Informe sobre prácticas de derechos humanos, 2000

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Departamento de Estado de los Estados Unidos
REPORTE SOBRE PRÁCTICAS DE DERECHOS HUMANOS
GUATEMALA
2000
Sección Guatemala
Guatemala es una república democrática con separación de poderes y una administración nacional
centralizada. La Constitución de 1985 establece un sistema electoral por medio del cual, a través
del sufragio universal, se elige a un presidente para un sólo período y a un congreso unicameral.
El 14 de enero, el candidato del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) Alfonso Portillo
reemplazó al Presidente Álvaro Arzú del Partido de Avanzada Nacional (PAN), después de una
elección en segunda vuelta que se realizó en diciembre de 1999. El FRG obtuvo una mayoría (63
curules) en el Congreso de 113 miembros. A pesar de las importantes promesas, el Gobierno de
Portillo sólo ha dado pasos limitados para instrumentar los Acuerdos de Paz que el Gobierno
firmó con la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) en 1996. El
Organismo Judicial es independiente; pero padece de ineficiencia, intimidaciones y corrupción.
El Ministro de Gobernación supervisa a la Policía Nacional Civil (PNC), creada en enero de 1997
bajo los términos de los Acuerdos de Paz. La PNC tiene la responsabilidad total de la seguridad
interna; sin embargo, durante el año algunos miembros de la antecesora Policía Nacional (PN)
continuaban de alta esperando el entrenamiento obligatorio para convertirse en oficiales de la
PNC. No existen miembros activos del ejército en la estructura del comando de la policía, pero en
los tres años pasados, el Gobierno ha dado órdenes al ejército para que apoye a la policía
temporalmente contra la actual ola nacional de crimen violento. El 21 de marzo, el Congreso
promulgó una ley que autoriza al Gobierno para que continúe con esta práctica. Bajo la nueva ley,
el personal militar que apoyó las operaciones policíacas no estaba claramente subordinado al
control de la policía; pero en la práctica las unidades militares estuvieron generalmente
subordinadas a la policía en situaciones como puestos de registro de la PNC, despliegues de
seguridad al rededor de las cárceles, y despliegues en contra de linchamientos reportados. La
Constitución manda que el Ministro de la Defensa tenga un rango de coronel o de general. El 14
de enero, se presentó un anteproyecto de ley para permitir al Presidente nombrar a un civil como
Ministro de la Defensa; en junio el Congreso consultó con la Corte de Constitucionalidad para
que determinara la constitucionalidad del anteproyecto de ley. El 3 de octubre, la Corte dictaminó
que sería inconstitucional para el Presidente, como Comandante en Jefe, nombrar a un civil como
Ministro de la Defensa, con el rango de general asimilado. El Presidente ha actuado lentamente
para cumplir su compromiso de disolver al Estado Mayor Presidencial (EMP) y para que sus
actividades sean retomadas por una agencia civil. El 13 de octubre, el Ministro de Gobernación
Byron Barrientos anunció la creación de una brigada ciudadana de seguridad en Santiago
Sacatepéquez como un proyecto piloto que podría extenderse a otras partes del país. Algunos
miembros de las fuerzas de seguridad cometieron violaciones a los derechos humanos.
La economía fundamentalmente agrícola, dominada por el sector privado tuvo un crecimiento
aproximado del 3 por ciento durante el año. Los principales productos de exportación son el café,
el banano, y el azúcar, pero el turismo, los textiles y las maquilas de prendas de vestir son
industrias claves de exportación no tradicional. De acuerdo con un estudio del Ministerio de
Agricultura, 4 por ciento de los productores controlan el 80 por ciento de la tierra. Casi el 40 por
ciento de la fuerza laboral está ocupado en alguna forma de actividad agrícola, y la agricultura de
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subsistencia es común en las áreas rurales. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD), entre el 50 y el 60 por ciento de la población depende de una
agricultura de subsistencia. Oficialmente, la inflación fue de aproximadamente 5.5 por ciento
durante el año, aunque la mayoría de los observadores reconoce que el índice oficial de precios
no mide con exactitud los movimientos de precios reales. Existe una gran desigualdad en la
distribución del ingreso, y la pobreza es endémica, particularmente en la gran población indígena.
Aproximadamente el 83 por ciento de los ciudadanos viven en pobreza; esta cifra aumenta a un
90 por ciento entre la población indígena. De acuerdo con el PNUD, el 59 por ciento de la
población vive en extrema pobreza. El desempleo combinado y el subempleo se estimaron en un
46 por ciento. El PIB per capita fue aproximadamente $1,600 durante el año. Las remesas de
ciudadanos que viven en el extranjero continúan creciendo como una mayor fuente de divisas.
En general, el Gobierno respeta los derechos humanos de sus ciudadanos en muchas áreas; pero a
pesar de que se ha mejorado, se continúa con graves problemas en otras áreas. Algunos oficiales
de la policía cometieron muertes extrajudiciales. La investigación del asesinato en 1998 del
Obispo Católico y activista de derechos humanos Juan Gerardi Conedera casi llegó a su fin, y se
puso fecha para que cinco acusados, incluyendo a un capitán del ejército, un coronel jubilado, y a
un ex especialista del EMP vayan a juicio. En mayo, una organización no gubernamental (ONG)
que actuaba como representante legal de 10 comunidades cuyos habitantes fueron masacrados por
fuerzas gubernamentales a principios de los 1980s, demandó en los tribunales al alto mando del
régimen del ex Presidente Fernando Romeo Lucas García, denunciando genocidio y otros
crímenes. No hubo informes confiables de desapariciones forzadas atribuidas a la policía. Hubo
informes confiables de que algunos policías torturaron, violaron, y maltrataron a sospechosos y
detenidos. A pesar de que existe un mayor número de oficiales policíacos de alta en todo el país,
y menos aprehensión para demandar a la policía, la cantidad total de demandas sigue siendo más
o menos la misma del año pasado. El número de arrestos y sanciones administrativas en contra de
oficiales policíacos siguió siendo alto. En mayo, la Secretaría de Análisis Estratégico (SAE) de la
Presidencia, el centro de investigación del Presidente mandado por los Acuerdos de Paz, anunció
que había descubierto una base de datos que contenían los nombres y otros datos personales de
más de 650,000 dada a la SAE por la Inteligencia Militar; la base de datos parecía haber sido
compilada varios años antes. En junio una ONG publicó un documento que consta de dos
volúmenes acerca del ejército y su conducta, su personal y su organización durante el conflicto
interno. La condición de las prisiones sigue siendo difícil. El arresto y la detención arbitrarias y la
detención prolongada antes de llegar a un juicio continuaron siendo un problema. Los jueces y
otros funcionarios que se encargan de hacer cumplir la ley son objeto de intimidación y
corrupción, y el sistema judicial ineficiente frecuentemente es incapaz de asegurar juicios justos y
un debido proceso. Los esfuerzos para reformar el sistema judicial continuaron; sin embargo, el
clima de impunidad es un problema grave. El Gobierno logró que se dictara sentencia en algunos
casos importantes que involucraban violaciones pasadas a los derechos humanos; sin embargo,
más a menudo los casos continuaron pendientes por largos períodos en los tribunales ya que los
abogados defensores se aprovecharon del ineficiente sistema judicial y presentaron numerosas
mociones y apelaciones sin base para retrazar el juicio. Continuaron siendo un grave problema las
amenazas e intimidación a testigos, víctimas, fiscales y jueces. A pesar de que el Gobierno
incrementó la seguridad que proporcionaba al personal judicial y a testigos en casos claves,
muchos observadores creen que el nivel de protección todavía es insuficiente. De abril a junio, el
número de las amenazas en contra de personal judicial, periodistas, y trabajadores en derechos
humanos incrementó de una manera importante, contribuyendo aún más a la sensación de
inseguridad pública ya existente. Persistieron las quejas de que el EMP infringió el derecho de
privacidad de los ciudadanos al monitorear comunicaciones privadas.
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La Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA) continuó con la
inspección de la instrumentación de los asuntos de paz y derechos humanos. El 3 de marzo y el 9
de agosto, el Gobierno firmó una serie de acuerdos en los que aceptaba la responsabilidad por
varios casos de derechos humanos pendientes ante la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH.) Para el 5 de diciembre, el Gobierno estaba negociando con la CIDH 79 de los
140 casos pendientes. El Gobierno empezó a pagar compensaciones en varios casos claves. La
violencia y la discriminación contra las mujeres persistieron, así como el abuso social de los niños
y la discriminación contra los discapacitados y la población indígena. Los esfuerzos de los
trabajadores para formar sindicatos y participar en las actividades sindicales son obstaculizados
por un sistema judicial ineficaz. Asimismo, el trabajo infantil y el tráfico de mujeres y niños son
un problema. Los linchamientos y la violencia de las turbas continuaron, pero a un nivel mucho
más bajo, debido en parte a la acción incrementada de la PNC para combatir los linchamientos. El
Gobierno condujo campañas anti linchamientos, logró que se dictara muy pocas condenas en
casos pasados de linchamiento, e hizo varios arrestos; sin embargo, menos de un tercio de los
cientos de casos de linchamientos pasados han ido a juicio, y al final del año solamente una
persona estaba cumpliendo su condena por participar en un linchamiento. Hubo un avance
limitado en el caso penal contra un grupo de civiles armados que tuvieron a los líderes del
principal sindicato de trabajadores del banano a punta de pistola en octubre de 1999 y que los
forzaron a renunciar de sus trabajos y sus cargos sindicales.
RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS
Sección 1
Respeto a la Integridad de la Persona, incluyendo Protección contra:
A.
Muerte por Motivos Políticos u otro Tipo de Muerte Extrajudicial
No hubo denuncias de muertes por motivos políticos por parte de agentes gubernamentales; sin
embargo, acusaron a miembros de la policía de algunas muertes extrajudiciales. El Gobierno
demostró buena voluntad para arrestar y procesar a los responsables y logró que se dictara
algunas condenas en casos de alto perfil; sin embargo, en muchos casos la falta de recursos para
hacer cumplir la ley y un débil sistema judicial y procesal evitaron que el Gobierno investigara
adecuadamente las muertes y otros crímenes o que arrestara y procesara con éxito a los hechores.
El número de muertes extrajudiciales reportadas continuó disminuyendo. La oficina del
Procurador de Derechos Humanos (PDH), que generalmente compila datos basados en entrevistas
personales con víctimas y sus familias, reportó 13 denuncias de muertes extrajudiciales durante el
año, comparado con 16 denuncias en 1999 y 32 denuncias en 1998. Basados en 20 denuncias que
reportaban 21 muertes extrajudiciales en un período de 9 meses entre el 1 de octubre de 1999 al
30 de junio del 2000, MINUGUA investigó 15 casos y confirmó 13. MINUGUA reportó 27
denuncias de tales muertes en los primeros 9 meses del año.
El 11o. Informe de Derechos Humanos de MINUGUA, publicado el 31 de agosto, hace mención
de varias muertes extrajudiciales por parte de miembros de la PNC. Muchos de estos casos
involucraban descargas accidentales de armas, mala conducta por ebriedad por parte de oficiales
de alta o de baja, técnicas de control de masas cuestionables, o un poder de decisión pobre por
parte de oficiales que perdieron el control de situaciones inestables que involucraban masas
furiosas o personas que se resistieron al arresto. Otros casos presentaron síntomas de
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premeditación o mala intención. En muchos de estos casos, la Oficina de Responsabilidad
Profesional (ORP) de la PNC y los fiscales del Ministerio Público realizaron investigaciones
efectivas; sin embargo, en algunos casos, hubo pruebas confiables de que la PNC o la ORP o
ambas estaban encubriendo.
El 5 de febrero, oficiales de la PNC sin una orden judicial condujeron una operación mordaz en
contra de vendedores callejeros de grabaciones de música pirateada en las afueras de un mercado
en la Ciudad de Guatemala. Cuando la situación se volvió confrontativa con los vendedores
enojados, llamaron a una patrulla combinada con policías adicionales y unidades del ejército para
prestar respaldo. Cuando el incidente se deterioró, los policías dispararon sus armas al aire para
tomar nuevamente el control del grupo que se había formado. Durante la confusión, el vendedor
callejero Francisco Ixcoy Osorio recibió impactos de bala y murió; otra persona que estaba
presente fue herida. Las autoridades investigaron el asunto y arrestaron a varios sospechosos. El 5
de junio, el Ministerio Público acusó a seis oficiales de la PNC y a tres soldados del ejército de
homicidio. Los oficiales de la PNC alegaron que su compañero Alfredo Saso Pérez mató a Osorio
y que dos de sus superiores --el Comisario Virgilio Ramos y el Jefe de Operaciones Diones
Arriaza Solís-- lo amenazaron de muerte y dieron falso testimonio para organizar un
encubrimiento que impidiera la investigación del Ministerio Público. En junio, el juez dio órdenes
para poner en libertad bajo fianza al acusado y provisionalmente cerró el caso debido a falta de
pruebas. El Ministerio Público apeló a esta decisión, argumentando que un caso debe ser seguido
en contra de Ramos y Arriaza, y que Saso Pérez debería ser arrestado. El Tribunal Cuarto de
Apelaciones rechazó la apelación; pero el Ministerio Público continuó con su investigación, y
espera reabrir el caso si se encuentran nuevas pruebas.
El 6 de marzo, en San José Acatempa, Jutiapa, Byron Florián Yánez y José Méndez Interiano, dos
oficiales de la policía en un carro patrulla de la PNC, le dispararon al oficial de la PNC de baja
Sergio Barahona Arana por la espalda y lo mataron. MINUGUA descubrió que la PNC local
había falsificado su informe del incidente, en el que se alegaba que Barahona tenía una pistola en
su mano cuando él murió y que había habido un tiroteo con los otros oficiales de la policía.
Existen pruebas confiables de que después la policía había realizado cateos y disparado armas
enfrente de una escuela para simular un tiroteo como parte de su encubrimiento. MINUGUA
también mencionó pruebas de que la ORP participó en el encubrimiento al alterar su reporte de
investigación. Florián Yánez fue un fugitivo hasta que lo encontraron muerto de un disparo el 31
de mayo en Jutiapa. El 5 de abril, las autoridades arrestaron a Méndez Interiano; para finales del
año él estaba en la cárcel esperando el juicio, acusado de participar en el encubrimiento.
Asimismo, el Comisionado de la Policía de Jutiapa no ha colaborado con el fiscal del Ministerio
Público del caso; él se rehusó a entregar fotos de la escena del crimen y las armas que se
dispararon.
El 19 de abril, en Cobán, Alta Verapaz, Denis Fredy Cucul Tun se alegó con oficiales de la PNC
porque su carro estaba parqueado en una calle que debía ser desocupada para que pasara una
procesión religiosa. El oficial Rolando Salvador Rubio Choc llevó a Cucul al otro lado de la calle,
lo puso contra la pared por la fuerza, y le disparó en el pecho a quemarropa matándolo. Al oír el
dispar, la turba se juntó rápidamente para linchar a Rubio, quien huyó a una estación de policía
cercana. Una investigación de la ORP rápidamente estableció la responsabilidad de Rubio por la
muerte, a pesar de su argumento de que su arma se había disparado accidentalmente, y él fue
encarcelado mientras el Ministerio Público conducía su investigación y se preparaba para ir a
juicio. MINUGUA confirmó en su 11o informe que oficiales de la PNC habían tratado de
encubrir los hechos del caso y que impidieron la investigación del Ministerio Público.
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MINUGUA también hizo notar que Rubio había violado los protocolos de la PNC al portar un
arma cargada con cartuchos expansivos que no están autorizados.
En algunos casos, detenidos o prisioneros murieron mientras estaban bajo custodia de oficiales de
la PNC o de detectives del Servicio de Investigación Criminal (SIC), aparentemente debido a
tortura y violación (ver la sección 1.c.)
El 11 de marzo, el detenido Luis Armando Colindres fue hallado sin vida en su celda en la
subestación de la PNC en la zona 12 de la capital, aparentemente como víctima de una
estrangulación. La PNC alegó que Colindres se había colgado él mismo, pero el informe forense
encontró golpes en el cuerpo que coinciden con una lucha de resistencia para no ser estrangulado.
Un juez ordenó la detención de los oficiales de la PNC Santos Medardo Recinos Morán, Elma
Avigail García Pineda, y Jeremías Santiago Godoy Ramos bajo cargos de homicidio. El 7 de
junio, el juez otorgó una moción de defensa para modificar los cargos a fraude material de
documentos (porque los informes de la PNC fueron alterados) y abandono de tarea, y los liberó
bajo fianza. Una apelación del Ministerio Público de estas decisiones estaba pendiente para
finales del año.
Aunque la mayoría de los casos de años pasados seguía sin resolverse, se dictaron algunas
condenas durante el año por muertes extrajudiciales por parte de miembros de las fuerzas de
seguridad. En contraste con 1999, hubo menos retrocesos judiciales en los casos de derechos
humanos. Para finales del año, continuaban los juicios de varios casos de alto perfil. En muchos
otros casos de muertes extrajudiciales pasadas, hubo poco o ningún avance, a menudo debido a
las tácticas de la defensa que frecuentemente abusó del sistema procesal al presentar mociones
dilatorias para desajustar los juicios inminentes en contra de sus clientes militares.
En el caso de asesinato en abril de 1998 del Obispo Juan Gerardi Conedera, Coordinador de la
Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA), la investigación entró a su fase final y
las preparaciones antes de un juicio iniciaron en contra de cinco acusados. El Presidente Portillo
prometió en su discurso de toma de posesión que todas las instituciones estatales cooperarían de
lleno en la investigación. El Obispo Gerardi fue asesinado a sólo 2 días después de su entrega
pública del informe final del proyecto Recuperación de la Memoria Histórica, el cual hacía
responsable al ejército y a sus aliados para militares de más del 90 por ciento de las violaciones a
los derechos humanos cometidas durante el conflicto interno que duró 36 años. Después de 2 años
de estar bajo la protección de testigos del Ministerio Público, el 17 de enero, el indigente Rubén
Chanax Sontay dio testimonio adicional ante la Juez Flor de María García Villatoro, implicando a
varios individuos en el asesinato de Gerardi. Basados ampliamente en el nuevo testimonio de
Chanax, el 21 de enero, la Juez García emitió órdenes de arresto a cinco sospechosos: Coronel
jubilado del ejército Byron Disrael Lima Estrada; su hijo, Capitán del ejército Byron Miguel
Lima Oliva; ex Especialista del EMP José Obdulio Villanueva Arévalo; Padre Mario Leonel
Orantes Nájera; y antigua cocinera de la casa parroquial Margarita López. (López fue acusada de
haber sido un accesorio después del hecho, había sido detenida brevemente en 1998 y después
había sido puesta en libertad.) Lima Estrada, Lima Oliva, y Margarita López fueron arrestados el
21 de enero, Villanueva fue arrestado después el 22 de enero. El 9 de febrero, el Padre Orantes,
quien había sido arrestado y acusado de asesinato en octubre de 1998, y después puesto en
libertad en febrero de 1999, secretamente regresó al país e inmediatamente se hospitalizó,
diciendo que su salud estaba deteriorada como para que lo enviaran a la cárcel. El 15 de febrero,
la Juez García le dio permiso a Orantes para que permaneciera en el hospital, con base en un
examen médico ordenado por el tribunal, el cual confirmó sus problemas de salud.
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Poco después del arresto de Villanueva, su abogado defensor presentó pruebas de que él estaba
realmente en prisión en Antigua la noche del asesinato de Gerardi, cumpliendo una condena en
prisión por la muerte en 1996 de Pedro Sas Rompich. El 25 de febrero, la Juez García liberó a
Villanueva, basada en la nueva información y por falta de pruebas del Ministerio Público para
invalidar dicha información. El 15 de marzo, el fiscal jefe Leopoldo Zeissig publicó los resultados
de un análisis caligráfico que demostraba que Villanueva no había firmado personalmente por sus
pagos del EMP en la prisión por varios meses, incluyendo el tiempo del asesinato de Gerardi.
(Villanueva había continuado en la planilla del EMP mientras cumplía su condena.) A principios
de abril, Zeissig llamó al estrado a testificar a un ex compañero de prisión de Villanueva, Gilberto
Gómez Limón, quien dijo que Villanueva frecuentemente recibía permiso para salir de la prisión,
incluyendo la noche del asesinato de Gerardi. Esta nueva prueba convenció a la Juez García para
ordenar el arresto de Villanueva, que ocurrió el 7 de abril.
El 16 de marzo, la Juez García dictaminó que los fiscales habían presentado suficientes pruebas
en contra de Margarita López para enviar su caso a juicio bajo los cargos de complicidad por
encubrir un crimen. Asimismo, el 16 de marzo Zeissig presentó cargos en contra del Capitán de
Navío Carlos René Alvarado Fernández por falsificar la firma de Villanueva en sus recibos de
pago de sueldo y de falsedad para esconder el fraude. El 21 de marzo, otro examen médico
ordenado por el tribunal confirmó que el Padre Orantes debía continuar en el hospital bajo arresto
domiciliario antes del juicio. En abril, la Juez García dictaminó que el Padre Orantes debe
enfrentar juicio bajo cargos de asesinato, basada ampliamente en el testimonio de Chanax y en las
contradicciones de Orantes en sus propias declaraciones. El 24 de abril, Chanax salió del país
bajo la protección de testigos del Ministerio Público debido a preocupación por su seguridad.
El 26 de abril, la Iglesia Católica recibió la condición para ser querellante adhesivo en el caso. La
ODHA, como representante legal de la Iglesia, ganó el derecho bajo la ley de presentar testigos y
otras pruebas en juicio y para procesar al acusado junto con los fiscales del Ministerio Público. El
9 de mayo, el Tribuna Cuarto de Apelaciones acordó con los abogados defensores que
representan al Padre Orantes y a Margarita López que la ODHA no tenía suficiente "condición
jurídica" para actuar como querellante adhesiva en el caso en contra de ellos. Sin embargo, el
dictamen no se aplicó a la participación de la ODHA en el caso en contra de tres militares
sospechosos.
El 18 de mayo, la Juez García acusó a los tres militares sospechosos Lima Estrada, Lima Oliva, y
Villanueva, por la ejecución extrajudicial del Obispo Gerardi. El cargo de "ejecución
extrajudicial" a diferencia del cargo de asesinato, generalmente se reserva para miembros de las
fuerzas de seguridad que están de alta, aunque Lima Estrada no estaba de alta en 1998. La
decisión de la Juez se basó ampliamente en el testimonio de Rubén Chanax Sontay, quien dice
que los tres militares acusados estaban en o cerca de la escena del crimen la noche del asesinato.
A finales de julio, la testigo Juana del Carmen Sanabria, la ex administradora de la casa
parroquial del Obispo Gerardi, salió del país debido a amenazas de muerte. Un total de siete
jueces, fiscales, y testigos han salido del país debido a amenazas e intimidación en el caso. El 1
de agosto, Lima Oliva se vio involucrado en un disturbio en la prisión y recibió heridas leves. El
denunció que otros reos estaban tratando de matarlo, pero los otros reos denunciaron que él
empezó la pelea y que estaba tratando de tomar el control de la celda. Durante la trifulca, varios
artículos, incluyendo un planificador/organizador, desapareció de la celda de Lima Oliva y
después se encontraron en posesión de los fiscales del Ministerio Público, a quienes Lima Oliva
acusó de ser los actores intelectuales del disturbio con el propósito de "robarle" los documentos.
El 7 de agosto, la Juez García otorgó libertad condicional a Margarita López, permitiéndole
esperar el juicio bajo arresto domiciliar y no en la cárcel. Otro examen médico ordenado por el
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tribunal en agosto confirmó que la mala salud del Padre Orantes requería que él continuara
hospitalizado.
Después de que una juez se excusara por una supuesta amistad con Lima Estrada y otro juez
renunciara después de haber sido retado por la ODHA por prejuicio, en julio se constituyó un
panel de tres jueces para oír el caso en juicio, con el Juez Eduardo Cojulún presidiendo, al que se
le unieron la Juez Jazmín Barrios y Carlos Chin. Varias apelaciones y mociones presentadas por
la defensa en julio retrazaron el juicio en contra de los cinco acusados desde octubre hasta
principios del 2001. Los fiscales reconocieron públicamente que están tras una teoría de motivo
político para el juicio que está próximo, argumentando que Gerardi fue asesinado por miembros
actuales o antiguos del ejército con la ayuda del Padre Orantes y Margarita López. MINUGUA
confirmó múltiples denuncias de la Juez García y otros colegas judiciales, fiscales, testigos, y el
personal de la ODHA de varias amenazas y actos de intimidación, incluyendo amenazas
telefónicas, vigilancia electrónica, y observación por parte de individuos desconocidos que los
persiguen a pie o en carros (ver secciones 1.e. y 4.)
Las negociaciones continuaron respecto a la indemnización para la familia de Pedro Sas
Rompich, quien fue asesinado en 1996 por José Obdulio Villanueva Arévalo, mientras Villanueva
era guardaespaldas del entonces Presidente Arzú. Desde entonces Villanueva ha cumplido una
condena de prisión conmutable por el asesinato y pasó la mayor parte del año en la cárcel como
uno de los cinco sospechosos de la muerte del Obispo Gerardi. Una compensación por daños
ordenada por el tribunal a ser pagada por Villanueva a los sobrevivientes de la víctima continuaba
pendiente.
El 28 de abril, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) anuló un veredicto de la corte de apelación de
diciembre 1999 en el caso de la masacre de Xamán, en que una patrulla del ejército entró en una
comunidad de refugiados retornados en Xamán, Alta Verapaz, en octubre de 1995, matando a 11
personas e hiriendo a otros 30. La Corte de Apelación había encontrado inocentes a 15 miembros
de la patrulla y recondenó a los 10 miembros restantes a una condena de 12 años de prisión. El
fiscal había apelado la decisión de la Corte de Apelación, considerando que las condenas eran
muy suaves. La decisión de la CSJ reenvió el caso a un tribunal de sentencia para un nuevo juicio.
Para finales del año, el caso continuó siendo retrazado por apelaciones que deben ser resueltas
antes de que empiece el nuevo juicio. El juicio original fue el más largo en la historia del país y
estuvo marcado por varias amenazas de muerte y actos de intimidación en contra de jueces,
fiscales, testigos, y miembros de la familia de las víctimas.
Los ex oficiales policíacos condenados a muerte en 1996 en lo que se llamó el caso de la patrulla
No. 603 continuaban a la espera de ser ejecutados pendientes del resultado de varias apelaciones
presentadas por su abogado defensor. El caso empezó cuando en 1995 se asesino y se trato de
asesinar a personas en lo que pareció ser una operación de "limpieza social", durante la cual se
vieron involucradas personas señaladas como socialmente indeseables (ejemplo, miembros de
maras, delincuentes locales, o convictos que habían sido puestos en libertad de la cárcel), éstos
fueron encontrados muertos en circunstancias que sugieren que la matanza fue planeada y
realizada por un grupo organizado. Asimismo, no hubo avance en el caso que se relacionaba ante
la CIDH.
El asesinato en agosto de 1994 de cuatro trabajadores en la finca La Exacta por parte de la policía
continuaba en investigación, y el caso penal continuaba suspendido. Las partes continuaban
buscando una resolución a través de los procedimientos amistosos para resolver casos de la
CIDH. Las negociaciones continuaron respecto al arreglo de los cargos pendientes del tribunal de
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trabajo, con intervención del Ministerio de Trabajo y la Comisión Presidencial de Derechos
Humanos (COPREDEH) para instalar un Tribunal de Conciliación para resolver la disputa. El
Centro para la Acción Legal de Derechos Humanos (CALDH) continuó representando las
familias de los fallecidos, los heridos, y aquellos que perdieron sus trabajos y hogares durante el
desalojo ilegal. El 9 de agosto, el Presidente Portillo firmó un acuerdo con la CIDH en el cual el
Gobierno reconocía su responsabilidad por la falta de justicia en el caso y prometió pagar
compensaciones y buscar que se siga con la investigación penal en contra de aquellos
responsables de la violencia.
Un dictamen de la corte de apelación continuó pendiente en el caso del asesinato en 1994 del
Presidente de la Corte de Constitucionalidad Epaminondas González Dubón. Tanto el fiscal como
la defensa apelaron algunos aspectos de la condena por el asesinato en mayo de 1998 de Marlon
Salazar y Roberto Antonio Trabanino, quienes estaban cumpliendo una condena de 27 años en
prisión por el crimen para finales del año. Un tercer sospechoso, Mario René Salazar, seguía
libre. El 8 de agosto, otro sospechoso implicado en el asesinato de González Dubón, Elser Omar
Aguilar, fue encontrado muerto en el baúl de un carro en la Ciudad de Guatemala. Su cuerpo
mostraba señales de tortura. En febrero una corte de apelación reafirmó la condena de 14 años en
prisión por narcotráfico impuesta en julio de 1999 al ex Teniente Coronel Carlos René Ochoa
Ruiz, de quien se sospechaba ampliamente que fue el autor intelectual del asesinato de González
Dubón.
Los abogados de la defensa en el caso del asesinato de la antropóloga Myrna Mack Chang
continuaron presentando apelaciones para retrasar los procedimientos, y las cortes continuaron sin
resolver esas apelaciones en una manera oportuna. En enero de 1999, el Juez Henry Monroy
ordenó un juicio para los tres oficiales militares de alto rango acusados de ordenar el asesinato en
1990: General jubilado Edgar Augusto Godoy Gaitán, Coronel Juan Velencia Osorio, y Coronel
Juan Guillermo Oliva Carrera. Se retrasó un juicio que originalmente estaba calendarizado para
principios del año debido a apelaciones presentadas por los abogados defensores. El 27 de marzo,
la hermana de Myrna Mack, Helen Mack Chang, se reunió con representantes de la CSJ para
averiguar por qué no había una decisión respecto a la apelación de la defensa presentada el 4 de
noviembre de 1999, casi 5 meses antes (la ley establece un límite de 30 días para resolver tales
apelaciones.) Los representantes de la CSJ no tenían una respuesta a eso para la reunión del 27 de
marzo, pero el 29 de marzo, anunciaron que ellos realmente habían emitido una decisión en la
apelación el 23 de marzo. Esa decisión denegó la apelación e impuso una multa de
aproximadamente $130 (1,000 quetzales) al abogado defensor por presentar una apelación
frívola. El 31 de marzo, el abogado defensor presentó otra apelación, esta vez para apelar la
decisión de la CSJ del 23 de marzo. El 8 de mayo, esa apelación fue reconocida por la Corte de
Constitucionalidad, que fijó el 11 de mayo para una audiencia sobre los méritos. Sin embargo, la
Corte todavía no había resuelto la apelación para finales del año. El miembro del EMP Noel de
Jesús Beteta, quien confesó el asesinato, continuó cumpliendo su condena de 30 años. El 3 de
marzo, el Gobierno firmó un acuerdo con la CIDH en el cual aceptaba la responsabilidad por el
asesinato de Myrna Mack así como de la denegatoria de justicia y propuso un arreglo amistoso,
que fue rechazado por Helen Mack. Una comisión compuesta por un jurista guatemalteco y un
experto internacional fue establecida bajo los auspicios de la CIDH para monitorear el debido
proceso en el caso.
En noviembre, el Gobierno alcanzó un arreglo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos
para pagar compensaciones a los sobrevivientes de la matanza de 1990 de tres niños callejeros -Julio Roberto Caal Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes, y Anstraun Villagrán-- y dos adultos
indigentes, Federico Clemente Figueroa Tunchez y Henry Giovanni Contreras, por parte de
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oficiales de la policía (ver secciones 4 y 5.) En diciembre de 1999, la Corte dictaminó que había
suficientes pruebas de que los oficiales de la policía Samuel Rocael Valdés y Nestor Fonseca eran
responsables por las muertes. El tribunal también dictaminó que el Gobierno no protegió los
derechos de las víctimas y que no les proporcionó justicia.
El 9 de agosto, el Gobierno firmó un acuerdo ante la CIDH en el cual aceptaba la responsabilidad
por la falta de justicia en las desapariciones sin resolver en 1989 de 10 estudiantes universitarios,
5 de los cuales fueron encontrados muertos después, y prometió negociar un arreglo amistoso con
los sobrevivientes de las víctimas, incluyendo compensaciones y el procesamiento penal de los
responsables.
El 11 y 12 de agosto, la Corte Interamericana realizó audiencias para establecer la suma de la
compensación para las familias de las víctimas en el caso de la "panel blanca"; la decisión de la
Corte seguía pendiente para finales del año. Por aparte, el Gobierno también ofreció entrar en
negociaciones para un arreglo con los sobrevivientes de las víctimas. En marzo 1998, la Corte
había encontrado al Gobierno responsable del caso, en el que miembros de la ahora desmantelada
Guardia de Hacienda habían secuestrado y después liberado o asesinado a 11 personas en 198788.
En el caso de la masacre militar de 1982 en las Dos Erres, Petén, los fiscales lograron conseguir
la reubicación en el extranjero de dos testigos claves y sus familias a cambio de su testimonio en
contra de sus antiguos camaradas del ejército. El 17 de marzo, los ex Sargentos Favio Pinzón
Jerez y César Franco Ibáñez testificaron ante un juez acerca de la masacre de más de 200 civiles
desarmados el 6-8 de diciembre de 1982, en la aldea Dos Erres. En sus declaraciones ellos
implicaron a varios ex camaradas y dieron recuentos detallados de la masacre, antes de salir del
país bajo la protección de testigos del Ministerio Público. Basados en su testimonio, los fiscales
obtuvieron órdenes de arresto en contra de 16 ex miembros de la patrulla del ejército implicada.
Los abogados defensores eventualmente debatieron 10 de esas órdenes de captura, argumentando
que sus clientes deberían estar protegidos contra el procesamiento de acuerdo a de la Ley de
Reconciliación Nacional, la cual otorga una amnistía limitada para ciertos actos cometidos
durante el conflicto interno. La Corte de Constitucionalidad otorgó mandatos temporales en
contra de las órdenes de captura para que se pudiera tomar una decisión con respecto a las
peticiones basados en sus méritos. El 7 de julio, una corte de apelación determinó que las
peticiones no tenían mérito y las denegó. La defensa apeló ese dictamen en la Corte de
Constitucionalidad, donde una decisión continuaba pendiente para finales del año. La PNC no
ejecutó seis de las órdenes de captura, ni presentó las órdenes al ejército, a pesar de que muchos
de los sospechosos seguían de alta en el ejército en ese tiempo. El 4 de diciembre, el fiscal
públicamente instó a la PNC a tomar acción con respecto a las órdenes de cuatro militares
sospechosos, incluyendo a Vicente Alfonso Bulux, Santos López Alonzo, y Fredy Antonio
Samayoa Tobar. El Sargento Mayor del Ejército Manuel Pop Sun, quien fue arrestado en abril y
después puesto en libertad bajo requerimiento judicial temporal, siguió siendo el único individuo
que ha sido arrestado en el caso de las Dos Erres para finales del año. El 14 de junio, Pop Sun
apareció en las Oficinas de MINUGUA denunciando que el ejército lo había encarcelado en un
hospital militar, que lo habían mantenido drogado con medicinas antipsicóticas, y que estaban
tratando de matarlo porque él tenía conocimiento de la masacre de Dos Erres. Pop Sun prestó su
testimonio a los fiscales a cambio de la protección de testigos, pero después saltó de una ventana
en el segundo nivel de un edificio del Ministerio Público. Los fiscales enfatizaron que Pop Sun
estaba libre para partir en cualquier momento, ya que su participación en el programa de
protección de testigos era voluntaria. Su comportamiento tan raro hizo que surgiera especulación
acerca de la intención verdadera de su oferta para testificar, y continuó siendo un sospechoso en
9
el caso para finales del año. En su 11o Informe de Derechos Humanos publicado en agosto,
MINUGUA mencionó la presencia de observadores de la Inteligencia Militar cuando trataron de
entrevistar a Pop Sun en el Centro Médico Militar. MINUGUA también descubrió que Pop Sun
había sido medicado excesivamente mientras permaneció en el hospital militar y concluyó que su
tratamiento allí llegaba a niveles de tortura y abuso.
El 3 de marzo, el Gobierno firmó un acuerdo ante la CIDH en el que reconocía su responsabilidad
institucional por la masacre de las Dos Erres. Representado por COPREDEH, el Gobierno buscó
negociaciones para un arreglo con los sobrevivientes de las víctimas, quienes estaban
representados por dos ONGs --Familias de Desaparecidos en Guatemala (FAMDEGUA) y el
Centro para la Justicia y la Ley Internacional. En esas negociaciones, el Gobierno acordó en
principio procesar agresivamente a los autores intelectuales y materiales de la masacre, pagar
compensaciones y otras ayudas comunitarias para los sobrevivientes, crear un documento
histórico que recuenta lo que pasó en las Dos Erres, y erigir un monumento en honor de las
víctimas. Esas negociaciones continuaron a finales del año, con las compensaciones como el foco
central. El 1 de diciembre, de acuerdo con las recomendaciones de la CIDH y la Corte
Interamericana, el Gobierno creó una Comisión Especial para Ubicar e Identificar a Familiares y
Víctimas de la masacre de las Dos Erres. El 7 de diciembre, un monumento a las víctimas de la
masacre de las Dos Erres fue erigido en el cementerio de la Aldea Las Cruces.
El 1 de febrero, una corta de apelaciones en Cobán sustituyó las penas capitales por condenas de
50 años en la cárcel. Las penas de muerte habían sido dictadas por un tribunal de sentencia en
octubre de 1999 en contra de tres ex miembros de las Patrullas de Auto Defensa Civil (PAC) por
las masacres en marzo de 1982 en Río Negro y Agua Fría, dos aldeas en Rabinal, Baja Verapaz.
La Corte de Apelaciones dio a los tres acusados, Carlos Chen, Francisco González Gómez, y
Fermín Lajuj, 30 años de cárcel por cada uno de los dos asesinatos comprobados en el tribunal,
para un total de 60 años de cárcel; sin embargo, la ley establece una condena máxima de cárcel de
50 años. En junio, un sobreviviente de la masacre de Río Negro, quien fue adoptado y criado por
una familia extranjera, regresó por primera vez. Ella se reunió con los miembros sobrevivientes
de su familia e hizo un llamado al Gobierno para que se compensara a los sobrevivientes
empobrecidos de las masacres del tiempo de conflicto.
El 2 de mayo, CALDH presentó cargos en nombre de 10 comunidades en Quiché y
Chimaltenango cuyos ciudadanos fueron masacrados por fuerzas de seguridad del gobierno entre
octubre 1981 y marzo 1982, y que dieron como resultado 850 muertos. La demanda denuncia
crímenes, incluyendo genocidio, cometido por el alto mando del régimen del ex Presidente
Fernando Romeo Lucas García. Adicionalmente a Fernando Lucas García, la demanda también
acusa a su hermano (ex Jefe del Estado Mayor Presidencial) Benedicto Lucas García y al ex
Ministro de la Defensa Luis René Mendoza. Para finales del año, los fiscales habían avanzado en
su investigación. La demanda es el primer caso de genocidio que se presenta en un tribunal
guatemalteco y es una precursora de una demanda similar que CALDH planea hacer en contra del
régimen del ex Presidente de facto y actual Presidente del Congreso, Efraín Ríos Montt.
No hubo avance aparente en la recaptura de 12 ex miembros de las PAC condenados en 1999 por
la matanza en 1993 de Juan Chanay Pablo en Colotenango, Huehuetenango, quienes fueron
liberados en abril de 1999 de una estación de policía por parte de una turba armada con palos,
machetes, explosivos caseros, y bombas molotov. Aunque se emitieron órdenes de captura para
recapturar a los tres fugitivos, continuaban libres a pesar de que hay informes confiables de que
ellos habían regresado a la región de Colotenango y que estaban siendo protegidos por ex
compañeros de las PAC. Tampoco hubo avance en la investigación del General de Brigada Luis
10
Felipe Miranda Trejo, quien supuestamente fue el autor intelectual del crimen. Miranda Trejo fue
electo para el Congreso en las elecciones de noviembre y por lo tanto goza de inmunidad
legislativa y no puede ser procesado. De acuerdo al Gobierno, las negociaciones para un arreglo
amistoso entre el Gobierno y los sobrevivientes de las víctimas, ordenado por la CIDH, estaban
cerca de ser completadas para finales del año. El Gobierno continuó dando seguridad a varios
activistas de derechos humanos en Colotenango de acuerdo con una resolución de la Corte
Interamericana.
La Corte Suprema ordenó al Ministerio Público conducir una nueva investigación del asesinato
en 1993 del periodista y ex candidato presidencial Jorge Carpio Nicolle y tres colegas. El
sospechoso Francisco Ixcoy López, ex miembro de las PAC, seguía libre, a pesar de que la
familia Carpio lo había ubicado en una ocasión y había informado a las autoridades de su
paradero. El caso penal continuaba abierto, pero el Ministerio Público no hizo ningún esfuerzo
para avanzar en el caso y la familia de la víctima retiró los cargos. El caso ante la CIDH por la
ineptitud del Gobierno para hacer justicia continuaba pendiente para finales del año, así como una
moción para enviar el caso a la Corte Interamericana. La familia de Jorge Carpio solicitó la CIDH
autorizara que el caso fuera tomado por la Corte, ya que ellos creían que la justicia estaba ausente
en los tribunales guatemaltecos. La decisión de la Comisión estaba pendiente para finales del año.
El 31 de enero, un tribunal condenó a ex miembro de las PAC Vicente Cifuentes López por
homicidio en 1985 del periodista estadounidense Nicholas Blake y lo sentenció a 28 años en
prisión. En mayo la policía y los fiscales ubicaron a otros tres sospechosos en el caso en los
Cuchumatanes; sin embargo,, el Gobierno no hizo ningún esfuerzo para recapturar a los
sospechosos y ellos seguían libres para finales del año. El 30 de marzo, el Gobierno pagó una
compensación de $161,000 (1 millón de quetzales) a los sobrevivientes de Blake de acuerdo a lo
ordenado por la Corte Interamericana.
El 15 de febrero, una corte de apelaciones reconfirmó el veredicto en el cual el ex comisionado
militar Cándido Noriega fue encontrado culpable por seis asesinatos en dos casos de homicidio
sin premeditación y lo condenó a 220 años de cárcel. El 24 de agosto, la CSJ rechazó una
apelación similar y reconfirmó el veredicto de culpabilidad y la condena a 220 años de cárcel. (En
1996 el Código Procesal Penal fue modificado para extender la sentencia máxima por asesinato
de 30 a 50 años en prisión. Debido a que el caso inició antes de que este cambio se realizara, la
condena conmutable de ejecución por dos asesinatos es de 30 años.) No hubo avance en la
investigación ordenada por la corte en la supuesta complicidad con Noriega de Juan Alesio
Samayoa, ni en la investigación de los oficiales militares quienes prestaron sus servicios en la
llamada Base 20 en Quiché en 1982, de quienes se sospecha fueron los autores intelectuales de
algunas acciones de Noriega.
El 28 de agosto, un tribunal encontró inocentes a Lázaro Obispo Solórzano López y Henry
Orlando Hernández Montepeque del secuestro y asesinato en 1999 del hombre de negocios
dedicado a la refinería de petróleo Edgar Ordóñez Porta. Ningún fiscal o querellante adhesivo, ni
el hermano de la víctima Hugo Ordóñez Porta, dieron un seguimiento formal al caso en contra de
los acusados durante el juicio; al contrario, Hugo Ordóñez presentó testigos y pruebas que
aseveraban que miembros de la Inteligencia Militar pudo haber cometido el crimen. Ordóñez
también alegó que la Inteligencia Militar condujo una investigación paralela que interfirió
significativamente con la investigación oficial y que tal vez había hecho que el Ministerio Público
y la PNC conspiraran con un encubrimiento. Además, el 28 de agosto, el tribunal de sentencia
reconoció que había una investigación paralela e interferencia, y ordenó una nueva investigación,
y dejó el caso abierto con respecto a sospechosos adicionales, incluyendo a varios oficiales
11
militares y de la policía de alto rango, así como al ex fiscal del caso. El motivo del asesinato
seguía en la oscuridad. Durante el año, el Fiscal General nombró a Leopoldo Zeissig como fiscal;
él revisaba el testimonio para finales del año.
No hubo avance en el caso de asesinato en 1997 del Suplente del Congreso Joel Salomón
Mendoza Pineda y su sobrino. El caso judicial en contra de dos ex suplentes del Congreso fue
disuelto, y no hubo ningún caso pendiente en contra del ex alcalde de Escuintla, sospechoso de
ser el autor intelectual. En agosto de 1998, la Corte de Apelaciones confirmó la condena a 50
años de cárcel para las cuatro personas procesadas por el asesinato. En octubre de 1999, la CSJ
confirmó la inmunidad de Alfred Reyes y Guillermo Domínguez y determinó que las pruebas en
contra de los legisladores eran insuficientes para obligarlos a ir a juicio.
El 1 de junio, el Archivo de Seguridad Nacional, una ONG públicamente presentó su documento
de dos volúmenes titulado El Ejército Guatemalteco: Lo que Revelan los Archivos
Estadounidenses. El volumen uno es una base de datos de los oficiales del ejército guatemalteco y
sus posiciones durante el conflicto interno. El volumen dos es una compilación de más de 50
documentos claves desclasificados de los cuales se dice son representativos de los miles de
documentos recavados durante el Proyecto de Documentación de Guatemala del grupo, el cual
inició en 1994 para apoyar los esfuerzos de la Comisión de Esclarecimiento Histórico para
catalogar la devastación del conflicto interno de 36 años. Los activistas de derechos humanos
vieron el informe ampliamente como una herramienta para determinar la responsabilidad de los
oficiales militares individuales por violaciones específicas de derechos humanos durante el
conflicto interno.
Hubo poco avance en las investigaciones del "diario militar", un diario aparentemente genuino de
la inteligencia militar que documentaba el secuestro, tortura o muerte de 183 personas por parte
de fuerzas de seguridad durante el período entre 1983 y 1985. El Archivo Nacional de Seguridad
había publicado ese documento en mayo 1999. El Gobierno respondió nombrando 35 fiscales
para manejar los casos y un fiscal supervisor designado con una coordinación general. Los
investigadores del Ministerio Público avanzaron lentamente durante el año y averiguaron que
algunas de las víctimas que se nombran en el documento todavía estaban vivas y establecidas ya
sea en el país o en el extranjero. La unidad que compiló el documento no ha sido identificada
todavía.
Las exhumaciones de cementerios clandestinos continuaron durante todo el año. La mayoría de
los cuerpos recuperados han sido de las víctimas de asesinatos militares y paramilitares en los
1980s. Los grupos forenses usan la información obtenida de las exhumaciones para verificar los
informes de testigos oculares de las masacres, de los cuales 669 fueron registrados por la
Comisión de Esclarecimiento Histórico, y para determinar, por lo menos en general, quien pudo
haber sido responsable. La investigación forense y el muestreo de ADN han identificado a
algunos de los restos. Las pruebas forenses han sido usadas en algunos casos penales. Durante el
año, la Unidad de Antropología Forense de la ODHA exhumó los cuerpos de ocho sitios en Alta
Verapaz, Quiché, Santa Rosa, Huehuetenango, y San Marcos. Para septiembre, los trabajadores
en estos sitios habían encontrado 419 esqueletos e identificado a 28. Para finales de agosto, el
equipo forense de la Oficina de Paz y Reconciliación de la Diócesis de Quiché condujo
excavaciones de 44 sitios en Quiché, donde exhumaron un total de 95 restos humanos,, de los
cuales 19 eran niños y ninguno fue identificado. Doce de estos sitios (con 28 restos) fueron
encontrados dentro del territorio del Convento Parroquial de Joyabaj, que sirvió como sede de un
destacamento militar durante los 1980s. Continuaron las amenazas e intimidaciones en contra de
las personas que trabajaban en las exhumaciones, pero a niveles menores que en años anteriores.
12
La ODHA reportó intentos por parte de terratenientes para estorbar las exhumaciones en sus
propiedades y, en algunos casos, se sospecha que los sitios de cementerios clandestinos habían
sido saqueados justamente antes de la investigación. A finales del año, la unidad de antropología
forense de la ODHA había cesado de trabajar mientras esperaba un cambio en el financiamiento.
Durante agosto, el Equipo Forense de la Oficina de Paz y Reconciliación de la Diócesis de
Quiché condujo exhumaciones de 44 diferentes cementerios clandestinos en todo el
Departamento de Quiché.
En octubre, el fiscal solicitó que el juez cerrara el caso del cementerio clandestino que
supuestamente en 1999 había estado en el terreno de las instalaciones de la antigua Policía Militar
Ambulante (PMA.) Una excavación en octubre de 1999 no encontró ningún resto humano. Hubo
poco avance en la investigación de fragmentos metálicos que se encontraron en el sitio de los
cuales los fiscales creen fueron placas usados durante las operaciones clandestinas. Las demoras
fueron en parte por la renuncia en enero del fiscal Fernando Mendizábal, quien temió represalias
del nuevo Gobierno dirigido por el FRG por su papel en la investigación del círculo nacional de
contrabando dirigido por Alfredo Moreno.
En diciembre, los informes de prensa sugirieron que la Fundación de Antropología Forense de
Guatemala (FAFG) recientemente había desenterrado los restos de 20 personas en un cementerio
clandestino localizado cerca de San Martín Jilotepeque, Chimaltenango en lo que fue usado como
un puesto militar de 1982 a 1986. El personal de la FAFG supuestamente cree que el cementerio
es uno de por lo menos siete en el área.
El caso penal iniciado en España en diciembre 1999 por la líder indígena y Premio Nobel de la
Paz en 1992, la laureada Rigoberta Menchú Tum, en contra de ocho ex líderes militares y civiles
por violaciones a los derechos humanos cometidos durante el conflicto interno de 36 años no fue
oído por la corte. La demanda alegaba que los acusados, incluyendo al ex Presidente de facto y
actual Presidente del Congreso Efraín Ríos Montt, el ex Presidente y General jubilado Fernando
Lucas García, el ex Presidente de facto Oscar Humberto Mejía Víctores, y cinco sospechosos más
eran responsables de "crímenes en contra de la humanidad", incluyendo genocidio, tortura, y
terrorismo. La demanda citaba 3 casos --el asalto en 1980 de la Embajada de España en el cual
más de 30 personas murieron, el asesinato de la madre de Menchú y 2 hermanos, y el asesinato de
4 curas españoles en el curso del conflicto.
El 29 de abril, el Juez español Guillermo Ruiz Polanco denegó la tercera moción en 4 meses por
parte del Fiscal Pedro Rubira para suspender la demanda de Menchú. Esta moción estaba basada
en el argumento que los casos presentados por Menchú efectivamente fueron juzgados con la
firma de los Acuerdos de Paz en 1996, lo cual terminó el conflicto interno. (Las mociones
anteriores habían sido rechazadas por la falta de jurisdicción española en el caso.) Durante el año,
el Juez Ruiz Polanco llamó a varios testigos al estrado en España, incluyendo a la Congresista
Nineth Montenegro, al ex Embajador Español en Guatemala Máximo Cajal, al ex miembro de la
Comisión para el Esclarecimiento Histórico Alfredo Balsells Tojo, y al autor Jesuita Ricardo
Falla.
A principios del año, varias organizaciones e individuos intentaron unirse a la demanda de
Menchú, algunas veces tratando de añadir varios crímenes y a varios acusados. Por ejemplo, en
abril el Procurador de Derechos Humanos Julio Arango intentó unirse a la demanda con
denuncias adicionales en contra de Lucas García y Mejía Víctores. Igualmente, en abril el Grupo
de Apoyo Mutuo, una ONG de derechos humanos, añadió a 8 acusados adicionales del régimen
de Vinicio Cerezo Arévalo a la demanda de Menchú, acusando a ex líderes militares y civiles por
13
las muertes de 53 estudiantes universitarios entre 1984 y 1990. En mayo, la familia de uno de los
cuatro curas españoles cuyos asesinatos constituyen parte de la demanda de Menchú, se unió al
caso. El 13 de diciembre, la corte española decidió que no oiría el caso. La decisión se basó en
parte al hecho de que no estaba claro que la justicia en este caso no se lograría en Guatemala, ya
que un caso de genocidio había sido juzgado por el sistema penal guatemalteco.
Los abogados de Mejía Víctores avanzaron muy poco en su contra demanda de Menchú en un
tribunal en Guatemala, acusándola de traición, violación de la Constitución, y por no presentar el
informe de un crimen en un tribunal guatemalteco sino en uno español. A principios de agosto, la
corte española negó la solicitud del fiscal Cándido Bremer de una copia de la demanda de
Menchú, la cual Bremer intentaba usar en su investigación de las acusaciones de Mejía Víctores
en contra de Menchú. En respuesta, Menchú presentó un informe ante un tribunal guatemalteco
en el cual ella defiende su derecho de iniciar una demanda en una corte española, basada en las
obligaciones del tratado internacional de Guatemala que establece un procesamiento legal
extraterritorial por crímenes en contra de la humanidad y genocidio. La prensa informó en
noviembre que la contra demanda en contra de Menchú en Guatemala por parte de abogados de
Mejía Víctores había sido cerrada.
Menchú y varios miembros del personal de su ONG de derechos humanos, la Fundación
Rigoberta Menchú Tum, han sido objeto de varias amenazas de muerte y otros actos de
intimidación desde que se presentó la demanda en España. La cantidad de amenazas de muerte en
contra de Menchú aumentó cuantitativamente en abril y mayo; así sucedió en general con otros de
la comunidad de derechos humanos y periodistas (ver secciones 2.a. y 4.)
La intimidación de testigos continuó siendo un problema, aunque en menos cantidad que en 1999;
no hubo informes de asesinato de testigos. Por ejemplo, dos testigos en el caso del asesinato del
Obispo Gerardi, Rubén Chanax Sontay y Juana del Carmen Sanabria, salieron del país debido a
amenazas e intimidación. Varios testigos potenciales fueron intimidados en el caso del asesinato
de los líderes sindicales de la Municipalidad de Zacapa, Robinson Morales Canales y Ángel
Pineda. Varios testigos en el caso de Ordóñez Porta también fueron amenazados.
Hubo alegatos de asesinatos por motivos políticos por parte de hechores que no pertenecen al
estado durante el año, y las autoridades demostraron buena voluntad para investigar estos
asesinatos. En algunos casos, no hubo suficientes pruebas para concluir si el asesinato había
tenido trasfondo político.
El 22 de junio, Oswaldo Monzón Lima, Secretario General del Sindicato de 90 miembros de los
Conductores de Transporte de Gasolina en Escuintla, fue asesinado. Su cuerpo, con un disparo en
la espalda, fue encontrado el 23 de junio en un matorral del otro lado de una autopista donde
había abandonado su tanque contenedor. Desde 1998, Monzón Lima había estado involucrado en
una disputa con su jefe de aquel entonces, presidente de la Asociación de Transportistas de
Combustibles Mario Ortiz Barranco. En 1998 Monzón Lima había denunciado en la policía que
Ortiz lo había amenazado que lo mandaría a matar, basado en una demanda en los tribunales de
trabajo alegando que Ortiz había despedido ilegalmente a tres líderes sindicales durante las
semanas en que se había formado el sindicato. Adicionalmente, Monzón había presentado en el
Ministerio de Energía y Minas un archivo que hacía un bosquejo de las irregularidades en la
conducta de Ortiz en su negocio de transporte de gasolina, incluyendo su uso de permisos y
licencias falsas. El 19 de junio, Monzón se rehusó a aceptar una oferta para arreglar las cosas de
parte de Ortiz en la demanda por despidos ilegales. Él fue asesinado 3 días después. Para
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septiembre la investigación del Ministerio Público procedía normalmente con Ortiz como el
principal sospechoso.
El 29 de febrero, Erwin Haroldo Ochoa López y Julio Armando Vásquez, dos ambientalistas que
trabajaban para la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), una agencia de protección
ambiental del Gobierno, fueron asesinados afuera de un restaurante en Puerto Barrios, Izabal.
MINUGUA mencionó un grave mal manejo de la escena del crimen, incluyendo el hecho de que
la policía no permitió que los bomberos dieran primeros auxilios a las víctimas, quienes todavía
estaban vivos cuando los bomberos llegaron a la escena, muriendo poco después. La
investigación del Ministerio Público eventualmente se enfocó en el Coronel jubilado del Ejército
Sergio Otoniel Ponciano, quien era dueño de una compañía privada de seguridad y una finca en
un área protegida. En agosto, las autoridades arrestaron a Ponciano y presentaron cargos contra él
por el asesinato. Investigaciones por separado por parte de los detectives del SIC y fiscales del
Ministerio Público resaltaron la falta de coordinación entre estas dos organizaciones tanto a nivel
nacional como local.
En octubre, Maura Ofelia Paniagua Corzantes, coordinadora de ley civil de la clínica de derecho
en la San Carlos, fue asesinada. Ella estaba encargada de recibir las denuncias penales,
particularmente denuncias de violencia en contra de la mujer, en nombre de la Universidad, que
se reconoce en la ley de violencia intra familiar. El día antes del asesinato de Paniagua, alguien
vino a la puerta a verla; su empleada doméstica le dijo que ella no estaba disponible y la persona
se fue. El siguiente día la misma persona regresó y le disparó repetidamente. Para finales del año,
el Ministerio Público estaba investigando el caso para determinar un motivo y al sospechoso del
asesinato.
A diferencia del año anterior, no hubo reportes de supuestas operaciones de limpieza social, ni
hubo avances en los casos reportados en años anteriores, solamente en el caso de la Patrulla 603.
El 2 de marzo, en una carretera cerca de Cobán, Alta Verapaz, cuatro hombres armados atacaron
a un grupo de abogados, personal judicial, representantes de la Oficina del Procurador de
Derechos Humanos y a campesinos, dejando a tres personas muertas y a tres heridas. El grupo
estaba viajando a una reunión donde planeaban mediar en la disputa entre finqueros y pequeños
agricultores acerca del uso de una nueva carretera. Los oficiales de la PNC más tarde arrestaron al
finquero Hermelindo Caal Rossi y a un menor no identificado por las muertes. El caso estaba en
investigación por parte del Ministerio Público para finales del año.
El 4 de mayo, José Anancio Mendoza García fue encontrado muerto en un pozo en Camotán,
Chiquimula. Su cuerpo presentaba señas de muchas heridas que indicaban que él había sido
asesinado. Mendoza García era un ex candidato de la Alianza Nueva Nación (ANN) para alcalde
en Camotán, también era líder del Concejo de Comunidades Indígenas Runujel Junam (CERJ),
una organización indígena de derechos humanos prominente. No hubo un motivo claro del
asesinato, pero los colegas de Mendoza de la CERJ y de la ANN concluyeron en que su muerte
tuvo motivos políticos. Hubo poco avance en la identificación de un motivo o un sospechoso para
finales del año.
Se lograron algunas condenas después de un juicio por casos pasados de asesinatos por motivos
políticos, pero muchos casos continuaron sin resolución, incluyendo los asesinatos en 1999 de los
líderes sindicales de la Municipalidad de Zacapa Robinson Morales Canales y Ángel Pineda.
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El 27 de julio, un tribunal condenó al ex alcalde de Santa Cruz Silverio Pérez de León y al ex
concejal municipal Justo López a 50 años de cárcel por sus papeles como autores intelectuales del
asesinato en Mayo de 1998 del alcalde en funciones Luis Yat Zapeta. El ex tesorero Cayetano
Álvarez Velásquez fue encontrado inocente. Los fiscales convencieron a los tribunales que el
crimen se había cometido en venganza por el esfuerzo exitoso de Yat para remover a Pérez de
León del despacho de alcalde por cargos de corrupción. Una apelación del veredicto del tribunal
estaba pendiente para finales del año. Bernardino Zapeta Vicenta, Tomás Zapeta Ixcoy, y Manuel
Pacajoj Mejía, de quienes se sospecha son autores materiales del crimen, estaban en prisión por
un robo sin relación.
En el caso del asesinato de la Fiscal de Retalhuleu, Shilvia Jerez Romero de Herrera, el 7 de
agosto, el Tribunal 7o. de Apelaciones confirmó la sentencia de muerte dictada por un tribunal de
sentencia en octubre de 1999 al miembro de la Banda Agosto Negro Tirso Román Valenzuela
Ávila. En esa decisión, la corte de apelación modificó el veredicto del tribunal de sentencia con
respecto a Jorge Ever López Monroy, a quien también dio la pena capital, y Waldemar Hidalgo
Marroquín y Jaime Raúl Quezada Corzo, cada uno de los cuales recibió una condena de 50 años
de cárcel por el asesinato en mayo de 1998. Previamente, ellos habían sido dados en libertad por
el tribunal. La CSJ confirmó la sentencia de muerte para Valenzuela Ávila y confirmó las
sentencias de 50 años en prisión para los otros tres acusados.
Los fiscales determinaron que el asesinato en enero de 1999 de un supuesto miembro de una mara
Olman Alexis Viera Rodríguez, y el asesinato en mayo de 1999 del líder del Frente Democrático
Nueva Guatemala (FDNG) Roberto González Arias no tuvieron motivos políticos.
Los fiscales continuaron investigando los asesinatos en 1999 de los líderes sindicales de la
Municipalidad de Zacapa Robinson Morales Canales y Ángel Pineda, quienes habían protestado
por violaciones a derechos laborales y corrupción de la Alcaldía de Zacapa. Los fiscales no
hicieron esfuerzos aparentes para continuar investigando al ex Alcalde de Zacapa Carlos Vargas y
Vargas, su piloto, o su guardaespaldas, quienes se cree ampliamente fueron los autores
intelectuales y materiales de los asesinatos. El 3 de febrero, la policía arrestó a Carlos Aníbal Paz
Gordon, un ex empleado de una compañía que pertenece a unas personas que son allegadas del
Alcalde Vargas, como el sospechoso autor material del crimen. El supuesto cómplice de Paz
Gordon, Carlos Ramiro Mende Aldana, continuaba libre para finales del año. El juicio contra Paz
Gordon estaba calendarizado originalmente para el 15 de febrero, pero fue retrazado por un
cambio de fiscal y una serie de mociones y audiencias con respecto a pruebas antes del juicio. El
5 de octubre, el tribunal sentenció a Paz Gordon a 20 años de prisión. Varios miembros del
Sindicato de Trabajadores de la Municipalidad de Zacapa denunciaron que habían recibido
amenazas de muerte, así como sucedió con varios testigos claves potenciales. MINUGUA reportó
en 1999 que los fiscales en Zacapa manejaron muy mal varios aspectos de la investigación en
contra de los autores materiales.
Seis meses después del secuestro y asesinato en mayo de 1999 de Tomás Tol Salvador, un líder
de la FDNG en Quiché y activista de derechos humanos de la CERJ, una organización indígena,
los tribunales finalmente ordenaron la exhumación el 18 de enero de un cuerpo no identificado.
Se confirmó que el cuerpo era de Tol Salvador. No se identificaron sospechosos y no se ha
establecido un motivo claro para finales del año; el caso siguió bajo investigación.
En el asesinato en mayo de 1999 del ex Juez Herberto Zapata Gudiel, los fiscales solicitaron un
cierre provisional del caso mientras ellos reúnen pruebas adicionales en contra del principal
sospechoso Elmer Ezequiel Hernández Salazar. Además, los fiscales descartaron la posibilidad de
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que Zapata hubiera estado involucrado en narcotráfico. El caso seguía pendiente para finales del
año. Dos supuestos sospechosos fueron identificados, pero el juez cerró el caso provisionalmente
en contra de ellos pendiente del descubrimiento de más pruebas.
La investigación en el caso de asesinato en 1999 del sacerdote maya Raúl Coc Choc permaneció
provisionalmente cerrado por falta de pruebas, aunque los fiscales continuaron su investigación.
Coc Choc era un líder de la Asociación Nacional de Sacerdotes Mayas; miembros de la junta
directiva informaron que él había recibido varias amenazas de muerte por teléfono antes de su
muerte. El Ministerio Público había acusado a Julián Chonay Buc y Josefina Cristal Costop por el
crimen, pero el juez cerró provisionalmente el caso por falta de evidencia. El Ministerio Público
ha solicitado una reconstrucción de la escena del crimen para reabrir el juicio.
No hubo avances en la investigación del asesinato en agosto de 1999 de la socióloga María
Ramírez Sánchez. Porque Ramírez era empleada de la misma organización en la que trabajaba la
antropóloga Myrna Mack al ser asesinada por razones políticas en 1990, los grupos de los medios
de comunicación y derechos humanos especularon que Ramírez había sido asesinada por motivos
también políticos. Sin embargo, para finales del año, los fiscales todavía no habían establecido el
motivo ni habían identificado a los posibles hechores; la investigación continuaba.
Un sabor aumentado de inseguridad pública provocado por una situación en deterioro de crimen
violento y un brote de amenazas contra periodistas, trabajadores de derechos humanos, y personal
judicial, contribuyó a algunas operaciones de supuesta limpieza social. Durante la primera mitad
del año, varios cuerpos fueron hallados en los alrededores de la Ciudad de Guatemala con señales
de tortura y muerte violenta, incluyendo cuerpos decapitados. Casi todos los cuerpos fueron de
hombres jóvenes, muchos con tatuajes de maras, lo cual causó que algunos observadores de
derechos humanos sospecharan que el Gobierno estaba conduciendo una operación de limpieza
social en contra de miembros de maras u otros criminales. Otros argumentaron que las muertes
fueron producto de luchas entre maras, posiblemente relacionadas con el narcotráfico. En su 11o.
Informe de Derechos Humanos, MINUGUA mencionó operaciones aparentes de limpieza social
en Siquinalá, Escuintla, en las cuales grupos armados secuestraron, torturaron, o mataron a varios
individuos.
Las autoridades carcelarias informaron que el 8 de mayo, los convictos Gumercindo López
Salazar y Elvin Arnulfo Sosa Flores se escaparon de la prisión y mataron a un guardia en el
proceso. El siguiente día, se encontró el cadáver de López en un río con señales de tortura y
mutilación. Una autopsia preliminar de un médico forense de la judicial concluyó que la víctima
había sido asesinada --una conclusión que fue descartada por el Ministerio Público en una
autopsia de seguimiento efectuada por su propio doctor. Adicionalmente, no estaba claro si la
muerte de López había sido antes de la hora en que supuestamente escapó de la prisión, trayendo
así dudas de si el escape podría haber sido un simulacro para camuflagear una muerte
extrajudicial. En su 11o. Informe de Derechos Humanos,, MINUGUA concluyó que el Ministerio
Público no hizo una investigación total desde su inicio.
En 1999 la ODHA y CALDH presentaron cargos en contra de ex líderes del Ejército Guerrillero
de los Pobres (EGP) por los supuestos asesinatos de cinco ex guerrilleros del EGP. Los cargos
fueron iniciados después de que parientes de los miembros del EGP quienes habían desparecido a
principios de los 1980s rompieron las negociaciones con los ex líderes guerrilleros del EGP que
pretendían determinar el paradero de los restos. CALDH después interrumpió el proceso legal
después que las negociaciones continuaron. En agosto, la ODHA reportó que el caso seguía en la
fase de investigación, con una exhumación planeada en Nicaragua para buscar los cuerpos de los
17
miembros del EGP, basados en información recibida de testigos potenciales. De acuerdo a la
ODHA y CALDH, a finales del año el caso fue suspendido a petición de las familias de las
víctimas.
La cantidad de intentos de linchamiento y muertes decayó considerablemente durante el año, y la
PNC detuvo varios de éstos. Sin embargo, la frustración popular con la inhabilidad del Gobierno
para controlar el crimen y de los tribunales para asegurar una pronta justicia, así como la tradición
de represión extrajudicial del crimen durante los años de los gobiernos militares, llevaron a
violencia de las turbas y linchamientos. Desde que MINUGUA comenzó a contabilizar los
linchamientos en 1996, ha registrado un total de 337 casos. De estos, 75 casos han ido a juicio, y
17 condenas han sido dictadas. De estas condenas, 7 fueron absoluciones y 10 fueron veredictos
de culpabilidad. Para finales del año, solamente un individuo había empezado a cumplir su
condena en prisión. MINUGUA reportó 52 linchamientos durante el año (incluyendo 24
linchamientos y 28 intentos de linchamiento), que dieron como resultado 32 muertes y 83
personas heridas. Estas cifras son considerablemente menores a las de 1999, cuando hubo 105
linchamientos (71 linchamientos y 34 intentos), que dieron como resultado 48 muertos y 188
personas heridas. Hubo menos linchamientos durante la primera mitad del año; esto lo atribuyen
varios observadores principalmente a las elecciones y al inicio de una nueva Administración de
Gobierno, y en parte al despliegue incrementado de la PNC en las áreas rurales y a una mayor
intervención de la PNC y otras autoridades. Mientras la policía tuvo éxito al rescatar a algunas
víctimas de ataques de las turbas, muchos observadores estuvieron de acuerdo en que sus
esfuerzos para detener o prevenir los linchamientos se vieron beneficiados enormemente cuando
la organización estableció más vínculos efectivos con las comunidades indígenas (ver sección 5.)
MINUGUA comenta que los linchamientos son cada vez más eventos premeditados y
planificados. Continuaron los casos en los que funcionarios municipales u otros líderes locales
estuvieron involucrados en intentos de linchamiento. Como en años pasados, las turbas
generalmente mataron a las víctimas por crímenes relacionados con tierras o por sospechar que
eran miembros de maras. Una vasta mayoría de los ataques se llevaron a cabo en áreas rurales en
las comunidades mayas del occidente y del centro. Generalmente estos eran comunidades donde,
durante el conflicto interno, se acostumbraba que las PACs condujeran audiencias populares en la
plaza del pueblo y después ejecutaban públicamente a los supuestos criminales o guerrilleros.
El 29 de abril, unos 500 residentes de Todos los Santos Cuchumatán, Huehuetenango, apedrearon
hasta la muerte a un turista japonés y quemaron al piloto guatemalteco que lo conducía.
Aparentemente el incidente fue resultado de temores locales basados en rumores de que un grupo
satánico pretendía realizar una junta en el área en ese tiempo. Las autoridades reaccionaron
rápidamente, eventualmente arrestando a un total de 13 sospechosos. El 13 de agosto, tres de los
sospechosos fueron acusados formalmente de asesinato y asalto; la investigación continuaba para
finales del año, sin una fecha para el juicio.
El 8 de julio, una turba atrapó a ocho hombres en una vía de acceso obstaculizada cerca de
Xalbaquiej, Chichicastenango, Quiché. Las víctimas fueron sacadas de sus carros, rociadas con
gasolina, y quemadas porque se sospechaba que portaban armas y drogas. Las autoridades
identificaron rápidamente y emitieron órdenes de captura para 12 sospechosos líderes del círculo
de la turba. Representantes de 30 comunidades vecinas amenazaron con venganza no específica
en contra del Gobierno si se cumplía con las órdenes de captura; para finales del año, la PNC no
había ejecutado las órdenes de captura.
Mientras el sistema de justicia ha sido lento para condenar y aprisionar a los hechores de los
linchamientos, el Gobierno ha demostrado una voluntad y habilidad aumentada para investigar y
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procesar a los ofensores. Hubo varios arrestos y varias condenas en contra de líderes de turbas
linchadoras durante el año. El 25 de mayo, un tribunal sentenció a cuatro hombres a 41 años y 8
meses de cárcel a cada uno por el linchamiento en 1999 de dos víctimas en Chisec, Alta Verapaz.
El 10 de mayo, tres individuos recibieron sentencias de 30 años en prisión y el 2 de junio, un
vigilante fue sentenciado a 50 años de cárcel y otros dos recibieron condenas de 33 años de cárcel
por un linchamiento en octubre de 1997 en Comitancillo, San Marcos. El 19 de diciembre, el
Tribunal de Sentencia de Sololá condenó a Diego Tzaj Cuc a 50 años de cárcel con dos sentencias
de 25 años cada una por el asesinato en enero de 1997 durante un linchamiento en Nahualá de
Cristóbal Tambriz Ixtama y Diego Crisóstomo Cotí Gómez. La condena vino después que el
fiscal de distrito de Sololá apeló una decisión del 14 de junio que encontraba a Tzaj Cuc inocente.
La Corte Novena de Apelación llegó a un acuerdo con el fiscal y ordenó un nuevo juicio en el
cual Tzaj Cuc fue condenado. Otros tres sospechosos en el caso esperaban ser juzgados para
finales del año: Francisco Boluz López, Cruz Sojom Cotí, Alonzo Tulul Guarchai y Francisco
Traj Tay. Para finales del año, 10 hombres y 1 mujer estaban calendarizados para ser juzgados
por el linchamiento en junio de 1997 de 9 personas en Barreneché, Sololá.
Con la ayuda de MINUGUA, el Gobierno inauguró una nueva campaña anti linchamientos
dirigidas a esas áreas específicas donde han ocurrido linchamientos. Durante el año, unos 50
talleres han sido realizados en los pueblos, y en estos lugares no habían habido más linchamientos
para finales del año. En coordinación con la inauguración del programa, el Presidente de la CSJ
José Quesada Fernández reprobó fuertemente los linchamientos en una declaración pública y
prometió apoyar y proteger al personal judicial que tenían amenazas de la población local cuando
los hechores de los linchamientos eran traídos a los tribunales. Adicionalmente, el Instituto
Guatemalteco de Turismo (INGUAT) promueve una campaña que incluye talleres educativos
para prevenir los linchamientos. La PNC desarrolló un plan operacional anti linchamientos que
hace un bosquejo de los procedimientos para los oficiales cuando confronten un linchamiento.
Hubo varias críticas de que la PNC todavía tiene que hacer despliegues significativos de su plan
operacional o aprovechar a los oficiales que hablan un idioma indígena para fomentar buenas
relaciones con las comunidades que ellos patrullan. Algunos observadores también han criticado
las campañas nacionales anti linchamiento porque les falta suficiente enfoque o coordinación con
las comunidades rurales.
A pesar de las mejoras en la respuesta del Gobierno para detener los linchamientos y castigar a
los responsables, el sentimiento creciente de inseguridad pública por la ola de crimen violento
lleva a varias comunidades a formar Comités Locales de Seguridad --como lo establece la Ley de
la Policía Nacional Civil-- para protegerse de la actividad criminal. Estas organizaciones fueron
creadas principalmente en el Departamento de El Quiché, con otros en Baja Verapaz, Sololá,
Huehuetenango, y San Marcos. En una conferencia de prensa en noviembre, el Director de la
PNC Rudio Lecsán Mérida anunció que los Consejos serían implementados en 31
municipalidades como una medida para extender la efectividad de la policía. Adicionalmente
hubo reportes no confirmados de que grupos armados no cubiertos por los estatutos de los
Consejos se han organizado en varias comunidades. Asimismo, hubo informes no confirmados de
que estos grupos sin control ni regulación fueron responsables de asesinatos, torturas, y
operaciones de limpieza social. Continuó la preocupación de que los ex miembros de las PAC
estuvieran algunas veces involucrados en linchamientos.
B. Desapariciones
No hubo informes confiables de desapariciones forzadas atribuidas a las fuerzas de la policía.
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El 7 de mayo, agentes del SIC y la PNC vestidos de particular detuvieron a Adelso Carrillo Leiva,
Rigoberto Pineda Agustín, y Mynor Pineda Agustín en San Benito, Petén. Durante el
interrogatorio por un supuesto secuestro, los sospechosos fueron cubiertos de los ojos y llevados a
una ubicación remota, después fueron amenazados, golpeados, y torturados. Ellos regresaron a
San Benito sin Mynor Pineda, y su paradero seguía desconocido para el 30 de junio, lo cual
sugería ser una desaparición forzada. Una investigación de MINUGUA indicó que miembros de
la PNC y SIC trataron de incriminar a los tres sospechosos por el secuestro falsificando pruebas y
documentos. Además la policía aparentemente llevó a los sospechosos a la escena del crimen para
denunciar que los habían capturado con las manos en la masa. El Ministerio Público no hizo
ningún intento serio para investigar o resolver el crimen. Un auto de habeas corpus emitido el 10
de mayo fue respondido por el juez en el Tribunal de Sentencia de San Benito, pero no se
encontró a Mynor Pineda ni ninguna información de su paradero.
No hubo avance en la desaparición en febrero de 1998 de Francisco González Vásquez, la cual
fue atribuida a dos oficiales policiales de Zacapa. A pesar de que hubo una orden de captura en
agosto de 1998 para arrestar al Inspector Marvin Rolando Gómez Noguera por los cargos de
"abuso de autoridad y amenazas", nunca se le ha arrestado. La PNC lo transfirió a un puesto en
Tecún Umán, San Marcos (al otro lado del país.)
La Oficina del PDH reportó 10 denuncias de desaparición forzada durante el año, comparado con
12 en 1999, y 18 en 1998. MINUGUA reportó dos denuncias de desaparición forzada durante el
año, comparado con una en 1999 y una en 1998.
Hubo un informe confiable de una desaparición por motivos políticos. El 7 de abril, la Profesora
Mayra Gutiérrez Hernández de la Universidad de San Carlos (USAC) desapareció. La comunidad
de derechos humanos, la familia y amigos de Gutiérrez llegaron a la conclusión que su
desaparición fue por motivos políticos, dado que ella se dedicaba a activismo social y actividades
políticas, que incluían investigación social en adopciones internacionales, derechos de la mujer, y
una gama de asuntos de derechos humanos. Ellos también acusaron a los fiscales de sabotaje en la
investigación al perseguir teorías inexactas de que Gutiérrez era un miembro activo de una
organización guerrillera y que había salido voluntariamente o que había sido secuestrada por sus
camaradas guerrilleros. Estas teorías fueron repetidas públicamente por funcionarios de Gobierno
de alto rango, incluyendo al entonces Ministro de Gobernación Guillermo Ruiz Wong, añadiendo
así combustible a las sospechas de una conspiración de la derecha. Durante su propia
investigación, MINUGUA encontró pruebas de que personas asociadas con la inteligencia militar
estaban regando rumores e información equivocada para distraer la investigación oficial, mientras
personas cercanas a Gutiérrez inexplicablemente alteraron o removieron pruebas valiosas y
dieron información falsa a los fiscales del Ministerio Público. Sin embargo, hubo indicaciones
fuertes de que la investigación del Ministerio Público no era completa ni objetiva. El 28 de
noviembre, la ONG Grupo de Apoyo Mutuo solicitó un mandato especial de la CSJ para que
condujera una investigación del caso debido a la falta de información que había sido hecha
disponible a la fecha por parte de las autoridades. El 7 de diciembre, la Corte Suprema otorgó a la
PDH una condición especial como investigador en el caso hasta febrero de 2001.
Los casos de desapariciones de alto perfil de años recientes continuaron sin resolución para
finales del año. Por ejemplo, no hubo avance en la investigación de la desaparición en abril 1999
de un líder indígena prominente y miembro del partido FDNG Carlos Coc Rax. Tampoco hubo
avance en los casos de desaparición de Arnoldo Xi, un activista de derechos indígenas y
campesinos que supuestamente fue baleado y secuestrado en marzo de 1995; Lorenzo Quiej Pu,
un activista de derechos humanos que desapareció en enero 1994; y Juan José Cabrera (Mincho),
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el comandante guerrillero que supuestamente fue capturado por el EMP en 1996 mientras tomaba
parte en un secuestro.
El 10 de agosto, la ODHA publicó su reporte acerca de niños desaparecidos desde el conflicto
armado. El informe declaraba que de los casos documentados, 86 por ciento fueron
"desapariciones forzadas" y el 14 por ciento restante fueron atribuidas a causas diversas asociadas
con el conflicto, tales como comunidades que escaparon al ataque. De los casos documentados de
desapariciones forzadas, el ejército era responsable del 92 por ciento de los casos; las PAC eran
responsables del 3 por ciento; las guerrillas eran responsables del 2 por ciento; y el 3 por ciento
restante no pudo ser atribuido a nadie. En 68 por ciento de las desapariciones forzadas, niños y
niñas fueron llevados directamente a un puesto militar de alguna clase. Aproximadamente 93 por
ciento de las víctimas eran niños mayas, la mayoría entre las edades de 1 y 4 años.
La suerte del líder guerrillero Efraín Bámaca Velásquez, quien desapareció después de un
encuentre en marzo 1992 entre el ejército y la URNG, sigue siendo un misterio. El 5 de
diciembre, la Corte Interamericana dictaminó que el Gobierno era culpable de violar la integridad
y libertad personal de Bámaca, y sus derechos a la vida, a la personalidad jurídica, y a la
protección legal. Además encontró en este caso, que el Gobierno violó convenciones
internacionales de derechos humanos, específicamente la Convención en contra de la Tortura. La
Corte ordenó al Gobierno investigar, identificar públicamente y procesar a los responsables, y
otorgar compensaciones por las violaciones.
No hubo avance aparente en el caso penal de 1998 presentado por Adriana Portillo Bartow por el
secuestro y desaparición en 1981 de sus dos hijos y otros cuatro miembros de su familia. El juicio
nombró como acusados al ex Ministro de Gobernación Donaldo Álvarez Ruiz, al ex Director de
la Policía Nacional German Chupina Barahona, y a Pedro García Arredondo, el ex jefe del
Comando Seis (una fuerza policial urbana contrainsurgente vestidos de particular.) García
Arredondo fue reelecto como alcalde de Nueva Santa Rosa en las elecciones de noviembre 1999
y por lo tanto goza de inmunidad.
C. Tortura y Otros Tratos o Castigos Crueles, Inhumanos o Degradantes
La Constitución garantiza la integridad y seguridad de la persona y prohíbe la tortura física o
psicológica de los prisioneros; sin embargo, hubo informes confiables de tortura, abuso, y otros
malos tratos por parte de miembros de la PNC, aunque en menos cantidad que en años anteriores.
Estas denuncias típicamente involucraban el uso excesivo de fuerza durante arrestos,
interrogatorios, u otras operaciones policiales. Los detectives de la SIC continuaron torturando y
golpeando a los detenidos durante interrogatorios para obtener confesiones forzadas. El Gobierno
y la PNC mostraron una mayor voluntad y habilidad para investigar, procesar, o de alguna otra
forma castigar a los oficiales que habían cometido abusos. La PNC transfirió casos de supuesta
tortura al Ministerio Público. Hubo un aumento importante en la cantidad de víctimas asesinadas
con señales de tortura o trato cruel, en ubicaciones lejanas como El Petén, la frontera con
Honduras, Escuintla, y la Ciudad de Guatemala, lo que llevó a algunos observadores a sospechar
de operaciones de limpieza social (ver sección 1.a.)
La Oficina del PDH no reportó denuncias de tortura durante el año, comparado con cuatro
denuncias en 1999 y dos en 1998. En su 11o. Informe de Derechos Humanos, MINUGUA
investigó 13 denuncias de tortura, de las cuales 12 fueron confirmadas. La mayoría de estos casos
involucraba abuso o malos tratos de sospechosos y detenidos por parte de oficiales de la PNC o
detectives de la SIC. La PNC algunas veces castigó el uso de fuerza excesiva o ilegal por parte de
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oficiales, pero más a menudo los ofensores fueron transferidos a una ubicación diferente. En
varios casos, hubo evidencia confiable de que oficiales de la PNC y sus superiores alteraron
documentación, falsificaron pruebas, sobornaron e intimidaron a las víctimas y testigos, o de otra
manera obstruyeron la investigación o proceso legal de la mala conducta policial. Algunos
oficiales de la PNC acusados de crímenes evadieron el castigo al huir de la justicia. El 25 de
noviembre, el director de la PNC dijo que la organización tenía "cero tolerancia de actos ilegales
o de violaciones de derechos humanos por parte de oficiales de la policía." A finales de octubre,
215 oficiales de la PNC habían sido dados de baja, mientras otros 537 oficiales estaban bajo
investigación en los tribunales.
El 3 de febrero, oficiales de la PNC en Nueva Santa Rosa, Santa Rosa, arrestaron a Juan Carlos
Zepeda Herrera por ebriedad en la vía pública. Varios vecinos presenciaron el arresto, pero
cuando el padre de Zepeda fue a la estación de la policía a preguntar por su hijo, un oficial
antiguo negó saber algo del arresto. El día siguiente, Zepeda apareció en el fondo de un barranco
de 15 metros con varios huesos rotos y otras heridas de gravedad. La ORP y el Ministerio Público
llegaron a la conclusión que los oficiales que lo habían detenido eran responsables del hecho,
pero se logró poco avance en el caso en contra de ellos para finales del año.
El 9 de febrero, Augusto Marroquín Carreto fue tomada de su celda en el centro de detención de
Quetzaltenango por detectives de la SIC y luego lo interrogaron acerca de su supuesto
involucramiento en la muerte de otro prisionero. Los detectives lo golpearon y lo torturaron hasta
que confesó. Varios oficiales de alto rango de la PNC y la SIC asistieron al interrogatorio. El 5 de
febrero, los oficiales de la SIC de Quetzaltenango torturaron a Pablo Albani Edelman Bethancourt
y Alex Guillermo Reyes Monterroso para que confesaran su membresía en una mara de roba
carros asfixiándolos con capas de hule y golpeándolos.
El 13 de febrero, en Jocotenango, Sacatepéquez, Carlos Samayoa Olayo fue arrestado dentro de
su casa y golpeado severamente por oficiales de la PNC sin tener órdenes de captura. El fue
llevado a la cárcel a pesar de que era evidente que su salud se estaba deteriorando rápidamente.
Eventualmente, fue llevado al hospital, donde lo operaron para quitarle parte de su intestino
debido a golpes en el estómago. Los oficiales de la PNC falsificaron una orden de captura para
justificar el uso de la fuerza y ocultaron el hecho de que lo habían arrestado ilegalmente. Un juez
liberó a Samayoa y la PNC inició procedimientos disciplinarios en contra de los oficiales
responsables, pero la investigación del Ministerio Público no logró presentar cargos criminales
para finales del año.
Casa Alianza informó que a pesar de que la cantidad de incidentes de abuso de niños de la calle
era más o menos igual a los niveles de 1999, se habían cometido relativamente menos abusos por
parte de miembros de las fuerzas de seguridad. La mayoría de los actos de violencia en contra de
niños de la calle fueron cometidos por individuos, guardias de seguridad privada, o en casos de
violencia entre maras o relacionados con drogas entre los niños de la calle. Casa Alianza informó
solamente un caso de abuso a niños de la calle por parte de la PNC, en el que varios oficiales
supuestamente habían amenazado e intimidado a cinco niños de la calle. Los procesos legales y
condenas por crímenes en contra de niños de la calle continuaron siendo muy raras.
No hubo informes de que la policía hubiera usado fuerza excesiva durante desalojos de
campesinos sin tierras que ocupaban fincas en un intento por obtener tierra durante el año. Debido
a confrontaciones violentas en el pasado, el Gobierno continuó su política de asegurar órdenes de
desalojo de un tribunal, informando a los ocupantes del desalojo, y enviando un contingente de
policía levemente armado para dar fin a la ocupación usando el diálogo y persuasión verbal. El
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Ministerio de Gobernación realizó varios desalojos sin incidentes durante el año usando esta
política. A pesar de esta táctica mejorada, el 7 de marzo, la policía y unos invasores se
encontraron durante un desalojo cerca de Villa Nueva, cuando la policía usó gas lacrimógeno
para subyugar a los invasores que aventaban piedras. En una operación similar, la policía tuvo un
encuentro con invasores en El Petén el 11 de diciembre. Unas 21 personas resultaron heridas
durante un desalojo violento de unas 300 familias invasoras. La policía usó gas lacrimógeno para
dispersar a la turba. El público continuó experimentando dificultades para demostrar o asegurar
títulos de propiedad de tierras, y se logró un avance para la consecución de una reforma agraria
genuina. El 27 de abril, la organización paraestatal Fontierras firmó un acuerdo de préstamo de
$31 millones con el Banco Mundial para dar títulos de propiedad a campesinos en el
departamento de El Petén. La Cooperación entre las organizaciones paraestatales Fontierras y
Contierra juntó las funciones relacionadas de compra de tierras y resolución de conflictos por
tierra, que son la raíz de muchos linchamientos y violencia rural (ver sección 1.a.) La alianza
resolvió unos 89 conflictos durante el año. La emisión de títulos de propiedad por parte de
Fontierras ha afectado a unas 5,400 familias; la demanda de estos servicios es más o menos unas
55,000 familias.
La corrupción continuó siendo un problema, y hubo denuncias confiables de involucramiento de
oficiales policiales individuales en actividades criminales; contrario al año pasado, no hubo
denuncias confiables de involucramiento de policías en secuestros. Las autoridades arrestaron a
algunos oficiales policiales y continuaron tomando acciones en contra de los oficiales que habían
estado comprometidos en actividades ilegales, refiriendo algunas violaciones al sistema de
justicia penal en vez de simplemente imponer castigos administrativos. Sin embargo, algunos
observadores denunciaron que en vez de disciplinar a sus oficiales la PNC a menudo solamente
los transfería a una ubicación diferente en el país. Las transferencias son comunes en la práctica y
son usadas para evitar problemas personales, corrupción, y cuestiones de malos tratos a detenidos.
La impunidad entre policías que cometieron abusos siguió siendo un problema grave.
Se requiere que todos los miembros de la PNC llenen los requisitos de la educación mínima y
pasen un examen de admisión. Los oficiales de la antigua PN que desean integrarse en la PNC
tienen que completar exitosamente un curso de re-entrenamiento de 3 meses. De acuerdo con
MINUGUA, existen 1,200 ex empleados de la PN que todavía tienen que recibir la capacitación.
Asimismo, existían procedimientos de tamizaje para detectar a posibles violadores de derechos
humanos y oficiales involucrados en actividades criminales. Los nuevos reclutas tenían que
completar un curso de capacitación de 6 meses antes de ser puestos de alta. El curso de
capacitación, desarrollado con la ayuda de MINUGUA, países extranjeros, y organizaciones
internacionales, incluye componentes extensos de derechos humanos. Sin embargo, algunos
observadores denunciaron que el curso de re-entrenamiento no era suficientemente riguroso y que
relativamente pocos miembros de la PN eran tamizados durante el re-entrenamiento, permitiendo
la incorporación de algunos miembros de la PN pobremente calificados a las filas de la nueva
PNC.
De acuerdo con los Acuerdos de Paz, ex miembros del ejército son elegibles para solicitar
posiciones en la PNC pero se les requiere que soliciten como otros civiles y que completen el
curso de capacitación de 6 meses que es requisito para todos los civiles. Sin embargo, el Gobierno
incorporó algunos ex miembros del ejército y la antigua PMA a las filas de la PNC al completar
solamente el curso más corto dirigido para actuales miembros de la PN. Un número total de
10,144 oficiales de antiguas fuerzas de seguridad han tomado el curso de re-entrenamiento desde
su iniciación. Los antiguos miembros de la PMA no estuvieron sujetos a un proceso de selección
pero fueron tamizados cuidadosamente antes de ser aceptados para ingresar al programa. Aunque
23
los planes del Gobierno eran tener a 20,000 miembros de la PNC de alta en el país para finales de
1999, los pocos recursos limitaron ese número a unos 16,700 para finales del año. De acuerdo a
un informe de MINUGUA de junio, los oficiales de la PNC cubrieron 307 de 331
municipalidades. Aproximadamente 39 por ciento son nuevos reclutas, y 61 por ciento son
introducidos de organizaciones existentes. Aproximadamente 10 por ciento de la fuerza policial
son de sexo femenino. En agosto una promoción de 999 nuevos reclutas se graduaron de la
Academia Policial.
La Oficina de la PNC de Responsabilidad Profesional (ORP) maneja investigaciones internas de
mala conducta por parte de oficiales policiales. A pesar de una cantidad mayor de oficiales
policiales de alta en todo el país, y menos aprehensión pública para presentar denuncias en contra
de la policía, la cantidad total de tales denuncias siguió siendo más o menos la misma a la del año
pasado. Hubo señales de que la ORP incrementó su independencia, profesionalismo, y
efectividad, a pesar de la experiencia y recursos limitados. Sin embargo, hubo casos aislados en
los que los investigadores de la ORP aparentemente participaron en encubrimientos de mala
conducta policial. La ORP recibió un total de 1,581 denuncias durante el año, comparado con
1,517 denuncias en 1999. Hubo 222 denuncias de abuso de autoridad, 104 de robo, 43 de
homicidio, 141 de corrupción, 108 de conducta inapropiada, 107 de amenazas, y 72 de
detenciones ilegales. En los casos que pruebas suficientes sugerían que se habían cometido actos
criminales, los investigadores de la ORP los remitieron al Ministerio Público para ser
investigados más a fondo y para ser procesados legalmente. Entre enero y finales de octubre, la
PNC despidió a 215 oficiales. Para finales del año, se habían presentado cargos en contra de un
total de 594 oficiales. Para finales del año, la ORP había cerrado 870 casos, comparado con 153
casos en 1999. Las investigaciones encontraron a 345 oficiales culpables y había exonerado a 525
oficiales. La mayoría de observadores consideraron que la PNC era mejor que la PN.
En 1998 la PNC aceptó a unos 60 candidatos a policía de comunidades indígenas en la región Ixil
-aproximadamente 30 de ellos se graduaron en el primer intento-para asegurar que el personal de
la PNC en esas comunidades podría comunicarse en el idioma local y que podría operar
eficientemente en esas comunidades. De acuerdo con MINUGUA, aproximadamente 7 por ciento
de los oficiales de la PNC hablan un idioma indígena. Sin embargo, parece que un porcentaje alto
de oficiales que si hablan idiomas indígenas trabajan fuera del área geográfica de su idioma en
particular.
Ningún miembro activo del ejército sirve en el comando de la policía, pero el 21 de marzo, el
Congreso promulgó una ley que permite al Gobierno emplear al ejército para continuar apoyando
a la policía temporalmente para responder a la ola de violencia actual. En 1998 y 1999, el
Presidente Arzú había ordenado al ejército apoyar a la policía temporalmente. Mientras estas
medidas fueron populares políticamente, dada la preocupación del público por el crimen y la
inseguridad, éstas dejaron abierta la posibilidad de un involucramiento renovado del ejército en
las funciones de seguridad interna, un papel que está prohibido por los Acuerdos de Paz. Bajo la
nueva ley, el personal militar no está subordinado claramente al control de la policía durante
operaciones o patrullas conjuntas.
Ha habido poco avance en el caso de la Hermana Dianna Ortiz, quien fue secuestrada, torturada,
y violada sexualmente por un grupo de hombres armados en noviembre de 1989. El fiscal del
caso, Braulio Guzmán, renovó sus esfuerzos para finalizar la fase de investigación del juicio a
pesar de que ha habido dificultades logísticas. El tribunal está ganando poder para cerrar el caso
por falta de pruebas si no se presenta algo más.
24
La situación carcelaria siguió siendo difícil pero en general la vida de los reos no se ve
amenazada. Hubo por lo menos una muerte en el sistema penitenciario causante de que los
observadores sospecharan de limpieza social por parte de agentes gubernamentales (ver sección
1.a.) El sistema penitenciario continuó sufriendo de falta de recursos, particularmente en las áreas
de seguridad carcelaria e instalaciones médicas. En noviembre el Gobierno informó que la
capacidad de las cárceles en todo el país era de 6,170 personas y que aproximadamente habían
6,700 reos. La mayoría de los reos no están cumpliendo condenas sino que están en la cárcel
esperando un juicio. Los detenidos que esperan un juicio a menudo están separados de los que ya
han recibido una condena. Muchos son puestos en libertad ya sea por buena conducta o porque
nunca se les dicta una sentencia. Algunas instituciones estaban super poblada; por ejemplo, en
agosto el Centro de Detención Preventiva para Hombres en la Ciudad de Guatemala tenía más o
menos un 75 por ciento más de su capacidad. En febrero dio inicio un proyecto para mejorar la
infraestructura de la prisión, incluyendo mejoras a los muros perimetrales para evitar más fugas e
instalación de mejor sistema de agua, electricidad, sanidad, y sistemas de emergencia. En la
primavera, se abrió una nueva cárcel de máxima seguridad. Los prisioneros continuaron
quejándose por la comida. La corrupción -especialmente relacionada con las drogas-estaba
diseminada. Los guardias de la prisión a menudo reportaron intentos de fuga y otras
manifestaciones del malestar de los presos. De acuerdo con informes de la prensa, en diciembre
aproximadamente 1,100 prisioneros tomaron el control temporalmente del interior en las
instalaciones principales de detención en la Ciudad de Guatemala, para hacer un llamado por
mejores condiciones de vida y acceso a visitas. La frecuencia de relajos en las prisiones continuó
siendo un asunto de preocupación pública, aunque el número de fugas exitosas parece haber
declinado. Varios convictos que se escaparon fueron recapturados eventualmente. El ejército
continuó proporcionando seguridad perimetral en varias cárceles, como lo ha hecho desde 1998.
Las 433 prisioneras mujeres en el sistema penitenciario generalmente son retenidas en
instalaciones separadas de los hombres. Las instalaciones de detención por migración ilegal no
siempre separan a las prisioneras de los reos hombres. En agosto una mujer denunció que había
sido violada sexualmente mientras permaneció en prisión; sin embargo, no quiso cooperar con las
autoridades que mostraron voluntad de investigar el caso. El Gobierno permitió el acceso a las
cárceles a los miembros de las familias.
Los niños menores son detenidos en prisiones separadas. De acuerdo al informe de diciembre de
MINUGUA, existen solamente cinco instalaciones de detención juvenil en el país;
aproximadamente 39 por ciento de los niños que están en estas instalaciones han buscado
protección y no han cometido ninguna ofensa.
El Gobierno permite las visitas a las prisiones por parte de inspectores independientes de
derechos humanos.
D. Arresto Arbitrario, Detención o Exilio
La ley prohibe el arresto y la detención arbitrarias; sin embargo, frecuentemente hubo informes
confiables de arrestos sin órdenes judiciales, detenciones ilegales, y fracaso para adherirse a
límites de tiempo prescritos en procedimientos legales. En la práctica, los oficiales que llevaban a
cabo los arrestos frecuentemente fracasaron en satisfacer los requisitos legales. La Constitución
establece que se presente una orden de captura de un tribunal al sospechoso antes de arrestarlo a
menos que fuere encontrado in fraganti cometiendo el crimen. La policía no puede detener a un
sospechoso por más de 6 horas sin llevar el caso ante un juez. Una vez el sospechoso ha sido
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arraigado, el fiscal generalmente tiene 3 meses para completar su investigación y presentar el
caso en los tribunales. La ley también establece que debe haber acceso a abogados y a fianza.
No existe información completa y confiable de la cantidad de detenciones arbitrarias, aunque la
mayoría están de acuerdo en que las fuerzas de seguridad rutinariamente ignoran los autos de
habeas corpus en casos de detención ilegal. La PDH reportó 46 denuncias de detención ilegal
durante el año, comparado con 20 en 1999 y 18 en 1998. De octubre 1999 hasta junio,
MINUGUA investigó unos 31 casos de detención ilegal o arbitraria, y confirmó 23. De acuerdo
con el informe de diciembre de MINUGUA, aproximadamente 95 por ciento de los niños
detenidos fueron capturados sin orden judicial.
Las cantidades del Gobierno indicaron que aproximadamente 61 por ciento de los encarcelados
están esperando un juicio. La ley establece un límite de 3 meses en prisión antes del juicio; sin
embargo, detenciones más largas ocurren rutinariamente. Los prisioneros a menudo estuvieron en
prisión después del juicio o de haber sido declarados libres. Los prisioneros algunas veces no
fueron puestos en libertad en forma oportuna después de completar sus condenas debido al
fracaso de los jueces para emitir las órdenes judiciales necesarias o por otros problemas
burocráticos.
La Constitución prohibe el exilio, y éste no se practica.
E. Denegatoria de un Juicio Público Justo
La Constitución garantiza un sistema judicial independiente; sin embargo, el sistema judicial a
menudo fracasa en proporcionar juicios justos debido a deficiencia, corrupción, personal
insuficiente y falta de fondos, e intimidación de jueces, fiscales, y testigos. La respuesta de los
tribunales a las violaciones de derechos humanos, así como a la actividad criminal en general, ha
sido inadecuada, aunque durante el año el Gobierno logró condenas en unos pocos casos
importantes de derechos humanos de años anteriores. Sin embargo, muchos casos de derechos
humanos de alto perfil seguían pendientes en los tribunales por largos períodos ya que los
abogados defensores abusaron del sistema empleando numerosas apelaciones y mociones que
retrasaban el proceso, por las cuales raramente fueron sancionados. Los tribunales algunas veces
se tomaron meses para resolver apelaciones evidentemente frívolas. Hubo varias denuncias
confiables de corrupción, manipulación, e intimidación en la judicial. Hubo también denuncias
confiables de investigaciones paralelas de la inteligencia militar --en los casos de asesinato del
Obispo Gerardi y de Ordóñez Porta-- que interfirieron con los esfuerzos del sistema de justicia
para investigar o procesar legalmente a los responsables (ver sección 1.a.)
Los jueces y fiscales continuaron recibiendo amenazas que llevaban la intención de influenciar
las decisiones actuales o como represalias por decisiones pasadas. Las amenazas de muerte e
intimidaciones a la judicial fueron extremadamente comunes en la mayoría de casos que
involucraban violaciones a los derechos humanos, particularmente cuando los acusados habían
sido o eran miembros del ejército, comisionados militares, o miembros de las PAC; los testigos a
menudo son intimidados también cuando testifican. Por ejemplo, el fiscal jefe y su personal en el
caso de asesinato del Obispo Gerardi continuaron reportando que sus teléfonos estaban
intervenidos, que eran objeto de vigilancia, y de frecuentes amenazas de muerte. Adicionalmente,
por lo menos dos jueces y miembros del sistema judicial en el caso Gerardi reportaron amenazas
e intimidación, incluyendo vigilancia (ver sección 1.a.) Con pocas excepciones relativamente, los
querellantes adhesivos, testigos, fiscales, y juristas involucrados en casos de alto perfil en contra
de miembros del ejército reportaron amenazas, intimidación y vigilancia. Un informe de marzo de
26
la Comisión de Derechos Humanos de la ONU declara que a muchos jueces y fiscales se les
niegan los seguros médicos porque las amenazas e intimidación que reciben hacen que sus
empleos sean muy peligrosos. El Gobierno apartó más recursos para la seguridad física de la
judicial, incluyendo el otorgamiento de detalles de protección para el juez y por lo menos algunos
miembros del equipo de la fiscalía en el caso Gerardi y los testigos de los casos de SITRABI y
Dos Erres (ver secciones 1.a. y 6.a.) El Gobierno también dedicó más recursos para proporcionar
protección a testigos en el extranjero para testigos claves en los casos Gerardi y Dos Erres (ver
sección 1.a.) De acuerdo con un artículo de prensa de noviembre, el Ministerio Público gastó
aproximadamente $800,000 (6 millones de quetzales) en su programa de protección de testigos, y
estaba revisando los criterios con los cuales se acepta a los testigos en este programa.
La judicial está compuesta por la Corte Suprema de Justicia (CSJ), las cortes de apelaciones, los
tribunales de sentencia, y los tribunales de primera instancia (que funcionan como grandes
jurados.) También hay tribunales de jurisdicción especial tales como los tribunales de trabajo y
los de familia; estos también están bajo la jurisdicción de la CSJ. La Corte de Constitucionalidad
es independiente de resto de la judicial. La Constitución establece que el Congreso elige a los
magistrados de la CSJ y de la corte de apelaciones cada 5 años de listados preparados por paneles
compuestos por magistrados activos, representantes del Colegio de Abogados, los decanos de las
facultades de derecho, y los rectores universitarios. En octubre 1999, se escogieron nuevos
magistrados para la CSJ y Corte de Apelaciones en un proceso de selección que era más
participativo y transparente que antes, a pesar de algunas acusaciones que los partidos políticos
intentaban llenar las cortes con sus simpatizantes antes de las elecciones generales de noviembre
1999. Existen varios tribunales en las comunidades en as áreas indígenas rurales (ver sección 5.)
Durante el año, 18 jueces cuyos contratos de 5 años no habían sido renovados colectivamente,
presentaron una petición ante la Corte de Constitucionalidad, que todavía estaba pendiente para
finales del año.
El Código Procesal Penal de 1994 establece la presunción de inocencia, el derecho de estar
presente durante el juicio, el derecho de defensa, el derecho de acogerse al criterio de
oportunidad, y la posibilidad de libertad bajo fianza. Los juicios son públicos, permitiendo a las
víctimas, miembros familiares, y grupos de derechos humanos observar el proceso. Las
sentencias son emitidas por un panel de tres jueces. El Código Procesal Penal introdujo los juicios
orales; sin embargo, solamente aquellos abogados que se graduaron desde entonces han tenido
capacitación verdadera en juicios orales. El código también garantiza el derecho a un intérprete
para los que lo necesiten; sin embargo, en la práctica esta provisión raramente se cumple debido a
limitaciones presupuestarias y de otra clase (ver sección 5.) Durante el año, algunos nuevos
intérpretes fueron contratados, y la Oficina de la Defensoría Pública empezó a contratar abogados
que hablan idiomas indígenas y los asignó a las áreas donde pueden usar sus habilidades bilingües
para defender a acusados que no hablan español. El Ministerio Público, el cual es independiente
del Ejecutivo, puede iniciar procedimientos penales por sí mismo en respuesta a una denuncia.
Partes privadas pueden participar en el proceso legal de casos penales como querellantes
adhesivos. Investigaciones largas y mociones procesales frecuentes por parte de la defensa y la
fiscalía a menudo llevan a una detención larga antes del juicio (ver sección 1.d.) Los tribunales
mostraron poca voluntad para ejercitar discreción para denegar mociones frívolas o invalidas.
Como consecuencia, las partes continuaron usando tales mociones como tácticas de retraso,
frecuentemente deteniendo los juicios por varios meses o hasta varios años.
La deficiencia y corrupción en los tribunales, Ministerio Público, y la policía continuaron
impidiendo el funcionamiento adecuado del sistema judicial y socavando el derecho a un debido
proceso. La Corte Suprema continuó buscando la suspensión de jueces y conduciendo
27
investigaciones penales por irregularidades en los casos bajo su jurisdicción. De acuerdo con
estadísticas gubernamentales, hasta agosto 1999 (último período con cantidades disponibles), la
Corte Suprema impuso 1,215 sanciones en contra de miembros de la judicial por ofensas que iban
desde una simple irregularidad hasta conducta ilegal. De esas sanciones en contra de jueces,
1,159 fueron por irregularidades, 66 fueron advertencias, 9 jueces fueron despedidos, y 1 fue
suspendido. Los magistrados 13 hallazgos de irregularidades. El Ministerio Público ha sido
obstaculizado en sus esfuerzos para investigar crímenes e identificar a los ofensores por equipo y
entrenamiento inadecuado, carga de trabajo excesivo, y pocos investigadores. Los fiscales
continuaron susceptibles a la intimidación y corrupción. Adicionalmente el fracaso del Gobierno
para delinear claramente la responsabilidad por la investigación de crímenes entre la PNC o el
Ministerio Público llevó a una lucha interna y competencia entre estas organizaciones, así como
la duplicidad de recursos para la investigación. Fue difícil atraer personal calificado hacia los
tribunales porque se ofrecían salarios bajos, pero un aumento en los sueldos para jueces atrajo a
más candidatos de mayor calibre.
El 2 de diciembre 1999, entró en vigencia la nueva ley para carreras legales, satisfaciendo un
objetivo principal de los Acuerdos de Paz. Esa ley establece un sistema para regular el ingreso,
términos del cargo, promoción, capacitación, medidas disciplinarias, y otras actividades de jueces
y magistrados, así como apoyo para su profesionalismo e independencia. La nueva ley fue
diseñada para acelerar los juicios y reducir la corrupción al reconocer y proteger a los jueces
competentes mientras se crean mecanismos para remover a los corruptos. Se establecieron un
Comité de Consejería para la Carrera Judicial y un Comité Disciplinario, como los llama la nueva
ley, y se contrató personal de capacitación permanente para lo que ahora se llama Unidad de
Capacitación Institucional del Consejo de la Carrera Judicial. Este establece un curso obligatorio
de 6 meses para todos los jueces nuevos en el puesto. El Consejo es responsable de seleccionar a
los jueces así como de disciplinarlos de acuerdo a los criterios de sanciones de la ley. La ley de
1999 también establecía un Consejo de Revisión de Compañeros, el cual ha estado en operación
desde mediados del año. El panel revisa las acusaciones traídas por el público, litigantes, y otras
fuentes, investiga las denuncias, toma acciones administrativas cuando es apropiado. El panel
había revisado docenas de casos para finales del año, que dieron como resultado sanciones que
iban desde cartas para llamar la atención hasta despidos.
En cooperación con donantes extranjeros, el Gobierno continuó sus esfuerzos para reformar el
sistema judicial, y hubo mejoras importantes en todo el año. Por ejemplo, el 18 de julio, se
inauguró una nueva Unidad del Ministerio Público para Admisión de Casos en la Ciudad de
Guatemala, que redujo el promedio de tiempo de espera para presentar una denuncia de varias
horas a aproximadamente 10 minutos. Se inauguró una nueva Unidad del Ministerio Público para
Víctimas con médicos y enfermeras con turnos de 24 horas para atender víctimas de violación
sexual y de otros crímenes y para recopilar información para sus casos.
Uno de los esfuerzos de reforma más exitosos ha sido la creación de "centros de justicia", que
reúnen a jueces, defensores públicos, fiscales, practicantes privados de derecho, policías,
representantes municipales, oficiales del ejército, y la sociedad civil en un proyecto de equipo
para buscar la resolución de problemas. Los centros han instalado sistemas modernizados de
sumarios de procedimiento y archivo de casos en los tribunales, incrementando así la eficiencia y
servicio público mientras disminuyen la corrupción en la desaparición de archivos. Los centros
están ubicados en Zacapa, Quetzaltenango, Escuintla, Nebaj (Quiché), El Petén, Santa Eulalia
(Huehuetenango), y Santa Cruz del Quiché (que abrió en abril.) Centros adicionales en
Huehuetenango, Cobán, Chiquimula, Puerto Barrios, San Marcos, y Sololá están calendarizados
para abrir sus puertas a mediados del 2001. La Corte Suprema extendió el modelo administrativo
28
de los centros de justicia a los tribunales de sentencia en la capital creando un despacho nuevo de
Oficinista de Tribunal, el cual ha modernizado el procesamiento de casos, incrementado la
transparencia, y mejorado el servicio al cliente. Bajo el sistema antiguo, los tribunales parecían
mercados en los que personas podían sobornar a los oficiales de la corte para que "perdieran" su
archivo --un sistema que resultaba en impunidad casi completa para aquellos con suficiente
dinero. Las personas podían sobornar a la corte para que "perdiera" el archivo de personas que
estaban en prisión a la espera de un juicio, asegurando así que esa persona seguiría en la cárcel
indefinidamente. Con la instrumentación del sistema de rastreo de casos computarizado y
centralizado, el número de casos desaparecidos ha bajado de aproximadamente 1,000 por año a 3
casos desde que el nuevo sistema fue introducido. En los tres casos desaparecidos, los individuos
nombrados en las denuncias han sido identificados y están bajo investigación. Los prospectos
para ocupar cargos de juez y los jueces asistentes asistían a cursos especiales en la Escuela de
Estudios Judiciales; de este grupo de personas capacitadas se escogían a los solicitantes que
optaban a las vacantes en el sistema judicial. Desde 1994 el Gobierno ha expandido la presencia
del sistema judicial en todo el país; para finales del año, había jueces en más de 300 de las 331
municipalidades en todo el país. A pesar de algunos avances, todavía queda mucho por hacer para
reformar el sistema judicial y establecer un estado de derecho efectivo, como lo mandan los
Acuerdos de Paz. Muchas de las deficiencias estructurales y de procedimiento del sistema judicial
habrían sido tratadas por las reformas constitucionales propuestas, cuyo proyecto de ley fue
derrotado en una consulta popular en mayo de 1999. La Comisión Nacional para el
Fortalecimiento de la Justicia, la cual fue creada después de los Acuerdos de Paz, está cada vez
más activa; en julio anunció su plan estratégico, y subsecuentemente creó varios subcomités para
trabajar en la instrumentación. La Comisión se reunió semanalmente durante el año para
considerar reformas al código penal para ayudar a los jueces de paz a resolver disputas locales.
Comenzado en Agosto, los residentes de pequeños pueblos en Quiché empezaron a realizar
juicios legales según sus tradiciones, supuestamente basados en la ley indígena maya, en los
cuales los líderes comunitarios imponían castigo corporal en vez de linchar a los supuestos
malhechores (ver sección 1.a.) Por ejemplo, el 17 de agosto, líderes de varias aldeas pequeñas
cerca de Zacualpa, Quiché, juntaron a un gentío de 350 residentes y citaron a representantes de la
PNC, el Ministerio Público, y de la Oficina del Procurador de Derechos Humanos para que
sirvieran como testigos. Ellos entonces realizaron un juicio legal según sus costumbres y
condenaron a 2 hermanos sospechosos de robo a 25 latigazos con un azote, les afeitaron las
cabezas, y los hicieron prometer que nunca volverían a hacer daño a la comunidad.
Supuestamente los dos hombres aceptaron la responsabilidad de sus crímenes y su padre fue
designado para administrar los azotes. (Cerca de Zacualpa también ocurrió uno de los peores
linchamientos en 1999, en el cual cinco sospechosos de maras fueron muertos por una turba que
al mismo tiempo tomó cautivos a varios oficiales de la PNC para evitar que ellos interfirieran en
el linchamiento.) Los funcionarios gubernamentales y los encargados de hacer cumplir la ley
censuraron los juicios legales comúnmente realizados como ilegales y enfatizaron la necesidad de
que todos los criminales sospechosos sean procesados a través del sistema judicial.
No hubo informes de prisioneros políticos.
F. Interferencia Arbitraria con la Privacidad, Familia, Hogar o Correspondencia
La Constitución garantiza la inviolabilidad del hogar, correspondencia, y documentos privados;
sin embargo, persisten los alegatos de que las autoridades muchas veces hacen caso omiso de
estas garantías. Elementos de las fuerzas de seguridad, específicamente el EMP, supuestamente
continuaron inspeccionando las comunicaciones privadas. El fiscal y su personal en la
29
investigación del asesinato del Obispo Gerardi continuaron reportando vigilancia y que sus
comunicaciones estaban intervenidas, y otras organizaciones de derechos humanos reportaron
anomalías telefónicas que sugieren intervención de los aparatos de teléfono (ver sección 1.a.)
El 7 de mayo, Edgar Gutiérrez, Secretario de Análisis Estratégico de la Presidencia, anunció la
existencia de una base de datos de computadora que contenía nombres, información personal, y
códigos secretos de más de 650,000 personas. La base de datos parecía haber sido compilada por
la inteligencia militar hacía varios años y que una copia permanecía en el sistema de cómputo de
la SAE. La SAE proporcionó una copia al Procurador de Derechos Humanos, quien ofreció
acceso a la base de datos como un servicio público para aquellos que desearan saber si sus
nombres aparecían en la lista.
El ejército continuó respetando la orden presidencial emitida en 1994 para suspender la
conscripción, incluyendo el reclutamiento forzado, ya que las fuerzas armadas se dieron cuenta
que era relativamente fácil reclutar voluntarios masculinos jóvenes de áreas empobrecidas usando
incentivos salariales y educativos.
Sección 2
Respeto a las Libertades Civiles, que Incluyen:
A. Libertad de Expresión y de Prensa
La Constitución garantiza la libertad de expresión, y el Gobierno generalmente respeta este
derecho en la práctica. Hubo varios informes confiables de que miembros de la prensa fueron
objeto de amenazas anónimas e intimidación; y hubo dos denuncias confiables de censura en
conexión con el gobierno. No hubo informes de auto censura.
Además de la censura regular y abierta de las políticas del gobierno, los medios de comunicación
escrita publicaron comunicados de prensa de organizaciones de derechos humanos, sindicatos, y
grupos opuestos al Gobierno o sus políticas. La prensa censuró al ejército y a otros sectores
poderosos. La prensa asimismo publicó regularmente historias de narcotraficantes con reputación,
corrupción oficial, y redes de trabajo de inteligencia clandestina.
El Gobierno preparó programas de información pública, los cuales tuvieron que ser puestos al
aire en estaciones de radio y televisión. El Gobierno es dueño de los derechos de siete canales de
televisión nacional pero no usó ninguno de estos derechos para sacar publicidad al aire.
Las cuatro estaciones de televisión nacional del país son propiedad del ciudadano mexicano
Ángel González, quien juega un papel importante en la política y proporciona tiempo de aire
gratis a los políticos del Frente Republicano Guatemalteco a quienes apoya. Estos canales son
criticados fuertemente como monopolios, pro gobierno, e interesados en poner al aire solamente
noticias que no son controversiales. A cambio del amplio tiempo de aire gratis para el Frente
Republicano Guatemalteco y la denegatoria de acceso al que fuera partido oficial PAN (Partido
de Avanzada Nacional), supuestamente González insistió que su cuñado, Luis Rabbé, fuese el
candidato del FRG para la alcaldía de la Ciudad de Guatemala. A pesar de que el FRG barrió
electoralmente con la mayoría de despachos, Rabbé perdió. Entonces Portillo nombró a Rabbé
como su Ministro de Comunicaciones. Para finales del año, ambos Rabbé y otros funcionarios del
Ministerio de Comunicaciones fueron objeto de varias acusaciones periodisticas por corrupción.
30
En febrero el periodista José Eduardo Zarco, anfitrión del show de televisión de noticias políticas
T-mas de Noche denunció que su programa había sido clausurado por presiones políticas departe
del recién inaugurado Gobierno de Portillo. Específicamente, Zarco denunció que el Ministro de
Comunicaciones Rabbé presionó a Ángel González para que cerrara el programa porque
presentaba mucha crítica del Gobierno. González es el dueño de la estación televisiva que ponía
al aire el show de Zarco así como de varias estaciones, a pesar de que la ley prohíbe que
extranjeros posean estaciones de radio o televisión y que también la ley advierte que no debe
haber monopolios. El Procurador de Derechos Humanos Julio Arango investigó y concluyó que el
Gobierno había forzado equivocadamente al programa para que saliera del aire. Arango hizo un
llamado para que haya legislación que elimine el monopolio en los medios de comunicación que
ostenta González. El Gobierno negó su responsabilidad por el cierre del programa e invitó al
Relator Especial de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la Libertad de
Expresión, Santiago Cantón, para que condujera una investigación del incidente.
El 12 de abril, Cantón llegó al país para una visita de 3 días, después de su estadía él recomendó
que se realizara una "investigación seria de la posible existencia de un monopolio real en las
estaciones de TV abiertas al acceso del público", en referencia al control de un solo individuo de
todas las estaciones privadas en el país. Asimismo, recomendó que el Gobierno instrumentara
reglamentos claros para evitar conflictos de interés entre funcionarios gubernamentales y los
medios de comunicación; suspender las subastas de frecuencias de radio hasta que los Acuerdos
de Paz respecto a los derechos de los pueblos indígenas sean instrumentados; cambiar los
reglamentos que gobiernan la publicidad de radio y televisión para asegurar que existe acceso
equitativo; incluir las recomendaciones de la sociedad civil en la legislación acerca de acceso a la
información que el Presidente Portillo prometió proponer; y lanzar una campaña para promover y
proporcionar capacitación con respecto a la libertad de expresión, incluyendo el paso de la ley
para proteger la libertad de información. Basado en parte en las recomendaciones de Cantón, así
como una recomendación similar de la Comisión de Clarificación Histórica, el 16 de agosto, el
Gobierno introdujo una legislación en el Congreso para crear una Ley de Libertad de
Información. El anteproyecto de ley establecería al procurador de derechos humanos como el
defensor del derecho de libertad de información, incluyendo la habilidad de solicitar al Gobierno
registros personales y otra información. El anteproyecto de ley languideció en el Congreso
dominado por el FRG a finales del año.
En septiembre, la anfitriona de un popular programa de radio Marielos Monzón fue despedida de
Radio Sonora, supuestamente por haber regresado 3 días tarde de un viaje. Monzón hizo una
denuncia confiable de que ella fue despedida porque antes se había rehusado a una demanda de la
gerencia de la estación para que no entrevistara a ciertos miembros de la "izquierda" que
pertenecen al Gobierno de Portillo, ni a políticos de la oposición.
A pesar de la solicitud de los Acuerdos de Paz para promulgar reformas a la Ley de
Comunicaciones por Radio para hacer que las frecuencias de radio estuvieran disponibles para las
comunidades indígenas, el Gobierno más bien pasó una ley que creaba un sistema de subasta
pública para las frecuencias de radio. En agosto, cuando ocho operadores locales de radio no
pudieron comprar las frecuencias que ya estaban usando debido a lo alto en los precios, el
Superintendente de Telecomunicaciones les puso multas de $10,000 (unos Q78,000) por salir al
aire sin una licencia. MINUGUA concluyó que el alto costo del sistema de subasta pública fue
una barrera efectiva para el acceso de los indígenas que viven en áreas rurales a las frecuencias.
El 27 de abril el periodista fotógrafo Roberto Martínez del diario Prensa Libre fue asesinado
mientras cubría unas manifestaciones callejeras provocadas por los incrementos en las tarifas de
31
los buses. Martínez supuestamente fue baleado por guardias de seguridad privada, quienes
abrieron fuego en contra de un grupo de manifestantes que estaban siendo acompañados por
varios periodistas profesionales con su equipo fotográfico. Dos guardias fueron re enviados a
juicio, y permanecían bajo la custodia policial para finales del año (ver sección 2.b.)
En mayo y después, hubo aumentos importantes en la cantidad de amenazas y otros actos de
intimidación dirigidos en contra de periodistas, lo cual coincidió con un aumento en las amenazas
en contra de personal judicial y trabajadores de derechos humanos. Varios reporteros,
columnistas, y editores de varios periódicos se quejaron de amenazas telefónicas y otros actos de
intimidación. El personal de un diario, El Periódico, empezó a recibir varias amenazas el día antes
de publicar una serie de artículos acerca de una supuesta red de inteligencia clandestina dentro del
ejército. Algunos reporteros denunciaron que ellos fueron perseguidos en vehículos con vidrios
polarizados y sin placas. Otros denunciaron que fueron víctimas de vigilancia telefónica. El
incremento repentino e importante en la cantidad de amenazas en abril y mayo llevó a muchos
observadores a creer que había una campaña organizada para intimidar a la prensa por parte de
elementos conservadores afiliados con el ejército.
El 30 de septiembre de 1999, el tribunal de sentencia de Chiquimula encontró a José Gabriel
López León y Neftaly López León culpables del asesinato en 1997 del periodista Luis Marroquín
Martínez; el tribunal los sentenció a cada uno de ellos a 30 años en prisión. El mismo tribunal
determinó que los fiscales del caso habían presentado pruebas inadmisibles en contra del supuesto
autor intelectual del crimen, ex alcalde de Jocotón Manuel Ohajaca. El Ministerio Público no
trajo nueva evidencia en contra de Ohajaca.
La Constitución garantiza la libertad académica.
B. Libertad de Asamblea y Asociación Pacíficas
La Constitución garantiza el derecho de asamblea pacífica, y el Gobierno respeta este derecho en
la práctica. Las manifestaciones pacíficas fueron comunes. La policía actuó con recato, y las
autoridades algunas veces negociaron una partida pacífica de los manifestantes. El 24 de abril,
una manifestación en contra de un aumento al pasaje en el transporte público se tornó violenta, ya
que los manifestantes saquearon y quemaron buses y destruyeron propiedades en el centro de la
Ciudad de Guatemala. El 25 de abril, la policía respondió con gases lacrimógenos y medidas anti
motines, y arrestó a más de 50 supuestos participantes. Sin embargo, la violencia continuó el 27
de abril. Muchos ciudadanos criticaron a la policía por no responder antes y con más fuerza para
parar la violencia. Durante los bochinches, guardias de seguridad privada mataron a tres personas,
incluyendo a un periodista, e hirieron a varios más (ver sección 2.a.) El 10 de octubre ocurrieron
protestas masivas por reformas agrarias, generalmente sin incidentes mayores. Sin embargo, un
manifestante fue muerto por un asaltante no identificado, y 10 manifestantes fueron heridos en un
encuentro con la policía en el centro de la Ciudad de Guatemala.
La Constitución garantiza la libertad de asociación, y el Gobierno respeta este derecho en la
práctica. El Gobierno no interfirió con las asociaciones políticas. Sin embargo, las organizaciones
tienen que obtener una personería jurídica, un procedimiento que antiguamente era caro y
dificultoso pero que fue modernizado considerablemente en 1998. La URNG y varias ONGs han
denunciado que esta ley particularmente fue una desventaja para las organizaciones que
representaban sectores sociales marginales, incluyendo a los grupos indígenas.
C. Libertad de Credo
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La Constitución garantiza la libertad de culto, y el Gobierno generalmente respeta este derecho en
la práctica. No existe una religión oficial; sin embargo, la Constitución reconoce explícitamente
la personería jurídica separada de la Iglesia Católica. Los miembros de una religión no necesitan
registrarse para simplemente adorar juntos. Sin embargo, el Gobierno requiere que las
congregaciones religiosas (aparte de la Iglesia Católica), así como otras asociaciones no religiosas
y ONGs, se registren como entidades legales para poder efectuar sus ocupaciones.
D. Libertad de Locomoción dentro del País, de Viajar al Extranjero, Migración y
Repatriación
La Constitución garantiza estos derechos, y el Gobierno los respeta en la práctica.
El Director General de Migración reconoció públicamente que las personas que intentan cruzar
ilegalmente el país son objeto de extorsión y malos tratos por parte de los funcionarios
gubernamentales. Muchos observadores creen que este maltrato no se reporta porque los
inmigrantes ilegales nunca tienen la capacidad de presentar demandas formales, ya sea con las
autoridades o en contra de ellas; y existe poca ayuda legal disponible para tales inmigrantes.
El Gobierno otorga refugio y asilo de acuerdo con las provisiones de la Convención de la ONU
de 1951 Relacionada con la Situación de Refugiados y su Protocolo de 1967. El Gobierno
coopera con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) y otras organizaciones humanitarias que ayudan a los refugiados de otros países. El
asunto de la provisión de primer asilo no surgió. No hubo informes de un regreso forzado de
personas a países donde ellos temían persecución.
La repatriación voluntaria de refugiados guatemaltecos que habían migrado a México durante el
conflicto interno concluyó en 1999, trayendo a un total de más de 40,000 desde 1993. Los
guatemaltecos que todavía permanecen en México lo hacen por elección propia. Cuarenta
familias de ex refugiados regresaron voluntariamente a México en agosto, denunciando que el
Gobierno no estaba satisfaciendo sus necesidades fundamentales. El Gobierno de México
supuestamente aceptó su regreso. Más de 1,500 individuos por aparte indicaron que tenían
intención de regresar a México si el Gobierno no resolvía sus asuntos de tierras y si no mejoraba
su condición de vida.
Sección 3
Respeto a los Derechos Políticos:
El Derecho de los Ciudadanos para Cambiar su Gobierno
Los ciudadanos tienen el derecho de cambiar su gobierno por medios pacíficos y democráticos, a
través del sufragio universal y voto secreto para aquellos que cuenten con 18 años de edad o más.
Los miembros de las fuerzas armadas y la policía no pueden votar. Desde su regreso a la
democracia y al poder civil en 1985, han existido nueve elecciones libres. Los observadores
internacionales concluyeron que las elecciones generales de noviembre de 1999 y las de la
segunda vuelta para elegir presidente en diciembre de 1999 fueron libres y justas. Durante y
después de la ronda de elecciones de noviembre, los partidos políticos presentaron varias
denuncias por fraude y mala conducta unos contra otros, una vasta mayoría de éstas no tenían
respaldo con pruebas y parecieron ser intentos partidarios para descalificar a los oponentes o
anular los resultados. Debido ampliamente a la cantidad devastadora de votos, el Tribunal
Supremo Electoral (TSE) trabajo lentamente y tardó en dar los resultados de las elecciones de
33
noviembre. La incertidumbre pública por la demora en el conteo de votos contribuyó a la
violencia y disturbios ocurridos en varias municipalidades que tenían mucha competencia entre
los candidatos. La falta de transporte, los costos altos para empadronarse, y la calendarización de
las votaciones durante la época de cosecha evitaron que muchas personas indígenas pobres del
área rural acudieran a las urnas.
Los votantes eligen a un Congreso unicameral de 113 miembros cada 4 años usando un sistema
de representación proporcional basado en los números poblacionales, con diputados electos por
distrito y de un listado nacional. El Congreso tuvo 91 diputados distritales y 22 de un listado
nacional. Las elecciones de 1999 involucraron a 13 partidos políticos incluyendo a dos
coaliciones de 2 partidos cada una. Cuatro partidos y ambas coaliciones ganaron curules en la
legislatura, dirigida por el FRG con una mayoría de 63 curules, seguido por el PAN con 21
curules, la Bancada Unionista con 16 curules, y la coalición de la Alianza Nueva Nación, que
incluye a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) con 9 curules. Otros
partidos pequeños cuentan con un total de 4 curules. La participación electoral en las elecciones
de 1999 fue la más alta en un período de 13 años. El Congreso puede y actúa independientemente
del Ejecutivo, pero resulta ser una legislatura relativamente ineficaz por la fragmentación de
partidos y por un apoyo débil y la estructura de personal. Sin embargo, el Congreso aumentó su
poder e independencia relativas bajo el liderazgo del Presidente del Congreso Efraín Ríos Montt,
un ex Presidente de facto y actual líder del partido oficial, el FRG.
La antigua guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca llenó todos los
requisitos legales para calificar como partido político y compitieron en las elecciones generales
de 1999, ganando nueve curules en el Congreso como parte de una coalición con un partido
mucho más pequeño.
El 26 de diciembre de 1999, los votantes eligieron al candidato presidencial del FRG Alfonso
Portillo en una segunda vuelta que los observadores internacionales caracterizaron como libre y
justa. Él inauguró su gobierno el 14 de enero.
Los esfuerzos del nuevo Gobierno para instrumentar los Acuerdos de Paz fueron limitados ya que
luchó para organizarse y establecer prioridades políticas durante todo el año. Para finales del año,
el Gobierno de Portillo estableció una nueva calendarización para la instrumentar los muchos
elementos de los Acuerdos que todavía no se habían logrado.
En mayo de 1999, en la consulta popular, los votantes rechazaron el paquete completo de las 50
reformas constitucionales aprobadas por el Congreso en 1998, dando un giro importante al
proceso de paz. Solamente votó el 20 por ciento del electorado. Las enmiendas rechazadas
incluían provisiones para reconocer, respetar y proteger los idiomas indígenas y las costumbres
tradicionales, profesionalizar el servicio judicial, otorgar jurisdicción a los tribunales civiles sobre
el personal militar, y definir al ejército como una organización apolítica. Mientras las leyes
ordinarias podían ser promulgadas para lograr muchas de las reformas, las reformas
constitucionales sin embargo constituyeron un gran valor simbólico para el proceso de paz.
No existen impedimentos legales para la participación femenina en la política y el gobierno, pero
las mujeres están poco representadas en la arena política. Los partidos más grandes nominaron y
eligieron menos candidatas para el Congreso en las elecciones de 1999; sin embargo, la
participación femenina como votantes fue la más alta en todos los tiempos, a pesar de las
tradiciones sociales que inhiben el acto de votar para las damas. No obstante, existen damas que
ocupan despachos de prominencia política. Los votantes eligieron a 8 mujeres para el Congreso
34
en noviembre, y esa cantidad aumentó a 13 cuando Diputadas suplentes ocuparon las curules de
miembros del Congreso que fueron nombrados para servir en el Ejecutivo. Una dama, Zury Ríos
de López, es la Segunda Vicepresidente del Congreso. Existen dos damas que ocupan dos
magistraturas en la Corte Suprema y una en la Corte de Constitucionalidad. Hay una dama en el
gabinete del Gobierno de Portillo -la Ministra de Cultura y Deportes.
La Constitución garantiza igualdad de derechos para los pueblos indígenas. Algunos ocupan
puestos altos como jueces o funcionarios de gobierno, incluyendo 14 miembros del nuevo
Congreso (15 fueron electos, pero Aura Marina Otzoy Colaj, una dama indígena, fue nombrada
más tarde como Embajadora en Noruega.) Existían 6 miembros indígenas en el Congreso de 80
miembros antes de las elecciones de 1999. Las personas indígenas todavía están poco
representadas en la política debido a las pocas oportunidades de educación y a la discriminación
corruptiva (ver sección 5.) Existen dos miembros indígenas en el gabinete del Gobierno de
Portillo.
Sección 4
Actitud Gubernamental con respecto a las Investigaciones Internacionales y No
Gubernamentales de Supuestas Violaciones a los Derechos Humanos
El Gobierno permite que los grupos locales de derechos humanos funcionen libremente. Varios
grupos locales e internacionales investigan e informan con libertad sobre asuntos de derechos
humanos. Funcionarios gubernamentales de alto nivel también se reunieron con varios
funcionarios de gobiernos extranjeros e inspectores internacionales de derechos humanos.
Aunque muchas organizaciones internacionales de derechos humanos y sus empleados no gozan
de una condición legal formal, éstas continúan funcionando libre y abiertamente.
Durante el año, varias ONGs prepararon informes confiables denunciando que personas no
identificadas los amenazaron o que fueron objeto de actos intimidatorios. Desde abril hasta junio
hubo un aumento muy significativo en el número de amenazas en contra de los activistas de
derechos humanos, periodistas y empleados del organismo judicial, en comparación con los
niveles de 1999 (ver secciones 1.e. y 2.a.) La mayoría de estos actos de intimidación incluyeron
amenazas por teléfono, vigilancia, hombres desconocidos y vehículos siguiendo a los activistas de
derechos humanos o vigilando sus lugares de trabajo o sus residencias. Adicionalmente se
cometieron por lo menos dos asesinatos y una desaparición forzosa, supuestamente por móviles
políticos, posiblemente relacionados con el trabajo de las víctimas en el área de los derechos
humanos. Estos casos incluyeron las muertes de dos trabajadores gubernamentales del medio
ambiente en Izabal (ver sección 1.a.), y la desaparición de la Profesora Mayra Gutiérrez (ver
sección 1.b.). El personal de la ODHAG reportó frecuentes y sistemáticas amenazas de muerte,
vigilancia, y otros actos de intimidación, igual que fiscales, dos jueces y otros trabajadores de
organismo judicial asignados al caso del Obispo Gerardi (ver sección 1.a.) La Premio Nobel de la
Paz de 1992, Rigoberta Menchú, y su personal reportaron varias amenazas de muerte
relacionadas con una demanda de genocidio que interpusieron en 1999 en una corte española
contra el ex Jefe de Estado Efraín Ríos Montt y siete otros ex militares o funcionarios de
gobierno. Hubo otros incidentes durante el año acerca de una posible intimidación política contra
activistas de derechos humanos; aunque los informes no pudieron verificarse.
Además del aumento de las amenazas, hubo una serie de allanamientos o robos en las oficinas de
organizaciones no gubernamentales, que algunos observadores creyeron que era parte de una
campaña generalizada para intimidar a la sociedad civil. En marzo unos desconocidos se
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allanaron las oficinas del ex candidato presidencial y dirigente izquierdista Alvaro Colom,
llevándose archivos e información de la computadora y destruyendo la oficina. También
defecaron y originaron sobre las mesas y en los corredores y escribieron pintas políticas e insultos
en los pizarrones. En mayo la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, una ONG, reportó
lo que aparentaba ser un robo ordinario en su guardería en Santa Cruz del Quiché, y un mes
después le siguió otro robo en su oficina en la ciudad de Guatemala. El 14 de junio los ladrones se
robaron tres computadoras de una oficina subsidiaria de CALDH después de haber drogado al
guardián nocturno. El 4 de septiembre a medio día, cuatro hombres armados ingresaron a las
oficinas de FAMDEGUA exigiendo las llaves de los vehículos y dinero. Se robaron un vehículo
de FAMDEGUA, cuatro computadoras, dos computadoras portátiles, una televisión, y otro
equipo electrónico. Las computadoras contenían información sensitiva sobre denuncias,
estadísticas e información específica sobre casos de derechos humanos, como la masacre de Dos
Erres (ver sección 1.a.) El 26 de octubre, un grupo armado asaltó a las empleadas y robó en las
oficinas de un grupo llamado Mujeres Vamos Adelante. Los asaltes violaron a una empleada,
robaron varias computadoras y equipo de oficina, y dinero y joyas de las empleadas. El 22 de
diciembre, dos días después de que la prensa informó que la ODHAG demandaría por genocidio
al ex Jefe de Estado y actual Presidente del Congreso, Efraín Ríos Montt, el coordinador legal de
la ODHAG, Mynor Melgar y su familia, fueron amenazados, amarrados y les robaron a punta de
pistola en su casa. Aunque el incidente aparentaba ser un crimen común, Melgar fue amenazado y
la actitud de los delincuentes fue premeditada al dirigirse específicamente a él. Si cada uno de
estos incidentes se toma por separado, podrían considerarse criminalidad común, pero la
frecuencia de los mismos fue motivo de considerable preocupación.
Cada cinco años el Congreso elige al Procurador de los Derechos Humanos entre tres candidatos
seleccionados por el Comité de Derechos Humanos del Congreso; la próxima elección está
programada para agosto del 2002. El Procurador debe reportarse al Congreso, y supervisa los
derechos que garantiza la Constitución. Las recomendaciones de la PDH no tienen fuerza de ley.
El Procurador, Julio Arango Escobar, ejerce sus funciones independientemente de otras oficinas
gubernamentales, y generalmente emite juicios sobre temas controversiales que normalmente no
se consideran de derechos humanos, tales como el precio del transporte o las tarifas eléctricas.
Durante el año, Arango continuamente se quejó de que el Congreso no le proporcionó
financiamiento adecuado para su oficina, ni implementó sus recomendaciones de derechos
humanos. La falta de un financiamiento para su oficina limitó la posibilidad de desarrollar la
capacidad investigadora adecuada. Las relaciones entre la PDH y MINUGUA fueron tensas y
distantes. Después del vencimiento del mandato de MINUGUA en el año 2002, la PDH iba a
retomar la función de verificación de derechos humanos de MINUGUA, pero ninguna de las
partes demostró preparativos visible para el traslado de esa responsabilidad. MINUGUA
manifestó que fueron rechazados sus intentos de comprometer a la PDH en preparativos
significativos. El 22 de noviembre, el Secretario General le recomendó a la Asamblea General
que la misión de MINUGUA fuera extendida un año más; y se espera que continúe trabajando
con personal y presupuesto reducido durante 2003, de acuerdo con el nuevo plazo para la
implementación de los Acuerdos de Paz.
COPREDEH continuó fortaleciendo una relación de cooperación y respuesta con los inspectores
de derechos humanos locales e internacionales, a menudo sirviendo de enlace entre ellos y otras
oficinas gubernamentales. Opuesto al año anterior, COPREDEH tuvo una actitud más agresiva
para tratar de resolver casos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH.) En
gran parte y gracias al liderazgo del nuevo presidente de COPRDEH, Víctor Hugo Godoy, el 3 de
marzo el Gobierno firmó una serie de acuerdos que sentaron un precedente ante la CIDH,
aceptando responsabilidad por varios casos claves de derechos humanos, incluyendo la masacre
de Dos Erres (ver Sección 1.a.); el asesinato de Myrna Mack Chang (ver sección 1.a.); y la
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muerte del niño de la calle Marcos Fidel Quisquinay, ocasionada por la explosión de una granada
oculta en una bolsa de comida. COPREDEH buscó la negociación de arreglos amistosos con las
víctimas de los sobrevivientes de estos 3 casos, y más de otros 40, pendientes ante órganos del
sistema Inter-Americano de derechos humanos. El 29 de marzo, el Gobierno, representado por
COPREDEH, designó 46 casos sometidos a la CIDH, como casos de prioridad para buscar
arreglos con las víctimas o sus sobrevivientes. De igual manera, el 9 de agosto, el Presidente
Portillo firmó un acuerdo con la CIDH aceptando la responsabilidad del Gobierno en general para
resarcir a las víctimas o a sus sobrevivientes de los abusos a los derechos humanos cometidos
durante el conflicto interno en diez casos. El 30 de noviembre, el Gobierno, cumpliendo con una
decisión del CIDH, aceptó compensar a las familias de los niños de la calle asesinados (ver
secciones 1.a. y 5.) También el 11 de noviembre, el Presidente Portillo aceptó la responsabilidad
del Gobierno en varios otros casos de derechos humanos, incluyendo el caso de la Finca La
Exacta (ver sección 1.a.) Durante el año, el Gobierno firmó acuerdos sobre 52 casos ante la
CIDH, de un total aproximado de 130, comprometiéndose a indemnizar a las víctimas o a los
sobrevivientes, así como a investigar y enjuiciar a los responsables. Al 5 de diciembre, el
Gobierno había iniciado negociaciones de un total de 79 casos ante la CIDH. Los observadores de
los derechos humanos lo calificaron como muestra de un cambio fundamental de la política del
Gobierno con respecto a los derechos humanos.
MINUGUA mantuvo un personal de verificación de aproximadamente 70 personas, con 13
oficinas regional o sub-regionales para verificar la implementación de las provisiones de derechos
humanos de los Acuerdos de Paz y para fortalecer las instituciones democráticas. MINUGUA
manifestó que el Gobierno generalmente cooperó con sus investigaciones, aunque citó incidentes
aislados en los cuales los funcionarios o instituciones gubernamentales obstruyeron sus esfuerzos.
En abril el Gobierno recibió la visita del Enviado Especial para la Libertad de Prensa, Santiago
Cantón, cuya estancia tuvo como punto central los reclamos de censura gubernamental contra un
telenoticiero y un supuesto monopolio de los medios de parte de un empresario mexicano (ver
sección 2.a.)
Sección 5
Discriminación por Motivos de Raza, Sexo, Credo, Discapacidad, Idioma o Condición Social
La Constitución establece que todos los seres humanos gozan de libertad e igualdad en dignidad y
derechos, y que el Estado tiene la obligación de proteger la vida, la libertad, la justicia, la
seguridad, la paz y el desarrollo de todos los ciudadanos. Sin embargo, en la práctica el Gobierno
frecuentemente es incapaz de hacer cumplir estas provisiones debido a los recursos inadecuados,
la corrupción y un sistema judicial disfuncional.
Mujeres
La violencia contra las mujeres, incluyendo la violencia doméstica, continúa siendo usual en
todas las clases sociales. La ley de 1996 de Violencia Intra familiar establece que el Ministerio
Público, la policía nacional, los juzgados familiares, las clínicas legales y la PDH pueden recibir
denuncias de violencia doméstica. La violencia doméstica se define como cualquier acción u
omisión directa o indirecta que ocasione daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o
patrimonial a una persona dentro del grupo familiar. La ley contempla la emisión de órdenes que
repriman a los supuestos agresores y obliga a la Policía Nacional a intervenir en situaciones de
violencia doméstica. Las estadísticas varían considerablemente. La Procuraduría General de la
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Nación registró 1,664 quejas durante los primeros 10 meses del año, comparado con 1,548
denuncias recibidas durante todo el 1999. Durante los primeros seis meses del año, la PDH
recibió 1,535 casos de abuso contra mujeres. En 1998 la PDH reportó aproximadamente 1,535
casos de abuso contra mujeres. En 1998 la PDH reportó aproximadamente 2,600 quejas de
violencia doméstica a nivel república. Del número total de casos de violencia doméstica de todo
tipo (incluyendo el abuso contra los niños) únicamente 33 han llegado a juicio, resultando en 28
condenas. El 28 de julio, una corte de apelaciones mantuvo una sentencia de dos años de prisión
por abuso contra Amado Morales. El fallo es únicamente el segundo en la historia del país-reportan que el primero fue hace 8 años.
Las denuncias de abuso conyugal siguieron aumentando, por lo menos en parte, por el incremento
de los programas educativos a nivel nacional, los cuales han motivado a que las mujeres busquen
ayuda. Los jueces pueden emitir un mandato judicial contra un esposo o compañero que maltrate
a la mujer, y la policía tiene la obligación de hacer valer este mandato. El Departamento para los
Derechos de la Mujer de la PDH y varias ONGs proporcionaron ayuda médica y legal e
información sobre la planificación familiar. La Oficina de la Mujer Indígena de la PDH, dirigida
por Juana Catinac Xom de Coyoy, fue establecida en 1999 y empezó a proporcionarle servicios
sociales a las víctimas de violencia doméstica o social, así como mediación, resolución de
conflictos, y ayuda legal para mujeres indígenas. Integró un comité coordinador, otras juntas de
asesoría y asambleas representativas de cada uno de los 24 grupos lingüísticos. Abrió sus
primeras sucursales y se pasó la mayor parte del primer año resolviendo asuntos de personal,
equipo y organización. El 28 de noviembre el Gobierno anunció la formación de la Coordinadora
Nacional para la Prevención de la Violencia Doméstica y la Violencia Contra la Mujer
(CONAPREVI), que será presidida por la Secretaría de Asuntos para la Mujer, e incluye a
representantes del sector público del Ministerio Público, del Organismo Judicial, del Instituto
Nacional de Estadísticas, así como a tres representantes de la Red Contra la Violencia Contra la
Mujer del sector privado.
Las víctimas rara vez denuncian la violencia criminal sexual, aunque el número de quejas por
semejantes ofensas sigue aumentando significativamente. Las estadísticas de la PNC demuestran
323 violaciones en 1999, (el último año en que estuvieron disponibles las estadísticas),
comparado con 220 violaciones en 1998. Muchos observadores consideran que este aumento no
reflejó un incremento en la cantidad de violaciones, sino que más voluntad de parte de las
víctimas para denunciarlas, mayor confianza del público en la PNC, y mejores controles para
guardar estadísticas de crímenes. A pesar de estos adelantos, relativamente pocos casos de
violación llegaron a juicio, en su mayoría porque la policía tiene poco entrenamiento o capacidad
de investigación para estos crímenes, y porque muchas víctimas de violación estaban reacias a
presentar la denuncia y llevar estos crímenes a los tribunales de justicia. Las estadísticas no
oficiales indican que hubo 80 condenas durante el año por violación o por crímenes conexos en
1999, comparado con 67 condenas en 1998. En julio el Ministerio Público creó una Unidad de
Víctimas Especiales, con un cuerpo administrativo disponible las 24 horas del día que incluye
doctores y enfermeras con equipos especiales para ayudar a que las víctimas de violación reúnan
evidencia en contra de sus ofensores. La ley permite exonerar a un violador cuando la víctima
tiene por lo menos 12 años de edad y está anuente a casarse, pero el Ministerio Público tiene que
aprobar el matrimonio cuando la víctima es menor de 18 años.
El hostigamiento sexual en el trabajo es común.
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El 23 de mayo, la Administración de Portillo anunció la creación de la Secretaría para Asuntos de
la Mujer. La Secretaría funciona bajo la dirección del Presidente, asesorándolo referente a la
coordinación de políticas que afecten a las mujeres y a su desarrollo.
La Constitución garantiza el principio de igualdad entre los géneros. Sin embargo, en la práctica
las mujeres enfrentan la discriminación en el trabajo y en promedio reciben salarios
significativamente inferiores a los de los hombres. Algunas mujeres fueron sometidas a exámenes
de prueba de embarazo antes de ser contratadas. A las mujeres las contratan principalmente para
trabajos con salarios más bajo en la industrial textil, la agricultura, los negocios al menudeo y el
sector público. Existen más mujeres que hombres trabajando en el sector informal de la
economía, donde los salarios y beneficios generalmente son menores. Las mujeres pueden poseer,
administrar y heredar propiedades en iguales condiciones que los hombres. En 1999 el Congreso
derogó un artículo del Código Civil que rara vez se hizo valer, autorizándole al marido el negarle
a su mujer el derecho a trabajar afuera del hogar, y un artículo que ponía al marido a cargo de
administrar los bienes de la familia.
El Foro Nacional de la Mujer, inaugurado en noviembre de 1997, continuó promocionando los
asuntos de las mujeres al participar en foros locales y regionales, organizados por los partidos
políticos durante la campaña para las elecciones generales. En mayo el Foro le presentó al
Gobierno su plan de dos años de trabajo de desarrollo y de asuntos de la mujer. El plan traza
metas específicas para el desarrollo, incluyendo la alfabetización, una amplia cobertura de la
educación primaria, programas de becas, y la salud integral de las mujeres. En cada una de las 24
comunidades lingüísticas, los grupos de las mujeres son responsables de implementar y verificar
las políticas y los programas del Foro.
Niños
La Constitución responsabiliza al Gobierno de la protección y la salud física y mental de los
menores de edad, así como de su bienestar moral. Sin embargo, a pesar de este mandato, en el
pasado el Gobierno no ha proporcionado suficientes recursos para asegurar un servicio educativo
y de salud adecuados para los niños. Aproximadamente el 80 por ciento de los niños menores de
18 años viven en pobreza. El Gobierno presupuestó aproximadamente $345 millones (2.69
millardos de Quetzales) para la educación y $178 millones (1.39 millardos de Quetzales) para la
salud; sin embargo, el porcentaje del PIB del país que se gastó en educación se redujo del 2.46
por ciento del PIB de 1999 al 2.3 por ciento durante el año.
Un informe de MINUGUA del 11 de diciembre indica que el 51 por ciento de la población es
menor de 18 años; de este grupo, 83 por ciento viven en pobreza; 46 por ciento de los niños
menores de 5 años sufren de desnutrición crónica, y otro 24 por ciento padecen de desnutrición
periódica. Hay aproximadamente 200,000 huérfanos en el país, aproximadamente 10,000 en
maras, y 6,000 niños viviendo en las calles. Un total de 444 niños han desaparecido desde 1996.
Sección 6
Derechos del Trabajador
A. Derecho de Asociación
La Constitución y el Código de Trabajo garantizan el derecho de libertad de asociación y el
derecho de formar y ser miembro de sindicatos. El Gobierno no controla los sindicatos. Aunque
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los servicios de inteligencia internos supuestamente inspeccionan las actividades de líderes
sindicales políticamente activos, no existe interferencia directa del Estado en las actividades de
los sindicatos. En junio el Ministerio de Trabajo propuso un paquete de reformas importantes
dirigidas a fortalecer la protección del Código de Trabajo de los derechos del trabajador. En
diciembre el Ministerio de Trabajo propuso un Procedimiento del Código de Trabajo revisado y
dirigido a modernizar la litigación en las disputas laborales. Las reformas propuestas al Código de
Trabajo incrementarían las multas por el despido de trabajadores que organizan sindicatos y
definirían la misión del Ministerio de Trabajo como "el encargado de realizar políticas nacionales
para defender y desarrollar" los derechos de los trabajadores. Las reformas estaban pendientes
para finales del año. Las reformas más recientes al Código de Trabajo en 1992 mandaban
medidas para mejorar los derechos de los trabajadores al facilitarles libertad de asociación,
fortalecer los derechos de la mujer trabajadora, aumentar las penas por las violaciones a las leyes
laborales, y aumentar el papel del Ministerio de Trabajo y los tribunales de trabajo para el
cumplimiento de la ley. Sin embargo, el cumplimiento de la ley es débil. A pesar de los esfuerzos
continuos para ampliar el sistema de inspección laboral, éste sigue siendo ineficaz, inadecuado y
corrupto. Todos los trabajadores tienen el derecho de formar o ser parte de un sindicato,
incluyendo los empleados del sector público, con la excepción de los miembros de las fuerzas de
seguridad. Sin embargo, las represalias son comunes por parte de los empleadores -incluyendo el
despido, intimidación y algunas veces violencia-en contra de trabajadores que tratan de ejercitar
los derechos laborales internacionalmente reconocidos, usualmente estas represalias no son objeto
de sanciones. En su informe de noviembre al Cuerpo Gobernante de la Organización
Internacional de Trabajo (OIT), el Comité de la OIT para la Libertad de Asociación detalló cinco
casos de despido de trabajadores por realizar actividades sindicales en las cuales los tribunales
ordenaron que los trabajadores fueran reinstalados pero los empleadores nunca cumplieron. En
algunos de estos casos, las apelaciones y re apelaciones por parte de los empleadores a las
decisiones de los tribunales en su contra han hecho que continúen los procedimientos por años,
revelando la falta de habilidad de los tribunales para denegar apelaciones frívolas y hacer que sus
decisiones se cumplan.
La ley establece un sistema de tribunales de trabajo y bienestar social que gobierne en casos de
violaciones al Código de Trabajo. Los empleadores a menudo fallaron en cumplir con las
decisiones de los Tribunales de Trabajo sin pagar sanciones efectivas por esto. En cada sector de
la economía, los empleados se negaron a ejercitar su derecho de asociación por temor de
represalias por parte de los empleadores. Los empleados tuvieron poca confianza de que las
instituciones judiciales y ejecutivas responsables los defenderían eficazmente en sus derechos
como empleados cuando los empleadores violaran esos derechos. Además de la debilidad de los
inspectores de trabajo, las fallas del sistema judicial, la pobreza y la falta de educación, el legado
de represión violenta de los activistas laborales durante el conflicto interno, y la honda hostilidad
del establecimiento de negocios hacia las asociaciones laborales independientes y auto
gobernadas reprimieron el ejercicio de los derechos del trabajador. En su 4º. Informe del Proceso
de Paz, MINUGUA hizo notar que "la libertad genuina de los sindicatos no existe" debido a la
violencia en contra de éstos.
De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, menos del 2 por ciento de la fuerza laboral (unas 60,000
personas) pertenecen a organizaciones laborales. Aproximadamente hay 1,300 sindicatos
registrados y 400 "organizaciones de solidaridad" patrocinadas por las compañías y éstas son
independientes del gobierno y del dominio de los partidos políticos. Sin embargo, la
Confederación de Sindicatos de Libre Comercio (ICFTU por sus siglas en inglés) en un informe
de septiembre de 1999 describió a las organizaciones de solidaridad como "una trampa por parte
de los empleadores para socavar los sindicatos." El proceso administrativo para que los sindicatos
obtengan personería jurídica ha sido simplificado progresivamente en la década pasada. En 1996
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el Ministerio de Trabajo redujo el número de pasos dentro del Ministerio para considerar las
solicitudes de sindicatos y estableció calendarios estrictos para su aprobación o su rechazo; el
tiempo para el proceso fue reducido a 20 días, antes era 60 días. Durante el año, el Ministerio de
Trabajo expandió su programa para ayudar a los sindicatos con sus solicitudes. Durante el año, el
Ministerio también simplificó el proceso para formar federaciones y confederaciones. El
Ministerio de Trabajo otorgó personería jurídica a 42 sindicatos durante el año. En 1999 había
1,389 sindicatos registrados, incluyendo a 401 en el sector público y 988 en el sector privado.
El 13 de octubre de 1999, un grupo de hombres, muchos de ellos armados tomaron el control del
salón del sindicato de trabajadores bananeros SITRABI en el pueblo de Morales, Izabal. Hubo
informes confiables de que los líderes del grupo de vigilantes repetidamente amenazaron con
matar a algunos de los líderes sindicales. Durante el incidente, que duró más de 8 horas hasta el
amanecer del 14 de octubre, unos 20 miembros del sindicato supuestamente estuvieron cautivos
la mayor parte de ese tiempo en un bus que los había llevado al salón del sindicato. Hubo varios
informes confiables de que hombres armados entraron en la casa de uno de los líderes sindicales y
lo llevaron por la fuerza al salón del sindicato. Varios líderes y miembros fueron golpeados. Los
líderes sindicales fueron obligados a firmar cartas de renuncia de sus puestos en el sindicato y de
sus trabajos. El Ministerio de Trabajo inmediatamente declaró que las renuncias forzadas eran
inválidas. El informe de MINUGUA sobre el incidente lo llamó "uno de los más serios en cuanto
a violación a los derechos humanos desde la firma de los Acuerdos de Paz."
A pesar de que había docenas de testigos potenciales, y por lo tanto poca duda con respecto a los
hechos esenciales, la investigación y el proceso de acusación que sobrevino fueron lentos y
largos. De acuerdo con MINUGUA, las fallas para hacer cumplir la ley con respecto a este
incidente incluyeron la falta de acción por parte de la policía cuando el suceso ocurrió, lapsos en
la aplicación del Código Procesal Penal durante la fase de acusación, y un debilitamiento de los
cargos finalmente presentados contra los acusados. En junio el tribunal de primera instancia
rechazó los cargos de secuestro, intimidación, allanamiento agravado, y detención ilegal
agravada; estos cargos eran perseguidos por el fiscal. El tribunal de primera instancia procesó a
24 acusados por cargos de allanamiento, detención ilegal y coerción. La fecha del juicio está para
la primavera de 2001.
El Cuerpo Gobernante de la OIT, a través de su Comité de Libertad de Asociación, publicó un
recuento detallado de estos eventos en su informe de noviembre. El informe hacía notar que "la
empresa BANDEGUA niega cualquier vínculo con los actos de violencia mientras el sindicato la
acusa como responsable." (SITRABI es el sindicato de los empleados de BANDEGUA;
BANDEGUA es la subsidiaria guatemalteca de Del Monte Fresh Produce.) En el trasfondo de la
violencia en contra de estos líderes sindicales estaba el despido de 897 trabajadores de
BANDEGUA en septiembre de 1999, como violación al acuerdo de contratación "en vigencia
entre la empresa y el sindicato." En octubre el Ministerio de Trabajo facilitó la terminación de un
acuerdo de negociación colectivo entre SITRABI y los contratistas de BANDEGUA que habían
retomado las operaciones de las plantaciones en las que los 918 trabajadores habían trabajado
como empleados directos de BANDEGUA.
Los trabajadores tienen derecho de hacer huelga, pero los procedimientos del Código de Trabajo
para que una huelga sea reconocida legalmente representan dificultad. Los organizadores
laborales han criticado la ley, la cual requiere que dos terceras partes de la fuerza laboral
aprueben la huelga a través de una votación, prohíbe las huelgas de los trabajadores agrícolas
durante la época de cosecha, y permite al Gobierno prohibir las huelgas que considere
gravemente dañinas para la economía nacional. Los empleadores pueden suspender a los
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trabajadores o hasta despedirlos por ausencia sin permiso si las autoridades no han reconocido
que la huelga es legal. La ley de regulación de huelgas hace una llamado para un arbitraje
obligatorio si se llega a un impase después de 30 días de negociación.
En 1996 el Congreso aprobó una ley que restringe aún más el derecho de huelga para los
trabajadores empleados en un rango de servicios públicos esenciales, incluyendo el transporte
urbano e intra urbano, el correo y el telégrafo. Los sindicatos se han opuesto a esta ley
fuertemente, y algunos miembros del congreso dijeron que la medida era inconstitucional y
contraria a las obligaciones bajo las convenciones de la OIT. Sin embargo, la Corte de
Constitucionalidad la declaró constitucional en 1997. Esta legislación de huelga de los servicios
esenciales otorga al Presidente la autoridad para intervenir por la fuerza si una huelga amenaza el
ordenado funcionamiento de la sociedad. Las reformas al Código de Trabajo propuestas en junio
anularían las provisiones de esta ley que la OIT refiere como incompatibles con las normas de la
OIT con respecto al derecho de huelga. Las reformas propuestas reducirían el número de
trabajadores requerido para hacer un llamado de huelga a una simple mayoría. Las reformas
propuestas limitarían los servicios esenciales a salud, comunicaciones (incluyendo control de
tráfico aéreo), y transporte público, y garantizaría las huelgas legales en aquellos sectores
mientras sean mantenidos los servicios mínimos.
C. Prohibición de Trabajos Forzados u Obligatorios
La Constitución prohíbe los trabajos forzados u obligatorios, y en la práctica generalmente no
existen. La OIT COE instó al Gobierno a asegurar la rapidez de los procesos judiciales y
peticiones respecto al trabajo obligatorio y asegurar que se impongan las penas y se cumpla
estrictamente la ley. La ley no prohíbe específicamente el trabajo forzado u obligatorio de niños,
pero éstos están cubiertos en forma general por las disposiciones constitucionales. El trabajo
forzado u obligatorio de niños generalmente no existe; sin embargo, se traficó con niños con el
propósito de prostituirlos (ver secciones 5 y 6.f.)
D. Situación de las Prácticas de Trabajo Para los Menores y Edad Mínima para Su
empleo
La Constitución prohíbe emplear a niños menores de 14 años sin una autorización escrita del
Ministerio de Trabajo. Sin embargo, generalmente se contratan niños menores de esta edad en los
sectores informal y agrícola, usualmente en pequeñas empresas familiares. Un informe de
MINUGUA, emitido el 11 de diciembre, encontró que 34 por ciento de los niños dentro de las
edades de 7 a 14 años trabajan. La ley prohíbe el trabajo nocturno y de horas extras para los
menores (el horario legal para menores de 14 años es de 6 horas, y para los que tienen entre 14 y
17 años es de 7 horas), así como el trabajo en establecimientos donde se expendan bebidas
alcohólicas, o que no cuenten con las normas de seguridad y salubridad. Sin embargo, entre 3,000
y 5,000 niños fueron empleados en las industrias familiares de fuegos artificiales. El Ministerio
de Trabajo estimó que aproximadamente un 10 por ciento de los niños en esta industria trabajó
ilegalmente en fábricas, mientras niños más pequeños, menores de 14 años, típicamente
trabajaron en sus hogares ejecutando tareas a destajo tomadas por sus familiares. El 12 de julio,
una explosión en un taller hogareño de fuegos artificiales mató a tres hermanos, incluyendo a un
niño de 13 años; los tres estaban trabajando en la fábrica ilegal del padre en San Raymundo,
Sacatepéquez. El accidente se debió a la inexperiencia y poco cuidado en el manejo de los
explosivos; y fue un accidente típico que ocurre regularmente en las industrias familiares de
fuegos artificiales.
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Las leyes que gobiernan el empleo de menores no son cumplidas de manera eficaz, debido a la
escasez de inspectores de trabajo calificados y a la debilidad del sistema de los tribunales de
trabajo. La Asociación para Niños y Niñas de Centro América estima que aproximadamente
trabajan 2 millones de niños. La mayoría de los menores trabajadores laboran en la agricultura
(granjas familiares, cosecha de café y azúcar), mientras que otros trabajan en servicio doméstico,
construcción, varios negocios familiares, picado de piedras, corte de piedras, manufactura de
fuegos artificiales, lustrado de zapatos, pedir limosna, actuación en las calles y otros trabajos. De
acuerdo a datos estadísticos entre 1995 y 1999 del Ministerio de Trabajo, se otorgaron 507
permisos autorizando el trabajo de menores. Los esfuerzos del Ministerio para reducir la cantidad
de estos permisos tuvieron el efecto no deseado de aumentar la cantidad de menores que
solicitaban los permisos con documentos falsificados para mentir sobre su edad. Muchos niños
menores de los 14 años trabajan sin permiso legal y están expuestos a explotación. Ellos
generalmente no reciben beneficios sociales, seguro social, vacaciones, o indemnización, y ganan
menos del salario mínimo.
El Ministerio de Trabajo tiene un programa para educar a los menores, sus padres, y empleadores
sobre los derechos de los menores en el mercado laboral. En 1992 el Gobierno creó la Unidad de
Protección al Niño Trabajador dentro del Ministerio de Trabajo. Posteriormente, el Ministerio de
Trabajo, con el apoyo de un grupo de ONGs, finalizó un Plan Nacional para la Prevención y
Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Trabajadores Adolescentes. La
instrumentación del Código del Niño de 1997 ha sido suspendida indefinidamente porque existe
controversia política sobre sus normas (ver sección 5). La necesidad económica obliga a la
mayoría de familias a que sus hijos busquen algún tipo de trabajo para complementar el ingreso
familiar, especialmente en las comunidades indígenas y rurales. Los menores que trabajan
generalmente lo hacen en negocios familiares. La educación es obligatoria para todos los niños
hasta el 6o. grado. La ley no prohíbe de manera específica el trabajo obligatorio para los niños,
pero ellos están cubiertos por una prohibición constitucional sobre el trabajo forzado u
obligatorio. El trabajo obligatorio de los niños generalmente no existe; sin embargo, se trafica con
los niños para prostituirlos (ver secciones 6.c. y 6.f.)
E. Condiciones Aceptables de Trabajo
La ley establece salarios mínimos; sin embargo, la falta de cumplimiento con la provisión salarial
en los sectores rurales e informales es grande. El Ministerio de Trabajo supervisa un comité
tripartito, que incluye a representantes formales del sector empresarial y laboral, y hace
recomendaciones para incrementos en el salario mínimo. En el caso de que no se llegue a un
acuerdo, el Gobierno puede decretar dichos incrementos. El Ejecutivo promulgó el más reciente
aumento al salario mínimo por decreto, después de que la comisión tripartita no llegara a un
consenso, éste se hizo efectivo el 16 de diciembre. Este decreto aumentó $0.45 (Q3.46) al salario
mínimo diario para el trabajo en el campo, ahora siendo $3.24 (Q25.08.) Aumentó $0.49 (Q3.82)
al salario mínimo diario para los sectores de servicios, industria, y gobierno, ahora siendo $3.57
(Q27.67.) En marzo la Legislatura Nacional decretó un bono de incentivo que aumentó el salario
mínimo. Este decreto aumentó el salario mínimo al ordenar que fuera pagado un bono de
incentivo por cada hora de trabajo --$0.09 (Q0.6725) por hora para los trabajadores del campo y
$0.08 (Q0.64375) por hora para los trabajadores de la industria y otros. Esto eleva el salario
mínimo legal de un día regular de 8 horas a $3.93 (Q30.46) para el trabajo de campo y $4.32
(Q32.82) para los sectores de servicios, industrial y gubernamental. El salario mínimo no era
suficiente para proveer un nivel de vida decente a un trabajador y su familia. De acuerdo con el
PNUD, por menos el 80 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza
incluyendo aproximadamente un 60 por ciento de aquellos que trabajan. En noviembre
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MINUGUA reportó que un salario mínimo adecuado para alimentar a una familia de 6 miembros
tendría que ser casi un 80 por ciento más alto que el salario mínimo actual. Asimismo,
MINUGUA reportó que un salario mínimo para comprar ropa, pagar por un techo, y educar a una
familia de 6 miembros tendría que ser casi 225 por ciento más alto que el salario mínimo actual.
El horario legal de trabajo es de 8 horas y la semana laboral debe tener 44 horas, pero es
costumbre que se trabaje más que esto debido a las condiciones económicas. El Código de
Trabajo establece un período de descanso pagado a la semana de por lo menos 24 horas. Los
líderes sindicales y grupos de derechos humanos denuncian que algunas veces los trabajadores
son obligados a trabajar tiempo extra, a menudo sin pago extra, para poder permanecer en sus
puestos. Los inspectores de trabajo reportan haber descubierto muchas instancias donde se dan
tales abusos, pero la falta de multas rigurosas o sanciones reguladoras fuertes, así como las
deficiencias en el sistema de tribunales de trabajo, inhiben un adecuado cumplimiento de la ley.
Las normas de seguridad y salubridad ocupacional son inadecuadas. Muchas de las provisiones de
la ley aplicable --que data de 1957-- son arcaicas y hacen del cumplimiento un problema. Durante
el año, como parte de su esfuerzo para lidiar con la situación, el Ministerio de Trabajo participó
en varis iniciativas internacionales que llevaban la intención de sensibilizar a los empleadores y
trabajadores acerca de los riesgos en el área de seguridad y salubridad en el trabajo. Es débil el
cumplimiento de las normas de seguridad y salubridad en el trabajo que si existen y que pueden
ser aplicadas razonablemente. Cuando ocurren accidentes industriales fatales o graves, las
autoridades a menudo fallan en la investigación y no asignan responsabilidad por negligencia, si
la hay. Raramente, un empleador es sancionado por haber fallado en proporcionar un lugar de
trabajo seguro, aunque las autoridades si suspendieron una maquila por deficiencias en la
seguridad, y amenazaron a una docena más, en algunos casos repetidamente, con una suspensión
de operaciones si fallaban en mejorar las condiciones de seguridad. El Ministerio de Trabajo
proporciona cursos de capacitación para los inspectores de trabajo acerca de normas de seguridad
y salubridad, y ha dado importancia a tal capacitación a pesar de la escasez de recursos. No se ha
cumplido bien la ley que requiere que las compañías con más de 50 empleados proporcionen
instalaciones médicas en el lugar de trabajo; sin embargo, la mayoría de empleadores tienen estas
instalaciones para sus empleados. Los trabajadores tienen el derecho legal de alejarse de
situaciones en el trabajo que representen algún peligro, y la ley garantiza protección para ellos
para que no pierdan sus empleos. Sin embargo, unos cuantos trabajadores están dispuestos a
arriesgar sus trabajos al quejarse acerca de condiciones inseguras de trabajo.
F. Tráfico de Personas
La ley no prohíbe específicamente el tráfico de personas a menos que involucre el ingreso o la
salida del país con el propósito de dedicarse a la prostitución. Adicionalmente, una ley migratoria
que está en vigencia desde enero de 1999 tipificó el delito de trafico de ilegales penándolo con la
cárcel. La ley manda sentencias de 5 a 8 años de prisión para aquellos que son encontrados
culpables de "promover o facilitar el ingreso ilegal de personas". La prostitución no se considera
ilegal; existen ciertas normas de salubridad para las personas que se involucran en la prostitución.
El proxenetismo y la inducción de personas al ejercicio de la prostitución son delitos que pueden
resultar ya sea en penas de cárcel o de multas, con penas mayores si hay niños de por medio. El
tráfico de mujeres y niños, principalmente con el propósito de involucrarlos en la prostitución, es
un problema que va en aumento.
El país es considerado un paso importante para los ilegales que provienen de los países latinos
que están en la región así como de países lejanos del Sur de Asia, China, Taiwán; los ilegales a
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menudo son objeto de contrabando hacia Estados Unidos. Los traficantes usan la fuerza, coerción,
fraude, y engaño. Por ejemplo, ciertos chinos de sexo masculino aparentemente fueron víctimas
de un acuerdo que los obligaba a pagar una deuda por su transporte, mientras que las víctimas de
sexo femenino, algunas menores de 18 años, aparentemente fueron llevadas a los Estados Unidos
para dedicarse a la prostitución. Las víctimas fueron advertidas que sus familias en China
sufrirían si rompían el trato que los obligaba a pagar su deuda.
La Unidad de Defensa de los Derechos del Niño en la PDH y la Sección de Menores del
Ministerio Público investigan regularmente los casos de contrabando de menores. Los
funcionarios del Ministerio de Trabajo igualmente discuten el tema con la policía y con las
entidades de bienestar social como parte de sus esfuerzos para combatir el trabajo infantil y la
explotación de menores. No existen programas diseñados específicamente para proporcionar
refugio o rehabilitación a las víctimas del contrabando. Las ONGs que se enfoca en los derechos
de la mujer y del niño a menudo ayudan a las víctimas del contrabando y trabajan para educar a la
población acerca de los peligros del contrabando; sin embargo, no existe ninguna ONG que se
enfoque únicamente en ello.
El Ministerio de Trabajo, UNICEF, y el Relator Especial de la ONU para la Venta de Niños,
Prostitución Infantil, y Pornografía Infantil, quien visitó el país en julio de 1999, señaló un
marcado incremento en la prostitución infantil en los pasados 2 años en los pueblos que colindan
con El Salvador y México. A lo largo de la frontera de El Salvador, muchos menores prostituidos
fueron traídos al país desde El Salvador, Nicaragua y Honduras por bandas organizadas que
obligan a los menores a prostituirse. En su informe anual de 1999 acerca de la condición de los
niños, la ODHA claramente identificó el problema creciente de la prostitución infantil la cual
estaba ligada intrínsecamente con el contrabando de personas. El informe señala que ningún niño
prostituido "llegó allí solo" sin inducción y sin explotación de los adultos.
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