CAPITULO II 1 . LOS DERECHOS FORALES Pueden definirse los derechos forales como regímenes jurídicos civiles que coexisten en el territorio español con el régimen civil común y aplicables, en general, con preferencia a éste en los territorios a los que pertenecen. Si bien no parece muy adecuada la expresión Derecho foral (completamente extraña en Cataluña, por otra parte), ni tampoco la de Derecho civil especial, empleada también en el artículo 149.1, regla 8ª, de la Constitución, ya que son términos que pueden inducir a equívocos, al asociarse fuero con privilegio o derecho especial con derecho particular, cuando se trata de derecho civil general, aunque circunscrito a una parte del territorio del Estado. Actualmente las Compilaciones de Cataluña y de Baleares hablan de Derecho civil de Cataluña y Baleares, respectivamente, sin calificarlo de derecho foral o especial; igual ha hecho en Galicia la Ley del Parlamento Gallego de 24 de mayo de 1995, reguladora de su Derecho civil propio. Sobre el contenido del Derecho foral comentan Diez-Picazo y Antonio Gullón (1) que hacia 1880, es decir, antes de promulgarse el Código civil, creía Alonso Martínez, probablemente con razón, que la única diferencia real entre los diferentes derechos españoles atañía al sistema de legítimas sucesorias, a la libertad de testar y al régimen económico del matrimonio. En la actualidad es bastante más amplio, al apartarse el Código de soluciones propias y optar mayoritariamente por las del Código de Napoleón y, sobre todo, tras la promulgación de la Constitución de 1978, que otorgó competencia para desarrollarlo a las Comunidades Autónomas que tuviesen Derecho foral. En este sentido, el Tribunal Constitucional en sentencias como la número 121 de 1992 ha declarado que el término derecho foral no se refiere únicamente a los territorios tradicionalmente considerados como tales, cuyo derecho fue objeto de compilación, sino también cualesquiera otros en que existiese al promulgarse la Constitución un derecho propio, distinto del derecho civil común, aún cuando no hubiera sido objeto de compilación, como fue el caso de Valencia, del que se ocupa la sentencia citada. 2 2.REFERENCIA HISTÓRICA: El origen de los Derechos forales se debe a los avatares de la Reconquista, causa de que desde la Edad Media coexistiesen en el territorio de lo que hoy es España varios reinos, que se mantuvieron incluso después de la unificación de la corona con los Reyes Católicos, dando lugar a una diferenciación de regímenes jurídicos entre las distintas regiones que aún subsiste hoy. En general puede afirmarse que existe Derecho foral en los territorios que en el pasado tuvieron soberanía y potestad legislativa (reinos de Aragón, Navarra, Valencia y Mallorca; Principado de Cataluña y Señorío de Vizcaya), aunque no en todos los casos, 1 DIEZ-PICAZO, Luis y GULLÓN BALLESTEROS, Antonio. Sistema de Derecho Civil, Vol. I, Madrid 1992, pag. 86. 2 Esta posición junto a la que parece estar imponiéndose, de considerar que el término desarrollar autoriza a las Comunidades Autónomas a legislar sobre derecho civil en cualesquiera ámbitos de los que no están reservados en exclusiva al Estado, deja vía libre para la ruptura de la uniformidad normativa civil que se consiguió con el Código, dado que es fácilmente defendible la existencia de derecho consuetudinario propio como el de Galicia o el del Fuero de Baylío, de origen consuetudinario en Galicia, discutiéndose en el caso del derecho que contiene el Fuero de Baylío si tiene origen consuetudinario o en unas constituciones dadas por el Baylío de la desaparecida Orden del Temple. En época moderna se formuló en una Pragmática dada por Carlos III en 1778 y su vigencia se extiende a diversas zonas de la Comunidad de Extremadura, fronteras con Portugal, y a la ciudad de Ceuta. En 1707, nada más implantarse en España de la dinastía borbónica francesa, se dictó el Decreto de 29 de junio, que suprimió las fuentes de producción normativa (Cortes) de los territorios que habían apoyado al pretendiente de la casa de Austria (Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia), frente a quien sería el futuro Felipe V, y derogó su derecho propio, aunque poco después se restablecería (excepto para Valencia) por los Decretos de Nueva Planta (dictados entre 1707 y 1716), pero sólo para la resolución de pleitos civiles y sin que se restableciesen al propio tiempo las fuentes de creación, con lo que se condenaba al inmovilismo. Por lo que respecta a Navarra y Señorío de Vizcaya, los Decretos de Nueva Planta respetaron sus fueros y derecho propio, pero con la primera Guerra Carlista, sufrirían un proceso similar al experimentado por los territorios de la antigua corona de Aragón después de la Guerra de Sucesión: Navarra perdería su potestad legislativa con la Ley de 16 de agosto de 1841 (ley paccionada), consecuencia del Convenio de Vergara de 1839, pero conservaría su Derecho propio, que dicha ley reconoció. En las Vascongadas, el Decreto de Espartero de 29 de octubre de 1841 suprimió sus fuentes de producción normativa, guardando silencio sobre la conservación de su derecho foral, entendiéndose que lo mantuvo en vigor. Paralelamente a las ideas centralistas, encarnadas en el Decreto de Espartero que acaba de citarse, hubo en España hacia la mitad del sigo XIX un florecimiento de los regionalismos y nacionalismos territoriales, que jurídicamente buscaron sus bases teóricas en las ideas de Savigny y la Escuela Histórica, destacando entre nosotros la figura del catedrático de la Universidad de Barcelona Durán y Bas. En ese clima ideológico y político se realizó el Proyecto de Código Civil de 1851 y los sucesivos intentos codificadores, cuyo fracaso se debió en gran parte a la oposición de los foralistas, en el caso del proyecto de 1851 porque suprimía los derechos forales, y en los otros intentos porque se incluía dentro del Código (1880) o porque no se establecía con claridad la subsistencia del derecho supletorio propio de cada territorio foral (1881), lográndose la aprobación del Código civil cuando en la Ley de Bases de 11 de mayo de 1888 se garantizó la subsistencia del Derecho foral, incluida la de su Derecho supletorio propio, quedando el Código civil como Derecho supletorio en defecto del que lo fuere en cada uno de los territorios forales; disponiéndose además en artículo 6 de la Ley de Bases la realización de unos Apéndices al Código Civil, que contuviesen las instituciones forales que conviniese conservar en cada una de las provincias o territorios donde existiesen, aunque el único que llegaría a promulgarse sería el de Aragón, tachado doctrinalmente de defectuoso y prolijo. Con la Constitución republicana de 1931 se establecieron Estatutos de Autonomía para Cataluña, País Vasco y Galicia, reconociéndoles la facultad de producir normas a través de sus propios órganos, proceso que interrumpió la Guerra Civil, volviendo a abordarse la cuestión foralista en 1944, cuando el en cada una de las regiones españolas, susceptible por tanto de ser desarrollado por las respectivas Consejo de Estudios de Derecho Aragonés propuso la celebración de un Congreso Nacional de Derecho Civil que habría de tener por tema fundamental el estudio de la situación actual y futura de las legislaciones forales; congreso que se celebraría en Zaragoza entre los días 3 y 6 de octubre de 1946, aprobándose como conclusión la conveniencia de elaborar un Código civil de España que recogiese todas la instituciones de Derecho común, el Derecho territorial o foral y las peculiaridades de alguna regiones; y como primer paso para la ejecución de este ideal codificador, se propuso la compilación de la instituciones forales o territoriales, contemplando las que estuviesen vigentes y el restablecimiento de las que, aún no vigentes, no hubiesen decaído por el uso y se creyeran necesarias. La idea de las compilaciones fue acogida por el Gobierno y en 1947 dispuso la constitución de comisiones en Aragón, Cataluña, Navarra, Baleares, Galicia, Álava y Vizcaya, a fin de que formaran los anteproyectos en que se debían recoger las instituciones de Derecho foral de actual observancia. Fruto de la labor de esas comisiones, a las que en 1953 se incorporarían vocales foralistas, fue la promulgación entre 1959 y 1973, de las Compilaciones de los Derechos forales de Vizcaya y Alava, Cataluña, Baleares, Galicia, Aragón y Navarra. 3.COMPETENCIAS DEL ESTADO Y DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS.Las reglas sobre competencias del Estado y de las comunidades autónomas en materia de derecho civil se recogen actualmente en el artículo 149.1, regla 8ª, de la Constitución, precepto inspirado sin duda en el artículo 31.1 del Código Civil en el que se señalan las partes del mismo con vigencia en todo el territorio nacional. Volviendo a la regla 8ª del artículo 149.1 de la Constitución, cabe extraer las conclusiones siguientes: 1ª El Estado tiene competencia exclusiva para legislar en materia de Derecho civil, excepto cuando se trata de Comunidades Autónomas en que existiese Derecho foral al promulgarse la Constitución. 2ª Estas Comunidades Autónomas tienen competencia para conservar, modificar y desarrollar sus respectivos derechos civiles forales, lo que dada la expresión desarrollar que emplea la Constitución, significa para algunos que pueden legislar, con preferencia a las normas estatales, sobre cualesquiera materias, excepto las que el precepto constitucional reserva al Estado, a las que luego se hará referencia. Otros sin embargo sostienen que únicamente tienen competencia para legislar en materia de Derecho civil dentro del ámbito de lo que era su Derecho civil foral cuando se promulgó la Constitución. 3ª El Estado tiene en todo caso competencia exclusiva para legislar sobre aplicación y eficacia de las normas jurídicas, determinación de las fuentes del Derecho (con respeto en este caso a las normas de Derecho foral), relaciones civiles relativas a las formas de matrimonio, registros e instrumentos públicos, bases de las obligaciones contractuales y conflictos de leyes. Materias estas a las que estaría vedada la potestad legislativa de las Comunidades Autónomas. 4.- LAS COMPILACIONES Comunidades Autónomas. Culminación de los trabajos de las distintas comisiones que se nombraron en los llamados territorios forales, a raíz del Congreso de Derecho Civil de Zaragoza de 1946, fue, según se dijo, la aprobación entre 1959 y 1973, de las compilaciones del Derecho civil de Vizcaya y Alava, Cataluña, Baleares, Galicia, Aragón y Navarra; pero tras la Constitución de 1978 y un primer momento de adaptación a la misma de las distintas compilaciones, parece que la tendencia actual es de superación de esta idea, yéndose abiertamente al desarrollo sistemático del derecho civil propio mediante leyes civiles, al margen de las compilaciones. VIZCAYA Y ALAVA La primera Compilación que se aprobó fue la Compilación del Derecho Civil Foral de Vizcaya y Álava, que fue aprobada por Ley de 30 de julio de 1959; constaba de 63 artículos, pero ha sido derogada por Ley del Parlamento Vasco de 1 de julio de 1992 del Derecho Civil Foral del País Vasco, en cuyo ámbito territorial de aplicación distingue entre: 1º.- Disposiciones aplicables en Vizcaya, con excepción de las llamadas doce villas de derecho común (suelo urbano de las mismas al promulgarse la Ley): Balmaseda, Bermeo, Durango, Érmua, Guernica y Luno, Lanestosa, Lequeito, Marquina, Ochandiano, Ondárroa, Portugalete y Plencia; la ciudad de Orduña y el término de Bilbao, que se rigen por el Código Civil, aunque el artículo 10 prevé la posibilidad de su extensión de las normas forales a estas villas, mediante ley del Parlamento Vasco, cumplidos previamente otros requisitos, ente los que se establece la aprobación de los vecinos). 2º.- Disposiciones aplicables en la provincia de Álava, concretamente en los municipios de Llodio y Aramaio, donde se declaran aplicables las instituciones del Derecho vizcaíno, y en la tierra de Ayala, que comprende los municipios de Ayala, Amurrio, Lezama y Oquendo y una serie de pueblos del municipio de Arceniega (pero no esta villa) donde se admite la vigencia del antiguo Fuero de Ayala. Respecto de Guipúzcoa se prevé el desarrollo legislativo ulterior de su derecho tradicional, sin perjuicio de reconocerse de inmediato la vigencia de las normas consuetudinarias existentes sobre ordenación del caserío y del patrimonio familiar, susceptibles de ser transmitidos a un único heredero (legitimado). Las instituciones esenciales de Vizcaya, aplicables, también, como se dijo, a Llodio y Aramayona, se refieren al sistema económico matrimonial, que funciona como una comunidad universal, liquidándose a su extinción como tal si el matrimonio tuvo hijos; en otro caso se liquida como una sociedad de gananciales, recuperando cada partícipe lo que hubiere aportado y liquidándose por mitad las ganancias. En materia de sucesiones hay una mayor libertad de testar que en el Código civil y rige el principio de troncalidad. Por su parte, el Derecho de Ayala se concreta básicamente en la libertad absoluta de testar, con la simple carga de dejar poco o mucho como quisieren o por bien tuvieren a los legitimarios, que son los señalados en el Código Civil. CATALUÑA La Compilación de Cataluña fue sancionada por Ley de 21 de julio de 1960 y fue adaptada a los principios constitucionales mediante Ley del Parlamento de Cataluña de 20 de marzo de 1984, que permitió además la promulgación del Decreto Legislativo de 19 de julio de 1984, que aprobó el Texto Refundido de la Compilación del Derecho Civil de Cataluña, consta de 344 artículos, distribuidos en un Título Preliminar y cuatro libros; pero su contenido está derogado en gran parte por el llamado Código de las Sucesiones, aprobado por Ley del Parlamento del Cataluña de 30 de diciembre de 1991, que consta de 397 artículos y por el reciente Código de Familia, aprobado por Ley del Parlamento de Cataluña de 15 de julio de 1998, que regula los efectos personales del matrimonio y los efectos de la nulidad, separación y divorcio; el régimen económico matrimonial, las uniones de hecho, filiación y la potestad del padre y de la madre; la adopción, la tutela y los alimentos entre parientes. Fuera de la Compilación se regula el llamado Contrato de Integración, aplicable a la explotación ganadera, los censos, las relaciones de vecindad y las servidumbres legales, así como las garantías posesorias sobre cosa mueble. Dentro de la Compilación tienen todavía vigencia el Libro III, que se refiere a la tradición, la accesión, el usufructo y los derechos de servidumbre; y el libro IV, sobre obligaciones y contratos en general y sobre prescripción, destacando como peculiaridades la venta a carta de gracia (retracto convencional) y la usucapión, no distinguiéndose entre la ordinaria y la extraordinaria y estableciéndose la adquisición de la propiedad y demás derechos reales por la posesión durante treinta años si se trata de bienes inmuebles, y de seis años, si son inmuebles. BALEARES La Compilación de Baleares se aprobó por Ley de 19 de abril de 1961, aunque se ha redactado prácticamente de nuevo a partir de la Ley 28 de junio de 1990 y el Decreto Legislativo de 6 de setiembre de 1990, que aprobó el Texto Refundido de la Compilación del Derecho Civil de Baleares. Se estructura en un Título Preliminar y 3 Libros. El Título Preliminar dispone el ámbito territorial de aplicación y la preferencia del Derecho Civil balear (integrado por la ley y la costumbre) sobre el Derecho civil común, como ocurre en la compilación catalana. El libro I se aplica a la isla de Mallorca, el II presenta las Disposiciones aplicables en la isla de Menorca, y el III se aplica a Ibiza y Formentera. En Baleares el régimen económico matrimonial es, en defecto de capitulaciones, el de separación de bienes, existiendo en materia sucesoria mayor libertad que en el sistema del Código Civil, con amplio reconocimiento de la sucesión contractual.. GALICIA La Compilación del Derecho Civil Especial de Galicia fue aprobada mediante Ley de 2 de diciembre de 1963, aunque en la actualidad la materia está regulada por Ley del Parlamento Gallego de 24 de mayo de 1995, sobre el Derecho Civil de Galicia, estructurada en un título preliminar, que regula la aplicación e interpretación del Derecho Civil de Galicia, y de otros ocho títulos: El primero trata de la ausencia no declarada, el segundo, de la casa y la veciña, el tercero de los Derechos Reales, donde se regula el muiño de heredeiros, cuyo objeto es la molturación de granos en molino común por piezas o grupos de ocho horas que acuerden los partícipes o por lo que fuese costumbre, y otros aprovechamiento comunales; el cuarto de retracto de graciosa (facultad del titular de un patrimonio rústico de retraer dicho patrimonio objeto de una ejecución judicial, pagando el precio y los gastos de legítimo abono, debiendo ejercitarse el derecho el término de 30 días a contar desde que se le comunique la adjudicación; el quinto, se refiere a los contratos, contemplándose los arrendamientos rústicos, la aparecería y el vitalicio, contrato por el que una o varias personas se obligan a prestar alimentos a otra u otras a cambio de la cesión o entrega de bienes; el Título VI contempla la Compañía Familiar Gallega, que se constituye entre parientes que explotan en común fincas rústicas o lugar acasarado, el Título VII el Régimen económico familiar y el VIII a las Sucesiones. ARAGÓN El texto básico del Derecho aragonés antiguo eran los Fueros y Observancias del Reino de Aragón. Promulgado el Código Civil, fue Aragón la única región que llegó a tener su Apéndice, aprobado por Decreto-Ley de 7 de diciembre de 1925, siendo sustituido por la Compilación del Derecho civil de Aragón, aprobada por Ley de 8 de abril de 1967, modificada ulteriormente por Leyes de 21 de mayo de 1985, 25 de abril de 1988 y de 29 de marzo de 1995. Constaba de 152 artículos, estructurados en un título preliminar y cuatro libros, pero el Libro II, en el que se regulaba el Derecho de sucesiones, ha sido derogado por la Ley de la Comunidad de Aragón de 24 de febrero de 1999, que regula ahora esta materia de forma completa. El título preliminar trata de las fuentes del Derecho civil aragonés; el libro I de la persona (capacidad y ausencia), del Derecho de familia (entre cuyas instituciones destaca la junta de parientes, que se constituye para intervenir en los múltiples casos que se indican en la Compilación o señala la costumbre), del régimen económico matrimonial (que será el pactado en capitulaciones y en su defecto el régimen matrimonial legal, consistente en una comunidad de muebles y ganancias) y del derecho de viudedad, por el que, salvo pacto en contra, la celebración del matrimonio confiere a cada cónyuge el usufructo universal sobre los bienes del que primero fallezca. El libro III trata de los bienes, ocupándose de las relaciones de vecindad y las servidumbres y el IV del derecho de obligaciones. Aparte de las sucesiones, se regulan también fuera de la Compilación las uniones de hecho, en concreto mediante Ley de la Comunidad de Aragón de 26 de marzo de 1999, sobre parejas no casadas. NAVARRA En Navarra se aprobó la que se denomina Compilación del Derecho civil o foral o Fuero Nuevo de Navarra por Ley de 1 de marzo de 1973, adaptada a la Constitución por otra de 1 de abril de 1987. Es la más extensa de todas las compilaciones, se divide en libros y éstos en 596 leyes (no se divide en artículos). El Libro preliminar trata de las fuentes del Derecho navarro, de la vecindad civil del navarro, del ejercicio de los derechos y de la prescripción. El libro primero trata de las personas (físicas y jurídicas) y del Derecho de familia, estableciéndose como régimen legal de bienes en el matrimonio el llamado de conquistas o adquisiciones, que es un sistema de gananciales. El libro segundo se ocupa de las donaciones y sucesiones, admitiéndose la desheredación de legitimarios mediante el sistema de fórmula y los pactos sucesorios. El Libro III, de los bienes y de las obligaciones y contratos, recoge algunas normas propias del Derecho navarro, pero la mayoría son una especie de normativa paralela a la del Código civil, en palabras de O’Callaghan, que le reconoce mejor técnica a veces que la del propio Código Civil ( 3). De las instituciones propias deben mencionarse derechos reales como son las facerías y corralizas, que son derechos de aprovechamiento comunal de pastos, leñas u otras utilidades de carácter análogo. FUERO DE BAYLÍO 3 OCALLAGHAN, Xavier. Op. Cit. Págs. 85 y 86. Consiste en un régimen-económico matrimonial de comunidad universal, sujetándose a partición como gananciales todos los bienes que los casados llevan al matrimonio o adquieran por cualquier título. Rige en zonas de Extremadura de influencia portuguesa, comarcas de Alburquerque, Jerez de los Caballeros, Olivenza, Frejenal de la Sierra, Fuente de Cantos y también en Ceuta, seguramente debido a una primera colonización portuguesa. 5.- SISTEMA DE FUENTES Y DERECHO SUPLETORIO. El artículo 149, regla 8ª, de la Constitución atribuye al Estado competencia exclusiva para determinar las fuentes del derecho, pero con respeto a las normas de los Derechos forales o especiales. Esto implica que las fuentes de derecho foral no puedan diferir de las establecidas con carácter general para todo el territorio del Estado. Pero al propio tiempo la posibilidad de que los derechos forales introduzcan modificaciones, sino en la determinación de las fuentes, sí en su orden de prelación o aplicación preferente, como ocurre en Navarra, donde se establece la supremacía de la costumbre sobre las demás fuentes, incluida la ley (cuando no sea imperativa o prohibitiva); o en Cataluña donde se declara el derecho local, tanto escrito como consuetudinario, con el mismo rango que el Derecho general catalán en aquellas localidades y en los contenidos que la Compilación indica. En Galicia, el artículo 1 de su Ley particular declara que el Derecho Civil de Galicia está integrado por los usos y costumbres propios y por las normas contenidas en la presente ley, así como las demás leyes gallegas que se conserven, desarrollen o modifiquen. En Aragón el artículo 1 de la Compilación señala que las fuentes del Derecho civil de Aragón son la ley, la costumbre y los principio generales en los que tradicionalmente se inspira su ordenamiento jurídico, declarándose en el artículo 2 la fuerza obligatoria de la costumbre, con la únicas excepciones de que sea contraria a la Constitución o a las normas imperativas del Derecho aragonés. Y en el País Vasco existe la particularidad de que, la ley reguladora de su derecho civil, establece en el artículo 2 de la Ley que la jurisprudencia complementará el Derecho Civil Foral con la doctrina reiterada que establezca la Sala de lo Civil del Tribunal Superior de Justicia del País Vaco al interpretar y aplicar el Derecho Civil Foral propio Otra posibilidad permitida por el precepto constitucional citado, es que junto al sistema ordinario de fuentes, se contemple el pacto como una fuente más e incluso, salvo que se trate de normas imperativas o prohibitivas, superior a las otras, tal y como ocurre en Navarra (principio de parimiento fuero vienze), Aragón (principio stumdum est chartae) o en el País Vasco; territorios en los que además por lógica consecuencia rige el principio de libertad civil, según el cual las leyes se presumen dispositivas. Respecto al Derecho Supletorio, el artículo 13.2 del Código civil establece el carácter de Derecho supletorio del Código, en defecto del derecho supletorio propio de cada uno de los territorios forales. Tradicionalmente este derecho supletorio estuvo integrado por los Derechos Canónico y Romano; pero en la actualidad ninguna de las compilaciones ni leyes civiles territoriales mencionan expresamente cual sea su derecho supletorio propio, limitándose a establecer que su derecho se integre e interprete tomando en consideración las leyes, las costumbres, la jurisprudencia y la doctrina que constituyen su propia tradición jurídica. Además en los casos de Navarra, Aragón, Islas Baleares, Galicia y País Vasco se alude expresamente al derecho civil estatal como derecho supletorio, con la salvaguarda de que no se oponga a los principios generales de sus ordenamientos o de que se interprete conforme a ellos. Debe tenerse en cuenta también que con arreglo a la cláusula general de supletoriedad contenida en el artículo 149.3 del Código Civil, el Derecho del Estado –todo el Derecho del Estado y no sólo el Derecho civil, es supletorio del de las Comunidades Autónomas en aquellas materias respecto de las que existan vacíos normativos. Sin que esto signifique que el Estado tenga competencia para dictar normas generales con vocación supletoria ni que a través de este expediente pueda regular materias de la competencia exclusiva de las comunidades autónomas; se trata sólo de o de una regla de superación de lagunas, mediante normas preexistentes a la Constitución o promulgadas por el Estado en virtud de un título competencial que la misma le atribuya, como repetidamente ha señalado el Tribunal Constitucional