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Las relaciones cubano-dominicanas,
su escenario hemisférico (1944-1948)
Archivo General de la Nación
Volumen CXXX
Las relaciones cubano-dominicanas,
su escenario hemisférico (1944-1948)
Jorge Renato Ibarra Guitart
Santo Domingo
2011
Archivo General de la Nación, volumen CXXX
Título: Relaciones cubano-dominicanas, su escenario hemisférico (1944-1948)
Autor: Jorge Renato Ibarra Guitart
Primera edición: 2011
Cuidado de la edición: Consuelo Muñiz
Diagramación y diseño de cubierta: Harold M. Frías Maggiolo
Ilustración de portada: fotocomposición: Harold M. Frías Maggiolo)
De esta edición:
© Archivo General de la Nación, 2011
Departamento de Investigación y Divulgación
Área de Publicaciones
Calle Modesto Díaz 2, Zona Universitaria,
Santo Domingo, Distrito Nacional
Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110
www.agn.gov.do
ISBN: 978-9945-074-22-2
Impresión: Editora Búho, S.R.L
Impreso en República Dominicana / Printed in Dominican Republic
Índice
Capítulo
i
Renace una esperanza (1944-1945)
Antecedentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
La nueva coyuntura de la Segunda Guerra Mundial. . . . . . 15
Solidaridad cubana con la causa dominicana. . . . . . . . . . . 21
Cubanos en la República Dominicana. . . . . . . . . . . . . . . . . 40
El monitoreo norteamericano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43
La perspectiva cubana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
C apítulo ii
1946. Entre maniobras políticas y complots
Confrontación ideológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
El exilio dominicano a la ofensiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
Labor de zapa en Cuba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Los Estados Unidos, colaboradores indirectos . . . . . . . . . . . 88
Nuevas maniobras políticas de Trujillo . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Un malogrado experimento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Comunistas en aprietos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
Planes de la emigración revolucionaria, falsa alarma y
complots trujillistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
–7–
Capítulo
iii
Tras la espada de la libertad
Embestida trujillista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Artimañas de la diplomacia norteamericana . . . . . . . . . . . . 152
La emigración revolucionaria y el terreno
movedizo en los Estados Unidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
La represión se impone . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
El desafío de la expedición revolucionaria . . . . . . . . . . . . . 174
Bregando con lo imposible . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
Diplomacia cubano-dominicana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216
Capítulo iv
Traición y derrota
Escaramuzas diplomáticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 237
Hacia el 15 de septiembre, un momento decisivo . . . . . . . . 257
Operación desmontaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275
Reclamaciones dominicanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
–8–
Capítulo i
Renace una esperanza (1944-1945)
Antecedentes
as primeras noticias que tenemos sobre la presencia de
L
emigrados dominicanos que conspiraban contra la dictadura
trujillista instalada en Santo Domingo, datan del año 1933. Estos grupos de exiliados arribaron poco tiempo después de los
hechos que condujeron al golpe de Estado contra el gobierno
de Horacio Vázquez en marzo de 1930 y las elecciones turbulentas de agosto de ese propio año que dieron paso al comienzo de la llamada Era de Trujillo en la República Dominicana.
Para ese entonces, la mayor de las Antillas se encontraba en
un momento de plena efervescencia revolucionaria, conocido
como el período crítico de los años 30, iniciado desde la década de los años 20 del pasado siglo con el renacer de la conciencia nacional cubana. Esta etapa revolucionaria comenzó con
el combate contra el régimen tiránico de Gerardo Machado
y continuó con las luchas protagonizadas por los sectores populares contra otros gobiernos representantes de la oligarquía
nacional y el imperialismo norteamericano. En esas circunstancias las clases dominantes tuvieron que ceder algunas posiciones a fines del año 1933, pero ya en 1934, auxiliados por la
traición del coronel Fulgencio Batista, recuperaron el poder
político. Sin embargo, la reacción criolla no llegó a tener el
–9–
10
Jorge Renato Ibarra Guitart
control absoluto del país, debido a la resistencia ofrecida por
los grupos revolucionarios de la oposición, quienes mantuvieron una lucha frontal hasta 1935. Esa fecha se considera la
del fin de la oposición revolucionaria radical al régimen militarista de Batista, porque fue entonces que fracasó la huelga
general revolucionaria convocada por el Comité de Huelga
estudiantil y se produjo el asesinato de dos importantes líderes
revolucionarios en el Morrillo, el cubano Antonio Guiteras y el
venezolano Carlos Aponte.1
Con posterioridad, el régimen militarista, enfrentado a una
nueva coyuntura internacional y toda vez que logró aplastar
la resistencia revolucionaria mediante una cruenta represión,
procedió a realizar algunas reformas “desde arriba” que no
comprometieron a fondo el poder de la oligarquía y el imperialismo. Batista, alentado por la política del “Buen Vecino”
de Franklin D. Roosevelt y sintiéndose dueño de la situación
en Cuba, aceptó ciertos cambios que le sugerían sus asesores,
quienes estaban interesados en neutralizar cualquier protesta
social que pudiera resurgir. Fue por ello que durante 1937 y
1939 el general aprobó la amnistía de los presos políticos, la
legalización de los partidos de oposición, la reorganización del
movimiento sindical cubano que condujo a la fundación de la
Confederación de Trabajadores Cubanos (CTC) y finalmente
la convocatoria a Asamblea Nacional Constituyente. En esta
nueva situación fue preciso reorganizar todo el aparato de lucha política que estaba deprimido por la represión y relanzar
ciertas demandas dentro de la lucha legal. Cobraron fuerza,
entonces, la labor de propaganda y proselitismo político para
1
Carlos Aponte: Nació el 12 de diciembre de 1901 en Caracas. Se inició de joven en las luchas contra la tiranía de Juan Vicente Gómez en
Venezuela. En enero de 1928 se incorporó a la lucha que encabezaba
Sandino en Nicaragua. Cuando conoció a Antonio Guiteras, expresó que
se trataba de otro Sandino, y concluyó: “En Cuba fue donde en realidad
pude aclarar mi línea de luchador antiimperialista”. También compartió
experiencias de lucha con el dirigente obrero cubano Ramón Nicolau.
Relaciones cubano-dominicanas...
11
el logro de ciertas concesiones al pueblo en general y la clase
obrera en particular.
En 1934 muchos revolucionarios cubanos, bajo las botas del
tirano Batista, apoyaron a sus similares dominicanos en una
expedición contra otro sátrapa del Caribe: Rafael Leónidas
Trujillo. El ambiente revolucionario de entonces favoreció que
se combinaran esfuerzos de ambas partes para enfrentar esas
dictaduras caribeñas desde todos los frentes posibles. Aunque
la prioridad del gobierno Caffery-Batista-Mendieta era controlar la oposición interna, sus agentes de seguridad advirtieron
sobre el peligro de subestimar las conspiraciones que estaban
gestando los dominicanos en Cuba, estos, pues, comprendían
que esos planes podrían significar una amenaza contra su propio régimen.
Un informe detallado de diciembre de 1934 acerca de la
conspiración dominicana en Cuba, redactado por el teniente coronel Ignacio Galíndez, demostró los vínculos entre los
revolucionarios de las dos naciones antillanas. En principio
los exilados dominicanos actuaban bajo la cobertura de que
apoyaban a quien había sido un antiguo aliado del mismo Trujillo, Rafael Estrella Ureña, depuesto como vicepresidente y
acusado de traidor por el dictador dominicano. A todo ello
añadían que sus acciones de entrenamiento militar no podían
ser peligrosas para Cuba pues eran controladas por dominicanos bien notorios, y las autoridades cubanas conocían de
las mismas de una manera discreta. Por entonces se hizo una
denuncia pública de que había sectores dentro de la Marina
de Guerra que conspiraban junto con Guiteras para retomar
el poder, hecho confirmado por el propio coronel Galíndez,
quien lo vinculó a la conspiración y entrenamiento de los revolucionarios dominicanos: “He podido comprobar que el
Comandante Gómez de la Infantería de Marina de Guerra y
el Comandante Santana, Director de la escuela de Cadetes del
Morro [...] han tenido contacto de cierta manera con los directores de las concentraciones revolucionarias dominicanas”. En
12
Jorge Renato Ibarra Guitart
el informe del coronel Galíndez se establece que aunque los
servicios secretos agregados a la Embajada norteamericana en
La Habana seguían de cerca estos preparativos insurreccionales, “el Honorable Embajador Caffery es ajeno completamente
a este asunto, antes al contrario [...], demuestra claramente su
asombro y desagrado”.2
En su informe secreto, Galíndez expresaba que había que
reprimir cuanto antes esa conspiración anti trujillista porque
podía desembocar en una revuelta general que comprometía
al propio gobierno cubano. Se estaba gestando una revolución
latinoamericana contra todas las dictaduras, a partir de los sentimientos de solidaridad y hermandad entre revolucionarios
de distintos orígenes. Desde entonces Guiteras tenía en perspectiva unir a todos los líderes revolucionarios de América en
una organización que sería continuidad de Joven Cuba: Joven
América.3 Esta nueva organización debería coordinar la lucha
contra el imperialismo y las oligarquías en todo el continente,
por ello Guiteras entabló un estrecho vínculo con el venezolano Carlos Aponte, quien había sido coronel de las guerrillas
de Sandino y tenía una vasta experiencia como combatiente
revolucionario en distintos países de nuestra región. Cuando
ambos caen en el Morrillo tenían en mente preparar una expedición a Cuba desde México con el apoyo de Lázaro Cárdenas. Guiteras, desde sus tiempos de ministro de Gobernación,
había diseñado una estrategia de lucha común contra las dictaduras y el dominio imperialista en la cual se debían integrar
los revolucionarios latinoamericanos. Galíndez, al tanto de
todo ello, advertía al mando superior lo siguiente:
He podido comprobar que dentro de tales concentraciones,
aunque por motivos diferentes, hay elementos comunistas,
2
3
Instituto de Historia de Cuba. Ejército (1934-1952), signatura: 24/36/1:561/1-6.
José Tabares del Real: Guiteras, Editorial Ciencias Sociales, Instituto
Cubano del Libro, La Habana, 1973, p. 497.
Relaciones cubano-dominicanas...
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auténticos, abecedarios y guiteristas. Guiteras, ya desde los
tiempos del Doctor Grau, y siendo Secretario de Gobernación, se mostraba partidario decidido de una lucha contra
Trujillo, y terminada esta, una concentración de revolucionarios antillanos para llevar la guerra a Venezuela. Por
todo lo que es sensato pensar, que tales elementos antes
de lanzarse a una aventura revolucionaria en Santo Domingo, de muy difícil éxito [...] se dedicaran a hacer una
revolución en Cuba aprovechándose de esta oportunidad
y pretexto”.4
El coronel en su informe admitía que la conspiración estaba bien penetrada por oficiales del ejército cubano, quienes
conocían detalles sobre la misma, y estaban al corriente, incluso, de su contraseña: “No trago. Tengo angina”. Galíndez
también reconocía que el presidente Trujillo tenía su propio
servicio secreto dentro del país y temía que este protestara
ante el Gobierno de los Estados Unidos e hiciera que el mismo
reaccionara en contra de la tolerancia de esos movimientos
en Cuba.5 Pero la aprensión mayor de los servicios secretos
del ejército radicaba en que ya tenían informes de la salida
de muchos revolucionarios cubanos del país. Se esperaba que
estos prepararan expediciones desde México y Honduras para
continuar la lucha armada en Cuba, y asociaba estos planes a
los entrenamientos militares para combatir a Trujillo, a ello
agregaba que “elementos guiteristas” habían despachado, desde La Habana con rumbo a las Islas Tortugas, una goleta de
gran capacidad destinada al transporte de armas para dichas
expediciones. Finalmente el alto oficial cubano concluía: ¨Todos los elementos que aparecen ayudando a los dominicanos
en preparar una revolución contra Trujillo, lo hacen primero,
4
5
Instituto de Historia de Cuba. Ejército (1934-1952), signatura: 24/26/1:561/1-6.
Ibídem.
14
Jorge Renato Ibarra Guitart
pensando en una revolución en Cuba, pues los mismos dominicanos comprenden, que si esta triunfara serían mayores y
más fáciles los auxilios que desde el poder, después, podrían
recibir para su lucha contra Trujillo¨.6
En un primer momento, las circunstancias de inestabilidad
política beneficiaron las acciones de estos grupos revolucionarios dirigidas a producir un viraje en la correlación de fuerzas
existentes. Sin embargo, los desacuerdos entre las distintas
fuerzas opositoras, junto a las maniobras combinadas de los
sectores dominantes con el imperialismo norteamericano, favorecieron la consolidación de los sectores reaccionarios en el
poder. Después de vencida la revolución mediante la represión,
fue necesario adelantar algunas reformas que no cuestionaron
ni pusieron en peligro la estructura neocolonial vigente. El
imperialismo, para dar curso a su política del “Buen Vecino”,
retiró los mecanismos jurídicos de injerencia más directa y se
comprometió formalmente a no intervenir en los asuntos internos de cada país latinoamericano.
En realidad ya estaban creadas las bases de la dependencia de los sectores de la oligarquía latinoamericana hacia
Wall Street, conformadas las fuerzas represivas bajo la supervisión norteamericana y, en algunos casos, penetradas
las fuerzas revolucionarias, a las que nunca les había sido fácil vertebrar una sólida unidad, y cuyas diferencias, muchas
veces insalvables, siempre habían contribuido a dispersar
sus esfuerzos transformadores ante el poder ya establecido.
Esto no niega la voluntad dirigida a lograr la unidad de las
fuerzas revolucionarias entre los sectores populares a lo largo de la historia, voluntad que se ha empeñado en circunstancias difíciles.
Esa intención de Washington dirigida a no intervenir en los
asuntos internos de las naciones latinoamericanas contribuyó,
paradójicamente, al reconocimiento de crueles dictaduras en
6
Ibídem.
Relaciones cubano-dominicanas...
15
todo el continente. De esa manera se favorecían a las fuerzas
represivas que, actuando con el apoyo logístico de los Estados
Unidos, violaban las normas jurídicas de sus países. A los efectos del “Buen Vecino” bastaba que un gobierno se proclamara soberano, con un mínimo de apoyo entre los sectores de
la oligarquía, para obtener la aquiescencia del Tío Sam. No
era preciso indagar mucho en sus orígenes, legalidad u otros
aspectos morales. Por eso las dictaduras de Batista, Trujillo y
Somoza –entre otros– tuvieron siempre la venia de la administración Roosevelt que por doce largos años rigió los destinos
de la gran nación del Norte. Un equipo bien estable de funcionarios en el que se pudo mantener un mismo presidente, un
mismo secretario de Estado, Cordell Hull, y un idéntico secretario asistente para América Latina, Sumner Welles, apoyaron
a profundidad esta política. Si bien Welles tenía sus reservas
personales contra Trujillo no pudo menos que asumir las directivas de sus superiores en relación al gobierno dominicano
con el que eran preciso relaciones “cordiales pero frías”.7
La nueva coyuntura de la Segunda Guerra Mundial
A partir de 1943, teniendo en cuenta la nueva coyuntura
histórica que surge con la Segunda Guerra Mundial, el aparato
burocrático de la administración Roosevelt empieza a sufrir
cambios: en ese mismo año, Sumner Welles renuncia, presionado por Cordell Hull. El propio Hull deja su cargo en 1944
para ocuparse de la fundación de la ONU. En abril de 1945
concluyó la Segunda Guerra Mundial, murió el presidente Roosevelt, y el gobierno estadounidense pasó a ser comandado
por Harry Truman. En esos años cercanos el fin de la guerra
7
Bernardo Vega: Los Estados Unidos y Trujillo. Colección de Documentos
del Departamento de Estado y de las fuerzas armadas norteamericanas.
Año 1945, Editorial Fundación Cultural Dominicana, Santo Domingo,
1987, p. 18.
16
Jorge Renato Ibarra Guitart
mundial, los cambios producidos dentro del alto mando norteamericano y las condiciones históricas emergentes propiciaron que nuevas corrientes dentro del aparato diplomático
estadounidense avivaran su disputa en la formulación de una
política diferente hacia el mundo en general y América Latina
en lo particular. La derrota en la guerra mundial de dictaduras
fascistas como la alemana y la italiana favoreció el repudio a los
regímenes de fuerza que se mantenían en América Latina; ya
en 1944 habían caído las dictaduras en El Salvador y Guatemala. En esas circunstancias el régimen trujillista, a pesar de su
apoyo incondicional a los Estados Unidos durante la Segunda
Guerra Mundial, se apreciaba como un anacronismo.
Los Estados Unidos empezaron a tomar distancia de gobiernos de corte dictatorial en Hispanoamérica: el de Franco
en España, Perón en Argentina y Trujillo en República Dominicana. Como en el Pentágono y en el mismo Departamento
de Estado todavía había resistencia a darles la espalda completa a esos cuestionados servidores del imperio, les sugirieron hicieran algunos cambios cosméticos para adaptarse a
los nuevos tiempos. Es así que Nelson Rockefeller, como secretario asistente para América Latina, y Avra Warren, quien
había pasado a ocupar el cargo de director de la Oficina de
Repúblicas Americanas, en alianza con algunos altos jefes
militares del Pentágono como George H. Brett, comandante
general del Comando de Defensa del Caribe, apoyaron a la
dictadura trujillista. En 1944 Rockefeller visitó Santo Domingo, contraviniendo la orientación oficial de mostrar frialdad
hacia Trujillo, y le recomendó al dictador ofrecer algunas
concesiones a la oposición, a los efectos de crear una pantalla de democracia ficticia. Ese propio año el general Brett
apareció por tierras quisqueyanas y elogió públicamente a
Trujillo. Entonces el Benefactor dominicano “extrañamente”
hizo anuncios de elecciones cuando faltaban tres años para
convocarlas e invitó a los partidos de la oposición a iniciar
campañas públicas.
Relaciones cubano-dominicanas...
17
A pesar de estos intentos de dar continuidad a regímenes
personalistas como el de Trujillo mediante cambios superficiales, dentro del cuerpo político del imperialismo se estaba gestando una nueva diplomacia dirigida a aislar a las dictaduras y
asegurar una transición política en esos países. En ese sentido
cabe destacar el pensamiento y la ejecutoria del cerebro político principal de esos cambios, el entonces embajador en La
Habana, Spruille Braden. Braden, en las elecciones cubanas
de 1944, les había prohibido a las empresas norteamericanas
financiar campañas políticas, medida que afectó principalmente al candidato oficial Fulgencio Batista y favoreció a su oponente, Ramón Grau San Martín. En Cuba se corrió el rumor
de que Batista declararía al embajador estadounidense “persona non grata” pero ello no pasó de allí puesto que la política
del “Buen Vecino” también ofrecía márgenes razonables de
apoyo y reconocimiento a las dictaduras caribeñas: “respetar
para que se le respete”.8 Por otro lado, Ellis O. Briggs, quien
había sido subordinado Braden en La Habana en 1944, fue
designado embajador en Santo Domingo y allí quiso implantar
una medida similar, dirigida a los empresarios estadounidenses
pero fue trasladado a China. Según el embajador dominicano
en Washington, Emilio García Godoy, cuando Braden y Briggs
estaban oficiando en La Habana recibían a exiliados dominicanos por vía del exiliado español Gustavo Durán.9
Braden, como nuevo ideólogo del imperialismo, pensaba
que la política del “Buen Vecino” debía abrirse a nuevas interpretaciones a partir del criterio de que las obligaciones entre
los países del hemisferio tenían que ser “en dos vías” y aclaraba que Washington debía tener relaciones más amistosas con
países que practicaran la democracia. Mientras era embajador
en La Habana, redactó un memorando histórico, orientado
a cambiar la política exterior de los Estados Unidos hacia las
dictaduras latinoamericanas, en el mismo señalaba:
8
9
Bohemia, año 37, no. 18, p. 33, 6 de mayo de 1945.
Bernardo Vega: Ob. cit., pp. 19-20.
18
Jorge Renato Ibarra Guitart
Cuando la amenaza de una acción militar en el Nuevo
Mundo de nuestros enemigos haya sido eliminada, creo
que debemos volver a examinar nuestras políticas con
respecto a los dictadores y a los gobiernos desacreditados,
que son la negación de los principios y las libertades democráticas por las cuales ahora luchamos […] no podemos
ignorar lo que […] puede ser la amenaza más peligrosa
e insidiosa de la era de la postguerra al modo de vida de
las Américas y de la democracia: el comunismo. Se debe
tener presente que las leyes de acción y reacción hacen que
las dictaduras preparen más profundamente el suelo fértil
para esa ideología tan destructiva.10
En realidad Braden, un liberal demócrata clásico, estaba
más preocupado por el peligro que corrían los intereses norteamericanos en la región que por las libertades políticas en
sí mismas. Según su pensamiento, en la nueva coyuntura que
siguió a la Segunda Guerra Mundial, las dictaduras podrían
generar una situación de descontento general que condujera
a revoluciones de corte radical. Esta teoría tenía como sustento de fondo la propia seguridad de los Estados Unidos:
Si no tenemos éxito en sostener y aumentar el entusiasmo de la práctica de los ideales democráticos en todo el
continente, el vacío se llenará con peligrosos “ismos” que
pondrán en peligro nuestra forma de vida […] Nuestra
propia seguridad nos impulsa hacia una acción afirmativa,
ahora. […] La mejor manera de saber cómo hacer que la
democracia funcione es precisamente tratando de hacerla
funcionar. El solo hecho de demostrar implícitamente una
aprobación aparente a los dictadores […] puede servir
¨Informe de Spruille Braden al secretario de Estado del Departamento
de Estado, La Habana, 5 de abril de 1945, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
pp. 151-152.
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para extender el sistema a otros sitios y a desalentar a los
pueblos, de tal manera, que los induce a aceptar ‘cualquier
cosa por un cambio’, ya sea nazismo, falangismo o comunismo. […] Así, finalmente, nuestros intereses gubernamentales y otros sufrirán inevitablemente económica, política y
militarmente y aún en otros sentidos.11
Por su parte, en 1942, Trujillo aprovechó un incidente en la
serie mundial de béisbol amateur en La Habana para romper
relaciones con Venezuela, medida que lo ponía a un paso de
tronchar las que sostenía con Cuba. Precisamente en marzo
de 1943, el ministro cubano en Santo Domingo, José Sánchez
Arcilla, se trasladó a La Habana para advertir a sus superiores
que Trujillo amenazaba con una ruptura de relaciones en protesta por los ataques verbales que se le hacían desde Cuba.12
Durante esos años se celebraron importantes conferencias regionales como la de San Francisco, Chapultepec y Montevideo,
donde se hicieron esfuerzos para una posible intervención
multilateral contra las dictaduras pero en la práctica nunca
se llegó a alcanzar ese objetivo en virtud de maniobras tanto
de la Argentina de Perón como de la República Dominicana
de Trujillo. En ese resultado también se deben considerar las
reservas que todavía tenían los propios Estados Unidos para
emplearse a fondo en condenar las dictaduras aunque ya en
la Conferencia de Montevideo dieron apoyo directo a la propuesta uruguaya sobre intervención colectiva contra los regímenes de fuerza. Sin embargo, dicha propuesta no tuvo apoyo
suficiente en América Latina.
Spruille Braden, después de su ejecutoria como embajador
en Cuba, fue promovido por el secretario de Estado Byrnes a
secretario de Estado adjunto para América Latina, logrando
Ibídem, pp. 154-155.
Trujillo es un nazi (Pruebas documentales). Editado por Unión Democrática
Antinazista Dominicana, La Habana, Cuba, s/f, p. 11.
11
12
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Jorge Renato Ibarra Guitart
vencer la fuerte resistencia de sectores más reaccionarios en el
Senado, según sus propias palabras: “El Pentágono, que quería
dar asistencia militar a Perón, y que no perdonaban mi oposición a las propuestas de Brett y Warren, estaba presionando en
contra de mi confirmación”.13
Estos cambios a nivel de la diplomacia norteamericana corrieron parejos en el tiempo al ascenso al poder de gobiernos
enemigos del régimen trujillista, que sustentaban el sistema
de la democracia representativa. En junio de 1944 fue electo
presidente de Cuba Ramón Grau San Martin; en julio de 1945,
Juan José Arévalo toma el poder en Guatemala, en tanto en octubre asume la presidencia, en Venezuela, Rómulo Betancourt.
Estos tres gobiernos, unidos al de Élie Lescot en Haití, resultaron abiertamente hostiles a Trujillo por lo que se crearon las
condiciones para que los exiliados dominicanos desarrollaran
una vasta conspiración con el sustento armado que les dieron
estas administraciones. Al mismo tiempo, en el Departamento
de Estado norteamericano, se generó una política destinada
a enfriar las relaciones con la dictadura trujillista, esto facilitó una suerte de consentimiento indirecto a los complots que
en su contra tejían sus rivales en el Caribe. Otros sucesos de
esa etapa pondrían en alarma al trujillismo: Juan Bosch, uno
de los líderes más connotados en el exilio dominicano, en sus
periplos por el área caribeña obtenía armas de Haití, Venezuela, Guatemala y Cuba. En el mismo Washington, el senador
cubano Eduardo Chibás solicitaba la salida del poder de Trujillo y, por último, Haití declaraba persona no grata al cónsul
dominicano.
Desde finales de 1945 y hasta junio de 1947, los más altos
funcionarios del Departamento de Estado que atendían América Latina, Braden y Briggs, mantuvieron su política de antagonismo hacia Trujillo. Esta estrategia los condujo a aprobar
las restricciones en las ventas de armas a Argentina y la Re Bernardo Vega: Ob. cit., p. 21.
13
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21
pública Dominicana. En general, los diplomáticos estadounidenses fueron más beligerantes con Perón, a quien exigieron
su renuncia, pero nunca llegaron a aprobar siquiera una declaración de pública condena al régimen trujillista, aguardaron por el momento que consideraban más óptimo, el cual
nunca llegó.14 Ni siquiera el Aide-Memoire de 28 de diciembre
de 1945, mediante el cual se cortó el suministro oficial de armas a Trujillo, fue de conocimiento de la opinión nacional
e internacional, y Trujillo se burló del mismo adquiriendo
armas en Brasil y Canadá. El imperialismo, debido al estado
de la opinión pública mundial en esa hora histórica, deseaba
mantener su hegemonía al sur del río Bravo y procuró que
las dictaduras asumieran compromisos mínimos que dieran
paso a un régimen de democracia representativa. Pero estos
cambios los encausaba con mucha cautela para impedir que
protestas populares crearan una situación que comprometiera
los intereses norteamericanos, por ello la hora de desahuciar
definitivamente a Trujillo no llegó por esos años.
Solidaridad cubana con la causa dominicana
Hemos visto cómo desde los primeros años en que se instaló
la dictadura trujillista, Cuba sirvió de centro de proselitismo y
entrenamiento militar para los exiliados dominicanos que pretendían derribar al tirano. A partir del período de conclusión
El régimen militarista de donde emergió la figura de Juan Domingo
Perón, resultado de un golpe de Estado facistoide, procuró un acercamiento con la Alemania nazi. Durante los mandatos de Edelmiro Farell
como presidente y del propio Perón como vicepresidente, la Argentina
se negó a aceptar las demandas norteamericanas de romper relaciones
y declararle la guerra al bloque nazi fascista. Si bien es cierto que con
posterioridad Perón asumió una política de corte nacionalista y populista que también fue motivo de diferencias con Washington, a la vez es
conocida la política de Perón de ofrecerles cobija a los refugiados nazis
una vez concluida la Segunda Guerra Mundial.
14
22
Jorge Renato Ibarra Guitart
de la Segunda Guerra Mundial, este movimiento de resistencia
ubicado en la mayor de las Antillas se articuló de modo muy
coherente e irradió solidaridad por el resto del mundo.
En Cuba este momento, cuando estaban creadas las condiciones históricas, con la derrota del fascismo, para incrementar la solidaridad con la causa revolucionaria dominicana, coincidió con el ascenso al poder del presidente Ramón Grau
San Martín. Situación que favoreció un apoyo material y moral
a las campañas y conspiraciones contra el trujillismo pero, al
propio tiempo, representó un reto para los verdaderos revolucionarios, quienes debieron hacer frente a los manejos politiqueros de oportunistas de todo tipo que quisieron medrar con
este noble ideal.
En un memorando del cónsul dominicano en La Habana,
este se quejaba de la tolerancia del Gobierno cubano hacia
los frecuentes actos de denuncia contra la tiranía de Trujillo convocados por el Partido Revolucionario Dominicano:
“En sus discursos exhortan a todos los pueblos de América
a ayudar al derrocamiento del actual gobierno dominicano,
sin que las autoridades cubanas intervinieran para frustrar el
acto”.15
Las críticas de los representativos del “Benefactor” no solo
llegaban a los cubanos, también se extendían a otros latinoamericanos que, de paso por la isla, se pronunciaban contra su
dictadura. Tal es el caso de las correcciones que le dirigieron
a un diputado venezolano que intervino en un mitin en La
Habana: “El gobierno de la República Dominicana invita al
diputado venezolano […] Sr. Andrés Eloy Blanco para que
venga a Santo Domingo a fin de que compruebe la falsedad
absoluta de todo lo que viene declarando contra el gobierno
de este país […]. Esta protesta solo se formula contra el régi Mu-Kien Adriana Sang: La política exterior dominicana 1844-1961. Tomo II.
La política exterior del dictador Trujillo 1930-196, Editorial Secretaría de relaciones Exteriores de la República Dominicana, Santo Domingo, República Dominicana, 2000, pp. 537-538.
15
Relaciones cubano-dominicanas...
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men que por su eficacia administrativa ha obtenido el rescate
de la dignidad y las soberanías nacionales”.16
Asimismo La Habana fue sede por esos años de frecuentes
reuniones de los partidos y organizaciones de la oposición
dominicana, como el Primer Congreso del Partido Revolucionario Dominicano de 1943 y el Congreso del Frente Unido
de Liberación Dominicana en 1944, clausurado en el Aula
Magna de la Universidad. Por otro lado, desde 1943 la Embajada haitiana en La Habana fomentó los nexos de los exiliados
dominicanos con la resistencia francesa a la ocupación nazi;
un documento firmado por el embajador dominicano, Virgilio
Díaz Ordóñez, lo demuestra cuando señala como responsable
de esos contactos al encargado de negocios haitiano, Antoine Bervin. Este facilitó el encuentro de estos exiliados con
la agrupación Amigos de la Cultura francesa, apoyada por el
delegado del Comité de Liberación Nacional Francesa, el Sr.
Philippe Grousset. Como el gobierno haitiano de Lescot era
enemigo de Trujillo, se temía que se estuviera tejiendo una
conspiración. Díaz Ordóñez también apuntaba que el entonces ministro del gobierno de Batista, Santovenia, era amigo de
los exiliados dominicanos.17
Por otro lado, las muestras de apoyo que brindó el estudiantado universitario de la región resultaron altamente demostrativas de la confraternidad de los pueblos de América hacia el
pueblo dominicano, las mismas estaban dirigidas a movilizar
la opinión pública internacional contra los crímenes de la dictadura trujillista.
En ese sentido la convocatoria partió de un núcleo de estudiantes dominicanos que, víctimas de la represión, elaboraron un documento en octubre de 1944, “A los estudiantes
de América”, donde reclamaban la solidaridad de todo el
continente:
Ibídem, p. 548.
Ibídem, p. 547.
16
17
24
Jorge Renato Ibarra Guitart
No se debe esperar el término de la guerra para brindarnos esa colaboración. Este es el momento más oportuno
cuando todo el pueblo dominicano está en ascuas, ardiendo de entusiasmo por el derrocamiento del régimen de
Trujillo. Cuando tiene esperanzas de que América no le
negará su ayuda más efectiva. Ha llegado el momento de
que América entera participe eficazmente en el destierro
de las dictaduras de su continente.18
El propio documento establecía que ya se estaban recibiendo
muestras de respaldo efectivo, y ejemplificaba con la denuncia
hecha por el Congreso venezolano sobre la tiranía dominicana, la creación en Cuba de un Comité Congresional en pro de
la restauración de la democracia en la República Dominicana,
así como con la conformación, en la Universidad de La Habana, de un Comité Universitario con los mismos fines.
De este manifiesto se hizo eco inmediato la FEU de Cuba,
que estimaba necesario, a partir de los nuevos tiempos que se
anunciaban al fin de la Segunda Guerra Mundial, combatir las
dictaduras a nivel mundial debido al grado de interdependencia de la vida internacional: “Mientras existan tiranías en el
mundo será imposible la pacífica convivencia de las naciones y
el progreso de la humanidad”.19
Concluían los universitarios cubanos emplazando a los pueblos de América a la lucha activa para poner fin al régimen
trujillista:
Trujillo está precipitado a la catástrofe. Lo exigen sus asesinatos y sus robos a los caudales públicos. Sin embargo,
es preciso luchar, ahora más que nunca, para adelantar la
caída del tiranuelo dominicano.
¡Compañeros de Cuba y de América! ¡Contestemos el
mensaje de nuestros compañeros estudiantes de Santo Do Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 2, folio 17.
Ibídem, folio 10. Prólogo de la FEU de fecha 26 de abril de 1945 a folleto
de estudiantes dominicanos.
18
19
Relaciones cubano-dominicanas...
25
mingo, dedicando nuestros mayores esfuerzos a la liberación de su patria!
José Martí, apóstol de la libertad americana nos hubiese
aconsejado lo mismo.20
Correspondiendo al llamado de los estudiantes dominicanos en pro de la solidaridad mundial respondieron también
los universitarios mexicanos:
Santo Domingo y los pequeños países centroamericanos
que aún no se sacuden la tutela de los dictadores sin escrúpulos, no serán, al final de la guerra, islas de ignominia
[…] Se impone un cambio radical en la situación. Los universitarios de Santo Domingo tienen ante sí la tarea ineludible de luchar, ahora más que nunca, contra la dictadura.
[…] En esta tarea no marcharán solos, ya que contarán
con la ayuda de sus hermanos de México, y de todos los
estudiantes de América.21
Muy sobresaliente resultó la aprobación en el Congreso venezolano, por acuerdo unánime de sus dos Cámaras, de una
moción de repudio al régimen de Rafael L. Trujillo “por su
naturaleza nazifascista”. La misma se acordó el 6 de julio de
1944 y resultó de gran impacto continental:
Que ya se contempla el final de la guerra en Europa […].
Sería una vergüenza para los regímenes democráticos […]
que entre las democracias vencedoras estuvieran regíme Ibídem. Firmaron el documento: Manolo Castro, presidente de la FEU,
y Eduardo Corona, presidente del Comité Universitario Pro-Democracia
Dominicana.
21
Ibídem. Prólogo de la FEU del Distrito Federal de México. Firmado por
Jorge Tappan Alayola, secretario de la organización; Luis Correa Sarabia,
secretario de Relaciones, y Ernesto Julio Teissier como presidente de la
Comisión de Prensa.
20
26
Jorge Renato Ibarra Guitart
nes dictatoriales reconocidos en toda América como copias
serviles del nazifascismo, a veces más crueles y en ocasiones
cómplices de Hitler y sus lacayos, como lo es, por ejemplo,
el que para baldón de nuestro continente está sufriendo la
República Dominicana encabezado por el tirano Rafael L
Trujillo.22
En Cuba, Venezuela y México radicaban los núcleos de
emigrados dominicanos más activos en la cruzada contra el
trujillismo. En esos países encontraron una mejor acogida por
parte de sus pueblos y de importantes sectores políticos del
gobierno. Precisamente Ángel Miolán, a nombre de la sección
del Frente Unido de Liberación Dominicana en México, hizo
agudas precisiones sobre el momento que vivía su país a pocos
días de la derrota de los ejércitos de Hitler. Consideraba que
la dictadura trujillista hacía esfuerzos para consolidarse y abrir
nuevas relaciones de manera de “entrar al mundo de la postguerra y echar raíces en el mismo”, y planteaba la necesidad de
frustrar estos planes y aprovechar ese momento histórico para
la “liberación de nuestro pueblo”.23
La ira del tirano dominicano no se hizo esperar. En marzo
de 1945, en una conspiración para derrocar al gobierno de
Ramón Grau dirigida por Eleuterio Pedraza, se encontraron
indicios de que Trujillo le había ofrecido apoyo logístico y de
armamentos. Según consideraciones del delegado general del
Partido Unido de Liberación Dominicana, Leovigildo Cuello,
a Pedraza se le ocuparon unos telegramas comprometedores
que lo relacionaban con un tal Bosch, que en realidad no era
otro que un traficante de armas argentino que servía al régimen trujillista, nombrado Rodolfo Bosch Pearson. Este estaba
haciendo esfuerzos para hacerle llegar a Pedraza un lote de ar Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 27, folio 35, p. 34.
Instituto de Historia de Cuba. Primeros partidos marxistas-leninistas, sección
Instituciones extranjeras, signatura 1715:250/1/1-4.
22
23
Relaciones cubano-dominicanas...
27
mas con mil ametralladoras de mano, las que deseaba adquirir
en los Estados Unidos, desde donde había solicitado las prioridades de embarque a nombre del gobierno dominicano.24
Por otro lado, debemos destacar que por esos años países
progresistas de la región impulsaron importantes iniciativas
dirigidas a contener los desmanes del trujillismo dentro de
las organizaciones hemisféricas. Pretendían aislar al régimen
dictatorial y acordar medidas colectivas que lo persuadiera a
iniciar pasos conducentes a un cambio político. Estos gobiernos contrarios al tirano tenían en la mira de sus propósitos
dos importantes conferencias internacionales convocadas
para febrero y agosto de 1945, en las que se pretendía trazar
un nuevo rumbo a la diplomacia mundial: las conferencias
de Chapultepec y la de San Francisco. Previo a la primera de
estas reuniones, tuvo un lugar un hecho que puso en aprietos
al régimen del “Benefactor” dominicano, el gobierno haitiano de Lescot denunció públicamente que la satrapía trujillista preparaba un intento de atentado personal destinado a
derrocarlo del poder. La revista norteamericana Newsweek de
11 de diciembre de 1944 dio a conocer que “el presidente de
Haití había elevado al gobierno de los Estados Unidos una
formal acusación contra el presidente Trujillo de la República Dominicana por haber intentado asesinarlo”. Se pudo
comprobar que el cónsul dominicano, Augusto Fernández
Gómez, había urdido todo el complot en alianza con algunos
funcionarios y miembros de la policía haitiana, también se
ocupó un importante lote de armas pertenecientes al ejército
dominicano.25 De esta manera Trujillo creó un mal precedente que demostraba que su dictadura no solo era una amenaza
para sus opositores internos sino también para las repúblicas
vecinas.
Enrique de la Osa: En Cuba. Primer tiempo (1943-1948), Editorial Ciencias
Sociales, La Habana, 1990, p. 95.
25
Bohemia, año 37, no. 6, p. 32, 11 de febrero de 1945.
24
28
Jorge Renato Ibarra Guitart
Antes de que la Conferencia Interamericana de Chapultepec sobre los problemas de la guerra y la paz comenzará sus
sesiones, diversas organizaciones revolucionarias movieron sus
influencias para dirigirse al Ministerio de Estado cubano y conminarlo a condenar al régimen trujillista. Inició la campaña uno
de los miembros del Consejo Supremo del Frente Unido de Liberación Dominicana, el Dr. Juan Isidro Jiménez Grullón, quien
intervino a nombre de esa fuerza política y expresó su confianza
en que el tema de la dictadura de su país sería tratado cuando
se examinara el caso de la Argentina peronista. La FEU, por
su parte, encauzó una gestión ante el canciller mexicano para
exhortarlo a que anulase la invitación de los representantes del
régimen trujillista a dicha conferencia. La propia organización
estudiantil se dirigió al jefe de la delegación cubana, canciller
Cuervo Rubio, para exigirle reclamara la expulsión de la delegación trujillista y, por último, remitió una misiva al presidente de
la delegación haitiana felicitándolo por su propósito de denunciar en ese conclave el atentado urdido por el dictador Trujillo
contra la vida de su presidente. No obstante, la respuesta de
Cuervo Rubio a la FEU no fue todo lo satisfactoria y clara que
los jóvenes pudieran esperar: “Pueden tener fe en que Cuba
asumirá en la Conferencia una postura progresista”.26
En realidad la delegación cubana, de por sí algo heterogénea en su composición, no pudo asumir ese tipo de compromisos y debió enfrentar la acción de algunos cabilderos que
presionaron para limitar su agenda de asuntos. Entre estos se
encontraron el ex canciller y líder del ABC, Jorge Mañach,
el senador del Partido Liberal, Emilio Núñez Portuondo, y el
profesor universitario Herminio Portell Vilá. La revista Bohemia reportó que habían tenido lugar “reuniones de carácter
extraño”, donde, por ejemplo, el Dr. Mañach propuso que la
América Latina debía unirse en un bloque de gobiernos para
defender sus intereses pasándole por encima a la observación
Bohemia, año 37, no. 8, pp. 30-31, 25 de febrero de 1945.
26
Relaciones cubano-dominicanas...
29
“de alguien” en el sentido de que sería difícil conciliar las proyecciones políticas de gobiernos democráticos con los dictatoriales: “La unión no puede realizarse con gobernantes que
repudian la democracia y oprimen sus pueblos”. Estas conversaciones promovidas por Núñez Portuondo se efectuaron con
posterioridad a la salida del embajador Braden, y a ellas no
se convocó a ningún delegado oficial a la conferencia. Todo
parece indicar que estos señores influyeron en la una postura
posterior del Ministerio de Estado que cuestionó la propuesta
del presidente Grau para que Eduardo Chibás asistiera como
delegado al encuentro en Chapultepec. Los argumentos eran
que Chibás se había manifestado “muy descaradamente” sobre
ciertos gobiernos latinoamericanos y en su residencia se había
constituido el Comité Pro Democracia Dominicana integrado por diversos congresistas cubanos, se creía que “todo esto
pudiera crear una situación difícil a la delegación que irá a
México”. Pero el presidente Grau se manifestó sorprendido y
sus interlocutores prefirieron no insistir y Chibás pudo acudir
finalmente a dicha cita.27
En general las resoluciones de la Conferencia de Chapultepec resultaron positivas aunque más bien se quedaron en
el plano de declaraciones generales de principio, sin que se
acordaran medidas específicas para combatir y aislar a las dictaduras latinoamericanas. Entre sus acuerdos cabe destacar
uno de condena implícita a este tipo de gobiernos totalitarios:
“La existencia de sistemas políticos anti-democráticos en el
continente de América perjudica su progreso y crea las bases de la penetración que amenaza desde afuera la seguridad
americana”.28
En definitiva los delegados trujillistas asistieron sin mayores
inconvenientes a la cita interamericana de Chapultepec, y allí
Bohemia, año 37, no. 7, pp. 28-29, 18 de febrero de 1945.
Instituto de Historia de Cuba. Primeros partidos marxistas leninistas, sección: Instituciones extranjeras, signatura: 1/15:257/1/1-3.
27
28
30
Jorge Renato Ibarra Guitart
se expresaron con toda soberbia y cinismo poniendo en una
situación comprometida a la propia delegación norteamericana, la que tuvo que abandonar el recinto cuando, en su discurso, el licenciado Balaguer habló de los grandes demócratas
de este continente: Roosevelt y Trujillo. La demanda haitiana
se redujo a una moción que condenaba la discriminación y
persecución racial y lograron aprobarla con el voto en contra
de los delegados trujillistas.29
Con respecto a la Conferencia de San Francisco, donde se
constituyó la Organización de Naciones Unidas (ONU), podemos decir que todo el exilio dominicano se movilizó para
producir mociones de repudio al trujillismo. Eduardo Chibás,
previo a su salida a San Francisco, sostuvo encuentros con Leovigildo Cuello, delegado general del Frente Unido de Liberación Dominicano. Cuello había recabado del senador auténtico “su más decidida colaboración” y le había indicado que: “la
tiranía de Trujillo […] no podrá sobrevivir en el mundo del
futuro si este se forja de acuerdo a los postulados de la Carta
del Atlántico y de las resoluciones de las más recientes conferencias internacionales […] La historia camina a paso acelerado y si nosotros no ajustamos nuestra marcha a ese paso,
corremos el riesgo del más rotundo fracaso”.30
En general los líderes del exilio dominicano, teniendo en
cuenta los resultados de la conferencia de Chapultepec, estaban atentos a los de estas citas para que no se limitaran solo
a declaraciones, pues era preciso instrumentar medidas efectivas para remover la dictadura trujillista, por ello uno de los
miembros del Consejo Supremo del Frente Unido de Liberación Dominicana, Juan Isidro Jiménez Grullón, declaraba que
la Conferencia de San Francisco debía crear los instrumentos
para “instaurar en el mundo un régimen de libertad y de justi Bohemia, año 37, no. 18, p. 31, 6 de mayo de 1945.
Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 27, folio 35. Carta de Leovigildo
Cuello a Eduardo Chibás, 12 de abril de 1945.
29
30
Relaciones cubano-dominicanas...
31
cia”. Entendía que si no se creaban esos instrumentos “Trujillo
se burlaría de los acuerdos”.31
Amplias expectativas había despertado la reunión en San
Francisco, al punto que un manifiesto del Frente Nacional de
Liberación Dominicana planteaba lo siguiente:
No solicitamos ni toleramos la intervención de un solo
país en nuestras cuestiones nacionales, pero sí solicitamos
la intervención de una comisión representativa de todos
los países democráticos. La organización internacional que
será creada en la Conferencia de San Francisco en California debe elegir dicha comisión representativa de todos los
países democráticos para que el pueblo dominicano pueda
disponer de las garantías indispensables al libre ejercicio
de sus derechos políticos.32
En cualquier caso, la convocatoria a producir acciones diplomáticas que compulsaran a Trujillo a producir cambios
políticos, tenía un límite reducido de resultados posibles y era
preciso que los dominicanos estuvieran alertas ante una posible injerencia de los Estados Unidos en sus asuntos internos.
Si bien es cierto que la solidaridad internacional abría espacios
para la lucha interna, lo más importante quedaba en las manos
de los propios dominicanos. Al respecto resultaron muy pertinentes las consideraciones que el Partido Democrático de la
Revolución Dominicana (PDRD) le hizo al Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en informe que le hizo llegar en esos
momentos de incertidumbre sobre el futuro de Quisqueya:
La guerra y una serie de acontecimientos que ella ha traído
[…] han tenido otra repercusión en la conciencia de nues-
Bohemia, año 37, no. 18, p. 31, 6 de mayo de 1945.
Instituto de Historia de Cuba: Primeros partidos marxistas leninistas, sección: Instituciones extranjeras, signatura: 1/15:257/1/1-3.
31
32
32
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tro pueblo […] ella ha sido, la de eliminar definitivamente
la “fábula” criminal, convertida en mal crónico, de que el
Departamento de Estado de Washington resolvería, a su
debido tiempo, nuestro problema, quitando a Trujillo del
poder […] . La política seguida por el departamento de
estado no deja lugar a dudas: el destino de nuestro pueblo
está en nuestras manos y solo la lucha directa de los dominicanos, con sus propias manos, harán posible el derrocamiento de la tiranía”.33
El PDRD comprendía que la colaboración internacional debía desempeñar un papel complementario al de la lucha del
pueblo dominicano por su liberación definitiva: “Cuando en
fin, la marea revolucionaria se encuentra en franco movimiento de ascenso, el PDRD y JR [Juventud Revolucionaria] plantean la ayuda internacional, no como única salida a nuestro
problema, no como maniobra oportunista destinada a justificar el miedo y la inactividad, sino como movimiento destinado
a hostigar al enemigo y a confundirlo, para facilitar el triunfo
de nuestro objetivo inmediato: la democracia”.34
En principio, aunque algunos gobiernos de la región combatían duramente al trujillismo, otros esperaban que se produjera una transición pacífica que dejara inmune de castigo a los
dictadores latinoamericanos. Tal fue el caso del presidente de
Chile, Juan Antonio Ríos, quien según una versión de prensa
del comentarista de Prensa Libre, Enrique Pizzi de Porras, había criticado a Grau por perseguir a los antiguos seguidores
de Batista: “Doctor Grau: no ataque a Batista. Agrediéndolo,
hace daño a toda la América porque ahora ningún presidente
querrá hacer elecciones honradas. Tengo la seguridad de que
algunos dictadores que padece el continente, al contemplar el
Ibídem, signatura 1/15:250/171-4.
Ibídem.
33
34
Relaciones cubano-dominicanas...
33
bello ejemplo de las elecciones cubanas, se habrían dispuesto
a lavarse de sus culpas, como en un Jordán”.35
En medio de esas ingentes gestiones por rescatar al pueblo
dominicano de las garras de Trujillo, descolló una personalidad política que de por sí ya tenía peso y protagonismo en la
vida nacional cubana: Eduardo Chibás. Su actuación al frente
del Comité Pro Democracia Dominicana le había granjeado
el respeto de los patriotas quisqueyanos, quienes en prueba
de gratitud le reconocieron su contribución en ocasión de un
viaje a México. El secretario general del Frente de Liberación
Dominicana (Sección de México), ingeniero Juan de la Cruz
Alfonseca entregó a Chibás un documento que lo acreditaba
como un verdadero luchador por la libertad de los pueblos
americanos. Al acto concurrieron un grupo de combatientes
dominicanos compuesto por Valentín Tejeda, Elpidio Sánchez
Monzón, Augusto Alfonseca, Juan Bosch y otros.36
Precisamente en la casa de Chibás se debatió, entre congresistas de distintas tendencias, miembros del Comité Pro
Democracia Dominicana, la idea de proponer una moción de
condena al régimen trujillista que fuera similar a la aprobada
por el Congreso venezolano. La moción figuraría como una
enmienda a la elaborada contra el régimen falangista español
de Francisco Franco y su texto fue el siguiente:
Considerando: Que ningún pueblo de América está ni
puede estar más ligado con el dominicano que el pueblo
cubano, porque las vinculaciones históricas de ambos países que comienzan con Hatuey y culminan con el libertador Máximo Gómez, así lo demandan, y que el congreso de
Unos días después el presidente chileno negó que hubiera hablado en
esa forma y dijo se trataba de una tergiversación, pero Pizzi de Porras
produjo una contrarreplica en la que reiteró sus aseveraciones iniciales.
Ver: Bohemia, año 37, no. 23, 10 de junio de 1945.
36
Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 27, folio 35. Recorte del periódico
La Noche, México, DF, 10 de marzo de 1945.
35
34
Jorge Renato Ibarra Guitart
la República de Cuba, representación genuina de nuestro
pueblo, debe concurrir con el Congreso venezolano en la
defensa de nuestros hermanos de la República Dominicana, y debe evitar en lo posible que al final de esta guerra
se confundan lastimosamente, entre los justos vencedores,
los que deberán aparecer entre los acusados de esclavizar,
oprimir y explotar a las masas.
Por tanto: El senado de la República de Cuba resuelve:
Primero: respaldar la actitud del Congreso de los Estados Unidos de Venezuela, declarando que se solidarizan
con su repudiación del régimen de Rafael L. Trujillo en la
República Dominicana, “por su naturaleza nazifascista”.
Segundo: Recomendar al Gobierno de Cuba y los demás gobiernos democráticos de América que se nieguen a
que el régimen tiránico de Rafael L. Trujillo represente al
pueblo de la República Dominicana en las conferencias de
la Paz o en las que se relacionen con ellas.
Tercero: Comunicar el texto íntegro de la presente moción a los congresistas y a los gobiernos de América”.37
En la reunión se hallaban presentes altos jefes del Frente
Unido de Liberación dominicana como los Drs. Leovigildo
Cuello y Juan isidro Jiménez-Grullón y otros dominicanos
como Ramón Lara y Ángel Morales; fueron ellos quienes informaron sobre la situación del movimiento clandestino en la
República Dominicana. Al mismo se estaban integrando varias
organizaciones revolucionarias entre estas el PRD, el PDRD y
la JR que ya estaban en vías de crear un Frente Nacional de
Liberación.
Cuando la proyectada moción de repudio a la dictadura
trujillista fue llevada a discusión como una enmienda a la ya
pactada para condenar al régimen de Franco, fue víctima de la
estratagema oportunista del senador Agustín Cruz. El propio
Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 27, folio 35, p. 34.
37
Relaciones cubano-dominicanas...
35
Cruz había dado curso formal a la moción contra Franco, y por
eso días antes ofreció unas declaraciones a la prensa haciendo ver que había indicios de atenuación del despotismo por
parte de la dictadura dominicana. Esa afirmación sorprendió
a los emigrados dominicanos que, en la voz de Leovigildo Cuello, establecieron que Cruz “había caído en las redes de una
maquiavélica maniobra del tirano Trujillo”. La moción contra
Trujillo, presentada por los senadores Chibás y Santovenia, no
pudo ser discutida antes de terminar la legislatura en curso y
su aprobación pasó a la Comisión de Relaciones Exteriores del
Senado. A pesar de la defensa vehemente que le hicieron senadores como Chibás y Marinello, la misma tuvo que enfrentar
la resistencia de otros colegas como Emilio Núñez Portuondo. Núñez Portuondo, que había sido agasajado por Trujillo
tras un viaje por Santo Domingo, argumentó que el voto de la
enmienda podría dar lugar a una ruptura de relaciones diplomáticas con la República Dominicana y ello se consideraría un
paso contrario a la unidad continental. Al final de esa jornada
consiguió su propósito de evitar se votase la moción cuando se
estaba celebrando la Conferencia de San Francisco.38
En una relevante entrevista que la revista Bohemia hizo a dos
importantes jefes del exilio dominicano: Leovigildo Cuello y
Juan Isidro Jiménez-Grullón, ellos se pronunciaron sobre diversos aspectos de la estrategia y táctica del movimiento de
resistencia dominicano. Con respecto a la Conferencia de
San Francisco, recientemente concluida, Cuello expresó que
aunque eran satisfactorios los pronunciamientos de la representación de las Naciones Unidas en cuanto a la liquidación
del totalitarismo, concluía que ello no era suficiente puesto
que no se preveían las medidas e instrumentos necesarios para
obligar a las naciones signatarias al cumplimiento de esos cánones. Cuello entendía, que si bien se reconocían el deseo de
los pueblos a ser libres, “no basta expresar el anhelo de que la
Bohemia, año 37, no. 23, p. 32, 10 de junio de 1945.
38
36
Jorge Renato Ibarra Guitart
democracia impere en el mundo: precisa crear los medios que
garanticen su vigencia”.39 En otro orden de cosas, se oponían
a las maniobras electoreras de Trujillo, condenaban sus campañas anti haitianas y manifestaban el carácter social inclusivo
y democrático de muchas de las reformas que los revolucionarios dominicanos tenían en estudio: convocatoria a elecciones
para una Constituyente, formación de nuevos partidos, supresión de la miseria, positiva legislación en cuanto a justicia social, desarrollo de una obra educacional e integración latinoamericana. En cuanto al punto del régimen socio económico
a elegir establecían que si bien “el movimiento no se orienta
hacia la hostilización del capital […] pretende brindar al obrero, a través del estudio detenido de las posibilidades de cada
industria, un margen que le asegure una vida decorosa”.40
Un mentís para quienes, como el senador Cruz, querían
asumir que el dictador Trujillo se estaba “democratizando” o
dejándose influir por tendencias izquierdistas, resultó la frecuente detención policíaca de sus oponentes políticos. Precisamente el 5 de mayo de 1945 el presidente del Comité Senatorial del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), Rogelio Regalado, envío un telegrama de protesta al “Benefactor”
dominicano:
Pdte. Trujillo, Ciudad Trujillo:
Comité Senatorial Partido Revolucionario Auténtico sorprendido su régimen persista encarcelar individuos por
motivos políticos en actual hora internacional respetuosamente solicita liberación Miguel Tavares, Luis Escoto,
Moisés Franco, Freddy Valdés y Sra. Polin Franco y demás
detenidos.41
Bohemia, año 37, no. 30, p. 37, 29 de julio de 1945.
Ibídem.
41
Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 27, folio 35, p. 4.
39
40
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37
A esta campaña de telegramas dirigidos al dictador dominicano en protesta por sus crímenes y atropellos se sumaron el
Partido Socialista Popular (PSP) y la Federación Estudiantil
Universitaria (FEU). Trujillo, por su parte, le respondió por
esa misma vía al secretario general del PSP, Blas Roca, argumentándole que la información sobre las prisiones era falsa.
Por otro lado, en apoyo de los criterios del dictador, salió la
Legación dominicana en La Habana, la que hace pública una
declaración de rechazo a las denuncias de las organizaciones
cubanas. Blas Roca perplejo ante la desfachatez de Trujillo señaló: “Estos dictadores fascistas son unos descarados”. Pero a la
hora de repudiar al tirano dominicano no existía un consenso
entre todas las fuerzas políticas cubanas, importantes políticos
del Partido Liberal, como Emilio Núñez Portuondo, le daba
un voto de confianza y manifestaba que Santo Domingo se encaminaba hacia una “auténtica democracia”.42
La solidaridad hacia los patriotas dominicanos que resistían
su dictadura se extendía por todo el continente y propiciaba
el intercambio de experiencias entre diferentes fuerzas progresistas. Precisamente el Frente Democrático de Liberación
Dominicana, organismo que agrupaba diversas fuerzas enfrentadas a la tiranía en el interior del país, redactó un documento
donde reconocía esa ayuda continental, la que también contó
con el respaldo importante de la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL): “Los partidos políticos y las
instituciones democráticas, los congresos, las universidades, las
organizaciones obreras de Cuba, Venezuela, México, Colombia y de muchos otros países han decidido apoyar enérgicamente la causa del pueblo dominicano […]. La poderosísima
Confederación de Trabajadores de América Latina adoptó en
su último congreso la resolución de restaurar la democracia
en nuestra República”.43
Bohemia, año 37, no. 26, p. 33, 1 de julio de 1945.
Instituto de Historia de Cuba. Primeros partidos marxistas leninistas, sección: Instituciones Extranjeras, signatura: 1/15:255/1/ 1-4.
42
43
38
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El Frente Democrático de Liberación Nacional exigía a Trujillo cambios de fondo que el dictador era incapaz de adoptar:
“Destitución y debido proceso judicial de los jefes de la policía
y el Ejército Nacional que hubieran cometido crímenes, disolución del Partido Dominicano (el de Trujillo) por ser un
partido fascista, libertad a los presos políticos así como cancelación de las leyes que limitaban la libertad de prensa”.44
Por otra parte, el PDRD, de tendencia marxista, estrechaba
sus vínculos con el PSP cubano, estudiaba las experiencias de
su similar antillano en las luchas contra la dictadura machadista de los años 30 y elaboraban toda una estrategia para captar
el favor de las clases sociales explotadas en la República Dominicana. En principio entendían que era preciso no plantear la
lucha abierta contra el tirano “porque si tal hiciéramos, correríamos el riesgo de que por temor muchos no nos respaldaran,
y, además, la persecución se desataría feroz contra nosotros”.
Al respecto concluían: “Nuestra táctica, como la de los compañeros cubanos, debe ser la de nuclear a los trabajadores para
defender sus intereses más urgentes”.45
El propósito final que perseguía el PDRD era derrocar la
tiranía trujillista mediante una huelga general unida a una insurrección armada. Para ese momento esperaban contar con
la colaboración de diversas clases sociales que estuvieran en
capacidad de paralizar el país. Por supuesto, preveían articular esas acciones internas con el apoyo, fundamentalmente en
armas y dinero, del Frente Unido de Liberación Dominicana que actuaba en el exilio. Finalmente pensaban constituir
un gobierno provisional que convocara elecciones para una
Asamblea Constituyente.46
En Cuba, el centro de la actividad de camaradería con la
causa por la democracia dominicana recaía en el líder de su
Ibídem.
Ibídem, signatura:1/2.4/11.3/6-9.
46
Ibídem.
44
45
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39
Comité de apoyo, Eduardo Chibás. Este, consciente de que
resultaba vital ganar el favor de la opinión pública, se afanaba
en conformar un Comité de Periodistas Pro-Democracia Dominicana y citó a una serie de importantes periodistas cubanos
para su fundación en su residencia de H y 17, Vedado el 20 de
julio.47 Una repercusión inmediata tuvo la convocatoria del senador auténtico, quien entonces también ejercía como Secretario de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. En
el periódico El Crisol, el periodista Martin Lliraldi se sumaba
al llamado de Chibás: “La prensa digna dominicana […] no
ha dejado de levantar su voz potente contra el tiranuelo de
Quisqueya durante estos quince fatídicos años […]. Su grito
ha sido más fuerte que el estruendo del aplauso obligado de la
galería de serviles […]. A esa prensa, por ser digna, no puede
faltarle el decidido apoyo de los periodistas cubanos. Hoy […]
surgirá una bella esperanza de libertad para un pueblo que la
merece a plenitud”.48
Por esa actividad tan intensa de Chibás, la prensa oficial trujillista concentraban casi todos sus ataques contra su persona.
El periódico La Nación o bien lo tildaba de cobarde49 o lo denunciaba como un conjurado que combatía al “Benefactor”.
En ese sentido indicaba que “senadores de distinta filiación
se reúnen en casa del Dr. Chibás para conspirar en unión de
políticos anti trujillistas, cuando en Cuba hace falta primero
ocuparse primero de arreglar los puntales que sostienen la
pronta democracia, para luego ocuparse de la ajena”. Pero la
revista Bohemia salía en su defensa cuestionando los elogios
que La Nación le hacía a Fulgencio Batista, al que consideraba
la “personalidad política más significada del país”.50 Al propio
tiempo, la reconocida revista cubana denunciaba que, en la
Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 27, folio 35, p. 5.
Archivo Nacional. Fondo176, legajo 27, folio 35, p. 6. Recorte de prensa,
El Crisol, 20 de julio de 1945.
49
Bohemia, año 37, no. 33, p. 31, 19 de agosto de 1945.
50
A pesar de que Batista había hecho declaraciones contrarias al presidente dominicano.
47
48
40
Jorge Renato Ibarra Guitart
campaña electoral de 1944, la Coalición Socialista Democrática había recIbídemo fondos de Trujillo sin que su candidato,
Carlos Saladrigas, lo supiera. Por ello Bohemia concluía que
era el dictador dominicano quien desde un principio había
intervenido en la vida pública cubana y no podía criticar a “los
demócratas del continente” que “respaldan los trabajos que
realizan los dominicanos libres por sacudir a su pueblo de la
opresión política y la explotación económica en que vive”.51
Cubanos en la República Dominicana
Un tópico bastante peliagudo, que motivó fuertes conflictos
diplomáticos, fue el de los atropellos contra ciudadanos cubanos en la República Dominicana. Un caso con honda honda
repercusión fue el de Rafael Fernández Reyes, comerciante
cubano residente en Santo Domingo, quien fue objeto de encarcelamiento y tortura por parte de la policía trujillista. Precisamente Eduardo Chibás, a nombre del Comité Pro Democracia Dominicana, fue quien primero denunció este asunto
ante el ministro de Estado, Gustavo Cuervo Rubio. Chibás le
solicitó que interpusiera sus gestiones y exigiera una reparación convincente, en su carta concluía con esta demanda: “Le
estimaríamos, por otra parte, que ese Ministerio hiciere todas
las gestiones necesarias para el traslado a este país del Sr. Fernández Reyes”.52 A esta denuncia se sumó la FEU que apoyó
firmemente sus demandas.
En tanto, el ministro dominicano en La Habana, que había
negado ese atropello, fue puesto en entredicho por la prensa venezolana. En Caracas los hermanos Juan y Félix Servio
Docoudray, compañeros de presidio de Fernández Reyes,
confirmaron las versiones de las torturas. La revista Bohemia
se hizo eco de versiones que afirmaban que ya Trujillo había
Bohemia, año 37, no. 28, p. 30, 15 de julio de 1945.
Archivo Nacional. Fondo 176, legajo 27, folio 35, p. 12.
51
52
Relaciones cubano-dominicanas...
41
solucionado reclamaciones similares de Estados extranjeros
ofreciéndoles compensación monetaria pero exigía que nuestra Cancillería demandara públicas excusas ya que el dictador
dominicano “dispone de bastante dinero para pagar indemnizaciones”. El semanario cubano concluía que si esas reparaciones no se producían “no quedaría otro camino que la ruptura
de relaciones diplomáticas”.53
Sin embargo, el caso de Fernández Reyes fue conducido
de modo ignominioso por el Ministerio de Estado cubano. La
Legación no contaba con un embajador, pues quien fuera designado oficialmente para el cargo, Juan Mendieta Echevarria,
había sido llamado a La Habana sin reemplazo en su cargo.
Mientras, de modo muy extraño, el Encargado de negocios de
Cuba en Santo Domingo, Rafael León Figueredo, se trasladó a
la capital cubana por esos días en lugar de permanecer en su
puesto para activar las gestiones precisas. Quedó en su lugar el
cónsul, Secundino Astorga, a quien la oposición dominicana
acusaba de mantener estrechos lazos con Trujillo. Astorga había aceptado de buen grado las seguridades de las autoridades
dominicanas en el sentido de que Fernández Reyes no había
sido torturado y así se las hizo saber al hermano del prisionero, quien se interesó en el caso. Pero lo más insólito de todo
fue que Astorga, habiendo tenido autorización para visitar a su
compatriota encarcelado, alegó la urgencia de otros trabajos y
no lo hizo. En tanto, una solicitud que hiciera Figueredo para
llevar a efecto una investigación personal sobre este caso fue
desconocida por completo por el gobierno dominicano. Bohemia criticaba duramente la actuación del Ministerio de Estado
cubano: “¿Qué ha hecho el Ministerio de Estado frente a la
desconsideración recibida por su representante oficial? Hasta
ahora –que se sepa– nada […] Sumisamente ha recibido dos
bofetones de Trujillo: la tortura del compatriota y la ofensa a
su funcionario”.
Bohemia, año 37, no. 31, p. 31, 5 de agosto de 1945.
53
42
Jorge Renato Ibarra Guitart
Este episodio dejo ver ciertas complicidades de esos funcionarios de la Embajada cubana, quienes habían sido designados en tiempos de Batista, con el régimen trujillista. De
entrada, estos diplomáticos estaban maculados con negocios
turbios conocidos por el dictador Trujillo, vinculados a la venta de visados para México y a la aceptación de dádivas al gobierno dominicano. Eso explicaba la falta de diligencia de los
diplomáticos cubanos en tierra quisqueyana, estas evidencias
refuerzan la idea de que pudieron ser chantajeados por el mismo “Chapitas”.54
Las quejas contra Astorga no se reducían al caso de Fernández Reyes pues ya el Sindicato de Motoristas Marítimos afirmaba que dicho funcionario se había negado a intervenir para
aclarar la situación de J. Tur, marinero cubano de la motonave
Tenerife, encarcelado en el puerto de Sánchez “por haber declarado en público que los obreros dominicanos no gozaban
de libertad”. El propio Astorga también había rechazado colaborar con un coterráneo periodista, Julio César Martínez,
amenazado por la policía trujillista quien finalmente había
terminado por solicitar auxilio en la Legación mexicana.55
Entre las personas que de alguna manera entraron en complicaciones con las autoridades trujillistas estaban algunos
marineros cubanos, a quienes los inspectores de inmigración
Para investigar esa cuestión, el Ministerio de Estado cubano envío a Santo Domingo al cónsul Dobal, quien comprobó que Astorga había entablado relaciones de íntima amistad con las jerarquías dominicanas y que
también había delatado a muchos cubanos por ser enemigos de Trujillo.
Asimismo se pudo establecer que dicho funcionario había recibido como
obsequio de las autoridades locales, un juego de neumáticos por valor de
$ 1 500 que luego revendió en $ 2 000. Se informo que a pesar de todas
esas evidencias la Cancillería cubana se abstuvo de actuar contra Astorga.
Bohemia, año 37, no. 31, p. 3, 19 de septiembre de 1945.
55
Bohemia, año 37, no. 32, pp. 29-30, 12 de agosto de 1945. También hay
más información sobre este caso en Bohemia, año 37, no. 36, pp. 31-32,
9 de septiembre de 1945.
54
Relaciones cubano-dominicanas...
43
dominicana instruyeron para que no bajaran a tierra cuando
sus naves estuvieran ancladas en puertos de su jurisdicción. A
dos buques con tripulación cubana, de banderas hondureña y
canadiense, respectivamente, se les hicieron advertencias directas en ese sentido. En el último de estos, uno de los marineros cubanos desobedeció por lo que fue detenido y llevado a la
cárcel. Posteriormente, el agente consular cubano de Puerto
Plata logró su liberación.56
En resumen, la Legación cubana en República Dominicana
sufrió una serie de avatares que condujeron a la aplicación
de una política trivial. Los agregados civiles Rafael León y Figueredo y Secundino M. Astorga, después de una ejecutoria
corrupta y gris, terminaron siendo llamados en agosto y noviembre. La Legación quedó, según un informe del agregado
militar norteamericano en República Dominicana, “en manos
de un empleado”.57
El monitoreo norteamericano
Los Estados Unidos, en virtud de sus compromisos con los
cambios democráticos proclamados en distintas conferencias
internacionales en la postguerra, no podían estar ajenos a las
apelaciones que sectores de la oposición dominicana le hacían
a la opinión pública mundial. Sobre todo les interesaba explorar la situación de la República Dominicana para proponer
una política que favoreciera la adopción de medidas orientadas
hacia una transición gradual de régimen. Por supuesto que ese
propósito era de segundo orden en relación con su pretensión
Bernardo Vega: Ob. cit., p. 177.
Informe del agregado militar en República Dominicana, mayor Thomas
D. Burns, División de Inteligencia Militar, 21 de noviembre de 1945, en
Bernardo Vega: Ob. cit., pp. 270-271.
56
57
44
Jorge Renato Ibarra Guitart
de salvaguardar sus intereses económicos y geoestratégicos en
esa nación y el resto del continente.
Por ello los órganos de inteligencia norteamericanos estaban atentos a las acciones de la emigración dominicana y al
escenario de luchas internas. El 3 de agosto de 1945, la División
de Inteligencia Militar estadounidense elaboró un informe al
Departamento de Estado a partir de datos que le dio su agregado militar en Santo Domingo sobre las actividades de algunas
emisoras de radio cubanas que servían de tribunas a los líderes
dominicanos del exilio, en este caso particular se refiere a la
de la CMX, que el 31 de julio dedicó una emisión especial al
pueblo dominicano en la cual habló Ángel Miolán, miembro
del Frente Unido para la Liberación Dominicana. Según este
reporte, Miolán hizo un llamado expreso a los trabajadores
de su país para que no apoyaran a la American Federation of
Labor por ser una central sindical que pretendía controlar al
movimiento obrero estadounidense y, al propio tiempo, “a los
agentes del imperialismo dominicano”. El líder dominicano
había apelado a sus compatriotas de la clase obrera para que
respaldaran a la Confederación de Trabajadores de América
Latina que presidía Vicente Lombardo Toledano, la cual ya se
había pronunciado contra el dictador Trujillo.58
Asimismo resulta de interés el informe del 22 de septiembre
de 1945, elaborado por el tercer secretario de la Embajada estadounidense en Santo Domingo, Andrew B. Wardlaw, el mismo
ofrece una caracterización de la oposición interna dominicana. Wardlaw entendía que el movimiento de oposición interna
apenas tenía contacto con los exiliados y estaba conformado
muy escasamente por 3 500 personas, por lo cual concluía que
no podía constituir peligro alguno para el régimen trujillista.
Al respecto afirmaba: “Parece poco probable que la oposición
logre algo más que atraer la opinión pública internacional en
forma limitada […]. La población está muy intimidada y es muy
Bernardo Vega: Ob. cit., pp.176-177.
58
Relaciones cubano-dominicanas...
45
venal como para formar organizaciones de cualquier tamaño
sin que se infiltren informadores en las mismas”.59
Las pesquisas de la diplomacia norteamericana sobre los
asuntos dominicanos no se reducían al campo interno, Washington se había interesado también en sondear la opinión
de los sectores del exilio que tenían posturas más beligerantes.
Por un tiempo algunos sectores de la oposición dominicana lo
apostaron casi todo a que fueran los Estados Unidos, mediante
presiones diplomáticas, los que produjeran un cambio de régimen en su país. Pero en la situación actual se creaba un marco
complejo de posibilidades a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, los llamados internacionales contra los regímenes de fuerza, la instauración en la región latinoamericana de
gobiernos que respondían a la democracia representativa y las
propias contradicciones que surgieron con la Unión Soviética
al concluir la contienda. Este conjunto de factores abrieron un
margen de alternativas que se podían aplicar respecto a la dictadura trujillista. Todo parecía indicar que la situación vigente
propiciaría ajustes significativos en la República Dominicana,
pero al propio tiempo debemos reconocer que se había conformado un cuadro político complejo en el cual interactuaban
fuerzas de distinto signo, las que podían converger en sus fines
tácticos y diferir en su estrategia general o viceversa.
Para algunos exilados era importante implantar una política
de aislamiento general al régimen trujillista y para ello pensaban contar con el beneplácito de los Estados Unidos o, en
el mejor de los casos, procuraban neutralizar el auxilio que
estos podían ofrecerle al gobierno dominicano. En esa línea
de lograr cierta inteligencia con el Departamento de Estado
norteamericano trabajaron algunos sectores del exilio dominicano, estos procuraban explotar el rechazo estadounidense al
comunismo para que sirviera de palanca a favor de movilizar
Bernardo Vega: Ob. cit., p. 212.
59
46
Jorge Renato Ibarra Guitart
campañas contra las dictaduras de América. Es así que uno de
sus líderes más connotados, Juan de la Cruz Alfonseca, dirigió
una misiva el 25 de septiembre al entonces subsecretario de
Estado Spruille Braden:
Leyendo ahora los comentarios de prensa acerca de vuestra actitud democrática contra los militares opresores del
actual gobierno de Argentina, las esperanzas que estaban
un poco desvanecidas, sobre una amplia colaboración norteamericana para con los ideales de democracia […] están
recobrando nueva vida por las medidas de protección hacia la justicia que están siendo adoptadas de manera íntegra en toda América.
Los ciudadanos de prominencia están ahora convencidos de que las calamidades sociales y políticas, como por
ejemplo, la facilidad con que el comunismo soviético está
entrando en nuestros países, se basan, y se fortalecen, en el
desenmascaramiento y condenación de tales injusticias.
La susodicha tendencia al comunismo es probablemente
la causa principal de la desgracia política que espera al
mundo.
[…]
En nombre de mi desdichado país, el cual ha sufrido durante los últimos dieciséis años la cruel opresión de un dictador criminal, me permito enviarle […] el mensaje sincero
de gratitud y admiración de un dominicano honesto.60
La misiva causó buena impresión en Braden, quien respondió el 25 de octubre satisfecho del respaldo del líder dominicano a las campañas contra Perón: “Mucho aprecio sus
expresiones de apoyo a esta política, así como su gentileza al
expresarme sus buenos deseos”.61
Bernardo Vega: Ob. cit., pp. 215-216.
Ibídem, p. 216.
60
61
Relaciones cubano-dominicanas...
47
En general podemos decir que Alfonseca se estaba moviendo
en un terreno algo pantanoso pues lo importante para la política exterior hemisférica de los Estados Unidos, más que estar
a tono con los nuevos aires de libertad que siguieron al cese
de la guerra mundial, era conservar sus intereses hegemónicos
en el área. En ese momento Washington demostraba cautela
en sus relaciones con las dictaduras, pues al propio tiempo
habían sido sus aliados incondicionales y garantes de sus intereses en la región del Caribe y la América Latina. Aunque
algunos funcionarios como Braden pensaban que despojarse
de los dictadores era posible, en la práctica asumir esa tarea
constituía un desafío para el orden neocolonial imperialista.
Pero importantes sectores del exilio dominicano continuaron cabildeando con las autoridades norteamericanas para
aprovechar los cambios de la postguerra y crearle una situación de vacío político a Trujillo. Manuel Bernier y Juan Díaz, a
nombre de la sección de Nueva York del Frente Unido de Liberación dominicano, le dirigieron una carta el 29 de septiembre
al presidente Truman donde le solicitan rompiera relaciones
diplomáticas con Trujillo:
Es nuestra sincera creencia, Señor Presidente, que la continuación de las relaciones diplomáticas entre el gobierno
de Norteamérica y el Generalísimo Trujillo, así como entre
vuestro país y otros dictadores de América, dará al traste
con el prestigio moral de los Estados Unidos […]
El régimen de la República Dominicana fue establecido y se mantiene en el poder por la fuerza, una dictadura
militar fascista que se desintegraría si se le obliga a obrar
de acuerdo con los principios establecidos en la carta de
Chapultepec.
El Generalísimo Trujillo es una amenaza constante para
la paz de nuestro hemisferio.62
Bernardo Vega.: Ob. cit., p. 223.
62
48
Jorge Renato Ibarra Guitart
La misiva de los exiliados fue respondida por Ellis O. Briggs,
director de la Oficina de Asuntos Americanos y brazo derecho
de Braden en su estrategia de tomar distancia de las dictaduras: “Me refiero a su carta de 29 de septiembre al Presidente
Truman y que fue referida a este departamento por la Casa
Blanca. Sus comentarios han sido tomados muy en cuenta y
agradecemos sus puntos de vista al respecto”.63
Este tipo de respuestas de altos funcionarios norteamericanos fue creando la concepción, entre los miembros del exilio
dominicano, de que podrían continuar conspirando contra la
dictadura trujillista sin que fueran molestados por State Department. Ello constituía un factor político a su favor. Pero la
tiranía dominicana no se dejaría tomar por sorpresa, todo parece indicar que estaba muy al tanto de los pasos que daría el
Departamento de Estado estadounidense puesto que unos meses antes de que este decidiera cortar el suministro de armas, ya
había comenzado a adquirir un importante lote en Brasil. Con
esas armas pretendía enfrentar una posible expedición de los
exiliados o producir un ataque a Haití. Precisamente un oficial
cubano de visita por Santo Domingo, coronel Chávez, jefe de las
Fuerzas Aéreas cubanas, le informó al agregado militar aéreo de
los Estados Unidos en esa ciudad, coronel Rigley, que estaban
avanzadas las gestiones de compra de armamentos brasileños,
según un informe de Rigley al Departamento de Estado de 22
de octubre: “Uno de los oficiales dominicanos le había informado a Chávez que el gobierno dominicano le había comprado
armas a Brasil y que las armas estaban ahora mismo en el puerto
esperando que se las embarcara”. Aunque Rigley sugirió pasarle
la información a la Embajada norteamericana en Río de Janeiro para que investigara al respecto, todo parece indicar que su
gestión llegó tarde.64 Otro reporte de inteligencia del Departa Ibídem.
Bernardo Vega: Ob. cit., p. 226.
63
64
Relaciones cubano-dominicanas...
49
mento Naval estadounidense en Santo Domingo reconocía que
los trujillistas estaban muy interesados en los acontecimientos
que tenían relación con Argentina y el Brasil ya que su futuro
dependía del que tuvieran esas dictaduras sudamericanas.65 De
esa manera las dictaduras se protegían entre sí y presionaban al
Departamento de Estado norteamericano.
Trujillo estaba adquiriendo armas tanto en Brasil, Canadá,
como en los propios Estados Unidos de manera ilegal. Toda
esta escalada armamentista tenía entre sus objetivos derrocar
el gobierno cubano de Grau San Martín y amenazar a su similar venezolano. Según el autor dominicano Domingo Lilón
“el material de guerra adquirido en Brasil era enorme tanto
en calidad como en su volumen […] Los gastos dominicanos
por la compra de armas a Brasil ascendieron a unos $ 6 000
000, dando lugar a un serio conflicto diplomático, cuyas partes
implicadas eran Venezuela, Brasil, la República Dominicana y
los Estados Unidos”.66
Entre tanto, Washington estaba comenzando a estudiar una
política para ver cómo desautorizaría moralmente a la dictadura trujillista o al menos, podría tomar distancia prudente de la
misma. Es así que George F. Scherer, primer secretario de la
Embajada estadounidense en Santo Domingo, sugería cortar los
créditos del Export-Import Bank para impedir el continuo enriquecimiento de Trujillo ya que “la opinión pública dominicana
considera la concesión de tales préstamos […] una prueba más
del apoyo que los Estados Unidos brindan a dicha persona”.67
En tanto la revista cubana Bohemia resaltaba la ejecutoria
de Spruille Braden en el Departamento de Estado, a quien
Reporte de inteligencia del Departamento Naval estadounidense en
Santo Domingo de 31 de octubre de 1945, firmado por el teniente
coronel Roger Willock U.S. Marine Corps, en Bernardo Vega: Ob.cit.,
pp. 236-237.
66
Domingo Lilón: Armas y poder. Los húngaros y la Armería de San Cristóbal,
Editorial Cole, Santo Domingo, 2000, pp. 57-58.
67
Bernardo Vega: Ob. cit., p. 218.
65
50
Jorge Renato Ibarra Guitart
calificaba como “el toro de la democracia”, sobre todo por sus
críticas abiertas al régimen peronista argentino. El semanario
ponía sus esperanzas en que Braden extendiera esas críticas a
regímenes dictatoriales caribeños como los de República Dominicana, Nicaragua y Honduras. Sin embargo, este alto funcionario norteamericano se encontraba todavía bastante sujeto a las restricciones del Senado y, aunque en el caso argentino
estuvo dispuesto a desafiarlo, aguardaba prudentemente por
condiciones más propicias para ejercer una crítica pública al
resto de las dictaduras. Según el criterio del semanario cubano,
que daba amplia publicidad a sus palabras, la concepción de
Braden no era estrictamente una intervención en los asuntos
internos de otros países: “El ideal del sistema interamericano
es la aplicación de la democracia a las relaciones internacionales. La política de Buena Vecindad es una política de respeto
que comienza con el auto respeto y pasa al respeto mutuo. Es
una calle de doble dirección por la que ambas partes pueden
circular en plena dignidad y a plena conciencia de que ambas
tienen derechos y responsabilidades”.68
En tiempos de Roosevelt, el “Buen Vecino” se contentaba con
aceptar las dictaduras, ahora Braden exigía “derechos y responsabilidades” a ambas partes en un contexto internacional donde
el sistema interamericano debía regirse por “la aplicación de la
democracia”. En realidad Braden quería ofrecer continuidad al
Buen Vecino desde posturas de cierta ruptura con las dictaduras, de hecho sus consideraciones no eran del todo aceptadas
por el “establishment” y se encontraba en una suerte de laberinto librando una lucha contra enemigos poderosos.
En esas circunstancias sectores de la oposición y el gobierno
dominicanos libraron un intenso cabildeo entre las más importantes fracciones del poder estadounidense para lograr inclinar la balanza a su favor. Es así que, hacia octubre de 1945,
uno de los más connotados líderes del exilio dominicano, Ángel Morales, del Frente Unido de Liberación Dominicana, se
Bohemia, año 37, no. 45, p. 36, 11 de noviembre de 1945.
68
Relaciones cubano-dominicanas...
51
dirigió en una primera ocasión a Ellis Briggs y a otros importantes funcionarios del Departamento de Estado para indagar
sobre si los Estados Unidos y el resto de los países de América
podrían tomar una acción colectiva contra la dictadura trujillista bajo los términos del Acta de Chapultepec. En esa oportunidad Briggs se mostró conservador y le respondió que la
política de su gobierno era clara en cuanto a “no intervenir
en asuntos que le incumben exclusivamente a otros países” y
que además “los cambios en la composición y el carácter del
gobierno dominicano era un problema que concernía y estaba
bajo la responsabilidad del pueblo dominicano”. Morales le respondió que el problema dominicano se reducía a que Trujillo
dominaba la situación interna porque controlaba el ejército,
por lo que Míster Briggs, en forma muy sutil, indagó si la población dominicana no era superior en tamaño a su ejército.69
¿Qué pretendía dejar por sentado Briggs con esa pregunta?
El mensaje era evidente: si el pueblo se organizaba y derrocaba al ejército trujillista, Washington le daría reconocimiento.
De manera que desde altas esferas norteamericanas se estaba
alentando la insurrección sin apenas comprometerse con acciones diplomáticas en la región. En la práctica estos precursores
de la democracia representativa del Departamento de Estado estaban bloqueados por sus oponentes internos en Norteamérica
y por los externos que actuaban dentro del conjunto de países
del hemisferio, particularmente gobiernos con una influencia
poderosa en la región como Brasil y Argentina.
Ante esta complicada situación, el líder del exilio dominicano
Ángel Morales propuso a estos altos empleados norteamericanos un conjunto de acciones de orden diplomático para cercar
al régimen trujillista, las mismas se recogieron en un memorando que deseaba circular por todo el continente.70
Memorando conversación Briggs-Hauch-Ángel Morales, 23 de octubre
de 1945, en Bernardo Vega: Ob. cit., pp. 228-229.
70
Memorando dejado por Ángel Morales en el Departamento de Estado,
26 de noviembre de 1945, en Bernardo Vega: Ob. cit., p. 231. A continuación el texto del memorando:
69
52
Jorge Renato Ibarra Guitart
Para ese momento países de una autoridad relevante en el
hemisferio occidental como Brasil y Argentina habían impedido
se aprobara una moción de condena a las dictaduras propuesta
por el Uruguay y apoyada por los Estados Unidos en la Conferencia de Montevideo de noviembre de 1945. En esa oportunidad, el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay, Eduardo
Rodríguez Larreta, expuso la llamada “doctrina de la intervención colectiva” cuya esencia era que “debía justificarse la intervención colectiva de los Estados cuando se realizaba contra un
Estado que no respetaba los derechos inherentes a la persona
humana o que violaba sus compromisos internacionales”.71
No obstante, en el intercambio que sostuvo Ángel Morales
con otro funcionario del Departamento de Estado, Míster
Hauch, este último le indicó que acciones de apoyo a la propuesta uruguaya no navegarían con suerte ya que “muy pocas entre las
repúblicas americanas han manifestado alguna reacción sobre el
“La ayuda que recaba y necesita el pueblo dominicano ha de ser eficaz y
radical. Podría consistir en una de las siguientes medidas:
1) Repudio internacional del régimen de Trujillo.
El gobierno de Venezuela ha asentado un precedente saludable a tal
respecto al negarse a establecer relaciones con el gobierno que personifica Trujillo.
2) Acción diplomática de carácter colectivo, con arreglo a las previsiones del Acta de Chapultepec, encaminada a darles vigencia a los
acuerdos internacionales en que ha tomado parte la República Dominicana. Entre estos acuerdos figuran, principalmente, a) La declaración de las Naciones Unidas del 1 de enero de 1942 […] se consigna
[…] “preservar los derechos humanos y la justicia, tanto en sus países
como en otros países”. b) La carta de las Naciones Unidas, en cuyo
preámbulo se consagra […] “reafirmar la fe en los derechos humanos
fundamentales y en la dignidad de la persona humana¨.
3) Acción multilateral de carácter colectivo en armonía con la constructiva proposición que el Gobierno de Uruguay acaba de hacer a
las cancillerías de América, cuando, en casos como el de la República
Dominicana, el gobierno arrebata derechos fundamentales al pueblo
y hace escarnio de las obligaciones internacionales que garanticen
esos derechos.”
71
Domingo Lilón: Ob. cit., p. 45.
Relaciones cubano-dominicanas...
53
asunto, para no hablar del procedimiento que se seguiría en
caso de que se aceptara”.72
En resumen se estaba cerrando la vía pacífica para actuar
contra la dictadura trujillista en un plano diplomático y se
estaba abriendo la posibilidad de conspirar contra la misma
aprovechando que en el Departamento de Estado se les “dejaría actuar”.
La dictadura dominicana aprovechó esa situación de incertidumbre que reinaba en el Departamento de Estado para
movilizar sus influencias cerca del ejecutivo estadounidense.
Un artículo aparecido en la revista Times de 19 de noviembre
que calificaba a Trujillo de dictador sirvió de punta de lanza
a su embajador en Washington, Emilio García Godoy, para
obtener una entrevista del presidente Truman, a quien le recordó las pruebas de amistad de la República Dominicana y
manifestó su pesar por los criterios emitidos por ese órgano de
prensa. Según Godoy, la entrevista transcurrió en un ambiente
de respeto, y sus resultados fueron favorables al gobierno de
Trujillo: “El Presidente Truman me recibió muy graciosamente
y escuchó atentamente todo lo que dije, particularmente lo
referente a la no apropiada animosidad de Braden y Briggs
[…] Truman finalizó asegurando que él no se dejaba impresionar demasiado por lo que dijeran sus subordinados”.73
Otro alto funcionario del gobierno dominicano, Manuel de
Moya Alonso, también había desconocido al Departamento de
Estado y entrado en contacto directo con otras agencias del
Gobierno estadounidense en el ramo de la administración de
propiedades excedentes. Ante esta situación, Braden, desde
el Departamento de Estado, cursó algunas instrucciones a sus
subordinados para indicarle a la Embajada dominicana los
límites de su actuación, en el sentido de que:
Memorando conversación Ángel Morales (FULD)-Mr. Hauch (CCA),
29 de noviembre de 1945, en Bernardo Vega: Ob. cit., p. 232.
73
Bernardo Vega: Ob. cit., p. 274.
72
54
Jorge Renato Ibarra Guitart
El Departamento espera que cualquier gestión que ésta,
o cualquier otro agente del gobierno dominicano desee
llevar a cabo con cualquier agencia de este gobierno debe
ser canalizada por medio del Departamento. No solamente
la Embajada dominicana ha negociado directamente con
otras agencias de este gobierno, sino que representantes
especiales del Presidente Trujillo han venido a Washington
y se han dirigido directamente a esas agencias”.74
Sería el propio Moya Alonso quien en 1946 fundaría una
agencia de noticias que llegó a desatar una fuerte campaña
publicista favorable a Trujillo en medios de prensa norteamericanos.
Braden decidió pasar a la ofensiva y adoptó medidas internas que limitaran las ventajas del régimen trujillista, fue así
que recomendó no proponer ninguna cooperación con el Gobierno dominicano para evitar dar la impresión a Trujillo de
que se le estaban pidiendo favores. Asimismo hizo saber que
era preciso aprovechar una nueva solicitud hecha por Santo
Domingo dirigida a la compra de armamentos para dejar por
sentado los criterios del Departamento de Estado contrarios a
las dictaduras, aunque ello se hiciera muy discretamente, sin
que trascendiera a la prensa: “Tal parece que una nota reciente de la Embajada dominicana solicitando una gran cantidad
de municiones presenta una oportunidad para aclararle al embajador dominicano aquí y al Presidente Trujillo, por medio
de nuestra misión en Ciudad Trujillo, nuestra política general
en cuanto al gobierno dominicano”.75
El 27 de noviembre de 1945, en un debate entre miembros
del Departamento de Estado, se recogió el acuerdo de rechazar el pedido de municiones solicitadas por la Embajada dominicana. Dicha iniciativa se plasmó en el Aide-Memoire de 28 de
Ibídem, p. 302.
Bernardo Vega: Ob. cit., pp. 302-303
74
75
Relaciones cubano-dominicanas...
55
diciembre, donde se explicitaban las razones que condujeron
a suspender la venta de armas a la dictadura trujillista. El mismo se trasladó a la Embajada dominicana en Washington y
quedó redactado en los siguientes términos:
En primer lugar, se consideró que la gran cantidad de municiones que el gobierno dominicano solicita solamente
pueden ser utilizadas para uno de los siguientes propósitos: Ya sea en contra de una república vecina o en contra
del pueblo de la República Dominicana […] En segundo
lugar, el suministro de estas municiones no parece esencial para la defensa del hemisferio. Por último, esta acción
no parece que conduciría al desarrollo de la democracia
y la libertad en el Nuevo Mundo.[…]. Este gobierno ha
observado la situación en la República Dominicana durante años pasados y no ha podido percibir que allí se hayan
observado los principios democráticos, ni en teoría ni en
práctica.76
Las autoridades trujillistas habían sido emplazadas oficialmente y tenían ante sí el reto de actuar para responder a las demandas
de la opinión mundial y al propio tiempo enfrentar los conflictos
internos que asolaban su país. Todo ello condujo a que el Departamento de Estado tomara cierta distancia de las dictaduras como
parte de una política dirigida a impedir las revoluciones radicales,
que eventualmente pudieran conducir al socialismo.
Esos temores de los “cerebros fríos” del Departamento de
Estado a que se desencadenara una revolución continental
que atentara contra sus intereses, se manifestaron en el cercano espionaje de los órganos de inteligencia norteamericanos
sobre los asuntos del área caribeña y el movimiento revolucionario dominicano en particular.
Aide-Memoire del Departamento de Estado, 28 de diciembre de 1945, en
Bernardo Vega: Ob. cit., pp. 309-310.
76
56
Jorge Renato Ibarra Guitart
Informes de funcionarios norteamericanos en la República
Dominicana advertían del peligro que significaba el incremento de las tensiones en las relaciones domínico-venezolanas.
El 31 de octubre un reporte de inteligencia establecía que, a
los pocos días de asumir el poder la Junta venezolana, con el
reconocimiento oficial de Washington, un grupo de manifestantes había apedreado la Embajada dominicana en Caracas.
Se temía que este hecho pudiera producir la ruptura de relaciones diplomáticas ya que Trujillo había decidido no admitir
el gobierno de Rómulo Betancourt. Con posterioridad, el 21
de noviembre el agregado militar estadounidense, mayor Thomas D. Burns, redactó un reporte donde indicaba que Trujillo
se había negado a reconocer a la junta venezolana hasta que
la misma no rectificara su posición de rechazo hacia su régimen. Por esa razón, sus respectivos máximos representantes
diplomáticos fueron retirados tanto de Caracas como de Santo
Domingo. La situación se le puso difícil a Trujillo debido a que
ese clima de tirantez lo condujo a cierto confinamiento en el
hemisferio. Al respecto, Burns explicaba que Colombia y Cuba
también habían llamado a sus representantes diplomáticos en
Santo Domingo. España, por su parte, primero se abstenía de
designar un nuevo embajador y, una vez investido, fue rechazado por el régimen trujillista puesto que, según Burns, “los
dominicanos temían recibir una publicidad negativa al aceptar las credenciales del Ministro de Franco en ese momento
cuando Franco es tan impopular en el extranjero”.77
Por otro lado, el agregado civil de la Embajada estadounidense en Haití reportaba a sus superiores que el emigrado dominicano Juan Bosch, de estancia por ese país, había recibido
una importante suma de dinero del ejecutivo haitiano para
fines conspirativos. Consideraba que el odio existente entre
Informe del agregado militar de los Estados Unidos en la República
Dominicana, mayor Thomas D. Burns, de 21 de noviembre de 1945. División de Inteligencia Militar, en Bernardo Vega: Ob. cit., pp. 269-271.
77
Relaciones cubano-dominicanas...
57
los presidentes Lescot y Trujillo podría crear una situación
complicada ya que “las circunstancias parecen indicar que las
relaciones entre los dos países continúan activamente malas”.
Una nota del historiador Bernardo Vega indica que Bosch le
confirmó personalmente haber recibido esos fondos para utilizarlos en la compra de tres aviones.78
Estos datos fueron ampliados en un informe del agregado
militar en Haití, en el cual estableció que Bosch fue recibido por Antoine Bervin, colaborador cercano del presidente
Lescot, a quien ya nos hemos referido como antiguo encargado de Negocios de Haití en La Habana. En ese mismo relato
se establece que el consejero de la Embajada dominicana en
México había escrito a su gobierno el 9 de noviembre e informaba que “los venezolanos habían comprado armas en Ciudad
México y que estaban preparándose para invadir la República
Dominicana desde Haití”. Continúa el informe estadounidense indicando que “las relaciones entre República Dominicana
y Venezuela no pueden estar peor”, y concluye que si bien la
Junta venezolana, por la distancia que lo separaba del territorio dominicano no podía dirigir una guerra exitosa contra
Trujillo, la misma podría auxiliarse de Haití para ello.79
Trujillo, por su parte, se estaba preparando bien para efectuar maniobras políticas que dieran una imagen ficticia de
democracia o para un posible conflicto bélico desde el exterior. En ese sentido, meses antes que le hicieran llegar el
Aide-Memoire del 28 de diciembre, ya se les había adelantado
a los norteamericanos, adquiriendo armas en Brasil y otros
países.
Informe de la División de Inteligencia. Oficina del jefe de Operaciones
Navales. Departamento de Marina, 15 de diciembre de 1945, en Bernardo Vega: Ob. cit., p. 300.
79
División de Inteligencia Militar. Informe de agregado militar
en Haití, 5 de diciembre de 1945, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
pp. 295-297.
78
58
Jorge Renato Ibarra Guitart
La perspectiva cubana
Desde la perspectiva cubana, el clima de enemistad entre
diversos países de la región, sobre todo la disputa venezolanodominicana, condujo a acelerar medidas orientadas a sitiar al
régimen trujillista. El Generalísimo se había constituido en
una amenaza para las democracias representativas latinoamericanas, y era preciso una condena. Estaba pendiente la
resolución llevada al Congreso para producir la ruptura de
relaciones diplomáticas con la España franquista y la República Dominicana trujillista. El Senado cubano decidió primero
pronunciarse sobre el caso español y acordó la suspensión de
los vínculos con Madrid, pero una moción propuesta tiempo
después en torno a Trujillo quedó pendiente en la Comisión
de Relaciones Exteriores del Senado. El hecho de que el Senado cubano se pronunciara contra Franco abría las puertas
para un rechazo a Trujillo. La revista Bohemia consideraba que
la llegada de Braden y Briggs al Departamento de Estado estadounidense, así como la asunción de Carlos Prío como primer
ministro cubano posibilitaban la aprobación más expedita de
toda la moción, la misma podía conducir a una condena pública como paso previo a la ruptura de relaciones diplomáticas.
El semanario también indicaba que Trujillo había reunido a
sus consejeros para enfrentar cualquier medida al respecto. 80
En ese sentido, las campañas de Chibás desde el Comité
Pro Democracia Dominicana eran vitales, en particular su
pronunciamiento a favor de la moción uruguaya para sitiar
a las dictaduras del continente y sus intentos por agilizar la
moción senatorial de condena al régimen trujillista. Es por
ello que el senador auténtico recibió el siguiente telegrama de
felicitación del líder del exilio dominicano Jiménez Grullón:
“Felicítole nombre del Frente Unido Liberación Dominicana
por adhesión proposición uruguaya acerca reactuación colec Bohemia, año 37, no. 12, p. 35, 21 de octubre de 1945.
80
Relaciones cubano-dominicanas...
59
tiva democrática América contra dictaduras. Estimo momento
propicio para proponer senado solicite gobierno inmediata
ruptura con Trujillo”.81
El propio Chibás había recibido un memorando de fecha 27
de noviembre de 1945, al parecer redactado por combatientes dominicanos, en ocasión de una alocución que dirigiría
con motivo de un acto de recordación histórica durante un
almuerzo en su casa. Es significativo un párrafo del mismo:
“El imperialismo, pues, tiene la mayor responsabilidad de la
situación que desde hace 16 años impera en la República Dominicana y a él tenemos que hacer responsable de todo lo que
está pasando en nuestro país. El pueblo dominicano y el de
Cuba tienen enemigos comunes: contra el imperialismo yanqui tienen que sumar sus fuerzas, porque principalmente es el
factor determinante de sus principales desgracias”.82
Cabe resaltar que los verdaderos revolucionarios cubanos y
dominicanos no se dejaban engañar por las maniobras de presunta democracia enarboladas desde el Departamento de Estado estadounidense, y se daban perfecta cuenta de que había
que operar con independencia a sus designios. De hecho los
orígenes del trujillismo estaban en la ocupación militar norteamericana de la República Dominicana durante ocho años,
una historia similar a la de Cuba. La FEU, por su parte, dirigió
una carta pública al presidente Grau para que atendiera la petición que dirigió la Junta venezolana al resto de los países latinoamericanos solicitando el rompimiento de relaciones con
el gobierno del “Benefactor” dominicano.83
De hecho, el presidente venezolano Rómulo Betancourt
anunció que Venezuela no reconocería a Trujillo y sus “asesinos de la libertad”. Por su parte la Bohemia se hacía eco de un
artículo de la revista norteamericana Times que hizo un llama Archivo Nacional: Fondo 176, legajo 27, folio35, p. 13.
Archivo Nacional: Fondo176, legajo 27, folio 35, p. 14.
83
Bohemia, año 37, no. 47, p. 32, 25 de noviembre de 1945.
81
82
60
Jorge Renato Ibarra Guitart
do a los Estados Unidos de América para que dejara de ver al
dictador Trujillo y su camarilla como “charros”, en ese sentido
dicho artículo añadía que: “El gran vecino del Norte tiene que
comprender a los dictadores del Sur para entender a la América Latina”. En otro número la Bohemia daba a la publicidad
un editorial calificando en duros términos a la dictadura trujillista como “Baldón de nuestro continente y una vergüenza
viva de la democracia americana”. El reportaje concluía con
estas palabras desafiantes: “El ‘Generalísimo’ Trujillo ha exprimido y ordeñado a su patria de la que se dice su benefactor,
durante tres largos lustros. Pero de nada han de valerle ni su
suave mano izquierda de político ni su dura mano diestra de
militarote. Sus días están contados. Los tiempos que vivimos
son otros. A Rafael Leónidas Trujillo le ha llegado su hora. El
tirano Trujillo espera su turno”.84
Al discurso fustigador contra el tirano Trujillo, también se
sumaron las críticas contra quienes guardaban reservas en calificar su régimen y que más bien lo apoyaban indirectamente,
como el caso del presidente chileno Juan Antonio Ríos, quien
de visita en Cuba, de camino a Santo Domingo, fue objeto de
la censura de la FEU. Los estudiantes no solo denunciaron su
neutralidad para el caso de España sino sobre todo su rechazo
a la petición de suspender su visita a la República Dominicana. Según la revista Bohemia, “Ríos respondió bastante molesto
que no podía complacer a los estudiantes cubanos porque era
imposible hacer distingos entre gobiernos demócratas y antidemócratas”.85
Sin embargo, la marea de repudio a la dictadura trujillista
tenía que luchar contra otros importantes intereses de mutuo
beneficio mercantilista entre Cuba y la República Dominicana. El comercio entre ambas naciones caribeñas mantuvo un
“Baldón de América. El tirano Trujillo en turno”, en Bohemia, 11 de noviembre de 1945, suplemento C.
85
Bohemia, 25 de noviembre de 1945 año 37, no. 47, p. 29.
84
Relaciones cubano-dominicanas...
61
ascenso a partir de los años 40, lo que motivó que durante el
período presidencial de Batista, en el año 1942, se estudiara
la posibilidad de la firma de un acuerdo comercial, proyecto
que luego resultó abandonado.86 Según una denuncia hecha
por la propia Bohemia importantes dueños de tabaquerías
cubanos estaban comprando, a precios muy baratos, hojas
de tabaco en Santo Domingo para luego mezclarlas con las
hojas producidas en Cuba y comercializarlas por el resto del
mundo. El caso particular que se conoció y que fue objeto de
esta denuncia fue el de Gabriel F. Piedra, socio principal y
gerente de las firmas Constantino González y Cía. de La Habana y José L. Piedra y Cía., fabricantes de tabacos y cigarros
cubanos. Se estimaba que Piedra había adquirido no menos
de cincuenta a sesenta mil quintales de tabaco dominicano a
bajos precios, lo cual afectaba la fama y prestigio internacional del puro cubano.87
Otro asunto de tipo comercial que signó las relaciones cubano-dominicanas fue el de la disputa en torno a los grandes
beneficios que rendía la venta del azúcar de caña. Por un lado,
Trujillo siempre envidió el privilegio relativo de los cubanos
a poseer una cuota asegurada en el vasto mercado estadounidense y reclamó un estatus similar para sus producciones del
dulce.88 Pero al mismo tiempo el “Benefactor” maniobró para
adquirir importantes centrales azucareros en su reino, muchos
de los cuales los compró a empresas norteamericanas. Simultáneamente estableció importantes impuestos de exportación a
los centrales azucareros norteamericanos que operaban en su
Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba: República Dominicana 1.2/7322.1919-1973 (8). Memorando sobre el intercambio mercantil cubano-dominicano y las posibilidades que ofrece de llegarse a un
acuerdo comercial.
87
Bohemia, año 37, no. 12, suplemento C y pp. 49-50, 21 de octubre de
1945.
88
Jesús de Galíndez: La Era de Trujillo, Editorial Letra Gráfica, Santo Domingo, 1999, p. 272.
86
62
Jorge Renato Ibarra Guitart
país: de esa manera accedió a importantes fuentes de ingreso.
Además, como Trujillo no tenía compromisos con el mercado
del Norte, podía comerciar libremente su producción azucarera aprovechando la coyuntura de altos precios del mercado
mundial. En 1947, mientras Cuba y Puerto Rico recibían por
su cuota en los Estados Unidos precios de aproximadamente
cuatro centavos la libra, los dominicanos podían apropiarse de
hasta diez centavos por su venta en el mercado mundial.89
Durante el gobierno cubano de Grau San Martín, hubo disputas con los Estados Unidos por algunas ventas de azúcar que
hizo la Mayor de las Antillas fuera del mercado estadounidense
a precios superiores, ¿pudo haber existido también trasiego de
azúcar cubana desde Santo Domingo o dominicana desde La
Habana? No hemos hallado pruebas al respecto. Lo cierto fue
que por esos años Trujillo recibió sumas fabulosas por la comercialización de sus azúcares en el mercado mundial, lo que,
entre otras cosas, le permitió liquidar la deuda monetaria con
los Estados Unidos y fue así que sus aduladores lo proclamaron como el “Restaurador de la independencia económica”.
Según el historiador dominicano Roberto Cassá, el control de
la economía dominicana por Trujillo cobró grandes proporciones y lo consolidó en el poder: “Los beneficios, pues, de
más del 60% de la zafra azucarera en manos de Trujillo fueron
un recurso político y económico de gran eficacia ya que ponía bajo su entero control al principal sector económico del
país”.90
En general debemos considerar que en esos momentos la
dictadura trujillista, si bien era muy repudiada por la opinión
pública mundial, al propio tiempo se consolidaba en los terrenos económico y militar.
William Krem: Democracias y tiranías en el Caribe, Ed. Popular de Cuba y
del Caribe, 1960, La Habana, p. 91.
90
Roberto Cassá: Historia social y económica de la República Dominicana, tomo 2,
Editorial Alfa y Omega, Santo Domingo, 1980, p. 283.
89
C apítulo ii
1946. Entre maniobras políticas y complots
Confrontación ideológica
l año 1946 va a resultar decisivo a la hora de definir, denE
tro del conjunto de alternativas posibles, las que en definitiva
conducirían a una lucha abiertamente frontal contra la dictadura trujillista. En ese breve período temporal quedarían
atrás aquellas pretendidas salidas negociadas que sirvieron de
cortina de humo a los numerosos complots urdidos por el sátrapa dominicano Rafael L. Trujillo, quien, en su delirio de
grandeza, pretendió erguirse en monarca del Caribe, unas veces maquinando pretendidas aperturas “democráticas” y, otras
tantas, reprimiendo violentamente a sus opositores internos al
propio tiempo que conspiraba contra los gobiernos vecinos.
Para estas maniobras oportunistas, Trujillo se valió de un
grupo de “intelectuales-políticos” que supieron servirle por un
tiempo más o menos permanente. Unos terminarían pagando
con su vida haberle dado la espalda y otros servirían como testaferros de sus estratagemas. Entre los primeros destacan dos
de origen español, José Almoina y Jesús de Galíndez, y en el
segundo grupo descollaron Manuel Peña Batlle y Virgilio Díaz
Ordóñez.
José Almoina, bajo el pseudónimo de Gregorio R. Bustamante, puso al desnudo los verdaderos propósitos de las artimañas
– 63 –
64
Jorge Renato Ibarra Guitart
políticas diseñadas por Trujillo en el libro Una satrapía del Caribe.
Historia puntual de la mala vida del déspota Rafael Leónidas Trujillo”,
aunque debemos acotar que el propio Almoina fue consejero,
activo ejecutante y cerebro político de muchas de esas ideas maquiavélicas que, como él mismo indicó, “bulleron en el magín
del Chacal caribeño”, y posteriormente procuró el perdón del
dictador cuando redactó el libro Yo fui secretario de Trujillo. Almoina, llegó a reconocer que Trujillo se había convertido en un
peligro para la paz regional pueso tramaba intrigas que desbordaban los límites de su reinado y que, según su parecer, se dirigían: “A una acción internacionalmente intervencionista, para
suscitar en otras naciones soberanas de la cuenca del Caribe,
determinadas condiciones políticas, militares y sociales que permitan al gobierno monárquico de Trujillo trastornar, cambiar
y orientar, con arreglo a su voluntad, la libre determinación de
esos pueblos y […] de sus gobiernos”.1
Quizás el origen del disenso de Almoina con Trujillo provenga del carácter autoritario de las decisiones adoptadas por
“el Jefe”, tal vez por eso concluía que para analizar las disposiciones que en política exterior asumía el tirano era necesario considerar “las condiciones personales de Trujillo, ya que
siendo su gobierno monárquico-absolutista se comprenderá
fácilmente que lo personal en todas sus formas […] tenga
capital importancia para explicarnos las relaciones y determinaciones hacia el exterior. En las determinaciones de la línea
política solo juega allí lo estrictamente personal sin que quepa
responsabilidad alguna a ningún funcionario pues todos ellos
son simples lacayos sin librea, criados, siervos de la omnímoda
voluntad del déspota”.2
En verdad a Almoina el pseudónimo de Bustamante no le
sirvió de mucho para protegerse de la furia del “Benefactor”,
1
2
José Almoina: Una satrapía en el Caribe. Historia puntual de la mala vida
del déspota Rafael Leónidas Trujillo, Ed. Cole, Santo Domingo, 1999,
pp. 185-186.
Ibídem.
Relaciones cubano-dominicanas...
65
quien tomó nota de todo y lo mandó a matar. Pero mientras
pudo actuó como uno de sus lacayos, y aportó no pocas de sus
energías al engrandecimiento del poder del “Jefe”. En cuanto
a los métodos de operar que siguió el régimen trujillista en sus
relaciones con los países vecinos, Almoina, profundo conocedor de los mismos, indicó:
Las naciones sobre las cuales se ha ido fijando la intención
y acción intervencionista son varias. Unas […] están siendo
objeto de tal intervención o amenazadas de sufrirla de una
manera que pudiera denominarse violenta, manu militari.
Otras […] están siendo intervenidas indirectamente por
resortes que vayan preparando el ambiente […], el procedimiento se dirige a crear dificultades y establecer metódicamente quinta columnas, sobre las últimas la red es más
sutil y va enlazando sus mallas por el soborno personal, la
subvención periódica a empresas, el regalo, la dávida, la
adquisición de posiciones económicas, la compra de periódicos, la fundación de semanarios y revistas; el cohecho.3
En tanto Jesús de Galíndez, si bien no ocupó las altas responsabilidades de Almoina en la maquinaria estatal trujillista,
supo definir muy bien la estrategia de hegemonía dictatorial
trazada por el déspota dominicano en sus relaciones con los
países del área de América Latina y el Caribe. Galíndez, también víctima de las torturas y asesinatos del trujillismo, si bien
admitía que el tirano, en su política exterior, procuraba seguir
de cerca a Washington, en un libro que lo sentenció a muerte,
calificó como de muy frágil el equilibrio político de la región:
Nueve repúblicas pequeñas en Centroamérica y las Antillas, más la isla de Puerto Rico; y dos repúblicas grandes
a corta distancia, Venezuela y México. Raro ha sido el país
3
Ibídem, pp. 187-188.
66
Jorge Renato Ibarra Guitart
de estos que no ha sufrido en dicho período un agitado vaivén político, y muchos los que han pasado de la dictadura
a democracia y de democracia a dictadura. Su pequeñez y
vecindad han forzado un entrecruzar de intereses y fuerzas en que los exilados procuran atacar las dictaduras de
sus respectivos países, y con frecuencia dictadores y democracias se ayudan entre sí contra los otros. La República
Dominicana está situada en el centro de ese volcán y sus
exilados han saltado de país en país según han marchado
los acontecimientos de todos ellos.4
En esas circunstancias tuvieron lugar los forcejeos entre el
gobierno cubano y el dominicano, disputas en las cuales intervinieron, de una u otra forma, el resto de los países de la
región, incluidos los Estados Unidos. La postura estadounidense, dirigida siempre a proteger los intereses considerados
estratégicos por su Ejecutivo y Departamento de Estado, resultó decisiva en el desenlace de estos conflictos regionales. Pero
también cabe decir que los arquitectos del orden trujillista,
procurando el apoyo del imperialismo norteamericano y presentándose como la parte ofendida de estas disputas, apelaban
a toda una retórica de defensa de la soberanía para defender
la cruenta dictadura dominicana. Al respecto unos de los ideólogos del trujillismo, Peña Batlle, diría:
Ningún gobierno ni ningún grupo de gobiernos puede erigirse en juez de otro gobierno o de otro grupo de gobiernos en cuanto estos representan y constituyen la expresión
del sistema interno de la organización política intrínseca
de sus países respectivos. […] Existe ahora una especie de
entendido, un esbozo de concentración que, por la violencia, ha comenzado a ejercer control sobre la vida interior
4
Jesús de Galíndez: La Era de Trujillo, Ed. Letra Gráfica, Santo Domingo,
1999-2002, p. 268.
Relaciones cubano-dominicanas...
67
de nuestros pueblos, sobre la materia íntima y más respetable de su soberanía y de su autoridad.
Ningún gobierno del mundo está libre de tachas, ni
puede proponerse como juez de las imperfecciones de los
otros […]
El pueblo dominicano no puede admitir […] tutelas ni
enseñanzas de quienes no han logrado superar sus propios
problemas y sus visibles degradaciones. 5
Estos dos discursos políticos, tanto el de los funcionarios
que renegaron del régimen trujillista como el de quienes lo
defendieron, ponen de manifiesto las dos caras del gobierno
dominicano. Cuando fraguaban complots, golpes de Estado,
robo de armamentos, asesinatos y atentados dinamiteros contra otros gobiernos no eran ellos los culpables, incluso llegaron a poner en la picota pública a los propios funcionarios
del Departamento de Estado norteamericano, que en determinado momento, no los favorecieron como ellos esperaban. El
régimen trujillista tampoco escatimó esfuerzos y recursos para
promover la ingerencia en los asuntos internos de los países de
la región mediante la captación de informantes y correveidiles
de todo tipo. Los propagandistas del régimen se presentaban
como víctimas, mientras mantenían un cabildeo bien activo
para ganar adeptos dentro de las instituciones de poder norteamericano, al respecto diría Peña Batlle:
Es muy difícil cerrar los ojos a la tolerancia con que los
señores Braden y Briggs manejaron el proceso de conspiración internacional en el Caribe […] La estereotipada
sonrisa de Briggs […] se extasiaba en la contemplación del
desorden y desparpajo que nos rodeaba y nos amenazaba
por todas partes. Braden, prototipo del imperialismo de
5
Manuel Peña Batlle: Política de Trujillo, Imprenta Dominicana, Ciudad
Trujillo, 1954, p. 151.
68
Jorge Renato Ibarra Guitart
último cuño que so capa de democracia, alienta la intervención descarada de un país en los asuntos de otro, permitió que el comunismo se armara en la zona del Caribe,
impulsó la acción internacional de los enemigos de su propio país y se convirtió en instrumento de contubernio que
desde Moscú sembró de inquietudes la convivencia de esta
zona geográfica.6
Después de que entre 1944 y 1946 Trujillo fraguara las conspiraciones más peligrosas para la paz del Caribe contra gobiernos legítimos que tenían determinado consenso popular, se
inauguró una etapa de tensiones profundas. Una vez más los
apologistas de su gobierno se presentaban como víctimas, así
lo comprendió Virgilio Díaz Ordóñez cuando en 1946 advirtió
contra presuntos ataques del exterior, propaganda esta que sirvió como pantalla para ocultar los verdaderas maquinaciones
del régimen trujillista.7 Precisamente fueron estos complots
del Generalísimo, los que condujeron a la respuesta bélica de
dichas administraciones de corte progresista ante esas acciones desestabilizadoras.
Díaz Ordóñez, por su parte, recurría a criticar duramente
los problemas que enfrentaban las democracias representativas burguesas en nuestros países para así justificar el sistema
totalitario de Trujillo. La élite trujillista no quería que le impusieran un sistema político, había que respetar la soberanía
de su régimen aun cuando el mismo no respetara la soberanía
popular de los propios dominicanos: “La imposición no es de
naturaleza democrática. Los pueblos hacen y viven su democracia conformando ese ideal a su historia, a su carácter y a su
economía. Por otra parte, si en el criterio de aquellos apóstoles
del intervencionismo, democracia era embriaguez política, li
6
7
Ibídem, pp. 185-186.
Virgilio Díaz Ordóñez. La política exterior de Trujillo. Tomo II. Impresora
Dominicana, Ciudad Trujillo, 1955, pp. 123-126.
Relaciones cubano-dominicanas...
69
bertinaje de prensa, sistematización del insulto, inestabilidad
institucional y tuteo personal entre la autoridad y el desorden,
el pueblo dominicano conocía de viejo esa democracia”.8
A principios de 1946 algunos gobiernos latinoamericanos
–todavía una minoría–, continuaron presionando para que se
aprobase una sanción colectiva contra las dictaduras del continente. Debemos recordar que la propuesta de acción multilateral del Uruguay no había tenido un curso efectivo a pesar
del apoyo de Washington. En este sentido, algunas repúblicas
centroamericanas encabezadas por Panamá se dirigieron al
resto de las cancillerías del continente para solicitar una ruptura colectiva de relaciones diplomáticas con las tiranías de
Somoza (Nicaragua), Carías (Honduras) y Trujillo (República
Dominicana). Todo parece indicar, según la información que
poseemos, que esta última propuesta no prosperó lo necesario
como para que se arribara a un consenso: ni siquiera en Cuba
se llegó a aprobar, a pesar de que el general Enrique Loynaz
del Castillo se dirigió al presidente Grau en sentido favorable a
la intervención colectiva. Loynaz entendía que este tipo de iniciativa no constituía un peligro para la independencia de esos
países y antes bien entrañaba “una forma correcta de resguardar sus libertades y afirmar el legítimo ejercicio del poder”. 9
Pero mientras estas gestiones de corte diplomático dirigidas
a restarles jerarquía a las dictaduras latinoamericanas tenían
un curso dilatado y tortuoso, los personeros de esos regímenes
de fuerza se movían hábilmente dentro de los entresijos del
complicado sistema de poder norteamericano. Su objetivo era
influir directamente en la Casa Blanca y pasar por encima del
Departamento de Estado para, de ese modo, lograr que los
Estados Unidos retiraran el Aide-Memoire que proclamaba el
embargo de armas a la República Dominicana. La respuesta
del embajador dominicano García Godoy a dicho Memoran
8
9
Ibídem.
Bohemia, sección En Cuba. año 38, no. 2, p. 29, 13 de enero de 1946.
70
Jorge Renato Ibarra Guitart
do, en fecha 14 de enero de 1946, fue que el mismo “envolvía
una actitud irritante de prepotencia y prejuicios”.10
Asimismo el régimen trujillista llevaba a efecto otra política
destinada a cambiar la opinión desfavorable que contra sus
poderes predominaba en los países del hemisferio occidental.
Almoina la caracterizaría muy bien como aquella estratagema
dirigida a “establecer metódicamente quinta columnas”, una de
esas acciones fue la inusitada ceremonia convocada en Ciudad
Trujillo para inaugurar un busto de Antonio Maceo donado por
el “Benefactor”. Trujillo procuraba neutralizar las campañas en
su contra generadas en la mayor de las Antillas, y para eso invitó
a una serie de jefes militares de la provincia de Oriente así como
a otros intelectuales y periodistas cubanos, quienes publicaban
reseñas donde defendían su régimen, en ese sentido cabe destacar las palabras de Carlos Córdova Acosta, vicepresidente de
la Sociedad Panamericana: “Aquí en Santiago de Cuba me preguntan sobre tema político, la oposición a Trujillo, etc. y yo les
contesto: ‘Oposición no puede haberla porque el pueblo trabajador tiene fe en su Jefe y como hay pruebas innumerables de
las obras hechas […] no hay que mortificarse para ir pensando
en otro caudillo’. Allí vi unos letreros que dicen ‘El pueblo no
quiere otro caudillo, el pueblo quiere a Trujillo’”.11
Al parecer esta nueva postura adoptada por Rafael Leónidas
Trujillo tendente a un acercamiento taimado a los países que
se le oponían tuvo su origen en su propósito de contrarrestar
las exigencias democráticas que la opinión mundial le hacia.
También pudo haber influido la huelga general azucarera
decretada en diciembre de 1945 en la zona de La Romana y
San Pedro de Macorís por mejoras salariales. Según Roberto
Cassá: “Tomado por sorpresa el régimen reaccionó de manera
poco usual: en vez de acudir a la represión […] exteriorizó
Bernardo Vega: Los Estados Unidos y Trujillo. Colección de documentos del
Departamento de Estado y de las fuerzas armadas norteamericanas. Año 1946,
Fundación Cultura Dominicana, Santo Domingo, 1987, p. 23.
11
La Nación, p.1, col. 5, Ciudad Trujillo, 23 de enero de 1946.
10
Relaciones cubano-dominicanas...
71
su comprensión ante las demandas, dio muestras de disposición al dialogo y presionó a las compañías azucareras para que
acudieran al alza de sus salarios”.12 Sin embargo, en medio de
las negociaciones dirigidas a ofrecer solución a las demandas
obreras, la dictadura demostró su poca paciencia ya que en
La Romana la huelga se prolongó por más tiempo, y la continua agitación provocó que adoptara disposiciones represivas.
Una de ellas fue ordenar el asesinato del líder obrero Mauricio
Báez pues temía que detrás de él estuvieran los exiliados planificando un plan conjunto para derribar a Trujillo. En esas
circunstancias Báez se asiló en la Embajada de México tras
lo cual el “Benefactor”, en un encuentro que sostuvo con el
embajador mexicano y el propio dirigente obrero, le ofreció
a este último dádivas y cargos públicos para cooptarlo al régimen. Sin embargo esa oferta fue valientemente rechazada por
Báez, a lo cual respondió Trujillo acusándolo cobardemente
de malversación de fondos, o sea, le concedió tratamiento de
delincuente común para que no calificara como refugiado político y así negarle la salida del país.13
Precisamente la demanda para permitirle a Mauricio Báez
salir de la República Dominicana con vida fue una de las que
más caló en los sectores progresistas del mundo y en particular
en Cuba. El 20 de febrero el presidente de la Liga Mundial de
los Derechos Humanos, Roger Baldwin, envió un telegrama a
la Cancillería dominicana en el que solicita se le concediera
pasaporte al líder sindical en virtud de que había sido víctima
de “persecuciones políticas”. A lo que respondió Julio Vega,
secretario de la presidencia que: “Báez, conocido agitador y
delincuente está en completa libertad y gestiona […] la expedición de pasaportes para salir al extranjero”.14
Roberto Cassá: Mauricio Báez. Líder del proletariado. Colección Biografías
dominicanas, Tobogán, Ed. Alfa & Omega, 2003, p. 35.
13
Archivo Nacional de Cuba. Fondo 176 (Chibás), legajo 27, folio 35, p. 30.
Llamamiento del Movimiento de Liberación Dominicano.
14
Mu-Kien Adriana Sang,: La política exterior dominicana 1844-1961. Tomo II:
12
72
Jorge Renato Ibarra Guitart
En Cuba el periódico Hoy, órgano del PSP, dirigió una activa
campaña para lograr la liberación de Báez. Fue así que dio a
conocer las gestiones que los líderes sindicales cubanos hacían
para lograr su salida de Ciudad Trujillo : “Con motivo del grave
peligro que se cierne sobre la vida del destacado líder obrero
Mauricio Báez […] y en virtud del propósito que parece animar
al representante diplomático de la nación azteca en dicho país
de entregarlo a las autoridades dominicanas […] las organizaciones obreras y populares de Cuba han iniciado una intensa y
activa movilización orientada a evitar que pueda consumarse un
nuevo crimen político en la república hermana”. En ese sentido
Lázaro Peña, secretario general de la Confederación de Trabajadores de Cuba, le envió cablegramas al embajador mexicano
en Ciudad Trujillo y al propio presidente Trujillo en los que pidió respeto para la vida de Báez y garantía para su salida hacia
Cuba.15 Ante esas ingentes campañas para salvar al líder sindical
dominicano, Virgilio Díaz Ordóñez, el representante del trujillato en Cuba, informaba que el 27 de febrero tendrían lugar
mítines respaldados por la FEU y “grupos revolucionarios”. Dichas actividades eran convocadas por la radio y la prensa donde
se anunciaba que Enrique Cotubanamá Henríquez sería uno
de los oradores. Como respuesta a ello, Díaz Ordóñez sugería
que la Legación dominicana en La Habana debía mover sus influencias entre “funcionarios, diplomáticos y periodistas y personajes de relieve” que asistirían a una recepción el Country
Club.16 Finalmente toda esa movilización condujo a que Báez
pudiera salir hacia el exterior el 28 de febrero. El canciller Peña
Batlle enviaría telegrama a la Legación dominicana en La Habana para calmar sus ánimos: “Mauricio Báez debe encontrarse
ahora en México después de haber obtenido libremente sus
La política exterior del dictador Trujillo 1930-1961. Editorial Secretaría de
Relaciones Exteriores de la República Dominicana, Santo Domingo,
2000, p. 240.
15
Ibídem, pp. 238-239.
16
Ibídem, p. 239.
Relaciones cubano-dominicanas...
73
documentos de salida”.17 Había sido una victoria de la solidaridad de los pueblos, y en ella la izquierda cubana desempeñó un
papel relevante. Precisamente Cuba sería el refugio posterior
del destacado líder del movimiento obrero dominicano, acá se
relacionó estrechamente con los exiliados Francisco Chito Henríquez y Ramón Grullón, dirigentes del PDRD, que habían establecido vínculos con el PSP cubano. Báez, quien para entonces
se identificaba como miembro del PDRD, efectuó relevantes
alocuciones por la emisora 1010 en las que llamó a los trabajadores a derrocar a Trujillo.18
En estas querellas internas que tenían lugar en República Dominicana, Trujillo apelaba lo mismo a métodos cruentos como a
simuladas operaciones de captación de acólitos incondicionales
a su dinero. La dictadura admitió la formación de un Partido
Obrero Democrático bajo el liderazgo de Prats Ramírez, presidente de la Confederación Dominicana del Trabajo. El régimen
también concedió otros aumentos salariales a distintos sectores obreros. El embajador norteamericano en Ciudad Trujillo,
Scherer, admitía que se trataba de una maniobra y estimaba que
en esa nueva postura del régimen trujillista pudo haber influido
el embargo de armas establecido por Washington:
Se cree que la organización de este partido es el resultado
del reciente Aide-Memoire del Departamento, en el que este
se negaba a ofrecer permisos para la exportación de municiones solicitadas por el gobierno de la República Dominicana. Aunque el Partido aparentará realizar una labor de
oposición a Trujillo, probablemente lo apoyará. Esta creencia se basa en la táctica actual del presidente que consiste
en asumir el papel de campeón de los trabajadores de la
República Dominicana.19
Ibídem.
Roberto Cassá: Mauricio Báez. Líder del proletariado, 2003, p. 39.
19
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 120.
17
18
74
Jorge Renato Ibarra Guitart
Pero en Cuba la FEU se convertía en juez implacable del trujillato e hizo las denuncias más oportunas, todas ellas ponían
en evidencia la hipocresía de las medidas adoptadas por el gobierno dominicano destinadas a crear una imagen de cambios
en su país. En primer lugar, la FEU supo advertir acerca de la
labor de captación en territorio cubano de los llamados quinta
columnas al servicio de Trujillo, ello se consideraba “una agresión a los principios del Alma Mater”. Por esa razón la organización estudiantil acusó al profesor Aquiles Capablanca y Graupera de “reclutar catedráticos de la Facultad de Arquitectura con
el propósito de trasladarse a Santo Domingo para presenciar
la obra del tirano Trujillo”.20 Por otro lado, los estudiantes universitarios cubanos se dirigieron al propio tirano Trujillo para
protestar por el asesinato del líder obrero José Quezada, quien
después de ser detenido con varios de sus compañeros, apareció
muerto por heridas de doce puñaladas en el cuerpo cerca del
central azucarero donde trabajaba.21 Un mes después, extendió
esa denuncia a los asesinatos de los líderes obreros Emeterio
Dickson y Carlos Manuel Bastardillo, también a manos de los
sicarios del régimen. El secretario de la presidencia dominicana, Rafael Santana, les respondió apelando a todo tipo de improperios e insultos y le exigió a la FEU informes sobre esas
denuncias que inicialmente habían aparecido en Prensa Libre.
Los estudiantes contestaron con unas enérgicas declaraciones
divulgadas en distintos órganos de prensa. La revista Bohemia
consideraba que resultaba inexplicable la pasividad del gobierno cubano ante las ofensas que contra Cuba se proferían en la
prensa dominicana, y concluía: “Muchos no se explican cómo
el régimen de Trujillo no ha recibido ya una fuerte reprimenda
por parte de nuestra Cancillería, como respuesta a los ataques
constantes que se hacen a Cuba”.22
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 8, p. 32, 24 de febrero de 1946.
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 12, p. 30, 24 de marzo de 1946.
22
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 13, p. 33, 31 de marzo de 1946.
20
21
Relaciones cubano-dominicanas...
75
Por su parte el tirano Trujillo no dejaba de mover sus fichas
en su intento por captar adeptos entre los sectores obreros cubanos para así promover una plataforma política orientada a
neutralizar el intenso ataque que desde Cuba le dirigían tanto
los exilados como los sectores de la izquierda revolucionaria.
En un informe de inteligencia del FBI acerca de la actividad de
Manuel Frías Meyreles se establecía que el mismo viajaba por
varias repúblicas latinoamericanas para divulgar la labor del
Partido Comunista Sindical de la República Dominicana, del
que afirmaba ser su secretario general. Según este informe, los
exilados dominicanos en México, adonde arribó a principios
de diciembre de 1945, enseguida se percataron de que Meyreles podría estar actuando como un agente de Trujillo ya que
alardeaba de que su partido tenía una amplia membresía –unos
46 000 miembros– además intentaba convencerlos de que era
posible un entendimiento con el dictador. El informe indicaba
que “mientras él distribuye literatura que supuestamente ataca
a Trujillo, en realidad lo que enfatiza son sus logros. El hecho
de que Frías parece que tiene amplios fondos también ha sido
comentado por los individuos contactados”.23
En otro informe del FBI, se explica que Meyreles Frías había
estado anteriormente en Cuba a fines de noviembre de 1945 y
había visitado los periódicos Hoy y Mañana. Con posterioridad
a este hecho, Meyreles Frías había participado en la huelga
azucarera de 1946 por lo que fue arrestado, pero luego empezó a trabajar como agente del gobierno dominicano. El propio
sujeto, en una visita que efectuó a la Embajada norteamericana en Ciudad Trujillo, reconoció que había viajado a México
con gastos pagados por el presidente Trujillo y que ponía su
partido a las “órdenes de la Embajada americana”. Según el
informe del FBI, este individuo expresaba de alguna manera el
interés de Trujillo “de usar cualquier grupo comunista existente para servir sus propios propósitos, y al mismo tiempo para
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 139.
23
76
Jorge Renato Ibarra Guitart
persuadir a varios líderes laborales en el exilio, de que vuelvan
a su país”.24 En Cuba, Meyreles Frías no pudo convencer a los
dirigentes del PSP, Blas Roca y Fabio Grobart, quienes consideraban que dicho ciudadano era “un espía trujillista loco”.25
Tal era la falta de credibilidad que envolvían estas siniestras
maniobras de Trujillo que, en un informe de inteligencia de
la Embajada norteamericana en República Dominicana, de 23
de marzo, se explicaba que la Secretaría de Estado de Interior
y Policía había admitido que los comunistas dominicanos apenas habían respondido al llamado del gobierno a inscribirse
en el partido obrero.26
El exilio dominicano a la ofensiva
Mientras Trujillo mediante la represión y maniobras políticas
engañosas procuraba lograr sosiego para su reinado, los exilados
revolucionarios procuraban vertebrar la unidad en un frente
amplio de resistencia. Al no existir posibilidades para acciones
pacíficas que presionaran a Trujillo a abandonar el poder y proceder a una apertura democrática, era preciso prepararse para
la lucha armada. En ese sentido, líderes del exilio como Juan
Bosch y Buenaventura Sánchez se dirigieron al gobierno venezolano de Rómulo Betancourt para buscar apoyo en la lucha
contra Trujillo. Se pretendía conformar una especie de triunvirato de las democracias caribeñas que también pudieran integrar los gobiernos cubano y guatemalteco. Según un informe de
la Embajada norteamericana en Caracas, basado en una fuente
cercana a los exilados dominicanos, Bosch solicitó a Betancourt
le autorizara a comprar unas armas y municiones que estaban
en manos de particulares y habían sido robadas del cuartel San
Ibídem, pp. 146-147.
Ibídem, p. 138.
26
Ibídem, p. 244.
24
25
Relaciones cubano-dominicanas...
77
Carlos cuando este fue abandonado por las fuerzas del gobierno anterior de Medina Angarica. Pero el ministro del Interior
venezolano, Valmore Rodríguez, se opuso a esa iniciativa. Según
la fuente que cita el informe: “Tanto Betancourt como Bosch
me señalaron en esa ocasión que el primero aconsejó mucho al
segundo contra cualquier tipo de aventura temeraria”. Agregaba la fuente que el presidente venezolano recomendó a Bosch
que “la única manera de iniciar una revolución exitosa era realizando un buen trabajo interno”, aunque el líder del exilio le
aclaró que para el caso dominicano ellos tenían muy pocos contactos dentro del ejército y por ello su situación era diferente
a la de Venezuela. El informe concluía que si bien Betancourt
estaba dispuesto a ofrecer el mayor apoyo espiritual a la causa
de los exilados dominicanos, “sus opiniones parecen siempre
estar orientadas a buscar la presión moral de otros gobiernos
democráticos americanos”. El informante agregaba que Bosch
consideraba que, en ese momento, el presidente cubano Grau
San Martín mantenía un gobierno unipersonal y que “era más
cauteloso de lo que él pensaba”. Para una lucha frontal contra Trujillo, Bosch confiaba más en el apoyo que le pudiera dar
Carlos Prío Socarrás, quien según su parecer sería “el próximo
hombre de Cuba”.27
Dentro del exilio dominicano cabe destacar la ferviente
actividad desarrollada en estos años por Juan Bosch, el líder
de más arraigo entre los emigrados revolucionarios. Este, en
aras de la unidad de los opositores a la dictadura, siempre se
retrajo de ostentar protagonismo, más bien favoreció a que
fueran otros los líderes que ocuparan algunas posiciones clave.
En todo caso, Bosch favorecía la dirección colectiva como el
instrumento más apropiado para garantizar la unidad y facilitar la caída de la dictadura trujillista. En los informes orientados al análisis del exilio dominicano de algunas de las distintas
embajadas norteamericanas, siempre se hacía mención a sus
Ibídem, pp. 99-102.
27
78
Jorge Renato Ibarra Guitart
dotes como dirigente y a su significativa contribución al derrocamiento de la tiranía que ensangrentaba su país. La presunta
lucha por el liderazgo que en oportunidades pudieron tener
él y Ángel Morales no fue motivo que condujera a una división entre los revolucionarios dominicanos, aunque en verdad
hasta los propios norteamericanos reconocían la creciente influencia de Bosch:
Mi propia impresión […] es que Bosch cuenta con un apoyo mucho mayor entre los grupos que se encuentran en
Venezuela, Cuba y las Antillas Holandesas, pero mantiene
poco contacto con Puerto Rico. Tanto Bosch como Morales son hombres muy vigorosos y con mucha entereza de
carácter y es poco probable que puedan trabajar juntos en
armonía. El prestigio de Bosch entre sus compañeros en el
exilio nace en parte del manifiesto apoyo que este recibe
de la Junta del gobierno revolucionaria de Venezuela, así
como de personas encumbradas en el gobierno cubano,
así como también del Presidente Arévalo de Guatemala
[…] Bosch afirma mantener un estrecho contacto con los
opositores clandestinos que operan en la República Dominicana […] y hay pruebas de que esto es verdad, a través de
enlaces que operan en Haití. Morales también […] pero
parece estar menos al tanto. 28
Una confirmación a estas apreciaciones se puede encontrar
en un informe de Andrew D. Wordlow, un agente de la seguridad norteamericana. Wordlow reconocía que para fines
de 1945, aunque las relaciones entre los miembros del Consejo Supremo del Partido Revolucionario Dominicano y de
la Unión Patriótica Dominicana29 no eran del todo cordiales,
Informe del encargado de Negocios de los EE.UU. en Caracas, Allan
Dawson, al Departamento de Estado, 1 de marzo, de 1946, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 208-209.
29
Los oficiales del Consejo eran Dr. Ramón de Lara, antiguo rector de la
Universidad de Santo Domingo, presidente; licenciado Ángel Morales
28
Relaciones cubano-dominicanas...
79
se estaba haciendo un importante esfuerzo por mantener la
unidad y opinaba que entre ellos “Juan Bosch parece ser el
más activo de todos estos exilados y el que ha conseguido más
logros para la causa”.30
En otro informe de inteligencia estadounidense, se establecía que, desde diciembre de 1944, Bosch había realizado
ingentes gestiones para la adquisición de armas en México
para lo cual solicitó el apoyo inicial de Lombardo Toledano y
a pesar de que este último se opuso, “Bosch alegó haber conseguido armas suficientes para equipar su revolución”. Ya en
enero de 1945 viajaría a Venezuela donde logró algún tipo de
ayuda financiera y, según esos documentos, “aparentemente
esperaba utilizar el dinero venezolano para pagar las armas
que había conseguido en México”.31 El carácter enérgico de
sus intervenciones públicas y la radicalidad de sus ideas llamaron la atención de los personeros del imperio en ocasión de
su primer discurso público de relevancia en el teatro Olimpia
de Caracas el 17 de mayo de 1945, convocado por el Partido
Acción Democrática:
Los comentarios de Bosch incluían que Trujillo era un
agente del gobierno de los Estados Unidos, que había sido
su soldado durante la ocupación de Santo Domingo […]
y Dr. Juan Isidro Jimenes, secretarios; doctor Leovigildo Cuello, delegado con poderes completos, y Juan Bosch, comisionado para todas las
negociaciones políticas con los países americanos. Dentro de la República
Dominicana existía el Frente de la Liberación Nacional Dominicana, conocido también como el Frente Democrático, bajo el cual operaban el
Partido Democrático Revolucionario (luego se transformaría en el PSP);
Unión Patriótica Revolucionaria (encabezada por los hermanos Fiallo) y
la Juventud Revolucionaria (se transformaría en Juventud Democrática).
30
Informe de Andrew D. Wordlow, 14 de marzo de 1946, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo I (1945), 1945, p. 330.
31
Informe de inteligencia, mayor Alan Hubbard, agregado Militar de
EE.UU. en Venezuela, 21 de marzo de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo I (1946), pp. 238-243.
80
Jorge Renato Ibarra Guitart
El añadió que la democracia en los Estados Unidos era una
farsa y que su intervención en la guerra no había sido en
aras de la libertad mundial, sino para obtener una preponderancia del imperialismo yanqui en el futuro.32
En medio de esos preparativos iniciales del exilio revolucionario por producir una insurrección armada en el país y de la
agitada huelga azucarera del este dominicano, tuvo lugar un
incidente que provocó sobresalto en las esferas oficiales del
trujillato, se trataba de la visita inusitada que efectuó uno de
los miembros del Consejo Supremo del Partido Revolucionario Dominicano y de la Unión Patriótica Dominicana, Juan I.
Jimenes Grullón, a Haití. El aparato de la seguridad del “Benefactor” temió que la presencia de Jimenes Grullón en la república vecina estuviera asociada a un plan de atentado personal
contra Trujillo.
Según informes de inteligencia del agregado militar norteamericano en Ciudad Trujillo se había elaborado un plan
para eliminar físicamente al dictador el 27 de febrero, día de
la independencia nacional, pero el mismo fue cancelado en
último momento.33 Para esa fecha la huelga azucarera estaba
todavía suscitando problemas al gobierno y se temía que desde
Haití se estuviera fraguando algún golpe militar en coordinación con el atentado. De inmediato el embajador dominicano
en Washington, Emilio García Godoy, solicitó una reunión
urgente en el Departamento de Estado estadounidense el 12
de marzo para informar que Jimenes Grullón había arribado
a Haití procedente de Cuba con fondos que los comunistas
cubanos le habían concedido para unirse a los comunistas
haitianos y encabezar una expedición hacia la frontera. Los
Ibídem, p. 241.
División de Inteligencia Miltar WDGS, Informe de agregado Militar, 27 de marzo de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946),
pp. 246-247. Según Bernardo Vega no se han podido obtener otros detalles sobre este presunto plan de atentado.
32
33
Relaciones cubano-dominicanas...
81
ejecutivos norteamericanos le indicaron que desconocían esa
información y le sugirieron “que no utilizara estos supuestos
acontecimientos como un pretexto para crear problemas en la
frontera”.34 En realidad los comunistas no estaban vinculados a
esta presunta acción, el embajador usaba ese argumento para
captar las simpatías de Washington que entonces comenzaba
a movilizar la opinión pública contra el fantasma del comunismo internacional. El 14 de marzo el embajador de los Estados Unidos en Ciudad Trujillo, Scherer, daba a conocer que
se intentaba un plan desestabilizador vinculado a la presencia
de Jimenes Grullón y Juan Bosch en Haití, quienes debían
comandar una expedición a República Dominicana una vez
que Trujillo fuera ultimado. En ese informe Scherer reconocía
que los comunistas no tenían nada que ver con esa empresa y
confirmaba que la información provenía “de fuentes generalmente confiables”.35
En realidad esas fuentes de información de los norteamericanos no eran del todo fidedignas, había en ellas algún
margen de error y ello se pudo comprobar unos días después
cuando los haitianos hicieron una investigación exhaustiva de
los hechos a instancia de Washington. La policía haitiana informó que Jimenes Grullón había estado en Puerto Príncipe el
7 de marzo –recuérdese que el supuesto plan de atentado era
para el 27 de febrero– y no venía de Cuba sino de Venezuela
con pasaporte venezolano. Había salido del país solo dos días
después con destino a Cuba.36
Memorando de conversación, 12 de marzo de 1946. Asunto: Alegadas
actividades de un líder exilado dominicano en Haití, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), pp. 221-222.
35
Informe Scherer, 14 de marzo de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1946), p. 222.
36
Telegrama de Wilson, embajador de EE.UU. en Haití al Departamento
de Estado, 14 de marzo de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1946), pp. 222-223.
34
82
Jorge Renato Ibarra Guitart
En otro telegrama del embajador norteamericano en Haití,
se pudieron precisar detalles sobre la visita de Jimenes Grullón.
El exilado dominicano se había reunido con el mayor Levelt,
miembro del Comité Militar Ejecutivo a cargo de los Asuntos
Exteriores. Se informaba que Jimenes Grullón le dijo a Levelt
“que el Partido Revolucionario Dominicano no necesitaba dinero, ni armas, ni municiones, ya que había recibido ayuda
de Cuba y Venezuela”, y solo le había solicitado “permitiera
que veinte distinguidos exilados dominicanos bien escogidos
se establecieran en diferentes puntos de Haití, y que autorizara al Partido Revolucionario Dominicano a desembarcar en
un punto cercano a la frontera a la frontera desde donde se
lanzaría un ataque armado”.
El informe indica que el alto dirigente revolucionario dominicano también le había pedido a Levelt permiso para almacenar armas y municiones en dicho país pues un posible
plan de invasión se tenía previsto para dentro de dos meses.
Esta es la información que poseemos sobre un primer intento del exilio dominicano de producir una expedición armada
para derrocar a Trujillo. Según dicho memorando, Levelt no
dio una respuesta inmediata, y posteriormente se reunió el 20
de marzo con el ministro haitiano en Ciudad Trujillo, Chevalier Haiman, para decirle que el Comité Militar Ejecutivo no
permitiría que los refugiados dominicanos se ampararan en
Haití y que se comprometía a hacer todos los esfuerzos para
impedir que entraran armas al país. Esto se le informó a Haiman porque unos días antes había sido citado a una reunión
urgente con Peña Batlle, ministro dominicano de Relaciones
Exteriores, quien “parecía muy nervioso y agitado”, para informarle el plan que los exilados planificaban. Esta situación produjo fricciones entre embarcaciones de esos países limítrofes,
el informe relata que el mayor Levelt declaró la presencia de
buques dominicanos por las costas haitianas, y que estos con
frecuencia se habían acercado a sus similares de la cercana
nación “para examinar la carga”.
Relaciones cubano-dominicanas...
83
El mayor Levelt declaró que el Comité Militar consideraba
que la situación era “demasiado grave y que ellos tenían un
deber definitivo de enviar la información anterior a la embajada americana”, y que “el Comité Ejecutivo Militar no heredó
del régimen de Lescot la enemistad personal entre Lescot y
Trujillo” pero que al propio tiempo “la Junta Militar está hondamente preocupada por lo que puede suceder en la vecina
República”. Su temor también se justificaba por el hecho de
que en Haití estaban previstas elecciones generales para el 12
de mayo, fecha que coincidía con el ataque armado previsto
por el exilio dominicano.37
Labor de zapa en Cuba
Desde 1944 Trujillo estaba altamente interesado en involucrar a altos mandos del ejército cubano en maniobras arteras dirigidas para subvertir el orden interno y dictar pautas
sobre el destino de la mayor de las Antillas. Así se convertiría
en el gran César del Caribe, y desplazaba a Cuba de esa cierta
posición de privilegio comercial que poseía. Su sueño era poner bajo su mando un régimen totalitario que controlara la
vida y milagros de todos los ciudadanos a lo largo y ancho del
Caribe y Centroamérica. De esa manera obligaría a Washington a tenerlo en cuenta y hacer que lo llegase a considerar su
gendarme predilecto. Estaba presionado a actuar así debido al
repudio mundial que su régimen recibía y a la consolidación
de la resistencia interna, por eso también había protegido al
general venezolano Rafael Simón Urbina, quien conspiraba
contra la Junta Revolucionaria venezolana y había ofrecido dinero a los haitianos que derrocaron al presidente Lescot, uno
de sus enemigos en el área.
Telegrama de Wilson, embajador de EE.UU. en Haití al Departamento
de Estado, 21 de marzo de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1946), pp. 229-234.
37
84
Jorge Renato Ibarra Guitart
En una carta de fecha 6 de noviembre de 1945 enviada por
José Almoina, entonces secretario particular de la presidencia, a
Virgilio Díaz Ordóñez, ministro de la República Dominicana en
La Habana, se le solicitaba que cumpliera “un encargo especial
de su Excelencia el Presidente de la República”. Dicha tarea había sido esbozada en un encuentro anterior de Trujillo con una
persona que identificaban como el Dr. Iglesias “caballero oficial” del ejercito cubano. Se trataba de cursarle una invitación al
jefe del Estado Mayor del ejército cubano, Genovevo Pérez Dámera, para que visitara la República Dominicana. El documento
especificaba que la misión debía cumplirse “en los términos más
discretos”.38 En otra carta de 26 de noviembre, Almoina le pidió
a Díaz Ordóñez que con respecto al acercamiento al general Pérez Dámera, comunique “si aquella gestión fue realizada y que
resultados se obtuvieron”.39 En un reporte confidencial de la Legación dominicana en La Habana de ese propio día, se ofrece
testimonio de cómo discurrió esa entrevista con Genovevo:
Me expresó el General: “Quiero que mi primera visita a los
cuerpos armados de las naciones hermanas corresponda
a la República Dominicana. Estoy muy satisfecho y agradecido de las cordiales atenciones ofrecidas allí recientemente al Teniente Coronel González Chávez y al Comandante Iglesias y sus acompañantes […] Quiero que usted
le exprese a su Honorable Señor Presidente que acepto
con mucho agrado la invitación que se me hace y que iré a
visitar ese querido país”.
[…]
Terminó el General por invitarme a visitarlo frecuentemente y pasarme todo un día, si yo quisiera, en la extensión
bellísima donde tiene su asiento el Estado Mayor, en la Ciudad Militar”.40
Archivo General de la Nación, República Dominicana. Fondo Vega.
Ibídem.
40
Ibídem.
38
39
Relaciones cubano-dominicanas...
85
El 6 de diciembre Manuel Peña Batlle, secretario de Estado de Relaciones Exteriores, le responde a Almoina que el
ministro en La Habana, Díaz Ordóñez, había sostenido una
entrevista con el jefe del Ejército de Cuba cuyo saldo había
sido muy positivo para su causa ya que consideraba “muy interesantes las expresiones de simpatía y amistad hacia nuestro
gobierno y su Ilustre Jefe con que se manifestó […] el Jefe del
Ejército de Cuba, General Genovevo Pérez Dámera, así como
conveniente y útil su propósito de visitar este país”. Peña Batlle
concluía con lo beneficioso que resultaría esa visita “por los
efectos políticos en nuestras relaciones con Cuba, y de sus resultados podría esperarse la eliminación de ciertas actividades
contrarias a nuestro gobierno, que desde hace mucho tiempo
vienen realizándose en aquella república”.41
En fin, se estaba llevando a efecto una labor de zapa para
captar altos oficiales en el Ejército cubano que pudieran neutralizar las campañas que contra el régimen trujillista se desplegaban en Cuba. Al propio tiempo estudiaban la posibilidad
de ejecutar golpes militares conjuntos entre los ejércitos cubano y dominicano.
Trujillo, no satisfecho del todo con estos resultados, decidió enviar a La Habana como agregado Militar al mayor
Henry Gazón. Esta decisión tenía sus fundamentos; según el
criterio del propio Almoina “precisaba Trujillo adentrarse en
los medios sociales y militares cubanos, para poder obtener
mayor información de su estado y procurar captarse aquellos
elementos más maleables. Para esto no le servía el Ministro
Ordóñez, demasiado intelectual y poco propicio a hacer intensa vida social”. Fue así que Gazón y su esposa Evangelina se
instalaron dentro de los distintos espacios públicos de la vida
social habanera para hacer labor de cabildeo y espionaje. La
revista Bohemia ofrecía detalles de las misiones de captación
de Gazón, quien se hospedó en el hospital de Columbia con
Ibídem.
41
86
Jorge Renato Ibarra Guitart
el consentimiento del general Pérez Dámera, de “cuya amistad hace alarde”. La revista cubana concluía que el agregado
Militar dominicano realizaba gestiones “en las cuales está muy
interesada la dictadura, tales como la obtención de armas, el
intento de compra de importantes figuras del movimiento antitrujillista y el estrechamiento de relaciones con destacadas
personalidades militares cubanas”.42
Las maniobras de Gazón también fueron efectivas para propiciar la visita de comisionados de las fuerzas armadas de Cuba
a la República Dominicana; un grupo de ellos, perteneciente a
la guarnición de Oriente, asistió a la inauguración de un busto
de Maceo donado por Trujillo. En esta ceremonia lamentablemente lograron la participación, gestionada por vías académicas, del historiador cubano José Luciano Franco Ferrán. Pero
la visita más esperada de todas, la del general Pérez Dámera,
no llegó a efectuarse. De acuerdo con Almoina el objetivo de
este estudiado encuentro del Generalísimo con el jefe del Ejército cubano en Ciudad Trujillo era “provocar un golpe militar
contra Grau San Martin […] para elevar a Pérez Dámera a la
Presidencia”. No obstante, todo parece indicar que se cumplió
una parte de los objetivos previstos en esta labor dirigida a socavar los cimientos del gobierno cubano al poder establecer
relaciones importantes “con otras amistades adquiridas por
Gazón entre algunos militares, que llevaron a contactos con
los jefes del ejército cubano exilados en Miami”. En este caso
se trataba de militares cercanos a Batista, purgados por el gobierno de Grau San Martín.43
Las gestiones de Henry Gazón llegaron a ser tan osadas que
incluyeron la oferta a altos oficiales de las fuerzas armadas cubanas para adquirir armas, municiones y aviones. Afortunadamente las mismas no tuvieron éxito pero llegaron a oídos del
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 6, pp. 29-30, 10 de febrero de
1946.
43
José Almoina: Ob. cit., pp. 197-200.
42
Relaciones cubano-dominicanas...
87
Departamento de Estado a través del agregado Militar aéreo
de los Estados Unidos en Ciudad Trujillo y La Habana, por esa
razón solicitaron un reporte más amplio de lo acontecido.44
En un cablegrama de respuesta, el embajador norteamericano
en La Habana, Norweb, explicó que mediante “un contacto
digno de entera confianza” que pertenecía al Cuerpo Aéreo
del Ejército cubano pudieron confirmar que el agregado Militar dominicano [Gazón] le había propuesto comprar aviones,
armas y municiones pero que “rehusó la proposición”. El contacto de la embajada norteamericana también indicó que el
oficial dominicano estaba tratando de “comprar armas a cualquier persona que las tenga que no sean del ejército”, por lo
cual decidieron ponerlo bajo vigilancia. 45
Al parecer la vigilancia sobre Gazón no era todo lo eficaz
que se requería o tal vez llegara demasiado tarde, ya que refiriéndose a este tema, la revista Bohemia criticó duramente al
gobierno cubano: “Numerosas personas van más lejos en sus
comentarios. Se refieren a la labor de captación que realiza
Henri Gazón, agregado militar de la Legación dominicana en
La Habana quien […] es visita asidua de los altos centros del
ejército. No se comprende el motivo por el cual el gobierno no
ha ordenado ya a los cuerpos policíacos secretos la vigilancia
de este agente locuaz, que está repartiendo el oro de Trujillo
entre elementos susceptibles al soborno y preparando con habilidad […] hechos encaminados a perturbar la paz en el país
y a consolidar el agónico régimen de su mandatario”.46
Solicitud del Departamento de Estado a la Embajada de Estados Unidos
en La Habana, s/f, en Bernardo Vega: Ob .cit., tomo I (1946), p. 216.
45
Cable de Norweb, 22 de marzo de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo I (1946), p. 225.
46
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 13, p. 33, 31 de marzo de 1946.
44
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Los Estados Unidos, colaboradores indirectos
Para el análisis de la postura ambivalente de Washington
hacia el régimen trujillista, resultan de interés algunas apreciaciones de Jesús de Galíndez. Galíndez demostraba el doble juego de las maniobras aplicadas por Trujillo para ganar
apoyo en las altas esferas del gobierno estadounidense: “La
máxima directriz de la política internacional de la República
Dominicana es respaldar las orientaciones que proceden de
Washington, a veces con más entusiasmo y extremismo que sus
propios progenitores. Pero ese mimetismo con los gobiernos
norteamericanos […] no quiere decir que los portavoces dominicanos vacilen en atacar a los altos funcionarios del Departamento de Estado si por excepción han demostrado alguna
repugnancia hacia la dictadura Trujillista”.47
La República Dominicana contemplaba agraciar a los sectores más conservadores de los Estados Unidos demostrándoles su apego y fidelidad en los asuntos exteriores. Trujillo
sabía que estos sectores defendían a ultranza los intereses
básicos del imperialismo, mientras los otros grupos de poder
que pugnaban por diseñar una política exterior más liberal
eran solo una máscara que caería en cuanto la guerra fría
consolidara sus posiciones. Por eso, aun cuando la política
oficial del Departamento de Estado era proceder a un embargo de armas riguroso ante las solicitudes dominicanas, en la
práctica Trujillo lograba evadir esas disposiciones. Para ello
se valía de su influencia directa en el ejecutivo estadounidense; en enero de 1946, la dictadura pudo adquirir la corbeta
canadiense La Chute y obtuvo la autorización de tránsito por
las costas y aduanas estadounidenses a través de uno de sus
más activos cabilderos, el Dr. William Morgan, quien consiguió el permiso de exportación del propio Departamento de
Estado, que tuvo que ceder ante los reclamos del ejecutivo
Jesús de Galíndez: Ob. cit., pp. 271-272.
47
Relaciones cubano-dominicanas...
89
norteamericano, en un documento desclasificado acerca de
esta operación se plantea:
El que el Dr. Morgan haya abordado a la Casa Blanca sobre este asunto indica que Trujillo está preparado para
emplear cualquier y todos los medios para lograr sus fines
en los Estados Unidos y para engañar al Departamento,
aunque implique ir directamente a la Casa Blanca. Se recordará que el Dr. Morgan es, aparentemente, un amigo
del Presidente Truman y estuvo presente en la fiesta en que
Manuel de Moya […] jugó póker con el Sr. Truman.48
Esta operación dirigida a lograr que la corbeta La Chute pasara a manos del Generalísimo fue decisiva para el rearme de
la dictadura. La corbeta, rebautizada con el nombre de Colón,
fue la embarcación de mayor porte conquistada por la marina
dominicana, y según Bernardo Vega, al mes de llegar a la República Dominicana, salió hacia Brasil a buscar armas. Aquello fue una trompetilla que le lanzó Trujillo a Braden, quien
tuvo que ceder ante los reclamos del presidente Truman. La
Embajada estadounidense en Ciudad Trujillo informaba que
en esa capital circulaban noticias que ponían en entredicho la
política oficial del Departamento de Estado:
Información confiable […] indica que […] el Presidente
Trujillo continuará en oficio con el respaldo del Presidente
Truman y que no habrá cambios en la actitud del gobierno
de los Estados Unidos hacia el Presidente Trujillo debido a la alta estima personal del Presidente Truman hacia
Trujillo. Además los viajes frecuentes de Manuel de Moya
hacia el Norte están supuestos a mantener en orden estas
relaciones amistosas. Se informa que De Moya lleva con él
sumas sustanciales de dinero. La conjetura trazada es que
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 112.
48
90
Jorge Renato Ibarra Guitart
por medio del expendio de fondos se allana el camino a
cualquier lugar.49
En fin, el dictador dominicano alardeaba de poder sobornar hasta la mismísima Casa Blanca para lograr sus objetivos
y burlarse de todas las disposiciones que limitaban sus potestades. En tanto, los miembros del Departamento de Estado
procuraban hacerle entender al ejecutivo norteamericano
que tomara distancia de los arrestos del régimen trujillista:
“Nos parece que el Presidente debería ser alertado de que
cualquier acercamiento hecho a favor del Presidente Trujillo
o del gobierno dominicano debe ser referido directamente a
los oficiales apropiados en el Departamento de Estado. Esta
recomendación se hace a manera de protección del Presidente contra cualquier hálito de escándalo que pudiera surgir de
tales acercamientos”.50
Estas afirmaciones demuestran el doble rasero y las falsedades de la política exterior norteamericana hacia la dictadura trujillista; la máscara de pretendida neutralidad y rechazo
hacia los regímenes de fuerza se venia abajo tan solo con los
dólares que Trujillo utilizaba en un juego de póker a manera de cohecho. Aunque Braden y Briggs pudieran haber sido
sinceros en lo personal cuando impugnaban la cruenta tiranía dominicana, en la práctica no podían hacer valederos sus
criterios a nivel de toda la Administración estadounidense.
En un intento desesperado por no quedar en ridículo ante
la opinión pública mundial, los ejecutivos del Departamento
de Estado se dirigieron al presidente Truman nuevamente en
comunicación del 12 de marzo:
El Presidente Trujillo de la República Dominicana está
consciente de la desaprobación de este gobierno a sus mé Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 191.
Ibídem.
49
50
Relaciones cubano-dominicanas...
91
todos y prácticas para imponer su tiranía sobre el pueblo
dominicano. Ahora está tratando de obviar esta desaprobación. Él cree firmemente que puede comprar su paso a
través de cualquier cosa. Su método es emplear a un alto
precio a empresas bien conocidas o a personas de alta reputación que él considera ser influyentes en los altos círculos
del gobierno y así obviar la política fijada por el Presidente
y el Secretario.
Tal y como estamos todos bien conscientes, el Presidente Trujillo es el dictador más despiadado, falto de principios y eficiente en este hemisferio. Mantiene el país bajo
un puño de hierro, domina por terror y extrae un tributo
anual estimado en $ 5 000 000 de la economía del país y
del pueblo dominicano. Un método efectivo para mantenerse en el poder es el cultivar la impresión entre el pueblo dominicano […] de que disfruta del apoyo activo de
los Estados Unidos.
Su régimen es completamente desagradable y debemos
evitar escrupulosamente hasta la apariencia de prestarle
ningún apoyo. Esto es importante para nuestras relaciones
con todos los demás países del hemisferio, dado que ya
hemos sido criticados tanto en el exterior como en el país
por haber tomado una actitud frente a la Argentina y otra
hacia dictaduras en la República Dominicana, Nicaragua y
Honduras.51
Los miembros del Departamento de Estado estaban siendo
víctimas de un espejismo cuando pretendían que la actitud de
rechazo formal del gobierno estadounidense a las dictaduras
se sustentaba solo en el respeto a los principios de la libertad.
En la argumentación que ellos mismos empleaban se encontraba la respuesta que no acababan de asumir: “el Presidente
Trujillo es el dictador más despiadado […] y eficiente […] y
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 220.
51
92
Jorge Renato Ibarra Guitart
extrae un tributo anual estimado en 5 000 000 de la economía
del país y del pueblo dominicano”. Es decir Trujillo sería un
monstruo pero era el monstruo engendrado por los propios
Estados Unidos y que servía bien, protegía y hacía avanzar
los intereses norteamericanos. Para los afanes del imperialismo, las seguridades que ofrecía Trujillo estaban por encima
de otro tipo de consideración ética, aunque para mantener
una máscara de pretendida defensa de las libertades no estaba
de más, todavía en esos momentos, dejar a Braden ensayar su
experimento dirigido a frenar las presuntas revoluciones radicales que propiciaban las dictaduras. Precisamente por esas
razones, el secretario de Estado, James Byrnes, antes que este
memorando llegara a la Casa Blanca, escribió manuscrito a
pluma este comentario: “En vez de molestar al Presidente, envíe esto al Sr. Conally para que lo entregue al oficial apropiado
de la Casa Blanca”.52 Todo parece indicar que Byrnes estaba
más consciente de ese sucio rejuego que el mismo Braden. Evidentemente el “oficial apropiado de la Casa Blanca” ofrecería
al presidente la versión más conveniente a los intereses del Tío
Sam, que no podía ser la de una crítica acérrima a la dictadura
del “Benefactor”.
Pero Trujillo no se conformaba con que Truman le hiciera
pequeñas concesiones. Saldría a confrontar a los ejecutivos del
Departamento de Estado con su cohorte de cabilderos exigiendo la publicación del Aide-Memoire que justificaba el embargo
de armas. El dictador pensaba que estaba en condiciones de
llevar este asunto a una polémica pública que pusiera en crisis
a Braden, Briggs y demás cerebros pensantes del Departamento de Estado que atendían el área de América Latina. Por ello
ordenó a su embajador en Washington, Emilio García Godoy,
que se reunirse con Mr. Braden y Mr. Hauch para advertirles
que daría a conocer la respuesta de su gobierno a las ofensas
contenidas en el Aide-Memoire de 28 de diciembre de 1945. Gar Ibídem.
52
Relaciones cubano-dominicanas...
93
cía Godoy advirtió que se le estaba tendiendo un cerco a su
gobierno por parte de la prensa con “campañas muy nocivas
en contra del Presidente Trujillo y los miembros de su familia”,
citó entre los periodistas que llevaban un ataque más vigoroso
a Eduardo Santos y a Wenzell Brown. Entonces el embajador
dominicano sugirió que el contraataque de los defensores del
régimen se debía iniciar con la divulgación pública del AideMemoire en cuestión, y se permitió chantajearlos cuando exigió
que si no se retiraba las disposiciones de ese documento, se
sentiría en la obligación de publicarlo con la debida respuesta
de su gobierno.53 De esa manera pretendía dar un viraje a las
vacilaciones presentes y acabar con las estratagemas de Washington dirigidas a lavarse las manos hipócritamente ante la
opinión pública mundial, y obtener así espaldarazo completo
del imperio a su reinado de terror.
Ante esa situación, Braden respondió, desviando algo la
atención del fondo de la cuestión, que cualquier artículo que
aparecía en la prensa era responsabilidad de personas privadas y concluyó que dudaba que el Aide-Memoire pudiera ser
retirado. Asimismo dio largas a la propuesta cuando indicó
debía consultar con el resto de sus colegas la cuestión de su
publicación. Evidentemente la divulgación de ese documento, si bien pudo haber puesto a Trujillo en la picota pública
ante los exilados y demás países latinoamericanos, al propio
tiempo pudo conducir a un debate interno dentro de la Administración norteamericana de difícil pronóstico. En todo caso,
este tipo de escándalo podría acarrear el cuestionamiento de
Braden como funcionario eficiente. Era una celada de Trujillo
para provocar a Braden y enfrentarlo públicamente a los fervientes defensores ocultos de las dictaduras caribeñas, ni más
ni menos que la Casa Blanca. Este último propósito se expresó
cuando el embajador García Godoy agregó que la publicación
del Aide-Memoire crearía una gran cantidad de debates entre los
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 235-236.
53
94
Jorge Renato Ibarra Guitart
críticos de la política de Braden. Dicha reunión se interrumpió, pero más tarde se volvió a llamar al embajador dominicano para decirle que el Aide-Memoire no “era para ser publicado
bajo ningún concepto”.54 Así las cosas, resulta muy interesante
el comentario que se agregó al memorando de esta agitada
reunión, el mismo resume muy bien lo que pensaban los cerebros del State Department:
El gobierno dominicano, obviamente, está tratando de
traer a colación el asunto de la publicación en esta etapa
para tratar de poner al Departamento en una situación
embarazosa a la luz de la actual situación con respecto a la
Argentina y las acusaciones que se han hecho en algunos
círculos de que este gobierno está socavando la política del
Buen Vecino y la solidaridad del hemisferio. Es evidente
que el gobierno dominicano espera que la publicación del
Aide-Memoire del Departamento y la respuesta dominicana precipitaran discusiones adicionales sobre el mismo
tema en los Estados Unidos.55
Según Bernardo Vega, “Braden pensó primero en su problema personal y no en cómo ayudar a la democracia en Santo
Domingo”.56 Estima Vega que la publicación de ese documento habría fortalecido la oposición interna y externa a Trujillo.
Sin descartar que Braden cuidaba muy bien su puesto y tal
vez haya sido demasiado cauteloso; en verdad el resultado de
un debate de este tipo era de difícil pronóstico. Contrario a
lo que Vega pudiera pensar, la discusión interna de un documento de esta índole podía haberle asegurado a Trujillo el
apoyo decisivo de los Estados Unidos. Si no fuera así no se
hubiera autorizado al embajador García Ortega a una misión
tan riesgosa, además el propio hecho que Braden rechazase la
Ibídem, p. 327.
Ibídem.
56
Ibídem, pp. 327-328.
54
55
Relaciones cubano-dominicanas...
95
propuesta fue un síntoma de que no estaban listas las fuerzas
para producir un cambio en el sentido de aislar al régimen trujillista. Es que la “democracia en Santo Domingo” no dependía
de lo que dispusieran en Washington sino de la propia lucha
del pueblo dominicano y de la solidaridad mundial de todos
los pueblos del mundo, incluido el norteamericano. Algunos
exilados dominicanos cometieron el error de esperar por la
última palabra del imperialismo para que este se deshiciera de
su socio caribeño.
Braden tenía ya muchos enemigos desde el momento en
que fue designado para ejercer su cargo: en el Congreso, en el
Pentágono y hasta en el Ejecutivo. Las críticas públicas de Braden a la Argentina de Perón ya habían motivado discusiones
en el sentido de que se estaba abandonando “la solidaridad hemisférica”. ¿Qué podría esperarse si oficialmente se llegaba a
cuestionar al oculto y bien ponderado aliado que era Trujillo?
Vega no llega a establecer que Trujillo no podría ser abandonado del todo a su suerte por el Tío Sam. Por eso Braden nunca
llegó a “aguas más tranquilas” para poder ofrecer declaraciones directas contra la tiranía dominicana. No se lo hubieran
permitido, su misión era resguardar la fachada de demócratas
para los del Cuarto Piso y malamente procurar lo que nunca
pudo: producir una transición hacia una democracia representativa burguesa resguardando los intereses de Washington.
Con esta artimaña trujillista, la dictadura caribeña pudo verificar que el Departamento de Estado no tenía el apoyo más
decidido del resto de la Administración de Truman.
Por cierto, la polémica entre Braden y Perón tuvo repercusiones en Cuba. Como parte de los ataques del Departamento
de Estado norteamericano al presidente argentino, se publicó
un libro azul que lo acusaba por su filiación nazi a causa de
sus nexos con la Alemania de Hitler. Perón respondió con la
publicación del libro blanco y azul donde calificaba de intervencionista la actuación de Braden, refutaba sus acusaciones
y, al propio tiempo, lanzaba otras que implicaban a políticos
96
Jorge Renato Ibarra Guitart
cubanos. Entre estos últimos se encontraba el senador Eduardo Chibás, a quien calificó como uno de los “consejeros más
íntimos de Braden”. En este caso, Eddy Chibás respondió de
forma contundente a quienes querían situarlo como un adulador de los personeros del imperialismo norteamericano:
El Coronel Perón, agente principal de la intervención europea en América y representante típico de la ideología
nazista en nuestro continente, me califica de consejero
íntimo del Sr. Spruille Braden y me acusa de favorecer la
intervención norteamericana en Latinoamérica. Eso es ridículo y absurdo.
La calificación de consejero íntimo de Braden solo puede fundarse en nuestra coincidencia al considerar la dictadura de Perón como un foco infeccioso de perturbación
antidemocrática en el continente, según pude apreciar en
mi reciente viaje a Argentina. Desde hace veinte años figuro en primera línea entre los hombres que se han opuesto
con mayor vigor a la intervención de los Estados Unidos
del Norte en los asuntos internos o externos de los Estados
desunidos del Sur..57
La alianza entre Trujillo y Perón siguió consolidándose en
los meses siguientes a raíz de que este último iniciara un nuevo mandato. La delegación dominicana presente en los actos
de toma de posesión firmó un convenio para elevar al rango
de embajadas las legaciones dominicanas y argentinas en sus
respectivos países. Por otro lado, los periódicos oficialistas dominicanos dedicaban vastos espacios a refrendar la obra de
gobierno de Perón y a divulgar su particular política internacional, opuesta a la de un país como Uruguay, al cual calificaban como “un abanderado del Tío Sam” por haber promovido
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 9, p. 33, 3 de marzo de 1946.
57
Relaciones cubano-dominicanas...
97
una resolución de acción multilateral contra los gobiernos
dictatoriales.58
La figura política de Braden, como subsecretario de Estado,
fue objeto de continuas arremetidas por la tiranía trujillista.
Sobre todo después que el periodista estadounidense Drew
Pearson especuló que Braden renunciaría a mediados de julio.
La noticia, sin bien no se pudo verificar en ese momento, fue
ampliamente divulgada el 18 de junio por el periódico La Nación de Ciudad Trujillo. En verdad no era un rumor infundado
del todo, para los trujillistas esa información era una ratificación de que el subsecretario de Estado continuaba confrontando problemas para hacer valer su política entre los grupos de
poder norteamericanos. Al día siguiente otro diario oficialista
dominicano, La Opinión, lanzaría una diatriba contra Braden y
declaraba que no tenía conocimientos suficientes sobre América Latina, que interfería donde no lo querían y que lo mejor
que hacía era renunciar, por último apelaba al descalificativo
personal cuando lo calificaba como “el Maquiavelo gordo de
las corbatas risibles”.59
El embajador estadounidense en Ciudad Trujillo hizo unos
comentarios muy pertinentes sobre esta contienda de denuestos contra Braden: “Mientras más claro creen los esbirros de
Trujillo la dimisión del subsecretario Braden, más viciosa y más
vituperativa se hace la campaña en su contra. La Embajada
cree que de ninguna manera ha finalizado y que sin duda alguna, se hará más vulgar antes de que termine”.60
Nuevas maniobras políticas de Trujillo
La dictadura trujillista, al propio tiempo que mantenía planes de conspiración muy activos para quebrantar a gobiernos
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 309-310.
Ibídem
60
Ibídem.
58
59
98
Jorge Renato Ibarra Guitart
vecinos como Cuba y Venezuela, impulsaba una falsa transición pacífica con la que pretendía engañar a la opinión pública mundial y ganarse el apoyo del gobierno estadounidense.
En el supuesto caso de que fuera sincero su deseo de producir
una apertura, lo difícil para él sería autentificar ese proyecto.
En el plano interno resultaba espinoso promover un clima de
libertades y organizar partidos que tuvieran confianza en que
la dictadura no los reprimiera nuevamente. Anteriormente,
cuando se convocó la inscripción de nuevos partidos en medio
del proceso electoral, casi nadie se atrevió a hacerlo.
Trujillo tenía ante sí hechos que lo presionaban a modificar
su cruenta dictadura: los cambios democráticos tenidos lugar
con la derrota del fascismo después de la Segunda Guerra
Mundial, las sugerencias y disposiciones del Departamento de
Estado con relación a su gobierno (que incluyeron el embargo
de armas), las críticas de la opinión pública mundial, la resistencia de la clase obrera dominicana y el hecho real de que
los exilados dominicanos habían empezado a organizar una
expedición armada. En el plano interno, las huelgas obreras
de fines de 1945 en el este dominicano constituyeron el más
relevante episodio de repudio activo a las políticas de la tiranía. En ese escenario, Trujillo estaba llamado a producir cambios pero no apeló a una fórmula honesta sino que se dio a la
tarea de ganar tiempo para poder aislar y liquidar la corriente
antidictatorial que comandaba Braden en el Departamento de
Estado y, al propio tiempo, llevar a efecto complots para derrocar los gobiernos de Cuba y Venezuela.
El proletariado azucarero dominicano había mostrado su
pujanza en la huelga de La Romana por lo que el gobierno
se vio obligado a efectuar concesiones y cambiar el tono de su
lenguaje. Fue así que el régimen trujillista se interesó en promover la captación de los elementos que en el sector obrero
podían colaborar con él, uno de ellos –como ya apuntamos–
fue Rafael Meyreles Frías. En la prensa oficialista se iniciaron
campañas que presentaban a Trujillo como benefactor de la
Relaciones cubano-dominicanas...
99
clase obrera dominicana, también el gobierno tenía presente
que el socialismo como doctrina filosófica había calado en el
proletariado mundial y nacional en este caso. A eso se suma
que ya Washington había comenzado a mostrar temor por la
expansión del sistema socialista en Europa y Asia. Trujillo entonces asumió que en esa coyuntura podía chantajear a los
Estados Unidos con un acercamiento hacia las organizaciones
pro socialistas del continente. Con esta operación el dictador
pretendía obligarlos a concederle el pleno reconocimiento a
su régimen y luego decidiría sobre la clase de socialistas que
pudiera necesitar para enmascarar su tiranía. Si Braden pudo
decir que las dictaduras creaban el terreno fértil para el comunismo, Trujillo haría una movida para demostrar que él estaba
más allá del comunismo o del capitalismo. Mientras tanto podía, de una manera u otra, acabar con sus enemigos en la región apelando a todo tipo de procedimientos maquiavélicos.
Para implantar esa política, aunque parezca paradójico, lo
primero que hizo Trujillo fue liquidar a los grupos socialistas
en su país y cerciorarse que los presuntos socialistas que quedaran no constituían peligro alguno para ejercer sus designios
de dictador. Se inició así una redada de comunistas, sobre todo
de origen español. La policía elaboró listas de estos y las remitió al Estado Mayor del Ejército. Los servicios de inteligencia
dominicanos pasarían información a sus similares norteamericanas de todas estas operaciones represivas. En un informe del
FBI desde Ciudad Trujillo, se establecía lo siguiente:
El gobierno dominicano está investigando actualmente a
todos los sindicatos obreros y otros grupos similares para
averiguar si los comunistas o los simpatizantes comunistas
están activos o no en dichas organizaciones. Se dice que si
se encuentra una persona que es comunista, el gobierno lo
expulsará del sindicato y perderá su trabajo.
También se informa que el ejército dominicano ha colocado a 35 suboficiales y 11 oficiales en ropas civiles con
100
Jorge Renato Ibarra Guitart
el propósito de que merodeen por las calles, frecuentando
clubes, hoteles y cabarets en un esfuerzo de conseguir información respecto a las actividades comunistas y el movimiento clandestino.61
El informe no recoge los resultados de la pesquisa por parte
de los sacrificados espías del régimen después de trasnochar
en cabarets, hoteles y clubes, sobre todo buscando elementos socialistas provenientes de la clase obrera en esos centros
nocturnos de recreo y expansión. Por otro lado, agentes de
inteligencia norteamericanos reportaron que los órganos represivos de la dictadura mantuvieron bajo estricta vigilancia a
los comunistas españoles por un período de más de seis meses.
El 6 de abril fue arrestado por la Policía Secreta dominicana
el líder del partido comunista español en República Dominicana, José Martínez (López), posteriormente se le dio orden
de expulsión del país ya que se le consideraba un elemento
subversivo. A eso se suma el cierre del Centro Democrático
Español, una organización de frente comunista Estas acciones
condujeron al cese de las actividades de los comunistas españoles en República Dominicana, y la mayoría de ellos tuvo que
salir del país.62
A estas acciones se sumó el anuncio, en el periódico La Nación de 24 de marzo, de que la Confederación Dominicana del
Trabajo, única organización laboral existente en República
Dominicana, repudiaba el comunismo. El embajador norteamericano en Ciudad Trujillo, Scherer, informaba que Trujillo
estaba desplegando una estrategia para “explotar el término
‘comunista’ al caracterizar como tales a todos los elementos
Informe de John Edgar Hoover, director Oficina Federal de Investigaciones (FBI) desde Ciudad Trujillo, 18 de abril de 1946, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), pp. 262-263.
62
Informes de agentes seguridad norteamericanos a Departamento de Estado, 10 de junio de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946),
p. 322.
61
Relaciones cubano-dominicanas...
101
que se le opongan”. En ese sentido acusaba a Juan Bosch de
tener conexiones con el comunismo internacional, y hacía
conjeturas sobre los grupos de exilados a los que consideraba
sometidos a la influencia comunista.63
Pero las campañas de la dictadura contra el comunismo tenían un carácter ambivalente. Por un lado, el régimen ordenaba espiarlos y reprimirlos con el apoyo de la prensa oficialista
que utilizaba constantes descalificativos, y por otro, Trujillo en
sus discursos alababa el socialismo e indicaba que se trataba
de un “ideal extremadamente noble” y felicitaba a los trabajadores por haber formado su propio Partido Obrero Nacional.
El Generalísimo ampliaba que “el país pertenecía a todos y no
a una sola clase”, por ello los trabajadores, aunque podrían
tener el derecho a huelga, deberían ser muy cuidadosos en
convocarlas por los perjuicios que causaban. En fin, el caudillo
estaba diseñando una estrategia para reprimir a los comunistas más combativos y, al propio tiempo, captar para sí el apoyo
de la clase obrera dominicana. El país no podía pertenecer a
una sola clase pero sí podía estar bajo un solo mando, el suyo.
Según Scherer, quien hizo un comentario al Departamento de
Estado sobre este discurso, el mismo mostraba “la preocupación del Presidente Trujillo respecto a la posibilidad del surgimiento del radicalismo entre los trabajadores dominicanos”.64
En su obsesión por elevarse a una categoría más allá de todos los sistemas sociales y tenerlos bajo control a todos, llegó
a convocar a los ciudadanos norteamericanos dueños de los
centrales azucareros para solicitarles que le informaran de
cualquier actividad comunista que ocurriera en sus empresas.
A la par de estos encuentros con empresarios estadounidenses,
Trujillo autorizaba a algunos “comunistas” del Partido Obrero
Nacional a reunirse para aprobar resoluciones en el sentido
Informe de Scherer al Departamento de Estado, 30 de abril de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 266-268.
64
Informe de Scherer al Departamento de Estado, 23 de abril de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit. Tomo I (1946), pp. 264-265.
63
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Jorge Renato Ibarra Guitart
de que ellos no se opondrían al presidente Trujillo. Entre los
dirigentes de este nuevo partido se encontraba Manuel Frías
Meyreles, quien al propio tiempo fue nombrado asesor del Departamento de Trabajo y Economía. George Scherer, al tanto
de todo este proceso, indicó a sus superiores que Trujillo había
tolerado esa reunión y nombrado a Meyreles para ese cargo
“con la idea de formar un partido comunista local que él pudiera controlar y también con la idea de llegar a conocer los
nombres de los miembros de ese partido”.65
Trujillo estaba logrando su objetivo de chantajear a Washington
con el fantasma del comunismo al reconocer que además del
Partido Dominicano, que respondía a la dictadura, el otro partido tendría carácter “comunista” y ambos estarían controlados directamente por él. Podemos aseverar que su política en
un primer momento resultó exitosa basados en estos juicios
del embajador de Estados Unidos en Ciudad Trujillo:
La actual administración por sus medidas opresivas posiblemente mantendrá a la República Dominicana libre de
cualquier penetración comunista significativa. No obstante, el peligro real de comunismo en la República Dominicana se materializará cuando el Presidente caiga del poder.
Como toda la existencia política del país está centrada en
el Partido Comunista y como ese partido no tiene ningún
programa fundamental que no sea el mantener a Trujillo
en el poder, su caída probablemente dará como resultado
ese vacío político que es tan favorable al rápido crecimiento del Partido Comunista.66
De esta manera, tejiendo las redes de un espectáculo decadente, la dictadura se procuraba atraer el favor de Washington.
Estaba presentándose como la única garantía de orden para el
imperialismo, su caída podría se utilizada por el comunismo in Ibídem.
Ibídem.
65
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103
ternacional a través de ese partido “comunista” leal a Trujillo o a
través de esos otros “comunistas” del exilio desleales al caudillo.
Pero mientras Trujillo se preparaba para orquestar esta mascarada política, desde la emisora radial cubana 1010, el líder
obrero Mauricio Báez, quien actuaba libre de las garras de la
dictadura, rompía lanzas contra todas esas falacias y refería no
pocas verdades. Comenzaba por plantear que los trabajadores
soviéticos estaban orgullosos de haber completado la misión
histórica de aplastar el fascismo, que en la República Dominicana la libertad de palabra no existía y que “los intereses de
los imperialistas yanquis del azúcar apoyan la dictadura para
poder explotar a los obreros a rienda suelta”. Con respecto
a los festejos por el Primero de Mayo, Báez señalaba que era
preciso “una movilización intensa de masas para luchar por el
alto costo de la vida, por el castigo de los especuladores, por
la desaparición de los monopolios que al amparo de la dictadura ostenta la familia Trujillo”. Asimismo este líder de los
trabajadores dominicanos, que se presentó como miembro del
Partido Democrático Revolucionario Dominicano (PDRD),
convocaba a la formación de una Confederación Obrera que
defendiera a los proletarios y no a los patronos.
Báez en ese discurso también dio lectura a un mensaje de Vicente Lombardo Toledano, Secretario General de la CTAL, en
ocasión del 102 aniversario de la independencia dominicana.
Toledano entre otras cosas planteaba que la CTAL apoyaría
“la lucha del pueblo dominicano por el establecimiento de
un verdadero régimen democrático […] que garantice plenamente los derechos democráticos y ponga fin a las crecientes
manifestaciones dictatoriales del actual gobierno”.67
Este discurso tuvo un impacto continental ya que muchas
centrales obreras latinoamericanas rechazaban a la dictadura
trujillista. A ello podemos añadir que la emisora 1010 podía
escucharse fuera del país, incluso se radiaba en la propia
Discurso de Mauricio Báez en la 1010, 21 de abril de 1946, Ref. 513.1
ASERE, en Mu-Kien A. S.: La política exterior…, tomo II, p. 241.
67
104
Jorge Renato Ibarra Guitart
República Dominicana. Como defensor de los intereses del
imperialismo en nuestras tierras, el embajador norteamericano George Scherer haría un comentario interesante de este
discurso que según su parecer revelaba “un pensamiento pro
ruso definitivo por parte de este dirigente obrero dominicano en el exilio”. Pero lo que más le llamaba la atención a
Scherer era “el grado hasta el cual Báez considera la lucha
por la democracia en la República Dominicana como una
lucha contra la explotación capitalista así como contra Trujillo es extremadamente importante”.68 Estas consideraciones
fueron elevadas al Departamento de Estado después que la
Secretaría de Relaciones Exteriores dominicana le hiciera
llegar al embajador el texto íntegro del discurso de Mauricio
Báez con sus quejas de que en el mismo “se destaca ampliamente su actitud comunista, al invitar en forma desmedida
a los trabajadores de América y en especial en la República
Dominicana, a celebrar el primero de mayo”.69 El discurso
también conmocionó la opinión pública latinoamericana
y mundial susceptible a rechazar los crímenes del régimen
trujillista. Sus reflexiones impactaron en las organizaciones
sindicales donde Trujillo quería abrirse un espacio para dictar pautas a los sectores obreros de su país. En ese momento
Trujillo se da cuenta de que debe neutralizar la fuerza de
estos sectores sindicales que desde el extranjero pueden impedir el éxito de su estratagema dirigida a presentarse ante
el imperio como domador del comunismo. Al propio tiempo
continuó urdiendo complots para descabezar a sus enemigos
acérrimos en el área caribeña.
Un primer paso en su política chantajista fue la liquidación
de los comunistas más combativos vía expulsión, detención
Informe de G. Scherer, 18 de mayo de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo I (1946), p. 287.
69
Nota de la Cancillería de República Dominicana a Embajada de Estados
Unidos, 27 de abril de 1946, Ref. 513.1 ASERE, en Mu-Kien A.S.: Ob. cit.,
tomo II, p. 242.
68
Relaciones cubano-dominicanas...
105
o cooptación. Luego, para principios de mayo, continuó su
escalada represiva cuando detuvo a otro de los grandes opositores internos, el Dr. Viriato Fiallo, líder de la Unión Patriótica Revolucionaria, una de las agrupaciones del Frente de la
Liberación Nacional Dominicana, conocido también como
el Frente Democrático. Esa acción también fue condenada
en Cuba, representativos de la alta burguesía de Santiago de
Cuba como Pepín Bosch y René Fiallo, altos ejecutivos de
la firma Bacardí, se dirigieron al Departamento de Estado
estadounidense y solicitaron interviniera para lograr su liberación. Aunque en este caso la respuesta del mismo, firmada
por Ellis Briggs, fue negarse a intervenir en un caso que ellos
consideraban de política interior.70 Por otro lado la cancillería cubana también llevó a efecto gestiones en procura de la
liberación de Fiallo.
Estando así las cosas, Trujillo emprendió otros pasos para
imponer su hegemonía en el Caribe pero esta vez las nuevas
sendas fueron mejor calculadas y encontró aliados poderosos que podían ganarle cierto consenso de la opinión tanto nacional como latinoamericana. La revista Bohemia de 5
de mayo daba a conocer una noticia insólita, bajo el título
“Pacto con el Diablo” se informaba que “todo parece indicar que los comunistas cubanos han suscrito un pacto con el
dictador Trujillo, de la República Dominicana”. El semanario ofrecía más detalles del acuerdo firmado en La Habana
“con riguroso secreto” entre la parte dominicana encarnada
en el subsecretario de Trabajo y Economía, Ramón Marrero
Arizty, y la parte cubana representada por Juan Marinello y
Blas Roca del PSP, unidos a José Morera por la CTC. Se decía
que era un primer paso dirigido a procurar acuerdos simila Viriato Fiallo había sido profesor de la Escuela Normal de Santo Domingo; su padre fue el escritor dominicano Fabio Fiallo, quien vivió por
mucho tiempo y falleció en Santiago de Cuba. Telegramas de 3 y 5 de
mayo entre José Bosch y Ellis Briggs, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1946), pp. 276-277.
70
106
Jorge Renato Ibarra Guitart
res con otros dirigentes comunistas de América Latina, entre
ellos Vicente Lombardo Toledano, presidente de la CTAL.
La Bohemia dio una versión sobre los términos del pacto: los
comunistas se comprometían a suprimir la propaganda antitrujillista a cambio de que la dictadura dominicana ofreciera
el reconocimiento sindical, garantías políticas, convocatoria
de elecciones constituyentes y autorización para celebrar un
congreso obrero dentro de seis meses.71 Con posterioridad
los servicios de inteligencia norteamericanos informaron que
adicionalmente se había llegado a otros arreglos que también
comprendían que Trujillo debía “libertar líderes proletarios”
presos y “permitir el regreso de los exilados políticos”. Por la
parte cubana, también se debía reconocer al Partido Sindical
Comunista Dominicano, organización fantoche dirigida por
Meyreles. El informe del FBI concluía: “Parecerá que el General Trujillo está tratando de minimizar o eliminar la campaña
de propaganda acerba que han mantenido contra él durante
los meses recientes la CTAL y los partidos comunistas en los
países latinoamericanos”.72
La revista Bohemia enumeraba las veces anteriores en que los
comunistas cubanos habían rechazado las maniobras trujillistas para dotarse de una fachada atractiva al movimiento obrero internacional, sobre todo al pretender agraciarse con los
partidos comunistas y la URSS.73 Al mismo tiempo inquirían
Bohemia, año 38, no. 18, pp.41 y 49, 5 de mayo de 1946.
Informe de 21 de mayo de 1946 de John Edgar Hoover, director del FBI,
dirigido a Frederick B. Lyon, jefe de División de Relaciones de Actividades Extranjeras, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 288-289.
73
En ese sentido indicaban el momento en que la República Dominicana
“ingresó dócilmente” en las Naciones Unidas, que no pudo engañar a nadie sobre la naturaleza de la dictadura trujillista, “ni mucho menos a los
comunistas”, luego cuando Trujillo había conformado una “Federación
Sindical”, combatida duramente por los comunistas cubanos. Más tarde
Trujillo había reconocido a la URSS, lo que motivó entre los comunistas
de la mayor de las Antillas que “al reconocer al régimen soviético Trujillo
sigue fiel a su táctica tradicional en materia de política exterior: asumir
71
72
Relaciones cubano-dominicanas...
107
sobre las supuestas razones de fondo que tendrían los comunistas para creer que esta vez no se trataba de otra mascarada
más del trujillato:
¿Tienen los comunistas razones especiales, desconocidas
por los demás, que les induzcan a profesar una confianza
súbita en la palabra de Trujillo, de cuyas promesas han abominado siempre, en cuyos más mínimos gestos han querido ver –con razón– asechanzas pérfidas? No cabe duda
que ésta será la interrogación que se formulará el público
apenas sepa del pacto concertado por ellos con el déspota
dominicano.74
Por gestiones de la Cancillería cubana con la Legación dominicana en La Habana, se obtuvo la libertad del Dr, Viriato
Fiallo y sus hermanos Gilberto y Antinoe. No obstante, la negociación encontró no pocos escollos, al punto de que una
vez liberados, la dictadura dominicana dio a entender “que
las cuestiones políticas dominicanas eran asuntos puramente
internos”. En respuesta a esas declaraciones, el primero de junio el presidente cubano Grau San Martin, desde la terraza del
Palacio Presidencial, señaló: “En Cuba reina la democracia y
por eso nos consideramos con autoridad para exigir métodos
y vida democrática a los pueblos que no los gozan”. A pesar de
que se logró la liberación de estos hombres, la Bohemia indicaba que la gestión había quedado trunca y daba a conocer que
en Santo Domingo se cuestionaban por qué dicha operación
“se circunscribió a los tres hermanos mencionados, cuando el
número de presos políticos asciende a varias docenas y hay
entre los mismos una cantidad grande de estudiantes y profesionales de relieve”.75
toda actitud democrática de puertas afuera.”
Bohemia, año 38, no. 18, pp. 41 y 49, 5 de mayo de 1946.
75
Bohemia, año 38, no. 24, pp. 41 y 50, 16 de junio de 1946.
74
108
Jorge Renato Ibarra Guitart
A los pocos días la Legación dominicana en La Habana hizo
publicar en la prensa un llamamiento a todos los desterrados,
brindándoles garantía para el retorno a su patria. Sin embargo, muchos exilados hicieron caso omiso de esa convocatoria,
tenían experiencias anteriores negativas.76
Para fines de ese mes en el Departamento de Estado norteamericano se tenían informes de que Trujillo, pretendiendo
defender las completas libertades y garantías constitucionales,
había ordenado al procurador general que sometiera a la obediencia “a cualquier oficial que transgreda estos estatutos” y
que también estaría “dispuesto a recibir crítica constructiva o
consejos democráticos saludables destinados a perfeccionar el
sistema representativo del gobierno dominicano”. El “Benefactor” había llegado incluso a solicitarle al procurador general
que emprendiera una investigación “de la alegada existencia
de monopolios privados” aunque de entrada él mismo afirmaba no existían.77 Evidentemente Trujillo no iba a reconocer
los suyos propios y, ¡pobre del procurador general si llegara a
afirmar otra cosa!
En esas circunstancias nuevamente Bohemia ofreció mayores
elementos para apreciar la realidad dominicana y comprender
el paso dado por los comunistas cubanos. Refiriéndose a este
último aspecto, acotó que unos meses atrás había tenido lugar
el Congreso Mundial Obrero, celebrado en París, donde los
organismos sindicales dominicanos habían solicitado su admisión. En ese momento el congreso les impuso como condición
que se permitiera investigar sobre la situación de los trabajadores dominicanos a una comisión integrada por obreros de
Cuba, México y Puerto Rico. Cuando todavía el régimen trujillista no había dado una respuesta definitiva a esta demanda,
tuvo lugar las huelga azucarera del este dominicano que llegó
Bohemia, año 38, no. 25, p. 36, 23 de junio de 1946.
Informe de Hauch, Departamento de Estado, 26 de junio de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 311-312.
76
77
Relaciones cubano-dominicanas...
109
a sacudir los cimientos del régimen totalitario “del Jefe”, y
también se acrecentó la presión internacional sobre el mismo
por parte de muchos países de las Américas. Fue así que, con
posterioridad al encendido discurso de Mauricio Báez desde la
emisora 1010, Trujillo dispuso que Ramón Marrero Aristy fuera a La Habana a parlamentar con los líderes obreros cubanos
e invitarlos a integrar una comisión de la CTC para ayudar a
organizar el Primer Congreso de Trabajadores Dominicanos.
Los dirigentes de la CTC estimaron conveniente aceptar la invitación pero, recordando las disposiciones del Congreso de
París, comunicaron el caso a la CTAL. Esta, en primera instancia, pudo haber designado la comisión inspectora para un
estudio previo de la situación de la clase obrera en República
Dominicana, tal y como se dispuso actuar en París. Pero no lo
hizo y se apresuró a autorizar a los sindicalistas cubanos a que
ayudaran a la organización de ese congreso obrero convocado
por Trujillo. La CTAL, de conjunto con los cubanos, procedió
a designar a Buenaventura López y Ursinio Rojas a colaborar
en la asamblea de trabajadores dominicanos.78 Aunque ciertamente los dirigentes sindicales cubanos hicieron advertencias
de que si no les ofrecían garantías plenas para que la comisión
actuara sin obstáculos, “se retirarían de Santo Domingo y denunciarían los hechos ante el movimiento sindical mundial”.79
Ramón Marrero Aristy aceptó esa condición pero la exigencia
a la dictadura, a nuestro entender, estaba mal planteada.
La comisión, de acuerdo con lo acordado en París, primero
debió investigar las condiciones generales del país y, dentro de
ellas, la de la clase obrera en particular, y no solicitar garantías
para que “la comisión” pasara a organizar directamente un
congreso. Previo a todo ello se debió verificar in situ la situación del respeto a los derechos ciudadanos y de los trabajado También se informó que estos dos delegados cubanos serían auxiliados
por el CIO norteamericano, la Confederación de Trabajadores de México y la Oficina Internacional del Trabajo.
79
Bohemia, año 38, no. 26, p.44, 30 de junio de 1946.
78
110
Jorge Renato Ibarra Guitart
res dominicanos antes de mandar una comisión para convocar
congreso obrero alguno. Unos pocos meses antes de comenzar
estos intercambios, eran reprimidos y espiados los comunistas
españoles en la República Dominicana. No obstante había
incertidumbre sobre si Trujillo estaría tocando fondo como
dictador y se veía obligado a una real apertura democrática
por lo que Bohemia señalaba:
Los expertos en estas materias se preguntan si se trata de
una nueva maniobra demagógica del tirano de Quisqueya,
o si en realidad la situación interna del gobierno dominicano es tan débil que se ve obligado a ceder ante el empuje
democrático de su pueblo. En cuanto a los dirigentes de
la oposición a Trujillo en el exilio, asegúrese que no mantienen un criterio unánime al respecto pero aguardan los
acontecimientos, que tienen que ser reveladores.80
Los expertos políticos de la época ni siquiera imaginaban la
trama maquiavélica que Trujillo orquestaba por detrás del telón para producir el derrocamiento violento de los gobiernos
de Venezuela y Cuba. Según Almoina, “el Jefe” con el “apaciguamiento momentáneo” logró encubrir sus “maniobras
militares y bélicas”.81 El déspota procuraba darles una lección
a los norteamericanos para que entendieran que en América
Latina no habría otra alternativa: o los dictadores como él o los
comunistas apoyados por los imperios de Moscú y Pekín.
Algunos analistas y expertos políticos temían que los exilados
dominicanos encendieran la llama de una revolución armada
que generaría una larga secuela de violencias en todo el Caribe. Estos consideraban necesaria una salida pacífica al conflicto
quisqueyano por lo que habría que negociar con el caudillo
Ibídem.
José Almoina: “Una satrapía en el Caribe”, Ed. Cole, Santo Domingo,
1999, pp. 202-203.
80
81
Relaciones cubano-dominicanas...
111
caribeño. Mientras, Trujillo movía a sus contratistas de armas
por todo el continente para a reprimir a su pueblo y conspirar
contra sus vecinos. Según un informe del FBI del 9 de mayo de
1946, Rodolfo Bosch Pearson, al que hemos mencionado con
anterioridad por su apoyo a un golpe de Estado en Cuba, estaba
por Chile buscando armamento por esos meses en que Trujillo
le cantaba alabanzas al socialismo. El Departamento de Estado
tendría que solicitarle al gobierno chileno que no se las vendiera pero ya en abril, o sea un mes antes, Bosch Pearson condujo
una compra exitosa de estas en Brasil aunque había fracasado
en una operación similar con la Argentina.82
La perfidia y el cinismo “del Jefe” no tenían límites, él mismo
ordenaba asesinatos como el de un maestro de escuela en La
Vega de apellido Estrella en el mes de mayo, denunciado por Bohemia, así como detenciones de numerosos estudiantes, obreros
e intelectuales.83 El importante semanario cubano denunciaría
otros crímenes perpetrados por los órganos represivos dominicanos por esos meses, como el de Pedro Ledesma, también en
La Vega, y el de Carlos León, torturado y abaleado en la cárcel.84
La dictadura incluso mandó a revisar la correspondencia del
personal diplomático en su país. El embajador norteamericano
en Ciudad Trujillo hizo llegar quejas en ese sentido al Departamento de Estado indicando que tenía pruebas de que al agregado Militar de su sede diplomática, mayor Miguel Montesinos, le
era violada la correspondencia oficial.85
Informe de George Scherer sobre Rodolfo Bosch Pearson, 6 de abril de
1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 167-168 y pp. 172174.
83
Bohemia, año 38, no. 21, pp. 33, 26 de mayo de 1946. En la lista de
prisioneros se encontraban los doctores Heriberto Núñez, Viriato A.
Fiallo, Juan A. Botello, Germán Emilio Ornes, Antinoe Fiallo, Francisco
J. Álvarez, Eduardo Reed, y los ricos hacendados Ismael y Chaguito
Rodríguez.
84
Bohemia, año 38, no. 36, p. 49, 8 de septiembre de 1946.
85
Informe de George Scherer al Departamento de Estado, 28 de julio de
1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 313.
82
112
Jorge Renato Ibarra Guitart
Almoina, en sus testimonios, indica que se asignaron fuertes
sumas de dinero para comprar la voluntad del dirigente obrero cubano Juan Arévalo, quien cumplió dos misiones importantes para ganarle espacios a la dictadura en su propósito de
conquistar el favor de los Estados Unidos y al propio tiempo
aislar a Cuba. Para el primero de los casos, Arévalo negoció
con dirigentes de organizaciones sindicales norteamericanas
su respaldo con vistas al Congreso Internacional Obrero de París; en el segundo, fue designado para visitar el Departamento de Estado y desacreditar a las organizaciones obreras que
apoyaban a Grau presentándolas como antinorteamericanas
y comunistas.86 Por cierto que Grau, en los primeros años de
su gobierno, tuvo un acercamiento constructivo a la CTC y el
PSP, fue por ello que Arévalo intentó modificar el criterio del
Departamento de Estado norteamericano sobre estas alianzas.
Estas reservas se pudieron haber potenciado con el inicio de la
política de guerra fría a escala mundial.
En Cuba, durante el mes de abril, se daba el caso singular
de que otro activo comprador de armas, el agregado Militar
dominicano Henri Gazón, había tenido que “poner pies en
polvorosa” hacia su país después de las denuncias de Bohemia. Según la propia revista, “personas de su amistad entre
ellas altos oficiales del ejército le hicieron comprender, con
habilidad y cortesía, que sus actividades estaban causando
trastornos” por lo que “había posibilidades que organizaciones revolucionarias cubanas, vinculadas a las dominicanas, le
hicieran pasar muchos malos ratos”.87 Pero al siguiente mes
retornaba el atribulado oficial; nuestra prensa consideraba
que su regreso era como “un castigo que le impuso el tirano,
tan pronto se enteró de la crisis de delirio de persecución
que estaba padeciendo”.88
José Almoina: “Una satrapía en el caribe”, pp. 194-195.
Bohemia, sección En Cuba, p. 37, 21 de abril de 1946.
88
Bohemia, año 38, no. 21, p. 33, 26 de mayo de 1946.
86
87
Relaciones cubano-dominicanas...
113
Para entonces no se detenía la labor de zapa que el tirano
dominicano había iniciado en Cuba. Esta vez enviaría al periodista de Ciudad Trujillo, Manuel Germán Soriano, uno de sus
tantos aduladores. La Bohemia denunciaba que su papel era
el de dirigir la labor de cabildeo y soborno entre escritores y
órganos de opinión cubanos. Por cierto, según Almoina, se le
dio dinero en dádivas a los periódicos Información y Pueblo –al
primero de estos se le destinó una suma de $ 100 000– y a la
Cadena Oriental de radio de Santiago de Cuba, a esta última
por medio del cónsul dominicano Bonetti.89 En Caracas, Trujillo llevó a efecto una labor similar de compra de periodistas
con el mismo objetivo de contrarrestar las campañas en su
contra en esos países. No obstante, en esa batalla de ideas, el
líder de los exilados Juan Isidro Jimenes Grullón se proponía
dar a la publicidad en Cuba, donde se encontraba asilado, su
libro contra la tiranía trujillista Una Gestapo en América. 90
Un malogrado experimento
Los preparativos que conducían a legitimar la presencia
de una central obrera y un partido de tendencias comunistas en la sociedad dominicana provocaron no pocas acciones
impúdicas de parte del aparato administrativo trujillista que
no estaba preparado para tolerar diferencias de criterios. En
verdad no se habían creado las condiciones para promover un
debate nacional y producir amplias garantías que favorecieran
una transición democrática al interior del país. Un ejemplo
de este tipo de acciones fueron los incidentes que provocó
el periódico oficialista y reaccionario La Opinión después de
publicar un editorial el 24 de junio; en él embestía con fuerza contra los principios del partido comunista del gobierno
José Almoina: Ob. cit., pp. 194-195.
Bohemia, año 38, no. 24, p. 37, 16 de junio de 1946.
89
90
114
Jorge Renato Ibarra Guitart
soviético. A esta acción continuaría otra de naturaleza todavía más perversa, producida por este mismo diario, donde se
echó a rodar la falacia de que habían recibido una hipotética
carta ofensiva del Comité Central del partido comunista en
la República Dominicana. Toda una gran mentira para estigmatizar a oponentes de Trujillo de diversas tendencias que se
encontraban en una lista entre los supuestos signatarios de la
misiva. Los editores, en una nota el 4 de julio, cuando las personas enlistadas apelaron al rotativo explicando que habían
falsificado sus firmas, indicaron que los comunistas eran los
responsables de esos hechos. En fin, toda una intriga orquestada por Trujillo y sus gendarmes para producir la división entre
los opositores a la dictadura. Esta maniobra maquiavélica fue
seguida de cerca por el embajador norteamericano en Ciudad
Trujillo, quien certifico al Departamento de Estado el origen
de muchos de los enlistados por La Opinión: “Se sabe que un
número considerable de aquellos cuyos nombres aparecieron
en el periódico fueron arrestados y mantenidos en prisión durante la campaña de terror que el gobierno desató en abril y
mayo de este año y se sabe que otros presuntos firmantes son
conocidos como miembros de familias de refugiados políticos
o de personas en alguna forma en malas con el gobierno”.
Aunque en ese propio informe se expresaba que por culpa de
ese embrollo periodístico habían surgido diferencias entre el
director del diario y “el Jefe”. 91
En un informe firmado por John E. Hoover, director del
FBI, los Estados Unidos tomaban nota de lo que afirmaba “un
revolucionario dominicano en Cuba”, quien de manera sagaz
había advertido a Washington sobre las artimañas de Trujillo
en este asunto. Según esta fuente el motivo de ese acercamiento con los comunistas era “la existencia de un supuesto conflicto de intereses entre el Presidente Trujillo y el gobierno
Informe de George Scherer al Departamento de Estado, 5 de julio de
1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 319-320.
91
Relaciones cubano-dominicanas...
115
de los Estados Unidos”, por ello entendía que “el Presidente
está tratando de ganarse el apoyo de elementos izquierdistas
entre las masas dominicanas ‘con un matiz soviético’ con la
intención de posteriormente presentar una oposición mayor
a las políticas estadounidenses”.92 En ese sentido era evidente
que Trujillo estaba más interesado en chantajear a los Estados
Unidos que en producir una sincera apertura democrática
para todos los dominicanos, para el dictador ello era más importante que cuidarse de los ataques que desde el extranjero
herían su vanidad. 93 Este criterio también se refrenda en otro
informe de George Scherer, el embajador estadounidense en
Ciudad Trujillo, cuando plantea: “Existe la posibilidad de que
el Presidente Trujillo tenga en mente asustar con los comunistas al gobierno de los Estados Unidos, así como también
obtener el apoyo de los primeros en el exterior. Sea cual fuera
el desenlace, está muy claro de que el Presidente Trujillo está
jugando un juego peligroso”.94
Sin embargo, muchos comunistas pensaron que, actuando
desde dentro de los regímenes de fuerza, era posible conducirlos a ofrecer concesiones mayores para los trabajadores. El
propio senador Juan Marinello, un día antes que Marrero Aristy abandonara Cuba, expresó que los comunistas cubanos se
habían opuesto a Batista hasta que este, al final, aprobó una
tregua con el partido y lo legalizó como organización política,
después de lo cual el partido lo apoyó hasta “el final”.95 Pero
los comunistas cubanos no se percataron de que era otro mo Informe de John E. Hoover, director del FBI, de 31 de julio de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 336- 337.
93
Este criterio también lo comparte Bernardo Vega. Informe de George
Scherer, 28 de agosto de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946),
p. 350.
94
Informe de George Scherer, 13 de agosto de 1946, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), p. 346.
95
Archivo General de la Nación de la República Dominicana. Fondo Relaciones Exteriores, caja 37, legajo 624. Informe confidencial “Comunismo en el
área del Caribe”.
92
116
Jorge Renato Ibarra Guitart
mento histórico y, además, la apertura producida por Batista
fue gradual y general para toda la sociedad, presionado como
estuvo por factores internos y externos. Eso sin que por ello
hubiera dejado de ser responsable de muchos crímenes cometidos durante la represión a la Revolución de los años 30. Trujillo, en cambio, unos días antes y durante el propio proceso
de acercamiento a los comunistas continuó reprimiendo, asesinando y burlándose de la libertad de expresión y apelando a
todo tipo de intrigas y maniobras arteras. No se podía aspirar
a resolver algunas reivindicaciones obreras en el marco de una
sociedad presa de los caprichos de un dictador sanguinario
y embustero como Trujillo. Precisamente en La Habana, los
trujillistas hicieron circular un documento firmado por un supuesto Comité Pro Liberación Dominicana, en el cual se acusaba a numerosos líderes revolucionarios de connivencia con
el dictador Trujillo y entre los signatarios del documento plantaron la firma de otro dirigente del exilio, Ángel Morales. Con
esta maniobra, Trujillo, al tanto de las diferencia entre Bosch y
Morales, pretendía lanzarlos a una disputa. La revista Bohemia
indicaba que el escrito no había sido firmado por ninguno de
los que aparecía él y que el mismo perseguía el “propósito de
desacreditar a figuras de reconocida calidad revolucionaria”
por lo que concluía que el supuesto organismo que lo divulgó
era “una entelequia creada por la imaginación maquiavélica
de ‘Chapita’ y sus lacayos”.96
Por esos días, mientras aparentaba ofrecer libertades democráticas, el Generalísimo procuraba el fortalecimiento de
su aparato represivo cuando impulsaba amplias operaciones
de compras de armamento en Brasil y ello fue públicamente denunciado por el diario Últimas Noticias de Caracas. Dos
integrantes del PRD, Nicanor Saleta y Luis Yriarte, el 12 de
julio ofrecieron relevantes declaraciones sobre los contratos
del régimen dominicano con Brasil. 97
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 29, p. 47, 21 de julio de 1946.
“Es muy significativo que sea el gobierno del General Dutra el que haya
96
97
Relaciones cubano-dominicanas...
117
No obstante todas las advertencias ofrecidas a los comunistas
de parte del resto de los exilados dominicanos que no compartían esa nueva táctica, el 23 de julio salieron, desde Camagüey
hacia la República Dominicana, Ramón Grullón del PDRD y
dos dirigentes obreros cubanos: Ursinio Rojas, líder sindical
en Santiago de Cuba, y Buenaventura López, director de la
Sección de Cultura y Propaganda del PSP. Tenían el objetivo
de organizar una confederación laboral que sería aceptada
por Trujillo. La revista Bohemia recogía el sentir de algunos de
los exilados opuestos a esas negociaciones, quienes se quejaban de que los del PDRD no les habían consultado para dar
ese paso de buscar arreglos directamente con Ciudad Trujillo,
y se hacía esta pregunta: “¿Qué justificación existe para que
un núcleo se separe del frente común contra la dictadura dominicana en nombre de un inminente cambio de ésta hacia la
democracia del cual no se capta indicio alguno?”. 98
La intempestiva visita del embajador dominicano en
Washington, Emilio García Godoy, al Departamento de Estado
el 13 de agosto constituyó otra evidencia más de que el arreglo
con los comunistas formaba parte de una maniobra de Trujillo
para medrar con el fantasma del comunismo ante los Estados
Unidos. Allí García Godoy expresó a los ejecutivos del Cuarto
Piso su “alarma por el crecimiento del comunismo” y por el
hecho de que “Trujillo había sido abordado por los máximos
dirigentes del comunismo cubano, quienes ofrecieron un trato
vendido estas armas a Trujillo; armas que seguramente provienen de
fuentes de préstamo-alquiler y que […] serán utilizadas para apoyar a
un régimen típicamente neo fascista. Nosotros los dominicanos libres
denunciamos y condenamos esta transacción porque sabemos que las armas en cuestión no solamente servirán para reforzar las pretensiones del
tirano de reforzarse en el poder, sino para poner en peligro los pueblos
y los gobiernos democráticos del Caribe”. Últimas Noticias, Caracas, 12 de
julio de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 176-177.
98
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 31, pp. 47-48, 4 de agosto de
1946.
118
Jorge Renato Ibarra Guitart
dándoles su respaldo y garantizando que interrumpirían todos
los ataques contra su régimen a través del hemisferio”.99
A la par de todo ello, anteriores miembros del PDRD que
habían concertado con Marrero Aristy y el PSP cubano la
conducción de un proceso paulatino de cambios en República Dominicana comenzaron a dar a conocer su plataforma política para abrirse un espacio en la opinión pública
dominicana. Con posterioridad al arribo de sus máximos
dirigentes, Ramón Grullón y Mauricio Báez, se fundaría el
PSP dominicano. El de 13 de agosto de 1946, en el periódico oficialista La Nación, se publicó el manifiesto fundacional del PSP dominicano en el que se describe como una
agrupación que seguía “la ideología fundamental de Lenin
y Stalin”, hacía fuertes críticas al imperialismo norteamericano y le sugería al pueblo dominicano que luchara por
la democracia y “abandonara las esperanzas de una falsa
y poco patriótica intervención democrática de los Estados
Unidos”.100 Es significativo que ese propio día el otro periódico oficialista de Ciudad Trujillo, La Opinión, contuviera
un editorial embistiendo contra el comunismo, al parecer
este tenía la misión de mover los fantasmas del comunismo
para atemorizar a Washington. Unos días antes, los dirigentes comunistas cubanos Rojas y López fueron presentados a
los obreros dominicanos y, según algunos informes, los mismos criticaron el costo de la vida, los patronos y la Iglesia
católica.101 En todos los casos se eludían referencias directas
al presidente Trujillo, mucho menos críticas. A principios
de ese mes, se iniciaron las gestiones para convocar un con Informe confidencial de Braden, 13 de agosto de 1946, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 343-344. En realidad los que primero
se dirigieron a los comunistas cubanos fueron los trujillistas.
100
Informe de George Scherer, 28 de agosto de 1946, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), pp. 349-350.
101
Informe de George Scherer, 13 de agosto de 1946, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), p. 345.
99
Relaciones cubano-dominicanas...
119
greso de trabajadores y divulgar previamente un programa
de demandas.102
Aunque los sindicalistas comunistas pretendían mejoras
significativas y ejercían acerbas críticas al imperialismo norteamericano, no debemos perder de cuenta que se trataba de
protestas dentro de un marco restringido debidamente autorizado por “el Jefe”; un reporte de inteligencia norteamericano establecía: “La aparición de un partido comunista en este
momento es otra fase del juego del gato y el ratón que se juega
constantemente para atrapar cualquier oposición a Trujillo.
Mientras el partido exista bajo las garantías de la constitución
a sus líderes no se les permitirá desviarse del limitado programa de acción dispuesto por el régimen de Trujillo. Cualquier
acción de su parte, personal o de otra índole, estará bajo fuerte vigilancia”.103
La revista Bohemia, en tanto, reflejaba el sentir de los exilados dominicanos contrarios a esta línea de acción, preocupados por el destino de sus compatriotas comunistas ya que
estimaban que el PSP se encontraba ante un “dilema trágico:
someterse totalmente a Trujillo, convirtiéndose en una definitiva y activa fuerza de cooperación dictatorial, o desaparecer
tras una represión violenta que llevará la muerte a muchos
hogares obreros y disminuirá la capacidad oposicionista del
pueblo”.104
Era lamentable que los comunistas, pretendiendo beneficios para las clases trabajadoras a partir de una táctica de
difícil concreción, estuvieran cayendo en la celada urdida
Ibídem. Dentro de las demandas contenidas en el programa se encontraban: luchar por un salario mínimo más alto, disminución del costo de
la vida, seguro contra accidentes, vejez, invalidez y muerte; protección
en el empleo, mayor protección a la maternidad, convenios colectivos y
modificación de las leyes para la organización de sindicatos.
103
Reporte de Inteligencia, agregado militar de los EE.UU., 3 de septiembre de 1946, en Bernardo Vega. Ob. cit., tomo I (1946), p. 359.
104
Bohemia, año 38, no. 36, p. 49, 8 de septiembre de 1946.
102
120
Jorge Renato Ibarra Guitart
por Trujillo para encumbrarse ante el imperialismo norteamericano. La revista Bohemia recogió criterios de revolucionarios
dominicanos a favor de emplear otras tácticas de lucha, quienes añadían: “ Pensar que bajo una dictadura gansteril como
la de Trujillo se pueda desarrollar un movimiento de masas,
como pretenden los comunistas dominicanos, es una ilusión
de óptica política, que demuestra como a veces la teoría nubla
la visión de la realidad”.105
El problema que se les creó a los comunistas, quienes
creyeron sinceramente en la capacidad del pueblo dominicano para apropiarse de la lucha de masas, fue el de asumir una responsabilidad histórica para la cual no estaban
preparados. Tampoco existían las condiciones favorables en
la República Dominicana para que, desde el único partido
de oposición existente, se pudiera captar todo el rechazo
del pueblo contra Trujillo y producir transformaciones de
peso para las grandes mayorías en el feudo del “Benefactor”. Otro informe de inteligencia estadounidense señalaba
que “hay muchas personas que están listas para cambiarse
a cualquier organización nada más para salir de Trujillo y
sus sangrientos seguidores”.106 El “Jefe” no permitiría que
le arrebataran el poder, tampoco se podía pensar que lo
pudiera compartir pacíficamente. Antes era capaz de luchar
por imponer su hegemonía en el Caribe y Centroamérica a
golpe de balas si fuera necesario.
El PSP dominicano tuvo una primera presentación pública
el 14 de septiembre de 1946, se consideró la primera manifestación abierta de oposición política al régimen de Trujillo desde sus comienzos en 1930, y contó con la asistencia
de aproximadamente quinientas personas. Los principales
oradores fueron Ramón Grullón y Mauricio Báez, miembros
Ibídem.
Informe de inteligencia del agregado militar norteamericano Miguel
Montesinos, 18 de septiembre de 1946, en: Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo I (1946), p. 357.
105
106
Relaciones cubano-dominicanas...
121
de su directiva, y por el PSP cubano también intervinieron
Buenaventura López y Ursinio Rojas. Según informes de inteligencia de la Embajada norteamericana, el tema principal
de las intervenciones fue al alto costo de la vida en República
Dominicana en relación con los salarios tan bajos. También
hubo alusiones críticas a “la presencia del imperialismo yanqui” y a la supresión de las libertades públicas. No hubo menciones a la ejecutoria de Trujillo como presidente.107 Todos
los reportes norteamericanos advertían que el “Benefactor”,
si bien retenía el poder sin obstáculo alguno, en algún momento terminaría poniéndole fin a estas expresiones públicas
“cuando el Presidente Trujillo descubra que las actividades
comunistas en este país se han convertido en intolerables”.108
Mientras los comunistas estaban procurando cambiar la dictadura desde adentro, el resto de los exilados políticos dominicanos se concentraban en producir una insurrección
armada; una fuente que cita un informe de inteligencia estadounidense señalaba que “los verdaderos revolucionarios
dominicanos se oponen a cualquier forma de colaboración
con Trujillo” y que el PRD se encontraba “preparando una
revuelta contra el presidente Trujillo”. Adicionalmente se explicaba que Juan Bosch contaba con el apoyo de Venezuela y
poseía doscientos mil dólares para producir una insurrección
a través de una expedición que llegaría en el plazo de dos meses.109 En ese momento se estaban fraguando gestiones para
tratar de unir los grupos de exilados, sobre todo los capitaneados por Ángel Morales y Juan Bosch, que habían mante Reporte de inteligencia, agregado militar de los EE.UU., 18 de septiembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 356. Informe
de Scherer al Departamento de Estado, 18 de septiembre de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 362-363.
108
Informe de George Scherer al Departamento de Estado, 13 de agosto de
1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 346.
109
Informe de John E. Hoover, director del FBI, 31 de julio de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 337.
107
122
Jorge Renato Ibarra Guitart
nido diferencias, las que el propio Morales daba a conocer a
agencias norteamericanas.110
En esos momentos comenzaron los primeros preparativos
para producir una expedición armada, de la que los norteamericanos tuvieron noticia de primera mano por intermedio de
un dirigente del exilio dominicano en Caracas, el Dr. C. M.
Lamarche. Debemos aclarar que el plan estaba solo en una
fase de estudio y preparativos iniciales y no se puede comparar
con el plan definitivo de Cayo Confites, que tuvo otras dimensiones y complejidades. Lamarche, por su parte, informó que
Juan Bosch, Ángel Morales y Juancito Rodríguez, así como
otros líderes relevantes del exilio dominicano, habían tenido
reuniones recientes en Cuba para unificar fuerzas. Se tenía
previsto que con la suma de unos quinientos mil pesos, que
pudo extraer Rodríguez a su salida de República Dominicana,
era suficiente para comenzar los planes iniciales, adicionalmente algunas armas habían sido recolectadas en Cuba y se
decía que Bosch había adquirido algunos aviones. El plan se
preveía ejecutar en dos meses.111
Por otro lado, durante esta etapa incierta continuaban las
maniobras arteras de Trujillo para alentar golpes de Estado en
la región. El presidente de Venezuela Rómulo Betancourt, a su
salida en viaje para Cuba y México, había descubierto un complot que involucraba importantes políticos y militares en retiro
y otros de menor relieve que se encontraban en activo, el autor
intelectual era el ex presidente López Contreras, exilado en
Colombia y con todo el apoyo de Trujillo. En La Habana se en Informe Embajada de EE.UU. en La Habana, 12 de julio de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 323-324. En este informe
Morales confidencialmente indicaba que su grupo consideraba a Bosch
“como un carrerista y un oportunista” pero que ellos entendían que “el
grupo de Bosch y el grupo de Morales podrían obtener ganancias si se
unían”.
111
Informe de Allan Dawson, encargado de Negocios de los EE.UU. en Venezuela, 6 de septiembre de 1946, en: Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1946), p. 36.
110
Relaciones cubano-dominicanas...
123
trevistaron Betancourt y Grau, la revista Bohemia reportaba que
ese encuentro había producido inquietud en Trujillo, quien temía se estuviera preparando una “conjura secreta” para acabar
con su régimen. Al respecto, un alto personero del gobierno
cubano informaba: “El temor de Trujillo es infundado. Cuba
no se mezcla en nada que implique su intervención directa en
asuntos extranjeros”.112
La propia Bohemia reportaba acerca del fortalecimiento de
las dictaduras en la región de Caribe y de que habían quedado
detrás los días en que la palabra de Braden era tenida en cuenta
por esos regímenes de fuerza. El semanario refería que, tiempo
atrás, cuando Braden criticaba a las dictaduras en general, los
jerarcas de Nicaragua y Honduras, Anastasio Somoza y Tiburcio Carías, se habían comportado “como caballeros”. Entonces
abrieron las cárceles, permitieron cierta libertad de prensa y
prometieron elecciones. Pero en ese momento “el bradenismo
estaba en retirada y los hombres fuertes se pavonean nuevamente”; en Honduras muchos periodistas tendrían que huir a Guatemala debido a una nueva ola de terror que se había desatado,
y en Nicaragua las empresas de Somoza se consolidaban.113 Para
el caso hondureño, la importante revista cubana reconocía los
siguiente: “Pese a los trabajos de la ONU y a la reciente declaración del Sub Secretario de Estado norteamericano, Spruille
Braden, sobre la repudiación de las dictaduras, el pueblo hondureño ha perdido las esperanzas de que la tiranía que lo oprime caiga como resultado del creciente empuje democrático
universal y los acontecimientos internacionales”.114
En tanto, en Haití se temía que la política democrática impulsada por el gobierno de Dumarsais Estimé se viera entorpecida.
Según algunos analistas, Haití no podría vivir tranquila mientras
Trujillo gobernara en la República Dominicana. La propia Bohe Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 30, p. 44, 28 de julio de 1946.
Bohemia, sección La Marcha del Tiempo, no. 28, p. 71, 14 de julio de
1946.
114
Bohemia, sección En Cuba, año 38, no. 27, p. 39, 7 de julio de 1946.
112
113
124
Jorge Renato Ibarra Guitart
mia reconocía que los haitianos temían que “en un momento de
locura el tirano vecino ordene a sus ejércitos la invasión”.115
En fin, se estaba conformando un panorama negativo para
las libertades de los ciudadanos de la cuenca del Caribe, y
los países donde dominaba la democracia representativa se
veían amenazados por maquinaciones golpistas. La política
de Braden estaba en crisis y el experimento de los comunistas
en República Dominicana era solo un caso aislado rodeado
de las intrigas y maniobras arteras orquestadas por Trujillo y
sus aliados. Mientras, se había echado a andar el plan de una
expedición revolucionaria para libertar la República Dominicana. Ciudad Trujillo era el centro desde donde se presionaba
fuertemente para cambiar la política exterior de los Estados
Unidos y se favorecía la consolidación de las dictaduras en la
región. Trujillo era una amenaza no sólo para su indefenso
pueblo sino también para todos los gobiernos y pueblos de la
región caribeña.
Comunistas en aprietos
Los ataques de la prensa dominicana contra las actividades
auspiciadas por los comunistas, así como el temor del propio
Trujillo de que las protestas de estos se le fueran de control y
atrajeran el repudio popular a su gobierno condujeron al régimen dictatorial a cerrarle los espacios concedidos. El embajador norteamericano Butler hacía observaciones bien atinadas
sobre lo que estaba ocurriendo:
Tengo el honor de informar que el Presidente Trujillo ya
aparenta haber revertido su posición de favorecer la presencia del Partido Comunista en la República. Hasta la
oposición patrocinada aparenta ser una dosis muy fuerte
115
Bohemia, año 38, no. 39, p. 48, 29 de septiembre de 1946.
Relaciones cubano-dominicanas...
125
para el dictador, particularmente desde que piensa que tal
vez se le pueda escapar de la mano. Como resultado, su
ardor hacia los comunistas se ha enfriado rápidamente;
su prensa está atacando al comunismo en general […] El
“espantapájaros” comunista está siendo empujado a todas
partes y tal vez no sea posible mantenerlo en su función
hasta las elecciones como se había planeado […]
Mis puntos de vista al abstenernos de política local y en
recibir a las personas que deseen consultarme parece estar
teniendo un efecto favorable ya que proveen otra indicación de que la embajada no está inclinada a jugar mano en
guante con Trujillo.116
Otros hechos ilustran la intención del régimen de atemorizar a los Estados Unidos con lo que los “peligrosos” comunistas estaban haciendo. Una expresión de ello fue la inusitada
visita del arzobispo de Santo Domingo al embajador norteamericano, según el informe de este último: “El arzobispo
señaló entonces el peligro de las actividades comunistas en
Latinoamérica, y afirmó que el presidente Trujillo está oponiéndose al comunismo en la República Dominicana y expresó que la embajada podía contar con su cooperación contra
el comunismo”.117 Las palabras del prelado estaban llenas de
contradicciones pero el fondo del asunto se podía leer entre
líneas, había ido tal vez encomendado por el propio Trujillo
a crearles alarma a los norteamericanos para que cedieran
en su postura contra el régimen de facto dominicano. En
realidad, el mismo Trujillo les había permitido a los comunistas actuar formalmente en la política dentro de marcos
legales. Pero ahora se trataba de ver si los yankees mordían
el anzuelo aunque ya estos estaban en antecedente de la pa Informe de George Butler al Departamento de Estado, 4 de octubre de
1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 369-371.
117
Informe de George Butler al Departamento de Estado, 9 de octubre de
1946, en Ob. cit., tomo I (1946), pp. 371-372.
116
126
Jorge Renato Ibarra Guitart
traña trujillista. El embajador del imperio también recibiría
al flamante dirigente laboral Ramón Marrero Aristy, quien le
aseguró que aunque los líderes comunistas tenían una cierta
influencia dentro del movimiento obrero dominicano, no
llegaron a controlar la asamblea en el recién concluido Congreso Nacional de la Confederación Laboral Dominicana, y
entendía que “los comunistas no constituyen un verdadero
peligro para el gobierno dominicano porque son pocos y no
pueden competir con el Partido Dominicano”. El cabecilla
obrero concluía afirmando que los comunistas podían ser
puestos bajo control toda vez que “decidieron adoptar en el
futuro una manera más moderada de hablar y evitarían toda
crítica directa a la administración actual”.118 El embajador
también recibiría al dirigente laboral del Partido Dominicano, Francisco Prats Ramírez, quien fuera electo secretario
general de la Confederación Laboral Dominicana, el mismo
le expresaría “preocupación en relación a la admisión de agitadores comunistas en la República Dominicana y […] a los
exiliados que regresaron convertidos en comunistas”.119
La maniobra en torno a los comunistas consistía en un experimento de vida limitada, sustentable solo hasta el punto de
obtener el apoyo del imperialismo y constreñir los intereses
de la clase obrera a una farsa más de la dictadura trujillista.
El embajador del imperio que sabía que el acuerdo no sería
duradero, expresó: “A la larga el plan de Trujillo de demostrar
al mundo que su país es un país democrático y su deseo de
mantenerse en el poder por medio de la fuerza y la represión
son incompatibles. Estos dos factores no pueden convivir por
mucho tiempo. Mientras más libertad le ofrece Trujillo a los
Memorando de las declaraciones de Ramón Marrero Aristy, el 10 de octubre de 1946, en sus conversaciones con el primer secretario de la Embajada, George F. Scherer, y el tercer secretario de la Embajada, Andrew
B. Wardlaw, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 372-373.
119
Informe de Mr. Barber, 6 de noviembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo I (1946), p. 415.
118
Relaciones cubano-dominicanas...
127
comunistas y otros elementos de la oposición, más difícil se le
hará mantener su poder y eliminar sus enemigos”.120
Algunos exilados de tendencia insurreccional de la Unión
Patriótica Dominicana que habían rechazado la táctica de
los comunistas de actuar desde la legalidad, hicieron una serie de pronunciamientos. Entre ellos Ángel Morales, quien
reconocía, en una reunión que sostuvo en el Departamento
de Estado, que los exilados dominicanos estaban “observando
con particular interés el flirteo de Trujillo pero sienten que el
modus operandis vigente no puede durar”. En el memorando
de ese encuentro se precisaba que muchos perseguidos dominicanos estaban cooperando con los comunistas ya que
entendían era este “el único medio efectivo de organización
contra Trujillo”. 121 A pesar de que había escepticismo sobre el
futuro de esta gestión, en la práctica la misma era seguida de
cerca pues era una especie de balón de ensayo para ver hasta
dónde Trujillo era capaz de tolerar críticas.
La segunda manifestación pública del PSP y la Juventud Democrática, el 26 de octubre, sería una especie de “parte aguas”
para demostrar los propósitos totalitarios de Trujillo. El mitin,
convocado para el parque Colón, estaba autorizado y resultó
bastante concurrido; el PSP, en medio de sus contradicciones,
estaba atrayendo las ansias liberadoras de los dominicanos. Sus
demandas iban más allá de las formalidades que podía admitir
su “Benefactor”, y las calles se desbordaron, pero el régimen
había penetrado la protesta y súbitamente entre los gritos contra la dictadura surgieron otros como: “¡Viva Trujillo!”. Los
gavilleros trujillistas, vestidos de civiles y armados de revólveres, armas blancas y palos, la emprendieron contra las masas y
lograron dispersarlas.
Informe de George Butler, 26 de octubre de 1946, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), p. 378.
121
Memorando del Departamento de Estado, 17 de octubre de 1946, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 374-375.
120
128
Jorge Renato Ibarra Guitart
Una parte de la muchedumbre de manifestantes cargó sus
heridos y se dirigió a protestar de estos atropellos ante las sedes
diplomáticas de México, Cuba y los Estados Unidos. Al paso
por la Embajada cubana el embajador Arce, quien en esos
momentos tenía de visita al secretario de la presidencia José
Almoina, salió a recibir una comisión. Al llegar la manifestación a la Embajada norteamericana, su líder, Ramón Grullón,
se dirigió al embajador Butler para informarle que estaban allí
para darles a conocer que “un mitin pro-democrático había
sido desbaratado violentamente por el gobierno”; Butler explicó al grupo que ellos tenían una política de no ingerencia
en los asuntos políticos domésticos y les pidió se marcharan.
En el informe que sobre esta situación redactó el representante diplomático estadounidense admitía: “La oposición actual
en contra de Trujillo puede tornarse en la más seria que haya
enfrentado. Los líderes comunistas, por supuesto, lo saben y
capitalizan sobre el hambre y miseria de las masas. No es de
nuestro interés nacional que apoyemos a Trujillo en contra
de una oposición popular dirigida por comunistas, ni alentar
a esta última para que derroque a Trujillo. El único curso de
acción práctica parece ser la no-intervención absoluta”.122
La protesta de ese día caló en la conciencia popular y movilizó las energías de las masas. Conmovida ante los acontecimientos, una señora desde un balcón diría: “¡Así quería verte, pueblo mío!”.123 Lamentablemente la manifestación, que
pudo haberse extendido a los barrios pobres y generar una
conmoción nacional, limitó sus propósitos a protestar ante la
opinión pública mundial por intermedio de su presencia en
embajadas extranjeras. Para mitigar el peso de estas acciones
el régimen trujillista hizo circular, por medio de una nota de
Manuel de Moya al Miami Herald y el New York Times, la falacia
Informe de George Butler, 27 de octubre de 1946, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), pp. 382-384.
123
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 889-391.
122
Relaciones cubano-dominicanas...
129
de que los “comunistas habían intentado un golpe de Estado”,
y que la multitud armada de machetes y palos había atacado a
extranjeros y ciudadanos desarmados, a la que siguió la de que
la Embajada norteamericana había sido violada durante los
disturbios. Pero la propia sede diplomática cubana, la mexicana y la estadounidense se encargaron de desmentir el infundio
propalado por cierta prensa norteamericana. Al día siguiente
fueron encarcelados varios dirigentes del PSP y la Juventud
Democrática por “conspiración clandestina”. Según Bohemia
“la protesta alcanzó caracteres continentales, pero probablemente fue más enérgica en Cuba […], la FEU condenó el
terror de Trujillo, declarando no aceptar la versión trujillista y
tomando el acuerdo de proseguir la campaña iniciada a través
de su Comité Pro-Democracia Dominicana, en contra del déspota antillano”.124
El presidente del Comité Pro Democracia Dominicana en
la mayor de las Antillas, senador Eduardo Chibás, hizo declaraciones en las que expresaba que la esperanza de los comunistas no estaba bien fundada: “Creo que los compañeros de
la revolución dominicana que fueron a Santo Domingo pecaron de ingenuos, creyendo que el dictador Trujillo les prometía con sinceridad garantías y legalidad para sus partidos y
organizaciones”.125
El momento era de definiciones. Trujillo estaba decidido a
tomar distancia de sus promesas de auspiciar una apertura en
el país, si bien todavía mantenía montada toda una tramoya
para mantener su fachada democrática. El juego del “gato y el
ratón” entre Trujillo y los comunistas estaba llegando a su fin,
solo faltaba cualquier excusa en el momento propicio para,
como se dijera en uno de los informes al Departamento de Estado, exterminarlos.126 Entonces el dictador emergería como
Bohemia, año 38, no. 45, p. 37, 10 de noviembre de 1946.
Ibídem.
126
Informe de inteligencia del agregado naval de los EE.UU. en La Habana, 30 de octubre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946),
p. 397.
124
125
130
Jorge Renato Ibarra Guitart
el campeón en la lucha contra el comunismo, esa sería excusa
suficiente para que los yankees no pudieran condenarlo.
En ese propio mes de octubre la tiranía aprobó un complot
cuyo objetivo era derrocar al presidente cubano Grau e instalar un gobierno títere que se regiría por una plataforma dictada por “el Jefe” desde Santo Domingo. En esos momentos,
el gobierno dominicano contaba con los elementos necesarios
para llevar a efecto este plan con las armas adquiridas en Brasil
y con otras compradas de contrabando en los propios Estados
Unidos. Trujillo ya había adelantado conversaciones con jefes
y oficiales cubanos para preparar un golpe en Cuba y, según
Almoina, por esos días decía con frecuencia: “[…] tengo elementos suficientes para destruir La Habana en tres horas”. El
jefe de Estado Mayor dominicano general Federico Fiallo en
octubre recibió en su casa particular a “un jefe del ejército
cubano y representante de los generales Benítez y Galíndez y
del Comandante Belisario Hernández, todos ellos residentes
en Miami”. De acuerdo con este autor dicha reunión “tuvo
pleno éxito”, los militares se comprometían a provocar una
inmediata sublevación en Columbia mientras que la aviación
dominicana daría una apropiada cobertura a la asonada golpista. Trujillo proveería todo el dinero necesario, que se calculaba en cinco millones de pesos, y se encontraba tan seguro de
su victoria que llegó a redactar un proyecto de gobierno para
Cuba.127 Este plan de Trujillo contra Cuba se combinaba con
otro paralelo dirigido contra Venezuela, este último se debía
ejecutar en noviembre de ese año. Almoina reconocía que en
esos momentos “Trujillo está viviendo desde hace un año una
crisis psicopática agudísima […] ¿Quién será capaz de prever
adónde puede ir un loco desatado y sin freno cuando se obsesione con convertirse en el Señor del Caribe, en dictar leyes a
gobiernos y decretos a cancillerías?”.128
José Almoina: Ob. cit., pp. 202-209.
Ibídem.
127
128
Relaciones cubano-dominicanas...
131
Los comunistas entrarían en una etapa crítica azotados por
las calumnias y persecuciones del régimen al que pretendieron
arrancarle apreciadas reivindicaciones para la clase obrera. La
conmoción generada por los dos mítines públicos dirigidos a
aplicar “la lucha de masas” provocó que Marrero Aristy regresara a La Habana para parlamentar con los líderes del PSP
cubano, con ellos se quejó de que los comunistas dominicanos
“no tenían experiencia” por lo que Trujillo no estaba satisfecho con el pacto. Los comunistas dominicanos fueron perdiendo protagonismo, toda vez que tuvieron que replegarse
ante la represión desatada contra ellos; en todo caso podemos
referir que su actuación preparo el camino para que el pueblo
dominicano asumiera que contra Trujillo no valían soluciones
pacíficas negociadas. En general, operaron con buenas intenciones, y lo más importante, no se asimilaron al aparato político del régimen, si bien es cierto que el tema todavía ofrece
muchas aristas de análisis. Un saldo de su gestión lo ofreció el
diario venezolano de corte comunista El Popular de 27 de septiembre de ese año en un artículo firmado por Akuiss Nazoa:
“Los comunistas dominicanos han sido los primeros en someter el caso Trujillo a la discusión pública dentro de su propio
país y hasta los más intransigentes han reconocido lo saludable
y positivo de esta discusión”.129
Por otro lado, el periódico Últimas Noticias de Caracas el 13
de septiembre reflejaría un criterio certero de Ramón de Lara
sobre los comunistas dominicanos, este declaraba: “Yo tengo
una absoluta confianza en los elementos que han tomado esta
iniciativa que como Ramoncito Grullón, Pericles Franco y
‘Chito’ Henríquez son personas incapaces de venderse a Trujillo […] Yo no pienso que ellos hayan hecho ninguna clase de
concesiones vergonzosas. Si logran establecer en la República
Dominicana un partido que actúe con plena libertad, habrán
prestado un servicio a la democracia”.130
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 66.
Ibídem.
129
130
132
Jorge Renato Ibarra Guitart
La situación de represión general que se había conformado,
unida al cierre efectivo de opciones para producir reformas
al interior del régimen trujillista, condujeron a un encuentro
de las máximas autoridades dominicanas con George Butler,
embajador norteamericano en Ciudad Trujillo. En una primera reunión de este último con el canciller dominicano se
planteó la necesidad de una entrevista directa con Trujillo
para establecer criterios comunes en torno a las relaciones
bilaterales y a la situación interna dominicana. Butler hizo
advertencias para que la dictadura volviera sobre sus pasos y
recapacitara; en el memorando que el mismo redactó indicaba: “Le dije que no tenía nada específico que solicitar, que
deseaba explicar a Trujillo que mi gobierno está dispuesto a
cooperar dentro de los límites del sistema Inter-americano,
tal cual fuera resumido por el presidente Truman en su discurso del Día Panamericano pero que también el gobierno
y el pueblo de los Estados Unidos sentían mayor simpatía y
tenían mayores deseos de cooperar con los gobiernos y países
que tenían un gobierno que descansa en el consentimiento
expreso de los gobernados”.131
Si bien el episodio represivo contra los comunistas no motivó una declaración pública de las autoridades norteamericanas, fue preciso reexaminar las relaciones domínico-estadounidenses. En la época ciertamente abundaban las disposiciones,
discursos y convocatorias lanzadas al aire o escritas en blanco y
negro pero en la práctica eran desconocidas por los dictadores
de América. Al fin y al cabo, los discursos del secretario de
Estado Byrnes de octubre de 1945 y el del presidente Truman
en el Día Panamericano de 1946,132 resultaban eludidos por los
Memorando de George Butler de 29 de octubre de 1946, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 395.
132
Palabras de Byrnes ante el forum del Herald Tribune el 31 de octubre
de 1945: “La política de no intervención en los asuntos domésticos no
significa apoyo de una tiranía local. La intención de nuestra política es
proteger el derecho de nuestros vecinos de desarrollar su libertad propia
131
Relaciones cubano-dominicanas...
133
cabilderos del propio Trujillo, quienes lograban más de un favor de la Casa Blanca. Trujillo y su canciller fueron llamados a
consultas por el subordinado directo de Braden en República
Dominicana, el embajador Butler. En el despacho de este último, se resume lo tratado en la reunión sostenida: “El Presidente Trujillo, mostrando fuertes emociones, se sentó en el borde
de su silla y declaró que él y su gobierno están sumamente
heridos por el tratamiento que han estado recibiendo de los
Estados Unidos […] Sostuvo que lo habían tratado como a un
Hitler o a un Mussolini […]. Se refirió al Aide-Memoire de diciembre del pasado año como evidencia de una crítica injusta
hacia él y su administración de parte del Departamento desde
que el Señor Braden asumió el cargo de Subsecretario”.133
Butler procuró detener los arrestos de Trujillo aclarándole
que “su crítica no estaba totalmente justificada” e indicándole que no existía una política discriminatoria hacia República
Dominicana ya que ellos “simplemente aplicaban una política
general”. El embajador le insistió a Trujillo que resultaba necesario dar cumplimiento a las disposiciones de respeto a los
derechos democráticos que eran parte del sistema interamericano y así de repente Trujillo comentó que más que firmar
convenios lo que se necesitaba era “concentrarse en la acción”.
En ese sentido reclamó que era preciso que el Departamento
de Estado “aprobara la venta de una lancha de desembarco a
la Republica Dominicana”. Esa demanda estaba en concordancia con el objetivo de Trujillo de continuar reprimiendo a su
a su manera. No está diseñada para que puedan complot en contra de la
libertad de otros”.
Palabras del presidente Truman en el Día Panamericano, 1946: “Los
pueblos de las Américas tienen el derecho a esperar que el sistema panamericano demuestre su validez por medio de la promoción de esas
libertades y principios que la palabra ‘democracia’ implica para ellos.
La solidaridad panamericana debe probar que verdaderamente es un
baluarte de paz democrática”.
133
Memorando de Butler de 30 de octubre de 1946, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo I (1946), pp. 399-400.
134
Jorge Renato Ibarra Guitart
pueblo y conspirar contra Cuba y Venezuela. Butler rechazó la
demanda del presidente pues entendía que la misma podría
“retrasar el progreso hacia un gobierno popular, civil y democrático”. De momento Butler pareció construir castillos de arena cuando le hizo esta sugerencia al dictador: “Le expresé mi
creencia personal que es necesario que en muchas repúblicas
americanas se cree un grupo importante de personas con espíritu cívico que puedan ser suficientemente independientes,
tanto económica como políticamente, para proveer el núcleo
de un gobierno ordenado y democrático”. La entrevista concluyó con esta sentencia irónica de tono pesimista expresada
por Trujillo: “Aún somos sus amigos aunque somos sus amigos
maltratados”.134
Butler, un consecuente seguidor de las ideas de Braden
hasta donde la realidad lo permitía, no se conformó con los
resultados de esta entrevista. Estaba consciente de que Trujillo continuaría apelando a represalias totalitarias e intervino
ante la Cámara Americana de Comercio donde sugirió dar
cumplimiento a lo indicado por Truman en su discurso del
Día de las Américas. También les propuso a los hombres de
negocios norteamericanos no intervenir en los asuntos internos dominicanos; en particular retomó muchos de los criterios anteriormente expresados por Braden de defensa de las
ideas democráticas. Resultó otro discurso más destinado al
inventario de declaraciones generales que no iban al grano
en el asunto de terminar de poner al desnudo la naturaleza criminal del régimen trujillista y llamarla por su nombre.
También sirvió para alentar entre los exilados la ilusión que
algunos tenían de que Washington les haría el trabajo de despojarse de la dictadura o que eventualmente pudieran ser sus
aliados.135
Ibídem, p. 401.
Discurso embajador George Butler ante Cámara Americana del Comercio, 1 de noviembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946),
pp. 406-407.
134
135
Relaciones cubano-dominicanas...
135
Por esos días Bohemia publicaba un artículo de Ray Josephs
tomado de la revista norteamericana Tomorrow , el mismo daba
aliento a las tesis de Braden y reconocía que “la lucha entre democracia y dictadura en la América Latina no ha terminado con
el fin de la guerra. No ha hecho más que comenzar”. Concluía
que si en el resto del continente se empleara la misma fórmula
que Braden como embajador aplicó en Cuba, “impidiendo la
ayuda e interferencia” de los intereses norteamericanos en las
contiendas públicas internas, se podría esperar resultados halagadores.136 En realidad comparaba casos bien diferentes en
cuanto a condiciones domésticas, por ejemplo, en República
Dominicana quedaba demostrado que para derrocar a Trujillo
hacía falta algo más que sostener la falsa neutralidad de la que
se vanagloriaban los Estados Unidos.
El embajador del imperio George Butler, que conocía bien
la realidad dominicana, estaba consciente de que era preciso
aplicar a fondo la llamada neutralidad para paralizar el impulso
agresivo del Generalísimo, entendía que “el Presidente Trujillo
no puede hacer concesiones sustanciales a nuestro concepto
de democracia y mantenerse en el poder. Hay poca evidencia
que indique que él está dispuesto a abandonar el poder”. Por
ello sugirió medidas dirigidas a cortar la ayuda y tomar distancia del gobierno dominicano, señalaba que “tenemos que
tratar con personas que tienen un historial que una persona
decente sentiría repugnancia de asociarse con ellas”, aunque
reconocía que “tenemos que tratarlas hasta cierto punto bajo
las condiciones imperantes en la República Dominicana”.137
Bohemia, año 38, no. 44, pp. 14, 74, 77 y 80, 3 de noviembre de 1946.
Informe de George Butler, 18 de noviembre de 1946, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), pp. 421-422.
136
137
136
Jorge Renato Ibarra Guitart
Planes de la emigración revolucionaria, falsa alarma y
complots trujillistas
El 12 de octubre de 1946, para dar paso a una nueva etapa en la batalla contra el Trujillato y en abierto desafío a las
dictaduras de América, Manolo Castro, como presidente de la
FEU, envió telegramas a los tiranos Trujillo, Somoza y Carías
para exigir el fin de sus regímenes de fuerza. En el caso particular de Trujillo, el telegrama de Manolo Castro decía: “En
fecha doce de octubre, Federación Estudiantil Universitaria
de Cuba, exige, renuncia inmediata del poder que retiene, a
espaldas del decoro humano”.138 Evidentemente estos telegramas eran una especie de ultimátum a estos gobiernos para que
cesaran en sus prerrogativas de poder lo antes posible. ¿Qué
habría detrás de estas demandas extremas? Es posible que para
la fecha, por alguna vía, ya en Cuba se conocieran los planes
de golpe de Estado que desde hacía mucho tiempo fomentaba
Trujillo, los cuales se activaron en el propio mes de octubre.
Anteriormente –como hemos indicado– la emigración que
abrazaba la línea insurreccional estaba preparando acciones
para derrocar a Trujillo; las dimensiones y el carácter de las
mismas todavía no estaban precisos. A nuestro entender había
más deseos que planes concluidos; ciertamente se habían dado
algunos pasos para asegurar armas, alguna logística, divulgación de proclamas y búsqueda de la unidad pero en la práctica
no estaban dadas las condiciones para producir acciones de
envergadura militar que condujeran al fin de la dictadura.139
Archivo Nacional de Cuba. Fondo 176 (Chibás, no. 176, legajo 2, folio 10.
Según Bernardo Vega los exilados para esa fecha habían comprado tres
lanchas norteamericanas de desembarco, no dos buques canadienses, y
los aviones que poseían no eran del tipo B-18. Juan Bosch indica que se
habían comprado los aviones siguientes: un Douglas DC-3, un Cessna y
un AT-13, que los había comprado con el dinero que le dio Ellie Lescot,
ex mandatario haitiano. Bosch refirió que Rómulo Betancourt no le dio
ningún dinero. En Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 435.
138
139
Relaciones cubano-dominicanas...
137
Por esos días se conoció que Ángel Morales, Juan Bosch y Juan
Rodríguez habían llegado a un acuerdo de unidad y que tenían el apoyo moral de los gobiernos cubano y venezolano.
Con relación al gobierno norteamericano los exilados, según
el criterio de Angel Morales, esperaban que “continuaran la
política de relaciones diplomáticas correctas pero distanciadas
con el régimen de Trujillo, como fueron iniciadas por el embajador Briggs”.140
C. M. Lamarche, uno de los líderes del exilio dominicano en
Caracas, a nuestro parecer un tanto perturbado por las noticias
que recibía, le informó al Departamento de Estado que “los
planes para derrocar al Presidente Trujillo están muy avanzados y que el movimiento armado puede comenzar en cualquier
momento dentro de los siguientes dos meses”. Lamarche indicó que él tendría la misión de lograr el reconocimiento oficial
de Washington toda vez que Trujillo fuera derrocado, también
añadió que Ángel Morales podría ser el próximo presidente.
Entendía que Juan Bosch, a quien calificaba como “egoísta,
superficial excitador del populacho”, sería relegado “al cargo
de menor importancia que se merece”.141
En este caso la tendencia ideológicamente más conservadora del exilio, comandada por Ángel Morales, no podía dar un
paso sin comunicarlo a Washington, esperando su visto bueno.
También resultaba peregrino que se le confiaran a los procónsules del imperio hasta los más mínimos detalles, ello podría
generar cierta aprensión y al propio tiempo que se filtraran
noticias alarmantes al régimen trujillista.
En el propio mes de noviembre, tuvo lugar el encuentro de
Viriato Fiallo, líder de la oposición interna, con el embajador
norteamericano George Butler. En dicha reunión, Fiallo advir Memorando de conversación con Ángel Morales, Departamento de Estado, 17 de octubre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946),
pp. 374-375.
141
Informe de Frank P. Corrigan, embajador de EE.UU. en Caracas, 21 de
noviembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 422-423.
140
138
Jorge Renato Ibarra Guitart
tió sobre la posibilidad de que en los próximos días tuvieran
lugar “disturbios políticos graves” y demandó que “la influencia de los Estados Unidos podría ser utilizada oportunamente
para mitigar las medidas represivas que el gobierno de Trujillo
podría tomar antes o después de una posible acción de parte
de la oposición”. En ese caso Butler reafirmó la política norteamericana de no intervención. Pero, en el informe que hizo
al Departamento de Estado, advirtió se debían considerar medidas a tomar en el caso de que tuvieran lugar disturbios en
República Dominicana. En ese sentido estimaba que “no estaría
de acuerdo con nuestros principios el ignorar una supresión
brutal de las libertades civiles y de los derechos individuales”.
Aunque en verdad Butler percibió que Fiallo se refería más bien
a ciertos disturbios que se podrían generar y no que estos pudieran conducir al derrocamiento de Trujillo mediante una revolución exitosa. Concluía Butler sugiriendo que se tomara en
cuenta la posibilidad de convocar a los países de las Américas a
“una acción multilateral que bien podría conducir a la opinión
inter-americana a tener cierta influencia sobre la situación si se
desarrolla una crisis o la violencia en la República Dominicana”.
El embajador también barajó la posibilidad de dar a conocer
una declaración pública contra Trujillo pero ninguna de las dos
alternativas fue aprobada por las instancias superiores. 142
En ese propio mes de noviembre se divulgó en las esferas diplomáticas un reporte de inteligencia que hizo circular el régimen trujillista. Obtenido por un espía infiltrado, el documento
exageraba sobremanera los preparativos que los exilados dominicanos llevaban a efecto. Al sobrestimar estos planes de los
emigrados, se lanzaba una cortina de humo sobre las verdaderas
intenciones de contingencia militar previstas por Trujillo contra
Cuba y Venezuela. El informe comenzaba por admitir que se
estaba preparando una expedición para invadir la República
Memorando conversación con Viriato Fiallo, 22 de noviembre de 1946,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 424-426.
142
Relaciones cubano-dominicanas...
139
Dominicana con el apoyo logístico de los gobiernos de Venezuela, Cuba y Haití,143 asimismo añadía que los conspiradores
contaban con dos barcos adquiridos en Canadá y tres aviones
B-18 para apoyar todo un desembarco. A ello agregaban que
existía una conjura dentro del ejército dominicano y que se debía estrechar la vigilancia sobre la frontera de Haití.144
No obstante los diplomáticos estadounidenses comenzaron
a negar crédito a la naturaleza de ese informe. El embajador
Norweb, destacado en La Habana, entendía que aunque la
mayoría de los exilados dominicanos en esa capital apoyaban
una acción violenta estos todavía carecían de una organización
eficiente como para tener éxito y concluía afirmando que no
había podido confirmar ninguno de los extremos del informe
dominicano y que: “Es poco probable que los arreglos para
usar Cuba como base de ataque aéreo […] puedan llevarse a
cabo sin que esta embajada se enterara de algo de ello”.145
Otra negativa a las falsedades echadas a rodar por el informe
trujillista se recoge en el informe del embajador norteamericano en Haití, quien recogió datos de una entrevista sostenida
por su agregado militar con el general haitiano Lavaud, en la
cual le manifestó que “en su opinión el rumor fue iniciado por
Trujillo como una maniobra para justificar la eliminación de
sus opositores políticos dentro de la República Dominicana”.
De este informe resultan muy importantes las apreciaciones
del presidente haitiano Estimé, referidas a la necesidad de que
los Estados Unidos evitaran a toda costa un posible desembarco que los exilados pudieran realizar en su país, al respecto
indicaba que en ese caso el territorio haitiano sería atacado
por fuerzas dominicanas. En esas circunstancias Estimé co Según Juan Bosch no era cierto eso, no se robaron armas del Ejército
y la Marina de Guerra cubanas. Venezuela ni siquiera dio dinero. Ver
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 438-439.
144
Mu-Kien Adriana Sang: La política exterior…, tomo II, pp. 593-594.
145
Telegrama de Norweb, 30 de noviembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo I (1946), p. 441.
143
140
Jorge Renato Ibarra Guitart
locaba a los Estados Unidos como garante para impedir una
guerra entre Haití y la República Dominicana. Por otro lado,
el mandatario haitiano aseguró que ellos no aceptarían que su
nación se convirtiera en una base de operaciones contra sus
vecinos dominicanos.146
Otro informe de George Butler desde Ciudad Trujillo indicaba que la mayoría de los embajadores latinoamericanos en
esa capital consideraban exagerado el informe de inteligencia
que el gobierno dominicano circuló entre ellos, incluido el
embajador brasilero, uno de sus aliados. El representante cubano negó participación alguna de su gobierno en la pretendida conspiración.147
Como Butler había sugerido retomar la propuesta de una
acción multilateral de los países del continente americano
contra los abusos de Trujillo, el caso fue retomado por enésima
vez por el Departamento de Estado y de nuevo rechazado, una
consideración al respecto la hizo uno de sus expertos, John C.
Dreier: “Actualmente no existe ninguna disposición en pro de
la acción multilateral de las repúblicas americanas para defender los derechos humanos […] la doctrina de no- intervención
tiene tal influencia sobre el pensamiento de los latinoamericanos que tengo confianza que nada resultará de tal consulta
que no sea una expresión piadosa de esperanzas de que los
dominicanos se comporten como muchachos buenos”.148
Cuando ya se estaban despejando las dudas sobre la falsedad
de muchos de los contenidos del informe de inteligencia del
gobierno dominicano, la dictadura recurrió a una artimaña
para involucrar a los comunistas. A los del PSP dominicano,
quienes habían optado por la línea pacífica de lucha, se les
Informe Embajada de EE.UU. en Haití, 1 de diciembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 445-446.
147
Telegrama de Butler, 2 de diciembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo I (1946), pp. 446-447.
148
Informe de John C. Dreier al Departamento de Estado, 3 de diciembre
de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 448.
146
Relaciones cubano-dominicanas...
141
vinculó con los exilados de tendencia insurreccional para ello
se valieron del parentesco entre miembros de la familia Henríquez. En este caso simularon que Alberto Chito Henríquez,
miembro del PSP dominicano radicado en Santo Domingo, le
había enviado un cable a su primo Enrique Cotubanamá Henríquez, de la corriente insurreccional que residía en Cuba,
cuyo texto era: “Dime si Max llegó a esa. Estamos listos para
secundar planes día 5”. Fue una treta del gobierno que resultó
denunciada por los miembros del PSP en Dominicana y por el
propio Cotubanamá en Cuba. El PSP dominicano en un volante que hizo circular estableció que el falso mensaje fue llevado
a All-American Cables por un mensajero de la Secretaria de la
Presidencia y confirmó que su táctica continuaba siendo de
lucha organizada de masas por medios legales por lo que le solicitaba a la policía tomara todas las medidas necesarias “para
mantener los avances democráticos recientemente conquistados en la República Dominicana”.149 En diciembre de ese año
el PSP dominicano y la Juventud Democrática darían a conocer declaraciones donde niegan cualquier vínculo con planes
de expedición armada alguna.150
Entretanto, Enrique Cotubanama Henríquez confirmaba a
la prensa cubana que se había dirigido a la compañía norteamericana que envió el cable y allí le habían confirmado que
el mismo había salido desde Santo Domingo. Cotubanama señalaba lo siguiente:
He podido comprobar […] que existe además gran posibilidad de que Trujillo intente desencadenar la matanza y el
terror como medio de consolidarse, por lo cual es posible
que hagan una pantomima de desembarco, un simulacro
de revolución.
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 454-456.
Memorando Departamento de Estado, 30 de diciembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 475.
149
150
142
Jorge Renato Ibarra Guitart
Los miembros del PSP hacen responsables de esta maniobra a los reaccionarios de Santo Domingo, sin acusar a
Trujillo, alegando que carecen de pruebas para inculparlo
personalmente. Esto se debe a una conveniencia de estos
compañeros; pero yo que no pertenezco a ese partido, no
tengo confirmación alguna. Acuso a Trujillo de cualquier
maniobra de provocación o revolución que pueda intentarse contra los revolucionarios.
Federico Fiallo, Jefe del Estado Mayor, Arturo Logroño
y Paíno Pichardo, Secretario de la Presidencia, aunque son
los brazos fuertes de la tiranía de Trujillo no se atreverían a
dar un paso semejante sin el consentimiento de Trujillo.151
Por un momento la dictadura sintió que sus mentiras naufragaban y divulgó una nota de la Legación dominicana en La Habana donde reconocía que las investigaciones llevadas a efecto
por el informe de su agente no habían sido confirmadas.152
Sin embargo, a los pocos días volvían a sus andadas y continuaban inventando historias, en este caso se trataba de la
adquisición por los exilados de un avión en Puerto Rico y
de un buque de 40 toneladas llamado Corsario. Lo más notorio fue que el embajador Butler, quien había lanzado tantos
descalificativos contra el régimen trujillista, participó en una
movilización de los agentes de inteligencia norteamericanos
para definir si eran ciertos esos informes. Hubo intercambio
de información entre los órganos de inteligencia dominicanos
y norteamericanos, y según Butler: “A petición del Secretario
de Relaciones Exteriores le di el Memorandum secreto sobre
estos puntos”.153 El déspota odiado y maltratado en el discurso
Repuesta en la CMQ de Enrique C. Henríquez, 4 de diciembre de 1946,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 468-469.
152
Informe de George Butler con canciller dominicano, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1946), p. 459.
153
Informe de George Butler al secretario de Estado, 5 de diciembre de
1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), p. 463.
151
Relaciones cubano-dominicanas...
143
oficial de los “demócratas” estadounidenses era defendido por
el bien de los intereses de hegemonía imperialista en la región
del Caribe. Ese era el doble rasero real de los imperialistas
yankees.
El 9 de diciembre el Departamento de Estado confirmaba que “ninguna evidencia del movimiento armado ha sido
descubierta”.154 Pero Trujillo continuaba instrumentando maquinaciones de todo género, una de las últimas de esta temporada fue la de afirmar que “un barco ruso que supuestamente
salió de Venezuela con cargamento de papel pero que realmente lleva un cargamento de armas valuada en un millón de
dólares”. Esta información la hizo llegar el canciller dominicano en forma secreta a los embajadores estadounidense y británico en Ciudad Trujillo. Pero después de haber comprobado
tantos embustes anteriores de Trujillo, Butler señalaría en su
informe al Departamento de Estado: “Me quedó una fuerte
impresión de que [el canciller dominicano] estaba actuando
bajo órdenes de Trujillo en un esfuerzo de aliar a este último con los Estados Unidos y Gran Bretaña en contra de una
supuesta amenaza comunista”.155 En realidad el “Benefactor”
procuraba desviar la atención de la conspiración que él mismo
impulsaba para derrocar al gobierno venezolano.
En noviembre el plan trujillista de golpe de Estado conjunto
contra Venezuela y Cuba presentó no pocas dificultades. La
asonada contra Betancourt fracasó y ello también influyó en
que se debilitase el proyecto para derribar a Grau. Al propio
tiempo los oficiales cubanos complotados, casi todos en el
exilio, no pudieron garantizar un compromiso adecuado de
parte de los militares activos en Columbia. Todo ello hizo que
el plan se aplazara. No obstante, Trujillo llevó a efecto el movimiento de sus buques de guerra en el Caribe así como algunas
Memorando, Departamento de Estado, 9 de diciembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 469-470.
155
Telegrama de George Butler, 16 de diciembre de 1946, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 471-472.
154
144
Jorge Renato Ibarra Guitart
operaciones secretas de compra de armas. Almoina aseguraba
que “el Jefe” realizaba ingentes gestiones en México para adquirir armas, “las quiere para apertrecharse en su manía de
grandezas, en su obsesión de atacar Cuba”.156
En los Estados Unidos el Generalísimo ordenaría compras
clandestinas de armas a través de la United Machinery Company, de Dayton, Ohio; así como de aviones de guerra excedentes por intermedio de la Dominican World Airways A razón de
estas operaciones de contrabando el embajador Butler se encontraba preocupado por que Trujillo emprendiera el ataque
contra Venezuela y pensaba que el Departamento de Estado no
podía confiar en que todo lo podría resolver la acción diplomática dentro del sistema interamericano ya que según su parecer
“no estamos tratando con seres humanos normales ni circunstancias normales”, y concluía que sería pertinente se emitiera
una declaración pública sobre el tema de las ventas ilegales de
armas.
Al propio tiempo, Trujillo hizo algunos despliegues de
sus tropas en el Caribe para hacer demostraciones de fuerza
ante sus rivales. Como parte del complot contra Venezuela,
en noviembre uno de sus aviones sobrevoló Caracas en tono
amenazante.157 Posteriormente una corbeta de guerra dominicana, que había sido reportada a los norteamericanos como
“completamente desmilitarizada”, insospechadamente salió a
la mar con tropas a bordo sin un rumbo específico. La nave
estaba escoltada por aviones apertrechados de municiones y se
verificó realizaron prácticas. Bernardo Vega vincula esta operación a un probable simulacro de guerra contra Cuba como
parte del complot contra Grau.158
En vista de que todas esas operaciones amenazaban la paz
del Caribe y considerando la explotación de que era objeto el
José Almoina: Ob. cit., p. 227.
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 430-431.
158
Informe Butler al secretario de Estado, 5 de diciembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1946), pp. 461-462.
156
157
Relaciones cubano-dominicanas...
145
pueblo dominicano por la férrea dictadura que lo gobernaba,
los exilados dominicanos de línea insurreccional apoyados por
otros patriotas de la región se dieron a la tarea de terminar de
una vez por todas con ese régimen de oprobio. A esos efectos
se comenzaron a adquirir los primeros armamentos clandestinos en los Estados Unidos. La Asociación Reivindicadora Dominicana en el exilio, por intermedio de José Antonio Bonilla
Artiles, se hizo de un lote importante de armas en el área de
New York y llevó a efecto gestiones para conseguir dos o tres
barcos destinados a una expedición armada. Serían estas las
primeras armas del lote que se destinó a la empresa de Cayo
Confites; los norteamericanos de primer momento supieron
de esta operación pero no la informaron a Trujillo aunque
tampoco pudieron impedirla.159
Informe al FBI, 27 de diciembre de 1946, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo I (1946), p. 488.
159
Capítulo iii
Tras la espada de la libertad
Embestida trujillista
El año 1947 comenzaría con una despiadada represión interna en la República Dominicana y un incremento de los planes de subversión del trujillato contra los gobiernos vecinos
que eran sus adversarios. En ese primer aspecto, cabe destacar la oleada de violencia dirigida contra el PSP y la Juventud
Democrática dominicanos en violación a los arreglos pactados
con esas organizaciones políticas, las que todavía actuaban en
la legalidad. Después de los dos grandes mítines en Ciudad
Trujillo, el último de los cuales demostraría la intolerancia del
régimen, tendría lugar una nueva manifestación de relieve en
La Vega, donde un grupo de tipo paramilitar llamado Cuerpo
de Veteranos, agredió a la manifestación pacífica y apresó a un
buen número de militantes de la Juventud Democrática.
En virtud de estas y otras tropelías criminales de la dictadura, el PSP dio a conocer diversos comunicados en los cuales
finalmente responsabilizaba a Trujillo por la situación que
atravesaba el país, los mismos se divulgaron en los periódicos
venezolanos Noticias, de 31 de diciembre de 1946, Últimas Noticias de 2 de enero, y El Popular, de 7 de enero. En el primero de estos se daba a conocer un cable del Comité Ejecutivo
Nacional del PSP que rezaba: “Desde hace varios días existe
– 147 –
148
Jorge Renato Ibarra Guitart
en escala nacional una difícil situación política creada por los
constantes atropellos contra el PSP y la Juventud Democrática
[…]. En la capital de la República no han cesado las persecuciones y encarcelamientos […]. Los organismos de base del
PSP están siendo destruidos por agentes del gobierno”.1 En
Últimas noticias se reproducía un telegrama de miembros del
PSP dominicano, donde denunciaban la desaparición de Israel Rodríguez, así como las golpizas y asesinatos infringidos
a varios de sus militantes, resultado de lo cual habían muerto
Joaquín Herrera e Hipólito Rodríguez, este último asesinado
de “dos puñaladas mientras vendía El Popular.2 Precisamente
en este diario se informaba que el régimen estaba siguiendo
procesos judiciales a miembros y dirigentes del PSP, a los que
se les acusaba de vagos y ladrones comunes; se agregaba que
en La Romana fuerzas del orden habían reemplazado a los
dirigentes sindicales electos entre los trabajadores por “espías
a sueldo del gobierno”.3
Por otro lado José A. Bonilla Atiles, secretario general de
A.R.D.E (Asociación Reivindicadora Dominicana del Exilio),
utilizaría las propias páginas del diario La Nación para denunciar otro de los planes siniestros de Trujillo. El mismo
estaba destinado a simular que en ese momento tenía lugar
una revolución armada para así justificar la erradicación de
la oposición interna. La fuente original de información de la
denuncia de Bonilla provenía del periódico del PSP cubano
Hoy; cabe señalar que las denuncias de importantes dirigentes
sindicales cubanos aparecieron en la propia prensa oficialista
dominicana. Los principales rotativos dominicanos ofrecieron
titulares a las declaraciones de Lázaro Peña en el sentido de
que era precisa “la solidaridad vigilante y agresiva entre la CTC
1
2
3
Bernardo Vega: Los Estados Unidos y Trujillo.. Colección de documentos del
Departamento de Estado y de las fuerzas armadas norteamericanas. Año 1947.
Tomo I, Fundación Cultura Dominicana, Santo Domingo, 1987, p. 491.
Ibídem, pp. 259-260.
Ibídem, pp. 260-262.
Relaciones cubano-dominicanas...
149
y la CTD en su lucha por parar la ofensiva fascista de los reaccionarios dominicanos”, el propio Lázaro Peña protestaría por
el asesinato del líder dominicano de los trabajadores azucareros Luis Espinosa.4
En tanto otro de los líderes de la oposición interna dominicana, Viriato Fiallo, de la Unión Patriótica Revolucionaria,
concordaba con esas mismas denuncias. Dicho dirigente se
reuniría con el embajador estadounidense Butler para hacerle
saber la embestida de los órganos de represión de la dictadura. Según el informe del diplomático a sus superiores, Fiallo
“enfatizó el hecho de que la oposición está impotente debido
a que no le es permitido libertad de prensa, de radio o de
películas cinematográficas”, al propio tiempo el líder opositor
le aseguró que “las represalias y persecuciones políticas son
generalizadas y de una severidad creciente”.5
Respecto a la escalada de agresiones de Trujillo contra los
países rivales, podemos decir que las mismas mantuvieron su
marcha impetuosa, aunque por esos días sufrirían un duro
revés. Desde enero el Departamento de Estado estaba preocupado por que pudieran salir desde territorio norteamericano
“expediciones filibusteras” de exilados revolucionarios hacia
países de la región centroamericana y caribeña. Esas pesquisas
dirigidas a detectar las acciones de los grupos revolucionarios
les permitieron descubrir que los trajines conspirativos de mayor relieve eran los del sátrapa Trujillo. El “filibustero” mayor
era un presidente reconocido oficialmente por Washington,
por esa fecha se descubren sus complots contra los gobiernos
de Cuba y Venezuela, cuyo centro de operaciones estaba en los
propios Estados Unidos. Asimismo se conoce que los exilados
dominicanos habían adquirido un primer lote de armas, el
mismo al que nos hemos referido con anterioridad. La conspi
4
5
Ibídem, pp. 279-280.
Informe George Butler, 29 de enero de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo I (1947), pp. 279-280.
150
Jorge Renato Ibarra Guitart
ración trujillista contra el gobierno de Rómulo Betancourt se
revela al encontrarse un importante alijo de armamentos en
casa de un señor de apellido Eisenhart. En tanto se corrió el
velo al complot que fraguaban los grupos de ex oficiales batistianos en combinación con Trujillo cuando un embarque de
armas es sorprendido en New Orleans. Dicha asonada golpista
fue dada a conocer, a la prensa cubana, por Grau, momento
en que aprovechó para criticar duro a los conspiradores del
antiguo régimen militarista de Batista pues entendía que estos
tenían el propósito de “introducirse en Cuba para robar sin
limitaciones”. El Presidente cubano denunció que los asesores
de Trujillo en el complot contra Cuba y Venezuela eran Arsenio Ortiz y Crespo.6 Las armas encontradas en New Orleans,
contrabandeadas por Leland Johnston, incluían cuatro aviones P-38, lanchas de desembarco y armas de diverso calibre,
incluyendo bombas también. Entre los oficiales involucrados
se encontraban Tabernilla, Faget, Benítez, así como Eugenio
de Sosa.
En tanto el 13 de marzo de 1947 el diario venezolano El
Nacional reveló que en la finca La Cahobera, en República Dominicana, se encontraba una fábrica clandestina de bombas y
granadas, apoyada por el jefe de Estado Mayor dominicano,
general Fiallo. El armamento allí producido estaba destinado
a derrocar al gobierno venezolano por medio de un plan dirigido por el general López Contreras y sus acompañantes.7
Otra operación de trasiego de armas impulsada por el régimen
trujillista fue descubierta en los Estados Unidos, cuando se determinó que a través de John Yandell, antiguo administrador
de la compañía de aviación dominicana, se hicieron gestiones
para la adquisición de aviones B-14 y P-38 de guerra con destino a Ciudad Trujillo. En el informe de la división de municiones norteamericana a cargo de la pesquisa, se estableció lo si
6
7
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 355.
Ibídem.
Relaciones cubano-dominicanas...
151
guiente: “Que no se han emitido licencias para la exportación
de dichos aviones para ningún punto en el Caribe ni áreas
adyacentes. Si los aviones antes mencionados fueron volados
desde los Estados Unidos esto, aparentemente, fue hecho de
manera ilegal y no hay disponible ningún registro acerca de
esto”.8 Quiere decir que Trujillo había decidido actuar como
un contrabandista de armas más y violar el Aide-Memoire que
impedía el suministro de armas a su gobierno.9
Mientras Trujillo burlaba los dispositivos de seguridad norteamericanos para el control de sus propias armas, en Washington se daba una terrible paradoja dentro de los sectores
de poder. Byrnes, el secretario de Estado norteamericano, solicitaba a la Secretaria de Relaciones Exteriores dominicana que
“en el caso de que tengan cualesquiera evidencias concretas
de que estén planeando expediciones revolucionarias en los
Estados Unidos […] estaría agradecido de recibir dichas informaciones para tomar la acción apropiada”.10
Por otro lado el “Generalísimo” persistió en penetrar a los
gobiernos que eran sus enemigos políticos encarnizados; en
Cuba aprovechó la misión diplomática que le servía para colocar a un nuevo agente dedicado a las conspiraciones. En este
caso se trataba del capitán Augusto Ferrando Gómez,11 enviado
Informe de Jack Neal, jefe de División de Relación de Actividades extranjeras a Edgar Hoover, director de Agencia Federal de Investigaciones
(FBI), 27 de marzo de 1947, Ibídem, p. 359.
9
En una investigación posterior, se determinó que “los dos P-38 fueron
transportados por George Stamets, antiguo oficial de la Marina de la Misión Naval aquí, ahora consejero técnico de la Fuerza Área Dominicana”,
Informe de Adams al secretario de Estado, Ciudad Trujillo, 31 de marzo
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 363.
10
Informe de Byrnes al oficial encargado de la Misión americana en Ciudad Trujillo, 13 de marzo de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1947), pp. 353-354.
11
El capitán Augusto Ferrando Gómez proyectó y estuvo a punto de realizar el asesinato del presidente haitiano Lescot pero debió huir precipitadamente cuando la conjura fue descubierta. Por cierto, en la investigación del FBI sobre este hecho se demostró que las armas ocupadas en el
8
152
Jorge Renato Ibarra Guitart
a Cuba por Anselmo Paulino Álvarez, secretario del Interior y
la Policía. Ferrando Gómez, que fue acreditado cónsul, tenía
la misión oculta de fomentar un golpe de Estado contra el gobierno cubano así como perpetrar el asesinato del presidente
Grau.12
Artimañas de la diplomacia norteamericana
Ante esta nueva situación política en el Caribe, resultado
de la intensa represión interna en República Dominicana y
de los planes de contingencia armada en distintos países, el
embajador George Butler sugirió una respuesta diplomática
que diera coherencia a la línea política de Washington. En ese
sentido se pondría a prueba la política esbozada por Braden
de tomar distancia de las sangrientas dictaduras latinoamericanas. Butler sugirió llevar a debate interno los siguientes tópicos: el principio de acción multilateral entre las repúblicas
americanas, el comunismo en la República Dominicana y la
posibilidad de una declaración pública de la política estadounidense respecto a algunos problemas en las relaciones interamericanas. La propuesta inicialmente tuvo una acogida
favorable en el Departamento de Estado, Briggs llegó a hacer
el comentario de que estaba de acuerdo con que se diera a conocer algún tipo de comunicado de prensa. Braden también
aprobó la propuesta pero fue algo conservador en tanto entendía no era ese el momento más propicio para divulgarla. Dirigiéndose a Briggs le indicó: “Creo que George, como siempre,
dio en el clavo y estoy de acuerdo contigo que debe ser leído
pero debemos tener cuidado con el momento que elegimos.
De seguro el momento actual no es el indicado para tomar
atentado a Lescot habían sido vendidas por el gobierno de los Estados
Unidos a la República Dominicana. Ver: Archivo MINREX. Expediente
Cuba (1945-1948).
12
Archivo MINREX. Expediente Cuba (1945-1948).
Relaciones cubano-dominicanas...
153
esta acción pero tan pronto lleguemos a aguas tranquilas estaría a favor de ello”.13 Hay que recordar que Braden continuaba
ejerciendo su cargo bajo la intensa presión de quienes, en el
sistema de poder norteamericano, pretendían darles cobija a
las dictaduras. A estos señores les interesaba, más que la suerte
de estos regímenes de fuerza, la de los intereses norteamericanos protegidos por sus bayonetas. ¿Por qué se podían lanzar
declaraciones públicas contra Perón y no contra Trujillo? La
respuesta pudiera estar en que contra el “Generalísimo” había una emigración revolucionaria activa que eventualmente
podría remover los cimientos de una dictadura que llevaba el
sello de la ocupación norteamericana de principios del siglo xx.
Trujillo defendía intereses muy caros a la hegemonía estadounidense en el traspatio natural que para Washington siempre
fue el Caribe, los mismos corrían el riesgo de sucumbir ante
revoluciones radicales.
En carta respuesta de Braden a Butler el primero admitía
que la propuesta de producir una acción multilateral estaba
algo desfasada: “La ventilación de este problema entre las repúblicas americanas durante los últimos dos años ha llevado al
Departamento a creer que, en su mayoría, ellas no están aún
preparadas para aceptar este punto de vista […] el apoyo de
la misma por parte de los Estados Unidos parece haber tenido
el efecto de que muchas de ellas sospecharan y se pusieran en
guardia en contra de cualquier propuesta que pareciera que
fuera a limitar sus soberanías respectivas”.14
De manera que no era posible ninguno de los cursos indicados por Butler, ni producir una acción multilateral ni dar a
conocer una declaración oficial de condena contra las dictaduras y sus crímenes. Otra vez esta indeterminación se suplió
con un nuevo discurso mediante el cual Washington pretendía
Informe de Braden a Briggs, 22 de enero de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1947), p. 483.
14
Carta de Braden a Butler, 19 de febrero de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1947), pp. 310-311.
13
154
Jorge Renato Ibarra Guitart
lavarse las manos ante la opinión pública por su apoyo tácito a
las dictaduras. El 27 de febrero, cuando el presidente Truman
recibió al embajador dominicano Ortega Frier, señaló que
“estaba completamente convencido de que Estados Unidos
y la República Dominicana tenían la firme obligación de dar
libertades y democracias a sus pueblos y además concederle
todos los derechos humanos que son fundamentales a cada
miembro de las Naciones Unidas”.15 ¿Cómo darle tratamiento oficial a un representante de un poder que desconocía los
derechos humanos y al propio tiempo instarlo a cumplir con
las libertades que la dictadura trujillista conculcaba? Bien hipócrita la ceremonia.
El asunto se siguió debatiendo en el Departamento de Estado, en este caso un memorando interno de una reunión de 4
de marzo reflejaba los criterios esgrimidos ante las recomendaciones de Butler. En cuanto a la declaración pública, aunque ya
Truman había hecho gala de un discurso evasivo del que no se
llegó a saber una palabra en Santo Domingo, los ejecutivos del
State Department sugerían que el presidente o el secretario
de Estado hicieran un discurso en ocasión del Día Panamericano donde indirectamente aludiera a las dictaduras latinoamericanas. La declaración propuesta, aunque no especificaba el
gobierno contra el cual iba dirigido, podía constituir una manifestación del rechazo formal de los EE.UU. a las tiranías continentales: “Naturalmente es incompatible con estas políticas
el que este gobierno tome acciones que apoyen o fortalezcan
a gobiernos que no son leales en la práctica a los principios
fundamentales del sistema inter-americano y de las Naciones
Unidas”.16 Sin embargo, la declaración terminó engavetada,
no llegó a formar parte de los elegantes discursos de los altos
funcionarios norteamericanos. Llama la atención que Míster
Cable de AP sobre palabras del presidente Truman, 27 de febrero de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 329.
16
Memorando de conversación, 4 de marzo de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1947), pp. 342-343.
15
Relaciones cubano-dominicanas...
155
Wright, funcionario del Departamento de Estado que luego se
revelaría como compinche de las dictaduras latinoamericanas,
expresó lo siguiente: “[…] debemos dejar esto de lado hasta
que se presente una oportunidad favorable”. Es también muy
significativa otra nota anónima a este documento que planteaba: “Creo que nuestra posición en cuestión debe permanecer
positiva –apoyo a nuestros principios interamericanos y de las
Naciones Unidas– pero sin expresar disfavor a hacia aquellos
que en nuestra opinión no apoyan esos principios”.17
La reunión continuó su curso y en ella se ratificó el deseo
de no dar a conocer a la prensa el Aide-Memoire de 1945 y al
propio tiempo dirigir esfuerzos para el control internacional
del tráfico de armas. En el curso del encuentro, no bastó con
eludir condenas a las tiranías, se estudió la posibilidad de ofrecer “una cuota aumentada para el azúcar dominicana en el
mercado de los Estados Unidos”.18 En fin las dictaduras podrían estar de pláceme, no había por qué “expresar disfavor”
hacia las mismas.
Trujillo, un poco para cerrar el círculo diplomático que lo
protegía de posibles revueltas, acordó por esos días la firma
con Haití de un convenio de relaciones bilaterales. El pacto
ofrecía no pocas ventajas a la República Dominicana pues
disminuía la influencia de Cuba y Venezuela en la región y,
sobre todo, ofrecía la seguridad de que el territorio haitiano
no fuera utilizado para propiciar el paso de revolucionarios
dominicanos por la frontera. Haití, por su parte, lograba tener la tranquilidad de que no se desatara una guerra en sus
contornos.
Anteriormente pudimos apreciar cómo la élite política haitiana se había dirigido al Departamento de Estado norteamericano para indicarle que ellos no tenían fuerzas militares para
Consulta interna en Departamento de Estado, 6 de marzo de 1947, en
Bernardo Vega, Ob. cit., tomo I (1947), p. 349.
18
Memorando de conversación, 4 de marzo de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1947), pp. 342-344.
17
156
Jorge Renato Ibarra Guitart
hacer frente a una posible contienda bélica que fuera más allá
de las fronteras dominicanas, en virtud de ello se sometían a
la custodia de Washington. La Embajada norteamericana en
Haití llevó a efecto una indagación acerca del arreglo diplomático, y verificó que entre altos funcionarios haitianos todavía
había desconfianza hacia el régimen trujillista “debido a las
traiciones del pasado”. Para colmo de males, la delegación dominicana en las negociaciones mantuvo una postura arrogante, y Peña Batlle, quien la presidió, terminó las mismas haciendo unas manifestaciones de desprecio a sus vecinos cuando
declaró que los haitianos nunca llegarían a nada en el mundo
internacional.19 En esta especie de encuesta, el subsecretario
de Relaciones Exteriores haitiano, Joseph Dejean, admitió que
él y el presidente Estimé eran contrarios al gobierno dominicano pero que “los dólares de Trujillo” podían explicar la actitud
de un grupo de funcionarios que presionaron para producir
el convenio.20
Una de las fuentes consultadas por la Embajada estadounidense en Port-au-Principe dio a conocer que una vez que se firmó el acuerdo se llamó a consultas a La Habana al encargado
de negocios cubano, doctor. Enrique Camejo, “para discusión
y asesoramiento sobre los efectos del pacto sobre el gobierno
cubano que simpatiza abiertamente con el Partido Revolucionario Dominicano”. Aunque Dejean le aseguró a Camejo que
no habría ningún cambio en las relaciones cordiales entre
Cuba y Haití, en la práctica el informe de la Embajada estadounidense en Haití concluía lo siguiente acerca del convenio
de marras: “Contraría la influencia creciente de Cuba en la
política de Haití. Este acuerdo es un desafío directo del prestigio y liderazgo de Cuba en el Caribe. Los dominicanos sienten
Informe de embajada de EE.UU. en Haití, 31 de enero de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 323.
20
Ibídem, pp. 327-328. Dejean también se quejó de la presencia creciente
de prostitutas dominicanas en Haití, las que también ejercían como espías de Trujillo.
19
Relaciones cubano-dominicanas...
157
envidia de la fuerza y prosperidad de la República de Cuba
y han notado la consistencia con que Haití vota de la misma
manera de Cuba en las conferencias internacionales”.21
La emigración revolucionaria y el terreno movedizo en los
Estados Unidos
Como ya habíamos apuntado antes, desde principios de año
las autoridades norteamericanas estaban en antecedente de los
preparativos que los grupos de exilados llevaban a efecto con
vista a producir un operativo revolucionario; se temía que desde
los propios Estados Unidos pudieran salir “expediciones filibusteras” hacia el Caribe. En uno de los informes que recorrían
las oficinas del gobierno estadounidense, firmado por el propio
Braden, se advertía que “han estado llegando recientemente al
Departamento una cantidad de reportes que indican que está
teniendo lugar en este país la discusión sobre una acción revolucionaria contemplada por exilados políticos de algunas de
las demás repúblicas americanas. Los países que parecen estar
especialmente implicados son Venezuela, Cuba y la República
Dominicana”.22 Braden no acababa de asumir que si bien Washington no había llegado aún a “aguas tranquilas” para desahuciar al régimen trujillista, los exilados estaban en su derecho de
tomar las armas si fuera preciso. En verdad el subsecretario de
Estado temía que estas actividades conspirativas pusieran en peligro intereses norteamericanos dentro y fuera de su territorio,
por ello concluía: “Debe realizarse una investigación exhaustiva
sobre esta situación para verificar si estas actividades violan la
hospitalidad de este gobierno y si la situación es tal que merezca pasos correctivos”.23 La lucha por la democracia debía de
Ibídem, pp. 327-328.
Memorando oficina Gobierno EE.UU, de Braden a Mr. Lyon, 11 de febrero de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), pp. 296-297.
23
Ibídem.
21
22
158
Jorge Renato Ibarra Guitart
realizarse de las puertas del imperio para afuera, sin afectar sus
intereses hegemónicos y, por supuesto, sin apelar a la violencia
revolucionaria como digna respuesta a la violencia reaccionaria
de una tiranía como la de Trujillo.
Entre los informantes del imperialismo también cundió
cierto pánico. El exilado C. M. Lamarche, asiduo testaferro de
la Embajada norteamericana en Caracas, continuó ofreciendo detalles de lo que se tramaba y adelantó que “hacia fines
de enero” tendría lugar una acción contra Trujillo. Asimismo
indicó que el ataque no sería por la frontera haitiana; añadió que el gobierno venezolano no estaba ofreciendo ningún
tipo de ayuda material, ni en dinero ni en armas, tampoco
estaba al tanto del plan. En cambio señalaba que “la sede de
los conspiradores está en La Habana”, y que los fondos provenían en su mayoría de la fortuna de Juan Rodríguez.24 En
otro encuentro con el embajador estadounidense en Caracas,
Frank P. Corrigan, Lamarche advertía que se estaba allanando el terreno para dar inicio a la lucha armada pues había
recibido información de Ángel Morales en el sentido de que
“los obstáculos que habían estado demorando la obtención de
ciertos equipos a ser empleados en el derrocamiento del dictador Trujillo por fin habían sido superados”. Como bien afirma
Bernardo Vega: “Ningún propósito favorable a los exilados dominicanos lograba Lamarche pasando esta información a los
norteamericanos”.25
Todo parece indicar que los planes que se urdían para principios de 1947 no se pudieron realizar por diversas razones.
En febrero, Lamarche de nuevo se dirige a Corrigan, esta vez
para explicarle que la actividad conspirativa se retrasó debido a que, en Nueva York, “un agente comisionado para hacer
ciertas compras se había fugado con $20 000”. En este último
Informe Embajada EE.UU. en Caracas, 17 de enero de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 490.
25
Informe Embajada EE.UU. en Caracas, 28 de enero de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 277.
24
Relaciones cubano-dominicanas...
159
encuentro es muy relevante lo relatado por el embajador Corrigan de lo que Lamarche le confesó, todo parece indicar que
desde el Departamento de Estado se habían establecido contactos con dirigentes del exilio dominicano para convencerlos
de que abandonaran “el atentado de derrocar a Trujillo por
la fuerza”. A los mismos se les transmitió la idea de que sería
mejor “se formara una junta de cinco exilados dominicanos
importantes con sede en Nueva York”. Dicha junta llevaría a
cabo una intensa campaña de prensa combinada con una acción diplomática de Washington que haría saltar a Trujillo del
poder.26
De todo esto se puede resumir que Washington estaba procurando detener la espada justiciera de la revolución dominicana para asegurar sus intereses con la vana promesa de que
ellos lograrían la salida pacífica de Trujillo del poder. Estaba
claro de que ni siquiera se atrevían a hacer declaraciones públicas directas contra la dictadura trujillista; de esa manera,
¿qué podían esperar los exilados?
Pero los tentáculos del imperio se dirigían en todas las direcciones, y en La Habana, donde radicaba el centro mismo de
la conspiración, el embajador norteamericano Norweb informaba al Departamento de Estado, al Departamento de Guerra
y al agregado Militar en Ciudad Trujillo detalles relevantes de
contactos entre funcionarios cubanos y dominicanos. En este
caso se trataba del jefe de Estado Mayor cubano, general Genovevo Pérez, quien había ido a informar a la Legación dominicana sobre los preparativos insurreccionales de los exilados
dominicanos, Norweb concluía que “Pérez podría proceder
hacia Ciudad Trujillo dentro de los próximos días”. Por tanto
se estaba cumpliendo el pacto entre Trujillo y Pérez Dámera
que venía de 1944, cuando fue captado para la causa trujillista.
Sin embargo, todo parece indicar que el general cubano no
Informe Embajada EE.UU. en Caracas, 21 de febrero de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 313.
26
160
Jorge Renato Ibarra Guitart
pudo visitar la capital dominicana. En el informe de Norweb
resulta apreciable el detalle que refiere que los contactos entre
Pérez Dámera y la Legación dominicana en La Habana los había notificado al ministro de Estado cubano, Rafael González
Muñoz, quien informó no estar al tanto de ese intercambio.27
Quiere decir que por esta vía el gobierno de Grau pudo haber
tenido una sospecha sobre la actividad traidora de Pérez Dámera, y todo parece indicar que no se hizo una investigación
a fondo que detectara y pusiera en evidencia estos vínculos de
Trujillo con la alta jerarquía del ejército cubano. Craso error
de los políticos del gobierno cubano, quienes estaban promoviendo los planes conspirativos de los exilados dominicanos.
En el mes de abril, el Departamento de Estado recibe la traducción de un importante memorando obtenido por la Embajada norteamericana en Ciudad Trujillo que expresaba lo
siguiente:
Genovevo Pérez Dámera, Jefe del Estado Mayor del ejército cubano, está trabajando con Trujillo para la posibilidad
de un ataque militar contra el Presidente Grau San Martin
de Cuba. Pérez Dámera ha ofrecido eliminar cualquier expedición dominicana que pueda intentar iniciarse desde
Cuba contra el gobierno del Presidente Trujillo. Ofreció
volar desde Cuba para ver a Trujillo y regresar el mismo
día. Podría ser posible que venga a reunirse con Trujillo en
Barahona o Montecristi hacia donde él podría fácilmente
volar desde Santiago de Cuba […]
Estas negociaciones han estado efectuándose desde mediados de marzo de este año.28
Informe embajada EE.UU. en La Habana, 28 de marzo de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), pp. 360-361.
28
Memorando traducido y enviado al Departamento de Estado por Adams
de 14 de abril de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947),
p. 372.
27
Relaciones cubano-dominicanas...
161
A pesar de que el documento advertía sobre la posibilidad de
que Pérez Dámera ejecutara un golpe de Estado contra Grau,
el Departamento de Estado no le hizo una nueva advertencia
al gobierno cubano para que procediera a su destitución. Si
su preocupación era mantener la estabilidad de los gobiernos
y promover la democracia, pudo haber sido más insistente y
enérgico para denunciar esta artimaña, como mismo lo hicieron posteriormente para impedir la salida del contingente
de combatientes desde Cuba hacia República Dominicana. Al
parecer les agradaba más la idea de que el general cubano
pudiera impedir la salida de una expedición de los revolucionarios dominicanos desde Cuba. No se ha podido establecer,
a ciencia cierta, si el encuentro Trujillo-Pérez Dámera tuvo
lugar, aunque tampoco eso era importante ya que había toda
una red de espías trujillistas que podían hacerle llegar los recados y consejos “del Jefe” al alto oficial cubano.
Para fines de marzo, Lamarche vuelve a ponerse en contacto
con la sede diplomática estadounidense en Caracas para informar que “ha abandonado toda esperanza de que el Presidente
Trujillo sea derrocado por la fuerza”. Lamarche había llegado
a esta conclusión después de recibir un despacho de Ángel Morales y constatar que “Juancito Rodríguez […] había fracasado
en obtener suficientes armas y municiones”.29 Ello quizá pudo
haber influido en el hecho de que en el llamamiento de la reunión continental de la Juventud Latinoamericana celebrada
en La Habana en el propio mes de marzo extrañamente no se
menciona la tiranía trujillista. En cambio, se condenaban los
casos de Puerto Rico y del régimen falangista de Franco; tal vez
omitir la cuestión dominicana haya sido una postura táctica en
vistas de que solo necesitaba del apoyo secreto a una insurrección en lugar de una movilización de la opinión pública.30
Informe Embajada EE,UU, en Caracas , en Bernardo Vega: Ob. Cit.,
Tomo I (1947), p. 362.
30
Instituto de Historia de Cuba. Fondo PSP, Signatura: 1714:24/1/3-23.
Instituciones Internacionales. En la reunión estaban presentes, por la
29
162
Jorge Renato Ibarra Guitart
A los problemas objetivos que venía confrontando el movimiento revolucionario dominicano, se va a sumar un peligro
mayor con el ascenso a posiciones clave, en el gobierno norteamericano, de figuras vinculadas con el Pentágono. Los cuerpos
armados estadounidenses sostenían una postura favorable a las
dictaduras latinoamericanas y para ellos resultaba providencial
la designación del general George Marshall como secretario de
Estado. Braden, que ya mostraba posiciones tibias en su combate a los regímenes de fuerza, se mantenía como subsecretario
de Estado pero sus días en el cargo estaban contados. En vista
de ello, A.R.D.E, una organización de los exilados dominicanos
que estaba conspirando, decidió enviarle un mensaje a Marshall
a la espera de que este apuntalara en algo a Braden:
Las naciones latinoamericanas que actualmente sufren
bajo dictaduras opresivas cuentan en el Sub Secretario Braden como una garantía de dichas libertades que constituyen el elemento básico del anteproyecto de principios que
en un futuro pueden dar lugar a la libertad verdadera de
los pueblos. Esperamos que su política definida a favor de
tales ideales mundiales pueda ser un apoyo al Sub-Secretario Braden en su noble y sagrada defensa de los pueblos
oprimidos de Latinoamérica para que el peligro actual de
calamidades futuras pueda ser eliminado totalmente.31
Pero importantes hombres de negocios, cabilderos de Trujillo, estaban promoviendo una campaña en sentido inverso
entre los miembros del Pentágono. Un memorando originaJuventud Democrática Dominicana, Juan Ducoudray y Virgilio Díaz Grullón. La delegación cubana la formaron Manuel (Manolo) Castro, Adelia
Dou, Wilfredo Hernández, Eduardo Corona, Flavio Bravo y Arquímedes
Poveda, entre otros.
31
Manifiesto de ARDE, firmado por Juan María Díaz, presidente, y José A.
Bonilla Atiles, secretario, 19 de febrero de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo I (1947), pp. 309-310.
Relaciones cubano-dominicanas...
163
do en esta institución castrense dirigido al coronel William A.
Eddy, asistente especial de Investigaciones e Inteligencia del
Departamento de Estado, expresaba:
Respecto al propio país, el Presidente Trujillo lo maneja
bien […] Donde no se ayuda a tales gobiernos y cae el
líder, allí sigue una era de conmoción, inestabilidad, legislaciones anti-americanas, oportunidad para actividades
comunistas. Prueba de ello es Machado en Cuba en 1934,
Ubico en Guatemala hace sólo uno o dos años.
El apoyo de hombres fuertes como Trujillo en la República Dominicana, Carías en Honduras, Somoza en Nicaragua puede significar una cooperación excelente con
nuestros militares, estabilidad para el comercio americano,
y la continuidad de un régimen que está ajustado a la gente
que no está preparada para la democracia.32
Sin embargo, esos criterios hechos llegar al Departamento
de Estado todavía recibían alguna crítica interna. Aunque en
el fondo no se dejaban de proteger los intereses norteamericanos, y de evitar cualquier situación de sobresalto que el
régimen trujillista pudiera enfrentar. Es por ello que cuando
dicho memorando llegó a manos de Héctor Adams, que ejercía como encargado de negocios interino en Ciudad Trujillo,
este lo impugnó duramente refiriendo que esos comentarios
pudieron haber sido hechos por cualquier hombre de negocios de Estados Unidos que hubiera visitado República Dominicana ya que según su parecer, “19 de cada 20 hombres de
negocios” podían compartir ese criterio y concluía: “Es lo mismo que los apologistas de Hitler en los años de 1930”. Adams
también puso como ejemplo el parecer de otro hombre de
negocios de apellido Ritter, quien alabó a Trujillo por tener
Memorando circulado entre oficiales del Pentágono, 3 de marzo de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), pp. 345-346.
32
164
Jorge Renato Ibarra Guitart
la virtud de manejar la República Dominicana como se maneja en Estados Unidos una corporación. Ritter defendía esa
opinión y abundaba: “[…] cuando el jefe de una corporación
decide hacer algo, solamente ordena que se haga, no llama a
los empleados y los consulta”.33
Los “cazafantasmas” del comunismo en el período más
intenso de la guerra fría estaban haciéndose del control de
la maquinaria de poder estadounidense y, a la larga, ello favorecería los intereses de los “hombres duros” al frente de
las dictaduras latinoamericanas. Eso lo pudo captar bien Trujillo, quien dirigió una carta muy amable a J. W White, corresponsal del New York Times, quien luego devendría agente
trujillista, en la misma le expresaba: “He leído con interés su
carta del primero del corriente, en la que se refiere usted al
estrechamiento de relaciones entre diversos países, con miras
a una acción concertada para la supresión del comunismo”.34
Acá podemos apreciar cómo Trujillo hábilmente comienza
a explotar la campaña contra el comunismo en los Estados
Unidos para obtener el pleno apoyo de estos y consolidarse
en el poder. En otra carta del “Benefactor” a Ortega Frier,
su embajador en Washington, lo instruye para que cultivara
la amistad con Francis P. Mattews, “amigo personal del Presidente Truman y Presidente del poderoso Comité contra el
Comunismo”. Dicha misiva expresaba la velada esperanza de
que se pudiera conducir al presidente Truman a eliminar a
“todas las personas al servicio del gobierno, cuya lealtad en
cualquier manera puede ser sospechada”. La disimulada frase estaba dirigida a estigmatizar a Braden y su grupo como
“comunistas” o como personas que con su actuación le hacían el juego al comunismo. 35
Ibídem, pp. 345-348.
Carta de Rafael L. Trujillo a J. W. White, 7 de marzo de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo I (1947), pp. 349-350.
35
Archivo General de la Nación. Fondo Relaciones Exteriores, Legación dominicana en Washington. Legajo 624, caja 37.
33
34
Relaciones cubano-dominicanas...
165
En medio de esta turbia situación los exilados dominicanos, que no habían abandonado aún su plan para producir
una expedición armada, se dirigen nuevamente al presidente
de los Estados Unidos en un último intento de explotar posibles soluciones pacíficas a la crisis política dominicana. De
esa manera pretendían cerrarles el paso a las maniobras del
régimen trujillista dirigidas a explotar la supuesta amenaza
comunista:
Es imperativo que una voz que tuviera tanto peso como
la de su Excelencia, hiciera saber a las Américas que es el
deber […] condenar tales regímenes, con el propósito de
obtener a través de medios legales aquello que el pueblo
dominicano es incapaz de procurarse por sus propios esfuerzos ya que todos sus canales han sido cerrados, precisamente por el complicado engranaje de una malentendida
solidaridad continental.
Es, de hecho, esa misma solidaridad continental dirigida hacia solidaridad democrática y no hacia solidaridad
gubernamental, lo que puede preservar el flujo de nuevas
y exóticas ideas hacia América. Los pueblos de América
Latina que son víctimas de dictaduras, necesitan la ayuda
de potencias más poderosas. Cuando la democracia, encarnada en la figura del Jefe Ejecutivo de los Estados Unidos,
dé el grito de batalla del continente para demoler esos
regímenes infames, los países oprimidos se arrojarán en
los brazos de la democracia que los libere, en lugar de recurrir a otras creencias que podrían extenderles una mano
amiga. Tenga presente, Señor Presidente que el hombre
que se ahoga agarra la primera tabla que una ola lleve a su
alcance.36
Informe de ARDE firmado por A. J. Alfonseca y J. A. Bonilla Atiles, Pdte.
y secretario al presidente de los EE.UU., 29 de marzo de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), pp. 369-370.
36
166
Jorge Renato Ibarra Guitart
En fin, ante la perspectiva de democratizar el continente o
liquidar el supuesto peligro del comunismo, el imperialismo
tenía que elegir. Con los nuevos ejecutivos que se habían incorporado en el Departamento de Estado, el terreno estaba
abonado para favorecer intereses conservadores que no querían apostar por el cambio democrático. Tampoco los intentos
de democratizar la República Dominicana por la vía comunista
habían prosperado; el 30 de marzo el PSP dominicano sacó un
manifiesto que denunciaba el clima de violencia prevaleciente y solicitaba la posposición de las elecciones generales. Para
agravar esa situación, se estaba estudiando un programa de
estandarización militar interamericano para poder beneficiar
a las otrora defenestradas dictaduras, aunque todavía había
cierta pequeña resistencia en el Departamento de Estado.37
La represión se impone
A partir de la andanada represiva contra el comunismo internacional, que cobró impulso con el incremento de la política
de guerra fría a escala internacional y, particularmente, en los
Estados Unidos, se va a renovar el compromiso de Trujillo contra las ideas comunistas. En parte porque el “espantapájaros
comunista” ya no servía a su propósito de intimidar a Washington, a esa altura el caudillo dominicano podía esperar algún
apoyo de los nuevos ejecutivos que iban escalando posiciones
en el Departamento de Estado. Los comunistas ya eran un fardo del que se quería desprender porque no habían actuado
según sus requerimientos tiránicos. Ahora, para estar a tono
con los nuevos tiempos, era preciso continuar la represión
sobre ellos. La labor de desarticulación de las organizaciones
comunistas incluyó no solo las agresiones y el encarcelamiento
contra estos sino también la penetración de espías en sus filas,
Resumen de prensa, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 361.
37
Relaciones cubano-dominicanas...
167
informes de la Embajada norteamericana en Ciudad Trujillo
así lo establecen.38
El 16 de abril el PSP dominicano dio a conocer un manifiesto donde denunciaba la falta de atmósfera democrática para
las elecciones debido a las represalias del gobierno, y acusaba
directamente a Trujillo de ser responsable de las mismas. También se condenaba al imperialismo norteamericano por apoyar al régimen trujillista. La organización de exilados dominicanos en Nueva York, ARDE a pesar de que sus directivos no
compartían el ideal socialista, le enviaron un telegrama a Ellis
Briggs en el Departamento de Estado en el cual denunciaban
la persecución a los comunistas y el deterioro de la situación
política interna:
Acabamos recibir informaciones situación Santo Domingo
muy grave […] más de trescientos presos políticos […]
dirigentes socialistas y Juventud Democrática presos o asilados […] numerosos atropellos y asesinatos en los campos
[…] Embajadas México, Perú llenas asilados, gobierno
discute derecho de asilo […] consecuencia manifiesto que
enviamos ese Departamento […] ayúdenos por favor.39
Por otro lado Pericles Franco, destacado dirigente comunista dominicano radicado en La Habana, al regresar a su
país para ayudar en la organización de la primera conferencia nacional del PSP fue apresado por una causa pendiente
de hacía dos años cuando tuvo que asilarse en la embajada
de México.40
Informe de Héctor Adams, Embajada de EE.UU. en Ciudad Trujillo, 17
de abril de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 378 , y de
18 de abril de 1947, ibídem, pp. 379-380.
39
Telegrama de ARDE a Ellis Briggs, 24 de abril de 1947, firmado por Alfonseca como presidente y Bonilla como secretario, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo I (1947), p. 382.
40
Últimas Noticias, Caracas, 1 de abril de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo I (1947), p. 367.
38
168
Jorge Renato Ibarra Guitart
En tanto el diario El Popular, órgano del PSP dominicano,
en su edición del 9 de mayo, al mismo tiempo que condenaba al régimen trujillista por la ola represiva desatada, también
la emprendía contra algunos de sus líderes por solicitar asilo
en embajadas extranjeras. En este caso particular se referían a
Mauricio Báez y Dato Pagán, quienes habían sido expulsados
del partido por pedir asilo en la Embajada de México, estos
dirigentes obreros entendían que las condiciones existentes
hacían imposible cualquier acción legal positiva. Sin embargo,
los dirigentes socialistas que no abandonaron el país en ese
momento por continuar la lucha pacífica, serían hechos prisioneros al mes siguiente.41
En una carta desde el presidio del líder Pericles Franco a su
correligionario comunista cubano Flavio Bravo denunciaba la
situación kafkiana que enfrentaba como resultado del proceso
inquisitorio al que Trujillo lo tenía sometido:
Continúa pues nuestra lucha por los mismos objetivos y en
circunstancias más difíciles que nunca. Trujillo acaba de
hablar claramente a los imperialistas: perseguirá al comunismo aquí y en América […]
Mi situación “legal” es complicada. Se prepara un
proceso criminal para condenarme a 30 años! de prisión
(pena máxima en nuestro país), acusándoseme de “maquinaciones para conducir a otros países a la guerra contra la
República Dominicana” y otras barbaridades por el estilo.
Pruebas? Mi folleto La tragedia dominicana y los boletines
que publiqué en La Habana!!! La cosa es tan monstruosa
que será muy fácil desenmascararla..42
El Popular, 9 de mayo de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947),
p. 403.
42
Archivo del Instituto de Historia de Cuba. Primeros partidos marxistasleninistas. Sección: Instituciones Extranjeras. Carta de Pericles Franco a
Flavio Bravo, 17 de mayo de 1947, en signatura 1/15:24871732
41
.
Relaciones cubano-dominicanas...
169
En una prolongación de esta campaña opresiva, el periódico
La Nación de 11 de junio de 1947 daba a conocer un mensaje presidencial al Congreso que requería la conformidad con
una ley para proscribir los partidos o grupos comunistas o del
tipo comunista, prohibiendo así su actividad legal en la política
dominicana. George Butler, que todavía arrastraba algunas de
las concepciones de Barden en sus análisis, fue certero cuando
indicó que con ello Trujillo estaba “montando un espectáculo
de oposición al comunismo […] a manera de seguir ciertas corrientes que ahora se están haciendo claramente perceptibles
en los Estados Unidos […] el objetivo del Presidente es emplear
un programa anti-comunista como base para un acercamiento
bastante estrecho con el gobierno de los Estados Unidos”.43
Precisamente por esos días Braden abandonaba su cargo de
subsecretario de Estado, ese momento coincide con el “fin de
la tolerancia” oficialista, aunque desde hacía meses la dictadura había sacado sus garras y hecho imposible el proyecto del
PSP para tibiamente democratizar en algo la sociedad dominicana, centrándose en el otorgamiento de ciertas libertades y
reivindicaciones a los trabajadores. El 17 de junio sería asaltado el local central del PSP durante la medianoche y también
las residencias de sus más destacados dirigentes.44
Butler, en uno de sus últimos informes ponía al desnudo las
maquinaciones que justificaban las exageradas medidas coercitivas dirigidas contra el PSP, ya que según su parecer: “Es
extremadamente improbable que exista en la República Dominicana cualquier amenaza comunista seria”. En una serie de
artículos de la prensa oficialista, el régimen trujillista dirigió
una arremetida contra todos sus enemigos políticos, a los que
calificó de comunistas, entre ellos no dudó en acusar a Braden
Informe Butler, 12 de junio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1947), p. 430,
44
Fueron detenidos Félix Servio Docoudray, Juan Docuodray, Ercilio García y un militante de base de apellido Jonson. Últimas Noticias, Caracas, 17
de junio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 430 .
43
170
Jorge Renato Ibarra Guitart
“de alentar el comunismo en Latinoamérica”.45 Trujillo cuando le convino utilizó a los comunistas para su estrategia de
apaciguamiento y chantaje, ahora les resultaban incómodos.
En medio de una situación internacional convulsa, Trujillo
pudo ganar ampliamente las elecciones convocadas para ese
año toda vez que no tuvo contrincante de peso en el campo de
la oposición legal, a ello se suman los métodos coercitivos de
su campaña electoral. El Partido Dominicano ganó por amplia
mayoría, todos los 19 miembros del senado electos fueron de
esa filiación; en la Cámara baja, de 45 miembros, 43 eran de
la misma bancada. Los procedimientos que se seguían aseguraban el voto cómplice de electores “que no querían caer en
desgracia”. Según un reporte de inteligencia de la Embajada
norteamericana: “El voto se marcaba a la vista de todos, pues
no se proporcionaba un sitio privado para votar […], en algunos casos el individuo no ponía su voto en la urna que se
proporcionaba para estos fines”.46
El resultado de esas elecciones fue una razón más para
que los revolucionarios dominicanos acelerasen sus planes
insurreccionales y así impedir que Trujillo volviera a ejercer
su mandato por un período de cinco años más. El “Jefe” pretendía presentarse con la aureola de haber sido electo por las
mayorías. Ante esa situación, el embajador de Guatemala en
Washington, Jorge García Granados, solicitó una reunión en
el Departamento de Estado para informar que el presidente
guatemalteco, Juan Arévalo, estaba muy disgustado con el
resultado de las elecciones en República Dominicana y que
llamaría al embajador dominicano en su país para sugerirle
lo abandonara. En esos momentos, Arévalo ya había decidido
enviar a su esposa a Argentina para comprar las armas que
Informe de George Butler, 19 de junio de 1947, en: Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo I (1947), p. 440.
46
Reporte de inteligencia, mayor Miguel Montesinos, agregado Militar,
Ciudad Trujillo, 19 de mayo de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1947), pp. 404-405.
45
Relaciones cubano-dominicanas...
171
luego serían entregadas a los expedicionarios dominicanos, las
mismas que serían utilizadas en Cayo Confites.
Para Trujillo el resultado electoral de 1947, unido al apoyo
mayor que le proporcionaban sus cabilderos en los Estados
Unidos en medio de la guerra fría resultaba un espaldarazo
a su gestión gubernamental. Ello crearía escepticismo en la
población dominicana por lo que George Butler llegó a plantear que: “Los miembros de la embajada concuerdan en que
los acontecimientos postelectorales son desalentadores para el
futuro. Trujillo está más atrincherado que nunca. No existe
ninguna oposición efectiva. Hasta los elementos más inteligentes y privilegiados, que normalmente se opondrían a una
dictadura de esta índole, parecen sentirse en su gran mayoría
apáticos, resignados o cínicamente entretenidos”. 47
El embajador en Ciudad Trujillo, al percatarse de que Braden se encontraba en una situación comprometida por la llegada de Marshall al cargo de secretario de Estado, solicitó a sus
superiores lo reemplazarán a él por un encargado de negocios
“por un tiempo tan largo como el Departamento pueda considerar aconsejable”. Diez días después que Butler enviara este
informe al Departamento de Estado, se haría pública la renuncia de Braden al cargo de Subsecretario de Estado. Butler estaría ausente de su cargo de agosto a noviembre de 1947, fecha en que
tuvieron lugar los acontecimientos más cruciales de Cayo Confites.
Con la renuncia de Braden, tan pronto como la dictadura
dominicana se sintió alentada a ejercer el poder con todas sus
prerrogativas, Trujillo se dirigió al secretario de Estado Marshall por intermedio de su embajador, Ortega Frier. Ortega
conminó a Marshall a nombrar un funcionario de importancia
para que asistiera a la toma de posesión del “Benefactor”, y
también a reevaluar su política de embargo de armas a su país.
A esos fines Trujillo intentó de nuevo chantajear a Washing Informe de George Butler al Departamento de Estado, 27 de mayo de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947, pp. 413-415.
47
172
Jorge Renato Ibarra Guitart
ton, esta vez asegurándole que su delegación a la Conferencia
para la Paz en las Américas en Rio de Janeiro trabajaría para su
éxito, se comprometían a no dirigirles críticas a sus enemigos
políticos: Venezuela, Cuba y Guatemala.48
El régimen trujillista demandaba un suministro creciente
de armas no solo para apoyar los operativos golpistas contra
los países vecinos sino también para reprimir internamente a
su pueblo y hacer frente a la justa rebeldía de los exilados. De
esa manera, quería presentarse ante los Estados Unidos como
un aliado que debían respetar por su invulnerabilidad militar,
económica y política. Al propio tiempo que le hacia peticiones formales a Washington para que depusiera el embargo
de armas, también lo desafiaba cuando coronaba con éxito
operaciones de contrabando en diversas áreas del continente.
En este caso resalta el tráfico ilegal de aviones de guerra y sus
piezas desde los Estados Unidos y Puerto Rico. En mayo de
ese año George Stamets, ex oficial del ejército norteamericano
que ejercía como consejero técnico aéreo de la Fuerza Aérea
Dominicana, logró trasegar un importante lote de de piezas
de repuesto de aviones de guerra desde Puerto Rico para el
mantenimiento de los PT-19 y BT-13 del ejército dominicano.49
Para junio, desde la vecina isla del Borinquen Stamets, lograba
que se le concedieran cinco aviones de guerra P-38, los cuales llegaron a la República Dominicana.50 En este propio mes
continuó llegando confirmación al Departamento de Estado
de los planes de Trujillo para desestabilizar el gobierno de
Venezuela; un informe del Departamento de Marina recogió
Memorando de visita embajador Ortega Frier al secretario de Estado
Marshall, 8 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., Tomo II (1947),
pp. 452-453.
49
Informe del mayor Montesinos, agregado Militar de los EE.UU. en Ciudad Trujillo,7 de mayo de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I
(1947), pp. 398-399.
50
Informe de George Butler al servicio exterior de los EE.UU., 3 de junio
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 424.
48
Relaciones cubano-dominicanas...
173
declaraciones del conspirador principal, el ex general Eleazar
López Contreras, que implicaban claramente al gobierno dominicano en una conjura montada en la propia Ciudad Trujillo. Mientras tanto el “Benefactor” se presentaba como víctima
e insistía que él sería atacado impunemente.51
A pesar de que los Departamento de Estado y Marina estadounidenses estaban en antecedente de todas esas violaciones
al derecho internacional y a las propias leyes norteamericanas por parte del régimen trujillista, terminarían admitiendo
delante de los carniceros del ejército del Generalísimo que
el cese del embargo de armas podía estudiarse . Precisamente el nuevo subsecretario de Estado, James Wright, hizo una
serie de recomendaciones al secretario de Estado, George
Marshall, para darle un vuelco a la política que establecía
el Aide-Memoire de 1945. Aunque Wright reconocía que los
factores que condujeron a adoptar la política del embargo
de amas todavía se mantenían, argumentaba que de todas
formas Trujillo estaba adquiriendo armas en otros mercados
y concluía: “Debo recomendar que por razones pragmáticas
nuestra política debe ser revisada”. Pero lo más interesante,
y que explica la línea de pensamiento del nuevo secretario
de Estado, es que, en un comentario al margen del referido
documento, escribió: “Okey”. Tenían previsto rearmar hasta
los dientes a la dictadura Trujillista, no solo mediante la venta de armamentos “sujetos solamente al proceso de licencia
normal” sino también tolerando el trasiego de armas ilícitas.52 Nada se hizo para hacer que el gobierno dominicano
devolviera los aviones de guerra adquiridos ilegalmente en
Puerto Rico.
El caso venezolano. Informe de George Butler al Departamento de Estado,
19 de junio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 439.
52
Informe de James H. Wright a George Marshall, 17 de julio de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 466-467.
51
174
Jorge Renato Ibarra Guitart
El desafío de la expedición revolucionaria
Los preparativos para el inicio de la lucha armada contra
el régimen trujillista se venían efectuando desde hacía un
tiempo, pero en el verano de 1947 entrarían en un momento decisivo. Dichos planes tendrían que enfrentar no pocos
inconvenientes porque llegaban a su fase final justo cuando
cambiaban muchos ejecutivos del Departamento de Estado y
se acentuaba la política de guerra fría a escala mundial. Una
guerra irregular en la región del Caribe y Centroamérica podía obstaculizar el objetivo supremo de Washington, dirigido
a lograr la unidad continental para poder enfrentar cualquier
amenaza comunista proveniente de la URSS y el nuevo bloque
de países socialistas.
De momento casi todos los movimientos conspirativos de los
exilados dominicanos circulaban por el área caribeña y hasta
en los mismos Estados Unidos, ello colocaba a Washington en
una situación de privilegio para conocer de cerca detalles del
modus operandi de los preparativos que tenían lugar. Así resultó de su conocimiento, por confesiones de “una fuente”, que
los revolucionarios dominicanos procuraban la adquisición de
mil fusiles Springfield en el mercado estadounidense de armas. Los exilados, de apellidos Cruz, Rodríguez y Mojarrieta,
le ofrecieron a “la fuente” detalles de las armas que estaban
adquiriendo para una revuelta contra Trujillo, también destacaron que tenían el apoyo de importantes figuras del gobierno
norteamericano entre ellos el presidente Truman y el general
Eisenhower. Los referidos conspiradores también informaron
sobre la más importante compra de armamento que hicieron
en Argentina, se notificó que Cruz había estado en Buenos
Aires con ese propósito. Por último dieron a conocer una
evidencia bastante comprometedora al descubrir un plan de
colocar aviones P-38 en Haití para desde allá salir a hacer incursiones armadas contra el régimen trujillista. Estas revelaciones no eran favorables al éxito de la expedición en marcha,
Relaciones cubano-dominicanas...
175
otro problema que arrastró el movimiento revolucionario fue
que confiaron excesivamente en los discursos y la retórica democrática norteamericanos sin que pudieran darse cuenta a
tiempo que el panorama interno en los Estados Unidos había
cambiado totalmente. Según nuestro criterio, debieron haber
sido más discretos en los contactos con funcionarios del gobierno estadounidense.53
A pesar de que el movimiento revolucionario dominicano se
preparaba para entrar en combate, sus dirigentes no dejaron
de procurar una salida pacífica al conflicto. Ello era una demostración de que no estaban empeñados en producir derramamientos inútiles de sangre. En ese sentido, previo al verano
de 1947, le habían insistido al Gobierno de los Estados Unidos,
por intermedio de misivas al presidente Truman y otros ejecutivos del Departamento de Estado, que era necesario reactivar
la acción multilateral de los países americanos respecto a la
situación interna dominicana. Pero la respuesta del servicio
exterior norteamericano fue: “Mientras que ahora hay procedimientos establecidos en el sistema interamericano y en la
Carta de las Naciones Unidas para la acción multilateral entre
las naciones para intervenir en las amenazas contra la paz, no
hay ninguna base firme sobre la que esta nación o comunidad
de las naciones puedan intervenir en los asuntos esencialmente domésticos de un Estado”.54
En realidad la respuesta era una excusa para no emprender
gestión diplomática alguna con la que se pudo haber logrado la salida de Trujillo del poder y así evitar el estallido de la
insurrección. Los nuevos funcionarios del Departamento de
Estado no estaban decididos a presionar con fuerza a la dictadura, más bien estaban resueltos a ofrecerle su apoyo. Pero ni
siquiera esa respuesta hizo que los conspiradores integrados
Informe de inteligencia del teniente coronel S. R. Knigth, 24 de mayo de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), pp. 407-408.
54
Respuesta del Departamento de Estado a Alfonseca, 27 de mayo de 1947,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo I (1947), p. 409.
53
176
Jorge Renato Ibarra Guitart
al movimiento revolucionario tomaran distancia de los poderosos Estados Unidos, todavía a esas alturas muchos ingenuamente creían que los norteamericanos los “dejarían hacer”.
Una evidencia más de que Norteamérica estaba plegada a
Trujillo fue la labor de zapa de su prensa. Con anterioridad,
estos mismos medios de difusión habían sido críticos acérrimos de los crímenes de la dictadura trujillista pero ahora parecían sus cómplices cada vez que revelaban, a la luz pública,
los planes de los revolucionarios, sobre todo los periódicos de
la Florida. De pronto, los revolucionarios pasaron a ser vistos
como alborotadores de oficio sin responsabilidad alguna, fue
una campaña dirigida a restarles crédito a los combatientes
por la libertad dominicana. La United Press desde Miami, a
partir de la deserción de dos veteranos de la Segunda Guerra
Mundial de origen puertorriqueño que estaban entrenando
a los expedicionarios revolucionarios, dio a conocer el plan
de insurrección que se preparaba en Cuba. Desde una fecha
temprana las autoridades cubanas fueron colocadas en una
situación de compromiso cuando todavía no estaban listos
todos los preparativos para emprender la expedición, fue así
que desde un primer momento se perdió el factor sorpresa
en el ataque. Los puertorriqueños, nombrados Aníbal Torres
y Serafín Rivera, declararon que “perdieron entusiasmo por la
operación cuando se les dijo que además de entrenar tendrían
que luchar en la revolución”, no descartamos que los mismos
hayan sido espías bajo sueldo infiltrados por el gobierno norteamericano.55 Aunque tal vez su expediente se encuentre entre
los documentos que nunca se lleguen a desclasificar. La publicidad de este caso daba razón a las acusaciones que lanzaba
Trujillo mientras que su gobierno se empeñaba en socavar los
cimientos de otras administraciones latinoamericanas que le
eran contrarias. Ahora el régimen trujillista tenía elementos
Resúmenes de prensa, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
pp. 479-480.
55
Relaciones cubano-dominicanas...
177
para presentarse como una víctima ante las cancillerías americanas y las Naciones Unidas.
Existe un documento que contradice las afirmaciones de
Bernardo Vega en el sentido de que los órganos de inteligencia dominicanos tenían poco conocimiento de lo que sucedía
en Cuba. El mismo es un memorando unido a una comunicación al gobierno norteamericano de fecha 28 de julio y resume
toda la información que con anterioridad había consultado
el régimen del Generalísimo, por cierto en ese documento se
demuestra cómo intercambiaban informaciones las inteligencias dominicana y estadounidense sobre lo que acontecía en
Cuba. Si bien es cierto que no todos los detalles que tenía la
seguridad norteamericana fueron revelados a su similar caribeña, podemos decir que Trujillo conocía del compromiso de
importantes funcionarios cubanos, como el primer ministro
Carlos Prío Socarrás y el ministro de Educación José Alemán,
con los preparativos en marcha. Asimismo sabían que también
estaban vinculados a los planes insurreccionales Manolo Castro, ministro de Deportes, y Mario Salas García, comandante
de la Policía de La Habana; a esta lista se sumaban los nombres
de Eufemio Fernández y Jorge Masferrer. La prueba de que
desde el propio Departamento de Estado norteamericano le
llegaba información al gobierno dominicano viene en esta frase del informe: “El gobierno dominicano tiene mucho interés
en dejar constancia de que, la veracidad de esas informaciones
que me fueron transmitidas por el Sr. Wrigth, Encargado de los
asuntos latinoamericanos, en ocasión de reciente visita mía al
Departamento de Estado”. Bien sea de una manera u otra, habiendo recibido la información del Departamento de Estado o
por vía de confirmación por el servicio exterior estadounidense, en la práctica la complicidad a toda costa de Washington
resulta evidente. Desde julio, Trujillo conoció que las armas
procedentes de Argentina y los Estados Unidos habían llegado
al puerto de Antillas, en Cuba, el caudillo ahora representaría
ante Washington el papel de defensor de las leyes internacio-
178
Jorge Renato Ibarra Guitart
nales y se desquitaba de los ataques de la prensa cubana: “Esa
gratuita campaña de insultos culmina en hechos que reflejan
un propósito concreto, que viola todos los principios del derecho internacional, y especialmente los consagrados en numerosas convenciones, tratados, declaraciones y resoluciones
votadas en varias conferencias interamericanas […] y previstas
también en el Pacto de las Naciones Unidas, suscrito en […]
San Francisco, California”.56
Para colmo de oportunismo terminaban declarando que
estaban siendo amenazados por el comunismo internacional
en una conjura contra las autoridades de su país, las que contemplaban “estos preparativos criminales” y al propio tiempo
estaban listas para enfrentar “cualquier situación que la insensatez, la irresponsabilidad y la influencia de ideologías extrañas” podían crear.57
Los Estados Unidos, que pudieron haber reclamado al gobierno dominicano que cesara en la compra ilegal de armas y
en las campañas desestabilizadoras contra sus vecinos; y pudieron presionar a nivel continental para demandar el cese de la
represión en República Dominicana, terminaron haciéndole
exigencias al gobierno cubano para que actuase contra los
exilados dominicanos en su país. Su posición en este período
de guerra fría mundial estaba bien configurada: con las dictaduras antes que con las democracias representativas. El 17
de julio enviarían a su embajador en La Habana, Norweb, el
mismo se interesó en verificar in situ si eran ciertos los reportes
de que Cuba se usaría “como base de operaciones revolucionarias contra República Dominicana”. Norweb se dirigió al
ministro de Estado cubano, González Muñoz, quien le respondió que “todas las autoridades en Cuba estaban vigilando y no
existía ninguna evidencia de preparaciones en Cuba o ningún
Memorando de gobierno dominicano al Departamento de Estado, 28 de
julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 493-494.
57
Ibídem, p. 494.
56
Relaciones cubano-dominicanas...
179
depósito de armas”. Llama la atención que para ese entonces
González Muñoz le recordó a Norweb el intento de golpe de
Estado contra Cuba urdido por Trujillo en combinación con
militares cubanos encabezados por Eugenio de Sosa a fines
de 1946. Precisamente en esos momentos, Trujillo continuaba maquinando golpes y contragolpes contra sus contrarios
políticos en la región caribeña. Según “una fuente” cercana
a la Embajada un grupo de expedicionarios comandado por
Juan Bosch se había reunido cerca de Santiago de Cuba con
el propósito de “viajar por mar hacia Haití para derrocar al
gobierno dominicano”.58
Por su parte, el 23 de julio la cancillería dominicana por medio de su secretario de Relaciones Exteriores, Arturo Despadrel, le escribió a su similar cubano, Rafael González Muñoz,
para darle a conocer que a través de la Embajada cubana en
Ciudad Trujillo se habían trasladado “los detalles relativos a la
información que, por distintas fuentes del exterior que le merecen crédito, ha recibido mi gobierno sobre la preparación
militar que […] se está realizando en territorio cubano por
elementos dominicanos y cubanos enemigos gratuitos de este
gobierno”.59
De inmediato la noticia alrededor de los preparativos bélicos que se llevaban a efecto en Cuba creo alarma en toda la
región más cercana. En Haití el día 24 de julio el presidente
Estimé llamó sobresaltado al embajador norteamericano en su
país para hacerle llegar a toda prisa el aviso que había recibido
de su embajador en Ciudad Trujillo. Se trataba de la noticia
de que “el movimiento revolucionario en contra del gobier Telegrama Norweb, 17 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 467-468.
59
Comunicación por cable, 23 de Julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), pp. 473-474. Según Bernardo Vega, la información
que tenía el gobierno dominicano hasta esa fecha provenía de los consulados en Curazao, La Habana y Santiago de Cuba, y una información
suministrada por un diplomático inglés en Ciudad Trujillo.
58
180
Jorge Renato Ibarra Guitart
no dominicano partirá esta noche del puerto de Holguín del
Oriente de Cuba”,60 en verdad era una falsa alarma pero demuestra hasta que punto se había tensado la situación apenas
se había descubierto la conspiración. En realidad ese día la
expedición había salido de Holguín para el puerto de Antillas,
los informantes de Trujillo presumieron saldrían directo para
República Dominicana pero en lugar de eso se movieron en
dirección contraria, hacia Cayo Confites.
Por otro lado, el gobierno venezolano envió un representante a Cuba, Mario Pérez Pisanti, amigo del presidente Betancourt, para ver de cerca lo que acontecía en el país. El hombre
manifestaría su sorpresa al apreciar que la conspiración era
“conocida y difundida en el ámbito nacional”, asimismo el embajador venezolano en La Habana le manifestaría a su colega
norteamericano Norweb que “consideraba la organización
como descabellada”.61
En tanto Rafael González Muñoz, secretario de Estado cubano, respondería a la primera nota de su similar dominicano
acerca de la existencia de una preparación guerrera en la mayor de las Antillas dando largas al asunto para ver cómo su gobierno podía ganar tiempo en ese proyecto comprometedor.
Fue así que se manifestó en los siguientes términos: “Me complazco en manifestaros que he dado traslado del conocimiento
de este asunto a las autoridades competentes para su inmediata
atención como corresponde a la tradición de cordial amistad
que preside las relaciones de nuestros pueblos”.62
El 25 de julio el secretario de Estado cubano, González Muñoz, le respondió a Despradel su nota diplomática. Sin embargo, este último sin consultar de antemano a su similar caribeño,
Informe embajador Tittman de EE.UU. en Haití, 24 de julio de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 475-476.
61
Telegrama Norweb, 24 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 476-477.
62
Mensaje de Arturo Despradel a Max Henríquez Ureña, 25 de julio de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 477-478.
60
Relaciones cubano-dominicanas...
181
reenvío la nota al representante dominicano en la ONU, Max
Henríquez Ureña, para que pusiera en antecedente del asunto
al Secretario General de esa organización internacional. Este
último debía conocer de esta comunicación “en caso se lleven
a ejecución los preparativos revolucionarios que hacen nuestros enemigos en territorio cubano de acuerdo con agentes de
los gobiernos de Venezuela y Guatemala”.63 Esta actuación por
supuesto que molestó a las autoridades cubanas que se sintieron traicionadas por sus colegas dominicanos.
Un día después, el general Fausto E. Caamaño, jefe de Estado Mayor del ejército dominicano, le dirige a González Muñoz
una nota diplomática. La nota en cuestión no estaba destinada a su análisis personal, como funcionario capacitado para
ello, sino para que se la hiciera llegar a su colega en las mismas
funciones del ejército cubano, Genovevo Pérez Dámera. El
texto decía así: “Aunque supongo que usted estará enterado
de la preparación militar que se hace en Cuba con intención
de hacer un desembarco para invadir nuestro territorio, deseo
notificarlo oficialmente para su conocimiento”.64
La diplomacia dominicana actuaba de una manera poco
apropiada y al dar participación a los militares de estos intercambios, daba a entender que el asunto se resolvería de ejército a ejército, con el inconveniente que tendrían los cubanos
de que el suyo estaba encabezado por un traidor. Es posible
que a González Muñoz le llamara la atención una nueva mención a Pérez Dámera, ya vimos anteriormente cómo el embajador Norweb había asociado el nombre de este alto oficial a
un golpe armado contra Grau. No hemos podido establecer
si en algún momento el ministro de Estado cubano comunicó
al presidente Grau que Genovevo podía estar incorporado a
la causa de Trujillo. En cualquier caso se debió haber actuado
con energía para despejar esa incógnita.
Ibídem.
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948).
63
64
182
Jorge Renato Ibarra Guitart
Para rematar, los yankees terminarían de ejercer toda una
presión tremenda sobre el gobierno cubano, una coacción que
jamás había conocido Trujillo durante todos sus años de mandato. A esa hora venían a recordarse de las soluciones pacíficas
que ni siquiera habían convocado para el caso dominicano con
una simple declaración pública de condena a los atropellos de
la tiranía. En mensaje del nuevo flamante secretario de Estado
estadounidense, George Marshall, a su embajador en La Habana reclamaba enérgicamente:
Información recibida esta mañana de Ciudad Trujillo y ayer
de Puerto Príncipe aumentan aún más nuestro temor de
que puede ser más que un rumor […] los supuestos reportes revolucionarios. Sería un fuerte golpe al concepto de las
soluciones pacíficas y al sistema interamericano si en particular en vísperas de la importante conferencia de Río, ocurre en medio nuestro un estallido del tipo que la República
Dominicana cree está en proceso y con reportes de varias de
nuestras misiones diplomáticas del Caribe que indican que
sí hay por lo menos cierto grado de preparación.
Se desea solicite una entrevista inmediata con el Presidente Grau para expresarle la preocupación de este
gobierno […] La naturaleza de sus declaraciones al Presidente debe ajustarse, y creo que estará de acuerdo, sobre
la idea de que estamos seguros de que su opinión sobre el
respecto es paralela a la nuestra y que él no dejará ninguna piedra sin voltear en su investigación sobre el supuesto
complot revolucionario y que, si descubre alguna evidencia concreta, la aplastaría rápida y efectivamente.65
Era un emplazamiento para que el gobierno cubano no
actuara en ninguna otra forma que la descrita, eran órdenes
Telegrama Marshall a Embajada EE.UU. en La Habana, 26 de julio de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 484-485.
65
Relaciones cubano-dominicanas...
183
del imperio. Braden pudo ensayar algo parecido con Trujillo
en el Aide- Memoire de 1945 pero terminó siendo ridiculizado
por la prensa oficialista dominicana, que lo acusó de ser un
comunista de ideas totalitarias; no pudo gozar nunca de todo
el apoyo interno necesario; Marshall, sí. El nuevo secretario de
Estado se aprovechaba de que el gobierno cubano había sido
puesto en situación embarazosa ya que muchos funcionarios
de alto rango tuvieron el apoyo del propio presidente Grau
para llevar adelante la expedición. Los informantes del imperialismo estaban dondequiera y le llevaban noticias sensibles
a las agencias de inteligencia, una de ellas fue hecha llegar al
Cónsul de Santiago de Cuba y especificaba: “Indicios persistentes de que una expedición revolucionaria bajo el mando
del ex Comandante dominicano Carterón, puede que parta
de Antilla durante el transcurso de la semana que viene, o la
próxima, hacia República Dominicana […] Oficiales cubanos
con puestos prominentes, se dice han influenciado a las autoridades portuarias de Antilla para que entorpezcan la salida de
los navíos”.66
Es decir, los norteamericanos sabían que habían puesto en
una encrucijada difícil al gobierno y podrían esperar que este
asumiera posiciones ambiguas, la cuestión era llevarlo paso a
paso hacia el “jaque mate” final. A esos fines era muy importante la información de inteligencia que recibían de todos los
confines del universo, casi siempre fidedigna. Esto iba generar problemas internos en una Cuba que vivía una situación
de caos interno motivada por los constantes escándalos de
corrupción, crisis institucional, desgaste de los políticos en el
poder y las porfías de los gánsters en las calles.
Para cerrar un círculo sobre el gobierno cubano, su similar
dominicano se valió esta vez de la prensa norteamericana. El
embajador quisqueyano en Washington, Ortega Frier, se diri Telegrama de Norweb al Departamento de Estado, 25 de julio de 1947,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 478-479.
66
184
Jorge Renato Ibarra Guitart
gió a la agencia de prensa AP para denunciar la invasión que
se planeaba desde Cuba y decir que ellos habían emplazado a
los gobiernos cubano y norteamericano para que evitaran una
guerra en el Caribe. Ortega concluía tocando el talón de Aquiles del imperialismo cuando refirió que el descubrimiento del
complot podría “entorpecer la próxima Conferencia de Río
que va a tratar sobre la defensa del continente, y que quiere
asegurar la paz en el Hemisferio”.67
Posteriormente tuvo lugar un encuentro significativo entre
el general Marshall y el propio embajador Ortega Frier, este
último hizo constar que el gobierno cubano estaba enterado
de la expedición en marcha pero “que no le era posible tomar medidas preventivas” y que temía se produjeran ataques
armados desde Haití. Es singular esta última aseveración, en
la práctica había un pacto con Haití y estos habían ofrecido
amplias seguridades a los dominicanos de que no se involucrarían en sus asuntos internos. A nuestro entender, la diplomacia quisqueyana estaba utilizando a Haití como rehén ante el
caso de que se produjera el desembarco de una expedición
revolucionaria en su país; ya los haitianos habían declarado a
Washington responsables de la paz del país. Los trujillistas querían hacer que los norteamericanos también fueran garantes
de su seguridad en toda la isla La Española y por tanto de su
régimen opresivo.
Luego se suscitó una especie de diálogo entre cínicos, cada
uno defendiendo su postura mediocre. Ortega se quejó de
que los revolucionarios habían utilizado algunas declaraciones
de funcionarios norteamericanos para indicar que contaban
con la simpatía de los Estados Unidos, como ejemplo citó las
palabras del presidente Truman cuando lo recibió de embajador. Finalmente sugirió al gobierno norteamericano: “[…] deberían tener más cuidado de no hacer declaraciones públicas
Resúmenes de prensa, 26 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 484.
67
Relaciones cubano-dominicanas...
185
que puedan ser usadas con este propósito”. En realidad toda
la retórica estadounidense estaba dirigida a lavarse las manos
ante la opinión pública, por ello Marshall declaró que no habían tomado ninguna acción que justificara los puntos de vista
de los exilados dominicanos respecto a su política. En esto último el general Marshall tenía razón, los discursos eran actos
de exorcismo inútiles que no iban acompañados de acciones
decisivas para darle la espalda a Trujillo. Dichas declaraciones
resultaban actos demagógicos para luego justificarse ante Ortega diciendo que “no podemos comprometernos a controlar
la forma y manera de los reportes de prensa”. Para contener
en algo a su astuto demandante, Marshall le sacó una suerte
de “trapo sucio”, cuando refirió que “tenían evidencias de un
ataque planificado en contra Venezuela proveniente de la República Dominicana y que teníamos la intención de enjuiciar
ciertos individuos y que existía la posibilidad de que resultara
una publicidad desagradable”.
Marshall terminaría doblegando a su extraño querellante;
el embajador Ortega reconocía que el funcionario dominicano involucrado en el complot contra Venezuela ya había sido
destituido por él mismo. Por cierto, información valiosa para
implicar al gobierno dominicano en la trama contra el venezolano la ofreció el jefe de la Policía Secreta cubana, Mario
Salabarría.68 En fin, todos los trapos sucios serían lavados en
aras de salvaguardar los intereses mutuos del imperialismo y la
tiranía trujillista en el Caribe.69
Un reporte de la Embajada norteamericana en La Habana
del 26 de julio daba cuenta de que “el Jefe del Ejército de Cuba
ha declarado que los revolucionarios deben partir de Cuba
pronto o que se tomara acción para desbandar el movimiento
Memorando de oficina, Departamento de Estado, 31 de julio de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 505.
69
Informe de Marshall, 26 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 482-483.
68
186
Jorge Renato Ibarra Guitart
como un elemento de perturbación de la paz”.70 Esto significa
que, en esos momentos, Genovevo Pérez Dámera no solo estaba alineado con la tiranía trujillista sino que también servía a
los intereses de Washington. La información era muy sensible
y demostraba la intención del alto mando cubano de desmoronar al movimiento expedicionario.
Por otro lado, el embajador Norweb no pudo encontrarse
con Grau por esos días, quien “casualmente” se encontraba
en unas regatas en Varadero. La respuesta oficial del ministro
de Estado cubano, Rafael González Muñoz, a los imperativos
de Washington de “no dejar piedra sin voltear” en la investigación que le había sido ordenada fue de que “había actividad
desperdigada”; a lo que agregó: “[…] no existía ningún grupo de importancia”. González Muñoz concluía que estimaba
exageradas las denuncias dominicanas e irritantes las formas
en que se habían conducido sus diplomáticos para hacer las
reclamaciones a Cuba. Evidentemente el canciller cubano procuraba ganar tiempo para encontrar una salida feliz al caso de
la expedición dominicana, la que había puesto en situación
embarazosa al gobierno. De hecho existían diferencias entre
los altos funcionarios del gobierno cubano, quienes debían llegar a consenso, si es que antes no estallaba una disputa interna. Pesaba el hecho de que los grupos de poder del poderoso
vecino del Norte exigían la disolución del cuerpo expedicionario. En época de Braden se hicieron los desentendidos pero
ahora urgían respuestas inmediatas. Influía también la postura
agresiva mantenida por Trujillo contra este y otros gobiernos
que habían sido declarados sus enemigos acérrimos. Contra
los mismos “el Jefe” tenía planes concretos de desestabilización, golpes de Estado y asesinato de sus políticos y, por tanto,
la expedición era también una especie de escudo defensivo
que podía usar Cuba.
Telegrama al Departamento de Estado, Embajada EE.UU. en La Habana,
26 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p.486.
70
Relaciones cubano-dominicanas...
187
Washington no se conformó con la actuación inicial de
Norweb, por lo cual el embajador en La Habana fue llamado
al Departamento de Estado, donde le exigieron “visitara de
nuevo las autoridades y les declarara, si ya no lo había hecho,
lo sombrío de nuestra opinión si este avión y estos buques
partían”.71 Las presiones yankees aumentaban y el círculo sobre el gobierno cubano se iba cerrando. Mientras tanto Trujillo, si bien aguardaba desesperado un ataque, podía esperar
el rescate de los Estados Unidos de América. Es así que las
misiones de inteligencia sobre el gobierno cubano se incrementaron, los informes de Norweb se nutrieron de importantes revelaciones, algunas provenientes “de una fuente muy
confiable del gobierno cubano”. Esta fuente daba a conocer
que Grau estaba dando plazos a la expedición para que saliera lo antes posible y que de lo contrario actuaría para disolverla. Otra información importante es que si bien muchos
altos funcionarios del gobierno estaban comprometidos con la
expedición, en ella no se había involucrado al general Pérez
Dámera. O sea, que a Genovevo lo tenían “compartimentado”,
en altas esferas se sospechaba que era un agente trujillista y les
resultaba poco confiable. Podríamos adelantar la hipótesis de
que esta conspiración pudo haber contemplado su salida del
cargo de jefe de Estado Mayor, aunque no hay pruebas concluyentes al respecto. El informe indicaba que “el General Pérez
está muy encolerizado y ha realizado varios viajes al área de
reunión. También tiene aproximadamente unos 50 soldados
entrenados en ‘Las Chivas’, con otros en estado de alerta”.72
Basados en este testimonio podemos pensar que Genovevo
pretendía emboscar a los expedicionarios aún sin contar con
la aprobación del gobierno al que debía obediencia, por tanto
desde un primer momento actuó como agente al servicio de
Memorando de Conversación. Departamento de Estado, 28 de julio de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 489-490.
72
Telegrama de Norweb, 28 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 496-497.
71
188
Jorge Renato Ibarra Guitart
Trujillo y del imperialismo norteamericano. El asunto comenzaba a tomar ribetes de conflicto interno por las influencias de
los gobiernos estadounidense y dominicano en Cuba.
Otro asunto notable en el profuso informe de Norweb es
que da a conocer que Venezuela estaba comprometida con
la acción. Aunque todo parece indicar que su intervención
sería en un momento posterior, en cuanto tuvieran éxito las
primeras acciones de los expedicionarios, “Cinco aviones de
tipo transporte, desde Venezuela, están disponibles para usar
de un momento a otro”. Para concretar todos estos planes y
cumplir la solicitud del gobierno cubano de acelerar todos los
preparativos, eran necesarios $100 000 de inmediato. Los responsables de esa misión serían Mario Salabarría, jefe de la Policía Secreta cubana y Manolo Castro, ministro de Deportes.
A esta situación complicada se sumaron las hostiles arremetidas de la prensa del área contra los planes de desembarco
del movimiento revolucionario. El ministro de Estado cubano,
González Muñoz, asociaba dichas campañas con las “presiones
de los Estados Unidos”.73 El encargado de Negocios de Cuba
en Costa Rica, René de Lamar, se hacía eco de las mismas
cuando enviaba a su cancillería un recorte del diario local Tribuna que denunciaba “el propósito de una invasión militar a la
República Dominicana por un ejército comunista, preparado
en Cuba”. El diplomático antillano concluía que había podido
captar un sentimiento de desconfianza hacia su país, debido a
“lo temible que se considera al comunismo en Cuba en los países del Caribe, no sólo por su fuerza, sino por las conexiones
y posibles amenazas para la tranquilidad y el orden en dichos
países”.74 Precisamente por esos días Arturo Despadrel, Secretario de Estado dominicano, enviaba una carta de felicitación
al Miami Herald por contribuir a desacreditar el movimiento
Ibídem.
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Informe de René de Lamar, encargado de Negocios cubano en Costa Rica, 27 de julio de 1947.
73
74
Relaciones cubano-dominicanas...
189
revolucionario que se gestaba en Cuba, empezando por aquel
reportaje de los desertores puertorriqueños. Luego el diario
miamense activaría su campaña con denuncias de que la conspiración en Cuba para producir una invasión a la República
Dominicana estaba conducida “por elementos comunistas o al
servicio de éstos”. Por ello Despadrel, a nombre de su gobierno, concluía que: “El Miami Herald está haciendo un servicio
apreciable a la paz del continente y despejando los obstáculos
que esos elementos comunistas tratan de crearle al ambiente
de unidad que debe imperar en la conferencia de Río. Mi gobierno con todos los datos que posee y que pone a disposición
del Miami Herald y de toda la prensa seria del continente, respalda los reportajes publicados por ese diario”.75
A su regreso de las regatas de Varadero, Grau fue abordado
por Norweb en un encuentro en que el presidente cubano
terminó por comprometerse firmemente en “tomar medidas
enérgicas para sofocar la actividad revolucionaria basada en el
territorio cubano y dirigida contra la República Dominicana”, a
ello habría que añadir el compromiso que asumió su gobierno
de dar a conocer una declaración pública al respecto.76 Todo
parece indicar que Grau había asumido esta obligación toda
vez que esperaba se cumpliera el ultimátum que le había dado
a los conspiradores para que salieran antes del 30 de julio. Su
respuesta fue una expresión de la débil posición del gobierno
cubano ante las exigencias del imperialismo norteamericano.
La noche del 30 de julio se produce un operativo totalmente secreto dirigido a trasladar a los expedicionarios del puerto
de Antillas hacia Cayo Confites. Fue una jugada magistral que
dejó perplejos a todos: figuras del propio gobierno cubano,
agentes norteamericanos y del régimen trujillista. Ninguno de
Cable gobierno Trujillo al Miami Herald, 28 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 495. Este periódico y su corresponsal
Morrison eran grandes colaboradores de Trujillo.
76
Telegrama Norweb, 28 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 498.
75
190
Jorge Renato Ibarra Guitart
ellos pudo desentrañar la maniobra, se desconoció el rumbo
de los conjurados hasta pasadas varias semanas, ese tiempo se
aprovechó para dar término a los preparativos. Por tanto Grau
aceptó esa maniobra para darle un poco más de cobertura a
la expedición, pero lo único que logró fue ganar tiempo. Continuarían las presiones desde todos los puntos cardinales y la
guerra de nervios interna. Un cable de la agencia norteamericana AP recibió informes de la Embajada dominicana en Washington de que “una expedición de tres barcos había salido de
Cuba […] y el punto de partida ha sido Antillas y Baracoa”.77
Una vez que la situación caribeña entró en esta fase complicada de campañas intrigantes de uno y otro lados, al imperialismo norteamericano le fue imposible ejecutar su decisión previa de aprobar las ventas de armas a Trujillo. Washington podía
aparecer como parcializado en la contienda que se avecinaba.
En un memorando de una reunión interna del Departamento
de Estado, se establece que “sería muy tentador para el embajador Ortega Frier, tan pronto se enterara de la decisión sobre
las armas, llamar a los periodistas y emitir una declaración que
crearía la impresión de que el gobierno de los Estados Unidos
le estaba dando ayuda activa al General Trujillo para aplastar
a los revolucionarios por medio de nuestro abastecimiento de
armas”. En vista de ello la decisión final sobre la venta de armas a República Dominicana se aplazó.78
A los ojos del imperialismo, la salida fantasmal de los expedicionarios el día 30 resultaba inexplicable y provocó la ira de
sus personeros, entre ellos la del embajador Norweb, quien le
formuló al ministro García Muñoz su “sorpresa de que él no
me lo haya informado y […] mi molestia por un aparente mal
Resúmenes de prensa, en Bernardo Vega: Ob. cit., Tomo II (1947),
pp. 500-501.
78
Memorando de Oficina Departamento de Estado, 31 de julio de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 502-503. Según Bernardo
Vega sólo se llegaron a hacer pequeñas ventas de armas después del fracaso de la expedición y por montos pequeños.
77
Relaciones cubano-dominicanas...
191
entendido en relación a los esfuerzos del gobierno cubano para
controlar o suprimir el movimiento”. Muñoz González apelaría a la excusa de que la expedición había salido antes de que
su gobierno pudiera tomar medidas. Sin embargo, Norweb lo
impugnó duramente haciendo uso de información de inteligencia que él poseía en el sentido que “el guardacostas cubano
estaba en la bahía de Nipe y pudo haber actuado”. A partir de
ese momento, los barcos expedicionarios se le perdieron al
embajador del imperio, naves aéreas norteamericanas saldrían
de la base naval de Guantánamo a localizarlos pero no pudieron ubicarlos. El error de la búsqueda fue que se hizo más
intensa en “aguas cubanas orientales”, cuando en realidad se
habían movido hacia las occidentales. 79
Bregando con lo imposible
La salida de los revolucionarios en varios buques desde el
puerto de Antillas con rumbo desconocido suscitó incertidumbre en los círculos de poder norteamericano y no atinaban
bien a tomar alguna medida; por lo pronto el propio general
Marshall informó directamente a la Casa Blanca lo ocurrido,
tuvo un encuentro personal con el almirante Forestal, jefe de
la Marina estadounidense, y citó a una reunión urgente con el
Almirante Dewitt C. Ramsey, subjefe de Operaciones navales.
A este último le solicitó ordenara los reconocimientos debidos
para poder ubicar los buques que habían zarpado de puertos
cubanos y cuyo paradero se desconocía; se recomendó no ejecutar ninguna demostración de fuerza directa sino notificar su
ubicación; según criterio del Departamento de Estado lo que
necesitaban en ese momento eran informes de inteligencia y
lograr una “supervisión continua de esos barcos”. Se propuso
Telegrama de Norweb, 31 de julio de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 506.
79
192
Jorge Renato Ibarra Guitart
movilizar aviones de reconocimiento que saldrían de la base
naval de Guantánamo para recorrer toda el área. A partir de la
ubicación de los navíos pensaban actuar dentro de Naciones
Unidas, controlada por Washington en esa etapa, y ejercer presiones diplomáticas. Otra alternativa estudiada era movilizar
el sistema interamericano a través de las convenciones de La
Habana de 1928 o bajo el Acuerdo de Chapultepec. Es decir,
los Estados Unidos confiaban que era posible actuar entre los
gobiernos del área de las Américas para proteger sus intereses
regionales.80
De cualquier modo en los días siguientes los vuelos de reconocimiento no pudieron localizar los buques en cuestión,81
tampoco en República Dominicana se registró desembarco
alguno lo que fue confirmado el día primero por Ortega Frier,
quien indicó, entre otras posibles variantes, “que se han escondido en Cuba”.82 El propio Ortega Frier, al parecer intentando
capitalizar este golpe de sorpresa de los expedicionarios, se
dirigió al Departamento de Estado para exigir de nuevo el fin
del embargo de armas; de allí saldría optimista cuando pudo
obtener de Marshall la respuesta que “ha sido ya decidido
debemos considerar a la República Dominicana y a todas las
demás repúblicas americanas sobre la misma base en cuanto
a permisos para la exportación o transferencia de armas se refiere”. Aunque Marshall, para no pecar de condescendiente y
poder sostener sus prerrogativas, terminaría señalando que
las exportaciones para República Dominicana serían autorizadas “cuando el Departamento concluya que dichas transferencias son razonables y necesarias para el mantenimiento del
Informe subsecretario Lovett, 1 de agosto de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 517-518.
81
Departamento de Marina EE.UU. Informe sobre vuelos de reconocimiento, 4 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
p. 524.
82
Resúmenes de prensa, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
p. 511.
80
Relaciones cubano-dominicanas...
193
orden interno o para permitir el ejercicio del derecho de auto
defensa”.83
Por lo pronto Trujillo estaba logrando lo que nunca antes:
presentarse como víctima de las furias de elementos revolucionarios radicales que con su acción podrían dar paso al comunismo. En esas circunstancias, al parecer de los funcionarios
del servicio exterior estadounidense, podían peligrar los intereses del imperialismo en la región del Caribe y Centroamérica. El caso de Grecia en Europa constituía un mal precedente
para evaluar el caso dominicano.84
Durante esos días inciertos, cuando no se sabía las coordenadas de los barcos que conducían a los revolucionarios, en
la República Dominicana se movilizó todo el ejército. Según
el agregado militar estadounidense en ese país, se esperaba el
desembarco en la costa norte, de Montecristi a Puerto Plata.
Existía un clima de tensión apreciable y las fuerzas armadas
dominicanas se preparaban intensamente pero tenían una defensa antiaérea pobre. El funcionario estadounidense se asombraba de que, a pesar de todos estos preparativos, la prensa
no ofrecía detalle alguno de lo que pudiera ocurrir, las gentes
comunes no conocían nada de lo que sucedía.85 Evidentemente el dictador Trujillo no quería que el pueblo dominicano tuviera participación porque estaba consciente de que la noticia
crearía pavor y podía estimular una revuelta interna.
Respuesta Marshall a solicitud de armas de República Dominicana, 1 de
agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., Tomo II (1947), p. 520.
84
En el caso de Grecia las guerrillas del Partido Comunista habían liderado la resistencia al fascismo durante la Segunda Guerra Mundial, y al
término de la misma no pudieron tomar el poder político, por lo que se
mantuvieron beligerantes durante los años posteriores a esa conflagración. Para entonces comenzaron a recibir la ayuda del recién surgido
campo socialista, en particular de Bulgaria, Yugoslavia y Albania. Respecto al caso dominicano, las diferencias eran evidentes pero desde el punto
de vista diplomático los Estados Unidos podían evaluar ambos casos de
manera similar.
85
Informe agregado Militar EE.UU., 2 de agosto de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 505-506.
83
194
Jorge Renato Ibarra Guitart
En sus últimos días en Ciudad Trujillo, el embajador Butler, al conocer la intención del Departamento de Estado de
levantar el embargo de armas, recomendó no atender a las
razones que para ello se reconocieron y concluía: “No considero a la República Dominicana con derecho a armas bajo un
programa a plazo intermedio por ninguno de estos propósitos
en el momento actual”.86 Butler era un sobreviviente aislado
de la política iniciada por Braden y si bien su palabra podía ser
tenida en cuenta, las determinaciones últimas corrían a otros
niveles. Por esa razón, el 4 de agosto fue llamado el embajador
Ortega Frier al Departamento de Estado donde el subsecretario Wright le dio a conocer que su solicitud para la revocación del embargo de armamento estaba siendo estudiada y se
le informó la posibilidad de que considerarían, de ahora en
adelante, a la República Dominicana igual a todas las repúblicas americanas en cuanto al criterio de suministros de armas.
Aunque para no llegar tan lejos y evitar falsas expectativas al
régimen trujillista concluía: “Esto podría significar que ciertas
solicitudes para licencias de exportación de armas para cualquier país podrían ser concedidas, mientras que otras podrían
ser rechazadas”. No obstante, Wright le pidió a Ortega Frier
que en ese momento no debía darle publicidad a este asunto
ya que él esperaba que en próximas conferencias interamericanas se formalizaría un acuerdo general sobre ese tema. El
embajador dominicano dijo que comprendía la situación e informaría a su gobierno pero mientras tanto ellos procurarían
armas donde pudieran.87
La dictadura dominicana estaba logrando poco a poco el
pleno apoyo de los Estados Unidos, para eso venía trabajando
con intensidad. Precisamente unos días antes de esta decisión
de someter a análisis el embargo de armas, el 21 de julio, el
Informe de George Butler, 4 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), p. 530.
87
Memorando de conversación, 4 de agosto de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 531-532.
86
Relaciones cubano-dominicanas...
195
presidente Trujillo envió un telegrama al presidente Truman
que daba a conocer la entrega de un cheque para la amortización de la deuda extranjera de la República Dominicana. Este
débito había sido objeto de acuerdos anteriores entre los gobiernos dominicano y estadounidense, y ahora, precisamente
cuando el régimen se encontraba en apuros ante la amenaza
del desembarco expedicionario, Trujillo desembolsaba el dinero de sus repletas arcas para captar el favor de Washington.
La medida en cuestión tuvo un efecto favorable en el talante
del general Marshall, quien le envío un telegrama al gobernante dominicano, a nombre del presidente Truman: “Es una
fuente de satisfacción personal para mí que la República Dominicana haya podido tomar la acción mencionada”.88 Ante el
imperio, Trujillo se ratificaba como un gobernante serio que
garantizaba el orden y retribuía sus deudas con los Estados
Unidos por lo que merecía un respaldo íntegro. Eso a costa de
la explotación y la sangre del pueblo dominicano.
Pero en lo que Washington decidía cuándo potenciar una
ayuda militar decisiva a su aliado trujillista, la dinámica de la
conspiración se imponía. El 3 de agosto la prensa informaba el
ajusticiamiento, por las llamadas bandas gansteriles que operaban en La Habana, de tres importantes informantes de Trujillo: Alfonso Luis Fors, Otmaro Montaner y R. Garcia. Había
evidencias de que Fors, antiguo Jefe de la Policía judicial bajo
el gobierno de Gerardo Machado en Cuba, tenía una agencia
como detective privado que usaba como pantalla para hacer
espionaje en favor de “Chapitas”. Un agente confidente de la
embajada norteamericana en La Habana reconocía que Fors
“está enviando todos los mensajes al Presidente Trujillo a través del Ministro suizo”,89 esto demuestra el trabajo mancomunado que llevaban los órganos de inteligencia dominicanos y
Telegrama Marshall, 4 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 537-538.
89
Memorando, informante Embajada EE.UU., Habana, 4 de agosto de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 536-537.
88
196
Jorge Renato Ibarra Guitart
estadounidenses. Washington confiaba más en el trabajo de
las agencias de inteligencia dirigido a socavar los planes de
los revolucionarios que en el suministro directo de armas. De
momento, algunas de estas bandas que pretendían rescatar
el legado revolucionario de los años 30 en Cuba les estaban
creando algunos dolores de cabeza a Trujillo y al Departamento de Estado. El embajador dominicano en La Habana,
Incháustegui, reconocía que “El ametrallamiento de Fors ha
contribuido notablemente, a que hayan disminuido las informaciones que se tenían y como la oficina ya no trabaja, o no se
mantienen relaciones con ella […] no se cuentan con servicios
muy importantes”.90 El propio Incháustegui refería que, al ser
del conocimiento público lo que él llamaba “el escándalo” de
la expedición, ello había llevado a que muchos de sus amigos
se hicieran a un lado, sobre todo por temor “a esos muchachos
terribles”. Al decir del embajador, sobre sus informantes colgaba “la espada de la justicia revolucionaria”.91
La guerra secreta de los espías se había iniciado antes de
que se lanzaran los primeros disparos. Un informe de inteligencia del agregado militar norteamericano en La Habana,
coronel Edgar E. Glenn, refería importante información suministrada por uno de sus confidentes quien había reportado
sus encuentros con Mario Salabarría, jefe de la Policía Secreta
cubana. La preocupación por esos días giraba en torno a la
confiscación de algunos aviones de guerra para los expedicionarios que estaban entrando clandestinos al país, se sabía
que el general Genovevo actuaría para retenerlos. Salabarría
había replicado que la noticia no le inquietaba mucho porque
el movimiento, que según el criterio del espía estaba muy bien
organizado y había llegado demasiado lejos, tendría alternativas para ello. Tuvo conocimiento que al ser intervenidas las
Memorando, Legación de República Dominicana, Habana, 9 de agosto
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., Tomo II (1947), pp. 554-555.
91
Memorando Legación de República Dominicana, Habana, 10 de agosto
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 556-557.
90
Relaciones cubano-dominicanas...
197
aeronaves se hizo contacto inmediato con el ministro Alemán,
al frente de la conjura. El agregado militar en La Habana le
preguntó al informante si existía la posibilidad de que el general Pérez Dámera pudiera capturar los aviones y detener el
ataque a República Dominicana, a lo que contestó que “Era
una posibilidad empero que el gobierno había respaldado el
movimiento y estaba consciente del mismo y que un intento
así resultaría en una amarga lucha y posiblemente en una revolución en Cuba”.
El curso del informe revela datos interesantes, como que
los aviones contra Trujillo serían tripulados por 30 pilotos
norteamericanos, veteranos de la Segunda Guerra Mundial,
que la CMQ operaría como estación de control madre para
las operaciones guerreras, y que Manolo Castro estaba a cargo
de todo el operativo para alistar la fuerza aérea. Castro estaba
habilitado para negociar con el ejército cualquier problema
que surgiera si los aviones fueran incautados. El informante
vinculó esta operación de suministro clandestino de aeronaves
con elementos venezolanos al afirmar que si el ejército cubano
apresaba los aviones y no los devolvía, “la propia Cuba sería
bombardeada desde Venezuela”, y que “si la expedición fuera
detenida desde aquí […] significaría que su base de operaciones tendría que ser mudada a Venezuela”.
Las confidencias del informe se extendían hasta que el jefe
de la Fuerza Aérea cubana, teniente coronel González Chávez,
se aparecía en el aeropuerto de Boyeros y ocupaba los aviones
de la empresa ANACRA, a cargo de Manolo Castro, que fueron trasladados a Columbia.92
El material de guerra sobrante de la Segunda Guerra Mundial se había convertido en una mina sin control del que cual
se suministraban conspiradores de una y otra partes. En este
caso serían los agentes trujillistas los que también se beneficia Informe de inteligencia, agregado Militar en La Habana, 1 de agosto de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 513-516.
92
198
Jorge Renato Ibarra Guitart
rían de ello; además de los aviones obtenidos en Puerto Rico,
también interceptaron otros siete aeroplanos de combate, se
trataba de 2 P-38 y 5 P-51 que despegaron sin autorización de
un aeropuerto de Florida. Según la agencia AP los funcionarios de aduana dieron un aviso tardío para interceptarlos y evitar que salieran del país.93 Posteriormente los exilados dominicanos denunciaron esa operación clandestina a las agencias
internacionales de prensa pero el gobierno norteamericano
no hizo ninguna reclamación oficial.94 Existen pruebas de que
el secretario de Estado estadounidense, general Marshall, conocía de ese operativo y nada hizo para impedirlo, al contrario
fue su cómplice.95
Algo raro pasaba, los aviones trasegados por Trujillo eludían
la vigilancia y llegaban a su destino sin licencia de exportación.
En tanto, los que bajo las mismas condiciones de ilegalidad se
dirigían al movimiento revolucionario y lograban aterrizaban
en Cuba, eran retenidos por los altos mandos del ejército. La
prensa cubana informaba que se habían confiscado cuatro aviones de guerra llegados ilícitamente al país por el jefe de Estado
Mayor de la Marina, comodoro Aguilar Ruiz.96 Por lo pronto
en lo que los líderes cubanos y dominicanos de la expedición
reclamaban al gobierno para que les devolvieran los aviones, se
estaba logrando el objetivo de dilatar la salida de la expedición
que casi equivalía a acabar con el plan; cada día de demora era
una derrota de los revolucionarios y tenía un efecto de desmoralización desastroso. Además esos aviones debían ser acondicionados con dispositivos que originalmente no traían.
Por otro lado, la prensa norteamericana explotaba al máximo las noticias sensacionalistas sobre el asalto a los almacenes
del ejército estadounidense para dar una imagen de caos en
Resumen de prensa, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 521.
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 523.
95
Informe Departamento de Estado a Embajada en Ciudad Trujillo, 4 de
agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 534.
96
Ibídem.
93
94
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199
las relaciones internacionales. En esas circunstancias, Washington tendría pretextos para luego intervenir como gran policía
regulador del orden. Así se desacreditaba a los genuinos revolucionarios dentro del movimiento antitrujillista cuando se
le ubicaba en medio de una trama que calificaban como de
filibusterismo internacional. El Washington Post del 7 de agosto explicaba que se estaba dando una “erupción compleja y
peligrosa de filibusterismo al por mayor” y que el blanco de
los izquierdistas era República Dominicana mientras que los
derechistas habían escogido a Venezuela. Para demostrar esa
supuesta imparcialidad imperialista, recurría al ejemplo del
complot fraguado por funcionarios de la Embajada dominicana en Washington contra el país sudamericano. Por otro
lado, para descalificar a los patriotas dominicanos, el diario
de la capital estadounidense declaraba que su movimiento estaba dominado por comunistas. Decir esto en plena histeria
de la guerra fría equivalía a lanzarles un estigma demoledor
que pudo privarles del apoyo anterior que tenían dentro de la
opinión pública mundial.97 En otro recorte de prensa se decía
que la adquisición ilegal de aviones de guerra por Cuba era
parte de un lote de 17 que se habían vendido a Venezuela,
y finalmente, aprovechando toda la información anterior, la
prensa norteamericana terminaba justificando la presencia de
su marina que patrullaba el Caribe “para paralizar el suministro de armas”. Este último reporte periodístico exageraba las
dimensiones de la expedición revolucionaria en preparación,
diciendo que se trataba de una flota de 27 barcos cuando en
realidad eran sólo cuatro.98
Para colmo de males, antes de la conferencia por la seguridad continental en Río de Janeiro, el gobierno dominicano
dio a la publicidad de la prensa internacional un comunicado
Resúmenes de prensa, 7 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 546-547.
98
Resúmenes de prensa, 11 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 559.
97
200
Jorge Renato Ibarra Guitart
en el que se quejaba de estar en una lista negra del Departamento de Estado que le impedía comprar armas en los Estados
Unidos. El argumento propalado a los cuatro vientos era falso;
en cuanto a ventas de armamentos, Marshall había acordado
con Ortega Frier colocar a República Dominicana en igualdad
de condiciones con los demás países del hemisferio occidental. Además habían pactado no divulgar nada al respecto y de
pronto salieron los voceros de la dictadura chantajeando a Washington con la Conferencia de Río de Janeiro, diciendo que
todo ello sería denunciado allí por su delegación y alegando,
además, que “los comunistas dominicanos que van a invadir el
país desde Cuba, sí han conseguido las armas en los Estados
Unidos”. Por supuesto, Trujillo no daba a conocer que estaba
adquiriendo aviones y armas de guerra clandestinamente en
los Estados Unidos con el consentimiento oculto del gobierno
norteamericano. Todo parece indicar que estaban irritados
por las revelaciones de la prensa estadounidense acerca de sus
planes conspirativos contra Venezuela y no se guardaron el
secreto, tan solo querían presionar y poner al mismo imperio
en una posición embarazosa ya que al final expresaban sus
esperanzas de poder “comprar armas norteamericanas bajo el
Plan Truman para estandarizar las armas del hemisferio”.99
Mientras los aviones de contrabando destinados a la fuerza
expedicionaria eran capturados por el alto mando del ejército
cubano, Washington dirigía esfuerzos para presionar fuerte
sobre el gobierno cubano. El embajador Norweb fue instruido para cumplir este mandato pero al mismo tiempo Grau
instruyó a su canciller, González Muñoz, para hacer fintas de
todo tipo y ganar tiempo. Esta maniobra fue notificada por el
propio Norweb cuando en uno de sus informes expresó: “En
mis muchos años de tratar con la burocracia latina, pocas veces
me he encontrado con tal desinterés como el del Ministro de
Resúmenes de prensa, 13 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 568.
99
Relaciones cubano-dominicanas...
201
Estado cubano: una sordera calculada que es más desconcertante porque está apartada de lo que es el carácter cubano”.
Concluía Norweb indicando que había evidencias en cuanto
a que “la política del Presidente es obstruccionista”. Esperaba
que sus sermones sobre supuesta imparcialidad podían tener
acogida en la cancillería cubana: “Hay probablemente una
cantidad de naciones americanas que quisieran ver un cambio
de gobierno en la República Dominicana; pero estamos todos
comprometidos a no tolerar dentro de nuestros territorios
ninguna empresa armada contra un vecino; ningún país tiene
derecho a ser el árbitro moral de otro, ni tampoco nuestros
pactos inter americanos nos dan poderes de policía y la maquinaria para la coacción moral que brindan otros acuerdos
internacionales”.100
Se trataba de una hipócrita declaración, era Washington el
que se aprovechaba de todo ese revuelo de noticias para erigirse en Policía Internacional por encima de todo lo que disponía el derecho internacional. El imperialismo, que deseaba
ser “arbitro moral” de todos, empezaba por violar sus propias
leyes de neutralidad cuando permitía que Trujillo obtuviera
suministros bélicos de contrabando. Al propio tiempo movía
sus peones en Cuba para capturar las armas que con mucho
esfuerzo y sacrificio conseguían los revolucionarios dominicanos, quienes estaban dispuestos a ofrendar sus vidas.
Para que no quedara duda de su manifiesta parcialidad,
Norweb, al referirse a la relación histórica entre República Dominicana y Estados Unidos, argumentaba al Departamento de
Estado: “Nuestros dos países fueron recientemente aliados en
la guerra. El asunto dominicano era un símbolo del dilema de
nuestros tiempos, y demandaba de una consideración tan seria
como algunos de los conflictos mayores sobre las creencias y la
política que están en estos momentos determinando el futuro
Informe Norweb, conversaciones con ministro de Estado cubano, 4 de
agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 527-528.
100
202
Jorge Renato Ibarra Guitart
de nuestro mundo”.101 Evidentemente se estaba vinculando la
campaña internacional contra el comunismo que en ese momento tomaba la forma de una “cacería de brujas” con el caso
dominicano, expresión de la lucha de un pueblo dominado
por una cruenta dictadura. Ahora Trujillo aparecía como un
aliado enfrentado a unos expedicionarios “comunistas”, los
que sostenían creencias que ponían en peligro “el futuro de
nuestro mundo”; el dilema dominicano se encerraba en la dinámica de la guerra fría para provecho de un dictador totalitario, por cierto Washington calificaba de totalitario a Moscú
pero no así al gobierno de Ciudad Trujillo. En ese sentido no
caben las comparaciones que hace Bernardo Vega de esta situación con la de Grecia para dar a entender que los Estados
Unidos no podían tomar una postura diferente.102
A pesar de las quejas de Norweb sobre la actuación de González Muñoz, este último terminaría admitiendo la existencia
de actividades expedicionarias y asegurando se impediría zarpar de las costas cubanas a los barcos de los conjurados. Esta
confidencia en la práctica era una confirmación al embajador
Norweb de que los tres buques que desaparecieron el día 30 de
julio del puerto de Antillas no habían salido hacia República
Dominicana como pudieron originalmente haber pensado.103
El cerco de la prensa sensacionalista a las gestiones negociadoras creaba situaciones de sobresalto para los diplomáticos
que entendían era posible una salida pacífica sin que se recurriera a la insurrección. Aunque en verdad, a esa altura de
los acontecimientos, la insurrección era el único camino que
había dejado Trujillo a su esquilmado pueblo, sólo la renuncia de Trujillo y su camarilla podía haber despejado el camino
hacia la paz en República Dominicana, ello también equivalía
a lograr la paz en todo el Caribe y Centroamérica. En esos
Ibídem.
Ibídem.
103
Ibídem.
101
102
Relaciones cubano-dominicanas...
203
momentos, al parecer, la cancillería cubana estaba buscando
algún tipo de transacción cuando había llegado al compromiso con Norweb de no permitir la salida de los buques de
los expedicionarios pero no acababa de presentar propuesta
alguna debido a las divisiones dentro de su propio gobierno.
Esto le permitió ganar un tiempo ante los apremios de Trujillo, en la práctica durante ese período se pudo haber decidido la salida de la expedición. Sin embargo, el tiempo que se
ganaba dándoles largas a los reclamos “del Jefe”, se perdía sin
llegar a una determinación a los fines de acabar de habilitar
al contingente armado y lanzarlo al combate. La intención de
tener listo todos y cada uno de los medios para dar un golpe
fulminante al gobierno dominicano no les hizo ver que, desde
antes de comenzar la guerra, ya la habían empezado a perder
con las demoras prolongadas.
El encargado de Negocios cubano en Ciudad Trujillo, José
F. Pimentel, después de haberle ofrecido al gobierno dominicano las seguridades del cubano en el sentido de que pondría
vigilancia sobre los planes conspirativos fue sorprendido en
esos trajines diplomáticos por el periódico oficialista La Nación. El rotativo, en un artículo del 5 de agosto, insultaba al
presidente cubano Grau. Por esa razón Pimentel envío una
protesta formal al gobierno dominicano y exhortó a su secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Arturo Despradel,
a que desmintiera esas manifestaciones que él consideraba
injuriosas.104 Despradel le respondió omitiendo la responsabilidad del gobierno en lo que decía La Nación y explicando
que no se sentían satisfechos con las promesas del gobierno
cubano; a su entender dicho gobierno no terminaba de adoptar las medidas para disolver el contingente expedicionario
en armas, y finalizaba con estas palabras: “En la prensa de los
Estados Unidos de América se ha dicho que el propósito de
la referida expedición es establecer un centro de comunica Archivo MINREX. Cuba (1945-1948).
104
204
Jorge Renato Ibarra Guitart
ciones y operaciones comunistas en el corazón del hemisferio
occidental”.105 El siervo respondía invocando al amo, la prensa
amarilla dominicana no podía ir a la zaga a la norteamericana
en los descalificativos que dirigían a los actos de justa rebeldía
del pueblo quisqueyano.
El encargado de negocios dominicano, Incháustegui, se
quejaba de la actitud de la Secretaría de Estado de Cuba: “La
cancillería cubana […] siempre se escurre por la misma puerta necia: Santo Domingo no ha protestado. Y el canciller […]
sonríe y se aleja”.106 El asunto era que el gobierno cubano recurría a todo tipo de evasivas para ganar tiempo, alegando que la
documentación no estaba completa o no procedía en cuanto a
las formalidades de rigor, a pesar de las protestas sucesivas de
la parte dominicana.
Una campaña para descalificar a las expediciones dominicanas y crear desasosiego entre los cubanos empezó a correr
como pólvora. Se decía que los preparativos para tener lista la
expedición dominicana no era más que una cortina de humo
tras la cual se ocultaba un plan golpe de Estado, unos decían
que el líder de la asonada sería el mismo Grau, y otros especulaban sobre otros personajes que mantenían cierto protagonismo en el panorama político cubano. Esta es una tesis sobre
la que volveremos ella más adelante, solo podemos decir que
surge con el propósito inicial de hacer fracasar la respuesta
revolucionaria del pueblo dominicano para beneficio de los
intereses creados por el imperialismo en la región.
En verdad existía una lucha interna dentro del gobierno
como resultado de las presiones que Washington ejercía y de
la falta de principios de algunos politiqueros y pandilleros que
inicialmente se involucraron en la misma. Estos señores de la
más diversa ralea, se habían incorporado a la conspiración por
Ibídem.
Memorando Legación dominicana en La Habana, 9 de agosto de 1947,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 554-555.
105
106
Relaciones cubano-dominicanas...
205
oportunismo político y luego la abandonaron a la hora decisiva cuando había que demostrar la firmeza revolucionaria de
la cual carecían en lo absoluto. Algunos buscaban justificar el
dinero que se desviaba del presupuesto con el inciso K, no
por gusto el ministro de Educación Alemán era uno de sus
cabecillas. Habían hecho de la expedición un gran negocio especulativo no solo para manejar cuantiosas sumas monetarias,
sino también para capitalizar prestigio patriotero, intentando
así compensar su pérdida de reputación interna.
Varias mentiras propagó la Legación trujillista en La Habana,
una de ellas era que con el desembarco de tropas revolucionarias, Cuba pretendía arruinar la industria azucarera dominicana
para monopolizar el comercio de los azúcares en los mercados
británico y norteamericano y lograr una “compensación en sonoros dólares”. Eso era completamente falso y se encargó de refutarlo el propio Juan Bosch. Esta falacia pretendía que Londres
y Washington favorecieran al régimen de Ciudad Trujillo. La
otra mentira, que ya hemos mencionado pero que se continuó
reiterando, era que los expedicionarios habían colocado una
avanzada en Haití, Incháustegui refería: “Se habla que ellos tienen mucha gente en Haití y que en cualquier momento pueden
caer sobre determinadas guarniciones en la frontera”.107 Esta
falsedad se había echado a correr para crearle inquietud a los
Estados Unidos e inducirle a pensar que la insurrección que
iniciarían los expedicionarios involucraría inevitablemente a
Haití. Visto de esa manera, los intereses norteamericanos en toda
la región caribeña se pondrían a riesgo por la ola de violencias
que provocarían los insurrectos “comunistas”. Mientras tanto, el
régimen trujillista sería apreciado como el garante del orden en
la región puesto que ya había firmado un pacto con Haití. En este
caso lanzarían un manto de olvido sobre la aterradora matanza
de haitianos provocada por Trujillo a fines de los años 30.
Memorando Legación dominicana, La Habana, 10 de agosto de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 556-557.
107
206
Jorge Renato Ibarra Guitart
Finalmente, en una operación de aliado a aliado, el gobierno británico terminaría pasando la importante información
sobre la ubicación del grupo de revolucionarios al gobierno
norteamericano. El 11 de agosto, el ministro británico en La
Habana le hizo llegar a Norweb copia de las declaraciones de
cuatro marineros de las colonias británicas en el Caribe, quienes referían que los expedicionarios se encontraba en Cayo
Confites. Los marineros habían desertado de un contrato con
una empresa naviera con la cual habían trabajado para cargar
armas del barco Berta, uno de los que poseían los expedicionarios. A los pocos días estaban los aviones norteamericanos
sobrevolando el cayo y tomando fotos; Norweb enviaba al Departamento de Estado las dos primeras fotografías que le había
dado el Agregado Naval.108 La noticia, como bien lo demuestra
Bernardo Vega en su libro sobre las relaciones entre el régimen
de Trujillo y los Estados Unidos, no fue transmitida de inmediato al gobierno dominicano. Pero ello no fue determinante
para el éxito de las acciones conjuntas que desarrollaron los
cuerpos de inteligencia dominicanos y estadounidenses.
Los Estados Unidos el 15 de agosto también recibíeron información ofrecida por Norweb del traslado de cascos militares consignados a Manolo Castro para los expedicionarios por
una aeronave B-18 procedente de San Juan, Puerto Rico.109
Una disposición de la diplomacia norteamericana dirigida
a anular las acciones de los revolucionarios fue la retención,
en los Estados Unidos, de un buque de desembarco tipo LCI
en Baltimore el 7 de agosto. El Departamento de Estado no
le concedió el permiso correspondiente, según informaciones que le hicieron llegar a los exilados dominicanos desde
Washington, la orden provino directamente del embajador en
La Habana, Norweb. Debemos recordar cómo el buque más
Transmisión de fotos, Norweb, 15 de agosto de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 581-582.
109
Informe Norweb, 15 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 583.
108
Relaciones cubano-dominicanas...
207
importante de la Marina de Guerra dominicana fue adquirido
ilegalmente por Trujillo cuando logró la licencia de exportación gracias a un favor de la Casa Blanca. Sin embargo, este
buque, pieza clave para los expedicionarios en el plan de desembarco pues estaba destinado a trasladar unos 500 hombres,
nunca llegó a salir, esta incautación los puso en una situación
de desventaja.110 Por suerte el armamento que iba a ser trasladado en dicho barco se logró rescatar antes que se procediera
a su confiscación.111
La emigración revolucionaria estaba pasando por serios problemas derivados de la pérdida de energías, tiempo, dinero y
recursos; esto los colocaba en un laberinto, enfrentando una
situación de desgaste en su liderazgo para proponer cambios
en la República Dominicana. A esa situación la había llevado la
labor de zapa del imperialismo norteamericano dirigida a sabotear los preparativos insurreccionales y a crear un ambiente
de rechazo en la opinión pública mundial hacia los aprestos
de acción libertaria. La prensa amarilla estadounidense y por
supuesto también la dominicana, presentaban a los revolucionarios como filibusteros en busca de aventuras sin noción de
cómo conducir un gobierno. La visión general que se transmitía era que en el Caribe prevalecía una situación de caos,
ya ni siquiera los crímenes de la dictadura trujillista ocupaban
titulares. Ahora la mayor inquietud de los reporteros eran los
trajines conspirativos que se habían escapado del control de
Washington en medio de la amenaza del comunismo.
Por esa razón, los líderes de la emigración efectuaron algunas gestiones para intentar cambiar el curso de esas campañas
y poder concluir los preparativos expedicionarios. Pero aquí
Memorando de informante anónimo a Embajada EE.UU. en La Habana,
7 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 549.
111
Informe teniente coronel S. R. Knight, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo
II (1947), pp. 640-642. La operación de rescate de este armamento la
dirigió Manolo Castro, quien el 18 de agosto lo trasladó hacia la estación
naval aérea del Mariel.
110
208
Jorge Renato Ibarra Guitart
volverían a chocar con otro muro, en verdad si los crímenes
de Trujillo pudieron haber levantado algunos escrúpulos moralistas entre miembros del Departamento de Estado, la acción
libertaria de los revolucionarios dominicanos no resultó del
agrado del “establishment” que para entonces mantenía una
postura conservadora en medio del apogeo de la guerra fría.
Desde Caracas, Juan Bosch, a través del periódico Últimas
Noticias de 3 de agosto, refiere que la invasión que se preparaba se trataba de una acción tan antitrujillista como anticomunista. El mensaje estaba dirigido, más que a discriminar a los comunistas, a combatir el estigma que les quería
lanzar Washington a los revolucionarios. En otro encuentro
de exilados dominicanos con un informante de la Embajada
norteamericana en La Habana, Juan Bosch le refirió a este
funcionario que ellos podrían derrocar a Trujillo siempre
que los Estados Unidos no le ofrecieran ningún apoyo militar al mismo, y los dejaran a ellos actuar sin interferir en su
actividad. Se lamentó de la actividad del embajador Norweb,
dijo que un embajador estadounidense no debería ayudar
a un dictador y que él tenía confirmación de que lo estaba
haciendo. Al respecto, Bosch indicó que había visto una lista
de siete aviones con sus numeraciones correspondientes entregada al presidente Grau por el embajador con la solicitud
de que el gobierno cubano los confiscara. El líder del exilio
dominicano concluiría argumentando que Washington nada
había hecho con los aviones que Trujillo había logrado sacar
de contrabando en los Estados Unidos.112 Estaba claro cómo
los maquiavelos del Departamento de Estado y la Casa Blanca
estaban manipulando el supuesto caos en el Caribe. Anteriormente vimos cómo el propio Marshall estuvo al tanto de la
salida de estos aviones para Santo Domingo y simplemente
los dejó partir.
Memorando funcionario Embajada EE.UU., 4 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 536-537.
112
Relaciones cubano-dominicanas...
209
En otro encuentro con un funcionario norteamericano que
tenía las mismas funciones ‘exploratorias’, se protestó fuertemente por la captura del barco LCI en Baltimore. En esa
oportunidad, los exilados expresaron que sabían que la orden
para el decomiso provino del embajador Norweb. Explicaron que su plan revolucionario estaba dirigido a producir el
menor derramamiento de sangre posible sin producir daños a
las propiedades extranjeras. Bosch indicó que en la zona este,
donde abundaban los centrales azucareros, no tenían previstas acciones de desembarco para dejar intactas estas unidades
productivas. Hubo un momento interesante de ese encuentro
cuando Berthier, uno de los exilados dominicanos presentes,
le manifestó inquietud al funcionario de la Embajada por la
presencia de buques de guerra norteamericanos en las aguas
próximas a Quisqueya, pero la respuesta la dio el propio Bosch, quien expresó confianza en que ello no significaba nada
puesto que él conocía a muchos funcionarios del servicio
exterior estadounidense que manifestaban antipatía por Trujillo. Según el informe del funcionario: “Los revolucionarios,
aunque preocupados por la actitud de los Estados Unidos,
aparentemente no piensan que nosotros entremos a ayudar a
Trujillo”. 113
En este caso los revolucionarios dominicanos estaban desfasados y no acaban de asumir que los norteamericanos lo
único que harían era obstaculizar sus acciones, desde Washington les estaba ganando la guerra, aun sin tirar un tiro, con
sus informes de inteligencia, su prensa amarilla, intrigas, incautaciones de armas y todas las artimañas de su arsenal de inteligencia. Trujillo no les sería simpático a los Estados Unidos
pero para el imperio el dictador dominicano era el orden, los
dólares en efectivo por el pago de la deuda; el asesino que le
aseguraba sus intereses económicos y militares. Por otra parte,
Memorando funcionario Embajada EE.UU., 7 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 550.
113
210
Jorge Renato Ibarra Guitart
más adelante demostraremos cómo en efecto, su armada naval
hubiera estado lista para, si fuera necesario interceptar, y hasta
hundir los buques de la expedición revolucionaria.
Siguiendo esa misma ruta desacertada de pensar que todavía
estaban en los tiempos de Braden, los emigrados comisionaron
a Ángel Morales para que se entrevistara extraficialmente con
un enlace de la UNESCO, que en verdad era un alto funcionario del Departamento de Estado, Charles Thompson. Morales
procuraba que los Estados Unidos corrigieran la política que
los estaba arrinconando, asistió a ese encuentro completamente desubicado respecto a la posición política norteamericana, y cometió no pocas pifias, empezó por decir “que él y
sus compañeros revolucionarios tienen la sensación de que el
Departamento tiene una actitud más o menos favorable a sus
planes para una revolución contra Trujillo y que el Departamento podría, por tanto, estar dispuesto a cerrar sus ojos ante
algunos de sus preparativos”. A esos efectos sugirió al funcionario estadounidense que liberaran el barco LCI detenido y
pusieran atención a reclamos que sobre el caso les haría la
Embajada cubana en su país. En cuanto a los ataques de la
prensa norteamericana sensacionalista, enfatizó que los revolucionarios no eran comunistas. Terminó entregando unos
manifiestos contemplativos del programa de gobierno que
tenían pensado instalar una vez que Trujillo fuera derrocado y
haciendo constar la ayuda que habían recibido del gobierno y
pueblo cubanos, entendía que “había en Cuba un sentimiento
generalizado favorable a la revolución”.114 En fin, Morales estaba alucinando, veía un oasis en un océano de maquinaciones
maquillado con los discursos elegantes de Truman. No supo o
no quiso ver lo que había más allá de ese maquillaje.
La trama dispuesta por las argucias de los servicios de inteligencia estadounidenses en combinación con los dominicanos
Informe Charles Thompson, 15 de agosto de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 584-585.
114
Relaciones cubano-dominicanas...
211
enfrentó algunos inconvenientes cuando un diario cubano dio
a conocer que dos periodistas norteamericanos, Harry Klemfuss y Luis Hamburg, eran espías trujillistas. A partir de ese
momento, sus vidas podían estar en peligro, ya vimos cómo fueron ajusticiados Fors y Montaner por servir de confidentes a
Chapitas. En auxilio de estos desafortunados agentes, vinieron
altos oficiales de la misión militar de los Estados Unidos en La
Habana. Según informe del agregado militar en esa capital,
Edgar E. Gleen, el agregado Naval intervino personalmente
para sacarlos del apuro y pudo comprobar que Hamburg “estaba bastante excitado y declaró que su vida había sido amenazada y que estaba partiendo para Miami en el primer avión
disponible y desde allí a Ciudad Trujillo”.115
Posteriormente se suscitarían algunos hechos demostrativos
de que el apoyo que los cubanos vinculados al gobierno de
Grau le daban a la causa dominicana tenía sus límites. Es muy
importante lo revelado por un informe de inteligencia que llegó a manos de Norweb a partir de un encuentro que sostuvo
un informante anónimo con Andrés Triay, asistente del ministro de Educación Alemán. Triay daría a conocer que Alemán
acababa de regresar de la provincia de Oriente y había advertido “que la presencia de los barcos de la Marina de Estados
Unidos en las aguas vecinas hacía necesaria la posposición de
la acción”. Alemán, desde su perspectiva oportunista, vio con
más claridad la posible injerencia imperialista que los líderes
del exilio dominicano, quienes confiaban en el espíritu liberal de los funcionarios del servicio exterior estadounidense.
Además de los decomisos de medios para el combate hay que
añadir que las maniobras navales yankees demoraron la salida
de los expedicionarios. Triay confirmaría que, en caso de que
las maniobras fueran abandonadas, “los revolucionarios, todavía prestos, procederían rápidamente”,116 es decir, se estaba
Informe agregado militar EE.UU. en La Habana, 5 de agosto de 1947.
Telegrama Norweb, 10 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 558.
115
116
212
Jorge Renato Ibarra Guitart
esperando por el visto bueno de Washington para dar paso a
la revolución y el derrocamiento de Trujillo. No se había concebido la idea de que definitivamente habría que desafiar al
imperio para poder llevar la expedición a aguas dominicanas.
También pudimos consultar un relevante informe de inteligencia elaborado a partir de datos falsos que dos miembros de
la Policía Secreta cubana, comandada por Mario Salabarría,
ofrecían a los norteamericanos. El documento indicaba que
“pequeñas lanchas, yates y otras naves improvisadas de desembarque han estado transportando continuamente hombres
desde las playas orientales de Cuba hasta las occidentales de
Haití”. 117 Bernardo Vega se pregunta cuáles pudieron haber
sido las razones que motivaron el traslado de esos informes falsos, nosotros podríamos lanzar la hipótesis de que Salabarría
había cambiado de bando, y ante las presiones de Washington
intentaba boicotear la expedición alimentando el temor de los
norteamericanos de que la guerra se propagaría a todo el Caribe, y ello conduciría a la ruina de sus intereses en la región.
El 17 de agosto el Havana Post daba a la publicidad una carta del dirigente del movimiento revolucionario dominicano
Juan Rodríguez a Julio Ortega Frier, embajador dominicano
en Washington, la misiva contenía un desmentido público a las
imputaciones de Trujillo de que los comunistas estaban implicados en el movimiento de resistencia.118
Después de la contraofensiva de los líderes del exilio dominicano para sacudirse el estigma de “comunistas” que quería
endilgarle la prensa norteamericana, el embajador Norweb redactó un informe, en el cual analizaba los documentos programáticos del Comité Revolucionario Dominicano y terminaba
reconociendo que estaba impresionado por la seriedad de los
mismos y que las acusaciones del presidente Trujillo, al cali Infome inteligencia de S.R. Knight, teniente coronel, AGD, 11 de agosto
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 560-563.
118
Informe de Norweb al secretario de Estado, 18 de agosto de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 589-590.
117
Relaciones cubano-dominicanas...
213
ficarlo de comunista, “son en gran medida sin fundamento”.
Al parecer, esto fue solo un acto de expiación de culpas, sin
que tuviera influencia en la política que el Departamento de
Estado estaba aplicando para denigrar del movimiento revolucionario y al propio tiempo limitar sus posibilidades de ejecutar su acción redentora.119 Por cierto, la prensa norteamericana apenas había dicho nada cuando Trujillo dio facilidades
a los comunistas para fundar el PSP dominicano ni tampoco
cuando esos propios comunistas fueron víctimas de las atrocidades de los cuerpos represivos del “Jefe”. Entonces no hubo
escándalos en esos poderosos medios propagandísticos, ahora,
cuando peligraba su aliado caribeño, mientras se movían los
titulares de la “prensa libre” y “democrática” de Norteamérica
para anatemizar a los patriotas dominicanos.
En tanto, Ángel Morales continuaba su campaña por Estados Unidos procurando librar al movimiento revolucionario
de los ataques que pretendían desahuciarlo políticamente.
Morales en esta actividad demostraría una falta de pericia y
recursos sorprendentes, sus desafortunadas y poco felices diatribas lo único que hacían era hundir más en el descrédito
al exilio revolucionario. En el diario New York Times de 19 de
agosto, acusaba a Trujillo por haber invitado a los comunistas
a que actuaran libremente en la República Dominicana; Morales eludía que, desde el principio, todo aquello había sido una
farsa del dictador y que los primeros perjudicados de eso habían sido los propios comunistas y trabajadores dominicanos.
Aunque luego reconocía que la maniobra política orquestada
por Trujillo estaba dirigida a chantajear a Washington, cosa
que era cierta, y que los comunistas “se habían hecho muy activos en la oposición” por lo que terminaron recibiendo las
represalias del régimen. Su enfoque era incomprensible para
el norteamericano promedio que continuaba sin apreciar la
esencia de la realidad dominicana: “Esto es irónico pues Truji Ibídem.
119
214
Jorge Renato Ibarra Guitart
llo, y no su oposición, es el que ha servido y ha sido servido por
los comunistas”.120 En realidad la forma en que se emitían esas
apreciaciones, propias de un anticomunista acérrimo como lo
era Morales, no ofrecía otro tipo de matices. El resultado seguía
siendo el mismo: el Caribe estaba sumido en un desconcierto
total y no se sabía a ciencia cierta quién era o no era comunista, por lo tanto era mejor actuar con cautela. En ese caso,
aunque la situación dominicana era complicada, había que
insistir en el mensaje inicial de los años 1944 a 1945 que logró
captar simpatía en la opinión pública norteamericana cuando
se puso en evidencia la naturaleza criminal de la dictadura trujillista. Eso estaba más allá del debate sobre el comunismo, que
lo único que hacía era complicar la comprensión del mensaje
de repudio a los regímenes totalitarios y dictatoriales como el
de Trujillo que se quería hacer llegar. Otra demostración de
la impericia de Ángel Morales fue cuando, desde Washington,
confirmó a la prensa que se estaba proyectando una acción
militar contra Trujillo, de esa manera develaba los planes que
debían permanecer ocultos y al propio tiempo alarmaba aún
más a la opinión pública.121
Casi toda la campaña publicitaria sobre el drama dominicano se había montado alrededor del tema de las ideologías,
cuando en realidad la solución de esos problemas iba más
allá de la disputa fomentada por la guerra fría entre el comunismo y el capitalismo. En vista de ello algunos expertos en
inteligencia pretendían una superación de este enfoque para
el análisis de los políticos. Es así que el agregado Militar en
La Habana, Edgar E. Glenn, elaboró un informe para que el
Departamento de Estado terminara de fijar posiciones en este
caso, las mismas debían reforzar el rechazo a los conspiradores
dominicanos. Sin embargo, ahora ellos mismos iban a los orí Resúmenes de prensa, 19 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 598-599.
121
Ibídem.
120
Relaciones cubano-dominicanas...
215
genes del problema dominicano para asumir que Trujillo era
su aliado natural:
Es bien sabido que la “propaganda” que emana de Ciudad
Trujillo ha acusado reiteradamente que el grupo era principalmente comunista. Esta oficina ha sentido lo contrario
pero no había advertido la actitud anti-norteamericana
sino recientemente.
[…]
Una fuente que en casos anteriores ha demostrado ser
confiable […] su tesis demuestra que este movimiento se
presenta ante el público general, y especialmente a los observadores rigurosos, como un axioma contra la “sangrienta tiranía de Trujillo”. La fuente indica que otro motivo
es igualmente evidente detrás del objetivo anunciado: una
prueba para el día en el futuro cuando se pueda realizar
un esfuerzo contra los Estados Unidos. De tener éxito la
expedición, también indicaría que esto se registrará como
un presagio para cualquier movimiento futuro.
La fuente declaró que el Movimiento de Liberación
de América es otra indicación de un grupo que, aunque
no totalmente comunista, se está desarrollando como un
movimiento contra los Estados Unidos y se está unificando
con el Partido Comunista debido al hecho de que la meta
actual (el derrocamiento del régimen dominicano) es un
vínculo común entre ellos y el Partido Comunista.122
Ni siquiera Morales tratando de despojarse del sambenito
de comunista en sus erradas y estridentes declaraciones lograba que los imperialistas lo vieran con buenos ojos. Al evaluar
el memorando de la conversación que el líder dominicano sostuvo con Charles Thompson, J. W. Amshey, jefe en funciones
Informe agregado Militar, Embajada EE.UU., La Habana, 20 de agosto
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 615-618.
122
216
Jorge Renato Ibarra Guitart
de la División de Relación de Actividades Extranjeras, haría
unas interesantes recomendaciones al Jefe de la División de
Inteligencia y Compulsión en el Cuartel General de Guardacostas. Amshey indicaba que Morales había sido “muy franco
en cuanto a sus actividades en Estados Unidos y en cuanto a los
planes de la revolución en la República Dominicana” por tanto recomendaba reprimir toda esta actividad revolucionaria y
concluía indicando: “Esta información la llevamos a vuestra
atención en vistas de las posibles obligaciones de este gobierno bajo las provisiones del párrafo primero del artículo de la
convención respecto a deberes y derechos de los Estados en
caso de lucha civil firmado en La Habana el 20 de febrero de
1928”.123
Es decir que las desacertadas declaraciones de Morales a la
prensa para lo único que sirvieron fue para que el imperialismo tomara nota de todo y se dispusiera a reprimir al movimiento revolucionario apelando, por vía legal, a la Carta de
La Habana de 1928. El informe lo recibiría ni más ni menos
que el Jefe de la División de Inteligencia y Compulsión del
Cuartel General de Guardacostas, o sea la Marina imperial estaba sobre aviso para impedir por cualquier vía la salida de la
expedición que se fraguaba.
Diplomacia cubano-dominicana
El 19 de agosto, varios días después de que la Cancillería
cubana hubiera recibido de su similar dominicana la nota dirigida al jefe de Estado Mayor, general Genovevo Pérez Dámera,
de parte de su colega dominicano, general Caamaño, donde
lo exhortaba a actuar para impedir los preparativos contra el
gobierno de Ciudad Trujillo, el aludido Genovevo respondió
Memorando de conversación, 22 de agosto de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 628-629
123
Relaciones cubano-dominicanas...
217
en una entrevista a United Press. El alto oficial cubano refirió
que había contestado a dicha nota con la promesa de realizar
una investigación del caso, y ratificó que la misma se hallaba en curso. Después de todo ese protocolo aseguró que era
absurda la acusación de que estuviera preparando una fuerza
expedicionaria en Cuba. Como puede apreciarse esta era una
respuesta estudiada para la prensa pues ya pudimos comprobar
cómo Genovevo actuaba para tener acorralada la conspiración
y había mandado a confiscar no pocos aviones de guerra.124
Por esos días la prensa cubana, en particular el periódico
Pueblo del 11 de agosto, reportaba una acalorada discusión
entre Grau, Alemán y Pérez Dámera. Este último había protestado por la actividad de Alemán alrededor de los revolucionarios dominicanos, entendía que la misma indicaba un
desprecio a su alto rango y autoridad. El general pedía a Grau
escoger entre él y el ministro de Educación. El diario en cuestión especulaba que el presidente Grau no había mantenido
informado a Genovevo respecto a la actitud condescendiente
de su gobierno hacia la trama contra el régimen trujillista. Se
reportaba que en ese caso Grau le pidió a Alemán pusiera al día
de los acontecimientos al general.125 Por lo tanto, la respuesta
oficial del jefe del Estado Mayor cubano a la nota diplomática
dominicana estaba influida por ese acuerdo del que se hacían
fuertes conjeturas. Todo parece indicar que al sospechar los
vínculos de Genovevo con Trujillo, se decidió mantenerlo fuera de los detalles de la conspiración pero luego se le incorporó
a la misma con la esperanza de contar con su apoyo.
Por encima de lo que pudieran decidir cubanos y dominicanos, los imperialistas norteamericanos movían los resortes
de su poder para decidir en torno a este conflicto caribeño.
Según un informe de la Legación dominicana en La Habana,
Resúmenes de prensa, 19 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 598-599.
125
Informe Norweb, 18 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo
II (1947), pp. 583-584.
124
218
Jorge Renato Ibarra Guitart
uno de los agregados militares norteamericanos en esa capital
había anunciado, en el Hotel Nacional, que la “expedición era
un expedición suicida” y que no se le debería permitir su salida. ¿Cómo de antemano el alto mando militar estadounidense
la calificaba de suicida?, ¿tendrían previsto que los marines
yankees actuaran contra ella? Para ratificar esa postura cercana al intervencionismo, el encargado de Negocios dominicano, en su informe a sus superiores sobre el encuentro con el
agregado militar, expresaba: “Quien con él hablaba dice que
sacó la sensación de que los Estados Unidos sólo tienen interés
ahora de luchar contra el comunismo y que ‘una revolución
siempre lleva en la entraña la posibilidad de que los comunistas mejoren su posición’, por tanto no les interesaban los
cambios violentos”.126
Estaba visto y comprobado que Washington se jugaría el todo
por el todo para impedir la salida de la expedición revolucionaria ya que la misma se había vinculado al naciente conflicto
Este- Oeste dentro de la guerra fría, ellos bregarían satisfechos
con los regímenes totalitarios caribeños antes de aceptar cualquier tipo de revolución social en su traspatio natural.
Mientras tanto el gobierno cubano se mantenía dubitativo
ante las presiones enormes que recibía, y en cuanto a las reclamaciones dominicanas sólo acertaba a decir que no cumplían
las formalidades requeridas para ser procesadas, se le estaba
dando largas a un asunto que requería una determinación definitiva. Cada día que los expedicionarios perdían acampados
en Cayo Confites era una derrota a sus propósitos liberadores.
Por suerte, otro líder dominicano del exilio, Jiménez Grullón,
trataba de corregir en algo los desatinos de Ángel Morales y
declaraba a la prensa que una invasión a la República Dominicana era una fantasía de Trujillo.127
Informe Legación dominicana en La Habana, 19 de agosto de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 608.
127
Informe Norweb, 19 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II
(1947), pp. 602-603.
126
Relaciones cubano-dominicanas...
219
En vista de todo ello Trujillo intentó “coger el toro por lo
cuernos” enviándole una carta personal directa al presidente Grau para hacer que la Cancillería cubana admitiera como
procedente la protesta diplomática dominicana. La misiva ratificaba la denuncia acerca de los ingentes preparativos militares que se efectuaban en Cuba para “intentar desembarcos en
territorio dominicano con el designio de desatar una guerra
civil” y admitía que los cubanos habían respondido que atenderían el caso. Lamentaba Trujillo que, según “los indicios en
posesión de mi gobierno”, los aprestos bélicos seguían su curso
en Cuba sin que se hubiera tomado ninguna medida efectiva
para detenerlos y que por tanto “se requiere la intervención
de una autoridad más influyente que la Cancillería, para mover la acción de esos departamentos en el sentido de la fiel
aplicación de los pactos interamericanos”, por lo cual apelaba
“personalmente a Vuestra Excelencia”. Trujillo asumía que de
lo contrario se malograría la paz en el Caribe y “la legendaria
amistad entre el pueblo dominicano y el cubano”, y concluía
indicando que dicha disputa, “si Vuestra excelencia así lo quisiera formalmente, se resolvería inmediatamente”.128 Parecía
insólito que a esa altura Trujillo se presentara como víctima,
preocupado por la paz del Caribe y se apoyara en los pactos
interamericanos de los que se había burlado en más de una
ocasión. Pactos que por demás solo se aplicaban siempre que
Washington lo estimara conveniente.
El presidente Grau respondió con una breve nota que era
prácticamente una reiteración de contestaciones anteriores
de la propia Cancillería cubana: “En relación con las apreciaciones de Vuestra Excelencia sobre supuestas actividades
de exilados dominicanos residentes en mi país, pláceme
manifestarle que mi gobierno ha tratado de comprobar la
exactitud de esas informaciones y continúa laborando en el
Archivo MINREX. República Dominicana 114/6.1 1936-1974 (6).
128
220
Jorge Renato Ibarra Guitart
propósito de evitar que puedan ocurrir los hechos a que las
mismas se refieren”.129
Por esos días, fuentes de inteligencia dominicanas dan a conocer al personal diplomático norteamericano que en una finca situada en Calabazar, propiedad del ministro de Educación,
José M. Alemán, se encontraba todo un arsenal bélico para
producir la expedición revolucionaria. También corroboran
que el Ministro cubano había contribuido con $ 350 000 a los
preparativos insurreccionales.130 Para entonces descubren la
presencia de aviones de combate en el Mariel y conocen que
los primeros pilotos norteamericanos enrolados en la conjura
habían arribado a Cuba.131 Es significativo que los servicios de
inteligencia dominicanos y estadounidenses tuvieran fuentes
de información de primera mano en altas esferas del gobierno cubano, particularmente dentro de sus fuerzas armadas.
En una investigación posterior realizada bajo la dictadura de
Fulgencio Batista, se pudieron revelar algunos detalles de la
manera de cómo el ejército cubano trasladó armas hacia la
finca América. Según un informe confidencial de la Marina de
Guerra, de fecha 12 de septiembre de 1952 y firmado por el
capitán de fragata José G. del Río Chaviano, el entonces ex capitán de Corbeta Marciano Gajate Erro relató que “en ocasión
de estarse preparando por el gobierno del Ex Presidente de la
República Ramón Grau San Martín en el año 1947 la llamada
‘Expedición de Cayo Confites’” recibió órdenes verbales del
entonces jefe de la Marina de Guerra, capitán de Navío José
Águila Ruiz, y del entonces capitán de Navío Alberto Casanova,
de ponerse en contacto con Manolo Castro, uno de los cabecillas de aquella expedición. A Gajate se le orientó coordinar
con Castro “el material bélico necesario para tal empresa que
Ibídem.
Informe de Lovett, Embajada EE.UU., La Habana, 20 de agosto de 1947,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 613.
131
Telegrama Norweb, 20 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 613-614.
129
130
Relaciones cubano-dominicanas...
221
podía ser facilitado por la Marina de Guerra”; una vez puestos
de acuerdo, el alto oficial de la Marina se trasladó a recoger el
armamento al Negociado de Material de Guerra, radicado en
el arsenal de Casa Blanca y en los polvorines de la Marina de
Guerra. Precisamente los días 21 de julio y 8 de agosto de 1947
extrajeron material de guerra con desatino a la finca América,
el cual fue recibido personalmente por el entonces ministro
de Educación, José Manuel Alemán. Gajate precisa, citando a
otros testigos, que también se le entregó a Alemán “el material
bélico perteneciente a la Aviación Naval, recibido bajo recibo
firmado, a través del Alférez de Fragata, Manuel Rodríguez
Alonso”.132 A pocos días de este operativo tanto Washington
como el régimen trujillista conocían sobre el traslado de estos
pertrechos a la finca América.
A pesar del último esfuerzo de Trujillo para formalizar su
protesta ante el gobierno cubano la Legación dominicana
en La Habana advertía que la cancillería de la mayor de las
Antillas insistía en apreciar que no había una protesta oficial
dominicana “considerando notas como mensajes de colega a
colega sobre informaciones no oficiales de actividades revolucionarias en Cuba” y que ello no significaba “representación
formal” alguna. Pedía autorización para protestar “por vía legación cubana allí o por conducto legación dominicana”.133
El 21 de agosto un cable de UPI indicaba que Trujillo podría formular acusaciones contra Cuba en algún organismo
oficial basándose en los acuerdos de La Habana de 1928 y
1940.134 Es curioso que después que los norteamericanos uti Instituto de Historia de Cuba. Jefatura de Estado de la Marina de Guerra.
Sección Operaciones del Departamento de Dirección de la Jefatura del
Estado Mayor . S/C. En el referido documento se expresa que “los materiales de referencia” le fueron entregados a Río Chaviano.
133
Carta de Emilio García Godoy, encargado Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores, 21 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 618-619.
134
Resúmenes de prensa, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 618.
132
222
Jorge Renato Ibarra Guitart
lizaran este tipo de mecanismo para enfrentar el conflicto
cubano-dominicano, viniera Trujillo a recurrir a lo mismo.
Evidentemente estaban actuando en sintonía Washington y
Ciudad Trujillo.
Finalmente se procedió a que la Legación dominicana, por
medio de su encargado de Negocios, Incháustegui, tuviera
contacto personal directo con el ministro de Estado cubano,
Rafael González Muñoz. En el encuentro sostenido por ambos, el primero refirió que era necesario terminar de salir del
“círculo vicioso en que nos estamos moviendo” por el hecho
de que los cubanos no terminaban de aceptar como válidas
las reclamaciones dominicanas anteriores. El ministro cubano,
según Incháustegui, “vio la trampa y sonrió”, también se quejó
del exceso de publicidad que se le habían dado al intercambio
de notas.
El diplomático dominicano dijo que la peor propaganda la
había dado el líder del exilio Ángel Morales, quien afirmó en
Washington que “había cinco mil hombres” que formaban un
ejército para combatir a su gobierno. Incháustegui concluía
que esos hombres “en alguna parte deben estar […] más probablemente en los países americanos que están cerca de nosotros. Esto nos autoriza a pensar que aquí o en Haití o en alguno
de los países del Caribe que están frente a nosotros se hallan
esperando”. Hasta el canciller cubano tuvo que reconocer ante
Incháustegui que “cuando él leyó las declaraciones del Señor
Morales midió la cantidad de imprudencia y de incapacidad
política que tiene, pues estaba ofreciendo pormenores que
toda persona que piense se guarda”.135
González Muñoz terminaría dando a conocer a Incháustegui
el procedimiento seguido para el caso que debatían: “Yo creo
que con el tiempo se podrá disipar […] el justo temor de una
agresión. Han pasado los días y nada ha ocurrido, creo que
Memorando confidencial, Legación dominicana en La Habana, 21 de
agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 620.
135
Relaciones cubano-dominicanas...
223
esta es una cuestión de tiempo”.136 Por tanto, en ese momento, el gobierno cubano estaba adoptando una estrategia para
desangrar poco a poco los aprestos de los revolucionarios; caminaba en un terreno minado donde hasta al propio Grau le
podía estallar una ‘bomba’ si todo el proceso no se disponía a
paso lento como hacen los zapadores, todo parece indicar que
a partir de entonces comenzó la traición del gobierno cubano
a los revolucionarios dominicanos y cubanos. Empezaron a
presentarse denuncias, en la prensa cubana, de los padres de
algunos jóvenes que se habían sumado al grupo expedicionario y del que se desconocía su rumbo. Era el principio del fin
de la expedición y todavía Incháustegui, insatisfecho, le espetó
a González Muñoz que podían solicitar a organismos internacionales que se aplicara lo estipulado en la llamada Carta de La
Habana y que él sabía que Alemán tenía un arsenal de guerra
en su finca privada, con varios aviones incluso. Al diplomático
dominicano le llamó la atención que ante esas revelaciones el
canciller cubano “sonrió tan francamente, tan incrédulamente, que le dije: y a lo mejor se dice por ahí no puede haber
treinta aviones que la finca es muy pequeña y que solo cabrán
en ella treinta vacas”.137 Evidentemente el encargado de negocios dominicano no captó con suficiente perspicacia el mensaje que le quiso transmitir González Muñoz.
Otros pasos daría la diplomacia dominicana a través de la
Legación cubana en Ciudad Trujillo. El encargado de Negocios cubano en esa capital, Miguel Figueroa Miranda, fue
convocado a una cita con el secretario de Estado para Relaciones Exteriores, Emilio García Godoy. En el encuentro García
Godoy, a solicitud de Trujillo, se hizo acompañar por el embajador brasileño, ante el cual le leyó la carta que “el Jefe” le
había mandado a Grau. Figueroa se resintió de la presencia
del embajador brasileño y también de la alianza de Trujillo
Ibídem.
Ibídem.
136
137
224
Jorge Renato Ibarra Guitart
con la Argentina de Perón, es por ello que se quejó al embajador norteamericano Butler de que “Trujillo siente que puede
forzar el asunto con Cuba debido al respaldo argentino”. Esa
misma noche la Embajada argentina ofreció una cena coctel
en honor a Trujillo, donde fue condecorado por el embajador Molinari, quien se pensaba era el “autor intelectual” de la
carta a Grau.138 Con posterioridad, Figueroa recibió una carta
de García Godoy donde demostraba ciertas esperanzas en lo
que el presidente Grau pudiera hacer toda vez que no negaba
las imputaciones que el gobierno dominicano le hacía. En la
misiva se exhortaba al gobierno cubano a que cumpliera lo
dispuesto en la Carta de La Habana y procediera a desarmar y
disolver al grupo de expedicionarios.
García Godoy trataba de adoctrinar convenientemente a
Figueroa con la esperanza de atraer al gobierno cubano a la
órbita de los países que se habían asimilado al carro de la guerra fría:
Por consiguiente, esos individuos, de tendencia extremista
como se va revelando con más fuerza cada día, constituyen
un agrupamiento del mismo cariz que el que actuó a favor
del comunismo en la última guerra española, y sus designios no pueden ser meramente políticos-internos en lo que
respecta a la República Dominicana, sino los de tratar de
producir una revolución social que repugna a sus tradiciones, a la ideología política de todos sus sectores, y a los más
altos intereses del sistema democrático americano.139
En previsión de una posible confrontación bélica entre Cuba
y República Dominicana, la revista Bohemia de 24 de agosto hacía una comparación de ambos países en términos de efectivos
Telegrama Butler, 22 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 626-627.
139
Archivo MINREX. República Dominicana 114 / 6.1 1936-1974 (6).
138
Relaciones cubano-dominicanas...
225
militares disponibles. El saldo era favorable para Cuba. Pero a
partir de entonces comenzaron a circular reportes desde Cayo
Confites acerca de las dificultades que enfrentaba una tropa
cansada de tanta espera inútil; se conoció que un grupo de
reclutas había emitido un manifiesto a los comandantes para
que en los próximos diez días aplicaran el plan de ataque o
desertarían en masa. También se reportaban problemas de última hora para poder conseguir estantes para bombas y montaduras para ametralladoras de los aviones que estaban por
habilitar para el combate.140 No dudamos que esas carencias se
debieran a zancadillas que, en los Estados Unidos, les ponían
a los revolucionarios.
De pronto una información que resultaba bien sensible
para el movimiento revolucionario comenzó a ser utilizada
para desacreditar al gobierno de Guatemala y enfrentarlo con
la oposición. Se trataba de la compra de armas en Argentina para los expedicionarios; los diplomáticos dominicanos
se congratulaban que el Congreso guatemalteco le exigiera
a Arévalo explicaciones sobre el trasiego de esas armas “sin
rumbo conocido”.141 De nuevo los informes de inteligencia
pretendían socavar la unidad de los revolucionarios latinoamericanos poniendo en situación comprometida al gobierno
de Arévalo.
Por otro lado, en Cuba la situación se complicaba cada vez
más, Norweb tenía información de que Pérez Dámera daba
muestras de repudio al plan de los conspiradores, y que estos
se mostraban preocupados.142 Por otro lado, en un informe
de la Legación dominicana en La Habana se reportaba que el
círculo se estaba cerrando sobre los expedicionarios con la de Telegrama Norweb, 23 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 630-631.
141
Carta de Emilio García Godoy, 24 de agosto de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 630-631.
142
Telegrama Norweb, 25 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 632-633.
140
226
Jorge Renato Ibarra Guitart
manda de la oposición de llevar al congreso las acusaciones que
formulaba la República Dominicana, a esos efectos llamarían
a contar al ministro de Estado, González Muñoz. Otro suceso
trascendente fue la renuncia de Alemán a su cargo, hecho que
el encargado de negocios dominicano, Héctor Incháustegui,
vinculaba con los planes conspirativos que el alto funcionario
cubano había comandado:
Se cuenta por ahí que cierto día llegó el Ministro de Estado
al despacho del Presidente y le significó que el asunto dominicano no podía llevarse más adelante. Llovía sobre mojado pues se dice que desde Río el embajador Belt le había
afirmado lo mismo. Poco después el Jefe de Estado cubano
daba órdenes a la Jefatura de la Policía, en la persona del
Comandante Salabarría para ser más exactos, para iniciar
una acción decisiva contra los revolucionarios. Cuando se
le manifestó que se iba contra los intereses del Ministro
Alemán el Presidente dijo que ese era un aspecto solucionado. Y a la calle salió entonces la versión de la renuncia
de Alemán, que se ha quedado en licencia, pero que indica
que no se andaba muy descaminado.
[…]
Hoy se dice que los campeones contra Alemán han sido
Genovevo Pérez Dámera y Carlos Prío.143
Son significativos los detalles que aquí se revelan, en primer
lugar cómo a partir de las criterios de altos funcionarios de la
cancillería cubana –el ministro de Estado González Muñoz y el
embajador cubano en Estados Unidos, Guillermo Belt– se había tomado la determinación de desmontar en forma gradual
la expedición revolucionaria que era la esperanza de libertad
para los dominicanos y que había costado tanto sacrificio,
Informe Legación dominicana en La Habana, 25 de agosto de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 651.
143
Relaciones cubano-dominicanas...
227
energías y recursos. En segundo lugar, cómo a Salabarría, al
frente de la Policía Secreta, se le ordena “una acción decisiva
contra los revolucionarios”; después se produjeron los Sucesos
de Orfila, donde cayó Emilio Tro ultimado por Salabarría, al
respecto pidiéramos preguntarnos: ¿Este asesinato formaba
parte de esa estrategia? Más adelante podremos comprobarlo.
Anteriormente pudimos apreciar que la Policía Secreta cubana, que dirigía Salabarría, le estaba mandando informes falsos
a la inteligencia norteamericana para reforzar la idea de que
la conspiración se extendía hasta Haití. También podemos
apreciar que la licencia concedida a Alemán fue un acto estudiado para sacarlo de circulación, y así evitar colocarlo en una
situación embarazosa con los conjurados en armas. A partir de
ese momento, Alemán dejaría de actuar como mecenas orientador de la operación expedicionaria; debemos recordar que
él era el magnate que distribuía el dinero entre los jefes de las
bandas gansteriles o grupos de acción. Así también se superaban las contradicciones que el ministro de Educación tuvo con
Genovevo y Prío. Todavía no hemos podido establecer bien la
posición de Prío y las razones de su enemistad con Alemán.
La postura de Guillermo Belt, tanto como embajador en
Washington como representante de Cuba a la Conferencia
de Río de Janeiro, resultó importante. Previo al comienzo de
dicha conferencia, el 18 de agosto circuló un cable de UPI
desde La Habana que admitía que los cubanos se estaban preparando para enfrentar las posibles denuncias del régimen de
Trujillo acerca de la invasión que se preparaba desde tierra cubana. Se tenía entendido que la diplomacia dominicana amenazaba con llevar la disputa con Cuba al pleno de la asamblea,
y que estaba gestionando la conformación de una comisión
investigadora por varios países americanos.144 Según el embajador peruano en Ciudad Trujillo, todo parece indicar que la
Resúmenes de prensa, 18 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 587.
144
228
Jorge Renato Ibarra Guitart
delegación norteamericana presente en Río de Janeiro pudo
haber propuesto someter a análisis el conflicto cubano-dominicano y proceder a conformar una comisión investigadora de
las reclamaciones.145 Aunque se pudiera demostrar que dicho
asunto se manejó más bien como una amenaza a los delegados
cubanos para hacer que estos se comprometieran al desmantelamiento de la expedición revolucionaria en Cuba. De ahí que
Incháustegui calificara a Belt y a González Muñoz entre los
que aconsejaron a Grau que el asunto dominicano “no podía
llevarse más adelante” y por tanto era preciso pasar a demoler
todo el entramado conspirativo que se había conformado.
En una reunión sostenida en el Departamento de Estado el
27 de agosto de 1947 sobre la Conferencia de Río de Janeiro
con la presencia, entre otros, del canciller dominicano Arturo Despradel y el secretario de Estado norteamericano general Marshall, se expresó que tanto Washington como Ciudad
Trujillo estaban actuando de consuno para el éxito de dicha
reunión. Despradel, dirigiéndose a Marshall y a los otros funcionarios presentes, expresó: “[…] los dominicanos no harían
nada que de alguna manera pudiera obstruir el trabajo de la
conferencia y que por esa razón, aunque tenían discrepancias
con Cuba, de las cuales suponía que ya estaba consciente, no
presentarían este asunto a la conferencia”.146 Por tanto había
un pacto de caballeros para que los norteamericanos fueran
quienes se entendieran con los cubanos a cambio de que los
dominicanos no crearan un escándalo en la Conferencia con
el problema de la expedición de Cayo Confites, aunque durante la cita continental los dominicanos, de una manera u otra,
se mantuvieron chantajeando todo el tiempo a norteamericanos y cubanos. Un cable desde Río de Janeiro del 29 de agosto
daba cuenta que el pedido dominicano de una comisión in Informe Butler, Ciudad Trujillo 22 de agosto de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 625-626.
146
Memorando conversación Departamento de Estado, 27 de agosto de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 647-648.
145
Relaciones cubano-dominicanas...
229
vestigadora era similar a la acusación que Grecia presentó a
las Naciones Unidas contra sus vecinos y que motivó el envío
de una comisión investigadora.147 Por cierto, en el curso de ese
pleno regional, tendría eco uno de los reclamos más claros de
los exilados dominicanos, esta vez Ángel Morales estuvo más
atinado: “Naciones americanas encuéntrense reunidas Río de
Janeiro con grandes profundos objetivos que no podrán cristalizar mientras exista un solo país hemisferio estrangulado por
horrores totalitarismo. Si pueblo dominicano derroca Trujillo, habrá destruido mayor obstáculo éxito conferencia Río”.148
Pero los Estados Unidos estaban prestos, no para derrocar a
Trujillo y sí para derrumbar la expedición revolucionaria.
Por otro lado en el ejército cubano se acrecentaba el repudio a los planes conspirativos de los dominicanos. Un informe
de inteligencia norteamericano refería que se capturarían dos
aviones B-25 que Manolo Castro le informó al jefe de la Fuerza
Aérea cubana, Camilo González Chávez, llegarían al país. “El
Coronel Chávez” como se le llamaba en el informe, “estaba
bastante indignado por el hecho de que aparentemente el Gobierno de Estados Unidos no estaba haciendo nada para detener este flujo de armas”. Este hecho nos estimula a plantearnos
esta pregunta: ¿Por qué Manolo Castro le tenía que informar
al coronel Chávez acerca del arribo de aviones de contrabando
al país? La pregunta es todavía más pertinente por el hecho de
que el alto oficial era opuesto a la conspiración revolucionaria.
Más adelante al referirse a Genovevo, jefe de Estado Mayor, y a
otros altos oficiales del ejército cubano, indicaba que “estaban
seriamente preocupados con la turba de ‘gángsteres’ armados
que habían entrado a Cuba” y “que el ejército estaba definitivamente contra la pared”. Su preocupación se debía a las críticas
que podrían recibir tanto si dejaran salir la expedición como si
Resúmenes de prensa, 29 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 654.
148
Comunicado Secretaría Relaciones Exteriores dominicana, 19 de agosto
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 606.
147
230
Jorge Renato Ibarra Guitart
pretendieran liquidarla. Por cierto, en el informe se indicaba
que dos desertores de la expedición se encontraban a resguardo de Pérez Dámera en su propio hogar, estos debieron haber
brindado al general no poca información. Los dos eran dominicanos, uno médico y el otro músico.149
Otros sectores que presionaban fuerte para desmantelar la
expedición eran los partidos de oposición, que estaban procurando someter a análisis la actuación de la Cancillería cubana
ante las denuncias formuladas sobre los aprestos militares en
curso. El 28 de agosto el senador Pelayo Cuervo expresaba que
tan pronto se reuniera el Congreso, exigiría la presencia del
canciller para que comente sobre los problemas diplomáticos
entre Cuba y República Dominicana.150
Pero los exilados dominicanos no se iban a cruzar de brazos
ante estos apremios, Juan Bosch, en el periódico Extra, denunciaba que Trujillo tenía armas ubicadas en la bahía Escocesa y
en la bahía de Calderas para ayudar a los complots contra Venezuela y Cuba. Añadía que el periodista Morrison del Miami
Herald era agente de Trujillo y estaba en su nómina de pago.
Para Cuba era todo un desafío tener que desarmar la expedición si al propio tiempo debía enfrentar posibles complots de
Trujillo, que por cierto no eran los primeros.151 Posteriormente Juan Rodríguez, desde Caracas, declaró que los exilados y
demás revolucionarios que los apoyaban estaban preparados
para llevar adelante la revolución dominicana: “Naturalmente
nos aprestamos a llevarla a cabo, pues existe tanto en mí como
en mis compañeros de lucha el firme propósito de liberar a la
República Dominicana”.152 Esta declaración ya no constituía
Informe Inteligencia, agregado Militar en La Habana, coronel Edgar E.
Gleen, 26 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
pp. 638-640.
150
Resúmenes de prensa, 28 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp.648-649.
151
Resúmenes de prensa, 27 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 646.
152
Resúmenes de prensa, 28 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 648-649.
149
Relaciones cubano-dominicanas...
231
un acto de revelación de algún secreto conspirativo porque a
esa altura todo se sabía y era comidilla pública; era una manera de expresar firmeza revolucionaria y al propio tiempo presionar sobre los que se habían comprometido con esa causa y
ahora pretendían traicionarla.
En un informe de inteligencia del agregado Militar estadounidense en La Habana, se puede establecer que había toda
una manipulación con la justa causa de los revolucionarios.
Todo parece indicar que se fraguaba una maquinación entre
los funcionarios cubanos involucrados en la conspiración dominicana:
La figura principal en esta situación continúa siendo el
Mayor General Genovevo Pérez Dámera, Jefe del Estado
Mayor del Ejército cubano. El Sr. Manolo Castro […] está
conferenciando hoy con el General Pérez. Castro es muy
cercano al Presidente Grau y al Dr. José Alemán, Ministro
de Educación. Se cree que la decisión final emanará de
esta reunión, en cuanto a si el ejército cubano pondrá en
libertad la aeronave capturada y ayudará al movimiento,
o intentará detener todo el asunto. Las acciones del General han indicado un ligero deseo por sofocar todo el
movimiento. Se cree que Pérez será forzado a mostrar sus
cartas dentro de las próximas 24 horas. O sea, si devolverá los aviones capturados y ayuda el esfuerzo o utiliza el
ejército para capturar el equipo y arrastrar los líderes. Esta
última medida muy bien podría causar una revolución en
Cuba.153
Empero, las acciones de protesta pública de los líderes dominicanos ratificando su firmeza de propósitos en iniciar una
revolución hicieron que Manolo Castro se dirigiera a los miem Informe de coronel Edgar E. Glenn, 26 de agosto de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 638.
153
232
Jorge Renato Ibarra Guitart
bros del ejecutivo cubano y logrará la devolución de algunos
de los aviones del movimiento revolucionario interceptados
por el ejército cubano. En un telegrama del embajador estadounidense en La Habana, Norweb, se detalla que “toda la responsabilidad de la preparación de la fuerza aérea ha recaído
sobre Manolo Castro, quien, a pesar de estar muy activo, no ha
podido coordinar efectivamente todas las fases y obtener material. Aeronave no podrá ser modificada en el futuro cercano
para uso en combate”. 154 Resulta muy pertinente analizar el
contenido de última esta afirmación y poder leer entre líneas
para hacernos algunas preguntas, ¿cómo sabía Norweb que las
aeronaves que fueron rescatadas no podían ser modificadas
para uso en combate?, ¿la devolución de las aeronaves era solo
una maniobra para quedar bien ante los exilados dominicanos
y continuar la táctica dilatoria que estaba tirando por tierra el
esfuerzo revolucionario? Estas preguntas son claves sobre todo
porque el propio Bernardo Vega admite que esta última demora para tener listos los aviones “fue fatal para la expedición”,155
tal vez las respuestas a esas interrogantes se encuentren en una
afirmación del propio embajador Norweb en el documento
citado: “Las posibilidades de éxito de la expedición se deterioran rápidamente debido a las constantes demoras y caída
de moral”.156 Debemos recordar que, según los informes de
Incháustegui, ya Grau había dado órdenes a Salabarría de acabar con la conspiración. A esos efectos pudiéramos plantear
estas interrogantes: ¿Existía un pacto secreto entre los gobiernos norteamericano y cubano para darle largas a la decisión
de autorizar la salida de la expedición?, ¿la falta de algunos
implementos para alistar los aviones de combate era solo un
pretexto para mantener anclada por tiempo indefinido la expedición en Cayo Confites?, ¿Manolo Castro y otros cabecillas
cubanos eran cómplices de esa posible maniobra?, ¿acaso el
Telegrama, Norweb, 28 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 653-654.
155
Ibídem.
156
Ibídem.
154
Relaciones cubano-dominicanas...
233
gobierno cubano estaba esperando más garantías de Washington en el sentido de que Trujillo no los agrediera?
El 29 de agosto Emilio García Godoy, canciller dominicano,
le informa a Miguel Figueroa, encargado de Negocios en Ciudad Trujillo, que se conocen algunos detalles de los preparativos en marcha, el más importante es que “los revolucionarios
están frente a la costa de Nuevitas, en un cayo próximo”.157 El
gobierno dominicano anteriormente no tenía bien ubicados a
los expedicionarios.
Después de la conferencia de Río de Janeiro, la dictadura
trujillista no quedó muy satisfecha con el compromiso de los
norteamericanos; temía que todas las presiones diplomáticas
que Washington pudiera ejercer sobre Cuba resultaran inútiles. Por esa razón, el 30 de agosto la cancillería dominicana
circuló una nota a todo el cuerpo diplomático acreditado en
Ciudad Trujillo para indicar el peligro que se cernía sobre República Dominicana, la dictadura se presentaba como víctima
y amenazaba con recurrir al sistema interamericano y a las leyes de carácter internacional:
Frente a semejantes preparativos mi gobierno no puede
permanecer inactivo so pena de asumir graves responsabilidades históricas. En el probado deseo de esclarecer la obscura y confusa situación en que ahora se encuentra sumido
el porvenir inmediato de la República, está preparándose
para amparar a las autoridades interamericanas para que,
en caso de no proceder el gobierno de Cuba al pronto esclarecimiento de los hechos que le han sido denunciados,
se proceda a su investigación por esas autoridades, y de no
tomar las medidas necesarias para frustrar los intentos de
los conspiradores y sancionarlos, hacer que esas medidas
y sanciones sean suplicadas por los medios que para ello
provea el derecho internacional.158
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Carta de 29 de agosto de 1947.
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Nota Circular, 30 de agosto de 1947.
157
158
234
Jorge Renato Ibarra Guitart
Ese propio día la Secretaría de Estado dominicana, dirigida
por Emilio García Godoy, emitió una comunicación al encargado de Negocios de Cuba, Miguel Figueroa, en la advierte que
estaban en conocimiento de detalles sensibles y comprometedores de la expedición en curso, para así disuadirlos de llevar
adelante sus planes. Entre otros pormenores explicaban que,
desde el puerto de Barrios en Guatemala, se había embarcado
“considerable cantidad de material de guerra” para los expedicionarios que conspiraban contra su gobierno. Que importantes funcionarios del gobierno cubano estaban comprometidos
con esos preparativos militares, entre ellos Manolo Castro y
José M. Alemán, de este último se decía que había contribuido
con $350 000 para adquirir armamento y que en una finca
en Calabazar poseía once aviones de guerra. A Manolo Castro
lo acusaban de ser un comunista y haber dirigido los reclutamientos en la Universidad de La Habana. Por otro lado, el gobierno dominicano aprovechaba la información dada a conocer por el diario El Popular de México de 24 de agosto de 1947
para colocar en situación embarazosa al gobierno cubano. Dos
grandes pandilleros que al propio tiempo habían sido oficiales
de la policía cubana, Policarpo Soler Cruz y Juan Cárdenas,
declararon al director de ese periódico que funcionarios del
gobierno cubano estaban tolerando abiertamente el complot
para atacar a República Dominicana, tomando parte activa en
la organización de una expedición armada.159 Evidentemente,
la deserción de estos dos policías-pandilleros puede asociarse
a la salida del cargo de Alemán y la orden que tenía Salabarría
de desmontar toda la conspiración. Este criterio también se
puede avalar por el contenido de un memorando fechado el
31 de agosto de la Legación dominicana en La Habana que
informa “que el Presidente Grau ordenó al Comandante Salabarría las investigaciones relacionadas con la expedición para
echar un poco de combustible a la pública pugna que sostie Archivo MINREX. Cuba (1945-1948).
159
Relaciones cubano-dominicanas...
235
nen actualmente Eufemio Fernández y el mencionada oficial”.
Dicho memorando termina dando parte de los caídos en la
guerrita de pandillas que tenía lugar a raíz de esas disputas
en los barrios de La Habana: “Esto, a la fecha, cuesta de unos
ocho o nueve muertos, debidamente divididos entre los dos
grupos”. Héctor Incháustegui, autor del memorando, también
refiere el estado por el que atravesaba la expedición en medio
del debilitamiento interno del propio gobierno cubano:
Se rumora que algunos funcionarios cubanos que antes
estuvieron ‘de paños y manteles’ con los exilados dominicanos están volviéndoles un poco la espalda porque se
supone que con el eclipse de Alemán las cosas van a sufrir
una transformación profunda. Han comenzado a guardar
la ropa.
[…]
En Oriente la gente de la calle considera un sonado
fracaso lo de la expedición y aguarda el procedimiento que
empleará el gobierno para desbandar a los alistados y desarmarlos.160
Acerca de algunos resultados interesantes del sistema de
espionaje dominico-americano, un memorando de conversación en el Departamento de Estado refiere datos suministrados por el primer secretario de la Embajada dominicana en
Washington, Sr. Herrera, quien declaró que entre las personas
que encabezaban la “dirección intelectual” de la conspiración
en Cuba se encontraba el escritor norteamericano Ernest Hemingway.161 Por otro lado, el periódico cubano Extra del 26 de
agosto se refería a declaraciones de Juan Bosch a su colega
Prensa Libre, en las cuales denunciaba que numerosos agentes
Memorando Legación dominicana en La Habana, 31 de agosto de 1947,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 658-659.
161
Memorando conversación Departamento de Estado, 25 de agosto de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 634-635.
160
236
Jorge Renato Ibarra Guitart
extranjeros, especialmente norteamericanos, que cooperaban
con el sistema de espionaje de Trujillo, estaban llegando a Cuba.162 Uno de estos informantes de nacionalidad estadounidense que servían a Trujillo era Courtney Terret, quien en Caracas
se había presentado como miembro del ejecutivo editor del
New York Times, y de allí se había trasladado primero a Ciudad
Trujillo y luego a La Habana con instrucciones de dar parte
de todo lo relativo a los planes de producir una expedición.
Terret informó que conoció al renombrado escritor Ernest
Hemingway y al director de Atletismo de la Universidad de La
Habana, Kendrigan –al parecer norteamericano–, quienes le
confesaron habían tomado parte en los planes revolucionarios
contra el régimen trujillista.163
Terminando el mes de agosto, precisamente el día 31, el
dictador Trujillo autorizó que una flotilla de aviones de guerra
dominicanos sobrevolara en tono amenazante, a baja altura,
la ciudad primada de Baracoa. El hecho causó mucha alarma
entre los baracoenses y, según Bernardo Vega, al menos un
piloto norteamericano participó en la excursión aérea que
también procuraba verificar si por la zona se encontraban algunos expedicionarios.164 Trujillo, mientras hacía apelaciones
al derecho internacional y al sistema interamericano, incurría
en la violación del espacio aéreo cubano en una postura desafiante para demostrar su poder. Que sepamos, Washington no
protestó por ello tan poco el sistema interamericano dio paso
alguno para impugnar este operativo.
Resúmenes de prensa, 26 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 635-636.
163
Informe de Frank P. Corrigan, embajador EE.UU. en Caracas, 26 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 636-637.
164
Resúmenes de prensa, 31 de agosto de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 657.
162
Capítulo iv
Traición y derrota
Escaramuzas diplomáticas
on posterioridad a la entrega de la nota que el régimen
C
trujillista hizo circular al cuerpo diplomático radicado en su
país, el encargado de negocios dominicano en La Habana,
Héctor Incháustegui, visitó al ministro de Estado cubano,
Rafael González Muñoz. La visita demostró que el gobierno
cubano había bajado la guardia con la dictadura del vecino
país, y posiblemente se aprestaba a una componenda para liberarse, tanto del compromiso inicialmente contraído con los
expedicionarios, como de las enormes presiones ejercidas por
Washington. Incháustegui, que reconocía a González Muñoz
como un hombre parco en sus intervenciones, advirtió que
sus palabras de esperanza a la parte dominicana debían “encerrar algo”, según su relato el Canciller cubano expresó: “Es
una lástima que no me encuentre en condiciones de poder
agregar información alguna a la ya suministrada al gobierno
dominicano, pero confío en que pronto el gobierno dominicano estará en condiciones de poder eliminar las dudas que
tiene”.1 Incháustegui, terminaría sorprendido y agradado por
1
Memorando de conversación 4 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega:
Los Estados Unidos y Trujillo. Colección de documentos del Departamento de Estado
y de las fuerzas armadas norteamericanas. Año 1947. Tomo II, pp. 680-681.
– 237 –
238
Jorge Renato Ibarra Guitart
los elogios de González Muñoz al concluir su visita: “Pasó a
expresarme la satisfacción con que había recibido, de parte
de los diplomáticos que asistieron aquí, la noticia del hermoso
desenvolvimiento de los actos de juramentación del Excelentísimo Presidente Trujillo”.2 El lenguaje contemporizador poco
usual en el canciller cubano estaba más allá de fines estrictamente protocolares, pretendía ganar tiempo y a la vez tranquilizar al embajador dominicano.
No obstante, aunque se había abierto un camino para cierto
entendimiento entre los gobiernos cubano y dominicano, todavía estaban presentes algunas diferencias y sobre todo alguna desconfianza entre ambas partes que en la práctica nunca
se superó. La nota circulada entre el cuerpo diplomático en
Ciudad Trujillo motivó una reclamación de la parte cubana
que manifestó sorpresa de que el gobierno dominicano se dirigiera a los demás gobiernos del mundo para solicitar información sobre la conspiración que se fraguaba en Cuba. Con
ello se colocaba al gobierno de La Habana en una posición
difícil, al punto de suspender la tramitación de las informaciones que sobre este asunto le ofrecía la cancillería dominicana.
Esa acción del gobierno dominicano motivó que el día 6 de
septiembre la cancillería cubana rompiera las negociaciones
bilaterales “por entender que la República Dominicana se había separado voluntariamente de un procedimiento que era el
adecuado para ventilar esta cuestión”.3
En comunicación de la Secretaría de Estado de República
Dominicana al encargado de negocios cubano, Sr. Figueroa,
se declaraba que debido a que hasta ese momento “el gobierno cubano no ha dado una respuesta, que por su precisión y
claridad satisfaga el natural interés que tiene el gobierno dominicano […] se consideró conveniente solicitar a los demás
gobiernos de América las informaciones que pudieran tener
2
3
Ibídem.
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948), s/f.
Relaciones cubano-dominicanas...
239
sobre este grave asunto”.4 La nota planteaba que la decisión de
dirigirse a otras cancillerías americanas lo único que pretendía era aclarar los hechos denunciados alrededor de la conspiración en curso. Trujillo seguía la táctica de colocarse como
país en peligro de agresión, mientras que al propio tiempo se
preparaba a ejecutar complots por todo el continente. La nota
diplomática, en un tono bastante cínico, concluía: “Como
comprenderá Vuestra Señoría, de materializarse la agresión
a que se ha hecho referencia, constituirá ella una vergüenza
para el continente americano”.5
A principios de septiembre tuvieron lugar algunos acontecimientos de interés. El día 5 de de ese mes, en un informe interno del gobierno dominicano, se refiere por primera vez el
lugar exacto donde se ubicaban los expedicionarios, es decir
Cayo Confites, también se advierte que el capitán Jorge Agostini, al frente de la Guardia del palacio presidencial, es un activo
colaborador de los exilados dominicanos.6 Todo parece indicar
que esa información le llegó por datos que fueron revelados
a la prensa de las declaraciones de los marineros de Bahamas,
aunque anteriormente ya sabían que los expedicionarios se encontraban en un cayo frente a Nuevitas. Por otro lado, la cancillería británica después de haber facilitado a la prensa una
versión de las declaraciones de los marinos antillanos consultó
a su similar estadounidense para entregar copia completa de
la declaratoria de estos a las autoridades cubanas.7 La legación
británica terminaría entregando copia de las declaraciones al
gobierno cubano el 3 de septiembre, era un gesto demasiado
tardío de Londres ya que una versión de las mismas se había
dado a conocer por la prensa de las antillas británicas, de los
6
4
5
7
Ibídem.
Ibídem.
Carta del secretario de Estado de la presidencia, Telésforo R. Calderón, 5 de
septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 688.
Telegrama de Norweb, 1 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), p. 669.
240
Jorge Renato Ibarra Guitart
Estados Unidos y hasta por la propia prensa dominicana. Por
esa razón el gobierno dominicano exigía “una investigación
completa de los hechos”.8 Desde la embajada norteamericana en Ciudad Trujillo, se informaba del interés que tenía el
régimen por disponer de una copia de la declaratoria de los
marineros de origen británico. El ministro de la Gran Bretaña
en Ciudad Trujillo procuraba eludir esa reclamación para no
verse envuelto en la disputa que sostenían Cuba y República
Dominicana, por lo cual argumentaba que las revelaciones de
los marineros eran poco confiables y que no serían útiles para
levantar un caso contra Cuba. No obstante, la cancillería dominicana se mantuvo insistiendo en que deseaban tener “la
historia completa”. El ministro del Reino Unido estimó la solicitud razonable pero quedó pendiente de una respuesta de sus
superiores en Londres.9
En verdad a esa altura lo más relevante de las declaraciones
de los marinos, la ubicación de los expedicionarios, ya se había
sido dado a conocer por la prensa. Hipotéticamente se podría
temer un ataque dominicano directo sobre los expedicionarios, pero con la vigilancia diaria que sobre Cayo Confites ejercían las aeronaves salidas de la base naval de Guantánamo, ello
era prácticamente imposible. De cualquier manera Trujillo
podía confiar en recibir información de primera mano de los
servicios de inteligencia domínico-americanos; precisamente
un informe interno del gobierno dominicano de 6 de septiembre establecía que era posible que la expedición saliera a la
mar antes del 15 de septiembre, fecha cuando se iba a reunir
el Congreso cubano para debatir el caso de la conspiración
de Cayo Confites. Se temía que el Congreso se pronunciara
por disolverla toda vez que existía una mayoría opositora y se
tenían noticias que el PSP cubano se sumaría a esa demanda.10
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948).
Informa de Burrows, 5 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), p. 685.
10
Informe del secretario de Estado de la Presidencia, 6 de septiembre de
8
9
Relaciones cubano-dominicanas...
241
El día 7 de septiembre tiene lugar un suceso que agravaría la
crisis, la motonave dominicana Angelita sería asaltada en alta
mar por un grupo de revolucionarios. Este hecho, calificado
por el gobierno dominicano de “piratería”, intentó ser utilizado por Trujillo para involucrar a Estados Unidos en la reclamación. Aunque el barco no era de un norteamericano sino de
un dominicano, el régimen quiso aparentar que pertenecía a
un puertorriqueño, por tanto estadounidense.11
A pesar de las diferencias latentes entre las cancillerías cubana y dominicana, por esos días tuvo lugar un intercambio de
información constante entre ambas; sobre todo, la diplomacia
dominicana se empeñó en cursar notas frecuentes a los funcionarios cubanos para hacer que cumplieran su compromiso
de llevar a efecto la investigación prometida. De hecho, ya el
gobierno cubano apuntaba a desentenderse de sus compromisos anteriores con los exilados dominicanos. De esa manera el
encargado de negocios, Miguel Figueroa, recibiría datos de la
inteligencia domínico-americana, como por ejemplo que Evelio León y Cervantes, cubano, procuraba ayuda del gobierno
haitiano para fines subversivos, y que el capitán Agostini estaba
muy interesado en las actividades revolucionarias.12 Las informaciones no siempre eran exactas, a veces se exageraba el número de efectivos de guerra disponibles por los expedicionarios, como por ejemplo cuando afirmaban que poseían ocho
lanchas torpederas dispuestas en Lengua de Pájaro; también
le hicieron saber los planes que tenían los revolucionarios de
zarpar de costas cubanas antes del 15 de septiembre.13 Otra
información más efectiva fue que conocían que Iván Ruiz, cu1947, en Bernardo Vega, Ob. cit., tomo II (1947), pp. 693-694.
Informe de F. Benítez Rexach al presidente Rafael L. Trujillo, 7 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 697.
12
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Informe Secretaría de Estado dominicana a Miguel Figueroa, 9 de septiembre de 1947.
13
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Informe de la Secretaría de Estado
dominicana a Miguel Figueroa, 10 de septiembre de 1947.
11
242
Jorge Renato Ibarra Guitart
bano, quien era hermano del jefe de la Policía de La Habana,
y había estado por Haití, o que en el hotel Sevilla Biltmore se
alojaban los mecánicos de aviación y pilotos norteamericanos
que habían entrado ilegalmente al país y se habían puesto al
servicio de los conspiradores convocados por Alfonso J. Freire
G., de nacionalidad chilena. También era procedente la información del traslado de cascos de guerra por Manolo Castro
desde Puerto Rico.14
El periódico Miami Herald, cómplice de las delaciones a los
planes revolucionarios y pregonero de las maniobras intimidatorias de Trujillo, en su edición de 9 de septiembre, publicó un
artículo de Stewart Morrison dirigido a crear el pánico entre
los cubanos. La nota decía: “Trujillo dio orden secreta a las
fuerzas aéreas de su país disponiendo que 25 de sus aviones
bombardeen La Habana, apenas caiga la primera bomba en
suelo dominicano de los aviones de los exilados”.15
Fue por ello que Figueroa, después de recepcionar una cadena de mensajes dirigidos a facilitar el diálogo con la parte
cubana, recibió uno que cuestionaba el proceder de altos mandos de su ejército. La queja venia motivada por las palabras del
ministro de Defensa cubano, Menéndez Villoch, ante la emisora RHC Cadena Azul, quien respondió a la amenaza de Trujillo de bombardear La Habana con los siguientes términos:
“Ustedes saben que ese es el último recurso de todos los dictadores. Acaso no recuerdan que Machado se quejó al gobierno
inglés porque decía que en Jamaica se estaba preparando un
ejército para derrocarlo. Pues iguales temores siente ahora el
dictador dominicano”. La cancillería dominicana refirió que
no le preocupaba mucho el uso del término dictador porque
así habían llamado también a Roosevelt, a Truman y a otros
muchos presidentes y, para colmo de paroxismo, admitía: “El
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Informe de la Secretaría de Estado
dominicana a Miguel Figueroa, 15 de septiembre de 1947.
15
Resumen de prensa, 9 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), p. 698.
14
Relaciones cubano-dominicanas...
243
pueblo dominicano está satisfecho y orgulloso de que se le llame al Presidente Trujillo dictador. Sabe ese pueblo que se le
llama así porque puso orden donde siempre existió el caos;
porque dio paz y estabilidad a una nación que se había desangrado y empobrecido en cruentas guerras intestinas y […]
por último pagó […] toda su deuda extranjera”. Lo que preocupaba a funcionarios dominicanos era que la declaración de
Menéndez Villoch diera aliento a los conspiradores y a quienes
“hostilizan al gobierno dominicano”, según sus palabras.16
En verdad tanto Cuba como República Dominicana arrastraban debilidades internas que no les permitían afrontar
en profundidad la posibilidad de un enfrentamiento bélico.
En el medio se encontraba Norteamérica apostando al régimen que mejor podía servir a sus intereses, en este caso, el
dictatorial-totalitario que encabezaba Trujillo. No obstante, los
estadounidenses habían balanceado muy bien los tremendos
quebrantos y desajustes de la dictadura trujillista, resultado de
su falta de consenso entre los dominicanos. En un informe de
inteligencia del agregado Militar estadounidense en Ciudad
Trujillo, cuando se refería al estado psicológico en República
Dominicana, reconocía:
La población del país está ahora en un estado de aprehensión debido a las malas noticias de una posible invasión
desde Cuba y a las estrictas medidas empleadas ahora por
el gobierno de Trujillo […] Hay un fuerte sentimiento que
aumenta en contra de Trujillo y su régimen. Aunque no se
habla abiertamente, uno no puede evitar darse cuenta que
de ocurrir un intento de invasión, la gente lo apoyará […]
Se puede contar con que algunos miembros de las fuerzas
armadas se unirán a los revolucionarios si se intentara una
invasión […] Cualquier triunfo inicial de una fuerza invasora probablemente generaría suficiente apoyo popular
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Informe de Secretaría de Estado
dominicana a Miguel Figueroa, 11 de septiembre de 1947.
16
244
Jorge Renato Ibarra Guitart
en forma de huelga general y sabotaje […] El gobierno de
Trujillo en este momento está más débil que nunca en toda
su carrera como dictador”.17
En uno de los últimos informes de George Butler antes
de salir de Ciudad Trujillo, acogiéndose a una licencia, daba
cuenta de un encuentro que sostuvo con el embajador brasilero que lo impuso de realidades de su propio gobierno que ni
él mismo había identificado. El diplomático del Brasil, aliado
de Trujillo, sabía que el embajador dominicano en Washington, Ortega Frier, había recibido la promesa del secretario de
Estado Marshall de que los Estados Unidos protegerían a la
República Dominicana de cualquier intento de invasión. Perplejo, Butler respondió lo siguiente:
Que no había recibido nada del Departamento acerca de
esto y que no tenía conocimiento del asunto. Dije que los
Estados Unidos habían hecho un esfuerzo sincero para
cumplir sus obligaciones según tratado; evitar el uso del
territorio americano […] como base para cualquier actividad revolucionaria. […] Agregué que no me parecía que
los Estados Unidos tuvieran ninguna obligación adicional
ni derecho para usar sus fuerzas armadas para proteger un
gobierno americano en contra de revolucionarios operando desde otro país, ya que los firmantes de la convención
de La Habana tenían la misma responsabilidad en cuanto a
este tipo de actividades en sus propios territorios.18
Es decir, Butler, que arrastraba los atisbos de la gestión anterior de Braden, estaba desfasado de los nuevos planes de con Informe de inteligencia del mayor Miguel Montesinos, agregado Militar
de EE.UU., 1 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II
(1947), pp. 674-675.
18
Telegrama de Butler al Departamento de Estado, 3 de septiembre de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 678-679.
17
Relaciones cubano-dominicanas...
245
tingencia que tenía su gobierno. Por supuesto que estos planes
se aplicarían solo en última instancia habida cuenta que ya el
gobierno cubano había comenzado a colaborar en una estrategia para desmontar lentamente la expedición revolucionaria.
Este documento demuestra que Washington se había adelantado para darle las mayores seguridades al “Benefactor” con el
apoyo, ni más ni menos, que de la US Navy.
Por esos días también aparecieron informes acerca de la
presencia de ex funcionarios cubanos y exilados dominicanos
en Haití, entre estos últimos se encontraban líderes relevantes
como Buenventura Sánchez y Juan Díaz. La noticia era utilizada por el régimen trujillista para exacerbar los temores de
Washington de que la guerra podría extenderse a toda la isla
La Española. Aunque, en verdad, esas visitas se debían al interés de contactar con los líderes de la resistencia interna dominicana en la frontera, ya que Haití estaba aplicando su política
de no favorecer a ninguno de los posibles contendientes.19
Por otra parte los diplomáticos norteamericano y británico
en La Habana, Norweb y Wilson, habían concertado esfuerzos
para presionar de cerca a la cancillería cubana. En un informe
de la representación británica, se daba cuenta de los encuentros que esa legación, de común acuerdo con la norteamericana, había sostenido tanto con el secretario de Estado González
Muñoz como con el embajador en Washington, Guillermo
Belt. Todavía el 9 de septiembre el canciller cubano le refería
al gobierno de Londres que “estaban haciendo investigaciones
con vista a aclarar los hechos” respecto a las declaraciones de
los marinos de las Bahamas británicas. El alto funcionario admitía que su gobierno no sabía nada de todos los preparativos
que se referían a una posible invasión a República Dominicana
y concluía que esas historias le parecían exageradas.
El 11 de septiembre Wilson y Norweb se reunieron con Belt,
quien estaba de paso por La Habana. Wilson indagó si era po Informe de Emilio García Godoy a presidente Trujillo, 13 de septiembre
de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 717-718.
19
246
Jorge Renato Ibarra Guitart
sible que el gobierno cubano pudiera ofrecer alguna declaración pública sobre la situación dominicana, estimó que ese
tipo de declaración era indispensable. En tanto Norweb, quien
se sentó al otro lado de Belt, le indicó al diplomático cubano
que la situación insana que se había conformado alrededor
de la expedición de Cayo Confites no podía continuar. Belt,
quien al parecer se sintió acosado por estos representativos de
grandes potencias, les respondió que era fácil que las Naciones
Unidas intervinieran para adoptar medidas en un conflicto
entre dominicanos y cubanos pero que nada harían si se tratara de un conflicto entre grandes potencias como los Estados
Unidos y la Unión Soviética. No obstante, se comprometió en
trasladarle esos criterios al presidente cubano.
Según ese informe británicos y norteamericanos todavía desconfiaban de los cubanos debido a unos contactos recientes de
estos con el gobierno haitiano para que facilitara su territorio
al desembarco de la expedición. Norweb le afirmaría a su colega británico que “la serpiente aún no ha sido decapitada, antes
bien su fea cabeza se ha levantado de nuevo”.20
La situación interna de Cuba también era un fardo difícil
de arrastrar para los revolucionarios comprometidos con una
revolución liberadora en República Dominicana. Resulta muy
importante analizar los juicios que al respecto vertieron el encargado de negocios dominicano en La Habana, Héctor Incháustegui y los informes de funcionarios de la inteligencia y
servicio exterior norteamericanos. La situación que se configuraba hacía que los verdaderos patriotas se vieran apresados en
una complicada red tejida por el imperialismo, sectores conservadores en Cuba, traidores de todas las especies y el propio
régimen trujillista. El mismo día primero de septiembre en un
relato bien ilustrativo de esta realidad, Incháustegui refería:
National Archives, London. Foreign. Office 371, file 383. Carta de
D. Wilson-Young, 18 de septiembre de 1947.
20
Relaciones cubano-dominicanas...
247
La oposición está haciéndose cargo de defendernos, para
defenderse a sí misma y causar al gobierno todo el daño
que pueda […] pero hay algo que no debemos dejar que
se nos vaya de las manos: la interpelación en el congreso
del Ministro de Estado y del Ministro de Educación. […]
Una de las amenazas que más efecto ha hecho hay que
anotársela a los miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado que está dispuesto a interpelar a la cancillería sobre la expedición. […]
¿Qué se hará por fin? ¿Aguardará el presidente una
oportunidad mejor para desbandar e internar a los revolucionarios, y mientras tanto los sostiene y soporta? ¿Tratará
de utilizarlos, en una u otra forma, para crear ese estado de
desorden que se dice procura para suspender las garantías
constitucionales y eliminar, por ahora, las elecciones? […]
Pero hay que cuidar bien el terreno y mantener contentos
a algunos de los que van a intervenir […] y que nosotros lo
remuneramos bien.21
El diplomático dominicano, que no descartaba el soborno
para captar acólitos y confidentes, estaba sobre lo cierto cuando especulaba que el presidente Grau esperaba la oportunidad precisa para desbandar la expedición pero mientras tanto
la sostenía. El examen en torno a una posible suspensión de
garantías constitucionales con vista a las elecciones resultaba
una conjetura probable, si se desataba la violencia a la hora
que se decidiera desactivar la conspiración. En todo caso, la
presencia de unos mil hombres sobre las armas en un cayo
apartado favorecía su aislamiento y control por lo que era difícil suponer una revuelta de mayores dimensiones que justificara la suspensión de las garantías así como el cambio de fecha
en la convocatoria a elecciones. A menos que, en La Habana,
Memorando Legación dominicana en la Habana, 1 de septiembre de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 667-668.
21
248
Jorge Renato Ibarra Guitart
los revolucionarios que apoyaban los preparativos expedicionarios ofrecieran algún tipo de resistencia significativa. Hay
que pensar que en la capital había todo un polvorín de armamentos tanto en la finca de Alemán como en el Mariel, en todo
caso habría que poner control sobre los hombres que pudieran empuñar esas armas. El grupo de Emilio Tro (U.I.R), por
ejemplo, se había mantenido muy activo y era considerado el
autor material de los atentados a Fors y Montaner. Era un grupo de criterios más independientes y había tomado distancia
de Salabarría que respondía directamente a Grau, a Alemán y
al MSR, de Masferrer. Tro, desde que se comenzó a preparar
la expedición dirigida a derrocar a Trujillo, había sumado su
agrupación a ese esfuerzo, El líder de la UIR, al propio tiempo había sugerido la elaboración de un programa más radical
de transformaciones sociales para ese proyecto dirigido a derrocar a Trujillo. Lo cierto es que se había conformado una
situación de incertidumbre entre los políticos que actuaban
en la legalidad, que los podía hacer vulnerables ante el posible
estallido de una lidia interna por posiciones en el gobierno;
estallidos insurreccionales eran previsibles.
La situación de confusión y caos intestino le haría declarar a
Incháustegui: “Gobierno de Grau está casi caído. Suponemos
que los enemigos lo saben”.22 Comenzaba a rumorarse que esa
situación podía derivar en un golpe de Estado interno, ello no
era más que una de las posibles variantes. Aunque estaba visto
que insistir en ella fue una táctica para ahogar el plan expedicionario; también podía salir la expedición y triunfar, o ser
hundidas las naves de los expedicionarios por los acorazados
yankees en alta mar. Entre las opciones estaba la destitución
y procesamiento del general Pérez Dámera por traición a la
patria, pero en verdad el gobierno se encontraba acosado de
tal manera por los tentáculos del imperialismo norteamerica Cable de Héctor Incháustegui, 3 de septiembre de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 678.
22
Relaciones cubano-dominicanas...
249
no que no estaba en condiciones de desafiar al alto mando
de las fuerzas armadas. Un manifiesto del MSR procuraba defender en algo al gobierno de las críticas recibidas por apoyar
los aprestos militares de Cayo Confites, Incháustegui concluía
describiendo un cuadro pesimista de la realidad cubana, sus
consideraciones apuntaban hacia una acción concluyente que
pusiera las cosas en orden:
Me he puesto en contacto con periodistas, con hombres
de negocios, con diplomáticos, con políticos de profesión,
con gente que por estar colocada por encima de la brega
política podría ver claro, y se saca, solamente, la impresión
de una confusión enorme, como si se viviera un momento
en que todas las piezas del tremendo juego de la política
estuvieran revueltas esperando a que algo las pusiera en
orden para comenzar una partida, la cual, todos coinciden
en eso, ha de ser ensañada y decisiva.23
Pero la acción que pondría en orden esas piezas no iba a ser
ni un golpe de Estado, ni la suspensión de las garantías constitucionales y con ello del proceso electoral, tampoco el estallido de una guerra contra República Dominicana o incluso
una ocupación militar estadounidense. Una balacera policíasgansters-revolucionarios en las calles habaneras seguida de un
operativo militar tipo golpista, daría el vuelco a la situación
presente. Pero eso lo veremos más adelante.
Incháustegui sostuvo una conversación con el ministro del
Uruguay durante un almuerzo en el aristocrático Havana Yatch
Club en la cual este último le refirió que el dilema en torno a
la expedición se había convertido en una especie de Caballo
de Troya “contra el propio gobierno, o contra el ejército o contra el orden público en Cuba”. Lo lamentable del caso es que
Informe Legación dominicana, 4 de septiembre de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 681-682.
23
250
Jorge Renato Ibarra Guitart
muy pocos reconocían que ese llamado “Caballo de Troya” no
era más que un juguete en manos de Washington.24 Precisamente un informe de inteligencia norteamericano admitía
que “cada día que pasa se reducen las probabilidades de éxito
del intento de invasión” y que diariamente recibían “un reporte de reconocimientos aéreos sobre Cayo Confites desde
la base de Guantánamo, y esta información se resume junto
con la solicitud de que el reporte sea transmitido a los departamentos de Guerra y Marina”. Se tenía conocimiento de que
entre los expedicionarios la paciencia se agotaba y algunos reclutas habían exigido a sus comandantes un plazo para lanzar
la expedición en los próximos diez días. Los norteamericanos
se enteraron de había tenido lugar una especie de motín en
Cayo Confites el 4 de septiembre, cuando algunos hombres
intentaron tomar una embarcación de desembarco para hacerse a la mar y llegar a República Dominicana pero fueron
reprimidos a balazos. Por todo ello el mando había parado en
manos de los del MSR, en particular Masferrer, que mantenía
la disciplina bajo un estado de terror. La fuente decía que las
condiciones sanitarias en el cayo eran peligrosas.25
Un informe de inteligencia norteamericano daba cuenta
que el 10 de septiembre había tenido lugar una reunión del
presidente Grau con uno de los jefes dominicanos más connotados, Enrique Cotubanama Henríquez. Debido a las presiones de los dominicanos más intransigentes, Grau asumió
la postura de pretender un acercamiento a estos, según el
informe, “Grau solicitó la promesa de Henríquez de que el
movimiento revolucionario continuaría con su objetivo de
desembarcar en las costas de la República Dominicana”. Por
supuesto que Henríquez asintió y de inmediato llegaron al
Memorando de conversación, 4 de septiembre de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 683-684.
25
Reporte de Inteligencia, agregado Militar EE.UU. en La Habana, Edgar
E. Glenn, 12 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II
(1947), pp. 709-710.
24
Relaciones cubano-dominicanas...
251
acuerdo “de mover tropas revolucionarias de Cayo Confites a
otro lugar indeterminado”. La fecha acordada en esa reunión
para hacer el traslado fue el 14 de septiembre, precisamente
un día antes del debate que tendría lugar en el congreso.
El informe da cuenta del criterio de la fuente en el sentido
que esa solicitud había sido promovida por Grau debido “al
deseo de Grau de deshacerse de los líderes del Movimiento
Socialista Revolucionario (MSR) y de las armas que poseen
al momento”. Esa misma fuente aclaraba “que los líderes del
MSR no están dando mucho empuje al movimiento porque su
propósito principal es la obtención de armas para ser usadas
aquí en Cuba”, y terminaba refiriendo que el grupo del MSR
no temían a que los Estados Unidos interviniera en contra de
los revolucionarios pues su objetivo era mantener una política
de neutralidad.26
¿A dónde serían llevados los expedicionarios? ¿Por qué los
del MSR deberían ser purgados? ¿En verdad Grau tenía alguna
esperanza que el movimiento expedicionario desembarcara
en costas dominicanas? El exceso de confianza de los del MSR
acerca de la posición norteamericana, ¿a qué acciones podía
dar margen? A nuestro parecer y todavía a manera de hipótesis
lo cierto es que Grau tenía dos caras: ante los dominicanos
nunca quiso dar muestras de que los abandonaba y todo lo que
hizo fue dilatar la salida de los expedicionarios. La demora
en los aprestos bélicos equivalía a la derrota del movimiento
revolucionario, era la táctica de desangrarlos poco a poco, día
a día. Sin embargo, Grau también recibía presiones internas y
externas para desvertebrar el movimiento revolucionario y decidió actuar de una manera simulada en esa dirección; por ello
dio órdenes a Salabarría para terminar con la conspiración.
Los norteamericanos, en una investigación que ordenaron a
su embajador Norweb, comprobaron que Salabarría “no estaba relacionado con el movimiento revolucionario de ninguna
Ibídem, pp. 710-711.
26
252
Jorge Renato Ibarra Guitart
manera”.27 Por otro lado, todo parece indicar que en este proceso, el presidente cubano temía que los acontecimientos se
precipitaran y la solución escapara de sus manos. Por ello recelaba que un golpe de Estado pudiera ser ejecutado, bien por
los del MSR o por el Ejército constitucional. También podría
darse una disputa armada entre estos dos últimos bandos que
sumiría al país en un caos y con ello se aplazarían las elecciones. Pero en cualquier caso, la solución más fácil podía ser
autorizarlos a que salieran a la República Dominicana con lo
cual también se buscaba un problema con los Estados Unidos,
y ello lo conduciría a ser cuestionado dentro del sistema interamericano de naciones. En fin Grau se encontraba en un
laberinto y su posición era cada vez más débil, estaba a expensas de lo que pudiera suceder y cuando más solo podía
contar con Salabarría al frente de la Policía Secreta. Es por ello
que, en el informe anteriormente citado, se establecía: “[…]
las tropas van a ser trasladadas de Cayo Confites a otro lugar
indeterminado hasta el momento. Este paso se va a tomar
como preparación para el asalto. Las preparaciones para el
movimiento de tropas desde Cayo Confites deberán comenzar
el domingo, 14 de septiembre”.28 Veremos más delante las acciones que tuvieron lugar ese día para bloquear la salida de los
expedicionarios, primero un operativo policiaco dirigido por
Salabarría que concluyó con la muerte de Emilio Tro en los
llamados sucesos de Orfila y luego un contragolpe militar de
Genovevo, que los descabezó a todos.
En cuanto a la situación interna, la prensa cubana confirmaba que el PSP se aprestaba a romper con el gobierno. Blas
Roca ofreció declaraciones en las que acusaba a la administración de Grau de provocar el desorden interno a partir de
hacer de la expedición de Cayo Confites la “manzana de dis Informe Norweb, 17 de octubre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 185.
28
Ibídem, pp. 709-710.
27
Relaciones cubano-dominicanas...
253
cordia”. La situación se ponía tensa a partir de una enconada
lucha interna entre los políticos, Incháustegui concluía: “El temor de que se produzca un clima raro, que justifique siquiera
en parte el deseo del gobierno de impedir elecciones, obliga
a la oposición a trabajar con cierta prisa y un poco sin plan
definitivo”.29 Si los políticos de la oposición asumían el control
de la situación a partir de los debates convocados para el día
15 en el Congreso, ello restaría peso a las determinaciones que
pudieran tomar el ejecutivo, los militares, la Policía Secreta,
los propios expedicionarios y hasta la mismísima armada estadounidense. Podría generarse una situación de agudas diferencias que harían dilatar más aún la decisión que Grau había
pospuesto, por tanto estaba claro que el día 15 sería decisivo.
Incluso ya los expedicionarios tenían planes de zarpar para
el combate el día 14, y ante su posible salida los sectores que
pugnaban por la supremacía política en Cuba presionaban
para que se adoptaran medidas urgentes: “Por eso la gente
dice […] que la expedición si sale lo hará antes del quince
[…] cuando ya el congreso está laborando, el cual puede hasta
desautorizarlo completamente”.30 Hay que recordar que la noticia dada por el Miami Herald de que La Habana sería bombardeada tan pronto llegaran los expedicionarios a República
Dominicana, puso en tensión a no pocos políticos.
Se estuvo conformando un bloque de partidos políticos de la
oposición para poner fin a esa situación de incertidumbre y en
ellos participaban fuerzas muy diversas como liberales, demócratas, republicanos, comunistas e incluso algunos miembros
del Partido Ortodoxo como Horacio Martínez Franque, de la
provincia Matanzas. Según informes de Incháustegui, había
planes de sobornar a Martínez Franque ya que: “Él es quien se
está moviendo en la batahola política para servirme una infor Memorando Legación dominicana, 5 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 686-687.
30
Ibídem.
29
254
Jorge Renato Ibarra Guitart
mación de primera mano […] No se le debe disgustar, por lo
menos en los momentos actuales”.Con anterioridad el autor
de este informe había solicitado a sus superiores “vuelvan a ofrecerse las subvenciones que me avisaron habían cortado”.31
Los norteamericanos, al tanto de todo tipo de detalles, en
un informe de inteligencia del teniente coronel Edward R.
Casey, agregado Militar aéreo en La Habana, establecieron
que estaban a punto de llegar al país las piezas que faltaban
para tener listos los aviones y se estaba habilitando una pista
de aviación en la provincia de Oriente. Según el informe, todo
indicaba que el día cero caería dentro de la semana del 14 de
septiembre, “en el momento en que el jefe de Estado Mayor y
el jefe de la Fuerza Aérea se espera estén en los Estados Unidos”. Más adelante agregaba: “Indudablemente los jefes del
Ejército y la Fuerza Aérea se quedarán muy sorprendidos al
oír de la invasión y probablemente se apresurarán a regresar
inmediatamente para tomar el asunto en sus manos”.32
La información que refiere este documento nos motiva a
reflexionar en torno al hecho de que la probable visita de los
más altos mandos de las fuerzas armadas cubanas a los Estados
Unidos se convirtió en una especie de plataforma para generar
no pocas estratagemas para el día decisivo del 15 de septiembre. A nuestro parecer, la posterior salida de Genovevo hacia
los Estados Unidos fue una especie de tramoya que ocultaba la
acción planeada para desmontar la expedición dominicana, ya
precisaremos más adelante en qué basamos nuestra hipótesis.
Es más, ya estaba previsto su regreso inmediato, tal y como
lo evidencia el documento en cuestión. Cabría además la pregunta, ¿cómo se iban de viaje si se sabía que ese día era deter Memorando Legación dominicana, 6 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 694-695.
32
Informe de inteligencia, agregado Militar aéreo EE.UU. en La Habana,
12 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
pp. 711-713. La fuente del informe era un “Cabecilla revolucionario dominicano”.
31
Relaciones cubano-dominicanas...
255
minante, precisamente cuando se esperaba que la expedición
podría zarpar?
Por otro lado, estudiemos ahora los pasos dados por Washington para consolidar la posición de Trujillo ante Grau. Trujillo en el plano interno podría ser tan débil como lo era Grau,
pero en el contexto regional, con el apoyo norteamericano,
el dictador dominicano era una potencia de primer orden.
Por cierto la debilidad interna de Grau se debía, no solo a
los fracasos de su política gubernamental sino también a las
maquinaciones que tanto Trujillo como los Estados Unidos
impulsaron para dar una imagen de caos interior.
A principios de septiembre, en una reunión de miembros
del Departamento de Estado con Salazar, secretario político
de la Embajada dominicana en Washington, al mismo se le
aseguró que los Estados Unidos tomarían “las precauciones
posibles en un esfuerzo por prevenir que los grupos revolucionarios obtengan armas de guerra en este país”, se ponía como
ejemplo la detención por tiempo indefinido del navío LCT en
Baltimore. También se llegó a un acuerdo para mantener el
intercambio de información de inteligencia. Según el propio
informe: “El Dr. Salazar expresó su completa satisfacción con
la acción que ha tomado este gobierno”.33 Sin embargo, el 25
de agosto partió desde North Carolina en los Estados Unidos
otra embarcación con destino al movimiento revolucionario,
la LCT 1006, luego bautizada como Máximo Gómez, al parecer
Trujillo no tuvo notificación alguna de ello pues no existen
documentos que reporten protestas de su régimen al respecto.
El historiador dominicano Bernardo Vega indaga en torno a
esa decisión en uno de sus libros: “Este barco salió de los Estados Unidos quince días después que los norteamericanos pararon en forma definitiva la salida del Patria desde Baltimore,
Memorando interno, Gobierno de los EE.UU., 2 de septiembre de 1947,
en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 675-677.
33
256
Jorge Renato Ibarra Guitart
¿Por qué esas inconsistencias?”.34 En realidad, la información
sobre la adquisición de ese navío por los exilados no se circuló
en el Departamento de Estado hasta diciembre, después de
haber fracasado la tentativa revolucionaria de Cayo Confites.
Por lo tanto, todo parece indicar que fue una operación secreta
exitosa que no llegó al conocimiento de Washington hasta mucho después, de lo contrario hubiera sido decomisada como
mismo hicieron con la de Baltimore.
Otros hechos demostrarían que la alianza domínico–americana se consolidó durante los días de la conspiración de Cayo
Confites. El 3 de septiembre el gobierno norteamericano dio
el visto bueno para que el régimen trujillista pudiera consolidar sus defensas y comprar “cierto material sobrante que está
siendo colocado a la venta por este gobierno en Trinidad”. De
esa manera se le pasaba por encima a la política dispuesta por
el Aide-Memoire de 1945, que establecía el embargo formal a la
venta de armas a República Dominicana. El documento que
autorizaba esa operación refería que “no habría objeción para
la venta de este material sobrante al gobierno de la República
Dominicana, y la Comisión de Liquidación en el extranjero ha
sido informada de ello”.35
En otra oportunidad de oro para Chapitas, el ejecutivo del
Departamento de Estado E.T. Cummings, secretario ejecutivo
del comité de política sobre armas, respondió a una solicitud
del Pentágono firmada por el subalmirante de la Marina, E.T.
Wooldrige, para que permitiera a la República Dominicana adquirir armamento para una fragata y cinco corbetas: “El Comité aprobó estas compras contempladas teniendo en cuenta el
criterio de PD-10, en vista de que el Departamento de Marina
dio su aprobación y de la expresión de ARA de no objeciones
Informe Norweb, 19 de diciembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 191.
35
Nota del Departamento de Estado firmada por Charles E. Bohlen, el secretario interino, en Bernardo Vega , Ob. cit., tomo II (1947), pp. 679-680.
34
Relaciones cubano-dominicanas...
257
políticas a la compra propuesta”.36 Como bien señala Bernardo
Vega ya no era necesario adquirir fragatas en Canadá.37
Los militares del Pentágono habían llevado la iniciativa
en todos estos arreglos bélicos y se tomaban la atribución de
pasarles por encima hasta los mismos empleados del Departamento de Estado. En ese caso podemos citar el ejemplo de la
súbita presencia del coronel J. Brown en Ciudad Trujillo para
estudiar un plan de evacuación urgente de los ciudadanos
norteamericanos en caso de que se produjeran acciones armadas. Acerca de esta visita, el encargado de negocios Burrows le
informó al Departamento de Estado: “Me sorprende este tipo
de acción de parte de la Marina sin notificarlo a esta embajada
y mucho menos sin que la misma lo solicitase”.38
A todas estas, Trujillo, aunque ya tenia las puertas abiertas
en el Departamento de Estado, insistía en su labor de cabildeo
alrededor de la Casa Blanca, por ello le dirigió una carta a un
congresista norteamericano, B. Wheeler, donde lo congratulaba por haber defendido al gobierno dominicano ante el presidente Truman y el secretario de la Marina estadounidense.39
Hacia el 15 de septiembre, un momento decisivo
Para adentrarnos a analizar los sucesos que marcaron un
punto de viraje en la complicada trama que dio punto final a
la expedición de Cayo Confites, debemos remitirnos al 5 de
agosto cuando resultó ajusticiado Alfonso Fors, el principal
agente de Trujillo en Cuba. Según informes secretos norte Informe de E.T. Cummings, 9 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 699-700.
37
Ibídem.
38
Informe de Burrows, 9 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), pp. 698-699.
39
Carta de Trujillo, 8 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 697-698.
36
258
Jorge Renato Ibarra Guitart
americanos, el general Pérez Dámera estaba en contacto con
Fors y ello era del conocimiento de los exilados dominicanos.40
Por tanto todo parece indicar que el punto de contacto entre
Trujillo y el general Genovevo era Fors, es muy posible que la
información que le llegaba al Generalísimo viniera de Genovevo y otros militares, vía Fors.
El 6 de agosto resultaría baleado Otmaro Montaner, colaborador estrecho de Fors y hombre “que sabía demasiado”. Fors
acostumbraba a decir que servía a cualquier cliente ante quienes lo increpaban como detective privado por jugar el sucio
papel de agente trujillista. Se tenía entendido que la agrupación UIR, presidida por Emilio Tro, había ordenado esa acción
y fue su autor intelectual; encuestado confidencialmente por
Enrique de la Osa, cuando se le preguntó la razón de esa sentencia declaró: “¡Eso demuestra que hay que saber escoger los
clientes!”.41 Según Incháustegui el autor de esas palabras a los
reporteros fue Emilio Tro, a quien se consideraba un hombre
“bien enterado de los preparativos de la expedición, cuando
no cooperador decidido”.42
Según Incháustegui, Grau le había ordenado a Mario Salabarría, al frente del Servicio de Investigaciones Especiales y
Extraordinarias (SIEE), producir una investigación sobre el
movimiento expedicionario con miras a disolverlo. Con posterioridad a ello, todo parece indicar que para cumplir con
ese mandato, el primer escollo que debió enfrentar Salabarría
era el que representaban Emilio Tro y la UIR. Tro era el rival
más cercano de Salabarría en la Policía Nacional, donde había ingresado con su grupo en el mes de julio, designado por
Grau como instructor de entrenamiento y disciplina militar.
El líder de la UIR tenía combatientes comprometidos a fondo
Informe Embajada EE.UU. en Caracas, 6 de octubre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 809.
41
Enrique de la Osa: Ob. cit., pp. 148-149.
42
Memorando Legación dominicana, 16 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 733.
40
Relaciones cubano-dominicanas...
259
con la expedición, los mismos estaban dispuestos a dar todo
de sí para hacer llevar a vía de éxito la misión de llegar a costas
dominicanas; ejemplo de ello había sido su determinación al
ajusticiar a Fors y a Montaner, a poco de haber ingresado a
la Policía Nacional. Como resultado de todo ello tuvo lugar
un primer atentado sobre Emilio Tro el 5 de septiembre, en
el mismo Tro resultó ileso al no encontrarse en su automóvil
cuando fuera siniestrado por más de sesenta balas. El secretario general de la UIR, Jesús Diéguez Lamazares, declaró que
conocía a los autores del atentado y que tendrían respuesta, y
concluía: “Vengaremos el atentado; a todos los traidores de la
Revolución les recordamos: la justicia tarda pero llega”.43
En la época se conoció que entre estos estaba el grupo de
El Colorao y Mario Salabarría, enemigos acérrimos de la UIR.
¿Por qué habría calificado Diéguez de traidores a la Revolución a los autores de ese atentado? ¿No habrá querido también denominar como traidores de la revolución dominicana
a Salabarría y a El Colorao? El 12 de septiembre uno de los
presuntos autores del atentado a Tro, el capitán, jefe de la Policía del Ministerio de Salubridad, Raúl Ávila, Lechoncito, fue
aniquilado a tiros. El propio Salabarría, como jefe del Servicio
de Investigaciones Especiales y Extraordinarias (SIEE), dirigió
los interrogatorios para hallar los autores de ese golpe, y encontró que había sido un hombre de Tro: Luis Padierne Labrada. Anteriormente la viuda de Ávila había declarado que Tro
y Padierne habían pasado por su casa en busca de su esposo.
A partir de estos elementos, el 13 de septiembre, un juez de
instrucción emitió mandamiento judicial sobre Tro. Salabarría
decidió detenerlo ni más ni menos que el 15 de septiembre
de 1947, cuando se sucedieron los llamados Sucesos de Orfila,
fecha en que también se había convocado a discusión en el
Congreso cubano el tema de Cayo Confites.
Raúl Aguiar Rodríguez: El bonchismo y el gansterismo en Cuba, Editorial
Ciencias Sociales, La Habana, 2000, pp. 159-160.
43
260
Jorge Renato Ibarra Guitart
Ejecutar a Tro era parte de una maniobra indispensable para
poder desmontar la expedición de Cayo Confites, su grupo
mantenía una postura intransigente respecto a su compromiso de participar en el combate contra el tirano Trujillo. Todo
parece indicar que ya había cierto acuerdo para que el MSR
se dispusiera a retirarse de la expedición. Pugnas posteriores
entre estas bandas lo evidencian. En una oportunidad en que
miembros de la UIR le hicieron un atentado a Julio Salabarría
(hermano de Mario) en agosto de 1948, los del MSR acusaron
como autores a los seguidores de Tro y estos le respondieron
lo siguiente:
De nuevo los miembros de MSR, que vendieron miserablemente a los patriotas dominicanos en la farsa de cayo
Confites, que utilizaron el dinero amasado con sangre y
lágrimas, destinado a derrocar al tirano Trujillo, en una
componenda para comprar los votos de representante de
Rolando Masferrrer, lanzan sus voces entrecortadas por el
temor contra la U. I. R. Es que saben que a pesar del tiempo transcurrido, a pesar de que en la película tomada en la
acción del Reparto Orfila no salen algunos de los asesinos
que descargaron sus armas contra las víctimas inocentes,
U.I.R los conoce perfectamente y hará llegar hasta sus cabezas la inaplazable justicia de la revolución.44
Pero intentemos hacer un ejercicio de lógica lo más acabado posible. El 15 de septiembre estaba convocado el Congreso
cubano para pronunciarse en torno a la expedición de Cayo
Confites y pedir cuenta de ella a los ministros Alemán y González Muñoz. Como resultado de lo que se ventilara públicamente en esa reunión, los protagonistas en ese momento de toda
la trama conspirativa, dejarían de serlo. Era un tema delicado
y en él estaban involucrados agentes encubiertos de varios
Enrique de la Osa: Ob. cit., p. 551.
44
Relaciones cubano-dominicanas...
261
gobiernos, ya los norteamericanos sabían que los revolucionarios dominicanos estaban agilizando la salida de la expedición
para antes de la discusión en el Congreso, es decir para el 14
de septiembre. Los informes de inteligencia norteamericanos
informaban que los aviones de los expedicionarios ya estaban
listos, y que Genovevo Pérez Dámera iba a efectuar un viaje
a Washington el mismo 15 de septiembre, y especulaban que
regresaría rápidamente. Anteriormente nos hacíamos esta
pregunta, ¿cómo se iban de viaje si se sabía que ese día era determinante, precisamente cuando se esperaba que la expedición podría zarpar? Todo parece indicar que ese viaje hacia los
Estados Unidos fue una pantalla para ocultar una operación
dirigida a desmontar la expedición dominicana. Si ya se tenía
conocimiento de los planes de los expedicionarios de salir a
la mar y el propósito de los norteamericanos era impedirlo, lo
lógico era que le indicaran a Genovevo que no saliera de viaje
y se ocupara de impedir zarparan las naves de los revolucionarios. Pero al propio tiempo ya los servicios de inteligencia
hacía rato sabían que en una finca del ministro Alemán en Calabazar se hallaba el polvorín de los complotados, también que
los aviones y pilotos norteamericanos estaban en La Habana.
Sin todo este dispositivo bélico los hombres de Cayo Confites
eran nada y no se atreverían a operar si se producía un golpe
en la capital cubana. Es posible que Genovevo supiera del plan
de Salabarría para detener a Tro y luego llevar a efecto la desbandada de la expedición por orden de Grau. Los hombres
de Tro eran la garantía de los expedicionarios en La Habana;
una vez que fueran liquidados, el camino estaba abierto a la
desintegración de los aprestos contra Trujillo. De esa manera se podía evitar una confrontación directa con Washington
e impedir una reclamación en el sistema interamericano de
naciones. Por tanto, lo que hizo el general Pérez Dámera fue
simular un viaje a Washington para alentar a Salabarría a dar
un golpe a sus espaldas y hacer que se enfrentaran las bandas
que Grau había fomentado. En medio del caos entre pistole-
262
Jorge Renato Ibarra Guitart
ros, Genovevo aparecería fresco para imponer el orden y justificar con ello los registros que conducirían a desahuciar la
expedición revolucionaria contra Trujillo. De esa manera todo
terminaría en medio de una disputa interna sin que el gobierno se viera implicado en un escándalo internacional, acá el
Caballo de Troya sería el viaje de Genovevo del que retornaría
para dar una especie de golpe de Estado de Trujillo en Cuba.
Estaba visto que Genovevo fue primero agente de Trujillo y
luego agente del Pentágono estadounidense. Es posible que
fuera agente de ambos, ya que en esos momentos los servicios de inteligencia dominicano y estadounidense eran uno
solo prácticamente. Según Bernardo Vega, no se han podido
encontrar evidencia documental de la visita de Genovevo a Estados Unidos, se ha especulado de que fue en esas reuniones
donde recibió instrucciones para desmontar la expedición de
Cayo Confites pero en verdad para eso no le hubiera hecho
falta viajar a Washington, hacía tiempo que él estaba investido
de esa misión. También se rumoró que el jefe de Estado Mayor
cubano sostuvo una entrevista en Washington con el secretario de Relaciones Exteriores dominicano, Arturo Despradel.
Según Bernardo Vega, aunque para esa fecha ambos pudieron
coincidir en la capital estadounidense, “no hay ninguna indicación de que estuvieran juntos”.45 Todo parece indicar que
el viaje se realizó para darle confianza a Salabarría para que
se lanzara contra Emilio Tro; ese golpe contra la UIR no se
hubiera realizado si Genovevo estuviera en Cuba. Podríamos
también presumir que después de esa acción, Salabarría tuviera previsto un golpe contra Genovevo, pues ya el gobierno
cubano conocía de sus contactos con Trujillo.
En realidad, el jefe de Estado Mayor del Ejército permaneció
muy poco tiempo en Estados Unidos, justo para facilitar que
tuviera lugar el ajuste de cuenta a Tro, y de inmediato se pone
a la vanguardia del operativo para desarticular toda la red de
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 809.
45
Relaciones cubano-dominicanas...
263
apoyo a la expedición dominicana. Para ejecutar esas acciones, Genovevo pretexta que se estaba gestando un golpe armado interno contra el gobierno o contra el ejército y se coloca
por encima de todos, incluso por encima del mismo Grau. En
la práctica actuó por iniciativa propia sin recibir órdenes del
gobierno cubano y arruinó el plan que Grau había concertado
con Salabarría; al decomisar todos los armamentos de la finca de Calabazar, puso en una posición embarazosa a Alemán,
niño mimado del presidente cubano. Después Grau actuaría
en forma desesperada para amortiguar la caída de Alemán y
evitar que se le implicara con pruebas en la conspiración de
Cayo Confites. Aunque estaba prevista su salida del cargo de
ministro de Educación y mecenas de los pandilleros, debemos
recordar que se le otorgó una licencia y luego se le designó
ministro sin cartera para protegerlo. Por cierto, alguna prensa
cubana, que respondía a los auténticos, divulgó la información
de que la finca América de Calabazar no era propiedad de Alemán. Asimismo el ministro de Educación en funciones, Carlos
Azoza, hizo declaraciones en las que declaró que la finca no le
pertenecía a Alemán. Sin embargo, Enrique de la Osa demostró que entre los diversos muebles e inmuebles adquiridos por
el ministro de Educación inscritos a nombre de la sociedad
anónima Calval, que representaba Arturo Calvo Lozano, se encontraba “la ya famosa finca ‘América’”.46
La pieza escogida para poner en orden todo el rompecabezas alrededor de Cayo Confites fue aportada por los sucesos de
Orfila en Marianao. Salabarría, que obtuvo la orden de arresto
el 13 de septiembre, “casualmente” escogió la fecha del 15 de
septiembre para detener a Tro, pudo haberlo capturado ileso
de la balacera pero decidió asesinarlo junto a la mujer encinta
de Morín Dópico. Tro debió morir para que Grau arreglara
las cosas en Cuba sin caer en complicaciones internacionales;
Enrique de la Osa: Ob. cit., p. 213. De la Osa tomó los datos del semanario El Siglo, de octubre de 1947.
46
264
Jorge Renato Ibarra Guitart
por cierto los colaboradores de Tro intentaron buscar ayuda
en el Palacio Presidencial y Grau rehusó dar apoyo pretextando encontrarse enfermo. En tanto Manolo Castro, presente
en palacio, le dio largas al asunto; tampoco la primera dama
Paulina ayudó a evitar la masacre. Cuando los amigos de Tro
fueron a pedir auxilio al cuartel general de Columbia, cayeron prisioneros por varias horas, todo indica que Genovevo
quería hacer que las bandas se desangraran entre sí. El ejército, al intervenir tardíamente en la disputa, lo primero que
hizo fue salir a decomisar todo el material de guerra de los
expedicionarios en la finca de Calabazar de Alemán, llevando a los periodistas para hacer de eso un escándalo público.
De esa manera Genovevo desahuciaba a Alemán, su enemigo
político más connotado y luego ordenaba los registros y detenciones en el hotel Sevilla, donde se hospedaban los pilotos
norteamericanos contratados para operar los aviones de los
expedicionarios. Por cierto, en medio de esos acontecimientos
estremecedores, el Congreso cubano eludió entrar en el debate de la cuestión de la expedición dominicana, se analizaron
otros asuntos de menor importancia. Tampoco tuvo lugar la
esperada salida de los expedicionarios de Cayo Confites; de
momento todos los acontecimientos esperados se paralizaron
debido a los sucesos de Orfila.
La prensa de la época presentó estos acontecimientos –Cayo
Confites y Orfila– como aislados uno del otro porque era el
interés del gobierno aparentar que se trataba de un operativo
para poner orden e impedir una revuelta interna. De esa manera, si pudiera aparecer alguna conexión, se podía justificar
la disolución de la expedición revolucionaria en aras de evitar
un golpe de Estado. Un informe de Norweb establecía que:
“Las continuas investigaciones y revelaciones del ejército involucran a la invasión dominicana pero la prensa con mucho cuidado no relaciona las redadas en busca de armas con la trama
de la invasión”.47 Esto ha hecho que algunos historiadores no
Informe Norweb, 22 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 754.
47
Relaciones cubano-dominicanas...
265
hayan reparado lo suficiente en los nexos entre Cayo Confites
y los sucesos de Orfila.48
El general Pérez Dámera y uno de sus subordinados, el
teniente coronel Oscar Díaz, quien llevó el caso legal de la
captura de las armas, actuaron por iniciativa propia. De esa
forma desconocieron al presidente Grau para lo cual apelaron al pretexto de que los registros en la finca América y en
el hotel Sevilla se habían efectuado debido a informaciones
recibidas de que en esos lugares “había ocultas piezas de convicción relacionadas con la balacera en casa de Morín”, y que
“casualmente” habían encontrado allí documentos relacionados con Cayo Confites. Todo era una farsa, hacía días que el
gobierno y ejército cubanos estaban impuestos, por distintas
vías, de que en la finca América se guardaba el arsenal de guerra de Cayo Confites. A tal punto era así que cuando ocuparon
dicha posesión el teniente coronel Díaz fue inquirido por un
periodista del Diario de la Marina sobre si esos armamentos decomisados en la hacienda de Alemán pertenecían a la expedición de Cayo Confites, el oficial sólo balbuceó estas palabras:
“Yo soy chino”, razón por la cual el reportero comentó en tono
irónico: “Se abandona este tema por dificultades con el idioma
de Confucio”.49 En un primer momento el objetivo de esa operación fue desahuciar a Alemán inculpándolo ante el Tribunal
Supremo y relacionándolo con un presunto golpe de Estado
que había partido de la balacera de Orfila.50
Haciendo una especie de resumen de la jornada del 15 de
septiembre el embajador dominicano Incháustegui, desde su
perspectiva reaccionaria, refirió lo siguiente:
Entre otros, Mario Morales observa la relación entre los sucesos de Orfila
y Cayo Confites, pero como algo que coincidió casualmente. Humberto
Vázquez aprecia el vínculo entre ambos hechos desde una perspectiva
causal pero asume que el golpe de Estado era posible.
49
Memorando Legación dominicana, 23 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 755-756.
50
Enrique de la Osa: Ob. cit., pp. 202-203.
48
266
Jorge Renato Ibarra Guitart
Los sucesos de ayer no deben considerarse como el simple
choque de dos facciones que, dentro de la Policía, trataban de controlar la organización. Hay algo más profundo:
a todas luces el movimiento se hizo abortar, sin que pueda
determinar todavía cuál era la finalidad perseguida por los
principalmente comprometidos.
[…]
Es evidente que si Tro y los suyos intentaban echar
mano del manejo de la policía esto no iba a terminar ahí,
pues el ejército es lo suficientemente fuerte para hacerlos
volver a sus cabales en unas cuantas horas. Hay que pensar
que los planes de esta gente eran mucho más pretenciosos
y que el movimiento debía tener un fondo político.51
En otras consideraciones posteriores, Incháustegui alababa la actuación de Genovevo y hacía un análisis agudo de los
resultados de esos sucesos trágicos: “Pérez Dámera, también
ha logrado quitarse de encima el peligro que para el ejército
representó la Policía. Allí iban a parar, con galones y con autoridad, todos sus enemigos jurados […] Los sucesos de Marianao le han venido como anillo al dedo para hacer fructífera la
redada. Y no era solo la Policía. El Servicio de Investigaciones
Enemigas estaba plagada de gente empeñada en descoyuntar
el ejército para hacer posible esa ausencia absoluta de orden
por la que suspiran todos los que trabajan porque Grau continúe en el poder”.52
Esta apreciación nos ratifica en el criterio de que Genovevo
salió a los Estados Unidos para hacer que se enfrentaran entre
sí las facciones de la policía que le eran adversas, tanto la de
Tro como la de Salabarría. Esta última la clasifica Incháustegui
como “el Servicio de Investigaciones Enemigas”.
Memorando legación dominicana 16 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 733-734.
52
Memorando Legación dominicana, 26 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 770-771.
51
Relaciones cubano-dominicanas...
267
En tanto Wilson, el embajador británico en La Habana, refería que estaba visto que el viaje de Genovevo a Washington
tendría que ver con el asunto de Cayo Confites, y que a su regreso los cubanos “descubrieron” todo un arsenal de municiones pertenecientes a la expedición. Ninguna figura entendida
de la política se engañaba respecto a que lo de Orfila estaba
vinculado estrechamente con lo de Cayo Confites. Para esa
fecha, 18 de septiembre, cuando todavía Genovevo no había
dado órdenes para ejecutar el operativo dirigido a desmontar
la expedición, ya el plenipotenciario británico conocía lo que
se tramaba al interior del gobierno de Grau, en particular sabía que se habían dado instrucciones a la Marina de Guerra
cubana para desarmar a los combatientes antitrujillistas.53
Precisamente el día 15 de septiembre se reunió el embajador
dominicano en Washington, Ortega Frier, con ejecutivos del
Departamento de Estado. Ante los ansiosos reclamos de armas
por parte del embajador, el ayudante del secretario de Estado,
Norman Armour, le informó que “la ayuda para obtener armas
y asistencia militar no parecía ser el problema inmediato desde el punto de vista dominicano” por lo que confiaba “que el
esfuerzo por resolver el problema de la tolerancia del gobierno cubano al ayudar al movimiento revolucionario con asiento en su territorio parecía ser el paso más importante”.54 Por
tanto los norteamericanos confiaban en el éxito del operativo
inicial que el General Pérez Dámera desataría ese mismo día.
No obstante, para no abandonar del todo a Trujillo a su suerte,
el nuevo subsecretario de Estado, James H. Wright, le dirigió
una misiva al contralmirante de la Marina estadounidense
Marshall R. Greer para que se le informara al Departamento
de Estado “si la cantidad de municiones pedida es razonable,
tomando en cuenta la necesidad de la República Dominicana
National Archives, London. Foreign Office 371, file 383.
Memorando, visita embajador Ortega Frier al Departamento de Estado,
15 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
pp. 724-726.
53
54
268
Jorge Renato Ibarra Guitart
de municiones suficientes para mantener el orden interno y
resistir ataques armados”.55
Según un memorando del Departamento de Estado, el fiscal
del distrito de Puerto Rico declaró tener suficientes evidencias
para juzgar al agente de Trujillo de origen norteamericano,
George Stamets, por cargos de violación a controles de exportación de aviones sin permiso de exportación. El Departamento de Justicia deseaba saber si el Departamento de Estado concordaba en enjuiciarlo. Después de algunas consultas internas,
el Departamento de Estado decidió “pedirle a la justicia que
mantuviera el asunto en suspenso por el momento en vista
de que Stamets es prácticamente el jefe de la Fuerza Aérea
Dominicana”. De esa manera se demostraba el compromiso
de Washington con Trujillo.56 Contrario a ello, la otra cara de
la moneda era que los vendedores de armas al movimiento
expedicionario cubano-dominicano resultarían perseguidos
por la justicia norteamericana. El Departamento de Estado
recomendaba “fuertemente” y “agresivamente” al procurador
general prosiguiera el caso contra Hollis B. Smith por haber
violado las leyes que impedían exportar “armas, municiones
e instrumentos de guerra”.57 En tanto, el 29 de septiembre se
informaba desde Miami que a solicitud del Departamento de
Estado, Manolo Castro había sido detenido por exportación
ilegal de municiones hacia Cuba.58 Desde Washington también
se cursaron instrucciones al embajador Norweb en La Habana
para que sostuviera un encuentro con los pilotos norteamericanos comprometidos con la expedición revolucionaria y
Carta del subsecretario de Estado, James H. Wright al contralmirante
Marshall R. Creer, 18 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 742-743.
56
Memorando conversación, 16 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 734-735.
57
Memorando Departamento de Estado, 19 de septiembre de 1947, en
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 743-744.
58
Resumen de prensa, 29 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), p. 778.
55
Relaciones cubano-dominicanas...
269
les aclarara “que los Estados Unidos se oponen fuertemente
a cualquier conmoción civil y a la participación en las mismas
de ciudadanos americanos”.59 Así de falsa era la imparcialidad
que pretendían aparentar los Estados Unidos de América.
En noviembre de 1947, aun cuando el gobierno norteamericano ya había levantado el embargo de armas a Trujillo, procuraba resguardar su imagen y estaba estimulando al gobierno británico a que le vendiera armas al “Benefactor”. En un
documento del Foreign Office, de fecha 19 de noviembre, se
refiere que Washington le había solicitado a Londres que le
vendiera naves de guerra y armas a la República Dominicana.
Sin embargo, Gran Bretaña fue algo cautelosa en aceptar ese
reclamo, todavía en esos momentos “se estaba considerando
ese asunto en el Departamento suramericano”. Todo parece
indicar que el gobierno británico se encontraba a la espera
de que las reclamaciones dominicanas sobre Cuba pudieran
prosperar en las Naciones Unidas.60
Por otro lado, el embajador dominicano en Washington
continuaría usando su táctica de usar a Haití como rehén ante
los Estados Unidos; en un informe que hicieron especialistas
del Departamento de Estado se daba cuenta que Ortega Frier
“dijo que era una gran preocupación de su gobierno que en
el caso de que Haití sea utilizado como base, sería necesario
que el ejército dominicano cruzase la frontera”. A esto se suma
que para entonces Trujillo planificaba un plan de golpe de
Estado contra el gobierno de Estimé para imponer al coronel Paul Magloire.61 Para colmo, el propio gobierno haitiano
apelaba a Washington para resguardarse de cualquier ataque;
el embajador norteamericano en Por-au-Prince, Mr. Macbride,
Informe Lovett, Departamento de Estado a Embajada EE.UU. en La Habana, 19 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II
(1947), p. 745.
60
National Archives, London. FO 371, file 2684. Carta de P. S. Stephens, 19
de noviembre de 1947.
61
Ibídem.
59
270
Jorge Renato Ibarra Guitart
daba cuenta que el presidente Estimé le había puntualizado
que “Haití no puede resistir ninguna agresión de ningún orden en vista de su posición indefensa y desarmada” y que en
consecuencia “el gobierno haitiano se coloca bajo la protección de los Estados Unidos, en caso de que ocurriesen algunos
ataques”. El presidente de Haití estaba muy preocupado por el
arribo de cubanos, dominicanos y venezolanos a su territorio
y había ordenado a su embajador en La Habana no visar más
pasaportes cubanos.62 Otro asunto que resulta de difícil interpretación fue un documento de 16 de septiembre elaborado
por Norweb que refiere una entrevista entre algunos cubanos
que habían estado por Haití y el presidente Estimé. Los cubanos eran portadores de una carta del presidente Grau que
solicitaba a Haití permitiera incursiones en su territorio, dadas
las tensiones en las relaciones con República Dominicana.63
Resulta extraña esa solicitud porque ya para la fecha Grau
estaba decidido a desmontar la expedición, aunque debemos
recordar que Salabarría había estado mandando información
falsa a la inteligencia norteamericana acerca de presuntos
desembarcos de naves cubanas en Haití. En este caso parece
que la carta de Grau perseguía el mismo objetivo de los informes de Salabarría, acrecentar la alarma de los Estados Unidos y Haití para hacer imposible la salida de la expedición
dominicana. De esa manera podría ofrecer sus excusas a los
exilados dominicanos.
Dentro del repertorio de medidas que podía utilizar el Departamento de Estado para impedir la salida del grupo de
revolucionarios cubano-dominicanos de Cayo Confites, continuaba siendo prioridad activar los mecanismos del sistema
interamericano y de las Naciones Unidas para poner al gobierno cubano en una situación embarazosa y obligarlo a actuar
Informe Embajada de EE.UU. en Port-au-Prince, 15 de septiembre de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 730-731.
63
Telegrama Norweb, 16 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), pp. 736-737.
62
Relaciones cubano-dominicanas...
271
contra la expedición que se fraguaba. En ese sentido ya había
contactos con la diplomacia dominicana para hacer un trabajo
conjunto en los organismos internacionales. El 15 de septiembre el embajador quisqueyano en Washington, Ortega Frier,
sostuvo un encuentro con el director general de la Unión Panamericana, Dr. Lleras Camargo, a quien le planteó su preocupación por la conspiración de Cayo Confites. Por cierto, Lleras
Camargo le reveló que Guillermo Belt, embajador cubano en
Washington y representante por Cuba en la Conferencia de
Río de Janeiro, le había manifestado su inquietud acerca de
ese asunto. Belt había tenido conversaciones con la delegación
norteamericana a Río de Janeiro y con el propio secretario de
Estado Marshall, y según esta versión “estaba dispuesto a hacer
cuanto estuviera en sus manos para que el proyecto de ataque
desde Cuba se frustrara”. Finalmente Ortega Frier y Lleras
Camargo acordaron activar los mecanismos de negociación
interamericanos “para evitar que naciera entre la República
Dominicana y Cuba un conflicto, o que el que pudiera existir
ya se resolviera”. El caso era que las esferas diplomáticas, en
lugar de haberse dispuesto a condenar al régimen tiránico de
Trujillo, se estaban acondicionando para auxiliarlo como víctima de una invasión extranjera. Era la hora de los reclamos
a las leyes internacionales, leyes de las cuales Trujillo se había
burlado en más de una oportunidad.
Se estaba cerrando un círculo sobre el gobierno cubano
para impedirle cualquier otro paso que no fuera liquidar la
expedición. Evocando el derecho internacional de manera
hipócrita, el secretario de Estado norteamericano, George
Marshall, emitió un discurso el 16 de septiembre en Naciones
Unidas que, aunque dirigido al caso de Grecia en particular,
marcaría pautas para enjuiciar el dominicano. Ese día Marshall expresó: “La acción de un país al facilitar armas o ayudar de otro modo análogo a las fuerzas rebeldes contra un
gobierno debe considerarse un acto de hostilidad y la asamblea general de las Naciones Unidas no puede permanecer
272
Jorge Renato Ibarra Guitart
impasible, como simple espectador, en caso de que un país
miembro de las Naciones Unidas se encuentre en peligro de
ataque desde el exterior”. Precisamente ese argumento fue el
utilizado por Washington para justificar su actitud respecto a
la conspiración de Cayo Confites.64 Sin embargo, los Estados
Unidos estaban facilitando el contrabando de armas a Trujillo,
un gobierno que había dado muestras fehacientes de intervenir para desestabilizar otros países de la región. Eso sin contar
la dictadura en que tenía sumido a su propio pueblo así como
las constantes violaciones a los derechos humanos de parte de
los órganos represivos dominicanos.
Regresando al plano de los acontecimientos internos en
Cuba, una vez concluidos los sucesos de Orfila, el general
Pérez Dámera designó un supervisor militar para la policía.
Esta decisión colocó en una posición subalterna al coronel
Fabio Ruiz, al frente de la misma, y también al ministro de
Gobernación, Alejo Cossío del Pino, quien se quejó por esa
medida. A los pocos días Grau, de regreso de su “enfermedad”,
nombraría un nuevo jefe de la Policía: el coronel del Ejército,
Enrique Hernández Nardo. Incháustegui frotaba las manos y
esperaba que al tomar el poder de la policía, Genovevo concluiría acabando con los aprestos de Cayo Confites: “De todos
modos vamos ganando: si el ejército lo que procura es sanear
eliminando los grupos armados, y si la tarea quiere realizarla
a fondo para diafanizar el ambiente, no le queda más recurso
que, tarde o temprano, coger por las orejas a los expedicionarios, después de desarmarlos y mandarlos a paseo”.65 No estaba
errado Incháustegui, a los cinco días tendría lugar el desbarajuste de Cayo Confites.
El regreso a la actividad política del presidente Grau motivó una
especie de pacto de caballeros entre Grau, Alemán, Genovevo y
Resumen de prensa, 18 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), pp. 740-741.
65
Memorando Legación dominicana, 20 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 746-747.
64
Relaciones cubano-dominicanas...
273
Prío para no llevar a un caos general al país y poder disolver
la expedición. Como una vez dijera Incháustegui, entonces se
trataba que los cubanos iban a resolver el “lío internacional”
por medio de un “lío nacional”. Existen evidencias de que
Genovevo ofreció a la prensa la noticia de la incautación de
las armas en la finca de Alemán por parte del jefe del Estado
Mayor del Ejército sin previa consulta con el ejecutivo.66 Según
informe del propio Incháustegui, el general Pérez Dámera
había conversado con algunos líderes de la oposición y le
había asegurado que si el presidente se constituía en un estorbo para la pacificación de Cuba se le podría facilitar una
licencia o facilidades para que abandonara el país.67 Un informe del embajador norteamericano en La Habana del 21
de septiembre refería: “Los acontecimientos descritos y otra
información indican el rápido desmoronamiento del intento
de invasión dominicano”.68
Estaba visto que la tragedia de Orfila les había abierto a los
norteamericanos las puertas a la solución del problema que
planteaba la expedición revolucionaria. Un informe de inteligencia del agregado militar estadounidense en La Habana reconocía que esos sucesos: “afectarían con toda probabilidad
los planes revolucionarios dominicanos. Se espera que los
hombres […] en la base de cayo Confites […] sean arrestados o desbandados en un futuro muy cercano. Los otros arsenales esparcidos por toda la isla, serán probablemente confiscados por el ejército cubano ya que el General Pérez conoce
su ubicación. Al mismo tiempo esto le dará al General Pérez
Memorando, Legación dominicana, 28 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 776-777. Memorando Legación
dominicana, 30 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo
II (1947), pp. 782-783.
67
Memorando, legación dominicana 24 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 759-760.
68
Informe Norweb, 21 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 748-749.
66
274
Jorge Renato Ibarra Guitart
la oportunidad de desarmar y desbandar a los dominicanos
sin un escándalo internacional”.69 Por entonces se corría la
noticia de que Genovevo le había señalado a los expedicionarios que debían desbandarse dejando las armas o trasladarse
a Venezuela,70 también que a líderes de la expedición se les
había citado para un encuentro en La Habana bien con Grau,
Alemán o con el propio Genovevo.71 Según Enrique de la Osa,
en un encuentro del jefe insurgente Juan Rodríguez con el
general Pérez Dámela, el 22 de septiembre, este último le concedió un plazo de veinticuatro horas para desalojar el cayo,
Rodríguez a cambio solicitó le fueran devueltos los aviones y
armas decomisados en La Habana. Genovevo se comprometió
con los exilados dominicanos a todo ello pero no llegó nada al
cayo, ni siquiera alimentos.72
Finalmente se reunió el Congreso cubano para analizar el
caso dominicano. En dicho encuentro el blanco mayor de los
ataques fue Alemán y su tráfico de armas encontrado en la
finca América de Calabazar. El Senado cubano estudió una
moción de desconfianza contra él, pero la Cámara de Representantes no llegó aprobar la propuesta por falta de quórum.
Incháustegui interpretó esos hechos de la forma siguiente:
Aquí en La Habana, en todos los círculos, y en el interior,
principalmente en la provincia de Camagüey, se dice que
todo lo que se ha hecho tiene como finalidad, nada más, la
destrucción de la expedición, y que lo que está haciendo
Informe del mayor Alfred E. Coffey, agregado militar, Embajada EE.UU.,
La Habana, 22 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II
(1947), pp. 52-753.
70
Informe Legación dominicana, 22 de septiembre de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 749-750.
71
Informe del mayor Alfred E. Coffey, agregado militar, Embajada EE.UU.,
La Habana, 22 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 752.
72
Enrique de la Osa: En Cuba. Primer tiempo (1947-1948), Ed. Política, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2004, pp. 197-198.
69
Relaciones cubano-dominicanas...
275
el gobierno es levantando una fachada para uso interno y
para no asumir las responsabilidades de carácter internacional que supone el afirmar que las armas y organizaciones estaban dirigidas contra República Dominicana.73
Operación desmontaje
Desde el 23 de septiembre, el Cayo Confites había quedado desierto, los expedicionarios recibieron orden de zarpar
pero al procurar cumplirla fueron víctimas de una emboscada
preparada por naves de la Marina cubana para obligarlos a
rendirse ante el ejército que comandaba el general Genovevo
Pérez Dámera. El cayo terminó ocupado por la armada cubana, los aviones de guerra incautados y el día 24 un telegrama
de la Embajada norteamericana en La Habana daba cuenta
de que tanto los mecánicos como los pilotos estadounidenses
involucrados en la operación revolucionaria regresaban a su
país vía Miami.74 Aunque informes de inteligencia norteamericanos reconocían que las armas incautadas les habían sido
devueltas a los exilados.75
Existe el relato de otra importante reunión el día 25 a las 1:
00 a.m. en palacio presidencial entre Grau y un grupo de altos
jefes militares. En ella el comodoro Águila Ruiz se negó a aceptar las exigencias de Genovevo para detener a los expedicionarios, ante ello el jefe de Estado Mayor se valió de los informes
de algunos espías que él tenía en Cayo Confites para terminar
con la expedición. Dirigiéndose al presidente Grau señaló:
Informe Legación dominicana, 23 de septiembre de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 755-756.
74
Telgrama Norweb, 24 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 762-763.
75
Telegrama, agregado Militar EE.UU. en La Habana, 24 de septiembre de
1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), p. 761.
73
276
Jorge Renato Ibarra Guitart
Presidente, en este problema de la expedición hay lo que
se ve y lo que no se ve. Me consta que elementos adictos
a Alemán participan en el movimiento con el ánimo de
utilizar las fuerzas contra Cuba. Tengo agentes de mi absoluta confianza deslizados en sus filas y me tienen al tanto
de lo que allí sucede. Están planeando una maniobra para
rescatar a Salabarría, que es el líder oculto del Movimiento
Socialista Revolucionario, organización al servicio de Alemán. Hay que liquidar esa conspiración pues luego será
tarde.76
Genovevo utilizaba la teoría de la conspiración y del golpe
de Estado para justificar sus represalias porque en verdad las
consecuencias del tiroteo en Marianao se habían dispuesto de
antemano por él mismo. El ejército y la guardia de palacio pudieron haber actuado con más presteza para evitar el baño de
sangre de Orfila y demoraron su intervención ex profeso para
hacer que Salabarría y Tro se enfrentaran por un buen tiempo.
Por otro lado, los miembros del MSR en el cayo, aunque lo
desearan, no estaban en condiciones de producir un golpe de
Estado y liberar a Salabarría. Era una idea absurda.
Los expedicionarios, dirigidos por Juan Rodríguez, tomaron
rumbo a cayo Santa María y de allí hasta cayo Guincho. Según
fuentes cercanas a la Embajada estadounidense el presidente
Grau, en su afán por disimular su traición al exilio dominicano, les había dado a los dominicanos veinticuatro horas para
actuar.77 En la práctica todo era parte de un operativo para facilitarle a Genovevo su captura. Desde días antes Pérez Dámera le había cursado instrucciones a un guardacostas cercano
a cayo Romano para que mantuviera una estrecha vigilancia
sobre los expedicionarios en el cercano Cayo Confites.78
Enrique de la Osa: En Cuba. Primer tiempo…, p. 198.
Ibídem.
78
Memorando Legación dominicana, 28 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 777-778.
76
77
Relaciones cubano-dominicanas...
277
El 25 de septiembre Incháustegui y González Muñoz sostuvieron un encuentro para relajar las tensiones, el primero
esperaba de la cancillería cubana buenas noticias y el diplomático cubano, sonrisa en rostro, le hizo patente que siempre
habían esperado que desaparecieran “esos nubarrones” que
amenazaban al gobierno dominicano. Finalmente González
Muñoz solicitó que el gobierno dominicano mostrase cierta
comprensión para su similar cubano.79
Un poco tardíamente, el día 27 de septiembre, llegó un emisario personal del presidente venezolano Betancourt, Sr. Dubrock, quien se encontró con Grau y le manifestó sorpresa por
las medidas adoptadas contra los expedicionarios. Dubrock le
expresó que Venezuela tenía un plan de ayuda al movimiento.
Al parecer Grau, hombre de mil caras, le ofreció algunas esperanzas pero el propio 27 a las 6 p. m. salió de palacio la orden
de capturar a los expedicionarios y disolverlos. Se dice que
cuando Dubock supo la noticia afirmó: “Efectivamente este es
un país de bachata y de conga”.80
El periódico oficialista dominicano La Nación de 27 de septiembre cantaba victoria y hacia una comparación entre el “estado de descomposición moral” imperante en Cuba por “la
influencia trastornadora” del comunismo y el orden existente
en la República Dominicana.81 En tanto el encargado de negocios estadounidense en Ciudad Trujillo, Charles Burrows,
resumía el hecho indicando que Trujillo había reforzado sus
posiciones y contado con la oportunidad de “pintarse exitosamente como la parte herida a nivel internacional mientras
que sus opositores “han sufrido un gran choque sicológico”.
Apreciaba que usaría estos resultados “para actuar contra esos
pocos de sus enemigos que aún permanecen en el país”.82
Memorando Legación dominicana, 25 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 765-766.
80
Enrique de la Osa: Ob. cit., pp. 199-200.
81
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948), La Nación, 27 de septiembre de 1947.
82
Informe Charles Burrows, 29 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega:
Ob. cit., tomo II (1947), pp. 780-781.
79
278
Jorge Renato Ibarra Guitart
A raíz de esas buenas nuevas para los trujillistas su embajador en La Habana, Incháustegui, inició gestiones para lograr
se liberara la tripulación y el buque La Angelita.83 Una vez capturados los expedicionarios estos fueron remitidos en tren a la
capital, se les mantuvo bajo custodia cerca del cuartel general
de Columbia. El teniente coronel Oscar Díaz, quien llevó el
caso de la ocupación de la finca América, también asumió el
asunto de los expedicionarios encarcelados, por cierto las declaraciones contradictorias de este señor dieron bastante que
hablar. En ese momento especificó que la expedición escondía el propósito de generar una perturbación que interfiriera
con las elecciones programadas para octubre próximo y así
extender el mandato de Grau en el poder.84 Su tesis partía del
comentario echado a correr de que los del MSR de Masferrer
estaban esperando terminar con la misión de derribar a Trujillo para luego hacer un ajuste de cuentas interno dentro del
gobierno cubano que incluía sacar del cargo a Pérez Dámera.
Según esa idea no estaba previsto un golpe de Estado pero
la noticia se magnificó para justificar la actuación del ejército
que era la institución que debía ser purgada.
En realidad, ya a esa altura, los del MSR se estaban confabulando con el gobierno para traicionar la expedición desde
adentro y facilitar el operativo de captura dirigido por Genovevo. Según Enrique de la Osa, cuando los expedicionarios
decidieron abandonar el cayo y zarpar a la mar rumbo a República Dominicana hicieron algunos rodeos marítimos que
fueron aprovechados por Rolando Masferrer, alias El Cojo, para
propiciar la emboscada de los guardacostas cubanos. El buque
que conducía Masferrer, al pasar por Cayo Winch (Guincho),
posesión británica, dejó abandonados a unos trescientos treinta y siete hombres y de inmediato telegrafió a la dirección del
Memorando Legación dominicana, 30 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 782-783.
84
Havana Post, 30 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo
II (1947), pp. 784-785.
83
Relaciones cubano-dominicanas...
279
movimiento en La Habana para que la Marina de Guerra cubana los recogiera, ¿por qué Masferrer dejó abandonados a
esos hombres?85 Por otro lado, uno de los líderes dominicanos
de la fracasada invasión, Juan Rodríguez, en declaraciones a la
prensa norteamericana culpó a Masferrer por permitir que el
buque Aurora cayera en manos de la Marina cubana: “Estaba
dirigiendo el camino en el ‘Aurora’ con 400 hombres y suficientes armas y municiones para equipar otros 1 000 hombres,
pero entonces recibimos una llamada del buque Máximo Gómez, en la cual Masferrer nos informa que está en un aprieto.
Pensé que el barco había encallado y ordené al ‘Aurora’ acudir en su ayuda. Súbitamente nos encontramos rodeados de
barcos cubanos”. Rodríguez concluyó su relato indicando que
si Masferrer se consideraba perdido “lo que tenía que hacer
era dejarme continuar”.86 Con posterioridad Masferrer concedió una entrevista a periodistas donde delató públicamente
al presidente guatemalteco Arévalo, cuando confirmó que las
armas de los expedicionarios las hizo llegar dicho mandatario
después de adquirirlas en Argentina “en una transacción de
gobierno a gobierno”. También reveló que Guatemala había
ofrecido las armas a condición de que una vez derrocado Trujillo el movimiento se dirigiera contra Somoza en Nicaragua y
Carías en Honduras.87
La otra versión sobre el peligro que podía entrañar la expedición la dio el mismo Genovevo, quien afirmó que la misma
se usaría en un intento de derrocamiento contra el gobierno
de Grau, lo que conduciría a desafiar el poder del ejército.88
Esta interpretación del alto oficial respondía al entendimien Enrique de la Osa,: Ob. cit., pp. 199-200.
Resumen de prensa, Washington Post, 5 de octubre de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 807-808.
87
Ibídem. Ver también: Prensa Libre, 5 de octubre de 1947. Arévalo solicitó
esas armas a Perón para enfrentar una posible contrarrevolución interna
financiada por la United Fruit company. Solo pagó el 20 % de su valor.
88
Ibídem.
85
86
280
Jorge Renato Ibarra Guitart
to que ya había logrado con Grau, tal vez su compadre Díaz
actuaba con una versión de los hechos un tanto desfasada al
acuerdo entre militares y políticos. En fin, la expedición estaba siendo criminalizada para justificar su desvertebramiento.
En realidad los propios expedicionarios, ahora penosamente
encarcelados, se encargaron de dar cuenta de un hecho evidente: “Íbamos a Santo Domingo a sacar a Trujillo”. Su caso
pasó a la Suprema Corte cubana y fueron acusados de cometer
actos que atentaban contra la seguridad del gobierno cubano,
aunque existía el consenso de que su detención no demoraría mucho. El embajador estadounidense Norweb estaba muy
complacido e informó a sus superiores: “La invasión dominicana actual está muerta y casi enterrada”.89
Por otro lado, el Comité Central Revolucionario Dominicano hizo una valoración muy justa y atinada de los hechos
relativos a la derrota sufrida en un documento que se iniciaba
con estas palabras:
Sombrías son, indudablemente, para muchos países del
Continente, las consecuencias de este trágico suceso. Pero
el que más habrá de padecer es el pueblo dominicano, que
lleva ya 17 años de martirio y vio en el movimiento expedicionario liquidado, la más risueña esperanza de liberación
y dicha. Desde ahora en adelante, caerán sobre ese pueblo
sufrido y generoso, nuevas torturas. Sabemos, sin embargo,
que ello no disminuirá su capacidad de lucha. El seguirá
en la brega por la democracia, como habremos de seguir
nosotros.
Temprana es todavía la hora de establecer plenamente las
responsabilidades. Solo podemos decir que fuimos abandonados […] La tiranía de Trujillo encontró amigos que
se pusieron a su servicio y determinaron, de manera difícil
Informe Norweb, 30 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 781-782.
89
Relaciones cubano-dominicanas...
281
aún de ponderar, la suspensión de la ayuda imprescindible
que estuvimos recibiendo […]
De Cuba recibimos el más solicito y prodigo apoyo y nunca
podíamos nosotros responder a ese gesto de solidaridad
volviendo las armas contra los hombres y organismos que
nos amparaban y ayudaban.90
Debemos recordar que la derrota del nazi-fascismo como resultado del fin de la Segunda Guerra Mundial motivó al exilio
dominicano a realizar una convocatoria mundial para aislar y
condenar al gobierno trujillista como un vestigio de ese tipo
de regímenes de fuerza. Ahora la situación se había revertido
y parecía estarse regresando a los años previos a la conflagración mundial cuando Hitler era alentado por las democracias
occidentales; al respecto en el documento de los exilados dominicanos se planteaba:
Con el fracaso expedicionario, no es sólo el empeño democrático dominicano el que ha sido momentáneamente
vencido: es la idea de la democrática en sí, con lo que ella
entraña de felicidad para los pueblos […]
Para el pueblo dominicano esa guerra [S.G.M.], con
su tétrico balance de dolor y sacrificio, ha sido peleada en
vano. Frente a la desgracia de ese pueblo se han puesto en
juego las mismas tácticas de apaciguamiento utilizadas con
los gobiernos de Hitler y Mussolini por las naciones democráticas. Para estos el escándalo y el peligro no estaba en
la existencia de aquellos regímenes, sino en la posibilidad
de que desencadenaran una contienda bélica. Y ahora hay
quienes dicen que el deber fundamental, ante el caso dominicano, es mantener la paz y no destruir un régimen de
Declaración del C. C. Revolucionario Dominicano S/F. Firmado por Lic.
Ángel Morales, presidente; Dr. Leovigildo Cuello, miembro; Dr. Juan I.
Jiménez Grullón, miembro, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
pp. 787-788.
90
282
Jorge Renato Ibarra Guitart
oprobio, como el de Trujillo, que es vergüenza de América
y negación de los principios de la libertad y justicia por los
cuales luchamos las Naciones Unidas en la última guerra
[…]
Nunca podremos olvidar […] el entusiasmo y el fervor
con que tantos cientos de cubanos se dispusieron a ofrendar la vida en aras de la libertad dominicana.
Con la frustración de hoy se inicia una nueva etapa de
nuestra lucha. Así como Martí no cejó después del fracaso
de “La Fernandina”, tampoco nosotros cejaremos.91
Otra apreciación justa de estos resultados la ofreció el historiador William Krhem, quien haciendo una evaluación general
del desenlace de la expedición de Cayo Confites señaló:
Bajo los efectos de la presión norteamericana y el dinero
de Trujillo, el gobierno cubano de Grau San Martín se llenó de pánico […] El Presidente Grau despachó de mala
gana varias unidades navales para detener la expedición.
Sus miembros fueron desarmados y arrestados. Cuba hervía de indignación. Poco importaba que Trujillo siguiese
sentado sobre el cadáver del pueblo dominicano, gracias a
la intervención norteamericana y a las armas norteamericanas, lo importante, al final de cuentas, era no tolerar la
expedición revolucionaria que habría sido “intervención y
violación de la soberanía dominicana.”
[…]
La Era Trujillo siguió adelante gozosamente, mientras
todos tenían en los labios la palabra……..! Democracia! 92
Por otro lado, resulta singular la postura asumida por el senador Eduardo Chibás, presidente del Comité Senatorial Cuba Ibídem.
Wiliam Krhem: Ob cit., pp. 112-113.
91
92
Relaciones cubano-dominicanas...
283
no Pro-Democracia en República Dominicana. Chibás acusó a
Grau de haber traicionado la causa de la libertad dominicana:
“La expedición revolucionaria de Santo Domingo fue liquidada
en las costas de Oriente y Camagüey por órdenes del Presidente
Grau, cuando se frustró, como consecuencia de los sangrientos
sucesos de Marianao, el intento de golpe de Estado planeado
contra las instituciones democráticas de nuestra República”.93
Resulta revelador que Chibás también se hiciera eco de la tesis del golpe de Estado, los políticos en general sucumbieron a
los falsos temores que se generaron de que se estaba fraguando
un golpe de Estado. Con posterioridad Chibás agregaría que el
presidente Grau, con el pretexto de liberar a la República Dominicana, estaba conspirando para suspender las próximas elecciones y convertirse en dictador de Cuba.94 Acá Chibás siguió
una falsa pista como resultado de la incertidumbre, los rumores
y la situación de caos imperante en Cuba. Al asumir esa postura,
en forma indirecta y tal vez sin que se lo propusiera, le estaba
haciendo un flaco favor a la causa dominicana.
A nuestro entender, ninguna de las fuerzas actuantes estaba
en condiciones de sobreponerse sobre las demás para imponer una asonada golpista. Fue por ello que se llegó al “Pacto
de Caballeros” entre personalidades políticas que mantenían
profundas diferencias como Genovevo, Alemán y Grau y Prío.
Como resultado de ese pacto, Tro resultó muerto; Salabarría,
condenado a una larga condena en prisión, y la expedición
dominicana, disuelta. Fue así que el imperialismo norteamericano movió los hilos invisibles de una conjura interna dirigida
por los tres protagonistas principales de esos sucesos: Grau,
Alemán y Genovevo. Incháustegui había dicho que Grau era
“el mejor sembrador de confusión y desorden que se ha producido por aquí en los últimos siglos”.95
Enrique de la Osa: Ob. cit., p 200.
Resumen de prensa, 1 de octubre de 1948, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 794.
95
Memorando Legación dominicana, 23 de septiembre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 755-756.
93
94
284
Jorge Renato Ibarra Guitart
El creciente debilitamiento de las instituciones democráticas cubanas, resultado de las intrigas palaciegas generadas
por Grau, creó desconcierto entre muchos políticos cubanos
que aun cuando rechazaban a Trujillo vieron en la expedición
un peligro para la estabilidad política interna. Ese fue el caso
también de Blas Roca, quien emitió unas declaraciones que
inculpaban justamente al imperialismo norteamericano y a las
contradicciones internas del gobierno cubano del fracaso de
la expedición. Por otro lado, el líder del PSP criticó “los métodos putchistas y aventureros que se pusieron de manifiesto en
toda la organización de la invasión”. Opinamos que, aunque la
organización de la expedición tuvo muchos errores, la acción
armada de los exilados dominicanos estaba justificada pues se
habían agotado todas las opciones pacíficas de cambio. Blas
Roca no pudo ni apreciar el cambio de la situación ni que,
en medio de la represión y persecución más horrenda del régimen trujillista contra el movimiento obrero, no era posible
sustentar la táctica anterior del PSP. Según sus palabras: “Se
reorganizarán las fuerzas de la clase obrera para defender sus
reivindicaciones inmediatas, para organizar la acción de todos
los patriotas en pro de la democracia y de la libertad en Santo
Domingo”.96 A nuestro entender la vía de la lucha legal y pacífica contra el régimen hacía rato que estaba clausurada.
En Cuba, informes de la Embajada norteamericana revelaban el descontento de los plenipotenciarios de Perú y Venezuela por el fracaso de la expedición dominicana. Ambos
culpaban al gobierno cubano por la derrota sufrida.97
Una vez que el gobierno logró disolver al contingente expedicionario, se propuso entonces rescatar a sus agentes caídos
en desgracia por los convulsos sucesos de septiembre. En este
Blas Roca: “Resumen de octubre”, en revista Fundamentos, año VII, no. 73,
pp. 14-15, La Habana, noviembre de 1947.
97
Informe de Léster Mallory, consejero Embajada EE.UU. en La Habana, 1 de octubre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947),
pp. 796-797.
96
Relaciones cubano-dominicanas...
285
caso el operativo inconsulto de Genovevo en Orfila, que de
hecho fue una suerte de golpe de Estado a escala reducida,
había llevado a prisión a Salabarría y sus hombres por el tiroteo generado. Según los reportes de Incháustegui, quien
tenía muy buenas fuentes de información, en una reunión en
palacio presidencial entre Grau y los más encumbrados jefes
militares cubanos, el primero demandó a Pérez Dámera que
“pusiera en libertad a todas las personas comprometidas por
los sucesos de Marianao”. El jefe del Estado Mayor cubano se
negó a ello y apeló al argumento de que si esas personas eran
liberadas al ejército le sería imposible mantener el orden en
el país, sobre todo si eran puestos en libertad “como perdonadas por el ejecutivo”. El general, dueño prácticamente de
la situación en Cuba, afirmaba, con el respaldo de los demás
militares presentes, “que se iba a caer en una situación en que
perderían el control todas las autoridades”. En el curso de la
reunión, Grau le advirtió a Genovevo “que si él como jefe del
Ejército no estaba en condiciones de cumplir las órdenes se
considerara como sustituido en el cargo”. Pero acá los militares
doblegaron al presidente; Genovevo dijo que acataría su decisión pero que podía preguntarles a sus colegas de armas si era
posible cumplir esa orden. Los demás jefes castrenses apoyaron a Pérez Dámera y afirmaron ante Grau que “no cumplían
las instrucciones para cooperar con él, en su obra de gobierno,
ahora más amenazada que nunca”. El presidente cubano tuvo
que ceder, en ese momento su poder era prácticamente nulo,
no solo era cuestionado por los militares, sino también por
los congresistas y el pueblo en general. No perdió el poder de
puro milagro, los hechos alrededor de Cayo Confites condujeron a que las instituciones políticas cubanas profundizaran
su crisis de hegemonía. Incháustegui señaló que Grau “está en
Palacio por la fuerza de la inercia y por el horrible temor que
se tiene a la incógnita que puede haber detrás de su sustitución. Además se teme que los partidarios del gobierno tengan
muchas armas y que el golpe pueda acarrear muy sangrientos
286
Jorge Renato Ibarra Guitart
disturbios”. La conclusión general que extraía de todos estos
hechos el sagaz diplomático dominicano era que “parece que
hay un acuerdo o resignación para dejar que Grau reine pero
que no gobierne, hasta que lleguen las elecciones”.
De hecho la sombra del antiguo dictador y al propio tiempo
ex presidente constitucional Fulgencio Batista había estado
actuando tras todos estos sucesos. A pesar de las purgas que
llevó a efecto Grau dentro del ejército todo parece indicar que
habían remanentes significativos de la presencia batistiana influyendo en hombres de tanta relevancia como el mismo general Pérez Dámera. Incháustegui indicaba que Carlos Saladrigas
hacía poco había salido rumbo a Daytona Beach para ver a
Batista y concluía: “Se tiene entendido, mejor dicho se sabe
con certeza, que uno de los consejeros de Pérez Dámera es
precisamente Saladrigas y a él se le acredita la forma mesurada
y firme con que se ha conducido. Puede que a su regreso sucedan cosas nuevas, a lo mejor inspiradas por Batista”.98 Genovevo resumía las aspiraciones de todas las fuerzas conservadoras
y reaccionarias: de Batista, de Trujillo y del general Marshall
en plena guerra fría. Era el agente encubierto de todas esas
poderosas fuerzas que extendían sus tentáculos sobre Cuba y
República Dominicana.
Una vez que se disolvió la expedición, la prensa norteamericana lanzó una campaña dirigida a desacreditar al movimiento
revolucionario ante la opinión pública de su país. No coincidimos con Bernardo Vega en que estos editoriales demostraban
el poco apoyo de la opinión pública a la expedición, antes bien
los editoriales estaban dirigidos a cambiar el parecer de los
ciudadanos norteamericanos que rechazaban al trujillismo.99
Previamente al inicio de la guerra fría, Trujillo era rechazado
por la opinión pública democrática de los Estados Unidos y
Memorando Legación dominicana, 3 de octubre de 1947, en Bernardo
Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 805-806.
99
Bernardo Vega: Ob. cit., tomo II (1947), pp. 794.
98
Relaciones cubano-dominicanas...
287
del mundo en general, ahora los grandes medios de divulgación estadounidenses se las ingeniaban para pretender imparcialidad. En ese sentido aparentaban rechazar las atrocidades
de Trujillo al propio tiempo que criminalizaban a los revolucionarios; en el fondo esto no era más que una maniobra para
apoyar al régimen trujillista. El New York Times aseguró:
Esperamos que habrá una pronta y completa investigación
de la fracasada invasión de la República Dominicana […]
Mientras tanto se sugiere que el juicio mundial sea detenido sobre quienes fueron los instigadores y financieros de
tan ambiciosa empresa […]
Sin embargo, parece incumbir a Washington hacer su
propia investigación de dónde vinieron esas armas. Sin
duda los revolucionarios encontrarán considerable simpatía […] Pero un segundo pensamiento creemos resultaría
de gracias por no conseguir la expedición una posición de
ataque. De haber sido así muchas personas inocentes en
Ciudad Trujillo estarían muertas hoy probablemente.100
Ahora, cuando los expedicionarios estaban listos para combatir contra un ejército dictatorial, se “preocupaban” por las
muertes de inocentes. Así pasaban por alto los crímenes que
Trujillo perpetraba contra civiles indefensos día tras día tras
un largo periodo de dictadura. Por otro lado, el Washington
Post lanzó otro editorial en que comenzaban por disculparse
ante Trujillo:
A juzgar por las noticias del día, debemos una satisfacción
al dictador Rafael Trujillo Molina de la República Dominicana. En un editorial del 6 de agosto calificamos de “imaginaria” la amenaza de invasión […] El ejército cubano ha
Editorial New York Times, 1 de octubre de 1947, en Bernardo: Ob. cit.,
tomo II (1947), p. 793.
100
288
Jorge Renato Ibarra Guitart
capturado dos barcos con 800 hombres listos para intentar
el derrocamiento del régimen de Trujillo […]
No puede causar sorpresa que, ante la notoria represión de 17 años ejercida por Trujillo, haya un sustancial
número de personas en otros países […] quienes quisieran
verlo derrocado. Es natural, también, que los comunistas
traten de aprovecharse del descontento para lanzar su dentellada […]
Sea como fuere, los funcionarios americanos deben
sentirse contentos por una razón: la acción de Cuba al liquidar la invasión ha desembarazado a este país de lo que
podría haber sido la penosa tarea de respaldar a Trujillo, de
conformidad con nuestras obligaciones internacionales.101
En este texto destacan varias ideas relevantes. Aunque se
acepta que Trujillo pudo tener muchos opositores debido a la
represión que ejercía, se apela al fantasma del comunismo para
estigmatizar a los revolucionarios. El artículo demuestra la certeza que tenía Washington de apoyar a Trujillo en caso de agresión. Aunque no lo dice, los Estados Unidos hubieran estado
dispuestos a movilizar su potente armada para impedir la salida
de los expedicionarios. En un memorando de la CIA de fecha
16 de octubre, donde se evaluaba la cobertura de inteligencia
que se dio al caso de Cayo Confites, se reconoce que en las altas esferas del Pentágono se estuvo evaluando la posibilidad de
un desembarco de infantes de marines estadounidense para el
momento “en que observadores del campo consideraban muy
posible la salida de los revolucionarios de Cuba hacia la República Dominicana”.102 Este informe también reconoce que hubo
Editorial Washington Post, 1 de octubre de 1947, en Bernardo Vega: Ob.
cit., tomo II (1947), p. 794.
102
Memorando de R. H. Hillenkoetter, contralmirante, USN, director de
Inteligencia Central, 16 de octubre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 830-831.
101
Relaciones cubano-dominicanas...
289
“deficiencia de contrainteligencia en el campo”, debido a que
desde las embajadas norteamericanas en La Habana y Ciudad
Trujillo se habían producido “fugas de informaciones que llegaron a agentes de la República Dominicana”. Esto más que una
deficiencia era parte de un plan bien urdido en que se combinaron los trujillistas y los personeros de Marshall en el Departamento de Estado. Por último, el documento admite que del 13
de agosto en lo adelante hubo una mejora en “la exactitud de
los informes y la coordinación en el campo” .103
Por otro lado, el Evening Start calificaba el movimiento revolucionario dominicano poco menos que de comunistas y
filibusteros:
En nuestros días el filibusterismo es tan raro como la piratería. Sin embargo, se ha hecho un esfuerzo por revivir la
vieja práctica al organizarse, recientemente, una fuerza expedicionaria para invadir la República Dominicana y derrocar al
gobierno que encabeza el Presidente Trujillo.
El Presidente Trujillo denunció que se trataba de un complot comunista y que los filibusteros constituían una verdadera
“brigada internacional” […] Debe recordarse, a este punto,
que el comunismo tiene fuertes raigambres en Cuba y que el
Presidente Trujillo ha figurado, desde hace tiempo, en la lista
negra comunista.
Es de esperarse que este “affair” sea investigado minuciosamente. El filibusterismo, aunque sea de tipo histórico, es
condenable; pero si se vislumbra que su actual resurgimiento
tiene un cariz comunista, es preciso que se tomen drásticas
medidas panamericanas que eviten su repetición.104
Como vemos los editoriales estaban dirigidos a moldear la
opinión pública de acuerdo con los nuevos tiempos de “cacería de brujas” contra el comunismo, así intentaban restarle
Ibídem.
Editorial Evening Start, 2 de octubre de 1947, en Bernardo Vega: Ob. cit.,
tomo II (1947), pp. 798-799.
103
104
290
Jorge Renato Ibarra Guitart
prestigio a la justa causa liberadora del exilio dominicano. Por
otro lado, los diarios oficialistas dominicanos procuraban que
Trujillo se escudara en el derecho internacional para proteger su régimen. En este caso, La Nación indicaba: “Los sucesos
recientes acaecidos en Cuba sirven de ilustración a estos conceptos. Nada más insólito que el caso registrado en la vecina
Antilla, al darle cabida y aún brindarle protección y amparo
a un movimiento subversivo contra la paz en el Caribe, sin tener en cuenta la palabra empeñada en el seno de Congresos
y Conferencias internacionales y con violación flagrante de la
palabra escrita al pie de tratados y convenios”.105
Un régimen que diariamente burlaba todas las disposiciones
de humana convivencia, lo mismo en el plano interno como
externo, ahora aparecía como defensor del derecho internacional. Estas hipócritas posturas eran sostenidas por Trujillo
gracias al apoyo de Washington. El diario dudaba que los tribunales cubanos pudieran hacer justicia en el caso de los expedicionarios detenidos y concluía exaltando al dictador: “Lo
cierto es que el Presidente Trujillo, solo el Presidente Trujillo,
sin disparar un tiro ni derramar una gota de sangre ha ganado
una batalla contra mil ochocientos bandidos y piratas”.106 El
diario se equivocaba, Trujillo tuvo aliados sin los cuales no hubiera podido resistir la incursión que se preparaba: los Estados
Unidos y sus colaboradores en la propia Cuba. Otro editorial
del mismo periódico abundaba en la supuesta conexión roja
(comunista) de los exilados dominicanos:
Lo que se quiere y se busca es servir al comunismo cuyas
redes comienzan a extenderse como designio esclavizador
por América.
La proyectada invasión ha fracasado, y nuestro pueblo,
abrazado al credo nacionalista y fiel a la gran obra política
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). La Nación, 11 de octubre de 1947.
Ibídem.
105
106
Relaciones cubano-dominicanas...
291
con que el presidente Trujillo ha pacificado, organizado,
fortalecido y abrillantado al país, tiene frases de execración
contra los dominicanos traidores a su patria y contra los
extranjeros que apoyan esa traición y traicionan a su vez el
ideal de la fraternidad americana.107
Ahora, en medio de la profundización de la guerra fría, los
patriotas dominicanos eran presentados como filibusteros, comunistas y traidores. De hecho los editoriales de la prensa trujillista y de la estadounidense tenían un asombroso parecido,
dictaduras totalitarias tenían la venia de la “gran democracia”
norteamericana.
A modo de conclusión quisiéramos referirnos a la participación de Fidel Castro Ruz en la expedición de Cayo Confites.
Desde sus días de estudiante universitario Fidel, quien también era vicepresidente de la FEU por la Facultad de Derecho,
se integró al Comité Pro-Democracia dominicana que radicó
en la Universidad de La Habana. Anteriormente había integrado al Comité Pro Independencia de Puerto Rico, es decir,
que la causa por el progreso latinoamericano ya era parte de
sus inquietudes revolucionarias. Estaba Fidel entre los estudiantes universitarios que valientemente se alistaron para la
expedición de Cayo Confites dirigida a combatir la dictadura
trujillista. Fidel perteneció al batallón Máximo Gómez que
dirigía el dominicano Feliciano Nodarse, y estuvo entre los
expedicionarios que asaltaron la goleta Angelita; al salir para
República Dominicana abordó el buque Aurora.108 Según consideraciones del propio Fidel: “Yo era teniente y segundo jefe
de la Compañía de vanguardia de un batallón que viajaba en la
proa del barco, con un fusil ametralladora como antiaérea”.109
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). La Nación, 12 de octubre de 1947.
Fidel, en su relato al periódico Granma, indica que es el Fantasma pero se
trata del Aurora.
109
“Reflexiones del compañero Fidel: Lo que conté sobre Pichirilo”, en
Granma, p. 27, de marzo de 2009.
107
108
292
Jorge Renato Ibarra Guitart
Resulta muy relevante que Fidel Castro, en su relato reciente
incluido en la serie Reflexiones del compañero Fidel, se refiriera
al tremendo impacto que tuvo el incidente de Orfila entre
los expedicionarios de Cayo Confites: “Llevábamos allí meses
cuando los sucesos de Orfila estremecieron la expedición, mucho más deseosa a partir a su destino que permanecer en el
inhóspito Cayo”.110
Cuando el buque Aurora fue rodeado por las fragatas del
ejército, tuvo lugar un motín a bordo pues un grupo, entre
los que se encontraba Fidel, se negaron a entregar las armas.
El propio Fidel Castro ha recordado: “Yo tuve que insubordinarme, junto a otros expedicionarios; no era posible y dije que
no”.111 En esa resistencia Fidel coordinó acciones con quien lo
había conducido por primera vez a Cayo Confites, el dominicano Ramón Emilio Mejías del Castillo, conocido como Pichirilo.112 Este último, según testimonio del entonces dirigente
estudiantil de la FEU, “realizó grandes y audaces esfuerzos por
engañar a la corbeta de la Marina de Cuba que, con los cañones de proa listos, nos ordenó en el extremo oriental de Cuba
retroceder hacia el puerto de Antilla en la Bahía de Nipe,
donde el resto de la expedición estaba ya prisionero”. Fidel,
después de fracasar en su objetivo por “salvar el grueso de las
armas que llevaba el Aurora”,113 escapó a nado por la bahía de
Nipe y no se le pudo detener. Por esa razón no figuró entre los
apresados que fueron conducidos al cuartel de Columbia.
Ibídem.
Elena Alavez: “Aproximación a la verdadera historia de Cayo Confites”,
en Revista de la Biblioteca Nacional José Martí, año 97, no. 3-4, pp. 142-148,
julio-diciembre de 2006.
112
Ramón Emilio Mejías del Castillo, Pichirilo: También participó como segundo jefe de la embarcación del yate Granma que reinició la lucha armada liderada por Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista.
Murió el 13 de agosto de 1966 a las órdenes del comandante Francisco
Caamaño en una expedición dirigida contra el gobierno de Joaquín Balaguer.
113
“Reflexiones del compañero Fidel: Lo que conté sobre Pichirilo”, en
Granma, p. 2, 7 de marzo de 2009.
110
111
Relaciones cubano-dominicanas...
293
Fidel asegura en su relato que los principales traidores de la
expedición de Cayo Confites fueron Genovevo Pérez Dámera
y Rolando Masferrer.114 El fracaso de Cayo Confites fue una
experiencia a tener en cuenta por quien sería el líder revolucionario de las luchas por el derrocamiento posterior de la
dictadura de Fulgencio Batista. También resultó una escuela
para otras gestas internacionalistas en África y el tercer mundo, donde mantuvo todo un protagonismo histórico.
Reclamaciones dominicanas
La nota circular que el gobierno trujillista distribuyó entre
el cuerpo diplomático de su país el 6 de septiembre de 1947
había motivado el cierre de las negociaciones bilaterales directas entre Cuba y la República Dominicana. La Legación cubana
en Ciudad Trujillo siguió recibiendo mensajes de la cancillería
dominicana pero solo con fines de intercambio de información. Grau había decidido resolver el galimatías internacional
que generó el descubrimiento de la expedición mediante una
complicada trama interna que derivó en el desmontaje de la
cruzada de Cayo Confites. El presidente cubano pensó que, una
vez disuelta la expedición, había resuelto el caso definitivamente pero no fue así. Los funcionarios dominicanos habían sido
complacidos por Washington para que pudieran recurrir a los
mecanismos del sistema interamericano y utilizar en su favor el
derecho internacional del que tantas veces se habían burlado.
El gobierno cubano, procurando cerrar diplomáticamente
el incidente con Trujillo, emitió una respuesta formal de fecha
15 de octubre a la nota circular dominicana de 6 de septiembre. En el documento cubano se expresaba que su gobierno
había atendido solícitamente la petición informal hecha por
Ibídem.
114
294
Jorge Renato Ibarra Guitart
el presidente Trujillo al presidente Grau en cablegrama del 20
de agosto, pero que en un plazo tan breve no podía responder
a sus reclamaciones ya que se estaban efectuando las investigaciones pertinentes. Asimismo agregaba que antes de que el
gobierno cubano pudiera dar respuesta formal a esa solicitud,
la Secretaria del Exterior dominicana se había dirigido a las
demás cancillerías americanas sugiriendo una investigación
colectiva que, según la parte cubana, resultaba “inadmisible,
de acuerdo con el espíritu y la letra del derecho internacional”.
Por esa razón, Cuba consideraba fuera de lugar la pretensión
dominicana de promover investigación dentro de su territorio así como la aspiración a imponerle sanciones. El gobierno
cubano asumía como un deber ofrecer derecho democrático
de asilo a los emigrados dominicanos teniendo en cuenta “la
pre- existencia de un régimen antidemocrático en ese país” y
concluía que en cuanto a la reclamación exigida ya Cuba “ha
cumplido íntegramente sus deberes por propia determinación
dando así por terminada la presunta controversia”.115
Sin embargo, la respuesta que ofreció el régimen trujillista
a este documento fue una resolución que emitió su congreso
el 12 de noviembre. En la misma se consideraba que la expedición se fraguó en territorio cubano para invadir la República
Dominicana con la complacencia y ayuda del presidente Grau.
Al respecto mencionaba que “el Presidente Grau San Martín
ha desconocido sus deberes de ciudadano de América, auspiciando estratagemas contra la paz continental y protegiendo
[…] a una cohorte de maleantes comunistas”. Por todo lo demás resolvían denunciar públicamente a Grau, Betancourt y
Arévalo de “organizar, tutelar, amparar y preservar a la Brigada
Internacional Comunista”.116
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Respuesta cubana a nota circular,
15 de octubre de 1947. Este documento se circuló entre todas las embajadas cubanas en las Américas.
116
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Resolución Congreso Dominicano,
12 de noviembre de 1947.
115
Relaciones cubano-dominicanas...
295
Resulta revelador el espíritu dogmático y desequilibrado de
la resolución del Congreso dominicano que pretendía explotar
al máximo la histeria anticomunista generada por Washington
con el inicio de la guerra fría. Como resultado de ese propio
documento, a los pocos días, el 15 de noviembre, el gobierno
dominicano realizó una reclamación oficial de indemnización
al gobierno cubano:
De esos sucesos resulta, en efecto, no solo que la dicha
conspiración se venia ejecutando desde sus comienzos,
con el conocimiento pleno del gobierno de Vuestra Señoría, sino con la participación de funcionarios del mismo, y
bajo protección de la autoridad pública cubana […]
Siendo esto así, la responsabilidad del gobierno de Vuestra Señoría ha quedado comprometida a la reparación de
los daños y perjuicios, morales y materiales, que ese atentado ha causado al pueblo y al gobierno dominicanos.
Para obtener esas reparaciones mi gobierno está en disposición de agotar las vías directas y amigables […] y al
efecto lo invita formalmente […] a iniciar las referidas negociaciones. De esa manera mi gobierno no tendrá que recurrir
a los medios que le ofrece la organización internacional para
obtener las reparaciones a que se cree acreedor.117
La carta, de tono amenazador, revela la confianza que tenía Trujillo en el apoyo de los Estados Unidos para producir
este tipo de reclamación. A los pocos días ya se estaba conformando una comisión interamericana en Washington para
examinar el caso de la reclamación dominicana. El gobierno
cubano rechazó de plano la mera existencia de un conflicto
aduciendo que la representación dominicana había abando Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Reclamación oficial de indemnización del secretario de Estado Virgilio Díaz Ordóñez al encargado de
negocios cubano, Miguel Figueroa, 15 de noviembre de 1947.
117
296
Jorge Renato Ibarra Guitart
nado la vía bilateral de conciliación de disputas por lo que no
asistiría a las sesiones donde se tratara el caso. La cancillería
cubana sugirió que la comisión podría evaluar los alegatos dominicanos como una queja y definir si calificaban para una
reclamación. El subsecretario de Estado norteamericano Tello
sugirió que el asunto se tratara de gobierno a gobierno y que,
en cualquier caso, la República Dominicana quedaría satisfecha si Cuba producía una declaración pública, en la que, a
partir de su historia pacífica de no intervención, se comprometiera a cumplir con la resolución sobre neutralidad en casos
de luchas civiles. Pero la parte cubana, representada por el
señor Sarabasa, replicó que “la OEA, la Comisión y la Unión
Panamericana […] se habían constituido de casos serios y no
de intriguillas basadas en hechos falsos”. Sarabasa temía que,
como el gobierno dominicano había ejercido presiones para
que la comisión se instalara, esos mismos apremios podían dictar el reglamento de la propia comisión. La comisión quedaría
integrada por representantes de gobiernos amigos de Trujillo,
el brasileño José María Bello, el argentino Enrique Corominas
y el norteamericano Paul Daniels. Solo había un amigo de los
cubanos presente, el mexicano Luis Quintanilla, que al mismo
tiempo era presidente de la Comisión Interamericana sobre
Solución Pacífica de Conflictos. Precisamente Quintanilla,
siguiendo un reclamo de la delegación cubana, propuso en
el reglamento un artículo que decía que ningún país podía
presentar algún asunto a la comisión cuya solución no hubiera agotado los recursos legales y diplomáticos precedentes o
acostumbrados. Quintanilla y Corominas les insistieron a los
cubanos que recordaran la sugerencia del subsecretario Tello
para producir una declaración pública de compromiso con la
más estricta neutralidad, pero Sarabasa le indicó que no podía
anticiparles nada al respecto. Todo parece indicar que lo que
deseaba el representante norteamericano Daniels era “echarle
un balde de agua al asunto”, o sea, terminarlo cuanto antes
mediante una declaración del gobierno cubano. Finalmente
Relaciones cubano-dominicanas...
297
se acordó que la parte dominicana agotara todos los recursos
previos a la reclamación.118 En fin, Cuba había logrado dilatar
los trámites mientras Washington y Trujillo tenían instalado el
mecanismo para presionar a los cubanos cuando quisieran.
Un estudio jurídico del caso realizado por Avelino Cañal,
jefe de Despacho de la Cancillería cubana, recomendaba que
se le solicitara a la comisión de conflictos que se inhibiera de
conocer la reclamación. El funcionario cubano se basaba, entre otros, en los siguientes argumentos:
• La inexistencia jurídica del conflicto.
• El hecho consumado de haberse resuelto el presunto
problema, de orden estrictamente interno, por propia
determinación del gobierno cubano y no a resultas de la
negociación abandonada.
Cañal indicaba que el abandono inicial de la vía bilateral
por República Dominicana equivalía a la renuncia expresa de
ese procedimiento, y ello significaba que no se había llegado
a entablar ningún litigio en tiempo y forma por lo que consideraba que: “No hay cuestión bilateral porque nunca pudo
sustanciarse, y no puede haber ahora caso multilateral porque
nunca lo hubo entre los dos países de una manera formal. Es
verdad que hubo un movimiento, pero no es tampoco menos
cierto que también fue dispersado”.119 Concluía recomendando a la Cancillería cubana que siguiera los siguientes pasos:
“Nuestra posición debe ser, en definitiva, negatoria. Debemos
evitar el reinicio de la vía bilateral o de los medios multilaterales de discusión porque ello supondría negociar el asunto y reconocer la existencia del conflicto, que es lo que precisamente
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Memorando de Sarabasa al ministro de Estado cubano, 15 de noviembre de 1947.
119
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Memorando de Avelino Cañal, 15
de noviembre de 1947.
118
298
Jorge Renato Ibarra Guitart
buscan para tener el fundamento de recurrir después a otros
organismos o ante tribunal internacional”.120
No obstante, el día 2 de diciembre el gobierno cubano
respondió a la reclamación dominicana de indemnización
mediante una nota que rechazaba las pretensiones de Trujillo pero que trasladaba el asunto de conflicto a los tribunales
cubanos:
Al formular la invitación a mi gobierno, en ella se infiere
una grave inculpación que invalida necesariamente aquélla, haciéndola, por demás, inadmisible. Los sucesos que
parecen haber motivado dicha nota […] están siendo esclarecidos por medio de los tribunales de mi país, y cualquier conclusión que anticipada que se hiciere sobre una
cuestión que se encuentra sub-judicis obvio que no la autoriza ninguna legislación interna ni tampoco las normas del
derecho internacional.
El gobierno de Cuba […] se atiene a los preceptos legales vigentes de acuerdo a su régimen democrático, que
garantiza la independencia de los tribunales de justicia
dentro del libre funcionamiento de los poderes públicos.
Es evidente, por tanto, que en ningún caso el gobierno cubano puede aceptar demanda alguna, ni siquiera la que
pudiera derivarse de una acción privada.121
La nota también subrayaba que la cancillería cubana también podría reclamar indemnización al gobierno dominicano
por los gastos derivados de acoger la emigración dominicana
pero que no lo haría pues ello formaba parte de su tradición
democrática de brindar asilo a los que lo han solicitado.122 Es
decir, el gobierno cubano procuraba escapar de las reclama Ibídem.
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Carta a Virgilio Díaz Ordóñez, Ministerio de Estado cubano, 2 de diciembre de 1947.
122
Ibídem.
120
121
Relaciones cubano-dominicanas...
299
ciones de Trujillo y los Estados Unidos, siguiendo el mismo
procedimiento, de resolver el problema internacional generado a través de soluciones nacionales. Al menos así se le daba
largas al asunto para luego olvidarlo.
Pero la parte dominicana siguió insistiendo, y el 8 de diciembre de 1947 envió una nota a Miguel Figueroa, encargado de
negocios cubano, en la cual indicaba que las armas incautadas
a los expedicionarios les habían sido devueltas a estos y estaban siendo trasladadas en las embarcaciones Guiteras e Isla del
Tesoro. Temían se produjera un nuevo intento de invasión.123
Pudiera ser que ese movimiento de armas reportado por la
cancillería dominicana a partir de fuentes de inteligencia se
debiera a los preparativos para llevar a efecto una incursión
armada en Costa Rica donde los exilados dominicanos intervinieron con las armas que rescataron en Cayo Confites.
Al planteamiento de la Cancillería de Cuba de que los asuntos pendientes de la expedición de Cayo Confites lo resolverían los tribunales cubanos, respondió el régimen trujillista
con una nota del 13 de diciembre en la que solicita que la vía
jurídica para solucionar el diferendo fuera mediante un recurso de arbitraje previsto por el Tratado General de Arbitraje
Interamericano del 5 de enero de 1929 o apelando a la carta
Internacional de Justicia.124
La cancillería cubana rechazó esa nueva oferta del régimen
trujillista y argumentó “que la reserva formulada por la República Dominicana al suscribir el tratado de arbitraje ponía fuera de su alcance los asuntos sometidos a los tribunales nacionales”. Ante esa respuesta Trujillo decidió llevar su reclamo a
la OEA ante la comisión que previamente se había constituido
para la “solución pacífica de conflictos”, la que acordó después
de un debate interno dejar que La Habana y Ciudad Trujillo
resolvieran el asunto bilateralmente.
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Nota 33 227, 8 de diciembre de
1947.
124
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Carta del secretario de Estado dominicano, Virgilio Díaz Ordóñez, 13 de diciembre de 1947.
123
300
Jorge Renato Ibarra Guitart
En agosto de 1948, por insistencia de Trujillo, se volvió a
analizar en la OEA el caso de Cayo Confites. Sesionó en Washington el Comité Interamericano para la Solución Pacífica
de las Disputas y se designó una comisión investigadora. Dicha
comisión estableció la responsabilidad directa de la República
Dominicana en el conflicto mediante una resolución que asumió la tesis cubana de que la consolidación de las instituciones
democráticas era el mejor recurso para acabar con los intentos
de revueltas en el Caribe.125
En septiembre de 1948, la cancillería dominicana inició la
gestión bilateral y exigió la presencia de tres plenipotenciarios
extranjeros, pero ya en noviembre, bajo el gobierno de Carlos
Prío Socarrás, Cuba se negó a admitir ese procedimiento.126
En el caso de interpelación dirigida al gobierno de Juan
José Arévalo en Guatemala, podemos decir que el mismo rechazó los cargos formulados en la resolución aprobada por el
Congreso dominicano y la calificó de “descabellada imputación”. El gobierno guatemalteco desmintió su participación,
en conjunto con los gobiernos de Cuba y Venezuela, en cualquier empresa “que tuviera como finalidad el intervenir en
los asuntos internos de la República Dominicana”. La nota
agregaba que la ruptura de relaciones diplomáticas con el gobierno dominicano no se debían a ese incidente sino que era
un acto que se avenía “con la tesis sostenida por Guatemala
sobre la defensa y prevención de la democracia en América”
y como una expresión de simpatía hacia “el sufrido pueblo
dominicano”.127 Guatemala actuó de manera más independiente y soberana que Cuba, el gobierno de Grau a duras
Humberto Vázquez: El gobierno de la Kubanidad, Editorial Oriente, 2005,
p. 414.
126
Archivo MINREX. Cuba (1945-1948). Reclamación dominicana. Memorando asesoría especial Ministerio de Estado cubano. S/F.
127
Mu-Kien Adriana Sang: La política exterior dominicana 1844-1961. Tomo II:
La política exterior del dictador Trujillo 1930-1961. Ed. Secretaría de Estado
de Relaciones Exteriores, Santo Domingo, 2002, pp. 193-194
125
Relaciones cubano-dominicanas...
301
penas podía escapar de las redes tejidas por el imperialismo
y Trujillo.
En julio de 1948 la Embajada dominicana en Costa Rica
recibió informes de que un grupo de dominicanos, cubanos
y venezolanos que habían estado en Cayo Confites tomaron
participación activa en la revuelta militar que llevó al poder
en Costa Rica a José Figueres. Entre los dominicanos se mencionaba a Julio Ornes Coiscou, Juancito Rodríguez, Miguel A,
Ramírez, Amado Soler y Rafael Mainardi. Se informaba que
precisamente el “Pelotón del Caribe”, dirigido por Ornes y
Juancito Rodríguez había tomado Puerto Limón, acción que
determinó el cambio de gobierno. Las armas de los revolucionarios provenían de Cuba y Guatemala. 128
En agosto de 1948, unos pocos meses antes que Grau abandonara la presidencia, Incháustegui volvía a reclamar dinero
a Trujillo para obtener información de inteligencia sobre nuevas operaciones que preparaban los exilados dominicanos que
tendrían el apoyo del nuevo presidente cubano electo, Carlos
Prío Socarrás.129
Ibídem, p 157.
Ibídem, p. 557.
128
129
Publicaciones del
A rchivo General de la Nación
Vol. I Vol. II Vol. III Vol. IV Vol. V Vol. VI Vol. VII Vol. VIII Vol. IX Vol. X Vol. XI Vol. XII Vol. XIII Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 18441846. Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1944.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. I, C. T., 1944.
Samaná, pasado y porvenir. E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1945.
Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E.
Rodríguez Demorizi, Vol. II, C. T., 1945.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. II, Santiago, 1947.
San Cristóbal de antaño. E. Rodríguez Demorizi, Vol. II, Santiago, 1946.
Manuel Rodríguez Objío (poeta, restaurador, historiador, mártir). R.
Lugo Lovatón, C. T., 1951.
Relaciones. Manuel Rodríguez Objío. Introducción, títulos y
notas por R. Lugo Lovatón, C. T., 1951.
Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 18461850, Vol. II. Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi, C. T.,
1947.
Índice general del «Boletín» del 1938 al 1944, C. T., 1949.
Historia de los aventureros, filibusteros y bucaneros de América. Escrita en holandés por Alexander O. Exquemelin, traducida
de una famosa edición francesa de La Sirene-París, 1920, por
C. A. Rodríguez; introducción y bosquejo biográfico del traductor R. Lugo Lovatón, C. T., 1953.
Obras de Trujillo. Introducción de R. Lugo Lovatón, C. T.,
1956.
Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E.
Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1957.
– 303 –
304
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. XIV Vol. XV Vol. XVI Vol. XVII Vol. XVIII Vol. XIX Vol. XX Vol. XXI Vol. XXII Vol. XXIII Vol. XXIV Vol. XXV Vol. XXVI Vol. XXVII Vol. XXVIII
Vol. XXIX Vol. XXX
Vol. XXXI
Vol. XXXII
Vol. XXXIII Vol. XXXIV
Cesión de Santo Domingo a Francia. Correspondencia de Godoy, García
Roume, Hedouville, Louverture Rigaud y otros. 1795-1802. Edición
de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1959.
Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E.
Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1959.
Escritos dispersos (Tomo I: 1896-1908). José Ramón López, edición
de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2005.
Escritos dispersos (Tomo II: 1909-1916). José Ramón López, edición
de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2005.
Escritos dispersos (Tomo III: 1917-1922). José Ramón López, edición
de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2005.
Máximo Gómez a cien años de su fallecimiento, 1905-2005. Edición de
E. Cordero Michel, Santo Domingo, D. N., 2005.
Lilí, el sanguinario machetero dominicano. Juan Vicente Flores, Santo Domingo, D. N., 2006.
Escritos selectos. Manuel de Jesús de Peña y Reynoso, edición de A.
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2006.
Obras escogidas 1. Artículos. Alejandro Angulo Guridi, edición de
A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006.
Obras escogidas 2. Ensayos. Alejandro Angulo Guridi, edición de A.
Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006.
Obras escogidas 3. Epistolario. Alejandro Angulo Guridi, edición de
A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2006.
La colonización de la frontera dominicana 1680-1796. Manuel Vicente Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2006.
Fabio Fiallo en La Bandera Libre. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo, D. N., 2006.
Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano (16801795). El Cibao y la bahía de Samaná. Manuel Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Documentos inéditos de Fernando A. de Meriño. Compilación de José
Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2007.
Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Iglesia, espacio y poder: Santo Domingo (1498-1521), experiencia fundacional del Nuevo Mundo. Miguel D. Mena, Santo Domingo, D.
N., 2007.
Cedulario de la isla de Santo Domingo, Vol. I: 1492-1501. fray Vicente
Rubio, O. P., edición conjunta del Archivo General de la Nación
y el Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español, Santo Domingo, D. N., 2007.
La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo I: Hechos sobresalientes
en la provincia). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2007.
La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo II: Reorganización de la
provincia post Restauración). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2007.
Cartas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo XVII. Compilación de
Genaro Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2007.
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. XXXV
305
Memorias del Primer Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVI Actas de los primeros congresos obreros dominicanos, 1920 y 1922. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVII Documentos para la historia de la educación moderna en la República
Dominicana (1879-1894), tomo I. Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVIII Documentos para la historia de la educación moderna en la República
Dominicana (1879-1894), tomo II. Raymundo González, Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIX Una carta a Maritain. Andrés Avelino, traducción al castellano
e introducción del P. Jesús Hernández, Santo Domingo, D. N.,
2007.
Vol. XL
Manual de indización para archivos, en coedición con el Archivo
Nacional de la República de Cuba. Marisol Mesa, Elvira Corbelle
Sanjurjo, Alba Gilda Dreke de Alfonso, Miriam Ruiz Meriño, Jorge Macle Cruz, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLI
Apuntes históricos sobre Santo Domingo. Dr. Alejandro Llenas, edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLII
Ensayos y apuntes diversos. Dr. Alejandro Llenas, edición de A.
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIII
La educación científica de la mujer. Eugenio María de Hostos, Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIV
Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1530-1546). Compilación de Genaro Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLV
Américo Lugo en Patria. Selección. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVI
Años imborrables. Rafael Alburquerque Zayas-Bazán, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVII Censos municipales del siglo xix y otras estadísticas de población. Alejandro Paulino Ramos, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVIII Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel, tomo I.
Compilación de José Luis Saez, S. J., Santo Domingo, D. N.,
2008.
Vol. XLIX
Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel, tomo II,
Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N.,
2008.
Vol. L
Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel, tomo III.
Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N.,
2008.
Vol. LI
Prosas polémicas 1. Primeros escritos, textos marginales, Yanquilinarias.
Félix Evaristo Mejía, edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LII
Prosas polémicas 2. Textos educativos y Discursos. Félix Evaristo Mejía,
edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIII
Prosas polémicas 3. Ensayos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A.
Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
306
Vol. LIV
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Autoridad para educar. La historia de la escuela católica dominicana.
José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LV
Relatos de Rodrigo de Bastidas. Antonio Sánchez Hernández, Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVI
Textos reunidos 1. Escritos políticos iniciales. Manuel de J. Galván,
edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVII
Textos reunidos 2. Ensayos. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés
Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVIII
Textos reunidos 3. Artículos y Controversia histórica. Manuel de J.
Galván, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N.,
2008.
Vol. LIX
Textos reunidos 4. Cartas, Ministerios y misiones diplomáticas. Manuel
de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D.
N., 2008.
Vol. LX
La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo
(1930-1961), tomo I. José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D.N.,
2008.
Vol. LXI
La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo
(1930-1961), tomo II. José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D.N.,
2008.
Vol. LXII
Legislación archivística dominicana, 1847-2007. Archivo General de
la Nación, Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXIII
Libro de bautismos de esclavos (1636-1670). Transcripción de José
Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXIV
Los gavilleros (1904-1916). María Filomena González Canalda,
Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXV
El sur dominicano (1680-1795). Cambios sociales y transformaciones
económicas. Manuel Vicente Hernández González, Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXVI
Cuadros históricos dominicanos. César A. Herrera, Santo Domingo,
D.N., 2008.
Vol. LXVII Escritos 1. Cosas, cartas y... otras cosas. Hipólito Billini, edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXVIII Escritos 2. Ensayos. Hipólito Billini, edición de Andrés Blanco
Díaz, Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXIX
Memorias, informes y noticias dominicanas. H. Thomasset, edición
de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXX
Manual de procedimientos para el tratamiento documental. Olga Pedierro, et. al., Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXXI
Escritos desde aquí y desde allá. Juan Vicente Flores, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXXII De la calle a los estrados por justicia y libertad. Ramón Antonio Veras
(Negro), Santo Domingo, D.N., 2008.
Vol. LXXIII Escritos y apuntes históricos. Vetilio Alfau Durán, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXIV Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista. Salvador
E. Morales Pérez, Santo Domingo, D. N., 2009.
Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. LXXV
307
Escritos. 1. Cartas insurgentes y otras misivas. Mariano A. Cestero,
edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVI Escritos. 2. Artículos y ensayos. Mariano A. Cestero, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVII Más que un eco de la opinión. 1. Ensayos, y memorias ministeriales.
Francisco Gregorio Billini, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVIII Más que un eco de la opinión. 2. Escritos, 1879-1885. Francisco Gregorio Billini, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D.
N., 2009.
Vol. LXXIX Más que un eco de la opinión. 3. Escritos, 1886-1889. Francisco Grego rio Billini, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D.
N., 2009.
Vol. LXXX Más que un eco de la opinión. 4. Escritos, 1890-1897. Francisco Grego rio Billini, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D.
N., 2009.
Vol. LXXXI Capitalismo y descampesinización en el Suroeste dominicano. Angel
Moreta, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIII Perlas de la pluma de los Garrido. Emigdio Osvaldo Garrido, Víctor
Garrido y Edna Garrido de Boggs. Edición de Edgar Valenzuela,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIV Gestión de riesgos para la prevención y mitigación de desastres en el
patrimonio documental. Sofía Borrego, Maritza Dorta, Ana Pérez,
Maritza Mirabal, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXV Obras, tomo I. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo
Rafael Hernández, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVI Obras, tomo II. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo
Rafael Hernández, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVIIHistoria de la Concepción de La Vega. Guido Despradel Batista, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIX Una pluma en el exilio. Los artículos publicados por Constancio Bernaldo de Quirós en República Dominicana. Compilación de Constancio
Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XC
Ideas y doctrinas políticas contemporáneas. Juan Isidro Jimenes Grullón, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCI
Metodología de la investigación histórica. Hernán Venegas Delgado,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCIII
Filosofía dominicana: pasado y presente, tomo I. Compilación de Lusitania F. Martínez, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCIV
Filosofía dominicana: pasado y presente, tomo II. Compilación de
Lusitania F. Martínez, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCV
Filosofía dominicana: pasado y presente, tomo III. Compilación de
Lusitania F. Martínez, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVI
Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición. Ramón Antonio,
(Negro) Veras, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCVII Escritos reunidos. 1. Ensayos, 1887-1907. Rafael Justino Castillo,
edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
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Publicaciones del Archivo General de la Nación
Vol. XCVIII Escritos reunidos. 2. Ensayos, 1908-1932. Rafael Justino Castillo,
edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. XCIX
Escritos reunidos. 3. Artículos, 1888-1931. Rafael Justino Castillo,
edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. C
Escritos históricos. Américo Lugo, edición conjunta del Archivo
General de la Nación y el Banco de Reservas, Santo Domingo, D.
N., 2009.
Vol. CI
Vindicaciones y apologías. Bernardo Correa y Cidrón, edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. CII
Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas. María Ugarte, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. CIII
Escritos diversos. Emiliano Tejera, edición conjunta del Archivo
General de la Nación y el Banco de Reservas, Santo Domingo, D.
N., 2010.
Vol. CIV
Tierra adentro. José María Pichardo, segunda edición, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CV
Cuatro aspectos sobre la literatura de Juan Bosch. Diógenes Valdez,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVI
Javier Malagón Barceló, el Derecho Indiano y su exilio en la República
Dominicana. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVII
Cristóbal Colón y la construcción de un mundo nuevo. Estudios, 19832008. Consuelo Varela, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo
Domingo, D. N., 2010.
Vol. CVIII
República Dominicana. Identidad y herencias etnoculturales indígenas.
J. Jesús María Serna Moreno, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CIX
Escritos pedagógicos. Malaquías Gil Arantegui, edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CX
Cuentos y escritos de Vicenç Riera Llorca en La Nación. Compilación
de Natalia González, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXI
Jesús de Galíndez. Escritos desde Santo Domingo y artículos contra el
régimen de Trujillo en el exterior. Compilación de Constancio Cassá
Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXII
Ensayos y apuntes pedagógicos. Gregorio B. Palacín Iglesias, edición
de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIII
El exilio republicano español en la sociedad dominicana (Ponencias
del Seminario Internacional, 4 y 5 de marzo de 2010). Reina C.
Rosario Fernández (Coord.), edición conjunta de la Academia
Dominicana de la Historia, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias y el Archivo General de la Nación, Santo Domingo,
D. N., 2010.
Vol. CXIV
Pedro Henríquez Ureña. Historia cultural, historiografía y crítica literaria. Odalís G. Pérez, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXV
Antología. José Gabriel García. Santo Domingo, D. N., 2010, edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Banco de
Reservas, Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXVI
Paisaje y acento. Impresiones de un español en la República Dominicana. José Forné Farreres. Santo Domingo, D. N., 2010.
Publicaciones del Archivo General de la Nación
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Vol. CXVII
Historia e ideología. Mujeres dominicanas, 1880-1950. Carmen Durán. Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXVIII Historia dominicana: desde los aborígenes hasta la Guerra de Abril. Augusto Sención (Coord.), Santo Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXIX
Historia pendiente: Moca 2 de mayo de 1861. Juan José Ayuso, Santo
Domingo, D. N., 2010.
Vol. CXX
Raíces de una hermandad. Rafael Báez Pérez e Ysabel A. Paulino,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Colección Juvenil
Vol. I
Vol. II
Vol. III
Vol. IV
Vol. V
Vol. VI
Vol. VII
Vol. VIII
Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007
Heroínas nacionales. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vida y obra de Ercilia Pepín. Alejandro Paulino Ramos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Dictadores dominicanos del siglo xix. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008.
Padres de la Patria. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008.
Pensadores criollos. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008.
Héroes restauradores. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2009.
Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat, Bonó, Deschamps
(siglo xix). Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2010.
Colección Cuadernos Populares
Vol. 1
La Ideología revolucionaria de Juan Pablo Duarte. Juan Isidro
Jimenes Grullón. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. 2
Mujeres de la Independencia. Vetilio Alfau Durán. Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. 3
Voces de bohío. Vocabulario de la cultura taína. Rafael García Bidó,
Santo Domingo, D. N., 2010.
Esta primera edición de
Relaciones cubano-dominicanas,
su escenario hemisférico (1944-1948)
de Jorge Renato Ibarra Guitart
terminó de imprimirse en el mes de enero de 2011
en los talleres gráficos de Editora Buho, S.R.L.
y consta de 1000 ejemplares
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