o sustituir simplemente sin consecuencias graves, a los intereses sociales de la inmensa mayoría de la Humanidad? ¿Sobre qué bases podría ser establecida semejante pretensión, acaso, en la fuerza militar de que disponen o pueden llegar a disponer algún día? ¿Es válido ese presupuesto para sociedades vilmente golpeadas por la Violencia y con amarga experiencia de la Guerra, como la colombiana, y, por qué no, como tantas otras sociedades de Europa y de Asia Central? ¿Qué perspectiva podría ofrecernos una asociación con otras naciones tan desorientadas y manipuladas como la nuestra, así fuera de carácter regional, en la búsqueda expresa, en conjunto, de nuestro propio destino, y en conjugación con las demás naciones del Mundo, del destino de la humanidad entera? ¡Esa no sería una solución descabellada! Para encontrar el camino concreto correcto es preciso tener una perspectiva histórica inusualmente amplia y profunda en la mayoría de los proyectos políticos que se plantean en la actualidad y una perspectiva social que apenas estamos en el camino de conseguir. Su ruta nunca quedará definida puntualmente, en general, lo que ocurre tal como lo conciben hoy las disciplinas científicas, porque serán muchas, no una sola ruta, que cubrirán muchos individuos, comunidades, instituciones en plan de convergencia, de coherencia, así no sea de estricta 45 coincidencia, en la dirección asumida por el grueso del mundo humano para que el andar sea más productivo para todos. Frente a la vetustez de algunas sociedades asiáticas y europeas y el primitivismo de muchas de las americanas, las nuestras, las que llamamos civilizadas, parecen jóvenes e inmaduras. Eso es cierto. Sin embargo su historia también ha afectado profundamente nuestra vida, aún sin que seamos conscientes de ello. Esa historia está registrada en documentos, a cuyas relaciones tenemos acceso en la actualidad, gracias, principalmente, a los trabajos arqueológicos adelantados los últimos cien años, y representan una experiencia invaluable para los proyectistas políticos del Porvenir. El conocer mejor nuestro entorno físico, los recursos naturales de que podemos disponer, la metodología más económica, efectiva y eficiente para disponer de ellos, nuestros recursos humanos y el nivel de su disponibilidad, en resumen, nuestra realidad física, nos obliga a avanzar en el conocimiento de nuestras raíces, no cientos sino miles de años atrás, a través de los diferentes “filum” de nuestras tradiciones, en la búsqueda del hombre que somos, de los factores ambientales que limitan nuestras posibilidades, de nuestras propias limitaciones físicas y psicológicas, de lo que significan para nosotros las fronteras físicas de nuestro hábitat. También nos obliga a avanzar en el conocimiento del Hombre en su mayor extensión a través de la Geografía y sus relaciones sociales. Nuestra cultura nos ofrece valiosas experiencias, como veíamos atrás, que podemos retomar, rescatar del olvido, con pleno derecho, ya que representan valores de fondo de nuestra cultura, de inmenso valor para entender lo que debemos considerar al momento de diseñar propuestas para la vida civilizada. Como veremos adelante, de la Cultura Occidental solamente ha trascendido a nuestro tiempo su “corteza técnica”, como lo plantean muchos estudiosos de nuestra civilización moderna. El marco ético dentro del cual se ha desarrollado esta cultura, el mismo dentro del cual se han desarrollado las instituciones jurídicas y administrativas de la Sociedad, el mismo Estado, el 46 régimen republicano y la democracia formal, aunque han cambiado, y representan un buen avance en términos institucionales, carecen de la universalidad que comúnmente se les atribuye, no llenan las expectativas de libertad y democracia de nuestros pueblos. Son el producto de concepciones filosóficas de los siglo XVI, XVII y XVIII, nacidas, en especial, en Suiza, Francia, Alemania e Inglaterra, en medio de grandes conflictos de poder e intereses de tipo político y religioso, que generaron cruentos enfrentamientos que conmovieron la sociedad europea hasta sus cimientos, que dieron origen a una corriente masiva de emigrantes a América septentrional y cuyo costo de vidas humanas se acercó al 1/3 de la población continental, pero que nunca fueron resueltos, nunca merecieron una discusión, una controversia civilizada, que hubieran servido de fundamento a sanas reformas institucionales. En las naciones de Occidente, simplemente se fue instalando, con leves variantes, el modelo propuesto por las tres “revoluciones burguesas” que irrumpieron al final de ese período de tiempo, que resolvió, por otra parte, el problema de la anarquía que surgió con la caída del régimen monárquico como consecuencia de la Revolución Francesa, que libró del hambre a Europa, y que sirve de base a la organización del Estado moderno: Ellas son la Revolución social, que se da en Norteamérica con la emancipación de Inglaterra de Los EE. UU de Norteamérica en 1776, la Revolución Francesa de 1792, y la Revolución Industrial, que tomó su rumbo definitivo en 1830. Desde este tiempo hasta nuestros días, Occidente estuvo bajo la tutela, primero, del Imperio Inglés hasta 1914 y luego de los EE. UU de Norteamérica, particularmente a partir de 1945, cuando quedó resuelto el conflicto de poder con el Eje, hasta nuestros días. Podría pensarse que, como consecuencia de las consideraciones que venimos haciendo, viene luego el rechazo total, de plano, de aquel modelo cultural “oprobioso”. De ninguna manera. No se trata de desandar el camino recorrido para tomar un atajo diferente. Se trata de asumirlo seriamente, en concreto, con sus serias limitaciones, de las cuales cada nación debe hacerse 47 plenamente consciente, según sus propias particularidades, pero que puede hacerse más flexible, adaptarse mejor a los requerimientos administrativos de cada pueblo y a sus diferentes formas de asociación. El primer paso es tomar consciencia de esas limitaciones. Este trabajo es un esfuerzo para avanzar en ese propósito. El que se llegue a dar una gran controversia, una amplia discusión sobre el tema, podría ser el segundo propósito. El que se den nuevos pasos y que la Humanidad, como un todo, asuma el protagonismo de su propia historia, sin imposiciones, y crezca, sería nuestro sueño. Este es un reto válido para todos los hombres, sin distingos de raza, credo o cultura. El reto es especialmente comprometedor para la gente educada, rica o con Poder. Es indeclinable para el hombre que se considera con consciencia de serlo, que cultiva las disciplinas del Espíritu. Es una demanda de su tiempo, de su esfuerzo personal, para quienes practican en su vida profesional disciplinas que trascienden, en su ejercicio, las fronteras del interés personal, como pueden ser, la medicina, la jurisprudencia, la Ingeniería, la Arquitectura, las Artes, las Ciencias puras y aplicadas, la Técnica, el Deporte, etc. Por otra parte, se han detectado problemas ambientales entre muchos otros, que solamente pueden enfrentarse en forma colectiva y cooperativa. Entre ellos pueden mencionarse, por ejemplo, el abastecimiento de suficiente agua potable, el mantenimiento de una atmósfera suficientemente respirable, el control de las plagas, el manejo de las condiciones ambientales generales para una buena salud física y mental, etc. Dada la aplicación concreta e inmediata que se espera de este trabajo, hemos elegido a la Ingeniería como eje de nuestras reflexiones siendo conscientes que el producto de esa reflexión será convergente y habrá de conjugarse con el producto de la reflexión que se lleve a cabo teniendo como eje cualquiera otra de las disciplinas. La experiencia obtenida en el uso de los recursos técnicos, para el desarrollo de la infraestructura social, de su desarrollo organizacional, en la optimización, en el uso de los recursos naturales y humanos en la economía productiva, en el 48 Trabajo, proyectan a la Ingeniería decisivamente, hacia nuevos y ambiciosos objetivos, como es el de enmarcar la Economía Humana Global, tal como debe ser, en el contexto de la Economía Natural. No puede concebirse la especie humana como una entidad independiente del Mundo Natural, sino firmemente sujeta a ella y determinada por sus condiciones. 3.2. 0 EL TEMA DE LA GLOBALIZACIÓN. La idea de que el mundo se ha “empequeñecido” con el desarrollo de los medios de comunicación, contemplada desde el punto de vista de las grandes potencias, no se relaciona necesariamente con el tema de la integración paulatina de la vida humana en los términos de la visión macroscópica a través de la cual venimos tratándola. Se refiere, más bien, a la idea de concebir la economía humana, al nivel mundial articulada alrededor de las instituciones económicas “multinacionales“, llamadas así no por su constitución cosmopolita, sino por que pueden operar como gigantescos y dóciles mecanismos de dominio e intervención, a la disposición de los mayores poderes económicos del Planeta. Ello no es utópico hoy, por la proyección que puede dársele a sus actividades, por su dotación de medios informáticos de última generación, por su acceso a información detallada de todas las economías del mundo, de sus sociedades y de su manejo político, entre otras cosas. Estas instituciones acrecientan su poder en la medida que las economías independientes del planeta vayan quedado sujetas a su tutela, como consecuencia de los negocios de compra de las grandes empresas, de las grandes alianzas estratégicas de empresas, de la fusión de instituciones, de entidades financieras, entre otras cosas. Ello hace que los empresarios del mundo entero, se vean inducidos a ceder a las demandas, a cerrar, y a ser absorbidos, o a buscar posiciones competitivas más seguras frente al poder excluyente de aquellos “monstruos” financieros, industriales y comerciales, frente a su poder disociador y destructivo, como frente a las posturas observadas comunmente entre ellos, típicas de una sociedad humana anarquizada a alto nivel, como son las de competir 49 salvajemente y sin contemplaciones, en lo que constituye, de manera efectiva una guerra planteada en términos económicos. Amparados en la inconsciencia, la indiferencia y aún la complicidad de muchos funcionarios públicos y privados, de no pocos empresarios, y de gran número de políticos indecisos, o por la impotencia de los poderes Estatales que se mueven en medio de un mundo dividido y determinado exclusivamente por los intereses de las “grandes potencias”, sus tentáculos penetran hasta el interior de sus territorios, invocando “inocentemente” el principio de la “Libre Empresa”. Apoyándose en sus “puntos fuertes” situados generalmente lejos de las miras de los rivales locales, ponen su poderío económico al servicio de una competencia desleal, destinada a socavar las economías locales, obligando a sus empresarios a responder con movimientos paralelos semejantes. Igual que ocurre con la estrategia de los movimientos revolucionarios que operan en Colombia, no les interesa, definitivamente, la toma del Poder, por el costo financiero, por el desgaste político, por el compromiso social que implican entre otros motivos. Sólo tienen interés en llegar a un nivel de influencia tal, que puedan interferir seriamente las decisiones de la gente, de las instituciones, y de los Estados, provocar su parálisis o generar otras consecuencias, cuando aquellas decisiones no obedecen a sus intereses. Ello es posible, principalmente, porque las condiciones poco equitativas del intercambio económico de las pasadas décadas, el afán de mejorar los niveles de vida, sin el soporte económico adecuado, la desigual competencia en los “mercados” internacionales, la corrupción interna, la falta de visión industrial y comercial, y otros motivos, han obligado a la hipoteca masiva de las economías nacionales, públicas y privadas, hasta el punto en que sus “acreedores” están en capacidad de ejercer, así sea extraoficialmente, el total dominio de ellas. 3.2.1 LA GLOBALIZACIÓN BIPOLAR 50 De la manera como la mentalidad del hombre de nuestro tiempo, particularmente en el medio urbano, ha sido afectada por la cuestión económica, donde el único motivo que merezca ser tenido en cuenta, como vital para él, es el lucro, se deduce el valor que le merece quien, por los azares de la vida ha perdido todo, o siempre ha vivido en los sectores sociales llamados deprimidos. Y si, el proceso de globalización económica ha generado altos niveles de desempleo, y abandono, en la base social de nuestros países, eso no sólo produce una crisis existencial en aquella población, sino que su angustia los conduce directamente a las redes del Crimen, la otra opción económica posible, en todas las posturas que pueda permitir esa nueva dialéctica económica bipolar donde se sitúa casi toda la población. La militancia alrededor de cada uno de estos dos polos caracteriza la vida íntima de los colombianos; el efecto de la globalización económica sobre el aumento de la miseria, ha producido el auge del crimen organizado como único camino de redención de las clases menos favorecidas, y llega también a tipificarse, como <<atractor>> económico, la forma de vida del sector básico de la población. No es aventurado reconocer, que la influencia de estos dos polos en la conformación estructural de la sociedad colombiana, está afectando la mentalidad misma, las relaciones de las clases sociales nuestras, el comportamiento íntimo de cada una de ellas, haciendo, por ejemplo, que la Ley no sea más que una característica de diferenciación entre dos mundos divorciados entre sí, y conectados, a veces de manera accidental, incluso, ni siquiera con relaciones duraderas de trabajo. El divorcio entre nuestras clases sociales, “pudientes” y articuladas con el Estado, y “menesterosas”, asimiladas al estado caótico de nuestra sociedad, se da también a niveles éticos, haciendo casi imposible la convivencia. Esta realidad ignorada por la generalidad de los analistas políticos nuestros, es un factor determinante en nuestra inestabilidad institucional, y debe ser urgentemente superada para que en Colombia podamos superar la crisis social y la violencia que sufrimos en la actualidad. 51 A propósito, hemos citado en este tema de la globalización dos fuentes de poder internacional, sin tomar nota del crimen organizado, que, como gigantesca “tenaza”, tiene amplia capacidad de disimulo y mimetismo, capacidad estratégica de penetración subrepticia de las fronteras nacionales, de control y manipulación de sus economías, del soborno, de la intimidación, de la distracción, de la parálisis en la acción política de las autoridades legítimas. Una de ellas, es lo que queda del viejo poder soviético, con su patrocinio de los movimientos marxistas – leninistas, que luego de la Revolución de Octubre de l917, monta una campaña, al nivel mundial, de penetración, descrédito y conspiración política, destinada a establecer firmemente la hegemonía “socialista”, particularmente, sobre los regímenes de corte liberal – burgués, que rigen en las repúblicas nacionales de Occidente. La experiencia de la Guerra Fría, y de los movimientos revolucionarios montados sobre los principios de la guerra irregular, muestra las dificultades de completar una victoria militar si no se logra neutralizar el apoyo que en el otro lado del conflicto puede ser prestado por los líderes de la resistencia. Sin embargo, a largo plazo, la victoria podría ser conseguida, si la obtención de posiciones estratégicas geográficas y en los distintos niveles de la estructura social, adecuadas para mantener la posibilidad de interferir el normal desarrollo de la vida cotidiana de las naciones, permite inducir la desmoralización de la población, el desmedro en el ánimo de trabajo, el incremento de los riesgos económicos de las empresas productivas, el incremento de la inseguridad para quienes lideran las actividades productivas, la lucha del movimiento sindical en la búsqueda de reivindicaciones absurdas. En Colombia, la preparación de esa tarea empezó en la década de los años veinte del siglo pasado y prosiguió hasta la década de los años sesenta en que se dio la movilización militar, para alcanzar las posiciones estratégicas buscadas. El colapso del régimen soviético en la década de los noventa y el fin de la Guerra Fría, 52 dejó huérfano de iniciativa y de apoyo ideológico y financiero al movimiento revolucionario colombiano, que tuvo la suerte de contar con el poder financiero del Crimen organizado en el Mundo, para retomar su iniciativa. Ello le permitió sustituir el patrocinio soviético por el patrocinio de la “Mafia” del narcotráfico, obviamente, asegurando la financiación de sus operaciones y manteniendo en la medida de lo posible, su “independencia” intelectual. La otra fuente de poder es la que intenta utilizar a las organizaciones financieras líderes del Planeta, que ya han sido suficientemente “globalizadas”, alrededor el Fondo Monetario Internacional, como eje, para establecer su dominio de la economía mundial. El hecho tozudo es que países como Colombia y muchos otros países pequeños y medianos se ven agredidos, desde dentro, por aquellas fuerzas extrañas que son, por otra parte, más poderosas que las suyas, individualmente consideradas, y se muestran decididas a asumir el control de sus recursos para encausarlos en la consecución de sus propias metas económicas y políticas. Muchos de nuestros hombres de empresa y hombres públicos, aceptan en acto irresponsable y de sumisión indigna, como, “hechos cumplidos”, aquella pretensión y las acciones de poder correspondientes, que encubiertas con la presentación de inocentes recomendaciones técnicas económicas, llevan implícita la intención de saltarse las más elementales normas de convivencia internacional y del respeto debido a la dignidad de los Estados legítimamente constituidos y plenamente reconocidos, y a los derechos soberanos de las naciones, así, como decíamos: “hechos cumplidos”, sin mediar diálogos y negociaciones de ninguna especie, desconociendo plenamente y vulnerando gravemente la dignidad de pueblos estructurados en sociedades reconocidas por el Derecho Internacional, que merecen respeto, que poseen patrimonios económicos y culturales de los que tienen derecho de disfrutar. El hombre común, confundido, difícilmente logra desentrañar el misterio de la coherencia de multitud de hechos perturbadores aislados que son objeto de información 53 diaria en la Presa. A los malos manejos de nuestros administradores públicos, inexpertos o mal intencionados, que han hipotecado en contra de varias generaciones futuras de compatriotas la economía de sus países, se suma uno de los delitos que deberían ser castigados con duras penas por la legislación penal de todas las naciones, uno de los actos más abominables, destinado a poner la suerte de los “débiles” en manos de los “fuertes”: La Usura. En el fondo, esto no es más que una aplicación “al pie de la letra” de la ética calvinista, en el campo de las relaciones internacionales, que aporta, nadie lo duda, un ingrediente importante en el orden económico de las sociedades humanas, pero que requiere ser balanceado con otras consideraciones de orden cultural, a lo cual, en el mundo moderno no se ha llegado. Para “muestra un botón”: ¿Dónde está el tratado internacional que reglamente aquella práctica? ¿Es acaso una ley del Imperio, de un Imperio que, igual que el buscado por el totalitarismo marxista – leninista se va imponiendo informalmente, solapadamente como hecho cumplido? ¿O ha llegado nuestra hipoteca tan lejos, y nuestra dependencia es ya tan firme, que nuestros pueblos deben considerarse ya irremediablemente sometidos a la voluntad de nuestros “acreedores”? Los nuevos estilos de agresión, la llamada Guerra Revolucionaria y el despojo, expropiación o destrucción de nuestro patrimonio económico y humano, los más preciado de los cuales son nuestra libertad y nuestra independencia, han generado, a su vez, un movimiento defensivo, completamente independiente, sin compromisos internacionales, que opera, por el momento, al nivel nacional, que se justifica por la actitud asumida entre nosotros por nuestras propias autoridades frente a aquellos dos nuevos estilos de agresión disfrazada internacional. Se trata del movimiento de autodefensas, patrocinado, en sus comienzos, por hombres de empresa, del nuevo cuño moderno, y con intereses qué defender generalmente en el Campo, o en territorios aislados fuera del alcance efectivo de las autoridades legítimas, no muy éticos, aunque económicamente poderosos. Desgraciadamente su movimiento derivó, como tenía que suceder, hacia los objetivos 54 del Crimen organizado, del lucro, del enriquecimiento fácil, a costa de un gran daño social. O sea, hacia el comercio de alucinógenos, la toma de propiedades rurales, la extorsión, el secuestro y el asesinato, el comercio de combustibles hurtados, el asalto a mano armada y otras actividades ilícitas, única fuente segura de financiación de empresas tan polémicas, tan arriesgadas y, tal vez tan carentes de apoyo popular como las suyas. Los nuevos estilos de agresión no representan mayores riesgos directamente a sus autores intelectuales porque éstos no tienen que enfrentar al enemigo directamente en el Campo de Batalla. Solamente se parapetan en puestos de “prestigio” que inspiran respetabilidad y autoridad, o en el anonimato. En la lucha revolucionaria, el Campo de Batalla simplemente se sitúa donde pueda afectar mejor la moral enemiga, o sea tan cerca como sea posible de su lugar de trabajo, de su lugar de residencia. El Campo de Batalla en la lucha por el dominio económico se sitúa principalmente en los terrenos del Comercio, la Producción la Ciencia y la Tecnología, y su apoyo logístico, entre los cuales puede contarse el apoyo financiero. Mientras por un lado, en los barrios, en las vecindades, en las instituciones públicas, en las organizaciones productivas de todo orden, otros actores del conflicto se infiltran y montan sus propios dispositivos estratégicos de “batalla”, allí donde su amenaza sea más contundente, mientras el “hilo” de las responsabilidades se difumina, se disimula mejor, y mientras los medios de comunicación, inocentes o vendidos, funcionan como “cajas de resonancia” que aumentan varias veces el efecto terrorífico de sus golpes de mano, se suceden en las capitales las alianzas “estratégicas”, las fusiones empresariales, las ventas y compras de grandes compañías, la liquidación de otras que han llegado a la insolvencia financiera, dejando sin trabajo a legiones enteras de gente bien formada y preparada para su oficio, en aras de rebajar los costos fijos y aumentar la “competitividad” de nuestra economía organizada, 55 Los países pequeños y medianos enfrentan un reto difícil de resolver, que va a exigirle a sus ciudadanos mucha determinación en su propósito de sobrevivir, mucha solidaridad, un gran espíritu de entrega y de lucha, virtudes que, por desgracia, no son las que más se cultivan hoy, para una recta formación del carácter. Pero hay algo más que debe movernos a la reflexión. El juego de las competencias estratégicas en el campo internacional se complica. ¿Qué otro sentido puede tener la entrada de la China, de lleno, al papel de gran competidor en la “arena económica” del Planeta? ¿Qué otro significado tienen, ya para el caso de Colombia, entre muchos otros casos, los coqueteos con este país y otros países asiáticos de jefes de Estado vecinos? ¿Qué otro sentido tienen sus esfuerzos armamentistas, sus ideas de impulsar los movimientos “revolucionarios” y su apoyo financiero a países vecinos con dificultades financieras? ¿Qué sentido tiene para nosotros lo que parece ser el encubierto apoyo suyo a nuestros movimientos subversivos, la salida, por fuera del país, de varios de los jefes de las Farc en el aparente plan de duplicar su movimiento guerrillero en otras naciones latinoamericanas? ¿Son aquellos movimientos acaso, “movidas maestras” para instalar en otras naciones del Continente la estrategia de lucha política experimentada en Colombia y lograr, tal vez a favor de alguna nueva “gran potencia”, el dominio político -estratégico de la región latinoamericana, a mediano plazo? ¿Se plantea, acaso, hacer a nuestras naciones sus “socias” forzadas en una incierta contienda económica y política planetaria, es decir, una asociación de naciones “indefensas”, marginadas, que no han logrado superar sus diferencias para alcanzar un mínimo grado de concertación en su política externa frente al resto del Mundo? ¿Acaso se prepara una fenomenal confrontación, eventualmente de tipo militar, en el “patio trasero” de la “superpotencia occidental” en América, para darle su “jaque mate”, ganarse el monopolio del poder internacional, para instaurar un nuevo imperio económico social y político a espaldas de nuestros pueblos? ¿Quién se beneficiaría de todo esto realmente? Es acaso el principio de la fase caliente de una Guerra Fría perdida por el campo socialista en su primer “round”? ¿Qué papel juegan aquí 56 los intereses personales y políticos y la acción que desarrollan actualmente los empresarios internacionales del crimen organizado, los empresarios del narcotráfico, la “mafia rusa”, la mafia italiana en Italia y en América, las mafias y los grupos terroristas árabes, las pandillas de “terroristas” y los “carteles de la droga” latinoamericanas? ¿Quién se está apoyando en quién, el Crimen en las organizaciones otrora revolucionarias marxistas leninistas, o los revolucionarios marxistas - leninistas en el Crimen? ¿Se trata acaso de una nueva confrontación política inminente, con riesgos de volverse bélica, en un nuevo “campo de batalla”, nuestros territorios, entre dos viejos poderes universales de dimensiones ideológicas, o se trata de dos nuevos poderes estratégicos - militares, de dos nuevos polos de la lucha dialéctica en el Mundo, tipificados regularmente como “Capitalismo” y Crimen, que se disputan agresivamente, su predominio en la explotación del Hombre en su propio beneficio? ¡El sólo considerar esa posibilidad, en una civilización humana, que se supone técnicamente avanzada y que ha desarrollado armas nucleares suficientes para aniquilarse a sí misma, lo pone a uno con la “piel de gallina”!. Solamente una clara consciencia de la Realidad, nuestra decidida determinación de evitarlo, el compromiso sin desmayo en cumplir nuestra tarea, y el esfuerzo heroico de nuestra parte de llevarla a cabo, tienen posibilidades de disuadir a cualquier interesado en hacer realidad aquellos propósitos, de alejar ese fantasma de nosotros. Tenemos que demostrar, con éxito, que estamos decididos a no dejarnos involucrar en semejante juego y en semejante destino, como es llegar a ser el “campo de batalla” económico, político, social, y eventualmente militar, de las grandes superpotencias mundiales por el dominio universal. Esa es una responsabilidad ineludible, que marcará con dureza el desempeño estratégico de nuestra política, de nuestra nación, de nuestro pueblo, de los pueblos americanos, de los demás pueblos del mundo en las próximas décadas de este siglo. Si esa confrontación se da, si los superpoderes del mundo no consienten en conjugarse por el bien de la Humanidad, en participar con su 57 inteligencia y experiencia en el manejo tutelar de la economía mundial, la competencia extranjera en contra de nuestra industria vernácula y de la de otras culturas arreciará, sin duda, dramáticamente y probablemente en las diversas naciones tendremos que tomar medidas extremas para defendernos de su política, como buscar la integración económica y política con los países vecinos, y a otros niveles internacionales y cerrar drásticamente nuestras fronteras al comercio exterior, tal como tuvieron que hacerlo para defender su incipiente industria las naciones que accedieron un poco más tarde a la Revolución Industrial de lo que lo hizo Inglaterra, a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Una de ellas fue EE. UU de Norteamérica. 3.2.2. LA GLOBALIZACIÓN DEL MUNDO EN LOS TIEMPOS FINALES DEL IMPERIO CASTELLANO. Muchos autores hablan del Imperio Español, aunque parece más preciso y realista hablar del Imperio Castellano. La globalización en aquel tiempo se da alrededor de la Institución Imperial, de la Monarquía y sus derechos soberanos, y de sus intereses económicos y políticos. Desde finales de la caída del Imperio Romano, se da en medio de una sociedad militar rígidamente jerárquica, de corte medieval, construida alrededor de una interpretación muy europea de la ideología cristiana, finalmente muy afectada por los valores surgidos de aquella “revolución cultural” que significó el Renacimiento. La imagen que ha trascendido hasta nosotros de sus efectos en el mundo americano, como uno de los escenarios donde se dan las experiencias más elocuentes de aquella “mezcla” cultural, es la de una explotación despiadada de los pueblos aborígenes. Sin buscar quitarle piso a esa realidad imposible de disimular, queremos considerar, hacer relieve de otros efectos tan importantes como ese, cuya trascendencia, de haberse consolidado, hubiera producido un cambio diametral en el desarrollo de la civilización americana: Tenemos testimonios muy sólidos para pensar que esa explotación humana se dio, pero en medio de un conflicto de 58 poderes feudales entre el Monarca del Imperio y quienes se comportaban como señores lejos de la metrópoli y colocados frente a una oportunidad que no despreciaron, de hacerse ricos y poderosos. La responsabilidad de Estado, de proteger a sus súbditos de ultramar nunca fue desconocida por el Monarca, aunque, por razones históricas que iremos revisando poco a poco, su poder declinaba mientras que se radicalizaba el absolutismo del el llamado “derecho divino de los reyes”, hasta colapsar a finales del siglo XVII, para desgracia de América. Particularmente, la memoria de sucesos de inmenso valor cultural ocurridos durante el siglo XVI, y en que los pueblos de la antigua América Española tuvieron no poco que ver, hace que hoy les corresponda el derecho de demandar, de las demás naciones del Planeta atención, claridad y aceptación de la gran responsabilidad que se deduce de la pretensión de mirar hacia la humanidad con esa visión globalizadora que se reclama insistentemente este momento, como clave del éxito en el esfuerzo de crear las condiciones en que ha de darse la supervivencia humana, para bien de la humanidad de hoy y de mañana, papel que no puede ser dejado de lado ni siquiera en el trato con pueblos que puedan ser considerados emancipados de toda tutela extranjera. Históricamente, nuestra Cultura Occidental estuvo colocada frente a un reto semejante en el siglo XVI, tocando, a fondo, el desarrollo del proceso de formación del espíritu nacional de los pueblos que formaron parte de la antigua América Española. Tres episodios memorables tienen ocurrencia entonces, dos de ellos que tienen que ver directamente con la experiencia americana: La gran controversia suscitada en la Europa de Carlos V Rey de España y Emperador de Alemania por los derechos de los indios americanos, las misiones jesuitas en Colombia, Paraguay y Uruguay y la Misión de llevar el cristianismo a China. Más adelante trataremos más detalladamente sobre ellos. Avancemos un poco, sin embargo en algunos aspectos de interés, referidos al tema que venimos tratando. 59 Uno de ellos tiene ocurrencia, cuando el gran genio misionero de la Compañía de Jesús, Francisco Javier siguiendo instrucciones de Ignacio de Loyola, “trazó en el terreno, después de recorrer India y el Japón, las bases de esa empresa gigantesca, cuyo objetivo central sería el de hacer católica a la China. En mensaje dirigido, desde el Japón, a sus superiores, les decía: <<China tiene que ser ganada, como antaño lo fue el Imperio Romano>> (Indalecio Liébano Aguirre. Los Grandes Conflictos Sociales y Económicos de Nuestra Historia. Ediciones Nueva Prensa Bogotá. P 62). Este propósito se podría traducir hoy, considerando la forma como fue puesto en marcha el proyecto: “Buscar los puntos de identificación de la Cultura de Occidente con la Cultura China, aproximarlas, ponerlas en contacto”. Ese podría ser el significado del objetivo que se propuso la Compañía de Jesús en China, según como fue concebida por ella en aquella época. “Entre muchos atisbos geniales que aparecen en el pensamiento de Ignacio de Loyola, figura, en plano eminente, su intuición de que la gran batalla entre la democracia católica – La Plebe Cristiana- y las burguesías calvinistas de Occidente, no se decidiría en Europa sino en los llamados continentes atrasados, es decir, el Asia, Africa y América. Así se explican las modalidades revolucionarias de las Misiones Jesuitas, que los historiadores más adversos a la Orden, reconocen como una de las mayores hazañas de la cultura occidental”….” (Idem. P 62). Por desgracia surgieron contradicciones internas, dentro de la Iglesia, que fueron resueltas en decisión conciliar, a favor de cancelar las misiones jesuitas en Asia. Ello ocurrió en el Concilio reunido en la ciudad italiana de Trento, de 1545 a 1563. A partir de ese momento, la experiencia que otras culturas asiáticas han tenido, en sus diversos contactos con Occidente, particularmente en Asia, han sido muy amargas aún cuando consideremos los contactos más recientes. La arrogancia y el desdeño en el trato, de que fueron objeto las culturas asiáticas por parte de la “corteza técnica” de Occidente, como denominan los historiadores a la civilización técnica que nació a partir del desarrollo científico occidental, que se dio después del siglo XVII, no pudo ser más 60 eficaz en despertar profundos odios y resentimientos contra Occidente. “La importancia del Oriente y en general de los continentes despectivamente llamados “de color” por los ideólogos de la burguesía protestante, la comprendieron después. A Napoleón tampoco se le ocultó la importancia del Oriente en los conflictos mundiales y ello explica su inclinación a rebasar las fronteras occidentales y su conocida sentencia: <<Europa es una ratonera>>. Pero quien comprendió mejor, por una intuición semejante a San Ignacio, la influencia que tendría el Oriente en el desenlace final del conflicto entre la democracia y las burguesías calvinistas, fue Lenin: <<Los verdaderos pueblos avanzados – decía- son los de Asia. Europa es un Continente atrasado…Moscú debe ser un puente indestructible entre Oriente y el Occidente, entre las cumbres del proletariado ruso y las masas profundas del Asia y el Africa, destinadas a barrer el Universo” (Idem. P.63). San Ignacio, gran artífice de la Iglesia Romana contra la Reforma, “presintió, …que los llamados pueblos atrasados serían el escenario … donde se ganaría o se perdería la batalla contra la plutocracia calvinista y desde el momento en que formó el primer núcleo de la Compañía, comenzó el planteamiento y desarrollo de la grandiosa labor misional de la Orden, labor que tendría sus eximios ejecutores en los jesuitas Francisco Javier, Mateo Ricci, Adam Schall, Roberto Nobili, Verbiest, Da Costa, Pedro Claver, Martini, Sandoval, etc. No se trataba ya de obtener “conversiones”, ni de efectuar, en forma ligera, bautismos en masa –como lo hacían las órdenes tradicionales -, sino de seguir el principio ignaciano que vinculaba la propagación de la fe con el aporte, a los pueblos convertidos, de aquellos elementos de la civilización de Occidente –fueran ellos científicos, culturales o económicos- que podían contribuir a mejorar su presente condición, su acervo de conocimientos y su bienestar. Las misiones, por ello, no fueron para los jesuitas una simple avanzada del imperialismo de Occidente, sino que ellas implicaron el más serio esfuerzo para contener ese imperialismo y situar las relaciones entre el Este y el Oeste en el plano de un nuevo tipo de entendimiento cultural “sin pueblos escogidos”, ni “plutocracias predestinadas”. Cuando Francisco Javier llegó a la 61 India y conoció el tratamiento que recibían los nativos de las colonias portuguesas, escribió altivamente al Monarca Portugués: Si no amenazais a vuestros empleados con cadena, cárcel y confiscación de bienes y aún poneis por obra la amenaza, cualquier empeño para hacer que prospere el cristianismo en la India será inútil”(Idem P 64). Por último, reflexionemos sobre las dificultades que enfrenta la integración de la vida humana en términos igualitarios, no en asociaciones jerárquicas o bajo algún tipo de dominación. 3.2.3 LA GLOBALIZACIÓN ANGLOSAJONA. Hasta ahora, la victoria en las confrontaciones políticas del siglo XX coloca a las potencias anglosajonas, la Norteamericana, en particular, a la cabeza, y sus directrices culturales de profundo sentido religioso aunque no lo sea públicamente reconocido, en la posición de liderazgo del llamado “Mundo Libre”. Ello es un merecido honor pero también una irrenunciable responsabilidad, que implica la aceptación de una visión universal de la vida humana y de un mayúsculo esfuerzo en su preparación, con el propósito de ejercerlo con propiedad, idoneidad y autoridad, si no queremos una nueva y posiblemente última frustración de la Especie Humana en su lucha por su supervivencia, por su salvación de la extinción. No hay duda, que la responsabilidad en esa colosal tarea es compartida por todos los hombres y debe comprometer en su realización la gran mayoría de los recursos, de todos los órdenes, de que disponemos. 3.2.4. LA GLOBALIZACIÓN MIRADA DESDE UN ÁNGULO MODERNO. La mirada globalizada del mundo moderno no puede darse por fuera de alguna forma de consideración científica. Dentro de esa consideración científica la antropología, entre otras disciplinas científicas tiene una importancia vital. Ella puede ofrecernos testimonios acerca de la manera de interpretar la Realidad, y sus 62 aplicaciones en el desenvolvimiento de la vida cotidiana, de los diferentes pueblos humanos del Orbe, tanto antiguos y modernos. Si la finalidad de esa mirada tiene el propósito de hacer viable una vida humana civilizada, en común, la sola tarea de extirpar de la Cultura humana las costumbres y los valores que han enfrentado a los hombres en forma irracional, generando una experiencia negativa, en términos de cooperación, merece ese gran esfuerzo. La gran tarea de conjugar la vida humana de todas las naciones del mundo en aras del Bien Común, es algo que exige la comprensión, el descifrar correctamente, el interpretar correctamente los signos en que fue y es expresado el pensamiento humano dentro del contexto circunstancial e histórico en que éste se ha producido. Pero no sólo eso: también de entender y explicarse suficientemente la solución de los problemas ambientales del medio planetario, que, en cada una de esas circunstancia se ha dado, si es que el ser humano ha logrado tener claridad de consciencia acerca de ellos. Ya en este momento los cambios del clima, la violencia creciente de los elementos climáticos, que golpean inclementemente a los menesterosos tanto como a los poderosos, nos están diciendo con insistencia que es preciso evitar y quizás, devolverse, en la generación de daños ambientales que viene causando la civilización moderna en la Tierra, como son la contaminación por medio de los combustibles “fósiles”, y el consiguiente calentamiento global, la liberación del carbón de la biomasa vegetal hacia la atmósfera, la destrucción de los bosques y el daño a su poder de regulación de las inundaciones, etc. Quienes logran la visión global hoy y tienen poder para aplicarla en el manejo político, lo hacen refiriendo su acción a los términos estrictamente del concepto económico. Su visión, que es esencialmente práctica, considera suficientemente explicada la realidad productiva de las naciones del mundo, en términos de las condiciones de la Economía. En general, las posturas adoptadas por aquellas personas, son, en parte, el producto del juego de los intereses económicos, de las 63 ideologías que se han impuesto, del juego de poderes que se ha dado en Occidente en las distintas épocas de su historia. Los conflictos suscitados han necesitado definiciones. Esas definiciones se han dado como consecuencia de los eventos históricos, pero, en común, podríamos plantear una cualidad común: Consideran a la vida humana como definitivamente emancipada de la Naturaleza. El mundo de lo “artificial” tiene sus propias reglas. Quienes tienen el poder económico en la sociedad burguesa moderna, comercial por excelencia, tienen “la sartén por el mango”. El respeto a las leyes del derecho de libre tenencia de medios económicos, de su uso y plena disposición, es esencial en el orden ético de la actual democracia económica. Mucha parte del esfuerzo coercitivo de los Estados en la protección de los derechos ciudadanos está dirigido a la protección de esos bienes, razón por la cual los logros efectivos en ese campo, se considera, alcanzan los ideales de la paz y la equidad ciudadanas. En el mundo actual, la lucha por la reivindicación frente a la pobreza, frente a la abusiva intervención extranjera, por la adquisición de bienes económicos ambicionados, etc., ha trasladado al terreno económico el “campo de batalla” de las luchas políticas, perdiendo el ser humano la necesaria proyección que esas luchas tienen en las demás dimensiones no económicas de la Realidad. El rescate para el ser humano, considerado integralmente, de una visión más amplia, más realista que la que ofrecen esas proyecciones económicas inadecuadamente simples, le darían mayor seguridad a sus proyectos políticos. Ese es uno de los fines de este trabajo, porque si no dispone de esa visión, sus luchas reivindicatorias, se sumarán junto con la tarea de explotación humana que muchos empresarios perversos se han impuesto, para acelerar definitivamente los pasos de la humanidad entera hacia el abismo. El ser humano necesita hacerse consciente de la fragilidad de su vida, de su obra, frente al Cosmos en su conjunto, frente a la Realidad impuesta por su medio ambiente, frente a la Naturaleza. Necesita hacerse consciente, cómo ésta influye en su salud, en sus posibilidades como ser vivo, en sus opciones vitales, las cuales 64 necesita buscar y descubrir para cimentar su existencia. Y quizás deberá abrirse al aprovechamiento de todos los recursos de que dispone para sobrevivir. El desarrollo de las Ciencias, y la perspectiva de la Realidad que éstas le ofrecen al Hombre, puede darle las oportunidades que la humanidad necesita para hacer girar ciento ochenta grados a sus prácticas acostumbradas por siglos y milenios en la búsqueda de métodos para asegurar su supervivencia. Y probablemente no tenga muchas oportunidades más de hacerlo antes de que le haya asestado un golpe mortal definitivo a la capacidad de hospitalidad de la vida humana que le ofrece su medio ambiente. Esta consideración nos conduce a la urgencia de buscar un orden ético que nos permita adaptar mejor la vida humana a su medio natural. Y aquel, como consecuencia, deberá ser coherente con las leyes de la Naturaleza. Desde ese punto de vista, no hay duda que la Economía Humana no es más que un capítulo de la Economía de la Naturaleza. En términos modernos, pues, los conflictos sociales humanos exigen para su solución su traslado del terreno eminentemente económico, en gran parte, al terreno experimental donde se mueven las Ciencia, la Tecnología y la Ingeniería, pero no en oposición a las demás disciplinas humanas, sino en apoyo a su esfuerzo por desarrollar una vida humana sostenible, en su conjunto, como tal. Demos algunos pasos en el estudio de la significación antropológica de la experiencia humana en pueblos que han servido de raíces a nuestra cultura occidental. En Occidente, el apellido o nombre de familia de las personas está vinculado con una localidad, con una vecindad de origen, con un oficio, es decir, con el gremio que lo practica, con alguna señal particular que las identifica. Hoy los usamos sin conocer sus significados. En todos ellos nos referimos a orígenes de linaje, a comunidades de sangre. Esas comunidades son los clanes de las sociedades patriarcales nómadas. Las comunidades de sangre, incluso, poseen una heterogénea constitución interna en las distintas nacionalidades que la componen. Cada cultura ha ideado sus formas particulares de organización. Los griegos llaman la suya “ethos”, de donde deriva a la palabra „etica. Etica se refiere 65 al orden interno del ethos. De allí que ordinariamente reconocemos como éticas las acciones que están de acuerdo al orden de la comunidad y antiéticas las que se oponen a él. Puede decirse que no hay dos éticas iguales. En el mundo antiguo los contrastes entre las éticas de los distintos pueblos y sus culturas podían llegar a las más profundas contradicciones. La calidad de la hospitalidad del medio natural incide y determina en gran proporción el modo de vida. Indirectamente, su ética. Hay en Asia, en nuestra América naciones que vivieron del pillaje. La pobreza de su medio geográfico no dieron para más. La exogamia que conserva el vigor de la raza se nutrió en gran parte del secuestro. Es así como en períodos más modernos de nuestros pueblos aborígenes aparece el ritual matrimonial llamado “matrimonio por captura”. Ello se conoce concretamente en Asia y América. Para ciertos pueblos nómadas guerreros el estar “atados” a la tierra representaba casi una forma de esclavitud. La agricultura no era digna de un guerrero. Era tarea de esclavos. Algo parecido pensaban muchos pueblos pastores. Más adelante nos detendremos en algunos casos que pueden servir de ejemplo para ilustrar los valores humanos de la Cultura que emana de las costumbres que van tomando forma con aquellas diversas experiencias de la vida. Teniendo en cuenta esa realidad es fácil entender el caos social de los puertos, de los oasis, de las ciudades que funcionaron como centros comerciales regionales, en cualquier parte del mundo, donde se encontraban gentes de variado origen. Lo propio ocurre en los grandes centros urbanos contemporáneos, que se caracterizan por su cosmopolitismo. En el mundo antiguo, con poblaciones continentales que difícilmente podrían superar los diez o quince millones de personas en toda Eurasia, con una sencilla organización social y con una población afectada por el desorden muy baja, 5,10, 15 % de la población total, ello no afectaba profundamente el orden de vida de las comunidades. En nuestro país, particularmente en provincias como Antioquia, hasta hace unos setenta u ochenta años, pudieron desarrollarse 66 muchas de nuestras comunidades andinas campesinas casi totalmente aisladas del mundo exterior, únicamente orientadas por los párrocos de la Iglesia Católica con que se contaba en todos los poblados. Su ética estaba referida a las enseñanzas de la Iglesia. No puede hablarse jamás de sociedades perfectas. Estaban llenas también de conflictos sin resolver, de ambiciones desmesuradas, se cometían abusos constantemente, se practicaba la “doble moral”, pero las directrices éticas permitían claridad acerca del sentido moral de los actos humanos. Los pueblos eran muy pobres, era preciso trabajar muy duro para obtener el pan diario y algo más. Por todas partes rondaba la ignorancia, pero no había hambre, los niños, los ancianos y los enfermos eran ayudados ampliamente y amorosamente por sus familiares y si no los tenían, por la “caridad cristiana” de los vecinos. El nivel de vida de estas gentes fue, por tal motivo bastante alto, de mutuo respeto, llevada la vida con sencillez, con armonía, honestidad e ingenua sinceridad. De hecho, la apertura de vías de comunicación era mirada con suspicacia por los curas de los pueblos, porque por allí iba a “entrar el demonio”. Y eso fue así. A medida que las “novedades” de los medios de comunicación “burlaban” el aislamiento impuesto por las “talanqueras” de la censura y de nuestra arisca geografía, cundió más y más el desorden. El nivel de vida (no medido en términos de renta) de la población, bajó constantemente y sigue bajando todavía. La referencia que hacemos a este tema tiene especial significado con relación al problema de la globalización de nuestra economía tal como se nos plantea en la actualidad. Plantea la nueva versión de una experiencia vivida y de la cual es plenamente consciente nuestra población. Es común oír dentro de alguna amonestación: ”Antes los negocios se cerraban con un apretón de manos; la palabra empeñada era una “escritura”; hoy lo asesinan a uno para no pagarle las deudas”. Antes el trato mutuo era respetuoso; hoy es infame, lleno de insultos mayúsculos, que antes hubieran sido considerados grave ofensa, en son de “charla confianzuda”, de una ordinariez que ralla en la vulgaridad. Antes la autoridad de las personas mayores, “la voz de la experiencia”, se reconocía comúnmente; hoy la “tercera edad” es síntoma de 67 desactualización, en la información, en el conocimiento; en su falta de “sintonía” con los “ideales” del mundo moderno. La agresión política, que marca la calidad de las relaciones políticas entre los seguidores de las distintas vertientes del pensamiento ideológico importado, en nuestra clase dirigente durante todo el siglo XIX, trasciende poco a poco las fronteras de clase y empieza a ser el marco de relación política entre los prosélitos populares de las distintas vertientes ideológicas. Podría decirse que por allí empiezan a plantearse la realidad de una nueva forma de dominación, obviamente diferente del dominio colonial, pero que implica un recorte sustancial de las expectativas de los pueblos liberados por Simón Bolívar. Desde 1930, por motivos ideológicos ampliamente influidos por pensamientos foráneos, incluso patrocinadas desde nuestro gobierno central, las persecuciones políticas por motivos ideológicos empiezan a ser parte integrante de la realidad nacional en la vida cotidiana popular de provincias como Boyacá. La falta de garantías en la seguridad personal, hace que en las elecciones de presidente de aquel año, los partidarios de una de las vertientes políticas no puedan acudir a las urnas. A partir de 1948 se desencadena la anarquía, y la Violencia no ha dejado de ser el principal motivo de destrucción de nuestras comunidades campesinas, ahora ampliamente secundada por la corrupción generalizada a través de la Televisión y otros medios de comunicación. No obstante no todos los cambios han sido perjudiciales. Antes los derechos que se le reconocían a la mujer no estaban al mismo nivel de los derechos de los hombres. Hoy si lo están. Por ejemplo, las mujeres tienen las mismas oportunidades de trabajo que los hombres y dan testimonio, incluso, de mayor responsabilidad en sus obligaciones laborales. Estos efectos pueden atribuirse a la carencia de una consciencia clara en nuestros dirigentes políticos del valor social, del significado para el “pueblo raso” de sus diferentes comunidades de diverso orden, sus familias, su vereda, su aldea. En acción irracional, movida, no pocas veces, por las pasiones, por los odios 68 contra el contendor político, por las ambiciones de Poder, por la codicia, por la soberbia desbordada, arremeten contra el “enemigo político” sin medir las consecuencias sociales de sus actos. Si Colombia ha visto casi desaparecer su tejido social y crecer sus ciudades con la gran masa de desplazados, por lo menos de dos procesos de violencias diferentes, no se debe solamente a la acción destructiva originada en la intervención extranjera. Esta solamente se mueve, terminando el proceso destructivo de nuestro tejido social y “capitalizando el daño causado en su propio beneficio. ¿Será acaso que esa falta de sensibilidad por la realidad social inmediata, descubre una carencia fundamental en la concepción ideológica del mundo burgués acerca del significado del Hombre y su Mundo, su personalidad, su estructura social, sus instituciones, su historia, su cultura, su lengua, sus expresiones artísticas, sus sueños, su mentalidad, sus relaciones con su medio físico, consigo mismo? ¿Será acaso que la semejanza en los resultados de la práctica política que se da en nuestra clase dirigente con los típicos resultados de la práctica política de la burguesía calvinista, nos denuncia una grave falencia del contexto ideológico, que afecta gravemente su cometido? ¿Es acaso su ideal, el afán de lucro, y su consecuencia, la Usura, una mera expresión de su pobreza ideológica en su perspectiva humana, una simplificación inaceptable, desde esta perspectiva, de lo que son sus presupuestos en la Política? ¡Si eso es así, es preciso hacer rectificaciones de fondo en esas prácticas! Al proyecto de globalización propuesto por las grandes potencias occidentales, según su trayectoria y su dinámica actual, se le adivinan ya varios de sus presupuestos a realizar en su ambiente de plena “libertad”: El de masificar la demanda, estableciendo una nueva reglamentación de la vida humana, introduciendo el principio de la “moda”, destinada a uniformar la demanda de bienes y servicios, lo que interesa para afirmar la capacidad competitiva de la producción masiva de los mismos, para vivirla según sus modelos, con exclusión de toda otra propuesta, acreditados con las historias más inverosímiles ideadas por sus 69 especialistas en mercadotecnia y propaganda, con campañas masivas, apoyados en los medios de comunicación disponibles; llenando su mundo fantástico y vacío con nuevos rituales sociales. Así, los “reinados de belleza” se han transformado en nuevos motivos de convocatoria social, en escenario de una nueva “religión” sembrada en nuestros medios sociales secularizados, con su modelo femenino elevado a la categoría de nueva “deidad” a quien se adora, además, en los “templos” de las pasarelas, de los estadios, de los cafés – Bar donde se dan las concentraciones humanas de la nueva “iglesia”. Esta iglesia tiene una nueva clase “sacerdotal”, cuyos miembros practican nuevos rituales de “oración”, nuevos géneros poéticos, que hacen la apología, la promesa de su nuevo “cielo”: el orgasmo vivido con sus “modelos” de la feminidad, de la masculinidad y la ambivalencia de género, que se contorsionan, que gritan como “posesos del demonio”, como si estuvieran en transe”, que ablandan la consciencia de sus seguidores con sustancias sicoactivas, como el alcohol, la marihuana, la cocaína la heroína, el bazucó, y su nuevo redescubrimiento, el “ragé”, entre otros. ¿Puede considerare esa nueva cultura una conquista real del genio humano? En parte sí y en parte no. Más adelante veremos algunos pasajes históricos que nos permitirán tomar posiciones para orientarnos, por nuestra cuenta, en nuestra propia tarea de estudio, de profundización en el tema. Pero ¿Hay alternativa? ¿Hay forma de reducir la dinámica de “penetración” cultural con la cual se desarrolla ese proceso de “modernización” de la vida humana? Realmente sí la hay. Hay muchas opciones. La globalización de la vida humana puede perfectamente adelantarse sin la “castración” mental que implica el proceso actual, sin la “amputación” de la parte más valiosa de su personalidad: su espíritu, sin renunciar al patrimonio humano representado en el valor de la experiencia acumulada en las culturas humanas diversas que han podido documentarse, de todo el Planeta y de todos los tiempos, y sin renunciar a los sueños que cada pueblo ha acariciado según sus propias aspiraciones. 70 La contemplación de la idea de una vida globalizada, sin siquiera introducir elementos extraños a la cultura de Occidente, nos refiere, querámoslo o no, como tal vez lo puede sospechar ya el lector, al gran conflicto religioso que surgió en la primera mitad del siglo XVI en Europa, relacionado con ciertos movimientos culturales europeos interesados en que se reconsiderara la orientación doctrinal de la Iglesia Católica, dada la aparente irregularidad en el comportamiento de muchos de sus jerarcas y la posibilidad de que se estuviera dando una desviación de fondo en su política. En el ambiente autoritario y caldeado de entonces no pudo darse una controversia sana y constructiva. Rápidamente otros intereses económicos y políticos se involucraron en el conflicto y estallaron la Guerra y la Violencia, que costó una mortandad inmensa y que forjó odios suspicacias, y resentimientos incalculables mutuos. Pero realmente no se resolvió ningún conflicto. Este y los odios, las suspicacias y los resentimientos siguen larvados, anidando en la memoria de los viejos contendores. Los actores se armaron, se establecieron tras sus respectivas barricadas, se dieron los enfrentamientos populares, las batallas militares, los grandes choques ideológicos y políticos, grandes migraciones y desplazamientos humanos comparables aunque a mayor escala que los que acontecen entre nosotros, se mantuvo y se profundizó la discordia, pero no se dio el diálogo desprevenido. No tuvo la humanidad la suerte de ver nuevamente despejado su camino. Pudieron más el orgullo, la Soberbia envalentonados que la sensatez. ¿Tendría que soportar la humanidad otra vez aquella terrible frustración? Y esta pregunta tiene validez, porque los hombres no hemos aprendido a despejar nuestro camino por otros medios diferentes a la fuerza. Y esta costumbre es la que aquí esperamos poner en “entredicho”. Podría decirse que con la experiencia del mundo moderno hemos llegado a la convicción de que la suerte de todos los hombres está en manos de todos. Todas las experiencias vividas tienen valor humano incalculable, y no podemos dejarnos lanzar “al abismo”, si podemos hallar la solución integrando los 71 aportes de cada uno en la construcción del gran “rompecabezas” del gran “mapa del tesoro” que contenga las claves que necesitamos para despejar nuestros respectivos futuros. No podemos seguir viendo impasibles las grandes hambrunas africanas y contemplar la posibilidad de su extensión por todo el planeta, dada la tremenda depauperación que sufren este momento casi todas las naciones del Mundo. Tampoco podemos aceptar buenamente, que sea la rebelión general, la que estalle frente a la injusticia, y se precipite la humanidad, por nuestra miopía, en una catástrofe global de inusitadas proporciones. Por último, reflexionemos sobre las dificultades que enfrenta la integración de la vida humana en términos igualitarios, no en asociaciones jerárquicas o bajo algún tipo de dominación. 3.3.0 ¿TIENE O NO TIENE LA VIDA SU PROPIO SENTIDO? Nos queremos referir aquí al hecho, comprobado por la Ciencia, de que la Naturaleza posee su propio proceso de evolución natural, sobre la cual los humanos poco tenemos qué hacer, excepto, deteriorar el ambiente en que transcurre nuestra vida; y de la especie humana, sabemos hoy, que ha tomado un camino evolutivo diferente del de todas las especies vivas: Se está desespecializando, para adaptarse física y mentalmente a una nueva forma de evolución: su evolución cultural. Una de las consecuencias, es su posibilidad de adoptar la posición erguida y alcanzar, con este cambio en su posición corporal, las aptitudes del habla, con los cambios que por ese motivo, se dieron en la evolución de sus cuerdas vocales. Este es un tema que están asumiendo, como muy importante, los pensadores científicos modernos. El ser humano, en sus diferentes estirpes, ha logrado desarrollar sobre la base de experiencias muy particulares, sus diversas nociones del mundo en que vive. A partir de allí ha despejado, a su manera, los misterios de la Realidad, conforme, muy concretamente, con las condiciones de su hábitat, que interfieren 72 su modo de vivir. Desde antiguo, particularmente en las regiones centrales del Asia, el rigor del medio ambiente originó gran parte de los movimientos migratorios que cambiaron la composición étnica de los asentamientos de población de todo el continente euroasiático. Esos movimientos de población están plenamente documentados en la época histórica y desde tiempos más antiguos, por la tradición de dichos pueblos. De tiempos anteriores se investigan los vestigios que se han hallado en el continente africano sobre verdaderas catástrofes sufridas por pueblos anteriores al “homo sapiens” y que, quizás, pudieron originar, desde allí, que se considera ahora la cuna de la humanidad, hace aproximadamente unos 70.000 años, las primeras migraciones humanas al Asia y a Europa, habiendo logrado sobrevivir solamente algunas pocas estirpes. En el desierto del Sahara hay evidencias, durante la última glaciación, de un clima mucho más húmedo y acogedor que el actual. Todo ello apoya la teoría que el choque entre diversas etnias humanas, es en sus comienzos, el producto de una dura realidad. La Guerra, es una continuación de la lucha por sobrevivir entre pueblos cazadores, y más tarde de pueblos de pastores que se mueven en su nomadismo según las manadas de sus “piezas” de caza y, más tarde, de sus ganados. En éstos la disponibilidad de pastos es de absoluta necesidad. Podríamos estar hablando, en estos casos, de sucesos “muy recientes”, porque se calcula que hace unos 600.000 años ya se movían sobre la Tierra los primeros hombres, después de un período de casi 10.000.000 de años que dura la evolución de “filum” humano desde el eslabón que puede enlazar nuestra especie con los demás primates. Desde muy antiguo, pues, puede hablarse, de alguna manera de globalidad. Una globalidad, sí, marcada primero por la experiencia del hambre, de la muerte, por la tragedia humana y luego por la Guerra. Es ésta entonces en aquella época una arte tan necesaria para hacerse a espacio vital, como podría ser la técnica del pastoreo y más tarde la agricultura. Los caudillos guerreros son los que conducen entonces a los diferentes pueblos. La victoria plantea ciertos criterios de superioridad del vencedor 73 sobre el vencido. Aquella se convierte en motivo poderoso para elegir al jefe con mejores cualidades guerreras. Tal vez el valor de la amenaza de pueblos vecinos supuestamente competidores por los mismos recursos naturales, pasa sutilmente a un segundo plano. Ahora es más importante el significado de la rivalidad entre voluntades de poderío, aspirantes al “liderato universal” del “más fuerte”. El botín de Guerra, la obtención de mujeres y de mano de obra esclava, se transforman en acicate de inmenso significado para el surgimiento de conflictos con pueblos menos fuertes. La victoria, finalmente, le otorga el dominio total al más fuerte. Y por añadidura, el patrimonio material y humano los tesoros y el territorio del vencido. La Guerra y la Violencia se convierten, entonces, en instrumentos de pillaje. Dentro de ese contexto se mueve la historia humana hasta hoy. Esos antecedentes explican con bastante claridad el origen de muchos miedos, de muchos odios y deseos de venganza que yacen larvados en la memoria consciente e inconsciente de muchas naciones. Absurdamente, paradójicamente, la consciencia humana de sí mismo, nace y sobrevive, hasta nosotros dentro del contexto de lo que podríamos llamar la “Cultura de la Muerte”. El que haya sido posible, en medio de toda aquella historia, para unos pocos pueblos actuales, particularmente de “occidente civilizado”, medrar exitosamente en un pequeño espacio del Universo que les sirve de hogar, donde pueden moverse con “plena libertad”, según su albedrío y usar de su iniciativa a voluntad, les ha enceguecido no pocas veces de soberbia. Menosprecian, a menudo, a las naciones “de color”. Por eso se sienten soberanos, dueños y absolutos señores de los espacios que “conquistan”. Creen doblegada a la Naturaleza porque han logrado adaptarse, porque han logrado, con sus artes, con sus técnicas, extender un poco las condiciones del hábitat que puede soportarlos, porque han logrado implementar su vida con medios que les permite sortear su suerte y aún vivir permanentemente en medios extremos, casi inhospitalarios, dentro del estrecho rango de las opciones de vida y posibilidades, que le depara su estructura corporal; porque han logrado una simbiosis eficaz con 74 otras especies haciendo “equipo” con ellas a lo largo de sus respectivas vidas; porque han logrado descifrar el misterio del germen de la Vida y han alcanzando el poder propiciar su reproducción y su “cultivo”; porque han aprendido a seleccionar y mejorar el “tributo” a su esfuerzo de muchas de las especies con las cuales conviven; porque han logrado “independizarse”, “liberarse” del poder regulador del Clima, de la fuerza de los elementos metereológicos con los riesgos que representan para su vida, aprendiendo a generar riqueza en sus talleres industriales, aprendiendo a vivir en ciudades, resguardados del rigor de la intemperie. Se les olvidó que el punto de partida de nuestra intervención consciente en el Universo, fue el producto de un “trabajo” arduo, de una “conquista” que no son suyos. Que los frutos de la evolución de la Especie Humana son una donación de la Naturaleza, de Dios, sea como sea que llamemos al autor de nuestro “genoma”. Ello ha sido dado, aunque, como ocurre tantas veces, percibamos apenas la “periferia” del proceso constructivo del Universo, de nosotros mismos, percibamos apenas la parte mecánica del fenómeno de su evolución ignorando su esencia, el origen de su dinámica o, bien, carecemos de la sensibilidad suficiente para que logremos percibir, esa realidad en mayor profundidad, inclusive, lo que denominamos, quizás impropiamente la esencia de su Principio Creador, de su Principio Rector, del que es su Espíritu. Para entender hoy la globalización, es preciso entender la vida humana moderna dentro de su contexto histórico, los afanes de poderío y dominación de unas naciones sobre otras, de unos hombres sobre otros de un género sobre el otro. La idea de abordar el tema, en sí, es algo que no debemos eludir. Es preciso aproximarnos al fenómeno de la consciencia global, en todos los pueblos, de manera razonable. Eventualmente tendremos que afrontar el reto de depurar nuestras culturas singulares, limar asperezas, encontrar dentro de un mundo amplio el sentido de nuestras vidas singulares. Todos habremos de responder 75 coherentemente dentro del contexto global las siguientes preguntas: ¿Quiénes somos? ¿Qué es el Universo que habitamos? Para lograrlo de manera útil y práctica, según deducimos del criterio aportado por los pensadores científicos de nuestro tiempo, es preciso abordar el tema de manera diferente, ya que la Realidad no es comprensible muy directamente, sino indirectamente, a través de muchas experiencias: También es preciso hacerlo, porque ningún ser humano, ninguna cultura humana, por sí mismos, son dueños de toda la Verdad, del conocimiento de toda la Realidad Esta solamente se va perfilando mejor, nunca totalmente, cuando se la observa desde la mayor cantidad posible de puntos de observación; es más sensato, apunta mejor a nuestro objetivo formular las preguntas de otra manera: ¿Quiénes pensamos que somos? ¿Cómo percibimos el Universo que habitamos? Así nos referimos mejor al significado del conocimiento humano de la Realidad, algo tan importante para la especie humana, como la realidad misma. ¿Por qué afirmamos esto? Porque las diversas ideas a través de las cuales vemos los humanos la Realidad, más que enriquecerse cuando confrontan otras maneras de entenderla nos enfrentan en conflictos interminables, son motivo, a menudo, para que se trabaje arduamente en su “legitimación”, por encima y con intención de excluir cualquier otro, o simplemente se hace la Guerra o se practica la Violencia para definir su imperio. ¿Cambian esa actitud, esa postura inflexible e intolerante, la Realidad? No realmente. El saber que la discusión no se refiere a imponer una noción “verdadera” sobre una noción “falsa”, errónea, de la Realidad, que no se trata de “probar” con argumentos “convincentes” quién tiene la Razón o quien no la posee, probablemente le quite piso a la tendencia de resolver esos conflictos con la Guerra, a imponer el dominio propio sobre los demás, teniendo en cuenta que hay todo un análisis que hacerle al lenguaje y otras formas de expresión humana para “explicar” los distintos aspectos de la Realidad tal como se contempla desde los distintos puntos de vista, u observación que asumimos los 76 humanos, en nuestras distintas escuelas de pensamiento, en nuestras distintas culturas, para hacerlo. Hay otro motivo importante: La Prudencia. Si aplicamos una actitud típica de los científicos, producto de su trabajo rigurosamente sistemático, podríamos afirmar que es difícil obtener la certeza plena para toda postura frente a la Realidad, concretada en los planos filosófico, ideológico, aún científico, etc. con el conocimiento relativo, con la información parcial con que contamos ordinariamente para establecerla. Según veremos, más adelante, siempre debemos estar abiertos a modificarla cuando la convicción de que estamos equivocados es evidente. Veremos también otros motivos para aceptar que cada conclusión, normalmente, abre nuevos abanicos de caminos exploratorios que conducen a nuevas y más profundas conclusiones acerca de ella. Ese relativismo y aislamiento en que transcurre regularmente nuestra vida real, hacen que la Fe pueda ser el <<puente>> entre un presente sufrido y un futuro soñado, que sea una base segura del conocimiento en un mundo dinámico, una base segura para abordar el estudio de las posibilidades del mañana, obviamente, si nos aplicamos en el esfuerzo necesario para hacerlas realidad. Si hacemos un acto de Fe, si decidimos dar los pasos que conduzcan a esa nueva realidad, es el camino que nos conducirá como resultado de esa decisión, hacia la meta que hayamos elegido. Por ello, en un mundo que puede evolucionar, en una consciencia humana que puede crecer, desarrollarse, la Fe, como actitud, puede ser sea una solución mucho más prometedora y fértil que el dejarnos copar por la incertidumbre y el escepticismo. La Fe es una actitud plausible, para cualquier persona que desee cambiar su vida actual por una vida diferente proyectada para el futuro. La Fe representa un avance en el conocimiento de la misma. Hacen también que podamos entender que el asumir como “definitiva”, como certeza, una conclusión que no tiene fundamento para serlo sea precipitado. La Fe conlleva la consciencia de que se puede estar equivocado, de que estamos dispuestos a afrontar el error, en caso de percibirlo y rectificar nuestra postura. También nos conduce a respetar las decisiones ajenas, la Fe ajena, en el 77 entendimiento de que son sinceras, responsables, que corresponden a un acto, en el pleno ejercicio de la libertad. Desde este punto de vista, toda imposición de posturas ajenas en virtud de alguna forma de dominio, es un atropello a los derechos fundamentales del ser humano, con el agravante, de que si se descubre algún error en ellas, el no corregirlo oportunamente puede hacernos un daño mayúsculo a todos. La Guerra y la Violencia no solo consumen incontables recursos naturales que se necesitan para construir la vida humana. También sus consecuencias implican sufrimiento y frustraciones humanas innecesarias, igual que la grave deformación del carácter y la aparición de dolencias físicas y mentales que pueden hacer la vida socializada algo mucho más inmanejable e insostenible. El hacer el intento de mirar el mundo en que vivimos, de mirarnos a nosotros mismos, desde un punto de vista macroscópico, o “global”, como se diría hoy en día, no es tarea fácil. Hacerlo dentro del contexto, dentro del marco de un pensamiento que surge en momentos en que la Humanidad se considera “emancipada de la Naturaleza”, es sumamente peligroso. Sin embargo, hacerlo dentro del contexto de opiniones abiertas a la rectificación, puede ser el principio del descubrir la Realidad tan fielmente como es posible en un determinado contexto humano. Hablar de la Realidad es más que hablar, muy concretamente, del Universo y todo cuanto contiene. Hablar del Universo observable es hablar de la Realidad Física. Puede decirse que el conocimiento de la Realidad Física es, el objetivo fundamental de la Ciencia. Sin embargo, no siendo el objetivo de la Ciencia el conocimiento de la Realidad en su totalidad, sí nos ofrece indicios bastante precisos acerca de su posible sentido, porque la Realidad Física, en medio de todo, no es sino parte y tal vez consecuencia de toda aquella Realidad Total, que a ratos intuimos de manera muy parcial, y en otros, que nos esforzamos por observar con el rigor y la disciplina de que somos capaces. 78 El escrutinio científico de la Realidad Física, que corresponde, ya lo hemos visto, a una parte solamente de la Realidad Total, la cual es imperceptible en la medida en que carecemos de medios para percibirla, si es que hemos de lograrlo en cierta extensión, algún día, nos muestra fundamentos de juicio que afectarán sin duda, profundamente y decisivamente el concepto que tenemos ahora de la vida humana. La noción que nos ofrece el Cosmos hoy difiere radicalmente de la que se había desarrollado en la época de Newton y mucho más que la noción escolástica esencialmente intuitiva, que proviene principalmente de las nociones aristotélicas (griegas) y ptolomeicas (helénicas). Edwin Hubble descubrió en 1927 que el Universo se expande. Este hallazgo nos muestra una idea de Universo dinámico que se opone diametralmente a la concepción anterior de un Universo en perfecto equilibrio y completamente estático que le antecedió. Y, desde entonces, la mayor tarea a la que se han comprometido los astrónomos modernos, desde hace unos setenta años, es la de afinar el cálculo de dos constantes contenidas en el sistema de ecuaciones que describen ese efecto expansivo. Se trata de la “Constante de Hubble y del “parámetro de desaceleración” Si aquello ha sido confirmado, en su conjunto y a “grosso modo” por las observaciones astronómicas y por innumerables cálculos matemáticos, nos conduce a nuevas preguntas perfectamente pertinentes: ¿Ese movimiento expansivo que, por otra parte, se ha descubierto que es concéntrico, dónde y cómo pudo originarse? ¿Qué mueve a esa expansión? El peor enemigo de una respuesta razonable a estas preguntas y a muchas otras que se hacen los entendidos en la materia, sería la pretensión de hacerlo de manera dogmática, tajante y definitiva. Por el momento, los científicos están de acuerdo en un modelo de generación universal en el que todo se inicia en un “huevo cósmico” en el que se genera una colosal explosión, la Gran Explosión, que se calcula, se dio hace unos 13.200 millones de años. Hay no obstante, diversas ideas del proceso que antecede al Universo actual, tal como lo conocemos 79 hoy. También hay diversidad de opiniones en relación al origen de las energías que mueven el universo actual. Al respecto, la Física de Partículas, y otras disciplinas van desarrollando experiencias y conocimientos que pueden despejar poco a poco las incógnitas que tienen que resolver los astrónomos para resolver, algún día el enigma del Universo. El descubrimiento de la “antimateria”, como ingrediente del Universo, introduce el factor de aniquilación de su encuentro con la “materia”, para transformarse en energía radiada, que opera de manera similar a la energía desencadenada por la Gran Explosión, como factor de la dinámica en la expansión universal, en oposición al campo gravitacional como factor de contracción, tal como lo propone el doctor O. Klein, profesor de Física Teórica de la Universidad de Estocolmo desde los años setenta (Hannes Alfven. Mundos Antimundos. Editorial Universitaria. Santiago de Chile 1970). La consideración de este fenómeno singular, de la Gran Explosión, puede explicar muchos efectos que perduran hasta nuestros días, y quizás, por varios miles de millones de años más, que podemos enumerar en forma sucinta: 1- El desencadenamiento de un proceso de transformación del inmenso caudal de “energía potencial” contenido en el “huevo Cósmico”, en: 2- Una proyección inmediata de energía luminosa, -de fotones-, 3- Las primeras condensaciones de “energía” en materia, que se da desde los primeros instantes, muy posiblemente hidrógeno, que es la “materia prima” universal para la constitución de los demás elementos de la Tabla Periódica de los Elementos. El hidrogeno constituye todavía el 90% de la materia conocida del Universa. 4- El impulso dado por aquella potente energía potencial a la masa íntegra del Universo, imprimiéndole movimiento y una energía cinética colosal, cuyo remanente actual impulsa todavía al Universo hacia formas de movimiento inmensamente complejas, por no decir que insólitas. 5- La aparición de un fenómeno nuevo, que, parece, determina muchos de los caminos que seguirá el Universo en su 80 evolución, en su movimiento: Las interacciones entre los “corpúsculos” de “materia” que se mueven, -fotones, átomos de hidrógeno-. 6- Por razones todavía inexplicables, a los 100.000 años de la Gran Explosión, empiezan a darse las primeras “condensaciones” de materia estelar. Así, surgen las primeras estrellas. Las estrellas de la “primera generación”. 7- En el seno de los cuerpos estelares empieza a darse un complejo proceso de “fusión atómica”, producto en parte, del desarrollo en aquellos ambientes de altísimas presiones y temperaturas. Se forman así, por síntesis, elementos como el calcio, el sílice, el fósforo, el hierro, el cobre, el estaño, el carbón, etc. Cuando esas estrellas consumen su energía disponible, “colapsan” y luego “explotan”. El rico “polvo cósmico” producido sirve para la formación de nuevos sistemas estelares o solares de segunda generación, como el nuestro. 8- Así, en el ambiente “restringido” y vuelto “hacia sí mismo”, en planetas como el nuestro, La Tierra, esos elementos constitutivos ganan en oportunidades de interactuar, aunque todavía las probabilidades de encuentro son todavía insignificantes, en términos humanos y de su apreciación estadística. El medio acuoso y las masas atmosféricas en movimiento, dentro de las condiciones climáticas de ese “reactor” en que se convierten los planetas como el nuestro, son, entonces, vehículos ideales de movilidad. Esta movilidad y los dilatados períodos de tiempo, son unos de los factores que juega hacia la obtención de resultados concretos, entre ellos: 9- La aparición de los compuestos químicos estables, de estructuras cristalinas, de grandes y complejas moléculas, incluso, las formas de vida inferior y luego superior que conocemos. 10- Con la aparición de la Vida surgen formas de comportamiento que representan verdaderas innovaciones frente a las formas más simples de estructura u organización: Las plantas son “fotosensibles, buscan la luz. Los animales se mueven físicamente sobre el terreno en procura de alimentos. 81 El ser humano ha desarrollado un cerebro reflexivo que, entre muchas otras cosas, le permite hacer “simulaciones” de situaciones no presentes, que le permiten orientar su movimiento hacia objetivos “soñados”. Ha aprendido, por ese camino, el pastoreo, la agricultura, las manufacturas. La Vida ha aumentado inmensamente las probabilidades de las interacciones que necesita para perdurar. Los organismos vivos superiores resultan de nuevas formas estables de asociaciones o estructuras anteriores que se van especializando en sus funciones y que sirven como “ladrillos” de un nuevo orden. Algunas “construcciones” evolucionan en forma “tubular” dando origen en antiguas generaciones de antepasados nuestros, a asociaciones con seres diversos que aprenden a vivir dentro de aquellos tubos, formando con ellos indisolubles asociaciones simbióticas de “ayuda mutua” hasta llegar a conformaciones tan especializadas, como la de nuestro tubo digestivo. La sola contemplación del listado de consideraciones anterior nos está mostrando un proceso evolutivo que parece tener un sentido claro: De progresiva “complejización” de las estructuras y de la organización de su funcionamiento, en los seres más evolucionados. Ello no se da necesariamente en todo su cuerpo. En los humanos aquella extraordinaria complejidad se da en su cerebro y en el desarrollo de su sistema nervioso. Este proceso no se da tampoco uniformemente en todo el Universo. Requiere de condiciones ambientales muy especiales, dentro de rangos bastante estrechos que sabemos concretamente se dan en muy pocos cuerpos celestes, y sólo mientras esas condiciones perduren. Además, la investigación biológica que se realiza actualmente sobre las interacciones que se dan hoy día todavía, entre formas simples de vida que son, al mismo tiempo precursoras de formas más complejas, parece comprobar que los procesos que se dieron hace miles de millones de años, y que dieron origen a las formas actuales de vida superior se siguen dando, lo que significa que esas dinámicas formativas siguen funcionando. 82 En otras palabras, El Universo se mueve y evoluciona en una dirección dada. Lo que podría significar que la Vida evoluciona según su propio sentido. Ese sentido es preciso descubrirlo para aprovechar la energía que la dinámica de la Naturaleza nos proporciona, lo que se da en la medida que nuestra visión económica reconozca el orden natural de las cosas, que es el que esa dinámica genera. Esa realidad nos hace dudar de un “orden” artificial, caprichoso, que nos condena a desaprovechar las opciones de vida objetivas que nos ofrece el medio natural en que vivimos. La descripción de este proceso evolutivo que en forma simple y elocuente ha logrado Carsten Bresch, científico germano ampliamente conocido en el Mundo, en su obra “La Vida un Estadio Intermedio”, un trabajo en el que avanza muy lejos con su intuición, pero rigurosamente apoyado en la lógica del pensamiento científico y en su experiencia como tal, nos muestra cómo el trabajo serio y riguroso puede potenciar la intuición humana y otorgarle mayor penetración a la visión del filósofo y del pensador. Los “amantes” de la Ciencia, sus “adoradores”, podrían considerar sus conclusiones lógicas inamovibles frente a la “poco segura y poco confiable” intuición. No pocos filósofos de los siglos XIX y XX consideraron que la Ciencia, como disciplina, sería tan fuerte y tantos confiarían en ella que llegaría a sustituir a la Filosofía, a la Metafísica y a la Religión en el mundo secularizado moderno. Vale la pena que tengamos en cuenta que sus fundamentos intuitivos nada le quitan a la seriedad y rigor de la lógica propios de aquellas disciplinas. Ni siquiera la estructura lógica y matemática más rigurosas y sólidas son ajenas a la intuición. Los postulados de la geometría euclidiana, que son los principios axiomáticos, que le sirven a toda la estructura lógica de la geometría euclidiana, son esencialmente intuitivos. Euclides, fue un matemático griego que enseñó en Alejandría en el siglo III antes de Cristo. Sus postulados son, básicamente, ocho principios intuitivos fundamentales “evidentes” que se ha intentado muchas veces demostrar pero con resultados negativos. 83 De aquella idea de la Realidad, que a pesar de toda su belleza y armonía, la Ciencia está todavía lejos de confirmar, hemos de pasar a la conjetura plausible, en vías de definir mejor su perfil de realidad reconocible, o muchas, que es lo que ha ocurrido en la Humanidad a través de los siglos, con sus culturas, con sus religiones, con sus ideologías, con sus sociedades, procurando su perpetuación, su supervivencia. Efectivamente, lo más alejado de la “Verdad” es que basados en una intuición, así sea apoyada en la evidencia experimental, nosotros asumamos una postura dogmática única, que descalifiquemos, a priori, las posturas ajenas, las opiniones ajenas, basadas en experiencias e interpretaciones explicadas de manera diferente. El mismo pensamiento científico busca abrir sus horizontes explorando nuevos filones de conocimiento aprovechando, en sus disquisiciones y aplicaciones el material desarrollado últimamente en el pensamiento lógico. Hoy se trabaja arduamente en campos matemáticos no convencionales, que han permitido la explicación de fenómenos naturales cuya investigación y conocimiento parecían inabordables por medio de los procedimientos comunes. Podríamos mencionar como ejemplo, la geometría no euclidiana y la geometría de fractales, de las cuales hablaremos más adelante Más dañina es todavía, más absurda y menos inteligente, por no decir “animal”, es la postura inflexible e intolerante de quienes pretenden imponer su “verdad”, de quienes matan por conseguirlo, al nivel individual o al nivel colectivo, como ocurre con los grandes ejércitos, con las grandes fuerzas de seguridad, con los grandes movimientos militares, incluso revolucionarios, terroristas, y criminales que explotan al hombre, lo intimidan, le impiden el ejercicio de su libertad para asociarse como desea. Esa falta de flexibilidad solamente da testimonio de una actividad vital conducida a niveles inferiores de vida El hacerlo es una conducta comparable a la típica acción por ejemplo, del “animal”, que somos, quizás, especializado, por ejemplo, en la depredación, pero evolutivamente de orden más simple, menos complejo, la 84 emoción imponiéndose sobre la razón, que definitivamente, no corresponde a la condición humana, que atañe a un ser más evolucionado, más complejo, con un cerebro reflexivo, y por lo tanto más flexible, en capacidad de ofrecer muchas más opciones para hacer de los encuentros relaciones efectivas mucho más productivas. Los científicos saben eso, y a pesar de que, como seres humanos que son, sus controversias se pueden presentar cargadas de animosidad, evitan pasar a la agresión y se mantienen abiertos a los argumentos sólidos que puedan justificar algún cambio de posición. Tienen la experiencia de que cuando más cerca estén de las fronteras del conocimiento científico más difícil será asumir posturas categóricas, acudiendo, más bien, a su capacidad de reflexión para tomar una decisión, lo que les permite asumir una postura provisional, en espera de argumentos más convincentes. Esa decisión es una decisión de Fe. La Fe implica, como lo veíamos atrás, el riesgo de estar equivocado. Ya en el mundo cotidiano, diferentes personas, personalidades políticas, ideologías, credos religiosos, culturas, pueden basarse en posturas de Fe diferentes, todas implicando diferentes riesgos de error. Eso es cierto. Sin embargo, del intercambio inteligente puede esperarse un acopio de elementos de verdad mayor y, eventualmente de decantación de los riesgos de error conduciendo a estadios de Fe más sólidos, más firmes. Si nos orientamos por los presupuestos de Carsten Bresch, y por los presupuestos que arroja la consideración matemática, si no ha habido encuentro, si no ha habido la menor posibilidad de compartir los elementos de que están formadas las experiencias comunes entre diversos seres humanos y sus sociedades, como conjuntos diferentes (en su acepción matemática), es utópico, por no decir imposible, que pueda haber algo en común entre quienes carecen de puntos de referencia comunes en sus experiencias vitales. El Planeta, en su casi infinita variedad de hábitats, de ambientes ecológicos ofrece una variedad casi infinita de “estructuras”, de seres de todo orden, incluso con vida, donde 85 diversas “selecciones” de ellos interactúan en sociedades simbióticas, a veces no muy conectadas con otras “selecciones” de otros hábitats diferentes. Transfiriendo esa experiencia a la vida humana, nos damos cuenta cómo dentro de la misma especie hay diferenciaciones originadas en la adaptación de la vida humana a diferentes condiciones ambientales, lo que significa, además, no sólo al clima, sino a la flora, a la fauna, y a las relaciones respectivas que se generan. El tiempo, en aquellos casos ha sido un factor que ahonda en la diferenciación. Las migraciones con las formas de encuentro humano que se han dado, y la Guerra y su destrucción como una de sus grandes consecuencias, han impuesto en muchos países condiciones de vida diferentes, a las desarrolladas por sus costumbres, han desadaptado y aún, desarraigado a muchas poblaciones humanas de su propio medio; de su propio país, han hecho imposibles buenos niveles de interacción, y han sido rotos los equilibrios ecológicos de muchos de los países donde viven los seres humanos. ¿Y cómo no destacar el hecho real, de que la sociedad burguesa moderna, pensándose a sí misma muy avanzada, ha permitido, con su acento desmedido en el espíritu de lucro, que se deslice por los enormes vacíos de su orden ético, las manos todopoderosas de nuestro “animal humano”, que con su carga emocional, con sus ambiciones, con su codicia, imperando inflexiblemente sobre su razón, colocan la suerte de nuestra especie al mismo nivel del juego y de la suerte de los demás especies animales? En tiempos de Darwin, de la sociedad secularizada del siglo XIX producto de la Ilustración, era difícil establecer en medios vulgares, no científicos y, quizás, no religiosos, alguna diferencia fundamental entre la vida humana y la vida animal. De allí, que hubiera sido muy difícil entender que el cerebro humano y su manera de comportarse, pudieran introducir un principio absolutamente novedoso y nuevo en el juego de la Evolución de las Especies. Muchos escritores posteriores entienden la evolución humana como un producto de los mecanismos que no 86 superan las expectativas típicas de la competencia y supervivencia propiamente animales. Un estudio a fondo, que se sale de los propósitos de este trabajo arrojaría luces, acerca del motivo que pudo darles Darwin a aquellos escritores en la formulación de teorías absurdas relacionadas con la “voluntad de poderío” o la “superioridad” de ciertas razas humanas y su valor como “garantes” de perpetuación de la Especie Humana. Los conflictos políticos que se “resolvieron“ en el gran enfrentamiento bélico de 1939, y que no se salen del marco de la definición del liderato político en Occidente (y en el Mundo), pero son planteados y se definen precisamente en el terreno de aquellas opiniones absurdas. Esa realidad hace caso omiso de la compleja evolución de la consciencia humana, de su cerebro. ¡No se preguntan sus promotores, por otro lado, si la lucha por la libertad, por la emancipación de muchas naciones de las autocracias monárquicas medievales y modernas, logradas a un alto precio, están siendo usadas para escoger otro ruin destino para los hombres! ¿Qué sentido tiene en la esfera de la Vida, en el proceso global del movimiento universal, la actividad propia de la consciencia reflexiva humana? ¿Qué nos quiere decir el hecho del desarrollo singular de nuestro cerebro y de nuestro sistema nervioso? Estamos, acaso dejando a la Naturaleza, a Dios, con “la mano estirada, apenas “colgados de la brocha”? ¿Cómo estimamos, realmente, un regalo colosal que les ha costado a sus creadores millones de años de evolución y cantidades ingentes de energía, en términos de nuestro propio pensar? 3.4.0 EL EJE DE LA RESPUESTA: LA PROPUESTA DEL AMOR. Vamos a referirnos ahora al Amor. Podría ser, como lo propone Jesús de Nazareth la clave para lograr una transformación radical y quizás definitiva, de la Cultura humana, de su conducta, en contraste con lo que los hombres hemos logrado con el manejo del Poder, la manipulación del conocimiento, y de las 87 oportunidades de acción, o la consideración del juego de los simples intereses humanos tal como los hemos usado, con exclusión de otras opciones aparentemente menos eficaces a nuestros ojos, en la consecución de nuestras propias metas “mundanas”. Quizás, esas limitaciones autoimpuestas, y basadas en una pobre consciencia sobre lo que es nuestra naturaleza y la naturaleza del mundo en que vivimos, es el motivo de la pobreza de los logros de hoy, y tal vez de los logros de mañana, si no corregimos nuestras perspectivas de visión, sin contar que aquella situación es probablemente el motivo de que el precio del conocimiento actual y de la experiencia específicas que le sirven ahora de fundamento a la Cultura, hayan sido conseguidos a un precio humano demasiado costoso. Costoso en términos para muchos incomprensibles y considerados necesarios: en pérdidas de vidas humanas preciosas, de colosal dolor humano, de desorientación en la acción política de incontables generaciones, inmensa cantidad de opciones de vida no vistas y, por lo tanto desaprovechadas, por no decir, finalmente, de la pérdida definitiva de nuestro sentido de la Realidad, con la consecuencia fatal de que nos veamos hoy proyectados, sin remedio, dentro de un laberinto sin límites de contradicciones y violencia, moviéndonos constantemente, sin control, hacia la catástrofe, hacia el Abismo, hacia la evidencia, cada vez más inmediata, de que estamos quedando aprisionados en una encrucijada de la que puede ser, cada vez, más difícil salir. En el mundo moderno hemos descubierto el valor de al libertad humana, de la autonomía personal en la toma de decisiones, de la reflexión auténtica para medir el alcance de las diferentes opciones de acción según las metas que nos proponemos, del conocimiento objetivo de la realidad en que cada uno de nosotros se mueve, del lograr una visión amplia de las oportunidades con que podemos contar, del alcanzar una visión objetiva de la utopía que nos proponemos alcanzar para nuestro bien, para nuestra realización personal; del poder soñar, de pasearnos por el mundo de lo ideal, del espíritu, los cuales, no por estar abierta a sin 88 número de opciones de “materialidad” deja de ser otra parte de la Realidad, en relación con la cual muchos son escépticos, o sea del más allá del presente, del aquí, por donde tienen la fortuna de moverse los artistas, los poetas, los filósofos, los místicos, y los que tienen el poder de hacerlo; de poder pagar el precio de su libertad. Desgraciadamente cuando hemos alcanzado la Libertad, la autonomía personal, cuando hemos logrado el reconocimiento del derecho soberano de los hombres y de los pueblos a autodirigirse, hemos inventado otros medios, otras técnicas, para limitárselos, para quitárselos, para hacérselos impracticables, para confundirlos, para reducirlos a la indefensión, a la impotencia, a la condición de meros “animales” de pobres costumbres y aspiraciones, de meros instrumentos en manos de otros para su exclusivo beneficio, cuando no mediante la directa aplicación de métodos como la imposición de los pensamientos dogmáticos, la intimidación, el desconocimiento, la descalificación, la misma fuerza bruta. La propuesta de Jesús no es una idea ilusoria con el propósitos de enajenar la mente de los hombres para mantenerlos al margen de las luchas por su propio poder, o para mantenerse precariamente vivos sedándose para eludir con éxito relativo la realidad de la tragedia cotidiana; tampoco se trata de montar una imaginativa cultura esotérica sobre la base de la práctica de artes mágicas rebuscadas. No es eso. Es la de abrir la opción de construir una humanidad diferente, paso a paso, en la cual, cada quién pueda vivir a plenitud su vida, en la cual cada quién pueda tener las mayores posibilidades de realización posibles. El que no hayamos logrado generar, hasta ahora, el Mundo Libre soñado nos ha traído sus consecuencias: La Humanidad en cabeza de todas las personas de todos los pueblos, no logra visualizar sus opciones para el futuro, no ha podido explotar, ampliamente esos descubrimientos en su beneficio; no ha podido aprovecharlos eficazmente en su redención, carece de independencia suficiente para decidir su futuro, su suerte no está en sus manos sino en las de ciertos dueños del Poder. Está siendo aplastada por esos poderes que desvalorizan al ser humano en todas sus expresiones, 89 que desconocen sus derechos soberanos, su propia estima, problemas cuya superación mereció, en nuestra patria, una dura lucha por la independencia de viejos poderes absolutos extranjeros. En el seno de la Humanidad sigue reinando el escepticismo, el sentimiento de frustración, la desesperanza, la resignación, las tinieblas, la depresión, en vez de la Fe, del entusiasmo por vivir, de su iluminación, de su claridad de porvenir, de su confianza en sí misma, del sentirse profundamente estimada, amada, por ser fruto fértil y nutritivo proveniente de Aquel que le ha dado la existencia. El Amor hará que la población humana del Orbe se empodere, a sí misma suficientemente, para superar aquellas lacras humanas. El Amor puede hacer en la especie humana lo que el campo gravitacional hace sobre la materia: es el atractor fundamental, es el que genera las grandes concreciones de materia que forma los astros, cuya energía transforma sus masas, que enciende las estrellas, que mueve a su rededor a los planetas, que pone en movimiento los conjuntos de estrellas, galaxias, y grupos de ellas es el origen de nueva vitalidad en la Cultura, es de allí, tal vez, de donde sale la energía que puede impulsar la evolución humana hasta llevarla al confín de sus posibilidades. El que visualicemos aquello, el que lo entendamos cabalmente, es uno de los propósitos de la propuesta de Jesús. En la Edad Moderna, muy secularizada, la explicación que se da en muchos medios sociales, del mensaje evangélico, como tradicionalmente es transmitido, es asumido, hoy, como algo lejano, extraño, inadaptado al modo de vida actual, a veces ininteligible y tal vez intrascendente. Un día, el recuerdo de la Inquisición, de la Hoguera, de las imposiciones dogmáticas, quiso ser borrado de la faz de la Tierra en tiempos de la Ilustración, la cual quiso simbolizarse como uno de los puntos de apoyo del espíritu humano en su lucha por liberarse de la Opresión. Por eso la Iglesia Católica Romana ha sufrido por centurias, el escarnio público por sus abusos contra la humanidad, en contradicción, incluso, con sus propios principios morales. Las propuestas de Jesús de Nazareth son tomadas hoy como algo ya fuera de lugar, 90 muy a lo místico, como propuestas de carácter religioso caducas, ya superadas, con pocas aplicaciones prácticas, dado lo “arcaico” del pensamiento religioso. Lo primero que se planteó, al nivel político, en la nueva sociedad burguesa, para mantener su independencia, evitar la influencia y el control de la Iglesia, para ganar terreno en el uso del Poder, fue luchar por la separación de la Iglesia y el Estado y mantenerse en el plan de hacer caso omiso, y aún de combatir duramente y descalificar su doctrina. Ello da la medida del efecto devastador en la confianza que le pudiera seguir mereciendo a nutridos sectores modernos de la sociedad occidental, del precio que debió pagar la Humanidad por el desenfoque de una gran institución en el desarrollo de su trabajo proselitista. Ello le restó fuerza sustancial, espacio precioso, piso, credibilidad, al pensamiento escolástico cristiano, máximo en este momento, en que pareció llegada la hora de capitalizar la situación para forjar el poder necesario, para desafiar a la sociedad en decadencia y a sus caudillos, para mantenerse independientes de toda tutela eclesiástica. Toda aquella es la situación adversa que afecta la fe de muchos que buscan en otro lugar la seguridad para sus empresas de supervivencia, de crecimiento, de progreso, pero que, llegadas al final de su potencial, se verán irremediablemente perdidas, amenazando, arrasando, quitándole piso a cualquier opción diferente de que podamos disfrutar los hombres para recuperarnos. Es por eso que si tratamos de rescatar lo esencial del magnífico trabajo realizado, por hombres ilustres y bien intencionados, al menos durante los últimos seis mil años, si pensamos en la posibilidad de actualizar los lenguaje simbólicos diversos en que, usualmente, se ha querido divulgar el mensaje de Jesús a lo largo de los últimos dos mil años, lo que verdaderamente ha requerido ya y sigue requiriendo de un trabajo consagrado, de hermenéutica, muy vasto, muy profundo y muy especializado, al nivel histórico, y antropológico, podríamos contar con apreciarlo seriamente, en profundidad, y casi en su valor real. 91 El Amor constituye, aunque muchos no lo creamos, una de las experiencias existenciales universales más productivas del Hombre. En el Amor hunde sus raíces la Vida. No hay duda que la esencia de la Vida es el Amor. En la seguridad que nos inspira el Amor fundamos nuestra confianza en el futuro. En la consciencia de ser correspondido nace la plenitud de la felicidad, de la seguridad, de la Paz. La propuesta de Jesús de Nazareth, reconocido por tres de las principales culturas tradicionales del Mundo, la judía, el Islam y la cristiana, mínimo como un gran profeta, a quien los cristianos le atribuimos una dignidad extraordinaria, como es, que comparte en su naturaleza la esencia divina con Dios Padre y Dios Espíritu Santo, es la de cambiar la vida humana mediante el Amor, transformando, con él nuestra visión completa del Universo y su significado. Jesús no lo hace como una propuesta mágica, como decíamos arriba, sino como el punto de partida para construir una nueva cultura. Ello empieza transformándonos nosotros mismos, convirtiéndonos y haciendo de nuestra cultura una cultura basada en el Amor, donde los odios, el miedo, y las demás de sus antítesis, si llegan a existir, ocupen el último lugar y no el primero en la vida humana. Esa es, por lo que hasta ahora sabemos, la esencia del mensaje evangélico. Jesús, para quien no lo tenga en esa estima, es un personaje que surge en medio de una cultura milenaria, en el seno de una familia de sangre real, de una nación oriental que comparte con otros pueblos de la región unas de las culturas más ilustres de la historia humana, todavía cuando nuestras estirpes de origen europeo apenas se civilizaban por influencia del Imperio Romano. Ese mensaje no ha llegado todavía a terreno suficientemente abonado a pesar de que transformó la vida de todo Occidente actual desde sus raíces populares. Ello se debe a motivos históricos, aunque se debe también a motivos históricos el que hoy podamos sentirnos más capaces de asimilarlo, de profundizar en el sentido de lo que puede ser su influencia, porque la experiencia humana las últimas centurias a conducido a la Cultura actual, al pensamiento humano moderno, a aquel que se basa en el estudio concienzudo y 92 riguroso de las cosas de la Naturaleza, a pesar de las desviaciones sufridas, a pesar de los contratiempos ocurridos en la transmisión del mensaje, hacia una comprensión más madura del mismo, hacia la posibilidad de una mejor implementación de su puesta en práctica. Creemos que vale la pena entrar un poco en esos motivos históricos para entender las distorsiones que afectan nuestra consciencia actual acerca de las opciones que dicho mensaje nos ofrece. Por aquí parece prudente que empiece a darse el cambio fundamental en las posturas propias de la Cultura humana contemporánea. Ni siquiera la experiencia existencial del hombre occidental, representada en la Historia de Occidente permite apreciar la realización amplia, del auténtico ideal cristiano, particularmente a los altos niveles jerárquicos de la vida económica, social y política, tal como sucedió al menos en grandes sectores al nivel popular. Es curioso que una tradición que logró una profunda raigambre en el pueblo raso, obviamente con no pocas influencias de diferente índole, desde las tradiciones más primitivas de los pueblos bárbaros, hasta una gran variedad de desviaciones del espíritu original, no hubiera logrado su proyección política a la hora de constituirse las instituciones Estatales que en el medio europeo surgieron, o apenas de manera más definida, en el ritual y otras prácticas aparentemente superficiales, que obviamente tenían un sólido contenido doctrinal, habiéndose dedicado los dirigentes de aquellas sociedades, al cabo de una época inmensamente turbulenta, a labrar exclusivamente su suerte política, al ejercicio mundano del Poder, a la realización de sus intereses, que podríamos llamar egoístas, y a la ostentación de una vida de lujos, de privilegios, de pompa material sin paralelo. Es difícil pensar que la sociedad de Occidente hubiera derivado hacia donde lo hizo si hubiesen sido aclimatados, y asimilados los valores fundamentales del cristianismo, al menos, tal como fueron interpretados y transmitidos por los padres y doctores de la Iglesia Católica Romana, verdaderos pioneros de una cultura nueva cuyo pensamiento culmina varios siglos después, en la obra de Tomás 93 de Aquino (1225-1279). Ello nunca fue posible por el curso que fue tomando la Historia en tiempos del ocaso del Imperio Romano Occidental, cuando los reinos “bárbaros” de Europa, en vez de continuar la unidad del Imperio, ya penetrado por ellos y en cuyo territorio se habían gestado varios de ellos, se deshizo éste en medio de los conflictos internos y las invasiones que se dieron, particularmente a partir del año 350 de nuestra Era. Veinte o veinticinco años después de la muerte de Jesús de Nazaret, más o menos en el año 30 de nuestra Era, el cristianismo había tomado ya consciencia de sí mismo. Los primeros fieles (del latín fides), formaban en Jerusalem una pequeña comunidad de “hermanos” dirigidos por algunos ancianos y de hombres del círculo de Jesús, a quienes llamaban “apóstoles”, es decir, “enviados”. Quienes habían estado con Jesús, daban testimonio de que Dios lo había resucitado al tercer día y lo condujo al Cielo, de dónde debía regresar triunfalmente para inaugurar el Reino esperado. (Charles Guignebert. Historia Universal. Traducción del francés Horacio A Difrieri. Tomo I Editorial Codex S A. Buenos Aires 1959 P 276). Una ardiente actividad de promoción del mensaje de Jesús era desplegada por todo el contorno del Mediterráneo oriental y luego llevada a Roma y a todas las ciudades del Imperio donde la diáspora judía y las religiones orientales de la salvación habían preparado ya un terreno favorable. Era un esfuerzo individual de cada persona, generalmente de las mujeres y de los esclavos, hecho con celo y éxito. En un comienzo no hubo organización alguna porque no había autoridad reconocida para hacerlo. Sólo unos pocos de aquellos misioneros espontáneos quedaron en contacto con los hermanos de Jerusalem. Los otros iban a predicar a las sinagogas judías de donde eran expulsados, a veces incluso, violentamente. También se dirigían a hablar a algunos prosélitos que ya tenían y a los “paganos” –campesinos bárbaros-. Lo hacían en pequeñas asambleas reunidas en casa de alguno de ellos, o “iglesia”. En torno a las sinagogas donde se reunían los judíos de la diáspora, se reunían también los extranjeros, paganos más o menos convencidos por la religión y la moral judías; se los 94 llamaba “prosélitos” o los “temerosos de Dios”. La palabra significa, en primer significado, el “extranjero domiciliado”, es decir, el extranjero que busca su domicilio espiritual en el judaísmo (Idem p 276). Aquellos prosélitos pusieron más fácilmente su confianza en el mensaje de Jesús a quien llegaron a conocer por intermedio de la predicación entusiasta de hombres como Bernabé y Pablo de Tarzo. Bajo el poder de convicción de aquellos predicadores y ante el éxito logrado, principalmente entre los “temerosos de Dios”, los jefes de la primera comunidad cristiana en fundarse, que fue la de Jerusalem, Simón Pedro, Santiago y los ancianos, decidieron aceptar que un “gentil” (un pagano) pudiese convertirse al cristianismo sin ser antes judío. Esta concepción capital, condujo a hacer de la fe y de la esperanza cristianas una religión independiente del judaísmo (Idem p 276). Sólo a finales del siglo II y en el siglo III se organizaron verdaderas misiones por iniciativa de las comunidades más prósperas: Así la Iglesia de Roma trabajó por la conquista religiosa del Africa romana y las Galias. Al mismo tiempo, muchos cristianos cultos pusieron su “pluma” al servicio de la propagación de la nueva Fe: Los Apologístas, entre ellos figuran San Justino, Minucios Félix y Tertuliano. En los tres primeros siglos de vida, el cristianismo subsistió y se extendió principalmente en las ciudades, en la mitad oriental del Imperio. En la parte occidental del Imperio y en las Galias, los campesinos no se adhirieron en masa a la nueva fe sino hasta el siglo IV, hasta la época de San Martín, muerto en 396 de nuestra Era. Las gentes humildes se convirtieron antes que los hombres cultos y ricos; los aristócratas romanos se encuentran entre los últimos notables refractarios en los siglos IV y V de nuestra Era (Idem p 276). Aquella tarea debió ser realizada en medio de una época histórica particularmente turbulenta. Ya nos damos cuenta, cómo un medio natural difícil hace que los pueblos tengan que abrirse, por fuera de su hogar un futuro mejor. Por fuerza de dos factores combinados de los cuales podemos ser ahora más conscientes, 95 uno el medio que reta, el otro el hombre que se ingenia, en medio de un sinnúmero de otros elementos que se conjugan con los anteriores para producir resultados, llegamos a una realidad humana que influye poderosamente en el mundo moderno. Veamos los efectos de esa realidad sobre la civilización romana, que vino posteriormente a desdoblarse en un grupo de reinos europeos que sirven de origen a las naciones contemporáneas: Al comienzo del siglo IV, después de muchos años de luchas entre seis emperadores, dos príncipes, Constantino y Licinius, se repartieron el Poder. Constantino (entre 270 y 288 – 337) fue emperador del Imperio de Occidente y Licinius del de Oriente. De acuerdo, pero por iniciativa suya Constantino junto con Licinius, dio un paso trascendental para los cristianos y no menos para el Imperio: Reconoció a los cristianos, en un proyecto político opuesto al de Dioclesiano que los persiguió y quien gobernó entre los años 284 al 305. El mal llamado Edicto de Milán en el año 313, por medio del cual se declaraba la libertad de culto y la igualdad absoluta frente al Estado Romano de los cristianos y los paganos. Muy pronto lucharon entre sí y Licinius fue vencido y ejecutado. Por razones estratégicas y políticas, pues la aristocracia romana era demasiado conservadora y permanecía siendo pagana y por los riesgos que engendraban para el Imperio sus fronteras del Danubio y del Eufrates, erigió la nueva capital del Imperio en la vieja ciudad de Bizancio, a orillas del Bósforo, engrandecida, fortificada y embellecida con numerosas obras arquitectónicas. Fue inaugurada el 11 de mayo del 330. Se la siguió llamando, desde entonces, Constantinopla. Constantino se rodea en su nueva sede imperial del fasto de las coronas orientales. La estructura administrativa del Imperio descansa en una dilatada organización jerárquica rigurosa, con títulos y escalones sucesivos y en la cual clava sus raíces la organización militar - administrativa de la Europa de la Edad Media. En todos los grados de la administración local los funcionarios, incluso los prefectos del pretorio, nombrados por un corto tiempo, carecen de autoridad militar. Los comandos están confiados exclusivamente a los 96 oficiales de carrera; Los de graduación superior tienen el título de condes o de duques. Obedecen a la autoridad suprema del maestre de la infantería (magister peditum) y de un maestre de la caballería (magister equitum), nombrados por el emperador. Constantino conservó para sí el título de Sumo Pontífice y empezó a influir cada vez más en el seno de la Iglesia, hacia la cual se mostró protector y benevolente, pero tiránico y arrogante, como “representante” de Dios, al ejercer el “derecho de intervenir en los asuntos eclesiásticos y en teología. En Nicea hizo reunir a todos los obispos del Imperio en el año 325 para condenar el arrianismo (de Arrio, escritor griego y hereje, quien vivió entre los años 256 y 286 hasta el año 336) una de las herejías iniciales del cristianismo, quizás la más vasta de todas las que hubo en la historia de la Iglesia (Idem p 283). Todos los emperadores en lo sucesivo fueron cristianos. Teodosio, emperador entre 379 y 395, consiguió que el cristianismo triunfara sobre el paganismo romano. Derrotó repetidas veces a los bárbaros. En 379 en tiempos de Graciano (359-383), que fue emperador de Occidente y gobernó allí directamente, confió el Oriente al general Teodosio, que unos años más tarde se encontró dueño del Imperio entero. Teodosio obró con menos miramientos que Graciano a los paganos. Les prohibió sus sacrificios asimilados ahora a delitos de lesa majestad y prohibió, bajo pena de confiscación, todos los actos de idolatría. El cristianismo ortodoxo, único autorizado, religión del emperador, se convertía, de esa manera en << religión oficial del Estado romano>>. Los paganos se convirtieron en masa. La vieja religión tuvo que refugiarse en los rincones rurales y no logró sobrevivir por mucho tiempo (Idem p 284). La victoria del cristianismo fue costosamente adquirida, pues al unirse con el Imperio, la Iglesia, a pesar del esfuerzo de sus doctores, sufrió su influencia. En lugar de transformar al Imperio en sus costumbres y en sus instituciones, se “adaptó”, más bien a él. No sólo la organización eclesiástica, con su jerarquía de obispos, de metropolitanos, de patriarcas, fue calcada sobre la del Imperio, sino también el espíritu mismo de la sociedad imperial, 97 el gusto de la vida mundana, y las intrigas de la corte penetraron en la Iglesia. El Imperio se protegió en gran parte de los conflictos internos, pero se fortificó muy poco, con su conversión, porque el cristianismo seguía mirando hacia fuera y continuó dirigiendo su mensaje allende las fronteras a todos los hombres y a todas las naciones (Idem. P 284). Antes de morir, Teodosio dividió nuevamente el imperio en dos. El de Oriente lo entregó a su hijo Arcadio y a Honorio le entregó el de Occidente en el año de 395 (Idem p 286). Como una espesa corteza, que rodea el fruto maduro, el mundo bárbaro circundaba al mundo grecorromano. Atraídos por las riquezas, el oro y el vino, el encanto y los placeres, el clima y todos los demás atractivos de la vida mediterránea, los bárbaros habían tratado de penetrar por la fuerza, durante un millar de años, en estas regiones privilegiadas. Algunos de ellos que regresaban describían, a su manera, todas las maravillas. Las comparaban con el país en que ellos se encontraban: Suelo ingrato o pantanoso, bosques inmensos, nieve o lluvia persistentes, cielo gris y brumoso, cabañas y alimentación miserables. Periódicamente los bárbaros sentían la tentación de hundir las barreras que los separaban a ellos que no poseían casi nada, de aquellos que poseían casi todo (Idem 294). Los movimientos de población en todas las fronteras se suceden constantemente. Los partos, por el oriente, los númidas de Africa, y, sobre todo, a lo largo de toda la frontera europea los germanos (Idem p 286). Durante los primeros dos siglos del Imperio Romano una vigilante guardia pudo mantener intactas las fronteras del Rin y del Danubio. (Idem p 287). Los jefes de los germanos eran conscientes que sus tentativas solamente habían conducido a triunfos momentáneos y a derrotar sangrientas. Tanto que creían que el Imperio Romano estaba protegido por dioses más poderosos que los suyos. Pareciéndoles la violencia impotente y aún impía, muchos de ellos prefirieron deslizarse aisladamente o con mujeres y niños a través de la frontera. Esta era una “invasión” pacífica (Idem. p 294). 98 Al mismo tiempo que los intentos de fuerza, se daban, pues, formas de “invasión” pacífica de bárbaros a través de las provincias fronterizas. Unos, prisioneros de guerra, eran vendidos como esclavos, instalándose individualmente o en grupos como cultivadores en tierras baldías; otros, seducidos por la civilización romana y la riqueza de las provincias, ofrecían espontáneamente sus servicios como soldados o trabajadores, aunque con frecuencia eran ambas cosas. La falta de mano de obra y la incapacidad creciente de los ciudadanos para el servicio de las armas hicieron que se recibiera de buena gana a los recién venidos. Se ocupaban especialmente como peones, albañiles y obreros y sobre todo como labradores para desmontar extensas tierras abandonadas por falta de mano de obra. Aceptaban todos los trabajos, aún aquellos que los esclavos no hacían. Si esta infiltración pacífica hubiese continuado y crecido, el mundo romano y el mundo bárbaro, puede ser que hubiesen terminado por confundirse el uno con el otro (Idem. p 294). Alistados desde la época de la República y de los primeros emperadores en los cuerpos auxiliares, los bárbaros llegaron a constituir en los siglos III y IV la parte esencial de los ejércitos. Para ello, los emperadores comprometían tribus enteras y les asignaban un territorio cerca de la frontera para cultivar y defender. Un tratado (foedus), fijaba el contingente que debían proporcionar esos federados. Los francos se instalaron así en la región del Rin inferior. Estos pueblos eran leales. Al no existir un sentido de nación, entre ellos todavía, el orgullo de ser romanos los hacía luchar con valor contra sus hermanos. No obstante no dejaban de constituir algún peligro, pues no eran muy disciplinados y eran adictos al botín, saqueando a veces y aterrorizando a los diferentes poblados. Sus ambiciosos jefes aspiraban al Poder. Estilicón, un germano, fue designado regente del reino durante la juventud de Honorio (hijo de Teodosio). Imperfectamente asimilados, hicieron perder su pureza a la cultura romana, contaminándola de elementos bárbaros. Cuando a principios del siglo V una nueva oleada de invasores doblegó la frontera, un ejército germanizado debió recibir el choque (Idem p 287). 99 Los godos, que habían sido recibidos por los emperadores en Tracia se sublevaron por primera vez y al ser derrotados por Teodosio, que los hizo nuevamente federados, se rebelaron nuevamente a su muerte en el año 395 y saquearon Grecia y luego Italia. En el año 410 su jefe Alarico, entró en Roma y saqueó la ciudad. Finalmente, los godos, convertidos nuevamente en federados se instalaron en Aquitania en el año 419 y allí mantuvieron su lengua, sus costumbres y sus reyes. Era el visigótico, el primer reino bárbaro surgido en el territorio Imperial (Idem 287). Pero ello solo constituía el preludio. Mientras Estilicón se ocupaba en Italia con las tropas de la Galia en combatir contra la horda de los ostrogodos, la desguarnecida frontera del Rin fue perforada por las tribus suevos, vándalos y burgundios, que iniciaron la gran invasión del año 406. Los francos federados fueron aplastados y la Galia quedó arrasada. Después de algunos años de saqueos y de terrible anarquía, los burgundios se instalaron en Saboya, en el valle del Saona y del Ródano. Era un nuevo reino bárbaro. Los vándalos pasaron a España, Andalucía (que se llamaba Vandalucía) y luego bajo el mando de su jefe Genesérico, conquistaron todo el norte del Africa y fundaron un tercer reino (Idem 287). Antes de aquellos sucesos, desde el año 350 un pueblo de raza amarilla apareció en los confines orientales de Europa. Más feroces que todos los demás bárbaros, sus hordas estaban compuestas por jinetes infatigables y veloces que vivían a caballo. Fueron el terror de los germanos de Europa Central y provocaron las grandes invasiones bárbaras que mencionamos atrás. Los hunos, dirigidos por el terrible Atila, <<el azote de Dios>>, atacaron el Imperio Oriental, pero fueron rechazados y desviados hacia el Occidente. Penetraron en la Galia y fueron detenidos frente a Paris por una enérgica joven, Genoveva. El peligro común hizo unir a los germanos y a los grecorromanos y Atila fue derrotado cerca de Troyes, en Mauriacus Campue en el año 451. Los hunos, dislocados, se dirigieron a Italia a la que sometieron al 100 saqueo; la intervención del papa León el Grande evitó que Atila entrase a saco en Roma y después de la muerte de este jefe en el año 453, los hunos refluyeron al Asia (Idem 287). Durante el período de aquellas invasiones, cada uno de los dos Imperios, el Oriental y el Occidental solamente pensaron, cada uno, en su propia suerte. El Oriental, que había recibido el primer golpe quedó casi intacto, logrando mantenerse hasta el año de 1453 hasta la toma de Constantinopla por los turcos. El Imperio de Occidente, mal defendido y mal dirigido, debió acomodarse a los designios de los bárbaros, cuyos reinos no dejaron del Imperio sino el nombre. Después de un período de indescriptible anarquía, de violencia y de miseria, una revuelta de mercenarios germanos puso fin al Imperio. Su jefe Odoacro depuso al emperador Romulus, llamado Augústulo, un niño, y envió las insignias imperiales al emperador del Oriente exigiéndole que le delegase el gobierno de Italia el año 476. Pero la relación de Oriente con Occidente ya no tenía sentido. En realidad Occidente, en manos de los bárbaros, escapaba a la autoridad lejana de Constantinopla y vivió desde entonces su propia vida, su propia historia (Idem 288). Finalmente el territorio del Imperio Romano de Occidente quedó dividido en cinco reinos bárbaros, de los cuales, solamente uno sobrevivió largo tiempo, el de los francos. Aquellos fueron: El reino vándalo, que se extendía desde el sur de España, Andalucía, hasta Marruecos, Argelia, Túnez y Tripolitania; el reino visigodo, que se extendía del Loira hasta Andalucía; el reino ostrogodo, que comprendía, además de Italia, Provenza, y los Alpes hasta Hungría; el reino burgundio, fundado entre 445 y 457 en el valle del Ródano y el reino franco con Clodoveo (Idem p 296). En lugar de cinco reinos bárbaros, Atila había soñado hacer uno solo conquistando a todo Occidente. Sin embargo murió bruscamente sin alcanzar a realizarlo el año 453. Después de él, Teodorico el Grande (488-526) rey de los ostrogodos concibió el mismo proyecto pero debió abandonarlo. En efecto, los bárbaros se celaban unos a otros de manera suspicaz y habrían rehusado someterse por largo tiempo a un solo jefe. 101 Finalmente, todos no tenían respecto de los galoromanos (de las Galias y de Roma) la misma opinión, ni frente a ellos la misma conducta. Los visigodos, los ostrogodos, y los burgundios conservaban por Roma y por Constantinopla un apego un poco supersticioso: Cuando los desobedecían o combatían, se excusaban. Los burgundios fueron los menos infieles. Teodorico habría querido, por medio de casamientos, formar una sola nación con los vencedores y vencidos y, quizás, rejuvenecer así la sangre italiana. Genserico, rey de los vándalos, por el contrario, prohibía todo casamiento entre vándalos y romanos. Eurico, rey de los visigodos, despreciaba demasiado a los vencidos, como para pensar en la fusión en un solo pueblo de los visigodos con los romanos de España o de las Galias. Además, los visigodos y ostrogodos eran mucho más numerosos que los vándalos, los burgundios y los francos (Idem p 296). El oriente de Europa, mucho más que el Occidente, se convirtió posteriormente, durante la Edad Media, en el perturbado recipiente de grandes invasiones. Estas comenzaron desde fines del siglo IV con los godos de Alarico y no habían terminado en 1328 cuando los turcos otomanos las prolongaron hasta entrado el siglo XVI (Idem p 303). El teatro de las invasiones era una inmensa planicie cubierta de bosques gigantescos y pantanos. Está ubicado entre Asia y la región occidental de Europa. Su extensión abarca la mitad de la extensión de la Europa actual, y es tan vasto como era el Imperio de Teodosio. Se ubica entre la parte Occidental de Europa y Asia. Los invasores de raza amarilla eran numerosos. De ellos no se conoce más que su lengua, emparentada con las que se hablan hoy en Finlandia y en Manchuria. Entre los invasores podemos mencionar a los ávaros, vencidos por Carlomagno en 796 y desaparecidos posteriormente, los húngaros, que acabaron por ocupar el sitio de sus congéneres los ávaros; los búlgaros, instalados al sur del Danubio inferior en ambas laderas de los Balkanes en la antigua Mesis y Tracia romanas, lugares donde se dejaron esclavizar; los tártaros, mogoles, sobre todo y a 102 continuación los turcos otomanos emparentados con ellos (Idem p 303). Además de las invasiones amarillas, las de los eslavos y escandinavos inundaron la actual llanura rusa. Desde los siglos II y VIII se perfilan dos invasiones eslavas: Hacia el oeste, llegan hacia el Elba y Saal y ocupan Bohemia. Hacia el sur, llegan a las cercanías de Constantinopla, Salónica y hasta la extremidad del Peloponeso, donde todavía hay algunas ciudades que conservan su nombre eslavo. La lengua eslava le hacía competencia en la Europa Oriental a la lengua griega. En los tiempos de Carlos Martel, el grupo eslavo más compacto, se extendía desde el Valdai al norte hasta el Dnieper en el sur y desde el Volga medio al este hasta el Duina occidental en el oeste (Idem p 304). Los escandinavos, que probablemente procedían de Suecia, y eran llamados los “varegos” o “varigios”, ya en el año 859 impusieron tributo a los eslavos del lago Ilmen. Un canto con ribetes de leyenda asegura que, hacia fines del siglo IX una banda de varegos denominada “Rouss”, había sido llamada por los eslavos instalándose parte en Novgorod y parte en Kiev. Así puede decirse que el nombre de Rusia tiene ese origen. Estos varegos atacaron Constantinopla, llegaron hasta el Cáucaso y en el año 944 lucharon contra los árabes (Idem p 304). Con la caída del Imperio Romano de Occidente termina la historia romana. Roma había marcado todas las tierras conquistadas con una influencia profunda y durable y, aunque impuesta por la fuerza, su dominación había logrado, gracias a la sabia y pacífica autoridad de los emperadores, ser aceptada y finalmente recibida por todos. Respetuosos de las costumbres y de las instituciones de las provincias, el gobierno imperial, mediante la admisión progresiva de los vencidos, había dilatado hasta los confines del Imperio la <<ciudadanía romana>>. Roma había logrado, mejor que Alejandro (desaparecido demasiado pronto) la unidad del mundo <<civilizado>>: Después de saquearlo y explotarlo, le dio, 103 al menos en los primeros siglos del Imperio, la prosperidad y la paz y mantuvo y fortificó una cultura donde se mezclan armoniosamente los aportes de los diversos países en un complejo realmente universal (Idem p 288). En lo social, Roma no acertó en el logro, como resultado, de condiciones de vida justas. La situación de las gentes humildes dejó siempre mucho qué desear y la miseria impulsó muchas veces a los campesinos a desgraciadas revueltas, particularmente en los siglos III y IV durante las cuales la frecuencia de las invasiones de los bárbaros volvió más difícil e insegura la vida en los campos. La solidaridad social de los habitantes del Imperio fue siempre insuficiente y la distancia entre pobres y ricos fue invariablemente, desde todo punto de vista, demasiado grande. (Idem p 289). Como conquistadores, administradores y juristas, los romanos no alcanzaron a igualar a los griegos en los niveles intelectual y artístico. Pero, aunque no lo lograron, ni llegaron al recursivo y grande genio creador de aquellos, sí recogieron, asimilaron, enriquecieron y difundieron la herencia helénica. Es un acto de estricta justicia, pues, considerar verdaderamente <<grecoromana>> a esta cultura del mundo antiguo (Idem p 289). La religión primitiva de los romanos había divinizado a Roma y al Emperador que era su sumo sacerdote. A medida que el cristianismo se expandía declinaba el Imperio. Empezaba a sospecharse que el Imperio era obra de hombres y no de dioses. Más tarde se extendió la idea de que eran los hombres quienes habían creado a los dioses y no los dioses a éstos. La creencia en un Dios único convenció a los romanos que los dioses romanos eran falsos dioses. Por lo demás, para los bárbaros, los dioses de Roma no debían proteger más que a los romanos. Por el contrario, el Dios de los cristianos tomaba bajo su salvaguardia a todos los hombres: “omnes gentes”. Los bárbaros podían confiar en El. Tendrían en el Dios de los cristianos un defensor que acabaría por vencer a los antiguos dioses. Cuando empezaban las grandes invasiones del año 405, luego de dos siglos de luchas, el 104 cristianismo triunfaba sobre los paganos y entre los bárbaros sus conquistas se multiplicaban tanto como entre los romanos. Por desgracia, cuando el cristianismo no fue más perseguido, se hizo perseguidor. Quería ser obedecido: Cualquiera que se separase de la doctrina adoptada por la nueva Iglesia debía ser arrojado de la misma (Idem p 296). La influencia de aquella cultura pudo sobrevivir al desmoronamiento de su estructura política y administrativa. Occidente, entonces, quebrantado el Imperio, subsistió como un arquetipo que los grandes soberanos trataron de hacer revivir. El prestigio de Roma, convertida en capital de la cristiandad, continuó imponiéndose en el transcurso de los tiempos futuros. La lengua latina, lengua litúrgica de la Iglesia e idioma de la cultura, por muchos años más (hasta el siglo XVIII), dio origen a las lenguas nacionales modernas (italiano, francés y español) en los países profundamente romanizados. Los manuscritos de los autores antiguos fueron conservados y copiados, principalmente en los recintos monacales que florecieron posteriormente en toda Europa, transmitiendo a los siglos posteriores el pensamiento antiguo. De la misma manera llegaron a nosotros los principios lógicos del <<Derecho Romano>>, inspirando a los actuales legisladores (Idem p 289). La tradición grecorromana no se perdió, pues, completamente. El renacimiento de la cultura, en diversos períodos, se ha inspirado definitivamente en ella. Hoy, el término <<tradición clásica>>, subsiste todavía en muchos espíritu como sinónimo de perfección. A ella se vincula en gran medida a través de la Edad Media, la Cultura Occidental. A pesar de que la distancia en lo político y militar se ensancha entre los poderes diversos y su historia en Occidente, el Imperio de Oriente sigue influyendo decisivamente en la sociedad occidental, en especial, a través de la Iglesia. La Iglesia de Roma y las iglesias europeas, a través de sus obispos, buscan una asesoría que consideran invaluable para orientar su ministerio apostólico y la labor docente de las escuelas cristianas, por medio 105 de sus conexiones con la Iglesia de la ilustre ciudad de Alejandría, importante centro cultural del Imperio de Oriente, también llamado bizantino, que seguía siendo un faro de mayúscula importancia al nivel doctrinal. A pesar de la inestabilidad política de la vida europea, en que los territorios, el patrimonio económico y los pueblos eran manejados por los jefes tribales primero, y después por los monarcas, como patrimonio propio, la Iglesia, en algunos aspectos, fue un lugar común de reflexión, de sensatez, de esperanza. En otros aspectos, su influencia no fue tan afortunada: El estar en el juego político en igualdad de condiciones con las demás cabezas monárquicas del Continente, le generó al papado no pocos conflictos. Su poder temporal era temido, utilizado combatido y apaciguado, hasta hoy como un poder verdaderamente <<competidor>> de los poderes de los demás “soberanos” y señores, y como lo consideran hoy políticos, gobernantes y estrategas militares. En las alianzas con los “príncipes de la Iglesia”, ya que así se comportaban muchos obispos, no se miraban a menudo más que conveniencias políticas y de Estado, para reforzarse militar y estratégicamente frente al enemigo. Todo ello erosionó muchas veces la autoridad de la Iglesia aún en asuntos internos y su cultura, particularmente, en la modernidad, en que, bajo la influencia de los pensamientos científico y liberal de la Ilustración, interpretados conforme a las aparentes “conveniencias” de la época a la Luz, y de los intereses imperantes de los poderosos. Tal vez no muy sensatamente, sin controversia visible, sin debate, sin reflexión, como consecuencia de “hechos cumplidos” de tipo militar y político, se gesta y se viene extendiendo sin cesar, en el mundo moderno un espíritu secular inmediatista, mecanicista, materialista, ateo y muy cerrado en sí mismo, que tiende a darle la espalda a la “Religión”, de la que en Occidente se tiene una visión muy peculiar, y al pensamiento tradicional y, como consecuencia, a fuentes no despreciables de sabiduría, referencias de interpretación de la experiencia histórica, cantera de madurez intelectual, verdadero 106 patrimonio cultural, de los pueblos occidentales, extendida, en cierta medida, también a los pueblos occidentalizados. Los bárbaros, después de las invasiones al Imperio quedaron como verdaderos “bárbaros romanos”. Allí empezó a conformarse la futura civilización de Europa. Primero, aquellos nunca pensaron que el Imperio pudiera desaparecer. Cuando su desaparición se dio en 476, no creyeron que lo haría definitivamente. En efecto, sabían que se había trasladado a Constantinopla y que de allí debía regresar. En efecto lo hizo en el año 800 en provecho de Carlo Magno. Los bárbaros eran menos numerosos que los pobladores romanos en medio de los cuales se instalaron, y poco a poco se volvieron imitadores en sus costumbres y usos: Para gobernarse, para recaudar impuestos, para juzgar en los tribunales, para reclutar y comandar los ejércitos. Procuraron copiar hasta los gestos y las maneras de los romanos. Perdieron gran parte de sus lenguas germánicas originales y se habituaron a hablar un lenguaje latino lleno de <<barbarismos>>. Sus recopilaciones de códigos fueron latinizadas, como ocurrió con la ley sálica de los francos, la ley gombeta de los burgundios, el Breviario de Alarico de los visigodos, etc. A estas leyes germánicas se mezclaron algunas disposiciones de derecho romano. Habiendo despojado a los romanos de gran porción de sus fortunas, los bárbaros dejaron de vivir como nómadas. Se arraigaron al suelo del que se habían convertido en propietarios. Sobre este suelo tenían las casas de ladrillo y piedra que los romanos habían construido o que ellos mismos habían construido, siguiendo más o menos el estilo romano. Los bárbaros y los romanos unieron su sangre y las antiguas razas se unieron en una nueva, que se ha llamado “germanorromana”, que subsiste aún hoy día en “la Galia”, en Italia y en España (Idem p 297). Con la conversión al cristianismo, los bárbaros se encaminaron a la civilización. El evangelio les fue predicado por Roma y Bizancio. Además de los húngaros, el papado convirtió a los polacos y a los checos de Bohemia, es decir, a los eslavos 107 occidentales. Los misioneros alemanes entendían que los encaminaban al germanismo tanto como a Dios. Desde el año 834 hasta el año 968 fueron fundados con este designio los obispados de Hamburgo, Merseburgo, Brandemburgo y luego Magdeburgo. Bizancio, para ganarse para su fe a los bárbaros fue mucho menos rudo que los germanos. En Bulgaria, el zar Boris padre de Simeón, fue bautizado en el año 864. Desde el siglo VI hasta el X, los eslavos “invadieron” los mercados, los ejércitos, y las más altas funciones del Imperio Bizantino. En el año 957, la gran princesa rusa Olga, recibió el bautismo. Treinta años más tarde, su nieto Vladimiro lo recibió a su turno y, junto a él, su pueblo. Servia se convirtió entre los años 870 y 880. Tuvo una iglesia nacional y sus príncipes se rodearon de una corte griega. Antes del año 1000 los bárbaros orientales se hallaban convertidos, la mayor parte de ellos se habían civilizado, especialmente bajo la influencia de Constantinopla, verdadera capital del Oriente (Idem p 304). Quizás, sin embargo, como una herencia de las actitudes originales de los primeros reinos bárbaros que se fundaron luego del derrumbe del Imperio Romano, y a pesar de la unidad de una tradición cultural que se forja, poco a poco, en una fe, probablemente ingenua, pero que ha aportado las bases inconfundibles de una nueva y verdadera civilización, perdura el espíritu de discordia, el cual reina en Occidente hasta nuestro siglo XXI. La frustración, la impotencia sentida frente a los poderosos elementos climáticos desencadenados, frente a un hábitat inclemente y despiadado, el hambre, el dolor de presenciar morir, sin ninguna opción de salvación, a los seres queridos, pudieron ser algunas causas remotas. La codicia, los deseos de venganza por la ofensa, el despojo, las violaciones, la muerte, las ambiciones desbordadas, los resentimientos, los odios, el miedo, pudieron ser causas más próximas. El caso es que la cadena de acontecimientos, no importa que sea concebida como relaciones sucesivas de causas y efectos o miradas desde el punto de vista de la teoría del Caos, como el resultado de un proceso histórico muy complejo, ha dejado un 108 amargo sabor en la memoria colectiva de los hombres modernos, que explican las suspicacias que exhiben los encargados de afrontar las relaciones humanas cotidianas a todos los niveles sociales y las dificultades que se presentan para lograr acuerdos, negociar relaciones duraderas y gratificantes para todas las partes. La tragicomedia vivida en las relaciones políticas entre las diversas naciones occidentales durante el siglo XX, por ejemplo, no tiene otro significado que la culminación del proceso político que aquel espíritu de discordias ancestrales produjo. Su terrible expresión, en el mundo de la técnica más avanzada que haya podido poseer el Hombre en toda su existencia, es nada menos que las guerras más sangrientas, crueles y destructivas que ha vivido la humanidad hasta el presente, como son la Primera Guerra Mundial de 1914 y la Segunda Guerra Mundial de 1939. El mundo moderno se mueve todavía dentro de ese marco y, como si esto fuera poco, los ánimos no sólo no se aplacan sino que se exacerban, particularmente cuando se dan todavía pretensiones, se invierten esfuerzos “seriamente” o se acolitan o apoyan iniciativas tan absurdas como revivir el Imperio Romano, ¡algo que, a la luz de la sociedad moderna parece inaudito y fuera de lugar! Pues a la hora de la verdad, por desgracia, no todos lo miran tan inaudito y fuera de lugar. Benito Musolini soñó con sus “fascistas” semejante cosa nada menos que en 1922. Y la reacción que provocó tal iniciativa, apoyada activamente nada menos que por Adolfo Hitler, fue la oposición militar visceral, casi demencial, de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial. No se necesita un profundo estudio sociológico de la política para entender qué resortes íntimos se pusieron en movimiento entonces, resortes que se han movido también cuando se ha tratado de desacreditar y devaluar el sentido del trabajo de instituciones que, como la Iglesia Católica Romana, que, sin haber renunciado todavía, expresamente, a beneficiarse de su poder “temporal” se mueve con intenciones de cumplir su ministerio apostólico en bien de los pueblos y las naciones necesitadas de todo el Mundo. Para los Estados nacionales actuales “El Estado Vaticano” no significa otra cosa que la 109 expresión institucional de un poder mundano real, capaz de movilizar recursos económicos, población y de generar opinión, como cualquier otro Estado del Planeta. Por ello se entiende la urgencia que tiene la Iglesia Católica Romana de disipar toda susceptibilidad para que sus actos reciban el apoyo sincero de las naciones y pueblos del Planeta y su labor apostólica llegue a ser eficaz como merecen que sea. Si no se hace una reflexión, así sea sucinta sobre aquella historia, sería difícil llegar a tener una consciencia clara del reto histórico de nuestro tiempo, que se plantea como una salida de aquel espíritu tan poco ecuménico. La visión macroscópica del mundo moderno nos ofrece una perspectiva de globalidad muy diferente a las propuestas vigentes, muy superficiales y mecánicas, de los poderes mundiales actuales. Esa visión, si la interpretamos correctamente, debería seducirnos, invitarnos a correr el riesgo de salirnos de los marcos institucionales, sociales y políticos de acción acostumbrados, entre los cuales se han movido nuestra cultura y nuestra institucionalidad y que tienen una vigencia de más de casi quince siglos de existencia. Tal vez nunca hemos estado en capacidad de responder a aquel reto como ahora, con el apoyo decidido de una de las disciplinas de trabajo más rigurosas y exitosas de la Historia: Las Ciencias con todos sus descubrimientos, con todas sus técnicas y aplicaciones exitosas, frente a unos valores tradicionales milenarios, a una experiencia humana de valor incalculable que es preciso conocer, aprovechar, intercambiar y respecto de los cuales es preciso para ha modernidad, tener una consciencia clara para bien de la humanidad, como un todo. La confianza que nos merece esa circunstancia, nos hace pensar sobre las posibilidades de descontinuar la Guerra y la violencia encubierta o abierta, como herramienta útil en las soluciones políticas viables en el manejo de relaciones humanas, o como políticas de Estado en el manejo de las relaciones internacionales, entre otras. Esa confianza quedaría sin fundamento si, como promotores de la cultura humana, tuviéramos serias dudas o nos sintiéramos 110 incapaces de responder afirmativamente a las siguientes preguntas: ¿Poseen ya las sociedades humanas contemporáneas la madurez y los recursos técnicos necesarios, para prevenir los efectos devastadores de eventos naturales como los que incidieron sobre las antiguos pobladores nómadas de las inhóspitas regiones del centro del Asia? ¿Están las naciones del Planeta dispuestas a afrontar seriamente el reto que implica el deterioro del Medio Ambiente en un mundo superpoblado como el actual, cuyas consecuencias apenas empezamos a experimentar? Estamos dispuestos los hombres modernos a renunciar a nuestras perspicacias y afrontar el reto, en conjunto como parece que se va a tener que afrontar, para asegurar un espacio adecuado y justo para la población humana actual? Llegamos aquí al final de una exposición de hechos históricos que es preciso conocer para entender la realidad humana del mundo actual. La ignorancia y la imprevisión con que se manejan y manipulan incluso a altos niveles de los Estados, los asuntos públicos y de la Cultura, sin el más mínimo respeto al patrimonio cultural de nuestros pueblos, de la humanidad entera, no se compadecen con la seriedad de los problemas que ello le genera a la sociedad humana. Sólo con conocer esa realidad será posible entender que es preciso cambiar, de raíz, el comportamiento recíproco de dirigentes y de pueblos, de naciones enteras, que esperan y merecen una solución, sin contar que nunca ha estado la humanidad tan preparada, como lo está ahora, con disponibilidad de los medios necesarios para alcanzar su real redención. Hacen falta solamente la voluntad de hacerlo y el compromiso de pueblos y gobernantes en la Empresa. La propuesta de mirar con ojo crítico, tan amplia y profundamente como sea necesario muchas de nuestras actuales “prácticas civilizadas” que han llevado en un momento dado a que se den hábitos e instituciones sociales que nos estorban y nos deterioran, más bien que favorecer, nuestro nivel de vida, podría parecer trasnochada y fuera de lugar en el mundo del “Dejar “Hacer” del siglo XXI. Otro tanto podrían parecer las acciones que se empeñen en la promoción de hábitos y costumbres, en la 111 protección de instituciones que podrían ser nuevamente bastiones y salvaguardias del nivel de vida de las generaciones humanas futuras. Pero no solamente no es algo trasnochado, sino que volver a considerar el valor de esas tradiciones, plantea la contemplación de una realidad del mundo humano que nos ha precedido, en que, de alguna manera se gestó la humanidad actual y que ve revivido su significado frente al clamor de pueblos sumidos en una pobreza creciente, que se sienten abandonados a su suerte, en medio del torbellino político levantado por el intento de forzarlos a una visión de vida global, que no solamente es fantástica, sino que solamente podrá llevarse a la práctica con la destrucción de las sociedades humanas del Planeta y sus fundamentos, la masificación de su población y el establecimiento de nuevas formas de dominación y esclavitud. Nuestra tradición cristiana, reforzada por el testimonio imperecedero, de miles de personas, inspiraron y siguen inspirando a nuestros pueblos, aún en términos muy sencillos acerca de valores trascendentales e inestimables de vida humana que tienen, para ellos, sentido de redención. Pero en la práctica, la presencia en nuestros medios sociales de acciones estratégicas extrañas y de diverso origen, capaces de manipular la mente de los hombres tergiversando su visión de la Realidad o encubriéndola, con el fin de establecer e imponer su propia visión de aquella y sus propias interpretaciones, hace casi imposible, que el espíritu humano se pueda expresar libremente, auténticamente, con entusiasmo, en su justa medida, y que su experiencia de vida resulte verdaderamente edificante. Tengamos en cuenta que, lo que la generalidad de los pueblos han recibido en su educación conscientemente como <<valores humanos>> para interpretar correctamente la calidad de sus actos, tal como se ha practicado en las diferentes pedagogías culturales conocidas, hasta ahora, si se ven en una perspectiva de mayor amplitud y profundidad, podrían plantearse como <<verdaderos requerimientos>> de acción humana, sin cumplir los cuales, puede ser imposible lograr los objetivos de una vida civilizada acogedora y estable. 112 La diferencia entre olvidar todo aquello o darles nueva vitalidad a los valores humanos en los que se origina la concordia que sirve, a su vez, como base, entre nosotros, de toda forma de vida civilizada, significa precisamente la diferencia entre sufrir las consecuencias de la “Cultura de la Muerte” en la forma como ha sido introducida en nuestra vida cotidiana, en nuestras costumbres sociales, en nuestra civilización, en nuestra estrategia política, o asumir la responsabilidad de su neutralización por medio de una nueva Cultura de la Vida, con su forma peculiar de plantearnos nuestros retos vitales. Ello nos permitirá una visión global de la vida humana enteramente diferente, nos permitirá la renovación de nuestra vida social y le abrirá, realmente, horizontes nuevos y prometedores a la evolución de la cultura humana. Cuando se habla de globalidad en la vida humana, ha de hablarse de una visión macroscópica de ella. Y esa visión macroscópica encierra consecuencias diversas según la naturaleza de esa visión. En la visión de globalidad que le presentan las “autoridades” económicas del Globo a naciones como la nuestra este momento, que reviste, por la forma como es presentada, algo que parece ser absolutamente ineludible y fatal, significa que “tiene” que ser acepta tal como ella sea impuesta o “tendremos” que perecer aislados, de inanición. Pero la unidad de vida humana, la sociedad humana auténticas, aunque no hayan sido vividas todavía como una experiencia existencial, sino de manera muy imperfecta, por no decir impropia, puede interpretarse de diversas otras maneras. Y podemos tener la esperanza efectiva, porque ello es posible, de poder construir formas de sociedades completamente nuevas, a niveles superiores de organización y vida, sobre la base de encuentros humanos y asociaciones de carácter holístico. Sabido esto, entendemos que el desafío consiste en la búsqueda de caminos que hagan posible la construcción de sociedades estables y sostenibles de nivel de complejidad mayor que el actual de conveniencia general Pero ese paso, dado solamente por la dirigencia, en sociedades donde el ciudadano ha alcanzado la consciencia de cómo se da el 113 enriquecimiento recíproco de la vida cuando, como sujeto, participa activamente en la vida comunitaria, no es suficiente. Es precisa la movilización popular. En las sociedades actuales si no se transforma el carácter de la gente, si no son asumidas otras actitudes si no se cultivan otros hábitos, aquella pretensión se convierte en una empresa irrealizable. En otras palabras, no se trata solamente de un desafío ético sino de formación de la personalidad, de educación en su mayor extensión y profundidad, de generar otras realidades, de crear otras formas de vida, de avanzar en la evolución de la vida más allá de las fronteras de los modos de vida actual. Y ese es el significado profundo de la tarea de Jesús de Nazaret y de los que lo siguieron, entre nuestros antepasados, entre nosotros, y entre los que nos sigan. Por eso vale la pena considerar aquí el mensaje medular de Jesús, importante no sólo desde el punto de vista de una religión, como la cristiana, sino de la cultura humana en su conjunto, considerados de igual manera otros aportes que la humanidad ha adoptado en algún momento y en algún lugar del Globo, incorporándolos o no a alguna forma de práctica religiosa. “Al oír los fariseos que Jesús había dejado sin palabra a los saduceos, se juntaron en un lugar, y uno de ellos, que era doctor de la ley (judía), le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba”: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?” El les respondió: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más importante y el primero de los mandamientos. Pero hay un segundo mandamiento, que tiene la misma importancia: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En estos dos mandamientos se basan la ley y los Profetas” (Mt 22,34-40). Jesús de Nazaret es un reconocido maestro oriental, aparte de la dignidad que le reconocen quienes lo han seguido desde antiguo. Su testimonio ha sido recogido por la Iglesia Católica Romana, como continuadora del trabajo proselitista de los apóstoles de Jesús, partiendo de las enseñanzas del Antiguo Testamento, por la consideración y la presunción de que en Jesús se han cumplido 114 ciertas profecías mesiánicas que constan en los Libros Sagrados de los judíos, que conocemos por las enseñanzas de los discípulos de Jesús, de Pablo de Tarso y de muchos otros. A esa tarea contribuyó con su decidido apoyo y orientación la memorable Iglesia de Alejandría, capital y meca de la Cultura Helénica, que orientó los pasos iniciales en las actividades apostólicas de los primeros obispos europeos, entre otros y muy particularmente, para dirigir los primeros pasos, de las escuelas cristianas y las primeras instituciones universitarias en su inicio. Sin contar los territorios asiáticos influidos por el Islam, el origen de la vida civilizada de casi toda el Asia Occidental, Europa y América, está influido ampliamente por las ideas de Jesús. No es exagerar, de acuerdo con los hechos históricos, que la Civilización Occidental, en su esencia, es el producto de la labor evangelizadora de la Iglesia, y sus misioneros, cuya realización tuvo lugar, no pocas veces, con rasgos de extremado heroísmo. Ello no puede explicarse satisfactoriamente sin considerar el Amor a Dios, una faceta del Amor, como un verdadero “motor” que movió y sigue moviendo a muchos seguidores a la acción, incluso, más allá del umbral de la seguridad personal. La dificultad de manejar este concepto es evidente cuando contamos con las contribuciones serias de muchos estudiosos, y nos hacen caer en cuenta de los cambios históricos que se dan en el uso de las palabras, entre otros, y cuando se vuelven, en el uso vulgar, formas de expresiones de ciertas frivolidades existenciales que riñen incluso con el sentido original del término. El filósofo moderno, de origen alemán, Joseph Pieper, en su extraordinario tratado de Etica y Teología moral, “Las virtudes fundamentales”, nos coloca frente a una obra maestra destinada a ser piedra angular para la Antropología, la Sociología y la Psicología. En ella trata de cuatro virtudes cardinales: La Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la Templanza y tres virtudes teologales: La Fe, la Esperanza y el Amor. Así nos introduce en su tratado: “La segunda parte de la Summa theologica del Doctor Común de la Iglesia, que se refiere a la Teología moral, comienza con esta 115 frase:<<Puesto que el hombre fue creado a semejanza de Dios, después de tratar de El, modelo originario, nos queda por hablar de su imagen, el hombre>>. Sucede con esta frase lo que con tantas otras de Santo Tomás: la evidencia con que la expresa, sin darle gran relieve, oculta fácilmente el hecho de que su contenido no es de ningún modo evidente. Esta primera proposición de la Teología moral refleja un hecho del que los cristianos de hoy casi han perdido la consciencia: que la moral es sobre todo y ante todo, doctrina sobre el hombre, que tiene que hacer resaltar la idea del hombre y que, por tanto, la moral cristiana tiene que tratar de la imagen verdadera del mismo hombre. Esta realidad era algo muy natural para la cristiandad de la Alta Edad Media. De esta concepción básica, cuya evidencia ya se había puesto en duda, como indica su formulación polémica, nació, dos siglos después de Santo Tomás de Aquino, la frase de Eckhart: <<Las personas no deben pensar tanto lo que han de hacer como lo que han de ser>>. Sin embargo, la moral, y sobre todo su enseñanza, perdieron después, en gran parte, estas perspectivas por causas difíciles de comprender y aquilatar, hasta tal punto que incluso aquellos textos de Teología moral que pretendían estar expresamente escritos según el espíritu de Santo Tomás diferían de él en este punto capital. Esto explica algunas causas del por qué al cristiano medio de hoy apenas se le ocurre pensar que en moral pueda conocerse algo sobre el verdadero ser del hombre, sobre la idea del hombre. Al contrario, asociamos al concepto de moral la idea de una doctrina del hacer y, sobre todo, del no hacer, del poder y no poder, de lo mandado y lo prohibido. La primera doctrina teológica del Doctor Común es ésta:<<La moral trata de la idea verdadera del hombre>>. Naturalmente que también ha de tratar del hacer, de obligaciones, mandamientos y pecados; pero su objeto primordial, en que se basa todo lo demás, es el verdadero ser del hombre, la idea del hombre bueno”(Joseph Pieper “Las Virtudes Fundamentales” Segunda Edición. Ediciones Rialp S. A. Madrid 1980 p 11). Sobre el sentido de uso del término amor en la época moderna dice Pieper: “Hay razones más que suficientes que le sugieren a uno no ocuparse del tema del <amor>. A fin de cuentas, basta con 116 ir pasando las hojas de una revista ilustrada, mientras nos llega el turno en la peluqueria, para que le vengan a uno ganas de no volver a poner en sus labios la palabra <amor> ni siquiera en un futuro lejano. Pero también nos da miedo esa otra actitud que, en el extremo opuesto, se goza de provocar malentendidos al hacer que la realidad del amor, transportada al terreno de lo irreal y fantasmagórico, se evapore y no deje de sí misma otra cosa que la pura <renunciación>” (Idem p 417). Las diferentes experiencias que dan idea de la inmensa variedad de las formas del Amor, las diferencias en las expresiones idiomáticas de todos los tiempos, igual que el uso inadecuado del término, pueden hacer inmensamente confuso el mensaje de Jesús de Nazareth. Al tratar el tema Pieper resalta lo que para el lego podría ser una verdadera novedad (Idem. páginas 417 a 422). “Pero no se trata de aclarar si el conjunto de vocablos de que se puede echar mano es pobre o rico; lo que importa es que uno se dé cuenta, en la mayor medida posible, de la complejidad del fenómeno que llamamos <amor>. Esto no puede conseguirse más que mediante la interpretación del lenguaje, del propio y del ajeno, supuesto que sepamos desentrañarlo, lo cual puede no ser el caso, a pesar de que lo dominemos. Tal interpretación tendrá que ser forzosamente fragmentaria y contingente, como es natural, pero hay que hacerla. Ni siquiera lo que en la conversación normal piensan y entienden todos y cada uno de los que hablan la misma lengua puede ser traducido sin rastro de incertidumbre a formulaciones de contenido reflejamente consciente y claro. Resulta difícil percibir los segundos sentidos o delicados matices que acompañan el manejo de las lenguas vivas extrañas para nosotros. Y aún son mayores las dificultades si se trata de lenguas muertas. Superfluo sería recordar, que cada uno de nosotros sólo domina un escaso tanto por ciento de todas esas lenguas que, de hecho, circulan sobre la superficie del planeta. Y, sin embargo, aún siendo conscientes de la precariedad e imperfección, no es poco ni mucho, ni mucho menos, lo que una reflexión concienzuda sobre el acervo de palabras es capaz de 117 sacar a la luz y de dar nombre al fenómeno del amor” (Idem p 4525) ¿A qué se refiere Jesús cuando habla así del amor? Para ser sucintos, ojalá no más de lo debido para ser suficientemente claro, veamos una definición de San Agustín que menciona Pieper en su tratado, cuando habla del amor como continuación y perfeccionamiento de la <creatio>: “San Agustín dice que la definición de la virtud es muy corta: <Virtus est ordo amoris>, <La virtud es el orden en el amor>; entendiendo que <virtud> no tiene otra significación que lo correcto en el hombre (Idem p 439). “Se advierte en seguida que con esto hemos tocado un algo que va incrustado en la estructuración misma de la propia existencia. Si es cierto que el núcleo de todos los seres no es otro que el querer y la voluntad, la más poderosa y dominadora fuerza de las almas, también el punto de arranque y el centro de la existencia. Ahí se decide lo que cada uno es: <Ex amore suo quisque vivit, sive bene sive male>, todos viven de su amor, hacia el bien o hacia el mal>. El amor y sólo el amor, es lo que tiene qué estar <en orden> para que todo el hombre lo esté y sea bueno”…”Pero nosotros no hablamos ahora de virtud o estar las cosas en orden, sino de que el amor es un acto de la voluntad, el acto por excelencia. ¿Y qué es, pues, lo que yo <quiero> cuando amo y digo a otra persona:<Qué bien que tu existas>? Como ya hemos indicado, es evidente que esa exclamación puede estar orquestada y sentida de muy diversas maneras, y que en ella caben,<en cada caso> muchas variantes de matiz en cuanto a la intensidad. Pero aún el grado más débil contiene, por lo menos, el asentimiento a la simple existencia del otro. Y no es poco (Idem p 439). “En cuanto a la atrevida afirmación de Maurice Blondel de que <L‟amour est par excellence ce qui fait etre>, el amor es ante todo lo que <hace ser>, lo que causa que alguien o que algo exista, solamente podemos aceptarla si se entiende como expresión de la intención del amante. El traductor alemán de Blondel pensó que era mejor mitigar un poco la frase y la vertió, diciendo que el 118 amor es <lo que hace ser>. Pero la formulación más extrema de ese pensamiento que intenta salir en las palabras de Vladimir Soloviev, en su ensayo <El sentido del amor sexual>, en el que describe el amor como una fuerza que excluye la muerte, que protesta contra ella, y la niega”... (Idem p 439)…”Desde esta misma dimensión es como he sentido siempre la impresionante frase de Gabriel Marcel: <Amar a una persona es decirle: tú no morirás>” (Idem p 439). En su primera carta a los corintios, Pablo de Tarso habla de la caridad (del amor): “Si hablando lenguas de hombres y de ángeles no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Y si teniendo el don de profecía y conociendo todos los misterios y toda la ciencia, y tanta fe que traslade los montes, si no tengo caridad no soy nada. Y si repartiese toda mi hacienda y entregare mi cuerpo al fuego, no teniendo caridad, nada me aprovecha.”…”La caridad es longánime, es benigna; no es envidiosa, no es jactanciosa, no se hincha; no es descortés, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal, no se alegra de la injusticia, se complace en la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera”…” La caridad jamás decae: Las profecías desaparecen; las lenguas cesarán, la ciencia se desvanecerá. Conocemos sólo en parte y profetizamos parcialmente; pero cuando llegue lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser hombre, me despojé de las niñerías. Ahora vemos por un espejo y obscuramente, pero entonces veremos cara a cara. Al presente conozco sólo parcialmente, pero entonces conoceré como soy conocido. Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza y la caridad; pero la más excelente de ellas es la caridad” (Primera Carta de Pablo a los corintios. Los Hechos de los Apóstoles. Cap 13 versículos 1,a 13. “Nuevo Testamento”. Versión directa del texto original griego por Eloino Nácar Fuster y Alberto Colunga Cueto, O. P. Biblioteca de Autores Cristianos Madrid MCMLXXV, p 515) 119 En su tema, Amar y ser Amado, en la sección “Confirmación en el ser por el amor”, dice Pieper: “¿Es que acaso no existe la persona –podría preguntarse- al margen completamente de que un amante la encuentre o no maravillosa, que esté de acuerdo o entusiasmado con ella? ¿Se consigue de verdad algo con decir: <Qué maravilla que tú existas?> Con estas preguntas, traídas de la más fría sensatez en son de escepticismo, es evidente que se está interrogando, en el fondo, si el amor <hace> algo de verdad en el total de la existencia; se intenta con ello saber cuál es su función y si tiene alguna en el terreno del ser. Es exactamente el planteamiento del caso concreto que ahora reclama nuestra atención. Para contestar no basta analizar la intencionalidad del amante ni lo que en esa inclinación hay <propiamente> como pensado o querido por el que ama. En esto podríamos estar de acuerdo. Será preciso que nos traslademos a la otra orilla, es decir, hay que considerar el problema desde el punto en que está situada la persona a quien sobreviene el amor del otro. ¿Qué significa, visto con serenidad, para una persona el que otra la mire y le diga, a la vez que lo siente y lo <vive>: <Maravilloso que tú estés en el mundo>?” (Idem p 445). “En este momento quiero, en primer lugar, -dice Pieper-, conceder la palabra a Jean-Paul Sarte, un autor del que se habría esperado una respuesta radicalmente opuesta a la que nos da dentro de su <teoría> sistemáticamente desarrollada, toda persona es en principio para otra, un extraño que, con solo verla, amenaza con robarle el mundo; un verdugo potencial. Por fortuna, contra esas tesis fríamente forjadas en el cerebro, se impone una y otra vez el poeta Sartre, o simplemente el observador genial y narrador de la realidad humana. Y este último, completamente de espaldas a su propia filosofía, es el que dice cosas como éstas: <Este es el núcleo de la alegría del amor: que en él sentimos justificado nuestro ser>. Como podría apreciarse, lo que dice no está tan lejos de aquellas ideas de <justificación de la existencia> y <concesión del derecho a vivir>, sólo que ahora no se mira desde el punto de vista del amante, sino de la persona amada. Por lo que se ve, no nos basta con existir simplemente, lo que interesa es la confirmación en el ser: <es bueno que tú existas; ¡qué maravilla 120 que estés aquí!>. Con estas palabras: lo que necesitamos además de existir, es ser amados por otra persona. Un fenómeno sorprendente, si se para uno a reflexionar. El haber sido creado por Dios parece ahora que de verdad no basta; se precisa la continuación, la consumación…. por la fuerza creadora del amor humano” (Idem p 446). “Y por muy sorprendente que parezca, esta realidad está confirmada por la más elemental experiencia, por lo que cada día experimenta y vive cada una de esas personas. Se oye decir: esa persona <florece> cuando se siente querida. Sólo en ese momento parece que está en su propio ser, empieza para él una nueva vida, y otras expresiones análogas. Para el niño, y si pensamos, sobre todo, en el que todavía está por nacer, el ser amado por su madre es rigurosamente la condición indispensable de su crecimiento. Y no es preciso siquiera que este amor maternal se <materialice> forzosamente en determinados comportamientos de signo benéfico; lo importante es siempre aquella inclinación y entrega que brotan del centro existencial y vital mismo de la madre amante; podemos tranquilamente decirlo: la que sale del corazón y que se dirige también literalmente al corazón del niño: eso que suele llamarse <amor> verdadero” (Idem p 446). Conocidas son, al menos hasta cierto punto, las observaciones realizadas por René Spitz, el cual se ha ocupado de estudiar los casos de niños que nacieron en prisión, por tanto, en condiciones materiales no precisamente confortables y que fueron criados por sus madres entre rejas, y también, por otra parte, niños que recibieron los cuidados alejados de las madres, aunque en asilos para recién nacidos, y niños lactantes en medio de unas condiciones higiénicas insuperables, con unas instalaciones de ensueño como sólo las puede inventar la fantasía americana, rodeados, además, de esas muchachas especialmente formadas para la función educadora y protectora. El resultado de la comparación entre unos y otros niños es asombrosa, pero en el fondo no debería sorprender; por lo que se refiere a mortalidad, proclividad a las distintas patologías y a la neurosis, los niños nacidos en la prisión resultaron mejor protegidos que los otros. Y 121 esto no quiere decir que las jóvenes encargadas de esa delicada tarea la realizaran con una <fría objetividad> o mera dedicación rutinaria” (Idem. P 447). “No es eso. Lo que ocurre es que, por lo visto, no es suficiente ser bien alimentado, no tener frío tener un techo protector y todo lo demás que se necesita para que la vida sea posible. Todo esto lo tenían aquellos niños de los jardines de infancia en proporciones sobradas. La <leche> la recibían también en cantidades más que suficientes; pero lo que les faltaba era la <miel>. Esta alusión a la metáfora de la Biblia, en que se dice de la <tierra prometida que mana leche y miel> (Ex 3,8), se encuentra en un libro pequeño, pero magistral, de Erich Fromm, un psicólogo y sociólogo alemán emigrado a Norteamérica, titulado <El arte de amar>, que ha sido un enorme éxito editorial, debido posiblemente a un malentendido fomentado por una equivocada propaganda de la casa editora. Dice allí Erich Fromm que con la expresión <leche> quiere darse a entender todo aquello que se necesita para cubrir las necesidades perentorias de la existencia; en cambio cuando se habla de <miel> se está pensando en el símbolo de la dulzura de la vida y de la felicidad. Y esto es lo que nos dan cuando nos dicen <¡Qué maravilla que estás en el mundo!>, algo que los niños del jardín de infancia americano no escucharon, por lo visto, jamás” (Idem. P 449). “También el libro de Erich Fromm habla de la creación del hombre por Dios con ese glorioso desenfado al que, por lo visto, no se siente animado el pensamiento europeo si no es al contacto con la atmósfera intelectual del continente americano. Allí nos cuenta que, según la narración bíblica, Dios no se contentó con traer mundo y hombre a la existencia, también les dio al uno y al otro, tras la <leche>, la <miel>, es decir, tras haberlos hecho, los <confirmó> en su existencia. Sólo entonces dijo aquellas palabras; <Bien, muy bien está>. Y uno se pone a pensar que no debe ser tan poco importante para el hombre que arrastra su existencia sobre el mundo el que tenga la posibilidad de sentirse <aprobado>, consentido y confirmado de una forma absoluta, como es la que sale de Dios” (Idem p 449). 122 “Claro que para esto es preciso que uno sea capaz de sentirse a sí mismo y al mundo como “criatura”. Aquí no vamos a discutir ahora si ha de ser una sensación o visión que uno fundamenta únicamente por la fe o si se trata de una actitud básica que unos argumentos de razón hacen creíble o, al menos, aceptable. En todo caso, esa convicción de que el ser es creado, cuando no se lleva en la cabeza como un teorema abstracto, sino que se siente con la trágica enjundia que le corresponde, no puede aplicarse sólo a un <sector> determinado de la experiencia, como sería el que está fertilizado por una actitud religiosa. Cuando eso se piensa y se lleva hasta el final, penetra exhaustivamente todo lo que es sensación de vida y de existencia. Todo lo real, cosas, personas, y yo mismo, se me presentan entonces no solo como algo pensado, como idea o proyecto acabado sobre el que se ciernen designios o aguardan finalidades, ya sabemos con qué ira protesta Jean - Paul Sartre, sino que tengo qué aceptar de bueno o mal grado la realidad, incluido yo mismo, ha de entenderse como creadoramente querido y afirmado, como lo que existe únicamente por virtud de este ser, afirmado y amado. Y solamente dentro de este contexto manifiesta todo su vigor, dicho sea de paso, aquella frase de <omne ens est bonum>, que habla de la bondad ontológica de todo lo que tiene que ser y que, poco a poco, ha ido degradándose hasta convertirse en otra frase estéril de cualquier manual de introducción a la filosofía. Y cuando San Agustín dice en el último capítulo de sus “Confesiones” que <vemos las cosas porque existen, pero ellas son porque tu las ves>, habrá de interpretarse de forma análoga: porque Dios quiere y afirma las cosas, el hombre y la totalidad del mundo, y sólo por eso son buenas, es decir, dignas de amor y de aceptación también para nosotros” (Idem p 449). “Fue Dios quien, en el acto de la creación, anticipándose a todo amor humano imaginable, dijo: <Yo quiero que seas; es bueno, muy bueno” que existas> (Gen 1, 31). Es Dios quien ha introducido en todo lo que los hombres pueden amar o afirmar, juntamente con el ser, el ser bueno; quien regaló todo lo que puede ser digno de amor y de aprobación. Por tanto, en virtud de 123 su misma naturaleza y de una forma irreversible, el amor humano no puede ser más que una “reproducción”, una especie de repetición de ese amor de Dios, creador de la más perfecta manera y en su propio sentido. Tal vez el amante en este estadio previo a toda reflexión, entiende esto de alguna forma. ¿Cómo se explica si no que ya en la primerísima conmoción amorosa haya un componente de gratitud? Habrá que pensar más sobre este fenómeno. Porque dar las gracias es siempre una respuesta, la vivencia de quedar uno como vuelto de cara a algo que acaba de descubrir, frente a algo que estaba ahí antes de que él lo viera claro que en una especie de misteriosa armonía cósmica que sobrepasa los paradigmas de una experiencia conmensurable” (Idem p 443) “Ahora bien, a este “sí” tiene que seguir el “pero”: <sí, pero…>. Sí, es cierto que todo amor humano es reproducción, renovación de la original y positiva afirmación creadora divina, en virtud de la cual ha recibido a la vez existencia y bondad todo lo que existe, y, por tanto, esa persona concreta que nosotros amamos. Pero lo cierto es que si el amor humano es “verdad”, si se acierta con el milagro, hay en él “algo más” que una simple repetición, más que una imitación de lo que Dios hizo entonces: aún siendo una reproducción, es también una continuación, un perfeccionamiento de lo que se empezó en la creación” (Idem p 443). Con esta reflexión tal vez queda claro que el libre querer humano es el soporte de la durabilidad de toda asociación suya con otros hombres y los demás seres del Mundo. Cuando se habla de <Comunidad>, en este sentido, se encuentra una asociación cuyo significado excede la suma de sus partes, de los individuos que las componen, además que es una entidad diferente de ellos mismos. Es una “totalidad” diferente. Su vida es diferente a la de sus partes y el nivel en el cual esta transcurre, corresponde a un orden superior al de la simple congregación de partes. Si contemplamos, desde este punto de vista a los demás seres superiores de la naturaleza, como árboles, animales, etc., se da uno cuenta de que su constitución es, así mismo, una asociación holística de células. La “Naturaleza” ha “encontrado” la forma de que aquellas formas 124 de vida permanezcan. De allí los diferentes procesos de reproducción. Estos, la evolución de las diferentes especies de seres complejos y la especialización de sus partes no son sino consecuencias de la naturaleza de las nuevas asociaciones y corresponden a las “tareas creativas” que se siguen dando en la generación de formas holísticas más y más complejas de ser. No es posible dudar, en adelante, del valor del Amor en la construcción de la realidad humana, y en su proyección al futuro. Tampoco de cuán productiva es la Virtud del Amor en el carácter de los hombres, como fundamento de su capacidad creadora, en relación con la apertura de nuevos espacios a nuevas y diversas formas de existencia. La sola comparación entre dos parejas, hombre y mujer, una unida como proyecto de acuerdo permanente, derivado del profundo amor, con todas sus consecuencias, hijos incluidos, generadoras de comunidades familiares, y otra a la usanza moderna, en parejas inestables, sólo destinada a mantenerse abiertos, a toda oportunidad de “apagar” la pasión sexual sin compromiso alguno, verdaderamente estéril o generadora de paternidades irresponsables, tal como se da en el ejercicio de la prostitución, muestran la diferencia en los resultados de los dos proyectos de vida. Aquí puede plantearse algo, que sin haber tocado el tema que nos ocupa, hubiera sido difícil y tal vez, injustificado. Hay una diferencia muy tangible entre lo <<colectivo>> y lo <<comunitario>>, en términos de experiencia humana, interpretada desde el punto de vista de la sociología, como formas de asociación, de la vida de los hombres. El primer término, lo colectivo, se entiende en el uso técnico moderno, como consecuencia de un hecho fortuito o conscientemente buscado de concurrencia de vidas, sin intención de asociarse, que se comporta como una <<masa>> amorfa. Ese fenómeno es más conocido en el medio urbano, en los centros cosmopolitas portuarios y comerciales. Es, en resumen, un <<agregado humano>>, en que la totalidad es igual a la suma de las partes. Allí se da la masa susceptible de ser excitada, conmovida y manipulada a través de los medios de comunicación 125 masivos, por los grandes caudillos políticos, por las grandes compañías comerciales o por quien quiera hacerlo. Es allí donde puede “construirse” opinión, con base en la tecnología moderna de la propaganda, de la producción y distribución en masa. Lo comunitario es una asociación organizada, con vida propia diferente de la vida particular de sus “partes”. En ella se entiende la personalidad de la Comunidad y la de las partes, referidas mutuamente. O sea que el espacio de cada una de las partes no puede ser ocupado indistintamente por las otras y en él se da el desarrollo de un carácter, de una personalidad específica, que no se entienden sino referidos al conjunto comunitario. Igual el carácter de la comunidad tampoco se entiende sino referido a la personalidad de sus partes. En la Comunidad, se desarrollan sentidos de pertenencia alrededor de los sentimientos recíprocos de solidaridad, afecto, amor, luego de la experiencia existencial de sus participantes, también sentimientos de autoestima, de pertenencia al grupo, por lo tanto de recíproco reconocimiento, luego de tener consciencia de lo que significa el aporte de cada uno, con su esfuerzo, en bien de toda la comunidad. La Comunidad implica un “valor agregado”, respecto de otras formas de asociación, como la Colectividad, Ello puede entenderse mejor si comparamos organismos superiores entre sí, como una lombriz de tierra y un hombre. Para llegar a su nivel de organización, la Naturaleza ha tenido que dar infinidad de pasos preliminares para dar, finalmente con sus posibilidades de existencia. La vida de dichos organismos superiores no puede ser posible sino mediante la convergencia de formas de vida u organización más simples, que van desde simples moléculas de orden mineral como el hierro, el agua y ciertas sales minerales, hasta compuestos orgánicos complejos como ciertas vitaminas, proteínas, grasas y estructuras celulares completas como las que forman sus tejidos. En esa comparación queda muy en relieve la sencillez del organismo de la lombriz frente a la complejidad del organismo humano. La “fórmula” de constitución de ambos está regulada por una molécula gigante que está contenida en los cromosomas de sus células, su <genoma>. La diferencia entre la 126 significación de la lombriz y la del hombre es obvia, pero más obvia es la comparación entre las perspectivas de un ser vivo, en plena actividad, y un cadáver. Estructuralmente parecen semejantes, pero algo los diferencia: En el ser vivo superior su significación es incomparable con la significación de la suma de sus partes. Incluso comparando la de la lombriz y la del hombre, pueden apreciarse diferencias sustanciales. Ese “valor agregado” aunque puede ser difícil de calcular, es un patrimonio real del conjunto de personas que se beneficia de él. Nadie puede discutir, por ejemplo, la diferencia, en sus perspectivas de realización personal entre niños nacidos en medios sociales acogedores, en familias funcionales, con otros niños nacidos y criados en el abandono, en medios hostiles y difíciles, sin haber tenido experiencias suficientes en el Amor. No sólo la violencia vivida en Colombia puede ofrecer un ejemplo claro sobre esa significación. La reducción del nivel de vida, la incertidumbre de futuro y la ingobernabilidad crecientes, en nuestro país, nos dan a entender el grado de destrucción al que ha llegado el tejido social en nuestro país, la pérdida patrimonial de nuestra población, situación que puede ponderarse en términos de categorías económicas, como es el cálculo de los riesgos mayores que esa situación representa. La destrucción institucional causada por la guerra en el mundo, particularmente deben mencionarse las terribles guerras del siglo XX, cuyos daños no se contabilizaron quizás, sino en muertos, más de 50.000.000 de personas, sólo en los seis años que duró la segunda, y en el valor monetario de sus pérdidas materiales. Poco se sabe realmente, acerca de cuántas familias fueron destruidas, en cuántos grupos familiares los infantes perdieron a papá, cuantos a mamá, y cuántos a ambos; cuántos puestos de trabajo se cerraron, cuál fue la verdadera escala de la parálisis económica de las naciones, que, incluso perdieron su institución Estatal, como Alemania. La invasión alemana de Rusia en 1942 le reportó a este país la pérdida de 20,000.000 de sus habitantes en la sola región occidental, donde se dieron los combates entre los ejércitos rusos y alemanes. Del sabor amargo que queda en la boca de los que lograron conservar sus vidas, luego de la pérdida de muchos seres 127 queridos, tampoco se sabe. La sensación de impotencia frente a tragedias de semejantes dimensiones es impredecible. Todo eso debe ser prevenido, todo eso debe llegar a su fin. Esa experiencia merece que se le dedique tiempo de reflexión, porque de no hacerlo, el Futuro no parece ser muy prometedor. Eso podrá conducirnos a que esas pérdidas se multipliquen con creces. Aún en nuestro tiempo, en que nos consideramos disfrutando de un mundo avanzado, en términos de nuestros conceptos de civilización, vemos la aparición de verdaderos monstruos cuya obra grotesca de destrucción ha sido ejemplo de perversidad. El encono de los odios, de la desaprobación, el estigma de la culpabilidad, se cierne incuestionablemente sobre ellos. Los medios de comunicación y sus fábricas de opinión se ponen en marcha para cerrarles el paso, para negarles el derecho a la vida, clausurar su espacio y cobrarles el daño causado, cumplido lo cual todo vuelve a la “normalidad”. ¡Pero, realmente, eso no para ahí! La violencia desatada entre los colombianos desde hace no pocos años, produce una crisis social profunda que se manifiesta, en su culminación, nada más y nada menos que en un ataque frontal y supremamente cruento contra el Palacio de Justicia, la sede de uno de los tres poderes que componen la institución básica del Estado colombiano, en noviembre de l985. Ello conmueve a Colombia, al menos tanto como conmovió al Mundo el surgimiento de “seres abominables” que sumieron, casi todo el siglo XX, al Mundo en la muerte, el horror. Algunos de ellos fueron juzgados, “ajusticiados” y todo quedó allí. En Colombia hay muchos personajes legendarios que fueron exterminados por sus crímenes y la nación no reconoció la lección. Poco se ha reflexionado sobre aquellas experiencias que tienen no poco en común: Aunque no es tan fácil su análisis, tendremos que reconocer que esos episodios no son más que la expresión de un fenómeno, o mejor, de un proceso que se desarrolla históricamente a lo largo de gran parte de la vida humana, sin que hayamos logrado un <<estado de consciencia>> que nos permita detenerlo en algún momento. ¿Acaso ha llegado ahora ese momento? ¡Si ese es el caso, preparémonos para construir una auténtica vida civilizada en bien de todos los hombres! 128 Y por último, veamos cómo el testimonio de una sabia sentencia que estuvo escrita por largo tiempo en el muro de una escuela rural contigua a la carretera que conduce de Medellín a San Pedro de los Milagros, ampliamente visible desde ésta, y lamentablemente desaparecida en alguna reforma locativa, da razón del nivel de consciencia en ciertos medios sociales populares nuestros, aún muy sencillos, acerca del significado de la virtud del Amor. Dice esa sentencia: “El mundo está lleno de belleza cuando el corazón está lleno de amor”. Es algo de que se carece en no pocos de los más influyentes medios dirigentes en los que se “cuece” el futuro de nuestra nación, por no decir del Mundo. Es difícil esperar el compromiso serio, la solidaridad, el respeto al orden ético, a los derechos de los demás, a la unidad social estable y sostenible, sin que sean construidas sobre el fundamento del Amor. 3.5.0 EL PROCESO DE LA ENERGÍA. Nos referimos aquí a la fuente de vitalidad del Mundo de los vivos, pero también a la fuente del único medio conocido de movimiento para todos los seres y las estructuras estables, hasta las más elementales en su organización, existentes en el Universo. Podría decirse que la Historia de la modernidad, se desarrolla, en parte, referida a los poderes que se derivan del triunfo de las fuerzas humanas movilizadas por la Ilustración sobre los antiguos poderes monárquicos con pretensiones absolutistas. Pero no solo a aquello. Está referida también a la evolución de las industrias artesanales en industrias complejas de alta producción, en Occidente, al descubrimiento de nuevas formas de aprovechar las fuentes energéticas disponibles y los demás recursos naturales útiles para la vida humana en el planeta, relacionadas con la revolución en el pensamiento científico que se inicia en tiempos de Galileo Galilei, y que empieza a darse a partir de sus observaciones astronómicas.. 129 El “Ciclo de Carnot”, de Nicolás Carnot (1796-l832), representa la primera descripción teórica de un proceso “artificial” de extracción de energía mediante la manipulación de un gas “perfecto” sobre el que se ha aplicado un “trabajo” determinado. Cuando se inicia el ciclo por medios exteriores (por ejemplo un motor de arranque), y el mecanismo del motor permite duplicar el proceso que se describe técnicamente en un gráfico cartesiano de Presiones vs. Volúmenes, dentro del gas contenido en un “motor” ideal, en el que se cierra un “camino” entre cuatro puntos conectados de dos en dos por curvas isotérmicas y curvas isobáricas, resulta un rendimiento superior al trabajo aplicado. El manejo de las temperaturas se hace por medio de combustibles que calientan el gas. El manejo de las presiones se hace por medio de la inercia de piezas puestas en movimiento por los medios exteriores. El motor de Carnot es un motor ideal en el que se puede calcular cuál puede ser el rendimiento máximo para un motor de combustión interna (o de vapor) que dé el 100% de eficiencia. Es sabido que la primera máquina de vapor, de doble efecto, fue construida por James Watt, ingeniero escocés varios años antes de que Carnot desarrollara el principio de su famoso Ciclo. Por primera vez en la historia humana, es posible contar con fuentes energéticas mucho más poderosas, que las disponibles de fuente humana en el trabajo “material” o en el trabajo animal. La máquina de vapor es un dispositivo capaz de extraer energía de una fuente, generalmente leña o carbón que al quemarse y desprender energía sirve para expandir el aire que con esa energía calórica, dentro de un recipiente o reactor, que hace presión sobre un pistón, por medio del cual, la energía calórica se transforma en energía cinética, -en movimiento-. Esta máquina de vapor impulsó la Revolución Industrial en Europa particularmente durante la primera mitad del siglo XIX. Cuando una nación quería demostrar su nivel de industrialización, lo único que tenía que hacer era mostrar la cantidad de máquinas de vapor que operaban en su territorio. La máquina de vapor empezó a mover no sólo los talleres industriales, sino que lo hizo con los ferrocarriles y el transporte fluvial y oceánico. Las naciones en que escaseaban las 130 minas de hierro o carbón empezaron a rezagarse en términos económicos. Y sobre la industria del acero y del carbón se empezó a sustentar la vida económica general de los países. La transformación conseguida por las máquinas de combustión interna hicieron que se desplazasen los intereses sobre el carbón hacia el petróleo, del cual se hallaron inmensos depósitos, a partir del principio del siglo XX. A mediados del siglo, el indicador del poderío industrial se medía todavía por el tonelaje de acero producido al año, o por la cantidad de barriles de petróleo consumidos al año. Hoy las cosas han cambiado, pero la inercia de aquel proceso de industrialización no ha cesado del todo. Aún las naciones que han llegado un poco tarde a la Revolución Industrial, siguen buscando establecer en una alta disponibilidad de combustibles y acero, su desarrollo industrial. Pero aunque las cantidades de energía obtenidas por los hombres para mover su economía y su industria son muchas veces mayores que las que tenía a su disposición con el trabajo estrictamente manual y el trabajo animal, palidecen frente a la obtenida de fuentes posteriormente descubiertas, como la energía obtenida de las caídas de agua o energía hidroeléctrica, y más aún todavía, que la obtenida de la fisión nuclear de ciertos metales pesados y de la fusión de los átomos de hidrógeno en átomos de helio, que precisamente se ha descubierto, es de donde las estrellas obtienen la energía que las calienta, por medio de cuya presión contrarrestan la fuerza de la gravedad que las haría derrumbarse hacia su centro, manteniéndose estables y en equilibrio, y la que irradian al espacio interestelar. El desarrollo de la Física y su descubrimiento de gran cantidad de fenómenos naturales, ha servido de punto de partida para que los especialistas en cosmología vayan descifrando algunos fenómenos cósmicos, antes imposibles de explicar. Mediante ese apoyo se puede avanzar en la formulación de teorías que permiten entender, así sea remotamente, lo que es el Universo en que habitamos, lo que somos, al menos físicamente, nosotros mismos, y el sentido aproximado de nuestra evolución. 131 Las Ciencias Naturales, hoy día se interesan principalmente en dos áreas de investigación: Lo macroscópico (representado, en última instancia, por los fenómenos astronómicos) y lo microscópico, ( representado también, en última instancia, por las partículas elementales de la Naturaleza). A pesar de ello y de que las técnicas utilizadas en la investigación en cada una de esas áreas son diferentes, la investigación de los grandes fenómenos cósmicos se apoya finalmente en las referencias que resultan del estudio del comportamiento de las partículas elementales dentro de diferentes condiciones físicas. Muchos fenómenos astrofísicos, observados desde grandes distancias, solamente pueden llegar a ser explicados, así sea teóricamente, cuando puede entenderse el comportamiento de las partículas elementales en las condiciones físicas imperantes en aquellos ambientes. La Astrofísica y la Mecánica Cuántica, se apoyan pues mutuamente, para avanzar en el entendimiento de nuestra realidad física. Y en la comprensión de ésta, es muy importante y tiene consecuencias prácticas de gran relevancia, el que se conozca si el Universo es o no un mundo estático, y, tal vez armónico como lo entendieron los antiguos o, por el contrario es inestable, se mueve y puede detectarse alguna especie de dinámica en su movimiento. Los avances en el estudio del Cosmos durante el siglo XX y lo que va del XXI, han revelado lo segundo. Y teniendo en cuenta los descubrimientos de Einstein que resume en su Teoría de la Relatividad Especial, en la que establece el equivalente de la <materia> en términos de <energía>, y viceversa, cuyo <estado> es la consecuencia de que se den ciertas condiciones físicas, podríamos considerar la materia de nuestro universo cercano, -de nuestro Sistema Solar-, como una “condensación de energía”, que a su vez evoluciona dentro de un proceso que podríamos llamar el “Proceso de la Energía”, y que los físicos explican hasta hoy, mediante unas leyes que se denominan las “Leyes de la Termodinámica”. Nuestro Sistema Solar, nuestro hogar, hogar de la Vida, sin que podamos negar o afirmar su existencia en otros cuerpos celestes, prácticamente es un punto insignificante, en el conjunto 132 impresionante en la variedad, en los tamaños, en la cantidad, en las manifestaciones, en las asociaciones de los fenómenos celestes conocidos o apenas observados. Sin embargo forma parte de este universo e, incluso, sobre él actúan las fuerzas naturales que lo mueven, de alguna manera, de la misma manera que actúan sobre cualquiera de los demás cuerpos celestes del Universo. Sobre la base del conocimiento de los antiguos, sobre las observaciones de Galileo y sobre los postulados de la física newtoniana, se reconocía ya en el siglo XVIII que los planetas describían órbitas alrededor del Sol y que los satélites describían órbitas alrededor de los planetas, aunque se pensaba que esto ocurría a perpetuidad. Pero no consideremos, por el momento, este movimiento aunque también participa del “juego”. Tengamos en cuenta otras formas de “movimiento” que antes no se habían percibido y que hoy, un poco mejor conocidas, permite establecer la existencia de cierta dinámica evolutiva del Cosmos, que le aporta al “tejido vivo” de nuestro planeta la “materia prima” de su vigor y que le permite mantenerse vivo y vigoroso. Nos referimos, en este caso, a los descubrimientos de Henry Becquerel (1852-1908), en 1896, a los estudios de los esposos Pierre Curie (1859-1906), Marie Curie (1867-1934) durante su vida activa pero particularmente en 1898 y el descubrimiento de Edwin Hubble (1889-1953) en 1927: Con ello solamente cumplimos con puntualizar algún aspecto de la realidad del Universo, en su mayor parte ignorada todavía, y mucho más compleja de lo que pueda parecer con esta sola consideración. Henry Becquerel descubrió en 1896 la radiactividad espontánea de algunos minerales de uranio, que eran capaces de impresionar láminas fotográficas cuidadosamente envueltas en papel negro. Sucesivas observaciones de Marie Curie, demostraron que ninguno de los agentes físicos conocidos influía en la propiedad de emitir radiaciones. Siguiendo con sus observaciones, Marie Curie encontró que entre los elementos conocidos, junto con el uranio, el torio también era radiactivo. En algunos minerales de uranio encontró que la radiactividad era muy fuerte y que, incluso, superaba a la hallada para el uranio puro. La intuición de 133 Marie le insinuó que se trataba de otro elemento que era más radiactivo que el uranio y en 1898 descubrió el radio y el polonio (mientras que André-Louis Debierne descubrió el actinio en 1899. Aquellas radiaciones eran radiaciones “alfa”, núcleos de helio, radiaciones “beta”, electrones y radiaciones “gama”, fotones (Enciclopedia Salvat para todos. Salvat S. A. de Ediciones. Qarrierta, 25 Pamplona e Instituto Geográfico de AgostiniNovara. Italia, 1965. P 5094). En 1927 Edwin Hubble, astrónomo norteamericano encontró, observando algunas galaxias, cuya luz se corría hacia el rojo, es decir, el efecto Doppler, en la luz. Nuevas y más cuidadosas observaciones, le permitieron deducir que el Universo en conjunto se expande. El 5 de Febrero de 1963 Maarten Schmidt descubrió lo que creía era una estrella de la Vía Láctea. Luego de las observaciones de varios astrónomos, preocupados por el mismo fenómeno desde 1960 y no lograban identificar elementos químicos en su espectro luminoso. Posteriormente se dedujo que no era una estrella de la Vía Láctea. Aquel resultó ser un extraño objeto situado a 2.000.000 de años luz de nosotros, y que se alejaba de nosotros a una velocidad de 180.000.000 de kilómetros/hora (Muy Interesante, vol. 17 No. 203 Agosto del 2002. Páginas 23-33). Pero lo que acapara nuestro interés no son esos hechos aislados, sino que muestran evidencias de que el Universo <<se mueve>>, es activo de diversas maneras. Y dentro de esos movimientos se ha dado la “condensación” de inmensas energías en nuestro sistema solar, en nuestro mundo, en nuestro sol, en un momento del pasado. Los científicos intentan explicar el origen de aquel movimiento, las fuerzas que lo hayan causado, y han desarrollado varios modelos teóricos del proceso que podrían explicarlo y a los cuales nos referiremos varias veces en este trabajo. Sin embargo, contemplando nuestro sistema solar, solamente, tenemos ya un colosal objeto de observación: Nuestro sistema solar es un gigantesco dispositivo termodinámico, que está a “media vida”, y que puede dispensarnos una buena cantidad de energía por lo menos durante 6.000 millones de años más. 134 La Vida en nuestro planeta, tal como la ven los científicos de hoy, es el producto de un proceso creativo que surge a partir de las interacciones que aprovechan todas las opciones que ofrece el Medio Natural para concretar resultados. Ninguna especie y sus formas de vida pueden explicarse independientemente de las demás de su hábitat, En los desiertos africanos las gacelas consumen pasto y ellas, a su vez, son “pasto” de sus depredadores. Así, unas especies aportan la energía ”condensada” en su propio cuerpo a otras que la necesitan para mantenerse vivas, y, entre otros, a un sinnúmero de especies inferiores que se nutren de sus excretas. Aquella “cadena de la Vida” o “línea de abastecimiento” permite el acceso a las fuentes de energía necesarias para la supervivencia de los seres vivos. Dentro de ella se perfilan poco a poco diversas formas de actividad especializada, dentro de las cuales se destacan las típicas de los diversos reinos de la Naturaleza, en especial, al nivel de los seres superiores: El Reino Vegetal, con su capacidad característica de transformar directamente la energía radiada del Sol en biomasa aprovechable por el Reino Animal. Ese gran ciclo global de transferencias de energía se llama el “Ciclo del Carbón”. Es, precisamente, allí donde se inserta la economía humana en la economía de la naturaleza. Es a partir de su “lugar” de inserción, en todos sus hábitats, que la especie humana empieza a desarrollar su compleja estructura social productiva, que, aunque no lo creamos, contiene infinidad de seres relacionados simbióticamente con el ser humano. Es a partir de su capacidad de influir inteligentemente en su Medio, que logra modificar lo realizado por la Naturaleza, como lo hace con las especies productoras de granos, de leche de carne. La civilización moderna ha avanzado un gran trecho por el camino de comprender mejor la forma de que se vale la Naturaleza para alcanzar los niveles de evolución que ya ha logrado. Vale decir que allí, en esas mimas fuentes energéticas encontrará el ser humano los recursos energéticos que necesitará, en el futuro, para su propia evolución cultural. En próximos 135 capítulos tendremos la oportunidad de entrar en el tema, con un poco más detalle. 3.6.0 LA CONSCIENCIA DE LA REALIDAD ACTUAL. Nos queremos referir aquí a la calidad de la percepción de la Realidad que podemos alcanzar, de la visión de nuestro entorno y de las relaciones que con él podemos tener, de nuestras perspectivas “objetivas” de supervivencia, tal cual las podemos interpretar, considerando nuestra situación en el espacio social en que vivimos y en el tiempo en que nos ha tocado vivir. Efectivamente, de esa consciencia de la Realidad, de las actitudes que nosotros asumimos frente a ella, de la manera como esa consciencia afecta nuestras relaciones humanas y con los demás seres con los que compartimos nuestro hábitat, depende principalmente la eficacia de nuestra acción por supervivir y la eficiencia en el aprovechamiento de los medios, uno de ellos, “la materia prima fundamental”, que aprovecharemos transformada con nuestro trabajo a partir de cualquiera de sus estados naturales disponibles: la Energía. Según la visión de muchos historiadores, nosotros podemos afirmar, sin muchas opciones de error, que nuestra civilización occidental moderna, de corte europeo y sus desarrollos, puede enmarcarse, culturalmente, dentro de un modelo greco-romano, engastado en la diversidad cultural de los antiguos pueblos germanos que poblaron el continente europeo y parte del norte de Africa. Muchas de nuestras actitudes están marcadas por este origen, por la memoria de viejas experiencias que dejaron su rastro en su inconsciente, por los hechos históricos que generaron posteriormente, entre las cuales, están las actitudes asumidas en sus relaciones con otros pueblos del Planeta. Solamente la claridad sobre esa realidad, puede explicarnos la actitud recíproca que, como respuesta, tenemos qué esperar de otros pueblos, hacia 136 nosotros, la cual, desgraciadamente, no siempre parece ser la más favorable. La visión de una supuesta superioridad de nuestra cultura sobre otras que hemos llamado “de color”, no es extraña, como experiencia humana universal, en cuanto a la manera de juzgar el valor humano de otras culturas. De hecho, las relaciones interculturales, en toda la historia humana, muestran la mutua discriminación cultural, étnica, tomada a veces, de manera muy simplificada, como “racial”. Esa discriminación, el fenómeno del “etnocentrismo”, es el origen del poco respeto que en todas partes se profesa a las formas “extrañas” de cultura, de lógica, de experiencia humana. Y ha hecho que las relaciones humanas hayan estado dominadas tradicionalmente por la Guerra, la conspiración contra los poderes extraños, la dominación de unos pueblos sobre otros, la esclavitud. Efectivamente, nuestra cultura no parece estar muy emparentada con otras culturas del Mundo, como las culturas del Asia Oriental, las culturas primitivas de América, las diversas culturas africanas, etc. La prepotencia de los “civilizados”, muy particularmente en la experiencia de la colonización del mundo americano por el europeo, plantea unas relaciones difíciles que genera inconmensurable frustración humana, violencia, odios, deseos de venganza que generan todo tipo de impedimento en el establecimiento de relaciones calurosas, cordiales y duraderas entre los pueblos. De allí que sea bueno que alcancemos una consciencia más amplia y profunda sobre el significado de nuestras actitudes respecto a las diversas consideraciones de la vida humana globalizada, dado que, de acuerdo a su dinámica de evolución actual, parece ser algo irreversible e inexorable, dado el empeño de los líderes de las grandes potencias mundiales que la han adoptado como un objetivo político a alcanzar a corto plazo. El hecho real, de que esa pretensión afecta fundamentalmente a los seres humanos de otras culturas, que por esa razón, pueden no estar convencidos de la conveniencia de que se fomente ese 137 espíritu de globalidad, hace que sea importante que aquel proyecto avance con prudente tino, contando con la participación de todos los pueblos del planeta, ya que todos ellos se verán afectados por sus consecuencias. Nunca, como ahora, se plantea la urgencia de que los seres humanos estemos en capacidad de llegar a acuerdos positivos en términos del apoyo mutuo para asegurarnos la sostenibilidad real de las formas superiores de vida humana, partiendo de sus diversas y diferenciadas estirpes y culturas humanas actuales que medran sobre el planeta. No hay muchas dudas, entre los occidentales, en general, sobre la bondad de los valores fundamentales de nuestra cultura, de su arte, de su poesía, de su expresión oral, de su literatura, de su música, de su filosofía, de sus maestros. Eso está claro. Pero es evidente que el genio humano no ha dejado de manifestarse también en otras culturas, incluso a niveles de mucha más significación humana de lo que se ha dado en la nuestra. Para muestra un botón: ¿Quién niega la magnificencia de la arquitectura islámica? Miremos a la Alhambra en España. ¿Qué tal el TAJ Mahal, de la India, una de las maravillas del Mundo? Y ¿qué tal la filosofía de la vida intuida por hombres de la talla de Lao tse en la antigua China? Y, ¿qué nos parecen las manifestaciones del genio humano, incluso en las sociedades humanas más primitivas? Más adelante haremos un repaso de las manifestaciones humanas en épocas prehistóricas que nos han dejado testimonios invaluables del arte rupestre, practicado por hombres cazadores del paleolítico, como son los frescos de las cuevas de Altamira. La antropología moderna ha avanzado bastante en la interpretación de muchos elementos culturales diversos y ha llegado a la conclusión de que el Hombre conoce la Realidad, luego de percibirla con sus sentidos, pero la entiende solamente después de interpretarla según el código simbólico en que está formada su mente. La obra artística del Hombre está pues, emparentada con su lenguaje, como forma de expresión de sus experiencias sentidas, la cual se representa, como éste, con signos que denotan, solos o asociados unos con otros, un cierto significado. 138 No nos sorprendamos ahora de que le demos valor trascendental, en el presente tecnológico, a las manifestaciones de vida humana que emanan de todo ser vivo humano, sea cualquiera que sea su cultura. Muchos de los conflictos actuales se deben a la aparición de muchas consciencias diversas de la Realidad que, en un momento dado arrojan luces a los sujetos que las entienden de diversa manera en todo el planeta, para percatarse de su situación concreta frente a las diversas sociedades, al Mundo y al problema que engendran sus relaciones con ellos. Cuando los empresarios burgueses empiezan a manejar su poder económico, el Poder total, en ese momento, no logran comprender el problema de relaciones humanas que enfrentan. El movimiento obrero que dio origen a la gigantesca movilización socialista del siglo XX en contra de las sociedades capitalistas de Occidente, es consecuencia de las condiciones lamentables, de los estragos sociales causados en los trabajadores industriales y sus familias, a comienzos de la Revolución Industrial, particularmente en las ciudades de Inglaterra, situación que se generaliza en toda Europa en las poblaciones industriales. Parecía como si se estuviera planteando un modelo definitivo de relación entre el obrero industrial británico y sus patronos, quienes se lanzaron a toda costa, incluso, de grandes sacrificios personales, en pos de sus fortunas. Así nació la consciencia de clase del proletario europeo que, ya en el caso de China, plantea, en un principio, un modelo de relación homóloga entre el campesino y el terrateniente, cuya tenencia se basa en la tradición de su antigua sociedad feudal, dándole una expresión diferente a este conflicto de clase. Pero la consciencia de la Realidad no se da con la misma lucidez en las diferentes capas de la Sociedad. Esa consciencia es manejada en todas partes como herramienta de dominio, de monopolio del poder. Siguiendo ese principio, al reto de la propia supervivencia que tienen las clases dominantes, en las sociedades individualistas modernas se responde, a menudo, utilizando todos los medios de disfrazar la Verdad y darle a ésta un aspecto que favorezca y sea coherente con los intereses propios de esa clase, sobre los de sus supuestos competidores. La Publicidad, el 139 manejo de las noticias, la filtración que se hace en su presentación, tiene por objeto desviar la atención de la opinión pública del sentido profundo de la Verdad, “maquillan” la verdad, siembran expectativas irreales, promueven <<nuevas formas de consumo>>. Esta práctica trasladada de lo cotidianamente comercial a la alta política, a las relaciones sociales, acentúa las diferencias de clase y su capacidad de interacción; transforman la noticia en una información mediada, que sustenta una imagen de la Realidad, amañada a los intereses de quienes fundamentan en esa imagen su propia seguridad. La política de algunos emperadores romanos para mantener alejado a su pueblo de temas álgidos que afectaban la vida del Imperio, con intenciones de mantener el monopolio de su dominio, se resumía en la idea de darle “pan y circo”. Después de la Revolución Industrial, ni siquiera pan y circo se les dio a los obreros industriales en Gran Bretaña y Europa. Pocas cosas podrían hacerse por fuera de los miserables “gettos” en que vivían con sus familias, dada la pobreza de oportunidades por fuera de ese ambiente industrial original, ya que la Industria estaba llamada a servir de redentora de una sociedad agrícola agonizante y hambrienta que había pagado ya un alto precio de muerte por inanición. Hoy esa fórmula, dada la aguerrida actividad sindical, y la dura lucha revolucionaria que emprendieron los seguidores de Marx durante todo el siglo XX, en pos de recuperar las garantías que requerían los sectores obreros y los sectores campesinos, para llevar una vida digna, ha cambiado un poco la situación, pero se practica entre nosotros a discreción, según las formas como ha sido delegado el ejercicio del poder ciudadano, particularmente a las organizaciones burocrático-administrativas de los Estados, o como emana éste, del reconocimiento legal del principio de “Libre Empresa” y de las organizaciones productivas dentro del fuero del derecho de los particulares. La consecuencia no puede ser más sombría: En Colombia, grandes sectores de la población abandonada ha caído en manos de diversas organizaciones criminales, los jóvenes, -la <<promesa de la sociedad>>-, 140 alimentan, de manera creciente, las filas de la delincuencia organizada, se entrena en las actividades y los negocios clandestinos, aprende a burlarse de la Ley, y cada vez más, el poder del Crimen se coloca en posición de “redentor” de los muchachos <<sin futuro>>, al paso que se transforma en una fuerza de trascendencia política indiscutible, que entre nosotros ya le hace frente a las pretensiones del Estado, con claras opciones de triunfo. Pagar un “buen” salario y ofrecer espectáculos que arroben a la gente, que ofrezcan otras oportunidades de negocio, así sean como juegos de azar, como son los espectáculos deportivos, a los cuales somos muy aficionados, puede ser, a los ojos de muchos dirigentes, una sabia fórmula. ¿Pero qué pasa cuando los años mozos pasan, cuando vienen los compromisos de familia qué mantener, prole qué educar? La vida toma un acentuado “color de hormiga”, como se dice entre nosotros. Entonces, de esta manera solamente se aplaza la solución definitiva, solamente se aplaza la opción de la gente a aplicarse seriamente en la acción de su búsqueda, y al nivel de la interacción social, de la oportunidad de participación popular en la solución de los problemas que nos afectan a todos. Aún en las sociedades “democráticas” la aplicación de esta fórmula lo único que logra es descargar solamente en unos pocos cerebros lúcidos la responsabilidad de sacar adelante a toda la sociedad. Esa es una idea atrevida y peligrosa. La negligencia de los sectores más fuertes de la sociedad frente a la postración general de los sectores más humildes, la ignorancia calculada muy practicada entre nosotros en que se los mantiene, con el fin de reducirlos a niveles “poco peligrosos” de incompetencia, la falta de preocupación por mejorar la educación, que solamente alcanza niveles “convencionales” mediocres, apenas a la medida, por ejemplo, de las exigencias mínimas del trabajo obrero de la Producción, entre otras prácticas, ha limitado, hoy, el auténtico desarrollo de la vida humana en su conjunto, es un factor de ansiedad general para los que ignoran el origen de sus penalidades, paraliza la acción de muchos esfuerzos 141 en pequeña escala, en la búsqueda de soluciones a los problemas que aquejan a las personas individuales o a sus pequeñas asociaciones. Pero la globalización, tal como la estamos experimentando, como la manejan los dueños del poder económico mundial, simplemente transfiere a ellos todo el poder de decisión, obviamente, manteniendo paradigmas que les sirven de escudos y que podrían ser saltados y superados por movimientos políticos de suficiente magnitud y fuerza, dotados del poder necesario, quizás el suficiente poder económico para lograrlo. Entre esos paradigmas podríamos contar con el Derecho de Propiedad Privada, el de la Libre Empresa, entre otros, con efectos políticos inmensamente perjudiciales, por otro lado, en términos del derecho al disfrute del producto del propio trabajo y del derecho de disponer libremente de sí, de cada persona. En la puja por el poder económico, llegan a manipularse en grande escala los valores económicos de los bienes en disputa, así se manipula el poder económico ajeno, se sobrevaloran empresas como las del alcohol, la cocaína, y otros tóxicos; se subvaloran empresas y producciones artesanales locales de alta calidad y alto valor social, frente a empresas globalizadas y producciones masivas, aún de baja calidad. Allí fundamentan su expectativa, quizás, movimientos revolucionarios como las Farc, en Colombia, que busca la financiación creciente del crimen organizado internacional aferrándose firmemente a los “mercados” que logran conquistar sin reatos éticos, sobre la base de criterios malsanos de aprovechamiento de los recursos naturales; igual ocurre con toda clase de bandas y organizaciones criminales que se constituyen entre nosotros, adquiriendo una dinámica impresionante, e imprimiéndole una sinergia siniestra a la economía destructiva de la salud física y mental del hombre, de su integridad general, en conjugación con la Violencia a todos los niveles, llegando a marcar profundamente el carácter de las partes en las divisiones sociales entre nosotros, y a tipificar el tipo de sus relaciones y de las actitudes mutuas que las animan; la discriminación que hace la 142 Ley del criminal, del delincuente, frente al ciudadano cumplidor, a partir de ese momento, adquiere una dimensión diferente: Ya no hay allí una relación entre un sujeto que cumple con la “ética” del orden social, y el sujeto que no lo hace, sino una relación de clase. Hay allí un conflicto ético de fondo, que afecta profundamente la contradicción entre una clase “elegida” como justa y otra proscrita como réproba, como “ilegal”. De que se rompa ese modelo de acción económica social y política miope, de que se cuiden los intereses básicos de la especie humana en su conjunto, con justicia, como un todo, de que exista en todos los medios humanos la consciencia de una responsabilidad compartida por todos, de todas las sociedades humanas, de todas las clases, y de que todos sientan el serio reto que enfrentan en la búsqueda honesta de un propósito común, depende que la humanidad entera logre empeñar exitosamente todos los medios disponibles en responder al reto de su propia supervivencia. 143 CAPITULO 4 LA CONSCIENCIA DE SÍ MISMO 4.1.0 LAS PREGUNTAS FUNDAMENTALES. ¿Quiénes somos? ¿Cómo es el Universo que habitamos? Dar respuestas a esas preguntas es lo mismo que entender la realidad física, la Realidad como un todo, en todas sus dimensiones. Sin embargo, el ser humano al querer dar una respuesta se enfrenta a una tarea de tamaño descomunal, en extensión y profundidad. Podría decirse que apenas hoy ha madurado su consciencia como para darse cuenta de cuán superficial, cuán elemental es la noción que puede tener de sí mismo, del Universo. Y muy probablemente lo que podemos percibir de esa realidad inconmensurable, hoy, llegue a causar hilaridad a quien la contemple en un mundo muy posterior a nosotros, dentro de unos cuarenta o cincuenta mil años, tal como puede ocurrir, para el público vulgar con las percepciones de nuestros primitivos predecesores, incapaces de imaginar siquiera el valor documental, la magnificencia de la Realidad a la que apuntan sus intuiciones, el significado de su mensaje como testimonios de una experiencia vivida e interpretada, imposible de apreciar en su justo valor. Si pudiéramos llegar hipotéticamente, a una consciencia global de la realidad de la vida humana, de su experiencia como un todo, de su potencial, algo que nunca se puede asegurar ni descartar como una posibilidad de ser, lo haríamos seguramente a través del diálogo interhumano, de la expresión sincera de las visiones de cada uno, de las infinitas interacciones que se darían cotidianamente entre los hombres, de las diferentes formas de interacción con los demás seres de la Naturaleza, y al mismo tiempo, ello generaría, de hallar motivos para que arraigue la voluntad de ser, de las formas de asociación correspondientes. Refiriéndose a las asociaciones celulares que han producido los cuerpos formidables de los seres animados superiores, y cuyo grado de complejidad se centra en la constitución de su cerebro y 144 su sistema nervioso, y que los técnicos en inteligencia artificial buscan homologar adecuadamente, Marvin Minsky, su “padre”, en su obra “La Sociedad de la Mente”, trata el tema de las capacidades de la mente humana como el producto de una asociación de actividades de elementos orgánicos estructurales básicos que llama “agentes”, y que en el transcurso de la evolución han logrado elaborar estructuras neurológicas superiores de inmensa complejidad, que le permiten al cerebro avanzar de manera impresionante en la ejecución de diferentes funciones mentales, entre ellas, ya al nivel del ser humano, la consciencia de sí mismo. “¿Cuáles son nuestras ideas acerca del yo?” Es una pregunta en la dirección de las anteriores que hemos hecho arriba, y muestra su aprehensión al evitar concretamente hacerse la pregunta: “¿Qué es el yo?” Y respecto de esto, orientado por su vasta experiencia en términos típicamente mecanicistas, de la elaboración de los complejos mecanismos electrónicos capaces de elaborar, comparativamente con el cerebro humano (y con los cerebros más complejos, seguramente, de las especies más elaboradas del reino animal), tareas simples, pero, de todas maneras que representan grandes logros técnicos, saca algunas conclusiones que pueden ser opiniones válidas, dentro de su enfoque técnico: “¿Sirve verdaderamente de algo este concepto del yo? Por cierto que sí, siempre que no lo pensemos como una entidad centralizadora y todopoderosa, sino como una sociedad de ideas, que abarca a la vez nuestras imágenes de lo que es la mente y nuestras ideas de lo que debe ser” (Marvin Minsky. La Sociedad de la Mente. Ediciones Galápago. Traducida al español por Lidia Espinoza de Matheu. Argentina 1986. p 41)…Hablando del yo conservador nuestro dice: ”Nos pasamos la vida en busca de técnicas de autodominio”.…ese yo es una necesidad concreta. Parte de su función es ocultar a nuestros ojos la naturaleza de nuestras ideas del yo, las cadenas que nos forjamos para impedirnos desbaratar todos los planes que hacemos (Idem. P 42). “No lograríamos sobrevivir una jornada completa si cualquier agencia pudiera obtener y conservar el dominio sobre todas las demás”. ….”Todas las conexiones directas (entre el acto creador o la decisión 145 originales del sujeto que ha realizado ciertos acto la primera vez, y su consciencia directriz) deben haber sido eliminadas en el transcurso de la evolución” (Idem p 43 y 44). Cuando Minsky se refiere a <agencia> igual que a <agente>, para colocar esos <“cadenas que nos forjamos para impedirnos desbaratar todos los planes que hacemos”> en el terreno de la programación de ingenios electrónicos, y lo hace en su deseo de explicar los actos <inteligentes> humanos como una combinación <<inteligente>> de elementos más simples que conjugados producen en su actuar, como sucede en los complejos dispositivos electrónicos, constantemente el resultado esperado. Esa combinación de elementos conjugados es, a la vez, una <<agencia>>, cuando parece tener conciencia del por qué hace lo que hace, y ejerce un cierto control sobre los resultados y un <<agente>> cuando parece no tenerla y no ejerce control alguno (Idem. P 21). Sólo que queda aparte el sujeto humano. –inteligente-, que es el origen de los actos inteligentes. “Sin ideales perdurables del yo, nuestra vida carecería de coherencia” … ”En la niñez, nuestras agencias adquieren diversos tipos de metas” … ”Fuera del individuo, procesos análogos tienen lugar en toda comunidad humana” …. ”En tanto individuos, nunca podríamos confiar en nosotros mismos para llevar a cabo nuestros planes personales” … “En un grupo social, nadie sería capaz de confiar en los demás” …. (Idem. Páginas. 46 y 47). … Aquellos que verdaderamente buscan el sendero de la iluminación, imponen condiciones a su mente. Luego avanzan con firme determinación”. …. Muchos de los recursos que usamos para lograr el autodominio son los mismos que usamos para influir en otras personas" (Idem. P 46). ¿De qué manera dominamos nuestra mente? Idealmente, elegimos primero lo que deseamos hacer, y luego hacemos que nuestro ser lo ejecute. Pero eso es más difícil de lo que parece: nos pasamos la vida en busca de técnicas de autodominio. Cuando tenemos éxito lo celebramos, y cuando fracasamos, nos disgustamos con nosotros mismos….”. “Para entender lo que denominamos el yo, debemos comprender antes para qué sirve”. …. “En una época, nadie comprendía el corazón. Pero tan pronto como se descubrió que este órgano hace 146 circular la sangre, muchas otras cosas adquirieron sentido”…..”Una de las funciones del yo es evitar que cambiemos con demasiada rapidez”. Toda persona debe formular ciertos planes de largo alcance, a fin de lograr un equilibrio entre la persecución de un único objetivo y los intentos de hacerlo todo al mismo tiempo. Pero no basta simplemente con indicar a una agencia que comience a llevar a cabo nuestros planes. También debemos encontrar alguna manera de restringir los cambios que podríamos efectuar más adelante, ¡para impedir que nosotros mismos volvamos a desactivar esos agentes del plan! Si cambiáramos de idea en forma demasiado temeraria, podríamos no saber nunca qué cosa querremos a continuación. Jamás lograríamos realizar demasiado, porque no podríamos contar con nosotros mismos” (Idem p 43). Esas nociones del fundador de la “Inteligencia Artificial” nos muestran algunas de las condiciones que se requieren para que el individuo superior, los humanos incluidos muy en particular, estemos “protegidos de nosotros mismos” para que podamos actuar sin que nuestra voluntad entre en conflicto con algunos de los mecanismos de nuestra mente y queden en un momento dado, neutralizados y seamos incapaces de realizar meta o propósito alguno. Ello tiene que ver con el dispositivo con que la misma Naturaleza ha “blindado” partes de nuestra compleja estructura mental para que en su funcionamiento básico, no sean interferidas por nosotros. En los ya complejos sistemas de Inteligencia Artificial aplicados, ha sido necesario implementar ese blindaje de algunos mecanismos programáticos, para que sus funciones no se vean, de pronto, “bloqueadas” durante el uso cotidiano de los programas. “Es errada esa noción común que sostiene que el Yo es un lujo mágico y placentero que permite que nuestra mente rompa los lazos de la causalidad y las leyes de la Naturaleza. En lugar de ello, ese Yo es una necesidad concreta. Los mitos que afirman que el Yo encarna tipos especiales de libertad no son más que una farsa. Parte de su función es ocultar a nuestros ojos la naturaleza 147 de nuestros ideales del yo, las cadenas que nos forjamos para impedirnos desbaratar todos los planes que hacemos (Idem. p 43) Mas lo que ocurre, según lo que ha sido aprendido a través de la experiencia de la programación de la sistematización electrónica de datos, todavía a niveles muy sencillos de la organización, si los comparamos con la compleja estructura del cerebro en las especies superiores, en trabajo orientado a la solución muy específica de problemas técnicos operativos, podría homologarse con lo que podría ocurrir en los organismos formados por individuos, como son las diferentes formas de organización comunitaria. La vida del Estado, por ejemplo, institución social que supone concreta la voluntad de permanencia de esa sociedad, plantea con relación a la vida de los individuos que constituyen la Nación, si se trata de un Estado nacional, algo similar a lo que la vida de un ser superior, de una persona, en términos humanos, plantea con relación a la vida de las células que componen su cuerpo. En realidad se refieren a esferas de vida diferentes a las de aquellos que los componen. Representa en valor mucho más que la suma de las vidas de sus partes. Es en realidad lo que explica la diferencia entre un simple conglomerado y un organismo vivo. Son los organismos, si se constituyen rigurosamente, el producto de la unión holística de sus partes. Dentro de ese contexto, las inquietudes de Marvin Minsky parecen ir más lejos: Cuando se refiere a preguntas de la naturaleza que nosotros nos hemos hecho desde el principio de este capítulo, habla de una cualidad común a todas ellas, aunque parecen completamente distintas, que hace que sea imposible responderlas de una sola y definitiva manera, en las que “no es posible hallar una causa final”, en las que “jamás puede encontrarse un fin último”. Todas ellas son “circulares”. “¿Cómo se originó el Universo, y por qué? ¿Cuál es el fin de la Vida? ¿Cómo puede establecerse qué creencias son verdaderas? ¿Cómo determinar qué es lo bueno? Son las preguntas que el mismo se hace para ilustrar su idea. “Estos círculos viciosos sólo nos hacen perder tiempo”….”Pero cuando la reflexión regresa una y otra vez a su punto de partida, esto no siempre significa que algo anda 148 mal. Pues el pensamiento circular puede traducirse en crecimiento si, en cada retorno, produce ideas más profundas y más potentes”. “…Todas las culturas humanas desarrollan instituciones de derecho, religión, filosofía y estas instituciones a la vez adoptan respuestas específicas a las preguntas circulares, y establecen pautas de autoridad para adoctrinar a la gente en esas creencias. Uno podría quejarse de que el establecimiento de tales pautas sustituye la razón y la verdad por el dogma. Pero a cambio de ello, evitan que poblaciones enteras desperdicien su tiempo en estériles círculos de razonamiento” (Idem. P 51). Esas inteligentes observaciones nos conducen a la consideración de que la consciencia humana de la Realidad no abarca, de ninguna manera, la totalidad de ella; así, esa totalidad esta fuera de su intención y su conocimiento, avanza, sí, y más todavía por las consecuencias de la fe cuando esta se da, desde las experiencias más próximas hasta las más remotas, o hasta la realización de las utopías que nos proponemos como metas, dado el progreso de sus medios. Cabe anotar aquí el gran valor de la Ciencia y su método experimental, adicionados al derecho, a la filosofía, a la religión, etc., como instrumentos humanos de esa consciencia y, de igual manera, el valor de la interacción constructiva, del intercambio ideológico, de la controversia y su significado refrescante y renovador, de la decantación de las opiniones, entre las diversas culturas humanas, dado que vivimos en un universo dinámico, dado que en nosotros y en todos los seres del Universo se da un proceso evolutivo que hace que cambien constantemente nuestra situación concreta y nuestras relaciones, algo que apenas empezamos a entender. Casi es obvio que el logro de ese sublime propósito requiere que desandemos el camino recorrido en milenios de discordia, guerra, de destrucción demente, de odios, de explotación irracional del ser humano y de los demás seres de la Naturaleza, con los afanes de libertad, de gloria, pero de irresponsabilidad paralela que ha caracterizado la actividad humana. 149 La visión de futuro, la visión de la Política, planteada muy concretamente hacia el desarrollo de la utopía de la realidad global, no puede apuntar solamente hacia la realización de unos organismos empresariales fuertes y competitivos cuyo poder les dé acceso a una autosuficiencia integral, a una capacidad de dominio total sobre el ambiente en que se desenvuelve la “vida”, o mejor, la “miseria”, del resto olvidado, excluido de la humanidad. Su valor es muy significativo en la economía universal humana globalizada, en grande escala, particularmente, la que integrará, las vidas de los principales centros urbanos del Planeta y, digamos, la estructura del comercio global mundial, en gran medida, ya, de carácter urbano. Es preciso cubrir el espacio de los “olvidados” con los cuidados que exige la <<protección>> de la vida superior en las diversas comunidades humanas de los diferentes tipos, tal como se hace irónicamente con el mayor celo, para evitar la extinción de animales salvajes como el gorila africano, como las poblaciones de jirafas, de leones, guepardos, orangutanes y una lista casi interminable de otros animales en todas las latitudes terrestres, en las diferentes etnias humanas del planeta, de manera que se encuentren firmemente acopladas a su respectivo hábitat, con el debido apoyo estratégico de las instituciones sociales globales, en la reconstrucción de las comunidades destruidas, en la construcción de otras nuevas en los diversos órdenes de vida, como organismos que tienen que ser fuertes y competitivos también, con sus economías locales, de menor escala, artesanales, si se quiere, pero que tienen que ser sostenibles y correctamente insertadas en al economía global. Muchas de esas comunidades como es el caso de las diversas comunidades nacionales, tienen larga trayectoria histórica. En el seno de cada una de ellas tiene sentido peculiar la cultura humana. La cultura está adaptada (o desadaptada) de manera particular al medio natural y encara amenazas futuras concretas propias de su existencia. Su defensa y su implementación adecuada, representa para los líderes y los estadistas de todo el mundo, un reto, al menos tan grande, como lo representa para los directivos de las grandes compañías industriales y comerciales del mundo. Ello 150 requiere, para tener éxito, un cambio radical en las actitudes de aquellos dirigentes. Para empezar, es preciso que tengamos consciencia de que vivimos en un mundo extremadamente secularizado, en el proceso de olvidarse de las raíces de nuestras costumbres, incapaz de entender el motivo de fondo de nuestras actitudes. En ese afán, para asumir nuestra posición de críticos frente al tema de nuestra esencia cultural, de lo que ha hecho lo que somos realmente, del que es nuestro carácter, lo etiquetamos de <<religión>>, tema tabú en el mundo de hoy, y metemos en su contexto todo lo que sea discordante con la idea que cada quién tiene sobre lo que es el “progreso”, la modernidad, lo pertinente a considerar cuando se trata de trabajos como éste, y más si son académicos y tienen carácter didáctico. Sin embargo, como puede apreciarlo el lector, aún sin ser tan profundo como podría ser el trabajo de un filósofo, no elude la responsabilidad de afrontar el tratamiento del tema propuesto de manera integral. Así pues, hemos abordado temas que son tratados usualmente por autores religiosos, lo que hemos procurado hacer con pleno respeto por los temas y por sus autores y con total frescura, con la convicción de que, tratar sobre nuestra cultura dejando los temas religiosos de lado, sólo nos permitiría realizar una deformación capital de su significado. Todas las culturas humanas, sin excepción, dan su respuesta a esas preguntas, en términos que el pensamiento occidental serio actual, con el apoyo de la Ciencia, y demás disciplinas humanas propias intentan descifrar. En las prácticas culturales de las diversas culturas humanas, muchas de las cuales hemos optado los occidentales por clasificar como religiosas, conocemos del culto a los muertos, como una forma amorosa de reconocer la paternidad de los abuelos de sus formas de vida, y conocemos otras prácticas que han fomentado la institución sacerdotal, punto de partida de la integración de las vidas dispersas de los antiguos, primer paso hacia la vida civilizada, forma de materialización de 151 los esfuerzos por comprender los misterios del mundo en que les ha tocado vivir. Cuando Minsky habla de las que nosotros podríamos llamar las preguntas fundamentales, las preguntas que inquietan a más de una persona, cuyo tema ha sido tratado de diferentes maneras desde épocas inmemoriales, ya en texto escrito, en diferentes mitos e historias referidas en las varias tradiciones habladas, en diferentes manifestaciones artísticas, en las que han recibido alguna respuesta de manera diversa, las “preguntas circulares”, como él las llama, plantea un efecto que se da en el ser humano que no esta nunca plenamente satisfecho, a seguir en sus indagaciones: Su crecimiento de consciencia. Un ejemplo dramático de ese crecimiento de consciencia puede apreciarse en el desarrollo que la Ciencia ha logrado en el conocimiento de la “composición”, si así puede decirse propiamente, de la estructura física del Universo; más exactamente de la “materia” de nuestro universo más cercano. Partiendo de la experiencia más inmediata, los griegos consideraban que los elementos fundamentales que entraban en su composición eran el aire, la tierra, el agua y el fuego. Con esos elementos los químicos modernos no tienen mucho qué hacer. Ahora la química está poblada de metales, metaloides, sales, compuestos complejos orgánicos, cadenas de polímeros con una variedad casi infinita de propiedades y posibilidades de uso. Pero durante todo el siglo XX se fueron acumulando descubrimientos, se hicieron nuevas preguntas, se hicieron nuevas investigaciones hasta el punto de que el mundo de la química contemporánea apoyada en los desarrollos de la física cuántica, permite la percepción del Universo de manera completamente diferente. El mundo del átomo, de lo “infinitamente pequeño”, la réplica del universo de lo “infinitamente grande” que miramos a nuestro rededor, con su conjunto de partículas que nadie hubiera imaginado siquiera hace cien años, puede contemplarse en el pequeño “microcosmos” en el que se sitúan los átomos y las partículas de que están formados. Y hoy, sorprendentemente, penetramos hasta lo que puede considerarse, es el elemento 152 constitutivo de todo aquel micromundo: Las cuerdas, que se piensa, son el elemento fundamental de la materia. ¿Pero es cierto aquello? ¿Qué hay detrás de todo eso? ¿Es práctico ese conocimiento? Aunque con algún atraso respecto de la investigación de punta, lo cierto es que para responder las preguntas fundamentales que nos hacíamos atrás, podemos hacerlo sobre bases más profundas. Sin embargo quizás nuestras respuestas, aunque no pueden ser categóricas, aunque traen nuevos interrogantes que abren nuevos horizontes de estudio y reflexión, pueden aportar una orientación válida para nosotros. Una orientación que nuestros descendientes bien pueden rectificar, plantear en otros términos. Lo importante es que nos demos cuenta que nuestra existencia forma parte de un proceso gigantesco y continuo, que no se descubre en su totalidad a nosotros, por lo cual desconocemos por completo, su principio y su fin, sus límites y su entorno. Solamente tenemos una visión de los eventos más próximos y eso, superficialmente, no íntimamente. Así y todo, hoy estamos mucho mejor preparados que nuestros antepasados para resolver nuestros interrogantes y los problemas prácticos de nuestra vida y tenemos motivos, más que suficientes, para respetar las decisiones y las posturas ajenas, para respetar su fe, sin que nuestra actitud tenga que ser amenazante, excluyente, dominante. Sabedores de las dificultades crecientes de esta humanidad superpoblada en su tarea de sortear exitosamente elementos naturales como los huracanes, las inundaciones, la sequía, etc., que, por razón, en parte, de nuestra ignorancia, del daño que le hemos causado al medio ecológico, se presentan cada vez más duros e implacables, sin contar daños tan graves como la destrucción y contaminación de las fuentes de agua potable, la destrucción de la capa de ozono que nos protege de la violencia de la radiación ultravioleta del Sol, la emisión de grandes cantidades de anhídrido carbónico hacia la atmósfera respirable, todo lo cual está afectando sustancialmente, el clima del Planeta, hemos optado por tratar también esos temas en nuestro trabajo. Tan importante como la Realidad misma, a la cual probablemente 153 nunca lleguemos a aproximarnos como quisiéramos, es la imagen que tengamos de ella, como afirmábamos atrás. Y en el plan de iniciar una discusión sobre el tema, con el fin de avanzar, al menos, hacia una sana interacción entre las diferentes culturas humanas, tal vez hacia algunos acuerdos básicos, parece más sensato plantear las preguntas de otra manera: ¿Quiénes pensamos nosotros que somos? ¿Cómo vemos al Universo en que habitamos? Mientras tanto podemos preocuparnos por despejar poco a poco la incertidumbre partiendo del conocimiento que emana de la investigación científica y del desarrollo tecnológico, de la interacción de las diferentes mentes y culturas humanas, de la reflexión. Lo primero que nos corresponde a quienes nos consideramos seres libres y plenamente conscientes de nuestra individualidad, es la tremenda responsabilidad que se deriva de esos actos libres que aspiramos a realizar. En ese aspecto, el año de 1968 podría considerarse clave en un cambio fundamental de las actitudes típicas de la población joven europea. Esas expectativas de cambio surgen de dos experiencias fundamentales del siglo XX: La una surge de la reclamación del estudiantado de algunas universidades de París, que consideran ridículo y oprobioso el reglamento de los dormitorios universitarios que son separados por sexos. Los estudiantes reclaman el derecho a ser dueños de su propio cuerpo y como tal, disponer de él a su arbitrio, algo que pertenece al fuero privado de la persona y no tiene que ver, en absoluto, con la esfera de los asuntos académicos. Ese movimiento paraliza a Francia durante un mes, el mes de mayo y reafirma un valor humano que hacía doscientos años había sido reivindicado por la burguesía francesa frente a la nobleza y sus conceptos de monarquía absoluta, que movilizó a la lucha revolucionaria de muchos pueblos en Occidente, entre ellos el nuestro, contra la tiranía colonial: El principio de la Libertad, el derecho de la persona humana, de sus sociedades políticas, a decidir su vida por sí mismas. 154 La otra experiencia se da en Praga, la capital de la antigua Checoeslovaquia. Este proceso toma el nombre de la “Primavera de Praga” y busca un socialismo “de rostro humano”. Entonces el régimen socialista de la URSS, a cuya órbita pertenece el país, se compromete al abastecimiento de recursos de vida materiales para la población, pero no le permite pensar, disentir, replicar libremente. La Primavera de Praga, que es aplastada por el peso de las fuerzas blindadas del Pacto de Varsovia, anuncia algo que habría de ocurrir debajo de la pesada carga de la tiranía absoluta del régimen imperante: La caída estrepitosa, bajo su propio peso, de todo el aparato político y administrativo del Estado soviético, corrupto y vencido por la oposición de aquellas naciones que formaron parte de aquella formidable federación y que habían sufrido los duros efectos del despotismo central. Esos dos acontecimientos, que pasaron relativamente desapercibidos, son tenidos en cuenta solamente dentro de la crónica social y política de su tiempo, como muchos otros sucesos cotidianos. La proyección de esos acontecimientos en el tiempo nos muestra, sin embargo, su trascendencia. En el primer caso, el conflicto se presenta entre una autoridad universitaria que no se percata de la existencia de un fenómeno nuevo: de un estudiantado que ha caído en cuenta de su derecho a mantener el control de su vida íntima, separada de los elementos de la actividad académica, respecto de los cuales reconoce que están bajo el fuero de la autoridad académica Por otro lado reconoce la invasión de su propio fuero, y exige respeto por él. En el segundo caso una nación, no obstante su madurez cultural y avanzada civilización, sometida a un orden al que, voluntariamente, sus autoridades contribuyeron a constituir, ve pisoteada su dignidad al intentar moverse con independencia para darle una expresión propia a su socialismo. En el caso de los estudiantes franceses, la reglamentación de los dormitorios que imponen desde fuera, un orden al fuero personal del estudiante, sienten cuartada su libertad. En el caso de la movilización checa por un socialismo de rostro humano, su consciencia choca con la renuencia del régimen imperante, a aceptar la participación de una 155 nación madura y educada en la planificación de una política conjunta, que, por fuerza va a afectar fundamentalmente su futuro. La consciencia de sí mismos no es algo que se da espontáneamente. Es el producto de la experiencia, del aprendizaje, de la evolución de la mente humana. Esas experiencias nos muestran, en el fondo, aún en el mundo moderno que consideramos tan “desarrollado” y tan “democrático” cuán lejos puede encontrarse, generalmente, cuán atrasada, la posición de quienes administran la Sociedad de las posiciones de los miembros de la sociedad misma. ¿Qué ha pasado entonces con la evolución de aquella primitiva casta sacerdotal, de aquella nobleza de donde salían los monarcas, en las diferentes regiones del planeta, incluso desde la antigüedad? En algunos casos se volvieron una camisa de fuerza que le quitó movilidad a la sociedad entera, anclándola en el pasado. Los eventos históricos que señalan el colapso de las diferentes dinastías, muestran la necesidad de la renovación de las autoridades gobernantes, particularmente cuando aquellas pierden su consciencia de la identidad de la Sociedad, mirada en su conjunto, literalmente, cuando su “cabeza” pierde el sentido de identidad de la misma. El caso de Occidente, cuando las monarquías pretenden tener una autoridad absoluta. Y ya desde tiempos del dominio español en América, se conocen los principios del “gobierno justo” con visión universal, planteados por juristas sabios como Francisco de Vitoria (14861546), cuya extraordinaria obra bien pudiera ser considerada el fundamento del “Derecho de Gentes”, o la base fundamental del actual Derecho Internacional. ¿Y qué significa eso? Que haríamos mucho bien si solamente miráramos a estos precedentes para considerar la idea de que los problemas de relaciones humanas, a todos los niveles han tenido, hasta hoy, solamente una solución a la cual se llega forzosamente siempre, porque los conflictos que se presentan no son resueltos sino cuando sus consecuencias han producido daños extremos y quizás irreparables: Esa solución es la Guerra. El que los pueblos descendientes de aquella América Española miremos con seriedad aquellos acontecimientos que en 156 su tiempo generaron cultura, y en los cuales, nuestros pueblos llegaron a ser verdaderamente protagonistas, nos conduce a reconocernos a nosotros mismos en ellos. Ello nos hace conscientes de nuestra propia identidad. Aún hoy, el Imperio como institución, es una instancia común para el Estado, elemento esencial del cuadro administrativo de la Sociedad, aunque no pocas veces todavía con la pretensión de ser todo ella. Los Imperios de la antigüedad, incluido el imperio romano, se construían sobre la base del trabajo esclavo, salvo el imperio Han (en China) que fue construido sobre la base del trabajo de campesinos libres. En la sociedad medieval occidental se construyeron sobre el vasallaje y la servidumbre. En la sociedad moderna se construyen sobre la base del trabajo obrero y campesino “libres” aunque mal pagados, sobre la base del trabajo de las clases “proletarias” y campesinas. Es ese el motivo por el cual, la idea de rescatar y recuperar el recurso humano, el más importante de todos los recursos conocidos, debe tener como mira, entre otras cosas, cambiar radicalmente la relación económica y social de las clases sociales en la tarea productiva. Dentro de las sociedades modernas, como producto de la evolución de las antiguas castas sacerdotales y de la nobleza que surge, en parte como producto de la guerra, de la riqueza que produce el comercio, etc., surge la “clase dirigente”, que usualmente se segrega a sí misma de la sociedad en general, mediante lo cual queda la otra gran clase social tradicional: la clase popular. Ambas clases sociales, tienen “consciencia de clase”, particularmente a partir del momento en que la población obrera urbana tuviera en Europa su propia consciencia de clase, como producto de su experiencia en la Revolución Industrial y con el trabajo de conscientización de los movimientos socialistas del mundo entero. La conflictiva <<consciencia de clase>>, surgida de la identidad sentida en aspectos vitales, que se diferencian generalmente por razones de cultura, históricamente originadas en las múltiples invasiones y migraciones, algunos de cuyos aspectos ya hemos 157 estudiado atrás, han hecho que la clase dirigente, en general, bien llamada por muchos “clase dominante”, no se comporte como el cuadro administrativo de la Sociedad, que, al nivel de la Nación, asume usualmente la forma del Estado. Asume en cambio el papel de <<competidora>> de las demás “minorías nacionales” por el predominio en el manejo de lo social, manteniendo sus propias pautas éticas, en la medida de lo posible, sin intentar el desarrollo de un organismo social propiamente dicho. Realmente, el Estado en las complejas sociedades modernas que convencionalmente es el que maneja los asuntos públicos, éste se ha convertido en un objeto de dominio político, donde las esferas privadas se desbordan ocupando el espacio de la esfera pública, dado el desconocimiento y la pobreza de la ética en la práctica política. Entre nosotros se han olvidado los alcances de la mira política de viejos tiempos que nos llevó, un día, a colocar en el foco de interés mundial, los conflictos humanos que se gestaron en nuestro incipiente medio social y que generaron valiosas conquistas en el campo del Derecho y de la Jurisprudencia, por desgracia ya olvidadas. En dicha práctica política se confunden los requerimientos objetivos de la población, en común, con toda clase de motivos privados que puedan mover a la clase dirigente, cuyos miembros detentan de alguna manera el Poder, esté compacta ésta, o esté dividida en <<partidos>>, generalmente cada uno tras sus propios caudillos, intereses sectoriales y aún personales. En los ejercicios políticos al nivel estratégico, por ejemplo en períodos preelectorales, los caudillos, quienes hacen la práctica política en la búsqueda de pospuestos como altos dignatarios del Estado, no pocas veces utilizan en ella toda clase de medios de presión, de seducción, sobre funcionarios públicos independientes, sobre ciudadanos independientes y, aún sobre comunidades enteras, en el plan de limitar su libertad de movimiento, de acaparar su atención en su favor, de colocarlos en sus manos, según su conveniencia, como “adeptos”, como “copartidarios”, como “feudos”, etc. Al momento de la “victoria” final, de la “derrota” del enemigo, de la “toma” del poder, los 158 objetivos de esos actos de presión, de seducción, se tornan en objetivos “innecesarios”, pero en el ejercicio del Poder, aquellas malas mañas generan inmenso desgaste en el uso del mismo: Las promesas fuera de lugar, inalcanzables no pueden cumplirse. Igual, el gran desmedro en el patrimonio económico público por el acopio y la movilización de los grandes y costosos medios económicos que exigen el esfuerzo de las campañas electorales, de conservación de la imagen pública de los “altos” personajes, para el encubrimiento contra daños posibles futuros en sus “adquisiciones” materiales y morales muchas veces fraudulentas, pero lo más grave, el “pago” de los “servicios prestados” que se hace a los electores, en forma de incorporación indiscriminada a la nómina en el presupuesto público, o en su “maquinaria” de acción política, que tienen el peligro de exponerse, a la acción de vigilancia de las autoridades legítimas. En este caso los “amigos” se vuelven fácilmente cómplices, encubridores del Delito; sus organizaciones se vuelven “bandas”, a menudo poderosas, carteles con trascendencia política, con intereses propios qué realizar. En naciones como Colombia, esa práctica política, con la deslealtad a los compromisos que conlleva, ha degenerado finalmente en alianzas secretas particulares con las actividades criminales, especialmente si son muy lucrativas, y en alianzas con movimientos que conspiran clandestinas contra la integridad de la Sociedad, y del Estado, siendo hoy esas situaciones, pujantes como nunca lo fueron en el pasado. En estos días de noviembre del 2008, las autoridades fiscales están comprometidas en el esclarecimiento detallado de algo que se sabía a gritos: Porciones sustanciales de funcionarios públicos, representantes de los órganos legislativos central y regionales de Colombia, son “agentes dobles”, oficiales y vinculados al Crimen y a la conspiración clandestina de grupos armados. Se han prestado para usurpar el Poder del Pueblo, de la Nación, para hacerse al control de algo que no les pertenece: El Estado, para ejercerlo autoritariamente en su beneficio. Y ese no es el caso sólo de Colombia. Vale la pena conocer la historia de países como Birmania, manejado por déspotas interesados en mantener y 159 desarrollar la economía del opio y de países como Afganistán, y Pakistán, donde la Delincuencia y sus organizaciones, con las terribles secuelas que producen, balancean su poderío militar y de intimidación, cuando no superan a los del mismo Estado. En tales circunstancias, la naturaleza humana modelada culturalmente por los distintos sistemas simbólicos en que se expresan el pensamiento y las actitudes comunes generalmente de intransigencia, de poca apertura al diálogo, movidas por lo general, por ánimos exaltados, hacen que el esquema de lo que podría definirse como la función de servicio de un cuadro administrativo, del Estado en este caso, suela ser insuficiente, diluirse, y aún, desaparecer de la escena, como medio eficaz, en medio de los conflictos y las dificultades en las relaciones sociales, haciendo que instituciones como el Congreso, instrumento básico del Poder Legislativo, se acartone hasta convertirse en un formal lugar de reuniones donde se discute la Ley, y por votación se establezcan las mayorías que la imponen. No hay, hasta ahora, institución segura, dónde hacer discusiones amplias para solucionar conflictos, transformándose la Sociedad en un campo de batalla de facciones que se enfrentan y a menudo se agreden de palabras y de hechos, donde el derecho y la jurisprudencia los imponen los más fuertes, sin opción de réplica, sin reversa. La paz social suele volverse insostenible y a falta de suficientes medios de protección institucionales, particularmente donde el Estado es débil, con relación a otros protagonistas de la lucha política, vacilante, sin un soporte popular claro, quienes se sienten utilizados y explotados, optan por buscar su reivindicación por los propios medios, generalmente en términos violentos. Si lo que ve Fernando Sabater, filósofo vasco, cuando se refiere al uso de la institución parlamentaria en los regímenes democráticos es cierto, entonces ésta no es más que el lugar donde se negocia y mantiene la “tregua” en la “guerra civil” permanente en que vivimos. Esta situación, en la práctica, definiría de manera muy singular el sentido de la Política. Quizás, sin embargo, sería preciso 160 establecer quiénes se enfrentan en cada uno del sin número de casos de conflicto que se da en la vida real, en esa supuesta “guerras civiles”, y si esa situación en el funcionamiento de los diferentes cuadros administrativos de las diferentes comunidades del Planeta, en el Estado tal como lo conocemos, o en otras instituciones públicas, podamos esperar que se den otras opciones de funcionamiento capaces de producir otros resultados. Se puede dejar por descontado que las peores consecuencias las sufre el pueblo, que ve estorbada su labor cotidiana productiva, que ve cómo son enajenados los frutos de su trabajo para parar en otros beneficiarios de mil maneras diferentes, que termina por perder el control hasta de sus ahorros y de su patrimonio ante la codicia de quienes se los conculcan. Quienes miramos con seriedad los efectos de la globalización de las diferentes economía del Mundo, alrededor de los intereses de los grupos económicos que dirigen las grandes empresas económicas del Planeta, que en conjunto, tienen el poder material de afectar, el funcionamiento de las sociedades humanas de todo el planeta, entre otros medios, manipulando sus disponibilidades de medios económicos de vida, por encima de todos aquellos inconvenientes que venimos discutiendo, creo, puedan estar de acuerdo conmigo, que, más que solucionar esos problemas humanos, que no los resuelven, los están complicando más, están quitándonos de las manos el poder de decisión de los pocos medios institucionales de que disponemos para hacerlo nosotros mismos. Nuestros derechos soberanos, tan duramente obtenidos, caen poco a poco en el olvido, dando paso a un nuevo tipo de estructura social, económica y política que manejan los nuevos centros de Poder: Me estoy refiriendo al surgimiento de un nuevo modelo de sociedad, de un nuevo orden, más acartonado, más inflexible, más inamovible, más conservador y absolutista, más insensible a las demandas del Hombre y de sus necesidades espirituales: Las actuales “sociedades de control”, apoyadas indudablemente en el prodigioso desarrollo científico y técnico, especialmente en el manejo de la información y de las comunicaciones. 161 Sin tapujos, puede decirse que hemos llegado, a las posibilidades de “fabricar” el pensamiento, de darle la forma que queramos a la consciencia humana, y de esclavizar 6.000.000.000 millones de seres humanos para que produzcan los patrimonios económicos y la renta que demandan unos cuantos “príncipes”, embriagados de codicia, y enfocados en su desbordado afán de lucro. El desarrollo de la sociedad industrial moderna en Occidente produce un fenómeno nuevo que tiene un significado novedoso en el contexto de la estructura social y posiblemente en el de la especialización del trabajo en los siglos XIX, XX y siguientes. Ese fenómeno desconocido antes, se nutre, en su acervo espiritual y en su mentalidad, en primer lugar, de lo que fueran las responsabilidades y funciones tradicionales típicas de las castas sacerdotales y la nobleza portadoras de las diferentes sabidurías tradicionales en las sociedades primitivas y de lo que han aportado las experiencias de las clases sociales “plebeyas”, formadas por las heterogéneas poblaciones de base formadas por campesinos, artesanos, comerciantes, en general: Surge la clase media, una solución de continuidad, un punto de “encuentro” social, que ha crecido ampliamente con la ayuda de la Educación pública, con la Universidad pública, una manera diferente, ”sintética” de ver la vida social. ¡Puede decirse que es la clase “educada”, el “pueblo culto”, depositario precisamente del pensamiento científico y técnico que han producido y desarrollada la civilización moderna, pero que, por arte del destino (¿?) no ha podido disfrutar plenamente del fruto de su trabajo! ¡Es una nueva clase social que todavía no tiene consciencia de su propia valía, que ha sabido servir, pero que, hasta ahora, nunca ha hecho el intento, aunque haya desempeñado altos puestos administrativos, de desarrollar su propia iniciativa empresarial, su propia iniciativa política, de liderar una nueva cultura, una nueva civilización, sobre la base de desarrollar, en sí misma, sus propias habilidades de liderazgo! 162 El desarrollo subsiguiente de la Industria genera nuevas formas de acceso al Poder, nuevas formas de dominación, nuevos motivos de lucha política, pero también el desarrollo de las diferentes disciplinas del saber humano que abren un horizonte desconocido y fértil que, con el desarrollo del pensamiento científico, parecen ofrecer propuestas enteramente diferentes que nos llenan de esperanzas y nos conducen a interrogantes cuyas repuestas pueden abrirnos más los ojos frente a la realidad actual, y dar origen a un mundo humano enteramente diferente al que hemos vivido hasta la actualidad. Para ello es preciso que los científicos, los técnicos, y los ingenieros, de un lado, y los estadistas, y cultores de las demás disciplinas humanas, accedan ellos y le permitan acceder a la generalidad de los seres humanos, ¿por qué no a todos? a un nivel de consciencia tal, que sea posible el rescate y la adecuada implementación de las instituciones sociales necesarias para una coordinación eficaz y eficiente de la vida humana. Entre ellos podrían tener capital importancia estos interrogantes: 1- ¿Están la Ciencia y la Cultura actuales, maduras, en capacidad de afrontar el reto de proponer fundamentos objetivos suficientemente sólidos para sentar las bases de una vida humanidad auténticamente sostenible? 2- ¿Podemos contar los seres humanos con el apoyo de la Ciencia, de la Cultura, en el esfuerzo serio de prescindir de la Guerra y sus intrigas, desplazarla como factor relevante en el manejo de las relaciones humanas, en la solución de conflictos en el manejo del Poder? A lo largo de una vida entera de trabajo, pude observar cómo se reconoce, entre nosotros, con admiración, respeto y hasta reverencia a los personajes sabios que se destacan sobre sus congéneres en distintas áreas de la actividad humana, entre ellas la actividad productiva, cómo se construye liderazgo con trabajo honesto, con esfuerzo, con paciencia, y con entrega digna a los deberes reconocidos. En mi vida productiva yo mismo experimenté, cuando era empresario exitoso, cómo mi opinión era 163 respetada y tenida en cuenta, hasta ser asumida como eje orientador, por encima de muchas otras (tal vez más autorizadas que la mía según mi opinión), para hacer presupuestos de trabajo, para asumir posiciones prácticas frente a los retos que plantea la vida cotidiana de trabajo, etc. Era un asunto de fe, de confianza. Porque nunca di ordenes secas, cerradas. Mi mando nunca fue categórico. Siempre esperé y valoré tan justamente como podía, el aporte personal, leal, oportuno, responsable, decidido de mis hombres. Todos estaban enterados de cuán importante era su acción en el éxito o el fracaso de nuestra empresa. Cada cual, mientras trabajábamos juntos, aprendió a cuidar celosamente de sus propios detalles. Por ello me sorprende y me preocupa que muchos que se dedican al cultivo de las ciencias, asumen pocas veces posturas claras, compromisos políticos serios y decididos frente a los retos vitales de la Humanidad, incluso cuando tengan qué enfrentarse, de plano, con opiniones de personajes poderosos y de relieve, que imponen las suyas sin fundamento razonable. Es común que cuando aparecen artículos científicos que pueden generar polémica de diferente especie, la opinión de los científicos es generalmente cautelosa, no muy decidida, máximo cuando genera conflictos y controversias en terrenos diferentes a aquellos en que ellos actúan. ¿No sería mejor una actitud más firme, menos dependiente, aunque siga siendo respetuosa de la ajena, lo que necesitan los seres humanos para creer en la Ciencia y en los científicos, como un nuevo motivo de esperanza, como un factor de seguridad global frente a otros procedimientos extremos como son la Guerra y la Violencia, aún en sus consecuencias menos malignas como son la disuasión y la intimidación, que hacen que quienes decidan se inclinen en aquella dirección en la que sus actores se interesan? Ese cambio en la conducta del científico, que lo haga, incluso, jugarse la vida con heroísmo a pesar de los riesgos que su actitud le impliquen, quizás, logre que la Ciencia, por sí misma, sea verdaderamente protagonista de la Historia, represente para la Humanidad una alternativa real de redención. En este caso, al 164 científico moderno le tocará, seguramente, la tarea titánica de orientar sus esfuerzos a reintegrar el “cuadro administrativo” de la Sociedad, recuperar su capacidad de prestarle un servicio eficaz a aquella, y evitar que se consolide como una subsociedad autosuficiente dentro del conglomerado humano, dejando al resto de los humanos sometidos a la peor suerte. En todas las culturas humanas, sin excepción, el despegue hacia formas superiores de vida, podríamos decir, de formas civilizadas de vida, está precedida de la aparición de una casta sacerdotal, capaz de visión a mayor distancia en el tiempo, decidida algunas veces al usufructo, para sí, de su posición social privilegiada o decidida a cumplir su misión civilizadora, mesiánica con su pueblo. Los caminos elegidos son muchos. Luego de los pueblos emanan los diferentes poderes que la fe popular otorga, no pocas veces apoyada en el éxito con que ha sido llevada a cabo la tarea desarrollada por los líderes. En los pueblos de pastores nómadas más primitivos de Eurasia, por ejemplo, donde nacen muchas de nuestras costumbres políticas, la Ley de la Guerra impera y es impuesta a otras naciones. De la presión de un medio natural duro e implacable, nacen el pillaje, el secuestro, y el fraude en las transacciones comerciales, entre otras costumbres, que, trasladadas a nuestro medio, hacen inflexibles las posturas de caudillos políticos, como ocurre con los nuestros, más guerreros y emotivos que racionales y estadistas, quienes han introducido esa modalidad a nuestro mundo “provinciano” y campesino en sus proyectos políticos de corte “liberal” y revolucionario. De esa manera han llegado hasta nosotros los efectos de las costumbres política ancestrales, pasando por nuestras culturas “madres” que nos antecedieron: En Roma y más tarde en la Sociedad Medieval europea, aunque el Emperador romano sigue siendo el Sumo Sacerdote, la autoridad civil y religiosa del Imperio, el Papa “hereda” su autoridad, al menos a los ojos de las diferentes noblezas europeas, manteniendo su autoridad suprema y su capacidad de arbitraje secular y religioso. Sirve entonces de 165 soporte de legitimidad a varias coronas europeas por mucho tiempo, una de ellas la corona de Carlo Magno, en el año 800 de nuestra Era. Muchos nobles son al mismo tiempo obispos, arzobispos y príncipes, aunque la función política se va escindiendo de la función religiosa. El aspecto militar del gobierno determina la extensión de la nobleza sobre la base de algunas instituciones romanas y la monarquía encargada de la misión profana del Estado; entonces surgen las diferentes instituciones de la sociedad feudal. Entre nosotros, como consecuencia del ascenso al Poder de la burguesía desde la Revolución Francesa, incluso, se separa la misión del Estado burgués, al nivel institucional en contradicción con la Iglesia que conserva la mayor parte de sus tradiciones institucionales, asumiendo “totalmente” la iniciativa política en el mundo secularizado de hoy. Hablar de aquello puede parecer sorprendente para la gente joven occidental, acostumbrada a ver cómo la política, en su conjunto, es manejada por el Estado, una institución tan profana y secular como la que más, absolutamente separada e independiente de la autoridad religiosa. Puede parecer sorprendente, además, cómo el reconocimiento de aquellos poderes de carácter político y religioso, al final de la Edad Media, tengan el significado en la época de las monarquías absolutas, de la Iglesia de la Inquisición, de sometimiento real, leal e incondicional a esos poderes, que sus conflictos fueran un problema de consciencia a resolver para las gentes del pueblo, sin poderse desentender de él, para asumir sus propias empresas, como lo hacen los ciudadanos de hoy. Ese derecho de libertad fue lo que se conquistó en nuestro suelo colombiano con las luchas por la Independencia. Entonces eran éstas, súbditos, vasallos, sin el menor derecho a la réplica, sin el menor derecho soberano, máximo cuando el monarca ha dejado de ser real servidor de su Pueblo, según el orden ético de su Comunidad, cuando la Monarquía proclama el “Derecho Divino de Los Reyes” cuando aquella ha cimentado su autoridad en negocios de “Estado”, hecho práctico que confunde las prácticas comerciales con el gobierno; cuando ha acuñado nuevas formas 166 de institución Imperial, y diluye a favor del Emperador la soberanía del Pueblo. En términos marxistas podría decirse que, en su época, los pueblos, junto con su patrimonio territorial, en virtud de su capacidad de tributación, se habían vuelto “mercancía” de los Emperadores. Eso es realmente sorprendente, sin embargo, lo que ocurre hoy es una de las consecuencias de que el uso del poder haya evolucionado como evolucionó: de que el “cuadro administrativo” formado por la nobleza y por los miembros de la institución eclesial se haya dislocado en medio de los conflictos entre la Iglesia y los diferentes Estados; que hayan surgido cismas, y nuevas herejías, enemistades políticas, movidas por intereses económicos y políticos diversos, de que la nueva sociedad burguesa, típicamente secular, se haya tomado el Poder y se haya reestructurado alrededor del eje de su actividad típica, la económica – productiva, sobre la base de una sociedad de ciudadanos libres. A la formación de una sociedad de ciudadanos libres, con intereses divergentes, ocurre, como consecuencia, la aparición de innumerables conflictos individuales, la personalidad de la Sociedad se desintegra como tal, requiriendo el establecimiento de un contrato social formal, que la mantenga aglutinada, el cual, si no logra el objetivo de establecer un orden legal claro, permite que ésta se transforme en una sociedad, esquizofrénica, hasta el punto de que se separen, en la consciencia de los ciudadanos, en la de los individuos, radicalmente, sus propios mundos, y de que se abran a la pretensión de que sus personalidades han de evolucionar, en lo sucesivo, por separado, por un sendero propio. Ocurre con la vida de las personas, que muchas veces, y a duras penas, es compartida conscientemente con otros; con la pareja, con la familia. Al mismo tiempo se transforma en una sociedad paranoica, donde las diferencias en la manera de pensar, generan, por sí mismas la agresión, y la agresión cotidiana le abre abismos de discordia al entendimiento, y su personalidad se vuelve neurótica, en todas las expresiones de esta patología, que se 167 resume en severas alteraciones de la consciencia, del juicio y del equilibrio mental. Finalmente, las sociedades urbanas de nuestro tiempo, fundamentalmente enfermas, se están transformando en un mercado inmenso, de alcohol y estupefacientes y otras sustancias diversas tóxicas, donde la gente puede evadir la dura realidad, donde cree que puede comprar su redención, “disfrutar” la vida, sin comprometerse con nada y con nadie o sin pagar el precio, donde sólo consigue destruirse a sí misma, alejar la opción de una vida sana y productiva, por arte de la seducción de “espejismos” como la pornografía, los juegos de azar, la prostitución, “industrias” a las que son tan adictos los empresarios criminales, que se vuelven especialistas en explotar sin piedad al débil, al deprimido, al confundido, al abandonado, al que ha perdido su autoestima. La “división del trabajo” entre esas dos instituciones, la Iglesia y el Estado, algunas veces en lucha entre sí, algunas veces, con la Iglesia dominada o exterminada, como se da en las naciones dominadas por el régimen socialista de corte marxista, o bien, olvidada, vilipendiada y desacreditada, como ocurre en las naciones con régimen de corte “liberal”, se da, no como el producto de una separación racional y respetuosa de competencias, sino como consecuencia del inconveniente, si no abusivo uso del Poder. Como resultado de una interpretación del Mundo como se hace en el medio burgués, de acuerdo a su tradición, y luego de la descalificación que se hace de manera ordinariamente práctica, aunque no protocolaria, de los logros alcanzados por una milenaria cultura como la nuestra, la sociedad moderna se sigue construyendo sobre una visión muy parcial de su experiencia real, apenas sobre su “corteza técnica”, solamente sobre sus presupuestos económicos, tal como lo reconocen algunos autores. Y la globalización, como ha sido diseñada por los poderes económicos del Planeta, avanza sobre ruedas, apoyada en esa 168 orientación, devaluando en el hombre lo que no merezca, a sus ojos, ser valorizado en términos de su valor de cambio. Los científicos actuales han descubierto que los recursos de vida tienen su límite en el Planeta, que los medios humanos muy avanzados técnicamente como los actuales, aunque pueden producir mucho bien, mal usados ya producen mucho mal, generan mucha incertidumbre, y cambios en el Medio Ambiente planetario que empiezan a alarmar justificadamente a algunas autoridades que tienen responsabilidad en el manejo del ambiente. Además, de ello, el desorden, la anarquía, la falta de responsabilidad y de solidaridad entre los hombres de hoy, entre las sociedades de hoy, pueden hacer casi inmanejable el problema de alimentar a la gente, asegurar su salud y bienestar, asegurarle suficientes fuentes de trabajo, etc. Aquello hace pensar, particularmente a los científicos, a los técnicos y a los ingenieros. La constitución y evolución de las distintas formas de asociación humana que conocemos no son otra cosa que soluciones al problema fundamental de supervivencia de los hombres en todas las latitudes del Planeta. Los hombres, solos, son la criatura más indefensa de la Tierra. Considerando que la evolución del hombre, en un proceso, ya reconocido científicamente de desespecialización de su cuerpo, lo hace más versátil, más flexible, en términos de una nueva forma de evolución, la evolución de su cultura. El perder sus garras, el desarrollar un pié que le soporta parado en el suelo pero que carece de las pezuñas para afincarse en el suelo y correr, lo hacen más apto para la fabricación de herramientas, que evolucionan ellas con la cultura humana, con su aplicación en la caza, en la labor artesana, en el laboreo de la tierra etc. “El Hombre hace la Técnica, pero la técnica, luego hace al Hombre”. Es decir, le modela la “materia prima” de su espíritu y le da forma a su manera de ser y de pensar. Su gregarismo, salido de su sentido de conservación, y las diferentes técnicas de asociación desarrolladas para utilizarlo en bien común, como en la caza, impulsan al Hombre a constituir sus sociedades bajo el efecto de una intencionalidad, que es, en el fondo, entonces, una herramienta. Hoy, en la congestión del 169 Mundo actual, donde la Sociedad Humana no es más que un manojo de instituciones en conflicto que conforman una verdadera “Torre de Babel” se mantiene en pié la misma cuestión: Si hemos heredado aquellas formas de asociación como herramientas de supervivencia: ¿Es válido que se piense seriamente en soluciones asociativas para hacer viable la vida humana, en su conjunto, para hacer viable su estructuración social, dentro de los términos que impone el medio natural,? Creo, sinceramente, que esa pregunta no solamente es válida, sino que tenemos que confrontarnos a nosotros mismos y reconocer que es urgente, que tenemos que hacerlo, o tenemos graves riesgos de perecer. La experiencia de la vida moderna urbana ya nos indica, las pérdidas humanas incalculables, de seres humanos que sucumben bajo la seducción de los tóxicos como el alcohol, de toda clase de vicios, aberraciones y perversiones; vemos allí, cómo caen víctimas de enfermedades, de conductas patológicas, originadas en el estrés que causa la vida acosada y sin sentido de las urbes. Y sucumbimos indefensos frente a problemas desconocidos, a los que nos enfrentamos solos, inermes, como nunca lo hicimos antes. Nos hemos convertido en nuestras ciudades, en verdaderos “agregados humanos”, apenas, el punto de partida, la “materia prima” inicial para constituir nuevos organismos sociales que puedan permitirnos presupuestos de vida más seguros y competitivos.. ¿Y cuáles son los requerimientos básicos, las condiciones que le permiten un presupuesto de vida más seguro y competitivo a un organismo vivo? Por analogía con otros organismos vivos, con nuestro propio organismo, podemos llegar a conclusiones suficientemente convincentes. Se sabe ahora que los organismos estables, lo son dentro de rangos determinados en cuanto a condiciones físicas y ambientales. Cada organismo es, internamente, el equivalente a un “Reactor” de laboratorio, destinado a mantener sus 170 condiciones internas dentro de esos rangos, bajo control; y en equilibrio. Algunos de los recursos con que cuenta un organismo estable para mantenerse, son entre otros: Un sistema “inmune”, de defensa, para contrarrestar las agresiones de los factores externos que se oponen a su vida, y que se presentan entremezclados con otros que pueden serle favorables a ella, como son los principios nutritivos. Disponibilidad de energía suficiente para su sustentación. Y Autonomía y autocefalia, para permitirle mantener una vida independiente, para darle el control de su propio acontecer dentro de las posibilidades de intercambio que el medio le proporciona. La idea de una globalización en lo económico, riñe con dos, al menos, de esos principios tal como se propone. Se salta en medio de un mundo que ha surgido de la <<desintegración de la personalidad de nuestra cultura básica>> - de su esquizofrenia -, de la paranoia desatada por la violencia que se genera en su seno, por la neurosis que provienen de las malas condiciones de vida, no solamente en el orden interno de muchas comunidades humanas, sino en la misma estructura de su cuerpo físico, y el sujeto humano, moralmente vencido, deja de luchar para sobrevivir. Cuando nos referimos a los organismos normales estables, que nos están sirviendo de ejemplo comparativo, estables dentro de ciertos rangos, determinados por sus condiciones físicas y ambientales, no tenemos de otra que reconocer que su “construcción” por parte de la Naturaleza, no ha sido una tarea ni fácil, ni simple, ni corta o inmediata. Parece ser que las diversas líneas evolutivas representaran algo así como “iniciativas creadoras”, verdaderas “decisiones”, destinadas a aprovechar opciones concretas existentes dentro de la conjugación de factores naturales que convergen en un lugar y en un momento dado, en el 171 escenario de la Vida. En esta labor de fijación de caracteres propios para el organismo se tarda bastante tiempo, a veces millones de años, y los resultados no son mecánicamente rígidos, inflexibles, sino que son maleables al ambiente, partiendo de sus esquemas originales. Así a partir de incipientes estructuras, con órganos muy simples, como empezó a darse hace unos 4.500 millones de años, como ocurrió con los tunicados, con un sistema nervioso que apenas les permite reaccionar con un movimiento espasmódico cuando un “enemigo” los asalta, llegamos al sistema nervioso complejísimo de los animales superiores modernos y del sistema nervioso nuestro. Si se observan algunos seres primitivos, como los “gatos” “dientes de sable” y otras especies de gatos, originalmente ajustada a un ambiente ecológico dado, vemos cómo los cambios ambientales han alcanzado a “pulir” la Especie, “depurando” conjuntos de diversos caracteres que muestran diferentes líneas evolutivas, en que quedan determinados diferentes tamaños, anatomías, índole de comportamiento en la caza etc. La acción estabilizadora de los organismos conocidos, exige la acción concertada e integrada de los diversos sistemas y órganos especializados de su cuerpo. Sin embargo, esa acción tiene un sentido dado, que lo aporta un centro de “conciencia” de sí mismo, del que dispone todo organismo, y que determina detalladamente las características físicas de cada uno de ellos, y sus opciones evolutivas: Los científicos lo denominan “genoma”. El ser humano posee su propio genoma rector. Es por eso que, aunque no lo perciba, depende, en un todo y por todo, de su propia naturaleza, que determina el alcance real de su independencia de pensamiento, el de sus opciones físicas reales frente a las limitaciones propias de su estructura orgánica, en el entendimiento de que aún así, su ser es muchísimo más que la simple suma de sus partes. Es por eso que si dirige su vida, haciendo caso omiso de la acción de que es capaz el medio natural y los factores naturales que convergen con su propia 172 existencia, cuando solamente piensa en uno de tantos aspectos de su economía, como es su aspecto financiero, y pretende regirse exclusivamente por sus principios, él y sus sociedades corren gran peligro de sucumbir. No agotan, en absoluto, aunque creyeran que sí, la totalidad de las opciones de vida con que cuentan. El hombre moderno, la sociedad moderna, están reduciendo peligrosamente su espacio de maniobra, con el hecho de orientar su acción global, solamente hacia propósitos, como el lucro, propuestos por una cultura que pretende que ha conquistado, que ha doblegado, que ha dominado a la Naturaleza. Todavía más: hay quién piense seriamente en poner bajo un solo poder, el control total de la economía humana. ¡Nada más inocente, nada más arrogante, nada más absurdo, nada más insensato, nada más grotesco que eso! Y ahora un último punto: El atrevimiento de confundir el todo de la Cultura humana con una de sus partes, es una simplificación inaceptable, sin presentación posible. Para entender esto demos un ejemplo: Una cámara de televisión a color, corresponde a tres cámaras de blanco y negro en una: Mediante filtros, cada una capta de la escena, de la Realidad, un color diferente, tal cual está presente: Una el rojo, otra el azul y otra el amarillo. En el aparato receptor de televisión los tres colores se integran, percibiéndose la escena casi en sus colores reales. Muchos hemos experimentado lo que ocurre cuando uno de tales colores falla. La percepción del televidente es entonces no sólo muy incompleta sino muy incómoda, muy poco fiel a los colores de la realidad. Así, La Realidad no la percibe cada uno en su totalidad. La idea de ella es más bien el resultado de muchas realidades particulares, que, en conjunto, se superponen, se conjugan entre sí, ganando el resultado de la percepción, inmensamente en profundidad, en exactitud, en belleza, en riqueza de detalles y color. No hay dos personas por semejantes que parezcan, cuyos ojos perciban los mismos elementos de un paisaje. Su consciencia, codificada según la forma determinada por el sistema simbólico que ha actuado sobre ella, los cataloga según el “valor” que les 173 asigna, haciendo así su registro y asumiendo una postura concreta frente a lo que considera es la Realidad. Igual ocurre con los recuerdos y con las experiencias. De suerte que tampoco hay dos personas, por cercanas y parecidas que parezcan, que miren la Vida de idéntica manera. Por lo tanto, su aporte en una posible interacción, ofrece una visión mucho más rica a los dos que cada una sola de ellas. Allí reside verdaderamente el valor de nuestras prácticas democráticas basadas en el principio de colaboración y no en el de competencia, con intenciones orientadas hacia una articulación social de vidas, de sueños, de aspiraciones; de una cultura basada en una rica interacción de experiencias, de visiones, de sueños, de aspiraciones, de donde puede surgir una visión del futuro deseado, la mejor ilustrada posible, cuyo uso debería ser aprovechado para buscar la materialización de nuestros proyectos utópicos más queridos. La Cultura, así entendida, puede conducir, en su evolución, a sociedades holísticas, que reproducen en las instituciones sociales las cualidades de sus componentes individuales. Como “inteligente” que aquella debe ser, puede permitirnos, entre muchas otras cosas, la depuración de nuestras costumbres, algo que en nuestra “Torre de Babel” actual es casi imposible. Quizás, si no nos encaminamos hacia este tipo de cultura, sea muy difícil luchar contra el flagelo de la farmacodependencia. No importa que hayamos heredado motivos poderosos para que hayamos desarrollado una actitud inadecuada frente a los retos a los que nos enfrenta la Vida, los hombres hemos hecho nuestras “herramientas”, nuestra técnica; y ahora, ellas tendrán que ser nuestra referencia, nos cambiarán, seremos también hechura de nuestras herramientas, de nuestra técnica y hemos de acomodarnos física y psicológicamente a ellas, algo que no puede acabar con nuestro espíritu creativo, con nuestro sentido de la libertad. 4.2.0 ¿PUEDE LA CIENCIA AFRONTAR EL RETO 174 DE PROPONER LAS BASES FÍSCAS DE UNA HUMANIDAD SOSTENIBLE? Esta respuesta implica que contemos con los aportes del método científico experimental en el estudio de la Realidad en general y de la realidad humana en particular. También en la actitud de los científicos frente a semejante reto. Los técnicos y los ingenieros, que son la “primera línea” de la Ciencia en la aplicación del conocimiento científico de la realidad física para estar en capacidad de usar los recursos naturales en la solución de los problemas prácticos humanos, tienen el compromiso de tomar consciencia de su responsabilidad y, si es preciso, asumir su papel de liderazgo como profesionales, como empresarios, como estadistas. Tan inmenso ha sido el aporte de la Ciencia que sin ella, sin el desarrollo que han logrado el pensamiento científico, la tecnología, la ingeniería, por no hablar de disciplinas tan necesarias para la vida humana como la medicina y otras, hubiera sido imposible siquiera concebir el mundo humano cuya realidad es inocultable hoy. Veíamos cómo los científicos empiezan a pisar ya los mismos terrenos donde se mueven los místicos, particularmente cuando estudian fenómenos propios de la astrofísica, de las ciencias naturales como la Física y las disciplinas para el dominio del mundo de lo pequeño, como es la Física cuántica. Ya puede establecerse técnicamente, entre muchas otras cosas, a partir de la observación del entorno universal, el requerimiento de un orden ético global que garantice la vida de todos los hombres. Si la Ciencia, igual que muchas otras de las disciplinas del conocimiento han visto limitado su desarrollo y crecimiento al apoyo interesado y limitado de sus mecenas, la consciencia humana llega ya al convencimiento de que ha llegado el momento en que se logren ese desarrollo y ese crecimiento en aras del interés universal de la Especie humana, como un todo. Solamente así logrará el ser humano superar las dificultades que él mismo está creando y que le impiden, en su conjunto, movilizarse 175 adecuadamente para aprovechar el incalculable caudal de recursos que le regala la Naturaleza para asegurar su supervivencia. La idea perversa y oportunista de un orden que cifre sus expectativas de control en la fuerza del engaño, de los escondites, de la proyección de ideas falsas y equívocas de la Realidad, de vanas ilusiones, del encubrimiento de sus propuestas capciosas, de envidias, de odios, de deseos de venganza, de ambiciones egoístas, no van con el espíritu de la Ciencia y las disciplinas que de ella se derivan. La utopía política vista desde el punto de vista de la Ciencia no puede ser un objetivo temerario, de incalculable e incontrolable riesgo. Estos no pueden ser el pretexto para que, inocentemente, y acosados por las necesidades, especialmente los pequeños empresarios, angustiados por sus necesidades tengan que lancen al “abismo” sin medir las consecuencias de sus actos, sin la solidaridad de la Sociedad, supuestamente el beneficiario final de sus esfuerzos, sin el respaldo financiero y logístico necesario, muchas veces, sin poder contar con un nivel mínimo de respeto a su vida y a sus bienes, como ocurre en Colombia, donde se espera, que, así solitarios sean competitivos en el concierto de la economía internacional globalizada. De allí vienen los altos índices de pobreza, la desnutrición y toda la secuela de males que padece la sociedad colombiana, entre otras. La utopía científica, que es mirada de manera peculiar por el público común, en forma de innovaciones técnicas concretas, como puede ser la televisión, la sistematización electrónica de datos, las mejoras concretas en el transporte, etc., que son los términos en que aprecia el “progreso”, en que hace sus conjeturas, se ha vuelto tema de los autores de Ciencias –Ficción. Respecto de ello Isaac Asimov afirma: “Es misión de los escritores de novelas científicas, aparte de ganarse la vida y divertir a los lectores, hacer conjeturas; y eso les conviene, a mi juicio, es ser los más importantes servidores que hoy tiene la humanidad” (Isaac Asimov. “El Electrón es Zurdo y otros Ensayos Científicos”. Alianza Editorial Madrid 1981. P 24). 176 Sin embargo, esta forma de tomar consciencia de la realidad futura conlleva una gran responsabilidad, porque eleva a este tipo de novelista a la categoría de un verdadero educador, sembrador de futuro. Y la responsabilidad aumenta cuando esos temas se llevan a la Pantalla. El mismo autor menciona cómo ciertos temas favoritos de esos autores son muy difíciles de manejar en términos científicos coherentes con la Realidad. Para que la taquilla sea muy buena no se requiere que aquellas historias sean muy realistas sino que produzcan un gran impacto en el espectador. Entonces se corre el riesgo de crear imágenes ficticias de la Realidad como se hace con los niños, incluso menores de siete años, en que las deformaciones de la consciencia pueden dejar rastro permanente, en que se generan emociones que siguen influyendo desde el inconsciente de por vida, como odios, miedos y halagos, sin justificación real. La Psicología, una de las más valiosas disciplinas científicas que avanza en su estudio del “alma humana”, ha hecho aportes al conocimiento del hombre de valor inmenso. Particularmente, los trabajos de Sigmund Freud (1856-1939) y Carlos Gustavo Jung (1875-1961), que crearon el sicoanálisis. Ellos se refieren a los motivos de la acción humana que yacen bajo la capa de la consciencia en el inconsciente y el subconsciente de la “memoria” humana. Sin embargo, su altísimo valor como herramienta para entender la mente humana, son usados también perversamente para manipular la mente, con efectos secundarios principalmente en la tergiversación de la inclinación vocacional, en la formación del carácter en la dirección conveniente con los intereses de quien lo hace. La industria del “marketing” motiva no pocas veces al comprador potencial con sugerencias que intentan moverlo emocionalmente, principalmente de tipo sexual. Lo que parecen casos individuales y aislados, como puede verse en la propaganda de cigarrillos, en múltiples carteles de servicio en talleres automotores, en la promoción de mercaderías de toda índole, se ha vuelto una presión constante de este tipo sobre los clientes, estableciendo una modalidad manipuladora general, capaz de crear un clima típico en los medios comerciales y de generar cambios en las costumbres de consumo. 177 Si la promoción a base de la manipulación emocional no fuera tan general, si hubieran, notoriamente, otras muchas formas motivacionales para la compra, en el medio comercial, sería muy difícil hacer una crítica. Sin embargo, la forma como se insiste en la generalidad de los anuncios publicitarios este tipo de estímulos, permite observar, cuán alejadas de un propósito cultural son esas campañas, cuán lejos de una verdadera consideración del ser humano integral están, cuán extrañas al respeto debido a nuestra dignidad es su visión, recordándonos siempre el animal que somos, sin preocuparse de buscar motivaciones que promuevan el uso de las partes del cerebro, como es su corteza, que ha evolucionado hasta abrirnos un horizonte de la vida que puede decirse, hace de nuestra especie una verdadera novedad entre todos los seres vivos del Planeta. Una novedad que comienza a mostrarnos una ruta de especialización en nuestras formas de “movimiento”, que, con una visión suficientemente aguda, podríamos comparar con la evolución de las células cerebrales de los seres vivos superiores, en este caso aplicada a futuros “seres” supraindividuales, cuya existencia, y estabilidad vital podría ser previsible dentro de un plazo razonable. Seres supraindividuales, verdaderos complejos organizados en que los humanos podríamos estar reservados para una actividad “nerviosa”, “superior” en complejidad de consciencia, que nos permita ser los depositarios de la <<consciencia de sí mismos>> de los seres formados por múltiples integrantes de la más variada naturaleza, como hombres, animales, plantas, seres unicelulares y otra infinita variedad de seres “inferiores”. Podríamos ser, probablemente, la especie <<líder>> que nos permitiría conducir la actividad de aquellos seres, profundamente anclados en su hábitat, siendo al mismo tiempo ágiles y flexibles, con amplias habilidades para adaptarse a su medio. Eso podrían ser las comunidades humanas, las naciones, la humanidad entera, integradas en un tejido vital, en un mecanismo de importancia capital en la transferencia de energía y recursos vitales de unas de sus partes hacia otras, de sus partes a los conjuntos, de los conjuntos a sus partes. 178 En efecto, entre muchas de nuestras funciones cerebrales esta el poder de simulación, que nos permite figurarnos situaciones hipotéticas que no son todavía reales, que pueden ser planteadas en su conjunto y presentadas a posibles públicos, discutidas, depuradas, antes de que sean realidades físicas, solo ideales. La responsabilidad de hacer reales los movimientos que esos presupuestos implican, debería ser de todos, pero significar un reto diferente y particular para cada cual, según su lugar en la organización y según su naturaleza específica. Ni más ni menos, esa es una aplicación de muchas de nuestra capacidad reflexiva. Menospreciar el potencial del ser humano en pleno, no solamente es una omisión imperdonable sino dejar de lado las bases de lo que podría ser el <<plan maestro>> de la Naturaleza, de Dios para el empleo del recurso humano en la evolución posterior de la Vida. Es desperdiciar una oportunidad grandiosa que nos “libera” de los motivos que atan a las demás especies a los estadios paradigmáticos de la Vida anterior, de la conciencia anterior. Más todavía, es adelantarse por esas vías del Espíritu, de la realidad ideal, para bloquear toda posibilidad de “movimiento” ajeno en la realidad física, para evitar su crecimiento personal y mantenerlo en condiciones de incompetencia crónica, o despreocuparse de la correcta nutrición para su desarrollo pleno y más aún, mantener a sabiendas, industrias destructoras de su integridad física y mental, como lo son el alcohol, los estupefacientes, e industrias de comida y muchas otras, que en vez de alimentar, de nutrir, enferman y matan “antes de tiempo”, que son un verdadero atentado contra la humanidad en su conjunto, o un acto de mayúscula irresponsabilidad, ya que priva a los hombres y a las demás especies de un patrimonio humano invaluable para el aseguramiento de su sostenibilidad. El solo hecho de tener claridad de consciencia en estos tópicos, puede significar un extraordinario aporte de la Ciencia a la Vida, a la Humanidad. Si tenemos en cuenta que los <<medios>>, como es la Ciencia, no son, en sí mismos, buenos o malos, sino, quizás, bien o mal usados, puede concluirse que en la medida en que sea 179 mal usada no contribuye al bien sino al mal de la humanidad. Albert Einstein el más aventajado científico de nuestro tiempo, sufrió en carne propia el golpe mortal de ver la bomba atómica destruir dos ciudades japonesas, Hiroshima y Nagasaki, estando ya derrotado el Japón en la II Guerra, luego de que el se prestara para desarrollar la bomba para EE. UU. de América, antes que Hitler estuviera en capacidad de chantajear al mundo con la suya. Una de las aplicaciones del novedoso pensamiento científico en el mundo, permite desarrollar una de las industrias humanas más importantes: La navegación oceánica a partir de finales del siglo XV. 4.2.1 LA NAVEGACIÓN OCEÁNICA. Una de las experiencias más extraordinarias en la aplicación del modelo sistemático del pensamiento científico, que se fundamenta en las matemáticas y en las técnicas de navegación desarrolladas por las culturas de Oriente, representa un punto de apoyo fundamental en el conocimiento del Mundo, que empezó a crecer con las posibilidades de exploración puestas a disposición de las naciones europeas con los viajes oceánicos. Y si nos referimos a pueblos con una proyección territorial en el contrafuerte del Continente como lo fue Portugal, y aún España, la perspectiva de avanzar hacia el océano abierto, más allá de las “Columnas de Hércules” aún contando con los peligros que popularmente se le atribuían a la perspectiva de lo desconocido en esa mar virgen, era algo que podía ser posible con coraje. Los viejos conceptos de la navegación tal como los conocieron los navegantes portugueses y españoles del siglo XV, no tienen nada que ver con sus connotaciones filosóficas y metafísicas que les asignan los Padres de la Iglesia a sus concepciones ptoloméicas del Universo, ni a ellos les importa, que es como decir, los que le asigna la consciencia cristiana de la época que se considera dueña de toda la verdad. 180 El conocimiento astronómico que se tiene entonces, requerido para la navegación en alta mar, no implica en el problema de la navegación consideraciones más profundas que las que surgen de la observación directa del medio terrestre y su composición, según los griegos: Agua, tierra, fuego y aire. A ellos les interesa trazar el rumbo para sus viajes, calcular la fecha ideal para zarpar, calcular el bastimento para las travesías, el agua, ante todo, y encontrar la manera de mantenerse vivos, de no arriesgarse a pasar el umbral de lo que pueda significar la diferencia entre la vida y la muerte. El progreso logrado en el conocimiento de la forma del planeta y de la geografía es grande ya. Ya se reconoce la forma aproximadamente esférica del planeta y han sido desarrollados varios instrumentos de navegación y toda una unidad de pensamiento relacionada internamente con rigor lógico – científico, todo lo cual es de excepcional utilidad para la navegación hasta la segunda mitad del siglo XX, en que se pusieron en órbita los primeros satélites artificiales de navegación. El sistema astronómico al que se refieren los sistemas de navegación tradicional fue introducido hace miles de años por los astrónomos caldeos y egipcios, siendo ampliado posteriormente por los griegos. Ellos seleccionaron ciertos conjuntos de estrellas en el firmamento y los asociaron a figuras de su mitología, tejiendo sobre ellas leyendas y tradiciones. Ciertas constelaciones representan fielmente las figuras a las que se relacionan sus nombres. Otras exigen gran esfuerzo para su identificación. La mayoría de las constelaciones ubicadas por los antiguos se pueden ver en el hemisferio norte. Esto tiene su lógica porque ese fue el hemisferio terrestre donde vivieron. En 1603 un astrónomo de nombre Bayer dibujó una carta del hemisferio sur y le dio nombre a trece nuevas constelaciones. Lacaille amplió la lista en 1763 añadiendo catorce más (Enciclopedia Salvat de Ediciones Pamplona. España 1970 Tomo 4 p 1599). Ptolomeo, astrónomo alejandrino (ciudad helénica situada en Egipto), había registrado cuarenta y ocho constelaciones, entre las cuales podemos 181 mencionar Acuario, Andrómeda, la Osa Mayor, la Osa menor, el Cangrejo, Capricornio, Casiopea, Escorpión, La hidra, Picis, Pegaso, Perseo, Sagitario, El Toro. La observación de la esfera celeste por los navegantes implica una condición: Su diámetro es suficientemente grande como para que el diámetro de la esfera terrestre sea poco significativo en la práctica y sobre la superficie de esa esfera celeste se proyectan las luces que vienen de las diferentes estrellas. La esfera celeste tiene dos polos, el polo norte es el zénit; su centro es la Tierra, y se divide en dos hemisferios, en el hemisferio norte y el hemisferio sur. La estrella de referencia para las diferentes observaciones se escoge. Se mide en grados el arco, o altura que marca la estrella sobre la línea del horizonte, que es en la que el plano ecuatorial corta la superficie esférica. Ese ángulo está demarcado en el plano vertical formado por la vertical zenital, que une el centro de la esfera celeste con el zénit y la visual a la estrella. Cuando hay un movimiento con componente horizontal y se hace una observación, el plano formado por la línea zenital y la nueva visual, con el plano original, se llama azimut y determina, la posición del navegante respecto de su posición inicial en grados. Transfiriendo esa información a una esfera terrestre, en la que el plano ecuatorial del Planeta coincide con el plano ecuatorial de la esfera celeste, y en la que la vertical polar terrestre coincide con la vertical zenital de la esfera celeste, conocido el radio terrestre, es posible conocer la longitud del arco recorrido por el navegante, en grados y en kilómetros. Los cursos de Cosmografía que se dictaban en la Escuela de Minas de Medellín a mediados del siglo XX estaban destinados a entrenar al estudiante en el arte de determinar la posición de las localidades terrestres respecto de la ubicación de ciertas referencias, que en la época moderna son dos ejes geodésicos fundamentales. Uno de los ejes de referencia es la línea ecuatorial que divide la Tierra en dos hemisferios. El otro es la línea geodésica que pasando por ambos polos pasa por la población inglesa de Greenwich. El lugar donde el meridiano de Greenwich se corta con el Ecuador terrestre es el lugar de longitud 0 grados. 182 y latitud 0 grados. Aquellos cursos se basaban en las concepciones ptolomeicas del Universo. Al trabajar con líneas geodésicas sobre la superficie planetaria, tienen como datos básicos, la longitud media de las circunferencias máximas que es de 40.000 kms., y su extensión en grados, que es de 360 grados, lo que da una distancia en metros, por cada grado de longitud o latitud de unos 111.111 mts. Salvo la Luna, el Sol los cometas y los planetas, que se mueven en la esfera celeste, los demás astros, se consideran, en la práctica, fijos en la esfera celeste (“Curs de Cosmografie” de una Réunion de Profeseurs Ligel 77, rue de Va Girard, París VI Imprimé par Taffín – Lefort. A Lille (France) 14 febr. 1954 pag. 6). Unos cuatrocientos cincuenta años antes un joven italiano renacentista imaginativo, culto, ambicioso, que había nacido pobre y en un puerto, cartógrafo de oficio, que conoce los mapas de Becaria, de Brianco, de Pareto, de mediados del siglo XV, y la carta de Pizzigano, de 1367, y la de Benincasa, de 1482, pobladas de “islas presentidas como Antilias”, llamado Cristóbal Colón, busca afanosamente patrocinio para hacerse a la mar. Ya ha navegado para grandes comerciantes como los Centurioni y “conoce la “capacidad remuneradora de los sueños”. Es un “alquimista mental”, que cree saber cómo convertir en doblones la alucinación. Esa alucinación consiste en un camino oceánico hacia el Oriente. El se propone evitar las caravanas que conducen las mercancías indias hacia el Golfo Pérsico, que las ponen en manos de los beduinos árabes, que las llevan a su turno, a la desembocadura del Nilo para ser repartidas a través del Mediterráneo. Pero además, se sabe poseedor de un secreto. Si Fernando Colón, en su célebre “Vida del Almirante don Cristóbal Colón, dice que si éste no quiso nunca describir todos los detalles de su plan, fue porque se calló el más sustancial, relacionado con cuál sería la corriente de viento propicia para empujar las naves de vela y permitirles atravesar el Atlántico. Por alguna razón solamente él poseía idea de su itinerario. No seguir esa ruta, llevaba por fuerza al naufragio. Según Björn Landström, uno de sus más documentados biógrafos, muestra el hecho de que Colón, 183 en todos sus viajes a las Indias Occidentales navegó con los Alisios del Nordeste y regresó por el cinturón de vientos del Oeste, siendo éstas las derrotas seguidas por todos los barcos que viajaron siempre entre España y las Indias. América surge entonces como un obstáculo mayúsculo. No es buscada realmente. En sus cálculos, Colón comete un error enorme: Calcula la “cintura del planeta en 30.192 kilómetros cuando tiene realmente 40.077, que son 20.400 millas. No advierte que la milla española es de 1480 metros y la legua española de 5.920 metros. Su error es de nada menos que 9.885 kilómetros. El estaba convencido que las costas de India estaban muy cerca de las costas portuguesas y españolas. El tener indicios de la inmensidad oceánica que sabemos hoy, media entre ambos litorales, hubiera inhibido, probablemente, a Colón de emprender semejante empresa. Si no hubiera estado allí América, simplemente Colón hubiera perecido con toda su tripulación de inanición en medio del Océano. (Enrique Caballero Escobar. “América una Equivocación” Editorial Pluma Ltda. Bogotá Junio de 1980 Páginas 31 a 35). 4.2.2 OTROS HORIZONTES DE LA CIENCIA. La cultura aimará, que se desarrolla en los andes bolivianos piensa que la madre tierra debe proveer al ser humano de todo cuanto necesita. ¿Es esta concepción, acaso una reminisencia de la mentalidad propia de los recolectores de frutos? Algunos ancianos esperan pacientemente su socorro y llegan a morir en esa espera. Sin embargo no están en el error. La madre tierra lo hace. Solamente que el ser humano recibe muchas especies de recursos que tienen que ser transformados para que le sean verdaderamente útiles. La compleja vida moderna lo exige así. Si siguiéramos viviendo tan simplemente como lo hacían nuestros más primitivos antepasados el planeta sería capaz de sostener solamente una fracción de los más de seis mil millones de pobladores que tiene el planeta en la actualidad, aunque podrían vivir, seguramente de la recolección de frutos, de la caza y la pesca solamente. 184 El reto del presente para el Hombre es más complejo todavía Su industria de transformación debe estar en condiciones de cerrar, por completo el ciclo de la economía humana sin deteriorar sustancialmente las condiciones de su medio ambiente. Ello le exige ampliar su atención, su consciencia, a lo que le ocurre a otras especies que pueden brindarle su invaluable apoyo en el logro de objetivos que son por fuerza de interés común. Ello nos lleva a considerar lo que ocurre, no solamente a otras especies, sino, dentro de la nuestra a poblaciones enteras de seres humanos que representan un recurso inmenso para la sociedad humana y que nunca hemos pensado en aprovechar de manera eficiente. La Historia señala varios momentos de crisis en culturas prósperas que pueden ser causadas por pérdidas sustanciales de la base de población. América perdió en sus primeros diez años de conquista y colonización española dos tercios de su población. Ello se debe, no solamente al maltrato de los aborígenes por los peninsulares, sino en mayor medida a enfermedades como la viruela, desconocida antes en América pero transmitida por la población europea. Ello obligó a la administración colonial a pensar en traer población negra africana, dada su mayor resistencia al medio tropical. Con ellos se importó otro germen más nefasto todavía, el de la fiebre amarilla, que ayudo, más todavía, a completar la despoblación de las tierras ardientes de nuestro continente, las cuales fueron poco a poco colonizadas, como lo atestigua la experiencia colombiana, trabajosamente y con grandes bajas en vidas, por el campesino negro, mulato, mestizo y europeo apenas a mediados del siglo XIX. En su éxito, muy particularmente a finales del siglo XX, ha contribuido sustancialmente la medicina con el desarrollo de procedimientos eficaces en el control de dolencias y patologías como la malaria, la fiebre amarilla, el parasitismo, cuando no en la erradicación de enfermedades, como son los casos del sarampión y la viruela La incursión de la administración científica en el campo de la evaluación y manejo del recurso humano y su integración a otros recursos naturales para el mejor aprovechamiento de las ofertas de los diferentes hábitats, con esa mira, es todavía algo novedoso. A 185 principios del siglo XX Federico Taylor realizó los primeros intentos de analizar el trabajo industrial para racionalizar el pago de salarios. Su trabajo dio origen a un vasto movimiento técnico, que condujo al desarrollo de nuevas disciplinas destinadas a optimizar el uso de los recursos disponibles por diversas empresas productivas, lo que ha permitido encontrar no pocas fallas y formas de despilfarro de recursos en la manera de operar de muchas empresas, ello orientado, básicamente, a mejorar los resultados financieros de las gestiones empresariales, lo cual va en beneficio expreso de sus propietarios. Ello puede ir en beneficio también de la Sociedad, pero no forzosamente. El conflicto clásico con los trabajadores de planta industriales, muestra cuán distante puede estar de sus intereses ese esfuerzo de racionalización, mal visto no pocas veces, porque ha llevado a revaluar ciertas costumbres en las relaciones laborales precariamente establecidas sobre la base de un pobre conocimiento de sus consecuencias, particularmente, con relación a la justa distribución de los frutos del trabajo. ¿Y qué ocurre si aquello que ha sido aplicado parcialmente, en beneficio de la gestión empresarial de los hombres de negocios se aplica al análisis de las sociedades humanas, en términos de la gestión y de manejo de sus líderes, en beneficio integral de los hombres que las componen? ¿Puede, desde este punto de vista, asumirse una noción de <<cultura>> que permita explicar el esfuerzo constante por alcanzar objetivos organizacionales adecuados a los altos desempeños en términos de alto rendimiento social? Lograr aquello implica la superación de inmensos escollos generados por las dificultades de todo tipo, a lo largo de la Historia, en las relaciones humanas. Quizás, el primer paso, sea eliminar el motivos más evidente de ese resultado: La Guerra, la Violencia, el intento de dominación del espíritu de otros hombres para asegurar la propia suerte. Esto último, el intento de dominación del espíritu humano para asegurar la propia suerte, ha conducido al esfuerzo de control del cuadro administrativo de las sociedades humanas. En Occidente, 186 en la Edad Media, la nobleza asumió la tarea del Estado como una empresa propia. El patrimonio social no lo era sino de la autoridad monárquica quien lo manejaba todo como cosa propia. En la república la confrontación política por el Poder ha conducido a la posesión del mismo asumiendo los partidos el derecho a imponer la hegemonía de su pensamiento e ideología en la dirección del rumbo de la Sociedad, como consecuencia de la victoria electoral de las mayorías, como expresión de “voluntad popular”. ¿Pero qué efecto tienen las expectativas de cada persona en el conjunto de la vida social? La planificación científica de las relaciones del cuadro administrativo con las personas y de las personas entre sí, sin considerar el conjunto de caracteres que convergen en un momento dado en la vida social, no pasaría de ser un imaginativo plan de sueños, tal vez de utopías más o menos realista por realizar, por no decir que un imposible. En el mundo de hoy, de las personalidades más diversas y contradictorias imaginables, la concurrencia en la vida social produce los más discímiles resultados, desde las mayores satisfacciones hasta profundas heridas que afectan las buenas relaciones humanas. Caracteres como la astucia, la belicosidad, la arrogancia, el egoísmo, la hipocresía, la codicia, la intransigencia, la intolerancia, la ambición, la laboriosidad, el ahorro, el perfeccionismo, la humildad, la credulidad, la fidelidad, entre muchos cientos de actitudes posibles, mezclados indiscriminadamente en un medio social sin la menor orientación, sin la menor consciencia de las respuestas que pueden esperarse de los demás, solamente conducen a resultados anárquicos a todos los niveles sociales, desde las relaciones de pareja hasta las relaciones de vecindad y ciudadanía. La experiencia de una globalización indiscriminada ya la hemos tenido en las grandes ciudades con su población cosmopolita masificada. Aquí es donde resultan evidentes el valor de la misión pedagógica que cumplen las religiones en las diferentes culturas, la urgencia de la educación para cambiar la manera de ser, y hacer aptas a las personas para vidas sociales específicas, y la importancia de una diplomacia capaz de hacer coherentes esas vidas, y como 187 consecuencia de todo ello, el desarrollo, entre muchas otras cosas, de formas peculiares, diferentes, de especialización en trabajo. Hoy, el conocimiento antropológico de nuestras raíces, parece mostrar cómo la personalidad de nuestros antepasados fue labrada por la Naturaleza misma. La Cultura, asumida como el resultado fortuito de su “presión” es el producto, fundamentalmente, de la conjugación de factores externos al Hombre y de su genio creativo aplicado a las diferentes soluciones de sus problemas vitales. El caso de las lecciones de moral del “catecismo católico romano” cuando menciona los “siete pecados capitales” y sugiere con qué virtudes combatirlos, plantea un sentido más avanzado de cultura: “Contra soberbia humildad, contra avaricia largueza, contra lujuria castidad, contra ira paciencia, contra gula templanza, contra envidia caridad y contra pereza diligencia” según se ve en el Catecismo Astete. Intenta algo homólogo al cultivo de plantas que abre en la agricultura un horizonte revolucionario para los pueblos nómadas y simplemente recolectores de frutos silvestres, lo que aseguraría por miles de años la vida de muchas de las estirpes del Hommo Sapiens. Es un intento por buscar la armonía en las relaciones humanas, es buscar una “conversión” de la personalidad humana de tal manera que sea posible construir una nueva relación social en que las personalidades de las partes encajen. Ello puede hacer que tenga más probabilidades de permanecer, realizando en la especie humana avances sustanciales en la capitalización y aprovechamiento positivo de las oportunidades de encuentro interhumano en nuestra propia vía de la Evolución del Mundo, que no es otra cosa que el camino evolutivo de la Cultura. En ese proceso evolutivo, en cada una de sus etapas, el primer paso es ser consciente de la meta común, dentro de la cual han de tener cabida las metas de las personas, en los diversos aspectos de la vida cotidiana; el segundo paso debería ser la elección del camino a seguir, según la disponibilidad de los recursos científicos y técnicos, físicos, según las consideraciones legales y éticas que es preciso tener en cuenta, dentro de la condición de una vida común llevada con armonía; el tercer paso es transitarlo. Y para que la vida de un organismo social pueda ser viable, se requiere que sus 188 órganos de dirección funcionen con la necesaria eficacia para mantenerlo en equilibrio dentro de los cambios que genera su evolución cultural. Y podría decirse, sin ninguna duda, que ese, si no es el único camino posible, sería el camino más viable e inmediato: Hacer que las instituciones sociales, principalmente las que cumplen la misión de <cuadro administrativo> cumplan efectivamente su misión social. Si queremos ser conscientes del camino a seguir, debemos entender primero algo que para muchos es muy difícil: Nuestro conocimiento del mundo real es indirecto. Nuestros sentidos no nos dan una percepción inmediata de él. Nuestro conocimiento es expresado en caracteres simbólicos, luego de un proceso interpretativo que se da en nuestra mente, que dejan una huella de la Realidad en nuestra consciencia, que no es otra cosa que la <idea que tenemos del mundo real>. La preocupación de la gente pensante y con responsabilidades en nuestro medio, una nación que no se cuenta dentro del grupo de aquellas que se consideran líderes en el proceso de globalización económica, como es Colombia, ronda alrededor del problema de hacer competitivos a sus dirigentes y a sus organizaciones empresariales. Estos hacen sus movidas estratégicas buscando no perder sus opciones de supervivencia y en todas partes se percibe el frenesí del esfuerzo del acondicionamiento: Cierres estratégicos, fusiones, alianzas estratégicas, ventas y compras estratégicas Pero en el transfondo de todo ese movimiento se percibe algo que puede significar el principio de un conflicto de grandes proporciones que enfrentará al Mundo, que abarca no solo el aspecto económico sino, incluso valores mucho más amplios, como son los valores ideológicos y religiosos, que se expresan en caracteres simbólicos que no son universalmente comprendidos. Ese conflicto se ahonda porque quienes creen tener la sartén por el mango se mueven para librar su batalla en un frente de dimensiones culturales amplio, y los tentáculos de su organización de dominio se mueven, generalmente, sin que su movimiento sea muy notorio, en todo ese ámbito, con el fin de tomar, de hecho, posiciones estratégicamente ventajosas y hacer factible una solución “negociada” en el terreno planteado por ellos y en sus propios términos. 189 ¿Y cómo se va haciendo posible esa alternativa de dominación política y estratégica? Como se ha dado en Colombia, uno de los medios es la transferencia de las lealtades que la gente preparada en las escuelas financieras, y en las tecnologías actuales, que los propietarios y los dirigentes empresariales y otros líderes profesaban hacia la patria, hacia sus antiguas comunidades de origen, para que se oriente ahora hacia el de empresas foráneas ya dominadas que ofrezcan seguras fuentes de empleo y magnífica remuneración, opciones de promoción incluso por fuera del país, que, en el proceso de reorganización actual, se orientan generalmente por directivas que provienen de fuera del ámbito de las autoridades nacionales nuestras, y que obedecen a intereses, a menudo extraños a los nuestros. En nuestro país, la escasez de medios organizacionales propios, cuyo dominio hemos perdido en virtud de la globalización, ese proceso tiene su asidero, en la solución inmediata que le ofrece a la precaria economía nacional la inversión extranjera masiva, mediante un nuevo equilibrio económico, cuya solidez no reside en nuestro territorio, sino en que nuestros estímulos logren los efectos esperados en aquellos inversionistas extranjeros, opción que está ofreciendo, al lado de las políticas militares de control militar del Estado, la oportunidades singulares de enfrentar el desarraigo y el desplazamiento forzado de las poblaciones campesinas de sus respectivas comunidades, de reducir la marea de gentes angustiadas que recargan las ciudades con vasta y heterogénea población, con demandas muy difíciles de resolver, sin contar con el lamentable abandono de la niñez y su inadecuada educación tradicionales entre nosotros, todo ello caracterizado por la clase y la brutalidad de la Violencia que ha sufrido el pueblo colombiano en sus doscientos años de vida independiente. Nadie puede negar que aquel fenómeno, no muy entendido por la gente del común, no es otra cosa que una consecuencia de la política de guerra adoptada por las directivas de los partidos políticos operantes, antaño, y por no pocos movimientos subversivos y bandas criminales poderosos que hacen de las suyas entre nosotros. 190 Otro de los medios de dominación extranjera es la siembra del desconcierto religioso mediante la penetración religiosa de iglesias extrañas a nuestra tradición popular, como si el carácter se pudiera cambiar como se cambia uno de ropa, mediante la siembra de otras expectativas de carácter religioso, de lo cual solamente se habla de manera reservada. En el país ya se han constituido movimientos religiosos de este origen con interés de intervenir en política. Dicha penetración se ha logrado sobre la base de grandes inversiones de magnates extranjeros destinada a “sembrar” la división de las iniciativas populares en función de la ideología religiosa, aprovechándose de nuestras carencias institucionales y de la falta de consciencia de nuestras dirigencias civil y religiosa acerca de los alcances de esa misión. Los riesgos de que ese conflicto se transforme en una cruenta confrontación violenta son muy altos, máximo que está enmarcado en un conflicto religioso que data de, por lo menos, cuatrocientos años, que conmovió los cimientos de la sociedad europea, aunque, como algo religioso, se supondría que se va “desvaneciendo” hasta perder totalmente su significado estratégico- político en la sociedad “secularizada” moderna. Este momento se da un movimiento estratégico, en todo el mundo, en la búsqueda de mayor estabilidad económica social y política, de todas las gentes que pueden hacerlo, de sociedades, de empresas productivas, de naciones en el Mundo, que favorece a las potencias capitalistas, al beneficiarse, paradojicamente, de la desestabilización económica social y política producida por la actividad de los movimientos revolucionarios marxistas durante todo el siglo XX, de la evidente ignorancia de nuestro pueblo respecto de los alcances de la política económica internacional de los poderes económicos que la producen y de la incapacidad de nuestra dirigencia en ver y en enfrentar eficazmente el problema. Obviamente la tarea de corregir el efecto de aquellos gigantescos desajustes en nuestra vida cotidiana y en las de las otras naciones del Orbe es colosal. Pero, sin duda, es una tarea que ha de 191 comprometer a todas ellas, y requiere el respaldo de todas las distintas disciplinas humanas, del conocimiento más fiel de la Realidad en que la Humanidad se mueve, de los retos en el cambio de la conducta humana, en lo que a su capacidad reflexiva, a su capacidad de discernimiento de su consciencia, les toca jugar como papel clave. Particularmente el reto tendrá que ser definido, materialmente al menos, en términos científicos y le tocará hacerlo, sin complejos ni limitaciones irracionales a los científicos, a los técnicos, a los ingenieros, dentro de las más amplias consideraciones culturales, para lo cual están especialmente capacitados y respaldados por sus métodos rigurosos de estudio y experimentación, por el valor documental de su acervo de conocimientos. Además, el avance del pensamiento científico supera en doscientos o trescientos años los postulados sobre los que se asientan las consideraciones más avanzadas de la técnica económica y de los intereses que pretenden regular la economía global de la Tierra. Y eso no da mucho tiempo de espera, porque en el mundo entero hay intereses demasiado poderosos como para desear encender cuanto antes la mecha capaz de una conflagración armada de proporciones planetarias. 4.2.3 LA VISIÓN DEL CONFLICTO. En países como el nuestro, se ven, síntomas de un problema de fondo que afecta a la sociedad colombiana, como un todo, en su desempeño como sociedad autónoma, independiente, sostenible, enfrentándola en “competencia salvaje” a una estructura económica internacional, de corte totalitario, interesada en disponer, como en todo el mundo ocurre, del control estratégico de todas las economías nacionales en beneficio de quienes dicen liderarla. En Colombia, particularmente, el riesgo de que el Estado no esté en capacidad de superar las exigencias de su defensa frente al desafío de la subversión marxista – leninista, con su política de guerra psicológica destinada a su primer esfuerzo de control sobre la población civil, es mucho mayor, en esas 192 circunstancias. La descomposición social generada, además, es un aliado de la ofensiva que, por otro lado emprende el Crimen con el comercio de estupefacientes y otros negocios ilícitos, que, sin enfocarse en el interés del poder para su beneficio, al estilo de la revolución marxista – leninista, sí lo hace para consolidar sus imperios económicos al estilo de los intereses que promueven la globalización económica. Las consecuencias de las acciones encaminadas a lograr ese control son una amenaza para el sostenimiento de un nivel de vida humano general digno. El dramático ascenso de los niveles de pobreza en Colombia durante los últimos diez años da un testimonio claro de esas amenazas. Las opciones frente a la situación de las autoridades en las naciones de la Tierra que no pertenecen al club de los poderosos pueden sintetizarse en tres: Una, “entregarse” y obrar según las pautas “recomendadas” por los poderes económicos internacionales para hacer “menos dura” la operación de dominio, caso en el cual tendríamos que asistir impasibles a las consecuencias que se deriven del acto. Dos, resistir y oponer a la presión y al “convencimiento” que esperan lograr en la población, por medio de su esfuerzo promocional a través de los medios de comunicación de que ya disponen, la acción decisiva de pueblos organizados, en función de la supervivencia de su propias cultura Tres, en el caso más extremo, el cierre de la economía al exterior, la resistencia total, incluso armada, destinada a alcanzar el control estratégico de su propia vida, sea cual fuere la expectativa de quienes pretenden dominarlos. Los síntomas mencionados tienen un elocuente valor testimonial; puede cada uno, por sí solo, capaz de mostrar la degradación institucional de lo que había sido construido en Colombia en un siglo con gran trabajo, y permiten ver profundamente, cómo se ha afectado la vida cotidiana del pueblo colombiano en ese tiempo, su autonomía en el tema económico, y el poder efectivo de las 193 autoridades colombianas para controlar el destino del país. Ellos son: 1- La desaparición de gran parte de la infraestructura industrial autóctona luego de la “Apertura Económica” de l994, conseguida con grande esfuerzo social a partir de la llegada de la Revolución industrial a nuestro país a principios del siglo XX. 2- La compra de la organización financiera, de la estructura de distribución al menudeo y de grandes empresas productivas y de transporte por parte de grandes empresas extranjeras, como parte del ajuste de nuestros empresarios para “diversificar” la ubicación de parte de su patrimonio (para repatriarlo) y enfrentar la competencia que engendrará la globalización económica. 3- La repatriación masiva del ahorro de los colombianos destinados a inversiones “más seguras” en el exterior y a reforzar la fortaleza competitiva de las organizaciones productivas externas, en contra de las nuestras; ello hará que las nuestras tengan que financiarse con medios intermediados por intereses extranjeros o con capitales flotantes muy inestables. 4- La globalización, bajo iniciativa foránea, producirá una especialización del trabajo, para nuestro país, que ha de obedecer a intereses extraños. Este momento, como ejemplo, frente al cierre y compra de nuestras empresas, vemos florecer, por un lado, la industria foránea de las telecomunicaciones y de la informática, que permite consolidar día a día su control y por otro lado, actividades de dudoso valor humano como el narcotráfico, la prostitución, la pornografía, el juego, etc. 5- La centralización de las funciones de las sedes decisorias de las instituciones financieras privadas en la capital del país, de las direcciones de las grandes compañías comerciales, de los gremios, lo significa un <<alejamiento>> del cliente que podría servirse de ellas, en un país de regiones muy diversas. Ello consulta más el interés de las instituciones y su vinculación global que las necesidades de la demanda de sus servicios en la población. 194 6- La exagerada dependencia de la economía nacional de la economía globalizada (empresa privada y empresa oficial extranjera), fuera de todo control nacional nuestro, ello ha producido y producirá una depauperación general de la población y la pérdida progresiva, en amplios sectores, de su conocimiento industrial, de su poder de compra relativo. Esa realidad, a medida que se recrudezca, enfrentará a los sectores de población organizados, con empleo y en plan de “trepar” por la pirámide ocupacional internacional, integrados al sistema económico de producción y consumo masivos, dueños de un buen poder de compra asegurado, con medios de expresión, de información y de educación a su alcance, dueños de todas las opciones de demanda local de servicios, como seguros, seguridad social de alta calidad, con los otros sectores de población marginada o no, independientes con escasos medios de ocupación y subsistencia, con mercados inseguros y a veces deprimidos por la miseria, sin apoyo logístico, financiero o de seguridad social. La consecuencia es que se parte en dos sectores el país: Uno que se repliega poco a poco sobre sí mismo, sin el menor sentido de solidaridad social, con una visión restringida, afectada únicamente por sus fines utilitarios y el espíritu de lucro, constituido por grandes instituciones, manejadas por gente generalmente de la alta sociedad, y todo el conjunto de asesores profesionales de “alto nivel y desempeño” con currículum alto y títulos sobresalientes, bien conectada y bien capacitada en su oficio, que componen una estructura orgánica autosuficiente frente al resto del país, pero de escasa iniciativa frente a sus nuevos amos, todo ello en virtud de sus derechos reconocidos de propiedad y del buen manejo de sus acreencias, dueño de la iniciativa empresarial – productiva financiera y estratégica; inserto lo mejor que puede en la estructura financiera – industrial que se teje poco a poco en el Mundo con el proceso de “globalización” puesto hoy en marcha por sus promotores, con los órganos institucionales que puede permitirse, según su iniciativa y que le exige su funcionamiento; se mueve necesariamente en los 195 términos “éticos” y operacionales impuestos principalmente por las autoridades financieras locales, bien sujetas al control financiero de los poderes centrales foráneos en una suerte de conveniencia mutua, de hecho, iniciada desde los tiempos de las financiaciones negociadas de los programas de desarrollo, al nivel estatal, durante el siglo XX, que comprometieron seriamente el manejo público de nuestro país al pago de su deuda externa, mal contratada y mal invertida; además del intercambio comercial clásico; intercambia fundamentalmente oportunidades de inversión “seguras”, que sirven de atractor, para fuentes de trabajo; capitales frescos, y crédito financiero, con una dinámica tal, que satisfaga las expectativas de crecimiento de las economías más fuertes. Está poniendo en marcha la constitución de la <<nueva sociedad urbana>>, dirigida por una “clase media” dependiente, y construida, aunque parezca muy atrevida la afirmación, en el marco de una ideología extraña a la tradicional nuestra, indudablemente de corte religioso - calvinista, reñido con el eje católico – romano que, supuestamente, debió “regir” el orden de la vida en nuestra cultura tradicional, y cerrado, como es costumbre en toda ideología política o religiosa fundamentalistas, a otras consideraciones distintas de las suyas. El otro sector, con mayoría numérica, está compuesto por el conjunto de comunidades campesinas y de vecindad “urbana” congregadas en barrios marginados, indigentes, conjuntos de gentes desplazadas por la Violencia, artesanos, profesionales independientes, pequeños y medianos empresarios independientes, cooperativas e instituciones solidarias de alto compromiso social etc., víctimas del viejo abandono del Estado y la “Sociedad” en todos los aspectos de la vida, fundamentalmente en su educación y en su articulación étnica, social, económica y política, viviendo angustiosamente de una economía destruida por la Guerra y la Violencia, dirigida al aprovechamiento de oportunidades volátiles, misérrimas, que caen lenta pero inexorablemente en manos más codiciosas, como es el caso de ciudades como Medellín; el aparcamiento de vehículos en los espacios públicos se ha vuelto un monopolio de empresas organizadas por políticos, cuyos propietarios tienen influencias y 196 pueden contratar con la municipalidad su aprovechamiento económico, en abierta competencia con la oferta de pequeños “cuidanderos” que han invadido los espacios públicos en busca de un magro e insuficiente ingreso, con un trabajo mal pagado, poco reconocido, que coloca a los jóvenes que aspiran a un futuro menos incierto frente al incentivo de las ofertas del Crimen organizado, inconscientes de los riesgos que enfrentan o sometidos a las condiciones de una vida corta “vivida intensamente”; liderado formado, educado, de manera fragmentaria, incoherente, negligente y por métodos que hace rato están divorciados de los retos del mundo actual, del lenguaje moderno, de la realidad objetiva, por instituciones que no han hecho mucho esfuerzo en su actualización; atacado cruelmente por movimientos armados interesados en desestabilizarle, generar escepticismo en él, generarle problemas económicos y de manejo a los sector dirigentes. ¿Y qué opción le queda a este último sectores de población, que no sea eventualmente alimentar la delincuencia, el terrorismo internacional la revuelta armada o la muerte por inanición? Colombia ha tenido una experiencia, quizás no repetida por país moderno alguno, sobre lo que significa en resultados, oponer a la Guerra, a la Violencia, sus propios métodos, tal vez más “eficaces” de Guerra y Violencia. No otra cosa son las irregulares “Autodefensas Unidas de Colombia”, infortunada solución proveniente de la “iniciativa privada”, frente la acción indolente del Estado, y junto, con la guerrilla marxista, origen de la peor corrupción que haya azotado a la sociedad colombiana en toda su historia. Nosotros hemos aprendido a “rotular” a nuestros “enemigos” con epítetos que pretenden describirlos “objetivamente” como son, para señalarlos, aislarlos y combatirlos con la esperanza de dominar la situación. Así hablamos de los “terroristas”, de los “narcotraficantes”, de los “milicianos”, de los sicarios o asesinos a sueldo, etc., para encontrarnos con una génesis de lo antisocial, que surge y se desarrolla en circunstancias que le niegan al ser humano otras opciones de vida. A esa realidad nos conduce la 197 idea de las autoridades legítimas de ejercer el control estratégico de la sociedad en general por métodos intimidatorios buscando una sincera postura de acatamiento de la Ley por parte del ciudadano que no siempre se da, y que sólo se da cuando el ciudadano es consciente de su conveniencia, algo inusual, entre nosotros, en la política en términos locales. Ello está lejos de la búsqueda de la solución pedagógica para el desarrollo armónico del carácter de la gente, mediante la educación, de suerte que le permita adaptarse a la vida en sociedad, en libertad pero con responsabilidad. En concreto, hay muchas cosas qué hacer. Nunca más que ahora es necesaria la presencia de un <<cuadro administrativo>> de la Sociedad, de un Estado eficaz para nuestra sociedad con plena consciencia del desafío histórico que le corresponde. Nunca ha sido más necesaria su labor, entre otras cosas, hacer menos irracional, respecto de sus fines que le son propios, a la acción económica, social y política de la Nación . Ello iría, inmediatamente, en beneficio global de nuestro país, de la Humanidad. Entre otras opciones, en política interna, queda la opción de fortalecer la estructura comunitaria, la solidaridad social, el trabajo honesto, el esfuerzo propio, el ahorro, el compromiso ciudadano con su país, con su patria chica, con su familia, con sus vecinos, con sus colegas, con sus compañeros de trabajo, etc., para adaptarlo mejor a sus responsabilidades sociales, para hacerlo más competente al enfrentar la miseria, la dominación extranjera, el acoso psicológico, que regularmente se da en los términos más viles, más crueles, más indignos, generalmente a través de medios de comunicaciones, información y propaganda que se halla más allá de todo control ciudadano. Resumiendo, una solución para mantenernos como sociedad sostenible, debería darnos la opción de: 1- Formar, partiendo de los principios del esfuerzo propio y la ayuda mutua, una oferta de bienes y servicios de alcance local de carácter cooperativo, destinado a mejorar y sostener el 198 mejoramiento en el cubrimiento de la mayoría de los requerimientos básicos de la población asociada, y luego total. 2- Apoyar con seguros, logística, financieramente, de seguridad, y con una seguridad social de alto compromiso, el trabajo productivo de las diferentes comunidades que haga sostenible las ofertas y las fuentes de empleo locales. 3- Reforzar con educación adecuada al desarrollo de altas virtudes de convivencia social y humana, instituciones de gran beneficio social interno, como la Familia, las cooperativas productivas, de seguridad social, etc. 4- Desarrollar las destrezas de trabajo de la población mediante la formación en actividades artesanales, con el fin de desarrollar una nueva y competitiva base industrial, comercial y de servicios al nivel nacional. 5- Institucionalizar la especialización del trabajo social en empresas productivas de sectores que puedan ser competitivos al nivel internacional. 6- Establecer amplios programas de formación en la solidaridad social, de manera que puedan ponerse en práctica normas éticas de defensa de las comunidades frente a la posible competencia desleal entre ellas mismas o frente a la de las grandes empresas internacionales. 7- Desarrollar una base de datos actuarial para la evaluación de los distintos riesgos en el área productiva, para la seguridad social, para las finanzas, para los seguros de todo tipo. Establecer sobre esta base los costos de la solidaridad social, en particular en esas áreas. 8- Desestimular la explotación abusiva del ser humano. Prevenir el control estratégico de las actividades cotidianas ciudadanas por parte de las grandes organizaciones internacionales y del crimen organizado. 9- Estimular el trabajo honesto, responsable, solidario, el ahorro, prevenir el derroche, los gastos suntuarios, las obras inútiles. 10- Movilizar la fuerza de trabajo nacional en la realización de grandes proyectos de desarrollo de interés general. 11- Desarrollar nuevas políticas de poblamiento, de aprovechamiento de los recursos naturales y humanos en las regiones de fronteras naturales. Montar una estrategia 199 destinada a evitar la destrucción de los recursos naturales y la explotación de las poblaciones nativas en las fronteras naturales por parte de bandas armadas como se da hoy en la amazonía. 12- Avanzar en alianzas estratégicas con otras naciones sometidas a los mismos riesgos que la nuestra, con el fin de aunar esfuerzos en pro de la supervivencia de sus pueblos. 13- Lograr la aclimatación en los medios sociales interno y externo, lograr, en esos mismos medios, el reconocimiento, la legitimidad y la aceptación de las instituciones activas en la protección de la vida ciudadana, tanto públicas como privadas, y sus objetivos, particularmente del Estado y sus actividades de apoyo ciudadano. 14- Establecer las bases institucionales para el control efectivo de parte del ciudadano, de las diferentes estructuras sociales, encargadas de prestarle sus servicios, en vez de servirse, de alguna manera, de él. 15- Desarrollar, por canales institucionales bien establecidos, las actividades complementarias de una cultura integral del Hombre, simplificada tan inadmisiblemente y reducida a su simple “corteza económica y técnica”, como ha sucedido en virtud de la ética calvinista, que regula a la sociedad burguesa, negándole el pleno desarrollo de su naturaleza, de su condición humana íntegra, limitándolo, condicionándolo físicamente sólo a opciones vitales que le conviene a sus dominadores y amputándole su alma, su espíritu y toda proyección de él en la constitución de una humanidad en la plenitud de su totalidad natural. La solución práctica del problema del funcionamiento de un cuadro administrativo eficaz y eficiente para la Sociedad, ha dejado de ser un asunto solamente de los gerentes de empresa, de los estadistas, de los filósofos, de los poetas, de los pensadores, para ser un asunto de los científicos, de los técnicos, de los ingenieros, sin dejar de ser de los diferentes pueblos de la Tierra, de sus diferentes culturas. 200 Es innegable el papel de lo que llamamos la Religión en el desarrollo de las diferentes culturas de la Tierra, lo mismo que de sus clases sacerdotales y, eventualmente de sus cuadros administrativos que les siguieron, conformados, además, por las dinastías reales y la nobleza, los caudillos militares, etc., protagonistas principales de sus historias particulares. Sin excepción de la nuestra, la postura religiosa formaba parte integral de la visión general e integral de la comunidad de su propio mundo. Ello es una condición de la realidad humana, a pesar de lo que se opina en los medios sociales de esta sociedad secularizada de hoy, y de lo que quisieran muchos escépticos poco familiarizados con la Cultura. En aquellos contextos culturales diversos y ampliamente afectados por una visión mítica de las condiciones del hábitat y del medio humano que los rodeaban, es de entender el valor humano de caracteres de la personalidad, que los enfocaba, según era entendido, en el reconocimiento y la lealtad a poderes cósmicos superiores y sus designios, desarrollados como un medio de acceso a una razonable manipulación del Medio, con el fin de alcanzar el éxito en la lucha por la vida. La astucia, además, la constancia, la belicosidad, indudablemente, pero principalmente la complacencia de los “deseos” de sus deidades cósmicas, sirvieron para encausar muchas energías humanas hacia el logro aquellos propósitos. En el siglo pasado se desvela el testimonio de una sociedad humana que logra en América niveles de desarrollo cultural superiores a sus contemporáneas coterráneas, habiendo alcanzado en su arte “alturas estéticas jamás igualadas por ningún otro pueblo de la América precolombina”: Se trata de la sociedad maya del Viejo Imperio ubicada en la península de Yucatán entre los años 317 y 987 de nuestra Era. La fuente documental es esencialmente arqueológica y fechada por los procedimientos técnicos propios de esta disciplina científica (Sylvanus G. Morley. La Civilización Maya. Fondo de Cultura Económica. México l961. P 68). 201 Formada por varias ciudades estados políticamente independientes, a la manera de las viejas ciudades griegas, y protegida por sus fronteras naturales que frenan toda invasión extranjera, su clase sacerdotal desarrolla las matemáticas y la observación astronómica en su afán de establecer el ciclo anual del cultivo del maíz, producto básico en la alimentación de ese pueblo, en el plan de apoyar al campesino en su tarea productiva. La Ciudad de Copán era el centro científico del Viejo Imperio. En el fechado inicial se ha tomado como principio del proceso cultural los primeros testimonios esculturales en piedra, aunque se sabe que mucho antes esculpían en madera, que obviamente, desaparecen o no tienen tanta duración. Lo que nosotros llamamos <<Religión>>, era en nuestros pueblos raizales de origen indoeuropeo, un tema cotidiano popular no identificado como tal. Se aprecia, entre otras cosas, en su culto, un lenguaje simbólico típico, entre los pueblos del Cercano Oriente en que se expresan las relaciones humanas de las tribus y clanes con los dioses que pueblan su Cosmos, según éste tiene focos diversos de interés según los aspectos de interés popular de las diversas formas de vida cotidiana. Entre esas relaciones figura la relación, desde épocas muy primitivas (entre el año 7.000 y el año 3.500 antes de Cristo), entre las figuras regias, primero femeninas y luego masculinas, entre los dioses y estas, como sus representantes en la Tierra, sus intermediarios en la relación de las naciones con sus dioses. En el desarrollo de las sociedades occidentales, puede verse cómo esa imagen de los reyes cambia, cómo se establece un nuevo principio de soberanía popular, a la que están sujetos los reyes, para llegar, en el presente a la adopción de explicaciones científicas, principalmente de carácter funcional, para los principios de la Autoridad dentro de las grandes organizaciones operativas, aplicadas, en especial, a la industria productiva, al comercio, el Estado, etc. Esos enfoques no son contradictorios en sí mismos, pero muestran cómo es preciso abordar una conciliación de pensamientos, destinada a hacer más coherencia entre el ser 202 humano actual y el destino que pueda forjarse para sí mismo, sea la que fuere su propia cultura. Esas conciliaciones apenas las estamos aprendiendo a concretar hoy, que hemos descubierto con Casirer el carácter simbólico de la cultura humana. Y como consecuencia, que tenemos que encontrar las coincidencias, en el sentido de los caracteres simbólicos aplicados en el registro de la experiencia histórica y en la expresión del pensamiento humano. Los cambios en nuestra cultura occidental se dan como consecuencia del colapso de los viejos órdenes en Europa Occidental. El hundimiento del orden medieval al colapsar el imperio español en el siglo XVII, el advenimiento del monopolio de poderes nuevos en el Mundo como el de Inglaterra, determinan en la Sociedad Occidental el imperio de valores humanos nuevos que buscan su realización a través de nuevas y diferentes concepciones acerca del Hombre. Aquella situación se presenta, quizás, como consecuencia del rompimiento definitivo de la unidad en lo que podríamos llamar el “cuadro administrativo” de la sociedad occidental, cuya unidad empieza a resquebrajarse en el Renacimiento, que es fundamentalmente un movimiento de reivindicación del Hombre frente a la vida represiva de la Sociedad Medieval, y termina en el rompimiento del eje religioso, que produce, en consecuencia, el movimiento protestante. Esos cambios se dan en medio de la incertidumbre política, y una guerra religiosa que produce inmensos movimientos migratorios a Norteamérica, donde se ubican sendas colonias europeas que huyen de la persecución religiosa. Allí se hacen fuertes y logran, con éxito evadir los efectos de la inestabilidad política que conmueve a Europa. Mientras tanto, ya a finales del siglo XVIII gran parte de esas colonias logran emanciparse de los poderes dominantes europeos, lo que ha sido considerado una verdadera revolución social, se cuaja la Revolución política en Francia, y empieza la Revolución Industrial en Inglaterra, haciendo, aparentemente, más crítico el caos general. 203 De ese caos surge la figura de Napoleón que logra unificar bajo su bandera a casi toda Europa, y también produce la escalada de guerras de emancipación americanas de los regímenes inglés y español, particularmente. Sólo el territorio del Brasil se libra de semejante remezón. A mediados del siglo XIX los atropellos de la clase obrera en Inglaterra durante la Revolución Industrial provoca el surgimiento de la consciencia de una nueva clase social, de la clase obrera, destinada a la provocación de profundos y cruentos conflictos sociales en el mundo entero, a generalizar grandes movimientos revolucionarios que logran, en un momento del siglo XX el control de más de la mitad de la población mundial. Antes de ese movimiento caótico, surge en la América Española, durante el siglo XVI en tiempos del Imperio español, una controversia de dimensión universal, que pone en entredicho el derecho de Europa, alegado por muchos juristas europeos, a conquistar y a tratar a los pueblos americanos, no como súbditos de la Metrópoli sino como pueblos conquistados. Esa controversia se resuelve a favor de los pueblos americanos, pero esa resolución es desconocida, en la práctica, por la sociedad feudal establecida por los europeos venidos allende el mar. Allí nace el Derecho de Gentes, que bien pudo ser el principio regulador de las relaciones internacionales pacíficas entre los pueblos de la actualidad, pero aunque representa un patrimonio humano universal invaluable, yace enterrado en el olvido, gracias a la forma como los imperios europeos capitalizan sus victorias y a su evolución, cuyo modo de acción política dura hasta la actualidad. Por debajo de una superestructura de poderes cuyo equilibrio está determinado, a veces precariamente, por la relación de poderíos entre las pocas grandes potencias universales que quedan, apoyados en la más sofisticada industria de armamentos, que se pueda soñar, indudablemente nuestro Mundo Civilizado es una Torre de Babel. Pero una Torre de Babel en que la confusión se amplía y ahonda a medida que, por causa de las tensiones internas crece su enfermedad, se desequilibran las personalidades de la persona humana, donde quiera que se ubica socialmente: La 204 desintegración de su identidad: su esquizofrenia; su intolerancia y agresividad: su paranoia; la alteración del equilibrio en su juicio: la neurosis en todas sus manifestaciones. Los conflictos no se resuelven con la controversia y el debate, sino que se ahondan más con la Guerra, con la Violencia o con las amenazas de su ocurrencia, en un mundo que posee los medios para autoeliminarse varias veces, y en que, paradojicamente, los hombres generan los diferentes enfoques de la Vida originados, obviamente, en las formas simbólicas adoptadas en las diferentes culturas, siendo que, finalmente, son las culturas las depositarias y las que aportan los recursos que ha acuñado el ser humano para entender su mundo exterior, para expresar sus ideas y comunicarlas. Con ocasión de la Segunda Guerra Mundial, la experiencia destructora más pavorosa que ha vivido la Humanidad, hubo un acuerdo general para fundar la gran Organización de las Naciones Unidas. A medida que se han venido enfriando los “rescoldos” de aquel gran incendio, la ONU ha ido siendo dejada de lado. No se la toma en serio. En un viaje a las islas del Pacífico donde se libró la gran batalla de Midwey donde se encontraron los antiguos rivales de ambos bandos, el japonés y el norteamericano, todos grandes guerreros, grandes comandantes, ya entrados en años, siendo patrocinado por la conocida revista científica National Geographic, en un “mea culpa” compartido y de profundo sentimiento, hicieron un sentido homenaje a sus compañeros de armas caídos hace sesenta años e hicieron votos porque ese tipo de sucesos nunca vuelva a suceder. ¿Son tan insignificantes esas manifestaciones de viejos y aguerridos comandantes y almirantes, todos ellos ilustres guerreros, para que las autoridades de las naciones del Mundo no las tenga en cuenta? 4.3.0 ¿PODEMOS CONTAR CON EL APOYO DE LA CIENCIA EN EL ESFUERZO SERIO DE PRESCINDIR DE LA GUERRA? 205 La respuesta positiva de esa pregunta representa un reto para los científicos, los técnicos y los ingenieros, quienes con los médicos, los juristas, y quienes practican toda la gama, casi infinita, de disciplinas humanas que representan el saber humano de hoy, tienen una singular y formidable tarea en beneficio humano qué cumplir. Es un reto formidable para la Humanidad, desde el nivel individual de las personas hasta los organismos humanos de todos los niveles. 4.3.1 ALGUNAS CONSECUENCIAS DE LOS CAMBIOS EN EL COMPORTAMIENTO DE LA NATURTALEZA POR ACCIÓN DEL HOMBRE. Si aceptamos que el comportamiento de la Naturaleza es la respuesta rígida, “irracional”, tajante, inmediata, a la acción de una Humanidad que todavía no ha sabido asimilar el regalo de la evolución natural, y el sentido trascendental de su cultura, de su extraordinario cerebro con corteza racional, comportándose con la misma rigidez de la naturaleza animal, “tronco” en que está “injertada” su naturaleza humana, quizás podría mejorar nuestro “diálogo” con ella, tratar de entenderla mejor y reconocer mejor las opciones que le ofrece. Los cambios climáticos perjudiciales, por ejemplo, deberán ser considerados como consecuencias de pasos humanos que es preciso rectificar. El calentamiento global que sabemos, en parte, de dónde proviene, no ha generado lo peor. Por ahora son fuertes nevadas en algunas regiones del Planeta, calores infernales e incendios forestales espontáneos en otras, inundaciones en otras. Observamos que, si seguimos como vamos, los casquetes polares se van a derretir progresivamente; que las aguas del mar subirán de nivel y van a inundar importantes regiones productivas costeras. ¿Pero qué podemos esperar de la cantidad de agua que puede absorber la atmósfera recalentada? Cuáles serán los efectos del aumento de la nubosidad? Una atmósfera más caliente absorberá más agua. ¿Florecerán acaso muchos desiertos? ¿Y qué puede ocurrir con la población vegetal en otras regiones del 206 Mundo, particularmente con plantas de cultivo intenso ampliamente necesitadas de radiación solar, con regiones de bosque tropical, apenas ahora en proceso de colonización? ¿Qué ocurrirá con la salud humana en hábitats mucho más riguroso que el actual? Seguramente el hombre actual se aproxima a una situación que puede ser mucho más seria que la que enfrentaron a los pueblos pastores nómadas, antepasados nuestros, por ejemplo, en el Asia Central, y que dio origen a muchas de las costumbres que modelaron su carácter y como consecuencia, el nuestro, caso concreto, el espíritu guerrero. Ello obligará necesariamente a revisar la rigidez de instituciones como por ejemplo, la manera de operar el Estado, el uso del derecho de propiedad, el uso comunal de la tierra, la sedentaridad y el nomadismo como conceptos de fijación, de afincamiento en el hábitat, etc., que deberán ser según las exigencias concretas de ciertas costumbres, de las industrias, del Medio. En el Africa, en Mozambique, el control de las inundaciones del río Sambesi, por medio de grandes embalses tomó un giro inesperado: La pesca empezó a escasear y dejó de ser una fuente de recursos alimenticios confiables para la población ribereña; las estaciones de lluvia en que se inundaban y abonaban los terrenos, dejaron de producir su efecto vivificador. La población, acostumbrada a las migraciones estacionales a los territorios secos tras sus piezas de caza en el tiempo de lluvias vieron bajar dramáticamente su disponibilidad. Las plagas y las enfermedades tomaron una fuerza inusitada que fue casi imposible de neutralizar. Los cambios en el comportamiento del clima pueden modificar radicalmente los valores económicos estimados de la tierra con base en su aplicación y su productividad, los valores relativos de las diferentes industrias, de los diferentes fuentes de medios de vida. Afectará la vida sedentaria en muchos lugares, el tipo de los asentamientos humanos, incluso los mapas políticos de las naciones. Es posible que muchas economías dejarán de ser sostenibles y deberá cambiar radicalmente la organización productiva moderna de gran escala. Para todo eso y mucho más debe estar preparada la especie humana en lo sucesivo. 207 4.3.2 LA HERENCIA DE SU VIEJA CONDICIÓN ANIMAL Uno de los grandes problemas que tiene que ser superado es el tratamiento que le dan los hombres a su propio “territorio” y al “territorio” ajeno. Nuestro animal humano es profundamente territorial como lo son numerosas especies no sólo del territorio físico, geográfico, sino de los “territorios” propios que él mismo se ha forjado en otras dimensiones de la vida humana, como es la del Espíritu, ya negándose a sí mismo su consideración para afianzarse en los “terrenos” materiales que le conviene” o desconociéndoselos a otros para invalidar cualquier argumento en su defensa. Un “territorio” celosamente guardado por los hombres es el del propio fuero, el fuero de sus asociaciones, de su patrimonio material y cultural, de su conocimiento y experiencia. En sus relaciones con los demás, en el intercambio social el territorio propio juega un papel preponderante. Las expectativas en los resultados de los diferentes encuentros humanos están muy relacionadas con la experiencia en el trato de que es objeto el territorio de cada cual en su ejercicio vital. En la vida cotidiana ocurre, muy a menudo, la “invasión” del territorio ajeno. Esa invasión plantea en la consciencia del afectado el sentimiento de ser agredido. Ello conduce a la pérdida de la autoestima, al retraimiento, a los resentimientos, al rencor, al odio, al deseo de venganza, cuando no a la confrontación violenta, a la abierta acción defensiva. Esas invasiones pueden tener infinidad de formas además de las clásicas: Puede ser la del adulto que manosea, para su propio goce, los órganos sexuales de un menor; la del varón que requiere los servicios sexuales de una dama inocente o indefensa; la del ladrón que se apodera furtivamente del bien ajeno, la del cónyuge que dispone, de mano poderosa, de un bien común de la pareja para bien propio; la del funcionario público que se extralimita en 208 el ejercicio de sus atribuciones legales; la de los socios que se apoderan del patrimonio social de sus contrapartes; la de los particulares que usufructúan en beneficio propio el patrimonio público. A veces las invasiones se dan en situaciones confusas, en situaciones desesperadas, de manera fortuita, pueden ser producto de la improvisación, del descuido, sin que hubiese existido la intensión de hacerlo. Sin embargo otras veces se dan intencionadamente, a sabiendas del daño producido y aún, con intención de hacerlo, con engaños, con mentiras, con intimidación. Puede ser el producto de “serios” proyectos políticos. Es allí donde pone en marcha el germen de la violencia, donde se incuba el germen de la Guerra. En la sociedad humana del futuro se impone el respeto del fuerte para con el débil, del rico para con el pobre, del sabio para con el ignorante, el respeto por los mutuos derechos. Los unos van a tener que ser un recurso vital para los otros, y aquel comportamiento es algo recíproco. Más adelante veremos cómo en el pasado, por ejemplo la obra del Descubrimiento genera una empresa de tremenda improvisación, por no decir de inocente e insuficiente preparación, el desprecio del conquistador por el americano, su intención de construir en América una nueva sociedad feudal, explotadora, por medio de la servidumbre del indígena. Ello produjo en América el colapso de la economía del Nuevo Mundo durante los primeros diez años de conquista durante el siglo XVI. En ese corto tiempo pereció por la afección de enfermedades desconocidas como la viruela, y no sólo por las penalidades y el mal trato, dos terceras partes de la población aborigen. Es esta y no otras argumentaciones, la que señala el motivo de la venida de los africanos a América. De la misma manera, veremos cómo el colapso del Estado español en tiempos de Carlos III rey de España (Carlos V emperador de Alemania), se desencadena en el siglo XVII, como consecuencia del manejo que le dio el monarca a la economía española, a pesar de que España era entonces la región europea donde se había desarrollado más la actividad comercial y manufacturera. 209 El que no se repitan en el mundo esas catástrofes, el que se obtengan frutos positivos de los intentos hechos de encuentro humano para asegurar la supervivencia, para lograr mejoras sustanciales en el nivel de vida general, debe ser el motivo por el cual sea respetado el espacio de cada cual, <<su “territorio”>>; se dialogue, se lleven a cabo labores diplomáticas, de arbitraje honesto, se consulte la jurisprudencia y se apliquen en la administración de la cosa pública, de la justicia, las enseñanzas de la experiencia, de la Historia; se suscriban compromisos y tratados serios y duraderos, de estricto cumplimiento. 4.3.3 PODRÍA SER LA GLOBALIZACIÓN, COMO HA SIDO PLANTEADA, ACASO UN ENORME E IMPRÁCTICO ABSURDO? ¿Tiene sentido que el mundo entero, “como un todo”, lo que no parece muy realista, dedique un gran esfuerzo a un proyecto de integración económica, que puede ser un enorme absurdo? La experiencia muestra hoy, cómo la “cultura” económica que se gesta este momento en todo el mundo urbano, “globalizado” alrededor de la gestión económica y financiera de las grandes potencias, cava la sepultura de los ideales democráticos, cava su propia sepultura, generando el “mercado” de una sociedad desadaptada, enferma y ansiosa, para el disfrute de su más aguerrido, ambicioso e incondicional contendor que pueda imaginarse, el Crimen. Ignorando su actitud suicida, despreciando lo que no le interesa inmediatamente, pone poco a poco, empuja poco a poco a la Humanidad, en manos de gente sin escrúpulos, egoístas, sin compromisos con la Vida, menos con la vida humana, sin un mínimo de conocimiento con relación al sentido y al valor del trabajo productivo, sin un sentido claro de la existencia humana, de la Vida, sin clara visión de sus responsabilidades, sin el menor compromiso con el ser humano y la Sociedad; de gente que ignora las consecuencias finales de lo que hace. 210 ¿Y cuáles son los medios que opone a toda desviación de sus designios semejante cultura globalizadora basada en lo económico? Con ello no hace sino “honrar” el uso ancestral de la metodología de la Guerra, con todas sus consecuencias: Engañar, mentir, y maquillar la mentira, hostigar, desorientar, interferir la aplicación de la Justicia, la acción armada, la acción coercitiva de la Ley, la cárcel, la alianza estratégica de fuerzas, todas ellas represivas, con la esperanza de un escarmiento, que se ve cada vez más lejano con la corruptela de las autoridades civiles, con la venalidad de los jueces, con la impresionante renta de la economía “subterránea” que sus secuaces manejan, en medio de la confusión que reina por doquier, todo lo cual ha contribuido a la construcción de un imperio económico de las “sombras”, la cara oscura de semejante adefesio. No es un misterio, luego, que los sectores no “controlados”, de las economías pequeñas relativamente, de las naciones del planeta, caigan en las garras de éste adefesio, haciendo casi imposible la vida institucional normal. Es la experiencia que hemos tenido en Colombia por muchos años, particularmente desde finales del siglo XX. El hecho de que, movidos por la ambición, por la codicia, unos pocos magnates pretendan un proyecto de economía globalizada, como cosa propia, en un plan utilitario de gran envergadura, que obedece solamente a sus códigos éticos, que afecta no sólo su sociedad, su cultura, su espacio privado, sino los de los hombres del mundo entero aunque no tengan consciencia de lo que está ocurriendo, planteándola como una realidad inexorable, respaldada por una dinámica de acción que ellos “pueden” controlar (aunque solamente en los términos en que ellos se lo plantean a sí mismos y se lo plantean al Mundo), pisoteándole los derechos a miles de millones de hombres, embarcando a la humanidad en un proyecto descabellado de producción en gran escala insostenible al nivel universal, debe alertar al mundo entero. Si una sociedad como la norteamericana, en donde no escasea la pobreza, con el 5% de la población mundial, consume el 30% de los recursos energéticos actuales del Planeta, sería preciso que la 211 disponibilidad de recursos energéticos se incrementara veinte veces, si se quiere que el mundo entero “disfrute” del mismo nivel del gasto de vida. Sin embargo ello no es posible. ¿Cuál sería el costo de toda esa energía? Se sabe que debería ser mucho más costosa que la obtenida de las fuentes actuales. Además, la aceleración del calentamiento atmosférico producido por la emisión de gases subproducto de la combustión en miles de factorías y millones de vehículos, lo mismo que la acumulación de basura, entre otras cosas de los temibles desperdicios radiactivos, producirían consecuencias ambientales devastadoras Es absurdo pensar en una economía en indefinido crecimiento, en una sociedad dedicada únicamente a la producción en grande escala esperanzada en colocar su excedente en un mercado cuya demanda es sólo una fracción de la oferta total. Finalmente la puja será indescriptiblemente frenética, loca, demencial y grandes cantidades de empresarios terminarán arruinados, sin esperanzas. Los que sobrevivan saldrán del “juego” derrotados y deprimidos o transformados en verdaderas fieras de presa. dispuestos al desquite a cualquier precio y por cualquier medio: Otra vez el Crimen, la Violencia y la Guerra en sus versiones más crueles, despiadadas y destructivas conocidas, generando una arrolladora espiral de caída del nivel de vida humano que no cesará de decrecer y arrastrará consigo al mundo entero. En fin. Es una idea impracticable. Una alternativa es la armónica combinación de algunas economías en grande escala produciendo volúmenes de producto a bajo precio destinadas al consumo masivo, que indudablemente existe y de economías artesanales dedicadas a la pequeña escala de productos de alta calidad y variedad, para mercados locales altamente diferenciados y personalizados. Pero ello nunca será posible si la “libertad” de los grandes empresarios que promueven el desarrollismo actual carecen de talanqueras éticas y morales, de reatos de conciencia acerca de su responsabilidades sociales, si no tienen respeto por el patrimonio ajeno, no solo en el orden económico, sino en toda la extensión de costumbres, cultura, sentimientos vitales, sueños íntimos de todos los pueblos, forjado con trabajo tan legítimo 212 como el suyo propio, extraído de experiencias tan valiosas como las suyas y todo ello en un mundo que pretende ser “civilizado”, “culto”, altamente desarrollado, respetuoso del Derecho y de la Ley. Nunca será posible si su “pensamiento práctico”, sus intereses personales, mediante el abuso de su poder, se impone, de hecho, sin debate, sin discusión, solapadamente, poco a poco para “no herir susceptibilidades”. 4.3.4 EL ETIQUETADO DE LOS HOMBRES: ¿UN SOFISMA DE DISTRACCIÓN? En el mundo de la publicidad hay un concepto de capital importancia estratégica al nivel comercial: La <<”Imagen Corporativa”>>. Es una proyección, sobre el público, del estereotipo caracterológico que, la empresa comercial interesada, desea proyectar. Su propósito es, que sea conocida así, y en esos términos. De esa manera establece lo que su clientela puede esperar de ella. En la publicidad moderna esa imagen se busca dar a conocer mediante el uso de símbolos válidos para que el público pueda entender su proyección, pero, a menudo, hoy, ese mensaje se da mediante procedimientos subliminales, de tal manera que el sujeto no tenga consciencia de cómo llegó a su consciencia, y, en la mayoría de los casos no pueda defenderse de su influjo. Pero hay una aplicación que podríamos calificar de perversa: Diseñar una imagen corporativa espantosa para asustar a la gente y, justificar, no solamente una opinión adversa, sino, justificar el ponerle un nombre asustador y evocador de aquella imagen, promover la agresión, y aún hacer señalamientos acusadores y mover a otros a la acción. ¿En qué medida, estamos asistiendo, cuando se habla de <<Terrorismo>> por ejemplo, al intento de hacer sensible al público, frente a un fenómeno, que, por otro lado, no es más que la consecuencia de lo que nosotros mismos estamos haciendo? ¿Es correcta esta apreciación? Es posible que el estereotipo de conducta que describe esa imagen corporativa no sea más que una “cortina de humo” que encubre de nuestra vista a la verdadera Realidad; que el sujeto cuya imagen se pretende proyectar, nunca esté dispuesto a seguir los presupuestos y 213 lineamientos de esa imagen. Es posible que esa imagen, entonces, no nos permita visualizar y juzgar correctamente la dinámica de la auténtica realidad, que sea, entonces, solamente una forma de manipulación de la información que el público merece tener, pero de manera veraz. Dentro del contexto de las relaciones humanas debe ser una práctica manejada con suma prudencia. Empecemos nuestra reflexión: Aún en los grupos familiares más unidos se perfilan los contrastes entre los perfiles de la personalidad de sus miembros. De allí que al nivel práctico la armonía no será nunca perfecta. Obviamente hay confrontaciones, choques, pero en el juego de la Vida hay espacio reservado para lo personal, los proyectos propios, la posibilidad de labrarse su propia suerte de vida. Por lo general, hay respeto mutuo que “lubrica“ las diferencias, Hay afinidades que unen, sigue habiendo solidaridad y su influencia se abre como las ramas de un árbol. En común quedan un consenso general de buena voluntad mutua, de sincero e incondicional interés en apoyarse, de buenos deseos para que el éxito que se propone cada cual en sus tareas sea una realidad. En el transcurso de la Vida, de la Historia, ese espíritu se desarrolla también. El clan, la tribu, la nación no son otra cosa que extensiones de aquellos vínculos de parentesco que se desarrollan de diferentes formas, según el contexto cultural, producto además de la experiencia vivida en el medio natural. Los usos exitosos hacen costumbres exitosas, leyes exitosas y, por supuesto, personalidades exitosas que encajan dentro de ciertas condiciones de vida. Sin embargo, hay un problema no resuelto enteramente todavía: ¿Cómo conciliar las diferencias en la manera de ver la misma Realidad, cuando esos grupos humanos se encuentran con otros grupos diferentes? La Ciencia nos plantea ya que los estadios de vida estables, dentro del contexto de la Evolución de las Especies, son el resultado logrado del encuentro de algunas formas de vida inferior. Para el caso que nos ocupa, podríamos decir que la realidad de las comunidades humanas como la familia, el clan, la 214 tribu, la nación, son el resultado del encuentro exitoso de la pareja que les dio origen, de los miembros que se integran exitosamente en formas de vida de un orden superior. ¡El entender que cada cultura de todas las que existen, es en el fondo, una expresión vital codificada, expresada en símbolos que es preciso comprender para saber qué significa, puede ser el primer gran paso en aquella dirección! Dentro de aquellas organizaciones, que son verdaderos organismos vivos, tengamos o no, consciencia de ello, hay en su estructura principios de orden que no funcionan en otras. Por ejemplo, Entre los pueblos americanos y los más antiguos pueblos del Medio Oriente, la línea de parentesco reconocida era la línea matrilineal. Con la invasión de los pueblos arios desde sus territorios de origen al norte del territorio Indio, aproximadamente unos 4.500 años antes de nuestra Era, vino la línea de parentesco patrilineal. Ello implicó una revolución en términos de la estructuración de sus sociedades, de su misma visión de la Realidad. Quedaban marcadas diferencias muy grandes, entre muchas cosas, en la forma de interpretar a sus deidades. En el primer caso a sus deidades se les reconocían atributos propios de la feminidad y en el segundo, se les reconocían atributos propios de la masculinidad. Grandes conflictos de carácter religioso, entre otros, se desataron entre las concepciones de los pueblos más primitivos de la región y las de los más modernos, muchos de los cuales han llegado hasta nosotros a través de la tradición hablada registrada en los antiguos Libros Sagrados, referida particularmente en este caso a los pueblos de origen judío. Indudablemente, esas situaciones debieron conducir a odios imperecederos, deseos de venganza viscerales, sentimientos de frustración inconmensurables, ambiciones y codicia inimaginables. Desde épocas prehistóricas, principalmente entre pueblos pastores nómadas de la región eurasiática, en el proceso de buscar alimento para sus ganados, se dieron encuentros, muchas veces desafortunados, principalmente en el evento de sufrir el rigor de climas demasiado inhospitalarios. Las relaciones entre pueblos 215 que competían en cierto momento por las mejores fuentes de alimentos y sin conocer forma de vida alguna dentro de fronteras bien establecidas, tuvieron que desarrollar sus actitudes guerreras para alcanzar, en el mejor de los casos, un espacio propio apoyado en un equilibrio de fuerzas entre vecinos. Esporádicamente, ese equilibrio era superado, como ocurre hoy en día entre nosotros, por algún invasor más fuerte, o por una innovación técnica, para cambiar por completo el mapa político y cultural de la región. De esa manera en un prolongado período de la historia, Rusia llegó a asimilar varios pueblos de aquellos, otros se fueron extinguiendo y entonces se fue haciendo dueña de Siberia. Históricamente sabemos que otros pueblos de la región fueron a parar comprimidos y en permanente estado de convulsión, a una pequeña faja de terreno, en la región del Cáucaso entre el Mar Negro y el Mar Caspio. Más adelante le dedicaremos un espacio al planteamiento de testimonios que pueden arrojarnos luz sobre la naturaleza de aquellos conflictos, sobre los caracteres de la personalidad que esos conflictos han plasmado en aquellos pueblos, de los cuales se derivan gran variedad de formas de comportamiento humano, que en el mundo de hoy sirven para describir clichés de hombres, de países, de naciones, de diferentes grupos humanos, de organizaciones políticas, para hacer discriminaciones, señalamientos, culpabilidades, reprobaciones, para alinear y movilizar pueblos y naciones como aliados o enemigos, para desacreditarlos o exaltarlos, para escarnecerlos, estigmatizarlos enfrentarlos, abrirles o cerrarles su espacio político, combatirlos cruentamente, etc. Para quienes desconocemos la Historia, incluso la historia reciente de no más de doscientos años atrás, de algunos de esos pueblos asiáticos, no entendemos cómo la economía campesina de países como Birmania, como Paquistán y Afganistán se basa en gran proporción en la industria del opio, un estupefaciente que asola a las sociedades asiáticas, a la juventud rusa y europea principalmente. Muy probablemente el proyecto de penetración y lucha política y militar de los movimientos marxistas leninistas 216 con que hemos estado en contacto nosotros, con toda la crueldad que revisten a nuestros ingenuos ojos, pueden haber sido consideradas muy razonables a los ojos de sus proyectistas. Solamente la experiencia que hemos vivido, podía mostrarnos cuánto podía bajar nuestro nivel de vida, cómo podrían degradarse las costumbres en nuestra población, con la introducción de prácticas como el secuestro, la extorsión, el chantaje, la mentira, el engaño, el disimulo, la amenaza, justificadas por ejemplo, como implementos de lucha política irregular, no convencional, destinada a “redimir” al Pueblo de sus explotadores”, en una nación que se preciaba de vivir en un ambiente sano, de cientos de años de adoctrinamiento cristiano. La apertura al exterior de nuestro mundo, si hablamos de las comunidades humanas que viven en el territorio de Colombia, sin lugar a dudas, les han reportado grandes beneficios; sin embargo, las enfrenta también a un reto: a confrontar obligatoriamente la influencia de nuevas costumbres, quizás, imposiciones indeseables de nuevas prácticas de vida social. En el continente asiático se han dado culturas milenarias ilustres de donde han llegado a nosotros nuestras mejores prácticas en la vida cotidiana y en el intercambio social; pero también hemos heredado prácticas de pueblos muy primitivos, cuyo ambiente demasiado difícil, les negó las requeridas oportunidades de desarrollo. Más aún, la conspiración de hoy, las amenazas y la intimidación en la práctica política, son el producto de la afinación en su más perversa aplicación de la Violencia a favor de su principal finalidad: el dominio absoluto del enemigo. Son armas que han sido “importadas” por diversos movimientos políticos, como decíamos, a nuestro ambiente, con aceptación, por ser recursos eficaces de competencia política, como fieles expresiones de aquellas primitivas culturas, que estorban, realmente, nuestra evolución social. Una de aquellas armas es la llamada “guerra de guerrillas” y todo el andamiaje institucional que la apoya, cuya eficacia puede estar asegurada en el seno de sociedades afectadas 217 por grave deterioro institucional, por la acción de la corrupción, por efecto de los gobiernos tiránicos, etc. En nuestro tiempo está plenamente vigente el uso de clichés para identificar y descalificar al enemigo. Stalin y Hitler hace setenta años usaron la estrategia de la propaganda política para justificar frente a amigos y enemigos sus regímenes de terror empleando este artificio para manipular la mente de sus amigos y enemigos, para construir opinión a su favor y desprestigiar a sus enemigos. Si bien es cierto que en el mundo contemporáneo conviven trabajosamente pueblos modernos y primitivos, donde se da toda clase de prácticas económicas, sociales y políticas, incluso las más viles, es preciso reconocer que la Cultura en Occidente ha ido evolucionando aún con sus dificultades, hasta cambiar por completo las expectativas de muchos de sus pueblos, enfrentados hasta hace poco en las guerras más sangrientas vividas por el Hombre, para comprometerse en un ambicioso proyecto de unidad política, tras el propósito de convivencia pacífica. La experiencia de los Estados de la Comunidad Económica Europea, la forma como se va desarrollando su modelo, con pleno respeto de las nacionalidades y de las pequeñas comunidades de población, es inmensamente estimulante para nosotros y nos abre un horizonte muy prometedor en cuanto a la solución de muchos de nuestros grandes y viejos conflictos. Teniendo bajo nuestra mira aquella monumental tarea, y teniendo en consideración sus logros, vale la pena tener en cuenta la depuración de que han sido objeto las costumbres políticas en Occidente, destinadas a generar apoyo en la población; la madurez alcanzada en muy pocos años por el modelo socio – político adoptado, por acuerdos generales, para iniciar la consolidación de bloques de intercambio comercial regional, con miras a la integración política, y la depuración ética de las costumbres en el manejo de los asuntos públicos como objetivos deseables de la política, todo ello desarrollada a partir del Estado 218 y de la Empresa Privada, en todo el Mundo, pero particularmente con resonante éxito en Europa. Obviamente, nada de aquello es perfecto, y allí también hace su agosto la “ola globalizadora” desencadenada con particular furia luego de la caída del “Muro de Berlín” en 1991, lo mismo que la “invasión” del Crimen Organizado, que succiona de ellos inmensos recursos financieros a través del comercio de estupefacientes, la trata de blancas, el juego, entre muchos otros negocios, para financiar la conspiración y su prepotente influencia sobre las sociedades menos desarrolladas del Planeta.. Desafortunadamente, frente a aquella experiencia casi insólita, los estadistas y los empresarios de la Política y la Economía, en nuestro hemisferio, han sido menos capaces de superar los sendos paradigmas de “malas costumbres”, diría mejor, “usos primitivos” en la vida, cotidiana, y en la política, que mantienen vivos conflictos que amenazan constantemente la convivencia de pueblos y Estados. Me atrevo a plantear que el problema generado por la intervención unilateral de los EE. UU. de Norteamérica en Afganistán e Irak, luego de sufrir duros golpes propinados por la acción de terroristas fundamentalistas árabes, en aquel famoso 11 de septiembre de 2001, y el conflicto político que vive Colombia con las Farc, que pretende ser capitalizado por el gobierno izquierdista de la vecina República de Venezuela, con ambición de extender su área de influencia, en beneficio de su proyecto “bolivariano”, de llevar el socialismo de corte chavista a las cinco repúblicas bolivarianas, aprovechando estratégicamente algunas coyunturas económicas y políticas actuales, encajan perfectamente en el contexto del tema que tratamos aquí. En ambos casos, la adopción del epíteto de “Terroristas” para identificar y descalificar a movimientos políticos como Al Qaeda y Farc, comprometidos en una “guerra irregular”, que realmente no se salen del marco de las viejas costumbres guerreras típicas para enfrentar fuerzas más poderosas que las propias, puede encubrir la esencia del problema: Se busca acaso estigmatizar el procedimiento de hacer la guerra para que ésta sea, menos 219 inhumana? O por el contrario, se busca adoptar un argumento jurídico para mantener el privilegio político de que algunos sectores sociales mantengan el control total de la Sociedad, sin la participación de todos? Cuando aparentemente se tiene el poder en la mano, puede servir semejante tratamiento para justificar posturas a las que no se está dispuesto a renunciar, para alejar de todo crédito público, de toda ayuda local o extranjera a los protagonistas de rebelión, o simplemente sirve para tender una cortina de humo sobre intenciones que quieren mantenerse a cubierto del conocimiento público. Pero como ha ocurrido siempre, aunque el estigma y el descrédito llegan a desvalorizar ciertas opiniones, a desestimar ciertos argumentos, ciertas posturas, a cerrar todo cause de diálogo creíble, toda posibilidad de clamor, de comunicación, ello solamente logra contener energías que no tienen cómo disiparse, y menos cómo invertirse positivamente; esa forma de enfrentar los conflictos termina siempre en guerra o en violencia. Por ello, a alguien habrá de tocarle paga el precio; y eso le sucederá, generalmente a la parte más débil: la población civil, la gente que vive en las zonas donde se desarrolla el conflicto, la población más vulnerable e indefensa por su estado de pobreza, por su edad, en los casos de la niñez y la ancianidad, por su estado de dependencia, como el de los limitados físicos y mentales etc. Así, sobre la injusticia, se han construido muchos imperios en el Mundo. En el mundo moderno acostumbramos descalificar las actitudes de las personas y de la política con las que no convenimos, los usos y costumbres que riñen con nuestros principios éticos y morales; hemos inventado las cárceles para castigar a los culpables de delitos que contravienen el orden jurídico de nuestras sociedades, de nuestros Estados; hemos inventado el ostracismo para quienes consideramos réprobos. ¿Qué buscamos con ello? ¿Mantener nuestro dominio o refinar nuestra cultura política? Y además de eso queremos construir personalidades ideales, 220 sociedades ideales, mundos ideales sobre las bases endebles, sobre los fundamentos ilusorios de estados de consciencia, de memorias, de culturas humanas que, dando todo cuanto pueden, no satisfacen, ni en lo más mínimo, el exigente, el mojigato, el escrupuloso “paladar” de los que dicen ser los hombres, de las que dicen ser las sociedades “avanzados” de hoy. Y sobre esos presupuestos ideales hemos querido construir mundos de ensueño, felicidades “totales” de “hombres”, por completo, salidas de la esfera de lo real. Desde luego que esas utopías pueden ser propósitos de extraordinaria significación humana, pero el trabajo para hacerlas realidad, su implementación, no tienen otro remedio que partir del estado en que nos encontramos, del Presente, tal como es, sea vergonzoso o brillante, sea el producto de inmensos errores de perspectiva histórica o de aciertos ejemplares en el trabajo de la Cultura. Esté o no representada por muy diversos estadios de evolución cultural. En ninguna sociedad del planeta, en ninguna nación del planeta, se han podido hacer ilusiones los pueblos como no se lo ha podido hacer el nuestro, de que cuando abren sus fronteras al comercio, al turismo, a la influencia externa, todo lo que pueden recibir son estímulo para el “progreso”, riqueza, control de la corrupción interna, hacernos a nosotros mismos más capaces, más competitivos, ampliar nuestros horizontes de vida; con ellos recibirán también motivos de frustración, de dolor, intentos de dominio de fuerzas externas poderosas, manejadas con más sagacidad que las propias, etc. Tampoco podemos esperar que se pueda “blindar” la seguridad propia con normas de comportamiento impuestas a la fuerza, y menos aún, en un mundo superpoblado y congestionado como el actual, en que los medios de transporte, los medios de comunicación, la necesidad de desarrollo económico, las posibilidades del desarrollo científico y técnico ejercen sobre las consciencias, sobre las estructuras sociales tradicionales, una presión que supera, generalmente, toda posibilidades de control, y que está generando cambios 221 impresionantes y casi impredecibles, en el modo de vida, en la mentalidad de la gente, de una generación a otra. Frente a esta realidad sólo cabe buscar la transformación del Hombre, como tal, enriquecer positivamente, abundantemente su consciencia de bien, abrir la sociedad a un intercambio abierto, a una interacción de beneficio común, a la colaboración más amplia posible en la búsqueda de opciones para construir un mundo mejor, un mundo aceptable para todos, construido por todos y en que todos seamos bienvenidos. ¡Esa transformación empieza con la transformación tuya y mía, no con la transformación del otro! Desde luego, esta postura en ninguna forma pretende descalificar el esfuerzo de personas independientes y de sociedades enteras por mejorar sus condiciones de vida, por salir del deplorable estado de miseria en que se encuentran a lo largo y ancho del planeta importantes contingentes de su población. Tampoco pretende descalificar el esfuerzo por depurar la cultura de vicios y endemias de orden ético y moral en el comportamiento de la gente, en general. La evolución de la Cultura, como queremos hacer notar en este trabajo, tiene un sentido claro y muestra logros indiscutibles que es importante recordar. ¡Cuánta falta nos hacen otros legisladores como Moisés, y como muchos otros visionarios de la antigüedad, con sus “tablas de la Ley”, una imagen renovada de Dios expresada en el lenguaje que entendemos hoy, que inspire mejor nuestra fe en el Porvenir, de una Ley que recoja más integralmente nuestras aspiraciones de bien humano, las posibilidades que nos ofrece nuestra naturaleza y el contexto natural en que nos movemos, y un plan de vida más coherente con el plan evolutivo del Universo! La Educación, incluso la educación pública, no ha sido suficientemente masiva, y de la calidad requerida, ni siquiera en los países más avanzados, como para preservar a la juventud, como para sacarla del marasmo en que viven muchos de sus padres, “hijos legítimos” de una civilización burguesa excluyente y enferma, cuya pobreza de miras promete bien poco: sólo mucho 222 dinero y las mercancías que éste puede pagar en su “Sociedad de Consumo”; como expresiones de toda aspiración a satisfacer. Es importante que tengamos en cuenta, que el Estado y la Sociedad Burguesa no son inventos arbitrarios de genios humanos superdotados o iluminados, bondadosos o maléficos. Ambas instituciones son el producto, la cosecha resultante de milenarias experiencias de vida social en medios naturales muy diversos, decantadas luego de múltiples errores y aciertos a lo largo de largas historias de retos, fracasos y éxitos. Por lo mismo, no podemos hacer caso omiso de aquellas instituciones sin renunciar a recursos que remozados y bien estructurados pueden tener un valor extraordinario en adelante, sin excluirse, aceptándose y conjugándose. La primera institución a la que quiero referirme, el Estado, aunque en el presente no puede equipararse exactamente con el “cuadro administrativo” de una sociedad, o institución rectora, ya que parte de la dirección está en manos, también. de lo que se llama la Economía Privada, directamente relacionada con los negocios, con las empresas productivas, sí puede considerarse la cabeza de la sociedad. Y en ésta, en la sociedad, se ha gestado ese “cuadro administrativo” como entidad directiva y le corresponde al Estado, como cuadro administrativo central, ser custodio del patrimonio común de los asociados, de la integridad de sus valores, etc. la segunda institución lo que es la personalidad burguesa, elemento que le da contenido a la sociedad burguesa, es una consecuencia de la victoria de la revolución de los plebeyos en contra de los poderes de las últimas monarquías absolutas gobernantes en Europa. Se fundamenta en el trabajo artesanal destinado a la producción de bienes de consumo y artesanías de todas clases, desde objetos metálicos, de madera, de vidrio, hasta tejidos, de todas clases, construcción, mobiliario, herramientas, armamento, ciertos productos de la minería, joyería, etc., en el Comercio, lo que le dio vida a muchas ciudades del desierto, y lo que le dio vida a Occidente después del bloqueo de Oriente 223 levantado por acción de las Cruzadas, antes del Renacimiento. De allí el carácter de su óptica ética. Ello fue el origen de muchas fortunas, que financiaron, a su vez, reinos, campañas militares, construcciones de nuevos imperios, etc., lo que empezó a darles a sus empresarios gran poder. Sin embargo deja profundos vacíos sin llenar en el abanico de posibilidades de las diversas y posibles actividades humanas, todas necesarias para el pleno disfrute de la vida por los hombres. Lo que fue el producto de una experiencia milenaria, ya vuelto ideología en los pueblos urbanos modernos, se enfrentó a muerte, en guerra total, en la Guerra Fría durante todo el siglo XX con otras concepciones, también ideológicas, de la Sociedad. Y en ese enfrentamiento fue adoptada, en tiempos de Stalin, como política de Estado de las potencias orientales, con amplia experiencia social, e ideología socialista, la guerra por todos los medios disponibles, la conspiración en grande escala al nivel internacional contra todas las sociedades burguesas, lo que conllevó al desarrollo de la guerra revolucionaria de guerrillas. A la Guerra, con todos los aportes de crueldad de la experiencia oriental, sumados a nuestra propia experiencia de degradación bélica. Esa se volvió su manera típica de hacer política. Apenas quienes hayan conocido la violencia vivida en Colombia durante los últimos cien años, pueden entender la crueldad de los métodos de lucha escogidos por sus actores, y la difícil tarea estratégica y militar a la que se enfrentan las autoridades del país, responsables de desarticular y hacer inviables sus organizaciones. La refinación de estos procedimientos bélicos, tal como son usados por los movimientos subversivos que han llegado al siglo XXI, y calificados por las organizaciones supranacionales del planeta, como “Terrorismo” los acreditan como propios de una estrategia de Guerra Psicológica destinada a amedrentar, en gran escala a la población civil para restarle respaldo, para quitarle piso al Estado Liberal, hacerle muy difícil operar eficientemente, y finalmente lograr su colapso a mediano o largo plazo. 224 En este caso muy concreto, en el conflicto colombiano, el uso del epíteto de “Terroristas” contra grupos subversivos de las Farc, mientras no sea evidente lo contrario, parece tener el objeto de aislar políticamente a los actores que como ellos usan métodos terroristas en sus conflictos políticos, dado el perjuicio humano que producen, e, igualmente, busca desalentar todo apoyo que sociedades legítimamente constituidas puedan aportarle a aquellas políticas agresiva. El manejo de este tipo de conflictos, hoy día, en que la idea es la de defender, ante todo, la opción democrática, en la cual, lo que importa es defender al ser humano con sus libertades fundamentales, y sus derechos, el que se consoliden la existencia y funcionamiento de sociedades pluralistas, en donde se respetan las opiniones de todos y éstas se conjugan eficazmente para conformar las decisiones del conjunto, el hacer descalificaciones, segregar sectores de la población simpatizantes con las distintas formas de oposición, así sean las más violentas, se considera, en general, más ajustado al bien común que cualquier estructura de poder forjada en la persecución hegemónica por el descrédito del “enemigo”. En este caso, el conocimiento de la calidad de los actores hace ya que el apoyo popular se incline del lado que ofrezca más garantías, y no del lado de la parte, aparentemente más fuerte, digamos, militarmente. Es cierto que al nivel global hay fuerzas hegemónicas totalitarias, autoritarias, que pretenden el control de la economía del Planeta. Es posible llegar a pensar que solidarizarse, confiar en movimientos internacionales que buscan canalizar las energías humanas en forma constructiva puede ser algo utópico, tal vez no muy realista. Pero institucionalmente hay también una consciencia humana, e instituciones que buscan un futuro mejor para el ser humano y esto es un sueño compartido por mucha gente deseosa de que se convierta en realidad. Así no funcionen perfectamente, así sean subestimadas por algunos movimientos políticos, así el Estado burgués sea muy poco sensible a ciertas formas de expresión de la vida humana, así 225 no se aparte de lo que son estrictamente los negocios, es decir, que adolezca de una ópica demasiado estrecha de la vida humana, olvidándose o dando la espalda a todo lo demás, la verdad es que ha evolucionado y la experiencia política y las instituciones a que ya hemos llegado, como la Organización de las Naciones Unidas y la Corte Internacional de Justicia son una verdadera promesa como expresiones de una sociedad libre y benefactora. Y el que su plenitud se alcance para bien de toda la Humanidad depende solamente del empeño de las diferentes sociedades humanas de hoy en lograrla. En la visión política de los líderes, respecto del cómo construir la Realidad del mañana, en su capacidad de conducir a los pueblos y a las naciones hacia el objetivo soñado y en la voluntad decidida de éstos, está el que la tarea emprendida produzca los frutos buscados. Estos días, principios del año 2008, asistimos, precisamente a tremendos alborotos en las relaciones de Colombia con el país hermano de Venezuela, en que se vislumbra un proyecto político de su presidente, destinado a establecer un régimen socialista de corte cubano, léase, de corte soviético, en el área de los países bolivarianos (liberados por Simón Bolívar). Hace unos treinta años, era tal el poder de los grupos insurgentes marxistas – leninistas, era tal el esfuerzo invertido en adoctrinamiento de la juventud en universidades y colegios de secundaria realizado por el Partido Comunista Colombiano en las doctrinas marxistas leninistas, y las demostraciones de fuerza ante, la población civil colombiana, de movimientos sindicales, de instituciones profundamente penetradas por esa ideología, como “Fecode”, organización gremial que asociaba a los maestros, que al decir de personas que entraban por esos años al mercado laboral, se esperaba, con plena seguridad, el advenimiento de un régimen revolucionario en Colombia, de esa tendencia, para la década de los ochenta. Sin embargo aquello nunca se dio. Entonces las ciudades no eran tan pobladas, los campos colombianos poseían cantidades mayoritarias de población, los medios de publicidad y comunicación no se habían desarrollado tanto y la penetración 226 ideológica nunca superó mucho las áreas urbanas y algunas regiones campesinas. Particularmente en la región central de Colombia, en el Magdalena Medio, que había sufrido con mayor rigor el efecto de la violencia guerrillera de las Farc y del ELN, entre otros, como armas extremas favoritas que eran, de acción política importadas en su totalidad de detrás de la “Cortina de Hierro”, ocurrió que sectores importantes de población, liderados por jefes resueltos a todo, se rebelaron contra un orden arbitrario impuesto, en desafío del poder estatal débil, manejado por una dirigencia acartonada, narcisista, ineficaz, ciega y oportunista. ¡El grueso de la población local no se dejó intimidar! Entonces, lo que sucedió es inconcebible en aquella época, en que el Estado colombiano se encontraba cercado, en manos de gente corrupta e inepta para defenderlo y la población civil pagaba un alto precio en pérdidas materiales, en vidas, en secuestros y en extorsiones: Por el contrario, generó su reacción defensiva, en lo que puede ser el origen de los movimientos colombianos de “autodefensas campesinas” actuales, desafortunadamente, posteriormente dominados por el narcotráfico el cual en los ochenta, culminaba su máximo proyecto político de toma del Poder, y tuvo la osadía, además de asesinar a un Ministro de Justicia, de usar el sistema electoral colombiano y llevar, hasta las máximas instituciones del Poder, la Cámara de Representantes, a uno de sus máximos líderes: Pablo Escobar, igual que, como se ha comprobado últimamente, con el apoyo de una facción guerrillera ya extinta, el M-19, se tomó en un golpe de mano insólito y humillante para el colombiano común, el Palacio de Justicia en 1995. ¡La guerrilla fue desalojada de aquel territorio, del Magdalena Medio, por la fuerza, y nunca más logro asentarse allí!¡ Fue aquel, también, el principio del final de un proyecto político hegemónico, ambicioso, que sólo se entiende en el marco de la Guerra Fría, que se montó sobre los esquemas de la “guerra irregular” y que empezaba a ser derrotado con sus mismas armas, con sus mismos esquema de acción militar! 227 La realidad actual de Colombia, su evolución política y las realizaciones de las autoridades del Estado colombiano los últimos seis años, sólo pueden entenderse desde esa perspectiva. De hecho, una nueva generación de líderes políticos demuestra un perfil de gestión política nunca superado antes. Es cierto que el Crimen Organizado ha penetrado a la sociedad colombiana, en todos los estratos sociales, desde los populares hasta la alta clase dirigente. Es indudable que los negocios de narcóticos dejan demasiado dinero fácil; pero en los niveles sociales populares ese negocio marca la diferencia entre morir de hambre o tener alguna comodidad. No es gratuito decir, y es la experiencia en Colombia, que el proceso de globalización le ha dejado el terreno social abonado con los suficientes resentimientos, frustración, y desesperanza, y disimulado o confundido, entre expectativas de otras opciones ideológicas, al Crimen organizado. Muchos sectores de nuestros barrios populares urbanos se han transformado en nidos de pandillas juveniles dedicadas al sicariato y al negocio de la “droga”, lo mismo que se da la actividad, abierta o encubierta en los sectores más exclusivos de la Ciudad. El narcotráfico se ha vuelto un medio de realizarse dentro del ideal calvinista del lucro y, en este sentido, para la gente que se muere de hambre en medio del abandono de la sociedad globalizada, la “única” alternativa que le queda a mucha gente para alinearse a una economía fuerte, con opciones de sobrevivir a corto plazo, es, en este caso, la alianza con el Crimen. Desde esa perspectiva, igualmente, puede entenderse la dura labor del Estado colombiano a todos los niveles, de “enderezar el barco”, de cambiar las perspectivas de una sociedad que pudo estar muy cerca del colapso; sólo desde allí puede entenderse la difícil labor de desarticular bandas poderosas y bien financiadas de las “autodefensas”, que se convirtieron en verdaderos ejércitos privados al servicio de los “capos” del narcotráfico y sus perversas empresas y derrotar los montajes gerrilleros apoyados antes por la “solidaridad” de las naciones del otrora “Bloque Socialista”, en oposición al “Mundo Libre”, con el que se denominaban a sí mismos los países de la Alianza Occidental, y 228 hoy financiados por la misma industria de la cocaína, y hacer el intento de ganar nuevamente el dominio territorial del país y el “terreno” del espíritu humano y mantenerlo para la democracia. El Estado colombiano no obstante, sin haber completado la derrota de lo que queda de aquella iniciativa inhumana de un movimiento político supuestamente dirigido a la redención de una clase social vilipendiada y explotada como la clase obrera y campesina colombianas, cosa absurda realmente, empeñado en aterrorizar, en destruir el soporte físico y social de ese mismo pueblo, se enfrenta a un nuevo reto estratégico – político, también explicable solamente dentro del contexto de un nuevo capítulo; quizás caliente de la Guerra Fría, y que puede representar, una amenaza muy real a nuestra suerte como pueblo libre. Hablo de lo que parece ser una nueva aplicación estratégica de los principios de la guerra irregular con posibilidades de volverse guerra frontal y abierta, con proyecciones abiertas a la conquista territorial, a la desmembración territorial, a la enajenación patrimonial, a la conspiración en contra de las instituciones establecidas, al control, político de nuestra nación, a la apropiación de las energías de nuestro pueblo, para nutrir con nuestros recursos naturales y nuestros recursos humanos proyectos políticos con los que no estamos espiritualmente comprometidos; para sustentar poderes extraños dispuestos a poner en práctica cualquier forma de despotismo, de tiranía, para llevar a cabo sus fines. Esa aplicación de la teoría de la “política por otros medios” como denomina Clauswitz a la Guerra, está ya en marcha dispuesta a socavar y quebrantar nuestra fe en nosotros mismos, en nuestras posibilidades como sociedad autónoma, independiente, libre. Probablemente se trate de una nueva arremetida con la intención de doblegar nuestra cerviz, de quitarle a nuestro pueblo la voluntad de resistir, de quitarle todo piso a la legitimidad del orden que nos rige, con lo cual, los enemigos del pueblo colombiano lograrían descontar, en poco tiempo, la victoria que poco a poco ha ido ganando a su favor la legitimidad del Estado colombiano. 229 ¡Ahora resulta que el jefe de Estado de un país hermano, elegido legítimamente, movido por intereses concertados, nadie sabe con quién, esgrime un proyecto nuevo, lo que es más absurdo todavía, cuyo propósito es el de capitalizar la imagen de Simón Bolívar, del “Padre de la Patria” (incluidas Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia), y justificar en su mito, un modelo político de Estado que dista “años luz” del real ideario político bolivariano, y más increíble todavía, que se plantea seriamente la idea de alinearse al lado de lo que queda de aquella fuerza armada hegemónica, despótica, tiránica, ya diezmada y desarticulada, sin comprender, quizás, que el terciar en la deslegitimación de nuestro Estado y nuestras instituciones políticas representa un atentado, un acto de sabotaje, un acto fratricida en contra de nuestra sociedad, empeñada en su consolidación dentro de las normas occidentales del Estado Democrático de Derecho, con la excusa de supuestas alianzas nuestras con Imperios económicos extraños para atacarlo, desconociendo nuestra tradición jurídica, respetuosa del derecho de los demás pueblos a su autodeterminación, desconociendo nuestra disposición a evitar la implementación de nuestras fuerzas armadas con equipo militar ofensivo, por encima de sus requerimientos de orden interno. ¿Por qué lo hace? Tal vez quiera poner en entredicho la consolidación de nuestra democracia, para reconocérsela a nuestros verdugos de turno, lo que le quita soporte, en territorio colombiano, a su voluntad de imponer en la región su iniciativa, entre otras cosas intentando “comprarle” su soberanía, su libertad, su alianza a otras naciones vecinas, transformando en “mercancía”, objeto de intercambio económico, algo que no tiene precio para el Hombre, la Independencia, la Libertad, a cambio de favores, pagados con ingresos petroleros que deberían ser respetados y considerados sagrados porque son patrimonio del pueblo de aquella nación! ¡Simón Bolívar luchó contra el despotismo, contra la tiranía! Luchó por la libertad de nuestros pueblos, sometidos a un régimen de gobierno monárquico que ya no reconocía los derechos soberanos del Pueblo y se había transformado en 230 monarquía absoluta; contra un sistema autoritario arrogante y dogmático que se resquebrajaba y se hundía bajo el peso de su propia ineficacia y bajo la acción eficaz de los ejércitos de Napoleón! Su propuesta es trasnochada y está superada ampliamente por la evolución de la Cultura moderna, entre otros aspectos, la experiencia de las sociedades civiles de composición plural, la concepción actual del Estado, eje del “cuadro administrativo de la misma”, la aparición de nuevas formas de estructura organizacional que superan ampliamente el desempeño de las primitivas, la evolución de la Ciencia y la Tecnología y su visión del mundo y de nosotros mismos y el suministro de nuevas herramientas que han revolucionado los medios de comunicación entre los hombres. ¿Qué presentación tiene, el proyecto de un régimen político como el de la URSS, que dice ser el modelo de las Farc, que difícilmente duró setenta años, que se hundió bajo su propio peso, que se estructuró rígidamente alrededor de principios organizacionales infuncionales y ya desuetos, que generaron la corrupción por doquier, que se cerraba a toda réplica, que conspiró en grande escala al nivel internacional contra los derechos de muchos pueblos del Mundo, que se apoyó en la práctica del terror, y el desconocimiento de todos los derechos humanos confiado en el poder intimidatorio de su poder militar, que propició setenta años de atrocidades, la deportación en masa de pueblos enteros de su lugar de origen para quebrantar su resistencia, que estableció el sistema carcelario más inhumano y más poblado del mundo, un tercio de la población muerta y otro tercio esclavizado y destinado a los “trabajos forzados”, solamente en la época de Stalin? Todo aquello fue denunciado entre otros, hace años, por el novelista ruso Alekzander Soltsenisin, en su novela documental “Archipiélago Gulag” y casi olvidado, desgraciadamente, por las generaciones actuales. Se documenta en distintas fuentes 231 detalladamente, pero aporta el testimonio de sus propias experiencias. ¿No es suficiente aquella horrorosa historia para anonadarnos ante ella, para perder toda confianza en el destino que ese tipo de proyectos políticos nos depara? ¡Pues eso, justamente, por experiencia propia, es lo que le ha ocurrido al pueblo colombiano, que casi llegó a naufragar en el pasado cercano, por causa de las luchas políticas internas entre los llamados partidos tradicionales, y una de sus conquistas sociales más preciadas es el sentirse entrando definitivamente en la senda de la convivencia pacífica! Sin duda, uno de los mayores logros, es el de haber conseguido, en una apertura y un acuerdo sin precedentes de su clase política, que se concretara, como una realidad prometedora la Constitución política de 1991, con el reconocimiento de la pluralidad de pensamiento de los colombianos y el establecimiento como norma básica los derechos fundamentales de la Persona Humana Vale la pena aquí, para una mayor comprensión del lector, que abordemos una reflexión respecto de lo que es la práctica del terror y de lo que es el socialismo como sistema social; además hagamos una consideración sucinta de la genealogía de los regímenes políticos que hemos conocido en Occidente, particularmente a partir de la Edad Media. Con ello me propongo explicar someramente mi postura al discutir este tema: La marcha popular masiva del 4 de febrero de 2008, algo nunca imaginado, en que unos 5 millones de colombianos se botaron a las calles incontenibles en ciudades y pueblos colombianos y en muchas ciudades del exterior, unas 140 o 150 de ellas, para gritar sus consignas contra el terrorismo y contra las prácticas de las Farc de arremeter contra la sociedad civil, poner en práctica la ejecución de toda clase de crímenes atroces como el secuestro, el ataque a poblados indefensos, etc., en su “guerra por todos los medios”, que deslegitima definitivamente a la organización y a los métodos inhumanos practicados por ella. 232 En términos muy generales, los siguientes conceptos fueron expresados por el Dr. Jorge Ignacio Castaño Giraldo en el “Seminario Tríptico para pensar al Hombre en Conflicto” Universidad EAFIT, en Julio 26 del 2007: La evolución del Estado colombiano no es arbitraria. ¡La institución estatal en Occidente evoluciona hacia la democracia, no hacia el totalitarismo! El Estado colombiano lo hace en el marco del desarrollo de esa Institución en Occidente y del Derecho Internacional Humanitario, en que se tipifica, en orden a la opinión de las mayores autoridades en materia jurídica, el concepto del terrorismo, partiendo de la experiencia y las consecuencias del derrumbe de las torres gemelas de Nueva York. Es un concepto nuevo. En la práctica, si la guerrilla de las Farc dejara de comportarse como terrorista, le permitiría ser interlocutora en una negociación. Si los poderes del Estado, si las Cortes se dividen, si no son coherentes, si le siguen el juego a las Farc y llegan a sacrificar las instituciones, los intereses de la Nación, por aproximar lo que piensan de la realidad a lo que aspira un actor armado, tal como ellas, así sea por lograr un acuerdo humanitario, es darle nuevas opciones, es perder lo que se ha ganado en términos políticos, en los que la guerrilla ya ha sido derrotada. La gente tiene sus derechos y eso no se puede cambiar. Sin embargo, el Estado tiene sus intereses muy concretos, dentro de la cultura en que se mueve y respecto del contexto en que se da el costo humano de su realización. ¿Puede pensar el Estado, entonces, en aceptar que la amenaza para la suerte de cuarenta millones de personas, que pueden caer en las manos de una hegemonía demoníaca como aquella, es un precio justo a pagar por la liberación de 700 o más secuestrados “canjeables”, que son “fichas” con valor político para presionar a cambios en su estatus legal, y de varios miles, cuya vida ha sido convertida en “mercancía” y solamente se les devuelve a sus seres queridos previa cancelación de su “valor de mercado”? ¡La respuesta se la dejo al lector! 233 Pasemos a la consideración del Socialismo. Como ideología es una cosa y como experiencia existencial es otra. Max Weber, en su “Economía y Sociedad”, Fondo de Cultura Económica México 1964, plantea diferencias muy grandes entre lo que él llama “comunidad” y lo que llama “colectividad”, términos, que como muchos otros, se usan en la retórica política muy impropiamente. Lo que conocimos en el socialismo de la URSS y en otras experiencias nacionales, no es la experiencia de un “Contrato Social”, sino que es el producto de una imposición total, del uso del Poder de manera “totalitaria”, sobre una población que, se considera, por encima de cualquier realidad, que la “autoridad” no está dispuesta a respetarla. Masificada totalmente, su situación es el producto de la coacción masiva, a la fuerza, de una población despojada de todo derecho, y en este caso concreto, de todo derecho de propiedad entre otros; que pierde, además, toda iniciativa y que tiene que plegarse a las órdenes del Estado o sufrir su acción sobre sí. Eso se refiere al comportamiento de una colectividad, aunque no anárquica sino bajo control total del poder dominante, en el que va desapareciendo o empobreciéndose, por completo, la personalidad, la consciencia de cualquier identidad, toda responsabilidad del sujeto. Históricamente los “jefes” de esas colectividades son déspotas, caudillos, y tiranos que coaccionan a la gente indefensa e impotente, generalmente mediante la intimidación en todas sus formas, mediante el “Terror”, como ocurre hoy entre nosotros. Como experiencia existencial, conocemos muchas categorías, incluso, de comunidades humanas, cada una con su propio fuero, en las cuales se inscriben los fueros de otras de orden inferior, hasta llegar a los sujetos humanos, cuya personalidad e identidad se entienden precisamente en referencia a la comunidad en que están inscritos. Podría hablarse de familia, de vecindad, de vereda, de municipalidad, de provincia, de clase social, de gremio artesano, de nación, etc. En una sociedad bien estructurada y bien armonizada, las relaciones entre todos esos conjuntos, y entre ellos y las personas obedecen a normas de carácter ético que comprometen a todos y deben ser respetadas para bien de todos. En este caso concreto, la población no está masificada, tiene una 234 estructura orgánica. La gente no ha perdido su identidad, no ha perdido la consciencia de su posición respecto de los otros, de su historia, del juego que le corresponde para el porvenir. De la comparación de estas realidades, definidas aquí de una manera muy sucinta, podemos deducir, que el socialismo como ideario teórico puede tener infinitas variaciones, según la personalidad y experiencias de quien lo elabora o lo “vive”, pero en referencia a un conjunto real de población, representa, en el fondo, una simplificación de la realidad. La experiencia de la vida urbana, en la ciudad poblada de personas de diverso origen, con su comportamiento típico, tal como se da desde finales del siglo XX, concretamente desde 1968, inicia su influencia a primar sobre las culturas en general, aún por encima del influjo de las diversas formas de asociación comunitaria tradicional, como escenario importante de la cotidianidad que es la Ciudad, y nos muestra la tendencia a la masificación, a la anarquización de la población que ocurre en el medio urbano. Entonces, en la Ciudad, aparecen las personas, cada una de ellas con la personalidad forjada en su “lugar” de origen, como “materia prima”, como masa “maleable” en manos del artista, del filósofo, del pedagogo, del sacerdote, del conductor político, del estadista, del constructor de civilizaciones, …. o del tirano; ya para construir, a partir de ella al hombre del mañana, a la sociedad del Porvenir, o para frustrarlos. ¿No es cierto que allí es visible una tremenda responsabilidad de quienes manejan los distintos poderes en la sociedad de hoy? ¡Cada personalidad contiene en su consciencia, los caracteres de su cultura concreta, y ésta sirve de base a una posible sociedad holística en que se manifiesten esos caracteres, u, ojalá no llegue a ocurrir, con su desaparición, o si persistimos en nuestras luchas por imponer nuestros valores hegemónicos, a la creación de una manada de esclavos! ¡La Naturaleza nos enseña que no construye la evolución necesariamente sobre la “ruina” de los logros anteriores. El avance se da sobre lo ya construido. 235 Y veamos ahora una perspectiva, sucinta también, de la genealogía de las ideologías y usos políticos modernos: A pesar del imperio de la Iglesia Católica Romana en Europa, hasta finales de la Edad Media, tiempo en el cual se desarrolla el pensamiento escolástico, hasta culminar en el pensamiento de Tomás de Aquino, expresado magistralmente en su “Suma Teológica”, no logra ésta, ni siquiera con su política del Terror, que no es otra cosa que su “Inquisición”, cambiarle sustancialmente su manera de ser a la mayoría de la población europea; logra hacerlo, en sustancia, solamente con la nobleza y con la aristocracia, las capas altas de la Sociedad que cuentan, entonces, como soportes casi exclusivos de la Cultura. En los vericuetos de la Política, en el laberinto de los intereses de los señores de la sociedad feudal, y en los postulados de la doctrina cristiana, expuesta en los términos más dogmáticos, queda enredada la hebra del mensaje de Jesús, una de las vertientes de la sabiduría oriental que había logrado transformar sustancialmente el espíritu del Pueblo Romano. El movimiento renacentista, que cuestiona profundamente el sentido del hombre según era considerado en la sociedad medieval europea, básicamente, luego de asimilar las enseñanzas de otra vertiente de la sabiduría oriental proveniente de la experiencia comercial, que dan algún fruto en el desarrollo de la actividad artesanal e incipientemente industrial, produce nuevas actitudes frente a la realidad del Mundo: Los forjadores de grandes fortunas obtenidas en la actividad mercantil se convierten en los poderes detrás del Poder de las realezas, financiando sus empresas de conquista, sus imperios y la consecución de privilegios y de nuevas coronas. Las cabezas visibles de la Iglesia se relajan y asumen conductas libertinas. Se hace manifiesta, en forma incipiente, la consciencia de la clase burguesa, que se va desarrollando a través de la institución de los gremios y aparecen, entonces, las primeras fisuras que distancian el profundo espíritu teutón del laxo y superficial de los latinos. Es el principio del fin de la Cultura Occidental, tal como se conoció a 236 finales de la Edad Media, es el rompimiento del eje de la Cultura, con la aparición del cisma Protestante, cuyo epílogo se cumple con el nacimiento de la República Francesa luego de la famosa Revolución burguesa de l782, al mismo tiempo con el nacimiento de la Nación norteamericana con su modelo de revolución social en 1776, y con los primeros pasos en Inglaterra de la famosa Revolución Industrial, que ya es un hecho en 1830. Allí quedan definitivamente separados además, los asuntos relativos a la espiritualidad de la Religión y los asuntos profanos, relativos al Estado burgués, ya secularizado, que se mueve alrededor de los principios de lucro de Calvino, o establecido claramente el conflicto entre los poderes de la Iglesia Romana, como Poder Temporal y el Estado, ya secular como en Francia o ya integrado a iglesias disidentes, cismáticas, como es el caso de Inglaterra, a la Iglesia Anglicana, en que la jefatura de ambos reside en el Monarca. En medio de aquella situación surge la consciencia de clase obrera, que es, obviamente, posterior a la consciencia burguesa. Engels y Marx son testigos y se aterran con la dura experiencia del trabajo de los niños y las mujeres en las primeras ciudades industriales como Manchester y Londres y las condiciones inhumanas de vida en los primeros barrios obreros conocidos allí. Es como si los empresarios de nuevo cuño burgués, inconscientes de otras aspiraciones humanas, hubiesen actuado exclusivamente movidos por los resortes de su codicia, de su afán de lucro, de su afán de capitalizar, para sí, toda la plusvalía generada en el trabajo de todos los asociados en él. La “mano de obra” de los talleres miserablemente compensada, provenía de miles y miles de campesinos desplazados del Campo, a quienes una nueva clase de ricos comerciantes de tierras que se habían enriquecido, muchos de ellos, con los negocios del opio en Asia, y compraban masivamente sus propiedades. Otros se enriquecían con los negocios navieros, apoyando al Imperio Inglés en el disfrute del monopolio comercial en los mares, y otros montaban explotaciones mineras de carbón y acero para 237 construir máquinas de vapor y telares para los talleres textileros, líneas férreas, locomotoras y trenes, y disponer de energía para moverlos. Mientras tanto, otros se ocupaban del comercio de esclavos negros y otros de las plantaciones de algodón de Norteamérica, en especial antes de su independencia. Con algunos intentos fallidos, como el de 1848, la rebelión obrera contra aquel trato tuvo su “disparador” en 1905, cuando, como consecuencia de la Guerra ruso – japonesa-, que perdió Rusia, el Estado, en cabeza del Zar, se vio imposibilitado de aportar alimentos suficientes para abastecer a la población que se moría de hambre, y tuvo la atroz idea de enfrentar la rebelión popular con el ejército, “formado por los hijos del mismo pueblo”. El resto de la historia es ya bastante conocida. La Revolución estalló en octubre de l917, durante la Primera Guerra Mundial, y de allí se expandieron por el Mundo las perversidades y las aberraciones de la Guerra y la Política que yacían en el fondo del alma de los hombres nacidos y afectados por las aciagas tradiciones culturales de la región central del Asia, habiendo sido aquella, y el régimen político que de allí emanó, uno de los más sangrientos que haya conocido la Humanidad. De la misma manera, la dureza del corazón del espíritu burgués, nos recuerda la dureza de la vida humana marcada por las enormes limitaciones del medio desértico, con el asalto constante de las caravanas por “salteadores” que viven de su botín, y la visceral competencia, que exigen al mercader el desarrollo de habilidades de negociante que implican la conjugación inverosímil de “virtudes”, como la exageración, la astucia, la mentira, la dura disciplina del ahorro, el imperativo de lograr el mayor lucro posible, etc. Muchos personajes adquieren la categoría y sobrepasan a los nobles, a los mismos monarcas en su poder financiero, logrando que su poder económico influya de manera creciente, en los poderes políticos del Continente. Solamente aquella circunstancia se repite, en mucha mayor proporción, en el mundo urbano moderno, dándole origen a la característica “individualista” de 238 algunas sociedades de la actualidad. Allí reside, muy específicamente, el enfrentamiento ideológico de los regímenes políticos que se fundamentan en los valores “colectivos de la clase obrera”, y por extensión, de la campesina, y los regímenes políticos que se apoyan en el carácter individualista de su población. Como vemos, este conflicto tiene raíces culturales muy profundas y es preciso comprenderlo si queremos que la Sociedad sea viable mediante un Contrato Social que contemple la realidad y establezca un orden social justo y equitativo. Es perfectamente claro y encomiable el ideal de que las costumbres se vayan decantando, dejando atrás tanta perversidad como sea posible, aunque este debe ser un propósito común y requiere mucho trabajo educativo. Para mí, el despeje de aquel horizonte halagador requiere que se atemperen la agresividad y la Violencia y se establezcan claras referencias mutuas en el desarrollo de las relaciones entre los hombres cuyas vidas se conjugan en esa magna empresa. Sin embargo, a pesar de todas esas consideraciones, quizás no queda suficientemente ilustrado el problema. No queda nada resuelto con ponerle a tal o cual movimiento, a tal o cual líder de los enfrentamientos armados “etiquetas” que los estigmatizan para que su culpabilidad sea obvia, como “Terroristas”, y tengan que recibir sobre ellos toda la carga de rechazo y de desaprobación ciudadanos, sean o no Frarc, sean o no Autodefensas, sean o no Crimen organizado, sean o no izquierdas sean o no derechas, para quitarle todo piso a sus pretensiones políticas, por ejemplo, porque en sus nombres se han cometido crímenes, incluso los más atroces. Tampoco es suficiente escarnecerlos frontalmente, fustigarlos, señalarlos, descalificarlos, con el resultado de que se empecinan más en sus actitudes. En nuestro caso colombiano, el señor Hugo Chávez, jefe del Estado venezolano y las Farc, reclaman que las últimas sean retiradas de la fatídica lista de “terroristas, adoptada por los países occidentales para orientar su acción política común 239 contra el flagelo del Terrorismo, ya que todos sus actos son políticos, -justificados por el Derecho Político que califica, explica y trata el “delito político”, un código legal desconocido ya por casi todas las legislaciones del mundo occidental-. En realidad, ningún país del planeta, particularmente los de la Comunidad Económica Europea, y los grandes de América Latina como Argentina Brasil y México, se sentirían muy estimulado para adoptar la idea, lo que significaría para ellos renunciar a la ayuda financiera, al apoyo estratégico militar, a los beneficios de un intenso intercambio comercial, entre muchos otros beneficios, siendo desobedientes a ese orden. Todavía más, esa política antiterrorista fue construida sobre las cenizas calientes todavía de las derruidas torres gemelas de Nueva York y la mortandad producida por el atentado terrorista del 11 de septiembre del 2001. En reunión del Consejo de Seguridad de la ONU reunido en su sede el 28 de septiembre del mismo año, se tomó la Resolución No. 1373, de obligatorio cumplimiento para todos los Estados nacionales del Mundo, para cumplimiento de la cual, fue elaborada una lista de organizaciones que aplican sistemáticamente el Terrorismo en su acción política. En la práctica, esa posición, a pesar de todo, no es unánime todavía, además, las decisiones políticas tomadas en los diferentes Estados, sobre la base legal proveniente de lo acordado en el máximo foro mundial con posterioridad al atentado del 11 de septiembre del 2001, pueden ser aparentemente justificadas. Pero es posible que los poderes que se apoyan en esas referencias para su acción, se radicalicen también y den origen al abuso del Poder; el uso abusivo de ese poder es una tentación muy fuerte, hoy todavía, cuando no se confía en el otro, o cuando éste carece de una consciencia clara de sus retos vitales, o si es, de cierta manera, débil y no tiene posibilidades de interponer sus derechos entre los poderosos y sus objetivos. Allí se originan muchas de las hegemonías en la lucha política, a cambio de una sana interacción social. Tales pueden ser los casos 240 siguientes: La renuencia de organizaciones como las Farc de renunciar a sus métodos terroristas, la estructuración de grupos de acción cerrados como los de los narcotraficantes y otros empresarios del Crimen aunque sus negocios legales sean muy importantes, con el fin de proteger la integridad de la totalidad de sus empresas, y la decisión de EE. UU. de invadir a Irak. ¿Por qué incluyo aquí la invasión a Irak? Por lo siguiente: Ya sabemos que los móviles originales que la causaron no resultaron ser válidos. Además, al cabo de casi siete años de ella, se dan hechos que el columnista de “El Mundo” de Medellín, Carlos Mauricio Jaramillo Galvis denuncia: en un artículo que llama “Transferencia de Soberanía” afirma: “Actualmente las semillas que los campesinos [de Irak] tienen permitido plantar son variedades “protegidas” por corporaciones transnacionales en nombre de la reconstrucción de la agricultura y que tienen su origen en Norteamérica (Mansanto, Sygenta, Bayer y Dow Chemical), otorgándoles una patente o derecho de monopolio exclusivo, utilizando una estrategia denominada Protección de Variedades de Plantas (PVP), que exige, además, que las variedades vegetales deben acatar los estándares de la Convención UPOV (Unión Internacional para la Protección de variedades Vegetales), la cual requiere que sean nuevas, distintas, uniformes y estables” (El Mundo 13 de febrero del 2008, P. 2). Irak, por tradición, es la despensa agrícolas del cercano Oriente, y si entendemos que la antigua Mesopotamia que se situó en su territorio, fue desde la antigüedad, un emporio agrícola y allí floreció una de las primeras civilizaciones de agricultores de nuestro ancestro cultural, de allí que semejante cosa suena extraña y podría producir hilaridad, si no fuera porque parece una de las prácticas precursoras de la globalización económica que empieza a regar sus tentáculos por el Mundo. Pues bien, ¡las prácticas agrícolas tradicionales de Irak se han vuelto ilegales! En virtud de una nueva ley promulgada por el administrador de la Autoridad de la Coalición CPA), Paul Bremen III y conocida como la Orden 81 sobre “Patentes, Diseño Industrial, Información Confidencial, Circuitos Integrados y 241 Variedades de Plantas”, contradiciendo la histórica constitución iraquí que prohibía la propiedad privada de los recursos biológicos, y además, por miles de generaciones de campesinos, los frutos del campo eran obtenidos de semillas adquiridas por los agricultores en el mercado informal sin controles de ninguna especie. ¿Podrá haber mayor absurdo? ¡Los hechos hablan por sí solos! Sobre las que venimos reflexionando son tres actitudes típicas acerca de las cuales me permito asumir una postura sin ambigüedades. Para explicarla mejor quisiera hacer sinceramente unas pocas preguntas: ¿Puede realmente asignársele a cualquiera de aquellos, actores que hemos mencionado, por dura que haya sido la experiencia, la totalidad de la culpa en los efectos de su acción? ¿Es preciso que tengamos que mantenernos apegados a la “letra” de la Ley, a una costumbre jurídica, por lúcida que parezca, que nos saque del paso, que nos quite el peso de resolver un problema real aunque nuestro punto de referencia usual no llegue a descubrírnoslo o nos enfrente a otras consecuencias, como es tener que reconocer legalmente a unos interlocutores que no dejan de ser reales, aunque a su opinión no se le haya reconocido espacio, peso político suficiente, dignidad humana para exponer su opinión? A mi manera de ver las cosas, ese asunto exige una reflexión más profunda. Puede decirse, con mucha seguridad, que toda posible culpabilidad se reparte en un sinnúmero de causas, de las cuales hemos revisado muy puntualmente algunas. La historia humana está cargada de infinitos crímenes, de prácticas aberrantes de escarmiento como la tortura y otras prácticas inhumanas. El dolor y el sufrimiento de seres queridos son experiencias dolorosas que han trascendido hasta ellos, como consecuencia del dolor causado a millones y millones de víctimas, muchas de ellas inocentes; todo aquello ha dejado su huella, y en esa huella se clavan las raíces de las experiencias más duras que le ha tocado sufrir a la humanidad de hoy, y en ella, a la nuestra. Pero lo más importante no es siquiera eso, muchos de quienes actúan así, ni siquiera son conscientes de los “resortes” que los impulsan, porque éstos 242 actúan desde su mismo inconsciente y pueden tener, de verdad, un origen o varios orígenes muy remotos. Cuando usamos etiquetas como “terrorista”, como “Imperio” tal o cual, con ánimo polémico o de provocar una alineación de opiniones, no se puede olvidar que con ello se está tipificando simbólicamente una conducta de alguien. Esa etiqueta, pues, se convierte en el símbolo de un hecho real que es escondido tras él, de una personalidad que puede sentirse afectada por un acto arbitrario y desconsiderado. Y ese símbolo puede describir, pero también encubrir, la realidad de las diversas culpabilidades de los hechos de terror de las acciones imperiales que deberían ser señaladas, quizás, más objetivamente, para que se hagan conscientes en la mente de sus actores y puedan ser modificadas. Si continuamos mirándonos hoy a nosotros mismos y en nuestro rededor a quienes con su conducta nos afectan, como lo estamos haciendo, solamente vamos a perpetuar la infelicidad humana, su frustración, su desgracia, para mañana. ¡No vamos a alcanzar el ideal de vivir en un mundo mejor! ¿Cuál es la actitud básica para lograrlo entonces? Solamente una: Hemos de practicar la caridad cristiana por doquier, perdonar, lo que parecería imperdonable, y darle la mano a nuestros “enemigos”, para caminar juntos hasta el fin. Jesús nos ha trazado el camino de nuestra salvación y nos dio muchas lecciones de humildad necesarias para ponernos a caminar en pos de esa nuestra utopía política. Tal cosa no tienen, ni mucho menos, un significado meramente místico. Tiene además, un sentido y una aplicación plenamente mundanos. Hay diversas maneras de caminar hacia el mañana. Algunos no visualizan su futuro sino que se contentan con lo que les depare la suerte aleatoriamente; otros visualizan el futuro desde su presente y calculan si pueden dar los pasos necesarios para realizar lo que desean; otros, que practican lo que se llama el pensamiento positivo. ¿Cómo funciona el pensamiento positivo? Veamos: ¿Haz entrado alguna vez, con hambre a una heladería? ¡Lo primero que imaginas es un suculento helado que hace que se te haga agua la boca! Entonces buscas en tus bolsillos el dinero 243 necesario para comprarlo; lo compras y lo comes y lo disfrutas de lo lindo hasta el último bocado. ¡Nada más sencillo para explicarnos del don de la “iluminación” que nos descubre nuestros sueños, y nada más complejo y difícil que vivir la fe necesaria para implementar la acción necesaria para realizarlos! ¡Es importante tomar la decisión de volverlos metas de nuestra vida y ser suficientemente decididos, después, para emprender el camino y llegar hasta ellas! Ese es, ni más ni menos, el reto de toda vida humana. Aquí es igual: nos situamos mentalmente en el futuro, escogemos en él el objetivo que deseamos alcanzar, miramos el presente retrospectivamente y nos empeñamos en trabajar, para desarrollar y obtener los medios necesarios para llegar a tal objetivo, y luego nos aplicamos, disfrutando en todo momento con profunda emoción, en la tarea de conseguirlo. En otras palabras, quienes logramos comportarnos así podemos convertirnos en verdaderos padres de nuestros hijos, de los que nos siguen, los “padres” de la Cultura, los seres verdaderamente creadores de civilización, los conductores de pueblos, somos los que creamos la técnica y los que la empleamos para buscar la transformación de nosotros mismos, y de nuestro entorno humano. El Doctor Rodolfo Llinás, neurocientífico colombiano famoso, director de la Escuela de Medicina de neurocirugía de Nueva York, afirmó en una conferencia en la Universidad Eafit en el mes de octubre del 2007: “Sólo hay dos formas de reacción a la percepción de estímulos externos: el movimiento y las secreciones [de las hormona de las diferentes glándulas]. La verdad es que el “temperamento” de las personas, en un momento dado, está determinados por las hormonas presentes, en ese momento en su organismo, por lo cual, los cambios en el temperamento pueden ser inducidos por medio de la manipulación del sistema endocrino. Esa es una valiosa conclusión de los endocrinólogos desde hace años; y ese mecanismo de las secreciones internas es lo que “mueve” a todo el complejo organismo humano para encontrar una nueva situación de equilibrio. Los científicos han descubierto, 244 igualmente, que las diferentes “fórmulas“ hormonales, también pueden ser inducidas voluntariamente, partiendo de la manipulación de las emociones. Esos estados emocionales que afectan a la Cultura, generan secreciones endocrinas, que afectan y generan, a la vez si persisten, cambios definitivos o sostenidos en la naturaleza de los seres humanos. De allí resulta, pues, que el mantenerse en cierto estado emocional, nos permite mantenernos en una pauta, también, de nuestra evolución biológica. Es nuestro sistema endocrino el responsable del efecto en uno o muchos organismos humanos de los estímulos provenientes del exterior. Así, si sembramos o alguien siembra en nosotros amor, confianza, esperanza, ternura, concordia, solidaridad, ese será el tenor de nuestra “cosecha”; si sembramos o alguien siembra en nosotros odio, miedo, recelo, desconfianza, escepticismo, angustia, desesperanza, indiferencia, discordia, habrá de ocurrir lo mismo. Hace muy poco tiempo se sabe eso; de suerte que era difícil entender la dinámica de la conducta humana; también era difícil entender la forma como la evolución biológica tomaba sus propios atajos, y por qué no, la evolución de nuestra cultura. Esto nos ha descubierto el mecanismo por medio del cual la experiencia externa influye en el ser humano, sobre su cuerpo y sobre su mente o su espíritu. Esa situación es de interés, entre otros, de quienes se mueven y ejercen algún liderazgo en los campos social, económico y político. Manipulando o influyendo en las emociones de la gente es posible, no solo afectar la Cultura sino la naturaleza humana. Eso hacen la propaganda comercial y la acción estimulante o intimidatoria sobre el Pueblo, sobre el “mercado”, sobre la ciudadanía. Podemos decir algo de importancia capital en la evolución individual o personal y social del Hombre: Este no es el mismo una vez se ha sentido frente a cambios básicos en el estímulo, por acción de otros. Y aplicada al ejercicio del Poder, puede indicarnos, cómo los seres humanos que viven hoy sobre la Tierra y con los que interactuamos, son en gran parte el producto del 245 trato soportado por ellos y sus antepasados a lo largo de miles de años de su existencia y de las emociones que animaron su vida. La pregunta sería entonces: ¿Estamos o no dispuestos a modificar nuestra conducta, a modificar ese trato, para ser capaces de modificar esta naturaleza humana, las culturas actuales, con el fin de modificar nuestras perspectivas de futuro, con el fin de que podamos vivir todos en un mundo mucho más armonioso y feliz? No nos olvidemos que somos parte de una de las especies más inteligentes y evolucionadas entre las especies vivas conocidas, y que podemos movernos, si queremos, hacia una sociedad capaz de fundar su poder, no en la consciencia de que estamos ante la inminencia destructora de alguien que aspira a dominarnos, a someternos a su albedrío, a su voluntad, sino en la confianza de la multifacética, multidisciplinaria, ubicua, integrada y especializada opción que nos ofrecen la unión, el equipo, la mancomunidad. No tenemos que escandalizarnos por la barbarie que se manifiesta en muchos de nuestros procesos económicos, sociales y políticos. La sociedad violenta de hoy no es más que una reproducción holográfica del carácter de sus humanos componentes. Uno de los motivos centrales para que, en este trabajo, hubiera ido muy lejos en las consideraciones de la Historia, para buscar entender el origen de muchas de nuestras conductas, es porque fijar responsabilidades totales, señalar, acusar a una persona o conjunto de ellas, como plenamente culpables de algo, en un mundo en que los actos de las personas no se originan necesariamente en motivaciones conscientes propias, en decisiones maduras y plenamente responsables, es casi imposible que pueda hacerse objetivamente; igual, el pretender aislar los actos personales, individuales de cualquier influencia exterior. Dada nuestra miopía, nuestro aislamiento psicológico, nuestro estado patológico porque nuestro juicio está afectado de esquizofrenia y de paranoia, nos queda difícil explicarnos, fácilmente y a fondo, la Realidad global en el presente, solamente con mirar una perspectiva histórica de unos cientos de años atrás 246 en nuestro pasado. Requerimos de una perspectiva hacia el pasado, hasta de millones de años. Es preciso entender que el fenómeno humano es el producto de factores naturales conjugados. Es un producto inmensamente complejo. Ya hemos visto cómo las glándulas endocrinas regulan con sus secreciones el temperamento de las personas; hemos visto muy someramente, cómo en su acción se originan cambios de importancia en la misma naturaleza humana. La complejidad de su actividad cerebral tal vez no podría entenderse sin considerare la complejidad del sistema endocrino humano tampoco. Es muy posible que el desarrollo de nuestro cerebro obedezca, no a una motricidad simple de la Evolución, como es la consecuencia de adoptar la postura erguida solamente, sino a un complejo proceso glandular que estimuló su paulatino desarrollo, junto con los efectos sentidos de su medio ambiente. Hablar, pues, de nuestro desarrollo cultural sin tener en cuenta esas consideraciones puede llevarnos a conclusiones erróneas. La Guerra y la Violencia, las diversas formas de agresividad, el Terror, a la hora de la verdad, no son más que expresiones de una vida humana basada en principios de conducta muy primitivos. El estado de barbarie nos presenta una consciencia apenas salida de nuestra animalidad, empeñada en una evolución cultural que se acelera, con el tiempo, pero que en sus estadios iniciales es casi incapaz de pensar en proyectos de vida colectivos y de largo plazo. Sus móviles iniciales siguen siendo la caza, aunque sus técnicas avanzan. Desde un principio, no obstante, el sentido gregario permite a seres débiles, físicamente, formar sus comunidades de sangre, sus clanes, sus tribus, para aplicarse a sus fines utilitarios y crecerse ante presas mucho más fuertes, y aprende las ventajas de la vida asociativa. Las formas de vida civilizadas tienden en nuestra época, a reemplazar las formas bárbaras de vida humana, aunque ello no se da parejo en toda la humanidad; puede sí servir de un estímulo adicional. 247 Todavía más, el desarrollo tecnológico, algo que algunos historiadores mencionan como la “corteza técnica” de nuestra cultura, se está dando más aprisa que la evolución psíquica de la Especie Humana, que debería ser el producto de una evolución integral de su cultura, llevando, paradójicamente, a la descomposición social por doquier. De allí que, el atemperar los conflictos, el reducir la Violencia, la Guerra, la agresividad en las relaciones humanas, puede ser una contribución de gran trascendencia para conducir al ser humano, a sus sociedades, a sus naciones, en la senda definitiva de la Paz. Obviamente no es un proceso de corto plazo, pero hoy la Ciencia, nos permite formarnos ideas de los propósitos que podemos asumir, de las metas concretas que podemos fijarnos, para mejorar, día por día, nuestro nivel de vida. Algo que podría inspirarnos, sería la idea de establecer, como uso común, la regulación, en todos y cada uno de los diferentes frentes de la vida humana comunitaria, como la familia, las comunidades de vecindad, las comunidades de trabajo, los barrios, los sectores gremiales productivos, los sectores especializados de la Cultura, como el de la lengua (Academias de la Lengua), la música, las artes como el de la pintura y la escultura, por medio de diversas especies de “Contrato Social”, que le anuncien al Común sueños, quereres, empresas en conjunto, apoyo a los iniciados, proyectos retadores, así sean abiertos a nuevas influencias, para inducir sinergias, compromisos, voluntad de acción, semejantes a los que se establecen con las constituciones políticas de los Estados, o los estatutos de constitución de diferentes tipos de asociaciones para la realización de proyectos de emprendimiento, establecer una ética particular en su ejercicio, hacerla coherente con el querer público. Esos contratos les permitiría a los seres humanos, entre otras cosas, a tomar consciencia del juego y del valor de su vida en el concierto social, les permitiría seguir soñando y conjugar sus sueños hasta volverlos objetivos políticos de toda la Sociedad; generar sinergias de tipo social, evitar las restricciones de 248 “espacio” que generan las hegemonías en beneficio exclusivo de sus gestores, evitar la acción arbitraria, anárquica, que en las sociedades urbanas modernas desarrollan los poderosos con plena independencia de cualquier tipo de compromiso humanitario, que no sean sus propios intereses; les permitiría abrirse paso a las sociedades de tipo plural, verdadera razón de ser de la Democracia, como sistema de gestión política, fuente, a su vez, de la “cosa pública”, en contraste de lo individual y personal, cuyas raíces se hunden, como las raíces de un árbol frondoso en todas las vertientes humanas que le dan origen y sentido vital. Tal vez queda en este momento una pregunta en el tintero sobre este tema. Me la hago yo y se la haría, con la mano en el corazón a todos y cada uno de los seres humanos que pueblan en este momento, 28 de febrero del 2008, el Planeta, sean cuales sean sus objetivos actuales, sea cual sea el país en que habite, sea cual sea el oficio o el trabajo que desempeñan, sea cual sea su posición social desde la más humilde hasta la más encumbrada: ¿Podemos estar satisfechos con el mundo que hemos creado hasta hoy, con el perfil de las personalidades humanas a las que hemos dado a luz, con la experiencia que le hemos deparado a los seres humanos que viven actualmente, con la promesa a la que pueden aspirar nuestros hijos, nuestros nietos y demás descendientes, de un mundo mejor y más justo? ¡Yo me inclino a pensar que, con muchas dificultades, apenas podremos calificar la respuesta, con un 4 ó 5, a lo sumo, sobre 10! ¡Cuando mi hija Sylvia María me decía, por allá a finales de los años ochenta siendo ya adulta y profesional, y casi en vísperas de radicarse en Alemania, que no estaba satisfecha con la educación que mi esposa y yo le habíamos podido proporcionar, mi respuesta interna fue de estupor, de desconcierto, que difícilmente pude disimular! Sin embargo su sinceridad, su honestidad, su valor, evidentes en una respuesta contundente como la suya, frontal, pero serena, respetuosa y expresada con profundo amor, hicieron que yo reconociera y me convenciera del valor de esa opinión salida del fondo de una alma que no era la mía, y que yo, como padre, había incubado y amado por siempre. Entendí cómo 249 su respuesta podría haber sido la mía propia, asumida frente a lo que yo había vivido íntimamente como experiencia existencial desde niño, por lo cual me dejó desarmado por completo, y urgido de una profunda reflexión, incluso, sobre mi propia experiencia. ¡Ella tenía toda la razón! En una carta en que da la bienvenida a sus nuevos distribuidores independientes la doctora María Victoria Mejía, mi segunda patrocinadora ascendente en la organización “en red” a la que pertenezco junto con mi esposa, dedicada a la comercialización de programas nutricionales de una gran compañía californiana, dice unas muy sabias palabras: “Todos tenemos un ser humano adentro que es único y capaz de cambiar el mundo. El sistema educativo [en que nos hemos formado] ha hecho que la mayoría de las personas permita que ese ser formidable, creador, empujador, trabajador, se encuentre en un estado deplorable. Está adormilado, narcotizado, somnoliento,…anulado. La sociedad ha opacado sus sueños. La gran mayoría tiene a su genio apagado”. …”Vamos a despertar a tu genio y tú estarás en control. Tú y ese genio son una sola persona. Esa es la persona que tú quieres ser, mereces ser y vas a ser. Este mundo solo tiene una copia de ti. Eres única. Eres formidable”…”Empieza por crear la visión de tu futuro. Prepara un cuaderno o un diario en donde, de ahora en adelante, escribirás tus metas y el progreso hacia ellas”…”Deja volar tu imaginación. Sueña libremente. Date todos los gustos que puedas….. Escribe todo. Eso hará que tu cerebro se sintonice y se alinee con tus sueños. Comenzará a gestar ideas que luego podrás convertir en acciones concretas, en planes, en pasión creativa”….”Vamos a sacar a la luz toda tu capacidad creadora. Tu creatividad. Descubrirás qué cosas te apasionan… qué hay dentro de ti que hará que te pongas en acción con fortaleza, decisión y energía arrolladora”. Como puede verse, esta metodología establece una dinámica totalmente diferente, diametralmente opuesta a la manera tradicional de hacer política, de buscar la realización de utopías, 250 así sean de carácter personal o colectivas. Es diametralmente opuesta a la que genera una visión borrosa de un objetivo a lograr en un futuro incierto, fácilmente frustrable, aplazable, arrebatable, hacerlo más confuso y lejano; es diametralmente opuesta a metodologías que no han retado nunca al ser humano a invertir sus esfuerzos en la consecución de metas que justifiquen el trabajo de planificación de tareas, de presupuesto de esfuerzos, implementación de acciones, de desarrollo de infraestructura y estructura social, de industrias adecuados a ese logro; pero en cambio que sí han justificado el “trabajo” de apropiarse de los frutos del trabajo ajeno, del espacio que corresponde a otros, de “allanar” sus propios caminos con el uso indiscriminado de la fuerza, del engaño, de la intimidación, como armas políticas, por encima del “sentido común”, de toda sensatez, arroyando a personas, a pueblos, a naciones enteras, o esclavizándolos, enajenando sus energías para invertirlas en empresas, no pocas veces de locos, con el pretexto peregrino de estar llevando a cabo una “revolución”, de estar ejerciendo un derecho a la “Libertad de Empresa”, etc. ¡Cómo no apreciar la profundidad de ese sencillo mensaje, las dimensiones de la promesa que se encierra en esas pocas palabras! ¡Merece que lo enmarquemos en un “marco de oro” y lo guardemos en el corazón! Yo sé que debo cambiar, que tengo mucho qué crecer, sé que quiero liberarme de las ataduras del pasado y sus perspectivas y lo haré, y esas palabras me han animado, desde el fondo de mi propia alma, así sea a mis setenta años de edad, a asumir mi propio reto en esos mismos términos. 4.3.5 LA “GLOBALIZACIÓN” AL ESTILO PROPUESTO POR LAS GRANDES POTENCIAS ECONÓMICAS DEL PLANETA ¿Es acaso la globalización, tal como nos la presentan las grandes potencias occidentales, pues, sólo el producto de una visión poco comprehensiva, que desconoce los alcances, incluso, de su propia realidad y del legado de las mayores y más ilustres civilizaciones 251 de que ha disfrutado la humanidad en el pasado? ¿Es acaso una propuesta acomodada, engañosa, por no decir una imposición escueta de poderes económicos dispuestos a imponer las condiciones de sus intereses, algo así, como una “Pax Romana”, por encima de cualquier otra aspiración humana? ¡Si eso pudiera ser así, efectivamente el tema ha merecido nuestra reflexión! No convocar a todas las fuerzas vivas, excluir, entre otros, a la institución Religiosa desconociendo su papel orientador, así sea históricamente, reducir al Estado a la condición de simple observador, de simple reglamentador de la “Libre Empresa”, y simple juez para juzgar y castigar a los transgresores de la Ley, excluirlo de sus responsabilidades como empresario de la Cultura, de sus posibilidades como facilitador cotidiano de la vida en sociedad, podría ser un error que le costaría muy caro a la humanidad, si persistimos en él. Tal vez la globalización, tal cual nos la plantean las potencias anglosajonas, sea el más genuino producto de la anarquía moderna, “hermana menor” de aquella anarquía en que se justificó durante todo el siglo XX la rebelión de los movimientos socialistas contra el régimen capitalista impuesto por la Revolución Industrial y los regímenes políticos burgueses, anarquía que proviene del empoderamiento, fuera de toda disciplina social, que, a los ojos humanos, otorgan, “con justicia”, las abundantes posesiones materiales que propicia el dinero sin importar cómo es obtenido, muestra palpable, por antonomasia, de “buen juicio”, de “sabiduría humana”, de valor capital, por su influencia en el manejo de los recursos naturales disponibles en el planeta para desarrollar la vida humana. La estirpe de nuestras instituciones republicanas básicas, de nuestro sistema jurídico y legal, nacidos de la Revolución Francesa, parece tener, en su concepción, un acento decididamente calvinista, al decir de algunos reconocidos constitucionalistas nuestros, con las implicaciones que esto pueda tener en la realización de un mundo con proyecciones auténticamente humanas. Escritores y críticos de aquella orientación, entre otros, Indalecio Liévano Aguirre, escritor y hombre público colombiano, opinan que la cultura moderna se ha 252 desarrollado exclusivamente a partir de la “corteza” técnica de nuestra Cultura. Y, quizás, en el fondo de esa opinión yace la esencia del remedio: ¿Por qué no hacer de nuestra cultura burguesa, que esa es su esencia, una cultura más comprehensiva? La oportunidad para que se dé aquello no creo que esté en parte diferente al intercambio social, a la interacción de todas las personas, al diálogo abierto, pacífico, sincero y honesto, que podrían señalar la llegada de la democracia en toda su plenitud. Hoy, la gran bola de nieve del Industrialismo basada en la economía de gran escala, y en la producción masiva, sólo con fines utilitaristas, con afán de lucro, echada a rodar desde tiempos de la Revolución Industrial, lanzó a las naciones desarrolladas del Mundo, muy particularmente Inglaterra hasta mediados del siglo XX y EE. UU. de Norteamérica, a partir de principios del mismo siglo, a una compulsiva búsqueda de recursos naturales, particularmente fuentes de energía, con el fin de nutrir la dinámica “imparable” en el crecimiento y acumulación de una economía ya opulenta, incapaz de llenar todas las ambiciones y satisfacciones esperadas por sus más caros beneficiarios, y destinada, desde el principio, a la “conquista” de los mercados externos para su producción industrial, sabedores de que sus precios bajos podrían “competir” muy favorablemente con la producción foránea de tipo artesanal. En el caso de Gran Bretaña, particularmente, el haberse dado el proceso en el interior de una estructura imperial capaz militarmente de ejercer un control decidido sobre la navegación marítima en el Globo y de mantener su influencia en las prácticas comerciales, alrededor del mundo entero, era claro que su capacidad competitiva no tenía rival. Es así cómo, a pesare de sus riquezas, las demás naciones quedan colocadas en la misma posición “menesterosa” de los antiguos pueblos pastores y nómadas, que forzados por la escasez y el hambre conmovieron con sus migraciones a las antiguas sociedades eurasiáticas, desestabilizando la vida humana en todo el mundo conocido. Con ello, más bien que avanzar en el establecimiento de una vida pacífica sin angustias e incertidumbres, en el refuerzo, dados los 253 recursos técnicos de la vida moderna, de una auténtica “Cultura de la Vida”, se le agregan nuevos ingredientes a la angustiosa lucha por la vida de pueblos que creían estar seguros dentro de sus fronteras establecidas no sin grandes esfuerzos jurídicos, una independencia y unos derechos soberanos reconocidos y alcanzados en cruentas gestas guerreras como la nuestra. Ya hoy aquellos principios de soberanía respetados en principio por las cartas constitutivas de las sociedades republicanas, se agrietan, dejando pasar nuevas formas de sociedad, basadas en un concepto diferente: Las llamadas “sociedades de control”, en que la soberanía del ser humano va cediendo, en la práctica, a favor del derecho de los propietarios de los grandes centros de poder en que se ha convertido la gran empresa privada en el Mundo. Logrado el estado de confusión necesario en la consciencia de sus legítimos custodios, sobre la base de la intimidación estratégica de poderes que pueden ser usados eventualmente para llegar al control de las naciones a la viva fuerza, se ejercen sobre ellos presiones, se imponen situaciones, de hecho indebidamente, gracias a la adopción unilateral de motivos “prácticos”, de principios doctrinales subjetivos y acomodaticios, destinados a servir como justificación legal de sus actos contra el Derecho. Para quienes conozcan la historia moderna, no es un misterio que el bloqueo económico y comercial del Japón, una nación insular casi sin materias primas para su industria, en la década de los años treinta del siglo pasado, impuesto por Estados Unidos de Norteamérica, determino muy seriamente la entrada de Japón en la Segunda Guerra Mundial y, previamente, a invadir en 1936 el territorio asiático para asegurar su abastecimiento, a sabiendas de que este mayúsculo y extremo esfuerzo no podía sostenerlo indefinidamente. Antes, en un proceso que culmino en el famoso Tratado de Versalles en 1919, en el cual se firmaron las condiciones para la terminación de la Primera Guerra Mundial, entre las naciones Aliadas y Alemania, criticadas acérrimamente por el gran economista inglés John Maynard Keines, uno de los miembros de 254 la delegación de su país, quien se retiró de la misma dada la nula atención que se le puso a sus reparos, fueron sembradas, con las reparaciones de guerra impuestas a Alemania, después de una década de miseria, las bases que dispusieron políticamente al país a la retaliación, que se dio en la Segunda Guerra Mundial. Pero no sólo aquello, se generó y se incubó, dado el estrangulamiento económico que produjo en la economía mundial, la Gran crisis Económica de l930, que golpeó en todo el Mundo, sin distingos de bandera nacional. Son dos antecedentes cuya magnitud anticiparía, queramos o no, lo que habría de sobrevenir, cuando la hegemonía de las potencias anglosajonas fuera indiscutible en el ámbito de las relaciones internacionales, una vez ocurrido el colapso de la potencia soviética en 1991, luego de la Guerra Fría. Ello no podía ocurrir mientras el Imperio Español, el Imperio Francés, el Imperio Austrohúngaro, y el Imperio Inglés, entre otros, en otras épocas, lograban presidir la cultura de sus naciones, mientras lograban mantener seguro su dominio sobre ellas sin sometimientos a poderes extraños hegemónicos más fuertes, como pudo ser, por un tiempo, durante la Edad Media, el poder temporal de la Iglesia Católica Romana. Otras consecuencias igualmente catastróficas se producen, cuando en 1973, estimuladas mediante la acción política de una gran potencia hegemónica mundial, dentro del contexto propio de la Guerra Fría, las naciones de la Opep, resuelven cuadruplicar unilateralmente el precio de su oferta petrolífera. Esa gran potencia era la URSS, según Francios Revel, conocido diplomático francés, de gran trayectoria en el manejo de las relaciones de su país con la órbita socialista. Aquella medida colocó inmediatamente en estado de insolvencia a la economía, principalmente, de las naciones europeas, de Japón y de los Estados Unidos de Norteamérica. Sus consecuencias fueron también inmediatas: La desestabilización de la balanza comercial tuvo que ser compensada en una gran medida con la transferencia, a favor de gran número de magnates petroleros del 255 Medio Oriente del control estratégico de importantes empresas europeas, japonesas y norteamericanas. Los precios de sus mercaderías fueron reajustados varias veces su valor, acto con el cual, la crisis fue definitivamente transferida a las naciones no industriales del planeta, las cuales no podían prescindir de esos servicios. Es notable el incremento de la deuda internacional de América Latina en aquella época, pues se elevó a la no despreciable suma de $US 30.000.000.000. En los países en desarrollo como Colombia, en una acción que nadie duda que sea conforme a la influencia estratégica de derechas (¿?), aceptada por las autoridades colombianas desde hace bastantes años, y originada en la política de las grandes potencias económicas del planeta, ha llegado a ser profundamente afectada la actitud de los empresarios colombianos, lo mismo que la de sus funcionarios, y la de los profesionales que les sirven en sus asesorías, los que proveen los servicios de finanzas, de seguros y demás servicios de apoyo a la Empresa. En sus miras ya no cabe el bien global del país. Obviamente, en el trasfondo ético en que esa actitud se basa, persiste la esperanza de que el bien de la empresa resulta en bien de la gente que en ella trabaja y el bien del país, aunque no sea necesariamente así. Su postura está orientada a modificar las condiciones de sostenibilidad y competitividad de las empresas productivas, de manera que su oferta sea ampliamente competitiva. ¿Pero qué pasa con la gente que va quedando desplazada de sus operaciones de ajuste, o con la gente que no tiene acceso a sus oportunidades privilegiadas? No está en sus manos resolver aquel problema y su alineación definitiva se inclina del lado de quienes están al frente de las instituciones empresariales que han logrado reforzar sus posiciones defensivas para responder, de igual a igual, a la competencia del Imperio Económico con las armas que sus contendores han elegido. Sin embargo no hay duda, son ”hombres de armas”, son guerreros de otro cuño. 256 Entre nosotros, con la ingenuidad característica de la gente que ignora el verdadero sentido de la “gesta guerrera” cuyas primeras escaramuzas se están llevando a cabo en estos días, muchas personas se refieren a la entrada a Colombia de bancos extranjeros, a las alianzas estratégicas de empresas nuestras con otras extranjeras, a la compra de los medios de telecomunicaciones, cadenas de radio y televisión, de nuestras empresas aéreas, como la nueva “reconquista de América” por las potencias extranjeras comprometidas. Muchos se preguntan: ¿Es un hecho cumplido? ¿Cuál es el precio estratégico pagado por nuestra colectividad nacional? ¿Es un acto necesario en la “alineación de fuerzas mundiales” para librar la verdadera contienda económica que está por darse, o es simplemente la oportunidad lograda por entidades foráneas dedicadas a beneficiarse del trabajo ajeno cuando las circunstancias les son favorables? La revolución socialista le ha servido en “bandeja de plata” su producto al capitalismo para que éste lo aproveche y a su vez, lo haga también con las “migajas que caen de la mesa” que suelen ser la mayor parte del “ponqué, que se lo recoge el crimen organizado. No hay duda que el país y su gente, igual que incontables pueblos de la Tierra, están “pagando el pato” a un alto precio, sin que sus líderes hayan caído en cuenta del destino fatal que le deparan esas “movidas estratégicas”, que recetan nuestros “expertos” o los “expertos” internacionales, sin haber desarrollado un debate técnico de fondo, sin haber explorado otras opciones, sin haber convocado a la Nación para desarrollar un debate general abierto, para desarrollar una política coherente de defensa, e invocar la necesidad de la solidaridad nacional como algo urgente para el bien general. Es imposible desconocer con inquietud, por otra parte, dentro de esta situación que nuestras autoridades venían sorteando hace años con demasiada timidez, el papel que están desempeñando la economías ilícitas para aportar el sostén económico que ha disipado, al menos momentáneamente, el fantasma de nuestro 257 colapso económico, y como corolario, el incremento de la actividad criminal que les sirve de apoyo, y su juego en el establecimiento, en nuestro territorio, de amplios espacios controlados estratégicamente por el Crimen internacional organizado. La realidad de la vida humana en países como el nuestro, no ha cambiado en nuestro tiempo, en absoluto, ni han cambiado sus expectativas, a no ser por ocasionales y pasajeros éxitos económicos, en lo que respecta al reto que le depara al Hombre la lucha por su supervivencia. Ha sucedido algo que le quita capacidad de movimiento: Está perdiendo su iniciativa, está perdiendo el control sobre su propia vida, y depende cada vez más de designios externos. Se sigue repitiendo la Historia. Se sigue perturbando profundamente la vida humana a todos los niveles sociales. ¡La diferencia es que las perturbaciones que antaño eran generadas por factores naturales hoy se generan artificialmente por medio de la manipulación como herramienta de uso del “legítimo” derecho al propio lucro¡ ¿Podemos aceptar que ese “juego”, que esa agresión solapada continúe? Si no se para, las consecuencias a largo plazo serán lamentables. No se trata, en el fondo, de un asunto de derechas o izquierdas, al menos en el sentido clásico. Se trata de un asunto que nos compromete directamente a todos. La Ciencia nos está poniendo ya sobre aviso, de problemas globales cuya solución requiere de una respuesta colectiva de todos los hombres. Una visión verdaderamente global del tema nos ofrece una imagen muy diferente de la que nos presenta la prensa oficial y las fuentes de información de la mal llamada “globalidad”, que solamente se preocupan por su propia versión de la Realidad, y que, en el fondo no son más que un conjunto de patrimonios económicos, de alianzas estratégicas, de gestiones económicas, destinados a eliminar para sus propietarios y beneficiarios los riesgos que les impiden cumplir su propósito de asegurar su suerte, tal cual la entienden. 258 En ese plan es para ellos indispensable adueñarse del Poder, de la iniciativa económica en el Mundo entero, es la “única forma” de lograrlo. Faltan en ese planteamiento aspectos tan relevantes como es el crecimiento del Crimen, la opción que le han ofrecido, abiertamente, o en la clandestinidad, sus empresarios a gentes enfrentadas a una vida miserable e incierta, no pocas veces abandonadas por completo de la Sociedad y sus afanes, aún en el territorio norteamericano y europeo. Para muchos representan la única posibilidad de supervivencia, dentro de un mundo que no les ofrece la menor esperanza de una vida digna. Pero la miseria de los pueblos más vulnerables del Planeta tiene su contraparte, en gran medida aunque no únicamente, situada en las áreas de dominio estratégico de las Grandes Potencias: El vicio y la adicción a diferentes tipos de estupefacientes, de tóxicos, destruye lo que han dejado enfermedades que se han vuelto endémicas, como la depresión colectiva, las neurosis, etc. El alcohol, la marihuana, la cocaína, el crack y muchos otros fármacos destruyen y hacen imposible el desempeño normal de la vida en multitud creciente de personas; dañan la relación interpersonal en familias enteras, llevan la incertidumbre a poblaciones enteras, a los empresarios, a los gobiernos y hace enormemente costosa la seguridad social. El que en los principales centros del “reino” del capitalismo mundial se plantee solamente parte del problema, pasando por alto el resto, y que los gobiernos de muchas naciones lo asuman de la misma manera, convirtiéndose en subalternos de esa línea de pensamiento, se dediquen a ponerle etiquetas de “terroristas”, de “narcotraficantes” de delincuentes, a personas, pandillas o movimientos o grupos de diferente índole, que violan, sin saber en qué circunstancias, el orden legal establecido, para combatirlos, para hacerles la Guerra como única opción de control o de sometimiento, es un acto de irresponsabilidad. La Guerra, el Terror, no necesariamente se originan donde creemos. Muchas de sus causas pueden ser remotas y pueden estar justificadas por la intransigencia de nuestras propias posturas 259 políticas. Ello puede ocurrir con el impulso de emociones que se despiertan desde muy profundo, por el hecho de que los sujetos afectados constatan su real estado de indefensión, su incapacidad de prevenir, de prepararse para hacerle frente a la posibilidad de golpes demoledores que puedan provocar su colapso total. Esta expectativa en una sociedad democrática puede ser mirada como algo invisible e inmensamente injusto. Causa espanto el ver que las respuestas a aquellos actos no sean menos emocionales, que sus venganzas sean no menos demoledoras, no menos reprobables e injustas, como si aquellos problemas de relación afectaran solamente las más bajas capas de la condición humana, por no decir meramente sus capas de vida animal, aún en los máximos dirigentes de nuestro mundo moderno. ¿Es razonable, en el mundo desarrollado, semejante degradación en el manejo económico social y político de los asuntos humanos? Esas respuestas, en su mayoría, intimidatorias, represivas, vengativas, no van, generalmente dirigidas a la raíz de los problemas para su solución definitiva, y superan, muchas veces, la violencia de las acciones de fuera que las mueven. El obrar, por otra parte, de manera unilateral, indica que los regímenes de esos gobiernos que las llevan a cabo no son objetivos en términos del carácter democrático del comportamiento que dicen tener, sino que pasan por encima y aún intentan manipular y condicionar en orden a sus propios intereses, a las autoridades internacionales, como ocurre en momentos cruciales de la historia reciente, aunque fueran instaladas por ellos mismos, como es el caso de la Liga de las Naciones, y de la Organización de las Naciones Unidas, para resolver los conflictos entre las naciones del Mundo, antes de que degenerasen en las cruentas confrontaciones armadas que conocimos el siglo XX. ¿Qué hay, realmente, detrás de las guerras de Afganistán y de Irak? ¿Son realmente una contribución a la justicia internacional, a la paz mundial o simplemente el producto de una de aquellas incontenibles y desorbitadas reacciones emocionales comunes en 260 nuestro tiempo, como represalias, inmensamente costosas y desgastantes políticamente, aunque carentes, en la práctica, de toda eficacia política? ¿Es razonable, humano, cobrar el precio de una afrenta, por injusta que sea, con otra afrenta mayor, y echarse encima la responsabilidad del inicuo cúmulo de bajas humanas inocentes que está costando, sin contar el costo material, y un porvenir, tal vez frustrado para todos? ¿Acaso esa reacción, según se dice, encubre otra intensión de fondo, como es la de contener militarmente toda oposición de la población local, permitiéndose, según se dice, la oportunidad del paso por esos territorios de un nuevo oleoducto para tener a su disposición nuevas fuentes de energía? ¿Qué significa en términos sensatos Bin Laden? ¿Es acaso el terrorista cuya imagen se ha buscado generalizar, como chivo expiatorio, como punto de referencia de una revancha infame, o uno de tantos dirigentes orientales, antiguo aliado de E.E. U.U. de América, en actitud vengativa, profundamente ofendido, desengañado y resentido con el trato indelicado e insensible al mal ajeno causado, de las autoridades de esa nación, en experiencias anteriores? ¿Ocurre, acaso, que el gobierno de aquella gran potencia se ha dado cuenta que el verdadero y más formidable, despiadado, atrevido, e inescrupuloso, contendor y competidor internacional de su poder es el Crimen, una de cuyas discretas cabezas visibles podría ser precisamente Bin Laden? Nunca se sabe cuál es el alcance de los métodos terroristas. Hoy, la legalidad de la sociedad colombiana está amenazada por una facción terrorista, las Farc, empeñada en una cruenta guerra psicológica en gran escala para imponerse al Estado de Derecho con su proyecto político totalitario. ¡Al Qaeda, según sus propios comunicados, ha dado golpes en España, para reivindicar para el Islam la provincia española de Al Andaluz! Y la respuesta del Estado Español ha sido más sabia: No dejarse intimidar, no perder la paciencia, no perder el juicio, mantener la dignidad aún en la hora de su peor contrariedad. ¡No era aceptable que la calidad de la diplomacia y de la política en las relaciones internacionales de nuestro tiempo se hubiera rebajado hasta el extremo, tal vez a la altura de los métodos de hacer política de este poderoso nuevo protagonista político, como lo es el Crimen, o tal vez sí, si acaso 261 porque en amplios espacios del Planeta, asistimos al establecimiento y consolidación de su feroz dominación estratégica! ¡Si es así, aquel comportamiento merece una profunda revisión y a las Grandes Potencias les corresponde respecto de ello una grave responsabilidad! De la misma manera que el conocimiento científico ha revolucionado al Mundo, con el desarrollo de las ciencias naturales, de los medios y del trabajo experimental, de un pensamiento científico con consciencia de su identidad, de la tecnología habiendo mejorado sustancialmente, entre otras cosas, las posibilidades materiales de comunicación entre los hombres, haciendo más pequeño el Planeta, acercando más íntimamente a las personas, mejorando sustancialmente la implementación de la vida civilizada, abriéndole las puertas a nuevas e increíbles visiones de la Realidad, dándole acceso a la utilización de nuevos recursos naturales, deberá dar los pasos necesarios para apoyar al género humano en su esfuerzo de adaptación a ese estado de civilización material, aparentemente ideal, que ha alcanzado. Esos pasos deben conducir a la corrección del efecto destructivo generado por la ideología de los conductores de la sociedad burguesa occidental, sobre la personalidad del ser humano como individuo, en general, sobre las distintas formas de vida humana comunitaria y su respectivo nivel de vida en todo el Mundo. Deben evitar, por todos los medios posibles, que el Hombre caiga en las garras del Crimen, como verdugo suyo despiadado que es; deben buscar el rescate del recurso humano perdido por la irracional explotación humana y la optimización de su inversión y aprovechamiento en beneficio de toda la humanidad y de su medio natural, como un todo. Si emprendemos esa tarea con plena responsabilidad, las generaciones venideras nos lo agradecerán. 4.4.0. EL INHÓSPITO MEDIO SIBERIANO, MODELA MUCHAS DE NUESTRAS VIEJAS COSTUMBRES Y TRADICIONES POLÍTICAS 262 Vamos a ver aquí el drama que viven muchos pueblos de Asia Central en la antigüedad, desde unos 20.000 años atrás hasta los tiempos de las primeras civilizaciones de agricultores, no todavía avanzados en la civilización, donde la experiencia de una lucha por la vida, casi animal, ha sido superada. Ya son pueblos pastores, pero todavía son salvajes. Allí se inician nuestras costumbres guerreras y violentas, en sucesos que se dan bajo la presión de un medio inhóspito. El rigor del clima causa estragos entre la población nómada dedicada al pastoreo en el centro del Asia. Las estepas sin límite son el escenario que nutre de un espíritu de libertad indómito en poblaciones enteras que miran en la vida sedentaria, y en la agricultura, particularmente, formas de vida inaceptables, que atan al ser humano al suelo ”como lo están las plantas”. Pero la lección del Medio es desoladora: Cuando la población de ganados y renos se incrementa, cuando las poblaciones humanas crecen cuando las estaciones son más frías y el viento del norte no cesa, cuando las tempestades de nieve cubren los pastizales que deberían sustentar los ganados, aparece la secuela del hambre y la necesidad de soluciones desesperadas. En regiones más hospitalarias se ha exacerbado el instinto de territorialidad de algunos pueblos, cuando logran encontrar recursos que les permiten una vida más fácil y asumen una vida sedentaria. En el Viejo Continente la aparición de la agricultura varias decenas de miles de años atrás, en plena prehistoria, se sitúa en ese escenario, donde ha sido aceptada la renuncia de un valor humano muy importante, el de la libertad, para poder disponer, con mayor seguridad, de recursos necesarios para la supervivencia. Los persas, los asirocaldeos, los babilonios los indios, los chinos, y los pueblos que se asientan en el “Próximo Oriente” viven nuevas experiencias, desarrollan economías sedentarias basadas en el aprovechamiento de los suelos, y desarrollan las técnicas del regadío. Allí florecen las primeras grandes civilizaciones de la antigüedad que nos anteceden. 263 Sin embargo un conflicto de proporciones inconmensurables está por desencadenarse y sus consecuencias son catastróficas para aquellas naciones que han logrado establecer una relación más firme con el Medio: Las “hordas de hombres rudos como son los hombres de la estepa quieren resolver sus problemas de supervivencia y arremeten contra sus víctimas, que no son otros que sus vecinos inmediatos. Ponen en práctica industrias que no son coherentes con la vida más civilizada de los pueblos sedentarios y provocan una oleada masiva de migraciones que se constituyen en el origen de unas dramáticas relaciones entre pueblos forzados por las circunstancias, a buscar protección en otra parte para evitar ser destruidos: Esas industrias son la Guerra y el pillaje, fundamentalmente, y varios tipos nuevos de artes reconocidas y respetadas socialmente: Las artes militares, el asalto a mano armada, el secuestro y las profesiones de guerrero, asaltante y secuestrador. Mediante esos procedimientos se va consolidando también el dominio de ciertos pueblos sobre otros. Así se forma el Imperio Russo que subsiste hasta principios del siglo pasado hasta la conocida Revolución Rusa de octubre 1917, logrando someter muchos pueblos de la estepa siberiana que se convierten en tributarios de la Economía Imperial y empiezan a converger los factores formativos del futuro Imperio Turco Otomano que subsiste hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Dentro de ese clima de violencia se teje la historia sucesiva de los pueblos eurasiáticos, y particularmente la historia europea. Los pueblos más mal librados quedan comprimidos, sin desaparecer del todo, en la región caucasiana que se transforma hasta hoy en una “olla de presión” gigantesca, dispuesta a desestabilizar al vecino mejor consolidado. Los demás, logran mantener un equilibrio inestable entre regímenes militares y sus alianzas, que forcejean por retener territorios que consideran ricos, o tomárselos por asalto a los vecinos. 264 Las luchas de Clodoveo para hacer una integración europea de todos los reinos “bárbaros”, bajo su propia espada a la caída del Imperio Romano y el esfuerzo de unificación europea que realiza Carlomagno en su reinado que se inicia en el año 800 de nuestra era, serían difíciles de entender si no se inscriben dentro de aquel contexto histórico. Aquellas prácticas le van dando forma a un cierto orden jurídico ético y de honor que regulan más tarde durante la Edad Media, las relaciones entre los monarcas europeos que consolida cierta estabilidad territorial de sus dominios. En tiempos del Imperio Romano, llegan a Europa las tribus germánicas que van a ser en el futuro los “patrones” en que va a ser injertada nuestra civilización occidental. El intento de globalización tal como se ha formulado en nuestro mundo actual, es otra consecuencia de las definiciones de la Guerra en nuestro Mundo Occidental. De una guerra todavía sin fin, que marca los designios del porvenir, mirado desde el siglo XVII con el hundimiento definitivo del Imperio Español y el surgimiento, hasta hoy, del predominio de las potencias occidentales anglosajonas. Tal predominio se da, esta vez, sin el reconocimiento debido a los avances en el Derecho de Gentes, tal como se planteó hace unos cuatrocientos años, cuando el derecho de los indios americanos, frente a los conquistadores españoles, tuvo la debida respuesta de las autoridades Imperiales de España. La “globalización” se da, justamente, en un plan de imposición, desconociendo la realidad de diversos pueblos del mundo que se ven incapacitados para defenderse, y se ven sometidos a valores y principios que desconocen. Onésimo y Eliseo Reclus en su “Novísima Geografía Universal”, de la Editorial Española Americana de Madrid, en su Tomo II relativa al Asia. Publicada no se sabe en qué fecha, pero parece ser que durante la primera década del siglo XX, hacen una reseña de las realidades íntimas de diferentes culturas originarias del 265 Asia Central: y de sus relaciones. De esa reseña sacamos los siguientes apartes que nos dan a entender el clima humano en que se daban aquellas primitivas relaciones, que, sin darnos cuenta, van a determinar, en gran medida, nuestro destino y nuestro comportamiento presente “Consideradas de un modo general, las regiones mejor pobladas del Sur y del Este, corresponden a las naciones asiáticas más civilizadas, mientras que las regiones relativamente desiertas de Norte estaban hasta hace poco habitadas solamente por tribus salvajes. Pueblos nómadas que se hallaban en ese estado transitorio de civilización llamado barbarie, recorrían las mesetas y llanuras del Asia Central.” (Idem p 16). “Aislados unos de otros por las mesetas frías, las altas montañas y las regiones sin agua los pueblos asiáticos han vivido más distintos, y con menos comunicación entre sí que los pueblos de Europa. Sean cuales sean los orígenes de los europeos, sus rivalidades, y sus odios de nación a nación, no por eso han dejado de tener plena conciencia de que pertenecen a una misma humanidad, y de raza a raza, de iberos a celtas, de eslavos a fineses y de turcos a albaneses, las mezclas y cruzamientos se han verificado en muchas regiones europeas, haciendo desaparecer las diferencias primitivas. En Asia los cruzamientos no han conseguido aproximar y fundir las diversas razas. Es verdad que al Norte se ha verificado la transición etnológica en diversas tribus, entre turcos y mongoles, y entre rusos y fineses. Al Oeste, semitas e iranianos se han fundido en Persia y en otros lugares, formando naciones cuyos elementos originarios no se pueden discernir con claridad. Indudablemente no quedan en Asia razas que sean completamente homogéneas, y exceptuando las islas de Andaman, no se encuentran individuos que pertenezcan a un tronco étnico puro desde hace millares de años. ¡Pero cuantos contrastes ofrece todavía las poblaciones en la parte más grande del continente asiático! Los diversos pueblos reunidos, por unos bajo el nombre general de turanianos, y por otros bajo el de tino – tártaros, forman generalmente grupos distintos, separados 266 completamente de otros pueblos por su manera de pensar y su género de vida” (Idem p17). “Al Norte del Antiguo Mundo, los samoyedos, los ostiakos y otras tribus siberianas forman una de las subrazas más difíciles de reconocer” (Idem. P 17). “Al Este los mandchures y los tonguses, y al Oeste los Kirghises y los tártaros, representan el tronco turco. Los mongoles y los buriatas, en el centro del continente, son considerados como el tipo por excelencia de la raza mongólica, a la cual se le da el nombre de <amarilla>, a falta de mejor designación” (Idem. P 18). “En las altas mesetas del interior, los tibetanos forman igualmente un tronco aparte, mientras en las cuencas de los ríos del Oriente asiático domina la gran nación china, más o menos mezclada, superior aún por el número a los pueblos más grandes de la tierra y distinta por las costumbres y las ideas de todos los demás tipos humanos. Al Sudeste los malayos constituyen igualmente una de las mayores divisiones entre las razas. En algunas de las islas de la Sonda, así como en la península de Malaca, muestran éstos un carácter que contrasta con el de los demás asiáticos. Hasta el interior de su península, donde no han podido mezclarse con sus vecinos los árabes, que constituyen con los judíos la raza llamada semítica, guardan los malayos con toda pureza su tipo primitivo. En cuanto a las razas de la India, puede decirse que se han superpuesto. Viviendo en el mismo país, las diversas familias que pueblan este territorio, divididas en castas enemigas, han subsistido las unas sobre las otras, sin mezclar jamás su sangre y sus ideas. Los poemas sagrados de los indos nos cuentan cómo las razas llamadas nobles tuvieron que luchar con razas llamadas inferiores, gentes de piel negra y nariz aplastada y también con otros llamados “Anasikas”(hombres sin nariz), como igualmente con genios perversos, y con monos. La lucha cesó hace miles de años, pero la ley de castas sigue levantando entre los antiguos combatientes su muro de bronce” (Idem p 18). 267 “A fines del siglo XVI, Rusia, apenas liberada de los tártaros, tuvo su Francisco Pizarro ó su Hernán Cortés, como cincuenta años antes los había tenido España apenas libre de los moros.” (Idem .p 33). “Un cosaco del Don, una especie de jefe de bandidos llamado Yermak Timoleief, arrojado del Volga por el emperador Iván el Terrible, se escapó a los montes del Ural con 840 aventureros, y caminando luego al Este tomó á Isker, ciudad tártara y musulmana. Entonces, para volver a la gracia de su czar, le ofreció su conquista por todo el tiempo que á Dios le plazca dejar vivir á este bajo mundo” (Idem. P 33). “Resultó que el país conquistado por Yermak Timaleief se parecía a Rusia por sus estepas infinitas y por sus grandes y tranquilos ríos. Allí se movieron á su gusto los cosacos cien años después, buscando las minas del oro o cazando las pieles cada vez más lustrosas cuanto más tierra adentro las buscaban, y así tropezaron con el Amour, afluente del Pacífico y río de los chinos, pueblo entonces casi fabuloso” (Idem p. 33). “Estas inmensidades aumentadas luego, tienen por nombre Siberia, y este nombre viene de Sibir ó Sever. Sibir era la designación rusa de la ciudad tártara conquistada por Yermak á orillas probablemente del Irtych, 17 kilómetros más arriba del emplazamiento de Tobolsk. Sever es la palabra rusa que significa Norte, y la Siberia bien merece ser tratada de tierra del Norte, no tanto porque traspasa el círculo polar cuanto por sus fríos inauditos, sobre todo al Este, desde Irkoutsk y los montes del Lena” (Idem p. 33). De la montaña a la tundra, la tierra extendida en magníficos aluviones no ofrece, por falta de humedad, la exuberancia que era de esperar. Separada casi toda ella del pacífico por altas montañas, alejada del mar de la India por el abultamiento del Asia Central, y del Atlántico por el relieve de Europa, y teniendo cercano solamente el Océano Glacial que casi nunca está líquido, Siberia recibe poca humedad (de 20 a 50 centímetros, según el 268 sitio por año), cada vez menos, y se va secando. Ríos que antes alcanzaban al Irtych, al Ob, al Yenisei, no llegan ya a ellos y se detienen lánguidos en cualquier paraje de la Estepa.” (Idem p 34) “Así el bosque, aunque prodigiosamente vasto, está falto de fuerza, de brillo, de frondosidad. No tiene matorrales, lianas, entrelianas, céspedes, insectos, ni aves casi lo arrullen. Durante el estío que es tórrido, durante los largos días que duran veinte y más horas, este bosque, falto de savia, las hierbas de la estepa y los céspedes, todo se seca y está pronto a arder;”…”Se han visto incendios correr cien kilómetros devorando hasta doscientos hombres, millares de ganados y toda clase de fieras,”….(Idem p. 34). “Si a la taiga (nombre del bosque siberiano), le falta vigor y amplitud, ¿qué decir de los árboles que se prolongan al Norte en dirección a la tundra, cada vez más flacos, más bajos, más escasos? La tierra, endurecida por el frío, no les deja ahondar las raíces; el viento Norte retiene sus brotes en la corteza; la nieve de ocho meses los encorva y los hace arrastrarse. A los enfermizos y míseros suceden los enanos, y al fin no queda más que las matas, la pálida hierba de la tundra, alumbrada por un sol oblicuo ú oculto por largas y lúgubres noches. En el extremo Norte, singularmente hacia el Este, reina la muerte con el frío. En el Ob, y el Yenisei, en la Chatanga, la Anabara y el Olenek, más aún en el bajo Lena, y sobre todo á lo largo del Jana, el Indighireca, el Kolyma y el Anadyr, ríos costeros que pequeños en Siberia, serían entre nosotros Loiras ó Dueros cuando menos, son frecuentes los hielos” (Idem. P 35) .”En algunas ciudades, digamos mejor aldeas, pues ciudades no las hay bajo tales cielos, el frío llega a 60 grados bajo cero, con temperaturas medias anuales de 11 grados bajo cero, como en Jacoutsk; 15 bajo cero, como en Ustié – Jansk; 16, como en Verkho – Jansk, donde se ha visto el mercurio bajare a 63 grados bajo cero, y donde los rusos y salvajes, que se defienden contra la naturaleza, pueden ver el termómetro variar 100 grados en los 269 doce meses, ó sea de más de 60 bajo cero á cerca de 40 sobre cero”…(Idem p 35). Entre las reseñas más novedosas de pueblos están las siguientes: 4.4.1 LOS TONGUSES. “De todos los pueblos del Asia rusa el más original y terrible es el de los tonguses. Tribus nómadas de pastores y bandidos que habitan la Siberia oriental, extendiéndose por la Mandchuria, y que en la reciente guerra ruso – japonesa (1905) dieron mucho que hacer á los rusos por sus expediciones de pillaje. Los rusos han diferenciado y clasificado a los tunguses con los nombres de tunguses <de caballos> ó <de ganados>, tongusers <de renos ó <de perros>, tonguses <de las estepas> y tonguses <de los bosques>. Algunas familias sedentarias han tomado las costumbres de los rusos, especialmente las que cultivan la tierra; pero la mayoría de su nación se compone de cazadores que forman tribus nómadas. Un trineo y una tienda de pieles constituyen toda su fortuna, y así van desde las fronteras de la China a las riberas del mar Glacial, teniendo por suya una extensión de muchos millares de kilómetros. A pesar de estos viajes por una inmensa extensión, el tongas sabe volver, a través de montañas y soledades, así que llega la buena época, á los parajes de caza donde dejó sus redes y sus trampas, escrupulosamente respetadas por todos. El más leve indicio dejado por el cazador en el bosque salvaje basta para que le reconozcan los hombres de su raza. Un golpe sobre un tronco, una rama rota, indican la dirección que siguió; un pedazo de madera en medio del sendero, avisa que no hay que seguir más allá en ese sentido; flechas suspendidas en distintas posiciones, equivalen a un lenguaje que entienden todos los tonguses, pues es su escritura. La naturaleza les habla también con una multitud de signos que no entienden los europeos. En ciertos indicios invisibles para los demás, adivinan la presencia de la caza, la proximidad de una fuente, la proximidad de frutos ocultos entre el follaje”….”Entre ellos no se encuentran hombres obesos como entre los mongoles. Sus continuos viajes y su extremada sobriedad no les dejan 270 engordar. Delgados y ligeros hasta en su edad más avanzada, se deslizan rápidamente con sus rústicos patines y pasan como un relámpago sobre delgadas costras de hielo, en las cuales no osarían aventurarse otros siberianos más pesados; los ostiakos por ejemplo”…(Idem p 50). ”Desde que Brand visitó la Siberia á finales del siglo XVII, todos los viajeros celebran las cualidades de los tonguses. Vivos de genio, exuberantes de iniciativa y fogosidad, siempre alegres, aún en medio de la mayor miseria, respetuoso de la propia persona y de la de los otros, gentiles de maneras, y poéticos en el lenguaje, serviciales sin humildad, altivos sin ostentación, despreciando la mentira, el sufrimiento y la muerte, los tunguses son, simplemente, un pueblo heroico. No exigen la pena del Talión ni ejercen la venganza como casi todos los pueblos bárbaros; pero viven aún en la edad caballeresca y las ofensas se ventilan en duelos, ajustando los encuentros con el adversario á las reglas de un ceremonial riguroso. Los tonguses no se han sometido a los rusos con el servilismo de las demás razas de Siberia. Cristianos aparentemente, han guardado sus antiguas creencias, sus costumbres y su libertad. <Nuestra fe –dicen- nos manda vivir y morir en el bosque.> Contentos con poco, sobrios extremadamente, saben sufrir el hambre y la sed durante días enteros sin quejarse jamás, sin perder su buen humor, arrostrando las privaciones de un largísimo invierno. Un solo animal, el reno, y un árbol de dúctil corteza bastan para sus necesidades. El reno les da su carne, que los mantiene; su piel, que emplean como vestidura; sus tendones, que sirven de hilos; sus huesos, en los que tallan diversas herramientas; y la corteza del árbol la emplean en hacer cajas, espuertas, cunas y tiendas. En otros tiempos no existían entre ellos ricos y pobres. Hoy, cada familia tiene su rebaño de renos, más o menos numerosos, y sus deudas en el libro de cuentas del mercader ruso de la vecina factoría” (Idem p 50). “A pesar de la elasticidad de su carácter y su fuerza de resistencia, disminuye considerablemente este pueblo. Tienen los tonguses muchos hijos y los cuidan cariñosamente; pero las epidemias se ceban en ellos. El hambre mata aún más gente que las 271 enfermedades, y los tonguses, resignados con su suerte, hablan dulcemente de la posibilidad de morir de inanición” …(Idem p 51). 4.4.2 LOS VOGULES, LOS OSTIAKOS, LOS SAMOYEDOS, LOS MONGOLES, LOS TCHOUKTCHE, LOS KORIAKOS, LOS KAMTCHADALOS “Los bógales, ur alíanos por excelencia, -pues los montes Urales son su patria, después que los rusos los han empujado con dirección al Este, aproximándolos a Europa, guardan de su origen finés los pequeños ojos oblicuos y el antiguo idioma, más o menos corrompido. Son cazadores en su mayoría y vestidos con gruesas pieles, rematadas por un capuchón ornado á derecha e izquierda con orejas de animales, parecen de lejos bestias feroces de la selva. Pero de cerca su fisonomía es tímida y revela cierto miedo.”…”No hay ejemplo de que los vogules hayan desobedecido al mercader ruso que los explota y que, con sus exigencias, hace de ellos verdaderos siervos. Ellos mismos van personalmente á entregar su tributo á las autoridades de las poblaciones y se obligan á todo lo que les quiere exigir” (Idem p 51). “Lo mismo que otras poblaciones de origen finés, los vogules se tatúan varias partes del cuerpo y la cara con diversas figuras. A pesar de estos tatuajes que representan el pasado de la familia y sus relaciones de parentesco, y a pesar también de su humildad cobarde ante los dominadores rusos, los vogules son los menos sociables de los habitantes de Siberia. Durante el verano viven en familias aisladas persiguiendo la caza en el bosque. En invierno establecen sus cabañas á una gran distancia unas de otras, sin llegar nunca a aproximarse tomando el aspecto de una aldea. El espíritu de familia está igualmente poco desarrollado entre ellos. El cazador puede tener una o varias esposas según su riqueza; pero la menor disputa rompe el matrimonio y el hombre vive entonces completamente solo, sin otros amigos que sus renos y su 272 perro. La mayoría de los viejos, abandonados por los suyos, mueren en el aislamiento, de frío o de hambre. Por eso entre los vogules los entierros se realizan sin ninguna solemnidad. Se limitan a abrir una fosa allí mismo donde ha caído el cadáver; pero más generosos que en vida del muerto no dejan los vogules de depositar sobre la tumba, junto con las armas del difunto, una provisión de tabaco y aguardiente, los dos grandes regalos de este pueblo (Idem p 52). “La principal nación del Nordeste de Siberia, es la que los rusos y otros europeos designan con el nombre de ostiakos”…..”El nombre de ostiakos procede del tártaro Ouchtiak que significa <extranjeros>”….”Los ostiakos ocupan la mayor parte de Siberia, o sea un territorio de más de un millón de kilómetros (cuadrados), y en esta soledad inmensa están esparcidos sus campamentos. En tan colosal extensión no son más que unos 25.000 individuos, según los últimos censos” (Idem p 53). . “Cuando los cosacos emprendieron la conquista de Siberia, los ostiakos, mucho más numerosos que ahora, les opusieron verdaderos ejércitos, pues tenían una relativa organización nacional y habitaban poblaciones construidas regularmente. En sólo una expedición, á mediados del siglo XVI, los rusos destruyeron 41 de esas poblaciones fortificadas, cuyos restos aún subsisten. Actualmente los ostiakos, cazadores y pescadores, viven en cabañas y cavernas, humildemente sometidos a sus amos los rusos y se apr3estan á pagar el impuesto cuando lo permite su extremada pobreza. Entre ellos basta que se enseñe al hijo un nudo de cuerdas que representa las deudas que contrajo el padre, para que aquel las pague sin objeción alguna. La disminución de la raza es tan rápida en algunos distritos, que se atribuye, no solamente al hombre, sino a la infecundidad de las hembras ostiakas. (Idem p 53). “La práctica de la poligamia por una parte y por otra el celibato obligado de los más pobres, contribuyen á esta despoblación.”…” La embriaguez es otra de las causas del exterminio de la raza. Los ostiakos se sumen en un estado de embriaguez tan completo y tan 273 largo, que la más estupenda borrachera de los europeos es considerada por ellos como una turbación insignificante. La situación actual de algunas tribus ostiakas es tan lamentable, y su muerte por inanición es tan segura, que se ha propuesto varias veces a las autoridades el apoderarse de los niños de estos indígenas y repartirlos entre las familias rusas para que sobrevivan, abandonando a su triste destino a los viejos y los hombres ya formados” (Idem p 54). La servidumbre y la usura han hecho olvidar a los ostiakos la antigua organización nacional, pero el espíritu de solidaridad es todavía muy fuerte entre ellos, y aunque ya no viven en poblaciones, acampan juntos por centenares y hasta por millares de individuos. Los miembros de esta federación familiar se consideran parientes y se ayudan como si fueran hermanos. Aunque entre ellos existe la propiedad, pues cada cual se reserva un puesto de caza, los más afortunados comparten esta caza con los que vuelven con las manos vacías.” (Idem p 54). “La mujer ostiaka es comprada como una bestia y considerada eternamente impura. Ni siquiera tiene un nombre, y no puede penetrar en el rincón de la tienda donde se guardan los víveres. Hasta en algunas tribus el marido y los hijos, purifican con fumigación el lugar donde se ha sentado. La mujer no hereda jamás, pues forma parte de la herencia, en compañía de los renos y las ovejas. A pesar de este desprecio tradicional, la dulzura de las costumbres ostiakas la ponen á cubierto de toda violencia, y el marido la trata la más de las veces con buen humor y cordialidad” (Idem p 57). Los samoyedos del Norte de Asia son hermanos de los del Norte de Europa, y viven en torno a los estuarios del Ob y del Tar, y en los bordes del Yenisei. Son como los samoyedos de Europa, pequeños tímidos, melancólicos hospitalarios y dulces”…..”Estos samoyedos se mantienen a distancia de los mercaderes rusos, de los popes y de sus empleados; pero en su marcha hacia el Norte por huir de estos representantes de la civilización, á los que temen como a una plaga, no avanzan nunca hasta la orilla del mar. 274 Consideran la región del litoral como perteneciente, por derecho al <pueblo> de los osos blancos,”…(Idem p 58). “Los mongoles, divididos en diversas tribus, pueblan toda la vertiente meridional del Altai. Los principales representantes de la raza mongola en esta parte de Siberia, son los kalmucos, que se evalúan en unos 20.000 individuos, y, como ellos dicen, forman <una sola familia de hermanos>. Eso que llamamos <civilización colonizadora>, acabará por hacerlos desaparecer como nación distinta, a pesar de ser tan respetable ó más que sus civilizadores, por su simplicidad, su rectitud y la generosidad de sus costumbres. Los kalmucos han sido llamados por muchos viajeros <los más honrados de los habitantes de Asia” (Idem p 58). “Los tchouktches fueron en otros tiempos un pueblo belicoso y conquistador. Durante muchos años se defendieron tenazmente contra los rusos, oponiéndose a sus avances, y cuando al fin entraron en relaciones comerciales con ellos, les ofrecían las pieles y demás mercancías en las puntas de sus lanzas. Los mercaderes rusos, deseosos de estar bien con ellos y cansados de una guerra tenaz, no se ofendieron por ese trato hostil. Todavía recientemente, la tribu de los onkilon, ha sido expulsada de sus territorios en el cabo Norte por los belicosos tchouktches”…”Pero la época guerrera de los tchouktches ha pasado ya, y actualmente son los hombres más pacíficos del mundo, prontos al sacrificio unos por otros, llenos de bondad, con un buen humor inalterable que desafía á la desgracia y de una extrema dulzura en todas las relaciones de familia. Ya no matan ahora a sus viejos, como la piedad filial les aconsejaba en otros tiempos, a fin de evitar á estos desgraciados la lucha con el frío y el hambre”….”Gracias al trabajo de sus esposas que levantan las tiendas, preparan la comida, cosen y adornan los vestidos, cuidan los trineos y enganchan los renos, no tienen los tchouktches otras ocupaciones que la pesca, la caza, y el comercio. Las mujeres parecen esclavas aparentemente; pero en realidad son ellas las que mandan y los hombres las obedecen” (Idem p 61). 275 “Como los tchouktches son los principales intermediarios del comercio más septentrional entre Asia y América, reciben de los pueblos civilizados, especialmente de los yankis, a cambio de sus servicios, instrumentos de pesca y otros útiles con todas las perfecciones modernas, así como armas de repetición. También reciben el veneno más terrible de los pueblos, el fatal aguardiente, y muchos tchouktches, cuando han bebido varias copas, se apresuran a entregar á los comerciantes extranjeros todo el producto de su pesca” (Idem p 62). “Al borde del mar de Okhostsk se encuentra otro pueblo no menos interesante: los koriakos, descendientes de nómadas arruinados que, al ver perdidos sus rebaños de renos, se han dedicado á la pesca y al tráfico con los marinos extranjeros y los comerciantes rusos” (Idem p 62). “Los navegantes les han enseñado a emborracharse y los mercaderes á robar y a mentir. Viven corroídos por la miseria y los vicios, y no se conoce en la tierra siberiana otro pueblo más degradado que éste. Sin embargo, algunos koriakos que viven lejos de la costa poseen aún sus rebaños de renos y viven una existencia relativamente independiente. Las familias se asocian generalmente en número de seis o siete, formando una pequeña república en la que todos son iguales, El jefe, ó sea el “tayon”, que generalmente es el más rico del grupo, dirige a los demás para escoger el sitio del campamento ó dar la orden de marcha, pero aparte de estos consejos de su experiencia, no ejerce ningún poder. Sin amos y sin servidumbre, estos koriakos del interior son los hombres más hospitalarios y serviciales de Siberia, y en el seno de la familia se portan como excelentes padres y maridos. Aman tanto a los renos que se niegan á venderlos, y solo por una necesidad urgente se deciden á matar uno, disminuyendo su rebaño”….”Lo mismo que otras tribus están obligados los koriakos á conquistar á sus esposas, trabajando uno o más años gratuitamente en la casa de su futuro suegro. Hasta el día del matrimonio, que consiste en un simulacro de rapto, la joven vive guardada por vigilantes ancianas que se sirven de cuerdas, látigos, y garrotes para alejar al pretendiente apenas intenta éste hablar á 276 su prometida. También es tradicional entre los koriakos matar a los viejos y a los enfermos para evitarles los sufrimientos de una larga agonía” (Idem p 63). “Muchos koriakos conservan una independencia absoluta y no pagan el “yassak” o tributo a los empleados rusos. Bien es verdad que ningún pueblo siberiano ha luchado con mayor entereza contra la dominación rusa. En las diversas guerras que los koriakos mantuvieron con los cosacos, aquellos se mostraron siempre irresistibles é indomables, <como si hubieran hecho un pacto con la muerte>. Cuando se veían rodeados de enemigos, más numerosos y bien armados que ellos, y era imposible su victoria, juraban <perder el sol>: degollaban á sus mujeres é hijos para evitarles la esclavitud y las torturas; quemaban todo lo que poseían y después se precipitaban sobre los contrarios para morir matando. Ninguno huía, aunque encontrara franco el camino<, todos caían rodeados de cadáveres de enemigos” (Idem p 64). “Los kamtchadalos, habitantes de la península de Kamtchaska, pertenecen a otro tronco étnico que los koriakos y son más pequeños que éstos, aunque se les asemejan por su cara redonda y ancha, los pómulos salientes, los ojos diminutos y hundidos, la nariz aplastada, la cabellera negrea y la tez cobriza. Su lengua característica se pierde con tanta rapidez como disminuye su raza.”…”Ascienden á unos 3.000 los habitantes de Kamtchaska, y son, por lo general, hombres de dulces costumbres y muy honrados, excepto en las poblaciones donde los mercaderes rusos les han enseñado la astucia y la mentira en fuerza de engañarles. Sus casas invernales están abiertas siempre para el extranjero; jamás se fatigan de prestar servicios y olvidan con facilidad las injurias. A pesar de su miseria y de los malos tratos que los dominadores les hacen sufrir, jamás pierden su buen humor”…Conservadores por excelencia, no abandonan en sus viajes un sendero trazado por sus padres hasta que viene a cortarlo un accidente de la Naturaleza. Nada tienen del carácter heroico de los koriakos, y sus cantos quejumbrosos, que parecen haber comenzado por una imitación de los gritos d las aves marinas, no celebran el recuerdo de antiguos combates. El amor, el trabajo, los 277 viajes en trineo, la caza, y la pesca, son los únicos temas de esta poesía popular” (Idem p 65). “Otra tribu del bajo Amour son los giliakos, que parecen hermanos de los que pueblan la isla de Sakhalina y parientes de los misteriosos aínos (que viven en las islas del Norte de Japón). Los giliacos no tienen la cara abierta y franca de la mayoría de los tonguses, y sus pequeños ojos brillan con fulgor sombrío”….”Son más salvajes que los tonguses, aunque cuando entre ellos se encuentran forjadores de hierro, mecánicos, y hasta escultores. Los viajeros que los han estudiado de cerca, dicen que son falsos, ladrones y vengativos. Aparte de esto, muestran un gran amor por la libertad; no reconocen amos y se gobiernan por las costumbres”….”Las novias, compradas al padre desde que tienen cuatro ó cinco años, son mantenidas y educadas á costa del prometido hasta que llegan á la mayor edad” (Idem p 68). “En la isla de Sakhalina, la población indígena, compuesta de giliakos, casi ha desaparecido ó vive esclava de los pescadores japoneses. Los 15.000 habitantes de la isla son japoneses ó rusos. Estos, que son casi todos empleados militares ó deportados, viven contra su voluntad en una isla de lluvias, de nieves y de nieblas, que apenas produce para su subsistencia, teniendo que recibirlo todo de afuera” (Idem p 70). 4.4.3 LOS TURCÓMANOS. Difícilmente se encuentra entre los geógrafos una descripción más sombría de un hábitat humano como la que hacen Onésimo y Eliseo Reclus, a principios del siglo XX cuando hablan del Turkestán Ruso, su descripción de Siberia y de esta región del Asia Central muestran sus terribles contrastes con la verdura, el clima soleado y húmedo de nuestro país, verdadero <paraíso natural>, del cual nunca han tenido consciencia, que nunca ha sido suficientemente valorado, estimado y amado por sus mentalmente perturbados habitantes: 278 “El Turkestán ruso, con todas sus dependencias, tiene una extensión de 3450 millones de hectáreas (ó tal vez un poco más) con cinco ó seis millones de almas. Es cinco veces más grande que Francia y siete veces menos populoso” (Idem p 72). “El Turkestán siberiano se extiende hacia el Irtych y el verdadero Turkestán se apoya en los montes Celestes y en el Pamir” (Idem p 73). “Los Montes Celestes, ó Thian – Chan, están cubiertos de nieve, á pesar de la sequedad de su zona, porque se elevan á las enormes alturas de 5.000. 6.000, 7000 y 7.500 metros, mereciendo el nombre de Celestes por destacarse en el azul del cielo con sus cumbres siempre blancas” (Idem p 73). <<el macizo llamado de Thian – Chan que hasta hace pocos años se creyó volcánico, avanza sobre vastas mesetas que son una provincia turcófona de lengua monosilábica. Domina la Ozoungaria y la comarca de los Seis Ríos o Kachgarias, por otro nombre llamada el Alto Turkestán ó Turkestán del Este, que se puede llamar <el Turkestán amenazado>, porque á pesar de la elevación “celeste” de los Thian – Chan estos no le defienden de la intrusión de los eslavos” (Idem p 73). El Pamir, llamado Bam – i - dunya ó Cumbre de la Tierra, tiene 4.000 metros de altura media. Sobre esta cima del Universo soplan todos los vientos fríos, afluye la nieve en torbellino de los cuatro puntos del horizonte, y los ríos descienden por sus faldas para verterse al Occidente y Oriente en inmensos lagos. ¿Quién creerá que esta sublime meseta, tan cerca de los astros, este enorme depósito de nieve, este país de los lagos, se va secando visiblemente, como toda el Asia, mal llamada Central, puesto que al Oeste confina con Europa? Así es, sin embargo: muchas cuencas carecen de líquidos caudales; muchos lagos han desaparecido para siempre. El Pamir, muy poblado de bosque, se divide en varios montes de nombres turcos” (Idem p 74). 279 Mucho más secas que los Montes Celestes y el Pamir, las llanuras (del Turán) se extienden a los pies de éstos hacia el Occidente, llegando al mar Caspio, en forma de campos que tienen un clima terrible é inhospitalario. Las estepas de lago Balkach y las del Turán, que llevan hasta el mar de Aral dos ríos gemelos, conocen fríos de 30 y 35 grados bajo cero, y calores de 40 á 44. El año tiene los climas del Polo y del Trópico, pero este último, por desgracia, sin las lluvias tropicales. Llueve muy poco en el Turán, y lentamente las lluvias son cada vez más raras” (Idem p 75). El desierto se extiende desolado, esperando tal vez que una potente labor de irrigación lo reduzca, pero sin que sea posible hacerlo desaparecer nunca. Aún en los distritos en que el riego es más abundante, apenas una onceava parte del suelo puede transformarse en tierra hospitalaria, y no llega á la centésima, acaso á la milésima parte la porción donde por medio de diques se puede retener algún torrente de nieve líquida u practicar un pozo siempre expuesto a cegarse. Solo dos ríos y algunos arroyos logran sembrar de verdura el campo hasta la línea del horizonte” (Idem p 75) Al presente, el desierto, en su extensión más estéril, ocupa la gran mitad del país bajo que separa la cuenca del Irtych – Ob, al pie de los montes del Irán, llamándose <Estepas del Hambre>, AK – AUM ó <Arenas blancas>, Ixil – AUM ó <Arenas Rojas>, Kara – AUM ó <Arenas Negras>, todas desnudas, grises ó negras, rojas y blancas. Estos desiertos tristes podrían ya que no fertilizarse, perder al menos un poco de su desolación. Bastaría con que allí, donde la arena es movediza el hombre plantase árboles pequeños y espinos, ya que no el bosque compacto que resiste al cielo sin lluvia, a la tierra sin agua, al aire tempestuoso, al paso brusco de lo tórrido á lo polar y de lo polar a lo tórrido.” (Idem p 75). Pero en vez de dejar trabajar a la Naturaleza inmortal, en lugar de dejarle tiempo para que cree bosques de saksaoul, que es un árbol de resistencia heroica, abaten los hombres cuanto la llanura trata de producir, lo que da la duna, y cada vez se extiende más el yermo y se seca la tierra” (Idem p 76) 280 “No se ven allí praderas, cultivos, jardines, ni vida, sino á orillas de los ríos y de los escasos canales de riego que los sangra. Cuando el Sir y el Amon corren entre orillas demasiado elevadas para poder sacar de ellas un canal, aparece la tierra tan yerma y maldita a cien metros del río, como si es5tuviera á veinte leguas” (Idem p 76). “En el Turán el viento azota arenas saladas y rojas arcillas, silba en los arroyos y las lagunas, pero no ahuyenta los mosquitos, tormento de las noches de verano, y á veces trae en sus alas escuadrones de saltamontes. No se ven árboles. Del mar de Aral al río Ural no se encuentra más que uno. Y la distancia entre ambos es de 500 kilómetros” (Idem p 76). “De tiempo inmemorial iranios y turianos se encontraron en el Turán” (Idem p 80). “A los turianos pertenece la mayoría. Supónese que son dos por uno en el conjunto del país, superioridad que les quitará con el tiempo <la avalancha rusa>” (estas palabras eran escritas en la primera década del siglo XX) (Idem p 80). “Entre ellas hay además 360.000 turcómanos (De 1.200.000 aproximadamente en que se estima toda la nación turcómana en Asia rusa, en Persia, y en los Khanatos de Bokhara y de Khiva) o más exactamente turcomenos, turcos de nombre y turcos de lengua, pero que no lo son de origen.” (Idem p 80). “Como durante muchos siglos han matado, incendiado, robado y violado en tierras de Irán, la sangre irania no ha cesado de comunicárseles por medio de las esclavas persas. Desde el Caspio al pié del Hindo – Kousch, el espacio por donde erraban antes tenía la extensión de Francia. Ahora, son más sedentarios y viven menos del merodeo y el asesinato. Rusia los mantiene quietos, pacíficos, prudentes y buenos. La toma de Goek – Tépé, que era su ciudadela, y la ocupación de Mero, han quebrantado su ímpetu de bandoleros. Obligados a convertirse de nómadas en 281 sedentarios, comienzan á apacentar rebaños y á distribuir el agua vital en los jardines de los oasis, en vez de degollar campesinos, raptar iranias t correr á rienda suelta contra las caravanas” (Idem p 80). “Todos los turcómanos figuran como mahometanos; pero los más fanáticos son los de la frontera persa, que encuentran el su celo religioso un pretexto para sus incursiones de pillaje y la dura servidumbre que imponen á sus cautivos. Hace medio siglo aún se aventuraban en ruines barcas sobre el mar Caspio capturando esclavos en la costra de Bakou, y para evitar estas excursiones fundaron los rusos su estación naval de Achourade. Algunos distritos persas han sido casi despoblados por los turcómanos, y los habitantes que aún permanecen en ellos se encierran en poblados que parecen fortalezas al amparo de centinelas que velan toda la noche y día para dar el grito de alarma.” (Idem p 85). En algunos campos avanzados las torres de madera de los vigías se elevaban cada cien pasos. Se evalúa en más de un millón el número de individuos capturados en Persia por los turcómanos durante un siglo, llegando a vivir á la vez 200.000 esclavos en el Turkestán. ¡Ay del pastor persa que osara aventurarse en los terrenos inmediatos á los turcómanos! Estos bandidos que estaban al asecho en cualquier repliegue del terreno le cortaban la retirada, empujándolo hacia el Turkestán cargado de cadenas. Hordas enteras de nómadas de nómadas no tenían otra ocupación que el bandidaje, el tráfico de hermosas persas á las que hacían esclavas, y la guerra con otras tribus turcómanas. Para librarse de este bandolerismo hereditario, los pueblos del Sur tuvieron que levantar en otros tiempos una muralla de muchos centenares de kilómetros, se ven aún en el ángulo Sud – oriental del mare Caspio. <¿Dónde está tu alma?> preguntaba una mujer a un héroe turcomán. Y este respondió: < Mi alma está en mi espada; mi alma está en una flecha de oro” (Idem p 86). “El saqueador de profesión, el turcomán, <negro> no se digna hacer más que un trabajo: amaestrar su caballo, que es su compañero de fatigas y peligros, desde lo alto del cual <no 282 conoce padre ni madre>, según una frase del país. Sus manos las considera deshonradas si las emplea en el cultivo de la tierra. Esto, según él, es faena de mujeres y esclavos. Cuando los jinetes parten en medio de la noche para un “Alauzan” ó correría de pillaje (porque estos caballeros del robo aman las tinieblas como las bestias feroces), un “icham” o derviche vagabundo los bendice implorando los favores del cielo sobre su noble empresa. Los cautivos enfermos y los viejos son degollados, no solamente porque carecen de valor, sino por que su sangre place al dios de los ejércitos. Cuanto a los sacerdotes que caen prisioneros, los turkómanos les perdonan la vida porque podrían lanzar un maleficio que influyese fatalmente en sus expediciones” (Idem p 86). …”los turcómanos se enorgullecen <de no dormir a la sombra de árboles ni de reyes>. Hay entre ellos individuos que toman el título de “ak – sakal (barba blanca), de bay ó bey y hasta dee khan, suprema dignidad de príncipe; pero esto no pasa de ser una simple vanidad, pues nadie piensa en tributar homenaje a estos guerreros si no se distinguen por una bravura especial por una riqueza que les permita prestar granos a los otros… “Las ofensas se vengan personalmente cuando se puede y las guerras se perpetúan entre familia y familia, á menos que una compensación monetaria no repare el delito primitivo”…”Agrupándose unos con otros libremente, se separan cuando les parece bien, sin responsabilidad alguna ni obedecer otras leyes que las reglas de conducta transmitidas de generación en generación, desde un tiempo inmemorial. La vida en las estepas consagrada por el deber ó la costumbre, ha forjado verdaderos hombres libres. Los turcómanos se distinguen de sus vecinos los persas y los afganos por su honradez más severa y costumbres memos impuras. Unicamente en la guerra, que convierte en fieras á los hombres, dan libre curso á su violencia y su crueldad; pero en las relaciones ordinarias de la vida son de una honradez notable”… (Idem p 84). Los Kara – Kalpaks ó <Bonetes Negros>, igualmente turcos, han cesado hace mucho de galopar sobre el país. Buenos campesinos, en número de 50.000 (De los 300.000 que hay en el imperio de 283 todas las Rusias), tienen sus pacíficas aldeas en las márgenes del Bajo Amou y en las riberas orientales del Aral, entre el turbulento turcómano y el kirghis obeso y apático” (Idem p 80). 4.4.5 LOS KIRGUISES Los kirghises ó kazaks, en número de dos millones, amigos del caballo, bebedores de leche de camella y de burra, se dividen en cuatro hordas, lo que, según la etimología, significa cuatro campos, de la palabra mongola “ordou” campo, ejército, séquito del príncipe”…..”Sus antepasados formaron parte de la multitud furiosa de gentes mongolas que Jengis Khan llevaba á la conquista del mundo” (Idem p 80). “Con sus dos millones de población, sus caballos de mala facha, pero de fuerte y resistente naturaleza, los kighises, que tienen las piernas arqueadas de oprimir el lomo de las yeguas, forman la masa mayor de caballistas pastores que hay en el mundo. Demasiado dislocados como pueblo para ser ahora peligrosos, blandos e indolentes de espíritu, no inspiran ya temor a los rusos que los envuelven y penetran”…(Idem p 81). “Careciendo de jefes, todos los kirghises creen pertenecer á la nobleza. Su orgullo aristocrático no tiene límites. Cuando dos kirghises se encuentran, la primera pregunta que se dirigen es ésta: <¿Cuáles fueron tus siete abuelos?> Y todos, hasta el niño de ocho años, saben contestar citando la genealogía hasta el séptimo ascendiente. Los que cuentan algún Khan entre sus antecesores (y hay algunos kirghises que descienden directamente del temido Jengis – Khan), tienen buen cuidado en distinguir los que fueron <Huesos blancos>, de la muchedumbre popular de los <Huesos Negros>”…(Idem p 88). ..”La obesidad es muy común entre los kirghises, y los nobles de la nación la consideran como u n privilegio de su majestad. Están, por regla general, dotados de una gran fuerza física, pero son per4esozos, muelles, sin habilidad y sin gracia. Su marcha es pesada por su gran volumen y porque la mitad de su vida la pasan 284 sobre el caballo, lo que hace que tengan todos las piernas muy arqueadas”…..“Los kirghises tienen el aire triste. Rara vez se encuentran entre ellos hombres que tengan el buen humor de sus vecinos los bachkires y la mirada audaz de los turcómanos. <los más son de una pereza inaudita: no hacer nada constituye su alegría y su gloria. En las canciones kirghises las mujeres celebran su propio trabajo y la pereza señorial de los hombres. Habituadas á una labor regular, la hembras son más graciosas que sus maridos y les sobrepujan en condiciones morales” (Idem p 89). “Los kirghises de las grandes estepas son pastores armados y asombrosos jinetes. Un suceso cualquiera les hace cambiar de patria, emprendiendo lejanas expediciones. No hay suelo9 que los retenga. En vano el gobierno ruso, para fijar su residencia, ha construido casas para los <sultanes>, queriendo convertirlos en personajes. Aunque muy satisfechos de ese honor, los <Huesos blancos> han seguido viviendo bajo la tienda, dejando en estas casas los objetos que atestiguan su riqueza y su civilización. Solamente los más miserables, los que se ven obligados por el hambre á vivir como siervos en loas colonias de cosacos, se resignan a vivir en casas de madera. Los kirghises presienten que una vida sedentaria en el interior de edificios será el signo de la pérdida de su libertad”…(Idem p 90). Los kirghises no tienen las aficiones batalladoras de sus vecinos los turcómanos. Sin embargo, resistieron mucho tiempo á los invasores rusos, hasta el punto de hacer durar la guerra más de cien años, con intermitencias de paz armada. Su última insurrección fue en 1870, en la cual destruyeron varias colonias rusas y sitiaron el fuerte de Alexandrovsk. Sin embargo, los kirghises son pacíficos por naturaleza. Sólo por vengar insultos, satisfacer antiguos rencores ó aprovechar una ocasión propicia al pillaje, emprenden de tarde en tarde sus ”barantas” ó expediciones armadas, en las cuales se limitan a robar caballos”….(Idem 91). “De todas las prácticas mahometanas, la poligamia es la que más se ha aceptado con mayor entusiasmo, no por la muchedumbre de 285 kirghises pobres, incapaces de pagar más de una vez el “kalim” ó precio de a esposa, sino por los ricos que poseen centenares o millares de animales. Así como el rapto de la mujer es una ficción y una ceremonia entre los pueblos semibárbaros, en los kirghises es una realidad, pues son muchos los que roban de veras á las jóvenes como botín de guerra. Casi siempre van a raptarlas en las tribus kalmucas de Thian – Chan, satisfaciendo así la antigua costumbre, según la cual debe tomarse la mujer á viva fuerza en una nación enemiga” (Idem p 91). “Los kirghises, como buenos caballistas nómadas, desaprecian la agricultura. El que de ellos cultiva la tierra, es un hombre degradado, que renuncia a las alegrías de la vida y la libertad. Algunos kirghises, que son agricultores cerca de los acantonamientos de cosacos, pierden el título y el traje de tales á la segunda generación, y se visten a la rusa, llamándose cristianos. La ganadería es la verdadera industria de los kirghises puros. El caballo es su más preciado tesoro, y en verdad que merece este entusiasmo, pues, aunque de fea apariencia, es fuerte y sobrio, corre 80 kilómetros todos los días, sin esfuerzo alguno, come lo que encuentra y se acuesta en la arena, sufriendo pacientemente el calor y el frío. Muchos jinetes kirghises, en caso de necesidad, hacen 300 kilómetros en 31 horas, cambiando de caballos” (Idem p 93). El repaso de estas referencias ofrece la posibilidad de revisar nuestra percepción de la Realidad Humana con mayor amplitud y profundidad de lo que es posible en nuestro país cotidianamente, dada la posición casi insular, casi marginada de los grandes dramas que se viven en el Mundo, y dado que se desenvuelven normalmente, fuera de toda posibilidad de nuestra eficaz participación. Si consideramos la experiencia de nuestro propio país, podemos entender que en el último medio siglo, a pesar de un relativo crecimiento en ciertos parámetros económicos, como el ingreso medio por persona, nacional asistimos a una reducción importante de nuestro nivel de vida por la inseguridad, a un incremento de los niveles de criminalidad, de desorden general, de ingobernabilidad, de falta de respeto por los derechos de los 286 demás, a un proceso de desindustrialización, de incremento de la población colocada por debajo de los niveles reconocidos de pobreza, etc. Esa experiencia no es algo fortuito, no es algo que tengamos que contemplar, simplemente, cómo algo que nos sucede por vivir en el Mundo en que vivimos. No. La realidad es que este Mundo de los humanos tiene sus protagonistas, así sean anónimos, que logran conmover a la sociedad humana con sus millares de actividades diferentes, así sean consideradas privadas, de importancia solamente al nivel íntimo, quizás con escasa influencia al nivel de alguna localidad específica del Planeta. Sin embargo la Historia muestra cómo ciertas realidades humanas extienden su influencia mucho más lejos de lo que nadie se imagina. En el caso que nos ocupa, podría ser el caso del desarrollo de las aptitudes guerreras como solución a cierta coyuntura humana generada por un golpe desusadamente hostil del clima. La víctima, un pueblo vecino, se siente ultrajado, violado su fuero, por la irrupción “descarada”, léase desesperada, de una tribu, de una familia en busca de su supervivencia en aquel territorio. ¿Qué ocurre con el tiempo? Si aquello se repite surgen los odios tradicionales, las rivalidades, y hasta la Guerra. La experiencia pues nos da sus lecciones: Nosotros, los Colombianos de hoy, hemos recibido, como herencia, una situación específica en el contexto de la sociedad humana actual; un patrimonio cultural particular y concreto; una heredad territorial en la cual vivimos varios pueblos distintos, varias naciones de muy variado origen, que hemos de compartirlo; una historia concreta, de encuentros fallidos, de búsquedas, de éxitos, de sueños realizados, de deseos frustrados, de proyectos mezquinos y ambiciosos de intervenciones extrañas sanas unas perversas y abusivas otras, de errores e imprevisiones nuestras muy concretas, etc. Y ahora simplemente cosechamos lo que muchos antes que nosotros y nosotros mismos hemos sembrado. Lo que hemos visto inmediatamente atrás nos muestra, que el drama de la vida cotidiana de la gente de nuestro país no es ni 287 peor ni mejor de lo que pudiera ser en otra parte. Sin embargo, puede apreciarse cómo con el trabajo de la Cultura, la educación, es posible mejorar el nivel de viuda de la gente, aunque subsistan serias limitaciones de “pobreza”. Hemos visto que la civilización no siempre trae consigo el progreso y mejoras en el nivel de vida humano. La adaptación a nuevas condiciones de vida plantea desarrollar nuevas aptitudes humanas que favorezcan una sólida implantación en el Medio, tanto natural como humano, lo mismo que prescindir de las que lo estorben. Y la tarea de lograr una adecuada implantación de la sociedad humana a ese Medio puede mejorar sus probabilidades de éxito si mejora el grado de objetividad en su conocimiento. La Ciencia, la tecnología y la ingeniería, como disciplinas anexas tienen mucho qué aportar al Hombre al respecto. Tradicionalmente, a la Religión, en las distintas culturas humanas le ha tocado enfrentar sola ,o casi, sola aquella delicada e importante tarea. Es la razón por la cual, vale la pena pensar si, como sucede en nuestra sociedad secularizada, estamos cometiendo un gran error si seguimos desconociendo el aporte que nuestro pensamiento religioso, sea cualquiera que él sea, en la formación de la personalidad que necesitamos para generar en nuestros seres humanos las aptitudes que hemos de buscar. De alguna manera, vamos a tener que revaluar el significado que le atribuimos en la sociedad moderna a la Religión, muy particularmente si le damos crédito a las observaciones de la región cuyas tradiciones hemos mirado, y cuyo aporte en la formación de nuestro carácter puede haber sido decisivo. Sus religiones llamadas proféticas, principalmente el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam, tal vez el pensamiento de muchos grandes legisladores e iluminados como Laotzé, Confusio, Zoroastro entre muchos y muy ilustres espíritus, que lograron la introducción de sus pueblos en la senda de la Cultura, de la Civilización, pueden ser materia de enriquecedores debates, más bien que la práctica de rituales estúpidos del rechazo público, de protestas, de paros, de ultrajes, de ofensas, de amenazas, de enfrentamientos cruentos o no. Podríamos hablar de la misma manera de lo que llamaríamos modernamente <cuadros 288 administrativos de las sociedades>, conformados antiguamente por sus sacerdotes y monarcas y dependientes, empeñados en el papel de conductores sabios de pueblos, de cultivadores del alma humana, de reformadores de su carácter, en un plan de facilitar, para su bien, una vida social duradera. Y hoy conformados generalmente solamente por funcionarios con preparación técnica universitaria, llenos de egoísmo y ambiciones de poder, por empresarios ambiciosos y estadistas y políticos ahítos de soberbia. Ello, significaría un avance de valor universal en el esfuerzo de adaptar la personalidad humana rústica, indómita, a una forma de vida diferente. La sedentarización de sus vidas, que es precedida por el nacimiento de la consciencia de pertenencia a un cierto territorio, el establecimiento de fronteras concretas, pudieron ser pasos cruciales en hacer concretos derechos de disposición de espacios y de recursos que antes podían parecer muy vagos. Pero en la tarea de la <Cultura de la Vida Humana>, hay una tarea de importancia decisiva ampliamente cumplida: Aquí lo importante no es eliminar las vidas que obstaculicen el paso de los poderosos y sus descabellados proyectos políticos; lo importante es hacer a la personalidad humana adaptable a la vida social, a la participación en sus grandes proyectos de Vida, no mutilándola, sino dirigiendo su desarrollo y crecimiento hacia los atributos más adecuados a las vidas sociales posibles, a la especialización del trabajo tal como cada Medio lo exige, al desarrollo de una rica industria para el bien humano, de las diferentes expresiones artísticas, por ejemplo. Ello contrasta, como el día y la noche, con los peligrosos presupuestos industriales del presente, con la contaminación que generan, con la producción irracional de productos tóxicos de todo orden, de las grandes empresas que pululan entre nosotros (en Occidente) de explotación sexual de la mujer, de la infancia, del débil, de quien no tiene medios de expresar su dolor, su inconformidad, su oposición, con el sólo objeto del lucro; las propuestas insólitas y escandalosas que se dan en nuestro medio urbanizado y secularizado moderno de la eutanasia y el aborto 289 legalizados para evitar la carga de quien ya no puede “producir”, para lograr la gratificación del placer sexual sin el peso de la maternidad y de la responsabilidad paterna, para <destruir> el fruto de una violación; la aceptación social de métodos de competencia desleal como la mentira, el engaño, el chantaje, la extorsión, la traición, las amenazas, la intimidación, como herramientas legítimas en las gestiones sociales económicas y políticas, entre muchas cosas más. Ello, con razón debe darle fe a otros del sentido demoníaco de nuestra cultura. De lo cual no somos muy conscientes es que venimos desarrollando, desde hace unos doscientos años una nueva cultura cada vez más profana, más materialista e inmediatista, basada en la “corteza” de una tradición cultural original, profundamente humana y rica, producto de una visión insuficiente e incompleta, acerca del sentido que debía dársele, en su tiempo a la emancipación de los poderes monárquicos que nos manejaban. Como consecuencia de ese error de perspectiva y de la actitud que en su tiempo fue asumida en contra de una sabiduría que era impuesta, por desgracia, sobre la base de una pedagogía dogmática que ya no era aceptable. Se concretó el rompimiento y sectores muy importantes de la “dirigencia” política de nuestra cultura, se enfrentaron en “guerra civil” y en vez de la concordia sobrevino la más terrible contradicción. Así fue olvidado el núcleo fundamental de nuestra cultura, y más tarde, fue rechazado con desprecio, porque no consideraba los intereses inmediatos de quienes, desde entonces, manejan los destinos de nuestra civilización.. En la sociedad moderna se desconoce olímpicamente la función de ser referencia reconocida y acreditada de orientación, de conducción, de educación, que ha cumplido tradicionalmente la Religión, entre nosotros. Los valores humanos, la virtud, tienen para esa sociedad moderna, por lo tanto, el mismo significado, la misma legitimidad que todos los vicios y pecados de la conducta humana que se oponen al pleno disfrute de la vida superior en que pueden participar todos los seres humanos. Así, sin darnos cuenta, en la medida de que nuestros pueblos ven cerrados los caminos por un lado, la experiencia nos ha enseñado que se le abren otros, 290 en virtud de otro polo de actividad humana cuya presencia no es muy visible. De esa manera se están introduciendo, entre nosotros, se están estableciendo y se están consolidando firmemente nuevos poderes no comprometidos con el Hombre, como el Crimen, que ocasionalmente se comporta como serio competidor, pero otras veces puede intercambiar complicidades con los caudillos de nuestra economía, cuyos presupuestos sirven de eje al manejo de la Política dentro de nuestra cultura, lo que le permite asegurar las mayores opciones de beneficio propio. Si hacemos una mirada retrospectiva, ahora, a aquella época de los años veinte y treinta del siglo pasado en que los ingenieros apenas empezaban a horadar el territorio patrio con sus vías carreteables, ya que tenemos una idea más clara sobre lo que es el proceso de “globalización”, apreciamos que la búsqueda de nuevas opciones de salida de la producción local a los mercados externos no era toda la realidad implicada en esos procesos de <conexión>, que se iniciaban entonces. Ello significó mucho más. Significó entre otras cosas, el inicio de conexiones sociales que en nuestro tiempo han permitido llegar a la intimidad de nuestra alma todo un “universo” de mensajes, de sugerencias, de propuestas, de exigencias, de información, a través de las carreteras, de la radio, de la televisión, y ahora a través de las redes de informática más complejas imaginables. Significó el acceso popular a realidades diferentes a las suyas, sin cortapisas. En muchos casos ha significado que aquellos canales de comunicación pueden ser usados, y de hecho lo son, en el intento de manipular al ser humano, penetrando, incluso, aquellos “santuarios” donde debería formarse su consciencia básica infantil, conforme a la cultura paterna, haciéndolos vulnerables, de por vida, a posteriores intentos de realineación y de explotación de la vida humana, según el interés de quien pretende esa manipulación. Esa realidad plantea, como algo importante, que el primer paso en el progreso real, es la “liberación de una concepción sectaria, de la Vida”. Es preciso que avancemos en la integración humana del Mundo, que busquemos la fuente de la sabiduría universal, pero 291 con plena consciencia de lo que ello significa. En otras palabras, y referidos a aquella experiencia pretérita nuestra, la solución no debía ser, simplemente, interrumpir los planes de construcción de vías. Debió ser, tal vez, la de adelantar un programa de educación para adaptar sicológicamente a las poblaciones afectadas a su nueva realidad. 292 CAPITULO 5 LAS CONDICIONES CIVILIZADAS DE VIDA El mayor reto para todas las disciplinas humanas de todos los tiempos. Las condiciones civilizadas de vida deberían ser <<la cosecha a recoger>> como producto muy preciado del entendimiento entre los humanos. Los sociólogos hablan del “estado de guerra permanente” cuando se refieren al espíritu de las relaciones humanas en las formas de vida bárbaras, salvajes, indómitas. Ello se contrapone al concepto del Estado de Derecho en que se ambienta la vida civilizada. En el mundo moderno, los seres humanos hemos logrado avanzar bastante en el desarrollo de las opciones del Estado de Derecho con las mejores prácticas democráticas, igual que contamos ya con una experiencia y un instrumento de expresión del conocimiento y su comunicación, de valores singulares, dados los logros humanos por medio de ellos, en el conocimiento del Mundo en que vivimos: El método científico y el lenguaje matemático. De allí que nunca pudimos estar mejor preparados los seres humanos para responder al reto de enfocarnos substancialmente en el Porvenir, al logro y al mantenimiento de formas de vida civilizadas, que son de valiosa proyección hacia el Futuro, en oposición al << salvajismo ilustrado que practicamos hoy >>. Ese reto se presenta hoy con una nitidez desacostumbrada, señalado por el recrudecimiento de la Violencia en el mundo 293 entero en general y muy particularmente en nuestro continente americano, el incremento dramático de la pobreza y la extensión de la Guerra, paradójicamente, como medio bien impropio para resolver conflictos. Los cambios económicos presentados en momentos como el del año 2008, con una potencia como EE. UU., actual beneficiario de su vecindad con nosotros, con su modelo social capitalista, que parece empezar su declinación, y la invitación que hace un caudillo de estirpe americana, a nuestro continente de otra gran potencia, destinada a respaldar o a liderar un movimiento estratégico continental, definitivamente orientado a consolidar un nuevo proyecto político con ideología importada, y, ojala que no, por medios militares, nos obligan a la reflexión profunda, ya que esos acontecimientos nos oscurece, todavía más, el Porvenir ya bastante enredado, distraen nuestra atención de problemas sustantivos, y acentúan más la sensación de que tenemos que movernos apresuradamente para prepararnos y acopiar medios para enfrentar la Realidad Geopolítica Global que se nos presenta, con la consciencia requerida y los medios de que disponemos. ¿Por qué no nos hemos atrevido nosotros, a enfrentar, con nuestras propias soluciones estratégicas y en beneficio de nuestra región, los problemas geopolíticos que enfrenta nuestro mundo? ¿Puede más nuestro complejo de inferioridad, nuestro miedo a enfrentar retos decisivos, que la determinación de resanar las heridas que hemos causado nosotros mismos entre nosotros, de restablecer nuestra unidad política continental y enfrentar dignamente el Porvenir? Ese reto conduce a la humanidad, como un todo, y a nosotros, en particular, a idear, diseñar, construir y poner en marcha, herramientas eficaces destinadas al desarrollo de una sociedad humana más justa, a la reconstrucción de la fe perdida que le devuelva las esperanzas a una población humana cada vez más escéptica, resentida y desconfiada. El primer paso, es una toma de consciencia de la Realidad tal cual es. Diría también, el segundo paso podría ser el aprovechamiento de la herramienta científica, quizás la más novedosa y prometedora con que cuenta el mundo 294 moderno para encontrar y rectificar muchos de los errores cometidos en el pasado y cuyas consecuencias nos golpean hoy despiadadamente. El tercer paso podría ser una revisión desprevenida de la Historia, para entender la “cosecha humana“ que recogemos hoy, de todo lo sembrado en nuestra alma colectiva, por todos aquellos que nos precedieron, y cuya herencia heredamos, los enaltezca o los condene. Obviamente, el fin didáctico y las limitaciones en extensión de este trabajo no nos permiten el trato extenso y exhaustivo de los complejos y densos temas históricos que potencialmente deberíamos considerar. Solamente hemos de hacerlo de manera puntual, al menos para iniciar un debate que no debe terminarse jamás y que debe constituir el eje en la metodología para que las nuevas generaciones aprendan a vivir mejor, a formular mejor su futuro, sobre la base de la consideración, tanto de los aciertos como de las equivocaciones del pasado. Este trabajo busca cumplir una tarea de iniciación específica para el ingeniero. Pretende plantearle un contexto realista económico, social y político, principalmente en relación con los temas que, consideramos, le tocará abordar cuando tenga que reflexionar acerca de sus compromisos de servicio. En este sentido del servicio, no obstante, bien podría aplicarse esta reflexión a las demás disciplinas humanas con igual validez. Este enfoque plantea, sin embargo, una interpretación no convencional de la disciplina de la ingeniería, considerada desde el punto de vista de la ciencia experimental contemporánea. Nuestro interés no es polémico. Es básicamente didáctico y crítico. Pero también buscamos alentar el debate, la controversia como “nutrientes” de la interacción social. Obviamente tendremos que esforzarnos en sustentar nuestras posturas, las que procuramos asumir con seriedad y responsabilidad. Si hay una disciplina dinámica es la Ingeniería y ha avanzado, con éxito indiscutible, hacia esferas de la vida humana como la economía y la política, algo que, hace apenas cincuenta años, 295 hubiera parecido, en no pocos círculos de la alta dirección de la Industria y del Estado, demasiado ambicioso, utópico, temerario. A pesar de ello, la Ingeniería sigue siendo esencialmente un ejercicio del ingenio creativo humano apoyado en los recursos que le ofrece la Técnica para resolver problemas humanos, prácticos y concretos, con el aprovechamiento de los recursos naturales. Pero, al igual que de esos recursos, la Ingeniería depende también, y fundamentalmente, en su orientación y en su dinámica, del aporte al conocimiento que hace la Ciencia y, dentro del conjunto de las disciplinas científicas, son de importancia capital las ciencias experimentales, o sea, las disciplinas desarrolladas para hacer de los datos observables una fuente confiable de información. Dentro del trabajo del científico, el verdadero avance en el conocimiento de la Realidad, solamente se considera consolidado cuando las conclusiones a las que se llega con base en el cálculo teórico se confirman de manera experimental. Pese a los cuidados del científico, en términos de vida humana, de conocimiento del ser humano, jamás podrá descartarse el valor de toda la experiencia que pueda discernirse, de todos los tiempos, así parezca contradictoria, que permita reconsiderar, consolidar más aún o desechar conclusiones ya adoptadas como verdaderas. Se dice que la historia la escriben quienes están, en un momento dado, en el Poder. O sea, significaría esto, que muchos datos históricos no reflejan toda la realidad tal como ella es. Por otro lado, mucha información se ha perdido, o ha sido deliberadamente escondida o tergiversada. Ello hace que los temas humanos sean un terreno blando para el científico, que éste deba tener una clara consciencia de la relatividad de su opinión, por rigurosa que parezca la argumentación que le sirve de base, lo mismo que deba tener mucha claridad acerca del verdadero sentido y fuerza de sus conclusiones; que deba estar constantemente abierto al diálogo, al debate, a la controversia, con el propósito de completar su información, de definir mejor el perfil de su visión de la Realidad; que deba estar abierto a las rectificaciones, así sean en lo fundamental, en honor a la Verdad, al respeto que le debe merecer 296 el derecho de su prójimo a tener unas bases ciertas para el ejercicio de sus libertades fundamentales, de su soberanía, al respeto que le debe merecer su derecho a un mundo cada vez más justo, al que deben merecerle las personas que acuden, de buena fe, a su conocimiento para crecer en su consciencia, para orientar mejor su accionar en la vida. Tengo la consciencia de ser yo y de dirigirme a seres humanos, en gran medida, afectados patológicamente por la sociedad enferma en que nos ha tocado vivir. Enferma por efectos secundarios de un protagonismo humano inconsciente de las consecuencias finales de un manejo irracional y arbitrario del Poder desde épocas casi inmemoriales. Hay resentimientos generados desde la más remota antigüedad que perpetúan, hasta hoy, desde nuestro inconsciente o subconsciente, actitudes de enemistad y sentimientos de rivalidad prácticamente inexplicables, no solo al nivel individual sino colectivo. Las guerras ocurridas en todo el territorio eurasiático, por no hablar de las demás, después de la última glaciación, muchas de ellas ya documentadas por la Historia, originaron el exterminio, no solo de las culturas sino de estirpes enteras de pueblos que no pudieron legar casi ni su sangre, a no ser en las condiciones de la esclavitud o la servidumbre. En la época post - romana, en la Edad Media, en la modernidad, la situación no es menos dramática. Basta mencionar algunas experiencias más relevantes: La experiencia de los pueblos del continente europeo, en medio del forcejeo de poderes entre sus señores y soberanos, muy particularmente, para nuestro interés, en la península ibérica, donde hoy subsisten conflictos no resueltos entre los poderes estatales centrales establecidos y no pocas nacionalidades con vida propia, que se consideran sometidas a poderes extraños; la de los pueblos americanos sometidos a la servidumbre por sus conquistadores, por encima de la autoridad del Soberano, de la Metrópoli; la de los pueblos africanos sometidos, por medio del secuestro masivo e ignominioso de sus gentes, para destinarlas a su explotación económica en un 297 comercio europeo, inescrupuloso, infame, pero aceptado y legal; de mano de obra esclava en grande escala, que sirvió de base a las economías colonial y parte de la base poblacional republicana americanas; la de los pueblos y naciones teóricamente libres y soberanas de la sociedad industrial moderna, sometidos al servicio de una clase social burguesa, en términos de sus propias condiciones de relación y en pro de su propio lucro. Una consecuencia muy importante de esa realidad, es nuestra dificultad para nuestra interacción social, para superar nuestro recelo mutuo, para adoptar conductas sanas, dentro de esquemas de comportamientos patológicos que pueden ser descritos médicamente, entre otras enfermedades, dentro de la esfera de las neurosis. Por ello pido comprensión y disculpas por mis errores de expresión que puedan causar algún malestar y la ofrezco para todos aquellos cuyas expresiones puedan diferir de las mías y causarme algún malestar también. 5.1.0 LA REALIDAD. Todo conocimiento consolidado que se tenga de la Realidad sirve al ingeniero, al técnico y al científico para fundar firmemente, en lo sucesivo, sus respectivas proyecciones de trabajo. Pero ¿Qué es la Realidad? La Realidad, tal como la entendemos hoy, tiene que ver con tres aspectos en la forma de idear su manifestación: Su grado de permanencia, su trasfondo de permanencia, que buscaban los griegos; su estado de cosa concreta, distinta del pensamiento, que buscaban los romanos; sus efectos, en nuestra forma de asumirla hoy, muy particularmente en la Ciencia (H. Margena, La Naturaleza de la Realidad Física p 13). ¿Qué otros aspectos pueden ser importantes? No es fácil de saber. Dejemos la inquietud abierta al futuro, cuando la evolución del conocimiento humano haga necesario rectificaciones o complementaciones. Queda clara sí, una cosa: En alguna forma, la noción que tengamos de ella está condicionada por nuestra naturaleza, por su carácter, por nuestros medios de observación, por la estructura simbólica de nuestra manera de pensar y su efecto en la manera 298 de codificar nuestra experiencia e interpretarla, entre otros motivos. De suerte, que cada uno de nosotros, como observador, obtiene de sus percepciones una idea de la Realidad completamente singular, única, diferente. El estudio de la Realidad es por tal motivo, más un problema metafísico que un problema físico. Aunque los temas de que se ocupa la Ciencia nunca dejan de tener que ver en alguna medida con la Metafísica, la cara profunda, más allá de lo percibible por los sentidos ordinarios, se orienta al estudio de la Física, la cara sensible para el humano de la Realidad, de su mundo físico. Más precisamente, se adentra en su estudio y la va descubriendo, diciéndonos qué cosas son reales, mas se rehúsa, paradójicamente a decirnos qué es la Realidad (H Margena, p 23), como un todo. El reconocer los límites de sus horizontes es una condición de objetividad fundamental en el trabajo del científico, del técnico, del ingeniero. Sin embargo sabemos que el pensamiento científico, “considerado como un sistema metodológico vivo, ha de proporcionar la clave (algún día), para resolver el enigma de la Realidad” (H Margenau p 26). De hecho, su método nos da una imagen, si se quiere parcial y progresivamente más y más completa, a medida que profundizamos más, pero de todas maneras es una forma peculiar de conocer, del pensamiento científico actual, todo lo cual es de presumir, que merecerá en el futuro alguna modificación. La Realidad, como tal, dentro del ámbito del Mundo Humano, puede ser, enmascarada, construida, destruida, modificada. La infraestructura de la Ciudad, la Industria fabril, las vías y vehículos, lo artificial, en general, son construcciones humanas Su imagen puede ser manipulada, también enmascarada. En la propaganda comercial, por ejemplo, ciertas asociaciones de imágenes expresan lo que se quiere decir: Una marca de cigarrillos puede asociar la imagen de sus cigarrillos con la imagen de una joven bella, sensual, sugerente, complacida recibiendo un cigarrillo, para venderle cigarrillos a clientes jóvenes deseosos de esa experiencia. Cierto interés político puede 299 inducir a un caudillo a callar respecto de realidades que perjudiquen algún proyecto de su interés. Todavía las posibilidades de conocer al Hombre, como un todo, desbordan, en gigantesca proporción, la capacidad de comprensión de la Ciencia, aunque es apenas uno, y el más importante de los fenómenos que se da dentro de la Realidad. Incluso, la Metafísica, que representa la mayor ambición de amplitud y profundidad de conocimiento humano alguno, con las concepciones religiosas y su visión cósmica, propia de todas las culturas, están mucho más acá de la entidad objetiva que llamamos Realidad. Sólo que su genio ha dotado al ser humano de medios e instrumentos que le permiten avanzar como observador de aspectos de la Realidad que no estaban al alcance de sus primitivos medios y de sus sentidos. 5.2 0 EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD. Históricamente, la labor de explorar la Realidad despega con ímpetu desconocido cuando Galileo Galilei (1564-1642) logra mejoras sustanciales en el telescopio e inventa el microscopio. Para el científico, antes de ello, era absolutamente riesgoso aventurarse más allá de lo “inmediatamente dado” y perceptible a través de los sentidos, algo que, ya hoy, es considerado insuficiente, endeble, inseguro. El desarrollo de los primeros instrumentos se da con el fin de observar dos mundos de interés inmediato: El mundo de lo muy grande, de los astros, la realidad extraterrestre y el mundo de lo muy pequeño, el mundo de los microorganismos de las moléculas, del átomo de las partículas subatómicas. Ello genera un vuelco en la opinión tradicional acerca de ellos y plantea, de entrada, agrias controversias respecto de valores doctrinales del pensamiento escolástico –tradicional-, considerados antes inamovibles. 5.3.0 EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO. A partir de entonces puede hablarse de pensamiento científico como se entiende hoy, habiéndose dado, particularmente en los 300 últimos cien años una transformación total respecto de nuestra idea de la realidad cósmica de tiempos de Galileo Galilei, Juan Kepler (1571-1630) e Isaac Newton (1642-1727). Una de las muchas consecuencias de los éxitos logrados por la Ciencia es su influencia en el pensamiento de muchos filósofos, que ignoraban la extensión del tema de investigación científica, considerando seriamente la idea de que cuando la Ciencia hubiera investigado la totalidad de los fenómenos físicos existentes, habría forma de formular, con conocimiento de causa, una nueva Metafísica. Se avanzó en el sentido de reconocer, solamente como real, todo aquello que resistiera la crítica de la Ciencia, el escrutinio de la razón. Así, con esa base, empezó a construirse, en gran parte el mundo moderno. Un mundo que descubre la importancia de “liberar” al Hombre de las ataduras del régimen absolutista de la Monarquía, pero cuya mente positivista y racionalista no satisface las aspiraciones del hombre actual y menos las nociones sobre la realidad humana en que nuestra cultura tradicional europea hubo de formar la consciencia de la base de nuestra población, muy particularmente, en las naciones americanas donde el maltrato de la población aborigen por los conquistadores españoles mereció la más grande controversia jurídica y ética de todos los tiempos, no solo dentro del imperio español sino en el mundo entero y donde, además, se llevó a cabo uno de los grandiosos y exitosos experimentos misioneros y civilizadores de la Compañía de Jesús. 5.4.0 DERRIBANDO PARADIGMAS CIENTÍFICOS. La metodología y las conclusiones de la ciencia tradicional están siendo objeto también, continuamente, del escrutinio de las ciencias más actualizadas, poniendo en evidencia, muy a menudo fallas fundamentales en la concepción e interpretación de la Realidad. Sin embargo, sobre los postulados de las ciencias tradicionales, cuyos logros iniciales llenan de entusiasmo a los pensadores posrenacentistas y a los filósofos de la Ilustración, del Positivismo, del Racionalismo, en medio una cultura medieval 301 que se hunde en la crisis de la sociedad feudal, de la autoridad monárquica, venida a menos, y en la corrupción de sus cuadros dirigentes, es construido el andamiaje, -estructural material- de una nueva civilización de carácter burgués, cuyo peso afecta la manera de ser de una nueva cultura, a la cual le dan su sentido los postulados y valores inculcados por una nueva ética, la ética de Calvino, habiendo sido extendida, de hecho, a través de la práctica de las actividades industriales y comerciales, y en la medida de su influencia, determinando hoy, el sentido de la vida económica y política de gran parte, si no de todos los pueblos del mundo. Las consecuencias de esa civilización son evidentes ya en el contexto de la vida humana actual, y determina la situación de miseria creciente en parte muy importante de la población humana del orbe, sin haber merecido la menor crítica en controversia abierta, cuya trascendencia en la vida cotidiana de la gente del común, de la reflexión económica, social y política, ha influido en ahondar la discordia social, en enconar los conflictos a todos los niveles a partir de los individuos, en alejar las posibilidades de la unidad social y la solidaridad, en minimizar la consciencia individual de la Realidad, la visión estratégica social, económica y política de los sectores sociales, de los partidos, en que se ha subdividido la sociedad, reduciéndolas, la generalidad de las veces, al ámbito de la mera esfera de su experiencia directa, de la vida privada, lo cual no parece haber sido reconocido plenamente en los medios que tienen su responsabilidad directa en el manejo de los destinos de los diferentes Estados modernos, o, quizás, perversamente, para asegurar el monopolio del Poder y mantener sus condiciones de dominio político en el manejo de los mismos. Ahora, frente a los ojos incrédulos de una humanidad encarnada en la vida de las generaciones jóvenes del siglo XXI, poco conocedoras de nuestra historia, pero viviendo en un enrarecido medio social, que mantiene un precario equilibrio fundado en el uso de la fuerza, dominado, desde la Revolución Francesa, por la Violencia, por una cruel persecución del lucro que encubre, a 302 menudo, la más vil de las explotaciones humana conocida sobre la Tierra, por convulsiones sociales sin cuento, por revoluciones cruentas, por un malestar social, y un escepticismo generales, que conducen a un vórtice de crimen, de terror y muerte generalizados e indiscriminados, parece contemplarse la faz del Caos. Y en medio de ese caos parece desplegarse una vasta empresa “cultural” nada democrática, impulsada por la aristocracia surgida de una nueva clase de hombres que han amasado su poder personal a través de la obtención de grandes fortunas, y que se consideran con el derecho y el poder de imponer sus condiciones a todas las sociedades del Mundo, con la manipulación del poder electoral de las mayorías, con el poder de seducción del dinero, y finalmente con las armas. Ello es visto por sus mayores como males necesarios del “progreso” y del ejercicio de la Libertad dentro de la sociedad “libre” en que vivimos. Así, Occidente se viene abriendo al Mundo, con la llamada “corteza técnica de su civilización” como carta de presentación, cerrando sus ojos a la realidad cuando no originando en el medio humano de todas las culturas del planeta tremendos conflictos, entre la consciencia que cada persona ha logrado de sí misma y la personalidad que quieren imponer quienes la dirigen, algo que merecer una profunda autocrítica y quizás una radical revisión. Esa autocrítica se justifica más, en la medida en que los fundamentos ideológicos de los procesos actuales de evolución social, económica y política se vuelven obsoletos y podría decirse, esa revisión llega con casi doscientos años de atraso, aún, si la consideramos respecto de la visión que el conocimiento científico moderno puede mostrarnos sobre la Realidad, su significado, y quizás, del significado que los científicos actuales hayan logrado dilucidar acerca de lo que es el fenómeno humano. Tal crítica no se refiere simplemente a un supuesto criterio, tal vez etéreo, vago, fantástico, quizás de carácter religioso, que muchos, que se tienen como avanzados, consideran poco menos que enterrado. No. Se refiere a la mezquina consideración del hombre como ha sido concebido dentro de la visión mecanicista, materialista, utilitarista, atea, de la Realidad, asumida por los 303 ideólogos modernos y los amos de la sociedad burguesa actual, que contrasta con las manifestaciones del Espíritu en el producto más acabado de su cosecha de vida, la humana, tal como se ha mostrado en todas partes, desde las manifestaciones más primitivas hasta las más modernas, y que en el fondo representan la noción de sí mismo, obviamente limitadas por el conocimiento de los medios de expresión, por una consciencia que evoluciona, que se desarrolla, que logra percepciones diferentes cada vez más perfectas de una realidad humana exterior e interior que se va concretando a través de su día a día cotidiano, que conforman sus maneras de laborar, de vestir, de alimentarse, su arquitectura, su arte, su poesía, su manera de concebir sus relaciones con otros, que le permite filosofar, concebir la realidad de Dios, algo de cuya esencia íntima hemos descubierto aún en las más primitivas pinturas rupestres como las de Altamira, pero también en personajes como Aristóteles, Abraham, Moisés, Jesús de Nazareth, Agustín, Tomás de Aquino, Fray Antonio de Montesinos, Fray Bartolomé de las Casas, Teresa del Niño Jesús, Ignacio de Loyola, Pedro Claver, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Goethe, van Gogh, Dalí, Miró, Gaudí, Einstein, para mencionar sólo muy pocos. En una tarea nunca suficientemente ponderada, y más bien olvidada por efecto de la labor de descrédito y propaganda desencadenada en medio de los conflictos entre los imperios inglés y español contra España (Cita de Mariano Ospina Hernández en el Colombiano del 20-10-1988: Philip W. Powel en “Tree of Hate”, publicada en español por Ediciones José Porrúa, de Madrid, con el título “Arbol de Odio”), que hace palidecer el trabajo de Goebels el jefe de propaganda nazi, como si fuera el propio de un aprendiz, se proponen los “hijos de Loyola” de la “Compañía de Jesús” inspirados en los principios de la ética ignaciana, fundamento de su lucha intelectual contra los principios éticos calvinistas que inspiraron la Reforma, el desarrollo en la América Española del gran experimento misional que atrae la envidia de los beneficiarios del régimen colonial español y el amor de los naturales, por una tarea civilizadora, sin par, cuyos éxitos económicos, sociales y humanos, pueden 304 apreciarse en la obra gigantesca que logra transformar, entre otras cosas, la vida de pueblos cazadores de los Llanos Orientales de la actual Colombia, del Paraguay y del Uruguay, al sur del continente americano, en el término de unos ochenta años, y una o dos generaciones, en la de pueblos sedentarizados y cultores de las artesanías y las artes occidentales, principalmente la música de la que son muy amantes, con el virtuosismo de los mejores de su época en el continente europeo. Puede no ser la más refinada experiencia antropológica a la luz de las modernas técnicas científicas, pero en su tiempo, los jesuitas de Ignacio de Loyola (1491-1521), tienen en sus misiones del Asia la oportunidad de confrontar los valores cristianos de la cultura europea con los valores de religiones orientales como el taoismo y el budismo entre otras, encontrando un transfondo de extraordinarias semejanzas. Sobre esa base empiezan su trabajo misional logrando resultados igualmente extraordinarios, pero desgraciadamente, sin haber coronado nunca. Sin tener una clara visión de los motivos de fondo, es difícil hacer una crítica objetiva y que dé frutos positivos, acerca de las razones por las cuales la Iglesia Católica Romana dejó de respaldar aquel trabajo misional, algo que, por otra parte, se sale del propósito de este ensayo. El hecho tozudo es que, además de cualquier razón, en la cruenta lucha armada por el dominio del mundo que se dio en tiempos del Imperio Español, último imperio medieval, por otro lado, de alcance oceánico, y los demás imperios europeos, con iguales ambiciones, como Inglaterra, Francia y los Países Bajos, entre los siglos XVII y XVIII, España se llevó la peor parte. Se acostumbra a hablar, entonces, de España, como referencia al territorio ibérico donde hoy existe un Estado Español, pero en el cual, realmente antes de la Reconquista, había siete reinos con personalidad propia, lengua propia y legislación propia, Asturias, León, Castilla, Aragón, Navarra, Cataluña y Portugal, sin contar la región andaluza que se hallaba en manos del Islam. Como ocurre en toda Europa, no es posible hablar de identidades 305 nacionales a la manera como se interpretan hoy. Los dominios de las casas reinantes cambian a menudo de jefe de Estado y están constituidos, la mayoría de las veces, por conjuntos de reinos pequeños o grandes con identidad propia, ya anexados, ya sometidos a la fuerza o aceptando los pueblos a los señores locales, según las circunstancias políticas de cada momento, la soberanía del monarca imperial que los domina, etc. Entre 1137 y 1479 los reinos ibéricos se integran y se separan sucesivamente, por efecto de los azares de la política, y las relaciones matrimoniales entre las casas reinantes. Luego de la toma de Granada en 1492, último valuarte del Islam en la Península, por los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, líderes de un esfuerzo en que participan todos los reinos, se convierten en símbolos de la unidad española e intentan, sin lograrlo plenamente y, aún generando no pocos resentimientos, reunir bajo su Corona, los reinos de la Península ibérica. Más que Imperio Español, por tal motivo, cuando nos referimos a las relaciones con el mundo americano, debería hablarse con mayor propiedad de Imperio Castellano, cuya lengua es la que se extiende en el territorio americano descubierto por Cristóbal Colón, salvo en el territorio del Brasil en que se habla el portugués, lengua del reino que lo colonizó. Se dan entonces las condiciones estratégicas y políticas para que trascienda otro espíritu. Dentro de los motivos doctrinales se ha argumentado que los reparos de la Iglesia a la obra misional mencionada se refieren a elementos de cultura que tienen que ver con las costumbres locales europeas que no son válidos por fuera de su ámbito y que fueron tomados como fundamentales por las autoridades eclesiásticas. Cualquiera que sea la conclusión, lo cierto es que aquella experiencia nos abre los ojos, respecto de la perspectiva de una concepción de humanidad mucho más amplia y profunda de lo que aparecía, no sólo en la visión de los tiempos medievales sino de los tiempos modernos, una visión que, en el fondo, sobrepasa todo lo que pudo ser concebido en Occidente como Humanidad, solamente desde el punto de vista de la óptica europea, aunque su filosofía hunde sus raíces, obviamente, en su 306 tradición evangélica, y es estructurada, armonizada en admirable síntesis con la sabiduría del mundo helénico y oriental, y sólidamente apoyada en la famosa Escuela de Alejandría (ciudad fundada en Egipto por Alejandro Magno en 331 a. de C.), punto de partida, a su vez, del eje doctrinal del pensamiento católico. Esa escuela fue fundada por San Panteno en 180 d. de C., y es faro que alumbra y en que se asientan las bases de la escuela de Milán, con San Ambrosio, la de Hipona con San Agustín, la de Jerusalén, la de Antioquía, la de Nisibia, la de Bizancio y las de la misma Roma. Además los obispos y el cristianismo, en general, miraban hacia las primeras órdenes monásticas de la cristiandad, en Egipto, para crear y organizar en sus respectivas sedes las escuelas primarias y secundarias de donde salieron las primeras universidades durante la Edad Media. “Por esta razón nadie remite a duda que en Alejandría surgió la más alta cultura católica que sirvió de norma a los primeros concilios de la cristiandad y sobre la cuál todavía hoy día está basada la Iglesia. Fue allí donde surgió el primer verdadero humanismo, un movimiento cultural y científico que trata de armonizar lo divino y lo humano”.(Versión de Marco Tulio Zuluaga de “De “Kirche und Weldt” en su columna “Al Compás de los Días” El Colombiano 26-10-1988). 5.5.0 EL LEGADO IMPERECEDERO DE LA CULTURA CRISTIANA OCCIDENTAL A LOS PUEBLOS AMERICANOS. En los últimos años, algunos autores se han cuestionado seriamente acerca del verdadero valor, dentro de la Cultura, de nuestra herencia religiosa de origen cristiano, de temas como las líneas de pensamiento no ortodoxas aparentemente originadas en tradiciones muy antiguas probablemente en acciones apostólicas de personajes diversos de la diáspora, después de la muerte de Jesús, probablemente no muy bien documentadas o que han sido documentadas en obras no reconocidas como auténticas en su valor doctrinal por la jerarquía de la Iglesia Católicas Romana. Siendo este un campo de estudio de indiscutible significado científico - antropológico y religioso, no tenemos, ciertamente, 307 interés, en involucrarnos, propiamente, en semejante polémica, ni en alinearnos en alguno de los “partidos”, que puedan surgir de estas discusiones, que deberían estar orientadas antes que a cualquier otro fin al rescate de valores humanos auténticos que pudieran perderse u olvidarse, y que pudieran derivarse de las enseñanzas de Jesús, de la experiencia de la vida del Jesús histórico, de las circunstancias que la rodearon, de la interpretación que muchos le dan a su acontecer, dentro del contexto de las tradiciones de la cultura judía, en que nació, vivió y se desarrolló su ministerio, en relación a la dignidad Divina, que el pensamiento teológico de la ortodoxia cristiana romana reconoce en Jesús, entre otras cosas. De todo ello, se deriva todo un cuerpo de doctrina cristiana unitaria que en tiempos del Descubrimiento de América llevaba varios siglos desarrollándose y aplicándose en el ejercicio de la Cultura en Occidente, y ya había producido en Europa una civilización de contenido muy propio aunque, en relación a lo general, de características muy singulares . Como algo que se deriva directamente de la acción de los imperios portugués y castellano en el territorio americano, los pueblos de la antigua América española igual que de los dominios de Portugal, podemos considerarnos legítimamente y, justamente, herederos directos de los valores más preciados de la tradición cultural de la Europea cristiana en general y de la tradición cultural de la España y el Portugal cristianos, en particular. Más importante que cualquier suerte de armas, son las consecuencias de la mayor controversia jurídica y ética que se haya desarrollado en Occidente en este caso concreto, sobre el comportamiento de un Imperio como el Imperio Español, con una población, “conquistada” <<de hecho>>, por los “señores” <<de hecho>>, de la Conquista, pero reconocida su calidad de súbditos de la Corona, al mismo nivel de la población metropolitana española. Allí se enfrenta lo más puro de los valores cristianos con la endeble y acomodaticia interpretación del Mundo Americano y de su realidad humana, que anida en lo profundo de la erudición de 308 una cultura que se va secularizando y, sin bases ciertas, juzga inadecuadamente la Realidad de un mundo que merece, para ser conocido más objetivamente, la visita escrutadora de científicos como Alexander von Humboldt a finales del siglo XVIII y la fundación, un poco antes, de sendas Expediciones Botánicas, en toda América, como la que dirigió sabiamente en la Nueva Granada José Celestino Mutis. Por la misma época, vive Francisco de Vitoria (1486-1569), dominico, jurista y teólogo español, a quien se le atribuye el planteamiento, por primera vez, de los principios del Derecho Internacional, que, supuestamente, deberían regir las relaciones entre naciones, en el plan de institucionalizar su realidad, no sobre la suerte de las armas, sino sobre la base del respeto mutuo de los derechos de los distintos pueblos a vivir y desarrollarse. Sin embargo, muy tardíamente, a mediados del siglo XX, movidos por el horror, luego de la más pavorosa guerra experimentada por el ser humano, la Segunda Guerra Mundial, es fundada por las potencias vencedoras la ONU, Organización de las Naciones Unidas, y más tardíamente, a principios del siglo XXI, es fundado el Tribunal Internacional de Justicia, incipientes y vapuleadas, aunque valiosísimas instituciones universales de cara al Porvenir. La suerte militar, pues, consolida un cambio estratégico fundamental en el eje del pensamiento occidental que determina la dirección de la Cultura y que ya se daba en los niveles ético y religioso, con Calvino y el movimiento protestante. Para bien, que desde luego lo hubo, y para mal que también se dio, ese cambio pone en nuevas manos la suerte de las sociedades occidentales, que a ratos derivan peligrosamente hacia el caos y a ratos se alejan un poco de él, hasta nuestros días, con los resultados finales que palpamos en el desenvolvimiento de la vida humana contemporánea. 309 5.6.0 DE CARA A UN CAMBIO DE ACTITUD FRENTE A LAS PROPUESTAS ÉTICAS DE LA CIVILIZACIÓN MODERNA OCCIDENTAL. El aceptar, sin discusión, esta concepción del Hombre, sin más argumento que el dominio de hecho del calvinismo sobre el ámbito protagónico de la sociedad humana contemporánea, de la manera como se viene haciendo, constituye, muy particularmente para los pueblos de la antigua América Española, pero también para muchos seres humanos de las más diversas culturas, nada más y nada menos que su castración mental, en aras de una nueva forma de dominio económico y la prosperidad exclusiva de una minoría de afortunados privilegiados. Allí está la raíz de muchos conflictos contemporáneos que se han desencadenado en forma de guerras, rebeliones, violencia y terrorismo, cuya prevención debería ser un propósito claramente asumido por las distintas disciplinas del saber humano, entre ellas la Ciencia, la Técnica y la Ingeniería. La naturaleza de la civilización moderna, especialmente su enfoque económico, sus objetivos políticos y diplomáticos, su cruda visión humanística son los parámetros motrices de la vida cotidiana de hoy, de la Sociedad como un conjunto. Tiene su origen en los tiempos de Carlomagno (año 800 de nuestra era), en el medio propio de una clase social emergente que nace proscrita por la clase dominante de aquel entonces, la Nobleza, la casta militar y la clerical. Es una prometedora clase nueva, la clase burguesa, de burgo, ciudad, la clase plebeya urbana; situada por fuera de la clase campesina que representa, en aquella época, la mayor población de todos los países. Ella está marginada de la Universidad donde se forman los aristócratas y donde se estudian la jurisprudencia, la medicina, la filosofía y la teología principalmente. La Universidad congrega en ella a los sabios, a la elite de los hombres cultos, por la alta consideración que se tiene en los medios aristocráticos de su visión. Pero entonces la cultura no trasciende los límites de tales castas. A la jurisprudencia no le interesa tampoco registrar la tradición de las costumbres populares, como sí las tesis de los grandes filósofos, que aportan 310 doctrinas que soportan las decisiones del Derecho, como los antecedentes de los conflictos políticos que enfrentan los monarcas y todos los eslabones de la sociedad feudal, como son los señores, y que cada cual maneja como cosa propia, igual que las soluciones que acuerdan para sustentar el precario equilibrio, estratégico político y militar, de los reinos, las provincias, que finalmente descansa sólo en la posibilidad de la respuesta militar. De allí que la burguesía sea otro mundo que comparte con el primero el espacio que ocupa. La práctica de ciertas disciplinas de cálculo, en la actividad comercial, como la aritmética, el álgebra, entre otras, que vienen del mundo árabe, sirven originalmente de fundamento a otras disciplinas que son aplicadas eventualmente en cálculos más complicados, a medida que se dan las primeras observaciones, que son, a su vez, los primeros pasos de la Ciencia. Sin embargo esa ciencia evoluciona a pasos agigantados. La civilización es implementada de manera magnífica, cuando la sociedad burguesa va tomando la iniciativa y agrandando su espacio vital, logra transformar el género de vida, se percibe que no ha logrado captar la esencia humana de la Cultura como un todo, asume la aventura de adoptar posturas éticas, que reducen toda expectativa humana al afán de lucro, muy en la línea de su que hacer cotidiano, no solo arbitrariamente sino divorciándose del espíritu de esa esencia, haciendo que la nueva civilización burguesa permanezca anclada a una concepción cósmica mucho más estrecha, que se da, ante la novedad de los hallazgos tempranos de la Ciencia, interpretados por las nuevas ideas de la Ilustración, en el Mundo de aquel tiempo. 5.7.0 INFLUENCIA DEL CONFLICTO GENERADO ENTRE LA VIDA COTIDIANA Y LA CIENCIA CONTEMPORÁNEA EN EL DESEMPEÑO DEL TÉCNICO Y DEL INGENIERO. El técnico y el ingeniero no son ajenos a la influencia de esa realidad cultural que riñe con lo que, tal vez debería ser el eje de 311 su formación. Particularmente en las naciones de la antigua América Española, la lucha de la independencia representa, para nuestros dirigentes criollos, una oportunidad de congraciarse con los nuevos dueños del poder mundial, y el entusiasmo con que son vistos los éxitos militares de Napoleón en Francia y los inicios de la Revolución Industrial en Inglaterra, hace que su gestión se oriente a cortar todo tipo de relaciones con el “pasado” colonial español, haciendo caso omiso de su invaluable aporte al patrimonio cultural y humanístico de las que serían las futuras repúblicas latinoamericanas. En forma similar podría hablarse de las otras naciones de Occidente. Sin embargo, disponen de un conocimiento de la Realidad invaluable, el más actual que pueda tenerse, que supera, en su esfera de actividad, el lastre que ha representado el desfase del medio social en que se mueve. Ese conocimiento ya es, en nuestro tiempo, un magnífico cuerpo de conocimientos que representa un patrimonio común de la Humanidad, pero del que solamente se benefician unos pocos, por razones de medios materiales, de consciencia, de cultura, de Estado, de ética. Por ello el ingeniero necesita entender que su labor de servicio está situada en un medio humano que lo determina en cierta medida, pero que es susceptible de ser modificado, y en un medio natural que le sirve de hábitat y el cual debe ser correcta y rigurosamente interpretado. Debe comprender que los desajustes en la adaptación de ese medio humano con el medio natural pueden producir, igualmente, desajustes en la adaptación de la labor del ingeniero en el medio humano en que trabaja, o bien, una pérdida de la eficacia del ingeniero en su esfuerzo por conseguir los objetivos que él íntimamente se propone. En la actualidad, no es aventurado afirmar que la integración del patrimonio cultural tradicional y el inmenso patrimonio científico del presente, representan para el científico, el técnico y el ingeniero modernos en Occidente, por no decir de sus pueblos, sus empresarios, sus estadistas y sus pensadores, una plataforma sin igual para su lanzamiento hacia el futuro, capaz de llevarlos 312 hacia la redención más genuina, incluso, de la totalidad de la especie humana. 5.8.0 LA CRISIS DEL INGENIERO EN COLOMBIA. En Colombia, nuestro país, según la opinión de los ingenieros más destacados del país, uno de ellos, el Dr. Darío Valencia Restrepo, la ingeniería está en crisis. La demanda del servicio de los ingenieros se ha reducido a niveles críticos. En otras regiones del Planeta, trabajan principalmente bajo dirección extraña y en proyectos ideados y diseñados sin su concurso, conforme a otros propósitos. A pesar del prestigio y de los logros efectivos comprobables de la Ciencia, la Técnica y la misma Ingeniería, en nuestro país se sigue discriminando y menospreciando, al nivel de los altos destinos de la Industria y del Estado, el aporte de los “técnicos”. Surge aquí una pregunta: ¿Es ésta, efectivamente, una crisis de la ingeniería u ocurre más bien la desadaptación política del medio social, dedicando los esfuerzos, generalmente de manera irracional a otros afanes? Entre nosotros son comunes la búsqueda solapada del lucro a toda costa y del poderío sobre sectores importantes de población, por razones electorales o derivadas de ellas, perseguidos por caudillos en muchos medios empresariales y políticos, desconectada de toda racionalidad que no sea sino el bien privado de ellos y de espaldas a las aspiraciones populares, siendo las necesidades materiales y espirituales de la población, las que aportan la “materia prima” esencial para el trabajo del científico, del técnico y del ingeniero, igual que son la materia prima que justifica la transformación de los recursos naturales en productos humanamente útiles, fuente de sustento de toda la Sociedad. Parece ser que la sociedad occidental, las diversas sociedades del mundo, poseen sectores poco abiertos al desarrollo y al dinamismo del Progreso; eso ocurre no sólo nuestro país, dirigido centralmente en lo político, al amaño de la dinámica y del sentido de la Vida de dirigentes poco interesados en el valor de la tecnología, por lo que se rezagan cada vez más de las aplicaciones 313 del avance científico en sus gestiones administrativas y de manejo, regidas, la mayoría de las veces, no por el interés popular, sino por cerrados modelos ideológicos. Puede ser pertinente plantear una hipótesis que merece una profunda reflexión, incluso por fuera de este trabajo inductivo, que tiene sin embargo, hondas consecuencias pedagógicas y culturales: Los pasos de la cultura humana en el porvenir, en el diseño de su tarea pedagógica y en la tarea de formar las próximas generaciones, como un todo, merece la confrontación de todas sus tradiciones, de sus principios, con la visión de la Realidad que la Ciencia nos ha descubierto y nos descubrirá en el futuro. No porque la Ciencia tenga toda la razón; sino porque el valor de sus postulados tiene tal importancia en el desarrollo de la consciencia humana de la Realidad, de lo que es el mundo en que vive y de lo que es el mismo hombre, al menos en la proporción en la que le es posible hacerlo, que solamente confrontando sus descubrimientos con los postulados del pensamiento universal, podrá mitigar el efecto negativo de la multitud de posturas ideológicas, éticas y culturales, diversas, unas utópicas, otras ilusorias y fantásticas, asumidas en forma de partidos de movimientos políticos, de escuelas de pensamiento diverso, dedicadas a fomentar la discordia, a generar conflictos, a excitar las pasiones, como se da hoy con irresponsabilidad olímpica, y, obviamente, con desastrosos resultados para el desarrollo de la vida humana. La especulación filosófica y metafísica a lo largo de la Historia ha abierto horizontes inmensos al deambular, por el Mundo Espiritual, de muchos seres humanos especialmente dotados. La riqueza de la creatividad del Espíritu representado aquí por la esencia de la vida humana en las diferentes vertientes de su cultura, en respuesta vital a la percepción que ha logrado de su destino y a las ofertas y demandas de los distintos hábitats, físicos y naturales, en su afán de permanecer y crecer, es indudablemente una fuente de inspiración a la juiciosa, y metódica consideración del hombre actual. 314 No es sensato que el hombre occidental, deje en el olvido nociones tan significativas como las que le han dado origen a su opinión sobre lo que es, para él el ser humano y lo que representan para él, en conjunto, la Creación como acción eficaz, y su Cosmos, al cual está integrado esencialmente. Algo semejante podría decirse de todas y cada una de las otras culturas humanas, con relación a la esencia de sus propios contenidos, que son, en el fondo, verdaderas cosechas del espíritu humano La referencia al hombre occidental se plantea, no bajo la consideración de una identidad que deba pretenderse, es propia de todos los pueblos que habitan en el territorio que perteneció al antiguo Imperio Romano Occidental. Se refiere, más que todo, al conjunto de pueblos que se han desarrollado bajo la influencia decisiva de la ética y de la doctrina practicadas por la Iglesia Católica Romana y su singular interpretación de las doctrinas de Cristo, para luego verse enfrentados a la influencia de nuevas formas de pensamiento de discutible universalidad, como son el pensamiento y la ética calvinista, que han transformado su vida y que hoy lo enfrentan a él y a la humanidad a una verdadera encrucijada histórica. 5.9.0 CONSECUENCIA DEL ROMPIMIENTO DEL EJE CULTURAL DE OCCIDENTE EN LA CULTURA CONTEMPORÁNEA. El rompimiento del eje cultural de Occidente que empieza a darse en las postrimerías de la Alta Edad Media y que al cabo de los procesos revolucionarios de los siglos XVIII, XIX y XX, en una época que podríamos llamar posrevolucionaria, principios de este siglo XXI, parece consumado y ha producido en Occidente la pérdida del rumbo de su cultura. Los Occidentales hemos adoptado, como consecuencia de nuestro propio proceso histórico, una ética y una cultura que desdicen de la profundidad de nuestros valores humanos. Hemos causado muchos daños a nuestra población y en el exterior, con nuestra acción económica y política hemos generado grandes dolores y odios abismales. 315 Pero no solo esto: En una concepción del Hombre individualista a ultranzas, no solo los individuos, sino las instituciones sociales, como los partidos políticos, la Religión, la Industria, el Estado, logran una visión microscópica de su propia esfera de vida. Una visión relativa, parcial y absurdamente independiente de la Realidad, a la luz del conocimiento científico actual. Por ese camino ha llegado nuestra civilización a la concepción materialista de la vida, a una concepción mecanicista de la Realidad, a una cultura sin raíces, divorciada de su historia, a una lucha salvaje, egoísta, encarnizada, sectaria por hacer fortuna, por fama, por el dominio hegemónico, como símbolos de voluntad de poderío, en sustituto a la lucha por medios adecuados para sobrevivir y desarrollarse. Sus gestores han creado un mundo inhumano, artificial, mundano, arrogante, sin Dios, con aparente poder de dominio sobre la Naturaleza, amenazante, destructivo, excluyente, despiadado, explotador, mentiroso, traicionero, hedonista, ostentoso, sobre la “corteza técnica” de su cultura. Pero un mundo desadaptado profundamente de la Naturaleza, su medio vital, que genera en ella profundos desequilibrios capaces de producir cambios decisivos en las condiciones físicas del planeta, que amenaza, sin saberlo, su propia existencia y la existencia de otros pueblos que caen inocentemente bajo su garra rapaz. 5.10.0 UNA CONSECUENCIA DE LOS DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFICOS DE LA ACTUALIDAD: LA NECESIDAD DE UN NUEVO ENCUENTRO DEL HOMBRE CON LA NATURALEZA. Este encuentro se entiende como una apertura de la consciencia y de la voluntad de los seres humanos hacia las demás dimensiones de la vida humana, por fuera de esa unidimensionalidad de los negocios, de lo económico, de lo financiero en la mentalidad típica de la sociedad moderna, del burgués, que limita sustancialmente sus presupuestos, sus expectativas porque pretende encasillar el valor de toda actividad humana dentro de su 316 exclusivo espacio e interés, porque pretende teñir con su propio color lo que desde su punto de vista es relevante y menospreciar los demás aspectos de la Realidad haciendo una simplificación empobrecedora, castrante, del sentido, del valor de la proyección de su experiencia. Para la ciencia moderna es suficientemente clara la absoluta dependencia de la raza humana de la Naturaleza. De una naturaleza llena de singularidades, como lo son, al nivel de lo mayúsculo, nuestro hogar terrestre con su novedosa capa viva; el gran motor termodinámico que lo enriquece, nuestro Sol; nuestro colosal y terrorífico centro galáctico “laboratorio” y lugar de congestión de materia, de masas estelares apretujadas a temperaturas y presiones nunca imaginadas por ser humano alguno, generador de estrellas y de multitud de moléculas pesadas, que algún día inspirará a la industria humana para bien de nuestros descendientes, la Vía Láctea; e innumerables singularidades más unidas en sistemas solares y planetarios, sistemas estelares, sistemas de galaxias, masas gigantescas de galaxias que se mueven ordenadamente, que chocan y se destruyen, que se recrean incesantemente, que evolucionan, en un proceso que, al cabo de miles de millones de años desborda, en sus consecuencias, todo pronóstico probabilístico, a escala de las categorías propias de la mente humana, tal cual lo podemos constatar hoy. En efecto, hablamos del azar, de interacción de cuerpos minúsculos y mayúsculos cuya probabilidad de encuentro es prácticamente nula. Pero nos encontramos con la grandiosa experiencia de mundos, como el nuestro, donde se ha dado lo insólito, casi lo imposible, la asociación y la organización de un variado y complejo conjunto de seres diversos, integrados en un abigarrado sistema vital que ha sabido dotarse de todos los medios necesarios para mantenerse, dándonos a entender la estrechez de nuestra visión, la precariedad de nuestros juicios en el actual estado evolutivo de nuestra mente y, al mismo tiempo, la inconmensurable grandeza del Espíritu, en cuya esfera se sitúa, en cuyas profundidades se encuentra su explicación y del cual toma 317 su dinámica todo aquel fenómeno gigantesco y minucioso hasta el infinito, que se ha desencadenado y del cual hacemos parte. 5.11.0 ORIGEN DEL COMPORTAMIENTO DE LOS OCCIDENTALES Y SU FORMA DE HACER CULTURA Nace de presupuestos provenientes de una mentalidad financiera, de negocios, que reduce la amplitud de miras del hombre occidental, de lo que fueron como prototipo burgués dentro del contexto de la Cultura Occidental hasta finales de la Edad Media, como un todo, a lo que representan en una sociedad liderada por esa burguesía, según su visión civilizada, en su sola proyección económica, de negocios, que desprecia la relevancia de los demás aspectos de la vida humana, o los valora sólo como medios de manipulación. Dentro de ese contexto, hay que considerar el valor central, dentro de esa filosofía de la Vida, de la ética calvinista con el <<lucro>> como eje motivador fundamental,-si no el único-, de toda actividad humana. Esa postura humana, con evidentes limitaciones, que ser generalizó en doscientos años de imperio de la manera de pensar típica del burgués, a través de la influencia política y el liderazgo de la cultura anglosajona, todavía vigente, involucra algunos capítulos del desarrollo científico y técnico en áreas de estudio y conocimiento coherentes con esa visión, como es el desarrollo de la <<superimplementación>> de la vida cotidiana moderna, de su industria, de sus comunicaciones, de su infraestructura urbana, entre otras cosas, por ejemplo, propalando en la publicidad mensajes mentirosos, sesgados, exagerados; sobredimensionando la producción de gran escala al tiempo que menospreciando a la industria artesanal; desplazando el concepto de calidad artística y funcional de los productos como primera motivación de compra, a cambio del precio, fomentando abierta o soterradamente la concentración del poder en pocas manos, el control los grandes monopolios sobre la Economía con lo cual se generan grandes problemas, entre otros, el descuido de la ocupación plena, el 318 surgimiento de grandes contingentes de población ordinariamente desocupada, indigente, miserable, etc.; afectando la calidad de vida del mundo humano en que vivimos, falseando la visión que tenemos acerca de las posibilidades reales de redención; sembrando por doquier angustias, desesperanza, resentimientos, envidias, odios, deseos de venganza; haciendo que olvidemos quiénes somos como humanos, desvalorizando nuestro patrimonio cultural interponiendo primero el suyo ,destruyendo los fundamentos de las relaciones humanas, haciendo cada vez más injustas nuestras relaciones de intercambio, haciendo imposible una espontánea amplia y profunda interacción social, predisponiendo a los seres humanos a la exclusión, a la descalificación, a las divisiones de clase, de casta para incluir en las inferiores al que carece de poder, de “riquezas”, entre muchos otros problemas. Miremos ahora aspectos relevantes del medio burgués occidental que afectan definitivamente la perspectiva universal de la Ciencia, de la Técnica y de la Ingeniería, limitando los horizontes de su visión, sus expectativas y finalmente su desempeño. Para tener un poco de comprensión, tengamos en cuenta, que, el desarrollo del medio burgués es algo demasiado tardío en el contexto de la modernidad. Ello puede apreciarse, si comparamos los cuatrocientos años escasos que han pasado desde Galileo Galilei a nuestros días, con los doscientos años escasos que ha necesitado el medio burgués para lograr cierta madurez. Pero si lo comparamos con los veinte millones de años registrados por la paleontología para fechar el encuentro de los primeros vestigios de presencia prehumana o humana sobre la Tierra, ello puede darnos una idea, también, de la magnitud del esfuerzo que ha tenido que invertir la humanidad y del plazo que ha requerido, en la tarea de transformar los factores irracionales de su conducta que han modelado su carácter, y que han impreso en su cultura la personalidad que ostenta hoy. La ingeniería se conoce desde unos cuatro mil años antes de Cristo, con ese nombre. Los primeros ingenieros se dedican en el 319 Medio Oriente, principalmente a construir fortificaciones, murallas, equipos mecánicos ofensivos y defensivos, como catapultas, escaleras, puentes, etc., lo que se asimila hoy con la ingeniería militar. De entrada se ve, ya, cómo la actividad del ingeniero está condicionada por el comportamiento típico de una sociedad guerrera, que funda su subsistencia en unos dispositivos militares, movidos por los regímenes políticos de la época, como instrumentos claves en el uso del poder militar. La ingeniería, como se la conoce hoy, es más moderna. Nace con la Ciencia y la Técnica en el seno de la sociedad burguesa renacentista, casi como una consecuencia directa del desarrollo científico. El éxito logrado a través de los años por los ingenieros les ha asegurado su propio puesto de honor en la historia humana, a pesar de su humilde origen. Ya hemos visto cómo se gestó el poblamiento europeo y cómo muchos factores naturales y humanos del Medio Oriente afectan el genio posterior de nuestra cultura. Enfoquémonos un poco en los hechos posteriores, que podrían dar testimonio de lo que podrían ser consecuencias claras de aquella historia remota: Partiendo de lo que es Occidente, luego de la caída del Imperio Romano, más o menos en el siglo V de nuestra era, puede apreciarse cómo la sociedad que se establece, dejando poco a poco atrás el caos, es una sociedad militar, sin otra alternativa y con todas sus consecuencias, en un equilibrio precario, que se rompe fácilmente con la muerte de un monarca, con una invasión inesperada, con un éxito o un fracaso militar. El cristianismo avanza en toda Europa a filo de espada, conquistando caudillos bárbaros, que abrazan la fe en un Dios que dice ser de todos y no solo de los romanos. Para ellos es extraño, pero al mismo tiempo halagador sentirse cobijados y amados por un Dios que no es el suyo. Es así como Clodoveo (485-511) rey de los francos, abraza la fe después del triunfo en una de sus batallas decisivas contra los germanos, luego de haber orado por el triunfo y por insinuación de su esposa Cleotilde, ya cristiana. El cristianismo se consolida en Europa en medio de aquella sociedad militar, casi 320 salvaje, trayendo en gran medida la civilización, un modelo muy singular de civilización cristiana, romántico, caballeresco, situación que se prolonga hasta la declinación del Imperio Español a finales del siglo XVII, cuando Inglaterra y sus aliados logran imponer su hegemonía en la política y la diplomacia mundiales, lo que dura hasta el inicio de la I Guerra mundial en 1914. Ello se da en un momento en que el sistema monárquico se vuelve más y más absolutista, sin percatarse que bajo sus pies se gesta un remezón, donde la rigidez propia de la mentalidad que domina a la nobleza, la casta dirigente, le impide ver la realidad de las cosas, hasta llegar a la crisis de autoridad que desemboca finalmente, a finales del siglo XVIII, en la Revolución Francesa. Desde los viajes del veneciano Marco Polo (1254-1324) al Oriente y a China donde permanece dieciséis años al servicio del Gran Kan Kublai, cuya relación abarca el período desde 1271 hasta 1295, empieza a desarrollarse el comercio con el Oriente, que comienza a producir un significativo cambio en las costumbres y en el espíritu de los europeos, explicable en una sociedad “pobre” y austera. Dicho comercio, y el Renacimiento, gran movimiento cultural, artístico, científico y literario que se da entre los siglos XV y XVI, junto con el descubrimiento de América, convergen en un momento histórico singular de la historia de Occidente sobre la manera de ser y la dirección de la Cultura. Es cuando el eje de la cultura se rompe en menudos pedazos, el liderazgo de la casta militar se acaba y otra clase social, la burguesía, asume el Poder en medio de una revolución social, económica y política, sin precedentes, por no llamarla, un caos desenfrenado. El oro y principalmente la plata americana, paradójicamente, no benefician al Imperio que emprende la descomunal e improvisada tarea de culturizar, de cristianizar a América, de construir allí una sociedad política, una provincia del Imperio que debía darle a sus pobladores la misma dignidad de los súbditos europeos, tarea que degenera en una vulgar conquista, en una despiadada expoliación del indio americano, por razón de la pérdida de poder del Imperio Español, ante cuya bandera, en cierto momento no se ocultaba el 321 sol, más bien empieza a decaer. La burguesía europea formada principalmente por una clase mercantil y artesanal profundamente influida ya por el espíritu voraz de los comerciantes del desierto, se enriquece. Ello sucede con el apoyo de los errores estratégicos del Estado español que asume la costumbre de financiar sus déficits comerciales con la plata americana, que establece un régimen impositivo tan pesado que obliga a los campesinos y artesanos a abandonar sus actividades y a emigrar, usando luego la plata americana para comprar sus importaciones a los artesanos del exterior, y que sucumbe así, bajo el peso de los privilegios de la nobleza y el costo de la burocracia imposibles de solventar. El pueblo español termina olvidando el arte de navegar que le había dado tanta gloria, la producción y el comercio artesanales que le permitían antaño mantener un nivel de vida decoroso. Y el golpe de gracia lo recibe en el mar, al ser destruida su “flota invencible” por los ingleses y los elementos naturales, y, en gran parte, por la acción de los corsarios y piratas patrocinados por los gobiernos de Inglaterra, Francia y Holanda, en América, y de sus flotas navales en el Oriente, cuando ya no puede financiar una gran armada que garantice su seguridad. Con la caída del Imperio Español se consuma la quiebra de un sistema político voraz imposible, el desastre militar de una fortaleza indefendible, y en América y en Asia, se concreta el fin de un proyecto misional fundamental, de una dimensión y una proyección humana colosales, fundado en lo esencial de la cultura cristiana de Occidente. Cuando sobreviene, el desenlace revolucionario por la crisis de autoridad de la monarquía francesa, sólo el régimen de terror impuesto por la burguesía de Paris, al lado de una acertada gestión militar, alcanza a recuperar a la nación francesa –primera en su género en el Mundo-, de la anarquía, del caos, con más de la mitad de sus provincias en rebeldía y en medio del asedio militar de los ejércitos de sus vecinos. La gloria de esa epopeya le corresponde al genio estratégico-militar de Napoleón, quien no sólo lo logra, sino que pasea victorioso, durante veinte años más, a los ejércitos franceses por Europa, dándole soporte militar a su 322 república imperial. Desde entonces, ese modelo ha intentado ser copiado por las revoluciones socialistas del siglo XX, algunas ya superadas y otras todavía vigentes. Cuando la influencia del Occidente, que surge de aquellos eventos históricos, llega a nosotros y se desborda por el orbe entero, incluida la Revolución Industrial, otra de las grandes revoluciones burguesas que se gestaba y que despega decididamente, con motivo de la invención de la máquina de vapor, al decir de no pocos historiadores, llega verdaderamente la “corteza técnica” de nuestra civilización, liderada al principio por la sociedad burguesa europea y principalmente hoy, por el poderío económico y político de la cultura anglosajona. Una “corteza técnica” que asumen en tiempos de Martín Lutero (1483-1543), Ulrico Zwinglio (1484-15331) y Juan Calvino (1509-1564) sus principales gestores y luego en tiempos de la Revolución Industrial, con el aporte filosófico de Jeremy Bentham (17481832), el del economista y antiguo pastor protestante Adam Smith (1723-1790) y otros, una ética singular utilitarista, que ha pasado a nuestra historia como sustituto de la ética universal occidental que le ha dado soporte doctrinal a las nociones de su realidad cósmica y su sentido del fenómeno humano. Ello no se da sin tremendos y cruentos conflictos de carácter religioso. La guerra se desencadena como consecuencia de la Reforma Protestante a partir de la segunda mitad del siglo XV y la persecución religiosa se extiende por toda Europa, particularmente en Suiza, Alemania, Francia y los Países Bajos. Esos enfrentamientos producen grandes bajas en la población y grandes contingentes de emigrantes se embarcan con destino, principalmente a Norteamérica. Aquellas guerras, las revoluciones burguesas que se producen en Francia en 1789, en Inglaterra en 1830, y las revoluciones socialistas europeas, la de 1848 fracasada y la rusa de 1917 triunfante, dan una idea de la forma violenta en que se dan las relaciones humanas en la sociedad secular de nuestro tiempo, del extremo sectarismo de las distintas corrientes políticas, 323 ideológicas y religiosas, de la arrogancia ostentosa de los que alcanzan el éxito en conseguir fortuna en una sociedad que ha regresado y asume con seriedad el valor de la “Predestinación”, en contraste con el “Libre Albedrío”, como principio rector de la realidad vital del Hombre, en la cual la tenencia de fortuna se convierte en símbolo de salvación, y en que los afortunados asumen el papel de “santos visibles” que creen ser, en medio del fragor de la lucha enconada del pobre por reivindicar sus derechos o salir de su condición de “condenado en vida”, que no quiere aceptar. En ese medio conflictivo surge la Ciencia, tal vez encarnando una nueva esperanza para el Hombre, que enfrenta la urgencia de paliar el hambre que la agricultura, movida por la fuerza animal en medio de la violencia generalizada en el Campo, no logra satisfacer. Quizás el taller industrial ofrezca mejores oportunidades. Las hambrunas por las malas cosechas que se producen en la primera mitad del siglo XIX hacen que el mundo europeo dé decididos pasos hacia el industrialismo burgués de Inglaterra, y logre aliviar el hambre de ciertas comarcas, especialmente golpeadas, con los nuevos modelos de comercio y producción industrial. Sin embargo el prestigio por los logros científicos y técnicos es aprovechado para el afianzamiento de una nueva forma de poder, descubierta anteriormente por los mercaderes ricos que aprendieron a manipular a los monarcas con sus fortunas, esta vez representado en un poder económico llevado a la categoría de asunto de Estado, junto a los asuntos relacionados con la Guerra, condicionando de esta manera a la Ciencia, a la Técnica y a la Ingeniería durante todo el siglo XIX y el siglo XX a desarrollarse conforme a sus conveniencias estratégicas económicas y políticas para la defensa y el ataque militares, tal cual venimos experimentando hasta nuestros días. El afán de poderío, el afán de imperio de la cúpula de la sociedad occidental presionan al mundo entero con la imposición de sus propias condiciones económicas y políticas y de sus propias 324 demandas para mantener y acrecentar sus posiciones de dominio ya ganadas. Es así como se ha generado a su rededor una aureola negativa de prestigio que le gana poco a poco la enemistad profunda de otros pueblos, y el resentimiento de pueblos esquilmados como el nuestro, que no pocas veces se ha sentido traicionado por sus propios dirigentes. Aún dentro de las circunstancias descritas, la Ciencia, la Técnica y la Ingeniería presumen de ser disciplinas de carácter universal sin compromisos con intereses egoístas y a veces inhumanos y reñidos con el Bien Común, el cual, para no ser una vana ilusión, igual que la “cosa pública”, requieren de un espacio de mutuo disfrute y, generalmente, respetado por el espécimen humano individual. Esa presunción debería mover a quienes hemos sido formados en tales disciplinas a enriquecernos nosotros y enriquecer el medio humano en el que trabajamos con la investigación rigurosa, con la controversia y la discusión respetuosa, con la reflexión y el esfuerzo sincero de discernimiento y toma de decisiones que nos permitan mantener nuestra independencia de pensamiento, de consciencia, por encima de las presiones hostiles del medio humano. De hecho, ha movido a no pocos científicos de reconocimiento mundial, que han encontrado contradicciones fundamentales entre sus compromisos humanos y las autoridades gubernamentales con las cuales han trabajado, particularmente en el caso del desarrollo de las tecnologías nuclear y termonuclear, destinadas a lograr sistemas de armas nucleares para disuasión o empleo real en condiciones de guerra y no para su uso pacífico. Un caso clásico es el de Albert Einstein (1879-1955), físico alemán naturalizado en Estados Unidos de Norteamérica en 1940. Salió de Alemania por su incompatibilidad con el régimen nacionalsocialista de Adolfo Hitler y el riesgo de ser tomado prisionero por su ancestro judío. Sólo, se entregó a la construcción de la bomba atómica americana, al confrontar la seriedad del peligro que se cernía, ya que Alemania iba en camino seguro de tenerla muy pronto. Nunca miró con buenos ojos su empleo en Hiroshima y Nagasaki en Japón en 1945, y dedicó los 325 últimos diez años de su vida a los usos pacíficos de esa tecnología. 5.12.0 ¿PUEDEN O NO CONSIDERARSE SUFICIENTEMENTE MADURAS, NUESTRA CIENCIA Y NUESTRA CULTURA OCCIDENTAL? El rigor del pensamiento científico, los logros en el conocimiento de aspectos de la Realidad a los que no hubiéramos llegado por otros caminos, diferentes de la observación y una adecuada experimentación, son testimonios suficientes. Si en relación a la Cultura, retomamos la consideración de sectores olvidados y los rescatamos, asumimos, así sea para discutirlas, las propuestas de las diferentes escuelas de nuestro pensamiento filosófico tradicional, si asumimos las lecciones de nuestra historia, si aplicamos la disciplina científica para indagar, tan precisamente como nos sea posible hacerlo, sobre nuestra evolución cultural, sobre nuestro pasado, sobre las raíces de nuestro presente, sobre el significado real y el valor de la dinámica de nuestra evolución cultural, y muchísimos temas más, podríamos decir que, no desconociendo el gigantesco aporte técnico y científico, la notabilidad de la experiencia que hemos tenido oportunidad de vivir en nuestra sociedad burguesa, reconocemos que nuestra cultura, en su totalidad es madura, y es muy rica, y que, aún teniendo en cuenta los aportes de la cultura burguesa, es preciso apreciar que tiene mucho más qué ofrecer, de lo que en los doscientos años de cultura burguesa hemos recibido. El mundo moderno no es de manera ninguna homogéneo. Si la cultura occidental ha avanzado notablemente hacia la mayoría de las regiones del planeta y hacia otros mundos humanos, no ha sido tan notable como para que su influencia alcance a influir demasiado en la vida cotidiana de muchísimos pueblos, por ejemplo. En el planeta la mayoría de las sociedades no occidental y sus etnias respectivas poseen generalmente una vida íntima muy rica. Dentro de ellas podemos considerar en primer lugar los 326 chinos, los indios, los árabes, y casi toda la población africana. Sin embargo, aún teniendo en cuenta esta realidad, el conocimiento científico occidental, en casi todas sus ramas, está presente en ellos, de alguna manera influyendo cada vez más en la iniciativa y el comportamiento de muchas de aquellas poblaciones. Y dentro de sus circunstancias, los científicos han abierto ya horizontes suficientes que liberan sus criterios del condicionamiento, incluso, de los programas de la Empresa Privada y de los Estados que definían antes cuál era el campo que debían cubrir con su trabajo, para aportar, por ejemplo, el desarrollo de nuevos materiales para innovar sus ofertas de mercancías de consumo, materiales para la fabricación de elementos bélicos más eficaces más confiables y certeros, etc., pasando cada vez con más acentuación a incursionar en investigación de interés libre, trabajar en programas de investigación de las instituciones universitarias, o, quizás, como hoy ya se ve con cierta claridad, como ocurre con el gran acelerador de partículas subatómicas europeo, para inaugurar campos de estudio futuro que le reportan a sus impulsores una ventaja estratégica innegable de su visión del Futuro, en comparación con los grupos humanos y naciones marginados de ellos. Pero entre todo quiero referirme a un aspecto central de este trabajo, que me ha movido a realizarlo: El trabajo de muchos hombres de todos los tiempos, incluso nuestros padres que desarrollaron, cuando vivían en África, las sociedades de cazadores, ha hecho posible lo que sabemos en el campo científico hoy. Sus contribuciones son invaluables; así que el disfrute de los beneficios de todo ese patrimonio obtenido a través de los milenios, es justo que sea compartido colectivamente por toda la Humanidad. Todavía más, no sólo en justicia, esto es cierto, sino que es imperativo desde el punto de vista práctico. 327 La fuente más considerable y aprovechable inmediatamente de energía, vital para la manutención de la especie humana, es la que aporta el Ciclo del Carbón. El entendimiento de esta realidad no era tan inmediato para la mayoría de los líderes de nuestro mundo, hace apenas cincuenta años. Y para lograr el sostenimiento de un mundo humano, incluso más poblado que el actual, tendremos que desarrollar la sociedad humana global, y su interacción con el mundo natural, con la vida, de manera integral, <<como un gigantesco equipo de trabajo>>. Hacerlo de manera que funcione como un colosal mecanismo de aprovechamiento de las fuentes de energía que el Ciclo del Carbón puede proporcionarnos, es una tarea colosal, representando, quizás, el mayor reto que la humanidad pueda tener, frente a sí, desde siempre. Y la visión de ese colosal mecanismo de aprovechamiento de las mayores fuentes de energía disponibles hoy para el beneficio de los pobladores de este planeta no hubiera sido posible, si la disciplina científica careciera de la madurez que requiere para concebirlo siquiera como una hipótesis de trabajo. La Ciencia, pues, ha llegado a su mayoría de edad; a la Técnica y la Ingeniería, como disciplinas científicas derivadas de la Ciencia, les ha ocurrido lo mismo y como uno de sus campos de estudio específicos, están en condiciones de poner sus miras en la aplicación de sus conocimientos de la realidad física y de su método experimental para la mejora del nivel de vida humano, mejorar las relaciones humanas, y para aclarar las perspectivas objetivas que el medio natural le ofrece al hombre como un todo para mantenerse y desarrollarse. Sin embargo la noción burguesa de lo que somos y de lo que es nuestro destino, no satisface, para nada, las ricas aspiraciones que nacen, ya en el caso de nuestras naciones americanas de las Antiguas América Española y Portuguesa, del contenido ético de una rica tradición cristiana nunca completamente olvidada, que nos antecede, y que, por derecho propio, podemos y debemos reencontrar para contribuir a la recreación, a partir de nuestra experiencia “latina” multiétnica, una nueva vertiente de la civilización occidental, en nuestro territorio, que se proyecte al 328 resto del Planeta, que un día estuvo en marcha, cuya construcción se quedó trunca en gran parte de América luego de la caída del Imperio Español, y que, con el apoyo de la Ciencia, la Tecnología y la Ingeniería modernas puede renovar, en términos contemporáneos, y legarnos a los americanos y al mundo entero, la esperanza, muy bien fundada, de un mundo mejor. Una de las novedades más prometedoras de la experiencia científica de nuestro tiempo, es la consecuencia práctica del hallazgo de limitaciones serias en los métodos adoptados por los físicos clásicos para la explicación y medida de fenómenos físicos cotidianos, basados en el “llamado sentido común” o en la percepción sensorial ordinaria, en épocas en que se ignoraba que la naturaleza de las percepciones de la Realidad, estaban seriamente limitadas y aún condicionadas por los medios de observación disponibles y por nuestra mentalidad y los recursos que nos ofrecía para la interpretación de la misma. En otras palabras, que la percepción de los fenómenos de la Realidad estaba, definitivamente afectada por el mismo observador. Es algo que, de cierta manera, tiene también qué ver con el carácter simbólico de éste conocimiento. Las características del olor, del color, de la dureza entre otras características de los seres y los cuerpos del mundo físico, en términos de las categorías científicas modernas, no son tan simples como las perciben nuestros sentidos. Son conjuntos de fenómenos muy complejos que los percibimos así, como olores, colores, etc. ¿Y qué puede sacarse en claro de aquí? Simplemente que la idea de lo que es, para cada cual la Realidad, resulta de la convergencia de dos factores: El objeto observado, en sí, con sus características objetivas, y El sujeto observador, con su naturaleza y las limitaciones que su manera de ser y los instrumentos de observación representan para el acto de la percepción lograda. La observación de fenómenos y realidades cada vez más lejanos a nosotros y más complejos, como los que se dan por ejemplo, en 329 los campo de la Astrofísica y la Física Cuántica, por ejemplo, hacen que la ciencia contemporánea haya encontrado tropiezos difíciles de superar y que exigen, incluso, como solución provisional, la adopción de soluciones alternativas que aclaran, en cierta medida, no por completo, lo que es la realidad física. La dificultad, se refiere, particularmente, según Henry Margenau a la imposibilidad de constatar con precisión, experimentalmente, las conclusiones a las que se ha llegado con el cálculo teórico. El compara, para el efecto de la comprensión del problema, un problema clásico, como es la ubicación en su trayectoria circular de un guijarro que un muchacho hace girar, y que se encuentra atado a su mano por medio de una cuerda, y un problema contemporáneo de la física cuántica, como es ubicar en su trayectoria circular a un electrón que gira alrededor de su núcleo atómico. En el caso del guijarro, para hacerlo, basta con aplicar las leyes clásicas del movimiento circular. ¿Pero cómo ubicar en su órbita, en un momento dado, a un electrón que gira a la fantástica velocidad de 1016 revoluciones por segundo? Este problema carece de solución en términos de la física clásica. La Física Cuántica la define en términos de probabilidades de estar situado en uno de los sectores en que se ha dividido la órbita del electrón, en un momento dado. Esa experiencia describe un fenómeno desconocido hace sólo cincuenta años, que demuestra, cómo la percepción de la naturaleza del objeto percibido por el sujeto observador, está íntimamente interferida por la naturaleza del sujeto observador y limitada, en este caso, por los instrumentos o medios de observación, que afectan su consciencia del objeto observado. Esta dificultad ya había sido contemplada por los filósofos desde antiguo, pero considerada por los científicos clásicos como algo irrelevante. Ahora los físicos que trabajan en la física cuántica le dan al tema el crédito que realmente tiene. 330 ¿Por qué referirnos a este tema en este momento? Porque se aplica al fenómeno social de actualidad de una sociedad dividida cuyas partes se enfrentan y compiten por su supremacía, como algo natural, que afecta profundamente el conocimiento de la realidad objetiva, en términos, no sólo de la forma como se percibe nuestro mundo físico, sino de lo que pensamos que somos nosotros mismos, ya por la forma como los humanos nos observamos mutuamente, como nos interpretamos, de acuerdo con la postura relativa asumida por cada uno según su ideología, sus propios intereses, sus propios miedos y suspicacias, sus propias experiencias, sus principios éticos o religiosos; desde su propia sabiduría o desde su propia ignorancia. Esta observación no puede menos que producir imágenes diferentes de la Realidad, reñidas entre sí, que se descalifican unas a otras, que impiden todo tipo de comunicación, sin un piso adecuado para el diálogo, la negociación, la conciliación; sin un espacio adecuado para formular la menor idea de Bien Común. En la sociedad actual, fallamos por dos motivos fundamentales en la interpretación de nuestra realidad humana, de nuestro destino: Hemos olvidado, quizás no nos fueron comunicadas adecuadamente, la referencia de nuestras raíces culturales. Nos hemos aventurado a observar el Mundo, el Universo, la Realidad, sin entender, cómo nuestra presencia incluida nuestra manera de percibirlos, afecta la imagen que tenemos de ellos, como si nosotros, con nuestras limitaciones para acceder al conocimiento objetivo de nuestro entorno, careciéramos de significación en la clase de conocimiento que hemos logrado. Por eso nuestra civilización es, en cierto modo un engendro grotesco, monstruoso, que solamente tiene sentido en el mundo materialista en que ha sido imaginada, expresada, explicada por los más osados, por los que consideraban poseer la autoridad necesaria para hacerlo, pero no en relación a la <<sustancia, en genera>>, de la que está hecha>> la que desconocemos, por completo, sino a aquella forma cuya presentación nos es más familiar: la “materia” de la que aparentemente está hecho nuestro planeta, de la que estamos hechos nosotros y nuestro mundo humano, la que podemos 331 percibir con nuestros sentidos, con los instrumentos más simples, con los medios de observación de que disponemos, la que representa para un observador desprevenido de la naturaleza de su entorno, y armado de sus sentidos, lo que es “lo inmediatamente dado” para él. Por eso sólo hemos percibido superficialmente la forma de nuestro Mundo, su forma estructural, con la profundidad y trascendencia que nos permite esa visión, no hemos logrado vislumbrar lo que hay detrás de los datos recogidos, y sólo hemos logrado darle una explicación muy incompleta a la relación mecánica de sus partes, Dice Henry Margenau hablando del problema de las observaciones de los fenómenos físicos, que venimos aplicando aquí en la crítica de nuestra civilización: “El desarrollo de la doctrina del espectador (del sujeto que observa) ha corrido pareja con el auge de una rama de la física, la mecánica, y es de hecho su correlato lógico” (Henry Margenau. La Naturaleza de la Realidad Física, p 42). “La ciencia tradicional se ha mostrado demasiado generosa invistiendo de muchas y significativas cualidades a las impresiones transmitidas por los sentidos, cualidades que, según la imagen moderna, no poseen en sí mismas y que la física cuántica ha tenido que rechazar” (idem P 42). Werner Heisemberg (1901 – 1976), físico alemán, descubrió a través de su trabajo con la física cuántica, un principio que observan todos los científicos a la hora de avanzar en su labor investigativa en cualquiera de los campos de la física: El <<“Principio de Incertidumbre”>>. Mediante éste principio, que se aplica meticulosamente, cuando se intenta ubicar, por ejemplo una partícula subatómica, -el caso de un electrón-, que gira alrededor del núcleo atómico en su órbita, problema que se analiza un poco más a fondo en otra parte de este trabajo. Para el efecto, se hace la aplicación del principio rigurosamente, 332 mediante desarrollos matemáticos, y se verifica la información, que es posible concretarla, para este caso, en términos de las probabilidades, de que el electrón se encuentre, efectivamente en una de las regiones en que se ha dividido la órbita para efectos del cálculo. La consciencia del científico, de la necesidad del riguroso escrutinio y revisión de los diferentes métodos científicos de estudio y experimentación, para conocer la Realidad y los diferentes fenómenos que en ella se dan, han hecho que baje, necesariamente, sus niveles de arrogancia, ha incrementado su sus niveles de humildad, cuidado y ponderación en sus posturas, al momento de lanzar cualquier afirmación, sabiendo que, a menudo, la verdad es demasiado esquiva, está demasiado encubierta, llegando, muchas veces, a reforzar su fe, su confianza en que ha descubierto evidencias que refuerzan hipótesis de trabajo, pero muy pocas veces se aventura a definir certidumbres. El Principio de Incertidumbre tan trillado en los trabajos en materia investigativa del campo científico, y con el cual, el científico se ha familiarizado definitivamente el día de hoy, no afecta solamente a la Ciencia; afecta de la misma manera a la Economía, a la Política y a los demás campos del saber humano que se ocupan del conocimiento de la Realidad. En otras palabras, un principio que, sin duda, ha conducido al científico a adoptar posturas de apertura, de curiosidad, de cautela, de diálogo con sus colegas, de auténtico trabajo en equipo, para rodear sus objetos de estudio con observaciones, desde tantos puntos de vista como sea posible, en aras de encontrar datos suficientemente confiables que le permitan concluir, con ciertas probabilidades de error, no conduce a los cultores de muchas otras disciplinas humanas a una labor igualmente cuidadosa y cautelosa, por no ser considerada seriamente por ellos esa urgencia, en aras de un conocimiento más objetivo de la Realidad. 333 Encontramos, por lo contrario, un comportamiento diferente de sus cultores, que a menudo, desbordan los límites de la prudencia, generan actitudes arrogantes, confianza injustificada, contradictores decididos, conflictos innecesarios, violencia, y por que no, hasta guerra. En la década de los setenta, el equipo de dirección de los vuelos espaciales de la Nasa se vio sorpresivamente enfrentado a un reto mayúsculo en el programa Apolo, cuando los tripulantes de la nave Apolo XIII se dirigía hacia la Luna, para poner en práctica un descenso controlado en el satélite terrestre, cumplir su misión y regresar a la Tierra. Cuando apenas cumplían el viaje de ida, sufrieron algunos accidentes, en virtud de los cuales, perdieron casi toda su dotación de combustible precioso. Todos, tripulantes y directores del vuelo asentados en la Tierra, enfrentaban el terrible riesgo de ver fracasada por completo la misión, pero algo más dramático: Ver, por primera vez en la historia, una tripulación humana condenada a perderse en la profundidad del espacio, sin la menor posibilidad de recibir auxilio. Un miembro del equipo propuso algo descabellado, pero que había sido probado experimentalmente una y otra vez, en la investigación astrofísica, habiéndose logrado una precisión extraordinaria, al calcular la rotación de unos astros alrededor de otros, como nuestra luna alrededor de nosotros, de nosotros alrededor del Sol, etc., o sea la Ley de la Gravitación Universal, descubierta por Kepler hace varios cientos de años. Sólo, que esta vez, estaba, de por medio la vida humana. Su propuesta fue más o menos la siguiente: Hacer un inventario del combustible disponible; verificar si era posible ajustar el vuelo de la nave para que incidiera en una órbita alrededor de la Luna, y ésta, con su campo gravitacional haría que ésta circundara la Luna y tomara luego su viaje hacia la Tierra. Si esto era posible, la decisión sería abortar la misión lunar y concentrar todos los esfuerzos en traer de regreso a salvo a la tripulación. 334 El inventario de combustible resulto ser suficiente, todo el equipo asumió el reto y ante el peligro de que pudiera perderse sin ser usado, se dio la orden de ejecutar la maniobra. El resultado fue feliz. ¡La tripulación de la nave Apolo XIII llegó sana y salva a la Tierra! Este relato tiene un solo objeto aquí: Mostrar cómo el trabajo serio, en conjunto, de toda una nómina de hombres calificados y con buena voluntad, como ha ocurrido con la Ciencia, contribuye, aún después de muertos, a la construcción de un patrimonio de conocimientos capaz de ofrecer suficientes garantías a la Humanidad para lograr su redención. Me atrevo a afirmar, que, las consideraciones anteriores representan una seria amonestación en relación a muchas de nuestras costumbres económicas, sociales y políticas que han gozado de licencia en nuestra sociedad burguesa actual, costumbres que derivan de unos principios éticos muy pobres, que no definen claramente en muchos aspectos, los compromisos mutuos implicados en las relaciones entre los ciudadanos y entre éstos y la sociedad, y que van formando en los seres humanos de la actualidad un carácter que no los dota adecuadamente para la convivencia. Lo mismo podría decirse de ciertas instituciones que, dentro de tales circunstancias, se prestan para manipular la democracia, para sortear la entrega del mando y el manejo los presupuestos económicos al postor mas acreditado, a quien lidera “las mayorías” como es, por ejemplo, el sistema electoral. La lucha electoral es una competencia de poderes. Define poderes y derechos de dominio entre rivales; da opciones de mando pero no demuestra quien posee la verdad, o quien está más capacitado para darle sentido a la vida de la comunidad. Nuestra Ley es una superestructura de códigos infinitamente congestionados, digamos con gran coherencia lógica, extraídos, a menudo, y aún copiados de experiencias foráneas, y manejados por una dirigencia que se forma en una de las instituciones más representativas de nuestra 335 clase dirigente: El Congreso. Pero es impuesta, es coercitiva, es rígida. No nace en la costumbre popular. Ello indica, según la legislación actual de Colombia, sólo para tomar un ejemplo, que el pueblo es soberano para nombrar a sus alcaldes, a sus gobernadores, a su presidente, es decir, a las personas que lo gobiernan inmediatamente, pero en él no reside directamente la soberanía del código que regula sus relaciones sociales íntimas en su comunidad, cuyo orden interno es autocéfalo pero no autónomo, sólo reside esa soberanía, eficazmente, en sus “representantes”, que tienen que hacer cumplir, con rigor, internamente, por ejemplo, el Código de Policía general, figura jurídica que puede distorsionar la opción de aspiraciones populares más amplias y menos reglamentadas, que hipoteca su patrimonio económico y social, por generaciones, a favor de quienes votan por los presupuestos públicos, y que suplanta fácilmente, en el mundo confuso de hoy día, la voluntad popular, cuando el fuero público es invadido por los fueros privados, con su propia voluntad. Esta podría ser tomada como una amonestación seria para aquellos que en lo económico, en lo social y en lo político, en la vida humana en general, siguen construyendo imperios, desconociendo, irrespetando, maltratando, defraudando, a quienes no tienen los medios para defenderse adecuadamente, pensando que aquello no se devolverá de alguna manera. Ese tipo de costumbres políticas tiene que cambiar. Si no cambia, será imposible soñar, para la mayoría de los hombres, un día con una sociedad equitativa, justa, estable, que se base en el respeto mutuo de los derechos y deberes ciudadanos; en la posibilidad de vida sostenible para todos. Seguir pretendiendo que se puede construir humanidad sobre la base del imperio egoísta de unos sectores sociales sobre otros, como se da hoy día entre la Ciudad y el Campo, entre los barrios mas ricos y los más pobres entre nosotros, de unas naciones aparentemente más poderosas sobre otras aparentemente más débiles, o como se da en la división del trabajo internacional propuesta y practicada desde la misma Revolución Industrial, es 336 aceptar que la División del Trabajo en general, tenga que ser la consecuencia de relaciones de dominio, de condiciones de dependencia no aceptadas voluntariamente, nunca negociadas, de oportunidades de vida que se encuentran manejadas por otros, determinadas por otros, para el bien particular de otros. Como caso concreto, es imposible mantener un medio natural adecuado para la vida humana, frente al cual quienes están directamente relacionados, como los campesinos, que aparte de sus ignorancias, tienen pocas oportunidades de decidir adecuadamente, al no poder prescindir de las presiones externas, o al no poder contar con una mejor alternativa que la resultante de su enfrentamiento solitario con una sociedad mezquina, o con una naturaleza en vías de extinción. La degradación del medio ambiente colombiano, uno de los países mas ricos de agua en el planeta se enfrenta a una situación dramática a mediano plazo, por este motivo: Entre 1994 y 2003, Colombia pasó de una cobertura boscosa de 56 millones 280.000 hectáreas a 55 millones 612.000 hectáreas. La pérdida boscosa es de unas 667.285 hectáreas de bosque, con una pérdida anual de alrededor de 101.000 hectáreas por año. En el año 2004, la tasa de deforestación sube de 101.000 hectáreas por año a 104.000 hectáreas por año, lo que significa que el proceso deforestador se acelera. El origen de esta dinámica no es solamente el campesino pobre y olvidado que, en un país donde la distribución de la tierra es inmensamente desequilibrada, busca sobrevivir con sus escasos medios. Es también la destrucción de bosque que cede su espacio para cultivos ilícitos como la coca y la amapola, en una extensión que se calcula hoy en unas 102.420 hectáreas. Eso tendrá graves consecuencias: El grosor de la nieve de nuestros nevados disminuye, la capa de nieve retrocede unos 10 metros por año. Los glaciares del Quindío y del Puracé ya no existen. Hay un ostensible calentamiento del clima. Cantidades crecientes de fuentes de aguas selváticas están siendo contaminadas con el desecho de los laboratorios clandestinos para la obtención de cocaína, y engrosar así el gran caudal de agua dulce perdido en las ciudades como 337 desagües de alcantarillados urbanos, inútiles ya como fuentes de agua potable. Un no despreciable porcentaje del territorio nacional, el 17% es cada vez mas susceptible de transformarse en desierto y más o menos alrededor del año 2.029, un 70% de la población nacional estará en riesgo de no contar con el agua necesaria para su vida si se presentan años secos. (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM de Colombia publicado en el Colombiano de julio 14 del 2004). La Naturaleza, de manera misteriosa para nosotros pero como producto de un proceso evolutivo de millones de años, que apenas empezamos a comprender, nos ha dotado de una corteza cerebral que nos da opciones diferentes a las de los demás seres vivos para movernos hacia posiciones en el espacio físico y en el tiempo, más favorables y más seguras. Las plantas buscan la luz pero no tienen opciones de locomoción. Los animales tienen opciones de locomoción y se mueven de acuerdo a modelos de acción registrados en su cerebro, obtenidos de su experiencia inmediata. Pero nosotros tenemos ventajas sobre todos: Nosotros podemos reflexionar, discernir, escoger conscientemente alternativas, dándonos cuenta de ello. Podemos diferenciarnos de los otros, nuestro lugar de otros lugares, nuestro presente, nuestro pasado y nuestro futuro. Esto es, podemos movernos virtualmente voluntariamente a otros espacios, a otro tiempo y contemplar el efecto en nosotros de esa experiencia virtual, de nuestros propios sueños de los proyectos de vida propios y de los proyectos ajenos. Por eso somos un “animal político”, previsor. Podemos movernos en el mundo de las ideas para preparar nuestro movimiento en el mundo físico y hacerlo con mayor certidumbre, con mayor seguridad. Quizás la convicción de que estamos percibiendo nuestra superioridad respecto de los demás seres vivos nos conduce a creer que nuestro papel específico es el de establecer nuestro dominio sobre las demás especies. Sin embargo, somos inconscientes de que nuestra aparente superioridad funcional, depende del equilibrio funcional de un sistema simbiótico de seres vivos especializados, integrados orgánicamente en el ser 338 multicelular que somos, y de multitud de seres independientes que se asocian a nosotros y que ponen en marcha nuestras funciones vitales, nuestra digestión de alimentos, por ejemplo. Nuestra psiquis, por poderosa que sea, no puede ser un mecanismo de dominio. Ella misma no funciona bien si nuestro cuerpo sufre un desequilibrio. Surge entonces el dolor físico o emocional como un sistema de alarma por enfermedad, que nos impulsa al movimiento para alejarnos de la causa del mal. A pesar de que sabemos eso, nuestros métodos para relacionarnos a todos los niveles asumen de hecho que esas relaciones son esencialmente de dominio, ya sobre el ser humano que consideramos inferior, ya sobre los demás seres de la Naturaleza con quienes ni siquiera nos podemos comunicar. Realmente, nosotros todavía no entendemos de convivencia. Decíamos atrás que nos movemos en el mundo de las ideas para preparar nuestro movimiento con mayor certidumbre y seguridad en el mundo físico. Ello debería conducirnos a debatir nuestras posturas, nuestros propósitos, a compararlos con otros, a sacar conclusiones que nos abran espacios de acuerdo y beneficio común. Pero en nuestra sociedad individualista y competitiva a morir, pocos somos leales a nuestra propia comunidad, a nuestra propia nación, a nuestra especie: Nos movemos en el campo de las ideas, no para facilitar las relaciones humanas en el mundo físico, para orientar, incluso, la acción personal por caminos de beneficio común alcanzando la conciliación de fondo de la tarea que desempeñan las partes, sino, con cierta perversidad, para estorbar a otros, para bloquear la reflexión, el movimiento virtual de otros, para salirles al paso e imponer nuestras condiciones, hacer más difícil su movimiento físico, hacer lo posible para generar en los otros incertidumbre, para enmascararles la Realidad, abrirles caminos para que se precipiten en el error y en el fracaso, monopolizando y enajenando así sus opciones de vida. Cabe preguntar: ¿En qué medida la inferioridad del débil en su carácter, en la inmadurez de su mente, es acaso la consecuencia de nuestra acción irresponsable? ¿En que medida nuestra civilización con los propósitos éticos que ha adoptado con la 339 infraestructura y la estructura social que ha construido, para hacer de aquella algo real, algo práctico, no ha hecho más que condicionar la suerte de los humanos a los que afecta, condenándolos a vivir en malas condiciones de salud, a una situación de hambre constante, a un desarrollo precario físico y espiritual, incapacitándolos para un adecuado rendimiento productivo, haciéndolos incompetentes e incapaces de sobrevivir por su propia cuenta?, ¿No es absurda una cultura excluyente, que condena al abandono, a la ignorancia, a la muerte, a importantes sectores de su población humana, que podrían representar para ella un recurso precioso para su desarrollo? Los ingenieros no podemos ser indiferentes a esas consideraciones. Por último, otra consideración de las ciencias contemporáneas que se refieren a postulados a priori de las ciencias clásicas que conducen a graves errores en interpretaciones de la Realidad que afectan gravemente la comprensión que tenemos acerca de las relaciones humanas de nuestro tiempo. Se trata en este caso de la interferencia del sujeto observador sobre la percepción del objeto observado, efecto no tenido en cuenta al establecer el comportamiento de las interrelaciones entre partículas cargadas eléctricamente, por un motivo inocente, aparentemente irrelevante: Todas ellas se mueven en torno a una que, arbitrariamente se considera productora de campo. Sigamos el texto de Henry Margenau: “La imagen de un espectador (o acaso una mente) inserto en un universo objetivo guarda una extraña analogía con una teoría de la física moderna, la electrodinámica. El físico ha intentado durante largo tiempo comprender la interacción de dos cargas dejando que la primera de ellas produzca una fuerza que obligue a la segunda a moverse: análisis que implica una separación ideal entre una carga productora de campo y una carga móvil. Ahora sabemos que esta distinción es falsa, y que, en el mejor de los casos constituyó sólo una aproximación”. “No insinuamos que la relación entre espectador-universo sea algo más que una analogía formal de la relación entre dos cargas: 340 lo único que afirmamos es que tenemos aquí dos situaciones, en cada una de las cuales se ha trazado una arbitraria distinción entre dos partes. En la situación filosófica topamos con dificultades, pero estas son de origen incierto; en la situación física encontramos dificultades que son en todo semejantes formalmente, y vemos de dónde proceden, pues aquí cabe remontarse desde las dificultades que surgen hasta la distinción originaria. Y esto lleva a preguntarnos si no debería impugnarse, igualmente, por ventura, la relación espectador-universo antes de que la filosofía pueda seguir adelante”. “Veamos detalles de esta analogía”: “En electrodinámica, se dice que una partícula cargada se encuentra en interrelación con otras partículas cargadas a través de un campo. Más específicamente, la fuerza de una sobre la otra es igual a c/r2, siendo c una constante para cargas dadas y r la distancia entre las partículas; esta función que le asigna un valor a todos los puntos del espacio excepto aquel en que r =0 y, por lo tanto, en el que las dos partículas coinciden, es una singularidad, porque en él la fuerza se hace infinita. Pues bien, toda la electrodinámica clásica se desarrolló dando por sentado la validez del campo de Coulomb; y fue sumamente fructífera siempre que se respetaran dos condiciones: (a) es preciso evitar el punto singular y (b) una de las partículas tiene que permanecer fija. La condición (a) significa que la carga móvil debe mantenerse a una distancia finita de la carga fija, o carga productora de campo; la segunda condición, veda toda pregunta respecto al destino de ésta última carga: la singularidad matemática sella el misterio de la entidad que determina el movimiento de la otra entidad, en forma muy semejante a como lo mental oculta dentro de sí la fuente de su propia determinación. La electrodinámica coulombiana imprimió sobre las cargas de interacción una artificial distinción sujeto-objeto; logró con ello explicar los fenómenos en los que la carga sujeto era fija y la carga objeto móvil, pero rodeó a la carga sujeto de una barrera impenetrable para la comprensión”. 341 “La persistencia de ese enigma se ha hecho intolerable en la física. Investigadores recientes sobre electrodinámica cuántica imponen de modo imperativo que se elimine la singularidad del campo de Coulomb, y así han intentado hacerlo algunos de los más capacitados investigadores, aunque sin haberlo logrado plenamente todavía. Un resultado aparece claro: jamás se comprenderá la interacción eléctrica de varias cargas mientras no se las trate a todas sobre un mismo pié de igualdad, mientras que no se conseguirá nada manteniendo fija una de ellas, pues la ignorancia respecto a una carga suscita incertidumbre en lo que se refiere a la conducta de todas las demás. Ahora resalta claramente la analogía con la distinción espectador-espectáculo: el espectador puede ser comparado con la carga productora de campo, el espectáculo con la carga móvil” (H. Margenau. La Naturaleza de la Realidad Física p 44). Un simple artificio de la ciencia clásica tomado inconscientemente quizás, inocentemente, como parte de un esquema práctico que permite entender en forma válida, en aquel momento, la interrelación de cargas eléctricas, o en orden a la costumbre practicada inconscientemente en todos los aspectos de la Cultura, referida a una sociedad rígidamente jerarquizada, nos descubre, indirectamente, lo que ocurre cuando dicho esquema se aplica al conocimiento de las interrelaciones humanas, cuando los sujetos observadores se contemplan mutuamente como objetos observados, implicando que cada cual es un misterio insondable para los demás, y que, además, uno o varios han asumido intenciones preconcebidas que entran en conflicto y que mediante el supuesto peso de las altas jerarquías, asumen actitudes, ya de dominio, de un lado, ya de sumisión, del otro lado, definiendo también una categoría del conocimiento entre los sujetos humanos que se relacionan y en que se define, ya la seguridad de retener el control sobre grandes opciones vitales, sobre la base de criterios “mas pesados”, ya la pérdida de control sobre muchas de ellas, debido al menor “valor” de ellos.. La experiencia nos muestra una civilización que ha asumido muchas de sus actitudes provenientes de las propuestas científicas 342 que se dieron en su infancia. La sociedad occidental de hoy, quizás como consecuencia, de ello, no solo siguiendo el ejemplo de Roma y otras culturas de la antigüedad, gira desde entonces alrededor de los centros de poder, que no son los centros de las comunidades sino donde se concentran las directrices inamovibles de los poderosos, donde se centran las grandes decisiones que hacen historia, donde se concentran las cortes de los nuevos príncipes, lugares por donde pasa ahora el eje de la nueva Cultura, lugares donde se han construido los “templos” donde se les rinde culto a los nuevos ídolos, donde se construyen los monumentos que conmemoran sus importantes onomásticos. Así hemos llegado a gigantescas megápolis casi imposibles, que se han convertido en una carga social, y por fuera con inmensas porciones humanas marginadas de toda decisión trascendental, víctimas de toda clase de manipulaciones, cuya suerte ha ido a parar a manos ajenas, que, como en Colombia, han producido 3.000.000 de desplazados forzados del Campo, 5.000.000 de emigrantes al exterior, un poco menos del 20% de su población actual, o que, por otro lado, logra condicionar sus relaciones comerciales en términos de absoluta dependencia, donde quienes deciden efectivamente, aseguran que se imponga su propia visión del desarrollo económico y social, se consoliden primero sus propias probabilidades de subsistencia, sus propias probabilidades de permanencia, su propia visión de la Realidad, sus probabilidades de dominación, en un plan de arrastrar, tras de sí a todos los demás. No es un buscar en común, la suerte de todos, algo que haría sentir efectivamente a cada uno como verdadero protagonista de su propia vida. Es otra actitud para cambiar, que se identifica con el “caudillo” comúnmente conocido entre nosotros, que riñe con la idea de la convivencia, con la idea de un liderazgo efectivo de la Comunidad. 5.13.0 ¿QUÉ PODRÍA SIGNIFICAR TODO AQUELLO PARA EL CIENTÍFICO, EL TÉCNICO, EL INGENIERO ACTUALES? 343 Podría significar que su actividad se mueve todavía en un medio humano afectado gravemente por unos esquemas de la Realidad concebidos en la vida cotidiana, en parte referidos a una influencia nociva del pensamiento científico, ya superado a nivel de la ciencia contemporánea. Un medio humano que permanece, por decirlo así, anclado a una época ya pasada y empeñado en cumplir una tarea que le impone el engranaje de una mecánica económica programada y montada para moverlo y explotarlo, como única alternativa de una muerte segura por inanición. El repudio que le mereció a nuestros antepasados, hijos del Renacimiento, los defectos pedagógicos de una cultura como la medieval, manejada de antiguo, más para mantenerse en el Poder, para mantener el equilibrio estratégico-militar que garantizara la libre determinación de los poderosos, que para construir un mundo conforme a la ética cristiana que debió ser su propósito, es el repudio que le debe merecer a nuestros contemporáneos, la cultura actual que prescinde de una noción riquísima del Hombre, cuyo inmenso valor fue demostrado con creces en Asia, con el trabajo misional de Mateo Ricci (1552-1610) y sus jesuitas, y en América Española, con la larga tarea iniciada en Santa Fe de Bogotá (en el caso de la Nueva Granada), por el padre Dadey (ILA. P 90), Alonso de Sandoval en Cartagena y los suyos (entre ellos Pedro Claver, el “esclavo de los negros”), y las misiones jesuitas en el Paraguay y el Uruguay, con el pueblo guaraní, lugares todos donde floreció, a partir de un mundo salvaje, en poco más de una generación con esplendor casi imposible de creer, la más pura civilización cristiana, en medio de una prosperidad infinitamente superior a la de la economía colonial de su entorno, y unos logros en las artesanías y en la asimilación de las artes y la cultura europeos, que emulan con la mayor perfección de sus homólogos europeos. Todo sobre las bases éticas de la ética ignaciana, dispuesta para oponerse a la ética calvinista y sus propósitos exclusivamente utilitarios y para asentar en ella su vasta tarea misional. Es un precedente singular y de enormes proporciones e importancia económica, social y política para América Latina y 344 para el Mundo, avalado por los pensadores más ilustres de la Europa ilustrada, que se ha intentado opacar; esconder, hacer olvidar. Un precedente que merece, no solo ser desenterrado, recordado, sino meticulosamente estudiado, que puede ser tomado como referencia para nuevas empresas de desarrollo social en el futuro nuestro y en el del mundo entero. Ya muchos científicos miran con temor los daños casi irreparables causados en los “pulmones verdes” del planeta, en la capa de ozono protectora de la radiación ultravioleta del Sol, en la calidad de la atmósfera respirable; principalmente en ciertas vecindades de gran concentración de población y de industrias, miran con temor el efecto de invernadero que recalienta el Planeta, lenta pero inexorablemente, producto de las emisiones de gas de los vehículos automotores y grandes industrias, la destrucción, por la colonización desenfrenada de la cobertura boscosa que suaviza muchos microclimas, que controla las aguas de escorrentía, entre muchos procesos humanos que están deprimiendo el medio ambiente natural. Podríamos decir, si ya fuera un tema de estudio, que se preocuparían también por la forma cómo el gran “condensador humano” acumula en nuestro tiempo energías, en virtud de las acciones sociales económicas y políticas irresponsables que se llevan a cabo, y que en algún momento serán liberadas, obviamente en una explosión de violencia. En esa perspectiva se aprecia una humanidad, cada día en una posición ambiental más precaria y cada día más difícil de gobernar. Eso es ya un inmenso problema humano por resolver. De allí el propósito de desarrollar el tema para los ingenieros. Para trabajar en el mundo de hoy es preciso tener una idea del reto que cada persona enfrenta según el sitio que ocupa en la Sociedad y la forma como su entorno facilita o dificulta, no solo su visión, sino su confrontación con la Realidad. Es importante que los científicos, los técnicos los ingenieros, tengamos consciencia de la necesidad de que nuestro aporte sea hecho con generosidad y con responsabilidad a la causa común de la Humanidad. Así, en conjunto con las demás disciplinas humanas, podremos construir humanidad, con bases firmes, sólidas y prometedoras, que le 345 permitan adaptarse a la Naturaleza, que también cambia. Diríase que su obra debe ser una alternativa a la Guerra, a la Anarquía, al Caos, que nos van cercando poco a poco, y que representan esencialmente acciones destructivas, frustrantes, aniquiladoras de la vida humana. La misión del ingeniero, dentro de tales perspectivas, tiene proporciones universales. 5.14. 0 CAMBIOS IMPORTANTES EN LA MENTALIDAD DE OCCIDENTE GENERADOS POR LA EXPERIENCIA CIENTÍFICA. Aún después de finales de la Edad Media, en tiempos posrenacentistas, de nuestra ciencia tradicional, excepto hasta hace unos diez años dentro de un estrecho círculo científico, quienes han manejado a la sociedad humana, lo han hecho pensando que el Mundo físico se mueve bajo el impulso inexorable de fuerzas determinísticas naturales, dentro de las cuales pueden contarse sus propios actos de dominio, coherentes con la realidad de la condición humana, tal como intuitivamente había sido concebida hasta entonces, que, obedecían supuestamente a leyes. Esas fuerzas, según ellos, llenan una necesidad: Evitar el desorden y el caos, encaminan a la sociedad humana por una senda segura hacia su destino. Hasta la Edad Media la aceptación de esos factores o fuerzas deterministas de la vida humana, expresados, principalmente, en forma de leyes naturales y Divinas cuya administración se constituía entre otras cosas, en la razón de ser de las instituciones religiosas, y que establecían las condiciones éticas a la conducta humana, era impuesta, entonces, de manera dogmática. Para entender el concepto, hablemos, en concreto, de algunas de ellas: Por ejemplo, de la Guerra como instrumento de la Política, de la Cultura: La institución de la Inquisición es un instrumento para imposición de su doctrina. Pero no era el único. La estructura 346 social feudal de la época, de carácter definitivamente militar, se sostenía en un equilibrio de fuerzas entre los poderíos de los monarcas subsistentes luego de una época de guerra y violencia, sin par, en que muchos pueblos fueron exterminados o reducidos a la servidumbre. Hoy todavía, el potencial uso de la fuerza es el soporte fundamental en el ejercicio del poder político. En nuestra sociedad burguesa, el poder económico se apoya indirectamente, también en él. La violencia de este país, la Guerra en del Mundo, han golpeado duramente, a muchos pueblos y naciones, a muchos seres humanos en su persona, en su familia y a malogrado en gran parte su suerte. A no pocos les ha tocado pagare con su vida deudas propias y ajenas, sin llegar siquiera a explicarse, a entender la magnitud de su tragedia. El general prusiano Karl von Clausewitz (1780-1831), gran teórico de la Guerra, decía, por primera vez, en una época en que se pensaba que la Guerra era algo ajeno a la política de los gobiernos y de las clases interesadas: “La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Al respecto dice Lenin: “Todas las guerras son inseparables del régimen político que las engendra” (Clausewitz. Glucksmann. De la Guerra. Libro I. P 7. Editorial Zeta Ltda. Medellín 1972). “La Guerra no es más que un duelo en una escala amplia. Si concibiéramos a un mismo tiempo los innumerables duelos aislados que la forman, podríamos representárnosla bajo la forma de dos luchadores, cada uno de los cuales trata de imponer al otro su voluntad por medio de la fuerza física” (Idem, P 11) La Guerra es uno de los más devastadores instrumentos de dominio, de imperio utilizados a lo largo de nuestra cultura. ¡Surge, entonces la pregunta, si el mundo de quienes la practican podría sostenerse, sobrevivir sin ella, si quienes la provocan teniendo esa visión de la Guerra, esa consciencia de ella, estarían dispuestos a aceptar las consecuencias de su cambio como “técnica” de acción, para que la política no siga su curso por esos “otros medios”. Si ello fuera posible la humanidad entera 347 obtendría incontables beneficios. Pero, tal vez, aquellos protagonistas de la política requerirían de motivos suficientemente fuertes para convencerse de las bondades de su renuncia. Creo que la Ciencia, la Técnica, la Ingeniería, pueden aportar esos motivos suficientes, junto con las demás disciplinas del saber humano, y tienen en este campo un reto universal, del cual urge que tomemos consciencia. Un reto que debe significar alternativas de orden social, de realización humana, distintas de la dominación, de la opresión, de la Guerra y de las amenazas típicas de la violencia, un reto que significa el aprovechamiento óptimo en bien de la Humanidad, como un todo, del más precioso recurso de la Naturaleza: el Recurso Humano. En nuestro tiempo, parece que hemos llegado a dos umbrales de la Historia que son argumentos poderosos en ese propósito: Las “armas absolutas”, de llegar a usarse, harían tanto daño a los enemigos como a los amigos, perdiendo todas las ventajas el poderoso que intenta imponer su voluntad. Las fórmulas de nuevas maneras no convencionales de hacer la Guerra, como el terrorismo, tienden a equilibrar substancialmente la ventaja estratégica del poderoso frente al “débil”. Nada vale la fortuna ingente acumulada de los más ricos, cuando la ruina humana hace que desaparezca el valor real de las inversiones, mediante la consunción del poder de compra de los hombres, que forman los “mercados” de sus industrias. Nada valen las fortunas mal habidas frente al asedio de nuevas formas de codicia, grande y pequeña, de gente dispuesta a usar de los métodos más inverosímiles de fraude, de engaño para hacerse a ellas. Ya al inicio de la Revolución Industrial anotaba Hobsbawm, en nota que expondremos adelante, que la “modestia” de la clase media alemana es uno de los obstáculos del desarrollo industrial de esa sociedad europea entre finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. Ese mismo obstáculo se presenta en las sociedades pobres de nuestro tiempo, dando así origen al círculo vicioso del hambre y la miseria. ¡Una consideración, en conjunto, de todo aquel drama humano, desde el punto de vista de la Física, del principio de la 348 Termodinámica, nos lleva a comprender a los científicos, técnicos e ingenieros, el significado y el valor cuantitativo del desperdicio energético que la sociedad desordenada genera, dejando que se formen consciencias humanas criminales, irreductibles, amenazadoras, en cerebros, que, bien formados, representarían el más valioso y más fácilmente recuperable valor de cuantos puedan invertirse! El otro ejemplo que quería mencionar consiste en el dominio que las emociones, expresión vital de nuestra naturaleza animal original, ejercen sobre la persona humana, la cual, al cabo de millones de años de evolución, ha desarrollado otros principios de conducta cuyo asiento es la compleja corteza cerebral: Su conducta racional, reflexiva. En el dominio de muchas de esas emociones, el odio, la codicia, la envidia, la vanidad, se inspiran muchos hombres para desarrollar sus industrias de exploración humana, originándose así el círculo vicioso del hambre y la miseria. Las emociones residen en una de los tres cerebros que posee la anatomía humana, “la amígdala cerebral, del tamaño de una almendra, o cerebro mamífero. En la historia de Adán y Eva en el Paraíso, el autor bíblico describe hermosamente el drama vivido por ellos en el proceso de adquisición, en fecha inmemorial, de su consciencia racional. En el fondo, Adán y Eva tienen la experiencia de la “liberación” de su condición de animal, aún cuando se extralimitan rebelándose contra Dios. Ese proceso de transformación del hombre se da en la intimidad de cada individuo, precisamente donde se dan la consciencia de lo individual y la consciencia de lo colectivo, a partir de la evolución de la corteza cerebral, donde reside la consciencia racional, reflexiva del ser humano. Es en su interior donde cada persona vive su propio conflicto entre su consciencia emocional y su consciencia racional y reflexiva frente a su idea de la Realidad, que depende de cómo es su experiencia y cómo es interpretada, lo que a su vez, depende de los registros de su memoria, consciente, subconsciente e inconsciente respecto de experiencias pasadas y datos e información recibidos en el pasado. En la vida real, ese conflicto es resuelto de cuatro maneras diferentes: Con perplejidad, - cuando no se soluciona -; en ese caso el sujeto se 349 deja llevar por el impulso mayor; haciendo caso solamente a sus impulsos emocionales, cuando sus emociones le dominan, reprimiendo sus emociones por razones diversas, cuando su voluntad racional se impone. Y por último, cuando asume una solución armónica, de compromiso mutuo interior, y sobre ese compromiso asume la responsabilidad de su acción. Son dos factores, los anteriores, La Guerra, y el dominio de las emociones, en que históricamente se manifiesta la opresión del Hombre, por otros hombres y por el animal que somos. El Hombre y la realidad de su espíritu son el producto de la evolución, en este caso de su cerebro. La Naturaleza ha cambiado; y la expresión de ese cambio es la transformación de ese homínido en humano propiamente dicho. En el mundo real, físico, ese conflicto ha producido sus efectos también en el Medio: Una especie en proceso evolutivo que no utiliza plenamente su potencial, amenaza a ese medio con su “desarrollo” desordenado, sin un sentido razonable. No logra movilizarse integralmente para trabajar por su supervivencia. Se enreda en disputas por el Poder, en conflictos ideológicos, en diferencias de interpretación de la Realidad, de lo que es él mismo, todo, completamente circunstancial, frente a ese problema real e inmediato: Sobrevivir. El planeta entero se ve afectado por la polución, y toneladas de basura y no parecen dispararse las “alarmas” de una humanidad atomizada y dividida en sectores privilegiados y olvidados, en que los primeros disfrutan de sus privilegios encerrados en sí mismos, sin mirar a su rededor, mientras los otros sufren su miseria impotentes. La población crece sin medida y la pobreza creciente de amplios sectores humanos los hace inmensamente sensibles a los efectos del deterioro ambiental y a los cambios de clima que se van dando con el proceso de desertización, y progresivo calentamiento de la Tierra, al recrudecimiento de las sequías, de las épocas de lluvias, a la fuerza incontenible de las tempestades y otros meteoros. El desarrollo de la Ciencia como disciplina del conocimiento, de la Técnica, en cuanto metodología eficaz y de la Ingeniería, en 350 cuanto su aplicación a la solución de problemas prácticos humanos, por medio de la utilización eficiente de los recursos naturales disponibles, pueden cambiar y efectivamente, han cambiado radicalmente la visión moderna, acerca de las posibilidades que tiene la política por medios pacíficos. Es importante que los protagonistas de la Política, al nivel privado y al nivel público, tengan consciencia de la Realidad, en esos términos, estén en capacidad de visualizar el futuro, resolver los conflictos e idear sus proyectos políticos dentro del marco de esa concepción. La experiencia en que se apoyan esas esperanzas no es nada nueva y sus resultados son muy halagadores. El desarrollo de la tecnología, de las ciencias experimentales, particularmente de la informática, en términos, no sólo de la metodología usada sino de la infraestructura de enlace y comunicaciones a que ha dado lugar, señala nuevos rumbos a las demás disciplinas humanas, incluidas las ciencias naturales, la física, la química, la medicina, las llamadas ciencias humanísticas, como la sociología, la economía y otras, la filosofía y la metafísica, entre otras, y sus respectivas aplicaciones. El desarrollo de los “sistemas expertos” o de “inteligencia artificial”, han mostrado su utilidad, primero, en la exploración del espacio cercano y en el control de vuelos tripulados y no tripulados. Se usan para planificar campañas militares, para planificar la producción industrial y distribución sectoriales, que implican factores diferentes combinados de manera compleja. Ya se usan para el desarrollo de modelos experimentales, para la predicción del comportamiento de procesos climáticos integrados, para entender los efectos a largo plazo de los pequeños cambios que se observan en los factores climáticos y muchas aplicaciones más. Su desarrollo parte aproximadamente de mediados del siglo pasado, y se refiere a la alimentación de memorias de gran capacidad, con miles de millones de datos que describen diversas experiencias, que se combinan de manera realista, para proyectar sus combinaciones hacia el futuro y encontrar resultados comprensibles. En las ciencias humanísticas, se aplican, por ejemplo, para hacer simulaciones de procesos históricos que se 351 combinan en forma compleja y permiten verificar sus proyecciones en el tiempo. El principio de funcionamiento de la “inteligencia artificial”, o “sistemas expertos”, es semejante al que usa nuestro propio cerebro para encontrar conclusiones a partir del registro en la memoria de la información que aporta la experiencia cotidiana y su combinación con viejos conocimientos o deducciones anteriores. Con ello la tecnología ha pasado al plan de manejar, no ya la sistematización de la información, sino del mismo conocimiento. “El acontecimiento conceptual más importante de la física del siglo XIX fue el descubrimiento de que el mundo no está sujeto al determinismo. La causalidad, durante mucho tiempo el bastión de la metafísica, quedó derribada o por lo menos inclinada y en suspenso: el pasado no determina exactamente lo que ocurrirá luego” Ian Hacking. La Domesticación del Azar. La Erosión del determinismo y el nacimiento de las Ciencias del Caos. Traducción de Alberto L Bixio. Editorial Gedisa, S. A. Barcelona 1991). Dos cambios de pensamiento del mayor relieve se dieron casi simultáneamente en el mundo actual: Primero, “El determinismo sufrió un proceso de erosión durante el siglo XIX y así quedó un espacio para dar cabida a las leyes autónomas del azar. Segundo: La idea de la naturaleza humana fue desplazada por el modelo de persona normal y leyes de dispersión. Estas dos transformaciones se dieron en forma paralela y se alimentaron recíprocamente. El Azar hizo que el mundo pareciera menos caprichoso: el azar estaba legitimado porque aportaba orden al Caos. Cuanto mayor era el indeterminismo en nuestra concepción del mundo y del hombre, más elevado era el nivel de control que se esperaba”… Esos fenómenos comenzaron con un alud de números impresos que se dio al término de la era napoleónica. Muchas clases de conducta humana, especialmente conducta perversa como el crimen y el suicidio, fueron objeto de recuento. Se manifestaban pasmosamente regulares año tras año”.…”En 1800 se decía que el “azar” era una mera palabra que no significaba nada o bien que se trataba de una idea del vulgo que designaba la suerte o hasta la 352 falta de ley, de manera que debía quedar excluida del pensamiento de la gente ilustrada” (Idem. P. 9). ”Durante toda la era de la razón, el azar se había considerado superstición del vulgo. Azar, superstición, vulgo, desatino eran cosas que estaban en el mismo plano. El hombre racional, al apartar sus ojos de semejantes cosas, podía cubrir el caos con un velo de leyes inexorables. Se decía que el mundo podía parecer a menudo fortuito pero sólo porque no conocíamos el inevitable operar de sus resortes internos. En cuanto a las probabilidades cuya matemática se llamaba la doctrina de las probabilidades-, eran tan solo los instrumentos defectuosos pero necesarios de personas que saben demasiado poco”. “En aquellos días había muchos que se mostraban escépticos respecto del determinismo; eran aquellos que necesitaban espacio para el libre albedrío o aquellos que insistían en el carácter individual de los procesos orgánicos y vivos. A ninguno de ellos se les ocurriría pensar por un instante que las leyes del azar podrían suministrar una alternativa de las leyes estrictamente causales. Sin embargo, alrededor del 1900, ésta era una posibilidad real erigida en hecho por unos pocos espíritus intrépidos”…”No se trataba de que se hubiera producido una especie de decadencia del conocimiento o de su manejo. La erosión del determinismo no significaba la producción de desorden e ignorancia; todo lo contrario. En 1889 Francis Galton, fundador de la escuela biométrica de investigación estadística, para no mencionar la investigación de la eugenesia, declaró que la ley principal de las probabilidades “reina con serenidad y completamente inadvertida en medio de la más profunda confusión” (Idem. P. 18). Al terminar el siglo el azar había alcanzado gran respetabilidad, y sus leyes eran ampliamente aplicadas al servicio de las ciencias naturales, biológicas y sociales. Es importante entender la noción de la causalidad, la noción del azar, como opiniones acerca de la manera como se manifiesta materialmente la dinámica de la sociedad humana, de la 353 Naturaleza. En cierta forma, la manera de pensar, al respecto, legitima la iniciativa en el tipo de acción, tanto de las personas poderosas como de las que se consideran débiles. Podría deducirse, entonces, que el nivel de empoderamiento para la acción fundado en ese criterio, puede poner en marcha a voluntades decididas a la acción de dominio en busca de su realización personal, lo mismo que las acciones de aceptación de sometimiento, sin lucha, de quienes piensan que su suerte está determinada desde fuera, por fuerzas más poderosas que las suyas. En el fondo, históricamente, el reconocimiento de la existencia de fuerzas deterministas ha servido como fundamento a un férreo dominio de la sociedad humana por quienes creen que tienen en sus manos la clave del orden y la fuerza necesaria para imponerlo. Se da desde entonces pues, una visión de la Realidad, que, según veremos adelante, no descarta ni descalifica ninguno de los aspectos en que se da la dinámica evolutiva del Universo. En su conjunto, el ser humano, en su medio ambiente planetario tiene cierto dominio de su propia suerte, ha aprendido a manejar las leyes del azar. Investiga y se adentra, con su apoyo en el conocimiento de su entorno universal. Sin embargo, no es menos cierto, que al nivel cósmico, es todavía un ser bastante indefenso, pues los fenómenos que allí ocurren están fuera de todas sus posibilidades de control. “Las transformaciones que he de describir, -dice Hacking-, guardan estrecha relación con un hecho tan general que rara vez lo advertimos: un alud de números impresos”….”Antes de la era napoleónica, la mayor parte de las cuentas oficiales permanecían en la esfera secreta y en manos de los administradores. Después de esa era, grandes cantidades de esas cuentas se imprimieron y se publicaron” (Idem. P 19)….”Los funcionarios del siglo XVIII reunían datos estadísticos para fijar impuestos, para organizar el reclutamiento militar y para determinar el poderío del Estado” (Idem. P. 10). ”La impresión de cifras fue un efecto superficial. Detrás de este fenómeno estaban las nuevas técnicas de clasificar y de enumerar y estaban las nuevas burocracias con la autoridad y la continuidad necesarias para instrumentar la tecnología…. “La recolección sistemática de datos sobre las personas afectó no solo 354 las maneras en que concebimos una sociedad, sino también las maneras en que describimos a nuestros semejantes. Esa circunstancia transformó profundamente lo que decidimos hacer, quiénes tratamos de ser y qué pensamos de nosotros mismos. Marx interpretaba los mínimos detalles de las estadísticas oficiales, de los informes de los inspectores de fábricas, etc. Puede uno preguntarse: ¿Quién tuvo mayor efecto sobre la consciencia de clase, Marx o los autores de los informes oficiales que crearon las clasificaciones en las que las personas llegaban a reconocerse a sí mismas? (Idem. P. 20). En cuatro áreas del saber humano se dan los mayores triunfos por el manejo masivo de las cifras estadísticas: En la Metafísica, en la Epistemología, en la Lógica y en la Ética. “La Metafísica es la ciencia de los estados últimos del universo. Aquí las probabilidades de la mecánica cuántica desplazaron la causalidad universal cartesiana”. “La Epistemología es la teoría del conocimiento y de las creencias. Hoy en día empleamos pruebas, datos de análisis, experimentos, y estimamos la credibilidad atendiendo a las probabilidades” “La Lógica es la teoría de la inferencia y la argumentación. Con este fin empleamos la aclaración deductiva y a menudo tautológica de axiomas suministrados por la matemática pura, pero también, en el caso de las cuestiones más prácticas, empleamos,-a veces con precisión, a veces informalmente- la lógica de la inferencia estadística”. “La Ética es en parte el estudio de lo que debemos hacer. Aquí la probabilidad no puede dictar valores, pero la probabilidad está en la base de todas las decisiones razonables que toman los funcionarios. Ninguna decisión pública, ningún análisis de riesgos, ningún impacto ambiental, ninguna estrategia militar puede llevarse a cabo sin una teoría de la decisión expresada en función de probabilidades. Al cubrir la opinión con una capa de 355 objetividad, reemplazamos el juicio por la computación” (Idem. P 22) “La probabilidad es pues el triunfo filosófico de la primera mitad del siglo XX (Idem. P 22). Y en la segunda mitad del siglo XX, el desarrollo de la Informática, con la inmensidad de recursos electrónicos puestos a su disposición, con su capacidad de convocatoria y movilización humana, ha puesto en marcha una verdadera revolución técnica, de cuyo auxilio no podremos prescindir sin amenazar gravemente nuestras posibilidades de control sobre nuestra propia supervivencia. Si usamos correctamente aquellos recursos, tenemos en la mano la materialización de nuevas oportunidad para la manifestación del auténtico espíritu humano, en todas sus manifestaciones culturales y su más genuina realización. Teniendo en cuenta las posibilidades de los medios científicos modernos en el conocimiento objetivo de nuestra realidad, y estando en la búsqueda de nuevas oportunidades para nosotros y la sociedad a la que pertenecemos, invito al estudiante a que abordemos el estudio de nosotros mismos. Tendremos que hurgar decididamente bajo aquella capa de estigmas que nos cubre y nos llena de complejos, de sociedad subdesarrollada, algunos justificados, pero la mayor parte producto de la calumnia y de una visión inmensamente pobre de nuestra realidad. Ya, para empezar, se encuentra uno no pocas sorpresas: 5.15.0 UNA MIRADA RETROSPECTIVA DENTRO DE NOSOTROS MISMOS. Pareciera ser que en mi vida, muchos de sus resortes, muchas de las emociones que la han afectado, que me han movido a asumir ciertas actitudes, a tomar decisiones, muchas de ellas demasiado trascendentes en la definición de mi suerte posterior, provienen de experiencias vividas en un contexto social íntimo que influyó en mí, pero que ignoraba en mi juventud, estaba afectado profundamente por acontecimientos, sucesos y hechos históricos 356 que interfirieron contundentemente en él, desde el exterior, a pesar de que, suponía, era un momento en que mi país había dejado atrás otros tiempos de gloria, de protagonismo, que su aislamiento había hecho que, como le ocurría muchos otros compatriotas, viviera en un “espacio” nacional, ya que no en una sociedad nacional plenamente vigente y estable, delimitado y reconocido convencionalmente, al nivel internacional, con unas instituciones democráticas clásicas y acartonadas poco operativas, cuya orden era conocido y era vigente, y cuya acción se extendía, si acaso, a las grandes capitales, a las capas superiores de la sociedad. En un espacio nacional rústico virgen, pero profundamente codiciado, en un espacio nacional, como decía, convulsionado y disputado por fuerzas extrañas poderosas capaces de disolver todo intento integrador. Habiendo sido dividido casi en su origen, habiendo sido asaltado y desmembrado, por “razones estratégicas” y económicas, por una gran potencia mundial, siendo unas veces un Estado conservador y otras un Estado liberal, y ahora pretendiendo serlo “socialista”, o patrimonio “privado” de los grandes imperios del Crimen, su realidad, inestable y vacilante, pudo ser considerada, algo casi como insignificante, provinciano, marginal, intrascendente, en relación a las grandes corrientes de la cultura universal… Y, por qué no, la indeclinable oportunidad de “disfrutar” un platillo fuerte, <<nuestro patrimonio>>, sin contar con nosotros, dada nuestra situación estratégica en el Continente, su gran potencial comercial, y una inmensa riqueza en recursos naturales, que se hace ciertamente disponible para quien quiera aprovecharse de los dividendos que << produce>> la impunidad que se deriva de la corrupción, de la ignorancia de la mayoría y de la impotencia de un pequeño grupo de soñadores que intentan mantener vivo el espíritu de un proyecto extraordinario, referido a la vida de una sociedad humana integral, próspera y poderosa, dentro del contexto de una interacción justa con el resto de la humanidad. Les parecería a algunos, seguramente, que el proceso de globalización económica llega como decía, a un “territorio” virgen e indefenso, sin líderes, sumido en la anarquía, la corrupción y la barbarie, pero pródigo, propicio para las 357 incursiones industriales comerciales y, aún políticas, y plenamente disponible a la explotación de sus recursos, por encima y a espaldas de los derechos de sus ciudadanos, de su voluntad evidente y efectiva de resistir, de un pueblo que a sido envilecido, ignorado, desorientado, y sometido a una inicua manipulación. Ese es el sabor amargo que me queda, luego de ese acto de introspección, pero además, que existe una salida que es posible, que nos reta, y que tenemos qué emprender cuanto antes. Hago una invitación sincera a los lectores que hagan el mismo ejercicio que he hecho para mí y encontrarán cómo la ignorancia sobre la experiencia de cualquiera de nosotros, la frescura con la que es juzgada nuestra historia, el desdén que rodea nuestra suerte, la poca consideración que les merecen a otros nuestros proyectos, no son otra cosa que la ausencia de nosotros mismos en el protagonismo serio de nuestra propia vida, que ha sido asumido por otros, a quienes anima el espíritu del egoísmo, de la codicia, de la usurpación, de la tiranía, del abuso de nuestros derechos, de nuestro patrimonio económico y cultural, Para el efecto, trato de mirar sinceramente dentro de mí, escudriño mi mundo interior como lo podría hacer cualquier ser humano de los seis mil seiscientos millones que pueblan el Planeta hoy. Escudriño en mi memoria los rastros dejados por eventos ocurridos, la historia de mi mundo, sus relaciones con otros mundos humanos, otros espíritus, con el mundo físico que me rodea, en mi propio caso, que cada ser humano percibe de manera tan diferente. Un mundo diferente, singular seguramente, entre seis mil seiscientos millones de otros mundos humanos, y parangonable con ellos, producto de una experiencia juzgada y asimilada por mí, según mis propios medios, según mi propia consciencia, formada dentro de una cultura que ha modelado a la sociedad en que vivo, sus instituciones, su visión de futuro, mi mentalidad y todo nuestro espíritu. Más que un logro, con el tratamiento de este tema busco hacer una invitación a la respetuosa apertura, en busca de un intercambio sano, entendiendo que ésta puede ser una forma de ser accesible a otros 358 y de acceder a ellos, sin que ello tenga que implicar el riesgo de caer en alguna forma de dominio ajeno, de descrédito, de descalificación, de discriminación, todo lo contrario, más bien, una forma de mostrar, que, de ninguna manera los humanos somos plenamente autosuficientes, que la complementación, nuestra solidaridad, nuestra asociación, pueden ser soluciones mucho más sólidas que las acciones de fuerza, para buscar nuestra prevalencia sobre los demás. La posición de nuestra nación colombiana, en términos de importancia, en el contexto de las naciones civilizadas de nuestro tiempo, es valorada subjetivamente como mediana; hemos retrocedido en términos de actividad y de autosuficiencia industrial a pesar que somos un país rico en recursos naturales; nuestro Producto Interno Bruto es mediano. No tenemos finanzas fuertes ni fuerzas armadas poderosas. Fuimos provincia (¿?) del Imperio Español, y somos juzgados por un Mundo liderado por las potencias anglosajonas, sobre la base de sus propios criterios culturales, no de los nuestros. Multitud de argumentos y denominaciones de nuestro estado se dan para catalogarnos, para discriminarnos: Somos nación “subdesarrollada”, somos “tercer mundo”, somos nación en “desarrollo”, somos una nación muy joven, etc. Todos ellos son eufemismos para colocarnos en el lugar en que ellos quieren colocarnos, para reconocer el valor de los aportes que, según ellos, podemos darle a la humanidad. Con ello solamente logran una respuesta sicológica como <<pueblos dependientes>>, por un lado, y de rebeldía con aquellas posturas entreguistas, por otro. La verdad es que nuestro pueblo no es un pueblo joven, argumento que se asume con mucha frecuencia para justificar su aparente inexperiencia, su actitud ingenua frente a la vida, como siempre nos lo han hecho saber, incluso desde la Escuela y el Colegio, quizás, para disculparnos. Algo que suena más bien como un pretexto para que no nos ocupemos, sin complejos, en perseguir nuestro destino siguiendo nuestro propio camino civilizado. Como consecuencia, hemos llegado carecer de una clara consciencia del valor de nuestro propio patrimonio cultural, 359 el que heredamos de nuestros mayores, europeos y aborígenes, que representa la síntesis de una experiencia y un trabajo intelectual del que carece la cultura burguesa moderna. Hechos históricos de los que trataremos más a fondo adelante, hicieron que el proceso evolutivo de nuestra civilización autóctona, que no, por serlo, fuera menos universal, se interrumpiera, para mal nuestro y de la humanidad entera. En el siglo XIX Miguel Antonio Caro se percata de ello y en su pensamiento, no menos enraizado en las doctrinas liberales de la Ilustración, se plantea la idea de la necesidad que tiene nuestro país, de considerar nuestra herencia cultural, consiguiendo solamente establecer la ideología que luego con otros aportes, conduce a la formación del pensamiento propio de nuestro partido conservador, en vez de un giro en la política integral de la Cultura del espíritu humano en nuestro país, coherente con nuestro patrimonio histórico, con la personalidad de nuestra población (Jaime Jaramillo Uribe. El Pensamiento Colombiano en el Siglo XIX. Editora Temis Bogotá 1964). Nuestro patrimonio cultural es inmenso y está esperando que lo aprovechemos. Hemos heredado una gran experiencia civilizada y hemos recibido, como herencia, de nuestros padres, sin entenderlo cabalmente, unas instituciones sociales de indiscutible valor universal, como la familia, que, junto con muchas otras, deberían despertar la admiración y el respeto de propios y extraños. En un momento de nuestra historia, el eje de la vida civilizada del Mundo Occidental se paseó por nuestros campos y ciudades. Nuestros países fueron celebridades e hicieron tan inmensos aportes a sus finanzas y a su cultura, que casi puede asegurarse con certeza, las raíces del gran patrimonio económico del mundo industrial moderno no sería el que es sin la inyección de plata, oro y nuevas industrias, que llegó a Europa de nuestra América durante los siglos de oro del Imperio Español del cual formábamos parte. Parece pretencioso pero es la pura verdad. La defensa de los derechos del indio americano mereció tal consideración de la disciplina jurídica universal, que allí nació para el Mundo el Derecho de Gentes. Esas riquezas patrimoniales 360 de la humanidad, junto con muchas otras de que da cuenta la Historia Universal, representan realmente una inmensa deuda de la civilización actual para con nuestro estigmatizado y desestimado mundo americano, muy particularmente de las generaciones actuales de las poblaciones que habitan estos países con sus antepasados. Sin embargo, luego de la caída del Imperio Español, a finales del siglo XVII, fue tejida una “Leyenda negra” propagandística, por sus enemigos, particularmente por los que asumían entonces la nueva hegemonía imperial del Mundo, como Inglaterra, y una campaña de olvido de los logros en el desarrollo de nuestra cultura, cubriéndonos a los españoles y a nosotros de un estigma de incapacidad, de impotencia, de inferioridad, de atraso, que ha llegado a acomplejar, ya en la época independiente, a nuestra dirigencia política, a nuestra gente, como para dejar de confiar en sí misma, en la creatividad de su espíritu y en el éxito de sus gestiones económica social y política, si no cuenta con la ayuda de los nuevos “amos”, de su “avanzada” tecnología. Deslumbrados por el éxito de su ciencia y logros técnicos, pasando por alto las consecuencias humanas del proceso de industrialización, particularmente en sus primeros tiempos, y movidos por el afán de búsqueda de oportunidades a través de la imitación, nosotros, divididos, renegamos de nuestra cultura y abandonamos nuestro propio camino para alcanzar, luego de doscientos años de guerra, violencia y experimentos fallidos unos resultados bien magros: Un pueblo confuso y desubicado, sumido en la angustia y en la miseria; un vacilante proceso de industrialización; una clase media que se abre paso trabajosamente en medio de las dificultades; y una dirigencia celosa de su posición social, de sus privilegios, como expresión tardía de un rezago seudofeudal, y entregada a los mezquinos propósitos que le ha señalado la ética de la nueva sociedad industrial a sus leales seguidores: La promesa del éxito, el poder y la felicidad a través del lucro, elevado a la categoría de fin último de la Cultura, de la vida humana. 361 Nuestro advenimiento al conjunto de las naciones libres del Mundo es un acontecimiento muy importante. No se sabe exactamente, si porque nuestra dirigencia carece de visión política adecuada, si porque la decapitación, en plena juventud, de la flor y nata de nuestra juventud formada en nuestra primera “Universidad”, la Expedición Botánica por Pablo Morillo nos causa un trauma insuperable, o porque la carga emocional que trasciende a través de nuestra historia, bien turbulenta por cierto, de las relaciones entre los distintos sectores de la sociedad colonial, no nos ha permitido mejor suerte, lo cierto es que nunca pudimos entender y aprovechar verdaderamente el privilegio de ser otro pueblo libre. Durante los once años de la Gran Colombia, que se disuelve en 1831, era quizás, más poderoso nuestro país que la Unión de los Estados del Norte, formada por el núcleo de las primeras trece colonias que se independizan de Inglaterra el 4 de julio de 1776. Esta en cambio, sigue tras su propia ley, durante los años en que nosotros luchábamos apenas por nuestra independencia, ya ella emprendía decididamente el proceso de industrialización, le abría las puertas a una valiosa y bien entrenada inmigración en las nuevas artes industriales. En 1861 emprende, y gana cuatro años después, la Guerra de Secesión contra la sociedad agraria y aristocrática de la Confederación de los Estados del Sur, que no acepta que le impongan la liberación de los esclavos, base y soporte de su economía. Hoy, sin discusión, es la primera potencia industrial del planeta y ejerce, en el Mundo su hegemonía económica política y militar. La guerra por la independencia de los nuevos Estados de la antigua América Española, que es declarada en la Nueva Granada, el nuestro, el 20 de julio de 1810, y luchada militarmente con decisión por nuestro ejército libertador a partir de l815 contra las fuerzas imperiales comandadas por don Pablo Morillo jefe de la Reconquista, no reviste el mismo significado en los diferentes medios sociales de nuestros países. Salvo líderes, como José María Carbonell, y Antonio Nariño en Santafé de Bogotá y Simón Bolívar en las cinco repúblicas que liberó, que logran, en su vida 362 pública convencer al pueblo, particularmente en el medio en que son más conocidos, la confianza popular que inspira la empresa emancipadora no puede ser más dudosa. Queda, por ejemplo, en la atmósfera de la época, un sabor amargo frente a la experiencia que proporcionó la institución de la Encomienda y el cambio radical de régimen y de política que trae el cambio en la regencia de la Casa de Austria por el de la Casa de Francia, que acaece como consecuencia de la suerte de armas en el área de las relaciones entre los imperios de entonces. Aunque posteriormente logra el éxito definitivo en su empresa, después de su “Campaña Admirable” realizada en 1813, cuando Simón Bolívar logra fundar la efímera Segunda República Venezolana, es derrotado por la contraofensiva realista de José Tomás Boves y sus llaneros en septiembre de 1814. Cosa extraña: Un americano al frente de un ejército de americanos partidarios de la monarquía lucha denodadamente contra su independencia. Por la misma época, el 11 de mayo de 1814, se da uno de los más lamentables sucesos de la Patria Boba: Antonio Nariño, no muy bien acogido por los notables de Santa Fe de Bogotá, aún siendo precursor de la lucha por la independencia, culminaba triunfante la batalla por Pasto, luego de encarnizados combates, y se dirige a altas horas de la noche hacia el Páramo de Tacines a buscar sus reservas para asegurar en la madrugada siguiente la cosecha de su triunfo logrado esa tarde. Se da cuenta Nariño que el Coronel Rodríguez, comandante del batallón Cauca jefe de las reservas del ejército patriota ubicado en Tacines muy allegado a la Junta de Notables capitalinos donde había participado en intrigas y actividades contrarias a su causa, y el coronel Monsalve, jefe del batallón del Socorro, han abandonado el campo, sin confirmar siquiera el resultado de los combates, después de una junta de oficiales, imponiendo el primero su rango y ordenando la retirada de Tacines, incluso contra la opinión de algunos de sus subordinados. Había incumplido además la orden de llevar a Pasto el 10 de mayo esas reservas de fuerzas y su artillería para comprometerlas en los combates. Empieza a ser evidente para Nariño la falta de lealtad y de compromiso con su campaña, de 363 este oficial patriota. Rodeado de terreno enemigo, de población hostil, el contar con sus reservas le habría brindado la única oportunidad con que podía contar Nariño para asegurar su triunfo. En ese momento sólo le quedaba una pequeña fuerza, no más de doscientos hombres sin munición. La fuga de Rodríguez y Monsalve se inicia a las 5 am. del día 11 y a las 7 am. llega Nariño jubiloso, con su pequeña fuerza para referir la buena nueva y reunirse con el grueso de la tropa para proseguir inmediatamente la ofensiva. Al encontrar el campamento vacío, la artillería clavada y la munición regada en el suelo, ordena al coronel Cabal, con su pequeña tropa, alcanzarlos, reagruparse con ellos e iniciar la ofensiva. Ello nunca es posible dada la celeridad de la retirada de Rodríguez y Monsalve. Nariño se queda solo y cae en manos de las avanzadas realistas que se dirigen a Tacines para librar allí la segunda parte de la batalla de Pasto. Es tomado prisionero y enviado a las mazmorras de Cádiz. ¡Una traición aparta a nuestro insigne prócer de ser libertador de nuestro país y, por qué no, de otros países de América Española! (Indalecio Liévano Aguirre, Conflictos sociales y económicos de nuestra historia libro III página123).. Pero hay otro episodio aciago: El 25 de septiembre de 1830, en la –“noche septembrina”-, casi es sacrificado Simón Bolívar, el Libertador de cinco repúblicas americanas y líder popular de todas ellas, por una conspiración de notables. Desconcertado y abatido, logra escapar y toma el camino a Honda, para dirigirse a Santa Marta, a San Pedro Alejandrino, donde muere solo, víctima, según parece de la tuberculosis el 17 de diciembre de ese año. Estos episodios le dan una lección a la posteridad de Colombia: ¿Cuál es la profundidad de la discordia entre los empresarios de nuestra independencia y el pueblo del país, hasta el punto de primar sus intereses, aún en momentos claves de la Historia, por encima de los de la nación entera? Nuestra lucha emancipadora tiene sus raíces en los ideales de la Revolución Francesa, y los ideales de la Ilustración. Estos mensajes trascienden solamente a los niveles sociales educados, precisamente aquellos formados, en 364 gran parte, por los criollos, con cierta experiencia en vida independiente, dentro del contexto de la sociedad seudofeudal de entonces, herederos de la tradición institucional, la Encomienda, en especial, que les permitió a sus padres mantenerse, desde la época de la Conquista, en las posiciones de poder e influencia social que detentaban. Es pues la Independencia un proyecto elitista, en medio de una sociedad popular inmersa todavía en la tradición española pero duramente golpeada por los regímenes monárquicos que vinieron después de la Casa de Austria, en que España había dejado de ser una potencia militar y tiene que someterse, en gran medida, al arbitrio de sus antiguos enemigos, entre ellos Francia, y, para pagar deudas políticas, tiene que abrirse a la influencia de las grandes casas comerciales europeas que arruinan el comercio artesanal americano y terminan cediendo ante las presiones internas de los potentados que requieren mano de obra barata para sus haciendas cerrando grandes resguardos indígenas cuya población tiene que encontrar empleo a cualquier precio. En gran medida la población base de la Nueva Granada, de Venezuela, de Ecuador del Perú y de Bolivia, salvo algunas regiones, no toman parte activa en la lucha revolucionaria o ven sospechosa una lucha liderada, en gran medida, por los hijos de sus antiguos explotadores en las encomiendas. Mientras la casa reinante de España, aún por encima de la rebelión encubierta de los conquistadores y sus descendientes, alcanza resultados profundos en su amplia tarea evangelizadora y civilizadora en una difícil y riesgosa tarea de casi tres siglos, que se interrumpe cuando la suerte política no le favorece en la intrincada y conflictiva relación con los demás imperios europeos, consigue forjar la confianza y alinear, en su favor, a la mayoría de la población americana. ¿Cuál sería en adelante la forma de manejar la política de los países independientes? Cambia, por completo, el estilo de la jurisprudencia. La genial estructura lógica que integra la conducta ciudadana a los altos propósitos de la Ley, según se proponen los 365 legisladores romanos y franceses, reemplazan la compleja e ingenua jurisprudencia casuística de origen español. En la intimidad del Poder, no se renuncia al uso de las armas para resolver las disputas de todo orden, entre ellas las ideológicas, para tomarse el Poder e imponer la propia voluntad: la traición, la mentira y el engaño, la conspiración, la intimidación como herramientas políticas. Las facciones partidistas someten a Colombia a una sucesión de poderes hegemónicos que se combaten con suma crueldad todo el siglo XIX. Como consecuencia de los malos entendimientos, se deshace la Gran Colombia en 1831, se separan Venezuela y Ecuador. Cada uno de los partidos se compromete en la lucha por el poder político. Se toma el poder y proclama nueva constitución. La Guerra de los Mil Días que estalla en las postrimerías del siglo XIX y termina a principios del XX, postra al país de tal manera, que se le hace imposible afrontar dignamente la defensa del Istmo de Panamá en el año de l903 en que ocurre su secesión. La última fase de nuestras luchas políticas e ideológicas se inicia en la década de los veinte del siglo XX, en medio de un mundo que acaba de salir de la Primera Guerra Mundial; que ha vivido la revolución bolchevique de octubre de l917 y la instauración en Rusia del primer Estado socialista del Planeta; que contempla la fundación del régimen fascista en Italia en 1922; que presencia la debacle que producen en Alemania las condiciones impuestas por las potencias aliadas que ganan la Primera Guerra Mundial, una de cuyas consecuencias es la gran crisis económica mundial de l928; que presencia el ascenso al Poder, en Alemania, de Adolfo Hitler, quien funda en 1934 el Tercer Reich que debería durar mil años; y que sufre los efectos terribles de la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945 que conmueve entonces los fundamentos del establecimiento político de todo el mundo. En esas luchas políticas nuestras empieza, entonces, una transformación de fondo. La lucha política penetra en el ambiente popular y se polariza ideológicamente, las pasiones y el odio se encarnizan y se recrudece el conflicto. Aparecen en Colombia 366 movimientos políticos e ideológicos que pretenden monopolizar el país para su causa. Las expectativas de lo que sucede en Europa marcan la opinión de las diferentes tendencias. Todavía a principios de la década de los cuarenta se desconoce el desenlace de la Segunda Guerra y en Colombia todas las tendencias ideológicas tienen fundadas esperanzas de que su “equipo” termine imponiéndose y dándoles la “razón”. Durante el siglo XIX la base de la población ponía la tropa y los muertos, pero no participaba espiritualmente de los conflictos que se hallaban, para ella, fuera del alcance de toda comprensión. Pero para finales de la década de los veinte se dan en el departamento de Boyacá las primeras escaramuzas de intimidación de las fuerzas de seguridad del Estado Colombiano, encaminadas a inclinar, ese año, la balanza electoral a favor del partido gobernante. Con ello se empieza a comprometer a la población en un activismo político sin precedentes. La filiación política hace merecedor al ciudadano de su plena libertad de acción o de la persecución de las fuerzas de seguridad del Estado. Pero no solo eso: Clandestinamente, se desliza “por debajo del escenario”, una fuerza de tendencia socialista animada por los acontecimientos revolucionarios de octubre de 1917 en Rusia, e intenta socavar el poder de la oligarquía al tiempo que siembra en el medio obrero, al lado de los métodos revolucionarios que han demostrado su éxito en el campo político ruso, la consciencia de la reivindicación de las clases obrera y campesina que, históricamente, ya al nivel del Planeta, habían sufrido toda clase de atropellos propinados por las clases dominantes muy particularmente, por los dueños del poder económico, a los cuales era preciso combatir y arrebatarles su poder. Pero en la época del régimen estalinista de la U.R.S.S. se acuñan conceptos políticos maquiavélicos y desestabilizadores que tienden a dividir las lealtades de los ciudadanos frente a la Patria, tienden a fomentar la traición, a sembrar las raíces internacionales de su propio Imperio y a quebrantar la voluntad popular de resistir a la propaganda y a la acción revolucionaria proveniente desde esas lejanas directivas políticas… ¡pero aún siendo absurdas y 367 abusivas hallaron cabida entre nosotros, anidaron y nos amenazan desde el interior y el exterior. Todo aquello hace que en el escenario político colombiano no se enfrenten ya meros intereses locales y movimientos ponderables a través de una juiciosa observación del entorno político local. Entonces, empiezan a activarse procesos políticos que comprometen peligrosamente la autenticidad de muchas aspiraciones presentadas por los voceros de los distintos movimientos políticos como reales expresiones de la voluntad popular. Lo mismo que, con cierta razón, se piensa en los riesgos de que se vea amenazada la soberanía de la nación colombiana por actividades encaminadas a invertir subrepticiamente los esfuerzos de los ciudadanos colombianos en empresas políticas extrañas, a través de alianzas y otros medios. Después de una actividad política marcada por la violencia partidista, el año de 1948 es el de la rotura franca de hostilidades. A las elecciones de l946, llega dividido el partido liberal, con dos candidatos, uno, de su ala oligárquica: Gabriel Turbay; otro, de su ala popular: con Jorge Eliécer Gaitán. El partido conservador se presenta con un candidato: Mariano Ospina Pérez. Gana las elecciones Mariano Ospina Pérez, cambiando la hegemonía liberal por la conservadora. Quiere gobernar en el plan de unión nacional pero no lo consigue. El 9 de abril de 1948 es asesinado Jorge Eliécer Gaitán. Es difícil entender las consecuencias políticas de este hecho sin considerar los niveles de excitación en que se encuentran las pasiones políticas, entonces, tanto de partidarios como de opositores. Se produce la asonada general y el Estado central colombiano colapsa en muchas localidades patrias por algunas horas y en algunos municipios, como es el caso de Viotá, Cundinamarca, nunca se logra recuperar la autoridad, por completo. Sectores muy importantes del pueblo colombiano se sienten traicionados por la clase dirigente colombiana, a pesar de que nunca ha podido esclarecerse la autoría intelectual o material del crimen. Cunde el escepticismo en muchas regiones de Colombia. 368 Cuando las fuerzas de seguridad seleccionadas, ex profeso, para tener garantías de lealtad, dentro del partido de gobierno, se empieza una tarea sistemática, en cada municipio, para tomar férreamente el control político y militar. Las familias de la “oposición ideológica solo tienen un refugio para salvar la vida: El monte. Y sólo un camino para enfrentar la persecución, la lucha armada solidaria. Y así lo hacen. En 1953 al General Gustavo Rojas Pinilla le corresponde la desmovilización de más de 30.000 guerrilleros liberales que con un poco de tiempo hubieran estado preparados para marchar sobre la Capital, como, según se decía entonces, era su próximo paso y repetir así los ciclos de la guerra civil tal cual se daban en el siglo XIX, pero con una diferencia: El pueblo colombiano aprendió la lección de sus líderes, que siempre se lograron entender sólo en el plano militar y obedecer solamente los designios del campo de batalla. Aquel hecho, el asesinato de Gaitán, es el que marca el punto de partida de la rotura de hostilidades de la guerra civil no declarada, entre los afiliados a los dos partidos, liberal y conservador, desarrollada en un frente totalmente popular, como nunca se había librado una guerra civil en Colombia. Especialmente a partir de 1949 cada municipio, cada poblado, es escenario de la Guerra. No solo se presentan enfrentamientos armados entre fuerza pública y grupos armados de enemigos políticos del régimen, sino que la persecución, en cada localidad, se orienta colectivamente contra la población de la oposición. En pueblos de mayoría conservadora, los liberales tienen que huir y dejar todas sus pertenencias. En pueblos de mayoría liberal, pasa lo propio con la población del partido contrario. La Guerra degenera en una rapiña de definido interés económico y quien se resista paga con su propia vida. El sentido que cobran las matanzas es el de lograr el exterminio de la oposición política y el escarmiento consiguiente de los más decididos o los más rebeldes. El golpe de Estado del General Gustavo Rojas Pinilla el 13 de junio de l953 logra restablecer, por un tiempo, el ambiente político de desmovilización de los grupos armados, y la paz se consolida con el tratado de Sitges (España), entre Alberto Lleras Camargo por el 369 partido liberal y Laureano Gómez por el partido conservador, que da origen al Frente Nacional que garantizaría, por doce años, la alternación en el Poder, de cada uno de esos partidos, para darle tiempo a una nueva generación de colombianos de superar los odios y los resentimientos. Sin embargo, hay algunos grupos armados, principalmente de campesinos, que no se desmovilizan. Allí se originan las guerrillas de corte socialista - marxista que habrán de transformarse, más adelante, en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Farc, el más antiguo movimiento guerrillero socialista marxista de América Latina. Muchos ensayos se han escrito sobre el tema, que logran explicar, a cierta profundidad, la mecánica del proceso. Uno muy serio, “La Violencia en Colombia” de Monseñor Germán Guzmán, Orlando Fals Borda, Eduardo Umaña Luna, que aparece editado en 1962 por Ediciones Tercer Mundo y como Monografías Sociológicas No. 12 de la Universidad Nacional de Colombia, intenta explicar el fenómeno desde el punto sociológico. ¿Qué ocurre si abordamos ese fenómeno de la violencia colombiana, con una perspectiva histórica y social más amplia, en relación con otros fenómenos de nuestra sociedad que se relacionan estrechamente con su proceso evolutivo y con la dinámica que este proceso asume? Sin demeritar el anterior y muchos otros esfuerzos de reflexión orientados al despeje de muchas de las incógnitas que buscan despejar, aportamos el nuestro, que no tiene otro propósito que el de avanzar en la profundidad y amplitud de la perspectiva histórica y social de los acontecimientos seguramente sin ser extremadamente exhaustivos, pero tal vez sí incisivos, en la consideración de hechos puntuales que podrían resultar de singular valor en la interpretación de nuestra realidad, frente a la intención que nos mueve, que no es otra que hacernos más conscientes del proceso evolutivo del mundo en que vivimos y su dinámica de hoy, en este caso, con fines didácticos, a corto plazo, pero, a largo plazo, obviamente, con el interés puesto en que la sociedad humana, a la 370 que pertenecemos, en el plan de que logre rectificar convenientemente, por sí misma, el rumbo que ha de asumir, según su querer, el proceso político. 5.16.0 UNA UTOPÍA DIGNA DE REALIZACIÓN. Uno de los mayores logros de la cultura actual sería la superación de la Guerra y la Violencia, y sus instrumentos y estrategias propias de la dominación del ser humano. “Es tiempo para el Hombre”. Por eso, decíamos, hemos querido darle este título a nuestro trabajo, como queriendo participar en un diálogo con nuestro ilustre ensayista William Ospina, quien en su ensayo “Es tarde para el Hombre” se muestra pesimista frente a la ceguera acostumbrada de las inteligencias humanas más fuertes respecto de los valores humanos de la gente del común, de las sociedades menos esplendorosas, asumiendo entonces posturas de dioses, aunque sin su visión beatífica y salvífica, sino, más bien perversa de la Realidad. La historia de Adán y Eva, a la que nos referíamos atrás, una de las historias más bellas de nuestra mitología aparte del el aspecto histórico que en ella pueda haber, es interpretada, en no pocas medios antropológicos como un relato del autor del despertar del alma humana, de la consciencia de ser de los primeros seres humanos, propiamente dichos. Un acto íntimo de la consciencia de sí mismos. El primer acto reflexivo de la historia de la Vida en nuestro planeta. ¿Cuándo pudo suceder? Muy difícil de saber la respuesta. Sabemos de manifestaciones del espíritu humano desde tiempos del paleolítico, unos cientos de miles de años antes de nosotros; del logro de las formas aerodinámicas de ciertas herramientas de piedra que nos expresan la creación de formas armónicas imposibles, si no es por el espíritu artístico de los artesanos con una intención definitivamente diferente a la de su aspecto utilitario; de las pinturas rupestres de la cueva de Altamira, que se repiten en muchas otras cavernas de Europa, y muestran el rasgo distintivo de la fuerza expresiva y la sensibilidad de un espíritu que mueve a su ejecutor, en una 371 recreación que trasciende el mero relato de las experiencias vividas que le sirven de motivo. Estas pinturas datan de la última glaciación, unos 15.000 años antes de nosotros. Sin su consciencia de sí mismo sería imposible para el ser humano aprender a gobernar su vida, aprender a dirigirla en el sentido de su querer. La experiencia de la razón produce un sentimiento liberador de las ataduras que representan el estar atado a un mundo de emociones sin que pueda saber cómo eludirlas, si son dolorosas o cómo procurarlas si son placenteras. La razón hace libre al Hombre para ser dueño de sí mismo. Sin embargo, Adán se deja tentar: Tal vez su Creador le ha prohibido comer la fruta del árbol del bien y del mal para que no llegase a ser como Él. Entonces en un acto suicida se rebela contra su Creador y come la fruta prohibida en un acto perverso que se repite constantemente en la vida humana hasta hoy: De “dominado”, el hombre se convierte en Emperador. Es el pecado capital de la Soberbia, que conduce a estados alterados de la Consciencia, que ha atentado contra la Humanidad desde Adán, estorbando gravemente un proceso evolutivo del alma humana que, se supone, debería ser liberador. Es así como vivimos en el presente, sin darnos cuenta, aún en nuestro mundo democrático, menos libres que nunca, en medio de una humanidad que marcha decididamente hacia el Caos, que cree, con arrogancia, que ha logrado emanciparse, más aún, que cree estar en proceso de dominar, por completo a la Naturaleza, que conoce, verdaderamente la “ciencia del bien y del mal”. Es tiempo para el Hombre. El Creador de nuestra especie ha obrado situándonos en un medio natural extraordinario que nos provee de todo cuanto necesitamos. En un medio natural que todavía desconocemos en gran proporción, capaz de sustentar nuestra vida, pero con unos límites que hoy apenas empezamos a conocer. Tal vez sea el momento de entender que ha llegado la hora de luchar contra nuestra soberbia, contra nuestras ambiciones desbordadas, contra nuestra codicia, que nos han llevado al afán desordenado de poder para alimentar el ego de muy pocos seres humanos sobre el Planeta, con un gigantesco desperdicio de 372 recursos para la Vida, quedando el resto sometido a unas condiciones durísimas, quizás, a un verdadero proceso de involución de la Especie. El gran desarrollo actual del conocimiento científico y las evidencias de la ciencia experimental, nos muestran ya una realidad bien distinta de aquella con la cual está familiarizada la generalidad de la gente. Nos muestran cuán insensato es el ser humano cuando piensa a la Naturaleza arrodillada a sus pies, cuando desconfía del hombre como artífice de su vida y cree poder reemplazarlo con robots aún en tareas no repetitivas para evitar su carga laboral, cuando le obliga a producir con total renuncia al derecho de disfrute de los frutos de su trabajo, cuando desconoce que no hay recurso más precioso para la economía humana que el mismo hombre y después que él, que la Naturaleza misma. Por eso hay qué cuidarlos, por eso hay que cultivarlos. Esa debería ser la consecuencia de una visión diferente a la actual, de la cultura intencionada del espíritu humano, de un cambio fundamental en la conducta de los hombres, lo que solamente se logra con la conversión, con la transformación substancial, con el propósito de lograrlo, del carácter de la actual naturaleza humana. Es un proceso que se debe dar al nivel personal íntimo y al nivel de lo colectivo, personalizado. Para hacer de tal utopía una realidad, para llegar al uso práctico, generalizado, del conocimiento de la ciencia moderna, con ese propósito transformador, no solamente es preciso “transportar”, a todos los hombres hacia la consciencia actualizada de la Realidad; es decir, no solamente a los pueblos “atrasados”, a los pueblos primitivos, sino al mundo moderno de la cotidianidad. Su dirigencia, incluso, la que se considera mas avanzada, posee unos intereses propios y maneja unos valores con los que conduce y regula la vida social económica y política de sus sociedades, en orden directamente a sus propios objetivos. Por ello, aquel conocimiento no trasciende socialmente y el mundo moderno se ha rezagado ya entre doscientos y trescientos años respecto de la que debería ser su forma de vida cotidiana, en 373 el supuesto de que ésta fuera coherente con la consciencia científica actual. Nadie discute el valor de la implementación de la vida moderna. Esa sí que representa una revolución técnica en muy poco tiempo. Lo discutible es, que si el conocimiento científico hubiese sido utilizado también para cambiar la conducta humana enfocándola en su bien total, otra, muy diferente sería la realidad del mundo moderno, otra muy diferente y mucho más robusta sería la dinámica evolutiva de la especie humana. Vale la pena hacer notar, que ya los científicos, los técnicos y los ingenieros, tienen esos problemas en sus miras de trabajo. La Realidad, tal como la ven los científicos hoy, le plantea a la Humanidad, como un todo, algunas consideraciones que no representan meros valores como aquellos que estamos acostumbrados a acoger o desechar, según nuestro capricho o nuestra voluntad. Son imperativos, entre muchos otros de la Naturaleza, que tenemos que reconocer, aceptar y obedecer si queremos sobrevivir, situación que se vuelve más crítica a medida que la vida humana es más compleja, a medida que la población crece, a medida que pasan los años, los siglos, sin que logremos plasmar y poner en marcha un proyecto de solución factible. Para el hombre moderno, con su pensamiento demasiado dependiente de las teorías económica y financiera vigentes, que datan de la época de Adam Smith (1723-1790), uno de los padres de la teoría económica liberal, estos planteamientos más bien extraños a la teoría económica no son muy comprensibles. Nuestro planeta contiene los elementos vitales necesarios para la vida, y hasta ahora, tiene reservas, definitivamente limitadas, para un futuro relativamente ponderable. Su disponibilidad depende de fuentes cada vez más inaccesibles y de tecnología más compleja. Su manufactura y distribución representan tareas más y más complejas, que requieren un trabajo en equipo más y más comprometido y exigente, más especializado, más minucioso. Tareas, que, por su naturaleza, exigen una participación más consciente del trabajador en la consecución de sus propósitos. 374 No obstante parece ser, que, salvo algunas fuentes que se van agotando, hay otro elemento que mueve la Vida en el planeta y, sin el cual, ella es imposible: La Energía. La inmensa mayoría, por no decir que absolutamente todos los procesos naturales son movidos por una energía que proviene de fuera de la Tierra: Del Sol. Todavía más, existe todo un dispositivo natural, sumamente intrincado, que tiene como base la actividad propia del Reino Vegetal, cuyas especies tienen la habilidad de utilizar directamente la energía solar para crecer y multiplicarse, cuya biomasa nutre, a su vez, directa o indirectamente, a la totalidad de las especies del Reino Animal y a la especie humana. Los científicos denominan ese ciclo de intercambio energético, como Ciclo del Carbono. La energía solar fluye hacia nosotros, por radiación. Nuestro planeta la captura interfiriendo su trayectoria radial. Y la fotosíntesis de las plantas invierte la energía que recibe del Sol, primero en descomponer las moléculas de agua en oxígeno que sale libre a la atmósfera e hidrógeno, y luego, en sintetizar, dentro del tejido de las plantas, con base en el hidrógeno ya obtenido y el gas carbónico del aire y algunos minerales del suelo, una gran variedad de moléculas diferentes, que, como la sacarosa, representan, precisamente una extraordinaria variedad de sustancias disponibles para el uso animal y humano. Esa visión global de la economía natural, nos muestra cómo la visión humana, a medida que supera la visión propia de su naturaleza animal, le da luces para aprender a cultivar la tierra, a criar animales, a servirse de ellos de diversas maneras, a disponer de sus frutos para beneficio propio; aprende a utilizar ciertos minerales para sus herramientas, como la piedra, el bronce, el hierro, en épocas ya muy primitivas. Desarrolla así una industria humana que se vuelve compleja y muy técnica en la actualidad. Una industria que se justifica en una tarea fundamental: Proveer los recursos necesarios para la vida humana, hacerlos útiles al ser humano, ponerlos a la disposición del Hombre allí donde él vive y 375 los necesita. Eso significa, en términos modernos, agregarles valor. El hacer aquello eficientemente, el desarrollar implementos para hacerlo factible de esa manera, ha constituido uno de los propósitos de la ingeniería hasta ahora. El desarrollar procedimientos de trabajo mejores, el lograr una adaptación óptima del hombre al medio natural y humano y a las condiciones requeridas para cumplir sus tareas específicas, el identificar los escollos físicos y humanos para sus propósitos productivos, y el diseñar las soluciones, constituirán otros de sus grandes propósitos en el futuro. Esos objetivos van a requerir investigaciones sobre nuevas formas de organización de la vida humana, nuevos requerimientos de comportamiento del hombre en el Trabajo, el desarrollo de procedimientos de trabajo cooperativo, trabajo en equipo, entre muchos otros aspectos de la vida humana, entre otras cosas, para lograr mejoras sostenidas en el nivel de vida y la seguridad. Por primera vez va a ser evidente que el nivel de vida, el nivel de salud física y mental de unos afecta la suerte del Conjunto. Por primera vez podrá concebirse la economía humana, no como una “colcha de retazos” sino como un todo coherente, referida a principios confiables, universales y unívocos. Por primera vez va a ser comprensible, por qué es preciso el desarrollo de unos principios éticos amplios y justos, de común reconocimiento, que sirvan de fundamento a unas relaciones humanas sanas, lo cual significa tanto o más que la solidez del soporte físico e institucional para brindarle seguridad a la Civilización, al Hombre. Un Estado, por ejemplo, una sociedad estable, no se pueden afincar firmemente en el abuso del poderoso y del sabio con perjuicio del débil y del ignorante. Aún cuando en la democracia es necesario apelar muchas veces para tomar decisiones, a los criterios de la mayoría, ninguna decisión es segura si las fronteras entre las esferas de los asuntos privados y de la esfera de los asuntos públicos, es nebulosa, confusa, en la consciencia de los 376 ciudadanos, si el elector y el administrador público se sienten eximidos de mantenerse en el terreno de la equidad y la justicia distributiva, si se vuelve costumbre la usurpación del derecho público por el privado y viceversa. Más adelante le dedicaremos un espacio suficientemente amplio al análisis del sistema solar como eje físico de la economía humana. Es un tema que tienen necesariamente que abordar, ya, quienes planean seriamente el establecimiento de colonias por fuera del Planeta, pero quizás, a un nivel más modesto, quienes quieran hacerlo solamente al nivel de una economía nacional. Seguramente no vamos ha ser nosotros, los únicos que vayamos a tener que enfrentarnos a un reto semejante. En el siglo XV, los conquistadores españoles que vinieron a América después de Colón, tuvieron que enfrentar su reto solamente a base de la improvisación. Luego de una verdadera aventura en su viaje por mar de varios meses con unos medios de navegación bastante precarios, se vieron enfrentados a un mundo desconocido, por completo, con medios absolutamente insuficientes y a una distancia de la fuente de sus recursos tal, que se vieron urgidos de improvisar, de tomar, como fuera, medidas desesperadas para sobrevivir. Medidas que hoy nos los muestran crueles y despiadados. Un poco más tarde, los jesuitas, en uno de los más exitosos experimentos evangelizadores y civilizadores de todos los tiempos reconocido por la más alta intelectualidad europea de la época, en sus misiones en los Llanos Orientales de Colombia, en Paraguay y en Uruguay, consiguieron, sin contar con los recursos técnicos con los que se contaría hoy en el término de una o dos generaciones, transformar unos pueblos indígenas de cazadores y guerreros en sociedades sedentarias, de artesanos y agricultores, que rivalizaban en destreza con los mejores artesanos europeos, por ejemplo, para elaborar instrumentos musicales de diferentes tipos. En un proceso de toma de consciencia del ser humano, acerca de sí mismo, del cual queda la extraordinaria evidencia que conocemos en los testimonios científicos, artísticos, 377 arquitectónicos y actividades de todo género que descubren la sensibilidad del alma humana y sus posibilidades de comunicación, que se hace muy evidente en el Renacimiento, en un proceso que afecta profundamente a toda la población del Orbe, aunque no llega a estar, en todas partes, particularmente entre el vulgo al nivel de un auténtico proceso de autoconsciencia, entramos al siglo XXI con la urgencia de recoger la cosecha sembrada y a sembrar nuevas cosechas semejantes para bien de la posteridad, con otra condición: Tenemos qué aprender a beneficiarnos de otro de los atributos de la personalidad humana, no solamente de nuestra sensibilidad emocional, también de nuestra capacidad de reflexión, principalmente ahora que el futuro nos reta a ser conscientes de cómo depende nuestro porvenir de las condiciones de vida que nosotros mismos estemos en capacidad de procurarnos, dada la forma como los recursos vitales que necesitamos para sobrevivir y multiplicarnos están a nuestra disposición, dadas las condiciones que debe revestir el ser humano para asociarse en una tarea tal, para la cual no se ha preparado históricamente y dadas las condiciones del medio ambiente, esencialmente sensible a la presencia humana y a su inconsciente influencia. De hecho, ese aprendizaje ya lo estamos realizando. Solamente que el esfuerzo de hacerlo no es el mismo en todo el Mundo, requiere a menudo inversiones de tipo financiero y tiempo que no son productivas a corto plazo, y ello resulta difícil para sociedades que no son ricas y poderosas. La Ciencia, disciplina que se ha desarrollado en medio de nosotros a partir de las actividades propias de los artesanos y comerciantes plebeyos de las ciudades de finales de la Edad Media y principios del Renacimiento, puede considerarse la clave para el desarrollo económico y técnico de la sociedad occidental, digamos, su infraestructura física. Su humilde origen, entre nosotros, no nos dice nada del extraordinario prestigio social de quienes la cultivaron, como disciplina, en otras sociedades antiguas. Sin embargo, a partir de Galileo Galilei, Juan Kepler e Isaac Newton, su evolución es prácticamente explosiva, 378 permitiendo que la industria fabril del siglo XVIII y XIX lograran relevar a la actividad agraria y pastoril, base del sustento de la población de entonces, cuando ya se presentaban las primeras crisis productivas y hambrunas de una época técnica que declinaba y que ere incapaz de mantener los niveles de población de la época. La Ciencia es la clave para proyectar una sociedad humana sostenible en su soporte físico. Su manera de acceder al conocimiento de la Realidad ofrece garantías suficientes para justificar la confianza que se ha granjeado y el ser humano posee ya un cuerpo de conocimiento que le permite enfrentarse a la incertidumbre del mañana con su positivo apoyo. La Ciencia es la clave para ello, pero no es el único recurso del Hombre para enfrentarse al reto de su supervivencia y desarrollo. Ella, conjugada con las demás disciplinas humanas actuales y las que vengan tiene que cargar con una pesada responsabilidad. La Ciencia ha permitido, por ejemplo, el desarrollo extraordinario de la Medicina y mediante ella se han desarrollado los servicios de la Seguridad Social. La Ciencia ha sido un auxiliar de inconmensurable valor en el desarrollo de la industria productiva, de los servicios de información y telecomunicaciones, de la industria del transporte, en el desarrollo de los distintos tipos de industria energética, en el desarrollo del Comercio, de las técnicas organizacionales, en la Educación, entre muchas otras. Por ella se han desarrollado la Técnica y la Ingeniería como disciplinas de primer orden de importancia en la vida humana del presente. La Ciencia ha acelerado el conocimiento del medio físico y aún el humano en que se desenvuelve la humanidad actual. Ha penetrado misterios, indescifrables de otra manera, aclarándonos con gran seguridad, aspectos de la vida de nuestros antepasados humanos, entre otras cosas, por medio de la paleontología y la antropología, dándole piso a mucha de la información tradicional y escrita existente. Ha revelando, incluso, datos importantes sobre la historia de la Vida, de nuestro mundo, del Universo, de su origen, ha ayudado a desentrañar detalles importantes del mundo natural, de su naturaleza física, de las interrelaciones que se dan entre sus 379 elementos constitutivos, que le permiten más fácilmente al hombre presupuestar su vida, y sus medios de subsistencia, que le ha arrojado nuevas luces acerca de lo que son la naturaleza de la Realidad, del mundo físico, de lo que es él mismo, incursionando así en campos que se consideraban sólo del dominio de la Filosofía y la Metafísica, aportando su metodología experimental como un camino más del Conocimiento.. Pero la Ciencia no ha logrado cambiar, aún, al Hombre y su carácter. Su reflexión ha avanzado mucho al nivel externo, pero, muy particularmente en nuestro tiempo, se ha orientado a revolucionar la implementación del Hombre, no de adecuar sus aptitudes de adaptación a un mundo humano cada vez más populoso y congestionado, a una vida civilizada cada vez más compleja, a unas fuentes de recursos vitales más variadas, más dispersas, a una sociedad aún muy difícil de articular, dada su experiencia histórica. Todo ello tiene un sentido fundamental: Ser capaz de sobrevivir y desarrollarse. No se trata aquí, de algo así, como construir hombres solitarios, capaces de vivir en sus respectivos “estuches”, de por vida, “acoplados” a sistemas automáticos e impersonales que, mediante alguna señal, les dispensan todo lo necesario para vivir con seguridad en medios absolutamente inhospitalarios. Tampoco hacer de la Sociedad una maquinaria infernal capaz de hacer arrodillar a quien no cumpla sus condiciones mediante la intimidación y el chantaje. Se trata de establecer sociedades humanas dinámicas, no necesariamente una sola, movidas por la demanda y la oferta de todas sus partes y retroalimentando el sistema con el aporte de todas ellas. Se trata de superar los efectos de la sociedad feudal, cuyos rezagos se manifiestan en las sociedades de mentalidad aristocrática rígidamente clasistas y marcadamente jerarquizadas, que si no viven de la esclavitud, de la servidumbre formales, sí lo hacen reduciendo a condiciones lamentables de vida a la base de su población productiva, cerrándole muchas de sus oportunidades vitales, como campesinos y obreros, quienes con los trabajadores independientes de bajos ingresos y los indigentes, forman una clase “inferior” de ciudadanos a quienes se les niega, de hecho, la 380 igualdad de derechos a una vida digna, a disfrutar de las oportunidades existentes, en pié de igualdad con todos, a disfrutar de una justa compensación por su trabajo. Se trata de aprovechar eficientemente el recurso humano, el más precioso de cuantos posee nuestro Mundo, la más compleja refinada y perfecta estructura física desarrollada por la Naturaleza, por Dios, si preferimos decirlo así. Se trata de cambiar radicalmente la costumbre de desaprovecharlo, de desconocerlo, de menospreciarlo, o de dominarlo, esclavizarlo, frenar su crecimiento, manipular su consciencia, mantenerlo en la condición de vida del animal del que nos originamos, de sustituirlo en su trabajo artesanal, personalizado, diversificado según su diversidad cultural, por el trabajo en serie de los robot, uniforme, justificado en las labores repetitivas, en los mercados masificados, uniformados. Se trata, no solamente de completar la “obra negra” a la que ha sido reducido, grotescamente, el ser humano, por la cultura inequitativa en que vivimos, para justificar su explotación, para aceptar, sin protestar, la satisfacción incompleta e insuficiente que permite la oferta de servicios “baratos” y despersonalizados de la producción en serie. Se trata de generar un cambio en el carácter, que haga viable la cooperación. Ello es posible solamente si logramos superar definitivamente los efectos de la Guerra y la Violencia, como fundamento de las técnicas de socialización, la huella que ha dejado en la consciencia del ser humano moderno su uso ancestral para resolver sus conflictos, para darle respuesta a la codicia, al afán de poder y dominio de los poderosos, para vengar las ofensas, para construir imperios. ¿Por qué en nuestra cultura se cuidan las mascotas -de compañía-, perros y gatos, entre ellas, con amor humano, para procurarse satisfacción emocional, por qué se protegen las vacas de alto rendimiento en producción de leche, para mantener la alta producción del entable lechero, por qué se tiene suficiente claridad para entender que es necesario alimentar cuidadosamente un lote de pollos de ceba, mantener la densidad poblacional adecuada, cuidar la temperatura ambiental del plantel avícola, su sanidad óptimas, etc. si se quiere 381 conseguir la sostenibilidad de la actividad, los resultados de productividad propuestos, y no se aplica la misma política productiva al trato del ser humano? Es evidente que, entre nosotros se respetan muy precariamente los derechos del trabajador. Pero también, los términos en que se da su lucha reivindicatoria hacen evidente, que éstos tampoco están muy dispuestos a reconocer los derechos del empresario, lo que, en el fondo, define en términos fundamentales el conflicto mayor de nuestra vida social, económica y política, como origen de las principales amenazas, no sólo de la sostenibilidad de puestos suficientes de trabajo sino de la misma Sociedad en términos civilizados. El ser humano, asumido como es reconocido en la civilización burguesa actual, como individuo, en términos absolutos, está en medio de la sociedad humana en estado de verdadera “obra negra”. La personalidad es la consecuencia del proceso espontáneo o deliberado de su elaboración, la cual se da por la acción conjugada del querer propio, del medio natural y el medio humano que, sean o no reconocidos, interactúan con el individuo. La ignorancia, la miseria, múltiples presiones humanas, ofertas y demandas de toda índole, el abuso de los dueños del Poder, no sólo de dentro sino de fuera, a nivel histórico, han generado en nuestro país, en Colombia, en diversos grados, personalidades ciudadanas “deformadas”, con rasgos de conducta claramente enmarcados en patologías identificadas por la siquiatría, desadaptadas, por completo de un devenir histórico que no pueden, en forma alguna, controlar, que a sus ojos se desarrolla en forma aleatoria, que no puede ser explicado sino en cuanto logren ser comprendidos los intereses de quienes detentan el dominio de la sociedad, o los valores que los rigen. La iniciativa humana, no obstante, ha encontrado el camino para equilibrar sus fuerzas frente a un enemigo más fuerte: El encubrimiento por medio del anonimato, la acción clandestina. Supuestamente fundadas en diversas épocas y siguen una técnica 382 tradicional que se tipifica, con claridad, en su práctica al interior de las logias de artesanos, en tiempos de los gremios medievales para fijar precios y protegerse de la competencia desleal, particularmente entre ellos los albañiles londinenses. En Europa y América, se fundan al amparo de las nuevas ideas de la Ilustración, diversas logias masónicas, en el plan de <<resguardar>>, entre otras cosas, la actividad conspiradora de sus miembros a favor de la emancipación de América, de la vista imprudente de sus enemigos, las cuales se orientaron, por otra parte, a colaborar en allanar los escollos prácticos que se interponen en la tarea de llevarla a cabo. La leyenda atribuye a Hiram arquitecto de Salomón, hijo de David y quien gobernó a Israel entre 970 y 931 a. de C. En tiempos medievales los conocimientos arquitectónicos y las artes de la construcción eran conservados por medio de la discreción y el secreto, del gremio de los constructores. A ellos se deben las magníficas obras de arte que se aprecian en las grandes catedrales europeas, aunque las autoridades de la Iglesia no lo reconozcan en sus registros. En la Logia masónica de Cádiz, en las postrimerías de 1811, se fragua el proyecto de la liberación del continente americano, cuyos miembros, se reúnen luego en la Logia Americana, en casa de Francisco de Miranda en Londres, con un nutrido grupo de patriotas argentinos, donde se dan a la tarea de preparar la campaña del cono sur de América. Las logias se prestan maravillosamente para un eficaz servicio de comunicación y enlace con las organizaciones militares operativas que la consiguen, permitiéndoles acceso a las fuentes de apoyo material y espiritual que la impulsan en el Viejo Mundo (Guillermo Ruiz Rivas, Simón Bolívar Más Allá del Mito. Ediciones Tercer Mundo. Tomo 1 pág. 367 Bogotá 1967). En esos casos se trata de estructuras humanas muy relevante en nuestro mundo occidental, y podríamos agregarle otros modernos de todas las culturas, como Al Qaeda, Hammas, las Farc, Eta, el Ejército Republicano Irlandés y miríadas de sociedades secretas, 383 partidos, movimientos, de todos los tamaños, colores, ideales, propósitos imaginables, reunidos alrededor de los más variados temas y motivos. Hay algunos aparentemente menos visibles al nivel cotidiano nuestro, pero no menos importantes en sus regiones, como las facciones islamitas chiítas y sunitas, que hay en los países árabes, la multitud de sectas religiosas, de castas, de grupos familiares –de sangre-, de clanes, de tribus, como los hay en la India, la estructura social familiar de Sicilia y el sur de Italia, las “mafias” japonesas, árabes, los gremios y las órdenes religiosas nuestros de la Edad Media, las pandillas juveniles actuales de los barrios citadinos, y multitud de otros movimientos animados por los más disímiles motivos y muy activos en todas las sociedades, que promueven ciertos códigos de honor, ciertos valores, ciertos objetivos, o intentan evitar y combaten a ciertos otros. Su actividad puede tener una cantidad interminable de explicaciones, se nutre de multitud de fuentes de financiación y formas de ella, por colaboración de sus sujetos activos, por el pago de servicios prestados, por su actitud intimidante, etc.; tienen multifacéticas maneras de ser lideradas, sus técnicas de acción son casi infinitas, sus efectos sobre los seres humanos muy variados; por ellos pueden ser estimadas, temidas odiadas, o generar multitud de otros sentimientos entre quienes están dentro la esfera de su influencia. Su existencia da testimonio que los caminos elegidos por cada una de ellas ha tenido éxito, sea cual fuere su color ideológico, la moral de su actuar, u otra característica relevante de su modo de ser, y sus promotores no cederán fácilmente en su decisiones por motivos fútiles. Pueden mirarse desde diferentes puntos de vista y valorarse de muchos modos diferentes. El hecho cierto es que de éste contexto, han surgido y han logrado florecer las estructuras sociales más relevantes, Estados e Imperios diferentes, culturas y civilizaciones, para perdurar o sucumbir y regresar al lugar de donde vinieron. Frente a este punto, cabe hacerse una pregunta: ¿Contribuyen a la exaltación del ser humano, a su promoción a su defensa en alguna 384 esfera, en alguna escala, o no se preocupan de él, lo menosprecian, lo explotan, lo perjudican? El hecho tozudo es su existencia, el testimonio de que para alguien tienen razón de ser. Aquí, sin embargo, se está formulando ya un sentido ético general. Un sentido ético que, querámoslo o no, nos muestra cómo contribuye aquella maya compleja de estructuras a la dinámica evolutiva de las sociedades humanas donde éstas se sitúan. Si miramos este fenómeno con ojos de científico, es posible comprender, cómo en la mayor parte de las sociedades tradicionales del Mundo, no sólo concurren como factores humanos y culturales, personas en diversos grados de independencia, en diversas medidas con consciencia de sí mismas, con una impresión del mundo afectada, condicionada de alguna manera, inducida por la acción de aquellas diferentes estructuras humanas de que estamos hablando, sino que concurren todas aquellas, estructuras que actúan en los diferentes escenarios de la vida humana, interactuando unas con las otras, manteniendo, alimentando o resolviendo conflictos, <<complicando>> realmente más la vida, o bien, contribuyendo a allanar los procesos de interacción de las personas. Hoy día podemos hablar del ideal de un orden social holístico, como un medio de rescatar, recoger y aprovechar los valores y el patrimonio humano forjados en centurias, milenios y aún cientos de miles de años de experiencia, de “fogueo”, de conocimiento; podemos hablar del ideal de la democracia, de construir una genuina opinión pública; podemos hablar de realidades objetivas del ahora, de las infinitas contradicciones, del desconcierto que reinan en la “Torre de Babel”, en el Caos de Mundo en que nos ha tocado vivir; pero no es posible improvisar la ejecución de un proyecto de la magnitud que tendría el desarrollo de una humanidad integral articulada socialmente. Ello implicaría la construcción de confianza suficiente, de un liderazgo suficientemente influyente, de un carisma fuerte que acredite ante los pueblos la autoridad de los líderes. Ese carisma no tiene qué ser el fusil, como fuente de Poder; tampoco la posesión de bienes 385 materiales, de capital. Puede el testimonio de la Virtud, ejercitada en bien del servicio del ser humano y practicada con rigor. ¡No hay que destruir el orden establecido tradicionalmente, las estructuras que ya funcionan, reducir al olvido, a cenizas, lo que amplios sectores de la humanidad han aprendido, nos han legado! Son los referentes históricos, que son muy valiosos, los referentes sociales actuales que ya tienen alguna dinámica evolutiva. Pero es necesario que nos demos referentes utópicos que hagan crecer a la Humanidad hacia el Cielo, como un gigantesco árbol que se yergue, apoyado en innumerables raíces que se clavan profundamente en el suelo fértil de su Historia. Quien conozca los efectos del magnetismo terrestre sobre la <<orientación>> de las partículas de magnetita en una porción del mineral, haciendo de cualquier trozo de mineral un “imán”, entiende a qué me refiero. Para que se de esa orientación, es preciso tener sobre quién actuar. Ello nos dice que el fenómeno notable de de nuestra sociedad urbana, como la individualización extrema de las personas, su aislamiento mutuo, su masificación, su manejo al nivel colectivo, el sentimiento de paranoia que se da allí, el sentimiento de soledad, en medio de las multitudes, el abandono total del desvalido, no son cosa común entre los hombres en general y tampoco puede ser, dentro de un sistema de libertades responsable, el ideal de vida humana a perpetuar. Es el caso particular, es la práctica del manejo de la Vida que se le da en Occidente a la vida humana, quizás también, puede ser uno de los efectos generados por la práctica masificadora y uniformadora del autoritario régimen “socialista” soviético, la pérdida masiva de los caracteres de la personalidad en parte considerable de la población, en los países que lo sufrieron durante setenta años semejante flagelo. Los acontecimientos que hacen noticia en la prensa occidental originados en algún acto “terrorista”, en algún enfrentamiento, en una asonada o cualquier suceso notable provocado por alguno de ellos en el Oriente, no hacen referencia sino a <<actos aislados>> de su contexto real, dando una impresión falsa de la Realidad. Con dificultad alguien puede considerar que se trata solamente de la punta de un “Iceberg” de todo lo que se mueve a un nivel social más profundo, más 386 privado, más particular, más íntimo, más discreto, no sólo en Oriente sino en las sociedades occidentales. En, verdad no necesariamente hay un caos en las sociedades tradicionales, hay un germen de orden que empieza, que ya se eleva sobre el caos original, al menos, a un nivel estructural superior. Esa realidad hace que, desde la perspectiva de nuestra civilización burguesa occidental, esa realidad desborde toda nuestra capacidad de conversión, porque nuestros criterios están establecidos sobre la base únicamente de valores económicos, donde se les da valor solamente a las estructuras que tienen significación económica, todavía más, cuando a esa significación se les atribuye únicamente en función del negocio: ¿Son o no son rentables? ¿El esfuerzo invertido representa o no un valor de capital dado? Porque nuestra civilización, entre otras cosas, es materialista, y no valora nuestra dimensión espiritual, que no es comprensible desde ese punto de vista, y sólo en la medida en que sea comprendida en términos económicos. Hay virtudes humanas que pueden referirse a esos términos, como la laboriosidad, la austeridad, la constancia, la honestidad, etc. En nuestros fundamentos filosóficos, el “Laizes Faire” (dejar hacer), en que se basa nuestro orden legal, urbano por antonomasia, y cuando se habla del Ciudadano, entendemos personas independientes, individualizadas, aisladas, pero en el extremo, <<abandonadas a su suerte>>, en un medio anárquico, sin forma, sin estructura. De la misma manera que nuestra consciencia, que nuestra experiencia, que nuestros juicios, son pobres nuestras relaciones con las otras naciones, nuestra diplomacia, nuestras relaciones culturales, nuestra visión técnica, nuestra visión social, y, en general nuestra visión política, porque están profundamente afectadas por nuestra visión unidimensional del Mundo. Ello nos permite explicarnos la torpeza de la desconcertada intervención de las naciones notables de Occidente en Afganistán y en Irak, como un acto desmañado de venganza, absolutamente salido de cualquier razonable criterio estratégico global. De una 387 globalidad que se queda evidentemente corta para sus presupuestos. De la misma manera ocurre con las doctrinas sobre cuya base se ha elaborado el concepto de “Terrorismo”, que se ha puesto en práctica en las relaciones internacionales por nuestras grandes potencias; un concepto poco propicio para establecer una respuesta útil, después de una acción de “guerra irregular”, un verdadero “guante”, destinado a <<retar al duelo>>, reto ciertamente irresponsable, al “duelo”, para hacer estallar una guerra de grandes proporciones, en un mundo lleno de armas atómicas, para provocar un conflicto de largo alcance de consecuencias imprevisibles y lograr el desgaste de aquellas grandes potencias incautas que caigan en la trampa, el envilecimiento de una gestión de liderazgo que ha dejado de lado los valores más profundos del alma humana universal, -quemar su crédito-, y mantener las divisiones en Occidente, sus discordias, ahondarlas, agudizarlas, con el fin de facilitar alianzas militares, el arma tradicional para agredir a las naciones indefensas, más débiles. ¿De qué sirve entonces el trabajo que hemos invertido en la gran idea de la Organización de las Naciones Unidas, de la Corte Internacional de Justicia, elementos importantes en el establecimiento de un orden institucional internacional? ¿Cómo pueden valorarse semejantes instituciones, si carecemos de los valores, o no aplicamos los criterios adecuados para darles el valor que merecen? ¿De qué sirvieron el “mea culpa” aliado, el juicio de Nuremberg contra el vencido, frente a los efectos espantosos de una terrible conflagración como fue la Segunda Guerra Mundial, entre cuyos rescoldos se cocinó la Institución? Podemos estar seguros que, los procesos sociales y políticos que Occidente está provocado en Asia con sus invasiones militares, en el fondo tontas y sin sentido, el avance en los niveles de confrontación con instituciones sociales que no comprendemos, nos están llevando poco a poco a revivir los patrones de relación política que regularon las relaciones políticas entre El Mundo Occidente el Mundo Oriental en los tiempos de las cruzadas. Esas provocaciones van a hacer que, quizás, nuestros hijos y nietos 388 tengan que vivir en un mundo amenazado por la Guerra, de una guerra que nada bueno tiene para ofrecerle al Hombre, esté éste situado en el bando que sea. El problema es que los tentáculos del Crimen organizado están penetrando nuestro mundo dividido, está destruyendo nuestro principal tesoro, nuestros muchachos, destruyendo lo que queda de nuestra cultura, aprovechándose de la pobreza de nuestro juicio, que nos hace incapaces de entender su responsabilidad, de adoptar e implementar políticas eficaces de defensa, y evitar que lleguemos a un estado más deplorable todavía de debilidad. El Crimen hecha mano de la misma estrategia que usan los impulsadores de la globalización económica para evitar la certera acción de la Justicia y para hacer que prevalezcan sus designios. En las sociedades abiertas, como nuestra sociedad nacional, es posible percibir las grandes manipulaciones que se ponen en práctica para tergiversar la acción de las autoridades públicas, cómo desde el reino de la oscuridad se articulan y orquestan acciones de sabotaje contra las acciones del Estado que no le interesan a sus promotores, así sean de absoluta necesidad pública. El comercio de estupefacientes, el de sexo, la trata de “blancas” el juego ilegal, el robo y comercio de combustibles y muchas otras actividades son encubiertas así por sus organizaciones para evitar, entre otras, las acciones gubernamentales. El encubrimiento en mimetismo y la acción clandestina, cuando no la intimidación destapada, han llegado a ser técnicas usadas ya, en medio de nosotros, contra nosotros, pues, no solamente en bien de supuestas causas justas, sino en la manipulación para llegar al control de muchas inermes e indefensas sociedades humanas abiertas, como está ocurriendo en los pueblos y ciudades con las pirámides financieras, con el condicionamiento electoral de los candidatos políticos, en el manejo y filtrado de la información con su efecto en la consciencia de las personas, prácticas con las cuales se proyectan imágenes falsas o tergiversadas de la Realidad. El mal ha penetrado profundamente 389 en el seno de las sociedades occidentales especialmente. Haciendo más difícil su situación y haciendo más difícil, cada vez, mantener niveles aceptables de seguridad, para que las actividades de trabajo se mantengan a niveles adecuados. La nación colombiana es apenas uno de los escenarios humanos afectados. Es una víctima propiciatoria sometida al escarnio público universal. ¿Significa esto que nosotros, sus ciudadanos, somos indignos de confianza y que nuestra presencia es indeseable y llena de oprobios a la sociedad que nos acoja? Sin embargo, nosotros no somos más que el producto de una situación histórica de la cual nadie puede considerarse ajeno o marginado en este planeta. El caso colombiano nos interesa porque lo conocemos mejor, desde dentro; de ninguna manera en su totalidad. Este caso tal vez sea una consecuencia fortuita, secundaria, de una empresa criminal inconsistente, puesta en práctica con el sólo propósito de enriquecerse. ¡Pero las redes internacionales por donde circula el tráfico de estupefacientes parece decirnos otra cosa! Las facilidades con las que los criminales se mueven internacionalmente, la manera como pueden hacerse a documentos de identificación, como encuentran apoyo, como los funcionarios públicos se hacen los de la vista gorda, como se mueve el contrabando, el lavado de activos, el comercio de insumos químicos, como se sobornan y se comprometen altos funcionarios públicos, los fondos inmensos que se manejan, más bien nos están anunciando que se trata de una gigantesca conspiración mundial que tiene otras miras que el sólo enriquecimiento de los criminales. ¿Apunta, acaso, al control final de la Sociedad, a la paralización, a la ruina de una civilización impreparada para defenderse, y que está a años luz de la consciencia necesaria para entender dónde están los verdaderos retos de su supervivencia? Tampoco es un caso único ni singular. Valdría la pena que, con el interés de conocer la situación real de otras sociedades humanas del Mundo, muy particularmente en las naciones desarrolladas que se han constituido en mercado obligado de los negocios del Crimen, la gente pudiera penetrar a la intimidad de muchos ambientes sórdidos, sólo para enterarse de lo que allí ocurre. El 390 Cine resuelve tal problema. Trae constantemente a las pantallas chica y grande temas que tienen que ver con esa realidad. ¿Qué pasa en la intimidad de los barrios deprimidos de las grandes ciudades de Norteamérica, que constituyen uno de los dos ejes de la demanda mundial de droga y vicio de las redes mundiales de productores y distribuidores? ¿Qué hay tras las vitrinas que ofrecen públicamente en la ciudad de Amsterdam el servicio sexual de prostitutas? ¿Qué hay detrás de los grandes negocios de la pornografía que saturan a Internet y llenan al mundo entero de publicaciones y películas que exhiben las peores aberraciones sexuales y de todo orden que pueda concebir la mente humana para “solaz” de su clientela? ¿Cómo ha llegado la gran población asiática, de Afganistán, Paquistán, Birmania y gran parte del Asia Sudoriental a depender, en la forma como lo hacen, del cultivo de la amapola, del comercio del opio y otros estupefacientes? Parece como si la situación se les hubiera salido de las manos a las autoridades en el mundo entero. A pesar de que muchas “vacas sagradas” puedan salir salpicadas, tal vez aquello merezca la más profunda de las investigaciones, incluso al nivel histórico. Solamente, por ahora, queda algo suficientemente claro: A menudo, en un medio de la mayor miseria humana que pueda imaginarse uno, las gentes se mueven como bestias humanas, para sacarle un magro sustento, con gran desmedro, a veces mayúsculo, de su nivel de vida, a industrias infames manejadas, por lo alto, con grandes ganancias para sus empresarios. Y esos negocios ganan terreno y generan, apoyadas en la corrupción de la juventud, una nueva y despiadada tiranía, una nueva sociedad clandestina afincada en la más cruel de las explotaciones humanas, cuya miseria anida no sólo en las estériles dunas del desierto, sino entre las ruinas urbanas, muchas veces, con la complacencia de autoridades venales, que tienen un valor clave tanto en la consecución de nuevas y enormes fortunas, como en el desvío de la atención de la Ley, para que no sean descubiertas jamás. ¿Puede seguir dándose la humanidad tal “lujo” de desperdicio humano, de oportunidades de vida? 391 Sin Estados fuertes, sin sociedades despiertas, decididas, con ojos y oídos abiertos, y poblaciones avisadas y comprometidas con su futuro, es difícil la lucha contra aquellos flagelos, contra la terrible opción de ser atacados, invadidos o dominados dentro de un conflicto universal que nuestras autoridades han sido incapaces de visualizar en su justa dimensión. Más aún, aquello no es suficiente. De allí la urgencia de generar la convicción de que el costo de aquel proceso corruptor será pagado a un alto precio por la humanidad entera; de que tenemos qué revisar los valores éticos que le han dado origen y comprometernos, cuanto antes, a abordar y buscarle solución a este problema y a la pobreza cultural de nuestra visión política y cultural. Consideramos que es preciso un debate abierto, amplio, respetuoso, honesto, sin mentiras, que nos permita llegar a conclusiones más objetivas acerca de la Realidad, y cuyos frutos puedan trascender al dominio público en general. Creemos que esa convicción, si se sustenta correctamente, está en capacidad de penetrar todas las fronteras humanas, de superar todos los escollos que se interpongan para llegar a su destino, de ser aceptada, de transformar desde dentro, sin imposiciones, el carácter de los hombres y su conducta; de superar la desconfianza que nos ha conducido a resolver nuestros conflictos solamente con el uso de medios de fuerza. Es preciso acudir entonces a un esfuerzo pedagógico ambicioso, a la ayuda de todas las disciplinas humanas para conseguirlo. Y, dentro de ellas, muy especialmente, preocuparnos por la adopción de muchos de los modelos de investigación de las ciencias experimentales, cuyo éxito en las mejoras del conocimiento humano de la Realidad ha sido plenamente comprobado, adaptándolos, si es preciso, a la mentalidad de la gente sencilla para su uso cotidiano. Permitiría ello dotar a los seres humanos de medios más idóneos para mejorar su consciencia de la Realidad por sus propios medios. No nos hemos contentado para la realización de este trabajo con la visión histórica de unos cuantas decenas de años o de algunos 392 cientos de ellos. Una visión amplia de la historia nos obliga a ser mucho más ambiciosos en la perspectiva histórica a elegir si queremos entender mejor el mundo de hoy. Aunque sería casi imposible realizar una síntesis de los factores históricos más relevantes que han influido sobre nosotros y encontrar la explicación de todo cuanto acontece en el mundo de hoy, sí se puede hacerse referencia a muchos sucesos puntuales que han influido en la realidad humana de hoy. Después de leer el tema pueden quedar muchas lagunas e hilos por hilvanar. Esto es más que natural. Solamente se trata del trabajo de un hombre, en la medida en que ha logrado recopilar datos y testimonios para sustentar su opinión. Pero tal no es sino el principio. El debate apenas empieza y apenas….”es tiempo para el hombre”. Sí. Es tiempo para el Hombre. No solamente para aquellos nacidos en las etnias que se desarrollaron en la zona templada de la Tierra, bajo el influjo de una naturaleza con estaciones, que le depara opciones de vida a un menor caudal de especies vegetales y animales y a una especie humana que tuvo qué ingeniarse la forma de adaptarse y superar los fríos del invierno. No solamente para los nacidos en el seno de culturas que cifran su supervivencia en su capacidad de competencia solamente con otros humanos, que han depurado sus tipos humanos deseables según los parámetros de la Guerra, de la competencia económica, del lucro. Sin embargo, no tienen qué enfrentarse con el rigor de las constantes y sofocantes temperaturas y humedades, con los climas malsanos, con la tremenda competencia con otras especies que se da en un medio difícil como el medio tropical. No tienen qué enfrentar a enemigos poderosos y multifacéticos como, por ejemplo, la malaria, la fiebre amarilla, la lesmoniasis, la salmonella, los parásitos intestinales de todo tipo. Contra todos los presupuestos de la política tradicional, sin embargo, es tiempo para el Hombre Universal, encarnado en todas las razas, de todas las latitudes y longitudes de la Tierra, de todas las culturas. Es tiempo de una humanidad con adaptaciones múltiples, con un contacto inmediato y complejo con la Naturaleza y una dotación genética adecuados para responder a 393 los más variados, y quizás inusitados desafíos del medio natural y a sus condiciones para el aprovechamiento de los recursos vitales que en todos sus hábitats ofrece. Ya ha sido el tiempo del anglosajón, que sacó de la hambruna a la humanidad entera con su Revolución Industrial. Con ella cambió la cara de Europa y, poco a poco cambia la del mundo entero. El creó, esencialmente, el mundo actual. Sin embargo sus propuestas de vida se quedan cortas para la complejidad de la vida humana alrededor de todo el Planeta. Avanza en la tarea de explorar el universo cercano y proyecta la colonización en los cuerpos celestes inmediatos, como la Luna y Marte, pero no domina ni está genéticamente dotado para medrar, por su cuenta, por ejemplo, en el trópico, como lo han hecho los africanos e indígenas americanos. El imperio en el Planeta de su manera típica de ver la Realidad ha sido benéfico pero ha causado también mucho mal. Es cierto que demostró, en la práctica, que es posible en el Mundo superpoblado de hoy generar recursos en gran volumen para alcanzar niveles de vida nunca experimentados antes. No obstante, ha generado, por doquier también la pobreza y la miseria. Ha usado su poder económico, como lo han usado muchos pequeños y grandes poderes locales para establecer injustos términos de intercambio, que le favorecen. Su dominio económico conjugado les ha permitido imponer condiciones ruinosas a pueblos, cuya economía se vuelve insostenible. Su cultura ha introducido entre nosotros sus métodos, muy singulares, para interpretar el éxito o fracaso de nuestra gestión social económica o política y nuestros dirigentes los utilizan para evaluar el desempeño de su gestión. Por ello no logran percibir cuán necesario es ampliar la visión del panorama que muestra la aparente inferioridad en el desempeño productivo de nuestras gentes de color. La Ciencia, particularmente en una de sus ramas, la antropología, nos descubre algunas sorpresas que riñen con las expectativas de muchos de nuestros políticos tradicionales. No es de extrañar, por ejemplo, la forma como el trabajo de Gilberto 394 Freyre (1900-1987) sociólogo y científico brasileño, uno de los más importantes escritores y científicos de Latinoamérica del siglo XX, promueve con sus conclusiones tremendo alboroto en el mundo ilustrado de su tiempo. “Casa grande y senzala”, aparecida en 1930 y traducida al español por Benjamín de Garay, “Nordeste” y “Sobrados y Mucambos”, son tres obras en que Freyre estudia la formación social del pueblo brasileño. “Cuando Freyre comenzó a elaborar su obra de historiador y sociólogo predominaban en Brasil y en América Latina las doctrinas positivistas que trataban de explicar los hechos históricos y sociales en términos de factores naturales como la raza o el medio geográfico. Las ideas del conde de Gobineau sobre la mezcla de razas como factor depresor de las culturas tuvieron entonces gran predicamento. Esa era la posición que representaron en el Brasil el médico y antropólogo Nina Rodríguez; en Argentina Sarmiento y en términos más asordinados y barrocos, entre nosotros Luis López de Mesa. Contra estos criterios Freyre se presenta como el reivindicador de la mezcla de razas, de mestizos y mulatos, de la herencia amerindia, y africana en la formación de la cultura brasileña y en general de la historia social de Latinoamérica”…... “Basándose en un profundo conocimiento de las culturas africanas y americanas, en sus amplísimos conocimientos de la nueva ecología social, ciencia que él contribuyó a enriquecer y formar, y con múltiples evidencias científicas, Freyre sostuvo que sin la contribución negra e india, sin sus culturas adaptadas a través de un proceso secular a la naturaleza tropical, Latinoamérica hubiera sido un imposible histórico”…(Jaime Jaramillo Uribe, Travesías por la historia. P 412. Biblioteca Familiar. Presidencia de la República Bogotá. 1997). Esas y muchas razones que han expuesto en sus obras múltiples autores nuestros, extraordinarias experiencias de desarrollo social y económico en el territorio de la antigua América Española, como las que nos procuró la Compañía de Jesús en época de la Colonia, nos dicen que nuestras naciones mestizas y de color 395 tienen otras perspectivas de cultura, civilización y esplendor diferentes a las pesimistas que nos muestran un desempeño firmemente ajustado a los presupuestos y objetivos del modelo anglosajón, que nos hacen desistir de la lucha por una vida mejor. Son una luz al extremo del túnel que representa la esperanza en medio de la época aciaga que nos ha tocado vivir. Y será a una nueva clase de ingenieros, de empresarios, de estadistas, a quienes les tocará emprender la grandiosa tarea de redimir nuestros pueblos, de liberarlos definitivamente de la dependencia extranjera, de asumir directamente el protagonismo de su propia historia. La historia de nuestra violencia, de nuestra corrupción, de nuestra entrega a industrias infames como la famosa de nuestro tráfico de estupefacientes, no es tanto la rebelión, o el forcejeo de ánimos codiciosos en búsqueda de un futuro más promisorio para sus empresarios al precio de la ruina moral y física del resto de los humanos. Debe enmarcarse en una lucha global por sacudir el yugo de poderes seculares que les hacen sentir sumidos, a la fuerza, en un mundo falaz y fracasado. Ello es posible, como actitud, frente a una dirigencia incapaz, que ha defraudado la fe ciudadana, frente a una sociedad afincada en la mentira, en la imagen, en el qué dirán, cuyo devenir se da en un medio humano sin expresos compromisos éticos de unos con otros, o que vive dentro de un marco ético pobrísimo, como se va imponiendo entre nosotros sobre las bases éticas de la sociedad burguesa. No pocas veces la personalidad, forma de ser del hombre, de su carácter, es la expresión, de malformaciones generadas en condiciones de dependencia que le han “adaptado” a un mundo que le niega, que le impone, sin razón aparente, la servidumbre a favor de otros, o que lo enferma, al tenerlo que hacer contra su propio querer. No, como debería de ser, la expresión de respuestas eficaces frente a un medio natural y humano objetivos, que le plantean problemas reales para resolver. Esta situación es intuida por muchos movimientos anarquistas de todo el mundo, cuya ideología le da dinamismo, entre muchos 396 otros, al proyecto político socialista marxista, que animó, al menos en un momento dado, su lucha política en nuestro país. En términos generales los anarquistas asumen su doctrina como algo utópico. Sitúan su realización como algo que se ha de dar algún día o que ocurrió en el pasado, quizás, a principios de la humanidad. El desarrollo de la persona humana, en la posesión plena de su perfección, debe conducirla a asumir, con plena responsabilidad todas sus actitudes, de suerte que sean precisamente las que le corresponde asumir para vivir en armonía con la sociedad (Mijail Bakunin. Escritos de Filosofía Política. Compilación de G: P: Maximoff. Alianza Editorial S.A. Madrid 1978). Saliéndonos del ideal y llegando al mundo concreto real, puede verse, por ejemplo, cómo aún en la Gran Bretaña de hoy, no hay constitución escrita. Su orden se rige por la Costumbre. Ello contrasta con el uso legal de los países latinos que se rigen por códigos jurídicos, basados generalmente en las definiciones y disposiciones de los códigos romanos. La conducta humana referida al conjunto de la Sociedad, se da, en la práctica, en el seno de la Comunidad, como institución social espontánea. En su seno se genera, además, el orden interno u orden ético (de la palabra griega éthos, familia). Además, hay algunas categorías sociológicas que cumplen ese ideal y se dan en la comunidad: La <<autoridad>>, que la gobierna es el producto de la existencia del <<carisma>> que le merece a quien la tiene, una confianza muy especial de los miembros de esa comunidad. La <<disciplina>> y la <<lealtad>> que esos miembros asumen, es una actitud libre. Hay una diferencia radical, de fondo, entre la forma de gobierno que allí se da, el auténtico liderazgo, y el gobierno impuesto, aún el de las mayorías, que se da en nuestras democracias formales. Reconociendo que, aunque no se dan de manera perfecta, la experiencia humana occidental, igual que la de las demás culturas, han experimentado formas de organización comunitarias diversas. 397 Probablemente, por razones históricas, la población de la parte oriental de Europa es más afín a las formas de consciencia comunitaria, colectiva, que la de la parte occidental, más atomista e individualista. No es difícil pensar que, por aquella razón, fue allí donde logró establecerse, por más de setenta años, el régimen furibundamente colectivista de la URSS. Entre nosotros, particularmente entre el campesinado, se han dado comunidades muy bien estructuradas, caracterizadas, muchas veces, por la naturaleza de su constitución étnica, dentro de las cuales se ha formado claramente el carácter de nuestra población regional, su folklore y sus costumbres cotidianas, su alimentación, etc., estructura que ha sido destruida, en gran parte por la Violencia. Este tipo de instituciones, igual que la consciencia individual, es auténtico patrimonio de la humanidad que es preciso recuperar, reconstruir para legar a nuestra posteridad. Ello representa una de las soluciones de fondo a adoptar por nuestro proyecto político en la búsqueda de un mundo mejor. Adelante nos ocuparemos en más detalle del tema, que tiene una prioridad de primer orden en este trabajo. 5.17.0 LA NOCIÓN DE ECOLOGÍA HUMANA. CONSECUENCIAS DE SU APLICACIÓN A LA VIDA HUMANA. La Ecología es una disciplina específica de la Biología que explica las relaciones de los seres vivos con la Naturaleza. Podríamos afirmar, entonces, que la Ecología Humana explica la relación de la especie humana con la Naturaleza. Podría ser, esta disciplina, un punto de vínculo entre las ciencias humanas y las ciencias naturales. Además, desde su punto de vista puede verse algo que parece un determinante fundamental de la Naturaleza para nuestra vida y que no es inmediatamente perceptible desde otras disciplinas, asumidas como lugares de observación. La especie humana ha cobrado bastante espacio en su capacidad de ejercer, para su beneficio, su libre albedrío. Ello se debe, en gran parte, a los logros científicos en el conocimiento del Mundo, 398 de la Realidad. Por ese camino, siguiendo el impulso de la ambición, de la codicia, de la soberbia, quienes controlan el Poder en los distintos medios humanos occidentales, asumen no pocas veces con bastante arrogancia, que el Hombre ha conquistado a la Naturaleza, cuando en realidad, apenas ha logrado establecer su autonomía en un espacio modesto del Planeta, en medio de una consciencia fragmentaria de su entorno. En esa medida ha logrado ganar terreno en términos de su capacidad de sobrevivir con los recursos que le ofrece el Medio y que él está en capacidad de usar. Casi cada comunidad campesina, particularmente cuando ésta proviene de culturas que llevan establecidas mucho tiempo en un determinado ecosistema, posee metodologías tradicionales, desarrolladas a lo largo de muchas experiencias, por ejemplo, para aprovechar el suelo, el clima, y las especies locales para hacer sus cosechas, para elaborar sus productos, conservarlos y consumirlos. Son notorias las condiciones difíciles de las montañas de los Andes, donde en alturas que llegan a los 4.500 mts., medran perfectamente, aunque pobremente, muchas poblaciones de origen quechua y aimará. Lo propio sucede con muchos pueblos, todavía bastante aislados que viven en África y en la región polar del Norte. Las formas de asociación para trabajar, para convivir, para procrear, las formas de autoridad, y las instituciones sociales están íntimamente relacionadas con las condiciones de vida posibles en esos medios, ha veces inhóspitos. Más bien la sociedad moderna, con su actitud despótica, desconoce esos logros y trata de imponer en todas partes sus formas de producción masiva y comercial, con la búsqueda de una competitividad que, mirada globalmente no es tan ventajosa como parece para toda la Especie en su conjunto. Podría decirse que nuestro hogar planetario forma, en su relación con nuestro Astro Rey, un colosal sistema termodinámico, cuyas condiciones se expresan a través de los diferentes ecosistemas secundarios de todo el planeta. El hombre moderno, creyéndose completamente libre y autosuficiente, se comporta como si la Naturaleza se estuviera doblegando a sus pies. Sin saberlo, 399 modifica algunas condiciones ambientales, sin tener en cuenta la consecuencia que, con el tiempo, ya en nuestro tiempo, encierra un dramatismo, una contundencia, una fuerza que nunca hubiéramos podido imaginar siquiera. Cuando de esta actitud se trata, puede hablarse de la generalidad cotidiana del hombre moderno No de la totalidad. Los medios científicos y quienes viven en contacto con el desarrollo del conocimiento científico son conscientes de que es preciso cambiar tal actitud. Desde hace unos veinte años o menos, el estudio de temas como la teoría del Caos ha permitido avanzar en un nuevo horizonte científico: Uno de ellos, la teoría de los sistemas dinámicos. No solamente se han descubierto nuevas formas de interpretar a la Naturaleza, muchos fenómenos físicos desconocidos, como el movimiento turbulento de los fluidos, la intimidad de ciertas reacciones químicas antes de llegar a su punto de equilibrio, sino muchos fenómenos de tipo social. La actitud que prima en la cotidianidad del mundo moderno actual, es hija, muy probablemente, del entusiasmo y del optimismo que despertaron inicialmente los descubrimientos científicos, y el cómo éstos le permitieron a la especie humana a finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, con el desarrollo de la primera generación de la Industria, en la famosa Revolución Industrial, el cruce del umbral de la miseria y del hambre, entre la sociedad agraria europea incapaz de mantener la población, y una sociedad industrial capaz, incluso, de generar capital. Sin embargo el pensamiento científico supera constantemente sus propios paradigmas, sus propias posiciones y hoy su manera de ver la Realidad dista años luz de la práctica actual en disciplinas como la Economía, la Sociología, y muchas otras. El funcionamiento detallado de aquel colosal sistema termodinámico todavía no se conoce en su plenitud. Sin embargo, entre muchas otras cosas se sabe que cada especie de planta, cada animal, cada ser unicelular, cada molécula, cada cristal, cada átomo, para estar, con los niveles de estabilidad que conocemos, necesita de la existencia de los más elementales entre los estadios de organización. El “edificio”, la infraestructura de este módulo planetario ha sido “construido” pacientemente durante miles de millones de años, partiendo de sus “ladrillos” originales, de su 400 “argamasa” original, para llegar poco a poco a sus partes más complejas, cuyo mayor logro conocido es el mismo Hombre, ni siquiera visto como estamos acostumbrados a verlo en su realidad física: Una débil y explotable forma de expresión animal de vida. No, sino como un extraordinariamente complejo sistema nervioso, unido a su cerebro central, rodeado de órganos, apéndices, huesos de soporte y músculos. Un “complejísimo sistema nervioso”, que sirve como asiento a la consciencia que la Naturaleza posee de sí misma, que le permitirá, en forma creciente, su autogestión. Toda posibilidad de cada lugar en todo hábitat tiene “clientes” para aprovechar la riqueza que allí llega. En el bosque tropical húmedo las copas de los grandes árboles de 70 y de 80 metros de altura, forman un hábitat específico que recibe directamente grandes cantidades de radiación solar en forma de calor y de luz. Bajo su cubierta una inmensa variedad de plantas está adaptada a las tasas de luz que allí llegan y puede decirse que cada frecuencia, del haz de radiación tiene su aplicación específica. Las letales radiaciones de energía ultravioleta más difíciles de aprovechar, son frenadas en la alta capa de la atmósfera haciendo que el oxígeno absorba esa energía con formación de ozono y abriendo un espacio libre de riesgos a innumerables especies, que, de otra manera, no lograrían sobrevivir. El lugar de la atmósfera terrestre donde se da esa reacción se llama comúnmente la “capa de ozono” o tropopausa, u ozonosfera, situada a entre los 12.000 y 18.000 mts. de altura aproximadamente. Las distintas especies tienen un “trabajo” especializado: Aunque la vida, en su origen, se dio en el agua de los pantanos, en los océanos inicialmente, poco a poco colonizó la tierra seca. Hoy ocupa prácticamente el planeta entero. En las regiones más frías y más altas hay menos especies adaptadas. En las más cálidas, como la zona tropical, la vida pulula apretadamente. En los desiertos hay menos vida, pero, desde luego la hay. Todo el proceso se da en medio de un fenómeno de intercambio de energía, por medio del cual, las especies que no están dotadas 401 de medios para aprovechar la energía solar directamente pueden tener acceso a ella para desarrollar sus procesos metabólicos. En términos globales la energía que fluye hacia el Reino Animal, precisamente aquel conjunto de seres que no poseen los medios a que aludíamos es intermediada por el Reino Vegetal. Mediante un proceso casi mágico, las plantas pueden aprovechar en el tejido de sus hojas la energía radiada del sol, en su forma luminosa, para romper, por ejemplo, las moléculas de agua de sus tejidos, soltar el oxígeno al aire y sintetizar, el hidrógeno que queda con las moléculas de gas carbónico del aire para formar moléculas de glucosa o sacarosa, entre otras casas. El agua, pues, y el gas carbónico del aire son las materias primas básicas de la biomasa vegetal del Planeta. Ese intercambio energético se realiza a través de lo que los biólogos llaman la “cadena alimentaria” que se concreta por medio de la actividad depredadora, en que entran en juego todas las habilidades de las diferentes especies, en plan de protegerse y en plan de atacar y alimentarse de otras. La pérdida de grandes espacios vegetales de las tierras firmes continentales, su conversión en desiertos y los cambios climáticos que conducen a la extinción de la vida del microplancton vegetal de los océanos, son una gran amenaza, hoy, que se cierne sobre la Vida, en su conjunto. Esa situación es más cruel, si nos damos cuenta que se da en el Mundo como efecto, en gran medida, de la acción de hombres inteligentes. De los 1.280.000.000 de kilómetros cúbicos de agua uno de los más importantes recursos naturales que tiene el Planeta, solamente unos 645.000 kilómetros cúbicos, 1/20 del total, es agua potable. Gran parte de ella es lanzada cada año al mar por los ríos. El río Amazonas, el más grande del Mundo, lanza al mar el agua suficiente para abastecer a cada habitante humano del Planeta con 1.800 metros cúbicos de agua, bastante más que los requerimientos medios por habitante por año para la totalidad de su población, calculados en 1.500 metros cúbicos por año. Por ello, con el desperdicio y la contaminación de importantes fuentes de agua regionales, aún en países ricos en 402 agua estamos llegando al límite de la disponibilidad de agua potable, generándose gran escasez de ella en muchos lugares. Las lluvias son muy desiguales en su repartición en los continentes. En nuestro tiempo, el agua potable es ya un limitante muy serio para la extensión de la vida humana. La demanda de agua y de estructuras complejas vivas, por parte del ser humano, como hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, biomasa vegetal comestible, carne, huevos y leche, entre muchas otras, las que procura obtener de alguna manera, particularmente, como alimento, en forma análoga a como lo hacen otras especies, nos está expresando, lo que los biólogos ya conocen y que mencionábamos atrás: Que la existencia de las estructuras más simples es el soporte necesario para la existencia de las más complejas. El hambre y la sed, crónicas pues, van a determinar entonces disfunciones serias en el comportamiento del ser humano igual que en los animales. Los que explotan empresas avícolas, cerdos, ganaderías de leche, plantaciones de maíz, de café de frutales, de caña de azúcar, entre muchísimas otras, conocen las radicales mermas de los rendimientos, con el insuficiente abastecimiento de recursos naturales básicos para sus planteles productivos vegetales o animales. En ese gran sistema termodinámico del que formamos parte, se dan fenómenos que, mientras no se tenga una clara percepción global de él, no podemos comprender verdaderamente. En la actualidad se hacen ya conexiones, increíbles antes, entre brotes de virus infecciosos hemorrágicos graves que se dan en Asia, en África y en América, con gran cantidad de defunciones y los leves cambios de temperatura que se dan en aguas del Océano Pacífico y el Indico, que provocan fenómenos como “el Niño o la Niña. Resulta que con la Niña se producen lluvias más abundantes de lo normal, produciendo un incremento inusual de alimentos para la fauna y haciendo que proliferen más de lo normal ciertas poblaciones de roedores que son portadoras resistentes de virus como el del Ébola y el del Hantal, y cuyos organismos han evolucionado durante cientos de miles de años en los organismos de los roedores, siendo liberados en las heces de los mismos. Se 403 cree que el virus de esas infecciones mortales pasaron a América de Mongolia donde los brotes son más antiguos, aunque en las tradiciones indígenas de Norteamérica se hacen alusiones muy concretas a esas enfermedades. Se piensa que esa migración se dio desde épocas en que ambos continentes estaban unidos por el estrecho de Bering, cuando los roedores se expandieron, a su vez, hacia territorio americano. Hasta hace muy poco se daban los brotes, se identificaba el virus, pero se ignoraba la fuente de contagio. Pero los grandes enemigos de la humanidad siguen entre nosotros, sin que les merezca una atención especial a las autoridades del mundo entero, ocupadas en menesteres menos prosaicos y más ostentosos, como los asuntos de la Política, la Economía, la Guerra, que es “la política por otros medios”. El bacilo de koch, que produce la tuberculosis y que llevó a la muerte a muchos trabajadores que vivían hacinados en sus covachas de los barrios urbanos de la Revolución Industrial, fue combatido con eficacia a partir del descubrimiento de la penicilina en 1928, por Alexander Fleming (1881-|955) médico inglés ganador del premio Nóbel en 1945, con Chan y Florey y combatido también con otros magníficos antibióticos, como la estreptomicina. Hoy uno de cada tres humanos lo porta sin que sea detectado, para salir a la luz del día cuando aparecen síntomas de desnutrición y otros motivos que debilitan el organismo humano o lo vuelven indefenso contra el ataque de toda clase de enemigos, como es el síndrome de inmunodeficiencia adquirido, SIDA. Casi todos los enfermos de SIDA terminan su vida víctimas de la tuberculosis. Ahora, en una ofensiva general que podría ser sustentada con una inversión adecuada de esfuerzos y dinero, el bacilo de Koch irrumpe de nuevo modificado y reforzado con la práctica de tratamientos incompletos, cuidados deficientes a los enfermos, etc., partiendo del sistema carcelario soviético, donde la congestión de enfermos y gente sana ha generado un foco de contaminación inmenso y formidable, cuyo efecto ha desbordado, por completo, las fronteras de dicho sistema carcelario, y de las naciones de la antigua Unión Soviética. Esa forma de tuberculosis 404 se extiende ahora por el mundo entero y se le da el nombre de Tuberculosis Resistente a Todos los Medicamentos. El combate eficaz de todos aquellos males se sale, por completo, de toda posibilidad individual. Tiene que ser enfrentado en común por la sociedad humana. En una sociedad humana, en una economía movida por individuos cuya consciencia ignora seriamente todo aquello que se salga de cualquier perspectiva individualista, la mayoría de la gente ignora que el hambre y la miseria no sólo se dan por eventos locales de diverso orden, sino que pueden ser inducidas desde sectores muy lejanos, quizás, situados en el otro lado del Orbe, a miles de kilómetros de distancia, a través de problemas que se transmiten a través de las relaciones económicas de intercambio. Curiosamente, por ejemplo, los seres humanos somos poco sensibles al hecho de que, la acumulación de riqueza en sociedades cuya sostenibilidad ha sido soportada sobre las espaldas de los esclavos, de los siervos, o de un campesinado o un proletariado empobrecido, hambriento, sediento y sin esperanzas, se sigue dando en nuestro tiempo, en nuestras sociedades “democráticas” apoyada en el trabajo injustamente remunerado, que se retroalimenta con la merma en las capacidades productivas de quienes están ubicados en la base de la sociedad. Es el círculo vicioso de la miseria. Pero no solo eso: También ello socava las mismas bases de sustentación de las estructuras sociales humanas. Una de las consecuencias de la llegada del europeo a América fue la despoblación rápida del continente americano por causa de la viruela, frente a la cual la población aborigen carecía de defensas. La importación de grandes masas de esclavos africanos a América se explica en mayor proporción por la disminución apreciable de la mano de obra aborigen. Sería ampliamente deseable que quienes manejan las energías sociales de las naciones, en vez de consumirlas en inútiles luchas intestinas, dejaran de mirar el cieno de la violencia rastrera y de la Guerra, levantaran su mirada a otros horizontes, y consideraran al menos, que valdría la pena desviarlas, más bien, hacia los enemigos naturales de la Especie y que orientaran también la consciencia de la gente hacia la 405 prevención oportuna de sus ataques, hacia la prevención del hambre y la miseria. Mientras tanto, como si se hiciera caso omiso de las amenazas que se ciernen constantemente sobre la vida humana, en esas mismas sociedades “democráticas” se generan actividades enormemente contaminantes, se talan cantidades ingentes de bosques, se contaminan fuentes de agua dulce cada vez más imprescindibles, se permite la degradación de muchos ambientes urbanos como ciertos centros urbanos, ciertos barrios de suburbio, o el establecimiento de medios inhumanos de trabajo, como en algunas explotaciones mineras, ciertos ambientes industriales, ciertos barrios de vivienda inadecuada, reduciendo el espacio aprovechable para la vida humana. La acumulación de capital que allí se genera no tiene propiamente el significado de un ahorro, de una reserva prudente de recursos para disponer positivamente de ella en caso eventual de ser necesitada. Se trata, en no pocas ocasiones, de quitarle el pan de la boca a quien lo necesita, de quitarle la salud a gente que la necesita, de urgencia, para generar recursos básicos de vida, de sacar apreciables torrentes de medios de pago de donde son urgentes y cumplen una clara función social, para pagar gastos completamente suntuarios e innecesarios. Se trata, incluso, del aprovechamiento de instituciones valiosas, como la de la Propiedad para amparar y asegurar, con fines egoístas, la disponibilidad de riqueza, no solamente propia sino ajena, expropiada de mil maneras engañosas, intimidatorias o a viva fuerza a sus legítimos dueños, como se da, entre nosotros, en nuestra descompuesta estructura social, en medio de la violencia imperante, en medio de sus angustiosas y crecientes carencia. La visión integral de ese sistema termodinámico, exige el planteamiento de que es necesario su eficaz aprovechamiento, para bien de la humanidad entera, tarea en la cual corresponde el empleo a fondo de todas las disciplinas humanas de que sea capaz su ingenio. El planteamiento de que esa tarea compromete a la Especie como un todo, cuya realización hace preciso la conjugación de todos sus recursos y sus energías, se le debe a la 406 visión actual de la ciencia contemporánea. La tecnología y la ingeniería deben ser puestas al servicio del hombre, en la medida en que la consciencia de esa realidad sea más patente. Sin su apoyo, será casi imposible convocar, movilizar, formar la personalidad y adiestrar en las labores que le tocará emprender, al hombre del mañana. Es preciso, en primer lugar, considerar que en cualquier mecanismo práctico construido por el ser humano para el manejo eficaz y eficiente de ese recurso colosal de la Vida que es nuestro sistema termodinámico Sol-Tierra, hay que contar con el Hombre, sus sociedades, sus culturas, sus experiencias, sus logros, en su gran conjunto. Para lograrlo, es preciso cambiar la visión actual de prioridades en la Política, anteponiendo la de la supervivencia de la Especie en primer lugar. Frente a esta prioridad, cualquier otro propósito político, cualquier interés económico, cualquier objetivo ideológico carecen de importancia, a no ser, en la medida de sus efectos en otros sectores del sistema social. El papel de un código moral, de una visión ética de alta calidad, que regulen la práctica de la Virtud, la relación entre los hombres, entre éstos y la Naturaleza, entre estos y Dios, o entre estos y la utopía del porvenir, del mañana, es algo crucial. Tenemos que esforzarnos en que esa utopía esté más cerca de la realidad cuando nuestros hijos, nuestros nietos sean hombres maduros, de lo que está entre nosotros. Definitivamente, no es una tarea para realizar en una sola generación. No es de corto plazo. Es una tarea que ha de empezar, cuanto antes, pero cuyo desarrollo empezará a dar nutridos frutos a largo plazo. La infraestructura necesaria para el proceso inteligente de la información disponible y por disponer, de extraordinario valor en nuestras comunicaciones humanas actuales, en el establecimiento, entre otros, del intercambio comercial, se encuentra en proceso de desarrollo. Algo que promete ser una industria tan determinante para la redención humana, si es bien proyectada, bien construida y bien utilizada, como lo fueron el acero, el carbón, los ferrocarriles, la máquina de vapor, para la Revolución Industrial del siglo XIX. Los motivos que nos dividen sicológicamente, que hacen diferente, tal vez contradictoria nuestra manera de pensar, como los motivos étnicos, los de nacionalidad, los de ideología, 407 los que hacen que nuestros intereses sean divergentes y tal vez incompatibles, como los de la Política, tendrán que ser confrontados escuetamente, honradamente, abiertamente, conciliados y superados. En la época moderna se nos presentan extraordinarias herramientas de integración. Una de ellas es el estudio y profundización de la lógica del lenguaje en todas las lenguas vivas y muertas del Planeta como medio, sin igual, de comunicación. Allí se puede aplicar todo lo que se ha avanzado en la Lógica, hasta llegar a la lógica científica actual. Ello hará posible un extraordinario desarrollo de la Antropología y sus aplicaciones prácticas. Permitirá comprender mejor el origen de muchas de las costumbres en los pueblos actuales, de muchas discordias, de allí podrán deducirse muchas oportunidades de catarsis, de sanar viejas heridas, de perdón, de encuentro, con un sentido: Acercar más las sociedades humanas del mañana, pensar más en el bien de nuestros niños, ahora, más que en el de nosotros mismos. 5.18.0 AVANCES CIENTÍFICOS QUE ABREN NUEVOS HORIZONTES EN EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD Que es lo mismo que decir, del Universo, de nosotros mismos. Desde la última década del siglo pasado, del siglo XX, se engrosa dramáticamente el caudal de mentes que se dedican a repensar, el Mundo, incluso muchos aspectos de la ciencia tradicional que habían llegado a ser insuficientemente elocuentes para explicar la realidad física. Herramientas tradicionales como las curvas de perfil suave que se usan, para establecer modelos teóricos para explicar eficazmente el comportamiento general de datos experimentales referidos a gran cantidad de fenómenos naturales, son ineficaces o insuficientes. 408 Tradicionalmente se acostumbraba aislar los objetos del estudio científico, con la obtención de resultados irreales y fuera de contexto. Los estudios en conjunto, con el apoyo de la estadística llegaban no pocas veces a resultados sin sentido práctico. Para tener algunos ejemplos de los interrogantes científicos actuales, preguntémonos: ¿A quién se le ocurriría buscar el modelo teórico del movimiento de un sismógrafo o la de la oscilación de un electrocardiograma, por los procedimientos tradicionales? ¿Por dónde podría acaso trazarse, al menos, una tangente a estas curvas, para hacer su análisis mediante el cálculo infinitesimal tradicional? ¿Cómo entender el resultado de un proceso complejo en el cual no se controlan todos los factores que en él intervienen? La ciencia contemporánea está dándole ya respuesta a estos interrogantes, está encontrando una utilización práctica para ellas, pero ha encontrado también otras consecuencias que sacan al pensamiento científico de los terrenos convencionales y ortodoxos del pasado, para encontrar muy fértiles las experiencias heterodoxas en este campo, abriendo, entre otros, nuevos espacios de estudio, como la Teoría del Caos, o el relativo a los Fractales. El primero se refiere al comportamiento de los sistemas dinámicos, el segundo, al estudio de procesos no lineales, que se expresan en curvas quebradas, cuando el análisis de las mismas se lleva al límite, de manera similar a los procedimientos tradicionales. Antes estos límites y sus infinitos eran considerados entes homogéneos, y esa consideración no era de utilidad. Ahora que se analizan éstos con otras expectativas, se has encontrado aplicaciones prácticas y útiles a la consideración de sus diversas categorías. Todo ello ha exigido el desarrollo de nuevas nociones matemáticas y nos está conduciendo a nuevas formas de entender y abordar el conocimiento de las Realidad lo mismo, que nos ha conducido a explicarnos fenómenos naturales detallada y profundamente, a enfrentar nuestras tradiciones culturales y a proyectar nuestro Mundo de manera completamente fuera de los viejos marcos conceptuales. Esta gran revolución epistemológica empieza a cuajarse a finales del siglo XIX. Ya desde principios del siglo XX, muchos 409 científicos habían logrado darle un vuelco total a la comprensión de la realidad física, particularmente en el campo de la Astronomía y de la observación del mundo subatómico, incluyendo muchos fenómenos que se perciben desde regiones situadas a millones de años luz de nosotros y otros que se dan en el seno del pequeñísimo mundo del átomo. Uno de ellos, Albert Einstein (1879-1955) físico Alemán, habían desarrollado su “Teoría de la Relatividad”, y había descubierto que muchas observaciones hechas en ciertos fenómenos físicos a escala de las magnitudes terrestres, trasladadas a las colosales magnitudes del Universo, aun el más cercano, o a las magnitudes pequeñísimas del mundo atómico, exigían correcciones substanciales para acercarse razonablemente a la Realidad. La velocidad de la luz que recorre 300.000 kilómetros en un segundo, apenas permitía conocer la situación de los fenómenos físicos observados a grandes distancias, en el tiempo, según el tiempo transcurrido, mientras aquella luz, que hería el ocular de los telescopios, lograba salvar los abismos estelares desde el sitio en que aquellos ocurrían. Se había observado que la trayectoria de la luz se curva por efecto de la fuerza gravitacional de los astros y se había calculado que el tiempo se “comprime”, en el seno de un móvil que viaja a la velocidad de la luz. Todos estos fenómenos son sorprendentes para el ojo del ciudadano común, aunque le plantea la necesidad de acomodar su pensamiento a una realidad más universal pero que es difícil de conciliar con opiniones generadas en su realidad cotidiana o que desbordan por completo esa realidad. Uno de los procesos en que se observa que el conocimiento científico clásico “pasa por las ramas” respecto de muchos fenómenos naturales, puede observarse en una de las reacciones más “simples” de la química inorgánica: La reacción del hidrógeno con el oxígeno para la producción de agua. De esta reacción falta mucho por entender. La existencia de fenómenos de oscilación (entre el estado inicial de los ingredientes de la reacción y el estado final de la misma con la presencia del componente final del proceso) y más aún la presencia de 410 comportamientos caóticos potenciales, según factores del “medio” físico o químico en que se da las reacciones que se llevan a cabo entre gases, es algo todavía poco estudiado. En otras palabras, la reacción no se da de la misma manera, sean cualesquiera sean las condiciones en que se supone que se da, definitivamente y espontáneamente. Todavía más, en el seno del reactor, si se inyectan los dos gases en la proporción de dos moles de hidrógeno por una mole de oxígeno, las reacciones se llevan a cabo en el instante en que los gases acceden al reactor y de ellas son, entre 44 y 62 tipos de reacciones diferentes y se forman ocho o más compuestos intermedios inestables. La reacción se grafica así en la forma clásica: 2H2 + O2 = 2H2O + energía De esta reacción se sabe que es una reacción exotérmica en que por 36 gramos de agua que se forman en estado líquido se liberan 136.6 kilocalorías. Experimentalmente, cruzando en un gráfico cartesiano dos factores, presiones y temperaturas, en el reactor donde se da la reacción, colocando las presiones en el eje Y, las temperaturas en el eje X, y variando, a partir de cero ambos factores, se ha visto cómo hay tres áreas en el gráfico separadas por líneas sinuosas que señalan, un lugar en el gráfico donde la reacción de ignición se da constante aunque lentamente, un lugar, en la cual de la reacción es explosiva y un tercero donde oscila cuando varían la temperatura y la concentración de los componentes. El proceso no se da de una, sino en varias fases. (Isaac Schifter. La Ciencia del Caos. Fondo de Cultura Económica. México D. F: 1996 P 74,75,76) Muchas disoluciones de metales en medio ácido oscilan, avanzan y se devuelven cuando se dan ciertas condiciones. M. Basset y J. Hudson, investigadores estaduinenses, informaron en 1987 de ciertas experiencias con un electrodo de cobre en medio ácido. Cuando los investigadores aumentaron sistemáticamente el 411 voltaje (en el eje X), con el tiempo, el gráfico osciló un tiempo y midieron la cantidad de corriente que pasaba (en el eje Y), resulta un cierto período en que la corriente oscila, se da luego una dinámica caótica, antes de regularizarse (Idem p 76). En 1970, Zaikin y Shabotinski biofísicos rusos, hicieron una referencia en una publicación suya, a un modelo teórico que podría servir para explicar la forma como se comporta el músculo cardíaco y la forma como se propagan los impulsos del mismo. Se trata de una curiosa experiencia de laboratorio que tuvieron B: P: Belousov, biofísico ruso del Ministerio de Salud de su país tuvo en 1959, de la cual se ha podido extraer un modelo experimental que, parece, puede tener aplicación para interpretar muchos fenómenos naturales diferentes, entre ellos el ritmo cardíaco. Años después, Shabotinski, también biofísico ruso, le hizo algunos ajustes y adiciones para hacer más patente el resultado. Belousov estudiaba en su laboratorio una reacción de oxidación de un compuesto orgánico, el ácido cítrico, el cual se trataba con una sal de bromo y la conversión se catalizaba con una sal de serio que sirve para aumentar la velocidad de la transformación. El cerio en solución acuosa inicialmente tiñe el líquido de color amarillo y una vez que cataliza la reacción se vuelve incoloro. Para asombro de Belousov, la solución perdía la coloración amarilla, mas para recobrarla al poco rato, y dichas oscilaciones se observaban por mucho tiempo, o sea que el cerio que se había transformado volvía al punto de partida. Los cambios que hizo fueron, reemplazar el ácido cítrico por el ácido malónico y agregar un compuesto de hierro que permitía acentuar las etapas de oxidación y reducción que se llevaban a cabo. La reacción Belousov-Shabotinski, como se la llama, ha venido tomando cada vez más relieve como modelo de comportamiento de otros fenómenos naturales. De acuerdo con las modificaciones de Shabotinski a lo descubierto por Belousov La lista de ingredientes que participan en el experimento es: Acido malónico (CH2(COOH)2 Una sal que aporta los iones de cerio (Ce++++) 412 Acido inorgánico (H2SO4) Una sal que aporte iones bromato (Br03-) Una sal que aporte iones bromuro (Br-) Una sal de hierro (Fe++) , Todo en solución acuosa. El Fe++ tiene una coloración roja. Si se oxida en Fe+++ su coloración es azul. Shabotinski observó que no solamente la solución en su conjunto asumía cambios oscilatorios en la coloración con el tiempo, sino en el espacio, en que, a partir y alrededor de ciertos lugares de la caja cilíndrica donde se efectúan las reacciones, se forman frentes circulares o en forma de arco, sucesivamente de colores rojo y azul, como las ondas que genera una piedra al caer al agua, que se interfieren. Ello dura bastante tiempo, luego de lo cual la reacción se estabilizaba, cuando alcanzaba el equilibrio dictado por las leyes de la termodinámica. Algunos autores afirman que las ondas se propagan a una velocidad de 6 mm. /minuto y van emergiendo a intervalos más o menos iguales En ese intervalo de inestabilidad se dan esas oscilaciones, no como el producto de la reacción global, sino de las transformaciones intermedias que van ocurriendo. El trabajo monumental de armar el rompecabezas de esta compleja reacción ha sido realizado con la colaboración ardua de muchos investigadores alrededor del Mundo, llegándose a identificar 18 reacciones elementales, en la que intervienen 21 especies químicas diferentes, contando con los compuestos intermedios inestables. Para observar el desarrollo indefinido de las condiciones de inestabilidad en el fenómeno anterior, ser realizó el experimento en condiciones abiertas, es decir, Manteniendo la alimentación continua e independientemente de los diferentes reactivos iniciales y extrayendo constantemente los productos finales de la transformación química. Podía, además, cambiarse la velocidad de suministro de los distintos reactivos. 413 Ello hace que los reactivos, si es deseado, estén menos tiempo en contacto entre sí, dándose cambios en el resultado experimental. K. Graziani, J. Hudson y R. Schmitzde la Universidad de Illinois E. U. A., trabajaron con dos flujos diferentes de reactivos: 1 ml/por minuto y 4 ml/minuto, habiendo salido los resultados de su experimento en una publicación aparecida en 1977. En el primer caso, el gráfico cartesiano con componente Tiempo el eje X y la medida del potencial de óxido-reducción de la reacción (en que el cambio en la forma continua del mismo se midió por medio de un electrodo de platino). En el primer caso se observa una oscilación quebrada muy regular que va entre 0.83 y 0.91 voltios aproximadamente, más o menos una por minuto. En el segundo caso, las oscilaciones se muestran en series muy regulares, pero de contextura muy compleja, entre 0.91 y 0.99 voltios por minuto máximo, una serie más o menos cada 10 minutos. Muchos experimentos demostraron la extrema sensibilidad del comportamiento de la reacción a las condiciones iniciales, viéndose que pequeñas modificaciones en las mismas producían cambios cada vez más substanciales en la forma de las oscilaciones. Graziani y sus colaboradores no dudaban de la presencia paulatina del caos en los resultados finales del experimento. La prueba final se dio, cuando en una computadora se hizo la simulación del experimento, y se comprobó, en un gráfico tridimensional de un diagrama de fases donde se colocan los valores, en escala logarítmica de tres de los componentes del sistema: El ácido bromalónico, el ion cerio y el ión bromuro y se vio que hay un factor extraño que hace que en el límite la gráfica tienda a un punto determinado, o “atractor”, señal clara de presentarse una situación de caos (Idem págs. 65, 66, 67 68, 69, 70, 71, 72, 73). La propuesta de Zaikin y Shabotiski de aplicar un modelo muy parecido al de la reacción de Belousov y Shabatinski para explicar los impulsos del músculo cardíaco, se apoya en la referencia aportada por un artículo aparecido en los archivos del Instituto de 414 Cardiología de México, firmado por N. Weiner y A. Rosenblueth en 1946. Se puede hacer una analogía entre la reacción química aludida y lo que ocurre en el músculo cardíaco. Las especies que se propagan son en ambos casos una diferencia de potencial eléctrico, y el “catalizador” está constituido en el corazón por un conjunto de proteínas diseminadas en células especializadas. La contracción de las aurículas, que precede a la de los ventrículos es provocada por la activación automática de un grupo de células anatómicamente diferentes de las células contráctiles situadas en la parte alta de la aurícula derecha. De allí parte una corriente eléctrica que provoca la activación de las células vecinas de las dos aurículas, pero que es trasmitida a los ventrículos al poco tiempo mediante otro grupo de células especializadas que forman una red “transmisora” de energía que se reparte en los ventrículos que permite la conexión con las células propiamente contráctiles. L. Glass y colaboradores llevaron a cabo en Canadá un estudio experimental que ha revelado datos muy interesantes relacionados con el comportamiento de las células cardíacas. Los investigadores aislaron un grupo de ese tipo de células en embriones de pollo y fueron colocadas en un medio de cultivo apropiado. Observaron que laten espontáneamente con un ritmo regular que se puede registrar con la ayuda de diminutos electrodos. Esos electrodos sirven también para enviar impulsos de sus latidos de sus latidos. .corrientes que interfieran el ritmo normal. Si se asume que la dinámica del movimiento del corazón puede ser representado por una ecuación diferencial que describe la evolución de esos impulsos eléctricos en el tiempo, la representación del oscilador cardíaco en un diagrama de fases, describirá un atractor de ciclo limitado. Cualquier estímulo eléctrico desplazará el oscilador hacia un nuevo punto del espacio de fases, distancia que puede ser medida experimentalmente. Glass y sus colaboradores observaron que al aplicar un campo eléctrico fuerte, el latido siguiente ocurría más pronto o más 415 Tarde de lo norma. Si se aplicaban impulsos periódicos al agregado celular, éste queda bajo presión de dos fuerzas de períodos diferentes, una, correspondiente al ritmo intrínseco de las células y otra correspondiente al ritmo inducido externamente. Entonces el latido cardíaco que se produce efectivamente, depende de la relación existente entre los dos períodos. En ciertos casos las células laten una, dos, tres veces seguidas por cada impulso externo, pero en otros la contracción es aparentemente azarosa, produciendo formas irregulares, caóticas. Con esa experiencia se ha visto que es posible inducir caos en un sistema artificial que simula los procesos cardíacos. La dinámica observada en el experimento y la que aparece en electrocardiogramas típicos de pacientes cardíacos, se observa una notable similitud. Glass ha llegado a la conclusión de que muchos problemas patológicos de los humanos son producto de lo que él ha llamado “enfermedades dinámicas”.Este tipo de enfermedades cardíacas, resultan de cambios en las variables fisiológicas que normalmente se responsabilizan de los procesos rítmicos (Idem págs. 91, 92, 93, 94). Ha sido preciso entrar un poco en detalle en las anteriores consideraciones para hacer una ilustración de la forma como influye el Caos en el comportamiento de los sistemas dinámicos cerrados cuando de alguna manera se abren a influencias extrañas. Hemos ilustrado también una aplicación concreta a los aspectos de salud humanos, concretamente, en este caso a algunas enfermedades del corazón. Sirve también esta ilustración, por medio de la analogía, para comprender la dinámica de otros tipos de sistemas dinámicos, entre ellos de tipo sociológico. Las posibilidades de manejo de gran cantidad de datos y la disponibilidad de ordenadores de gran capacidad, permiten la aplicación de métodos de simulación para el análisis de diversos procesos sociales muy complejos. La tecnología que se va desarrollando sobre tales bases científicas permitirá el conocimiento de muchos procesos naturales y artificiales, dentro de su propio contexto, es decir, no observándolos aisladamente. 416 La geometría fractal ofrece, en la multiplicidad de formas y estructuras de la población vegetal y animal, ejemplos de la aplicación práctica de múltiples soluciones a los desafíos en sus requerimientos estructurales que la vida de esos organismos enfrenta. Es así como observamos plantas minúsculas de tallo carnoso, con sus ramificaciones delicadas que se dividen casi hasta el infinito, hasta formar una estructura física que soporta el contenido celular de manera relativamente estable. Observamos grandes árboles, algunos de 60 y 80 metros de altura, con troncos inmensos, que se subdividen hasta llegar a la estructura de las nervaduras de sus propias hojas. Entre los animales observamos algo curioso pero que también tiene su explicación. Aunque la Ciencia Ficción (que a la hora de la verdad debería ser menos ficción para ser útil, al menos en la educación de la niñez) nos habla de seres monstruosos gigantescos y temibles, con formas inverosímiles; nos habla de hombres que se transforman en insectos horribles todos con fuerza descomunal. La realidad es que el desarrollo estructural del cuerpo, para poder producir organismos competentes en su medio, respeta una ley de proporciones expuesta por primera vez por Galileo Galilei hace trescientos cincuenta años: La Ley “Cuadrado-Cúbica”. En esa ley se basa el resultado del ejercicio teórico de incrementar la masa de los cuerpos vivos, y ver las consecuencias en términos del incremento de su volumen y de su área superficial. Obviamente en un mundo esencialmente dinámico, los diferentes modelos estructurales tienen sus dimensiones óptimas, que son, según los dispositivos orgánicos de que disponen, los que les permite mantener el equilibrio termodinámico. Pero también esa condición está limitada por otra: Las posibilidades reales que ofrece el desarrollo de estructuras de sustentación como la caparazón externa de los insectos, el esqueleto de los animales superiores, lo mismo que la firmeza del tejido vivo, de los músculos para apoyar la fuerza de su contracción, no pueden superar las fuerzas electromagnéticas subatómicas y otras, que 417 mantienen unidos los átomos, las moléculas y obviamente las partes estructurales que los forman. En cierta forma, esto hace que la “materia prima” de los tejidos estructurales vivos se sitúe dentro de un rango de resistencias relativamente estrecho, dado que se mantiene casi invariable su densidad cuando se llega a incrementar la dimensión del cuerpo. Para usar una referencia sencilla, usemos un cubo y aumentemos la longitud de sus aristas y veamos cómo se incrementan el área superficial y el volumen. Si su arista es de 1 cm. de longitud, su área superficial tendrá 6 cms. cuadrados de área. Su volumen, será de 1 cm. cúbico. La relación de área superficial a volumen es de 6 a 1. Si se duplica la arista a 2 cms. su área superficial será de 24 cms. cuadrados y su volumen de 8 cms. cúbicos. La relación entre su área superficial y su volumen será de 3 a 1. Si la arista sube a 3 cms. de longitud, el área superficial será de 54 cms. cuadrados y su volumen de 27 cms. cúbicos. La relación del área superficial a volumen será de 2 a 1. Con ello se ve que con el aumento de tamaño, el peso, dentro de densidades del tejido semejantes, aumenta más que proporcionalmente al área superficial y a las fuerzas que sustenta la “materia” en su lugar. Y, como consecuencia, por ejemplo, para los insectos, no hay la menor posibilidad de vivir en rangos de masa como los nuestros. Las grandes masas de las ballenas son factibles en el medio acuático. Por fuera del agua no son factibles. Vemos cómo se varan en las playas cuando se aventuran a ellas antes de la bajamar. Generalmente perecen aplastadas por su propio peso. Las pulgas, capaces de dar saltos mortales gigantescos dentro de su tamaño, en el nuestro apenas podría moverse y una mosca sería incapaz de sostenerse en sus delgadas patas en pié. En otras palabras, lo que absurdamente se hace en la Ciencia Ficción, de lo cual se queja Isaac Asimov, como es entre otras cosas, interpolar cualidades y capacidades, por ejemplo, de sus insectos, para volverlos monstruos de nuestro tamaño inmensamente poderosos, o hacerlo con sus historietas de gigantones capaces de desbaratar un edificio con su fuerza, es 418 simplemente fantástico. Por la misma razón aunque mediante la selección natural y otros procedimientos, ha sido posible obtener frutos y raíces más grandes de lo normal, probablemente nunca conoceremos árboles de 500 mts, de altura, ni conejos de 2.000 kilos de peso. Realmente, la Naturaleza le saca el partido óptimo a todas sus creaciones. Todas ellas tienen el tamaño justo. Además, si echamos una mirada a las poblaciones de vegetales y animales primitivas y las modernas, podemos darnos cuenta de cómo esas soluciones se modifican con el tiempo, al ejercer presión unas sobre otras, en un contexto dinámico, para terminar los individuos, muchos conjuntos de ellos y muchas especies sucumbiendo finalmente frente al Caos: Simplemente se desgastan, mueren, se extinguen, no logran adaptarse a algunos radicales cambios del Medio Ambiente. La Naturaleza ha inventado, sin embargo, una salida al problema: Ha inventado las diversas formas de reproducción. A través de ese camino pueden renovarse, reforzarse, hacer heterogénea su dotación genética para tener disponible mayor variedad de alternativas y combinaciones de ellas como respuesta. Nosotros, como humanos, pertenecemos a ese contexto natural. De la misma manera ocurre con nuestras asociaciones diversas. Nuestro comportamiento obedece a la más compleja estructura de cuantos sistemas dinámicos se conozcan, y pertenecemos a un mundo planetario que se conecta con la estrella que aporta la mayor parte de la energía con que se mueve, conformando, como veíamos atrás, un inmenso y magnífico sistema termodinámico global que nos sirve de hogar. Nuestra peculiar manera de movernos (en el mundo de las ideas, antes que en el mundo físico), de proyectar nuestra vida, “simulando idealmente la realidad física dentro de la cual nos movemos” para entender mejor nuestras interacciones con ella antes de comprometernos con la acción, no es tarea fácil ni sencilla. Es mucho más compleja de lo que nos habíamos dado cuenta hasta hoy. No puede basarse solamente en el conocimiento ortodoxo y quizás, extremadamente simplificado del Mundo, de la Realidad, con los que nos contentamos hoy. El mundo del conocimiento contemporáneo es ante todo enormemente heterodoxo y 419 consecuencia de esfuerzos más y más especializados. Nadie tiene en su propio saber la clave del saber completo. En vez de agotarse prontamente como lo esperaban los científicos de principios del siglo XIX, la materia de investigación se hace cada vez más amplia y compleja. De allí la importancia del intercambio de conocimientos, del debate amplio y profundo, de la discusión constructiva. Nuestra expectativas, nuestra actitud deben ser, por lo tanto, consecuentes con aquello. Nuestros proyectos políticos, tengan expresamente la consideración o no de esa realidad, pueden tener expresamente establecidos, desde el principio, sus perspectivas, su potencial, sus posibilidades, algo que, en un momento dado, puede llegar a formularse, incluso, teóricamente, dentro de las posibilidades y amplitud que les confiera el azar, y obviamente, la presencia eventual de factores extraños no contemplados inicialmente. Estos aspectos técnicos, indudablemente llegarán a ser, en el futuro, si son desarrolladas las técnicas correspondientes, elementos indispensables para la prospectación de los ingenieros del soporte físico de los mismos, y servirán para complementar las proyecciones financieras de conceptos aislados como se hace hoy, con programas de aseguramiento y otros, para que los proyectos no sean algo ideal o utópico, sino sostenible y realista. Las posibilidades de manejo de gran cantidad de datos y la disponibilidad de ordenadores de gran capacidad, permiten la aplicación de métodos de simulación para el análisis de diversos procesos sociales muy complejos. La tecnología que se va desarrollando sobre tales bases científicas permitirá el conocimiento de muchos procesos naturales y artificiales, dentro de su propio contexto, es decir, no observándolos aisladamente. Pedro Simón de Laplace (1749-1827) matemático y astrónomo francés decía en su época: “Si en un instante determinado conociésemos la situación y velocidad de todas las partículas del Universo, podríamos deducir por cálculos todo lo pasado y lo fututo del mismo” (Isaac Asimov. El Electrón es zurdo y otros ensayos científicos”. Alianza Editorial S. A. Madrid 1981.p. 159). No imaginaba Laplace la tamaña desproporción de sus 420 expectativas. Entonces, se creía que el conocimiento del Universo sería cosa de pocos años. Este se reducía, prácticamente, a nuestro Sistema Solar; no se tenía la menor idea de cómo estaba constituida la materia; se ignoraba la complejidad de los efectos del clima y la meteorología, de los fenómenos sociales. Entonces los presupuestos políticos se hacían sobre la base de los inventarios del Poder, ya de origen militar, como era tradicional, y luego económico, combinados. Sus logros, para tener significado claro y concreto tenían que ser expresados en términos de población sometida o de valor del presupuesto financiero anual. La gran confrontación económica, social y política del siglo XX entre el Capitalismo y el Socialismo, se dio de esa manera como gigantescos complejos militares con claros objetivos de conquista, y defensa, en aras de asegurar la victoria, la supremacía en el Mundo. Demandó todos los recursos financieros disponibles del planeta en aras de la garantía de victoria y supremacía de cada bloque sobre el otro. En el fondo, se enfrentaban dos visiones del mundo de compleja composición: El mundo occidental individualista y el mundo oriental colectivista. Dos tradiciones, dos culturas diferentes que se enfrentan alrededor de unos cuantos conceptos esquemáticos, fueron sostenidos como valores máximos de sendas ideologías, duramente defendidos o combatidos por los llamados partidos políticos, como si sus propuestas se trataran de simples giros de la política del Estado. Esa gran confrontación, llevada casi hasta las últimas consecuencias militares, pues en varias ocasiones el Mundo entero estuvo al borde del holocausto nuclear, se llevó con pleno desconocimiento de la tragedia humana subyacente, del derecho de los ciudadanos a vivir dentro de un régimen social coherente con sus propias tradiciones culturales y aspiraciones. Luego de la caída del muro de Berlín y el colapso del Estado Soviético, los asuntos políticos en Occidente se siguieron manejando como si aquel colapso fuera el fruto de una victoria, económica-militar, en el seno de la Guerra Fría, que le otorgaba “plenos poderes” al vencedor para ejercer la hegemonía estratégica sobre el diseño de la política que debía ser establecida al nivel Mundial. En otras 421 palabras ese manejo tendría que ir “por las ramas”. No estaba, en general, orientado a la solución de problemas humanos efectivos, sino a consolidar el poder del sistema económico “victorioso”, a destacar el relieve de las responsabilidades de los indisciplinados potenciales, a disfrazar las realidades generadas por el nuevo orden político, a descalificar unas instituciones sociales o a revaluar otras, a proyectar imágenes falsas de la Realidad, entre muchos otros objetivos, asumidos por los políticos corruptos de turno para competir por las oportunidades de disfrutar exclusivamente de los presupuestos públicos y de los bienes privados que pudieran enajenar. Lo anterior sirve para mencionar un ejemplo protuberante de la manera tradicional de manejar los grandes asuntos humanos, algo que hoy, de acuerdo con los avances en el conocimiento de la Realidad, podría estar profundamente desfasado de ella y reñido con un manejo sensato de la Política. 422 423 RESUMEN Y EPÍLOGO LIBRO 2 El ataque de Al Qaeda a las torres gemelas de Nueva York el 11 de Septiembre del 2003, las dos guerras de Irak y la guerra de Afganistán, representan las tres más desafortunadas y menos constructivas gestiones interactivas que las culturas oriental y occidental hayan podido adoptar en la historia moderna. Oriente reta como un maestro en el arte de la Guerra, uno de sus artes milenarios; Occidente responde emocionalmente, impulsivamente, disonantemente, torpemente, como un loco, como un principiante en estrategia, en las artes comerciales, políticas, diplomáticas y militares, y triplica, cuadruplica, o multiplica cientos de veces, con víctimas inocentes, las pérdidas humanas del holocausto de Nueva York, considerando las pérdidas de las poblaciones locales asiáticas y la pérdida de lo mejor de sus hombres, en un campo de batalla del que nadie sabe qué significa, dónde y cómo se va a encontrar la Victoria. He ahí un claro ejemplo de las consecuencias de una visión del Mundo sin contar con el cuerpo entero de una cultura, sólo con su corteza económica y técnica, cuya sabiduría hasta hace quinientos años, aunque no pudiera equipararse, por completo, con la sabiduría oriental, le hubiera permitido establecer un diálogo muy productivo, enriquecerse, aún más, con su contribución, aportar la propia, restablecer el equilibrio y la unidad y, quizás, sumado a su demás aporte cultural, un elemento inédito complementario de primer orden: Su sentido de la vida, su experiencia ya vivida, con sus logros y fracasos; su visión científica del Mundo y de nosotros mismos; su riguroso método experimental y de observación de la Realidad, la probabilidad de implementar un efecto sinergético capaz de liderar, con la máxima eficacia, la movilización de toda la población del Planeta hacia unas condiciones de vida, posibles hoy, pero apenas soñadas por el grueso de la población humana viviente. 424 Esas malsanas gestiones tienden ya, sumadas al desarrollo de toda una estrategia política de globalización, alrededor de los ejes económicos, que son controlados desde ciertas posiciones dominantes situadas tras “la cortina” de las Grandes Potencias económicas occidentales, a comprometer a muchas naciones occidentales u occidentalizadas, de “segundo orden”, como la nuestra, con un cuadro desolador de responsabilidades que no parece corresponder a nuestro interés, pero, que de no ser asumido como nuestro, puede conducirnos a la quiebra, al olvido, al colapso. Sin que nos demos cuenta, nosotros mismos hemos permitido que sean creados y montados poco a poco los mecanismos necesarios para que desde el exterior se nos pueda imponer un férreo control sobre nuestras decisiones estratégicas, y ya no sólo para el propósito de establecer una colosal maquinaria de enriquecimiento global, sino para servir de respaldo a una política de expansión militar, con indiscutibles fines económicos y comerciales. Eso representa de cara al futuro el origen de de un problema estratégico de profundidad incalculable. Una gestión trágica que ha de ser tomada con seriedad por ambos actores: Oriente y Occidente; una gestión que, inocentemente, quizás sin estar bien advertidos, sin llegar a medir claramente las consecuencias, o bien, jugando a los riesgos, es apoyada por un sector empresarial privado, muy nutrido, simplemente tras la oportunidad de hacer nuevos y más jugosos contratos, y para la principal potencia comprometida, EE. UU. de Norteamérica, quizás, tras la oportunidad de alcanzar a disfrutar de nuevas fuentes de combustibles para mover y nutrir, aún más sólidamente, su crecimiento económico. Como sea que ocurra, Occidente se ha situado, lamentablemente, por decisión propia, en virtud de su inexperta decisión de responder al <<desafío a duelo>> con la Guerra, en el primer plano de un escenario político que no se mueve dentro de los parámetros estratégicos ni de los presupuestos políticos de Occidente, en un clima que difícilmente podría ser más contradictorio con sus ideales, en pleno siglo XXI, dentro de 425 condiciones estratégicas de tirantez y desconfianza muy semejantes a las vividas hasta hace 500 años, en la época de las confrontaciones llevadas a cabo por las Cruzadas. Situación que poco promete en el intento de la consecución de una relación de mutuo entendimiento, que ha radicalizado la postura de muchos líderes orientales haciéndola mucho más intransigente y excluyente, los cuales miran en nosotros una real amenaza para su seguridad, lo que amerita su férrea resistencia a nuestro poder de corrupción, y que hace que nos caractericen ahora como sus reales enemigos, “infieles” a sus credos religiosos y seguidores del “Demonio”. Esos acontecimientos hacen que los occidentales hayamos sido conducidos, sin la menor consciencia de ello, en el tiempo, más de un millar de años atrás, por nuestros estadistas, en la esfera de las relaciones interculturales, no sólo internacionales, improvisadamente, divididos, con enormes conflictos sin resolver, sin la menor preparación para hacerlo decorosamente, responsablemente, constructivamente, y nos colocan, en nuestra relación con Oriente, en medio de un contexto humano, de una historia que apenas entendemos, si es que no la considerábamos ya superada, o apenas de interés para nuestros antropólogos, y nuestros eruditos, tal vez al nivel académico. Esos acontecimientos nos ponen en contacto directo, sorpresivamente, con las raíces de nuestras civilizaciones madres, de su pensamiento, en un entorno todavía muy confuso, con el encono que caracterizaban los enfrentamientos de los postulados religiosos de la época, con las mentalidades más primitivas de los pueblos nómadas, y las luchas que se daban todavía allí, entre las primeras civilizaciones y los últimos pueblos “salvajes”, desde los seis a diez mil años atrás, cuando sus culturas sedentarias apenas se consolidaban con inmenso esfuerzo no siempre exitoso y a veces, inmensas pérdidas materiales y de población. En medio de un mundo hostil, plagado de amenazas, muchos pueblos agricultores sucumbieron pagando un duro precio por su osadía; sin embargo, las sociedades sedentarias que a pesar de las 426 pérdidas y los fracasos, lograron sobreponerse a las dificultades, experimentaban, por primera vez en la historia, en un nuevo y prometedor horizonte de la vida humana, en la Agricultura, jugándose su suerte, expuestas a las constantes incursiones de los duros y aguerridos pueblos de pastores nómadas, e implantando, paso a paso, y a duras penas, para bien de la posteridad, una nueva manera de vivir. En ese contexto, la Guerra, practicada en el plan defensivo, el primer grado de racionalización, menos calamitosa que la violencia primitiva mucho más emocional, y derivada, a su vez, de la agresividad animal de nuestras vertientes humanoides, se constituye en la única opción de sobrevivir, frente a la emboscada, al asalto con fines de pillaje y secuestro que afectaron, entre otras, más de cerca a la cultura persa en sus raíces, caracterizando una dilatada época de nuestra historia e influyendo, en lo sucesivo, en nuestra manera de pensar y en nuestra manera de hacer política. Por desgracia, la Guerra cambia su significación con el tiempo, y se transforma en la herramienta más contundente de la Política. El Poder corrompe, y la debilidad relativa, en un mundo en que los monarcas pueden hacer uso de su influencia sobre sus pueblos para alimentar su codicia y su ambición de poderío, llega a ser demasiado riesgosa. La Guerra es entonces, la herramienta favorita para la dominación, para imponer voluntades, para construir Imperios, para asaltar ciudades, para apropiarse de los tesoros de otros, para dotarse de mano de obra esclava, todo lo cual justifica esa “forma de hacer política por otros medios”, tal como lo plantea Causwitz. En esa vieja historia de civilización contada a través de miles de años de incertidumbre, hunde sus raíces la cultura persa. Allí surgen, en medio de la oscuridad ancestral, los primeros esbozos de lo que serían la razón, y las demás potencias de la mente humana, marcando sobre ese fondo una línea luminosa de pensamiento ético, que sirve para valorar las experiencias de la revolución agrícola en marcha, en contraste con el mundo 427 tradicional del pastor nómada y marcando el derrotero a esa otra nueva civilización que nace, cuyo destino es despejar un poco mejor la incertidumbre y asegurar mejor los medios de supervivencia de los hombres. Su consecución se logra pagando un alto precio: El de la Libertad, porque la vida sedentaria ata al hombre a la tierra; pero con su laboreo ella le devuelve, con creces, el fruto de su trabajo; y es cuando el espíritu del hombre encuentra allí un nuevo espacio para crecer, que le reporta, también sus compensaciones: La población puede crecer y desarrollarse mejor, las épocas de hambruna se alejan más y más. En aquella historia la cultura persa, de los parsis, antiguo pueblo de donde preceden las tribus indoeuropeas que nos precedieron, se enfrenta al pasado con una actitud nueva, en que se plasman, por primera vez, la experiencia explicada de las nuevas culturas sedentarias, en unos principios que difieren del viejo orden nómada, que se perfilaba a partir de las tradicionales técnicas de la recolección de pastos y de frutos, en el cual primaba la influencia del clima y sus ciclos, tal cual se dan espontáneamente en la Naturaleza. Ello da origen a una escuela de pensamiento utópico, que recoge y proyecta experiencias novedosas de toda la región asiática, en los principios doctrinales del zoroastrismo que influyen, a su vez sobre el pensamiento de otras culturas. Aparece Zoroastro o Zaratustra (¿660 a 583 antes de Cristo?), gran reformador de la religión, o más propiamente, de la cultura persa. Su influencia llega a nosotros en los principios del Bien y del Mal, a través del judaísmo, y parecen hacer alusión a esa historia, en que el Bien se asocia con la vida de los pueblos agricultores y el Mal con la vida de los pueblos pastores nómadas. La historia de Caín y Abel, ésta de origen judío, nos ofrece también una visión parecida, donde Caín, que mata a su hermano Abel, es pastor y Abel labra la tierra. Así se transmite aquella revolucionaria actitud humana que emana de un sentido subjetivo de lo que es la evolución cultural, cuya consciencia se nutre con nuevas experiencias, y que se extiende a medida que nuevos pueblos se disponen a vivir la 428 Experiencia y a medida que las culturas se hacen más experimentadas. No sólo porque en nuestro tiempo se da la Revolución Industrial, homóloga a la revolución en la vida humana que representaba la Agricultura en su tiempo, sino porque se da en un contexto secularizado, materialista, que viene sin duda, en gran parte, de los excesos de nuestra institución religiosa, rotos los ejes de la Cultura, ésta se rompe en pedazos y pierde su identidad, y va desapareciendo el vínculo de la población con la dimensión religiosa de la cultura, entonces el Hombre Occidental termina renegando de su tradición, asumiendo una posición cada vez más arrogante, excluyente, autosuficiente, desafiante frente a la Naturaleza, frente a Dios, y asume, ni siquiera como valores máximos, sino únicos, el lucro y los valores materiales como principios éticos fundamentales de su Cultura. Sin haber culminado su reflexión sobre sí mismo, en el Renacimiento, perdiendo cada vez más si identidad en un mundo, así mismo cada vez más dividido, especializado, sin haber concluido su tarea de evangelización en América, en tiempos de su descubrimiento, sin haber alcanzado a manejar correctamente el problema de sus relaciones con su población aborigen y con la población africana que vino a América en condiciones deplorables de esclavitud, el Occidente moderno empieza a afrontar, bajo el liderazgo y la hegemonía de los anglosajones y con una fracción de su dotación cultural, una realidad más compleja de lo que nunca imaginó. Una realidad que la mayoría de los tratadistas consideraban obviamente muy importante pero que pertenecía definitivamente a fases históricas de nuestro pasado lejano, …¡y no algo práctico para la vida cotidiana contemporánea! Esa visión podría parecer atrevida, exagerada; más no creo que sea fruto de una imaginación desbocada, capaz de crecer la expectativa de dificultades, frente a un porvenir que parece cubrirse de nubarrones. Es una inquietud que debería movernos a una controversia generalizada sobre nuestro papel en la Cultura 429 humana, como un todo, destinada a actualizar fundamentalmente y en primer lugar, nuestra consciencia de nosotros mismos, del Mundo que nos rodea, lo que nos permitirá identificar mejor la naturaleza de nuestros retos específicos, visualizar mejor la que debe ser nuestra contribución a la construcción de la vida que viene. Esa visión estaría destinada también a modificar nuestra actitud frente a nuestras responsabilidades, a subsanar en nosotros las carencias de nuestro carácter, las cuales nos impiden contribuir con nuestro apoyo real efectiva y proactivamente, con respuestas contundentes, al desafío de la construcción de una cultura que nos cobije ventajosamente a todos los humanos, en general, y que nos permita nuestra adaptación y la de nuestras industrias a las condiciones y a los recursos que el Planeta nos aporta para mejorar nuestras condiciones de vida. Todo aquello nos permitiría salir, definitivamente, de la mediocridad que ha caracterizado la vida civilizada de Occidente, particularmente, los últimos doscientos años de nuestra existencia, superar los escollos de las civilizaciones de Oriente, donde, como secuelas de la Guerra, los conflictos entre las culturas le han cerrado el camino y mantienen en el ostracismo y el sometimiento, en forma de las relaciones de clase, de casta, etc., a muchos espíritus humanos, cuyo aporte puede ser vital para el futuro de la Humanidad; nos permitirá la apertura a nuevas propuestas de civilización y de convivencia interespecífica, con pleno reconocimiento, de que todos los eventos de la Vida en el sistema casi cerrado del Planeta, se dan dentro de un contexto dinámico sistémico de interacciones, casi perfecto, con lo cual se identifica un pensador griego cuando dice “Una hoja que caiga de un árbol perturba todo el Universo” , o un pensador posmoderno: “Cuando una mariposa mueve sus alas para volar en África provoca un huracán en el Caribe americano”. En verdad, el contacto entre Oriente y Occidente no tiene qué ser hostil, discriminatorio, humillante, negativo, en un sentido u en otro; puede ser edificante, abierto y muy prometedor. No 430 podemos olvidarnos de que nuestras culturas, así sean las más apegadas a las relaciones con Dios, están viciadas de imperfección humana. De allí que los afanes de dogmatismo puedan ser menos sanos y más paralizantes que una apertura a todas la fuentes de iluminación posibles. En cuanto a los pueblos de habla hispana, naciones emancipadas del antiguo imperio español, no es cosa nueva el desafío que le plantean a Occidente, el contacto en el presente, en pleno siglo XXI, con realidades humanas primitivas, que pudieran presionarlo para que desista de pretender pasar sobre ellas, y lograr una realización más llana y simple, de sus propios presupuestos. Probablemente ello no sea justo, no sea fácil, y represente un riesgo demasiado peligroso para toda la Humanidad. Efectivamente, los pueblos latinoamericanos tenemos la experiencia de un proceso de interactivo, que parece superficialmente triétnico, pero que compromete, realmente, una compleja relación entre múltiples etnias, tanto americanas como africanas, en distintos niveles de evolución cultural y de éstas con otras tantas de origen europeo, cuya mentalidad estaba muy afectada por el renacimiento comercial de Europa entre los siglos XI y XIII, y por la controversia renacentista respecto de sus cuestionamientos del hombre medieval, una controversia que nunca llegó a agotar los temas de discusión. Si nos anima la idea de manifestar que esa experiencia interactiva entre la Europa renacentista y la América indígena y africanizada fue plenamente afortunada, estaríamos mintiendo. Incluso nuestra historia, desde principios de la Conquista, hasta finales de la Colonia plantea el suceso de relaciones catastróficas entre aquellos grupos étnicos, donde el europeo trata de defender su postura dominante y de superioridad sobre los demás pueblos, y se reproducen, generación tras generación, actitudes y se generan instituciones como la Encomienda y una jurisprudencia, no formal, que consolidan semejante postura, sobre cualquier otra consideración civilizada. 431 Sin embargo, la falta de consenso, entre los criterios de los pobladores europeos de América y la Corona Española, precipita un hecho y marginalmente se da otro, ambos de importancia capital a nivel estratégico y cultural, que hoy, casi permanecen en el olvido, por arte de la Guerra, en que el imperio español se lleva la peor parte, a favor del Imperio Inglés: La Gran Controversia, en el plano jurídico, en el cual la sociedad europea en general y la sociedad española, en particular, y en cabeza de sus más encumbrados intelectuales y juristas, definen su posición frente a los derechos humanos de los americanos, reconociéndolos súbditos del Imperio, con la misma dignidad que los súbditos de la Metrópoli, estatus muy cuestionado, y de hecho, no tenido en cuenta, por los líderes peninsulares del Nuevo Mundo. El otro hecho protuberante de nuestra tradición histórica, se refiere a la exitosa labor misionera adelantada por la Compañía de Jesús, no sólo en América, sino en Asia, con una visión universal digna de los más altos honores, en la cual, logra en Asia una interacción cultural tan eficaz con las sociedades china, e india, que todavía hoy son reconocidas, que dista inmensamente de la experiencia que han tenido esos pueblos en el día de hoy, en sus contactos con la cultura occidental modernizada; y la labor misional en Colombia y Paraguay, donde logró la increíble tarea de civilizar, en el transcurso de dos generaciones, pueblos nómadas y completamente salvajes que poblaban las llanuras y las selvas suramericanas de esos países. Esas experiencias, bien documentadas por la investigación histórica y antropológica, sumadas al invaluable aporte del trabajo científico, de la Sociedad Plural, de la Institución Democrática, de la Opinión Publica, conceptos de vida, desarrollados en Occidente, a partir de las ideas originales heredadas de la antigua Grecia, y algunos de ellos puestos en práctica después de la Revolución Social que se dio en Norteamérica, luego de la emancipación de Inglaterra de la Unión de los Estados del Norte, 432 -principio institucional del Estado en EE. UU. de América-, y aún de conceptos envilecidos por su aplicación perversa como el ideal de la “Libre Empresa”, como el de la “Propiedad Privada”, nos pueden servir, si son bien usadas, de suculento aporte no solamente para transformar, aún más, nuestra vida, sino para ayudarle a las demás sociedades del planeta a transformar la suya, y mejorar considerablemente su nivel de vida. La Técnica y las diferentes herramientas que aquella ha producido, condicionan las expresiones de la mente humanas según sus propias limitaciones específicas, como suele suceder, por ejemplo, con la lógica de un cierto lenguaje específico, tal como el español, el inglés, el árabe; sin embargo, solucionan también problemas específicos, como podría ser, reducir las distancias geográficas en las comunicaciones humanas, poner al alcance de los hombres la disponibilidad de alimentos que en su localidad no se pueden producir. Esas técnicas y esas herramientas pueden ser menos útiles, menos eficaces, menos eficientes, menos económicas, entre otras cosas, frente a otras que representan mejoras respecto de ellas. Sin embargo no son, en sí mismas buenas o malas. Su bondad o su maldad están en la mente de quien las usa. En la crisis económica actual, acentuada especialmente desde septiembre y octubre del 2008, entran como protagonistas dos fenómenos muy específicos: El primer protagonista, que, parece ser el disparador de la crisis, es el de las negociaciones fraudulentas que se dieron entre algunos directores financieros, con “prestigio garantizado” con otras empresas financieras, encubriendo <<la realidad de la insolvencia>> de sus propios clientes, responsables de títulos de deuda hipotecaria, para <<repartir sus riesgos>>, irresponsablemente asumidos, y cuando ésta insolvencia fue manifiesta, en la práctica, todo el sistema financiero de EE. UU. empezó a colapsar y su crisis ha empezado a propagarse por el mundo entero; hasta ahora, el intento de restablecer el equilibrio le costará a la Sociedad de ese país, la no despreciable suma de 433 US$ 700.000.000.000, según el presupuesto de ayuda apoyado por el Congreso de ese país. Pero la magnitud del fraude y la pérdida de confianza del público que invierte sus ahorros, hacen que las pérdidas reales de valor, en todo el establecimiento económico del Planeta sean mucho mayores, y quizás, incalculables. El otro es la estafa que viene realizándose por medio del montaje de varias “pirámides” financieras fundadas por hombres competentes y de visión poco común, indudablemente, pero con el fin perverso de acrecentar su poderío económico sobre la base de los aportes de miles, de millones de personas que tienen una pobre perspectiva en su visión económica del sistema económico globalizado, por lo cual ignoran en dónde pueden emboscarse sus victimarios, y actúan ante el espejismo de una renta usurera deslumbrante. David Murcia Guzmán, en Colombia, detenido estos días por la policía colombiana, cerebro de un emporio financiero, llegó a prometer intereses hasta del 10 % al mes, y sobre esa oferta ha logrado recoger en unos cuantos años cantidades incalculables de pesos (cientos de millares de millones), destinados a las arcas del Crimen Organizado nacional e internacional y de los movimientos subversivos, Farc entre ellos, apropiándose del ahorro, del crédito y del capital de ingente cantidad de ciudadanos ingenuos. Ahora, al finalizar el año 2008 empezó a desmoronarse ese imperio, y la gente empieza a culpar al Estado por su negligencia (y por la corrupción de funcionarios públicos claves comprometidos) y a invocar su apoyo. Ello supera con creces el producto del chantaje, la intimidación y cualquier campaña de secuestros anterior. Bernard Madoff, detenido estos días también por el FBI y la policía norteamericana, también, de gran prestigio, ganado en décadas de actividades en Wall Streat y quien llegó a presidir el mercado del Nasdaq, llegó a reunir US$ 50.000 millones, en otro imperio que empieza a derrumbarse. En un medio en el cual los intereses comerciales llegan al 7% anual llegó a ofrecer 10% y así estimuló la inversión en sus títulos, de dirigentes de diferentes instituciones financieras del Mundo. 434 Un conocido comentarista financiero e ingeniero antioqueño, Hernán González Rodríguez dice en su columna de El Colombiano de diciembre 8 del 2008, refiriéndose al discurso del presidente de Francia en Toulon, y tomando, para su columna algunos apartes del mismo: “La generación que venció al comunismo había soñado con un mundo donde la democracia y el mercado resolverían todos los problemas de la humanidad. Había soñado con una globalización feliz que acabaría con la pobreza y la guerra. Pero el sueño se ha interrumpido con el resurgimiento de los fundamentalismos religiosos y económicos, la especulación, los riesgos ecológicos, el terrorismo y el agotamiento de los recursos naturales. Acaba de fallecer determinada idea de la globalización, la que preconizaba la omnipotencia del mercado que no podía ser inalterado por ninguna regla, por ninguna intervención pública. Se ha fingido creer que los riesgos desaparecen uniéndolos. Se ha permitido que los bancos especularan en los mercados en lugar de hacer su trabajo de invertir el ahorro y analizar el riesgo de crédito. Se ha financiado al especulador y no al emprendedor. Pero este sistema no es la economía de mercado, no es el capitalismo. La economía de mercado es el mercado regulado, el mercado al servicio del desarrollo, al servicio de la sociedad, al servicio de todos. No es la ley de la jungla, no son los beneficios exorbitantes para unos y el sacrificio para todos los demás. La economía de mercado es la competencia que reduce los precios y que beneficia a todos los consumidores 435 La crisis actual es la crisis de un sistema que se ha alejado de los valores fundamentales del capitalismo, que ha traicionado su espíritu. Pero el anticapitalismo y el colectivismo, que tantos desastres provocaron, nada ofrecen en las circunstancias actuales. El reto estriba en salir fortalecidos de esta crisis. La remuneración de los dirigentes debe estar unida a su responsabilidad. Ellos no pueden ganar cuando todos pierden. Las agencias de calificación de riesgos han presentado grandes fallas y tampoco pueden escapar a la regulación. La moneda está en el centro de la crisis financiera y de las distorsiones que afectan los intercambios mundiales. Si no somos cuidadosos, las competencias desleales con las tasas de cambio acabarán por engendrar las violentas guerras comerciales que le darían vía libre al peor proteccionismo. Un productor francés puede elevar su eficiencia hasta donde quiera o pueda. Puede incluso competir con los salarios exiguos de los obreros chinos, pero jamás podrá competir contra o compensar la infravaloración de la moneda china. Urge renovar todo el sistema financiero y monetario mundial, como en Bretton Woods después de la Segunda Guerra mundial, Con el fin de crear las herramientas necesarias para la globalización de los intercambios comerciales. No podemos concebir el mundo de mañana con las ideas de ayer” Las consideraciones que hace Nicolás Sarkozy, no hacen otra cosa que colocarnos, de nuevo, frente a la urgencia de ampliar el abanico de referencias éticas de nuestra gestión económica. La ética del lucro no es suficiente para armonizar las relaciones económicas entre los hombres. Lo que es bueno para algunas de sus partes no es bueno, necesariamente, para todas, como pensaban los fundadores del sistema capitalista hace unos 436 doscientos años. Me atrevo todavía a más: A pensar que nos llevan a revaluar el significado de la normatividad, de los valores morales de la vida cotidiana que heredamos de los legisladores a través de las religiones en todas las culturas, a pesar de los excesos y de los abusos, que, no se puede dudar, los hubo, o los hay. La práctica de la normatividad ética debe ser capaz de mantener la armonía en la vida social de los hombres, debe permitir una distribución social justa de los frutos del trabajo de todos, debe abrir los caminos, a los niveles económicos sociales y políticos, de los objetivos propuestos por la Cultura, de las metas que cumplan las aspiraciones colectivas; para que el “trabajo” de unos no anule el de otros, para que el trabajo mancomunado de todos tenga <<sinergia suficiente>> en sus realizaciones, y alcance a superar, con creces, el efecto dañoso producido por las actividades antisociales. Y obviamente, deben ser inculcadas por todos los medios de formación y educación, públicos y privados. Aquellos legisladores fueron precisamente quienes le abrieron horizontes promisorios al Orden, en oposición al Caos, a las civilizaciones; quienes allanaron los obstáculos al entendimiento humano, quienes lograron que la visión utópica de una realidad muy diferente, que la <<promesa de la Salvación>>, anidaran en todas las capas de las diferentes Sociedades humanas y condujeran a los pueblos del mundo a vivir con esperanzas de alcanzar, por medio de la práctica de la virtud, una vida mejor, de merecer el premio de la Gloria, que es descrita de manera muy singular en las diferentes culturas humanas. El pensamiento utópico maestro de nuestra cultura cristiana, se basa en la idea que de Dios venimos y a Dios regresamos, El es <<α y Ω>> el Principio y el Fin de todas las cosas. El pensamiento cristiano se abre a esa utopía; la Naturaleza es obediente a Dios, por lo cual la Naturaleza es una buena maestra. Una experiencia singular, es vivida por un mercader de la ciudad de la Meca, situada en el desierto arábigo, en el siglo VI de nuestra Era, e ilustra el mismo drama que vivimos hoy en Occidente, y que venimos describiendo. Este mercader, de nombre Mahoma, vivía descontento con la corrupción imperante 437 en la sociedad a la cual pertenecía, y en la cual se adoraban una gran diversidad de deidades, y, por “inspiración divina” se dedicó durante quince años a elaborar una <<reforma moral>> de su pueblo, que le ganó muchos seguidores, aunque también muchos enemigos. De su propuesta surgió el Islam, que en árabe significa “Sumisos a Dios”, cuyo nombre es Aláh en árabe. El Islam, transformó al pueblo árabe, se volvió una institución de carácter no sólo religioso sino militar y formó un gran Imperio que llegó a extenderse por todo el Oriente, por el Norte de África y por el Occidente hasta España. El Islam significó un verdadero renacimiento de la cultura árabe, que se nutrió de los aportes y que enriqueció e impulsó la Civilización en todos los pueblos que lo conformaron. Se desarrollaron las artes, las ciencias, parte cuyos conocimientos ingresaron a Occidente a través de España, la arquitectura con testimonios de belleza incomparable, y, por intermedio de ellos llegamos a conocer gran parte de las obras de los pensadores griegos que hoy nos son familiares, y las bases matemáticas, como la aritmética y el álgebra, bases, no solamente para la contaduría comercial, sino para los desarrollos científicos que vendrían posteriormente. Ver esto es muy difícil en un mundo pesimista, ateo, materialista, en donde cada individuo se ha vuelto cada vez más solitario, neurótico, esquizofrénico, paranoico arrogante y autosuficiente que nunca, con una visión objetiva cada vez más reducida a sus propia esfera de vida individualizada, a su propia experiencia, sin conexiones confiables con la Cultura, en donde ésta, se percibe que está cada vez más al servicio del lucro del “más fuerte” y de la ruina del resto, que ha renunciado a tener en cuenta la dimensión espiritual de la vida humana, que no sólo pondera más de la cuenta la ética del lucro sobre cualesquier otros valores humanos, sino que pretende sustituirlos, por completo por los suyos, ignorándolos. Pero no se quedan las cosas allí solamente: Urge también la formación del elemento clave, del soporte básico de la vida social: una <<opinión pública auténtica>> de los ciudadanos, no producto de la imposición, de la manipulación de la información, del maquillaje de la experiencia, de los 438 condicionamientos en la formación de la personalidad, en la perspectiva de su realización, sino de de una sana interacción con otras experiencias, de un amplio y profundo diálogo, de información idónea, de juiciosa reflexión, de la búsqueda, del descubrimiento del sentido real de la Vida en el contexto universal. La tarea de <<conducir>> al Ser Humano de su estado de vida caótico a estados de cultura más evolucionados es una tarea colosal. Esa tarea será muy difícil si el lugar de los “cuadros administrativos de la Sociedad”, instituciones eminentemente públicas, es ocupado por poderes privados como los de las altas clases sociales, que las manejan, de alguna manera, según los exclusivos criterios de aquellas, o si éstas han sido penetradas por poderes criminales o subversivos, con el fin de desviar sus objetivos de los propuestos estatutariamente o por las cartas constitucionales de las naciones, entre otros, para colocarlos al servicio de sus propios intereses privados.. La Sociedad Urbana puede ser el punto de partida de semejante empresa; la Universidad pública es un instrumento formador, incomparable, para extender la consciencia que debería tener la ciudadanía acerca de su potencial; ese potencial debería ser la base para proyectar la construcción de una sociedad urbana que sirva efectivamente de <<polo de desarrollo>>, como un <<atractor>>, en la evolución de la cultura humana, como un todo, alrededor de su área de influencia. Si no procuramos la formación de una auténtica opinión pública, nos quedaremos sin el soporte fundamental de una democracia operativa, práctica, en el ámbito de la vida urbana, que apalanque, que sirva de referencia para los trabajos de crecimiento espiritual de las poblaciones más primitivas, nos quedaremos sin la fuerza capaz de transformar la vida humana en particular, y la Vida toda, en general, exaltándola; entonces no lograremos “despegar” del Caos en que a duras penas nos mantenemos, gracias a la más vil de las servidumbres que al ser humano se le haya ocurrido inventar, no ya en los medios sociales más primitivos, donde es 439 obvio que reinan todas las formas imaginables de violencia y explotación humana, de perversidad, sino, justamente, en las sociedades de avanzada –exponentes del “Progreso”-, donde el modelo económico, bajo el manejo perverso de hombres sin la visión ética adecuada, no sólo <<no construye>> la vida social, sino que ha abierto las más profundas “brechas” de miseria, pobreza e incertidumbre que se conozcan en toda la historia humana, entre las formas de vida de los sectores “pudientes” de la sociedad y los sectores de base menos favorecidos. No sólo <<no se preocupa>> por el crecimiento, el desarrollo del carácter del ciudadano, sino que envilece a la naturaleza humana, no está comprometida con la evolución de la Cultura en la dirección coherente con el devenir de la Historia: Suyo es el producto del espécimen humano que llamamos peyorativamente “desechable”, suyo es el producto humano que resulta de la profunda intoxicación por el alcohol, y otros fármacos, que resulta de una vida desordenada y desenfocada de las propuestas altruistas de la Cultura, que se muestra indiferente con la práctica del Vicio con sus catastróficas secuelas, para <<descalificar ese producto>> y luego destinarlo a engrosar los ejércitos de personas abandonadas con su cerebro hecho añicos, de indigentes, de incapaces, de moribundos, que inundan las calles el mundo nocturno de las grandes ciudades y que representan una carga considerable para la sociedad y una fuente de dolor constante para sus seres queridos. Si miramos la Economía Humana, no desde el punto de la economía clásica sino de la Ergonomía, puede visualizarse un mundo muy diferente del que nos presenta la perspectiva moderna actual: Esa visión nos muestra que es posible lograr esa deseada mejora del nivel de vida en todos los pueblos del Planeta si logramos desarrollar una sociedad holística, no sólo entre los hombres, sino contando incluso con la sólida alianza entre todos los reinos de la Naturaleza. La domesticación de plantas y animales es una experiencia que nos muestra, todavía de manera muy incipiente, el largo camino que hemos de recorrer. Es preciso que los hombres nos “bajemos de esa nube” de superioridad, de Soberbia que está animando actualmente nuestra vida. Es preciso que dejemos de asumir un papel de amos sobre nuestros 440 semejantes y hermanos, sobre los otros seres vivos, de dioses, que cumplimos de manera grotesca, ridícula, e infinitamente destructiva, que no nos corresponde. Es preciso que entendamos que nuestra especie está dependiendo, para su existencia, en todas sus culturas, y todavía hoy en día, de presupuestos de limitada efectividad, basados en interpretaciones de la Realidad no siempre suficientemente objetivas y amplias, razón por la cual no los podemos manejar adecuadamente y somos incapaces de obtener de ellos los resultados que desearíamos. La visión cosmológica moderna no solamente nos permite destacar los cambios que se han dado al nivel del eje científico de nuestra cultura, a la luz de las observaciones del Cosmos, de la parte de la Naturaleza que ha estado al nuestro alcance, en los últimos cuatrocientos años, respecto de las visiones tradicionales, sino lo radical de las diferencias de visión en comparación con otras culturas. Eso explica las diferencias que pueden darse en cuanto a conceptos éticos a todo lo ancho del Planeta, pero así y todo, hay coincidencias y unidad de fondo en sus sentidos. Podría decirse que, más que nunca, aún, en el mundo actual, la prudencia y la sensatez, nos aconsejan reconocer que la Naturaleza, por no decir finalmente que Dios, son definitivamente nuestros soberanos, han sido hasta hoy y lo serán quizás por siempre, nuestros maestros y de ellos depende en un todo y por todo nuestra suerte. Esa actitud nos plantea una nueva opción ética, que nos permitirá hacer posible mejorar sustancialmente el aprovechamiento de nuestras posibilidades energéticas disponibles y de las demás riquezas naturales que nos ha sido imposible disfrutar debido a nuestras discordias y constantes enfrentamientos. No alcanzamos a imaginar siquiera el significado del sistema termodinámico que representa la relación Sol - Tierra, origen de una mayor fuente de energía para la vida, más grandiosa que cualquiera otra de la que podamos disponer. Nuestro planeta posee unas condiciones singulares comparadas con las de los demás planetas de nuestro sistema solar: Su movimiento combinado con la radiación solar, genera diferentes corrientes de aire que llevan frescura a los 441 climas ardientes y calor a los fríos, que transportan las aguas del océano a los territorios continentales haciendo posible allí la vida. Nuestro planeta gira en una órbita alrededor del Sol que le permite recibir unos rangos de radiación solar, que nutren y fertilizan todas las formas de vida que conocemos; tiene su corteza dividida en placas que “flotan” en su magma, cuya dinámica de movimiento genera las corrientes marinas, impregna de nutrientes las aguas del mar haciendo posible allí la vida vegetal y animal. Sin que hayamos tendido consciencia de ello, sin que hayamos trabajado por ello arduamente, este hogar nuestro nos sirvió de cuna, nos cobijó con amor, les dio la comida y vistió a nuestros antepasados, y nosotros, ciegamente, vivimos en actitud de <<arrebatarle>> los medios necesarios para implementar nuestras desaveniencias, para destruirnos, desconociendo, sin siguiera agradecer, la magnitud de los regalos recibidos. Porque se impregnan de sus humores, porque el sudor corre por su frente, porque semana tras semana se congracian con su blando cuerpo, con la tierra que carga la semilla, despreciamos a los pueblos agricultores más sencillos que nosotros, despreciamos a nuestro campesino que nos brinda el sustento, despreciamos a los que lanzan las redes al agua, a los que lidian con los ganados tras nuestro sustento proteínico, los despreciamos a todos aquellos que luchan denodadamente por nuestra subsistencia, y que entiende mejor que nosotros la razón de ser de sus apegos, el motivo de fondo de sus quereres. Por desgracia, hasta su ambiente hogareño, hasta su ambiente comunitario, ha accedido con el <<progreso de los medios de comunicación>>, la ola destructiva, la indisciplina social, generadas por la corrupción que se propaga, en beneficio de la Sociedad urbana de Consumo; igual ocurre con la perversa influencia de las empresas del crimen, de los disparatados y radicales proyectos políticos de los movimientos subversivos. Su degradación cultural marcha pareja con la que se da en los más hostiles y agresivos ambientes citadinos. 442 Mientras tanto, nosotros, en las grandes ciudades, hemos aprendido a desconocer la realidad del aporte, del valor del Trabajo, y mediante subterfugios eludimos pagar su precio; hemos aprendido a delinquir, a agredir al prójimo a todos los niveles; hemos ideado las más disímiles formas de estafa para aplicarla en defraudar al prójimo, a las instituciones sociales; seguimos practicando las artes del disimulo, del engaño, de la mentira, seguimos aprovechando las posiciones de relativo poder para tenderle celadas y hacer caer en ellas a quien se abre, al confiado, al inocente; hemos generado estructuras criminales cada vez más fuertes, arrogantes, despiadadas, y temerarias, destinadas a apoderarse de, a controlar las instituciones del Estado para ponerlo a nuestro servicio, para ayudarnos impunemente a usurpar los derechos de los demás ciudadanos, para hacerlo parte de nuestros negocios particulares, para lucrarnos del patrimonio económico público y privado ajeno, queremos el dinero fácil, a la vez que se reduce nuestra inventiva productiva, nuestra capacidad creadora, y sin saber que un día, nosotros, con toda nuestra sabiduría, con toda nuestra civilización, con todo nuestro poderío, tendremos que emprender ese mismo camino, el de los campesinos que producen nuestros recursos vitales, seguramente, en el plan de <<”ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente”>>, y tal vez con una actitud menos abnegada y digna que la de ellos……o perecer; y sólo para comprender que llegaremos a descubrir, que allí, en el trabajo honesto, eficaz, eficiente y solidario para aprovechar los recursos que nos regala la Naturaleza, está escondida nuestra formidable promesa: La fuente inagotable de la Vida. Eso representa un desafío para el Hombre en general, para la Sociedad Humana, para los humanistas, que tendrán que establecer, cuál ha de ser, concretamente el genuino querer humano; pero hoy es más apremiante, todavía, para el científico, para el estadista, para el técnico y para el ingeniero, a quienes les corresponde traducir y expresar ese querer en el lenguaje que “entiende” la Naturaleza, construir los caminos para encontrar esa promesa de manera práctica, económica y efectiva. Para ello han de contribuir a la construcción de una sociedad suficientemente 443 fuerte, el instrumento colectivo, por excelencia, para hacerla realidad, a la edificación de los caracteres humano con la visión adecuada para usar eficazmente de ella, con la disposición de ponerse en acción diligentemente, al servicio de la Humanidad. “No basta querer: Hay qué saber el camino” dice sabiamente R Tagore. Y cuanto más pronto asumamos el reto y emprendamos la marcha será mejor. Pero ¿qué significa la construcción de una sociedad suficientemente fuerte, desde el punto de vista de la Ergonomía, una de las disciplinas humanas que habla más fielmente el lenguaje de la Naturaleza? Nuestro trabajo se orienta, básicamente, a una reflexión con fines didácticos, a crear consciencia en las personas de muchos factores interactivos, naturales y culturales, que, generan las actitudes básicas irracionales de nuestro actuar, y que permanecen en la oscuridad de nuestro inconsciente, de nuestro subconsciente, lejos de nuestras posibilidades de control. Dentro de esos factores hay muchos que nos inducen o que nos inhiben a ciertas formas de gestión o de acción, sin que éstas sean, necesariamente, concordantes con nuestro carácter, con nuestro propósito de ser diferentes, mejores, según nuestro propio criterio ético. El sistema social capitalista actual, surgido de las tres grandes revoluciones burguesas, los movimientos de reacción que generó y que sigue generando, igual que todo el movimiento espontáneo burgués, particularmente en las actividades de los negocios, en términos generales anárquico, y que surge como consecuencia de la aplicación amplia de principios como el de la “Libre Empresa”, y otros muchos principios cuya aplicación se ha vuelto hoy muy polémica, explican una parte muy importante de la hostilidad y agresividad del contexto en que vive cada uno de los seres humanos, hoy, en todo el Planeta, que está llegando, finalmente, a producir comportamientos patológicos, a afectar su salud, a afectar su juicio, entre muchos otros efectos. Y no sólo eso: Ejercen una presión enorme, casi abrumadora, sobre su poder de decisión, incluso en el nivel de las decisiones más simples. 444 La Ergonomía es ya una disciplina madura que se aplica al nivel Industrial, en particular, para optimizar las condiciones del Trabajo, para diseñar los puestos de trabajo, las tareas y oficios, no sólo del obrero, sino de quien cumple tareas administrativas. Y yo me he venido haciendo la pregunta: ¿Por qué no hacerlo con las actividades propias de los negocios, del ocio que describe el trabajo de dirección, el trabajo diplomático, el trabajo protocolario de las comunicaciones, el trabajo relacionado con las artes, el lenguaje, la música, etc., en resumen, todo aquel trabajo con significado estratégico, y que tiene qué ver, en general, con la Cultura, como un todo? El enfoque ergonómico del problema, que nos sirve de referencia, nos plantea una reflexión que nos conduce forzosamente, a la consideración de su aplicación a la realización del Hombre en el contexto de su Medio Ambiente, tanto social como natural. Desde el punto de vista ergonómico la Sociedad debería ser una herramienta humana que asegure, al menos, entre muchas otras cosas, una conexión eficaz del Hombre con sus fuentes de recursos vitales, una conexión de su presente con sus expectativas de futuro, una fuente de apoyo y solidaridad para enfrentar con mayor seguridad los retos de la vida, un lugar adecuado para su vida y evolución; no una fuente de sufrimiento, de incertidumbre, de frustraciones, de muerte. Esta crítica no tiene el sentido de exaltar los ánimos, la discordia; no se trata aquí de repetir el error histórico de propiciar más rebelión, más caos, más presión, más muerte, más destrucción, que sólo incrementan el resentimiento, las tensiones, los odios, los deseos de venganza en las relaciones humanas, el estrés, la enfermedad, tal como los vivimos hoy. Su sentido es el de crear una consciencia en el hombre actual, tan fiel como sea posible de la realidad que está condicionando su situación presente. Pero también es el de buscar la generalización de un debate que empezó un día en el Renacimiento, acerca del Hombre, y que hoy se requiere urgentemente continuar, para que 445 pueda estar en condiciones de retomar efectivamente la iniciativa de su cultura, <<por un mundo mejor>>. Tiene el sentido de propiciar el diseño y estructuración de una sociedad hospitalaria y acogedora, estimulante de la vida y la creación, de una empresa humana global, con proyección utópica, de beneficio común, lo que generará obviamente un trabajo de desarrollo tecnológico en particular, y cultural, en general, sin precedentes en la Historia. 446