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Nota editorial
Pretendemos que la REVISTA DE PSICOANÁLISIS constituya un foro vitalizado
de circulación de ideas nuevas, y con el reconocimiento de la vigencia de las
ideas de nuestros maestros. Así, disfrutamos de la actualización del pensamiento psicoanalítico argentino, en esta oportunidad en la palabra de Heinrich Racker, quien a través de su artículo “Técnica analítica y el masoquismo inconsciente del analista”, introducido por Fidias Cesio, participa de un
“coloquio” con Beatriz de León de Bernardi, Horacio Etchegoyen, y Juan
Carlos Suárez.
El núcleo conceptual del presente volumen es el problema del objeto en
la teoría. Para tratar este tema convocamos a Lucía Martinto de Paschero,
Oscar Paulucci y Jorge Winocur, quienes en una mesa redonda coordinada por Diego López de Gomara intercambian sus perspectivas.
Contamos en este número con medulosas contribuciones originales.
Jean Bergeret, en “El depresivo y su objeto”, diferencia las formas que
adopta el objeto en las patologías depresivas. Propone la denominación de
objeto edípico, objeto narcisista y objeto autoerótico, siguiendo las conceptualizaciones freudianas. Se pregunta, respecto de la satisfacción perseguida por el instinto de muerte, si el objeto puede desaparecer por completo
mientras el sujeto está vivo. En el caso del objeto edípico, la depresión es
neurótica, y da como ejemplo el caso Dora. En la depresión psicótica, el autor describe un objeto perversificado, y lo sitúa en la elaboración del primer estadio anal de Abraham, lo ejemplifica con el Hombre de las Ratas.
En la depresión límite, toma el caso del Hombre de los Lobos y lo adscribe a un objeto anaclítico por su estado de incompletud narcisista. Cuando
se refiere a la depresión sin objeto, presenta las investigaciones de la escuela psicosomática de París, cuyos fundadores postulan la existencia de una
depresión esencial o depresión sin objeto, descrito como pensamiento operatorio, que desemboca en la anulación de la distancia sujeto/objeto. Para
Bergeret, el objeto del psicosomático es autoerótico. Queda vacante la aplicación clínica de un cuarto sentido del objeto, que corresponde al no objeto; sin duda una tarea para el lector, quien se verá estimulado por la lectura de un artículo que propone una reflexión sistemática y abierta.
Leonardo Peskin realiza, en una contribución que se hace eco del deseo
de la Comisión de Publicaciones de participar en un homenaje a Jacques
Lacan en el centenario de su nacimiento, una incursión en las premisas
metapsicológicas de la evolución de la teoría del objeto en el autor. Asimismo, ilustra por medio de una viñeta clínica la complejidad del problema conceptual.
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Ana Rozenbaum de Schvartzman propone, a través del análisis de material clínico de una consulta por un niño, acercarnos al interrogante de la
eficacia de la transmisión generacional y de los traumas tempranos. Éstos,
actuando sobre el desvalimiento del niño, con la correlativa presencia patógena actual familiar, plasman sus efectos en la imposibilidad de un destino identificatorio afirmativo. La autora jerarquiza, además, la importancia del dispositivo de entrevistas diagnósticas preliminares.
En “Memorias de la pulsión y el objeto”, Luis Antonio Vázquez apunta a pensar diferentes modos de expresión de la transferencia-contratransferencia en la clínica. Da a la transferencia el sentido tanto de repetición
(enlazado con lo pulsional y los objetos primitivos) como de espacio potencial novedoso por las características propias del analista, quien deberá
posicionarse de modo de poder escuchar lo nuevo. Centrará su trabajo en
la descripción de la expresión del afecto en la transferencia y su percepción y decodificación por medio de la contratransferencia. Esto lo lleva a
la consideración del campo como lugar de cruce de identificaciones proyectivas de paciente y analista y a la fundamentación de lo que propone
como propio del lugar del analista: la “neutralidad posicionada”. Presenta una viñeta clínica para ejemplificar cómo la interpretación es el final
elaborativo de un largo proceso, en el que paciente y analista están afectivamente involucrados.
Por último, publicamos aquí la entrevista realizada por nuestra Comisión a la doctora Wilma Bucci, donde nos habla de cómo la investigación
empírica ha devenido esencial para el psicoanálisis actual. Ella ha dedicado gran parte de su obra (Psicología y ciencia cognitiva, Estrategias de investigación del proceso psicoanalítico, Los caminos de la comunicación emocional) a
construir puentes entre la ciencia cognitiva y la teoría y la práctica clínica
psicoanalíticas.
Además, exponen sus ideas a través de los trabajos seleccionados para
el Congreso de Niza: Juan Falcone, Primitivo Gómez y Raúl Tebaldi,
Humberto Gurman y Ana María Muchnik, y José Sahovaler.
Luego del auspicioso comienzo de nuestro Grupo de Discusión on-line,
continuamos con una segunda comunicación; en este caso, la mesa redonda “La pulsión en la clínica”, que tuvo como participantes a Carlos Basch,
Elsa del Valle Echegaray y Raquel Zak de Goldstein, y a Claudia Borensztejn como coordinadora.
Invitamos con todo entusiasmo a seguir compartiendo esta novedosa
forma de intercambio reflexivo, de la que esperamos no sólo profundizar
el conocimiento psicoanalítico –que luego se verá expuesto en nuestra publicación– sino, y tal vez principalmente, un acercamiento a la posibilidad
de exploración más directa de nuestras ideas, y su comparación.
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Les recordamos que ingresar a este espacio sólo requiere seguir las instrucciones en la dirección electrónica de la APA: www.apa.org.ar.
Finalmente, y retomando el comienzo de esta nota, esperamos que del
diálogo que intentamos mantener con los colegas a través de estas páginas resulten nuevos aportes al Correo de Lectores, que reflejen, enriquezcan, o confronten con la potencia y creatividad que nosotros creemos encontrar en las contribuciones, y permitan una nueva espiral en la feracidad científica con la que nuestra institución sabe interrogar las raíces del
psicoanálisis.
Comité Editor
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