“COMO ERA MI COLE, CUANDO YO ERA NIÑO/A” VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía AYUNTAMIENTO DE LINARES Edita: Patronato Municipal de Bienestar Social Prólogo: Baldomero Patón Galdón Presentación: Juan Fernández Gutiérrez (Alcalde de Linares) Portada: Juan A. Vilches Martos Reflexiones: Ana Villar Correro Jurado Seleccionador: Pedro Belinchón Sarmiento Baldomero Patón Galdón Alberto Ramiro Ramón Manuel Ramón Reyes García Mercedes Rueda Fernández Secretaria: Cristina Nájera Tinoco El Excmo. Ayuntamiento de Linares agradece su inestimable participación a: Los/as responsables de los centros, residencias y colectivos, que trabajan con, para y por las Personas Mayores de Linares, así como a los/as responsables, profesorado, alumno/as y familiares de los siguientes centros educativos: C.E.I.P. “Colón” y C.E.I.P. “Padre Poveda” Depósito legal: J - 682 - 2013 Imprime: Gráficas DISA - Pontón, 60 - LINARES “Todas las Personas Mayores han sido niños” Dedicado a aquellas personas nacidas a partir de los años treinta del pasado siglo, que con su esfuerzo y tesón, han impulsado y hecho posible una sociedad más próspera y justa, valioso legado para las generaciones venideras. A modo de prólogo… La hubieran llamado “marimacho”. La abuela Mercedes sonríe… Su nieta, la de su mismo nombre, le ha pedido que le cuente como era la escuela a la que ella fue, por desgracia por poco tiempo, allá en su infancia. Y viene a su memoria como, mientras los niños hacían “gimnasia” (normalmente, prolongación del fútbol con pelota de trapo del recreo) ella, junto con sus compañeras, tenía que quedarse en clase de “hogar”: aburrida sucesión de vainicas, ojales y bordados para convertirse en una mujer de su casa… Una más de tantas discriminaciones de la época… ¡Con lo a gusto que le hubiera dado ella un patadón a la pelota de trapo, mucho mejor que los “mantas” de sus compañeros y hubiera marcado un gol! El frío… El condenado frío que hacía en aquella escuela… Los sabañones… Es el peor recuerdo de Ramón… Y las cansinas tablas de multiplicar cantadas (algunas veces, por las tardes, mientras el maestro se sumía en un plácido duermevela… de avispa). Porque cantando también se aprende: desde el catecismo hasta los ríos de la vertiente atlántica… Hemos, en esta sexta edición del Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía, puesto en marcha –probablemente, de forma involuntaria- una lógica máquina del tiempo: La que ha llevado a los mayores, otra vez, a un mundo, a una época, ya lejana, de penuria y de miedo, de escasez y sacrificio… de un solo libro para todos pasando de mano en mano… De la libreta para todo, mayormente escritura y cálculo, escrita a lápiz, borrada y vuelta a escribir porque faltaban esas monedas, más precisas para otras cosas, por ejemplo: comer en casa. Los jóvenes “alucinan”, como dicen ellos… pero ¿eso ha pasado VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 5 Los jóvenes “alucinan”, como dicen ellos… pero ¿eso ha pasado alguna vez? Si no me lo estuvieran contando mi abuelo, mi abuela, no me lo creería… ¡Con un solo libro y un solo maestro para todas las asignaturas! ¡Sin ordenadores! Con frío… Una escuela como para no ir… Pero ese “no ir” era para nuestros mayores, en aquellos tiempos, una desgracia. Valoraban la importancia que tendría en su vida futura, en la que ponían toda su esperanza, el saber “de números y cuentas”. Fueron muchos los que empezaron tarde y tuvieron que dejarlo pronto: El poco dinerillo que podrían “arrimar” a casa era importante. Y las chicas, ni eso: El ayudar a la madre –o sustituirla- en la cría de los hermanos o en atender a la familia eran la causa de su pronta salida de la escuela… Una máquina, sí o… un puente. Un extraordinario puente en dos sentidos del tiempo. La comparativa entre aquellas viejas escuelas y los modernos y cómodos Centros educativos de ahora (aunque todavía quede, por esos pueblos de Dios, alguna de las otras) es dura. Si nos detuviésemos a hacerla, tendríamos para un libro entero… Homenaje a aquellos alumnos que hicieron lo que pudieron para sacar adelante algo “de provecho” y que, aún, muchos de ellos tratan de completar su ansia de seguir aprendiendo en los distintos Centros de Adultos… A aquellos maestros, los del “pasas más hambre que un maestro de escuela” en la peor de las versiones, héroes no anónimos en bastantes casos: Los que enseñaron, que comprendieron, que dieron ternura inspirando respeto, suelen ser recordados por sus alumnos en muchos casos con nombre y apellidos: ¡Cuántas veces habrán aparecido don Andrés Martín, doña Clotilde, doña Gloria, en la memoria de las generaciones que pasaron por sus clases! Aunque, de vez en cuando, funcionase la puñetera palmeta… 6 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Pero los otros, los nefastos (algunos no eran ni maestros) que pensaban y actuaban como si toda la escuela fuese palmeta, vara y castigo, se han encontrado con que nadie recuerda sus nombres… como mucho, un sarcástico o cruel apodo: “el bigotes”... “zapatones”… Y podríamos seguir escribiendo páginas y páginas sobre estos recuerdos tan vivos y tan sorprendidos de abuelos y nietos. Pero –ya lo dije antes- llenaríamos todo el texto de algo que, en realidad es lo que unos y otros nos van a contar a continuación en este libro… ¿Libro?... pues no sé. No sé si lo veremos en libro de papel o en “pendrive” (tampoco sé si se escribe así), el formato digital éste que está de moda. Desde mi más absoluto respeto al progreso, manifiesto mi total desacuerdo con el uso de este medio para publicar los trabajos. Comparto y hago mías las palabras que, en defensa del libro en papel, ese que nuestros abuelos se iban pasando para aprender a leer y obtener conocimientos y –además- lo consiguieron, que mi compañera y colega Mercedes Rueda expresó ya en la pasada edición de este Certamen. En cualquier caso, estamos ante unos trabajos que nos traerán recuerdos, jirones de una época, de muchas vidas… y perplejidad de otras. Os recomiendo que asumáis todos los sentimientos que aparecen junto con esos recuerdos y que, para ello, los leáis con detenimiento y los hagáis vuestros, como parte y memoria de otra época que les tocó vivir a quienes nos criaron y que los que nos sucederán deben asumir, sacando conclusiones de ella, por increíble que les parezca. Y que no se quede ni una coma. Baldomero Patón Galdón 2013 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 7 SALUDA Ya podemos acceder al nuevo trabajo fruto del trabajo de un colectivo que tiene mucho que contar y sobre todo muchas vivencias que transmitir. Desde hace varios años nuestros mayores afrontan el reto de editar un texto recopilatorio con el objetivo de aprender a la vez que enseñar, comenzaron editándolo en forma de libro y ahora lo ponen a disposición de todos "colgándolo" en internet, uniendo por tanto lo tradicional con las exigencias de las nuevas tecnologías. En los momentos actuales dominados por los recortes y sobre todo por el empeño en eliminar cualquier política llevada a cabo desde la administración destinada a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, cuando sólo se considera el factor economicista de los beneficios al capital, seguir manteniendo proyectos como el que aquí presentamos supone todo un reto, un reto que debe ser valorado y reconocido a quienes lo impulsan y sobre todo a quienes lo protagonizan, nuestros mayores. Descarguemos el documento, difundámoslo y agradezcamos así a los autores su aportación a nuestra cultura. Juan Fernández Gutiérrez Alcalde de Linares 8 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 1º Premio de Relato Corto FRANCISCO JOSÉ MAÑAS MÁRMOL SEMBLANTE Francisco José Mañas Mármol Nació en Linares en el seno de una familia de tradición minera, cuyas formas de vida y de percibir el mundo, basada en el sufrimiento de intentar sobrevivir día a día, marcaron su forma de ser. Estudió Magisterio en la especialidad de Ciencias Humanas. Posteriormente realizó un Master en la Facultad Ramón Llull de Barcelona en “Dirección y Gestión de Entidades Sin Ánimo de Lucro y Economía Social”, donde publicó un análisis exhaustivo de “El papel de los movimientos sociales y el voluntariado en la España del siglo XXI” . Su origen y su formación académica han influido en su quehacer profesional. Así, ha sido Director de la Escuela de Educación Social “El Puntal” de Jaén, Director del Colegio Público “Santa Teresa Doctora” de Linares, Secretario de La Federación “Himilce” y asesor de La Confederación de Asociaciones de Vecinos de Andalucía. El compromiso con la filosofía del voluntariado, con su pueblo, y con su legado minero lo han llevado a tutelar numerosas y multitudinarias marchas por este patrimonio. Así como numerosas publicaciones y cursos de formación tanto en el campo del voluntariado, la minería y, el 10 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía DÍAS DE LLUVIA, ZAPATOS GORILA ENTRE LOS CHARCOS Una tarde plomiza, como el color de las entrañas de mi tierra, cansado y preocupado, no sabiendo de qué, porque la suerte de la vida me ha sonreído, mientras otros sufren la perdida de su destino en tiempos de hastío y mediocridad, oliendo a húmeda tierra empapada, percibida a través de la ventana y a libros viejos, que tranquilamente ordenaba, llenándome de ese aroma característico de vainilla tostada y harina mojada, hallé, por azar, un vetusto manual, de mi infancia, de mi infancia mas temprana. La portada era sugerente. Un niño bien vestido, rubio, atlético y limpio estudiaba tranquilo en un prado, mientras la tarde atardecía. Enciclopedia Álvarez decía. Así fue mi infancia iNo, claro que no! Aunque no pasé calamidades por el esfuerzo y el sudor de los míos, que con arrojo y valentía arrancaban los bienes pétreos, grises y plateados a nuestra tierra agradecida. Rica, pobre, altanera y sufrida, que formó mi conciencia y la vuestra y que nos hizo ser humildes y serenos. Pensé entonces cómo fue en realidad mi niñez. Mi fugaz y lenta etapa pueril fue de picón, de poca luz en las calles, de tiendas con papel de estraza, de días largos y soleados, de noches cortas y brumosas,de silenciosas huellas de una guerra entre hermanos, que tras llantos sigilosos, ya pasó. De escuela con sillares, que aún perduran, de piedras coloradas, de niños y niñas separados, con ventanas verdes enmohecidas, de techos altos de amarillento blanqueado, de atezadas pizarras rayadas; pálidas tizas, insípidas y cuadradas. De frío en el cuerpo de un niño que no entiende; de dañadas y añosas maderas en un suelo atrasado. De seca lluvia, que con gotas gelatinosas limpian los sucios y translucidos cristales ambarinos. De tardes de "cocido" y mortadela en la garganta. Hastío, de abrumada cabeza, con los números de tablas y cuentas interminables. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 11 De zapatos Gorila, duros y eternos, cuya marca nos daba una fuerza, para sentirnos exploradores de tierras desconocidas, que no sabíamos soñar. De calcetines irrompibles, cosidos y recosidos por nuestras madres sin rechistar; de pantalones cortos heredados y heredados, de saquito, con coderas, heredado y heredado. De cantos de pan, azúcar blanco y aceite. De huchas con chinitos, bolsas con fideos y arroz. iArroz! ¿para quién no tiene? Siéntate de nuevo y obedece, Perdón, Don José, la mosca no me deja. -¿Dos por dos?, ¿El Cantábrico y sus ríos?, ipresente!, por Dios y por España. Hombre de provecho. De eras de tierra minera; de fútbol con ovalados balones desinflados; de barro prendido en la ropa, en espera que seque o me pegan. De lima, hurtada y devuelta a mi padre en descuidos conocidos; de trompas, pintadas con colorido lápiz desgastado, liadas con cordones de sedas purpurinas. De bolas de hierro, de olvidados rodamientos, que en triángulos iniciáticos colocábamos, para sacarlas con hábil tiro, con los dedos, rompiendo la simetría de las formas. De patín de maderas inservibles, que con ruedas de ferroso hierro hacen ruidos infernales. De ambulatorio, verde, blanco, grande y armonioso, que huele a alcohol desde su enorme ascensor. Marrones sillas correderas, de madera rallada, con llaves o punzones, donde, encriptadas entre sus esquinas, se sellan los nombres secretos de furtivos amores. Consulta, con albina puerta chirriante, pomo dorado y oxidado. Se abre, me miran, fría enfermera con cofia descuidada, médico amable, de ojos cansados. Me asusto. Cojo la mano de mi madre: Súbale la camiseta, señora . iDeprisa! Botón negro, plateado y frío; heladas manos callosas. Marcha bien, no se preocupe, el sudor de las eras. Es machote. Palo áspero, garganta abierta, como pez que busca aire, arcada y una lágrima pegada. Nada, como siempre anginas. Cuatro inyecciones y supositorios. Sobre 12 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía todo inyecciones, todo lo curan. De chocolate espeso y terroso en vaso corto y arcilloso; en domingos con mantel blanco inmaculado que con mimo es cuidado, bajo unos tallos o churros aceitosos que con juncos verdes de ribera son atados. De la mano con mi madre, por las calles, mientras que mi padre trabaja en lo hondo. De patio fresco con la parra, de agua fresquita de mi pozo. De amigos, en guerras y lealtades; de pandillas correosas y altaneras; luchadores de dominios en esquinas fronterizas, con piedras, tirachinas y peleas. Pero nunca con daño vejatorio. Se sabía acabar, marcando la hegemonía de lo conquistado, donde ya se prohíbe al vencido traspasar. De pueriles amores candorosos y callados; de robados besos en las oscuras esquinas; de caricias y roces olvidados, en espacios, en rincones sin luces y no transitados pero vivos como azahar. De miedosas rabonas, de deberes nunca acabados y hábilmente explicados; de promesas cumplidas o incumplidas, de valores alcanzados u olvidados. De Celtas con toses y Bonanzas robados a hurtadillas; del primer vino y tapa de bravas en el bar, entre amigos que creen que ya son hombres, cuando torpemente empiezan a caminar. En fin, de tantas y tantas cosas, que marcaron una época, que no es de prado y sol poniente, sino de lucha y espera paciente. Una época que ya, como aguas de río, nunca volverá. Duros tiempos para vivirlos, para llegar a un fin de mes. Pero, no me olvido, ni te olvides, que esta infancia, juventud y escuela, nos hizo ser lo que somos: hombres y mujeres libres, honestas y firmes, preparados para capear, con orgullo, tesón y modestia los tiempos duros que nos vienen. Para reírnos, cuando podamos, con sonrisa franca y sincera; para llorar, cuando nadie nos vea, con dulces y espesas lágrimas. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 13 2º Premio de Relato Corto MARÍA LUISA HEREDIA CASTILLEJO MI PASION POR LA LECTURA Nací en Linares (Jaén) el día 2 de Junio de un caluroso verano de 1942. Mi padre, Emilio Heredia Jiménez y, mi madre, Dolores Castillejo Maldonado, formaban un matrimonio típico de la posguerra: mi padre un trabajador de Sevillana de electricidad y, mi madre ama de casa. Como sabemos todos, el sueldo de un obrero en aquellos años, daba justo para comer y mal vestir. Gracias a la habilidad de mi madre con la costura íbamos vestidos decorosamente, pero sin lujos: no nos los podíamos permitir. Mi padre en su afán de que nuestra educación fuera mejor que la suya, quiso ponernos en un "colegio de pago", para eso tenía que hacer horas extraordinarias y muchos chapuces. Para mis padres representaba un sacrificio llevarnos a mi hermano y a mí a ese colegio, pero esa fue mi suerte: el día que entre en el por primera vez, me di cuenta, de lo que me gustaba y, de lo que quería: quería vivir entre libros. La vida a veces elige por ti, y siendo yo la mayor de los cuatro hermanos, no tuve más remedio, en muchas ocasiones de hacerme cargo de llevar la casa, (mi madre se ponía enferma muy a menudo) razón por los que 14 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía mis días de colegio eran muy escasos y así fue pasando mi niñez. Aprendí todo lo que una futura ama de casa debía saber......pero nunca deje de leer: para mí era tan necesario como el aire. En 1963 me case: tengo cinco hijos y ocho nietos a los que quiero con todo mi corazón y, siento su cariño y aceptación en todo lo que hago, sintiéndome yo muy orgullosa de ellos. Hace diez años que voy a un grupo de lectura en la B. M. He estado continuando mis estudios en Paulo Freire; Llevo cinco años en la Universidad D.M. Y hace dos años me presente al voluntariado en el Centro de P.A. de P.M. En el presente, junto a otros compañeros, dinamizamos dos talleres en este centro: El de Grandes Lectores y, el de Amistad: Creo que no puedo dar ni recibir más cariño del que me dan mis compañeros. ¡¡Soy muy feliz!! Practico senderismo, fotografía y yoga. ¡¡Las tres me encantan!! También he viajado, haciéndolo casi por toda España y por diferentes países; estos viaje no solo me han servido de diversión: con ellos también he adquirido cultura. La experiencia que me ha quedado de mi paso, en estos años por el mundo de la cultura: es rotunda. Cuando aprendemos a leer dejamos de ser desvalidos ante la sociedad: cuando aprendemos a comprender lo que leemos, entramos en el mundo del conocimiento. María Luisa Heredia Castillejo - C.P.A. de P.M. C/ Viriato Linares 11 de octubre de 2013. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 15 CALLE DEL PONTÓN, Nº 51: MI COLEGIO Todos los recuerdos más bellos de mi niñez están ligados, con una fuerza especial e imborrable, a mi colegio. Mis cinco sentidos se impregnaron con sus recuerdos y vivirán conmigo toda la vida. Cogida de la mano de mi madre, entré en aquella casona antigua y señorial; en el portal oscuro y amplio ascendía una ancha escalera con los peldaños de madera; la baranda de hierro forjado con el pasamanos de madera, embellecían el conjunto de la entrada. La escuela estaba ubicada en el primer piso. Mi madre llamó al timbre. Nos abrió una señora que me "impresionó", pero no lloré. Nos hizo pasar a un gran salón, que era la clase y, allí estaba la que iba a ser mi maestra: Doña Ángeles. Detrás de una gran mesa, estaba sentada la profesora. No puedo olvidar ni su presencia ni su aspecto. Me gustó. Su piel era muy pálida y, su pelo de un blanco níveo, que peinaba con un moño bajo en la nuca. El color de sus ropas siempre negras, destacaban en primer lugar el tono de su piel y de su pelo, y acentuaban aún más su delgadez; todo ese conjunto le daban un aspecto de sencilla elegancia. Tenía los ojos pequeños y muy cansados: pero su mirada era directa y penetrante; sus manos entrelazadas y apoyadas sobre la mesa le daban un aspecto de figura estática. Raras 16 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía veces la veíamos sonreír, pero éramos tan pequeños que no sabíamos captar su tristeza: ahora no me cuesta nada reconocerla. La clase estaba dividida en dos secciones; la de delante estaba ocupada por sillas pequeñas con asientos da enea (cada uno llevaba la suya), la parte de atrás estaba llena de pupitres largos con asientos de madera, y en la parte superior y espaciados había tinteros, en los cuales mojábamos la pluma para escribir. Una de las mejores cosas que me hizo encontrarme con mi identidad, fue mi colegio. Mi maestra me llamó, -.ven, María, te sentarás al lado de Antoñita, ella es de las mayores, tendrá cuidado de ti y te enseñará a hacer palotes.- Miré a Antoñita y me pareció estar viendo a un hada; era una adolescente preciosa que además me trataba con dulzura. ¡¡Yo estaba encantada!! Al día siguiente fuimos a comprar los materiales que me hacían falta. Frente al colegio había una "tienda" que era Mercería-Papelería. Los dueños de la tienda (un matrimonio mayor) parecían dos personajes sacados de un cuento de Perrault; Pedro y Orosia, así se llamaban, y vivían rodeados de sus sobrinos, pues no tenían hijos. Al entrar en la tienda me envolvió un olor a colonia y, además había otro olor que impregnó mi olfato; lo había olido VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 17 antes y no sabía dónde. Pedro se dirigió a mi madre, -. ¿Qué quiere señora?- Mi madre le dijo lo que necesitaba y él lo trajo al mostrador; una cartilla, una libreta y un lápiz. -El lápiz de Juan Sindél-, dijo Pedro, y en ese momento se puso a sacarle punta, ¡¡Ya sabía de dónde venía ese olor!! Era de los lápices, y así olía mi colegio: para mí fue como un perfume que jamás me ha abandonado. Fue pasando el tiempo y, aunque no acudía regularmente a clase, (era la mayor y tenía que ayudar a mi madre) cuando iba, hacía jornada intensiva. Antoñita, "mi hada madrina", aparte de otras cosas, me enseño a bordar, y aunque me gustaban mas los libros, hacia con gusto aquel trabajo tan primoroso. Mi colegio era muy "cosmopolita"; estábamos niños de diferente clase social, niños de obreros como yo (mi padre era electricista) y niños de clase adinerada que habían tenido que emigrar a nuestro pueblo por diferentes razones: nunca la maestra hizo diferencias entre unos y otros. De las cosas que me enseño, las más importantes para la convivencia fueron, EDUCACION Y URBANIDAD, dos cosas que hoy están tan poco valoradas. 18 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía En aquel colegio al que iba de vez en cuando, creció en mí el germen de la curiosidad por aprender todo lo que fuera posible y estuviera a mi alcance. Pero no es tan fácil, el tiempo no se para por nada ni por nadie y, cuando te das cuenta eres un adulto "muy mayor" y no has tenido tiempo ni oportunidad de hacer lo que verdaderamente deseabas. No quisiera que os confundiera este relato, dando la impresión de tristeza. En todo caso añoranza de aquel tiempo, y alegría de mi presente, pues en estos últimos años si he tenido "el tiempo y la oportunidad" y creo que los he aprovechado: este es mi humilde parecer. Al principio os decía que mis cinco sentidos se impregnaron de aquel colegio y sus enseñanzas y que serian para toda la vida, y así ha sido. De lo que me siento más orgullosa es de haber sabido transmitir a mis hijos los valores que aprendí en mi querido colegio y que hoy nos hacen disfrutar de respeto y cariño. Hoy en día cuando voy a los talleres del Centro de Personas Mayores, o al taller de lectura de la Biblioteca, o a la Universidad de Mayores, siento un inmenso agradecimiento por los profesores que nos imparten las clases y, salgo de ellas llena VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 19 de energía y felicidad: es la misma sensación que sentía al salir de mi escuela. En el presente a veces, me desvío de mi camino de vuelta a casa para subir por la calle CÁNOVAS DE CASTILLO, (alias DEL PONTÓN) sólo para pasar por la puerta de mi antiguo colegio, en el cual ahora hay un Centro Cultural, ¡¡No era para menos!! Espero haber sabido transmitir no sólo las emociones, sino también aquellos valores y enseñanzas por los cuales hoy estoy aquí comunicándome con vosotros a través de este relato. Para mí ha sido un placer contaros esta historia, en la que todo lo que se dice es real. Ha sido un resumen de todo lo que viví, y de lo feliz que fui, en la calle DEL PONTÓN Nº 51: MI COLEGIO. 20 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 3º Premio de Relato corto DOLORES LECHUGA RAMIRO Nace en Arquillos, (Jaén) 1938. Vive en Linares desde 1961. Implicada desde finales de los 70 en el movimiento vecinal de Linares, donde ha formado parte de varias Juntas Directivas como vocal de Cultura y del Área de Mujer de la Asociación Vecinal “La Esperanza”. Ha publicado diversos poemas y relatos, al quedar seleccionada en distintos concursos literarios a nivel local y provincial, así como colaboraciones en diversas publicaciones. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 21 “LO QUE SIEMPRE AÑORÉ” Cuando tuve edad de ir al colegio, el simple hecho de plantearse ir a clase era poco menos que inalcanzable, pues vivamos en el campo en una casilla de peones camineros a tres kilómetros y medio de Arquillos. Mi familia constaba de nueve miembros: mi padre, mi madre y mis siete hermanos. Había que atender muchas tareas, como el huerto, acarrear agua del pozo, arreglar la ropa de todos, cuidar de los más pequeños, de los animales (teníamos gallinas, pavos, cabras, cerdos...) en fin, un lío. Mis padres siempre se preocuparon mucho de que todos aprendiéramos en casa. Ellos se sacrificaban para que aprendiéramos de todo, desde leer, escribir, hacer cuentas, hasta aprender el catecismo, que nos enseñaba mi madre. Como digo, yo me encargaba de llevar a las cabras al campo. Recuerdo que en el verano me gustaba madrugar.. Me asomaba a la puerta y disfrutaba viendo las estrellas brillar en ese cielo tan azul. Me sentaba en el escalón de la puerta y mientras me comía un tomate maduro iba viendo como avanzaba la mañana y las estrellas, mi constelación de Las Cabrillas, se iban perdiendo por los cerros más altos. Al momento se veía el resplandor del sol asomándose, perezoso, encima de la piedra de los Donceles. Yo me preparaba una talega con libros, libretas y lápices de tiza que era el único material del que disponíamos. En mis tiempos solo estaba el tintero y la pluma y el lápiz, aun no había bolígrafos. Al atardecer, cuando el sol ya se despedía detrás de las montañas en un cálido abrazo, en casa cesaban las tareas diarias 22 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía y comenzaban las clases. Clases de todo. De deberes de escritura, cuentas, aprender a remendar calcetines, hacer vainica.. . Otra cosa muy importante era saber comportarse en cada momento primando siempre el respeto hacia los demás y saber mantener la unión y el cariño entre la familia. Cuando por la mañana sacaba a mis cabrillas y mis cerdos a andar y comer por el campo, respirar el inconfundible olor a romero, tomillo o cual quiera de las plantas aromáticas que hay en el campo me levantaba el ánimo. Entonces, tomaba aire profundamente y cerrando los ojos pensaba para mí: "¡Ay, que a gusto!". A primera hora los animales estaban más nerviosos y solo tiraban hacia el sembrado. Más tarde, cuando se tranquilizaban, me sentaba en una piedra y me ponía a hacer lo que más me gustaba: leer y escribir. También hacía dibujos. Observaba curiosa a los pájaros cuando entre caricias hacían sus nidos. Traían ramitas, hojas y barro para que sus polluelos se encontrasen a gusto. Yo les escribía historias y pequeños poemas. Aun recuerdo algunos: Pajarito, pajarito que haciendo tu nido estás, cuando tengas a tus pollitos ¿tú que les vas a enseñar? La escritura me hacia los días más livianos y aligeraba las pesadas horas de mi tediosa tarea de guardar los animales. Al volver a casa con ellos siempre había cosas que hacer. Una colada entre mi hermana y yo, limpiar la casa, recoger algunas cosas del huerto o coser. Pero a pesar de eso yo siempre procuraba pillar un momento para VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 23 ponerme a escribir. A escondidas, claro. Mi hermana cual el mejor de los Sherlock Holmes me vigilaba y le decía a mi madre: "¡¡Mamá, ya está ésta escribiendo otra vez!!", a lo que mi madre siempre decía: "¡Ay nena deja eso para la noche, que hay cosas que corren más prisa que eso!". Cuando cumplí doce años, estando noviembre ya en sus últimos días, no quise guardar más a los animales. Lloré, pataleé, grité, chillé, y es que mi hermana había empezado a ir a la aceituna y yo quería ir también. Mis padres decidieron que mi hermano Antonio, el que me sigue, que ya iba a ayudarme, se encargara de esa tarea y yo me fui con mi hermana al tajo a coger aceitunas. Nos pagaban dieciséis pesetas a las aceituneras. A los vareadores les pagaban algo más. Aun con todo, me sentía feliz de verme trabajando. Pasaron los días y con ellos semanas, meses y, finalmente, los años. Una vez me vi casada y con dos hijos, tuve la primera oportunidad de ir a una escuela de verdad, como a la que fueron mis hermanos y hermanas y la que tantos sueños me inspiró. Allí me saqué el graduado y renové mis ganas por aprender cosas nuevas. Aun hoy cuando vuelven a mi memoria los recuerdos de aquellos primeros pasos de mi formación, me siento más que orgullosa de la escuela que tuve. 24 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 1.ª Mención de Honor de Relato Corto Antonia Serrano Sánchez, nace en Jódar (Jaén), el 4 de Septiembre de 1925. Vive actuálmente en la Residencia de Personas Mayores de Linares desde 2011. Mujer de carácter afable, culta, educada y solidaria. Participa en todas las actividades del Centro. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 25 ¿CÓMO ERA MI COLEGIO CUANDO YO ERA PEQUEÑA? Mi colegio se llamaba “General Fresnada" y mi profesora era Doña Desamparados Zumaquero, una señora muy mayor. A continuación, os voy a describir cómo era mi colegio. Tenía un aula muy grande, y la pared del frente toda de cristal. Había 24 pupitres dobles y varias bancas para niños de 4 a 7 años. En el centro de la pared colgaba un gran crucifijo. En la clase teníamos tres pizarras grandes, un mapa mundi y dos mapas de España. El ritmo de la clase era el siguiente (en lo que yo puedo recordar): Empezábamos con la cartilla de vocales; seguíamos con el catón y teníamos también un libro llamado “Lecciones de cosas". Otro libro indispensable era “EI Manuscrito 1º y 2º”, que era un manual que contenía poesías de autores relevantes, como por ejemplo: Campoamor, Gustavo Adolfo Bécquer, etc... .Aún recuerdo algunas de ellas, que puedo recitar... “EI Corazón" era otro libro de lectura, y por supuesto también leíamos “El Quijote", obra maestra de nuestra literatura. Contábamos, también, con una enciclopedia (de la editorial Espasa) para estudiar y buscar información, la cual teníamos que memorizar. De ella se surtían aquellos alumnos que estudiaban para el ingreso en el instituto. A este curso le llamábamos “Ingreso". 26 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Los libros de las distintas materias, tales como: geografía, matemáticas, cálculo, historia de España, etc....eran de Ezequiel Solana. Se presentaban como unos librillos muy finos, parecidos a folletos explicativos, de pocas hojas de cada asignatura. Constaba de quince o veinte páginas cada uno. Mi colegio tenía un patio muy grande dónde se podía jugar a “La pídola", ”La maisa", ”El trompo", “EI juego del pañuelo"...si eras un niño... Y las niñas jugaban al “corro" al “ mayo" a la “comba". El edificio de mi colegio, constaba de dos plantas. En la planta baja había tres aulas y tres pasillos muy amplios (lo mismo que en el piso superior). Tenía dos escaleras muy amplias a ambos lados y que se juntaban arriba por medio de un pasillo. En la planta superior había otras dos aulas de niñas y una de niños (ya que en el alumnado las niñas éramos mayoría). En ese mismo piso, teníamos cinco aseos, a los cuales llamábamos "retretes". Además, mi cole, tenía un jardín en la puerta de entrada. El día de La Primera Comunión, se celebraba en Pascua Florida. Por la tarde nos llevaban al campo, y allí merendábamos todos los niños y niñas. Los padres, de los más pudientes, les llevaban a los profesores: pollos, huevos, dulces, embutidos, etc.... Yo fui, por desgracia, muy poco tiempo a clase, pues teníamos, mi hermana y yo diez años cuando empezó La Guerra Civil, y como estábamos perseguidos por no ser adictos al régimen, nos tuvieron que sacar del colegio, durante el tiempo que duró la guerra. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 27 A los dos años de terminar la Guerra Civil, murió mi padre, y estuvimos cuatro años sin salir a la calle. Después, cuando llegaron las "Hermanas de San Vicente de Paul", por el año 1943, abrieron un nuevo colegio llamado "La Misericordia" en el cual estuvimos hasta el año 1947 porque mi hermana ya se iba a casar. En ese colegio enseñaban a hacer bordados, y se hacían verdaderos primores. Allí, ella se hizo su dote para la boda. Yo no fui más al colegio y me dediqué a ayudar en las tareas caseras pues mi madre estaba muy delicada del corazón y no podía fatigarse. Éramos tres hermanos, dos niñas y un varón. Volviendo al tema del colegio, por la mañana cuando entrábamos y dábamos los buenos días, se empezaba las clases rezando; y por la mañana hacíamos escritura, después lectura y cuentas. Posteriormente, veinte minutos de recreo y vuelta a la clase hasta las doce y media que salíamos para comer, y a las tres estábamos hasta las cinco, que ya terminaban, hasta el día siguiente. Las clases eran de Lunes a Sábado por la mañana. El horario escolar era el siguiente: Lunes gramática, Martes matemáticas y geografía, Miércoles historia de España y geometría, Jueves lectura, Viernes física y química, y Sábado religión. Las tardes eran dedicadas a coser y a las cuentas, esto era para los que no aspirábamos a hacer bachiller. Para mi recuerdo, la época escolar fue muy triste ya que sólo tenía doce años cuando murió mi padre y por ese motivo abandoné el colegio, que me gustaba mucho. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 28 2ª Mención de Honor de Relato Corto MARIANA NIETO ORTIZ Nació en Baños de la Encina (Jaén), el día 5 de Abril de 1.928. En la actualidad vive en el Centro Residencial para personas mayores de Linares, desde el año 2004. Es una persona activa y participativa. El año pasado ganó el 1.º Premio del V Concurso de Relato Corto. 29 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía “recordando mi etapa en el cole” Aunque ya han pasado muchos años, aún conservo un entrañable recuerdo de "cómo era mi cole cuando yo era niña". Era muy traviesa y estaba muy consentida. A la edad de cuatro años, comencé a ir a párvulos. De esa época tengo recuerdos muy bonitos. Tenía dos babis blancos, para ir al cole, que me habían hecho mis dos hermanas mayores, que sabían muy bien coser. Mi cole estaba cerca de casa, por lo que podía ir sola, pero siempre tenían que llevarme, para así, evitar que hiciera "rabona", que eso me gustaba mucho. Mi hermana solía acompañarme al cole. Un día, para librarme de ir a clase, me solté de su mano y me deslicé por una gran pendiente llena de barro (ya que aún no estaban cementadas las calles) y terminé cayendo en un gran charco de agua. Cuando mi hermana me vio, estaba totalmente manchada de barro, por lo que tuvimos que volver a casa. Como no teníamos agua caliente, ni mucho menos bañera, mis padres tenían que ir a la fuente a por agua, ayudados por unos mulos que portaban unas aguaderas para meter cuatro cántaros. Una vez que mi hermana me bañó en el barreño, me puso el babi limpio y me llevó de nuevo al cole, sin haberme salido al final con la mía. Lo que más me gustaba del cole, era cuando hacíamos VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 30 excursiones al campo, que era muy a menudo. Íbamos en fila de dos, de la mano de nuestra compañera, dos niñas y dos niños, todos con babis blancos que parecíamos "palomitas de las nieves". La maestra siempre iba acompañada de otra señorita para que tuviera cuidado de nosotros. A la salida del pueblo, cerca de la Iglesia de Santo Cristo, había una rampa, que era una piedra escurridiza. Como a los niños nos gustaba deslizarnos por la pendiente, la maestra que era muy buena, nos llevaba un cojín para evitar que nos hiciéramos daño en el trasero. Nuestras madres nos preparaban la merienda. Los más pudientes se llevaban pan con chocolate, y los más pobres pan con azúcar y aceite. Siempre que mi madre me ponía dos onzas de chocolate, yo le daba una onza a la compañera que no tenía. La maestra, aunque me castigaba, me tenía mucho aprecio. Solía ponerme con los brazos abiertos de espalda al resto de los niños, y yo en un alarde de travesura, giraba la cabeza para atrás para así provocar las carcajadas del resto de los niños; y en otras ocasiones, me ponía en el rincón. Aunque era de las niñas más castigadas, la maestra decía que tenía un gran corazón. Los juegos que hacíamos eran la rueda, la comba y la rayuela (colache que le decíamos). Como a mi madre no le gustaba que yo faltase al cole, cada vez que los acompañaba al río Pinto, ella iba a hablar con 31 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía la maestra para que no me pusiera falta. Íbamos muy a menudo a lavar ropa. Mis padres utilizaban dos mulos para cargar las canastas de ropa recia. Cuando llegábamos al río Guadalquivir, y mientras mi madre y hermanas lavaban, yo me iba con mi padre de la mano a ver a los animales, como por ejemplo las cabras montesas. A mi regreso al colegio, la maestra, siempre me preguntaba cómo lo había pasado, y todos mis compañeros se sentaban a mi alrededor a escucharme. Tras mi etapa de párvulos, pasé al colegio de "Gobierno" cuando ya tenía siete u ocho años. El maestro que teníamos estaba muy enfermo. Su boca estaba torcida, y los niños le apodaron "boca de topo". Como se sentía tan mal, dejaba los deberes escritos en la pizarra y mientras él se salía fuera, nosotros debíamos terminarlos. Cuando entraba y veía que estaba la clase revolucionada, empezaba a dar palmetazos encima de la mesa. Él nos contaba que estaba muy enfermo, y nos pedía que le lleváramos huevos de regalo porque estaba muy débil. Al principio mi madre me los daba, pero de pedírselo tantas veces ya llegó a enfadarse. A escondidas, en una ocasión, subí al gallinero, cogí los huevos y me los guardé en los bolsillos. De camino a la escuela, me caí y se rompieron. Mi madre, cuando se enteró, me regañó, pero al final acabaron riéndose mucho. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 32 Unos niños podían llevarle, pero otros no. Por eso, se me ocurrió hacer una recolecta y que cada uno le pidiera a sus padres una perra o un real, para que le comprásemos cosas, al maestro, para comer. Cuando le entregamos, todos los niños, al maestro, lo que le habíamos comprado, él estaba sentado en su mesa, y al vernos, apoyó su cabeza sobre sus manos, llorando de emoción. Más tarde, pasé de curso a la escuela de "Mayores". Tuve una maestra que se llamaba Dª María lnma, que era muy buena. Nos enseñaba mucho y nos mandaba deberes para la casa; aunque de vez en cuando tenía muy mal genio. Nos decía, muy reiteradamente, que "la letra con sangre entra". Por la mañana nos tocaba escribir y hacer cuentas, y por las tardes nos enseñaba primores (bordados, calados y cojines). Al final del curso, se hacía una exposición con todas las labores realizadas. A mí, siempre me han gustado más las labores que los números. A la edad de doce años, me salí de la escuela porque mi hermana mayor se casó y yo tenía que ayudarle a criar a sus hijos. Desde el año 2004, que fue cuando llegué a la "Residencia para personas mayores de Linares", me matriculé en el aula de adultos, hasta el día de hoy, donde aprendo cada día un poquito más, ya que nunca es tarde para aprender. 33 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 3ª Mención de Honor de Relato Corto ENCARNACIÓN CAMACHO DE HARO Nací el día 22 de agosto de 1946, en Linares. Mi biografía es muy cortita pero creo que interesante. Soy la pequeña de cinco hermanos, querida por ellos, a mi padre no llegué a conocerlo cuando tenía 27 meses murió, aunque no lo conocí siempre mi hermana me lo recordaba, siempre estuve con mi madre que fue muy luchadora y nos sacó adelante. Mi vida tuvo de todo espinas y rosas, algunas con muchas espinas pero la vida sigue. Cuando eres joven siempre te dejabas llevar por los tuyos, así era la vida, nunca lo hacías por tí mísma. Luché con muchos contratiempo que la vida te va poniendo pero siempre salí, porque mi fe me ayudó. Como ya dije en mi relato los días de mi colegio fueron bonitos; luego ayudé a mis hermanos en la tienda, después iba a bordar al corte y a clases particulares y el tiempo pasa. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 34 Me casé y tuve cuatro hijos que son mi vida, a veces, pienso; sin ellos no sería nada, y una nieta a la que quiero con toda mi alma, y si Dios quiere otro pedacito de cielo que viene en camino. En 1998 por circunstancias de la vida, mi vida cambió, empecé a hacer algo nuevo, para eso necesitaba el graduado escolar, lo saqué con notable, me hizo mucha ilusión volver a estudiar. Hice bastantes cursos. Estuve trabajando en el Teatro Cervantes cuatro años en la taquilla, en la que me sentí muy a gusto y respetada por la gente. Luego conocí a una persona, con la que comparto mi vida. Como va pasando la vida procuro llevarla todo lo mejor que puedo con mis actividades. Creo que soy una persona bastante activa y formal, me siento querida por mis compañeras y profesoras. Mis actividades son: la lectura, musicoterapia, memoria, pintura al óleo y dibujo de lápiz, este último dicen que lo hago muy bién. Hoy día tengo 67 años, no sé lo que me quedará de vida, a veces, me siento cansada pero hay que seguir y digo un día más, que hay que luchar porque la vida sigue. Esta es mi Biografía. 35 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía RECUERDOS DE MIS DIAS DE COLEGIO... SI AQUELLO ERA UN COLEGIO Era pequeñita cuando mi madre me llevó el primer día, hoy se llama guardería pero entonces no sé lo que era aquello. La segunda vez lo recuerdo mejor, la señorita se llamaba María Ochoa, que genio cuando se le ponía a ella, se vestía de bruja y nos asustaba, aquello nunca lo olvidé. La habitación era deprimente y de bonita nada. La tercera vez la recuerdo mejor, mi madre decía que era un colegio de paga, pues todos los meses pagaba 15 pesetas, figúrate que prestigio estar en un colegio de pago, a la que muchas veces de mayor pensé, porque mi madre no me puso en un colegio público. Mis profesoras se llamaban señorita Brígida y señorita Antonia, un poquito mayores, pero sí que nos ensenaban bastante. Por las mañanas nos daban clase seria de números y letras y nos daban un librito que se llamaba libro de urbanidad. Todos los días se leía una página, nos decía que teníamos que tener buenos modales y respetar a los mayores y muchas cosas más que todavía las recuerdo, valores que hoy se han perdido. Hoy pienso yo que se tenía que recuperar para los colegios como otra asignatura. Recuerdo aquellos días, iba por la acera, subía por mi izquierda y una señora mayor que bajaba me dice, niña cual es tu derecha y le dije esta y me dijo, pues por esta tienes que ir y tuve que bajarme de la acera para dejarla pasar, figúrese VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 36 como ha cambiado la sensibilidad de la juventud. Por la tarde nos enseñaban a bordar, mis primeros puntos fue un pañito para un pedestal hecho en cordoncillo, no tendría yo más de siete u ocho años. Todo lo recuerdo con mucho cariño. Como íbamos por la mañana y tarde bajábamos a un patio a hacer las labores cuando era verano. Para el día de la Inmaculada, día de las madres, en especial el día de mi madre que se llamaba Concha, con mis ahorros de 1'50 pesetas compre media cuarta de tela azul en aquellos comercios que ya se han perdido por desgracia y le hice a mi madre una bolsita para los peines y un pañuelo de vainica. Que ilusión cuando yo entregue a mi madre mi regalo. También recuerdo algo triste en los días de colegio, me puse malita, aquel día falte al colegio y vino una amiguita a verme, se llamaba Maravillas y le dijo a mi madre, Encarnita está escribiendo con la zocata, mi madre me levantó de la cama, me echo a la calle a jugar, vio que mi mano derecha no la usaba. De momento me llevó al médico, figúrate era una parálisis infantil. Entonces no había vacunas, mi madre no se cortó, aquella noche marchamos a Madrid, cuatro meses en el hospital del niño Jesús. Yo tan pequeña y me tuve que quedar sola, igual que ahora que los tuyos no te dejan ni un momento, que triste cuando me quisieron entrar no había manera arrastrándome lo consiguieron. Mi madre por la tarde a la hora de la visita me llevo una muñeca de aquellas que le dabas a un palito atrás en el brazo y salía andando, a ella no la dejaron pasar a dármela, yo estaba 37 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía ya tranquila, como se iría mi madre que dolor al dejarme tan pequeña en aquella camita sola. Diréis, porqué he contado esta experiencia.......porque está dentro de los días de colegio. Cuando volví yo traía unos aparatos puestos en el brazo y en la cintura y mi señorita procuraba siempre sentarme en el mejor sitio, me sentía figúrate, una niña privilegiada. A veces me sentaba a su lado en la mesa de camilla con un braserito, porque de pupitre nada. También recuerdo cuando me prepararon para hacer mi primera comunión, ensayábamos en un reclinatorio, nos poníamos de rodillas y todavía recuerdo su nombre y a veces la veo por la calle y recuerdo todo.....qué bonito. Con once años salí del colegio para ayudar a mis hermanos en una tienda de bicicletas, me hicieron un babi azul, recuerdo que trabajaba como una persona mayor pero era lo que había, de todas maneras mi madre nunca me dejó, iba a clases particulares y a bordar porque entonces se aprovechaba todo el tiempo, tenías que hacerte una mujer. Estos son varios de los recuerdos de los días de colegio de mi niñez. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 38 1ª Mención de Honor de Relato Corto 4º Curso Primaria Soy Inés Chico Martínez, nací un domingo 8 de Junio de 2003 en la ciudad de Linares (Jaén). A los 6 meses, mis padres, Juan y Eva, se trasladaron por motivos de trabajo a Montilla (Córdoba) y allí pasé los tres primeros años de mi vida, hasta que de nuevo, nos trasladamos a Linares con la alegría de que además nacería mi único hermano, Guillermo al que adoro y me encanta jugar con él, pues nos queremos mucho. Tengo 10 años, actualmente estudio 5º de primaria en el colegio CEIP. Colón, donde paso momentos muy divertidos y aprendo un montón cada día. En secundaria me gustaría estudiar en el Instituto Huarte de San Juan porque todos mis primos y primas están ya estudiando allí. De mayor me gustaría llegar a ser médico, aunque sé que aún tengo que estudiar muchísimo para conseguirlo. Mis hobbies son la natación, patinar, tocar el piano, el pádel y cantar. En mis ratos libres, me gusta colaborar con mi madre en Cáritas, además de ir algunos días a una asociación de perros, ya que me encantan y me gustaría tener uno de raza Labrador. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 40 LA ESCUELA DE MI ABUELA Mi abuela recuerda su escuela con añoranza y cariño. Era una escuela humilde de pueblo, "El Marmol", en Jaén. En los primeros años, ella solamente quería jugar, estar poco en la escuela, pero aprender mucho. Comenzaban el día saludándose con un "Ave María purísima, sin pecado concebida." Tenia un pupitre en su clase que lo utilizaba para apoyar pizarrín. Elemento que le servía para escribir lo que la maestra, D.ª Pilar Aguilera, les decía y su boli era una barra de yeso blanco que borraba con la mano. Había en su clase una pizarra y un gran mapa de España que les servía para cantar a coro todos los nombres de los ríos. Si se equivocában les daban un "pescozón". Las tareas del colegio eran "planas", cuentas y muestras. Todas las materias estaban contenidas en un solo libro, pero para religión tenían otro titulado "Hemos visto al Señor". Cuando salían al patio, jugaban a la comba, a saltar y a correr y ella esperaba cada día ese momento con mucho deseo, pues le servía para estar al aire libre y disfrutar del juego con sus amigas. Con 14 años terminó su escuela, pues tenía que ocuparse de ayudar en su casa. Le encantaba estudiar y aprender, pero a ella, no le dieron a ELEGIR. 41 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 1.er Premio de Relato Corto 5.º Curso Primaria Hola, me llamo Laura Sánchez Hidalgo, nací en linares el 28 de noviembre de 2.002. Mis padres se llaman Antonio y Aurora y yo soy la pequeña de dos hermanas. Actualmente, estudio sexto curso en el “C.E.I.P Colón” donde tengo muy buenos compañeros y profesores. Me gusta mucho bailar, escuchar música y estar con mis amigas, también me encanta ver “Violetta”, una serie de “Disney Channel” y las películas de amor, como las de la saga “Crepúsculo”. De mayor me gustaría ser profesora de educación especial, ya que tengo una tita, Alicia, con síndrome de Down a la que quiero un montón. 43 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía EL COLE DE MI ABUELA CHON En un pequeño pueblo llamado Baños De La Encina nació mi abuela hace 76 años. A ella, le encanta contarnos historias de cuando era pequeña, y una de mis favoritas es la de su colegio. Empezó con 6 años, aunque no podía asistir todos los días, pues tenía dos hermanos pequeños a los que tenía que cuidar. Su cole era una casa grande donde también vivía su profesora, Doña Lorenza. Había una largas escaleras donde la profesora tenía su loro, al que cuando bajaban para comer le preguntaban: - Lorito..., ¿a cómo son los huevos? Y él respondía: -¡A real! Las niñas se agrupaban tan solo en una clase, daba igual la edad que tuviesen, apenas había libros, sólo los de la señorita, y escribían en pequeñas pizarras, con pizarrines (lo que ahora llamamos tizas). Nada más llegar comenzaban a rezar (Jesusito de mi vida). Eran días muy bonitos, cuenta mi abuela, cuando en los recreos compartía con mis amigas: Catalina (Alarpa), María (la de las trenzas), Rosario (la Regalá), Rosario (la Corrincha) y, mi más íntima amiga, Juana (la Chirita) los juegos de patio de aquella época: la comba, la rueda, la chángana, etc. También estaba Sole, una compañera discapacitada a la que a todas nos gustaba ayudar. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 44 ¡Qué canciones más bonitas aquellas que cantábamos a final de las clases! Uno de mis días más especiales fue cuando celebré mi primera comunión, me cuenta mi abuela, todas las niñas del colegio nos dispusimos a subir a la iglesia de San Mateo para comulgar, fue un día inolvidable, aunque cada una llevábamos nuestra "ropa de calle" puesto que no había dinero para vestidos de celebraciones. Al terminar, Doña Lorenza nos preparó un chocolate con galletas. Lo más triste es que mi abuela con sólo 10 años tuvo que abandonar el colegio para ponerse a trabajar en una casa cuidando niños y fregando platos. Hoy en día tenemos mucha suerte con la enseñanza que tenemos, por eso a mi me gusta ayudarle con algún que otro informe médico, facturas etc. ¡ES MI ABUELA CHON Y LA QUIERO UN MONTÓN! 45 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 2º Premio de Relato Corto 5º Curso Primaria Soy Jacobo Neff Pérez, nací en Linares el día 11 de Octubre de 2002. Cuando iba a cumplir 3 años comencé mis estudios de Educación Infantil en el colegio Padre Poveda y ahora que he cumplido 11 años estoy en 6º curso de primaria. Pronto cambiará mi vida como estudiante, pues el curso que viene iré al instituto y dejaré mi maravilloso colegio Padre Poveda. Siempre lo llevaré en mi corazón. ¡Nunca lo olvidaré! Soy un niño alegre, soñador y deportista. Practico el fútbol y natación. Pertenezco al Club Natación Cástulo y participé este pasado verano en el Campeonato de Jóvenes Nadadores de Andalucía. Además me gusta mucho la música y soy alumno del Conservatorio Superior de Música Andrés Segovia. Toco el saxofón. Soy un niño de 11 años con muchos sueños e ilusiones. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 46 LA ESCUELA, CASI DE PASO (DE LA VIDA DE MI ABUELO MANUEL) Mi abuelo Manuel nació en Linares, en la calle Cantina, y el colegio más cercano era el de D. Andrés Martín, en la calle General Echagüe. Lo llamaban el colegio de "los comedores". Eran los años después de la guerra civil, y eran años de pobreza y hambre. Allí hacían la principal comida del día muchos niños. En este colegio estuvo hasta los siete años. Recuerda el nombre de dos maestras, Doña Asunción y Doña Pilar. - "Doña Asunción era una buena mujer" - dice mi abuelo. A pesar de eso utilizaba la palmeta cuando era necesario. Con él, muy poco, porque se portaba bien. - De Doña Pilar se acuerda menos, aunque sí recuerda el castigo favorito que, aplicaba de vez en cuando: Niño en un rincón con los brazos en cruz y libro en las manos. A mí me parece un castigo horrible, pero dice mi abuelo que ellos lo veían normal, y los padres, también. Eran otros tiempos. Los libros que más le gustaban eran: "Yo soy español" y "Hemos visto al Señor". Cuando tenía siete años lo cambiaron de colegio y entró en Santa Engracia. Allí los niños y las niñas, estaban separados en diferentes clases. 47 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía No recuerda mucho de esta época, que fue corta, porque a los nueve años tuvo que dejar la escuela para irse a trabajar a "Cerro Pelao" con su hermano Pedro. Y aquí empieza otra historia, que le ha hecho olvidar sus dos últimos años de escuela. Me cuesta mucho imaginar a mi abuelo como un niño, sentado en su pupitre en la escuela, pero más trabajo me cuesta verle trabajar en una mina, con casi dos años menos que los que yo tengo ahora. Admiro a mi abuelo por haber sido tan trabajador y por sacar a su familia adelante, sin que nadie le regalara nada. Ahora entiendo muy bien cuando los mayores me dicen que me esfuerce en el colegio y que aproveche las oportunidades que tengo. Autor: Invencible. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 48 3er Premio de Relato Corto 5º Curso Primaria Yo soy un niño al que le gusta soñar con los libros y las novelas. Me encanta el campo y el deporte. Soy de Linares y hago 6º de Primaria en el colegio Padre Poveda. Me gusta estudiar y mi tutora es Estrella. Mis compañeros son muy buenos conmigo y lo que más me gusta del colegio es el fútbol y también jugar con nuestro “profe” Manolo. Espero que nunca cambie nuestro colegio y la alegría que tienen nuestros profesores. Cuando termine sexto me iré al instituto y conoceré nuevos amigos y también a lo mejor vienen amigos de mi clase y me pondré muy contento, y también conoceré nuevos profesores y profesoras, descubriré nuevas clases, nuevas experiencias. Espero que el año que viene sea divertido. Francisco José Ayala Martínez 49 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía UNA ESCUELA EN EL CAMPO Mis abuelos no pudieron ir a la escuela porque, por las circunstancias de la vida, tuvieron que trabajar desde muy niños, ya que se quedaron sin padre o madre muy pronto. Esto me parece muy extraño, porque hoy día todos los niños tienen que ir obligatoriamente al colegio. La única que fue al colegio es mi abuela Josefa, la madre de mi madre. Nació en los años cuarenta, y entonces la vida era muy difícil. Josefa nació en un cortijo cercano a Linares que se llamaba San Ramón. El colegio más cercano era el que había en las minas de La Cruz, que estaba a una hora de camino de su casa. Allí iba con su hermana mayor, sus primos y otros niños y niñas de los alrededores. Por supuesto, iban andando, no tenían coche. Cuando mi abuela empezó el colegio tenía ya ocho años y estuvo allí hasta los trece. Su día empezaba a las cinco de la mañana porque tenía que ayudar a su padre a ordeñar las cabras, y después irse al colegio. Las clases eran muy diferentes a las nuestras. En la misma clase estaban todos, desde los pequeños a los mayores. Las explicaciones eran las mismas para todos. Los grandes ayudaban a los pequeños. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 50 Después de salir del colegio mi abuela sabía leer y escribir para defenderse, como ella dice, pero no mucho más. Una de las profesoras que más le gustaba era Doña Lina, que también enseñaba a las niñas a coser. Parece que en aquellos tiempos eso era lo más importante para las mujeres. Cuando le he preguntado a mi abuela que era lo que mejor recordaba de su escuela, me ha dicho que los castigos. Ella no era muy traviesa pero probó la palmeta alguna que otra vez, porque eran muy severos. Otro castigo era que te ponían de pie, con los brazos en cruz y libros sobre las manos. Me parece muy cruel, pero ella dice, que así obedecían todos, y que lo veían normal. Yo creo que no era tan normal, porque a mi abuela se le han olvidado muchas cosas de la escuela, pero los castigos no. Me gustan más los coles de ahora. Autor: Teatrero 51 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 1ª Mención de Honor de Relato Corto 5º Curso Primaria Me llamo Hernán Ogállar Vidal. Nací en Linares el 9 de marzo de 2002, por lo que mi signo del zodiaco es Piscis. Mis padres se llaman Antonio y Dori que son los que desde pequeñito me han acompañado en mi vida. Tengo un hermano de 17 años: Álvaro. Casi todo el día nos estamos peleando pero al final todo queda en una simple rabieta. Mis aficiones son: jugar al fútbol (mi equipo favorito es el Barcelona), los animales, viajar y como a todos los niños, jugar a la consola, a la que juego los fines de semana cuando termino mis deberes. Desde los tres años estoy en el C.E.I.P. COLÓN. Ahora estoy en sexto curso de Primaria donde tengo a mis mejores amigos y amigas. Junto a ellos he crecido como persona y he vivido momentos inolvidables. Me considero buen estudiante o al menos eso dicen mis notas y mis profesores. Actualmente mi profesor del colegio es don Agustín con el que estoy aprendiendo muchas cosas nuevas. Todavía no sé qué quiero ser de mayor, pero todavía tengo tiempo para pensarlo. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 52 EL COLEGIO DE MI ABUELO ENRIQUE El colegio donde estudiaban nuestros abuelos es muy diferente al colegio en el que yo estudio. Las aulas estaban distribuidas con pupitres individuales y eran de madera, y con el tablero que se levantaba hacia arriba y en el cajón ellos guardaban sus pizarras pequeñas, en las que hacían sus cuentas de matemáticas. En esas aulas, también tenían unos mapas grandes que estaban colgados de la pizarra en el que los niños estudiaban las provincias de España y también las capitales europeas. El colegio donde fue uno de mis abuelos se llamaba Andrés Martín y era un colegio exclusivamente de niños y estaba en la calle Rosario. Los maestro estaban situados en una gran tarima de madera para así vigilar a todos los alumnos en sus pupitres. Cuando los profesores veían que algún niño estaba haciendo algo que no debía, le castigaban encima de la tarima de rodillas con las manos en cruz y colocándole libros en las palmas de las manos. Mis abuelos entraban en el colegio por la mañana desde las nueve hasta las doce y volvía a entrar a las tres y salía a las cinco. Mientras esperaba a que fueran las tres para volver al cole mi abuelo comía y preparaba la cartera. 53 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Las asignaturas que ellos estudiaban eran menos y diferentes. Antes al colegio se entraba con cinco años y entrabas en una clase que se llamaba párvulos en el que jugabas y les enseñaban sus primeras letras en una cartilla. Las clases eran muy diferente, por ejemplo, en las clase de matemáticas aprendían las tablas de multiplicar cantándolas, también lo hacían con las provincias, y así parecía mas fácil aprendérselas. En los colegios de las niñas las maestras además de enseñarles las asignaturas que tenían también les enseñaban a coser y a hacer labores de hogar. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 54 2º Mención de Honor de Relato Corto 5º Curso Primaria Me llamo Juan Carlos. Nací el 4 de agosto de 2002 en Linares (Jaén). Nunca fuí a la guardería. En 2005 empecé Educación Infantil de tres años en el colegio Padre Poveda. Llevo en este colegio ocho años. Ahora estoy en 6º de E.P y mi tutora es la ”seño” Estrella. Mi asignatura favorita es Lengua Castellana. Me gusta leer y coleccionar coches de miniatura. Me gusta entretenerme saliendo a dar un paseo, tocando canciones con la flauta... Recuerdo el primer día que vine a este colegio con mi madre a matricularme , cogido de su mano y un poco asustado y ahora... este es mi colegio y tengo buenos amigos. Termino esta autobiografía contando que de mayor quiero ser médico. Juan Carlos Godoy Méndez 55 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía EL COLEGIO DE D. ANDRÉS MARTÍN Tres años estuvo mi abuelo en la escuela, desde los 9 a los 12 años. Era un colegio particular, el colegio de Don Andrés Martín, que era un maestro muy bueno y que le dio clase a mi abuelo. En su clase había unos 80 niños, de todas las edades, hasta de 16 años. Todos los niños eran muy respetuosos con su profesor. Las niñas estaban en el piso de abajo con una profesora. Dice mi abuelo que como no estuvo mucho tiempo en el colegio, sus recuerdos están un poco borrosos. Recuerda que tenían un patio de recreo, que iban al colegio por la mañana y por la tarde, incluso los sábados. Tenían libre la tarde del jueves. En su cartera llevaba dos libros: una Enciclopedia y El Quijote, para leer en clase. Todas las asignaturas estaban en la enciclopedia, y se las daba D. Andrés, que era muy buen maestro. A pesar de eso, cuando los niños se portaban mal, los castigaba severamente, con los castigos típicos de aquellos tiempos. A mi abuelo no le regañaba mucho porque casi siempre se portaba muy bien. En clase leían, hacían dictados, matemáticas, dibujos. En ese colegio no daban mucha Religión. El patio era el mismo para los niños y para las niñas, pero salían a jugar a distintas horas. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 56 Una anécdota muy curiosa que recuerda mi abuelo es la siguiente: Cuando un niño faltaba al colegio, el profesor mandaba a unos cuantos alumnos a la casa del niño, y les daba una escoba. Si el niño estaba enfermo de verdad, no pasaba nada, pero si no era así, se lo llevaban al colegio a base de escobazos. Así era el colegio de mi abuelo. Era todo tan distinto a mi colegio que he reflexionado y un poema he inventado. La escuela mucho ha cambiado ¿Y el profe de Educación Física? que mi abuelo me lo ha contado. ¿Y la seño de Música? En la escuela de mi abuelo Si los niños no prestaban atención no estaban. les podían dar un coscorrón. No había maestro de Inglés, ¡Y mucho cuidado con la palmeta! ni maestra de Francés. Las tablas y los ríos se cantaban, Solo había un gran jaleo y así no se olvidaban. a la hora del recreo, pero Para poder aprobar en clase, ni una palabra. mucho tenían que memorizar. Si no lo veo no lo creo. Y no olvides que niños y niñas Para los niños de ahora y no se podían mezclar. para los niños de antes, En la cartera no podía faltar las vacaciones son y eran una enciclopedia en la que estudiar. lo más importante. Autor: “JK” 57 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 3ª Mención de honor Relato corto 5º curso Primaria Carmen Medina Fraile, nació en Linares el 22 de mayo del 2002. Vive a las afueras de Linares. Tiene dos hermanas, Lola de 13 años y Sabrina de 27 años. También tiene un padre llamado Juan y una madre llamada Mariló. De mayor quiere ser notaria, escritora o diseñadora de moda, sus aficiones favoritas son bailar, leer y jugar con sus amigos. Tiene dos perros llamados Chispa y Pirata, y una tortuga llamada Tortu. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 58 MI ABUELA DOLORES La vida de mi abuela en el colegio fue divertida. Su colegio era de monjas y formaban grupos de muchas chicas. Su uniforme era azul oscuro y el cuello tenía una forma de babero. Al lado había otra escuela llamada las Josefinas y su uniforme era con el cuello que parecían criadas. Y en los recreos las alumnas de la escuela de mi abuela les decían a las otras, criadas, y las de las Josefinas les llamaban a ellas, bebés. Pasó el tiempo y el padre de mi abuela la tuvo que quitar de la escuela, porque había fallecido su madre y tenía que cuidar de la casa y limpiarla, pero aparte mi abuela tenía que cuidar de sus hermanos, que eran más pequeños que ella. Su padre solo se pasaba algún fin de semana a verlos porque tenía que irse a otros pueblos para poder conseguir dinero. Mientras estaba mi abuela en la pobreza y les pedía a las vecinas comida, las vecinas a veces le daban comida, otras no. Algún día mi abuela y sus hermanos se tuvieron que quedar sin comer. Y por eso mi abuela dice ahora muchas veces que ojalá hubiera nacido en estos tiempos para poder estudiar. Como nunca es tarde se ha apuntado a la Universidad de Peritos para gente mayor. Mi abuela siempre está preparada para todo y siempre me dice que no me rinda y que luche por lo que quiera conseguir. Y por eso yo me siento muy orgullosa de mi abuela. 59 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 4ª Mención de Honor de Relato corto 5º Curso Primaria Sergio Martos Manjón, nací el 26 de octubre de 2002 en Linares. Mi padre, Luis, mi madre Josefa y mi hermano Luis Miguel forman mi Familia. Actualmente está en el colegio C.E.I.P. Colón. Me gusta mucho quedarme a dormir a casa de mis abuelos porque me cuentan cosas de cuando ellos eran niños . A mi me gusta, hacer deporte: fútbol, natación etc... También la lectura y los animales, sobre todo los perros. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 60 MI ABUELO MIGUEL Mi abuelo se llama Miguel y me ha contado que cuando él era pequeño los colegios eran exclusivamente para niños o para niñas. Los horarios de los colegios eran que entraban a las nueve de la mañana , salían a la una de la tarde , volvían a entrar a las tres de la tarde y volvían a salir a las cinco de la tarde. Todos los días rezaban en la capilla. Él estudiaba en cartillas que había desde la primera cartilla hasta la quinta cartilla, y después se pasaba al libro. Se escribía en libretas de dos rayas. Las cartillas y los libros se pasaban de un hermano a otro. En el recreo todos los que llevaban el desayuno llevaban para comer pan y una onza de chocolate y jugaban a las chapas, a la trompa, a las canicas, etc... Cuando hacia algo mal le castigaban dándole con la regla en las manos, y a veces lo ponían de rodillas con las manos en cruz y le ponían libros en las manos. 61 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Las clases eran muy chicas, las mesas eran individuales y muy bajas y algunos niños tenían que estar de pie porque no había suficiente dinero para comprar sillas para todos y se iban turnando. Cada día, cinco se tenían que quedar de pie. El patio eran muy chico y tenían que entrar de diez en diez. Esta es la vida y el colegio de mi abuelo Miguel. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 62 5º Mención de Honor de Relato corto. 5º Curso Primaria Soy Alba López González, nací en Linares el 20 de Junio de 2002. Soy la mayor de tres hermanos. Cuando era muy pequeña pasaba muchísimo tiempo con mis abuelos maternos. Estudio 6º curso en CEIP Colón. Desde muy pequeña leo libros, que es una de mis aficiones junto con la natación y el fútbol. Tengo muchos amigos, con los que me gusta reunirme y pasar tardes divertidas. Me gustaría estudiar Pediatría, porque me encantan los niños. 63 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía LA VIDA DIFÍCIL DE MI ABUELA LOLI Mi abuela Loli (Dolores) nunca tuvo unos estudios completos. Mi abuela empezó a ir al colegio "El Pilar". Con 11 años dejó de ir por tener que cuidar a sus hermanos gemelos, porque a su madre (mi bisabuela) la tuvieron que operar. Los días que mi abuela no iba al colegio y veía a otros niños ir, se sentía triste pero le bastaba con ver a su madre, que poco a poco se iba recuperando de la operación, para ser feliz. Su colegio era un edificio partido en dos partes, una de niñas y otra de niños . En la parte de los niños se encontraba mi abuelo Alfonso (el marido de mi abuela Loli). Dicen que lo único que unían las dos partes era un pozo muy grande en el que si un niño se acercaba al pozo y otra niña también, se podían ver reflejados en el agua. A mi abuelo solo le daban clase, profesores y a mi abuela, profesoras. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 64 Cuando mi abuela se apartó de los estudios , todo lo que sabe hoy lo aprendió en su casa. Cuando recuerda todo lo que ha vivido se le llenan los ojos de lágrimas y dice que lo que sufrió ella con no ir al colegio que no le pase a nadie. Y cuando dice eso nos da un fuerte abrazo y yo le digo: - No recuerdes los momentos malos sino los que te quedan buenos por vivir. 65 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 1er Premio de Relato Corto. 6º Curso Primaria Me llamo Mª Lucía Molina Tortosa. Nací el 2 de marzo de 2001 en Linares. Tengo 12 años y vivo en Linares. He cursado mis estudios de Educación Infantil y Primaria en el colegio C.E.I.P Colón al igual que mis tres hermanos mayores y gracias al cual hoy me encuentro cursando los estudios de secundaria en el I.E.S. Huarte de San Juan. Soy la más pequeña de la familia de cuatro hermanos, mi padre se llama Joaquín y mi madre Mª Lucía. Respecto a mis abuelos, estoy muy orgullosa de los cuatro pero quería hacer una mención especial a mi abuelo paterno Félix Molina que era médico y murió en febrero de este año; era un gran médico que desarrolló su actividad profesional en Jabalquinto y cariñosamente era conocido como “el médico de Jabalquinto” luego, quisiera tener otro recuerdo hacia mi abuela materna, Lucía Ruiz; comadrona de Linares que desarrolló toda su actividad profesional en el hospital de los Marqueses de Linares y Hospital de San Agustín, aparte de asistir a los partos en domicilio en sus primeros comiezos y aquí en Linares, es cariñosamente conocida como “Doña Luci” 67 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Desde siempre de una forma u otra, he sentido la inquitud de escribir aunque muchas veces no haya expresado lo que en realidad quería expresar. Ya en los cumpleaños de mis abuelos el regalo mío era una poesía. Mi primer reconocimiento como aprendiz de escritora fue en mi querido colegio Colón hace tres años, con el escrito “La Paz” , el segundo fue también por el día de la Paz al año siguiente. Luego vinieron los reconocimientos de mis trabajos por parte de Excelentísimo Ayuntamiento de Linares en 2012 con motivo del V concurso intergenacional de relato corto y poesía y el último reconocimiento ha sido este último trabajo que se titula “Cuando mi abuela era pequeña..” VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 68 CUANDO MI ABUELA ERA PEQUEÑA... Fue al colegio por primera vez en el año 1930, tenía entonces 7 años. En aquella época no había que rellenar documentos para escolarizarte, tan sólo te apuntabas en la misma escuela con unos días de antelación a la apertura del curso, al menos así lo hacían en Jabalquinto y en la mayoría de poblaciones rurales. Hasta los trece o catorce años asistió a la escuela de "Las cuevas del mudo" y su única profesora durante todo ese periodo fue Da Alejandra Camacho, que era de Linares. Un par de años después recibió, junto a su hermana Mari, clases particulares en casa con Da Rosario Tobaruela, que era de lbros. El único que continuó los estudios fuera de casa, concretamente en Córdoba, fue su hermano Joaquín... ¡que por algo era el hombre! Las mujeres estaban destinadas a estar en las casas y tan felices que eran, según mi abuela me cuenta. El horario de las clases era de nueve a una de la tarde de y de tres a cinco de la tarde. En su clase eran unas veinticinco o treinta niñas, antes las clases nunca eran mixtas. Los chicos iban a una escuela y las chicas a otra. No necesitaban mochilas con ruedas, bandoleras ni tantas carpetas como ahora, entre otras cosas porque ni usaban tanto material escolar, ni tampoco existía. Mi abuela tenía una cartera de cartón piedra y ahí llevaba un lápiz de carbón, los colores, la goma de borrar y el sacapuntas; los bolígrafos, las calculadoras y 69 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía de borrar y el sacapuntas; los bolígrafos, las calculadoras y rotuladores no existían. Cuando llevaban un tiempo razonable y la maestra lo consideraba oportuno, escribían con plumilla y tintero. Mojaban la plumilla en el tintero, que estaba incorporado al pupitre, con mucho cuidado ya que si manchabas la cuartilla tenías que darla por perdida porque el borrón no se quitaba. Utilizaban un único libro que se llamaba "La Enciclopedia" para estudiar todas las materias y era válido para todos los cursos. El libro era muy gordito y tenía lecciones de matemáticas, de gramática, de ortografía, de religión y lecturas. Con un mapa grande que había colgado en la pared, aprendían a situar los ríos, las montañas, las provincias y los países de España y del mundo. Una vez a la semana llevaban un costurero porque tenían la asignatura de "Labores". Aprendían desde coser un bajo o un botón hasta hacer dobladillos, hacer punto de cruz, sacar hilos, hacer "vainica", "sobre vainica", punto de incrustación, hacer ojales, ganchillo o hacer punto con lana que era algo que se le daba fatal a mi abuela, por cierto. En la clase se sentaban las niñas de dos en dos en unas banquetas unidas a un pupitre con tapa y debajo guardaban sus libretas y lápices. Cuando entraba la maestra a la que siempre hablaban de usted y se ponían de pie en señal de respeto, la saludaban todas una a una y Comenzaban rezando un Padrenuestro y un Ave María. Al salir se despedían con un "buenas tardes nos de Dios, hasta mañana si Dios quiere". Durante el recreo se entretenían con los juegos típicos de la época: el corro, la rayuela, la gallinita ciega etc. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 70 Había épocas en las que salían al campo: en diciembre a buscar musgo y piedras del río para poder montar el Nacimiento y en mayo, a coger clavellinas y margaritas para ofrecérselas a la Virgen Inmaculada que era la que presidía su clase y a la que le hacían "Las Flores", unas oraciones para el mes de María. No tenían exámenes, ni controles, ni nadie les ponía nota...tan sólo la maestra le rectificaba o le felicitaba de palabra. Así que el paso por la escuela en su época no aparece reflejado e ningún sitio. No les dieron ningún título que acreditara los estudios. Tampoco sabían si eran obligatorios, como ahora, esos trámites. En la escuela mi abuela aprendió lo básico: a leer, escribir, sumar, restar, coser, bordar y rezar. Esas cosas básicas han ayudado a mi abuela en la vida a lo largo de ochenta y dos años y desde hace veintiséis años ha estado enseñándoselas desde la primera nieta, Pilar, hasta la última, yo. Mi abuela no será perfecta porque nadie lo es, pero ella está en la cima de serlo, ella me ha enseñado muchas cosas, no siempre le haré caso como en eso de “cuidado a ver si te vas a caer del columpio" o "ten cuidado al bajar al patio a ver si se ten enredan los pies en la goma y te caes" pero siempre lo recuerdo. ¿Algo qué no olvidaré de mi abuela? Pues muy simple, salir con ella al patio al caer la noche, sentarnos en una silla y mirar las estrellas viendo pasar el tren. Algo que me encanta de mi abuela son sus ojos, que en una siesta liviana, me miran, me cuentan y me cantan. Se hacen transparentes y parecen estar soñando conmigo. 71 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Yo pienso que los niños tenemos que tener algo estable a lo que sujetarnos, una conexión, una cultura, un sentido de su propio pasado, una esperanza en su propio futuro. Más que nada, necesitamos lo que los abuelos pueden darnos. No siempre cumplo mis promesas, pero hay algo que sí puedo cumplir y es que nunca voy a olvidar a mis abuelos porque olvidar a los abuelos es como un río sin fuente, un árbol sin raíces. Recibí mucho de mi abuela, con ella aprendí el amor y el respeto a la vida y a apreciar y dar el cariño de quienes me rodean. No habré crecido con el cariño de todos mis abuelos, y aunque dos de ellos se quedaran en el camino todavía la tengo a ella. Nadie nunca podrá igualar la bondad y la sabiduría de mis abuelos, o al menos el recuerdo de esas virtudes y el ejemplo que guardo y tengo de ellos. Aunque los abuelos sean gruñones o cariñosos, son abuelos. Puede ser que la mayoría de niños no tengan abuelos, pues esos niños deberían respetar a las personas mayores, ya que perfectamente podrían ser sus abuelos. Algo que odio es que todo el mundo me hable de los maravillosos que eran mis abuelos y que yo no haya podido disfrutar lo suficiente de ellos, por eso, esta vez, hablaré yo de lo maravillosa que es mi abuela para estar orgullosa de esa gran mujer a la que tengo el honor de llamar abuela. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 72 2º Premio de Relato Corto 6º Curso Primaria Jose Manuel Rodríguez Ruiz nació en Linares el 12 de noviembre de 2001. Al nacer, sus padres y su familia se pusieron muy contentos. Desde pequeño es un niño muy gruñon, se pasaba el día llorando y llorando, su madre cuenta como anécdota que quería tirarlo por la ventana, porque nunca se callaba, lloraba de día y de noche. Conforme fue creciendo se fue portando mejor. Con año y medio fue a la guardería y a los tres años entró en el colegio, en el mismo en el que estaba su hermano mayor, con la misma profesora. La profesora decía que era un niño muy inquieto, que no paraba, no era capaz de estar sentado en una silla haciendo su tarea y así sigue. Con el paso de los años, Jose Manuel ha ido creciendo y madurando un poco. Es un niño bueno y obediente aunque un poco despistado, pero es buen compañero y amigo de sus amigos. Su afición favorita es jugar al ordenador y al fútbol. Pero aún con todos sus defectos, sus padres están orgullosos de él y lo quieren mucho. 73 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía cuando mi abuelo iba a la escuela Para hacer este relato, he estado hablando con mi abuelo, para que me contara como era la escuela cuando él tenía mi edad. La verdad, ha sido muy curioso, pues existen muchas diferencias. Según mi abuelo, las mesas y los bancos eran de madera, como ahora , pero había una cosa curiosa, los niños más listos se sentaban en la primera banca y los menos listos se sentaban en la última banca. Como ellos no tenían estuche en el centro de la mesa había un tintero con tinta donde mojaban la pluma. Ellos no tenían bolígrafos, ni gomas de borrar, ni rotuladores, nada de lo que tenemos nosotros ahora en nuestro estuche. Llevaban una pizarra pequeña cada uno con un pizarrín que es con lo que escribían y un trapito para borrarlo. Cuenta mi abuelo que él lloraba todas las mañanas cuando tenía que ir a la escuela, pero no porque no quisiera ir, sino porque su pizarra estaba rota y él no quería llevarla así a la escuela, pero su madre no podía comprarle otra. Esto es una gran diferencia con los niños de ahora, pues nunca nos faltan ni los lápices, ni los colores ni nada y si se nos rompen de momento nos compran otros. Los libros que llevaba eran El Quijote y el catecismo y no tenían ni libro de matemáticas, ni libro de lengua ni de conocimiento del medio... VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 74 Les enseñaban a sumar, restar, multiplicar y dividir. Y las tablas de multiplicar se las aprendían cantando. Tenían colegio por la mañana y por la tarde, y como ahora también tenían su recreo. Me cuenta mi abuelo, ¡esto si que me ha llamado la atención!, que en su escuela no había control, es decir, que si un niño faltaba no pasaba nada. Él, muchos días, cuando él era mayor, le decía a su madre que se iba a la escuela y luego se iba con su tío que era pastor a ayudarle. Allí no existían nuestras agendas para poder controlarlos. Otra cosa curiosa era que todo lo que estudiaban se lo aprendían de memoria. Mi abuelo dice que el catecismo se lo sabían de memoria y todas las mañanas, lo primero que hacían era rezar. Para terminar esta historia os diré que he encontrado muchas diferencias en la escuela de antes y de ahora y me he dado cuenta de que hemos ido evolucionando, ya que antes el que era buen estudiante y sus padres podían, seguían estudiando, sin embargo ahora todos tenemos las mismas oportunidades. También mi abuelo está sorprendido de todo lo que hemos conseguido en estos años y de la buena educación que tenemos. 75 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 3º Premio de Relato Corto 6º Curso Primaria Álvaro Marín Chico tengo 12 años. Nací en Linares (Jaén) el 24 de Julio de 2001, a las 16:30 de la tarde en un caluroso día de verano. Mi familia está compuesta por mi padre Miguel Ángel, que trabaja de funcionario, mi madre Ana, que trabaja de enfermera y mi hermana mayor Alicia, que es estudiante. A los ocho meses me llevaron a la guardería, crecí con buena salud y mi infancia a sido muy buena. Mi etapa escolar la comencé a los tres años en C.E.I.P. Colón de Linares, donde he estudiado primaria. En los nueve años de mi vida en Colón he aprendido mucho, he hecho buenos amigos , y tengo muy buenos recuerdos. Ahora, estoy estudiando 1º de ESO en el lES Huarte de San Juan. Me gusta viajar, conocer nuevos pueblos y ciudades, ir a la playa, salir en pandilla con mis amigos y amigas, ir al cine, la informática y las nuevas tecnologías. Me gusta montar en bicicleta, el baloncesto y el fútbol, mi equipo favorito es el "Real Madrid". De mayor me gustaría ser... aún no lo tengo claro. Gracias a todos los profesores de C.E.I.P. Colón, a mi familia y a mis padres que me quieren y que me apoyan SIEMPRE. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 76 MI ABUELA EN LA ESCUELA El Colegio de mi abuela se llama Padre Poveda. Son de la institución Teresiana fundada por el Padre Poveda. Las profesoras eran religiosas teresianas, estrictas, formales y le enseñaban la religión cristiana. Ellas le exigían que estudiaran mucho, ellas mismas le enseñaban a hacer labores: coser, hacer punto de cruz, bordar velos y mantillas. También tenían clases de mecanografía, en aquellos tiempos las máquinas de escribir eran muy grandes y revolucionarias. Para pasar de renglón tenías que correrla manualmente, una cinta con tinta. Cuando le dabas a una letra se levantaba una tecla que se impregnaba de tinta y se quedaba grabada la letra en el papel. Cuando no hacían los ejercicios bién les castigaban severamente. En clase tenían solamente un libro, que era una enciclopedia elemental y el catecismo; la enciclopedia tenía los temas de: geografía, historia de España, matemáticas, geometría... Cada día daban una asignatura distinta. Los sábados por la tarde rezaban el rosario y jaculatorias, los mandamientos de la ley de Dios, los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, los sacramentos, las bienaventuranzas y les enseñaban a manejar el evangelio. 77 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Los lunes le preguntaban que si habían ido a misa y para saber si era verdad le preguntaban de qué color era la casulla del sacerdote. Al llegar a clase se rezaba y empezaban las clases. Para mi abuela las clases eran amenas y distraídas porque la profesora les ponía muchos ejemplos. Las clases eran muy simples, los pupitres, un crucifijo en la pared, la mesa de la profesora, un sillón para ella y en su mesa tenía una regla y unos libros. En esa época se escribía a lápiz y lo corregían borrando y después lo pasaban a tinta. Ella recuerda con cariño que se aprendían las tablas de multiplicar cantándolas. En el recreo jugaban al corro, a las mentiras, teatro, escondite, al pilla pilla, a las prendas, a la raya, a la chángana, a las muñecas de trapo, a la comba y al diabolo... El patio no era muy grande, pero lo suficiente para jugar. En el mes de mayo se hacían ofrendas a la Virgen María, llevaban flores. Al acabar el curso iban de excursión a los santuarios cercanos a Linares. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 78 1.ª Mención de Honor de Relato Corto 6º Curso de Primaria ¡Hola! Soy Juan Francisco Sánchez Sánchez y tengo 12 años. Nací en Linares el 18 de septiembre de 2001. Estoy en el Instituto Santa Engracia, en 1° de la ESO, donde he hecho, muy pronto, nuevos amigos. En primaria, estuve en el Colegio Colón donde hice este trabajo, y donde no me fue mal. Mis hobbies son el fútbol, por supuesto que mi equipo favorito es el Real Madrid, la natación, pero sobre todo jugar a los videojuegos y el mundo de los coches, tanto es así, que me planteo estudiar algo relativo al diseño de coches. Soy el pequeño de la casa, ya que sólo tengo un hermano, José Manuel, de 14 años que esta 3° de la ESO en mi mismo Instituto y tengo que decir que es estupendo con la guitarra eléctrica. Mis asignaturas preferidas son Sociales, Inglés y Educación Física. 79 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía la escuela de mi abuela sebastiana En julio de 1.936, empezó la Guerra Civil Española. Mi abuela Seba, nació en noviembre del mismo año. Era la más pequeña de seis hermanos y su padre acababa de morir de silicosis, ya que era minero y trabajaban sin protecciones; además él trabajaba más horas y se metía más profundo para ganar más dinero para la familia. El padrino de bautismo de mi abuela prometió hacerse cargo de la educación de ella. Cuando mi abuela tenía cinco o seis años, la llevaron a un internado de monjas, en Rute (Córdoba). Allí todos tenían que seguir unas órdenes y tenían un horario. Todos los días rezaban, aprendían a coser, a bordar, ayudar a cualquier tarea, y, ante todo, a estudiar, geografía, aritmética, lenguaje, religión, etc., todo en un mismo libro y con un pizarrín y una tiza. Se vestían con un uniforme bastante feo y claro está llevaban el baby. La comida escaseaba tras la Guerra Civil. De comer les ponían lentejas y para merendar medio tomate o una manzana. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 80 Mi abuela salió del internado con catorce años con todos sus estudios acabados y siendo una gran mujer. Aprendieron a cocinar, a bordar, a cantar, a ser buenas cristianas y sobre todo buena letra y leer bastante bien, para lo que en su época se podía esperar de las niñas, que tenían que dejar de estudiar para ayudar a su familia. Hasta hace poco se sabía de carrerilla eso de España limita al Norte con el mar Cantábrico y los Pirineos que nos separan de Europa...pero ahora, al tener Alzheimer, ni nos cuenta nada y ni se acuerda de nada, ni siquiera de nosotros. Otro día podré contar todas las peripecias que hacía en el colegio con sus compañeras y los castigos que las monjas les daban, por ser tan traviesas, porque me ha contado bastantes. 81 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 2ª Mención de Honor de Relato Corto 6º Curso Primaria Soy Marta Miñarro García nací en Linares en el hospital San Agustín el día 13 de Febrero de 2013. Empecé el colegio en C.E.I.P Tetuán pero me cambié de colegio en 2012 a C.E.I.P Colón. Me gusta mucho la playa, la montaña y la piscina, pero sobre todo la piscina y también hacer carreras y nadar. Mi color favorito es morado y rojo, y mi sabor favorito de helado es chocolate y no tengo una comida favorita aunque me gusta mucho la sopa y los macarrones. No tengo mejores amigas porque para mí todas lo son, son geniales, amables y sobre todo nos queremos. Para mí en este concurso los que más me ayudaron y agradezco su ayuda es a mis abuelos que son dos personas muy importantes en mi vida. Mi película favorita seria Intocable que demuestra lo que puede llegar a hacer la amistad. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 82 Tengo un hermano de 5 años llamado Iagoba, nos peleamos mucho pero cada día lo quiero más. Ahora me gustaría empezar un concurso de literatura llamado “Carta a una mujer “que va sobre las mujeres maltratadas. El último año de colegio fue un poco difícil para mí, porque me cambié de colegio y eso implicaba nuevos profesores, nuevos amigos... Mi profesora favorita siempre ha sido y siempre será mi tutora desde 1º a 5º de primaria que se llama Mª José . De mayor me gustaría ser criminóloga, no me preguntes el por qué, un poco de culpa tiene la serie de cuatro llamada Castle. También decirle gracias a toda mi familia que me ha ayudado y motivado a llegar a todas mis metas, sobre todo en concreto mi madre que me motiva cada día para sacar todo aprobado y ser una persona honesta, lista y amable y también gracias a ellos he conseguido este premio y espero ganar muchos más. Mi opinión es que si has ganado un premio y te dan dinero eso no importa si no lo que importa es que te has esforzado y has conseguido lo que te has propuesto, eso si que es un buen premio. 83 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía abuelo, ¿cómo era tu cole? Según dice mi abuelo entraban en la escuela con 6 años y separaban a los niños de las niñas, pero mi abuelo no fue mucho al cole porque se empezaba pronto a trabajar, eso sí, le enseñaban a leer, escribír, hacer cuentas... No tenían libros para cada asignatura, solo tenían una enciclopedia donde estaban todas las asignaturas juntas, y el profesor solo tenía la pizarra y la enciclopedia. También trataban a los profesores mejor, eran más duros y les podían pegar a algún niño o niña. Él dice que una vez un amigo suyo no trajo los deberes y le pegó en el brazo con una regla. En el patio jugaban al fútbol con una lata o algo que se encontraban, también jugaban al pilla pilla o al escondite... Solo tenían una libreta para escribir y la escribían con lápiz para cuando se acabara borrar lo del principio y escribir ahí o usaban pizarrillos que eran como pequeñas pizarras. No tenían tanta tecnología como ahora y lo tenían que buscar todo en diccionarios o enciclopedias... Tenían también cole por la tarde, pero algunos niños no iban porque tenían que trabajar en el campo y las niñas cosiendo. Mi abuelo dice que le gustaría haber ido más al cole porque le gustaban mucho las matemáticas, pero como no había mucho dinero y tenía que trabajar para llevar dinero a casa... VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 84 Además no tenían tantos materiales como ahora, solo un lápiz, la libreta y unas tijeras como mucho. Pero a pesar de que no fue mucho, él, cuando llegaba a su casa después de haber trabajado se ponía a hacer cuentas o problemas. Mi abuela tampoco fue mucho, con pocos años se puso a coser por casas, aunque sí que fue al colegio un año o dos más que mi abuelo. En clase no se podía hablar porque como he dicho antes los profesores les ponían severos castigos. Mi abuelo también se acuerda de todos sus compañeros, sobre todo los dos que siempre se estaban peleando que se llamaban José y Manuel. También cuenta que le parece una barbaridad que algunos niños dejen de estudiar ahora que pueden porque antes ellos querían, pero no podían. Sus asignaturas favoritas eran matemáticas, gimnasia y lengua pero sobre todo porque le encanta leer. Cuando en verano algunos días me voy con ellos y tengo deberes de verano siempre me ayuda y me dice todo... hasta que llega mi abuela y le regaña, iA mí me entra la risa!. Pero él dice que le encanta y yo, pues algunos problemas que no sé, se los dejo a él que los resuelva y luego me los explica. "Ojalá hubiera ido yo al colegio más tiempo" dice él. 85 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 3ª Mención de Honor de Relato Corto 6º Curso Primaria Adriana Torres Toribio nació en Linares el 4 de Marzo del 2001. Actualmente tiene 12 años. Empezó sus estudios en el colegio de Infantil y Primaria "Santa Ana" de Linares, donde cursó 1º y 2º de educación infantil, para luego continuar en el colegio "Colón" donde estuvo hasta 6º de Primaria. Actualmente realiza sus estudios en el Instituto de Educación Secundaria “Huarte de San Juan", también en linares, donde cursa 1º de Enseñanza Secundaria Obligatoria. Desde pequeña ha demostrado una mayor capacidad para las materias artísticas e idiomas, así como para lengua y literatura, teniendo grandes dotes para narrar cuentos e historias reales o imaginarias. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 86 la escuela de mis abuelos Mis abuelos me cuentan que los niños iban al colegio muy poquito. Se empezaba a ir más tarde que ahora, y era normal que lo dejaran muy pronto, porque tenían que trabajar para ayudar a sus familias. Mi abuelo Luis, por ejemplo, empezó a trabajar con 10 años en una botica. Era el mozo que llevaba los recados. Los padres de mi abuelo Ramón eran de un pueblo muy pequeño, y como allí no había colegio, él estuvo trabajando en el campo desde muy niño. A mis dos abuelas les pasó algo parecido: tuvieron que dejar el cole para ayudar en las tareas de la casa. Me cuentan que los años de la guerra y de la postguerra fueron unos tiempos muy difíciles. Las escuelas eran muy pobres. Tenían pupitres muy viejos con sillas de madera, y muchas no tenían ni pizarra. Mi abuelo Luis recuerda que en el aula había un mapa grande de España y una foto de Franco. Todos los niños estaban juntos, los pequeños, los mayores, todos, y llevaban a la escuela materiales muy sencillos: un plumier, lápices, una pluma de tintero, una libreta y un libro de todas las asignaturas. También tenían la primera y la segunda cartilla. La primera era para aprender las letras, y la segunda para juntarlas, y luego tenían otra libreta que se llamaba “el catón", que era cuando ya estaban todas las letras juntas para pronunciar las palabras. 87 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Mi abuela Remedios me ha dicho que en la escuela "además de aprender a leer y escribir, también aprendían a coser, a poner botones, a echar remiendos, y a ser educados y buenos cristianos” Todos los días, antes de empezar las clases, tenían que rezar, y cuando entraban había que decir: "Ave Maria purísima", y el resto les contestaban: “sin pecado concebida”. Cuando les pregunté que se llevaban de merienda se echaron a reír, porque desayunaban en casa y nada más. iQué no como ahora que nos llevamos comida o bebida para los recreos!. Hasta que llegaba la hora de almorzar no volvían a probar bocado. Por la tarde les pasaba igual, porque en aquella época los niños también tenían clases por la tarde, e incluso los sábados, iqué rollo!. Los profesores eran muy severos. Siempre había que dirigirse a ellos con mucho respeto. Cuando los niños hablaban o se portaban mal, los castigaban contra la pared. A veces, cogían la regla y les daban golpes en las manos. Mi abuela Angustias estuvo en un colegio de monjas, y recuerda una vez que no llevó los deberes hechos, y cómo la monja le dio un guantazo y la tuvo encerrada todo el día en un cuarto. Como los niños no podían hablar en clase estaban deseando que llegara el recreo. Los niños y las niñas jugaban por separado. Los niños solían jugar al futbol con una pelota de trapo, a las chapas o a la peonza,y las niñas jugaban a la comba, al colache o al pañuelo. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 88 RELACIÓN DE PARTICIPANTES SELECCIONADOS 1.- FRANCISCO J. MAÑAS MARMOL . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10 C.E.I.P. “Virgen de Linarejos”. 2.- M.ª LUISA HEREDIA CASTILLEJO . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14 Centro de Participación Activa para Personas Mayores. 3.- DOLORES LECHUGA RAMIRO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .21 Vocalía del Mayor AA.VV. “La Esperanza”. 4.- ANTONIA SERRANO SÁNCHEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25 Residencia Mixta para Personas Mayores. 5.- MARIANA NIETO ORTIZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28 Residencia Mixta para Personas Mayores. 6.- ENCARNACIÓN CAMACHO DE HARO . . . . . . . . . . . . . . .33 Centro Social Polivalente San José “Paqui Rojas”. 7.- INÉS CHICO MARTÍNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39 C.E.I.P. “Colón”. 8.- LAURA SÁNCHEZ HIDALGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .42 C.E.I.P. “Colón”. 9.- JACOBO NEFF . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45 C.E.I.P. “Padre Poveda”. 10.- FRANCISCO J. AYALA MARTÍNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48 C.E.I.P. “Colón”. 11.- HERNÁN OGÁLLAR VIDAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51 C.E.I.P. “Colón”. 12.- JUAN CARLOS GODOY MÉNDEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . .54 C.E.I.P. “Padre Poveda”. 89 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 13.- CARMEN MEDINA FRAILE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .57 C.E.I.P. “Colón”. 14.- SERGIO MARTOS MANJÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .59 C.E.I.P. “Colón”. 15.- ALBA LÓPEZ GONZÁLEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62 C.E.I.P. “Colón”. 16.- LUCÍA MOLINA TORTOSA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66 C.E.I.P. “Colón”. 17.- JOSE M. RODRÍGUEZ RUIZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72 C.E.I.P. “Colón”. 18.- ÁLVARO MARÍN CHICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75 C.E.I.P. “Colón”. 19.- JUAN FRANCISCO SÁNCHEZ SÁNCHEZ . . . . . . . . . . . . .78 C.E.I.P. “Colón”. 20.- MARTA MIÑARRO GARCÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .81 C.E.I.P. “Colón”. 21.- ADRIANA TORRES TORIBIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85 C.E.I.P. “Colón”. VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 90 REFLEXIONES Soy maestra jubilada, pero hace unos meses todavía era maestra en ejercicio, era tutora de 5º, e impartía clases de Lengua e Inglés. Así que cuando me enteré del tema del concurso literario de este año, “el colegio de mis abuelos”, me dispuse a trabajar el tema con mis alumnos. Para introducir el tópico, suelo hacer un pequeño texto modelo, que les leo en voz alta, y que luego comentamos, de manera que van saliendo los conocimientos previos que ellos tienen del tema. Mi primera sorpresa fue que no sabían mucho, por no decir nada, de las experiencias escolares de sus mayores. De modo que lo más importante en ese punto era establecer unas líneas de investigación. Por supuesto, hablando con los abuelos, con los padres, con la familia. Para mí esto ya era un objetivo en sí mismo. Pues favorece la convivencia y la relación de los niños con sus mayores, les ayuda a ser más comprensivos, y a tener más empatía. O dicho de otra manera, van aprendiendo a ponerse en el lugar de los demás, les ayuda a conocer el pasado y compararlo con el presente, etc. Volviendo al proceso de escritura, después de la investigación, venía el compartir la información en gran grupo, hacer un borrador con los datos obtenidos, corregir, pasar a limpio… Los niños y niñas de este grupo están acostumbrados a este proceso, y en general, son responsables y trabajadores. Por eso me extrañaba la falta de ganas de investigar de bastantes alumnos, porque no era habitual en ellos esta desidia y estas 91 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía pocas ganas de trabajar. Poco a poco fuimos reuniendo unos cuantos borradores, poniéndolos en común, buscando ideas en Internet, pero nada, algunos todavía no se decidían. Por fin, una niña habló claro y alto: “Seño, si es que mis abuelos no han ido nunca al colegio”. –Ni los míos, tampoco- decían otras voces. Ese era el problema y había, sin motivo, algo de vergüenza en confesarlo. De los que sí habían podido recabar información, la mayoría fue poco tiempo a la escuela y por supuesto, no habían recibido una educación en Secundaria; es decir, ninguno había estudiado el Bachiller. Había un caso de un abuelo, que con ocho o nueve años, tuvo que dejar la escuela para ir a trabajar en la mina, y casi no recordaba los dos años que habían pasado en el colegio. Otro, ya con trece años, dejó la escuela porque su padre había muerto y él para ayudar se puso a coser alpargatas. Las niñas, pronto eran requeridas en la casa para echar una mano, de una manera o de otra. Todo esto nos llevó a reflexionar sobre cómo era la educación en los tiempos en que sus abuelos eran niños. La edad de los abuelos nos trasladó a los últimos años de la década de los cuarenta y a la década de los 50. Estábamos en plena Dictadura. En 1945 promulgan la ley de Enseñanza Primaria. Se divide la enseñanza a este nivel en dos etapas perfectamente diferenciadas: una, general, desde los 6-10 años, y otra de carácter especial de los 10-12 años. De este modo, la población VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 92 escolar sufre una diversificación muy temprana, estableciéndose dos clases de alumnos: los que a los diez años ingresan en el bachillerato como paso previo hacia la Universidad o carreras de tipo medio, y los que prosiguen la enseñanza primaria hacia el mercado de trabajo. Además la educación primaria femenina preparaba especialmente para la vida del hogar, artesanía e industria doméstica. Dice una de las niñas participantes que su abuela tenía clase por la tarde y todas las tardes las dedicaban a coser. Así era. En todo el sistema educativo de aquella época, la enseñanza era confesional católica basada en tres premisas fundamentales: educación de acuerdo con la moral y dogma católicos, enseñanza obligatoria de la religión en todas las escuelas, y derecho de la Iglesia a la inspección de la enseñanza en todos los centros docentes. Había igualmente una politización de la educación con una orientación doctrinaria de todas las materias y de todo el proceso educativo. Aunque la educación tiene un ámbito familiar y social, se delega en la Iglesia. Lógicamente, la Iglesia va a ser la única fuerza social capacitada y políticamente legitimada para asumir la función docente. En líneas generales podemos decir que en estos años la Educación Primaria era religiosa, moral, patriótica, social, 93 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía intelectual, física y profesional. La separación de sexos era reglamentaria. Era obligatoria desde los 6 a los 12 años. La educación infantil no estaba generalizada. Había diferentes tipos de escuelas, Nacionales, de la Iglesia, de Patronato y privadas. En la década de los 50 se observa una cierta apertura en el mundo de la enseñanza. España empieza a abrirse al exterior, con los acuerdos con el Vaticano y los Estados Unidos, siendo Ministro D. Joaquín Ruiz Giménez (1951-1956). A pesar de esa tímida apertura persisten la confesionalidad y el predominio de la Iglesia, pero remiten un poco el patriotismo y la preponderancia del adoctrinamiento político sobre lo técnico-pedagógico. Todos los trabajos que hicieron mis alumnos y alumnas trataban de colegios nacionales. La experiencias que yo podía ofrecerles como alumna era la de los once años que estuve en un colegio religioso. Allí, entre otras cosa, viví la influencia exagerada de la religión en la educación. Mi colegio era un colegio de monjas, del que tengo que decir que estoy muy orgullosa pues a pesar de los momentos aburridos y tediosos, estuve muy integrada y aprendí muchas cosas. Me gustaría mostraros algunas de esas experiencias a través de un personaje de ficción, una niña llamada Alicia, que vivía en Úbeda, allá por los años cincuenta y que nos puede acompañar en un paseo por las vías verdes del tiempo. El colegio de Alicia era un colegio de monjas. Es decir, de la Iglesia, y además, privado, aunque en aquellos años, tenía una rama gratuita para alumnas que no pudieran pagar los honorarios, que no eran excesivos, pero que, desgraciadamente, no estaban al alcance de todas las familias. Estas niñas estudiaban en aulas VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 94 separadas y no pasaban al Bachiller, que empezaba entre los diez y once años. Alicia tenía ocho años y este curso hacía Iniciación, así llamaban al curso que precedía Ingreso de Bachiller. Para empezar, ya no entraba a las nueve, sino a las ocho y media, la hora de misa. Ya era mayor, había hecho la comunión y ya estaba obligada a ir a misa todas las mañanas. El colegio estaba comunicado con la iglesia de San Pedro y era la capilla del mismo. Era una iglesia grande y oscura. Las niñas, desde los ocho años hasta que terminaban el colegio, entraban a misa por la puerta principal, que daba a la calle, y se acercaban al banco donde se sentaba la hermana Flora, y allí le dejaban un pequeño carnet de cartulina, que más tarde, a lo largo de la mañana, les sería devuelto, listo y sellado para poder ser utilizado al día siguiente. Después de dejar el carnet, las niñas se iban a sus respectivos sitios, que eran fijos y, con buena intención, intentaban escuchar la misa con atención. Era difícil, porque la misa entonces era en latín; el misal tampoco ayudaba mucho, a no ser con la mecánica de la liturgia; el sacerdote estaba de espaldas a los fieles, en fin, eran tiempos pre-conciliares. Así que con estas condiciones, era fácil que la mente de Alicia se evadiera por esos cerros de Úbeda. Distraerse y participar en las respuestas litúrgicas era todo un reto. Era desafiar a las monjas que vigilaban atentamente la conducta de sus alumnas. Esta técnica se iba perfeccionando con los años. Además se practicaba en el Rosario, que era a las 18:30 de la tarde, todos los días lectivos, es decir, todos los días menos el jueves, que no había clase por la tarde, y el domingo, que no había clase, pero que había que ir por la mañana a Misa. Eso sin contar 95 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía triduos y novenas. Ahora lo veíamos angustioso para unas niñas, ¿verdad? Para Alicia era simplemente aburrido, aunque ella tenía muy buena intención y quería ser buena. A pesar de todo, todavía quedaba mucho tiempo para trabajar e incluso para jugar. Dejemos a Alicia en su colegio para seguir viendo un poco de historia. En 1953 una nueva ley regula la Enseñanza Secundaria. Esta normativa significa un nuevo enfoque de la educación, algo menos dogmático y más atento a la calidad intelectual de la enseñanza; además, supone un primer paso hacia la generalización de la escolaridad hasta los 14 años, aunque se mantiene la doble vía. En ella se introduce una división del bachillerato en elemental (formado por cuatro cursos) y superior (dos cursos), seguido del curso preuniversitario, necesario para el acceso a la Universidad. En ambos se establecía una reválida y para el curso preuniversitario una prueba de madurez. En 1963 el 17,1% de la población adulta (la mayoría mujeres) era analfabeta. Prácticamente el mismo porcentaje que en 1940. Este porcentaje se ha ido reduciendo progresivamente, hasta no ser muy significativo. Aunque en la última década ha aumentado algo debido a la inmigración. En estas estimaciones no se incluyen los llamados analfabetos funcionales, es decir, las personas que han estado menos de cuatro cursos lectivos en la escuela. El acceso a estudios superiores dependía en gran medida de la clase social, y del medio rural o urbano en el que se vivía. A VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 96 la Universidad sólo llegaba el 3% de los estudiantes y muy pocos de ellos provenían de familias obreras. Y de los que llegaban, solo eran hijos de obreros, un 5,5 %. La Ley General de Educación de 1970, la Logse, La LOGSE, la LODE, la LOCE, la LOE, con sus defectos y virtudes han ido haciendo posible el acceso general a la Educación. Es verdad que todas estas leyes han sido criticadas, revisadas y superadas, y que la idea general que tenemos de cómo va la Educación en España, no es muy positiva, los informes Pisa y otras comparaciones con países de nuestro entorno, están contribuyendo a eso, pero permitidme que sea optimista y positiva, yo que he tenido la oportunidad de vivir la educación desde los años 50 hasta ahora. Circunstancias que nos parecen normales en el sistema educativo actual son todo un logro. Las ratios que nos parecen muy grandes todavía, no tienen nada que ver con las clases de 40 y 50 alumnos, que como maestra he tenido en los años 70; los profesores de apoyo, no eran visibles ni en sueños, todo lo más eran las “permanencias”, que escasamente suplementaban el escaso sueldo de los maestros. La Educación Especial no existía; los orientadores, logopedas, etc. no trabajaban en los centros, tendrían que pasar unos años todavía; el bilingüismo era ciencia ficción, se empezaba a estudiar francés en 2º de Bachiller, a los once o doce años; muy pocos colegios enseñaban inglés, en lugar de francés. Las infraestructuras de los colegios han ido mejorando, al mismo ritmo, que lo hacía el país. No quiero recordar los colegios en los que he dado clase en mis primeros años de maestra. Desde esos escenarios, a las aulas de pizarra digital, va un trecho. 97 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía Actualmente enseñamos valores y actitudes, entonces además de los valores, nos enseñaban urbanidad, moral y buenas costumbres. Dejemos que Alicia nos lleve a su terreno otra vez. Un día, cuando Alicia tenía cuatro o cinco años, estando en la fila de entrada, una monja que vigilaba le hizo arrodillarse, junto con otras alumnas-víctimas, para ver si el filo de la falda del uniforme llegaba al suelo; parece que Alicia pasó la prueba con éxito, porque si no, le hubieran descosido el bajo, para que mamá lo arreglase. Alicia lo pasó muy mal porque le dio mucha vergüenza. Aquello fue delante de todas las alumnas, incluso las mayores y Alicia y las demás lo pasaron muy mal. Se ve que llevar unos milímetros más corto el uniforme podía ser una infracción de las buenas costumbres. Visto desde la perspectiva de entonces, era exagerado; desde la perspectiva actual, es un esperpento. El uniforme era un modelo de recato y sobriedad. Fue evolucionando con el tiempo, pero en aquellos primeros años era una especie de vestido azul marino muy oscuro, tableado, con cinturón y un cuello de plexiglás blanco. Muy largo, claro. Además se complementaba con un abrigo, también azul marino y con un sombrero del mismo color, difícil de describir. Sin olvidar los zapatos gorila y los calcetines blancos. Dejemos a Alicia, a la que le quedaban muchos años de colegio todavía y viajemos a la época actual. Nuestros alumnos han podido comparar sus colegios con aquellos colegios en los que estuvieron sus abuelos. Sus estudios con los que sus abuelos hicieron o no pudieron hacer. ¡Qué VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía 98 diferencia! ¡Se han dado cuenta de lo afortunados que son. Y de que tienen que esforzarse y aprovechar las oportunidades que ahora tienen. Parece que en estos tiempos de recortes y problemas no son los mejores para hablar con optimismo. Creedme que sí. Desde los 3 años hasta ahora he estado en un colegio, bien como alumna, bien como maestra. El salto que hemos dado ha sido enorme. En infraestructuras, en profesorado, en la plena generalización de la educación, en metodologías y sistemas de estudio. Ya he dejado de ser maestra pero sigo siendo alumna. Y he descubierto un nuevo mundo que no había soñado. No sé si sabéis la cantidad de personas, jubiladas o no, que tienen inquietudes y que asisten a clases para adultos, talleres, cursos, ect. No perdamos el optimismo. Hay tanto que aprender y tanto que enseñar. Permitidme que termine con esta cita que no sé de quién es pero que resume mi vida y la de cualquier maestro: “Con mis maestros he aprendido mucho; con mis compañeros, más; con mis alumnos, todavía más”. En todos estos niños y niñas que han participado, y en todos los mayores que también han querido contarnos sus vivencias, en ellos, está la esperanza. 99 VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía