Departamento de Estado de los Estados Unidos REPORTE SOBRE PRÁCTICAS DE DERECHOS HUMANOS GUATEMALA 2000 Sección Guatemala Guatemala es una república democrática con separación de poderes y una administración nacional centralizada. La Constitución de 1985 establece un sistema electoral por medio del cual, a través del sufragio universal, se elige a un presidente para un sólo período y a un congreso unicameral. El 14 de enero, el candidato del Frente Republicano Guatemalteco (FRG) Alfonso Portillo reemplazó al Presidente Álvaro Arzú del Partido de Avanzada Nacional (PAN), después de una elección en segunda vuelta que se realizó en diciembre de 1999. El FRG obtuvo una mayoría (63 curules) en el Congreso de 113 miembros. A pesar de las importantes promesas, el Gobierno de Portillo sólo ha dado pasos limitados para instrumentar los Acuerdos de Paz que el Gobierno firmó con la guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) en 1996. El Organismo Judicial es independiente; pero padece de ineficiencia, intimidaciones y corrupción. El Ministro de Gobernación supervisa a la Policía Nacional Civil (PNC), creada en enero de 1997 bajo los términos de los Acuerdos de Paz. La PNC tiene la responsabilidad total de la seguridad interna; sin embargo, durante el año algunos miembros de la antecesora Policía Nacional (PN) continuaban de alta esperando el entrenamiento obligatorio para convertirse en oficiales de la PNC. No existen miembros activos del ejército en la estructura del comando de la policía, pero en los tres años pasados, el Gobierno ha dado órdenes al ejército para que apoye a la policía temporalmente contra la actual ola nacional de crimen violento. El 21 de marzo, el Congreso promulgó una ley que autoriza al Gobierno para que continúe con esta práctica. Bajo la nueva ley, el personal militar que apoyó las operaciones policíacas no estaba claramente subordinado al control de la policía; pero en la práctica las unidades militares estuvieron generalmente subordinadas a la policía en situaciones como puestos de registro de la PNC, despliegues de seguridad al rededor de las cárceles, y despliegues en contra de linchamientos reportados. La Constitución manda que el Ministro de la Defensa tenga un rango de coronel o de general. El 14 de enero, se presentó un anteproyecto de ley para permitir al Presidente nombrar a un civil como Ministro de la Defensa; en junio el Congreso consultó con la Corte de Constitucionalidad para que determinara la constitucionalidad del anteproyecto de ley. El 3 de octubre, la Corte dictaminó que sería inconstitucional para el Presidente, como Comandante en Jefe, nombrar a un civil como Ministro de la Defensa, con el rango de general asimilado. El Presidente ha actuado lentamente para cumplir su compromiso de disolver al Estado Mayor Presidencial (EMP) y para que sus actividades sean retomadas por una agencia civil. El 13 de octubre, el Ministro de Gobernación Byron Barrientos anunció la creación de una brigada ciudadana de seguridad en Santiago Sacatepéquez como un proyecto piloto que podría extenderse a otras partes del país. Algunos miembros de las fuerzas de seguridad cometieron violaciones a los derechos humanos. La economía fundamentalmente agrícola, dominada por el sector privado tuvo un crecimiento aproximado del 3 por ciento durante el año. Los principales productos de exportación son el café, el banano, y el azúcar, pero el turismo, los textiles y las maquilas de prendas de vestir son industrias claves de exportación no tradicional. De acuerdo con un estudio del Ministerio de Agricultura, 4 por ciento de los productores controlan el 80 por ciento de la tierra. Casi el 40 por ciento de la fuerza laboral está ocupado en alguna forma de actividad agrícola, y la agricultura de 1 subsistencia es común en las áreas rurales. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), entre el 50 y el 60 por ciento de la población depende de una agricultura de subsistencia. Oficialmente, la inflación fue de aproximadamente 5.5 por ciento durante el año, aunque la mayoría de los observadores reconoce que el índice oficial de precios no mide con exactitud los movimientos de precios reales. Existe una gran desigualdad en la distribución del ingreso, y la pobreza es endémica, particularmente en la gran población indígena. Aproximadamente el 83 por ciento de los ciudadanos viven en pobreza; esta cifra aumenta a un 90 por ciento entre la población indígena. De acuerdo con el PNUD, el 59 por ciento de la población vive en extrema pobreza. El desempleo combinado y el subempleo se estimaron en un 46 por ciento. El PIB per capita fue aproximadamente $1,600 durante el año. Las remesas de ciudadanos que viven en el extranjero continúan creciendo como una mayor fuente de divisas. En general, el Gobierno respeta los derechos humanos de sus ciudadanos en muchas áreas; pero a pesar de que se ha mejorado, se continúa con graves problemas en otras áreas. Algunos oficiales de la policía cometieron muertes extrajudiciales. La investigación del asesinato en 1998 del Obispo Católico y activista de derechos humanos Juan Gerardi Conedera casi llegó a su fin, y se puso fecha para que cinco acusados, incluyendo a un capitán del ejército, un coronel jubilado, y a un ex especialista del EMP vayan a juicio. En mayo, una organización no gubernamental (ONG) que actuaba como representante legal de 10 comunidades cuyos habitantes fueron masacrados por fuerzas gubernamentales a principios de los 1980s, demandó en los tribunales al alto mando del régimen del ex Presidente Fernando Romeo Lucas García, denunciando genocidio y otros crímenes. No hubo informes confiables de desapariciones forzadas atribuidas a la policía. Hubo informes confiables de que algunos policías torturaron, violaron, y maltrataron a sospechosos y detenidos. A pesar de que existe un mayor número de oficiales policíacos de alta en todo el país, y menos aprehensión para demandar a la policía, la cantidad total de demandas sigue siendo más o menos la misma del año pasado. El número de arrestos y sanciones administrativas en contra de oficiales policíacos siguió siendo alto. En mayo, la Secretaría de Análisis Estratégico (SAE) de la Presidencia, el centro de investigación del Presidente mandado por los Acuerdos de Paz, anunció que había descubierto una base de datos que contenían los nombres y otros datos personales de más de 650,000 dada a la SAE por la Inteligencia Militar; la base de datos parecía haber sido compilada varios años antes. En junio una ONG publicó un documento que consta de dos volúmenes acerca del ejército y su conducta, su personal y su organización durante el conflicto interno. La condición de las prisiones sigue siendo difícil. El arresto y la detención arbitrarias y la detención prolongada antes de llegar a un juicio continuaron siendo un problema. Los jueces y otros funcionarios que se encargan de hacer cumplir la ley son objeto de intimidación y corrupción, y el sistema judicial ineficiente frecuentemente es incapaz de asegurar juicios justos y un debido proceso. Los esfuerzos para reformar el sistema judicial continuaron; sin embargo, el clima de impunidad es un problema grave. El Gobierno logró que se dictara sentencia en algunos casos importantes que involucraban violaciones pasadas a los derechos humanos; sin embargo, más a menudo los casos continuaron pendientes por largos períodos en los tribunales ya que los abogados defensores se aprovecharon del ineficiente sistema judicial y presentaron numerosas mociones y apelaciones sin base para retrazar el juicio. Continuaron siendo un grave problema las amenazas e intimidación a testigos, víctimas, fiscales y jueces. A pesar de que el Gobierno incrementó la seguridad que proporcionaba al personal judicial y a testigos en casos claves, muchos observadores creen que el nivel de protección todavía es insuficiente. De abril a junio, el número de las amenazas en contra de personal judicial, periodistas, y trabajadores en derechos humanos incrementó de una manera importante, contribuyendo aún más a la sensación de inseguridad pública ya existente. Persistieron las quejas de que el EMP infringió el derecho de privacidad de los ciudadanos al monitorear comunicaciones privadas. 2 La Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Guatemala (MINUGUA) continuó con la inspección de la instrumentación de los asuntos de paz y derechos humanos. El 3 de marzo y el 9 de agosto, el Gobierno firmó una serie de acuerdos en los que aceptaba la responsabilidad por varios casos de derechos humanos pendientes ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH.) Para el 5 de diciembre, el Gobierno estaba negociando con la CIDH 79 de los 140 casos pendientes. El Gobierno empezó a pagar compensaciones en varios casos claves. La violencia y la discriminación contra las mujeres persistieron, así como el abuso social de los niños y la discriminación contra los discapacitados y la población indígena. Los esfuerzos de los trabajadores para formar sindicatos y participar en las actividades sindicales son obstaculizados por un sistema judicial ineficaz. Asimismo, el trabajo infantil y el tráfico de mujeres y niños son un problema. Los linchamientos y la violencia de las turbas continuaron, pero a un nivel mucho más bajo, debido en parte a la acción incrementada de la PNC para combatir los linchamientos. El Gobierno condujo campañas anti linchamientos, logró que se dictara muy pocas condenas en casos pasados de linchamiento, e hizo varios arrestos; sin embargo, menos de un tercio de los cientos de casos de linchamientos pasados han ido a juicio, y al final del año solamente una persona estaba cumpliendo su condena por participar en un linchamiento. Hubo un avance limitado en el caso penal contra un grupo de civiles armados que tuvieron a los líderes del principal sindicato de trabajadores del banano a punta de pistola en octubre de 1999 y que los forzaron a renunciar de sus trabajos y sus cargos sindicales. RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS Sección 1 Respeto a la Integridad de la Persona, incluyendo Protección contra: A. Muerte por Motivos Políticos u otro Tipo de Muerte Extrajudicial No hubo denuncias de muertes por motivos políticos por parte de agentes gubernamentales; sin embargo, acusaron a miembros de la policía de algunas muertes extrajudiciales. El Gobierno demostró buena voluntad para arrestar y procesar a los responsables y logró que se dictara algunas condenas en casos de alto perfil; sin embargo, en muchos casos la falta de recursos para hacer cumplir la ley y un débil sistema judicial y procesal evitaron que el Gobierno investigara adecuadamente las muertes y otros crímenes o que arrestara y procesara con éxito a los hechores. El número de muertes extrajudiciales reportadas continuó disminuyendo. La oficina del Procurador de Derechos Humanos (PDH), que generalmente compila datos basados en entrevistas personales con víctimas y sus familias, reportó 13 denuncias de muertes extrajudiciales durante el año, comparado con 16 denuncias en 1999 y 32 denuncias en 1998. Basados en 20 denuncias que reportaban 21 muertes extrajudiciales en un período de 9 meses entre el 1 de octubre de 1999 al 30 de junio del 2000, MINUGUA investigó 15 casos y confirmó 13. MINUGUA reportó 27 denuncias de tales muertes en los primeros 9 meses del año. El 11o. Informe de Derechos Humanos de MINUGUA, publicado el 31 de agosto, hace mención de varias muertes extrajudiciales por parte de miembros de la PNC. Muchos de estos casos involucraban descargas accidentales de armas, mala conducta por ebriedad por parte de oficiales de alta o de baja, técnicas de control de masas cuestionables, o un poder de decisión pobre por parte de oficiales que perdieron el control de situaciones inestables que involucraban masas furiosas o personas que se resistieron al arresto. Otros casos presentaron síntomas de 3 premeditación o mala intención. En muchos de estos casos, la Oficina de Responsabilidad Profesional (ORP) de la PNC y los fiscales del Ministerio Público realizaron investigaciones efectivas; sin embargo, en algunos casos, hubo pruebas confiables de que la PNC o la ORP o ambas estaban encubriendo. El 5 de febrero, oficiales de la PNC sin una orden judicial condujeron una operación mordaz en contra de vendedores callejeros de grabaciones de música pirateada en las afueras de un mercado en la Ciudad de Guatemala. Cuando la situación se volvió confrontativa con los vendedores enojados, llamaron a una patrulla combinada con policías adicionales y unidades del ejército para prestar respaldo. Cuando el incidente se deterioró, los policías dispararon sus armas al aire para tomar nuevamente el control del grupo que se había formado. Durante la confusión, el vendedor callejero Francisco Ixcoy Osorio recibió impactos de bala y murió; otra persona que estaba presente fue herida. Las autoridades investigaron el asunto y arrestaron a varios sospechosos. El 5 de junio, el Ministerio Público acusó a seis oficiales de la PNC y a tres soldados del ejército de homicidio. Los oficiales de la PNC alegaron que su compañero Alfredo Saso Pérez mató a Osorio y que dos de sus superiores --el Comisario Virgilio Ramos y el Jefe de Operaciones Diones Arriaza Solís-- lo amenazaron de muerte y dieron falso testimonio para organizar un encubrimiento que impidiera la investigación del Ministerio Público. En junio, el juez dio órdenes para poner en libertad bajo fianza al acusado y provisionalmente cerró el caso debido a falta de pruebas. El Ministerio Público apeló a esta decisión, argumentando que un caso debe ser seguido en contra de Ramos y Arriaza, y que Saso Pérez debería ser arrestado. El Tribunal Cuarto de Apelaciones rechazó la apelación; pero el Ministerio Público continuó con su investigación, y espera reabrir el caso si se encuentran nuevas pruebas. El 6 de marzo, en San José Acatempa, Jutiapa, Byron Florián Yánez y José Méndez Interiano, dos oficiales de la policía en un carro patrulla de la PNC, le dispararon al oficial de la PNC de baja Sergio Barahona Arana por la espalda y lo mataron. MINUGUA descubrió que la PNC local había falsificado su informe del incidente, en el que se alegaba que Barahona tenía una pistola en su mano cuando él murió y que había habido un tiroteo con los otros oficiales de la policía. Existen pruebas confiables de que después la policía había realizado cateos y disparado armas enfrente de una escuela para simular un tiroteo como parte de su encubrimiento. MINUGUA también mencionó pruebas de que la ORP participó en el encubrimiento al alterar su reporte de investigación. Florián Yánez fue un fugitivo hasta que lo encontraron muerto de un disparo el 31 de mayo en Jutiapa. El 5 de abril, las autoridades arrestaron a Méndez Interiano; para finales del año él estaba en la cárcel esperando el juicio, acusado de participar en el encubrimiento. Asimismo, el Comisionado de la Policía de Jutiapa no ha colaborado con el fiscal del Ministerio Público del caso; él se rehusó a entregar fotos de la escena del crimen y las armas que se dispararon. El 19 de abril, en Cobán, Alta Verapaz, Denis Fredy Cucul Tun se alegó con oficiales de la PNC porque su carro estaba parqueado en una calle que debía ser desocupada para que pasara una procesión religiosa. El oficial Rolando Salvador Rubio Choc llevó a Cucul al otro lado de la calle, lo puso contra la pared por la fuerza, y le disparó en el pecho a quemarropa matándolo. Al oír el dispar, la turba se juntó rápidamente para linchar a Rubio, quien huyó a una estación de policía cercana. Una investigación de la ORP rápidamente estableció la responsabilidad de Rubio por la muerte, a pesar de su argumento de que su arma se había disparado accidentalmente, y él fue encarcelado mientras el Ministerio Público conducía su investigación y se preparaba para ir a juicio. MINUGUA confirmó en su 11o informe que oficiales de la PNC habían tratado de encubrir los hechos del caso y que impidieron la investigación del Ministerio Público. 4 MINUGUA también hizo notar que Rubio había violado los protocolos de la PNC al portar un arma cargada con cartuchos expansivos que no están autorizados. En algunos casos, detenidos o prisioneros murieron mientras estaban bajo custodia de oficiales de la PNC o de detectives del Servicio de Investigación Criminal (SIC), aparentemente debido a tortura y violación (ver la sección 1.c.) El 11 de marzo, el detenido Luis Armando Colindres fue hallado sin vida en su celda en la subestación de la PNC en la zona 12 de la capital, aparentemente como víctima de una estrangulación. La PNC alegó que Colindres se había colgado él mismo, pero el informe forense encontró golpes en el cuerpo que coinciden con una lucha de resistencia para no ser estrangulado. Un juez ordenó la detención de los oficiales de la PNC Santos Medardo Recinos Morán, Elma Avigail García Pineda, y Jeremías Santiago Godoy Ramos bajo cargos de homicidio. El 7 de junio, el juez otorgó una moción de defensa para modificar los cargos a fraude material de documentos (porque los informes de la PNC fueron alterados) y abandono de tarea, y los liberó bajo fianza. Una apelación del Ministerio Público de estas decisiones estaba pendiente para finales del año. Aunque la mayoría de los casos de años pasados seguía sin resolverse, se dictaron algunas condenas durante el año por muertes extrajudiciales por parte de miembros de las fuerzas de seguridad. En contraste con 1999, hubo menos retrocesos judiciales en los casos de derechos humanos. Para finales del año, continuaban los juicios de varios casos de alto perfil. En muchos otros casos de muertes extrajudiciales pasadas, hubo poco o ningún avance, a menudo debido a las tácticas de la defensa que frecuentemente abusó del sistema procesal al presentar mociones dilatorias para desajustar los juicios inminentes en contra de sus clientes militares. En el caso de asesinato en abril de 1998 del Obispo Juan Gerardi Conedera, Coordinador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA), la investigación entró a su fase final y las preparaciones antes de un juicio iniciaron en contra de cinco acusados. El Presidente Portillo prometió en su discurso de toma de posesión que todas las instituciones estatales cooperarían de lleno en la investigación. El Obispo Gerardi fue asesinado a sólo 2 días después de su entrega pública del informe final del proyecto Recuperación de la Memoria Histórica, el cual hacía responsable al ejército y a sus aliados para militares de más del 90 por ciento de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el conflicto interno que duró 36 años. Después de 2 años de estar bajo la protección de testigos del Ministerio Público, el 17 de enero, el indigente Rubén Chanax Sontay dio testimonio adicional ante la Juez Flor de María García Villatoro, implicando a varios individuos en el asesinato de Gerardi. Basados ampliamente en el nuevo testimonio de Chanax, el 21 de enero, la Juez García emitió órdenes de arresto a cinco sospechosos: Coronel jubilado del ejército Byron Disrael Lima Estrada; su hijo, Capitán del ejército Byron Miguel Lima Oliva; ex Especialista del EMP José Obdulio Villanueva Arévalo; Padre Mario Leonel Orantes Nájera; y antigua cocinera de la casa parroquial Margarita López. (López fue acusada de haber sido un accesorio después del hecho, había sido detenida brevemente en 1998 y después había sido puesta en libertad.) Lima Estrada, Lima Oliva, y Margarita López fueron arrestados el 21 de enero, Villanueva fue arrestado después el 22 de enero. El 9 de febrero, el Padre Orantes, quien había sido arrestado y acusado de asesinato en octubre de 1998, y después puesto en libertad en febrero de 1999, secretamente regresó al país e inmediatamente se hospitalizó, diciendo que su salud estaba deteriorada como para que lo enviaran a la cárcel. El 15 de febrero, la Juez García le dio permiso a Orantes para que permaneciera en el hospital, con base en un examen médico ordenado por el tribunal, el cual confirmó sus problemas de salud. 5 Poco después del arresto de Villanueva, su abogado defensor presentó pruebas de que él estaba realmente en prisión en Antigua la noche del asesinato de Gerardi, cumpliendo una condena en prisión por la muerte en 1996 de Pedro Sas Rompich. El 25 de febrero, la Juez García liberó a Villanueva, basada en la nueva información y por falta de pruebas del Ministerio Público para invalidar dicha información. El 15 de marzo, el fiscal jefe Leopoldo Zeissig publicó los resultados de un análisis caligráfico que demostraba que Villanueva no había firmado personalmente por sus pagos del EMP en la prisión por varios meses, incluyendo el tiempo del asesinato de Gerardi. (Villanueva había continuado en la planilla del EMP mientras cumplía su condena.) A principios de abril, Zeissig llamó al estrado a testificar a un ex compañero de prisión de Villanueva, Gilberto Gómez Limón, quien dijo que Villanueva frecuentemente recibía permiso para salir de la prisión, incluyendo la noche del asesinato de Gerardi. Esta nueva prueba convenció a la Juez García para ordenar el arresto de Villanueva, que ocurrió el 7 de abril. El 16 de marzo, la Juez García dictaminó que los fiscales habían presentado suficientes pruebas en contra de Margarita López para enviar su caso a juicio bajo los cargos de complicidad por encubrir un crimen. Asimismo, el 16 de marzo Zeissig presentó cargos en contra del Capitán de Navío Carlos René Alvarado Fernández por falsificar la firma de Villanueva en sus recibos de pago de sueldo y de falsedad para esconder el fraude. El 21 de marzo, otro examen médico ordenado por el tribunal confirmó que el Padre Orantes debía continuar en el hospital bajo arresto domiciliario antes del juicio. En abril, la Juez García dictaminó que el Padre Orantes debe enfrentar juicio bajo cargos de asesinato, basada ampliamente en el testimonio de Chanax y en las contradicciones de Orantes en sus propias declaraciones. El 24 de abril, Chanax salió del país bajo la protección de testigos del Ministerio Público debido a preocupación por su seguridad. El 26 de abril, la Iglesia Católica recibió la condición para ser querellante adhesivo en el caso. La ODHA, como representante legal de la Iglesia, ganó el derecho bajo la ley de presentar testigos y otras pruebas en juicio y para procesar al acusado junto con los fiscales del Ministerio Público. El 9 de mayo, el Tribuna Cuarto de Apelaciones acordó con los abogados defensores que representan al Padre Orantes y a Margarita López que la ODHA no tenía suficiente "condición jurídica" para actuar como querellante adhesiva en el caso en contra de ellos. Sin embargo, el dictamen no se aplicó a la participación de la ODHA en el caso en contra de tres militares sospechosos. El 18 de mayo, la Juez García acusó a los tres militares sospechosos Lima Estrada, Lima Oliva, y Villanueva, por la ejecución extrajudicial del Obispo Gerardi. El cargo de "ejecución extrajudicial" a diferencia del cargo de asesinato, generalmente se reserva para miembros de las fuerzas de seguridad que están de alta, aunque Lima Estrada no estaba de alta en 1998. La decisión de la Juez se basó ampliamente en el testimonio de Rubén Chanax Sontay, quien dice que los tres militares acusados estaban en o cerca de la escena del crimen la noche del asesinato. A finales de julio, la testigo Juana del Carmen Sanabria, la ex administradora de la casa parroquial del Obispo Gerardi, salió del país debido a amenazas de muerte. Un total de siete jueces, fiscales, y testigos han salido del país debido a amenazas e intimidación en el caso. El 1 de agosto, Lima Oliva se vio involucrado en un disturbio en la prisión y recibió heridas leves. El denunció que otros reos estaban tratando de matarlo, pero los otros reos denunciaron que él empezó la pelea y que estaba tratando de tomar el control de la celda. Durante la trifulca, varios artículos, incluyendo un planificador/organizador, desapareció de la celda de Lima Oliva y después se encontraron en posesión de los fiscales del Ministerio Público, a quienes Lima Oliva acusó de ser los actores intelectuales del disturbio con el propósito de "robarle" los documentos. El 7 de agosto, la Juez García otorgó libertad condicional a Margarita López, permitiéndole esperar el juicio bajo arresto domiciliar y no en la cárcel. Otro examen médico ordenado por el 6 tribunal en agosto confirmó que la mala salud del Padre Orantes requería que él continuara hospitalizado. Después de que una juez se excusara por una supuesta amistad con Lima Estrada y otro juez renunciara después de haber sido retado por la ODHA por prejuicio, en julio se constituyó un panel de tres jueces para oír el caso en juicio, con el Juez Eduardo Cojulún presidiendo, al que se le unieron la Juez Jazmín Barrios y Carlos Chin. Varias apelaciones y mociones presentadas por la defensa en julio retrazaron el juicio en contra de los cinco acusados desde octubre hasta principios del 2001. Los fiscales reconocieron públicamente que están tras una teoría de motivo político para el juicio que está próximo, argumentando que Gerardi fue asesinado por miembros actuales o antiguos del ejército con la ayuda del Padre Orantes y Margarita López. MINUGUA confirmó múltiples denuncias de la Juez García y otros colegas judiciales, fiscales, testigos, y el personal de la ODHA de varias amenazas y actos de intimidación, incluyendo amenazas telefónicas, vigilancia electrónica, y observación por parte de individuos desconocidos que los persiguen a pie o en carros (ver secciones 1.e. y 4.) Las negociaciones continuaron respecto a la indemnización para la familia de Pedro Sas Rompich, quien fue asesinado en 1996 por José Obdulio Villanueva Arévalo, mientras Villanueva era guardaespaldas del entonces Presidente Arzú. Desde entonces Villanueva ha cumplido una condena de prisión conmutable por el asesinato y pasó la mayor parte del año en la cárcel como uno de los cinco sospechosos de la muerte del Obispo Gerardi. Una compensación por daños ordenada por el tribunal a ser pagada por Villanueva a los sobrevivientes de la víctima continuaba pendiente. El 28 de abril, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) anuló un veredicto de la corte de apelación de diciembre 1999 en el caso de la masacre de Xamán, en que una patrulla del ejército entró en una comunidad de refugiados retornados en Xamán, Alta Verapaz, en octubre de 1995, matando a 11 personas e hiriendo a otros 30. La Corte de Apelación había encontrado inocentes a 15 miembros de la patrulla y recondenó a los 10 miembros restantes a una condena de 12 años de prisión. El fiscal había apelado la decisión de la Corte de Apelación, considerando que las condenas eran muy suaves. La decisión de la CSJ reenvió el caso a un tribunal de sentencia para un nuevo juicio. Para finales del año, el caso continuó siendo retrazado por apelaciones que deben ser resueltas antes de que empiece el nuevo juicio. El juicio original fue el más largo en la historia del país y estuvo marcado por varias amenazas de muerte y actos de intimidación en contra de jueces, fiscales, testigos, y miembros de la familia de las víctimas. Los ex oficiales policíacos condenados a muerte en 1996 en lo que se llamó el caso de la patrulla No. 603 continuaban a la espera de ser ejecutados pendientes del resultado de varias apelaciones presentadas por su abogado defensor. El caso empezó cuando en 1995 se asesino y se trato de asesinar a personas en lo que pareció ser una operación de "limpieza social", durante la cual se vieron involucradas personas señaladas como socialmente indeseables (ejemplo, miembros de maras, delincuentes locales, o convictos que habían sido puestos en libertad de la cárcel), éstos fueron encontrados muertos en circunstancias que sugieren que la matanza fue planeada y realizada por un grupo organizado. Asimismo, no hubo avance en el caso que se relacionaba ante la CIDH. El asesinato en agosto de 1994 de cuatro trabajadores en la finca La Exacta por parte de la policía continuaba en investigación, y el caso penal continuaba suspendido. Las partes continuaban buscando una resolución a través de los procedimientos amistosos para resolver casos de la CIDH. Las negociaciones continuaron respecto al arreglo de los cargos pendientes del tribunal de 7 trabajo, con intervención del Ministerio de Trabajo y la Comisión Presidencial de Derechos Humanos (COPREDEH) para instalar un Tribunal de Conciliación para resolver la disputa. El Centro para la Acción Legal de Derechos Humanos (CALDH) continuó representando las familias de los fallecidos, los heridos, y aquellos que perdieron sus trabajos y hogares durante el desalojo ilegal. El 9 de agosto, el Presidente Portillo firmó un acuerdo con la CIDH en el cual el Gobierno reconocía su responsabilidad por la falta de justicia en el caso y prometió pagar compensaciones y buscar que se siga con la investigación penal en contra de aquellos responsables de la violencia. Un dictamen de la corte de apelación continuó pendiente en el caso del asesinato en 1994 del Presidente de la Corte de Constitucionalidad Epaminondas González Dubón. Tanto el fiscal como la defensa apelaron algunos aspectos de la condena por el asesinato en mayo de 1998 de Marlon Salazar y Roberto Antonio Trabanino, quienes estaban cumpliendo una condena de 27 años en prisión por el crimen para finales del año. Un tercer sospechoso, Mario René Salazar, seguía libre. El 8 de agosto, otro sospechoso implicado en el asesinato de González Dubón, Elser Omar Aguilar, fue encontrado muerto en el baúl de un carro en la Ciudad de Guatemala. Su cuerpo mostraba señales de tortura. En febrero una corte de apelación reafirmó la condena de 14 años en prisión por narcotráfico impuesta en julio de 1999 al ex Teniente Coronel Carlos René Ochoa Ruiz, de quien se sospechaba ampliamente que fue el autor intelectual del asesinato de González Dubón. Los abogados de la defensa en el caso del asesinato de la antropóloga Myrna Mack Chang continuaron presentando apelaciones para retrasar los procedimientos, y las cortes continuaron sin resolver esas apelaciones en una manera oportuna. En enero de 1999, el Juez Henry Monroy ordenó un juicio para los tres oficiales militares de alto rango acusados de ordenar el asesinato en 1990: General jubilado Edgar Augusto Godoy Gaitán, Coronel Juan Velencia Osorio, y Coronel Juan Guillermo Oliva Carrera. Se retrasó un juicio que originalmente estaba calendarizado para principios del año debido a apelaciones presentadas por los abogados defensores. El 27 de marzo, la hermana de Myrna Mack, Helen Mack Chang, se reunió con representantes de la CSJ para averiguar por qué no había una decisión respecto a la apelación de la defensa presentada el 4 de noviembre de 1999, casi 5 meses antes (la ley establece un límite de 30 días para resolver tales apelaciones.) Los representantes de la CSJ no tenían una respuesta a eso para la reunión del 27 de marzo, pero el 29 de marzo, anunciaron que ellos realmente habían emitido una decisión en la apelación el 23 de marzo. Esa decisión denegó la apelación e impuso una multa de aproximadamente $130 (1,000 quetzales) al abogado defensor por presentar una apelación frívola. El 31 de marzo, el abogado defensor presentó otra apelación, esta vez para apelar la decisión de la CSJ del 23 de marzo. El 8 de mayo, esa apelación fue reconocida por la Corte de Constitucionalidad, que fijó el 11 de mayo para una audiencia sobre los méritos. Sin embargo, la Corte todavía no había resuelto la apelación para finales del año. El miembro del EMP Noel de Jesús Beteta, quien confesó el asesinato, continuó cumpliendo su condena de 30 años. El 3 de marzo, el Gobierno firmó un acuerdo con la CIDH en el cual aceptaba la responsabilidad por el asesinato de Myrna Mack así como de la denegatoria de justicia y propuso un arreglo amistoso, que fue rechazado por Helen Mack. Una comisión compuesta por un jurista guatemalteco y un experto internacional fue establecida bajo los auspicios de la CIDH para monitorear el debido proceso en el caso. En noviembre, el Gobierno alcanzó un arreglo con la Corte Interamericana de Derechos Humanos para pagar compensaciones a los sobrevivientes de la matanza de 1990 de tres niños callejeros -Julio Roberto Caal Sandoval, Jovito Josué Juárez Cifuentes, y Anstraun Villagrán-- y dos adultos indigentes, Federico Clemente Figueroa Tunchez y Henry Giovanni Contreras, por parte de 8 oficiales de la policía (ver secciones 4 y 5.) En diciembre de 1999, la Corte dictaminó que había suficientes pruebas de que los oficiales de la policía Samuel Rocael Valdés y Nestor Fonseca eran responsables por las muertes. El tribunal también dictaminó que el Gobierno no protegió los derechos de las víctimas y que no les proporcionó justicia. El 9 de agosto, el Gobierno firmó un acuerdo ante la CIDH en el cual aceptaba la responsabilidad por la falta de justicia en las desapariciones sin resolver en 1989 de 10 estudiantes universitarios, 5 de los cuales fueron encontrados muertos después, y prometió negociar un arreglo amistoso con los sobrevivientes de las víctimas, incluyendo compensaciones y el procesamiento penal de los responsables. El 11 y 12 de agosto, la Corte Interamericana realizó audiencias para establecer la suma de la compensación para las familias de las víctimas en el caso de la "panel blanca"; la decisión de la Corte seguía pendiente para finales del año. Por aparte, el Gobierno también ofreció entrar en negociaciones para un arreglo con los sobrevivientes de las víctimas. En marzo 1998, la Corte había encontrado al Gobierno responsable del caso, en el que miembros de la ahora desmantelada Guardia de Hacienda habían secuestrado y después liberado o asesinado a 11 personas en 198788. En el caso de la masacre militar de 1982 en las Dos Erres, Petén, los fiscales lograron conseguir la reubicación en el extranjero de dos testigos claves y sus familias a cambio de su testimonio en contra de sus antiguos camaradas del ejército. El 17 de marzo, los ex Sargentos Favio Pinzón Jerez y César Franco Ibáñez testificaron ante un juez acerca de la masacre de más de 200 civiles desarmados el 6-8 de diciembre de 1982, en la aldea Dos Erres. En sus declaraciones ellos implicaron a varios ex camaradas y dieron recuentos detallados de la masacre, antes de salir del país bajo la protección de testigos del Ministerio Público. Basados en su testimonio, los fiscales obtuvieron órdenes de arresto en contra de 16 ex miembros de la patrulla del ejército implicada. Los abogados defensores eventualmente debatieron 10 de esas órdenes de captura, argumentando que sus clientes deberían estar protegidos contra el procesamiento de acuerdo a de la Ley de Reconciliación Nacional, la cual otorga una amnistía limitada para ciertos actos cometidos durante el conflicto interno. La Corte de Constitucionalidad otorgó mandatos temporales en contra de las órdenes de captura para que se pudiera tomar una decisión con respecto a las peticiones basados en sus méritos. El 7 de julio, una corte de apelación determinó que las peticiones no tenían mérito y las denegó. La defensa apeló ese dictamen en la Corte de Constitucionalidad, donde una decisión continuaba pendiente para finales del año. La PNC no ejecutó seis de las órdenes de captura, ni presentó las órdenes al ejército, a pesar de que muchos de los sospechosos seguían de alta en el ejército en ese tiempo. El 4 de diciembre, el fiscal públicamente instó a la PNC a tomar acción con respecto a las órdenes de cuatro militares sospechosos, incluyendo a Vicente Alfonso Bulux, Santos López Alonzo, y Fredy Antonio Samayoa Tobar. El Sargento Mayor del Ejército Manuel Pop Sun, quien fue arrestado en abril y después puesto en libertad bajo requerimiento judicial temporal, siguió siendo el único individuo que ha sido arrestado en el caso de las Dos Erres para finales del año. El 14 de junio, Pop Sun apareció en las Oficinas de MINUGUA denunciando que el ejército lo había encarcelado en un hospital militar, que lo habían mantenido drogado con medicinas antipsicóticas, y que estaban tratando de matarlo porque él tenía conocimiento de la masacre de Dos Erres. Pop Sun prestó su testimonio a los fiscales a cambio de la protección de testigos, pero después saltó de una ventana en el segundo nivel de un edificio del Ministerio Público. Los fiscales enfatizaron que Pop Sun estaba libre para partir en cualquier momento, ya que su participación en el programa de protección de testigos era voluntaria. Su comportamiento tan raro hizo que surgiera especulación acerca de la intención verdadera de su oferta para testificar, y continuó siendo un sospechoso en 9 el caso para finales del año. En su 11o Informe de Derechos Humanos publicado en agosto, MINUGUA mencionó la presencia de observadores de la Inteligencia Militar cuando trataron de entrevistar a Pop Sun en el Centro Médico Militar. MINUGUA también descubrió que Pop Sun había sido medicado excesivamente mientras permaneció en el hospital militar y concluyó que su tratamiento allí llegaba a niveles de tortura y abuso. El 3 de marzo, el Gobierno firmó un acuerdo ante la CIDH en el que reconocía su responsabilidad institucional por la masacre de las Dos Erres. Representado por COPREDEH, el Gobierno buscó negociaciones para un arreglo con los sobrevivientes de las víctimas, quienes estaban representados por dos ONGs --Familias de Desaparecidos en Guatemala (FAMDEGUA) y el Centro para la Justicia y la Ley Internacional. En esas negociaciones, el Gobierno acordó en principio procesar agresivamente a los autores intelectuales y materiales de la masacre, pagar compensaciones y otras ayudas comunitarias para los sobrevivientes, crear un documento histórico que recuenta lo que pasó en las Dos Erres, y erigir un monumento en honor de las víctimas. Esas negociaciones continuaron a finales del año, con las compensaciones como el foco central. El 1 de diciembre, de acuerdo con las recomendaciones de la CIDH y la Corte Interamericana, el Gobierno creó una Comisión Especial para Ubicar e Identificar a Familiares y Víctimas de la masacre de las Dos Erres. El 7 de diciembre, un monumento a las víctimas de la masacre de las Dos Erres fue erigido en el cementerio de la Aldea Las Cruces. El 1 de febrero, una corta de apelaciones en Cobán sustituyó las penas capitales por condenas de 50 años en la cárcel. Las penas de muerte habían sido dictadas por un tribunal de sentencia en octubre de 1999 en contra de tres ex miembros de las Patrullas de Auto Defensa Civil (PAC) por las masacres en marzo de 1982 en Río Negro y Agua Fría, dos aldeas en Rabinal, Baja Verapaz. La Corte de Apelaciones dio a los tres acusados, Carlos Chen, Francisco González Gómez, y Fermín Lajuj, 30 años de cárcel por cada uno de los dos asesinatos comprobados en el tribunal, para un total de 60 años de cárcel; sin embargo, la ley establece una condena máxima de cárcel de 50 años. En junio, un sobreviviente de la masacre de Río Negro, quien fue adoptado y criado por una familia extranjera, regresó por primera vez. Ella se reunió con los miembros sobrevivientes de su familia e hizo un llamado al Gobierno para que se compensara a los sobrevivientes empobrecidos de las masacres del tiempo de conflicto. El 2 de mayo, CALDH presentó cargos en nombre de 10 comunidades en Quiché y Chimaltenango cuyos ciudadanos fueron masacrados por fuerzas de seguridad del gobierno entre octubre 1981 y marzo 1982, y que dieron como resultado 850 muertos. La demanda denuncia crímenes, incluyendo genocidio, cometido por el alto mando del régimen del ex Presidente Fernando Romeo Lucas García. Adicionalmente a Fernando Lucas García, la demanda también acusa a su hermano (ex Jefe del Estado Mayor Presidencial) Benedicto Lucas García y al ex Ministro de la Defensa Luis René Mendoza. Para finales del año, los fiscales habían avanzado en su investigación. La demanda es el primer caso de genocidio que se presenta en un tribunal guatemalteco y es una precursora de una demanda similar que CALDH planea hacer en contra del régimen del ex Presidente de facto y actual Presidente del Congreso, Efraín Ríos Montt. No hubo avance aparente en la recaptura de 12 ex miembros de las PAC condenados en 1999 por la matanza en 1993 de Juan Chanay Pablo en Colotenango, Huehuetenango, quienes fueron liberados en abril de 1999 de una estación de policía por parte de una turba armada con palos, machetes, explosivos caseros, y bombas molotov. Aunque se emitieron órdenes de captura para recapturar a los tres fugitivos, continuaban libres a pesar de que hay informes confiables de que ellos habían regresado a la región de Colotenango y que estaban siendo protegidos por ex compañeros de las PAC. Tampoco hubo avance en la investigación del General de Brigada Luis 10 Felipe Miranda Trejo, quien supuestamente fue el autor intelectual del crimen. Miranda Trejo fue electo para el Congreso en las elecciones de noviembre y por lo tanto goza de inmunidad legislativa y no puede ser procesado. De acuerdo al Gobierno, las negociaciones para un arreglo amistoso entre el Gobierno y los sobrevivientes de las víctimas, ordenado por la CIDH, estaban cerca de ser completadas para finales del año. El Gobierno continuó dando seguridad a varios activistas de derechos humanos en Colotenango de acuerdo con una resolución de la Corte Interamericana. La Corte Suprema ordenó al Ministerio Público conducir una nueva investigación del asesinato en 1993 del periodista y ex candidato presidencial Jorge Carpio Nicolle y tres colegas. El sospechoso Francisco Ixcoy López, ex miembro de las PAC, seguía libre, a pesar de que la familia Carpio lo había ubicado en una ocasión y había informado a las autoridades de su paradero. El caso penal continuaba abierto, pero el Ministerio Público no hizo ningún esfuerzo para avanzar en el caso y la familia de la víctima retiró los cargos. El caso ante la CIDH por la ineptitud del Gobierno para hacer justicia continuaba pendiente para finales del año, así como una moción para enviar el caso a la Corte Interamericana. La familia de Jorge Carpio solicitó la CIDH autorizara que el caso fuera tomado por la Corte, ya que ellos creían que la justicia estaba ausente en los tribunales guatemaltecos. La decisión de la Comisión estaba pendiente para finales del año. El 31 de enero, un tribunal condenó a ex miembro de las PAC Vicente Cifuentes López por homicidio en 1985 del periodista estadounidense Nicholas Blake y lo sentenció a 28 años en prisión. En mayo la policía y los fiscales ubicaron a otros tres sospechosos en el caso en los Cuchumatanes; sin embargo,, el Gobierno no hizo ningún esfuerzo para recapturar a los sospechosos y ellos seguían libres para finales del año. El 30 de marzo, el Gobierno pagó una compensación de $161,000 (1 millón de quetzales) a los sobrevivientes de Blake de acuerdo a lo ordenado por la Corte Interamericana. El 15 de febrero, una corte de apelaciones reconfirmó el veredicto en el cual el ex comisionado militar Cándido Noriega fue encontrado culpable por seis asesinatos en dos casos de homicidio sin premeditación y lo condenó a 220 años de cárcel. El 24 de agosto, la CSJ rechazó una apelación similar y reconfirmó el veredicto de culpabilidad y la condena a 220 años de cárcel. (En 1996 el Código Procesal Penal fue modificado para extender la sentencia máxima por asesinato de 30 a 50 años en prisión. Debido a que el caso inició antes de que este cambio se realizara, la condena conmutable de ejecución por dos asesinatos es de 30 años.) No hubo avance en la investigación ordenada por la corte en la supuesta complicidad con Noriega de Juan Alesio Samayoa, ni en la investigación de los oficiales militares quienes prestaron sus servicios en la llamada Base 20 en Quiché en 1982, de quienes se sospecha fueron los autores intelectuales de algunas acciones de Noriega. El 28 de agosto, un tribunal encontró inocentes a Lázaro Obispo Solórzano López y Henry Orlando Hernández Montepeque del secuestro y asesinato en 1999 del hombre de negocios dedicado a la refinería de petróleo Edgar Ordóñez Porta. Ningún fiscal o querellante adhesivo, ni el hermano de la víctima Hugo Ordóñez Porta, dieron un seguimiento formal al caso en contra de los acusados durante el juicio; al contrario, Hugo Ordóñez presentó testigos y pruebas que aseveraban que miembros de la Inteligencia Militar pudo haber cometido el crimen. Ordóñez también alegó que la Inteligencia Militar condujo una investigación paralela que interfirió significativamente con la investigación oficial y que tal vez había hecho que el Ministerio Público y la PNC conspiraran con un encubrimiento. Además, el 28 de agosto, el tribunal de sentencia reconoció que había una investigación paralela e interferencia, y ordenó una nueva investigación, y dejó el caso abierto con respecto a sospechosos adicionales, incluyendo a varios oficiales 11 militares y de la policía de alto rango, así como al ex fiscal del caso. El motivo del asesinato seguía en la oscuridad. Durante el año, el Fiscal General nombró a Leopoldo Zeissig como fiscal; él revisaba el testimonio para finales del año. No hubo avance en el caso de asesinato en 1997 del Suplente del Congreso Joel Salomón Mendoza Pineda y su sobrino. El caso judicial en contra de dos ex suplentes del Congreso fue disuelto, y no hubo ningún caso pendiente en contra del ex alcalde de Escuintla, sospechoso de ser el autor intelectual. En agosto de 1998, la Corte de Apelaciones confirmó la condena a 50 años de cárcel para las cuatro personas procesadas por el asesinato. En octubre de 1999, la CSJ confirmó la inmunidad de Alfred Reyes y Guillermo Domínguez y determinó que las pruebas en contra de los legisladores eran insuficientes para obligarlos a ir a juicio. El 1 de junio, el Archivo de Seguridad Nacional, una ONG públicamente presentó su documento de dos volúmenes titulado El Ejército Guatemalteco: Lo que Revelan los Archivos Estadounidenses. El volumen uno es una base de datos de los oficiales del ejército guatemalteco y sus posiciones durante el conflicto interno. El volumen dos es una compilación de más de 50 documentos claves desclasificados de los cuales se dice son representativos de los miles de documentos recavados durante el Proyecto de Documentación de Guatemala del grupo, el cual inició en 1994 para apoyar los esfuerzos de la Comisión de Esclarecimiento Histórico para catalogar la devastación del conflicto interno de 36 años. Los activistas de derechos humanos vieron el informe ampliamente como una herramienta para determinar la responsabilidad de los oficiales militares individuales por violaciones específicas de derechos humanos durante el conflicto interno. Hubo poco avance en las investigaciones del "diario militar", un diario aparentemente genuino de la inteligencia militar que documentaba el secuestro, tortura o muerte de 183 personas por parte de fuerzas de seguridad durante el período entre 1983 y 1985. El Archivo Nacional de Seguridad había publicado ese documento en mayo 1999. El Gobierno respondió nombrando 35 fiscales para manejar los casos y un fiscal supervisor designado con una coordinación general. Los investigadores del Ministerio Público avanzaron lentamente durante el año y averiguaron que algunas de las víctimas que se nombran en el documento todavía estaban vivas y establecidas ya sea en el país o en el extranjero. La unidad que compiló el documento no ha sido identificada todavía. Las exhumaciones de cementerios clandestinos continuaron durante todo el año. La mayoría de los cuerpos recuperados han sido de las víctimas de asesinatos militares y paramilitares en los 1980s. Los grupos forenses usan la información obtenida de las exhumaciones para verificar los informes de testigos oculares de las masacres, de los cuales 669 fueron registrados por la Comisión de Esclarecimiento Histórico, y para determinar, por lo menos en general, quien pudo haber sido responsable. La investigación forense y el muestreo de ADN han identificado a algunos de los restos. Las pruebas forenses han sido usadas en algunos casos penales. Durante el año, la Unidad de Antropología Forense de la ODHA exhumó los cuerpos de ocho sitios en Alta Verapaz, Quiché, Santa Rosa, Huehuetenango, y San Marcos. Para septiembre, los trabajadores en estos sitios habían encontrado 419 esqueletos e identificado a 28. Para finales de agosto, el equipo forense de la Oficina de Paz y Reconciliación de la Diócesis de Quiché condujo excavaciones de 44 sitios en Quiché, donde exhumaron un total de 95 restos humanos,, de los cuales 19 eran niños y ninguno fue identificado. Doce de estos sitios (con 28 restos) fueron encontrados dentro del territorio del Convento Parroquial de Joyabaj, que sirvió como sede de un destacamento militar durante los 1980s. Continuaron las amenazas e intimidaciones en contra de las personas que trabajaban en las exhumaciones, pero a niveles menores que en años anteriores. 12 La ODHA reportó intentos por parte de terratenientes para estorbar las exhumaciones en sus propiedades y, en algunos casos, se sospecha que los sitios de cementerios clandestinos habían sido saqueados justamente antes de la investigación. A finales del año, la unidad de antropología forense de la ODHA había cesado de trabajar mientras esperaba un cambio en el financiamiento. Durante agosto, el Equipo Forense de la Oficina de Paz y Reconciliación de la Diócesis de Quiché condujo exhumaciones de 44 diferentes cementerios clandestinos en todo el Departamento de Quiché. En octubre, el fiscal solicitó que el juez cerrara el caso del cementerio clandestino que supuestamente en 1999 había estado en el terreno de las instalaciones de la antigua Policía Militar Ambulante (PMA.) Una excavación en octubre de 1999 no encontró ningún resto humano. Hubo poco avance en la investigación de fragmentos metálicos que se encontraron en el sitio de los cuales los fiscales creen fueron placas usados durante las operaciones clandestinas. Las demoras fueron en parte por la renuncia en enero del fiscal Fernando Mendizábal, quien temió represalias del nuevo Gobierno dirigido por el FRG por su papel en la investigación del círculo nacional de contrabando dirigido por Alfredo Moreno. En diciembre, los informes de prensa sugirieron que la Fundación de Antropología Forense de Guatemala (FAFG) recientemente había desenterrado los restos de 20 personas en un cementerio clandestino localizado cerca de San Martín Jilotepeque, Chimaltenango en lo que fue usado como un puesto militar de 1982 a 1986. El personal de la FAFG supuestamente cree que el cementerio es uno de por lo menos siete en el área. El caso penal iniciado en España en diciembre 1999 por la líder indígena y Premio Nobel de la Paz en 1992, la laureada Rigoberta Menchú Tum, en contra de ocho ex líderes militares y civiles por violaciones a los derechos humanos cometidos durante el conflicto interno de 36 años no fue oído por la corte. La demanda alegaba que los acusados, incluyendo al ex Presidente de facto y actual Presidente del Congreso Efraín Ríos Montt, el ex Presidente y General jubilado Fernando Lucas García, el ex Presidente de facto Oscar Humberto Mejía Víctores, y cinco sospechosos más eran responsables de "crímenes en contra de la humanidad", incluyendo genocidio, tortura, y terrorismo. La demanda citaba 3 casos --el asalto en 1980 de la Embajada de España en el cual más de 30 personas murieron, el asesinato de la madre de Menchú y 2 hermanos, y el asesinato de 4 curas españoles en el curso del conflicto. El 29 de abril, el Juez español Guillermo Ruiz Polanco denegó la tercera moción en 4 meses por parte del Fiscal Pedro Rubira para suspender la demanda de Menchú. Esta moción estaba basada en el argumento que los casos presentados por Menchú efectivamente fueron juzgados con la firma de los Acuerdos de Paz en 1996, lo cual terminó el conflicto interno. (Las mociones anteriores habían sido rechazadas por la falta de jurisdicción española en el caso.) Durante el año, el Juez Ruiz Polanco llamó a varios testigos al estrado en España, incluyendo a la Congresista Nineth Montenegro, al ex Embajador Español en Guatemala Máximo Cajal, al ex miembro de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico Alfredo Balsells Tojo, y al autor Jesuita Ricardo Falla. A principios del año, varias organizaciones e individuos intentaron unirse a la demanda de Menchú, algunas veces tratando de añadir varios crímenes y a varios acusados. Por ejemplo, en abril el Procurador de Derechos Humanos Julio Arango intentó unirse a la demanda con denuncias adicionales en contra de Lucas García y Mejía Víctores. Igualmente, en abril el Grupo de Apoyo Mutuo, una ONG de derechos humanos, añadió a 8 acusados adicionales del régimen de Vinicio Cerezo Arévalo a la demanda de Menchú, acusando a ex líderes militares y civiles por 13 las muertes de 53 estudiantes universitarios entre 1984 y 1990. En mayo, la familia de uno de los cuatro curas españoles cuyos asesinatos constituyen parte de la demanda de Menchú, se unió al caso. El 13 de diciembre, la corte española decidió que no oiría el caso. La decisión se basó en parte al hecho de que no estaba claro que la justicia en este caso no se lograría en Guatemala, ya que un caso de genocidio había sido juzgado por el sistema penal guatemalteco. Los abogados de Mejía Víctores avanzaron muy poco en su contra demanda de Menchú en un tribunal en Guatemala, acusándola de traición, violación de la Constitución, y por no presentar el informe de un crimen en un tribunal guatemalteco sino en uno español. A principios de agosto, la corte española negó la solicitud del fiscal Cándido Bremer de una copia de la demanda de Menchú, la cual Bremer intentaba usar en su investigación de las acusaciones de Mejía Víctores en contra de Menchú. En respuesta, Menchú presentó un informe ante un tribunal guatemalteco en el cual ella defiende su derecho de iniciar una demanda en una corte española, basada en las obligaciones del tratado internacional de Guatemala que establece un procesamiento legal extraterritorial por crímenes en contra de la humanidad y genocidio. La prensa informó en noviembre que la contra demanda en contra de Menchú en Guatemala por parte de abogados de Mejía Víctores había sido cerrada. Menchú y varios miembros del personal de su ONG de derechos humanos, la Fundación Rigoberta Menchú Tum, han sido objeto de varias amenazas de muerte y otros actos de intimidación desde que se presentó la demanda en España. La cantidad de amenazas de muerte en contra de Menchú aumentó cuantitativamente en abril y mayo; así sucedió en general con otros de la comunidad de derechos humanos y periodistas (ver secciones 2.a. y 4.) La intimidación de testigos continuó siendo un problema, aunque en menos cantidad que en 1999; no hubo informes de asesinato de testigos. Por ejemplo, dos testigos en el caso del asesinato del Obispo Gerardi, Rubén Chanax Sontay y Juana del Carmen Sanabria, salieron del país debido a amenazas e intimidación. Varios testigos potenciales fueron intimidados en el caso del asesinato de los líderes sindicales de la Municipalidad de Zacapa, Robinson Morales Canales y Ángel Pineda. Varios testigos en el caso de Ordóñez Porta también fueron amenazados. Hubo alegatos de asesinatos por motivos políticos por parte de hechores que no pertenecen al estado durante el año, y las autoridades demostraron buena voluntad para investigar estos asesinatos. En algunos casos, no hubo suficientes pruebas para concluir si el asesinato había tenido trasfondo político. El 22 de junio, Oswaldo Monzón Lima, Secretario General del Sindicato de 90 miembros de los Conductores de Transporte de Gasolina en Escuintla, fue asesinado. Su cuerpo, con un disparo en la espalda, fue encontrado el 23 de junio en un matorral del otro lado de una autopista donde había abandonado su tanque contenedor. Desde 1998, Monzón Lima había estado involucrado en una disputa con su jefe de aquel entonces, presidente de la Asociación de Transportistas de Combustibles Mario Ortiz Barranco. En 1998 Monzón Lima había denunciado en la policía que Ortiz lo había amenazado que lo mandaría a matar, basado en una demanda en los tribunales de trabajo alegando que Ortiz había despedido ilegalmente a tres líderes sindicales durante las semanas en que se había formado el sindicato. Adicionalmente, Monzón había presentado en el Ministerio de Energía y Minas un archivo que hacía un bosquejo de las irregularidades en la conducta de Ortiz en su negocio de transporte de gasolina, incluyendo su uso de permisos y licencias falsas. El 19 de junio, Monzón se rehusó a aceptar una oferta para arreglar las cosas de parte de Ortiz en la demanda por despidos ilegales. Él fue asesinado 3 días después. Para 14 septiembre la investigación del Ministerio Público procedía normalmente con Ortiz como el principal sospechoso. El 29 de febrero, Erwin Haroldo Ochoa López y Julio Armando Vásquez, dos ambientalistas que trabajaban para la Comisión Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), una agencia de protección ambiental del Gobierno, fueron asesinados afuera de un restaurante en Puerto Barrios, Izabal. MINUGUA mencionó un grave mal manejo de la escena del crimen, incluyendo el hecho de que la policía no permitió que los bomberos dieran primeros auxilios a las víctimas, quienes todavía estaban vivos cuando los bomberos llegaron a la escena, muriendo poco después. La investigación del Ministerio Público eventualmente se enfocó en el Coronel jubilado del Ejército Sergio Otoniel Ponciano, quien era dueño de una compañía privada de seguridad y una finca en un área protegida. En agosto, las autoridades arrestaron a Ponciano y presentaron cargos contra él por el asesinato. Investigaciones por separado por parte de los detectives del SIC y fiscales del Ministerio Público resaltaron la falta de coordinación entre estas dos organizaciones tanto a nivel nacional como local. En octubre, Maura Ofelia Paniagua Corzantes, coordinadora de ley civil de la clínica de derecho en la San Carlos, fue asesinada. Ella estaba encargada de recibir las denuncias penales, particularmente denuncias de violencia en contra de la mujer, en nombre de la Universidad, que se reconoce en la ley de violencia intra familiar. El día antes del asesinato de Paniagua, alguien vino a la puerta a verla; su empleada doméstica le dijo que ella no estaba disponible y la persona se fue. El siguiente día la misma persona regresó y le disparó repetidamente. Para finales del año, el Ministerio Público estaba investigando el caso para determinar un motivo y al sospechoso del asesinato. A diferencia del año anterior, no hubo reportes de supuestas operaciones de limpieza social, ni hubo avances en los casos reportados en años anteriores, solamente en el caso de la Patrulla 603. El 2 de marzo, en una carretera cerca de Cobán, Alta Verapaz, cuatro hombres armados atacaron a un grupo de abogados, personal judicial, representantes de la Oficina del Procurador de Derechos Humanos y a campesinos, dejando a tres personas muertas y a tres heridas. El grupo estaba viajando a una reunión donde planeaban mediar en la disputa entre finqueros y pequeños agricultores acerca del uso de una nueva carretera. Los oficiales de la PNC más tarde arrestaron al finquero Hermelindo Caal Rossi y a un menor no identificado por las muertes. El caso estaba en investigación por parte del Ministerio Público para finales del año. El 4 de mayo, José Anancio Mendoza García fue encontrado muerto en un pozo en Camotán, Chiquimula. Su cuerpo presentaba señas de muchas heridas que indicaban que él había sido asesinado. Mendoza García era un ex candidato de la Alianza Nueva Nación (ANN) para alcalde en Camotán, también era líder del Concejo de Comunidades Indígenas Runujel Junam (CERJ), una organización indígena de derechos humanos prominente. No hubo un motivo claro del asesinato, pero los colegas de Mendoza de la CERJ y de la ANN concluyeron en que su muerte tuvo motivos políticos. Hubo poco avance en la identificación de un motivo o un sospechoso para finales del año. Se lograron algunas condenas después de un juicio por casos pasados de asesinatos por motivos políticos, pero muchos casos continuaron sin resolución, incluyendo los asesinatos en 1999 de los líderes sindicales de la Municipalidad de Zacapa Robinson Morales Canales y Ángel Pineda. 15 El 27 de julio, un tribunal condenó al ex alcalde de Santa Cruz Silverio Pérez de León y al ex concejal municipal Justo López a 50 años de cárcel por sus papeles como autores intelectuales del asesinato en Mayo de 1998 del alcalde en funciones Luis Yat Zapeta. El ex tesorero Cayetano Álvarez Velásquez fue encontrado inocente. Los fiscales convencieron a los tribunales que el crimen se había cometido en venganza por el esfuerzo exitoso de Yat para remover a Pérez de León del despacho de alcalde por cargos de corrupción. Una apelación del veredicto del tribunal estaba pendiente para finales del año. Bernardino Zapeta Vicenta, Tomás Zapeta Ixcoy, y Manuel Pacajoj Mejía, de quienes se sospecha son autores materiales del crimen, estaban en prisión por un robo sin relación. En el caso del asesinato de la Fiscal de Retalhuleu, Shilvia Jerez Romero de Herrera, el 7 de agosto, el Tribunal 7o. de Apelaciones confirmó la sentencia de muerte dictada por un tribunal de sentencia en octubre de 1999 al miembro de la Banda Agosto Negro Tirso Román Valenzuela Ávila. En esa decisión, la corte de apelación modificó el veredicto del tribunal de sentencia con respecto a Jorge Ever López Monroy, a quien también dio la pena capital, y Waldemar Hidalgo Marroquín y Jaime Raúl Quezada Corzo, cada uno de los cuales recibió una condena de 50 años de cárcel por el asesinato en mayo de 1998. Previamente, ellos habían sido dados en libertad por el tribunal. La CSJ confirmó la sentencia de muerte para Valenzuela Ávila y confirmó las sentencias de 50 años en prisión para los otros tres acusados. Los fiscales determinaron que el asesinato en enero de 1999 de un supuesto miembro de una mara Olman Alexis Viera Rodríguez, y el asesinato en mayo de 1999 del líder del Frente Democrático Nueva Guatemala (FDNG) Roberto González Arias no tuvieron motivos políticos. Los fiscales continuaron investigando los asesinatos en 1999 de los líderes sindicales de la Municipalidad de Zacapa Robinson Morales Canales y Ángel Pineda, quienes habían protestado por violaciones a derechos laborales y corrupción de la Alcaldía de Zacapa. Los fiscales no hicieron esfuerzos aparentes para continuar investigando al ex Alcalde de Zacapa Carlos Vargas y Vargas, su piloto, o su guardaespaldas, quienes se cree ampliamente fueron los autores intelectuales y materiales de los asesinatos. El 3 de febrero, la policía arrestó a Carlos Aníbal Paz Gordon, un ex empleado de una compañía que pertenece a unas personas que son allegadas del Alcalde Vargas, como el sospechoso autor material del crimen. El supuesto cómplice de Paz Gordon, Carlos Ramiro Mende Aldana, continuaba libre para finales del año. El juicio contra Paz Gordon estaba calendarizado originalmente para el 15 de febrero, pero fue retrazado por un cambio de fiscal y una serie de mociones y audiencias con respecto a pruebas antes del juicio. El 5 de octubre, el tribunal sentenció a Paz Gordon a 20 años de prisión. Varios miembros del Sindicato de Trabajadores de la Municipalidad de Zacapa denunciaron que habían recibido amenazas de muerte, así como sucedió con varios testigos claves potenciales. MINUGUA reportó en 1999 que los fiscales en Zacapa manejaron muy mal varios aspectos de la investigación en contra de los autores materiales. Seis meses después del secuestro y asesinato en mayo de 1999 de Tomás Tol Salvador, un líder de la FDNG en Quiché y activista de derechos humanos de la CERJ, una organización indígena, los tribunales finalmente ordenaron la exhumación el 18 de enero de un cuerpo no identificado. Se confirmó que el cuerpo era de Tol Salvador. No se identificaron sospechosos y no se ha establecido un motivo claro para finales del año; el caso siguió bajo investigación. En el asesinato en mayo de 1999 del ex Juez Herberto Zapata Gudiel, los fiscales solicitaron un cierre provisional del caso mientras ellos reúnen pruebas adicionales en contra del principal sospechoso Elmer Ezequiel Hernández Salazar. Además, los fiscales descartaron la posibilidad de 16 que Zapata hubiera estado involucrado en narcotráfico. El caso seguía pendiente para finales del año. Dos supuestos sospechosos fueron identificados, pero el juez cerró el caso provisionalmente en contra de ellos pendiente del descubrimiento de más pruebas. La investigación en el caso de asesinato en 1999 del sacerdote maya Raúl Coc Choc permaneció provisionalmente cerrado por falta de pruebas, aunque los fiscales continuaron su investigación. Coc Choc era un líder de la Asociación Nacional de Sacerdotes Mayas; miembros de la junta directiva informaron que él había recibido varias amenazas de muerte por teléfono antes de su muerte. El Ministerio Público había acusado a Julián Chonay Buc y Josefina Cristal Costop por el crimen, pero el juez cerró provisionalmente el caso por falta de evidencia. El Ministerio Público ha solicitado una reconstrucción de la escena del crimen para reabrir el juicio. No hubo avances en la investigación del asesinato en agosto de 1999 de la socióloga María Ramírez Sánchez. Porque Ramírez era empleada de la misma organización en la que trabajaba la antropóloga Myrna Mack al ser asesinada por razones políticas en 1990, los grupos de los medios de comunicación y derechos humanos especularon que Ramírez había sido asesinada por motivos también políticos. Sin embargo, para finales del año, los fiscales todavía no habían establecido el motivo ni habían identificado a los posibles hechores; la investigación continuaba. Un sabor aumentado de inseguridad pública provocado por una situación en deterioro de crimen violento y un brote de amenazas contra periodistas, trabajadores de derechos humanos, y personal judicial, contribuyó a algunas operaciones de supuesta limpieza social. Durante la primera mitad del año, varios cuerpos fueron hallados en los alrededores de la Ciudad de Guatemala con señales de tortura y muerte violenta, incluyendo cuerpos decapitados. Casi todos los cuerpos fueron de hombres jóvenes, muchos con tatuajes de maras, lo cual causó que algunos observadores de derechos humanos sospecharan que el Gobierno estaba conduciendo una operación de limpieza social en contra de miembros de maras u otros criminales. Otros argumentaron que las muertes fueron producto de luchas entre maras, posiblemente relacionadas con el narcotráfico. En su 11o. Informe de Derechos Humanos, MINUGUA mencionó operaciones aparentes de limpieza social en Siquinalá, Escuintla, en las cuales grupos armados secuestraron, torturaron, o mataron a varios individuos. Las autoridades carcelarias informaron que el 8 de mayo, los convictos Gumercindo López Salazar y Elvin Arnulfo Sosa Flores se escaparon de la prisión y mataron a un guardia en el proceso. El siguiente día, se encontró el cadáver de López en un río con señales de tortura y mutilación. Una autopsia preliminar de un médico forense de la judicial concluyó que la víctima había sido asesinada --una conclusión que fue descartada por el Ministerio Público en una autopsia de seguimiento efectuada por su propio doctor. Adicionalmente, no estaba claro si la muerte de López había sido antes de la hora en que supuestamente escapó de la prisión, trayendo así dudas de si el escape podría haber sido un simulacro para camuflagear una muerte extrajudicial. En su 11o. Informe de Derechos Humanos,, MINUGUA concluyó que el Ministerio Público no hizo una investigación total desde su inicio. En 1999 la ODHA y CALDH presentaron cargos en contra de ex líderes del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) por los supuestos asesinatos de cinco ex guerrilleros del EGP. Los cargos fueron iniciados después de que parientes de los miembros del EGP quienes habían desparecido a principios de los 1980s rompieron las negociaciones con los ex líderes guerrilleros del EGP que pretendían determinar el paradero de los restos. CALDH después interrumpió el proceso legal después que las negociaciones continuaron. En agosto, la ODHA reportó que el caso seguía en la fase de investigación, con una exhumación planeada en Nicaragua para buscar los cuerpos de los 17 miembros del EGP, basados en información recibida de testigos potenciales. De acuerdo a la ODHA y CALDH, a finales del año el caso fue suspendido a petición de las familias de las víctimas. La cantidad de intentos de linchamiento y muertes decayó considerablemente durante el año, y la PNC detuvo varios de éstos. Sin embargo, la frustración popular con la inhabilidad del Gobierno para controlar el crimen y de los tribunales para asegurar una pronta justicia, así como la tradición de represión extrajudicial del crimen durante los años de los gobiernos militares, llevaron a violencia de las turbas y linchamientos. Desde que MINUGUA comenzó a contabilizar los linchamientos en 1996, ha registrado un total de 337 casos. De estos, 75 casos han ido a juicio, y 17 condenas han sido dictadas. De estas condenas, 7 fueron absoluciones y 10 fueron veredictos de culpabilidad. Para finales del año, solamente un individuo había empezado a cumplir su condena en prisión. MINUGUA reportó 52 linchamientos durante el año (incluyendo 24 linchamientos y 28 intentos de linchamiento), que dieron como resultado 32 muertes y 83 personas heridas. Estas cifras son considerablemente menores a las de 1999, cuando hubo 105 linchamientos (71 linchamientos y 34 intentos), que dieron como resultado 48 muertos y 188 personas heridas. Hubo menos linchamientos durante la primera mitad del año; esto lo atribuyen varios observadores principalmente a las elecciones y al inicio de una nueva Administración de Gobierno, y en parte al despliegue incrementado de la PNC en las áreas rurales y a una mayor intervención de la PNC y otras autoridades. Mientras la policía tuvo éxito al rescatar a algunas víctimas de ataques de las turbas, muchos observadores estuvieron de acuerdo en que sus esfuerzos para detener o prevenir los linchamientos se vieron beneficiados enormemente cuando la organización estableció más vínculos efectivos con las comunidades indígenas (ver sección 5.) MINUGUA comenta que los linchamientos son cada vez más eventos premeditados y planificados. Continuaron los casos en los que funcionarios municipales u otros líderes locales estuvieron involucrados en intentos de linchamiento. Como en años pasados, las turbas generalmente mataron a las víctimas por crímenes relacionados con tierras o por sospechar que eran miembros de maras. Una vasta mayoría de los ataques se llevaron a cabo en áreas rurales en las comunidades mayas del occidente y del centro. Generalmente estos eran comunidades donde, durante el conflicto interno, se acostumbraba que las PACs condujeran audiencias populares en la plaza del pueblo y después ejecutaban públicamente a los supuestos criminales o guerrilleros. El 29 de abril, unos 500 residentes de Todos los Santos Cuchumatán, Huehuetenango, apedrearon hasta la muerte a un turista japonés y quemaron al piloto guatemalteco que lo conducía. Aparentemente el incidente fue resultado de temores locales basados en rumores de que un grupo satánico pretendía realizar una junta en el área en ese tiempo. Las autoridades reaccionaron rápidamente, eventualmente arrestando a un total de 13 sospechosos. El 13 de agosto, tres de los sospechosos fueron acusados formalmente de asesinato y asalto; la investigación continuaba para finales del año, sin una fecha para el juicio. El 8 de julio, una turba atrapó a ocho hombres en una vía de acceso obstaculizada cerca de Xalbaquiej, Chichicastenango, Quiché. Las víctimas fueron sacadas de sus carros, rociadas con gasolina, y quemadas porque se sospechaba que portaban armas y drogas. Las autoridades identificaron rápidamente y emitieron órdenes de captura para 12 sospechosos líderes del círculo de la turba. Representantes de 30 comunidades vecinas amenazaron con venganza no específica en contra del Gobierno si se cumplía con las órdenes de captura; para finales del año, la PNC no había ejecutado las órdenes de captura. Mientras el sistema de justicia ha sido lento para condenar y aprisionar a los hechores de los linchamientos, el Gobierno ha demostrado una voluntad y habilidad aumentada para investigar y 18 procesar a los ofensores. Hubo varios arrestos y varias condenas en contra de líderes de turbas linchadoras durante el año. El 25 de mayo, un tribunal sentenció a cuatro hombres a 41 años y 8 meses de cárcel a cada uno por el linchamiento en 1999 de dos víctimas en Chisec, Alta Verapaz. El 10 de mayo, tres individuos recibieron sentencias de 30 años en prisión y el 2 de junio, un vigilante fue sentenciado a 50 años de cárcel y otros dos recibieron condenas de 33 años de cárcel por un linchamiento en octubre de 1997 en Comitancillo, San Marcos. El 19 de diciembre, el Tribunal de Sentencia de Sololá condenó a Diego Tzaj Cuc a 50 años de cárcel con dos sentencias de 25 años cada una por el asesinato en enero de 1997 durante un linchamiento en Nahualá de Cristóbal Tambriz Ixtama y Diego Crisóstomo Cotí Gómez. La condena vino después que el fiscal de distrito de Sololá apeló una decisión del 14 de junio que encontraba a Tzaj Cuc inocente. La Corte Novena de Apelación llegó a un acuerdo con el fiscal y ordenó un nuevo juicio en el cual Tzaj Cuc fue condenado. Otros tres sospechosos en el caso esperaban ser juzgados para finales del año: Francisco Boluz López, Cruz Sojom Cotí, Alonzo Tulul Guarchai y Francisco Traj Tay. Para finales del año, 10 hombres y 1 mujer estaban calendarizados para ser juzgados por el linchamiento en junio de 1997 de 9 personas en Barreneché, Sololá. Con la ayuda de MINUGUA, el Gobierno inauguró una nueva campaña anti linchamientos dirigidas a esas áreas específicas donde han ocurrido linchamientos. Durante el año, unos 50 talleres han sido realizados en los pueblos, y en estos lugares no habían habido más linchamientos para finales del año. En coordinación con la inauguración del programa, el Presidente de la CSJ José Quesada Fernández reprobó fuertemente los linchamientos en una declaración pública y prometió apoyar y proteger al personal judicial que tenían amenazas de la población local cuando los hechores de los linchamientos eran traídos a los tribunales. Adicionalmente, el Instituto Guatemalteco de Turismo (INGUAT) promueve una campaña que incluye talleres educativos para prevenir los linchamientos. La PNC desarrolló un plan operacional anti linchamientos que hace un bosquejo de los procedimientos para los oficiales cuando confronten un linchamiento. Hubo varias críticas de que la PNC todavía tiene que hacer despliegues significativos de su plan operacional o aprovechar a los oficiales que hablan un idioma indígena para fomentar buenas relaciones con las comunidades que ellos patrullan. Algunos observadores también han criticado las campañas nacionales anti linchamiento porque les falta suficiente enfoque o coordinación con las comunidades rurales. A pesar de las mejoras en la respuesta del Gobierno para detener los linchamientos y castigar a los responsables, el sentimiento creciente de inseguridad pública por la ola de crimen violento lleva a varias comunidades a formar Comités Locales de Seguridad --como lo establece la Ley de la Policía Nacional Civil-- para protegerse de la actividad criminal. Estas organizaciones fueron creadas principalmente en el Departamento de El Quiché, con otros en Baja Verapaz, Sololá, Huehuetenango, y San Marcos. En una conferencia de prensa en noviembre, el Director de la PNC Rudio Lecsán Mérida anunció que los Consejos serían implementados en 31 municipalidades como una medida para extender la efectividad de la policía. Adicionalmente hubo reportes no confirmados de que grupos armados no cubiertos por los estatutos de los Consejos se han organizado en varias comunidades. Asimismo, hubo informes no confirmados de que estos grupos sin control ni regulación fueron responsables de asesinatos, torturas, y operaciones de limpieza social. Continuó la preocupación de que los ex miembros de las PAC estuvieran algunas veces involucrados en linchamientos. B. Desapariciones No hubo informes confiables de desapariciones forzadas atribuidas a las fuerzas de la policía. 19 El 7 de mayo, agentes del SIC y la PNC vestidos de particular detuvieron a Adelso Carrillo Leiva, Rigoberto Pineda Agustín, y Mynor Pineda Agustín en San Benito, Petén. Durante el interrogatorio por un supuesto secuestro, los sospechosos fueron cubiertos de los ojos y llevados a una ubicación remota, después fueron amenazados, golpeados, y torturados. Ellos regresaron a San Benito sin Mynor Pineda, y su paradero seguía desconocido para el 30 de junio, lo cual sugería ser una desaparición forzada. Una investigación de MINUGUA indicó que miembros de la PNC y SIC trataron de incriminar a los tres sospechosos por el secuestro falsificando pruebas y documentos. Además la policía aparentemente llevó a los sospechosos a la escena del crimen para denunciar que los habían capturado con las manos en la masa. El Ministerio Público no hizo ningún intento serio para investigar o resolver el crimen. Un auto de habeas corpus emitido el 10 de mayo fue respondido por el juez en el Tribunal de Sentencia de San Benito, pero no se encontró a Mynor Pineda ni ninguna información de su paradero. No hubo avance en la desaparición en febrero de 1998 de Francisco González Vásquez, la cual fue atribuida a dos oficiales policiales de Zacapa. A pesar de que hubo una orden de captura en agosto de 1998 para arrestar al Inspector Marvin Rolando Gómez Noguera por los cargos de "abuso de autoridad y amenazas", nunca se le ha arrestado. La PNC lo transfirió a un puesto en Tecún Umán, San Marcos (al otro lado del país.) La Oficina del PDH reportó 10 denuncias de desaparición forzada durante el año, comparado con 12 en 1999, y 18 en 1998. MINUGUA reportó dos denuncias de desaparición forzada durante el año, comparado con una en 1999 y una en 1998. Hubo un informe confiable de una desaparición por motivos políticos. El 7 de abril, la Profesora Mayra Gutiérrez Hernández de la Universidad de San Carlos (USAC) desapareció. La comunidad de derechos humanos, la familia y amigos de Gutiérrez llegaron a la conclusión que su desaparición fue por motivos políticos, dado que ella se dedicaba a activismo social y actividades políticas, que incluían investigación social en adopciones internacionales, derechos de la mujer, y una gama de asuntos de derechos humanos. Ellos también acusaron a los fiscales de sabotaje en la investigación al perseguir teorías inexactas de que Gutiérrez era un miembro activo de una organización guerrillera y que había salido voluntariamente o que había sido secuestrada por sus camaradas guerrilleros. Estas teorías fueron repetidas públicamente por funcionarios de Gobierno de alto rango, incluyendo al entonces Ministro de Gobernación Guillermo Ruiz Wong, añadiendo así combustible a las sospechas de una conspiración de la derecha. Durante su propia investigación, MINUGUA encontró pruebas de que personas asociadas con la inteligencia militar estaban regando rumores e información equivocada para distraer la investigación oficial, mientras personas cercanas a Gutiérrez inexplicablemente alteraron o removieron pruebas valiosas y dieron información falsa a los fiscales del Ministerio Público. Sin embargo, hubo indicaciones fuertes de que la investigación del Ministerio Público no era completa ni objetiva. El 28 de noviembre, la ONG Grupo de Apoyo Mutuo solicitó un mandato especial de la CSJ para que condujera una investigación del caso debido a la falta de información que había sido hecha disponible a la fecha por parte de las autoridades. El 7 de diciembre, la Corte Suprema otorgó a la PDH una condición especial como investigador en el caso hasta febrero de 2001. Los casos de desapariciones de alto perfil de años recientes continuaron sin resolución para finales del año. Por ejemplo, no hubo avance en la investigación de la desaparición en abril 1999 de un líder indígena prominente y miembro del partido FDNG Carlos Coc Rax. Tampoco hubo avance en los casos de desaparición de Arnoldo Xi, un activista de derechos indígenas y campesinos que supuestamente fue baleado y secuestrado en marzo de 1995; Lorenzo Quiej Pu, un activista de derechos humanos que desapareció en enero 1994; y Juan José Cabrera (Mincho), 20 el comandante guerrillero que supuestamente fue capturado por el EMP en 1996 mientras tomaba parte en un secuestro. El 10 de agosto, la ODHA publicó su reporte acerca de niños desaparecidos desde el conflicto armado. El informe declaraba que de los casos documentados, 86 por ciento fueron "desapariciones forzadas" y el 14 por ciento restante fueron atribuidas a causas diversas asociadas con el conflicto, tales como comunidades que escaparon al ataque. De los casos documentados de desapariciones forzadas, el ejército era responsable del 92 por ciento de los casos; las PAC eran responsables del 3 por ciento; las guerrillas eran responsables del 2 por ciento; y el 3 por ciento restante no pudo ser atribuido a nadie. En 68 por ciento de las desapariciones forzadas, niños y niñas fueron llevados directamente a un puesto militar de alguna clase. Aproximadamente 93 por ciento de las víctimas eran niños mayas, la mayoría entre las edades de 1 y 4 años. La suerte del líder guerrillero Efraín Bámaca Velásquez, quien desapareció después de un encuentre en marzo 1992 entre el ejército y la URNG, sigue siendo un misterio. El 5 de diciembre, la Corte Interamericana dictaminó que el Gobierno era culpable de violar la integridad y libertad personal de Bámaca, y sus derechos a la vida, a la personalidad jurídica, y a la protección legal. Además encontró en este caso, que el Gobierno violó convenciones internacionales de derechos humanos, específicamente la Convención en contra de la Tortura. La Corte ordenó al Gobierno investigar, identificar públicamente y procesar a los responsables, y otorgar compensaciones por las violaciones. No hubo avance aparente en el caso penal de 1998 presentado por Adriana Portillo Bartow por el secuestro y desaparición en 1981 de sus dos hijos y otros cuatro miembros de su familia. El juicio nombró como acusados al ex Ministro de Gobernación Donaldo Álvarez Ruiz, al ex Director de la Policía Nacional German Chupina Barahona, y a Pedro García Arredondo, el ex jefe del Comando Seis (una fuerza policial urbana contrainsurgente vestidos de particular.) García Arredondo fue reelecto como alcalde de Nueva Santa Rosa en las elecciones de noviembre 1999 y por lo tanto goza de inmunidad. C. Tortura y Otros Tratos o Castigos Crueles, Inhumanos o Degradantes La Constitución garantiza la integridad y seguridad de la persona y prohíbe la tortura física o psicológica de los prisioneros; sin embargo, hubo informes confiables de tortura, abuso, y otros malos tratos por parte de miembros de la PNC, aunque en menos cantidad que en años anteriores. Estas denuncias típicamente involucraban el uso excesivo de fuerza durante arrestos, interrogatorios, u otras operaciones policiales. Los detectives de la SIC continuaron torturando y golpeando a los detenidos durante interrogatorios para obtener confesiones forzadas. El Gobierno y la PNC mostraron una mayor voluntad y habilidad para investigar, procesar, o de alguna otra forma castigar a los oficiales que habían cometido abusos. La PNC transfirió casos de supuesta tortura al Ministerio Público. Hubo un aumento importante en la cantidad de víctimas asesinadas con señales de tortura o trato cruel, en ubicaciones lejanas como El Petén, la frontera con Honduras, Escuintla, y la Ciudad de Guatemala, lo que llevó a algunos observadores a sospechar de operaciones de limpieza social (ver sección 1.a.) La Oficina del PDH no reportó denuncias de tortura durante el año, comparado con cuatro denuncias en 1999 y dos en 1998. En su 11o. Informe de Derechos Humanos, MINUGUA investigó 13 denuncias de tortura, de las cuales 12 fueron confirmadas. La mayoría de estos casos involucraba abuso o malos tratos de sospechosos y detenidos por parte de oficiales de la PNC o detectives de la SIC. La PNC algunas veces castigó el uso de fuerza excesiva o ilegal por parte de 21 oficiales, pero más a menudo los ofensores fueron transferidos a una ubicación diferente. En varios casos, hubo evidencia confiable de que oficiales de la PNC y sus superiores alteraron documentación, falsificaron pruebas, sobornaron e intimidaron a las víctimas y testigos, o de otra manera obstruyeron la investigación o proceso legal de la mala conducta policial. Algunos oficiales de la PNC acusados de crímenes evadieron el castigo al huir de la justicia. El 25 de noviembre, el director de la PNC dijo que la organización tenía "cero tolerancia de actos ilegales o de violaciones de derechos humanos por parte de oficiales de la policía." A finales de octubre, 215 oficiales de la PNC habían sido dados de baja, mientras otros 537 oficiales estaban bajo investigación en los tribunales. El 3 de febrero, oficiales de la PNC en Nueva Santa Rosa, Santa Rosa, arrestaron a Juan Carlos Zepeda Herrera por ebriedad en la vía pública. Varios vecinos presenciaron el arresto, pero cuando el padre de Zepeda fue a la estación de la policía a preguntar por su hijo, un oficial antiguo negó saber algo del arresto. El día siguiente, Zepeda apareció en el fondo de un barranco de 15 metros con varios huesos rotos y otras heridas de gravedad. La ORP y el Ministerio Público llegaron a la conclusión que los oficiales que lo habían detenido eran responsables del hecho, pero se logró poco avance en el caso en contra de ellos para finales del año. El 9 de febrero, Augusto Marroquín Carreto fue tomada de su celda en el centro de detención de Quetzaltenango por detectives de la SIC y luego lo interrogaron acerca de su supuesto involucramiento en la muerte de otro prisionero. Los detectives lo golpearon y lo torturaron hasta que confesó. Varios oficiales de alto rango de la PNC y la SIC asistieron al interrogatorio. El 5 de febrero, los oficiales de la SIC de Quetzaltenango torturaron a Pablo Albani Edelman Bethancourt y Alex Guillermo Reyes Monterroso para que confesaran su membresía en una mara de roba carros asfixiándolos con capas de hule y golpeándolos. El 13 de febrero, en Jocotenango, Sacatepéquez, Carlos Samayoa Olayo fue arrestado dentro de su casa y golpeado severamente por oficiales de la PNC sin tener órdenes de captura. El fue llevado a la cárcel a pesar de que era evidente que su salud se estaba deteriorando rápidamente. Eventualmente, fue llevado al hospital, donde lo operaron para quitarle parte de su intestino debido a golpes en el estómago. Los oficiales de la PNC falsificaron una orden de captura para justificar el uso de la fuerza y ocultaron el hecho de que lo habían arrestado ilegalmente. Un juez liberó a Samayoa y la PNC inició procedimientos disciplinarios en contra de los oficiales responsables, pero la investigación del Ministerio Público no logró presentar cargos criminales para finales del año. Casa Alianza informó que a pesar de que la cantidad de incidentes de abuso de niños de la calle era más o menos igual a los niveles de 1999, se habían cometido relativamente menos abusos por parte de miembros de las fuerzas de seguridad. La mayoría de los actos de violencia en contra de niños de la calle fueron cometidos por individuos, guardias de seguridad privada, o en casos de violencia entre maras o relacionados con drogas entre los niños de la calle. Casa Alianza informó solamente un caso de abuso a niños de la calle por parte de la PNC, en el que varios oficiales supuestamente habían amenazado e intimidado a cinco niños de la calle. Los procesos legales y condenas por crímenes en contra de niños de la calle continuaron siendo muy raras. No hubo informes de que la policía hubiera usado fuerza excesiva durante desalojos de campesinos sin tierras que ocupaban fincas en un intento por obtener tierra durante el año. Debido a confrontaciones violentas en el pasado, el Gobierno continuó su política de asegurar órdenes de desalojo de un tribunal, informando a los ocupantes del desalojo, y enviando un contingente de policía levemente armado para dar fin a la ocupación usando el diálogo y persuasión verbal. El 22 Ministerio de Gobernación realizó varios desalojos sin incidentes durante el año usando esta política. A pesar de esta táctica mejorada, el 7 de marzo, la policía y unos invasores se encontraron durante un desalojo cerca de Villa Nueva, cuando la policía usó gas lacrimógeno para subyugar a los invasores que aventaban piedras. En una operación similar, la policía tuvo un encuentro con invasores en El Petén el 11 de diciembre. Unas 21 personas resultaron heridas durante un desalojo violento de unas 300 familias invasoras. La policía usó gas lacrimógeno para dispersar a la turba. El público continuó experimentando dificultades para demostrar o asegurar títulos de propiedad de tierras, y se logró un avance para la consecución de una reforma agraria genuina. El 27 de abril, la organización paraestatal Fontierras firmó un acuerdo de préstamo de $31 millones con el Banco Mundial para dar títulos de propiedad a campesinos en el departamento de El Petén. La Cooperación entre las organizaciones paraestatales Fontierras y Contierra juntó las funciones relacionadas de compra de tierras y resolución de conflictos por tierra, que son la raíz de muchos linchamientos y violencia rural (ver sección 1.a.) La alianza resolvió unos 89 conflictos durante el año. La emisión de títulos de propiedad por parte de Fontierras ha afectado a unas 5,400 familias; la demanda de estos servicios es más o menos unas 55,000 familias. La corrupción continuó siendo un problema, y hubo denuncias confiables de involucramiento de oficiales policiales individuales en actividades criminales; contrario al año pasado, no hubo denuncias confiables de involucramiento de policías en secuestros. Las autoridades arrestaron a algunos oficiales policiales y continuaron tomando acciones en contra de los oficiales que habían estado comprometidos en actividades ilegales, refiriendo algunas violaciones al sistema de justicia penal en vez de simplemente imponer castigos administrativos. Sin embargo, algunos observadores denunciaron que en vez de disciplinar a sus oficiales la PNC a menudo solamente los transfería a una ubicación diferente en el país. Las transferencias son comunes en la práctica y son usadas para evitar problemas personales, corrupción, y cuestiones de malos tratos a detenidos. La impunidad entre policías que cometieron abusos siguió siendo un problema grave. Se requiere que todos los miembros de la PNC llenen los requisitos de la educación mínima y pasen un examen de admisión. Los oficiales de la antigua PN que desean integrarse en la PNC tienen que completar exitosamente un curso de re-entrenamiento de 3 meses. De acuerdo con MINUGUA, existen 1,200 ex empleados de la PN que todavía tienen que recibir la capacitación. Asimismo, existían procedimientos de tamizaje para detectar a posibles violadores de derechos humanos y oficiales involucrados en actividades criminales. Los nuevos reclutas tenían que completar un curso de capacitación de 6 meses antes de ser puestos de alta. El curso de capacitación, desarrollado con la ayuda de MINUGUA, países extranjeros, y organizaciones internacionales, incluye componentes extensos de derechos humanos. Sin embargo, algunos observadores denunciaron que el curso de re-entrenamiento no era suficientemente riguroso y que relativamente pocos miembros de la PN eran tamizados durante el re-entrenamiento, permitiendo la incorporación de algunos miembros de la PN pobremente calificados a las filas de la nueva PNC. De acuerdo con los Acuerdos de Paz, ex miembros del ejército son elegibles para solicitar posiciones en la PNC pero se les requiere que soliciten como otros civiles y que completen el curso de capacitación de 6 meses que es requisito para todos los civiles. Sin embargo, el Gobierno incorporó algunos ex miembros del ejército y la antigua PMA a las filas de la PNC al completar solamente el curso más corto dirigido para actuales miembros de la PN. Un número total de 10,144 oficiales de antiguas fuerzas de seguridad han tomado el curso de re-entrenamiento desde su iniciación. Los antiguos miembros de la PMA no estuvieron sujetos a un proceso de selección pero fueron tamizados cuidadosamente antes de ser aceptados para ingresar al programa. Aunque 23 los planes del Gobierno eran tener a 20,000 miembros de la PNC de alta en el país para finales de 1999, los pocos recursos limitaron ese número a unos 16,700 para finales del año. De acuerdo a un informe de MINUGUA de junio, los oficiales de la PNC cubrieron 307 de 331 municipalidades. Aproximadamente 39 por ciento son nuevos reclutas, y 61 por ciento son introducidos de organizaciones existentes. Aproximadamente 10 por ciento de la fuerza policial son de sexo femenino. En agosto una promoción de 999 nuevos reclutas se graduaron de la Academia Policial. La Oficina de la PNC de Responsabilidad Profesional (ORP) maneja investigaciones internas de mala conducta por parte de oficiales policiales. A pesar de una cantidad mayor de oficiales policiales de alta en todo el país, y menos aprehensión pública para presentar denuncias en contra de la policía, la cantidad total de tales denuncias siguió siendo más o menos la misma a la del año pasado. Hubo señales de que la ORP incrementó su independencia, profesionalismo, y efectividad, a pesar de la experiencia y recursos limitados. Sin embargo, hubo casos aislados en los que los investigadores de la ORP aparentemente participaron en encubrimientos de mala conducta policial. La ORP recibió un total de 1,581 denuncias durante el año, comparado con 1,517 denuncias en 1999. Hubo 222 denuncias de abuso de autoridad, 104 de robo, 43 de homicidio, 141 de corrupción, 108 de conducta inapropiada, 107 de amenazas, y 72 de detenciones ilegales. En los casos que pruebas suficientes sugerían que se habían cometido actos criminales, los investigadores de la ORP los remitieron al Ministerio Público para ser investigados más a fondo y para ser procesados legalmente. Entre enero y finales de octubre, la PNC despidió a 215 oficiales. Para finales del año, se habían presentado cargos en contra de un total de 594 oficiales. Para finales del año, la ORP había cerrado 870 casos, comparado con 153 casos en 1999. Las investigaciones encontraron a 345 oficiales culpables y había exonerado a 525 oficiales. La mayoría de observadores consideraron que la PNC era mejor que la PN. En 1998 la PNC aceptó a unos 60 candidatos a policía de comunidades indígenas en la región Ixil -aproximadamente 30 de ellos se graduaron en el primer intento-para asegurar que el personal de la PNC en esas comunidades podría comunicarse en el idioma local y que podría operar eficientemente en esas comunidades. De acuerdo con MINUGUA, aproximadamente 7 por ciento de los oficiales de la PNC hablan un idioma indígena. Sin embargo, parece que un porcentaje alto de oficiales que si hablan idiomas indígenas trabajan fuera del área geográfica de su idioma en particular. Ningún miembro activo del ejército sirve en el comando de la policía, pero el 21 de marzo, el Congreso promulgó una ley que permite al Gobierno emplear al ejército para continuar apoyando a la policía temporalmente para responder a la ola de violencia actual. En 1998 y 1999, el Presidente Arzú había ordenado al ejército apoyar a la policía temporalmente. Mientras estas medidas fueron populares políticamente, dada la preocupación del público por el crimen y la inseguridad, éstas dejaron abierta la posibilidad de un involucramiento renovado del ejército en las funciones de seguridad interna, un papel que está prohibido por los Acuerdos de Paz. Bajo la nueva ley, el personal militar no está subordinado claramente al control de la policía durante operaciones o patrullas conjuntas. Ha habido poco avance en el caso de la Hermana Dianna Ortiz, quien fue secuestrada, torturada, y violada sexualmente por un grupo de hombres armados en noviembre de 1989. El fiscal del caso, Braulio Guzmán, renovó sus esfuerzos para finalizar la fase de investigación del juicio a pesar de que ha habido dificultades logísticas. El tribunal está ganando poder para cerrar el caso por falta de pruebas si no se presenta algo más. 24 La situación carcelaria siguió siendo difícil pero en general la vida de los reos no se ve amenazada. Hubo por lo menos una muerte en el sistema penitenciario causante de que los observadores sospecharan de limpieza social por parte de agentes gubernamentales (ver sección 1.a.) El sistema penitenciario continuó sufriendo de falta de recursos, particularmente en las áreas de seguridad carcelaria e instalaciones médicas. En noviembre el Gobierno informó que la capacidad de las cárceles en todo el país era de 6,170 personas y que aproximadamente habían 6,700 reos. La mayoría de los reos no están cumpliendo condenas sino que están en la cárcel esperando un juicio. Los detenidos que esperan un juicio a menudo están separados de los que ya han recibido una condena. Muchos son puestos en libertad ya sea por buena conducta o porque nunca se les dicta una sentencia. Algunas instituciones estaban super poblada; por ejemplo, en agosto el Centro de Detención Preventiva para Hombres en la Ciudad de Guatemala tenía más o menos un 75 por ciento más de su capacidad. En febrero dio inicio un proyecto para mejorar la infraestructura de la prisión, incluyendo mejoras a los muros perimetrales para evitar más fugas e instalación de mejor sistema de agua, electricidad, sanidad, y sistemas de emergencia. En la primavera, se abrió una nueva cárcel de máxima seguridad. Los prisioneros continuaron quejándose por la comida. La corrupción -especialmente relacionada con las drogas-estaba diseminada. Los guardias de la prisión a menudo reportaron intentos de fuga y otras manifestaciones del malestar de los presos. De acuerdo con informes de la prensa, en diciembre aproximadamente 1,100 prisioneros tomaron el control temporalmente del interior en las instalaciones principales de detención en la Ciudad de Guatemala, para hacer un llamado por mejores condiciones de vida y acceso a visitas. La frecuencia de relajos en las prisiones continuó siendo un asunto de preocupación pública, aunque el número de fugas exitosas parece haber declinado. Varios convictos que se escaparon fueron recapturados eventualmente. El ejército continuó proporcionando seguridad perimetral en varias cárceles, como lo ha hecho desde 1998. Las 433 prisioneras mujeres en el sistema penitenciario generalmente son retenidas en instalaciones separadas de los hombres. Las instalaciones de detención por migración ilegal no siempre separan a las prisioneras de los reos hombres. En agosto una mujer denunció que había sido violada sexualmente mientras permaneció en prisión; sin embargo, no quiso cooperar con las autoridades que mostraron voluntad de investigar el caso. El Gobierno permitió el acceso a las cárceles a los miembros de las familias. Los niños menores son detenidos en prisiones separadas. De acuerdo al informe de diciembre de MINUGUA, existen solamente cinco instalaciones de detención juvenil en el país; aproximadamente 39 por ciento de los niños que están en estas instalaciones han buscado protección y no han cometido ninguna ofensa. El Gobierno permite las visitas a las prisiones por parte de inspectores independientes de derechos humanos. D. Arresto Arbitrario, Detención o Exilio La ley prohibe el arresto y la detención arbitrarias; sin embargo, frecuentemente hubo informes confiables de arrestos sin órdenes judiciales, detenciones ilegales, y fracaso para adherirse a límites de tiempo prescritos en procedimientos legales. En la práctica, los oficiales que llevaban a cabo los arrestos frecuentemente fracasaron en satisfacer los requisitos legales. La Constitución establece que se presente una orden de captura de un tribunal al sospechoso antes de arrestarlo a menos que fuere encontrado in fraganti cometiendo el crimen. La policía no puede detener a un sospechoso por más de 6 horas sin llevar el caso ante un juez. Una vez el sospechoso ha sido 25 arraigado, el fiscal generalmente tiene 3 meses para completar su investigación y presentar el caso en los tribunales. La ley también establece que debe haber acceso a abogados y a fianza. No existe información completa y confiable de la cantidad de detenciones arbitrarias, aunque la mayoría están de acuerdo en que las fuerzas de seguridad rutinariamente ignoran los autos de habeas corpus en casos de detención ilegal. La PDH reportó 46 denuncias de detención ilegal durante el año, comparado con 20 en 1999 y 18 en 1998. De octubre 1999 hasta junio, MINUGUA investigó unos 31 casos de detención ilegal o arbitraria, y confirmó 23. De acuerdo con el informe de diciembre de MINUGUA, aproximadamente 95 por ciento de los niños detenidos fueron capturados sin orden judicial. Las cantidades del Gobierno indicaron que aproximadamente 61 por ciento de los encarcelados están esperando un juicio. La ley establece un límite de 3 meses en prisión antes del juicio; sin embargo, detenciones más largas ocurren rutinariamente. Los prisioneros a menudo estuvieron en prisión después del juicio o de haber sido declarados libres. Los prisioneros algunas veces no fueron puestos en libertad en forma oportuna después de completar sus condenas debido al fracaso de los jueces para emitir las órdenes judiciales necesarias o por otros problemas burocráticos. La Constitución prohibe el exilio, y éste no se practica. E. Denegatoria de un Juicio Público Justo La Constitución garantiza un sistema judicial independiente; sin embargo, el sistema judicial a menudo fracasa en proporcionar juicios justos debido a deficiencia, corrupción, personal insuficiente y falta de fondos, e intimidación de jueces, fiscales, y testigos. La respuesta de los tribunales a las violaciones de derechos humanos, así como a la actividad criminal en general, ha sido inadecuada, aunque durante el año el Gobierno logró condenas en unos pocos casos importantes de derechos humanos de años anteriores. Sin embargo, muchos casos de derechos humanos de alto perfil seguían pendientes en los tribunales por largos períodos ya que los abogados defensores abusaron del sistema empleando numerosas apelaciones y mociones que retrasaban el proceso, por las cuales raramente fueron sancionados. Los tribunales algunas veces se tomaron meses para resolver apelaciones evidentemente frívolas. Hubo varias denuncias confiables de corrupción, manipulación, e intimidación en la judicial. Hubo también denuncias confiables de investigaciones paralelas de la inteligencia militar --en los casos de asesinato del Obispo Gerardi y de Ordóñez Porta-- que interfirieron con los esfuerzos del sistema de justicia para investigar o procesar legalmente a los responsables (ver sección 1.a.) Los jueces y fiscales continuaron recibiendo amenazas que llevaban la intención de influenciar las decisiones actuales o como represalias por decisiones pasadas. Las amenazas de muerte e intimidaciones a la judicial fueron extremadamente comunes en la mayoría de casos que involucraban violaciones a los derechos humanos, particularmente cuando los acusados habían sido o eran miembros del ejército, comisionados militares, o miembros de las PAC; los testigos a menudo son intimidados también cuando testifican. Por ejemplo, el fiscal jefe y su personal en el caso de asesinato del Obispo Gerardi continuaron reportando que sus teléfonos estaban intervenidos, que eran objeto de vigilancia, y de frecuentes amenazas de muerte. Adicionalmente, por lo menos dos jueces y miembros del sistema judicial en el caso Gerardi reportaron amenazas e intimidación, incluyendo vigilancia (ver sección 1.a.) Con pocas excepciones relativamente, los querellantes adhesivos, testigos, fiscales, y juristas involucrados en casos de alto perfil en contra de miembros del ejército reportaron amenazas, intimidación y vigilancia. Un informe de marzo de 26 la Comisión de Derechos Humanos de la ONU declara que a muchos jueces y fiscales se les niegan los seguros médicos porque las amenazas e intimidación que reciben hacen que sus empleos sean muy peligrosos. El Gobierno apartó más recursos para la seguridad física de la judicial, incluyendo el otorgamiento de detalles de protección para el juez y por lo menos algunos miembros del equipo de la fiscalía en el caso Gerardi y los testigos de los casos de SITRABI y Dos Erres (ver secciones 1.a. y 6.a.) El Gobierno también dedicó más recursos para proporcionar protección a testigos en el extranjero para testigos claves en los casos Gerardi y Dos Erres (ver sección 1.a.) De acuerdo con un artículo de prensa de noviembre, el Ministerio Público gastó aproximadamente $800,000 (6 millones de quetzales) en su programa de protección de testigos, y estaba revisando los criterios con los cuales se acepta a los testigos en este programa. La judicial está compuesta por la Corte Suprema de Justicia (CSJ), las cortes de apelaciones, los tribunales de sentencia, y los tribunales de primera instancia (que funcionan como grandes jurados.) También hay tribunales de jurisdicción especial tales como los tribunales de trabajo y los de familia; estos también están bajo la jurisdicción de la CSJ. La Corte de Constitucionalidad es independiente de resto de la judicial. La Constitución establece que el Congreso elige a los magistrados de la CSJ y de la corte de apelaciones cada 5 años de listados preparados por paneles compuestos por magistrados activos, representantes del Colegio de Abogados, los decanos de las facultades de derecho, y los rectores universitarios. En octubre 1999, se escogieron nuevos magistrados para la CSJ y Corte de Apelaciones en un proceso de selección que era más participativo y transparente que antes, a pesar de algunas acusaciones que los partidos políticos intentaban llenar las cortes con sus simpatizantes antes de las elecciones generales de noviembre 1999. Existen varios tribunales en las comunidades en as áreas indígenas rurales (ver sección 5.) Durante el año, 18 jueces cuyos contratos de 5 años no habían sido renovados colectivamente, presentaron una petición ante la Corte de Constitucionalidad, que todavía estaba pendiente para finales del año. El Código Procesal Penal de 1994 establece la presunción de inocencia, el derecho de estar presente durante el juicio, el derecho de defensa, el derecho de acogerse al criterio de oportunidad, y la posibilidad de libertad bajo fianza. Los juicios son públicos, permitiendo a las víctimas, miembros familiares, y grupos de derechos humanos observar el proceso. Las sentencias son emitidas por un panel de tres jueces. El Código Procesal Penal introdujo los juicios orales; sin embargo, solamente aquellos abogados que se graduaron desde entonces han tenido capacitación verdadera en juicios orales. El código también garantiza el derecho a un intérprete para los que lo necesiten; sin embargo, en la práctica esta provisión raramente se cumple debido a limitaciones presupuestarias y de otra clase (ver sección 5.) Durante el año, algunos nuevos intérpretes fueron contratados, y la Oficina de la Defensoría Pública empezó a contratar abogados que hablan idiomas indígenas y los asignó a las áreas donde pueden usar sus habilidades bilingües para defender a acusados que no hablan español. El Ministerio Público, el cual es independiente del Ejecutivo, puede iniciar procedimientos penales por sí mismo en respuesta a una denuncia. Partes privadas pueden participar en el proceso legal de casos penales como querellantes adhesivos. Investigaciones largas y mociones procesales frecuentes por parte de la defensa y la fiscalía a menudo llevan a una detención larga antes del juicio (ver sección 1.d.) Los tribunales mostraron poca voluntad para ejercitar discreción para denegar mociones frívolas o invalidas. Como consecuencia, las partes continuaron usando tales mociones como tácticas de retraso, frecuentemente deteniendo los juicios por varios meses o hasta varios años. La deficiencia y corrupción en los tribunales, Ministerio Público, y la policía continuaron impidiendo el funcionamiento adecuado del sistema judicial y socavando el derecho a un debido proceso. La Corte Suprema continuó buscando la suspensión de jueces y conduciendo 27 investigaciones penales por irregularidades en los casos bajo su jurisdicción. De acuerdo con estadísticas gubernamentales, hasta agosto 1999 (último período con cantidades disponibles), la Corte Suprema impuso 1,215 sanciones en contra de miembros de la judicial por ofensas que iban desde una simple irregularidad hasta conducta ilegal. De esas sanciones en contra de jueces, 1,159 fueron por irregularidades, 66 fueron advertencias, 9 jueces fueron despedidos, y 1 fue suspendido. Los magistrados 13 hallazgos de irregularidades. El Ministerio Público ha sido obstaculizado en sus esfuerzos para investigar crímenes e identificar a los ofensores por equipo y entrenamiento inadecuado, carga de trabajo excesivo, y pocos investigadores. Los fiscales continuaron susceptibles a la intimidación y corrupción. Adicionalmente el fracaso del Gobierno para delinear claramente la responsabilidad por la investigación de crímenes entre la PNC o el Ministerio Público llevó a una lucha interna y competencia entre estas organizaciones, así como la duplicidad de recursos para la investigación. Fue difícil atraer personal calificado hacia los tribunales porque se ofrecían salarios bajos, pero un aumento en los sueldos para jueces atrajo a más candidatos de mayor calibre. El 2 de diciembre 1999, entró en vigencia la nueva ley para carreras legales, satisfaciendo un objetivo principal de los Acuerdos de Paz. Esa ley establece un sistema para regular el ingreso, términos del cargo, promoción, capacitación, medidas disciplinarias, y otras actividades de jueces y magistrados, así como apoyo para su profesionalismo e independencia. La nueva ley fue diseñada para acelerar los juicios y reducir la corrupción al reconocer y proteger a los jueces competentes mientras se crean mecanismos para remover a los corruptos. Se establecieron un Comité de Consejería para la Carrera Judicial y un Comité Disciplinario, como los llama la nueva ley, y se contrató personal de capacitación permanente para lo que ahora se llama Unidad de Capacitación Institucional del Consejo de la Carrera Judicial. Este establece un curso obligatorio de 6 meses para todos los jueces nuevos en el puesto. El Consejo es responsable de seleccionar a los jueces así como de disciplinarlos de acuerdo a los criterios de sanciones de la ley. La ley de 1999 también establecía un Consejo de Revisión de Compañeros, el cual ha estado en operación desde mediados del año. El panel revisa las acusaciones traídas por el público, litigantes, y otras fuentes, investiga las denuncias, toma acciones administrativas cuando es apropiado. El panel había revisado docenas de casos para finales del año, que dieron como resultado sanciones que iban desde cartas para llamar la atención hasta despidos. En cooperación con donantes extranjeros, el Gobierno continuó sus esfuerzos para reformar el sistema judicial, y hubo mejoras importantes en todo el año. Por ejemplo, el 18 de julio, se inauguró una nueva Unidad del Ministerio Público para Admisión de Casos en la Ciudad de Guatemala, que redujo el promedio de tiempo de espera para presentar una denuncia de varias horas a aproximadamente 10 minutos. Se inauguró una nueva Unidad del Ministerio Público para Víctimas con médicos y enfermeras con turnos de 24 horas para atender víctimas de violación sexual y de otros crímenes y para recopilar información para sus casos. Uno de los esfuerzos de reforma más exitosos ha sido la creación de "centros de justicia", que reúnen a jueces, defensores públicos, fiscales, practicantes privados de derecho, policías, representantes municipales, oficiales del ejército, y la sociedad civil en un proyecto de equipo para buscar la resolución de problemas. Los centros han instalado sistemas modernizados de sumarios de procedimiento y archivo de casos en los tribunales, incrementando así la eficiencia y servicio público mientras disminuyen la corrupción en la desaparición de archivos. Los centros están ubicados en Zacapa, Quetzaltenango, Escuintla, Nebaj (Quiché), El Petén, Santa Eulalia (Huehuetenango), y Santa Cruz del Quiché (que abrió en abril.) Centros adicionales en Huehuetenango, Cobán, Chiquimula, Puerto Barrios, San Marcos, y Sololá están calendarizados para abrir sus puertas a mediados del 2001. La Corte Suprema extendió el modelo administrativo 28 de los centros de justicia a los tribunales de sentencia en la capital creando un despacho nuevo de Oficinista de Tribunal, el cual ha modernizado el procesamiento de casos, incrementado la transparencia, y mejorado el servicio al cliente. Bajo el sistema antiguo, los tribunales parecían mercados en los que personas podían sobornar a los oficiales de la corte para que "perdieran" su archivo --un sistema que resultaba en impunidad casi completa para aquellos con suficiente dinero. Las personas podían sobornar a la corte para que "perdiera" el archivo de personas que estaban en prisión a la espera de un juicio, asegurando así que esa persona seguiría en la cárcel indefinidamente. Con la instrumentación del sistema de rastreo de casos computarizado y centralizado, el número de casos desaparecidos ha bajado de aproximadamente 1,000 por año a 3 casos desde que el nuevo sistema fue introducido. En los tres casos desaparecidos, los individuos nombrados en las denuncias han sido identificados y están bajo investigación. Los prospectos para ocupar cargos de juez y los jueces asistentes asistían a cursos especiales en la Escuela de Estudios Judiciales; de este grupo de personas capacitadas se escogían a los solicitantes que optaban a las vacantes en el sistema judicial. Desde 1994 el Gobierno ha expandido la presencia del sistema judicial en todo el país; para finales del año, había jueces en más de 300 de las 331 municipalidades en todo el país. A pesar de algunos avances, todavía queda mucho por hacer para reformar el sistema judicial y establecer un estado de derecho efectivo, como lo mandan los Acuerdos de Paz. Muchas de las deficiencias estructurales y de procedimiento del sistema judicial habrían sido tratadas por las reformas constitucionales propuestas, cuyo proyecto de ley fue derrotado en una consulta popular en mayo de 1999. La Comisión Nacional para el Fortalecimiento de la Justicia, la cual fue creada después de los Acuerdos de Paz, está cada vez más activa; en julio anunció su plan estratégico, y subsecuentemente creó varios subcomités para trabajar en la instrumentación. La Comisión se reunió semanalmente durante el año para considerar reformas al código penal para ayudar a los jueces de paz a resolver disputas locales. Comenzado en Agosto, los residentes de pequeños pueblos en Quiché empezaron a realizar juicios legales según sus tradiciones, supuestamente basados en la ley indígena maya, en los cuales los líderes comunitarios imponían castigo corporal en vez de linchar a los supuestos malhechores (ver sección 1.a.) Por ejemplo, el 17 de agosto, líderes de varias aldeas pequeñas cerca de Zacualpa, Quiché, juntaron a un gentío de 350 residentes y citaron a representantes de la PNC, el Ministerio Público, y de la Oficina del Procurador de Derechos Humanos para que sirvieran como testigos. Ellos entonces realizaron un juicio legal según sus costumbres y condenaron a 2 hermanos sospechosos de robo a 25 latigazos con un azote, les afeitaron las cabezas, y los hicieron prometer que nunca volverían a hacer daño a la comunidad. Supuestamente los dos hombres aceptaron la responsabilidad de sus crímenes y su padre fue designado para administrar los azotes. (Cerca de Zacualpa también ocurrió uno de los peores linchamientos en 1999, en el cual cinco sospechosos de maras fueron muertos por una turba que al mismo tiempo tomó cautivos a varios oficiales de la PNC para evitar que ellos interfirieran en el linchamiento.) Los funcionarios gubernamentales y los encargados de hacer cumplir la ley censuraron los juicios legales comúnmente realizados como ilegales y enfatizaron la necesidad de que todos los criminales sospechosos sean procesados a través del sistema judicial. No hubo informes de prisioneros políticos. F. Interferencia Arbitraria con la Privacidad, Familia, Hogar o Correspondencia La Constitución garantiza la inviolabilidad del hogar, correspondencia, y documentos privados; sin embargo, persisten los alegatos de que las autoridades muchas veces hacen caso omiso de estas garantías. Elementos de las fuerzas de seguridad, específicamente el EMP, supuestamente continuaron inspeccionando las comunicaciones privadas. El fiscal y su personal en la 29 investigación del asesinato del Obispo Gerardi continuaron reportando vigilancia y que sus comunicaciones estaban intervenidas, y otras organizaciones de derechos humanos reportaron anomalías telefónicas que sugieren intervención de los aparatos de teléfono (ver sección 1.a.) El 7 de mayo, Edgar Gutiérrez, Secretario de Análisis Estratégico de la Presidencia, anunció la existencia de una base de datos de computadora que contenía nombres, información personal, y códigos secretos de más de 650,000 personas. La base de datos parecía haber sido compilada por la inteligencia militar hacía varios años y que una copia permanecía en el sistema de cómputo de la SAE. La SAE proporcionó una copia al Procurador de Derechos Humanos, quien ofreció acceso a la base de datos como un servicio público para aquellos que desearan saber si sus nombres aparecían en la lista. El ejército continuó respetando la orden presidencial emitida en 1994 para suspender la conscripción, incluyendo el reclutamiento forzado, ya que las fuerzas armadas se dieron cuenta que era relativamente fácil reclutar voluntarios masculinos jóvenes de áreas empobrecidas usando incentivos salariales y educativos. Sección 2 Respeto a las Libertades Civiles, que Incluyen: A. Libertad de Expresión y de Prensa La Constitución garantiza la libertad de expresión, y el Gobierno generalmente respeta este derecho en la práctica. Hubo varios informes confiables de que miembros de la prensa fueron objeto de amenazas anónimas e intimidación; y hubo dos denuncias confiables de censura en conexión con el gobierno. No hubo informes de auto censura. Además de la censura regular y abierta de las políticas del gobierno, los medios de comunicación escrita publicaron comunicados de prensa de organizaciones de derechos humanos, sindicatos, y grupos opuestos al Gobierno o sus políticas. La prensa censuró al ejército y a otros sectores poderosos. La prensa asimismo publicó regularmente historias de narcotraficantes con reputación, corrupción oficial, y redes de trabajo de inteligencia clandestina. El Gobierno preparó programas de información pública, los cuales tuvieron que ser puestos al aire en estaciones de radio y televisión. El Gobierno es dueño de los derechos de siete canales de televisión nacional pero no usó ninguno de estos derechos para sacar publicidad al aire. Las cuatro estaciones de televisión nacional del país son propiedad del ciudadano mexicano Ángel González, quien juega un papel importante en la política y proporciona tiempo de aire gratis a los políticos del Frente Republicano Guatemalteco a quienes apoya. Estos canales son criticados fuertemente como monopolios, pro gobierno, e interesados en poner al aire solamente noticias que no son controversiales. A cambio del amplio tiempo de aire gratis para el Frente Republicano Guatemalteco y la denegatoria de acceso al que fuera partido oficial PAN (Partido de Avanzada Nacional), supuestamente González insistió que su cuñado, Luis Rabbé, fuese el candidato del FRG para la alcaldía de la Ciudad de Guatemala. A pesar de que el FRG barrió electoralmente con la mayoría de despachos, Rabbé perdió. Entonces Portillo nombró a Rabbé como su Ministro de Comunicaciones. Para finales del año, ambos Rabbé y otros funcionarios del Ministerio de Comunicaciones fueron objeto de varias acusaciones periodisticas por corrupción. 30 En febrero el periodista José Eduardo Zarco, anfitrión del show de televisión de noticias políticas T-mas de Noche denunció que su programa había sido clausurado por presiones políticas departe del recién inaugurado Gobierno de Portillo. Específicamente, Zarco denunció que el Ministro de Comunicaciones Rabbé presionó a Ángel González para que cerrara el programa porque presentaba mucha crítica del Gobierno. González es el dueño de la estación televisiva que ponía al aire el show de Zarco así como de varias estaciones, a pesar de que la ley prohíbe que extranjeros posean estaciones de radio o televisión y que también la ley advierte que no debe haber monopolios. El Procurador de Derechos Humanos Julio Arango investigó y concluyó que el Gobierno había forzado equivocadamente al programa para que saliera del aire. Arango hizo un llamado para que haya legislación que elimine el monopolio en los medios de comunicación que ostenta González. El Gobierno negó su responsabilidad por el cierre del programa e invitó al Relator Especial de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la Libertad de Expresión, Santiago Cantón, para que condujera una investigación del incidente. El 12 de abril, Cantón llegó al país para una visita de 3 días, después de su estadía él recomendó que se realizara una "investigación seria de la posible existencia de un monopolio real en las estaciones de TV abiertas al acceso del público", en referencia al control de un solo individuo de todas las estaciones privadas en el país. Asimismo, recomendó que el Gobierno instrumentara reglamentos claros para evitar conflictos de interés entre funcionarios gubernamentales y los medios de comunicación; suspender las subastas de frecuencias de radio hasta que los Acuerdos de Paz respecto a los derechos de los pueblos indígenas sean instrumentados; cambiar los reglamentos que gobiernan la publicidad de radio y televisión para asegurar que existe acceso equitativo; incluir las recomendaciones de la sociedad civil en la legislación acerca de acceso a la información que el Presidente Portillo prometió proponer; y lanzar una campaña para promover y proporcionar capacitación con respecto a la libertad de expresión, incluyendo el paso de la ley para proteger la libertad de información. Basado en parte en las recomendaciones de Cantón, así como una recomendación similar de la Comisión de Clarificación Histórica, el 16 de agosto, el Gobierno introdujo una legislación en el Congreso para crear una Ley de Libertad de Información. El anteproyecto de ley establecería al procurador de derechos humanos como el defensor del derecho de libertad de información, incluyendo la habilidad de solicitar al Gobierno registros personales y otra información. El anteproyecto de ley languideció en el Congreso dominado por el FRG a finales del año. En septiembre, la anfitriona de un popular programa de radio Marielos Monzón fue despedida de Radio Sonora, supuestamente por haber regresado 3 días tarde de un viaje. Monzón hizo una denuncia confiable de que ella fue despedida porque antes se había rehusado a una demanda de la gerencia de la estación para que no entrevistara a ciertos miembros de la "izquierda" que pertenecen al Gobierno de Portillo, ni a políticos de la oposición. A pesar de la solicitud de los Acuerdos de Paz para promulgar reformas a la Ley de Comunicaciones por Radio para hacer que las frecuencias de radio estuvieran disponibles para las comunidades indígenas, el Gobierno más bien pasó una ley que creaba un sistema de subasta pública para las frecuencias de radio. En agosto, cuando ocho operadores locales de radio no pudieron comprar las frecuencias que ya estaban usando debido a lo alto en los precios, el Superintendente de Telecomunicaciones les puso multas de $10,000 (unos Q78,000) por salir al aire sin una licencia. MINUGUA concluyó que el alto costo del sistema de subasta pública fue una barrera efectiva para el acceso de los indígenas que viven en áreas rurales a las frecuencias. El 27 de abril el periodista fotógrafo Roberto Martínez del diario Prensa Libre fue asesinado mientras cubría unas manifestaciones callejeras provocadas por los incrementos en las tarifas de 31 los buses. Martínez supuestamente fue baleado por guardias de seguridad privada, quienes abrieron fuego en contra de un grupo de manifestantes que estaban siendo acompañados por varios periodistas profesionales con su equipo fotográfico. Dos guardias fueron re enviados a juicio, y permanecían bajo la custodia policial para finales del año (ver sección 2.b.) En mayo y después, hubo aumentos importantes en la cantidad de amenazas y otros actos de intimidación dirigidos en contra de periodistas, lo cual coincidió con un aumento en las amenazas en contra de personal judicial y trabajadores de derechos humanos. Varios reporteros, columnistas, y editores de varios periódicos se quejaron de amenazas telefónicas y otros actos de intimidación. El personal de un diario, El Periódico, empezó a recibir varias amenazas el día antes de publicar una serie de artículos acerca de una supuesta red de inteligencia clandestina dentro del ejército. Algunos reporteros denunciaron que ellos fueron perseguidos en vehículos con vidrios polarizados y sin placas. Otros denunciaron que fueron víctimas de vigilancia telefónica. El incremento repentino e importante en la cantidad de amenazas en abril y mayo llevó a muchos observadores a creer que había una campaña organizada para intimidar a la prensa por parte de elementos conservadores afiliados con el ejército. El 30 de septiembre de 1999, el tribunal de sentencia de Chiquimula encontró a José Gabriel López León y Neftaly López León culpables del asesinato en 1997 del periodista Luis Marroquín Martínez; el tribunal los sentenció a cada uno de ellos a 30 años en prisión. El mismo tribunal determinó que los fiscales del caso habían presentado pruebas inadmisibles en contra del supuesto autor intelectual del crimen, ex alcalde de Jocotón Manuel Ohajaca. El Ministerio Público no trajo nueva evidencia en contra de Ohajaca. La Constitución garantiza la libertad académica. B. Libertad de Asamblea y Asociación Pacíficas La Constitución garantiza el derecho de asamblea pacífica, y el Gobierno respeta este derecho en la práctica. Las manifestaciones pacíficas fueron comunes. La policía actuó con recato, y las autoridades algunas veces negociaron una partida pacífica de los manifestantes. El 24 de abril, una manifestación en contra de un aumento al pasaje en el transporte público se tornó violenta, ya que los manifestantes saquearon y quemaron buses y destruyeron propiedades en el centro de la Ciudad de Guatemala. El 25 de abril, la policía respondió con gases lacrimógenos y medidas anti motines, y arrestó a más de 50 supuestos participantes. Sin embargo, la violencia continuó el 27 de abril. Muchos ciudadanos criticaron a la policía por no responder antes y con más fuerza para parar la violencia. Durante los bochinches, guardias de seguridad privada mataron a tres personas, incluyendo a un periodista, e hirieron a varios más (ver sección 2.a.) El 10 de octubre ocurrieron protestas masivas por reformas agrarias, generalmente sin incidentes mayores. Sin embargo, un manifestante fue muerto por un asaltante no identificado, y 10 manifestantes fueron heridos en un encuentro con la policía en el centro de la Ciudad de Guatemala. La Constitución garantiza la libertad de asociación, y el Gobierno respeta este derecho en la práctica. El Gobierno no interfirió con las asociaciones políticas. Sin embargo, las organizaciones tienen que obtener una personería jurídica, un procedimiento que antiguamente era caro y dificultoso pero que fue modernizado considerablemente en 1998. La URNG y varias ONGs han denunciado que esta ley particularmente fue una desventaja para las organizaciones que representaban sectores sociales marginales, incluyendo a los grupos indígenas. C. Libertad de Credo 32 La Constitución garantiza la libertad de culto, y el Gobierno generalmente respeta este derecho en la práctica. No existe una religión oficial; sin embargo, la Constitución reconoce explícitamente la personería jurídica separada de la Iglesia Católica. Los miembros de una religión no necesitan registrarse para simplemente adorar juntos. Sin embargo, el Gobierno requiere que las congregaciones religiosas (aparte de la Iglesia Católica), así como otras asociaciones no religiosas y ONGs, se registren como entidades legales para poder efectuar sus ocupaciones. D. Libertad de Locomoción dentro del País, de Viajar al Extranjero, Migración y Repatriación La Constitución garantiza estos derechos, y el Gobierno los respeta en la práctica. El Director General de Migración reconoció públicamente que las personas que intentan cruzar ilegalmente el país son objeto de extorsión y malos tratos por parte de los funcionarios gubernamentales. Muchos observadores creen que este maltrato no se reporta porque los inmigrantes ilegales nunca tienen la capacidad de presentar demandas formales, ya sea con las autoridades o en contra de ellas; y existe poca ayuda legal disponible para tales inmigrantes. El Gobierno otorga refugio y asilo de acuerdo con las provisiones de la Convención de la ONU de 1951 Relacionada con la Situación de Refugiados y su Protocolo de 1967. El Gobierno coopera con la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y otras organizaciones humanitarias que ayudan a los refugiados de otros países. El asunto de la provisión de primer asilo no surgió. No hubo informes de un regreso forzado de personas a países donde ellos temían persecución. La repatriación voluntaria de refugiados guatemaltecos que habían migrado a México durante el conflicto interno concluyó en 1999, trayendo a un total de más de 40,000 desde 1993. Los guatemaltecos que todavía permanecen en México lo hacen por elección propia. Cuarenta familias de ex refugiados regresaron voluntariamente a México en agosto, denunciando que el Gobierno no estaba satisfaciendo sus necesidades fundamentales. El Gobierno de México supuestamente aceptó su regreso. Más de 1,500 individuos por aparte indicaron que tenían intención de regresar a México si el Gobierno no resolvía sus asuntos de tierras y si no mejoraba su condición de vida. Sección 3 Respeto a los Derechos Políticos: El Derecho de los Ciudadanos para Cambiar su Gobierno Los ciudadanos tienen el derecho de cambiar su gobierno por medios pacíficos y democráticos, a través del sufragio universal y voto secreto para aquellos que cuenten con 18 años de edad o más. Los miembros de las fuerzas armadas y la policía no pueden votar. Desde su regreso a la democracia y al poder civil en 1985, han existido nueve elecciones libres. Los observadores internacionales concluyeron que las elecciones generales de noviembre de 1999 y las de la segunda vuelta para elegir presidente en diciembre de 1999 fueron libres y justas. Durante y después de la ronda de elecciones de noviembre, los partidos políticos presentaron varias denuncias por fraude y mala conducta unos contra otros, una vasta mayoría de éstas no tenían respaldo con pruebas y parecieron ser intentos partidarios para descalificar a los oponentes o anular los resultados. Debido ampliamente a la cantidad devastadora de votos, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) trabajo lentamente y tardó en dar los resultados de las elecciones de 33 noviembre. La incertidumbre pública por la demora en el conteo de votos contribuyó a la violencia y disturbios ocurridos en varias municipalidades que tenían mucha competencia entre los candidatos. La falta de transporte, los costos altos para empadronarse, y la calendarización de las votaciones durante la época de cosecha evitaron que muchas personas indígenas pobres del área rural acudieran a las urnas. Los votantes eligen a un Congreso unicameral de 113 miembros cada 4 años usando un sistema de representación proporcional basado en los números poblacionales, con diputados electos por distrito y de un listado nacional. El Congreso tuvo 91 diputados distritales y 22 de un listado nacional. Las elecciones de 1999 involucraron a 13 partidos políticos incluyendo a dos coaliciones de 2 partidos cada una. Cuatro partidos y ambas coaliciones ganaron curules en la legislatura, dirigida por el FRG con una mayoría de 63 curules, seguido por el PAN con 21 curules, la Bancada Unionista con 16 curules, y la coalición de la Alianza Nueva Nación, que incluye a la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG) con 9 curules. Otros partidos pequeños cuentan con un total de 4 curules. La participación electoral en las elecciones de 1999 fue la más alta en un período de 13 años. El Congreso puede y actúa independientemente del Ejecutivo, pero resulta ser una legislatura relativamente ineficaz por la fragmentación de partidos y por un apoyo débil y la estructura de personal. Sin embargo, el Congreso aumentó su poder e independencia relativas bajo el liderazgo del Presidente del Congreso Efraín Ríos Montt, un ex Presidente de facto y actual líder del partido oficial, el FRG. La antigua guerrilla de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca llenó todos los requisitos legales para calificar como partido político y compitieron en las elecciones generales de 1999, ganando nueve curules en el Congreso como parte de una coalición con un partido mucho más pequeño. El 26 de diciembre de 1999, los votantes eligieron al candidato presidencial del FRG Alfonso Portillo en una segunda vuelta que los observadores internacionales caracterizaron como libre y justa. Él inauguró su gobierno el 14 de enero. Los esfuerzos del nuevo Gobierno para instrumentar los Acuerdos de Paz fueron limitados ya que luchó para organizarse y establecer prioridades políticas durante todo el año. Para finales del año, el Gobierno de Portillo estableció una nueva calendarización para la instrumentar los muchos elementos de los Acuerdos que todavía no se habían logrado. En mayo de 1999, en la consulta popular, los votantes rechazaron el paquete completo de las 50 reformas constitucionales aprobadas por el Congreso en 1998, dando un giro importante al proceso de paz. Solamente votó el 20 por ciento del electorado. Las enmiendas rechazadas incluían provisiones para reconocer, respetar y proteger los idiomas indígenas y las costumbres tradicionales, profesionalizar el servicio judicial, otorgar jurisdicción a los tribunales civiles sobre el personal militar, y definir al ejército como una organización apolítica. Mientras las leyes ordinarias podían ser promulgadas para lograr muchas de las reformas, las reformas constitucionales sin embargo constituyeron un gran valor simbólico para el proceso de paz. No existen impedimentos legales para la participación femenina en la política y el gobierno, pero las mujeres están poco representadas en la arena política. Los partidos más grandes nominaron y eligieron menos candidatas para el Congreso en las elecciones de 1999; sin embargo, la participación femenina como votantes fue la más alta en todos los tiempos, a pesar de las tradiciones sociales que inhiben el acto de votar para las damas. No obstante, existen damas que ocupan despachos de prominencia política. Los votantes eligieron a 8 mujeres para el Congreso 34 en noviembre, y esa cantidad aumentó a 13 cuando Diputadas suplentes ocuparon las curules de miembros del Congreso que fueron nombrados para servir en el Ejecutivo. Una dama, Zury Ríos de López, es la Segunda Vicepresidente del Congreso. Existen dos damas que ocupan dos magistraturas en la Corte Suprema y una en la Corte de Constitucionalidad. Hay una dama en el gabinete del Gobierno de Portillo -la Ministra de Cultura y Deportes. La Constitución garantiza igualdad de derechos para los pueblos indígenas. Algunos ocupan puestos altos como jueces o funcionarios de gobierno, incluyendo 14 miembros del nuevo Congreso (15 fueron electos, pero Aura Marina Otzoy Colaj, una dama indígena, fue nombrada más tarde como Embajadora en Noruega.) Existían 6 miembros indígenas en el Congreso de 80 miembros antes de las elecciones de 1999. Las personas indígenas todavía están poco representadas en la política debido a las pocas oportunidades de educación y a la discriminación corruptiva (ver sección 5.) Existen dos miembros indígenas en el gabinete del Gobierno de Portillo. Sección 4 Actitud Gubernamental con respecto a las Investigaciones Internacionales y No Gubernamentales de Supuestas Violaciones a los Derechos Humanos El Gobierno permite que los grupos locales de derechos humanos funcionen libremente. Varios grupos locales e internacionales investigan e informan con libertad sobre asuntos de derechos humanos. Funcionarios gubernamentales de alto nivel también se reunieron con varios funcionarios de gobiernos extranjeros e inspectores internacionales de derechos humanos. Aunque muchas organizaciones internacionales de derechos humanos y sus empleados no gozan de una condición legal formal, éstas continúan funcionando libre y abiertamente. Durante el año, varias ONGs prepararon informes confiables denunciando que personas no identificadas los amenazaron o que fueron objeto de actos intimidatorios. Desde abril hasta junio hubo un aumento muy significativo en el número de amenazas en contra de los activistas de derechos humanos, periodistas y empleados del organismo judicial, en comparación con los niveles de 1999 (ver secciones 1.e. y 2.a.) La mayoría de estos actos de intimidación incluyeron amenazas por teléfono, vigilancia, hombres desconocidos y vehículos siguiendo a los activistas de derechos humanos o vigilando sus lugares de trabajo o sus residencias. Adicionalmente se cometieron por lo menos dos asesinatos y una desaparición forzosa, supuestamente por móviles políticos, posiblemente relacionados con el trabajo de las víctimas en el área de los derechos humanos. Estos casos incluyeron las muertes de dos trabajadores gubernamentales del medio ambiente en Izabal (ver sección 1.a.), y la desaparición de la Profesora Mayra Gutiérrez (ver sección 1.b.). El personal de la ODHAG reportó frecuentes y sistemáticas amenazas de muerte, vigilancia, y otros actos de intimidación, igual que fiscales, dos jueces y otros trabajadores de organismo judicial asignados al caso del Obispo Gerardi (ver sección 1.a.) La Premio Nobel de la Paz de 1992, Rigoberta Menchú, y su personal reportaron varias amenazas de muerte relacionadas con una demanda de genocidio que interpusieron en 1999 en una corte española contra el ex Jefe de Estado Efraín Ríos Montt y siete otros ex militares o funcionarios de gobierno. Hubo otros incidentes durante el año acerca de una posible intimidación política contra activistas de derechos humanos; aunque los informes no pudieron verificarse. Además del aumento de las amenazas, hubo una serie de allanamientos o robos en las oficinas de organizaciones no gubernamentales, que algunos observadores creyeron que era parte de una campaña generalizada para intimidar a la sociedad civil. En marzo unos desconocidos se 35 allanaron las oficinas del ex candidato presidencial y dirigente izquierdista Alvaro Colom, llevándose archivos e información de la computadora y destruyendo la oficina. También defecaron y originaron sobre las mesas y en los corredores y escribieron pintas políticas e insultos en los pizarrones. En mayo la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala, una ONG, reportó lo que aparentaba ser un robo ordinario en su guardería en Santa Cruz del Quiché, y un mes después le siguió otro robo en su oficina en la ciudad de Guatemala. El 14 de junio los ladrones se robaron tres computadoras de una oficina subsidiaria de CALDH después de haber drogado al guardián nocturno. El 4 de septiembre a medio día, cuatro hombres armados ingresaron a las oficinas de FAMDEGUA exigiendo las llaves de los vehículos y dinero. Se robaron un vehículo de FAMDEGUA, cuatro computadoras, dos computadoras portátiles, una televisión, y otro equipo electrónico. Las computadoras contenían información sensitiva sobre denuncias, estadísticas e información específica sobre casos de derechos humanos, como la masacre de Dos Erres (ver sección 1.a.) El 26 de octubre, un grupo armado asaltó a las empleadas y robó en las oficinas de un grupo llamado Mujeres Vamos Adelante. Los asaltes violaron a una empleada, robaron varias computadoras y equipo de oficina, y dinero y joyas de las empleadas. El 22 de diciembre, dos días después de que la prensa informó que la ODHAG demandaría por genocidio al ex Jefe de Estado y actual Presidente del Congreso, Efraín Ríos Montt, el coordinador legal de la ODHAG, Mynor Melgar y su familia, fueron amenazados, amarrados y les robaron a punta de pistola en su casa. Aunque el incidente aparentaba ser un crimen común, Melgar fue amenazado y la actitud de los delincuentes fue premeditada al dirigirse específicamente a él. Si cada uno de estos incidentes se toma por separado, podrían considerarse criminalidad común, pero la frecuencia de los mismos fue motivo de considerable preocupación. Cada cinco años el Congreso elige al Procurador de los Derechos Humanos entre tres candidatos seleccionados por el Comité de Derechos Humanos del Congreso; la próxima elección está programada para agosto del 2002. El Procurador debe reportarse al Congreso, y supervisa los derechos que garantiza la Constitución. Las recomendaciones de la PDH no tienen fuerza de ley. El Procurador, Julio Arango Escobar, ejerce sus funciones independientemente de otras oficinas gubernamentales, y generalmente emite juicios sobre temas controversiales que normalmente no se consideran de derechos humanos, tales como el precio del transporte o las tarifas eléctricas. Durante el año, Arango continuamente se quejó de que el Congreso no le proporcionó financiamiento adecuado para su oficina, ni implementó sus recomendaciones de derechos humanos. La falta de un financiamiento para su oficina limitó la posibilidad de desarrollar la capacidad investigadora adecuada. Las relaciones entre la PDH y MINUGUA fueron tensas y distantes. Después del vencimiento del mandato de MINUGUA en el año 2002, la PDH iba a retomar la función de verificación de derechos humanos de MINUGUA, pero ninguna de las partes demostró preparativos visible para el traslado de esa responsabilidad. MINUGUA manifestó que fueron rechazados sus intentos de comprometer a la PDH en preparativos significativos. El 22 de noviembre, el Secretario General le recomendó a la Asamblea General que la misión de MINUGUA fuera extendida un año más; y se espera que continúe trabajando con personal y presupuesto reducido durante 2003, de acuerdo con el nuevo plazo para la implementación de los Acuerdos de Paz. COPREDEH continuó fortaleciendo una relación de cooperación y respuesta con los inspectores de derechos humanos locales e internacionales, a menudo sirviendo de enlace entre ellos y otras oficinas gubernamentales. Opuesto al año anterior, COPREDEH tuvo una actitud más agresiva para tratar de resolver casos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH.) En gran parte y gracias al liderazgo del nuevo presidente de COPRDEH, Víctor Hugo Godoy, el 3 de marzo el Gobierno firmó una serie de acuerdos que sentaron un precedente ante la CIDH, aceptando responsabilidad por varios casos claves de derechos humanos, incluyendo la masacre de Dos Erres (ver Sección 1.a.); el asesinato de Myrna Mack Chang (ver sección 1.a.); y la 36 muerte del niño de la calle Marcos Fidel Quisquinay, ocasionada por la explosión de una granada oculta en una bolsa de comida. COPREDEH buscó la negociación de arreglos amistosos con las víctimas de los sobrevivientes de estos 3 casos, y más de otros 40, pendientes ante órganos del sistema Inter-Americano de derechos humanos. El 29 de marzo, el Gobierno, representado por COPREDEH, designó 46 casos sometidos a la CIDH, como casos de prioridad para buscar arreglos con las víctimas o sus sobrevivientes. De igual manera, el 9 de agosto, el Presidente Portillo firmó un acuerdo con la CIDH aceptando la responsabilidad del Gobierno en general para resarcir a las víctimas o a sus sobrevivientes de los abusos a los derechos humanos cometidos durante el conflicto interno en diez casos. El 30 de noviembre, el Gobierno, cumpliendo con una decisión del CIDH, aceptó compensar a las familias de los niños de la calle asesinados (ver secciones 1.a. y 5.) También el 11 de noviembre, el Presidente Portillo aceptó la responsabilidad del Gobierno en varios otros casos de derechos humanos, incluyendo el caso de la Finca La Exacta (ver sección 1.a.) Durante el año, el Gobierno firmó acuerdos sobre 52 casos ante la CIDH, de un total aproximado de 130, comprometiéndose a indemnizar a las víctimas o a los sobrevivientes, así como a investigar y enjuiciar a los responsables. Al 5 de diciembre, el Gobierno había iniciado negociaciones de un total de 79 casos ante la CIDH. Los observadores de los derechos humanos lo calificaron como muestra de un cambio fundamental de la política del Gobierno con respecto a los derechos humanos. MINUGUA mantuvo un personal de verificación de aproximadamente 70 personas, con 13 oficinas regional o sub-regionales para verificar la implementación de las provisiones de derechos humanos de los Acuerdos de Paz y para fortalecer las instituciones democráticas. MINUGUA manifestó que el Gobierno generalmente cooperó con sus investigaciones, aunque citó incidentes aislados en los cuales los funcionarios o instituciones gubernamentales obstruyeron sus esfuerzos. En abril el Gobierno recibió la visita del Enviado Especial para la Libertad de Prensa, Santiago Cantón, cuya estancia tuvo como punto central los reclamos de censura gubernamental contra un telenoticiero y un supuesto monopolio de los medios de parte de un empresario mexicano (ver sección 2.a.) Sección 5 Discriminación por Motivos de Raza, Sexo, Credo, Discapacidad, Idioma o Condición Social La Constitución establece que todos los seres humanos gozan de libertad e igualdad en dignidad y derechos, y que el Estado tiene la obligación de proteger la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo de todos los ciudadanos. Sin embargo, en la práctica el Gobierno frecuentemente es incapaz de hacer cumplir estas provisiones debido a los recursos inadecuados, la corrupción y un sistema judicial disfuncional. Mujeres La violencia contra las mujeres, incluyendo la violencia doméstica, continúa siendo usual en todas las clases sociales. La ley de 1996 de Violencia Intra familiar establece que el Ministerio Público, la policía nacional, los juzgados familiares, las clínicas legales y la PDH pueden recibir denuncias de violencia doméstica. La violencia doméstica se define como cualquier acción u omisión directa o indirecta que ocasione daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o patrimonial a una persona dentro del grupo familiar. La ley contempla la emisión de órdenes que repriman a los supuestos agresores y obliga a la Policía Nacional a intervenir en situaciones de violencia doméstica. Las estadísticas varían considerablemente. La Procuraduría General de la 37 Nación registró 1,664 quejas durante los primeros 10 meses del año, comparado con 1,548 denuncias recibidas durante todo el 1999. Durante los primeros seis meses del año, la PDH recibió 1,535 casos de abuso contra mujeres. En 1998 la PDH reportó aproximadamente 1,535 casos de abuso contra mujeres. En 1998 la PDH reportó aproximadamente 2,600 quejas de violencia doméstica a nivel república. Del número total de casos de violencia doméstica de todo tipo (incluyendo el abuso contra los niños) únicamente 33 han llegado a juicio, resultando en 28 condenas. El 28 de julio, una corte de apelaciones mantuvo una sentencia de dos años de prisión por abuso contra Amado Morales. El fallo es únicamente el segundo en la historia del país-reportan que el primero fue hace 8 años. Las denuncias de abuso conyugal siguieron aumentando, por lo menos en parte, por el incremento de los programas educativos a nivel nacional, los cuales han motivado a que las mujeres busquen ayuda. Los jueces pueden emitir un mandato judicial contra un esposo o compañero que maltrate a la mujer, y la policía tiene la obligación de hacer valer este mandato. El Departamento para los Derechos de la Mujer de la PDH y varias ONGs proporcionaron ayuda médica y legal e información sobre la planificación familiar. La Oficina de la Mujer Indígena de la PDH, dirigida por Juana Catinac Xom de Coyoy, fue establecida en 1999 y empezó a proporcionarle servicios sociales a las víctimas de violencia doméstica o social, así como mediación, resolución de conflictos, y ayuda legal para mujeres indígenas. Integró un comité coordinador, otras juntas de asesoría y asambleas representativas de cada uno de los 24 grupos lingüísticos. Abrió sus primeras sucursales y se pasó la mayor parte del primer año resolviendo asuntos de personal, equipo y organización. El 28 de noviembre el Gobierno anunció la formación de la Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia Doméstica y la Violencia Contra la Mujer (CONAPREVI), que será presidida por la Secretaría de Asuntos para la Mujer, e incluye a representantes del sector público del Ministerio Público, del Organismo Judicial, del Instituto Nacional de Estadísticas, así como a tres representantes de la Red Contra la Violencia Contra la Mujer del sector privado. Las víctimas rara vez denuncian la violencia criminal sexual, aunque el número de quejas por semejantes ofensas sigue aumentando significativamente. Las estadísticas de la PNC demuestran 323 violaciones en 1999, (el último año en que estuvieron disponibles las estadísticas), comparado con 220 violaciones en 1998. Muchos observadores consideran que este aumento no reflejó un incremento en la cantidad de violaciones, sino que más voluntad de parte de las víctimas para denunciarlas, mayor confianza del público en la PNC, y mejores controles para guardar estadísticas de crímenes. A pesar de estos adelantos, relativamente pocos casos de violación llegaron a juicio, en su mayoría porque la policía tiene poco entrenamiento o capacidad de investigación para estos crímenes, y porque muchas víctimas de violación estaban reacias a presentar la denuncia y llevar estos crímenes a los tribunales de justicia. Las estadísticas no oficiales indican que hubo 80 condenas durante el año por violación o por crímenes conexos en 1999, comparado con 67 condenas en 1998. En julio el Ministerio Público creó una Unidad de Víctimas Especiales, con un cuerpo administrativo disponible las 24 horas del día que incluye doctores y enfermeras con equipos especiales para ayudar a que las víctimas de violación reúnan evidencia en contra de sus ofensores. La ley permite exonerar a un violador cuando la víctima tiene por lo menos 12 años de edad y está anuente a casarse, pero el Ministerio Público tiene que aprobar el matrimonio cuando la víctima es menor de 18 años. El hostigamiento sexual en el trabajo es común. 38 El 23 de mayo, la Administración de Portillo anunció la creación de la Secretaría para Asuntos de la Mujer. La Secretaría funciona bajo la dirección del Presidente, asesorándolo referente a la coordinación de políticas que afecten a las mujeres y a su desarrollo. La Constitución garantiza el principio de igualdad entre los géneros. Sin embargo, en la práctica las mujeres enfrentan la discriminación en el trabajo y en promedio reciben salarios significativamente inferiores a los de los hombres. Algunas mujeres fueron sometidas a exámenes de prueba de embarazo antes de ser contratadas. A las mujeres las contratan principalmente para trabajos con salarios más bajo en la industrial textil, la agricultura, los negocios al menudeo y el sector público. Existen más mujeres que hombres trabajando en el sector informal de la economía, donde los salarios y beneficios generalmente son menores. Las mujeres pueden poseer, administrar y heredar propiedades en iguales condiciones que los hombres. En 1999 el Congreso derogó un artículo del Código Civil que rara vez se hizo valer, autorizándole al marido el negarle a su mujer el derecho a trabajar afuera del hogar, y un artículo que ponía al marido a cargo de administrar los bienes de la familia. El Foro Nacional de la Mujer, inaugurado en noviembre de 1997, continuó promocionando los asuntos de las mujeres al participar en foros locales y regionales, organizados por los partidos políticos durante la campaña para las elecciones generales. En mayo el Foro le presentó al Gobierno su plan de dos años de trabajo de desarrollo y de asuntos de la mujer. El plan traza metas específicas para el desarrollo, incluyendo la alfabetización, una amplia cobertura de la educación primaria, programas de becas, y la salud integral de las mujeres. En cada una de las 24 comunidades lingüísticas, los grupos de las mujeres son responsables de implementar y verificar las políticas y los programas del Foro. Niños La Constitución responsabiliza al Gobierno de la protección y la salud física y mental de los menores de edad, así como de su bienestar moral. Sin embargo, a pesar de este mandato, en el pasado el Gobierno no ha proporcionado suficientes recursos para asegurar un servicio educativo y de salud adecuados para los niños. Aproximadamente el 80 por ciento de los niños menores de 18 años viven en pobreza. El Gobierno presupuestó aproximadamente $345 millones (2.69 millardos de Quetzales) para la educación y $178 millones (1.39 millardos de Quetzales) para la salud; sin embargo, el porcentaje del PIB del país que se gastó en educación se redujo del 2.46 por ciento del PIB de 1999 al 2.3 por ciento durante el año. Un informe de MINUGUA del 11 de diciembre indica que el 51 por ciento de la población es menor de 18 años; de este grupo, 83 por ciento viven en pobreza; 46 por ciento de los niños menores de 5 años sufren de desnutrición crónica, y otro 24 por ciento padecen de desnutrición periódica. Hay aproximadamente 200,000 huérfanos en el país, aproximadamente 10,000 en maras, y 6,000 niños viviendo en las calles. Un total de 444 niños han desaparecido desde 1996. Sección 6 Derechos del Trabajador A. Derecho de Asociación La Constitución y el Código de Trabajo garantizan el derecho de libertad de asociación y el derecho de formar y ser miembro de sindicatos. El Gobierno no controla los sindicatos. Aunque 39 los servicios de inteligencia internos supuestamente inspeccionan las actividades de líderes sindicales políticamente activos, no existe interferencia directa del Estado en las actividades de los sindicatos. En junio el Ministerio de Trabajo propuso un paquete de reformas importantes dirigidas a fortalecer la protección del Código de Trabajo de los derechos del trabajador. En diciembre el Ministerio de Trabajo propuso un Procedimiento del Código de Trabajo revisado y dirigido a modernizar la litigación en las disputas laborales. Las reformas propuestas al Código de Trabajo incrementarían las multas por el despido de trabajadores que organizan sindicatos y definirían la misión del Ministerio de Trabajo como "el encargado de realizar políticas nacionales para defender y desarrollar" los derechos de los trabajadores. Las reformas estaban pendientes para finales del año. Las reformas más recientes al Código de Trabajo en 1992 mandaban medidas para mejorar los derechos de los trabajadores al facilitarles libertad de asociación, fortalecer los derechos de la mujer trabajadora, aumentar las penas por las violaciones a las leyes laborales, y aumentar el papel del Ministerio de Trabajo y los tribunales de trabajo para el cumplimiento de la ley. Sin embargo, el cumplimiento de la ley es débil. A pesar de los esfuerzos continuos para ampliar el sistema de inspección laboral, éste sigue siendo ineficaz, inadecuado y corrupto. Todos los trabajadores tienen el derecho de formar o ser parte de un sindicato, incluyendo los empleados del sector público, con la excepción de los miembros de las fuerzas de seguridad. Sin embargo, las represalias son comunes por parte de los empleadores -incluyendo el despido, intimidación y algunas veces violencia-en contra de trabajadores que tratan de ejercitar los derechos laborales internacionalmente reconocidos, usualmente estas represalias no son objeto de sanciones. En su informe de noviembre al Cuerpo Gobernante de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), el Comité de la OIT para la Libertad de Asociación detalló cinco casos de despido de trabajadores por realizar actividades sindicales en las cuales los tribunales ordenaron que los trabajadores fueran reinstalados pero los empleadores nunca cumplieron. En algunos de estos casos, las apelaciones y re apelaciones por parte de los empleadores a las decisiones de los tribunales en su contra han hecho que continúen los procedimientos por años, revelando la falta de habilidad de los tribunales para denegar apelaciones frívolas y hacer que sus decisiones se cumplan. La ley establece un sistema de tribunales de trabajo y bienestar social que gobierne en casos de violaciones al Código de Trabajo. Los empleadores a menudo fallaron en cumplir con las decisiones de los Tribunales de Trabajo sin pagar sanciones efectivas por esto. En cada sector de la economía, los empleados se negaron a ejercitar su derecho de asociación por temor de represalias por parte de los empleadores. Los empleados tuvieron poca confianza de que las instituciones judiciales y ejecutivas responsables los defenderían eficazmente en sus derechos como empleados cuando los empleadores violaran esos derechos. Además de la debilidad de los inspectores de trabajo, las fallas del sistema judicial, la pobreza y la falta de educación, el legado de represión violenta de los activistas laborales durante el conflicto interno, y la honda hostilidad del establecimiento de negocios hacia las asociaciones laborales independientes y auto gobernadas reprimieron el ejercicio de los derechos del trabajador. En su 4º. Informe del Proceso de Paz, MINUGUA hizo notar que "la libertad genuina de los sindicatos no existe" debido a la violencia en contra de éstos. De acuerdo con el Ministerio de Trabajo, menos del 2 por ciento de la fuerza laboral (unas 60,000 personas) pertenecen a organizaciones laborales. Aproximadamente hay 1,300 sindicatos registrados y 400 "organizaciones de solidaridad" patrocinadas por las compañías y éstas son independientes del gobierno y del dominio de los partidos políticos. Sin embargo, la Confederación de Sindicatos de Libre Comercio (ICFTU por sus siglas en inglés) en un informe de septiembre de 1999 describió a las organizaciones de solidaridad como "una trampa por parte de los empleadores para socavar los sindicatos." El proceso administrativo para que los sindicatos obtengan personería jurídica ha sido simplificado progresivamente en la década pasada. En 1996 40 el Ministerio de Trabajo redujo el número de pasos dentro del Ministerio para considerar las solicitudes de sindicatos y estableció calendarios estrictos para su aprobación o su rechazo; el tiempo para el proceso fue reducido a 20 días, antes era 60 días. Durante el año, el Ministerio de Trabajo expandió su programa para ayudar a los sindicatos con sus solicitudes. Durante el año, el Ministerio también simplificó el proceso para formar federaciones y confederaciones. El Ministerio de Trabajo otorgó personería jurídica a 42 sindicatos durante el año. En 1999 había 1,389 sindicatos registrados, incluyendo a 401 en el sector público y 988 en el sector privado. El 13 de octubre de 1999, un grupo de hombres, muchos de ellos armados tomaron el control del salón del sindicato de trabajadores bananeros SITRABI en el pueblo de Morales, Izabal. Hubo informes confiables de que los líderes del grupo de vigilantes repetidamente amenazaron con matar a algunos de los líderes sindicales. Durante el incidente, que duró más de 8 horas hasta el amanecer del 14 de octubre, unos 20 miembros del sindicato supuestamente estuvieron cautivos la mayor parte de ese tiempo en un bus que los había llevado al salón del sindicato. Hubo varios informes confiables de que hombres armados entraron en la casa de uno de los líderes sindicales y lo llevaron por la fuerza al salón del sindicato. Varios líderes y miembros fueron golpeados. Los líderes sindicales fueron obligados a firmar cartas de renuncia de sus puestos en el sindicato y de sus trabajos. El Ministerio de Trabajo inmediatamente declaró que las renuncias forzadas eran inválidas. El informe de MINUGUA sobre el incidente lo llamó "uno de los más serios en cuanto a violación a los derechos humanos desde la firma de los Acuerdos de Paz." A pesar de que había docenas de testigos potenciales, y por lo tanto poca duda con respecto a los hechos esenciales, la investigación y el proceso de acusación que sobrevino fueron lentos y largos. De acuerdo con MINUGUA, las fallas para hacer cumplir la ley con respecto a este incidente incluyeron la falta de acción por parte de la policía cuando el suceso ocurrió, lapsos en la aplicación del Código Procesal Penal durante la fase de acusación, y un debilitamiento de los cargos finalmente presentados contra los acusados. En junio el tribunal de primera instancia rechazó los cargos de secuestro, intimidación, allanamiento agravado, y detención ilegal agravada; estos cargos eran perseguidos por el fiscal. El tribunal de primera instancia procesó a 24 acusados por cargos de allanamiento, detención ilegal y coerción. La fecha del juicio está para la primavera de 2001. El Cuerpo Gobernante de la OIT, a través de su Comité de Libertad de Asociación, publicó un recuento detallado de estos eventos en su informe de noviembre. El informe hacía notar que "la empresa BANDEGUA niega cualquier vínculo con los actos de violencia mientras el sindicato la acusa como responsable." (SITRABI es el sindicato de los empleados de BANDEGUA; BANDEGUA es la subsidiaria guatemalteca de Del Monte Fresh Produce.) En el trasfondo de la violencia en contra de estos líderes sindicales estaba el despido de 897 trabajadores de BANDEGUA en septiembre de 1999, como violación al acuerdo de contratación "en vigencia entre la empresa y el sindicato." En octubre el Ministerio de Trabajo facilitó la terminación de un acuerdo de negociación colectivo entre SITRABI y los contratistas de BANDEGUA que habían retomado las operaciones de las plantaciones en las que los 918 trabajadores habían trabajado como empleados directos de BANDEGUA. Los trabajadores tienen derecho de hacer huelga, pero los procedimientos del Código de Trabajo para que una huelga sea reconocida legalmente representan dificultad. Los organizadores laborales han criticado la ley, la cual requiere que dos terceras partes de la fuerza laboral aprueben la huelga a través de una votación, prohíbe las huelgas de los trabajadores agrícolas durante la época de cosecha, y permite al Gobierno prohibir las huelgas que considere gravemente dañinas para la economía nacional. Los empleadores pueden suspender a los 41 trabajadores o hasta despedirlos por ausencia sin permiso si las autoridades no han reconocido que la huelga es legal. La ley de regulación de huelgas hace una llamado para un arbitraje obligatorio si se llega a un impase después de 30 días de negociación. En 1996 el Congreso aprobó una ley que restringe aún más el derecho de huelga para los trabajadores empleados en un rango de servicios públicos esenciales, incluyendo el transporte urbano e intra urbano, el correo y el telégrafo. Los sindicatos se han opuesto a esta ley fuertemente, y algunos miembros del congreso dijeron que la medida era inconstitucional y contraria a las obligaciones bajo las convenciones de la OIT. Sin embargo, la Corte de Constitucionalidad la declaró constitucional en 1997. Esta legislación de huelga de los servicios esenciales otorga al Presidente la autoridad para intervenir por la fuerza si una huelga amenaza el ordenado funcionamiento de la sociedad. Las reformas al Código de Trabajo propuestas en junio anularían las provisiones de esta ley que la OIT refiere como incompatibles con las normas de la OIT con respecto al derecho de huelga. Las reformas propuestas reducirían el número de trabajadores requerido para hacer un llamado de huelga a una simple mayoría. Las reformas propuestas limitarían los servicios esenciales a salud, comunicaciones (incluyendo control de tráfico aéreo), y transporte público, y garantizaría las huelgas legales en aquellos sectores mientras sean mantenidos los servicios mínimos. C. Prohibición de Trabajos Forzados u Obligatorios La Constitución prohíbe los trabajos forzados u obligatorios, y en la práctica generalmente no existen. La OIT COE instó al Gobierno a asegurar la rapidez de los procesos judiciales y peticiones respecto al trabajo obligatorio y asegurar que se impongan las penas y se cumpla estrictamente la ley. La ley no prohíbe específicamente el trabajo forzado u obligatorio de niños, pero éstos están cubiertos en forma general por las disposiciones constitucionales. El trabajo forzado u obligatorio de niños generalmente no existe; sin embargo, se traficó con niños con el propósito de prostituirlos (ver secciones 5 y 6.f.) D. Situación de las Prácticas de Trabajo Para los Menores y Edad Mínima para Su empleo La Constitución prohíbe emplear a niños menores de 14 años sin una autorización escrita del Ministerio de Trabajo. Sin embargo, generalmente se contratan niños menores de esta edad en los sectores informal y agrícola, usualmente en pequeñas empresas familiares. Un informe de MINUGUA, emitido el 11 de diciembre, encontró que 34 por ciento de los niños dentro de las edades de 7 a 14 años trabajan. La ley prohíbe el trabajo nocturno y de horas extras para los menores (el horario legal para menores de 14 años es de 6 horas, y para los que tienen entre 14 y 17 años es de 7 horas), así como el trabajo en establecimientos donde se expendan bebidas alcohólicas, o que no cuenten con las normas de seguridad y salubridad. Sin embargo, entre 3,000 y 5,000 niños fueron empleados en las industrias familiares de fuegos artificiales. El Ministerio de Trabajo estimó que aproximadamente un 10 por ciento de los niños en esta industria trabajó ilegalmente en fábricas, mientras niños más pequeños, menores de 14 años, típicamente trabajaron en sus hogares ejecutando tareas a destajo tomadas por sus familiares. El 12 de julio, una explosión en un taller hogareño de fuegos artificiales mató a tres hermanos, incluyendo a un niño de 13 años; los tres estaban trabajando en la fábrica ilegal del padre en San Raymundo, Sacatepéquez. El accidente se debió a la inexperiencia y poco cuidado en el manejo de los explosivos; y fue un accidente típico que ocurre regularmente en las industrias familiares de fuegos artificiales. 42 Las leyes que gobiernan el empleo de menores no son cumplidas de manera eficaz, debido a la escasez de inspectores de trabajo calificados y a la debilidad del sistema de los tribunales de trabajo. La Asociación para Niños y Niñas de Centro América estima que aproximadamente trabajan 2 millones de niños. La mayoría de los menores trabajadores laboran en la agricultura (granjas familiares, cosecha de café y azúcar), mientras que otros trabajan en servicio doméstico, construcción, varios negocios familiares, picado de piedras, corte de piedras, manufactura de fuegos artificiales, lustrado de zapatos, pedir limosna, actuación en las calles y otros trabajos. De acuerdo a datos estadísticos entre 1995 y 1999 del Ministerio de Trabajo, se otorgaron 507 permisos autorizando el trabajo de menores. Los esfuerzos del Ministerio para reducir la cantidad de estos permisos tuvieron el efecto no deseado de aumentar la cantidad de menores que solicitaban los permisos con documentos falsificados para mentir sobre su edad. Muchos niños menores de los 14 años trabajan sin permiso legal y están expuestos a explotación. Ellos generalmente no reciben beneficios sociales, seguro social, vacaciones, o indemnización, y ganan menos del salario mínimo. El Ministerio de Trabajo tiene un programa para educar a los menores, sus padres, y empleadores sobre los derechos de los menores en el mercado laboral. En 1992 el Gobierno creó la Unidad de Protección al Niño Trabajador dentro del Ministerio de Trabajo. Posteriormente, el Ministerio de Trabajo, con el apoyo de un grupo de ONGs, finalizó un Plan Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil y la Protección de los Trabajadores Adolescentes. La instrumentación del Código del Niño de 1997 ha sido suspendida indefinidamente porque existe controversia política sobre sus normas (ver sección 5). La necesidad económica obliga a la mayoría de familias a que sus hijos busquen algún tipo de trabajo para complementar el ingreso familiar, especialmente en las comunidades indígenas y rurales. Los menores que trabajan generalmente lo hacen en negocios familiares. La educación es obligatoria para todos los niños hasta el 6o. grado. La ley no prohíbe de manera específica el trabajo obligatorio para los niños, pero ellos están cubiertos por una prohibición constitucional sobre el trabajo forzado u obligatorio. El trabajo obligatorio de los niños generalmente no existe; sin embargo, se trafica con los niños para prostituirlos (ver secciones 6.c. y 6.f.) E. Condiciones Aceptables de Trabajo La ley establece salarios mínimos; sin embargo, la falta de cumplimiento con la provisión salarial en los sectores rurales e informales es grande. El Ministerio de Trabajo supervisa un comité tripartito, que incluye a representantes formales del sector empresarial y laboral, y hace recomendaciones para incrementos en el salario mínimo. En el caso de que no se llegue a un acuerdo, el Gobierno puede decretar dichos incrementos. El Ejecutivo promulgó el más reciente aumento al salario mínimo por decreto, después de que la comisión tripartita no llegara a un consenso, éste se hizo efectivo el 16 de diciembre. Este decreto aumentó $0.45 (Q3.46) al salario mínimo diario para el trabajo en el campo, ahora siendo $3.24 (Q25.08.) Aumentó $0.49 (Q3.82) al salario mínimo diario para los sectores de servicios, industria, y gobierno, ahora siendo $3.57 (Q27.67.) En marzo la Legislatura Nacional decretó un bono de incentivo que aumentó el salario mínimo. Este decreto aumentó el salario mínimo al ordenar que fuera pagado un bono de incentivo por cada hora de trabajo --$0.09 (Q0.6725) por hora para los trabajadores del campo y $0.08 (Q0.64375) por hora para los trabajadores de la industria y otros. Esto eleva el salario mínimo legal de un día regular de 8 horas a $3.93 (Q30.46) para el trabajo de campo y $4.32 (Q32.82) para los sectores de servicios, industrial y gubernamental. El salario mínimo no era suficiente para proveer un nivel de vida decente a un trabajador y su familia. De acuerdo con el PNUD, por menos el 80 por ciento de la población vive por debajo de la línea de pobreza incluyendo aproximadamente un 60 por ciento de aquellos que trabajan. En noviembre 43 MINUGUA reportó que un salario mínimo adecuado para alimentar a una familia de 6 miembros tendría que ser casi un 80 por ciento más alto que el salario mínimo actual. Asimismo, MINUGUA reportó que un salario mínimo para comprar ropa, pagar por un techo, y educar a una familia de 6 miembros tendría que ser casi 225 por ciento más alto que el salario mínimo actual. El horario legal de trabajo es de 8 horas y la semana laboral debe tener 44 horas, pero es costumbre que se trabaje más que esto debido a las condiciones económicas. El Código de Trabajo establece un período de descanso pagado a la semana de por lo menos 24 horas. Los líderes sindicales y grupos de derechos humanos denuncian que algunas veces los trabajadores son obligados a trabajar tiempo extra, a menudo sin pago extra, para poder permanecer en sus puestos. Los inspectores de trabajo reportan haber descubierto muchas instancias donde se dan tales abusos, pero la falta de multas rigurosas o sanciones reguladoras fuertes, así como las deficiencias en el sistema de tribunales de trabajo, inhiben un adecuado cumplimiento de la ley. Las normas de seguridad y salubridad ocupacional son inadecuadas. Muchas de las provisiones de la ley aplicable --que data de 1957-- son arcaicas y hacen del cumplimiento un problema. Durante el año, como parte de su esfuerzo para lidiar con la situación, el Ministerio de Trabajo participó en varis iniciativas internacionales que llevaban la intención de sensibilizar a los empleadores y trabajadores acerca de los riesgos en el área de seguridad y salubridad en el trabajo. Es débil el cumplimiento de las normas de seguridad y salubridad en el trabajo que si existen y que pueden ser aplicadas razonablemente. Cuando ocurren accidentes industriales fatales o graves, las autoridades a menudo fallan en la investigación y no asignan responsabilidad por negligencia, si la hay. Raramente, un empleador es sancionado por haber fallado en proporcionar un lugar de trabajo seguro, aunque las autoridades si suspendieron una maquila por deficiencias en la seguridad, y amenazaron a una docena más, en algunos casos repetidamente, con una suspensión de operaciones si fallaban en mejorar las condiciones de seguridad. El Ministerio de Trabajo proporciona cursos de capacitación para los inspectores de trabajo acerca de normas de seguridad y salubridad, y ha dado importancia a tal capacitación a pesar de la escasez de recursos. No se ha cumplido bien la ley que requiere que las compañías con más de 50 empleados proporcionen instalaciones médicas en el lugar de trabajo; sin embargo, la mayoría de empleadores tienen estas instalaciones para sus empleados. Los trabajadores tienen el derecho legal de alejarse de situaciones en el trabajo que representen algún peligro, y la ley garantiza protección para ellos para que no pierdan sus empleos. Sin embargo, unos cuantos trabajadores están dispuestos a arriesgar sus trabajos al quejarse acerca de condiciones inseguras de trabajo. F. Tráfico de Personas La ley no prohíbe específicamente el tráfico de personas a menos que involucre el ingreso o la salida del país con el propósito de dedicarse a la prostitución. Adicionalmente, una ley migratoria que está en vigencia desde enero de 1999 tipificó el delito de trafico de ilegales penándolo con la cárcel. La ley manda sentencias de 5 a 8 años de prisión para aquellos que son encontrados culpables de "promover o facilitar el ingreso ilegal de personas". La prostitución no se considera ilegal; existen ciertas normas de salubridad para las personas que se involucran en la prostitución. El proxenetismo y la inducción de personas al ejercicio de la prostitución son delitos que pueden resultar ya sea en penas de cárcel o de multas, con penas mayores si hay niños de por medio. El tráfico de mujeres y niños, principalmente con el propósito de involucrarlos en la prostitución, es un problema que va en aumento. El país es considerado un paso importante para los ilegales que provienen de los países latinos que están en la región así como de países lejanos del Sur de Asia, China, Taiwán; los ilegales a 44 menudo son objeto de contrabando hacia Estados Unidos. Los traficantes usan la fuerza, coerción, fraude, y engaño. Por ejemplo, ciertos chinos de sexo masculino aparentemente fueron víctimas de un acuerdo que los obligaba a pagar una deuda por su transporte, mientras que las víctimas de sexo femenino, algunas menores de 18 años, aparentemente fueron llevadas a los Estados Unidos para dedicarse a la prostitución. Las víctimas fueron advertidas que sus familias en China sufrirían si rompían el trato que los obligaba a pagar su deuda. La Unidad de Defensa de los Derechos del Niño en la PDH y la Sección de Menores del Ministerio Público investigan regularmente los casos de contrabando de menores. Los funcionarios del Ministerio de Trabajo igualmente discuten el tema con la policía y con las entidades de bienestar social como parte de sus esfuerzos para combatir el trabajo infantil y la explotación de menores. No existen programas diseñados específicamente para proporcionar refugio o rehabilitación a las víctimas del contrabando. Las ONGs que se enfoca en los derechos de la mujer y del niño a menudo ayudan a las víctimas del contrabando y trabajan para educar a la población acerca de los peligros del contrabando; sin embargo, no existe ninguna ONG que se enfoque únicamente en ello. El Ministerio de Trabajo, UNICEF, y el Relator Especial de la ONU para la Venta de Niños, Prostitución Infantil, y Pornografía Infantil, quien visitó el país en julio de 1999, señaló un marcado incremento en la prostitución infantil en los pasados 2 años en los pueblos que colindan con El Salvador y México. A lo largo de la frontera de El Salvador, muchos menores prostituidos fueron traídos al país desde El Salvador, Nicaragua y Honduras por bandas organizadas que obligan a los menores a prostituirse. En su informe anual de 1999 acerca de la condición de los niños, la ODHA claramente identificó el problema creciente de la prostitución infantil la cual estaba ligada intrínsecamente con el contrabando de personas. El informe señala que ningún niño prostituido "llegó allí solo" sin inducción y sin explotación de los adultos. 45