La Historia de mi Vida

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LA HISTORIA DE MI VIDA.
Mi nombre Hossain Ana María, nací en Salta la linda, cuna de gauchos, de historias y
coplas, me crié junto a mis padres un hogar solvente, que nunca faltó nada, yo
desconocía las necesidades de la gente de afuera, no sabía de hambre, ni de frío, mi
padre, un ejemplo de padre, bueno, como un ángel; de origen árabe.
Mi madre salteña, criolliza como un cardón, éramos una familia formada por seis
hermanos, dos varones, cuatro mujeres, mi madre y mi padre; tuve una infancia feliz,
recuerdo a mi padre cuando por las tardes salía a la vereda del barrio la calle Alvarado
151 se sentaba en su sillón de mimbre y con el arbaqui, que es un instrumento árabe,
tocaba y cantaba canciones “del pago mío” solía decir, y así se juntaba la gente y los
vecinos a escuchar y deleitarse con estas hermosas canciones del oriente. El sueño
de mi padre era volver algún día a Arabia para poder ver a su familia nuevamente,
intento tres veces viajar, teniendo todo listo para partir por razones de salud no pudo
realizar su sueño yo y mis hermanos aun niños inocentes no nos dimos cuenta de la
tristeza que sentía mi padre de tener tan lejos a su familia.
Nos encantaba andar jugando, corretearnos por la casa grande, con mis hermanos
nos íbamos a la plaza estrella donde se juntaban los changos del barrio a tocar la
guitarra una sambita, una chacarera y los famosos aro aro, esta plaza quedaba a la
vuelta de mi casa donde me crié, en la calle Urquiza entre Lavalle y Santa Fe, ahí no
más, al frente está el lago un lago hermoso con muchos patos donde tirábamos pan y
pochoclo para que coman, alquilábamos una lancha y mi hermano Jacinto remaba y
nos tiraba agua con el remo, recuerdo que volvíamos mojaditos a casa y a escondida
nos cambiábamos para que no nos vea mamá, mi mamá solía alquilar un coche, esos
que le dicen mateo, un coche tirado a caballo “hermoso” el caballo adornado con pon –
pon de colores, los vasos de las patas lustrados, brillantes, el asiento del coche en
muy buenas condiciones y salíamos a pasear por la ciudad de salta mi madre llevaba
un canasta cargada de frutas, golosinas, sándwich que nos repartía en el viaje y
regresábamos tarde a casa; tantas cosas bellas que viví que me gustaría volver a ser
niña, trepar el cerro San Bernardo agarrándome de ramitas para poder llegar a la
cima, con mis hermanos Beatriz y Jacinto hacíamos apuestas, el que llegaba primero
se ganaba un alfajor y un chicle, cuando volvíamos a casa llegábamos con los bolsillos
llenos de piedras de hermosos colores que recogíamos del cerro, sabíamos pillar
coyuyo chicharra que luego las largábamos adentro del dormitorio y metían una bulla
espantosa con su canto, y se armaba el alboroto en la familia para poder sacar estos
bichos cantores de casa.
Con el tiempo pasaron muchas cosas mis hermanos siguieron estudiando yo terminé
mis estudios primarios en la Escuela Indalecio Gómez y luego curse tres años de
secundario.
Mi padre siempre fue comerciante de artículos varios tenía una despensa, frutería,
golosinería, también trabajaba con criaderos de conejo, de gallinas de palomas y patos
mi padre era muy conocido por mucha gente por su trabajo y por su solidaridad.
Un día llegan al negocio dos chicas a comprar y me cuentan que son de Santa María
Catamarca y que estaban trabajando en mi barrio llamado barrio joven, Elda de
veinticuatro y flora de veinte años, nos hicimos amigas y me cuentan que sus padres
venían de Catamarca para el mes de mayo a trabajar en la cosecha de la caña de
azúcar y me invitaron a conocer el pueblito Fuerte de Cobos, donde sus padres venían
a quedarse para trabajar en el Ingenio San Isidro, me entusiasmó la curiosidad por
conocer, por todo lo que me contaron de la anteriores cosechera que venían a la
zafra , llegaba la gente en camiones de distintas partes de Cachi, Bolivia, Santa María;
Catamarca; con el consentimiento de mis padres voy a Cobos con las chicas amigas a
visitar a sus padres que habían llegado de Catamarca,
todo era nuevo para mí,
porque nunca había salido de la ciudad, maravillada me encontraba en el campo
frente a la naturaleza, por primera vez admiraba las cañas de azúcar lista para ser
cosechadas, me gustó el campo y su gente conocí a muchas personas buenas me
hice de amistades y así volví muchas veces a pasear.
Un día llegó a casa de una señora amiga que daba pensión a gente que trabajaban
en el campo toda gente obrera curtidos por el sol, con rostros cansados pero alegres
reunidos en una mesa grande esperando el almuerzo cuando llego exclamo… ¡hay
muchos hombres! y me responde la señora gorda de 65 años -doña Salustrina-, si
¿Cual de todo te gusta?, y me quedo mirándolos a todo, luego levanto la mano
señalando con el dedo a un hombre, le contesto a Salustrina, ¡ese me gusta!, el
hombre rubio con boina negra, sin darme cuenta el hombre señalado me mira y me
sonríe, yo solo tenía en ese tiempo 17 años, en ese momento de elección todos
aplauden y gritan te han elegido soltero, sin darme cuenta que yo misma estaba
marcando mi destino, con el tiempo me puse de novia, él me llevo a conocer donde
vivía un ranchito paredes de adobe techo de barro adornado con florida verdolagas y
como manda la ley al poco tiempo nos casamos.
Recuerdo que para nuestro casamiento ensilló el hermoso caballo peruano, se puso la
mejor ropa que tenia, sombrero, botas y espuelas y yo me puse un traje dos pieza
color turqueza subí a las ancas del caballo y nos fuimos al registro civil de Campo
Santo que quedaba a 6 kilómetros de Cobos, cruzamos el Río Mojotoro donde de
trecho en trecho nos besamos, ambos con muchas ilusiones por nuestro casamiento,
por la tarde regresamos casados, con el tiempo llegaron los hijos que los amo tanto
que son la razón de mi vida; dejé todas las comodidades que viví con mis padres para
vivir este sueño con mi esposo de 32 años de edad y así fueron pasando los años mis
hijos crecieron, mi esposo falleció de cáncer quede viuda con mis hijos aún niños.
Pasé de todo peleándole a mi destino para poder salir adelante con mis 6 hijos son
tantas cosas que pasé que no alcanzaría el tiempo para contar lo que viví. Al poco
tiempo fallece mi padre con 82 años que fue un dolor y una gran tristeza, el se marcho
con sus sueños quebrados de no poder volver a ver su familia mi querido padre
Jossain Mohomed.
Hoy en la actualidad tengo 66 años siempre me gusto el canto y la poesía será por eso
que dios me bendijo y me mando hijos y nietos cantores guitarreros bailarines de
danzan de la escuela Palovaliente de artes.
Para ir cerrando me quiero despedir de los lectores con un beso comentando lo
orgullosa que me siento y amo mi tierra, por todo lo que me ha brindado.
Ahora así una canción que resume mi vida.
MI VIDA EN UN PAR DE COPLAS.
Como guitarra de vertiente
Que sale de la madre tierra
Por la grieta de una gran piedra
Al encuentro de un rió solamente
Así salió mi vida presente
De mi casa y mí querida gente.
---------------Tomando con fuerza el camino
Por una orillita de salta
Busque con ansia un destino
Dejando atrás, y decirlo me halaga
El amor de tatita y mi mama
--------------Por probar la sal de la vida
Me senté en las ancas de un potro
Con un gaucho domador y mozo
Galopeé sendas desconocidas
Permiso pa nombrar a mi esposo
En estas sencillas rimas
Con domingo Faustino titi Orozco
Me quede trampeada y querida.
------------------Cambie mi casa paterna
De grandes puertas y ventanas
Pa vivir en un ranchito
A laó del hombre que amaba.
Ana Maria Hossain
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