VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesia 2013

Anuncio
“COMO ERA MI COLE,
CUANDO YO ERA NIÑO/A”
VI Concurso Intergeneracional
de Relato Corto y Poesía
AYUNTAMIENTO DE LINARES
Edita:
Patronato Municipal de Bienestar Social
Prólogo: Baldomero Patón Galdón
Presentación: Juan Fernández Gutiérrez (Alcalde de Linares)
Portada: Juan A. Vilches Martos
Reflexiones: Ana Villar Correro
Jurado Seleccionador:
Pedro Belinchón Sarmiento
Baldomero Patón Galdón
Alberto Ramiro Ramón
Manuel Ramón Reyes García
Mercedes Rueda Fernández
Secretaria: Cristina Nájera Tinoco
El Excmo. Ayuntamiento de Linares agradece su inestimable participación a:
Los/as responsables de los centros, residencias y colectivos, que
trabajan con, para y por las Personas Mayores de Linares, así como a
los/as responsables, profesorado, alumno/as y familiares de los
siguientes centros educativos:
C.E.I.P. “Colón” y C.E.I.P. “Padre Poveda”
Depósito legal: J - 682 - 2013
Imprime: Gráficas DISA - Pontón, 60 - LINARES
“Todas las Personas Mayores han sido niños”
Dedicado a aquellas personas nacidas a partir de los
años treinta del pasado siglo, que con su esfuerzo y tesón, han
impulsado y hecho posible una sociedad más próspera y justa,
valioso legado para las generaciones venideras.
A modo de prólogo…
La hubieran llamado “marimacho”. La abuela Mercedes sonríe…
Su nieta, la de su mismo nombre, le ha pedido que le cuente como era la
escuela a la que ella fue, por desgracia por poco tiempo, allá en su
infancia. Y viene a su memoria como, mientras los niños hacían
“gimnasia” (normalmente, prolongación del fútbol con pelota de trapo del
recreo) ella, junto con sus compañeras, tenía que quedarse en clase de
“hogar”: aburrida sucesión de vainicas, ojales y bordados para
convertirse en una mujer de su casa… Una más de tantas
discriminaciones de la época… ¡Con lo a gusto que le hubiera dado ella
un patadón a la pelota de trapo, mucho mejor que los “mantas” de sus
compañeros y hubiera marcado un gol!
El frío… El condenado frío que hacía en aquella escuela… Los
sabañones… Es el peor recuerdo de Ramón… Y las cansinas tablas de
multiplicar cantadas (algunas veces, por las tardes, mientras el maestro
se sumía en un plácido duermevela… de avispa). Porque cantando
también se aprende: desde el catecismo hasta los ríos de la vertiente
atlántica…
Hemos, en esta sexta edición del Concurso Intergeneracional de
Relato Corto y Poesía, puesto en marcha –probablemente, de forma
involuntaria- una lógica máquina del tiempo: La que ha llevado a los
mayores, otra vez, a un mundo, a una época, ya lejana, de penuria y de
miedo, de escasez y sacrificio… de un solo libro para todos pasando de
mano en mano… De la libreta para todo, mayormente escritura y cálculo,
escrita a lápiz, borrada y vuelta a escribir porque faltaban esas monedas,
más precisas para otras cosas, por ejemplo: comer en casa.
Los jóvenes “alucinan”, como dicen ellos… pero ¿eso ha pasado
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
5
Los jóvenes “alucinan”, como dicen ellos… pero ¿eso ha pasado
alguna vez? Si no me lo estuvieran contando mi abuelo, mi abuela, no
me lo creería… ¡Con un solo libro y un solo maestro para todas las
asignaturas! ¡Sin ordenadores! Con frío… Una escuela como para no ir…
Pero ese “no ir” era para nuestros mayores, en aquellos tiempos,
una desgracia. Valoraban la importancia que tendría en su vida futura, en
la que ponían toda su esperanza, el saber “de números y cuentas”.
Fueron muchos los que empezaron tarde y tuvieron que dejarlo pronto: El
poco dinerillo que podrían “arrimar” a casa era importante. Y las chicas, ni
eso: El ayudar a la madre –o sustituirla- en la cría de los hermanos o en
atender a la familia eran la causa de su pronta salida de la escuela…
Una máquina, sí o… un puente. Un extraordinario puente en dos
sentidos del tiempo. La comparativa entre aquellas viejas escuelas y los
modernos y cómodos Centros educativos de ahora (aunque todavía
quede, por esos pueblos de Dios, alguna de las otras) es dura. Si nos
detuviésemos a hacerla, tendríamos para un libro entero…
Homenaje a aquellos alumnos que hicieron lo que pudieron para sacar
adelante algo “de provecho” y que, aún, muchos de ellos tratan de completar
su ansia de seguir aprendiendo en los distintos Centros de Adultos…
A aquellos maestros, los del “pasas más hambre que un maestro
de escuela” en la peor de las versiones, héroes no anónimos en
bastantes casos: Los que enseñaron, que comprendieron, que dieron
ternura inspirando respeto, suelen ser recordados por sus alumnos en
muchos casos con nombre y apellidos: ¡Cuántas veces habrán aparecido
don Andrés Martín, doña Clotilde, doña Gloria, en la memoria de las
generaciones que pasaron por sus clases! Aunque, de vez en cuando,
funcionase la puñetera palmeta…
6
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Pero los otros, los nefastos (algunos no eran ni maestros) que
pensaban y actuaban como si toda la escuela fuese palmeta, vara y
castigo, se han encontrado con que nadie recuerda sus nombres… como
mucho, un sarcástico o cruel apodo: “el bigotes”... “zapatones”…
Y podríamos seguir escribiendo páginas y páginas sobre estos
recuerdos tan vivos y tan sorprendidos de abuelos y nietos. Pero –ya lo
dije antes- llenaríamos todo el texto de algo que, en realidad es lo que
unos y otros nos van a contar a continuación en este libro…
¿Libro?... pues no sé. No sé si lo veremos en libro de papel o en
“pendrive” (tampoco sé si se escribe así), el formato digital éste que está
de moda. Desde mi más absoluto respeto al progreso, manifiesto mi total
desacuerdo con el uso de este medio para publicar los trabajos.
Comparto y hago mías las palabras que, en defensa del libro en papel,
ese que nuestros abuelos se iban pasando para aprender a leer y
obtener conocimientos y –además- lo consiguieron, que mi compañera y
colega Mercedes Rueda expresó ya en la pasada edición de este
Certamen.
En cualquier caso, estamos ante unos trabajos que nos traerán
recuerdos, jirones de una época, de muchas vidas… y perplejidad de
otras. Os recomiendo que asumáis todos los sentimientos que aparecen
junto con esos recuerdos y que, para ello, los leáis con detenimiento y los
hagáis vuestros, como parte y memoria de otra época que les tocó vivir
a quienes nos criaron y que los que nos sucederán deben asumir,
sacando conclusiones de ella, por increíble que les parezca.
Y que no se quede ni una coma.
Baldomero Patón Galdón
2013
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
7
SALUDA
Ya podemos acceder al nuevo trabajo fruto del trabajo de un
colectivo que tiene mucho que contar y sobre todo muchas
vivencias que transmitir. Desde hace varios años nuestros mayores
afrontan el reto de editar un texto recopilatorio con el objetivo de
aprender a la vez que enseñar, comenzaron editándolo en forma
de libro y ahora lo ponen a disposición de todos "colgándolo" en
internet, uniendo por tanto lo tradicional con las exigencias de las
nuevas tecnologías.
En los momentos actuales dominados por los recortes y
sobre todo por el empeño en eliminar cualquier política llevada a
cabo desde la administración destinada a mejorar la calidad de
vida de los ciudadanos, cuando sólo se considera el factor
economicista de los beneficios al capital, seguir manteniendo
proyectos como el que aquí presentamos supone todo un reto, un
reto que debe ser valorado y reconocido a quienes lo impulsan y
sobre todo a quienes lo protagonizan, nuestros mayores.
Descarguemos el documento, difundámoslo y agradezcamos
así a los autores su aportación a nuestra cultura.
Juan Fernández Gutiérrez
Alcalde de Linares
8
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
1º Premio
de Relato Corto
FRANCISCO JOSÉ MAÑAS MÁRMOL
SEMBLANTE
Francisco José Mañas Mármol
Nació en Linares en el seno de una familia de tradición minera, cuyas
formas de vida y de percibir el mundo, basada en el sufrimiento de
intentar sobrevivir día a día, marcaron su forma de ser.
Estudió Magisterio en la especialidad de Ciencias Humanas.
Posteriormente realizó un Master en la Facultad Ramón Llull de
Barcelona en “Dirección y Gestión de Entidades Sin Ánimo de Lucro y
Economía Social”, donde publicó un análisis exhaustivo de “El papel de
los movimientos sociales y el voluntariado en la España del siglo XXI” .
Su origen y su formación académica han influido en su quehacer
profesional. Así, ha sido Director de la Escuela de Educación Social “El
Puntal” de Jaén, Director del Colegio Público “Santa Teresa Doctora”
de Linares, Secretario de La Federación “Himilce” y asesor de La
Confederación de Asociaciones de Vecinos de Andalucía.
El compromiso con la filosofía del voluntariado, con su pueblo, y con
su legado minero lo han llevado a tutelar numerosas y multitudinarias
marchas por este patrimonio. Así como numerosas publicaciones y cursos
de formación tanto en el campo del voluntariado, la minería y, el
10
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
DÍAS DE LLUVIA, ZAPATOS GORILA
ENTRE LOS CHARCOS
Una tarde plomiza, como el color de las entrañas de mi tierra,
cansado y preocupado, no sabiendo de qué, porque la suerte de la vida
me ha sonreído, mientras otros sufren la perdida de su destino en
tiempos de hastío y mediocridad, oliendo a húmeda tierra empapada,
percibida a través de la ventana y a libros viejos, que tranquilamente
ordenaba, llenándome de ese aroma característico de vainilla tostada y
harina mojada, hallé, por azar, un vetusto manual, de mi infancia, de mi
infancia mas temprana. La portada era sugerente. Un niño bien vestido,
rubio, atlético y limpio estudiaba tranquilo en un prado, mientras la tarde
atardecía. Enciclopedia Álvarez decía.
Así fue mi infancia iNo, claro que no! Aunque no pasé
calamidades por el esfuerzo y el sudor de los míos, que con arrojo y
valentía arrancaban los bienes pétreos, grises y plateados a nuestra
tierra agradecida. Rica, pobre, altanera y sufrida, que formó mi
conciencia y la vuestra y que nos hizo ser humildes y serenos.
Pensé entonces cómo fue en realidad mi niñez. Mi fugaz y lenta
etapa pueril fue de picón, de poca luz en las calles, de tiendas con papel
de estraza, de días largos y soleados, de noches cortas y brumosas,de
silenciosas huellas de una guerra entre hermanos, que tras llantos
sigilosos, ya pasó.
De escuela con sillares, que aún perduran, de piedras coloradas,
de niños y niñas separados, con ventanas verdes enmohecidas, de
techos altos de amarillento blanqueado, de atezadas pizarras rayadas;
pálidas tizas, insípidas y cuadradas. De frío en el cuerpo de un niño que
no entiende; de dañadas y añosas maderas en un suelo atrasado. De
seca lluvia, que con gotas gelatinosas limpian los sucios y translucidos
cristales ambarinos. De tardes de "cocido" y mortadela en la garganta.
Hastío, de abrumada cabeza, con los números de tablas y cuentas
interminables.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
11
De zapatos Gorila, duros y eternos, cuya marca nos daba una
fuerza, para sentirnos exploradores de tierras desconocidas, que no
sabíamos soñar. De calcetines irrompibles, cosidos y recosidos por
nuestras madres sin rechistar; de pantalones cortos heredados y
heredados, de saquito, con coderas, heredado y heredado. De cantos de
pan, azúcar blanco y aceite.
De huchas con chinitos, bolsas con fideos y arroz. iArroz! ¿para
quién no tiene? Siéntate de nuevo y obedece, Perdón, Don José, la
mosca no me deja.
-¿Dos por dos?, ¿El Cantábrico y sus ríos?, ipresente!, por Dios
y por España. Hombre de provecho.
De eras de tierra minera; de fútbol con ovalados balones
desinflados; de barro prendido en la ropa, en espera que seque o me
pegan. De lima, hurtada y devuelta a mi padre en descuidos conocidos;
de trompas, pintadas con colorido lápiz desgastado, liadas con cordones
de sedas purpurinas. De bolas de hierro, de olvidados rodamientos, que
en triángulos iniciáticos colocábamos, para sacarlas con hábil tiro, con
los dedos, rompiendo la simetría de las formas. De patín de maderas
inservibles, que con ruedas de ferroso hierro hacen ruidos infernales.
De ambulatorio, verde, blanco, grande y armonioso, que huele a
alcohol desde su enorme ascensor. Marrones sillas correderas, de
madera rallada, con llaves o punzones, donde, encriptadas entre sus
esquinas, se sellan los nombres secretos de furtivos amores. Consulta,
con albina puerta chirriante, pomo dorado y oxidado. Se abre, me miran,
fría enfermera con cofia descuidada, médico amable, de ojos cansados.
Me asusto. Cojo la mano de mi madre:
Súbale la camiseta, señora . iDeprisa!
Botón negro, plateado y frío; heladas manos callosas.
Marcha bien, no se preocupe, el sudor de las eras. Es machote.
Palo áspero, garganta abierta, como pez que busca aire, arcada y una
lágrima pegada.
Nada, como siempre anginas. Cuatro inyecciones y supositorios. Sobre
12
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
todo inyecciones, todo lo curan.
De chocolate espeso y terroso en vaso corto y arcilloso; en
domingos con mantel blanco inmaculado que con mimo es cuidado, bajo
unos tallos o churros aceitosos que con juncos verdes de ribera son
atados. De la mano con mi madre, por las calles, mientras que mi padre
trabaja en lo hondo. De patio fresco con la parra, de agua fresquita de
mi pozo.
De amigos, en guerras y lealtades; de pandillas correosas y
altaneras; luchadores de dominios en esquinas fronterizas, con piedras,
tirachinas y peleas. Pero nunca con daño vejatorio. Se sabía acabar,
marcando la hegemonía de lo conquistado, donde ya se prohíbe al
vencido traspasar.
De pueriles amores candorosos y callados; de robados besos en
las oscuras esquinas; de caricias y roces olvidados, en espacios, en
rincones sin luces y no transitados pero vivos como azahar.
De miedosas rabonas, de deberes nunca acabados y hábilmente
explicados; de promesas cumplidas o incumplidas, de valores
alcanzados u olvidados. De Celtas con toses y Bonanzas robados a
hurtadillas; del primer vino y tapa de bravas en el bar, entre amigos que
creen que ya son hombres, cuando torpemente empiezan a caminar.
En fin, de tantas y tantas cosas, que marcaron una época, que
no es de prado y sol poniente, sino de lucha y espera paciente. Una
época que ya, como aguas de río, nunca volverá. Duros tiempos para
vivirlos, para llegar a un fin de mes. Pero, no me olvido, ni te olvides, que
esta infancia, juventud y escuela, nos hizo ser lo que somos: hombres y
mujeres libres, honestas y firmes, preparados para capear, con orgullo,
tesón y modestia los tiempos duros que nos vienen. Para reírnos,
cuando podamos, con sonrisa franca y sincera; para llorar, cuando nadie
nos vea, con dulces y espesas lágrimas.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
13
2º Premio
de Relato Corto
MARÍA LUISA HEREDIA CASTILLEJO
MI PASION POR LA LECTURA
Nací en Linares (Jaén) el día 2 de Junio de un caluroso verano de 1942.
Mi padre, Emilio Heredia Jiménez y, mi madre, Dolores Castillejo Maldonado,
formaban un matrimonio típico de la posguerra: mi padre un trabajador de
Sevillana de electricidad y, mi madre ama de casa.
Como sabemos todos, el sueldo de un obrero en aquellos años, daba justo
para comer y mal vestir. Gracias a la habilidad de mi madre con la costura
íbamos vestidos decorosamente, pero sin lujos: no nos los podíamos permitir.
Mi padre en su afán de que nuestra educación fuera mejor que la suya,
quiso ponernos en un "colegio de pago", para eso tenía que hacer horas
extraordinarias y muchos chapuces.
Para mis padres representaba un sacrificio llevarnos a mi hermano y a
mí a ese colegio, pero esa fue mi suerte: el día que entre en el por primera vez,
me di cuenta, de lo que me gustaba y, de lo que quería: quería vivir entre libros.
La vida a veces elige por ti, y siendo yo la mayor de los cuatro
hermanos, no tuve más remedio, en muchas ocasiones de hacerme cargo de
llevar la casa, (mi madre se ponía enferma muy a menudo) razón por los que
14
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
mis días de colegio eran muy escasos y así fue pasando mi niñez. Aprendí todo
lo que una futura ama de casa debía saber......pero nunca deje de leer: para mí
era tan necesario como el aire.
En 1963 me case: tengo cinco hijos y ocho nietos a los que quiero con
todo mi corazón y, siento su cariño y aceptación en todo lo que hago, sintiéndome
yo muy orgullosa de ellos.
Hace diez años que voy a un grupo de lectura en la B. M. He estado
continuando mis estudios en Paulo Freire; Llevo cinco años en la Universidad
D.M. Y hace dos años me presente al voluntariado en el Centro de P.A. de P.M.
En el presente, junto a otros compañeros, dinamizamos dos talleres en
este centro: El de Grandes Lectores y, el de Amistad: Creo que no puedo dar ni
recibir más cariño del que me dan mis compañeros. ¡¡Soy muy feliz!!
Practico senderismo, fotografía y yoga. ¡¡Las tres me encantan!!
También he viajado, haciéndolo casi por toda España y por diferentes países;
estos viaje no solo me han servido de diversión: con ellos también he adquirido
cultura.
La experiencia que me ha quedado de mi paso, en estos años por el
mundo de la cultura: es rotunda. Cuando aprendemos a leer dejamos de ser
desvalidos ante la sociedad: cuando aprendemos a comprender lo que leemos,
entramos en el mundo del conocimiento.
María Luisa Heredia Castillejo - C.P.A. de P.M. C/ Viriato
Linares 11 de octubre de 2013.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
15
CALLE DEL PONTÓN, Nº 51: MI COLEGIO
Todos los recuerdos más bellos de mi niñez están ligados,
con una fuerza especial e imborrable, a mi colegio. Mis cinco
sentidos se impregnaron con sus recuerdos y vivirán conmigo toda
la vida.
Cogida de la mano de mi madre, entré en aquella casona
antigua y señorial; en el portal oscuro y amplio ascendía una
ancha escalera con los peldaños de madera; la baranda de hierro
forjado con el pasamanos de madera, embellecían el conjunto de
la entrada. La escuela estaba ubicada en el primer piso. Mi madre
llamó al timbre. Nos abrió una señora que me "impresionó", pero
no lloré. Nos hizo pasar a un gran salón, que era la clase y, allí
estaba la que iba a ser mi maestra: Doña Ángeles.
Detrás de una gran mesa, estaba sentada la profesora. No
puedo olvidar ni su presencia ni su aspecto. Me gustó.
Su piel era muy pálida y, su pelo de un blanco níveo, que
peinaba con un moño bajo en la nuca. El color de sus ropas
siempre negras, destacaban en primer lugar el tono de su piel y
de su pelo, y acentuaban aún más su delgadez; todo ese conjunto
le daban un aspecto de sencilla elegancia.
Tenía los ojos pequeños y muy cansados: pero su mirada
era directa y penetrante; sus manos entrelazadas y apoyadas
sobre la mesa le daban un aspecto de figura estática. Raras
16
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
veces la veíamos sonreír, pero éramos tan pequeños que no
sabíamos captar su tristeza: ahora no me cuesta nada reconocerla.
La clase estaba dividida en dos secciones; la de delante
estaba ocupada por sillas pequeñas con asientos da enea (cada
uno llevaba la suya), la parte de atrás estaba llena de pupitres
largos con asientos de madera, y en la parte superior y espaciados
había tinteros, en los cuales mojábamos la pluma para escribir.
Una de las mejores cosas que me hizo encontrarme con mi
identidad, fue mi colegio.
Mi maestra me llamó, -.ven, María, te sentarás al lado de
Antoñita, ella es de las mayores, tendrá cuidado de ti y te
enseñará a hacer palotes.- Miré a Antoñita y me pareció estar
viendo a un hada; era una adolescente preciosa que además
me trataba con dulzura. ¡¡Yo estaba encantada!!
Al día siguiente fuimos a comprar los materiales que me
hacían falta. Frente al colegio había una "tienda" que era
Mercería-Papelería. Los dueños de la tienda (un matrimonio
mayor) parecían dos personajes sacados de un cuento de Perrault;
Pedro y Orosia, así se llamaban, y vivían rodeados de sus
sobrinos, pues no tenían hijos.
Al entrar en la tienda me envolvió un olor a colonia y,
además había otro olor que impregnó mi olfato; lo había olido
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
17
antes y no sabía dónde. Pedro se dirigió a mi madre, -. ¿Qué
quiere señora?- Mi madre le dijo lo que necesitaba y él lo trajo
al mostrador; una cartilla, una libreta y un lápiz. -El lápiz de Juan
Sindél-, dijo Pedro, y en ese momento se puso a sacarle punta,
¡¡Ya sabía de dónde venía ese olor!! Era de los lápices, y así olía
mi colegio: para mí fue como un perfume que jamás me ha
abandonado.
Fue pasando el tiempo y, aunque no acudía regularmente
a clase, (era la mayor y tenía que ayudar a mi madre) cuando iba,
hacía jornada intensiva. Antoñita, "mi hada madrina", aparte de
otras cosas, me enseño a bordar, y aunque me gustaban mas los
libros, hacia con gusto aquel trabajo tan primoroso.
Mi colegio era muy "cosmopolita"; estábamos niños de
diferente clase social, niños de obreros como yo (mi padre era
electricista) y niños de clase adinerada que habían tenido que
emigrar a nuestro pueblo por diferentes razones: nunca la maestra
hizo diferencias entre unos y otros.
De las cosas que me enseño, las más importantes para la
convivencia fueron, EDUCACION Y URBANIDAD, dos cosas que
hoy están tan poco valoradas.
18
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
En aquel colegio al que iba de vez en cuando, creció en mí
el germen de la curiosidad por aprender todo lo que fuera posible
y estuviera a mi alcance. Pero no es tan fácil, el tiempo no se
para por nada ni por nadie y, cuando te das cuenta eres un adulto
"muy mayor" y no has tenido tiempo ni oportunidad de hacer lo
que verdaderamente deseabas.
No quisiera
que os confundiera este relato, dando la
impresión de tristeza. En todo
caso añoranza
de aquel
tiempo, y alegría de mi presente, pues en estos últimos años si he
tenido "el tiempo y la oportunidad" y creo que los he aprovechado:
este es mi humilde parecer.
Al principio os decía que mis
cinco
sentidos
se
impregnaron de aquel colegio y sus enseñanzas y que serian
para toda la
vida, y así ha sido. De lo que me siento más
orgullosa es de haber sabido transmitir a mis hijos los valores
que aprendí en mi querido colegio y que hoy nos hacen disfrutar
de respeto y cariño.
Hoy en día cuando voy a los talleres
del Centro
de Personas Mayores, o al taller de lectura de la Biblioteca, o a
la Universidad de Mayores, siento un inmenso agradecimiento por
los profesores que nos imparten las clases y, salgo de ellas llena
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
19
de energía y felicidad: es la misma sensación que sentía al salir
de mi escuela.
En el presente a veces, me desvío de mi camino de
vuelta a casa para subir por la calle CÁNOVAS DE CASTILLO,
(alias DEL PONTÓN) sólo para pasar por la puerta de mi antiguo
colegio, en el cual ahora hay un Centro Cultural, ¡¡No era para
menos!!
Espero haber sabido transmitir no sólo las emociones,
sino también aquellos valores y enseñanzas por los cuales hoy
estoy aquí comunicándome con vosotros a través de este relato.
Para mí ha sido un placer contaros esta historia, en la que todo
lo que se dice es real. Ha sido un resumen de todo lo que viví,
y de lo feliz que fui, en la calle DEL PONTÓN Nº 51: MI COLEGIO.
20
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
3º Premio
de Relato corto
DOLORES LECHUGA RAMIRO
Nace en Arquillos, (Jaén) 1938.
Vive en Linares desde 1961.
Implicada desde finales de los 70 en el movimiento vecinal de
Linares, donde ha formado parte de varias Juntas Directivas como vocal
de Cultura y del Área de Mujer de la Asociación Vecinal “La Esperanza”.
Ha publicado diversos poemas y relatos, al quedar seleccionada
en distintos concursos literarios a nivel local y provincial, así como
colaboraciones en diversas publicaciones.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
21
“LO QUE SIEMPRE AÑORÉ”
Cuando tuve edad de ir al colegio, el simple hecho de
plantearse ir a clase era poco menos que inalcanzable, pues
vivamos en el campo en una casilla de peones camineros a tres
kilómetros y medio de Arquillos. Mi familia constaba de nueve
miembros: mi padre, mi madre y mis siete hermanos. Había que
atender muchas tareas, como el huerto, acarrear agua del pozo,
arreglar la ropa de todos, cuidar de los más pequeños, de los
animales (teníamos gallinas, pavos, cabras, cerdos...) en fin, un
lío. Mis padres siempre se preocuparon mucho de que todos
aprendiéramos en casa. Ellos se sacrificaban para que
aprendiéramos de todo, desde leer, escribir, hacer cuentas, hasta
aprender el catecismo, que nos enseñaba mi madre.
Como digo, yo me encargaba de llevar a las cabras al
campo. Recuerdo que en el verano me gustaba madrugar.. Me
asomaba a la puerta y disfrutaba viendo las estrellas brillar en ese
cielo tan azul. Me sentaba en el escalón de la puerta y mientras me
comía un tomate maduro iba viendo como avanzaba la mañana y
las estrellas, mi constelación de Las Cabrillas, se iban perdiendo
por los cerros más altos. Al momento se veía el resplandor del sol
asomándose, perezoso, encima de la piedra de los Donceles. Yo
me preparaba una talega con libros, libretas y lápices de tiza que
era el único material del que disponíamos. En mis tiempos solo
estaba el tintero y la pluma y el lápiz, aun no había bolígrafos.
Al atardecer, cuando el sol ya se despedía detrás de las
montañas en un cálido abrazo, en casa cesaban las tareas diarias
22
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
y comenzaban las clases. Clases de todo. De deberes de escritura,
cuentas, aprender a remendar calcetines, hacer vainica.. . Otra
cosa muy importante era saber comportarse en cada momento
primando siempre el respeto hacia los demás y saber mantener la
unión y el cariño entre la familia.
Cuando por la mañana sacaba a mis cabrillas y mis cerdos
a andar y comer por el campo, respirar el inconfundible olor a
romero, tomillo o cual quiera de las plantas aromáticas que hay en
el campo me levantaba el ánimo. Entonces, tomaba aire
profundamente y cerrando los ojos pensaba para mí: "¡Ay, que a
gusto!". A primera hora los animales estaban más nerviosos y solo
tiraban hacia el sembrado. Más tarde, cuando se tranquilizaban,
me sentaba en una piedra y me ponía a hacer lo que más me
gustaba: leer y escribir. También hacía dibujos. Observaba curiosa
a los pájaros cuando entre caricias hacían sus nidos. Traían
ramitas, hojas y barro para que sus polluelos se encontrasen a
gusto. Yo les escribía historias y pequeños poemas. Aun recuerdo
algunos:
Pajarito, pajarito
que haciendo tu nido estás,
cuando tengas a tus pollitos
¿tú que les vas a enseñar?
La escritura me hacia los días más livianos y aligeraba las
pesadas horas de mi tediosa tarea de guardar los animales. Al
volver a casa con ellos siempre había cosas que hacer. Una colada
entre mi hermana y yo, limpiar la casa, recoger algunas cosas del
huerto o coser.
Pero a pesar de eso yo siempre procuraba pillar un momento para
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
23
ponerme a escribir. A escondidas, claro. Mi hermana cual el mejor
de los Sherlock Holmes me vigilaba y le decía a mi madre:
"¡¡Mamá, ya está ésta escribiendo otra vez!!", a lo que mi madre
siempre decía: "¡Ay nena deja eso para la noche, que hay cosas
que corren más prisa que eso!".
Cuando cumplí doce años, estando noviembre ya en sus
últimos días, no quise guardar más a los animales. Lloré, pataleé,
grité, chillé, y es que mi hermana había empezado a ir a la aceituna
y yo quería ir también. Mis padres decidieron que mi hermano
Antonio, el que me sigue, que ya iba a ayudarme, se encargara de
esa tarea y yo me fui con mi hermana al tajo a coger aceitunas.
Nos pagaban dieciséis pesetas a las aceituneras. A los vareadores
les pagaban algo más. Aun con todo, me sentía feliz de verme
trabajando.
Pasaron los días y con ellos semanas, meses y, finalmente,
los años. Una vez me vi casada y con dos hijos, tuve la primera
oportunidad de ir a una escuela de verdad, como a la que fueron
mis hermanos y hermanas y la que tantos sueños me inspiró. Allí
me saqué el graduado y renové mis ganas por aprender cosas
nuevas. Aun hoy cuando vuelven a mi memoria los recuerdos de
aquellos primeros pasos de mi formación, me siento más que
orgullosa de la escuela que tuve.
24
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
1.ª Mención
de Honor de
Relato Corto
Antonia Serrano Sánchez, nace en Jódar (Jaén), el 4 de Septiembre
de 1925.
Vive actuálmente en la Residencia de Personas Mayores de Linares
desde 2011.
Mujer de carácter afable, culta, educada y solidaria.
Participa en todas las actividades del Centro.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
25
¿CÓMO ERA MI COLEGIO
CUANDO YO ERA PEQUEÑA?
Mi colegio se llamaba “General Fresnada" y mi profesora era
Doña Desamparados Zumaquero, una señora muy mayor.
A continuación, os voy a describir cómo era mi colegio. Tenía
un aula muy grande, y la pared del frente toda de cristal. Había 24
pupitres dobles y varias bancas para niños de 4 a 7 años. En el
centro de la pared colgaba un gran crucifijo.
En la clase teníamos tres pizarras grandes, un mapa mundi y
dos mapas de España.
El ritmo de la clase era el siguiente (en lo que yo puedo
recordar):
Empezábamos con la cartilla de vocales; seguíamos con el
catón y teníamos también un libro llamado “Lecciones de cosas".
Otro libro indispensable era “EI Manuscrito 1º y 2º”, que era un
manual que contenía poesías de autores relevantes, como por
ejemplo: Campoamor, Gustavo Adolfo Bécquer, etc... .Aún
recuerdo algunas de ellas, que puedo recitar...
“EI Corazón" era otro libro de lectura, y por supuesto también
leíamos “El Quijote", obra maestra de nuestra literatura.
Contábamos, también, con una enciclopedia (de la editorial
Espasa) para estudiar y buscar información, la cual teníamos que
memorizar. De ella se surtían aquellos alumnos que estudiaban
para el ingreso en el instituto. A este curso le llamábamos “Ingreso".
26
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Los libros de las distintas materias, tales como: geografía,
matemáticas, cálculo, historia de España, etc....eran de Ezequiel
Solana. Se presentaban como unos librillos muy finos, parecidos
a folletos explicativos, de pocas hojas de cada asignatura.
Constaba de quince o veinte páginas cada uno.
Mi colegio tenía un patio muy grande dónde se podía jugar a
“La pídola", ”La maisa", ”El trompo", “EI juego del pañuelo"...si eras
un niño... Y las niñas jugaban al “corro" al “ mayo" a la “comba".
El edificio de mi colegio, constaba de dos plantas. En la planta
baja había tres aulas y tres pasillos muy amplios (lo mismo que
en el piso superior). Tenía dos escaleras muy amplias a ambos
lados y que se juntaban arriba por medio de un pasillo.
En la planta superior había otras dos aulas de niñas y una de
niños (ya que en el alumnado las niñas éramos mayoría). En ese mismo
piso, teníamos cinco aseos, a los cuales llamábamos "retretes".
Además, mi cole, tenía un jardín en la puerta de entrada.
El día de La Primera Comunión, se celebraba en Pascua
Florida. Por la tarde nos llevaban al campo, y allí merendábamos
todos los niños y niñas. Los padres, de los más pudientes, les
llevaban a los profesores: pollos, huevos, dulces, embutidos, etc....
Yo fui, por desgracia, muy poco tiempo a clase, pues
teníamos, mi hermana y yo diez años cuando empezó La Guerra
Civil, y como estábamos perseguidos por no ser adictos al
régimen, nos tuvieron que sacar del colegio, durante el tiempo que
duró la guerra.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
27
A los dos años de terminar la Guerra Civil, murió mi padre, y
estuvimos cuatro años sin salir a la calle. Después, cuando
llegaron las "Hermanas de San Vicente de Paul", por el año 1943,
abrieron un nuevo colegio llamado "La Misericordia" en el cual
estuvimos hasta el año 1947 porque mi hermana ya se iba a casar.
En ese colegio enseñaban a hacer bordados, y se hacían
verdaderos primores. Allí, ella se hizo su dote para la boda.
Yo no fui más al colegio y me dediqué a ayudar en las tareas
caseras pues mi madre estaba muy delicada del corazón y no
podía fatigarse. Éramos tres hermanos, dos niñas y un varón.
Volviendo al tema del colegio, por la mañana cuando
entrábamos y dábamos los buenos días, se empezaba las clases
rezando; y por la mañana hacíamos escritura, después lectura y
cuentas. Posteriormente, veinte minutos de recreo y vuelta a la clase
hasta las doce y media que salíamos para comer, y a las tres
estábamos hasta las cinco, que ya terminaban, hasta el día siguiente.
Las clases eran de Lunes a Sábado por la mañana. El horario
escolar era el siguiente: Lunes gramática, Martes matemáticas y
geografía, Miércoles historia de España y geometría, Jueves
lectura, Viernes física y química, y Sábado religión.
Las tardes eran dedicadas a coser y a las cuentas, esto era
para los que no aspirábamos a hacer bachiller.
Para mi recuerdo, la época escolar fue muy triste ya que sólo
tenía doce años cuando murió mi padre y por ese motivo
abandoné el colegio, que me gustaba mucho.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
28
2ª Mención
de Honor de
Relato Corto
MARIANA NIETO ORTIZ
Nació en Baños de la Encina (Jaén), el día 5 de Abril de 1.928.
En la actualidad vive en el Centro Residencial para personas mayores
de Linares, desde el año 2004.
Es una persona activa y participativa.
El año pasado ganó el 1.º Premio del V Concurso de Relato Corto.
29
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
“recordando mi etapa en el cole”
Aunque ya han pasado muchos años, aún conservo un
entrañable recuerdo de "cómo era mi cole cuando yo era niña".
Era muy traviesa y estaba muy consentida. A la edad de
cuatro años, comencé a ir a párvulos. De esa época tengo
recuerdos muy bonitos.
Tenía dos babis blancos, para ir al cole, que me habían
hecho mis dos hermanas mayores, que sabían muy bien coser.
Mi cole estaba cerca de casa, por lo que podía ir sola, pero
siempre tenían que llevarme, para así, evitar que hiciera "rabona",
que eso me gustaba mucho.
Mi hermana solía acompañarme al cole. Un día, para
librarme de ir a clase, me solté de su mano y me deslicé por una
gran pendiente llena de barro (ya que aún no estaban cementadas
las calles) y terminé cayendo en un gran charco de agua.
Cuando mi hermana me vio, estaba totalmente manchada de
barro, por lo que tuvimos que volver a casa. Como no teníamos
agua caliente, ni mucho menos bañera, mis padres tenían que ir a
la fuente a por agua, ayudados por unos mulos que portaban unas
aguaderas para meter cuatro cántaros.
Una vez que mi hermana me bañó en el barreño, me puso
el babi limpio y me llevó de nuevo al cole, sin haberme salido al
final con la mía.
Lo que más me gustaba del cole, era cuando hacíamos
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
30
excursiones al campo, que era muy a menudo. Íbamos en fila
de dos, de la mano de nuestra compañera, dos niñas y dos
niños, todos con babis blancos que parecíamos "palomitas de
las nieves". La maestra siempre iba acompañada de otra
señorita para que tuviera cuidado de nosotros.
A la salida del pueblo, cerca de la Iglesia de Santo Cristo,
había una rampa, que era una piedra escurridiza. Como a los
niños nos gustaba deslizarnos por la pendiente, la maestra que
era muy buena, nos llevaba un cojín para evitar que nos
hiciéramos daño en el trasero.
Nuestras madres nos preparaban la merienda. Los más
pudientes se llevaban pan con chocolate, y los más pobres pan
con azúcar y aceite.
Siempre que mi madre me ponía dos onzas de chocolate,
yo le daba una onza a la compañera que no tenía.
La maestra, aunque me castigaba, me tenía mucho
aprecio. Solía ponerme con los brazos abiertos de espalda al resto
de los niños, y yo en un alarde de travesura, giraba la cabeza para
atrás para así provocar las carcajadas del resto de los niños; y en
otras ocasiones, me ponía en el rincón. Aunque era de las niñas
más castigadas, la maestra decía que tenía un gran corazón.
Los juegos que hacíamos eran la rueda, la comba y la
rayuela (colache que le decíamos).
Como a mi madre no le gustaba que yo faltase al cole,
cada vez que los acompañaba al río Pinto, ella iba a hablar con
31
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
la maestra para que no me pusiera falta.
Íbamos muy a menudo a lavar ropa. Mis padres utilizaban
dos mulos para cargar las canastas de ropa recia. Cuando
llegábamos al río Guadalquivir, y mientras mi madre y hermanas
lavaban, yo me iba con mi padre de la mano a ver a los
animales, como por ejemplo las cabras montesas.
A mi regreso al colegio, la maestra, siempre me preguntaba
cómo lo había pasado, y todos
mis compañeros se
sentaban a mi alrededor a escucharme.
Tras mi etapa de párvulos, pasé al colegio de "Gobierno"
cuando ya tenía siete u ocho años.
El maestro que teníamos estaba muy enfermo. Su boca
estaba torcida, y los niños le apodaron "boca de topo".
Como se sentía tan mal, dejaba los deberes escritos
en la pizarra y mientras él se salía fuera, nosotros debíamos
terminarlos. Cuando entraba y veía que estaba la clase
revolucionada, empezaba a dar palmetazos encima de la mesa.
Él nos contaba que estaba muy enfermo, y nos pedía que
le lleváramos huevos de regalo porque estaba muy débil. Al
principio mi madre me los daba, pero de pedírselo tantas veces
ya llegó a enfadarse. A escondidas, en una ocasión, subí al
gallinero, cogí los huevos y me los guardé en los bolsillos. De
camino a la escuela, me caí y se rompieron. Mi madre, cuando
se enteró, me regañó, pero al final acabaron riéndose mucho.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
32
Unos niños podían llevarle, pero otros no. Por eso, se
me ocurrió hacer una recolecta y que cada uno le pidiera a sus
padres una perra o un real, para que le comprásemos cosas,
al maestro, para comer. Cuando le entregamos, todos los niños,
al maestro, lo que le habíamos comprado, él estaba sentado en
su mesa, y al vernos, apoyó su cabeza sobre sus manos, llorando
de emoción.
Más tarde, pasé de curso a la escuela de "Mayores". Tuve
una maestra que se llamaba Dª María lnma, que era muy buena.
Nos enseñaba mucho y nos mandaba deberes para la casa;
aunque de vez en cuando tenía muy mal genio. Nos decía, muy
reiteradamente, que "la letra con sangre entra".
Por la mañana nos tocaba escribir y hacer cuentas, y por
las tardes nos enseñaba primores (bordados, calados y cojines).
Al final del curso, se hacía una exposición con todas las labores
realizadas. A mí, siempre me han gustado más las labores que
los números.
A la edad de doce años, me salí de la escuela porque mi
hermana mayor se casó y yo tenía que ayudarle a criar a sus
hijos.
Desde el año 2004, que fue cuando llegué a la "Residencia
para personas mayores de Linares", me matriculé en el aula de
adultos, hasta el día de hoy, donde aprendo cada día un poquito
más, ya que nunca es tarde para aprender.
33
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
3ª Mención
de Honor de
Relato Corto
ENCARNACIÓN CAMACHO DE HARO
Nací el día 22 de agosto de 1946, en Linares.
Mi biografía es muy cortita pero creo que interesante.
Soy la pequeña de cinco hermanos, querida por ellos, a mi padre no
llegué a conocerlo cuando tenía 27 meses murió, aunque no lo conocí
siempre mi hermana me lo recordaba, siempre estuve con mi madre que
fue muy luchadora y nos sacó adelante.
Mi vida tuvo de todo espinas y rosas, algunas con muchas espinas
pero la vida sigue. Cuando eres joven siempre te dejabas llevar por los
tuyos, así era la vida, nunca lo hacías por tí mísma.
Luché con muchos contratiempo que la vida te va poniendo pero
siempre salí, porque mi fe me ayudó.
Como ya dije en mi relato los días de mi colegio fueron bonitos; luego
ayudé a mis hermanos en la tienda, después iba a bordar al corte y a
clases particulares y el tiempo pasa.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
34
Me casé y tuve cuatro hijos que son mi vida, a veces, pienso; sin ellos
no sería nada, y una nieta a la que quiero con toda mi alma, y si Dios
quiere otro pedacito de cielo que viene en camino.
En 1998 por circunstancias de la vida, mi vida cambió, empecé a
hacer algo nuevo, para eso necesitaba el graduado escolar, lo saqué con
notable, me hizo mucha ilusión volver a estudiar. Hice bastantes cursos.
Estuve trabajando en el Teatro Cervantes cuatro años en la taquilla,
en la que me sentí muy a gusto y respetada por la gente. Luego conocí a
una persona, con la que comparto mi vida. Como va pasando la vida
procuro llevarla todo lo mejor que puedo con mis actividades.
Creo que soy una persona bastante activa y formal, me siento querida
por mis compañeras y profesoras.
Mis actividades son: la lectura, musicoterapia, memoria, pintura al
óleo y dibujo de lápiz, este último dicen que lo hago muy bién.
Hoy día tengo 67 años, no sé lo que me quedará de vida, a veces,
me siento cansada pero hay que seguir y digo un día más, que hay que
luchar porque la vida sigue.
Esta es mi Biografía.
35
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
RECUERDOS DE MIS DIAS DE COLEGIO...
SI AQUELLO ERA UN COLEGIO
Era pequeñita cuando mi madre me llevó el primer día, hoy
se llama guardería pero entonces no sé lo que era aquello.
La segunda vez lo recuerdo mejor, la señorita se llamaba
María Ochoa, que genio cuando se le ponía a ella, se vestía de
bruja y nos asustaba, aquello nunca lo olvidé. La habitación era
deprimente y de bonita nada.
La tercera vez la recuerdo mejor, mi madre decía que era un
colegio de paga, pues todos los meses pagaba 15 pesetas,
figúrate que prestigio estar en un colegio de pago, a la que muchas
veces de mayor pensé, porque mi madre no me puso en un colegio
público.
Mis profesoras se llamaban señorita Brígida y señorita
Antonia, un poquito mayores, pero sí que nos ensenaban bastante.
Por las mañanas nos daban clase seria de números y letras y nos
daban un librito que se llamaba libro de urbanidad. Todos los días
se leía una página, nos decía que teníamos que tener buenos
modales y respetar a los mayores y muchas cosas más que
todavía las recuerdo, valores que hoy se han perdido.
Hoy pienso yo que se tenía que recuperar para los colegios
como otra asignatura. Recuerdo aquellos días, iba por la acera,
subía por mi izquierda y una señora mayor que bajaba me dice,
niña cual es tu derecha y le dije esta y me dijo, pues por esta tienes
que ir y tuve que bajarme de la acera para dejarla pasar, figúrese
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
36
como ha cambiado la sensibilidad de la juventud.
Por la tarde nos enseñaban a bordar, mis primeros puntos
fue un pañito para un pedestal hecho en cordoncillo, no tendría yo
más de siete u ocho años. Todo lo recuerdo con mucho cariño.
Como íbamos por la mañana y tarde bajábamos a un patio
a hacer las labores cuando era verano.
Para el día de la Inmaculada, día de las madres, en especial
el día de mi madre que se llamaba Concha, con mis ahorros de
1'50 pesetas compre media cuarta de tela azul en aquellos
comercios que ya se han perdido por desgracia y le hice a mi
madre una bolsita para los peines y un pañuelo de vainica. Que
ilusión cuando yo entregue a mi madre mi regalo.
También recuerdo algo triste en los días de colegio, me
puse malita, aquel día falte al colegio y vino una amiguita a verme,
se llamaba Maravillas y le dijo a mi madre, Encarnita está
escribiendo con la zocata, mi madre me levantó de la cama, me
echo a la calle a jugar, vio que mi mano derecha no la usaba.
De momento me llevó al médico, figúrate era una parálisis
infantil. Entonces no había vacunas, mi madre no se cortó, aquella
noche marchamos a Madrid, cuatro meses en el hospital del niño
Jesús. Yo tan pequeña y me tuve que quedar sola, igual que
ahora que los tuyos no te dejan ni un momento, que triste
cuando me quisieron entrar no había manera arrastrándome lo
consiguieron. Mi madre por la tarde a la hora de la visita me llevo
una muñeca de aquellas que le dabas a un palito atrás en el brazo
y salía andando, a ella no la dejaron pasar a dármela, yo estaba
37
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
ya tranquila, como se iría mi madre que dolor al dejarme tan
pequeña en aquella camita sola.
Diréis, porqué he contado esta experiencia.......porque está
dentro de los días de colegio.
Cuando volví yo traía unos aparatos puestos en el brazo y
en la cintura y mi señorita procuraba siempre sentarme en el
mejor sitio, me sentía figúrate, una niña privilegiada. A veces me
sentaba a su lado en la mesa de camilla con un braserito, porque
de pupitre nada.
También recuerdo cuando me prepararon para hacer mi
primera comunión, ensayábamos en un reclinatorio, nos poníamos
de rodillas y todavía recuerdo su nombre y a veces la veo por la
calle y recuerdo todo.....qué bonito.
Con once años salí del colegio para ayudar a mis hermanos
en una tienda de bicicletas, me hicieron un babi azul, recuerdo
que trabajaba como una persona mayor pero era lo que había,
de todas maneras mi madre nunca me dejó, iba a clases
particulares y a bordar porque entonces se aprovechaba todo el
tiempo, tenías que hacerte una mujer.
Estos son varios de los recuerdos de los días de colegio de
mi niñez.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
38
1ª Mención de Honor
de Relato Corto
4º Curso Primaria
Soy Inés Chico Martínez, nací un domingo 8 de Junio de 2003 en
la ciudad de Linares (Jaén). A los 6 meses, mis padres, Juan y Eva, se
trasladaron por motivos de trabajo a Montilla (Córdoba) y allí pasé los
tres primeros años de mi vida, hasta que de nuevo, nos trasladamos a
Linares con la alegría de que además nacería mi único hermano,
Guillermo al que adoro y me encanta jugar con él, pues nos queremos
mucho.
Tengo 10 años, actualmente estudio 5º de primaria en el colegio
CEIP. Colón, donde paso momentos muy divertidos y aprendo un montón
cada día. En secundaria me gustaría estudiar en el Instituto Huarte de
San Juan porque todos mis primos y primas están ya estudiando allí. De
mayor me gustaría llegar a ser médico, aunque sé que aún tengo que
estudiar muchísimo para conseguirlo.
Mis hobbies son la natación, patinar, tocar el piano, el pádel y
cantar. En mis ratos libres, me gusta colaborar con mi madre en Cáritas,
además de ir algunos días a una asociación de perros, ya que me
encantan y me gustaría tener uno de raza Labrador.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
40
LA ESCUELA DE MI ABUELA
Mi abuela recuerda su escuela con añoranza y cariño. Era
una escuela humilde de pueblo, "El Marmol", en Jaén. En los
primeros años, ella solamente quería jugar, estar poco en la
escuela, pero aprender mucho. Comenzaban el día saludándose
con un "Ave María purísima, sin pecado concebida." Tenia un
pupitre en su clase que lo utilizaba para apoyar pizarrín. Elemento
que le servía para escribir lo que la maestra, D.ª Pilar Aguilera, les
decía y su boli era una barra de yeso blanco que borraba con la
mano.
Había en su clase una pizarra y un gran mapa de España
que les servía para cantar a coro todos los nombres de los ríos.
Si se equivocában les daban un "pescozón". Las tareas del colegio
eran "planas", cuentas y muestras. Todas las materias estaban
contenidas en un solo libro, pero para religión tenían otro titulado
"Hemos visto al Señor".
Cuando salían al patio, jugaban a la comba, a saltar y a
correr y ella esperaba cada día ese momento con mucho deseo,
pues le servía para estar al aire libre y disfrutar del juego con sus
amigas.
Con 14 años terminó su escuela, pues tenía que ocuparse de
ayudar en su casa. Le encantaba estudiar y aprender, pero a ella,
no le dieron a ELEGIR.
41
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
1.er Premio
de Relato Corto
5.º Curso Primaria
Hola, me llamo Laura Sánchez Hidalgo, nací en linares el
28 de noviembre de 2.002.
Mis padres se llaman Antonio y Aurora y yo soy la pequeña
de dos hermanas.
Actualmente, estudio sexto curso en el “C.E.I.P Colón” donde
tengo muy buenos compañeros y profesores.
Me gusta mucho bailar, escuchar música y estar con mis
amigas, también me encanta ver “Violetta”, una serie de “Disney
Channel” y las películas de amor, como las de la saga
“Crepúsculo”.
De mayor me gustaría ser profesora de educación especial,
ya que tengo una tita, Alicia, con síndrome de Down a la que quiero
un montón.
43
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
EL COLE DE MI ABUELA CHON
En un pequeño pueblo llamado Baños De La Encina nació
mi abuela hace 76 años.
A ella, le encanta contarnos historias de cuando era
pequeña, y una de mis favoritas es la de su colegio. Empezó con
6 años, aunque no podía asistir todos los días, pues tenía dos
hermanos pequeños a los que tenía que cuidar.
Su cole era una casa grande donde también vivía su
profesora, Doña Lorenza. Había una largas escaleras donde la
profesora tenía su loro, al que cuando bajaban para comer le
preguntaban:
- Lorito..., ¿a cómo son los huevos? Y él respondía:
-¡A real!
Las niñas se agrupaban tan solo en una clase, daba igual
la edad que tuviesen, apenas había libros, sólo los de la señorita,
y escribían en pequeñas pizarras, con pizarrines (lo que ahora
llamamos tizas).
Nada más llegar comenzaban a rezar (Jesusito de mi vida).
Eran días muy bonitos, cuenta mi abuela, cuando en los
recreos compartía con mis amigas: Catalina (Alarpa), María (la de
las trenzas), Rosario (la Regalá), Rosario (la Corrincha) y, mi
más íntima amiga, Juana (la Chirita) los juegos de patio de aquella
época: la comba, la rueda, la chángana, etc. También estaba Sole,
una compañera discapacitada a la que a todas nos gustaba
ayudar.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
44
¡Qué canciones más bonitas aquellas que cantábamos a
final de las clases! Uno de mis días más especiales fue cuando
celebré mi primera comunión, me cuenta mi abuela, todas las
niñas del colegio nos dispusimos a subir a la iglesia de San Mateo
para comulgar, fue un día inolvidable, aunque cada una
llevábamos nuestra "ropa de calle" puesto que no había dinero
para vestidos de celebraciones.
Al terminar, Doña Lorenza nos preparó un chocolate con
galletas.
Lo más triste es que mi abuela con sólo 10 años tuvo que
abandonar el colegio para ponerse a trabajar en una casa
cuidando niños y fregando platos.
Hoy en día tenemos mucha suerte con la enseñanza que
tenemos, por eso a mi me gusta ayudarle con algún que otro
informe médico, facturas etc.
¡ES MI ABUELA CHON Y LA QUIERO UN MONTÓN!
45
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
2º Premio
de Relato Corto
5º Curso Primaria
Soy Jacobo Neff Pérez, nací en Linares el día 11 de Octubre de
2002. Cuando iba a cumplir 3 años comencé mis estudios de Educación
Infantil en el colegio Padre Poveda y ahora que he cumplido 11 años
estoy en 6º curso de primaria.
Pronto cambiará mi vida como estudiante, pues el curso que viene
iré al instituto y dejaré mi maravilloso colegio Padre Poveda. Siempre lo
llevaré en mi corazón. ¡Nunca lo olvidaré!
Soy un niño alegre, soñador y deportista. Practico el fútbol y
natación. Pertenezco al Club Natación Cástulo y participé este pasado
verano en el Campeonato de Jóvenes Nadadores de Andalucía. Además
me gusta mucho la música y soy alumno del Conservatorio Superior de
Música Andrés Segovia. Toco el saxofón.
Soy un niño de 11 años con muchos sueños e ilusiones.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
46
LA ESCUELA, CASI DE PASO
(DE LA VIDA DE MI ABUELO MANUEL)
Mi abuelo Manuel nació en Linares, en la calle Cantina, y el
colegio más cercano era el de D. Andrés Martín, en la calle
General Echagüe. Lo llamaban el colegio de "los comedores". Eran
los años después de la guerra civil, y eran años de pobreza y
hambre. Allí hacían la principal comida del día muchos niños. En
este colegio estuvo hasta los siete años.
Recuerda el nombre de dos maestras, Doña Asunción y
Doña Pilar.
- "Doña Asunción era una buena mujer" - dice mi abuelo. A
pesar de eso utilizaba la palmeta cuando era necesario. Con
él, muy poco, porque se portaba bien.
- De Doña Pilar se acuerda menos, aunque sí recuerda el
castigo favorito que, aplicaba de vez en cuando: Niño en un rincón
con los brazos en cruz y libro en las manos. A mí me parece un
castigo horrible, pero dice mi abuelo que ellos lo veían normal, y
los padres, también. Eran otros tiempos.
Los libros que más le gustaban eran: "Yo soy español" y
"Hemos visto al Señor".
Cuando tenía siete años lo cambiaron de colegio y entró en
Santa Engracia. Allí los niños y las niñas, estaban separados en
diferentes clases.
47
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
No recuerda mucho de esta época, que fue corta, porque a
los nueve años tuvo que dejar la escuela para irse a trabajar a
"Cerro Pelao" con su hermano Pedro. Y aquí empieza otra historia,
que le ha hecho olvidar sus dos últimos años de escuela.
Me cuesta mucho imaginar a mi abuelo como un niño,
sentado en su pupitre en la escuela, pero más trabajo me cuesta
verle trabajar en una mina, con casi dos años menos que los que
yo tengo ahora. Admiro a mi abuelo por haber sido tan trabajador
y por sacar a su familia adelante, sin que nadie le regalara nada.
Ahora entiendo muy bien cuando los mayores me dicen que
me esfuerce en el colegio y que aproveche las oportunidades que
tengo.
Autor: Invencible.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
48
3er Premio
de Relato Corto
5º Curso Primaria
Yo soy un niño al que le gusta soñar con los libros y las novelas.
Me encanta el campo y el deporte. Soy de Linares y hago 6º de Primaria
en el colegio Padre Poveda. Me gusta estudiar y mi tutora es Estrella.
Mis compañeros son muy buenos conmigo y lo que más me gusta del
colegio es el fútbol y también jugar con nuestro “profe” Manolo. Espero
que nunca cambie nuestro colegio y la alegría que tienen nuestros
profesores.
Cuando termine sexto me iré al instituto y conoceré nuevos amigos
y también a lo mejor vienen amigos de mi clase y me pondré muy
contento, y también conoceré nuevos profesores y profesoras, descubriré
nuevas clases, nuevas experiencias. Espero que el año que viene sea
divertido.
Francisco José Ayala Martínez
49
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
UNA ESCUELA EN EL CAMPO
Mis abuelos no pudieron ir a la escuela porque, por las
circunstancias de la vida, tuvieron que trabajar desde muy niños,
ya que se quedaron sin padre o madre muy pronto. Esto me parece
muy extraño, porque hoy día todos los niños tienen que ir
obligatoriamente al colegio.
La única que fue al colegio es mi abuela Josefa, la madre de
mi madre. Nació en los años cuarenta, y entonces la vida era muy
difícil.
Josefa nació en un cortijo cercano a Linares que se llamaba
San Ramón. El colegio más cercano era el que había en las minas
de La Cruz, que estaba a una hora de camino de su casa. Allí iba
con su hermana mayor, sus primos y otros niños y niñas de los
alrededores. Por supuesto, iban andando, no tenían coche.
Cuando mi abuela empezó el colegio tenía ya ocho años y
estuvo allí hasta los trece.
Su día empezaba a las cinco de la mañana porque tenía
que ayudar a su padre a ordeñar las cabras, y después irse al
colegio.
Las clases eran muy diferentes a las nuestras. En la misma
clase estaban todos, desde los pequeños a los mayores. Las
explicaciones eran las mismas para todos. Los grandes ayudaban
a los pequeños.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
50
Después de salir del colegio mi abuela sabía leer y escribir
para defenderse, como ella dice, pero no mucho más.
Una de las profesoras que más le gustaba era Doña
Lina, que también enseñaba a las niñas a coser. Parece que en
aquellos tiempos eso era lo más importante para las mujeres.
Cuando le he preguntado a mi abuela que era lo que mejor
recordaba de su escuela, me ha dicho que los castigos. Ella no era
muy traviesa pero probó la palmeta alguna que otra vez, porque
eran muy severos. Otro castigo era que te ponían de pie, con los
brazos en cruz y libros sobre las manos. Me parece muy cruel,
pero ella dice, que así obedecían todos, y que lo veían normal.
Yo creo que no era tan normal, porque a mi abuela se le han
olvidado muchas cosas de la escuela, pero los castigos no. Me
gustan más los coles de ahora.
Autor: Teatrero
51
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
1ª Mención de Honor
de Relato Corto
5º Curso Primaria
Me llamo Hernán Ogállar Vidal. Nací en Linares el 9 de marzo de
2002, por lo que mi signo del zodiaco es Piscis.
Mis padres se llaman Antonio y Dori que son los que desde
pequeñito me han acompañado en mi vida. Tengo un hermano de 17 años:
Álvaro. Casi todo el día nos estamos peleando pero al final todo queda en
una simple rabieta.
Mis aficiones son: jugar al fútbol (mi equipo favorito es el
Barcelona), los animales, viajar y como a todos los niños, jugar a la
consola, a la que juego los fines de semana cuando termino mis deberes.
Desde los tres años estoy en el C.E.I.P. COLÓN. Ahora estoy en
sexto curso de Primaria donde tengo a mis mejores amigos y amigas.
Junto a ellos he crecido como persona y he vivido momentos inolvidables.
Me considero buen estudiante o al menos eso dicen mis notas y mis
profesores.
Actualmente mi profesor del colegio es don Agustín con el que
estoy aprendiendo muchas cosas nuevas.
Todavía no sé qué quiero ser de mayor, pero todavía tengo tiempo
para pensarlo.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
52
EL COLEGIO DE MI ABUELO ENRIQUE
El colegio donde estudiaban nuestros abuelos es muy
diferente al colegio en el que yo estudio.
Las aulas estaban distribuidas con pupitres individuales y
eran de madera, y con el tablero que se levantaba hacia arriba y
en el cajón ellos guardaban sus pizarras pequeñas, en las que
hacían sus cuentas de matemáticas.
En esas aulas, también tenían unos mapas grandes que
estaban colgados de la pizarra en el que los niños estudiaban las
provincias de España y también las capitales europeas.
El colegio donde fue uno de mis abuelos se llamaba Andrés
Martín y era un colegio exclusivamente de niños y estaba en la
calle Rosario.
Los maestro estaban situados en una gran tarima de
madera para así vigilar a todos los alumnos en sus pupitres.
Cuando los profesores veían que algún niño estaba
haciendo algo que no debía, le castigaban encima de la tarima de
rodillas con las manos en cruz y colocándole libros en las palmas
de las manos.
Mis abuelos entraban en el colegio por la mañana desde las
nueve hasta las doce y volvía a entrar a las tres y salía a las cinco.
Mientras esperaba a que fueran las tres para volver al cole
mi abuelo comía y preparaba la cartera.
53
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Las asignaturas que ellos estudiaban eran menos y
diferentes.
Antes al colegio se entraba con cinco años y entrabas
en una clase que se llamaba párvulos en el que jugabas y les
enseñaban sus primeras letras en una cartilla.
Las clases eran muy diferente, por ejemplo, en las clase de
matemáticas aprendían las tablas de multiplicar cantándolas,
también lo hacían con las provincias, y así parecía mas fácil
aprendérselas.
En los colegios de las niñas las maestras además de
enseñarles las asignaturas que tenían también les enseñaban a
coser y a hacer labores de hogar.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
54
2º Mención de Honor
de Relato Corto
5º Curso Primaria
Me llamo Juan Carlos. Nací el 4 de agosto de 2002 en Linares
(Jaén). Nunca fuí a la guardería. En 2005 empecé Educación Infantil de
tres años en el colegio Padre Poveda. Llevo en este colegio ocho años.
Ahora estoy en 6º de E.P y mi tutora es la ”seño” Estrella. Mi asignatura
favorita es Lengua Castellana.
Me gusta leer y coleccionar coches de miniatura.
Me gusta entretenerme saliendo a dar un paseo, tocando canciones
con la flauta...
Recuerdo el primer día que vine a este colegio con mi madre a
matricularme , cogido de su mano y un poco asustado y ahora... este es
mi colegio y tengo buenos amigos.
Termino esta autobiografía contando que de mayor quiero ser
médico.
Juan Carlos Godoy Méndez
55
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
EL COLEGIO DE D. ANDRÉS MARTÍN
Tres años estuvo mi abuelo en la escuela, desde los 9 a los
12 años.
Era un colegio particular, el colegio de Don Andrés Martín,
que era un maestro muy bueno y que le dio clase a mi abuelo. En
su clase había unos 80 niños, de todas las edades, hasta de 16
años. Todos los niños eran muy respetuosos con su profesor.
Las niñas estaban en el piso de abajo con una profesora.
Dice mi abuelo que como no estuvo mucho tiempo en el
colegio, sus recuerdos están un poco borrosos. Recuerda que
tenían un patio de recreo, que iban al colegio por la mañana y por
la tarde, incluso los sábados. Tenían libre la tarde
del jueves.
En su cartera llevaba dos libros: una Enciclopedia y El
Quijote, para leer en clase. Todas las asignaturas estaban en la
enciclopedia, y se las daba D. Andrés, que era muy buen maestro.
A pesar de eso, cuando los niños se portaban mal, los castigaba
severamente, con los castigos típicos de aquellos tiempos. A mi
abuelo no le regañaba mucho porque casi siempre se portaba muy
bien.
En clase leían, hacían dictados, matemáticas, dibujos. En
ese colegio no daban mucha Religión.
El patio era el mismo para los niños y para las niñas, pero
salían a jugar a distintas horas.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
56
Una anécdota muy curiosa que recuerda mi abuelo es
la siguiente: Cuando un niño faltaba al colegio, el profesor
mandaba a unos cuantos alumnos a la casa del niño, y les daba
una escoba. Si el niño estaba enfermo de verdad, no pasaba nada,
pero si no era así, se lo llevaban al colegio a base de escobazos.
Así era el colegio de mi abuelo. Era todo tan distinto
a mi colegio que he reflexionado y un poema he inventado.
La escuela mucho ha cambiado
¿Y el profe de Educación Física?
que mi abuelo me lo ha contado.
¿Y la seño de Música?
En la escuela de mi abuelo
Si los niños no prestaban atención
no estaban.
les podían dar un coscorrón.
No había maestro de Inglés,
¡Y mucho cuidado con la palmeta!
ni maestra de Francés.
Las tablas y los ríos se cantaban,
Solo había un gran jaleo
y así no se olvidaban.
a la hora del recreo, pero
Para poder aprobar
en clase, ni una palabra.
mucho tenían que memorizar.
Si no lo veo no lo creo.
Y no olvides que niños y niñas
Para los niños de ahora y
no se podían mezclar.
para los niños de antes,
En la cartera no podía faltar
las vacaciones son y eran
una enciclopedia en la que estudiar.
lo más importante.
Autor: “JK”
57
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
3ª Mención de honor
Relato corto
5º curso Primaria
Carmen Medina Fraile, nació en Linares el 22 de mayo del 2002.
Vive a las afueras de Linares. Tiene dos hermanas, Lola de 13
años y Sabrina de 27 años. También tiene un padre llamado Juan y una
madre llamada Mariló.
De mayor quiere ser notaria, escritora o diseñadora de moda, sus
aficiones favoritas son bailar, leer y jugar con sus amigos.
Tiene dos perros llamados Chispa y Pirata, y una tortuga llamada
Tortu.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
58
MI ABUELA DOLORES
La vida de mi abuela en el colegio fue divertida. Su colegio
era de monjas y formaban grupos de muchas chicas. Su uniforme
era azul oscuro y el cuello tenía una forma de babero. Al lado había
otra escuela llamada las Josefinas y su uniforme era con el cuello
que parecían criadas. Y en los recreos las alumnas de la escuela
de mi abuela les decían a las otras, criadas, y las de las Josefinas
les llamaban a ellas, bebés.
Pasó el tiempo y el padre de mi abuela la tuvo que quitar de
la escuela, porque había fallecido su madre y tenía que cuidar de
la casa y limpiarla, pero aparte mi abuela tenía que cuidar de sus
hermanos, que eran más pequeños que ella.
Su padre solo se pasaba algún fin de semana a verlos
porque tenía que irse a otros pueblos para poder conseguir dinero.
Mientras estaba mi abuela en la pobreza y les pedía a las vecinas
comida, las vecinas a veces le daban comida, otras no. Algún día
mi abuela y sus hermanos se tuvieron que quedar sin comer. Y por
eso mi abuela dice ahora muchas veces que ojalá hubiera nacido
en estos tiempos para poder estudiar.
Como nunca es tarde se ha apuntado a la Universidad de
Peritos para gente mayor. Mi abuela siempre está preparada para
todo y siempre me dice que no me rinda y que luche por lo que
quiera conseguir. Y por eso yo me siento muy orgullosa de mi
abuela.
59
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
4ª Mención de Honor
de Relato corto
5º Curso Primaria
Sergio Martos Manjón, nací el 26 de octubre de 2002 en Linares.
Mi padre, Luis, mi madre Josefa y mi hermano Luis Miguel
forman mi Familia.
Actualmente está en el colegio C.E.I.P. Colón.
Me gusta mucho quedarme a dormir a casa de mis abuelos
porque me cuentan cosas de cuando ellos eran niños .
A mi me gusta, hacer deporte: fútbol, natación etc... También la
lectura y los animales, sobre todo los perros.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
60
MI ABUELO MIGUEL
Mi abuelo se llama Miguel y me ha contado que cuando él
era pequeño los colegios eran exclusivamente para niños o para
niñas.
Los horarios de los colegios eran que entraban a las nueve
de la mañana , salían a la una de la tarde , volvían a entrar a las
tres de la tarde y volvían a salir a las cinco de la tarde. Todos los
días rezaban en la capilla.
Él estudiaba en cartillas que había desde la primera cartilla
hasta la quinta cartilla, y después se pasaba al libro. Se escribía en
libretas de dos rayas. Las cartillas y los libros se pasaban de un
hermano a otro.
En el recreo todos los que llevaban el desayuno llevaban
para comer pan y una onza de chocolate y jugaban a las chapas,
a la trompa, a las canicas, etc...
Cuando hacia algo mal le castigaban dándole con la regla
en las manos, y a veces lo ponían de rodillas con las manos en
cruz y le ponían libros en las manos.
61
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Las clases eran muy chicas, las mesas eran individuales y
muy bajas y algunos niños tenían que estar de pie porque no había
suficiente dinero para comprar sillas para todos y se iban turnando.
Cada día, cinco se tenían que quedar de pie.
El patio eran muy chico y tenían que entrar de diez en diez.
Esta es la vida y el colegio de mi abuelo Miguel.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
62
5º Mención de Honor
de Relato corto.
5º Curso Primaria
Soy Alba López González, nací en Linares el 20 de Junio de 2002.
Soy la mayor de tres hermanos. Cuando era muy pequeña pasaba
muchísimo tiempo con mis abuelos maternos.
Estudio 6º curso en CEIP Colón.
Desde muy pequeña leo libros, que es una de mis aficiones junto
con la natación y el fútbol.
Tengo muchos amigos, con los que me gusta reunirme y pasar
tardes divertidas.
Me gustaría estudiar Pediatría, porque me encantan los niños.
63
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
LA VIDA DIFÍCIL DE MI ABUELA LOLI
Mi abuela Loli (Dolores) nunca tuvo unos estudios
completos.
Mi abuela empezó a ir al colegio "El Pilar". Con 11 años
dejó de ir por tener que cuidar a sus hermanos gemelos, porque a
su madre (mi bisabuela) la tuvieron que operar.
Los días que mi abuela no iba al colegio y veía a otros
niños ir, se sentía triste pero le bastaba con ver a su madre, que
poco a poco se iba recuperando de la operación, para ser feliz.
Su colegio era un edificio partido en dos partes, una de
niñas y otra de niños . En la parte de los niños se encontraba mi
abuelo Alfonso (el marido de mi abuela Loli).
Dicen que lo único que unían las dos partes era un pozo
muy grande en el que si un niño se acercaba al pozo y otra niña
también, se podían ver reflejados en el agua.
A mi abuelo solo le daban clase, profesores y a mi abuela,
profesoras.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
64
Cuando mi abuela se apartó de los estudios , todo lo que
sabe hoy lo aprendió en su casa.
Cuando recuerda todo lo que ha vivido se le llenan los ojos
de lágrimas y dice que lo que sufrió ella con no ir al colegio que
no le pase a nadie. Y cuando dice eso nos da un fuerte abrazo
y yo le digo:
- No recuerdes los momentos malos sino los que te quedan
buenos por vivir.
65
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
1er Premio
de Relato Corto.
6º Curso Primaria
Me llamo Mª Lucía Molina Tortosa. Nací el 2 de marzo de 2001
en Linares. Tengo 12 años y vivo en Linares. He cursado mis estudios de
Educación Infantil y Primaria en el colegio C.E.I.P Colón al igual que
mis tres hermanos mayores y gracias al cual hoy me encuentro cursando
los estudios de secundaria en el I.E.S. Huarte de San Juan.
Soy la más pequeña de la familia de cuatro hermanos, mi padre se
llama Joaquín y mi madre Mª Lucía. Respecto a mis abuelos, estoy muy
orgullosa de los cuatro pero quería hacer una mención especial a mi
abuelo paterno Félix Molina que era médico y murió en febrero de este
año; era un gran médico que desarrolló su actividad profesional en
Jabalquinto y cariñosamente era conocido como “el médico de
Jabalquinto” luego, quisiera tener otro recuerdo hacia mi abuela
materna, Lucía Ruiz; comadrona de Linares que desarrolló toda su
actividad profesional en el hospital de los Marqueses de Linares y
Hospital de San Agustín, aparte de asistir a los partos en domicilio en sus
primeros comiezos y aquí en Linares, es cariñosamente conocida como
“Doña Luci”
67
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Desde siempre de una forma u otra, he sentido la inquitud de
escribir aunque muchas veces no haya expresado lo que en realidad
quería expresar. Ya en los cumpleaños de mis abuelos el regalo mío era
una poesía.
Mi primer reconocimiento como aprendiz de escritora fue en mi
querido colegio Colón hace tres años, con el escrito “La Paz” , el
segundo fue también por el día de la Paz al año siguiente. Luego vinieron
los reconocimientos de mis trabajos por parte de Excelentísimo
Ayuntamiento de Linares en 2012 con motivo del V concurso
intergenacional de relato corto y poesía y el último reconocimiento ha
sido este último trabajo que se titula “Cuando mi abuela era pequeña..”
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
68
CUANDO MI ABUELA ERA PEQUEÑA...
Fue al colegio por primera vez en el año 1930, tenía
entonces 7 años. En aquella época no había que rellenar
documentos para escolarizarte, tan sólo te apuntabas en la misma
escuela con unos días de antelación a la apertura del curso, al
menos así lo hacían en Jabalquinto y en la mayoría de poblaciones
rurales.
Hasta los trece o catorce años asistió a la escuela de "Las
cuevas del mudo" y su única profesora durante todo ese periodo
fue Da Alejandra Camacho, que era de Linares. Un par de años
después recibió, junto a su hermana Mari, clases particulares en
casa con Da Rosario Tobaruela, que era de lbros. El único que
continuó los estudios fuera de casa, concretamente en Córdoba,
fue su hermano Joaquín... ¡que por algo era el hombre! Las
mujeres estaban destinadas a estar en las casas y tan felices que
eran, según mi abuela me cuenta. El horario de las clases era de
nueve a una de la tarde de y de tres a cinco de la tarde. En su
clase eran unas veinticinco o treinta niñas, antes las clases nunca
eran mixtas. Los chicos iban a una escuela y las chicas a otra.
No necesitaban mochilas con ruedas, bandoleras ni tantas
carpetas como ahora, entre otras cosas porque ni usaban tanto
material escolar, ni tampoco existía. Mi abuela tenía una cartera de
cartón piedra y ahí llevaba un lápiz de carbón, los colores, la goma
de borrar y el sacapuntas; los bolígrafos, las calculadoras y
69
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
de borrar y el sacapuntas; los bolígrafos, las calculadoras y
rotuladores no existían. Cuando llevaban un tiempo razonable y la
maestra lo consideraba oportuno, escribían con plumilla y tintero.
Mojaban la plumilla en el tintero, que estaba incorporado al pupitre,
con mucho cuidado ya que si manchabas la cuartilla tenías que
darla por perdida porque el borrón no se quitaba. Utilizaban un
único libro que se llamaba "La Enciclopedia" para estudiar todas
las materias y era válido para todos los cursos. El libro era
muy gordito y tenía lecciones de matemáticas, de gramática, de
ortografía, de religión y lecturas. Con un mapa grande que había
colgado en la pared, aprendían a situar los ríos, las montañas, las
provincias y los países de España y del mundo. Una vez a la
semana llevaban un costurero porque tenían la asignatura de
"Labores". Aprendían desde coser un bajo o un botón hasta hacer
dobladillos, hacer punto de cruz, sacar hilos, hacer "vainica",
"sobre vainica", punto de incrustación, hacer ojales, ganchillo o
hacer punto con lana que era algo que se le daba fatal a mi abuela,
por cierto.
En la clase se sentaban las niñas de dos en dos en unas
banquetas unidas a un pupitre con tapa y debajo guardaban sus
libretas y lápices. Cuando entraba la maestra a la que siempre
hablaban de usted y se ponían de pie en señal de respeto, la
saludaban todas una a una y Comenzaban rezando un
Padrenuestro y un Ave María. Al salir se despedían con un "buenas
tardes nos de Dios, hasta mañana si Dios quiere".
Durante el recreo se entretenían con los juegos típicos de la
época: el corro, la rayuela, la gallinita ciega etc.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
70
Había épocas en las que salían al campo: en diciembre a
buscar musgo y piedras del río para poder montar el Nacimiento y
en mayo, a coger clavellinas y margaritas para ofrecérselas a la
Virgen Inmaculada que era la que presidía su clase y a la que le
hacían "Las Flores", unas oraciones para el mes de María.
No tenían exámenes, ni controles, ni nadie les ponía
nota...tan sólo la maestra le rectificaba o le felicitaba de palabra.
Así que el paso por la escuela en su época no aparece reflejado e
ningún sitio. No les dieron ningún título que acreditara los estudios.
Tampoco sabían si eran obligatorios, como ahora, esos trámites.
En la escuela mi abuela aprendió lo básico: a leer, escribir,
sumar, restar, coser, bordar y rezar. Esas cosas básicas han
ayudado a mi abuela en la vida a lo largo de ochenta y dos años y
desde hace veintiséis años ha estado enseñándoselas desde la
primera nieta, Pilar, hasta la última, yo.
Mi abuela no será perfecta porque nadie lo es, pero ella está
en la cima de serlo, ella me ha enseñado muchas cosas, no
siempre le haré caso como en eso de “cuidado a ver si te vas a
caer del columpio" o "ten cuidado al bajar al patio a ver si se ten
enredan los pies en la goma y te caes" pero siempre lo recuerdo.
¿Algo qué no olvidaré de mi abuela? Pues muy simple, salir con
ella al patio al caer la noche, sentarnos en una silla y mirar las
estrellas viendo pasar el tren.
Algo que me encanta de mi abuela son sus ojos, que en una
siesta liviana, me miran, me cuentan y me cantan. Se hacen
transparentes y parecen estar soñando conmigo.
71
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Yo pienso que los niños tenemos que tener algo estable a lo
que sujetarnos, una conexión, una cultura, un sentido de su propio
pasado, una esperanza en su propio futuro. Más que nada,
necesitamos lo que los abuelos pueden darnos.
No siempre cumplo mis promesas, pero hay algo que sí
puedo cumplir y es que nunca voy a olvidar a mis abuelos porque
olvidar a los abuelos es como un río sin fuente, un árbol sin raíces.
Recibí mucho de mi abuela, con ella aprendí el amor y el
respeto a la vida y a apreciar y dar el cariño de quienes me rodean.
No habré crecido con el cariño de todos mis abuelos, y
aunque dos de ellos se quedaran en el camino todavía la tengo a
ella. Nadie nunca podrá igualar la bondad y la sabiduría de mis
abuelos, o al menos el recuerdo de esas virtudes y el ejemplo que
guardo y tengo de ellos. Aunque los abuelos sean gruñones o
cariñosos, son abuelos. Puede ser que la mayoría de niños no
tengan abuelos, pues esos niños deberían respetar a las personas
mayores, ya que perfectamente podrían ser sus abuelos.
Algo que odio es que todo el mundo me hable de los
maravillosos que eran mis abuelos y que yo no haya podido
disfrutar lo suficiente de ellos, por eso, esta vez, hablaré yo de lo
maravillosa que es mi abuela para estar orgullosa de esa gran
mujer a la que tengo el honor de llamar abuela.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
72
2º Premio
de Relato Corto
6º Curso Primaria
Jose Manuel Rodríguez Ruiz nació en Linares el 12 de noviembre
de 2001.
Al nacer, sus padres y su familia se pusieron muy contentos.
Desde pequeño es un niño muy gruñon, se pasaba el día llorando
y llorando, su madre cuenta como anécdota que quería tirarlo por la
ventana, porque nunca se callaba, lloraba de día y de noche. Conforme
fue creciendo se fue portando mejor. Con año y medio fue a la guardería
y a los tres años entró en el colegio, en el mismo en el que estaba su
hermano mayor, con la misma profesora.
La profesora decía que era un niño muy inquieto, que no paraba,
no era capaz de estar sentado en una silla haciendo su tarea y así sigue.
Con el paso de los años, Jose Manuel ha ido creciendo y
madurando un poco.
Es un niño bueno y obediente aunque un poco despistado, pero es
buen compañero y amigo de sus amigos.
Su afición favorita es jugar al ordenador y al fútbol.
Pero aún con todos sus defectos, sus padres están orgullosos de él
y lo quieren mucho.
73
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
cuando mi abuelo iba a la escuela
Para hacer este relato, he estado hablando con mi abuelo,
para que me contara como era la escuela cuando él tenía mi edad.
La verdad, ha sido muy curioso, pues existen muchas
diferencias. Según mi abuelo, las mesas y los bancos eran de
madera, como ahora , pero había una cosa curiosa, los niños más
listos se sentaban en la primera banca y los menos listos se
sentaban en la última banca.
Como ellos no tenían estuche en el centro de la mesa había
un tintero con tinta donde mojaban la pluma. Ellos no tenían
bolígrafos, ni gomas de borrar, ni rotuladores, nada de lo que
tenemos nosotros ahora en nuestro estuche. Llevaban una pizarra
pequeña cada uno con un pizarrín que es con lo que escribían y un
trapito para borrarlo.
Cuenta mi abuelo que él lloraba todas las mañanas cuando
tenía que ir a la escuela, pero no porque no quisiera ir, sino porque
su pizarra estaba rota y él no quería llevarla así a la escuela, pero
su madre no podía comprarle otra. Esto es una gran diferencia con
los niños de ahora, pues nunca nos faltan ni los lápices, ni los
colores ni nada y si se nos rompen de momento nos compran
otros.
Los libros que llevaba eran El Quijote y el catecismo
y no tenían ni libro de matemáticas, ni libro de lengua ni de
conocimiento del medio...
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
74
Les enseñaban a sumar, restar, multiplicar y dividir. Y las
tablas de multiplicar se las aprendían cantando.
Tenían colegio por la mañana y por la tarde, y como ahora
también tenían su recreo. Me cuenta mi abuelo, ¡esto si que me ha
llamado la atención!, que en su escuela no había control, es decir,
que si un niño faltaba no pasaba nada. Él, muchos días, cuando él
era mayor, le decía a su madre que se iba a la escuela y luego se
iba con su tío que era pastor a ayudarle. Allí no existían nuestras
agendas para poder controlarlos. Otra cosa curiosa era que todo
lo que estudiaban se lo aprendían de memoria. Mi abuelo dice que
el catecismo se lo sabían de memoria y todas las mañanas, lo
primero que hacían era rezar.
Para terminar esta historia os diré que he encontrado
muchas diferencias en la escuela de antes y de ahora y me he
dado cuenta de que hemos ido evolucionando, ya que antes el que
era buen estudiante y sus padres podían, seguían estudiando, sin
embargo ahora todos tenemos las mismas oportunidades.
También mi abuelo está sorprendido de todo lo que hemos
conseguido en estos años y de la buena educación que tenemos.
75
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
3º Premio
de Relato Corto
6º Curso Primaria
Álvaro Marín Chico tengo 12 años. Nací en Linares (Jaén) el 24
de Julio de 2001, a las 16:30 de la tarde en un caluroso día de verano.
Mi familia está compuesta por mi padre Miguel Ángel, que trabaja
de funcionario, mi madre Ana, que trabaja de enfermera y mi hermana
mayor Alicia, que es estudiante.
A los ocho meses me llevaron a la guardería, crecí con buena
salud y mi infancia a sido muy buena.
Mi etapa escolar la comencé a los tres años en C.E.I.P. Colón de
Linares, donde he estudiado primaria. En los nueve años de mi vida en
Colón he aprendido mucho, he hecho buenos amigos , y tengo muy buenos
recuerdos.
Ahora, estoy estudiando 1º de ESO en el lES Huarte de San Juan.
Me gusta viajar, conocer nuevos pueblos y ciudades, ir a la playa,
salir en pandilla con mis amigos y amigas, ir al cine, la informática y las
nuevas tecnologías.
Me gusta montar en bicicleta, el baloncesto y el fútbol, mi equipo
favorito es el "Real Madrid". De mayor me gustaría ser... aún no lo tengo
claro.
Gracias a todos los profesores de C.E.I.P. Colón, a mi familia y a
mis padres que me quieren y que me apoyan SIEMPRE.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
76
MI ABUELA EN LA ESCUELA
El Colegio de mi abuela se llama Padre Poveda. Son de la
institución Teresiana fundada por el Padre Poveda.
Las profesoras eran religiosas teresianas, estrictas,
formales y le enseñaban la religión cristiana.
Ellas le exigían que estudiaran mucho, ellas mismas le
enseñaban a hacer labores: coser, hacer punto de cruz, bordar
velos y mantillas. También tenían clases de mecanografía, en
aquellos tiempos las máquinas de escribir eran muy grandes y
revolucionarias. Para pasar de renglón tenías que correrla
manualmente, una cinta con tinta. Cuando le dabas a una letra se
levantaba una tecla que se impregnaba de tinta y se quedaba
grabada la letra en el papel.
Cuando no hacían los ejercicios bién les castigaban
severamente.
En clase tenían solamente un libro, que era una enciclopedia
elemental y el catecismo; la enciclopedia tenía los temas de:
geografía, historia de España, matemáticas, geometría...
Cada día daban una asignatura distinta. Los sábados por la
tarde rezaban el rosario y jaculatorias, los mandamientos de la ley
de Dios, los mandamientos de la Santa Madre Iglesia, los
sacramentos, las bienaventuranzas y les enseñaban a manejar el
evangelio.
77
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Los lunes le preguntaban que si habían ido a misa y para
saber si era verdad le preguntaban de qué color era la casulla del
sacerdote.
Al llegar a clase se rezaba y empezaban las clases. Para mi
abuela las clases eran amenas y distraídas porque la profesora les
ponía muchos ejemplos.
Las clases eran muy simples, los pupitres, un crucifijo en la
pared, la mesa de la profesora, un sillón para ella y en su mesa
tenía una regla y unos libros.
En esa época se escribía a lápiz y lo corregían borrando y
después lo pasaban a tinta.
Ella recuerda con cariño que se aprendían las tablas de
multiplicar cantándolas.
En el recreo jugaban al corro, a las mentiras, teatro,
escondite, al pilla pilla, a las prendas, a la raya, a la chángana, a
las muñecas de trapo, a la comba y al diabolo... El patio no era muy
grande, pero lo suficiente para jugar.
En el mes de mayo se hacían ofrendas a la Virgen María,
llevaban flores.
Al acabar el curso iban de excursión a los santuarios
cercanos a Linares.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
78
1.ª Mención de Honor
de Relato Corto
6º Curso de Primaria
¡Hola!
Soy Juan Francisco Sánchez Sánchez y tengo 12 años. Nací en
Linares el 18 de septiembre de 2001.
Estoy en el Instituto Santa Engracia, en 1° de la ESO, donde he
hecho, muy pronto, nuevos amigos. En primaria, estuve en el Colegio
Colón donde hice este trabajo, y donde no me fue mal.
Mis hobbies son el fútbol, por supuesto que mi equipo favorito es
el Real Madrid, la natación, pero sobre todo jugar a los videojuegos y el
mundo de los coches, tanto es así, que me planteo estudiar algo relativo
al diseño de coches.
Soy el pequeño de la casa, ya que sólo tengo un hermano, José
Manuel, de 14 años que esta 3° de la ESO en mi mismo Instituto y tengo
que decir que es estupendo con la guitarra eléctrica.
Mis asignaturas preferidas son Sociales, Inglés y Educación
Física.
79
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
la escuela de
mi abuela sebastiana
En julio de 1.936, empezó la Guerra Civil Española. Mi
abuela Seba, nació en noviembre del mismo año. Era la más
pequeña de seis hermanos y su padre acababa de morir de
silicosis, ya que era minero y trabajaban sin protecciones; además
él trabajaba más horas y se metía más profundo para ganar más
dinero para la familia.
El padrino de bautismo de mi abuela prometió hacerse
cargo de la educación de ella. Cuando mi abuela tenía cinco o seis
años, la llevaron a un internado de monjas, en Rute (Córdoba). Allí
todos tenían que seguir unas órdenes y tenían un horario. Todos
los días rezaban, aprendían a coser, a bordar, ayudar a cualquier
tarea, y, ante todo, a estudiar, geografía, aritmética, lenguaje,
religión, etc., todo en un mismo libro y con un pizarrín y una tiza.
Se vestían con un uniforme bastante feo y claro está
llevaban el baby.
La comida escaseaba tras la Guerra Civil. De comer les
ponían lentejas y para merendar medio tomate o una manzana.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
80
Mi abuela salió del internado con catorce años con todos
sus estudios acabados y siendo una gran mujer. Aprendieron a
cocinar, a bordar, a cantar, a ser buenas cristianas y sobre todo
buena letra y leer bastante bien, para lo que en su época se podía
esperar de las niñas, que tenían que dejar de estudiar para ayudar
a su familia.
Hasta hace poco se sabía de carrerilla eso de España limita
al Norte con el mar Cantábrico y los Pirineos que nos separan de
Europa...pero ahora, al tener Alzheimer, ni nos cuenta nada y ni se
acuerda de nada, ni siquiera de nosotros. Otro día podré contar
todas las peripecias que hacía en el colegio con sus compañeras y
los castigos que las monjas les daban, por ser tan traviesas,
porque me ha contado bastantes.
81
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
2ª Mención de Honor
de Relato Corto
6º Curso Primaria
Soy Marta Miñarro García nací en Linares en el hospital San
Agustín el día 13 de Febrero de 2013.
Empecé el colegio en C.E.I.P Tetuán pero me cambié de colegio en
2012 a C.E.I.P Colón.
Me gusta mucho la playa, la montaña y la piscina, pero sobre todo
la piscina y también hacer carreras y nadar.
Mi color favorito es morado y rojo, y mi sabor favorito de helado
es chocolate y no tengo una comida favorita aunque me gusta mucho la
sopa y los macarrones.
No tengo mejores amigas porque para mí todas lo son, son
geniales, amables y sobre todo nos queremos.
Para mí en este concurso los que más me ayudaron y agradezco
su ayuda es a mis abuelos que son dos personas muy importantes en mi
vida.
Mi película favorita seria Intocable que demuestra lo que puede
llegar a hacer la amistad.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
82
Tengo un hermano de 5 años llamado Iagoba, nos peleamos
mucho pero cada día lo quiero más.
Ahora me gustaría empezar un concurso de literatura llamado
“Carta a una mujer “que va sobre las mujeres maltratadas.
El último año de colegio fue un poco difícil para mí, porque me
cambié de colegio y eso implicaba nuevos profesores, nuevos amigos...
Mi profesora favorita siempre ha sido y siempre será mi tutora
desde 1º a 5º de primaria que se llama Mª José .
De mayor me gustaría ser criminóloga, no me preguntes el por
qué, un poco de culpa tiene la serie de cuatro llamada Castle.
También decirle gracias a toda mi familia que me ha ayudado y
motivado a llegar a todas mis metas, sobre todo en concreto mi madre que
me motiva cada día para sacar todo aprobado y ser una persona honesta,
lista y amable y también gracias a ellos he conseguido este premio y
espero ganar muchos más.
Mi opinión es que si has ganado un premio y te dan dinero eso no
importa si no lo que importa es que te has esforzado y has conseguido lo
que te has propuesto, eso si que es un buen premio.
83
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
abuelo, ¿cómo era tu cole?
Según dice mi abuelo entraban en la escuela con 6 años y
separaban a los niños de las niñas, pero mi abuelo no fue mucho
al cole porque se empezaba pronto a trabajar, eso sí, le enseñaban
a leer, escribír, hacer cuentas...
No tenían libros para cada asignatura, solo tenían una
enciclopedia donde estaban todas las asignaturas juntas, y el
profesor solo tenía la pizarra y la enciclopedia. También trataban
a los profesores mejor, eran más duros y les podían pegar a algún
niño o niña.
Él dice que una vez un amigo suyo no trajo los deberes y le
pegó en el brazo con una regla.
En el patio jugaban al fútbol con una lata o algo que se
encontraban, también jugaban al pilla pilla o al escondite...
Solo tenían una libreta para escribir y la escribían con lápiz
para cuando se acabara borrar lo del principio y escribir ahí o
usaban pizarrillos que eran como pequeñas pizarras.
No tenían tanta tecnología como ahora y lo tenían que
buscar todo en diccionarios o enciclopedias...
Tenían también cole por la tarde, pero algunos niños no iban
porque tenían que trabajar en el campo y las niñas cosiendo.
Mi abuelo dice que le gustaría haber ido más al cole porque
le gustaban mucho las matemáticas, pero como no había mucho
dinero y tenía que trabajar para llevar dinero a casa...
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
84
Además no tenían tantos materiales como ahora, solo un
lápiz, la libreta y unas tijeras como mucho.
Pero a pesar de que no fue mucho, él, cuando llegaba a su
casa después de haber trabajado se ponía a hacer cuentas o
problemas.
Mi abuela tampoco fue mucho, con pocos años se puso a
coser por casas, aunque sí que fue al colegio un año o dos más
que mi abuelo.
En clase no se podía hablar porque como he dicho antes los
profesores les ponían severos castigos.
Mi abuelo también se acuerda de todos sus compañeros,
sobre todo los dos que siempre se estaban peleando que se
llamaban José y Manuel.
También cuenta que le parece una barbaridad que algunos
niños dejen de estudiar ahora que pueden porque antes ellos
querían, pero no podían.
Sus asignaturas favoritas eran matemáticas, gimnasia y
lengua pero sobre todo porque le encanta leer.
Cuando en verano algunos días me voy con ellos y tengo
deberes de verano siempre me ayuda y me dice todo... hasta que
llega mi abuela y le regaña, iA mí me entra la risa!. Pero él dice
que le encanta y yo, pues algunos problemas que no sé, se los
dejo a él que los resuelva y luego me los explica.
"Ojalá hubiera ido yo al colegio más tiempo" dice él.
85
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
3ª Mención de Honor
de Relato Corto
6º Curso Primaria
Adriana Torres Toribio nació en Linares el 4 de Marzo del 2001.
Actualmente tiene 12 años. Empezó sus estudios en el colegio de Infantil
y Primaria "Santa Ana" de Linares, donde cursó 1º y 2º de educación
infantil, para luego continuar en el colegio "Colón" donde estuvo hasta 6º
de Primaria. Actualmente realiza sus estudios en el Instituto de Educación
Secundaria “Huarte de San Juan", también en linares, donde cursa 1º de
Enseñanza Secundaria Obligatoria.
Desde pequeña ha demostrado una mayor capacidad para las
materias artísticas e idiomas, así como para lengua y literatura, teniendo
grandes dotes para narrar cuentos e historias reales o imaginarias.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
86
la escuela de mis abuelos
Mis abuelos me cuentan que los niños iban al colegio muy
poquito. Se empezaba a ir más tarde que ahora, y era normal que
lo dejaran muy pronto, porque tenían que trabajar para ayudar a
sus familias.
Mi abuelo Luis, por ejemplo, empezó a trabajar con 10 años
en una botica. Era el mozo que llevaba los recados. Los padres de
mi abuelo Ramón eran de un pueblo muy pequeño, y como allí no
había colegio, él estuvo trabajando en el campo desde muy niño.
A mis dos abuelas les pasó algo parecido: tuvieron que
dejar el cole para ayudar en las tareas de la casa.
Me cuentan que los años de la guerra y de la postguerra
fueron unos tiempos muy difíciles. Las escuelas eran muy pobres.
Tenían pupitres muy viejos con sillas de madera, y muchas no
tenían ni pizarra. Mi abuelo Luis recuerda que en el aula había un
mapa grande de España y una foto de Franco. Todos los niños
estaban juntos, los pequeños, los mayores, todos, y llevaban a la
escuela materiales muy sencillos: un plumier, lápices, una pluma
de tintero, una libreta y un libro de todas las asignaturas. También
tenían la primera y la segunda cartilla. La primera era para
aprender las letras, y la segunda para juntarlas, y luego tenían otra
libreta que se llamaba “el catón", que era cuando ya estaban todas
las letras juntas para pronunciar las palabras.
87
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Mi abuela Remedios me ha dicho que en la escuela
"además de aprender a leer y escribir, también aprendían a coser,
a poner botones, a echar remiendos, y a ser educados y buenos
cristianos” Todos los días, antes de empezar las clases, tenían que
rezar, y cuando entraban había que decir: "Ave Maria purísima", y
el resto les contestaban: “sin pecado concebida”.
Cuando les pregunté que se llevaban de merienda se
echaron a reír, porque desayunaban en casa y nada más. iQué no
como ahora que nos llevamos comida o bebida para los recreos!.
Hasta que llegaba la hora de almorzar no volvían a probar bocado.
Por la tarde les pasaba igual, porque en aquella época los niños
también tenían clases por la tarde, e incluso los sábados, iqué
rollo!.
Los profesores eran muy severos. Siempre había que
dirigirse a ellos con mucho respeto. Cuando los niños hablaban o
se portaban mal, los castigaban contra la pared. A veces, cogían la
regla y les daban golpes en las manos. Mi abuela Angustias estuvo
en un colegio de monjas, y recuerda una vez que no llevó los
deberes hechos, y cómo la monja le dio un guantazo y la tuvo
encerrada todo el día en un cuarto.
Como los niños no podían hablar en clase estaban
deseando que llegara el recreo. Los niños y las niñas jugaban por
separado. Los niños solían jugar al futbol con una pelota de trapo,
a las chapas o a la peonza,y las niñas jugaban a la comba, al
colache o al pañuelo.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
88
RELACIÓN DE PARTICIPANTES SELECCIONADOS
1.- FRANCISCO J. MAÑAS MARMOL . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10
C.E.I.P. “Virgen de Linarejos”.
2.- M.ª LUISA HEREDIA CASTILLEJO . . . . . . . . . . . . . . . . . . .14
Centro de Participación Activa para Personas Mayores.
3.- DOLORES LECHUGA RAMIRO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .21
Vocalía del Mayor AA.VV. “La Esperanza”.
4.- ANTONIA SERRANO SÁNCHEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25
Residencia Mixta para Personas Mayores.
5.- MARIANA NIETO ORTIZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .28
Residencia Mixta para Personas Mayores.
6.- ENCARNACIÓN CAMACHO DE HARO . . . . . . . . . . . . . . .33
Centro Social Polivalente San José “Paqui Rojas”.
7.- INÉS CHICO MARTÍNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39
C.E.I.P. “Colón”.
8.- LAURA SÁNCHEZ HIDALGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .42
C.E.I.P. “Colón”.
9.- JACOBO NEFF . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .45
C.E.I.P. “Padre Poveda”.
10.- FRANCISCO J. AYALA MARTÍNEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . .48
C.E.I.P. “Colón”.
11.- HERNÁN OGÁLLAR VIDAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .51
C.E.I.P. “Colón”.
12.- JUAN CARLOS GODOY MÉNDEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . .54
C.E.I.P. “Padre Poveda”.
89
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
13.- CARMEN MEDINA FRAILE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .57
C.E.I.P. “Colón”.
14.- SERGIO MARTOS MANJÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .59
C.E.I.P. “Colón”.
15.- ALBA LÓPEZ GONZÁLEZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .62
C.E.I.P. “Colón”.
16.- LUCÍA MOLINA TORTOSA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .66
C.E.I.P. “Colón”.
17.- JOSE M. RODRÍGUEZ RUIZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .72
C.E.I.P. “Colón”.
18.- ÁLVARO MARÍN CHICO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .75
C.E.I.P. “Colón”.
19.- JUAN FRANCISCO SÁNCHEZ SÁNCHEZ . . . . . . . . . . . . .78
C.E.I.P. “Colón”.
20.- MARTA MIÑARRO GARCÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .81
C.E.I.P. “Colón”.
21.- ADRIANA TORRES TORIBIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .85
C.E.I.P. “Colón”.
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
90
REFLEXIONES
Soy maestra jubilada, pero hace unos meses todavía era
maestra en ejercicio, era tutora de 5º, e impartía clases de Lengua
e Inglés. Así que cuando me enteré del tema del concurso literario
de este año, “el colegio de mis abuelos”, me dispuse a trabajar el
tema con mis alumnos.
Para introducir el tópico, suelo hacer un pequeño texto
modelo, que les leo en voz alta, y que luego comentamos, de
manera que van saliendo los conocimientos previos que ellos
tienen del tema. Mi primera sorpresa fue que no sabían mucho, por
no decir nada, de las experiencias escolares de sus mayores. De
modo que lo más importante en ese punto era establecer unas
líneas de investigación. Por supuesto, hablando con los abuelos,
con los padres, con la familia. Para mí esto ya era un objetivo en
sí mismo. Pues favorece la convivencia y la relación de los niños
con sus mayores, les ayuda a ser más comprensivos, y a tener
más empatía. O dicho de otra manera, van aprendiendo a ponerse
en el lugar de los demás, les ayuda a conocer el pasado y
compararlo con el presente, etc. Volviendo al proceso de escritura,
después de la investigación, venía el compartir la información en
gran grupo, hacer un borrador con los datos obtenidos, corregir,
pasar a limpio…
Los niños y niñas de este grupo están acostumbrados a
este proceso, y en general, son responsables y trabajadores. Por
eso me extrañaba la falta de ganas de investigar de bastantes
alumnos, porque no era habitual en ellos esta desidia y estas
91
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
pocas ganas de trabajar. Poco a poco fuimos reuniendo unos
cuantos borradores, poniéndolos en común, buscando ideas en
Internet, pero nada, algunos todavía no se decidían. Por fin, una
niña habló claro y alto: “Seño, si es que mis abuelos no han ido
nunca al colegio”. –Ni los míos, tampoco- decían otras voces. Ese
era el problema y había, sin motivo, algo de vergüenza en
confesarlo.
De los que sí habían podido recabar información, la mayoría
fue poco tiempo a la escuela y por supuesto, no habían recibido
una educación en Secundaria; es decir, ninguno había estudiado el
Bachiller. Había un caso de un abuelo, que con ocho o nueve años,
tuvo que dejar la escuela para ir a trabajar en la mina, y casi no
recordaba los dos años que habían pasado en el colegio. Otro, ya
con trece años, dejó la escuela porque su padre había muerto y él
para ayudar se puso a coser alpargatas. Las niñas, pronto eran
requeridas en la casa para echar una mano, de una manera o de
otra.
Todo esto nos llevó a reflexionar sobre cómo era la
educación en los tiempos en que sus abuelos eran niños.
La edad de los abuelos nos trasladó a los últimos años de la
década de los cuarenta y a la década de los 50. Estábamos en
plena Dictadura.
En 1945 promulgan la ley de Enseñanza Primaria. Se divide
la enseñanza a este nivel en dos etapas perfectamente
diferenciadas: una, general, desde los 6-10 años, y otra de
carácter especial de los 10-12 años. De este modo, la población
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
92
escolar sufre una diversificación muy temprana, estableciéndose
dos clases de alumnos: los que a los diez años ingresan en el
bachillerato como paso previo hacia la Universidad o carreras de
tipo medio, y los que prosiguen la enseñanza primaria hacia el
mercado de trabajo.
Además la educación primaria femenina preparaba
especialmente para la vida del hogar, artesanía e industria
doméstica. Dice una de las niñas participantes que su abuela tenía
clase por la tarde y todas las tardes las dedicaban a coser. Así era.
En todo el sistema educativo de aquella época, la
enseñanza era confesional católica basada en tres premisas
fundamentales: educación de acuerdo con la moral y dogma
católicos, enseñanza obligatoria de la religión en todas las
escuelas, y derecho de la Iglesia a la inspección de la enseñanza
en todos los centros docentes.
Había igualmente una politización de la educación con una
orientación doctrinaria de todas las materias y de todo el proceso
educativo.
Aunque la educación tiene un ámbito familiar y social, se
delega en la Iglesia. Lógicamente, la Iglesia va a ser la única
fuerza social capacitada y políticamente legitimada para asumir la
función docente.
En líneas generales podemos decir que en estos años la
Educación Primaria era religiosa, moral, patriótica, social,
93
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
intelectual, física y profesional. La separación de sexos era
reglamentaria. Era obligatoria desde los 6 a los 12 años. La
educación infantil no estaba generalizada. Había diferentes tipos
de escuelas, Nacionales, de la Iglesia, de Patronato y privadas.
En la década de los 50 se observa una cierta apertura en el mundo
de la enseñanza. España empieza a abrirse al exterior, con los
acuerdos con el Vaticano y los Estados Unidos, siendo Ministro D.
Joaquín Ruiz Giménez (1951-1956). A pesar de esa tímida
apertura persisten la confesionalidad y el predominio de la Iglesia,
pero remiten un poco el patriotismo y la preponderancia del
adoctrinamiento político sobre lo técnico-pedagógico.
Todos los trabajos que hicieron mis alumnos y alumnas
trataban de colegios nacionales. La experiencias que yo podía
ofrecerles como alumna era la de los once años que estuve en un
colegio religioso. Allí, entre otras cosa, viví la influencia exagerada
de la religión en la educación. Mi colegio era un colegio de monjas,
del que tengo que decir que estoy muy orgullosa pues a pesar de
los momentos aburridos y tediosos, estuve muy integrada y
aprendí muchas cosas. Me gustaría mostraros algunas de esas
experiencias a través de un personaje de ficción, una niña llamada
Alicia, que vivía en Úbeda, allá por los años cincuenta y que nos
puede acompañar en un paseo por las vías verdes del tiempo.
El colegio de Alicia era un colegio de monjas. Es decir, de la
Iglesia, y además, privado, aunque en aquellos años, tenía una
rama gratuita para alumnas que no pudieran pagar los honorarios,
que no eran excesivos, pero que, desgraciadamente, no estaban
al alcance de todas las familias. Estas niñas estudiaban en aulas
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
94
separadas y no pasaban al Bachiller, que empezaba entre los diez
y once años.
Alicia tenía ocho años y este curso hacía Iniciación, así
llamaban al curso que precedía Ingreso de Bachiller. Para
empezar, ya no entraba a las nueve, sino a las ocho y media, la
hora de misa. Ya era mayor, había hecho la comunión y ya estaba
obligada a ir a misa todas las mañanas. El colegio estaba
comunicado con la iglesia de San Pedro y era la capilla del mismo.
Era una iglesia grande y oscura. Las niñas, desde los ocho años
hasta que terminaban el colegio, entraban a misa por la puerta
principal, que daba a la calle, y se acercaban al banco donde se
sentaba la hermana Flora, y allí le dejaban un pequeño carnet de
cartulina, que más tarde, a lo largo de la mañana, les sería
devuelto, listo y sellado para poder ser utilizado al día siguiente.
Después de dejar el carnet, las niñas se iban a sus respectivos
sitios, que eran fijos y, con buena intención, intentaban escuchar
la misa con atención. Era difícil, porque la misa entonces era en
latín; el misal tampoco ayudaba mucho, a no ser con la mecánica
de la liturgia; el sacerdote estaba de espaldas a los fieles, en fin,
eran tiempos pre-conciliares. Así que con estas condiciones, era
fácil que la mente de Alicia se evadiera por esos cerros de Úbeda.
Distraerse y participar en las respuestas litúrgicas era todo un reto.
Era desafiar a las monjas que vigilaban atentamente la conducta
de sus alumnas. Esta técnica se iba perfeccionando con los años.
Además se practicaba en el Rosario, que era a las 18:30 de la
tarde, todos los días lectivos, es decir, todos los días menos el
jueves, que no había clase por la tarde, y el domingo, que no había
clase, pero que había que ir por la mañana a Misa. Eso sin contar
95
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
triduos y novenas. Ahora lo veíamos angustioso para unas niñas,
¿verdad? Para Alicia era simplemente aburrido, aunque ella tenía
muy buena intención y quería ser buena. A pesar de todo, todavía
quedaba mucho tiempo para trabajar e incluso para jugar.
Dejemos a Alicia en su colegio para seguir viendo un poco de
historia.
En 1953 una nueva ley regula la Enseñanza Secundaria.
Esta normativa significa un nuevo enfoque de la educación, algo
menos dogmático y más atento a la calidad intelectual de la
enseñanza; además, supone un primer paso hacia la
generalización de la escolaridad hasta los 14 años, aunque se
mantiene la doble vía. En ella se introduce una división del
bachillerato en elemental (formado por cuatro cursos) y superior
(dos cursos), seguido del curso preuniversitario, necesario para el
acceso a la Universidad. En ambos se establecía una reválida y
para el curso preuniversitario una prueba de madurez.
En 1963 el 17,1% de la población adulta (la mayoría
mujeres) era analfabeta. Prácticamente el mismo porcentaje que
en 1940. Este porcentaje se ha ido reduciendo progresivamente,
hasta no ser muy significativo. Aunque en la última década ha
aumentado algo debido a la inmigración. En estas estimaciones no
se incluyen los llamados analfabetos funcionales, es decir, las
personas que han estado menos de cuatro cursos lectivos en la
escuela.
El acceso a estudios superiores dependía en gran medida
de la clase social, y del medio rural o urbano en el que se vivía. A
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
96
la Universidad sólo llegaba el 3% de los estudiantes y muy pocos
de ellos provenían de familias obreras. Y de los que llegaban, solo
eran hijos de obreros, un 5,5 %.
La Ley General de Educación de 1970, la Logse, La
LOGSE, la LODE, la LOCE, la LOE, con sus defectos y virtudes
han ido haciendo posible el acceso general a la Educación. Es
verdad que todas estas leyes han sido criticadas, revisadas y
superadas, y que la idea general que tenemos de cómo va la
Educación en España, no es muy positiva, los informes Pisa y
otras comparaciones con países de nuestro entorno, están
contribuyendo a eso, pero permitidme que sea optimista y positiva,
yo que he tenido la oportunidad de vivir la educación desde los
años 50 hasta ahora. Circunstancias que nos parecen normales en
el sistema educativo actual son todo un logro. Las ratios que nos
parecen muy grandes todavía, no tienen nada que ver con las
clases de 40 y 50 alumnos, que como maestra he tenido en los
años 70; los profesores de apoyo, no eran visibles ni en sueños,
todo lo más eran las “permanencias”, que escasamente
suplementaban el escaso sueldo de los maestros. La Educación
Especial no existía; los orientadores, logopedas, etc. no
trabajaban en los centros, tendrían que pasar unos años todavía;
el bilingüismo era ciencia ficción, se empezaba a estudiar francés
en 2º de Bachiller, a los once o doce años; muy pocos colegios
enseñaban inglés, en lugar de francés. Las infraestructuras de los
colegios han ido mejorando, al mismo ritmo, que lo hacía el país.
No quiero recordar los colegios en los que he dado clase en mis
primeros años de maestra. Desde esos escenarios, a las aulas de
pizarra digital, va un trecho.
97
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Actualmente enseñamos valores y actitudes, entonces además de
los valores, nos enseñaban urbanidad, moral y buenas
costumbres. Dejemos que Alicia nos lleve a su terreno otra vez.
Un día, cuando Alicia tenía cuatro o cinco años, estando en
la fila de entrada, una monja que vigilaba le hizo arrodillarse, junto
con otras alumnas-víctimas, para ver si el filo de la falda del
uniforme llegaba al suelo; parece que Alicia pasó la prueba con
éxito, porque si no, le hubieran descosido el bajo, para que mamá
lo arreglase. Alicia lo pasó muy mal porque le dio mucha
vergüenza. Aquello fue delante de todas las alumnas, incluso las
mayores y Alicia y las demás lo pasaron muy mal. Se ve que llevar
unos milímetros más corto el uniforme podía ser una infracción de
las buenas costumbres. Visto desde la perspectiva de entonces,
era exagerado; desde la perspectiva actual, es un esperpento. El
uniforme era un modelo de recato y sobriedad. Fue evolucionando
con el tiempo, pero en aquellos primeros años era una especie de
vestido azul marino muy oscuro, tableado, con cinturón y un cuello
de plexiglás blanco. Muy largo, claro. Además se complementaba
con un abrigo, también azul marino y con un sombrero del mismo
color, difícil de describir. Sin olvidar los zapatos gorila y los
calcetines blancos.
Dejemos a Alicia, a la que le quedaban muchos años de
colegio todavía y viajemos a la época actual.
Nuestros alumnos han podido comparar sus colegios con
aquellos colegios en los que estuvieron sus abuelos. Sus estudios
con los que sus abuelos hicieron o no pudieron hacer. ¡Qué
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
98
diferencia! ¡Se han dado cuenta de lo afortunados que son. Y de
que tienen que esforzarse y aprovechar las oportunidades que
ahora tienen.
Parece que en estos tiempos de recortes y problemas no
son los mejores para hablar con optimismo. Creedme que sí.
Desde los 3 años hasta ahora he estado en un colegio, bien como
alumna, bien como maestra. El salto que hemos dado ha sido
enorme. En infraestructuras, en profesorado, en la plena
generalización de la educación, en metodologías y sistemas de
estudio.
Ya he dejado de ser maestra pero sigo siendo alumna. Y he
descubierto un nuevo mundo que no había soñado. No sé si
sabéis la cantidad de personas, jubiladas o no, que tienen
inquietudes y que asisten a clases para adultos, talleres, cursos,
ect.
No perdamos el optimismo. Hay tanto que aprender y tanto
que enseñar. Permitidme que termine con esta cita que no sé de
quién es pero que resume mi vida y la de cualquier maestro: “Con
mis maestros he aprendido mucho; con mis compañeros, más; con
mis alumnos, todavía más”.
En todos estos niños y niñas que han participado, y en
todos los mayores que también han querido contarnos sus
vivencias, en ellos, está la esperanza.
99
VI Concurso Intergeneracional de Relato Corto y Poesía
Descargar