ISSN 0124-7816 No.17, enero - junio de 2014 Katharsis Publicación de la Facultad de Ciencias Sociales Programa de Psicología Institución Universitaria de Envigado ISSN 0124-7816 Nº 17, enero-junio de 2014 Rector Jaime Alberto Molina Franco Vicerrector académico Henry Roncancio González Decano Facultad de Ciencias Sociales Álvaro Ramírez Botero Coordinación de la publicación: Ricardo Moreno Chía Edición y corrección de textos: Ignacio Escobar Traducción de textos: Escuela de Idiomas de la IUE Diseño, diagramación e impresión: L. Vieco s.a.s. Carátula y solapas: Mz. 410. 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Alejandro Klein Universidad de Guanajuato (México) Ph. D. (c). Denilson Lima Santos Universidad de Antioquia (Colombia) Contenido No. 17, enero-junio de 2014 ISSN 0124-7816 Editorial Álvaro Ramírez Botero......................................................5 Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias en la estructura, vistas desde una investigación realizada en Medellín, 2012 Luz Miriam Agudelo Gil....................................................9 Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia Juan Carlos Orrego Arismendi.......................................29 Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas Felipe Oliver.....................................................................49 Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Colombia María Elvia Domínguez Blanco Sigifredo Ospina Ospina.................................................65 Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir Sorany Alexandra Ospina Ospina Adriana María Gallego Henao.......................................95 Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana Mauricio Fernández-Arcila............................................115 Las FARC-EP*: de movimiento social a grupo armado José Wilmar Pino Montoya........................................... 147 Emancipación e Identidad César Augusto Sánchez Taborda................................... 159 Familia y migración Ángela María Quintero Velásquez................................ 179 Editorial Álvaro Ramírez Botero* Decano Facultad de Ciencias Sociales Institución Universitaria de Envigado L as diferentes problemáticas sociales se convierten en objeto de interés reflexivo y científico para pensadores e investigadores que ven en cada fenómeno social la posibilidad de generar una pregunta cuya pertinencia está sujeta a la posibilidad que tiene su respuesta de comprender y mejorar las condiciones de vida del hombre. Esas problemáticas, esas preguntas y esas semillas de respuesta encuentran su lugar en esta publicación periódica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Institución Universitaria de Envigado. Dentro de los artículos resultados de investigación está trabajo realizado por Luz Miriam Agudelo Gil titulado “Realidades familiares contemporáneas: a propósito de algunas contingencias en la estructura, vistas desde una investigación realizada en Medellín”. Esta investigación transversal con un enfoque basado en el referente teórico sistémico y del construccionismo social, pretende responder a la pregunta por la configuración de las familias en Medellín en el 2012 y lo que esas características de reconfiguración de la familia nuclear representan para la intervención terapéutica. Por otro lado encontramos investigaciones realizadas desde productos literarios. El primer caso es el trabajo de Juan Carlos Orrego Arismendi “Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario * Psicólogo Universidad de Antioquia, Magíster en Educación Pontificia Universidad Javeriana – Universidad de Medellín. 5 en Colombia”, en esta investigación, desde el marco de la literatura de temas indígenas, al inicio el autor se da a la tarea de revisar esta categoría literaria, sus variantes y el uso en la crítica literaria y dedica la segunda parte del artículo a la novela mencionada el título y en el que se rescatan una serie de aspectos de orden cultural y político que hacen de esta novela una obra que está en la categoría del neoindigenismo. El segundo caso es el artículo del investigador Felipe Oliver “Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas”. En este trabajo el autor se ocupa de responder dios preguntas: “¿Cómo o de qué manera el adicto llegó a convertirse en el monstruo posmoderno? ¿Cuál es la problemática extraliteraria que posibilita la representación del adicto desde las señales de la monstruosidad?”, para ello retoma constantemente fragmentos de las obras que logran producir una imagen elaborada del adicto, no como víctima sino como monstruo, y propone la reflexión en torno a su asesinato; lo que si bien extracta de obras de ficción, la adicción a la heroína y el asesinato de los adictos, es una realidad que aqueja a las grandes urbes. De igual forma evidencia como emergen estos monstruos como producto de la modernidad como lo fue en su momento el monstruo creado por el Dr. Frankenstein y como migran a la posmodernidad en la forma del adicto, un monstruo que según plantea el autor “se alimenta del trabajo de los otros sin entregar nada a cambio”. Como tercer caso, es posible contemplar la investigación de los profesores María Elvia Domínguez Blanco y Sigifredo Ospina Ospina titulada “Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Colombia” en la que se usa la autobiografía, un género literario, como insumo para indagar sobre la identidad de profesores universitarios desde una perspectiva de género. La investigación con un enfoque biográfico-narrativo pretende indagar por los procesos de socialización en la docencia universitaria y las relaciones que se presentan entre la familia y este trabajo. Si bien el uso de la narrativa autobiográfica ha sido mayor en la educación primaria y en el 6 bachillerato, esta investigación se enmarca en la docencia universitaria, y en lo relatos autobiográficos de tres grupos etarios que respondieran a la pregunta ¿por qué soy docente? y establecer relaciones significativas con los cambios que ha tenido la universidad colombiana. Otra investigación referida a la educación, se presenta en el artículo de las profesoras Sorany Alexandra Ospina Ospina y Adriana María Gallego Henao con su trabajo “Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir”. En este el énfasis, desde marcos psicológicos evolutivos, está en el papel que cumplen los agentes socializadores en los procesos relacionados con la lectura y la escritura durante la primera infancia. Esos procesos, en lo referido a la didáctica, son abordados desde las teorizaciones de Ferreiro y Teberosky para generar un producto académico que da cuenta de los ejercicios realizados tanto desde los aspectos técnicos del trabajo como también de los elementos experienciales subjetivos involucrados que inciden en el proceso. En la categoría de revisión teórica se presenta el artículo del profesor Mauricio Fernández Arcila “Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana”. El autor hace el rastreo por tres momentos de los desarrollos teóricos de Freud con la intensión de aproximarse a una definición de la adolescencia en el creador del psicoanálisis aclarando que él no se ocupó de proponerla como entidad independiente pero sí como un momento crucial en la ejecución de procesos definitivos en la organización del psiquismo. En la categoría de artículos de reflexión se encuentra el del profesor “Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado”, con el artículo a partir de la revisión de fuentes documentales se pretende dar cuenta de lo que motivó el surgimiento de las FARC-EP, para mostrar como un evento multicausal de gran complejidad que involucra elementos como violencia sectaria, abandono del estado, luchas territoriales, movimientos campesinos, autodefensas armadas, y como grupo de resistencia desde una orientación fundamentada en los presupuestos 7 teóricos de Marx y Engels que pretende una acción armada en pro de una distribución equitativa de la riqueza y de una reforma agraria. Un trabajo que nutre el actual debate político en Colombia. Sobre el impacto de la modernidad en la identidad presentamos el trabajo reflexivo del profesor César Augusto Sánchez Taborda “Emancipación e Identidad” en el que confluyen ideas principalmente de Hopenhayn, Nietzsche, Berman, y dentro de las cuales tienen un lugar central, como menciona el autor “detonantes”, los procesos de hibridación explicados por García Canclini con su carácter de ser hechos acontecidos, exteriores al individuo, que limitan la posibilidad de que la identidad sea un rasgo esencial para los individuos. De esta forma se presenta la actualización del debate sobre las posibilidades de la divergencia frente a los procesos homogeneizadores y universales propios de la modernidad y las sospechosas separaciones entre individuo y colectivo, lo singular y lo universal que entre otros han sido procedimientos comunes en prácticas académicas modernas. Y, por último, ofrecemos la reseña hecha por la profesora Ángela María Quintero Velásquez sobre el texto “Familia y migración” de los autores Eduardo Andrés Sandoval Forero, Renato Salas Alfaro y Rosa Patricia Román Reyes. La autora nos ofrece las posibilidades del texto reseñado en la medida que es un producto derivado de investigación enmarcado en lo propio de la familia del siglo XXI en México y la problemática de la migración a los Estados Unidos. Según la profesora Quintero, una de las bondades del texto es que permite reflexionar sobre la familia en Colombia y considerar la migración como una variable relacional de gran importancia en sus dinámicas. De esta forma el presente número de la revista Katharsis, el 17, ofrece unos productos que van desde resultados de investigación y de reflexión teórica, hasta un producto académico nuevo en esta publicación: la reseña; un tipo de escrito que gana su lugar en las comunidades académicas por su utilidad en la selección de las referencias sobre temas específicos que ofrecen libros recién publicados. 8 Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... Katharsis–Institución Universitaria de Envigado Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias en la estructura, vistas desde una investigación realizada en Medellín, 2012* Contemporary family realities: About some contingencies in the structure, seen from a study conducted in Medellin, 2012 Luz Miriam Agudelo Gil** Resumen Esta reflexión partió de la pregunta sobre las realidades familiares contemporáneas, referidas a asuntos de la estructura familiar, como funciones y roles desde la composición familiar. La familia ha sido el centro de preocupación permanente confirmando los ejes temáticos asumidos, destacando el interés por la estructura de la familia que da visos cambiantes en contextos de giros vertiginosos a todo nivel. Se plantean asuntos como la recomposición familiar que avanza ante la permanencia de la familia nuclear, funciones parentales que se construyen y deconstruyen y roles que se insinúan compartidos, en configuración. Ejes de análisis para una reflexión que tiene como centro la familia contemporánea, donde las categorías abordadas sugieren preocupaciones emergentes, con temas como la relación de pareja, los ciclos vitales, entre otros, frente a esa tensión entre aquello que logra transmitirse y lo que el mundo contemporáneo ha traído consigo. * ** Este artículo es producto de una investigación sobre las familias contemporáneas en el marco de la Maestría en Terapia Familiar, denominada “Realidades familiares contemporáneas: algunas contingencias en la estructura familiar, desafíos para la intervención terapéutica. Medellín, 2011-2012”, tesis realizada para obtener el título de Magíster en Terapia Familiar de la Universidad Pontificia Bolivariana, de la ciudad de Medellín, 2013. Luz Miriam Agudelo Gil es Trabajadora Social de la Universidad de Antioquia, Especialista en Trabajo Social Familiar y Magíster en Terapia Familiar. Docente Universitaria. [email protected] Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 9 Luz Miriam Agudelo Gil La familia vive contingencias contemporáneas de las cuales se hace necesario hablar, así la cotidianidad y los tiempos acelerados no lo incluyan. Las reflexiones multidisciplinarias al respecto, seguramente, realizarán aportes importantes para un abordaje familiar cada vez más contextualizado. Palabras clave: Familia, contemporaneidad, estructura, contingencias, roles, funciones. Abstract This reflection started with the question for contemporary family realities, issues related to family structure as functions and roles from family composition. The family has been the focus of ongoing concern confirming the assumed topics, highlighting the interest in family structure that gives changing overtones in contexts of dizzying twists at every level. Issues such as family recomposition advancing to the permanence of the nuclear family, parental roles are constructed and deconstructed and roles that imply to be shared in its configuration. Analysis axes for a reflection whose center is the contemporary family, where the addressed categories suggest emerging concerns, with issues like couple relationship, life cycles, among others; against the tension between what is managed to be transmitted and what the contemporary world has brought along. The family experiences contemporary contingencies from which it is necessary to speak, even if everyday life and accelerated times do not include it. Multidisciplinary reflections about it will surely make important contributions to an increasingly more contextualized family approach. Keywords: Family, everyday life, structure, contingencies, roles, functions. Introducción Este artículo se basa en la investigación sobre las familias contemporáneas, realizada en el marco de la Maestría en Terapia Familiar, denominada “Realidades familiares contemporáneas: algunas contingencias en la estructura familiar, desafíos para la intervención terapéutica. Medellín, 2011-2012”, requisito para obtener el título de Magíster en Terapia Familiar de la Universidad Pontificia Bolivariana, de la ciudad de Medellín. Surge esta iniciativa investigativa de los análisis preliminares de corte académico, que plantean que las familias vienen presentando rasgos de particularidad configurados desde el 10 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... ayer, con marcas de época diferenciales que las hace centro de interés científico, en tanto se constituyen en un reto multidisciplinar. ¿Cómo se configuran las realidades familiares contemporáneas, desde algunas contingencias, en la estructura familiar en la ciudad de Medellín, en el 2012, y qué desafíos le plantean a la intervención terapéutica familiar? Esta fue la pregunta orientadora del proceso, que convocó a diez familias nucleares de la ciudad para analizar asuntos relacionados con la estructura familiar. Este artículo entonces presentará, de manera simplificada, algunos de los resultados de la investigación mencionada, referidos a roles y funciones, buscando con ello motivar la lectura del texto y desarrollos investigativos posteriores que se provoquen desde estos análisis y hallazgos iniciales. Apuntes sobre el referente teórico y conceptual que guió la investigación. La perspectiva teórica de la investigación estuvo fundamentada en la Teoría General de Sistemas y el Construccionismo Social. Generar entonces un referente teórico que sustenta el proceso fue fundamental, pudiéndose decir que la teoría que más se relaciona y aporta, es la Teoría General de Sistemas, ya que permite comprender la familia como un sistema social trascendente a nivel macro y micro, en lo que a los componentes del mismo se refiere, y en relación al contexto o macro sistema. La Teoría General de Sistemas define el concepto de sistema como un conjunto de dos o más elementos interrelacionados; por tanto, aporta también los conceptos de suprasistema, subsistema y los principios sistémicos, los cuales posibilitan la interpretación de la comprensión sistémica y, por consiguiente, su aplicación en las ciencias. En contraposición a teorías anteriores, el interés se centra en integrar, no en aislar. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 11 Luz Miriam Agudelo Gil Para Quintero (1997), “la teoría general de sistemas se plantea como la posibilidad de iniciar un lenguaje idéntico en las ciencias, permitiendo establecer un marco conceptual común para las diversas disciplinas” (p. 8), y muestra la familia como sistema social, compuesta por subsistemas, estructura, límites, entre otros. Entendiendo al suprasistema como el medio que la rodea, por ejemplo, el barrio o la comunidad, el subsistema como entidad donde la organización en una familia asegura el cumplimiento de las variadas funciones del sistema total y ofrece un campo diferenciado a cada miembro para que pueda ejercerlas, existiendo entonces los subsistemas conyugal o marital, parental o filial y fraternal. Esta teoría fundamenta la investigación aportando una mirada de las familias como sistemas vivos, pasando por diferentes procesos evolutivos que se dan dentro de ella, y permite entender y comprender cómo se puede integrar esta teoría a otros enfoques, perspectivas teóricas y referentes, que harán posible la mirada holística e integral de la familia, corroborándose lo esencial de su lenguaje que integra los diferentes saberes. El enfoque sistémico, derivado de la Teoría, es propiamente utilizado en el campo con familia, ya que comprende un análisis integral del sistema, dando cuenta de la complejidad del ser humano. Permite la explicación de los comportamientos en cuanto a cómo se producen y su relación con otros comportamientos y sus implicaciones. Se retoman algunos elementos desde Hernández (2009), quien dice que el enfoque sistémico y la epistemología cibernética se constituyen en elementos de una misma aproximación al objeto de estudio, específicamente a los sistemas humanos. Se introduce entonces la cibernética como fuente teórica importante de apoyo. De igual manera, el paradigma complejo fue referencia necesaria para la comprensión de lo contemporáneo y la concepción de sujetos múltiples, de las novedades en la cotidianidad de los seres humanos, lo cual, desde la industrialización y la globalización, atravesó los asuntos trascendentales 12 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... de la vida misma. Es así como lo referido a los procesos socioeconómicos, culturales y políticos, cambiantes en una época de transformaciones profundas que afectan al ser humano, permea la institución familiar, llevándola a situaciones no concebidas en mentes tradicionalistas. Arriagada (2001), en su texto “¿Nuevas familias para un nuevo siglo?”, plantea: Algunos de estos cambios se evidencian en la inserción de la mujer en el ámbito laboral, los repartos de tiempo laboral y el tiempo doméstico, la flexibilidad de los procesos económicos, que trae consigo una serie de implicaciones como la alteración de la división técnica del trabajo, la generación de nuevos modelos de especialización, que ha traído fuertes impactos en el mercado laboral y específicamente en el empleo y con ello la oposición entre el tiempo familiar y el tiempo laboral, la ausencia de políticas de conciliación entre el tiempo laboral y el tiempo doméstico; la disminución en las tasas de natalidad, el aumento de divorcios, la presencia esporádica de los padres en el hogar, la consolidación de nuevas tipologías de familia, la declinación de las bases de sustentación de un modelo patriarcal de familia que se caracteriza por la autoridad ejercida por el padre sobre la esposa y los hijos, agotamiento del sistema de aportante único al hogar y cambio en la valoración de los nuevos aportantes económicos de este (mujeres, jóvenes y niños), la complejidad en las funciones familiares, la socialización temprana de los hijos que se comparte cada vez más con otros agentes sociales escuela, otros familiares, otros no familiares, según las posibilidades económicas de los distintos estratos sociales y la presencia o no de familias extensas (p. 33). En esta medida se logran visualizar cambios familiares en la estructura, en las funciones, en las formas, en los tipos y hasta en las definiciones de lo que hoy se entiende por familia. Así mismo, Arriagada (2001) también encontró que se han producido cambios substanciales y una mayor complejidad en las funciones familiares, ya que estas, a diferencia del pasado, no se realizan exclusivamente dentro de las familias, es decir, la familia no monopoliza estas funciones. Las funciones afectivas y de conyugalidad también se realizan y las funciones de cuidado y socialización temprana de los hijos se comparten Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 13 Luz Miriam Agudelo Gil cada vez más con otros agentes socializadores, como la escuela, otros familiares, otros no familiares, cuidadores, según las posibilidades económicas de los distintos estratos sociales. En las funciones de ocio, recreación y uso del tiempo libre, se aprecia una búsqueda de patrones de recreación como individuos y no como familia. Se ha ido produciendo una nueva definición de roles conyugales, donde el principio de igualdad se manifiesta lentamente y se relaciona con el aporte económico que realizan al hogar mujeres e hijos. Se aprecian nuevas relaciones paterno-filiales, con aumento de los derechos de los niños y pérdida de importancia de las relaciones de jerarquía y de sumisión. Por la caída de la fecundidad, la tendencia al hijo único llevaría al riesgo de una ausencia de relaciones entre hermanos a futuro (p. 33). Referido a la época, comenta Viveros (2009): la Modernidad se ha caracterizado por un pensamiento racional, que guía las formas de investigar y formular ideas, por la defensa de la dignidad humana, la equidad, la igualdad de condiciones políticas, la reflexión, la práctica de la ética, de los no autoritarismos, de la no dependencia y la resistencia como una manera de buscar la realización humana y la autodeterminación de todo sujeto, para llegar a lo que Touraine llama un ciudadano (p. 4). De igual forma, según Viveros (2009), el pensar y conceptualizar teóricamente la investigación bajo la mirada de la Modernidad, implica tener en cuenta postulados propios de esta, como lo es que los hombres no son ajenos a lo económico, lo político o cultural, por lo que cada uno está llamado a enfrentarse con las posturas de sumisión a la cultura de masas y no quedarse en un repliegue sobre una vida ensimismada (p. 7). Lo que aplica a la vida personal, familiar y comunitaria, como sujetos inmersos en redes de relaciones, que ofrece un diario vivir en constante cambio y transmisión de saberes, lo que, a su vez, transforma la concepción de familia y sus configuraciones. 14 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... Es importante aclarar que en esta investigación, al hablar de familias contemporáneas, se hace referencia a familias en la Posmodernidad y, por consiguiente, es necesario precisar este concepto, puntualizar en lo que se entiende por Modernidad. Pese a que no existe un consenso respecto a una fecha en la cual surgió y, por consiguiente, se habla más bien de una serie de procesos de transformación que se dieron paulatinamente en las estructuras sociales, económicas y políticas, se puede ubicar el inicio de la Modernidad a finales del siglo XVIII. A estos cambios los precedió un fenómeno de gran importancia, como lo fue la Ilustración, el cual impulsó la salida del oscurantismo predominante en la Edad Media y propuso la razón como medio para solucionar toda clase de problemas, incluso los sociales. A nivel de la familia, en la Modernidad se presentaban situaciones muy diferentes a las actuales. Según Parsons (1964), citado por Lamas (2000), en el mundo moderno el matrimonio y la familia funcionaban gracias a la presencia de vínculos de apoyo entre hombres y mujeres, tanto económicos como afectivos (…). En los vínculos se demuestra la capacidad que tiene el hombre para el trabajo instrumental, entiéndase público, productivo o gerencial, mientras que la mujer complementaba la relación, gracias a su habilidad para manejar los aspectos relacionados con la vida familiar y la crianza de los hijos (p. 3). Concepción que dista de las condiciones del contexto actual, donde cada vez es más común ver hombres dedicados a labores domésticas y mujeres en el mundo laboral, y donde, tanto padres como madres, han asumido un papel importante en la crianza de los hijos, en la transmisión de valores y en la manifestación de afecto hacia ellos. A pesar de las diferencias que se presentan por los contextos, tanto hombres como mujeres se involucran en las tareas esenciales que posibilitan la convivencia familiar y la crianza de los hijos. Este planteamiento presenta un breve panorama de lo que fue la Modernidad y, al tiempo, muestra la razón de las críticas hechas a este Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 15 Luz Miriam Agudelo Gil paradigma, ya que se queda corto en la comprensión de una realidad tan compleja como la actual, donde se ponen en entredicho muchos de sus principales postulados. A raíz de esta crítica, se abre paso un nuevo concepto, el de Posmodernidad, que surge en el momento en que se empiezan a cuestionar las certezas que prometía la Modernidad en cuanto a orden, progreso, libertad y la supremacía de la razón. Dicho de otro modo, “La posmodernidad surge a partir del momento en que se empieza a tener conciencia de que ya no es válido el proyecto moderno. Éste es el punto de partida, no entenderíamos de manera adecuada la Posmodernidad si no percibimos que está hecha de desencanto” (Rodríguez, 2006, p. 240). La Posmodernidad surge con rasgos muy particulares, como la falta de certezas, la búsqueda de la realización personal (por encima de la transformación social), la obtención del placer a cualquier costo y el individualismo, rasgos que han tenido consecuencias no sólo a nivel social, sino también personal. Como sostiene Rodríguez (2000) en el texto “Modernidad y Postmodernidad: la crisis de los paradigmas y valores”: Surge ahora la figura del individuo posmoderno, una figura fragmentada, ya que rechazar la disciplina de la razón y dejarse guiar sólo por el sentimiento, obedece a lógicas múltiples y contradictorias entre sí. En lugar de un yo integrado, lo que aparece es la pluralidad de personajes (p. 250). Intentar describir el contexto contemporáneo resulta una tarea colosal, ya que su complejidad desborda cualquier tipo de concepción o teoría, los cambios vividos por la sociedad han alcanzado todas sus esferas e instituciones. A propósito de ésta época, Quintero (2009a) dice: El orbe contemporáneo evidencia un choque de civilizaciones, diálogo intercultural, trascendencia de lo global, exacerbación de nacionalismos, de migraciones, exilios y desplazamiento forzado. En un contexto creciente de urgencias prácticas, de conflictos sociales y 16 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... catástrofes ecológicas, económicas y políticas, los diferentes actores sociales adquieren posiciones que remozan las tensiones clásicas, a la vez que plantean problemas inéditos, frente a los cuales el despliegue de la lógica cartesiana, simbolizada en el desarrollo acelerado, desigual e inequitativo de la ciencia y la tecnología, requiere otros dispositivos de comprensión y abordaje (p. 308). Respecto al construccionismo social, a finales del siglo XX se fortalece esta epistemología, haciendo lo mismo con las ciencias sociales y la Terapia Familiar. Según Estrada y Agudelo (2012) Kenneth Gergen es considerado uno de los padres del construccionismo social. Sostiene que la capacidad de las Ciencias Sociales para dar respuesta a los desafíos que plantea la crisis de la modernidad, implica el reconocimiento de que la realidad es descrita por medio de lenguajes que se refieren a perspectivas del mundo (p. 33). Los pilares teóricos del construccionismo que diferentes autores destacan y que sustentan la presente investigación, buscando comprender las realidades familiares desde los postulados esenciales de esta epistemología, tienen que ver con construcción, deconstrucción, democratización y reconstrucción. Es el reconocimiento de que todo ocurre en las interacciones sociales y por medio del lenguaje. Al situar el interés investigativo en las realidades contemporáneas de la familia, esta forma de pensamiento posmoderno contribuye en la comprensión de aquellas particularidades que surgen dentro de las interacciones de los miembros de las familias y que, por procesos comunicativos, construyen su realidad permeada por el entorno social, cuyas relaciones se tejen en un mundo de símbolos y significados, y hacen de la vida familiar un complejo entramado que ofrece renovados matices en el presente. Trasegando por lo conceptual, para Jelin (1998), en su libro Pan y afecto: la transformación de las familias: El concepto de familia parte de un substrato biológico ligado a la sexualidad y la procreación. La familia es una institución social que regula, canaliza y le confiere significado social y cultural a las necesidades e igualmente comprende la convivencia cotidiana que se Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 17 Luz Miriam Agudelo Gil expresa en la idea del hogar, incluyendo una economía compartida, una domesticidad colectiva y el sustento cotidiano, todos unidos a la sexualidad legítima y a la procreación. Distintas sociedades con organización sociopolítica y estructuras productivas diversas, han ido conformando organizaciones familiares y de parentesco muy variadas; además, la familia es una institución social creada y conformada por hombres y mujeres en su accionar cotidiano individual y colectivo. Su universalidad reside en funciones y tareas que deben ser realizadas en toda sociedad, en el cómo y por quién las lleva a cabo. Las formas de organización de los agentes sociales, los entornos y las formas de las familias son múltiples y variables, y esa viabilidad no es azarosa ni se encuentra puramente ligada a diferencias culturales. Así mismo esto incluye que procesos de cambio social, económico, tecnológico y político forman parte de las transformaciones en las familias (p. 15). Por ello, la familia, como institución, cumple una función social de transmisión de valores éticos-culturales, e igualmente juega un decisivo papel en el desarrollo psicosocial de sus integrantes. Como bien se ha reconocido, la familia es una instancia mediadora entre el individuo y la sociedad; es el escenario privilegiado en donde se lleva a cabo el desarrollo de la identidad y el proceso de socialización del individuo. Según lo planteado en el Diccionario especializado de familia y género, de Quintero (2007), La familia es entendida como un sistema social, que está conformado por tres subsistemas básicos: fraterno, conyugal, parento-filial, que a su vez están interrelacionados con el suprasistema (inmediato, vecindario, la comunidad, el trabajo y lejano, la sociedad como un todo); es la única unidad social vinculada con los demás sistemas. Lo que ocurre a un miembro repercute en los demás y viceversa (p. 59). La estructura familiar, siguiendo los planteamientos de Quintero (2007), se entiende como La organización interna de las relaciones, los patrones y las reglas del grupo familiar; se evidencia en los diversos subsistemas que la componen, posibilitando así las interacciones permanentes entre los 18 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... diferentes miembros, a partir de pautas, reglas, costumbres, límites, entre otros. Rige el funcionamiento individual y familiar, define su conducta, facilita su interacción recíproca, permite realizar sus tareas esenciales, apoya el desarrollo afectivo y evolutivo de sus miembros y les proporciona un sentimiento de pertenencia. Está configurada alrededor de los cambios sociales, en renovación y contextualización permanentes de las pautas transaccionales que han operado a lo largo de la historia de la sociedad y de la familia. Es dinámica y está determinada por un tiempo y un espacio específicos. Sus elementos constitutivos son: el parentesco, la edad, el sexo de los integrantes y el vínculo de la pareja; esto imprime una singularidad propia a cada familia y establece la identidad de género y los subsistemas con sus respectivas fronteras, jerarquías e interdependencias, facilitando así las relaciones interpersonales y con los contextos significativos (p. 57). Con respecto a la estructura del sistema familiar, Aylwin y Solar (2004) plantean que “un sistema debe tener una estructura tanto para sobrevivir como para cumplir sus metas y funciones. Como en todos los sistemas sociales, la estructura de la familia es la organización de las relaciones entre sus pares” (p. 109). Minuchin (1982), citado por Aylwin y Solar (2002), aduce que “esta estructura puede conceptualizarse como las relaciones entre los diversos subsistemas familiares, que configuran un conjunto invisible de demandas funcionales que organizan los modos en que interactúan los miembros de una familia” (p. 109). Identifica además tres subsistemas clásicos: subsistema conyugal, subsistema parental, subsistema fraterno, planteando que “las familias pueden tener múltiples subsistemas fuera de estos por ejemplo: sexo, intereses, edades o funciones” (Minuchin, 1982, citado por Aylwin y Solar, 2002, p. 109). Las funciones y los roles se mostraban, hasta hace algunos años, culturalmente definidos; sin embargo, no se puede desconocer que este es otro de los aspectos del sistema familiar que ha sufrido transformaciones, sin dejar de ser la familia el espacio de socialización y protección por excelencia. Actualmente, las familias buscan, a través Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 19 Luz Miriam Agudelo Gil de los recursos con los que cuentan, cumplir estas funciones, aunque esto signifique buscar alternativas y estrategias que anteriormente serían impensables, como dejar los hijos al cuidado de otras personas, en la escuela o guardería, llevarlos al lugar de trabajo, entre otras, es decir, que estas funciones se comparten con agentes externos al grupo familiar. Para Sunkel (2006) Las familias se encuentran navegando en un territorio incierto donde, por una parte, existe la expectativa que las madres asuman la responsabilidad principal por los cuidados del hogar y, por otro lado, que todos los adultos participen en el mercado laboral. Pero mientras se ha ampliado el acceso de la mujer al trabajo remunerado, lo que consume tiempo que tradicionalmente ella dedicaba a cubrir las responsabilidades familiares, no se ha producido un cambio equivalente en la redistribución del tiempo que los hombres dedican al trabajo y al hogar. Así, en diversos tipos de arreglos familiares los padres intentan buscar soluciones privadas al problema: “¿Quién cuida a los hijo/as si ambos trabajamos por ingresos?” Las soluciones privadas a este problema están generando a su vez nuevos problemas relacionados con el costo y la calidad de cuidados no parentales de los hijos/as pequeños (p. 11). En este sentido, el enfoque sistémico aporta a la explicación del funcionamiento de la familia, a pesar de la complejidad del sistema familiar, teniendo en cuenta que está inmersa en un entorno social (cultura) cambiante y resaltando la importancia de la relación que se genera con este, de una forma holística e integral, que permite comprender que la naturaleza de las partes y las propiedades de estas pueden afectar, de alguna manera, las propiedades del todo y viceversa. Razón por la cual las familias, en la actualidad, se enmarcan en un campo de análisis de preferencia para los investigadores, gracias a sus diversas y cambiantes estructuras. La investigación tuvo como categoría central el concepto de Familia y como categorías de análisis la Estructura Familiar, Autoridad y poder y Sistema de creencias. Además de ello, como categoría reflexiva se abordó la Terapia Familiar y los desafíos, a la luz de los principales 20 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... análisis. En este artículo solo se retomarán los hallazgos desde los roles y las funciones esencialmente, aunque si se hace necesario se relacionarán con los otros asuntos. Vale la pena anotar que fue una investigación cualitativa, desarrollada desde el paradigma comprensivo interpretativo y tuvo un nivel descriptivo. Igualmente se soportó en las rigurosas condiciones éticas que debe guiar toda investigación. Conversando con las familias…algunos hallazgos. Luego de que se conversa con las familias y se puede reflexionar sobre los hallazgos, se concluye que el contexto avanza hacia una recomposición familiar ante la permanencia de la familia nuclear, a pesar de los predictores de su extinción, como es el caso de las diez familias entrevistadas. El vínculo matrimonial refiere que aún hay interés por el matrimonio bajo el ritual católico, pero las uniones libres logran mantenerse en el tiempo, con el fin de garantizar el núcleo familiar. Partiendo de esta investigación, se puede afirmar que las familias nucleares, en nuestro contexto, contra todo pronóstico, permanecen. Desde las familias entrevistadas, la intención es mantenerse como familia nuclear, luchar y esforzarse por ello, con convicción. Las diferentes amenazas sentidas por ellas referidas al entorno, les hacen definir solamente la posibilidad de tener y dedicar la crianza a un solo hijo. Apareció en las familias la posibilidad de adquirir mascotas como opción más viable en tanto lo económico, la crianza y el acompañamiento que pueden ofrecer ellas a los hijos únicos y a la pareja, siendo posible verlos como un miembro más de la familia. Consideran que las condiciones socioeconómicas del presente no garantizan la posibilidad de tener más de un hijo. Se encuentran unos padres que se debaten en unos roles y unas funciones cuyas construcciones y deconstrucciones, en la contemporaneidad, les exigen replantearse algunas características aprendidas de sus familias de origen e innovar en su familia actual, Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 21 Luz Miriam Agudelo Gil destacándose algunas estrategias que se desarrollan para hacer posible la maternidad y la paternidad en contextos cambiantes, e igualmente la función económica, protectora y socializadora en entornos diferentes al ayer. Resulta posible, en estas familias, hablar de roles compartidos, pero casi siempre pertenecen a la intimidad, no se comentan con otros. La mujer, ahora presente en otros espacios, no sólo en la familia, sino también en la sociedad al tener un amplio acceso a la educación y al mundo laboral, tiene también en dicho ámbito familiar otras condiciones. En este panorama, las familias, en su dinámica de cambio, se reorganizan y presentan en el campo de las estadísticas variaciones significativas a nivel de las tipologías, que las hacen hoy predominantes y mañana tendientes a desaparecer. La contemporaneidad lleva a la familia a debatirse entre la idea de permanecer y las tensiones que deben afrontar ante las presiones de los tiempos que requiere la vida familiar. Aparece, de esta forma, la angustia en los padres con respecto al tiempo de dedicación a la familia, ante la cual van construyendo respuestas, quizá aprendidas desde otros que viven situaciones similares, que tiene que ver con la dualidad calidad-cantidad. Así las cosas, el pensar con las parejas sobre las implicaciones en los roles y las funciones llevó a la necesaria reflexión sobre los cambios que se han dado de ayer a hoy, la incertidumbre que los acompaña, al ver una generación en sus hijos que los reta día a día. Definir los roles compartidos permitió observar que ello no es fácil, pero se intenta y cada familia se esfuerza, dada la marca cultural, en tanto se estipulan diferencias por género, que no permiten intercambios, apoyos, acuerdos, negociaciones. Relacionado con lo anterior, la autoridad y el poder, inicialmente, se plantean compartidos, pero al profundizar se encuentra que la proveeduría económica sigue siendo determinante en quien asume la autoridad en la familia, y se le reconoce como tal, en tanto es el responsable y se compromete con la obligación, términos así definidos desde las familias. Otro asunto es que cada uno es autoridad en lo 22 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... que debe saber o hacer mejor: esto es relacionado con las funciones, llamando la atención en que, a algunas mujeres, se les reconoce la autoridad en todo lo referido a lo familiar y a lo doméstico. Al discernir entonces como el asunto de la autoridad y del poder pueden ser diferentes en la cotidianidad de la experiencia familiar, el total de las familias radica el poder en la figura materna sin lugar a discusión. Según Maldonado y Micolta (2003): Concluyendo planteamos que las representaciones sociales y las prácticas de la autoridad en la última mitad del siglo XX se caracterizan por el dominio de una visión democrática que sirve como paradigma para evaluar y construir formas de relaciones privadas y públicas. En las relaciones privadas como las paterno/materno-filiales, la autoridad democrática es una idea en construcción, una práctica que se pone a prueba y en la que se dan renovaciones sucesivas que retoman parte de la tradición. En este proceso se presentan conflictos, rupturas radicales con respecto a las formas autoritarias del pasado y fisuras no resueltas en la mentalidad de los padres y madres de hoy, quienes viven en un mundo globalizado, complejo y diverso y en una sociedad democrática que también está sujeta al cuestionamiento y a la renovación y superación de sus debilidad (p. 47) Es entonces un hallazgo significativo en la investigación la unidad de criterios en las familias a la hora de reconocer qué es la madre quién tiene el poder en la Familia. Se requirió precisar al detalle qué se puede entender por poder, y aunque en algunos casos se refirió ello exclusivamente en lo doméstico, las conversaciones llevaron a concluir que se extiende a otras áreas de la vida familiar, reconociéndole capacidad administrativa, afectiva y organizativa para lograr que la familia esté en armonía. Las parejas entrevistadas recordaron que se han olvidado de serlo. Fue una constante la reflexión, en la mayoría de las parejas, de que las funciones parentales absorbían su interés y que, en momentos de conflictos, se daban cuenta de que algunos asuntos no estaban ni Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 23 Luz Miriam Agudelo Gil hablados, ni resueltos, ni acordados, y que estaban atravesados por distanciamientos en lo relacional, aunque se sienten confiados algunos de ellos en la parte afectiva. El ciclo vital de la etapa escolar es un reto constante en la dinámica interna de las familias estudiadas: sitúa una reacomodación a nuevas tareas y retos que implican situaciones nuevas para ambos y que, en muchos casos, siguen siendo inscritas a la madre por considerarlo parte de su rol. Teniendo en cuenta las características de las madres entrevistadas, las situaciones desbordan sus posibilidades en tiempo, y aumentan el estrés, que luego buscan resolver con el apoyo del padre, quienes a su vez se han ido vinculando, de manera más decidida, con el acompañamiento escolar y los cambios que el niño va presentando en esta nueva etapa de su vida. Desde la perspectiva de las familias entrevistadas, existen variadas estrategias para lograr mantener a la familia integrada, a pesar de sentir la presión del tiempo por las ocupaciones que cada miembro de la pareja, por lo general, asume. Se ven involucrados otros miembros de las familias de origen, pero prevalece la búsqueda de ser ellos quienes resuelvan los asuntos de cuidado, crianza y protección de los hijos. No logran ni siquiera pensar en la posibilidad de que la familia se desintegre o cambie de tipología. Se configuran importantes tendencias desde las familias, que permiten hablar de asuntos concretos como la constitución de la pareja y las posibilidades que tienen hoy de serlo. Se perciben diferentes significados, intereses y expectativas al configurar una pareja, las cuales a veces habitan en ambos de manera similar; en otras hay distancias importantes que aparecen en el camino de la convivencia y pueden facilitar o entorpecer los procesos. Las realidades familiares en la contemporaneidad presentan contingencias en la estructura, que fluctúan entre el reconocimiento por parte de ellas y el desconocimiento de asuntos que pasan, pero 24 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... aún no se han tramitado. Las familias están en un permanente deseo de ser precisamente eso: familia, pero son conscientes de los riesgos, amenazas y vicisitudes provenientes de afuera, y a veces de ellas mismas, construidas en el afán de cumplir, sacrificando otros aspectos que aparecen y preocupan. Ellas mismas logran generar espacios para conversar sobre esto, a veces con explicaciones, otras veces sin ellas, pero conversan, en la mayoría de casos vistos hay una comunicación con otros matices, así como la afectividad más expresa, se convierte en soporte para las salidas a esas circunstancias cambiantes que quieren a su favor, fortaleciéndolos. Los giros externos e internos de la familia, entonces, se constituyen en los desafíos de época que deben ser comprendidos multidisciplinariamente. A modo de conclusiones Partiendo de esta investigación, se puede afirmar que las familias nucleares en nuestro contexto, existen, están ahí y hacen esfuerzos por mantenerse. Las estadísticas nombran un promedio reducido de miembros que componen familias, se reportan, según el DANE (2011) un promedio de personas por hogar de 3.6, inferior al año anterior. Algunas parejas expresan que es importante considerar la posibilidad de tener por lo menos dos hijos, pues subyace el temor por los hijos únicos, por su soledad y la de los padres en un futuro, e igualmente no descartan otras vías de advenimiento de los hijos, sobre todo en casos donde son factores biológicos los que interviene en la decisión de un solo hijo. Pero es definitivo el asocio de factores socioeconómicos en la decisión de sostenerse con un hijo en la mayoría de ellas. Las familias contemporáneas que tienen una figura paterna y materna dentro del espacio de la convivencia, se debaten en cerrar la amplia brecha, culturalmente establecida, a nivel de roles y funciones. Construyen la posibilidad de compartirlos, sin descartar la relación con los aprendizajes obtenidos en las familias de origen de ambos, donde la influencia del sistema de creencias tiene un peso no suficientemente Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 25 Luz Miriam Agudelo Gil calculado. Igualmente se destaca la urgencia por compartir esos roles y esas funciones, dadas las condiciones apremiantes de los tiempos laborales y domésticos que ahogan las intenciones del debido ejercicio de los roles parentales. Pero emergen las dudas frente a lo que puedan afectar a otras personas, los principios que rigen las prácticas de crianza en los padres contemporáneos. Las iniciativas investigativas, en este orden, permitirán que multidisciplinariamente se planteen alternativas de abordaje y acompañamiento, consecuentes con las necesidades de la época, propias de las familias, apoyándolas en las necesarias reflexiones que se deben hacer sobre los retos y los cambios que se les plantean a todos y cada uno de los integrantes del grupo humano más trascendente: la familia. 26 Katharsis Realidades familiares contemporáneas: A propósito de algunas contingencias... Bibliografía Arriagada, I. (2001). ¿Familias vulnerables o vulnerabilidad de las familias? DDS-CEPALCELADE: Seminario Internacional Las diferentes expresiones de la vulnerabilidad social en América Latina y el Caribe: Conceptos, medición y políticas,(p.9) Santiago de Chile: Naciones Unidades (CD). ___________(2008). ¿Nuevas familias para un nuevo siglo? Paidéia,, Recuperado de: http://www.scielo.br/pdf/paideia/v10n18/03.pdf(p.28-39) Aylwin, N. & Solar, M.O. (2002). Trabajo social familiar. 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Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 27 Finales para Aluna: unUniversitaria caso de neoindigenismo literario en Colombia Katharsis–Institución de Envigado Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia Finals for Aluna: a case of literary neo-indigenism in Colombia Juan Carlos Orrego Arismendi* Resumen En el contexto de la crítica literaria latinoamericana, la categoría de neoindigenismo designa las obras que reúnen una serie de rasgos especiales: plasmación de cosmovisiones nativas, intensificación lírica, comprensión amplia del problema indígena y enriquecimiento de los recursos narrativos. Aunque ese paradigma haya sido establecido hace varias décadas, ha sido usado de modo marginal en el estudio de la novela colombiana, al punto de sugerir la inexistencia de ese tipo de literatura. Sin embargo, el examen detenido de una novela de reciente publicación, Finales para Aluna (2013) del escritor bogotano Selnich Vivas Hurtado, muestra que en el país hay materia para esa clase de aplicaciones críticas y que ese tipo de novelas, de hecho, alcanzan a ser representativas de la corriente neoindigenista latinoamericana. Palabras clave: Novela colombiana, indios en la literatura, neoindigenismo, cosmovisión, Selnich Vivas Hurtado. Abstract In the context of Latin American literary criticism, the neo-indigenism category designates the works that meet a number of special features: depiction of Native worldviews, lyrical intensification, broad understanding of the Indian problem and enrichment of the narrative resources. Although this paradigm has been established some decades ago, it has been marginally used in the study of Colombian novel, to the point of suggesting the absence of such literature. However, careful examination of a novel recently published called “Finales para Aluna” (Finals for Aluna) (2013) by writer Selnich Vivas Hurtado from Bogotá, shows that the country has what is needed for that kind of critical applications and that kind of novels, in fact, it manages to be representative of the Latin American neo-indigenist current. * Grupo de Investigación y Gestión sobre Patrimonio. Departamento de Antropología, Universidad de Antioquia. [email protected] Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 29 Juan Carlos Orrego Arismendi Keywords: Colombian novel, Indians in literature, neo-indigenism, worldview, Selnich Vivas Hurtado. El neoindigenismo literario En 1971, el peruano Tomás Escajadillo introdujo el término neoidigenismo en el estudio crítico de la literatura de tema indígena; lo hizo en la tesis doctoral que presentó en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima, con el título La narrativa indigenista: un planteamiento y ocho incisiones. Sin embargo, como no fuera en varios artículos publicados en los años setenta y ochenta, el concepto apenas vino a tener una amplia difusión entre lectores y público general en 1994, cuando la tesis de Escajadillo dio pie al libro La narrativa indigenista peruana, amparado por el sello limeño Amaru y prologado por Antonio Cornejo Polar. Para Escajadillo, una vez sucedidos los respectivos clímax del indianismo y el indigenismo en la literatura de tema indígena ―esto es, el auge decimonónico de la novela histórica sobre el indio, de sesgo claramente cristianizante, y la corriente de realismo social que al menos desde la tercera década del siglo xx quiso reivindicar al nativo― comenzó a manifestarse un conjunto de rasgos que supusieron una clara renovación de esas subespecies literarias, por más que ello no significara el abandono de los propósitos éticos y políticos del indigenismo. De acuerdo con el crítico, esas nuevas características son cuatro: “a) La utilización, en forma plena, de las posibilidades artísticas que ofrece el ‘realismo mágico’ o lo ‘real maravilloso’ para la develación de zonas antes inéditas del universo mítico del hombre andino” (Escajadillo, 1994, p. 55); “b) La intensificación del lirismo en la narrativa” (Escajadillo, 1994, p. 58); c) “La ‘ampliación’ del tratamiento del ‘problema’ o ‘tema’ indígena, de manera que […] ya no se restrinja […] a ser la visión desde un punto de vista racial (el indio), laboral (el campesino; el obrero minero), o ‘zonal’ (el habitante andino)” (Escajadillo, 1994, p. 64); y d) “la ‘transformación’ (complejización) del 30 Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia arsenal de recursos técnicos de una narrativa de ‘temática indígena’” (Escajadillo, 1994, p. 74). No es gratuito que el primero de los rasgos enunciados por Escajadillo tenga que ver con la incursión de la literatura en la cosmovisión, la cual ya no se entenderá como un aspecto de la vida indígena externo al narrador y los protagonistas, o mejor, algo “‘distinto’ de la realidad” que solo se invoca ritualmente en circunstancias especiales, sino que será asumida como un componente natural y siempre presente de la mirada nativa; una perspectiva que se revela, por ejemplo, en el hecho de que Ernesto ―el protagonista de Los ríos profundos (1958), emblemática novela de José María Arguedas―, percibe que las piedras del Cuzco “se mueven y hablan” (Escajadillo, 1994, p. 55-56). De esa manera, Escajadillo logra delimitar de modo radical el indigenismo y el neoindigenismo, habida cuenta de que la primera corriente, inspirada en la reflexión adelantada por José Carlos Mariátegui en los 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928), se había concentrado en la reivindicación de las condiciones materiales de la vida nativa. Efectivamente, Mariátegui no solo establece que la única reivindicación plausible del indio es de carácter económico ―la restitución de la tierra ancestral, usurpada desde la Conquista, para que él pueda explotarla según los modos tradicionales―, sino que tiene para sí que, del Tawantinsuyu, ha sobrevivido esencialmente el hombre indígena ―el “material biológico” (Mariátegui, 1971, p. 35, 336)― antes que la civilización propiamente dicha.1 Es evidente lo mucho que va entre esta valoración materialista 1 En ese sentido, es forzoso hacer justicia a Manuel González Prada, quien en su temprano ensayo “Nuestros indios” ―escrito en 1904― advierte que el problema indígena debe ser encarado como un asunto económico y amarrado a una materialidad humana desligada ya de los esplendores del pasado; escribe allí el famoso anarquista limeño: “La cuestión del indio, más que pedagógica, es económica, es social. ¿Cómo resolverla? No hace mucho que un alemán concibió la idea de restaurar el Imperio de los Incas: aprendió el quechua, se introdujo en las indiadas del Cuzco, empezó a granjearse partidarios, y tal vez habría intentado una sublevación, si la muerte no le hubiera sorprendido al regreso de un viaje por Europa. Pero ¿cabe hoy semejante restauración? Al intentarla, al querer realizarla, no se obtendría más que el empequeñecido remedo de una grandeza pasada” (González, 1972, p. 189-190). Mariátegui (1971) bebe directamente de esa fuente. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 31 Juan Carlos Orrego Arismendi y el interés de Escajadillo por los elementos del imaginario que, en sus términos, definen la manifestación neoindigenista de la literatura. Antonio Cornejo Polar, en su canónico trabajo Literatura y sociedad en el Perú: la novela indigenista (1980), adelanta una reflexión que relativiza ―o más exactamente descarta― la categoría del neoindigenismo. Para este crítico, el indigenismo abarca toda la literatura de tema indígena, prefigurada en las crónicas de Indias y manifestada de modo continuo desde el romanticismo decimonónico. Se trataría, en esencia, de un largo proceso estético en el que se ha tomado conciencia de la diferencia social y cultural “entre el universo indígena y el universo desde el cual el indigenismo es producido” (Cornejo, 2005, p. 35). En el camino seguido en pos de esa toma de conciencia, el indigenismo habría reivindicado diversos aspectos del universo indígena: durante el romanticismo, la historia; en el modernismo, el esplendor imperial (en el caso peruano, el del Incario); y en el siglo xx cobrarían relieve elementos como la sicología nativa, las estructuras sociales de las comunidades andinas y la acción revolucionaria. Pero el punto de vista que más aleja la posición de Cornejo (2005) de la de Escajadillo (1994) es la convicción del primero en el sentido de que, cuando se noveliza la vida del indio, se incorpora necesariamente la experiencia mítica; en sus palabras: Parece indudable que el tiempo mítico no puede generar una construcción propiamente novelesca, que como se ha visto requiere de la historia, y en este sentido el indigenismo se ve forzado a modificar el referente para incorporar una forma de conciencia que le es ajena: la novela indigenista debe, por así decirlo, historificar el mito (Cornejo, 2005, p. 62). Así, al no verificarse una irrupción del mito en una tradición que siempre lo ha incluido, no resultaría plausible demarcar un momento neoindigenista. Con todo y las reservas de Cornejo Polar, la categoría del neoindigenismo ha prevalecido en el nuevo siglo. En uno de los más recientes balances de la crítica de la literatura de tema indígena, “Tercer 32 Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia avatar del indigenismo literario” (2004), Julio Rodríguez-Luis retoma la serie indianismo, indigenismo y neoindigenismo propuesta por Escajadillo, y define la última corriente como un “enfoque ‘interiorista’” que, además de la “realidad social”, reproduce el “universo” (RodríguezLuis, 2004, p. 133) del nativo. De hecho, Rodríguez-Luis (2004) continúa el proyecto de Escajadillo de reconstruir, por medio de la serie de categorías críticas, el gesto in crescendo hacia la conquista de la mente nativa, pues, a su juicio, el neoindigenismo habría dado pie al testimonio indígena novelizado; un testimonio que “escapa de la sujeción a las convenciones que exige el desarrollo de una narración novelística, y también de la necesidad de la denuncia política como consustancial a su existencia” (p. 138). De ser un pagano con ornamentos exóticos en el indianismo, el personaje indígena en la narrativa latinoamericana habría devenido, en nuestros días, en un trasunto de la palabra indígena recogida directamente por escritores-etnógrafos. La categoría neoindigenismo en el estudio de la novela colombiana En el estudio de la novela de tema indígena producida en Colombia, no se ha trabajado con detenimiento en torno de la categoría del neoindigenismo, desestimándose así su utilidad a la hora de hacer visibles los rasgos distintivos de las obras y de establecer su contexto estético. Cuando se ha hecho, ello ha sido de modo apenas superficial, a diferencia de lo que sí ha ocurrido con las nociones de indianismo e indigenismo, la primera aplicada con propiedad en un estudio de McGrady (1962) y la segunda invocada por Ayala (1984), Gómez (2010) y Orrego (2012a) de modo coherente con las reflexiones de Mariátegui (1971) y Escajadillo (1994).2 2 Debe anotarse que estudios como los de Wade y Archer (1950) y Curcio (1975), por más que se interesen explícitamente en novelas colombianas de tema indígena, siguen una tradición conceptual ajena a la señalada por Mariátegui (1971) y Escajadillo (1994), y prefieren etiquetar como indianistas a las novelas que pretenden reivindicar al indio en el siglo xx. Al proceder de ese modo, dichos críticos parecen seguir una recomendación de la académica portorriqueña Concha Meléndez, quien desdeña el concepto de indigenismo usado por Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 33 Juan Carlos Orrego Arismendi Es muy significativo que Gómez (2000), en un ensayo sobre la novela colombiana de tema indígena que recoge la caracterización del neoindigenismo establecida por Escajadillo (1994) ―aunque por medio de un trabajo de Cornejo (2005)―, declare que no hubo corriente neoindigenista en el país y, en consecuencia, no enmarque en su ámbito novelas como Jepira (1989) de José Soto, Los abuelos de cara blanca (1991) de Manuel Mejía Vallejo y El gran jaguar (1991) y Los ojos del cielo (1993) de Bernardo Valderrama Andrade, obras basadas en reconstrucciones etnohistóricas y elementos de la cosmovisión amerindia y comentadas con una intención apenas descriptiva por el mismo Gómez (2000). Del mismo año es un artículo de Juan Moreno Blanco, quien, tras establecer que las prácticas lingüísticas wayúu influyeron en la formación cultural de Gabriel García Márquez, establece que en la obra del Nobel colombiano tiene asiento una “presencia amerindia” (Moreno, 2000, p. 16). Pero en ningún lugar de esa revisión de elementos de la cosmovisión wayúu se hace alguna referencia al neoindigenismo latinoamericano. El autor de estas líneas ha examinado la representación del mito y el pensamiento indígenas en varias novelas colombianas. En uno de ellos (Orrego, 2012b), si bien se invoca la noción del neoindigenismo para enmarcar tres novelas en que se plasman sendas versiones del mito de origen de Cusco (Azote de sapo [1975] de Eduardo Caballero Calderón, Los dioses descienden al atardecer [1990] de Rafael de J. Henríquez y El País de la Canela [2008] de William Ospina), ello solo ocurre de modo muy general, y se enfatiza en la función narrativa de un mito presuntamente nativo que es, sobre todo, alegoría de una visión occidental; de hecho, es la categoría de novela quintocentenarista, antes que neoindigenista, la que termina imponiéndose en el análisis.3 En el Mariátegui y sugiere no abandonar, en todos los casos de novela de tema indígena, el de indianismo, llamando a la novela realista del siglo xx “novela indianista de reivindicación social” (Meléndez, 1934, p. 9, 171). 3 34 La categoría de novela quintocentenarista se apoya, sobre todo, en trabajos como los de Menton (1993) y Pizarro (2010), para quienes el auge contemporáneo de los documentos históricos en el proceso de la ficción latinoamericana ―un auge que tendría como acicate, Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia otro trabajo (Orrego, 2013), el análisis de dos novelas de Francisco Leal Quevedo (El mordisco de la media noche [2010] y Los hijos del viento: una aventura nukak [2012]) alude fugazmente al neoindigenismo, categoría que la reflexión desestima para concentrarse en el fenómeno discursivo del testimonio indígena transcrito por etnógrafos; práctica que ha prohijado, a su sombra, la presentación de no pocos prejuicios occidentales como si se tratara de elementos genuinos de la cosmovisión indígena. Lo anterior deja claro que, si bien la categoría que interesa a este artículo ha sido explicitada en la crítica de la novela colombiana de tema indígena, y si bien ―igualmente― en varios estudios se ha tenido conciencia de la presencia determinante de elementos de las cosmovisiones ancestrales en varias obras narrativas, no se ha emprendido un examen directo de los elementos del neoindigenismo en un corpus de novelas colombianas o al menos en alguna de ellas. Ese ejercicio, de haber sido realizado, permitiría una mayor visibilidad de la novela de tema indígena escrita en el país en los últimos años, de la cual puede presumirse, con toda legitimidad, que su proceso histórico y su abundancia no son radicalmente distintos de los verificados por la crítica continental en los demás países andinos. Finales para Aluna, una novela de reciente publicación, sirve la oportunidad de aportar a esa tarea crítica y, en consecuencia, de probar la representatividad del neoindigenismo colombiano. Finales para Aluna Finales para Aluna (2013) es la segunda novela del escritor y académico bogotano Selnich Vivas Hurtado (nacido en 1971), también autor de Para que se prolonguen tus días (1998), así como de varios en buena parte, la celebración del quinto centenario del Descubrimiento de América― se habría resuelto en una deliberada reescritura y reinterpretación de las crónicas de Indias. En esa medida, es claro que lo que más interesa a esos críticos son las inclusiones de imágenes de la cosmovisión occidental de otros siglos, y no tanto de retazos autóctonos de la cosmovisión amerindia. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 35 Juan Carlos Orrego Arismendi poemarios y un número importante de artículos sobre las relaciones entre la narrativa germánica y las culturas amerindias, y sobre la violencia epistémica ejercida por el racionalismo occidental sobre las formas del conocimiento indígena. El argumento de Finales para Aluna gira en torno de la desaparición, en la ciudad de Freiburg (Alemania), de la mestiza indigenista Rita Feind ―quien en el contexto de su militancia usa los nombres de Sveta Aluna y Nɨmairango―, descuartizada por celos por Barbara Ehinger, una de sus amantes, quien ha conservado apenas el scalp (cuero cabelludo) de la víctima a modo de reliquia o trofeo. Sin embargo, la desaparición es denunciada por la misma victimaria ―Rectora de la Universidad de Freiburg― y sus asistentas en los términos de un secuestro, el cual tendría como propósito acallar la actividad política de Sveta Aluna, abierta opositora de las prácticas económicas capitalistas y defensora del derecho a la autodeterminación de los pueblos indígenas, en especial el de los kankuamo de la Sierra Nevada de Santa Marta y los mɨnɨka, de la Amazonia colombiana, con los que ella ha tenido especial cercanía. Un grupo de mujeres ―en la novela todas lo son― protagoniza una movilización de protesta para exigir la liberación de la indigenista, y uno de sus actos decisivos es tomarse la Catedral de Freiburg para realizar una minga, con la idea de efectuar, por medio de la palabra ancestral, un acto de pagamento a cambio de la reaparición de Aluna y de la restauración de cierta armonía cósmica. La fuerza de esa manifestación indigenista y feminista hace que, al descubrir la canciller Angela Merkel que Aluna ha sido realmente asesinada, condescienda a que una joven vietnamita la suplante y participe en la farsa de su liberación. Así, la mestiza descuartizada acaba cediendo el lugar a una figura representativa y emblemática de sí misma, que no es otra cosa que la afirmación de lo nativo contra la colonización. Al presentarse en público con el scalp de la desaparecida, la nueva Sveta Aluna dice haber estado en la selva amazónica y revela haber comprendido, en el acto de sembrar la yuca en comunidad, que es parte de un tejido de seres humanos en conexión planetaria. 36 Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia Entre los elementos que deja ver este esbozo argumental de la novela se destaca, de entrada, la complejidad de su discurso político, toda vez que la apelación al indigenismo —Sveta Aluna milita en esa corriente, además de que la movilización de quienes piden su libertad asume la forma de un rito amerindio—, se da simultáneamente con una manifestación feminista, materializada muy significativamente en el hecho de que todos los personajes de la obra sean femeninos. También llama la atención la complejidad cultural implícita en la articulación de hechos y espacio, pues un conjunto de prácticas fuertemente amarradas a la cosmovisión mɨnɨka tiene lugar en un espacio capital del catolicismo alemán, la catedral del Freiburg. A estos aspectos debe agregarse un hecho formal, no visible en la síntesis argumental: que la narración, en su mayor parte emanada desde la perspectiva de Barbara Ehinger, se da en tiempo futuro: “Cuando vengas a decirme que tu Sveta realmente ha desaparecido y que si no hacemos algo para encontrarla correrá peligro de muerte, yo seré la única sabedora de que ha dejado de existir” (Vivas, 2013, p. 13). Así rezan las primeras líneas de la novela, y esa misma conjugación se mantiene en las cortas secciones que hacen las veces de capítulos, con excepción de un discurso público con que Barbara Ehinger contextualiza políticamente la desaparición de Aluna y pide su libertad, dos correos electrónicos intercambiados entre la misma Ehinger y Sonia Herz ―rivales por su común pasión por Aluna―, y otro dirigido a ambas por parte de Aluna, antes de su desaparición y con el objeto de darles a conocer los motivos de sus decisiones personales. De acuerdo con una explicación proporcionada por el propio autor de Finales para Aluna, lo que pretendería la narración en futuro es expresar una perspectiva celosa: “el tiempo verbal de los celos es el futuro” (Vivas, 2013), dijo en la presentación pública de la novela.4 Con todo, la importancia de los rasgos señalados trasciende, con creces, la particularidad de cada uno como fenómeno narrativo. Esa 4 Ese testimonio de Selnich Vivas Hurtado procede de la conversación con que se presentó públicamente la novela Finales para Aluna, el 25 de octubre de 2013, en la Sede de Extensión Universitaria de la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 37 Juan Carlos Orrego Arismendi importancia reside sobre todo en el hecho de que en torno de esos rasgos se afirma, de modo sistemático, el carácter neoindigenista de Finales para Aluna; dicho de otro modo, de lo que se trata es de reunir ciertas particularidades de la novela para afirmar su carácter de obra representativa de la corriente literaria neoindigenista ―de acuerdo con la definición canónica de Escajadillo (1994)― en el concierto de la literatura colombiana y latinoamericana. A continuación se emprende ese ejercicio. Anatomía de una novela neoindigenista El aspecto neoindigenista que domina en Finales para Aluna es, sin que quepa duda ―y parafraseando las palabras de Escajadillo (1994)―, la develación del universo mítico indígena. Esto se manifiesta en varios episodios de la novela. El primero es el discurso en que Barbara Ehinger, como rectora de la Universidad de Freiburg, denuncia la desaparición de Aluna y pide su liberación. En el texto es visible la articulación entre el discurso indigenista ortodoxo y la perspectiva neoindigenista, pues el recuento de la actividad política de la víctima ―una actividad que, con pleno ajuste a las reflexiones económicas de Mariátegui (1971), impulsó “la devolución de las tierras sagradas a sus ancestros los kankuamo” (Vivas, 2013, p. 23)― desemboca en una reivindicación de las maneras de enseñar y conocer que son alternativas al racionalismo occidental, y que por lo mismo han sido marginadas. Por más que los celos hayan sido el móvil real del asesinato de Aluna, Ehinger confía en la recepción de su discurso político precisamente porque lo sabe verosímil y coherente con el perfil de su antigua amante: Se llevaron a uno de los pocos seres humanos de esta universidad que ha sido capaz de aprender el lenguaje de los indígenas, que ha entendido el poder transformador de sus medicinas y la función curativa de sus cantos y rituales (Vivas, 2013, p. 26).5 5 38 Ese comentario de Barbara Ehinger resume no solo los logros antropológicos de Sveta Aluna, sino también algunas ideas expuestas y defendidas por Selnich Vivas Hurtado en su obra literaria y académica de los últimos años. Su crítica de la violencia epistémica ejer- Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia El segundo elemento que, de modo relevante, encarna lo cosmovisional es la celebración de la minga en la catedral de Freiburg. La idea nace del descubrimiento de un texto escrito por Aluna poco antes de su desaparición, texto en el que menciona las celebraciones amazónicas en que los “mayores” indígenas, por medio de la palabra, tratan de neutralizar el “friaje” del mundo; en sus palabras, ofrecer un “pagamento” (Vivas, 2013, p. 39). La liberación de la indigenista se inscribe, así, como un hecho que solo puede ser logrado por medio de la ejecución ritual apropiada: “Estamos frente a un pagamento a la Madre Tierra, no frente a un simple secuestro. Si le entregamos nuestras ofrendas, la Madre Naturaleza nos devolverá a Sveta Aluna con vida” (Vivas, 2013, p. 41). Aunque ese no puede ser el propósito de la minga para Barbara Ehinger y sus cómplices, sí lo es para la gruesa masa que marcha hacia la catedral, la cual, una vez allí, se atavía con prendas indígenas y se entrega a la preparación de comida y medicinas y a la recitación de cantos según los usos amazónicos. La tensión cultural que entonces se manifiesta encuentra una imagen representativa en estas líneas, en las cuales se confrontan los referentes religiosos y estéticos puestos en contacto: Una vez dentro de la Catedral de Nuestra Amada Señora, el sonido del órgano y la voz de la monja serán reemplazados por las quejumbrosas flautas de hueso y los ahogos de los tambores de piel de mico churuco. La monja, horrorizada por lo que ella llamará el renacer del diablo americano, huirá de la catedral en busca de la policía (Vivas, 2013, p. 69). Esta situación de alteridad radical ―la expresión es de Ainsa (1998)― no hace otra cosa que poner de relieve el poder de la cosmovisión nativa sobre la cultura material europea, toda vez que aquella consigue ejecutarse en los espacios rituales que originalmente le eran opuestos. cida por Occidente contra las formas del saber amerindio y su consecuente promoción de esas modalidades de conocimiento ―en esencia, escenarios rituales y cantos― encuentran una justa ilustración, respectivamente, en los trabajos “Vasallos de la escritura alfabética. Riesgo y posibilidad de la literatura aborigen” (Vivas, 2009) y “Kɨrɨgaɨaɨ: los géneros poéticos de la cultura mɨnɨka” (Vivas, 2012). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 39 Juan Carlos Orrego Arismendi En esa medida se trasciende la tesis indigenista de que haya una tierra que pertenezca al indio; ahora lo que parece es que la tierra ―la del mundo entero― es india, o al menos puede llegar a serlo. No se trata de una simple veleidad interpretativa: una de las personajes así lo ratifica al decir, en medio de la celebración de la minga, que Aluna “no quería huir de este lado del mundo, quería traer el otro lado del mundo a este” (Vivas, 2013, p. 108). La apoteosis cosmovisional se completa con la aparición en público de la falsa Sveta Aluna, a quien se ha decidido reemplazar a cualquier costo no solo para recuperar el orden público en Freiburg, sino para capitalizar la movilización indigenista y feminista que ha exigido su liberación. Aunque se trate, materialmente, de una farsa, el discurso pronunciado por la nueva Aluna justifica la suplantación ―o mejor, la relativiza― al inscribirla como ejecución específica de la cosmovisión de los mɨnɨka del río Kótue, según la cual un ser humano es todos los seres humanos; en palabras de la nueva Sveta Aluna: En la chagra, se clavan los esquejes de la yuca, para que den nueva vida y se arrancan cuidadosamente los tubérculos que recuerdan el semen de la madre. Decenas de manos amontonan y empacan las raíces en los canastos, para que otras manos las carguen hasta el caño más próximo. Allí el agua endulza el veneno. ¿Cómo saben estas manos que el veneno de la yuca brava nos puede cortar la vida en veinticuatro horas? ¿Cómo descubrieron estas manos la técnica para separar el veneno de la masa? ¿Por qué ciencia aprendieron a transformar el veneno en alimento? Pues así son estas manos: simples, efectivas, generosas. Se aman unas a otras sin palabras o con la palabra de la mano dadivosa que entrega todo lo que tiene […]. Alguna vez la profesora Ehinger me enseñó que la conexión primigenia de los humanos con el planeta se había perdido para siempre, que el hilo de luz que nos unía a otros seres y planetas del universo había sido cortado por la mano del hombre mecanizado y que no era posible, excepto en un acto de nostalgia y de torpe ilusión, volver a sentirlo. Las manos de la selva, las manos cantoras, por el contrario, celebran cada día ese vínculo y lo contagian con gusto al habitante de la ciudad, al huérfano de sí mismo (Vivas, 2013, p. 127-128). 40 Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia En el pasaje es claro el valor sinecdóquico de las manos respecto de la noción de ser humano: las manos no solo arrancan, empacan y cargan, sino que también saben, descubren y aprenden; de hecho, son “generosas” y “aman”. Además de ello ―y como quedó apuntado más arriba― estas manos-hombres actúan de modo indiferenciado al punto de ser intercambiables, y solo importa que “contagien” más allá de su ámbito original la posibilidad de sentir el vínculo entre todos los seres del mundo (y con el mundo). De la misma manera, la cosmovisión amerindia que se instala en Europa llega por el contagio que emana de Sveta Aluna, y tanto da si se trata de la original ―amante de Barbara Ehinger y Sonia Herz― o de la vietnamita que toma su lugar: en ambas se conserva y transmite una misma visión de mundo, continuidad acaso representada por la presencia en sus cabezas del mismo scalp. Es precisamente en esa comunión restaurada entre hombre y naturaleza que se manifiesta la intensificación lírica de Finales para Aluna, en seguimiento del segundo rasgo neoindigenista establecido por Escajadillo (1994). Así se desprende, por lo menos, de una cita entresacada por el crítico de un trabajo de Fernando Alegría sobre Ciro Alegría, en la cual se reconoce que hay “placidez lírica” en la narración que identifica al hombre con el paisaje y equilibra valores “pictóricos” y “psicológicos” (Alegría, 1966, citado por Escajadillo, 1994, p. 63). Eso es, exactamente, lo que ocurre en la novela de Selnich Vivas Hurtado: la identificación del hombre con la naturaleza se expresa por medio de una imagen imbuida de sentimiento; las manos anónimas que se reúnen en torno de la yuca y que se convierten en foco de una generosidad, una sabiduría y una solidaridad que se irradian. Por supuesto, lo lírico también podría verse en la expresión “poemática” propia de la trama sentimental de la novela. Porque no solo ocurre que, en el plano de la crítica, Escajadillo (1994) identifique la “prosa poemática” como una de las manifestaciones de lirismo neoindigenista; también sucede que, en el plano de la novela, las comunicaciones entre las mujeres que conforman el triángulo amoroso convergen no pocas veces en esa prosa Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 41 Juan Carlos Orrego Arismendi poemática, henchida de metáforas y puesta al servicio de expresar los sentimientos de los personajes. Fragmentos tomados al azar del mensaje que Aluna envía a Ehinger y Herz antes de desaparecer ilustran con creces ese orden de cosas: Mi cuerpo volaba a cualquier hora del día, viajaba en la dirección que se antojara, por el simple gesto de aprender de mí misma […]. Os dejo libres, mis amores, mis princesas, me voy de viaje hacia un río interior. Espero que encontréis compañía, una que os haga transformar, volar, como yo a vosotras (Vivas, 2013, p. 101-102). Con todo, queda claro que este segundo lirismo es apenas general, no inherente a la cuestión indígena, como sí lo es aquel que permite la expresión de la solidaria cosmovisión mɨnɨka por medio de las imágenes del trabajo en la chagra. Los personajes femeninos empero, por más que no tengan una participación determinante en la intensificación del lirismo en la novela, sí la tienen a propósito del tercer rasgo del neoindigenismo: el de la “ampliación” del tratamiento del problema indígena. En Finales para Aluna es particularmente llamativo ―como se señaló más arriba― que todos los personajes son mujeres, lo cual hace que, inevitablemente, la movilización indigenista que pretende la liberación de una defensora de la causa amerindia sea, al mismo tiempo, una manifestación política a favor del activismo femenino y, en general, de la promoción del estatus de la mujer en Occidente. Por supuesto, la naturalidad con que se da el total femenino en la novela dificulta que, al mismo tiempo, pueda reconocérsele como un movimiento particular (dicho de otro modo: si todo el orbe es femenino, lo femenino como diversidad ya no puede darse, pues no un hay elemento para su confrontación). Aun así, el primer discurso público de la rectora Ehinger aproxima el problema del indio y la organización femenina (con consciencia de sí misma) como si se tratara de dos rasgos más o menos equivalentes de un mismo tejido social: 42 Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia [Sveta] que había logrado demostrar […] la necesidad de que los europeos estudiáramos el pensamiento indígena, fue desaparecida para que el mundo no entienda que existen otras formas de vida dignas para los humanos y el planeta; formas que se oponen radicalmente al capitalismo globalizado. […] La Universidad de Freiburg, las asociaciones de mujeres del mundo, ustedes y yo les exigimos a los raptores de Rita Feind que la devuelvan ahora mismo (Vivas, 2013, p. 26). La causa indígena necesita el apoyo de la causa femenina en el contexto del “capitalismo globalizado”. Más allá del ámbito de la fábula, esto es, de regreso en el mundo al cual hace referencia el autor, resulta claro que el indigenismo y el feminismo, por su estatus equivalente de gestos alternativos y en interdicción en el marco de un mismo contexto político ―aquel, occidental, en que se ejecuta un poder blanco y viril― bien pueden asumirse como trasunto recíproco. En otras palabras: no ocurre simplemente que se presenten dos discursos contrahegemónicos, uno paralelo al otro en su gesto de choque contra la hegemonía, sino que el uno es eco del otro; la reivindicación de lo indígena es, en cierto sentido, una refracción de la reivindicación de lo femenino, y viceversa. Sin embargo, en honor a la verdad, hay que señalar que tal asimilación indio-mujer no es inédita en el discurso literario, o por lo menos, no en el hispanoamericano: las novelas indianistas del siglo xix están, casi en su totalidad, preñadas de una dicotomía asimétrica según las cual un civilizado caballero español seduce a una princesa indígena cuyos rasgos de salvajismo se hacen de algún modo evidentes. Siguiendo un razonamiento de Hulme (1992) podría decirse que se trata, en el caso de ese idilio indianista, de una propuesta discursiva de dominio cultural según la cual, por la renuncia propia de la pasión, la entidad seducida se somete a la presunta superioridad de la entidad cultural representada por el seductor.6 Por lo demás, ello explicaría por qué 6 A beneficio de inventario vale la pena mencionar una interpretación más canónica ―y sin duda menos política― de la asimilación del indio y la mujer en la novela indianista colombiana y latinoamericana; corre por cuenta de Antonio Curcio Altamar, quien, ante las novelas incaicas que el boyacense Felipe Pérez publicó entre 1856 y 1858, concluye que de lo que se trata con el personaje de la india virgen es de una representación de América (Curcio, 1975). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 43 Juan Carlos Orrego Arismendi ―casi siglo y medio después― desaparece el elemento masculino en Finales para Aluna: sin el seductor se imposibilita la sumisión, lo cual de paso representa, así sea muy figuradamente y en proyección, la desaparición del dominador del indio. Finalmente, el que Finales para Aluna proyecte un discurso favorable al indio y en su mayor parte nutrido de elementos de la cosmovisión indígena es un asunto potenciado por el cuarto rasgo del neoindigenismo según Escajadillo (1994), también materializado en la novela de Vivas (2013). Ese rasgo es el de la “complejización” de los recursos formales, que en la novela en estudio se concreta en la conjugación en futuro de los verbos que pertenecen a la voz narrativa principal. Por efecto de ese tiempo gramatical, los hechos de la novela, antes que acciones y materialidades captadas por un personaje, son, en esencia, expectativas cuya existencia “objetiva” es apenas verbal; discurso, en una sola palabra, y discurso cosmovisional. En sentido estricto, nada ha ocurrido en la novela más allá de la ejecución de una voz que anuncia lo que hará. La historia contada es en esencia “palabra”, como los mitos; es el “pagamento” ritual que debe ofrecerse para recuperar los vínculos de armonía entre los seres y cosas del mundo. Con la idea de puntualizar este análisis puede decirse, con base en lo anterior, que las palabras de la novela representan la cosmovisión indígena que ha sobrevivido sin el indio y que se inocula en la cultura materialista occidental. Así, el neoindigenismo negaría la impresión de Mariátegui (1971) de que lo único que ha sobrevivido del pasado aborigen es el “material biológico”; todo lo contrario, ese material no es tan perdurable como la cosmovisión, la cual goza del atributo de proyectarse por el mundo y encontrar vigencia en cualquier comunidad humana. A modo de conclusión Los párrafos precedentes arrojan luz sobre varios hechos literarios, de los cuales interesa subrayar tres para dar cuerpo a esta conclusión. El primero es que en la literatura colombiana ―concretamente en el 44 Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia subgénero de la novela de tema indígena― ha tenido plena manifestación la corriente neoindigenista, sin que importen las diversas opiniones que críticos y lectores en general tengan sobre una presunta inexistencia o precariedad de este tipo de manifestación en el país. El caso de Finales para Aluna permite, con plena legitimidad, desestimar la impresión de dicho vacío. De hecho, es lícito ir más allá de esta declaración de existencia con base en un caso único y suponer que la novela de Vivas (2013) hace parte de una corriente en que se inscriben otros casos. Si el problema de la invisibilidad del neoindigenismo tiene que ver con el trabajo de la crítica —la manera como ella ha usado una categoría—, la potencialidad del objeto por estudiar está, en buena parte, fuera de discusión. El repaso de algunos trabajos críticos adelantado en la segunda sección de este artículo ya dejaba ver que otras novelas, publicadas en las últimas cuatro décadas, podrían haber sido incluidas en un análisis crítico que hubiera implementado la categoría de modo exhaustivo. Además de eso, la exposición anterior también muestra que buena parte de los elementos del neoindigenismo —verbigracia, la relación reflexiva entre el indio y otros actores sociales y la reivindicación del bagaje cultural amerindio— ya se venía preparando desde muchas décadas atrás, incluso desde el siglo xix, y ello obliga a aceptar que debe haber, en Colombia, una importante tradición literaria en la base de Finales para Aluna. El segundo aspecto por resaltar tiene que ver con el hecho de que la novela de Vivas (2013) no solo posee rasgos neoindigenistas, sino que se pliega con exactitud a las características de la corriente enunciadas décadas atrás por Escajadillo (1994). Dicho de otro modo: Finales para Aluna no solo es un caso de la modalidad neoindigenista de la novela latinoamericana, sino que es un caso representativo. De hecho, no solo ocurre que el cumplimiento de los rasgos sea exacto; más que eso, es sistemático: las cuatro características se articulan solidariamente para hacer más contundente el discurso sobre lo indígena emanado de la novela. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 29-48—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 45 Juan Carlos Orrego Arismendi Hay un “mensaje” sobre la necesidad de recuperar los vínculos entre los seres y la tierra que tiene origen en la cosmovisión mɨnɨka; el contenido específico de ese mensaje engrosa el lirismo general de la narración, lirismo que por otra vía recibe el aporte de una trama sentimental femenina; así, se naturaliza en cierto sentido el enfoque femenino de la novela, el cual hace las veces de eco o reflejo del problema indígena, en la medida en que comparte con él una situación de subalternidad; y, finalmente, esa subalternidad es superada por la potencia del discurso emitido —un discurso hacia el futuro—, el cual es proyección susceptible de copar los espacios no indígenas o no femeninos. Allí están, sin más, la presencia del mito, la intensificación lírica, la ampliación del problema indígena y la complejización de los recursos narrativos. La puesta en relieve del mensaje cosmovisional es el último punto que debe ser subrayado. En la exploración conceptual de la primera sección de este artículo se sugirió que existe una especie de disenso crítico sobre si hay una delimitación clara entre las manifestaciones indigenista y neoindigenista de la literatura latinoamericana. Una controversia apreciable, sobre todo, en los puntos de vista de Escajadillo (1994) y Cornejo (2005), el primero de los cuales establece la demarcación mientras que el segundo subsume toda plasmación literaria del indio en la categoría indigenista. El estudio de Finales para Aluna obliga, por supuesto, a terciar en favor de la posición de Escajadillo (1994), pues muestra que hay un hecho radical de por medio a la hora de establecer lo que es una y otra corriente: ese hecho es que el neoindigenismo, que puede ser tan reivindicativo como el indigenismo, no precisa del personaje indígena (esto es, de la representación literaria del “material biológico”), distinguido por Mariátegui (1971). Si el indigenismo necesita ubicar en su centro al aborigen que ha sido privado de los medios materiales para su subsistencia, el neoindigenismo redime un modo de pensar indio, con independencia de quién lo ejecute. Como si se tratara de la materialización de una canónica idea de Lévi-Strauss (1996), en el neoindigenismo los mitos se piensan en la cabeza de los hombres; en su ámbito interesa lo indio antes que el indio. 46 Katharsis Finales para Aluna: un caso de neoindigenismo literario en Colombia Bibliografía Ainsa, F. (1998). 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Hispania, 33(3), 211220. 48 Katharsis Monstruosidad, drogadicción yUniversitaria asesinato en de dosEnvigado narraciones puertorriqueñas Katharsis–Institución Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas Monstrosity, drugs and murder in two Puerto Rican stories Felipe Oliver* Resumen El Killer (2007) de Josué Montijo, y el cuento “Guantes de látex” (2008) de Francisco Font Acevedo, desarrollan un nudo argumental similar: el asesinato sistemático de los adictos a la heroína que pululan en San Juan de Puerto Rico. Ambas narraciones recurren además a la imagen del monstruo para representar al adicto, lo que inevitablemente conduce a las siguientes preguntas: ¿Cómo o de qué manera el adicto llegó a convertirse en el monstruo posmoderno? ¿Cuál es la problemática extraliteraria que posibilita la representación del adicto desde las señales de la monstruosidad? Este trabajo intenta responder a dichas preguntas. Palabras clave: Literatura puertorriqueña, monstruosidad, drogadicción, violencia, José Montijo, Francisco Font Acevedo. Abstract El Killer (2007) by Josué Montijo and the story “Guantes de Latex” (Latex gloves) (2008) by Francisco Font Acevedo, develop a central similar plot: the systematic murder of heroin addicts who swarm in San Juan de Puerto Rico. Both stories also turn to the image of the monster to represent the addict, which inevitably leads to the following questions: How or in what way did the addict become the postmodern monster? What is the extra-literary problem that allows the representation of the addict from the signals of monstrosity? This paper tries to answer these questions. Keywords: Puerto Rican Literature, monstrosity, drug addiction, violence, José Montijo, Francisco Font Acevedo. * Doctor en literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente trabaja como profesor e investigador en el Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Guanajuato. Es vocero del Cuerpo Académico “Estudios de poética y crítica literaria hispanoamericana” y Coordinador Académico de la Maestría en Literatura Hispanoamericana. Cuenta con dos libros publicados. [email protected] Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 49 Felipe Oliver Dos narraciones puertorriqueñas recientes desarrollan un nudo argumental similar: el asesinato sistemático de los tecatos1 que pululan en San Juan. Me refiero a la novela El Killer (2007) de Josué Montijo, y el cuento “Guantes de látex” (2008) de Francisco Font Acevedo. Ambas narraciones recurren además a la imagen del monstruo para representar al adicto, justificando hasta cierto punto los asesinatos. El adicto, al parecer, puede y deber ser destruido. Pero, ¿cómo o de qué manera el adicto llegó a convertirse en el monstruo posmoderno? ¿Cuál es la problemática extraliteraria que posibilita la representación del adicto desde las señales de la monstruosidad? A continuación algunas reflexiones. En El Killer, el asesino es un estudiante de letras llamado Juan Benito Aybar, que súbitamente decide comenzar a asesinar a los adictos aduciendo un motivo simple y contundente: Me siento sofocado, aborrecido y cansado de tanto verlos en la calle con sus caras de muertos, de mártires requemados por el sol, con sus brazos cundidos de llagas, el olor desagradable, los andrajos y ese insaciable apetito intravenoso que los hace pedir dinero donde quiera (Montijo, 2007, p. 8). Desde la óptica de Juan Benito, el asesinato de diecisiete tecatos responde a una necesidad de sanidad social. La capital de la isla se revela a sus ojos como un espacio invadido por una horda de monstruos. De hecho, en el diario en el que registra sus crímenes establece una especie de demonología que conviene recuperar: Los hay de mil colores, formas y olores. Desde los recién estrenados – nuevos en el menester– con ropa limpia y brazos sanos, caminando con aspecto saludable y cierta vitalidad. Otros, ya metidos de lleno en el vicio duro de la heroína, actúan lentos, nerviosos, midiendo el tiempo bajo la dictadura de la angustia que el deseo procura. Oxidados, molidos, con los brazos picados y arratonados por las fauces de la infección. Largos cayos cruzan por sus antebrazos, prietos, chamuscados por la misma aguja que se repite y revienta la carne cauterizada por tanto pinchazo. 1 50 Localismo boricua que designa peyorativamente a los drogadictos. Katharsis Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas Piernas destrozadas, supurando líquidos amarillos, con boquetes que si te fijas bien miras hasta el hueso. El tuétano sabe a químico. Coño. Son los signos más elocuentes del abismo de la carne. Sus miradas se alzan como mórbidas punzadas de jeringas embotadas. Monstruos entre monstruos (Montijo, 2007, p. 85). Lejos de victimizar a los adictos, establece una tipificación a partir del grado de monstruosidad reflejado en sus cuerpos. No es posible humanizar al adicto, la única imagen que permite representarlo es la del monstruo que física y simbólicamente se toma la ciudad. La representación del adicto desde los signos de la monstruosidad es recuperada por Francisco Font Acevedo en el cuento “Guantes de látex”: Al llegar a la altura de un pequeño centro comercial, viré hacia la izquierda y me interné en esa zona mestiza entre Villas de Berwind y Country Club. Aquellas calles parecían haber sido arrasadas por un carnaval. Los que pululaban por allí no pueden llamarse personas; eran monigotes esperpentos, figuras demacradas y viciosas. Un tipo que no había visto tijera y jabón en meses empujaba un carrito de compras lleno de cachivaches. Una pareja con ropas de los años setenta usaba un paraguas como mampara para compartir una misma aguja. Un trío de hijos de puta con cerveza en mano discutían a grito limpio y le hacían gestos obscenos a una prostituta reseca y en los puros huesos. Cúmulos de basura dondequiera decoraban las aceras. Aquellas calles eran la pesadilla de la ciudad (Font, 2008, p.12, 13). Monigotes, esperpentos, figuras demacradas que no pueden llamarse personas; he aquí una descripción tan contundente que no necesita un comentario. El narrador de “Guantes de látex” es un exitoso hombre de negocios, marido y padre “ejemplar”, que mensualmente secuestra a una adicta para conducirla después a su casa, en donde es torturada y asesinada con la activa colaboración de su familia. “Noche familiar” recibe el ritual que congrega a padres e hijos en una celebración en donde el monstruo es destruido con la mayor cuota de violencia posible. Ahora, el que el monstruo refleje horror y rechazo al interior de la burguesía no puede sorprendernos. Como veremos a continuación, el Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 51 Felipe Oliver monstruo en la literatura es el signo por excelencia para representar la crisis social generada por la modernidad. Llegado a este punto, es inevitable emprender un pequeño repaso por la historia de la literatura fantástica. Al respecto, recordar la tesis de Roger Caillois sobre las relaciones recíprocas y continuas entre el género maravilloso, la literatura fantástica y la ciencia ficción es buen punto de partida. De acuerdo con el francés, la literatura maravillosa en Occidente debe entenderse en el marco de un mundo trascendental que aún no había sido codificado, traducido y en última instancia racionalizado por la secularización de las instituciones y la emergencia de un nuevo dios encarnado en los saberes de la ciencia (Caillois, 1970). El hombre pre-moderno desplegaba su experiencia en un entorno en donde la magia, el mito y el milagro aún no habían sido desterrados, por lo que el prodigio formaba parte de la vida diaria (Caillois, 1970). En la literatura maravillosa “el espanto que proviene de la violación de las leyes naturales no tiene ningún lugar” (Caillois, 1970, p. 21), por la sencilla razón de que lo que ahora entendemos como violación constituía entonces la norma. Situación que habría de cambiar radicalmente en los siglos venideros con el acelerado desarrollo de la ciencia y la irrupción de un nuevo paradigma en donde lo verificable demarca la frontera entre lo posible y lo imposible. Así, el hada madrina, la varita mágica y la lámpara maravillosa fueron paulatinamente desterradas del archivo de la literatura para dar paso al fantasma y al juego con el miedo. En efecto, una vez instalado el nuevo orden, la literatura fantástica surgió como una rebelión contra un mundo demasiado plano en donde la ciencia pretendía sin éxito dar cuenta de todos los fenómenos. En los siglos XVIII y XIX, el fantasma se adueñó de la literatura para recordarle al lector que el mundo que suponía del todo clasificado aún escondía misterios inexplicables. Dicho con otras palabras, el evento sobrenatural muestra la vulnerabilidad 52 Katharsis Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas de la ciencia, siendo entonces inevitable que el hombre, despejado de todas sus certezas, experimente temor. Por último, la Revolución Industrial y el fuerte e inmediato impacto que tuvo en el desarrollo de nuevas tecnologías posibilitó un nuevo paradigma en donde la ciencia misma dejó de inspirar confianza y, por el contrario, se convirtió en el agente mismo del miedo. Tal sería, de acuerdo a Caillois (1970), el origen y propósito de la ciencia ficción. Por dar un simple ejemplo conocido, hace apenas unas décadas, James Cameron se anotó su primer gran éxito cinematográfico plateando un futuro cercano en donde la máquina se revela en contra del hombre. El desarrollo tecnológico actualiza el repertorio literario de prodigios, monstruos y criaturas, y modifica la sensación afectiva –cotidianeidad, miedo, lástima–, que su simple presencia generan en el lector. La lectura de Caillois, en términos generales, es congruente. Puede desde luego objetarse que la irrupción de un nuevo género no suplantó de manera definitiva a su predecesor. La literatura maravillosa hoy goza de una envidiable salud, y la ciencia ficción no supuso de ningún modo el fin del relato fantástico. Unificar la literatura maravillosa, la fantástica y la ciencia ficción como las distintas fases evolutivas de un mismo y único “macrogénero” es peligroso, en la medida en que ignora las evoluciones específicas que surgen al interior de cada subgénero. A pesar de todo, la relación que lo maravilloso, lo fantástico y el relato de anticipación guardan respectivamente con la ciencia parece difícil de rebatir. Especialmente cuando ponemos el énfasis en la ciencia ficción y en uno de sus temas predilectos: la creación artificial de la vida y la creación de vida artificial. En ese sentido, podríamos incluso trazar una genealogía histórica que, siempre a partir de los nuevos avances de la ciencia, va del monstruo creado a partir de materia inanimada al autómata, de este al robot y del robot al cyborg. Por último, la ingeniera genética y la investigación de las células madre abrió el campo para que el clonado irrumpiera en gloria y majestad. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 53 Felipe Oliver Caillois (1970) pone el centro de atención en la crisis de la modernidad originada por el cambio de paradigma de lo trascedente a lo inmanente. Si en sus orígenes la ciencia ofreció una alternativa al temor por la trascendencia que el poder explotó en beneficio propio a través de la magia, la superstición y finalmente la religión, la inmanencia de la ciencia pronto dejó de inspirar certeza para inspirar temores indescriptibles. Por consiguiente, el monstruo es el resultado de la crisis de la modernidad. Ahondemos en esta dirección. De acuerdo con Michael Hardt y Antonio Negri (Hardt & Negri, 2000), en su conocido trabajo Empire (2000), la modernidad es resultado de la tensión entre la revolución humanista de un deseo inmanente que intenta liberar al hombre de la explotación laboral y la manipulación ideológica, y una contrarrevolución de carácter absolutista que pretende regular el conflicto para someter a la masa mediante nuevos discursos trascendentes (la nación, el pueblo, la civilización, la sociedad libre…). El conflicto, al parecer irreconciliable, encontró su resolución a través del imperialismo, que permitió la liberación del hombre europeo a costa de la explotación del otro. Esta contradicción generó una crisis permanente que es, en sí, el sello distintivo de la modernidad. Bajo este punto de vista, el experimento fallido de un científico loco y/o egocéntrico, y cuyo paradigma por excelencia es el monstruo creado por el Dr. Frankenstein, pone sobre el tapete el problema moral e incluso teológico del desarrollo tecnológico. La criatura, amorfa y grotesca, supone la prueba tangible que reafirma la dimensión trascedente que el hombre moderno se obstina en refutar. Dicho con otras palabras, el monstruo debe reflejar en su corporeidad las señales de la degradación política, económica, teológica y social de su época. Afirmar que el monstruo es el resultado de la crisis de la modernidad no constituye ninguna novedad. Sin embargo, y aquí es donde me interesa profundizar, la lectura no puede estancarse en la dimensión ideológica, en el temor y la amenaza que el cambio de paradigma inspira a las clases sociales dominantes. Los “descendientes directos” 54 Katharsis Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas del monstruo como el robot, el cyborg o el clonado, tienen mucho que decir al respecto a los modos de producción económica propios del capitalismo. Si el monstruo creado por Frankenstein en el siglo XIX es un amasijo amorfo y grotesco de jirones humanos que contrasta con la aparente perfección del cyborg y/o el clonado del relato de anticipación del siglo XX, no debe entenderse únicamente como el perfeccionamiento de la ciencia que permite, a un siglo de distancia, evadir los errores que malograron los experimentos anteriores. La perfección del cyborg y el clonado representa, ante todo, un nuevo estadio de la crisis de la modernidad en donde importa muchos menos jugar a dios que aumentar por cualquier medio el capital. El problema, moral en sus orígenes, muy pronto se volvió netamente económico. Cualquier lector podría citar por lo menos un texto literario construido en torno al desarrollo de una supuesta sociedad perfecta en donde las máquinas, los androides o los humanoides posibilitan el crecimiento ininterrumpido y pacífico de la producción de bienes y servicios (hasta el momento, claro, en que la vida artificial alcanza un grado tal de sofisticación que adquiere autoconciencia y se revela en contra de su creador). Por ahora, baste con recordar que una de las características esenciales del “mundo feliz” imaginado por Aldus Huxley, consiste en la clonación de obreros genéticamente diseñados para aceptar la explotación con pasividad. Mediante la ingeniera genética, el capital aumenta sin necesidad de desplazar los conflictos sociales a las regiones marginales, a las colonias. En la novela de Huxley, el espacio que ha quedado fuera de la “sociedad perfecta” es considerado como simple naturaleza, salvaje y carente de interés, y no como el “patio trasero” lleno de potenciales esclavos nativos destinados a liberar al obrero local de la explotación. La utopía consiste en la posibilidad de imaginar la expansión del capital sin el subsecuente conflicto civil, en despojar a la modernidad de su componente congénito: la crisis. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 55 Felipe Oliver Ahora, el colapso de la modernidad no necesariamente supone la extinción de los monstruos literarios. Al contrario, han regresado a la literatura (o mejor dicho nunca salieron de ella), para representar ahora la crisis de la posmodernidad. Recuperando una vez más a Hardt y Negri (2000), el tránsito de la modernidad a la posmodernidad implica esencialmente la disolución del imperialismo y la subsecuente emergencia del imperio. En efecto, en la actual fase de la expansión del capital, los antiguos imperialismos, en su momento delimitados geográficamente a pesar de su vastedad a través de múltiples fronteras, y política y culturalmente diferenciados y legitimados desde la subjetividad del estado-nación, comienzan a desdibujarse gracias a la paulatina interrelación y globalización de los procesos de producción económica y de la unificación de los marcos jurídicos que regulan dichos procesos. El imperio se define entonces como una red omnipresente que interviene y dirige prácticamente todas las esferas de la vida contemporánea, desde la creación de la vida y la subjetividad, hasta la administración de la ley y la producción de bienes y servicios. El imperio está en todas partes y al mismo tiempo en ninguna. Y su componente congénito, la crisis, es también omnipresente, pues no existe ahora la posibilidad de trasladar el conflicto a otro lugar. De ahí que Puerto Rico sea tan oportuno como cualquier otro espacio para pensar los avatares del mundo contemporáneo. El imperio es incapaz de dividir a la población en “ciudadanos libres” y sujetos explotados. Por lo tanto, la única manera efectiva de expandir el capital consiste en la inclusión de toda la población en la producción de bienes y servicios. Hoy todos formamos parte del imperio, todos sufrimos de la explotación y las diferencias se reducen a una cuestión de grado. Esta digresión, acaso algo larga, ha sido necesaria para entender por qué el tecato ha sido revestido con las señas unívocas de la monstruosidad en las narraciones puertorriqueñas que ahora nos 56 Katharsis Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas convocan. Más concretamente, por qué el tecato es la figura idónea para representar, desde la monstruosidad, la crisis en la posmodernidad. Si el clonado se convirtió en el obrero perfecto que aumentaba el capital sin necesidad de recurrir a la explotación, el adicto es su antítesis por razones más o menos obvias: una vez que la adición alcanza su punto más álgido se convierte en un sujeto incapaz de producir, pues ningún beneficio puede extraerse de su cuerpo. Hace ya varias décadas Walter Benjamin identificó la paradoja del obrero moderno al señalar su imposibilidad de consumir aquello que produce (Benjamin, 1972). Con el tecato ocurre lo contrario: consume sin producir. Y consume en abundancia. Ahí está en la calle exigiendo el dinero de los demás para seguir consumiendo, dispuesto a robar e incluso a asesinar para saciar su demanda. El adicto se alimenta del trabajo de los otros sin entregar nada a cambio. Sería tentador comparar al tecato con el zombi,2 pues este se alimenta también (del trabajo) de los vivos. Pero no nos confundamos; la imagen del muerto-vivo transitando con paso torpe por toda la ciudad, asesinando y devorando cerebros a mansalva, constituye una grosera deformación hollywoodense del zombi original. De acuerdo con la tradición oral haitiana, el objetivo mismo de la zombificación consiste en inhibir la voluntad de la víctima a través de la brujería para esclavizarlo en las plantaciones de azúcar. El zombi sería entonces la versión ancestral, rural y realmaravillosista caribeña del robot y el clonado utilizado en Occidente como obrero industrial. El zombi produce, de hecho es lo único que hace, mientras que el tecato consume sin entregar nada a cambio. Más aún, el zombi es una figura premoderna en todos los sentidos: desempeña un trabajo manual en un entorno natural a fin de extraer materias primas, y el cúmulo de fuerzas y dispositivos de control que posibilitan su 2 Existe un excelente artículo Lars Bang Larsen sobre la figura del zombi en el marco del trabajo y el capital, que pongo a disposición del lector en la bibliografía. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 57 Felipe Oliver explotación consisten en la magia y los hechizos. El tecato es una figura posmoderna que está más allá del trabajo, y que no puede ser absorbido en la jerarquía orgánica del cuerpo político. Incluir al adicto en el imperio es imposible dada su improductividad. Es el único sujeto que no puede ser explotado. Desplazarlo (¿a dónde?), tampoco es una opción viable: las heterotopías creadas por la sociedad disciplinaria moderna para contener a los sujetos que se desvían de los parámetros aceptados como normales –la hoy día extinta isla de los leprosos, la cárcel, el hospital siquiátrico, el centro de rehabilitación contemporáneo– están repletos de ellos, y en última instancia la estadística demuestra con contundencia que la rehabilitación (moral, física, social…) efectiva se consigue en un mínimo de casos.3 Por último, ignorarlo es también imposible, pues el tecato se multiplica y expande sin cesar, como el capital mismo. La solución, lo mismo en El killer que en “Guantes de látex”, consiste en eliminarlo. Desde la lógica del capital, el adicto, más que un resultado de los procesos segregacionistas a los que conduce el ritmo esquizoide que impone la producción, es un sujeto desechable. Un parásito. Si previamente constatamos que en ambos relatos el tecato es caracterizado desde la monstruosidad, es necesario ahora afirmar que los victimarios, por el contrario, presentan los “rasgos inconfundibles” de la “normalidad”. En el caso de “Guantes de látex”, la familia es presentada desde los parámetros estereotípicos de la familia modélica moderna: rica, blanca, integrada y feliz. La representación es incluso 3 58 En sus orígenes, el sida aportó también sus monstruos a la literatura. Al tratarse de una enfermedad irreversible que deterioraba notablemente los cuerpos de los contagiados, estos se veían condenados a la improductividad. Es el caso, por ejemplo, de Salón de belleza (1994) de Mario Bellatin, novela sobre un grupo de enfermos en estado terminal que hacinados en un antiguo salón de belleza esperan pasivamente la muerte. Las descripciones de los personajes son lo suficientemente monstruosas para generar el contraste con la belleza a la que alude el título. Más aún, a través de la destrucción de la carne, el texto replantea un nuevo concepto de belleza opuesto a la sanidad en la que se fundaron los criterios estéticos en la época clásica. Sin embargo, en la medida en que los estados han ido acogiendo a los sidosos bajo su cuidado, retardando los efectos de la enfermedad (sin dejar de reconocer deshonrosas excepciones, como los países africanos o Haití), reintegrando al sujeto a la economía, la monstruosidad ha salido en busca de nuevos significantes. Katharsis Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas caricaturesca: el padre, un exitoso hombre de negocios, pieza clave de una firma transnacional, la madre amorosa y hacendosa en el hogar, los muchachos sanos y seguros, la nena mimada sin llegar a ser caprichuda. Como telón de fondo, una lujosa casona en el mejor barrio residencial de San Juan, el Mercedes Benz, el Jaguar y el BWM en el garaje. A través de la descripción, la narración pretende evocar un afecto, una simpatía, o, en última instancia, una identificación dirigida no específicamente a los personajes pero sí a su estilo de vida. El relato actualiza un significante tan reconocible como deseable, y harto legitimado por su constante repetición en los medios masivos de comunicación. La familia en “Guantes de látex” es mítica. Ya Roland Barthes, en su brillante análisis semiológico sobre el mito, definió este como un concepto que ha sido despojado de su carga histórica y de sus orientaciones políticas concretas, para posteriormente ponerlo a funcionar bajo el valor de lo natural, de lo verdadero atemporal (Barthes, 1957). El mito, poco importa que se trate de una imagen, un texto escrito o film cinematográfico, impone un modelo de organización social determinado revestido con el manto de lo neutro, de lo universal. Por consiguiente, el que la noche familiar consista en secuestrar, torturar y asesinar a un adicto pretende producir un desconcierto que, en una primera lectura, podríamos identificar con la desmitificación de esa imagen ideal y feliz. El mal social está tan arraigado que incluso su institución primigenia, la familia, ha sido penetrada. Mejor aún, el mal que aqueja a la sociedad parte del interior al exterior, de la casa a la calle: ergo, el adicto es sólo una víctima de una enfermedad mayor, el síntoma pero en ningún caso el mal primigenio. Pero podemos recorrer también la dirección opuesta y atribuir el desconcierto a la irrupción siniestra de un deseo que por convención social estamos obligados a reprimir. Puertas afuera deploramos el asesinato de los tecatos, defendemos sus derechos, criticamos al estado por no acogerlos en su seno, pero puertas adentro simpatizamos con la Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 59 Felipe Oliver familia por combatir al monstruo. Después de todo, el tecato aparece despojado de toda humanidad, no tiene nombre ni voz, al parecer ni siquiera entendimiento, ya que se conduce como un autómata. Como figura mítica es bastante más efectiva y mejor lograda, pues no tiene matices, es cien por ciento neutro. Su conducta es puro instinto, pura necesidad, pura naturalidad. No estamos aquí ante el monstruo creado por Frankenstein o los robots de la ciencia ficción que demandan afecto y obtienen rechazo, generando así la compasión del lector. En el relato el adicto es el mal, punto, la amenaza anónima que se toma física y simbólicamente la ciudad, que obliga a los “buenos” ciudadanos a replegarse y atrincherarse a fin de preservar su integridad. En el caso de El killer, el asesino no se deja clasificar tan fácilmente. De hecho, la novela incluye un perfil sobre Juan Benito Aybar, realizado por un periodista especializado en criminalística, a quien el propio asesino habría contactado antes de suicidarse para remitirle el diario en el que registraba la bitácora de sus crímenes. Esto supone un cambio en la focalización de la narración, la oportunidad de recibir como lectores un contrapunto que permita entender cómo o por qué un estudiante de letras, al parecer común y corriente, comenzó a asesinar a los adictos. El resultado es poco convincente: al examinar la biografía del asesino en busca de evidencia científica que permita explicar su conducta criminal, el periodista no logra encontrar nada, ni siquiera un pálido indicio de una psicopatología. A falta de mejores argumentos en el plano personal, procede entonces a reflexionar sobre la enfermedad moral que padece la sociedad en su conjunto, valiéndose de argumentos tan poco convincentes como la violencia de los videojuegos, del cine y la televisión. Curiosamente (¿o es un acto deliberado?) al abrir el análisis a una dimensión social evade el problema central: la producción, distribución y consumo de la heroína al interior de San Juan. Discutir el conflicto real, las drogas, permitiría entender a los adictos como la consecuencia y no el origen de un mal mayor y anterior, les restituiría 60 Katharsis Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas su humanidad, pues se convertirían efectivamente en personas y no en simples “deambulantes y desafortunados usuario de drogas” (Montijo, 2007, p.122), término políticamente correcto que el periodista emplea al pasar para referirse a las víctimas de Juan B. Una vez más, emerge una estrategia retórica propia del mito que Barthes (1957) denomina vacuna, y que consiste en admitir un mal menor para esconder un mal mayor. El periodista, burgués a fin de cuentas, asume la obligación moral de denunciar la corrupción social, pero en realidad la enmascara al intentar, sin éxito, tipificar al asesino como un psicópata estándar cuyos móviles no deben generar empatía. El periodista no va al fondo del problema porque la burguesía saldría afectada y el adicto redimido, pues, si bien es cierto que el asesinato de diecisiete adictos debe ser reprobado, las acciones de este traslucen un problema social que exige mayor atención y que el periodista prefiere evadir. En síntesis, el asesino presenta matices al tiempo que el tecato no puede ser despojado de su monstruosidad. El primero se rehúsa a ser clasificado, el segundo es la representación natural –o sea no politizada, no problematizada en el texto– del mal. El primero reacciona ante lo que percibe como la amenaza que encarna el segundo. En ambas narraciones los asesinos representan a los defensores del orden convencional, del estilo de vida de la burguesía, del modelo familiar y social creado por la modernidad. Esto no es nuevo; ya Franco Moretti, en “Dialectic of fear”, calificó al asesino de monstruos como el representante de todos, obcecado e intolerante frente a cualquier forma de vida alternativa (Moretti, 2005). En el tránsito de la modernidad a la posmodernidad los signos no se han modificado sustancialmente: el monstruo sigue representando la crisis y su asesino el restaurador del orden. El conflicto moral continúa girando en torno al horror de la burguesía frente a la implosión de su universo cultural. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 61 Felipe Oliver Sin embargo, las cargas afectivas han cambiado de dirección. El monstruo del pasado inspiraba compasión, detrás de su apariencia grotesca yacía un alma bastante más humana que la arrogancia autosuficiente y racista de su verdugo. Por el contrario, en las narraciones puertorriqueñas que ahora nos ocupan los monstruos han sido despojados de cualquier rasgo o gesto que pudiese humanizarlos, y los asesinos reciben los matices suficientes para romper con el maniqueísmo. La razón del cambio responde la imposibilidad por desplazar el conflicto, por evitar el contagio. No hay que olvidar que la criatura creada por Frankenstein negocia con su creador la eventualidad de huir a donde jamás pueda ser encontrado, siempre y cuando este le conceda una pareja. El otro gran ícono de la literatura gótica, Drácula, vive al oriente del río Danubio, afluente natural que a lo largo de la historia ha funcionado como una frontera cultural que separa el mundo “civilizado” (blanco, moderno y occidental) de los bárbaros. 4 Desde luego, es lícito preguntarse si la brutalidad del conde es ignorada en Inglaterra, o más bien es tolerada porque ocurre en otro lugar. Después de todo, los restauradores del orden no reaccionan ante el cautiverio de Harker y solo deciden atacar al conde cuando contagia en Inglaterra a Lucy. El monstruo del siglo XXI no puede generar simpatía ni mucho menos compasión porque el contagio ya está aquí, porque no existe la opción de desplazar el conflicto, de concederle una oportunidad al monstruo alejándolo del espacio “puro” que aún deseamos preservar. Por último, cabe resaltar la ausencia de la ciencia en ambos relatos. Para representar al monstruo no ha sido necesario recurrir a científicos locos, experimentos fallidos, laboratorios y probetas, catástrofes ecológicas o nucleares. Las narraciones hasta ahora revisadas tienen la huella de la inmediatez. En El killer, los diferentes discursos que soportan la novela son el diario del asesino, la nota periodística y 4 62 Al respecto, véase el artículo de Fernández Retamar citado en la bibliografía. Katharsis Monstruosidad, drogadicción y asesinato en dos narraciones puertorriqueñas una carta redactada por el propio asesino, en donde confiesa sus crímenes antes de suicidarse. Por decirlo de algún modo, son discursos sociales que rehúyen de la fantasía para poner el énfasis en la realidad inmediata. Por su parte, “Guantes de látex” recupera el formato de la crónica urbana. En la literatura posmoderna el monstruo ya no necesita de la ciencia ficción para apoderarse de la literatura. El relato de especulación, y esto es sólo una intuición crítica, se ha convertido en un relato de constatación. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 49-64—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 63 Felipe Oliver Bibliografía Bang Larsen, L. (2010). Zombis del trabajo inmaterial: el monstruo moderno y la muerte de la muerte. E-flux journal, 15, (pp.1-13). . Recuperado de: http://e-flux.com/journal/ view/131. Barthes, R. (1957). Mythologies. París: Les Lettres nouvelles. Benjamin, Walter. (1972). “El país del segundo Imperio en Baudelaire”. (J. Aguirre). Poesía y capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Taurus. Caillois, R. (1970). Imágenes, imágenes. Buenos Aires: Sudamericana. Fernández Retamar, R. (2000). De Drácula, Occidente, América y otras invenciones. En Elzbieta Sklodowska y Ben A. Heller (Eds), Roberto Fernández Retamar y los estudios latinoamericanos (pp. 353-367). Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana. Font Acevedo, F. (2008). Guantes de Látex. En La belleza bruta. (pp. 11-16). San Juan de Puerto Rico: Ediciones Tal Cual. Hardt, M. & Negri, A. (2000). Empire. Massachusetts: Harvard University Press. Montijo, J. (2007). El Killer. San Juan de Puerto Rico: Ediciones Callejón. Moretti, F. (2005). Dialectic of fear. En Sings taken for wonders. On the sociology of literary forms (pp. 83-109). New York: Verso. 64 Katharsis Identidad docente Katharsis–Institución en autobiografías de tres generacionesdedeEnvigado profesorado universitario en Universitaria Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Colombia Teacher Identity in Autobiographies of three generations of university teachers in Colombia María Elvia Domínguez Blanco* Sigifredo Ospina Ospina** Resumen Este trabajo tiene como propósito mostrar los aportes de la investigación biográfica-narrativa, para explicar la identidad del profesorado universitario desde un enfoque de género. Expone el ciclo de transformación biográfica de tres generaciones de profesores, en cuanto a expectativas familiares y oportunidades locales para elección y trayectoria por la docencia. Muestra las tensiones entre la familia vs. trabajo, vocación vs. precarización y transmisión vs. innovación. El corpus narrativo comprendió 48 autobiografías, distribuidas paritariamente por sexo en tres cohortes de profesores: de 26 a 35 años, de 36 a 45 años y de 46 años en adelante, de una Especialización en Docencia Universitaria en las ciudades de Barrancabermeja, Bogotá, El Espinal, Medellín, Quibdó, Villavicencio, Santa Marta y Santiago de Cali. Palabras clave: autobiografía, género, generación, identidad docente, universidad * Psicóloga y Magister en estudios de género de la Universidad Nacional de Colombia. Docente desde 1989 en la misma universidad. Directora de Bienestar Universitario de la Facultad de Ciencias Humanas (2009-2014). Investigadora adscrita al departamento de psicología, vinculada como investigadora al Centro de Estudios Sociales, con el grupo Psicología y Ciudadanías incluyentes. [email protected], [email protected]. **Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, Especialista en Docencia Universitaria de la Universidad Cooperativa de Colombia, Bogotá, Magister en Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, Doctorando en Lenguaje y Cultura de la Universidad Pedagógica y Tecnológica, sede Tunja. Docente en la especialización de docencia universitaria de la Universidad Cooperativa de Colombia, sede Bogotá. [email protected]. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 65 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina Abstract This paper aims to show the contributions of the biographical-narrative research to explain the identity of university teachers from a gender perspective. It presents the biographical transformation cycle of three generations of teachers, in terms of family expectations and local opportunities for career choice and teaching career. It depicts the tensions between family and work; vocation and precariousness; and transmission and innovation. The narrative corpus contained 48 autobiographies, distributed in equal proportions by sex in three cohorts of teachers: 26 to 35 years, 36 to 45 years and 46 years or more, in a Specialization in Higher Education in the cities of Barrancabermeja, Bogota, EL Espinal, Medellín, Quibdó, Villavicencio, Santa Marta and Santiago de Cali. Keywords: Autobiography, gender, generation, teaching identity, university. Introducción En Colombia, durante el siglo XX, la enseñanza superior experimentó un gran crecimiento debido a la consolidación del estado-nación, la división del trabajo, los movimientos de renovación científica y la inclusión de mujeres. Entre 1925 y 1940, ingresaron mujeres docentes a las universidades de Cartagena,1 Bogotá, Medellín y San Juan de Pasto. Este proceso de expansión estuvo marcado por la diversificación de la oferta educativa y el incremento paritario de la matrícula femenina, que alcanzó el 52% en 1990 (Arango, 2006). Los estudios de Ferro (1989) sobre la educación universitaria, el de Bonilla-Castro (1983) acerca de la mujer en la educación superior y el mundo del trabajo y el informe Mujeres Latinoamericanas en cifras (Valdés & Gomáriz, 1993) visibilizaron la segregación vertical por sexo en la enseñanza: las maestras ocuparon casi el total de la educación preescolar, más de tres cuartos en primaria, casi la mitad en secundaria y un poco más de un cuarto en la universidad. Quince años después, la investigadora María Ema Wills confirmó una fuerte segregación en la participación, en la función docente universitaria femenina, así: 14% 1 66 Paulina Beregoff, primera docente extranjera en la Universidad de Cartagena, 1925 (Piñeres de la Ossa, 2002). Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en en 1970, 24% en 1985, 27% en 1990, 28% en 1994 y 33% en 2002. Estos porcentajes son los más bajos de América Latina y del Caribe (Wills, 2007). Las investigaciones colombianas acerca de la docencia universitaria, desde un enfoque biográfico-narrativo, incluyeron la crítica feminista en cuatro campos (Domínguez, 2011): (1) estudios biográficos acerca de docentes pioneras en la enseñanza universitaria; (2) identidad y cambio en las trayectorias del profesorado; (3) las relaciones de poder y la innovación curricular, y (4) la experiencia de docentes feministas en las prácticas pedagógicas y la producción de conocimiento en ciencia y tecnología. Otras investigaciones han mostrado la necesidad de incluirla relación entre esferas doméstica y laboral, al visibilizar las historias de vida como las primeras docentes universitarias en Colombia (Guerrero, 1999; Cohen, 2001; Piñeres de la Ossa, 2002). Sin embargo, los estudios acerca de la identidad profesoral no han incluido las diferencias de género, porque ambos sexos tienen igual acceso en pregrado. Según Cruz y Moreno (2013), las docentes universitarias mantienen un lugar secundario en el campo profesional, la producción de conocimiento y la formación en posgrados. Para el siglo XXI, la pregunta por el docente universitario se vincula a la renovación institucional para adecuar sus prácticas a sociedades globalizadas, pero deben proyectar el avance de la educación en el sentido del mundo pensado: el prisma del mundo mental del profesor(a) y sus iridiscencias. Es decir: ¿qué concepción tiene del mundo para el cual forma estudiantes? ¿Cuáles son los motivos que soportan su práctica como docente? ¿Qué ganancias sociales aportan al mantenimiento de su ejercicio docente? ¿Qué futurización hace de sus estudiantesprospectos? ¿Qué entiende por compromiso?, etc. (Ospina, 2004, p. 8). Así que para la presente investigación se plantearon los siguientes interrogantes, acerca de la socialización profesional y la función docente en cuanto a: ¿existieron expectativas y Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 67 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina oportunidades diferentes para hombres y mujeres cuando cursaron una carrera y optaron por la docencia universitaria? ¿Cuáles fueron las identificaciones con la profesión docente en las trayectorias laborales? ¿Hubo tensiones o compatibilidades en la relación familia y trabajo? Para responder las anteriores preguntas, entre 1998 y 2000, Ospina (1998, 2000) recolectó 250 autobiografías de profesores de ocho ciudades colombianas.2 Estos relatos fueron clasificados en cuatro tipos de narrativa: explicativa, annal,3 crónica y relato de vida, excluyendo los que no tenían cronología. Los investigadores clasificaron 183 de estos relatos por sexo y edad, encontrando tres tipos de trayectorias: cátedra, tiempo completo y la docencia como complemento de la actividad laboral. Entre 2000 y 2002, el análisis de trayectorias permitió seleccionar cuarenta y ocho narrativas (48) que cumplieron con el ciclo de transformación biográfica, usando dos actos lingüísticos: referencialidad y evaluación. La función referencial “consiste en la descripción de acontecimientos en orden temporal. La función evaluativa, los refiere al presente valorando el significado de hechos sociales y personales” (Labov & Walletzky, 1967, citados en Kholi, 1995, p.181). Identidad docente e investigación biográfica-narrativa en Educación Superior Para Kholi (1995) “la narración de una vida hace parte de la estructura simbólica, refiere la identidad en forma de imágenes, las cuales garantizan continuidad y consistencia en diferentes estadios 68 2 Los relatos se llevaron a cabo en el módulo de Comunicación y Docencia del profesor Sigifredo Ospina, quien realizó una investigación sobre perfiles e imaginarios del docente colombiano para la Especialización en Docencia Universitaria de la Universidad Cooperativa de Colombia, entre 1998 y 2000. 3 Citado en francés por Jerome Bruner, al referirse a la Escuela de los Annales, corriente historiográfica fundada por Lucien Febvre y Marc Bloch en 1929 (Bruner & Wiesser, 1995). Es decir, fueron excluidos los relatos en forma de annal y crónica (en los cuales aparecían datos biográficos sin evaluaciones) (Linde, 1993). Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en biográficos y posiciones del espacio social” (p. 180). De acuerdo con Goodson (2004), el objetivo del estudio de vidas del profesorado consiste “en localizar el propio relato del profesor o la profesora en el marco de un análisis contextual más amplio” (p. 50). En este sentido, es necesario diferenciar el relato de vida de la historia de vida: “el relato de vida es la ‘narración sobre nuestra vida’ y ‘la historia de vida es un empresa llevada a cabo en colaboración, que requiere la revisión de una gran variedad de evidencias’ para situarla en un contexto” (Goodson, 2004, p. 50). Este tipo de investigación permitió dar cuenta de la incidencia de los cambios educativos en la subjetividad docente, examinar las influencias socializadoras en la formación del profesorado y mostrar las diferencias en las construcciones identitarias, analizando la relación entre esfera pública y privada. Según la revisión de Knowles (2004), la investigación biográficanarrativa se ha centrado en historias de docentes de primaria y secundaria. Con estas investigaciones se ha buscado el mejoramiento de los currículos (Butt, Raymond, McCue & Yamagishi, 2004) y de la práctica docente (Ospina, 1998, 2000; Ficcardi de Angeli & Elgueta, 2009; Mejía 2009). En ambos casos, es aceptado el ciclo de transformación biográfica como una de las vías para comprender el comportamiento del profesorado y sus estrategias de manejo del aula, partiendo de las experiencias familiares y escolares: los significados colectivos de estas experiencias se transforman, aumentan y generalizan para convertirse en modelos familiares, modelos docentes positivos y negativos o en la filosofía educativa personal. A su vez, los constructos de los modelos y las filosofías se transforman en ideas para trabajar en el aula (Butt, Raymond, McCue & Yamagishi, 2004, p. 194). Middleton (2004) demostró que las historias de vida han resultado útiles para “construir conocimiento desde la experiencia personal” (p. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 69 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina 64) en la pedagogía radical feminista.4 Ella usó su autobiografía como recurso investigativo “porque ofrece la visión de la docencia como una profesión en la que la construcción de género es fundamental en el contexto socio-histórico de Nueva Zelanda” (Goodson, 2004, p. 59). Sandra Acker también uso su autobiografía para estudios pioneros en género y educación en el Reino Unido (Acker, 2000).5 De igual manera, las autobiografías han sido útiles en las luchas pedagógicas frente a la segregación por raza y orientación sexual, como en los estudios indigenistas de las profesoras Dudgeon, Oxenham y Grogan (1999) citadas en Luke (1999), en Australia, y la visibilización de identidades docentes no hetero-normativas en Argentina (Flores, 2005), Estados Unidos y Reino Unido (Eisenstein, 1999; Ellsworth, 1999; Lather, 1999 y Epstein & Johnson, 2000). En Colombia, desde 1980 las investigaciones sobre los maestros colombianos demostraron la construcción contradictoria del imaginario docente en primaria y secundaria. Los estudios pioneros de Parra (1981, 1986), identificaron rupturas entre la realidad de la profesión, la práctica pedagógica y la imagen social, sacralizada o secular, concluyendo que “las distinciones entre una imagen sacralizada y una secular dependen de la edad: a mayor edad predominan valores cívicos y éticos, frente al desarrollo de habilidades socio cognitivas en docentes más jóvenes en contextos urbanos/rurales e industrializados/ no industrializados”. Más adelante, Gualdrón de Aceros y Reyes (1999) caracterizaron al educador santandereano en cuanto a sus concepciones y prácticas pedagógicas, para contribuir a la formulación de políticas, proyectos y programas que favorecieran la cualificación de su ejercicio 70 4 Como ilustración de esta práctica investigativa, utilizó su autobiografía para dar cuenta de “la producción de una pedagogía feminista socialista en el contexto especifico de Nueva Zelanda después de la segunda guerra mundial y del proceso de teorización del currículo que puede ser valioso para el profesorado a la hora de teorizar su propia práctica” (Middleton, 2004, pp. 64-65). 5 Realizó investigaciones acerca de las mujeres docentes en el sistema educativo urbano y rural (primaria, secundaria y universitaria, así como la discriminación de género en los textos escolares en el Reino Unido. Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en profesional. A partir de esta investigación cualitativa, plantearon que “los educadores para el siglo XXI deben ser ‘personas’, seres que establezcan nuevas relaciones intrapersonales, interpersonales y con el conocimiento… asumir el reto de convertirse en agentes, en formadores de mentalidades emprendedoras que puedan ir al ritmo de los avances del conocimiento y de la ciencia en el panorama mundial” (Gualdrón de Aceros & Reyes, 1999, p. 7). Finalmente, Ospina (2004), desde el enfoque tricerebral de las competencias docentes planteado por De Gregori (1998) y Velandia (2000), mostró la dinamización del aula lograda por profesores de la Universidad Cooperativa de Colombia. En catorce ciudades del país utilizó didácticas para desarrollar funciones lógico-analíticas, creativas y operativas. Esta perspectiva integradora de las potencialidades de los estudiantes en la Especialización en Docencia universitaria, respondía al diagnóstico previo de clarificar los fines de la educación y los criterios de educabilidad y enseñabilidad del profesorado. En América Latina, otros estudios inspirados en la pedagogía crítica investigaron los dilemas de la identidad docente como sujetos de control simbólico ¿opresor o emancipador?, ¿transmisor o innovador? o ¿trasmisor o formador?: el docente como censor o libertario en Remedí, Aristi, Landesman, Castañeda & Edwards (1987); el docente como ideal del yo, en Jiménez-Díaz (1994) y el docente como subalterno empoderado, en García (1995). Estudios posteriores confirmaron que la identidad docente presenta paradojas y ambigüedades, como el dilema ¿formación o capacitación? en Una mirada biográfica a la función del docente universitario, de Álvarez (2009) y La satisfacción de un profesional insatisfecho, de Molina y García (2010). Según estos últimos investigadores, la vocación es el recurso retórico que da continuidad a las trayectorias docentes con “un relato constante con al menos tres continuos que actúan permanentemente de manera ambigua; una relación contradictoria entre la satisfacción moral y la insatisfacción material de la profesión; orgullo de la profesión, desencanto de la Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 71 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina remuneración; una permanente evocación del pasado…y una decisión permanente por actualizarse ad infinitum” (Molina & García, 2009, pp. 5-6). Género y escritura autobiográfica Como se mostró anteriormente, la historia de vida ha sido un recurso investigativo y reflexivo de creciente utilización en la pedagogía crítica, al incorporarla como campo de conocimiento emergente (BolivarBotía, 2002; Goodson, 2004). En el lenguaje no técnico, la noción de historia de vida se puede entender como “los acontecimientos que han llevado a ser lo que soy,” (Linde, 1993, p. 20) o, más precisamente, “lo que usted debe saber de mí para conocerme” (Linde, 1993, p. 20). De acuerdo con el giro narrativo en Ciencias Sociales, Bruner y Weisser (1995) plantearon que las “vidas” son textos abiertos a diferentes interpretaciones, con propiedades formales y de contenido. Por ello, consideraron útil la distinción de la escuela francesa entre annales, chroniques e histoires: “los primeros, comprenden a una serie de acontecimientos seleccionados y aproximadamente fechados; las segundas, contienen conglomerados de significados para estos acontecimientos; y los terceros, son recuerdos sistemáticos del carácter moral del orden de cosas en que se desarrollan las chroniques” (Bruner & Weisser, 1995, pp. 178-179). Desde la lingüística, Labov y Waletzky (1967) citados en Kholi (1995), propusieron dos funciones en los relatos personales: una referencial, que contiene elementos como los personajes, los eventos y el contexto, y otra evaluativa, relacionada con la importancia o el interés del acontecimiento. Si bien este enfoque ha tenido amplia acogida en la caracterización de los relatos de vida, ha sido criticado por su carácter normativo y excluyente de otras formas de narración. Así, Linde (1993) propuso como definición de historia de vida el conjunto de relatos y unidades discursivas asociadas, como las explicaciones y las crónicas, y las conexiones entre estas, enunciadas 72 Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en por una persona durante el curso de su vida que cumplen los siguientes criterios: 1. Los relatos y las unidades discursivas asociadas contienen un punto de evaluación primaria desde el hablante, que no corresponde a opiniones generales sobre el mundo. 2. Los relatos y las unidades discursivas asociadas tienen amplia difusión, es decir, son contados una y otra vez durante un largo periodo de vida (p. 7). Según esta autora, los relatos de vida (life stories) pueden contener diferentes unidades discursivas: narrativas o relatos, crónicas y explicaciones, informes y notas de cuaderno. Linde (1993) considera la autobiografía como una variedad de relato de vida al presentar el yo social en forma escrita. Desde la forma del lenguaje, los sentidos del yo que se mantienen e intercambian son en la autobiografía “continuidad de la memoria durante el tiempo, la relación del yo con otras personas, y la reflexividad, o el tratamiento del yo como otro, con inclusión de evaluación moral” (Linde, 1993, p. 100). Entre 1970 y 1980, Phillipe Lejeume realizó una extensa investigación sobre los usos de la autobiografía, para proponerla como un género literario diferente a la novela autobiográfica. Para diferenciarla, propuso el pacto autobiográfico entre identidad, autor, narrador y narración. La narración de sí mismo integra cuatro dimensiones: forma del lenguaje (narración en prosa), tema tratado (vida individual), situación del autor (identidad del autor y del narrador) y posición del narrador (narrador como personaje principal y perspectiva retrospectiva (Lejeume, 1994, pp. 50-51). Según él, estas condiciones no se cumplen en memorias, biografías, poemas autobiográficos, diarios íntimos, autorretratos o ensayos. La crítica literaria feminista cuestiona que la autobiografía sea un campo de privilegio masculino y alerta acerca de la imposibilidad de aplicar una teoría “separatista” o “individualizada” del yo a las experiencias de las mujeres. Linde (1993) especifica que Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 73 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina esta visión podría describir una versión idealizada y privilegiada de la experiencia masculina de raza blanca, dejando por fuera a las mujeres, las personas de color y los grupos marginales de todo tipo sin un yo o con un yo que no puede compararse con el yo normativo (pp. 102-103). En el género autobiográfico, las mujeres desarrollaron la escritura de memorias: diarios, cartas y notas de cuaderno, y los hombres la prosa retrospectiva como la autobiografía (Domínguez, 1998). Jelinek (1980) citada por Linde (1993) atribuye esta diferencia a que las forma discontinuas y espontáneas de un diario o una nota de cuaderno con análoga a las características de fragmentación, informalidad y contingencia en las vidas de muchas mujeres” (p.43). La interpretación de los escritos autobiográficos en la presente investigación partió de los trabajos de Robledo (1989), quien investigó la influencia de los factores sociales, religiosos y políticos en el discurso autobiográfico colonial. Su principal aporte fue reconstruir las cohesiones y resistencias frente al imaginario simbólico patriarcal en las “representaciones y auto representaciones que se derivan de ellas” (Robledo, 1989, p. 103) en la escritura femenina colonial. Según Robledo (1989), los relatos masculinos hacen una presentación lineal de la trayectoria vital, los varones muestran más armonía y orden en sus vidas, son relatos unidireccionales, construidos cronológicamente para mostrar sus objetivos. Los autorretratos de mujeres se distancian de las cronologías, del tiempo convencional marcado por gestas políticas, militares o religiosas, donde la mayoría de ellas no han participado. Mientras que los hombres proyectan una imagen de auto-confianza, idealizando su participación resaltando logros y omitiendo dificultades, las mujeres presentan una imagen subordinada, enfatizan lo personal sobre lo profesional y tratarán de convencer a la audiencia del valor personal y las capacidades adquiridas (p. 107). Según esta autora, los aspectos que permiten interpretar las diferencias entre hombres y mujeres en los yoes narradores son: la época, la estructura narrativa y la imagen de sí misma/o. Así, 74 Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en el relato autobiográfico presenta diferencias de edad y género en concordancia o distanciamiento de las condiciones de un periodo histórico. Con Bertaux (1995) se concluye que la autobiografía escrita es la forma más óptima de relato de vida, porque conduce a mayor conciencia reflexiva del narrador, pues la entrevista de a dos no puede reemplazar el esfuerzo de la escritura. Porque no le deja a la conciencia reflexiva el tiempo de formarse. Creo que esta la razón profunda por la cual los investigadores reescriben los relatos orales antes de su publicación. Esta reescritura se suele justificar por la supresión de repeticiones y trivialidades de este tipo (p. 167) Método Este trabajo adoptó el enfoque de investigación biográfica-narrativa para explorar los significados de los procesos de socialización, los itinerarios por la docencia universitaria y la relación entre familia y trabajo. A través de esta metodología se pudo mostrar la “voz” del profesorado en cuanto a los hitos y circunstancias que, según ellas o ellos, han influido en ser como son y en actuar como lo hacen (BolivarBotía, 2002). En este contexto, el relato autobiográfico, además de ser instrumento investigativo, cumple un objetivo formativo al generar conciencia del pasado y reconstruir la identidad desde el presente (Lejeume, 1994). Lugar Como se explicó anteriormente, Ospina (1998, 2000) tuvo acceso a 250 relatos de docentes que cursaron la especialización en Docencia Universitaria en la Universidad Cooperativa de Colombia, en las seccionales de catorce ciudades.6 Para el corpus, fueron seleccionados relatos de ocho de estas, teniendo en cuenta la desigualdad en el 6 Bucaramanga, Barrancabermeja, El Espinal, Ibagué, Medellín, Neiva, Quibdó, Pereira, Popayán, Santafé de Bogotá, Santa Marta, Santiago de Cali, San Juan de Pasto y Villavicencio Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 75 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina desarrollo socioeconómico y la expansión de la oferta en educación superior: Barrancabermeja, El Espinal, Medellín, Quibdó, Santafé de Bogotá, Santiago de Cali, Villavicencio y Santa Marta. Docentes y relatos autobiográficos A partir de la selección y clasificación de 183 registros autobiográficos, se escogieron 48 relatos con referencialidad y evaluación de los acontecimientos vitales, es decir, fueron excluidas 135 narrativas en forma de crónica o anuario. El corpus de 48 relatos fue dividido en tres grupos: Grupo 1. Cohorte de 26 años o menos a 35 años: 8 relatos masculinos y 8 relatos de mujeres de ocho ciudades. Grupo 2. Cohorte de 36 a 45 años: 8 relatos masculinos y 8 relatos femeninos, de ocho ciudades (se adicionó un relato masculino de Quibdó). Grupo 3. Cohorte de 46 a 55 años o más: 8 relatos masculinos y 8 relatos femeninos de ocho ciudades (se adicionó uno masculino de Santa Marta). Las áreas de trabajo eran: Artes y Diseño, Humanidades, Ingenierías, Ciencias Económicas, Ciencias de la Educación, Ciencias de la Salud, Ciencias Políticas y Sociales. Instrumento Esta investigación utilizó la modalidad de autobiografía asistida al solicitar una narración abierta, donde aparecieran libremente imágenes y hechos de la vida personal. La consigna fue: ¿Por qué soy docente? Describa los hechos, motivos y circunstancias que le llevaron a ser docente. El relato debe contener cronología, espacios, protagonistas y procesos significativos en su trayectoria educativa, laboral y familiar. Los objetivos explicitados a los docentes fueron la necesidad de la reflexión pedagógica, el conocimiento del perfil del docente universitario y el mejoramiento de la competencia escritural. 76 Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Cada docente escribió su narración relacionada con su experiencia pedagógica como producto del módulo de Comunicación y Docencia.7 Cada relato aparece identificado por un título que en algunos casos incluyó el nombre del autor o la autora. Los relatos se clasificaron por título, cohorte por edad, ciudad y sexo, con el objetivo de identificar acontecimientos que dieran cuenta de la trayectoria vital y la relación entre familia y trabajo, según cada contexto. Procedimiento El desarrollo de la investigación se planificó según las fases de la perspectiva biográfica de Bertaux (1995): Fase exploratoria. Primero, los autores clasificaron 250 autobiografías en cuatro tipos: explicaciones, escritos con reflexiones pedagógicas con escasos acontecimientos; relatos en forma de annal, con relación a acontecimientos seleccionados y fechados; relatos en forma de crónica, es decir, por conglomerados de significados en torno a los acontecimientos vitales; y relatos con referencialidad y evaluación de los acontecimientos vitales (Linde, 1993, Bruner & Weisser, 1995). Con la clasificación se caracterización 183 relatos y se excluyeron 67 explicaciones: escritos con reflexividad sin temporalidad en las trayectorias laboral y personal. Después, los relatos fueron clasificados en tres cohortes para comparar trayectorias por sexo: de 26 años o menos a 35 años, de 36 a 45 años y de 46 años en adelante. En el rango de 46 o más, predominaron los hombres, y en el de menos de 35 años predominaron las mujeres. La mitad de docentes tenía vinculación de hora cátedra (54.6%), con participación equivalente de hombres y mujeres en los rangos de edad 7 Los relatos se llevaron a cabo en el módulo de Comunicación del profesor Sigfredo Ospina, quien realizó una investigación sobre perfiles e imaginarios del docente colombiano para la especialización en Docencia Universitaria de la Universidad Cooperativa de Colombia, entre 1998 y 2000. Las y los profesores tuvieron conocimiento informado sobre el uso investigativo de estos relatos para los dos proyectos de investigación. Algunas y algunos solicitaron que su identidad fuera encubierta en caso de seleccionar sus escritos o presentar algún informe acerca de ellos. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 77 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina inferiores a 36 años. La duración, promedio, de la trayectoria docente universitaria era de 5 años, y oscilaba entre 1 y 15 años para ambos sexos. La duración de las trayectorias docentes no dependía de la edad, es decir, se encontraron docentes mayores de 46 años y menores de 35 años con trayectorias inferiores a cinco años.8 Fase analítica. Estratificación por cohorte generacional, características, tipo y consolidación de las trayectorias docentes universitarias. Este análisis permitió establecer dos tipos: docentes de tiempo completo y docentes hora cátedra (quienes trabajaban en varias universidades o eran profesionales que tenían la docencia como complemento). Así las trayectorias laborales variaron: las mujeres incursionaron progresivamente, estabilizándose como profesoras a partir de los 35 años, mientras que los hombres ingresaron de cátedra o tiempo completo desde los 26 años o menos (algunos suspendieron estas vinculaciones a edades mayores a 45 años, asumiendo actividades profesionales con mayor remuneración). La comparación de 30 relatos autobiográficos por época, socialización profesional e imagen de sí, en 5 de las 8 ciudades, según desigualdad económica, Medellín, Santa Marta, Villavicencio, Quibdó, Santiago de Cali, permitieron evidenciar tres categorizaciones emergentes: Cambio generacional según la oferta de la educación superior en cada ciudad, migración o permanencia y consolidación de la trayectoria docente. Experiencias con imágenes previas de la profesión docente. Reconstrucción de acontecimientos en la familia, la escuela, la comunidad o la universidad. Experiencias con imágenes de la práctica pedagógica. Conceptos sociales de la profesión, identificaciones de maternaje o paternaje. 8 78 Solo se tuvo en cuenta la duración de la trayectoria docente en la universidad, porque algunos y algunas docentes manifestaron que esta podía ser complementaria o posterior a la docencia en primaria o secundaria. Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Evaluación entre expectativas familiares, escolares o personales y el desempeño docente. Relación familia-trabajo. c. Fase sintética. A partir de la validación en 5 ciudades de las categorías emergentes, se concluyó el análisis de la textualidad dividiendo los resultados por generaciones de docentes, según la referencialidad de los contextos, según Bertaux (1995), quien propuso la reconstrucción sintética con relatos autobiográficos. Resultados El estudio de 48 relatos de tres generaciones de docentes permitió inscribirlos en el crecimiento de la universidad colombiana para mostrar cambios culturales en la identidad docente (Ospina 1998, 2000). Las profesoras y los profesores mayores de 45 años realizaron estudios en universidades públicas con fuertes movilizaciones estudiantiles por la autonomía universitaria (entre 1965 y 1975). Ellas y ellos, junto con el grupo generacional intermedio, participaron en el crecimiento privado de la oferta académica frente a un sector oficial semiparalizado y sin prestigio de docentes de universidades públicas (1976 a 1985). Docentes menores de 35 años estudiaron en universidades privadas, y junto con los otros dos grupos etarios, laboraban en el marco regional de apertura económica y descentralización de la oferta educativa presencial y a distancia. En las tres generaciones se identificaron ciclos de transformación biográfica con cambios en las expectativas parentales, la elección profesional y el desempeño laboral, con recurrencia a identificaciones de maternaje y paternaje. La estructura de los relatos utilizó las etapas del ciclo vital, con datos autobiográficos según contexto local (Álvarez, 2009). Como ilustración de lo anterior, este fragmento del relato “Por qué soy docente. Ensayo autobiográfico”: Podría, como en el caso de todo ser humano, seguir escribiendo más páginas de esta historia que con gusto he querido compartir con quien tenga el agrado de leerla. De ella quiero resaltar lo más bello: ser hija de Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 79 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina unos padres que me han amado y han querido lo mejor para mí, tener unos hermanos maravillosos. Ser mamá, porque sin mi hijo no habría tenido la motivación necesaria para continuar hoy superándome. Y de manera muy especial, ser docente, porque en este quehacer se conjugan todas las tareas grandes del ser humano: la paternidad, la maternidad, el conocimiento, el crecimiento como ser personal, el compartir con otros en actitud de dialogo…9 De acuerdo con Robledo (1989) también puede afirmarse que las autobiografías masculinas hicieron una presentación lineal organizada de sucesos en la trayectoria laboral. Mostraron armonía, consecución de metas y conceptos idealizados de la docencia, como en este relato de un docente de Bogotá: …Al terminar el bachillerato me presente a tres carreras diferentes: Ingeniería Electrónica, Licenciatura en Física e Ingeniería Eléctrica. En la única que pasé fue en la licenciatura en... Un compañero me informó que en un pequeño colegio necesitaban un profesor, me presenté y resulté orientando las asignaturas de matemáticas, inglés, dibujo y educación física… Esta experiencia duró cinco meses, en los cuales comencé a reconocer algunas características de lo que iba a ser mi profesión. Promediando el quinto semestre me vinculé a un colegio de mayor calidad que el primero… Recibí el título como licenciado en ciencias de la educación, especialidad física en… Fui trasladado al centro experimental piloto… Solicité traslado al colegio departamental… Resulté trabajando en el Colegio… de la población de Chaparral, Tolima. Resulté trabajando en la mencionada población (Campoalegre, Huila) en el colegio departamental… Se presentó la oportunidad de ser catedrático en la universidad… Logré un traslado a la capital huilense y comencé a laborar en el liceo… Hace dos años realicé una especialización en Edumática…10 Frente a cada cambio en su trayectoria como docente de secundaria y universidad, menciona evaluaciones, destacando la importancia de la interacción con compañeros de estudio o de trabajo: 80 9 Docente mayor de 46 años, Medellín, Antioquia. 10 Relato Porque soy docente Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Esta experiencia me permitió conocer a docentes de trayectoria, al compartir con ellos reconocí formas de manejar a los estudiantes y de relacionarme con los compañeros de trabajo… El día siguiente resulté trabajando en la mencionada población en el colegio departamental… otro ambiente, otras personas, trabajé dos años con tranquilidad y aprendiendo mucho de mis compañeros profesores… Simultáneamente fui trasladado al centro experimental piloto, donde conocí nuevas personas y métodos diferentes de trabajo…11 Los relatos femeninos también fueron lineales, y tuvieron en cuenta el contexto, mostrando cómo la incursión a la universidad les permitió adquirir conocimientos para promover el desarrollo regional y mostrar independencia frente a la tutela familiar, como en el caso de esta docente de la cohorte entre 36 y 45 años: El colegio donde realicé la secundaria era integrado, por lo tanto antes de pasar al grado 5º (equivalente al grado 10º de hoy) le preguntaban al estudiante qué deseaba seguir, si bachillerato o magisterio; mi mamá decía que yo fuera maestra…Yo aparecí en esta lista, pero a la hora de la matrícula manifesté que había cambiado de decisión y que iba a estudiar bachillerato… Luego de graduarme de bachiller, me fui a la ciudad de Santafé de Bogotá, con los deseos de estudiar Ingeniería de Sistemas en… Después que me gradué en 1985 me radiqué en esta ciudad para trabajar en la Gobernación del Chocó, en la secretaria… allí me solicitaron la implementación de un centro de informática… En 1987, después de muchos inconvenientes, se inauguró el centro… el cual tuvo una muy buena acogida de la comunidad… En 1989, la Escuela de… instala en esta ciudad la profesionalización de Tecnólogos en Administración de Empresas… decidieron nombrarme profesora. Para mí fue una experiencia muy grata porque todos los alumnos manifestaron que era muy buena profesora. En 1990 la Universidad Tecnologica del Choco, decide dictar la cátedra de Informática I e Informática II… me solicitaron mi hoja de vida… Posteriormente fui nombrada en la dirección administrativa de la Fiscalía General de la 11 Relato Porque soy docente, Bogotá. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 81 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina Nación, sección Quibdó… Allí tuve que dictar cursos de informática… La gran mayoría de funcionarios no había tocado nunca un computador…12 Los criterios lingüísticos de referencialidad y evaluación de Labov y Waletzky (1967), citados en Kholi (1981) en los relatos seleccionados, permitieron identificar la época, la estructura narrativa y la imagen de sí misma/o (Robledo, 1989). Oportunidades locales y elección de la profesión docente13 El contexto socio político de los años 60 y 70 introdujo una visión crítica de la enseñanza en las universidades públicas. Los docentes participantes en esos agitados años destacaron las luchas estudiantiles y su compromiso de cambio social: “creyendo que podía quedarme atrás de la marcha de la historia, participé en grupos de brillantes estudiosos del marxismo, entre cuyos conferencistas estaban personajes de la vida nacional como por ejemplo Salomón Kalmanovich o Camilo González… ”.14 Los hombres justificaron su labor docente debido a la limitada oferta educativa y la precarización ocupacional.15 En cambio, las docentes que estudiaron en claustros públicos y aquellas que lo hicieron en los privados, justificaron su inserción a la docencia universitaria por experiencias escolares positivas o después de ser docentes de primaria y bachillerato. Las y los docentes de Bogotá desarrollaron trayectorias de tiempo completo en universidades públicas y eran docentes de hora cátedra en la Universidad Cooperativa de Colombia. 12En Relato autobiográfico, la docente continua la presentación con fechas y hechos de los cambios en la trayectoria por centros de educación superior vinculada a cargos públicos, el relato concluye con la vinculación a la Especialización en Docencia Universitaria. 13 Los resultados que aparecen a continuación hacen parte de la ponencia presentada el 9 de octubre de 2010 en el XVI Congreso Colombia de Historia (Neiva, Huila) titulada Género y Generación en Autobiografías de Profesorado Universitario en Colombia, con la autorización de Sigifredo Ospina Ospina. 14Relato Autobiografía, El Espinal. 15 82 Nueve docentes mayores de 45 años recibieron educación primaria feminizada y estudiaron licenciaturas o comercio, porque necesitaron rápida inserción laboral. Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Profesores entre 36 y 45 años de edad mostraron mayor interés por la profesionalización, que por la docencia. Al respecto, uno de ellos afirmó: Posteriormente… logré vincularme como mensajero en la Caja de Crédito Agrario, en el cargo de mensajero (sic)… y combino mi profesión con la docencia en Administración de Empresas, la cual logré con mucho esfuerzo y dedicación y con el orgullo de ser egresado de INDESCO, hoy Universidad Cooperativa de Colombia.16 En cambio, las mujeres buscaron opciones académicas menos tradicionales, una de ellas cuestionó la imagen social de ser maestra: “ser docente de preescolar en nuestro espacio está homologado a ser una niña dulce, agradable y de poco conocimiento y con buena solvencia económica, que estudia por quemar el tiempo y tener un título universitario…”.17 El grupo menor de 35 años asumió la profesionalización como movilidad social prioritaria y la docencia como alternativa al desempleo o a estudios de posgrado, como en este relato: “… con la llegada de los posgrados a la ciudad quise continuar mi formación de docente, ya que gracias al trabajo pedagógico me había vinculado a la Universidad Cooperativa de Colombia y a la Universidad Autónoma de Bucaramanga”.18 Expectativas parentales frente a la profesionalización Las mujeres mayores de 45 años contrariaron las expectativas paternas para adelantar carreras universitarias, o se capacitaron para ingresar al mercado laboral y, después, realizaron estudios superiores. Ellas reconocieron que a pesar del “machismo”, sus madres las apoyaron: … al año siguiente me matriculé en la normal de señoritas de Envigado, donde cursé mis estudios secundarios. Allí afronté grandes dificultades, 16Relato Mi Biografía, Bogotá D.C. 17Relato Autobiografía, Barrancabermeja. 18Relato Mi autobiografía, Barrancabermeja. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 83 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina especialmente de orden económico e incomprensión de mi padre, quien poco valoraba lo que deseaba ser; no ocurría lo mismo con mi madre, quien en todo momento me brindó apoyo y comprensión.19 En cambio, para los varones los obstáculos para realizar carreras profesionales estuvieron determinados por la insuficiencia de recursos, la paternidad temprana o no tener cupo en centros educativos de Bogotá, Bucaramanga, Medellín, Cartagena o Santiago de Cali. En décadas posteriores, ambos progenitores orientaron a sus hijas por elecciones profesionales menos tradicionales para garantizarles independencia intelectual y económica. Es decir, las mujeres docentes menores de 35 años no encontraron obstáculos familiares para estudios universitarios. Una docente de este grupo afirmó: en mi caso mis hermanos decían que debía estudiar Derecho porque era una “peliona”; papá Medicina, porque quería tener alguien de confianza que lo atendiera en la vejez; mamá, por el contrario, decía que era yo quien determinaba la línea a la cual tuviera más afinidad y aptitudes…20 Siguiendo el consejo familiar, reorientaron sus decisiones hacia Ingenierías, Medicina, Ciencias Económicas y Administrativas, en lugar de optar por Humanidades, Ciencias de la Educación o campos afines. En cambio, para los hombres, la oferta en educación superior y la elección por la docencia facilitó la movilidad, generando tanto emigración como integración. La crisis económica de la década de los 80 convirtió la cátedra universitaria en una alternativa ocupacional precaria. En los años 90, la ampliación de la oferta regional en posgrados abrió oportunidades de cualificación profesional para acceder a mejores remuneraciones. Identificaciones con la profesión docente En los relatos autobiográficos se describieron tres tipos de experiencias identificadoras con la enseñanza: figuras docentes 84 19 Relato Autobiografía, Medellín. 20 Relato Autobiografía, Barrancabermeja. Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en significativas en primaria y/o secundaria, tutorías entre pares escolares y clases a personas con menor escolaridad (alfabetización o clases a domicilio). Comprobamos un cambio generacional en la identificación con las figuras docentes. Docentes mayores de 45 años, que recibieron educación segregada por sexo, al recordar a sus maestros o maestras presentaron características tradicionales por género. A medida que disminuyó la edad, aumentó el contacto con figuras femeninas en áreas no tradicionales del conocimiento, esto conllevó a identificaciones de maternaje o paternaje para ambos sexos. Para la mayoría fue gratificante la experiencia con maestras y maestros de secundaria o primaria. Las características de las maestras fueron: ternura, comprensión y motivación por el conocimiento. Los relatos masculinos destacaron cualidades de sus maestros como habilidad expositiva, rectitud, honestidad, autoridad y comprensión. Como ilustración, transcribimos este fragmento del relato de un docente del grupo 3: Nació esta vocación inspirado en la forma dulce y amable como mi maestra de las primeras letras nos enseñaba y trataba, ese deseo de servirnos y de sensibilizarnos por la capacitación personal, por la forma tan fácil como llegaba a cada uno de sus alumnos con cariño maternal, y posteriormente refuerza este deseo mío de ser maestro, involuntariamente…21 Otra profesora escribió: “De niña me gustaba enseñar, con mis amiguitas, en los juegos, simulando la escuela yo hacía de maestra y cuando cursaba primaria, en la iglesia todos los domingos en las tardes, enseñaba catecismo a los niños más pequeños…”.22 Otros relatos destacaron que el aprendizaje entre pares transformó las especificidades de los roles laborales posteriores. Los intercambios de conocimientos y experiencias con compañeras o compañeros de clase 21 Relato docente de Quibdó 22 Relato Agenda verbal. Relato Autobiográfico, Quibdó. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 85 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina tuvieron gran influencia en las elecciones educativas y en las valoraciones posteriores frente al mercado ocupacional. En ciudades como Santa Marta, Villavicencio, Quibdó, El Espinal y Barrancabermeja, las relaciones vecinales fueron redes de apoyo para la posterior ubicación laboral. Los relatos de quienes migraron a ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, refirieron experiencias de discriminación sexual y étnica, como esta profesora del grupo 2, que estudió en Bogotá: integré un grupo de estudiantes regulares, solamente una compañera era buena estudiante, lo que hacía que siempre fuéramos nosotras las que liderábamos el grupo. Vivimos una situación de machismo, nuestros compañeros, que eran sobresalientes, no admitían que solamente dos mujeres pudieran asistir y tener mejores notas en las matemáticas y las económicas, ya que consideraban que la mujer era para otras actividades.23 Las imágenes sociales acerca de la enseñanza universitaria contradicen la idealización de la actividad correspondiente al imaginario social sacral,24 y lo que cada quien expresa en cuanto a sus condiciones personales para ejercerla. En todas las generaciones predominó el uso de la palabra “vocación” para definir la predisposición, el gusto o habilidad para enseñar, la admiración hacia otras figuras docentes, o para prestarse al monitoreo para socializar el conocimiento. Sin embargo, pocos relatos mencionaron las condiciones de precariedad para el desempeño laboral. Para algunas mujeres, la idea de “apostolado” naturalizó su participación como mujeres en la educación (lo cual podría afianzar el carácter secundario o precario de su participación en ella): …de bienes materiales no poseo sino una casa y un carro, que considero es lo esencial. La pobreza ha sido mi fiel compañera y hasta creo que me ha dado felicidad, tengo salud y la conciencia tranquila, ¿se puede pedir más? (docente, mayor de 46 años).25 23 Relato ¿Por qué soy docente?, Villavicencio. 24 Un docente santandereano, para sustentar el valor divino de la función docente, transcribió en su relato El decálogo del maestro, de Gabriela Mistral. 25Relato Me apoyé en mis estribos y arranqué, El Espinal. 86 Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en Algunos hombres cuestionaron las formas de contratación. No obstante, otros consideraron que la labor de enseñar debía estar por fuera de toda valoración económica. Pocas mujeres plantearon abiertamente la precarización y dificultades laborales. Un fragmento del relato de un profesor del grupo 1 muestra esta paradoja: …se dirá, entonces, que dónde quedó la vocación de docente, cuando se está pensando más en la remuneración económica. Y afirmo esto porque ya lo he escuchado, y tal observación aseguro que no es que estemos laborando solo por remuneración económica; de ser así, muy seguramente la mayoría de profesores no lo estarían haciendo…26 Otra docente del grupo 3 refirió: “Soy docente por conveniencia. El horario de docente o jornada laboral permite tener otros trabajos y docencia, vg. por la mañana trabajo en un centro oficial de bachillerato y en la noche en la universidad. Ello me garantiza gozar de mis merecidas vacaciones, tanto a mitad de año como en diciembre…”.27 Relaciones familia y trabajo Todos los relatos mostraron la compatibilidad entre función docente y responsabilidades familiares. Sin embargo, el aumento de menores (niños) a cargo, intensificó la dedicación masculina a la docencia. Las mujeres que no interrumpieron su trabajo por la maternidad, asumieron la docencia de tiempo parcial, reconociendo la compatibilidad entre las esferas doméstica y laboral. Pocos relatos mostraron circunstancias adversas: en algunos relatos, la maternidad o la paternidad interrumpieron o aplazaron los estudios superiores de pre o posgrado. Por ejemplo, el caso de este docente del grupo 3, que empezó su trayectoria docente en bachillerato: fueron las imágenes de una esposa con el vientre inflado, a punto de parir su primer vástago, quien le dictó que había que conseguir dinero 26 Relato ¿Mi ruta a la docencia?, El Espinal. 27Relato Porque soy docente. Ensayo, Santiago de Cali. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 87 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina como fuera, para pagar los gastos de la maternidad y alimentar al bebé. Así que, imitando al peor de los maestros, les iba enseñar quién mandaba en la clase.28 Interrupción de trayectoria ocupacional. Muy pocas mujeres relataron que abandonaron labores docentes por la maternidad o la muerte de seres queridos, sólo en este caso una profesora de sistemas afirmó: “…me tocó retirarme porque estaba embarazada y tuve el niño en abril, luego decidí quedarme en casa cuidando mi hogar y terminando mi postgrado en gestión pública”.29 Las trayectorias de cátedra y tiempo completo afianzaron un carácter polivalente del trabajo profesional. Pero las mujeres incluyeron más variaciones en sus dedicaciones de tiempo parcial o completo. Para docentes masculinos, la docencia era una actividad transitoria, con dedicaciones intensas que pueden ser continuas o bifurcadas. En la dedicación a tiempo completo en universidades oficiales, los hombres mostraron mayor interacción docencia-investigación y docenciagestión. En universidades privadas, para ambos sexos, la docencia de tiempo completo incluyó responsabilidades de tipo administrativo, como este docente del grupo 3: En la etapa actual de mi vida me encuentro desempeñándome en el área administrativa, realizando gestiones de control y planeación. Las cátedras que dicto involucran planeación y creatividad, áreas que trato de fomentar dándoles pautas de acción para que se cree en ellos un espíritu de alto rendimiento, haciéndolos unos profesionales más capaces.30 Discusión El análisis de narrativas mostró que la formación y el ejercicio de la profesión docente cambiaron según la evolución de la universidad 28Relato Historia de vida. Una semblanza de la vida de Roqui, Barrancabermeja. 29Relato Agenda verbal. Relato autobiográfico, Quibdó. 30 88 Relato ¿Por qué soy docente? Ensayo, Santiago de Cali. Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en colombiana, entre 1965 y 2000. Una primera generación de docentes (1965 y 1975) migró a ciudades como Bogotá, Medellín y Cali, a estudiar en universidades públicas o cursar licenciaturas en ciudades menos industrializadas. Las mujeres mostraron opciones profesionales independientes de las expectativas familiares. Ellas y ellos, junto con el grupo 2, participaron en la división entre el sector privado y el sector oficial, semiparalizado por paros (entre 1976 y 1985). Docentes menores de 35 años estudiaron y comenzaron su labor docente en el contexto de crecimiento de la participación de mujeres y diversificación de la oferta educativa (a partir de 1986). Las trayectorias femeninas en la docencia fueron justificadas por su vocación de servicio (dones innatos) y empatía para transmitir conocimientos. La participación diversa de hombres en la enseñanza fue justificada en la vocación y mayor integración con actividades de orden administrativo, decisorio o que representaron mayores ingresos económicos. El análisis textual mostró diferencias de género en la elección profesional, la influencia del contexto universitario y la autonomía o dependencia de las expectativas familiares para la elección vocacional.31 Docentes que estudiaron en el período de luchas estudiantiles por la autonomía universitaria, mostraron valores políticos y preocupaciones acerca del sentido de su práctica en el desarrollo económico regional (Parra, 1986). En cambio, las docentes mayores de 45 años, que también estudiaron en universidades públicas, destacaron los obstáculos familiares para seguir una carrera universitaria; sus valores estaban orientados a mostrar coherencia en su práctica pedagógica. La generación más joven planteó y escogió la labor docente debido a necesidades urgentes de ubicación laboral, ellas y ellos mostraron la necesidad de conceptos y habilidades orientadas a la profesionalización (Parra, 1986). Con excepción a lo planteado, relatos de docentes menores de 35 años de Quibdó y Villavicencio, establecieron claramente la 31 Sin embargo, los relatos de docentes de ciudades como Quibdó, Villavicencio y El Espinal, mostraron expectativas asociadas con el ámbito comunitario. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 89 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina relación entre elección de carrera, oportunidades y opciones laborales dentro de la modernización regional. En la identidad docente predomina el ideal de “vocación” como “imagen sagrada” de la labor de enseñar en jornadas intensificadas de trabajo, debido a la precarización salarial (Molina & García, 2009). En las tres generaciones aparecieron identificaciones de maternaje y paternaje asociadas como experiencias gratificantes con docentes de primaria y secundaria. “La maestra”, en los primeros aprendizajes, aportó una imagen afectiva, maternal y abnegada. En secundaria, docentes de ambos sexos alternaron recuerdos con imágenes femeninas y masculinas en las cohortes de edades inferiores a 46 años. Las cualidades de “las maestras” en secundaria, fueron la experticia metodológica y el entusiasmo por el aprendizaje de sus estudiantes. A “los maestros” se les valoraron el dominio cognitivo, el sentido ético y la autoridad en el salón de clase. No obstante, algunos relatos criticaron la enseñanza recibida en matemáticas, física o química, y consideraron más gratificantes las experiencias de enseñanza entre compañeros. Otros relatos consideraron más satisfactorias las experiencias en alfabetización o trabajo comunitario. De acuerdo con Robledo (1989), las autobiografías de hombres sí proyectaron imágenes de autoconfianza, idealizando su participación docente integrada a otras esferas productivas, pero reclamaron la precarización de la misma y la intensificación de jornadas por responsabilidades familiares. Las mujeres presentaron imágenes auto justificantes de crecimiento intelectual y compromiso metodológico. Para los hombres, la docencia universitaria es compatible con la vida doméstica, porque su intensificación permite obtener mayores ingresos; en cambio, para las mujeres significa mantenerse en la vida profesional alternando con las labores de cuidado. Desde una perspectiva biográfica-narrativa, el presente estudio permitió concluir que: 90 Katharsis Identidad docente en autobiografías de tres generaciones de profesorado universitario en 1. La estructura de las autobiografías de profesorado universitario permite deducir estadios de transformación de la identidad: experiencias familiares y escolares significativas, la relación entre contexto y la elección por la profesión docente y el significado de la trayectoria por la docencia, según tipo de vinculación (cátedra, tiempo completo). 2.Las experiencias de docentes universitarias no mostraron segregación en la inserción a la docencia, sino antes de ingresar a ella. Las mujeres mayores de 45 años contrariaron las expectativas familiares ingresando a la universidad, y algunas de ellas menores de 45 años mostraron la discriminación sufrida como estudiantes universitarias en el ingreso a profesiones tradicionalmente masculinas. 3. Las trayectorias docentes mostraron que existe continuidad con la esfera doméstica. En pocos casos se observó interrupción de la trayectoria laboral por parto, divorcio u otras circunstancias de emergencia familiar. Por último, el reconocimiento a las identidades docentes y la redistribución económica en beneficio de la educación superior, podrán contribuir a superar el elitismo cuando disminuya la segregación por sexo entre el profesorado, mejoren las condiciones de contratación para disminuir la intensificación de este trabajo y se consolide la función docente como trabajo intelectual, y no como extensión materna o paterna de las figuras de socialización familiar. En próximas investigaciones acerca de la identidad docente, sería importante señalar cómo las nuevas exigencias de un mundo globalizado han transformado las subjetividades en cuanto a la masificación y movilidad del estudiantado, la producción y la transnacionalización del conocimiento y la formación investigativa en posgrados. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 65-94—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 91 María Elvia Domínguez Blanco, Sigifredo Ospina Ospina Referencias Acker, S. (2000). Género y educación. Reflexiones sociológicas sobre mujeres, enseñanza y feminismos. Madrid: Narcea S. A. Ediciones. Álvarez, A. (2009). Una mirada biográfica a la función del profesor universitario en Colombia. Revista Colombiana de Educación Superior, 1(3), 158-171. Recuperado de: http://virtual.usc.edu.co/rees/índex/ph Arango, L. G. (2006). Jóvenes en la Universidad. Genero, clase e identidad profesional. Bogotá: Siglo del Hombre Editores, Universidad Nacional de Colombia. Bertaux, D. 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Bogotá: Universidad Cooperativa de Colombia. Wills, M. E. (2007). Inclusión sin representación. La irrupción política de las mujeres en Colombia. Bogotá: Grupo Editorial Norma. 94 Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir Katharsis–Institución Universitaria de Envigado Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir* Language and socialization in early childhood: methodological approach to literacy Sorany Alexandra Ospina Ospina** Adriana María Gallego Henao*** Resumen El presente artículo expone la importancia de los agentes de socialización primaria y secundaria, con relación al proceso de lectura y escritura en la primera infancia. Así mismo, se plantea una propuesta de actividades prácticas relacionada con el proceso lectoescritural, teniendo en cuenta los niveles por los que transitan los niños en la comprensión del sistema alfabético empleado por los adultos. La metodología utilizada fue la estrategia documental. Se concluye que los procesos de lectura y escritura se inician desde antes del ingreso del niño a la escolarización, y dependen, en primera instancia, de los adultos significativos incentivar la motivación por su aprendizaje; en segundo momento, de los maestros, quienes, a partir de estrategias didácticas, lúdicas y participativas, le dan continuidad a lo aprendido en la casa. Palabras clave: escritura, lectura, lenguaje, primera infancia, socialización. * El presente texto es un producto derivado del proyecto de investigación “Saber y Hacer de los Profesionales en Educación inicial y su relación con los procesos de intervención: el caso de la Fundación FAN. FASE II”. Proyecto financiado en convocatoria externa por la Vicerrectoría de investigaciones de la Fundación Universitaria Luis Amigó y la Fundación FAN. ** Licenciada en Educación Prescolar. Joven investigadora de la Fundación Universitaria Luis Amigó. Graduada vincula a la Fundación Universitaria Luis Amigó a través del Programa de Jóvenes Investigadores e Innovadores-FUNLAM. Correo electrónico: [email protected] *** Licenciada en Educación Preescolar, Especialista en Docencia Investigativa Universitaria, Magister en Educación y Desarrollo Humano. Docente de la Licenciatura en Educación Prescolar de la Facultad de Educación. Correo electrónico: [email protected] Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 95 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao Abstract This article explains the importance of the agents of primary and secondary socialization, regarding the process of reading and writing in early childhood. Also, a practice of practical activities related to literacy process is proposed, taking into account the levels that children have to cope with understanding the alphabetic system used by adults. The methodology used was the documentary strategy. We conclude that the processes of reading and writing are started before the child’s entry to schooling, and it depends first, on the significant adults to encourage motivation for learning; second, teachers who, from educational, recreational and participative strategies, give continuity to what they learned at home. Keywords: writing, reading, language, early childhood, socialization Introducción El propósito del artículo se sitúa en dos perspectivas, por un lado concientizar a los adultos cuidadores sobre la responsabilidad de potenciar las diferentes dimensiones del desarrollo infantil, a partir de experiencias movilizadas por el afecto y el buen trato, elementos indispensables en las futuras experiencias escolares de los niños. Y por otro lado, ofrecer alternativas didácticas útiles en la promoción de la lectura y la escritura con base en los aportes de Ferrero y Teberosky (1989). En el primer apartado, Importancia de las influencias contextuales en el lenguaje de los niños, el lector encontrará la conceptualización de la primera infancia como etapa determinante para el desarrollo integral del ser humano. En este mismo sentido, se presenta una reflexión sobre cómo el lenguaje infantil es influenciado por diferentes factores que se presentan en el ambiente natural del niño; se destaca la afectividad como elemento beneficioso que dinamiza su proceso de socialización. El segundo apartado explica dos procesos básicos por los que pasan los seres humanos: la socialización primaria, acontecida en el ámbito familiar, caracterizada por ofrecer ambientes espontáneos o referentes 96 Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir básicos para la utilización del lenguaje oral1, y la socialización secundaria, destacada por ampliar las posibilidades de interacción del niño con los demás en el marco de la institucionalidad. En este segundo espacio, se discuten los nuevos retos que enfrenta el niño en materia de exigencias cognitivas, entre ellos la inmersión en los procesos de lectura y escritura promovidos por la escuela. El tercer apartado se denomina Qué es leer y escribir: propuesta didáctica a partir de los niveles de escritura planteados por Ferreiro y Teberosky. En este se definen, de manera particular, los procesos de lectura y escritura con relación a los cinco niveles por los que transita el niño en la adquisición del código escrito. A partir de lo anterior, se presenta una propuesta de actividades promotoras de lectura y escritura, que les permitirán a maestros y padres de familia tener un referente práctico sobre la orientación de dichos procesos. Finalmente, el presente artículo se considera importante en tanto expone elementos teórico prácticos indispensables para que el lector acompañe asertivamente los procesos de lectura y escritura en la primera infancia y, desde estos, se invita a la resignificación de prácticas pedagógicas y educativas. De igual manera, en la propuesta didáctica realizada se resalta como factor importante el desarrollo de las habilidades de los niños, según la edad, en el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura. Influencias contextuales en el desarrollo del lenguaje de los niños: algunas consideraciones Los primeros años de vida son decisivos para el desarrollo integral (Política pública nacional de primera infancia, 2007), especialmente si se reconoce a los niños como seres poseedores de lenguaje, pensamiento y emoción. Son las experiencias de los primeros años las que determinan posteriormente cómo será la socialización y la inserción a la cultura, 1 Asunto abordado de manera somera, debido a que el presente interés consiste en reflexionar sobre los procesos de lectura y escritura de los niños en el marco de la escolarización. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 97 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao así como los procesos comunicativos, interactivos y relacionales de los diferentes seres humanos. Si se piensan las experiencias iniciales como acontecimientos trascendentales que marcan la vida del hombre, se hace necesario comprender que, desde el mismo vientre, los niños están expuestos a una serie de estímulos determinantes en su posterior desarrollo. Ahora bien, para una mejor comprensión de lo dicho hasta aquí, se entiende que la primera infancia, según el Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098 de 2006), es el periodo comprendido desde la gestación hasta los 6 años de edad. En este lapso de tiempo, el niño inicia un proceso comunicativo con las personas más cercanas a él, y quienes se encargan de enriquecer su lenguaje al fundamentar bases sólidas para el desarrollo de la motricidad, la cognición y el vínculo relacional. En el transcurso de la primera infancia los fenómenos cotidianos son causa de asombro para el niño, originado principalmente por las influencias contextuales como la familia, el nivel socioeconómico, el vecindario y la cultura (Papalia, 2005). Estas influencias intervienen, de manera directa, en el desarrollo infantil, debido a que de ellas depende en gran medida el desarrollo, la maduración y el crecimiento de los infantes. De acuerdo a la manera como las influencias contextuales actúen en el desarrollo de la infancia, se podría decir que esto se verá reflejado en las diferentes dimensiones, como son física, cognitiva y psicosocial. Estas dimensiones se evidencian en los haceres de los niños, especialmente y para este caso, las dimensiones cognitiva y psicosocial, las cuales son reflejadas en las maneras como ellos se relacionan con los otros y con el entorno que los rodea. Dichas relaciones, necesariamente, se ven atravesadas por el lenguaje como medio esencial de comunicación infantil y con las posibilidades de interacción que le ofrecen los agentes de socialización. 98 Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir En este sentido, los agentes de socialización (padres de familia, maestros y comunidad) tienen en sus manos la responsabilidad inaplazable de potenciar las capacidades y habilidades infantiles desde la integración de las diferentes dimensiones, en pos del sano desarrollo a lo largo de su ciclo vital. Dichas capacidades y habilidades dependen, en gran medida, de la concepción que se tenga de niño, es decir, si se considera a este como un ser activo inmerso en la cultura, vinculado a ella a partir de sus necesidades afectivas y sociales, se le estará potenciando como un ser humano que explora, interroga y participa activamente del contexto. Pero si, por el contrario, se concibe como un ser pasivo, los agentes de socialización esperarán de él quietud y falta de indagación sobre el mundo. Aquí se puede afirmar que los procesos de socialización del niño dependen en gran medida de las concepciones que el adulto tenga de él. En este orden de ideas, es importante subrayar que la afectividad (dimensión psicosocial) es un aspecto esencial en el proceso de socialización, en tanto esta le posibilita al niño sentirse reconocido e inscrito en el deseo del otro, especialmente en el deseo de la madre o del adulto significativo para él. De este adulto depende la confianza básica (Erikson, 1993) no solo para que el niño realice el tránsito exitoso hogar – escuela, sino también porque en sus manos está el desarrollo y afianzamiento de vínculos afectivos sólidos, la aceptación de sí mismo, la seguridad y la satisfacción emocional, base de sus futuras relaciones con los otros. De igual manera, las necesidades sociales del niño son exteriorizadas por él a partir del encuentro filial con su madre o quien haga las veces de adulto significativo. Es esta persona la que facilita gradualmente su acercamiento con otros seres humanos: familiares, vecinos, pares y docentes. Dichas aproximaciones generan en el niño el menester de comunicarse a través del lenguaje, elemento imprescindible para manifestarse e interpretar las expresiones del otro. En este sentido, la comprensión del mundo es producto de la construcción del lenguaje, Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 99 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao en tanto este último se encuentra íntimamente ligado a la experiencia personal del sujeto en relación con los demás. Finalmente, cuando el niño logra realizar el tránsito familia– escuela, se ve enfrentado a un ambiente totalmente desconocido para él, con características diferentes al entorno hogar, como por ejemplo un maestro que tiene bajo su responsabilidad a varios estudiantes, espacios compartidos con otros niños, todo lo que está en el espacio escuela es de todos, etc. Así mismo, se encuentra con un maestro que representa un nuevo referente de autoridad, del cual el niño espera que lo escuche y lo cuide, y que además lo inscriba en su mirada como sujeto, no solo social y de conocimiento, sino también como ser de afecto, aspectos esenciales en los procesos de aprendizaje significativo. El lenguaje en relación con los procesos de socialización primaria y secundaria El lenguaje infantil se desarrolla inicialmente a partir de la manifestación oral de sonidos como el llanto, la risa y la sonrisa. Estas manifestaciones son expresadas, inicialmente, sin intencionalidad concreta, posteriormente se van nutriendo de significado gracias al proceso de articulación generado entre las diversas emisiones sonoras, hasta convertirse en expresiones lingüísticas ligadas a su cotidianidad, constituyéndose así en una manera natural de expresión socialmente aprendida en relación con otros seres humanos. Este vínculo comunicativo entre el niño y los adultos significativos, se convierte en las bases para el desarrollo psicosocial y del lenguaje. La conquista del lenguaje oral es originada en la socialización primaria (Berger & Luckmann, 1998), entendida como el proceso facilitador proporcionado por la cultura para que el niño interaccione potencialmente con significados, personas, valores y prácticas, que luego pueden ser interiorizadas, adaptadas y ejecutadas por él mismo en su contexto habitual. En otras palabras, la socialización primaria es el periodo más importante en la vida del ser humano, en tanto que prepara 100 Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir al niño en el emprendimiento de sus primeros procesos identificatorios en cuanto a gustos, intereses, personas y las normatividades necesarias para el ingreso a la escuela, y que representan condiciones indispensables en el mantenimiento del orden social. En este orden de ideas, el niño hace un tránsito entre su primera agencia de socialización, denominada familia y la segunda agencia, nombrada como escuela. Es en esta última donde él se ve prácticamente exigido en el empleo del lenguaje oral, como una forma natural de establecer contacto con los nuevos referentes contextuales como maestros, compañeros y demás integrantes de la comunidad educativa. Cabe resaltar que el cambio de espacio físico (de la casa a la escuela) empieza a demandar en el niño nuevas responsabilidades, como habituarse a rutinas horarias, utilizar uniforme, emplear utensilios escolares y cuidar sus pertenencias, deberes a los cuales se sumarán paulatinamente el establecimiento de relaciones sociales inherentes a la escolaridad. En el ámbito institucional, el niño se ve ahora enfrentado a un sinnúmero de retos socio-cognitivos propios de la escuela que representan el punto álgido en el desarrollo infantil, especialmente en la dimensión comunicativa, debido a que este comienza a tener acercamiento con la lectura y la escritura de manera formal. Es decir, la gran mayoría de los niños, antes de ingresar a la educación institucionalizada, ya poseen nociones en materia de lectoescritura: reconocen letras, sonidos, palabras, logos presentes en las etiquetas de los productos comerciales; nociones que se convierten en la experiencia previa para acceder al código escrito utilizado por los adultos. En sintonía con lo expuesto, vale la pena hacer referencia a tres contribuciones relacionadas con las experiencias previas que facilitan la incursión del niño en la escritura alfabética: la iniciativa con respecto a la expresión oral, el empleo de vocabulario utilizado en contextos naturales y la capacidad constructiva del mismo en el emprendimiento Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 101 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao de nuevas búsquedas orientadas hacia la representación escrita – conquista imprescindible generalmente atribuida a la socialización secundaria. Los anteriores aspectos se destacan básicamente por ser la materia prima o bagaje cultural determinante para inscribir en el deseo del niño el gusto por leer y escribir. Hasta aquí es posible comprender la relación existente entre el lenguaje infantil y los procesos de socialización en el niño, fundamentada básicamente en la calidad de las experiencias facilitadas inicialmente por los adultos significativos y, posteriormente, por los maestros y pares. En suma, la socialización secundaria es esencial en los procesos de lectura y escritura, en tanto le permite al niño ingresar al código escrito formalmente. Qué es leer y escribir: propuesta didáctica a partir de los niveles de escritura planteados por Ferreiro y Teberosky El desarrollo de los procesos de lectura y escritura en los niños, no se genera en la inmediatez, mucho menos son acontecimientos predecibles en los cuales se pueda diseñar una fórmula única, aplicable a todas las edades. Son, por el contrario, procesos variables y diferenciados que deben considerar fortalezas, dificultades, intereses, contextos, así como cantidad de singularidades que caracterizan al ser humano dentro de su complejidad. Comprender estos procesos implica conocer particularmente lo que significa cada historia humana, para así establecer posibles nexos entre ambas manifestaciones del lenguaje. Según Solé (1997), la lectura es un proceso interactivo, en tanto posibilita al sujeto que lee la construcción de significados sobre un texto, a partir de la compresión que se tiene de él. En este sentido, la lectura posibilita a los sujetos interpretar particularmente los significados del lenguaje escrito por los demás, con la intención de interiorizar y transformar la información contenida en un texto. Por su parte, la escritura es un proceso de representación utilizada por el ser humano teniendo en cuenta un sistema de signos alfabéticos 102 Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir establecidos socialmente, que permiten comunicar y comunicarse de manera eficaz y asertiva. En esta lógica, afirma Monserrat (2004): “cualquier actividad de escritura debe implicar el proceso completo de producción del texto, en el que intervienen tanto los aspectos de notación gráfica como los relacionados con el lenguaje, así como los aspectos discursivos” (p.23). Lo anterior evidencia una visión holística de la escritura, en la cual es importante el desarrollo de juegos de habilidades gráficas, lingüísticas y representativas de quien produce un texto. Ahora bien, aunque en líneas anteriores se ha expuesto la distinción entre el proceso de lectura y escritura, no se puede negar su carácter complementario, gracias a que ambos, además de encontrarse inmersos en la inherente dialógica de la comunicación humana, tienen estrecha afinidad en el direccionamiento de su enseñanza, porque los dos dependen en gran medida de la concepción que se genera sobre ellos, los cuales están circunscritos a tiempos, personas y contextos específicos. Es preciso aclarar que tanto Solé (1997) como Monserrat (2004), proponen mirar los dos procesos desde una óptica superadora de la mecanización, en cuanto ofrecen la posibilidad de reflexionar sobre su orientación, principalmente en el marco de la trascendencia de los procesos de construcción del lenguaje. En este sentido y para generar mayor comprensión de cómo percibe el niño el acto de leer y escribir, se hace necesario retomar los planteamientos de Ferreiro y Teberosky (1989), quienes plantean cinco niveles por los que los niños transitan antes de adoptar completamente el código escrito utilizado por los adultos. En coherencia con lo expuesto en líneas anteriores, las autoras del presente artículo de reflexión, además de retomar lo que ocurre en cada uno de los cinco niveles planteados por Ferreiro y Teberosky (1989), se atreven a realizar una propuesta didáctica en sintonía con lo planteado por Zabalza (1987), quien defiende la idea de que la dimensión cognitiva Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 103 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao y afectiva deben ser tenidas en cuenta a la hora de proponer situaciones de aprendizaje, en este sentido es necesario considerar a cada niño desde sus particularidades, para promover la lectura y escritura con base en su experiencia y en los escenarios que habita. 1. En el primer nivel, denominado diferenciación de escritura dibujo (Ferreiro & Teberosky, 1989), los niños reproducen los rasgos típicos de la escritura que identifican, es decir, si sus referentes son en letra cursiva optarán por escribir letras unidas entre sí con algunas curvaturas; por el contrario, si su modelo de escritura es en letra script, las grafías del niño se caracterizarán por emplear letras separadas, con formas curvas acompañadas de líneas rectas. Con respecto a este último caso, el niño tiene dos hipótesis: la primera hace alusión a la variedad que consiste en presentarle al niño una palabra con diversas grafías, y la segunda hace referencia a la cantidad, es decir, se utiliza cierta cantidad de grafías para escribir (mínimo tres), las cuales pueden ser intentos de letras y números (Ferreiro & Teberosky, 1989). Adicional a lo anterior, la interpretación de la escritura sólo puede ser llevada a cabo por el mismo niño, quien tiene una percepción global de lo escrito2, debido a que no es posible analizar las partes. En este nivel, el principal objetivo es motivar la escritura espontánea del niño para que trate de dar una interpretación a sus producciones, diferenciando lo que es dibujo de lo que es escritura, por esta razón serán muy útiles las actividades encaminadas a incentivar la representación gráfica de experiencias significativas que involucren los ámbitos naturales del niño: familia, escuela y localidad. A continuación se propone una actividad útil para potenciar el primer nivel de escritura. Nombre de la actividad: recreando el final. Materiales: Imágenes, cartulinas, crayolas, cinta pegante. 2 104 La percepción del niño es sincrética, es decir, no analiza las partes, solo el todo. Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir Organización del espacio: ubicar a los niños en mesa redonda, disponer en el salón fragmentos escritos con imágenes representativas de la historia. Desarrollo: el maestro narra una historia, frecuentemente hace pausas para preguntar a los niños sobre las predicciones o ideas previas que tienen ellos sobre la misma. Finalmente, se disponen hojas amplias con crayolas para que cada niño, teniendo como referente tanto fragmentos escritos como imágenes, proponga un final. Los niños deben dibujar el final de la historia y al frente de la imagen deben utilizar representación escrita. Evaluación: al finalizar la actividad, los niños deben socializar con el grupo su trabajo. Los criterios evaluativos estarán enfocados tanto en la representación que hace el niño de imagen y escritura, como en su interpretación personal, la cual tiene por objetivo identificar lo que es dibujo y lo que es escritura. En este tipo de ejercicio saldrán a la luz varios elementos importantes dignos de analizar por parte del maestro: la existencia de grafías, la prevalencia del tipo de letra (script o cursiva), la alternancia y diferenciación entre dibujo-letra. 2.En el segundo nivel, pre silábico, el avance del niño en la representación es significativo, debido a que los grafismos (intentos de letras) realizados son más definidos, con ciertas aproximaciones a las letras del alfabeto. La hipótesis de variedad3 y cantidad4 de grafías es conservada por el niño, al mismo tiempo la interpretación de la escritura sigue siendo global, aun así, comienza a emplear combinaciones alternando el orden de las letras, lo cual es el indicio de un progreso en su pensamiento: si se ubican las mismas letras en diferentes órdenes, puede conducir a resultados distintos. 3 La hipótesis de variedad hace referencia a la variedad de grafías que se le presentan al niño para escribir una palabra. 4 Se refiere a la cantidad de grafías para escribir (mínimo tres), las cuales pueden ser intentos de letras y números (Ferreiro & Teberosky, 1989). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 105 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao También es común que en esta instancia el niño haya adquirido modelos fijos de escritura5 que se pueden realizar sin tener al lado la muestra (Ferreiro & Teberosky, 1989). En este nivel, el niño logra mayor avance en la representación de grafías, las cuales tienden a ser más parecidas a las del alfabeto, por lo tanto, es pertinente plantear actividades con modelos fijos de escritura, los cuales se descompongan en letras y con estas mismas alternar órdenes para crear otras palabras. Los modelos reproducidos por el niño se deben a su capacidad para retener en la mente los detalles de las formas, imágenes, junto con todo el contenido visual proporcionado por diversos portadores de texto que circulan a su alrededor, informaciones provenientes de las escrituras de adultos, maestros, compañeros, así como las etiquetas de productos comerciales, cuadernos, libros, vallas publicitarias, medios informáticos, televisión, entre otros estímulos. Nombre de la actividad: recrea palabras. Materiales: cartulinas de colores, marcadores, tijeras, papel contac6, cinta. Desarrollo: cada niño casi siempre cuenta con un modelo de su nombre en sus cuadernos y demás pertenencias escolares, es por ello que se utilizará este recurso para trabajar con modelos fijos de escritura y sus posibles combinaciones. Se proporciona a cada niño dos cartulinas de 30 cm de largo x 10 de ancho cada una, se le pide que copie su nombre en ambas cartulinas tomando como referente un rótulo o muestra que contenga su nombre y apellidos, luego el niño debe pegar en la parte delantera de su asiento 106 5 Los modelos fijos son aquellas memorizaciones que hace el niño de algunas palabras. Un ejemplo de modelo fijo es el nombre propio. 6 El papel contac es un material delgado, transparente y con adhesivo que sirve para proteger o realzar el material. Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir una de las cartulinas y en la cartulina restante deberá recortar cada letra del nombre. Seguidamente se preguntará a los estudiantes, de manera abierta, qué observan en su nombre, cuáles letras reconocen y cuáles se repiten. A partir de esto se podrán hacer diferentes clasificaciones: discriminar consonantes, vocales, proponer a los niños que realicen diferentes combinaciones. Al finalizar cada niño debe crear una palabra con las letras de su nombre, con el fin de exponer a sus compañeros la palabra creada. Evaluación: Los criterios evaluativos para esta actividad son: el acercamiento de las grafías a las letras del alfabeto, la identificación de las vocales, la identificación de algunas consonantes y en la construcción de la palabra se debe valorar la variedad en las grafías. Otra actividad complementaria a la anterior, es cambiar el orden de las sillas, solicitando a los niños identificar cuál es la silla que le corresponde de acuerdo a su nombre. Se recomienda proponer cuatro oportunidades para elegir la silla correcta, estableciendo dos minutos por oportunidad, los niños tomarán la decisión de seguir buscando o quedarse en la silla elegida inicialmente. Cuando cada uno encuentre su silla, la maestra tendrá que acercarse al niño y pedirle que intente interpretar lo que dice en la silla elegida para corroborar que sí le corresponda. En este momento los niños podrán utilizar diferentes estrategias para saber cuál le pertenece: según las iniciales de su nombre, el número de palabras y la extensión de las mismas con relación al modelo fijo de que tienen mentalmente grabado. 3. El tercer nivel, el silábico, distinguido, según Ferreiro y Teberosky (1989) por “el intento de dar un valor sonoro a cada una de las letras que componen una escritura. En este intento el niño pasa por un periodo de mayor importancia evolutiva: cada letra vale por una sílaba” (p. 255). En este sentido, el niño pasa de la correspondencia global entre lo expresado oralmente y lo escrito a Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 107 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao una correspondencia entre las partes de la expresión oral y partes de la palabra escrita, así mismo, descubre que la escritura es la representación de los sonidos emitidos al hablar. Adicional a lo anterior, es fundamental tener en cuenta que en la construcción de la hipótesis silábica7 que el niño realiza, es posible representar cada sílaba con una grafía o letra, sin importar si dicha grafía se aproxima a una letra convencional del alfabeto (Ferreiro &Teberosky, 1989). La principal conquista en este nivel se da gracias a que el niño empieza a representar cada sílaba o golpe de voz con una grafía o letra, por tal motivo es fundamental hacer actividades que impliquen la segmentación sonora con las palmas de las manos y luego representarla de forma escrita. Nombre de la actividad: la caja de sorpresas. Materiales: una caja de cartón de 60 x 60 cm aproximadamente, cinta pegante, imágenes de animales y objetos de colores con medidas menores a las de la caja. Desarrollo: se introducen las imágenes en la caja de cartón, de manera aleatoria se llama a lista a un estudiante, el cual debe extraer una ilustración de la caja y, de acuerdo a la palabra evocada por la imagen, hacer la segmentación silábica con las palmas de las manos, los compañeros le pueden ayudar. Seguidamente la imagen se debe pegar en el tablero y el niño debe tratar de escribir el nombre del animal u objeto con base en la segmentación sonora. Evaluación: la valoración de esta actividad se hará con base en la consideración de representar con una letra cada sílaba de la palabra, dicha letra puede corresponder a un sonido que efectivamente está en la sílaba, o puede estar aislada de valor sonoro real de la misma. Aun así el esfuerzo del niño por intentar construir esa correspondencia debe ser valorada. 7 108 La hipótesis silábica: significa que para el niño cada letra que realiza representa una sílaba Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir Nota: se debe respetar la subjetividad del niño, pues una imagen le puede evocar una palabra diferente a la que el maestro o los demás compañeros esperan que se interprete. 4. En el cuarto nivel, denominado silábico alfabético, “el niño abandona la hipótesis silábica y descubre la necesidad de hacer un análisis que vaya ‘más allá’ de la sílaba por el conflicto entre la hipótesis silábica y la exigencia de cantidad mínima de grafías” (Ferreiro &Teberosky, 1989, p. 260). Tal situación significa un progreso en el análisis del lenguaje escrito, porque empieza a desarrollar conciencia en cuanto a la sílaba, la cual es susceptible a subdivisiones, al mismo tiempo cada uno de sus constituyentes (vocales y consonantes) tienen una representación sonora (Ferreiro & Teberosky, 1989). En esta etapa, el niño descubre que la sílaba está constituida por letras y cada una de ellas aporta un valor sonoro individual. Por tal motivo, es importante proponer actividades intencionadas que ayuden a desarrollar la conciencia fonológica en el niño a partir de cada letra del alfabeto. Nombre de la actividad: ¿Cómo suena? Materiales: el alfabeto en letras de colores con una medida de 15 x 15 cm, una bolsa, cinta pegante, cartulina, marcadores. Desarrollo: se introducen en la bolsa todas las letras del alfabeto que contengan valor sonoro, luego se llama a lista aleatoriamente para que un estudiante salga al frente, saque una letra e indique cómo es su sonido, si este no tiene conocimiento de cómo suena, el resto del grupo le puede ayudar. Las letras se van pegando con cinta en el tablero. Al finalizar, todo el grupo orientado por la docente emite el sonido de cada letra. Posterior a la actividad, se puede hacer un ejercicio en el que los niños, con base en las letras pegadas en el tablero, se reúnan por grupos para conformar palabras en una cartulina. Finalmente, cada grupo socializa las palabras construidas. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 109 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao Evaluación: los criterios evaluativos tendrán en cuenta tanto la respuesta individual sobre el sonido de cada letra, como la participación grupal y el trabajo colaborativo para construir las palabras. 5. La escritura completamente alfabética se da en el quinto nivel, en la medida en que el niño comprende la correspondencia normativa del lenguaje escrito: cada una de las consonantes y vocales pronunciadas oralmente se representan con una letra. Luego de lograr esta construcción cognitiva sobre el sistema escritural, consecuentemente se aproximarán para el niño retos en materia de reglas ortográficas8* (Ferreiro & Teberosky, 1989). La labor del docente en este periodo evolutivo, consiste en posibilitar actividades que motiven a los estudiantes en el empleo constante de la escritura como medio para comunicarse con los demás. Se trata de concientizarle en cuanto a la trascendencia de la mecánica del descifrado, la cual también es útil para la comprensión de significados que posteriormente pueden ser expresados y reconstruidos en el momento de intentar producir un texto, aun cuando se está ausente, de ahí la importancia del lenguaje escrito. Nombre de la actividad: la correspondencia. Materiales: cartulinas de colores, lápiz, colores, goma Eva (Foamy)9 y pegante. Fase de elaboración: se les encomienda a los niños como tarea para el hogar, hacer un sobre con cartulina y decorarlo con su nombre. Fase de organización: cada niño lleva su sobre a la institución, la docente se encarga de disponer un espacio del salón para pegar en un afiche de goma grande todos los sobres. Por semana la tarea será escribirle una carta a un compañero de clase, e introducirla en el sobre correspondiente. 110 8 Las reglas ortográficas no es tema de interés en este artículo, por ello no se desarrollará. 9 La goma Eva o Foamy es un material utilizado en la industria para manualidades. Es similar a una espuma. Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir Fase desarrollo: la dinámica de la actividad consiste en cambiar el destinatario de la carta cada semana. Cada dos días la maestra entregará las correspondencias para que sean leídas por los niños y si ellos lo desean las compartirán con el resto del grupo. Evaluación: esta actividad evaluará la creatividad junto con el compromiso de escribir. Las cartas realizadas por los estudiantes serán un referente de diagnóstico para mirar el proceso de escritura de manera individual. Estas contribuirán con la corrección de algunas omisiones y sustituciones de letras que son muy comunes en la exploración del lenguaje escrito. Dicha actividad resulta útil gracias a que promueve tanto la representación escrita como la lectura e interpretación de las cartas recibidas, ubicando al niño tanto en el rol de emisor como de receptor. Consideraciones finales Reflexionar en torno a los procesos de lectura y escritura transcurridos en la primera infancia, requiere tener presente que, si bien la escuela es el espacio formal para la construcción del conocimiento, no es el ámbito exclusivo de apropiación educativa; al igual que ella, existen lugares y medios en los cuales es posible interactuar con el saber, gracias a la simultaneidad existente entre los procesos educativos formales e informales. En este sentido, es responsabilidad de la escuela propiciar ambientes de articulación en los que confluyan los procesos de lectura y escritura, las prácticas pedagógicas, las teorías sobre el aprendizaje acompañadas de los saberes experienciales de los niños. Son estos aspectos fundamentales en el momento de diseñar situaciones acordes con los intereses de los involucrados en el proceso educativo, mediados por la agradabilidad, la pertinencia y la contextualización. En coherencia con lo nombrado, los niveles planteados por Ferrero y Teberosky (1989) brindan elementos conceptuales interesantes acerca de las percepciones e hipótesis que construyen los niños alrededor de los Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 111 Sorany Alexandra Ospina Ospina, Adriana María Gallego Henao procesos lectoescriturales, y, al mismo tiempo, proporcionan recursos valiosos que pueden orientar a los maestros sobre la planeación de actividades estratégicas en busca de promover tanto el acercamiento de los niños a la lectura, como la facilitación de situaciones estimulantes que generen la toma de iniciativa por la representación escrita y la interpretación de la misma. Adicional a lo anterior, leer y escribir son procesos que no sólo se encuentran adscritos al dominio del código escrito, la esencia de estos radica precisamente en el gusto por leer y escribir de manera voluntaria como experiencia subjetiva construida social e individualmente, acontecida de manera diferente en todos los sujetos, dependiendo así de los ritmos, estilos de aprendizaje y contextos específicos para su orientación. 112 Katharsis Lenguaje y socialización en la primera infancia: propuesta didáctica para leer y escribir Bibliografía Berger, P. & Luckmann, T. (1998). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu. Congreso de Colombia. Código de la Infancia y la Adolescencia. (Ley 1098 de 2006). Recuperado de: http://www.oei.es/quipu/colombia/codigo_infancia.pdf Erikson, E. (1993). Infancia y sociedad. Buenos Aires: Lumen-Horme. Ferreiro, E. & Teberosky, A. (1989). Los sistemas de escritura en el desarrollo del niño. México: Siglo XXI. Monserrat, E. (2004). Leer y escribir para vivir: Alfabetización inicial y uso real de la lengua escrita en la escuela. Barcelona: Grao. Papalia, D. (2005). Desarrollo humano. Bogotá: McGraw-Hill. Ministerio de la Protección Social. (2007). Política pública nacional de primera infancia. “Colombia por la primera infancia”. Recuperado de: http://www.mineducacion.gov. co/primerainfancia/1739/articles-177828_archivo_pdf_conpes109.pdf Solé, I. (1997). Signos. Teoría y práctica de la educación. De la lectura al aprendizaje. Recuperado de: http://cursos.cepcastilleja.org/plyb/documentos/de_la_lectura_al_ aprendizaje.pdf Zabalza, M.A. (1987). Didáctica de la educación infantil. Madrid: Narcea Ediciones. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 9-27—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 113 Sucesivos aportes alUniversitaria concepto de adolescencia Katharsis–Institución de Envigadoen la obra freudiana Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana* Successive contributions to the concept of adolescence in Freud’s work Mauricio Fernández-Arcila** Resumen Se hace un seguimiento a las reflexiones puntuales hechas por Freud en torno a la adolescencia, buscando determinar su correspondiente contexto teórico en cada época. Se encuentra que los sucesivos aportes teóricos están enmarcados en tres momentos de la obra freudiana: las primeras explicaciones psicopatológicas acerca de las neurosis a fines del siglo XIX, el replanteamiento que induce el desarrollo de la teoría de la sexualidad infantil, y, por último, la revaloración del papel etiológico del Complejo de Edipo, asociada al mantenimiento de la noción de après-coup (Nachträglichkeit). De esta manera no solamente se identifica y esboza el perfil de las teorizaciones más generales que subyacen a las proposiciones dispersas, sino que se reconocen algunos de estos enunciados como contribuciones indispensables a la concepción contemporánea de la adolescencia. Palabras clave: Pubertad, adolescencia, angustia virginal, neurosis, après-coup (posterioridad), Complejo de Edipo. * ** El presente artículo deriva del primer capítulo del informe de investigación “Concepciones psicoanalíticas de la adolescencia” (Medellín, Universidad de Antioquia - Codi, 2011), a cuya redacción inicial contribuyó también Ricardo Moreno Chía. Antes de ser reconfigurado en su versión actual, tuvo otra versión intermedia, en mayo de 2013, como lectura para un curso de la Especialización en Problemas de la Infancia y la Adolescencia del Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia). Se agradece al profesor Moreno su autorización para hacer uso aquí de algunas informaciones documentales e ideas que introdujo, tanto en esa primera redacción conjunta del capítulo del informe (2011), como posteriormente en su libro (2012). Doctor en Psicoanálisis y Psicopatología Fundamental (Universidad de Paris 7), miembro de la Associação Universitária de Pesquisa em Psicopatologia Fundamental (Brasil) y de la Tavistock Latin American Network for the Development of New Approaches to Adolescent Mental Health (Londres). En la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia), ejerce como profesor titular del Departamento de Psicoanálisis y como coordinador del grupo de Investigación Estudios sobre juventud. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 115 Mauricio Fernández-Arcila Abstract A follow-up work is established to the specific reflections made by Freud around adolescence, trying to determine the corresponding theoretical context in each period. It is found that successive theoretical contributions are framed in three moments of Freud’s work: the first psychopathological explanations of neurosis in the late nineteenth century, the rethinking that induces the development of the theory of infantile sexuality, and finally, the revaluation of the etiological role of the Oedipus Complex, associated to maintaining the notion of après-coup (Nachträglichkeit). This way, the profile is not only identified and outlined from the more general theories underlying the dispersed propositions, but some of these statements are recognized as essential contributions to the contemporary conception of adolescence. Keywords: Puberty, adolescence, virginal anxiety, neurosis, après-coup (posterity), Oedipus complex. Muchas de las discusiones actuales en torno al contenido y el lugar que ocupan las nociones de pubertad y adolescencia en la obra de Sigmund Freud, suelen estar afectadas por burdos anacronismos, en la medida en que a las reflexiones freudianas se le atribuyen una serie de conceptos y distinciones que todavía no habían sido construidos en su época, sino que fueron de más reciente aparición. Aunque Freud desarrolló múltiples consideraciones teóricas y clínicas acerca de fenómenos presentes en la adolescencia, ésta no fue diferenciada ni por él ni por sus primeros discípulos como una entidad independiente, y, por lo mismo, sólo fue objeto de teorización sistematizada más tardíamente y por parte de otros autores. Sabemos que el primer texto psicoanalítico que se ocupa extensamente de los cambios consecutivos a la aparición de la pubertad, fue el tercero de los Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905c), que precisamente lleva por título “Las metamorfosis de la pubertad”. Pero aun así este hito sigue siendo problemático, empezando por la terminología (Freud usa raramente el término “adolescencia”), y más aún porque puede pensarse que dicho ensayo no aborda la adolescencia como tal, sino que, en el contexto de esa obra, se trataría de la conclusión del desarrollo de la sexualidad infantil. 116 Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana Por otro lado, a excepción de ese relativamente extenso estudio de 1905, Freud no hace ningún otro tratamiento amplio del tema; en cambio, a lo largo de sus obras, alude a múltiples aspectos de la adolescencia, pero a manera de breves desarrollos dispersos, sin ningún ordenamiento metódico. Esto significa, de entrada, que no se puede esperar encontrar en las reflexiones freudianas ni una definición completa de pubertad o de adolescencia, ni términos constantes o unificados para designarlas, ni mucho menos definiciones idénticas a las que poseemos en la actualidad. La condición etaria o biológica es tenida en cuenta en muchas ocasiones para diferenciar a algunos pacientes como “jóvenes”, “hombres en crecimiento” o “adolescentes”, pero, desde un punto de vista psíquico, para los primeros psicoanalistas estos sujetos eran todavía “niños”, no se les reconocía explícitamente un estado específico de naturaleza psíquica, o incluso sociocultural, distinto al del niño o al del adulto. La manera de ocuparse, o mejor, de restar importancia a las manifestaciones o problemas adolescentes estaba determinada, en gran parte, por el tipo de presencia que los jóvenes tenían en la cultura alemana. La Viena post-napoleónica y colonialista del siglo XIX, orgullosa de su progreso y orden, desconfiaba constantemente de la juventud, la cual hallaba contraria a los valores sociales de moderación y tranquilidad en todas las formas de vida, que proclamaba y trasmitía a través de una educación autoritaria. No obstante, como ya se dijo, muchos aspectos psíquicos de estos individuos jóvenes eran objeto de elaboraciones teóricas entre los freudianos de entonces. En este sentido, en Freud se encuentran menciones a la pubertad desde 1888, y podrían citarse también las discusiones que se tuvieron en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, desde sus inicios en 1902, como “Reunión de los miércoles”, hasta poco antes de la Segunda Guerra: sobre el onanismo, la homosexualidad, Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 117 Mauricio Fernández-Arcila el incesto, el parricidio o la educación sexual (Nunberg & Federn, 1962/75). Además, en razón del hecho de que una buena proporción de los pacientes de Freud eran jóvenes adolescentes,1 parece posible encontrar en su obra concepciones implícitas sobre la adolescencia, muy especialmente en sus trabajos clínicos. En sentido inverso, cabe imaginar retrospectivamente, a la luz de los nuevos desarrollos teóricos, que si Freud se hubiera preocupado más por la adolescencia y sus “metamorfosis”, la suerte del tratamiento de la joven Dora, por ejemplo, el cual concluyó cuando tenía 18 años, hubiera sido diferente. Pero en el presente artículo no se avanzará en esta última vía hipotética. Se tratará, en cambio, en primer lugar, de identificar las elaboraciones que sobre problemas o condiciones adolescentes hace Freud en su obra, ordenándolas por períodos teóricos, en función de la permanencia, durante ciertos lapsos de tiempo, de esbozos de concepciones relativamente globales. Se espera así poder observar las variaciones que van teniendo las proposiciones sobre la adolescencia, como efecto de las modificaciones de conjunto de la teoría. En segundo lugar, se indagará cómo, a partir de aquellas elaboraciones, van emergiendo algunos criterios psíquicos específicos que se adicionan o se articulan con los puramente etarios o biológicos, posibilitando así la constitución de la perspectiva más contemporánea sobre la adolescencia en cuanto proceso característico de reestructuración psíquica. En otras palabras, se pretende mostrar que las reflexiones freudianas acerca de algunas manifestaciones de la adolescencia o de procesos que le son concomitantes, representan aportes teóricos indispensables para la subsiguiente construcción de una concepción de la adolescencia como proceso psíquico, con características e incidencias propias —más allá de la noción de un período de la vida (con límites temporales, con 1 118 Katarina (Freud, 1895d, pp 141-150), casos mencionados en las Actas de la Sociedad Psicoanalítica de Viena (Nunberg & Federn, 1962/75), Emma (Freud, 1895e,pp 4004-403), Dora (Freud, 1901b). Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana cambios biológicos o rasgos socioculturales determinados o variables), usada para clasificar o localizar los fenómenos que se presentan durante ese lapso. 1. La pubertad y etiología de las neurosis Al seguir los pasos del pensamiento freudiano2 en sus inicios, se capta que, antes de descubrir el sentido de los sueños y de proponer una metapsicología, Freud estuvo ocupado ante todo en la elaboración de una nueva teoría psicopatológica de las neurosis. Por esta razón, para presentar algunos de los primeros elementos teóricos relativos a la concepción de la adolescencia en Freud, se tomarán como guía las elaboraciones acerca de la etiología de las neurosis. El desarrollo de esta teoría psicopatológica durante los tres últimos lustros del siglo XIX comprenderá dos etapas. La primera se caracteriza por una integración progresiva de los factores psíquicos. Comienza con una visión de tipo fisiológico que se aplica a las neurosis actuales, y pasa a plantear los mecanismos de defensa como factores específicos de las psiconeurosis. Durante la segunda etapa de la teorización, se atenúa el dualismo psique-soma, al articularse los factores sexuales y la defensa en un nuevo modelo etiológico, gracias a la teoría de la retroactividad traumática {Nachträglichkeit} y de la angustia. En las subsiguientes coyunturas del pensamiento freudiano, la manera de entender la pubertad y su papel etiológico sufrirá variaciones, en función de los nuevos componentes que se integran en la teorización atinente a la formación de las neurosis. 1.1 Dos condiciones puberales: quantum somático y déficit psíquico. En una de las primeras referencias de Freud a la pubertad, ésta se encuentra asociada a la emergencia de la histeria: “El período que 2 Tal como la permiten construir algunos estudios, en particular: Anzieu (1959/75); Levin (1978); Assoun (1981). Un panorama más abarcador de la obra freudiana es realizado en Bercherie (1984). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 119 Mauricio Fernández-Arcila antecede y sigue a la pubertad suele traer consigo, en niños y niñas de intensa disposición histérica, un primer estallido de la neurosis” (Freud, 1888c, p. 57). De igual modo, a fines de 1892 (en el Manuscrito A),3 se vuelve a asociar la pubertad a la neurosis, pero esta vez a la neurastenia. Se hace alusión a la masturbación, pero no es claro si allí Freud tiene en mente la masturbación puberal o aquella de que podría ser objeto un niño por parte de una persona mayor. A pesar de que la neurastenia4 era considerada como la neurosis más importante al lado de la histeria, y que frecuentemente se la comparaba con ésta, las cartas y las publicaciones de Freud anteriores a 1893, es decir, anteriores al Manuscrito B, cuya primera parte está especialmente dedicada a este síndrome neurasténico, apenas contienen comentarios ocasionales sobre ella. Todo parece indicar que Freud finalmente le prestó atención a la neurastenia cuando reevaluó el papel de la sexualidad, gracias a sus análisis de la histeria. Freud comparte la concepción de sus predecesores y contemporáneos, al atribuirle un papel central a los hábitos sexuales en la etiología de esta neurosis actual.5 En otras palabras, también creía que la masturbación habitual podía explicar el agotamiento mental y físico característico de la neurastenia. 120 3 Desde 1985 se dispone de la edición completa de las Cartas a Fliess (Freud, 1887a). En adelante se distinguirá la edición fragmentaria con la abreviatura AE, y la edición completa con EC. 4 Desde 1869, el médico norteamericano George Beard caracterizó la neurastenia por una debilidad general física y mental. En la Europa del siglo XIX, tuvo una gran difusión y fue motivo de una amplia producción bibliográfica en los 80 y comienzos de los 90. Muchos de los autores europeos aceptaron la idea de Beard de que el exceso de esfuerzo mental y físico, al igual que las exigencias de la vida moderna, eran los factores etiológicos más importantes, pero también recalcaron en la herencia y las anormalidades de la vida sexual, sobre todo la masturbación y el coitus interruptus. 5 A propósito de la neurastenia en los varones, escribe en el Manuscrito B (08 febrero 1893): “Su fuente es la masturbación, cuya frecuencia corre paralela directamente a la frecuencia de la neurastenia de los hombres” (Freud, 1887a EC, p. 29). Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana Esta práctica sexual la integra en una fórmula etiológica que prefigura la del ensayo sobre las neurosis actuales (Freud, 1894c). Según este modelo etiológico, debe existir: “1) la condición necesaria, sin la cual el estado no sobrevendría, y 2) los factores ocasionadores” (Freud, 1887a EC, p. 28). Si la primera condición ha tenido fuerza suficiente, ella misma causará la afección de manera necesaria, pero si no es el caso, se convierte en una predisposición que sólo tras el advenimiento de los factores ocasionadores produce la afección. La condición necesaria es entonces indispensable y en algunos casos puede ser suficiente, mientras que los factores ocasionadores serán auxiliares imprescindibles cuando el primer factor carezca de la fuerza determinante. En este contexto, el supuesto “habitual extravío sexual” atribuido a la pubertad, hace parte de la cadena de factores que determinan el advenimiento de la neurastenia, al lado de factores como el intenso trabajo de la vida estudiantil, entre otros; es decir, se desempeña como un factor ocasionador, adicionable a la predisposición temprana. Pero, también sin tener en cuenta la experiencia infantil, puede considerarse que la masturbación puberal, por sí misma, puede generar una predisposición que se activa con la “segunda nocividad”, esto es, con el onanismus conjugalis, “que corresponde a otra edad de los hombres” (Freud, 1887a EC, p. 29).6 Según este enfoque, la pubertad tiene una incidencia etiológica en función de la excitación sexual que desgasta o incrementa, es decir, debido a las prácticas corporales que le son características, pero esa sexualidad y esas prácticas se las concibe todavía de un modo 6 En cuanto a la mujer joven, no parece que Freud le achaque, como sí lo hace con el hombre, la posibilidad de contraer neurastenias puras, a pesar de “todos los traumas sexuales de este período” (Freud, 1887a EC, p. 30). En su opinión, ellas presentan más bien “neurosis mixtas”: un poco de histeria con otro tanto de neurastenia. La causa del padecimiento femenino no sería otro que el hombre neurasténico, es decir, el hombre impotente. De lo que se extrae una curiosa regla etiológica: a hombre neurasténico mujer histérica. Y dado que los hombres se hacen neurasténicos en la pubertad, ha de esperarse indefectiblemente la histeria de la mujer casada. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 121 Mauricio Fernández-Arcila fisiológico. No obstante, están sugeridos los nexos con las experiencias pasadas, sobre todo en la idea de que las vivencias infantiles puedan llegar a ser la condición suficiente de las afecciones psíquicas, y de que la masturbación de la pubertad puede no operar por sí misma. Si el “abuso sexual temprano”7 tanto como la masturbación puberal crean o la predisposición o la neurastenia misma, cabe suponer que aquel abuso es visto como del mismo tipo que la práctica onanista.8 {no son tan radicalmente somáticas, habla de la “tramitación” en lo psíquico} A pesar de su adhesión a ciertas ideas psiquiátricas tradicionales, Freud hará nuevos aportes en el campo de la psicopatología al deslindar la neurosis de angustia como un síndrome distinto de la neurastenia, y proponer que ella tiene una etiología diferente: el coitus interruptus, práctica de la vida sexual actual que conduce a una situación en la cual es “…desviada de lo psíquico la excitación sexual somática y … (recibe), a causa de ello, un empleo anormal” (Freud, 1894c, p.108). Ahora bien, esta “…debilidad para el dominio psíquico de la excitación sexual somática”9 (Freud, 1887a EC, p. 88) presente en la neurosis de angustia, no se explica por la masturbación juvenil sino por el hecho de que la excitación no pueda ser ligada mediante libido psíquica. La neurosis de angustia no está determinada, como en la neurastenia, 122 7 Un poco antes decía: “sin abuso sexual, empero, ninguno de estos factores (es decir, los secundarios) es capaz de producir neurastenia” (Freud, 1887a EC, p.29). Esta misma frase, tomada de la nueva edición completa de las Cartas a Fliess, se traduce así en la edición fragmentaria: “Pero sin desgaste sexual todos esos factores no serían capaces de producir neurastenia” (Freud, 1887a AE, p. 218). 8 Esta interrogación de si una predisposición hereditaria a la neurastenia se crea a partir de una seducción en la infancia o bien “…si también la neurastenia de apariencia hereditaria se remonta a un abuso sexual temprano” (Freud, 1887a EC, p. 31), establece una aproximación entre las dos categorías de neurosis que Freud diferenciaba por entonces: las neurosis actuales y las psiconeurosis. También el Manuscrito B muestra que Freud concibe unitariamente estas neurosis, en concordancia con su búsqueda de una teoría general de las neurosis, basada en una etiología sexual. No puede decirse que en dicho Manuscrito B las neurosis actuales estén definidas exclusivamente por la actualidad de su causa, ni que sus síntomas obedezcan a una causa simple que se resume en la inadecuación de la satisfacción sexual. Estas distinciones, en cambio, se establecerán en 1894, cuando las neurosis actuales se las oponga a las psiconeurosis, en cuanto conformaciones cuya “… ocasión para la perturbación, reside en el ámbito somático y no, como en la histeria y la neurosis obsesiva, en el ámbito psíquico” (Freud, 1894c, p.114). 9 Manuscrito F —18 y 20 agosto de 1894—. Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana por los desgastes físicos provenientes de actos masturbatorios, sino por un “factor de enajenación entre somático y psíquico” (Freud, 1887a EC, p. 88) favorecido por el acto sexual interrumpido o también por la eyaculación precoz, es decir, en razón de un déficit psíquico, de un déficit de representación psíquica. Ahora bien, este “déficit psíquico”, central en la nueva concepción de la etiología, aunque de momento, reservado para la neurosis de angustia, permitirá integrar a la adolescencia, en la medida en que Freud encuentra que los jóvenes también son vulnerables a la neurosis de angustia, tanto como lo son a la histeria o la neurastenia. Precisamente, una de las formas de neurosis de angustia que Freud describía en primer lugar en su ensayo, la denominaba “angustia virginal o angustia de las adolescentes”: Como angustia virginal o angustia de las adolescentes. Cierto número de observaciones indudables me han mostrado que un primer encuentro con el problema sexual, una revelación algo brusca de lo hasta entonces velado —sea por la visión de un acto sexual, por una comunicación o por lecturas—, puede provocar en niñas adolescentes una neurosis de angustia que de manera casi típica se combina con una histeria (Freud, 1894c, p. 100). La contracción de esta neurosis, empero, se presenta preferentemente del lado femenino, por cuanto en las niñas adolescentes “no se han desarrollado todavía lo bastante los grupos de representación con los cuales está destinada a enlazarse la excitación sexual somática” (Freud, 1894c, p.110). 1.2 Pubertad: enajenación après-coup de lo somático y lo psíquico Para el año 94, entonces, con la profundización del estudio de la neurastenia, que lo lleva a separar las neurosis de angustia (Freud, 1894c)10 y con la construcción de una teoría psicológica de las neurosis 10 El estudio “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia”, aunque publicado en enero de 1895, es decir, antes que Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 123 Mauricio Fernández-Arcila de defensa (Freud, 1894a)11, la teorización de Freud incursiona más en el orden de lo psíquico, oponiendo las neurosis actuales y las psiconeurosis. Toma así distancia respecto a la reflexión de los años 92 y 93, en la que se lo veía estancado en una idea somática de la sexualidad y en una visión fisiológica de la etiología. Este aparente dualismo somato-psíquico, sobre cuyas bases se oponen las dos categorías de neurosis, todavía no era explícito en la Comunicación preliminar (Freud, 1892f)12 aunque en esta conferencia se introducía la idea novedosa de un mecanismo psíquico de la histeria. Freud concibe allí que la disociación de los “grupos psíquicos” generada por la defensa, impide el desgaste de las excitaciones y emociones ligadas a los traumas, de los que se sigue sufriendo por reminiscencias. Para el año 94, el funcionamiento postulado para las neurosis actuales se diferenciará todavía más del de otro conjunto de neurosis (fobia, obsesiones, histeria, confusión alucinatoria), unificado ahora en torno al concepto de defensa (Freud, 1894a). En las primeras neurosis, al considerarse el carácter actual de los factores o “impasses” que las causan, no parece tenerse en cuenta la posibilidad de que ellos den lugar a asociaciones de las representaciones del presente con las representaciones del pasado, tal como ocurre en las neurosis de defensa. En éstas, en cambio, el factor causal específico reside en el pasado. Pero en el ensayo sobre la neurosis de angustia (Freud, 1894c), ésta todavía coincide con la histeria, en cuanto que en ambas afecciones, a consecuencia de “una insuficiencia psíquica…se producen unos procesos somáticos anormales” (Freud, 1894c, p. 114). Es más, la histeria concuerda tanto con la neurosis de angustia en los síntomas y en los mecanismos, que esta última aparece “como el correspondiente el ensayo sobre las psiconeurosis, está fechado “diciembre 1894”; representa la culminación de una reflexión adelantada en los Manuscritos A, B, D y E. 124 11 El artículo “Las neuropsicosis de defensa”, aunque publicado en mayo de 1895, es terminado de redactar en enero de 1894. 12 Publicada en enero de 1893. Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana somático de la histeria” (Freud, 1894c, p. 114). Entonces, la diferencia reside, dice Freud, meramente en que la excitación en la neurosis de angustia es puramente somática (la excitación sexual), mientras que en la histeria es psíquica (provocada por un conflicto) (Freud, 1894c, p. 114). Con todo, en este contexto, la pubertad, vista como un factor causal actual, comenzará a establecer nuevos puentes con el pasado infantil. El paralelismo entre lo actual y lo infantil continuará desdibujándose, al menos en dos escritos del año 1895, y en el momento de elaborar las explicaciones etiológicas sobre la histeria en Estudios sobre la histeria (aparecidos en mayo) y en el manuscrito Proyecto de psicología (cuya redacción se concluyó en octubre del mismo año). Ahora bien, este desdibujamiento se presenta precisamente cuando los autores de Estudios sobre la histeria tratan dos temas relacionados con la adolescencia: la predisposición a la histeria y la angustia virginal. A la predisposición a la histeria se le atribuye un carácter innato, y no solamente por parte de Breuer, sino también de Freud, quien también integra dicha noción en su esfuerzo por entender los fenómenos histéricos.13 En la parte teórica de los Estudios…, Breuer define dicha predisposición como una excitabilidad anómala del sistema nervioso, consistente en la facilidad de afluencia de excitación desde el órgano central a los aparatos nerviosos de la sensación (Freud, 1895d, pp. 220, 250). En este sentido, Breuer concluye —dada la existencia de adolescente excitables, pero sanos, que contrajeron la histeria durante el desarrollo puberal—, que el proceso puberal crea la predisposición allí donde no existía, en la medida en que la maduración genésica afecta el sistema nervioso en su totalidad, dado que produce “algo más que el simple acrecentamiento del quantum de excitación” (Freud, 1895d, p. 254), al aumentar su excitabilidad general. 13 Por lo menos hasta el año 96, en un ensayo en donde pondrá en duda su carácter hereditario (Freud, 1896a). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 125 Mauricio Fernández-Arcila La pubertad, entonces, en la medida en que se reconoce “a la sexualidad como uno de los grandes componentes de la histeria” (Freud, 1895d, p. 254), se vuelve relevante para la etiología de ésta y se la define como un momento propicio para su aparición. Con todo, pudiera pensarse que Breuer está limitando el influjo de la pubertad a su condición puramente somática; con mucha más razón si plantea que los síntomas ideógenos, de condicionamiento psíquico, se levantan sobre la base de la predisposición (Freud, 1895d, p. 254). Pero entre los acrecentamientos endógenos de excitación que caracterizan a la pubertad y los afectos psíquicos que son los que alimentan las conversiones histéricas, se encuentran, a modo de transiciones, la excitación sexual y el afecto sexual.14 Finalmente, Breuer admitirá que la base de la “histeria de pubertad” consistirá en representaciones de contenido sexual, combatidas por la defensa y convertidas (Freud, 1895d, p. 255). De manera semejante, plantea una objeción a la concepción freudiana de la neurosis de angustia, o mejor, hace una mayor aproximación de esta neurosis a la histeria cuando afirma que en la primera “la excitación del afecto sexual es convertida harto a menudo en fenómenos somáticos histéricos” (Freud, 1895d, p. 256). Freud parece haber aceptado esta idea, en vista de que, cuando analiza los síntomas de angustia de Katharina —a pesar de que menciona en dos ocasiones (Freud, 1895d, pp. 143, 148-9) el nexo descubierto antes por él entre el conocimiento en las personas vírgenes de los asuntos sexuales y la producción de angustia—, también cataloga como histérica la angustia que padecía esta joven campesina (Freud, 1895d, p. 149). Este papel atribuido a la pubertad en la determinación de las psiconeurosis, se hará más explícito por su articulación con el trauma 14 126 “La excitación sexual y el afecto sexual constituyen la transición desde esos acrecentamientos endógenos de excitación hasta los afectos psíquicos en el sentido estricto”(Breuer, en Freud, 1895d, p. 211) Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana a posteriori {nachträglich}, con ocasión de la elucidación del caso Emma, hecha en el Proyecto de psicología para neurólogos.15 Allí, en el apartado titulado “La proton pseudos histérica”, Freud expone que esta adolescente no puede ir sola a la tienda. La razón: el recuerdo de haber visitado una tienda cuando tenía 12 años y salir aterrorizada de allí al notar que los tenderos se reían de ella. Se le ocurre que uno de ellos se reía de su vestido y que el otro le había gustado sexualmente. Pero este recuerdo encubre otro, de cuando Emma tenía 8 años, y en el que visita dos veces la tienda de un pastelero quien en la primera ocasión “le pellizca los genitales” por sobre el vestido, a la vez que se ríe socarronamente de ella. Sin embargo, ella vuelve. Algunos elementos, como el vestido y la risa, revelan enlaces simbólicos entre las dos escenas, que además permiten inferir que lo acontecido a los doce años suscita el recuerdo de los eventos de los ocho años. Pero el hecho de que un empleado le había gustado sexualmente, es atribuido por Freud a la entrada en la pubertad de Emma, condición que estima determinante del nuevo valor que ahora toma el recuerdo. Es decir, debido a la pubertad, el recuerdo del antiguo atentado sexual despertado por la escena actual va acompañado ahora de unas cualidades y efectos que su vivencia misma no provocó. Las reflexiones teóricas en torno a esta viñeta introducen una acción retroactiva {nachträglich}, es decir, la incidencia en un nuevo tiempo tanto de un “desprendimiento” de excitación como de una ligazón de representaciones, en el cual los acontecimientos pasados de la infancia son reactivados en el presente, con una nueva cualidad sexual. Esa reactivación se entiende en términos de descarga de excitaciones, de desprendimiento sexual y de significado psíquico, es decir, de “otra comprensión de lo recordado” (Freud, 1895e, p. 403). La maduración sexual de la pubertad hace posible que los recuerdos de vivencias 15 En esta presentación del caso Emma y del concepto de après-coup se han tomado ideas tanto de la obra de Moreno (2012, pp 52-56) como de Laplanche (1989). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 127 Mauricio Fernández-Arcila pasadas tengan un efecto y una significación nuevos, que escapan al dominio de los actuales recursos psíquicos. Cabe resaltar que, a través de este déficit de recursos, se integra también, en este modelo perfeccionado de la defensa psíquica, la idea de la “enajenación de lo somático de lo psíquico” ya descubierta en la neurosis de angustia. En efecto, en el nuevo contexto de la pubertad “el recuerdo despierta (cosa que en aquel momento era incapaz de hacer) un desprendimiento sexual que se traspone en angustia. Con esta angustia, (Emma) tiene miedo de que los empleados pudieran repetir el atentado, y se escapa” (Freud, 1895e, p. 401). *** De este modo, la represión histérica brindó a la teoría psicoanalítica el modelo de la constitución del trauma, según el cual sólo se reprime una representación cuando por su efecto après-coup {nachträglich} deviene angustiosa, displacentera. En resumen, traumática (Freud, 1895e, p. 403).16 Es por tanto una particularidad de las representaciones sexuales, dados los dos tiempos de desarrollo de la sexualidad, la que hace prácticamente ineludible que en este enlace entre el recuerdo y la antigua vivencia, advenga una excitación que toma al Yo por sorpresa, para la cual no estaba preparado y que le suscita un displacer. En el segundo tiempo, en uno de los extremos de este proceso de producción del trauma y de las neurosis se encuentra a la pubertad como 16 128 Esta misma concepción del trauma será expresada en el Manuscrito K: un cuento de navidad (01 enero 1896): “(…) la inclinación de defensa (la represión) se vuelve nociva cuando se dirige contra representaciones que pueden desprender un displacer nuevo también siendo recuerdos, como es el caso de las representaciones sexuales. Es que aquí se realiza la única posibilidad de que, con efecto retardado {nachträglich}, un recuerdo produzca un desprendimiento más intenso que a su turno la vivencia correspondiente. Para ello sólo hace falta una cosa: que entre la vivencia y su repetición en el recuerdo se interpole la pubertad, que tanto acrecienta el efecto del despertar {de aquella}. El mecanismo psíquico no parece preparado para esta excepción, y por eso, si se ha de quedar exento de las neurosis de defensa, es condición que antes de la pubertad no se produzca ninguna irritación sexual importante (…) “ (Freud, 1887a AE, p. 261 EC,, p. 171). Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana protagonista. Es claro que a la pubertad se le otorga un papel etiológico en el florecimiento de todas las psiconeurosis. Por otro lado, cabe tener en cuenta que estas consideraciones se enmarcan en la teoría de la seducción, quizá en el tiempo de su mayor fuerza y vigencia. En efecto, en la misma carta del 8 de octubre de 1895, con la que le envía a Fliess los borradores que probablemente contenían las dos primeras partes del Proyecto de Psicología, Freud expresa el importante cambio teórico que ha efectuado al reevaluar los sucesos infantiles y otorgarles un papel más específico, más allá del de simples traumas en general. Primero lo hace en función del carácter pasivo o activo de su ocurrencia,17 y luego, el motivo de adquisición de la histeria, la neurosis obsesiva o la psicosis (lo que Freud denominará elección de neurosis), lo atribuirá a la edad en que se experimentó la vivencia.18 Como consecuencia de esta nueva concepción del trauma, la pubertad se constituye para el psicoanálisis como un proceso cuyas particularidades y potencialidades quedan inscritas en el tiempo de la retroactividad, del après-coup. La originalidad de este aporte freudiano en torno a la adolescencia reside, en buena parte, en considerarla justamente como un proceso psíquico en plena actividad a posteriori, determinado por la segunda oleada pulsional y los imperativos de la genitalidad. Desde este punto de vista, la pubertad es también un “tiempo” importante de retranscripción.19 17 Véase Carta a Fliess del 8 de octubre de 1895 (Freud, 1887a EC, p146). 18 Esta idea sobre el rol de la temporalidad de las experiencias infantiles se ve corroborada por las explicaciones de los destinos diferentes de dos hermanos, que Freud expresa en la Carta a Fliess del 11 de enero de 1897 (Freud, 1887a EC, p. 235). Así mismo, en la carta del día siguiente (Freud, 1887a EC, p. 238) explica con la misma idea la suerte de las dos hermanas menores de aquel paciente. 19 Claro que para poder establecer que la adolescencia tiene esa potencialidad, se parte de una noción de aparato psíquico muy particular, según la cual — tal como está planteado en la famosa carta del 6 de diciembre de 1896 (carta número 52, en la edición fragmentaria) — su mecanismo está conformado por una serie de “huellas mnémicas” que “de tiempo en tiempo” son reordenadas “según nuevos nexos”; es decir, que dichas huellas son susceptibles de retranscripción. Este modelo, elaborado a continuación del modelo de archivos de Estudios sobre la histeria, y del aparato neurónico del Proyecto de Psicología, será finalmente perfeccionado como representación de un aparato psíquico en el último capítulo de La Interpretación de los sueños (Freud, 1898b). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 129 Mauricio Fernández-Arcila Los razonamientos de Freud en el Proyecto (muy similares a los de Breuer), indican que el poder de sexualización de las antiguas vivencias que tiene la pubertad se muestra como universal, como una característica de la adolescencia que podría llamarse “primordial”, tanto que se ve necesaria la intervención de otros factores. Toda persona adolescente tiene huellas mnémicas que sólo pueden ser comprendidas con la emergencia de sensaciones sexuales propias; se diría entonces que todo adolescente porta dentro de sí el germen de la histeria. Y es evidente que hará falta la cooperación de otros factores para que este universal constreñimiento se limite al escaso número de personas que efectivamente se vuelven histéricas (Freud, 1895e, p. 404). 2. La metamorfosis hacia la genitalidad Durante la década subsiguiente (1896-1905) al Proyecto de Psicología, Freud reelabora y modifica considerablemente sus apreciaciones sobre las causas de las neurosis y, en particular, su teoría de la sexualidad. Luego del desarrollo de la teoría del trauma infantil après-coup, en el otoño de 1895, Freud reconoce los factores sexuales infantiles como las condiciones necesarias y específicas en la etiología de las neurosis, coloca a la predisposición hereditaria en un rol secundario y sugiere que la edad del niño en el momento del suceso patógeno es definitoria de la “elección de neurosis”. Siguió apoyando esta teoría de la seducción hasta septiembre de 1897, cuando manifiesta su desengaño, aduciendo varias razones que podrían haber sido citadas meses antes y que no son muy convincentes. 2.1 La importancia de los impulsos somáticos Lo más probable es que el descubrimiento de las fantasías en sus neuróticos y luego en su propio autoanálisis, al llevarlo a postular unos impulsos que ellas encubrirían, haya sido el factor decisorio para restarle valor a la teoría de la seducción. Al respecto, escribía meses antes: 130 Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana Un segundo discernimiento importante me dice que el producto psíquico que en la histeria es afectado por la represión no son en verdad los recuerdos, pues ningún ser humano se entrega sin razón a una actividad mnémica, sino unos impulsos que derivan de las escenas primordiales (carta a Flies del 2 mayo 1897) (Freud, 1887a EC, p.126) . Ahora bien, luego del abandono parcial de la teoría de la seducción, el énfasis ya no se pone en los acontecimientos o experiencias, ni tampoco en las fantasías, sino en esos impulsos. Todo parece indicar que Freud siguió convencido de que sólo una fisiología podía explicar cómo la pubertad cambia una vivencia neutral o incluso placentera en un recuerdo displacentero. En este sentido, afirmaba en el Manuscrito K (enero 1896): Me atengo al modelo de la neurosis de angustia del adulto, donde de igual modo una cantidad que proviene de la vida sexual causa una perturbación en lo psíquico que de lo contrario habría hallado diverso empleo en el proceso sexual. Mientras no exista una teoría correcta del proceso sexual, permanecerá irresuelta la pregunta por la génesis del displacer eficaz en la represión (Freud, 1887a EC, p.172). La misma opinión es expresada por él cinco años después, en el Epílogo al caso Dora: Aquellos colegas que juzgan puramente psicológica mi teoría de la histeria, y por eso la declaran de antemano incapaz de dar solución a un problema patológico, deducirán de este ensayo que su reproche trasfiere ilícitamente a la teoría lo que constituye un carácter de la técnica. Sólo la técnica terapéutica es puramente psicológica; la teoría en modo alguno deja de apuntar a las bases orgánicas de la neurosis, si bien no las busca en una alteración anatomo-patológica; cabe esperar encontrarse con una alteración química, pero, no siendo ella todavía aprehensible, la teoría la sustituye provisionalmente por la función orgánica. Nadie podrá negar el carácter de factor orgánico que presenta la función sexual, en la cual yo veo el fundamento de la histeria así como de las psiconeurosis en general. Conjeturo que una teoría de la vida sexual no podrá evitar la hipótesis de que existen unas determinadas sustancias sexuales de efecto excitador. Es que, entre todos los cuadros patológicos, los más próximos a las psiconeurosis genuinas son los de Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 131 Mauricio Fernández-Arcila intoxicación y abstinencia, en el caso de uso crónico de ciertos venenos (Freud, 1901b, p. 99). Si bien conviene tener en cuenta que en ese marco teórico “fisiológico” se elaboran los Tres ensayos de teoría sexual, no se debe olvidar que, simultáneamente, Freud ahonda en el conocimiento de los aspectos psíquicos de la sexualidad, y que identifica su presencia en la vida anímica del infante y el niño, en sus exteriorizaciones espontáneas, afectivas y fantasmáticas. 2.2 El apuntalamiento en la infancia Es corriente escuchar la apreciación de que Tres ensayos de teoría sexual constituye una obra cuyo valor reside en plantear una nueva teoría acerca de la sexualidad infantil. Empero, si ponemos atención al plan global del libro, puede decirse que también trata de la pérdida del instinto sexual y de su “recuperación” durante la pubertad. Este propósito se deja percibir al hacer el esquema de la obra: “Las aberraciones sexuales” (primer ensayo) muestra que la sexualidad no está predeterminada naturalmente, sino que es el resultado contingente de una evolución histórica que podría haber tomado otros caminos y puntos de llegada. El segundo ensayo, “La sexualidad infantil”, trata de la génesis pulsional de la sexualidad humana, y por último, el tercero, “La metamorfosis de la pubertad”, analiza la manera como se establece una tendencia u organización sexual que en cierta forma “imita” o “recupera” el instinto.20 Ahora bien, el tercero de los Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905c) es, sin duda, como ya se dijo, el primer texto psicoanalítico en ocuparse, de manera relativamente extensa, de los efectos psicosexuales de la pubertad. Es una composición de añadidos y variaciones que 20 132 Esta es la manera como Laplanche (1970, p.25) presenta el plan de esta obra freudiana. Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana da como fruto un escrito con cinco apartados,21 algunos de ellos con subtítulos aparentemente ajenos al tema principal.22 La introducción de este ensayo enumera los cambios que se inician con el advenimiento de la pubertad y que “llevan la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva” (Freud, 1905c, p. 189): hallazgo del objeto, emergencia de una nueva meta sexual, primacía de una nueva fuente de excitación, integración de las corrientes tierna y sensual.23 Las metamorfosis a que son sometidas las metas sexuales infantiles son tratadas principalmente en el primer apartado de este ensayo, “El primado de las zonas genitales y el placer previo”. Estas transformaciones plantean problemas relativos a la excitación en general, y a la articulación entre los placeres previos y el placer genital, en particular. Ellas son objeto de reflexiones en los dos siguientes apartados: “El problema de la excitación sexual” y “La teoría de la libido”. El tercero, aunque se presenta en función del concepto de narcisismo y es añadido en 1915, trata un tema afín al anterior, a saber, el del repositorio-fuente de la libido y la naturaleza de ésta. Por último, las tareas psíquicas abordadas en los apartados cuarto y quinto “Diferenciación entre el hombre y la mujer” y “El hallazgo de objeto”, completan, en cierto sentido, la reorganización sexual que conllevan los cambios inicialmente enunciados, esto es, la primacía genital y la subordinación al placer genital del placer previo que suministran las pulsiones parciales. 21 Tres ensayos de teoría sexual (Freud, 1905c) fue objeto de adiciones y revisiones prácticamente cada cinco años, durante las dos décadas siguientes a su aparición. En cada ocasión, Freud actualizó esta obra con sus nuevos desarrollos teóricos, tal como el del narcisismo, el masoquismo y otros aspectos de la teoría de la libido o de la metapsicología. Un excelente análisis de las sucesivas transformaciones de esta obra se desarrolla en Gutiérrez-Terrazas (2005). 22 Es curioso por ejemplo que en el quinto apartado, titulado El hallazgo de objeto, la mayor parte de las ideas conciernan a la sexualidad infantil, como lo revelan los subtítulos Objeto sexual en el período de lactancia y Angustia infantil. 23 Más adelante, menos explícitamente, se mencionarán otras tareas: el doblegamiento y desestimación de las fantasías incestuosas, el desasimiento de la autoridad de los padres y el enfrentamiento del sexo opuesto. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 133 Mauricio Fernández-Arcila De este modo se individualiza la pubertad como una condición que da comienzo al desarrollo de la organización genital y que se vincula con la sexualidad infantil. No se la trata pues como un simple período de crecimiento de los genitales externos e internos. Este necesario apuntalamiento o articulación de lo genital con lo infantil se refleja en la metáfora del túnel que Freud emplea: La normalidad de la vida sexual es garantizada únicamente por la exacta coincidencia de las dos corrientes dirigidas al objeto y a la meta sexuales: la tierna y la sensual. La primera de ellas reúne en sí lo que resta del temprano florecimiento infantil de la sexualidad. Es como la perforación de un túnel desde sus dos extremos (Freud, 1905c, p. 189). Ahora bien, la presentación panorámica de todos estos cambios, sobrevenidos a partir del advenimiento de la pubertad, no debe inducir a creer que constituye una explicación completa. En este sentido, cabe resaltar lo afirmado por Freud: “Vemos con toda claridad el punto de partida y la meta final del curso de desarrollo que acabamos de describir. Las transiciones mediadoras nos resultan todavía oscuras en muchos aspectos; tendremos que dejar subsistir en ellas más de un enigma” (Freud, 1905c, p. 189 —subrayado nuestro—). Pero para captar mejor la nueva perspectiva presente en el pensamiento freudiano de 1905, en lugar de sintetizar sus consideraciones acerca de los cambios psicosexuales de la pubertad, conviene más bien enfocarse en el subtítulo sobre la angustia, el cual además permite empatar con el hilo temático que recorría los aportes freudianos anteriormente analizados, relativos a la etiología de las neurosis. La “angustia infantil”, que es también un subtítulo del último apartado “El hallazgo de objeto”, sirve a Freud en ese contexto para probar que desde muy temprano el apego de los niños por las personas que los cuidan, conlleva las cualidades del amor sexual (Freud, 1905c, p.204) y que de dichos vínculos resta “una parte considerable, que ayuda a preparar la elección de objeto” (Freud, 1905c, p. 203). Al estado de angustia tienden los niños de pulsión sexual hipertrófica, es decir, 134 Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana aquellos que, como los adultos, “tan pronto como no puede satisfacer su libido, la muda(n) en angustia” (Freud, 1905c, p. 204). En otras palabras, como lo recalca en la nota al pie de 1920, se trata de “uno de los resultados más significativos de la investigación psicoanalítica” (Freud, 1905c, p. 206n) el reconocer que la angustia es un producto de trasmudación de la libido. Estos hechos dan pie a Freud a señalar una de las condiciones o “transiciones mediadoras” requeridas para que la pulsión sexual infantil cumpla su cometido de llevar hasta la elección de objeto sexual. Ella consiste en que la ternura que los padres vuelcan sobre el niño no le haya despertado prematuramente la pulsión sexual, en particular, “que la excitación anímica (no se haya abierto) paso de manera inequívoca hasta el sistema genital” (Freud, 1905c, p. 205). Dicho en otros términos, la libido no debe haber sufrido prematuramente una somatización o “conversión”, que catectice los órganos genitales. De allí que “la elección de objeto se consuma primero en la (esfera de la) representación” y que sea difícil “que la vida sexual del joven que madura pueda desplegarse en otro espacio de juego que el de las fantasías, o sea, representaciones no destinadas a ejecutarse” (Freud, 1905c, p. 206). Este planteamiento, al compararlo con los formulados anteriormente en el contexto de la teoría de las neurosis actuales, o de la teoría de la represión après-coup, sugiere que lo decisivo ahora no es tanto el desprendimiento sexual a posteriori ni que haya tomado más peso el desprendimiento prematuro (que ahora ocupa el lugar de la anomalía de la excitabilidad o predisposición histérica), sino que por la conjunción de estos “desprendimientos” se produce en la pubertad una renovada y angustiosa aspiración de naturaleza incestuosa. En efecto, si “…lo más inmediato para el niño sería escoger como objetos sexuales justamente a las personas a quienes desde su infancia ama” (Freud, 1905c, p. 205), por tanto, en la pubertad, cuando vuelven a emerger las inclinaciones Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 135 Mauricio Fernández-Arcila y fantasías infantiles, pero con un refuerzo somático, se hace más importante la barrera del incesto. Finalmente, Contemporáneo al doblegamiento y la desestimación de estas fantasías claramente incestuosas, se consuma uno de los logros psíquicos más importantes, pero también más dolorosos, del período de la pubertad: el desasimiento respecto de la autoridad de los progenitores, el único que crea la oposición, tan importante para el progreso de la cultura, entre la nueva generación y la antigua (Freud, 1905c, p. 205). La falta de tal desasimiento, derivada de una fijación de los lazos con los padres, puede conducir al predominio de la ternura en los vínculos amorosos e incluso a la inhibición sexual. Según Freud, aun cuando se quiera evitar la “fijación incestuosa”, nadie escapa a esta determinación, como puede evidenciarlo la inclinación sexual de los jóvenes por mujeres u hombres mayores. La inclinación hacia los padres marca inevitablemente la elección de objeto en el adolescente, pero pueden desarrollarse otras vías, apuntaladas siempre en la infancia, para determinar otras elecciones de objeto. Otros factores, otra “serie sexual”, dice Freud, pueden dar lugar a elecciones de objeto distintas (Freud, 1905c, p. 208). En resumen, todo este mayor peso que adquiere la sexualidad infantil en el pensamiento freudiano, repercute en la manera de concebir el papel de la pubertad en los procesos del après-coup. En otras palabras, en adelante las experiencias pospuberales no serán tenidas como las únicas que otorguen valor y carga sexual a los recuerdos, pues, en un sentido inverso, las huellas infantiles se reactivan y determinan la sexualidad genital que emerge en la pubertad. No obstante, la pubertad mantiene un papel concretizador de las estructuraciones psíquicas. En este sentido, es contundente la afirmación, contenida en el mismo ensayo que se viene comentando, referida al problema de la sexuación: “(…) sólo con la pubertad se establece la separación tajante entre el carácter masculino y el femenino, una oposición que después influye de manera más decisiva 136 Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana que cualquier otra sobre la trama vital de los seres humanos” (Freud, 1905c, p. 200). Y como lo anota Moreno (2012, p. 49) es una idea persistente, pues dieciocho años después, en La organización genital infantil, se sintetiza en la frase siguiente de una forma más acabada: “Sólo con la culminación del desarrollo en la época de la pubertad, la polaridad sexual coincide con masculino y femenino. Lo masculino reúne el sujeto, la actividad y la posesión del pene; lo femenino, el objeto y la pasividad” (Freud, 1923b, p. 149). 3. La pubertad bajo el imperio del Edipo Se capta, pues, en el ensayo que se acaba de revisar, que en la teoría freudiana de 1905 en gran medida prima el análisis de la vida psíquica infantil sobre el de la adolescencia. Ello era de esperar, pues la perspectiva sobre la sexualidad infantil, así como muchas de las proposiciones de la teoría sexual, ya habían sido adoptadas años atrás. El historial clínico de Dora (Freud, 1901b) que, como se sabe, lo terminó Freud de redactar en enero de 1901, es una buena prueba de ello.24 El caso Dora, que de cierto modo habría podido brindar elementos importantes atinentes a la adolescencia, se centra en el problema de la sexualidad infantil, dando sólo pequeñas pinceladas acerca de la adolescencia. Incluso las peculiaridades adolescentes de esa joven paciente (quien acude a los 16 años por primera vez donde Freud), tales como su bisexualidad marcada, la reactivación del complejo edípico y, en particular, del Edipo negativo, las dificultades en relación con el desasimiento de las figuras parentales, la seducción por parte del señor K, las fantasías masturbatorias y el deseo de desfloración, son abordadas sin considerar la dinámica psíquica propia de la adolescencia. 24 Como dice Strachey : “Sorprenderá tal vez que su teoría de la sexualidad hubiese alcanzado un grado tal de desarrollo tantos años antes de la aparición de los Tres ensayos , que se publicaron casi al mismo tiempo que el presente historial” (en Freud, 1901b, p. 5). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 137 Mauricio Fernández-Arcila En el historial de “El hombre de las ratas” (Freud, 1908j; Freud, 1909c), se trata la cuestión de la masturbación, que había sido tratada bajo otros ángulos en los Tres ensayos... Igualmente allí se afirma que la amnesia de la actividad sexual infantil se produce en la adolescencia cuando se fijan los recuerdos infantiles. Por otro lado, se subraya la incidencia de la frustración real y de la fijación incestuosa, como factores que interfieren el desarrollo amoroso normal. Se tocan, pues, también algunos temas nuevos relacionados con la adolescencia, pero otra vez sin considerar su dinámica específica. En general, en los textos posteriores a 1905, los planteamientos acerca de algunas tareas y condiciones de la adolescencia, que ya habían sido esbozados en los Tres ensayos…, van a ser retomados, ampliados y precisados.25 En este sentido, el papel que tiene el Complejo de Edipo en la adolescencia y en la determinación, tanto de las neurosis como de la vida amorosa del adulto, se hará más evidente y específico. Así es como en Sobre un tipo especial de elección de objeto en el hombre (Freud, 1910d) Freud explica con el Complejo de Edipo un tipo de relación amorosa que se define por las condiciones que algunos hombres exigen a la mujer de su elección, así como por las actitudes que asumen con ellas. El Edipo empieza a servir entonces para explicar la diversidad de las conductas sexuales manifiestas de los hombres, sus “destinos amorosos” particulares: perjuicio del tercero, actitud de rescate o salvación de la persona amada, separación de la ternura amorosa de la corriente sensual, repetición de los vínculos a pesar de la auto-exigencia de fidelidad, entre otros. 25 138 Entre muchos de los textos que fueron producidos en este período de la obra freudiana y que contienen menciones a la adolescencia, destacamos algunos que no fueron tratados en el presente artículo: Cinco conferencias sobre psicoanálisis (en la Clark University) (Freud,1909d); Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (Freud,1910a); Sobre la más generalizada degradación de la vida erótica (Freud,1912c); Sobre la psicología del colegi al(Freud,1914b);Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico (Freud,1914d); Introducción del narcisismo (Freud,1914e); Algunos tipos de carácter dilucidados por el trabajo analítico (Freud,1916a); Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina (Freud,1920a). Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana Pero una cosa más importante de este artículo es la mención de la ocasión en que al joven … aquellas comunicaciones de esclarecimiento le han despertado las huellas mnémicas de sus impresiones y deseos de la primera infancia y, a partir de ellas, han vuelto a poner en actividad ciertas mociones anímicas. Empieza a anhelar a su propia madre en el sentido recién adquirido y a odiar de nuevo al padre como un competidor {Nebenbuhler} que estorba ese deseo; en nuestra terminología: cae bajo el imperio del complejo de Edipo (Freud, 1910d, p. 164). Este establecimiento del Complejo de Edipo (positivo), como complejo nuclear de las neurosis, acaparó el pensamiento freudiano en torno a la etiología hasta los años 20, cuando en El yo y el ello (Freud, 1923a) se modifican los problemas planteados a raíz del descubrimiento de su faceta negativa (o invertida). Pudiera pensarse entonces que el papel etiológico creciente que asumió el Complejo de Edipo y la sexualidad infantil, habría hecho disminuir la importancia del après-coup. No obstante, al examinar las cosas más de cerca, se descubre la presencia continua de la retroactividad {Nachträglichkeit} como operación determinante de las remodelaciones psíquicas en la adolescencia. Así, por ejemplo, en 1915, en el ensayo metapsicológico sobre Lo inconsciente, al hablar de la discriminación del contenido de los sistemas del aparato psíquico (Inconsciente y Preconsciente-Conciencia), Freud afirma que “una división tajante y definitiva del contenido de los dos sistemas no se establece, por regla general, hasta la pubertad” (Freud, 1915d, p. 192). Es cierto que los sucesivos hallazgos freudianos fueron provocando un desplazamiento de los procesos, tales como el de la etiología, el de la sexuación o el de la conformación del psiquismo, a momentos cada vez más tempranos. No sólo las neurosis sino también la perversión y la paranoia, son vistas a la luz del complejo edípico y de castración. Igualmente, se llega a hacer depender de estos complejos la génesis de instancias psíquicas como el superyó y, finalmente, la diferenciación sexual se remite a un momento anterior a la pubertad. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 139 Mauricio Fernández-Arcila Empero, se mantiene la concepción de la pubertad como un momento con potencialidad reorganizadora. Paradójicamente, cuando la etiología de las psiconeurosis llega a estar referida a un período cada vez más temprano, el papel retroactivo {nachträglich} de la adolescencia se aumenta y complejiza, puesto que los elementos sometidos al a posteriori son más numerosos y de distinta condición. En todo caso, el modelo del Edipo completo (negativo y positivo, u homosexual y heterosexual) enriquece el momento de la adolescencia al incrementar el material que debe ser sometido a resignificación. Así mismo, el vínculo entre la sexualidad infantil y la adolescente seguirá siendo concebido por Freud en virtud de la acción a posteriori. En este sentido, cabe llamar la atención sobre la extensa nota que Freud incluye en el historial del “Hombre de las ratas” (Freud, 1909c), en la cual —tal como lo hacía en Sobre los recuerdos encubridores (Freud, 1899a)— atribuye a la pubertad el establecimiento de los recuerdos infantiles y su sexualización, no sin dejar de advertir: …Quienquiera que haya leído mi ‘Análisis de la fobia de un niño de cinco años’ (1909b) me creerá si digo que no es propósito de estas puntualizaciones rebajar con posterioridad la sexualidad infantil, por mí aseverada, reduciéndola al interés sexual de la pubertad…[]… (Freud, 1909c, p. 163n). También el caso del Hombre de los lobos (Freud, 1914k) constituye otro claro testimonio de la supervivencia de la idea del a posteriori, y a pesar de la renuncia parcial a la teoría de la seducción. En este historial Freud trata de demostrar que el paciente, a la edad de año y medio, percibió el coito entre los padres pero que sólo lo “comprendió” a los cuatro años, como se manifiesta en el sueño de los lobos, en razón de los nuevos desarrollos de su sexualidad. Más tarde aún, en una nota de los Tres ensayos… agregada en 1920, dice que la elección de objeto se presenta primero para el adolescente en la esfera de la representación, y se refiere a las “fantasías del período de la pubertad”, indicando su relación con la investigación sexual infantil, 140 Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana su importancia en la formación de síntomas y de sueños. Añade que, en cuanto a su contenido, se trata sobre todo de aquellas “que se singularizan por su universalidad y su considerable independencia de lo vivenciado por el individuo” (Freud, 1905c, p. 206n), es decir, de las fantasías originarias (escena originaria, seducción, castración), de las fantasías de permanencia en el vientre materno y de la llamada “novela familiar”.26 4. Momentos de la concepción freudiana de la adolescencia Se ha podido constatar, a lo largo del presente escrito, que no existe un tratamiento sistemático de la adolescencia en la obra freudiana. En este artículo se ha querido superar esa dificultad por medio de la recopilación, el seguimiento, los análisis de los cambios de contenido y significación que puedan representar las elaboraciones puntuales hechas por Freud en torno a la adolescencia. Ello ha permitido identificar la presencia de concepciones más generales, que parecen subyacer a los aportes dispersos y comenzar a definirlas mejor. En un primer momento, las reflexiones de Freud relacionan la pubertad con la etiología de las neurosis. Esto no solamente porque durante ella se produce el florecimiento de determinadas enfermedades nerviosas, sino, sobre todo, porque puede ser su factor determinante. En un comienzo, según la perspectiva charcotiana, se entiende que la sexualidad puberal incide en la “distribución normal, sobre el sistema nervioso, de las magnitudes de excitación estables” (Freud, 1888c, p. 54), sumándose a la predisposición neurótica o bien creándola. Luego, durante un tiempo, ese quantum de excitación, aumentado o desgastado, prematuro o retardado, se lo juzgará de acuerdo con el umbral psíquico-fisiológico que propone la diferenciación entre la neurastenia y la neurosis de angustia. Pero en 1895, gracias a la concepción de la angustia, se unifican las teorías al articular la naturaleza sexual-presexual de las vivencias de seducción de la infancia 26 Estas últimas fantasías habían sido abordadas en La novela familiar del neurótico (Freud, 1908i). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 141 Mauricio Fernández-Arcila con la acción retroactiva {nachträglich} de la sexualidad puberal {ver también Estudios sobre la histeria}. Seguidamente, como consecuencia del ahondamiento de esta teoría psicopatológica, vendrá una crisis en 1897 marcada por el abandono de la visión realista del trauma de seducción, que abrirá el camino para una teorización ambivalente, la cual, por un lado, reinterpreta biológicamente la participación de la sexualidad infantil en la etiología de los diferentes trastornos, pero, por otro lado, no descarta la injerencia de los procesos psíquicos, en particular los que tramitan por medio de representaciones y de fantasías las excitaciones anímicas. El desarrollo de la teoría de la sexualidad infantil marcará un segundo momento teórico, en el que se plantea a la pubertad (en su sentido biológico) como punto de arranque del desarrollo final de la libido, del inicio de la genitalización de la sexualidad. Algunos autores opinan que, en este momento de su investigación, Freud había relegado tanto la pubertad como la adolescencia a un plano secundario, tomándolas solamente como una etapa en el desarrollo sexual del niño, sin atribuirles alguna especificidad. No obstante la lectura que se ha hecho aquí de los Tres ensayos de teoría sexual,27 permite sostener que muchas veces, con el término “pubertad”, Freud designa más bien los procesos psíquicos en torno a la organización de la genitalidad. Es decir, que deja en un segundo plano los cambios biológicos que la acompañan, a excepción de las nuevas capacidades de excitación que ellos conllevan, pues lo que estima esencial es considerar la reorganización de la sexualidad prioritariamente en su constante relación con la sexualidad infantil. Se debió entonces esperar otro lustro para que la adolescencia dejara de ser un simple factor auxiliar en la etiología de los trastornos psiconeuróticos o la fase de culminación del desarrollo sexual, y pasara a ser definida más explícitamente como un momento de la reedición 27 142 Y cuyos resultados pueden repetirse con otros escritos como Freud (1898a), Freud (1908d) y Freud (1938d). Katharsis Sucesivos aportes al concepto de adolescencia en la obra freudiana del Complejo de Edipo.28 Es entonces cuando es tomado en cuenta el Complejo de Edipo en su condición de “complejo nuclear de las neurosis”, que puede hablarse de un tercer momento de la concepción freudiana de la adolescencia. En efecto, en escritos posteriores a los Tres Ensayos…, a la reedición del Edipo y al conocimiento más completo de las relaciones sexuales que se presentan en el joven, Freud les atribuirá el enriquecimiento de las fantasías puberales, mientras que de la fijación de dichas fantasías responsabilizará a la masturbación. Todo ello sin abandonar la concepción del après-coup. Ahora bien, que estos momentos teóricos se puedan diferenciar no implica que ellos sean incompatibles o no tengan relaciones mutuas. Por el contrario, la reconstrucción de su trayectoria sugiere que los planteamientos tempranos se integran en los posteriores, aunque al mismo tiempo haya puntos de “ruptura”. En este último sentido, el cambio de perspectiva respecto a la visión popular sobre la sexualidad, tal como se expresa oficialmente en los Tres ensayos…, le da a la pubertad una nueva dimensión. La sexualidad infantil, lejos de restarle funciones a la pubertad, la convierte en la ocasión para elaborar y sexualizar après-coup los “recuerdos encubridores de la infancia” (Freud, 1908j; Freud, 1909b), y, en sentido inverso, en la oportunidad para expresar la sexualidad infantil como un retomar de la actividad libidinal sobre el trasfondo de vivencias edípicas (Freud, 1910d; Freud, 1914b). En consecuencia, la acumulación progresiva de todas estas reflexiones freudianas permite reconocer a la adolescencia como un momento clave para múltiples tareas psíquicas: para renunciar al incesto, para hallar el objeto, para establecer fijaciones en la elección de objeto, para consolidar nuevas formas de placer al igual que desviaciones y diferenciaciones sexuales o reestructuraciones tópicas. En resumen, la adolescencia deviene más bien el momento de unos procesos de reorganización del psiquismo, y pierde aquella condición inicial que la relegaba a ser un factor secundario en la etiología de las neurosis. 28 Sin embargo, la interpretación por parte de los post-freudianos de esta reedición, en el sentido de una pura recapitulación, será responsable de la falta de atención que durante casi toda la primera mitad del siglo XX tendrá la especificidad de la adolescencia. Sobre este tema, véase Fernández (2014). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 115-145—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 143 Mauricio Fernández-Arcila Referencias bibliográficas Anzieu, D. (1959/75). [Aaf] El autoanálisis de Freud- el descubrimiento del psicoanálisis, 2 vol. México: Siglo XXI, 1978/79. Assoun, P. L. (1981). [Aef] Introducción a la epistemología freudiana. México: Siglo XXI, 1982. Bercherie, P. (1984). L’oculaire quadrifocal - épistémologie de l’héritage freudien. 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Metodología: Para estudiar este fenómeno se privilegió el rastreo documental, con el fin de establecer en la historia de Colombia los momentos y las situaciones que se dieron para que este grupo armado se organizara. Resultados: se puede establecer que las FARC-EP surgen como un movimiento ligado a las autodefensas campesinas de tendencia liberal, que quisieron defender la propiedad de la tierra de los abusos de colonos privados y autoridades del gobierno, para luego convertirse en lo que son hoy: un movimiento insurgente armado. Conclusiones: Las FARC-EP mantuvieron en sus orígenes una lucha ideológica por la defensa de la tierra y en el transcurrir histórico se especializaron como grupo armado sin ninguna ideología clara. Palabras Claves: Grupo armado, FARC-EP, violencia, democracia, movimiento social, movimiento político. Abstract Introduction: The concern about investigating the causes that lead to the emergence of the FARC-EP, was born from the need to determine what really motivated its creation and how these original causes were transformed in the course of history. Methodology: To study this phenomenon, the documentary tracking was privileged, in order to establish determined moments and situations in the history of Colombia for this armed group to be formed. Results: It can be established that the FARC-EP * ** Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Filósofo. Estudiante de ciencia Política Universidad de Antioquia. Doctor en Filosofía Universidad Pontificia Bolivariana. Docente-Investigador Fundación Universitaria Luis Amigó. Categoría Auxiliar. [email protected], [email protected]. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 147-157—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 147 José Wilmar Pino Montoya arise as a movement bound to the peasant armed self-defense of liberal inclination that wanted to defend the land ownership from the abuses of private settlers and government officials, and then to become what they are today: an armed insurgency. Conclusions: The FARC-EP maintained originally an ideological struggle for the defense of the land and in that historical elapse they specialized as an armed group with no clear ideology. Keywords: Armed group, FARC-EP, violence, democracy, social movement, political movement. 1. Introducción Durante el siglo XX, más específicamente entre los años 50 y 60, Colombia vivió y estuvo caracterizada por una serie de acontecimientos que marcaron el proceso de construcción del Estado-nación, en la consolidación de un sistema económico, acorde a las necesidades del país. Estos procesos se llevaron a cabo en contradicción a las motivaciones, los requerimientos, los intereses y las necesidades propias de un conglomerado social golpeado por los conflictos y procesos de violencia que en ese momento se presentaban, con particularidad intensidad y que, en menor o mayor medida, se han prolongado hasta el presente. Esta dicotomía entre los intereses del gobierno y los propios de las clases sociales más necesitadas, motivaron el surgimiento de ciertos movimientos sociales al margen de la ley, que se propusieron, por un lado, defender lo que legamente les pertenecía de los abusos del gobierno o de grupos económicos más fuertes y, por el otro, luchar para lograr los beneficios negados por las clases dirigentes de la época. En este sentido, se apreciará en este trabajo un análisis de los aspectos que motivaron el surgimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), como un grupo de resistencia y de pensamiento revolucionario desde sus orígenes, y pasando por diversas etapas, en un proceso complejo que dieron lugar a su consolidación, sin dejar de lado las consecuencias que 148 Katharsis Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado hoy genera este fenómeno en los contextos político, económico y social de Colombia. En primer lugar, se expondrá el tipo de acción colectiva que son las FARC-EP y su relación con las otras formas de acción colectivas enmarcadas en la revolución. En segundo lugar, se apreciará la relación de los antecedentes históricos de los movimientos sociales con el movimiento revolucionario estudiado, destacándose allí el papel de las teorías marxistas y la función que cumplió como motivador del auge y la aparición de los movimientos comunistas en Colombia. Y, por último, se explicará la relación del movimiento social expuesto con la nueva teoría de los nuevos movimientos sociales y su expresión en América Latina. 2. Planteamiento del problema En el proceso de construcción de Colombia como un Estado-Nación y de su proceso de consolidación económica orientada por el esquema capitalista, hay que tener presente los conflictos, los problemas, los intereses y los comportamientos que se presentaron por el logro del poder y por la distribución de los recursos. De esta situación se derivan procesos históricos de ocupación del territorio y de las formas de organización económica y política y, por otro lado, maneras de hacer frente a dicha ocupación y resistirse a las políticas adversas impuesta por y desde el gobierno. Estos y otros problemas, presentados en los años 50 y 60 y en los últimos tiempos, han incidido en los diferentes aspectos de la dinámica del país, y en el surgimiento de movimientos sociales y políticos (UP), que tenían como propósito hacerle frente a dicha situación. No es de olvidar los abusos, así como el abandono del Estado, sobre la población civil y sobre las poblaciones más vulnerables del área rural. Otras cuestiones de carácter económico surgidas en este período, también sembraron miedo y terror entre los campesinos. Un caso particular fue el de los empresarios, quienes utilizaron la violencia como estrategia Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 147-157—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 149 José Wilmar Pino Montoya para lograr sus fines, lo anterior ligado a la actitud complaciente y despreocupada del Estado. Según Varela (1997): La subsistencia del empresario del terror y su mantenimiento a los largo de la historia colonial y republicana, implica fundamentalmente la incapacidad de los estados republicanos para poder garantizar el cumplimiento de los derechos humanos, para poder ejercer una jurisdicción política tanto coactiva como legal y civilizatoria sobre el conjunto del territorio y sus habitantes. (p. 14). Lo anterior muestra que el conflicto colombiano no es el resultado de una sola situación o causa, sino que, por el contario, se encuentra anclado a una serie de factores, acontecimientos y situaciones de los tipos histórico, local, regional, nacional, económico, social y del ejercicio del poder, que hacen de este un fenómeno multicausal, del que no se puede afirmar nada con certeza, sino acudir directamente a las fuentes que lo soportan y tratar, desde allí, de dar una explicación a este fenómeno experimentado en Colombia desde hace ya bastante tiempo. Como lo afirma Riechmann (1994) “…En general, en estas reflexiones de entreguerras los movimientos sociales se conceptualizan como formas de comportamiento político no institucionalizado potencialmente peligrosas, las cuales, si se les dejaba actuar, amenazaban la estabilidad de los modos de vida establecidos…” (p. 16). Como se observa, el problema es bastante complicado de definir. No obstante, este trabajo pretende identificar solo una de las situaciones que han causado los problemas de violencia en Colombia. Este objeto de estudio son los procesos y fenómenos que han dado lugar a la formación del grupo guerrillero de las FARC-EP en la década de los 60, como un movimiento social de resistencia que tenía como objetivo defender a los campesinos de la usurpación de tierras ejercida por los grupos económicos y por el mismo Estado, siendo esto su razón de ser, tal y como lo dice Olson (s, f): La organización puede por lo tanto, desempeñar una función cuando hay intereses comunes o de grupo, y aunque con frecuencia 150 Katharsis Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado sirve también a intereses puramente personales e individuales, su función característica y primordial es fomentar los intereses comunes de personas (p. 17) 3. Tipos de acción colectiva y su relación con otras formas de acción El movimiento armado que se va a estudiar tiene sus orígenes, y es el efecto principalmente, ejerciendo una acción colectiva de resistencia que tenía sus cimientos en “…la lucha por la defensa de un territorio y de una organización social particular que luego se convirtieron y adquirieron las características de movimientos de autodefensas campesinas que fueron en principio una respuesta militar a la acción del Estado…”. (Saumeth, s.f, p. 2). En este sentido, como lo argumenta Pizarro (1989) me voy a referir al movimiento armado que surgió en 1966, periodo en el cual nace un movimiento guerrillero de tendencia comunista, articulado principalmente a un proyecto político que tenía como fin, y contrario a lo que argumenta Saumeth (s.f), Volver a cultivar sus parcelas lo antes posible…(y) lejos de querer inscribirse en un proyecto de conquista del poder, se inclinaban más bien por deponer su virulencia si el Estado logra restaurar la paz y, más aún, si les presenta, como en 1961, la promesa de aún reforma agraria (Pecaut, 2003, p 59). De este modo, y en contraposición a lo que muchos analistas piensan, el surgimiento de las FARC-EP no estaba enmarcado en la conquista del poder, pues este grupo es descrito, y según Pecaut (2003), como una síntesis de los movimientos campesinos y las autodefensas armadas de estirpe rural que no pueden ir más allá del reformismo. Esquema de lucha utilizada por este grupo armado para hacerle frente a las políticas económicas imprentadas por los gobiernos de turno, políticas económicas que hacían mucho daño a la comunidad rural. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 147-157—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 151 José Wilmar Pino Montoya Sobre los antecedentes de la formación de la guerrilla en Colombia, Sánchez (1989) nos proporciona el siguiente dato sobre las autodefensas campesinas, de extracción liberal: “…En qué podría traducirse ahora una declaración de guerra, no era enteramente claro para los dirigentes liberales. Exploraron varias posibilidades… (y) solo quedaba, en verdad, la respuesta que por su propia cuenta venían preparando los campesinos: la ‘resistencia armada…’”. (p. 138). Este proyecto de hacerle frente a un Estado de tendencia conservadora se finiquitó con La ocupación armada de puerto López (Meta) el 25 de noviembre, y la de San Vicente de chucuri (Santander), el 27 del mismo mes, por varios centenares de campesinos…constituyeron el anuncio formal de que la lucha por la democracia descansaba ahora sobre los hombros de la guerrilla campesina (Sánchez, 1989, p.138). El proceso de consolidación y fortalecimiento de las FARC como grupo de resistencia, se presentó y, según Valencia (1997), en cuatro etapas, a saber: La primera de ellas, y que es llamada por este autor como la fase de incubación, se presenta entre 1948 y 1953. Esta etapa coincide con la violencia sectaria, con la conformación de escuelas guerrilleras y la captación de resistencias por sectores para luchar contra el régimen y sus mecanismos represivos, ya que, como lo afirma Tarrow (2004), “…La gente se suma a acciones colectivas…cuando la clase social a la que pertenece está en contradicción, plenamente desarrollada, con sus antagonistas…”. (p.36) En la segunda etapa se forman las autodefensas campesinas, que tiene su periodo de operación entre 1954 y 1964. Se inicia con el asentamiento de Sumapaz, sufre los duros reveses registrados con la ocupación del nudo montañoso por el ejército y su prolongación hacia el nudo de galilea…registra la ofensiva desatada por Tirofijo desde Marquetalia que sufre como respuesta la ocupación militar de los cuatro enclaves y agoniza con la fuga y dispersión de los grupos combatientes en los llanos del Yalí y regiones selváticas caquetenses (Valencia, 1997, p.90). 152 Katharsis Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado De 1964 a 1966 se da la tercera fase, o también denominada de reconstrucción, pues se presenta el reagrupamiento de los núcleos una vez dispersos en aquellos sitios abandonados prematuramente por el ejército. Es una etapa que se caracteriza por el accionar de este grupo contra la población civil y por el masivo éxodo de campesinos de aquellas poblaciones en las que se instauró. La última etapa de la Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia comienza, según Valencia, (1997) en 1966, quien explica que “…se denominó Guerra Revolucionaria, cuyo desarrollo se ajustaba a las condiciones políticas y militares de cada país afectado, en un proceso que en el mismo léxico subversivo se basa en la combinación de todos los medios de lucha…” (p. 90). Pues, como lo dice nuevamente Tarrow (s,f) “…La gente no se limita a ‘actuar colectivamente’, sino que hace peticiones, asambleas, huelgas. Ocupa locales, interrumpe el tráfico, enciende hogueras y ataca a otros con la intención de causar daño físico…” (p. 46). En resumen, y como bien lo dice de nuevo Pecaut, (2003), “… precisamente, las FARC-EP se forman explícitamente como prolongación de las ‘autodefensas campesinas’ y bajo la tutela del Partido Comunista ortodoxo”. (p.59). Partido que para 1958 Discutía las tesis sobre el movimiento armado…y desde allí proviene la directriz para la conformación de las FARC; periodo del que bien pudo haberse dicho es “uno de los intervalos más o menos grandes entre las grandes batallas de la guerra civil”, y para el cual la teoría de Lenin y el tono admonitorio en el que está expuesta…equivaldría a una genuina inflexión estratégica, una justificación teórica en toda la regla de la opción que finalmente se tomó, la lógica combativa, que aparece justificada en más de un pasaje del texto leninista”. (Cubides, 1992, p. 124). 4. Las FARC-EP como acción colectiva de resistencia Después de haber definido el tipo de movimiento social a estudiar, descrito su contexto y habiendo también descrito la relación del movimiento con una forma de acción colectiva de resistencia, Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 147-157—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 153 José Wilmar Pino Montoya centremos la atención en su relación con los antecedentes teóricos que lo sustentan. El movimiento armado que interesa estudiar tiene sus raíces teóricas en los trabajos y las reflexiones que realiza Marx y Engels (2007) en el manifiesto comunista, allí estos dos autores exponen que la historia de la sociedad está fundamentada en la historia de la lucha de clases, o, en otras palabras, en la historia de dos grupos completamente antagónicos: Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clase en pugna (p, 156). La relación del anterior argumento con el surgimiento de las FARCEP como grupo de resistencia, impulsado por las lucha agrarias y la defensa de la tierra despojada a la fuerza por los grupos económicos y de poder, aunado a una población rural descuidada y, en muchas ocasiones también, violentada por las instituciones del Estado, nos permite determinar que este movimiento era (y es), desde el punto de vista ideológico, opuesto o antagónico a aquellos grupos –y al mismo Estado– al que enfrentaba, esto en razón a una persecución precisamente de carácter ideológica (partidista), que impulsó a la población más afectada –la campesina– a resistirse a múltiples formas de violencia social, cultural, económica y por supuesto política. Al respecto, se retoma la siguiente cita de Riechmann (1994): Las tensiones, descontentos, frustraciones y agresividad resultantes llevan al individuo a participar en el comportamiento colectivo…el comportamiento no institucional-colectivo se desarrolla siguiendo un “ciclo de vida” susceptible de análisis causal, que de la acción espontanea de masas avanza a la formación de opinión pública y movimientos sociales… (p. 18). 154 Katharsis Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado Este grupo es entonces un modo de resistencia de una población con unos intereses comunes, que no ve otra alternativa que resistir, después de haber agotado otras manifestaciones, presiones, abusos y la violencia de un régimen o de un grupo económico hegemónico. En este aparte resulta relevante nuevamente citar a Riechmann (1994) cuando afirma que “…los sentimientos de privación relativa despertados por una situación económica o social desventajosa conducían a la violencia política; esto es, la frustración inducia agresión…” (p. 19). Por otro lado, el surgimiento de los FARC-EP como una estrategia de acción colectiva de resistencia ligada a los campesinos, también encuentra sus cimientos en sentimientos de frustración, imponencia (¿o impotencia?), exclusión y desesperanza, que, como lo dice Tarrow (2004), lleva a estos …ciudadanos corrientes, a veces animados por líderes, responder a cambios en las oportunidades que reducen los costes de la acción colectiva, descubren aliados potenciales, muestran en que son vulnerables las élites y las autoridades, y ponen en marcha la acción de redes sociales e identidades colectivas sobre temas comunes... (p. 46). En este orden de ideas, no se puede limitar el surgimiento de las FARC-EP como una estrategia de acción colectiva que defendía la tierra y la zona rural, a una sola explicación teórica. Como reacción a un régimen político y a una situación problemática en particular, en dicha propuesta de resistencia intervinieron numerosos actores, intereses, sectores y motivaciones, además de una serie de situaciones sociales, psicológicas, políticas, económicas, entre otras, que impiden encuadrar su origen a una sola tendencia teórica. Por ello es pertinente terminar con la nota de Riechmann (1994) cuando dice: En el estado actual de la investigación, se diría que un marco teórico adecuado para el estudio de los movimientos sociales (en este caso el de las Fuerzas Revolucionarias de Colombia FARC) ha de combinar varios de los enfoques discutidos. En mi opinión (dice), se complementan mutuamente…Además, ha de prestarse especial atención al contexto especialmente político…en que nacen y operan los movimientos (p. 30). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 147-157—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 155 José Wilmar Pino Montoya Quedan así expuestos los antecedentes teóricos del movimiento social de resistencia llamado FARC-EP, ligado a la defensa de la tierra y a la oposición que hacían los campesinos al régimen de la época y a las prácticas de colonización de los grupos hegemónicos de poder económico, que, a través de la violencia, usurpaban grandes extensiones de tierra, de la que eran dueños los campesinos. 5. Conclusión Sin duda, el motivo principal del surgimiento y posterior accionar de las FARC-EP, se puede circunscribir –y en un principio– a conseguir, a través de la resistencia y de la lucha armada, la implementación de un proceso de reforma agraria con el que se posibilitara una distribución por lo menos más equitativa de la tierra y que, de paso, legalizara la situación sobre los predios rurales de esa franja de colonos desplazados que constituían el núcleo de su organización. Sin embargo, también es cierto que la permanencia en el tiempo de esta organización se debe, en parte, a la preeminencia de un muy fuerte dogmatismo producto de una muy pobre base ideológica y de la escasa, por no decir nula, preparación académica de sus fundadores. Esto le ha permitido a este grupo cohesionarse en torno a ese liderazgo en sus primeros 20 años, y a haber sido considerado el brazo armado del Partido Comunista Colombiano (PCC), que era el que realizaba los postulados políticos. Esa situación se revierte a mediados de los años ochenta, cuando las FARC-EP toma distancia del PCC y escoge exclusivamente la vía armada, decisión que no tuvo oposición al interior del movimiento, gracias a la homogeneidad social que lo caracteriza, tal como lo afirma Pecaut (2003), y que ha impedido también divisiones a lo largo de su historia, pero, al mismo tiempo, ha anulado la posibilidad de nuevas ideas o planteamientos frente a las nuevas dinámicas y realidades nacionales. 156 Katharsis Las FARC-EP: de movimiento social a grupo armado 6. Bibliografía Cubides, F. (1992). “De la autodefensa a la combinación de todas las formas de lucha”. Revista Análisis Político, 15, 123-125. Marx, K & Engels, F. (2007). El manifiesto comunista. 1. ed. México: Fondo de Cultura Económica. Olson, M. (s,f). Una teoría de los grupos y las organizaciones. En La lógica de la acción colectiva (pp. 15 – 61). _____________. Tamaño y comportamiento del grupo. En La lógica de la acción colectiva (pp. 63 – 75). Pecaut, D. (2003). Violencia y política en Colombia. Tercer Milenio: Medellín. Pizarro, E. (1989). Los orígenes del movimiento armado comunista en Colombia. Revista Análisis Político, 7, Riechmann, J. (1994). Hacia un marco teórico para el estudio de los nuevos movimientos sociales. En Riechmann, J, & Fernández, F., Redes que dan libertad: introducción a los nuevos movimientos sociales (pp. 15- 45). Madrid: Paidós. Sánchez, G, g. (1989). Violencia Guerrillas y estructuras agrarias. En Mejía. T, A. (1989), Nuevas historia de Colombia 1946-1986, V. 2 (pp. 127-152).Bogotá: Planeta. Saumeth, C, E. (s.f). Historia de la guerrilla en Colombia. Recuperado de: http://www.ecsbdefesa.com.br/defesa/fts/HGC.pdf Tarrow, S. (2004) La acción colectiva y los movimientos sociales. En El poder en movimiento: Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. 2 ed. (pp. 33 – 53). Madrid: Alianza editorial. Valencia, T, A. (1997). Inseguridad y violencia en Colombia. Bogotá: Universidad Sergio Arboleda Varela B., E. (1997). Empresarios del terror. En Conferencia (transcripción) Universidad EAFIT, Medellín, Colombia. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 147-157—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 157 Emancipación e Identidad Katharsis–Institución Universitaria de Envigado Emancipación e Identidad* Emancipation and Identity César Augusto Sánchez Taborda* Resumen El presente trabajo es producto de un compendio de notas en las cuales se reflexiona por los ecos de la modernidad y la asunción de los mismos por parte del sujeto moderno. En tal sentido, aparecen cinco autores comprometiendo sus formas de ver dicho mundo, entre ellas se destacan las ideas de vorágine, la pervivencia en un nihilismo como fenómeno psicológico, las dificultades humanas para optar entre las ofertas de autoexpansión y la inminencia de la “caída”, también la “hibridación” como otra forma de leer la identidad, escapando de las ideas sustancialistas y biologicistas actuales. Palabras clave: Identidad, emancipación, vorágine, dialéctica, caída, nihilismo, hibridación, reducción, síntoma. Abstract This work is the result of a compendium of notes in which a reflection is made on the echoes of modernity and its acceptance by the modern subject. In this regard, five authors appear compromising their ways of seeing that world, including the ideas of maelstrom, the survival in a nihilism as a psychological phenomenon, human difficulties to choose among offers of self-expansion and the imminence of the “fall” also the “hybridization “as another way of reading the identity, escaping the current substantival and biologicist ideas. Keywords: Identity, emancipation, maelstrom, dialectic, fall, nihilism, hybridization reduction, symptom. * ** La segunda y tercera parte de este trabajo es resultado de la investigación doctoral del autor, realizada en la UPB, sede Medellín. El conjunto del trabajo, tal como aquí se presenta, se leyó en el seminario Horizontes del Pensamiento, realizado por la IUE en octubre de 2012 Psicólogo y Magister en Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia. Candidato a doctor en filosofía de la UPB Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 159 César Augusto Sánchez Taborda Presentación Voy a tratar de hacer una articulación entre lo que me ha permitido pensar la asesoría de un trabajo del curso de Horizontes del pensamiento (propio de estudiantes de psicología), más por la huida de los estudiantes que por los contenidos trabajados, con algunas ideas sugeridas de la conversación con los docentes del grupo de investigación Psife – Psicología, filosofía y estética. Dicha articulación se hace teniendo en cuenta una serie de notas tomadas del texto de Néstor García Canclini, titulado Culturas híbridas, en donde el autor nombra la hibridación como un modo distinto de pensar los problemas de la identidad, y en contrapartida los de la emancipación (García, 2001). Allí lo esencial, en nuestro modo de ver, es la posibilidad de pensar el hombre por fuera de los discursos biologicistas y esencialistas propios de algunas elaboraciones psicológicas actuales. Pero sobre todo se trata de un escrito que recoge la idea de Berman (2001) de que la modernidad es una vorágine en medio de la cual el hombre se la juega entre la perpetua desintegración y renovación. Desde las ideas de Berman (2001), leemos la modernidad atravesada por el fenómeno del nihilismo que, como fenómeno psicológico, envuelve de alguna manera toda una época en la cual Martín Hopenhayn ve al hombre sumido en una profunda orfandad, en la medida en que no encuentra sosiego ante la latencia de la caída y el frenesí de la autoexpansión (Hopenhayn, 1997). Y es por esta vía que se llega a Nietzsche (2011), con quien mejor consideramos se lee el nihilismo y cada una de sus derivas. Con telón de fondo de toda la reflexión, está la idea de buscar la pertinencia de ciertas lecturas y desarrollos temáticos para un curso dictado para psicólogos, que tiene por título “Horizontes de Pensamiento”, e indagar con la experiencia y el concurso de otros colegas hasta dónde se soporta una apuesta de este tipo en medio de las tendencias burocráticas, técnicas, biologicistas, en las cuales el 160 Katharsis Emancipación e Identidad vértigo a la caída y el temor a un mundo abierto, ajeno y desconocido, nos adhiere cada vez más a promesas y espejismos. 1. La vorágine moderna Cuando Marshall Berman presenta su descripción y análisis de la modernidad, es indudable que la palabra “vorágine” condensa, de forma precisa, la delimitación que dicho autor hace de este acontecimiento de la humanidad (Berman, 2001). Parafraseando a Berman (2001), ser moderno es vivir una vida llena de paradojas y contradicciones; es estar dominados por inmensas organizaciones burocráticas y sin embargo no vacilar en la determinación de luchar para cambiar el mundo; es ser a la vez revolucionario y conservador: vitales ante posibilidades de experiencia y aventuras, y aterrorizados ante las profundidades nihilistas a que conducen tantas aventuras modernas. El hombre moderno se mueve entre promesas y amenazas. Y en la medida que la modernidad atraviesa todas las etnias, las geografías e ideologías, une la humanidad alrededor de una paradoja: lo moderno como acontecimiento nos arroja en una vorágine de perpetua desintegración y renovación. Berman (2001) considera que dicha vorágine se alimenta de varios hechos destacados: los descubrimientos de las ciencias físicas, la industrialización, las alteraciones demográficas, el crecimiento urbano, el mercado capitalista fluctuante. En su forma de ver, esta vorágine ha recibido, en el siglo XX, el nombre de modernización, y durante el siglo XIX el de modernismo. Su libro Todo lo sólido se desvanece en el aire es un estudio de la dialéctica entre estos dos términos. Es un texto que expone gran cantidad de hechos sobre los cuales se advierten posturas a favor y en contra de las ideas de progreso, perfectibilidad y desarrollo propias del mundo moderno. A Culturas híbridas García Canclini lo nombra como un texto para no dejarse meter en falsas oposiciones, tales como alto y popular, urbano Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 161 César Augusto Sánchez Taborda y rural, moderno y tradicional. Y su primera definición de hibridación1 muestra la necesidad de desligarse de las dificultades procuradas por el tránsito de dicha noción desde la biología hacia las ciencias sociales. La idea es pensar la noción de hibridación como un detonante que impactó profundamente el modo de hablar de identidad, cultura, diferencia, desigualdad y otros. En ese sentido, quizás su apuesta más destacada es poner en evidencia no sólo fusiones o imbricaciones, sino un modo de percibir los conflictos que genera la interculturalidad en medio de la decadencia. Y esta apuesta, que recorre infinidad de contextos, autores, procesos sociales y culturales, intenta dejar clara la utilidad de la noción de hibridación: permite salir de los discursos biologicistas y esencialistas de la identidad, la autenticidad y la pureza cultural, al tiempo que permite identificar y explicar múltiples alianzas fecundas (García, 2001). En suma, si hay algo cuestionable en este momento es la idea de identidad, en tanto se comprenda ella como conjunto de rasgos fijos, como la esencia de una etnia o una nación. La salida, entonces, es que la hibridación, más que verificar una autosuficiencia, sirve para entender cómo un individuo ocupa un lugar en medio de la heterogeneidad (García, 2001). Las posiciones de los sujetos, vistos con la lente de la hibridación, están pues conjuradas desde los movimientos segregatorios o de inclusión, pues en el fondo se encuentra la idea de que se trata de procesos a los cuales se puede acceder y se pueden abandonar (García, 2001). Quizás sea una mirada apresurada la que observa el texto, pero puede indicarse que García Canclini tiene una apuesta con el texto, quizás entre muchas, y es que la hibridación como proceso (de intersección y transacciones), es la que hace posible que la multiculturalidad segregatoria se convierta en interculturalidad, hecho que permitiría trabajar democráticamente 1 162 “Entiendo por hibridación procesos socioculturales en los que estructuras y prácticas discretas, que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas”. (García, 2001, p.3). Katharsis Emancipación e Identidad con la divergencia. De dicha interculturalidad se va a encargar el texto, y allí se nos permite atisbar una serie de procesos en los cuales no cabe hablar de épocas, experiencias o dispositivos clausurados. El texto de García (2001) me parece toda una propuesta. Es abierto, es dúctil y toma ejemplos de aquí y de allá con una gran erudición, a fin de hacer inteligible sus observaciones sobre los procesos interculturales. Empero, veo que son amplios los caminos que deja abiertos y muchos de los asuntos señalados están francamente dispersos en su exposición. Notable en ese sentido su idea de acciones políticas que logren globalizar y democratizar los derechos ciudadanos, tanto como los bienes, los repertorios culturales, la economía misma. Son ideas notables, no necesariamente deleznables o carentes de importancia, pero poco argumentadas en su elaboración. En el sentido anterior, parece que García (2001), esta es mi interpretación, considera los procesos de hibridación de forma muy exterior a las vivencias del individuo, como hechos acontecidos a los cuales se les reclama otra lectura, otra interpretación y otra apuesta. El detonante mayúsculo, coincidimos con él, es verificar que la identidad como eco de un aspecto o un rasgo esencial de individuos y naciones no existe más. Empero, me parece que falta, en dicho texto, una mirada más concreta a ese vínculo entre el individuo y el colectivo, y aún podría señalar que en el ámbito de la formación es necesario detenerse un poco más en la exposición de ciertas ideas. Creo que para ello nos reunimos al final de este seminario, justo para indicar dónde este y otros textos nos llamaron la atención. Si es así, se logra el cometido del uso de la noción, pues ciertamente es un detonante. 2. Desde la secularización hasta el nihilismo como fenómeno psicológico. Recordemos cómo Berman (2001) ha señalado que el ser, es la vez revolucionario y conservador, atemorizado ante las profundidades nihilistas a que conducen las aventuras modernas, ansioso por crear Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 163 César Augusto Sánchez Taborda y asirse a algo real aun cuando todo se desvanezca. Observemos que de alguna manera Berman (2001) habla de un hombre indefinido en su misma esencia; quizás no sea arriesgado decir, en consecuencia, que habla de un sujeto si comprendemos este como aquel que de algún modo está amarrado a los dispositivos y dinámicas de su tiempo. En tal sentido, se trata de un sujeto al cual se impugna desde muchos lugares (Nietzsche, Heidegger, Foucault). Se lo impugna especialmente cuando se le atribuyen cualidades que le permitirían discernir entre el conocimiento verdadero y falso, entre real y aparente; se refuta el sujeto que se percibe indisoluble en su identidad y consistente en sus convicciones, o que se declara sujeto trascendental porque se presume dotado de una moral de validez universal. Este tipo de configuraciones, tejidas entre las plumas de Descartes y de Kant, son las que, con frecuencia, se cuestionan desde intérpretes de la modernidad que apuntan su argumentación a señalar que la razón ha desaparecido, que todo es líquido, que estamos atrapados por el miedo o por las lógicas del capitalismo. Sin embargo, es importante anotar cómo dichas elaboraciones, con frecuencia, hablan del sujeto como algo universal. Es decir, se trata de un tipo de crítica que cae en la sin salida o encalla en profundas aporías, pues supone que todos los hombres de hoy son plenamente actuales, o que todos se arrojan al constante devenir. Es decir, el quiebre de estas críticas es no ver que el cuerpo tiene las marcas de la historia, y la historia misma crea cuerpos diversos, no universales. Ahora, el asunto del sujeto, aunque refutado, Hopenhayn (1997) lo piensa como un tema inagotable: “cuanto más se lo impugna más se convierte éste en un tema de interpelación. En la fogata donde se inmola el concepto también se inmortaliza su cadáver” (p. 11). Su forma de ver prefiere apreciarlo envuelto en una serie de mitos que acompañan su comprensión, los cuales él destaca del siguiente modo: no somos libres, no somos autónomos, no hemos logrado emanciparnos, ni tampoco hemos sido capaces de alcanzar una identidad consistente. La 164 Katharsis Emancipación e Identidad mirada de Hopenhayn (1997) muestra al sujeto ubicado en una báscula compleja: no le es fácil abandonar la certeza de unidad, como tampoco le es fácil soportar el vértigo de la disolución. El sujeto puede condensar las antípodas, es decir, el miedo a la pérdida de certezas alterna la angustia de la caída y el placer de la autoexpansión. Para él, una oleada secularizadora envuelve la sociedad actual, entendiendo por tal la lucha del sujeto moderno por liberarse de los prejuicios, mitos y costumbres, y por ganar en dicha lucha una imagen de sí mismo; ha caído bajo sospecha todo discurso totalizador, se ha derrumbado toda la razón que intentaba arbitrar las reglas del conocimiento y de la acción humana (Hopenhayn (1997). La cuestión central, entonces, es que la secularización tiene un doble filo: por un lado, libera al sujeto de todo relato que obstruya su poder para redefinirse a discreción y, por otro lado, sumerge al sujeto en la orfandad que dicha libertad supone. Hopenhayn (1997) señala que la modernidad generó dos mitos que se conservan y confluyen en muchas colectividades y aún en sujetos particulares: de un lado la idea de un sujeto que se pretende unitario y reclama identidad; del otro lado, la idea de un sujeto emancipado de toda identidad posible. Este proceso se gesta con el antropocentrismo renacentista, se refuerza con el racionalismo y el poder laico, luego se fortalece con el espíritu industrial y con la revolución misma. La emancipación siempre cuestiona la identidad en el devenir temporal. Pero entre los modernos también emerge una valoración extrema de la identidad y, desde allí, una urgencia por confrontar el ímpetu transfigurador de la secularización, manifiesto en un anhelo de sustancialidad, de coherencia y continuidad. Ahora, la contradicción entre emancipación e identidad quedaría conjurada con el mayor de los mitos modernos: la razón. Empero, la razón no cumplió ninguna de sus promesas de conocimiento, libertad y progreso equilibrado. Esto lo vamos a ver más adelante. Sólo hasta las elaboraciones de Nietzsche (2011) se pone un nombre propio a este estado de cosas en el Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 165 César Augusto Sánchez Taborda mundo moderno: nihilismo. Este emerge para aprehender la situación más desolada y al tiempo ambiciosa de los hombres. El nihilismo, desprendido de la enigmática muerte de Dios, permite avanzar en la comprensión de esa orfandad del hombre moderno en la cual se juegan la partida la angustia de la caída y el frenesí de la autoexpansión. El nihilismo está ante la puerta: ¿de dónde nos llega este, el más inquietante de todos los huéspedes? Punto de partida: es un error señalar como causas del nihilismo las “crisis sociales”, la “degeneración fisiológica”, incluso la corrupción. Se trata de la época más honrada y compasiva… en una interpretación muy determinada, la cristianomoral, se asienta el nihilismo (Nietzsche, 2011, p. 33). El alto valor otorgado por el cristianismo a la verdad hizo que se desarrollara un asco ante la falsedad y la mentira, a partir de todas las interpretaciones cristianas del mundo y de la historia. De hecho, Nietzsche (2011) comienza cuestionando las verdades “divinas” en el platonismo, es una crítica a las verdades incólumes; una evaluación de las formas de interpretación occidentales del ser, de la ciencia con sus pretensiones de objetividad. Si la crítica nietzscheana toma de frente el cristianismo, es por la amplitud y alcances de este en Occidente, es una condición necesaria. Entonces, la crítica está es sobre la metafísica. Hopenhayn (1997) destaca cómo no sólo el cristiano separa en verdadero y falso, entre esencias y apariencias, entre culpa y redención; indica cómo otros, sin ser cristianos, se mueven entre los deseos de autonomía y ciertas actitudes propias de una oveja de rebaño. Retengamos que el nihilismo no es una época, tampoco un estado de cosas aislado del individuo, esto es importante. “El nihilismo es un estado psicológico que surge cuando hemos buscado un ‘sentido’ a cualquier suceso que no lo tenga, de manera que el que busca acaba perdiendo el ánimo” (Nietzsche, 2011, p. 38). En todo nihilismo subyace una idea de fin, y para justificarlo como estado psicológico Nietzsche (2011) presenta tres condiciones importantes, las cuales retomamos porque nos parece que hablan de forma transparente del hombre 166 Katharsis Emancipación e Identidad actual: primera, no se llega a nada pensando en el devenir; segunda, aparece la sensación de que debajo de los devenires no existe ninguna gran unidad a la cual el hombre pueda entregarse por completo; tercero, el hombre condena todo devenir como un engaño y por ello inventa un mundo más allá que considera verdadero. Pero la cuestión se recrudece cuando el hombre se da cuenta de que estas construcciones son producto de necesidades psicológicas, y entonces adviene lo que él llama el nihilismo más profundo, a saber: emerge un sentimiento de falta de valor del todo cuando comprende que ni con el concepto de fin, de unidad, o de verdad misma, se puede interpretar el carácter general de la existencia (Nietzsche, 2011). El nihilismo significa que los valores supremos pierden validez, justo porque falta la respuesta al por qué y ha venido prevaleciendo la pregunta utilitarista del para qué (Nietzsche, 2011) Para nuestro cometido, y como forma de hilar estas ideas nietzscheanas con lo expuesto previamente, conviene pesquisar el nihilismo como un fenómeno psicológico, que surge cuando se ha aplicado una totalidad, una sistematización, incluso una organización a todo acontecer. Cuando se buscan formas de unidad, las cuales se amparan generalmente en las formas del monismo, y cuando el hombre se percibe en conexión y dependencia de un “todo”, pues el bien de la totalidad requiere de la entrega del individuo. Allí se instala la moral como renuncia a la voluntad de existir. En suma, la muerte de Dios en Nietzsche, más que una proclama de ateísmo, es una idea donde se implican varias muertes: la muerte de un sujeto que se autodefine como criatura; la muerte de la metafísica entendida como categoría que establece diferencias entre el conocimiento verdadero y falso, entre esencial y aparente, entre sujeto y mundo, entre pensamiento y fenómeno; la muerte del mito moderno de progreso; la muerte en la certeza y la autoconfianza en el yo. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 167 César Augusto Sánchez Taborda Voy a retomar un comentario, y un esquema sin título, de Alfredo Eidelsztein donde se destacan las nociones centrales del nihilismo que viene trabajando Ricardo Cuasnicu (2001), en su conferencia sobre la globalización y el nihilismo; en ella se hace un fino tejido de algunos hitos de la modernidad, desde los cuales se le brinda al hombre un particular carácter: el hombre moderno es fundamentalmente un trabajador y con la técnica un funcionario (Cuaniscu, 2001). Concepto Efectos Muerte de Dios – De salvación Desesperación Sin sentido Conmoción Provisoriedad Desorientación Edipo Consecuencias: Síntoma Reducción – Miedo El nihilismo es un fenómeno bastante complejo pero, prioritariamente, es la sensación de que nada tiene sentido, que todo es para nada, que todos los esfuerzos que realiza la humanidad son vanos, no se sabe hacia dónde se va. Y esta incertidumbre crea dos síntomas fundamentales: la sensación de reducción y mucho temor. La reducción es como un empequeñecimiento, una banalización en todos los ámbitos. Y del miedo ya tenemos varias versiones que paralizan el sujeto: se presenta como una especie de nada que asecha desde la intimidad y lo lleva a la desesperación, a tratar de buscar algún polo, 168 Katharsis Emancipación e Identidad los cuales hemos ubicado entre la identidad o la emancipación. En la identidad podemos poner la expresión de Berman (2001) cuando recuerda que volvemos al pasado como un ropero, aunque nos damos cuenta que ningún vestido está para la ocasión. La emancipación nos muestra ávidos de experiencias nuevas, entregados al devenir, y en ese sentido la técnica es una gran promesa. Por allí Cuasnicu (2001) propone pensar a Edipo en el sentido de la desorientación, de la ceguera que no permite saber hacia dónde ir. La situación es como la de estar a la intemperie, como si una catástrofe o cierta amenaza indefinible se cerniera sobre nosotros sin saber por qué lado... La interpretación de Cuasnicu (2001) es que todo el esfuerzo, titánico por demás, se encubre con en una voluntad de trabajo, la cual encarna el carácter singular del hombre moderno en los últimos doscientos años. Sobre todo a partir de Kant, donde la relación del hombre con su entorno, con la totalidad, es una relación de objeto. Todo aquello que tiene valor, todo aquello que es la totalidad de los entes está a disposición del hombre, está frente a él, y el hombre objetualiza todo, pues siente que todo está a disposición suya. El objeto es para una subjetividad, es para un sujeto que lo constituye en las condiciones de posibilidad de lo que se presenta. Esta es la teoría kantiana en el sentido de que no sabemos lo que es la realidad en sí, lo real, sino que lo que podemos aprender, que es a través de la intuición y de los conceptos, es una función de constitución de la realidad donde la realidad queda encubierta. De ahí el gran desarrollo de la ciencia a partir de Kant y Newton, que objetalizan la totalidad de los entes, el ente está a disposición del hombre para ser manipulado. El hombre puede ejercer una violencia sobre la totalidad del mundo, el mundo está a disposición de él para ser transformado, comprendido, puesto a su servicio. De alguna manera, esto es una versión laica donde el puesto de Dios es ocupado por la razón, la razón pura, y es el trabajo, el trabajo de la razón, lo que de alguna manera es divinizado. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 169 César Augusto Sánchez Taborda Actualmente esto es la técnica. La técnica es esta voluntad de poder que moviliza al mundo, que transforma al mundo, que lo saca de quicio, que lo acelera y que es fundamentalmente trabajo. Y detrás del trabajo está la razón que objetualiza, que tiene una actitud desacralizada con respecto al mundo. Por otra parte, complementario a esto, la esencia de la técnica es una explotación sin fin de la naturaleza, tanto de la naturaleza del hombre como de la naturaleza en general. Este imperio universal de la técnica es una acción nihilista, somete a los valores e ideales a una reducción particular, esto es, a una función práctica. A este estado Nietzsche (2011) lo llama el estado de normalidad de la humanidad, en esto nos englobamos todos, es un estado normal. Ahora, esta normalidad asume dos maneras, la activa y la pasiva. Se puede vivir el nihilismo de un modo activo o de un modo pasivo. Es decir, de un modo activo se manifiesta como un gran poderío, como una capacidad enorme de transformación, como una empresa titánica, como esta voluntad de someterse absolutamente a la naturaleza. Por otro lado, el nihilismo puede ser vivido de una manera pasiva, como decadencia, cuando no tenemos ninguna valoración que oponer a estas fuerzas, a este mundo como campo de explotación. La interpretación moderna de lo que rige el ser se circunscribe en el trabajo. Para nosotros, la totalidad del ente está comprendida como trabajo. En este momento histórico, en los últimos doscientos años, ser quiere decir trabajo, ser quiere decir voluntad de poder encarnado fundamentalmente en la técnica, en la tecnología. No hay dimensión que nosotros no pensemos como trabajo. En síntesis, el nihilismo es un proceso en el que pierden obligatoriedad todos los vínculos vigentes hasta ahora, tanto los de las instituciones como los de los contratos sociales –y por ende el hombre queda libre para la nada. En ese sentido, el hombre se abisma en lo insondable del origen. Pero esta última fase no la ve Nietzsche (2011) como incurable; al revés, la tiene como curable a través del dolor. Y cuando digo el dolor 170 Katharsis Emancipación e Identidad no lo digo en el sentido del sufrimiento cristiano, no en el sentido de una purificación, sino en el sentido de una concentración en el lugar de lo más íntimo y propio, ese lugar donde el hombre concentra este capital aun no explotado del dolor. La técnica es una suerte de avasallamiento al cual no tenemos qué oponerle. La técnica se nos presenta siempre como aquella posibilidad de salvación, la técnica siempre nos dice que todo efecto no deseado, todo efecto colateral no deseado, es algo que la misma técnica puede ir solucionando. Todo efecto colateral no deseado lo vamos a solucionar con lo mismo, con más de lo mismo. Lo mismo se dice de la democracia –con más democracia– de muchos problemas hoy. Allí emerge una actitud derrotista que se encarna en lo que se llama nihilismo pasivo. 3. Una forma de leer el individuo Para pensar el individuo, Berman (2001) es claro en señalar algunas ideas generales de bastante relevancia: la modernidad fragmenta la posibilidad de dar un significado a la vida de las personas, y el hombre moderno, desde los albores de la modernidad, se percibe inmerso en un torbellino. Sobre este marco trae a colación la voz de Carlos Marx, quien, durante el siglo XIX, anunciaba el desvanecimiento de lo sólido y destacaba cómo todo el siglo expresaba abundantes síntomas de decadencia, pues, en su forma de ver, los seres humanos se vieron forzados a considerar seriamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas (Berman, 2001). Adicionalmente, Berman (2001) bordea una tesis central del pensamiento nietzscheano al recordar cómo en la modernidad, luego de la “muerte de Dios” y del consecuente advenimiento del nihilismo, existe una crisis que toca a todos los hombres y se manifiesta en la imposibilidad de estos para introducirse en el “cuadro”, es decir, todo hombre presenta una enorme dificultad de participar del pensamiento de su propio tiempo. Algunos hombres se quedan en el pasado, lo añoran, aunque verifican a cada instante que nada es simétrico con la vida que llevan; otros hombres, en cambio, Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 171 César Augusto Sánchez Taborda alucinan con el futuro y por ello se entregan temerariamente a los acontecimientos. Vértigo y gusto por probarlo todo emerge como la senda más segura de algunos hombres, mientras que para otros el mundo es tan confuso, y al tiempo tan animado, como esas canciones navideñas que dicen todo y finalmente no dicen nada (Little Jack Hornes: Jaimito bocina / Se sentó en la esquina / Comiendo pastel de Navidad. / Adentro el pulgar hundió / Y una ciruela salió / Y dijo “¡Qué niño tan bueno soy!”). Coincidimos en que una perpetua desintegración y renovación parecen ser los surcos centrales de la vida moderna. Sin embargo, optamos por definir la misma paradoja señalada por Berman (2001) en términos de una basculación subjetiva entre la emancipación y la identidad, y para darle contenido recurriremos, más adelante, a una interpretación de lo que ello puede implicar para el sujeto y para 172 Katharsis Emancipación e Identidad aquel que se encarga de acompañarlo en la revisión de sus acciones y pensamientos específicos. Tomemos la definición de vorágine que nos provee el diccionario: confusión, desorden y precipitación en los sentimientos, forma de vida. Esta definición amarra una apreciación de las acciones y sentimientos propios del hombre. De alguna manera el texto de Berman (2001) se trata de eso, y no simplemente de una descripción de hechos aislados de la historia que nada tiene que ver con el sujeto. Es por ello que un pensamiento comprometido con el hombre en algún sentido profundo, debe verificar el lugar en el cual este se ubica ante las dinámicas específicas de eso que en principio parece extraño al hombre mismo. Muchos hechos fundamentales contribuyeron en la configuración de la báscula que soporta el sujeto en el cenit de lo moderno, es decir, dos caras resumen las tendencias del hombre que desde allí se forja: anhelos de identidad a partir de relatos y valores; búsquedas de emancipación jalonadas por un afán de un porvenir del cual no se sabe nada o se encuentra amarrado a una promesa. 4. Fenómenos individuales o manifestaciones subjetivas Desde la introducción de Psicología de las masas y análisis del Yo, Freud nombra “fenómenos sociales” a todos los vínculos que el individuo singular mantiene con sus padres y hermanos, con su objeto de amor, con su maestro, con su médico (Freud, 1978). Esta consideración psicoanalítica del vínculo social implica que el individuo recibe influjos no de una persona única, sino de un número más o menos extenso de ellas, lo que hace que muchas orientaciones, perspectivas y modos de ver el mundo han adquirido una enorme importancia para él. Esta idea de vínculo legada por Freud fue retomada posteriormente por otros teóricos interesados en el extraño vínculo existente entre el individuo y el colectivo, del mismo modo que se retomó el análisis de las incidencias recíprocas entre estos. Bajo esta perspectiva, los usos de la lingüística no fueron escasos, como tampoco los análisis Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 173 César Augusto Sánchez Taborda antropológicos de la cultura y la sociedad, o la revisión de las ideologías reinantes en la postguerra. En general, todos los análisis condujeron a pensar los acontecimientos sociales como producto de una fuerte imbricación del individuo con el colectivo y viceversa, las afecciones individuales (especialmente en aspectos psicológicos) como el efecto de lo societario sobre ellos. En ese sentido, muchos de los planteamientos propios de finales del siglo XX retoman ideas escritas en los comienzos del siglo para reconsiderar o proseguir esa idea freudiana de que todo individuo ha de ser pensado como miembro de un pueblo, una casta, el individuo-colectivo es un principio de trabajo para la comprensión del psiquismo del hombre, también para pensar asuntos relativos a la posibilidad de experiencia, a la moral, a los regímenes políticos y configuraciones sociales. Entre ellos destacaríamos, además de los ya señalados, las figuras de Benjamín, Heidegger, Ricouer, Arendt, Foucault y otros, los cuales agregan matices y problemas específicos a dicha relación. Es llamativo, por ejemplo, el modo cómo se nombran, en estas nuevas corrientes de postguerra, los vínculos sociales: son fenómenos que acontecen entre un sujeto y el otro semejante, y entre un sujeto y el Otro. La primera forma hace referencia a las formas singulares de sufrimientos, que alcanzan gran desarrollo en la comprensión de las psicosis, las psicopatías y las neurosis en general. En la segunda forma de vínculo, se alude al Otro como representación condensada de la cultura, pues, tal como lo señala Lacan (1997), esta se la encuentra en los monumentos, en los escritos, en el folklor, en las instituciones sociales, en el cuerpo de los individuos. Esta idea de cultura y el estudio de ese extraño e indisoluble vínculo entre sujeto y colectividad, el cual no pudo ser agotado por los grandes proyectos modernos, da cabida para que nuestra línea de investigación Psicología y Cultura presente el estudio de las manifestaciones culturales, filosóficas y estéticas como vías para arribar a una comprensión amplia del hombre, y de lo que allí se juega 174 Katharsis Emancipación e Identidad para su estado anímico, sin que necesariamente ello nos conduzca a oposiciones radicales como las vividas en los albores de la modernidad, en categorías de bueno- malo, verdadero-aparente, emancipaciónidentidad, entre otras; sino apuntando al discernimiento del individuo desde sus posibilidades de experiencia o envuelto en dispositivos singulares (García, 2001) Contando con lo anterior, varias son las aspiraciones de la línea de investigación Psicología y Cultura de la Institución Universitaria de Envigado. La primera es no caer en los deslindes ingenuos entre individuo y colectivo, que amplias taras han dejado a la posibilidad de pensar al hombre desde diversas perspectivas, puesto que los diálogos posibles se cierran una vez se intenta el encuentro de un objeto y un método específico. Una segunda aspiración es poder considerar, en los trabajos futuros, cómo lo singular y lo universal, sin ser idénticos, no son necesariamente opuestos. Una tercera aspiración de la línea concierne a la necesidad de descompletar (con enormes beneficios para la formación del psicólogo) las tentaciones actuales de absorber todo lo singular del sujeto en los universales de la ciencia, especialmente por la vía de los desarrollos de la biología. Consideraciones finales para un futuro desarrollo Ahora, si las anotaciones de Berman (2001) o García (2001) resultan “bastante abstractas” como para darles lugar en el conjunto de los saberes importantes para la formación de un psicólogo, ello puede deberse, también, al modo como mayoritariamente se concibe la formación del psicólogo y aún la psicología: saberes aislados de otros discursos, encerrados en posiciones puristas con las cuales se denota una nostalgia del pasado o una tendencia a la emancipación bajo el alucinante tender hacia un futuro incierto, aunque lleno de promesas de perfectibilidad, progreso y desarrollo. Canguilhem (2001) ya había hecho una crítica severa al saber psicológico, al nombrar que fácilmente podía caminarse por las rutas Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 175 César Augusto Sánchez Taborda de una filosofía sin rigor alguno, de una ética sin exigencia o una medicina sin control. Y esa crítica caló hondo en nuestro pensamiento como psicólogos. Sin embargo, otras líneas del mismo autor devuelven la posibilidad de que el psicólogo se ocupe de distintas maneras de su objeto: como ciencia del sentido externo, como ciencia del sentido íntimo y como ciencia de la intimidad. Una pregunta por el malestar experimentado por el sujeto puede fácilmente tener una deriva en el exterior –me cae mal o no me gusta–; pueden encontrarse evidencias íntimas del sujeto que puede nombrar, que hacen parte de un pensamiento que lo embarga; pero es muy posible que el sujeto no sepa –en su intimidad– que le ocasiona dicho malestar. En esta última posibilidad se encuentra nuestra apuesta: en la subjetividad emerge una intimidad que forja el sujeto contemporáneo y de la cual él mismo es desconocedor. Esta es la vía que nosotros privilegiamos. 176 Katharsis Emancipación e Identidad Bibliografía. Berman, M. (2001). Todo lo Sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. Bogotá: Siglo XXII Editores. Canguilhem, G. (2001). ¿Qué es la psicología? Recuperado de: http://ww.elseminario.com.ar Cuasnicu, R. (28 junio de 2001). Globalización como nihilismo. Charla pública en el marco de las discusiones sobre ética y psicoanálisis. Buenos Aires, Argentina. Hopenhayn, M. (1997). Después del Nihilismo: de Nietzsche a Foucault. Barcelona: Editorial Andrés Bello. Nietzsche, F. (2011). La voluntad de poder. Madrid: Editorial Edaf. Freud, S. (1978). Psicología de las masas y análisis del Yo. Buenos Aires: Amorrortu Editores. García, N. (2001). Culturas híbridas: Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo. Lacan, J. (1997). Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. Escritos I. Madrid: Siglo XXI editores. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 159-177—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 177 Katharsis–Institución Universitaria de Envigado Familia y migración Familia y migración Ángela María Quintero Velásquez* Familia y migración. Eduardo Andrés Sandoval Forero, Renato Salas Alfaro, Rosa Patricia Román Reyes. 2013. Ciudad de México: Universidad Autónoma del Estado de México, Miguel Ángel Porrúa. Colección Desarrollo y Migración. ISBN 978-607-401-690-1. PP. 208. En la línea de la producción del conocimiento, los autores exponen el corpus teórico sobre el tema y resultados de las investigaciones realizadas en México, pero con características que en gran parte son continentales y evidencian representaciones, prototipos y tipologías que recorren América Latina, enfatizando los países oferentes de mano de obra o capital humano a las naciones desarrolladas. La obra está estructurada en cuatro capítulos, que pueden estudiarse de manera individual, pero que, en su conjunto, permiten una comprensión científica integral del tema expuesto. Resalta la Presentación y los comentarios finales, por la claridad y capacidad de sintaxis que introducen y despiden al lector con categorías de análisis. * Trabajadora Social, Magíster en Orientación y Consejería. Profesora titular Universidad de Antioquia, Jubilada. Actualmente es conferencista investigadora, profesora visitante, catedrática y consultora internacional. Autora: Trabajo Social y Procesos Familiares, Formas Alternativas de enfrentar los conflictos socio-familiares, El Trabajo Social Familiar y el Enfoque Sistémico, Diccionario Especializado en Familia y Género, Tesauro Colombiano de Familia y Genero. Correo: [email protected] Medellín-Colombia Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 179-187—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 179 Ángela María Quintero Velásquez La familia como unidad de análisis en el estudio de la migración es el capítulo inicial, donde Román Reyes sustenta el carácter científico de la familia, campo disciplinario propio, todavía joven en la epistemología, pero con desarrollos específicos que le confieren una dinámica, acorde con el correr de los tiempos y con la complejidad del fenómeno. Con argumentación antropológica establece la diferencia y relación de hogar y familia en el apartado La unidad doméstica: punto de convergencia de hogares y familia. Conceptos básicos para los expertos, pues, aunque populares, son usados de manera indiscriminada y polisémica y tienen categorías de análisis diferentes. El cuadro 1, Papel de la familia en la investigación sobre la migración en México, presenta, de manera didáctica, que no riñe con el rigor documental y lexicográfico, la producción científica relevante en el periodo 2001-2008, tomando como unidad de análisis, familia, individuo y hogar. Esta introducción temática enfatiza constructos fundamentales como: la decisión de la migración es familiar, no solo de responsabilidad individual. No todas las personas que migran asumen características de trasnacionalidad, en tanto esta exige permanencia psico-afectiva y participación en la funcionalidad familiar, a través de las redes primarias y secundarias y de NTIC-Nuevas tecnologías de la información. De esta manera, la migración es considerada un activo de los hogares y las familias, y un mecanismo que adopta para lograr la sobrevivencia. A continuación, Dinámicas familiares trasnacionles en la migración México-Estados Unidos, con la pluma de Sandoval Forero, recrea el marco teórico que deriva en la categoría de familias en situación de transnacionalidad, con un seleccionado rastreo bibliográfico de los autores más representativos y pioneros del tema. Sustenta, además, neologismos,1 vocablos inéditos como capital humano, remesas sociales, remesas socio-culturales, familias en situación de transnacionalidad. 1 180 Palabras nuevas creadas a partir de cambios morfológicos de vocablos ya existentes en la propia lengua, que sufren cambios semánticos o de significado. Son considerados legíti- Katharsis Familia y migración En el capítulo siguiente, del mismo autor, La Construcción del imaginario en familias transnacionales de Tonatico, Estado de México, analiza los resultados de un estudio con enfoque antropológico. Corrobora la concepción contemporánea de la familia como construcción social, que trasciende el parentesco consanguíneo y la convivencia como elementos fundamentales de su tipología. Esto es asignarle una connotación especial a la perspectiva funcional, donde el sistema relacional opera aun en la distancia geográfica, ante lo cual tiene que reorganizar sus interacciones. Pero las familias en situación de transnacionalidad, no son una tipología desde la estructura, sino una reorganización “….las características de la familia en situación transnacional, mismas que no constituyen en sentido tipológico otra familia más”. (Sandoval, Salas & Román, 2013, p.8). Es significativa también la exposición de cómo las personas que migran reproducen en su nueva localidad tradiciones, ritos y espectáculos de su país de origen, para así tener un soporte espiritual y afectivo, conservar la identidad nacional y no olvidar su raíces. Además de la expectativa de algunos migrantes de retornar a su país de origen, adaptarse nuevamente y reestructurar su proyecto de vida. Retorno matizado por circunstancias diferentes que lo motivan: deportación, crisis financiera en el país receptor, decisión voluntaria. Seguidamente, La familia imaginada, expuesto por Salas Alfaro, analiza la relación que establecen el migrante y su familia, mediados por la emigración internacional. Con una conjunción metodológica de investigación aplicada y documental, se estudia la interacción entre la persona que migra y su familia, bajo la categoría de la migración transnacional. Este acápite reseña los cambios en la composición de las personas que migran, habida cuenta de que el fenómeno mexicano tiene cerca de cien años de registro demográfico, explicando el perfil mos sin necesidad de que estén sancionados por la Real Academia los tecnicismos necesarios para designar conceptos nuevos, así como las designaciones científicas formadas con una raíz culta para atender una nueva necesidad, de acuerdo con las normas generales de derivación. (Quintero, 2007). Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 179-187—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 181 Ángela María Quintero Velásquez de las nuevas migraciones: mujeres, personas más jóvenes (menores de 30 años), más educados (profesionales o técnicos), urbanos. Tendencias que también se visualizan en otros países de la región. Aunque el libro está centrado en los procesos migratorios de México hacia USA, releva y analiza constructos similares en toda la región, particularmente los países con mayor porcentaje de ciudadanos migrantes. Para el caso específico de Colombia hay coincidencias, en cuanto a la feminización de la migración, el nuevo perfil, el carácter integral de las remesas, –trascienden lo económico hacia lo sociocultural. Pero es una constante general que las remesas no afectan positivamente a toda la comunidad, y el impacto económico que generan está circunscrito a los sectores o grupos poblaciones que reciben las remesas económicas y persiste según el ritmo de su flujo. Con enfoque multidisciplinario, el libro invita a la convergencia de las áreas del saber de pertinencia en el tema. “…fortalecen la necesidad de establecer un diálogo entre disciplinas de las ciencias social que estudian la migración internacional mexiquense con el objeto de unificar las aportaciones teóricas, metodológicas y empíricas que se realizan desde la perspectiva de la demografía, la economía, la sociología, la historia, la antropología y la ciencia política” (Sandoval, Salas & Román, 2013, p. 208). Agregando, en Colombia, las unidades académicas de Trabajo Social y los profesionales en Desarrollo Familiar (Funlam-Fundación Universitaria Luis Amigo, Medellín y Universidad de Caldas, Manizales), como unidades académicas y gremios pioneros en la investigación y producción de conocimiento específico.2 Los neologismos a destacar en este volumen son: capital humano, familias en situación de transnacionalidad, las remesas socioculturales… Esta categoría refuerza también el concepto de Remesas Familiares acuñado en Colombia (Quintero, 2007), y trasciende la 2 182 Ver Puyana, Micolta y Palacio (2013). Además, entre otros, artículos e investigación de Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E. & Tabares, C.M. 2009. (Funlam, Medellín). Katharsis Familia y migración función económica del aporte regular o periódico, en dinero o especie, enviado por las personas migrantes a sus familiares. Con rigor de rastreo bibliográfico, sustenta el concepto de trasnacional y transcultural, comunidades trasnacionales, bidireccionalidad, nuevas formas de relación y de interacción económica, social, cultural y simbólica y precisa el carácter real del vocablo. La denominación de familias en situación de transnacionalidad evoca una condición transitoria que permea a todos los miembros del grupo y su entorno, pero que es susceptible de transformarse, al vaivén de su permanencia. Aunque la investigación está focalizada en las migraciones de ciudadanos mexicanos hacia Estados Unidos, incluye también bibliografía de otros países receptores, como España. De esta manera se constituye en un referente y contribuye a la divulgación del tema, no solo en escenarios académicos, sino que es útil para el diseño e implementación de políticas públicas nacionales e intercontinentales. Consolida también la literatura especializada en Colombia, y, pese a la focalización en el flujo, hacia Norteamérica, y las diferencias en las categorías de investigación. Aporta en la sustentación teórica y el rastreo bibliográfico sobre las remesas sociales y las familias en situación de trasnacionalidad. Destaca, además, como valor agregado del libro, la introducción del análisis de la migración como una variable relacional en las familias, rebasando el criterio económico, laboral o de reproducción que durante un período considerable de tiempo lo comprendía solo en términos del flujo de dinero, bienes o remesas. Para efectos del rastreo documental, se recomendaría realizar una reseña técnica y completa de las investigaciones que dieron origen al texto, y la trayectoria de los autores, títulos y experiencia profesional, adscripción a grupos certificados de investigación, universidades o entidades que financiaron los proyectos. Katharsis—ISSN 0124-7816, No. 17, pp. 179-187—enero-junio de 2014, Envigado, Colombia 183 Ángela María Quintero Velásquez Bibliografía Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E., Tabares, C.M. “Trayectorias migratorias: Experiencia vital del migrante y su familia” En: Colombia 2009. ed: Departamento Fondo Editorial Funlam ISBN: 978-958-8399-15-7 v. 0 pags. 78 Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E. & Tabares, C.M. “Migración, familia y desarrollo. Claves teóricas y metodológicas del estudio de casos” En: Colombia 2009. ed: Departamento Fondo Editorial Funlam ISBN: 979-958-8399-17-0 v. 0 pags. 97. Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramírez, L.E.& Tabares, C.M. “Cambios en la familia: los hilos invisibles de la migración” en: Colombia 2009. ed: departamento fondo editorial FUMLAM isbn: 978-958-8399-16-4 v. 0pags. 82. Ghiso, A.M., Morales, S.A., Ramirez, L.E.& Tabares, C.M. “A la sombra del migrante. Un abordaje psicosocial a las familias de migrantes en el lugar de origen” En: Colombia 2009. ed: Departamento Fondo Editorial Funlam ISBN: 978-958-8399-17-1 v. 0 pags. 63. Puyana, Y., Micolta, A. & Palacio, M. C. (Editoras). (2013). Familias colombianas y migración internacional: entre la distancia y la proximidad. Facultad de Ciencias Humanas, Grupo de Estudios en Familia de la Maestría en Trabajo Social con Énfasis en Familia y Redes Sociales, Centro de Estudios Sociales- CES. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. PP: 470. Quintero, AM. (2007). Diccionario Especializado en Familia y Género. Buenos Aires: Lumen Sandoval, E. A., Salas, R. & Román, R. P. (2013). Familia y migración. Ciudad de México: Universidad Autónoma del Estado de México, Miguel Ángel Porrúa. Colección Desarrollo y Migración. 184 Katharsis INSTRUCTIVO PARA COLABORADORES Katharsis, publicación indexada en categoría C Publindex-Colciencias, es la revista editada por la Facultad de Ciencias Sociales de la Institución Universitaria de Envigado, cuya publicación es semestral. Desde su primera edición, en 1998, tiene como objetivo divulgar las producciones propias de las ciencias sociales, y las de cualquier campo donde la razón y la sensibilidad se expresen, con el ánimo de develar las múltiples facetas del devenir humano. En la actualidad, a partir de la reaparición de su publicación en el año 2008, se tienen además, como objetivos complementarios, divulgar y promocionar la producción académica e investigativa en torno a la reflexión de los diversos problemas y fenómenos socioculturales, decisivos para la consolidación del desarrollo científico y humanístico en nuestro medio. Pautas editoriales y formales 1). Las colaboraciones que no cumplan con los requisitos aquí expuestos serán devueltas sin someterse a evaluación. 2). Las contribuciones presentadas deberán ser inéditas y no podrán presentarse simultáneamente a evaluación en otra publicación. 3). Los artículos no excederán las 20 páginas tamaño carta, y deberán escribirse en fuente Arial de 12 puntos, a espacio interlineado de 1,5. Los artículos podrán presentarse en cualquier formato de Word. 4). Toda colaboración incluirá el nombre del autor, alineado a la derecha, indicando, a pie de página con asterisco, una breve reseña del currículo académico. Esta reseña no excederá las 60 palabras y estará acompañada del correo electrónico del autor. 5). En otro pie de página se aclarará, en caso de corresponder a estas categorías, si el artículo es resultado de un proyecto de investigación en curso o terminado y si es un trabajo presentado en un evento. 6). El título deberá contener 12 palabras como máximo. Si tiende a excederse, se puede enunciar un subtítulo. 7). El artículo presentará un resumen en fuente Arial de 10 puntos, compuesto de un máximo de 150 palabras. 8). Al resumen le seguirá un conjunto de entre 5 y 8 palabras clave. 9). La primera línea, de todos los párrafos, debe ser indentada con una tabulación de 1 cm. La indentación debe hacerse con la opción automática de “Sangía francesa”, que aparece en el menú formato o en el menú de diseño de párrafo del procesador de texto Word. 10). El texto se escribirá en tercera persona del impersonal “se”, en lugar de las terminaciones en “amos”, “emos”, “íamos”, etc. Con el fin de asumir la posición de un sujeto tácito, que no sea generalizada ni parcializada. 11). El artículo estará escrito con una ortografía y gramática correctas; si son necesarias correcciones, la revista podrá proponerlas. En caso de que éstas se sugieran, el articulista tendrá una semana más para integrarlas. 12). La Revista Katharsis acoge la norma APA (American Psychological Association), según el modelo de citación intratextual: — Dentro del párrafo aparece: (Lacan, 1992, p. 90) — En la referencia al final: Lacan, J. (1992). El reverso del psicoanálisis. Barcelona: Paidós. 13).La Revista Katharsis recibirá los siguientes tipos de colaboraciones siguiendo los criterios de PUBLINDEX: Artículos de investigación: documentos que presentan de manera detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investigación. La estructura generalmente utilizada contiene cuatro apartes importantes: introducción, metodología, resultados y conclusiones. Artículos de reflexión: documentos que presentan resultados de investigación desde una perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes originales. Artículos de revisión: documentos resultado de una investigación en la que se analizan, sistematizan e integran los resultados de investigaciones publicadas o no publicadas, con el fin de dar cuenta de los avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por presentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos 50 referencias. Artículos cortos: documentos breves que presentan resultados originales preliminares o parciales de una investigación científica o tecnológica, que por lo general requieren de una pronta difusión. Reportes de caso: documentos en los que se dan a conocer los resultados de un estudio (las experiencias técnicas y metodológicas) de un(os) caso(s) en particular. Revisiones de tema: documentos resultado de la revisión crítica de la literatura sobre un tema en particular. Traducciones. Traducciones de textos clásicos o de actualidad o transcripciones de documentos históricos o de interés particular en el dominio de publicación de la revista. Cartas al editor: posiciones críticas, analíticas o interpretativas sobre los documentos publicados en la revista, que a juicio del Comité editorial constituyen un aporte importante a la discusión del tema por parte de la comunidad científica de referencia. Documentos de reflexión no derivado de investigación. Reseña bibliográfica. 14). Los artículos se recibirán dos veces al año, de acuerdo al cronograma institucional. 15). Los artículos serán revisados por pares evaluadores internos o externos a la IUE, para sugerir precisiones y definir si se aprueba su publicación. 16). Las opiniones y conceptos de los artículos divulgados en la Revista son de exclusiva responsabilidad del autor y, por ello, deberá diligenciarse el formato de autorización para su publicación. 17). El autor recibirá dos (2) ejemplares de la Revista en la que aparezca su contribución. 18). Las colaboraciones se enviarán a las siguientes direcciones electrónicas: [email protected] [email protected] No. 17 enero-junio 2014 FORMATO DE SUSCRIPCIÓN Nombre: ___________________________________________ C.C.o NIT: __________________ Teléfono: _________________ Dirección:__________________________________________ Ciudad: ____________________ País: ____________________ E-mail:____________________________________________ Tipo de suscripción Valor individual: $ 12.000 Un año (dos números al año) $ 22.000 Dos años (cuatro números) $ 40.000 Todo pago debe hacerse a nombre de la Institución Universitaria de Envigado, en la cuenta de ahorros 01927051831 de Bancolombia. Le sugerimos conservar una copia del recibo de consignación y enviar el original adjunto a este formato. INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA DE ENVIGADO FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Envigado, Colombia. Teléfono 3391010 exts. 301-302. Fax 3330148 E-mail: [email protected] - [email protected] http://www.iue.edu.co La revista Katharsis se terminó de imprimir en L. Vieco s.a.s. Medellín, Colombia, abril de 2015